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Tratado Inmaculada Concepción

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DIEGO PREZ DE VALDIVIA

TRATADO DE LA INMACULADA
CONCEPCIN DE NUESTRA SEORA
(1582)

INTRODUCCIN Y EDICIN
Juan Cruz Cruz

EDICIN CONMEMORATIVA DE LA DEFINICIN


DOGMTICA DE LA INMACULADA (1854-2004)

Cuadernos de Pensamiento Espaol

CUADERNOS DE PENSAMIENTO ESPAOL


Juan Cruz Cruz
DIRECTOR

M Idoya Zorroza
SECRETARIA

ISSN: 1696-0637
Depsito Legal: NA 3222-2004
Pamplona

N 26: Diego Prez de Valdivia, Tratado de la Inmaculada Concepcin de Nuestra


Seora (Tratado de la singular y pursima concepcin de la Madre de Dios), 1582.
Introduccin y edicin de Juan Cruz Cruz. 2004
Juan Cruz Cruz. Edicin auspiciada por la Sociedad Cultural Baezana y el Excmo.
Ayuntamiento de Baeza

REDACCIN, ADMINISTRACIN Y PETICIN DE EJEMPLARES:


Pensamiento clsico espaol / Departamento de Filosofa
Universidad de Navarra / 31080 Pamplona (Spain)
Tel.: 948 42 56 00 / Fax.: 948 42 56 36 / e-mail: pclasico@unav.es
SERVICIO DE PUBLICACIONES DE LA UNIVERSIDAD DE NAVARRA. S.A.
31080 Pamplona. Tfn.: 948 42 56 00. Fax: 948 42 56 36
EUROGRAF. S.L. POLGONO INDUSTRIAL. CALLE O, N 31. MUTILVA BAJA. NAVARRA

NDICE

INTRODUCCIN
Juan Cruz Cruz
Los hitos de una vida................................................................................
Sus obras impresas ..................................................................................
Sus obras manuscritas ..............................................................................
Algunos estudios relevantes.......................................................................
Su postura inmaculista .............................................................................
Mtodo y alcance de su investigacin
a) La letra y el espritu.........................................................................
b) Verdad y compromiso.......................................................................
Esta edicin del Tratado
a) El primer tratado sistemtico en castellano............................................
b) El ttulo del Tratado .........................................................................

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TRATADO DE LA INMACULADA CONCEPCIN DE NUESTRA SEORA


Diego Prez de Valdivia
Suma del privilegio..................................................................................
Epstola dedicatoria ..................................................................................
Al cristiano lector....................................................................................
Prefacin y argumento en el Tratado de la Inmaculada Concepcin de Nuestra
Seora ..............................................................................................
Epstola dedicatoria: a la Sacrosanta Reina de los cielos, Mara Madre de Dios.....
Antfona muy devota, de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora, que se
dice despus de completas .....................................................................
PARTE PRIMERA DEL TRATADO DE LA INMACULADA CONCEPCIN DE
NUESTRA SEORA: EN QUE SE TRATA QUE EN ELLA NO HUBO CULPA ALGUNA
Captulo I. De cinco preguntas que son como fundamento, a las cuales se
responde al fin de la obra ......................................................................
Captulo II. De cun dificultosa materia sea la del pecado original, y cmo
particulamente en este punto es Dios incomprehensible..............................

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Captulo III. Cul cre Dios al primer hombre, en cuanto al cuerpo y cuanto al
alma.................................................................................................
Captulo IV. Del mandamiento que puso Dios a Adn y a Eva, y de la justicia
original, de donde se entender despus qu se llama pecado original..............
Captulo V. Que por ser hijos de Adn somos traidores y mritamente privados
del mayorazgo. Y que entendi Adn que haba en Dios remedio para su cada.....................................................................................................
Captulo VI. Cmo fue el pecado original en Adn, y cmo es en nosotros, y qu
sea fomes peccati ................................................................................
Captulo VII. Qu sea propiamente la fiesta de la Concepcin de Nuestra Seora
y cmo se ha de entender cuando la llamaren santificada ...........................
Captulo VIII. Cmo fue la gracia de Jesucristo Nuestro Seor y de Nuestra
Seora ..............................................................................................
Captulo IX. Que aunque la madre de Dios se diga ancilla no fue comprehendida
en la ley de los otros............................................................................
Captulo X. En que se confirma lo dicho con el ejemplo del rey Asuero con la
Reina Ester........................................................................................
Captulo XI. Qu quiere decir ser concebida una persona en pecado original.........
Captulo XII. Cul fue la concepcin de Nuestra Seora, cun llena de virtudes y
dones, y cul uso de razn tendra y qu actos en el vientre de su madre..........
Captulo XIII. Confrmase lo dicho del lbero arbitrio de Nuestra Seora, cuando
comenz a ser no como los otros, sino ser de grande santidad y ejercicio de
ella...................................................................................................
Captulo XIV. Que siempre tuvo paz consigo Nuestra Seora en todas sus obras
y palabras y pensamientos, aunque por va de sugestin fuese tentada como
Jesucristo su hijo................................................................................
Captulo XV. Que en Nuestra Seora no hubo qu lavar, porque nunca tuvo
culpa, ni en su predestinacin la hubo.....................................................
Captulo XVI. Que trata de la santificacin de san Juan y concluye diciendo cmo
se ha de celebrar la Concepcin de Nuestra Seora .....................................
PARTE SEGUNDA DEL TRATADO DE LA INMACULADA CONCEPCIN DE
NUESTRA SEORA: QUE TRATA DE LAS RAZONES QUE HAY PARA ELLO
Captulo I. En el cual se propone lo que se ha de decir ....................................
Captulo II. De la primera razn que se toma de la bondad y amor y misericordia
de Dios Nuestro Seor .........................................................................
Captulo III. De la prueba del mayor amor, y del mayor mal y mayor bien que
podemos hacer cerca del servicio de Dios, y del mayor bien que hace Dios a
los hombres.......................................................................................
Captulo IV. De la segunda razn que se saca de la obligacin que tenemos de
honrar a nuestros padres........................................................................

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Captulo V. De la tercera razn que se toma de la dignidad de Dios Nuestro


Seor, y se explican aquellas palabras de David coelum coeli domino. ........
Captulo VI. De la cuarta razn: la cual se toma de la infinita perfeccin que hay
en Dios, y de que sus obras son perfectas.................................................
Captulo VII. De la quinta razn, semejante a la pasada: y es que todo artfice se
seala en alguna obra...........................................................................
Captulo VIII. Con el cual, de todas las razones dichas, con siete preguntas y
respuestas se concluye que quiso Dios, y pudo, preservar a su madre de pecado
original, y as lo hizo ..........................................................................
Captulo IX. En el cual se advierte al lector de alguna ignorancia en que algunos
caen..................................................................................................

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PARTE TERCERA DEL TRATADO DE LA INMACULADA CONCEPCIN DE


NUESTRA SEORA: QUE TRATA DE ALGUNAS FIGURAS Y PALABRAS MSTICAS
QUE FIGURABAN ESE MISTERIO

Captulo I. Del paraso terrenal...................................................................


Captulo II. De la arca que hizo No por el diluvio.........................................
Captulo III. Del tabernculo en el cual se pone el arca del Testamento...............
Captulo IV. De la arca del Testamento........................................................
Captulo V. Del aposento que hizo el rey Salomn para s...............................
Captulo VI. De diversas comparaciones para significar la grande perfeccin de
Nuestra Seora ...................................................................................
Captulo VII. De la ciudad de Jerusaln ........................................................
Captulo VIII. Del monte de Sin...............................................................
Captulo IX. Del templo de Salomn ..........................................................
Captulo X. De la zarza que se arda y no se quemaba......................................
Captulo XI. De la cestica en que fue puesto el infantico Moiss y echado ro
abajo ................................................................................................
Captulo XII. De la figura de la reina Ester y del rey Asuero.............................
Captulo XIII. En el cual, concluyendo esta materia, dice que dos fueron los que
hicieron enteramente la voluntad de Dios, y no tuvieron culpa: el primero, el
Hijo de Dios; y el segundo, su Madre benditsima .....................................
Captulo XIV. Que es como una escusacin del autor para el que esto leyere .......
Captulo XV. Del testimonio de la doctrina catlica y de la Iglesia cristiana........
CUARTA PARTE DE ESTE TRATADO DE LA INMACULADA CONCEPCIN DE
NUESTRA SEORA: EN LA CUAL SE RESPONDE A LAS CINCO PREGUNTAS QUE
EN EL PRINCIPIO DE ESTE TRATADO SE PUSIERON
Captulo I. En que se responde a la primera pregunta: por qu esta fiesta de la
Concepcin es ms solemnizada que otra, habiendo otras fiestas ms
solemnes que sta................................................................................

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Captulo II. De la respuesta a la segunda pregunta: qu es la razn que siendo


unos devotos de una fiesta y otros de otra, que de la Concepcin sea todo el
pueblo tan devoto................................................................................
Captulo III. Respuesta a la tercera pregunta: por qu esta devocin ha sido tan
encubierta hasta cerca la fin del mundo ....................................................
Captulo V. Responde a la quinta pregunta: por qu la Iglesia no manda esta
devocin como cosa de fe catlica, sino que se contenta que la tengan por cosa
cierta ................................................................................................
Captulo VI. Con el cual se encomienda mucho que la devocin de la Inmaculada
Concepcin de la Virgen la ejerciten los cristianos con limpieza espiritual,
porque celebrarla as es muy fuerte argumento a favor de esta fiesta...............
QUINTA Y LTIMA PARTE DE LA INMACULADA CONCEPCIN DE NUESTRA
SEORA: EN LA CUAL SE RESPONDE A LOS ARGUMENTOS CONTRARIOS
Captulo I. Que las razones contrarias no pelean contra nosotros, porque la
Virgen no entr en la ley puesta a Adn...................................................
Captulo II. Cmo se han de interpretar los lugares de la Escritura que en general
hablan de pecado sin excepcin ninguna...................................................
Captulo III. Por qu los doctores, explicando la Escritura, no apuntan este
privilegio de Nuestra Seora..................................................................
Captulo IV. Cmo la Virgen, aunque no tuvo culpa alguna, fue redimida por
Jesucristo ..........................................................................................
Captulo V. Que es una general respuesta para todos los lugares de la Escritura
que hablan de pecado, de la cual disputa trata largamente Ambrosio Catharino,
doctor gravsimo.................................................................................
Captulo VI. En el cual, para decir por qu muri muerte natural la benditsima
Virgen no teniendo culpa original, dice qu tal cre Dios el primer hombre y
qu fuera de l, si no pecara...................................................................
Captulo VII. De qu manera se honrar y persuadir mejor la limpia Concepcin
de Nuestra Seora, y con qu argumentos mejor se confundirn los contrarios ..................................................................................................
Tabla de los lugares de la Santa Escritura que se declaran en el libro de la
Concepcin de Nuestra Seora...............................................................

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APNDICE
VIDA Y OBRAS DE DIEGO PREZ DE VALDIVIA
Luis Muoz
Vida y virtudes del venerable padre el doctor Diego Prez de Valdivia .................
Pasa a Barcelona, queda de asiento en esta ciudad............................................
Prosigue la materia del pasado: sus escritos y virtudes.....................................

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INTRODUCCIN
Juan Cruz Cruz

LOS HITOS DE UNA VIDA

Diego Prez de Valdivia naci en Baeza, hacia el ao 1520 1523, segn se desprende de su propios testimonios: pues en un prefacio de 1580
(Camino y puerta para la oracin) afirma que tena 60 aos; y en otro de
1585 (Aviso de gente recogida) dice que tena 62 aos. Menos fiable es la
fecha que se halla en la Relacin de causas despachadas por la Inquisicin
entre 1576 y 1577, donde se dice, sin precisar, que era de 50 aos de edad
(AHN: Inq., leg 1856/1).
En Baeza trat con el Maestro Juan de vila, quien le estimul intelectualmente y le prepar para colaborar en las obras que llevaba a cabo en el
orden cultural y religioso. Durante varios aos rigi una ctedra de Teologa
en la Universidad de Baeza, fundada por el Maestro vila. Tras ser injusta
mente perseguido y encarcelado por la Inquisicin, pas a Barcelona, donde
realiz una magnfica labor universitaria y sacerdotal. Muri en la Ciudad
Condal el veinte y ocho de febrero, a las once de la noche, de mil y qui
nientos y ochenta y nueve, segn relata puntualmente Luis Muoz, su bi
grafo, cuya obra titulada Vida del Padre Diego Prez de Valdivia (1635) se
incluye como apndice a esta edicin1.

El Licenciado Luis Muoz fue un seglar nacido en el ltimo tercio del siglo XVI, relator
del Consejo Real y Contadura mayor de Hacienda. Bigrafo acreditado y hombre devoto, sus
escritos conmueven por su ingenuidad y sencillez. Su criterio histrico es bastante seguro;
sus afirmaciones estn respaldadas por las fuentes que utiliza.
Siguiendo un sobrio criterio de investigacin public, entre 1626 y 1653, ocho obras hagiogrficas. La biografa del baezano Diego Prez de Valdivia, que aqu se ofrece completa, se
relata en los captulos 12, 13 y 14 de la Vida de san Juan de vila (Segunda Parte) que Muoz
escribi, teniendo a su disposicin un riqusimo tesoro de testimonios escritos, provenientes
de muchas fuentes, como de doctores de la Universidad de Baeza, de religiosos de la Compaa
de Jess, de sacerdotes y personas honradas y veraces.
En el modo de exponer su biografa Muoz es hijo de su tiempo, en el que los autores
acostumbraban a yuxtaponer sucesos que, a pesar de su veracidad, resultaban a veces inconexos o haban sucedido con una distancia temporal de varios lustros. Pero Muoz los
presenta con un estilo sugestivo y grato. Por los datos que maneja y por la calidad de los

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He aqu los principales jalones de su vida:


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1580
1580

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1582
1583

Nace en Baeza, siendo sus padres Juan Prez y Catalina de Valdivia.


Trata en Baeza al Maestro Juan de vila.
Cursa estudios en la Universidad de Salamanca, con 5.000 maraveds
pagados por el Maestro Juan de vila. Oye a Melchor Cano.
Licenciado en Artes. Profesor en la Universidad de Baeza.
Ctedra de Vsperas (Teologa) en la Universidad de Baeza.
Ctedra de Prima (Teologa), en la Universidad de Baeza. Explica
Sagrada Escritura. Adems predica, confiesa y hace apostolado.
Arcediano de Jan. Predica y se dedica a la causa de los pobres.
Es presionado para renunciar al arcedianato (que el Obispo otorga a
un sobrino suyo) y vuelve a Baeza como profesor de la Universidad.
Sometido a proceso, acusado de promover la doctrina espiritual de
los Alumbrados, es encarcelado por la Inquisicin en Crdoba.
Sale de la prisin y se le prohibe predicar.
No quiere permanecer en Baeza y emprende viaje a Barcelona. Pasa
por Toledo y conversa con la Madre Teresa de Jess (18-2-1577).
Se le levanta la prohibicin de predicar. Quiere misionar fuera de
Espaa.
Pide consejo en Valencia al Patriarca san Juan de Ribera, quien le
exhorta a quedarse en Espaa.
Catedrtico de Escritura en la Universidad de Barcelona.
Publica en Barcelona Camino y puerta para la oracin mental.
El nuevo Obispo de Jan, D. Francisco Sarmiento, lo manda llamar
para incorporarlo a la Universidad de Baeza. Diego retrasa su
decisin.
Funda el Hospital de la Misericordia en Barcelona.
Publica en Barcelona un Tratado de la alabanza de la castidad.
Tiene acabado el Tratado sobre la Inmaculada Concepcin. Pues se
lee en el colofn de la edicin del Tratado en 1600: Fue
compuesto el presente libro por el sobredicho Autor en el ao de
nuestra salud de 1582. Probablemente tiene terminada tambin su

documentos en que se basa, la pequea biografa que Muoz perfila de Diego Prez de Valdivia
conserva todava para los investigadores actuales el carcter de fuente histrica.

Introduccin

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Explicacin sobre el captulo segundo, tercero y octavo del Libro de


los Cantares de Salomn (editado con el anterior en 1600).
Publica en Barcelona una Pltica o leccin de las mscaras
(predicada el 25 de enero de ese mismo ao). Tambin publica De
sacra ratione concionandi.
A peticin de las autoridades de Barcelona el rey Felipe II interviene
para que permanezca all y no vuelva a su tierra.
Publica en Barcelona Aviso de gente recogida y especialmente
dedicada al servicio de Dios.
Traspasa a Pedro de Hojeda los cargos del patronato y rectora de la
Universidad de Baeza, pues a ellos tena derecho tras la muerte de
Bernardino de Carleval, discpulo tambin del Maestro vila.
Publica en Barcelona Vida nueva para las almas que quieren
confesar bien y comulgar dignamente.
Publica el Tratado de la frecuente comunin y medios para ella.
Apacigua una revuelta contra el virrey. Publica Documentos
saludables para las almas piadosas; y tambin Documentos
particulares para la vida heremtica.
Muere en Barcelona, en olor de santidad, el 28 de febrero.

SUS OBRAS IMPRESAS

1.

2.

3.

Tratado de la alabana de la castidad. Impresso en Barcelona; Por


Iayme Cendrad, 1587 (1582).
Tratado de la alabana de la castidad. En Barcelona; en casa de Ga
briel Graells y Giraldo Dotil; a costa de Iuan Pexo, 1608.
Platica o lecion [sic] de las mascaras en la qual se tracta, si es
peccado mortal, o no, el enmascararse: y se ponen en ella principios y
reglas generales, para juzgar de semejantes obras si son peccado
mortal: como son yr [sic] a representaciones, fiestas, saraos ... Hecha y
predicada en Sancta Maria dela [sic] Mar de la ciudad de Barcelona dia
dela [sic] conuersion de S. Pablo a 25 dias de Henero [sic] de 1583.
Impressa en Barcelona; en casa de Iayme Cendrat, 1583.
Camino y puerta para la oracion: en el qual se declara y facilita la
oracion mental. En Barcelona; en casa de Hieronymo Genoues; en casa
de Iayme Cendrat, 1584 (1583).

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Juan Cruz Cruz

Camino y puerta para la oracin, en el qual se declara y facilita la


oracin mental con fruto espiritual y salud del cuerpo para todo genero
y estado de gente que la quiere exercitar. Impresso en Barcelona; en ca
sa de Pedro Malo, 1588.
De sacra ratione concionandi. Barcinone; Petri Mali, 1583.
De sacra ratione concionandi. Opus Iacobi Peresii a Valdiuia; additus
est in fine libellus eiusdem argumenti ver aureus editus pridiem iussu
cardinalis Caroli Borromei archiepiscopi mediolanensis. Barcinone;
typis Petri Mali, 1588.
De sacra rationi concionandi. Opus Iacobi Peresii Valdiuia; additus
est in fine libellus eiusdem argumenti. Barcinone; typis Petri Mali; 1589
(1588).
De sacra ratione concionandi. Antuerpiae; in aedibus Petri Belleri,
1598.
Auiso de gente recogida y especialmente dedicada al servicio de Dios.
Impresso en Barcelona; en casa de Hieronymo Genoues; en casa de Ia
yme Cendrat, 1585.
Aviso de gente recogida y especialmente dedicada al servicio de Dios:
en el cual se dan consejos y remedios contra los peligros y tentaciones
que en el camino del cielo se suelen offrecer. En Baea; por Iuan Bap
tista de Montoya; a costa de Francisco Garcia Librero, 1596.
Aviso de gente recogida, y especialmente dedicada al servicio de Dios:
en el qual se dan consejos, y remedios contra los peligros y tentaciones,
q[ue] en el camino del cielo se suelen offrescer, y se da orden de vida
para qualquier estado de persona en todos los tiempos del ao. En
Baea; por Iuan Baptista de Montoya; a costa de Fra[n]cisco Garcia (de
Velasco), 1596.
Auiso de gente recogida y especialmente dedicada al servicio de Dios:
en el qual se dan consejos y remedios contra los peligros y tentaciones.
En Lerida; por Luys Manescal, 1613.
Aviso de gente recogida, y en especial de la dedicada al servicio de
Dios: en el qual se dan consejos y remedios contra los peligros y tenta
ciones, que en el camino del Cielo se suelen ofrecer, y se d orden de
vida para qualquier persona en todos los tiempos del ao. En Madrid;
en la Imprenta del Reyno; a costa de Manuel de Pinto y Davila, 1678.
Vida nueva para las almas que quieren confesar bien, y comulgar
dignamente, determinandose de no enojar mas a Dios, y perseverar en
su gracia. Impresa en Barcelona; en casa de Iayme Candrad [sic], 1586.
Tratado de la frequente communion y medios para ella, principal
mente dela confession. Impresso en Barcelona; Iayme Ce[n]drad, 1587.
-

4.

5.

6.

7.

Introduccin

13

Tratado de la freqvente commvnion y medios para ella, principal


mente del modo y orden para bien confessar. Barcelona. En casa de Pe
dro Malo, 1589.
8. Documentos saludables para las almas piadosas que con espiritu, y
sentimiento quieren exercitar las obras, y exercicios que Iesu Christo y
la Santa Iglesia ensea, coligidos de la doctrina de los Santos. Im
presso en Barcelona; en casa de Pedro Malo, 1588.
9. Tratado de la singvlar y pvrissima Concepcion de la Madre de Dios, y
vna exposicion sobre los Cantares, para predicadores y deuotos. Bar
celona. En la Emprenta de Gabriel Graells y Giraldo Dotil, 1600.
10. Addiciones al libro llamado Camino y puerta de la Oracin, com
puesto por Diego Perez. [s.l.: s.n., s.a].
11. Annotazioni intorno alla vita, e morte della Sereniss. D. Maria Princi
pessa di Parma. Del dottore Diego Perez. Tradotte di lingua Spagnuola
dal Caualiere Fra Giulio Zanchini. Firenze; Per Filippo Givnti, 1593.

SUS OBRAS MANUSCRITAS


El Manuscrito 1041 de la Biblioteca Universitaria de Barcelona, bajo la
indicacin: Diego Prez: Opsculos espirituales (un volumen en pergamino 213 x 145 y letra de finales del siglo XVI) contiene los siguientes
trabajos de Diego Prez de Valdivia:
Declaracin del paternoster.
El Rosario. Editado por J. Esquerda: Un marilogo catedrtico de la
Universidad de Barcelona en el siglo XVI, Estudios Marianos, 33 (1969),
279-303.
Exhortacin para tratar siempre de Jesucristo crucificado.
Diligis Dominum Deum tuum ex toto corde tuo, ex tota anima tua, et ex
tota mente tua. Mathei 22.
Para alcanzar amor.
Instruccin para los tiempos sealados de todo el ao, en los cuales la
Iglesia hace diferencia de ceremonias. 1580.
Quin es el hombre.
Para agradar a Dios.
Consideraciones de la Santsima Trinidad.
Aviso de cmo buscaremos a Jesucristo Nuestro Seor.
Suma de las virtudes, por el doctor Diego Prez. 1580.

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Juan Cruz Cruz


-

Instruccin para quien quiere decir Misa.


De Charitate.
Mihi absit gloriari nisi in cruce domini nostri Jesu Christi, per quam mihi
mundus crucifixus est et ego mundo.
De cun mala sea la pereza y los remedios contra ella.
De los efectos y seales del amor de Dios.
Pregunta de cmo se consolar un alma con Nuestro Seor. Publicado por
A. De Saldes. Tratado indito del Dr. Prez de Valdivia. Estudios
Franciscanos, 4 (1909), 334-344.
De Santa Margarita.
Alabanzas de la humildad.
Sermn del bienaventurado san Jos.
Sermn de la dichosa Anunciacin de la Beatsima Virgen.
Sermn de la Santa Resurreccin.
Del gran beneficio que Jesucristo Nuestro Seor hizo a los hombres en que
despus de resucitado se quedasen sus llagas abiertas.
-

ALGUNOS ESTUDIOS RELEVANTES

Debo mencionar los trabajos que ayudan a precisar los datos biogrficos
y los itinerarios teolgicos de nuestro personaje.
Hay una extensa biografa de Diego Prez en la Crnica de los Capuchi
nos de Catalua, escrita en el ao 1612 por el P. Valladolid; se halla en el
Manuscrito 987 de la Biblioteca de la Universidad de Barcelona (pp. 292301). Tambin se encuentran notas biogrficas, escritas por el carmelita des
calzo P. Juan de San Jos, en el Manuscrito 991 de la Biblioteca de la Uni
versidad de Barcelona. El Licenciado Luis Muoz escribi sobre Diego P
rez una biografa (1635) que aqu se ofrece ntegra. Un resumen de la vida y
escritos de Diego Prez se halla en V. de Peralta: El doctor Prez de Valdi
via, escritor mstico del siglo XVI, Estudios Franciscanos, 27 (1921), 177225.
Ms recientemente, lvaro Huerga public una erudita Introduccin a la
reedicin del Aviso de gente recogida (Madrid 1977). De Juan Esquerda
Bifet cabe mencionar su tesis doctoral, titulada El tratado sobre la Inmacu
lada de Diego Prez de Valdivia (1964); as como el artculo Un marilo
go catedrtico de la Universidad de Barcelona. Diego Prez de Valdivia, en
Estudios Marianos, 33 (1969), 279-303; tambin es autor del Estudio preli
minar a la reedicin del Aviso de gente recogida, antes mencionada; en to

Introduccin

15
-

dos esos trabajos incorpora abundante aparato crtico y fuentes menores


acerca de nuestro autor.
Documentos y aspectos especiales de Prez de Valdivia son estudiados
tambin por J. M Madurell Marimn: Diego Prez de Valdivia en Barce
lona, Analecta Sacra Tarraconensia, 30 (1957), 343-371. El tratado in
dito de Diego Prez, titulado Pregunta de cmo se consolar un alma con
Nuestro Seor es estudiado y transcrito por Ambrosio de Saldes en Tratado
indito del Dr. Diego Prez de Valdivia, Estudios Franciscanos, 4 (1909),
334-344.
El asunto de Prez de Valdivia y la Inquisicin es tratado por J. M. Sn
chez Gmez: Un discpulo del P. Maestro vila en la Inquisicin de Cr
doba, el Dr. Diego Prez de Valdivia, Catedrtico de Baeza, Hispania, 9
(1949), 104-134; tambin, de este mismo autor: Ediciones y manuscritos
de las obras del Dr. Diego Prez de Valdivia, discpulo del Maestro vila,
Salmanticensis, 9 (1962), 631-641.
Una til introduccin a la vida y la obra de nuestro autor es el libro de
Jos Melgares Raya y Pedro Ayala Caada: Diego Prez de Valdivia, Rector
de la Universidad de Baeza en el siglo XVI, Crdoba, 1999.
En fin, el admirable y documentado Dictionnaire de Spiritualit, en el
tomo 12/1 (Pars, 1984), le dedica a Diego Prez de Valdivia cuatro amplias
columnas, con pertinente bibliografa. Una referencia muy merecida.

SU POSTURA INMACULISTA

En el ao 1582, momento en que Diego Prez de Valdivia termina de


escribir su Tratado sobre la Inmaculada, estaba vigente la orden que el Papa
san Po V (1504-1572) haba dado a todos los telogos de que, bajo gravsimas penas, ni los inmaculistas ni sus contrarios se llamaran entre s herejes;
consideraba razonable que cada uno tuviera la opinin que ms le agradara,
dejando al otro en paz siempre que unos y otros aceptaran la santidad de la
Virgen desde el vientre de su madre2.

Cabe recordar que la fiesta de la Concepcin de Mara tuvo su origen en los monasterios
de Palestina hacia el siglo VII; pero en la mayora de los casos Mara quedaba referida a la
Concepcin de Santa Ana (cuya concepcin activa no fue desde luego inmaculada). Los mon
jes de oriente la incluyeron en sus liturgias: est ya registrada en el calendario de Basilio II
(siglo X); y desde el siglo IX la fiesta de la Concepcin se celebraba el 9 de diciembre. En
cambio, en algunos lugares de la Iglesia Occidental, tambin por influjo de los monasterios,
empez celebrndose, desde el siglo XII, el 8 de diciembre.

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Juan Cruz Cruz

Realmente no era lo mismo santidad que concepcin inmaculada.


Y siglos antes, algunos telogos muy ilustres vean dificultades en conectar
ambos conceptos. Nada menos que san Anselmo, san Bernardo, san Alberto,
san Buenaventura, santo Toms se mostraban desfavorables al privilegio
mariano de la preservacin del pecado original. Deca san Buenaventura:
Aceptemos lo que mantiene la opinin comn: que la Virgen fue santificada despus de haber contrado el pecado original. Estos doctores sostienen que la Virgen fue santificada antes del nacimiento, pero despus de la
concepcin.
Todava en el siglo XVI la Iglesia catlica no quiso definir ni determinar
que el pueblo cristiano estuviese obligado a creer como cosa de fe la limpia
Concepcin de Nuestra Seora. Eso s, los Sumos Pontfices favorecieron la
creencia en la Inmaculada Concepcin, concediendo liturgias especiales
(Sixto IV adopt la fiesta en 1476 para toda la Iglesia Latina) e incluso
indulgencias a los que la celebraban. El Concilio de Trento (1546) no
abord la cuestin concerniente al posible pecado original de la Santsima
Virgen. Pero las ms prestigiosas Universidades, desde 1489 (Leipzig), defendieron sin fisuras, e incluso con exigencia de juramento para sus profesores, el misterio de la Inmaculada Concepcin: as Pars (Sorbona 1496),
Colonia (1499) y Valencia (1530); les siguieron a partir de 1617 las Universidades de Granada, Alcal, Baeza, Santiago, Zaragoza, Salamanca, Coimbra,
Mxico y Lima, entre otras.
En 1617 Paulo V decret que no deba ensearse pblicamente que
Mara fue concebida en pecado original. Tambin muchas rdenes religiosas
apoyaban esa doctrina: as los frailes de la Orden Serfica eligieron en 1645
como patrona a la Madre Inmaculada. Tambin, aos antes, la Congregacin
General de los Jesuitas emiti un edicto en 1593 haciendo oficial en la
Compaa la doctrina inmaculista. En cambio, algunos Dominicos estuvieron
reticentes, evitando hablar de concepcin y aceptando la fiesta de la
santificacin de la Virgen. Fue el Papa Gregorio XV el que elimin
(1622) el trmino santificacin. Y el Papa Alejandro VII declar en 1661
como objeto de fe (verdad revelada por Dios) que Mara no fue tocada por
el pecado original en el primer momento de la creacin de su alma y su
infusin en el cuerpo. Mas para esa fecha, haca ya 80 aos que el ilustre
profesor baezano haba fallecido.
Diego Prez de Valdivia, en lo que toca a este punto, ve que en su tiempo
la Iglesia dejaba a cada uno cierta libertad doctrinal, aunque claramente
favoreca a los que elegan la opinin de que la Virgen fue concebida sin
pecado original. De cara a los telogos, sta fue tambin la postura de la
Iglesia con anterioridad a san Po V. Mas Prez de Valdivia no tiene dudas al
respecto: la Santsima Virgen dice fue concebida sin mancha de pecado

Introduccin

17

original. Y para mostrar los hilos de este tema central, el ilustre telogo vuelve, una y otra vez, a ofrecer en su Tratado los mejores argumentos referentes
a la Inmaculada Concepcin, especialmente el que haba propuesto Duns
Escoto en el siglo XIII: Decuit, potuit, ergo fecit (Convino a Dios, pudo,
luego lo hizo). Hay, inicialmente, una razn de conveniencia para que
Mara fuera santificada en el seno de su madre: pues la que engendrara al
Hijo de Dios deba recibir los mayores privilegios de gracias. Y como el Hijo
de Dios era tambin perfecto Redentor, ejerci una redencin soberana respecto a la persona de su Madre; redencin que, lejos de ser una mera liberacin del pecado contrado, fue una preservacin de toda huella de
pecado.
Cuando la obra de Prez de Valdivia es leda por nosotros, hombres del
siglo XXI, justo cuando se celebra el 150 aniversario de la proclamacin del
dogma de la Inmaculada Concepcin, nuestro nimo se conmueve. Pues
aquel autor emple los mismos argumentos que llevaron a Po IX a efectuar
en 1854 esta definicin solemne: La Virgen Mara, en el primer instante de
su concepcin, por singular privilegio y gracia concedidos por Dios, en vista
de los mritos de Jesucristo, Salvador del linaje humano, fue preservada de
toda mancha de pecado original.
Esta definicin encierra varios aspectos bsicos que, contenidos en el
depsito de la Revelacin (Escritura y Tradicin), encontramos tambin desarrollados en el libro de Prez de Valdivia:
1 La Virgen Mara ha sido preservada de toda mancha de pecado
original, o sea: resguardada de toda enemistad con Dios y de servidumbre al
demonio, efectos que implican la privacin de la gracia santificante. Por lo
tanto, fue preservada de la huella de pecado original recibiendo la gracia
santificante.
2 Esa preservacin ocurri en el primer instante de su concepcin, es
decir, cuando su alma fue creada y unida simultneamente al cuerpo,
constituyndose Mara como persona humana.
3 El privilegio de la preservacin se refiere, pues, a la persona humana
de Mara. O sea, el sujeto de la preservacin no fue la actividad generativa de
los padres, ni el semen generador, ni el cuerpo ni el alma separados, sino la
persona misma, constituida por la animacin: la santificacin de Mara no
ocurri antes de la infusin del alma en la carne. Tampoco tuvo lugar
despus de la infusin del alma. La santificacin de Mara ocurri en el
momento mismo de la infusin del alma en el cuerpo. Y su alma no fue
creada antes que pudiese ser infundida y santificada, sino en el mismo
momento de la infusin en el cuerpo.
4 La Virgen Mara fue preservada del pecado original en virtud de los
mritos de Jesucristo, Salvador del gnero humano. Por tanto, su primera

18

Juan Cruz Cruz

gracia recibida no es independiente de los mritos redentores y futuros de su


Hijo. Mara, en cuanto descendiente de Adn, hubiera tenido la mancha
original si Dios no le hubiera concedido el privilegio de la preservacin,
atendiendo a los mritos futuros de su Hijo. Que Mara fuese eximida de
contraer la culpa no significa que se excluyera en ella la necesidad de la
redencin.
5 La Virgen Mara fue rescatada perfectamente, pero no mediante una
redencin liberadora de un previo pecado original (como ocurre en el
bautismo), sino mediante una redencin preservadora: al igual que quien
nos preserva de un golpe con su brazo, nos salva con ms seguridad que
quien nos cura una herida (Tratado V 4,1). Aunque no tuvo necesidad de
bautismo (que hace la remocin del pecado), s tuvo necesidad de redencin
(que produce la exclusin del pecado). En Mara se cumple una redencin
preservadora, conforme a su dignidad de Madre amadsima de Dios.
6 La preservacin no slo es del pecado original mismo, sino tambin
de sus consecuencias, que se resuman en lo que se llamaba con terminologa
escolstica fomes peccati (huella del pecado): la concupiscencia y la inclinacin al error. Por eso ella es inviolada y trono de la sabidura.
7 Mara estuvo exenta de toda falta, incluso la venial; privilegio que
implica un altsimo grado de gracia habitual y de amor; como tambin incluye un altsimo grado de libertad o libre arbitrio, enderezado siempre hacia
el bien.

MTODO Y ALCANCE DE SU INVESTIGACIN

a) La letra y el espritu
El Tratado de Diego Prez se divide en cinco partes: 1 Qu significa
Concepcin Inmaculada. 2 Razones teolgicas para afirmar el privilegio
mariano. 3 Figuras del Antiguo Testamento sobre el privilegio. 4 Respuesta
a las preguntas puestas al principio del Tratado. 5 Dificultades en contra del
privilegio y su solucin.
Para entrar en los recovecos de tan profundo misterio, Prez de Valdivia
utiliza, en la composicin de su Tratado, una metodologa sencilla y adecuada. Inicia su investigacin planteando cinco preguntas absolutamente
fundamentales. Pero advierte inmediatamente que deja las respuestas para el
final de la investigacin: con lo cual tensa todo el tratado, produciendo un

Introduccin

19

efecto psicolgico de curiosidad e inquietud intelectual, que habla por s


mismo de las altas cualidades pedaggicas del profesor.
Mas, junto a la llaneza de su metodologa, la argumentacin que utiliza es
muy slida y clara, evitando explcitamente los tpicos milagreros y sacando
sus razonamientos del fondo especulativo utilizado por la teologa racional
inspirada en la Escritura: Tampoco no quiero usar en este tratado de la
muchedumbre de milagros que estn escritos a favor de la limpia Concep
cin, ni de las historias que acerca de esto estn por el mundo sembradas, ni
referir la muchedumbre de prncipes eclesisticos y seglares que favorecen la
limpia Concepcin, haciendo constituciones a favor de la Concepcin, dando
privilegios a los que la celebran, ordenando cofradas, dejando rentas, insti
tuyendo fiestas y misas para mayor veneracin de este misterio, fabricando
iglesias y capillas, e inventando mil gneros de particularidades a favor de
esta fiesta, y en algunas universidades y estudios generales haciendo estatu
tos, por los cuales mandan que nadie reciba grado sin que se obligue a de
fender esta opinin, y casi todas las religiones lo han tomado a pechos
(Tratado III 15,1).
En la primera y segunda parte viene a probar que Mara pertenece a un
orden especial y elevado, de manera que ella es la obra predilecta de Dios,
predestinada a la Maternidad divina, a la Corredencin y a la Mediacin de
las gracias; siendo la Inmaculada Concepcin una prerrogativa aventajada.
Es modlica, por su claridad y rigor, la exposicin que hace del pecado ori
ginal, y la correspondiente argumentacin acerca de que Mara no qued
manchada, por haber sido predestinada desde la eternidad como Madre de
Dios; e indica el conjunto de gracias y dones que a tal dignidad correspon
den. Pero Diego Prez no estudia algunas cuestiones que, perteneciendo al
contenido de la Mariologa, slo ms tarde fueron abordadas y debatidas
teolgicamente. En cambio, desarrolla otras, como la referente a la esencia y
sentido del amor, que l aplica magnficamente a la accin de Dios sobre la
Virgen, con una fuerza de conviccin que pocos autores posteriores han
sabido lograr.
La tercera parte del Tratado tiene un inters especial, pues pasa revista a
las principales figuras bblicas que evocan o representan la Inmaculada
Concepcin. Se trata de figuras que tienen un sentido doctrinal y mstico,
pero no estrictamente literal. Recurdese que cuando hablamos o escribimos
nos damos cuenta de los varios sentidos que puede tener una palabra; mas en
el caso de lo que dice la Biblia, este fenmeno aparece con toda intensidad.
Por ejemplo, cuando Cristo llama a Herodes esa raposa (Luc 13,32), sera
inexacto entender la expresin en sentido literal y no metafrico o analgico. Igualmente, los animales de la profeca de Daniel son smbolos de
reinos que habran de venir (Dan 7,17).

20

Juan Cruz Cruz

Diego Prez de Valdivia sabe, como profesor de Escritura, que el sentido


literal de una palabra o frase no agota las posibilidades semnticas del texto.
Son cuatro los sentidos que se hallan en la lectura de las Sagradas Escrituras:
el literal, el doctrinal, el moral y el mstico. El sentido literal es el que est
expreso de modo real, porque sale directamente del texto, sin que haya una
extensin del sentido de las palabras por encima de lo normal. Pero cuando
la Biblia habla, por ejemplo, del brazo de Dios, no quiere decir que Dios
tenga brazo, sino figurativamente que tiene poder. Hay sentido doctrinal
cuando se expresa una verdad en la que se debe creer. Hay sentido moral,
cuando se expresa lo que se debe hacer. Hay sentido mstico, cuando se
expresa lo que debemos amar y pretender. As, Jerusaln es, en sentido
literal, la ciudad santa de los judos; pero alegricamente significa la Iglesia
catlica; moralmente significa el bien esperado que slo se alcanza por la
prctica de los mandamientos; y msticamente, segn Diego Prez, representa
a la Virgen Mara.
Es este juego de significados el que, para representar a la Inmaculada,
permite a Prez de Valdivia introducir figuras tales como el Paraso, el Arca
de No, el Tabernculo, el Arca de la Alianza, el Templo de Salomn, el
Monte Sin, la zarza incombustible, la reina Ester. No es posible quedarse
emocionalmente indiferente leyendo la interpretacin doctrinal y mstica que
el Maestro baezano hace de estas figuras.

b) Verdad y compromiso
Hay, en fin, un punto terico ambiguo que, aunque no se refiere al contenido del dogma mariano en s mismo, se relaciona con la posibilidad de su
definicin. l dice que la Iglesia nunca definira el privilegio mariano. Qu
sentido tiene esta afirmacin? Quien haya ledo con atencin todo el tratado
comprender enseguida que la respuesta ha de ser ponderada: pues lo que
quizs est queriendo decir Diego Prez es lo contrario del sentido
inmediato de sus palabras. Veamos:
a) Es claro que todo el que niegue la realidad o la probabilidad del privilegio, al mismo tiempo niega que pueda proponerse como verdad la
Inmaculada Concepcin. Pero no es ste el caso de Diego Prez: l piensa
que est ante una conclusin teolgica cierta (verdad cierta), y no ve aceptable que alguien admita lo contrario sin temeridad.
b) Pero en este punto se encuentra Diego Prez con la orden papal de
que no se tache de hereje a quien sostenga lo contrario. Debi de pesar bastante esta indicacin en el nimo de san Roberto Belarmino, cuando ense-

Introduccin

21

aba (1617) que no se puede definir que la opinin opuesta sea hertica:
o sea, no se podra admitir que la creencia piadosa en la Inmaculada fuese
una verdad de fe; ya que eso significara que la proposicin opuesta es
hertica. Aos antes haba enseado en Salamanca una tesis parecida Melchor Cano, para quien la sentencia inmaculista es slo probable y nunca podr admitirse como de fe. Es decir, si se afirmaba que era una verdad de fe,
automticamente se tachara de hertica la proposicin opuesta.
c) Prez de Valdivia, que en su proceso inquisitorial ya haba sufrido la
incomprensin por motivos ms ftiles atribuyndole conclusiones pavorosas sacadas de expresiones descontextualizadas, no estara dispuesto a
crearse un conflicto innecesario; aunque no poda renunciar a su profunda
conviccin. Qu hacer? Mantener su ntima certeza sin abrir una contienda
pblica. En primer lugar, sostiene que la inmaculada concepcin de la
Virgen es una verdad cierta. En segundo lugar, suaviza hacia el exterior su
adhesin indicando que no ser definida, por respeto a los doctores y santos
antiguos que sostenan una postura ajena al inmaculismo concepcionista. Por
lo tanto, no pudiendo contrariar su profunda conviccin, y sin sentirse urgi
do a declarar que el privilegio es definible de derecho, se limit a decir que
la Iglesia de hecho no lo definir.
Tras leer detenidamente su Tratado, estoy convencido de que Diego P
rez de Valdivia admita como verdad cierta el privilegio mariano y que ste
podra ser definido de derecho. Para evitar querellas intiles invoc unos
argumentos externos, tericamente muy dbiles: primero, que no sera defi
nido por respeto a los santos doctores antiguos que no compartan el privile
gio mariano; segundo, que estando tan deterioradas las costumbres de su
poca, podra pensarse que se estaba asistiendo al fin del mundo (Tratado I 1
/ IV 3,1) y, por lo tanto, no habra necesidad de adelantar ya definicin dogmatica alguna3. Pensaba el Maestro baezano seriamente en la validez de este
argumento milenarista? Ni de su Tratado, ni de ninguno de sus libros, se
desprende una demostracin razonada de que su tiempo presente por malo
que fuese era ya el ltimo, el momento en que Satans habra sido soltado
sobre el mundo para engaar a las naciones, haciendo guerra a los elegidos,
guerra que Dios acabara, enviando fuego desde el cielo, viniendo a conti
nuacin el Juicio Universal.
3

Si se llevara a su ltima consecuencia el razonamiento de Prez de Valdivia, habra que


sostener que la definicin dogmtica era lo que ms necesitaban los hombre del fin del
mundo; pues dice: As como al fin del mundo convino para remediar la disolucin de los
hombres que creciese la devocin con la limpieza de la Concepcin de nuestra Seora, as
convino que al fin del mundo ms se descubriese esta verdad, porque conforme a la necesidad
del tiempo ensea el espritu de Dios a los maestros de la Iglesia lo que conviene (Tratado, IV
4).

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Juan Cruz Cruz


-

Me inclino a pensar que bajo el leve escudo del argumento milenarista


defenda la entraa misma del privilegio mariano; y que quizs no dio per
sonalmente a la imprenta su libro lo escribi siete aos antes de morir y se
public una vez fallecido, porque sospechaba que sus tesis centrales, hoy
ratificadas por el dogma, podran acarrear malentendidos.
Quizs el ttulo de su Tratado corriera tambin la misma suerte, como di
r a continuacin.
-

ESTA EDICIN DEL TRATADO

a) El primer tratado sistemtico en castellano


Despus del escrito de Prez de Valdivia publicado en 1600 salieron a
la luz pblica muchos otros tratados en castellano sobre el misterio de la
Inmaculada Concepcin. Slo en Sevilla se editaron, con diferentes ttulos, al
menos nueve: en 1615 el de A. Pizao de los Palacios, el de Silvestre de Saa
vedra y el de F. Nez Navarro; en 1616 el de B. de Loaysa y el de P. de
Ojeda; en 1617 el de B. de Cepeda y el de Gonzalo Snchez Lucero; en
1655 el de Benito de la Serna y el de A. Sobrino. Y posterior tambin a la
obra del baezano es el famoso libro de Vicente Justiniano Antist, Tratado de
la Inmaculada Concepcin de la Virgen Santsima Nuestra Seora (Madrid,
1615), que fue traducido a varios idiomas.
Otros libros en castellano de la poca pueden verse en Nazario Prez, La
Inmaculada en Espaa (Santander, 1951). Asimismo, Ovidio Casado Fuente
pas revista en su Mariologa clsica espaola (Madrid, 1958) a las tesis
mariolgicas mantenidas por los telogos ms reputados de las Universidades espaolas en el Siglo de Oro, como Zumel, Valencia, Surez,
Vzquez, Lezana, Salazar, Granado, Salmanticenses, etc., los cuales escriban
sus tratados mariolgicos en latn, o sea, en lengua no vulgar.
En la Epstola dedicatoria de su Tratado sobre la Inmaculada, Prez de
Valdivia que conoca muy bien esa tradicin espaola, especialmente la
salmantina subraya que no ha venido a mi noticia libro alguno estampado
en lengua vulgar (siendo tan justo que todos entiendan el punto de esta fies
ta) que enteramente trate de esta materia. La carencia, hasta ese momento,
de una exposicin castellana inteligible, slida y completa, fue lo que le mo
tiv a escribir un Tratado pionero, moderando la erudicin excesiva y la
impertinente divagacin. Esta declaracin de pionero es ratificada por Juan
Esquerda Bifet en su estudio sobre la mariologa de Prez de Valdivia, indi

Introduccin

23

cando que ese tratado, en su vertebracin teolgica y sistemtica, es el prime


ro que ha sido escrito explcitamente en lengua castellana sobre dicho tema.
Para entender la oportunidad de un tratado teolgico de este carcter,
se debe recordar que en su bula Super speculam Domini san Po V
(1572) haba prohibido, a propsito de las controversias teolgicas,
escribir o dictar en lengua vulgar sobre la Inmaculada Concepcin. En
Espaa ocurri que, de una parte, algunas autoridades eclesisticas, como el
arzobispo de Sevilla, D. Pedro Castro y Quiones, no publicaron la clusula
de san Po V; y de otra parte, que muchos que la conocan interpretaron que
se refera o bien a no establecer en lengua vulgar lo que acadmicamente se
llamaba disputatio (que degeneraba a veces en ataques estriles de una y
otra parte), o bien a no editar disputas; pero eso no impedira exponer lla
namente la doctrina. O sea, slo se habra prohibido tratar, ante la gente sen
cilla, la cuestin disputativamente, con la carga de retrica intil que
conllevaba. Ahora bien, Diego Prez de Valdivia pensaba honestamente que
l no escriba disputas en lengua vulgar, aunque s escriba claramente sobre
el misterio en lengua vulgar, o sea, castellana.
Hubo tambin en lengua castellana, con anterioridad al Tratado de Diego
Prez, colecciones de sermones sobre la Virgen o vidas de Mara, pero no
prontuarios homogneos. Y hubo otra obra castellana, la del franciscano
Cristbal Moreno, Libro intitulado Limpieza de la Virgen y Madre de Dios,
publicada en Valencia en 1582 ao en que Prez de Valdivia ya haba ter
minado su monografa, que incorpora en lenguaje llano una serie de argu
mentos a favor del privilegio mariano; pero como indica Esquerda Bifet
por su falta de criterio y de orden lgico no pretende ser un tratado: exagera
la importancia de cuestiones accidentales, no cita crticamente los textos de la
Escritura, aduce ejemplos poco convincentes, como los que se refieren a
revelaciones privadas o castigos divinos.
Por lo tanto, aunque la obra de Diego Prez de Valdivia no sea el primer
libro en castellano sobre la Inmaculada, s puede aceptarse que es el primer
tratado teolgico castellano sobre el particular, debido a su laborioso queha
cer sistemtico, ausente en otros libros mariolgicos de la poca publicados
en el mismo idioma.

b) El ttulo del tratado


En cuanto al ttulo concreto del libro de Prez de Valdivia publicado en
Barcelona (Tratado de la singular y pursima Concepcin de la Madre de
Dios), causa extraeza que la Suma de privilegio, firmada por el Duque de

24

Juan Cruz Cruz

Feria, diga: libro intitulado De la Immaculada Concepcin de Nuestra


Seora. Asimismo, el Censor, el jesuita Luis Prado, dice que este libro
trata De la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora. E Ildefonso de
Coloma, Obispo de Barcelona, tras las palabras del Censor, ratifica que el
libro se titula Tratado de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora.
El mismo proemio de Prez de Valdivia reza Prefacin y argumento en el
Tratado de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora. Asimismo,
dentro de la obra de Prez de Valdivia se utiliza la expresin Inmaculada
Concepcin veinte veces. No parece plausible que en aquellos cuatro casos
de los preliminares se mencionara un ttulo distinto del que se aprobaba. Y
adems, en el inicio de cada una de las cinco partes en que se divide el libro,
se dice exactamente Tratado de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora. Y al acabar el libro se lee: Fin del Tratado de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora. Pudo ser que Diego Prez pusiera en el ttulo
el trmino Inmaculada y luego el editor lo modificara, suponiendo que
los censores estaran de acuerdo en que Inmaculada es lo mismo que
Singular y Pursima, y que Nuestra Seora es realmente la Madre de
Dios. Se habra producido entonces un aventurado trueque terminolgico,
aunque de eminente comprensin teolgica. Pero lo cierto es que el libro de
Diego Prez fue aprobado oficialmente con el ttulo de Tratado de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora, distinto del publicado.
Como editor de esta obra, no entiendo el cambio de ttulo operado por el
impresor Gabriel Graells. Las razones apuntadas son suficientes para restituir
al libro el ttulo con el que fue aprobado oficialmente, prologado por el
autor y mantenido as en cada una de sus partes. Es un deber de justicia
histrica. Mxime porque en ese ttulo se expresaban las mismas palabras
que luego entraron en la definicin dogmtica.
Son estos unos argumentos que por s solos estimulan a publicar la obra
de aquel ilustre profesor baezano, precisamente para conmemorar ahora el
150 aniversario de la proclamacin del dogma de la Inmaculada.

SUMA DEL PRIVILEGIO


Con Privilegio del Ilustrsimo y excelente seor Duque de Feria, Visorey
y Capitn general de Catalua, se ha concedido y dado facultad a Gabriel
Graells, impresor de la ciudad de Barcelona, que pueda imprimir un libro
intitulado De la Immaculada Concepcin de Nuestra Seora, y una declara
cin de algunos Captulos de los Cantares. Que nadie pueda imprimir, ni
vender dicha obra por espacio de diez aos, so las penas contenidas en el
dicho Privilegio.
Dat. en Barcelona seis de julio, ao de mil y seiscientos.
El Duque de Feria
Vt. Don Ios. de Mor. Reg.
Vt. Dominus Franciscus de Agullana
& Cardenes Reg.
Theorum Ant.

Gabriel Olsina

Yo, Luys Prado de la Compaa de Jess, por comisin y mandato del


Ilustrsimo y Reverendsimo don Alonso de Coloma, Obispo de Barcelona,
he visto este libro que trata de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora
y una declaracin sobre los tres captulos de los Cantares, hecho por el Seor
Doctor Diego Prez, y no he hallado en l cosa contraria a la fe y buenas
costumbres, antes doctrina muy saludable para las almas, y as juzgo debe ser
impreso. En Barcelona en nuestra casa de Bethlem de la Compaa de Jess a
28 de junio, 1600.
Luys Prado

Nos D. D. Ildef. a Coloma Dei & Apostolice Sedis gratia Episcopus


Barcinone. Visa Approbatione supradicta, huius libri cui titulus est Tratado
de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora, y una Declaracin sobre
los tres captulos de los Cantares, hecho por el Seor Doctor Diego Prez.
&c. revisi & correcti a Reverendo Luys Prado, Societatis Jesu: Concedimus
licentiam imprimendi & divulgandi eum, in nostra Diocesi.
Dat. Barcinone in nostro palacio Episcopali die 2. mensis Julii anno
1600.
Ildef. Epis. Bar.

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Diego Prez de Valdivia

EPSTOLA DEDICATORIA
Muchos das ha que me mand vuesa merced que le escribiese un breve
tratado de la Concepcin de Nuestra Seora, porque deseaba vuesa merced
entender bien entendida esta verdad, y las razones de ella, y tenerlo escrito,
para que cuando quisiese consolarse con la memoria de esta piadosa
doctrina la tuviese a mano, no obstante que cada ao y entre ao se predica
esta fiesta. Empero es nuestra memoria dbil y olvdasenos presto lo que
omos, en especial cuando la materia es algo dificultosa de entender, como
realmente lo es este punto de la Concepcin, del cual manda vuesa merced
que yo trate. Que cierto lo es dificultoso y lo entienden pocos, con aquella
rectitud que se ha de entender. Oso decir que, en cierta manera, as como esta
fiesta es tan universal y tiene tantos devotos, as tiene pocos que la entiendan
bien entendida, y la sientan bien sentida, y la solemnicen con aquella
reverencia y veneracin que a tan grande y alta fiesta se debe. Y aunque yo
tenga muchas y muy grandes obligaciones de servir a vuesa merced, las
cuales solas bastaban y sobraban para que yo hiciese todo lo que vuesa
merced me mandase y yo pudiese, por arduo y dificultoso que fuese, hase ha
allegado esta razn, de entender que ser este mi trabajuelo provechoso para
algunos corazones devotos de esta fiesta y no tan instruidos en la declaracin
de ella.
Digo esto as, porque entiendo que este nimo de vuesa merced tan
generoso, liberal y tan amigo de hacer bien a todos, cuando hubiere ledo
este libro y le hubiere agradado, y reportare algn fruto de l no podr
menos consigo de comunicarlo con algunas personas que de buena voluntad
quisieren escuchar y recibir la doctrina que en este libro se contiene. No
tengo temor que a vuesa merced le ha de ser desabrido este tratado, porque
ya vuesa merced me conoce, y entiende el camino que llevo, y sabe mis
faltas; y as, cuando viere los defectos que en este tratado hallar, pasar
buenamente por l, pues con esa condicin me mand vuesa merced que le
sirviese: de sufrir con paciencia y caridad mis descuidos e ignorancias.
Una cosa le osar a vuesa merced afirmar: que aunque no hay en este
tratado cosas curiosas y agudas y sutiles, ni tampoco haya muchos puntos
muy devotos y tiernos, a lo menos hallar vuesa merced doctrina catlica y
slida de edificacin. Nadie puede tomar nada, si no se lo da del cielo. No
me ha dado a m nuestro Seor las vivezas y blanduras de corazn que a
otros suele dar. Empero, gloria y gracias a su Majestad, que me ha dado
doctrina clara, llana y sencilla y que ensea a servir a nuestro Seor con
mortificiacin y caridad; y conforme a los ejemplos, vida y doctrina de los
que muy ciertamente sabemos que fueron y van al cielo.

Tratado de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora

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Reciba vuesa merced mi buena voluntad; perdone mis faltas y negligencia, y crame que a vuesa merced y a todo ese santo convento, y a todas
las cosas que les tocan, las deseo servir entraablemente, con verdaderos y
perfectos servicios, y uno de estos servicios es rogar y suplicar Jesucristo,
Seor Dios nuestro, guarde y prospere, con perfecta y entera felicidad.
Amn.

AL CRISTIANO LECTOR
Maravillarse ha, por ventura, el cristiano lector, cuando leyere y oyere
[que] un hombre, tan sin devocin y letras y tenido por tan riguroso, haya
osado tomar la pluma para escribir la limpia Concepcin de Nuestra Seora,
en especial siendo tan discpulo de Santo Toms y tan arrimado a la antigua
doctrina de los santos, pidiendo esta materia un escritor muy agudo, devoto
y erudito. Quiero responder por m, por quitar cuanto en m sea posible la
causa u ocasin de escandalizarse en m algunos prjimos.
As respondo, lo primero, que me lo han mandado y que ms quiero ser
tenido por necio que ser porfiado.
Respondo, lo segundo, que no ha venido a mi noticia libro alguno
estampado en lengua vulgar siendo tan justo que todos entiendan el punto
de esta fiesta que enteramente trate de esta manera. Y as, habiendo yo
muchas veces predicado de esta fiesta, habiendo experimentado, por una
parte, que algunos se han aprovechado de la doctrina que oyeron y, de otra
parte, poquitos son los que entienden este punto de la Concepcin, y cun
pocos dignamente la celebran, y que todo es hablar y hacer cosas exteriores,
ni tener espritu ni disposicin conveniente a la celebracin de esta fiesta, me
determin ofrecer mi pobreza en el templo de Dios y convidar a los muy
devotos y doctos a que, enfadados de ver cun pobre y cortamente trato de
esta materia tan alta y tan rica, se esforzasen a escribir de esta materia
fecunda y eruditamente.
Ruego, pues, cristiano lector, que olvides la culpa ma y te acuerdes de
ilustrar con tus escritos este ilustrsimo punto, de la limpia Concepcin de
Nuestra Seora; y a todos los lectores ruego que no piensen que han de
hallar en este libro milagros, ni revelaciones, ni costumbres, ni juramentos, ni
constituciones de provincias de universidades y cofradas: porque mi intento
no es referir historias, ni examinar a nadie, ni ser censor de opiniones:
solamente pretendo declarar qu quiere decir limpia Concepcin, y qu

30

Diego Prez de Valdivia

razones y causas hay para que los devotos de esta fiesta se gocen y
consuelen, viendo cun justamente, y con cunta razn, son devotos de esta
fiesta, as como los fieles cristianos se consuelan cuando oyen razones que
persuaden ser nuestra fe catlica muy conforme a razn, aunque sobre toda
razn.
Y juntamente con esto pretendo responder a algunos curiosos que suelen
hacer preguntas acerca de esta fiesta; y finalmente pretendo concluir,
rogando a todos los devotos de esta santa fiesta que la honren y reverencien
con toda limpieza de conciencia, y con toda reverencia, interior y exterior,
para que corresponda la veneracin al venerado.

PREFACIN Y ARGUMENTO EN EL TRATADO


DE LA INMACULADA CONCEPCIN DE NUESTRA SEORA
Si aquel santo y tan sabio en los divinos misterios, el Rey David, tanto
tiempo empleaba en considerar las obras de Dios naturales, y de este ejercicio tanto fruto sacaba, ocupndose juntamente en las obras de Dios sobrenaturales, y dando a los divinos misterios la mejor y mayor parte del tiempo,
muy acertado ser que nosotros, que en el dichoso y feliz tiempo de la ley
Evanglica vivimos, no slo tengamos estas consideraciones, sino que, ultra
de esto, pasemos a considerar las maravillosas obras que particularmente hace Dios en su Catlica Iglesia, perfeccionndola cada da con nuevas misericordias, cumpliendo la palabra que tiene dada, en la cual dice Mat. lt.: Y o
estoy con vosotros hasta el fin del mundo, lo que dijo por David en el Psal.
67: Escogida agua le llovistes a vuestra heredad; enferm y volvstesla a
perfeccionar. Y es as que si se mirasen las maravillosas obras que hace
Dios en su Iglesia en diversidad de tiempos, que admiraran, levantaran y
edificaran los corazones. En especial, en este centenario de aos en que estamos, que corre de quinientos a seiscientos, se han reformado las religiones,
se han levantado religiones nuevas: muy cierto, maravillosas cosas son. En
este centenario se han renovado las letras sealadas, ha habido novedad de
corazones en la Iglesia, ha habido grande aumento por conversin de los
infieles, y mejor polica que la que das ha sola haber.
No niego yo que ha habido muchos males; empero no me determino a
averiguar cual es mayor: el bien o el mal. Contntome que hay muchos bienes nuevos, entre los cuales todos, quiero contar dos que son a mi propsito.
El uno es la frecuencia de los sacramentos de confesin y comunin, juntamente con la veneracin del Santsimo Sacramento. El otro es la devocin

Tratado de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora

31

tan grande a la Concepcin de Nuestra Seora, que en este centenario de


aos notabilsimamente ha crecido y aumentado. De estas dos cosas pienso
tratar en este volumen: la una, qu es la Concepcin, porque fue principio y
disposicin del santo Sacramento, preparndose la que haba de ser y fue
Madre del santsimo Sacramento, quiero decir: del Hijo de Dios y hombre
que en el santsimo Sacramento verdaderamente est. Y tambin porque la
doctrina de la Concepcin es disposicin para ms limpiamente recibir el
santsimo Sacramento.
Guardar este orden en esta materia: que primero har unas preguntas
para abrir la puerta y entrar con ms claridad. Lo segundo declarar qu es
Concepcin inmaculada de Nuestra Seora, y las razones que lo persuaden.
Lo tercero responder a las preguntas, epilogando con la utilidad que de esta
consideracin se ha de sacar.

EPSTOLA DEDICATORIA:
A LA SACROSANTA REINA DE LOS CIELOS, MARA MADRE DE DIOS,
GABRIEL GRAELLS IMPRESOR, SU MENOR SIERVO HIJO Y DEVOTO,
HUMILDEMENTE SE ENCOMIENDA Y LE OFRECE ESTE LIBRO

No ignoro yo, Reina soberana, de cun buena voluntad y gana acepta


vuestra majestad los servicios de sus devotos, por pequeos que sean. Con
esta confianza le ofrezco este libro de su Concepcin santsima y Cantares
en alabanza suya. No mo, sino de aquel tan devoto suyo, cuya alma, a lo que
piadosamente podemos pensar, reposa en vuestra compaa en el cielo. Porque quien tanto trabaj por vos en este mundo goce de ella en la otra. Pues
si queremos probar que haya sido vuestro devoto, este libro lo muestra y
ensea: que en verdad podemos decir que, como dijo vuestro hijo Jesucristo
al glorioso Santo Toms de Aquino: Bien habis escrito de m, Toms,
podeis vos decir: Bien habis escrito de m y de mi limpia Concepcin,
Diego Prez.
Qu se puede ms desear en esta materia? Vanla los Doctos, Predicadores, Confesores, Religiosos y Religiosas, doncellas, casadas, hombres, mujeres, viejos y mancebos, que para todos hay en qu emplear su entendimiento en las excelencias de Mara; pues quin se podr nombrar devoto de
Mara, y de su santsima Concepcin, que no tenga este libro? Y por ser cosa
de tan grande utilidad y provecho para las almas, a las devotas para ms conservarlas en la devocin, y a las tibias y flojas para inflamarlas: no es razn

32

Diego Prez de Valdivia

que una obra, tan santa, tan llena de doctrina, espritu y santidad, faltando el
autor quedase sumergida en el profundo del olvido, sino que se pusiese la
vela sobre el candelero y diese luz a todos, a un tiempo que tan necesitado
est el mundo de limpieza. Ha querido Dios hacernos tanta merced en descubrirnos un tan grande secreto, como es que su Madre santsima fuese
concebida sin pecado original, que bien podemos decir: bienaventurados
los ojos que ven lo que nosotros vemos, que muchos Profetas, y Reyes y
Santos lo quisieron ver y no lo vieron; no porque ellos no fuesen ms
devotos y santos que nosotros, sino que Dios por sus secretos juicios no lo
quiso revelar en aquellos tiempos esto, y no hay para qu probarlo, sino que
lean el libro, que en l lo hallarn declarado.
Pues si queremos decir algo del autor, me parece que ms se dir callando que hablando, pues todos los que hoy viven le han conocido y saben su
virtud, su penitencia, su predicacin, su celo de salvar las almas; que, como
espejo, todos nos podemos mirar, porque en la ciudad viva vida eremtica, vida de Marta en la predicacin, de Mara en la contemplacin, ejemplo de Sacerdotes, dechado de Religiosos y Religiosas, y de Vrgines y continentes.
Ms, qu digo? Ya que todos lo saben, ms quiero callar, porque quedara
mi lengua muy corta y atrs que queriendo alabar a quien tanto merece; en
lo que yo faltare, leyendo en el libro hallarn cumplidamente su espritu y
devocin; y darn al autor las gracias del trabajo; y Mara quedar alabada y
su hijo glorificado, el cual vive y reina con el Padre y el Spritu Santo, por
todos los siglos de los siglos. Amn.

ANTFONA MUY DEVOTA, DE LA INMACULADA CONCEPCIN DE


NUESTRA SEORA, QUE SE DICE DESPUS DE COMPLETAS
Tota pulchra es amica nostra, columba nostra, et macula originalis non est
in te.
V. In conceptione tua virgo inmaculata fuisti.
R. Ora pro nobis Patrem cuius filium peperisti.
Oratio
Deus qui per inmaculatam virginis Conceptionem dignum filio tuo
habitaculum praeparasti, concede quaesumus, ut sicut ex morte eiusdem filii
tui praevisa eam ab omni labe praeservasti, ita nos quoque mundos
intercessione ad te pervenire concedas, per Christum Dominum nostrum.
Amen.

PARTE PRIMERA DEL TRATADO DE LA INMACULADA CONCEPCIN


DE NUESTRA SEORA
_
EN QUE SE TRATA QUE EN ELLA NO HUBO CULPA ALGUNA

CAPTULO I
DE CINCO PREGUNTAS QUE SON COMO FUNDAMENTO,
A LAS CUALES SE RESPONDE AL FIN DE LA OBRA

Todos lo saben, y no hay cosa hoy ms tratada ni celebrada, que haber sido la Santsima Virgen concebida sin pecado; parece que con esta doctrina
se destetan hoy los nios y no hay hombre ni mujer por pecadores que
sean que no se precien de ser devotos de la Concepcin.
Ahora entra mi primera pregunta: Por qu habiendo otras festividades
de Nuestra Seora ms antiguas y verdaderamente mayores, y de quien los
santos larga y resolutamente escribieron, el pueblo cristiano ms solemniza
esta fiesta y ms devoto le es? Claro est que la fiesta de la Anunciacin de
Nuestra Seora, cuando en ella se hizo hombre el Hijo de Dios, es la ms alta
fiesta de Nuestra Seora, as como la ms alta dignidad suya es ser Madre de
Dios. Claro est que la fiesta de su gloriosa Asuncin es la fiesta de la mayor
honra de la Santsima Virgen, pues en aquel da con tanto triunfo subi al
cielo en alma y cuerpo y fue coronada por Reina de los cielos y asentada en
trono real a la diestra del verdadero Salomn. Claro est que el da que el Espritu Santo vino sobre los discpulos, vino tambin sobre la Virgen santsima.
Y si en la Concepcin recibi gracia y en su Natividad y en la Anunciaciacin, y en la Visitacin de santa Isabel y en el Nacimiento de su hijo, y en
todos los ejercicios de amor que ejercit con su hijo hasta su Ascensin en la
venida del Espritu Santo fue plensima de gracia: de manera que, si va por
honra, en la Anunciacin y Asuncin fue ms honrada; si va por gracia, en la
venida del Espritu Santo la recibi maravillosa: qu es, pues, la causa que
mueve a honrar tanto la Concepcin?
Segunda pregunta: Qu es la razn, porque de las otras fiestas hay singulares devociones, unos son ms del Nacimiento, otros de la Asuncin y
otros de la Visitacin, empero de la Concepcin todos lo son cuanto pueden,
que parece dan a entender que esta ha de ser la suprema y general devocin?
Tercera pregunta: Qu es la causa que, estando esta devocin tantos
tiempos disimulada que muy pocos se acordaban de ella, ahora al fin del
mundo (que, cierto, seales hay de que vamos cerca de l, o a lo menos
parece que el mundo nos amenaza que se quiere acabar y los hombres no s
qu fe tienen o sienten de estar cerca del juicio general y del Anticristo) ha
sido nuestro Seor servido que tanto se haya entrado en los corazones de los
hombres, que parece que no es en mano de los hombres no ser muy
afectados a esta solemne fiesta?

36

Diego Prez de Valdivia

La cuarta pregunta: Por qu esta fiesta tan solemne, tan linda, tan devota,
nos la descubri e inspir nuestro Seor ms a nosotros que a nuestros antecesores, siendo ellos devotsimos de la Santsima Virgen, que dicen de ella
maravillas, siendo tan santos, teniendo tanta luz, tanto espritu y reverencia y
amor a Nuestra Seora? No se enfade nadie de esta pregunta, que cuando
vea la respuesta se holgar.
Quinta pregunta es: Por qu la Catlica Iglesia, aunque ha visto tanta devocin en todos los fieles, nunca ha querido mandar al pueblo cristiano que,
como cosa de fe catlica, crea la santa y pursima Concepcin? Sino solamente se ha contentado a que los fieles lo tengan por cierto cada uno para s
por su devocin, y as hace el negocio, negocio de amor y devocin, y no de
necesidad.
Disposicin para lo que se ha de decir
Estas cinco preguntas se me han ofrecido, las cuales me convienen para
declaracin: declarando primero qu quiere decir Concepcin Inmaculada,
y luego apuntar las razones que hay para entender que as fue, y consolarse
con lo que la piedad cree es tan cierto; a lo cual como en su lugar vere
mos se responde bastantemente y a las preguntas.
Y para declarar el primer punto, conviene mucho declarar algn tanto
qu sea pecado original: porque quien no entendiere bien esto, nunca entender el punto de la Concepcin de Nuestra Seora, el cual consiste en que la
Santsima Virgen no fue concebida en pecado original, como los otros hombres, sino como todos solemos decir: sin ningn pecado concebida.

CAPTULO II
DE CUN DIFICULTOSA MATERIA SEA LA DEL PECADO
ORIGINAL, Y CMO PARTICULAMENTE EN ESTE PUNTO
ES DIOS INCOMPREHENSIBLE

Cuatro materias hay, en la religin Cristiana, que son las ms dificultosas


de entender, que ms sobrepujan nuestro entendimiento, que son: Trinidad,
Encarnacin, Santsimo Sacramento y pecado original. Porque toda la dems
doctrina que la Catlica Iglesia ensea no es tan dificultosa de entenderse, y

Tratado de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora

37

parece que en alguna manera atina a ella la razn nuestra; y de estas cuatro
verdades, a mi pobre entendimiento se le hace ms dificultosa la del pecado
original que las otras. Porque a mi entendimiento es muy creble todo lo que
engrandece la Majestad de Dios, en bondad, en misericordia, en amor, en liberalidad, en sabidura incomprehensible, y poder magnfico y piadoso. Lo
cual todo hallo yo en la Santsima Trinidad, en la Encarnacin, en el Santsi
mo Sacramento.
Empero considerando lo que da a entender justicia, a nuestro parecer ri
gurosa, y en la cual mira Dios a lo que el pecado y pecador merece, aflgese
mi corazn, viendo segn lo que mi corto entendimiento alcanza que en
las tales obras resplandece ms la justicia que la misericordia; as es lo que
toca a pecado original, como veremos luego. Cuando yo me veo en este
golfo, y me corre tempestad, sgome a la fe y doctrina de la Iglesia Catlica,
que tantos millares de aos ha sabido y enseado, y sgome a que es Dios
incomprehensible y que no le he de tomar yo cuenta de lo que hace, ni se
pueden sus obras del todo comprehender, ni podemos dar razn de todas, y
acurdome que dijo san Agustn, con tan conforme razn, que si Dios fuera
comprenhensible de entendimiento finito, que no fuera Dios: porque Dios es
infinito e incomprehensible. Y miro tambin que no le va ningn criado a
tomar cuenta a su amor de lo que hace, ni le pide razn de lo que manda; y
miro que an el corazn de un hombre es inescrudiable; y miro que me
suelo fiar de un hombre de bien, y creo lo que me dice, aunque a veces no lo
acabe bien de entender; y resulvome con san Pablo, diciendo: Oh, alteza
de las riquezas de la ciencia y sabidura de Dios, cun incomprensibles son
vuestros juicios y qu inscrutables vuestros caminos! (Ro 10). Y con este
navo paso el golfo afirmndome sobre la doctrina de la Santa Escritura y de
la Iglesia Catlica y de todos los santos; y con esta gua dir ahora lo que
todo catlico cristiano debe creer y entender del pecado original.
-

CAPTULO III
CUL CRE DIOS AL PRIMER HOMBRE, EN CUANTO AL CUERPO
Y CUANTO AL ALMA

Muy perfecto y muy cabal cre Dios a nuestros padres Adn y Eva. El
cuerpo era muy sano y gentil, y solamente inclinado a lo natural que le con
vena (Gene 1). Al alma cre Dios a su semejanza e imagen, dndole enten

38

Diego Prez de Valdivia

dimiento y voluntad, que constituyen en el hombre el lbero arbitrio; diole


en el entendimiento muy rica lumbre natural y conocimiento, y verdades
generales prcticas; y en la voluntad, una natural y escogidsima virtud que
llaman sindresis, en griego quiere decir conservacin, la cual nos inclina a
consentir a las verdades que nos ensean el bien y prohiben el mal. Y sobre
todo, le dio Dios al hombre, cuando lo cre, un don que llaman justicia ori
ginal, el cual don estaba en el alma y era tan poderoso, que tena al cuerpo
tan sujeto a la razn que, as como mandamos a nuestra mano o a nuestra
lengua o a parte semejante de nuestro cuerpo que tenemos ya bien mortifi
cada y no hacemos ms de lo que queremos, as todo el cuerpo estaba obe
dientsimo a la razn en todo lo que la razn le mandaba: en comer, dormir
y en todos los cinco sentidos exteriores y en los interiores, y en todas las
acciones de cualquier parte del cuerpo; y la razn estaba sujeta a lo que Dios
le inspiraba y mandaba. Sobre todo esto, que era mucho ms de lo que he
explicado y sabra explicar, le dio Dios al hombre la gracia y virtudes sobre
naturales infusas y dones; diole fe, esperanza, caridad; y las cuatro virtudes
cardinales que llaman prudencia, justicia, fortaleza y temperancia; y los siete
dones del Espritu Santo.

CAPTULO IV
DEL MANDAMIENTO QUE PUSO DIOS A ADN Y A EVA, Y DE LA
JUSTICIA ORIGINAL, DE DONDE SE ENTENDER DESPUS
QU SE LLAMA PECADO ORIGINAL

Tan acabado y perfecto sali el hombre de las manos de Dios, cual


convena que fuese obra hecha por manos de tal maestro; y de esta misma
condicin cre a Eva; y habindolos creado, trat con ellos especialmente
con Adn como con cabeza del humano linaje que lo amasen y sirviesen,
cumpliendo todo lo que la divina ley les enseaba. Y que, ultra de esto, les
pona un mandamiento particular, en el cual quera ms claramente probar su
obediencia y asentar con ellos lo que a todo el humanal linaje tocaba (Gene
2), cuyas veces y voz, como a padre universal de quien todos haban de
descender, tena. El mandamiento fue que no comiesen de un cierto rbol
que les seal, que le llam rbol de saber del bien y del mal; porque, si

Tratado de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora

39

guardaban el mandato, sabran del bien solamente; y si no lo guardaban,


sabran del mal; y el concierto fue que si guardaban su mandamiento en la
ocasin y tiempo que se les ofreciese la guarda de l por ellos y por todo el
linaje humano, que l les confirmara en la justicia original y gracia y
virtudes y dones que les haba dado y en todas las mercedes que les haba
hecho: y no slo para ellos, sino para todos sus hijos y descendientes sera la
justicia original y gracia; de tal manera que, comenzando a ser en el vientre
de sus madres, tendran justicia original. Empero si quebrantaban el
mandamiento que les pona, por la primera vez que lo quebrantasen,
moriran infaliblemente cuanto al cuerpo y cuanto al alma, ellos y todos sus
descendientes hasta el fin del mundo; y perderan la justicia original y gracia
que les haba dado con todas las virtudes y dones que requieren por
compaera la gracia; y que la justicia original jams la volveran a tener,
aunque, cuanto a la prdida de la gracia, l pondra remedio; y que l y
todos sus descendientes seran dados por traidores en comenzando a tomar
ser de hombres, en el vientre de sus madres, por ser hijos suyos. Digo: en
comenzando a ser hombres; porque el pecado original no est en la carne
sola ni en el alma, la cual no cra Dios con pecado original; sino en
juntndose el alma con el cuerpo, comenzando a ser y resultando de alma y
cuerpo juntos un hombre, hijo natural descendiente de Adn en aquel mismo
instante; por ser hijo de aquel que fue traidor, es dado aquel nio, que
dentro de las entraas de su madre est, por pecador y traidor, siendo el alma
inficionada por el pecado original.

CAPTULO V
QUE POR SER HIJOS DE ADN SOMOS TRAIDORES Y
MRITAMENTE PRIVADOS DEL MAYORAZGO. Y QUE ENTENDI
ADN QUE HABA EN DIOS REMEDIO PARA SU CADA

Con esta declaracin, prosigamos adelante lo que colegimos, de la


doctrina de los Telogos, qu su Majestad le significara a Adn. No slo,
pues, le dijo que en comenzando a recibir ser sus descendientes seran dados
por traidores, mas que por consiguiente seran hijos de ira, contra los cuales
l estara enojado para siempre, hasta que aquella falta, culpa y pecado en
que por ser hijos de traidor incurran, fuese lavada con la gracia por algn

40

Diego Prez de Valdivia

Sacramento, en que profesasen que haba en Dios remedio. Pas esto as


como cuando una cabeza de linaje es traidor, al padre castigan como a
traidor, y todos sus descendientes son privados del mayorazgo y hacienda
del padre, y son tenidos por infames y caen en desgracia del Rey. Y lo que
fue actual culpa en el padre es como natural y hbito culpable y pecado que
resulta en el hijo, aunque muy ms propiamente es en el pecado de todos los
hombres que de Adn heredaron, que por eso se llama pecado original,
porque viene por origen y casta de Adn: porque Adn, como es dicho, tuvo
vez, y vez de todos sus hijos, y as todos pecamos en l, pecando l.

CAPTULO VI
CMO FUE EL PECADO ORIGINAL EN ADN, Y CMO ES
EN NOSOTROS, Y QU SEA FOMES PECCATI

Verdad es que l pec como hombre particular, pec como cabeza de


todos los hombres, y fue su pecado actual, personal y general; y el nuestro
es original y personal. l, si no hiciera penitencia, fuera castigado, no slo
con privarle de la justicia original y gracia y desterrarle del cielo para
siempre, quedando tan mal inclinado, flaco y ciego como por el pecado
qued traidor y enemigo de Dios; sino tambin fuera castigado con fuegos
eternos. Empero nosotros no quedamos obligados a fuego eterno, ni
quedamos culpados como traidores actualmente; sino a todo lo dems
quedamos culpados y castigados. Y as en el punto que comenzamos a ser
hombres, en el vientre de nuestra madre, somos hijos de ira, que quiere decir:
contra los cuales est airado Dios, careciendo no slo de la justicia original,
pero de toda virtud y gracia y desterrados del cielo para siempre, enemigos
de Dios y traidores, flacos, ignorantes y tan mal inclinados, que parece no
nacimos para hacer obras buenas, sino para pecar, teniendo en nuestra carne
una enemistad con la santidad que llaman fomes peccati, que quiere decir un
tizn que siempre nos abrasa, enciende y quema y nos inclina a pecar, tal
que, aunque por el santo bautismo nos den la gracia de nuestro Seor y nos
alcen el destierro del cielo y nos hagan hijos de Dios, herederos suyos y
juntamente herederos con Jesucristo, todava nos queda aquel fomes peccati,
que tanta guerra nos hace: contra el cual hemos de pelear toda la vida,
estudiar y trabajar siempre en toda mortificacin interior y exterior. Y
finalmente, en pena del pecado original, hemos de morir cuanto al cuerpo. Y

Tratado de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora

41

es tan perverso y malo este fomes peccati que moralmente hablando es


imposible que quien ha tenido pecado original no caiga en algn pecado
venial: que de este fomes viene que jams nadie que en pecado original ha
cado, aunque lo libren de l por el Sacramento, deje de caer en algunas
culpas veniales, segn el fomes pecati est ms o menos mortificado.

CAPTULO VII
QU SEA PROPIAMENTE LA FIESTA DE LA CONCEPCIN DE
NUESTRA SEORA Y CMO SE HA DE ENTENDER
CUANDO LA LLAMAREN SANTIFICADA

Parceme que sin pasar de aqu he persuadido, a cuantos esto leyeren, que
en tan grande mal no haba de caer la santsima Madre de Dios: cmo haba
de permitir un Dios tan bueno y todopoderoso, tan mala raza en tan alto
brocado? Por cierto que no lleva camino ninguno! Y as, me parece he
hecho gran parte de la hacienda que pretendo en haber pintado lo mejor que
he podido el pecado original: porque bien considerado y entendido, no
habr quien no diga luego que a millares de leguas no toc esto a la Virgen.
Empero dejemos esto para su lugar propio, y saquemos de aqu muy clara y
fcilmente qu quiera decir la limpia Concepcin de Nuestra Seora: que en
una palabra quiere decir concebida sin pecado original. Esta es, pues, la
fiesta de la Concepcin, y el punto de la devocin de la Concepcin: que
sola la Virgen, entre todos los hijos e hijas de Adn que naturalmente de l
descendieron, no tuvo que ver con culpa original; antes, desde el punto que
comenz a ser en el vientre de la bienaventuada santa Ana, fue santa: no fue
santificada, si santificada quiere decir trocada de pecadora en santa, porque
ningn pecado jams tuvo, antes fue siempre santa. Empero, si santificada
significase que fue hecha santa al cual modo habla alguna vez la santa
Escritura, bien se podra llamar santificada: as como los Espritus Anglicos
que juntamente tuvieron ser y gracia; as como Adn y Eva que fueron
criados en gracia; as como Jesucristo, nuestro Seor, cuya alma, del instante
de su Concepcin, tuvo infinita gracia.

42

Diego Prez de Valdivia

CAPTULO VIII
CMO FUE LA GRACIA DE JESUCRISTO NUESTRO SEOR
Y DE NUESTRA SEORA

Empero hay diferencia entre Jesucristo nuestro Seor y su Madre sant


sima: que l tuvo infinita gracia, que llamamos los Telogos gratia capitis,
porque es la fuente de la gracia, no slo en cuanto Dios, sino en cuanto
hombre, porque en cuanto hombre es el segundo Adn celestial, cabeza de
todo el humano linaje especial, de los que a l se juntan por fe y sacramen
tos. Y la gracia de Nuestra Seora no fue gracia de esta manera: antes la
madre la recibi del hijo, como est escrito en los salmos en sentido mstico,
Et ipse fundavit eam altissimus (Ps 86): y as, la gracia de Jesucristo
nuestro Seor no pudo ser mayor que desde el instante de su Concepcin
fue, porque fue desde aquel punto la suprema gracia que puede ser. Y cuan
do san Lucas dice que creca en edad y gracia delante de Dios y los hom
bres (Lc 2), se ha de entender cuanto a la manifestacin exterior de las
obras que llaman los Telogos ciencia experimental: porque as como creca
naturalmente el cuerpo de Cristo nuestro Seor, as iba dando muestras de
mayor sabidura, gracia y santidad. Pero la gracia de Nuestra Seora siempre
fue creciendo desde el punto de su concepcin hasta el punto de su muerte:
que fue maravilloso crecimiento, que en cierta manera iba acercndose a la
gracia del cielo y pareca que ya no era gracia de la de este mundo, que
comparada con la del cielo no tiene aquella perfeccin que tiene en el cielo.
Item que Jesucristo nuestro Seor la tuvo de s mismo por ser una misma
persona la de Dios y la del hombre, porque una persona divina es Jesucristo
nuestro Seor en dos naturalezas, divina y humana.
Item que Jesucristo nuestro Seor no fue hijo de Adn naturalmente, co
mo Nuestra Seora, que fue hija de padre y madre terrenos. Empero Jesu
cristo nuestro Seor tuvo en la tierra sola Madre y en el cielo solo Padre:
nico hijo de solo el Padre en cuanto Dios: nico hijo de la sola Virgen en
cuanto hombre concebido por el Espritu Santo. Y as lo llaman los Telogos
hijo de Adn secundum corpulentam substantiam; porque la carne tom de
la Santsima Virgen, hija natural de Adn.

Tratado de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora

43

Conclusin de lo dicho
Fue, pues, la Virgen santsima, en su santa Concepcin, concebida no
solamente no en pecado, sino en perfectsima gracia, ajensima de culpa
original y de todo lo que a ella parece, excepto en lo que es padecer. As
como el Hijo de Dios, como san Pablo dice (Ro 8; Heb 15), en todo lo
natural fue semejante a los hombres, sin que cosa pareciese ni oliese a
pecado; y as como Jesucristo nuestro Seor padeci tantos trabajos
humanos y muri: as la benditsima Virgen. Porque la muerte y trabajos que
por el pecado original entraron no los quiso nuestro Seor quitar con el
santo bautismo y con la gracia en este mundo aunque bien pudiera,
porque as convena para que quedasen para ejercicio de grande
merecimiento; y por esta causa tambin, y para nuestra humillacin, en el
resto de los hombres queda el fomes peccati despus del bautismo.

CAPTULO IX
QUE AUNQUE LA MADRE DE DIOS SE DIGA ANCILLA NO FUE
COMPREHENDIDA EN LA LEY DE LOS OTROS

Tengo temor no piense alguno que esta excelencia de la Santsima


Virgen, de no tener que ver con culpa original, ni otra culpa alguna, y ser
concebida y comenzar a ser con tanta gracia como muchos devotos dicen
con uso de lbero arbitrio, fue por va de excepcin: como quien dijese que
en el concierto hecho con Adn, de l y de todos sus descendientes, cuanto a
la culpa original entr la benditsima Virgen; empero que la except y
libert nuestro Seor de esta obligacin.
No me contenta esta opinin, no por cierto. Y sujetndome en todo a la
Iglesia Romana y a sus ministros como en todo me sujeto tengo para m
que no entr la Madre de Dios en aquel concierto, ni quiso el Rey de los
cielos y tierra a quien todo est presente que su Madre santsima fuese
comprehendida en la ley de sus criados y vasallos: que aunque ella tambin
sea ancilla del Seor (Luc 1), como con verdad ella se llam, no es ancilla
en cosa de pecado, sino en amar y servir, as como Jesucristo Nuestro Seor
se llama siervo de los hombres, en cuanto hombre, diciendo que les vino a

44

Diego Prez de Valdivia

servir; empero no siervo del pecado, ni pudo en l caber ser sujeto a pecar, ni
a pena de pecado como pecador (Mac 20).

CAPTULO IX
QUE EN LAS LEYES DE LOS GRANDES PRNCIPES
PARA SUS SBDITOS NO ENTRAN MUJER NI HIJOS

La ley y concierto hecho con Adn (Rom 5) fue como la ley del Rey
Asuero (Est 15), que la puso para todos y no entr en ella la Reina Ester; y
as le dijo: non propter te posita est lex, dando a entender una generalsima y
fundadsima verdad: que las leyes que los grandes prncipes estatuyen para
sus vasallos y sbditos no hablan con su mujer ni sus hijos; porque la ley, en
cuanto ley, es cosa de temor y de pena; y la mujer y los hijos no se precian
de tenerlos como siervos, sino de amor; y as las leyes que son honorficas y
que la guarda de ellas es muy decente a los mayores, sueen guardarlas los
mismos prncipes y su mujer e hijos; empero no por temor ni violencia o
coaccin, que suelen llamar los sabios vim coercitivam que quiere decir
fuerza que compele, empero gurdanla por amor y por buen ejemplo; en
las dems leyes que son penales y tratan de cosas indignas de personas
nobles, ni per vim directivam que llaman que quiere decir por autoridad
que camina y ensea cosas honestas y decentes no tienen que ver los
grandes seores y prncipes ni sus mujeres ni hijos.

CAPTULO X
EN QUE SE CONFIRMA LO DICHO CON EL EJEMPLO DEL
REY ASUERO CON LA REINA ESTER

Pongamos ejemplo en el Rey Asuero, el cual hizo una ley en esta forma,
diciendo: nadie me entre a ver sin mi licencia, so pena de la vida (Est 4,
11); esta ley no obligaba a la mujer, ni a los hijos, sino solamente a los

Tratado de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora

45

sbditos. Empero si hiciera una ley en la cual mandara que ninguno


agraviara a otro en ningn agravio, por pequeo que fuese, so pena de la
vida, justo fuera que su mujer e hijos y el mismo Rey guardaran esta ley.
Empero no era justo que el Rey pretendiese poner esta ley contra su mujer e
hijos, as como era injusticia por un pequeo agravio matar a su propia
mujer. Y si es justo en leyes humanas y en cosas que pertenecen a la
voluntad propia de cada uno, mucho ms justo es entenderlo entre la
majestad de Dios y su benditsima madre. Y cuanto al pecado, como hemos
dicho, no actual sino original, psole Dios ley a Adn y a todos sus
sucesores; y no quiso comprehender en ella a su madre, la cual aunque hija
de Adn segn naturaleza, empero Seora de Adn y Reina de los cielos y
de la tierra, y la que eternalmente era predestinada y electa para Madre de
Dios. El que eternamente la eligi para su Madre, cuando en el principio del
mundo puso la ley, no quiso comprehender a su Madre, a la cual para tan
alto estado haba elegido. No me quiero detener en esto, porque ms parece
curiosidad, aunque piadosa y devota. Esto es cierto, entre la piadosa gente:
que fue concebida sin pecado original; empero que no se comprehendi en
la ley, o que se comprehendi y la exceptaron, djolo a la piedad de cada
uno.
Yo sigo lo que tengo por ms puesto en razn: que no fue comprehendida en la ley; y cuando con la gracia de nuestro Seor persuadiremos
esta verdad, las mismas razones que probarn ser concebida sin pecado, las
mismas o la mayor parte ellas probarn que la ley que a Adn se puso no
hablaba con la benditsima Virgen.

CAPTULO XI
QU QUIERE DECIR SER CONCEBIDA UNA PERSONA
EN PECADO ORIGINAL

Volviendo a nuestro propsito, que ha sido declarar qu quiere decir limpia Concepcin de la benditsima Virgen, por cuya causa hemos declarado
qu cosa sea pecado original, para por un contrario entender otro, consta de
todo lo dicho, en resolucin, que ser concebida sin pecado original quiere
decir que fue la benditsima Virgen concebida como todos los otros que
naturalmente descienden de Adn, los cuales en el mismo punto que siendo

46

Diego Prez de Valdivia

el cuerpo bastantemente formado en el vientre de sus madres en los varones


a los cuarenta das y en las hembras a los ochenta despus de su primero
principio cra Dios dentro de aquel cuerpo al alma, crindola y juntamente
unindola con el cuerpo, y resultando verdaderamene naturaleza humana: en
ese mismo punto son pecadores y enemigos de Dios, y Dios est irado con
ellos; y en aquel cuerpo hay malsima inclinacin a pecar, y juntamente el
alma, en cuanto sigue las inclinaciones del cuerpo a quien est unida.

CAPTULO XII
CUL FUE LA CONCEPCIN DE NUESTRA SEORA, CUN LLENA
DE VIRTUDES Y DONES, Y CUL USO DE RAZN TENDRA
Y QU ACTOS EN EL VIENTRE DE SU MADRE
No fue as en ninguna manera en la benditsima Virgen; antes, en el
mismo instante que fue concebida quiero decir, aquel santo corpecito
estuvo formado y le infundi Dios el alma y comenz a ser aquella dichosa
infanta en ese punto mismo comenz a ser perfecta, santa, llena de gracia,
gratsima a los ojos de Dios, llena de todas las virtudes y dones en muy alto y
perfecto grado, mucho ms acabada que el primero Adn y la primera Eva,
cuando Dios los cre. Y no solamente tuvo estos dones y espritu como lo
tienen los nios cuando los acaban de bautizar: que los tienen y no tienen
uso de ellos. Empero tengo para m por muy cierto, con muchas personas
piadosas que entieden lo mismo, que desde el punto de su concepcin tuvo
la benditsima Virgen uso de razn, de tal manera que desde aquel punto
comenz a ejercitar todas las virtudes y dones que le haba dado Dios dentro
de las entraas de su madre: la benditsima hija tena un altsimo y vivsimo
conocimiento de Dios, tena unos actos de fe agudsimos y firmsimos y una
esperanza amplsima y certsima; abrasbase en amor, dispona el tiempo
prudentsimamente, honraba con maravillosa reverencia la divina Majestad;
ofrecase a padecer, humillbase profundsimamente y con santos propsitos
determinaba de ejercitar toda mortificacin. Y para decir en una palabra lo
que entiendo: lo que hacen los perfectos en edad capaz de perfeccin, haca
la dichossima nia en espritu en las entraas de su madre.

Tratado de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora

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CAPTULO XIII
CONFRMASE LO DICHO DEL LBERO ARBITRIO DE NUESTRA
SEORA, CUANDO COMENZ A SER NO COMO LOS OTROS,
SINO SER DE GRANDE SANTIDAD Y EJERCICIO DE ELLA

No le parecer a nadie atrevimiento lo que he dicho. No es razn que


sea ms aventajada la Seora en dones que el criado? No es razn que la
Madre parezca al Hijo de Dios, su hijo, pues los otros hijos parecen a sus
madres? Por qu le hemos de negar a la Virgen todo lo que conforme a la
Divina bondad, sin injusticia, se le puede conceder? A san Juan Bautista, de
seis meses, le concedemos uso de lbero arbitrio y hacer obra tan alta como
humillarse y alegrarse a la presencia del Hijo de Dios (Lu 1). Y a la Madre
de Dios no le concedemos, desde el primero instante de su concepcin, esta
excelencia? Concluyamos, pues, diciendo que en grande santidad fue
concebida la benditsima Virgen. Dironle gracia no que quitase culpa que
nunca la hubo en aquella nueva criratura. Dironle uso de lbero arbitrio
cuando comenz a ser. Comenz a ser no solamente en nuevo ser de grande
santidad, sino en nuevo ser de ejercicio de ella; y conforme a aquella
excelencia del alma era la excelencia del cuerpo, porque esto es propio
natural del alma: comunicarle y darle al cuerpo, segn la capacidad del
cuerpo, lo que ella tiene; y as las almas de los bienaventurados comunican la
gloria a los cuerpos; y los cuerpos reciben de las almas aquella ligereza,
sutileza, resplandor, inmortalidad y gusto de cosas espirituales y celestiales.
Por la cual razn, aunque los cuerpos sean verdaderos cuerpos, por tener
condicin que corresponde al espritu, se llama espirituales; y lo mismo
experimentamos en nosotros y en nuestro prjimos, sintiendo en los gestos y
compostura y meneos de la persona, la interior virtud que mora dentro del
alma. Lo mismo, con mucha razn, hemos de sentir de aquel dichossimo
cuerpo de la Santsima nia. Que, desde el punto que comenz a ser, no
solamente no tuvo que ver con ella, ni por imaginacin, cosa que oliese a
fomes peccati, sino una acabadsima inclinacin a todo bien, la cual en cierta
manera era ms alta que la de la justicia original. Cual era el alma de la
benditsima Virgen, tal segn justa proporcin era su cuerpo, ajensimo de
toda manera de culpa y de toda tentacin, como si no fuera de carne, sino
espiritual.

48

Diego Prez de Valdivia

CAPTULO XIV
QUE SIEMPRE TUVO PAZ CONSIGO NUESTRA SEORA EN TODAS
SUS OBRAS Y PALABRAS Y PENSAMIENTOS, AUNQUE POR VA DE
SUGESTIN FUESE TENTADA COMO JESUCRISTO SU HIJO

No negamos por esto que por va de sugestin pudiesen pasar pensamientos contrarios por la imaginacin de la benditsima Virgen (Mat 4):
pues el mismo Hijo de Dios y de la Virgen fue de esta manera tentado en el
desierto, como el santo Evangelio ensea, y los santos doctores declaran. Solamente pretendemos dar a entender que aquel cuerpo dichossimo era
semejante a un espritu anglico, cuanto a no sentir ninguna inclinacin mala
a ningn gnero de pecado, ni ninguna tempestad, ni alboroto, ni inquietud
de los que los hijos de Adn, por santos que sean, suelen a ratos sentir. Roca
fortsima, puerto quietsimo, paraso del Seor era aquel santsimo cuerpo,
visitado siempre de muy frescos aires y muy suaves, y gustos pursimos que
el alma le acarreaba. No senta pesadumbre, no dificultad, no gnero ninguno de contradiccin, ni impedimeno, ni turbacin, en todas las santas
obras y ejercicios, palabras y pensamientos santos que quera ejercitar la Reina del Cielo desde el instante de su concepcin, hasta que parti de este
mundo. Antes el cuerpo en cierto modo le ayudaba al alma, cumplindose
en la santa Virgen aquellas palabras de David: Mi carne y mi corazn se
alegraron en Dios vivo (Ps 83), teniendo en la tierra vida semejante a la del
cielo.

CAPTULO XV
QUE EN NUESTRA SEORA NO HUBO QU LAVAR, PORQUE
NUNCA TUVO CULPA, NI EN SU PREDESTINACIN LA HUBO

Con esto que he dicho, cuanto alcanza mi entendimiento, he declarado en


qu consiste el punto de la Concepcin de la benditsima Virgen; de donde
se colige cunto exceda la concepcin de la Virgen a todas las concepciones
de los naturales hijos de Adn, y an al primero ser de los primeros padres

Tratado de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora

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Adn y Eva, y a los principios de muchos Anglicos Espritus. Los dems


hijos naturales de Adn son concebidos en pecado; esta bendita nia no slo
sin pecado, sino con altsima gracia. Los que por el sacramento del bautismo
son nuevamente concebidos y regenerados en espritu, son lavados de la
culpa y reciben gracia con cierta medida. En la benditsima Virgen, no solamente no hubo que lavar, porque desde el primero punto que comenz a ser
fue limpia; y antes que fuese no pudo haber en ella culpa realmente, porque
la culpa presupone ser; ni tampoco la hubo en su predestinacin, porque sin
respecto ninguno de la culpa, como de cosa que no le tocaba a ella, fue predestinada como canta de ella la Iglesia: Ab initio et ante saecula creata sum
(Eccl 24).Y la gracia que le dieron fue mucho mayor que la gracia que se da
a los que por el santo bautismo son santificados: fue, pues, concebida en
singular gracia y juntamente con uso de lbero arbitrio que luego lo ejercit.

CAPTULO XVI
QUE TRATA DE LA SANTIFICACIN DE SAN JUAN
Y CONCLUYE DICIENDO CMO SE HA DE CELEBRAR LA
CONCEPCIN DE NUESTRA SEORA

Y aunque el bienaventurado san Juan, cuando fue santificado en el vientre


de su madre, recibi muy alta gracia y uso de lbero arbitrio, ni su gracia, ni
su uso de lbero arbitrio, con mucho nmero de grados, no lleg al punto del
punto de la concepcin de la benditsima Virgen. Dejo aparte que en san
Juan qued el fomes peccati, porque en esto no hay comparacin, pues no le
toca a la Virgen. Lo que pretendo concluir es que as como la benditsima
Virgen es y siempre fue la mejor de todas las criaturas, as toda la gracia y
don fue en ella siempre mayor desde el punto que comenz a ser. De esta
manera se ha de sentir y celebrar la Concepcin de nuestra seora. De esto
nos hemos de regocijar, sta ha de ser la causa de hacer la fiesta de la
Concepcin, entender cun ajena fue de toda manera de pecado o de cosa
que es de casta de pecado, o parece a pecado; y tan llena de gracia, que
luego comenz con ella a merecer nuevos grados de gloria.

PARTE SEGUNDA DEL TRATADO DE LA INMACULADA


CONCEPCIN DE NUESTRA SEORA
_
QUE TRATA DE LAS RAZONES QUE HAY PARA ELLO

CAPTULO I
EN EL CUAL SE PROPONE LO QUE SE HA DE DECIR

Cumplido hemos con lo que prometimos, que es el fundamento de todo


este tratado y camino derecho, declarando qu quiere decir lo que todos
estimamos y celebramos: que la Virgen santsima fue inmaculada y pursima
en su Concepcin.
Resta ahora la segunda parte de este tratado, en la cual hemos de persuadir, por los mejores modos y vas que supiremos, que es as verdad lo que
esta opinin tan piadosa afirma: que la benditsima Virgen fue concebida en
gracia. No hago esto porque los devotos tengan necesidad de que les prueben con razones lo que ellos tan de gana, con tan piadoso nimo, tan firmemente tienen por cierto. Hago en esto lo que los santos doctores de la Iglesia
hacen en los artculos de la fe: que no obstante que los crean firmsimamente,
porque as lo dice Dios ensendolo la Iglesia Catlica no restribando su
credulidad, ni fundndose en razones, sino en sola la fe, con todo esto, se
consuelan y alegran de or y ver que las cosas de la fe estn tan puestas en
razn y tienen para su confirmacin y defensa tan buenas pruebas y
respuestas. Y aunque no sea de fe catlica este misterio que tratamos, y restriba ms en razones que no en autoridades, empero respecto de la firmeza
con que los nimos piadosos han recibido esta doctrina de la Inmaculada
Concepcin, entiendo yo que se consolarn y alegrarn viendo tan buenas
razones como hay en su favor.

CAPTULO II
DE LA PRIMERA RAZN QUE SE TOMA DE LA BONDAD
Y AMOR Y MISERICORDIA DE DIOS NUESTRO SEOR

La primera razn y fundamento de casi todas las razones que tengo de


fabricar toma su principio de amor, que me parece es la ms gentil y fuerte
raz para producir de ella muchos ramos de fuertes razones. El ms alto
atributo que a Dios le da toda la Teologa es bondad; y llaman bondad, no
tanto a la santidad cuanto a aquella comunicacin con que Dios comunica

54

Diego Prez de Valdivia

sus bienes: as lo entendi el bienaventurado san Dionisio, cuando dijo que la


naturaleza del bien es ser difusivo de s, que quiere decir comunicarse,
repartir y dar de sus bienes; y as dicen algunos agudos que si Dios tuviera
todas las dems perfecciones, y no tuviera esta, que es comunicarse, ningn
provecho nos viniera a nosotros. Su bondad es la causa de todo nuestro bien.
Y si es la bondad de la condicin que decimos ha de ser sabia, poderosa y
rica, y ha de tener todas las dems perfecciones que para comunicar se
requieren. De donde se sigue que solamente el bueno es perfecto, y no
puede ser perfecto si no es bueno, ni bueno si no es perfecto; y porque es
Dios puro acto y esencia y ser infinito, y todo lo que en l hay es infinito y
todo es una simplicsima infinidad, colgese de aqu que Dios es infinita e
inmensa bondad.

Qu cosa es amar y de los efectos que hace el amor en los aficionados:


La bondad comunicando se ama, y amando se comunica. Porque el comunicar, efecto de amor es. Que eso es amar: querer bien; y quien quiere
bien, quiere el bien del amado. Y ms adelante caminando, del amor se sigue
la misericordia, porque si el que ama por pura bondad ve en lo que ama
alguna miseria o necesidad, compadcese del amado; empero el principio y
acto ms subido del perfecto amor es, en el amado, anticipar el mal con el
bien y si lo sufre la rectitud de la justicia a preservar de todo mal y
acumular en el amado muchedumbre de bienes. Es clamor prudentsimo y
agudsimo, como nos lo muestra la humana experiencia en los aficionados:
las cuales cosas inventan para ejercitar el amor, que parece excede a toda
humana habilidad! Es la causa, que la voluntad es la seora y la que manda,
y ella es la que da prisa al entendimiento para que invente y busque y
discurra hasta hallar modo cmo se cumpla lo que la voluntad quiere; y el
entendimiento, casi forzado y apremiado de la voluntad, sale de s y
escudria y atina lo que nunca entendiera, si el imperio de la voluntad no le
acosara. Y si esto pasa en una voluntad ciega de aficin y en un
entendimiento turbado de la prisa que le dan: cunto ms alcanzar un
entendimiento limpio, movido de una sana voluntad, obrando con gran
suavidad y lumbre del cielo! Y si esto vemos en las criaturas, qu no
entenderemos de un Dios infinito que ama? Justo es que todo aquello que
no fuere contra justicia, ni contra prudencia, lo afirmemos de aquella
inmensa bondad y caridad, en especial si es conforme [a] las divinas
Escrituras y se puede colegir de ellas. Desde esta torre tan alta podra volar a
muchas partes; empero ahora no trataremos sino de la limpia Concepcin.

Tratado de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora

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CAPTULO III
DE LA PRUEBA DEL MAYOR AMOR, Y DEL MAYOR MAL Y MAYOR
BIEN QUE PODEMOS HACER CERCA DEL SERVICIO DE DIOS,
Y DEL MAYOR BIEN QUE HACE DIOS A LOS HOMBRES

Formemos ahora la primera razn. Esto es cierto en las divinas Escrituras,


y en razn humana se demuestra, y el comn entendimiento de todos los
hombres lo confiesa: que la prueba del amor obras son. As dice el santo
Evangelio en muchos lugares, en nombre de nuestro Seor Jesucristo: e l
que me ama guarda mis mandamientos (Joan 14). El amor es el que hace
que guardemos los mandamientos de Dios; el que no ama se manifiesta en
que no guarda los mandamientos. Y colgese esto con eficacsima razn:
porque si amar es querer bien, y el bien del amado consiste en tener
contento, teniendo el bien que quiere, y el amado manifiesta al amante en
qu consiste su gozo o su dolor, si el amante con verdad le ama ha de
procurar con toda su diligencia cuanto le sea posible de apartar y quitar del
amado todo mal y darle todo bien. Y porque el mayor mal que podemos
hacer contra Dios es pecar, y el mayor servicio que le podemos hacer y la
mayor honra y gloria y contento que le podemos dar es hacer su santa
voluntad, guardando sus santos mandamientos, esta es la prueba del amor:
no pecar y vivir bien. Y as la mayor y nica prueba del eficaz amor de Dios
con nosotros es sacarnos y guardarnos de pecado y darnos el espritu bueno
para servirle. Esto dice el refrn comn, cuando dice: obras son amores,
que no buenas razones.

1. Que del mayor amor se han de seguir mayores efectos


Ya estarn al cabo los lectores del punto donde voy a parar, que es
colegir, del amor de Jesucristo nuestro Seor a su madre, que no consinti
mal ninguno de culpa en ella: y que le comunic grandsimos dones. Empero antes que aqu llegue, quiero juntar, con la verdad pasada, otra presente
que necesariamente se colige de ella; y es esto: que as como de la bondad se
colige amor y del amor se coligen buenas obras, as del mayor amor se
coligen mayores obras. Si todo fuego calienta, mayor fuego ms calentar; si
toda luz da claridad, mayor luz mayor claridad dar: porque creciendo la
fuerza y virtud, si no hay impedimento que le resista y le impida, crecen los

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Diego Prez de Valdivia

efectos de ella. Y as, creciendo el amor, crecen los efectos del amor, y si los
efectos son guardar del mal y dar bien, cuanto Dios ms amare una criatura,
tanto ms la librar de mal y le dar dones y bienes. Y la prueba del mayor
amor sern mayores efectos dignos del amor: y los efectos dignos del amor
de Dios son abundancia de espritu y libertad de toda culpa.

2. Si es mejor el don de la inocencia o de la justificacin


En confirmacin de esto, la santa Teologa pregunta: cul es mayor don
de Dios, la inocencia o sacar de pecado? Y responde que mayor don es la
inocencia, mirando la naturaleza y condicin del don; aunque mirando al
pecador que ha cado, mayor merced le hacen, pues no solamente le dan
gracia, sino tambin le perdonan culpa y le lavan la suciedad del alma, no
mereciendo bien ninguno sino el infierno. As como mucho mejor es nunca
estar enfermo, sino siempre sano, que enfermar y sanar: mejor es un lienzo
que nunca fue manchado que el manchado que despus se lav. Mejor es un
hombre que siempre venci, que no otro que siendo vencido primero, volvi
a vencer a quien lo venci. Empero sanar al enfermo que por su culpa
enferm, es hacerle doblada merced y alimpiar al lienzo manchado y dar al
vencido fuerza para que venza. Y as, lo que se puede colegir: la mayor parte
de los grandes santos tuvieron el don de la inocencia de nunca caer en
pecado mortal.

3. En qu consiste el punto de la mayor santidad


Empero advierta el lector que, aunque digamos que la inocencia es mayor don que la justificacin: no por esto se sigue que el punto de la mayor
santidad consista en nunca haber pecado: pec san Pedro, san Pablo, peca
santa Magdalena, pec David; y son mayores santos que algunos que no
pecaron. Que un hombre haya sido inocente de culpa o que haya sido
pecador, tan santo ser en los ojos de Dios, cuanto tuviere de amor. Fuego
vivo es el amor que abrasa las manchas del alma y la clarifica; y tanto un
alma est ms limpia clara y hermosa, cuanto ms tiene de amor. Grande es
la perfeccin de los espritus anglicos, mayormente de los Serafines que
nunca pecaron. Grandsima la perfeccin de san Jos, de san Juan Evangelista y de san Juan Bautista, que nunca pecaron mortalmente. En amor
consiste, pues, la perfeccin: y aunque no haya guerras, ni trabajos, el amor
se las tiene consigo en esta vida unas maravillosas guerras y cruces; y si no

Tratado de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora

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las tuviera, basta ser amor para ser ms estimado y ms digno que todas las
otras virtudes; y los ejercicios y actos del amor son tan ilustres y nobles y
valerosos que valen ms que todos los dems. Cuanto ms, que en esta vida
al grande amor le siguen todos los dems buenos ejercicios corporales y
espirituales.

4. Cul alma tendr mayores prendas y seales de amor de Dios y ser


ms aventajada
Juntemos ahora todo lo dicho de la inocencia y del amor, y resolvamos
que el supremo don, segn su naturaleza y condicin, es inocencia con perfecto amor. Aquella alma tendr mayores prendas y seales de amor y ser
ms amada de Jesucristo nuestro Seor, a quien plensima e integrrimamente la libr de toda culpa, y le dio mayor gracia: esta alma ser
perfectamente inocente, sin nunca haber sabido ningn gnero de culpa, y
ser ms aventajada, teniendo gracia perfecta, y en ella el fuego del amor no
tendr que purificar, porque no halla culpa ninguna que alimpiar; slo ejercitar este fuego [en] ejercicio de abrasar y encender, en amar y clarificar e
ilustrar y hermosear, y dar maravillosas fuerzas para hacer obras de amor.

5. Que Jesucristo nuestro Seor no se ha de llamar criatura, etc.


Todo esto as asentado que si no me engao ningn hombre de sano
entendimiento lo puede negar. Pregunto yo al lector: cual es la pura criatura ms amada de la Santsima Trinidad? Digo pura criatura, porque
Jesucristo nuestro Seor, en cuanto hombre, tiene humanidad, la cual fue
creada de la Santsima Trinidad, como la fe catlica ensea. Empero en
ninguna manera se ha de llamar Jesucristo nuestro Seor criatura: porque
aunque su santsima humanidad sea creada, cuando se hizo hombre en las
sacratsimas entraas de la Virgen, la persona que aquella Santsima humanidad tiene es la misma que la persona del nico y unignito y natural Hijo
de Dios y Verbo eterno; y as, siendo hombre verdadero, tiene persona de
verdadero Dios; y en cuanto hombre, es el ms amado del Padre (Mat 3, 17).
De quien el Padre eterno en el bautismo, y en la transfiguracin, dio
testimonio que era su hijo muy amado, de quien estaba muy contento.

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Diego Prez de Valdivia

6. Quin es Jesucristo, y quin Nuestra Seora, la cual es pura criatura y


la ms amada de Dios
Es Jesucristo nuestro Seor, en cuanto hombre, cabeza de toda la Iglesia
humana y anglica. Tiene plensima plenitud de gracia: de cuya fuente
reciben todos los electos la gracia, cogiendo cada uno la parte que le cabe.
Es el santo de los santos; y despus de l, la Reina del cielo, la cual es pura
criatura, aunque verdadera Madre del Creador y verdadero Dios: ella es la
ms amada y querida que todas las criaturas humanas y serficas. En ella
corri, de la fuente de su hijo, un mar de gracias, virtudes y dones; ella es el
cuello de esta cabeza; en ella principalsima y abundantsimamente estuvieron, y estn, todos los dones y gracias: as como en el cuello se recibe primeramente todo lo que de la cabeza desciende, y de all se reparte por todo el
cuerpo, dndole a cada uno su parte, de lo que en el cuello estuvo todo
junto. Ella es la ms amada del Padre eterno como hija amantsima. Ella es
ms amada del Hijo de Dios como Madre carsima de tal hijo. Ella queridsima del Espritu Santo, como Esposa suavsima de tan alto esposo.

7. Concluye del amor: que Nuestra Seora ni tuvo culpa alguna y que es
mejor que los ngeles y las dems criaturas
Y si tan amada es la Reina del cielo de la Santsima Trinidad, y ninguna
cosa lo impide, respndame el lector: es razn, es justo, es conveniente, a
quin parecer bien que le neguemos los efectos del mayor amor? Ha de
haber nadie que se pueda gloriar, delante de ella, que tiene prendas y seales
de mayor amor que ella tiene y le dieron? Si las seales y prueba del amor
son librar de mal y dar bien, y el entero librar de mal es preservar del mal y
no permitir mal: y no digo mucho, que ms es conviene a saber hacer que
el mal no tenga que ver con la tal persona, ni sea cosa que le toque, para que
perfectamente se diga libre y ajena de todo mal, no resta de aqu que no
tuvo que ver culpa ninguna con la benditsima Virgen? Ni habla con ella ley
alguna que trata de caer en pecado o sacar de pecado. Mejor es que todos
los espritus anglicos, con quien no tuvo que ver culpa original; mayor que
Adn y Eva, que sin culpa comenzaron a ser: en ninguna cosa, ni los
primeros padres, ni los espritus anglicos, le llevan ventaja.

Tratado de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora

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8. Concluye lo mismo del don de la inocencia, trayendo al adversario a


disparates e inconvenientes
Cuanto ms que, si entre los dones se cuenta la inocencia por muy singular don, y la perfecta inocencia es singularsimo don, quien a la Santsima
Virgen le denegare ser libre y ajena no slo de toda culpa actual, sino
tambin de culpa original, habr de decir forzado un gnero de disparates:
que a tanta muchedumbre de Espritus Anglicos les dieron don ms alto
que a la benditsima Virgen; y que a Adn y Eva se lo haban dado, si por su
culpa no lo perdieran. Y por no dar a estos inconvenientes, y por poder decir
a boca llena y con entero corazn, y muy gozoso, y con toda seguridad, que
la Madre de Dios es la ms amada, la ms querida, la ms honrada, la ms
estimada de la majestad de Dios, y la ms santa y perfecta, y ms alta de
todas las criaturas, y que a todas lleva aventaja y ninguna no solamente tiene
ms que ella, pero ni tanto ni con grande parte tanto: digamos con sinceridad y firmeza que la Madre de Dios en su Concepcin fue ajensima de
toda culpa original, y la culpa no tiene que ver con ella; antes comenz a ser
en perfecta santidad ms que los ngeles y los primeros padres; y que esto
convena a la divina Majestad: que pues que la amaba ms que a todas las
criaturas, mostrase con obras el amor que le tena, haciendo que el mal no
tuviese que ver con ella, menos que con ninguna criatura; y que su gracia,
dones y virtudes y bienes todos espirituales fuesen ms y mayores que de
todas las criaturas. Confrmase esta razn con otras muchas que de esta
fuente proceden y manan.

CAPTULO IV
DE LA SEGUNDA RAZN QUE SE SACA DE LA OBLIGACIN QUE
TENEMOS DE HONRAR A NUESTROS PADRES

Ensea la santa Teologa que la ley que Dios nos dio procede de su ley
eterna y rectsima voluntad; y as, todo lo que Dios nos tiene mandado l lo
cumple en toda rectitud (Luc 6, Joan 8, Ro 3). Si nos manda que seamos misericordiosos, l lo es. Si nos manda amar, l ama. Si nos manda que seamos
verdaderos y fieles, l es fidelsimo y versimo. Si nos manda que honremos
padre y madre, l lo cumpli y cumple cumplidsimamente. Todo el Evange-

60

Diego Prez de Valdivia

lio, ms particularmente en san Juan, nos predica aquella diligencia y


cuidado con que el Hijo de Dios volva por la honra de su Padre: por ella
padeci, y por ella muri. Pues no ha de creer nadie que se haba de descuidar el Hijo de Dios en honrar a su Madre, y tal Madre: honrndola y
ensalzndola todo cuanto convena a la honra y excelencia que a la Madre
de Dios se le debe. Quin no dir y confesar conmigo que el Hijo de Dios
honr a su Madre con mayor honra que a todas las criaturas? Y pues est
bastantemente probado que la mayor honra es carecer de todo pecado y
tener excelentsima gracia, confesemos que esta honra le hizo el Hijo de Dios
a su benditsima Madre: dando orden como ningn gnero de pecado, ni de
reliquia, ni de preparacin de pecado, ni figura, ni imagen de pecado, tocase
a la benditsima Virgen, ni tuviese que ver con ella; honrndola, en este
punto, ms que a los ngeles y a los primeros padres.

1. Confrmase con que Cristo vino por quitar pecados


Esfurzase mucho esta razn, si con cuidado ponderamos que la Madre
de Dios es Madre del Cordero de Dios que quita todos los pecados del
mundo, y que el principal intento de la venida de Jesucristo nuestro Seor
como ambos Testamentos ensean fue quitar los pecados del mundo. As
lo dice Isaas (Isa 53); este es todo el fruto: quitar los pecados (Jon 1); as lo
dijo san Juan Evangelista, que el Hijo de Dios vino a este mundo para quitar
los pecados (I Jon 1). Contntese el lector con estos tres lugares de Isaas, de
san Juan Bautista y de san Juan Evangelista, y crame que pudiera henchir
muchas pginas de autoridades; y testimonios de esta verdad, y conforme a
la buena razn y a la filosofa: el que ha de quitar los males no ha de tener
males, ni proceder de quien los tenga. Convino, pues, que as como el Hijo
de Dios tiene padre que ni pec, ni puede pecar, as tuviese madre que nunca
hubiese pecado, ni en su modo pudiese pecar, conforme a la plena gracia
que tena y al don singular de la confirmacin en toda santidad que le
dieron; para que pudiesemos decir, con toda verdad, que el Hijo de Dios en
cuanto Dios y en cuanto hombre es hijo de Padre infinitamente santo, y de
Madre siempre santa, y que no hubo pecado que quitar en ella, antes ella
siempre ayud con sus oraciones y mritos a la obra de su hijo, que era
quitar pecados. No s yo a los otros qu sentimiento les causa; de m, digo
verdad que no puedo esperar ni sufrir que la Madre de Dios haya sido algn
tiempo pecadora.

Tratado de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora

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2. Confrmase ms esta razn de la maldad del pecado, y sus efectos y de


los absurdos que ha de conceder el adversario

Fortifcase mucho esta razn, si recordndonos de lo que hemos dicho


atrs cun malo sea el pecado original, hiciremos conferencia entre la
dignidad de la Santsima Virgen y el pecado original: cmo puede venir
bien Madre de Dios y esclava del diablo, Madre de Dios y desterrada del
cielo, Madre de Dios e hija de ira, Madre de Dios y enemiga de Dios? Quien
leyere esto se santiguar, y le parecer que no se sufre decir tales palabras!
Empero es muy bien que las oiga, y no las oiga o hable como papagayo,
sino que entienda lo que dice. Pluguiese a Dios que considersemos las
cosas, y entendiese el corazn lo que habla la boca: que de otra manera nos
ira en nuestra vida y costumbres. De la ignorancia procede nuestro mal; y el
ignorar es no entender, y el no entender nace de no considerar.

3. Nota esta respuesta a la tcita objecin. Cuntos inconvenientes y


disparates trae consigo
Quien dice que la Virgen fue concebida en pecado original, aunque diga
que no dur ms que una nonada de tiempo o de un punto, y que luego fue
santificada con altsima santificacin, ya dice que por aquel poquito de tiem
po o punto fue esclava del diablo, enemigo de Dios, hija de ira, y culpada en
el pecado de Adn, y dada por traidora juntamente con Adn; y otras mu
chas cosas pudiera decir que el pecado original incluye. Quin tiene cora
zn para decir que el Hijo de Dios, que no tuvo en cuanto hombre sino ma
dre, haya tenido madre que en algn tiempo fue pecadora? Y quin puede
sufrir que pueda el diablo decir: la que es Madre de Dios algn tiempo, fue
mi esclava, por ser pecadora? Y no vale decir sutilezas para defender esta
afrenta, porque el pecado original, pecado personal es, y verdaderamente es
pecado, y verdaderamente hace hijo de ira, que quiere decir: contra el cual
est Dios airado, y verdaderamente pertenece a la jurisdiccin del demonio;
y cuando bautizamos, exorzizamos al demonio. Miren, pues, lo que dicen los
que dicen que fue concebida en pecado original; y como buenos y leales
hijos y siervos de la benditsima Virgen, honrmosla y en ella honremos a su
hijo, y juntamente a la Santsima Trinidad, afirmando de veras y de corazn
que la Madre y Hija y Esposa de Dios nunca tuvo tal mancha como la del
pecado; ni cupo en tan alta dignidad y tan grande y tan divina Seora una
cosa tan baja y tan vil, y tan afrentosa, y tan amenguada como culpa origi
nal.

62

Diego Prez de Valdivia

4. Confrmase la misma razn con autoridad del profeta David


Dame gusto y contento pasar adelante con esta razn, aadiendo fuerza a
fuerza, y verdad a verdad. David dice en los salmos: En esto conozco,
Seor, que me queris bien, que no se goce el enemigo contra m (Ps 40).
Qu ms claramente se pudo decir, que la prueba y el seal del amor es
guardarnos tanto de nuestros enemigos, que nunca ya ms se puedan gloriar
contra nosotros? El enemigo capital nuestro, el diablo es; entonces se glora
contra nosotros, cuando pecamos. Diga, pues, ahora la Serensima Virgen a
su Hijo, dgalo al Padre y al Espritu Santo, dganlo en su nombre todos los
coros Anglicos, y particularmente los Tronos, Querubines y Serafines:
mostrad, altsimo, infinito y omnipotente Seor, el amor que a vuestra Madre
tenis, y Hija y Esposa y Reina y Seora nuestra, en que nunca pueda el
diablo con verdad decir: recib contento de ver la Madre de mi Juez cada en
culpa original. Cmo puede caber en nuestro entendimiento, que permita
aquella omnipotente providencia de Dios que el diablo mofase de la
benditsima Virgen, y se riese de ella, aunque fuese por un punto? Mostrole,
pues, Dios el amor a la Virgen en alejar millares de millares de leguas de su
alma Santsima la afrenta del pecado, y el vengarse el diablo della.

5. Otra confirmacin con autoridad del Rey Salomn en los proverbios


Salomn tambin nos ayuda en los Proverbios, donde dice que la gloria
del hombre es no pecar, as como la gloria de un grande prncipe es que
ninguno se le atreva a tomarle por fuerza de armas la ciudad donde mora; y
la gloria de un valiente soldado es nunca rendirse; y la gloria de los
doctsimos varones es nunca decir necedades. Y pues Dios es nuestra gloria,
y el alma de nuestra alma es Dios, y el pecado quita la vida del alma, la
gloria del hombre es: nunca ofender a Dios; y la cumplida gloria es: nunca
haberle ofendido. No le neguemos, pues, esta honra y gloria a la Reina del
cielo y Madre de Dios: de que nunca pec jams; y no sintamos tan
cortamente de su Hijo: de que pudindola honrar de tan alta honra, como es
nunca haber pecado, la dej de honrar, querindola tanto y querindola
honrar como tal Hijo a tal Madre.

Tratado de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora

63

6. Confrmase finalmente esta segunda razn con una autoridad de la


Sabidura
Confirmase ms esta razn con que, como est escrito en la Sabidura
(Sap 1), la sabidura no mora en cuerpo sbdito a pecado; de donde se sigue
que cuanto el hombre es ms libre de pecados, tanto de mejor gana mora
Dios en l; y pues el Hijo de Dios tan de buena gana mor en la benditsima
Virgen, que la eligi por Madre, y ella es en la que de mejor gana que en
ningn otro corazn mora: confesemos que nunca en aquella Seora hubo
causa por la cual el Hijo de Dios no quisiese morar en ella. Confesemos que
fue tan ajena de todo pecado en todo tiempo, y tan llena de gracia, que ms
en ella que en ninguna criatura hizo aposento para s; y confesemos junta
mente que, pues no solamente en ella mor, sino tambin se visti de su car
ne, hacindose hombre en ella, y formando el cuerpo de su pursima sangre:
que nunca en aquel Santsimo cuerpo hubo culpa, cuya memoria tuviese
consigo un gnero de asco de la culpa pasada; y el amador de la limpieza, y
la misma limpieza, se vistiese de carne siempre limpia y jams ensuciada por
pecado. Porque aunque digan, como hemos dicho, que fue santificada con
maravillosa santificacin, quin puede quitar la memoria de la antigua trai
cin y culpa?

7. Consideracin y aviso
Tengo para m que los agudos y devotos que leyeran esto pasarn mil
leguas adelante, sacando de los principios que hemos asentado muchas y
muy vivas razones: que esta doctrina que voy enseando vehementsimamente la persuado con otro gnero de razones [que] se le ofrece[n] a mi
entendimiento; de donde vengo yo a colegir que, si a tan corto y falto de
dones, al entendimiento como el mo tantas razones se le ofrecen, cuntas
ms se le ofrecern a los agudos doctos y pos y que tienen lugar de estudiar
ms a placer, y considerar lo que han de escribir muy despacio! Empero yo
con todas mis faltas dir lo que alcanzo.

64

Diego Prez de Valdivia

CAPTULO V
DE LA TERCERA RAZN QUE SE TOMA DE LA DIGNIDAD DE DIOS
NUESTRO SEOR, Y SE EXPLICAN AQUELLAS PALABRAS DE
DAVID COELUM COELI DOMINO

Doctrina es certsima que, conforme a la dignidad de la persona, han de


ser todas las cosas de que se sirve. Claro est que la casa Real mejor y mayor
ha de ser que la casa de un pobrecito hombre; y el templo de Dios ms
adornado y guardado ha de estar que la casa de un hombre comn, y cada
uno discurra en hora buena por este camino, como mejor le pareciere. Esta
doctrina ense tambin el Santo Profeta David diciendo: Coelum coeli
domino: terram autem dedit filiis hominum (Ps 113). Quiere decir: E l
supremo cielo es donde Dios tiene su casa y asiento, y a los hijos de los
hombres dio la tierra por morada. Llama la sagrada Escritura cielo del
cielo al supremo cielo. Por que as como el primero cielo es cielo de los
elementos, por ser ms alto que ellos y excederles tanto en naturaleza, as el
supremo cielo solamente es superior a todos los dems cielos. Empero es
muy ms noble que todos. Dice, pues, David que a los hombres, como a
terrenos en esta vida mortal, bsteles por morada la tierra. Empero a la
soberana majestad de Dios, para asiento de su corte Real y Reino de sus
electos, conviene tal lugar como el supremo cielo; y as dijo el Profeta Isaas,
hablando en nombre de Dios, El cielo es mi silla (Is 66). Est Dios en
todo lugar igualmente cuanto a s mismo; empero llmase el cielo su silla y
palacio Real, porque all es la morada de los bienaventurados.

Segn el oficio y dignidad, as se han de elegir las personas


Pasemos adelante coligiendo de esta verdad otra mayor. Si el palacio real
de Dios es tan sealado, por ser casa y ciudad de Dios: qu tan santa y tan
pura hemos de entender que haya creado Dios a la que cre por su madre?
Si tan nobles y tan limpios hizo los cielos, no es razn que muy ms limpia
y muy ms noble haya hecho la Reina de los cielos? No hay duda sino que
as como las cosas que son para el servicio de Dios son ms escogidas que las
otras, as cuanto son ms propinquas a Dios y ejercitan ms alto oficio en la
casa de Dios, tanto son ms acabadas y perfectas; y pues la Serensima
Virgen Mara fue creada para Madre de Dios, tal la crearon cual convena

Tratado de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora

65

que fuese creada la que se criaba para el supremo oficio y suprema


dignidad, que es ser Madre de Dios: ms limpia, ms alta, ms excelente que
el cielo, as como su dignidad y oficio era ms alto del cielo.

CAPTULO VI
DE LA CUARTA RAZN: LA CUAL SE TOMA DE LA INFINITA
PERFECCIN QUE HAY EN DIOS, Y DE QUE SUS OBRAS
SON PERFECTAS

Otra razn se puede formar para gloria y honra de Dios. Escrito est que
las obras de Dios son perfectas (Deut 32), todo lo que sale de las manos de
aquel supremo artfice muy perfecto sale, en su gnero y condicin. Si cada
uno obra como es, cmo ha de obrar Dios sino como Dios? Que de aqu se
colige en buena razn que nos cre Dios como estamos. Porque de las
manos de Dios no saliera una obra tan imperfecta, como nacemos los hijos
de Adn, perfecto cre Dios al hombre. Por culpa del hombre estamos como
estamos; y la divina bondad nos repar con su sangre. Y volviendo a nuestro
propsito: si las obras de Dios son perfectas, cada una segn su linaje y fin
para que la criaron, sguese que cuanto la obra es ms digna y para ms alto
fin creada, que el sabio y buen artfice y que lo puede hacer la creara tan
perfecta cuanto segn su naturaleza y oficio para que es creada justa y
razonable y tilmente lo pide; que as lo hacen los muy insignes artfices en
las principales obras que hacen: darles toda la perfeccin que pueden y
saben dar.

Confrmase esta razn con autoridad de los Cantares


Consideremos ahora el Rey de cielos y tierra, artfice infinito e
infinitamente perfecto, que eternamente quiso crear: y determin de crear
una Virgen para madre suya. Si todas sus obras son perfectas, y la ms alta y
mejor de sus obras es su madre, perfectsima ser, no solamente sin falta pero
con grandes ventajas a todas las dems obras. Esta perfeccin y exceso ha de
ser como dicen los Cantares: toda hermosa y sin mancha ninguna (Ca

66

Diego Prez de Valdivia

4); como si dijsemos claramente: toda la hermosura de la gracia sin ninguna manera de culpa. Hermosa en el entendimiento, hermosa en la voluntad, hermosa en el alma, hermosa en el cuerpo, rica de gracia, adornada de
virtudes y dones, vestida de amor, coronada de todas las perfecciones que
son significadas por las doce estrellas (Apo 12); y porque no piense nadie
que primero fue fea y despus la hermosearon, dice que es toda hermosa, y
que jams tuvo mancha, antes tuvo la luna debajo de los pies, hollando,
enseoreando a toda culpa y a toda imperfeccin. Concedamos, como amigos de la honra de Dios, que la Virgen Santsima fue singularsima obra de
Dios perfecta y sin falta ninguna.

CAPTULO VII
DE LA QUINTA RAZN, SEMEJANTE A LA PASADA: Y ES QUE
TODO ARTFICE SE SEALA EN ALGUNA OBRA

Semejante a esta razn es la que se sigue. Suelen los sealados artfices,


habiendo hecho muchas obras, hacer una en la cual muestren la sutileza de
su ingenio, la pericia de su arte, la destreza de sus manos y el talento
particular que tienen. No le neguemos esto al artfice supremo, el cual tanta
muchedumbre de criaturas cre para mostrar su grandeza y majestad; y
porque no diga nadie que yo me invento este principio y verdad: que lo cre
Dios todo para mostrar su grandeza (Eccl 18); lean los Proverbios, en donde
dice la divina Escritura que todo lo cre Dios por s mismo; quiere decir:
para manifestar su grandeza y majestad. Lean a san Pablo a los Romanos, en
donde dice que la sempiterna virtud y divinidad de Dios se conoce por las
criaturas (Rom 1). Escudriemos, pues, cul es la mejor y mayor obra de
Dios, de cuantas ha creado entre las puras criaturas; esta palabra digo
porque no trato ahora de la Encarnacin del Hijo de Dios, ni el Santsimo
Sacramento, y si el que lee esto quiere responder la verdad, decir tiene por
fuerza: que la Serensima Virgen y Madre de Dios es la ms acabada criatura
que Dios ha creado ni crear, a lo menos en lo espiritual. En lo espiritual
digo, porque segn la natural esencia, los Espritius Anglicos, por ser puros
Espritus, mejores son que la naturaleza humana, y as entienden los
Telogos aquello del salmo: Minuisti eum paulo minus ab Angelis (Ps
8), que quiere decir que el hombre es menor en naturaleza que los
ngeles; y el bienaventurado san Pablo lo entendi de la naturaleza

Tratado de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora

67

humana de Jesucristo nuestro Seor (Hebr 2) y, por consiguiente, se ha de


entender de la benditsima Virgen en cuanto es criatura compuesta de alma y
de cuerpo.

1. Que es Nuestra Seora la ms acabada y la ms bien hecha obra de


Dios
Resta, pues, que sea la Reina del cielo la ms perfecta, la ms alta, la ms
acabada, la ms sin falta, la ms rica y noble de todas las criaturas cuanto al
espritu, pues ella es la Reina de cielos y tierra, la Madre de Dios, la Seora
de todas, la Luna llena, y el Espejo sin mancha (Sap 7); y si tal es, cmo ha
de haber tenido culpa original? Cmo haba el artfice de hacer la obra al
principio de tal manera que fuese menester enmendarla? Cmo haba de
descuidarse, o permitir que cayese algn borrn en la pintura que haca, que
fuese menestar sacarlo? Cmo al principio se le cay de las manos y se le
quebr de manera que fuese menester soldarla? No pensemos tal de tal art
fice en la obra mejor que hizo en especial. Que siendo la mejora no en natu
raleza sino en gracia, en qu razn caba que en la mejor obra en su princi
pio la naturaleza tuviese falta y la gracia no pudiese entrar? Perfecta la hizo
en naturaleza, perfecta la hizo en gracia: la mejor y la ms bien hecha obra
de Dios la benditsima Virgen es; porque el muy excelente artfice no sola
mente se muestra en la obra, sino en el modo de hacerla: que en lo uno y en
lo otro se conoce el ingenio del artfice.

2. Que desde el punto de su Concepcin excedi la Virgen a los ms


altos Serafines
Y pues lo material de la obra (Ps 8) no era la ms perfecta materia, por
que como hemos dicho la naturaleza humana es menor que la Anglica,
convena que lo que por esta parte no sobrepujaba, sobrepujase y excediese
en el espritu y en el modo de hacer la obra, creando a la Virgen desde el
primer punto de su ser en tan alto grado de gracia y en el uso de ella. As
como vemos muchas veces porque un metal, por muy alto que sea, no es
conveniente para el oficio que un artfice quiere hacer una obra, aunque la
haga de metal ms bajo, la hace con tan pulida y tan extremada hechura, que
excede la figura y valor de ella; y la forma y artificio al metal, por fino que
sea, valiendo las manos de una obra de plata o de cobre dos tantos y tres

68

Diego Prez de Valdivia

tantos ms que si fuera de oro; as, eligiendo la Divina Majestad madre para
hacerse hombre, y siendo menester que su madre tuviese naturaleza humana
y no anglica, la hizo tan santa y tan perfecta en lo sobrenatural, que en no
haber tenido culpa y en tener plenitud de gracia y uso desde el principio de
su Concepcin excedi a los ms altos Serafines a lo que mi entendimiento
alcanza, aunque en esto me sujeto a la correccin y mucho ms que los ms
altos Serafines exceden a los nfimos ngeles, y as fue su concepcin inma
culada y hermossima.

CAPTULO VIII
CON EL CUAL, DE TODAS LAS RAZONES DICHAS, CON SIETE
PREGUNTAS Y RESPUESTAS SE CONCLUYE QUE QUISO DIOS, Y
PUDO, PRESERVAR A SU MADRE DE PECADO ORIGINAL, Y AS LO
HIZO

Y concluyendo todas estas razones dichas, pregntoles yo a los que en


esto dudan: si el Hijo de Dios, juntamente con el Padre y el Espritu Santo,
eternamente am a la benditsima Virgen o no. Todos respondern que s la
am.
Pregntoles yo ahora: si la am ms que a todas las criaturas puras, o no.
Luego dirn todos que mucho ms que a todas las puras criaturas. Vulvoles
a preguntar: si quiso para ella ms bien que para todas las criaturas. Todos
dirn que s. Torno a preguntar: si querer ms bien para ella, es hacerla ms
ajena de culpa, y ms llena de gracia. Tengo para m que todos me respondern que s: porque el bien verdadero y la mayor honra y gloria consiste en
que menos nos toque la culpa y ms vestidos estemos de gracia. Repregunto
ahora: convino o no convino, para honra de la Virgen y de Jesucristo nuestro Seor, que su madre nunca fuese esclava del Diablo? Nadie osar decir
que convena que la Madre de Dios fuese cada ni manchada en tan ruin y vil
estado, como el de la culpa. Ahora pregunto: supo eternamente el Hijo de
Dios que haba de crear a Adn y ponerle aquella ley que le puso, y que
Adn haba de caer, y juntamente con l todo el linaje humano? Cierto est
que s lo supo: porque en Dios no puede haber mudanza, ni ignorancia, ni
no saber; y como es infinito no puede crecer.

Tratado de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora

69

ltima pregunta. o pudo, o no pudo, o quiso, o no quiso?


Todo esto as asentado, entra mi ltima pregunta: o pudo preservar a su
madre de culpa original, o no pudo? Nadie osar decir que no pudo, porque
a lo menos de potentia absoluta muy bien pudo; empero yo no me contento
con esto, sino con que pudo conforme su ley, en la cual manda que los hijos
honren a sus padres y madres en todo lo que los pudieren honrar, sin hacer
agravio a nadie; y pues en ponerle Dios la ley a Adn y no comprender en
ella su madre, que no tocase a ella el pecado original, ni tuviese que ver con
ella ni la ley que de l trataba no se haca agravio a nadie; y Dios haca en
su modo lo que deba a quien l era, y a la honra de su madre. Concluyo que
pudo de potencia ordinaria; y as, resolviendo mi razn, concluyo con estas
breves palabras: o quiso o no quiso? Y si quiso, o pudo o no pudo? Y pues
es tan justo que quisiese y lo pudo hacer con tanta razn, verdaderamente lo
hizo.

CAPTULO IX
EN EL CUAL SE ADVIERTE AL LECTOR DE ALGUNA IGNORANCIA
EN QUE ALGUNOS CAEN

Estas son las razones que mi entendimiento convencen: que la benditsima Virgen fue concebida sin pecado, y comenz a ser con perfecta gracia
y uso de ella; y porque alguna gente es tan ignorante que piensan que se
llama la benditsima Virgen concebida sin pecado porque cuando sus padres
la engendraron no tuvieron culpa alguna, no le pese al lector agudo y
discreto si advirtiera aqu que no es esta la causa; que si esta fuera, muchos
son concebidos sin pecado, pues es cierto en la santa Teologa que cuando
los padres con intento de procrear hijos usan del matrimonio conforme a la
santa voluntad de Dios, no slo no pecan engendrando hijos, antes merecen,
y as aquella palabra de David, Ecce in iniquitatibus conceptus sum et in
peccatis concepit me mater mea (Ps 50), no quiere decir que fue engendrado con pecados de sus padres, ni con culpas de su madre, sino que cuando
fue concebido que quiere decir, que cuando comenz a ser en el vientre de
su madre, creando Dios su alma e infundindola en el cuerpo, y constituyndolo en ser de hombre, luego tuvo la culpa original, la cual es principio

70

Diego Prez de Valdivia

y origen de tantas maldades y pecados; porque como ya hemos dicho en


el mismo punto que la criatura en el vientre de su madre tiene ser de hombre
y es descendiente naturalmente de Adn, en ese mismo punto por ser descendiente de traidor es dada por enemiga de Dios, como el bienaventurado
san Pablo tan claramente ensea (Ephe 2).

En qu consiste ser concebida una criatura en pecado original, o no


serlo
Y as, ser una criatura concebida en pecado original no consiste en que
pecaron sus padres cuando la engendraron; y no ser concebida en pecado
original no consiste en que sus padres fuesen santos y muy santamente la
engendrasen: sino en que la Majestad de Dios le haya preservado de la culpa
original, exceptuando lo de la ley que puso a Adn y, en l, a todo el linaje
humano, o no queriendo que la ley le comprehenda; y de esta manera sola la
benditsima Virgen, entre todos los hijos naturales de Adn que naturalmente son engendrados, fue concebida sin pecado, porque no fue ella
comprehendida en aquella ley, ni la ley tena que ver con ella.

PARTE TERCERA DEL TRATADO DE LA INMACULADA CONCEPCIN


DE NUESTRA SEORA
_
QUE TRATA DE ALGUNAS FIGURAS Y PALABRAS MSTICAS QUE
FIGURABAN ESE MISTERIO

CAPTULO I
DEL PARASO TERRENAL

En confirmacin de la doctrina piadosa, tenemos muchas figuras y


palabras msticas del Viejo Testamento que figuraron este misterio. En el
Nuevo Testamento no lo revel nuestro Seor por escritura expresa, porque
no convino, como en su lugar propio diremos.
Signific la limpia Concepcin el Paraso Terrenal, en el cual no haba
espinas, ni abrojos, ni mala hierba ninguna, ni mala simiente, ni principio de
ella (Gen 2): antes estaba en el rbol de la vida la fuente caudalosa, de la cual
salan cuatro ros que regaban toda la tierra, y muchas plantas y flores de
muy buen sabor y olor, y de gracia y hermosura (Gen 2). Y en este Paraso
puso Dios al primer hombre tan perfecto en cuerpo y en alma en lo natural
y en lo sobrenatural, hacindolo cabeza de todo el linaje humano. Este Adn
primero, de cuya costilla estando l durmiento fue formada Eva, significa a
Jesucristo nuestro Seor, Dios y hombre: y en cuanto Dios, infinitamente
perfecto; y en cuanto hombre, con suma perfeccin natural y sobrenatural
(Gen 2), cabeza de todo el linaje humano; del cual, durmiento en la cruz del
sueo de la muerte, y abrindole con una lanza el costado, sali sangre y
agua (Joan 19), que signific la Iglesia cristiana, en la cual el agua de
nuestra naturaleza humana se uni con el valor de la sangre de Jesucristo.

Como Adn signific a Jesucristo, as el Paraso a Nuestra Seora


De donde se sigue que as como Adn significa a Jesucristo, as el Paraso
a donde le pusieron significa la benditsima Virgen, en cuyas entraas el
segundo Adn se hizo hombre; el cual segundo Adn es significado por el
rbol de la vida, pues el fruto de su muerte y pasin nos da la vida: y es
tambin significado por la fuente, porque Cristo nuestro Seor es la fuente
de la gracia que de l man para todas las cuatro partes del mundo; el cual
arranc el rbol de la muerte matando la muerte con su sagrada muerte. Es
la santsima Virgen el Paraso sin espinas, ni abrojos, ni culpa alguna, ni
imagen de culpa: nunca hubo hedor de pecado, ni mala hierba, ni simiente
de pecado original; toda hermosa, toda gloriosa, toda suave, llena de virtudes
y dones, no hubo en este Paraso cosa que del infierno nace. Que el pecado
original, como la santa Escritura dice, por envidia del diablo que venci a

74

Diego Prez de Valdivia

nuestros primeros padres (Sap 2) entr en el mundo: fue, pues, la


benditsima Virgen toda un Paraso que nunco tuvo pecado.

CAPTULO II
DE LA ARCA QUE HIZO NO POR EL DILUVIO

La Arca que Dios mand a No (Gen 6) que hiciese, para que en ella se
escapase el gnero humano, en aquellas ocho personas, as como significa la
Iglesia Catlica, as tambin significa la santsima Virgen, por cuya
intercesin somos hechos los hombres dignos de las promesas de Jesucristo
nuestro Seor, y nos libramos del pecado, y tenemos vida de gracia.
Mand Dios a No que hiciese una Arca de una madera muy lisa y
ajustada e incorruptible, y que toda por de fuera la calafetease con un betn
escogidsimo, que ninguna agua la pudiese penetrar, y que tuviese trescientos
codos de largo y cincuenta de ancho y treinta de alto, y que en lo alto
feneciese en un codo de anchura, y que hiciese en esta Arca a un lado una
fenestra que mirase hacia abajo, y que en esta Arca estaran seguros de ser
anegados con las aguas del diluvio, que a todo el resto del linaje humano
haban de anegar. Esta Arca, hecha de tan lisa madera y tan incorruptible, es
la benditsima Virgen, compuesta de alma y cuerpo: tan limpios, tan iguales,
que ni udo de pecado original, ni corteza de pecado actual, ni otra
imperfeccin ninguna haba en ella, con firmsimo betn de defensa y
amparo. La cercaron, pues por una parte quiso la Majestad de Dios que le
comprehendiese la ley puesta contra Adn, y por otra la adornaron de tanta
gracia, virtudes y dones, y con maravillosa confirmacin la confirmaron en
gracia. Trescientos codos de largo tena, que significaba la perfeccin de la
vida contemplativa, que considera los misterios que tan distantes estn de
nuestros ojos corporales. Ciencuenta codos de ancho tena, que significan
aquella perfectsima humildad, tan firme y tan constante, que nad
seguramente sobre todas las aguas de los trabajos y tribulaciones. Treinta
codos de alto tena, que significan la perfeccin de la vida activa, que de la
perfecta contemplativa suele nacer. En un codo se acababa esta arca, que
como el bienaventurado san Juan Evangelista en el Apocalipsis dice (Apoc
21), es medida de ngel, que significa el amor, porque el amor de Dios es el
que lo concluye todo, y lo ata, y lo perfecciona, y lo refirma. Un solo codo
era para denotar la grande perfeccin del amor y pureza y fineza sin mezcla

Tratado de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora

75

de otro amor. Tena una ventana a un lado que hacia abajo miraba, para
denotar aquella mansedumbre y benignidad con que esta bendita Seora
recibe las oraciones de los que la llaman; y dentro de esta arca haba morada
para todos, porque todos hallan en ella misericordia, como en madre
piadossima. Estaban en esta arca los varones por una parte, y las mujeres por
otra: para significar la integrrima virginidad de esta Seora. Esta es, pues, la
dichosa Arca que nunca fue mojada con pecado, ni amigada con culpa,
siempre anduvo sobre las aguas, trayndolas debajo de los pies, siendo
seora de ellas y no recibiendo dao ninguno de ellas.

CAPTULO III
DEL TABERNCULO EN EL CUAL SE PONE EL ARCA
DEL TESTAMENTO

Esto mismo signific aquel maravilloso Tabernculo que Dios mand


que hiciesen (Exo 26), para que en l se pusiese la Arca del Testamento, del
cual me acuerdo haber escrito largusimamente en cuanto significa nuestra
alma; y as ahora brevemente dir que as como aquel Tabernculo porque
en l se haba de poner el arca del Testamento que significa a Jesucristo
nuestro Seor era hecho de madera incorruptible y de cortinas escogidsimas de maravilloso valor, y cubierto con cubiertas que ni sol, ni viento, ni
lluvia pudiese ofender a la interior hermosura de l, y con otras muchas
singularidades que le adornaban y perfeccionaban, sin que en l hubiese
cosa que no fuese muy gentil y muy preciada: as, en el Tabernculo de
Jesucristo nuestro Seor, que es la benditsima Virgen, todo era oro de amor,
todo plata de limpieza, todo perfeccin, todo santidad, y la madera era
finsima e incorruptible. Quiere decir que nunca haba sentido infeccin, ni
carcoma de culpa. Toda preservada y guardada de todo gnero de culpa,
que ninguna le toc, ni consinti la majestad de Dios que tuviese que ver con
ella.

76

Diego Prez de Valdivia

CAPTULO IV
DE LA ARCA DEL TESTAMENTO

Al mismo paso camin el Arca del Testameto (Exo 25), la cual muy
particularmente significa la benditsima Virgen; que aunque es verdad que la
Arca del Testamento signific a Jesucristo nuestro Seor, porque as como
en aquella Arca estaban los tesoros de los hijos de Israel que era la vara de
Arn, que significaba la cruz de nuestro Seor, y las tablas de la ley, que
figuraban la viva palabra del Evangelio, y el vaso del Man, que significa el
Santsimo Sacramento, as en Cristo nuestro Seor estan todos los tesoros de
la ciencia y sabidura de Dios.
Empero ms propiamente el Arca significa la benditsima Virgen; y, lo
contenido en ella, a Jesucristo nuestro Seor. Mand Dios que hiciesen
aquella Arca de una madera que era blanca e incorruptible, y el rbol de
que se haca era espinoso. Mand que la hiciesen de dos codos y medio de
largo, y codo y medio de alto y de ancho, y dentro y defuera la guarneciesen de oro, y por lo alto a la redonda la adornasen de una corona de oro. La
madera blanca e incorruptible claro est que significaba aquel cuerpo y alma
en donde jams hubo corrupcin de pecado y hubo perfecta castidad y
virginidad. Ser el rbol espinoso signific aquella grande modestia y prudencia y recato exterior que hubo en la benditsima Virgen: son las espinas
como un gnero de guarda y defensa de las cosas hermosas y que piden,
para guardar su lindeza y frescor, no ser tratadas con las manos, ni an
tocadas: y as vemos que las rosas tienen estas espinas, las cuales parece que
prohiben el llegar a la rosa; significando en esto naturaleza cun recatadas y
guardadas han de ser las honestas y castas personas, especial las vrgenes.
Tener dos codos y medio de largo, y uno y medio de alto y de ancho, daba a
entender que haba de ser Madre del Hijo de Dios, en el cual haba dos
naturalezas: una divina y otra humana, significadas por los dos codos, que
denotaban la grandeza de la Majestad de Dios, disimulada en tanta humildad,
la cual denotaba el medio codo; y el otro codo y medio significaba en Cristo
nuestro Seor una divina persona que en ambas naturalezas, divina y humana, estaba, empero tan humillada por amor de los hombres.
Mas fcil cosa es aplicar estas medidas a la benditsima Virgen, en la cual
los dos codos significan aquella santa y larga vida que vivi activa y contemplativa, llena de gozos y tristezas, de dolores y de consuelos: tan perfecta
en los ojos de Dios y de tan buen ejemplo en los de los hombres, y con tan
grande humildad significada por el medio codo y la anchura y altura de

Tratado de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora

77

su amor, que tan alta y subida y abrasadamente amaba a la Majestad de Dios,


y tan ancho tena aquel corazn y lo tiene para recibir a todos aquellos que a
ella se van con sus necesidades y le piden socorro, con tanta mansedumbre,
con tanta clemencia y benignidad, lo cual todo significaba el codo y medio
de altura y anchura. Dentro y fuera estaba adornada de amor de Dios y del
prjimo, y una corona de oro de Madre de Dios y siempre Virgen la
hermosearon; y dentro de ella estuvo tantos meses guardado el que con tan
viva palabra y clarsimo ejemplo nos predic y sec el mar bermejo de
nuestros pecados con su cruz, para que pudisemos, sin ahogarnos, pasar a la
tierra de promisin, y mat a los Egipcios de nuestros enemigos espirituales
y nos dio el man de su santsimo cuerpo.
Conclusin de todo lo dicho
Y pues no me puede nadie negar que la serensima Virgen fue figurada
en el Tabernculo y en la Arca, cmo osar decir que hubo ms limpieza
corporal en el Tabernculo y en el Arca, que espiritual en la benditsima
Virgen? Lbrenos Dios que tal nos pase por el pensamiento; antes digamos
con todas nuestras fuerzas y con todo nuestro entendimiento y voluntad, que
muy ms libre fue la benditsima Virgen de toda culpa, que el Paraso
Terrenal, y el Arca de No, y el Tabernculo de Moiss, y el Arca del
Testamento de toda corrupcin natural.

CAPTULO V
DEL APOSENTO QUE HIZO EL REY SALOMN PARA S

Viene muy a propsito lo que en los Cantares el Rey Salomn cuenta en


espritu de la Concepcin de la benditsima Virgen; dice as (Can 3) aquel
sapientsimo Rey introducindose a s mismo, que habla en nombre de
Jesucristo nuestro Seor: un aposento hizo para s el Rey Salomn de madera del monte Lbano, las columnas hizo de plata, el reclinatorio hizo de
oro, las gradas hizo de grana, y lo del medio lo adorn de amor. El aposento
y lecho que el verdadero Rey pacfico, Jesucristo nuestro Seor, hizo para s
para hacerse hombre y descansar en l, la benditsima Virgen es. Hzola y
compsola de madera de Lbano, que quiere decir de cedro; es el Lbano un

78

Diego Prez de Valdivia

maravilloso monte en donde se hace y coge el incienso; los principales


rboles de l son cedros, rboles de una singular condicin: que tantas y tan
profundas races tiene dentro cuantas y cuan altas ramas tiene fuera; su
madera blanca es incorruptible, que nunca admite corrupcin, huele
suavsimamente y jams tiene mal olor.

Que es la benditsma Virgen el aposento de Dios


Con esto que he dicho he significado largamente mi intento: que la
benditsima Virgen fue compuesta de alma y cuerpo que no tuvieron que ver
con corrupcin ninguna, de ningn gnero de culpa. Blanca por grande
pureza y virginidad, y profunda en humildad. Alta en conocimiento y
siempre con suavsimo olor de santidad. Las columnas de plata que
sustentaban este edificio, las virtudes y dones eran que a la dichosa Virgen le
dieron, y la perfecta guarda de la ley de Dios. El asiento y descanso que en
esta Virgen haba para su amantsimo hijo era de puro amor. Las gradas de
grana que es un color que se hace de sangre de gusanitos signific
aquellos dolores y trabajos y penitencias y sentimientos de la pasin de
Jesucristo nuestro Seor, y la persecucin de la Iglesia, con los cuales la
benditsima Virgen muchas veces suba en la oracin pidiendo remedio y
consuelo para todos sus hijuelos. Todo el resto de este aposento que los
polidos suelen sembrar de flores, los sembr la Virgen de amor. Quiere
decir, que todo el resto de su vida, habiendo ejercitado la contemplacin,
estaba sembrado de obras de misericordia, y todo esto hizo el esposo por
amor de las hijas de Jerusaln, que son las nimas piadosas y devotas hijas de
esta tan buena Madre, las cuales con un vehemente gozo se regocijan de
tener y ver Madre tan perfecta y acabada.

Tratado de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora

79

CAPTULO VI
DE DIVERSAS COMPARACIONES PARA SIGNIFICAR LA GRANDE
PERFECCIN DE NUESTRA SEORA

Y prosiguiendo Salomn en los Cantares en el captulo 4, 6 y 7, la


perfeccin de la benditsima Virgen, la pinta con diversas comparaciones,
que todas van a parar en que esta benditsima Seora haba de ser
perfectsima y sin falta: llmala sol, luna llena, fuente de huertos, jardn
guardadsimo, torre de David, fuente sellada, Sunamita, que quiere decir,
perfecta. Paloma, maana alegrsima, y con otras muchas comparaciones
que, si mi pequeez fuera bastante para declararlas bien declaradas, fuera
grande consuelo del lector y grande confirmacin en esta piadosa doctrina
de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora.

CAPTULO VII
DE LA CIUDAD DE JERUSALN

Volviendo a proseguir las antiguas figuras del Viejo Testamento, tambin


fue figura de la benditsima Virgen que nos significa la limpieza de su
Concepcin la ciudad del Rey David, llamada por nombre Jerusaln (2 Reg
5, 7, 9). Tan linda, tan fuerte, tan bien edificada, cuyo nombre quiere decir
vista de paz: vista de paz es la benditsima Virgen, porque toda es linda, que
no hay cosa en ella que no contente; ni hubo tiempo, ni punto en que esta
ciudad de Jerusaln tuviese guerra contra Dios, ni fuese vista de guerra;
siempre fue buena vista, agradable y pacfica, siempre santa, siempre del que
la fund, nunca fue de su contrario. En qu razn cabe que la espiritual
Jerusaln en algn tiempo fuese mala vista, y dejase de estar en gracia de su
hijo, sujeta a tirano y amiga de tirano contrario de su hijo? No le quite, pues,
nadie el nombre de Jerusaln a la benditsima Virgen, desde el instante de su
concepcin; y cuando leyremos en los salmos este nombre de Jerusaln, en
donde David cuenta grandes alabanzas de esta ciudad, entendamos las de la
benditsima Virgen y de la Iglesia Cristiana, de la cual la Reina del cielo y de
la tierra es muy particularmente madre.

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Diego Prez de Valdivia

CAPTULO VIII
DEL MONTE DE SIN

El monte de Sin, que tan nombrado y alabado es en la divina Escritura,


figur tambin la limpia Concepcin de la benditsima Virgen: es muy alto
aquel monte, es muy fuerte y muy gracioso, edific en l David su palacio y
casa real; y al casar, y all moraba y estaba (Reg): estaba este monte cercado
de montes y las bajezas de los llanos no llegaban a l, porque era monte
sobre montes. Tal es la benditsima Virgen en espritu. Monte sobre
Patriarcas y Profetas, monte sobre Apstoles, Mrtires, Confesores y
Vrgenes, monte sobre los Coros anglicos y los ms altos Serafines. Monte
fortsimo que jams fue cautivado de sus enemigos, monte graciossimo que
nunca estuvo en desgracia de Dios, monte hermossimo que jams tuvo
fealdad; monte que jams tuvo que ver con bajezas ni valles de culpa
ninguna, monte a quien todos los montes le reconocen ventaja, y ningn
monte en ninguna cosa espiritual se la lleva, antes tanto es ella ms alta que
los montes, cuanto los montes son ms altos que los llanos. Y llmase Sin,
que quiere decir atalaya: poque desde lo alto del monte se pareca muy
grande espacio de tierra; y as, tanto monta decir Sin en aquella lengua,
como altamira como antiguamente solan llamar a los lugares muy altos;
lo cual denota en la benditsma Virgen la alteza de su conocimiento y, por
consiguiente, de su amor, pues al conocimiento de la lumbre de gracia y de
gloria corresponde el amor; en la cual tambin se significa su grande
dignidad y pureza, a lo cual corresponde estar muy libre y haberlo siempre
estado de toda culpa y falta que puede disminuir, o en alguna manera
desdorar, esta alteza de Sin.

CAPTULO IX
DEL TEMPLO DE SALOMN

Muy conforme a todo lo que hemos dicho es la doctrina de los santos


doctos y piadosos corazones, que por aquel magnfico templo de Salomn
(3 Reg 6) quiere haber sido figurada la benditsima Virgen. Grandes son las

Tratado de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora

81

maravillas que de aquel suntuossimo templo cuenta la sagrada Escritura: de


su grandeza, de su traza y artificio, y de tanta riqueza como en l haba.
Empero entre otras cosas, es muy de notar lo que la santa Escritura dice de la
quietud y silencio con que se labr. Tena Salomn tan ordenado trazado, y
medido todo lo que se haba de hacer, que para que no hubiese ruido
ninguno en el templo, ni hubiese que tocar a las piedras que se haban de
asentar y poner, tena dada la medida justa: de tal manera que en los mismos
lugares donde se cortaban las piedras, all se labraban y se ponan tan
juntadas, que no haba ms que hacer en ellas. Y los que edificaban el templo
no tenan ms que tocar a ellas, sino solamente asentarlas en el lugar para
donde venan sealadas. Y de esta manera llev lugar lo que el salmo dice:
de la piedra que reprobaron los edificantes que despus vino a ser clave
y cabeza del arco principal (Ps 117); lo cual Cristo nuestro Seor interpret de s mismo (Mat 21), al cual reprobaron los Judos y no le quisieron
recibir por Mesas, y es cabeza de ambos a dos pueblos, Judaico y Gentil, y
de la naturaleza humana y Anglica.

1. De la primera cosa, de las dos que se prueba de esta figura, es


edificarse el templo con quietud y el monte Moria
De toda esta figura del templo de la cual pudiramos colegir en sentido
mstico muchas alabanzas de la benditsima Virgen, de solas dos cosas me
quiero aprovechar, por ser a mi propsito. La primera es que, cuando se
edific este templo de esta bendita Seora, quiero decir cuando comenz a
ser su alma juntamente con el cuerpo, no hubo superfluidad, ni cosa que
impidiese a ser templo de Dios vivo: en su santsima Concepcin no hubo
que picar, no tuvo que labrar, no tuvo culpa que perdonar; en la eternidad de
Dios estaba elegida, y de all procedi este magnfico templo, siendo concebida con toda hermosura, con toda quietud y con toda suavidad. En el
monte que llaman Moria se edific el templo de Salomn (Gen 22). Moria
quiere decir monte de visin o de vista, porque en aquella parte del monte
fue a donde Abrahn quera sacrificar a su hijo por mandado de Dios; y, no
consintindole despus que lo sacrificase, llam aquel monte el Seor lo
ver, como si dijera: yo no veo ahora la muerte de mi hijo, empero el Seor ver la del suyo, como la vio en el monte Calvario, que es junto este
monte Moria y parte de l.

82

Diego Prez de Valdivia

2. As como el templo se edific sin ruido, as la Virgen fue concebida


sin pecado
Siguiendo, pues, el sentido mstico, en los ojos y acatamiento de Dios y
mirndola Dios con amorosos ojos, fue edificada y concebida la benditsima
Virgen. De esta manera edific el verdadero Salomn, Jesucristo nuestro
Seor, el magnificentsimo templo de su Madre, no siendo menester que la
labrasen; y mirndola con amorososos y benignos ojos y amndola siempre.
No defino yo, ni puedo definir, verdades que la Santa Iglesia Catlica no ha
querido definir. Digo mi parecer; y no puede mi corazn llevar, que de rui
nes piedras fuese edificiada la benditsima Virgen, y que hubiese tiempo en
el cual su hijo no la amase, y apartase los ojos de ella por no verla, por no
estar ajuntada a su santa voluntad. Consulase mi corazn en pensar que
siempre fue hermosa y siempre amada de su hijo, siempre templo de Salo
mn edificado en el monte Moria.

3. La segunda cosa ms notable del templo era el Sancta Sanctorum


La segunda cosa que en el templo de Salomn haba muy de notar era el
Sancta Sanctorum (3 Reg 8), en donde estaba asentada el Arca del Testamento. Dos cosas singulares haba en este lugar. La primera, que era
cuadrado. La segunda, que todo estaba guarnecido de oro dentro y fuera,
alto y bajo. Es la figura cuadrada en geometra una figura muy notable,
despus de la circular: la figua circular puesta en lugar llano nunca para,
siempre se mueve, no teniendo alguna parte llana que le detenga el
movimiento. La figura cuadrada es al contrario, que como por todas partes
es llana e igualmente llana, de cualquier parte que la pongan asienta, y como
quiera que la arrojen, de cualquier parte luego asienta, y as a los varones
perfectos suelen llamar cuadrados, porque en todas las cosas tienen constancia, tienen firmeza, todo lo sufren, todo lo llevan, en todo se conforman
con la voluntad de Dios. La figura circular tambin se atribuye a los hombres santos, porque siempre levantan a Dios sus corazones y procuran que
todas sus obras sean perfectas. El oro que significa es ms puro: el ms perfecto e incorruptible metal es la benditsima Virgen, el sancta sanctorum,
pues en ella se hizo hombre el santo de los santos. Es cuadrada porque no
tiene cosa ninguna, ni tuvo, que le impidiese el asiento, sosiego y paz en la
gracia del Seor: siempre santa, siempre limpia, siempre uniforme e igual,
sin tener cosa de culpa. Es oro pursimo sin mezcla de otro metal, siempre
llena de gracia; no tuvo necesidad de ser purificda como el oro que se cra

Tratado de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora

83

en la tierra entre otras escorias, sino como oro pursimo, segn en nuestros
tiempos, no sin admiracin, se ha experimentado en las Nuevas Indias, en las
cuales, en lugares algunos ms nobles y ms limpios, se hallan venas de oro
tan fino que ningn afinador lo puede ms afinar; y est tan tierno cuando
le hallan, que le pueden tratar como a cera: tengo para m que quiso la
Majestad de Dios que en nuestros tiempos visemos una cosa tan particular,
para que los devotos de la Concepcin tuvisemos a la mano una comparacin tan buena. Si cra Dios oro debajo de la tierra tan fino, tan blando
que de las cosas corporales hemos de inferir las espirituales por qu no
entenderemos que por este oro nos quiso significar la Divina Majestad el oro
de la Santsima Virgen, sin mezcla de otro metal, y tan obediente a la
voluntad de Dios?

CAPTULO X
DE LA ZARZA QUE SE ARDA Y NO SE QUEMABA

Algunos hay que quieren aplicar a este misterio la zarza que en el monte
de Sina vido Moiss que arda y no se quemaba (Exo 3); verdad es que esta
figura ms acomodada parece que viene a la Encarnacin del Hijo de Dios,
en la cual la Virgen benditsima, de su sangre pursima, concibi al Hijo de
Dios. Y como la misma Virgen dijo al ngel. Quomodo fiet istud? (Luc 1): el
concebir y parir y ser madre parece que trae consigo imagen de arder, y que
no se compadece con perfecta virginidad; empero no se quem aquella
zarza. Quiere decir: no perdi, antes gan, en su virginidad, porque el
Espritu Santo vino sobre ella, y la virtud del Altsimo le hizo sombra. No
obstante, esto muy a propsito viene de la Concepcin: zarza se llama la
benditsima Virgen, porque toda naturaleza humana, y ser humano, y creado,
zarza es, flaqueza es, no tiene de su parte cosa buena. Empero esta zarza era
una zarza absconditsima en un desierto y en un alto monte, singularsima y
sealadsima zarza segn est escrito en los Cantares: Sicut lilium inter
spinas, sic amica mea inter filias. Aunque es Arca la benditsma Virgen, por
ser humana criatura, empero sin espina de culpa, llevando tanta ventaja en la
gracia y limpieza a todos los descendientes naturalmente de Adn, cuanto
una azucena lleva a las hierbas espinosas. Esta Arca, pues, pareca a los otros
hijos de los hombres y podan pensar que tena alguna culpa original, por ser
descendiente de Adn por la va comn (Exo 3), la cual tena semejanza de

84

Diego Prez de Valdivia

arder; empero nunca se quem, nunca tuvo culpa, siempre estuvo en gracia,
y aunque padeci mucho, nunca fue por culpa, sino por mayor merecimiento y acrecentamiento de gloria.

CAPTULO XI
DE LA CESTICA EN QUE FUE PUESTO EL INFANTICO MOISS
Y ECHADO RO ABAJO

Tambin pueden traer a este propsito aquella cestica breada y calafateada por defuera en donde al infantico Moiss (Exo 2) pusieron y dejaron
ir el ro abajo, mirando por l su hermana Marza. Moiss, en lengua Egipciaca, quiere decir sacado del agua, y es figura de Jesucristo nuestro Seor,
que pas el torrente de los trabajos y fue baado en su sangre, y sali de este
mundo padeciendo tan cruel y afrentosa pasin y muerte. La cestica en
donde le pusieron aunque primeramente se pueden entender su santa
humanidad en la cual hecho hombre pas por el ro de este mundo que nace
en tierra de Etopes y fenece en tierra de Egipcios, todo lleno de trabajos y
de culpas y de pecados: muy bien por cierto significa aquel cestico a la
benditsima Virgen, que nos le trujo a este mundo para que la hija del Rey
Faran, que es la gentilidad, le recibiese mostrndoselo la israeltica Mara,
que es la doctrina Apostlica; y en fin, en Israel se cri, y la gentilidad lo
recibi. Cestica breada es la benditsima Virgen, en donde nunca pudieron
entrar las aguas del Ro Nilo. Nia fue la benditsima Virgen, tan amparada,
tan amada, tan preservada, tan guardada de la Divina Majestad, que ninguna
culpa jams entr en ella, y as pas por este mundo, mojndose por defuera
con los trabajos, empero muy limpia de dentro sin ningn humor de culpa.

Tratado de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora

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CAPTULO XII
DE LA FIGURA DE LA REINA ESTER Y DEL REY ASUERO

La figura muy celebrada entre los devotos de la Concepcin es la de la


Reina Ester y del Rey Asuero, de la cual algn poquito dijimos al principio
de este tratado. Fue Asuero (Est 1) un potentsimo Rey llamado Asuero que
quiere decir dichoso y bienaventurado. Seor de la mayor parte del mundo, descontentose de una mujer con quien estaba casado, porque le fue desobediente; y buscando con quien se casase, hall a Ester, doncella hurfana de
padre y madre, que en poder de un to suyo estaba, el cual la tena por amor
de Dios, vindola tan pobre y tan desamparada y tan virtuosa. Llambanla
Ester, que quiere decir abscondida, por su grande honestidad, encerramiento
y recogimiento. A esta, tan olvidada y arrinconada en los ojos de los hombres, eligi el gran Rey por esposa, para que vean las buenas doncellas que
no por ser recogidas y encerradas perdern casamiento, antes si conviene
que se casen por su salvacin muy mejor se casarn siendo el espritu Santo
su casamentero, que esas otras que se negocian con sus libertades sus
casamientos: y as les salen como les salen y como despus lo vern. Casado
Asuero con la Reina Ester, como era tan gran seor y como en alguna
manera se tema no le quisiesen matar como otra vez lo haban intentado
hizo una ley por la cual mand que ningn hombre ni mujer entrase donde
l estaba, so pena de la vida, sin ser llamado. Ofrecisele a su to de la Reina
Ester que la haba tenido en su casa cierta necesidad, por la cual convena
que la Reina Ester entrase a hablar al Rey, y enviolo a pedir el to a la
sobrina, la cual se escus diciendo que ya saba l que si entrase a donde
estaba el Rey sin ser llamada de l, que la mandara matar. Replic al to
diciendo que, no obstante eso, hiciese lo que l le deca; y entonces la Reina,
armndose con oracin, entr al aposento del Rey Asuero, que con un cetro
Real estaba en la mano con el cual inclinndolo daba seal de clemencia.
As como la Reina entr y vido aquella gran Majestad del Rey, y el cetro alto
que tena, dile un gnero de desmayo de temor y reverencia (Est 15). El
Rey inclin su cetro. Empero no obstante que lo inclin, pasaba todava
adelante el desmayo de la Reina, levantse entonces el Rey Asuero de su
trono Real, y fuese para la Reina, y abrazndola, le dijo estas palabras:
Reina, la ley que yo he puesto no se puso por vos ni para vos, sino por
todos los dems. Y hzola venir a su trono Real, y que se asentase junto a l,
y que le pidiese lo que quera, dndole su Real palabra de hacer todo lo que
le pidiese, y as lo hizo.

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Diego Prez de Valdivia

1. Del sentido mstico de la figura. Quin es el Rey, quin la Reina, cul


el casamiento. Quin es el to
Por este Rey bienaventurado y dichoso es significada la Majestad de Dios,
que es la misma bienaventuranza. Ciento y veinte provincias (Est 1) son doce
docenas de provincias, que significan la universidad de todas las criaturas,
porque el nmero de diez y el nmero doce, cada uno por su parte, significan universidad; y as, por diez vrgenes en el santo Evangelio (Mat 25)
entendemos todo el pueblo cristiano, y por doce tribus de Israel entendemos
todos los hombres y ngeles. Habase este Rey desposado con la naturaleza
humana cuando cre a Adn y Eva (Gen 3) en tanta gracia y perfeccin.
Quebrantaron su mandamiento, echolos del paraso y sentenciolos a perpetuo destierro; y busc nueva esposa con quien se casase, que no fuese como la primera, desobediente. Este casamiento se hizo popiamente con Ester,
que significa la naturaleza humana en Jesucristo nuestro Seor, a quien san
Pablo compara con Melquisedech, a quien no le conocan padre ni madre
(Gen 14): y as, Jesucristo nuestro Seor no tuvo padre en la tierra ni madre
en el cielo (Heb 7); porque en cuanto Dios, solamente tiene Padre, naciendo
eternalmente de l; en cuanto hombre, solamente tuvo Madre; fue abscondidsimo este misterio: que no le conocan por quien era, sino aquellos a
quien el Padre se lo revelaba. El to de Ester, el puebo Judaico fue, el cual
conserv la lnea y casta del Rey David, de la cual Cristo nuestro Seor
descendi segn la carne; y porque este casamiento con la naturaleza
humana se celebr en las entraas de la Virgen, y de su pursima sangre y
naturaleza se form aquel cuerpo del cual nuestro Seor Jesucristo se visit
con muy justa razn. Por la dichosa y pobre y recogida y humilde doncella
Ester entendemos la benditsima Virgen, tan humilde en sus ojos, tan humilde con todos, tan honesta, tan encerrada, tan casta, tan abscondida; y en
cuanto no hered de sus padres el pecado que ellos de Adn heredaron, se
puede decir que no tena padre ni madre; y en cuanto toda su esperanza tena
en Dios, se puede llamar destituda de todo humano auxilio; y tambin
podemos decir de ella que la Vieja Ley y el pueblo de Israel la cre en su
casa.

Tratado de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora

87

2. Qu significa el temor que tuvo Ester de entrar al Rey contra


la ley puesta
Lo que se sigue adelante de esta figura no hay para qu aplicarlo a nues
tro propsito; todo va encaminado a este fin, que para esto la eligieron por
Madre de Dios, para que abogase por nosotros. El temor que la figura dice
que tuvo Ester de entrar al Rey Asuero significa lo que la benditsima Vir
gen, en cuanto hija de Adn, pudiera temer de parecer delante la majestad de
Dios, en el da de su Concepcin, si no fuera preservada de la culpa original.
La ley de Asuero es la ley que puso Dios contra Adn: todo el linaje huma
no; por la cual los daba por enemigos, si no fuesen llamados primero con su
gracia, y santificados de la culpa; y de esta ley dice el gran Rey Asuero que
la haba puesto contra el resto de las humanas criaturas, y que no se com
prenda en ella la benditsima Virgen. Esto es lo que queremos concluir y
colegir de esta figura: que la benditsima Virgen, ni fue concebida en pecado
original, ni hablaba de ella ni con ella la ley que cerca de esto se dio.

CAPTULO XIII
EN EL CUAL, CONCLUYENDO ESTA MATERIA, DICE QUE DOS
FUERON LOS QUE HICIERON ENTERAMENTE LA VOLUNTAD DE
DIOS, Y NO TUVIERON CULPA: EL PRIMERO, EL HIJO DE DIOS; Y EL
SEGUNDO, SU MADRE BENDITSIMA

Digamos, pues, en nombre de la benditsma Virgen, aquellas palabras del


salmo que principalmente se entienden de Jesucristo nuestro Seor, y despus de la benditsima Virgen: In capite libri scriptum est de me, ut facerem
voluntarem tuam (Ps 9). El primero que agrad a Dios enteramente Jesucristo nuestro Seor es; l en cuanto hombre hizo perfectamente la voluntad
de su Padre; l es la cabeza de todos los electos; en l se cumpli integrrimamente y perfectsimamente la voluntad de Dios; en l no hubo culpa,
ni la pudo haber, porque era hombre teniendo persona de Dios. Despus, la
benditsima Virgen; aunque en cuanto criatura pudiera tener culpa, no la
tuvo; y quiso su unignito Hijo que ni la tuviese, ni tuviese que ver con ella:
ella, despus de su Hijo, cumpli perfectamente la voluntad de Dios, para
que de esta manera Madre e Hijo, criatura y creador, cuello y cabeza, luna

88

Diego Prez de Valdivia

llena y sol, reina y rey fuesen semejantes, todo lo que convena para honra,
para tal hijo y tal madre: l nunca pudo pecar; ella nunca pec; l fue fuente
de la gracia; ella acueducto, o cao, o acequia, o primer estn que por donde,
y en donde, se recibe la gracia que de la fuente se deriva para comunicarse a
todos los dems. l, desde el instante de su Concepcin, comenz en el supremo punto que la gracia puede tener, y en los supremos actos que de ella
puede proceder, siendo siempre sol en el punto de medio da; ella comenz
en perfecta gracia, y en uso de perfecta gracia, llena de gracia, como luna
llena de luz: empero creciendo cada da hasta el punto que muri mereciendo que le comunicase el sol nuevos grados de luz.

CAPTULO XIV
QUE ES COMO UNA ESCUSACIN DEL AUTOR PARA EL QUE
ESTO LEYERE

Esto es lo que para declaracin y persuasin de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora ha podido alcanzar mi pobre entendimiento. Perdneme el lector, por amor de nuestro Seor, mi atrevimiento: que teniendo tan
chiquitas alas, o no las teniendo, haya probado a volar con vuelo que
requera a las mejores que de guila. Empero no le pese de leer esta pobreza,
porque a lo menos le ser ocasin de que enojado de ver mi pobreza y bajo
estilo, en materia tan alta y suavsima, se determinara a tomar la pluma en la
mano y escribir con el estilo y con la riqueza que este misterio pide,
dejndome a m millares de leguas atrs. No lo digo por ceremonia, porque
bien veo que las mismas figuras que he trado mil veces mejor se podran
tratar a nuestro propsito, y que me dejar otras muchas muy principales; y
manifiestamente veo que he sido cortsimo en comparaciones y smiles; y
que haba de declarar buena parte de los Cantares en favor de este misterio,
y hacer otras, y otras ms fuertes que las que he hecho: empero yo he
medido mi salud, el tiempo que tengo, la gran pobreza de mi ingenio y
letras, y no he querido atreverme a emprender cosas que no pudiera bien
proseguir.

Tratado de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora

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CAPTULO XV
DEL TESTIMONIO DE LA DOCTRINA CATLICA Y DE
LA IGLESIA CRISTIANA

Una sola razn me he dejado a posta, de quien he visto a hombres


gravsimos hacer caso, que es esta: la doctrina Catlica ha recibido y la
Iglesia Cristiana confiesa que la Virgen benditsima nunca pec venialmente.
Dicen ahora estos hombres doctos que si la bendita Virgen pecara originalmente, que tambin pecara venialmente; y que pues no se sufre decir esto,
que es grande inconveniente afirmar aquello de donde se sigue. Yo digo lo
que alcanzo: que esta razn no me convence, porque los muy antiguos
santos, y doctos, y el bienaventurado Santo Toms, doctor de la Iglesia, que
no fueron de nuestra opinin, y los santos Pontfices que no reprueban
ninguna de las opiniones, en ninguna manera conceden que pec venialmente, antes dicen que fue santificada con tan singular gracia, y confirmada
en gracia con tan excelente confirmacin, que no le qued reliquia de
pecado original como si nunca lo hubiera tenido. No solamente he dicho
todo esto porque no se fen de nadie en fundamento no firme, sino tambin,
porque de esta misma opinin contraria confirmo yo la ma. Para qu haba
de permitir la Majestad de Dios que por un momento una Virgen cayese en
culpa original, habindola de santificar con tan alta santificacin? Qu
honra a Dios le segua? Qu provecho de la Virgen? Qu edificacin de
nosotros? Digamos, pues, todos que fue concebida sin pecado.

1. Del testimonio que dan los milagros, historias, privilegios, cofradas y


capillas, y otras muchas cosas que favorecen la limpia Concepcin de
Nuestra Seora
Tampoco no quiero usar en este tratado de la muchedumbre de milagros
que estn escritos a favor de la limpia Concepcin, ni de las historias que
acerca de esto estn por el mundo sembradas, ni referir la muchedumbre de
prncipes eclesisticos y seglares que favorecen la limpia Concepcin,
haciendo constituciones a favor de la Concepcin, dando privilegios a los
que la celebran, ordenando cofradras, dejando rentas, instituyendo fiestas y
misas para mayor veneracin de este misterio, fabricando iglesias y capillas,
e inventando mil gneros de particularidades a favor de esta fiesta, y en

90

Diego Prez de Valdivia

algunas universidades y estudios generales haciendo estatutos, por los cuales


mandan que nadie reciba grado sin que se obligue a defender esta opinin, y
casi todas las religiones lo han tomado a pechos, y todas las Iglesias
catedrales y colegiales, y an las parroquiales, se precian de celebrar esta
fiesta y aventajarse en ser devotos de ella, y afirman que a todos los devotos
de la Concepcin, Dios les hace particular merced, y a los indevotos les
suceden infortunios; y finalmente hay escritas tantas historias muy autnticas
en confirmacin de esta doctrina, especialmente en algunas provincias como
son el Principado de Catalua y el Reyno de Valencia, que pone admiracin.

2. Del testimonio que dan las indulgencias por los summos Pontfices
concedidas a la gente devota de la limpia Concepcin de la Virgen
A todo esto ayuda muchsimo que los Summos Pontfices han concedido
indulgencias y perdones a los que celebran esta fiesta, aunque han mandado
quitar toda ocasin de discordia y bando, y contenciones sobre ella, no que
riendo condenar ninguna de las opiniones, ni definir la contraria como de fe
Catlica, teniendo en esto la Iglesia catlica maravillosa prudencia, y ense
ando a los cristianos que en las cosas que no estn expresas en la sagrada
Escritura, ni por tradicin antigua, ni por comn doctrina de los doctores
santos, que los hombres hablen con mucho tiento y humildad, y sigan en
hora buena su devocin, y no sean temerarios en definir lo que el Espritu
Santo nunca ha querido definir, ni cuando entendemos hasta el fin del mun
do definiera, porque no conviene que la Iglesia determine cosa en la cual ni
hay Escritura que lo diga, ni tradicin, ni comn doctrina de los doctores,
antes parece que los doctores y maestros de la Iglesia no fueron de esta opi
nin por la razn que luego diremos.

3. Conclusin de lo dicho por el lector


Vean los lectores piadosos los libros que cerca de esto estn escritos, los
cuales no he querido transcribir; porque mi intento solamente ha sido
apuntar lo que mi pobreza ha alcanzado, para animar a los lectores agudos,
doctos y muy devotos: porque viendo que un tan pobre como yo ha cogido,
como la pobrecita Rut, algunas espigas (Ruth 2) que los muy ricos se
dejaron, animarse han los chicos en tan devoto y grande campo, que tanto
tiene que segar, a juntar grande muchedumbre de espigas, quiero decir, de

Tratado de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora

91

razones, de figuras y de comparaciones, y de testimonios y autoridades, que


mi bajeza no ha alcanzado para ampliar. Y persuadirla es casi superfluo, por
estar tan plantada y tan arraigada en los corazones de todos los cristianos.

CUARTA PARTE DE ESTE TRATADO DE LA INMACULADA


CONCEPCIN DE NUESTRA SEORA
_
EN LA CUAL SE RESPONDE A LAS CINCO PREGUNTAS
QUE EN EL PRINCIPIO DE ESTE TRATADO SE
PUSIERON

CAPTULO I
EN QUE SE RESPONDE A LA PRIMERA PREGUNTA: POR QU
ESTA FIESTA DE LA CONCEPCIN ES MS SOLEMNIZADA QUE
OTRA, HABIENDO OTRAS FIESTAS MS SOLEMNES QUE STA

Cumplido he con la mayor parte de lo que he prometido, porque he


declarado qu quiere decir Inmaculada Concepcin, y he tratado razones y
figuras que la persuaden, para consuelo de los piadosos y devotos. Rstame
ahora responder a las preguntas que al principio de este tratado hice.
La primera fue que por qu habiendo otras fiestas ms solemnes que sta,
sta es ms solemnizada en la Iglesia que otra, que parece que en diciendo
Concepcin se nombre la mayor fiesta de Nuestra Seora. Lea el lector la
pregunta en su lugar porque no la volvamos a repetir. La respuesta en parte
est dicha: el mayor mal de los males es pecar. El principio de todos los
pecados es el original; preservar de todo mal y dar principio de todo bien
comprehende en s todos los bienes y ser libre de todos los males. Y como
todo esto est includo en la Inmaculada Concepcin de la benditsima
Virgen, es necesario, moralmente hablando, que sea grande el alegra del
cristiano cuando se acuerda de la Inmaculada Concepcin: porque en ella se
acuerda de todos los bienes de la benditsima Virgen, y que ningn mal le
toc; y as en esta fiesta, el que celebra esta fiesta celebra las dems fiestas, y
de veras llama bienaventurada a la benditsima Virgen: y qu mayor
bienaventuranza que nunca pecar? Y qu mayor bienaventuranza que no
slo no pecar, sino, ultra de esto, desde el primer punto del ser, comenzar en
perfecto amor y comenzar en amar con l, para hasta la muerte siempre
crecer en riquezas espirituales?

1. Qu es la causa que, no entendiendo los ms de los hombres qu es


fiesta de Concepcin, se alegran como en fiesta de san Juan, y
pluguiera a Dios fuese espiritual el gozo
Bien entiendo que la mayor parte de los hombres no entienden esto;
porque si lo entendieran todos los devotos de la Concepcin, ni pecaran tan
sin asco, ni fueran tan negligentes a servir a nuestro Seor. No cabe en
buena razn que tengan tan en poco en s mismos lo que tanto estiman en la
benditsima Virgen; empero aunque no lo entiendan, son movidos en cierta

96

Diego Prez de Valdivia

manera por un particular impulso del Espritu Santo que les instiga a tener
este gozo, as como se alegran los hombres, en la fiesta de san Juan, no
porque entiendan el porqu que es haber sido san Juan el que trajo al
mundo la nueva de Jesucristo y dispuso al mundo para su venida y lo mostr
con el dedo, sino porque a bulto y con cierto instinto les da aquella alegra.
No querra dejar aqu de apuntar que es grande dolor ver cun censualmente
se alegran, siendo tal la muestra del gozo cual ellos son, y no cual es la fiesta
de que se alegran; los cuales en cierta manera profanan tan alta fiesta,
estando tan ajenos de espritu y limpieza, en esta fiesta de tan grande
limpieza y santidad. Plega a nuestro Seor que as como hay muchos
devotos de la inmaculada y limpia Concepcin, as haya muchos que no slo
con palabras, sino tambin con limpieza de corazones y espritu, santidad
interior y exterior, le celebren, para que sea la celebracin digna de tal fiesta.
Tambin se puede responder a esta pregunta que quiso la divina providencia
ensearnos cunto ama la limpieza, ordenando que los hombres, en fiesta de
la limpieza de su madre, la celebrasen tan singularmente, que aunque no
quieran los hombres, no pueden negar que la fiesta de la limpieza de la
Virgen es la de mayor alegra y solemnidad, y que la limpieza del alma es la
que ms se estima en los ojos de Dios.

CAPTULO II
DE LA RESPUESTA A LA SEGUNDA PREGUNTA: QU ES LA
RAZN QUE SIENDO UNOS DEVOTOS DE UNA FIESTA Y OTROS
DE OTRA, QUE DE LA CONCEPCIN SEA TODO EL PUEBLO TAN
DEVOTO

A la segunda pregunta, est respondido en esta primera. No se maraville


nadie que unos sean devotos de una fiesta de Nuestra Seora y otros de otra;
empero que de la Concepcin todos sean devotos, porque las otras fiestas
son particulares y la de la Concepcin es general, en cuanto en ella se
incluyen todas, por ser origen de todas las otras fiestas: son como ramos, sta
es como raz; sta es principio de todas las dems, que por esta causa fue la
benditsima Virgen elegida y, como los santos dicen y lo entienden, mereci
ser Madre de Dios, porque fue tan limpia y tan acabada en toda santidad. De
ser concebida como lo fue, con limpieza tan maravillosa, se sigui ser tan

Tratado de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora

97

humilde, se sigui ser tan casta, tan honesta y tan Virgen. A tan buenos
principios, tan buenos medios y tan buen fin se haba de seguir. Es, pues,
muy justo que en la fiesta de las fiestas, en la fiesta general y principio de
todas las dems y que a todas las incluye, todos nos alegremos y regocijemos
y hagamos seales de gran fiesta y solemnidad pues en esta fiesta no
solamente celebramos la Concepcin, empero la fuente de todas las fiestas.
En las dems fiestas, elija cada uno aquella que a mayor devocin le mueve,
y aqulla celebre muy en particular; empero a la fiesta de la Concepcin
nadie falte, pues es fiesta general y principio de todas, y en s misma tan
singular y tan sealada.

CAPTULO III
RESPUESTA A LA TERCERA PREGUNTA: POR QU ESTA
DEVOCIN HA SIDO TAN ENCUBIERTA HASTA CERCA LA FIN
DEL MUNDO

A la tercera pregunta hemos de responder muy de veras, porque lo


merece muy merecido. Es la pregunta en suma. Por qu permiti nuestro
Seor que ms de mil y doscientos aos esta fiesta no se publicase en las
Iglesias, y cerca del fin del mundo se haya tanto solemnizado en todo el
orbe cristiano? Para responder a sta conviene asentar una verdad de la
divina Escritura (Sap 8), y es que la Majestad de Dios dispone todas las cosas
sapientsima y suavsimamente, y as en los principios de la Iglesia vivan
todos los cristianos como religiosos en comn, despus lo daban a la Iglesia
para que lo repartiese. Despus acordaron los Obispos que la Iglesia tuviese
algunas propiedades y no lo vendiese todo. Y as, [ha] ido de lance en lance,
hasta el tiempo presente. En el Divino culto tambin ha ido la Iglesia
mudando, conforme al tiempo, lo que toca, al modo de reverenciar a nuestro
Seor, aadiendo o quitando ceremonias: y en lo que toca a religiones,
levantado religiones nuevas cuando las ms antiguas se resfriaban, o
reformando las viejas. En fin, conforme la necesidad y circunstancias de
tiempos y personas rige el Espritu Santo la Iglesia santa; y por esta razn, en
sus principios aunque siempre hubo particular devocin con la bendsima
Virgen y memoria muy grande de ella todo el negocio principal era
predicar a Jesucristo crucificado. Pasados aquellos tiempos primeros,
muchos aos se pele con herejes, y todo el principal punto era persuadir y

98

Diego Prez de Valdivia

defender la fe catlica. Siguironse luego otros tiempos de tibieza, por una


parte, y persecuciones, por otra, y lo principal y lo que ms convena era
animar los cristianos y conservarlos en la guarda de los mandamientos de
Dios.

1. Cun inclinada est la gente a pecar y especial en el vicio sucio de la


carne
En todos estos tiempos, aunque siempre hubo pecadores, no estaba tan
olvidada la santidad, ni reinaban tanto los vicios, ni haba tanta ceguedad, ni
estaban las consciencias de los hombres tan manchadas. Empero procediendo los tiempos adelante que como todos dicen se van tanto allegando a
la fin del mundo, han tomado los vicios tanta posesin de los hombres,
hanse entronizado tanto y est el mundo tan fro y tan lleno de pecados, que
parece que tienen los hombres por imposible no pecar mortalmente; y
parece que el oficio de los hombres es pecar, especialmente en comer y
beber y vestir y tan grande deshonestidad, que se tiene por milagro que una
persona viva castamente; y que si bien lo miramos, todo lo que hoy se hace y
trata entre los hombres o es deshonestidad o medio u ocasin para ella. Y
como este vicio es tan vil, tan bajo, tan sucio, tan torpe y feo, estn los
hombres tan manchados que parecen casi todos una mancha y cada da por
nuestros pecados crece esta pestilencia, sin esperanza humana de remedio ni
reparo. En contrapeso de estas manchas tan ascarosas, la bondad y
providencia de Dios ha provedo que la devocin de la benditsima Virgen
crezca, para que este nombre de Virgen resuene muchas veces en las bocas
de los cristianos y les d gana de ser castos, y para ms firmeza y mayor
devocin con Nuestra Seora. Y para que ms se aficionen a la castidad,
orden la Divina Majestad que la devocin de la benditsima Virgen creciese
debajo de nombre de la limpia Concepcin: porque este nombre de limpieza
anduviese muy a menudo en las bocas de los hombres.

2. Porque estn los hombres limpios de pecados y vivan en el espritu, y


no en la carne, el Espritu Santo ha movido la gente a tanta devocin
de la limpia Concepcin de Nuestra Seora
Nadie ignora que esta limpieza es espiritual; y as es servido nuestro Se
or que lo digan todos, aunque no lo entiendan muy entendido, nombrando
el nombre de la Concepcin de Nuestra Seora en esta manera, limpia sin

Tratado de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora

99

pecado, declarando estas palabras; que la limpieza consiste en no tener peca


do, y que la suciedad y mancha es el pecado; y que la grande honra y digni
dad es carecer de todo pecado; y que tanto es una persona ms digna cuanto
ms distinta del pecado; y porque tanto ms distamos de un contrario cuanto
nos allegamos ms a otro, en decir limpsima Concepcin dicen que fue aje
nsima de toda culpa y plensima de gracia. Esta es la razn por qu al fin del
mundo crece tanto la devocin y la celebridad de la Concepcin de Nuestra
Seora: porque crezca en los nimos del pueblo cristiano el aborrecer y
abominar todo pecado y procurar mucha gracia y espritu de nuestro Seor.
Y no dudo yo sino que muchos pecados se escusan y muchas buenas obras
se hacen por ser los hombres devotos de la Concepcin de Nuestra Seora y
celebrar tanto su fiesta. No es posible menos, sino que no es en balde tanta
devocin y solemnidad con esta fiesta; y que es gran remedio de disolucin
de nuestros tiempos: y que mucho peor nos fuera, y mucho menos bien
tuviramos, si no estuviera de por medio esta devocin.
-

3. Es la benditsima Virgen medio por el cual vamos a Dios, y as se


pueden aplicar tambin a las palabras del cap. 43 de Isaas, porque
se ve por la experiencia que con la devocin de esta Seora muchos
hacen vida nueva y se convierten todos a Dios
Y tengo para m que en este sentido se entiende y puede interpretar aquel
lugar de Isaas en el cap. 43 Ab oriente adducam semen tuum, et ab occi
dente congregabo te. Dicam Aquiloni da: et Austro noli prohibere. Aquel
lugar, aunque a la letra se ha de entender de Jesucristo nuestro Seor, el
cual de todas las cuatro partes del mundo ha trado gente a su Iglesia dn
doles fe y caridad, tambin y con mucha razn y con cierta particularidad
se puede entender de la benditsima Virgen mediante la fiesta de su Concep
cin, pues es ella la medianera e intercesora nuestra, y por ella caminamos al
Hijo de Dios: ella es la va y verdad y vida, es el camino real del cielo; y los
que hemos errado este camino, por la Virgen somos vueltos al camino y no
por senda trabajosa, antes por una senda tan suave como es la santa Concep
cin. Y mustranos esto la experiencia en algunos hombres y mujeres: ni les
mueve como sera justo les moviese ponerles delante la Majestad de Dios,
ni la pasin de Jesucristo, ni gloria, ni infierno, ni otra cosa semejante; y que
por amor de la benditsima Virgen, y por la honra de su santa Concepcin,
dejan de hacer algunos pecados que hicieran; y hacen algunas buenas obras
que nunca hicieran. No es mal ejemplo de esta verdad, que los que nunca
ayunan, suelen ayunar algunas vigilias de Nuestra Seora y rezan el rosario,
o alguna otra devocin de Nuestra Seora; lo cual se experimenta ms visi

100

Diego Prez de Valdivia


-

blemente en hombres deshonestos y mujeres deshonestas, que parece que no


tienen respeto ninguno sino a Nuestra Seora. Y lean, para mayor confirma
cin de esto, los efectos maravillosos que mediante la predicacin del biena
venturado Santo Domingo hizo la Divina Majestad en muchas almas pecado
ras, que se determinaron a ser devotos de Nuestra Seora y recitarle la ora
cin del Rosario.
Esto quiso dar a entender el propio Isaas en aquellas palabras: Direle al
Austro no le prohibas. La parte Austral del mundo es la parte del medio
da, que es parte caliente, por la cual se significan los hombres deshonestos.
Mndale, pues, Dios a la carne, cuando l es servido, que no le sea impedi
mento a los hombres deshonestos, cuando quisieren ejercitar algunos actos
de devocin en honra de la benditsima Virgen. Y si el lector desea or qu
significan las otras tres partes del mundo: sepa que la parte Aquilonar que
es la septentrional, que es fra y seca, y de donde salen vientos impetuossi
mos, significa los avarientos y soberbios, los cuales son significados por el
fro, que significa el temor, porque siempre temen que les ha de faltar, o no
les han de dar, la honra que merecen; son secos, que no hacen bien a nadie:
son vientos que quieren derribar la fama y honra de sus prjimos y supedi
tarlos. El oriente significa al pueblo de Israel, a quien Dios dio ley, y del cual
salieron los Apstoles a predicar a todo el mundo; y el occidente significa la
gentilidad que a la tarde del mundo Dios llam por la predicacin evangli
ca, y de los cuales principalmente se congreg la Iglesia cristiana.

3. Es muy mala seal no tener devocin a Nuestra Seora y a sus fiestas


y templos
Colgese de esta doctrina, a mi parecer, que unos hombres y mujeres que
son tan desalmados que ni an a Nuestra Seora tienen respeto, ni a sus
fiestas y templos, ni se acuerdan de rezar alguna devocin, ni de encomen
darse a ella, tienen gran seal de gente reprobada, porque en los electos al
guna seal ha de haber; y si ni an Nuestra Seora les mueve, qu seal
tienen de eleccin? Porque esta devocin de Nuestra Seora es la ltima
seal que una alma suele tener de que tiene algo de Dios. As como esta Vir
gen benditsima es la Madre de misericordia y principio de nuestra conver
sin, as en lo ltimo que queda en los que son de la casa de Dios, es el res
peto a esta benditsima Virgen. Concluyamos, pues, la respuesta de esta terce
ra pregunta, diciendo que convino que al fin del mundo creciese la devocin
de la benditsima Virgen, particularmente cuanto a su limpia Concepcin,
porque en tiempo de mayores manchas se opusiese tanta limpieza.

Tratado de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora

101

CAPTULO IV
RESPNDESE A LA CUARTA PREGUNTA: POR QU SIENDO
NUESTROS ANTECESORES TAN SANTOS Y TAN DEVOTOS DE LA
VIRGEN, HA DESCUBIERTO NUESTRO SEOR ESTA DEVOCIN A
NOSOTROS Y NO A ELLOS

Dificultossima es la cuarta pregunta, yo la quisiera excusar; sino que me


ha parecido que los que de veras son devotos de la Concepcin y son
cuerdos y doctos no tendrn entero contento, si no les ha enseado nuestro
Seor o lo oyeran o leyeren la respuesta de la cuarta y quinta pregunta. Es,
pues, la cuarta pregunta: por qu nuestro Seor a los antiguos santos no les
descubri este misterio de la limpia concepcin, siendo tan santos, tan
doctos, tan agudos, teniento tanta luz y siendo tan devotos de la benditsima
Virgen, y en nuestros tiempos, y an no de trescientos aos a esta parte, a
hombres que no con muchas leguas llegan a los santos antiguos, se lo ha
descubierto y ddoles tanto cuidado de persuadir esta opinin. Bien pudiera
responder lo que he respondido a la precedente pregunta, y fuera muy
bastante respuesta; que as como al fin del mundo convino para remediar la
disolucin de los hombres que creciese la devocin con la limpieza de la
Concepcin de Nuestra Seora, as convino que al fin del mundo ms se
descubriese esta verdad, porque conforme a la necesidad del tiempo ensea
el espritu de Dios a los maestros de la Iglesia lo que conviene. El fin de
todas las cosas que Dios provee en su Iglesia es la edificacin de su pueblo;
y aquello lo revela y ensea a sus amigos que conviene a la edificacin de la
Iglesia.

1. En qu doctrina y agudeza ponan los Santos el mayor cuidado


Empero, no obstante esto, hay otras muy gentiles consideraciones con
que responder. Los grandes santos, en aquellas cosas se ocupan ms y ms
piden a la Majestad de Dios que les ensee, que son ms importantes a su
edificacin y a la de sus prjimos, aunque no sean tan devotas, ni tan suaves;
esta es la causa por qu el bienaventurado san Pablo deca que no saba sino
a Jesucristo crucificado (I Cor 1), y lo que ms predicaba era la mortificacin: porque esta es la ms esencial y principal doctrina de cristiano. Porque
esto en la antigua doctrina de los santos hallamos pocas agudezas y pocas

102

Diego Prez de Valdivia

doctrinas de suaves y tiernas devociones; y todo lo ms que hay en ellos,


todo es doctrina de fe, de humildad, de paciencia, de obediencia y castidad y
caridad, porque en esta doctrina ponan el mayor cuidado. Y quien leyere los
antiguos santos del yermo, en los cuales floreci la perfeccin evanglica,
ver muy claramente lo que digo. Y pluguiese a la Majestad de Dios que el
pueblo cristiano no dejando sus piedades y devociones y buenas ceremonias pusiese su caudal principal en entender y obrar: nigate y toma tu
cruz y sgueme y aprende de m que soy manso y humilde de veras (Mat) y
ama tus prjimos como yo te am a ti. En esto ponan toda su diligencia
los santos, y en ponderar la profundsima humildad de la sacratsima Virgen,
su perfectsima honestidad, castidad y virginidad y todas las dems virtudes y
dones y dignidades y maravillosa santidad y limpieza de corazn que
resplandeca en aquella Virgen celestial. Empero si fue concebida sin pecado, o no, como la Escritura no trataba de esto expresamente, ni de ella se poda clara y fcilmente colegir que fuese concebida sin pecado, no repararon
en esto, mirando lo ms esencial que en ella haba, escudriado la sagrada
Escritura en lo que claramente hablaba para nuestra edificacin.

2. Que los antiguos santos, entendiendo en otros oficios de sus tiempos,


muchas cosas dejaron para los nuevos: ni se agravian de esto los
santos
Empero los nuevos doctores, pasando adelante, gozando de los trabajos
de los santos, y siendo as la voluntad de Dios, pudieron ms despacio
escudriar la Concepcin de Nuestra Seora y hallar tan buenos fundamen
tos y razones para colegir que fue concebida sin pecado original. No se
agravian de esto los santos: no son envidiosos, son humildes, confrmanse en
todo con la voluntad de nuestro Seor; hicieron su oficio en sus tiempos
muy bien hecho; ocupronse en lo que en su tiempo convena para la edifi
ciacin de la Iglesia; pasaron por la Concepcin de Nuestra Seora muy a la
ligera, porque a otras partes los llevava el Espritu del Seor. Dejaron para
nosotros este ejercicio que tenemos, declarando la limpieza de la Concep
cin. Y sera bien que de tal manera fusemos devotos de la Concepcin que
pusisemos mayor cuidado en hacer la voluntad de Dios que en porfiar esta
opinin.

Tratado de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora

103

3. Cul ha de ser nuestra devocin a la Concepcin de Nuestra Seora y


cun fundada sobre los santos
Seamos muy en hora buena devotos de la Concepcin; empero no de tal
manera que perdamos la paz ni la quietud, ni nos hagamos jueces ni censo
res de los otros, ni olvidemos la limpieza de nuestra alma; fundmosnos so
bre los santos; y, sin deshacer la doctrina de necesidad, sobreedifiquemos la
doctrina de la Concepcin. Dicen los devotos de la Concepcin y muy bien
por cierto: que as como un nio puesto sobre un gigante ve ms que el
gigante no porque el nio sea ms alto que el gigante, sino porque est
puesto sobre la altura del gigante, as tambin digo yo que, pues que los
que tratamos de la Concepcin de Nuestra Seora estamos fundados sobre
los santos y la divina Escritura: que principalmente tengamos cuenta con
vivir conforme a la santa Escritura y doctrina de los santos, que esto es cierto
infalible y no est puesto en opinin; y es lo antiguo de la Iglesia lo que
siempre ha permanecido y permanecer; y sobre este fundamento seamos
muy devotos de la limpia Concepcin. Qu entender el alma sucia de la
limpieza de Nuestra Seora? Qu fiesta le puede hacer un alma manchada,
asquerosa, a la limpia Concepcin? Cmo se llama devoto de la limpia con
cepcin quien est aficionado a la suciedad de los pecados y cosas terrenas?
Por ventura, de una misma fuente sale agua amarga y dulce? Cmo se
sufre que se llame muy devoto de la Virgen sin pecado, el que es indevoto
de Jesucristo crucificado? Si nos gloriamos de que sabemos ms que los
santos, procuremos de ser santos; y si no lo queremos ser, por qu presu
mimos de saber ms y ser ms devotos que los santos? Recia cosa es que
demos a entender que conocemos ms la excelencia de Nuestra Seora que
los santos, y le somos ms devotos que los santos, teniendo tanta falta de luz
y tanta mancha de malas obras.

4. Resolucin de esta respuesta


Resolvamos esta tan larga respuesta, en que nuestro Seor no descubri a
los santos este punto de la limpia Concepcin como a nosotros, porque as
convena que ellos se ocupasen en negocios que entonces eran ms necesarios y ms importantes en la Iglesia de Dios; y que habindose ya concludo y asentado lo que convena que los santos enseasen y declarasen, en
los tiempos postreros fue servido que el pueblo cristiano fuese muy ayudado
con las oraciones de la Virgen y muy enseado en lo que tocaba a la limpieza de pecados, y as hubiese tantos doctores y tantas personas graves que

104

Diego Prez de Valdivia

encomendasen la limpia Concepcin de su madre. Y juntamente quiso Dios


mostrar en lo que consista lo esencial de la vida cristiana, y que el pueblo
cristiano aprendiese de los santos a no querer ser muy curiosos en lo que
Dios no les manda que sepan, y a poner la mayor diligencia en agradar a
Jesucristo nuestro Seor, y a hacer su santa voluntad, y hacer lo que nos
manda la santa Iglesia; y todo lo dems cumplirlo llana y suavemente, sin
perder un punto de nuestra humildad, mansedumbre, obediencia y caridad,
que lo que es necesario se ha de hacer primero, lo que no es necesario se ha
de hacer sencilla y cuerdamente sin perjuicio alguno de ninguno.

CAPTULO V
RESPONDE A LA QUINTA PREGUNTA: POR QU LA IGLESIA NO
MANDA ESTA DEVOCIN COMO COSA DE FE CATLICA, SINO
QUE SE CONTENTA QUE LA TENGAN POR COSA CIERTA

A la quinta y ltima pregunta en parte tengo respondido. Dificultosa cosa


es para decir la verdad; empero si estamos firmes en la doctrina que acabo
de decir, hacrsenos ha fcil. Y conviene mucho leer con atencin esta
pregunta y respuesta, porque va en ella saber tener reverencia a la santa
Iglesia, y celebrar esta fiesta con cristiana prudencia y no con temeridad; y
ser verdaderos devotos de la Concepcin solemnizada conforme a la voluntad de la santsima Virgen, y de manera que le agrade y no le desagrade. Y
no nos engaemos pensando que le hacemos servicio en lo que le damos
enojo, porque as se cumpla la voluntad de Dios en nosotros en esta fiesta
particularmente. La pregunta ha sido: qu es la causa por qu siendo tanta
la devocin del pueblo cristiano con esta fiesta y habiendo segn se afirma hecho nuestro Seor tantos milagros en confirmacin de esta verdad,
nunca la Iglesia catlica ha querido definir ni determinar que fuese el
pueblo cristiano obligado a creer como cosa de fe la limpia Concepcin de
Nuestra Seora, antes so gravsimas penas ha mandado que ni los de una
opinin, ni los de la otra, llamen herejes a los otros, sino que cada uno tenga
la opinin que ms le agradare, y deje al otro en paz? Solamente los Sumos
Pontfices han favorecido la Inmaculada Concepcin, concediendo indulgencias y perdones a los que la celebran, de manera que la Iglesia, en lo que
toca a este punto, deja a cada uno en su libertad, aunque favorece a los que
eligen la opinin ms piadosa, que es ser concebida sin pecado original. Esta

Tratado de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora

105

es la pregunta y esto es lo que pasa; y Po V, tan santo Pontfice y, antes de l,


el concilio Tridentino tornaron a confirmar esto que he dicho, que en el
concilio Constanciense muchos aos antes se haba determinado. Responder
a esta pregunta es muy til y provechoso a las buenas conciencias, y catlicas y humildes y obedientes a la Iglesia, y que no quieren ser devotos por
su antojo, ni por pasin, ni por tema, sino conforme a la voluntad de Dios,
declarada por la santa Iglesia Romana; esta es verdadera devocin y que
agrada a Dios y a la benditsima Virgen.

1. Respuesta a la pregunta: Qu modo tiene la Iglesia en determinarse


en las cosas?
Digo, pues, que la santa Iglesia catlica, regida por el Espritu Santo, para
determinar negocios de fe aunque siempre el Espritu Santo asista en ella
como asisti en todos los tiempos pasados ninguna cosa determina sino
arrimndose o a la divina Escritura, o a la antigua Tradicin y doctrina que
desde los tiempos de los Apstoles ha ido sucediendo y discurriendo de
mano en mano uniformemente, en los Pontfices, y en las iglesias, especial
mente en la Romana, o a lo menos a la comn doctrina de todos los santos
antiguos que conformes ensearon: y as los padres congregados en los
Concilios, aunque fuesen tan santos y tan doctos como sus predecesores, no
determinaban nada sin mirar primero lo que sus antepasados haban deter
minado, y por ellos se regan siguiendo sus pisadas. Y pluguiese a la Majes
tad de Dios que todos los cristianos fuesen amicsimos de la doctrina antigua
de los santos y en ninguna cosa les contradijesen, y tuviesen en ms los des
cuidos de los santos si descuidos tuvieron que nuestra muy aguda inteli
gencia. Gran cosa es que more Dios en un alma, y que el alma ni se menee
ni hable sin consultarlo con Dios; gran cosa es que el alma est limpia y
digna de que el Espritu Santo habite en ella y la inspire lo que ha de decir y
lo que ha de hacer; dichossima la suerte de aquellos corazones que son ca
paces de las divinas inspiraciones: tales fueron aquellos antiguos santos y
padres de la Iglesia, que la ensearon y consolaron por mil y doscientos
aos y ms, hasta el bienaventurado santo Toms doctor de la Iglesia, que no
ha cuatrocientos que pas.

106

Diego Prez de Valdivia

2. Los santos se han de tener por padres y maestros; y que a ellos se de


be grande reverencia
Y pues por estos habl Dios, aprendamos de ellos en todas nuestras cosas,
tengmoslos por padres y maestros, que si as lo hicisemos, en especial los
sacerdotes, los telogos, los confesores y predicadores, muy mejor nos ira en
todos los negocios que tocan a nuestra edificiacin y a la de los prjimos; de
lo que nos va por falta de esto ha habido herejes en la Iglesia y los hay hoy
en da, porque se han apartado de la comn doctrina de la Iglesia y de los
santos doctores y han querido seguir sus propios pareceres. Gran cosa es
beber el agua limpia de los santos: que el agua que no es de los santos o es
turbia como la de los catlicos que no tienen limpios los ojos del corazn,
ni tienen la lumbre de gracia, ni la caridad que es menester para declarar y
ensear y persuadir la doctrina evanglica, o es ponzoosa como la de los
herejes. Resta, pues, de todo lo dicho la grande reverencia que se ha de tener
a los santos doctores de la Iglesia, y pues es as que en esta materia de la
Concepcin de Nuestra Seora no ensearon lo que la piedad comn ahora
tanto ha abrazado, no ha querido la Iglesia catlica, ni ha convenido que
haga determinacin en cosa semejante, porque sera abrir puerta a grandes
inconvenientes.

3. Pues la Iglesia santa da licencia y se huelga en la fiesta de la


Concepcin, celebrmosla nosotros como conviene
Contentmonos los devotos de la Concepcin, con que nuestra Madre la
Iglesia Catlica nos da licencia y se huelga y nos regala en la fiesta de la
Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora, y celebrmosla con prudencia y
con paz; y mostremos con nuestra cordura y humildad y obediencia a la
Iglesia catlica; que no es pasin lo que tenemos, sino devocin, que as co
mo la prueba del amor son obras, as tambin lo son de la devocin; que as
como de Mara naci Jess, as de la devocin de Mara ha de nacer el esp
ritu de Jess, y si no nace, no es devocin de Mara. Nazca, pues, de la devo
cin de la limpia Concepcin de Nuestra Seora, tan limpia en el alma en el
cuerpo, tan distante de toda culpa, de todas reliquias de ella, nazca limpieza
de corazn, castidad, honestidad, desprecio de todas las cosas terrenas y de
nosotros mismos, y puro y vivo amor de Jesucristo, y entonces ser verdadera devocin, y devocin agradable a los ojos de Dios y de su santsima
Madre. Que si no nace esto, o de cosas semejantes, sino vestirse de azul y de
blanco, empaliar mucho la Iglesia, traer mucha msica y muchas candelas,

Tratado de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora

107

juzgar y murmurar y condenar a los otros que no son tan afectados a esta
fiesta como nos parece que somos nosotros, ser devocin de nosotros y no
de la Virgen: y desagradar a la Virgen; y es en cierta manera tratar mal la
fiesta de la Concepcin, porque las obras son las que mueven ms que las
palabras.

CAPTULO VI
CON EL CUAL SE ENCOMIENDA MUCHO QUE LA DEVOCIN DE
LA INMACULADA CONCEPCIN DE LA VIRGEN LA EJERCITEN LOS
CRISTIANOS CON LIMPIEZA ESPIRITUAL, PORQUE CELEBRARLA
AS ES MUY FUERTE ARGUMENTO A FAVOR DE ESTA FIESTA

Ruego, pues, y suplico a todos los devotos de la Concepcin, y a m con


ellos, requiero de parte de la benditsima Virgen que, para que ms
celebremos esta fiesta, paa que ms agrademos a la Virgen, para que ms
confirmemos esta opinin, que as seamos devotos de la limpieza de Nuestra
Seora, que la limpieza de nuestra conciencia y de nuestras palabras y obras
y vestidos, y finalmente de todas nuestras cosas, sea testigo de la limpieza
que celebramos, poque cuanto nosotros furemos ms limpios y libres de
toda culpa, en honra de la limpieza de Nuestra Seora, tanto mayor contento
tendr y mayor servicio recibir aquella limpsima Virgen, tanto amiga de la
limpieza. Y viendo los hombres que de la devocin de la limpieza nace
limpieza, y de la devocin de la puridad de la Concepcin nace pureza de
consciencia, entender cunta verdad sea haber sido limpia y pura su
Concepcin, porque ninguna mayor seal ni prueba hay del espritu y poder
de Dios que dejar de pecar y vivir santamente. Slo Dios perdona pecados, y
el testimonio de la verdad de Dios es quitar pecados y dar vida nueva; y con
este argumento principalmente, ms que con milagros, se confunde la
infidelidad de los infieles y se persuade eficacsimamente que la fe cristiana
es la verdad de Dios, con que en slo Jesucristo hay vida nueva entera, y slo
l da Espritu para vivir sin pecado como la Escritura habla.

QUINTA Y LTIMA PARTE DE LA INMACULADA CONCEPCIN DE


NUESTRA SEORA

EN LA CUAL SE RESPONDE A LOS ARGUMENTOS CONTRARIOS

CAPTULO I
QUE LAS RAZONES CONTRARIAS NO PELEAN CONTRA
NOSOTROS, PORQUE LA VIRGEN NO ENTR EN LA LEY
PUESTA A ADN

Porque no solamente conviene probar y persuadir la verdad y la buena


doctrina, sino, ultra de esto, responder y satisfacer a los que la contradicen; y
probar que no han acertado en contradecirla: parecer, para cumplimiento
de esta obrecilla, que hagamos lo uno y lo otro. Empero lo que toca a
disuadir la opinin contraria, bastantemente se ha hecho a mi parecer con
haber probado y persuadido que en ninguna manera hubo mcula en la
Concepcin de la benditsima Virgen, ni tuvo que ver con ella pecado, ni
falta que tocase a su limpieza. Resta, pues, responder a las razones que
parece que nos hacen guerra; que, para decir lo que siento, no pelean contra
nosotros, porque todas ellas caminan contra los hijos de Adn que entraron
en la ley que se le puso a Adn, con la pena que se amenaz y ejecut y
ejecuta en los trasgresores de aquella ley de Dios: que pecando Adn
actualmente, y todo el resto del linaje humano que de l naturalmente
descendi, originalmente quebrante, como dijo san Pablo, afirmando que
todos pecamos en Adn (Ro 5). Empero si la Reina del cielo no fue
contenida en esta ley, qu tiene que ver con ella la pena, pues no tuvo que
ver la culpa?

CAPTULO II
CMO SE HAN DE INTERPRETAR LOS LUGARES DE LA ESCRITURA
QUE EN GENERAL HABLAN DE PECADO SIN EXCEPCIN NINGUNA

Y si alguno replicase, de dnde se colige que este es el sentido de la


santa Escritura en los lugares que habla generalmente sin sacar excepcin
ninguna; pues que como dijo el bienaventurado san Pedro la sagrada
Escritura no se ha de interpretar ni declarar por nuestro propio sentido sino
por el Espritu Santo, el cual nos la ensea por la santa Iglesia y santos

112

Diego Prez de Valdivia

doctores de ella? Es grandsima verdad; y siguiendo esta verdad la interpretamos en el sentido que hemos dado, conforme el entendimiento que la
mayor parte de la Iglesia catlica ha recibido y los Sumos Pontfices lo han
aprobado. Pues por el mismo caso que los Sumos Pontfices han favorecido
tanto y enriquecido la fiesta de la Concepcin con tantos perdones e
indulgencias, y casi todo el pueblo Cristiano, o todo, lo ha abrazado con
tanta devocin y tanta firmeza y fervor, se ha declarado que en los lugares
de la Escritura, todos en donde se trata de culpa o pecado, no se hable de la
benditsima Virgen. La cual, entre todos los hijos de los hombres, es por
privilegio, singular, as como su Hijo por naturaleza. l es como manzano
entre los rboles silvestres; y ella como lilio entre las espinas (Cant 2). l
como Hijo verdadero de Dios, siendo juntamente verdadero hombre, ni pec,
ni pudo haber en l pecado: y ella, como Madre de Dios, fue preservada de
pecado, porque no se compadeca que la persona de tan alta dignidad jams
hubiese tenido, ni tuviese ningn olor de ningn gnero de pecado.

CAPTULO III
POR QU LOS DOCTORES, EXPLICANDO LA ESCRITURA, NO
APUNTAN ESTE PRIVILEGIO DE NUESTRA SEORA

Y si replicase alguno diciendo: pues cmo los santos Doctores, en los


libros que escribieron, declaran la sagrada Escritura generalmente sin apuntar este particular privilegio de la Santsima Virgen?; ya tengo en parte respondido a esto, dando las razones por las cuales la altsima Majestad de Dios
no descubri este secreto en los tiempos antepasados, como de algunos centenares de aos a esta parte lo ha infundido en los corazones del pueblo
cristiano. Y continuando aquella respuesta, aado que los santos no dejaron
en contrario de lo que decamos: solamente dijeron lo general, dejando para
otros que pasasen adelante.

No es nuevo que revel Dios cosas nuevas


No es nuevo en la sagrada Escritura, ni en la Iglesia Catlica, que revele
Dios cosas nuevas. Antes as como la Iglesia cristiana es la nueva Jerusaln, y
la Ley Evanglica es nueva ley, as siempre los santos Concilios determinan

Tratado de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora

113

nuevas cosas: levntanse nuevas religiones, renuvanse las antiguas; invntanse cosas nuevas en el culto divino y de Dios; en su Iglesia, nuevos Doctores catlicos doctos y piadosos que, subindose sobre los hombros de los
antiguos gigantes y grandes doctores de la Iglesia, velan y entienden y ensean cosas nuevas y delicadas, muy sutiles y muy devotas, y as vemos salir
cada da en la Iglesia nuevos libros de mucho provecho y dignos de ser estimados.

CAPTULO IV
CMO LA VIRGEN, AUNQUE NO TUVO CULPA ALGUNA,
FUE REDIMIDA POR JESUCRISTO

No creo que resta otro argumento fuera de los que hasta aqu se han
propuesto; sino es uno, la solucin del cual es muy en nuestro favor, arguyendo algunos en esta forma: la Virgen benditsima fue comprada con la
sangre de Jesucristo su Hijo y redimida, y por ella muri su Hijo y l la
santifici. Lo cual todo no se puede negar, porque Jesucristo nuestro Seor
es Redentor de todo el linaje humano, y por todos muri (Ro 5). Y como
dice san Pablo: si uno muri, todos morimos con l; lo cual todo presupone haber habido alguna culpa en todos los hombres. Porque si no hubiese
culpa y, por consiguiente, algn cautiverio de pecado, no habra Redencin
propiamente. Esta es la mayor dificultad que, contra nuestra piadosa opinin, se puede hacer; a la cual se ha de responder, tomando el negocio desde
sus principios: conviene a saber: de la predestinacin y de la eternidad de
Dios, de su sabidura y bondad y amor infinito; y que es inmutable Dios; y
que en su eternidad sin principio tuvo y tiene presente todo el saber, sin que
ninguna cosa de nuevo jams venga a su entendimiento. Y as, en aquella
eterna sabidura vido su Majestad cmo haba de crear cuando cre a los
ngeles y al hombre; vido la ley que al primer hombre le haba de poner la
cada del hombre, y el remedio que al hombre haba de dar hacindose
hombre y muriendo por el hombre. Y vido que para hacerse hombre, haba
de elegir madre de la casta del primer hombre; y vido que la madre suya,
madre de quien quita los pecados, no convena que en ninguna manera
hubiese sido pecadora; antes bien, era cosa puesta en razn que fuese
privilegiada entre todos los hijos de Adn: y que as que su modo de
redencin fuese singularsimo y aventajadsimo, muriendo y derramando su

114

Diego Prez de Valdivia

sangre, ofrecindose en la cruz para que su madre no cayese y fuese


preservada de pecado, y todo el resto de los hombres fuesen redimidos del
pecado en que haban cado. Y de esta manera la preserv de la ley que
hablaba con los pecadores, y la puso en lugar singularsimo, hacindola en
esta parte del nmero de los Angeles que nunca cayeron, y hacindola
mucho ms santa y ms digna que todos los ngeles, y la hizo Reina y
Seora de los ngeles.

1. Con ejemplo del mdico, se declara cmo el Hijo de Dios fue Redentor
de su Santsima madre
Este modo de redencin es singularsimo y nobilsimo; y digno de tal
Hijo y de tal Madre, dando en precio de la preservacin de su Madre su san
gre y muerte: para que no entrase en la ley comn de los hombres, ni cayese
en la culpa que todo el resto del linaje humano cay. As como si un mdico
doctsimo que tuviese una madre muy querida y viese que poda enfermar, y
que despus de enferma la poda sanar, por no verla jams enferma le diese
algn antdoto o comida con que nunca enfermase, no perdera este tal m
dico el nombre de mdico cerca de su madre, antes sera llamado y, alabado,
tenido por muy piadoso y peritsimo mdico, por haber preservado su madre
de toda enfermedad: pues es mayor sabidura del mdico preservar de toda
enfermedad, que dejar caer en ella y despus sanar al enfermo; pues cuanto
el bien es ms ajeno de todo mal, tanto es mejor bien: de esta manera, pues,
el Hijo de Dios fue Redentor de su santsima Madre, y ella fue la mejorada: y
en todo mejorada en la Redencin del linaje humano.

2. Declrase lo mismo con ejemplo o figura del rbol del Paraso


Esto en parte signific el rbol de la vida que cre Dios en el Paraso
terrenal, el cual preservaba al hombre de la muerte. Porque Adn, en el
estado de la inocencia, fuera inmortal no porque no poda morir, sino
porque poda no morir, usando de la fruta del rbol de la vida que
preservaba de la muerte. Y as como aquel rbol daba la vida y preservaba de
la muerte, antes que el hombre cayese en ella, as el verdadero rbol de la
vida, Jesucristo nuestro Seor, plantado en medio del paraso de la Iglesia,
nacido de la santsima Virgen, preserv a su Madre de la muerte de la culpa;
y de esta manera justamente se llama Redentor de su Madre.

Tratado de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora

115
-

CAPTULO V
QUE ES UNA GENERAL RESPUESTA PARA TODOS LOS LUGARES
DE LA ESCRITURA QUE HABLAN DE PECADO,
DE LA CUAL DISPUTA TRATA LARGAMENTE
AMBROSIO CATHARINO, DOCTOR GRAVSIMO

Y finalmente con esta verdad de la aprobacin del pueblo cristiano, y de


las razones tan eficaces que persuaden y prueban la limpieza de su Concepcin, y con muchos doctores santos doctos y graves que de cuatrocientos
aos ac han escrito que podramos referir en este lugar, y porque no escribimos esto sino para gente piadosa llana y sencilla, lo dejamos de referir,
respondemos a todo cuanto nos pueden argir: que todos los lugares de la
Escritura en que se trata de pecado, o pena que por pecado se da, no hablan
de la benditsima Virgen, ni tocan a ella, ni se han de entender de ella. Si
alguno quisiere ver esta disputa muy largamente tratada, y juntamente ver los
doctores escolsticos y positivos que en nuestro favor han escrito, lean a
Ambrosio Catarino obispo Minoriense varn doctsimo y piadoso, religioso
de la orden de predicadores, que asisti en el concilio Tridentino en un
tratado que escribi a los padres del concilio sobre esta materia1.

Ambrosius Catharinus es el nombre latino del dominico italiano Lancelotto Politi


(1553). Telogo y filsofo, tom parte en la controversia antiluterana, siendo una figura importante del Concilio de Trento. Fue nombrado Obispo de Minori. Compuso unas polmicas
Annotationes contra los Comentarios de Cayetano a la Sagrada Escritura. Tambin atac a sus
hermanos en religin, los espaoles Bartolom Carranza de Miranda y Domingo de Soto.
Pero, por otra parte, expone interesantes argumentos sobre el pecado original, la certeza del
estado gracia, la causalidad sacramental, la predestinacin y la justificacin. En lo que atae a
la figura de la Virgen, escribi: Disputatio pro veritate Immaculatae Conceptionis Beatissimae Virginis et eius celebranda a cunctis fidelibus festivitate ad Sanctam Synodum Tridentinam, Roma, 1551. Vase su vida y su obra en J. Schweizer, Ambrosius Catharinus Poli
tus (1484-1553), sein Leben und seine Schriften (Mnster, 1910); tambin en D. Scaramuzzi,
Le idee scotiste di un gran teologo domenicano del '500: Ambrogio Catarino (Florence, Studi
Francescani, 1932-33).

116

Diego Prez de Valdivia

CAPTULO VI
EN EL CUAL, PARA DECIR POR QU MURI MUERTE NATURAL
LA BENDITSIMA VIRGEN NO TENIENDO CULPA ORIGINAL,
DICE QU TAL CRE DIOS EL PRIMER HOMBRE
Y QU FUERA DE L, SI NO PECARA

Y si alguno desease saber cmo, no habiendo tenido la culpa original la


benditsima Virgen, muri corporalmente, pues la muerte es y fue pena del
pecado original, tenga paciencia y lea atentamente: y ver cunto convino
que los que no tuvieron culpa original, que fueron el Hijo de Dios y su
Madre, muriesen muerte temporal.
Cuando cre Dios al hombre, lo cre para que viviese en estado de
inocencia, sin ninguna pena ni dolor, ni cosa que oliese a trabajo, ni an
cansancio; orden que sin pasar por la muerte, habiendo merecido la gloria,
fuese a ella trasladado, dndole gloria al alma, la cual se comunicase al
cuerpo. Y porque el hombre se compone de alma y de cuerpo humano,
conforme a la compostura de la cual Dios le compuso, conveniente al alma
que en l haba de estar, era y es compuesto de los cuatro elementos; los
cuales son contrarios entre s; y, como contrarios, siempre se hacen guerra, y
se van consumiendo unos a otros, y en especial cuanto a las principales
cualidades que son calor y humor, en las cuales principalmente consiste la
vida, [convino] que la divina sabidura le diese al cuerpo humano alguna
ayuda y medio y traza con que pues poda morir se preservase de la
muerte, y no muriese, y as viviese todo el tiempo que la Majestad de Dios
fuese servido; hasta que, habiendo llegado al punto del merecimiento para el
cual Dios le haba creado, sin morir como tenemos dicho trocase la vida
temporal en vida eterna, comenzando vida nueva sin que pereciese la vida
corporal.

1. Dile Dios al hombre dos socorros para que no muriese


Para este fin le dio Dios al hombre dos socorros: el uno fue interior, el
otro fue exterior. El interior fue la justicia original; el exterior fue el fruto
del rbol de la vida. Haca el don de la justicia original muchos efectos en
el hombre, cuanto al alma y cuanto al cuerpo: y el uno era que tena tan
concertado el cuerpo con el alma y la templanza y compostura del cuerpo,

Tratado de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora

117

que en nada se desmandaba el hombre, ni en comer, ni en beber, ni en


dormir, ni en trabajar, ni en otro ningn ejercicio exterior. De tal manera
que jams tena accidente ninguno, ni enfermedad en cosas de las que suelen
abreviar la vida corporal. Y no obstante esto, ni las cualidades contrarias
naturales que en el humano cuerpo residan, hacan su natural oficio:
yndose poco a poco consumiendo unas a otras y declinando el hombre de
mocedad en vejez, y faltndole el vigor. Y porque si no se reparaba esto,
naturalmente se acabara la vida, provey la sabidura de Dios el fruto del
rbol de la vida, el cual era de tanta sustancia y de tanta virtud y valor,
que comiendo el hombre de aquella fruta la cantidad que convena, volva a
reparar lo que naturalmente haba perdido, y recobraba el punto en que
estaba cuando comenz a declinar. Todo esto orden la Majestad de Dios
para los hombres, si en el estado de la inocencia perseveraran.
-

2. En cayendo Adn se mud el estado del hombre, y se orden para su


remedio que el Hijo de Dios se hiciese hombre y muriese
Empero como Adn cay y perdi la justicia original y determin Dios
conforme a la ley que haba puesto que se mudase el estado del hombre y
saliese del paraso Adn: orden, para el remedio del hombre conforme a
su eterna predestinacin, que su nico y natural y unignito Hijo se hiciese
hombre, y muriendo pagase la muerte del hombre, mereciendo que el hom
bre, despus de muerto, resucitase. Y as, los que por la gracia de su Hijo
mereciesen la gloria, pasasen de esta vida en la otra por el camino de la
muerte. De esta manera se ejecutase la ley que Dios tena puesta, y se repara
se la muerte, matndola Jesucristo nuestro Seor con su muerte, dando vida a
todo el linaje humano.

3. Los miembros se han de conformar con la cabeza y as mueren los ni


os bautizados
Y porque era y es justo que todos los miembros se conformen con la ca
beza, y muy ms en particular los miembros vivos, pues muri la cabeza,
todos han de morir. Y por esta razn, aunque en el bautismo se les perdona a
los nios toda la culpa original y toda la pena que por ella deben, es una
parte y principal de la pena el morir: con todo esto mueren para conformar
se con Jesucristo, su cabeza y Seor. Empero resucitando despus, tiene el

118

Diego Prez de Valdivia

santo bautismo su efecto, en cuya virtud los que conservan la gracia del bau
tismo resuciten a vida dichosa y bienaventuada.

4. Respndese a la objecin que fue: por qu muri Nuestra Seora


Y pues la benditsima Virgen es el miembro ms conforme a Jesucristo
nuestro Seor, convino que ella muriese: no por culpa original, pues en ella
nunca la hubo, sino por conformarse con su Hijo. Y porque para morir
corporalmente conforme a ley de naturaleza, aunque no hubiera pecado, se
requera que no hubiese justicia original, ni tampoco rbol de la vida,
convino que ni en Cristo nuestro Seor ni en la Virgen su Madre hubiese
justicia original, que se dio particularmente para preservar de muerte, aunque
la gracia vale mucho ms que la justicia original. Y as Cristo, nuestro Seor,
naturalmente muriera como tambin muri la benditsima Virgen: porque
siendo verdadero y natural hombre, las cualidades que en l haba se fueran
consumiendo naturalmente. De donde se sigue supuesta la nueva traza del
mundo, no habiendo ya justicia original que la muerte es cosa natural y
deuda de naturaleza humana, que presupuesta la culpa original, y dado [el]
nuevo modo de alcanzar la gloria sin justicia original, se consigue a todo
hombre. Y as muri la benditsima Virgen: no slo por conformarse con su
Hijo, sino por razn de la naturaleza humana que tena; as como si nunca
hubiera culpa original, ni habiendo rbol de vida naturalmente, es necesario
que mueran.

5. Dichosa culpa que tanto bien caus


Y en esto se ve la inmensa bondad de Dios, que de tan grande mal sac
tanto bien. Dichosa culpa como dijo el bienaventurado san Len Papa que
mereci tener tal Redentor; y dichosa prdida de justicia original, y falta del
rbol de la vida, de donde se sigui que muriese el Hijo de Dios para tanto
bien del linaje humano, y que muriese la benditsima Virgen su Madre: no
solamente para ser semejante a su Hijo, sino, ultra de esto, merecer para los
hombres tanto bien. Porque, como esta altsima Seora y siempre llena de
gracia, nunca tuvo culpa ninguna, toda la satisfaccin que gan desde el
punto que fue concebida, hasta su muerte, y muriendo, fue un tesoro
inestimable: toda la gan para nosotros. Y as como convino que su Hijo
muriese para darnos la vida, y pagar nuestra muerte corporal y espiritual,
poniendo a su cuenta nuestros pecados: as convino que ella muriese como

Tratado de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora

119

Madre de su Hijo, como participante de la muerte de su Hijo, y como su


coadyutora tambin, porque Madre e Hijo, en espritu y en todo lo dems
cuanto se sufra, hubiesen perfecta similitud.

CAPTULO VII
DE QU MANERA SE HONRAR Y PERSUADIR MEJOR LA
LIMPIA CONCEPCIN DE NUESTRA SEORA, Y CON QU
ARGUMENTOS MEJOR SE CONFUNDIRN LOS CONTRARIOS

Si queremos, pues, los devotos de la Concepcin, siguiendo este camino,


probar con muy buenas seales e indicios que la santsima Virgen sin pecado
fue concebida: procuremos de vivir sin ningn pecado mortal. Y pues esta
vida miserable no se pase sin pecados veniales, trabajemos que sean pocos y
muy leves. Y de esta manera honraremos la Concepcin de Nuestra Seora y
la persuadiremos a todos, y seremos devotos proporcionados a la fiesta,
siendo limpios los que de muy aficionados a esta fiesta nos preciamos. Y
sobre este fundamento, y conforme a l, y como hijos catlicos de la Iglesia,
recemos a este misterio, ganemos las indulgencias, hagamos la fiesta con
prudente devocin y veneracin, prediquemos esta verdad y alegrmonos y
consolmonos de que la inmensa Majestad de Dios haya eternamente predestinado a la Virgen, para que comenzase a ser en tanta limpieza y santidad,
y haya determinado que la ley puesta a Adn no tuviese que ver con la
Virgen. Y finalmente haya sido servido que, en los corazones de los
cristianos, haya tanta devocin con esta fiesta. Y supliqumosle con toda
instancia e importunidad que, todos los devotos de la limpia Concepcin, en
nuestra alma, palabras y obras seamos muy limpios en los ojos de Dios, para
honra y alabanza de la benditsima Virgen Mara, Reina del cielo, Seora
nuestra, Madre de Jesucristo nuestro Seor, que con el Padre y el Espritu
Santo en una Deidad vive y reina por todos los siglos de los siglos. Amn.

FIN DEL TRATADO DE LA INMACULADA


CONCEPCIN DE NUESTRA SEORA

TABLA DE LOS LUGARES DE LA SANTA ESCRITURA QUE SE


DECLARAN EN EL LIBRO DE LA CONCEPCIN
DE NUESTRA SEORA
GENESIS
1
Creavit Deus hominem.
2
De ligno autem scientiae boni.
2
Sed fons ascendebat e terra.
2
Tulit ergo Dominus Deus hominem.
2
Cumque obdormisset, tulit unam.
3
Comedit deditque viro suo qui.
6
Fac tibi arcam de lignis levigatis.
14 Melchisedech rex Salem proferens.
22 Apellavit que nomen loci illius.
EXODUS
2
Cumque iam celare non posset.
3
Aparuitque ei Dominus in flamma.
25 Arcam de lignis setim compingite.
26 Tabernaculum vero ita facies.
DEUTERONOMIUM
32 Dei perfecta sunt opera, et omnes.
RUTH
2
Rogavit ut spicas colligeret.
2. REGUM
5
Et habiit rex et omnes viri qui.
3. REGUM
6
Aedificare coepit domum Domino.
8
Et constitui ibi locum arcae.
ESTHER
1
Assueri qui regnavit ab India.
1
Super centum viginti septem.
2
Quae placuit ei, et invenit gratiam.
4
Quod sive vir sive mulier, non vocatus.
15 Non enim pro te sed pro omnibus.
25 Ego sum frater tuus noli metuere.
PSALMI
8
Minuisti eum paulo minus.
8
Minuisti eum.
39 In capite libri scriptum est de me.
40 In hoc cognovi quoniam voluisti me.
50 Ecce enim iniquitatibus conceptus.
67 Pluviam voluntariam segregabis.

122

83 Cor meum, et caro mea exultaverunt.


86 Ipse fundavit eam altisimus.
113 Celum coeli domino terram autem.
117 Lapidem quem reprobaverunt.
CANTICUM CANTICORUM
2
Sicut lilium inter spinas.
2
Sicut lilium.
3
Columnas eius fecit argenteas.
4
Tota pulchra es amica mea.
4
Quam pulchra es amica mea.
SAPIENTIA
1
Quoniam in malevolam animam.
2
Invidia autem diaboli mors.
7
Candor est enim lucis eternae.
8
Attingit ergo a fine, usque ad finem.
ECCLESIASTICUS
18 Qui vivit in eternum creavit.
24 Ab initio, et ante secula creata sum.
ISAIAS
4
Ab oriente abducam semen.
53 Ego sum ipse qui deleo iniquitates.
66 Celum sedes mea, terra autem.
MATHAEUS
3
Hic est filius meus dilectus in quo.
4
Ductus est Iesus a spiritu in desertum.
5
Sic luceat lux vestra coram hominibus.
20 Sicut filius hominis non venit.
21 Nunquam legistis in scripturis.
25 Simile est regnum coelorum.
28 Ecce ego vobiscum sum omnibus.
LUCAS
1
Ecce ancilla domini fiat mihi.
1
Exultavit in gaudio infans in utero.
1
Quomodo fiat istud quoniam virum.
2
Et Iesus proficiebar sapientia, et aetate.
6
Esto te ergo misericordes sicut.
IOANNES
1
Ecce agnus dei, ecce qui tollis.
8
Sed qui me misit verax est.
14 Si quis diligit me sermonem meum.
19 Sed unus militum lancea latus eius.

Diego Prez de Valdivia

Tratado de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora

ROMANOS
1
In visibilia enim ipsius a creatura.
3
Est autem Deus verax omnis.
5
In quo omnes peccaverunt.
5
Cum aduch peccatores essemus.
8
Deus filium suum mittens.
11 O altitudo divitiarum, sapientiae.
CORINTHIOS
1
Nos autem praedicamus Christum.
EPHESIOS
2
Et eramus natura filii irae sicut, et caeteri.
COLOSENSES
2
Patris, et Christi Iesu in quo sunt.
HEBRAEOS
2
Minuisti cum paulo minus, etc.
4
Non enim habemus pontificem qui non.
7
Sine patre sine matre sine genealogia.
I IOANNIS
1
Ut remittat nobis peccata nostra.
APOCALIPSIS
12 Et luna sub pedibus eius.
21 Et mensus murum eius centum.

FUE COMPUESTO EL PRESENTE LIBRO


POR EL SOBREDICHO AUTOR
EN EL AO DE NUESTRA SALUT DE 1582

IMPRESO EN BARCELONA EN LA IMPRENTA


DE GABRIEL GRAELLS Y GIRALDO DOTIL. 1600

123

LUIS MUOZ

VIDA DE DIEGO PREZ DE VALDIVIA


(Captulos 12, 13 y 14 de la Segunda Parte de Vida y virtudes
del venerable varn, el P. Maestro Juan de vila, 1635)

Portada de la segunda edicin de la Vida del P. Mtro. vila


Por el Lic. Muoz (Madrid, edicin de 1671)

VIDA Y VIRTUDES DEL VENERABLE PADRE EL DOCTOR


DIEGO PREZ DE VALDIVIA

Entre los discpulos del santo Maestro vila, lucidsimas estrellas de la


Iglesia, resplandece con superiores luces el venerable y santo padre, el doctor
Diego Prez de Valdivia, varn verdaderamente grande, de prodigiosas
virtudes, de superior espritu, de slida santidad. Fue el Eliseo de nuestro
gran Elas, hered su espritu doblado, parecido en todo a su gran Maestro, a
quien procur imitar, y lo consigui felizmente.
Fue su patria la ciudad de Baeza, dichosa por madre de tal hijo; sus padres, Juan Prez y Catalina de Valdivia, ricos de bondad y honor, ms que de
otros bienes temporales, de sangre conocidamente pura, dignos padres de
este varn santo. Apenas pis los umbrales de la vida, cuando dio muestras
que era elegido de Dios para una gran santidad. Comenz la abstinencia
desde el primer alimento: dicen personas de crdito que les contaba su
madre que no poda con l que los sbados le tomase el pecho; de tres o
cuatro aos, rehusaba los regalos que le hacan las vecinas o parientas, y los
tomaba forzado; de seis aos ayunaba tres das a la semana; tan temprano
comenz a imitar al gran Bautista, de quien fue devotsimo; hua las
travesuras de nios, ni l lo fue ms que en la edad; prevnole a los primeros
aos el juicio que muchos no alcanzan a los setenta; aborreca plticas
deshonestas, am sobremanera la pureza, conserv virginidad desde la cuna
a la tumba; de doce aos le llamaban el santo. Quin piensas ser este
nio? Sin duda la mano de Dios era con l (Lc 1,66).
Despus de las primeras letras de latinidad, que consigui felizmente,
estudi las Artes y sagrada Teologa, en que sali eminente. Conoci por su
dicha en muy buena sazn al padre Maestro vila; disele por discpulo;
resolvi seguir su santa vida. De su consejo recibi el grado de doctor y las
rdenes sagradas, con la estimacin debida a tan gran dignidad. Habindose
fundado los estudios de Baeza, le encarg el padre Maestro vila la ctedra
de la Sagrada Escritura; pudo muy bien fiarse a una gran virtud, a unos
lucidsimos estudios. Fue de aquellos primeros padres, ejemplo de santidad,
que con sumo trabajo y continuos sudores introdujeron y conservaron por
largo tiempo el espritu del padre Maestro vila en aquellas Escuelas. Los
ejercicios y vida de aquellos primeros catedrticos los dejamos escritos; su
pobreza de espritu, su celo de la salud de las almas, el criar la juventud en
virtud y letras. En todos estos ministerios apostlicos se ejercit el padre
doctor Diego Prez con notable perfeccin. En un curso de Artes que ley,
entraron en el Colegio de la Compaa de Jess de Granada doce de sus

128

Luis Muoz

discpulos, dos de ellos fueron provinciales, y el padre Juan Jernimo,


predicador insigne.
De un hecho solo de este varn santo se conocer su espritu y el modo
con que entonces se viva. Avisaron al venerable Diego Prez un da de feria,
en Baeza, que en el mercado y en la placeta del agua, haba por las tiendas
hombres y mujeres parlando con alguna disolucin, dando mal ejemplo. Al
punto hizo que un bedel tocase a juntar los estudiantes; salieron todos
diciendo la doctrina cristiana, como acostumbraban. Fue en esta forma al
mercado, subiose sobre una mesa, y a voces dijo: Ea caballeros, damas y
galanes, que vendo el cielo; llguense ac, que le ofrezco muy barato; tres
blancas me dan por l, y ms barato se da, dase por un golpe de pechos, por
un suspiro, por una lgrima!, quin le pierde? Y habiendo repetido algunas
veces estas y otras razones, se acerc la gente, prosigui su sermn con
notable espritu: todo eran lgrimas, suspiros, con una conmocin grande.
Convirti la profanidad de tanta gente en un auditorio compungido; y
acabado el sermn, se volvi cantando la doctrina.
Fue eminentsimo en la predicacin, con un espritu tan vehemente y
fuerte que desencajaba de su lugar las piedras, y arrancaba de cuajo los
rboles de los ms arraigados pecadores; unas verdades claras, llanas,
sencillas, mas dichas con tan valiente esfuerzo, con un aliento y bro de un
ministro verdaderamente apostlico; las reprensiones demasiadamente
rgidas, algunas veces con sentimiento de muchos, que, en lugares no
demasiadamente populosos, ofndense con facilidad los que algo pueden,
causa en casi todo el discurso de su vida de grandes trabajos suyos. En una
carta de letra del padre Maestro vila, que tengo original, le dice as:
Avisado soy de parte cierta que aquellos seores estn disgustados del modo riguroso
y no llano del predicar de vuestra merced, y lo darn as a entender en la obra, si otra
vez les viene vuestra merced a las manos; as convendr mirar mucho cmo predica,
para que no haya causa de asirle en palabras. En sus ocupaciones le ensee nuestro
Seor lo que debe tomar y decir por su misericordia (Carta 250: I, 1033).

Este modo de predicar tan de veras, poco grato a los hombres, fue muy
agradable a Dios, de grandes efectos y copioso fruto, como adelante
veremos.
Habiendo ledo muchos aos en la Universidad de Baeza, con el tenor de
vida y empleos de virtud que veremos, el arcediano de Jan, deseoso de
hacer de su dignidad un buen empleo en un hombre de eminentes letras y
superiores mritos, puso los ojos en el doctor Diego Prez, y le ofreci su
arcedianato; rehuslo su humildad y pobreza de su espritu. Entre otros que
intervinieron, para que aceptase, fue el venerable Luis de Noguera. Djole el

Vida y obras de Diego Prez de Valdivia

129

doctor Diego Prez: Yo la recibiera, padre mo, si supiera haba de dar tan
buena cuenta como vos de vuestro priorato. El humilde sacerdote le
replic: Recibidla, que querr Dios la deis mejor. Entre estas dudas fue a
consultar si admitira este ascenso con el padre Maestro vila; l le dijo:
Bien podis aceptar; mas no os faltarn trabajos, crceles, persecuciones;
profeca que se cumpli colmadamente. Acept esta dignidad.
De Baeza pas a Jan, a su residencia. Prebenda tan honrosa, de tres mil
ducados o ms de renta, no alter su modestia, no su pobreza de espritu,
profesada tantos aos con un ejemplo raro; toda la renta enteramente la
gastaban los pobres; trabajaba en remediar necesidades de alma y cuerpo. Su
comida la misma que catedrtico; pasaba muchos das con pan y agua, y
unas hierbas; tal vez se qued sin el puchero de su mesa, por darlo al pobre
o la viuda. Sucedi que, para responder a una carta, no hubo en su casa un
maraved para comprar un pliego de papel, como se predic en sus
obsequias; el vestido modestsimo, sin aumentar ms criados, o homenaje de
casa, que la que tena en Baeza. La oracin duraba hasta la doce de la noche;
prevena con muchas horas al sol en las divinas alabanzas. No se le caan los
speros cilicios de su cuerpo. Notable vida de arcediano! Continu con su
predicacin con gran espritu; cesaron en gran parte los pecados, atajronse
vicios, mejorronse costumbres; pona particular cuidado en evitar ofensas de
Dios, fin de todos sus trabajos; ayud grandemente a estos intentos el raro
ejemplo de su vida. Dijo un hombre docto, que si hubiera de escribirla, slo
dijera: Hubo en la ciudad de Jan un varn santo, y perfecto, que vivi
segn la ley de Dios, guardando su Evangelio, sin faltar un tomo, en
penitencia y caridad.
ste su modo de vida mortificada y pobre, caus alguna ofensin en los
cannigos, y se lo reprendan, que por qu no haba de traer pajecillos y
lacayos, y tratarse con el lustre y ostentacin que otros arcedianos de Jan.
Responda con alguna sequedad que las rentas eclesisticas eran para
mantener los pobres, y no para vanidades y ostentaciones de mundo.
Renunciose en l la dignidad contra la voluntad de un poderoso, que la
quera para cosa suya. La severidad de sus costumbres y santidad de su vida
desagradaban a algunos; el modo de predicar, ms rgido que agradable, fue
escndalo a los que [por] lo cancerado de sus vicios no admitan tan
saludables remedios. A pocos lances, torciendo sta o aqulla proposicin
del plpito, y malicindolo todo, acumulando calumnias a calumnias,
imputndole proposiciones mal sonantes, le delataron en el Santo Oficio en
Crdoba, con tan poderosos enemigos, y una persecucin tan grande, que
fue bien menester la robustez de su virtud para no desfallecer, y el valor de
su nimo y gran fortaleza para golpe tan pesado.

130

Luis Muoz

Estando en la crcel escribi una instruccin a su abogado que original


tengo en mi poder. Pondr una clusula de ella, en que refiere un resumen
de su vida; y en casos tan apretados, lcito es, y aun necesario, valerse de sus
defensas, y ninguna en Tribunal tan santo, como la santidad de la vida que
sanea y da el verdadero sentido a cualquier proposicin, porque de cabeza
sana, nunca salen proposiciones erradas. Son stas sus palabras:
Puedo probar mi buen nombre, dondequiera que tienen noticia de m, de tenerme por
catlico y recogido, y amigo de tal, y que hago fruto; que soy particular aficionado
al Papa y a la Iglesia Romana, rogando por ella, y del Santo Oficio; celoso de todas
las leyes, costumbres, ceremonias de la Santa Iglesia, y de los suyos, y de la
veneracin de los templos, y que se tenga reverencia a todo gnero de religiosos y
sacerdotes, y de obedecer a mis perlados y rogar a Dios por ellos; enemigo de
novedades y amigo de ser enmendado, y de seguir la comn vida y doctrina de los
santos. Como soy recogido, honesto, y doy buen ejemplo de mortificacin, he
obrado verdad, hombre llano, sencillo, claro, humilde, con grandes y chicos, y que
soy amigo de unin y paz, y no parcial, particular, ni que trato ni hago mis cosas a
oscuras, ni ando en secretos. Limosnero, y que doy cuanto tengo y no tengo a
pobres, y tengo especial y gran cuidado de ellos. Que visto hospitales, y crceles, y
que suelo ir a lugares pblicos a predicar [a] aquellas pobres mujeres, y acompaar y
consolar a los que llevan a ajusticiar; que ha veinte y cinco aos que leo en Escuelas
las Artes y santa Escritura, y otras cosas poco ledas, y predico gratis por amor de
Dios, o si dan limosna, la doy a los pobres, trabajando da y noche sin parar, y
siendo mi celda como mesn de todos, y respondiendo y dando consejo a cuantos me
lo piden, los cuales son muchos, y de todo gnero de gente, los que en mi casa y en
la iglesia comunico. Que deca Misa cada da, o lo ms, y ordinariamente confesaba
para decirla, y que desde que me conozco, guardo este modo de vivir, sin mudarlo,
aunque me vi con un cuento y ms de renta; antes me recog en m. Que mi modo
de predicar es con traza y orden, todo enderezado a la perfeccin de clara doctrina, y
dando razn de lo que digo. Y que he sido celoso en reprender sin aceptacin; que he
sido siempre aficionado a la santa Teologa y santos doctores de la Iglesia, y
doctrina comn, piadosa y de edificacin; que desde que hago los oficios de lector,
predicador, confesor y comn siervo de mis prjimos he hecho mucho y notable
fruto dondequiera que he estado, siendo instrumento para conversin de muchas
almas, y para que se hiciesen muchas buenas obras, comunes y particulares, en
Jan, Baeza, mayormente en beda, Andjar, Caravaca, Gsca[r], Marchena y otros
muchos lugares, a los cuales me han llamado e importunado fuese a predicar.

Hasta aqu la advertencia de este santo varn a su abogado; hela puesto


gustosamente, porque puede servir de instruccin a los sacerdotes, de las
ocupaciones de su estado, y cmo deben vivir; y juntamente declaran quin
fue el doctor Diego Prez, a quien Dios Nuestro Seor por su mayor corona
permiti esta persecucin.

Vida y obras de Diego Prez de Valdivia

131

Todos los que conocan la virtud del arcediano confiaban mucho de su


inocencia, si bien la calumnia se esforz terriblemente. Dur esta prueba,
este crisol, algunos aos (as labra Dios sus siervos), que l con increble
paciencia tom por purgatorio de sus pecados; mas Nuestro Seor, por cuya
cuenta corre el honor de los suyos, por medios no entendidos de los
hombres, manifest su inocencia, sac su virtud resplandeciente y clara
despus de los nublados de tantas calumnias y falsedades.
La causa tuvo felicsimo suceso; sali reconocida su inocencia, su virtud
ms acrisolada, su espritu ms robusto, y con mayores deseos de emplearse
en el servicio de Dios. Aquel Tribunal santo le dio por libre y le laure en
testimonio de su verdad y justicia. Volvi a Jan triunfante; fue recibido con
jbilo y universal alegra de los buenos que le amaban antes por santo, ahora
por santo perseguido.
Y porque la dignidad haba sido la causa de la gran tempestad de sus persecuciones, aunque, pasada, poda esperar gozarla con tranquilidad, la
renunci tan animosamente, como si le quedara otra tanta renta. Procur el
obispo detenerle, no fue posible. Respondiole estas palabras: Reverendsimo
seor, si vuestra seora no gusta que yo muera en la crcel del Santo Oficio
preso, no me persuada tal. Con que dio a entender el origen de sus
prisiones. Vironse en sus perseguidores mil desdichas.
Por este tiempo, o antes de estas borrascas, el seor rey don Felipe Segundo le hizo su predicador, con orden de ir a servirle; envi la carta al
padre Maestro vila, para que le aconsejase lo que fuese ms agradable a
Nuestro Seor; el padre Maestro vila le respondi estas palabras:
Jess, hijo, no le dio Jesucristo Nuestro Seor corazn para palacios, sino para
salvar las nimas, por quien nuestro Maestro dio su sangre.

Con que no acept este puesto, que ha sido ocasin a muchos de grandes
dignidades.
Tom resolucin de seguir la desnudez de su Maestro, el padre Juan de
vila, y desasido de todo apoyo humano, confiado en la divina providencia,
predicar el Evangelio evanglicamente; determin pasar a Roma, y con la
bendicin del Sumo Pontfice, y su licencia, ir a tierra de infieles a predicar
el Evangelio, con vehemente deseo de ser mrtir. Parti para esto a Valencia,
donde, habiendo intentado su navegacin, por mal temporal, no tuvo efeto;
empleose algn tiempo en predicar en esta ciudad con aquel su grande
espritu; malquistronle algunos al principio con el patriarca don Juan de
Ribera, que, conocida su gran santidad, le estim y vener mucho.

132

Luis Muoz

En esta ciudad le honr el cielo con una gran calificacin, de que hacen
gran estima cuantos hacen mencin del venerable Diego Prez. Florecan por
este tiempo en Valencia dos resplandecientes lumbreras, los beatos fray Luis
Beltrn y fray Nicols Fator, honor de aquella ciudad y lustre de las
religiosas familias de los santos patriarcas santo Domingo y san Francisco. El
coronista del padre fray Nicols, en el captulo treinta y siete de su Historia,
cuenta que, un da de Resurreccin, el beato fray Luis Beltrn y el doctor
Diego Prez, gravsimo y famoso predicador, enviaron a decir al padre fray
Nicols, que le queran ir a dar las Pascuas; respondi que no viniesen, que l
ira a casa del doctor, y juntos iran a ver al padre fray Luis Beltrn a su
convento, y aadi: Decidle al doctor, que haga gracias a Dios, que ha
convertido a un gran pecador en el sermn que hizo en la iglesia mayor el
viernes de Lzaro, el cual se haba dado ms de veinte pellizcos en los brazos
entre tanto que predicaba. Esto deca por s mismo, conociendo cun gran
pecador era (oh maravillosa humildad, que no poco declara la eminencia, y
energa de nuestro predicador!). Otro da fueron los santos fray Nicols y el
doctor Diego Prez a la celda del beato fray Luis, donde gastaron hablando
de Dios toda la tarde; all, con ocasin de una grande humiliacin, que
intent hacer, el padre fray Nicols qued elevado muy gran rato, y
volviendo del rapto, alz los ojos, y dijo al padre fray Luis Beltrn estas
palabras: Padre, ni t ni yo aprovechamos, y, volvindose al doctor Diego
Prez, dijo: ste s, porque le ha comunicado Dios don apostlico. Ilustre
testimonio, gran calificacin de la santidad, del acierto de la predicacin del
doctor Diego Prez, dado por persona de tan gran nombre, y en ocasin tan
notable.
PASA A BARCELONA, QUEDA DE ASIENTO EN ESTA CIUDAD

No habiendo podido en Valencia ejecutar su jornada, parti a Barcelona


con el mismo intento, por el ao de quinientos y setenta y ocho; tres veces se
hizo a la mar, tres veces por temporal le volvi el mar a la tierra, con que se
persuadi no era voluntad de Dios dejase a Espaa, y as resolvi quedar de
asiento en Barcelona, dichossimo por haberle conocido. Fue la ocasin de
que quedase en esta ilustre ciudad el cannigo Vila, doctor en Teologa, que
despus fue obispo de Vique; tena conocimiento del santo Diego Prez por
haberle odo leer en Baeza; dijo a los consejeros de la ciudad que tenan all
un hombre clebre en letras sagradas, y ejemplo raro de vida, que convena
detenerle, dndole una ctedra en la Universidad; dironle la de Escritura,
con ciento y cincuenta escudos de estipendio. Comenz luego a predicar

Vida y obras de Diego Prez de Valdivia

133

con tanto fervor y espritu, que le segua la ciudad toda, con notable aplauso
y grande aprovechamiento.
Procurronle casa acomodada las monjas de los ngeles, que les pag
con buenas obras, sindoles confesor y padre de espritu. Fueron grandes las
medras en la virtud de estas religiosas, y hubo algunas con opinin de
santidad. Malquistole con algunas un caso que parecer ligero, mas en la
estimacin de los cuerdos muy considerable: Cantaban las religiosas el oficio
divino en canto de rgano, con demasiada afectacin, y tono ms agradable
al odo que, por ventura, decente a la majestad del culto; ocasionaba que los
hombres volviesen el rostro al coro por mirarlas. Reprendiolo con alguna
aspereza el padre Diego Prez, y pidi se remediase; siguieron algunas su
consejo, y entre ellas la priora; fueron otras de contrario parecer, y por
medios que se hallan fcilmente, indignaron al obispo de Barcelona, don
Juan Dimas Loris, desacreditndole de suerte que, al encontrarle en la calle,
le volva el rostro por no verle. Allegaron delaciones de algunos que referan
sus cosas y doctrina con torcido afecto. Fueron grandes las contrariedades e
inquietudes con que el demonio procur desacreditarle a los principios, y
echarle de Barcelona. Mas, a pocos lances, informado el Obispo del raro
ejemplo de su vida, virtudes y santidad, le envi a llamar, pidindole el santo
sacerdote la mano para besrsela, intent besrsela el Obispo, y de all
adelante le estim y honr con grandes demostraciones, sin hacer cosa de
importancia del gobierno eclesistico sin su consejo, y le encomend los
negocios ms graves de su obispado, y de verdad fue este perlado sobre
manera dichoso, porque le envi Dios un gran coadjutor de sus obligaciones.
Otro accidente le pudo sacar de Catalua, que parece le haba cabido en
suerte de su apostolado, como el Andaluca al padre Maestro vila. Dese el
obispo de Jan volver a su obispado al venerable Diego Prez, dolindose
que le faltase tal hombre. Escribiolo se volviese, movindole escrpulo cerca
del cumplimiento de cierta obra pa que tena a cargo, a que l haba dejado
bastantemente prevenido. Fue esta como una porfa, que dur algunos aos,
inventando varios medios y estratagemas para sacarle de Barcelona;
ltimamente envi por l un cannigo, con carta de creencia; tom
juramento el cannigo que no revelara lo que le dijese; hecho, le intim el
mandato del obispo de que volviese a Jan; mas, por una carta que se
escribi a un padre capuchino, en que le decan respondiese con aquel
cannigo, que iba por el doctor Diego Prez, avisaron al obispo Dimas, que
vino en persona en casa del venerable doctor, y por obediencia le mand
que no partiese, y el consejo de la ciudad, por salir de estos riegos, y
asegurar de una vez su apstol, el ao de quinientos y ochenta y cinco pidi
a la Majestad de Felipe Segundo, que estaba en Monzn, teniendo Cortes a

134

Luis Muoz

las tres coronas, que mandase al doctor Diego Prez no dejase a Barcelona, y
al Obispo de Jan que cesase de su intento.
Respondioles su Majestad esta carta:
Amados y fieles nuestros: Habiendo visto una carta de catorce de octubre, y en ella
nos suplicis mandemos al doctor Diego Prez no haga ausencia de esta nuestra
ciudad, por el notable fruto que en ella hace, con el fin que tenemos de complacer a
esta nuestra ciudad en lo que se le puede dar satisfaccin, habemos mandado escribir
al Obispo de Jan, que tenga por bien de que quede en esta ciudad, y al dicho doctor,
que lo haga as y se os envan las dichas cartas, para que las deis y enviis, como
ms convenga. Dada en Monzn, a veinte y tres de octubre de mil y quinientos y
ochenta y cinco. Yo el Rey.

La carta para el doctor deca as:


Amado nuestro, el doctor Diego Prez: Habindonos hecho entender esta nuestra
ciudad el mucho fruto que en ella hacis con vuestros sermones y buen ejemplo, y
que tratis de hacer ausencia de ella, por haberos enviado a llamar el obispo de Jan,
de cuya dicesis sois, y por lo que deseamos complacer a esta dicha ciudad, y porque
no falte en ella tan buen ejemplo, y doctrina, como vos los enseis, habemos
mandado escribir al dicho obispo que tenga por bien que quedis ah, y de vos
seremos muy servidos que as lo hagis, por ser tan conveniente al servicio de
Nuestro Seor. Dada en Monzn, a veinte y cuatro de octubre de mil y quinientos y
ochenta y cinco. Yo el Rey.

Toda la estima que la ciudad de Barcelona hizo del doctor Diego Prez de
Valdivia la mereci muy bien por su doctrina, por sus virtudes y ejemplo,
por las buenas obras que de l continuamente reciba; y dejando a los que
dilatadamente trataren de sus cosas todo el campo, pondremos como los
sumarios de los captulos, que llenar el que intentare esta empresa.
Ley continuamente su ctedra de Escritura sagrada, con gran concurso
de gente principal, y de todos estados, con grande aprovechamiento de los
que le oan, porque no slo en su lectura miraba a la erudicin, ms
principalmente a las costumbres, y en tiempo de vacaciones, o feriados, que
no se acostumbra leer, porque no estuviesen ociosos sus oyentes, lea en la
iglesia de Santa Ana el Apocalipsis de san Juan, o epstolas de san Pablo, u
otro libro, y un ao ley en su casa la Cosmografa.
Su principal ejercicio fue la predicacin, sin faltar casi todos los domingos y fiestas de entre ao, y las cuaresmas enteras. Su modo de predicar fue
a lo apostlico, con un espritu y fervor tan grande, con un celo tan de la
primitiva Iglesia, que pareca Elas; era en el plpito un len, en la
conversacin familiar un ngel, en el confesionario manso como una oveja.
Su tema, como la de su Maestro, Cristo crucificado, su amor, su cruz, sus

Vida y obras de Diego Prez de Valdivia

135

trabajos, plantar la verdadera mortificacin en los corazones, vocear contra


los vicios, exclamar contra las ofensas de Dios, exagerar la fealdad del
pecado, reprender trajes, abusos y todo aquello que aparte de la virtud e
inclina al vicio. Deca que no haba de predicarse, viniendo a partidos en el
plpito, ni darse licencia o permisin en cosa de que con facilidad se puede
resbalar a lo que no fuere lcito; que en el confesionario se haba de censurar
lo que era o no pecado; en el plpito reprehenderlo todo. Este su modo de
predicar, tan rgido, hizo increble fruto, reform aquel reino, mejorronse
costumbres, y se vio Catalua tan llena de virtudes, cual nunca en los siglos
que pasaron, ni se han visto en los que se siguieron. Gan la voluntad de los
buenos, y tan gran autoridad y crdito que, en la ciudad y todo el
principado, le llamaban el apostlico. La santidad de su vida y la verdad
con que ejercit este tan importante oficio, le merecieron tan honroso ttulo.
Reprendanle algunos de que en los sermones repeta una cosa muchas veces.
Responda: Si dicindolo muchas veces, no se enmiendan, cmo se han de
enmendar dicindoselo una vez?
Fue celossimo de la honra de Dios, persigui, sin desistir de la empresa,
los vicios y pecados pblicos. Tena casa de juego cierto caballero, con
escndalo notable, y muchas ofensas de Dios; eran continuas las
reprensiones contra este seminario de pecados; amenazronle que le
mataran si trataba ms de la materia; no le permiti su celo de dejar de
asestar contra este vicio. Dijo un domingo en el plpito que le haban puesto
un pistolete a los pechos, amenazndole de matarle, si no cesaba en las
reprehensiones; pero que l no cesara de reprehenderle, y de dar voces,
hasta que fuese muerto, o remediado aquel dao; remediose, y l qued con
vida, que los valientes espritus no se acobardan con estas amenazas.
Fue gran perseguidor de las comedias, bailes, mscaras, en Barcelona frecuentes, reprendalas a voces, si las topaba en la calle. Escribi un libro
contra ellas, y a vivir ms, sin duda las quitara; hubo grandsima reformacin
en esta parte, y reprendi desde el plpito al virrey pblicamente, porque
habindole rogado que no diese licencia para bailar pblicamente en
Carnestolendas, no lo haba hecho; representole en el sermn, con
maravilloso artificio, los daos que se han seguido en el mundo de
complacer a sus mujeres los que tienen cargo de gobierno pblico. Para
evitar en parte los inconvenientes que suelen ofrecerse en este tiempo, fue el
primero que introdujo que los tres das de Carnestolendas estuviese el
Santsimo Sacramento descubierto en la iglesia de Beln, y en san Jos, de los
padres descalzos carmelitas.
Introdujo la frecuencia de los sacramentos y gran veneracin al Santsimo
de la Eucarista, en que haba algunas inadvertencias. Hizo que en las octavas

136

Luis Muoz

del Corpus, y todas las veces que estuviese patente este divino Seor Sacramentado, estuviesen todos descubiertas las cabezas, ignorancia en que no se
reparaba, y, predicando en Santa Mara de la Mar, estando descubierto el
Santsimo Sacramento, y cubierto el virrey, le reprendi speramente, hasta
que se descubri, asentado este debido respeto. Reform algunos abusos el
da de la procesin del Corpus, a que asistan en coches y caballos con
grandsima indecencia.
Fue celossimo de la honra de los templos, en que carg la reprehensin
en los sermones; no poda sufrir se hiciese paso por ellos, ni se tratasen negocios, ni se atravesase[n] con cosas de comer, o alhajas viles, ni que delante de
las puertas en das solemnes se vendiesen golosinas, ni ramilletes. Mas, en lo
que era implacable, y justamente, de que hablasen hombres y mujeres, y no
se estuviese con el respeto debido a la gran Majestad de nuestro Dios, que all
asiste. Si vea que algunos mozos miraban a las mujeres, o las hacan seas,
no quera pasar adelante en el sermn, paraba hasta que se quitasen de all, y
ellas se cubriesen y retirasen. Lo mismo haca si hallaba por la ciudad
hablando a mujeres mozas; reprendalas severamente, y haca se apartasen los
unos de los otros. Entrando un da en la iglesia de los ngeles, hall a un
caballero mozo, hijo de un grande de Espaa, hablando con una mujer de
mala fama, con postura no decente; reprehendiole con notable bro,
dicindole: Mal hombre, en casa de mi amo habis de estar vos de esta
manera? Y como el caballero tomase por la mano a la mujer, diciendo que
era su hermana; le tom por los cabezones, y le sac de la iglesia. Tena en
estas acciones un valor, un cierto modo de imperio, que haca que le
temblasen. Estando predicando en san Justo, se andaba paseando por la
iglesia un caballero forastero con sus criados; reprehendiole desde el
plpito; aguardole el caballero a que saliese [d]el sermn, y a la puerta de la
iglesia, pregunt al santo doctor si le conoca; l, arrebatado de un celo
grande de la honra de Dios, con un bro notable le dijo: Sois vos ms que
Dios? Le atemoriz tanto que se hinc de rodillas, y le pidi perdn. Un da
de san Antonio Abad, yendo a visitar su iglesia, para ganar las indulgencias,
encontr a un noble de la ciudad que iba a caballo con el mismo intento;
tom la rienda y le hizo apear, dicindole que era muy grande inadvertencia
ir a ganar indulgencias, y no querer trabajar un poco para ganarlas.
Mirbanle todos con un respeto y veneracin, que a un apstol venido
del cielo para la reformacin de aquel reino. Dio muestras de tener espritu
proftico, y los casos pudieron persuadirlo fcilmente. Predicando un da en
Santa Ana, donde tena la cuaresma, estaban dos seoras de lo principal de
Barcelona oyndole junto a la capilla del sepulcro, distancia grande del
plpito. Dijo la una (deba de ser culta, tan antigua es la dolencia):
Vlgame Dios, que este hombre no se alzar dos dedos de la tierra, ni dice

Vida y obras de Diego Prez de Valdivia

137

sutilezas! No habindolo podido or naturalmente, al mismo punto se volvi


hacia ellas, y dijo mirndolas: Yo no vengo aqu a decir sutilezas, sino a
reprender vicios de los pecadores. Otro da en la misma iglesia, estando
unos caballeros debajo del coro, oyndole, muy apartados del plpito, el
santo predicador, arrebatado de aquella su vehemencia, reprenda los vicios y
pecados. Dijo con voz baja uno de los caballeros: Este hombre parece que
predica a luteranos. Al instante el santo doctor volvi hacia ellos, y dijo:
Yo no pienso que predico a luteranos, porque aqu por la gracia de Dios no
los hay, sino a cristianos pecadores.
Era muy ordinario (si vea convenir al servicio de Dios, y provecho de las
almas) referir en los sermones las cosas que se decan de l en las
conversaciones. Dos mujeres de lustre haban una noche dicho mucho mal
del padre Diego Prez, y en particular la una, que haba sido su hija de
confesin y le haba dejado, porque la reprenda algunas cosas que ella
pensaba que poda hacer. Dijeron hartos disparates; hubo en la conversacin
una buena mujer (que lo depone) que le defendi valientemente. Hallronse
el da siguiente todas tres en la parroquia de san Miguel, donde predicaba, y
sin haberle dicho palabra de lo que haba pasado, refiri en el sermn todas
las palabras que haban dicho contra l, y las de su defensa, y aadi que los
que le queran bien no volviesen por l, que Dios le defendera, y remat con
decir: Bueno fuera que el padre Prez les diese licencia para lo que ellas
quieren! Quedaron espantadas.
Mas lo que caus mayor admiracin fue que, un da que predicaba en
Santa Mara de la Mar, estaban en el auditorio dos mujeres muy compuestas,
o por mejor decir descompuestas, haciendo ostentacin y aun provocando
con su gala. Viendo subir al santo doctor al altar a tomar la bendicin, dijo
la una a la otra: Cubrmonos, no nos afrente el padre Prez. Estando tan
lejos, que fue imposible orla, en subiendo al plpito, comenz su sermn
con estas palabras: Decid, buenas mujeres, no habis tenido respeto a Dios,
y, por haber visto este pobre viejo, habis cubierto las cabezas. Y dando
voces como un len replic estas palabras: Aqu de Dios, que me habis
tenido a m respeto, y no a Dios; pues callad que vendr el da de Dios!
Profetiz la peste que el ao que muri vino a Barcelona. Pas as. Entre
las cosas en que puso mayor cuidado, fue en la observancia de los das de
fiesta, que se profanaban en Barcelona irreparablemente; las tiendas abiertas,
y el tratar y contratar, con poca menor publicidad que en das de trabajo.
Reprendi mucho esto en los sermones, y lo remedi en gran parte.
Opsosele un boticario, que era de consejo de la casa de la ciudad, y por
todos medios procur estorbar los intentos del venerable doctor, y se dej
decir pblicamente, con enojo, que, a pesar del padre Prez, haba de tener su

138

Luis Muoz

tienda abierta, y que no haba de venir l a mandarles. En un sermn que


hizo da de san Juan Bautista, dijo estas palabras: Buen viejo, vos que sois de
consejo, y que tenis tantas canas, decs que, a pesar mo, se abrirn las
tiendas los das de fiesta. No veis que yo soy ya pobre viejo, y un no nada, y
que no hacis este pesar a m, sino a Dios? Pues yo os aseguro que en los das
de hacienda las cerraris, porque os enviar Dios una peste, que os las har
cerrar, y esto lo veris vosotros, y no lo ver yo. Cumpliose puntualmente,
porque el santo varn muri por los principios de quinientos y ochenta y
nueve, y el junio y julio siguiente comenz la peste de Barcelona, que hizo
notable estrago. Mas todos los cuerdos tuvieron por mayor dao y castigo
ms severo el haberles llevado Dios este gran padre que el azote de la peste,
aunque muy severo, y parece le quit Dios delante, para descargar el golpe,
que su oracin y santidad podan en alguna manera detenerle.

PROSIGUE LA MATERIA DEL PASADO: SUS ESCRITOS Y VIRTUDES

Al continuo trabajo de leer y predicar se lleg el de sus escritos, en que, si


hubiera gastado el tiempo que residi en Barcelona, le hubiera empleado
fructuosamente. Son estos: un tomo, su ttulo Documentos saludables para
las almas piadosas, que con espritu y sentimiento quieren ejercitar las obras
y ejercicios que Jesucristo Nuestro Seor, y la santa Iglesia Catlica
Romana ensea. Forma en este libro un cristiano cuidadoso, y que obra con
advertencia y mrito, intencionando las obras, que, en s buenas, por hacerse
sin intencin, se pierdan. Al fin de este libro pone una Instruccin para
ermitaos, con doctrina que alcanza a todo estado de personas. Otro: unos
Discursos espirituales sobre la vida y muerte de la Princesa de Parma; un
Tratado en alabanza de la castidad, efecto de la que tuvo; un Tratado de la
frecuente comunin, y confesin, muy cuerdo y grave; un libro grande, que
llama Camino y puerta de oracin, en que facilita este ejercicio a toda suerte
de estados; un Tratado de la singular y pursima Concepcin de la Madre de
Dios; otro anda con l, que intitula Explicacin sobre el captulo segundo,
tercero y octavo del libro de los Cantares de Salomn; otro pequeo, contra
las mscaras. Mas, donde se excede a s mismo, en volumen y sustancia es en
el libro que llam Aviso de gente recogida, y especialmente dedicada al
servicio de Dios, en que trata de los peligros de personas de espritu, y en
particular de toda suerte de tentaciones con gran conocimiento de esta
materia.
Estos libros, dems de ser muy doctos, estn escritos con tan grande
acierto, con un estilo tan sencillo y llano, que la persona de ms corto caudal

Vida y obras de Diego Prez de Valdivia

139

puede bastantemente entenderlos, sin ser necesarios comentarios y


defensorios. Ostentan asimismo la profunda inteligencia que este padre
alcanz en la arte dificultosa de gobernar almas. Fue en esto tan gran
maestro que por ventura en su tiempo (dej a su gran Maestro, a quien
sobrevivi veinte aos) no hubo hombre de mayores noticias, ni de ms
acertadas experiencias. En la prefaccin del ltimo de los libros, que dijimos,
dice era de sesenta y dos aos, y haba cuarenta y ocho estudiado estas
materias, y treinta y dos tratado conciencias, y pasado por sus manos cosas
innumerables, visto, ledo y comunicado hombres doctsimos. Alcanz un
magisterio en esta parte y una doctrina tan slida, que se puede seguir
seguramente, y creer a quien la santidad, las letras, la edad, la experiencia, el
haberse criado al lado del padre Maestro vila, y una gran luz de Dios, le
hicieron prudentsimo. Estos talentos no los tuvo ociosos, porque, en cuantas
partes estuvo, como si no atendiera a otra cosa, fue padre espiritual de
innumerables personas; comunicolas, guiolas, mejorolas, sac aventajadas almas; fue continuo en el confesonario, muchas veces le vieron, en acabando
de predicar, sin desnudarse, sentarse en la escalerilla del plpito, y or de
penitencia a cuantos llegaban. Todas las personas espirituales de las ciudades
donde residi, fueron fruto de sus manos. Su casa, oficina de virtud, abierta
siempre a cuantos quisieron valerse de su espritu, oyendo a todas las
personas, por bajas y humildes que fuesen, respondiendo a todas las
preguntas, con una paciencia y mansedumbre increble. Escribi cartas y
avisos a los ausentes, perseverando continuamente en un perpetuo trabajo.
Mas las que participaron con ventajas del espritu y celo de este gran siervo
de Dios, fueron las monjas de casi los conventos todos de Barcelona, a quien
confesaba y haca plticas, que, como parte ms bien dispuesta, dio grandes
frutos de virtudes.
Qu ojos podrn fijarse en el resplandor de sus virtudes? Desfallece mi
vista, cuando debiera alentarse, vencida de la fuerza de sus rayos. Mayor
aliento, mayor vigor pedan; mas fueron tan esclarecidas, tan heroicas, que
como un sol resplandeciente vencern las nieblas de mi cortedad y
insuficiencia. Su casa fue un recoleto monasterio; tena en su compaa buen
nmero de clrigos; vivan religiosamente, con gran recogimiento y
concierto; ocupbanse en estudiar, escribir, dados a la oracin y leccin y
otros ejercicios piadosos; algunos ratos del da, en hacer ciertas trenzas o
cuerdas de esparto, para no estar ociosos ni un momento; sustentbalos con
el estipendio de la ctedra, y lo que sacaba de la impresin de los libros, y
limosnas. Fueron hombres de gran virtud, en especial un padre de Calatrava
era su confesor, de quien hizo mucha confianza.
Su aspecto fue de santo, venerable y grave; la composicin exterior, admirable; su mesura, con gran edificacin de cuantos le miraban; fue

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Luis Muoz

manssimo y corts, el trato de un ngel, sus palabras siempre espirituales, sin


que jams se le oyese alguna ociosa o intil.
Profes la virtud de la pobreza evanglica en su mayor rigor; su vestido,
pobre y humildsimo; anduvo siempre a pie; las alhajas de su casa, humildes
y precisas, y que, ms que al uso, servan a la penitencia, de que fue
amantsimo. La cama, un colchoncillo; l la haca, sin que consintiese llegar a
ella otras manos; una cruz de madera grande a la cabecera. No se encenda
jams fuego en su casa, ni se coma hasta el medioda; de casa de una
persona devota se le traa una modestsima comida; la salsa, la leccin de
libros santos y plticas espirituales; no era la comida comn, que su rara y
penitente abstinencia se contentaba con un poco de carnero cocido en agua
sin sal; estos eran sus platos regalados, y sainetes; jams cenaba, con una
moderada colacin pasaba toda la noche. Traa de ordinario ceida al
cuerpo una gruesa cadena de hierro con unas pas que le lastimaban; diola a
una persona confidente, para hacer otra por ella; derram algunas lgrimas,
por verla esmaltada con su sangre. Tena en su casa una capilla retirada en
que deca Misa; los ornamentos, en extremo pobres; un Cristo de talla que
tena en el altar, no vino en que se le diese de encarnacin, parecindole
faltaba a la pobreza. La Condesa de Miranda, siendo virreina de Catalua, se
confesaba con l, y con su piedad dese mejorarle de ornamentos, y colgarle
la capilla con algunas sedas; su espritu pobrsimo no consinti este adorno.
Fue desasidsimo de cuanto el mundo estima. Dej el arcedianato de Jan, la
ctedra de Baeza, su patria, la estimacin que tena entre los suyos; parti a
Roma, de donde, desconocido, pens ir a predicar a infieles. No acept ser
predicador del Rey, y las medras que de puesto tan honroso poda prometerse: y es opinin constante (fcil de creer en aquel siglo) que la Majestad
de Felipe Segundo le present en un obispado, que no admiti su humilde
conocimiento.
Fue su humildad un prodigio. Lanse las prefaciones de sus libros, donde
usa de trminos tan abatidos y humildes, para aniquilar su persona, como si
fuera un hombre lego que escribiera de cabeza. En el prlogo del Tratado
de la limpia Concepcin comienza con estas palabras: Maravillarse ha por
ventura el cristiano lector, cuando leyere o oyere, que un hombre tan sin
devocin y letra, y teniendo por tan riguroso, haya osado tomar la pluma
para escribir la limpia Concepcin de Nuestra Seora. Esto dijo un
catedrtico que ley Escritura cuarenta aos. Y en la prefacin del libro de
la oracin, dice: Bien veo que dir el lector, pues un hombre bajuelo,
cmo vos os atrevis a escribir de una materia tan alta como la oracin? Y
palabras equivalentes se hallan por todos los libros. Pidiole una persona
grave un sermn; envi un hermano suyo estudiante a acordrselo; pregunt
si estaba en casa el padre apostlico; atravesole la palabra el corazn; baj

Vida y obras de Diego Prez de Valdivia

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con aquella su santa indignacin, y, despus de haber dicho de su persona


muchas bajezas, le dio una grave reprensin, porque le llamaba apostlico.
En esta parte pudo conseguir poco: con este honroso ttulo le conoca aquel
reino.
Su castidad y recato fue admirable. Es opinin asentada que fue virgen.
As lo afirm el padre Lorenzo, de la Compaa de Jess, en el sermn de sus
honras, y lo afirmaba su confesor, y de esta virtud fue fruto el Libro de la
castidad, donde habla de la virginidad tan altamente. De su recato en el
hablar con mujeres (guarda de esta virtud), me valdr de una gran autoridad,
que sanear mi crdito: el maestro Juan Francisco de Villava, prior de
Jabalquinto, en el docto tratado de los alumbrados, que anda al fin de sus
Empresas espirituales, en la advertencia segunda, de la doctrina de san
Crisstomo, casi al fin del libro, reprendido el poco recato de algunos en el
tratar mujeres, que hacen profesin de espritu, dice poniendo al margen al
doctor Diego Prez:
Y si los que se defienden con decir que no es su trato con galanas, y que por tanto
no es razn que de ellos se presuma cosa fea, no obstante que se ponga en la
ocasin, podrn engaar a los bobos, y no a una persona que yo conoc de las
mayores prendas de letras y santidad que pis nuestra tierra, que sola decir que no se
atreviera l a ponerse solo en un aposento con una disforme negra de Etiopa, porque
el demonio, cuando quiere y le dan lugar, es mejor pintor, y ms diestro que Apeles
y Miguel Angel, y sobre lo ms disforme y feo, sabe poner matices de cielo y
sombras de gloria, como cada da se ve por experiencia de personas que, dejando a
sus mujeres, como unos serafines, se mueren por esclavas y fregonas.

Hasta aqu el Maestro Villava. Esto deca de s un hombre de tan consumada santidad. Esta humildad fue su mayor defensa, que confianzas
indiscretas han sido despeadero de muchos.
Su amor de Dios fue ardientsimo, igual el celo de su gloria, extremado
en el amor del prjimo, para cuyo beneficio pareca haber nacido. Su
oracin, continua y elevada; goz en ella muchas visitaciones divinas; tuvo
muchas luchas con los demonios: sus compaeros le oan hablar con ellos;
tratbanle con crueldad, ofendidos de las presas que les sacaba de las manos;
apretbanle a veces de manera que el santo viejo no poda respirar; y,
habindole una noche echado por una escalera, y pensando los enemigos
que le dejaban rendido, l les deca a voces: Aqu estoy, y si sois demonios,
en el nombre de Dios volvamos a la pelea. Desaparecieron afrentados, tuvo
notable imperio sobre ellos, y expeli algunos que tenazmente posean y
atormentaban los cuerpos. Pas esta virtud a sus reliquias.
Mas la virtud que con admiracin le hizo amable y campe ms en este
siervo de Dios, fue la caridad con los pobres. Apenas tena para el sustento

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Luis Muoz

moderado de su casa; molestbale la necesidad ajena. Fueron grandes las


limosnas que hizo, las miserias que remedi; cualquier regalo que le hacan,
que la prudencia cristiana obligaba a recibirle, iba a los pobres de los
hospitales; era muy inclinado a remediar necesidades de religiosas; todos sus
ahorros eran para tener con qu contentar al pobre; dio tal vez las sbanas de
la cama. Saliendo un da del Estudio general de Barcelona, se le puso delante
un clrigo forastero, sin tener cosa con qu cubrirse; pidiole limosna; quitose
el manteo que tena puesto, diole al pobre; fuese en cuerpo, nunca ms bien
adornado en los divinos ojos. Como lo vean tan fiel dispensador de lo
propio, le ayudaron muchos con grandes cantidades de dinero; nunca le
falt qu dar. Una noche, dadas las diez, tocaron a su puerta y preguntaron
por l; los compaeros no le dejaban bajar, temiendo que alguna persona a
quien hubiese ofendido predicando, quisiese hacerle algn dao; l
respondi que le dejasen ir, que no le hara Dios tanta merced que le matasen
por esa causa. Bajando a la puerta, le dieron una gran suma de dinero y
mucha ropa, de que vena una carga. Reform el hospital general, y puso
buen orden en el servicio de los pobres; servanle franceses; hizo que todos
los sirvientes fuesen naturales, y los visti de sayal, y con las frecuentes
visitas que los haca, y sus limosnas, y lo que las encargaba en los sermones,
se mejor el partido de los pobres en nmero y regalo.
El ao de quinientos y ochenta y uno fue estril en aquel reino, y grande
el concurso de pobres de Barcelona. Insisti se erigiese el Hospital de la
Misericordia, donde se socorriesen los pobres, y se doctrinasen, y en l se
recogiesen las criaturas que andaban perdidas por la ciudad. Consiguiolo;
venci grandes dificultades y contradicciones; fue obra heroica. Cranse en
este hospital gran nmero de nios, y les ensean oficios y ser cristianos. En
reconocimiento de esta hazaa se puso un retrato suyo en este hospital.
Extendiose su misericordia a los pobres de la crcel; eran muchos, mayor
su necesidad; hizo les dijesen Misa (haba tiempo no la oan); reedific una
capilla y la provey de ornamentos; erigi una congregacin de hombres
pos, que cada da les llevasen una olla para su sustento. Apenas hubo obra
pa que no recibiese aliento de su misericordia.
Con estas obras y vida alcanz tan gran opinin, que le tenan todos
como un apstol, un profeta, un ngel del cielo. Llambale la ciudad a todas
las consultas graves que se ofrecan; daba su parecer sin pasin, a gloria de
Dios y provecho del bien pblico. Su autoridad, ms que de hombre. Fue
rbitro de la paz pblica. Compona todas las diferencias y discordias
pblicas y particulares. Compuso un gran encuentro entre el virrey y el
obispo, sobre llevar ste una silla en la procesin del Corpus. Temironse
grandes pesadumbres y escndalos; mas el venerable doctor, con su

Vida y obras de Diego Prez de Valdivia

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prudencia y autoridad, los redujo a una amigable concordia. El ao de


quinientos y ochenta y ocho hubo una grande discordia entre la ciudad y
virrey; pas tan adelante el desconcierto, que una compaa de quinientos
hombres acometi al palacio, y comenzaban a disparar, y la gente de la
ciudad les segua. Acudi con gran presteza el venerable Diego Prez; fue
tanta su autoridad, y la opinin de su virtud, que con sus persuasiones les
hizo dejar las armas, y salir de los zaguanes de palacio; ataj aquel tumulto,
sin que sucediese la menor desgracia; asent un amigable acuerdo.
Empleado en tan heroicas obras, tan del servicio de Dios, le pareca que
era siervo intil, y no hacer nada; todas sus ansias eran de ser fraile
capuchino. Intentolo varias veces; opsose el obispo y los perlados mismos
de la religin no vinieron en sus ruegos, y se lo disuadan por no impedir el
gran fruto que haca; mas muri con estas ansias. En su testamento dice estas
palabras: Deseo que los padres capuchinos lleven mi cuerpo, o le hagan
llevar a Monte Calvario, y all me entierren cerca de ellos, que ya que en vida
dese estar con ellos, y ser su compaero, y no pude, sea siquiera muerto.
Favoreci grandemente a estos padres cuando entraron a fundar en
Catalua; alabbalos en sus sermones y leciones. Del mismo beneficio
participaron los padres descalzos carmelitas; venci algunas dificultades.
Habiendo pasado una feliz carrera, acabado su curso, le llam Dios para
darle la corona de justicia. En su ltima enfermedad le falt la habla y
sentido ocho das continuos antes que muriese; algunos lo atribuyen a haber
pedido a Dios no le enviase muerte con que diese contento a sus amigos; a
esto lleg su humildad; que morir predicando, regalndose con Dios, dando
consejos, disculpa una vida poco cuerda, aumenta grandemente el crdito de
los que vivieron bien. Otros, y por ventura lo ms cierto, dicen lo pidi a
Dios, enfadado de ver que, estando enfermo, le viniesen a venerar como a
santo, con demostraciones de estimacin, intolerables al desprecio que de s
haca. Librole sin duda Dios de una gran molestia; todos los ocho das que
dur la suspensin, vinieron a visitarle innumerables personas de todos
estados; besbanle pies y manos, y hacan otras demostraciones de la opinin
que tenan de su gran santidad. Por todo este tiempo sala de sus pies y
manos, y de todo el cuerpo, un olor suavsimo que llenaba el aposento. No
ser juicio temerario pensar que esta suspensin fue efecto de la enfermedad,
sino obra sobrenatural, y que Nuestro Seor, aun en esta vida, le comunic
unos vislumbres de la gloria, que tan vecina tena. Y no es leve conjetura que,
habiendo estado estos ocho das sin moverse, se levant despus por s
mismo, llam al padre Calatrava, y se abraz con l, y le dijo algunas cosas
en secreto, que las entendi l solo; volvi a tenderse en la cama; poco
despus, con grandsimo sosiego, dio a Dios su espritu, sin accidente o seal
que suele haber en aquel trance, como levantarse el pecho, o caer alguna

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Luis Muoz

reuma, y no echaran de ver si haba muerto, si unos como resplandores que


le salan del rostro, con que pareca un ngel, no testificaran su trnsito, y su
gloria. Vindole muerto se abraz con l el padre Calatrava, y con lgrimas
dijo: Oh, santo varn apostlico, bien te podemos llamar mrtir, por el
deseo que tuviste de padecer martirio, y virgen como el da que naciste, de lo
que puedo dar testimonio delante de Dios, como el que te confes cuarenta
aos! Fue esta muerte a los veinte y ocho de febrero, a las once de la noche,
de mil y quinientos y ochenta y nueve (habiendo predicado once aos en
Barcelona), en casa de una viuda noble y devota hija espiritual suya. Hizo el
padre Calatrava salir la gente de la pieza, y dio orden a dos virtuosas
matronas, hijas espirituales del padre, que compusiesen el cuerpo. Quisieron
quitarle la camisa por devocin, y ponerle otra limpia, y yendo a ejecutarlo,
perdieron de tal manera la vista que no pudieron ver el cuerpo virginal, ni
hacer nada. Llamaron al padre Calatrava, que mandndolas salir, l solo
cerrado compuso el cuerpo santo. Una de estas piadosas mujeres le cogi un
bonetillo que tena en la cabeza, con que dorma: instrumento con que ha
obrado Nuestro Seor prodigiosas maravillas.
Cun gran milagro tuvo Barcelona en el doctor Diego Prez vivo, lo
mostr en su muerte; apenas haba dado su espritu, apenas haba restituido
su alma debida a Cristo, cuando toda la ciudad con gran concurso acudi a
la casa, en que muri, a venerar y honrar al santo difunto, procurando
algunas cosas de su uso para guardar por reliquias. Fue menester poner
guardas; retratronle muerto, y hoy se conserva con estima en muchas casas
del principado. Con un concurso de toda suerte de personas, con un afecto y
sentimiento grande, le llevaron a Monte Calvario, y le entregaron a los
padres capuchinos, que con suma estimacin le recibieron y le pusieron en
la sepultura misma de los religiosos, pues lo fue con el afecto y deseos,
donde es visitado de muchos. Hicironse en Barcelona grandes
demostraciones de sentimiento y amor, reconociendo la gran prdida.
Apenas hubo iglesia o convento de monjas, donde no se hiciesen solemnsimas obsequias, las mayores que se han visto fuera de personas reales;
levantronse tmulos, humeaban los altares, resonaban las bvedas de los
templos con sus alabanzas. Pusironse varias poesas en lugares pblicos, en
que referan sus virtudes, sus hazaas, y se conservaron muchos das. Hase
venerado su sepulcro como de hombre santo, y invocado su intercesin en
todas necesidades, y Nuestro Seor ha obrado gran nmero de milagros con
el contacto del bonetillo, que dijimos. Los padres capuchinos, agradecidos
del afecto que les tuvo, cuanto envidiados de tener tan gran reliquia, han
recibido deposiciones varias de muchos que han conseguido salud en
dolencias peligrosas, enfermedades desesperadas; hanse reducido a un
librico todos estos milagros, con algunas deposiciones de su vida de personas

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fidedignas, que por manos segursimas han venido a las mas, de donde he
sacado este sumario, que servir de dar alguna noticia de este gran varn,
mientras que sus barceloneses, obligados de tantos beneficios, nos den
enteramente su vida. Si bien esta obligacin toca igual y, por ventura mayor,
a sus naturales de Baeza; y es de admirar que, en tantos aos, una ciudad,
donde ha habido tanta religin, tantos hombres insignes en letras y virtud, no
haya hecho informaciones de las virtudes y vida de este varn apostlico, y
sacdolas a luz; que fue gloria no slo de la iglesia y obispado de Jan, sino
de toda Espaa. Espero ha de enmendarse este descuido, y que unidas
Barcelona y Baeza han de acudir al Pontfice Romano que nos permita
pblicamente venerar por santo al que tenemos por tal, manifestando al
mundo sus virtudes y vida, para gran gloria de Dios y aprovechamiento de
los fieles.

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