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El Verbo Salvifico de Leonardo Castellani

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El verbo salvfico de Leonardo Castellani

Bajo el ttulo Cmo sobrevivir intelectualmente al siglo XXI se acaba de publicar


en Espaa una seleccin de artculos escritos por Leonardo Castellani. La edicin, el
prlogo y las notas son de Juan Manuel de Prada.
Qu significa sobrevivir intelectualmente? Qu es lo amenazado? Cules son
las amenazas? Es este conjunto de artculos de Leonardo Castellani un manual de
supervivencia? Para quin? Supervivencia, en qu territorio hostil?
Juan Manuel de Prada es contundente en su apasionada introduccin: En esta
antologa el lector descubrir que nada humano le era ajeno a Castellani, precisamente
porque nada humano hay que no cobre sentido expuesto a la luz divina; y descubrir
tambin en su lectura algo adictivo, que impulsar su inteligencia por caminos nunca
antes transitados, robustecindola frente al chillido aturdidor de los ineptos, que en estos
albores del siglo XXI se pavonean triunfantes. Que Leonardo Castellani sea desvelado
hoy al lector espaol por LibrosLibres demuestra, sin embargo, que el triunfo de los
ineptos no es definitivo; y, por cada lector que este libro alcance, ese triunfo ser ms
inseguro. Ojal pronto las obras de Castellani, a despecho de los repartidores de las
bulas que manejan el cotarro cultural, sean conocidas por el pblico espaol; ser un
sntoma de que an no todo estar perdido.
Quines son los ineptos que chillan y aturden? Qu es eso que an no est del
todo perdido? Las respuestas a estas dos preguntas se muestran ntidas, sin fisuras,
dentro de esta antologa: no estara perdida, del todo, la verdad catlica, y la completa
regeneracin individual y social que promete ese verbo; que sera el verbo: la nica
verdad, la nica esperanza para el ser humano y para la Humanidad entera. Esa verdad
habra sido revelada por Dios en los Evangelios, ptimamente racionalizada por Santo
Toms de Aquino, entendida en su pureza por Leonardo Castellani y recibida, con gozo,
con fervorosa conviccin, por Juan Manuel de Prada: Despus de leer a Castellani,
tenemos la impresin de ser ms inteligentes; y, desde luego, la impresin no es un
mero espejismo, pues su verbo ya habita en nosotros.
Los ineptos que aturden con sus chillidos seran, supongo, aquellos que dejan
que otros verbos habiten en ellos: verbos que, por no ser el catlico -tal y como lo
entendi Leonardo Castellani- estaran fuera de la Verdad con mayscula-,
enturbindola, molestndola, ensucindola y, lo que es peor, aturdiendo a los que s
quieren orla y s quieren ser regenerados en ella.
Cmo sobrevivir intelectualmente al siglo XXI. Cmo? Con las ideas de
Leonardo Castellani que Juan Manuel de Prada ha seleccionado en esta antologa? Eso
parece. Y las ideas bsicas que permitiran esa supervivencia se muestran claras,
desafiantes, honestas no lo dudo- y sin demasiadas anfibologas, a pesar de la gran
variedad y complejidad de los temas tratados, agrupados por el editor en seis grupos:
poltica, Espaa (con su guerra civil), el canon occidental (Joyce, H.G.Wells y
Nietzsche, entre otros), la ortodoxia cristiana (de la cual quedara excluido Teilhard du
Chardin, tras ser descalificado previamente como cientfico y como persona), la
educacin (en un artculo Castellani reclama que la teologa se introduzca en la
universidad y que, a la vez, la universidad se introduzca en la teologa) y un ltimo
grupo de artculos agrupados bajo el ttulo Digamos la verdad: ah encontramos un
cuento sobre la imprenta; artefacto ste que, como objeto, es magistralmente descrito
por Castellani, para luego demonizarlo en boca de Carlos V.
En el Tratado Teolgico-Poltico Spinoza afirm que el Estado, por su propia
seguridad, por su propia supervivencia, debe garantizar la libertad de pensamiento y de

expresin de pensamiento. Ms all de su inquietante estatalismo esta idea sigue siendo


un bonito desafo: a la mente, al corazn, a la capacidad de ambos de expandirse, de
cobijar. De amar si se quiere. Las ideas de Castellani exigen un enorme esfuerzo de
tolerancia, de generoso cobijo mental y cordial; precisamente porque no son
tolerantes: porque no respetan ese paradigma de la democracia que, al menos en teora
y, seamos justos, algo ms que en la teora-, estara basado en la libertad de pensamiento
y de sentimiento, en la libertad de culto y de no culto, y, sobre todo, en el respeto,
absoluto, irrenunciable, a ese ser inefable, frgil, que es el humano. Todos los seres
humanos.
Pero para Leonardo Castellani la democracia es, en realidad, demogresca: una
especie de desviacin poltica inspirada en el libro de un renegado neurtico:
Rousseau. Se tratara, la democracia, de un sistema corrupto porque yace en un error
de fondo. Cul? La respuesta la encontramos en un artculo sobre Nietzsche: los
hombres inferiores se han puesto por encima de los hombres que, por naturaleza, son
superiores. Qu rgimen poltico, segn Castellani, s estara a favor de la naturaleza?
Las monarquas cristianas. En ellas se habra producido una especie de equilibrio
biolgico: El mandatario supremo vena al trono con la naturalidad de la fruta al rbol
a su tiempo. Los hubo de todas clases, desde el santo al malvado; pero raramente el
incompetente. [] Esta fue la sociedad que, malgrado pecados y crmenes, hizo las
catedrales y las epopeyas, tanto las escritas como las tcitas; la que hizo las Cruzadas y
la Conquista, despus de haber hecho la Reconquista. No es aoranza intil. No es
tampoco idealizacin. Ah estn sus frutos. Quizs Castellani, como creyente en la
omnipotencia y en la bondad divinas, podra haber considerado la posibilidad de que su
Dios fuera capaz de participar tambin en la intrincada red de psiquismos que vibran en
una democracia en una demogresca-; y que un gobernante electo por soberana
popular lo fuera tambin por soberana celestial.
Pero lo menos soportable de la democracia para Castellani fue, probablemente,
que permitiera, que consagrara, la para cualquiera- aturdidora pugna entre los verbos;
que quieren serlo todo en el todo del hombre. Pugna: guerras de verbos de mundos en
definitiva- que quieren el todo de la mente y el todo del corazn del hombre; cuyo
cuerpo -ms frgil, ms sensible, que cualquier palabra, aunque sea potica- puede
terminar abandonado, despreciado, entre el barro y la sangre. Las opiniones de
Castellani sobre la guerra civil espaola que se han recogido en esta antologa son muy
desagradables. Pero hay que leerlas, sin prejuicios, abrindonos a la posibilidad de que
nos hagan reconsiderar nuestra mirada; siempre dogmtica, cuidado, como asegur
Popper. El caso es que aquella sangre fue reclamada ante Dios por una gran pirmide
de pecados previos contra el pobre, de pecados contra el hermano, de pecados contra el
dbil, de pecados contra Dios. [] Y no me parece imposible que en esa mole de
pecados que ahora se lava en sangre estuviesen tambin representados algunos de los
que ahora ms vociferan: Guerra santa, guerra santa, guerra santa! Castellani afirma
estar a favor de Franco, de su golpe de estado, porque los problemas no se atajan con
gobernantes cortos y caducos que sean excelentes personas privadas, incapaces de matar
una mosca. El buen gobernante, que no es igual que el gobernante bueno, debe ser capaz
de matar a un hombre, sola decir mi to. Hay adems, para Castellani, un modo
teolgico de ver la guerra civil espaola: Cristo Dos veces por lo menos, al principio
y al fin de su heroica campaa, hizo manifestacin de violencia, no se detuvo ante las
vas de hecho.
Si ni Cristo am siempre, cmo exigir a Castellani, su servidor, que lo haga?
Amar y respetar son palabras que se confunden. La falta de respeto por las personas
por algunas, al menos- que muestra Castellani llega a extremos alarmantes, tristes, en un

artculo que dedica a Ramn Prez de Ayala despus de haber ledo su novela
A.M.D.G., o La vida en los colegios de los jesuitas. Castellani escribe cosas as: Qu
cochinadas tiene que leer uno en esta vida!; Qu ignominia de hombre! Cmo se
puede ser criminal con la pluma y obtener honores con ello!; Este es un villanazo
con alma de Judas. El final de ese inelegante artculo tiene, sin embargo, cierto olor a
genialidad y mucha gracia (de la humana me refiero): Yo ya no soy jesuita, no tengo
cuarto a partir con ellos, no me pagan por defenderlos, ms bien me deben plata y aun
creo que si me escrudiaran psicoanalticamente los retorcidos recovecos de mi pobre
subconsciencia, no asegurar que no se halle por all un deseo vago de que a los jesuitas
a algunos por lo menos- les encajen un soberano garrotazo en el occipucio.
Caritativamente. Para que sean ms veraces. Y ms honrados.
El manual de supervivencia intelectual que ha editado Juan Manuel de Prada
deslumbrado, como l mismo asegura en el prlogo- contiene textos escritos con
virtuosismo, con momentos de genialidad, valientes, respetables por tanto; pero no
respetuosos. No obstante esa falta de respeto, Castellani parece que fue intelectualmente
honesto; si por honestidad intelectual entendemos la expresin del pensamiento sin
atencin a los beneficios o perjuicios materiales, sociales, etc.- que esa expresin
puede propiciar. La paradoja es que las ideas de Castellani pueden publicarse y leerse en
Espaa gracias a la libertad s, libertad- imperante en esta aturdidora demogresca: a
que se ha creado, con mucho esfuerzo, un espacio social gigantesco, casi prodigioso,
para que se muestren todos los verbos: todos Verdad con mayscula desde dentro: todos
falsos si se miran desde otro dentro.
Todos esos verbos quieren ser una prisin para la mente: todos quieren ser un
Matrix Juan Manuel de Prada, en su prlogo, hace varias referencias, aunque no
explcitas, a la filosfica pelcula de los hermanos Wachowsky-. Y todos, desde su
ceguera, desde su ansiedad, desde su miedo, confunden la libertad con la abolicin
definitiva de los obstculos que impiden el despliegue infinito de su algoritmo lgico.
El gran malo de Matrix Smith- al ser preguntado por Neo qu es lo que quiere,
responde: todo. Lo dice, sorprendentemente, con ojos de miedo. Creo que es el miedo lo
que explica el ttulo elegido para esta antologa: Como sobrevivir intelectualmente al
siglo XXI. Pero creo tambin que ese miedo es de buena fe. Como todos los miedos.
Como todos los verbos; que componen, juntos, un fabuloso arco iris.

David Lpez
Sotosalbos, 8 de marzo de 2009.

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