Folklore Sanluiseño
Folklore Sanluiseño
Folklore Sanluiseño
INDICE
PROLOGO......................................................................................... 2
EL SABER DEL RASTREADOR ...................................................... 5
RASTREADORES PUNTANOS ....................................................... 7
EL SABER DEL RASTREADOR COMO HECHO FOLKLORICO 12
LA TABA Y EL CODIGO CIVIL ...................................................... 17
NATURALEZA DEL JUEGO .......................................................... 19
ALGUNAS CITAS Y ACLARACIONES.......................................... 21
REGIMEN LEGAL. .......................................................................... 23
EL DOLO. ........................................................................................ 24
POSTAS Y DILIGENCIAS EN LA................................................... 27
JURISDICCION DE SAN LUIS ....................................................... 27
OBLIGACIONES ............................................................................. 29
LICENCIAS ...................................................................................... 29
POSTILLONES................................................................................ 30
Caballos a ocupar segn el peso de las cargas y carruajes..30
Exenciones y privilegios de los maestros de posta y
Postillones................................................................................... 31
Alojamiento en las postas ......................................................... 31
Tiempo de permanencia en los pueblos y aviso al
administrador .............................................................................. 32
Las postas en la jurisdiccin puntana ..................................... 33
Obligacin de dar rodeo. Excepciones. ................................... 41
CHARLATANES Y ADIVINOS ANTE EL CODIGO PENAL .......... 44
Los Caracteres del Delito De Curanderismo y suRepercucion
Social............................................................................................ 44
Manos Santas y Adivinos .......................................................... 46
Casos de charlatanismo ............................................................ 48
El curanderismo en San Luis .................................................... 49
Nombres para recordar .............................................................. 57
LAS MINGAS................................................................................... 60
CARRERAS CUADRERAS ............................................................ 64
Denominaciones ......................................................................... 65
El juez de cancha........................................................................ 65
El corredor................................................................................... 67
La carrera..................................................................................... 70
El rgimen legal de las carreras de caballos........................... 72
Las supersticiones ..................................................................... 74
EL MATE ......................................................................................... 76
Distintos tipos de infusin......................................................... 78
Distintas clases de mates .......................................................... 79
Mates retobados y mates cosidos............................................ 80
Curar el mate ............................................................................... 82
El mate en la Literatura argentina............................................. 83
Arrias de mulas ........................................................................... 94
Tropas de arrias en San Luis .................................................... 96
La personalidad del arriero ....................................................... 98
Arrieros puntanos..................................................................... 100
PAREMIOLOGIA SANLUISEA .................................................. 101
GLOSARIO .................................................................................... 105
PERSONAS CITADAS.................................................................. 111
A la memoria de la mamita Juana y la abuelita Rosinda "mdicas"
que tantas veces esperaron el alba velando por nosotros;
a Don Guillermo Ledesma, Don Jos Saldaa, Don Pedro Rodrguez
Ranulfo Barroso, Justno Surez y Martn Gutirrez, que me
ensearon a arrear tropas antes de saber que los caminos terminan
donde comienzan las distancias;
a Don Nazario Barzola, soguero de la Barranca Alta que me trenz
el primer lazo que tuve, regalo del abuelo;
a Don Alejo Gil, milico, que se llev en los ojos la soledad de "La
Mesilla";
al to Juan Fernndez y a Martn Godoy (guitarreros) que me siguen
rezando coplas cada vez que la noche se embruja de estilos y
tonadas en mi pueblo.
PROLOGO
cultural que los ha acendrado en folklore, lo cual se reconoce desde que responden a
la caracterizacin que por mi parte he propugnado reiteradamente.
El titulo del ltimo ensayo citado sintetiza algo como un "leit motiv" de la
teora, pues el enfoque integral de la metodologa folklrica pone nfasis en
considerar los fenmenos como sumergidos en el contexto propio de las comunidades
o sociedades "folk" y de su correspondiente cultura. Tal interpretacin subyace en
captulos como "las mngas" y "El mate", por ejemplo, en los cuales se advierte
(como en todo el libro, ms o menos explcitamente) el propsito de aludir a mltiples
y al parecer alejados aspectos de la vida popular que confluyen funcionalmente en la
compleja trabazn cultural del hecho estudiado en cada caso.
Esta manera de interpretar la vida popular y campesina de la provincia surge
casi espontneamente por la feliz circunstancia de que la niez y mocedad del autor
han transcurrido en ese ambiente en el cual ha logrado, por inclinacin de su
temperamento y aguda capacidad observadora, una verdadera penetracin con el
modo de ser y de vivir de las gentes que integran las sociedades "folk". Eso es lo que
permite, acaso ms que la tcnica misma, llegar a los repliegues ms recnditos y a
las costumbres tradicionales de ese pueblo.
Pero adems, el doctor Tobares es abogado, y pone a contribucin su saber
jurdico y su experiencia profesional para mostrarnos otra cara de los fenmenos
folklricos que no es por cierto la ms conocida. En los captulos "La taba y el
Cdigo Civil", "Las carreras cuadreras", "Charlatanes y adivinos ante el Cdigo
penal (como ya dos de esos ttulos lo anticipan) y en otros en mayor o menor medida,
los textos legales y reglamentarios informan de un trasfondo de la realidad popular
que por lo comn no se tiene en cuenta. Bien es cierto que por momentos lo jurdico
hace valer sus derechos en la pluma del abogado y se sobrepone y an sofoca la
viviente y espontnea realidad de lo folklrico.
Por otra parte, esa documentada presencia subyacente de lo institucionalizado
oficial, representado aqu por el derecho positivo en sus varias manifestaciones
(cdigos, leyes, decretos, reglamentos), no es sino un caso de un problema vasto y
complicado que la teora internacional debate y que aqu me limito desde luego a
aludir: la imbricacin de la sociedad y la cultura "folk" en el contexto ms amplio de
la sociedad total, de la realidad nacional de cada pas en el momento en que el
fenmeno se considere.
El trasfondo histrico de ciertas manifestaciones es trado tambin a cuento,
reforzando la condicin comn de tradicionalidad de todo fenmeno folklrico, para
dar al lector idea de cmo y por qu determinadas manifestaciones tienen tal o cual
caracterstica: as ocurre, entre otros casos, con "Postas y diligencias en la
jurisdiccin de San Luis" y "El arriero".
Este mismo afn de precisin histrica, que se entrelaza a veces con lo
biogrfico, aflora desde la simptica "Dedicatoria" gracias a la mencin de personas
determinadas, con nombre, apellido y a veces residencia y domicilio y que son o han
sido "mdicas" o adivinas, guitarreros o trenzadores, maestros de posta y artfices en
el juego de la taba. Considerado este aspecto desde el punto de vista terico, no debe
perturbar la clara nocin de que los hechos folklricos son siempre colectivos, vale
decir, vigentes en la cultura de la comunidad, lo cual no obsta para que, aun siendo
patrimonio comn del grupo "folk", algunos de sus miembros, personal y
determinadamente, acten como representantes calificados de un acervo que, como
concrecin final de un proceso, es a la vez tradicional, annimo colectivo y funcional.
El libro del doctor Tobares invita a muchas alusiones referencias
ocasionales de este tipo, ms sera inoportuno recargar al lector con exposiciones
RASTREADORES PUNTANOS
Esbozadas as a grandes rasgos, las notas particularizantes del hecho
folklrico, antes de entrar al prometido anlisis del problema, nos parece
ineludible hacer previamente una breve referencia a los rastreadores puntanos.
Voy a comenzar entonces con una ancdota personal.
Durante muchos aos, y de esto hace un largo tiempo; mi padre fue
arrendatario del campo "Cerro Blanco" al oeste de San Martn, pueblo del norte
de nuestra Provincia.
En cierta oportunidad recorriendo el campo encontramos en el ojo de
agua una mula de pelo negro que no era de nuestros animales.
Rpidamente mi padre reconoci al hbrido.
-"Esta muja -dijo- es de Don Enrique Rosales y se va volviendo a La
Mesilla."
Terminada nuestra habitual recorrida regresamos al pueblo.
Al llegar al ro, es decir a la salida de San Martn por el camino a "Los
Piquillines", nos encontramos con un hombre del lugar, comprador de mulas en
aquellos tiempos y que viva a una legua al norte de San Martn casi sobre el
camino a Quines.
Cambiado el saludo de rigor nos interrog:" No me han visto una mula
negra de Enrique Rosales que se me va volviendo?"
"S, -le respondi mi padre- en el ojo de agua del Cerro Blanco la hemos
visto hace rato. Y cmo sabe que se le va volviendo por este camino?"
-"La vengo siguiendo por el rastro. All, junto al remanso, ha saltado el
cerco..."
Se refera a una vieja lnea de ramas que corra hasta donde es ahora la
pileta municipal.
Y luego agreg con toda naturalidad:
-"No ve que hi va..."
taba y realiz con ella todos esos aprontes que hemos descripto, pero con tal
maestra, representada por la soltura y el estilo, que cuando la arroj hacia la
cancha, el contrario se la abaraj en el aire exclamando: "Con ust no juego,
amigo, porque ust tiene que ser Fulano de Tal". Y aunque en las leyes del
juego no entra esta actitud, la apuesta qued anulada, con el reconocimiento
tcito de la superioridad del famoso jugador." (7)
Este autorizado poeta y prosista uruguayo se ha pronunciado tambin
categricamente acerca del carcter del juego a la taba. "Este juego es ms de
pericia y habilidad que de azar", ha dicho.
Francisco I. Castro se expresa en trminos similares a Tito Saubidet, y
como ste, tampoco se pronuncia expresamente sobre el punto.
Sin embargo debe ser colocado entre aquellos que consideran a la taba
como juego de habilidad.
Al respecto dice: "La taba se tira de vuelta y media, de dos vueltas y de
roldana o carretilla. En los dos primeros tiros la taba se lanza hacindola girar
para atrs; son tiros muy seguros para el jugador experto, tan es as que en
muchas jugadas no se les permite, siendo obligatorio de roldana. En la roldana
la taba se tira hacindola girar para adelante, de modo que d muchas vueltas
en el aire. La roldana es un verdadero juego de azar, en el que no interviene la
habilidad del jugador y cualquiera tiene las mismas posibilidades de ganar." (8)
A esta rpida revista de la opinin de los folklorlogos debemos agregar
la de un eminente jurista argentino: la del doctor Enrique R. Aftalin quien al
referirse al concepto de juego de azar dice: "Entre nosotros, la difcil tarea de
determinar qu debe entenderse por juego de azar se encuentra facilitada por
una copiosa jurisprudencia, que ha ido sentando criterios bsicos,
generalmente admitidos en la materia. As, se acepta hoy, en forma
prcticamente uniforme, que no basta la intervencin del azar para configurar
como punible a un juego, cuando por sobre ese azar interviene y predomina la
habilidad de los jugadores. Es lo que ocurre por ejemplo con la taba, el truco, el
pocker, el tute, el golfo, etc., juegos estos que no pueden decirse que
dependan del puro azar y que no pueden ser comparados con ciertos juegos
bancados como el monte, el bacarat y la ruleta." (9)
Hiplito Yrigoyen de la ciudad de San Luis. Esta forma de tirar la taba resulta
sumamente elegante y aunque se trata de un tiro difcil, el entrenamiento
conduce a adquirir la misma seguridad que se observa en un tirador de vuelta y
media o de dos vueltas.
Este mismo excelente tabeador, Wenceslao Ortiz, me ha informado que
ha visto tirar la taba de dos vueltas y media, con notable precisin, a Regino
Soria (n. 1918) de Lomas Blancas, Villa General Roca, quien a su vez le
inform haber visto tirar de tres vueltas y media.
En cuanto al tiro de roldana, no es exacto que sea un tiro de puro azar.
Wenceslao Ortiz conoci a Ramn Rosales que viva en esta ciudad en
calle Caseros entre Pringles y Belgrano quien tiraba de roldana con tanta
precisin y seguridad como si se tratara de un tiro de vuelta y media.
Y ya que hemos citado nombres, corresponde que hagamos una rpida
referencia a destacados tabeadotes conocidos en la provincia.
En la ciudad de San Luis debemos mencionar en primer trmino a un
conocido profesional: El doctor Emiliano Agundez Molina con domicilio en
Belgrano N 1156; Aroldo Bruno, domiciliado en calle Coln N 81; Nicasio
Pompeyo Faras (fallecido) que tuvo su domicilio en Falucho entre Avenida
Julio A. Roca y Balcarce; Roberto Velzquez (a. "El Machuca") de Avenida
Espaa y Chile; Ruperto Pereira, de calle 9 de Julio N 383; Ambrosio Olegario
Natel, de Avenida Lafinur N 46.
En Balde hay que citar a Desiderio Erasmo Rosales.
En Quines a Ramn Andino; Isaac Olgun; Goyo Rosas y ngel Salcedo.
(10)
En otros tiempos en esta misma localidad gozaron de fama de buenos
tabeadores, Rosario Moreno y Luis Miranda. (11)
En la zona aledaa hay que citar a Felipe Barzola de La Represita y
Marcos Garca del Balde de Garca; este ltimo notable tirador. (12)
En Lujn Joaqun Funes, domiciliado en calle Riera frente a la Plaza
Mitre; y Sergio Quinteros domiciliado en "El Quebracho" (cerca de "La Legua",
camino a Quines, Ruta 146 a siete kilmetros del paso del Ro Lujn). (13)
En Los Corrales, Marcos Gatica que fue verdaderamente extraordinario.
14
( )
En San Francisco Reinaldo y Belisario Montiveros que viven actualmente
en esa localidad, y Don Ramn Aostri (fallecido). (15)
En Nogol, Ciriaco Castro (fallecido) que tuvo su domicilio en "La Chilca";
Fernando Gil, domiciliado en "Las Camitas", y Don Juan Miranda (fallecido) que
tuvo su domicilio en el citado centro urbano. (16)
En cuanto a la zona que se extiende al este de las sierras de San Luis
comenzaremos citando a tres excelentes tiradores de San Jos del Morro: Don
Pablo Gimnez (68 aos), Don Cristobalino R. Soloa (56 aos arriero de
profesin), y Don Narciso Luna, fallecido en 1969. (17)
En Juan Llerena, Jos Frede (hijo) (50 aos) y Santos Silveira (75 aos).
(18)
En Concarn Don Pascasio Nievas, que falleci a los 80 aos,
estanciero afincado en la localidad, padre de varios hijos: militares, profesores,
maestros; Don Dardo Aguirre, maestro, que falleci siendo jubilado como
director de Escuela; Emeregildo Funes, del pozo Cavado (fallecido). (19)
REGIMEN LEGAL
-Con los elementos reunidos estamos en condiciones de dar principio de
solucin a aquellos interrogantes formulados al comienzo.
Pero antes, claro est, debemos puntualizar cuales son las normas
legales que tienen vinculacin directa con la cuestin y cul debe ser su
correcta interpretacin.
Como regla general digamos que el juego est repudiado por la ley, y tal
principio tiene su explicacin en que por lo comn el juego origina utilidades
desvinculadas del concepto de trabajo Y es por consiguiente un incentivo de la
ociosidad y una forma de desviar a los particulares del campo de la produccin,
mxime cuando el resultado es independiente del esfuerzo o de la inteligencia
y deriva del azar. La circulacin de valores se opera as en una forma que no
es econmica y sobre todo no merece el apoyo del legislador, quien debe
estimular aquellos actos jurdicos en los cuales una prestacin es equivalente a
la otra o forma la base de un lucro legtimo, segn ocurre en casi todos los
contratos onerosos. Por fin bajo su aspecto social el juego produce una serie
de perturbaciones en los patrimonios, en el valor de los productos, es una
fuente de discordia y un factor para el aumento de la criminalidad." (22)
Pero no todos los juegos estn prohibidos y la ley permite recurrir a los
tribunales de justicia en demanda del pago de deudas originadas en juegos o
apuestas que renan ciertas condiciones. (23)
Al respecto el artculo 2055 del Cdigo Civil establece: "Prohbese
demandar en juicio deudas de juego, o de apuestas que no provengan de
ejercicio de fuerza, destreza de armas, corridas y de otros juegos o apuestas
semejantes, con tal que no haya habido contravencin a alguna ley o
reglamento de polica."
El principio rector de la norma transcripta es marginar del ordenamiento
jurdico a aquellos juegos de puro azar, como la quiniela, el monte, etc.
Pero aquellos juegos cuyo resultado dependen de la habilidad o
destreza personal, estn protegidos por la ley civil y a ellos se alude en la
expresin "y de otros juegos o apuestas semejantes". La taba es de la clase de
esos "juegos o apuestas semejantes" porque es juego de habilidad no de puro
azar.
Digamos sin embargo que cuando en el juego intervienen personas de
escasa o ninguna habilidad, el azar tiene indudablemente una influencia
EL DOLO
-Vamos a referirnos por ltimo a otro aspecto del juego a la taba.
mejor.
POSTAS Y DILIGENCIAS EN LA
JURISDICCION DE SAN LUIS
(Folklore Histrico)
Sabido es que an hasta los siglos XVII y XVIII nuestro pas contaba
como medios normales de locomocin, el caballo y la mula ya que los
vehculos fueron escasos hasta esa poca.
Y los primeros en aparecer en el escenario del territorio argentino son
las carretas. (1)
OBLIGACIONES
-La principal obligacin del maestro de posta era tener en un lugar
prximo a sta, cincuenta caballos en buen estado y sin adiciones ni resabios.
Ello a fin de evitar que los defectos de los animales pusieran en peligro la
marcha normal de la diligencia y ocasionaran riesgos, molestias y desgracias a
los pasajeros.
En caso de que el maestro de posta no tuviera los caballos suficientes y
los correos o "Gentil-hombres" se vieran en la necesidad de ocupar otros, aqul
era responsable por el pago del alquiler de los caballos y adems se le
castigaba proporcionalmente a su falta.
El primer reglamento estableca que corriendo en Diligencia slo se
podan usar los caballos de la posta. As se evitaba que los malhechores
pudieran viajar furtivamente. Esta norma deba ser estrictamente observada,
tanto por los Correos como por los particulares.
A tal efecto se cursaron circulares calificando como delito al acto del
maestro de posta que diera caballos a los pasajeros no munidos de "parte" de
la administracin. (6)
Consecuentemente se prohibi a los maestros de postas dar caballos a
los que no los llevasen de la posta anterior. La inobservancia de tal prohibicin
haca pasible al maestro de la pena de confiscacin de sus bienes, prdida del
empleo y pena corporal rigurosa.
En razn de haber violado tales disposiciones en la jurisdiccin puntana,
en 1806 Francisco Rodrguez ordena por oficio al Juez Subdelegado de la Real
Renta de Correos, que instruya sumario al maestro de posta de San Jos del
Morro Don Ignacio Surez por haber dado caballos a Don Ramn Esteban
Ramos (Alcalde de primer voto de la ciudad de San Luis) sin tener licencia.
Ramos iba huyendo de la justicia con caballos propios. (7)
Se estableca igualmente que los Correos, Gentil-hombres, o
Caminantes en carruajes deban arreglar el viaje a razn de dos leguas por
hora al trote o galope corto. Si por descuido o por cualquier otra razn se
retrasaran en el viaje e intentando recuperar el tiempo perdido sofocaran los
caballos, deban pagar los que muriesen o maltratasen. Bastaba para tener por
acreditado el accidente, la sola manifestacin del postilln.
LICENCIAS
-Para "correr la posta" era necesaria una licencia especial. El Rey
prohibi correr la posta con slo "Parte" de sus Ministros, fuesen de la
autoridad que fuesen, y reserv tal privilegio a los administradores de Correos.
El Parte (o sea el boleto) deba ser pedido por el maestro de posta a fin
de constatar la fecha, si estaba o no enmendado y si corresponda a ese viaje.
En caso de no ser as, de estar enmendado o de tener otra fecha, deban los
maestros de postas negarse a dar caballos, bajo pena de privacin del empleo
y confiscacin de sus bienes en caso de comprobarse su complicidad en el
fraude de los derechos Reales. Por su parte los viajeros estaban obligados a
entregar el "Parte" en el punto de destino.
POSTILLONES
-Cada maestro de posta deba nombrar dos postillones cuya misin
consista en desempearse como ayudantes de aqullos; acompaaban a los
Caminantes y volvan los caballos a las postas.
Deban tener 18 aos de edad y desempear personalmente el servicio.
Tenan los mismos fueros y exenciones que los maestros de postas.
Las ordenanzas establecan que en caso de que los postillones
desampararan maliciosamente en las carreras a los Correos, o Gentil-hombres,
o les causaran algn otro deterioro o cometieran contrabando, seran
condenados a 10 aos de presidio.
Los maestros de postas por su parte no deban dar ms de un postilln
para cada expedicin de a caballo o en carruajes, aunque caminaran juntos
varios Gentil-hombres y en caso de que solicitaran otros ayudantes y fuera
factible proporcionarlos, quienes los solicitaran deban pagar el servicio o
"conchabo".
Las ordenanzas establecan igualmente que si el postilln (que como ya
se ha dicho no tena ms obligacin que acompaar a los viajeros y volver los
caballos a la posta) quisiera ir sirviendo en tirar a la cincha o de otra manera,
se les poda ocupar pagndoles "medio real por legua a la ida y no a la vuelta."
Los maestros de postas tenan la facultad privativa de nombrar y
despedir los postillones con causa o sin ella y eran responsables de sus actos
de servicio.
Haciendo uso de tales facultades en 1805 Don Francisco Esteban de
Serra maestro de posta de la parada del Desaguadero nombra postillones a
Don Mario Miranda y a Don Diego Orozco. (8)
Por ltimo digamos que los postillones tenan la obligacin de llevar a la
posta inmediata a todos los que corran con la Licencia necesaria, sin saltar
ninguna posta ni usar otros caballos. En caso de no observar estas normas
eran detenidos y castigados rigurosamente.
aumentaba deban aumentarse tambin los caballos a razn de uno por cada
siete arrobas.
Los coches con cuatro personas y de nueve a diez arrobas de equipaje
en la zaga y nada adelante, eran tirados por cinco caballos. Si se aumentaba el
nmero de personas o el peso de la zaga, tambin deba aumentarse el
nmero de caballos a razn de uno por cada siete arrobas.
Si en estos casos se ocupaba el postilln para tirar, deba gratificrsele
por su trabajo a medio real por legua.
Con relacin a las tarifas a cobrar digamos que el 10 de diciembre de
1862 el maestro de posta del Portezuelo Don Jos Esteban Quiroga, recibe
una circular donde se le hace saber que deban cobrarse los siguientes
aranceles:
"Para los que viajan con pasaporte de la administracin de correos como
enviados por el Gobierno Nacional o Provincial o autoridades Civiles y Militares:
Por cada caballo de silla o carga, un cuartillo real por legua; un medio
para los de tiro, y para los particulares tambin con pasaporte, se cobrar el
doble, es decir: medio real por caballo de silla y un real por el de tiro." (9)
14. Archivo Histrico de la Provincia de San Luis, Carpeta N 27, Documento 3206, 21/7/1822.
15. El texto de la comunicacin es el siguiente:
"Sr. Don Vicente Dupuy
San Jos del Morro y julio 14 de 1818.
"Mi amado amigo: Aqu me tiene V. con el coche roto y sin poderme mover. Mandeme V. carreta,
carretilla o lo que haya para poderlo verificar a ese nterin me remite Luzuriaga algn carruaje cuya
carta le incluyo me har V. el gusto de dirigirla de Posta en Posta hasta su destino.
"Hasta que tenga el gusto de abrazarlo se repite su amigo
muy de veras. Su
San Martn.
"La Secretaria que es Remedios me encarga mil cosas p V.
(Archivo Histrico de la Provincia de San Luis, Carpeta, N 23, Documento 2910, 17/7/1818).
16. "Hace Tiempo, en este da..." ("El Diario de San Luis" 13/5/1967).
17. Ver 10.
18. "Hace tiempo, en este da..." ("El Diario de San Luis" 4/11/1966).
19. Juan W. Gez "Historia de la Provincia de San Luis" t. I pg. 206/208. De l dice Don Reynaldo A.
Pastor en publicacin reciente:
"Blas Videla traslad a Buenos Aires el contingente que particip bizarramente en las acciones
contra los invasores ingleses. En 1810 repiti el recogido conduciendo otro contingente, destinado
a incorporarse a las fuerzas organizadas por los patriotas para las gloriosas luchas de la
Independencia. El los haba seleccionado e instruido militarmente conforme a los conocimientos
adquiridos -perteneci al Patricios, comandado por el benemrito coronel Cornelio Saavedra-. Ese
mismo ao, siendo capitn de milicias, apoy al Cabildo que adhiri a la Revolucin de Mayo. Fue
soldado de Belgrano y con sus hermanos se incorpor despus al Ejrcito de los Andes. En sus
filas adquirieron fama de recios guerreros luchando briosamente. A su regreso, mientras
desempeaba el cargo de maestro de posta en La Dupuyana, contribuy a la defensa de las
fronteras, castigando la audacia de los indios maloqueros." (Diario "La Nacin"4 seccin,
6/7/1969).
20. "Hace Tiempo, en este da..." ("EI Diario de San Luis" 23/1/1967).
21. Archivo Histrico de la Provincia de San Luis, Carpeta N 158, Documento 16.497, 17/3/1862.
22. Archivo Judicial de la Provincia de San Luis -Expediente Criminal N 10 Ao 1837.
23. Archivo Histrico de la Provincia de San Luis, Carpeta N 151, Documento 15, 17/1/1859.
24. "Hace Tiempo, en este da..." ("EI Diario de San Luis" 13/12/1966).
25. Archivo Histrico de la Provincia de San Luis, Carpeta N 62, Documento 6014.
Nota marginal: Investigaciones posteriores nos permitieron descubrir una cuarta maestra de posta en
territorio puntano: Doa RAMONA OYARZABAL del Totoral. (Archivo Histrico de San Luis, Carpeta N
132 Documento 12.332).
Digamos adems, a ttulo de curiosidad, que el gobierno de la Confederacin dicta en Paran en 1856 un
decreto por el que ordena situar en lnea recta las postas de Rosario a Mendoza y desde San Juan a San
Luis hasta encontrarse con la primera. Ordenaba que las lneas deban ser marcadas con mojones
colorados de legua en legua. (Archivo Histrico de San Luis, Carpeta N 143 Documento 13.632).
El RODEO
El rodeo no es slo una tarea campesina sino tambin una verdadera
institucin jurdica, tanto que en los Cdigos Rurales siempre se encuentra un
captulo destinado a regularla.
En nuestro Cdigo Rural la cuestin est normada por el Captulo IV
bajo el ttulo "De los apartes y mezclas".
Podra intentarse su definicin, desde el punto de vista jurdico se
entiende, diciendo que es el derecho que le asiste a todo propietario de ganado
(menor o mayor) de pedir a su vecino que rena el suyo para buscar y separar
la hacienda que por cualquier motivo se hubiese mezclado.
CHARLATANES Y ADIVINOS
ANTE EL CODIGO PENAL
El Cdigo penal actualmente en vigencia en nuestro pas se divide
esquemticamente en dos grandes libros: El libro primero y el libro segundo.
Este a su vez se subdivide en doce ttulos que contemplan las siguientes
categoras de delitos: a) contra las personas; b) contra el honor; c) contra la
honestidad; d) contra el estado civil; e) contra la libertad; f) contra la propiedad;
g) contra la seguridad comn; h) contra la tranquilidad pblica; i) contra la
seguridad de la Nacin; j) contra los poderes pblicos y el orden constitucional;
k) contra la administracin pblica; y l) contra la fe pblica.
De estos doce ttulos nos interesa especialmente el que se refiere a la
seguridad comn y que se divide en cuatro captulos: El primero contempla los
incendios y otros estragos; el segundo la seguridad de los medios de
transporte y comunicacin; el tercero la piratera y el cuarto los delitos
contra la salud pblica.
Dentro de este ltimo captulo vamos a circunscribir nuestro estudio al
artculo 208 que establece: "Ser reprimido con prisin de tres meses a dos
aos:
1) El que, sin ttulo ni autorizacin para el ejercicio del arte de curar o
excediendo los lmites de su autorizacin, anunciare, prescribiere,
administrare o aplicare habitualmente medicamentos, aguas,
electricidad, hipnotismo o cualquier medio destinado al tratamiento de
las enfermedades de las personas, aun a ttulo gratuito.
2) El que, con ttulo o autorizacin para el ejercicio de un arte de curar,
anunciare o prometiere la curacin de enfermedades a trmino fijo o por
medios secretos o infalibles.
3) El que, con ttulo o autorizacin para el ejercicio de un arte de curar,
prestare su nombre a otro que no tuviere ttulo o autorizacin para que
ejerza los actos a que se refiere el inciso 1 de este artculo.
En esta norma del Cdigo Penal estn contemplados los casos de
curanderismo propiamente dicho; de charlatanismo y de prestanombre.
A medida que avancemos en nuestro anlisis iremos puntualizando con ms
rigor estas apreciaciones iniciales.
Casos de charlatanismo
Conforme a la definicin del doctor Emilio Federico Pablo Bonnet en su
libro "Medicina Legal" (8) el charlatanismo "es una forma de actividad mdica
contraria a la tica y penada por las leyes penales, caracterizada por llamar la
atencin al pblico, en cualquier manera, respecto de sistemas, curas y
procedimientos especiales y secretos o misteriosos, exclusivos y carentes de
base conocidamente cientfica." Tal el caso del individuo que publica avisos con
referencia a un tratamiento seguro para curar la calvicie y que fue calificado de
"curandero". (9)
Charlatanismo tpico, en el sentido definido por el doctor Bonnet, fue el
de aquel mdico que expona pblicamente la bondad de su tratamiento de
inyecciones para la curacin del cncer y la lepra, confesando que mantena en
secreto el procedimiento que haba puesto en prctica y el contenido y
composicin de las inyecciones. (10)
Nuestro pas, no s por qu, ha sido siempre terreno frtil para estas
extraas hierbas... Y no estamos hablando, por cierto, de especies
medicinales, sino de las otras...
Caso de charlatanismo con perfiles realmente sensacionales, fue el que
protagoniz en 1951 en Puerto Gaboto (provincia de Santa Fe), Hctor
Rubelino Ojeda Garca.
Este sujeto invocando ttulos de psiquiatra,
neurocirujano, epidemilogo y climatlogo egresado de la Universidad de
Harvard y domiciliado en New York segn rezaban sus tarjetas de presentacin
se hizo nombrar Director de la Unidad Sanitaria -ex Hospital Rural N 37- de
Puerto Gaboto y desempe ese cargo desde mediados de septiembre hasta
la noche del 21 al 22 de diciembre en que fue detenido.
casos.
prximo pasado, que este hecho le consta al deponente. Que sabe de buena
fuente porque as se lo han informado personas serias del vecindario que el
mismo individuo ha prestado asistencia mdica ltimamente a un nio de
Niceto Torres vecino de Guzmn; a una seora, suegra de Moiss Ochoa,
vecina tambin de Guzmn; y a otra mujer de apellido Pern o de Pern vecina
de Estancia Vieja; a Reinaldo Fernndez quien lo ha tenido en su propia casa
al curandero y fue sacado de all por Liborio Caldern; una hija de Angela de
Alfaro, vecina de Rincn del Carmen; que todas estas personas han muerto
bajo la asistencia mdica del famoso Chirino." (fs. 2 vta./3).
Otro testigo, Vctor Ortiz, expresa ante la autoridad policial: Que conoce
a Ernesto Chirino "que en el mes de julio prximo pasado, teniendo el
exponente su esposa enferma, oy decir que al lugar haba llegado un mdico
que andaba muy bien, que a pesar de que el deponente saba que se trataba
de un curandero lo llam para que asistiera a su esposa, es decir la llev a la
casa del curandero y ste le recet unos ts dicindole que la curara de
"palabra"; que le cobr un peso por esa consulta, que le hizo el mdico unas
cuatro o cinco curas ms cobrndole igual suma de dinero por cada consulta,
que a raz de eso conoci a Chirino." (fs. 4/4 vta.).
"Diga si el deponente tena conocimiento de que en esta localidad (San
Martn) o en Concarn existen mdicos con ttulo nacional en caso afirmativo
por qu no hizo revisar con stos a sus enfermos, dijo: Que s saba que haba
mdicos en sta como en Concarn pero no hizo revisar a sus enfermos con
stos porque tena confianza en el curandero Chirino." (fs. 5 vta.).
De la declaracin del testigo Celedonio Alfaro extractamos lo siguiente:
"Que lo conoce (a Chirino) desde hace unos seis meses ms o menos en
circunstancias de que ste y el deponente trabajaban en la mina Santa Fe de
propiedad de Don Jos Chaher, que en ese entonces lo conoci como obrero
minero, que en el mes de julio del corriente ao, al deponente se le haba
enfermado una majada de ovejas, de una peste desconocida, que a
consecuencia de dicha enfermedad se le moran bastantes animales
diariamente que no hallaba qu hacer para combatir el mal, cuando oy decir
que en la casa de Ignacio Roble vecino del lugar Cerrito Negro partido Rincn
del Carmen se encontraba Ernesto Chirino quien se haba dedicado a mdico y
que curaba muy acertadamente de palabra tanto a las haciendas como a las
personas. Que en vista de esto el deponente fue a la casa de Roble donde lo
encontr a Chirino a quien le explic lo que le pasaba con su majada y una vez
enterado Chirino prometi currsela y que en efecto un da del mes de julio
prximo pasado no recordndose con exactitud la fecha fue Chirino a casa del
declarante y revis la majada y luego de separarla en grupos les hizo unos
signos cabalsticos con las manos y despus de decir algunas palabras en
secreto dijo que la majada estaba curada y que en efecto ces la mortandad de
animales de la majada de diferentes edades." (fs. 6 vta/7)
Niceto Torres por su parte expone: "Que en el mes de junio se enferm
de la garganta su hijo Niceto Eulogio Torres de 19 aos de edad y como tuviera
conocimiento de que en el vecindario se encontraba un mdico y que deca que
andaba muy bien para las enfermedades por cuya causa su nombrado hijo fue
a buscarlo para hacerse revisar y que en efecto lo ha encontrado en casa de
Juan Po Escudero, que ah estaba Don Ernesto Chirino que era el mdico de
que se trataba quien lo ha revisado a su hijo enfermo y le ha dicho que lo va a
curar de palabra y le ha dado unos ts de yuyos. A los siete das despus de
esto su nombrado hijo falleci. Que deja constancia que el deponente no llev
a su hijo enfermo a que lo revisara un mdico con ttulo nacional por falta
absoluta de recursos." (fs. 8 vta./9)
Cuando declara Ernesto Chirino expresa: "Que el declarante lleg a la
Repblica Argentina en el ao 1927 y se radic en San Juan, que all se
ocupaba de quintero, que en el ao 1933 si mal no recuerda, se vino al lugar
denominado "El Zapallar", departamento Ayacucho a trabajar en una mina; que
en el ao 1937 se traslad a la mina de Los Avestruces, donde trabaj en otra
mina denominada "El Pen" que a esta mina la arrendaba el deponente
juntamente con Juan Rojo (fallecido); que ltimamente ha dado remedios a
algunos enfermos, recetndole algunos yuyos entre los que recuerda: Para
dolores de estmago, la peperina; poleo tambin para el dolor de estmago;
carqueja para los riones. Que tambin ha hecho curaciones de palabra,
dolores de muela. Que tambin ha curado animales y plantas de palabra. Que
las personas que ha curado las recuerda y son: Emilio Roble domiciliado en
Alto Grande; un tal Alfaro domiciliado en el mismo lugar que el anterior;
Segundo Torres, domiciliado en Villa de Praga; que a estas personas no les ha
cobrado pero que algunas de ellas le daban dinero. Que tambin lo han llevado
enfermo a un hijo de Vctor Ortiz a quien el deponente le observ y le dijo que
era un caso grave, que buscara facultativo. Que no ha tenido a ningn hijo de
Aniceto Torres y tampoco ha atendido a una hija de Angela de Alfaro. Que a
Celedonio Alfaro le ha curado la majada de palabra que estaba murindosele
atacada de sarna. Que a Vicenta de Ortiz la conoce de nombre y que no la ha
atendido. Que atendi a un tal Ortiz que estaba en la casa de Doraliza Ortiz
enfermo de paperas, que a ste le dio agua de carqueja y despus lo cur de
palabra. Que no ha atendido a ninguna nieta de Trnsito Andino. Que a Emilio
Roble lo ha atendido porque estaba enfermo de una pierna que tena granos
con pus; que para curarlo le lavaba con yerba de sapo y que ste al poco
tiempo san. Que tambin atendi a Luis Palacio, que ste sufra de los
riones y le dio para que tomara agua de carqueja."
Esta causa, que como ya hemos dicho se sustanci en 1949, se
acumul a la que lleva el N 23 del 16 de abril de 1945 y el Juez conden a
Ernesto Chirino a sufrir la pena de un ao de prisin como autor responsable
del delito de ejercicio ilegal de la medicina. (fs. 98/101).
El Superior Tribunal de Justicia confirm la sentencia de primera instancia. (fs.
115/117) (24)
El curandero folklrico. -Despus de lo visto podemos afirmar que el
autntico curandero -el curandero de antao, al que llambamos "el mdico" o
"la mdica"- no es ese que valindose de ardides ilcitos embauc a miles de
desprevenidos y los hizo vctimas de sonadas estafas; el que usurp ttulos; el
que vivi a expensas de crdulos que confiaron en sus poderes sobrenaturales
y que ms de una vez oblig a los jueces argentinos a aplicar el art. 208 del
Cdigo Penal en defensa de la salud de la comunidad.
No; el autntico curandero nunca fue charlatn, ni trnsfuga, ni
embaucador. Pudo s aparentar misterio que no era sino solemnidad, sabedor
de la importancia de su papel.
Nunca esquilm, sino por el contrario; como el maestro sin ttulo prest
reales y valiosos servicios a la comarca, a la aldea, al pago.
LAS MINGAS
Nuestra comprovinciana la seora Berta Elena Vidal de Battini, en su
obra "EI Habla Rural de San Luis", dice que la minga consiste en "solicitar en el
trabajo la ayuda de otros, prometindoles devolverles el servicio de la misma
manera", reunin de vecinos en la que se hace un trabajo en colaboracin y
que se termina con una fiesta a cargo del dueo de casa.
He ah compendiados los caracteres fundamentales de la minga.
Se trata pues de una forma de prestacin de servicios que en algo se
parece al contrato de trabajo pero que se diferencia de ste en aspectos
capitales.
En primer lugar el contrato de trabajo crea una relacin de subordinacin
entre el patrn y el trabajador, relacin que se concreta en dos consecuencias
inmediatas: El poder de mando que asiste al empleador, y el deber de
obediencia a cargo del empleado.
De tal manera que el patrn tiene la facultad de impartir instrucciones o
directivas para que el trabajo se haga de determinada manera, en tanto que el
empleado tiene el deber de acatar esas instrucciones o directivas.
Es de ver a las nias el cuidado que ponen para que el cido de la fruta
no les tia las manos y el apuro de los mocetones para concluir cuanto antes la
tarea.
Movidos por esos escrpulos y urgencias, aquellas vendan sus dedos
pretextando una "lastimadura", en tanto que los mozos recurren al expediente
de pelar "a medias" colocando la parte descortezada del durazno hacia arriba
para que cuando el dueo o duea revise el zarzo todo est en orden.
Pero si alguien seala la simulacin las pullas caen sobre el autor (si es
descubierto) como una lluvia de guijarros.
Cuando la noche llega, el patio de la casa se puebla de algaraba y bajo
los grandes nogales el amor se vuelva copla y danza.
El corazn de cada minguero siente palpitar la alegra de otros
corazones y el alma se aroma de mentas serranas que tienen el mismo
perfume de la fraternidad entre los hombres.
La zamba dice entonces su palabra enamorada y en la verde memoria
de las guitarras florece otra vez la encendida presencia de uno de los ms
bellos ideales humanos: Trabajar y cantar para los dems mientras los dems
trabajan y cantan para uno.
CARRERAS CUADRERAS
Ningn deporte hpico ha tenido y tiene mayor arraigo en las
preferencias de los puntanos que las carreras de caballos.
Practicadas desde tiempos remotos, obedeciendo a una justificada
necesidad de esparcimiento, vigentes an en nuestros das y caracterizadas
por su naturaleza de fenmeno colectivo; constituyen un definido hecho
folklrico.
Fuertemente ligadas a un sentimiento tradicionalista las carreras de
caballos han subsistido mientras moran por ejemplo, las corridas de toros y las
rias de gallos (1), porque en aquellas justas hpicas la emocin no implica el
sacrificio del noble bruto. Antes de correr se prepara el caballo y desde que
comienza el perodo de entrenamiento quien se sacrifica es el hombre que
debe cuidarlo a toda hora: racionarle el alimento; preservarlo del fro, del calor,
de la humedad; ejercitarlo en el vareo, en el paseo, en la estaca; masajearlo y
curarlo al menor asomo de manquera o catarro.
Mucho antes de correr una carrera se est jugando la chance y el
prestigio del dueo, del compositor, del corredor, de la estancia, del pago...
Se formularn clculos, se cotejarn datos, se seleccionarn noticias
(que vienen generalmente en procura de confusin) y a su vez se dejarn
correr otras como al descuido: Que el caballo est manco, o que est lerdo o
que no recibe la racin.
Conforme a un preconcebido plan de lucha psicolgica se ir anticipando
el propsito (inexistente por cierto), de pagar el depsito, o de pedir la puesta
ganada, o de jugar parada muerta, etc.
Denominaciones
Por noticia de Justo P. Sanez (h) sabemos que las carreras de caballos
empezaron a llamarse "cuadreras" o "carreras de campo" para diferenciarlas de
las carreras de "circo" o hipdromo, despus de 1890.
Por su parte Tito Saubidet (2) habla de "carreras de campo".
Dentro de este tipo de competencias hpicas pueden puntualizarse las
siguientes variedades: Por parejas (de all la denominacin de parejero), y en
polla, cuando intervienen tres o ms caballos simultneamente.
Carreras a costilla, cuando se corre en una sola huella, y por andarivel
cuando cada caballo tiene su huella separada de la del contrario por el
andarivel. (3) Depositadas, cuando se formalizan por contrato, a un plazo
Determinado (generalmente de veinte a treinta das) y se estipula una suma (el
depsito) que se pierde por el solo hecho de no presentar el caballo el da de la
carrera. Improvisadas, cuando se formalizan en el mismo momento de
correrse.
En pocas pasadas fueron frecuentes las carreras a costilla, pero los
numerosos casos de fraude motivaron su prohibicin por los reglamentos que
hicieron obligatorio correr por andarivel.
El juez de cancha
Digamos en primer trmino que el Juez de Cancha en el escenario de la
carrera es la mxima autoridad, tanto que por imperio de la ley (que eso es el
Reglamento), el Jefe de Polica en la Capital y la autoridad local en los
departamentos, estn obligados a prestarle todos los auxilios necesarios al solo
objeto de hacer cumplir sus disposiciones. La omisin en que incurre la polica
cuando se resiste a cumplir una orden razonable dada por el Juez de Cancha
en legtimo ejercicio de sus atribuciones, configura a nuestro entender, el delito
de desobediencia a la autoridad previsto por el artculo 240 del Cdigo Penal.
El corredor
Otro protagonista no menos interesante de las carreras cuadreras, es el
corredor.
Generalmente se trata de una persona menuda ya que su peso debe
oscilar entre los 55 y 62 kilos. Cuando se conviene una carrera a "igualar peso"
el corredor ms liviano debe cargar cadenas o municiones hasta equilibrar el
peso de su rival.
daos causados a los terceros por el locador del servicio (art. 1113 Cdigo
Civil); en la locacin de obra es el locador quien asume esa responsabilidad.
Si un caballo atropellara y lesionara a un espectador que ha observado
la distancia reglamentaria de la cancha, es el dueo de la carrera quien carga
con tal responsabilidad.
Segn la ley civil la locacin de servicios es un contrato consensual y
"tiene lugar cuando una de las partes se obligare a prestar un servicio, y la otra
a pagarle por ese servicio un precio en dinero." (art. 1623 Cdigo Civil).
Adems de los caracteres generales a todo contrato (consentimiento,
capacidad, objeto lcito y posible), la locacin de servicios tiene estos dos
especficos:
a) Prestacin de un servicio por parte del locador al locatario; en este
caso del corredor al dueo de la carrera;
b) Pago de un precio en dinero por el locatario del servicio al locador, o
sea por el patrn al corredor.
Este segundo elemento -el pago del precio-, est expresamente previsto
por el Reglamento de Carreras de San Luis en el artculo 21 que establece:
"Cuando no hubiese precedido convenio entre el Juez nombrado por las partes
y los jinetes, percibir el Juez un cuatro por ciento y los Jinetes un ocho sobre
el importe de la carrera."
Para concluir con este tema consideramos oportuno hacer esta ltima
observacin.
En muchas oportunidades mientras se est partiendo los corredores
desafan en alta voz a jugar, apostando por supuesto al caballo que ellos
montan.
Tal actitud es peligrosa y criticable. Tras ese desafo el pblico juega a
veces sin medir las consecuencias.
Conviene pues que los jueces de cancha adviertan a los corredores que
deben jugar por intermedio de terceros y en la prxima reforma del Reglamento
de Carreras debe contemplarse esa situacin y establecer una norma que
prohba terminantemente a los corredores apostar personalmente en la carrera
en que intervienen.
Entre los corredores de ms prolongada y destacada actuacin en la
Provincia debemos mencionar los siguientes:
Departamento La Capital: Delfn Ponce, Antonio Puertas, Bernardo
Abarca, Ysidro Chaves, Olegario Cadelago, Basilio Puertas, Gregorio Herrera,
Colato Quevedo, Alfredo Chaves, Federico Torres y Manuel Garca.
Departamento Ayacucho: Petronilo Fernndez, Sebastin Jofr, Mateo
Cabaez, Agustn Barrera (El Chinche) -uno de los corredores ms famosos de
la Provincia-, Dmaso Barrera, Vicente Cabaez, Jos Mara Fernndez, Jess
Cabaez y Fermn Funes.
Departamento Junn: Alejo Estigarribia, Eloy Aguilar, Valentn C.
Becerra, Carlos Tomassini, Carmen Albarracn, Chacho Morn, y Gilberto Arce.
Departamento Pringles: Carlos Quiroga, Agapito Escudero, Julin
Barroso.
Departamento Belgrano: Juan Dionisio Camargo, Olga Camargo, Juan
Camargo (h) y Fermn Fernndez.
La carrera
Generalmente las carreras ms importantes se formalizan por contrato
escrito y en ese documento debe expresarse el da y hora sealada para la
carrera; pelo y marca de los animales; lado por la cual han de correr; peso de
los jinetes; extensin de la carrera, es decir el "tiro"; ganancia que debern
sacar y el valor de lo que se apuesta.
Esta suma de dinero (la apuesta) se divide en dos partes: El depsito;
que se pierde por aquel contratante por cuya culpa no se efecta la carrera; y
la parada que se pierde una vez corrida la carrera.
Conforme a lo convenido en el contrato, los dueos de la carrera deben
presentar sus caballos en la cancha el da y hora sealados. El incumplimiento
de esta obligacin trae como sancin la prdida del depsito sin que se pueda
alegar excusa alguna.
Si se diera el caso de haberse contratado dos o ms carreras para el
mismo da y hora, tendr preferencia la de mayor cantidad, con la salvedad de
que mientras se est partiendo, no puede suspenderse una carrera para correr
otra.
Llegados los contratantes a la cancha eligen de comn acuerdo al Juez
de Cancha; luego cada parte elige a un veedor y de comn acuerdo el tercero
que es el encargado de decidir en caso de opiniones encontradas entre los
veedores.
Seguidamente los contratantes depositan en manos del Juez de Cancha
la cantidad apostada, es decir la parada y el depsito; se mide la cancha; se
pesan los corredores y el Juez instruye a los veedores en presencia de los
dueos de la carrera y jinetes. Tales instrucciones tienen por finalidad sealar
la forma en que ha de juzgarse la ganancia al trasponer los caballos la raya
perdedora. Las ganancias que reconoce el Reglamento de Carreras y que ha
aceptado la costumbre son dos: Al fiador, cuando el caballo vencedor saca
delante de su rival la cabeza hasta la punta de la oreja doblada hacia atrs; y
cortar, cuando el caballo vencedor saca el cuerpo entero delante del adversario
de manera que entre uno y otro exista un intervalo visible. (art. 9).
Por ltimo el Juez de Cancha instruye a la Polica para que una vez que
los caballos hayan empezado a partir no permita a persona alguna (con
excepcin de los contratantes y por supuesto del Juez de Cancha), acercarse a
los veedores a una distancia menor de veinte varas.
La polica debe observar igualmente que ningn espectador se coloque
a menos de media cuadra de la raya largadora y menos de ocho varas del
andarivel a los costados en toda la extensin fijada para la carrera.
Hecho sto los caballos comienzan a partir.
Las supersticiones
Nuestros paisanos siguiendo referencias tradicionales, creen ver en
ciertos hechos fortuitos un preanuncio del resultado de las carreras de caballos.
En otras oportunidades pretenden hacer jugar la intervencin de misteriosos
poderes sobrenaturales poniendo en prctica ciertas frmulas rituales con el fin
de determinar el resultado.
O sea que las supersticiones reinantes en San Luis en torno a las
carreras de caballos pueden agruparse en dos categoras:
a) Las que preanuncian el resultado.
b) Las que predeterminan el resultado.
Al primer grupo pertenece el muy conocido rito de averiguar cul ser el
caballo vencedor en la contienda hpica, encendiendo dos fsforos al mismo
tiempo. A cada fsforo se le asigna la representacin de un caballo, y aquel
que se apague primero, o sea el que llegue primero al fin del recorrido; ese
ser el caballo ganador.
Debo confesar que siendo muchacho yo mismo lo he practicado infinidad
de veces, y la experiencia dice que la forma ms cmoda y perfecta de realizar
la prueba, es insertando ambos fsforos en un pedazo de jabn. As pueden
encenderse al mismo tiempo empleando la llama de un tercer fsforo. Cuando
ocurre que uno se enciende antes que el otro no hay por qu considerar fallida
la prueba: Simplemente ese caballo es ms ligero "de abajo".
9. Datos de Don Carlos Juan Ponce, Gervacio Vliz, Jess Aguilera, Liberato Tobares Amaya, Lzaro
Lagos, Jos Rosendo Chaves y Jos F. Lucero, de San Martn (S.L.); de Luis Albornoz, de Las Chacras
(S.L.); de Ricardo Vliz, de Laguna Larga (S.L.); de Humberto Fernndez Garro. Coln N 24; Santiago
Caldern, Pringles N 306, de la ciudad de San Luis; y de Ignacio Carrizo, Tucumn N 478 de Villa
Mercedes (S.L.).
10. De all que compartamos en principio la clasificacin de los juegos realizada por el doctor Benjamn
Vllegas Basavilbaso, y la ubicacin que en ella asigna a las carreras de caballos.
Dice el eminente tratadista de Derecho Administrativo: "Cualquiera sea el fin que se propongan los
jugadores, el de la mera diversin, esparcimiento, o el de dinero, los juegos admiten una clasificacin
tripartita:
a) juegos de suerte y azar, que no dependen sino de la fortuna, como los de lotera, la banca;
b) juegos de destreza y habilidad, en los que la capacidad, disposicin y prctica del jugador es
predominante; el factor lea, si bien no est ausente, tiene una influencia secundaria, como el ajedrez, el
billar, la pelota, el ftbol;
c) los juegos mixtos, esto es, de azar y destreza, en los cuales se conjugan el lea y la habilidad del
jugador, como el de la taba, el truco, y en general el de naipes carteados. "Entre los juegos mixtos deben
ser clasificados los de carreras de caballos." (Aut. cit. "Derecho Administrativo" t. V pg. 645, Edit. TEA,
Buenos Aires. 1954).
11. Aut. cit. "Vocabulario y Frases de Martn Fierro" pg. 93, Edit. Kraft. Buenos Aires. 1957.
EL MATE
Vamos a ocuparnos ahora de un tema folklrico profundamente
enraizado en las costumbres de los argentinos y muy particularmente de los
pobladores del interior del pas.
Bien puede considerrselo como un smbolo de la amistad y del sentido
de democracia.
De amistad porque ha sido y sigue siendo una forma de agasajo, de
ofrenda, de homenaje. De democracia, porque en el acto de compartirlo hay
una tcita renuncia a los privilegios, a los fueros y a los ttulos que de alguna
manera significan diferencias sociales.
Nos vamos a referir en esta oportunidad al mate.
Por cierto que no ser una exposicin sistemtica sobre sus distintos
aspectos, sino simplemente referencias y reflexiones sobre algunos puntos,
dejando otros como los que ataen a la forma de preparar el mate, a la
bombilla, al agua, a la pava, a la caldera, a la yerba cuyo historial se entronca
con importantes acontecimientos sociolgicos y con nombres de alcurnia en el
acontecer poltico de nuestra nacionalidad, para estudiarlos en otra
oportunidad.
Como primer punto sobre el tema debemos decir que el vocablo MATE
segn Don Amaro Villanueva, a quien seguiremos en lo fundamental en esta
exposicin, es voz castellanizada que proviene del quechua MATI y que
significa vaso o recipiente para beber. (1)
Esta afirmacin est confirmada por la opinin del Profesor Flix
Coluccio en su "Diccionario Folklrico Argentino". (2)
La palabra mate designa entonces al recipiente en que se sirve la
infusin, pero denomina asimismo a la infusin en s. As decimos mate de
porongo, mate de plata, mate de madera; y decimos tambin cebar mate, servir
el mate, tomar mate, etc., etc.
Curar el mate
Tendramos que comenzar este punto preguntndonos qu es esto de
curar el mate o cmo curar un mate.
Sin embargo creo conveniente encarar el problema desde otro punto de
vista, cual es el de averiguar qu mates se prestan a esta operacin y cules
son aquellos considerados incurables.
Dogmticamente podemos expresar estos conceptos: Mates curables
son los que llamamos autnticos, es decir los que provienen del fruto de la
calabaza de la familia de las cucurbitceas, y los de madera; incurables, los
mates de plata, de loza, de asta, etc.
Pero esta afirmacin dogmtica indudablemente crea un compromiso: El
de explicar racionalmente por qu los mates citados en primer trmino son
curables y por qu los de loza, asta o plata son incurables.
Y la explicacin, que tambin corresponde a Villanueva, se encuentra en
la naturaleza constitutiva del adminculo. Son curables los mates de material
poroso e incurables los fabricados con materiales no porosos.
Es frecuente or emplear el trmino "curado" cuando se alude a un
respetable ciudadano que entre copa y copa ha ido perdiendo el control de sus
actos y mastica las palabras porque se le ha emborrachado la lengua.
El trmino "curado" es usual en Cuyo y en Chile y se relaciona con la
operacin de curar el mate que se realiza dejando en la calabaza por un tiempo
un poco de vino o de chicha. El mate se impregna del sabor de la bebida y
cuando se toma la infusin se percibe su "gustito" que as podramos llamar a
esa sensacin remota e indirecta pero clara y distinta.
Tengo averiguado a varias abuelas cmo se cura el mate. Voy a citar
algunos casos.
Doa Arminda Barzola de Chaves natural de San Martn que falleci en
1960 a los 104 aos de edad, haca hervir el mate en leche y luego lo dejaba
varios das en agua hasta que sta sala clara, sin el color o la tonalidad de la
madera.
Doa Juana Rosales de Ortiz, de 71 aos, nativa del Cerro Varela,
domiciliada actualmente en Pasaje Maip sin nmero sobre 25 de Mayo entre
General Paz e Hiplito Yrigoyen, me ha dicho que siempre cur el mate de la
siguiente forma: Lo llena de agua caliente y lo deja as una noche. Al da
siguiente con una cuchara le quita los hoyejos (que son los amargos segn
Doa Juana) y luego lo deja tres das con la yerba de una cebadura. Al cabo de
ese lapso est listo para usarlo.
Doa Nicodemes Lucero, nativa de San Martn, actualmente domiciliada
en General Paz 364 de la ciudad de San Luis, de 68 aos de edad, cura el
mate engrasndolo por fuera y luego lo llena con la ltima cebadura usada y le
agrega agua hasta colmar el recipiente. Al cabo de dos das el mate est en
condiciones de ser utilizado.
Segn la explicacin dada por la seora Margarita Quiroga de
Aberastain de San Francisco del Monte de Oro, para curar el mate, asan el
queso y con la grasa que se produce por el calor, lo engrasan exteriormente.
Lo dejan tres das con la yerba usada y luego lo lavan con agua fra. Tambin
se lo cubre exteriormente con la nata de la leche y se lo deja tres das con
yerba usada.
Las frmulas son muy variadas y su sola enunciacin, como as tambin
su clasificacin y caracterizacin sistemtica, dara lugar a un largo y valioso
estudio que enriquecera, a no dudarlo, a la ciencia del folklore.
Y a esta altura de nuestra indagacin podemos formularnos aquella
pregunta que dejamos pendiente hace un momento. Para qu se cura el
mate?
En primer lugar para eliminar las impurezas que el mate contiene, como
son los hoyejos y cortezas; en segundo trmino para dotarlo de mayor
consistencia, y finalmente para adaptarlo al tipo de paladar que ms aprecie el
tomador.
Con relacin a los mates incurables Villanueva ha hecho esta aguda
observacin: "Son mates que, tras el simple lavado con agua fra, pierden todo
recuerdo del sabor de la yerba, as tengan largos aos de uso. Para el exigente
vicioso del mate, para quien sabe paladear con dileccin el peculiar sabor de la
yerba, estos sustitutos de la calabaza resultan abominables, porque no
"maduran" la infusin con ese recndito matiz aejo que le incorpora el mate
curado. Para el yerbeador experto estos mates incurables vienen a ser
diariamente un mate nuevo: sin intimidad, sin reminiscencia, sin alma, sin
poesa, sin carcter." (10)
Cuando yo ms padeca
La crueld de mi destinoRogando al poder divino
Que del dolor me separeMe hablaron de un adivino
Que curaba estos pesares.
Tuve recelos y miedos
Pero al fin me disolvHice coraje y me fui
Donde el adivino estaba
Y por ver si me curaba
Cuanto llevaba le di.
Me puse a contar mis penas
Ms colorao que un tomateY se me aud el gaznate
Cuando dijo el hermitao"Hermano, le han hecho dao
Y se lo han hecho en un mate."
"Por verse libre de ust
Lo habrn querido embrujar"Despus me empez a pasar
Una pluma de avestruzY me dijo: "de la Cruz
Recib el don de curar."
expresa que ante la posible invasin de los indios Santa Brbara "queda
ebaquada." (14)
El 17 de enero desde la "Puerta del Potrero" (El Morro) el Coronel Pablo
Lucero comunica que los indios han sitiado al Fuerte de Achiras. (15)
La noticia de la inminente invasin cunde por todos lados. Y es
sagazmente aprovechada por el vecindario de Carolina y San Francisco para
obligar a la postergacin de la ejecucin de los reos Jos Calixto Quevedo y
Jos Mara Jofr que deba realizarse en San Francisco por el Comandante
Jos Mariano Carreras.
El sbado primero de febrero tiene lugar dicha ejecucin en la plaza de
San Francisco del Monte de Oro y al comunicar tal evento al Gobierno
Provincial el Comandante Carreras explica que hubo demora en cumplir la
ejecucin pues al marchar desde Carolina a San Francisco "me alcanzaron los
vecinos pidiendo proteccin y dando voces que los salvajes se haban
internado en la provincia; y no pude menos que contramarchar con los
escuadrones." (16)
En la madrugada del 21 de marzo las avanzadas ranquelinas se hacen
sentir en el Cerro del Lince, es decir en las puertas de la capital puntana.
Desde Carolina el Comandante Jos Mariano Carreras comunica al
gobernador Jos Gregorio Caldern la noticia que le ha hecho llegar desde Las
Chacras Don Jos Miln en el sentido de que "los indios haban amanecido
este da por Lince y se han tomado las familias." (17)
Por su parte el Coronel Lucero desde El Morro comunica que al alba los
indios avanzaron en el Lince. (18)
En los primeros das de junio los salvajes llegan a las inmediaciones de
Carolina. (19)
Las huestes de Yanquetruz se haban dividido en dos columnas (20): Una
que recorri la Provincia pasando por El Lince, Cruz de Piedra, La Petra,
Saladillo, oeste de los Cerros del Rosario, Carolina, Cerros Largos, Pantanillo,
Laguna Larga, Las Chacras, hasta llegar a Santa Brbara; y otra que recorri el
territorio provincial desde Ro V al norte.
Segn los datos obtenidos a travs de referencias orales, aquella
primera columna era comandada por el propio Yanquetruz.
Como decamos, la columna del oeste lleg a Carolina en los primeros
das de junio, en tanto que la del este avanza sobre Conlara, Renca y PiscoYac (21), y en la noche del 7 de junio duerme en "Las Cortaderitas de las
Peas" segn el parte del Coronel Lucero. (22)
Pese a que el Comandante Carreras tiene una partida armada en El
Trapiche y otra sobre El Riecito (23), los salvajes cometen en Carolina
numerosos crmenes cuyas vctimas son sepultadas en la parroquia del lugar.
(24)
En El Pantanillo don Blas Jofr se traba en lucha con una partida de
indios armados que llevaban doscientas cabezas de ganado vencindolos y
quitndoles toda la hacienda. (25)
El da 8 se tienen noticias en San Luis de que los salvajes han dado
muerte en el Ro V a varias familias. (26)
En su avance hacia el norte (hacia Santa Brbara) los ranqueles pasan
por Laguna Larga y las Chacras. Y aqu tiene origen una leyenda que quien
esto escribe ha mencionado sucintamente en su libro "Cerro Blanco".
1. Aut. cit. "El Mate - Arte de Cebar" pg. 31 Edit. Compaa General Fabril Financiera. Bs. As. 1960.
2. Aut. y op. cit. T. II pg. 301, Edit. Lasserre, Bs. As. 1964.
3. Referencia de la Seora Hayde Etcheverry de Sosa -Mendoza 877, San Luis.
4. Definicin de Don Amaro Vlllanueva.
5. Aut. y op. cit. pg. 27.
6. Aut. cit. "La Tradicin y El Gaucho" pg. 167, Edit. Kraft, Bs. As. 1956.
7. Amaro Villanueva Op. cit. pg. 52.
8. Referencia de la seora Hayde Etcheverry de Sosa.
9. Aut. y op. cit. pg. 57.
10. Aut. y op. cit. pg. 69.
11. Aut. cit. "Obras Completas" pg. 573, Edit. Emec, Bs. As. 1962.
12. Aut. cit. "La Pampa" pgs. 84/85, Edit. Eudeba, Bs. As. 1961.
13. Archivo Histrico de la Provincia de San Luis, Carpeta N 54 Documento 5133.
14. Archivo Histrico de la Provincia de San Luis, Carpeta N 54 Documento 5150.
15. Archivo Histrico de la Provincia de San Luis, Carpeta N 54 Documento 5154.
16. Archivo Histrico de la Provincia de San Luis, Carpeta N 54 Documento 5187.
17. Archivo Histrico de de San Luis, Carpeta N 54 Documento 5249.
18. Archivo Histrico de la Provincia de San Luis. Carpeta N 54 Documento 5251.
19. Archivo Histrico de la Provincia de San Luis, Carpeta N 54 Documento 5328.
20. Archivo Histrico de la Provincia de San Luis, Carpeta N 55 Documento 5327.
21. Archivo Histrico de la Provincia de San Luis, Carpeta N 55 Documento 5326.
22. Archivo Histrico de la Provincia de San Luis, Carpeta N 54 Documento 5341.
23. Archivo Histrico de la Provincia de San Luis, Carpeta N 54 Documento 5256.
24. Archivo Histrico de la Provincia de San Luis, Carpeta N 55 Documento 5330.
25. Archivo Histrico de la Provincia de San Luis, Carpeta N 55 Documento 5324.
26. Archivo Histrico de la Provincia de San Luis, Carpeta N 54 Documento 5334.
27. O molle de beber.
28. Referencias obrantes en el Libro Histrico de la Escuela N 103 de San Martn (S. L.).
EL ARRIERO
Antes de entrar al estudio del tema nos vamos a permitir delimitar el
significado de algunos trminos que no siempre se distinguen con precisin.
Nos referimos a arriero,tropero y resero.
"Arriero" es la persona que conduce un conjunto de animales; vacunos,
yeguarizos o mulares, vayan stos dos ltimos atalajados o no. Se trata, pues,
de una expresin genrica.
"Resero" es en cambio el individuo que conduce una tropa de vacunos,
pues aquel sustantivo proviene de "res" tomada como sinnimo de bovino en
buen estado para consumo. Es por lo tanto un concepto especfico.
"Tropero" es tambin conductor de tropas, pero se trata de un concepto
ms extenso que arriero ya que puede referirse a tropas de vacunos,
yeguarizos, mulares, carros, carretas, etc.
Se impone, sin embargo, que en torno a estas proposiciones iniciales
hagamos algunas aclaraciones para que no se interprete como carencia de
informacin la no coincidencia con algunos autorizados escritores.
Refirindose al trmino "tropero" dice Fermn Silva Valdz: "Entre los
trabajos del gaucho el ms paciente y heroico fue el de t r o p e r o. Sobre todo
el de tropero conductor de vacunos, ya que tambin se le dio el mismo nombre
al conductor de carretas, de tropas de carretas. Pero a ste se le conoci ms
bien por el nombre de c a r r e r o, no de carretero, como modernamente le
llaman, ms de acuerdo con el lenguaje erudito que con la costumbre y el decir
campesinos, los que saben de estas cosas folklricas, o de estos saberes del
pueblo, slo a medias."
"Para nosotros los de esta Banda del Uruguay -sigue diciendo aquel
escritor- t r o p e r o, como refiero al principio, fue siempre por antonomasia, el
conductor de tropas de ganado vacuno, generalmente novillos, o sea el ganado
que luego de engordado o invernado especialmente y a campo, en los potreros
o praderas que constituyen la tierra en que se dividen las estancias, era
conducido lenta y pacientemente por los caminos speros del pas hasta la
Tablada de Montevideo, operacin que actualmente se realiza con ms
frecuencia utilizando los vagones del ferrocarril." (1)
Y este mismo autor nos dice que la voz "resero" era desconocida en el
Uruguay antes de la aparicin de la obra de Ricardo Giraldes "Don Segundo
Sombra".
"Resero" es voz corriente en la Provincia de Buenos Aires y en toda la
pampa hmeda, pero antes de llamarse as a los peones que se ocupan del
arreo del ganado, segn Flix Coluccio (2), se denomin con ese trmino a los
matarifes y a los que compraban reses.
Sobre el punto tenemos en efecto, un testimonio que avala aquella
afirmacin: "En las proximidades de la calle 67 entre 6 y 7 (de la ciudad de La
Plata) -dice Carlos Antonio Moncaut- haba una laguna. Los reseros -que as se
llamaba a los repartidores de carne- iban a recoger la carne, atracando sus
carros al andn que sobre la actual calle 48 entre 6 y 7, tenan los galpones del
Ferrocarril Sud. Hasta all llegaba el tren que con la mercadera vena de
Abasto. Cargados los grandes carros, se iniciaba el reparto por toda la ciudad.
Terminado el mismo, los reseros acudan al lagunn precedentemente
indicado, y all, internndose hasta que el agua cubra los ejes, procedan, por
medio de cepillos, a limpiar los carros y baar los caballos." (3)
En Cuyo en cambio la voz "resero" es inusual. Aqu prevalecen los
trminos "arriero" y "tropero".
Con referencia al arriero digamos que los cuyanos le debemos an el
monumento que testimonie nuestra gratitud pues contribuy con su callado
herosmo a las grandes gestas emancipadoras y a la movilizacin de la riqueza
regional.
Si esto es ya suficiente para merecer la consideracin de los argentinos
amantes de la libertad y del progreso, tiene ganado otro mrito que bien vale la
pena destacar: Fue tambin agente activo de intercambio folklrico - cultural.
Mejor fortuna tuvo en este sentido el resero. El escultor Sarniguet
inmortaliz su estampa en la estatua levantada en los Mataderos de Liniers,
obra reproducida en la moneda de diez pesos que circula actualmente en el
pas.
Arrias de mulas
Capitulo aparte dentro del tema merecen las arrias de mulas en razn de
haber constituido en nuestro pas el ms primitivo medio de transporte.
Nos referimos desde luego, a las arrias de mulas aparejadas.
Este medio fue utilizado en Cuyo para transportar los productos de la
regin, muy especialmente vino, aguardiente, caa, fruta seca, arrope, alfajores
y tejidos.
De esta forma de transporte dej testimonio el viajero ingls Roberto
Prector: "Salimos de Achiras la maana siguiente y, pasando un gran pedregal
alcanzamos una ancha llanura. Viendo una tropa de mulas acampada a lo
lejos, sal con el gua para visitarla. Vena de Mendoza con cincuenta cargas de
vino, acondicionado en barrilitos, uno a cada lado de la mula. El campamento
estaba formado con la mayor simetra: las cargas en crculo, cada una
separada, con el aparejo de totora en forma de mojinete descansando sobre
los barriles. Los arrieros se divertan en medio del crculo, mientras las bestias
vagaban en libertad por el pasto natural. Conseguimos de esta gente algn
vino tinto de Mendoza, muy tolerable, que se vende mucho tanto en las
ciudades provincianas como en Buenos Aires". (6)
diligencias pas con el resto a Buenos Aires, a donde por su dicha hall a Don
Cristbal Francisco Rodrguez, con quien comunic su desgracia, dando por
perdido el zurrn; pero Don Cristbal, sin turbarse, pas a ver al gobernador,
quien le dio una escolta de dragones para que le acompaasen con el alguacil
mayor. Los buenos de los gauderios rompieron el zurrn y repartieron entre s
las dos mil piezas de a ocho escudos, que con la oscuridad de la noche
tuvieron por pesos dobles, que es la moneda que comnmente pasa de Lima y
Potos a Buenos Aires a donde slo por casualidad se ven doblones.
Por la maana se hallaron asombrados al ver convertido el color blanco
en rojo, creyendo que Dios, en castigo del hurto, haba reducido los pesos a
medallas de cobre, y as las entregaron a sus mujeres y hermanas, a excepcin
de unos muchachos hijos de un hombre honrado, que se desaparecieron con
poco ms de dos mil pesos. Don Cristbal, sin perder momentos, cerc todo el
pago con su escolta y recogi todos los doblones a excepcin de dos mil y
tantos pesos, que se llevaron los muchachos advertidos, pero los pag su
padre dentro de un corto plazo, con las costas correspondientes. Los dems
delincuentes, que simplemente se dejaron prender, por parecerles que
cumplan con entregar la presa, o por considerarla de muy corto valor, fueron a
trabajar por algunos aos a las obras de Montevideo". (8)
A lomo de mula salv Don Juan Martn de Pueyrredn aquella oscura
madrugada del 25 de agosto de 1811 los caudales de la Casa de Moneda y
Banco de Rescate de Potos despus del desastre de Huaqui. Pueyrredn
defendi a tiros esos caudales, con un puado de hombres ineptos en el
manejo de las armas, del populacho que slo pensaba en su inmediata
subsistencia pero que era indiferente al ideal de libertad.
Con aquella recua de mulas que sac de Potos manendole los
cencerros para no ser odo en la noche, lleg el futuro Director Supremo a Orn
desde donde remiti al gobierno los importantes caudales salvados de los
realistas y que fueron preciosa ayuda en la lucha por la libertad. (9)
Hasta la primera dcada del presente siglo las tropas de arrias eran el
nico medio con que se contaba para el transporte de los productos que
integraban el comercio con las provincias vecinas.
La ciudad capital de nuestra provincia, es decir San Luis, comerciaba
activamente con Mendoza, en tanto que los pueblos del N.O. lo hacan con San
Juan, La Rioja y en menor escala con Mendoza.
Los pueblos del Este y Noreste, sin descontar desde luego el
intercambio con las provincias antes nombradas, establecieron corrientes de
intercambio con Crdoba.
Se remitan cueros, quesos, sal, ceniza de jume, dulces y minerales, y
se traan vinos, aguardientes, harina, harinilla, fruta seca, alfajores, etc.
Cada producto era acomodado de acuerdo a su naturaleza y de tal modo
que no sufriera deterioros.
As por ejemplo los quesos se acomodaban en chiguas que eran
instrumentos de fabricacin casera construidos con un arco de madera de tala
por ser ms flexible y resistente. A este arco cerrado, o sea a esta
circunferencia, se la teja con tientos no muy tirantes. Idntico a este
implemento se construa otro y ambos se unan tambin con tientos previo
acomodo de los quesos colocndoles una camada de paja o jarilla.
De cada lado del animal iba una chigua que se una a la compaera por
sobre el apero o el recado con un lazo suficientemente resistente. A esta
Operacin se denominaba "enlasillar" las chiguas. (11)
El nmero de animales que integraban las tropas variaba
considerablemente segn los productos que se transportaban y las distancias
que se recorrieran.
Conforme a las referencias de Don Salvador Gatica de Lujn (San Luis)
la ltima tropa organizada que anduvo por el Noroeste de nuestra provincia fue
la de Don Segundo Agero, riojano.
Cuando los animales tenan algn problema en las extremidades y a fin
de que fueran entrando en calor previo a la tarea de ensillarlos y cargarlos, se
les hacan dar unas vueltas como si se tratara de la vuelta a la estaca.
En el momento de aperarlos y acomodarles la carga se les ataba la
cabeza con un poncho.
Cada animal llevaba una carga equivalente a 60 kilos ms o menos y
segn el tiempo, la estacin, y el camino, se hacan 40 a 50 kilmetros de
recorrido por jornada.
En la tropa iba un animal al que llamaban "el carguero" que era el que
llevaba las rganas con charqui y vituallas. (12)
El transporte de mercaderas a lomo de mula se hizo hasta comienzos
de este siglo en que comenzaron a circular las tropas de carros. (13)
En cuanto a las arras de mulas sueltas, que generalmente constituan
grandes tropas que se llevaban a Bolivia, debemos decir que las ms
numerosas que se han conocido en la provincia fueron las que reuna en
Quines Don Pilar Pereira. En la actualidad contina esa actividad su hijo Don
Daro Pereira.
La compra de mulas la hacan directamente los seores Pereira o por
intermedio de otras personas en todos los puntos de la provincia de San Luis y
aun en provincias vecinas.
Don Jos F. Lucero de "San Jos" Departamento San Martn me ha
referido que l sola comprar mulas en el sur (zona de Cerro Varela, Zanjitas, El
Para ahorrarse una jornada o dos, debe saber cortar campo a travs de
treinta o cuarenta leguas por la pampa sin caminos, sin rboles, sin accidentes,
y "caer" justito a la encrucijada de los caminos.
El oficio requiere, asimismo, condiciones de buen rastreador.
Cuntas veces en las zonas boscosas, las bestias cargadas, el novillo
maero o la mula volvedora, se "cortan" de la tropa y se internan en los
laberintos del monte. De all los saca solamente quien sabe descifrar en los
accidentes del suelo, la historia de las idas y venidas.
Pero esto de ser buen baquiano y rastreador debe darse en un hombre
paciente y sufrido, que soporte sin una queja la sed, el hambre, el fro, la lluvia,
el calor, la fatiga.
Adems el arriero debe saber por intuicin y por experiencia si la
tormenta que se avecina traer viento o piedra, para tomar las providencias del
caso (desensillar a tiempo; acomodar las cargas en lugar seguro; detener la
marcha de la hacienda en paraje propicio para el descanso, etc.); si la cerrazn
que se cierne traer temporal o neblina; si los signos de alarma en la tropa
obedecen a la vecindad de un peligro cierto o a un simple papel o lona perdidos
en el camino; si las mulas bufan porque son ariscas noms o porque en la
oscuridad de los chaarales o las zampas han descubierto la presencia del
puma en acecho.
Y en aquellos tiempos en que las indiadas amenazaban
permanentemente el trnsito por los caminos, el arriero deba distinguir sin
equivocarse si la polvareda que se levantaba en el horizonte era de gauchos
que boleaban yeguas; de una galera que en el afn de devorar distancias
avanzaba a los barquinazos; si se trataba de un regimiento de soldados o de
los corredores del fortn que andaban por la pampa procurndose una picana
de avestruz o una presa de guanaco.
No pocas veces esa polvareda anunciaba un maln, o simplemente una
partida de indios que entre un brbaro gritero de "ahaaaaa ahaaaaa...
ahaaaaa..." se acercaba a la carrera de sus potros despus de salir
sorpresivamente por detrs de los mdanos. As cayeron muchos de esos
hombres pacficos y sufridos y ni siquiera una cruz de palo recuerda su
holocausto.
Los que no murieron bajo las chuzas indias murieron de cansancio, de
pobreza y olvido. Por eso la tristeza criolla no es una mera figura retrica y
rastreando en la vida de un arriero se la puede encontrar sin necesidad de
andar leguas.
En un reportaje grabado que hizo la doctora Delia Gatica de Montiveros
en enero de 1968, Don Juan Quiroga del Vinagrillo, de 75 aos de edad, le
deca que cuando l era ms "jovenn" se ocupaba de tropero, y recorra las
sesenta leguas que hay de Villa Mercedes a Buena Esperanza, ida y vuelta con
arreo.
Y acollarando con un dejo de nostalgia sus recuerdos, Don Juan Quiroga
exclamaba: "Qu vida triste es la del arriero: Venga fro, venga viento, venga
helada; el arriero no puede desamparar la hacienda."
Arrieros puntanos
Desgraciadamente durante aos se nos fueron perdiendo nombres para
esta humilde historia.
Aqu mencionaremos a los que hemos conocido personalmente o por
referencias. Muchos de ellos nos ensearon a trajinar distancias detrs de la
tropa por esos caminos que ahora volvemos a andar en la evocacin: Don
Guillermo Ledesma (), Don Jos Saldaa (), Don Justino Surez (), Don
Ranulfo Barroso (), Don Pedrito Rodrguez (), Martn Gutirrez (), del
Departamento San Martn.
Don Facundo Quiroga de Buena Esperanza y Don Ambrosio Morn de
Bagual, Departamento Dupuy.
Enrique Ysaguirre (14), Eusebio Quiroga (15) y Luis Alberto Aguilera (16)
de Villa Mercedes.
Roberto Rodrguez (17) de Estacin Mercedes e Ignacio Gonzlez de
Ruta 7 Justo Daract.
De San Jos del Morro tenemos que citar a Don Aparicio Castro (), Don
Julio Surez () y Don Cristobalino Soloa. (18)
De Juan Llerena Don: Domingo Prez y Don Pascual Gonzlez. (19)
En el Departamento Chacabuco Don Adolfo Bello de Las Toscas y Jos
Brito de Pozo Cavado (20).
De Merlo citaremos tambin dos nombres: Don Domingo Fuentes () y
Don Indalecio Camargo. (21)
De Candelaria Don Justino Ruartes nacido en Balde de los Torres, 80
aos, quien en el ao 1929 arre con Don Toms Arabel (actualmente 80 aos)
y Don Humberto Pereira (oriundo de Lujn, actualmente 75 aos, residente en
Corral de Isaac), una tropa de 1.500 novillos dividida en varias remesas, a
travs de la Pampa de las Salinas, con destino a San Juan. (22) Tambin de
Candelaria debemos citar a Don Marcelino Gutirrez.
En Lujn, Departamento Ayacucho, Don Jos Juri y Don Julin Sosa.
(23).
Tenemos que mencionar, asimismo, a Don Juan Quiroga del Vinagrillo,
Departamento Ayacucho y Don Mauricio Palma del Pozo Verde, Departamento
La Capital.
Finalmente el nombre de dos arrieros que a comienzos del siglo pasado
trajinaron leguas desde el Rincn de Santa Brbara y llegaron a la capital
puntana con hacienda vacuna, mulas, cargas de trigo, maz, etc., que aportaba
el vecindario en carcter de diezmo: Don Bruno Roldn y Don Polonio Coria.
(24)
Entre los firmantes del acta del juramento de la Independencia declarada
por el Congreso de Tucumn realizado en Santa Brbara el 4 de setiembre de
1816, figura Don Bruno Roldn junto a otros de alcurnia (Don Prudencio Vidal
Guiaz por ejemplo, que sera despus Gobernador de San Luis) jurando
fidelidad a la libertad de la Patria recin inaugurada. (25)
A travs de los aos hemos tenido la suerte de conocer arrieros,
rastreadores, mineros, pastores, domadores, guitarreros, etc.; de compartir sus
trabajos y sus sueos y aprender algo de lo mucho que ellos saben.
Y si bien es cierto que cada uno hace lo suyo con amor, estamos en
condiciones de afirmar que pocos quehaceres enrazan en el alma del hombre
con tanta pasin como la del arriero.
Un da le preguntaba a un arriero del norte de mi provincia si le gustaba
el oficio. Me contest con estas palabras: "Arrear es hermoso amigo, porque
hasta el silbo y el canto parecen ms lindos. Pero la hora triste es la del
anochecer cuando bala la hacienda y uno se acuerda del pago."
Sin embargo he conocido otro caso al revs. Me lo ha referido Juvencio
Oscarival Vliz de Laguna Larga (San Luis).
Un amigo suyo le contaba que una vez se fue con hacienda al sur y le
toc quedarse solo en una estancia durante varios das. Y era tan grande el
silencio y la soledad que al atardecer apartaba los terneros para que balaran
las vacas
Modos de ver las cosas. Pero lo cierto es que en el alma del criollo el
balido del animal, el andar por los caminos y el recuerdo del pago, adquieren
su real profundidad a la hora del atardecer; cuando la noche prepara con un
sordo rumor de pajonales, su magia de fogones, de estrellas y lucirnagas.
1. Autor citado "Lenguaraz" pgs. 119/120, Edit. Kraft, Buenos Aires 1955.
2. "Diccionario Folklrico Argentino" t. II pg. 411, Edit. Lasserre, Buenos Aires 1964.
3. Carlos Antonio Moncaut "Reseros, saladeros, mataderos y mercados", articulo publicado en el diario "El
Da", La Plata, 25/5/1958.
4. Archivo Histrico de la Provincia de San Luis, Carpeta N 1 Documento 32.
5. Archivo Histrico de la Provincia de San Luis, Carpeta N 3 Documento 443.
6. Trascripto por Pedro Inchauspe en "La Tradicin y el gaucho" pg. 209, Edit. Kraft, Buenos Aires 1956.
7. Juan Draghi Lucero "'Panorama Histrico-Folklrico de Cuyo" Revista "Folklore" pgs. 50/52 sin
mencin de fecha y nmero.
8. Aut. y op. cit. pg. 124, Edit. Espasa-Calpe Argentina S. A. -Coleccin Austral, Buenos Aires, 1946.
9. Julio Csar Raffo de la Reta "Lecciones de Historia Argentina" pg. 214, Edit. Estrada (24a. ed.)
Buenos Aires. 1964.
10. Archivo Histrico de la Provincia de San Luis, Carpeta N 59 Documento 5690.
11. Datos de Don Salvador Gatica de Lujn (San Luis).
12. Datos de Don Salvador Gatica de Lujn (San Luis).
13. Datos de la seora Mara Ins Prez Ligen de Silva, de Lujn (San Luis).
14. Domiciliado en Chile y 1 de Mayo.
15. Domiciliado en Pringles s/n.
16. Domiciliado en Betbeder 552.
17. Domiciliado en Santa Fe 522.
18. Datos de Don Moiss Hiplito Luna, de Juan Llerena (San Luis)
19. Datos de Don Moiss Hiplito Luna, de Juan Llerena (San Luis)
20. Datos de la seora Dora Ochoa de Masramn, de Concarn (San Luis).
21. Datos de Don Carlos S. Rodrguez, de Merlo (San Luis)
22. Datos de Don Tefilo Lucero, de Quines (San Luis)
23. Datos de la seora Mara Ins Prez Ligen de Silva.
24. Archivo Histrico de la Provincia de San Luis. Carpeta N 30 Documento 3421 y Carpeta N 29
Documento 3332.
25. Archivo Histrico de la Provincia de San Luis, Carpeta N 20 Documento 2492 fs. 122.
PAREMIOLOGIA SANLUISEA
1. CUANDO LA LIMOSNA ES GRANDE HASTA EL SANTO DESCONFIA:
Significa que cuando a una persona se le prodigan atenciones o favores
desacostumbrados, debe andar con cautela porque detrs de ese favor hay un
inters egosta.
2. COMO SANTO QUE SE LE HA PASADO EL DIA: Taciturno, triste,
3. YA ESTA CON EL PIE EN EL ESTRIBO: Pronto a emprender viaje; en
vsperas de irse,
4. EL BUEY LERDO BEBE AGUA TURBIA: El ltimo en llegar debe
conformarse con lo que le han dejado los ms listos.
5. DE UN LADO PARA OTRO COMO ZAPALLO EN CARRO: Similar a: "Me
tienen como maleta de loco"; o sea que lo llevan de sitio en sitio sin necesidad;
o que ha andado a la deriva de lugar en lugar.
6. MAS LARGO QUE ESPERANZA DE POBRE: Extensin desmedida.
7. HIJO DE TIGRE OVERO TIENE QUE SER: Equivalente a: "De tal palo tal
astilla", Se dice cuando se quiere significar que el hijo ha heredado las mismas
condiciones del padre y se emplea generalmente cuando se quiere poner de
manifiesto el arrojo, la baqua, la destreza, la decisin o la viveza de una
persona.
8. ESA ES LA MADRE DEL CORDERO: Esa es la solucin del caso; el quid
de la cuestin; el verdadero sentido de lo expresado.
9. ESO VA A DURAR LO QUE DURA UN CORDERO GORDO EN LA
MAJADA DE UN POBRE: Es decir que va a ser de efmera duracin; de corta
vida. "Ese lazo 'ingerido' te va a durar lo que dura un cordero gordo en la
majada de un pobre. "
10. SE ESTAN YENDO EN PARTIDAS: En aprontes; en preparativos. "Esos
guitarreros se estn yendo en partidas..." se dice cuando los ejecutantes afinan
por un tiempo prolongado sus instrumentos.
11. SE LEVANTO COMO LECHE HERVIDA: Se sulfur; se enoj. Reaccion
violentamente de palabra o de hecho.
12. AMONTONADOS COMO PIOJO EN COSTURA: Aglomerados. "Cuando
entraron los caballos a la cancha los paisanos se amontonaron como piojo en
costura."
13. SE QUEDO CON SANGRE EN EL OJO: Intrigado. Equivalente a: "Se
qued con la espina". Con el convencimiento que no poda o no deba suceder
como sucedi. "Le ganaron la carrera y se qued con sangre en el ojo".
14. LO HAN CINCHADO FLOJO: Cuando una persona se muestra tmida,
indecisa.
15. COMO PELUDO DE REGALO: Llegar en el momento oportuno.
16. EL QUE NO LLORA NO MAMA: El que no reclama su derecho lo pierde.
17. EN LA CANCHA SE VEN LOS PINGOS: Puestos en el trance (trabajar,
pelear, etc.) se ver cul es mejor.
18. MAS FIERO QUE SUSTO A MEDIA NOCHE: Persona de aspecto
desagradable.
19. AL GOLPE DEL HACHA: Sin apuro.
20. NO SE LA VA LLEVAR DE ARRIBA: No le va a ser fcil.
21. CAYO EL CHIVO EN EL LAZO: Cay en la trampa tendida.
22. MAS CONOCIDO QUE LA RUDA: Muy popular.
23. MAS VALE LLEGAR A TIEMPO QUE SER INVITADO: Es preferible llegar
oportunamente aunque no se haya tenido informacin del acontecimiento. Se
dice por ejemplo, cuando uno llega a un baile, asado, cumpleaos, etc., sin
saber que se realizara.
24. NO HAY QUIEN LE PISE EL PONCHO: No hay quien lo supere.
GLOSARIO
AGUA DE PASTO: Agua fra que previamente se ha hervido con algn yuyo.
ALBARDON: Zona que sobresale en los parajes anegadizos y donde se
refugia la hacienda en caso de inundacin.
ALERO: La parte saliente del techo del rancho.
APAREJO: Especie de albarda que va sobre los peleros y que se asegura con
dos cinchas puestas por debajo de la panza del animal. Las cargas que van
sobre el aparejo a ambos lados, se llaman tercios, y la que va entre los tercios,
soborno.
APLASTADO: Cansado.
ARROBA: Medida de pesos equivalente a 10 kilogramos.
ARROPARSE: Abrigarse.
ATAJO: Cortada.
BAGUAL: Arisco, cimarrn. Tiene otra acepcin referida al caballo: Se llama
as al equino de vasadura acostumbrado al terreno llano que se despa con
facilidad andando en la sierra. Era lo que ocurra con los caballos de los
ranqueles y por esa causa no se internaban demasiado en la regin serrana de
nuestra provincia.
BOMBERO: Era el indio que cumpla funciones de espa. Dice el General
Ignacio Garmendia: "No hay nada que se compare con el bombero que los
caciques elegan para tan delicada misin, el bombero pampa. Y Alvaro
Yunque comenta: "El viga, no slo es el ms fuerte de los lanceros y el ms
hbil de los jinetes y el que posee la ms privilegiada de las vistas para
atalayar y el baquiano ms conocedor de los bosques, aguadas, pajonales,
guadales o salinas; es asimismo el ms dispuesto a morir. No habr amenaza
ni tortura que le arranque otra frase: "No s nada". Y si pensamos que, a
veces, ese bombero es un nio de catorce aos, el cual puesto ante Rosas y
despus de haber visto fusilar a otros bomberos, responde imperturbable: "Soy
hombre. Puedo morir!...
BOTA DE POTRO: "El gaucho -dice Francisco I. Castro- confeccionaba las
botas para su uso fabricndolas con cuero de potro, potrillo o vaca.
Preferiblemente de potro. Se corta en redondo el cuero de la pata del animal,
PERSONAS CITADAS
-AWenceslao Alcarz
Jos Agero
Prudencio Aguilar
Anfidamonte
Enrique R. Aftalin
Emiliano Agundez Molina
Ramn Andino
Ramn Aostri
Dardo Aguirre
Alfredo Arias
Eliseo Avellaneda (h)
Jos R. Alvarez
Fray Wenceslao Achval
Francisco Atensio
Irene Surez de Adaro
Justo Pastor Argello
Jos Argello
Carlos Alric
Juan Amaya
Francisca Agero
Angela de Alfaro
Celedonio Alfaro
Trnsito Andino
Juana de Avellaneda
-BRanulfo Barroso
Adolfo Bello
Eugenio del Busto
Juan Barbeito
Fernando Becerra
Aroldo Bruno
Fellpe Bartola
Carmen Bustos
Valentn Becerra
Salvador Bartola
Antonia Barbosa
Berta Elena Vidal de Battini
Mara Luisa Bordn
Manuel Baigorria
Manuel Belgrano
Diego Bazn de Figueroa
Emilio Federico Pablo Bonnet
Florinda Argello de Barzola
Juan Barroso
Jorge Bello
Agustn Barrera
Dmaso Barrera
Julin Barroso
Exequiel Barrios
Gernimo Blanco
Matas Balmaceda
Miguel Berns
Antonio Bolvena
Arminda B. de Chaves
Rosendo Chaves
Isidro Chaves
Alfredo Chaves
Romn Chaves
-DHiplito Delgado
Mara Cleofe de Daz
Ramona D. de Daz
Juan Daz
Vicente Dupuy
-EAlfredo Ebelot
Francisco Escudero
Luciana Salinas de Escudero
Alejo Estigarribia
Agapito Escudero
Horacio Escudero
-FAquilino Fernndez
Francisco Flores
Nicasio Pompeyo Farias
Joaqun Funes
Jos Frede (h)
Emeregildo Funes
Martn Fierro
Pedro Frutos
Mastai Ferreti
Santos Funes
Hilda E. Fernndez
Ambrosia Barroso de Fernndez
Maria Gervasia Coria de Frias
Reynaldo Fernndez
Reimunda Funes
Bonifacia Romero de Funes
Petronilo Fernndez
Jos Mara Fernndez
Fermn Fernndez
Fermn Funes
Ernesto Funes
Mino Fras
Humberto Fernndez Garro
Domingo Fuentes
Alico Ferreyra
-GJuan Garca
Juan W. Gez
Ricardo Gutirrez
Rumualdo Godoy
Octavio Gulaz
Marcos Garca
Marcos Gatica
Fernando GiI
Pablo Gimnez
Prudencio Vidal Guiaz
Jos Garca
F. Marcos Guiaz
Salvador Gmez
Timoteo Gordillo
Luisa Gonzlez
Antonio Godoy
Sllvestra Andrada de Gallardo
Ernesto Guiaz
Simona de Garay
Herculano Gatica
Vicente Gutirrez
Marcelino Garro
Felisa de Gordillo
Ricardo Giraldes
Zoilo Garro
Casimiro Gmez
Victorio Godoy Vlez
Maximino Garro
Aparicio Godoy
Napolen Garca
Manuel Garca
Carlos Garca
Luis Guerrero
Pantalen Gil
Antonio Gallardo
Salvador Gatica
Martn Gutirrez
Ignacio Gonzlez
Pascual Gonzlez
Marcelino Gutirrez
Cayetano Grimau y Alves
Juan M. Godoy Moreno
-H-
Martn Heredia
Hermano Francisco
Hermano Juan
Hermana Agustina
Gregorio Herrera
-IPedro Inchauspe
Enrique Izaguirre
-J-
Po Solano Jofr
Nicols Jofr
Bls Jofr
Sebastin Jofr
Jos Juri
Bernarda de Leyes
Guillermina B. de Leyes
Nicomedes Lucero
Ernesto L'Huillier
Lzaro Lagos
Juan Draghi Lucero
Jos O. Luna
Zacaras Lemos
Guillermo Ledesma
Lamadrid
Lavalle
Jos Luis Molina
Jos Laynes
Cristino Moreno
Mario Miranda
Francisco Miranda
Bartolom Mitre
Tte. Cnel. Moreyra
Mario M. Mallo
Madre Mara
Julio Prez Man
Remigia Miranda
Miguel Mareque
Ernesto Soul Merlo
Jos Martnez
Guillermo Mackeit
Ernesto Muoz
Santos de Mendoza
Bibiana S. de Matuz
Jos Ignacio Maldonado
Mara D. Gatica de Montiveros
Alejandro Montiveros
Jos Melin
Montiel Ballesteros
Vctor Morcn
Adolfo Molina
Pedro Montiveros
Abraham Montenegro
Joaqun Martnez
Macario Morales
Chacho Morn
Primitivo Mercau
Carlos Antonio Moncaut
Ambrosio Morn
Mora
-NRufino Natel
Dr. Norton
Ambrosio Olegario Natel
Pescasio Nievas
Urbano J. Nez
Vicente Nez
Namuncur
Federico Oberti
Salvador Ora
Wenceslao Ortiz
Juana Vda. de Ortiz
Issac Olgun
Pastor S. Obligado
Diego Orozco
Pedro Olgun
Carlos R. Olgun Pereyra
Ral Ortelli
Hctor Rubelino Ojeda Garca
-PChacho Pealoza
Joaqun Palacio
Lucio Pallero
Gilberto Pallero
Alejandro Pallero
Reynaldo A. Pastor
Luis C. Pinto
Patroclo
Polcleto
Plutarco
Miguel de Pinazo
Andrea Ponce
Juan Pujol
Pichuin
Pain
Luis Palacios
Jacinta Romero de Ponce
F. Dalmiro Ponce
Juan Prez
Juan Cancio Pereira
Humberto Pez
Pedro Pereyra
Demetrio Pereira Ruiz
Roberto Prector
Juan Martn de Pueyrredn
Eugenio Pea
Pilar Pereira
Daro Pereira
Domingo Prez
Humberto Pereira
Mauricio Palma
Pincn
-QSergio Quinteros
Jos Estban Quiroga
Juan Estban Quiroga
Jos Ramn Quiroga
Nicols Gil de Quiroga
Patricio Quiroga
Olegario Quiroga
Ibrahin Quiroga
Carlos Quiroga
Juan Quiroga
Facundo Quiroga
Eusebio Quiroga
Arturo Quevedo
Modesta Villegas de Quevedo
Colato Quevedo
Tranquilino Quevedo
Martn Quiroga
-REnrique Rosales
Romualdo Rodrguez
Jos Ramrez
Marcos B. Reyes
Carlos S. Rodrguez
Ramn Rosales
Desiderio Erasmo Rosales
Goyo Rosas
Julio A. Roca
Ramn Estban Ramos
Luis Reta
Guillermo Rawson
Estban N. R. Rojas
Nicomedes Rodrguez
Ignacio Roble
Juan Rojo
Rosario Robles
Rosa Ruartes
Olaya Romero
Justino Ruartes
Justo Pastor Romero
Mximo Rodrguez
Moiss Ruiz
Pepe Rivarola
Cristbal Francisco Rodrguez
Carlos Rivas
Pedro Rodrguez
Roberto Rodrguez
Bruno Roldn
Julio Csar Raffo de la Reta
Mariano Rosas
-TCsar Tiempo
Raymundo Tulin
Tito Turri
Federico Torres
Carlos Tomassini
Lindauro Torres
Nabor Torres
Niceto Torres
Niceto Euloglo Torres
Segundo Torres
Liberato Tobares Amaya
Arolinda V. de Tobares
Toms Ulloqui
Felipe Urquiza
-V-
Conrado Villegas
Pedro Videla
Gregorio Videla
Roberto Velzquez
Petrona Vilchez
Bls de Videla
Avelina Castellano de Villamea
Viernes Scardulla
Iginia de Valdz
Arbus Vilchez
Juan Vzquez
Toms Varas
Jos del Valle
Felipe Afredo Vliz
Rafael J. Velazco
Javier Vega
Amaro Villanueva
-WRufino Wanzo
-YAlvaro Yunque
Yanquetruz
Juan Ybaez
-ZN. Zapata
Humberto Zavala
Guillermo Zavala