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El Matrimnio

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EL MATRIMNIO

"Por eso dejar el hombre a su padre y a su madre y se unir a su mujer, y los


dos se harn una sola carne". Gran misterOio es ste, lo digo respecto a
Cristo y a la Iglesia" (Ef 5, 31-32)
El hecho y el significado del matrimonio En la vida del varn y de la mujer se
da un momento en que, normalmente, brota el amor. Llevados de ese amor
deciden entrar en una comunin estable de vida y formar una familia. A esta
decisin y compromiso se llama matrimonio.
El matrimonio y la familia se cuentan entre los bienes ms valiosos de la
humanidad. Son la clula fundamental de la comunidad humana: "El
bienestar de la persona y de la sociedad humana y cristiana est
estrechamente ligado a la prosperidad de la comunidad conyugal y familiar"
(GS 47)
Este compromiso pblico que se llama matrimonio, tiene una serie de
caractersticas que le distinguen de otras formas de relacin
interpersonales:
El matrimonio es una relacin interpersonal que se sita en una
profundidad diferente a toda otra relacin. Esto hace que toda otra
comunicacin interpersonal anterior quede plenificada por el amor
matrimonial y que toda posterior quede necesariamente coloreada por
ella.
El amor matrimonial abarca a toda la persona, no siendo slo
sentimiento, ley, obligacin, radicando en esa tierra la fidelidad. Una
fidelidad creativa, abierta, enriquecedora, que es ejercicio de la
libertad y de la responsabilidad de la persona.
Es una unin que provoca vida, que es creadora. Si es cierto que no
pueden identificarse sin ms sexualidad y procreacin, sera
absolutamente ingenuo negar que ambas estn estrechamente unidas.
Por otro lado, la fecundidad matrimonial, que se manifiesta
normalmente a travs de los hijos, puede desarrollarse en otros
terrenos como la acogida, la promocin de las personas, el arte.
El matrimonio est llamado a su publicidad, es decir, a que sea
expresada pblicamente la relacin de amor entre las dos personas a
las que atae, lo que implica una cierta institucionalizacin.



La concepcin cristiana del matrimonio La concepcin cristiana del
matrimonio se nos ha revelado a lo largo del Antiguo y del Nuevo
Testamento, perfilndose ms detalladamente en las cartas de San Pablo
(Cfr. Gen 1-2; Os 1-3; Jn 2-3: Mc 10,2-9; Mt 19, 3-9; Ef 5, 31-33; 1 Cor 7,39).
La Iglesia de nuestro tiempo se ha pronunciado frecuentemente sobre el
matrimonio y la familia: la encclica Casti Connubi (1930) de Po XI: la
constitucin Gaudium et Spes del Concilio Vaticano II (Cfr. GS 47-52); la
encclica Humanae Vitae (1968) de Pablo VI y la exhortacin apostlica
Familiaris Consortio de Juan Pablo II (1981)

Una de las pginas ms bellas del Gnesis es aquella en que el hombre se
encuentra solo en medio de la creacin. A pesar de poner nombre a todos
los animales y cosas, se siente mudo, incapaz de pronunciar una palabra
porque nadie le da respuesta. En esos momentos de soledad existencial y de
pobreza vital, Dios le presenta a la mujer. A partir de esos momentos se
inicia el dilogo y el encuentro de amor en la historia y el matrimonio se
perfila poco a poco, hasta quedar plenamente clarificado en la persona de
Cristo.
A lo largo del Antiguo Testamento la Alianza de amor entre Dios y su pueblo
ha sido simbolizada en diferentes ocasiones por el amor matrimonial (Os 1-
3; Jer 3; Ez 16 y 23; Is 54). Los libros sapienciales, a su vez, trataron de
explicar en diferentes ocasiones el ltimo sentido del matrimonio en la
Alianza (Prov 15, Cantar, Ecl 25, 13-26, 18).
Sin embargo, si los cristianos consideramos a Cristo como revelacin plena
del Misterio de Dios, es preciso que l sea quien nos desvele el sentido
profundo del matrimonio en el Plan de Salvacin.
Jess estuvo presente en una boda en Can de Galilea, reconociendo con su
presencia el valor humano del matrimonio. Adems recogiendo la imagen
matrimonial de la alianza que sugieren los profetas, compara el Reino de
Dios con un banquete de bodas en el que se identifica con el esposo.
Durante este banquete los amigos del novio no ayunan (Mt 9, 14-15), son
invitados los que estn en los caminos mientras que algunos rechazan la
llamada (Mt 22, 1-14; Lc 14, 16-24), y es preciso estar alerta para participar en
la fiesta (Mt 25, 1-13).
En Mt 19, 3-9 Jess reafirma el ideal originario de la creacin (Gen 2,24) al
defender la indisolubilidad de la alianza matrimonial. Jess en este
momento, supera la Ley, manifestando la profunda relacin que existe entre
el orden de lo creado y la Alianza. Aqu esta el origen del sacramento del
matrimonio: Jess le reconoce como instituido desde la creacin, cobrando
para l una dimensin especial. Esta significacin particular ser claramente
expresada por San Pablo en la carta a los Efesios:
"Por eso dejar el hombre a su padre y a su madre, se unir a su mujer y
sern los dos un solo ser. Este smbolo es magnfico; yo lo estoy aplicando
a Cristo y a la Iglesia, pero tambin vosotros, cada uno en particular, debe
amar a su mujer como a s mismo, y la mujer debe respetar al marido" (Ef 5,
31-33)
Para los cristianos, la mutua entrega de un hombre y una mujer bautizados
es sacramento, es decir, un signo que expresa y realiza la alianza de amor y
fidelidad de Cristo con su pueblo, la Iglesia.
El Matrimonio cristiano es alianza por la que un varn y una mujer
bautizados se comprometen a unir sus vidas para siempre, en indisoluble
comunin de amor fecundo.
El matrimonio es signo de Cristo Como acabamos de ver, la Alianza de Dios
con los hombres va a significarse a travs del matrimonio en el Antiguo
Testamento. Jesucristo es plenitud de esa Alianza; en el Dios pronuncia un
s irrepetible al ser humano, hacindose carne esa Alianza de Dios con el
hombre.
El amor matrimonial de los que se unen en el Seor es smbolo que actualiza
el amor de Dios aparecido en Jesucristo, siendo el matrimonio una realidad
en la que se vive, de forma peculiar, la muerte y la resurreccin, la Pascua.
As la donacin, el perdn, los conflictos, las deficiencias, las
culpabilidades, todo que lo que es y significa una vida en comn, est
integrado en el triunfo pascual del amor de Dios porque "El amor conyugal
es asumido en el amor divino y se rige y enriquece por la virtud redentora de
Cristo y la accin salvfica de la Iglesia" (GS 48)
El matrimonio es sacramento de la Iglesia El Concilio Vaticano II, en la
Constitucin sobre la Iglesia "Lumen Gentium", dice que el matrimonio y la
familia son como una Iglesia en pequeo, Iglesia domstica (LG 11).
Los cnyuges poseen dentro de la comunidad cristiana un carisma que les
es propio, una vocacin y una misin singular: ser testigos en el mundo del
amor de Dios y transmitir y educar a sus hijos en la fe.
"En virtud del sacramento del matrimonio se ayudan mutuamente a
santificarse en la vida conyugal y en la procreacin y educacin de la prole y
por eso tiene su propio don, dentro del pueblo de Dios, en su estado y en su
forma de vida (LG11)
Bienes y exigencias del amor conyugal
"El amor conyugal comporta una totalidad en la que entran todos los
elementos de la persona -reclamo del cuerpo y del instinto, fuerza del
sentimiento y de la afectividad, aspiracin del espritu y de la voluntad -;
mira a una unidad profundamente personal que, mas all de la unin en una
sola carne, conduce a no tener ms que un corazn y una alma; exige la
indisolubilidad y la fidelidad de la donacin recproca definitiva; y se abre ala
fecundidad. En una palabra: se trata de caractersticas normales de todo
amor conyugal natural, pero con un significado nuevo que no slo las
purifica y consolida, sino las eleva hasta el punto de hacer de ellas la
expresin de valores propiamente cristianos". (Familiaris
Consortio,19JuanPablo II )
Unidad El amor de los esposos exige, por su misma naturaleza, la unidad y
la indisolubilidad de la comunidad de personas que abarca la vida entera de
los esposos "De manera que ya no son dos sino una sola carne" (Mt 19,6).
"Estn llamados a crecer continuamente en su comunin a travs de la
recproca donacin total"
La unidad del matrimonio, confirmada por el Seor, aparece ampliamente en
la igual dignidad personal que hay que reconocer a la mujer y al varn en el
mutuo y pleno amor
Indisolubilidad y fidelidad El amor conyugal exige de los esposos, por su
misma naturaleza, una fidelidad inviolable. Esto es consecuencia del don de
s mismos que se hacen mutuamente los esposos. El autntico amor tiene
por s mismo a ser algo definitivo, no algo pasajero. Esta ntima unin, en
cuanto donacin mutua de dos personas, as como el bien de los hijos,
exigen la plena fidelidad de los cnyuges y urgen su indisoluble unidad.
Puede parecer difcil, incluso imposible, unirse para toda la vida a un ser
humano. Por ello es tanto ms importante anunciar la buena nueva de que
Dios nos ama con un amor definitivo e irrevocable, de que los esposos
participan de este amor, que les conforta y mantiene, y de que por su
fidelidad se convierten en testigos del amor fiel de Dios. Los esposos que,
con la gracia de Dios, dan este testimonio, con frecuencia en condiciones
muy difciles, merecen la gratitud y el apoyo de la comunidad eclesial. (CIC,
1648)
Fecundidad "Por su naturaleza misma, la institucin misma del matrimonio y
el amor conyugal estn ordenados a la procreacin y a la educacin de la
prole y con ellas son coronados como su culminacin" (Gaudium et spes
48).
La fecundidad el amor conyugal se extiende a los frutos de la vida moral,
espiritual y sobrenatural que los padres transmiten a sus hijos por medio de
la educacin. Los padres son los principales y primeros educadores de sus
hijos. En este sentido, la tarea fundamental del matrimonio y de la familia es
estar al servicio de la vida.



La familia, Iglesia domstica Cristo quiso nacer y crecer en el seno de la
Sagrada Familia de Jos y de Mara. La Iglesia no es otra cosa que la "familia
de Dios". Desde sus orgenes, el ncleo de la Iglesia estaba a menudo
constituido por los que, con toda su casa, haban llegado a ser creyentes.
Cuando se convertan, deseaban tambin que se salvase toda su casa. Estas
familias convertidas eran islas de vida cristiana en un mundo no creyente.
El Concilio Vaticano II llama a la familia, con una antigua expresin, Ecclesia
domestica. En el seno de la familia, los padres han de ser para sus hijos los
primeros anunciadores de la fe con su palabra con su ejemplo, y han de
fomentar la vocacin personal de cada uno, y con especial cuidado, la
vocacin a la vida consagrada.

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