Melocoton en Almibar de Miguel Mihura
Melocoton en Almibar de Miguel Mihura
Melocoton en Almibar de Miguel Mihura
MELOCOTN EN ALMBAR
NURIA.Estpido!
(NURIA, una vez extendido el peridico sobre la mesa, va a la terraza, descorre
las cortinas y abre los cristales.)
COSME.Has hecho bien en abrir, Nuria... Estoy sudando a chorros. Debe ser la
fiebre...
NURIACalla de una vez! Quieres?
COSME.S... (NURIA se asoma a la terraza y mira a un lado y a otro. Despus
entra, coge uno de los tiestos y vuelve con l y lo pone sobre el peridico. Con la
mano empieza a sacar tierra de este tiesto.) Por qu tardan sos?
NURIA.Tienen que sacar las maletas del coche.
COSME.(Intranquilo. Desconfiando.) No. Ya las haban sacado cuando entramos
nosotros...
NURIA.Pero el ascensor est estropeado y tienen que subir andando, como t y
como yo...
COSME.De todos modos, tardan mucho... Por qu se quedaron hablando con el
sereno?
NURIA.Pero no puedes estar callado?
COSME.S. Ya me callo. Es que estoy nervioso, caramba. (Suena el timbre de la
puerta. COSME se levanta asustado.) Han llamado!
NURIA.S.
COSME.Quin puede ser?
NURIA.Quin quieres que sea?
(NURIA deja su trabajo y va a abrir. Entra FEDERICO. Unos treinta y cinco
aos. Trae una maleta en la mano. NURIA vuelve a lo suyo. FEDERICO deja
la maleta en el suelo. Se quita la americana y el sombrero, que deja en cualquier
sitio. Se limpia el sudor y mira a COSME, que ya se ha vuelto a sentar ms
tranquilo.)
FEDERICO.Cmo sigues?
COSME.Muy malo, FEDERICO. Estoy que no me tengo.
FEDERICO.As reventaras de una vez! (A NURIA.) Y t? Has dado un
vistazo al piso?
NURIA.An no.
FEDERICO.Mira en esa alcoba, mientras yo doy una vuelta por las dems
habitaciones... No comprendes que puede haber entrado alguien?
NURIA.Quin quieres que haya entrado?
FEDERICO.Calla!
NURIA.S... (Abre la puerta de la izquierda y mira.) Nadie.
(NURIA vuelve junto a la mesita y sigue sacando la tierra del tiesto. Y
FEDERICO coge la maleta y hace mutis por la derecha, al mismo
tiempo que entra CARLOS por la puerta del foro, puerta que cierra
echando el cerrojo de seguridad. CARLOS puede tener unos cuarenta y
cinco aos. Trae otra maleta y un termo, que deja tambin sobre un sitio
cualquiera. Se quita la americana y el sombrero, vuelve a coger el termo
y se sienta en el sof. Hay una pausa en la que se oye la respiracin
fatigosa de COSME. FEDERICO entra por la derecha, ya sin la maleta,
pero con una botella de coac en la mano, y se sienta en otra butaca.)
NURIA.(Por la faena que ha hecho en el tiesto.) Esto ya est listo.
CARLOS.Bueno. No hay prisa.
NURIA.T mandas. (Y se sienta tambin. Otro silencio. NURIA parece escuchar algo.
Se levanta.) Os?
Hablabas sin parar como un moscardn, hora tras hora, para convencerme y
engaarme... Vivirs tranquila junto a m. No tendrs que hacer el perro por las
noches, ni pisar ms pista de baile, ni beber explosivos, ni pescar jaquecas con el chachach. Justo las palabras que yo quera or desde haca mucho tiempo para
cambiar de vida y tomarme un poco de reposo!..., porque llega un momento en que
las trompetas de la orquesta te hacen los sesos agua y daras cualquier cosa por no
tener orejas...
FEDERICO.Calla, NURIA!
NURIA.No! No callo! Y entonces llega un hombre y te habla en voz baja y te
promete todo... Vivirs conmigo, tranquila, en un hogar feliz!... Nada de bebidas
alcohlicas, que te hacen pupa al hgado... Nada de bailongos ni de copetines... El da
de mi santo te presentar a mi mam... Cuando nos aburramos en casa de la
televisin, viajaremos por Ro y Buenos Aires, donde yo tengo negocios de
chatarra.... Mentira podrida! La mam no existe! Ni la chatarra! Ni Ro, ni Buenos
Aires! Todo falso! Slo existe esto! Miedo! Nervios! Y unas ganas de llorar muy
grandes y de echarlo todo a rodar!...
FEDERICO.No puedes decir eso! Sabes que tengo otros proyectos...
NURIA.Cules?
FEDERICO.Lo sabrs cuando llegue el momento...
NURIA.Todo mentira! No es verdad! Mientes!
(FEDERICO, nervioso, la agarra de un brazo y se lo retuerce apretando,
mientras dice:)
FEDERICO.Calla de una vez!
(NURIA acusa el dolor. Baja la cabeza y cambia de tono.)
NURIA.Has hecho bien en lastimarme. Lo necesitaba. Dame un beso, guapo. Dame un chicle.
FEDERICO.(Se lo da.) Toma.
NURIA.Gracias.
FEDERICO.De nada.
(Y va hacia la llave de la luz.)
NURIA.Espera... Oyes? El nio...
(Y se queda escuchando.)
FEDERICOAh! S, llora.
NURIA.Pobrecito...
(FEDERICO apaga la luz.)
FEDERICO.Vamos?
NURIA.Vamos...
(Y van hacia la puerta de la derecha.)
FEDERICO.Qu calor!
NURIA.Muchsimo...
(Hacen mutis. La escena queda sola y nicamente iluminada por la luz
de la luna que entra por la terraza.)Teln
ACTO PRIMERO
El mismo decorado. Han pasado dos das y son las ocho de la tarde. La terraza
est abierta y el calor contina. En un tocadiscos de la vecindad se escucha el bolero
Bsame mucho, o Bsame as, as...
(Al levantarse el teln vemos a FEDERICO paseando nervioso de un
lado a otro de la escena. Viste pantaln y va en mangas de camisa. Deja
de pasear y se sienta en el escaln de la terraza, mirando al tiesto en
donde escondieron las joyas. Poco despus entra NURIA por la derecha.
Ahora viste una bata muy ligera de casa y va en zapatillas. Est
preocupada; se sienta en una butaca y enciende un cigarrillo.)
NURIA.Otra vez el mismo disco?
FEDERICO.Ya lo oyes. Por lo visto, esos vecinos no tienen otro... Qu hacas
t?
NURIA.Con la muchacha, en la cocina.
FEDERICO.Se ha ido ya?
NURIA.S.
FEDERICO.Qu piensa de nosotros?
NURIA.Nada. Qu va a pensar? Su seora le ha dicho que nos ayude en todo
lo que necesitemos... Ha servido la leche y ha fregado la cocina... Y ahora ha bajado a
ponerla al corriente de lo que ha dicho el mdico...
FEDERICO.Y subir y dar la lata!
NURIA.No lo podemos evitar...
FEDERICO.Pero siempre tenemos la casa llena de gente!
NURIA.No exageres! Slo han venido el mdico, la chica, y Doa Pilar.
FEDERICO.Y ayer vino una seora a ver el piso! Y se meti por todas partes...
NURIA.No podemos negarnos. Doa Pilar quiere alquilarlo cuando nos
vayamos nosotros.
FEDERICO.Pero si alguno de los que vienen se da cuenta de algo...
(Ha dejado de orse la msica del tocadiscos.)
NURIA.Y qu le vamos a hacer, si se nos ha puesto malo El Nene? No
podemos dejarle morir...
FEDERICO.Y CARLOS? Por qu tarda tanto?
NURIA.Se habr entretenido con El Duque.
FEDERICO.Y si se han largado los dos?
NURIA.El tiesto est ah... No hay que preocuparse...
FEDERICO.Pero ellos tienen el diamante...
NURIA.No te pongas nervioso! Ests muerto de miedo!
(Ha sonado el timbre de la puerta. NURIA y FEDERICO se miran
asustados. FEDERICO, antes de abrir, observa por la mirilla. Entra
CARLOS con un paquete en la mano. )
CARLOS.Hola.
FEDERICO.Hola.
CARLOS.Cmo sigue El Nene?
NURIA.Igual. Hecho polvo.
FEDERICO.(Por el paquete.) Son las medicinas?
CARLOS.(Mientras deja el paquete sobre la mesa.) S. Aqu est todo. Las
inyecciones, el calmante, la jeringa, el alcohol y las dems cosas...
NURIA.Viste al Duque?
CARLOS.(Se quita la americana.) Claro.
FEDERICO.Y qu dice?
CARLOS.Nada. Segn l, todo marcha perfectamente y no hay que preocuparse
en absoluto.
NURIA.Pero la enfermedad de ste...
CARLOS.Si no se muere, tampoco le preocupa. Pero su muerte ahora podra
traernos disgustos. Ya sabes... Por la documentacin...
FEDERICO.Y el asunto de maana? Se hace o no se hace?
CARLOS.Esta noche lo decidir. Iremos ms tarde a reunimos con l.
FEDERICO.Has ido en el coche?
CARLOS.S. Y lo tengo abajo, para luego. l no lo necesita...
aqu?
CARLOS.Nada de lo que ha dicho tiene importancia... Lo que pasa es que tenis
miedo, y con miedo no llegaremos a ninguna parte... Vamos, callad ahora y dejadme
a m... Y estad naturales, como siempre. (Se abre la puerta de la izquierda y entra en
escena SOR MARA, seguida de DOA PILAR.) Cmo le encuentra usted, hermanita?
SOR MARA.Pues no lo encuentro tan mal como pensaba... Y ya vern cmo, si
Dios quiere, despus de la primera inyeccin, mejorar bastante... Voy a ir hirviendo
la jeringuilla.
(Y se pone a hacerlo.)
DOA PILAR.Desde luego, en cuanto ha visto a la hermana parece que se ha
animado mucho... Hasta se ha sentado en la cama y todo.
CARLOS.Es que mi pobre hermano es tan piadoso...
SOR MARA.Por eso me he permitido darle una estampita de la Santsima
Virgen de los Desamparados...
FEDERICO. Ah! Le ha dado usted una estampita?
SOR MARA.S. Y le he dicho que si se encuentra peor, sera conveniente que
viniese un cura a confesarle...
CARLOS.Y qu ha dicho l?
SOR MARA.Ha dicho algo en voz tan baja que no le he entendido... Como est
tan dbil... Bueno, pues si me lo permiten, voy a lavarme las manos mientras hierve
la jeringuilla. (A NURIA.) Dnde est el cuarto de bao o la cocina? As, de paso,
tirar estos papeles a la basura...
(Por los envoltorios de los medicamentos, que ahora acaba de coger. )
NURIA.(A DOA PILAR.) Quiere usted acompaar a la hermanita? Yo me
encuentro tan fatigada...
DOA PILAR.Pues no faltaba ms... Para eso estoy aqu... Para ayudarles en
todo lo que pueda... (Y se dirige a la derecha.) Pase usted por aqu. Y as le ensear la
casa... (A los Gonzlez.) Si es que ustedes no tienen inconveniente...
CARLOS.Por Dios, seora... La casa es suya...
SOR MARA.Como me tengo que quedar aqu toda la noche, siempre es bueno
saber en dnde estn las cosas...
DOA PILARPase usted, hermanita...
SOR MARA.Usted delante... As me ensear el camino. (DOA PILAR hace mutis.
SOR MARA va a seguirla, pero se vuelve y se dirige a NURIA y la mira con una
sonrisa candorosa y tierna, como siempre que mira a NURIA.) Cierre usted la terraza,
seorita...
NURIALa terraza? Por qu la vamos a cerrar?
SOR MARA.Porque a lo mejor se enfra el enfermo.
CARLOS.Pero si est en la alcoba!
SOR MARA.No importa. Tengo la impresin de que el pobrecito se va a
levantar de un momento a otro... Cirrela, por favor...
(Y hace mutis por la derecha.)
NURIA.Por qu dice eso?
CARLOS.Y yo qu s?
FEDERICO.Yo tengo mucho miedo...
NURIA.y yo tambin.
CARLOS.Si segus as, vais a estropearlo todo...
FEDERICO.Es que me est poniendo nervioso. Nos mira de una manera rara.
NURIA.Sobre todo a m... Como si me conociera de algo.
CARLOS.De qu te va a conocer a ti una monja, si es la primera que ves en tu
vida?
NURIA.De todos modos, me mira mucho.
don COSME... Y ahora voy a bajar a decirle que prepare algo para Sor Mara.
SOR MARA.Por Dios! Si yo nunca tengo apetito!
FEDERICO.Se lo agradecemos mucho, pero nos conviene dar una vuelta. Y, ya
de paso, tomaremos algo en cualquier cafetera.
SOR MARA.En qu cafetera? En Rancho Grande?
(Los GONZLEZ se quedan atnitos.)
CARLOS.Por qu dice usted eso?
FEDERICO.Quin le ha dicho que vamos a Rancho Grande?
SOR MARA.Por Dios, no me lo ha dicho nadie. Lo que pasa es que al tirar a la
basura los papeles que llev antes, vi en el cubo una cajita, as como de pastas, con un
membrete que pona: Cafetera Rancho Grande. Y ahora, al orles decir que iban a
una cafetera, pens que iban a sa...
DOA PILAR.Muy bien pensado, claro...
SOR MARA.Y como en el membrete pone que la cafetera est en la calle de
Ferraz, y tambin la farmacia est en la calle de Ferraz, pues he ido y me he dicho:
Cuidado que les gusta a estos seores la calle de Ferraz! Ni que dieran globos...!
NURIA.(Cerca de la puerta de salida, casi en trance de huir.) Vamos?
FEDERICO.S.
(Y FEDERICO hace mutis detrs de ella.)
CARLOS.Esperar! Yo voy con vosotros tambin...!
DOA PILAR.Pero ha visto usted? Qu manera ms rara de irse!
SOR MARA.S que es verdad...
DOA PILAR.Y ella ni siquiera se ha despedido de su padre...
SOR MARA.No hay que darle importancia... La pobre cita est tan
preocupada...
DOA PILAR.Djese usted de preocupaciones! Cuando se tiene un padre con
pulmona doble, no se va una a tomar bocadillos a Rancho Grande.
SOR MARA.No se han ido a tomar bocadillos. Se han ido por no verme...
DOA PILAR.Cmo por no verla?
SOR MARA.Eso es lo que quera decir antes... Que en cuanto han visto a una
monja se han puesto nerviosos. Y eso es porque no son creyentes...
DOA PILAR.S. Algo de eso s puede que sea... Incluso me lo han insinuado...
SOR MARA.Claro que s... Qu otra cosa, si no, podra ser? Porque todos ellos
tienen cara de buenas personas...
DOA PILAR.Eso s... Son una gente muy educada...
SOR MARA.Y ella es muy finita... A m lo que me da lstima es que la pegue el
marido...
DOA PILAR.Que la pega el marido?
SOR MARA.S. No ha visto un moradito que tena en el brazo izquierdo?
DOA PILAR.No me he dado cuenta, la verdad...
SOR MARA.Pues s... Lo tena cuando estaba en bata. El marido, por lo visto, la
haba retorcido el brazo izquierdo.
DOA PILAR.Qu barbaridad!
SOR MARA.Y ahora, cuando se han ido dentro, le ha retorcido el brazo
derecho. Al salir he visto que tena unas huellas coloraditas...
DOA PILAR.Pero entonces es un bestia!
SOR MARA.No. Lo que pasa es que no son creyentes... Ya sabe usted que los
extranjeros, en estas cosas, son un poquito descuidados. Y por eso mismo no los
debemos tomar demasiado en cuenta...
DOA PILAR.Eso ser hasta cierto punto, porque el que la pegue el marido, a
m no me gusta ni pizca.
SOR MARA.No debe usted preocuparse, porque a lo mejor no es el marido...
usted?
SUREZ.(Se levanta, viendo la ocasin de escabullirse.) De todos modos, si ustedes
prefieren que me marche... Puedo volver dentro de un ratito...
SOR MARA.Nada de eso... Prefiero que se quede aqu hacindome compaa.
SUREZ.Como usted quiera.
(Y vuelve a sentarse.)
DOA PILAR.Slo bajo un momento para ocuparme del caldo de don COSME.
Del que est enfermito, sabe usted?
SUREZ.S, claro.
SOR MARA.Es que el mdico le ha mandado que tome caldo.
SUREZ.Muy bien hecho.
DOA PILAR.Ah! Y tome usted el tapetito, hermana. Ya est terminado.
SOR MARA.Que Dios se lo pague, Doa Pilar.
DOA PILAR.No merece la pena. Adis, seor.
SUREZ.Adis, seora.
(Y DOA PILAR hace mutis por la puerta del foro. Quedan solos
SUREZ y SOR MARA.)
SOR MARA.Es una seora muy servicial... Y me ha regalado este tapetito para
nuestro convento...
SUREZ.Ah!
(Y se lo ensea.)
SOR MARA.Es muy mono, verdad?
SUREZ.S, muy mono.
SOR MARA.Y ahora que caigo... A lo mejor sus amigos han ido a buscarle a
usted...
SUREZ.A buscarme a m?
SOR MARA.S. Porque yo creo que tienen un amigo en la calle de Ferraz.
Usted no vive en la calle de Ferraz?
SUREZ.Por qu voy a vivir yo en la calle de Ferraz?
(Y empieza a asustarse de la monja.)
SOR MARA.Ay, hijo, no lo s...! Pero alguien tiene que vivir en la calle de
Ferraz... Y usted es de esas personas que tienen cara de vivir en la calle de Ferraz.
(SUREZ no contesta y se enjuga el sudor de la frente con el pauelo.) Qu calor, verdad?
SUREZ.Mucho.
SOR MARA.En fin, con el permiso de usted voy a empezar a rezar mis
oraciones... Usted quiere acompaarme?
SUREZ.Adonde?
SOR MARA.A rezar... Slo el principio, quiere? Sgame...
SUREZ.Bueno... Si no es muy largo...
SOR MARA.No. Es muy cortito, ya ver usted... Quien a Dios tiene, nada le
falta; slo Dios basta....
SUREZ.(Repite torpemente.) Quien a Dios tiene, nada le falta; slo Dios
basta....
SOR MARA.Eso. Muy bien. Muy bien. Y ahora sigo yo...
(SOR MARA, con el rosario en la mano, reza en voz baja. SUREZ est
violento y suda cada vez ms. Los dos se miran. Y mientras tanto,
lentamente, va cayendo el teln.)
ACTO SEGUNDO
El mismo decorado. Contina la accin del primer acto. En el tocadiscos del vecino
lejano se escucha el mismo bolero que ya hemos odo anteriormente.
SUREZ.Claro.
SOR MARA.Y qu valor puede tener esto?
SUREZ.Pues no s. Unas mil pesetas...
SOR MARA.Tanto?
SUREZ.Ms o menos...
SOR MARA.Pero estar cargada?
SUREZ.No s. No entiendo de pistolas.
SOR MARA.Mire de todos modos... Yo no me atrevo...
(Le da la pistola a SUREZ.)
SUREZ.S. Parece que s. Pero tiene echado el seguro.
SOR MARA.Cul es el seguro?
SUREZ.ste.
SOR MARA.Y cmo funciona?
SUREZ.Se le da as y se le quita.
SOR MARA.Y ya se puede disparar?
SUREZ.S. Y as se le vuelve a poner.
SOR MARA.Entonces, dme, y me quedo con ella. (Y coge la pistola.) Pero de
todos modos lo voy a consultar con Doa Pilar.
SUREZ.Hgame caso y no consulte nada. Estas cosas son muy engorrosas. De
mis amigos, seguro que no es. As es que la habrn dejado otros inquilinos, y
cualquiera sabe dnde estarn ahora...
SOR MARA.En eso tiene usted razn. Y si puedo venderla y repartir ese dinero
entre nuestros queridos pobres...
SUREZ.Naturalmente. Usted vaya a lo suyo.
SOR MARA.Pues nada, me la guardo.
SUREZ.Y si no quiere usted cargar con ella, yo mismo se la compro.
SOR MARA.Usted? Y para qu la quiere?
SUREZ.No. Para nada. Para quitarle ese estorbo de encima.
SOR MARA.Y cunto me da usted?
SUREZ.Pues lo que quiera. Eso. Mil pesetas.
SOR MARA.No. Por menos de dos mil no se la vendo.
SUREZ.Dos mil es muy caro. Una cosa que no sirve para nada...
SOR MARA.Vaya usted a saber! A lo mejor algn da la necesita usted para
cualquier cosa... Y, adems, no es por el valor que tenga... Es que as hace usted una
obra de caridad.
SUREZ.Mil quinientas.
SOR MARA.No. Dos mil...
(SUREZ saca de su cartera dos billetes.)
SUREZ.Bueno. Tome las dos mil. Deme la pistola.
(SOR MARA se queda dudando.)
SOR MARA.No.
SUREZ.Se arrepiente?
SOR MARA.No es que me arrepienta. Es que no me acordaba que antes de
hacer esta operacin tengo que consultar con nuestra querida Madre Superiora.
Mejor ser que me la guarde. (Y se la guarda en la faltriquera.) Lo que s puedo
venderle son los guantes.
SUREZ.No. Los guantes no los quiero...
SOR MARA.Bueno. Siempre habr alguien que los necesite. (Se los acerca a la
nariz.) Y eso que huelen un poco a cloroformo...
SUREZ.S?
SOR MARA.Un poquitn... Como si los hubiera usado un cirujano... Ninguno
de sus amigos es cirujano?
SUREZ.No.
SOR MARA.A qu se dedican?
SUREZ.Hacen negocios.
SOR MARA.Y usted?
SUREZ.Tambin.
SOR MARA.Y trabajan juntos?
SUREZ.A veces.
SOR MARA.Y ahora qu negocios tienen entre manos?
SUREZ.Ahora descansamos.
SOR MARA.Les cansa mucho el negocio que tienen? (Se ha abierto la puerta del
foro sigilosamente y ha entrado CARLOS, que ve a SUREZ, y SUREZ a CARLOS. Y
aunque SOR MARA est de espaldas y no le ve, dice:) Hola, don CARLOS... Cmo entra
usted tan callandito? (Los dos quedan sorprendidos.) He odo cuando suba el ascensor,
y como no vive nadie en el piso de al lado, he pensado... Quin ser el que ha
subido que no entra?... Y me he figurado que era usted...
CARLOS.Como tengo llavn, no he querido tocar el timbre por si estaba
durmiendo mi hermano...
SOR MARA.S, debe seguir durmiendo el pobrecillo, porque no ha llamado ni
nada... Aqu, este seor le est esperando...
CARLOS.(A SUREZ.) Ah! Hola...!
SUREZ.Hola...
(Y no saben qu decir delante de la monja.)
CARLOS.Qu hay?
SUREZ.Ya ves.
CARLOS.S.
SUREZ.Pues nada... que pasaba por aqu y he dicho: Hombre, pues voy a
entrar.
CARLOS.Nosotros estbamos aqu y dijimos: Hombre, pues vamos a salir.
SUREZ.S que es coincidencia...
CARLOS.Eso digo yo...
SUREZ.Y la familia?
CARLOS.Por ah.
SUREZ.Claro...
CARLOS.Hace calor...
SUREZ.S. Mucho.
SOR MARA.Estoy pensando yo una cosa.
SUREZ.Qu?
SOR MARA.Que si para decir todo esto ha venido usted desde la calle de
Ferraz, se poda haber ahorrado el camino... Porque hay que ver qu tontera de
conversacin!
CARLOS.(Inquieto.) Quin le ha dicho a usted que ha venido desde la calle de
Ferraz?
SUREZ.Son cosas de la hermana, que se ha empeado en que yo vivo en esa
calle... Es muy salada y muy simptica...
CARLOS.Ah, s?
SUREZ.A m, al menos, me cae divinamente...
SOR MARA.a m tambin su amigo me es muy simptico. No sabe que
mientras le estaba esperando nos hemos hecho muy amigos...?
CARLOS.No. No saba nada.
SOR MARA.Pues s. Y ha repetido conmigo unas palabras religiosas. Se
acuerda?
SUREZ.S.
SUREZ.Hable. Qu sabe?
SOR MARA.Pues, en primer lugar, que don FEDERICO, el marido de la seora,
haba escondido la pistola en esta butaca para matarle a usted cuando viniera.
SUREZ.Ah, s?
SOR MARA.S, seor. Para matarle a usted. Estoy segursima.
SUREZ.(Se vuelve contra sus compinches, furioso.) Es verdad lo que dice?
FEDERICO.(Asustado.) Cmo va a ser verdad?
SUREZ.S, es verdad! Pensabas traicionarme, no es eso? Ya me estaba yo
figurando algo... Estabais todos de acuerdo. Contesta!
(Y le coge por la solapa de la chaqueta y le zarandea.)
FEDERICO.Te digo que es mentira. No fui yo. La pistola la guard El NENE.
SUREZ.(Al NENE.) Eras t entonces el que pensaba eliminarme?
(Y le echa las manos al cuello.)
NENE.Estoy muy malo, Duque!
SUREZ.Contesta!
SOR MARA.Oiga! No pegue usted al NENE, que est malito!
SUREZ.Calle de una vez! Y entrgueme esa pistola que se guard!
SOR MARA.Bueno, s, seor...
(Y SOR MARA le devuelve la pistola, que SUREZ se guarda.)
SUREZ.Y ahora, siga... Qu ms sabe usted?...
SOR MARA.Si se pone usted as, no sigo diciendo lo que s...
SUREZ.Por qu?
SOR MARA.Porque yo no cre que la cosa tuviera tanta importancia...
SUREZ.Por qu no se separa usted de esta maceta?
SOR MARA.Porque est sequita, la pobre.
SUREZ.Y qu ms?
SOR MARA.Ay, hijos! Cuidado que se ponen ustedes preguntones...
CARLOS.Vamos, desembuche...
SOR MARA.Pero qu modales!...
SUREZ.Hable.
SOR MARA.Pero si a lo mejor son figuraciones mas. Yo, lo nico que s es que
usted le hace el amor a doa Nuria. Y que ella se ve con usted en una cafetera de la
calle de Ferraz, que se llama Rancho Grande. Y que don Federico se ha dado cuenta y
escondi aqu esa pistola para matarle cuando usted viniera. Porque la verdad es que
el pobrecito tiene celos...
SUREZ.(Sorprendido, igual que los dems.) Cmo dice, hermana?
SOR MARA.Lo ha odo perfectamente... y usted es el culpable de todo y el ms
sinverguenza. Claro que, como ninguno de ustedes cree en Dios, slo pueden hacer
sinvergonzoneras...
SUREZ.Ah, s?
SOR MARA.S.
CARLOS.De verdad?
SOR MARA.Y tanto.
NURIA.Y no sabe usted ms, hermana?
SOR MARA.Pero es que todava les parece poco?
CARLOS.En ese caso, usted lo que cree...
SOR MARA.Lo que creo, no. Lo que estoy segura de que es. y parece mentira
que usted que es el to de esta pobre criatura... (CARLOS no puede contener la risa. Los
dems ren tambin nerviosamente ante la extraeza de SOR MARA.) Bueno, pero a qu
viene esa risa? Pues no veo que la cosa sea para rerse...
SUREZ.No; desde luego que no...
CARLOS.Es que nos ha hecho gracia que haya tornado usted tan en serio un
SUREZ.Cualquiera lo sabe!
FEDERICO.Qu hacemos, entonces?
NURIA.Yo creo que lo mejor es no hablar con ella. A m me da miedo.
FEDERICO.y a m...
CARLOS.Y a m...
SUREZ.Pues anda, que a m...
FEDERICO.Y qu hacemos con el tiesto que hemos comprado?
SUREZ.Lo que hemos decidido antes. Cambiarlo por el de las joyas. Vamos...
En seguida...
NURIA.No se dar cuenta?
FEDERICO.No creo. El tiesto es casi igual.
SUREZ.T, Nuria, vigila a ver si viene.
(Mientras NURIA mira por la derecha para ver si viene la monja,
FEDERICO coge el paquete que traa y saca un tiesto con su planta,
igual al que hay en escena, sobre la mesita. Para que el movimiento
resulte ms rpido, el paquete consiste en una bolsa de papel que a
manera de capuchn, se coloca encima del tiesto.)
FEDERICO.Lo dejo aqu, no es eso?
SUREZ.S. En el mismo sitio. Y el de las joyas, mtelo en el paquete. Nos lo
llevaremos en cuanto haya ocasin.
CARLOS.Pero por qu no sacamos las joyas de una vez ?
SUREZ.Porque siempre llega cuando las vamos a sacar...! Es que todava no
te has dado cuenta?
NURIA.Cuidado! Que viene!
SUREZ.Lo estis viendo? Vamos! Deja el paquete junto al mueblebar.
(FEDERICO ha dejado el tiesto nuevo sobre la mesita. Y oculta, junto al
bar, la bolsa que cubre el que contiene las joyas. Entra SOR MARA con
la jeringuilla en la mano.)
SOR MARA.Bueno. Pues ya est preparada la inyeccin.
CARLOS.Qu pronto, verdad?
SOR MARA.S. Estas cosas las preparo yo en un periquete. (Y mira a todos, que,
a su vez, no dejan de mirarla a ella.) Pues les he preguntado lo de la joyera, porque una
no entiende nada de estas cosas y stos son unos encargos muy delicados... Claro que
maana, en cuanto abran, voy a ir. A las nueve en punto estar all...
SUREZ.A las nueve?
SOR MARA.S. A las nueve en punto... Antes s saba yo algo de estas cosas,
porque como ustedes comprendern no se nace monja, y hay quien llega a religiosa
despus de haber vivido una vida completamente distinta...
NURIA.(Dulce. Con una curiosidad infantil.) Usted, por ejemplo, qu haca antes?
SOR MARA.A los dieciocho aos, yo lavaba platos en un cabaret de Tnger...
SUREZ.No me diga...
NURIAEs posible?
SOR MARA.Por qu no? Ya les he dicho que no se nace monja. Y antes de
serlo, he podido ser campesina, y festejar con los mozos del pueblo... O camarera de
un caf... O seorita de provincias que nunca encontr novio... Y he podido tener un
padre decente o borrachn, y un hermano ladrn... En fin, una monjita, antes de serlo,
ha podido ser otras muchas cosas... Y despus, con esta experiencia, puede ayudar a
los dems... Ea, voy a poner la inyeccin a nuestro enfermo... (Y antes de hacer mutis se
acerca al tiesto falso y lo mira.) Parece que la planta se va poniendo ms tiesecita,
verdad?...
NURIA.S.
SOR MARA.Despus le voy a echar una tableta de aspirina entre la tierra, y se
recobrar ms todava. No saben ustedes que con la aspirina las flores y las plantas
se conservan ms?
SUREZ.No. No lo sabamos...
SOR MARA.Pues s. As es... Vuelvo en seguida.
(Y hace mutis por la puerta de la izquierda, que cierra.)
FEDERICO.No se ha dado cuenta de que hemos cambiado el tiesto...!
CARLOS.No. Parece que no.
NURIA.Pero qu ha querido decir con lo de Tnger? Cmo es posible que
trabajase de lavaplatos en un cabaret?
SUREZ.Y yo qu s!
NURIA.Y lo del padre decente o borrachn, y el hermano ladrn? Qu es lo
que ha querido darnos a entender? Cada vez dice una cosa nueva para
sorprendernos...
FEDERICO.Y qu es lo que pretende con eso? Jugar con nosotros al ratn y al
gato?
NURIA.Y, sin embargo, todo lo dice con dulzura, sonriendo, como si fuera de
buena fe y quisiera advertirnos de algo...
CARLOS.Djate de cuentos! Lo que hace falta es marcharnos de aqu. Y cuanto
antes, mejor.
SUREZ.Y el atraco de maana, entonces? No podemos suspender un golpe
tan bonito!
CARLOS.Despus de lo que ha dicho de la joyera? Sabe el nmero y la calle. Y
a las nueve en punto va ella.
NURIA.A la misma hora que nosotros pensbamos ir!
FEDERICO.Y por qu lo sabe? Quin se lo ha dicho? T!
SUREZ.NURIA no ha dicho nada, no seis estpidos...
NURIA.Ha debido registrar el cajn de la mesilla de noche, en donde yo met la
medallita.
CARLOS.Y por qu no la tiraste?
NURIA.Convinimos en volver a entrar en la joyera con el pretexto de cambiar
la medalla por otra cosa. Por eso no la saqu de la cajita.
FEDERICO.y por qu no la escondiste en otra parte?
NURIA.Para que ocurriese como con la pistola?
(El DUQUE impone su autoridad de jefe, ante el desconcierto de los
otros.)
SUREZ.No debemos perder la calma! Tenemos miedo, y por eso todo lo que
nos dice nos pone nerviosos y nos parece sobrenatural...! Pero no sabe nada. No
puede saber nada. Por qu va a saberlo? No tiene ninguna prueba contra nosotros,
porque de lo contrario ya hubiera avisado a la Polica. Todo son figuraciones
nuestras y nada ms que figuraciones!
(Se oye al NENE que grita.)
NURIA.Le est poniendo la inyeccin.
CARLOS.Ahora es el momento de marcharnos de aqu con las joyas!
(Y va hacia el paquete que hay junto al bar. Pero SOR MARA sale de la
izquierda. CARLOS se queda quieto.)
SOR MARA.Se le olvid quejarse cuando le estaba poniendo la inyeccin, y
ahora que ya he terminado, es cuando empieza a dar gritos... La verdad es que el
hombre me ha pillado una mana! Y, adems, el trabajo que me cost ponrsela,
porque como se ha empeado en meterse en la cama vestido y con los zapatos
puestos... (Al ver que todos la miran callados.) Les pasa a ustedes algo?
SUREZ.No, no, nada...
(SOR MARA se acerca al tiesto y saca del bolsillo un tubo de aspirina,
a ver el piso. Pero yo le he dicho que venga maana, porque a lo mejor molestaba a
estos seores...
SOR MARA.Pues a lo mejor.
DOA PILAR. Ah! Y me ha estado hablando del atraco de Burgos.
SOR MARADe qu atraco?
DOA PILAR.De ese de la joyera.
SOR MARA.Ah! S? Y qu le ha dicho?
DOA PILAR.Que no se han ido al extranjero como pensbamos nosotros, sino
que estn en Madrid y se les piensa coger de un momento a otro...
SOR MARA.Mira qu bien...
DOA PILAR.Y que se trata de unos aficionados; de esos que han salido ahora
copiando los atracos que ven en las pelculas.
SOR MARA.Y qu ms?
DOA PILAR.Que han preparado coartadas en Aranjuez y no s cuntos sitios,
pero que son tontos...
SOR MARA.Eso me parece a m...
DOA PILAR.Y que el joyero est muy bien de salud y no ha perdido nada,
porque estaba asegurado y todo lo paga el Seguro. Y ya sabe usted que los Seguros
estn podridos de dinero...
SOR MARA.Desde luego. Menudos edificios que tienen...! En cambio nuestros
queridos pobres...
DOA PILARTotal, que es un seor muy simptico que no tiene inconveniente
en esperar a que estos seores se vayan para ocupar el piso. Si es que estos seores se
van, claro...
SOR MARA.(A CARLOS.) Pues yo creo que s, verdad?
CARLOS.Como mi hermano ya se encuentra mejor...
DOA PILAR.De todos modos ustedes no pueden marcharse hasta que don
COSME est restablecido.
FEDERICO.Posiblemente nos tengamos que marchar antes.
SUREZ.Mis amigos han tenido noticias de Venezuela y tienen que adelantar el
viaje.
CARLOS.Figrese... No tenemos ms remedio...
DOA PILAR.Les digo a ustedes que no! Pues estara bueno! Parecera que les
he echado. De aqu no se mueven ustedes hasta que pasen lo menos quince das.
Maana, cuando venga el comisario, se lo dir, y entre ustedes se pondrn de
acuerdo... Y ahora voy a ir poniendo la mesa, que ya es bastante tarde. (Y va hacia la
derecha.) Me ayuda usted, hermanita?
SOR MARA.No faltaba ms...
(Y hace mutis detrs de DOA PILAR.)
SUREZ.Hay que largarse! Ya habis odo lo del polica!
CARLOS.Y la monja tiene la etiqueta de la farmacia!
SUREZ.Pero cmo pudiste olvidar una cosa as?
FEDERICO.Son tantas cosas las que hemos olvidado!
NURIA.Lo primero a Dios. Y as nos va...
CARLOS.Calla, sinverguenza!
SUREZ.Hay que salir de aqu inmediatamente. Tenemos el coche... Podemos
huir por carretera...
NURIA.Nos pillarn de todos modos! Y yo no quiero volver con vosotros !
FEDERICO.Qu tonteras ests diciendo?
NURIA.Que no quiero seguiros! Debemos devolver las joyas y entregarnos.
FEDERICO.(Amenazador.) T hars lo que todos, te enteras? Qu es lo que te
ha dicho la monja para que ahora pienses as?
SOR MARA.A lo mejor por ese afn suyo de alquilar el piso en seguida. No se
puede tener unos inquilinos en casa y estarle enseando el piso a otros.
DOA PILAR.Pero yo les he dicho que no tena prisa.
SOR MARA.Pues de todos modos se han enfadado y se han ido.
DOA PILAR.Quiere que le diga una cosa, hermanita? Que a m esa gente me
da muy mala espina, y que me alegro que se hayan ido. Y que, adems, creo que no
se han ido por lo que usted dice.
SOR MARA.Por qu otra cosa, entonces?
DOA PILAR.No se lo he dicho antes, para no asustarla. Pero he llegado a
pensar que se trata de los atracadores de Burgos...
(Una pausa. SOR MARA la mira sonriente. Despus dice.)
SOR MARA.Qu disparate!
DOA PILAR.Por qu va a ser un disparate?
SOR MARA.Porque ellos estaban en Sevilla cuando se cometi el atraco en
Burgos.
DOA PILAR.S. Eso s es verdad.
SOR MARA.No se acuerda que le trajeron de all una mueca?
DOA PILAR.S, claro. La gitana...
SOR MARA.Lo que pasa es que como no son creyentes, resultan as de raros.
Pero no debemos pensar otra cosa de ellos... Bueno, en fin. Y yo me voy a ir...
(Se levanta y prepara sus cosas.)
DOA PILAR.Sin cenar?
SOR MARA.No tengo apetito y se me est haciendo ya muy tarde. Y, adems,
qu pinto yo aqu si el enfermo se ha marchado? (Va hacia su tiesto y acaricia las hojas
de la planta.) Y eso que me da tanta pena separarme de mi plantita... Ha visto usted
cmo se ha puesto? Me gustara tanto seguirla cuidando!...
DOA PILAR.Pues llvesela usted...!
SOR MARA.De verdad me la da?
DOA PILAR.Claro que s, hermana...
SOR MARA.(Coge el tiesto con ilusin. Lo mira amorosamente. Est emocionada.) No
sabe lo que se lo agradezco. Lo consultar con nuestra querida Madre Superiora y lo
pondr en el jardn de nuestro convento. Y despus, a lo mejor, si ella me da permiso,
se lo regalar a uno de nuestros pobres... Hay tantos necesitados, sabe usted?, a los
que hay que ayudar sea como sea... Y slo con poder poner un tiesto con flores en
una ventanuca de su casa, ya se consideran dichosos y felices, como si tuvieran un
tesoro!... Bueno, me voy... Que Dios se lo pague.
(Y se dirige hacia la puerta.)
DOA PILAR.Vaya usted con l...
(Al llegar a la puerta y abrirla, SOR MARA se vuelve al centro, donde
se ha quedado DOA PILAR.)
SOR MARAAy, mi tapetito! Que se me olvidaba!
DOA PILAR.Tome usted, hermana.
(Y le acerca el tapetito.)
SOR MARA.Ave Mara Pursima...
DOA PILAR.Sin pecado concebida...
(Y SOR MARA hace mutis por la puerta del foro mientras cae el teln.
FIN