Elias Carranza Situacion Del Delito y Seguridad de Los Habitantes
Elias Carranza Situacion Del Delito y Seguridad de Los Habitantes
Elias Carranza Situacion Del Delito y Seguridad de Los Habitantes
Mxico,
D.F.: Editorial Siglo XXI, Programa Sistema Penal Derechos Humanos de
ILANUD y Comisin Europea, 1997
ELIAS CARRANZA**
La Conferencia sobre Prevencin de la Inseguridad Urbana del Consejo de Europa estableci que "para los fines
de esta conferencia la criminalidad sea entendida en el sentido de la pequea y mediana delincuencia y del vandalismo,
que conforman la masa de delitos generadores de inseguridad y no del crimen organizado y del terrorismo poltico"
(Barcelona, 17-20 de noviembre de 1987, nm VI. 13.) Sobre esto, el informe del seminario dice " El rol de los
legisladores en producir comunidades libres de delito" indica que "los miembros de los consejos alcanzaron consenso
en una visin comn de lo que constituye inseguridad (esto es, falta de seguridad y temor al delito, sea real o
imaginario), y lo que contribuye a ella en una poblacin o ciudad determinada" (Montreal, 13-14 de octubre de 1989, p.
23).
4
"La esencia del desarrollo humano sostenible es que todas y todos deben tener igual acceso a las oportunidades del
desarrollo, ahora y en el futuro" (PNUD Proy.C0S/94/003-DHS, p.4).
5
P. Andrs Ibez: "Ley Corcuera: viaje a la prehistoria de las garantas", Jueces para la Democracia, nm. 13,
1991, pp. 3 y ss.
Esto tiene su explicacin en la existencia de los procedimientos penales escrituristas, divididos en dos grandes
etapas: de instruccin y de sentencia, con la primera de ellas primordialmente secreta y a cargo (de manera formal o de
hecho) de la polica, pero ha comenzado a cambiar con el establecimiento de sistemas acusatorios y el fortalecimiento
del papel de los fiscales. En El Salvador, por ejemplo, donde el sistema estadstico de la delincuencia est apenas
comenzando a consolidarse, las estadsticas mas cercanas al dato de la delincuencia real y tambin las ms confiables
son las de la Fiscala General de la Repblica. En Costa Rica las estadsticas policiales (polica del Organismo de
Investigacin Judicial), las del Ministerio Pblico y las judiciales se procesan todas en una misma oficina (Seccin de
Estadstica del Departamento de Planificacin del Poder Judicial), lo que permite su manejo de manera bastante
integral, pero a partir de 1998, como derivacin del nuevo procedimiento penal, se concentrar el registro de las
denuncias en el Ministerio Pblico, con lo que se lograr una apreciacin todava ms rigurosa del dato de la
criminalidad real.
Los datos de poblacin para extraer las tasas los hemos tomado del
Boletn Demogrfico del Centro Latinoamericano de Demografa CELADE,7 lo
que da mayor rigor al anlisis comparado al adoptar para todos los pases
esta misma y reconocida fuente de informacin. Los datos de delincuencia
nos fueron proporcionados por las oficinas policiales responsables en cada
pas.
Para terminar con este punto, diremos que sera importante completar
este anlisis con informacin proveniente de encuestas de victimologa, pero
si bien es cierto que en esa materia se han hecho serias investigaciones de
campo en algunos pases sobre universos determinados, es sabido que no
existen tales encuestas nacionales peridicas en Amrica Latina. La realidad
de los pases de Europa en la materia no es muy distinta. El nico pas en el
que al presente se realizan encuestas victimolgicas anuales en el nivel
nacional es Estados Unidos8.
The National Crime Victimization Survey (NCVS) es una encuesta que realiza anualmente la Oficina del Censo,
por encargo de la Oficina de Estadsticas Judiciales del Departamento de Justicia de Estados Unidos.
9
Simn Field, Trends in crime and their interpretation: A study of recorded crime in post-war England and Wales,
Home Office Research Study, 119, Londres, 1990. En el poco tiempo transcurrido desde su aparicin este libro se ha
constituido en un clsico en Europa y Estados Unidos. Por medio del programa Sistema Penal y Derechos Humanos
ILANUD/Comisin Europea lo estamos traduciendo para su publicacin en espaol en Amrica Latina. Agradecemos
al director de la Home Office research and Planning Unit, el seor Chris Nuttall, habernos facilitado este y otros
materiales valiosos.
997
141
543
681
1991
1873
1212
141
535
712
1992
1927
1239
154
571
992
1993
1990
1207
165
661
1142
1994
2201
1246
167
682
1113
FUENTES: Se obtuvieron las tasas a partir de los datos bsicos proporcionados por la
polica de cada pas (en Costa Rica por la Seccin de Estadstica del Poder Judicial), y de los
datos de poblacin del Boletn Demogrfico CELADE, ao xxviii, nm. 55, enero de 1995.
Costa Rica
El Salvador
Guatemala
Honduras
Nicaragua
Panam
Bajo la lnea
pobreza
20
74
75
76
70
52
Bajo la lnea de
pobreza extrema
11
56
52
63
37
24
19.
Naciones Unidas, Comisin Econmica para Amrica Latina y el Caribe (CEPAL), Santiago de Chile, 1995, p.
tenido las cifras de estos delitos a partir de la "dcada perdida"11 de los aos
ochenta.
En este punto se debe considerar que pobreza y consumo inciden de
manera distinta en formaciones sociales con distintas estructuras de
distribucin del ingreso,12 y que desde 1980 hasta la actualidad los pases de
Amrica Latina han venido acentuando notablemente la inequidad de la
distribucin. El citado "Panorama social de Amrica Latina" de CEPAL es
clarsimo sobre esto.13
Ahora bien, no todos los delitos contra la propiedad, ni tampoco toda la
criminalizacin en esta categora de delitos, aumentan por igual. Como nos
interes el tema, tomamos un pas que posee estadsticas de delincuencia
confiables -Costa Rica- y profundizamos el anlisis. En los delitos contra la
propiedad puede distinguirse entre los que producen enriquecimiento a su
autor, y los meros delitos de dao. Tomamos los primeros y los subdividimos
e n d o s c a te g o r a s : a q u e l l o s d e l a n d o l e d e l a s e s t a f a s , d e f r a u d a c i o n e s y d e
cuello blanco, en los que por la "ley del acceso diferencial a las diversas
oportunidades delictivas" se detecta una mayor frecuencia de autores de las
clases media y alta, y aquellos "ms convencionales", de la familia de los
robos y hurtos, en cuya comisin, y con fundamento en la misma explicacin,
se ha observado una mayor frecuencia de las clases baja y media baja, y
medimos nuevamente su evolucin a travs del tiempo. El resultado fue que
en siete aos -entre 1987 y 1994- el registro de delitos de la ndole de las
defraudaciones y de cuello blanco aument en un notable 48%. Por su parte,
el registro de los delitos que hemos llamado ms convencionales aument 92
por ciento.14
Sera interesante afinar el anlisis que hemos hecho hasta aqu con una
investigacin de campo que proveyera informacin sobre la criminalizacin
diferencial que el sistema penal realiza sobre los distintos estratos sociales,
y medir hasta qu punto el sector que hemos llamado de cuello blanco"
estara subrrepresentado en las proporciones que surgen de las estadsticas
oficiales utilizadas para nuestro anlisis, y hasta qu punto, por el contrario,
el sector de delincuencia que hemos denominarlo "ms convencional" estara
sobrerrepresentado.
Pero, por el momento, nos vemos obligados a slo
sealar el punto, y a detener nuestro anlisis en el nivel al que hemos
llegado.
Una observacin de criminologa comparada entre regiones: los
investigadores del Home Office encuentran correlacin entre el delito contra
la propiedad y la variable del consumo per cpita, pero hacen notar que no
encuentran correlacin significativa con la variable del desempleo. En pases
de Amrica Latina en los que se ha investigado el tema (en Nicaragua, por
ejemplo), s se ha encontrado correlacin entre las variables del desempleo y
el delito contra la propiedad. Nuestra interpretacin es que esto no significa,
necesariamente, que las investigaciones de uno y otro grupo de pases se
contradigan.
La explicacin de la aparente contradiccin residira en el
hecho de que los pases estudiados de Europa han venido gozando de
sistemas de welfare state, en virtud de los cuales la relacin directa entre
desempleo y reduccin del consumo no es muy fuerte; por el contrario, en los
pases de Amrica Latina, en los que no se ha conocido el welfare state -con
11
As denominada justamente por cuanto durante este periodo todos los pases retrocedieron en sus indicadores
econmicos.
12
Pitirim Sorokin fue pionero en hacer esta distincin, advirtiendo el diferente impacto que tiene la pobreza en las
actitudes de las personas en sociedades tan dismiles como Estados Unidos o India.
13
Vanse el captulo 3 del informe y los cuadros 1-2, 1-3 y 1-4
14
Esto puede verse ms detalladamente en E. Carranza, Criminalidad: Prevencin o Promocin?, San Jos, Costa
Rica, EUNED, 1993.
15
Al respecto, el Panorama Social de Amrica Latina 1995 (CEPAL, p. 24) dice: Llama la atencin, en primer
lugar, la distribucin del desempleo entre los hogares ordenados segn su ingreso per capita. Si bien es previsible que
al aplicar este mtodo de ordenamiento de los hogares se produzca una cierta concentracin del desempleo entre los
deciles de menores ingresos, sta es extraordinariamente alta y persistente. En Muchos pases la tasa de desempleo
abierto en el primer decil (ms pobre) es cuatro o diez veces superior a la tasa promedio, en tanto que la
correspondiente al 20% de los hogares ms pobres la supera en tres o ms veces
16
En cuanto a la correlacin entre desempleo y tasas penitenciarias, sta s ha sido puesta de manifiesto por
numerosos trabajos, tanto en Europa como en Estados Unidos (Theodore Chiricos y Miriani DeLone, 1992, Labor
surplus and punishment: A review a n d a s s e s s m e n t o f t h e o r y a n d e v i d e n c e , S o c i a l P r o b l e m s
39:121446; Dario Melossi, The effect of economic circunstances on the criminal justice
system, 1994, pp. 8 y ss., documento presentado al Decimoprirner Coloquio Criminolgico del Consejo de
Europa, Estrasburgo.
17
Thorstein Veblen, Teora de la clase ociosa, Mxico, ECE, 1974, 2a. edicin, captulos II-IV. Veblen explica el
consumo conspicuo de quienes gastan en cosas o tanto porque son buenas, bellas o tiles, cuanto por que son caras y
ostentosas, y explica que esta norma es sumamente notable entre la clase ociosa, es decir, entre los que pueden
abstenerse, y en gran parte se abstienen, de realizar trabajo productivo. Pero se difunde a otros estratos que tratan de
emular la norma y que as mismo sienten orgullo por los gastos superfluos".
18
Robert Merton, Social teory and social structure, Glencoe, The Free Press, 1957, captulo iv, pp. 131 y ss.
19
Esto se verifica, tanto para los delitos contra las personas como para los delitos contra la propiedad, con las
encuestas de opinin CID-Gallup publicadas peridicamente en los seis pases de Centroamrica durante los ltimos
cinco aos, en Costa Rica en el peridico La Repblica, en El Salvador en El Diario de Hoy, en Honduras en La
Prensa, en Guatemala en La Prensa Libre, y en Nicaragua en La Tribuna.
1990
Belic e
C osta R ic a
Honduras
Nic aragua
230
84
185
1991
445
255
99
228
1992
454
273
108
274
1993
435
282
114
276
1994
421
328
139
317
FUENTES: Se obtuvieron las tasas a partir de los datos bsicos proporcionados por la polica de cada pas (en
Costa Rica por la Seccin de Estadstica del Poder Judicial), y de los datos de poblacin del Boletn Demogrfico
CELADE, ao XXVIII, nm. 55, enero de 1995.
Pudimos verificar un caso paradigmtico de esto en costa Rica, pas en el que en mayo de 1994 se duplic de 2.5
a 50 aos el mximo de la pena imponible y se elevaron especficamente las penas de los delitos de homicidio y de
varios delitos sexuales argumentando su aumento, a pesar fe que se mantenan estables desde 1980. Lo irnico de la
"solucin legislativa" que se dio al falso problema fue que al ao siguiente al del aumento legal de las penas s subi la
tasa de los homicidios (medio punto), continu igual de alta durante los tres aos sucesivos (1994-1996), y registr su
nivel ms alto en los ltimos quince aos (5.4 x 100 000, aunque el ms bajo de toda la regin, con la excepcin de
Canad). Esto pone de manifiesto una vez ms -en esta oportunidad en un pas centroamericano- que las amenazas de
la lev penal no tienen efecto perceptible en el aumento o disminucin del delito. (Vase el caso en E. Carranza
"Legislacin comentada. El proyecto para introducir la prisin perpetua en Costa Rica", Revista de Ciencias Penales,
1996.
21
Simon Field, Trends in crime and their interpretation, Home Office Research Study 119, 1990, pp. 5 y ss.
22
A esta altura sera importante aclarar acerca de la reduccin del consumo de quin estamos hablando. No
podemos sino recordar nuevamente a Veblen con su anlisis del consumo conspicuo, y notar que vivimos una poca en
la que, tal vez ms que nunca, hay en la regin un exagerado consumo superfluo por parte de un reducido nmero de
poblacin, con una paralela reduccin del consumo para satisfacer necesidades bsicas por parte de un sector mucho
ms amplio. Esto crea una manifiesta situacin de violacin estructural que, sumada a la presencia de variables
especficas que inciden negativamente, contribuira a explicar el distinto comportamiento que estos delitos tienen en
nuestro medio.
Sobre esto pueden consultarse informe de respuesta a la Encuesta de Naciones Unidas sobre la reglamentacin de
armas de fuego presentados a la Divisin de Prevencin del Delito y Justicia Penal por los pases de la regin en 1996.
Nueve por cien mil fue la tasa promedio de todo el pas en 1994, pero si se toman agrupamientos de
las ciudades ms populosas resultan tasas inconcebibles. Por ejemplo, las 65 ciudades de 250 mil habitantes
y ms, que suman una poblacin de 46 748 000, tienen en promedio, y para el mismo ao 1991, una tasa de
22.5 homicidios por cien mil; y las nueve ciudades de un milln y ms, una tasa de 24.8. El caso especfico
de algunas ciudades en particular difcilmente tiene parangn en el nivel mundial; por ejemplo, Nueva
Orleans: 80.3 o Washington D. C.: 78.5 ("Crime in the United States 1994", U. S. Department of Justice,
Uniform Crime Reports, noviembre de 1995, p. 196 y Sourcebook of Criminal Justice Statistics 1994, U.
S. Department of Justice 1995, pp. 320 y ss.).
26
Report of the ad-hoc expert group meeting on "Information gathering and analysis of firearms regulations".
International study on firearms regulations. First consultation meeting of the project team, Vienna International
Center, 18-20 de diciembre de 1995, nm. 6.
S u g e r i m o s s o b r e e s to l e e r l a c i t a d a r e s o l u c i n d e l I X C o n g r e s o d e N a c i o n e s
Unidas sobre Prevencin del Delito y Tratamiento del Delincuente.
Una dolorosa irona que surge al estudiar el tema de las armas pequeas
"para defensa personal" es que, lejos de servir para defenderse del ataque de
extraos, son utilizadas la mayora de las veces para herir o dar muerte a
familiares, allegados o conocidos. Esto se verifica estudiando la relacin
vctima-victimario en los delitos de homicidio. Personalmente lo hicimos en
Costa Rica, y el resultado que surgi fue que en 1996 73% de estas muertes
ocurrieron entre personas que tenan algn tipo de relacin previa entre s (el
detalle puede verse en el cuadro 1.4), y que en solo 27% de los casos el
homicida fue un desconocido.
Como tambin puede verse en el cuadro, dicha proporcin se ha
mantenido ms o menos constante a lo largo de los aos, pero ello ya no es
as en otras sociedades del mundo en las que, por el contrario, lo que
predomina es el anonimato y la ausencia de vnculos previos entre homicida y
occiso.
CUADRO 1.4. RELACIN VCTIMA-VICTIMARIO EN LOS DELITOS
DE HOMICIDIO, COSTA RICA
___________________________________________________________________________________________________________
1991
1995
1996
_____________
______________
_____________
Relacin
Total %
Total
%
Total
%
____________________________________________________________________________________________________________
Esposo/a, concubino/a
Novio/a, amante
Padre, madre padrastro,
madrastra
Hijo/a, hijastro/a
Hermano/a
Sobrino/a, primo/a
To, yerno
Compadre
Concuo/a, cuado/a
Niera, partera
Subtotal
Amigo/a
Compaero de trabajo
Inquilino/arrendatario
Conocido/a, vecino/a
Subtotal
TOTAL DE CASOS CON
RELACIN PREVIA
VCTIMA-VICTIMARIO
TOTAL DE CASOS SIN
RELACIN PREVIA
TOTAL DE CASOS CON
INFORMACIN
Informacin ignorada
Total de vctimas
6
3
8
3
11
2
7
7
2
5
3
2
1
3
2
24
13
1
3
53
70
26
2
4
22
1
1
1
86
89
68
74
94 74
100
67
111 73
33 26
49
33
41 27
127 100
17
144
149
40
189
100
152 100
43
195
____________________________________________________________________________________________________________
E. Carranza/E . Solana, Programa Sistema Penal y Derechos Humanos,ILANUD/Comisin Europea, elaborado sobre la base de
informacin de Poder Judicial, Departamento de Planificacin, Seccin Estadstica.
Este es
cambiado de
mayora de
primarios de
27
Crime in the United States 1993", U.S. Department of Justice, FBl, Uniform crime reports diciembre de 1994,
p. 283
28
Este fenmeno ha sido puesto de manifiesto por la investigacin criminolgica en varios pases, verbigracia en
Inglaterra y Gales (A digest of information on the criminal justice system, Londres, Research and Statics Department,
Home Office, 1991, p. 7) y en Mxico D. F. (informacin gentilmente brindada po la Procuradora General de la
Repblica).
1990
1991
1992
1993
1994
___________________________________________________________________________________________________________
Belice
Costa Rica
Honduras
Nicaragua
Panam
53
2
15
16
54
52
3
19
19
30
58
4
31
20
47
58
4
42
29
56
62
5
45
43
___________________________________________________________________________________________________________
FUENTES: Se obtuvieron las tasas a partir de los datos bsicos proporcionados por la polica de cada pas (en Costa
Rica por la Seccin Estadstica del Poder Judicial), y de los datos de poblacin Boletn Demogrfico CELADE, ao
xxviii, nm. 55, enero de 1995.
29
Caracterizacin que, sin embargo, sera injusto limitar a slo este sector del aparato del Estado, o a slo los
periodos de gobiernos militares, si bien durante ellos la impunidad de los delitos desde las funciones estatales fue
mayor y los aos setenta se caracterizaron por la impunidad total de toda clase de delitos, que se cometan
sistemticamente desde el aparato del Estado en nombre de la "seguridad nacional", y, algo ms tarde, en nombre de la
"seguridad ciudadana".
Colombia
Costa Rica
Chile
Ecuador
El Salvador
Guatemala
Mxico
Panam
Per
R. Dominicana
1981
1996
104
106
1980
1996
102
126
23
1981
1995
114
155
36
1981
1996
68
85
25
1981
1996
74
136
83
1981
1996
52
58
12
1981
1996
83
109
32
1981
1996
117
274
134
1981
1996
86
89
1981
1996
92
162
76
Uruguay
1981
64
1996
158
145
________________________________________________________________________________________________
FUENTES: Elaborado con informacin proporcionada por los ministerios a cargo de los sistemas penitenciarios en
cada pas, y con datos de poblacin del Centro Latinoamericano de Demografa, CELADE, Boletn Demogrfico, nm.
46. No se incluyen los presos en dependencias policiales, cuya cifra suele ser muy alta, en algunos casos similar a la
cifra penitenciaria.
Y encerrada en condiciones infrahumanas. No podemos extendernos aqu sobre las caractersticas de los sistemas
penitenciarios y de detencin en la regin, pero cualquiera que los conozca sabe que las condiciones generales - con excepcin de
algunas unidades aisladas que confirman la regla - son flagrantemente violatorias de los derechos humanos. Sobre esto pueden
consultarse los documentos "Proyecto ILANUD/Comisin Europea: el reto de la sobrepoblacin penitenciaria", 1996.
31
p. 27.
Con algunas diferencias sin mayor importancia en las cifras, los efectos
del "embudo" de Injusticia penal son los mismos en todos los pases. De
manera que no podemos pedirle peras al olmo, ni a los sistemas de justicia
penal que funcionen de manera contraria a su propia naturaleza.
Ciertamente debemos tratar de que la justicia penal sea lo menos
corrupta y lo ms eficaz y eficiente posible. Pero hay que tener bien claro
que es un sistema de excepcin, que cumple una funcin simblica
castigando slo un nmero muy limitado de casos y actuando de manera
selectiva (seleccionando desproporcionadamente a quienes se encuentran en
situaciones ms vulnerables).34 Tambin hemos de considerar que la labor de
lograr niveles reducidos de delito no es una tarea penal sino de poltica
social, en la que el sistema de justicia penal participa como uno ms de los
componentes, y que la experiencia indica que hipertrofindolo, o
hipertrofiando en su interior los subsistemas policial o penitenciario, slo se
logra ms burocracia, ms corrupcin y ms violencia, pero no menos delito.
En cuanto al reclamo que algunos hacen de penas ms severas,
ciertamente ha tenido eco en los ltimos aos en varios pases donde los
legisladores han elevado las penas de diversos delitos. Pero la investigacin
criminolgica verifica que este proceder, como el de que los jueces dicten
condenas extremas, no produce el efecto de reducir la comisin de delitos.
Sobre esto la rigurosa investigacin realizada por Nuttal y Baxter en varias
ciudades de Gran Bretaa, que se incluye en otro captulo de este libro, es
muy esclarecedora. Y es tambin esclarecedora la reciente experiencia de
Costa Rica que describimos en la nota 20.
Analicemos el reclamo de mas policas.
De los tres componentes tradicionales del sistema de justicia penal la
polica es un actor esencial, que participa en ambos frentes, pre y
posdelictivo, por lo que es imprescindible una polica capacitada, respetuosa
de los habitantes y eficaz en su funcin.
Pero la polica tiene tambin posibilidades limitadas de accin; por una
parte, porque un alto porcentaje de los delitos ocurren dentro de los grupos
primarios; por otra, porque no existe una relacin directa entre el nmero de
policas y el nivel de seguridad (sencillamente porque quienes van a cometer
un delito lo hacen cuando el polica est lejos). Lo que corresponde es
determinar la relacin adecuada policas:nmero de habitantes, y determinar
tambin su adecuada distribucin geogrfica y por funciones, que permita el
aprovechamiento racional de los efectivos.
Es imprescindible enfocar el tema de la polica a partir de la integralidad
del sistema de justicia penal, teniendo en consideracin los recursos
34
La literatura sobre la sociologa del funcionamiento de los sistemas de justicia penal es amplsima. En Amrica
Latina, sobre su naturaleza selectiva y violenta, y con una propuesta concreta para reducir la violencia orientando la
actividad de los operadores del sistema, es insustituible la obra En busca de las penas perdidas, de E. R. Zaffaroni
Menos desarrollados
172.98
En vas de desarrollo
350.1 9
Desarrollados
266.04
________________________________________________________________________________________________
Adaptado de Crime trends and criminal justice operations at the regional and interregional levels. Results of the
fourth Survey of Crime Trends and Operations of the Criminal Justice Systems (1986-1990), Draft report, figura 5.
Pases
Jueces
____________________________________________________________________________________________________________
Menos desarrollados
2.40
En vas de desarrollo
4.72
Desarrollados
11.03
________________________________________________________________________________________________
Adaptado de Crime trends and criminal justice operations at the regional and interregional levels. Results of the
fourth Survey of Crime Trends and Operations of the Criminal Justice Systems (1986-1990), Draft report, figura 8.
35
stos son los tres componentes tradicionales y mnimos, que no pueden omitirse, pero una visin realmente
integral incluye otros, tales como legislacin; universidades, en su funcin de capacitacin y difusin de la legislacin
y doctrina; servicios pospenitenciarios; policas privadas y muchos otros.
36
Crime trends and criminal justice operations at the regional and interregional levels. Results of the
fourth United Nations Survey of Crime Trends and Operations of the Criminal Justice Systems (19861990), Draft report, pp. 7 y 13 y figura 15.
37
UNDP, Human development report, Nueva York, Oxford University Press, 1992.
Habitantes
Tasa
Pas
(en miles)
Total jueces
X 100 000
________________________________________________________________________________________________
Belice
215
24
11.2
Costa Rica
3 424
200
5.8
El Salvador
5 768
447
7.7
Guatemala
10 621
386
3.6
Honduras
5 674
359
6.3
Nicaragua
4 433
317
7.2
Panam
2 631
711
27.0
________________________________________________________________________________________________
El clculo se hizo sumando todos los jueces con competencia penal (en materia de delitos y de faltas o
contravenciones). En el caso de los jueces con competencia mixta (civil y penal) se estim el porcentaje del tiempo
laboral que destinan a la materia penal. En el caso de Panam, por ejemplo, la cifra 711 est compuesta por 126 jueces
judiciales y 585 de la justicia administrativa (9 gobernadores, 66 alcaldes y 510 corregidores) con competencia en
materia de faltas, a las que puede corresponder privacin de libertad hasta el mximo un ao. El dato de poblacin de
cada pas se tom del Boletn Demogrfico CELADE, ao xxviii, nm. 55. Esto unifica la fuente de informacin para a un
ms riguroso anlisis comparado, y explica pequeas diferencias en el clculo en relacin con los documentos
entregados por los expertos nacionales.
Han ocurrido hechos en Honduras en los ltimos aos que indican que esta situacin podra cambiar, al menos en
alguna medida. Hasta 1994 la Direccin de Investigaciones era el cuerpo de investigacin y persecucin del delito" de
la Fuerza de Seguridad Pblica de las Fuerzas Armadas. Dicho ao, luego de gravsimos delitos cometidos por su
personal, la direccin fue disuelta por un decreto conjunto de los poderes Ejecutivo y Legislativo. En el mismo decreto
se cre la Direccin de Investigaciones Criminales, DIC, adscrita al Ministerio Pblico, que inici sus funciones en
enero de 1995. La numerosa Fuerza de Seguridad Pblica contina formando parte de las Fuerzas Armadas (aunque
ahora "en transicin") por un decreto del Poder Legislativo ratificado en 1997.
40
En el cono sur, en Argentina, al estar las cifras disponibles, la hipertrofia del subsistema policial es similar o peor
a la de los pases de Amrica Central, con una tasa de 689 policas por cien mil habitantes, que casi triplica la propia de
los pases desarrollados que vimos en el cuadro 1.7 (estudio de la Fundacin Mediterrnea, diario Pgina 12, Buenos
Aires, 29 de julio de 1997).
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Slo a ttulo de ejemplo, digamos que en Costa Rica la relacin numrica es de cuatro policas privados por cada
polica estatal (estimacin del Ministerio de Seguridad Pblica al mes de agosto de 1997). En Estados Unidos
informacin publicada en 1991 indicaba que para 1 500 000 personas empleadas en la seguridad privada haba 600 mil
en la polica pblica (informacin del National lnstitute of Justice, publicada en Faces of Justice and Poverty in the
City, diciembre de 1995, pp. 40 y ss. En la mayor parte de los pases europeos el nmero de guardias privados supera
en la actualidad al nmero de policas pblicos y, en materia de seguridad, el gasto privado supera el importe de las
inversiones pblicas (Nuevas formas de criminalidad urbana, nuevas formas de justicia, Foro Europeo para la
Seguridad Urbana, 1995, p. 32).
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Un panorama detallado de la situacin carcelaria regional puede verse en los documentos del proyecto "El reto de
la sobrepoblacin penitenciaria", en el que se hizo el anlisis de los sistemas tomando como parmetro las reglas
mnimas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de los Reclusos. El Programa ILANUD/Comisin Europea est
editando dicho material para su publicacin. La "Convencin de las Naciones Unidas sobre la Tortura", que
especficamente prohibe los tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, es otro parmetro ineludible en materia
penitenciaria.