Habitar El Patrimonio
Habitar El Patrimonio
Habitar El Patrimonio
Habitar el Patrimonio.
Nuevos aportes al debate
desde Amrica Latina.
Editores:
Luca Durn,
Eduardo Kingman Garcs y
Mnica Lacarrieu.
Quito: IMP, FLACSO, UBA, 2014.
Nathalia Molina K.
Correccin de textos:
Yonne Crdenas y
Nicols Jara Miranda
Diseo y diagramacin:
Gloudigital Art
Dario Vallejo y
Ma. Luisa Bermeo
Direccin de arte:
Dario Vallejo
Imprenta:
Graffitex
Impreso en Ecuador
Quito, 2014
Prohibida su reproduccin total o parcial
sin autorizacin de los editores.
ndice
INTRODUCCIN 01
PARTE I: Polticas de patrimonio: transitar, vivir y habitar
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RESEAS DE AUTORES
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PARTE I
POLTICAS DE PATRIMONIO:
TRANSITAR, VIVIR Y HABITAR
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LA GESTIN DEL
CENTRO HISTRICO
DE LA CIUDAD DE
MXICO: 1980-2012
Eduardo Nivn Boln y Delia Snchez Bonilla
Departamento de Antropologa, Universidad
Autnoma Metropolitana, Mxico
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Introduccin
n 1978 la UNESCO public los nombres de los primeros monumentos que integraran
la lista de Patrimonio Cultural de la Humanidad. Se trat de 32 bienes presentados
por pases que haban ratificado la Convencin de Patrimonio Mundial aprobada por
la Asamblea General de la organizacin, en 1972. Dos ciudades tuvieron el honor de ser las primeras en ser distinguidas como Patrimonio de la Humanidad: Cracovia y Quito, en esta ltima
ciudad la preocupacin por los bienes culturales contaba ya con una cierta tradicin.
En efecto, en 1967 se desarroll en Quito una discusin continental sobre la conservacin y utilizacin del patrimonio monumental que dio origen a un documento conocido como Normas
de Quito, el cual, a casi cincuenta aos de su formulacin, es an un texto lleno de actualidad.
Diez aos ms tarde, en una nueva reunin convocada, esta vez por la UNESCO, y que por lo
tanto tuvo una dimensin mundial, se realiz un Coloquio sobre la preservacin de los Centros
Histricos ante el crecimiento de las ciudades contemporneas1 en donde se defini la nocin de
Varios son los elementos claves que deben destacarse de esta definicin: el carcter vivo de los
centros histricos, su vinculacin con una estructura fsica proveniente del pasado, su conexin con
la evolucin de un pueblo, la consideracin integral tanto de su valor cultural como de lo econmico y social, y el que pertenecen tanto a la humanidad como a los sectores sociales que los habitan.
El documento Conclusiones, al que nos estamos refiriendo, tambin resume los problemas principales de los centros histricos y ofrece algunas consideraciones sobre su conservacin. De entre
los primeros seala los siguientes:
Fuerte movilidad y segregacin social con alternativas de hacinamiento y abandono de
estas reas.
Conflicto entre las estructuras y dimensin de las vas pblicas y las de los nuevos sistemas de transporte.
1 (UNESCO/PNUD, QUITO, ECUADOR, 1977). Las conclusiones de este coloquio se pueden leer en el documento titulado Normas de
Quito http://ipce.mcu.es/pdfs/1967_Carta_de_QUITO.pdf
2 dem
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rrin, 2007:10). Sin embargo, a pesar de que puede tratarse de una trayectoria compartida
por muchas ciudades, tan importante como las medidas que se toman para la conservacin o
la rehabilitacin de los centros histricos, es el estudio de los procesos que llevaron a estos
espacios a su alarmante declinacin. En el caso del centro de la ciudad de Mxico, es indudable que el deterioro del centro histrico estuvo asociado a cierta prdida de su centralidad.
Por ejemplo, a partir de los aos treinta se hace evidente la huida de la zona central de la
ciudad de importantes instituciones: varias secretaras e instituciones del Estado mexicano
construyen sus sedes en terrenos relativamente alejados de ciudad central (la Secretara de
Salud a la entrada de Chapultepec, la Secretara de Defensa en la zona prxima a las Lomas
de Chapultepec, la de Comunicaciones y Obras Pblicas en la colonia del Valle, la de Recursos
Hidrulicos en la zona del Paseo de la Reforma, el Seguro Social en el eje Reforma, etctera);
una moderna Ciudad Universitaria levantada a ms de 10 kilmetros al sur del centro histrico
impone el vaciamiento de escuelas y facultades, as como de todos los servicios que comnmente se asocian a ellas; las casas matrices o las direcciones de las grandes compaas buscaron espacios ms prestigiosos al poniente de la ciudad, como tambin lo hicieron muchos
centros de ocio o diversin.
Pero aunado a que el centro de la ciudad empez a ser disfuncional para la realizacin de muchas
funciones burocrticas y de servicios, la zona vivi un evidente proceso de deterioro a partir de
un factor poltico: los decretos de congelacin de rentas de los aos cuarenta, el ltimo de los
cuales se prorrog durante casi cuatro dcadas. Es importante tomar en cuenta esta medida,
pues es el resultado de la confluencia de varios objetivos. Los decretos de congelacin de alquileres fueron el inicio de la poltica estatal en materia habitacional ya que hasta ese momento
el gobierno no tena una poltica de construccin de vivienda y, por otra parte, tambin fueron
una concesin al naciente sector popular del partido que a la postre result el ms numeroso
y de gran influencia poltica (PRI). En este sentido, la poltica de congelacin de renta atrap al
gobierno federal y local en un crculo vicioso: fue la expresin de una poltica social en favor de
los sectores populares del centro de la capital y tambin un instrumento de control poltico, de
modo que en tanto la base popular del partido y los dirigentes polticos se enredaron con esa
poltica, la vivienda popular en el centro histrico se deterior inevitablemente. Ms an, la falta
de reconocimiento de la importancia del patrimonio monumental por grandes sectores de la
poblacin, mantuvo un centro histrico vivo pero con condiciones de habitabilidad precarias; a
la zona solo se acuda por ser sede de actividades comerciales que eran muy apreciadas por los
sectores populares o porque, hasta mediados de los aos setenta, fue el punto a partir del cual
se organizaba prcticamente todo el transporte pblico.
Tal vez lo ms notable en la historia del centro histrico, es que a pesar de la precarizacin de
la vivienda de alquiler, del crecimiento de los actividades terciarias, de los problemas de trfico
ocasionados por los trasportes pblicos y privados, y del abandono del centro por parte de
instituciones; alrededor de los cuales se desarrollaban actividades de servicio y apoyo, el centro
histrico de la ciudad mantuvo su alto valor poltico-simblico, aunque su imagen fuera muy
cuestionada por los sectores medios y altos de ciudad.
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Los gobiernos federal y local (que eran prcticamente uno en la medida en que el presidente
gobernaba al Distrito Federal, a travs del jefe del departamento) realizaron desde los aos
sesenta importantes estudios para impulsar la renovacin del centro. Jorge Legorreta consigna
el documento Renovacin Urbana Mxico de 1970 en el que se propone una poltica de reconstruccin total del rea que fue denominada herradura de tugurios, una enorme zona urbana que
iba desde los talleres de los ferrocarriles en Nonoalco hasta la colonia Morelos, y que giraba hacia
el sur, cubriendo las zonas de la Merced y la Candelaria y volva hacia el poniente abarcando lo
que ahora se conoce como Alameda Sur hasta llegar al Eje de Paseo de la Reforma. Entusiastas
arquitectos de la talla de Mario Pani, impulsaron el proyecto que solo qued en la construccin
de la Unidad Nonoalco-Tlatelolco y que previamente supuso la demolicin de cientos de viviendas, incluida la destruccin de la traza urbana. Al arquitecto Legorreta este proyecto le evocaba
la reconstruccin de las ciudades destruidas durante la segunda guerra mundial (Legorreta 2001)
y la recuperacin de una imagen de lo que hubiera significado este proyecto en la transformacin
de la panormica del centro en la que las calles de ngela Peralta y Lpez aparecen convertidas
en una avenida semejante a 20 de Noviembre.
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3. La poltica de patrimonio
Las polticas culturales en todos los campos han tenido como impulsor clave organismos internacionales, iniciando por la Organizacin de las Naciones Unidas para la Educacin la Ciencia y la
Cultura (UNESCO), pero es muy comn tambin que las orientaciones de este organismo sufran un
proceso de apropiacin y adaptacin que a veces ocurre de manera muy lenta. Mxico es un caso
especial en esta materia. Los estudios de Cottom3 muestran que el inters del Estado mexicano por
legislar en materia de patrimonio son muy antiguos, pero uno de los momentos decisivos ocurre
en los aos treinta cuando la Ley sobre Proteccin y Conservacin de Monumentos y Bellezas
Naturales de 1930 y la Ley sobre Proteccin y Conservacin de Monumentos Arqueolgicos e Histricos, Poblaciones Tpicas y Lugares de Belleza Natural de 1934, abrieron la puerta a considerar
el aspecto tpico y pintoresco de las poblaciones, aunque la definicin de poblaciones tpicas y
pintorescas no fuera precisa. En 1972 esta idea qued plenamente establecida en la vigente Ley
Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueolgicos, Histricos y Artsticos que defini zona de monumento histrico como aquella rea que comprende varios monumentos histricos relacionados
con un suceso nacional o la que se encuentre vinculada a hechos pretritos de relevancia para el
pas (art. 41).
Hacemos estas referencias porque fue muy importante que antes que la UNESCO aprobara la
Convencin sobre la proteccin del patrimonio mundial, cultural y natural afines de 1972, el
pas ya contara con un instrumento para la defensa de zonas de monumentos como el Centro
3 Son muchos los trabajos de Cottom sobre esta materia. Puede encontrase una visin muy completa sobre este tema en Cottom, 2008.
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Histrico. Tal vez esto explique la tardanza de Mxico en incorporarse a la Convencin (12 aos
y fue el septuagsimo segundo pas en hacerlo) y que en cambio fuera la declaratoria del Centro
Histrico como zona de monumentos en 1980 la que iniciara seriamente el proceso de salvaguarda y recuperacin de nuestro centro. Antonio Arantes,4 antroplogo brasileo comprometido
con la poltica de su pas sobre el patrimonio inmaterial, encontr un parecido entre los casos de
Brasil y Mxico en este aspecto. El gran pas sudamericano legisl sobre el patrimonio inmaterial
antes que la UNESCO promulgara en 2005 la Convencin sobre la proteccin y promocin de
la diversidad de las expresiones culturales, y tard en adherirse a ella ms de un ao (fue el
cuadragsimo pas en hacerlo). Estas diferencias que no son exclusivas de Mxico o Brasil, s son
en cambio indicativas de un cierto predominio de la legislacin interna sobre las orientaciones
internacionales y, sobre todo, de la importancia de los actores y contradicciones internos.
Las instituciones responsables del patrimonio en Mxico aprovecharon inmediatamente la normatividad sobre zonas de monumentos contenida en la Ley de 1972 y lograron establecer algunos
protocolos de actuacin e intervencin en dichas reas que a la fecha suman ms de sesenta. Por
otra parte, las polticas de patrimonio siguen cursos de numerosos meandros. En qu consiste
el patrimonio monumental del Centro Histrico? En el caso de esta zona de alrededor de nueve
kilmetros cuadrados, el trabajo de los especialistas en arte colonial, principalmente arquitectos,
se vio acompaado por el de los historiadores que contaban con estudios muy cuidadosos de
la ciudad del siglo XIX, tanto desde el punto de vista de los procesos como del territorio. A la
conjuncin de estos dos tipos de estudiosos se unieron los trabajos puntuales de rescate arqueolgico que se sucedan casi siempre a la realizacin de alguna obra de infraestructura. Patrimonio
arqueolgico e histrico, este ltimo colonial y republicano, se encontraban en toda la zona en
un nmero de 1 500 bienes catalogados.
Sin embargo, no fue el patrimonio en general lo que dispar la poltica de rehabilitacin del centro, sino el hecho fortuito del descubrimiento del monolito de la Coyoxautli el ltimo da de febrero de 1978. El suceso dio origen a ese gesto fustico de Jos Lpez Portillo de descubrir, sacar
a la luz: darle otra vez dimensin a las proporciones centrales de nuestro origen. Abrir el espacio
de nuestra conciencia de nacin excepcional. Y pude hacerlo. Simplemente dije: exprpiense
las casas. Derrbense. Y descbrase, para el da y la noche, el Templo Mayor de los aztecas.5 Lo
paradjico es que siendo el descubrimiento del Templo Mayor el motor de las polticas de rehabilitacin del centro, la zona delimitada por el decreto de 1980 y la mayora de los monumentos
que contiene, corresponden a la poca de la Repblica hasta 1900 y de entre estos solo eran
considerados valiosos los grandes palacios y casas seoriales, no as la vivienda verncula.6 Es
4 Comunicacin personal.
5 El texto es citado por Ana Rosas Mantecn, 1993: 202 y corresponde al prlogo del libro El Templo Mayor, Mxico, Bancomer, 1981,
25-27.
6 El 9 de abril de 1980 se emiti un decreto presidencial que declar la creacin de la Zona de Monumentos Histricos denominada
Centro Histrico de la Ciudad de Mxico. De acuerdo a los lineamientos establecidos en la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas
Arqueolgicos, Artsticos e Histricos, en aquel decreto se delimit un polgono de 9.1 kilmetros cuadrados constituido por 668
manzanas y se enlistaron 1 436 edificios como monumentos histricos (construidos entre los siglos XVI y XIX) para ser protegidos
por el Instituto Nacional de Antropologa e Historia. Dentro de la zona se estableci la creacin de dos permetros: el A, con 3,2
kilmetros cuadrados y en el que se encuentra la mayor concentracin de monumentos, y el B con 5,9 kilmetros cuadrados, que
funcionara como zona de amortiguamiento del primero. http://sic.conaculta.gob.mx/documentos/573.pdf
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parte de los mitos levantados alrededor del patrimonio en Mxico, suponer que nuestro Centro
Histrico es colonial y mucho menos indgena. Pero a partir de esa mezcla de elucubraciones se
ha construido la legitimidad, el prestigio y sobre todo el aprecio por el centro viejo de la ciudad
de Mxico.
7 Los mencionados han sido acadmicos, funcionarios pblicos y asesores/participantes de movimientos urbanos que laboraron como
funcionarios del Fideicomiso del Centro Histrico, Autoridad del Centro Histrico o planificadores urbanos.
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de los movimientos sociales en el Centro Histrico pudieran alcanzar xito en la gestin de este.
La opinin de los que elaboramos este documento, es que la capacidad de los gestores del Centro Histrico de la ciudad de Mxico de producir una narrativa que integra los dos proyectos de
recuperacin el elitista y el popular es lo que ha permitido intervenciones que garanticen la
habitabilidad del centro, el ordenamiento de los comerciantes en la va pblica, el crecimiento de
la dotacin de su infraestructura cultural al lado de los servicios necesarios para la vida cotidiana, la inversin en la conservacin del patrimonio y la modernizacin de los servicios pblicos,
el mantenimiento del Centro Histrico como smbolo poltico y su conversin en un paseo al que
acuden alrededor de un milln de personas los fines de semana.
Patrimonio
Mundial.
Fideicomiso
del CH
Terremotos
1980
1985
1987 1990
Etapa de estudios y
planeacin
Etapa de
intervenciones
mayores
Creacin
Autoridad
del CH
Primer
gobierno
elegido del
DF.
1997 2000
2006 2007
2012
2013...
Etapa de denicin
de actores y
objetivos
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de servir de bisagra entre los dos pares de instituciones. No haba ningn organismo de carcter
econmico, ni mucho menos alguna representacin de la sociedad civil.
En 1984 este organismo fue modificado quedando conformado por los secretarios de Programacin
y Presupuesto, Desarrollo Urbano y Ecologa, Educacin Pblica y de Turismo; el jefe del Departamento del Distrito Federal quien lo presida, as como por el rector de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico y los directores generales de los Institutos Nacionales de Antropologa e Historia
y de Bellas Artes y Literatura. Como se observa, fue integrada una institucin acadmico-tcnica (el
INBAL), otra de gestin, la secretara de Turismo, y otra ms que podra considerarse de importancia
para la gestin econmica del Centro Histrico, la Secretara de Programacin y Presupuesto.
El peso del gobierno federal en la gestin del Centro Histrico era evidente. Adems, la verticalidad del sistema poltico mexicano haca muy difcil que los organismos que dependan de l
actuaran con autonoma. Esto explica la enorme crisis que vivi el Instituto Nacional de Antropologa e Historia durante el conflicto derivado del intento de construccin de la lnea 8 del metro
en 1983, pues aun siendo evidente la violacin de la normatividad sobre los monumentos y zonas
de monumentos, solo los trabajadores y no las autoridades protestaron por el inicio de las obras.8
Visto en retrospectiva, el Consejo del Centro Histrico adoleca de muchos defectos como para
calificarlo de instrumento de gobierno, pues estaba totalmente subordinado al ejecutivo federal,
careca de capacidad de iniciativa y de recursos propios.
Con la modificacin del sistema de gobierno del Distrito Federal y la eleccin de sus autoridades
por los habitantes de la ciudad, hubo un cambio en los modos de gestin del Centro Histrico. En
1990 el gobierno de la ciudad cre el fideicomiso del Centro Histrico como una entidad privada.
Los diversos trabajos que emprendi a lo largo de los noventa fueron muy importantes en trminos
de estudio, pero poco notables en lo que toca a la gestin y obras pblicas. Tal vez por ello en los
primeros aos del siglo XXI se hizo evidente que era necesario dotar al fideicomiso de una institucionalidad que representara su bien ganado liderazgo y por tanto fue convertido en un aparato
pblico. En la pgina web del fideicomiso9 se encuentra publicado el contrato que lo rige, del que
destacan funciones de carcter operativo, caso muy diferente de la autoridad del Centro Histrico.
Esta ltima fue creada en enero de 200710 y, a diferencia del fideicomiso, sus facultades son propositivas y de coordinacin en los temas de gobierno, desarrollo urbano y vivienda, desarrollo
econmico, medioambiente, obras y servicios, desarrollo social, transportes y vialidad, turismo,
8 El conflicto estall cuando en ese entonces el Departamento del Distrito Federal, es decir el gobierno de la ciudad, inici la
construccin de una nueva lnea del metro que cruzara por el subsuelo el Centro Histrico y hara correspondencia con la estacin
Zcalo en la gran plaza principal del pas. La accin violaba totalmente la normatividad, puesto que no se haba sometido el
proyecto a la autorizacin del Instituto Nacional de Antropologa e Historia, rgano responsable de los monumentos histricos y
arqueolgicos. En aos todava de autoritarismo prista y de ejercicio de lo que el historiador Enrique Krauze llam la presidencia
imperial, una oposicin a tal medida constitua una falta de disciplina institucional, a pesar de su carcter ilegal. Fueron los
trabajadores del INAH los que se movilizaron en defensa del patrimonio y de la normatividad. La confusin y la protesta fue tan
grande, que el Departamento del Distrito Federal se vio obligado a suspender la obra temporalmente y luego en forma definitiva. El
conflicto fue analizado por Ana Mara Rosas Mantecn (1994).
9 http://www.centrohistorico.df.gob.mx/fideicomiso/contrato_constitutivo.pdf
10 http://www.autoridadcentrohistorico.df.gob.mx/noticias/articulos/acuerdo.pdf
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Todas estas atribuciones le imponen al fideicomiso el tener que gestionar mayores recursos que
con los que cuenta la autoridad del Centro Histrico y una constante y delicada atencin a los
ciudadanos del centro.
11 De hecho el nico informe presentado al Comit del Patrimonio de la Humanidad sobre el Centro Histrico de la Ciudad de Mxico
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alimentos, etc. En segundo lugar, supone contar con todo aquello que tiene que ver con la reproduccin social del grupo domstico: educacin, abasto, servicios de salud, esparcimiento,
trabajo, reunin. Habitar en un medio urbano es tambin acceder a lo ms bsico de la vida en
ciudad: movilidad, sociabilidad, reconocimiento, ciudadana. Por ltimo, pensamos que en el
siglo XXI la habitabilidad implica condiciones de respeto al medio en que nos encontramos de
modo que las generaciones que an no han nacido puedan disfrutar de los elementos bsicos
que hoy tenemos. En otras palabras, habitar es vivir, reproducirnos socialmente, ejercer derechos
de ciudadana y sustentabilidad.
Puede el patrimonio urbano garantizar la habitabilidad hoy da? o, ms bien, nos estamos
proponiendo un oxmoron, es decir,una contradiccin en sus propios trminos? La habitabilidad
de los centros histricos despierta la imagen de la paradoja de Heisenberg o principio de
incertidumbre: de igual modo que no podemos conocer la posicin de una partcula subatmica
con precisin porque su velocidad nos lo impide, no podemos preservar algo usndolo, porque
al momento de hacerlo transformamos el objeto que queremos preservar. Observar un electrn
impone modificar un tomo; conservar un edificio supone transformarlo para que se mantenga
en el tiempo.
Pero a diferencia del problema de Heisenberg nos encontramos con un hecho definitivo: los
centros histricos estuvieron, estn y muy deseablemente estarn habitados en el futuro y es
necesario definir polticas para poder mantenerlos de esa forma. Estas polticas exigen cada da
mayor refinamiento porque la congelacin de rentas nos mostr qu errores se pueden cometer
en caso de irnos ms hacia un lado que a otro. Teniendo como ejemplo el caso del Centro Histrico de la ciudad de Mxico, recuperamos cuatro elementos que pensamos que han sido claves
para sostener su habitabilidad:
La produccin de un discurso aceptado por la mayora de los actores sociales.
El diseo de un plan o programa con los medios administrativos para alcanzarlos.
La eleccin de las medidas ms importantes para garantizar un medio sustentable.
La definicin de instrumentos culturales, polticos y financieros que tomen en cuenta a
la comunidad local.
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los usos del suelo ms rentables y exclusivos (comercios, hoteles, restaurantes, bajo la lgica boutique) (Carrin, 2007:10). Otra posibilidad, sin duda enmarcada en una poltica de planeacin y
desarrollo social discutida democrticamente, es convertir las grandes inversiones y las ganancias que ellas producen en recursos que son redistribuidos para beneficio de la poblacin. Los
estudiosos de los centros histricos han usado el concepto acuado por el arquitecto y exdirector
general de urbanismo de Madrid Jos Mara Ezquiaga de recualificacin, para sealar que no
toda renovacin supone el relevamiento de la poblacin o la museificacin de las zonas centrales:
Se entiende por recualificacin la posibilidad de intervenir la ciudad con criterios transformativos, a partir de una aproximacin estratgica ms sensible al aspecto heterogneo que
le es propio a la urbe de hoy. Esta visin dinmica permite una intervencin simultnea y
coordinada en las grandes reas en las cuales han sido individualizados los problemas, entre
otros, el caso del tejido central con problemas de saturacin y congestin, o de degradacin y
marginacin, situaciones todas que demandan intervenciones integradas. Esto es, segn una
estrategia territorial eficaz que consienta coordinar las escalas especficas de intervencin, las
acciones de varios actores del sector pblico y privado, as como las diversas polticas sectoriales que interesan a la organizacin del territorio.13
Ezquiaga sostiene que no toda planificacin urbana debe pensarse como una poltica agresiva a
los sectores de bajos ingresos, que susciten por tanto, reacciones defensivas. Coloca en el centro
la accin planificadora conducida por el sector pblico que tome en cuenta la necesaria transformacin de reas obsoletas de las ciudades mediante operaciones urbansticas puntuales, pero
apoyadas en un programa de desarrollo y que respondan a los problemas que impiden poner en
valor oportunidades implcitas en la ciudad (Ezquiaga 2004: 08).
Habitantes
50,000
40,000
30,000
20,000
10,000
0
1990
1995
2000
2005
2010
Poblacin total
13 Citado por Martnez Delgado (2004:18) y corresponde al texto Ezquiaga, Jos Mara (1997) La riqualificazione nelle aree
metropolitane: il caso di Madrid. Paola Falin, comp. I territori della riqualificazione urbana. Universit degli Studi di Roma La
Sapienza, Roma: Officina Edizione, 53-68
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De este modo, la polmica sobre los efectos de las intervenciones en el Centro Histrico que
han dado lugar a cuestionamientos que sostienen que tales inversiones conducen a la gentrificacin o elitizacin de la zona pueden ser reexaminados. Los responsables de la gestin del
centro sostienen que las intervenciones que ahora podemos llamar de recualificacin no
han implicado el relevamiento de poblacin que supone la gentrificacin y fundan su argumento en que las polticas aplicadas en el Centro Histrico han posibilitado que lleguen nuevos habitantes sin relevar a los habitantes antiguos. Prximos estudios comprobarn la veracidad de estas afirmaciones. Sin embargo, para los autores de este documento, el concepto
de recualificacin sin elitizacin se ajusta en forma muy adecuada a las medidas que se han
tomado. Sostenemos este criterio en tres factores: las inversiones en la zona son ampliamente diversificadas, se han distribuido democrticamente en el territorio y los diversos actores
sociales tienen vas de participacin que impiden marginar un sector o una zona de los beneficios de la conservacin del centro.
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15 En realidad es el Sistema de Transferencia de Potencialidad es un sistema pblico, pues los recursos que se invierten en la zona
proceden de las transferencias de potencialidades de usos del suelo definidos por el gobierno de la ciudad, pero es privado en
tanto que son normalmente empresas de ese carcter las interesadas en hacer uso del mencionado mecanismo.
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El da a da en el centro histrico es de una lucha constante, de la amenaza del comercio ambulante por volver, de comercios establecidos que disfrutan de las muchas mejoras en el centro
que han permitido recuperar la centralidad, pero tambin de que la protesta social puede volver
inviables algunos negocios. El centro histrico es ciertamente un espacio disputado pero tambin
puede ser un espacio compartido. Los inevitables conflictos sociales le han acompaado por
aos y seguramente estarn presentes en el futuro, pero corresponde a las autoridades, los gestores, la sociedad civil y los habitantes garantizar la viabilidad de un maravilloso centro histrico.
La gestin del Centro Histrico de Ciudad de Mxico ha logrado garantizar su habitabilidad
frente a los afanes de elitizacin. El plan de manejo16 cumple con las recomendaciones de la
UNESCO17 y ha sido un instrumento que permite la vigilancia de todos los actores sociales, la
transparencia de las acciones realizadas y traza una lnea a seguir para los prximos aos: planeacin, implementacin, evaluacin, el monitoreo de la construccin de capacidades, los impactos
de las intervenciones y la asignacin de recursos necesarios.
Por ltimo, presentamos algunas recomendaciones para la gestin resumidas en cuatro puntos:
Conservacin integral. Crear las condiciones para la habitabilidad vivienda, servicios, movilidad, administracin y armonizarlas con el conjunto de polticas urbanas planeacin, polticas
de seguridad, sostenibilidad, de desarrollo social, de cultura, etc..
Trabajo comunitario. Involucrar a las comunidades locales en los procesos de planeacin, diseo,
conservacin y gestin.
Narrativa compartida. Es necesario generar un discurso que llegue a las comunidades locales,
para trabajar con significados atribuidos al centro histrico. Para ello es necesario identificar a los
actores involucrados, los conflictos y los recursos:18 produccin e interpretacin de significados,
recursos histricos u otros, inversionistas, residentes, visitantes y autoridades. La participacin19
puede analizarse en niveles de informacin, consulta, decisin, ejercicio y apoyo.
Mtodos de evaluacin. Es importante incluir en el plan de manejo instrumentos de retroalimentacin para los mtodos participativos y los proyectos efectuados.
noticias/articulos/plan_de_manejo.pdf
17 UNESCO/WHC (2012: 11)
18 Lezama-Lpez, 2009.
19 Basado en David Wilcox (1994) The Guide to Effective Participation Brighton: Partnership Books y Sherry Arnsten (1969) A ladder of
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PARTE I