Ha Muerto Dios - G Thibon
Ha Muerto Dios - G Thibon
Ha Muerto Dios - G Thibon
POR
GUSTAVE THIBON
GUSTAVE THBON
Reaventar a Efios
Eclipse de Dios en el alma, en el espritu, en el corazn de los
hombres. Me dirn que Dios ha sido siempre ms o menos negado
u olvidado. Ya en la antigedad pueden citarse nombres como el de
Lucrecio. En el gran siglo, haba seres llamados libertinos, lo que
-significaba ateos. Slo que eran relativamente minoritarios y la sociedad segua impregnada de religin hasta sus profundidades.
Hoy en da, Dios no es solamente negado. Cuando se le niega,
cuando se le ataca, quiz no es tan mala seal. Lo ms grave es el
olvido, la indiferencia. Cuando no impregna la vida, lo divino llega
a una especie de descomposicin dentro de las almas, de tal modo
que, para muchos hombres, la palabra Dios no tiene sentido: es necesario, en cierto modo, reinventarlo.
Un comerciante de mi pueblo me dijo un da: El seor cura
me compra a n, que no voy a misa, igual que al otro tendero, que
si va. Ya ve usted: es qu me agradece que no vaya a verle hacer
esas tonteras que tiene que hacer el pobre hombre para ganars la
vida,
Qu es lo que ha pasado?
116O
HA MUERTO DIOS?
GUSTAVE
THIBON
HA MUERTO DIOS?
Hay ahora como un. flujo del poder humano y un reflujo del
poder divino en el alma. El hombre, en cierto modo, se ha apropiado,
no ciertamente la pure2a y las perfecciones de Dios, sino su poder.
Mistral, con una extraordinaria presencia, describa hace cien
aos a la humanidad futura dominando a su gusto al mundo natural,
mientras que Dios se retiraba paso a paso ante el hombre soberano.
Este fenmeno del eclipse de Dios, de la muerte de Dios en el
hombre, nos coloca frente al hombre que llamamos prometico.
El hombre artesano de su propio destino.
Pues bien: al mismo tiempo que se constata la muerte de Dios,
se convierte en un lugar comn anunciar la muerte del hombre. En
el fondo, el hombre se diviniza cada vez ms, y su divinizacin est
muy cerca de su disolucin. Esto es muy significativo y me hace pensar en la frase del emperador Vespasiano moribundo. Alguien le
pregunt cmo estaba y l respondi, no sin irona, y sin duda en
previsin de la apoteosis que se dedicaba a todos los emperadores
difuntos: Siento que me vuelvo dios. Lo que quera decir: Estoy
perdido. Bonito eufemismo.
Una libertad colgada del vaco
Yo creo que ocurre igual con todas las cosas creadas : su divinizacin es el primer sntoma de su agona. El hombre no escapa a
esta regla.
En efecto, qu nos trae el mundo moderno? Al mismo tiempo
que una proliferacin y un perfeccionamiento prodigioso de los medios, no nos trae una ausencia vertiginosa de sentido y de objetivo?
Nos da infinidad de medios para vivir; pero qu vida? Cada vez
nos da menos razones de vivir, y por eso la mayora de las filosofas
modernas, salvo el marxismo, que tiene su esperanza especfica, son
filosofas de la desesperacin.
Del sartrismo que exalta la libertad hasta el infinito, al estructuralismo que la niega casi totalmente, estas filosofas coinciden en
las mismas conclusiones. La conclusin central es la expresada por
un filsofo contemporneo : nada tiene sentido ms que por el
hombre y. el hombre no tiene sentido.
1163
GUSTAVE
THIBON
HA MUERTO DIOS?
GUSTAVE
THIBON
un papel fundamental, ya que en muchos espritus la fe revolucionaria ha tomado el relevo de la fe religiosa. Y es que ofrece a los
hombres un sucedneo de la trascendencia y del misterio.
Hay que examinar esto muy de cerca: Para un verdadero revolucionario, el fin de la revolucin no est en las reformas sociales;
no est en el bienestar; no est en la libertad. Como el fin de Dios
est en Dios, el fin de la revolucin est en ella misma. Hay textos
muy significativos. Por ejemplo, un texto de Stalin que declara que
para el reformista, la reforma lo es todo, pero para el revolucionario, en cambio, lo esencial es el trabajo revolucionario y no la reforman>>. La reforma no es ms que el producto accesorio de la revolucin. La misma idea se encuentra en uno de los dirigentes de
la China actual, que deca qe el objeto de la reforma agraria no
es dar la tierra a los campesinos pobres ini aliviar su miseria. Este
es un ideal de filntropos aade mientras que el verdadero objetivo es la liberacin de las fuerzas revolucionarias. Con qu fin?
No nos lo dicen. En el fondo, ios caminos de la revolucin son impenetrables, como se deca en otro tiempo de los caminos de Dios.
No estamos muy lejos del puro amor de los msticos, indiferentes a la recompensa y al castigo. La revolucin no est al servicio
de los hombres, es el hombre el que est al servicio de la revolucin.
As, pues, si exceptuamos la gracia y la salvacin del alma, estamos en plena teologa negativa. Es un sucedneo casi completo del
cristianismo.
Malraux deca que una civilizacin no puede fundar sus valores
por mucho tiempo sobre otra cosa que una religin.
Deca tambin que la religin de las ciencias y de las mquinas,
la ms potente civilizacin que el mundo ha conocido, no ha sido
nunca capaz de edificar un templo ni una tumba. Esta idea me parece impresionante, porque, en el fondo, para edificar un templo se
necesita creer en el dios que ha de habitarlo, y para edificar una
tumba se necesita creer en la muerte que nos devuelve a ese dios.
Pero se ha dicho: el reino de Dios est dentro de vosotros.
Para escapar al vaco interior estn muy de moda dos remedios:
el placer y la revolucin.
El placer. Es Calides diciendo a Scrates que no hay nada ms
1166
HA MUERTO DIOS?
bello que el placer, y que hubiera querido conocer un placer satisfactorio, constante, y rpidamente renovado. Scrates le respondi:
Tu ideal es, pues, el sarnoso, para el cual el placer de rascarse se
renueva sin cesar. :
La revolucin. Es el trastrueque del mundo exterior, del cual se
espera que devuelva al hombre su alma perdida. Pero el remedio es
slo exterior. Y el remedio profundo est en el interior del hombre.
De qu le sirve d hombre ganar todo el mundo si pierde su dma?.
Hay en nuestras conquistas del mundo exterior Una prueba decisiva de la fe. Bossuet, hablando de los grandes de este mundo, de
Csar, de Alejandro, a quienes Dios haba dado tanto poder, deca:
Dios les ha dado el imperio del mundo como un presente sin valor.
Hoy da, ese imperio del mundo, que era en otro tiempo privilegio
de algunos potentados, tiende a dilatarse a la medida de la humanidad entera.
En el orden del tener, nosotros, indiscutiblemente, no tenemos
el poder de Csar, pero tenemos mil cosas que Csar hubiera podido
envidiarnos. Se ha calculado que un americano medio que tiene a su
disposicin un automvil y los electrodomsticos corrientes, dispone
de la energa que proporcionaban en otro tiempo cien esclavos como
poco. La tarde de la batalla de Austerlitz, a alguien que le preguntaba: No le gustara a usted ser Dios?, Napolen le dio esta
extraordinaria respuesta: No; Dios es un callejn sin salida. He
aqu el hombre del devenir. Todos corremos el riesgo de hacemos as
a causa de las muchas posibilidades que tenemos de distraernos de
Dios y de nosotros mismos. Quizs vemos de Dios ms su poder que
su perfeccin, su justicia, su amor...
Ante la pureza, ante la verdad, somos tan pobres, estamos tan
desarmados y tan reducidos a la splica como en los primeros das
de la humanidad. Sed perfectos, como vuestro padre celestid es
perfecto. No dijo: sed poderosos.
Yo creo que, por todo esto, el mundo en que vivimos nos invita
a una severa purificacin de la fe. En este mundo del que Dios parece ausente, incumbe a cada uno de nosotros traer a Dios al mundo
con humildad, por medio de la oracin.
1167
GUSTAVE
TH1B0N
HA MUERTO DIOS?
1169