Heidegger y Sartre
Heidegger y Sartre
Heidegger y Sartre
filosofa y al anlisis del lenguaje potico. Los historiadores que hablan de un segundo Heidegger
tienen por lo menos la virtud de aislar su obra fundamental del primer perodo y salvar de esta
forma su condicin de primera figura del existencialismo.
2. La primera edicin en castellano del Ser y el Tiempo, aparece en el ao 1951 en el
Fondo de Cultura Econmica con una traduccin de Jos Gaos. y desde entonces ha sido objeto de
continuas reimpresiones. Con independencia del juicio positivo o negativo que merezca, es justo
reconocer que la tarea del traductor ha sido verdaderamente titnica. Desde el original texto
germnico y utilizando un vocabulario y una gramtica exclusivamente espaola, Gaos ha
conseguido traducir la obra fundamental de Heidegger al alemn.
Si se quiere construir un sistema de ideas totalmente cerrado, nada mejor que tomar como
modelo el proceso nico y continuativo del neoplatonismo antiguo, que revela en momentos
necesarios un principio absoluto. El idealismo y sobre todo Hegel sigue este camino y adopta
tambin el esquema tridico de Proclo. El idioma alemn proporciona para consumar esta hazaa
una escolstica tan complicada y artificial como precisa.
Si por el contrario se quiere describir la existencia cotidiana del hombre, sus vivencias
fundamentales y sus estados de nimo el espaol es la lengua que consigue ese objetivo con una
finura y una evidencia completa. Los escritores de la segunda Edad Media y de la edad de oro y en
el mismo siglo XX Ortega y Gasset y su escuela utilizan para la filosofa el idioma natural. Esto
explica el sorprendente xito de sus pensadores poetas, autores dramticos, o periodistas cuando
el tema central del conocimiento es la realidad radical de la vida.
El Ser y el Tiempo en su versin original alemana tiene que describir esa vida del hombre
utilizando la escolstica artificial, que a lo largo de sus historia han ido configurando los filsofos
alemanes. Los esfuerzos de Heidegger para consumar a contrapelo esta penosa tarea son
verdaderamente dignos de admiracin. Lo que ya tiene una ms difcil explicacin es que su
traductor que conoce el pensamiento y la claridad de exposicin de su maestro Ortega prescinda
del lenguaje capaz de iluminar todos los entresijos de la existencia.
3. Recin acabada la segunda guerra mundial, Julin Maras, en uno de sus artculos de la
pgina tercera del ABC, ha escrito que los alemanes nos entregaran de buena gana una de las pocas
provincias que les quedaban a cambio de nuestro verbo estar. La boutade del filsofo, que por cierto
aplica a la comprensin del Ser y el Tiempo, es una feliz introduccin para retraducir las frmulas
con que Heidegger describe los fenmenos centrales de la existencia humana.
El primero de todos, que el resto de la obra se dedica a analizar se dice en alemn Dasein.
En principio la palabra se refiere a un ser echado ah, sin ninguna justificacin ni explicacin, pero
aunque Heidegger habla del existente, su referencia es todava imprecisa. Por otra parte cuando se
pretende desvelar el sentido del ser, tomar la expresin Ser ah como punto de partida es casi una
peticin de principio. En resolucin, los dos trminos de la expresin son incompletos a la hora de
definir una realidad tan evidente y concreta como la propia vida.
En cambio la simple frmula estar aqu, se corresponde con bastante exactitud con el
Dasein y adems describe el fenmeno fundamental. Una investigacin fenomenolgica descubre
en primer lugar que la existencia consiste simplemente en estar aqu, pues buscar una razn o una
justificacin de este hecho es caer en el viejo mtodo explicativo. Adems esa existencia es el
principio sin principios donde aparecen y se analizan los dems fenmenos y en este sentido es el
necesario punto de partida de la investigacin.
En fin, el estar aqu seala los lmites de la obra del filsofo alemn y de todos sus
seguidores. No se puede ir ms all de la existencia sin perderse en una serie de proposiciones y de
razonamientos tan inciertos como convencionales. No se puede tampoco negar ese principio y
salirse de la existencia sin hacerse objeto del conocimiento, convirtindose en una cosa y falsando
la propia forma de ser. Dentro de estos dos lmites insuperables se mantiene el anlisis de la vida
actual e indudable.
4. En la medida en que el hombre est aqu en acto de existir, hace frente a un mundo. Es
la idea ms difcil de traducir, y sin embargo una clave de la fenomenologa, que prolonga la nocin
de intencionalidad, o la frmula orteguiana: yo soy yo y mi circunstancia. Igual que la
consciencia es esencialmente consciencia de algo, tambin el existente vive con las cosas, y sin esta
doble referencia no habra consciencia ni vida.
Heidegger utiliza la expresin Sein-in-welt y Gaos, irreductiblemente fiel a su espritu
germnico, traduce por ser en el mundo. Como el primer trmino de la frmula es sumamente
abstracto, la palabra mundo equvoca y la preposicin en totalmente desorientadora, vale la pena
intentar otra traduccin. Pero en este caso la frmula estar en el mundo, usada fuera de contexto,
sigue siendo ambigua, y ms bien significa el carcter de una realidad, incrustada en la ms amplia
realidad universal, segn el pensamiento de la filosofa clsica.
En el lenguaje de todos los das la palabra mundo es por una parte el conjunto de todas las
cosas, pero puede significar tambin el correlato de las vivencias de un sujeto, su mundo, y as
utiliza el trmino Husserl. Quien primero ha descubierto este sentido, el propio de la fenomenologa
es muy tempranamente San Agustn en sus primeros dilogos de Cassiciaco: Si me niegas que esto
que aparece es el mundo, estamos hablando de palabras, pues yo a esto lo llamo mundo.
Si queremos respetar este segundo significado. sin ninguna ambigedad, debemos traducir
las frmulas de Heidegger y de Gaos por una expresin que salve el equvoco de una realidad
independiente y de una localizacin espacial del existente. En fin para indicar el carcter
inseparable del ser que esta aqu y de su mundo y evitar la mirada ceuda de los Nibelungos basta
con unir los tres trminos por un signo convencional, quedando as la sentencia: estar-ante-elmundo.
5. Cuando se trata de significar la convivencia de los entes que estn ante el mundo, la
doctrina de Heidegger es tan sencilla como precisa. En vez de establecer artificialmente la evidencia
de un cogito individual, y prescindir en principio de los dems para recuperar en un segundo
momento su existencia, el filsofo, sin hacer ninguna fuerza a los fenmenos, parte del dato inicial
de una comunidad de existentes inmediatamente presentes.
El fenmeno original es esa concurrencia de varios existentes. que en principio muestra
una serie de variantes. La antipata, el rechazo, la hosquedad el miedo por una parte, la afabilidad, el
amor, la entrega, son estados de nimo, que denuncian este carcter, de forma ms o menos
positiva. La soledad y la individualidad son segn Heidegger formas derivadas de la existencia, que
de una forma negativa denuncian la original e inmediata apertura a los otros.
Esta solucin, verdaderamente cristalina, evita a la vez el solipsismo en que puede caer el
cogito, y la intersubjetividad en su versin idealista trascendental o neopositivista, pero de nuevo ha
de formularse a travs de un lenguaje barroco, el ms inapropiado para describir los fenmenos de
la existencia. Heidegger utiliza la expresin mit-dasein, separando y recomponiendo conceptos, y
Gaos traduce por ser ah con.
La mejor traduccin al espaol de este existencial es la de coexistencia, tomada desde
luego como fenmeno inicial, o tambin si se prescinde de su posible sentido chulesco y se reduce
a una descripcin de lo que en principio aparece evidente a nuestros ojos la castiza y natural
expresin estamos aqu o estamos ante el mundo. Mediante estos trminos y su significado los
problemas endmicos de la filosofa, que en el pasado ha puesto en cuestin al mundo y a los
dems, quedan de esta forma definitivamente disueltos.
6. Los existentes que en cada caso estn aqu tienen una estructura temporal y se
encuentran entre dos lmites inalcanzables el nacimiento y la muerte, a los que no podemos asistir.
En primer lugar el nacimiento: en el particular vocabulario de Gaos, el ser ah est ya arrojado o
yecto en la vida, algo que Ortega expresa con su habitual claridad y precisin: Cuando me
encuentro viviendo, resulta qu casualidad que ya haba nacido antes. Mi nacimiento es slo la
narracin que otros me hacen de l Los dos nicos hechos que no pertenecen a mi vida donde
todo es posible, gracia y desgracia, dicha y desdicha, es nacer y morirme. O lo que es igual, que esa
sorprendente realidad que es mi vida, no tiene principio ni fin que formen parte de ella, y sin
embargo no es infinita.
Situado entre estos dos lmites, el existente est adelantando su futuro, y antes de realizar
una tarea, la proyecta en forma de posibilidad. Segn esto el hombre es radicalmente deficiente,
pues los proyectos que constituyen la trama de su vida, slo existen en la medida en que todava no
se han cumplido. Su existencia no es algo positivo, es por el contrario una deuda que
constantemente hay que estar pagando.
Para significar esta futuricin, Heidegger se basa en un poema de Higinio, un escritor
latino tardo, para quien la esencia del hombre es el cuidado. Y Gaos, que al parecer considera
incompatible la filosofa con un lenguaje medianamente inteligible, habla de que la cura es el ser
del ser ah. Ahora bien, la traduccin ms elemental del trmino latino cura es la de
preocupacin.
El hombre est al parecer constitutivamente preocupado. Los proyectos que forman la
trama de su vida, todava no se han realizado, y esta no realizacin se repite en cada uno de los
momentos de su tiempo. La deficiencia a que se refiere Heidegger se completa con una inquietud,
una propiedad del existente, que diferencia su tiempo del ser, ser, el vocablo de nuestro idioma
dice otra vez Ortega viene de sedere, estar sentado, Hasta ese punto significa quietud! Pero la vida
no se sienta nunca, no tiene un ser fijo y dado de una vez para siempre, sino que estoy siempre
pasando y aconteciendo.
7. Sin abandonar el mtodo descriptivo, Heidegger advierte que el tiempo tiene un lmite
ltimo e inalcanzable. La muerte no forma parte de la existencia, pero la vivencia de este ltimo
horizonte acta hacia atrs, sobre cada uno de los momentos de la vida, suprimiendo su carcter de
hecho consumado y afectndole de una forma de ser puramente posible. Cuando el existente hace
frente a ese plazo final, y est a la muerte, queda obligado a inventar a cada paso lo que todava no
es y cada uno de los momentos de su tiempo deja de ser algo del todo terminado y se convierte en
un interminable todava.
Slo esta vida es la propia del existente y est de acuerdo con su forma de ser. Por el
contrario quien se atiene a lo que ya es, trasformndose en una naturaleza impersonal, lleva una
vida impropia, llena de lugares comunes semejante en fin a la de otras realidades positivas. All no
hay lugar para la interrogacin, que slo tiene sentido cuando el sujeto est afectado de una radical
inseguridad y deficiencia, y cuando en estado de duda, necesita decidir si las cosas son o no son. En
este punto la reflexin del filsofo prolonga la de los pensadores clsicos sobre los trascendentales,
pues el ser afectado de negatividad, tiene protagonismo a la hora de fundamentar el conocimiento,
igual que en los clsicos la realidad inmaterial.
Un discpulo de Ortega, Fernando Vela, comenta as esta doble alternativa, coincidiendo en
este punto con Heidegger:
Cada uno de nosotros lleva dentro de s al hombre que tiene que ser. Pero a veces se teme
ser, se teme vivir de veras, porque esa vida exige demasiado, y entonces se escurre la vida en una
existencia falsa, trivial, despreocupada, annima, la existencia de todo el mundo que hace lo de
siempre de la manera de siempre sin decisin ninguna del yo profundo. En suma, una vida fcil a
toda influencia, una vida que no vive su propio e individualsimo destino.
Resulta del anlisis del filsofo alemn que el principio sin principios, en vez de ser un
sujeto o una consciencia pura, es una existencia de estructura temporal, que est ante al mundo,
proyecta posibilidades, adelanta su muerte y est por todo ello afectado de una deficiencia y una
inseguridad que le obliga a preguntarse por el ser de las cosas. Gracias a este largo anlisis de la
existencia humana alcanza el objetivo que desde un primer momento se haba planteado: descubrir
el sentido de la pregunta que se interroga por el ser.
8. La gran aportacin del primer Heidegger a la filosofa es este descubrimiento de una
forma de ser, que es principio de todo conocimiento y de toda interrogacin. Si considerase esta
entidad primera como algo puramente positivo, determinado por una cadena de fenmenos, otra vez
caera fatalmente en un psicologismo incapaz de fundamentar sobre bases estables el universo del
saber. Precisamente la descripcin de la estructura temporal de quien est aqu ante el mundo,
permite analizar sus deficiencias, que al propio tiempo le apartan del ser de las cosas y proporciona
a su carcter de sujeto, densidad ontolgica.
El filsofo alemn por otra parte no abandona la condicin principial del existente, que en
este punto tiene una doble alternativa y una doble actitud: o bien respeta su propia forma de ser
negativa, la deuda, que a la larga da sentido a la interrogacin. o bien adopta una existencia
impropia, perdindose a s mismo y convirtindose en una cosa. Es ese aspecto de su pensamiento
el que sus comentadores malinterpretan, cuando hablan de culpa, y de vida autntica e inautntica,
con el peligro evidente de trasformar su filosofa primera en una moral. que afecta internamente al
desarrollo de la vida humana.
El carcter negativo del existente y su radical finitud es lo que hace posible, y todava ms,
obliga a preguntarse por el ser. Un ser infinito por su duracin y posibilidades no necesita
preocuparse por las cosas ni saber cmo tratarlas. Al describir la forma del ser de quien est en acto
de existir, y su estar a la muerte, Heidegger busca el sentido de la interrogacin, y su pensamiento
tiene un doble efecto. Es el camino que seguirn sus sucesores, cuando de una forma u otra insisten
en esta dimensin insegura, que el hombre debe aceptar, si quiere que su vida sea efectivamente
suya.
J. P. SARTRE
9. En los aos treinta y cuarenta del siglo XX, la fenomenologa se traslada a Francia,
todava bajo la poderosa influencia del primer pensamiento de Heidegger. Cuando su principal
representante, Sartre se convierte a la nueva filosofa escribe una serie de descripciones del mundo
que corresponde a diversos estados de consciencia. En 1936 aparece La imaginacin, que se
completa en 1940 con Lo imaginario. Psicologa fenomenolgica de la imaginacin. El filsofo
analiza en los dos ensayos cmo el sujeto realiza la hazaa de conocer directamente mediante un
anlogo el mundo que no est aqu.
En 1947 Sartre publica su Esbozo de una teora de las emociones, uno de sus escritos ms
brillantes, a pesar de su brevedad. El sujeto emocionado, ante la urgencia de una accin que parece
imposible, se escapa del mundo real, suprimiendo de la consciencia una situacin amenazante,
negativa o dolorosa, en el caso del miedo, la tristeza o la clera o hacindola presente mediante
un juego de mmica en el caso de la alegra.
La comprensin de todos estos ensayos es la mejor introduccin al estudio de su obra ms
densa, El ser y la nada. Su primera parte, el anlisis de la interrogacin, es la continuacin de sus
ensayos iniciales sobre los estados de consciencia, y toma el problema filosfico en el mismo punto
en que Heidegger lo ha dejado. En este sentido merece por encima del resto de la obra, su subttulo:
Desarrollo de una ontologa fenomenolgica.
La segunda parte: El ser para s, se refiere a las estructuras inmediatas del existente, que
Sartre bautiza con el trmino algo desafortunado de realidad humana, y al fenmeno de la
trascendencia, y en este sentido retrocede hasta los anlisis de su maestro, que completa y
perfecciona. Si el filsofo francs se hubiera mantenido en estos desarrollos iniciales, y todava ms
en sus primersimos captulos, su obra sera el complemento perfecto del Ser y el Tiempo, al que
aadira, adems de la precisin, la claridad y el final.
10. Pero la tercera parte del Ser y la nada, que Sartre titula La existencia del otro se
aparta bruscamente de su proyecto ontolgico y se dedica a describir las situaciones en que entra la
realidad humana. En la medida en que cada uno de nosotros tiene un cuerpo, es adems de
consciencia corprea de un mundo, objeto de la mirada y de la accin de los dems. De esta forma
la descripcin del mit-sein se trasmuta en una serie de encuentros individuales, que van desde el
deseo al odio, y que no se corresponden con el proyecto de Heidegger.
La ltima parte tener, hacer y ser casi la nica conocida de Sartre es desde luego la ms
dbil desde el punto de vista filosfico, pero la censura universal a que se la ha sometido tiene el
efecto perverso de hacer olvidar sus primeros y brillantes desarrollos. El filsofo repite el carcter
deficiente del existente, pero sustituye la condicin de finitud, revelada por el estar a la muerte y la
correspondiente doble actitud, por una propiedad de la realidad humana, slo suya, la libertad
indeterminada, proyectada en una serie innumerable de acciones, que van definiendo la existencia y
la forma de ser de cada uno.
Sartre escribe al mismo tiempo novelas, y sobre todo obras de teatro, que ilustran esta
condicin libre del hombre y su relacin con los dems, y dan a conocer al gran pblico las dos
ltimas partes del Ser y la nada. Esta popularidad, ha terminado por identificar a Sartre con su
doctrina estrictamente existencialista, y ha hecho olvidar sus primeros ensayos y el carcter
ontolgico, que en principio ha dado a su escrito ms extenso.
Al terminar la segunda guerra, el marxismo se convierte en la filosofa y la prctica poltica
de moda en el continente, y el filsofo, fiel al espritu de la poca, emprende la difcil tarea de
conjugar su primer pensamiento con una suerte de comunismo libertario. Dirige una revista
Tiempos modernos, donde defiende esta tendencia, y publica una obra, del mismo carcter, Crtica
de la razn dialctica, pero ni su tremendismo literario ni la nueva filosofa poltica alcanzan el
nivel de su fenomenologa.
11. La trayectoria intelectual de Sartre recuerda a la de su compatriota y maestro Descartes.
Sus grandes descubrimientos el cogito y la interrogacin han sido los primeros en el tiempo y los
ms breves y elementales. Pero los dos filsofos no se han conformado con estos hallazgos de
juventud, que les parecen insuficientes, y se lanzan a cortejar las doctrinas entonces de moda en
Europa. Descartes en sus Meditaciones y sobre todo en los Principia philosophiae cultiva la nueva
fsica matemtica, pero sus amplios desarrollos no alcanzan ni de lejos el nivel de su primera
intuicin.
Por su parte Sartre, en los aos cuarenta, asiste a la primera crisis del positivismo y se
dedica al anlisis de las categoras de la realidad humana, que solicitan por su novedad la atencin
de los filsofos. En esta direccin caminan sus descripciones a mitad de camino entre la filosofa y
la literatura de la libertad, permanentemente amenazada por los otros. Sus novelas La nausea y
Los caminos de la libertad y sus obras de teatro Las moscas, Huis Clos, El diablo y el buen Dios,
Las manos sucias, Las troyanas ilustran esta forma de ver la existencia.
Al mismo tiempo que termina El ser y la nada deja medio esbozados sus Cahiers de
morale para que slo sean publicados despus de su muerte. Y completa su produccin
verdaderamente ocenica, con una serie de estudios polticos, publicados dentro y fuera de su
revista, Temps modernes. En fin, sus tratados de literatura son entre otros muchos Situaciones, y
sobre todo Las palabras y El idiota de la familia, donde hace un anlisis existencial de s propio y
de la vida de Gustave Flaubert.
En 1960 el marxismo alcanza el mximo prestigio, lo mismo en Rusia que en el continente,
y parece ser el sistema poltico de un futuro ms o menos lejano. En ese ao Sartre publica la
Crtica de la razn dialctica, y poco tiempo despus participa y se convierte en uno de los
abanderados de la revolucin de los estudiantes. Desgraciadamente toda esta inmensa labor terica
y prctica ha tenido el efecto indeseable de ocultar su primera, escasa y genial filosofa.
12. Los dos ensayos sobre la imaginacin, el esquema de una teora de las emociones y el
anlisis de la interrogacin del Ser y la nada, abordan un tema comn. Se trata de investigar las
diversas formas en que el existente hace frente al no ser. En primer lugar la emocin, ante una
el filsofo va introduciendo una serie de propiedades existenciales, que refuerzan todava ms esta
condicin, aparentemente paradjica de la consciencia, que es precisamente un no ser.
En primer lugar, la realidad humana es el origen de la negacin. El hombre sigue diciendo
Sartre es el ser por el que la nada, el no ser, llega al mundo. Pero si el hombre estuviese integrado
en el proceso de causalidad universal, slo el ser positivo y la correspondiente afirmacin podra ser
su efecto. Cuando lo interroga y lo pone en cuestin, es preciso que lo contemple como un conjunto,
colocndose fuera de circuito del ser en s. Es evidente que no puede estar en el origen de la
negacin, a no ser que su forma de ser est internamente penetrada por la negatividad.
En segundo lugar esa extraa realidad, la realidad humana, se presenta como una
deficiencia. Esta deficiencia no pertenece a la naturaleza del ser en s, que es pura positividad,
porque solamente el hombre puede estar afectado por deficiencia, como lo prueba la existencia de
sus deseos. El deseo es una falta de ser, y est internamente negado en su ser por el ser de que es
deseo. No puede tratarse del estado psquico de un ser en s, pues ese ser, en la medida en que se
considera siendo lo que es, no necesita nada para estar completo.
15. En tercer lugar, la realidad humana es aquello por lo que llegan al mundo los valores,
que no son una realidad de hecho ni un horizonte ideal, totalmente privado de ser. Los valores slo
tienen sentido en la medida en que son lo que falta al ser para s, y la superacin de ese ser hacia lo
que todava no es. Son adems un ser insuperable y el fundamento de sus continuas superaciones, y
en resolucin aparecen, no ante el ser que es, en tanto que es, sino al que es fundamento de su
propia negacin.
En fin la realidad humana es una pura posibilidad, y slo es en cuanto que todava no es.
Los posibles tienen un estatuto ontolgico semejante al de los valores y son igualmente difciles de
entender. Por un lado son anteriores al ser del que son posibilidad, pero al mismo tiempo son, al
menos como posibles. Ahora bien, el hombre es su propia posibilidad, y se define por la parte de s
mismo que no es y por su avance hacia el proyecto correspondiente.
En este punto, Sartre puede tomar en su filosofa dos direcciones: si se detiene en esta
primera parte y considera al ser hacia s como una negatividad, que es principio primero de la
actividad intencional, habr cumplido todas las expectativas de la filosofa moderna. Su
pensamiento es una continuidad de los escritos cartesianos en el Discours y las Meditationes, de la
exigencia ontolgica del pensamiento de Husserl, del sentido de la pregunta que se interroga por el
ser de la condicin de la existencia propia del hombre en cuanto proyeccin del ser hacia s mismo
y de los ltimos logros del mtodo descriptivo.
Es preciso determinar en el mismo Ser y la Nada el punto de su desviacin, el que permite
hablar del segundo Sartre, que abandona la preocupacin ontolgica y se hace decididamente
existencialista. En Heidegger, pero tambin en Jaspers, en Marcel y Abbagnano, y en la mayor parte
de los fenomenlogos, el carcter negativo y deficiente del existente se manifiesta en una doble
actitud, segn que se siga o no la vida propia, la disponibilidad, la aceptacin de s mismo, la
eleccin de la posibilidad.
16. Sartre sigue en la primera parte de su obra este camino cuando identifica la negatividad
del hombre y su libertad con la actitud de interrogar. Pero en un segundo momento pone su acento
en los actos libres desligados de una actitud previa, pues hasta tal punto parecen iluminar el carcter
negativo de cada realidad humana y definir las innumerables formas de ser, que el filsofo no puede
resistir la tentacin de abandonar su primer sobrio punto de vista y en consecuencia traslada el
fenmeno de la libertad a la descripcin de la vida de cada hombre, abandonando el punto de vista
trascendental.
As que en la tercera parte el ser de los otros y la que cierra su obra tener, hacer y ser
aplican el mtodo fenomenolgico a la descripcin de la libertad. En pasos sucesivos, el filsofo