Teoría de La Organización de Las Funciones Psicológicas Superiores Según Luria
Teoría de La Organización de Las Funciones Psicológicas Superiores Según Luria
Teoría de La Organización de Las Funciones Psicológicas Superiores Según Luria
Resumen
En este artculo nos centramos en la utilidad diagnstica de una batera neuropsicolgica de
reciente creacin, la batera Luria-DNA. Previamente analizamos el rol del profesional en
el uso de las bateras e instrumentos de evaluacin neuropsicolgica: clnico e
investigacin. Es en el contexto de la aplicacin con un fin de investigacin en el que nos
situamos, analizando seguidamente las tres unidades funcionales (bloque de activacin,
bloque de input y bloque de programacin) implicadas en la regulacin de la actividad
psicolgica humana. En coherencia con esta unidades funcionales, se explican las
diferentes alteraciones que pueden ir vinculadas a las mismas.
Palabras Clave: Batera Luria-DNA, bloque de activacin, bloque de input, bloque de
programacin.
Abstract
In this paper we focus our attention in the diagnosis utility the battery neuropsychology
assessment, which has been created recently, Luria-DNA. Before, we have analysed the
professional roll while are being used the neuropsychology assessment: research and clinic.
In this research context, we explain the tree functional units, which are been involved in the
running of the human psychology activity. In coherence with these units functional, in
linking with these we study some disorders.
Key words: Luria-DNA battery, activation block, input block and programming block.
Introduccin
Para Luria (1997), los procedimientos lgicos en la investigacin clnica difieren
fundamentalmente de los que se aplican en la experimentacin psicolgica o fisiolgica
general. El investigador dedicado a un trabajo experimental empieza encontrando un
problema luego selecciona los mtodos adecuados para solucionarlo y construye hiptesis y
estrategias. Se omiten los datos que no contribuyen al anlisis del problema y a probar las
hiptesis. En el trabajo clnico no ocurre nada parecido. El punto de partida no es un
problema, sino algo desconocido: el paciente. Han de realizarse observaciones cuidadosas,
y el investigador no puede permitirse la omisin de un dato, por extrao que le parezca,
aunque a primera vista sea insignificante. En la mente del investigador se dibujan los
contornos de hechos en apariencia importante y empiezan a formarse hiptesis. Al principio
se desconoce si sern aplicables al problema o si han de ser rechazadas: dependen de la
ltima combinacin de datos. Un sntoma aislado puede sugerir una hiptesis, que slo
adquiere alguna posibilidad si es reforzada por otros datos. Slo al obtener un nmero
suficiente de sntomas contradictorios tiene el clnico derecho a pensar que la hiptesis
puede ser demostrada o rechazada. Los procedimientos y razonamientos de un investigador
clnico se parecen ms a los de un detective que resuelve un crimen a la resolucin de
problemas de un fsico, fisilogo o psiclogo general.
Teora de la organizacin de las funciones psicolgicas superiores
En este marco, la aplicacin de esta batera permite al neuropsiclogo detectar trastornos
muy variados en funcin de la unidad o bloque funcional alterado.
Luria seal la existencia de una teora comprehensiva de la organizacin funcional del
cerebro, o de los sistemas cerebrales implicados en la regulacin de la actividad psicolgica
humana. Frente al localizacionismo estricto, que trat de localizar la funcin de un tejido
particular, Luria consider que los procesos mentales tales como el lenguaje, pensamiento,
lectura, escritura y clculo, eran funciones ms complejas que no podan ser reducidas a
una zona de la corteza cerebral. Estas funciones mentales superiores se organizan en
sistemas de zonas cerebrales trabajando de forma concertada y ejerciendo cada una de ellas
un papel especfico dentro del sistema (Luria, 1973). Estas funciones no pueden ser
consideradas como facultades aisladas que las puede suponer una "funcin" directa de
determinados grupos de clulas o estar "localizados" en reas particulares (Luria, 1974),
sino que, en la medida en que son formas de actividad humana consciente, deben ser
consideradas como sistemas funcionales complejos.
La primera formulacin de la teora neuropsicolgica, la realizo Luria en el ao 1962 (1966
de la edicin inglesa) en Higher cortical funcions in man , libro que sirvi de base a la
publicacin de Christensen (1987). La significacin fundamental de este trabajo es que en
l, por primera vez, se formulan las bases tericas generales de la neuropsicologa y su
aparato metodolgico. A partir de 1972, esta teora ha recibido posteriores y definitivas
aportaciones del propio Luria, de especial inters para los neuropsiclogos partidarios del
enfoque cualitativo sovitico, siendo elaborada a lo largo de varias dcadas de estudios
KOLEV y
LECOURS
(1967)
Reflejo
condicionado
A. R. LURIA
(1973)
ECCLES
(1973)
MaCLEAN
(1974)
Programacin,
regulacin y
verificacin de la
actividad mental
Auto
consciencia
Cerebro
neomamferos
Almacenes de
memoria
Cerebro
paleomamfero
Reflejos
Zona media
incondicionados
La teora de los sistemas funcionales y la nueva doctrina sobre las funciones psquicas fue
uno de los fundamentos que suscit la revisin de las ideas sobre la localizacin de las
funciones en la corteza cerebral, confirmando y desarrollando el principio de localizacin
sistmico-dinmica de las funciones enunciados por Pavlov. La idea de un sistema
funcional, en cuanto sostn neurolgico de una funcin psicolgica compleja, ha sido
elaborada por Luria durante largo tiempo y aparece claramente en su obra El cerebro en
accin (Luria, 1979b).
El sistema funcional es un conjunto de complejas estructuras dinmicas o centros
combinatorios que, a modo de red, forman un mosaico de puntos distantes del sistema
nervioso con un trabajo comn (Len-Carrin, 1995). Benedet (1986) nos proporciona una
definicin de "sistema funcional" como el patrn especfico de reas que cooperan en la
ejecucin de una determinada conducta. De los sistemas funcionales, es el resultado final el
que permanece constante, siendo variable la forma en que el sistema ejecuta la funcin. La
Luria, 1979b) sugieren que los lbulos frontales juegan un importante papel en la elevacin
del nivel de vigilancia de un sujeto cuando realiza una tarea y participan as, sucesivamente,
en las formas superiores de la atencin. Este hecho es de gran importancia para el estudio
de los mecanismos cerebrales de las formas complejas de la atencin. Una lesin en los
lbulos frontales altera slo las formas superiores corticales de actuacin producidas con la
ayuda del lenguaje o, en otras palabras, se alteran slo las formas superiores de atencin
voluntaria: Las formas elementales del reflejo orientador (o atencin involuntaria),
provocadas por el efecto directo de estmulos irrelevantes, no slo permanecen intactos,
sino que pueden ser verdaderamente intensificadas (Luria, 1979b, 1986). De acuerdo con el
modelo de Luria (Cohen, 1993), en tales pacientes se observa que: (i) Muestran incapacidad
para mantener la atencin y para resistir a las distracciones. (ii) Se comporta como si su
conducta estuviera totalmente controlada por respuestas de orientacin, es decir, se
observan en ellos reacciones impulsivas a estmulos irrelevantes, reacciones que con
frecuencia son socialmente inapropiadas. Es ms, a menudo muestran reacciones de
orientacin aumentadas. (iii) La incitacin verbal no suele servirles de ayuda para dirigir su
atencin de forma apropiada.
En el caso de lesin cerebral, sobre todo del lbulo lmbico (en especial, del hipocampo) se
altera el sistema atencional, segn el modelo de Luria (Cohen, 1993): (i) Los pacientes
presentan fatigabilidad, incapacidad de mantener una meta a lo largo del tiempo y
distractibilidad. (ii) Las medidas fisiolgicas de la respuesta de orientacin pueden no
existir, o puede fracasar el proceso de habituacin. (iii) Los pacientes pueden servirse de
instrucciones verbales de otra persona para poder dirigir o guiar su conducta y para
mantener su atencin en una tarea.
Alteraciones que afectan al bloque de input reconocimiento (ni afsicos ni amnsicos)
Son trastornos originados por dao cerebral o disfuncin de zonas del bloque que Luria
denomin "Bloque de recepcin, elaboracin y almacenamiento de la informacin". Son
muy variados y se organizan en cuatro apartados, segn se muestran en la Tabla 2.
Tabla 2. Trastornos del segundo bloque cerebral -recepcin de informacin(tomado de Manga y Ramos, 2000, p. 13)
A. Trastornos de reconocimiento o
agnosias
Agnosia ptica
Agnosia simultnea
Prosopagnosia
Asterognosia
Asomatognosia:
anosognosia y autopagnosia
Agnosia auditiva
Apraxias
Desorientacin D-I
Apractognosia espacial
Sndrome unitario de la apraxia
constructiva
Se componen de: (Hcaen)
Agnosia espacial unilateral
Prdida de los conceptos
topogrficos
(prxia constructiva)
Sndrome de Gerstmann
Concretas (agnosia digital y
desorientacin D-I)
Simblicas (agrafa y acalculia)
Tabla 3. Resumen de los principales sntomas de las lesiones del lbulo frontal
(tomado de Kolb y Whishaw, 1986)
SNTOMA
LUGAR MS
PROBABLE
DE LA LESIN
REFERENCIAS
BSICAS
Prdida de movimientos
distales
rea 4
Kuypers (1981)
Teuber (1964)
Guitton et al. (1982)
Milner (1964)
Pret (1974
Milber (1974)
Petrides y Milber
(1982)
Orientacin espacial
deteriorada
Dorsalateral
Espontaneidad del
comportamiento reducida
Orbital
Milner (1964)
Jones y Milner
(1977)
Aprendizaje asociativo
deteriorado
Dorsalateral
Drewe (1975)
Petrides (1982)
Discriminacin olfativa
deteriorada
Orbital
Potter y Butters
(1980)
Comportamiento social
deteriorado
Orbital, dorsalateral
Blumer y Benson
(1975)
Comportamiento sexual
alterado
Orbital
Walker y Blumer
(1975)
Afasia
rea 44
Brown (1972)
Taylor (1979)
adems de a una lesin especfica de los lbulos frontales (Goldberg y Bilder, 1987). Por
tanto, la descripcin de la patologa de los lbulos frontales no est acompaada
necesariamente de la especificacin de las respectivas reas lesionadas. Trminos como
"funcin ejecutiva de control" (Lezak, 1982; Stuss y Benson, 1986), "sistema supervisor"
(Shallice, 1988) o "planificacin" se relacionan ms directamente con un nivel de anlisis
cognitivo y, en ocasiones, se emplean sin hacer referencia a trastornos anatmicos
subyacentes.
Esta variedad sintomatolgica se ve incrementada dependiendo de la localizacin,
extensin, profundidad y lateralidad de la lesin (Deuel, 1992) (ver Tabla 4). Los efectos de
las lesiones prefrontales son extremadamente variables, no existe un patrn de deterioro
que de manera confiable est asociado con dao prefrontal. La variabilidad puede ser
explicada por el hecho de que las lesiones de diferentes regiones de la crtex prefrontal
estn asociadas con ciertos grupos de sntomas, aunque esta asociacin no es del todo
absoluta. Allegri y Harris (2001) y Denis (2003), nos ofrecen adems, una tercer sndrome
frontal, el sndrome prefrontal medial.
Tabla 4. Alteraciones prefrontales en el hombre (Fuster, 1995)
LESIN
DOMINIO
FUNCIONAL
Atencin (1,2)
Memoria (1)
Planificacin (2)
Dorsolateral
Habla (1,2)
Comportamiento
(1,2)
Orbital
SNTOMA
TEST
DEFICITARIO
Atencin (3)
Distraccin
Comportamiento (3) Inhibicin
Go-no go
con ligeras variaciones, segn los investigadores. Para Baddeley y Wilson (1988)
comprende las siguientes caractersticas: (a) Dificultad para centrarse en una tarea y
finalizarla sin un control ambiental externo, (b) presencia de un comportamiento rgido,
perseverante, a veces con conductas estereotipadas, (c) dificultades en el establecimiento de
nuevos repertorios conductuales, junto con una falta de capacidad para utilizar estrategias
operativas, y (d) limitaciones en la productividad y la creatividad con falta de flexibilidad
cognitiva. Por ltimo, la conducta de las personas afectadas por alteraciones en el
funcionamiento ejecutivo pone de manifiesto una incapacidad para la abstraccin y
dificultades para anticipar las consecuencias de su comportamiento.
Las alteraciones de la funcin ejecutiva se han vinculado tradicionalmente y como hemos
comentado inicialmente a las disfunciones del lbulo frontal (Soprano, 2003).
Sin duda alguna, el caso ms famoso de la neuropsicologa, sobre el estudio de la lesin del
dao frontal es el caso de Phyneas Gage. J.M. Harlow, mdico de profesin, en 1868
(Walsh, 1986) describe uno de los primeros casos sobre los cambios producidos en la
conducta despus de sufrir una lesin en la parte anterior del cerebro, que ejemplifica
claramente la relacin existente entre los lbulos frontales y los que con posterioridad se
denominara funcionamiento ejecutivo. Los estudios de pacientes como Gage han motivado
la idea de que el dao frontal altera la capacidad para planificar y organizar, lo cual, a su
vez, ha llevado a una concepcin "ejecutiva" de la funcin frontal. No obstante, debemos
ser prudentes, ya que un abordaje estrictamente localizacionista parece ser inapropiado. As,
recientes estudios lesionales, clnicos y de neuroimagen (Luna, Thulborn, Muoz, Merriam,
Garner, Minshew et al., 2001) han evidenciado la implicacin de otras estructuras corticales
y subcorticales en la ejecucin de estas tareas. Estos hallazgos retan la idea tradicional
localizacionista, apoyando la hiptesis de que el autntico sustrato de las funciones
ejecutivas no es la corteza prefrontal, sino circuitos neuronales ampliamente distribuidos en
los que participara, entre otros, la corteza prefrontal (Luna et al., 2001).
Referencias bibliogrficas
ALLEGRI, R.F. Y HARRIS, P.: "La corteza prefrontal en los mecanismos atencionales y la
memoria". Revista de Neurologa, 32 (5), 2001, 449-453.
BADDELEY, A.D. y WILSON, B.: "Frontal amnesia and dysexecutive syndrome". Brain
and Cognition , 7, 1998, 212-230.
BARKLEY, R.A.: "Behavioural, inhibition, sustained attention and executive functions.
Constructing a unifying theory of ADHD". Psychological Bulletin , 121, 1997, 65-94.
BAUSELA, E.: Estudio de validacin de la batera neuropsicolgica de adultos Luria
-DNA frente a las escalas de Wechsler (WAIS-III) en estudiantes universitarios. Tesis
doctoral indita, Universidad de Len, Len, 2005.
BENEDET, M.J. : Evaluacin neuropsicolgica . Descle de Brouwer, Bilbao, 1986.
CHIRSTENSEN, A.L. :El diagnstico neuropsicolgico de Luria . Visor, Madrid, 1987.
COHEN, R.A.: The neuropsychology of attention . Plenum, Nueva York, 1993.
DAS, J.P., KAR, R. y PARRILLA, R.K.: Planificacin cognitiva. Bases psicolgicas de la
development". En M.S. Gazzaniga (Ed.), Behavioral neurology: Neuropsychology (pp. 1899). Plenim Press, Nueva York, 1982.
WALSH, K.W. (1986). Neuropsicologa Clnica . Alhambra Universidad, 1986.
1. El reduccionismo monista
Los partidarios de un planteamiento monista de la cuestin niegan la existencia
de la mente como una realidad distinta del cerebro y adoptan alguna forma de
planetas que tambin tuvieran estados mentales a pesar de tener una qumica
diferente a la nuestra. Por ltimo, los computadores no tienen procesos
neurolgicos pero son capaces de ejecutar determinados procesos que en los seres
humanos calificamos de mentales: clculos aritmticos complicados,
demostracin de teoremas lgicos y matemticos, jugar a las damas y al ajedrez,
etc.
c) Materialismo eliminativo
Paul Churchland vuelve a eliminar los estados mentales. Considera que la
creencia popular en la existencia de la mente es una teora primitiva precientfica
y que los estados mentales de los que hablamos en el lenguaje ordinario
(creencias, deseos, sentimientos, intenciones) no existen realmente. Tal
psicologa del sentido comn o "psicologa popular" debe ser sustituida por una
neurociencia estricta, que parta de la idea de que las actividades
cognitivas son en ltima instancia actividades del sistema
nervioso.
Propone una inversin del procedimiento habitual de la
investigacin de los procesos cognitivos (aproximacin de arriba
abajo) que parte de las actividades cognitivas de los seres
humanos (pensar, hablar, recordar, aprender, etc.) y luego indagan las operaciones
cerebrales que pueden producirlas, por una aproximacin de abajo arriba:
empezar por comprender el comportamiento fsico, qumico, elctrico y de
desarrollo de las neuronas y slo despus tratar de comprender lo que sabemos
intuitivamente sobre nuestras actividades cognitivas.
2. Dualismo neurofisiolgico
Pese a que el monismo materialista es la corriente predominante entre los
cientficos que estudian el cerebro humano, hay tambin posturas dualistas como
la que mantiene el neurlogo John Eccles.
Segn Eccles, el cerebro no es una estructura lo suficientemente compleja para
dar cuenta de los fenmenos relacionados con la conciencia, por lo que hay que
admitir la existencia autnoma de una mente autoconsciente distinta del cerebro,
como una realidad no material ni orgnica que ejerce una funcin superior de
interpretacin y control de los procesos neuronales.
Judy
Cassab (b1920)
Sir John Eccles 1966
oil on canvas on board 104.7 x 79.8
John Curtin School of Medical Research
The Australian National University
Mundo 1
Realidad fsica
Mundo 2
Fenmenos mentales
Productos culturales
Mundo 3
3. Funcionalismo
Para tratar de superar las dificultades del monismo, Hillary Putnam y Jerry
Fodor propusieron el funcionalismo segn el cual los procesos mentales internos
son estados funcionales del organismo cuyo rgano no es necesariamente el
cerebro. As, por ejemplo, el dolor no es un estado fsico-qumico del cerebro o
del sistema nervioso, sino un estado funcional del organismo tomado en su
totalidad. De este modo, los fenmenos mentales son estados funcionales del
organismo y no es posible conocerlos estudiando procesos parciales en los que
estn implicados, como los procesos cerebrales.
El funcionalismo presupone que una misma funcin puede ser desempeada por
sistemas muy distintos, ya que la naturaleza de sus componentes no es esencial
para el correcto desempeo de su funcin. Una cosa es un reloj o un termostato
por la funcin que realiza (dar la hora, desconectar la corriente cuando se alcanza
una determinada temperatura) y tanto da el material del que est hecho. Del
mismo modo, las creencias y deseos son estados fsicos de sistemas fsicos que
pueden estar hechos de diferentes tipos de materiales. Algo es una creencia o un
deseo en virtud de lo que hace y no en virtud de los materiales de los que su
sistema est compuesto. No es analizando el sistema sino su funcin como
comprenderemos el proceso.
De este modo, podemos atribuir estados mentales a seres extraterrestres con una
estructura fisicoqumica muy diferente a la nuestra y las funciones mentales
podran muy bien ser desempeadas por un soporte no orgnico, como un
ordenador digital. Cualquier sistema puede tener mente a condicin de que sea
capaz de realizar la funcin adecuada.
La objecin ms importante a la que se enfrenta el funcionalismo es el
denominado problema de los qualia (caracteres cualitativos de las sensaciones).
Para la teora funcionalista un estado psicolgico es idntico a un estado
funcional; en consecuencia, el estado psicolgico de experimentar una
determinada cualidad (un matiz de azul, por ejemplo) deber ser idntico a cierto
estado funcional. Pero puede ocurrir que un mismo estado funcional pueda
producir la experiencia de cualidades distintas (de azul, pero tambin de rojo o
verde); en ese caso no habra una correspondencia estricta entre estados mentales
y estados funcionales.
4. Emergentismo
Cmo solucin a las dificultades tanto del monismo como del dualismo, algunos
autores han propuesto algn tipo de teora emergentista, segn la cual los estados
Estos descubrimientos ponen de manifiesto ante todo lo mucho que queda por
conocer en torno al cerebro humano, pero han sido suficientes para replantear el
problema clsico de la relacin entre el cuerpo y la mente o alma en trminos de
la relacin entre el cerebro, en cuanto centro que recibe los estmulos del medio,
los integra con la experiencia acumulada y diversas estructuras, produciendo las
respuestas correspondientes, y la mente, como conjunto de los procesos de
recepcin y procesamiento de informacin y de la ejecucin o inhibicin de las
respuestas.
La estructura del problema, sin embargo, sigue siendo bsicamente la misma:
Son los procesos mentales distintos o idnticos a los procesos cerebrales? Si
son idnticos, cmo los procesos cerebrales producen los procesos mentales?
Si mente y cerebro son realidades distintas, cmo interactuan entre s?
1. El reduccionismo monista
Los partidarios de un planteamiento monista de la cuestin niegan la existencia
de la mente como una realidad distinta del cerebro y adoptan alguna forma de
reduccionismo, tratando de explicar los fenmenos mentales en trminos fsicos
o biolgicos. Las posturas reduccionistas consideran, en general, que la
distincin entre la mente y el cerebro es debida a la insuficiencia actual de
nuestros conocimientos acerca de los procesos cerebrales, pero que el desarrollo
cientfico futuro permitir reducir los fenmenos mentales a fenmenos
puramente fsicos o biolgicos que tienen lugar en el cerebro.
a) Conductismo: no existen los estados mentales
Desde sus inicios a fines del siglo XIX, con la obra de Wilhem Wundt, la
psicologa tena como objeto la mente y sus contenidos (sensaciones,
sentimientos e imgenes). Pero, a comienzos del siglo XX, John B. Watson
(1878-1958) fund una nueva escuela que consideraba la conducta como el tema
de estudio de la psicologa. En los aos 50, Skinner continu y ampli el
conductismo de Watson, radicalizando sus presupuestos. Difera de Watson en
que los fenmenos internos, como las emociones o los sentimientos, deban ser
totalmente excluidos. La psicologa deba quedar restringida al estudio de la
conducta observable, quedando excluida la mente, que en modo alguno se puede
observar o medir.
humanos (pensar, hablar, recordar, aprender, etc.) y luego indagan las operaciones
cerebrales que pueden producirlas, por una aproximacin de abajo arriba:
empezar por comprender el comportamiento fsico, qumico, elctrico y de
desarrollo de las neuronas y slo despus tratar de comprender lo que sabemos
intuitivamente sobre nuestras actividades cognitivas.
2. Dualismo neurofisiolgico
Pese a que el monismo materialista es la corriente predominante entre los
cientficos que estudian el cerebro humano, hay tambin posturas dualistas como
la que mantiene el neurlogo John Eccles.
Segn Eccles, el cerebro no es una estructura lo suficientemente compleja para
dar cuenta de los fenmenos relacionados con la conciencia, por lo que hay que
admitir la existencia autnoma de una mente autoconsciente distinta del cerebro,
como una realidad no material ni orgnica que ejerce una funcin superior de
interpretacin y control de los procesos neuronales.
Mundo 1
Realidad fsica
Mundo 2
Fenmenos mentales
Mundo 3
Productos culturales
3. Funcionalismo
Para tratar de superar las dificultades del monismo, Hillary Putnam y Jerry
Fodor propusieron el funcionalismo segn el cual los procesos mentales internos
son estados funcionales del organismo cuyo rgano no es necesariamente el
cerebro. As, por ejemplo, el dolor no es un estado fsico-qumico del cerebro o
del sistema nervioso, sino un estado funcional del organismo tomado en su
totalidad. De este modo, los fenmenos mentales son estados funcionales del
organismo y no es posible conocerlos estudiando procesos parciales en los que
estn implicados, como los procesos cerebrales.
El funcionalismo presupone que una misma funcin puede ser desempeada por
sistemas muy distintos, ya que la naturaleza de sus componentes no es esencial
para el correcto desempeo de su funcin. Una cosa es un reloj o un termostato
por la funcin que realiza (dar la hora, desconectar la corriente cuando se alcanza
una determinada temperatura) y tanto da el material del que est hecho. Del
mismo modo, las creencias y deseos son estados fsicos de sistemas fsicos que
pueden estar hechos de diferentes tipos de materiales. Algo es una creencia o un
deseo en virtud de lo que hace y no en virtud de los materiales de los que su
sistema est compuesto. No es analizando el sistema sino su funcin como
comprenderemos el proceso.
De este modo, podemos atribuir estados mentales a seres extraterrestres con una
estructura fisicoqumica muy diferente a la nuestra y las funciones mentales
podran muy bien ser desempeadas por un soporte no orgnico, como un
ordenador digital. Cualquier sistema puede tener mente a condicin de que sea
capaz de realizar la funcin adecuada.
La objecin ms importante a la que se enfrenta el funcionalismo es el
denominado problema de los qualia (caracteres cualitativos de las sensaciones).
Para la teora funcionalista un estado psicolgico es idntico a un estado
funcional; en consecuencia, el estado psicolgico de experimentar una
determinada cualidad (un matiz de azul, por ejemplo) deber ser idntico a cierto
estado funcional. Pero puede ocurrir que un mismo estado funcional pueda
producir la experiencia de cualidades distintas (de azul, pero tambin de rojo o
verde); en ese caso no habra una correspondencia estricta entre estados mentales
y estados funcionales.
4. Emergentismo
Cmo solucin a las dificultades tanto del monismo como del dualismo, algunos
autores han propuesto algn tipo de teora emergentista, segn la cual los estados
mentales no son idnticos a estados fsicos del cerebro ni pueden reducirse a
ellos, pero no son tampoco independientes de los mismos.
La ms importante de estas teoras es el naturalismo biolgico de John Searle.
Los procesos mentales, ya sean conscientes o inconscientes, estn causados por
procesos cerebrales, pero no se reducen a estos sino que son fenmenos o
propiedades autnomos que emergen de los sistemas neurofisiolgicos en el
curso del largo proceso evolutivo de la especie.
Los procesos mentales de percibir, sentir, recordar, imaginar, desear, pensar, etc.
son propiedades emergentes de sistemas neurolgicos pero no pueden explicarse
simplemente analizando los componentes de estos sistemas porque son distintos a
ellos, como la digestin es algo distinto al sistema digestivo o la liquidez es algo
distinto de la estructura de las molculas.
Hay, pues, dos niveles de descripcin del cerebro que no deben ser confundidos:
a) las micropropiedades: estructura y funcionamiento de las neuronas;
b) las macropropiedades: estructura y funcionamiento de los procesos mentales.
Es posible, pues, distinguir entre procesos mentales, tal como los estudia la
psicologa, y procesos cerebrales, tal como los estudia la neurociencia, sin
necesidad de reducir los primeros a los segundos.