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Egipto Tras La Barricada

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Marc Almodvar

Egipto tras la barricada


Revolucin y contrarrevolucin ms all de Tahrir

Virus editorial

Creative Commons
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Para consultar las condiciones de esta licencia se puede visitar: http://creative commons.org/licenses/by-nd-nc/1.0/ o enviar una carta a Creative Commons, 559 Nathan
Abbot Way, Stanford, California 94305, EEUU.
2013 de la presente edicin, Virus editorial
2013 del texto, Marc Almodvar

Primera edicin: diciembre 2013


Maquetacin: Virus editorial
Cubierta: Silvio Garca-Aguirre Lpez Gay
Imagen de la cubierta cedida por: Manu Brabo (http://manubrabo.22slides.com)
Traduccin al castellano: Yolanda Hurtado
Revisin de la edicin en castellano: Paula Monteiro y Ptric de San Pedro

Lallevir SL / VIRUS editorial

C/ Junta de Comer, 18 baixos, 08001 Barcelona

T. / Fax: 93 441 38 14

C/e.: virus@pangea.org

www.viruseditorial.net
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48003 Bilbao

Tel.: 94 416 75 18

Fax.: 94 415 32 98

C/e.: luna@imprentaluna.es

ISBN-13: 978-84-92559-50-3
Dipsit legal: B-26493-2013

ndice
Prlogo

La era Mubarak

19

Antecedentes
y contextualizacin

21

Egipto visto desde el Nile City


El mejor reformista del planeta
El clan Gamal y el peligro hereditario
La calles hablan
Nace Kefaya
El perodo electoral de 2005
Mubarak y los Hermanos Musulmanes
La lucha obrera
La intifada del 6 de abril
La represin enciende la mecha
Un Estado policial
Armas blancas en la urnas
Se acerca la insurreccin

Dieciocho das
El 25 de enero
El viernes de la ira
La repblica de Tahrir
La Batalla del Camello
La cada de un faran

21
26
31
35
41
43
49
57
60
64
68
73
79
83
83
87
92
95
97

La revolucin despus de Mubarak

103

Los militares: de El pueblo y el Ejrcito


de la mano al Kazeboon

103

La Junta Militar toma el poder


La Repblica de los Generales

103
108

Victoria popular o golpe de Estado silencioso?


El pacto de la transicin
Khairat Shater: el hombre de la transicin
La rueda de la produccin
Doctrina del shock
Se negocia el prstamo
La mano de hierro de los juicios militares
Violencia militar: palo sin zanahoria
La calle arde
Elecciones sobre un charco de sangre
Las urnas entre el caos
Militares kazeboon
El nuevo Parlamento
Un nuevo balance de poderes
Masacre en el campo de ftbol
Impunidad ante todo
Un rgimen que se defiende
El juicio del siglo

El circo de las presidenciales


Una luna de miel en peligro
Aislamientos polmicos
La Comisin Electoral dispone
Una primera vuelta manchada por la duda
El antiguo rgimen y la Hermandad, cara a cara
Golpe de Estado por ley
Tensin en las urnas
Una semana al borde del precipicio

Egipto bajo los Hermanos Musulmanes


Un nuevo mapa
Mursi jubila a Tantawi
El ataque a Gaza y el decreto constitucional
Una Constitucin que se aprueba de madrugada
La guerra por la Constitucin
Asimilando el antiguo rgimen

113
116
121
127
131
134
136
139
142
146
152
157
160
164
166
170
174
177
185
185
190
194
198
200
204
206
209
217
217
221
226
232
235
241

La amnista al antiguo rgimen


El FMI es la solucin
La amarga pastilla de la reforma

Golpe revolucionario o revolucin golpista


Tamarrod
Se acerca el 30 de junio
Crnica de una cada
Fin del ultimtum
El Ejrcito rompe el pacto de transicin
Un nuevo ejecutivo liberal
Riad aplaude
La Casa Blanca se ahoga
El mubarakismo renace
El mandato de El-Sisi
Rabaa Adaweya y la ruptura del hilo
Caza de brujas

246
252
259
267
271
274
280
285
289
294
297
301
304
307
212

Eplogo

319

Glosario

325
325
326
328
330

Bibliografa

335

Temas
Personalidades
Instiruciones y organizaciones
Cronologa bsica

A Hassan, Ebeid, Amr y Ezz, mis compaeros de revolucin.


Pero, sobre todo, a Nagui, Semsem y a las pequeas Marwa y Mariam,
quienes desde su frgil torre de olvido y silencio, donde las carreteras llevan a
lugares impronunciables y las letras no son sino garabatos indescifrables, son
las vctimas que alimentan esta montaa de avaricia, despotismo y esclavitud humana. Porque, como deca Galeano, su hambre nos da de comer y su
desnudez nos viste.
Y agradecer a Andreu sus consejos, a Nria sus das de correccin y a Yolanda,
eso mismo, adems de esas largas horas de charla fumando shisha, sin las
cuales este libro quiz nunca se hubiera maquinado.

Una revolucin a medias


es la destruccin de un pueblo
Pancarta en la plaza Tahrir

Prlogo

Santiago Alba Rico

Dos acontecimientos marcaron, al final de la Segunda Guerra


Mundial, el destino del mundo rabe en el avispero geopoltico
internacional del siglo xx. El primero tiene que ver, natural
mente, con el petrleo. El 14 de febrero de 1945, el presidente
estadounidense Franklin D. Roosevelt y el rey Abdelaziz Ibn
Saud, fundador del actual Estado de Arabia Saud, firmaron el
llamado pacto del Quincey, por el nombre del crucero mili
tar donde se celebraron las conversaciones que llevaron a un
acuerdo energtico, an vigente, en virtud del cual se garanti
zaba a Estados Unidos el acceso privilegiado al combustible
fsil del Golfo Prsico. A cambio, la potencia estadounidense
permiti a Arabia Saud utilizar esta formidable fuente de ri
queza para difundir en toda la regin, no el bienestar social y
el desarrollo econmico sino la versin ms reaccionaria, vio
lenta y puritana del islam sun. El wahabismo, doctrina fun
dada por Mohamed Abdel Wahab a mediados del siglo xviii y
que hasta entonces slo haba merecido el desprecio y la con
dena del mundo musulmn, se convirti poco a poco, tras el
pacto del Quincey, en una especie de nueva ortodoxia o al
9

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


menos en una visin integrada, respetable y atractiva del islam.
El petrleo, que no ha dejado ms que miseria y guerras en
la zona, abort adems la renovacin ilustrada y progresista
del pensamiento musulmn (vinculada al movimiento Nahda
de las primeras dcadas del siglo) para imponer o alimentar
las formas de organizacin e interpretacin ms retrgradas y
antidemocrticas.
El segundo acontecimiento es la fundacin en Palestina del
Estado de Israel. En 1948, mientras el colonialismo retroceda
en todo el mundo como resultado del empuje de los pueblos y
de la refundacin de las Naciones Unidas al servicio de un nue
vo orden internacional, las potencias vencedoras de la Segunda
Guerra Mundial apoyaron un anacrnico proyecto colonial
en Palestina cuyas consecuencias se prolongan hasta nuestros
das. Tras seis guerras, miles de muertos y millones de despla
zados, la ocupacin sionista de Palestina se ha convertido en el
mayor catalizador de solidaridad panrabe y de inestabilidad
mundial.
Toda la poltica occidental en la zona ha girado en torno a
la defensa de estos dos pilares: el petrleo del Golfo y el Es
tado colonialista de Israel. Frente al wahabismo petrolero y
al sionismo israel, en la dcada de los aos cincuenta y sesenta
surgieron en el mundo rabe proyectos soberanistas que im
pugnaban las divisiones geogrficas heredadas de los acuer
dos Sykes-Picot. De ambicin panarabista, forjados en torno
al nasserismo egipcio y al baazismo sirio-iraqu, estos movi
mientos se sostuvieron al amparo de la Guerra Fra, mina
dos por sus propias divisiones, las derrotas frente a Israel y el
autori
tarismo creciente de sus gobiernos. La derrota de la
Unin Sovitica en 1989 y el empuje del neoliberalismo acaba
ron por enterrar sus potencialidades socialistas dejando intac
to su aparato dictatorial. Para entonces, el apoyo de la CIA a
los muyahidines afganos contra la URRS y la revolucin anti
estadounidense en Irn, casi contemporneos, haban renova
do el impulso islamista de manera contradictoria, cambiando
10

Prlogo
las fuerzas, pero no la relacin entre ellas, en el tablero geopo
ltico regional. Mientras Occidente jugaba a aprendiz de brujo
alimentando a los regmenes ms reaccionarios en defensa de
sus intereses, el antiimperialismo se desplazaba de forma irre
mediable desde la izquierda panarabista a la derecha panisla
mista. La infame invasin de Irak por Estados Unidos comple
t paradjicamente este cuadro, entregando al enemigo iran
un pas destruido y dividido.
Atrapados en su propia importancia abstracta como piezas
de ajedrez, los pueblos rabes fueron sometidos a las necesida
des de un paradjico equilibrio siempre acompaado de ma
tanzas, guerras, invasiones y pobreza, plagas encerradas en el
cepo de feroces dictaduras congeladas en el tiempo. Si en algo
coincidan por igual occidentales, islamistas y nacionalistas era
en el desprecio por la democracia y el Estado de derecho, in
compatibles con la lucha antiterrorista y con la lucha anti
imperialista. La tortura, la represin, el amordazamiento de
la libertad de expresin, junto a la corrupcin y el desprecio
por la gente, eran funciones indispensables del mantenimiento
del statu quo. sa era la situacin que describa el famoso in
forme encargado, en abril de 2005, por el PNUD a un grupo de
intelectuales rabes: De acuerdo con los estndares del siglo
xxi, los pases rabes no han resuelto las aspiraciones de desa
rrollo del pueblo rabe, la seguridad y la liberacin, a pesar de
las diversidades entre un pas y otro a este respecto. De hecho,
hay un consenso casi completo en torno a la existencia de gra
ves carencias en el mundo rabe, y la conviccin de que stas se
sitan especficamente en la esfera poltica. El informe habla
ba de un agujero negro y de la inminencia de una explosin
social y, con firme delicadeza, responsabilizaba a Israel y Es
tados Unidos de obstaculizar el camino hacia la democracia.
En estas condiciones, hace dos aos y medio se puso en
marcha en el mundo rabe un proceso inesperado de irrupcin
de los pueblos (llamado a veces Primavera rabe) que abri
una modesta pero luminosa oportunidad en la zona. Yo la lla
11

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


mara sin lugar a dudas revolucin. No fue una revolucin
socialista y no fue dirigida por la izquierda. Tampoco fue una
revolucin islmica y los islamistas tuvieron asimismo un papel
muy reducido. Pero, como fue una revolucin democrtica (por
la dignidad y la justicia social), sali a flote la verdadera rela
cin de fuerzas en la zona reprimida durante dcadas, y
las elecciones, all donde las hubo, llevaron al gobierno a los
partidos islamistas de la rbita de los Hermanos Musulmanes.
Tanto la izquierda de la regin, avejentada y estalinista, como
los partidos islamistas, que incubaban sueos de califato, ce
dieron a la presin popular y adoptaron sinceros programas
democrticos. Los fulul de la dictadura, a su vez, se reciclaron
en demcratas y, desde distintas organizaciones y partidos, en
condiciones sin precedentes de libertad de expresin y reunin,
comenzaron a trabajar para recobrar el poder. La situacin
econmica y social se mantuvo inalterada y, en algunos casos,
se volvi an ms dramtica y desesperada.
En todo caso, la llamada Primavera rabe ilumin un
descubrimiento y una esperanza: el descubrimiento de que el
islamismo yihadista era apenas popular en el mundo rabe y la
esperanza de que iba a ser definitivamente derrotado junto a
las dictaduras contestadas por las revueltas. Durante unos me
ses, los clichs islamofbicos de los medios de comunicacin
europeos dejaron lugar a clichs de signo contrario: un burbu
jeo hasta ahora oculto de jvenes blogueros y voluntad demo
crtica. Pero ese nuevo clich tena tambin un asidero en la
realidad. En abril de 2011, el izquierdista Khaled Saghiya, en
tonces redactor jefe del peridico libans El-Akhbar, certifi
caba la defuncin de Al-Qaeda en un hermoso y brillante tex
to de ttulo La muerte de Osama y las intifadas rabes: no hay
sitio para Ben Laden. En l, Saghiya vinculaba el xito rela
tivo de Al-Qaeda en la ltima dcada al vaco poltico, las dic
taduras y el imperialismo y su muerte, por tanto, al despertar
de los pueblos: Quin entre los rabes necesita la coraza de
un Bloque cuando en todas las plazas se reclama a gritos la
12

Prlogo
cada del rgimen? Y qu Administracin estadounidense ne
cesita la guerra contra el islam o la islamofobia cuando el islam
poltico se ha convertido en un socio fundamental en la rees
tructuracin de la zona?.
Fue as. Era una realidad. Pero a medida que las contrarre
voluciones han impuesto su ley o las revoluciones se han en
quistado en la sangre y el fango, la normalizacin democrtica
y meditica anhelada han dado paso de nuevo a los clichs isla
mofbicos de antao, que vuelven a dominar los titulares y los
anlisis. Contienen tambin, claro, un atisbo de realidad. Por
que lo cierto es que la vieja confluencia de caos, pobreza, dicta
dura e imperialismo estn resucitando el cadver de Ben La
den. La ferocidad de la represin en Siria ha producido el
mismo efecto que la invasin estadounidense de Irak: la pene
tracin y creciente influencia de los grupos yihadistas sunes y
la deriva militar sectaria. El golpe de Estado de El-Sisi en
Egipto, por su parte, ha reactivado la guerra en el Sina. Y el
caos libio, con la aspersin de armas en toda la regin, ha teni
do un efecto ventilador en Mali, Argelia y Tnez.
Lo que no se puede negar es que, como antao, esta reacti
vacin de la ultraderecha islamista slo beneficia a los que
apuestan por impedir la normalizacin democrtica del mundo
rabe y, por supuesto, la soberana popular sobre los recursos
materiales y la justicia social. En Siria, Bashar Al-Assad ha ali
mentado desde el principio el yihadismo contra la legtima re
vuelta de su pueblo y con resultados conocidos: la relegitima
cin internacional del rgimen, que sigue bombardeando a su
propia poblacin, y el abandono de la oposicin democrtica,
desprovista de armas y de financiacin. En Egipto, la guerra
contra el terrorismo, que incluye tambin, de nuevo, como en
tiempos de Mubarak, el islamismo moderado de los Herma
nos Musulmanes, refuerza la autoridad y prestigio del Ejrcito
y el apoyo nacionalista a la brutal represin, en un consenso
de violencia que Mohamed Zaraa, militante de los derechos
humanos, no duda en calificar de fascista.
13

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


En este sentido, el golpe de Estado militar en Egipto, el 30
de junio de 2013, ilumina y profundiza la ofensiva contra
rrevolucionaria que, desde el interior y desde el exterior, ha
tratado de limitar o abortar los procesos de cambio iniciados
en el mundo rabe a partir de enero del ao 2011. Detenidas
en e l rompiente de Siria, donde las protestas populares se
estn desviando de su impulso ecumnico original y son se
cuestradas e instrumentalizadas por potencias extranjeras, y
empujadas hacia el conflicto sectario o religioso, el sangrien
to putsch egipcio forma parte, en realidad, de un golpe de Es
tado regional contra los Hermanos Musulmanes y sus diferen
tes ramas locales: un golpe de Estado, en definitiva, contra el
modelo turco-catar, aceptado sin entusiasmo por Estados Uni
dos y la Unin Europea, que pareca destinado a democrati
zar Oriente Prximo y el norte de frica y garantizar una nueva
estabilidad, sin cambios estructurales, durante algunos aos.
El derrumbe vertiginoso de este modelo turco-catar com
place a las fuerzas ms reaccionarias en la zona, Arabia Saud,
Israel, al rgimen sirio y, por supuesto, al Ejrcito egipcio; y es
secundado, ms o menos a regaadientes, por la Administracin
Obama, muy debilitada y dependiente de sus aliados en la zona.
Este derrumbe amenaza las frgiles transiciones democrticas
abiertas en Egipto, Libia y Tnez y fortalece, de un lado y de
otro, a las derechas laicas asociadas a las viejas dictaduras y a
las extremas derechas islamistas. Una angustiosa sensacin de
dj vu se apodera de analistas y testigos: todas las esperanzas
polinizadas por la irrupcin de los pueblos de la regin hace dos
aos y medio parecen revertirse muy rpidamente; y, bajo la
embestida de la involucin antiislamista, se restablece el viejo y
trgico ciclo de dictaduras, represin y radicalizacin contra el
que se alzaron los movimientos populares.
En este contexto, por su poblacin, su historia y su fuerza
militar, Egipto jug un papel central en la difusin de las re
vueltas y en las transformaciones geoestratgicas en 2011 y
juega ahora un papel central en la reversin del nuevo y frgil
14

Prlogo
modelo. Como recuerdan la mayor parte de los analistas, la
poltica de Estados Unidos en Oriente Prximo se basa, desde
hace cuarenta aos, en tres pilares: Arabia Saud, Israel y el
Ejrcito egipcio. A partir de los acuerdos del Quincey en 1945,
la teocracia saud se convirti en la llave del dominio energti
co estadounidense y en el muro de contencin de las izquier
das y los nacionalismos panarabistas. Tras la guerra de 1967,
Israel, por razones al mismo tiempo de poltica interna y de
geoestrategia, pas a centrar de forma obsesiva, aunque a ve
ces de manera incongruente, todas las posiciones de Washing
ton en la regin. Con Sadat y los acuerdos de Camp David en
1978, el Ejrcito egipcio, mximo receptor de ayuda estadouni
dense (si exceptuamos precisamente a Israel), se transform
en el verdadero garante de un siempre precario equilibrio re
gional, ms frgil y amenazado que nunca tras la prdida de
Irn en 1980. Poltica de Estado por encima de las diferencias
entre administraciones sucesivas; este triple eje ha sido siem
pre el pivote sobre el que se ha fundado la hegemona de Esta
dos Unidos en esta zona, la ms geoestratgica del planeta
(para desgracia de sus habitantes).
Con independencia de sus distintos orgenes, y por muy in
coherente que parezca, estas tres fuerzas Arabia Saud, Is
rael y el Ejrcito egipcio han mantenido siempre unas estre
chas relaciones de alianza interesada, como lo demostr, tras el
golpe de Estado de El-Sisi, la reaccin de saudes e israeles,
con un explcito apoyo econmico de los primeros y una pbli
ca palmada de sostn y aplauso de los segundos; y con la inter
vencin diplomtica de ambos a fin de que la Unin Europea
y Estados Unidos diesen una oportunidad a la hoja de ru
ta de los militares egipcios. Estas tres fuerzas coinciden, en
tre otras cosas y por distintos motivos, en su odio a los Herma
nos Musulmanes.
El sangriento golpe de Estado en Egipto ilumina tambin,
en consecuencia, un aspecto paradjico de este dominio esta
dounidense. Su dependencia de Arabia Saud, Israel y Egipto
15

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


concede a estos tres regmenes una autonoma que no tienen
pases menos necesarios, o incluso ms hostiles, en el orden
regional. No son simples tteres de Washington, como lo prue
ba asimismo la asonada militar egipcia: Obama se vio obligado
a tragarse el golpe (que nunca llam as) y negociar con el
Ejrcito.
Pues bien, el libro de Marc Almodvar que el lector tiene
entre sus manos ilumina de un modo casi asfixiante la autono
ma y poder de este Ejrcito egipcio que, desde 1952, ha fagoci
tado de tal modo los aparatos securitarios, econmicos e ideo
lgicos del Estado egipcio que ha acabado por identificarse
orgnicamente con el Estado mismo. La revolucin del 25 de
enero apenas roz este monstruo, que se adapt a las circuns
tancias para seguir rigiendo los destinos del pas; y la tentativa
de los Hermanos Musulmanes para transformarlo desde den
tro a su favor, a expensas de los jvenes revolucionarios de Ta
hrir (y de los obreros, los parados, los socialmente excluidos),
se ha saldado con una derrota traumtica que es tambin en
parte la derrota de todos los partidos y de todo el pueblo egip
cio. Almodvar, que est sumergido al mismo tiempo en la
plaza y en los documentos, desde el cuerpo y desde los libros,
describe hora a hora, casi minuto a minuto, esta guerra mortal
entre el Ejrcito y la Hermandad: un Ejrcito que impone una
y otra vez su ley y una Hermandad ingenua, hipcrita, temero
sa e interesada, que cree poder derrotar a los militares pactan
do con ellos y hacindoles concesiones contrarrevolucionarias.
El libro de Almodvar es, en algn sentido, una minuciosa
crnica de casi tres aos de batalla cotidiana, en las calles y en
los palacios; una obra si se quiere de anales, ese gnero
histrico en el que destac el romano Tcito. Es, sin duda, un
relato factual, nutrido de experiencias y peridicos, de una
erudicin concreta casi apabullante, y por ello mismo constitu
ye un documento excepcional, instructivo, informativo y, al
mismo tiempo, apasionante. Pero todo relato implica seleccin
y orden, y toda seleccin entraa una interpretacin, y toda
16

Prlogo
interpretacin toma partido y plantea tesis y propuestas.
bviamente, Almodvar toma partido en lo que coincido
O
plenamente contra los dos contendientes, el Ejrcito y los
Hermanos Musulmanes, cuyo enfrentamiento, sin embargo,
parece conducir de un modo fatal al golpe del 30 de junio de
2013 y al retorno del pasado en forma de dictadura militar.
No era posible otro desenlace? El relato, es verdad, cierra
todos los caminos e invita poco a la esperanza. Hay una obje
tividad ptrea, casi determinista, en el encadenamiento de
los hechos. Pero eso es lo que pasa cuando han pasado las co
sas y se narran con seriedad y rigor: las decisiones no tomadas,
los impulsos ausentes, las presiones no ejercidas, no tienen
cuerpo y no son, por tanto, objeto del relato. Almodvar narra
minuto a minuto lo que ha pasado como si no pudiera haber
pasado de otro modo y este fatalismo nos proporciona una in
formacin colosal, imprescindible, esclarecedora, sobre las
fuerzas en concurso, pero nos deja con la impresin de que las
cosas no podan haber ocurrido de otra manera, que los acto
res no podan actuar de manera ms inteligente, que la oposi
cin no poda organizarse mejor y, sobre todo, que el pueblo
egipcio no poda vencer en esta batalla.
Pero ese fatalismo es un efecto engaoso de la verdad na
rrativa misma y de la calidad del trabajo de Almodvar. Todo
relato puede ser desmentido desde fuera en cualquier momen
to, como lo demuestra la propia revolucin del 25 de enero. Por
eso el autor introduce al pueblo egipcio al final, en el eplogo,
consciente de que la fuerza por la que l toma partido est au
sente, de que ha sido desalojada por la propia consistencia ob
jetiva del relato. Cito la ltima frase del libro, que es tambin
en intencin la primera y que no es una conclusin sino
una adherencia en la raz: El proceso de cambio en Egipto an
tiene muchas pginas por escribir. Ms all de las transforma
ciones que experimente el pas, que indudablemente nunca vol
ver a ser como haba sido bajo Mubarak, la autntica revolu
cin se ha producido en la mente de millones de egipcios que se
17

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


han despertado de un largo sueo. La revolucin abri un nue
vo horizonte de debates y perspectivas que no ser aniquilado
con facilidad. Las calles, cafs y mercados de Egipto hablan
hoy en da sin rodeos. La conciencia de millones de personas se
ha despertado. [] La revolucin que en enero de 2011 recla
maba Pan, libertad y justicia social no ha muerto. Estar viva
mientras la injusticia provocada por unas polticas generadoras
de desigualdades y por la extensin de las nuevas formas de
esclavismo y colonialismo sigan vivas. Mientras a los pies de los
lujosos rascacielos de las Nile City Towers siga existiendo la
miseria de las chabolas sin agua ni luz de Ramlet Boulaq, la
revolucin seguir viva. Reclamando Pan, libertad y justicia
social.
La revolucin, que es un proceso y necesita tiempo, conoce
retrocesos; y en cuanto al tiempo est llena de reveses y de
muertos. Esta extraordinaria crnica hermenutica y compro
metida de Almodvar, ayuda a comprender el punto de reflujo
en el que nos encontramos, tras el tsunami de 2011, pero deja
abierta la rendija por la que deben fluir nuevos torrentes. Su
libro explica muchas cosas; su eplogo expresa la verdad viva,
caliente, a la espera, de unos pueblos que ni en Egipto ni en
Tnez ni en el resto de la regin han dicho an su ltima
palabra.

18

La era

Mubarak

Antecedentes

y contextualizacin

Egipto visto desde el Nile City


El Nilo ha sido la base de la vida en Egipto a lo largo de los
siglos. El devenir del pas siempre ha estado vinculado a la ri
bera de este ro y su capital se extiende justo en el punto en que
nace la formacin del Delta, creado por los ricos sedimentos
recopilados durante ms de 6600 kilmetros. En El Cairo, los
jvenes flirtean con sus parejas por la corniche del ro, mien
tras embarcaciones con instalaciones luminosas psicodlicas
y rococs airean a todo trapo los ltimos xitos de la msica
popular local. Jvenes y mayores se sientan en las terrazas de
los cafs para pipar durante horas la famosa shisha o narguile
entre el resonar de las bocinas del ltimo atasco cairota.
La orilla del ro Nilo, con su paseo de la corniche, es tam
bin una muestra del poder capitalino; all estn el acomodado
barrio de Zamalek, la sede del Partido Democrtico Nacional
de Mubarak, el Ministerio de Asuntos Exteriores, la televisin
pblica o la Corte Suprema, adems de los ms lujosos hoteles
21

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


e importantes oficinas de negocios. El poder duerme a su vera;
lo que representaba el rgimen egipcio se vuelve evidente.
En esta misma orilla, a escasos kilmetros del centro, se en
cuentra uno de los ejemplos grficos ms claros de lo que fue
durante treinta aos la dictadura de Hosni Mubarak. All se
alzan, faranicas, las dos torres del complejo Nile City. Cons
truidas por el binomio formado por el clan saud Shobokshi y el
clan egipcio Sawiris, muy prximos a Mubarak, simbolizan
todo el lujo y la ostentacin construida por el rgimen. Con 34
plantas y 142 metros de altura, figuran como el cuarto y quinto
edificios ms altos de Egipto. Las torres albergan principal
mente oficinas de las ms destacadas marcas del pas, los ms
relevantes gabinetes asesores e, incluso, la sede diplomtica de
varios Estados. Tambin tiene un pequeo centro comercial al
ms puro estilo occidental. Las ms sofisticadas salas de cine
del pas estrenan all las ltimas novedades comerciales de Ho
llywood y se puede comprar en tiendas de las ms reconoci
das marcas de ropa o perfumera, mientras se consume un caf
Starbucks o un helado Hagen-Dazs. Las torres cuentan tam
bin con el hotel Fairmont, uno de los ms selectos de la capital
cairota con instalaciones de spa, lujosos restaurantes y coctele
ras con exclusivas vistas al Nilo. Dormir una noche en sus en
traas difcilmente baja de los doscientos dlares.
Un poco ms all, en las faldas de las torres del Nile City se
encuentra el barrio de Ramlet Boulaq, parte integrada de Bou
laq Abu Alaa, una de las ms extensas zonas de barracas de la
ciudad. Una barriada donde buena parte de sus habitantes, en
cajonados en viviendas de autoconstruccin entre talleres de
forjadores de hierro, viven con menos de dos dlares diarios y
donde todava hoy, en pleno siglo xxi, estos vecinos del lujo
egipcio luchan exigiendo instalaciones sanitarias, agua y alum
brado pblico. Precisamente, fruto de la especulacin creada
por la construccin de las torres, cientos de habitantes de la
zona se vieron forzados a vender sus casas. Mientras que algu
nos estudios indicaban que el valor del metro cuadrado sobre
22

Antecedentes y contextualizacin
pasaba los cuatro mil euros, muchos vecinos acosados por las
promotoras y sus matones se desprendieron de sus viviendas,
donde llevaban dcadas, a cambio de poco ms de cien euros
por metro cuadrado. sta es la imagen de los dramticos efec
tos de la liberalizacin econmica del rgimen de Mubarak: los
crecientes beneficios de una minora a cambio de la multiplica
cin de la miseria colectiva de la mayora.
Nile City representa claramente aquel proceso. En la planta
octava de la torre norte, junto a la embajada de Nueva Zelanda,
se encuentra la sede del Centro Egipcio de Estudios Econmi
cos (ECES). Constituido en 1992 gracias a la aportacin de
diez millones de dlares de la USAID, la agencia estadouni
dense para el desarrollo, era el think tank que lideraba el aseso
ramiento para el proceso de liberalizacin econmica que vivi
ra Egipto en la era Mubarak. ECES fue creado por el abogado
Taher Helmi, quien capitaneara la Cmara Americana de Co
mercio en Egipto y que tambin fue fundador de Helmi, Ham
za and Partners. Esta empresa, cuya sede con parqu estaba en
la planta 21 de la misma torre norte del Nile City, actuaba co
mo delegacin cairota de Baker & McKenzie, un importantsi
mo bufete de abogados con sede en Chicago. Si ECES actuaba
como think tank del proceso de liberalizacin econmica, Ba
ker & McKenzie era su rama jurdica, la que redactaba las leyes
y contratos necesarios para la venta de propiedades pblicas.
Tanto ECES como B&M constituyeron la base para el proceso
de privatizacin empresarial y liberalizacin salvaje de la eco
noma egipcia en el cambio de siglo. Los informes encargados
por ECES dictaban, el Gobierno ejecutaba. El vnculo era tan
fuerte que varios miembros del comit ejecutivo de ECES, co
mo el propio Helmi, Mahmoud Mohieldin, Ahmed el-Magh
rabi, Ahmed Ezz o el mismsimo hijo del dictador, Gamal
Mubarak, estaban fuertemente vinculados con el partido gu
bernamental y con el Gobierno. Y, adems, se vean benefi
ciados personalmente por aquellas privatizaciones. En 2005,
cerca de 200 de las 315 empresas estatales haban sido ya
23

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


rivatizadas, la mayora de forma fraudulenta por debajo de su
p
valor real de mercado. Segn algunos informes del propio
ECES, el pas slo haba ingresado una dcima parte del valor
real de los activos vendidos en los ltimos veinte aos. Entre
mediados de la dcada de 1990 y 2005, el nmero de trabajado
res estatales se redujo en un 50%. Un 20% de los bancos esta
tales tambin haban sido transferidos al sector privado. Se
construan zonas francas libres de impuestos, se agilizaba y fa
cilitaba la creacin de empresas, se recortaban las barreras
arancelarias y se congelaban los salarios.
ECES naca un ao despus de que Mubarak firmara con el
Fondo Monetario Internacional el segundo de los cuatro pa
quetes de ayudas que marcaran su reinado. En la era del rais,
Egipto acordaba cuatro programas con el FMI por un valor
total de 1850 millones de dlares.1 En 1991, Egipto entraba en
la rueda del denominado Consenso de Washington, la receta
econmica de las instituciones financieras internacionales para
los llamados pases en desarrollo. Esto agudizara el proceso
de liberalizacin econmica iniciado por el presidente Anuar
el-Sadat en los aos setenta bajo el nombre de infitah, a travs
del cual Egipto se haba alejado de las polticas de socialismo
de Estado y control estatal de la economa, promovidas por el
general Gamal Abd el-Nasser durante las dcadas de 1950 y
1960. Aquel giro provoc un cambio de alianzas polticas en El
Cairo, que pas de la rbita sovitica a los brazos de Estados
Unidos a partir de los setenta.
La entrada de Egipto en el Consenso de Washington, a
principios de los noventa, hizo que los precios de los productos
agrcolas se liberalizaran y gran parte de los subsidios fueran
eliminados. En 1992, se emita la ley nmero 96, que liberali
zaba la explotacin de los arrendamientos de tierras, permi
tiendo a los propietarios el aumento de las rentas y la expulsin
de los aparceros si as lo queran. La ley, que revocaba y aca
1Informacin extrada de la pgina web del FMI.

24

Antecedentes y contextualizacin
baba con la reforma agraria hecha por el presidente Abd elNasser en 1952, se hara efectiva cinco aos despus, poniendo
punto de partida a la expulsin de los campesinos de las tierras
y a la precarizacin de su situacin econmica y laboral. La
oposicin a la nueva ley origin cientos de encarcelamientos,
denunciados por instituciones internacionales.
En 1996, se pona en marcha un nuevo proceso masivo de
privatizacin empresarial. Eran los requisitos del tercer pacto
de la era Mubarak con el FMI, esta vez por valor de 434,3 mil
lones de dlares. A tal efecto, y diseado por el vicepresidente
estadounidense Al Gore, se realiz un cambio de Gobierno y
se nombr a un nuevo gabinete liderado por Kamal el-Gan
zouri. El cambio de Gobierno llevaba un claro sello norteam
ericano; el Congreso de EE.UU. aplauda el cambio y ala
baba al nuevo ejecutivo que tena el encargo de liberalizar la
economa desregularizando el sector comercial, aumentando
la competitividad en el sector financiero y acelerando el ca
mino de la privatizacin. Con este objetivo, la Agencia Es
tadounidense para el Desarrollo (USAID) comenz a ofrecer
una ayuda anual de 200 millones de dlares al Gobierno egip
cio. 2 En pocos aos, se haban creado o se crearan leyes para
facilitar la creacin de empresas (3/1998), para finalizar el
control estatal sobre la produccin (8/1997), para instaurar un
moderno mercado de valores egipcio (95/1993), para libera
lizar el mercado de telecomunicaciones (10/2003) o el mer
cado de exportaciones (155/2002). El proceso se acelerara
dramticamente a partir de 2002 con la entrada del clan
Mubarak en la direccin del oficialista Partido Democrtico
Nacional (PDN) y, en 2004, con la llegada del Gobierno de
Ahmed Nazif, cuyo gabinete estaba repleto de nombres vin
culados a ECES, los cuales aplicaran hasta el extremo la
agenda reformista de las instituciones internacionales.
2 Jason Hickel: The fallacy of freedom: USAID and neoliberal policy in
Egypt, Though Leader, 15-03-2011 [online].

25

Egipto tras la barricada Marc Almodvar

El mejor reformista del planeta


Segn los analistas neocons, la reforma econmica de Egipto
funcionaba a las mil maravillas. El pas agilizaba la creacin
de empresas, liberalizaba la moneda para atraer inversiones y
cerraba acuerdos de libre comercio con la Unin Europea, Es
tados Unidos e, incluso, Israel. En este perodo, el Gobierno de
Mubarak fue muy elogiado por el FMI y el Banco Mundial al
haber alcanzado tasas medias de crecimiento del PIB del 8%.
En 2007, llegaba a ser catalogado por el Banco Mundial como
el mximo reformista del planeta, un ttulo que actu como
imn para inversores. El nmero de das en que se tardaba en
abrir una empresa en el pas caa de los 19 a los 7, entre 2007 y
2011, mientras que el nmero de formularios necesarios dismi
nua, en el mismo perodo, de 10 a 6. Segn Doing Business, un
proyecto dependiente del BM, Egipto se situaba como el pas
nmero 21 del mundo en facilidad para crear nuevos negocios,
slo superado en aquella regin por la conservadora Arabia
Saud. Egipto se converta as, segn algunos informes, en el
segundo lugar del planeta con ms Mercedes-Benz en sus ca
lles, slo por detrs de Alemania. El crecimiento de su PIB
era sealado por los analistas neoliberales como una prueba de
que las recetas del llamado Consenso de Washington podan
funcionar en los pases en desarrollo. Todo funcionaba segn
los indicadores macroeconmicos.
Las consecuencias sobre el terreno, sin embargo, eran bas
tante ms dramticas.
La doctrina neoliberal transfera el sector pblico a manos
de una minora muy bien conectada. Las empresas eran malven
didas a especuladores que intentaban hacer ms negocio con la
venta de los terrenos o de la maquinaria que con la reactivacin
de la industria. Figuras cercanas al rgimen se beneficiaban de
las privatizaciones. La inversin extranjera, tan largamente
publicitada, se limitaba bsicamente a inversiones financieras
y a la explotacin de petrleo y gas, y generaba pocas ofertas de
26

Antecedentes y contextualizacin
trabajo. El resultado fue la concentracin absoluta de la riqueza
del pas; el 80% se concentraba en menos del 20% de las manos.
Desde el inicio de estas polticas, la poblacin que viva por
debajo del umbral de la pobreza (dos dlares diarios) pas de
un 20 a un 44% y en los ltimos aos de la era Mubarak, cuan
do el PIB registraba rcords histricos alabados en el mbito
internacional, el porcentaje de poblacin que viva en la miseria
(menos de un dlar al da) ascenda del 16 al 25,2%. 3 En 2011,
ms de quince millones de egipcios vivan con menos de dos
dlares por da, pero slo ocho hombres de negocios en todo el
pas controlaban un patrimonio superior a los dieciocho mil mi
llones de dlares. Segn el Programa Mundial de Alimentos,
en la dcada 1995-2005, que sigui a la implementacin del libe
ralismo del rgimen de Mubarak, el coste de la vida en Egipto
aument un 75%. En ese mismo perodo, el Gobierno de los
tecncratas reduca del 42 al 20% los impuestos a las grandes
fortunas, equiparndolos a los que se aplicaban a pequeos
propietarios con salarios de 350 euros anuales.4 Segn datos del
Centro Egipcio para los Derechos Eco
nmicos y Sociales,
mientras los impuestos a la industria representaban slo un
13,2% de las recaudaciones, el ciudadano medio haba experi
mentado un aumento de su contribucin tributaria de un 330%
a travs de 29 tipos de impuestos y tasas directas sobre los pro
ductos. Las prestaciones sociales ms bsicas eran eliminadas y,
en una sociedad en que cada ao cerca de medio milln de per
sonas contraan la hepatitis, los tratamientos fundamentales no
estaban cubiertos por el Estado y, por tanto, no se encontraban
al alcance de la mayora de la poblacin.
El recorte de los servicios fue sangriento. Entre 2002 y
2008, al menos dos mil personas perdieron la vida en acciden
tes de tren, incendios, derrumbes de viviendas, naufragios de
3 Sameh Naguib: La revolucin egipcia. Anlisis y testimonio poltico, En
Lucha, 2012.
4 I bd.

27

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


embarcaciones y otros desastres con una relacin ms o me
nos directa con la Administracin desmantelada por el rgi
men. En 2010, el World Economic Forum situaba el sistema
educativo egipcio en la posicin 135 (de un total de 139) en
el ranking mundial, muy por debajo del nivel general de de
sarrollo del pas (94, segn el mismo estudio). El Gobierno
egipcio se gastaba menos de 250 dlares anuales por estu
diante en primaria. Mientras tanto, las familias gastaban entre
diez y quince mil millones de dlares en clases de refuerzo
para sus hijos. 5 Estas clases de refuerzo no eran ms que el re
sultado de la corrupcin instalada en el departamento de
Educacin: los profesores obligaban a los alumnos a tomar es
tas clases para poder completar sus exiguos sueldos que ape
nas si llegaban a los 30 euros mensuales. Dos terceras partes
de las familias egipcias pagaban por estos servicios y para un
60% de ellas este gasto supona, como mnimo, una tercera
parte de sus magros ingresos.
Los salarios, adems, seguan congelados a pesar de la in
flacin. El sueldo mnimo se situaba en poco ms de cuatro
euros mensuales desde 1984, mientras que la recientemente li
beralizada libra egipcia perda, desde 2004, un 40% de su va
lor. La liberalizacin de la moneda atraa a los inversores ex
tranjeros, seducidos por el aumento de su poder adquisitivo,
pero tambin provocaba una inflacin galopante que golpeaba
con dureza a las clases ms desfavorecidas. En los primeros
meses de 2009, 88 000 personas perdieron sus puestos de traba
jo, llegando a un ritmo de tres despidos diarios en sectores
como el turstico. A principios de 2011, cerca de cuarenta mi
llones de personas (casi la mitad de la poblacin) dependan de
las cartillas de racionamiento del Estado. Las crisis climticas,
que afectaban a los suministros de trigo o azcar, impactaban
brutalmente en la frgil sociedad egipcia.
5 Ahmed Zewail: Reflections on arab renaissance, The Cairo Review of

global affairs [online].

28

Antecedentes y contextualizacin
La enorme dependencia alimentaria, especialmente en la
importacin del trigo o de la popular haba, debilit con fuerza
a una economa egipcia afectada por una inflacin de los pre
cios del 18,9%, en enero de 2011, un punto y medio por encima
de la del mes de diciembre anterior. Productos como el tomate
haban sufrido aumentos de hasta diez veces su precio.6 ste
era el resultado de una balanza comercial que haca que las
importaciones superaran a las exportaciones aproximadamen
te en un 25%. Esta gran dependencia provocada por la libera
lizacin del mercado volva a la economa egipcia muy vulnera
ble a la crisis internacional. Utilizando como baremo el perodo
2008-2011, las remesas de inmigrantes caan un 17%, el turis
mo disminua 25 puntos y aportaba una balanza negativa por
primera vez en muchos aos, mientras que los ingresos por el
Canal de Suez descendan un 7,2%. Las exportaciones a Euro
pa bajaron de un 33 a un 15% entre 2008 y 2009.
La situacin lmite en que viva la poblacin egipcia se ex
presaba, a menudo, de forma dramtica. En marzo de 2008,
moran, como mnimo, cincuenta personas en las colas de los
hornos pelendose, literalmente, por una racin de pan. La cri
sis era causada por la especulacin con los alimentos en el mer
cado internacional y agravada por la fuerte dependencia en que
se suma al pas. En un territorio en el cual vivan cincuenta
millones de personas del pan subsidiado, dos terceras partes de
los ms de nueve millones de toneladas de trigo necesarios
para hacer este pan subvencionado eran importadas. Un 3%
del PIB egipcio se destinaba exclusivamente a la adquisicin de
trigo.7 Crisis similares se repetiran posteriormente, como la
del suministro de gas butano en otoo de 2010.
Segn informes del propio Gobierno, a finales de ese mismo
ao, se calculaba que ms de doce millones de egipcios vivan
6 T he Arab Spring and Climate Change. A Climate and Security Correla
tions Series, Center for American progress, 2013.
7 I bd.

29

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


en cerca de 1200 barriadas de chabolas que poblaban el pas.
Diecisiete millones de personas eran analfabetas y ms de tres
mil pueblos no tenan servicios sanitarios bsicos. Pero el pro
pio informe apuntaba que las cifras reales podan ser an ms
escandalosas. Por ejemplo, en la provincia de Assiut, la propor
cin de pobreza era del 58,1% respecto al total de la poblacin.
En la de Sohag, era del 45,5%. El economista del centro de es
tudios econmicos de Al-Ahram, Ahmed el-Naggar, afirmaba
incluso que, en 2010, el 95% de los trabajadores del sector p
blico, los funcionarios, vivan en niveles de pobreza.
En noviembre de 2009, Amnista Internacional haba aler
tado del riesgo de que la poblacin ms desfavorecida de la ca
pital muriera enterrada bajo la miseria. Alrededor de la mitad
de los 13,5 millones de personas que, segn clculos, residen en
el rea metropolitana de El Cairo viven en asentamientos in
formales levantados en terreno agrcola o desrtico. Y el de
sastre tuvo lugar. El 6 de septiembre de 2008, un centenar
largo de residentes del barrio informal de Duweiqa moran
fruto de un desprendimiento. Una situacin que contrastaba
con el florecimiento de los llamados compounds, o barrios de
lujo, que cada vez poblaban con ms agresividad los alrededo
res de El Cairo o Alejandra. Con pomposos nombres en ingls
(Hyde Park, Beverley Hills, Utopa o Evergreen) y lujosos cen
tros de spa, golf o tenis, una villa poda fcilmente valer 4,5
millones de libras. Un precio que el trabajador que cuidaba el
jardn tardara un millar de aos en cobrar, como destacaba un
reportaje de Reuters.
Mientras la fortuna del rais era una autntica incgnita, su
poblacin mora literalmente de hambre. Informes oficiales ha
blaban de una cantidad estimada en 1300 millones de dlares en
efectivo, acciones empresariales y activos inmobiliarios por todo
el pas. Otros informes calculaban que esa fortuna oscilaba entre
los 29 000 y los 50 000 millones de euros en residencias y cuentas
corrientes repartidas por medio planeta. Slo en Egipto, el clan
familiar dispona de ms de cuarenta villas y un millar de libras
30

Antecedentes y contextualizacin
en cuentas bancarias. Investigaciones posteriores revelaran
que, slo en Egipto, el rais dispona de tres cuentas bancarias se
cretas que superaban los nueve mil millones de dlares, la mayo
ra provenientes de ayudas internacionales a la cooperacin para
paliar los efectos del terremoto de 1992 o para el desarrollo del
sistema educativo.8 La corrupcin mataba, literalmente, a cien
tos de personas en todo el pas, pero la pobreza no pareca
preocupar a Mubarak. No hay que avergonzarse porque haya
gente pobre en Egipto. Lo que tenemos que hacer es trabajar
para dar a nuestro pas una apariencia adecuadamente civiliza
da para atraer al turismo, afirmaba el entonces presidente.9

El clan Gamal y el peligro hereditario


La principal cara visible de aquel proceso de liberalizacin
econmica no fue otra que Gamal Mubarak, el flamante hijo
del presidente egipcio. El hijo del rais, formado en Londres y
de vocacin claramente prooccidental, iba ganando peso pol
tico en el pas y se empezaba a postular con fuerza como futuro
presidenciable, al estilo de una repblica hereditaria similar a
la del caso sirio. En 2002, en el octavo congreso anual del ofi
cialista Partido Democrtico Nacional (PDN), se cre la figura
del secretariado poltico, al frente del cual se situ el hijo del
dictador. Su carta de presentacin era la pretendida moder
nizacin del pas a travs de la apertura de los mercados y su
obsesin, alcanzar un acuerdo de libre comercio con Estados
Unidos. Era prcticamente la misma hoja de ruta marcada por
ECES que, de hecho, contaba con varios altos cargos entre los
miembros del nuevo secretariado. A parte del propio Gamal,
8 Las anteriores cifras son referencias sacadas de noticias publicadas en
Ahram Online, The Guardian, Egypt Independent y el peridico Shorouk,
respectivamente.
9 Citado en Sonallah Ibrahim: Zaat, The American University in Cairo
Press, El Cairo, 2004.

31

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


estaban all Tamer Helmi, Ahmed Ezz, Mahmoud Mohieldin,
Ahmed el-Maghrabi o Hussam Badrawi.
La entrada en juego de Gamal se hizo notar con rapidez.
Dos aos despus, en el verano de 2004, Ahmed Nazif era
nombrado nuevo primer ministro en sustitucin de Atef Ebeid.
Nazif, que, como ministro del anterior ejecutivo, haba iniciado
el proceso de liberalizacin del mercado de telecomunicacio
nes egipcio, organizaba ahora un nuevo Gobierno con cambios
bsicamente estticos, llamando a la reactivacin econmica
como principal objetivo. Lo ms relevante, sin embargo, era
que formaba parte de un ejecutivo tecncrata con la presencia
de varios nombres cercanos a Gamal Mubarak y al crculo de
ECES. Casi la mitad de las carteras iban a parar a perso
najes considerados prximos al hijo del rais: era la llamada
sociedad del futuro. Entre ellos, destacaban los autnticos
cerebros del aperturismo econmico ms agresivo, el Tro de
Gamal: el ministro de Comercio e Industria, Rachid Moha
med Rachid, el de Finanzas, Youssef Boutros Ghali, y el de
Inversiones, Mah moud Mohieldin. Era la versin egipcia de
los chicago boysde Friedman, los caballeros del liberalismo
econmico en el valle del Nilo.
Tanto Rachid Mohamed Rachid como Mahmoud Mohiel
din eran miembros del ejecutivo de ECES y este ltimo, ade
ms, compatibilizara su cartera ministerial con su posicin
como representante del Banco Mundial en El Cairo. Mientras
Mohieldin firmaba la venta de empresas estatales por debajo
de los precios del mercado, era alabado por el Banco Mundial
en sus informes de 2008 y 2009. Pero la dualidad de cargos no
representaba ningn problema para el Gobierno de Nazif.
Youssef Boutros Ghali, por su parte, compagin su cargo como
mximo responsable de las finanzas egipcias con el de presi
dente del Comit Monetario y Financiero Internacional del
FMI. Este tecncrata ya haba sido miembro destacado del
FMI en la dcada de 1980, y negoci luego, en nombre de Egip
to, la deuda externa del pas y la aplicacin de las polticas de
32

Antecedentes y contextualizacin
privatizacin. Todo para, poco despus, a partir de octubre de
2008, volver al FMI y presidir el comit financiero de la enti
dad, a la vez que se pona al frente de la cartera ministerial en
Egipto. Ghali negociaba a ambos lados de la mesa.
Cuatro meses antes del levantamiento de enero de 2011, el
ex ministro egipcio Mahmoud Mohieldin era premiado con
una de las tres direcciones generales del Banco Mundial en
Washington DC. Robert Zoellick, presidente del Banco Mun
dial lo calificara como un inagotable reformador que haba
permitido a Egipto capear la crisis financiera internacional.10
Paradjicamente, Mohieldin fue nombrado presidente del Pro
grama para la Reduccin de la Pobreza del Banco Mundial. El
ministro de Inversiones de un pas que se hunda en el abismo
de la fractura social presida el Programa de Reduccin de la
Pobreza del Banco Mundial, cargo que haba logrado despus
de multiplicar por diez las deudas contradas entre Egipto y el
BM en proyectos preparados por su pareja, trabajadora de la
oficina cairota de esta institucin internacional.
El cambio de Gobierno de 2004 sorprendi a varios analis
tas, sobre todo porque no responda a las necesidades ni re
clamaciones polticas del momento. A un ao de las elecciones
presidenciales, el movimiento era visto por muchos como una
forma de allanar el camino hacia la presidencia a Gamal, que
por entonces tena 41 aos. Aquel verano de olimpadas, el r
gimen colgaba imgenes gigantes del hijo del rais rodeado de
los cinco medallistas de Atenas. Slo la oposicin puso el grito
en el cielo y forz al rgimen a retirar los anuncios. Pero los
temores aumentaron cuando la guardia cercana al hijo del
dictador sala reforzada del congreso anual del oficialista Parti
do Democrtico Nacional. El lema de Gamal, secretario del
Comit Poltico del partido, era el de la liberalizacin de la
economa y la apertura de los mercados.
10 Nota de prensa 2011/081/EXC del Banco Mundial, con fecha del 8 de
septiembre de 2010.

33

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


El nuevo ejecutivo aceler la reforma. Si el ao antes de la
entrada de Nazif el Gobierno haba privatizado nueve empre
sas, durante los dos primeros aos del nuevo Gobierno se priva
tizaron 59. El ejecutivo tambin recort los aranceles aduane
ros, estableci un tribunal mercantil, una ley antitrust o la
agilizacin de los trmites para la creacin de empresas. Pero
las reformas beneficiaban slo a unos pocos; las prcticas co
rruptas se coman el pastel. Algunos informes hablaban de pr
didas anuales de 4500 millones de euros por la corrupcin.11
Las privatizaciones caan siempre en manos cercanas al rgi
men y, en varias ocasiones, incluso se derivaban a gente vincu
lada al propio ECES, el think tank creado por la USAID. se
fue el caso de gente como Ahmed Ezz, figura destacada del
Centro de Estudios Econmicos y del PDN, adems de presi
dente del Comit Presupuestario del Parlamento, que en poco
tiempo pas de controlar el 35% del sector nacional del acero a
hacerse con el 60%, provocando un encarecimiento del 70%
del producto. Todo gracias a la deliberada falsificacin de pre
supuestos de empresas estatales para comprarlas por debajo de
su valor de mercado.
Otra destacada figura del ECES fue el ministro de Vivienda
Ahmed Maghrabi. Que ste fuera a la vez inversor inmobilia
rio no pareca un problema como tampoco lo fue que firmara
varias ventas de terreno pblico a entidades que le eran afines.
Segn destapara la prensa local, el propio Gamal Mubarak
especul durante aos con la compraventa de deuda pblica
egipcia. Primero a travs de su posicin como trabajador en la
oficina cairota del Banco de Amrica, posteriormente con una
empresa radicada en el paraso fiscal de las Bahamas y, final
mente, con la compaa Medinvest, creada en Londres para
esta finalidad, junto con su hermano Alaa. Gamal se converta
as en el nuevo rais y haca y deshaca a su antojo.
11 Egypt lost $57.2 Billon From 2000-2008, Financial Transparency
Coalition, 26-01-2011 [online].

34

Antecedentes y contextualizacin

Las calles hablan


En la arena poltica, el miedo a una sucesin hereditaria del
poder era recibida con inquietud. En mayo de 2003, varias
formaciones (entre ellas el Wafd, el Karama o el Tagammo)
formaban el Frente Nacional y reclamaban reformas urgentes.
Entre stas, el fin de la ley de emergencia vigente en el pas des
de haca tres dcadas y la eleccin directa del nuevo presidente.
La iniciativa, que morira tan rpido como haba nacido, segua
la estela del Comit en Defensa de la Democracia creado po
cos meses antes. Ms relevante sera, sin embargo, la creacin
de otra agrupacin surgida de las sinergias generadas contra
la guerra de Irak. Era el Movimiento Popular por el Cambio
20 de Marzo, que recordaba la histrica ocupacin de Tahrir a
raz de la invasin militar de Irak. Las crticas a la Casa Blanca,
vista como la principal aliada de Hosni Mubarak, y a la poltica
exterior de Estados Unidos en la zona se convertiran en una
vlvula de escape ideal para atacar al propio rgimen egipcio.
Las protestas contra Estados Unidos fueron, de hecho, la cuna
de estos movimientos de oposicin, nacidos media dcada an
tes de la aparicin de Gamal Mubarak en escena.
En diciembre de 1998, Estados Unidos y el Reino Unido
iniciaban la llamada Operacin Zorro del Desierto contra
Irak. Fue una campaa de cuatro das de bombardeos en
medio de la crisis por el desarme del rgimen de Sadam Hus
sein. Sin embargo, muchos interpretaron el ataque como una
cortina de humo de la Casa Blanca para distraer a la opi
nin pblica del proceso de incapacitacin contra el entonces
presidente Bill Clinton, salpicado por la polmica del caso
Lewinski.
La ofensiva contra Irak provoc manifestaciones de miles
de egipcios a las puertas de la Universidad Americana, ubicada
en la cntrica plaza Tahrir. Varias personas hicieron pblica su
intencin de pasar la noche en la plaza hasta que la polica dis
pers la concentracin y detuvo a algunos participantes. Era la
35

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


primera vez en dcadas que una protesta poltica llegaba al co
razn de la capital egipcia y desafiaba los diecisiete aos de ley
de emergencia vigente en el pas. Se superaba as la dinmica
de los ltimos aos: protestas obreras, campesinas y estudian
tiles aisladas y silenciadas de forma radical por los medios de
comunicacin.
La escena se repiti durante la Segunda Intifada en Palesti
na, en septiembre de 2000. La provocadora visita del presidente
israel Ariel Sharon a la explanada de las mezquitas de Jerusa
ln gener una escalada en la confrontacin entre los palestinos
y la entidad sionista. El punto culminante lleg con la difusin,
a travs de los canales por satlite, de la muerte del nio pales
tino Mohamed el-Durra, de tan slo nueve aos, a manos de un
francotirador israel. La imagen, que generara polmica en cr
culos prosionistas que dudaban de su veracidad, surti efecto.
La impactante visin conmocion a la opinin pblica pro Pa
lestina y, entre otros, lanz a la calle a miles de egipcios. Se or
ganizaron manifestaciones, huelgas de hambre y acampadas
mientras se formaba el Comit Popular Egipcio en Solidaridad
con la Intifada, que agrupaba a una veintena de organizaciones
no gubernamentales y teja una red asociativa en todo el terri
torio. La proliferacin del Comit permitira, posteriormente,
la convocatoria de una protesta en la plaza T
ahrir para conde
nar el apoyo estadounidense y egipcio al Estado de Israel y el
afianzamiento de vnculos clave entre los m
ovimientos de opo
sicin al rgimen. El Comit Popular tambin sera una de las
bases para la organizacin, en diciembre de 2002, de la Primera
Conferencia contra la Guerra, impulsada por la Campaa Po
pular Egipcia para Enfrentarse a las Agresiones Americanas.
La guerra fue, precisamente, lo que volvi a llevar a la gen
te a la plaza. El 20 de marzo de 2003, decenas de miles de acti
vistas ocuparon Tahrir en rechazo a la nueva invasin estado
unidense de Irak. Esa misma noche comenzaba la Operacin
Nueva Alba, de la que el rgimen de Mubarak era considerado
cmplice. El presidente egipcio, segn revel Wikileaks poste
36

Antecedentes y contextualizacin
riormente, habra alertado a la Casa Blanca de los riesgos es
tratgicos de una invasin de Irak, pero su papel fue clave para
dar luz verde al ataque norteamericano. Bush afirmaba des
pus en sus memorias que haba sido el dictador egipcio quien
le haba convencido de la existencia de armas qumicas en Irak.
Algunas de las declaraciones que se consideraron claves pa
ra llevar adelante la invasin haban sido extradas bajo tortura
en las crceles egipcias dentro del episodio de los aviones fan
tasma de la CIA en la llamada guerra contra el terror. Egipto
era aeropuerto habitual para aquellos aviones no registrados y
sus prisiones, el escenario de brutales torturas para conseguir
cualquier tipo de confesin. Las arrancadas bajo tortura a Ibn
el-Cheik el-Libi en Egipto en 2002 y que hablaban de un falso
aprovisionamiento iraqu de armamento qumico relacionado
con una extraa vinculacin entre Saddam Hussein y Al-Qae
da, habran sido consideradas claves para el inicio de la gue
rra.12 Los detalles de su confesin habran sido utilizados por
Colin Powell en su defensa de la invasin ante las Naciones
Unidas en febrero de 2003.
El caso de los aviones y las detenciones secretas se destapa
ba en enero de 2010 en un informe de las Naciones Unidas. Un
documento elaborado por cuatro investigadores acusaba a
Egipto y a otros pases del llamado Tercer Mundo del se
cuestro y detencin, en prisiones clandestinas, de presuntos te
rroristas durante los nueve aos anteriores, violando sus dere
chos ms fundamentales, bajo el encargo de la Agencia Central
de Inteligencia estadounidense, la CIA. Omar Suleiman, jefe
de los servicios secretos egipcios, estaba detrs de la organiza
cin de estos aviones de la muerte, enmarcados en la esquizo
frnica guerra contra el terror que haban emprendido George
Bush y la Casa Blanca. El informe, dirigido por Manfred
Nowak, relator especial sobre la tortura para la ONU, y Martin
12 Globalizing torture. CIA secret detention and extraordinary rendition,
Open Society Justice Initiative, 2013.

37

Egipto tras la barricada Marc Almodvar

Antecedentes y contextualizacin

Scheinin, relator especial de asuntos de terrorismo y derechos


humanos, sealaba que el objetivo de este tipo de detenciones
era facilitar la tortura y los tratos inhumanos y degradantes
para conseguir informaciones o silenciar a la gente. En la lista
de destinos de presos se encontraban tambin Etiopa, Yibuti,
Jordania, Marruecos, Pakistn, Siria, Tailandia, Polonia o Ru
mana. El mximo responsable egipcio de estas sesiones, Omar
Suleiman, calificado por Foreign Policy como uno de los ms
influyentes jefes de espionaje del mundo, era conocido con el
apodo de Torturador en Jefe de Egipto y tena fama de des
piadado. Segn explica el periodista Ron Suskind, cuando la
CIA reclam a Suleiman que les enviara una prueba de ADN
de un familiar del jefe de Al-Qaeda, Ayman el-Zawahiri, l de
cidi enviarles un brazo entero.13
Los vnculos entre El Cairo y Washington eran fuertes. De
hecho, Egipto era el segundo receptor mundial de ayuda esta
dounidense, por detrs de Israel. Desde que se sellaran en
Camp David, en 1979, los acuerdos de paz entre El Cairo y Tel
Aviv, la alianza entre Egipto y Estados Unidos qued marcada
por la presencia de Israel. Aquellos acuerdos de paz provoca
ron la muerte de Sadat, asesinado en 1981 por militantes yiha
distas durante un desfile militar, pero Mubarak hizo todo lo
posible para construir su estabilidad sobre ese documento alta
mente impopular. El Cairo, adems, serva de aliado estratgi
co de la Casa Blanca para mediar en las negociaciones con los
palestinos. El jefe del espionaje egipcio, Suleiman, volvera a
ser clave para cocinar el golpe de Estado contra Hams en
2006.
La presencia de Estados Unidos en Egipto se ejemplificaba
de forma simblica con la monumental embajada en el centro
de El Cairo, el cuerpo diplomtico estadounidense ms grande
del mundo para la poca, y se consolidaba con una ayuda eco

nmica esencial de 64 000 millones de dlares, entre 1979 y


2009, segn el Congressional Research Report, la prctica
totalidad de la cual iba a las opacas arcas del omnipotente Ejr
cito egipcio. De los 1500 millones de dlares anuales de ayu
da norteamericana, 1300 iban a las Fuerzas Armadas ao tras
ao; un cheque en blanco para mantener la difcil estabilidad
en la zona o, lo que es lo mismo, a costa de las libertades pol
ticas y sociales. Para los estadounidenses, la inversin vala la
pena. The New York Times ya lo describa con claridad en la
dcada de 1980: Los lderes egipcios se lo pensarn dos veces
antes de adoptar ninguna posicin que pueda llevar al fin de la
ayuda.14 Esta dependencia econmica slo era superada por
los tres mil millones de dlares anuales que reciba y an
recibe Israel de la Casa Blanca, lo que demuestra el inters
de Washington en la regin.
La calle era consciente de esta situacin. Aquel 20 de marzo
de 2003, y a raz de la invasin militar estadounidense de Irak,
se quemaron banderas de Israel y Estados Unidos en la plaza
Tahrir, pero tambin, por primera vez, se destrozaron carteles
con la cara del dictador egipcio. La histrica ocupacin de la
plaza, con unos veinte mil participantes, se mantuvo durante
casi 24 horas. Durante su desalojo, fueron detenidas 800 perso
nas. Mientras tanto, los Hermanos Musulmanes se unan hip
critamente al Partido Democrtico Nacional de Mubarak en una
protesta oficialista contra la invasin de Irak en el estadio de El
Cairo. El rgimen, que trataba de lavarse la cara internamen
te, se aliaba con la oposicin islamista para denunciar pblica
mente una operacin militar que l haba ayudado a cocinar.
Durante esos mismos das, Hosni Mubarak provocaba la in
dignacin popular con un discurso en el que acusaba a Sadam
Hussein de ser el responsable de la guerra. Un grupo de 29 in
telectuales, entre los que se encontraban destacados jueces y

13 Mathew Cole y Sarah O. Wali: New egyptian VP ran security team,

14 Citado en Sonallah Ibrahim: Zaat, The American University in Cairo

oversaw torture, ABCNews, 01-02-2011 [online].

38

Press, El Cairo, 2004.

39

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


escritores, respondan al dictador con una carta en la que deja
ban claro su desacuerdo con las palabras del rais. Era la prime
ra vez que, con nombres y apellidos, se haca pblica una crtica
tan evidente al presidente. Hubo tambin una segunda versin
del comunicado, que fue firmada esta vez por el presidente del
Club de Jueces Zakaria Ahmed Abd el-Aziz.
Las protestas relacionadas con la poltica exterior se fueron
convirtiendo de manera espontnea en muestras del desconten
to interno. Lo que parecan simples y aisladas expresiones de
solidaridad internacional eran, de hecho, la piedra fundacional
del movimiento de insurreccin contra el rgimen que estaba
por venir. Del descontento contra la guerra en Irak, surgiran
movimientos polticos relevantes, encabezados por movimien
tos seglares de izquierda, que se convertiran en un msculo
importante de la oposicin al rgimen.
Ese mismo verano se puso en circulacin una peticin que
reclamaba reformas constitucionales y econmicas profundas,
as como elecciones directas con pluralidad de candidatos.
Aquella circular fue firmada por trescientas personalidades y
sera el paso previo al manifiesto del juez Tareq el-Bishr, con
siderado el comunicado fundacional del Movimiento Egipcio
para el Cambio, popularmente conocido como Kefaya (Bas
ta, en rabe), y que haca un llamamiento a la desobediencia
civil de todos los egipcios. Era la primera vez que se lanza
ban consignas directas contra la sucesin hereditaria del po
der que representaba Gamal Mubarak, que en septiembre de
2004 emergi como la principal figura del Partido Democrti
co Nacional. La oposicin una quincena de formaciones
polticas, incluidos los Hermanos Musulmanes y el Movimien
to del 20 de marzo pona en marcha el Movimiento Popular
por el Cambio contra la sucesin hereditaria, pero con el tiem
po se demostrara que la aparicin de Gamal Mubarak en esce
na inquietaba tambin a importantes facciones del rgimen.

40

Antecedentes y contextualizacin

Nace Kefaya
El 12 de diciembre de 2004, el movimiento Kefaya haca su
primera aparicin pblica y llamaba a una manifestacin a las
puertas de la Corte Suprema, en El Cairo, en lo que sera la
primera concentracin de la historia especficamente convoca
da contra el rgimen de Hosni Mubarak. Varios cientos de acti
vistas se reunieron mayoritariamente en silencio, tapndose la
boca con adhesivos de la organizacin. No a la renovacin, no
a la sucesin hereditaria, era su lema principal.
El Gobierno, ante ese movimiento urbano formado por
gente de clase media y alta que se expresaba frente a la prensa
y las cmaras de televisin, se mostr nervioso y, puesto que no
poda aplastarlo con la brutalidad que hubiera querido, recu
rri a tcticas ms propias de gngsters. Un mes despus del
texto de El-Bishr, la polica detuvo, golpe y abandon desnu
do en medio de la Carretera del Desierto, que une la capital
con la costa mediterrnea, al periodista Abd el-Halim Qandil,
portavoz de Kefaya. Creado al abrigo de la izquierda egipcia y
tambin de sectores del nasserismo, este movimiento rompa
un tab histrico; su particularidad era la capacidad de reunir
a formaciones completamente encontradas del espectro pol
tico para plantear una oposicin conjunta al rgimen de Mu
barak: desde los islamistas histricos, los Hermanos Musul
manes, hasta los nasseristas del Karama, el ilegalizado Partido
Comunista o el centro de derechos humanos Hisham Muba
rak. Esta transversalidad era completamente nueva en Egipto
y reforzaba la figura del movimiento opositor. A pesar de su
incapacidad para romper las barreras sociales del pas y ofre
cer soluciones plausibles, su creacin marcaba un antes y un
despus en el activismo poltico del pas. Kefaya organiz nue
vas protestas en la Feria del Libro de El Cairo y a las puertas
de la Universidad en una escalada de confrontacin histrica.
El rgimen de Mubarak empez a acusar a las campaas
por el cambio de haber recibido setenta millones de dlares de
41

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


manos extranjeras. Este movimiento antagonista comenzaba
a captar ligeramente la atencin de la comunidad internacio
nal, para quien Egipto se encontraba polticamente conges
tionado, con una oposicin incapacitada para provocar un
cam
bio real y un Gobierno incapacitado para reprimir las
manifestaciones como quisiera. As lo declaraban responsables
oficiales egipcios a la BBC.
Est claro que la aparicin de Kefaya provoc un cambio en
el activismo poltico egipcio. El ao 2005 estuvo cargado de
protestas y movilizaciones en universidades y calles. Algunas
llevaban el sello de los Hermanos Musulmanes, principal fuer
za de oposicin, mientras muchas otras tuvieron lugar en el m
bito estudiantil. Alrededor de Kefaya se crearon asociaciones
como Jvenes por el Cambio, Escritores por el Cambio, Tra
bajadores por el Cambio, Doctores por el Cambio o Periodis
tas por el Cambio. Tambin la Asociacin de Madres de Egip
to, la Campaa Nacional del Perdn o las marchas de La calle
es nuestra.
Sin embargo, la movilizacin fue contestada. El rgimen
arrest a Ayman Nour, un poltico opositor liberal, a quien
acusaron de falsificar firmas para la formacin de su partido, el
Ghad. El encarcelamiento del poltico alejandrino provoc una
pequea crisis con Condolezza Rice, que se neg a visitar el
pas y forz a una delegacin de la Unin Europea a ir a Egipto
y presionar hasta conseguir su liberacin mientras esperaba
sentencia. La detencin de Nour pareca slo una pieza ms del
rompecabezas egipcio y se dio justo antes del anuncio de refor
ma del artculo 76 propuesta por el rgimen. Esta reforma
constitucional forzada por la tenue presin internacional, de
cara a celebrar las primeras elecciones multipresidenciales de
la historia de Egipto, sustitua el antiguo referndum en que la
poblacin avalaba al candidato presentado por el Parlamento.
Esta propuesta, que generaba muchas dudas, era calificada de
teatral y de intento de reformular la dictadura por los
miembros de Kefaya, adems de que se presentaba ofreciendo
42

Antecedentes y contextualizacin
poco tiempo de reaccin, a las puertas del cierre de inscripcio
nes para los votantes. Segn la nueva redaccin, un candidato
deba recibir el apoyo de 250 parlamentarios o miembros elec
tos de los rganos oficiales, que eran controlados por completo
por el PDN de Mubarak. Los partidos polticos podan pre
sentar candidatos, pero necesitaban tener un mnimo de un 5%
de los asientos parlamentarios y cinco aos de vida legal
autorizada por el rgimen. A la prctica, todo conduca a una
aceptacin previa y tcita del Gobierno. El PDN no slo
quiere esc oger su candidato, sino que tambin quiere esc oger
el de la oposicin, afirmaba Hussein Abderrazzek, del parti
do Tagammo.

El perodo electoral de 2005


El anuncio de reforma constitucional abra un triple perodo
electoral en el pas en menos de seis meses referndum en
mayo de 2005, presidenciales en septiembre y legislativas a
finales de ao, que formaba parte de la agenda aperturista
prometida por la nueva direccin del partido, presionada por
la Administracin Bush. Desde 2003, la estrategia poltica de
la Casa Blanca se haba centrado, al menos en apariencia, en
reforzar el programa de democratizacin de Oriente Prximo.
Para los tcnicos estadounidenses, haba un vnculo entre la
frustracin provocada por el autoritarismo y el auge del terro
rismo en la zona, por lo que Estados Unidos reforz los progra
mas de democratizacin en la zona a travs de la MEPI (Mid
dle East Partnership Initiative) o la USAID presionando a sus
aliados polticos en este sentido. Y Egipto era uno de sus socios
privilegiados. La agenda reformista, sin embargo, aquel ao de
elecciones sufrira un fuerte viraje.
En la calle, el activismo aumentaba para hacer frente a las
intenciones del rgimen, denunciadas como poco legtimas, pero
se mostraba todava demasiado tierno para generar resultados
43

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


inmediatos. En abril, 1200 miembros del Club de Jueces ame
nazaron en Alejandra con no supervisar las elecciones si no se
garantizaba la independencia de su trabajo. Por otro lado, dos
mil profesores universitarios hicieron pblico su boicot al pro
ceso. A las puertas de las votaciones, novecientos miembros de
los Hermanos Musulmanes, entre los que figuraban algunas fi
guras dirigentes, fueron detenidos tras convocar manifestacio
nes reclamando reformas. En los enfrentamientos con la polica,
muri un miembro de la formacin llamado Tareq Mahdi. A
pesar de la tensin, el referndum tuvo lugar el 25 de mayo. Ese
mismo da, una protesta convocada por Kefaya a las puertas del
Colegio de Periodistas era atacada por matones contratados por
el rgimen y policas de paisano. Varias mujeres denunciaron
agresiones y se dio a conocer el caso de Nawal Ali quien denun
ci que, a las puertas el Colegio de Periodistas, haba sido des
pojada de su ropa por los policas y vejada pblicamente. Apar
te de ese incidente, las votaciones transcurrieron con relativa
tranquilidad. Y, aunque las cifras oficiales hablaron de un 52%
de participacin, algunos observadores afirmaron que sta no
haba sido superior al 5% y, como era de esperar, el resultado
fue el apoyo oficial total a la propuesta del rgimen.
La situacin abri las puertas a la celebracin de las prime
ras elecciones multipresidenciales del pas, previstas para el 7
de septiembre. Lejos de ser libres, estos comicios se hacan eco
de una lucha por el poder creciente en el pas. El 30 de julio, en
una manifestacin en El Cairo contra la intencin de Mubarak
de presentarse a una nueva legislatura, dos mil partidarios de
Kefaya fueron atacados por matones y policas de paisano. La
agresin se repiti el 7 de septiembre, cuando un grupo de ma
nifestantes peda el boicot al proceso electoral en el centro de
la capital.
Ayman Nour, el poltico liberal que haba sido encarcelado
a principios de ao, particip en aquellas elecciones en las que
los partidos de izquierda optaron por el boicot. Era el nico
candidato con una mnima independencia del rgimen de una
44

Antecedentes y contextualizacin
lista de diez, entre los que tambin destacaba Numan Guma,
miembro del nacionalista Wafd. Un 88,6% de los votos apoya
ron a Mubarak. Pero la bajsima participacin revelaba que
slo unos seis millones de egipcios, de un total de 32 millones
con derecho a voto de setenta millones de ciudadanos, haban
apoyado al presidente. La Comisin Electoral otorg a Ayman
Nour slo un 7% de apoyo, pero ste pag cara su osada de
intentar hacer frente al rais. Justo despus de las elecciones, los
tribunales volvan a enviarlo a prisin con una condena de cin
co aos por falsificacin de firmas. A pesar de su diabetes, el
poltico opositor mantuvo una huelga de hambre de dos sema
nas para denunciar su situacin. Sin embargo, no tuvo demasia
do xito ya que su liberacin se produjo cuatro aos despus,
como una muestra de buena voluntad del clan Mubarak hacia
el nombramiento de Obama como nuevo presidente de Estados
Unidos. Nour se haba convertido en una carta poltica que el
rgimen jugaba con Washington.
El proceso electoral, no obstante, fue aplaudido por el rgi
men enrgicamente y tanto la monarqua saud como el depar
tamento de Estado de Estados Unidos alabaron las elecciones,
en lo que consideraron un histrico punto de partida.15 Pero
los comicios tuvieron muchos puntos oscuros. Se denunci el
transporte de votantes, la coaccin en el voto o el cierre de co
legios electorales tericamente no adeptos al rgimen. En algu
nos centros se denunci el voto repetido y continuado de al
gunos electores y la falsificacin premeditada de papeletas;
algunas organizaciones hicieron pblica la proliferacin de la
compra de votos. El rgimen tambin neg la visita a observa
dores internacionales, acusados de interferir en los asuntos in
ternos de la nacin.
Sin embargo, los resultados fueron utilizados por el Gobier
no para demostrar su salud y fortaleza. Pese a que los medios
oficialistas pronosticaron la muerte del movimiento Kefaya, el
15 Mubarak wins Egypt vote, CBSNews, 11-02-2009 [online].

45

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


da de la nueva investidura del presidente se reunieron unas
cinco mil personas en las calles de El Cairo para gritar contra
Mubarak. Seis millones dicen s, pero setenta dicen no, era la
consigna de los manifestantes.
Dos meses despus, el rgimen volva a ponerse a prueba.
Entre el 7 de noviembre y el 5 de diciembre se celebraron las
elecciones legislativas: 32 millones de egipcios fueron llamados
a las urnas en ms de 222 demarcaciones electorales para elegir
a los 444 representantes parlamentarios, de entre ms de 7000
candidaturas. La presin reformista internacional, sobre todo
proveniente de la Casa Blanca, haba provocado algunos cam
bios dentro de la ley electoral y se haban aprobado algunas
medidas aperturistas que propiciaban una mayor participacin
poltica. Los cambios, evidentemente, fueron publicitados por
el rgimen que vea la oportunidad de afianzar su legitimidad y,
de rebote, su control sobre el pas. Estas medidas se anunciaron
a bombo y platillo, como si se tratara de las primeras elecciones
limpias de la historia del pas.
Aparentemente, los informes de los servicios secretos ha
bran planteado a Mubarak que unas elecciones mnimamente
limpias no iban a hacer peligrar su poder y que, aunque el des
contento era generalizado, los Hermanos Musulmanes, princi
pal grupo de oposicin, no podra alcanzar ms de treinta esca
os. Pero los resultados sorprendieron a todos. En la primera
vuelta, los Hermanos Musulmanes sacaron cerca de un 70%
ms de votos de los que el rgimen esperaba. De hecho, estos
resultados tambin sorprendieron a la propia Hermandad, que
no pareca preparada para los mismos a tenor de los comenta
rios que hicieron sus estupefactos lderes durante toda la jorna
da. La situacin inquiet mucho al Gobierno, que contraatac
en la segunda vuelta.
Mubarak dio marcha atrs en la agenda aperturista y sac
de nuevo la carta represiva. Algunos activistas de la Herman
dad fueron detenidos, se extendi el fraude electoral y las fuer
zas policiales sitiaron algunos colegios electorales, sobre todo
46

Antecedentes y contextualizacin
los ms favorables a grupos islamistas opositores, para impedir
el voto. El rgimen extendi el uso de alborotadores a suel
do, popularmente conocidos como baltagueya, para sembrar el
caos junto a las urnas. Frente a estos disturbios, la polica no
intervena para mostrarse neutral y, cuando lo haca, lleva
ba a comisara a los miembros de la Hermandad. Los comi
cios dejaron doce muertos en enfrentamientos a la puerta de
los colegios electorales, ms de setecientos heridos y dos mil
detenidos, ms de un millar de los cuales eran miembros de
los Hermanos Musulmanes.16 Se presentaron ms de 158
denuncias de irregularidades y, aunque las cifras oficiales es
timaban la participacin en un 25%, varios observadores la
consideraron claramente inferior.
Los Hermanos terminaron alcanzando 88 escaos, pero se
cree que les hubieran correspondido 128. Nada comparable a
los 311 diputados del oficialista PDN, que gan el 68,5% de la
cmara. El PDN perdi 93 asientos, pero se garantizaba, por
nueve diputados, la mayora de dos tercios que le segua ase
gurando el control de la reforma constitucional. A pesar del
fraude, la formacin islamista quintuplic su fuerza en el Par
lamento y puso de manifiesto un nuevo equilibrio de poderes
en el pas. Ningn otro grupo de oposicin sumaba el 5% de la
cmara porque todas eran formaciones ilegales que slo po
dan presentar candidatos individuales. La primera fuerza par
lamentaria de la oposicin fue en esas elecciones el histrico
partido nacionalista del Wafd, con un 1,3%.
Estos resultados electorales supusieron un autntico terre
moto poltico. Algunos lo achacaron a una maniobra del Minis
terio del Interior en connivencia con los servicios secretos, que
estaban rabiosos con el auge del clan Gamal y el aperturismo
estadounidense. El ncleo duro del rgimen vea con inquietud
y desconfianza aquel proceso y sta podra haber sido su hbil
16 Sharon Otterman: Muslim Brotherhood and Egypts Parliamentary
Elections, Council on Foreign Relations, 01-12-2005 [online].

47

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


forma de contraatacar. El Gobierno, nervioso, aplaz dos aos
las elecciones municipales previstas para el mes de abril si
guiente. Y es que, aunque los islamistas no tenan un peso po
ltico real, haban hecho patente su presencia. El cambio de
estrategia del rgimen de Mubarak, cortando la agenda apertu
rista, inquiet a algunos pero, aunque la amenaza de una victo
ria islamista pareca pesar, la Casa Blanca no se atrevi en ese
momento a alterar el statu quo.
Poco despus de las elecciones de Egipto, vino el triunfo de
Hams en los territorios palestinos ocupados. El xito del gru
po islamista, que no fue reconocido por Fatah y llev al enfren
tamiento entre ambas facciones y al aislamiento de Hams en
Gaza, puso en alerta a Washington. Despus de lo sucedido en
Egipto con los Hermanos Musulmanes, se convencieron de que
una democracia en Oriente Prximo poda llevar al poder al
islamismo poltico, algo que el ejecutivo Bush no quera imagi
nar ni en pintura. Por lo tanto, se renov la permisividad con
los abusos del rgimen contra el proceso de democratizacin y
se entreg un nuevo cheque en blanco al clan Mubarak. La
agenda autoritaria volva a estar sobre la mesa.
El rgimen volva a sentirse fuerte, incluso de cara al exte
rior, pero la respuesta no tard en volver a las calles. Pocos
meses despus, en la primavera de 2006, casi nueve mil letra
dos, representados por el Club de Jueces, plantaron cara al r
gimen reclamando la independencia judicial. Era una reaccin
a la voluntad de Mubarak de juzgar a dos destacados colegia
dos que haban denunciado la manipulacin del voto en las
elecciones de octubre de 2005. Los jueces Mahmoud Mekki y
Hisham el-Bastawisy, a quienes se les haba negado poder rea
lizar el control de transparencia de las votaciones, abanderaron
por un tiempo la lucha por la separacin de poderes y exigieron
la nulidad del proceso electoral. Ambos jueces haban denun
ciado el fraude cometido por algunos de sus compaeros, que
habran dejado pasar, a pesar de las evidencias, algunos de los
fraudes cometidos por el rgimen. La movilizacin de los jue
48

Antecedentes y contextualizacin
ces provoc muestras de solidaridad de todos los movimientos
demcratas y pro derechos humanos y origin un fuerte debate
pblico en los medios y la detencin de varios activistas que
haban apoyado la causa de los jueces, sobre todo en la Red.
Entre stos se encontraba Alaa Abd el-Fattah, hijo del aboga
do activista Ahmed Seif, creador del Centro Hisham Mubarak.
La presin dio resultados cuando el rgimen se vio forzado a
absolver a los encausados.
Pero el Gobierno, legitimado despus del juego electoral,
continuaba adelante con su deriva represora como si nada hu
biera ocurrido. El dictador decidi hacer frente al desafo de
los jueces rebeldes y, en diciembre de 2006, propuso la enmien
da de 34 artculos constitucionales; entre otras, la supresin de
la supervisin judicial de las elecciones en el artculo 88,
limitndola slo a las sedes centrales. Tambin se inclua la mo
dificacin del artculo 179 que daba rango constitucional a los
juicios militares a la poblacin civil y permita la intervencin
policial de domicilios sin autorizacin judicial previa, algo que
de hecho ya era una prctica habitual gracias a la ley de emer
gencia vigente en el pas desde la llegada del propio Mubarak.
El rgimen lo presentaba como una reforma necesaria para
cumplir la promesa electoral de derogar la ley de excepcin.
Este cambio constitucional sera aprobado en un referndum
sin supervisin judicial, en marzo de 2007. Haban pasado me
nos de dos aos de la consulta anterior. Y, a pesar de que la
participacin segn cifras oficiales no superaba el 27%, el dic
tador afirm que el gran triunfador haba sido todo el pueblo
de Egipto.

Mubarak y los Hermanos Musulmanes


El 22 de marzo de 1928, Hassan el-Banna se reuna en la ciudad
de Ismailiya con seis compaeros de trabajo de la Compaa
del Canal de Suez. Lejos de imaginrselo, estos siete hombres
49

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


se encontraban a punto de crear la que sera una de las ms
influyentes asociaciones de los tiempos modernos. Nacan as
los Hermanos Musulmanes, una histrica formacin que ocho
dcadas despus contara con una presencia destacada en una
quincena de pases, en la mayora de los cuales figuraba como
el principal grupo de oposicin. Los Hermanos Musulmanes
son un autntico imperio internacional en red, poltico pero
tambin social y econmico con conexiones en todo el planeta.
El grupo naca influenciado por el movimiento de renaci
miento islamista planteado por Muhamad Abduh, defensor de
un panislamismo que combatiera el colonialismo europeo.
Esto convirti a los Hermanos Musulmanes en una opcin muy
popular en la zona del Canal de Suez, donde la presencia brit
nica era ms destacada; desde all, se fue expandiendo poco a
poco. La Hermandad particip de forma activa en el levanta
miento de los oficiales libres que puso fin a la monarqua y el
dominio britnico en el pas en 1952. Pero las luchas de po
der, las discrepancias polticas y el enfrentamiento entre Ga
mal Abd el-Nasser y lderes islamistas como Sayed el-Qotb
rompieron el romance.
El 26 de octubre de 1954, Nasser sufra un intento de ase
sinato en Alejandra. El rgimen acus a la Hermandad de
estar detrs del complot y el presidente ilegaliz la formacin
arrestando a treinta mil de sus miembros. La cruzada de Abd
el-Nasser contra el grupo islamista sigui hasta el golpe que en
1964 llev al encarcelamiento de dieciocho mil militantes y sus
principales lderes, algunos de los cuales, como Sayed el-Qotb
que con el encarcelamiento evolucion ideolgicamente de
un socialismo islmico a una feroz crtica de Occidente y una
defensa de la resistencia armada, seran ejecutados.
La situacin cambi con la llegada de Sadat al poder. Cerca
no a la formacin, el nuevo presidente pona fin a la represin
de los movimientos islamistas, a los que utilizara, a partir de
ese momento, para combatir la presencia de la oposicin de
izquierdas mayoritaria, muy beligerante contra el programa de
50

Antecedentes y contextualizacin
aperturismo econmico (infitah) planteado por el rgimen en
la dcada de los setenta. En pleno ascenso del petrodlar e in
fluenciados por la emigracin egipcia en Arabia Saud, el pas
vivi una indita explosin del islamismo. Pero la oposicin al
proceso de paz con Israel produjo otra nueva ola represiva del
rgimen. Sadat tuvo que acallar a las fuerzas polticas internas,
que clamaban en contra del acuerdo. Entre otros, detuvo a la
direccin de los Hermanos Musulmanes, que volvi a encon
trarse entre rejas. El poder del islamismo ya no era el mismo y
la faccin armada del mismo decidi reaccionar. Cuatro miem
bros de un grupo escindido de la Hermandad durante los aos
setenta, la Yihad Islmica, introdujeron 56 balas en el cuerpo
de Sadat durante un desfile militar el 6 de octubre de 1981 y
pusieron fin a la vida del presidente.
Fue entonces cuando un sorprendido Mubarak se encon
tr de golpe con el poder en sus manos. Personaje dbil pol
ticamente, decidi liberar a la oposicin, encabezada por los
Hermanos Musulmanes, y tratar de establecer pactos tcticos
que seran bien recibidos por la direccin de la Hermandad
que lleg a llamar a todos los musulmanes para que se unieran
al presidente en estos momentos crticos.17 A pesar de seguir
siendo una formacin ilegal, la Hermandad present candida
tos independientes o se agrup en coaliciones polticas con
otras formaciones en todas las elecciones legislativas durante el
mandato de Mubarak, logrando asientos en todas las legislatu
ras en que decidi presentarse.
Nadie ocultaba su vinculacin con la Hermandad y aquellos
candidatos eran as presentados por los medios. El lema El
islam es la solucin se expandi por todo Egipto junto con los
programas sociales de una formacin sin poder poltico real
pero con una popularidad creciente. El ligero aperturismo del
rgimen permiti que la Hermandad abogara por controlar los
17 Bruce K. Ruthenford: Egypt after Mubarak: liberalism, Islam and
democracy in the Arab World, Princeton University Press, USA, 2008.

51

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


colegios profesionales, que en poco tiempo pasaron a formar
parte de su rbita. Aunque su presencia parlamentaria era ms
bien simblica, los islamistas se hicieron especialmente fuertes
en los colegios de mdicos, abogados, ingenieros y farmacuti
cos, que se convirtieron en los bastiones reales del poder de los
Hermanos Musulmanes.
Al llegar la dcada de los noventa, se produjo un cambio de
paradigma en la relacin entre el rgimen y la Hermandad. El
poder en auge y la influencia islamista comenzaron a inquietar
a un Mubarak que, por otra parte, se vea reforzado por las
alianzas selladas en 1991 con las instituciones financieras inter
nacionales y la Casa Blanca. En 1992, el rgimen atac al siste
ma financiero de la Hermandad, en lo que se dio a conocer co
mo el caso Salsabeel.
Salsabeel era una empresa de ordenadores y redes de infor
macin propiedad de Khairat Shater, uno de los grandes mag
nates y figura destacada de la Hermandad. Aunque la compa
a haba incluso cerrado acuerdos comerciales para suministrar
software al Ejrcito, el rgimen acus a Salsabeel de construir
una peligrosa red de informacin paralela a la de los servicios
secretos del Estado. La polica inculpaba a la Hermandad, con
base en un documento de trece pginas intervenido en la casa
de Shater, de tener un plan para controlar el pas. El Estado
cerr la empresa y encarcel a sus directivos y a 43 trabajado
res. Los principales acusados fueron el propio Shater, junto con
el tambin magnate islamista Hussein Malek y Taher Abd elMeneim. Tanto Shater como Malek eran considerados el cora
zn econmico de la formacin y los principales financiadores
de sus campaas electorales.
Muchos analistas coincidieron en sealar el asunto Salsa
beel como un punto de inflexin dentro de las relaciones entre
los Hermanos Musulmanes y el rgimen. Esas detenciones se
convirtieron en el primer ataque de envergadura a la Herman
dad desde los tiempos de Nasser. Sin embargo, a las puertas de
las elecciones parlamentarias de 1995, el grupo recibi un nue
52

Antecedentes y contextualizacin
vo golpe policial que buscaba sitiar a sus integrantes. Cientos
de militantes, entre ellos varios candidatos, fueron detenidos y
llevados ante los tribunales. Como resultado, slo un miembro
de los Hermanos Musulmanes conseguira un escao en el
Parlamento ese ao. El rgimen le detuvo un ao despus,
acusndolo de practicar acciones subversivas.
La Hermandad preocupaba porque haba logrado victorias
clave en los colegios profesionales y haba extendido su in
fluencia popular a travs de las redes de asistencia social, que
suplan por entonces al desguazado Estado del bienestar. Re
des de abastecimiento de comida a los ms desfavorecidos, es
cuelas, hospitales y programas de alojamiento para estudian
tes universitarios eran sus bastiones fundamentales. Tras el
caso Salsaabel, la Hermandad hizo una nueva demostracin
de fuerza llevando a la prctica su eficaz asistencialismo como
respuesta al terremoto ms fuerte que haba experimentado el
pas desde 1847. En octubre de 1992, 545 personas perdieron
la vida y ms de 50 000 se quedaron sin casa a consecuencia
de un sesmo de 5,8 grados en la escala de Richter. El desplie
gue islamista, especialmente intenso en barriadas populares
como la cairota Imbaba, volva a dejar en evidencia a un Esta
do lento e ineficaz. El rgimen necesitaba cortar las alas a la
Hermandad. Dos semanas despus del terremoto orden que
toda ayuda humanitaria pasara por el filtro de las agencias
estatales.
En 1993, Mubarak trat de poner cerco al control islamista
de los colegios profesionales y promulg la Ley Unificada de
Sindicatos Profesionales, que limitaba la independencia de es
tos rganos introduciendo la posibilidad de la intervencin
judicial. En la prctica, era un intento de volver a situar estas
instituciones en la rbita del rgimen. El Colegio de Ingenieros
estuvo ms de quince aos sin celebrar elecciones, mientras
que los mdicos pasaron diecisiete aos sin elegir a sus repre
sentantes. Tambin las elecciones en el Colegio de Farmacuti
cos permanecieron congeladas a partir de 1993.
53

Egipto tras la barricada Marc Almodvar

Antecedentes y contextualizacin

Esta presencia de una amenaza islamista serva, ade


ms, para que el rais pudiera justificar la falta de libertades en
Egipto ante la comunidad internacional. Las oleadas represi
vas contra los Hermanos, de hecho, solan estar vinculadas a
procesos polticos y electorales. Mubarak jug durante aos al
palo y la zanahoria con esa formacin. El rgimen, en un hip
crita doble juego, no abandonaba la mano dura con los islamis
tas, mientras les permita una mnima y simblica participa
cin poltica. El dictador era capaz de encarcelar a sus lderes
un da y, al da siguiente, organizar protestas conjuntas con los
islamistas, como la que se dio en 2003, como respuesta a la in
vasin de Irak. Como si fueran monos de feria, servan al rgi
men para mostrar a los aliados occidentales, por un lado, los
esfuerzos aperturistas y, por otro, la amenaza islamista que po
dan suponer. En definitiva, como describira un comunicado
del Centro de Estudios Socialistas, el Sistema ha tenido xito
en el uso de la Hermandad Musulmana como un espantapja
ros para preocupar a Occidente con la posibilidad de la llegada
de los islamistas al poder y, por lo tanto, para imponerse como
la nica alternativa para mantener la alianza estratgica egip
cio-estadounidense.18 Un claro ejemplo de ello llegara con las
elecciones de 2005. Despus de permitir que la formacin al
canzara los mejores resultados electorales de su historia, el r
gimen emprendi una nueva ola represiva contra los islamistas.
En diciembre de 2006, 140 miembros de los Hermanos Musul
manes fueron detenidos en el llamado caso de las milicias de
El-Azahar. Entre los represaliados se volvan a encontrar los
nombres de Khairat Shater, Hussein Malek o Mohamed Ali Ba
sher. El rgimen aprovechaba el incidente para atacar de lleno a
la cpula de la formacin y golpear, otra vez, su corazn finan
ciero. El motivo fue la representacin, dentro de la universidad
religiosa de El-Azhar, de una especie de escenificacin militar.

Los islamistas defendan que el acto evocaba a la resistencia


palestina e incluso hablaban de evento deportivo, pero el r
gimen decidi encarcelar a destacadas figuras de la Herman
dad que poco o nada tenan que ver con el suceso y dar un
nuevo golpe importante al grupo opositor no legalizado. No era
la primera vez que la formacin haca ejercicios de este tipo,
pero s era la primera que lo hacan despus del cambio de es
cenario provocado por las elecciones parlamentarias de 2005.
Y el rgimen no pensaba dejar escapar esa oportunidad y utili
z toda su fuerza meditica para demonizar a los islamistas y
vincularlos a movimientos violentos. Los medios oficialistas lle
garon a calificar a Shater de usurero y lo relacionaron con kaf
kianos negocios con empresarios sionistas.
El incidente de las milicias marcaba el inicio de una nueva
escalada represiva del rgimen contra la Hermandad, que ira
en constante aumento. Si en 2008, fueron detenidos 3674 miem
bros, en 2009, se realizaron 5022 detenciones y en 2010 se lleg
al rcord histrico de 6001 miembros atacados por las fuer
zas policiales.19 Mubarak, adems, cerraba el crculo poltico
contra la Hermandad estableciendo en 2007 la prohibicin de
crear formaciones polticas de carcter religioso o que utiliza
ran e slganes religiosos. Segn la propia Hermandad, durante
el reinado de Mubarak cerca de 32 000 militantes fueron en
carcelados bajo la aplicacin de la ley de emergencia y f ueron
intervenidas ms de 1400 empresas vinculadas a la f ormacin.
El objetivo pareca ser el de descabezar a la Hermandad.
Unos cuarenta lderes de la formacin fueron sentados en el
banquillo, frente a un tribunal militar, en un juicio que dur un
ao, acusados de blanqueo de capitales y financiacin de gru
pos terroristas. La justicia militar congel todos sus bienes y, en
abril de 2008, justo antes de las elecciones locales, se dict sen
tencia. Previo al anuncio pblico de dicha sentencia, fueron

18 El-nizam yuzaded tawaheshan. Bedaam America w sharaka moaarda

19 2010 records highest number of MB arrest totalling over 6000, Ikh

mozyfa, Markez el-darasat el-eshterakeya, 20-10-2010 [online].

54

wan Web, 09-01-2011 [online].

55

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


detenidos doscientos activistas de la Hermandad ms; el rgi
men tema la ira de los islamistas. Veinticinco de los cuarenta
acusados fueron condenados a penas que iban de los tres a los
diez aos de crcel. Shater y Malek recibieron una sentencia de
siete aos de prisin mientras que los otros quince dirigentes
fueron absueltos. Cinco de los encausados seran juzgados in
absentia, entre los que destacaba Youssef Nada, el considerado
ministro de Exteriores de la Hermandad y fundador del con
trovertido banco Taqwa. La falta de garantas en el juicio fue
denunciada a posteriori y el analista poltico Diaa Rashwan no
dud en calificarlo como el peor veredicto contra los Herma
nos Musulmanes desde los aos sesenta.
Pero sta no fue la nica ofensiva de aquella poca. Justo
antes de las elecciones al Consejo de la Shura (el Senado egip
cio), cerca de 1500 miembros de la Hermandad fueron deteni
dos, incluyendo al portavoz Essam el-Erian. Las elecciones lo
cales de 2008 tambin se vieron precedidas por el apresamiento
de 850 militantes islamistas, incluidos 187 candidatos electora
les. Segn afirmara la propia Hermandad, de las 10 000 candi
daturas presentadas a las elecciones, slo superaron el listn
del rgimen 5745 y slo 498 pudieron acabar participando.
Esta oleada represiva forz a esta formacin a encerrarse en
s misma, marginar a los grupos reformistas y arropar a los ms
conservadores. La consolidacin del papel de Khairat Shater o
el nombramiento de Mohamed Badie como gua supremo, as
como el aislamiento de los sectores ms reformistas, como el
representado por Abd el-Meneim Abu el-Fotouh o Mohamed
Habib, marcara la culminacin de este proceso a principios
del 2010. Durante aquel mes de febrero, el rgimen de Muba
rak volvi a atacar a la direccin de la Hermandad y encarcel
a quince de sus lderes. Entre ellos se encontraban Mahmoud
Ezzat y Essam el-Erian, que fueron acusados de constituir un
cuerpo poltico basado en los pensamientos de Sayed el-Qotb,
el lder islamista que se enfrent a Nasser en los sesenta y que
comparti celda con el nuevo gua supremo de la Hermandad,
56

Antecedentes y contextualizacin
Mohamed Badie. Adems los culp de formar parte de una
organizacin ilegal, de intentar perturbar la paz social y de
montar clulas de entrenamiento para grupos armados en el
Sina con la voluntad de derrocar al rgimen. Amnista Inter
nacional reclam la liberacin de las vctimas de detenciones
arbitrarias contra opositores pacficos. 20

La lucha obrera
A setenta kilmetros de El Cairo, en pleno delta del ro Nilo,
se encuentra la poblacin de Mahala el-Kobra, famosa por sus
plantaciones de algodn y sus, durante dcadas, populares in
dustrias textiles. All se alza una de las fbricas de hilados ms
grandes del mundo. Esta factora estatal de hilado y tejidos,
llamada Tejidos Misr, reuna en los aos noventa a ms de cua
renta mil trabajadores. En 2006, las medidas de liberalizacin
econmica aplicadas por el rgimen hicieron que esta cifra se
redujera a veintisiete mil. Conocida tambin por ser un punto
neurlgico histrico de insurreccin obrera, en 1986 sus traba
jadores ya haban desafiado al dictador cuando, durante una
protesta laboral, salieron a la calle con un fretro que llevaba
un retrato del presidente Mubarak.
A finales de 2006, veinte aos despus, la ciudad estallaba
contra las reformas del rgimen. All dio comienzo una movili
zacin obrera que marcara un importante punto de inflexin.
El Gobierno de Nazif haba prometido la subida de la prima
anual de los trabajadores del sector pblico. Cuando fueron a
cobrarla, los obreros se dieron cuenta de que la promesa no se
haba cumplido y, por ello, el 7 de diciembre de 2006 acordaron
detener la produccin en seal de protesta. A pesar del acuer
20 Egypt: end stranglehold on Muslim Brotherhood, Amnesty Inter
national, 08-02-2010 [online].

57

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


do, algunos parecan no tenerlo claro. Fue entonces cuando
unastres mil mujeres, al ver que sus compaeros no acababan
de decidirse a llevar adelante la huelga consensuada, pararon
las mquinas y salieron a manifestarse dando vueltas alre
dedor de la fbrica al grito de: Aqu estamos las mujeres,
dnde estn los hombres?. Al quedar en evidencia, ellos se
aadieron a la protesta y todos juntos ocuparon la gigantesca
factora, con la maquinaria parada, durante tres das. Los traba
jadores, adems de la prima anual, exigieron asistencia sanita
ria, guarderas para sus hijos, sistemas de transporte y el fin de
la administracin corrupta, dependiente del Gobierno central.
Al cuarto da de huelga en Mahala, el Gobierno acept la
mayora de las demandas y los obreros volvieron al trabajo.
Pero la chispa ya haba prendido. Un mes despus de estos he
chos, el ministro de Inversiones, Mahmoud Mohieldin, anun
ciaba la privatizacin de un centenar de empresas estatales,
provocando una insurreccin obrera que llevara a cerca de
150 000 trabajadores a la huelga en las poblaciones del Delta.
Segn el centro Tierra de estudios sociales, en 2005 Egipto re
gistr 202 acciones obreras colectivas. En 2006, fueron 220,
aunque algunos elevan el nmero a 315. En 2007, ya llegaban a
614, ms del triple. 21 Segn informaba Al-Masry al-Youm, du
rante los primeros cinco meses de 2007 se registr una huelga
diferente cada da. Durante el ao 2008, las cifras se mantuvie
ron, con 609 protestas registradas. Era la ola de movilizaciones
laborales ms importante en el pas desde la Segunda Guerra
Mundial. Era evidente que el ejemplo de Mahala haba calado.
Mahala volvera a la huelga en septiembre de 2007, porque
casi un ao despus de las promesas gubernamentales stas se
guan sin cumplirse. Segn los participantes de la movilizacin,
esta huelga fue an ms militante. Ahora tambin se reclama
ba el aumento de los salarios mnimos con gritos de Abajo el
21 Sameh Naguib: La revolucin egipcia. Anlisis y testimonio poltico,
En Lucha, 2012.

58

Antecedentes y contextualizacin
Gobierno y contra el colonialismo del FMI y el Banco Mun
dial. Cinco trabajadores fueron detenidos durante los seis das
en que se par la produccin, y se logr la dimisin de un alto
cargo y el abono inmediato de la paga prometida. Los lderes
obreros de Mahala trataron de coordinarse con otros trabaja
dores para iniciar una campaa nacional para reclamar el au
mento del salario mnimo, estancado en las 34 libras (4 euros)
desde 1984.
A finales de 2007, los recaudadores de impuestos de bie
nes inmuebles fueron tambin a la huelga. Durante tres meses,
55 000 empleados paralizaron sus tareas, reduciendo la recau
dacin de impuestos en un 90%. 22 Como puntilla, en diciembre,
cerca de tres mil trabajadores acamparon durante once das
frente a la sede del Ministerio de Economa. Fueron las luchas
laborales las que introdujeron el concepto de la acampada como
forma de protesta. Muchas se iniciaron con encierros en las f
bricas, como los que haban protagonizado los obreros de Ma
hala, pero fue la extensin de estas acampadas a la calle, como
en el caso de los recaudadores de impuestos y luego tantas y
tantas otras, lo que configur un imaginario de lucha que termi
nara confluyendo aos despus en la mediatizada plaza Tahrir.
Hombres y mujeres convivan en las calles, hacan pancartas,
coreaban los lemas y repicaban tambores para hacerse escu
char; y ellas se sobreponan a los ataques por inmoralidad de la
poblacin con la firmeza de saberse luchando por lo que era
justo.
Los recaudadores de impuestos, gracias a su lucha, consi
guieron un aumento de sueldo del 325% y, lo que quizs es an
ms importante, lograron la constitucin, en diciembre de
2008, del primer sindicato libre en Egipto desde la instauracin
del rgimen militar en 1954. Curiosamente, era el que aglutina
ba a los recaudadores de impuestos de bienes inmuebles, lide
rados por Kamal Abu Eita. La victoria sindical marcaba clara
22 Ibd.

59

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


mente un nuevo hito dentro de la lucha obrera y un nuevo
punto de inflexin en la carrera para derribar al rgimen de
Mubarak. sta no sera sencilla y Abu Eita sera denunciado
judicialmente por Hussein Megawer, jefe de la Federacin Ge
neral de Sindicatos, un organismo estatal. Pero la insurreccin
ya haba empezado.

La intifada del 6 de abril


El primer trimestre de 2008 fue duro en Egipto. La desprotec
cin resultante de las medidas econmicas del Gobierno tec
ncrata estaba afectando a las clases ms desfavorecidas y la
crisis alimentaria mundial se encargaba de terminar de sacudir
el escenario. En poco tiempo, los precios se multiplicaron; el
del pollo haba subido un 146% desde 2005 y el de la carne,
un autntico bien de lujo en el pas, un 33%. El arroz tambin
haba duplicado su precio en slo un ao. Durante los primeros
tres meses del ao, los precios de los productos lcteos aumen
taron un 20% mientras que los del aceite se incrementaron un
40%. En marzo, la situacin se haba vuelto dramtica, con la
muerte de decenas de personas en las colas de los hornos es
tatales. Mientras el Gobierno era recompensado por el Banco
Mundial con el ttulo de mejor reformista del ao, los egipcios
moran, literalmente, por una rebanada de pan. Segn el diario
El-Quds, en dos meses haban muerto ms de cincuenta perso
nas en las desesperadas peleas por conseguir un poco de pan;
era la llamada intifada del pan, una revuelta que no sera ex
clusiva de Egipto y que sacudira tambin a otros pases debido
a la especulacin alimentaria.
En medio de este clima tenso, las protestas estallaban por
todos lados. Los trabajadores del sector textil de Mahala die
ron un paso al frente convocando una parada de la produccin
para el 6 de abril. Denunciaban las nuevas privatizaciones y
reclamaban, entre otras cosas, el retorno de los subsidios a los
60

Antecedentes y contextualizacin
bienes bsicos y el aumento del salario mnimo, estancado en
los cuatro euros mensuales desde 1984. Como estandartes de la
revuelta obrera, su llamamiento encontr eco en los activistas
cairotas. La oposicin vio entonces la oportunidad perfecta
para convocar una huelga general contra el hambre y la mise
ria. Se utiliz Internet, se imprimieron octavillas y la gente
sali a la calle reclamando el apoyo a la movilizacin de Maha
la. Como una aportacin individual, una joven, Isra Abd elFattah, creaba una pgina en Facebook bajo el nombre Movi
miento 6 de abril. En pocas horas, la pgina pas a recibir el
apoyo de ms de setenta mil usuarios de las redes sociales. Los
Hermanos Musulmanes, en un principio, se negaron a apoyar
oficialmente la movilizacin.
El miedo que demostraba el rgimen era evidente. Un da
antes de la convocatoria, Mubarak ofreca un aumento del 60%
de los sueldos para los trabajadores de Mahala. Algunos rumo
res apuntaban a que la huelga sera desconvocada, pero sta
segua el curso pactado. El paro estaba previsto en el cambio de
turno de las 7.30 de la maana. Para entonces, las principales
entradas a las fbricas ya haca rato que haban sido tomadas
por las fuerzas policiales, que controlaban el flujo de entrada y
salida de los obreros a la factora. En el interior, policas de
paisano intimidaban a los trabajadores y trataban de disolver
todo intento de asamblea. De hecho, esto tampoco era muy re
levante porque la poblacin de Mahala estaba preparada para
la revuelta. Los obreros textiles decidieron tomar las calles,
donde miles de campesinos recolectores de algodn, desocupa
dos varios y simples ciudadanos esperaban el disparo de salida.
En pocos minutos, las calles reclamaron a gritos la cada del
rgimen. La masa descolg los retratos del dictador, en una
imagen icnica que dara la vuelta al pas y, frente a los ataques
con fuego real y gas lacrimgeno de las fuerzas centrales de
seguridad, la masa respondi con el lanzamiento de piedras.
Los airados manifestantes quemaron neumticos, cortaron la
va del tren y atacaron los carros policiales.
61

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


Haca casi treinta aos que no se vean imgenes similares
en Egipto. Al menos tres personas perdieron la vida por la
accin policial, incluyendo un menor de nueve aos que obser
vaba los incidentes desde el balcn de su casa. Los otros dos
tenan quince y veinte aos. Cientos de personas fueron deteni
das. Se produjeron concentraciones de apoyo en todo el pas,
especialmente en las universidades de El Cairo y Helwan, as
como en algunas poblaciones donde tambin se dieron algunos
incidentes. En lugares como la cementera de Tora, un 60% de
los trabajadores no acudieron a sus puestos de trabajo, mien
tras que los molinos de Sayida Zeynab registraron un absentis
mo del 50%. Pero la huelga general slo haba triunfado en la
ciudad textil. Cerca de 150 personas fueron detenidas en todo
el Estado durante esa jornada; en Mahala, fueron ms de 600.
Entre ellas, se encontraban algunas de las figuras de la lucha
obrera en la poblacin: Karim el-Beheiri, Kamal el-Faioumi y
Tarek Amin. Pocos das despus, tambin seran apresados dos
personajes destacados del movimiento Kefaya: George Ishak y
Fathi el-Hefnawy. Con el tiempo, se descubrira que algunas
empresas de telefona mvil colaboraron con el rgimen egip
cio en la ofensiva contra los trabajadores de Mahala. Annie
Collins, empleada de Vodafone, desvelara la implicacin de
la empresa en el suministro de informacin detallada sobre los
activistas obreros. Una prctica que, afirmaba, era bastante
habitual. Posteriormente se supo que otras compaas tele
fnicas tambin haban estado implicadas en stas y otras ac
ciones de espionaje contra los opositores.
Al da siguiente, se repitieron las manifestaciones en Maha
la y en otros lugares del pas, como la capital, al grito de Ma
ana comienza la revolucin. Las autoridades impusieron un
toque de queda no oficial y cortaron los suministros elctricos
durante dos noches para intentar poner fin a las protestas. El
da 8 de abril, el presidente del Gobierno, Ahmed Nazif, se des
plaz por sorpresa a Mahala y, en un mitin ante los trabajado
res, prometi el pago de un bono de treinta das y la revisin de
62

Antecedentes y contextualizacin
los salarios y la asistencia sanitaria. Pero la respuesta real del
rgimen fue menos condescendiente que sus palabras.
Los detenidos fueron trasladados a la prisin de Burg elArab, en Alejandra, donde denunciaron haber sufrido abusos
por parte de las autoridades. Ante el procurador, declararon
haber sido golpeados, haber sufrido descargas elctricas y ha
ber sido amenazados con que se cometeran abusos sexuales
contra sus madres, hermanas y mujeres. Alguno de los obreros
tambin denunci haber sido objeto de acoso sexual. Pese a
que la fiscala reclam su liberacin, la mayora de los apresa
dos siguieron entre rejas. La direccin de la empresa estatal los
despidi por absentismo laboral, a pesar de saber perfectamen
te su condicin de reclusos y de haber recibido los papeles que
as lo certificaban. Karim, Kamal y Tarek iniciaron una huelga
de hambre en protesta por el trato que reciban y sus rostros
concentraron las campaas de solidaridad que pedan su excar
celacin. La huelga de hambre afect al estado de Karim, que
lleg a pedir un traslado a un centro mdico, aunque ste le fue
denegado. No sera hasta el mes junio cuando veinte de los de
tenidos salieron de la crcel, a pesar de que nueve de ellos vol
veran a ser arrestados bajo la ley de emergencia, mientras que
el resto sigui en presidio.
El caso gener preocupacin entre las organizaciones de
derechos humanos, que catalogaron el juicio de farsa. El 15 de
diciembre de 2008, fueron juzgados por un tribunal militar 49
lderes obreros de la ciudad de Mahala. Considerados como
chivos expiatorios por Amnista Internacional, 22 de estos
detenidos recibieron penas que iban de los tres a los cinco aos
de crcel por saqueo y por atacar a las fuerzas de seguridad y
poseer material peligroso. La mayora eran artesanos de veinte
aos de edad. El resto fueron absueltos. Eran las primeras sen
tencias desde que el rgimen decidiera prolongar, por ensima
vez, el perodo de vigencia de la ley de emergencia en el pas.

63

Egipto tras la barricada Marc Almodvar

Antecedentes y contextualizacin

La represin enciende la mecha

despus de prometer que derogara la ley de emergencia, sta


era renovada por dos aos ms en el Parlamento, con el apoyo
de 308 de los diputados, un 68% de la cmara, a pesar de las
protestas ante la sede. El texto inclua algunos pequeos reto
ques considerados del todo insuficientes por los activistas pro
derechos humanos. El primer ministro Ahmed Nazif afirmaba
que la ley se extendera slo por dos aos ms y nicamente se
aplicara a delitos de drogas o terrorismo, repitiendo viejas pro
mesas que la poblacin ya no se crea. El rgimen, cargado de
cinismo, intentaba convencer a los enviados extranjeros de que
la renovacin de la ley no era ms que una innovacin poltica
para garantizar los derechos de manifestacin y protesta a opo
sitores y blogueros.
Pero la ley de emergencia era el eje del sistema represivo.
Jurdicamente, sta forma parte de las cinco medidas que per
mite implementar el Estado en caso de una situacin en teora
inestable, reservndose la potestad de restringir los derechos
de sus ciudadanos. En Egipto, esto implicaba limitar los dere
chos de asociacin y reunin, de manifestacin, de huelga o de
financiacin de asociaciones, entre otros, otorgando a las fuer
zas policiales el derecho de entrar sin orden judicial ni requeri
mientos de ningn tipo en domicilios u oficinas y detener pea
tones. Para la Organizacin Egipcia de Derechos Humanos,
sta era la principal fuente de las violaciones de derechos hu
manos en Egipto. Para el rgimen era una medida de lucha
contra el terrorismo y el trfico de drogas, aunque la definicin
de estos delitos y la extendida falta de garantas daban alas a
los excesos policiales. Algunos grupos de derechos humanos
calculaban que a finales de 2010 al menos cinco mil personas
cumplan detenciones de larga duracin, sin cargos, en aplica
cin de la ley de emergencia. Algunos de estos detenidos lle
vaban ms de quince aos encarcelados sin acusaciones for
males ni cargos. 23 El resultado de la renovacin de esta ley,

En febrero de 2010, Egipto compareca ante el Consejo de


Derechos Humanos de las Naciones Unidas para someterse a
la Revisin Peridica Universal. Un examen regular, con es
casa vinculacin poltica, pero que pona a debate la voluntad
del rgimen de discutir la situacin de los derechos humanos en
el pas. Egipto compareca una semana despus de haber sido
criticado por asociaciones como Amnista Internacional por
la detencin, calificada por estos grupos como arbitraria, de
quince lderes de los Hermanos Musulmanes, y poco menos de
un mes despus de que las propias Naciones Unidas hubieran
denunciado la participacin egipcia en el secuestro y tortura de
detenidos en el caso de los aviones secretos de la CIA.
Ante el Consejo, Egipto se comprometi a cumplir 119 de
las 165 recomendaciones que se le hicieron. Entre ellas, asegu
raba que redefinira legalmente el concepto de tortura en el
Cdigo Penal y prometa levantar el estado de emergencia vi
gente en el pas desde 1981. Tambin se comprometa a trabajar
por la libertad de culto y de informacin. El rgimen, sin
embargo, rehusaba 21 recomendaciones, siete de las cuales por
creer que se basaban en informacin no correcta o por estar
en contra de los valores y la moral de la sociedad egipcia.
Egipto tambin aplaz pronunciarse sobre 25 casos ms hasta
la siguiente sesin del Consejo, en el mes de junio. Entre las
recomendaciones que rechaz se encontraba la de derogar la
ley que castigaba con la crcel la difusin de informacin frau
dulenta o el insulto al presidente de la Repblica, a la par que
se negaba a abolir la pena de muerte. El Gobierno rechaz
tambin la visita de observadores internacionales para las elec
ciones de diciembre, eliminar las referencias religiosas de los
documentos oficiales y poner fin a los procesos por cuestiones
de orientacin sexual.
Ante esta sesin no vinculante, Egipto hizo odos sordos y
rompi las promesas hechas a las Naciones Unidas. Tres meses
64

23 Work on Him Until He Confesses. Impunity for Torture in Egypt,


Human Rights Watch, Nueva York, 2011.

65

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


llevada a cabo en mayo de 2010, se evidenci un mes ms tarde,
en un incidente que marcara un punto y aparte para los movi
mientos sociales del pas.
La madrugada del domingo 6 de junio, un grupo de policas
de paisano entraron en un cibercaf del barrio de Cleopatra de
Alejandra. Segn los testigos, tras una discusin con uno de
los clientes, los policas abofetearon al joven, le dieron varias
patadas y le estamparon la cabeza contra la mesa de mrmol
del local antes de terminar de rematarlo, una vez en el suelo,
entre los gritos de pnico de los presentes. La paliza, que se
prolong durante ms de veinte minutos, continu a las puertas
del local, antes de que los oficiales lo hicieran subir al vehculo
policial y lo llevaran a la comisara de Sidi Gaber, donde se
certific su defuncin.
Este joven se llamaba Khaled Said y su muerte conmocio
n al pas. La polica dijo que Said se haba ahogado inten
tando ingerir una bolsa de marihuana que trataba de ocultar
del registro. Ante las escalofriantes imgenes difundidas de
su cadver desfigurado, las fuerzas de seguridad afirmaron
que las heridas haban sido producidas cuando el joven, al in
tentar huir de la detencin, haba cado del vehculo policial.
Autolesiones, dijeron. Los certificados mdicos de la defun
cin fueron alterados, segn demostraron judicialmente va
rios activistas.
Khaled Said, de 28 aos, haba nacido un ao despus de
que se instaurara la ley de emergencia y muri un mes despus
de que sta se renovara por ensima vez. Por ello, se le llam
el mrtir de la ley de emergencia. Pese a que durante un
tiempo se plante que Said haba sido asesinado por poseer un
vdeo que sealaba la participacin policial en el trfico de
drogas, la verdad es que el perfil apoltico del joven lleva a
pensar ms en un ataque policial rutinario que en uno preme
ditado. La muerte de Said, aunque nada extraordinaria, con
mocion a parte de la sociedad egipcia en una poca convulsa.
El abuso policial, habitual en los barrios populares, impactaba
66

Antecedentes y contextualizacin
con fuerza en los barrios de clase media. Este asesinato mos
traba la brutalidad del rgimen ante los ojos de un sector so
cial que haba querido vivir de espaldas a ella. Y eso lo cambi
todo.
Un grupo de activistas cre un grupo de apoyo en Face
book llamado Mi nombre es Khaled Said que, al poco
tiempo, cambiara su nombre por el de: Todos somos Khaled
Said. La iniciativa consigui grandes muestras de solidaridad.
Sus responsables eran Abd el-Rahman Mansour, un bloguero
colaborador de Al-Jazeera y uno de los creadores del Wiki
leaks rabe y el directivo de Google Arabia, Wael Ghoneim.
En poco menos de un mes, la pgina ya tena ms de doscien
tos mil seguidores. Las movilizaciones organizadas contra el
asesinato policial gozaron de una transversalidad nunca vista
antes, puesto que atrajeron a ciudadanos poco o nada politiza
dos. Adems de las concentraciones a las puertas de la comisa
ra de Sidi Gaber, tuvieron lugar varias manifestaciones por el
centro de Alejandra y otros rincones del pas, a menudo en
contrndose de nuevo con la represin de las fuerzas de segu
ridad. Miles de activistas se concentraban los viernes en todo
el pas, pero especialmente en la Alejandra natal de Said, en
lo que denominaron una revolucin silenciosa. Filas inter
minables de personas, vestidas de negro, hacan honor al falle
cido y pedan el fin de la ley de emergencia y la brutalidad
policial. Las impactantes colas silentes, en forma de cadena
humana, se prolongaban durante kilmetros, viernes tras
viernes.
Pese a las protestas, la misma comisara de Sidi Gaber vol
vera a ser noticia poco despus, durante el mes de noviembre.
La familia de Ahmed Shaaban, de 19 aos, llevaba tres das
buscando al joven, desaparecido cuando iba camino de una
boda. Aunque sus familiares recibieron llamadas que les infor
maban de la detencin del joven, los policas de Sidi Gaber ne
garon de manera repetida tenerlo bajo su custodia. Su cuerpo
fue encontrado muerto en un canal fluvial cercano a la sede
67

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


policial despus de que una llamada annima revelara su loca
lizacin. La reconstruccin de los hechos volvi a dar indicios
de la participacin de los cuerpos del orden. El nombre del co
misario Ahmed Othman, implicado en la muerte de Khaled
Said, son otra vez. La polica no permiti tomar fotos de la
vctima para que no se repitiera el estallido de indignacin po
pular que haba supuesto el asesinato de Said unos meses atrs,
pero la familia asegur que la identificacin slo se haba podi
do efectuar por una marca de nacimiento que tena el joven. El
Fiscal General de Alejandra decidi archivar el caso porque,
aseguraba, no se podan detectar indicios de delito. El magis
trado aseguraba que Shaaban era un ladrn que, en moto, ha
ba intentado robar un bolso a una mujer y haba cado de for
ma accidental al canal. Por aquellas mismas fechas, el entierro
de otro joven conductor de 19 aos muerto en una emboscada
policial en El Cairo se converta en una marcha contra la bru
talidad del sistema.

Un Estado policial
Muhammad Ibn Idriss el-Shafie fue un destacado jurista naci
do en el siglo viii en lo que hoy es la franja de Gaza. Como una
especie de Maquiavelo islmico, una de sus ms crueles refe
rencias sera parafraseada en los aos ochenta por un ministro
de Interior egipcio: Es permisible terminar con una tercera
parte de la poblacin de un Estado para que las otras dos ter
ceras partes puedan vivir en paz. 24
La anulacin de la ley de emergencia, en vigor desde haca
29 aos, ya formaba parte de las promesas electorales de Muba
rak en las presidenciales de 2005. Fue entonces cuando prome
ti que la cambiara por una nueva legislacin antiterrorista,
pero sta nunca lleg. Los egipcios haban vivido bajo este es
24 Citado en Sonallah Ibrahim: Zaat, ob. cit.

68

Antecedentes y contextualizacin
tado de excepcin de forma ininterrumpida desde 1981, pero si
se iba ms atrs, al ao 1967, poda decirse que slo haban vi
vido dieciocho meses sin esta legislacin. Haca tiempo que
Egipto funcionaba como un Estado policial. La obsesin au
ment a raz del intento de asesinato de Mubarak en 1995, en
Addis Abbaba. En junio de aquel ao, el presidente sali ileso
de un ataque yihadista justo cuando llegaba a la capital etope
para asistir a una cumbre de la Unin Africana. Los vidrios
blindados del coche oficial salvaron su vida en lo que fue el ms
espectacular de los seis intentos de asesinato del dictador con
tabilizados por sus fuerzas de seguridad. Aquella tentativa, sin
embargo, marc el inicio del crecimiento del Estado policial.
Entre esa fecha y 2005, el presupuesto del Ministerio del Inte
rior se multiplic por cuatro y lleg a acercarse al que reciba el
omnipotente y opaco Ministerio de Defensa, sin incluir la ayu
da anual norteamericana. 25 Habib el-Adly, ministro del Inte
rior a partir de 1997, se convirti en la cara visible de aquel
ejrcito policial encargado de aplacar la disidencia poltica y
social.
El edificio del Ministerio del Interior en El Cairo es una
autntica fortaleza militar que demuestra la importancia capi
tal de esta institucin en el pas. Como muchos otros edificios
gubernamentales egipcios, es un monstruo arquitectnico en
forma de bnker militar a pocas calles de la cntrica plaza Ta
hrir. Su sola presencia infunde respeto y atemoriza al paseante.
Es una clara metfora de lo que significaba la polica en tiem
pos de Mubarak.
Las fuerzas de seguridad jugaban un papel central en la
configuracin del rgimen. En la dcada de los noventa, el rais
haba transformado el rgimen militar creado por los oficiales
libres de la dcada de los cincuenta en un Estado que se alzaba
como un guila bicfala, con un jefe militar y otro policial.
25 Segn datos aportados por Carnegie Endowment for International
Peace, citando fuentes ministeriales egipcias.

69

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


Desde el control del fraude electoral a la represin ciudadana,
pasando por la construccin de los fantasmas sociales necesa
rios para reforzar el poder del presidente, la polica era un eje
clave del rgimen. Tanto era as que Mubarak lleg a convertir
el Da Nacional de la Polica, que originalmente conmemoraba
el papel patritico de las fuerzas de seguridad en la lucha con
tra la colonizacin britnica, en una festividad nacional que
renda tributo al papel esencial de represor que el cuerpo poli
cial ejerca para la pervivencia misma del rgimen. El Da de la
Polica era el 25 de enero, fecha que los activistas rescataran
con otra finalidad.
Si los servicios de inteligencia eran los ojos y el cerebro del
pas, la polica era la mano sucia. El Ministerio del Interior
contaba con tres cuerpos policiales separados. El primero era
la Polica General, encargada de investigar, detectar y prevenir
los crmenes; un cuerpo que, como el resto, tena un largo his
torial de denuncias por tortura y otras violaciones de derechos
bsicos, aunque estaban, en general, poco vinculados a cuestio
nes polticas. Era el brazo que sola tener trato con la ciudada
na, con frecuencia mezclado y enlazado con las funciones de
monitorizacin de los barrios y espionaje de baja intensidad de
la poblacin civil.
A finales de la dcada de los sesenta, Egipto cre la unidad
de polica antidisturbios, las Fuerzas Centrales de Seguridad,
con el claro objetivo de poner cerco a toda disensin poltica y
movilizacin social incmoda al poder. Abd el-Nasser necesita
ba un cuerpo militarizado, separado del Ejrcito, que aplacara
el creciente descontento interno provocado por la derrota mili
tar de 1967 contra Israel. El rgimen no poda permitirse ms
ataques al prestigio de las Fuerzas Armadas, y decidi crear las
unidades de Amn Markezi, la Seguridad Central, la fuerza
bruta del rgimen. En un principio, no eran mucho ms de
cien mil miembros, pero la obsesin represiva de Mubarak llev
a que, a principios de 1990, ya sobrepasaran los trescientos mil.
En 2010, este grupo paramilitar contaba con 325 000 hombres,
70

Antecedentes y contextualizacin
jvenes en servicio militar obligatorio, con estudios insuficien
tes como para acceder al Ejrcito regular. La polica antidistur
bios egipcia estaba formada por campesinos y masas urbanas
marginadas, las capas ms desfavorecidas de la sociedad. Con
sueldos que rondaban las 230 libras mensuales (25 euros), mu
chos no saban leer ni escribir y eran a menudo vctimas de abu
sos pieza esencial del entrenamiento militar, segn infor
maban los internos por parte de sus superiores.
El tercer cuerpo fundamental para el Ministerio era el apa
rato de Seguridad Estatal (SS por su acrnimo en ingls;
Amn el-Dawla, en la versin egipcia). Prcticamente sin mo
nitorizacin judicial y encargado de la seguridad interna del
pas, este cuerpo era conocido como la Gestapo egipcia.
Funcionaba como la contraparte policial de los servicios de in
teligencia encabezados por el temido Omar Suleiman, y era
dirigida por oficiales con sueldos astronmicos, una forma de
garantizar su fidelidad al rgimen. Reforzada por las prerroga
tivas que, durante dcadas, haba otorgado la ley de emergen
cia, la SS egipcia contaba con cien mil hombres encargados de
peinar de arriba abajo el pas. Mahmoud Wagdi, jefe de los ser
vicios penitenciarios, lo dejara muy claro en declaraciones
ante la Justicia: Cualquier activista poltico tiene una ficha en
el Ministerio. 26 La marca britnica Finfisher provey al Minis
terio con entrenamiento y software para el espionaje de las
cuentas de correo y los ordenadores personales de los objetivos
deseados por el cuerpo policial.
Todo era controlable y perseguible. En 2008, se registra
ron 7555 detenciones polticas y 1500 denuncias contra agen
tes policiales por torturas, con un saldo de 18 muertos bajo
custodia. Estas prcticas incluso llegaban a incomodar al pro
pio estamento policial, que experimentaba deserciones dentro
del propio cuerpo. Un informe de la Organizacin rabe por
26 Mahmoud Wagdy: Ay nashet siasi leho malaf fe Amn el-Dawla, AlMasry al-Youm, 13-02-2013.

71

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


los Derechos Humanos (AOHR), exiliada en Londres, afir
maba en 2009 que el uso de la tortura y la violencia policial
ha alcanzado unos niveles insoportables en el pas y que se
extenda a todos los niveles y grupos de la sociedad. La tor
tura se ha convertido en una conducta poltica sistemtica
que necesita de la aprobacin y aliento de las ms altas
autoridades.27
Segn este informe, en el perodo 2000-2009 se haban
producido 285 casos de tortura en dependencias policiales que
haban provocado 118 muertos. El texto apuntaba una ligera
escalada de abusos en los ltimos aos: en 2007, cuarenta casos
de tortura y tres muertos; en 2008, 46 casos y 17 muertes; mien
tras que, en los primeros seis meses de 2009, se producan quin
ce casos de tortura y una muerte. El informe tipificaba 76 tipos
diferentes de tortura, siendo los ms populares la baera, la
rotura de costillas, las palizas, el desgarro de la ropa, el fantas
ma de la lluvia, la privacin de sueo, la obligacin de estar de
pie durante largas horas y las descargas elctricas, entre otros.
En este sentido, el inicio del ao 2009 fue especialmente
sangriento. El 25 de enero, un joven mora bajo custodia po
licial en Alejandra; cinco das antes, se haba denunciado la
muerte de otro chico detenido en El-Arish. La misma semana,
un apresado se tir, segn testimonio policial, desde el cuar
to piso del Directorio de Seguridad del Mar Rojo. El da 28,
una joven de 24 aos, Mona Said, denunciaba haber sido tortu
rada por el responsable de investigaciones criminales de la co
misara de Shoubra el-Kheima; ste le afeit la cabeza, le que
m las mejillas con colillas de cigarro y la amenaz con violarla
cuando ella le recrimin que hubiera detenido de forma ilegal
a su marido en repetidas ocasiones. Otro joven, que estaba a la
espera de juicio, muri arrollado a principios de febrero de
2009 en la prisin principal de Alejandra. En mayo, la Segu
ridad del Estado lanz a un miembro de los Hermanos Mu
27 Systematic torture ocurring in Egypt, Egypt Independent, 24-10-2009.

72

Antecedentes y contextualizacin
sulmanes desde una cuarta planta, durante un registro en su
casa de Damanhour, enmarcado dentro de una redada nacio
nal contra la Hermandad.
La impunidad estaba al orden del da. Sin embargo, se
gn informes oficiales, entre 2006 y 2009, slo seis policas fue
ron condenados por los tribunales egipcios. 28 En noviembre de
2007, los oficiales de polica Islam Nabih y Reda Fathi fueron
sentenciados a tres aos de prisin por haberse probado su im
plicacin en las torturas al conductor Amer Kabeer en Boulak
Dakrour. La sensacin de impunidad y su prepotencia les lleva
ron a grabar y colgar ellos mismos en la Red los vdeos de la
sodomizacin del preso, aportando as la que sera la prueba
ms clara del aquel cruel acto. Esta sentencia de mnimos sera
revocada menos de dos aos despus. La intercesin del Minis
terio del Interior favoreci la liberacin de los policas y su
reintegracin inmediata al cuerpo, dentro del departamento de
Assiut. Como si nada hubiera pasado.
A finales de enero de 2009, se vivi otra situacin similar.
Un polica fue condenado a tres aos de prisin tras probarse
que haba matado de un disparo a bocajarro a un conductor
que se haba negado a pagarle un soborno equivalente a siete
euros. Poco despus de la sentencia, fue amnistiado y volvi a
integrarse al cuerpo. De nuevo, como si nada hubiera pasado.

Armas blancas en las urnas


Las armas blancas y las piedras entran en la batalla electoral.
Con este titular encabezaba, el 30 de noviembre de 2010, el
rotativo egipcio Al-Masry al-Youm las noticias sobre los en
frentamientos entre fuerzas policiales y los partidarios de los
Hermanos Musulmanes en Alejandra y Mansoura. La poli
ca emple bombas lacrimgenas y pelotas de goma antes de
28 Work on Him until He Confesses, ob. cit. Ob. cit.

73

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


detener a ms de cien manifestantes y herir a una veintena
de activistas. El origen de los disturbios fue la detencin de
137 miembros de los Hermanos Musulmanes en diecisiete
provincias del pas, acusados de hacer campaa electoral con
lemas islmicos. La tensin iba en aumento, como era habitual,
a medida que se acercaban los comicios para designar un nuevo
Parlamento. Seiscientos candidatos islamistas corran el riesgo
de ser ilegalizados en cualquier momento, en un ao en que las
detenciones contra miembros de la Hermandad haban alcan
zado el techo histrico de 6001 represaliados.
Estas elecciones eran decisivas puesto que precedan a las
presidenciales de 2011. El nuevo Parlamento, segn la ley, sera
decisivo para poder presentar candidaturas; o dos terceras par
tes del Parlamento apoyaban la candidatura o una formacin
poltica parlamentaria con ms del 5% de los escaos lo presen
taba como candidato propio. La oposicin, encabezada por los
Hermanos Musulmanes, se haba unido en torno a la figura del
diplomtico y Premio Nobel de la Paz Mohamed el-Baradei, que
haba regresado a Egipto, arropado por las fuerzas polticas opo
sitoras, como el hijo prdigo que poda hacer frente a Mubarak.
Aqullas seran, adems, las primeras elecciones que se realiza
ran con un nico da de votacin en todo el pas y tambin las
primeras sin control judicial, lo que haba levantado suspicacias
en los analistas. Los observadores internacionales, definidos por
el secretario general del oficialista PDN como parsitos polti
cos, tampoco tendran permiso para monitorear el proceso. En
un intento por controlar el flujo de informacin, la Autoridad
Nacional para la Regulacin de las Telecomunicaciones cancel
en octubre los permisos de todas las emisoras de televisin con
contenido informativo y las inst a solicitar nuevas licencias, que
pasaran por el filtro de las instalaciones pblicas de cara a la
cobertura de las elecciones legislativas. La entidad tambin es
tablecera nuevas regulaciones para el control de los servicios de
mensajera instantnea masiva, que haban sido claves para el
monitoreo electoral de las legislativas de 2005.
74

Antecedentes y contextualizacin
Aquel mes de noviembre, tambin se detuvo al periodista
alejandrino Youssef Shabaan bajo la acusacin de trfico de
drogas, en una maniobra que cientos de activistas denuncia
ron en manifestaciones en El Cairo y Alejandra como un cla
ro montaje poltico. Shabaan, miembro del diario de oposi
cin El-Badil, fue detenido por cuarta vez en un ao, despus
de cubrir profesionalmente una manifestacin en un barrio
de clase baja de Alejandra. Aunque los tribunales pidieron
su liberacin, sta no se produjo hasta pasada la contienda
electoral.
Los partidarios de Khaled Said pidieron a los ciudadanos
que votaron nulo en los comicios y propusieron votar con
una tarjeta donde se lea el nombre del mrtir. A las puertas
de las elecciones, el 26 de noviembre, una llamada cibernti
ca de los grupos en solidaridad con el mrtir Khaled Said in
vitaba a participar en el Da de la ira, aunque la convoca
toria slo duraba media hora. Se produjeron protestas en
todo el pas, aunque probablemente la ms concurrida fue la
que se c elebr en el barrio cairota de Imbaba, donde cuatro
activistas fueron detenidos, incluido un periodista. Alejan
dra, Giza, Zagazig, Beni Sueif, Suez, Port Said, Gharbeia,
Qalubiya, Mounfia o Mansoura tambin vivieron protestas
similares, en las que se alzaron retratos de Khaled Said y se
reclam poner fin a la brutalidad policial. Las movilizacio
nes, a pesar de su corta duracin, empoderaron a muchos j
venes manifestantes en un claro preludio de lo que estaba
por venir.
En las horas previas al da de elecciones, la tensin era pal
pable. El Tribunal Administrativo par las votaciones en 24 de
marcaciones a 48 horas de su inicio, pero la decisin no fue
atendida por el rgimen. El diario opositor El-Badil, basndo
se en el testimonio directo de un detenido, afirm que la polica
planeaba el uso de matones para la jornada electoral, mientras
el Ministerio de Sanidad declaraba la situacin de emergencia
ante la cita con las urnas.
75

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


A pesar de las reclamaciones judiciales, los comicios siguie
ron su curso. A primera vista, destac la baja participacin
aunque, de los ochenta millones de egipcios, con ms de 40 mi
llones mayores de edad censados, slo 25 tenan derecho a vo
to. El rgimen habl de una participacin electoral del 25%,
mientras que los observadores dieron cifras por debajo del
10%. Safwat el-Sherif, secretario general del PDN, consider
las elecciones parlamentarias como una fiesta asegurando
que nuestra democracia se hace ms fuerte da tras da. Nada
ms lejos de la realidad; el fraude, la coaccin y la violencia
eran los verdaderos titulares de la jornada. Los enfrentamien
tos se haban extendido por todo el pas. La Coalicin Egipcia
para la monitorizacin de las elecciones, denunci que la vio
lencia es una de las caractersticas ms evidentes del proceso
electoral. Algunos de estos observadores tambin denuncia
ron haber sufrido intimidaciones e incluso detenciones y tortu
ras. Incluso el oficialista El-Ahram haca uso de una fina irona
cuando titulaba los egipcios eligen en medio de una fuerte
competencia.
El grupo solidario Tadamon inform de hasta ocho muertos
en enfrentamientos a las puertas de los colegios electorales,
mientras que los Hermanos Musulmanes hablaron de ms de
150 detenciones y de otra muerte no contabilizada por Tada
mon. El diario El-Badil habl incluso de diecisiete vctimas
mortales. Entre stas, se encontraba el hijo de un candidato en
Ain Shams y Mattariya, que muri tras sufrir varios navajazos.
Cinco personas resultaron muertas despus de que un coche
las atropellara ante el mismo colegio electoral y una nia de
cinco aos fue atropellada en Port Said por un convoy del ofi
cialista Partido Democrtico.
Las imgenes del fraude, como en comicios anteriores, lle
naron las redes sociales. Haba votantes que no encontraban su
nombre en las listas del censo, comisionados electorales que
llenaban las papeletas de personas no presentes, candidatos
oficialistas que amenazaban a los votantes con espadas, indivi
76

Antecedentes y contextualizacin
duos que confesaban con orgullo haber votado ms de cuatro
veces, urnas llenas antes de que abrieran los colegios y un gran
nmero de peleas en las calles de varias ciudades del pas. Se
gn denunciaron las organizaciones de monitoreo, a muchos
candidatos se les impidi el acceso a los colegios electorales.
Hasta se compuso un tema musical, con videoclip incluido, que
recoga todas estas imgenes del fraude.
El 5 de diciembre se celebr una poco trascendente segunda
vuelta, que fue boicoteada por los dos principales grupos de la
oposicin: los liberales del Wafd y los islamistas Hermanos
Musulmanes. La insignificante relevancia de la jornada hizo
que los incidentes disminuyeran, pero aun as se denunciaron
algunos enfrentamientos, como en Qena, con pistolas inclui
das, y la continuada compra de votos; el precio de un voto lleg
a ms de cuarenta euros.
Sin embargo, las irregularidades, segn anunci la Comi
sin Electoral, no haban alterado el resultado final. La co
munidad internacional, con la Unin Europea y Estados Uni
dos a la cabeza, mostraron su preocupacin por los excesos,
pero mantuvieron su voluntad de seguir trabajando con el
Gobierno egipcio y con la vibrante sociedad civil de Egipto
para ayudar a conseguir sus aspiraciones polticas, sociales y
econmicas, como afirmaba el comunicado de la Casa Blan
ca. 29 Estos resultados llevaron al prestigioso periodista brit
nico Robert Fisk a afirmar con contundencia que ahora ya
lo sabemos, a Estados Unidos realmente no le importa la in
justicia en Oriente Prximo. 30 El desenlace de la jornada no
hizo ms que reafirmar la voluntad inamovible del rgimen y
dejar un regusto excesivamente amargo en las bocas de la
oposicin. El oficialista PDN consolidara su peso, superando
29 Egypts parliamentary elections. Press statement, Prn 2010/1723, U.S.
Department of State, Washington, 29-11-2010.
30 Robert Fisk: Now we know. America really doesnt care about injustice
in the Middle East, The Independent, 30-11-2010 [online].

77

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


en 143 diputados los resultados de 2005: 473 escaos. El
91,2% de la cmara quedaba en manos del rgimen. El con
trol era casi absoluto. La segunda formacin era el Wafd, con
slo seis asientos, el equivalente al 1,1% de la cmara. Los
Hermanos Musulmanes, a pesar de su boicot, alcanzaron un
asiento de un miembro que se desvincul de la decisin de la
formacin y consigui su escao. Essam el-Erian, portavoz
de los Hermanos Musulmanes, afirmara que el Parlamento
no representaba la voluntad popular: Slo representa a los
corruptos y matones que han secuestrado la determinacin
del pueblo. 31
El da en que se constitua la nueva cmara, el 12 de diciem
bre de 2010, cientos de manifestantes reclamaron la disolucin
de ese Parlamento a las puertas del Tribunal Supremo. Algu
nos incluso hablaban de conformar un plenario simblico
alternativo. Mientras tanto, en la sesin de apertura, el presi
dente Hosni Mubarak se mostraba sarcsticamente desafiante:
Dejad que se entretengan, afirm ante la claca parlamenta
ria a pesar de las quejas de la oposicin. Si bien reconoca al
gunas irregularidades, no dud en sealar a otros responsa
bles. Mubarak, ante un Parlamento entregado y servicial,
afirm consocarronera: Como presidente del partido del
Gobierno, estoy feliz de los buenos resultados que hemos con
seguido; como presidente de los egipcios hubiera preferido que
los resultados de la oposicin hubieran sido buenos. Por otro
lado, dejaba claro que los candidatos de la oposicin y algunos
de sus partidarios eran los responsables de comportamientos
negativos inaceptables y les peda que sacaran las conclusio
nes pertinentes al valorar los resultados. Ese mismo da, el di
plomtico Mohamed el-Baradei llamaba a la unin de la oposi
cin y haca unas declaraciones premonitorias, al afirmar que
el sistema no durara demasiado y que su cada sera inminente.
31 Mubaraks Ruling Party Wins Egyptian Parliamentary Elections by
Landslide, Bloomberg, 06-12-2010.

78

Antecedentes y contextualizacin
El-Baradei no deba de ser consciente de hasta qu punto eran
profticas sus palabras.

Se acerca la insurreccin
El 14 de enero, el dictador Ben Ali, despus de 27 aos en el
Gobierno, hua de Tnez con el rabo entre las piernas debido
a la presin popular. En El Cairo se llevaron a cabo marchas
solidarias con el pueblo tunecino, en las que algunos oradores
incitaron al pueblo a seguir la estela y aprovechar el impulso.
Pero la mayora pareca escptica. La red de activistas de In
ternet aprovechaba, sin embargo, el precedente tunecino para
reforzar las convocatorias ya previstas para el Da de la Polica
y llamar a un nuevo Da de la ira para el 25 de enero. La
consigna era repetir las cortas marchas realizadas antes de las
elecciones parlamentarias del mes de noviembre anterior.
En todo el mundo rabe, los diversos regmenes movan fi
cha para frenar el impacto popular en cadena. Argelia compra
ba partidas no previstas de trigo para evitar la falta de suminis
tros. En Siria, tras aos de una poltica de reduccin del
subsidio a los combustibles, se volvan a dar ayudas a los recur
sos energticos para la calefaccin. En Sudn, Bashir decida
encarcelar a El-Torabi, lder de la oposicin, despus de que
ste hiciera un llamamiento a una revuelta popular y exi
giera la dimisin del ministro de Hacienda. En Kuwait, el emir
decida donar mil dinares (2664 euros) a cada ciudadano y
proveerlos de alimentos gratuitos durante catorce meses. Algo
similar sucedera posteriormente en Arabia Saud, donde tam
bin se ejerci presin sobre los ciberactivistas de acuerdo con
una nueva ley instaurada el primero de enero de ese ao contra
el denominado terrorismo ciberntico.
En Egipto, para curarse en salud, el rgimen sacaba sus ar
mas. Al da siguiente de la huida de Ben Ali, el oficialista
Akhbar el-Youm titulaba con un Estamos creciendo, que
79

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


alababa un pretendido auge de la economa egipcia, mientras
que algunos portavoces afirmaban que en contra de todas
las expectativas ni precios ni impuestos se incrementaran
en los aos siguientes. Sin embargo, las evidencias retrataban
al Gobierno y el mercado de valores se desplomaba. Durante
los ltimos aos, el pas haba sufrido una sacudida como con
secuencia de la liberalizacin de los mercados, consolidada
sobre las bases del despotismo poltico y el control policial de
la oposicin y la sociedad en general. Las barreras del rgi
men se haban visto desbordadas y esto afectaba a casi todos
los estratos de una sociedad cada vez ms agotada. El ejemplo
tunecino abra la puerta de la insurgencia en Egipto, a pesar
del escepticismo de los activistas y los comentarios de un rgi
men que no se cansaba de repetir Egipto no es Tnez, tra
tando de aportar pruebas sobre las diferencias entre uno y
otro pas.
El 17 de enero, siguiendo la estela del tunecino Sidi Bouzid,
un hombre de 49 aos se inmolaba ante el Parlamento egipcio.
Al caso de Abd el-Manam Hamda, que sera tratado de loco
por el rgimen, siguieron otros. En menos de 24 horas, se pro
dujeron al menos tres inmolaciones, que llegaron a la decena
durante los siguientes das. Una mujer se prendi fuego en
Alejandra, presuntamente por motivos familiares. Mohamed
Farouk, un abogado de cincuenta aos, intent emular a ElManam Hamda incendindose ante el Parlamento, al da si
guiente del primero. Fue atendido con rapidez y sufri pocas
quemaduras, lo que hizo que en pocas horas le dieran el alta.
Por su parte, Ahmed Hesham el-Sayad, de 25 aos, muri en
Alejandra tras sufrir quemaduras de tercer grado en el 95%
de su cuerpo. Algunas fuentes hablaban de ms casos frente al
Parlamento y el rgimen, visiblemente nervioso, los acusaba
de locos reincidentes con instintos suicidas y minimizaba el
incremento de las inmolaciones. El Ministerio del Interior
pas circulares a las gasolineras alertando de que se prohiba
la venta de combustible a particulares en envases. El ambiente
80

Antecedentes y contextualizacin
sigui candente en las redes sociales, a pesar de que el escepti
cismo era la nota predominante entre los activistas de toda la
vida.

81

Dieciocho das

El 25 de enero
Acaso existen revoluciones convocadas y con un horario pre
visto? Con frases como sta los activistas mostraban su es
cepticismo ante el hecho de que las marchas preparadas para
finales de enero tuvieran algn tipo de repercusin ms all de
la habitual. Los de siempre, gritando como siempre y huyen
do de las porras de la polica, como siempre, decan. Varios
grupos polticos llevaban un tiempo organizando una convo
catoria para el 25 de enero, Da Nacional de la Polica. La efe
mride recuerda la matanza de cincuenta oficiales de polica en
Ismailiya, en 1952, a manos de las fuerzas coloniales britnicas.
Mubarak elev la relevancia de la festividad, pero sesenta aos
ms tarde la imagen de la polica era ya muy diferente. Conver
tida en el smbolo de la represin del rgimen, era uno de los
emblemas ms odiados y temidos por todos los egipcios.
El estruendo por la cada de Ben Ali en Tnez haba dado
alas a la convocatoria, aunque la mayora de activistas se mos
traban escpticos sobre sus posibilidades de xito. En los crcu
los militantes era casi motivo de broma. Las redes sociales, lle
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Egipto tras la barricada Marc Almodvar


nas de llamamientos generalmente centralizados por los grupos
de apoyo al mrtir policial Khaled Said, ayudaron a calentar el
ambiente las horas previas, pero nadie esperaba lo que estaba
por venir.
Activistas de Kefaya, del grupo del 6 de abril, del naciona
lista Wafd, los trotskistas Socialistas Revolucionarios, Jvenes
por la Justicia y el Cambio o la Asociacin Nacional por el
Cambio, entre otros, se haban estado reuniendo durante las
semanas previas para intentar encontrar un difcil consenso en
los lemas y la organizacin de las marchas. Coincidieron en que
stas deban ser lo ms descentralizadas posibles para dificul
tar la represin policial. Y, en cuanto a las reclamaciones, llega
ron al acuerdo de centrarse en cinco, que resuman la lucha
poltica de los ltimos aos: poner fin a la ley de emergencia y
liberar a todos los presos polticos sin delitos de terrorismo;
acabar con la pobreza, reduciendo el dficit y aumentando el
salario mnimo a 1200 libras mensuales vinculado al coste de la
vida, y aumentando tambin la prestacin de desempleo a un
mnimo de 500 libras. Tambin exigan la detencin y juicio de
las figuras emblemticas de la corrupcin, con expropiacin y
redistribucin de los bienes robados, as como la disolucin del
Parlamento surgido del fraude electoral de noviembre. El lti
mo punto peda el juicio a los responsables de la muerte de los
alejandrinos Khaled Said y Sayed Bilal. Uno de los lemas que
se acord fue el de Pan, libertad y dignidad humana, pero
ste fue rpidamente revocado por una calle ms ambiciosa po
lticamente, sin voluntad de tutelas, que lanzara el popular
Pan, libertad y justicia social, grito que se convirti en uno
de los principales leitmotivs del levantamiento.
Una de las ausencias destacadas de aquella convocatoria
fue, sin embargo, la de los Hermanos Musulmanes. En una de
cisin no exenta de polmica interna, los islamistas se desvin
cularon parcialmente de las marchas y se prestaron a observar
las desde la barrera. Essam el-Erian, portavoz del grupo,
anunciaba dos das antes de la movilizacin que el grupo parti
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Dieciocho das
cipara de manera simblica en las protestas ante los tribunales
de El Cairo, con algunos de sus miembros. Lo haran slo de
forma individual como miembros de la Asociacin Nacional
por el Cambio, la coalicin creada en torno a Baradei, y tampo
co impediran la participacin a los jvenes del grupo islamista
que lo desearan, siempre y cuando respetaran las propiedades
estatales y no atacaran al cuerpo policial, que era calificado de
institucin y smbolo nacional por los lderes de la Herman
dad. Pero los Hermanos Musulmanes rechazaron lanzar con
vocatorias propias. Incluso durante la misma jornada del 25 de
enero, El-Erian sali a desmentir los informes policiales que
acusaban a la Hermandad de participar en las marchas contra
el rgimen. Los Hermanos Musulmanes no formaron parte de
aquella primera jornada como grupo, pero s que diversos
miembros lo hicieron a ttulo individual, especialmente los j
venes. Partidos de izquierda como el Tagammo, considerados
por algunos como la oposicin del rgimen, tambin recha
zaron participar. Los grupos islamistas ms radicales, como los
populares salafistas, se opusieron frontalmente a cualquier ma
nifestacin e instaron a sus feligreses a no tomar parte en acti
vidades que, a su entender, ayudaban a desestabilizar el pas.
Pero los grupos polticos acabaran siendo lo de menos en
aquella jornada. Al poco de comenzar las primeras marchas, los
partidos se difuminaron sin seas entre una masa que despre
ciaba las siglas. Tal y como se haba acordado, varias columnas
salieron no slo en El Cairo, sino que tambin lo hicieron en las
principales ciudades del pas. En la capital, hubo manifestacio
nes en Dar el-Salam, Imbaba, Boulak Dakrour, en la plaza Mos
tafa Mahmoud, en la corniche del Nilo frente a Maspero o fren
te al Colegio de Abogados y la Corte Suprema, entre otros. En
Alejandra, se organizaron varias marchas por la ciudad en los
barrios de Assafra, Mancheia o Bacs. En Assiut, la polica de
tuvo a 18 participantes, pero no pudo impedir que una manifes
tacin terminara tomando las calles de la ciudad. Cientos de
personas se encontraron en Ismailiya y en la ciudad de Suez,
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Egipto tras la barricada Marc Almodvar


mientras que cinco mil participantes se reunan en la obrera
Mahala el-Kubra y en Mansoura. Cifras similares se registraron
en las calles de la agrcola Kafr el-Sheikh o en Port Said, y tam
bin en Banha salieron algunos centenares. Una manifestacin
contra la pobreza y la represin se converta, en pocas horas, en
un clamor contra el rgimen de Mubarak. La polica, que haba
sido alertada por los organismos internacionales y que se saba
observada con lupa despus de los hechos de Tnez, no tena
muy claro cmo contener sin el uso de la fuerza bruta unas pro
testas que crecan de forma exponencial. No saban hacerlo de
otra manera. Y la gente estaba perdiendo el miedo.
Las marchas en El Cairo se fueron dispersando por las ca
lles y, a medida que eran atacadas por los matones policiales,
los manifestantes se reagrupaban en la cntrica plaza Tahrir.
All, a media tarde, se concentraron unos pocos miles que, so
bre todo, centraron sus gritos en contra del ministro del Inte
rior, Habib el-Adly, y el hijo heredero de los Mubarak, Gamal.
Un grupo de manifestantes intent acceder al Parlamento, muy
prximo a la plaza y completamente sitiado por las fuerzas an
tidisturbios del cuerpo de polica. stas respondieron, primero
a pedradas, despus con salvas disuasorias y, viendo que los
manifestantes no cedan, disparando las primeras bombas la
crimgenas y usando caones de agua. Entonces, las fuerzas
policiales ganaron unos metros para hacer un cordn a la entra
da de Tahrir, mientras la gente expresaba su voluntad de man
tenerse en la plaza. Algunos llamaban a mantenerse firmes, a
invitar a familiares y amigos a unirse e informaban de cmo
haban ido las convocatorias en otras ciudades. En muchas de
stas, los retratos de Mubarak o los anuncios propagandsticos
del rgimen haban sido arrancados por las masas rabiosas. En
Tahrir, se hizo desaparecer un gran anuncio de la juventud del
rgimen, mientras muchos manifestantes escriban a mano le
mas y reclamos en carteles improvisados con los que se pasea
ban por la plaza. La palabra revolucin comenz a extender
se como un reguero de plvora. Si en Tnez ha llevado un mes,
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Dieciocho das
debemos estar preparados para una larga lucha, afirmaban.
Aunque su nmero apenas sobrepasara las veinte mil personas,
la fuerza simblica de aquella protesta era enorme.
Cada vez ms gente se aada a la concentracin y las redes
de telefona empezaron a fallar en la explanada. Las compa
as tenan rdenes del rgimen de cortar la seal en los alre
dedores y otros puntos clave para aislar la protesta y evitar el
efecto llamada. Hatem Dweidar, director ejecutivo de Vodafo
ne en el pas, as lo admitira ante la prensa.
A medianoche, cuando varios miles de personas an se en
contraban concentradas, las fuerzas centrales de seguridad ini
ciaron una gran ofensiva, sobre todo a base de gas lacrimgeno,
para desalojar Tahrir. En poco menos de media hora, la expla
nada haba sido prcticamente vaciada y las persecuciones se
extendan a las calles contiguas. Haban desalojado la plaza,
pero la revolucin ya estaba en marcha.

El viernes de la ira
Durante los das 26 y 27, las manifestaciones continuaron en
todo el pas. Varias ciudades que no haban acogido marchas
el Da de la Polica, se aadieron entonces a la convocatoria
revolucionaria. Las protestas haban sido, ahora s, prohibidas
por el rgimen, que alertaba de que no permitira ms demos
traciones populares en las principales ciudades ya que stas
comprometen la seguridad pblica. El rgimen avisaba de
que emprendera acciones legales contra quienes quisieran ma
nifestarse. El controvertido ministro Habib el-Adly desconcer
t a la opinin pblica cuando declar a la prensa local que las
manifestaciones no les haban sorprendido y, en un guio hacia
Occidente, afirm cnicamente que haban sido permitidas por
el rgimen. Mientras las calles estallaban en contra de la dicta
dura, la televisin pblica emita documentales de animales e
imgenes fijas sobre el ro Nilo.
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Egipto tras la barricada Marc Almodvar


Alejadas de los focos, las primeras muertes llegaron desde
la ciudad de Suez, donde tres personas perdieron la vida en
enfrentamientos con las fuerzas policiales. Mustafa Reda era el
nombre de la primera vctima mortal a manos policiales de
aquella revolucin, seguido por Soliman Saber y Gharib Abd
el-Aziz, todos fallecidos el da 26 en Suez, que se convertira en
uno de los epicentros de la revuelta, sobre todo en el barrio de
Arbaeen. Como se demostrara con posterioridad, la polica
haba recibido la aprobacin del Ministerio para disparar mu
nicin real contra las masas desde las azoteas de las comisaras,
retirar armamento de los centros policiales sin cumplir con los
procedimientos habituales e infiltrar a miembros armados en
tre los manifestantes. Suez haca honor a su leyenda, forjada en
la resistencia y lucha contra la ocupacin britnica, por la sobe
rana del Canal de Suez y contra la invasin israel. La ciudad
sufra ahora los efectos de la corrupcin del rgimen y la con
tratacin masiva de mano de obra asitica, que no haca ms
que empeorar las condiciones de desempleo de los habitantes.
Algo que, en enero de 2011, los empuj a salir furiosos a la ca
lle. El viejo Hafez Salama, jeque religioso y lder de la resisten
cia popular de Suez durante la guerra de octubre de 1973, se
convertira en un nuevo smbolo del levantamiento de la ciu
dad, ahora contra Mubarak y su rgimen policial.
Las muertes de Suez dejaron claro a muchos que aquello iba
en serio. La polica, cada vez ms nerviosa, se dedicaba a se
cuestrar manifestantes. El da 26, se hablaba de cerca de 500
detenidos slo en El Cairo y unos 700 en todo el pas. Algunos
de ellos ilustres, como el periodista Mohamed Abd el-Qados,
presidente del Comit de Libertades del Colegio de Periodistas
y cercano a los Hermanos Musulmanes, o Wael Ghoneim, di
rectivo de Google-Arabia y, hasta entonces, uno de los admi
nistradores secretos del grupo de Facebook de Todos somos
Khaled Said, punto de encuentro de convocatorias en la Red.
El da 27, se anunciaba la detencin de tres decenas de figuras
destacadas de los Hermanos Musulmanes, entre las que se en
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Dieciocho das
contraban Essam el-Erian y Mohamed Mursi, detenido pocas
horas despus de defender las protestas en la BBC rabe. Los
Hermanos Musulmanes, al comprobar el xito de las convoca
torias, ya no dudaron en sumarse y exigir reformas al presiden
te. Reformas que, para los islamistas, se centraban en la disolu
cin del Parlamento elegido en noviembre y la celebracin de
unas nuevas elecciones limpias, as como la derogacin de la ley
de emergencia. Mientras tanto, la web presidencial y la del Mi
nisterio del Interior eran hackeadas por activistas, a la vez que
la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores era apedreada
por un grupo de manifestantes. Los sublevados convocaban
nuevas concentraciones y llamaban a marchas masivas para el
viernes siguiente, 28 de enero, despus de la oracin.
El rgimen, inquieto por el desarrollo de los acontecimien
tos, decidi interrumpir las comunicaciones. El da 27 por la
tarde, comenzaron a producirse los primeros cortes. Primero
se entorpecieron los servidores de Twitter y luego los de Face
book, como paso previo a la paralizacin total de las lneas de
Internet, primero, y de telefona mvil, despus. Aunque las
lneas no parecan tcnicamente afectadas, los servicios de to
dos los proveedores se encontraban parados. Alrededor de las
siete de la tarde, Reuters confirmaba los cortes en la red; poco
despus lo haca Associated Press. Slo funcionaban las lneas
de telefona terrestre que muchos egipcios rescataron del olvi
do durante aquellos das. El rgimen quera detener la comuni
cacin y la difusin viral de grabaciones que mostraban los
abusos policiales: desde las rdenes a un conductor de metro
para que pasara por encima de los manifestantes a la resisten
cia de un joven a los caones de agua policiales. Pero ya era
tarde; las convocatorias ya haban circulado.
Aquel 28 de enero, decenas y decenas de miles de personas
decidieron salir a las calles de todo Egipto para reclamar la ca
da del presidente Mubarak y exigir justicia social. En El Cairo,
las autoridades haban ordenado cerrar las estaciones de metro
que daban a la plaza Tahrir, que se convertira en un objetivo
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Egipto tras la barricada Marc Almodvar


simblico de la lucha entre manifestantes y rgimen en la capital.
Las fuerzas policiales blindaron todos los accesos a la explanada
y rechazaron las marchas que intentaban acceder para hacer or
su voz. As arrancaron los enfrentamientos. Lluvia policial de
gases lacrimgenos, que en pocas horas pasaran a ser perdigo
nes e incluso municin real contra las piedras de los ciudadanos.
La mayora de los proyectiles utilizados eran de fabricacin es
tadounidense, e informes gubernamentales posteriores revela
ron que el Ministerio haba usado gases lacrimgenos caduca
dos, a pesar de tener conocimiento de su expiracin.1 Luchas
encarnizadas se reproducan en los accesos a la plaza, dejando
imgenes espectaculares de los combates entre manifestantes y
fuerzas de seguridad sobre los puentes del ro Nilo. Las estampas
se repetan en las principales ciudades del pas. Egipto estaba en
guerra directa contra su temido y odiado cuerpo policial.
Los choques se alargaron durante horas en las localida
des egipcias ms importantes. Ante la imposibilidad policial
de controlar la ira popular, a las 15.30 el rgimen anunciaba,
a travs de la televisin pblica, la imposicin de un toque de
queda en las principales urbes sublevadas. De seis de la tarde a
siete de la maana, estaba prohibido caminar por las calles de
Suez, Alejandra y las dos provincias del Gran Cairo. Un
Mubarak acorralado lanzaba a sus tropas militares a las calles
para aplicar la resolucin, y las fuerzas policiales se batan en
retirada con el rabo entre las piernas. Aunque esa misma noche
tambin se registraron algunos incidentes e, incluso, se quem
un tanque en la plaza Tahrir, la aparicin del Ejrcito fue reci
bida con entusiasmo por buena parte de los ciudadanos, des
lumbrados por las imgenes patriticas de las victorias mili
tares del pasado. El pueblo y el Ejrcito unidos en una sola
mano, gritaban las masas. Pero la popularidad castrense no
terminara de calmar la ira popular, que se ceb contra casi un
1 Laynet teqady el-haqaiq: El-dajleya atlaqet qanabel montaheya elsalahya helal thawra, Shorouk News, 02-01-2013.

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Dieciocho das
centenar de comisaras y miles de furgonetas policiales en todo
el pas, que fueron tomadas por las llamas aquella noche. Cien
tos de personas haban perdido la vida en los enfrentamientos
de aquel viernes. Los registros oficiales, silenciados durante
semanas, acabaron hablando de 840 muertos, la mayora prove
nientes de barriadas populares y con orgenes humildes. Otros
informes apuntaban a cifras muy superiores.
El toque de queda pareca una broma. Los manifestantes
intentaron asaltar, sin xito, la sede del Ministerio del Interi
or, la de Asuntos Exteriores y la televisin pblica, defendidas
ya por las fuerzas militares. Se incendi la mastodntica se
de del Partido Democrtico Nacional, en el Nilo cairota. Una
hora despus de que se anunciara el toque de queda, la tele
visin pblica anunciaba que el fuego haba tomado el edifi
cio. El incendio dur das, con la estructura abandonada a su
suerte por unos bomberos que se negaron a apagar el smbolo.
La imagen se repiti en las principales ciudades del pas. De
cenas de centros penitenciarios vivieron sublevaciones o fue
ron asaltados por familiares y vecinos con el objetivo de libe
rar a los presos. Entre esa noche y los siguientes das, cerca de
veintitrs mil de los ochenta mil prisioneros encarcelados por
el rgimen lograron escapar de las prisiones. Entre ellos, se en
contraban 34 lderes de los Hermanos Musulmanes, detenidos
por razones polticas en la crcel de Wadi Natroum dos das
antes, incluidas algunas figuras de la Hermandad como Mo
hamed Mursi o Essam el-Erian. Sin embargo, algunos denun
ciaron que la fuga de reclusos responda a un plan del rgimen
para extender el caos en el pas y que difundiran vdeos most
rando la pasividad policial ante las huidas. La versin oficial,
sin embargo, sera que todo era una planificacin de Hams y
Hezbol para tumbar al Gobierno.
Alrededor de la medianoche, Mubarak se dirigi a la na
cin. El presidente afirmaba haber entendido el mensaje leg
timo de algunas protestas pero alertaba de que la lnea que
separa la libertad y el caos es muy fina y que detrs haba al
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Egipto tras la barricada Marc Almodvar


guien que mova los hilos, en alusin a los Hermanos Musul
manes. Mubarak no tena intencin alguna de dimitir, pero
planteaba un cambio gubernamental y anunciaba su preten
sin de designar a un vicepresidente. Pero era claro al trans
mitir que las transformaciones seran mnimas, afirmando an
te las cmaras que continuaremos nuestras reformas polticas,
econmicas y sociales para una sociedad egipcia libre. Es
decir, seguiran con la misma hoja de ruta.
Al da siguiente, Mubarak nombraba al jefe de los servicios
secretos, el controvertido Omar Suleiman, como nuevo vice
presidente y encargaba al hasta entonces ministro de Aviacin
Ahmed Shafiq la formacin de un nuevo Gobierno. Con la
polica en el ojo del huracn, este nuevo ejecutivo no incluira
al polmico Habib el-Adli en la cartera del Interior. Era el
mensaje de Mubarak al pueblo. Por primera vez en sus treinta
aos de mandato, nombraba a un vicepresidente y, colocando
a Suleiman, daba a entender que la sucesin del poder no sera
en favor de su hijo Gamal. Adems, el jefe de inteligencia, el
torturador en jefe, era la apuesta preferida por parte del Ejr
cito y Estados Unidos. Los gestos de Mubarak seran apoyados
pblicamente incluso por Hillary Clinton, que defenda que
Suleiman era el hombre que deba liderar la transicin; pero
no seran suficientes para un pueblo que exiga la renuncia del
presidente.

La repblica de Tahrir
Los manifestantes no parecan querer volverse a casa. A pesar
del toque de queda impuesto en todo el pas, miles de jvenes
hicieron caso omiso y trasnocharon en la plaza Tahrir. En el
resto de ciudades, las protestas tambin continuaron. Las es
tructuras creadas de forma espontnea se fueron consolidando
paulatinamente en manos de unos revolucionarios que tenan
clara la fuerza simblica de ese emplazamiento. Y es que Tah
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Dieciocho das
rir (en rabe, la plaza de la liberacin) representaba, estrat
gicamente, todos los poderes del pas.
A pocos metros de la plaza se encuentra el poder poltico,
encarnado por el Parlamento y la sede del Consejo de Minis
tros. Tambin est all el poder regional, con la sede de la Liga
rabe, as como el simblico poder colonial, con las embajadas
estadounidense y britnica, adems de la sede histrica de la
Universidad Americana de El Cairo. Por otro lado, Tahrir es el
centro del poder administrativo, con el impactante edificio de
estilo sovitico de la Mogaama, y el corazn econmico del
pas bombea en la sede del Banco Central y las principales su
cursales bancarias del pas. Tambin all se concentra el poder
histrico, con el famoso Museo Egipcio. Por ltimo, la plaza es
el ncleo del poder turstico, rodeada por los ms destacados
hoteles de la capital. En su centro, se alza una glorieta, el colap
so de la cual provoca an ms problemas en el siempre catico
trfico de El Cairo. En una ciudad de 25 millones de habitan
tes, los pocos kilmetros cuadrados que rodean Tahrir simbo
lizan el corazn del pas entero.
Durante esas jornadas, la plaza se llen de un espritu coo
perativo que era impensable unos das atrs. All, y aunque fue
ra de manera temporal, se rompieron barreras sociales, econ
micas o religiosas con vistas a construir un nuevo Egipto. La
necesidad de abastecimiento de alimentos o agua hizo surgir la
necesidad de cooperar y organizarse, aunque los comits de se
guridad fueron la forma de colaboracin ms necesaria dada la
alta presencia de polica infiltrada. En este punto, la alta capa
cidad de organizacin de un grupo como los Hermanos Musul
manes tuvo un rol claramente destacado, pero tambin las do
naciones de pequeos mecenas. En los barrios de las principales
ciudades, los vecinos tambin se vieron obligados a organizar
comits populares, principalmente para suplir la ausencia poli
cial. Pero aunque la extensin de un supuesto caos era una de
las amenazas empleadas por el rgimen, los casos de robos o las
violaciones de la ley fueron muy limitados y no se generalizaron;
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Egipto tras la barricada Marc Almodvar


algunos de stos llevaban, adems, el sello policial. Los mani
festantes retuvieron a agentes que estaban saqueando el emble
mtico Museo Egipcio o intentando sembrar el caos por las ca
lles de las poblaciones ms importantes. El pas estaba por otras
cosas. Durante los das siguientes, mareas de personas ocuparon
la plaza desafiando las amenazas militares. El da 29, por ejem
plo, cazas F16 sobrevolaron Tahrir rompiendo la barrera del
sonido y atemorizando a los ciudadanos. Los medios oficiales,
tras das intentando ocultar los acontecimientos con las imge
nes idlicas del ro Nilo, afirmaran ahora que los manifestantes
eran mercenarios que cobraban cien dlares y coman mens de
KFC a cambio de quedarse en la plaza. Algunos aseguraban que
eran militantes de Hams y Hezbol, y otros que eran drogadic
tos que practicaban orgas o que no haba un solo egipcio entre
los acampados. La gente, sin embargo, lo tena claro: no aban
donaran Tahrir hasta que el rgimen cayera.
El nuevo vicepresidente convoc a las fuerzas polticas a un
dilogo y urgi a poner fin a las protestas, pero stas prosiguie
ron. El dilogo era rechazado, por el momento, por las fuerzas
de la oposicin. La situacin se volva cada vez ms insosteni
ble y tena visos de alargarse despus de la primera semana de
protestas. El Ejrcito, que pareca querer contener la embesti
da y dejar que sta desgastara slo al presidente, alertaba que
no pensaba disparar sobre los manifestantes, aunque no dejaba
claro cul era su posicionamiento. Mientras tanto, en Tel Aviv,
se hablaba de preocupacin por los acontecimientos. Cree
mos que Egipto saldr de sta, afirmaba un ministro israel en
Time antes de aadir que no creo que sea el momento adecua
do para democratizar el mundo rabe. 2 Estados Unidos, por
su parte, caminaba entre discursos ambiguos que apoyaban a
los manifestantes pero reafirmaban su vnculo con el presiden
te. La situacin pareca haberlos cogido desprevenidos mien
tras preparaban un plan de salida.
2 Israel has faith Mubarak will prevail, Time, 28-01-2011.

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Dieciocho das
El primero de febrero por la tarde, Mubarak volvi a dirigir
se a la nacin con un discurso paternalista que forzaba a los
egipcios a elegir entre la estabilidad o el caos en estos das
dolorosos por los que atravesamos. El dictador prometa no
ansiar mantenerse en el cargo, pero que se encargara antes de
dirigir la transicin. Tambin aseguraba que llevara a cabo la
reclamada reforma de los artculos 76 y 77 de la Constitucin
en cuanto a las limitaciones para presentar candidatura a las
presidenciales, pero sus palabras llegaban tarde y fuera de lugar.
Antes de despedirse, sin embargo, subray: sta es mi nacin
y en esta tierra morir [...] ser la historia la que nos juzgar.
El mensaje, retransmitido con un proyector en la plaza Tahrir,
fue recibido con ira por unos manifestantes que exigan la re
nuncia inmediata del presidente. A pesar de todo, una pequea
parte de stos tambin parecan querer dar un voto de confian
za al rais y esperar a que convocara elecciones. En pocas horas,
cambiaran radicalmente su punto de vista al comprobar que el
rgimen no pareca tener solucin. Pocos minutos despus del
discurso, tuvieron lugar los primeros enfrentamientos entre
partidarios y detractores del presidente en Alejandra. Los ac
tivistas afirmaban que los atacantes no parecan partidarios
afines a ninguna faccin poltica. Llegaba as la batalla del ca
mello.

La Batalla del Camello


Al da siguiente del discurso de Mubarak, la plaza se despertaba
a medio gas. Muchos manifestantes haban abandonado Tahrir
a medida que llegaban informaciones que indicaban que las co
lumnas de apoyo al presidente estaban alcanzando el centro de
la ciudad. Pero cuando se acercaba el medioda en El Cairo, los
revolucionarios no pudieron dar crdito a lo que vean sus ojos.
Grupos de pretendidos guas tursticos venidos de las Pirmi
des de Guiza vacas de turistas, empezaron a atacarles a lomos
95

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


de camellos y caballos. Los jinetes fueron desarmados, pero
eso sera slo el principio de una batalla campal que enfrent a
grupos de civiles en el corazn de la capital y que se prolong
durante ms de 24 horas, dejando cientos de heridos y al me
nos tres muertos. Los supuestos partidarios del rais aparecan
en la plaza armados con palos, cuchillos y piedras que servan
de armamento para la batalla. Muchos terminaron declaran
do haber sido expulsados de las crceles y actuar a sueldo del
rgimen. Decenas de periodistas internacionales fueron acosa
do por matones, ante la indiferencia de las fuerzas castrenses.
Mientras tenan lugar estos enfrentamientos, el Ejrcito egip
cio opt por no intervenir y abandonar sus posiciones dejando
que ambos grupos solucionaran la disputa entre ellos. Mientras
los baltageya, los matones del rgimen, atacaban a los manifes
tantes, Ismail Etman, portavoz militar, llam a los jvenes a
terminar con la protesta para mirar por el futuro y por nues
tro pas. 3
Posteriormente, 24 hombres de negocios cercanos al Parti
do Democrtico Nacional seran procesados bajo la acusacin
de haber planificado el ataque y de haber contratado a cientos
de mercenarios, encargados de poner fin a la acampada de Tah
rir. Entre ellos, se encontraban Fathi Sorour, portavoz del Par
lamento; Safwat al-Sherif, presidente del Senado y secretario
general del Partido Democrtico Nacional; el propietario de
cermicas Cleopatra, Abu el-Einen; o el showman televisivo
Mortada Mansour, que haba incitado a los partidarios de
Mubarak a desalojar a los manifestantes. Pero la jugada no les
sali del todo bien. Las imgenes del asalto a la plaza volvieron
a dar impulso a las protestas, que se repitieron de forma masiva
en los siguientes das. Adems, aparecieron entonces nuevas
formas de sabotaje al rgimen. Los polmicos conductos que
transportaban gas natural a Israel por debajo de los precios de
mercado seran saboteados por primera vez el 5 de febrero. La

Dieciocho das
accin se repiti una quincena de veces durante los meses si
guientes, boicoteando as uno de los acuerdos ms polmicos
del rgimen de Mubarak con la entidad sionista. El pacto esta
bleca que Egipto venda el gas a un precio fijo, por debajo de
las tarifas internacionales, gracias a un contrato segn el cual
suplira a Tel Aviv anualmente con 1700 millones de metros
cbicos de gas natural, el equivalente a un 40% de las fuentes
energticas de Israel. Este acuerdo sin precedentes, que benefi
ciaba a un reducido grupo de hombres de negocios muy bien
situados en ambos gobiernos, provocaba la prdida anual de
714 millones de dlares a la economa egipcia.
El rgimen sigui haciendo concesiones menores: renov a
toda la cpula directiva del Partido Democrtico Nacional,
incluido Gamal Mubarak, y concedi un aumento del 15% de
los sueldos y pensiones de los funcionarios estatales. Tambin
anunci la liberacin de 37 presos polticos, entre los que esta
ban algunas figuras de los Hermanos Musulmanes y el directi
vo de Google Wael Ghoneim. Cientos de prisioneros seguan,
sin embargo, entre rejas. Mientras tanto, el acoso a periodistas
y activistas pro derechos humanos continuaba.
Estados Unidos, por su parte, no lograba clarificar su visin
errtica de las circunstancias. Mientras desde Washington tra
taban de aproximarse a la narrativa del cambio democrtico, el
enviado especial de la Casa Blanca para afrontar la crisis, el
veterano diplomtico Frank Wisner, apoyaba el 5 de febrero la
continuidad de Mubarak en la presidencia durante el perodo
de transicin. La Casa Blanca tuvo que salir del paso afirman
do que Wisner hablaba a ttulo individual, provocando una ex
traa y confusa situacin.

3 Egypt army wants protests ended, Al-Jazeera, 02-02-2011.

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97

Egipto tras la barricada Marc Almodvar

La cada de un faran
Al mismo tiempo que el vicepresidente Omar Suleiman ex
presaba en televisin que los egipcios no estaban preparados
para la democracia,4 el 6 de febrero los Hermanos Musulma
nes abandonaban el boicot a las negociaciones y anunciaban
su participacin en una rueda de conversaciones con el vice
presidente y ex jefe de los servicios secretos. El dilogo pol
tico llegaba con una situacin enquistada; la libra haba cado
1,3 puntos y el Estado se vea obligado a vender con urgencia
843 millones de dlares en bonos del tesoro para rescatar la
economa. Mohamed Mursi y M. Saad el-Katatni fueron los
representantes que la Hermandad envi al encuentro, contra
diciendo el acuerdo de la oposicin, que el grupo islmico tam
bin haba ratificado, de supeditar el dilogo a la renuncia del
presidente.
A la salida de la reunin los islamistas mostraran una gra
ta sorpresa por la actitud de Suleiman, allanando el camino
del pacto. Fuentes oficiales hablaron incluso de la consecucin
de acuerdos respecto a la reforma constitucional o la ley de
emergencia. De esta forma, la Hermandad que no quera sa
car el pie de la calle para poder seguir presionando se distan
ciaba de nuevo de las protestas y emprenda el sendero pactista.
Alejadas de los despachos, las protestas seguan con fuerza
en la calle. Las marchas reunan a un gran nmero de gente, a
pesar de que entraban ya en la tercera semana. Los intentos
del rgimen y de la patronal de volver de forma gradual a la
normalidad topaban con la oposicin de un pueblo enervado.
Al reabrirse las oficinas y las fbricas, los trabajadores aban
donaron la calle y trasladaron sus exigencias a sus puestos de
trabajo. El 9 de febrero, la bola de nieve de las movilizaciones
obreras arrollaba con todo. Miles de empleados fabriles para
ban la produccin en Helwan, incluyendo cuatro fbricas mili
4 Entrevista a Omar Suleiman en el canal ABC, el 6 de febrero de 2011.

98

Dieciocho das
tares; los trabajadores del transporte pblico de El Cairo iban
a la huelga mientras constituan el primer sindicato libre desde
el inicio de la revolucin; tres mil mecnicos de los ferroca
rriles cortaban el paso de los trenes reclamando mejores
cond iciones de seguridad; las mujeres de la limpieza se suble
vaban en el barrio acomodado de Mohandesseen pidiendo
incrementos de sueldo, mientras otros obreros iban a la huelga
en lugares como Kafr el-Dawwar y Kafr el-Zeit. 1500 obreros
del algodn en Mahala detuvieron la produccin, y seis mil
trabajadores de la Autoridad del Canal de Suez se manifesta
ron por las calles de Port Said, Suez y Ismailiya. Quinientos
centros de atencin primaria de la Media Luna Roja se decla
raron en huelga contra la direccin corrupta de la misma, y 250
periodistas se reunieron para exigir unas nuevas elecciones en
el sindicato profesional, despus de que el ao anterior stas
hubieran sido manipuladas. Los abogados rodearon los juzga
dos reclamando el fin del rgimen. Y esto era slo la punta del
iceberg. Los casos se multiplicaban hora tras hora. La situa
cin era ingobernable .
Al da siguiente, 10 de febrero, los rumores sobre la cada
del rais iban en aumento. La cpula militar se reuni, extra
amente sin la presencia de Mubarak, mientras algunas filtra
ciones apuntaban a que la CIA afirmaba que el presidente re
nunciara al cargo esa misma noche y que incluso su esposa,
Suzanne, ya haba abandonado El Cairo. El comunicado del
Consejo Superior de las Fuerzas Armadas no fue muy revela
dor, aunque encomendaba a todos a preservar el pas. El rais,
sin embargo, slo realiz un nuevo comunicado televisivo en
que, con tono paternalista, afirmaba su compromiso verbal de
dejar el poder en pocos meses y delegaba algunos poderes en
Omar Suleiman. La respuesta de la plaza Tahrir fue la misma:
suelas de zapato contra el presidente para mostrar el rechazo a
un discurso del todo insuficiente. Sera el ltimo.
Al da siguiente, a media tarde, y con las calles una vez ms
tomadas por las masas, el vicepresidente Suleiman apareca
99

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


ante las cmaras para anunciar lo que el pueblo egipcio lle
vaba dieciocho das esperando: En estas difciles circuns
tancias por las que est atravesando el pas, el presidente Hosni
Mubarak ha decidido dimitir del cargo de presidente de la
Repblica y encargar al Consejo Superior de las Fuerzas Ar
madas la administracin de los asuntos del pas. Que Al nos
ayude.

La revolucin

despus de
Mubarak

100

Los militares:

de El pueblo y el
Ejrcito de la mano
al Kazeboon

La Junta Militar toma el poder


El mismo 11 de febrero, la televisin pblica egipcia emita el
tercer comunicado del Consejo Superior de las Fuerzas Ar
madas desde el inicio de la revolucin. Mohsen el-Fangary, su
portavoz, era el encargado de leer un discurso que acababa con
el mediatizado saludo militar en memoria de los mrtires del
levantamiento popular. El Consejo Superior de las Fuerzas
Armadas enva su ms sentido psame a las almas de los mr
tires que han dado su vida por la libertad y la seguridad de su
pas, afirmaba en una frase que slo interrumpi para ponerse
militarmente la palma de la mano sobre la frente.
Aquella imagen conmocion al pas. El Ejrcito se renda a
los revolucionarios y les extenda un sentido homenaje al ms
puro estilo castrense. Las imgenes del saludo de Fangary se
mezclaban en el imaginario de la gente, gracias sobre todo al
trabajo de los medios, con las de soldados sosteniendo bebs
103

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


e n sus manos u otros miembros del Ejrcito que haban dejado
sus armas para unirse a los manifestantes, quienes los pasea
ban a hombros como si fueran toreros salidos de una corrida.
As se rememoraban episodios histricos picos y se defenda
el carcter nacional de las Fuerzas Armadas. Todo era de co
lor de rosa. Pareca que el romance entre el pueblo y el Ejrci
to, sintetizado en el grito de El pueblo y el Ejrcito unidos
en u na sola mano era imposible de romper; las Fuerzas Ar
madas eran proyectadas local e internacionalmente como las
autnticas salvadoras de la revolucin.
Sin embargo, aquella imagen no ocultaba el papel confuso
jugado por las Fuerzas Armadas durante el levantamiento po
pular. El mismo 28 de enero, cuando las tropas militares toma
ron las calles en sustitucin de la polica, aqullas reprimieron
las protestas de igual o peor forma. A raz de ello, aquella no
che grupos de manifestantes prendieron fuego a un tanque mi
litar en el mismo corazn de la plaza Tahrir. Las Fuerzas Ar
madas tambin haban intentado por activa y por pasiva el
desalojo de la explanada, y haban sido excesivamente condes
cendientes y pasivas ante el ataque de los matones en la Batalla
del Camello. De hecho, mientras la plaza era atacada por los
partidarios del rgimen, haban pedido pblicamente a la gente
que abandonara el espacio. La Polica Militar tambin haba
perpetrado el asalto a oficinas de grupos de derechos humanos
y casas de activistas para echar un vistazo a sus ordenadores,
practicando detenciones e intimidaciones que, en algunos ca
sos, haban terminado en denuncias de tortura. Investigaciones
posteriores de un comit gubernamental, silenciadas por las
autoridades, revelaron un papel an ms activo del Ejrcito en
la detencin y apremio de manifestantes y en la desaparicin
de un gran nmero de ciudadanos en controles de carretera,
especialmente en el sur de la capital egipcia.1 Cerca de un mi
1 Algunos detalles del informe seran revelados por el peridico egipcio
Shorouk y por el britnico The Guardian.

104

Los militares: de El pueblo y el Ejrcito de la mano al Kazeboon


llar de personas fueron denunciadas como desaparecidas por
sus familiares durante el levantamiento popular, sin que volvi
eran a sus casas tras la renuncia de Mubarak. Segn este in
forme, de ochocientas pginas, varios ciudadanos murieron
durante su detencin a manos de las Fuerzas Armadas y fueron
enterrados en fosas comunes al no haber podido ser identifica
dos. La investigacin apuntaba tambin a la participacin mili
tar en la muerte por tortura de al menos un manifestante de
tenido en la plaza Tahrir, y se sugera su posible participacin
en la muerte de 68 presos, como mnimo, que haban escapado
de la prisin de Fayoum. Las Fuerzas Armadas tambin hab
ran ordenado la liberacin de prisioneros en, por lo menos, la
ciudad de Suez. Pero estas informaciones fueron escondidas
durante meses a una opinin pblica que sigui cegada un
tiempo por el discurso de la unin con el Ejrcito y creyendo
que los militares haban salvado al pueblo de las garras del
mubarakismo.
Esta lectura tambin obviaba otro hecho bsico. Y es que
el Ejrcito era el pilar central de un rgimen nacido sesenta
aos atrs, con la sublevacin de los oficiales libres, y que se
transform hasta llegar a los tiempos de Mubarak. Egipto
viva bajo un rgimen militar desde que, en julio de 1952, un
grupo de oficiales sacaran los tanques a la calle para derribar
al rey Farouk, a quien acusaban de ser un ttere del poder co
lonial britnico. Desde entonces, el pas se haba sustentado
sobre el poder del Ejrcito, y sus cuatro presidentes Naguib,
Nasser, Sadat y Mubarak provenan de las filas castrenses.
La cada de Mubarak volvi a poner en primer plano de la
escena poltica a una cpula militar hasta entonces omnipre
sente pero invisibilizada y, sobre todo, inteligentemente rele
gada a un segundo plano. A pesar de los orgenes militares del
propio dictador, sus apariciones pblicas siempre se realiza
ban vestido de civil, por lo que las imgenes en la prensa y
televisin de las reuniones de los cabecillas militares ya
implica
ban un cambio enorme en un imaginario colectivo
105

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


claramente afectado por el endulzamiento cinematogrfico y
meditico de las antiguas proezas picas, algunas bastante
discutibles.
El Consejo Superior de las Fuerzas Armadas, la institucin
a la que Mubarak haba legado su poder, haba sido creado por
Sadat en 1973 a raz de los preparativos de la cuarta guerra ra
be-israel, la conocida como Guerra de Octubre o del Yom
Kippur. Compuesto por una veintena de altos oficiales milita
res, este organismo normalmente siempre haba sido presidido
por el jefe de Estado, situacin que cambi durante la revolu
cin. El 10 de febrero, este rgano se reuni sin la presencia
de Mubarak, auspiciando rumores sobre un posible golpe mi
litar en el pas.
La cpula militar estaba, adems, claramente tutelada por
Washington. Desde los acuerdos de Camp David, reciba una
inyeccin de ms de 1300 millones de dlares anuales de ayuda
directa, sin control poltico, provenientes de Estados Unidos
para mantener la estabilidad en la zona. Slo las aportacio
nes norteamericanas al Estado sionista de Israel superaban
este monto. Cerca de cuarenta mil millones de dlares en ayuda
militar haban viajado de Washington a El Cairo desde 1979,
ao de los acuerdos, indicador del paternalismo estadouni
dense sobre la cpula militar egipcia.
La Junta estaba formada esencialmente por oficiales de la
vieja guardia, la mayor parte de los cuales bien entrados en los
sesenta, a las puertas de la jubilacin o en edad de jubilarse. Al
frente, se encontraba el mariscal Hussein Tantawi, ministro de
Defensa del rais desde 1991. El mariscal haba entrado en es
cena cuando Mubarak se sac de encima al incmodo Abd elHalim Abu Ghazala, quien se rumoreaba que poda disputarle
el cargo. Tantawi estaba hecho de otra pasta y tena, a la cada
del rais, 76 aos, de los cuales llevaba veinte trabajando codo
con codo con Mubarak: y se converta as en el ministro que
ms tiempo haba durado en el cargo desde la creacin del
Egipto moderno. Segn una informacin revelada por Wiki
106

Los militares: de El pueblo y el Ejrcito de la mano al Kazeboon


leaks, oficiales del Ejrcito y autoridades norteamericanas de
finan a Tantawi como el perro faldero de Mubarak y una
persona de edad reticente a los cambios. 2 Segn el embajador
estadounidense, su nica obsesin era mantener el statu quo
militar hasta el fin de sus das. Arcaico, inflexible y fijado en
su punto de vista, fueron algunos de los adjetivos empleados
en los documentos para definir a este oficial con poca am
bicin poltica.
El segundo integrante de la cpula militar, Sami Anan,
era, a pesar de su formacin sovitica, el hombre de Washing
ton. Con 64 aos de edad, formaba parte de la vieja guardia,
pero tambin era el personaje del momento para los Herma
nos Musulmanes, que lo vean como una figura incorruptible
y una apuesta de futuro para la transicin. Cuando el pueblo
egipcio estall, Anan curiosamente se encontraba en Esta
dos Unidos. All sola viajar para negociar la millonaria ayu
da econmica de Washington al Ejrcito egipcio y, a la cada
del rais, sigui manteniendo contacto casi a diario con sus in
terlocutores estadounidenses. Por eso, muchos crean que l
era el autntico hombre fuerte del consejo militar. Calificado
como un tipo duro, modesto y sensato, se lleg a rumorear
que podra incluso presentarse a las presidenciales, lo que al
final no hizo. Anan era habilidoso. El 10 de febrero, ya retor
nado de su viaje a Estados Unidos, realiz una oportuna
aparicin en la plaza Tahrir, donde se le atribuyeron algunas
declaraciones segn las cuales afirmaba que los militares se
haban negado a obedecer las rdenes presidenciales de dis
parar contra los manifestantes. Evidentemente, eso le hizo ga
narse la empata de una buena parte de los revolucionarios,
que llegaron a publicar folletos alabando su honestidad duran
te la temporada en que el romance entre Ejrcito y revolucin
todava se mantena.

2 Cables 08CAIRO2091 y 08CAIRO524_a.

107

Egipto tras la barricada Marc Almodvar

La Repblica de los Generales


El Ejrcito dispona de una fuerza aproximada de 486 000
hombres, la ms potente del mundo rabe, que se nutra de j
venes de todo el pas reclutados para el servicio militar obliga
torio. Pero el verdadero poder de las Fuerzas Armadas no se
encontraba en su capital humano, ni mucho menos en su desfa
sado poder militar. Sus garras se expandan por los cuatro rin
cones del Estado egipcio gracias a la denominada Repblica
de los Generales. 3
En el perodo 1954-1962, cerca de 1500 oficiales militares
fueron nombrados para altos cargos de la sociedad civil. Sadat
intentara civilizar un poco la Administracin durante su man
dato, pero la entrada de Mubarak volvi a hacer crecer el n
mero de carteras y puestos de responsabilidad civil en manos
de militares. Defensa, aviacin civil, produccin militar y desa
rrollo local eran cargos ministeriales siempre en manos cas
trenses, mientras que otras como transportes, comunicaciones,
medio ambiente y solidaridad tambin solan tener ministros
militares. Las subsecretaras o las direcciones generales de los
ministerios solan caer de la misma forma en manos de oficiales
retirados, as como la direccin de empresas pblicas. Desde
1990 hasta la cada de Mubarak, entre el 50 y el 80% de los
gobernadores locales provenan del sector militar, ms un 20%
adicional procedente de los cuerpos policiales o las agencias de
seguridad. Sumando los cargos locales menores (alcaldas, di
recciones de distritos, vicepresidencia de provincias, etc.), se
calcula que no menos de dos mil oficiales jubilados formaban
parte de la estructura administrativa local del pas. Y la lista
segua: en las universidades, las agencias de investigacin cien
tfica, los consejos nacionales de juventud, los consejos de radio
y televisin... En definitiva, miles de oficiales retirados configu
3 Yezid Sayigh: Above the State: The Officers Republic in Egypt,
Carnegie Middle East Center, 1-09-2012 [online].

108

Los militares: de El pueblo y el Ejrcito de la mano al Kazeboon


raban el mapa de poder real de la sociedad egipcia. Sus pensio
nes, de alrededor de 500 dlares mensuales, se podan multipli
car fcilmente por diez veces gracias a su participacin
econmica en la vida civil. Se aseguraban as jubilaciones dora
das, seguridad econmica, un relativo control poltico del pas
y una extensa red de ingresos econmicos para el entramado
de las Fuerzas Armadas. Estaban por todas partes.
Las Fuerzas Armadas eran, adems, el nico estamento p
blico alejado del control administrativo. Aunque un departa
mento especial del Ministerio de Finanzas se encargaba de los
presupuestos del Ejrcito, esta informacin era del todo confi
dencial y un autntico secreto de Estado. Ningn cuerpo civil
tena la potestad de preguntar sobre los gastos militares. De
hecho, la continuidad de este blindaje sera uno de los puntos
calientes de debate de la transicin poltica en el pas y una l
nea roja infranqueable.
La corrupcin militar tampoco era monitorizada por nadie.
Slo el presidente tena derecho a supervisar las acciones de las
Fuerzas Armadas. La Agencia para el Monitoreo Administra
tivo era la entidad encargada de controlar la corrupcin en el
pas. En los tiempos de Mubarak, sta siempre haba estado
bajo control militar, basado en el principio de fidelidad exten
dido en el pas. En definitiva, casi todas las piezas del pastel
eran controladas directa o indirectamente por miembros de un
estamento castrense claramente desideologizado en compara
cin con la poca nasserista. El rgimen, de hecho, haba com
prado su silencio.
En 1989, Mubarak destituy al ministro de Defensa, Abd
el-Halim Abu Ghazala, debido a una historia de corrupcin.
Ghazala revenda en Irak y Afganistn parte del armamento
que Egipto reciba gracias a los acuerdos de Camp David. Mu
chos analistas coincidieron en ver sta como una destitucin
poltica. Ghazala era un hombre de una enorme popularidad,
tanta que poda llegar a eclipsar al propio rais, por lo que mu
chos creyeron que Mubarak haba destapado los documentos
109

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


secretos del ministro para quitrselo de encima. De hecho, su
nombre son como posible rival electoral del rais en las presi
denciales de 2005, tres aos antes de que perdiera la vida a
causa de un cncer. Sea como fuere, todo el mundo coincidi
en que, tras su destitucin, la aureola de la cpula militar cam
bi de forma radical. Mubarak, con la obsesin de afianzar su
control sobre el pas, inici una reforma del rgimen y ms con
cretamente del Ejrcito, desde los rangos en s hasta la influen
cia que stos tenan.
A partir de entonces, el Ejrcito jugara a la ubicuidad y
entremezclara la repblica militar con la esfera civil. En 1991,
esto represent un punto de inflexin del pas hacia el clien
telismo y los privilegios. Este nuevo perodo marcara y trans
formara, especialmente, a la cpula militar, a la que se haban
prometido nuevas cuotas de poder y jubilaciones doradas en
instituciones civiles, a cambio de abstenerse de su participacin
activa en poltica. Era el llamado subsidio de lealtad, que im
plicaba especialmente a los altos rangos y que instal en el
Ejrcito la promocin basada en el clientelismo. Y es que los
cargos polticos eran una parte jugosa del pastel, pero no repre
sentaban todo el pastel.
La entrada de Egipto en el consenso de Washington y los
dictados del FMI, con la liberalizacin del mercado egipcio y la
privatizacin de empresas estatales, permitieron que el Ejrci
to controlara an con ms fuerza la economa a travs del
nombramiento de oficiales para los consejos de administracin
de dichas empresas, que seguiran en manos militares y priva
tizaran sus ganancias. Esta prctica aport enormes riquezas a
los altos rangos castrenses. Este proceso iniciado en 1991
l lev a los oficiales a sentarse al frente de los consejos de ad
ministracin de los holdings de transporte, electricidad, agua,
saneamiento, gas natural o petrleo, y a tener un amplio con
trol sobre los sectores pblicos asociados, como la construc
cin, la vivienda, el desarrollo agrcola y el turismo. El Ejrci
to, de hecho, controlara cerca del 85% del terreno estatal no
110

Los militares: de El pueblo y el Ejrcito de la mano al Kazeboon


explotado en virtud de una ley que le converta en su defensor
como garante de la defensa nacional. A menudo, sin embargo,
estas tierras terminaban siendo explotadas como inversiones
econmicas en beneficio militar. Incluso se lleg a crear una
agencia especfica para esta finalidad. Entre 1991 y 2011, hasta
24 ciudades o urbanizaciones fueron levantadas por la indus
tria constructora en manos militares, que aloj all a ms de
cinco millones de civiles, explotaciones tursticas o resorts
aparte. Todo era posible. Madinat Nasr, la costa norte o Sidi
Crir fueron algunos de los casos ms clamorosos de este proce
so de enriquecimiento castrense.
La enorme riqueza de los militares se concentraba slo en
unas pocas manos. En concreto, en un 15% de los altos cargos,
segn informara a Reuters un general retirado del Ejrcito.4
Mientras un oficial de lite poda hacer millones de dlares y
acceder a la red de negocios de las Fuerzas Armadas, un oficial
de rango medio o bajo apenas perciba 2500 libras al mes, unos
300 euros, tras el cobro de los extras e incentivos; el clasismo
estaba fuertemente instalado. El Ejrcito ya no era aquella or
ganizacin que, en tiempos de Nasser, haba significado una
oportunidad de ascenso en la escala social para las clases des
favorecidas. El acceso a la Universidad Militar, por ejemplo,
era imposible para aquellos jvenes cuyos padres no tuvieran
un diploma universitario. El sistema de complejos exmenes de
acceso conllevaba que ste prcticamente slo fuera asequible
a jvenes con capacidad para pagar escuelas privadas. Adems,
la promocin entre el personal de tropa no deba nunca exceder
el 10% de los nuevos oficiales y stos nunca podan llegar a
cargos superiores a los de capitana. Las redes de lealtad eran
esenciales para el nombramiento de unos u otros en posiciones
clave de poder. La golosa administracin del Canal de Suez es
taba bajo control del personal de las Fuerzas Armadas, as
4 Special report: In Egypts military, a march for change, Reuters, 1004-2012.

111

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


como tambin se hicieron con el mando del entonces monopo
lio de las telecomunicaciones y la telefona fija a travs de la
empresa Telecom. Muchos pasaron directamente a ser propie
tarios de estas empresas privatizadas. Los militares nombrados
por los rganos directivos de estos holdings podan fcilmente
llegar a cobrar sueldos de entre 16 000 y 83 000 dlares men
suales. Beneficios que podan convertirse en millones si jugaban
bien sus cartas. La cpula militar viva, literalmente, montada
en el dlar.
Los oficiales tambin dominaban una extensa red de fbri
cas y empresas que se haban mantenido hasta entonces bajo
control estatal. La presencia militar estaba por todas partes:
desde las estaciones de gasolina Wataneya al agua embotellada
Safi pasando por los cigarrillos Cleopatra; de televisores a pes
ticidas pasando por verduras, pasta alimentaria u hostelera.
Prcticamente cualquier cosa era susceptible de tener partici
paciones de la industria castrense, aunque el monitoreo de sta
era un tema tab. Las cifras globales son todava, a da de hoy,
una incgnita. La mayora de informes hablaban de un sector
que poda representar entre un 25 y un 40% del producto inte
rior bruto del pas. Segn informaciones militares, slo uno
de los mltiples holdings que controlan, el Proyecto de Servicio
Nacional, que agrupa a cuatro empresas, haba logrado un be
neficio de 1300 millones de dlares entre 1990 y 2011. Otros
informes hablaban de una rentabilidad cercana a los 200 millo
nes de dlares anuales para los negocios militares. 5
Uno de los holdings ms relevantes era la Organizacin
rabe para la Industrializacin (AOI, por su nombre en in
gls), que agrupaba a doce fbricas y ms de deicisis mil
trabajadores.6 El 70% de su produccin tena un destino civil,
5 Sarah El-Deeb: Egypts military generals defend their business,
Associated Press, 28-03-2012.
6Profile: The Arab Organization for Industrialization, Egypt In
de
pendent, 05-09-2012.

112

Los militares: de El pueblo y el Ejrcito de la mano al Kazeboon


mientras el restante 30% provena del mantenimiento de mate
rial blico y la produccin de pequea maquinaria de guerra.
Creada en 1975 como una de las principales productoras arma
mentsticas del mundo rabe, a partir de los acuerdos de paz de
Camp David y del compromiso estadounidense de suplir anual
mente con 1300 millones de dlares al Ejrcito egipcio, el holding se reconvirti a la industria civil y empez a producir tele
visores y receptores de satlite, y consigui asimismo licencias
para fabricar los coches coreanos Kia o los franceses Peugeot,
aunque su gran xito fue la fabricacin anual de diecisiete mil
jeeps Cherokee. A pesar de ser financiada pblicamente a tra
vs del Ministerio de Defensa, su labor se encontraba fuera del
monitoreo pblico y alejada del control parlamentario. Con
unas ventas anuales de 430 millones de euros, el beneficio
anual de la AOI se situaba en torno a los 60 millones de euros.
Siempre por encima de la ley, los negocios de los militares
gozaban de importantes exenciones fiscales y otros beneficios
exclusivos. Los trabajadores, que no estaban sujetos a los ya de
por s precarios derechos laborales y sindicales del conjunto del
pas, cobraban en muchas de estas fbricas entre 17 y 28 dlares
mensuales. En algunos casos, sin embargo, se denunciaron ca
sos de trabajadores que ni siquiera reciban un sueldo al haber
sido empleados a cambio de lo que deba ser su servicio militar
obligatorio. Autnticos tiburones del mercado, algunas fbricas
contrataban obreros del sudeste asitico como mano de obra.

Victoria popular o golpe de Estado silencioso?


La entrada de Egipto en el neoliberalismo agresivo condujo al
pas, en definitiva, a la acentuacin de una oligarqua de claro
signo militar. De hecho, la poltica de clientelismo y lealtad de
un Ejrcito concentrado ms en los negocios que en las prcti
cas blicas llev a que ste perdiera su capacidad operacional;
su cpula, claramente envejecida y encabezada por un mariscal
113

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


de 76 aos, era reacia a los cambios y la modernizacin. Todo
en virtud de la estabilidad institucional. As lo interpretaron
las autoridades estadounidenses en varios documentos revela
dos por Wikileaks que hablaban de un Ejrcito vetusto, que
ya no est preparado para combatir. Segn los documentos
filtrados, los diplomticos norteamericanos valoraban que el
Ejrcito egipcio no es la fuerza profesional que muchos consi
deran. Est hinchada y su ncleo, entregado tras el mecenazgo
de Mubarak. Su formacin es inconexa, el mantenimiento del
equipo, profundamente inadecuado y es dependiente de Esta
dos Unidos en la financiacin logstica.
Pero, a pesar de los astronmicos beneficios, los generales
estaban inquietos. La entrada en el Gobierno del clan Ga
mal pona en jaque el equilibrio de poderes dentro del Ejrci
to. El tema de la herencia haba levantado ampollas en la cpu
la militar. El proceso de liberalizacin pona en el punto de
mira los negocios militares, y los excesos de Gamal Mubarak
y sus amigos no eran bien vistos por la vieja guardia. Para
muchos, el hijo del rais era como un nio consentido sin capa
cidades polticas y su hipottico acceso al poder poda poner
fin a las hasta entonces alternadas presidencias militares. Ga
mal jugaba para muchos el papel del heredero irresponsable y
era visto como alguien que slo beneficiaba a sus amigos. Y lo
haca de una forma tan descarada que rompa las reglas no es
critas de la corrupcin estatal. Esas corruptelas, siempre pre
sentes en el rgimen, llegaban a unos niveles de evidencia p
blica tan grandes que ponan en peligro la estructura misma
del Estado militar.
La agresividad del proceso de liberalizacin econmica en
cabezado por el grupo de Gamal tambin preocupaba a los mi
litares. Varios documentos desclasificados por Wikileaks apun
taban en este sentido. La embajadora estadounidense en El
Cairo sealaba en 2008, en un documento filtrado, que la pro
fundizacin en las reformas era interpretada por los militares
como una amenaza a sus posiciones econmicas. El mismo
114

Los militares: de El pueblo y el Ejrcito de la mano al Kazeboon


mariscal Tantawi era citado en 2008 en otro informe prctica
mente en el mismo sentido. Los intentos de aplicar el neolibe
ralismo al pie de la letra, como queran Gamal y compaa,
eran percibidos como una amenaza al reparto del pastel en ma
nos de los militares. Pero su poder era an muy grande.
De hecho, las primeras reacciones del rais tras el levan
tamiento popular parecan querer calmarlos. Mubarak trat
de convencer a las Fuerzas Armadas de que descartaba la op
cin Gamal, poniendo sobre la mesa el nombre del prestigioso
y temido jefe de inteligencia Omar Suleiman, en un claro gesto
hacia Washington y los dinosaurios del rgimen. El nombra
miento del ex comandante de la Aviacin Ahmed Shafiq como
primer ministro tambin poda leerse como una concesin a
ese Ejrcito inquieto. Fue por eso que, desde el primer momen
to, todo el mundo vio claro que en la reaccin de la cpula mi
litar estara la clave de todo. A la cada del rais, fueron nume
rosas las figuras que se plantearon si lo que estaba pasando era
una victoria popular o un golpe de Estado silencioso. Los mo
vimientos militares, que se aceleraron polticamente a raz del
encuentro de la Junta Militar el 10 de febrero sin el rais, daban
lugar a este tipo de suspicacias; el Ejrcito sacrificaba a Muba
rak para salvar al rgimen.
Sea como fuere, el Consejo Superior de las Fuerzas Arma
das tom el poder del pas de forma efectiva aquel 11 de febre
ro, despus del histrico discurso de Omar Suleiman. Al da
siguiente, el general Fangary volvi a aparecer en la televisin
pblica para emitir el comunicado nmero 4 de la Junta Mili
tar, en que afirmaba que los militares se comprometan con el
proceso de transicin civil democrtica. Pero Fangary tambin
hizo un llamamiento a respetar la legalidad vigente, un claro
pilar del rgimen, y, lo ms significativo, a respetar todos los
acuerdos internacionales. Un guio de cara al vecino Israel y la
Casa Blanca. Tantawy se reunira ese mismo da con el primer
ministro Ahmed Shafiq para devolver la vida a la normalidad
lo ms rpido posible. Lo primero que hicieron fue reclamar a
115

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


los revolucionarios que volvieran a sus casas. Como muestra de
buena voluntad y de capacidad financiera, el Ejrcito mismo
entregara dos mil millones de dlares al Gobierno egipcio y
concedera un prstamo de mil millones ms al Ministerio de
Finanzas. De entrada, el Consejo Superior de las Fuerzas Ar
madas rechaz ceder el poder de la transicin a ninguna enti
dad civil o mixta. ste haba sido el caso de Tnez, pero los
militares egipcios no queran imitar ese ejemplo. Ellos estaban
al cargo. En un principio, prometan ceder el poder en seis me
ses. Pero no fue as.
La consigna era clara. Estabilidad. Retorno a la normali
dad. Nosotros nos encargamos. No sera un camino fcil.

El pacto de la transicin
Para dirigir la transicin y controlar el pulso de la calle, los
militares gozaron de una alianza poltica de hierro con los
que, hasta entonces, se haban presentado como sus principales
adversarios. La sombra de un acuerdo bajo la mesa, tutelado
por Washington, entre militares e islamistas, entre el Consejo
Superior de las Fuerzas Armadas y los Hermanos Musulma
nes, entre una de las instituciones ms seglares y una de las
ms religiosas de todo el pas, plane sobre todo el proceso de
transicin. Era una alianza aparentemente antinatural, pero la
nica posible para dos potencias polticas temerosas de verse
desgastadas por la presin popular latente en la calle. Una no
quera perder comba en el nuevo rgimen que vendra y la otra
estaba deseando saborear el poder tantas dcadas negado.
La desconfianza mutua, sin embargo, marc todo el pero
do de transicin. El 10 de febrero, un da antes de la renuncia
del dictador, Essam el-Erian alertaba de su miedo a un posible
golpe de Estado. En el recuerdo de los islamistas estaba la con
frontacin con el nasserismo, en la dcada de 1950, y el golpe
de Estado militar en Argelia de 1992. Un recuerdo que sobre
116

Los militares: de El pueblo y el Ejrcito de la mano al Kazeboon


volara y condicionara las complejas relaciones entre militares
y Hermanos Musulmanes. A pesar de todo, destacadas figuras
de la Hermandad se esforzaron en recordar que el escenario
de 2011 poco o nada tena que ver con el de 1952 y rechazaron
la definicin de golpe de Estado planteada por algunos me
dios, en un esfuerzo por garantizar la continuidad de ese ma
trimonio de conveniencia. Un enlace que se haba gestado jus
to antes de la cada de Mubarak: diez das antes, el 1 de febrero,
los Hermanos Musulmanes reconocan negociaciones con el
Ejrcito para deponer al entonces todava presidente y mostra
ban pblicamente su confianza en que seran las Fuerzas Ar
madas las que haran caer al rais. Pero la primera gran muestra
pblica de este gran acuerdo se dio con el referndum de refor
ma constitucional.
Los militares anularon la Constitucin el 15 de febrero. Con
el fin de afianzar el control sobre la transicin y solucionar el
conflicto legal producido por el vaco de poder, la Junta Militar
propuso rpidamente una reforma constitucional que les otor
gara los plenos poderes necesarios para salir adelante y liderar
el proceso. El idelogo de la reforma sera el general Mamdouh
Shahin, responsable de los asuntos legales del Consejo Supe
rior de las Fuerzas Armadas.
No haba pasado ni una semana de la cada del rais, cuando
31 organizaciones de derechos humanos criticaron que el comi
t creado para redactar la reforma de las disposiciones consti
tucionales encargada por la Junta Militar no cumpla la funcin
de reflejar la diversidad de la sociedad egipcia. En el mismo,
compuesto por ocho figuras, participaban destacadas figuras
del antiguo rgimen, algunas de las cuales ya haban reformado
la Constitucin en 2005 y 2007, bajo el mandato de Mubarak.
Entre los grupos de oposicin slo figuraba el nombre de los
Hermanos Musulmanes.
En paralelo a este proceso, la calle segua presionando por
un cambio revolucionario, exigiendo la dimisin del Gobierno
de Ahmed Shafiq, nombrado por el dictador depuesto. Su re
117

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


nuncia llegara el 3 de marzo, tras un histrico debate televisivo
en el que el periodista Hamdy Kandil y el escritor Alaa elAswany pusieron contra las cuerdas al jefe del ejecutivo. En su
lugar, se coloc a un tecncrata, Essam Sharaf, que no tardara
en ser calificado de ttere de los militares por las fuerzas revo
lucionarias. La calle segua estallando contra el rgimen poli
cial y la misma noche de la dimisin de Shafiq decenas de sedes
policiales fueron asaltadas en todo el pas por jvenes acti
vistas, que destapaban as la destruccin sistemtica de do
cumentacin policial. Un mar de papeleo triturado llenaba las
comisaras. La documentacin salvada pudo poner de mani
fiesto el control total que se tena sobre cualquier tipo de acti
vidad pblica e incluso privada, ya fuera poltica o no. Listados
de n
ombres seguidos por vagas descripciones, ceds llenos de
informacin aparentemente banal eran el ejemplo grfico del
seguimiento total y paranoico que la polica haca de la pobla
cin egipcia. Pero mientras la calle palpitaba, en los despachos
se aceleraba el maquillaje de la Carta Magna.
La reforma constitucional, segn denunciaban los revolu
cionarios, desenterraba la vieja Constitucin de 1971 y avalaba
las leyes del antiguo rgimen para el perodo transicional. Pero
lo ms relevante era, quiz, que otorgaba poderes casi absolu
tos a la Junta Militar. En virtud de la reforma del artculo 56,
sta no slo se reservaba el poder ejecutivo sino tambin el le
gislativo, as como el derecho de nombrar cargos pblicos, es
pecialmente el primer ministro y los miembros de su Gobierno.
El resto de cambios se centraban en ocho puntos, la mayo
ra de los cuales seran claves en el transcurso del proceso. En
tre las ms destacados, la reforma del artculo 76, que facilita
ba la participacin en las elecciones presidenciales de las
candidaturas independientes (no adscritas a ningn partido),
mientras que el 75 aada nuevos requisitos a estas candidatu
ras. Agregaba, por ejemplo, el origen egipcio puro del candida
to: hijo de egipcios sin dobles nacionalidades y casado con una
persona tambin de nacionalidad puramente egipcia. En otro
118

Los militares: de El pueblo y el Ejrcito de la mano al Kazeboon


artculo relevante, la reforma del artculo 88, se devolva el
control judicial total sobre el proceso electoral. El artculo re
tornaba, en definitiva, a su redactado original antes de que
Mubarak suprimiera de forma polmica el control judicial de
las elecciones de 2006 en su lucha contra los jueces. La Consti
tucin tambin haca desaparecer de manera misteriosa algu
nos artculos del texto de 1971 relacionados con la justicia so
cial. Los artculos 13, 17, 23 y 44 sobre el derecho al trabajo, el
acceso a la salud y el seguro social, el aumento del nivel de vida
y el establecimiento de un salario mnimo no aparecan en el
nuevo redactado. Tampoco algunos artculos referentes a la so
lidaridad social, la igualdad de oportunidades o la familia
como base de la sociedad.
Aparte de estos cambios, el corazn de la vieja Constitu
cin segua inalterado, lo que provoc la crtica del frente revo
lucionario. Estas fuerzas polticas pidieron el voto contrario a
la reforma y exigan una nueva Carta Magna redactada desde
cero. Incluso el ex secretario general de la Liga rabe, y pieza
importante de la cara amable del antiguo rgimen, Amr Mou
ssa, pidi el voto contrario a la reforma. Algunas figuras del
antiguo rgimen tambin expresaron su rechazo a las enmien
das, aunque con el claro objetivo de poner palos en las ruedas
de todo proceso de cambio.
Tanto los militares como las fuerzas islamistas, encabeza
das por los Hermanos Musulmanes, se posicionaron a favor de
la misma. Otros grupos islamistas como Gamaa Islamiya pe
dan el voto favorable a la reforma, mientras que algunas orga
nizaciones salafistas repartan panfletos por las calles de El
Cairo pidiendo el voto en favor de la reforma para hacer fren
te a los enemigos del islam. Las formaciones islamistas, inclui
da la Hermandad, seran acusadas de distribuir bolsas de comi
da y comprar votos en zonas de clases sociales desfavorecidas
en los das previos a la votacin. Los sheyjs utilizaron los esca
parates de los minbars de las mezquitas o los canales de tele
visin para pedir el voto a favor de la reforma, y el uso de la
119

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


amenaza del miedo religioso estuvo presente incluso en las co
las de las votaciones. De forma kafkiana, el Ejrcito, una de las
instituciones aparentemente ms seglares del pas, se aliaba sin
problemas con las fuerzas religiosas para pasar la prueba de la
reforma constitucional.
El 19 de marzo, 45 millones de egipcios fueron consulta
dos en las urnas sobre su posicin respecto a la citada reforma.
Con un clima de optimismo meditico generalizado, las imge
nes de las largas colas mitigaban las denuncias de irregularida
des, que fueron claramente menores a anteriores y tambin
futuras citas. Al final, la participacin se situ en un 41,2%. De
estos, un 77,2% de los votantes (14,2 millones de personas)
expresaron su apoyo a la reforma, mientras que un 22,8% la
rechaz.
Los resultados, bastante lgicos dado el poco tiempo de
preparacin y el desconocimiento generalizado del texto apro
bado, abran el camino al liderazgo militar de la transicin y
suponan el primer revs para buena parte de las fuerzas revo
lucionarias seglares, que vean por primera vez como el camino
que quedaba por recorrer sera largo y tortuoso. sta sera pro
bablemente la otra victoria de la Junta Militar y las fuerzas is
lamistas. Los resultados bajaron a las fuerzas revolucionarias
seglares de la nube en que la revolucin las haba colocado y, a
la vez, les pona frente al principal obstculo a superar en todo
el proceso de transicin.
En apariencia, tras el posicionamiento de las fuerzas isla
mistas se encontraba el miedo a que una reforma integral de la
Constitucin llevara a una rebaja del papel de la sharia islmi
ca, especialmente en el conflictivo artculo 2. Pero una visin
con ms perspectiva apunta a que detrs pareca construirse un
acuerdo ms estable de cara a la transicin, en especial respec
to a los Hermanos Musulmanes que, de esta manera, ponan
sobre la mesa la primera fractura entre las fuerzas polticas de
Tahrir. Pero este acuerdo bajo mano con los militares, firme en
buena parte de las medidas polticas, se tambale en algunos
120

Los militares: de El pueblo y el Ejrcito de la mano al Kazeboon


momentos por la histrica desconfianza mutua y los cambios
de timn de una y otra parte.
Para las fuerzas revolucionarias, la derrota de la reforma
constitucional y, con ello, la vinculacin de la transicin a los
militares, fue uno de los pasos en falso ms graves de toda la
revolucin. As se pona sobre la mesa el mapa del proceso de
democratizacin de los militares, la transicin y la fractura
poltica provocada por la entrada en escena de los partidos y
sus intereses divergentes. Si durante el mes de marzo las fuer
zas revolucionarias haban sido capaces de seguir presionan
do hasta forzar la dimisin del Gobierno de Ahmed Shafiq, el
ltimo nombrado por Mubarak, a partir de entonces la calle
perdi el pulso poltico del momento. Sin una maquinaria

electoral de la que slo el antiguo rgimen y los Hermanos Mu


sulmanes disponan, la resaca del fracaso en el referndum
durara bastante entre las fuerzas revolucionarias, que se vie
ron abocadas a aceptar unas reglas del juego y una dialctica
impropias. Las fuerzas islamistas eran conocedoras de que el
tiempo jugaba en su contra y que deban aprovechar el empuje
del proceso y, sobre todo, la imagen que haban cultivado de
oposicin vctima del rgimen. Eso tena que darles rdito elec
toral a corto plazo. Militares e islamistas trazaban juntos el ca
mino de la transicin.

Khairat Shater: el hombre de la transicin


El 3 de marzo, la crcel de Tora acoga otro momento histrico
del proceso. Entre gritos de Allahu akbar y a favor del Ejrci
to, eran liberados Khairat Shater y Hussein Malek. Ahora es
nuestro turno para reformar el pas, gritara Shater a la sali
da del centro penitenciario despus de cinco aos entre rejas.
Como si se tratara de un partido de golf. Era su turno.
Shater y Malek no eran presos islamistas comunes. Encar
celados por el famoso caso de las milicias de El-Azahar, estos
121

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


prominentes hombres de negocios eran considerados los cere
bros econmicos de los Hermanos Musulmanes. Shater, que
haba pasado cerca de doce aos en las crceles del rgimen
de Mubarak, era conocido como el ministro de Finanzas de
la formacin y, junto con Malek, sus empresas eran el centro
del entramado econmico de los Hermanos Musulmanes. Una
prolfica carrera empresarial que comenz en 1986 con la crea
cin de Salsabeel, la compaa de informtica clausurada por
la polica de Mubarak en 1992 y que los acab llevando por
primera vez a las crceles del rgimen. Despus vendra la di
versificacin del negocio, con ramificaciones en Turqua, Catar
o Arabia Saud. Muebles, ropa, leche y hasta la construccin de
autobuses en un imperio que, una vez Shater fuera de la crcel,
se extendera tambin a los supermercados Zad, administrados
por uno de sus hijos.
Los Hermanos Musulmanes criticaron que la liberacin de
ambas figuras se diera por razones de salud y no fruto de una
amnista, pero responsabilizaron de ello directamente al Mi
nisterio del Interior, descargando explcitamente de toda res
ponsabilidad a los militares con los que apenas acababan de
iniciar el romance. La luna de miel entre los Hermanos Musul
manes y la Junta Militar estaba en sus albores. Pese a que los
islamistas se quejaron de que la excarcelacin de Shater y
Malek fuera por motivos de salud, este hecho no hizo ms que
dejar al descubierto la razn del mismo. Ambas figuras mantu
vieron una frentica actividad poltica y profesional durante
todo el perodo transicional que poco concordaba con su pre
tendido deterioro fsico. Adems, mientras cientos de presos
polticos tardaran meses en salir en libertad, los destacados
lderes de la Hermandad musulmana abandonaron la prisin a
escasas tres semanas de la cada de Mubarak. Veinte das des
pus, tambin sera sacado de prisin Osama Suleiman, otro
hombre de negocios vinculado financieramente a la Herman
dad, condenado por el rgimen por blanqueo de capitales a fa
vor de los islamistas, aunque l negara pertenecer al grupo.
122

Los militares: de El pueblo y el Ejrcito de la mano al Kazeboon


Todos los analistas coincidan. Pese a ocupar slo una vice
presidencia de la formacin, Shater era el poder en la sombra
de la Hermandad. El hombre de hierro, como algunos diplo
mticos lo llamaban. El ingeniero (el-Mohandees), como a l
le gustaba que lo apodaran. Padre de diez hijos y reacio a apa
recer en los medios, Shater iba, por lo general, vestido de ma
nera informal, evitando corbatas y americanas y con una cami
sa desabrochada, a pesar de su devota barba. Un ingeniero
que hizo fortuna comerciando con el textil y los muebles, desa
rrollando una habilidad especial para trabajar con inversores
extranjeros. As lo defini la americana Foreign Policy, quien
lo calificara como una de las cien mentes pensantes del 2011.
Mubarak lo haba puesto entre barrotes, afirmaban los ex
pertos, para evitar que pudiera dirigir cmodamente los pasos
de los Hermanos Musulmanes. Todos apuntaban a que era l, y
no el gua supremo Badie, quien lideraba la formacin. Incluso
desde dentro de la prisin, haba sido el punto de contacto del
rgimen. Una vez en la calle, Shater realiz una limpieza den
tro de la Hermandad.
El proceso de reforma no haca ms que culminar la evolu
cin que los Hermanos Musulmanes venan haciendo en los
ltimos tiempos, en especial despus de la eleccin de la nueva
Oficina de Orientacin, a principios de 2010. Durante los me
ses posteriores a la renuncia de Mubarak todo se aceler. Sha
ter se libr de algunas de las figuras reformistas, incmodas
para el hombre de negocios. Gente como el doctor Abd el-Me
neim Abu el-Fotouh, el abogado y escritor Mokhtar Noah, el
profesor de universidad Mohamed Habib, el ex director de la
web Ikhwan Online Abd el-Galil Xarnoubi o el incmodo
Thaurat Kherbawy, que publicara varios libros destapando los
pretendidos secretos de la formacin. La nueva direccin llev
tambin a la dimisin del, hasta entonces, portavoz de la
Hermandad en Occidente, Kamal Helbawy, que se volvi un
crtico feroz de las decisiones de los Hermanos Musulmanes
bajo la direccin oculta de Shater, que a su vez lo acus de loco.
123

Egipto tras la barricada Marc Almodvar

Los militares: de El pueblo y el Ejrcito de la mano al Kazeboon

Este proceder gener lgicas disputas internas que provocaron,


entre otras cosas, que grupos de jvenes abandonaran la for
macin y fundaran colectivos polticos que llegaran a alinear
se electoralmente con grupos de la izquierda seglar.
La guerra abierta de los renegados de la Hermandad
contra Shater y la formacin era frrea. Algunos de ellos, co
mo el ex miembro del Consejo de la Shura, Abd el-Sattar elMeligi, terminaran acusando al grupo de hacer pactos con
elementos del antiguo rgimen para tomar el poder. El-Meligi,
que haba sido expulsado de la Hermandad en 2008, tambin
denunci que Shater haca negocios con dinero de la forma
cin. Mohamed Habib, que haba sido apartado de la direccin
en la reforma de 2010, culp a los Hermanos Musulmanes de
pactar con Omar Suleiman el abandono de la plaza Tahrir a
cambio de la liberacin de Shater.
Pero Shater sera, para muchos, el hombre de la transicin.
En contacto permanente con Anne Paterson, la embajadora
estadounidense en El Cairo, Shater estaba detrs de cada una
de las constantes delegaciones diplomticas que la Hermandad
envi a Estados Unidos para calmar la preocupacin de la Casa
Blanca y los empresarios norteamericanos. Su trabajo se exten
di al resto de delegaciones diplomticas, como la britnica o
las europeas, inquietas por el aumento de influencia de la for
macin islamista. No era nada nuevo. Ya en 2005 Shater haba
publicado una carta en el peridico britnico The Guardian,
bajo el ttulo No deben temernos.7 En ella defenda que un
cambio democrtico poda aportar un renacimiento social y
econmico al pas.
Las delegaciones de los Hermanos Musulmanes llegaron a
recibir prcticamente rango diplomtico tras la cada de Muba
rak. El Departamento de Estado norteamericano daba rdenes
para que los enviados del grupo islamista no cumplieran los

protocolos habituales de seguridad en los aeropuertos e incluso


los militares ayudaban a la Hermandad a convencer a Estados
Unidos. Estn cambiando da a da y se estn volviendo ms
moderados, argumentaba el general Mohamed el-Assar en el
Instituto para la Paz de Washington. 8 Tras la renuncia del rais,
Shater quera dejar claro que la visin del islam defendida por
los Hermanos Musulmanes enlazaba directamente con los va
lores del capitalismo de libre mercado y que se respetaran to
dos los acuerdos internacionales, sobre todo aquellos con el
Estado de Israel. Que no haba nada que temer. Y a fe que lo
consigui.
Tienen ms que ver con el republicano Tea Party que con
Al-Qaeda, afirmaba Avi Ascher en un reportaje en la revista
Salon.9 La economa en manos de los Hermanos Musulmanes
se calculaba que poda suponer entre un 22 y un 28% del total
del pas, segn un informe realizado a primeros de 2012 por
el doctor Salah Gouda. Khairat Shater, en una entrevista con
Reuters, afirmara que haba que concretar el concepto de jus
ticia social. Para ello, defendi que era necesario un tiempo en
el que haba que apostar por fortalecer la inversin privada a fin
de alcanzar, segn afirmaba, la legitimidad necesaria para
sacar adelante los cambios. Shater, adems, rechazaba de for
ma tajante aumentar los impuestos, especialmente a los ms
ricos, ya que aseguraba que tenan que atraer a inversores ex
tranjeros. As marcaba con claridad el camino de sus priorida
des. Antes los negocios que las escuelas. Antes las carreteras y
los conductos de gas que los hospitales y los centros de atencin
mdica. Al fin y al cabo, los Hermanos Musulmanes vean en la
lucha contra la pobreza ms una expiacin religiosa que un re
sultado necesario de las polticas econmicas.

7 Khairat El-Shater: No need to be afraid of us, The Guardian, 23-11-

9 Avi Asher-Schapiro: The GOP Brotherhood of Egypt, Salon, 26-01-

2005 [online].

124

8
L a conferencia entera del general El-Assar se puede consultar en
Internet: www.c-spanvideo.org/program/EgyptsP
2012 [online].

125

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


El mismo Hassan Malek no tena problemas en afirmar
que las polticas econmicas de Mubarak eran buenas y que
el nico problema era la descarada corrupcin y la ex
tendida poltica del favoritismo.10 Malek lleg a alabar sin
tapujos las polticas liberalizadoras del ministro de Comer
cio e Industria Rachid Mohamed Rachid, describindolas
como buenas para captar capital extrajero. Rachid entendi
muy bien cmo atraer inversin extranjera y sus decisiones
en el campo fueron acertadas, asegur Malek a Reuters, ha
blando del mismo Rachid que sera juzgado y condenado a
varias penas que sumaran ms de veinte aos de prisin por
malversacin de fondos pblicos. Una condena que no cum
pli al convertirse en prf ugo de la justicia huyendo del pas,
va Dubi, durante los d ieciocho das de levantamiento con
tra Mubarak.
Hassan Malek creara posteriormente, bajo el paraguas de
la Hermandad, la Sociedad Egipcia para el Desarrollo Empre
sarial, que se convirti en la prctica en una especie de patro
nal en la sombra. A la sombra de la Hermandad, evidentemen
te, aunque el propio Malek se encargara de destacar que slo
un 20% de los empresarios eran miembros del grupo islamista.
Desde la presidencia de esta sociedad, l fue uno de los prin
cipales defensores de poner fin a las discusiones y la inestabi
lidad poltica, que no hacen ms que erosionar la imagen de la
sociedad egipcia.
Los Hermanos Musulmanes sellaron con estos acuerdos
econmicos la base de su alianza con los militares. Para Esta
dos Unidos, la Hermandad, al ser la nica formacin verdade
ramente organizada sobre el terreno, era el nico aliado polti
co que consideraban razonable. Y lo necesitaban para superar
la maraa de la revolucin y devolver el pas a la estabilidad
previa al 25 de enero. Todo en virtud de la llamada rueda de
10 Egypt Brotherhood businessman: manufacturing is key, Reuters, 2810-2011.

126

Los militares: de El pueblo y el Ejrcito de la mano al Kazeboon


produccin. El inmovilismo de las polticas, sobre todo eco
nmicas, era uno de los primeros pilares del acuerdo entre am
bas fuerzas para frenar el mpetu verdaderamente revoluciona
rio. La liberacin de Shater y Malek, y el subsiguiente control
de la Hermandad por parte de stos, fue el pacto estratgico
necesario para garantizar la continuidad en el perodo de tran
sicin. En cambio, la reforma econmica que los hombres de
negocios pedan era la lgica libertad comercial de la que no
haban disfrutado hasta el momento. Malek reclamaba el dere
cho de poder crear grandes holdings y conglomerados empre
sariales que hasta entonces no haban sido permitidos por la
monitorizacin del rgimen. No anhelaban nada ms, en defi
nitiva, que poder disfrutar de una pieza ms grande del pastel
hasta ahora prohibido. El poltico, claro, pero sobre todo el
econmico.
Los acuerdos satisfacan a todos. Gustaba de puertas afuera
y daba crdito a los militares de puertas adentro. Los Herma
nos Musulmanes slo tuvieron que afrontar alguna guerra in
terna para reafirmar el control de Shater y poco ms.
Que el pueblo pidiera Pan, libertad y justicia social era lo
de menos.

La rueda de la produccin
Estoy muy contento porque Egipto est tomando el camino
correcto hacia la democracia y el gobierno civil. Eran pala
bras de Robert Gates, secretario de Defensa de Estados Uni
dos, en su primera visita a Egipto desde la cada de Mubarak,
el 23 de marzo de 2011.11
En el mismo momento en que Gates aterrizaba con este
mensaje de optimismo en el aeropuerto de El Cairo, el Go
bierno egipcio anunciaba el redactado del decreto ley nmero
11Gates in Egypt for talks on Libya conflict, Ahram Online, 23-03-2011.

127

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


34. Segn el mismo, se penalizaban las huelgas, protestas,
asambleas, manifestaciones y sentadas que interrumpieran
el funcionamiento de las empresas de propiedad privada o
estatal, y que afectaran a la economa y la productividad.
L as penas podan llegar hasta los tres aos de prisin y el
medio milln de libras egipcias de multa para los trabajadores
condenados. Tambin haba condena de crcel y hasta cin
cuenta mil libras para aquellos que hicieran llamamientos a la
insumisin.
El ministro de Justicia, Mohamed Abd el-Aziz el-Gindy,
afirmara que la nueva ley era una decisin necesaria para
proteger a Egipto de la contrarrevolucin, refirindose a las
protestas obreras, que defina como un programa planeado de
sabotaje, destruccin e interrupcin de los negocios.12 El-Gin
dy, intentando defender una propuesta de ley claramente impo
pular, sorprendi a todos afirmando que el decreto no preten
da ir contra el derecho de huelga o de manifestacin, sino que
quera controlar que stos no afectaran a la produccin.13
Las demandas obreras y, sobre todo, la interrupcin de la
llamada rueda de produccin preocupaba a los militares.
Tan solo tres das despus de la cada de Mubarak y ante la
masiva movilizacin del funcionariado, que reclamaba el fin de
la brecha salarial, el Consejo Superior de las Fuerzas Armadas
emita el comunicado nmero 5, en el que denunciaba el impac
to negativo que las continuas protestas tenan en la economa.
Los militares pedan de forma explcita colaboracin a los tra
bajadores para hacer volver el pas a la normalidad. El coro
nel Mahmoud Nasr, asistente en asuntos financieros del minis
tro de Defensa y miembro de la Junta Militar, era contundente
en este sentido: El pueblo es el responsable de lo que est su
12 Wazir el-aadl: tagrim el-ehtegagat hadefho hemayet Misr men elthawra el-moddada, El-Youm el-Sebaa, 26-03-2011.
13Anti-strike law does not ban protests and strikes, says justice minister,
Ahram Online, 27-03-2011.

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Los militares: de El pueblo y el Ejrcito de la mano al Kazeboon


cediendo. Por qu los egipcios no trabajan? Por qu? Se han
concentrado en demandas polticas y se han olvidado de que
tenemos que comer.14 Mientras tanto, la Junta Militar se nega
ba a aplicar las diversas resoluciones judiciales que exigan la
derogacin de los contratos de venta de empresas estatales rea
lizados durante la dcada de los noventa. Los tribunales haban
decretado la nulidad legal de la privatizacin de numerosas
empresas vendidas en ese perodo. Los primeros en recibir u
na
sentencia revocatoria fueron los centros comerciales Omar
Effendi, durante el mes de mayo, y posteriormente les seguiran
las fbricas textiles de algodn de Tanta y Shebeen el Kom.
Otras que recibieron sentencias similares fueron la fbrica Nas
ser de mquinas de vapor, la Sociedad rabe para el Comercio
Exterior o una decena ms de compaas para el desarrollo
agrcola, entre otras. A pesar de los dictados judiciales, la falta
de voluntad poltica para aplicarlas fren en seco la renaciona
lizacin de estas empresas, convirtiendo las decisiones de los
jueces en papel mojado.
Lucharemos por nuestro proyecto econmico. No aban
donaremos esta lucha. Hemos sudado durante treinta aos por
ello y no permitiremos que nadie lo destroce ahora. No deja
remos que nadie se acerque a los proyectos de las Fuerzas
A rmadas. El mensaje era claro. Las palabras eran del gene
ral Mahmoud Nasr, consejero del ministro de Defensa en asun
tos econmicos.15 Nasr se refera al imperio construido por el
Ejrcito egipcio y que representaba entre el 20 y el 40% de la
economa del pas. La autntica joya de la corona. Una lnea
roja que nadie podra cruzar.
Los militares acusaron a las protestas obreras de inoportu
nas, egostas, responsables de la recesin y, adems, de ser un
complot urdido en contra del pas. Una semana despus de la
14 El-aaskary: mashrooetna aarq wazaret el-defaa...wlan nesmah leldawla bel-tadajel fiha, Shorouk News, 27-03-2012.
15Ibd.

129

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


dimisin del dictador, el diario Al-Masry al-Youm responsabi
lizaba, sin aclarar las fuentes, a tres destacadas figuras del rgi
men de Mubarak de las movilizaciones de trabajadores en el
sector pblico con el objetivo aparente de extender el caos. La
misma teora fue recogida das despus por los Hermanos Mu
sulmanes, que acusaron a personalidades importantes del anti
guo rgimen de estar detrs de las reclamaciones laborales.
Essam el-Erian, lder clebre de la Hermandad, afirm que las
movilizaciones ponan en peligro el consenso nacional y recla
m comprensin con los militares. Patriotismo y sabotaje no
van juntos, afirmara la Hermandad respecto a las llamadas a
una huelga general. Se crearon campaas como Contrtame
en su lugar para amenazar a los huelguistas con ser remplaza
dos por gente sin trabajo.
La rueda de produccin se convirti en el gran mantra
del rgimen militar que trataba de despojar de contenido a la
propia revolucin. El trmino se convirti en motivo de broma
en las redes sociales. Los egipcios se rebelaron para cambiar
una vieja rueda de produccin porque era represiva, generado
ra de pobreza, ignorancia y enfermedades, sintetiz a la per
feccin el periodista Wael Gamal en un artculo en el diario
Shorouk. Los egipcios se rebelaron para construir una nueva
rueda de produccin que defienda sus intereses y los de sus hi
jos. Gamal era contundente y claro en su artculo: Lo que
llev a los revolucionarios a sublevarse en origen era precisa
mente que la antigua rueda de produccin no les beneficiaba,
ya que aportaba frutos para unos pocos en detrimento de la
mayora []. Una rueda de produccin que funciona para unos
pocos a costa de la mayora est condenada al choque, la des
aceleracin y el fracaso, ya que no es democrtica, equitativa ni
eficiente.16 Pero esto no pareca importar a los militares. Ni
tampoco a los islamistas.
16 Wael Gamal: Elshaab yurid aagala entag okhra, Shorouk, 26-04-2011
[online].

130

Los militares: de El pueblo y el Ejrcito de la mano al Kazeboon


La ley contra las movilizaciones obreras fue aprobada fi
nalmente el 6 de junio. Ese mismo da, cinco empleados de la
compaa Petrojet eran detenidos en las puertas del Ministerio
del Petrleo y transferidos a los tribunales militares, acusados
de aglomeracin y obstruccin al trfico, debido a la acam
pada que unos 300 obreros llevaban a cabo a las puertas de la
sede ministerial para pedir contratos fijos y la readmisin la
boral de compaeros despedidos de manera injustificada. Los
cinco empleados de Petrojet fueron las primeras vctimas de la
ley y, el 1 de julio, se los conden a una pena de un ao de pri
sin, conmutada por la falta de antecedentes. Era slo el prin
cipio. La represin, sin embargo, no detendra las protestas.
Durante la primera mitad del ao 2011, Egipto vivi 956 movi
lizaciones, de las cuales 338 fueron acampadas y 158 huelgas.
En slo seis meses, casi se duplicaban las cifras de todo el 2010.
Era uno de los perodos ms prolficos en reclamos obreros de
las ltimas dcadas. Los trabajadores seguiran exigiendo la
mejora de sus condiciones de vida.

Doctrina del shock


Las Fuerzas Armadas dibujaron un panorama catastrfico tras
la cada de Mubarak. Aseguraban que la deuda estatal alcan
zara los veinticuatro mil millones de dlares en el verano de
2012 (un 8,7% de la produccin estatal esperada) y hablaban
de prdidas medias de dos mil millones de dlares mensuales
de las reservas de divisas internacionales en el Banco Central.
Mientras tanto, el Gobierno se gastaba ms de veinte mil mi
llones de dlares en apuntalar la moneda. Las inversiones y el
turismo huan del pas.17 Algunas informaciones apuntaban a
que la revolucin haba provocado el cierre de unas dos mil
17 Sharif Abd el-Qoddos: Egypts Looming Economic Shock Doctrine,
The Nation, 02-04-2012 [online].

131

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


fbricas y Egipto se colocaba entre los pases que ms difcil
mente conseguiran devolver sus deudas. El FMI describi la
situacin como desesperada.
Ante tamaas circunstancias, el Gobierno reclam la ne
cesidad de conseguir once mil millones de dlares para evitar
una crisis en la balanza de pagos. La solucin propuesta era
pedir un prstamo de 3200 millones al Fondo Monetario Inter
nacional y otro de 2200 millones al Banco Mundial, que abrieran
las puertas a nuevas inversiones y ayudas de los pases del Golfo,
Europa y Estados Unidos. Con un lenguaje neocolonial, Robert
Zoellick, presidente del BM, afirmara que las ayudas buscaban
modernizar la economa egipcia.18 En paralelo, se negociaba
con la Unin Europea la inclusin de Egipto en la zona de in
fluencia del Banco Europeo de Reconstruccin y Desarrollo,
una organizacin creada en los aos noventa por la UE para
incentivar la inversin privada y construir economas de libre
mercado en la Europa del Este posterior a la cada del muro de
Berln. Egipto se plegaba de nuevo a los deseos de los que haban
diseado y dirigido la economa que tantos catastrficos resul
tados sociales haba producido. Aunque las instituciones nega
ban tener ninguna agenda, los detalles de los condicionamientos
polticos a la ayuda econmica se fueron desvelando claramente
continuistas. Los prstamos venan directamente avalados por
el G8 que, reunido a finales de mayo en la localidad francesa de
Deauville, acordaba un paquete bianual de ayudas de veinte mil
millones de dlares a Tnez y Egipto. La situacin importaba a
Occidente; las grandes potencias lo tenan claro: deba afianzar
se la alianza con estos pases al precio que fuera. Occidente
ayudaba a Egipto por miedo. Si nos equivocamos, si fallamos
en apoyar a estos pases, nos arriesgamos a dar oxgeno a los
extremistas que basan sus aspiraciones en las frustraciones de la
gente, afirmara David Cameron.
18 Binyiamin Appelbaum: World bank offers Aid to Egypt and Tunisia,
The New York Times, 24-05-2011.

132

Los militares: de El pueblo y el Ejrcito de la mano al Kazeboon


Y no hablaba as porque s. Entre abril y mayo, los medios
occidentales haban publicado un gran nmero de crnicas que
destacaban el ascenso de los grupos salafistas en el Egipto pos
terior a Mubarak. En pocas semanas, grupos vinculados a esta
corriente islamista fueron acusados de arrancar una oreja a un
presunto proxeneta, asaltar tiendas donde se venda alcohol,
manifestarse contra gobernadores por su condicin de cristianos
o incluso profanar santuarios sufes por su aproximacin msti
ca y supersticiosa al islam. En Imbaba, se produjeron enfrenta
mientos entre islamistas y coptos, mientras que, tambin a pri
meros de mayo, las agencias de noticias internacionales dieron
publicidad a la celebracin de una oracin de unos pocos cientos
de salafistas, en el barrio cairota de Abasseya, por el alma de
uno de sus miembros: el recientemente asesinado Bin Laden.
Los hasta entonces diseminados grupos de la corriente islamis
ta, de hecho, comenzaron a unirse para hacer un frente comn.
A finales de abril, se haba anunciado la creacin del primer
partido salafista bajo el nombre de Partido de El-Nour, en la
ciudad de Alejandra, donde el movimiento era ms numeroso.
Esta formacin naca bajo el paraguas de la Llamada Salafista,
una agrupacin que reuna a buena parte de los defensores de
esta corriente desde los aos setenta. Los salafistas unos re
formistas islmicos que pretenden el retorno y la imitacin de
los tiempos de los primeros seguidores del profeta y que suelen
ser sealados como la cuna del terrorismo islmico atemori
zaban a un Occidente que segua demasiado empeado en no
querer comprender los detalles de la complejidad local. El pro
pio rgimen militar haba colaborado en generar ese miedo en
Occidente, abriendo la puerta al regreso de los egipcios yihadis
tas dispersados en el extranjero. Gamaa Islamiya anunciaba a
finales de marzo que tres mil supuestos yihadistas egipcios vin
culados a la formacin y exiliados en lugares como Chechenia,
Afganistn o Bosnia, volvan al pas despus de que las autori
dades, bajo control militar, hubieran levantado sus rdenes de
captura. Los militares tambin liberaron a primeros de marzo a
133

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


varias figuras del islamismo armado, como los primos El-Zomor
acusados de planear el atentado que acabara con la vida del
presidente Sadat en 1981. Incluso Mohamed el-Zawahiri, her
mano del considerado sucesor de Bin Laden y actual lder de
Al-Qaeda, sera temporalmente liberado durante aquel mes de
marzo de 2011. Cerca de dos mil prisioneros islamistas fueron
excarcelados durante los meses siguientes, generando el miedo
a un ascenso integrista, que se convertira entonces en la mejor
arma de los militares para defender en el mbito internacional
la necesidad de una ayuda econmica para el pas.

Se negocia el prstamo
La deuda anunciada por el rgimen militar, 11 000 millones de
dlares, era muy similar al capital de las grandes fortunas del
rgimen que algunas estimaciones situaban prximas a los
12 000 millones que haban huido del pas desde el estallido
de la revolucin del 25 de enero. Futuras informaciones hin
charan de forma exponencial esta cifra y hablaran de 134 000
millones de dlares evadidos.19 Los activistas sealaban que la
situacin era producto de la ineficiencia del Gobierno militar
y no, como deca el Ejrcito, responsabilidad de las protestas y
huelgas en el sector obrero. Las peticiones egipcias de control y
repatriacin de esos fondos eran obviadas por las autoridades
occidentales. El Reino Unido encabez la lista de pases que
hicieron odos sordos a las peticiones de repatriacin y conge
lacin de fondos evadidos, mientras que algunas figuras, como
el antiguo ministro de Inversiones, Mahmoud Mohieldin, esta
ban protegidas por la inmunidad diplomtica ofrecida por su
cargo en el Banco Mundial como coordinador de la Agenda del
Milenio de la entidad.
19 Egypt calls on Western countries to return smuggled funds, Egypt
Independent, 24-11-2012.

134

Los militares: de El pueblo y el Ejrcito de la mano al Kazeboon


El 11 de abril una primera delegacin del FMI visitaba El
Cairo invitada por las autoridades. Un mes despus la portavoz
del Fondo, Caroline Atkinson, oficializaba la peticin, y el 5 de
junio alcanzaba un acuerdo para un plan de prstamo a doce
meses. El Fondo Monetario Internacional volva a poner los
pies en el Egipto pos-Mubarak. Como si nada hubiera pasado.
En junio, 67 organizaciones de doce pases rabes publicaban
un comunicado en el que responsabilizaban a las polticas del
FMI de promover de forma sistemtica modelos de injusticia
econmica que han llevado al empobrecimiento y la margina
cin a importantes segmentos de la poblacin, y denunciaban
la ayuda condicionada impuesta por esta institucin. La socie
dad civil propuso otras alternativas, que no fueron escuchadas
por los militares. Eliminar la deuda egipcia fue una campaa
popular de alcance internacional, inspirada en los casos de Ar
gentina, Ecuador o el Irak ocupado, que reclamaba una audito
ra integral de la deuda pblica con el objetivo final de la con
donacin de la deuda externa del pas. A finales de 2011, la
CIA calculaba que sta se situaba en torno a los 33 740 millo
nes de dlares, aunque informaciones del Banco Central de
Egipto la elevaban a 34 900 millones. Segn el Banco Central,
se pagaban aproximadamente 3400 millones de dlares anua
les en intereses. Para los activistas, la condonacin de esta deu
da, que triplicaba el dinero reclamado por el Gobierno militar
para evitar la crisis de la balanza de pagos, era la solucin al fin
de la injerencia extranjera y el fin del legado del antiguo rgi
men. Pero los militares desterraron sta y otras propuestas.
Algunas apostaban por retirar los subsidios energticos a las
grandes industrias pero mantener las ayudas a los pobres y pe
queos usuarios, mientras otras hablaban de aplicar un im
puesto nico sobre el patrimonio a las grandes propiedades.
Tras meses de debate, caracterizados por la opacidad del
Gobierno, en enero de 2012 la Junta Militar present formal
mente la solicitud para un prstamo de 3200 millones de dla
res. Los peces gordos del FMI afirmaban que haban aprendido
135

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


la leccin de las revueltas rabes. Los nmeros no dan la ima
gen completa y debemos fijarnos en lo que se esconde detrs,
afirmara Lagarde. Pero las polticas seguiran siendo las mis
mas. La Junta Militar sigui repitiendo las grandes lneas eco
nmicas del rgimen de Mubarak marcadas por el consenso con
Washington. El Gobierno present al Fondo Monetario un bo
rrador que no difera en exceso de esta lnea: obsesin por redu
cir el dficit, poca imposicin fiscal, y pocas o nulas polticas
para generar empleo o redistribucin de capitales. El nuevo
programa rescataba incluso la terminologa clsica y hablaba
otra vez de ajustes estructurales, planteaba la derogacin de
los subsidios energticos y alimentarios, abordaba la acentua
cin de los impuestos al consumo y, por otra parte, se obviaba
la propuesta de impuestos progresivos vinculados a la renta. El
FMI exiga consenso poltico para sacar adelante las reformas
exigidas y fue as que el prstamo se convertira en motivo de
lucha poltica entre militares e islamistas. Sin debatir las polti
cas de fondo, ste sera utilizado como carta de intercambio
poltico entre unos y otros.

La mano de hierro de los juicios militares


La madrugada del 25 al 26 de febrero, miembros de la polica
militar y de las fuerzas especiales del Ejrcito entraron dispa
rando al aire en la plaza Tahrir. Lo hicieron pegando a los ac
tivistas con palos de madera y desmontando la acampada que
reclamaba, por aquel entonces, la dimisin del Gobierno de
Ahmed Shafiq, el ltimo nombrado por Mubarak. Durante las
persecuciones por las calles del centro de la ciudad, los milita
res apagaron el alumbrado pblico mientras disparaban salvas
y golpeaban a los jvenes acampados. Hubo varios detenidos,
la mayora de los cuales denunciaron haber sufrido torturas en
un garaje del Consejo de Ministros. Segn informaron algunos
de ellos, all se les forz a gritar vivas al presidente Mubarak
136

Los militares: de El pueblo y el Ejrcito de la mano al Kazeboon


mientras algunos manifestantes reciban descargas elctricas.
Despus de aquellos incidentes, el Consejo Militar debera sa
lir del paso pidiendo perdn y afirmando que haba sido sin
querer y cosa de unos elementos irresponsables dentro del
cuerpo militar. No haca ni dos semanas de la cada del dictador
Mubarak.
Entre los detenidos, se encontraba el activista Amr el-Be
heiry, quien en pocos das sera sentenciado a cinco aos de
prisin por un tribunal militar. Beheiry, que ya haba pasado
anteriormente por la crcel a raz de la insurreccin de Mahala
en 2008, fue acusado de atacar a un oficial del Ejrcito y rom
per el entonces todava vigente toque de queda. Su juicio dur
pocos minutos, sin defensa, despus de que el tribunal denega
ra la peticin del acusado de ser representado por un abogado
propuesto por su familia.
El de Beheiry fue uno de los primeros juicios militares sobre
la poblacin civil desde la cada del rais. Su situacin inspir la
campaa contra los juicios castrenses a civiles, una de las ms
importantes luchas de los revolucionarios egipcios en la poca
de la Junta Militar. Tras la supuesta cada del rgimen, la lucha
contra la represin segua centrando los esfuerzos de los activis
tas. El Consejo Superior de las Fuerzas Armadas emple el
arma de la justicia militar para tratar de reprimir y controlar el
perodo transicional. Lo hizo con mano de hierro. Y desde un
principio. El 24 de mayo, el coronel Adel Mursi reconoca que,
en slo dos meses en el poder, la Junta Militar haba juzgado a
8030 civiles. Cuatro meses despus, el 29 de agosto, la propia
justicia militar admitira haber procesado a cerca de doce mil
civiles desde el inicio del levantamiento popular. En concreto,
eran 11 879 las personas que haban pasado por la justicia cas
trense, caracterizada por la falta de garantas jurdicas. En slo
seis meses, estas cifras superaban a los juicios de este tipo reali
zados durante los cuarenta aos anteriores. El Ejrcito lo justi
ficaba afirmando que la mayora haban sido procesados bajo
acusaciones criminales de desrdenes, violacin, posesin de
137

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


armas y destrozos a la propiedad, as como por haber roto el
toque de queda vigente en el pas. Todo bajo el argumento del
pretendido colapso del aparato policial provocado por la rabia
popular. Unas explicaciones que la mayora de grupos de dere
chos humanos vean insuficientes para aplicar la excepcionali
dad jurdica. La celeridad y firmeza que se aplic para juzgar a
miles de civiles contrastaba con la debilidad de la justicia, en
este caso ordinaria, contra las figuras del antiguo rgimen acu
sadas del asesinato de revolucionarios durante las protestas.
El Comit de Derechos Humanos de las Naciones Unidas
ya haba alertado en 1993 respecto a su profunda preocupa
cin por los juicios militares a la poblacin civil. Los tribuna
les militares no deben estar facultados para juzgar asuntos que
no se refieran a los delitos cometidos por miembros de las
Fuerzas Armadas en el ejercicio de sus funciones, afirmaba el
informe. En 2002, el Comit volva a alertar a Egipto acerca
de esta prctica. Los juicios militares vulneraban varios de los
preceptos considerados bsicos para un veredicto justo y pre
sentes en la legislacin internacional suscrita, sobre el papel,
por el propio Gobierno egipcio. El Centro Hisham Mubarak,
en un documento realizado en colaboracin con la campaa
No a los juicios militares contra poblacin civil, destacara
que esta prctica era un riesgo para el perodo transicional ya
que amenazaba con hacer regresar la aplicacin de la justicia
selectiva inherente al rgimen de Mubarak y, con ella, la
creacin de un rgimen incluso peor que el anterior.20
Muchos civiles fueron juzgados por el simple hecho de fal
tar al respeto a las Fuerzas Armadas o participar en moviliza
ciones polticas no reconocidas. Algunos casos eran casi kaf
kianos. En marzo de 2011, por ejemplo, se condenaba a tres
aos de prisin a Ashour Mohamed por habrsele encontrado
20 Yaumiat taht hokm el-aaskar. Waqae entehakat w mohakamat el-ma
daneen emam el-mahakem el-aaskareya baad el-thawra, Markez Hisham
Mubarak Lelqanun, El Cairo, 2011.

138

Los militares: de El pueblo y el Ejrcito de la mano al Kazeboon


con una hoja de afeitar durante un toque de queda. Otros te
nan razones ms polticas. El 10 de abril, el joven bloguero
Maikel Nabil recibi una pena de tres aos de prisin por un
tribunal militar. La causa: el artculo El Ejrcito y el pueblo
nunca fueron de la mano, que el activista haba publicado en
su blog criticando a las Fuerzas Armadas. Mamdouh Shaheen,
miembro de la Junta Militar, reconoca en julio que se consi
dera que cualquier persona que escribe sobre las Fuerzas Ar
madas sin un consentimiento escrito del comandante general
ha cometido un delito y su caso es transferido a la Fiscala Mi
litar. Shaheen debi aclarar posteriormente que slo eran
condenadas aquellas personas que rompan el secreto mili
tar. De hecho, el 22 de febrero, Ismail Etman, jefe del Depar
tamento de Asuntos Morales del Consejo Superior de las Fuer
zas Armadas, haba enviado una circular a los editores de los
principales diarios del pas ordenndoles que no publicaran
ninguna informacin relativa a estos cuerpos sin la autoriza
cin previa de la inteligencia militar y del Departamento de
Asuntos Morales de las Fuerzas Armadas.

Violencia militar: palo sin zanahoria


Nueve das despus de la cada del dictador Mubarak se pro
duca la primera vctima mortal del rgimen militar. Una an
ciana mora en Suez tras el intento de desalojar por la fuerza
una acampada de transportistas en el puerto de la ciudad. Una
semana despus, el 28 de febrero, se publicaba en Internet un
vdeo que mostraba cmo la polica militar practicaba la tortu
ra, con porras elctricas, sobre un mar de detenidos, todos ellos
medio desnudos y tumbados en el suelo con los ojos vendados.
Durante las siguientes semanas, otras grabaciones y denuncias
similares saldran a la luz. Era un goteo incesante. Los vdeos
pueden ser fabricados, respondi Hamdy Badeen, jefe de la
Polica Militar, sobre las imgenes. En todo caso, remtame
139

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


alguno de estos ejemplos o pruebas de las que habla, afirm
amenazando a un periodista.
La represin militar fue una constante para frenar todo m
petu de retomar y continuar la revolucin. El rgimen castren
se se desplegaba con fuerza para reprimir cualquier moviliza
cin y reproduca, como si nada, los viejos vicios del antiguo
rgimen. Siguiendo las palabras en Al-Jazeera del periodista y
tambin antiguo coordinador general de Kefaya, Abd el-Halim
Qandil, pareca que la Junta Militar gobernara el pas para un
perodo vengativo y no transicional. 21 Esto se evidenci el 9 de
marzo cuando las fuerzas militares llegaron a practicar agre
siones sexuales sobre un grupo de dieciocho chicas revolucio
narias y lo revistieron con el duro eufemismo de pruebas de
virginidad. Los militares justificaran esa accin. El general
El-Sisi, jefe de inteligencia militar, afirm en una entrevista
que las pruebas se haban practicado por el bien de las jvenes,
para evitar que fueran violadas y para defender a los soldados
de las acusaciones de estupro. Otro oficial declar a la prensa
que estas chicas detenidas no son como su hija o la ma [] y
adems ninguna de ellas result ser virgen. 22
La extensin de la represin provoc que, poco a poco, los
gritos contra los militares crecieran de forma exponencial y,
con ello, el nerviosismo de la Junta. En el mes de julio, sta
emitira un duro comunicado en que aseguraba que utilizaran
todos los medios legtimos para acabar con la ocupacin de la
plaza Tahrir y las protestas en el pas, que calificaban de des
viaciones del camino pacfico que afectan a los intereses del
pueblo y obstruyen los servicios pblicos. 23 El mariscal Fan
gary hizo un llamamiento a que los ciudadanos honorables se
opongan a las manifestaciones que obstruyen la vida ordina
21Tertulia televisiva en el canal Al-Jazeera, el da 19 de junio de 2012.
22 Egyptian general admits virginity checks conducted on protesters,

CNN, 31-05-2011.

23Comunicado del 12 de julio de 2012.

140

Los militares: de El pueblo y el Ejrcito de la mano al Kazeboon


ria. El rgimen militar, en una esquizofrenia creciente, volvi
a hablar de la presencia de traidores y enemigos del pas en
un comunicado a finales de julio. Los Hermanos Musulmanes,
en pleno romance con el cuerpo militar, tambin tomaron parte
en esta estrategia de desprestigio a travs de sus medios de co
municacin. Ikhwan Online, la plataforma electrnica oficial
de la Hermandad, no dudaba en utilizar el calificativo de baltageya para calificar a los manifestantes de Tahrir, afirmando de
forma taxativa que la calle rechaza la participacin en protes
tas contra la Junta Militar, incluso antes de que stas tuvieran
lugar o definindolas como una violacin a la democracia y un
intento de torcer la voluntad del pueblo. El miembro de los
Hermanos Musulmanes Safwat Hegazy lleg a pedir que los
revolucionarios de verdad se marchen de la plaza para as poder
distinguirlos de los alborotadores. El canal 25 de enero, vincu
lado a la Hermandad, acus a los manifestantes de ser matones
a sueldo del Partido Democrtico Nacional de Mubarak y, en
una intervencin telefnica, un poltico reclam la aplicacin
de la sharia a estos jvenes que estn destrozando el pas.
En septiembre, con una impresionante ola de movilizacio
nes laborales azotando el pas de arriba a abajo y con el resurgi
miento de las protestas en favor de la causa palestina que pro
vocaran el asalto de la embajada israel en El Cairo, los
militares rompieron sus promesas y volvieron a renovar la ley
de emergencia. El general Mamdouh Shaheen justificara esta
polmica decisin afirmando que lo que vivan las calles de
Egipto eran actos de terrorismo.24 El primer ministro, Essam
Sharaf, afirm que sta era necesaria para proteger la revo
lucin de los intrusos y los aprovechados. 25 Los Hermanos
Musulmanes, as como otras formaciones polticas, acataron la
24 Renewed Emergency Law raises fears of coming crackdown, Egypt
Independent, 13-09-2011.
25 Sharaf: Tfaail el-taware lehemayet el-thawra men el-mosiin w eldojala, Al-Masry al-Youm, 20-09-2011.

141

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


nueva prolongacin de la ley en una reunin con el general Sami
Anan, a cambio del compromiso militar de acelerar el proceso
de elecciones y definir algunos detalles de la ley electoral. A la
salida del encuentro, el Ejrcito hizo firmar a los presentes una
hoja con los puntos de encuentro que expresaba explcitamente
el pleno apoyo al Consejo Superior de las Fuerzas Armadas
y el reconocimiento de la proteccin de la revolucin y el pro
ceso de transferencia del poder al pueblo. Kefaya estall con
furia y defini el acuerdo como una traicin de la clase poltica
a la lucha popular contra el rgimen de Mubarak.
Pero pocos das despus de aquella reunin, la sangre volvi
a ser derramada en las calles del pas. Uno de los episodios ms
cruentos de este perodo lleg el 9 de octubre, cuando una ma
nifestacin de coptos acab en el centro de El Cairo con una
autntica masacre en la que perdieron la vida 25 personas, ms
de la mitad de las cuales por la brutal embestida de los tanques.
En un ambiente de total descontrol, las fuerzas militares entra
ron en los estudios y cortaron las emisiones de las cadenas AlHorra y 25TV, mientras la televisin pblica alimentaba el dis
curso sectario atacando a los coptos, a quienes acusaba de
matar con piedras, ccteles molotov y armas de fuego a solda
dos egipcios. Aqullos fueron conocidos como los incidentes
de Maspero, nombre que recibe el edificio de la televisin p
blica frente al cual se produjeron los hechos. Los militares lle
varon ante la justicia militar a 28 personas acusadas de los inci
dentes. Entre ellas, como si se tratara de una broma de mal
gusto, al joven activista Mina Daniel, muerto a manos de los
militares durante los incidentes. El tribunal llamaba a declarar
como imputado a una de sus vctimas mortales.

La calle arde
A principios de noviembre, un grupo de seis ONG rechazaba
reunirse con el rgimen militar, al que negaba toda legitimidad.
142

Los militares: de El pueblo y el Ejrcito de la mano al Kazeboon


Incluso el Parlamento Europeo dio un toque de atencin a la
Junta y reclam el fin de los juicios militares. sta, por su parte,
se neg a perseguir la participacin de elementos del antiguo
rgimen en las elecciones, como haban acordado con las fuer
zas polticas en la reunin de octubre. Se calculaba que cerca
de 1500 miembros del antiguo PDN de Mubarak planeaban
concurrir a los comicios previstos para finales de ao, ya fuera
en nuevas listas o como candidatos individuales. Esto represen
taba no menos del 12,5% de las candidaturas aprobadas. Al
gunos miembros de la antigua dictadura se reciclaron, incluso,
en listas de formaciones islamistas como el salafista El-Nour
o el de Libertad y Justicia, la formacin creada por los Her
manos Musulmanes. El polica Abd el-Maqsoud Afifi, despus
de cuatro dcadas en el cuerpo de polica y de haber servido
como ayudante del ministro del Interior, lleg a crear el parti
do El-Asalah, de inspiracin salafista. Los activistas hicieron
campaas para sealar a estos polticos, llamados popularmen
te fulul (restos del antiguo rgimen). Entre otros, crearon la
web emsekflol (atrapa el fulul) y se hicieron barridos para
descolgar la propaganda de estos candidatos en las principales
ciudades. Un miembro del grupo 6 de abril sera juzgado por
un tribunal militar por marcar la presencia de fululs en unos
carteles electorales.
Al llegar a finales de ao, la tensin era mxima. El descon
tento hacia los militares era enorme y las demandas de cambio
poltico eran ya ineludibles. Las Fuerzas Armadas no slo no
haban cumplido la promesa inicial de transferir el poder a una
entidad civil en menos de seis meses ste era el menor de sus
crmenes, sino que gobernaban el pas como si fuera un cuar
tel militar. ste era el grito que se poda escuchar cada vez ms
en las calles de Egipto.
Los Hermanos Musulmanes parecan ansiosos por un cam
bio de poder. Khairat Shater, destacada figura de la formacin,
hablaba a finales de noviembre del deseo de crear un gobierno
de coalicin. La Hermandad intent crear una alianza electo
143

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


ral potente en este sentido, la Alianza Democrtica, aunque el
fracaso fue evidente cuando de las 34 formaciones iniciales
ms de la mitad desaparecieron en las siguientes semanas. Al
final, slo quedaran once grupos menores y la Hermandad se
presentara prcticamente sola. Uno de los que, extraamente,
se mantuvo en la alianza fue el nasserista Karama, liderado
por Hamdin Sabahi, un terico adversario histrico. Shater ar
gumentara que la responsabilidad del fracaso de esta coali
cin era del antiguo rgimen, puesto que haba creado una cul
tura de egosmo poltico, precisamente uno de los principales
males de los que tambin sera acusada la Hermandad. Algu
nas formaciones dimisionarias sealaron al grupo islamista
por haber roto los acuerdos respecto a la representacin dentro
de la coalicin.
La Hermandad haba anunciado repetidamente en febrero
que no ansiaba la mayora electoral ni el control de ms de un
tercio del Parlamento. As se haban expresado varios lderes,
que parecan querer calmar los miedos de las fuerzas libera
les. Estas palabras seran repetidas por el gua supremo, Mo
hamed Badie, en abril. Si los miedos de las fuerzas polticas
son fundados, por qu no competimos por el 60, 70 u 80%
de los escaos? Sabe Dios que si decidiramos hacerlo, logra
ramos un 75% del Parlamento. Pero no lo haremos, fueron
sus palabras a la prensa. 26 Slo dos semanas despus, el por
centaje aumentaba. La formacin anunciaba su intencin de
competir por entre un 45 y un 50% de los escaos. A finales
de octubre, el porcentaje era ya del 100%, englobados dentro
de la c oalicin electoral encabezada por los Hermanos Mu
sulmanes.
A una semana de las primeras elecciones parlamentarias
desde la cada de Mubarak, las fuerzas revolucionarias convo
caron nuevas movilizaciones. Reclamaban la transferencia del
26Badie: lan nataqadam lel-reasa...w nastatiaa hasad 75% men maqaeed
el-shaab lakenena sanenafes aala el-telt, Al-Masry al-Youm, 13-04-2011.

144

Los militares: de El pueblo y el Ejrcito de la mano al Kazeboon


poder de manos militares a una entidad civil antes de la prima
vera. Aunque la convocatoria inicial surgi de las fuerzas se
glares y progresistas (inicialmente a travs de la pgina Segunda revolucin de la ira), en los das previos formaciones
polticas islamistas, encabezadas por los Hermanos Musulma
nes y algunos grupos salafistas intentaron capitalizar las pro
testas. Este hecho fue utilizado por medios del rgimen como
el oficialista El-Ahram, que dijo que Hermanos y salafistas ha
ban tomado la plaza, aunque en realidad ms de 38 formacio
nes de todo el espectro poltico haban anunciado su participa
cin antes, incluso, que las fuerzas islamistas.
Pero la confrontacin de estas ltimas con los militares no
anhelaba ir tan lejos como planteaban los grupos revoluciona
rios. Planteaban que la exigencia de la salida militar del poder
deba aplazarse: Abordaremos la permanencia de los milita
res en el poder ms adelante, afirmaba Essam el-Erian, miem
bro de los Hermanos Musulmanes. Su lucha personal, lo que
los haba lanzado a la calle, era la derogacin del polmico de
creto supraconstitucional conocido como Documento Silmi.
El 15 de noviembre, el viceprimer ministro Ali el-Silmi distri
bua un texto titulado Declaracin por los Principios Funda
mentales del Nuevo Estado Egipcio, que caa como una bom
ba a escasas dos semanas del inicio de las primeras elecciones
legislativas. ste planteaba 22 principios que deban prevalecer
sobre la futura Constitucin. Entre ellos, se validaba el blinda
je de la cpula militar, que segn el redactado seguira consti
tucionalmente sin ser monitorizada por una institucin elegida
por el pueblo. Sus presupuestos tampoco seran discutidos p
blicamente. El Consejo Superior de las Fuerzas Armadas es el
nico responsable de aquellos asuntos relacionados con las
Fuerzas Armadas, incluyendo la discusin de su presupuesto,
que ser incluido como una simple figura en el presupuesto es
tatal anual, afirmaba dicha declaracin.
Pero lo que ms indignaba a los islamistas era que el docu
mento planteaba que un 80% de los miembros de la futura co
145

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


misin encargada de la redaccin constitucional no seran elegi
dos por el Parlamento. El texto, es decir, la Junta Militar,
marcara el origen de estos candidatos. Y las fuerzas islamistas
se daban cuenta de que, de esta forma, se cuestionaba su ms
que probable xito electoral y se atacaban los fundamentos del
pacto poltico alcanzado de cara al referndum constitucional
de marzo de 2011. En aquel momento, el acuerdo haba sido que
la Constitucin sera redactada por una comisin surgida del
Parlamento. Pero los militares, en el ensimo movimiento err
tico de esta transicin, parecan estar decididos a dar un nuevo
paso en falso y provocar la salida a la calle de las fuerzas isla
mistas. stas dieron un margen a los militares para derogar el
texto y el 17 de noviembre el mismo Silmi se reuni con miem
bros de diversas formaciones polticas sin alcanzar ningn tipo
de acuerdo. As fue como, aquel viernes 18 de noviembre, aca
baron teniendo lugar las movilizaciones. El gabinete de Sharaf
intent calmar la tensin afirmando que se volvera a hablar del
texto despus de las elecciones, pero la tensin ya se haba apo
derado de todo Egipto.

Elecciones sobre un charco de sangre


El viernes 18, nuevamente miles y miles de egipcios volvieron
a llenar las plazas y calles del pas en una de las manifesta
ciones ms numerosas desde la dimisin del presidente Hosni
Mubarak. Las demandas se mezclaban; por un lado, se peda
la derogacin del Documento Silmi, defendida por las fuerzas
islamistas, y, por otro, se alzaba la peticin de que el Ejrcito
transfiriera el poder antes de abril, exigida por el resto de fuer
zas revolucionarias.
Un ambiente relajado, incluso festivo por momentos, do
minaba la emblemtica plaza Tahrir. La imagen cambi diame
tralmente en tan slo 24 horas. Al da siguiente, a primera hora
de la maana, la polica carg contra los pocos grupos de acam
146

Los militares: de El pueblo y el Ejrcito de la mano al Kazeboon


pados que haban decidido pasar la noche en la plaza. Lo hizo,
como era habitual, con brutalidad. Nada indicaba que sucede
ra nada especial; la polica acabara echando a los acampados
y poco ms.
Pero nueve meses despus de la marcha del dictador, los
nimos estaban encendidos. La accin policial provoc un r
pido e inesperado efecto llamada, los enfrentamientos fueron
en aumento y los manifestantes llegaron incluso a asaltar una
furgoneta policial en medio de la plaza. Los jvenes consiguie
ron sacar a las fuerzas de seguridad de la explanada, y stas
fueron reforzadas por miembros de la Polica Militar. Los en
frentamientos se mantuvieron durante das en una calle conti
gua, la Mohamed Mahmoud, que sera rebautizada como Ca
lle de los ojos de la libertad. Decenas de activistas perderan
la vista total o parcialmente a causa de las heridas de escopeta
y balines de las fuerzas policiales. Entre ellos, se populariz la
figura de Ahmed Harara, un dentista que haba perdido la vista
en un ojo durante los hechos del 28 de enero, en la lucha contra
la dictadura de Mubarak, y que ahora perda parte de la vista
del otro en los altercados con el rgimen militar.
Motocicletas reconvertidas en improvisadas ambulancias
transportaban a los heridos hacia los hospitales de campaa or
ganizados por mdicos y enfermeros voluntarios, mientras gru
pos de vendedores hacan su agosto dispensando protecciones
contra los gases utilizados por las fuerzas de seguridad. Los
manifestantes denunciaron que estos gases eran ms nocivos
que los empleados anteriormente, lo que puso en alerta a los
grupos de derechos humanos. Sus investigaciones pusieron de
relieve que Egipto haba adquirido siete toneladas de gas lacri
mgeno proveniente de Estados Unidos. El origen era la em
presa Combined System y el tipo de gas, CR, calificado como
altamente nocivo. Se prevea que en las semanas siguientes de
ban llegar a Egipto veintiuna toneladas ms de este producto,
pero los trabajadores del puerto de Suez se negaron a descargar
la mercanca del primer convoy al descubrir el destino de ste,
147

Egipto tras la barricada Marc Almodvar

Los militares: de El pueblo y el Ejrcito de la mano al Kazeboon

provocando una pequea sublevacin en el puerto que fue


aplaudida por los revolucionarios de todo el pas.
La plaza y Egipto volvan a latir con fuerza. La ola revolu
cionaria se extenda con rapidez. Los incidentes de Tahrir se
replicaron solidariamente en otras ciudades. En Alejandra, se
produjeron enfrentamientos a las puertas del Departamento
General de Polica, en el barrio de Smouha. All se produciran
las dos primeras vctimas mortales de la nueva ola revoluciona
ria. Poco despus, se confirmaba la primera muerte en la plaza
Tahrir, por arma de fuego, mientras la noticia de una cuarta
vctima mortal llegaba desde la ciudad de Suez.
Mientras el responsable de seguridad de Alejandra afir
maba que los manifestantes estaban pagados, el ministro del
Interior, Mansur el-Essawi, aada ms lea al fuego al defen
der la legalidad del gas utilizado y negar que la polica hubiera
disparado contra los manifestantes. Sin embargo, las imgenes
de la brutalidad policial se difundan como la plvora en las
redes sociales. Entre ellas, se encontraban grabaciones en que
la polica prenda fuego a una motocicleta para luego acusar a
los activistas de provocar disturbios, u otras ms crueles en
que se mostraba que las fuerzas policiales recogan el cuerpo
de un hombre muerto y lo apilaban junto a un montn de ba
sura. Los doctores de los hospitales de campaa denunciaron,
incluso, infi ltraciones policiales para atacar a los manifestan
tes heridos.
Al mismo tiempo, Hamdi Badeen, miembro del Consejo
Superior de las Fuerzas Armadas, volva a encender los nimos
con sus declaraciones a la televisin pblica. Aseguraba que los
militares no tenan nada que ver con los incidentes y afirmaba,
contradiciendo todos los testimonios audiovisuales, que nin
gn soldado haba pisado la plaza en los ltimos dos meses. 27
Los militares sostenan tambin que muchos de los vdeos que

circulaban por la red eran sesgados y no transmitan la comple


jidad de la situacin. Volvan al discurso de siempre. El general
Mohsen Fangari apareci en televisin hablando de agendas
extranjeras para sumir el pas en el caos, mientras reprima a
las fuerzas polticas. 28 El militar denunciaba intereses extranje
ros argumentando que los miles que puede haber en la plaza
no representan a los ochenta millones de egipcios. Las elec
ciones, eso s, no se moveran del calendario, aunque Fangari
amenaz con la continuidad militar si la situacin no se estabi
lizaba. Todo el mundo busca la silla; nadie busca el beneficio
de Egipto y su futuro, afirm.
Mientras la mayora de fuerzas polticas se dedicaban a con
denar el uso policial de la violencia y cancelaban sus campaas
electorales, las fuerzas islamistas, obsesionadas por la cita con
las urnas, se desentendan de lo que haba sucedido en la plaza.
Nosotros nos fuimos el viernes por la tarde, afirmara Moh
sen Radi, miembro de los Hermanos Musulmanes, antes de
concluir que hay gente que quiere pescar en aguas turbias. 29
A pesar de la proximidad de las elecciones, la Hermandad des
cartaba aplazar las votaciones. De hecho, mientras Gamaa Is
lamiya lleg a denunciar que todo era una conspiracin para
aplazar las elecciones y crear el caos, los salafistas de El-Nour
acusaron a los partidos liberales y seglares de provocar los inci
dentes para ganar as la legitimidad que, afirmaban, no alcan
zaran en las urnas. La obsesin por los comicios era evidente.
Mohamed Badie, gua supremo de los Hermanos Musulmanes,
describira los enfrentamientos como un intento de alterar la
boda, en referencia a las elecciones. Por su parte, Khairat Sha
ter, el hombre fuerte de la formacin, afirmara que los mani
festantes de Tahrir buscan el caos y que hay que enfrentarse

27 Badin: El-shorta el-aaskareya lam tatawayed bel-Tahrir...w el-shorta

29El-islamiyun yebaraun nafshom men ahdaz el-Tahrir: Ensarrafna men

el-madaneya heya el-masola, Al-Masry al-Youm, 24-11-2011.

148

28 El-fangary: Qoua siasia tetebni ayendat jargeya leasqot Misr...w elintejabat fe mawaaedha, Al-Masry al-Youm, 20-11-2011.
el-midan masa el-yomaa, Al-Masry al-Youm, 20-11-2011.

149

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


a todos los intentos de interrumpir el proceso democrtico y la
postergacin de las elecciones parlamentarias. 30
La fractura era evidente. Grupos de manifestantes expulsa
ron de la plaza a Mohamed Beltagy, uno de los lderes de los
Hermanos Musulmanes, a quien acusaron de colaboracin con
los militares. Una enorme pancarta mostraba un declogo de
normas para la buena convivencia en la plaza. Nada de parti
dos ni de candidatos: La plaza no es un lugar para hacer cam
paa electoral.
La situacin era tensa. Amnista Internacional hizo pblico
un dosier en el que afirmaba que las autoridades militares han
aplastado las esperanzas de los manifestantes del 25 de enero. 31
El ministro de Cultura, Emad Abu Ghazi, present su dimi
sin por la represin ejercida contra los manifestantes. Adems,
cerca de 250 diplomticos egipcios mostraron su preocupacin,
reclamaron la transferencia del poder y exigieron el fin del ata
que a los activistas.
Los militares, sin embargo, intentaron reaccionar. Dos das
despus de comenzar los incidentes, mientras las calles del pas
seguan incontrolables, la Junta aprobaba la reclamada ley para
aislar electoralmente a las figuras del antiguo rgimen. No haba
ni tiempo material ni instrumentos para detener la participacin
en unas elecciones que estaban previstas en menos de una sema
na. Sabedores de que eso no sera suficiente, se present la di
misin en bloque del controvertido Gobierno de Essam Sharaf.
Primero present la renuncia el ministro del Interior, Mansour
Essawy, y posteriormente lo hizo el resto del gabinete. El anun
cio fue recibido con indiferencia en la plaza Tahrir, donde los
manifestantes, que aseguraban que el Gobierno era un ttere
en manos de los militares, mantenan las protestas.
30 Fi zekraha el-ula...mawqaf el-Ijwan fi ahdaz Mohamed Mahmoud [...],
El-Bedaiah, 19-11-2012.

Los militares: de El pueblo y el Ejrcito de la mano al Kazeboon


Al da siguiente, con los enfrentamientos an en marcha, el
mariscal Tantawi realiz una aparicin pblica en que confir
maba la celebracin de elecciones presidenciales para junio de
2012, poniendo as fecha a la transferencia de poder. Tantawi,
en una afirmacin cuanto menos extraa por lo inesperada,
plante la opcin de convocar un referndum para decidir esa
transferencia antes de los plazos planteados. El Ejrcito est
dispuesto a volver a los cuarteles inmediatamente si el pueblo
as lo quisiera en un referndum, deca en una declaracin que
fue vista ms como una amenaza contra los revolucionarios
que como una propuesta real.
Pero ni el cambio de Gobierno ni la aparicin de Tantawi
calmaron los nimos en la calle. El viernes 25 de noviembre, a
tres das de las elecciones, se convocaron marchas en todo el
pas contra el rgimen militar. Partidarios del Ejrcito orga
nizaron una concentracin en El Cairo contra el complot ju
deomasnico, proestadounidense y proisrael, pero apenas
reunieron a unos pocos miles de seguidores y esto, adems,
bajo la acusacin de tener manifestantes a sueldo. En Tahrir,
las fuerzas revolucionarias volvieron a hacer acto de presencia
mientras las refriegas con la polica continuaban en la calle
Mohamed Mahmoud.
La Junta Militar volvi a intentar calmar la situacin pi
diendo perdn. El Consejo Superior de las Fuerzas Armadas
expresa su psame y sus ms profundas disculpas por las muer
tes de los mrtires, hijos leales de Egipto, durante los recientes
acontecimientos en la plaza Tahrir. La Junta aprovech tam
bin para reafirmar nuevamente que las votaciones seguiran
su calendario y que se haran en dos das para aumentar la par
ticipacin. Las urnas llegaron a Egipto entre el humo del gas
lacrimgeno y la sangre de los enfrentamientos entre polica y
jvenes revolucionarios. Las elecciones seran un parntesis en
una lucha que haba dejado 42 muertos en todo el pas.

31 Las autoridades militares han aplastado las esperanzas de los


manifestantes del 25 de enero, Amnista Internacional, 22-11-11.

150

151

Egipto tras la barricada Marc Almodvar

Las urnas entre el caos


Las elecciones llegaron a Egipto rodeadas de un ambiente con
vulso que era de todo menos propicio para la primera experien
cia democrtica desde la cada del dictador Mubarak. A tres
das de las votaciones, el Ejrcito haba construido un muro
en el centro de la capital para detener los encontronazos entre
polica y manifestantes.
Las elecciones eran vistas por los militares como una vl
vula de escape para salir del embrollo de los disturbios. Y se
forz la votacin, aunque la mayora de partidos haban para
do sus campaas. Segn palabras del mariscal Tantawi, los
egipcios iban a las urnas por imperativo militar. La tensin
entre la clase castrense era evidente. Estamos en una guerra,
no permitiremos ningn tipo de presin, habra afirmado el
mariscal en una reunin con periodistas antes de los comicios.
Las elecciones se celebraron en tres rondas desde el 28 de no
viembre de 2011 hasta el 11 de enero de 2012. Cada ronda, en
la que se repartan las provincias del pas, dispona de una pri
mera y una segunda vuelta para los candidatos que no haban
alcanzado mayora suficiente en la primera. 6591 candidaturas
individuales ms 590 listas concurran para la eleccin de 498
escaos en el Consejo del Pueblo (Mayles el-Shaab), la cma
ra baja del Parlamento egipcio. Los diez asientos restantes
seran escogidos, segn marcaba la ley, por la Junta Militar. A
dedo.
El sistema electoral, a pesar del enorme analfabetismo y la
corta trayectoria democrtica del pas, segua siendo extrema
damente complejo y catico y slo reflejaba ligeras modifica
ciones respecto a la poca Mubarak. La composicin de la c
mara an conservaba la extraa distribucin de escaos
nasserista entre campesinos, obreros y profesionales. Una dis
tribucin ms simblica que efectiva. Adems, de los 498 dipu
tados de la cmara, una tercera parte surgan de candidaturas
individuales, fueran independientes o miembros de un partido,
152

Los militares: de El pueblo y el Ejrcito de la mano al Kazeboon


mientras que los otros dos tercios lo formaban diputados de
listas cerradas. La continuidad del sistema de candidaturas in
dividuales, criticado largamente por incentivar el caciquismo y
los pucherazos, gener el rechazo de una buena parte de las
fuerzas polticas. Tambin las islamistas, que acabaron acce
diendo a mantener el sistema dual por la presin, aseguraban,
de la Junta Militar y a cambio de que los candidatos individua
les pudieran actuar bajo el paraguas de una formacin poltica.
A la larga, esto no sera un tema superfluo. Las listas deban
estar compensadas, en presencia y orden, segn la distribucin
profesional parlamentaria antes comentada y deban tener,
como mnimo, una mujer entre los representantes. Sin especifi
car la posicin, eso s, lo que haca que la mayora ocupara las
ltimas posiciones y, por tanto, no tuvieran muchas opciones
de acceder al Parlamento.
Varias figuras de la Junta Electoral destacaban por su pa
pel ambiguo o incluso proactivo en los anteriores procesos
electorales de la era Mubarak. El propio Departamento de
Asuntos Electorales del Ministerio del Interior segua dirigido
por el coronel Mohamed Refaat, que se mantena en el cargo
desde el cual haba supervisado los polmicos procesos electo
rales de 2005 y 2010. La Junta Militar slo aceptara la super
visin electoral internacional a ltima hora, permitiendo la
entrada de poco menos de media docena de organismos de
monitorizacin. Pero con ese austero despliegue, su presencia
pareca ms una herramienta legitimadora que un instrumen
to prctico de verificacin. El Centro Carter, encabezado por
el ex presidente estadounidense, fue el principal de estos gru
pos de monitoreo. Pero contando con tan slo cuarenta traba
jadores para cubrir miles de colegios electorales, su impacto
era m nimo.
Las votaciones comenzaron aquel 28 de noviembre y se ex
tendieron durante ms de un mes por todo el pas. Los milita
res se mostraban exultantes. Empleando la mstica blica, el
miembro de la Junta Ismail Etman comparaba el esfuerzo cas
153

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


trense para llegar a esas elecciones con el de la guerra de 1973
contra Israel. Ni el evidente caos organizativo, ni las irregulari
dades registradas, ni el tenso entorno en que se desarrollaron
parecan impedir que los militares se sintieran orgullosos de
haber alcanzado el objetivo de llamar a las urnas. Utilizadas
como una arma poltica, la Junta Electoral jugara con las ci
fras de participacin afirmando que eran las ms altas desde
los tiempos de los faraones. Primero se habl de un censo de
17,5 millones de egipcios, pero luego se calcul una participa
cin sobre una base de 13 millones. Evidentemente esto hizo
bailar las cifras. Si en un principio sta era de un 62%, des
pus se redujo al 52%, para luego volver a inflarla, sin
demasiada credibilidad, al 59%. Finalmente, de 80 millones de
egipcios, 27 habran emitido un voto vlido.
Los militares no queran que las denuncias cruzadas de
irregularidades manchasen la fiesta de la democracia. Muchos
hoteles enviaban circulares a los trabajadores para que votaran
a formaciones liberales ya que, afirmaban, los islamistas reven
taran el negocio. Grupos islamistas eran acusados de poner
autocares para los votantes y de repartir paquetes de alimen
tos, o incluso simples mantas para combatir el fro, en barrios
populares para garantizarse el voto. El mercado del voto llega
ba a la cifra de 500 libras y el magnate Sawiris bombardeaba a
sus clientes de Mobinil con mensajes de propaganda de su par
tido Egipcios Libres. La prctica ms extendida fue, sin embar
go, la difusin de propaganda en las puertas de los colegios,
sobre todo por parte de partidarios de los Hermanos Musul
manes. El 5 de diciembre, las votaciones se reanudaron a pesar
de que los juzgados haban ordenado detener el proceso en,
a l menos, cuatro demarcaciones. Los tribunales ordenaron

tambin repetir las votaciones en Qena y anularon los resulta


dos en Mansoura, mientras que en Sohag se produjeron mani
festaciones denunciando el fraude electoral. Algunos partidos,
como los liberales Egipcios Libres, anunciaron su boicot a las
elecciones al Senado por la falta de seriedad en el trato de las
154

Los militares: de El pueblo y el Ejrcito de la mano al Kazeboon


irregularidades. 32 Pero, evidentemente, ponindolas en una
balanza respecto a las sufridas en 2010 todo pareca poca cosa,
y los medios, y sobre todo la comunidad internacional, dieron
por bueno el proceso. Las irregularidades registradas no afec
tan al resultado global, afirmaran los responsables de las vo
taciones repitiendo viejos esquemas.
La tensin e imprevisin de una campaa catica se hizo
palpable otra vez durante el recuento. En algunos distritos, se
tuvo que detener la apertura de urnas por la enorme tensin.
ste fue el caso, por ejemplo, del distrito uno de El Cairo, don
de el recuento se debi retomar con presencia militar. Las fil
traciones provocaron que Abd el-Moez Ibrahim, presidente de
la Comisin Electoral, reclamara a los jueces mantener en se
creto los escrutinios hasta que se publicaran oficialmente. No
importaba, el aparato electoral de los Hermanos Musulmanes
era capaz de dar, casi al momento, cifras prcticamente exactas
a las que se acabaran haciendo oficiales das despus.
Estas filtraciones confirmaban lo que ms tarde terminara
siendo oficial. Un claro ascenso del poder de las fuerzas isla
mistas, cuyos resultados se aproximaban al control del 75% del
primer Parlamento despus de Mubarak. Los resultados mos
traban una cmoda victoria de los Hermanos Musulmanes,
que con un 44,9% de los asientos se acercaba a la mayora ab
soluta. Con un 25%, los salafistas de El-Nour afianzaban su
popularidad creciente; mientras que el nacionalista Wafd
(7,5%) y el liberal Bloque Egipcio 33 (6,7%) seran el tercer y
cuarto grupo con mayor representacin.
Evidentemente, la futura composicin del Parlamento, con
el ascenso islamista como punto caliente, inquietaba a Occi
dente. Era un cambio de interlocutores evidente. Incluso ms
32 Hezb el-masriin el-ahrar yqataa intijabat el-shura aatradhan aala
tayawzat initjabat mayles el-shaab, Shorouk News, 09-01-2012.

33 Coalicin conformada por partidos como Egipcios Libres, el Par


tido Socialdemcrata, el suf Liberacin o el Partido Nacionalista Pro
gresista.

155

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


de lo que algunos esperaban. Pero los militares estaban dis
puestos a calmar a quien hiciera falta y a dejar claro quin mar
cara el ritmo de la transicin. En medio de las votaciones, un
representante de la Junta Militar se reuni con nueve corres
ponsales extranjeros para hacerles entender que el Parlamento
no liderara el proceso de transicin, ni siquiera la redaccin de
la futura Constitucin. Era un paso ms en el putsch militar a
un Parlamento an por formar y el eco del Documento Silmi
planteado slo un mes antes.
Y no sera el nico gesto. El 28 de diciembre, entre la segun
da y tercera ronda de votaciones, el Ejrcito egipcio anunci un
prstamo de mil millones de dlares al Banco Central para
apuntalar la maltrecha moneda. Con esto, el Ejrcito no slo
pona de manifiesto que la economa egipcia haca aguas, sino
que tambin mostraba que las finanzas militares escondan una
enorme e inexpugnable cueva de tesoros. Si lo que deba ser una
simple institucin estatal haba sido capaz de dar con tanta faci
lidad mil millones, pareca inimaginable lo que se esconda de
trs. Pero lo que ese prstamo certificaba es que, pasara lo que
pasara en las urnas y por mucho que los militares se apartaran
de la vida poltica, la suya sera una voz esencial en la transicin.
La clase castrense no fue la nica que trat de calmar a Oc
cidente. Mohamed Mursi, presidente del brazo poltico de los
Hermanos Musulmanes, el Partido Libertad y Justicia, se reu
nira con el senador estadounidense John Kerry durante el
transcurso de las votaciones para garantizarle que la Herman
dad respetara todos los acuerdos y pactos internacionales. La
reunin se repiti un mes ms tarde, esta vez con William
Burns como representante del Departamento de Estado nor
teamericano. Un episodio ms de los esfuerzos islamistas para
que el romance con la Casa Blanca funcionara.
Pero del mismo modo que las votaciones haban introduci
do un parntesis en los enfrentamientos del centro de El Cairo,
tan pronto las urnas se clausuraron stos volvieron a hacer acto
de presencia. Pocas horas despus de que se cerraran los cole
156

Los militares: de El pueblo y el Ejrcito de la mano al Kazeboon


gios electorales de la primera ronda, el 29 de noviembre, las
peleas volvan al corazn de la capital: 88 heridos, segn los
primeros recuentos, en extraos choques entre civiles en la pla
za Tahrir. Mientras el escrutinio tena lugar, mora Ahmed Ba
dawi, de 39 aos; sera la vctima nmero 43 de los incidentes
en la calle Mohamed Mahmoud. Y se rompa el parntesis de
paz.

Militares kazeboon
El 16 de diciembre, pocas horas despus de que se cerraran
los colegios electorales en la segunda vuelta, la lucha volva a
la plaza Tahrir. La situacin era muy grfica. Mientras en los
distritos electorales de nueve provincias los delegados del Mi
nisterio y los partidos se dedicaban a recontar boletos, el cen
tro de El Cairo estallaba en peleas entre la Polica Militar y los
jvenes manifestantes.
Un grupo de activistas llevaban cerca de un mes acampados
a las puertas del Consejo de Ministros como muestra de su re
chazo al nombramiento como primer ministro de Kamal elGanzouri, quien sustitua al dimisionario Essam Sharaf. El
nuevo jefe de Gobierno volva al mismo cargo que ya haba
ocupado quince aos antes bajo el mandato de Hosni Muba
rak, y siguiendo una vez ms los dictados financieros inter
nacionales procedi a la privatizacin de 115 empresas p
blicas, una cifra slo superada por la Administracin de
Ahmed Nazif. Ganzouri formaba un ejecutivo continuista, re
pitiendo doce carteras del Gobierno del dimisionario Sharaf,
incluidas dos que seguan siendo intocables desde la era Muba
rak. Tambin resultaba polmico el nombramiento como mi
nistro del Interior del general Mohamed Ibrahim, famoso entre
los activistas, entre otras cosas, por haber dirigido a la fuerza
policial en la brutal masacre de la calle Mostafa Mahmoud que,
en diciembre de 2005, haba provocado la muerte de no menos
157

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


de treinta refugiados sudaneses tras el desalojo policial de una
acampada de protesta.
El Gobierno no haba podido reunirse en el edificio cercano
a la plaza Tahrir, y ocupado por los grupos de jvenes, desde el
22 de noviembre. Un chico de 19 aos, Ahmed Sorour, haba
muerto atropellado por una furgoneta policial y 32 acampados
haban cado enfermos supuestamente envenenados por comi
da en mal estado. Los manifestantes denunciaron que detrs
haba una mano policial. Familiares del joven muerto denun
ciaran que la polica haba intentado sobornarles para que des
estimaran hacer una autopsia.
La madrugada del 16 de diciembre, tras el cierre de los cole
gios electorales, los enfrentamientos estallaron cuando un jo
ven, miembro de los ultras de El-Ahli, principal equipo de ft
bol del pas, era retenido y golpeado por las fuerzas militares
que defendan el edificio. Esto dio pie al intento de la Polica
Militar de desalojar por la fuerza la acampada. Se haba encen
dido de nuevo la mecha de los disturbios. Los enfrentamientos
se mantuvieron a lo largo de toda la jornada. Al da siguiente
un brutal ataque militar sorprendi a los manifestantes y les
oblig a huir corriendo de Tahrir. Los soldados entraron en la
plaza disparando municin y prendiendo fuego a las pocas
tiendas que quedaban. Miembros del partido El-Adl denun
ciaron que su sede haba sido atacada por militares, que tam
bin seran acusados de prender fuego a edificios pblicos,
para luego responsabilizar a los activistas. Adems, las fuerzas
castrenses asaltaron tambin algunos de los balcones desde los
que varias televisiones por satlite registraban lo que estaba
sucediendo.
Pero pese al intento militar de silenciar la emisin, un vdeo
tuvo cobertura mundial: grupos de diez policas militares gol
peando a manifestantes tendidos en el suelo o reclamando cle
mencia mientras otros oficiales disparaban con sus pistolas ha
cia la muchedumbre. Otras imgenes mostraban a militares
mezclados con policas directamente orinando sobre los mani
158

Los militares: de El pueblo y el Ejrcito de la mano al Kazeboon


festantes desde lo alto de las azoteas. Pero otra estampa, en
concreto, fue la que dara la vuelta al mundo. sta no era otra
que la de la polica arrastrando a una chica, golpendola y sal
tndole encima mientras su torso quedaba medio descubierto.
Una imagen que conmocion a la opinin pblica: en pocas
horas, ms de dos millones de personas ya la haban visto en las
redes sociales.
El ataque llegaba pocas horas despus de que el primer mi
nistro asegurara que no haba violencia en las calles y que exis
ta una contencin mxima por parte de las fuerzas de seguri
dad. Para entonces, ya haban muerto ocho personas y ms de
300 haban resultado heridas. Ganzouri afirm que lo que su
ceda en la calle no era la revolucin sino un ataque contra sta,
volviendo a sealar a elementos extranjeros infiltrados en el
movimiento. George Ashak, uno de los lderes del grupo Kefa
ya, contestara con fuerza: El discurso de Ganzouri recuerda
a los de Mubarak y no merece ni que lo comentemos. Cinco
miembros del recientemente constituido Consejo Asesor de la
Junta Militar dimitieron inmediatamente.
A pesar de la existencia de un gran nmero de evidencias
grficas, los militares se mantuvieron en sus trece. El ataque a
la chica sera justificado por el general Abd el-Meneim Kato,
quien por aquel entonces se presentaba como asesor de la Junta
Militar, antes de incendiar la arena poltica afirmando que a
los manifestantes deberan quemarlos en los hornos de Hitler. 34
El Consejo Superior de las Fuerzas Armadas acabara por tener
que desentenderse del general Kato e impedir que hiciera las
funciones de asesor de la Junta. sta respondera a los compro
metidos vdeos emitiendo su propia versin en forma de vdeocomunicado, en el que intent criminalizar a los manifestantes
mostrando unas pocas imgenes de gente lanzando ccteles
molotov. Era su respuesta a quince muertos y cientos de heridos,
ninguno de ellos militar ni polica. Sin embargo, entre los muer
34Burn Egyptians in Hitler ovens: General, Presstv, 20-12-2011.

159

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


tos s se encontraba Emad Efat, un apreciado clrigo islmico
de la universidad de El-Azhar y cercano a los revolucionarios,
que muri a causa de un disparo de bala. Entre las vctimas
mortales tambin hubo algunos miembros de los ultras de ElAhli, como el joven Mohamed Mostafa. Los seguidores del equi
po empezaron a entrar con fuerza en la arena poltica.
Por su parte, los activistas reunieron las mentiras de los
m ilitares en una grabacin, difundida por el colectivo de v
deoactivismo Mosireen, bajo el nombre de Kazeboon (menti
rosos). Las imgenes corrieron como la plvora por todo el
pas en las siguientes semanas en una exitosa campaa de con
trapropaganda al rgimen militar, con proyecciones en el espa
cio pblico.
Como de costumbre, los militares intentaran calmar los
nimos haciendo anuncios cuanto menos singulares. Esta vez
prometieron pensiones vitalicias y peregrinaciones a La Meca
para los familiares de los mrtires de la revolucin. Pero nada
frenara las protestas, excepto nuevos muros de hormign, cua
tro en total en varias calles del centro de la ciudad, que cada
vez iba tomando ms la forma de un laberinto que los revolu
cionarios se dedicaron a colorear con vistosos grafitis. Las elec
ciones ese mismo da celebraban la vuelta de la segunda ronda.
La fiesta de la democracia ya poda continuar de nuevo.

El nuevo Parlamento
La felicidad de la Junta Militar pareca total. Haban vuelto a
salirse con la suya sacando adelante unas elecciones convulsas
y recibiendo la aprobacin occidental. A los temores sobre el
ascenso islamista, la Junta responda asegurando que stos no
dirigiran solos la transicin. La hoja de ruta se segua a ra
jatabla. A casi un ao exacto del levantamiento, los militares
haban logrado constituir un nuevo Parlamento y lo haban re
vestido de una aparente ptina democrtica. El coste humano,
160

Los militares: de El pueblo y el Ejrcito de la mano al Kazeboon


junto con una direccin poltica errtica que llevaba el pas al
hundimiento, parecan lo de menos.
A dos das de constituirse el Parlamento, el mariscal Tan
tawi volvi a dar un nuevo ejemplo de condescendencia fara
nica. Como muestra de alegra, anunciaba la liberacin de 1959
civiles encarcelados por los tribunales militares, lo que no deja
ba de representar poco ms que una pequea parte de los ms
de doce mil que haban sido procesados desde que la Junta ha
ba tomado el poder casi un ao antes. Y ste no sera el nico
regalo de los militares. Aprovechando la proximidad del 25 de
enero, decidieron abrir las puertas a la importacin de carne
desde Sudn para lograr abaratar el coste de la carne y provo
car satisfaccin en la poblacin. Era una tctica habitual del
rgimen de Mubarak, que se volva a repetir en los tiempos de
la Junta Militar. El 23 de enero, el mismo da en que se abra la
legislatura en el Parlamento, Tantawi aparecera en televisin
para anunciar el ansiado fin de la ley de emergencia vigente en
el pas desde 1981. Segn sus palabras, la derogacin se hara
efectiva a partir del 25 de enero, pero de hecho no sera ms
que una reduccin de competencias. Tantawi afirmaba que la
ley se seguira aplicando en casos de vandalismo, un concepto
ambiguo que llev a muchas especulaciones entre los grupos de
derechos humanos. Durante los meses siguientes, se desempol
varon los puntos ms oscuros de la citada ley, llevndola de
nuevo a una aplicacin de facto.
Los 508 diputados de la nueva cmara baja juraron sus
cargos a 48 horas del primer aniversario del 25 de enero, da
del levantamiento popular que haba provocado la dimisin
del dictador Hosni Mubarak. Ese mismo 23 de enero se cons
titua el primer Parlamento desde la revolucin. Los alrede
dores de la sede parlamentaria se haban repintado, para es
conder las evidencias de que, pocos das antes, se haban dado
duras batallas entre manifestantes, militares y fuerzas policia
les. All se reunieron entonces los partidarios de las fuerzas
islamistas, que no queran perderse el histrico momento en
161

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


que sus grupos polticos tomaran posesin de la mayora de
la cmara.
Pero el Parlamento mostr, desde el principio, signos de la
enorme desorganizacin propia de la transicin egipcia. Ms
all de la airada discusin que se produjo sobre si la sesin de
ba pararse para las pertinentes oraciones islmicas, la cmara
se incendi en un debate ms propio de una disputa de caf que
de un Parlamento, cuando se anunci que dos candidatos pre
tendan disputar a los Hermanos Musulmanes la presidencia de
la cmara. Lo hicieron sin tener claro al menos si recibiran el
apoyo de su partido, como as fue. Pero la propuesta arranc
una lluvia de encendidos reproches entre los diputados, inclui
dos algunos miembros del extinto Partido Democrtico Nacio
nal de Mubarak y escindidos de la Hermandad. La pelea fue
estril, sobre todo cuando despus se confirm que el 80% de la
cmara apoyaba el nombramiento de Mohamed Saad el-Katat
ni como presidente del nuevo Parlamento. 35 Era la primera vez
en los 188 aos de historia del Parlamento egipcio que ste es
taba presidido por un miembro de una formacin islamista.
De los 508 diputados slo nueve eran mujeres, el 1,8% del
total. Cuatro de ellas, nombradas a dedo por la Junta Militar;
tan slo cinco haban salido de las urnas. Entre stas, destaca
ba la figura de Azza el-Garf, representante de los Hermanos
Musulmanes, quien en la investidura del Parlamento ya haba
aplaudido que la nueva cmara pudiera limitar an ms las
condiciones de divorcio. Era slo la avanzadilla de una parla
mentaria que reclamara despus levantar la prohibicin de la
mutilacin genital femenina y que negara la existencia del aco
so sexual en las calles de Egipto. Sus polmicas palabras inco
modaron incluso a sus compaeros de partido, obsesionados
por dar una imagen moderada de cara a Occidente.
35 Katatni, miembro de los Hermanos Musulmanes, formaba parte del
grupo de detenidos por Mubarak durante el alzamiento popular de 2011 y
fue liberado de la prisin de Wadi Natroum el Viernes de la Ira, el 28 de enero.

162

Los militares: de El pueblo y el Ejrcito de la mano al Kazeboon


Se iniciaba as una legislatura que sera ms corta de lo es
perado, pero que dejara una imagen ms propia de una pelcu
la de humor que de una institucin como la que pretenda re
presentar aquella Cmara. Lo que ms se repeta eran las
constantes intervenciones del presidente llamando al orden,
pidiendo silencio o que sentaran los poco disciplinados repre
sentantes. En pocas semanas, trascendieron imgenes de un
parlamentario que peda permiso para ir al lavabo, otro que
afirmaba no poder sentarse en la silla porque haba un clavo
mal clavado que le haba roto el pantaln o un diputado salafis
ta que se echaba una siesta mientras otro jugaba con el mvil.
Katatni lleg a intentar convencer a un parlamentario de que
deba calmarse y callarse ofrecindole un caramelo marca
Halls y, en otra sesin, el diputado Ismail Mamdouh se levant
de repente para hacer una llamada a la oracin desde la cma
ra. Las esperpnticas sesiones, seguidas en directo por la po
blacin a travs del canal Mayles el-Shaab, fueron erosionan
do la imagen del Parlamento a una velocidad increble. ste,
adems, tambin demostr sus prioridades. Una de las prime
ras propuestas de los parlamentarios salafistas fue pedir de ma
nera urgente una ley que prohibiera los sitios web pornogrfi
cos en el pas, que difunden el diablo entre grupos de la
sociedad egipcia. La Cmara aprobara la propuesta, pero
sta nunca sera aplicada por el elevado coste que tampoco po
da garantizar que los jvenes egipcios no acabaran consumien
do sexo por Internet. Mientras tanto, el Parlamento inhabilita
ba a un diputado durante diez sesiones y le prohiba salir del
pas por haber faltado al respeto al mariscal Tantawi.
Varios escndalos rodearon a diputados de la segunda
fuerza, los supuestamente conservadores de El-Nour. Uno de
ellos, Anuar el-Balkimi, gener polmica con una operacin de
ciruga esttica, algo que no ligaba con la ortodoxia salafista de
su partido. El diputado argument que se la haba hecho por las
consecuencias de un asalto armado a su coche, pero el cirujano
que le oper desvelara que se trataba de una cuestin de co
163

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


quetera, forzando al parlamentario a dimitir del escao y
abandonar el partido. El-Balkimi, adems, tambin sera moti
vo de debate por su supuesto matrimonio con la bailarina de
danza del vientre Sama el-Masri, quien le reclam el divorcio al
descubrir que el diputado tena otro matrimonio en secreto.
Otro salafista, Ali Wani, fue incluso condenado por indecencia
despus de que lo encontraran manosendose con la que l afir
maba era su sobrina en las afueras de El Cairo. Despus se des
cubri que la joven, de 19 aos, no era familiar del diputado.
Fuera como fuese, el nuevo Parlamento careca de poder.
La Junta Militar segua teniendo fuerza de veto sobre las leyes
emitidas por la Cmara e, incluso, mantena poderes legislati
vos que le permitan pasar por encima del Parlamento. Por si
quedaba alguna duda de quin pretenda dirigir el pas durante
los siguientes meses, el Ejrcito emiti un paquete de nuevas
leyes slo cuatro das antes de que aqul se formara. Sin embar
go, si de algo serva aquella Cmara era para certificar un nue
vo equilibrio de fuerzas en la arena poltica egipcia.

Un nuevo balance de poderes


El Parlamento no slo era catico. Ms all de poner de mani
fiesto el lento pero imparable ascenso de las fuerzas islamistas,
era prcticamente intil. El poder segua en manos de las Fuer
zas Armadas, que se negaban a ceder a la Cmara ni siquiera
el derecho a formar un nuevo Gobierno. Por eso, la lucha de
los Hermanos Musulmanes con la Junta Militar se centr en la
reclamacin de formar un ejecutivo de su confianza. Exigan
que poder hacer valer su mayora en las urnas, descafeinada en
la prctica. La relacin entre militares y la Hermandad, con la
legitimidad alcanzada por los islamistas en las convulsas elec
ciones, sufri un nuevo viraje.
Los militares no parecan dispuestos a ceder. Al menos, no
a cambio de nada. Los Hermanos Musulmanes planteaban c
164

Los militares: de El pueblo y el Ejrcito de la mano al Kazeboon


mo abordar una amnista militar a cambio del traspaso. Varios
embajadores llegaron a hacer de intermediarios para conven
cer a los islamistas de los beneficios del perdn, mientras la
Hermandad pareca no cerrarse en banda al tema. El lder de
los Hermanos Musulmanes Safwat Hegazi apostara por este
perdn en un debate televisivo, afirmando que no vea proble
ma en garantizar la impunidad del Ejrcito a cambio de que
stos aseguraran la transferencia de poder. 36 Los islamistas lle
garon incluso a plantear a los familiares de los mrtires de la
revolucin una compensacin econmica a cambio de olvidar
los procesos judiciales, y trataron de abordar el comprometido
tema del blindaje presupuestario de las Fuerzas Armadas para
acercar posturas con la Junta. El miedo entre las filas islamistas
a que se pudiera repetir un escenario argelino en Egipto, con
un golpe militar contra unas fuerzas islamistas vencedoras en
las urnas, flot en el aire durante meses. Y pareca condicionar
claramente las polticas de la Hermandad en este complejo
equilibrio de poderes.
Pero ambas fuerzas parecan querer ignorar al resto de ac
tores polticos. Sin embargo, la respuesta de la calle era otra. El
primer aniversario de la revolucin del 25 de enero lleg dividi
do entre los que celebraban los cambios logrados, y los que de
nunciaban el secuestro del proceso y exigan pasos ms decidi
dos hacia las demandas de los jvenes. Pero la conmemoracin
tambin puso de manifiesto la ruptura total de la Hermandad
con la juventud revolucionaria. En pocos das se repitieron va
rios enfrentamientos entre los defensores de los islamistas y los
revolucionarios seglares. La insoportable presin popular for
z la marcha de los partidarios de la Hermandad de Tahrir el
da 25. Era el preludio de los enfrentamientos que se daran en
la plaza el siguiente viernes 27. Los choques se repetiran pocos
das despus, el 31, a las puertas del Parlamento, cuando segui
dores de los Hermanos Musulmanes impidieron que una mani
36Tertulia televisiva en el canal Dream TV, el 14 de julio de 2011.

165

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


festacin de estudiantes se aproximara al edificio. El balance
de las peleas fue de 71 heridos y una decena de detenidos.
La ruptura era cada vez ms evidente. El enfrentamiento
estaba servido.

Masacre en el campo de ftbol


El 2 de febrero se conmemoraba el primer aniversario de la
famosa Batalla del Camello. Y pareca que alguien quera ce
lebrarlo. La noche antes, el equipo cairota de El-Ahli visitaba
el estadio de El-Masri, en Port Said. El sorprendente resulta
do, en que los locales batieron al todopoderoso Ahli por 3 a 1,
fue lo de menos. Al finalizar el partido, un joven salt con una
bengala al csped para celebrar la histrica victoria del equipo
local. En pocos segundos, y ante una incomprensible pasividad
policial, cientos, primero, y miles, despus, siguieron los pasos
del joven invadiendo el campo. Los jugadores de El-Ahli co
rrieron hacia el vestuario mientras un grupo, supuestamente
de aficionados locales, se diriga impunemente hacia lo que pa
reca su premeditado objetivo: los aficionados ultras del equipo
rival, El-Ahli. A pesar del odio histrico y el enfrentamiento
entre ambas aficiones, casi nadie vio en ello una simple pelea
deportiva.
La polica estuvo tres cuartos de hora sin hacer nada, vien
do cmo nos atacaban; antes de eso no se decidi a actuar. Para
entonces, muchos de mis amigos ya haban muerto o estaban
gravemente heridos. As expresaba su testimonio un joven ul
tra, sin querer revelar su nombre a los medios. 37 Perdieron la
vida 74 aficionados y ms de 180 resultaron heridos en la masa
cre. Las imgenes posteriores revelaran que, adems, los afi
cionados de El-Ahli haban permanecido acorralados en las
gradas despus de que alguien sellase las puertas de salida. De
37 Declaraciones recogidas telefnicamente por el autor.

166

Los militares: de El pueblo y el Ejrcito de la mano al Kazeboon


las cuatro puertas, tres estaban selladas y la cuarta abra hacia
adentro, bloqueando una salida de emergencia en masa. Otras
imgenes revelaran que algunos autores del ataque se cambia
ban de ropa una vez dentro del estadio y que, mientras tena
lugar el linchamiento, al responsable de las luces del estadio no
se le ocurri nada mejor que apagarlas. Todo indicaba que al
guien haba planificado aquella matanza.
La Junta Militar decret tres das de luto nacional y la junta
directiva de la Federacin de Ftbol dimiti y cancel todas las
competiciones oficiales. El ministro del Interior amenaz con
reinstaurar de inmediato la entonces recin derogada ley de
emergencia, mientras los aficionados y la junta directiva de ElMasri negaban su participacin en los hechos. La tensin entre
la capital y la ciudad portuaria se calent a raz de estos hechos.
Los vecinos de Port Said denunciaron que todo era un sucio
complot en su contra y hablaron de agravio regional. Un mes
despus de la masacre, los vecinos bloquearan los accesos a
Port Said y organizaran una marcha encabezada por una pan
carta en la que reclamaban la independencia de la ciudad.
Todos buscaban responsables y chivos expiatorios. El ma
riscal Tantawi, en tono misterioso, se preguntaba por qu todo
el mundo haba callado tanto tiempo delante de esta gente. 38
Aunque, en un principio, los Hermanos Musulmanes responsa
bilizaron por igual a ultras y polica, su nueva posicin poltica
como primera fuerza del Parlamento les llev a cambiar el dis
curso. Entonces alimentaron la teora del complot mubarakista
con la historia de Mahmoud el-Sayed. ste, que habra partici
pado en los hechos, afirmaba en una grabacin que dos ex
miembros del PDN de Hosni Mubarak, estrechamente vincula
dos a su hijo Gamal, haban contratado a 600 personas en la
ciudad de Damieta, a cambio de 150 libras por cabeza, para
atacar a los aficionados. La declaracin grabada de El-Sayed
38 Declaraciones a los periodistas recogidas por el canal El-Nahar TV, el
1 de febrero de 2012.

167

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


provoc un asalto popular al caf propiedad de uno de los im
putados, pero posteriormente el mismo Sayed sera incapaz de
mantener su declaracin ante la fiscala y la historia acab sien
do borrada de las investigaciones.
Tras los hechos pareca encontrarse el odio cocinado entre
el Ministerio del Interior y los aficionados al ftbol, los popula
res ultras. Varios indicios sealaban que miembros del cuerpo
policial estaban alertados de que algo as poda suceder y, en
lugar de prevenir los incidentes, se produjeron repetidas irre
gularidades en las maniobras de seguridad ordinaria previstas.
Por ejemplo, la desaparicin del responsable de las llaves del
estadio, el incumplimiento del plan de despliegue de las fuerzas
policiales o la ausencia de los rutinarios registros a los aficiona
dos de El-Masri, que sin embargo s se realizaron a los perio
distas encargados de cubrir el partido.
La confrontacin entre los ultras de los equipos de ftbol y
la polica se remonta a 2009, cuando seguidores de El-Ahli y
Zamalek fueron detenidos poco antes de un derbi en el que se
esperaba que los aficionados llevaran a cabo acciones a favor de
la causa palestina y lanzaran consignas contra el sionismo. Des
de entonces, la relacin sera de odio mutuo y constante con
frontacin hasta que lleg la revolucin. En sta, los aficionados
haban participado en un principio a ttulo individual, sobre
todo en los enfrentamientos callejeros con las fuerzas de segu
ridad, pero ms adelante su participacin resultara clave en
momentos especficos. En torno a los jvenes ultras, de hecho,
se haba desplegado una cierta aureola de herosmo antipolicial
porque, en los cada vez ms habituales choques, solan tener un
protagonismo destacado. ste fue el caso del asalto a la emba
jada israel, en septiembre de 2011, que vino precedida por du
ros enfrentamientos entre polica y seguidores de El-Ahli en el
estadio de El Cairo. El nombre de los ultras tambin se encon
traba vinculado al principio de los disturbios ante el Consejo de
Ministros del mes de noviembre, cuando la polica propin una
brutal paliza a un ultra ahlawy que estaba jugando al ftbol en
168

Los militares: de El pueblo y el Ejrcito de la mano al Kazeboon


los alrededores de una garita policial. Los cnticos de los aficio
nados contra el cuerpo policial, en los que acusaban a los agen
tes de ser estudiantes fracasados convertidos en corruptos y en
los que los desafiaban con no acatar sus rdenes, se convirtie
ron en hits revolucionarios. La hiptesis de que la masacre hu
biera sido una venganza policial no pareca descabellada.
Al da siguiente de la matanza, los enfrentamientos entre
manifestantes y polica volvieron a producirse en varias ciuda
des del pas. En El Cairo, los manifestantes trataron de poner
cerco al Ministerio del Interior, a quien responsabilizaban de
los hechos. Las peleas se prolongaron durante das en el centro
de la capital y en otras provincias, situando al cuerpo policial
de nuevo bajo el punto de mira. En esta ola de enfrentamientos
murieron diecisis personas, once en los alrededores del Minis
terio del Interior y cinco ms en la ciudad de Suez. Los heridos
se contaban por cientos.
Mientras tanto, el Parlamento realizaba kafkianas sesiones
sobre el tema. El 6 de febrero, se discuti sobre las palabras del
ministro del Interior, Mohamed Ibrahim, quien aseguraba que
la polica no haba disparado contra los manifestantes. Cuando
el diputado Abu Hamed, del partido de los Egipcios Libres,
sostuvo un cartucho empleado por la polica, la mayora islamis
ta lo acus de mentiroso e, incluso, otro diputado intent arre
batarle bruscamente las pruebas. El presidente del Parlamento,
Katatni, le retir la palabra en ms de una ocasin y obvi varias
peticiones para debatir sobre la violencia policial. Pero eso no
sera todo. Mohamed Mostafa, un parlamentario salafista, de
nunciara entre aplausos que los participantes en las protestas
iban colocados de frmacos y reciban 200 libras por da. Otro
diputado cercano al rgimen militar, Mostafa Bakri, propuso
instaurar una ley que prohibiera las manifestaciones por un pe
rodo de cuatro meses, mientras afirmaba que los que atacaban
el Ministerio eran extranjeros como el seor Baradei, en alu
sin al Premio Nobel egipcio. La Junta Militar, por su parte,
volvi a salir al paso hablando de agendas ocultas y de un nuevo
169

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


complot internacional. Aquellos que odian Egipto intentan
abrir una brecha entre los jvenes de la revolucin, el Ejrcito y
la polica, afirmaran los militares en un comunicado. 39 Vol
van as a demostrar poca capacidad poltica. Como de costum
bre, intentaron calmar la calle ofreciendo acciones polticas
fuera de lugar y no reclamadas en ese momento. En este caso,
establecieron el calendario para las candidaturas a las eleccio
nes presidenciales. El Ejrcito seguira presionando en la lnea
de acelerar el proceso de democratizacin orgnica del pas.
Mientras parlamentarios y militares parecan empeados
en desviar la atencin y buscar manos ocultas, nadie quera en
frentarse a la reestructuracin del Ministerio del Interior. sta
era una reclamacin esencial de la revolucin, que pareca clave
para poner fin a lo que se volvieron choques peridicos en las
calles. El abogado nasserista y asesor de la Junta Militar Sameh
Ashour pareca tenerlo ms claro: Depuracin policial o caos.

Impunidad ante todo


El 13 de julio, Ibrahim Eissawi anunciaba cambios importantes
en la polica. El Ministerio del Interior haca efectivo el mayor
movimiento de cargos de la historia. Cuatro mil oficiales eran
transferidos a departamentos en los que no tendran contacto
directo con el pblico. Tambin inform de que se apartaba del
servicio a 505 tenientes generales y a 82 coroneles. Entre ellos,
se encontraban 27 acusados del asesinato de manifestantes en
enero de 2011. Entre los transferidos internos del Ministerio
haba tambin 54 oficiales acusados de matar a participantes en
las protestas. Los movimientos se aplicaran a partir del prime
ro de agosto de ese ao.
39 El-mayles el-aala lel-qouat el-mosalaha: aala kafa el-qoua el-wataneya
w el-siaseya wad el-fetna w hemaya moasasat el-dawla, Shorouk, 03-022012.

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Los militares: de El pueblo y el Ejrcito de la mano al Kazeboon


Y lo que era un aparente lavado de cara se qued en eso.
Amnista Internacional denunciara que el Ministerio no deja
ba claro si se haban resuelto ya las denuncias de abusos que
pesaban sobre estos oficiales, temiendo que ms que una refor
ma este movimiento fuera una salida segura para los policas
inculpados. Y es que buena parte de los policas retirados de
servicio eran oficiales cercanos a la edad de jubilacin, por lo
que su marcha no haca ms que facilitar la elusin de respon
sabilidades.
Pero el problema continuaba entre los que permanecan en
el cuerpo. Khaled Gharaba, quien se haba hecho famoso en la
provincia de Gharbeya por reprimir de forma brutal las movili
zaciones obreras de Mahala el-Kobra de 2008, era ahora nom
brado nuevo director general de Seguridad en Alejandra. Gha
raba ya haba sido promocionado por Habib el-Adly en 2010,
cuando fue nombrado director de Seguridad del sector Este de
Alejandra, cargo desde el cual dirigi la represin contra los
manifestantes en enero de 2011. A pesar de su currculo, duran
te su presentacin todava se defini como el garante del cambio
que la polica experimentaba tras la revolucin. En su nuevo
cargo, seguira hostigando a las movilizaciones populares, con
la muerte de al menos dos activistas durante las protestas y con
una especial obsesin por perseguir a los grafiteros alejandrinos.
La indignacin estall tambin cuando se conoci la pro
mocin de Wael Komi, jefe del Departamento de Investigacio
nes de la comisara alejandrina de Raml-Thani. Komi recibira
un cargo mejor an, con aumento de sueldo incluido, a pesar de
estar encausado por la muerte de 37 manifestantes durante las
protestas de enero de 2011. Los casos eran innumerables. Res
ponsables de la muerte de activistas en la provincia de Beheira
tambin se beneficiaron de diferentes promociones. El general
Tareq el-Rakaybi, procesado por un caso de corrupcin finan
ciera, fue ascendido a asesor del ministro. El general Refaat
Qomsan, que haba dirigido el fraude electoral en tiempos de
Mubarak y encabezado la cacera de militantes y grupos de
171

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


msica heavy metal de los aos noventa, tambin se ganaba un
asiento como ayudante del ministro.
Declaraciones vacas sin voluntad poltica, modificaciones
mnimas de la legislacin y juego de sillas entre los oficiales. La
voluntad de cambio era menos que escasa. Pero si en algo se
demostraba la inmovilidad total era en los juicios al cuerpo po
licial. Dos aos despus del levantamiento popular, an no ha
ba habido sentencias firmes contra ninguno de los 164 oficiales
de polica acusados de la muerte de ms de 840 manifestantes
durante la revuelta de 2011. De los 35 juicios, slo 26 haban
terminado, 21 de ellos en absolucin para 115 oficiales de poli
ca.40 Las sentencias restantes incluan trece sentencias suspen
didas (es decir, que no se haran efectivas) y la condena de cin
co oficiales de polica a diez aos de prisin. Pero se dieron in
absentia, es decir, con la ausencia de los encausados que, evi
dentemente, no cumpliran su pena. Cuando los oficiales reapa
recieron, las sentencias fueron apeladas y los juicios repetidos
de nuevo. De los 164 policas encausados, slo Tamer Sami Re
faat, un oficial del distrito de Madinat Nasr, pas por la crcel.
Cinco aos de prisin y diez mil libras de compensacin a la
familia por la muerte de una mujer que miraba los enfrenta
mientos desde el balcn de su casa durante los hechos del 28 de
enero de 2011.
El doble rasero pareca evidente. El 7 de marzo de 2012, el
mismo da en que el Tribunal Superior Militar condenaba a dos
civiles a penas de muerte por el homicidio de un soldado duran
te el levantamiento popular, un tribunal de El Cairo absolva a
tres policas acusados de la muerte de dos manifestantes. En
tre los oficiales absueltos, se encontraba El-Sunni, un oficial que
anteriormente haba sido el primer polica condenado por la
muerte de revolucionarios. En otro caso, los tribunales le ha
40 State crimes remained unpunished: the Interior Ministry is above the
law and the Public Prosecution is missing in action, Egyptian Initiative for
Personal Rights (EIPR).

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Los militares: de El pueblo y el Ejrcito de la mano al Kazeboon


ban condenado in abstentia a la pena capital por la muerte de
23 manifestantes en Zawhia el-Hamra. La publicitada senten
cia sera revocada una vez el polica fugitivo se entreg a las
autoridades. El juicio se reanud de nuevo en otro tribunal y
El-Sunni fue declarado, despus, inocente de los mismos cargos.
La ira de los familiares de los mrtires, que se hizo patente
con varias ocupaciones de la plaza Tahrir y repetidas escara
muzas con las fuerzas policiales, era enorme. Los nicos gestos
ms o menos claros de las autoridades se haban dado hacia la
compensacin econmica a los parientes de las vctimas, con
ayudas de cerca de 250 dlares mensuales. Muchos familiares
de mrtires, sin embargo, denunciaron retrasos en los pagos y
problemas varios para cobrar las indemnizaciones prometidas.
Mientras tanto, las fuerzas islamistas trataban de convencer a
varios familiares para que retiraran las denuncias y aceptaran
compensaciones econmicas a cambio.
Incluso en lo que podan haber sido juicios ejemplarizantes
de cara a la galera, la justicia reculaba. El caso de la muerte
bajo custodia policial de Khaled Said, que muchos considera
ban que haba sido la chispa de la revolucin de enero de 2011,
tampoco fue una excepcin. Tras meses de informes alterados,
aplazamientos indefinidos y dems trifulcas judiciales, el 26 de
octubre de 2011 los dos policas encausados por la muerte de
Said reciban sentencias de siete aos de crcel. La sentencia
consideraba que lo que haba sucedido era un homicidio invo
luntario, en ningn caso tortura premeditada, y, por tanto, la
pena era mucho menor de lo que esperaban los familiares del
joven. En el caso del salafista Sayed Belal, muerto semanas an
tes del estallido revolucionario, se absolva a algunos oficiales
mientras se condenaba in absentia a cadena perpetua a cuatro
oficiales desaparecidos.
Como si nada hubiera cambiado, 24 horas despus de que
se emitiera la sentencia por la muerte del joven alejandrino,
Egipto volva a tener un nuevo Khaled Said. Essam Atta, un
joven civil de 23 aos condenado a dos de prisin por la justicia
173

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


militar, mora en la prisin de Tora. Atta habra sido golpeado
por los celadores despus de intentar infiltrar una tarjeta SIM
telefnica dentro de la celda. El muchacho habra sido sodomi
zado con conductos de agua introducidos por su boca y su ano
hasta provocarle la muerte. Como de costumbre, la direccin
de la prisin afirm que el joven haba muerto por consumo de
drogas, a pesar de la denuncia unnime de los grupos de dere
chos humanos. Ese mismo da, otro chico, el estudiante Moatez
Anwar, morira despus de que dos policas le dispararan hasta
cinco veces, mientras l estaba en un coche con sus amigos en
la poblacin de Cheikh Ziad.
A pesar de las muchas evidencias, los responsables poli
ciales se negaban a reconocer que los abusos que se producan
fueran sistemticos. Mantenan que el cambio estaba en cur
so. Pero se hacan homenajes a policas encausados en casos
de abusos de autoridad y en la Academia de Polica an man
tenan, sintomticamente, la imagen del ex ministro Habib elAdli. Como si nada hubiera cambiado.

Un rgimen que se defiende


Que la cada del presidente Mubarak no haba tumbado al r
gimen se hizo ms que obvio en los juicios a la polica y a las fi
guras del mubarakismo. No se trataba solamente de juzgar a un
rgimen a partir de su propia legislacin, sino que se encomen
daba a la misma polica encausada la tarea de recopilar prue
bas, y a una justicia cargada de jueces favorables al rgimen, la
misin de emitir sentencias contra aquellos que los haban co
locado en el cargo y aupado profesionalmente durante dcadas.
El 9 de febrero de 2011, todava bajo el mandato de Hosni
Mubarak, se haba ordenado la creacin de un comit para la
investigacin de los sucesos de enero. A pesar de las buenas
intenciones, el comit fracas al no tener poderes especficos
para citar a testigos, incluidos los policiales, ni para realizar re
174

Los militares: de El pueblo y el Ejrcito de la mano al Kazeboon


gistros ni investigaciones a fondo. De hecho, las conclusiones del
informe, publicadas el 14 de abril de ese ao, reconocan no
haber conseguido que las Fuerzas Armadas les dieran una lista
detallada de los detenidos. La investigacin no haba llegado ni
a visitar poblaciones ms all de las grandes ciudades del pas.
No puso ni un pie en el Alto Egipto, aunque all se document
la muerte de manifestantes durante los dieciocho das. La comi
sin haba sido, por tanto, un autntico fracaso. As lo denuncia
ron grupos de derechos humanos como Amnista Internacional.
En julio de 2011, Suez estallaba en clera despus de que los
tribunales decidieran liberar a diez policas acusados de la
muerte de manifestantes. Entre ellos, se encontraba el franco
tirador Mohamed Saber, de quien la defensa aport grabacio
nes que demostraban su participacin en los hechos. El vere
dicto llev a que cientos de personas cortaran la autopista de El
Cairo y ocuparan las calles del barrio de los Arbaain, de donde
consiguieron expulsar a la polica. En el juicio de Suez, en que
se consideraba la participacin de diez policas y de un hombre
de negocios con sus tres hijos en la muerte de veinte manifes
tantes, entre el 25 y 29 de enero de 2011, los tribunales hicieron
caso omiso de las continuas peticiones de la defensa solicitando
que se aceptaran las pruebas grabadas de la implicacin de los
acusados en el caso, tampoco hicieron visionados completos de
las pruebas aceptadas a trmite.
Grupos de derechos humanos denunciaron que la Fiscala
actuaba de forma sesgada a favor del cuerpo policial o del r
gimen en general. En algunos casos, no aceptaban pruebas
claras, en otros no reclamaban a tiempo los peritajes pertinen
tes o los estudios forenses. En algunos, llegaron incluso a darle
la vuelta a la tortilla y convirtieron a los acusados en acusado
res y a la acusacin en defensa. En general, eran lentos e inefi
caces en el procesamiento de los acusados de matar a revolu
cionarios. De hecho, el fiscal ni siquiera pidi extraer las balas
de los cuerpos de los manifestantes para hacer un peritaje. Abd
el-Maged Mahmoud, el fiscal general, se acabara defendiendo
175

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


sealando al Ministerio del Interior. Segn afirmaba, ste no le
haba transferido pruebas ni le haba permitido investigar a los
encausados policiales en varios casos en que la Fiscala lo haba
reclamado. La fiscala lanzaba pelotas fuera.
El Ministerio del Interior se neg a facilitar la lista de fun
cionarios en servicio en las cercanas de puntos calientes du
rante los enfrentamientos de enero de 2011. Adems, hizo
desaparecer por completo las filmaciones de las cmaras de se
guridad de su propiedad en los lugares donde se haban produ
cido muertes. De hecho, la destruccin de pruebas llev a que el
general Hussein Musa, director del sector de telecomunicacio
nes de las unidades centrales de seguridad, fuera condenado a
dos aos de prisin revocables a cambio de una fianza de cinco
mil libras. sta era la pena por haberse deshecho de todas las
grabaciones de las comunicaciones entre las unidades antidis
turbios durante los incidentes de enero que hubieran podido ser
clave para esclarecer la muerte de los 846 manifestantes.
En el caso de la matanza del estadio de Port Said, la des
truccin de pruebas se dio antes de que la fiscala se presentara.
En cuanto a los mrtires de enero de 2011, los mdicos forenses
dejaron que se perdieran las evidencias cuando permitieron el
entierro de los cuerpos sin haber practicado las investigaciones
protocolarias pertinentes y sin haber retirado las balas policia
les de los cuerpos. De hecho, los mdicos amenazaron a los
familiares de los muertos con medidas legales si exigan practi
car autopsias, y en la mayora de los casos no se realizaron.
Tambin se denunci la manipulacin de informes en los que se
cambiaba la razn del fallecimiento de los manifestantes, po
niendo por asfixia en lugar de por bala. Algunos haban pasado
por las manos del doctor Sibai Ahmed Sibai, el mismo forense
que haba tergiversado los informes de la muerte de Khaled
Said. Sibai sera reemplazado posteriormente por el mdico Ih
san Kameel, pero a estas alturas los procedimientos para exhu
mar los cuerpos ya eran muy complicados. En otras situaciones
como con las vctimas de los ataques policiales de noviem
176

Los militares: de El pueblo y el Ejrcito de la mano al Kazeboon


bre de 2011 en la calle Mohamed Mahmoud o con los hechos
del Consejo de Ministros de mayo de 2012 se produjo la mis
teriosa desaparicin de las balas de los cuerpos de los manifes
tantes. Y cuando se encontraba una bala, se conclua que no se
poda saber de dnde provena aunque el calibre fuera del mis
mo empleado por el cuerpo policial.
En la matanza de Maspero, el 9 de octubre de 2011, murie
ron 27 personas. Segn los mdicos, al menos ocho de ellas fa
llecieron por disparos de bala en el pecho o en la cabeza. Pero
segn los informes forenses no se poda determinar el tipo de
armamento dada la desaparicin de la municin, lo que permi
ti a la justicia competente determinar que el autor era des
conocido, a fin de reforzar la teora de que una mano oculta lo
estaba maquinando todo desde la sombra y, bsicamente, ab
solver al rgimen militar de las acusaciones. A pesar de la exis
tencia de numerosas grabaciones, emitidas incluso por televisin,
los tribunales absolvieron a los tres soldados acusados de arrollar
con los tanques a 26 manifestantes coptos. Mientras tanto, se
condenaba a dos activistas a tres aos de prisin por haber toma
do armamento del Ejrcito durante las mismas peleas.

El juicio del siglo


He puesto mi vida al servicio de la nacin y no me puedo que
dar callado ante las campaas de desprestigio a las que estoy
siendo sometido. 41 El 6 de abril de 2011, dos meses despus de
su dimisin, Mubarak enviaba un mensaje grabado desde su
retiro en la ciudad balnearia egipcia de Sharm el-Sheikh. En
l, afirmaba ser vctima de un complot para desprestigiar su
imagen y, mientras aseguraba no tener nada que esconder, se
ofreca a colaborar con la justicia egipcia.
41 Mensaje grabado por el dictador Hosni Mubarak y difundido por el
canal Al-Arabiya, en abril de 2011.

177

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


Ni una semana despus, el 12 de abril, la fiscala ordenaba
su detencin y la de sus hijos, durante quince das, para investi
gar su participacin en la muerte de manifestantes y otros deli
tos vinculados a la corrupcin. Mubarak, lejos de cumplir sus
recientes promesas, eluda la orden judicial de captura ingre
sando en el lujoso hospital de Sharm el-Sheikh a causa de una
supuesta crisis cardaca. Los medios locales, incluidos los ofi
cialistas, lo tenan claro: Mubarak finga.
ste sera slo el principio de un periplo que llev al ex pre
sidente a rehuir constantemente las decisiones judiciales refe
rentes a su detencin. Del balneario del Mar Rojo, sera trasla
dado a un hospital militar en el que tambin disfrut de todos
los lujos: piscina y sauna propias, fisioterapeuta privado, un lu
joso gimnasio y libertad de movimiento en un cautiverio de 500
metros cuadrados, durante el que incluso recibi la visita de
familiares, figuras pblicas y destacados lderes de pases del
Golfo, incluido el emir de Kuwait, llegando a hacer de anfitrin
a destacadas figuras del Ejrcito. Nada parecido a una deten
cin penitenciaria ordinaria como la que padecan la mayora
de reclusos del pas. De all, Mubarak era enviado en helicp
tero de forma regular a las sesiones de lo que sera calificado en
el pas como el juicio del siglo. Su estado de salud pareca un
secreto de Estado, como en los tiempos de su mandato, y esta
ba sujeto a la siempre activa rumorologa egipcia. En un ao,
pasara de estar muerto a estar en peligroso estado de coma y,
despus, a estar fresco como una rosa quejndose del devenir
del pas. A primeros de febrero, despus de la masacre del esta
dio de Port Said, el Parlamento de mayora islamista orden su
traslado a la prisin de Tora, aunque ste tard en hacerse efec
tivo. Mientras tanto, el ministerio, en plena crisis econmica, se
gastaba ms de seiscientos mil euros en acondicionar a todo
lujo un pabelln entero del hospital penitenciario para recibir
la visita del rais.
Decenas de miles de civiles sufran los rigores de la justicia
militar, pero el dictador Mubarak gozaba de todas las garantas
178

Los militares: de El pueblo y el Ejrcito de la mano al Kazeboon


de un tribunal civil. Y, adems, de una justicia que, en definiti
va, haba sido hecha a su medida. El juicio empez a bombo y
platillo el 3 de agosto de 2011, con dos casos sobre la mesa y
ms de once encausados. Mubarak, el ex ministro del Interior
Habib el-Adli y seis de sus ms cercanos colaboradores dentro
del aparato policial, se sentaban en el banco de los acusados
por la muerte de 846 manifestantes durante el levantamiento
de enero de 2011. Entre sus asesores, estaban Hassan Abd elRahman, jefe de los Servicios de Seguridad estatales y acusado
de la destruccin de documentos policiales; Ahmed Ramzi,
jefe de las unidades antidisturbios, e Ismail Shaer, jefe del De
partamento de Seguridad de El Cairo y uno de los principales
responsables de la tortura policial.
Por otra parte, tambin se juzgaban varios casos de corrup
cin vinculados a la compra de influencias en favor del fugitivo
Hussein Salem, el ms relevante de los cuales relacionado con
la polmica venta de gas natural a Israel. Salem, entonces re
fugiado en una Espaa donde la justicia lo protega, y los dos
hijos de Mubarak seran los dems encausados del proceso.
Aquel 3 de agosto de 2011, la imagen del dictador Mubarak
tumbado en una camilla mdica tras la reja de los acusados
dara la vuelta al mundo. Era una imagen histrica: el rais era
juzgado en la sede de la Academia militar que hasta haca po
cos meses haba llevado su nombre. Era la primera vez que un
mximo dirigente de una dictadura rabe era juzgado por un
tribunal nacional competente. Pero aquella no sera la nica
estampa de la jornada. El ms que cordial saludo con el que los
mximos responsables militares y policiales obsequiaron a los
acusados, al frente de los cuales se hallaba el ex ministro del
Interior Habib el-Adli, arrojaba serias dudas respecto a la com
plicidad an existente entre el antiguo rgimen y el todava vi
gente. Y esa sensacin ira en aumento.
Y es que el juicio se convirti, desde el principio, en un cir
co para calmar a las masas. Con retransmisin en directo de la
televisin pblica incluida, partidarios y detractores se enzar
179

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


zaban en continuas peleas a las puertas de la academia. Dentro,
el desbarajuste no era menor. Decenas de descoordinados abo
gados defensores gritaban y trataban de hacerse or, pelendo
se por quin agarraba el micrfono. No faltaron en ese juicio
momentos cmicos. Un abogado lleg a reclamar que se anali
zara el ADN del ex presidente, puesto que afirmaba que aqul
era un doble y que Mubarak haba muerto haca cuatro aos.
La desunin de un, en general, pobre equipo de abogados tam
bin fue clara. En enero de 2012, llegaron a la pelea fsica en el
mismo tribunal, cuando el juez les pidi que redujeran el equi
po a slo ocho miembros para agilizar los procedimientos. Sin
embargo, ste era el mejor grupo de letrados que se haba podi
do reunir con los escasos recursos de los familiares de los mr
tires y la limitada solidaridad de los grandes bufetes del pas,
de los que slo destacaba el nasserista Sameh Ashour. Muba
rak, por su parte, recibi la aprobacin para ser defendido por
un equipo de abogados provenientes de Kuwait, liderados por
Farid el-Deeb, que sera descrito en las redes sociales como
el abogado del diablo.
A principios de septiembre, declararon los testigos estre
lla del juicio, por lo menos por su morbosidad. Primero com
parecieron el general Sami Anan y el mariscal Hussein Tan
tawi, mximos responsables de la Junta Militar. Ambos se
reunieron, en las horas previas a la comparecencia, con James
Mattis, que encabezaba una delegacin del Ejrcito de Esta
dos Unidos de visita en Egipto. La sesin cambi de horario
extraamente y sin previo aviso, lo que impidi que bastan
tes abogados pudieran asistir a la misma. Era la primera vez
que el mariscal se cruzaba con el dictador depuesto y, segn
los testimonios, Tantawi evit la mirada de Mubarak, que ya
ca postrado en la celda. El mariscal eludi hacer cualquier
ataque al rgimen, respondi con evasivas y reforz la teo
ra de que la revolucin haba sido un complot extranjero.
Los abogados de la acusacin, adems, no tuvieron derecho a
preguntar.
180

Los militares: de El pueblo y el Ejrcito de la mano al Kazeboon


Pocos das despus, aparecera en el tribunal el ex jefe de
los servicios secretos egipcios, el influyente Omar Suleiman.
sta era su primera aparicin pblica desde que anunciara la
dimisin de Mubarak en febrero de 2011. Una ausencia signifi
cativa del que estaba considerado como uno de los individuos
ms influyentes no slo del pas sino de la regin entera. Du
rante el juicio, defendi la idea de la conspiracin y de un
acuerdo entre beduinos del Sina y miembros de Hams para
introducir combatientes en el pas que luego seran vistos en la
plaza Tahrir. Las exposiciones de Tantawi y Suleiman iban en
la lnea de una defensa que mantena que todo haba sido un
complot urdido por potencias extranjeras. Por su parte, Suzza
ne Mubarak, esposa del ex dictador, se dedic a amenazar a
Estados Unidos con desvelar secretos si la justicia atacaba a su
marido e hijos. Afirmaba que hara pblicos los nombres de los
ministros que hacan de espas para Washington en el Gobier
no egipcio.
El 22 de febrero, se celebraba la ltima sesin y el juicio que
daba visto para sentencia, tras haber contado con 1536 testigos
en 46 sesiones, durante los diez meses que duraron los procedi
mientos. Ms de 72 000 documentos, incluyendo informes foren
ses e investigaciones de la fiscala, formaron parte del papeleo
del juicio. Ironas del destino, el faran Mubarak se presentaba
ante el juez por ltima vez en el preciso momento en que los
rayos solares iluminaban el rostro del faran Ramss en el com
plejo de Abu Simbel, un espectacular fenmeno que sucede dos
veces al ao. Lo haca recitando poesa: Mi nacin, aunque
injusta, sigue siendo amada por m, declamara ante el juez.42
El veredicto fue anunciado cuatro meses despus, en medio
de la campaa electoral de las presidenciales. El 2 de junio, el
juez Ahmed Rifaat haca pblicas las sentencias: Mubarak y el
ex ministro del Interior Habib el-Adli eran condenados a ca
42 Mubarak lel-mahkama: Belady w en yaret aala aazizo a ahly a an
danaoo aalian karaam, El-Youm el-Sabaa, 22-02-2012.

181

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


dena perpetua por no haber impedido la muerte de manifes
tantes durante la revuelta. Los jueces afirmaban no tener prue
bas suficientes para determinar su responsabilidad, pero los
culpaban de haber conocido los delitos y no haber hecho nada
para evitarlos. Una resolucin que muchos analistas califica
ban de dbil jurdicamente y que poda caer fcilmente des
pus de las apelaciones de la defensa. El concepto de cadena
perpetua, adems, era falso. La ley egipcia mantiene que una
pena no puede superar los 25 aos.
Pero lo ms polmico estaba por venir: la sentencia inclua
la absolucin de seis de los principales responsables de los ser
vicios de seguridad del Estado por la muerte de manifestantes.
A pesar de tener un caso de 72 000 pginas, el juez destaca
ba la falta de pruebas concluyentes, en especial las referen
tes a los informes del mdico forense y los del Ministerio del
Interior.43 Los servicios secretos tambin seran acusados de
falta de colaboracin. Otra vez se repeta la historia y el rgi
men se protega a s mismo. Aunque los informes forenses
haban indicado que las lesiones de los mrtires haban sido
provocadas por armas policiales, se manifestaban graves defi
ciencias en las pruebas presentadas, que no ayudaban a llegar
al autor original del delito. Se afirmaba que las conexiones te
lefnicas descifradas no aportaban datos para condenar a los
encausados y que no haba pruebas tcnicas concluyentes de
que las lesiones descritas en los informes forenses sean resulta
do de las armas policiales, aunque en todos los casos el calibre
coincida con el empleado por el Ministerio del Interior.44 Ante
la manipulacin y destruccin masiva de pruebas, las bases ju
rdicas se mostraban dbiles con testigos poco slidos. Muba
rak, adems, sera absuelto de las acusaciones de corrupcin
junto con sus hijos, Gamal y Alaa, y junto con el fugitivo con
pasaporte espaol Hussein Salem. Los jueces se amparaban en
43 Motahemen jarey qafes el-eteham, Shorouk News, 04-06-2012.
44 I bd.

182

Los militares: de El pueblo y el Ejrcito de la mano al Kazeboon


la prescripcin de unos delitos que se haban producido diez
aos antes, en pleno mandato del rais.
Te queremos presidente; la absolucin est por llegar, pu
blicaban los partidarios de Mubarak en las redes sociales.
Mubarak era un hombre condenado: cinco meses despus de
que lo ordenara el Parlamento egipcio, el ex dictador era trans
ferido a la lujosa unidad privada del hospital de la prisin de
Tora. Segn algunas filtraciones, el rais se neg durante largo
rato a bajar del helicptero simulando falsos desfallecimientos.
Aunque no estuvo demasiado tiempo all: en menos de un mes,
fue nuevamente trasladado al hospital militar de Maadi, en El
Cairo, a peticin de su mdico.
La histrica sentencia al dictador provoc sentimientos
contradictorios y encendi la indignacin en las calles del
pas a medida que se iban conociendo los detalles de la misma.
Da luz verde a la futura represin policial, aseguraba Hu
man Rights Watch, mientras Amnista Internacional tambin
era clara: No hace plena justicia.45 En plena campaa electo
ral, dicha sentencia tena todos los visos polticos habidos y por
haber. De tan poltica careca de sustentacin jurdica, segn
alertaban los expertos. Las apelaciones podran acabar tum
bando con facilidad sus frgiles argumentos.
Dicho y hecho. En enero de 2013, el Tribunal de Casacin
aceptaba las apelaciones presentadas por Mubarak y Adli, y
ordenaba repetir el juicio por la debilidad jurdica de la senten
cia. Ser conocedor del delito no convierte ni en criminal n i
en cmplice, afirmaba con rotundidad la resolucin. Los en
causados tendran una segunda oportunidad. Para darle una
nueva ptina, el tribunal tambin aceptara las apelaciones
presentadas por la fiscala del Estado, entonces ya en manos de
los Hermanos Musulmanes, que reclamaba la repeticin del
juicio tambin para los nueve encausados restantes. Se respon
45 La sentencia contra Mubarak no hace plena justicia, Amnista
Internacional, 02-06-2012.

183

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


sabilizaba a los jueces de no haber tenido en cuenta varias
pruebas presentadas por la fiscala y de que el juicio slo haba
tenido en cuenta los hechos de la plaza Tahrir, obviando los del
resto de la Repblica. As, pareca que se poda aplicar nueva
justicia a los responsables del Interior y a los hijos de Mubarak.
Pero haba una trampa implcita: el nuevo juicio se basara en
los mismos cargos y las mismas pruebas claves de las senten
cias anteriores. Organizaciones de Derechos Humanos, como
la Iniciativa Egipcia por los Derechos Individuales, alertaban
del riesgo de repetir la vista sin cambiar el aparato judicial y
de seguridad establecidos para proteger el rgimen de Muba
rak y evitarles cualquier responsabilidad.

El circo

de las urnas presidenciales

Una luna de miel en peligro


Cuando Khairat Shater, el hombre fuerte de los Hermanos
Musulmanes, sali de la crcel el 3 de marzo de 2011, prome
ti tres cosas: que los Hermanos Musulmanes no buscaran la
mayora en el Parlamento, que no perseguiran la formacin de
Gobierno y, finalmente, que ninguno de sus miembros aspira
ra a la presidencia del pas. Ninguna de las tres promesas fue
respetada.
El 31 de marzo, la Hermandad volva a romper su palabra.
El mismo Khairat Shater sera presentado como candidato a
las presidenciales. El futuro del pas es ms importante que
cualquier pronunciamiento que hayamos hecho con anteriori
dad, afirmaba sin concesiones Mohamed Badie, gua supremo
de la formacin islamista. No lo hago por m, lo hago por el
pas , corroboraba Shater.
El anuncio llegaba despus de una tensa semana con la Jun
ta Militar que haba estado a punto de dinamitar el pacto de la
184

185

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


transicin. En marzo, la tensin entre la Junta y los Hermanos
Musulmanes se hizo por primera vez evidente. La luna de miel
pasaba por su primera gran crisis, por lo menos de forma apa
rente. Por un lado, islamistas y militares haban fracasado en el
intento de encontrar un candidato de consenso para las presi
denciales. Durante semanas, son el nombre de Mansour Ha
ssan, presidente del Consejo Asesor de la Junta, pero el propio
candidato acabara desvinculndose. Mansour acus a la Her
mandad de jugar con l y provocar su retirada. Pero la verda
dera lucha era por la formacin del gobierno y la redaccin
constitucional. Los Hermanos Musulmanes haca semanas que
reclamaban, como grupo con mayor representacin parlamen
taria, el derecho a formar gobierno, pero todos los intentos ha
ban fracasado y topado con el inmovilismo militar, que pare
ca receloso de las intenciones islamistas. Los militares llegaron
a amenazar al presidente de la cmara, Mohamed el-Katatni,
con disolver el Parlamento si la Hermandad retiraba la confian
za al Gobierno Ganzouri. La clase castrense tambin pareca
perder la paciencia frente a una comisin redactora que era in
capaz de avanzar los primeros artculos sin provocar una apa
ratosa crisis entre sus miembros.
El 25 de marzo, los Hermanos Musulmanes dispararon un
comunicado incendiario en el que atacaban al Gobierno, acu
sndolo de crear falsas crisis de suministros y alimentos y de
fracasar en su misin de recuperar los capitales evadidos por el
antiguo rgimen; tambin sealaba a los militares que lo prote
gan. Se trata de un intento de abortar la revolucin y jugar
con la desesperacin de los ciudadanos respecto a la capacidad
de alcanzar los objetivos revolucionarios, o estamos ante un
deseo de practicar el fraude en las elecciones presidenciales?,
afirmaba el texto.
La Junta no tardara en responder. El Consejo Superior de
las Fuerzas Armadas alertara a travs de un inteligente comu
nicado: Pedimos a todo el mundo que aprenda de las lecciones
de la historia, para aprender de los errores del pasado y evitar
186

El circo de las urnas presidenciales


que se repitan. Los militares aseguraban que cualquier insi
nuacin respecto a la falta de integridad de las futuras eleccio
nes careca de fundamento y alertaban sobre el peligro de cues
tionar as a las instituciones estatales.
La tensin era palpable y la crisis, evidente. La amenaza de
que se pudiera dar el escenario argelino, con un golpe de Es
tado militar, o la repeticin de un ataque castrense sobre la
Hermandad creca en el pas. Los mismos militares lo ha
ban insinuado en su comunicado cuando hacan referencia a
las lecciones de la historia. Algunos, sin embargo, afirmaban
que todo era puro teatro. Los militares jugaban con varias car
tas sobre la mesa que ponan nerviosos a los islamistas. Por
u n lado, la amenaza de disolver el Parlamento a travs del Tri
bunal Constitucional; por otro, la todava inestable situacin
jurdica de la Hermandad. A mediados de febrero, la abogada
y diputada del Partido Socialdemcrata Sanaa al-Said expona
en el Parlamento que la formacin segua sin haber legalizado
su existencia un ao despus de la cada de Mubarak, exigiendo
una disolucin judicial de la misma.
La candidatura de Khairat Shater se presentara en este
contexto, a causa de la desconfianza respecto a la estrategia de
las Fuerzas Armadas. Al menos as lo afirmara posteriormen
te Saad el-Katatni, por entonces presidente del Parlamento, en
una entrevista.1 Pero mientras unos vean en ello un nuevo y
rocambolesco pacto entre la Junta y los islamistas, el gesto no
pareca ms que un instrumento poltico de la Hermandad para
presionar a la Junta Militar. Esto es lo que se desprende de las
palabras de Helmi el-Gazar, miembro del Consejo de la Shura
de los Hermanos Musulmanes, a la prensa. Retiraremos a
Shater si nos dan el Gobierno, lleg a decir.2
1D. Saad el-Katatni el-morashah le-reaset el-horreya w el-aadala: hadehe

asbab el-saddam bein el-ijuan w el-mayles el-aaskari, Al-Masry al-Youm,


17-10-2012.

2 Fidio: el-Gazar: Snaragaa qarar tarshih el-Shater iza salem el-aaskary


el-hokoma lel-ijuan, Shorouk News, 02-04-2012.

187

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


De hecho, la decisin no generaba, ni mucho menos, una
nimidad dentro de la formacin, y varios integrantes, como
Mohamed Beltagi o Saad el-Hoseini, se mostraron contrarios.
Kamal Helbaui, durante aos portavoz de la formacin en Oc
cidente, presentara su dimisin a raz de la candidatura de
Shater. Hay que ser consecuentes con lo que se promete, afir
mara visiblemente enojado en televisin. 3 Varias voces haban
mostrado la voluntad de que la formacin apoyara al doctor
Abd el-Meneim Abu el-Fotouh, que haba sido expulsado ofi
cialmente de la Hermandad por, precisamente, querer partici
par en las elecciones. La candidatura de Shater levant ampol
las entre parte de la juventud, que se expresara rompiendo la
fuerte disciplina interna. Un grupo de jvenes lleg a organizar
una manifestacin a las puertas de la sede de los Hermanos
Musulmanes en el barrio de Moqatam y mont un escenario
diferenciado del resto de la formacin en alguna de las mani
festaciones masivas en la plaza Tahrir de aquellos das.
Era evidente que la postulacin de Shater caa como una
bomba, a poco ms de una semana de que se cerrara el plazo
para presentar candidaturas. Pero no sera la nica. Omar Su
leiman, el influyente jefe de los servicios secretos del rgimen
de Mubarak, conocido como el torturador en jefe por los cr
culos activistas, y ltimo y nico vicepresidente del dictador
depuesto, tambin flirteaba con la idea de presentarse a las
elecciones. A pesar de su largo currculum, se mostrara como
un opositor interno al rgimen de Mubarak. As lo afirm en
una entrevista a Reuters: Que fuera jefe de los servicios secre
tos o vicepresidente por unos das no significa que fuera parte
de la institucin contra la que los ciudadanos se rebelaron.4
Tras meses desaparecido, se dejaba querer. Primero jugaba
con el rumor de su candidatura, para despus hacer pblico un
comunicado en el que anunciaba de forma definitiva que no se

El circo de las urnas presidenciales


presentaba. Y dos das ms tarde, volva a anunciar lo contrario
despus de que un grupo de partidarios, encabezados por un
polmico presentador televisivo, organizaran una marcha en su
apoyo en El Cairo. Aunque, en realidad, la asistencia a la mar
cha fuera discreta, el hombre fuerte de la CIA en El Cairo, el
reconocido como mejor aliado de Tel Aviv en Oriente Prxi
mo, anunciaba su candidatura a las elecciones presidenciales
egipcias afirmando que se deba al pueblo. La peticin que me
han hecho es una orden y como soldado no las desobedezco
nunca, declar. Sus seguidores tuvieron que correr entonces
para recoger las treinta mil firmas necesarias para participar en
la contienda electoral.
Era evidente que la noticia haba logrado el efecto deseado.
Los Hermanos Musulmanes parecan preocupados por la rea
paricin del jefe del espionaje de Mubarak. Shater aseguraba a
los medios que la candidatura de Suleiman es un insulto a la
revolucin. Encima de la mesa volva a ponerse una posible
estrategia para restaurar el rgimen en la figura de Suleiman,
algo que ya se haba planteado con anterioridad y que ahora,
de nuevo, recobraba fuerza. Suleiman no dejaba de ser la carta
que los mismos Estados Unidos y Tel Aviv haban planteado
durante el levantamiento popular de enero de 2011. Los Her
manos Musulmanes tenan miedo a que la jugada de pquer
que haban preparado les saliera mal. Shater, que tcnicamente
haba sido excarcelado por hipotticas razones de salud, necesi
taba de una amnista jurdica para poder participar en las elec
ciones. Los Hermanos Musulmanes, atemorizados y desorien
tados, necesitaban poner sobre la mesa una carta de recambio.
sta no sera otra que Mohamed Mursi, entonces presiden
te del Partido Justicia y Libertad.

3Declaraciones a la televisin Dream TV, el 31 de marzo de 2012.


4Egypts former spy chief says not backed by army, Reuters, 08-04-2012.

188

189

Egipto tras la barricada Marc Almodvar

Aislamientos polmicos
Los Hermanos Musulmanes haban pasado, en una semana,
de jurar y perjurar que no presentaran a ningn presiden
ciable y de expulsar a aquellos miembros que queran hacer
lo, a tener dos nombres en la lista. La Hermandad entreg la
candidatura de Mursi a contrarreloj y a punto de cerrarse el
registro. Oficialmente se hizo como medida de precaucin,
pero Mursi se ganara rpidamente el apodo de candidato rue
da de repuesto o sustituto. Ni l mismo pareca crerselo del
todo. Essam Hashish, miembro del Consejo de la Shura de la
Hermandad, llegara a afirmar que Mursi haba vuelto a casa
llorando el da que la oficina de orientacin de la formacin le
haba nombrado presidenciable. 5
No eran los nicos en registrarse en el ltimo momento. En
esas ltimas horas, se presentaron hasta siete candidaturas de
un total de veintitrs. Era el final de una carrera electoral que
haba llegado a tener hasta 900 precandidaturas, algunas de lo
ms pintorescas. Desde Ali Seif, el hombre que afirmaba que
Egipto necesitaba un macho vigoroso, hasta la mujer que afir
maba que Egipto necesitaba una buena madre, pasando por un
presidenciable que se plant frente a la sede de la Comisin
Electoral con una Harley-Davidson o Mahfouz Asali, quien se
dio a conocer con la nica propuesta de legalizar el consumo de
hachs y crear el partido de los fumadores de hachs y la mafia
egipcia. Incluso Saad el-Soghayer, un famoso cantante de la
irreverente msica shaabi, se postulara organizando una fiesta
frente a la sede de la Comisin Electoral y mostrando su volun
tad de concurrir a las elecciones. Aseguraba tener casi el doble
de las firmas necesarias y pona as de relieve los, a su entender,
estpidos criterios de la Comisin Electoral. De hecho, fuentes
cercanas afirmaron que el presidente Mubarak, al ver los ros
5 Special report: How the Muslim Brotherhood lost Egypt, Egypt

Independent, 25-07-2013.

190

El circo de las urnas presidenciales


tros de los candidatos a las presidenciales, exclam: Si les die
ran un quiosco de tabaco a stos, lo arruinaran.6 Pero el dicta
dor no se estaba refiriendo a estos precandidatos tan singulares.
Los nombres finales de los que presentaron los papeles in
dispensables para concurrir a las elecciones de mayo a la presi
dencia de Egipto las primeras sin Mubarak fueron veinti
trs. A falta de veinte minutos para que se cerrara el plazo,
Omar Suleiman aport las firmas necesarias: las haban recogi
do, aparentemente, en poco menos de 48 horas. Taufiq Okasha,
el polmico presentador televisivo que haba apadrinado me
diticamente la candidatura, anunciaba que se haban reco
pilado cifras astronmicas de apoyo a Suleiman en pocas
horas. Slo en la provincia de Alejandra, segn el showman,
se haban reunido 33 000, aunque afirmaba que los movimien
tos islamistas haban destruido una tercera parte. Esta impac
tante candidatura de ltima hora provocaba que el Parla
mento de mayora islamista intentase emitir una propuesta de
ley a contrarreloj para apartar de las elecciones a todos aque
llos que hubieran ocupado cargos de responsabilidad en el rgi
men d
urante los ltimos diez aos. Unos parmetros que tam
bin podan ser aplicados a otros candidatos, como el ex primer
ministro Ahmed Shafiq, que haba presentado su postulacin
discretamente, comparada con el estruendo provocado por el
jefe de inteligencia. Y es que las urnas de las primeras eleccio
nes sin Mubarak corran el riesgo de encontrarse con los nom
bres de las dos cartas que el propio dictador haba empleado
para detener la revuelta popular.
Una semana despus, la Alta Comisin Electoral volva a
incendiar la arena poltica cuando anunciaba que se aparta
ran de la carrera diez candidaturas. La controvertida ley mar
caba que los candidatos tenan que recoger treinta mil firmas
6 Yaumiyat Mubarak fe el-markez el-aalamy w kawalis el-mahkama w

qaiaa w sur motheqa tensher leawelo marra rassedha shahs molaseq lelraes el-sabeq, Al-Watan.

191

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


de quince provincias diferentes o tener el apoyo de treinta di
putados o, en su defecto, ser los representantes oficiales y leg
timos de un partido con representacin parlamentaria. Ade
ms, los presidenciables deban tener ms de cuarenta aos,
haber nacido en tierra egipcia y demostrar que ningn miem
bro de su familia dispona de ninguna nacionalidad que no
fuera la egipcia.
Cinco candidatos fueron apartados por conflictos sobre su
representatividad dentro de los partidos que supuestamente en
cabezaban; dos, porque las firmas vlidas presentadas al final
eran insuficientes; y otro, por haber evitado el servicio militar.
Dos candidatos ms eran arrinconados, sorprendentemente,
por sus antecedentes penales, aunque stos eran fruto de su pa
pel como opositores al rgimen supuestamente depuesto. Un
ltimo candidato, el que generara ms polmica, sera alejado
de la carrera electoral por la supuesta nacionalidad estadou
nidense de su madre. Pese a que los candidatos tenan 48 horas
para apelar, todas sus reclamaciones fueron rechazadas.
Entre los descalificados, se encontraban los dos elefantes que
haban trastornado el clima poltico en aquella ltima semana:
Shater y Suleiman. Omar Suleiman sera descalificado por tener
46 000 firmas de catorce provincias y no de quince, como recla
maba la controvertida ley electoral. Le haban faltado slo 31
firmas en la provincia de Assiut para pasar el corte. Khairat
Shater, que no pudo aportar pruebas de su amnista por el caso
de las milicias de El-Azahar, y Ayman Nour, por razones simi
lares sobre su encarcelamiento en poca de Mubarak cuando
fue encarcelado por atreverse a competir en las presidenciales
de 2005, eran descalificados por sus antecedentes penales.
Kafkianamente, despus de la revolucin, ambos pagaban el
precio de haberse opuesto al rgimen en teora depuesto.
Pero si alguna de estas descalificaciones trajo cola, fue la del
jeque salafista Hazem Salah Abu Ismail. Este antiguo telepre
dicador haba demostrado ser el precandidato con ms popula
ridad en la calle, donde los carteles con su rostro y el lema Vi
192

El circo de las urnas presidenciales


viremos con dignidad haban llenado las paredes de plazas
y avenidas. Sus partidarios haban logrado recoger cerca de
150 000 firmas de apoyo a su candidatura, una de las que ms
parecan incomodar tanto a islamistas como a las fuerzas mili
tares. De hecho, su aparicin sera vetada en los canales pbli
cos por el propio ministro de Informacin. Pero, a principios de
abril, se haba destapado la supuesta nacionalidad estadouni
dense de su madre, lo que no slo afectaba a su credibilidad
como populista opositor del modelo occidental y norteameri
cano, sino que tambin lo apartaba legalmente de la carrera
electoral. Abu Ismail lo neg en un principio, aunque ms ade
lante afirm que su madre slo haba llegado a poseer una car
ta verde.7 El tema se convirti en casi una razn de Estado,
ante las extraas y contradictorias informaciones que prove
nan de las autoridades estadounidenses. El 12 de abril, el Tri
bunal Administrativo de El Cairo indicara que faltaban prue
bas concluyentes sobre la nacionalidad estadounidense de la
madre del candidato que impidieran la participacin de Abu
Ismail en las elecciones. Pero, a pesar de que la justicia se mos
tr incompetente para determinar la ciudadana de la progeni
tora del jeque salafista, la Comisin Electoral decidi ilegalizar
su candidatura y apartarlo de la carrera electoral.
Esto indign a sus numerosos y fervientes partidarios, que
decidieron organizar una acampada cerca de la sede del Minis
terio de Defensa reclamando su readmisin. ste sera el esce
nario de nuevos enfrentamientos sangrientos, a tres semanas de
las elecciones, cuando en un intento de desalojarlos se presen
taron all grupos de individuos armados. Once personas mu
rieron a consecuencia de este ataque, algo que no hizo sino de
teriorar an ms la imagen del rgimen militar. Otra vez, la
tensin llegaba a su punto lgido a las puertas de unos comicios.
Pero la intransigencia de la Comisin con estos precandi
datos no fue tal en otros casos. El 24 de abril, la Junta Militar
7 Permiso de residencia para Estados Unidos.

193

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


aprobaba, contra todo pronstico, la propuesta de ley presenta
da por el Parlamento egipcio sobre el aislamiento poltico de
las figuras del antiguo rgimen. Segn sta, se descalificaba
tambin al candidato Ahmed Shafiq, quien haba ejercido la
cartera de Aviacin y haba sido el ltimo primer ministro del
rais Mubarak. Pero la Comisin Electoral, 24 horas despus,
acept sus apelaciones, que se remitan a una revisin de
inconstitucionalidad de la misma ante los tribunales, y no le
aplic la nueva legislacin. Essam Sultan, el diputado respon
sable de la ley, afirm que la decisin de la Junta Electoral era
una autntica vergenza y un escndalo cargado de irregulari
dades. Ahmed Shafiq volva a estar en la carrera electoral. El
rgimen tendra a su candidato en las urnas.
La coherencia de las decisiones de la Comisin Electoral
era, cuanto menos, discutible. Las urnas incluiran finalmente
a trece candidatos, tras la poda hecha por la Comisin y la reti
rada de uno de los presidenciables. De stos, no ms de cinco
parecan entrar en las quinielas. Los intentos de encontrar una
candidatura revolucionaria nica para las presidenciales ha
ban fracasado y, por tanto, el voto revolucionario quedara di
vidido en las urnas. Tambin se fraccionaran el voto islamista,
que tena tres nombres en las urnas, o el continuista, con al
menos dos posibles representantes.

La Comisin Electoral dispone


Farouk Sultan era el presidente de la Comisin Electoral que
haba dispuesto este mapa en las urnas. Un antiguo oficial del
Ejrcito, con ms de doce aos de carrera en la justicia militar,
que Mubarak convirti en jefe de justicia de la Corte Constitu
cional Suprema en 2009. Aquella accin fue entonces analizada
como un intento de controlar la institucin y allanar el camino
a la sucesin en el poder de su hijo Gamal. Bajo su mandato
tambin se produjeron las ampliamente criticadas intervencio
194

El circo de las urnas presidenciales


nes judiciales de las elecciones a los sindicatos profesionales.
Ahora encabezaba una controvertida Comisin Electoral que
deba supervisar las urnas de las primeras elecciones sin el rais
Mubarak. Las primeras desde la revolucin. Las primeras de
la nueva era.
Su nombre era polmico, pero no era el nico. Entre los seis
miembros, se encontraban figuras destacadas de la judicatura
mubarakista, algunos con cargos relevantes durante la adulte
racin de anteriores votaciones. Uno de los miembros, Ahmed
Khafaji, haba sido el responsable de la politizada sentencia a
cinco aos de prisin contra el opositor Ayman Nour, en 2005.
Ahora, la Comisin apartaba al candidato del partido Ghad de
la carrera electoral basndose en aquella controvertida senten
cia. El secretario general de la Comisin, Hatem Bagato, haba
sido la mano derecha del controvertido ministro de Justicia
Mahmud Marie, acusado de alterar las elecciones de 2005 y ata
car de forma arbitraria a los jueces independientes del rgimen.
De hecho, sobre Bagato pesaba una peticin ante la corte admi
nistrativa reclamando su exclusin de la Comisin. Pero la sen
tencia no lleg a tiempo y ste pudo finalmente ejercer su cargo.
La Comisin, adems, gozaba del blindaje del artculo 28
de la reforma constitucional, segn el cual sta se encontraba
por e ncima de la judicatura: no se vea obligada a hacer caso de
otras sentencias judiciales y sus decisiones eran inapelables. De
hecho, varias sentencias judiciales haban reclamado detener
las elecciones o chocaban con algunas de sus decisiones, pero
el blindaje de dicho artculo permiti mantener la hoja de ru
ta. Este polmico punto provoc varias movilizaciones de las
masas populares en la calle, incluidos los Hermanos Musulma
nes que, ahora, parecan desconfiar de la Junta Militar. Pero la
Hermandad, de hecho, protestaba por un artculo que ellos
mismos haban ayudado a aprobar en el referndum constitu
cional de marzo de 2011. Sin embargo, cuando la luna de miel
con el poder militar tena pinta de peligrar, les sobrevino el
miedo de que se les volvieran las tornas.
195

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


La Junta Militar, mientras tanto, urga a los electores a vo
tar e incluso empleaba tanques con carteles y megfonos para
promover la participacin en los comicios. Se esforzaban por el
xito de las votaciones y sacaban pecho. Las elecciones presi
denciales sern un ejemplo que el mundo entero podr obser
var, afirmaba, satisfecho, el mariscal Tantawi.8 Y alertaban en
un comunicado de la importancia de aceptar los resultados de
las elecciones, ya que no hacerlo sera enfrentarse a la voluntad
del pueblo.9 Una voluntad que deba expresarse en la primera
vuelta, los das 23 y 24 de mayo.
Las encuestas vaticinaban unos resultados ajustados y dif
ciles de prever. Semanas antes de los comicios, todo pareca
apuntar a una segunda vuelta entre el ex secretario general de
la Liga rabe, Amr Moussa, y el ex miembro de los Hermanos
Musulmanes, Abd el-Meneim Abu el-Fotouh. Uno representa
ba la cara amable del continuismo de un candidato que afirma
ba ser un opositor interno de un rgimen que le haba forjado
polticamente; y el otro era un antiguo dirigente de los Herma
nos Musulmanes que haba buscado complejas alianzas con po
los opuestos del espectro poltico, desde liberales seglares a sa
lafistas, barriendo simpatas dentro de la propia Hermandad
que lo haba expulsado. Pero las aspiraciones de ambos se vie
ron claramente afectadas por la celebracin, el 10 de mayo, del
primer debate presidencial televisado de la historia de Egipto.
Lejos de ayudarles a promocionarse ante el electorado, la ima
gen de ambos candidatos limitndose a lanzarse acusaciones el
uno al otro erosion sus expectativas de voto. Y esto alert al
resto de presidenciables: los debates programados para las se
manas siguientes seran cancelados por los concejales de cam
paa con extraas excusas.

El circo de las urnas presidenciales


El tercero en discordia era el candidato de los Hermanos
Musulmanes, Mohamed Mursi, que intentaba medrar pese a su
falta de carisma y su aureola de candidato en reserva. Los ana
listas prevean una cada importante de la popularidad de la
Hermandad, pero estaba por ver cmo reaccionaran sus gene
ralmente disciplinadas bases. El problema era que buena parte
de stas reclamaba que se retirara la candidatura y se apoyara
la de Abu el-Fotouh. Incluso Mostafa Khamish, miembro del
Consejo de la Shura de la Hermandad, lo exigira afirmando
que Mursi es una mala eleccin.10 Se produjeron dimisiones
dentro del partido y la Hermandad congel la afiliacin a va
rios miembros por su apoyo pblico a Abu el-Fotouh, entre
ellos a cincuenta jvenes de Beni Suef. Pero Khairat Shater y la
Hermandad no podan dar su brazo a torcer y mostrar debili
dad poltica. Y Mursi llegara finalmente a las urnas.
El cuarto candidato no sera otro que el ltimo primer mi
nistro de Mubarak, Ahmed Shafiq, que representaba la versin
ms clara y evidente del continuismo en las urnas, con cerca de
25 casos de corrupcin en los juzgados. Y en quinta posicin
estaba Hamdeen Sabahi, que buscaba rentabilizar la histrica
popularidad, sobre todo rural, de la imagen de Gamal Abd elNasser como principal baza electoral. Sin embargo, se pas
toda la campaa negando tener la intencin de aplicar polticas
clsicamente nasseristas, como eran la expropiacin de tierras,
la nacionalizacin de la industria o la confrontacin con Israel.
Sea como fuere, los egipcios iban a ir a las urnas sin tener
demasiado claro cules iban a ser las competencias del futuro
presidente al que estaban votando. Los militares, con la redac
cin de la Constitucin atascada, no haban hecho pblica a
tiempo la disposicin adicional de la reforma constitucional
que deba estipular el papel del nuevo presidente.

8 Tantawi: intijabat el-reasa satkon namodhyan yashad leho el-aalam,


Al-Masry al-Youm, 16-05-2012.

9Mensaje nmero 10 del Consejo Superior de las Fuerzas Armadas.

196

10 Brotherhood leader supports Abouel Fotouh, calls for dropping


Morsy, Al-Masry al-Youm, 14-05-2012.

197

Egipto tras la barricada Marc Almodvar

Una primera vuelta manchada por la duda


Cuatro das antes de que comenzaran las votaciones, Hatem
Bagato, secretario de la Comisin Electoral, hizo una de esas
declaraciones que provocaban hilarantes titulares en la prensa:
Los muertos no votarn en las prximas elecciones.11 Menos
de 24 horas despus, familiares de mrtires de la revolucin
denunciaban la presencia de sus muertos en el censo electo
ral. En Alejandra, figuraba el nombre de Khaled Said, el joven
torturado hasta la muerte por la polica durante el verano de
2010, mientras que en El Cairo apareca el de Mina Daniel,
muerto a manos del rgimen militar en octubre de 2011. En
Suez, tambin descubrieron el nombre de varios mrtires del
28 de enero de 2011.
Aquello era tan slo el inicio. Los Hermanos Musulmanes
rompieron la jornada de reflexin organizando 25 mtines elec
torales y fletando hasta cuatro lneas de autocares gratuitos en
la ciudad de Alejandra para, afirmaban, solucionar el conflic
to del transporte en la ciudad. Curiosamente, lo hicieron en
campaa electoral y con enormes retratos del presidenciable
Mursi a ambos lados de los vehculos. Los mismos das de las
votaciones se denunciaron irregularidades, la mayora vincula
das a la compra, coaccin y manipulacin del voto. Casi todas
iban dirigidas contra miembros de los Hermanos Musulmanes
y los dos candidatos considerados continuistas: Ahmed Shafiq
y Amr Musa. Algunos liberados polticos fueron detenidos re
partiendo propaganda y boletos sellados dentro de los colegios,
y otros fueron arrestados con decenas de papeletas intentando
hacer la prctica del voto masivo. El precio de la papeleta osci
laba entre las 50 y las 150 libras. En Tanta, se detuvo a cuatro
policas ejerciendo ilegalmente el voto, mientras miembros de
la campaa del nasserista Hamdeen Sabahi delataban la pre
11 Dead citizens will not vote in Egypt presidential elections: Electoral
Commission, Ahram Online, 19-05-2012.

198

El circo de las urnas presidenciales


sencia de papeletas con votos favorables a su candidato lanza
das por las calles de Qena. La Comisin se dedic a calificar de
leves las irregularidades, mientras que los Hermanos Musul
manes, retomando la retrica del antiguo rgimen, afirmaron
que eran errores que no afectan al resultado final.
Con una participacin que rond el 43%, las urnas mos
traron la fragmentacin del voto y colocaron en segunda ronda
al candidato de los Hermanos Musulmanes, Mohamed Mursi,
y al continuista Ahmed Shafiq, con un 25 y un 24 por ciento de
los votos respectivamente. Con un crecimiento espectacular de
ltima hora y contra todo pronstico, los segua muy de cerca
el nasserista Sabahi, con un 21% de los escrutinios. Abu elFotouh y Amr Moussa (18 y 11% respectivamente) certificaban
su fracaso con unos resultados bastante discretos. Los Herma
nos Musulmanes, a pesar de seguir siendo la formacin con
ms fuerza, notaban el desgaste poltico de los ltimos meses.
En poco ms de cinco meses desde las parlamentarias, la Her
mandad perda cerca de la mitad de los votos en todo el pas y
ms de 2/3 partes en ciudades consideradas feudos islamis
tas como Alejandra.12 Sin embargo, segua siendo el grupo con
ms presencia.
Los resultados, que chocaban a muchos y contradecan todos
los sondeos previos, confrontaban en la segunda vuelta a la Her
mandad y el antiguo rgimen. Grupos de jvenes revoluciona
rios tomaban las calles denunciando la presencia de Shafiq en
esta segunda vuelta e incluso atacaban la sede electoral del can
didato en ocho provincias. En Monufeya, donde Shafiq haba
sacado ms votos, los revolucionarios denunciaron haber encon
trado carns de identidad falsos dentro de sus oficinas. Ayman
Nour, el postulante aislado por la Comisin Electoral, lo tena
claro: Nos han puesto una trampa para que saliera Shafiq.
Mientras tanto, el reconocido tertuliano Hamdy Kandil era
12 En el mbito estatal, pasaron de los 10 138 134 votos en las parla
mentarias a los 5 764 952 en la primera vuelta de las presidenciales.

199

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


s contundente: Los revolucionarios no deberan recono
m
cer los resultados electorales y deberan boicotear la segunda
vuelta hasta que no se aplique la ley de aislamiento poltico.13
Hamdeen Sabahi y Amr Moussa reclamaron parar las elec
ciones hasta que se aclararan algunas denuncias. Una de ellas
exiga que los tribunales se definieran acerca de la descalifica
cin de Shafiq, siguiendo la ley de aislamiento poltico emitida
por el Parlamento, porque entonces se encontraba todava pen
diente de sentencia. La otra peda investigar la denuncia pre
sentada por el oficial de polica Abd el-Rahman Mansour Nas
har, segn la cual el Ministerio del Interior habra emitido
novecientos mil carns de identidad para emitir votos a favor
de Ahmed Shafiq.14 Segn las cifras oficiales, el candidato
nasserista haba quedado fuera de la segunda vuelta por una
diferencia de setecientos mil votos. La denuncia de Nashar no
pareca, por tanto, una irregularidad menor ni errores que
no afectan al resultado final.

El circo de las urnas presidenciales

13 Qandil: Al-aaskary aaml ded el-thawra w aala el-thawar el-asrar aala

entre el candidato reserva de los Hermanos Musulmanes y el


hombre que Mubarak haba nombrado primer ministro para
poner fin al estallido popular de la revolucin egipcia. Curio
samente, Metwali ya haba formado parte del comit electoral
mubarakista que haba avalado el fraude generalizado, con una
decena de muertos incluidos, de las elecciones de diciembre de
2010. Despus de una revolucin que haba costado la vida a
ms de 800 personas, avalaba de nuevo unas elecciones bajo
rgimen militar.
La confrontacin electoral entre Shafiq y Mursi significaba
la reanudacin de la endmica confrontacin entre el rgimen
y su oposicin islamista. Una rivalidad que volvi a poner en la
palestra una autntica guerra sucia subterrnea. An pendien
te del curso legal de la demanda para inhabilitarlo en virtud de
la ley de aislamiento poltico, Ahmed Shafiq presentaba una
agresiva campaa, marcada por la falta absoluta de propuestas
concretas y una evidente abundancia de retrica antiislamista.
Sacrificar mi vida para liberar a Egipto de los Herma
nos Musulmanes. As de contundente se mostraba un belico
so Ahmed Shafiq durante la campaa. En un encuentro en la
Cmara Americana de Comercio, prometa mano dura: Res
taurar la seguridad en treinta das a base de ejecuciones y
fuerza bruta.15 En pocos das, defini a los Hermanos Musul
manes como una formacin sectaria y mentirosa y los acus,
sin aportar pruebas, de querer vender el Canal de Suez a Catar,
de matar manifestantes durante el levantamiento popular y de
tener preparadas milicias armadas para una hipottica guerra
civil. En un acto repleto de cinismo, lleg a tildarlos de conti
nuistas por haber hecho varios pactos polticos con Mubarak.
Mientras tanto, se rodeaba de la influencia de miembros del
antiguo Partido Democrtico Nacional. Nunca voy a negar
que Mubarak es un modelo a seguir, afirmara en otra oca

14 Belagh yetahem dhobatan betazuir 900 alf sut lesaleh Shafiq, Al-

15David D. Kirkpatrick: Egyptian Is Counting on Worries of Elites, The

El antiguo rgimen y la Hermandad, cara a cara


Mohamed Metwali, vicepresidente primero del Tribunal de
Casacin y miembro de la Comisin Electoral, anunciaba el 28
de mayo que no se aceptaban las apelaciones presentadas por
los candidatos. Aunque haba dos casos en los tribunales que
socavaban la legitimidad de los resultados, la Comisin Elec
toral, inmune a la judicatura en virtud del artculo 28 de la
reforma constitucional, decida seguir adelante con el proce
so. Metwali oficializaba de esta manera una segunda vuelta en
tre Ahmed Shafiq y Mohamed Mursi. O lo que era lo mismo:

aadm eyra yola el-aada, Shorouk News, 05-06-2012.

Arabiya, 26-05-2012.

200

New York Times, 27-05-2012.

201

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


sin. Los principales lderes de la campaa en las provincias
mostraban vnculos directos con el extinto PDN y las principa
les figuras mediticas del rgimen se convertan en sus ms fir
mes defensores en los medios. El caudillo Abd el-Rahim elGhul, quien en 2010 haba propuesto una ley al Parlamento
para poder disparar a los manifestantes, era uno de sus princi
pales aliados en la provincia de Qena. El-Ghul no tendra ver
genza de reconocer su vnculo con el mubarakismo y, en un
mitin de apoyo al candidato, se mostrara orgulloso de ser el
padrino de los fulul (las figuras del antiguo rgimen).
Pero Shafiq, un militar que haba ocupado la cartera de
Aviacin entre 2002 y 2011, haba sido el primer ministro nom
brado por Mubarak el 31 de enero para poner fin a la subleva
cin popular. Bajo su breve mandato, se protagoniz el ataque
a manifestantes en la plaza Tahrir conocido como la Batalla
del Camello, la destruccin sistemtica de documentacin po
licial y tuvo lugar la ingente fuga de capital estatal y de figuras
del rgimen buscadas judicialmente. La justicia estudiaba, para
entonces, ms de 24 denuncias de corrupcin contra el presi
denciable, entre las que se encontraba la presunta venta frau
dulenta, cuando era ministro de Aviacin, de terreno estatal en
beneficio de la familia del rais y otros hombres de negocios. Yo
me limitaba a firmar papeles, declarara cnicamente durante
la campaa.16
Al otro lado del cuadriltero, se encontraba el candidato
reserva de los Hermanos Musulmanes. Mohamed Mursi, con
un perfil ms bien bajo, era precisamente acusado por sus de
tractores de no ser ms que un ttere en manos de la formacin
en la que militaba desde la dcada de los setenta. Despus de
no haberlo conseguido en 1995, debido a la razia del rgimen
contra los Hermanos Musulmanes, en 2000 entraba en el Par
lamento y se converta en portavoz parlamentario de la Her
16Bel-fideo: Shafiq: Duri kan tauqiaa ooqoud biaa el-ard lenayli Mubarak
dun taadilha, Shorouk News, 14-05-2012.

202

El circo de las urnas presidenciales


mandad. All empez a forjar su carrera poltica como opositor
que, en 2006, le llev a estar siete meses detenido junto con 500
miembros ms de la formacin islamista. En enero de 2011, en
pleno estallido revolucionario, volvera a la crcel de Wadi Na
trum, de donde sera liberado a raz de los hechos del 28 de
enero. Algo que sus detractores usaran en su contra, afirman
do que la fuga haba sido preparada por miembros de Hams y
que el presidenciable haba eludido a la justicia.
Los Hermanos no se quedaron de brazos cruzados ante los
ataques de Shafiq y acusaron al rgimen de intentar revivir la
candidatura de su rival, de quien pedan la exclusin electoral,
mientras arremetan contra los medios de comunicacin como
los grandes responsables de una mentirosa campaa contra la
Hermandad. Pero, frente al perfil bajo de Mursi, su candida
tura se apoy en los ochenta aos de experiencia organizativa
de los Hermanos Musulmanes y, sobre todo, en el proyecto del
Nahda, el Renacimiento. Un documento de 81 pginas que ex
pona las bases para crear un Estado democrtico moderno de
referencia islmica y que expona las bases para el empode
ramiento de la sociedad, el proceso de liderazgo local o el
desarrollo humano integral. La mayora de propuestas resul
taban poco concretas o inalcanzables a medio plazo, por lo que
levantaban las suspicacias de muchos analistas. Los propios
Hermanos Musulmanes hablaban de un plan a veinte o treinta
aos vista. Ante las crticas, Mursi se comprometi a lograr un
programa concreto de 64 puntos en cien das.
La Hermandad, necesitada de alianzas para batir a Shafiq
en las urnas, volvi a llamar a todas las puertas. Con el voto
islamista casi asegurado, retom el discurso revolucionario pa
ra seducir a los opositores seglares del antiguo rgimen y hacer
un guio a la Junta Militar, al mismo tiempo. A primeros de
junio, en plena campaa para la segunda vuelta, utilizaron el
Parlamento para plantear una mejora de sueldo de los miem
bros del Ejrcito que prevea un aumento de hasta cuatro veces
el salario base.
203

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


Ante la dicotoma de las urnas y el retorno a las antiguas
argumentaciones, el voto del miedo se extendi por el pas.
L os egipcios se vean forzados a escoger entre dos demonios,
como afirmaban en las redes sociales. El mejor entre los ma
los, era el principal argumento escuchado en las calles mien
tras se extendan las llamadas de muchos activistas a votar a
Mursi, mordiendo un limn, para evitar que Shafiq accediera
a la presidencia. El voto del miedo tambin funcionaba en fa
vor de un Shafiq que recoga votos entre buena parte de las
minoras coptas y de las clases acomodadas, recurriendo a la
fobia al islamismo poltico y a la inseguridad en las calles. Tam
bin el sector turstico le mostraba su apoyo, a travs de la Fe
deracin Egipcia de Cmaras de Turismo, ante lo que crean
una amenaza para sus negocios.

Golpe de Estado por ley


A dos das de las votaciones, el Tribunal Constitucional lan
zaba una nueva bomba poltica. A falta de 48 horas para que
empezaran las votaciones, la alta instancia judicial declara
ba la inconstitucionalidad de la ley de aislamiento poltico
a las figuras del antiguo rgimen. As ratificaba que Shafiq
estara en las urnas. La misma institucin, certificando lo que
algunos calificaron como un golpe de Estado judicial, tam
bin reclamaba la disolucin del Parlamento por la inconsti
tucionalidad de los 161 asientos conseguidos por el irregular
sistema de listas individuales, lo que representaba un tercio
de la cmara. La polica tomaba el Parlamento e impeda
que ningn diputado tomara posesin, aunque fuera simb
lica, de su escao. El poder legislativo volva a caer en manos
del Consejo Superior de las Fuerzas Armadas, quien volva a
certificar que no ansiaba el poder. ste ha vuelto a noso
tros por la fuerza de la ley, afirmaban fuentes militares a la
agencia MENA.
204

El circo de las urnas presidenciales


El Tribunal Constitucional se encontraba presidido ni ms
ni menos que por Farouk Sultan, el mismo juez que encabezaba
la controvertida Comisin Electoral. Farouk jugaba a dos ban
das para dinamitar la escena poltica de nuevo, a pocas horas de
las decisivas elecciones. Nour Sobh Darwish, autor de la deman
da que haba conducido a la disolucin del Parlamento, sembra
ba la duda al afirmar no entender nada de lo que pasaba. Soste
na que, aunque la demanda estuviera a su nombre, l nunca
haba pedido esa pena ni haba llevado la demanda al Tribunal
Constitucional.17 Miembros de los Hermanos Musulmanes afir
maran que ya haban alertado desde un principio de la incons
titucionalidad de la ley, pero que sta haba sido defendida por
la Junta Militar. As se expresara el secretario general del Par
tido Libertad y Justicia Ahmed Mahmoud en Suez.18 De hecho,
los islamistas haban aceptado, en noviembre de 2011, la pro
puesta de ley electoral ante la concesin militar de que las listas
individuales podan ser llenadas con candidatos del partido.
A las puertas de las votaciones, los temores de los islamis
tas parecan confirmarse. El veredicto anulaba los resultados
de las convulsas elecciones parlamentarias de cinco meses
atrs y, sobre todo, dejaba a los Hermanos Musulmanes sin el,
hasta entonces, estril y nico bastin de poder, mientras que
daba va libre al antiguo rgimen para mantenerse en las
u rnas posrevolucionarias. No obstante, las leyes del antiguo
rgimen, ejecutadas por jueces del antiguo rgimen, no tenan
poder para desacreditar a sus actores polticos. Decenas de
miembros de las juventudes de los Hermanos Musulmanes re
clamaron la retirada de su candidato, pero la direccin deci
dira que Mursi siguiera su carrera en las urnas para proteger
la revolucin, segn palabras del gua supremo Mohamed Ba
17 Saheb daaua hal el-barlaman le al-masry al-youm: Lam atlob ma qadet

beho el-dostoreya...Ejtanasemtaha leal-ga el-hokm, Al-Masry al-Youm,


20-06-2012.

18 Naeb ijuani: Akadna lel-aaskary mondo el-bedaya aadm dostoreya


qanun intijabat, Shorouk News, 14-06-2012.

205

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


die. Un visiblemente satisfecho Ahmed Shafiq, por su parte,
calificaba de histrico el veredicto que, afirmaba, pona fin a
una poca de venganzas.
Los militares volvan a tener la sartn por el mango de cara
a las elecciones. El terremoto haba llegado 24 horas despus
de que otra polmica decisin judicial volviera a restaurar al
gunos de los poderes de la discutida ley de emergencia, deroga
da un mes atrs y que gobernaba el pas desde la llegada de
Mubarak en 1981. Diecisiete organizaciones de derechos hu
manos denunciaron que esto era la prueba de que Egipto se
gua viviendo bajo un rgimen militar, puesto que la ley permi
ta la persecucin de los delitos de opinin, manifestacin o
huelga. Con las urnas a punto de abrirse, incluso los aliados
norteamericanos parecieron inquietarse. El secretario de De
fensa estadounidense, Leon Panetta, alertaba a Tantawi a tra
vs de una llamada telefnica de la necesidad de avanzar rpi
damente en la transicin, destacando que Estados Unidos
seguira monitorizando el proceso.
En medio de un revuelo total, Egipto iba a las urnas sin
Parlamento, sin Constitucin y sin saber qu competencias ten
dra el futuro presidente. Pero con la idea clara de que los mili
tares seguiran tutelando el camino.

Tensin en las urnas


A las puertas de un colegio electoral en Minya, un matrimonio
se divorciaba despus de que ella hubiera votado por Mursi y
l lo hubiera hecho por Shafiq. Un retrato de la tensin poltica
en la que se encontraba el pas durante la segunda vuelta de las
elecciones parlamentarias. Los das 16 y 17 de junio de 2012,
cincuenta millones de egipcios volvan a ser llamados a las
urnas para elegir al primer presidente desde la revolucin. El
Gobierno declaraba festivos para los funcionarios las jornadas
de votaciones y dejaba volar el fantasma de las multas de cien
206

El circo de las urnas presidenciales


libras para los abstencionistas, con el objetivo de incentivar la
asistencia a los colegios electorales. Poco despus, como la par
ticipacin que se estaba anunciando era muy baja, se extendi
durante dos horas ms el perodo de voto.
En varios colegios electorales se registraron enfrentamien
tos entre los partidarios de uno y otro candidato. En algunos
casos, las fuerzas del Ejrcito encargadas de la proteccin de
los colegios se vieron obligadas a intervenir, incluso interrum
piendo el curso de las votaciones y utilizando armas de fuego.
En total, hasta ocho provincias registraron enfrentamientos de
ltima hora entre los seguidores de ambos presidenciables. Las
fuerzas policiales denunciaron el intento de asalto a tres cole
gios, mientras el alcalde de un pueblo de la provincia de Sohag
era detenido tras amenazar con un arma de fuego a los parti
darios de Mursi. Ambas campaas se acusaron mutuamente de
compra de voto y fraude electoral. Aparecieron cerca de un
millar de paquetes de papeletas, previamente marcadas, en be
neficio de ambos candidatos en diversos colegios.
Como si fuera motivo de broma, Hatem Bagato, secretario
de la Comisin Electoral, llegaba a definir como ingenio egip
cio la estrategia de emplear a nios menores de edad que
acompaaran a los votantes para comprobar que ste ejecuta
ba el voto que haba vendido a un candidato. La gran ocurren
cia de la jornada, y motivo de gran nmero de rumores, sin
embargo, fueron los bolgrafos con tinta que desapareca, que
facilitaban la manipulacin de las papeletas. En varios colegios
se descubrieron algunos y se encendi la alarma del fraude pro
gramado. El polmico presentador televisivo defensor del rgi
men, Taufiq Okasha, afirmaba que los Hermanos Musulmanes
haban importado 180 000 de estos bolgrafos desde la India y
que los repartan en las colas de votantes segn el perfil. Cua
tro horas despus, la tinta desapareca. La Comisin Electoral
pedira al Ministerio del Interior que distribuyera cincuenta
mil bolgrafos e invitara a los votantes a hacer uso del bolgra
fo oficial.
207

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


Pero, una vez ms, las irregularidades seran minimizadas y
se asegurara que no afectaban al resultado final. Incluso cuando
la delegacin de monitorizacin del ex presidente estadouniden
se Jimmy Carter emiti sus valoraciones, muchos medios resal
taron que el informe daba el visto bueno al proceso. Lo hacan a
pesar de que lo que deca dicho informe era que no se haban de
tectado irregularidades destacables, pero que, ante todo, no se
haba tenido capacidad para hacer un verdadero juicio sobre las
votaciones, puesto que el seguimiento haba sufrido unas res
tricciones sin precedentes.19 El centro haba enviado noventa
observadores de 36 pases para monitorizar los cerca de diez mil
colegios electorales. Segn reconocan, no pudieron superar el
monitoreo parcial ni mil de ellos; ni un diez por ciento del total.
El 17 de junio por la noche, se cerraban los colegios electo
rales. Mientras se iniciaba el recuento, la Junta Militar rema
chaba por ensima vez el clavo de la transicin. Una vez los
egipcios ya haban expresado su voto, daban a conocer las com
petencias del futuro presidente. Se anunciaban, tambin, nue
vas disposiciones constitucionales que les reservaban el poder
legislativo durante un perodo cercano a los cinco meses y vol
van a blindarse con todas las competencias relacionadas con el
Ejrcito. El nuevo presidente tendra poderes para formar Go
bierno, ratificar y rechazar leyes y declarar la guerra, pero slo
despus de la aprobacin del Consejo Superior de las Fuerzas
Armadas. De acuerdo con el artculo 60, la Junta Militar tam
bin se reservaba el derecho de tutelar la redaccin de la Cons
titucin, y no sera hasta que sta estuviera escrita cuando se
formara un nuevo Parlamento.
Definido como un golpe de Estado por los generalmen
te comedidos Hermanos Musulmanes, 20 el fantasma de la per

El circo de las urnas presidenciales


manencia militar en el poder volva a planear sobre Egipto.
Inquietaba incluso al Pentgono y la Casa Blanca, que alerta
ban a sus socios egipcios sobre el rumbo de la transicin. E in
cluso jugaba freudianamente en las mentes de los propios mili
tares. El general Mohamed el-Assar tuvo un pequeo lapsus
durante la rueda de prensa en que el Consejo Superior de las
Fuerzas Armadas presentaba la citada reforma y asegur que
no se cansara de afirmar que los militares traspasaran el po
der a finales del prximo enero. Alguien intent advertirle del
error eso eran siete meses y, entre las risas de los soldados
y el asombro de algunos periodistas, el general corregira. Me
refera, evidentemente, a finales de junio afirm con una son
risa de compromiso.

Una semana al borde del precipicio

19 The Carter Center Releases Preliminary Statement on Second Round

A las cuatro de la madrugada, con el recuento todava en curso


en varias provincias, los Hermanos Musulmanes anunciaban
su victoria electoral. Agradezco a Al esta victoria, que es
la de todos los egipcios, declaraba Mursi en rueda de prensa.
Los islamistas clamaban haber superado por menos de un mi
lln de votos a Ahmed Shafiq: 12,7 millones de papeletas frente
a los 11,84 millones del aspirante continuista.
Pero la candidatura del ex primer ministro afirmaba disponer
de unos nmeros bastante diferentes y se mostraba convencida
de que su presidenciable superaba al islamista por ms de medio
milln de votos. Estamos preparados, ms all de los aspectos
jurdicos, para afirmar que Ahmed Shafiq ser el prximo pre
sidente de Egipto, aseguraba Ahmed Sarhan como portavoz de
la campaa.21 Por aspectos jurdicos, se refera a los recursos
en curso, en los que los partidarios del candidato continuista

20 El-ijuan tsef el-aalan el-mokmel bel-enqelab...w tawaked: Mayles el-

21 Hemlet Shafiq: ladina bianat tawaked tqadem morashehna benosf

of Egypts Presidential Election, The Carter Center, 19-06-2012.


shaab qaem, Al-Watan, 18-06-2012.

208

milion sut, Al-Masry al-Youm, 19-06-2012.

209

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


reclamaban la anulacin de cerca de dos millones de votos a
Mursi. Yahia Qadri, abogado de la campaa, afirmaba haber
exigido a la Comisin anunciar la victoria oficial de Shafiq o
forzar la repeticin de las votaciones en las provincias donde hay
recursos.22Ambos candidatos se proclamaban vencedores y se
negaban a reconocer su derrota o, lo que era peor, la victoria de
su rival. Durante una semana, las acusaciones cruzadas de frau
de no hicieron ms que aadir ms tensin a un ambiente ya
cargado. La Comisin Electoral anunciaba el anlisis de las cer
ca de 400 denuncias presentadas por los dos candidatos; 220
provenan de la campaa de Shafiq y 140 de la de Mohamed
Mursi. Los Hermanos Musulmanes trataban de reenamorarse
de la calle y presionaban al Ejrcito con nuevas movilizaciones
en la emblemtica plaza Tahrir, organizando autocares desde
todas las provincias para denunciar el nuevo decreto de la
Junta. Despus de meses atacando a travs de sus medios y por
tavoces, e incluso tras presentar denuncias judiciales en su
contra, la Hermandad lanzaba un guio a las fuerzas revolu
cionarias seglares y gritaba extraos vivas en las redes sociales
a grupos como el 6 de abril o los Socialistas Revolucionarios.23
Adems, el presidenciable consegua recibir el apoyo de un
buen nmero de caras visibles de entre estos revolucionarios
seglares. Gente como el periodista y fundador de Kefaya, Ha
mdy Kandil; el escritor Alaa el-Aswani; el fundador del 6 de
abril, Ahmed Maher; o uno de los creadores de la web en apoyo
del mrtir Khaled Said, Wael Ghoneim, formaran parte de lo
que sera llamado el Frente Nacional. Aquellas voces desta
cadas haban arrancado algunas promesas a Mursi en una reu
nin en el hotel Fairmont, a los pies de las torres Nile City.
Entre ellas, la formacin de un Gobierno de coalicin nacional.
22 Mohami Shafiq yotaleb el-oolia lel-reasa beaalan fauzo aw aada belentajabat, Al-Masry al-Youm, 20-06-2012.
23El-ijuan tawaga el-tahia le 6 abril w el-eshterakeen el-thawreen aabr el
twitter, El-Ahram, 23-06-2012.

210

El circo de las urnas presidenciales


Desde las calles, los Hermanos Musulmanes amenazaban
incluso con una nueva revolucin si los resultados colocaban a
un continuista en la presidencia. Paralelamente, los partidarios
de Shafiq organizaban una concentracin de apoyo a las Fuer
zas Armadas en un barrio acomodado de El Cairo. La tensin
aumentaba cada vez ms a medida que se acercaba la hora de
anunciar los resultados. Y la psicosis colectiva, tambin. El dia
rio oficialista El-Ahram alertaba de que se acercaban las 48
horas ms peligrosas de la historia del pas. 24 Mohamed elBaradei avisaba de que el pas estaba al borde de la explosin.
Los tanques protegan las casas particulares de ambos candi
datos, mientras la polica y el Ejrcito decretaban el estado de
alerta mxima y desplegaban todos los efectivos disponibles.
Las fuerzas de seguridad pedan a los cuerpos consulares que
cerraran sus sedes, muchas empresas daban fiesta a sus trabaja
dores y las calles, en estado de paranoia total, se quedaban de
siertas a medida que se acercaba la hora del anuncio. Ms que
unos resultados electorales pareca que se iba a anunciar una
declaracin de guerra.
A las tres de la tarde del 23 de junio, con un retraso de va
rias horas, los representantes de la Comisin Superior Electo
ral comparecieron en rueda de prensa para hacer pblicos los
resultados oficiales finales. Estos eran muy similares a los
anunciados por la Hermandad la misma noche de las votacio
nes: con 13 230 000 votos (51,7%), Mohamed Mursi se conver
tira en el primer presidente civil de la historia del pas. Slo
900 000 votos de diferencia separaban al islamista del coman
dante de aviacin Ahmed Shafiq, quien alcanzaba un 48,2% de
los votos y guardaba un tenso silencio tras el anuncio oficial.
Ahmed Shafiq abandonara el pas para ir a Abu Dhabi ni
dos das despus de que se anunciaran los resultados. Se mar
chaba a uno de los santuarios adonde haban huido buena par
te de las grandes figuras del antiguo rgimen y donde parecan
24Ajtar 48 saaa fi tarij Misr, El-Ahram, 20-06-2012.

211

Egipto tras la barricada Marc Almodvar

El circo de las urnas presidenciales

cocerse las conspiraciones del continuismo: los Emiratos ra


bes. Pocos das antes, se haba instalado all otro personaje, el
siempre enigmtico Omar Suleiman, cuya misteriosa muerte se
anunciara poco ms de un mes ms tarde. Shafiq hua, a pesar
de tener a sus espaldas hasta 24 causas pendientes en los juzga
dos. Sus partidarios afirmaban que se tomaba unas merecidas
vacaciones y que pensaba en hacer la Omra, una visita religiosa
a la ciudad de La Meca. Sus detractores argumentaban que se
iba sin rendir cuentas a la justicia y con un equipaje de 7110
kilos que no haba sido inspeccionado por las autoridades.
Shafiq guardara silencio durante meses. Slo lo rompera a
mediados de octubre, cuando la batalla jurdica en su contra se
intensific, para reclamar que l era el legtimo vencedor de las
elecciones y que tena documentos que as lo demostraban. 25
Afirmaba haber estado callado por el bien de Egipto, pero
que no se quedara de brazos cruzados ante las agresiones de
los Hermanos Musulmanes. Segn sus seguidores, que realiza
ron una intensa campaa en las redes, Mursi haba sido nom
brado presidente gracias a un acuerdo entre la Junta Militar y
Khairat Shater, negociado durante toda la semana pero cerra
do a contrarreloj. Una llamada de ltima hora de Shater a Tan
tawi habra sido la explicacin del largo retraso de la rueda de
prensa en que se anunciaron los resultados. Las acusaciones de
Shafiq fueron tildadas, por miembros de la Hermandad, de
alucinaciones, desacreditando por completo las teoras del
ex presidenciable.
Ms all de las denuncias de Shafiq, diversas informaciones
apuntaban a que los resultados electorales se saban desde
cuatro das antes de su anuncio, un retraso que dio lugar a mu
chas suspicacias. La gran incgnita era saber el motivo de ese
retraso y qu haba detrs. Oficialmente, era el estudio de las
denuncias presentadas por las candidaturas. Algunas fuentes

demostraban que la Comisin Electoral haba recibido fuertes


presiones y haba pasado por crisis internas, incluida la amena
za de algunos miembros de presentar su dimisin. sta evalu
seriamente la posibilidad de repetir la votacin en, al menos,
tres provincias donde se haban detectado irregularidades,
pero acab desestimando la propuesta porque, segn pala
bras de uno de sus integrantes, bajo ningn concepto se po
dan aplazar los resultados. 26
Tras bambalinas, pareca librarse una batalla poltica sin
igual a tres bandas. Un triunvirato entre los Hermanos Musul
manes, la Junta Militar y la Casa Blanca pareca querer re
definir la ruta, antes de dar ningn paso en falso en la tensa
transicin. Una maratn de encuentros y llamadas telefnicas
precedieron al anuncio de los resultados, en unas negociaciones
que podran haber llegado a tener la mediacin del diplomtico
Mohamed el-Baradei. Hillary Clinton lo habra ido supervisan
do todo personalmente desde Washington, presionando a la
Junta Militar para marcar el camino de la llamada transicin.
Y, en esta senda, Washington haba dado, al menos, el visto bue
no a la presidencia de los Hermanos Musulmanes. Una decisin
que gener tensiones internas en Estados Unidos, por dar el
poder a una formacin islamista, pero que en realidad no haca
ms que jugar una vez ms a la diplomacia poltica a favor de lo
que consideraban, por entonces, sus intereses. Los anlisis yan
quis consideraban a la Hermandad como el grupo mejor orga
nizado y popular despus del rgimen y, por tanto, indicaban
que era la salida ms estable al zarandeo poltico provocado por
la cada de Mubarak. La Casa Blanca apadrinaba una transfe
rencia del poder que aada un nuevo punto en el gran pacto de
la transicin entre militares y Hermanos Musulmanes.
El 29 de junio, Mohamed Mursi se diriga a la plaza Tahrir
para jurar simblicamente el cargo de presidente ante el esce

25 Bel-fidio...baad taymid hesabteho: Shafiq yotaleb el-naeb elaam beltahqiq fi nataey intijabat el-reasa, El-Bedaiah, 22-10-2012.

26 El-mostashar Jefagy Yokashef: Baad aada`el-layna aradu tayil aalan

212

fawz Morsi, Shorouk News, 18-10-2012.

213

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


nario iconogrfico de la revolucin. Lo haca rodeado de dece
nas de guardias de seguridad y con un discurso cargado de
emotividad. La sangre de los mrtires ha hecho crecer el rbol
de la libertad, afirmaba antes de descubrirse el pecho desa
fiante y afirmando que no tena miedo de nadie ms que de
Dios. La plaza irradiaba xtasis. Bajo el intenso sol, las lgri
mas caan por las mejillas de los partidarios del islamista Mur
si, que nunca haban soado con ver a un hermano musulmn
como presidente del pas. Ahora todo el mundo me escucha,
afirmaba retador: No hay mayor poder que ste.
Diecisis meses despus de la cada de Mubarak, el rgimen
militar simbolizaba el traspaso de poder. Un perodo de tiempo
que casi triplicaba el medio ao prometido inicialmente, pero
que aparentaba poner fin a casi sesenta aos continuados de
Gobierno militar: del 23 de julio de 1952 al 30 de junio de 2012.
84 aos despus de que Hassan el-Banna creara una de las ms
importantes organizaciones islamistas del mundo moderno, los
Hermanos Musulmanes afrontaban el momento ms crucial de
su formacin. Mursi olvidara rpidamente su compromiso con
el Frente Nacional, adquirido en el hotel Fairmont de las torres
Nile City. No se volvera a reunir con ellos y los acuerdos alcan
zados, empezando por la creacin de un Gobierno transicional
de coalicin, seran completamente enterrados.
Por el contrario, una de las primeras personas en felicitar al
nuevo presidente sera Christine Lagarde, presidenta del Fon
do Monetario Internacional, que afirmara que Egipto est
ahora preparada para ser ayudada.27 A pesar de la felicidad, la
tensin tambin era evidente. Mursi se vea obligado legalmen
te a jurar el cargo ante los miembros del Tribunal Constitucio
nal que acababan de disolver el Parlamento de mayora isla
mista. Mursi no sonrea, pese a la importancia del momento.
No era el nico incmodo. Cinco jueces haban amenazado

El circo de las urnas presidenciales


con boicotear la investidura. Era un presagio de la tensa rela
cin que el presidente tendra con la cpula judicial. A una se
mana de la investidura, el mandatario intentara devolver al
Parlamento su accin legislativa, pero topara nuevamente con
el muro de una judicatura todava bajo control mubarakista.
Pero la primera embestida de Mursi tuvo otro objetivo. El
2 de julio, en una de sus primeras acciones como presidente,
aprobaba un aumento del 15% de las jubilaciones a los miem
bros de las Fuerzas Armadas. Abra as el camino para uno de
los momentos claves de la transicin egipcia.

27 Lagarde tells Morsi IMF ready to support Egypt, Ahram Online, 3006-2012.

214

215

Egipto bajo los

Hermanos
Musulmanes

Un nuevo mapa
Si algo pareca marcar la ola revolucionaria de los pases rabes
era el aumento de la influencia de los Hermanos Musulmanes,
y sus ramificaciones, como nueva potencia poltica regional. En
Tnez, era la rama local de la Hermandad, El-Nahda, liderada
por Rashid el-Ghannouchi, la que tomaba el poder, mientras
que, en Marruecos, Justicia y Desarrollo pona un pie y medio
en el Gobierno. La formacin tambin ganaba peso poltico en
lugares como Kuwait o Libia y mantena el pulso con el rey
Abdallah en Jordania. En Siria, la lucha de poder dentro de la
dividida oposicin no ensombreca el importante peso de los
Hermanos Musulmanes. Incluso en el caso palestino, el ascen
so de la Hermandad permita a Hams dejar de sentirse acorra
lada, favoreciendo un hasta hace poco impensable proceso de
reconciliacin con Fatah y su histrica adhesin a la Organiza
cin de Liberacin Palestina (OLP).
217

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


El ascenso de la formacin marcaba un nuevo mapa poltico
en la zona. Temporal y transicional, pero claramente en auge.
Este incremento iba claramente ligado a una alianza tcita con
una potencia en aumento, Catar. El pequeo emirato pareca ser
el que ms rdito poltico estaba sacando de la llamada Pri
mavera rabe. Un pas sin influencia histrica, pero que con la
segunda renta per cpita ms elevada del planeta se haba con
vertido, en los ltimos aos, en un actor importante del tablero
de Oriente Prximo, certificado por un papel cada vez ms des
tacado en la toma de decisiones de la Liga rabe. Desde que,
en 1995, Hamad bin Khalifa al-Thani depusiera a su padre en
un golpe de Estado incruento, el joven emir lider una autntica
revolucin poltica en el pas y la regin. Una revolucin inicia
da en 1996 con la creacin de la plataforma televisiva Al-Jazee
ra que, a raz de las revueltas rabes, sera cada vez ms acu
sada de control informativo y potenciada con los innovadores
proyectos educativos, artsticos, cientficos o deportivos como la
Qatar Foundation, la instalacin en Doha de campus de las ms
influyentes universidades internacionales o la organizacin del
Mundial de Ftbol de 2022. Al-Jazeera, convertida en vocero de
la poltica exterior del poder catar, sera cada vez ms sealada
por los grupos activistas, que la acusaban de haber hecho un
viraje poltico en favor del nuevo rgimen poltico.
Los catares ven a la Hermandad como un vehculo trans
misor para expandir su influencia en la zona, afirmaba el ana
lista poltico Ghaneim Nusebieh. El pequeo emirato haba
acogido a figuras vinculadas estrechamente a los Hermanos
Musulmanes, como el lder de Hams Khaled Meshal o el pa
dre espiritual de Al-Jazeera, el egipcio Yussef el-Qardawi, an
tiguo miembro de la Hermandad y an muy cercano a la misma.
En los meses que siguieron a la cada de Mubarak, se anun
ciaron generosas ayudas de los tres principales pases del Golfo.
Diez mil millones de dlares desde Catar, cuatro mil desde Ara
bia Saud y tres mil desde los Emiratos rabes. Todos tenan
condicionantes polticos, pese a que ninguno de ellos cuestiona
218

Egipto bajo los Hermanos Musulmanes


ba el lugar de Estados Unidos en la regin. Arabia Saud y los
Emiratos, cuyas promesas de ayuda econmica nunca llegaran
a concretarse, exigan la proteccin de las figuras del antiguo
rgimen depuesto. Catar, por su parte, prometa inversiones en
Egipto para asegurar que el proyecto local de los Hermanos
Musulmanes no fracasara. El primer ministro catar, Bin Jassim
al-Thani, afirmaba que el emirato no permitira que Egipto en
trara en bancarrota.1 Y por si quedaba alguna duda, entre otros,
el jeque Youssef el-Qardawi alertara que no seguir la hoja de
ruta de la Hermandad pondra en peligro la ayuda econmica
catar al pas.2 Ms de quince mil millones de euros en ayudas e
inversiones en los seis primeros meses de Mursi como presiden
te, que vera como el 8 de enero de 2013 se doblaba la ayuda
inicial de 2500 millones de dlares para reponer las agotadas
reservas de divisas egipcias, al borde del colapso.
Catar, por su parte, vea en la formacin islamista el mejor
aliado para hacer frente geoestratgicamente a la intocable Ara
bia Saud, que senta como una amenaza el ascenso de una cor
riente islamista como los Hermanos Musulmanes porque poda
poner en peligro la supremaca wahabi-saud en el mundo sun.
El-Sharq el-Awsat, diario vinculado a la familia real saud,
atac con ferocidad el nombramiento de Mursi como presiden
te y alert de forma un tanto vaga sobre los supuestos vnculos
de esta formacin con Irn. No se poda olvidar tampoco que
Riad, capital del reino, era una firme aliada econmica y polti
ca de la prctica totalidad de dictaduras de la regin, las cuales
garantizaban el equilibrio de poderes deseado por los saudes.
De hecho, la alianza era casi personal. Arabia Saud no slo
acogi con los brazos abiertos al dictador tunecino Ben Ali,
sino que tambin lo hizo con el yemen Saleh, que sera opera
1 Qatari PM says wont let Egypt go bankrupt, Egypt Independent, 1501-2013.

2 El-Qardawy: el-tasuit be la yofaqed Madr 20 miliar dolar men Qatar,


Al-Masry al-Youm, 14-12-2012.

219

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


do en Riad y pudo vivir a todo lujo, bajo el auspicio de una
monarqua saud que antes ya haba dado acogida el somal
Siad Barre, el ugands Idi Amin o el paquistan Nawaz Sharif,
entre otros. Adems, Arabia Saud encabez la contrarrevolu
cin armada en Bahrein y apoy al rey Abdullah de Jordania
en su lucha poltica contra los Hermanos Musulmanes jordan
os. El difunto emir Nayef, hasta hace poco ministro del Interi
or, era conocido por su odio a la Hermandad. En 2002, publi
caba que la Hermandad ha destruido el mundo rabe y
lamentaba haberle dado apoyo anteriormente en su lucha con
tra el panarabismo nasserista.
El miedo a que el ascenso de la Hermandad sacudiera a las
monarquas del Golfo provoc la persecucin casi enfermiza
por parte de las autoridades locales, especialmente en los
Emiratos rabes. Durante el 2012, la polica emirat proces a
94 personas acusadas de formar parte de clulas ilegales de los
Hermanos Musulmanes que intentaban deponer el rgimen y
las acusaba, incluso, de crear una rama armada. A principios
del 2013, un grupo de treinta detenidos recibira cargos bas
tante similares. El jefe de polica de Dubi era uno de los ms
activos opositores de la Hermandad. Los defina como un
grupo de pecadores, el final de los cuales est cerca, mientras
afirmaba que la revolucin egipcia haba sido financiada por
Irn. 3 En febrero de 2013, los Emiratos lanzaban la cadena ElGhad en lo que era visto como un intento de contrarrestar a la
catar Al-Jazeera. En Kuwait, tambin se disparara la alarma.
El presidente del Centro de Estudios kuwait alertaba de la
preocupacin del Gobierno local sobre el papel de los egipcios
en el pas y amenazaba con despedir a todos aquellos que tra
bajaran en lugares sensibles del aparato estatal.
Miembros de los Hermanos Musulmanes acusaron a las
autoridades de los Emiratos rabes de financiar a la oposicin.
3 Dhahy Jalfan: La aman lel-Ijuan...w el-morshed tayeya yozon enho
saykon jalifa, Al-Masry al-Youm, 09-01-2013.

220

Egipto bajo los Hermanos Musulmanes


Varias figuras del antiguo rgimen egipcio huyeron del pas y
se establecieron en los Emiratos, junto con hombres de nego
cios egipcios que trataban de eludir a la justicia. Entre ellos,
se e ncontraba el propio Ahmed Shafiq, ltimo primer minis
tro del rgimen de Mubarak y adversario electoral de Mursi
en las presidenciales del verano anterior, o el jefe de la inteli
gencia egipcia, Omar Suleiman, que morira extraamente
u n mes despus de aterrizar en Dubi.

Mursi jubila a Tantawi


Seis semanas despus de jurar el cargo, Mohamed Mursi em
prenda una inesperada embestida. El 12 de agosto, se anun
ciaba una reforma integral de la cpula militar. El presiden
te jubilaba de golpe a los dos hombres fuertes de la Junta, el
mariscal Tantawi y el general Anan, y redibujaba por completo
el mapa del Consejo Superior de las Fuerzas Armadas. Ade
ms, y quizs sera el movimiento ms relevante de todos, el
mandatario anulaba la declaracin constitucional hecha por
los militares justo antes de las elecciones y se restitua todos
los poderes presidenciales de la antigua Constitucin an vi
gente. De esta manera, el presidente Mursi lograba todos los
poderes, casi absolutistas, 44 das despus de haber llegado al
palacio presidencial.
La carambola poltica levantaba dudas sobre si se trataba de
un golpe islamista a la Junta Militar o si, por el contrario, no
era ms que otra escenificacin del pacto de transicin entre el
Ejrcito y la Hermandad. La noticia sorprenda. Llegaba pocos
das despus de que Tantawi hubiese sido confirmado como
ministro de Defensa en el que sera el primer Gobierno for
mado por los Hermanos Musulmanes. Diez das antes, la Her
mandad presentaba un ejecutivo encabezado por un antiguo
funcionario del Ministerio de Riego, Hisham Qandil, en relevo
de Kamal el-Ganzouri. El nuevo Gobierno inclua a 29 tecn
221

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


cratas, cuatro miembros de los Hermanos Musulmanes, un is
lamista moderado de El-Wasat y otro del salafista El-Hadara.
Era un Gobierno que ignoraba claramente el acuerdo de Mursi
con las fuerzas revolucionarias, alcanzado en el mes de junio
poco antes de ser proclamado vencedor de las elecciones,
para formar un ejecutivo transicional de coalicin. Aunque
no fueran mayora, los analistas afirmaban que el ejecutivo
mostraba una clara tendencia proislamista. La cartera de De
fensa, sin embargo, segua en manos del mariscal Tantawi.
Qu haba sucedido en esos escasos diez das para que se
produjera este cambio? El 5 de agosto, tres das despus de anun
ciarse el nuevo Gobierno, un ataque armado en el paso fronte
rizo de Rafah provocara la muerte de 16 policas egipcios. El
incidente slo mostraba por ensima vez la incompetencia de un
Ejrcito que no haba sabido impedir un asalto del cual haban
sido alertados por los informadores de los servicios secretos.
Adems, volva a poner sobre la mesa la incapacidad militar para
controlar la seguridad en la pennsula del Sina, donde desde
haca meses se escuchaban noticias sobre ataques de grupos yi
hadistas escondidos en las montaas de la zona. Estos incidentes
inquietaban, y mucho, a Tel Aviv y Washington.
La agresin de Rafah resucit las tensiones entre los Her
manos Musulmanes y la cpula militar. Algunos elementos in
tentaron sealar una pretendida responsabilidad de la Her
mandad al acusar a Hams de estar detrs del ataque. Los
funerales de los policas se convirtieron en protestas que carga
ron contra el nuevo Gobierno e impidieron al presidente dar el
psame a los familiares. El mandatario se sinti humillado y
pens que todo era una estrategia de desprestigio. Los inciden
tes, adems de demostrar la incompetencia de una envejeci
da cpula militar, ponan de relieve la necesidad de reconfigurar
unas relaciones deterioradas. La primera vctima poltica de ese
ataque fue Mourad Mouafi, jefe de la inteligencia egipcia, bien
considerado por Occidente y que muchas fuentes apuntaban
como el posible relevo natural de Tantawi, pero que no presen
222

Egipto bajo los Hermanos Musulmanes


taba un perfil con el que los islamistas se sintieran cmodos.
Junto con Mouafi, el 8 de agosto caan tambin el jefe de segu
ridad de la provincia de El Cairo, el jefe de la Guardia Republi
cana y el gobernador del Norte del Sina.
Cuatro das despus, se anunciaba la reestructuracin
global de la cpula militar. Lejos de buscar la confrontacin,
Mursi prometa en un discurso televisado respetar la indepen
dencia del poder castrense y extenda la mano a la colabora
cin mutua. El Pentgono afirmaba que el movimiento no les
coga de imprevisto, dando a entender que era un gesto que
esperaban desde haca das,4 mientras que el general Moha
med el-Assar afirmaba que haba sido fruto de las negocia
ciones entre el presidente y el mariscal Tantawi. 5 La nica
pequea arista de la jugada la insinuaba la extraa dimisin
del coronel Hussein Ruweini, uno de los jefes militares ms
beligerantes con los Hermanos Musulmanes y que abandona
ba la Junta Militar sin querer dar explicaciones. Pero su silen
cio, que se extenda a todo el Ejrcito, seguido del encuentro
entre Mursi y los mismos Anan y Tantawi al da siguiente de la
decisin, pareca anunciar que la carambola haba sido caute
losamente trabajada y negociada. Al menos en apariencia.
Tantawi y Anan haban sido jubilados, pero se les converta
en consultores del presidente. Adems, se les condecoraba con
el Collar del Nilo y la medalla de la Repblica, los ms altos
honores de Estado, lo que era interpretado como una muestra
de la voluntad de proteccin y no persecucin judicial de las
figuras militares. Por ltimo, se asignaran a Tantawi y Anan
unas prestaciones de 2800 y 2200 euros mensuales, respectiva
mente, algo que estaba fuera de la legislacin ordinaria para
este tipo de condecoraciones.
4US unsurprised by Egypt army reshuffle, BBC News, 14-08-2012.
5 Al-Aassar lereuters: Qarar el-raes behala Tantawy lel-tqaaed baad
mosharwat maaho w maa el-mayles el-aaskary, Sout belady. Shorouk
News, 13-08-2012.

223

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


Mursi tambin jubilara a otras figuras militares y les otor
gara jugosos cargos altamente lucrativos para disfrutar de un
plcido retiro. Entre otros, el comandante saliente de la Mari
na de Guerra, Mohamed Mimish, sera puesto a cargo del
Canal de Suez. El comandante de la fuerza de Defensa Area,
Abd el-Aziz Seif, se convirti en presidente de la Organizacin
rabe para la Industrializacin y Reda Hafez, jefe de la Fuer
za Area, era nombrado ministro de Produccin Militar.
Lejos de la confrontacin, Mursi daba una salida ms que ai
rosa a una cpula militar que sobrepasaba los setenta y que elu
da as afrontar ante la justicia los excesos de la transicin. Ade
ms, en ningn momento se cambiaba la lgica del poder militar
de la Junta ni pareca modificarse la estructura. Los recambios
surgan de entre altos mandos castrenses, algunos de ellos consi
derados cercanos al mariscal y su entorno. Abd el-Fattah el-Sisi,
jefe de la inteligencia militar desde la cada de Mubarak, media
dor entre el Ejrcito y la Hermandad durante la etapa transicio
nal y uno de los miembros ms jvenes de la Junta, se converta
en ministro de Defensa y jefe del Consejo Superior de las Fuer
zas Armadas. El comandante del III Ejrcito de Campaa, Se
dky Subhi, era nombrado jefe de Estado Mayor. Mohamed elAssar, una de las caras pblicas de la Junta Militar por sus
apariciones televisivas, fue promocionado como asistente del
nuevo ministro de Defensa y encargado de conducir las relacio
nes con Estados Unidos, con quien guardaba buena afinidad.
El nombre de El-Sisi levantaba suspicacias entre los crculos
activistas. Su nombre se haba hecho famoso por su defensa de
las pruebas de virginidad practicadas por el Ejrcito a chicas
manifestantes en la plaza Tahrir, en marzo de 2011. Por otro
lado, sera acusado sin pruebas claras de ser miembro de la
Hermandad debido a su supuesta religiosidad y un hipottico
vnculo de parentesco con un antiguo militante islamista. Ms
all de eso, era evidente que la reestructuracin militar era un
primer paso para una reforma a largo plazo del Ejrcito. Varias
fuentes diplomticas confirmaban el inters de los islamistas en
224

Egipto bajo los Hermanos Musulmanes


procesos de transicin marcados por la reconciliacin y el reci
claje militar basado en la amnista. Miembros de la Herman
dad mostraron su inters por la figura de Narcs Serra y su libro
sobre la transicin militar en el caso espaol, que explicaba
cmo los soldados espaoles haban vuelto a los cuarteles, edi
tado por la Universidad de Cambridge. Aunque los militares
no acabaran de volver a los cuarteles con la remodelacin de
agosto de 2012, el cambio en el Ejrcito egipcio, bajo la atenta
mirada norteamericana, estaba en curso. Siete meses despus
de la reforma, en marzo de 2013, miembros de la Hermandad
seran aceptados por primera vez en la historia para el recluta
miento en la clase 109 de la Academia Militar. Un hecho hasta
entonces imposible, por el frreo control seglar y supuestamen
te no partidista de la estructura castrense, y que levant fuertes
suspicacias entre una oposicin que tema el control islamista
de la institucin.
Pero en las decisiones de aquel 12 de agosto Mursi no slo
intentaba afrontar la reforma, al menos esttica, de la cpula
militar. Aunque en su momento pasara ms desapercibido, el
presidente tambin coloc a Mahmoud Mekki como vicepresi
dente, en un gesto que pareca buscar cierta complicidad con las
fuerzas revolucionarias. Mekki guardaba cierta popularidad
por su liderazgo entre los jueces reformistas que haban planta
do cara a Mubarak en 2005. Pero su nombramiento era, en rea
lidad, la primera piedra de lo que sera el nuevo y decisivo fren
te de batalla de los Hermanos Musulmanes: la reforma de la
judicatura, an bajo control de buena parte de los jueces muba
rakistas que haban perseguido durante aos a los movimien
tos islamistas y a los miembros de los Hermanos Musulmanes.
Ante el nombramiento de Mekki, el Club de Jueces empez a
sentirse amenazado y alert de que no permitira ningn tipo
de interferencia. Mursi planteara a sus asesores una purga de la
judicatura mubarakista aplicando una jubilacin forzosa de los
jueces a los sesenta aos, pero Mekki, temeroso de la reaccin
de stos, le par los pies al mandatario pidindole una purga
225

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


ms gradual. ste sera el inicio de una de las batallas que mar
cara una nueva etapa de la transicin egipcia.
Dos meses ms tarde, el presidente volvi a la carga. El 11
de octubre, tres das despus de cumplirse los cien das de Mur
si en la presidencia, se anunciaba la destitucin del fiscal gene
ral Abd el-Maguid Mahmoud y su nombramiento como emba
jador en el Vaticano. La judicatura mubarakista hizo frente
comn contra una decisin que calificaban de farsa y la opo
sicin seglar, a quien Mursi haba obviado de todo dilogo, se
mostraba recelosa frente a las intenciones del presidente y ape
laba a respetar la legalidad vigente. Las calles estallaban por
primera vez con ira contra el Gobierno de los Hermanos Mu
sulmanes y se produciran enfrentamientos violentos en el cen
tro de El Cairo entre partidarios y detractores de Mursi. Los
Hermanos Musulmanes se vean obligados a rectificar y confir
mar que Abd el-Maguid seguira en su cargo, por lo menos de
forma momentnea, cuarenta y ocho horas despus de desti
tuirlo. La Hermandad haba perdido la batalla, pero no se re
signaba a perder la guerra y esperara unas mejores condicio
nes para la embestida.

El ataque a Gaza y el decreto constitucional


El 14 de noviembre, el Ejrcito sionista de Israel perpetraba
en Gaza el asesinato selectivo de Ahmed Jabbari, lder de las
brigadas de Izzeddin el-Qassam, el brazo armado de Hams.
Jabbari era considerado uno de los individuos ms influyentes
en la Franja. Una decena de personas, incluidos dos nios, mo
ran a consecuencia del ataque. Tel Aviv afirmaba que sa era
la respuesta al lanzamiento desde Gaza, en menos de veinti
cuatro horas, de cerca de cien misiles Katiuska y Grad de corto
alcance sobre terreno israel.
ste sera el inicio de la llamada Operacin Pilar de De
fensa, una ofensiva militar israel que volvera a dejar la Fran
226

Egipto bajo los Hermanos Musulmanes


ja de Gaza bajo el asedio de las bombas. Una vez ms, el ataque
llegaba a las puertas de unas nuevas elecciones legislativas al
Keneetz israel, previstas para el mes de enero siguiente. Desde
2003, no haba habido campaa electoral israel que no hubie
ra sido precedida por un ataque a la Franja. Cuatro campa
as marcadas por la sangre. Y que daban sus resultados. A raz
de la ofensiva, tanto el primer ministro Benjamn Netanyahu
como el jefe de Defensa Ehud Barak aumentaban un 20% su
popularidad en una ofensiva que, segn las mismas encuestas,
contaba con el apoyo del 84% de la poblacin de Israel.
La pieza clave del rompecabezas palestino-israel pareca
estar en El Cairo. Mohamed Mursi se convertira en el pivote
de las negociaciones entre Hams y Tel Aviv para imponer un
alto el fuego en la Franja. Un parn que sera anunciado el 21
de noviembre por el ministro de Asuntos Exteriores egipcio,
Mohamed Kamel Amr, y la secretaria de Estado norteameri
cana, Hillary Clinton. La paz llegaba 150 muertos y cientos de
heridos despus del inicio de las hostilidades, haca una sema
na. Mursi se convirti, a ojos de la prensa y la comunidad inter
nacional, en el hroe de aquella nueva tregua. sta llegaba un
mes despus de la polmica carta en que Mursi se diriga a su
homlogo israel , Shimon Peres, como apreciado amigo, ma
nifestndole la voluntad de mantener y reforzar las cordiales
relaciones que felizmente existen entre ambos pases. Tel
Aviv, que empezaba a valorar los beneficios de tener un interlo
cutor islamista y prximo a Hams en El Cairo, alababa la fi
gura del presidente egipcio. En las semanas posteriores, el
Ejrcito egipcio intensific el ataque a los tneles de contra
bando que trataban de mitigar el bloqueo impuesto en la Fran
ja de Gaza. Egipto inund, durante los meses siguientes, cien
tos de estos tneles que representaban la va de acceso de cerca
del 30% de la economa y el 80% de la alimentacin de Gaza.
Con este nuevo escenario geopoltico, Hams ni alzaba la voz
ante un ataque que ni el mismo Mubarak se haba atrevido a
abordar con aquella intensidad. La contraprestacin pondra
227

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


en la mesa de negociaciones a Hams y Tel Aviv, con media
cin egipcia, con el objetivo de redefinir el alivio del asedio.
El Haaretz israel llegara a hablar de Mursi como del
hermano de Israel.6 El esfuerzo constructivo de Mursi para
detener la violencia es una agradable sorpresa, afirmara el
presidente israel Shimon Peres. Las alabanzas sionistas se ex
tendan a la Casa Blanca y el resto de la prensa internacional.
Egipto acababa adems de cerrar un preacuerdo con el FMI
por el prstamo de 3600 millones de euros. Mursi era, prctica
mente, el hombre de moda. Incluso la revista Time lo calificaba
como el hombre ms importante de Prximo Oriente.7 Un da
despus de anunciarse la tregua, y creyndose reforzado por las
alabanzas internacionales, Mursi retomaba su embestida inter
na. Yasser Ali, portavoz de Presidencia, haca pblica una nue
va declaracin constitucional, segn la cual se volva a destituir
al fiscal general y por la que el presidente se otorgaba nuevos
poderes que lo situaban por encima del control judicial. El
mandatario blindaba as de toda posible disolucin tanto el Se
nado como la controvertida comisin encargada de redactar la
Constitucin, a quien daba dos meses ms para terminar el tex
to. Adems, forzaba la repeticin de los juicios a los responsa
bles de la muerte de manifestantes durante la revolucin. En
un tiempo rcord, el presidente haca jurar el cargo al nuevo
fiscal general, Talaat Ibrahim Abd Allah.
Si bien buena parte de las decisiones podan tener una ba
se revolucionaria y podan recibir incluso la aprobacin de los
grupos seglares, el artculo dos de la declaracin levantaba
suspicacias en la arena poltica. ste afirmaba que todas las
declaraciones, anuncios y leyes promulgadas por el presidente
desde el 30 de junio hasta el establecimiento de un nuevo
Parlamento y la aprobacin de una nueva Constitucin sern
6 Zvi Barei: Mohammed Morsi, Israels brother, Haaretz, 21-11-2012
[online].
7Revista Time, diciembre de 2012.

228

Egipto bajo los Hermanos Musulmanes


efinitivas y vinculantes y no pueden ser apeladas de ningu
d
na manera ni ante ningn organismo. Mursi, adems, emita
el anuncio sin haberlo consultado con las fuerzas de la oposi
cin, a pesar de haberse reunido con ellas pocos das antes de
la emisin del decreto. La desconfianza frente a lo que la oposi
cin seglar vea como unas poco claras intenciones encendan
la mecha. El mandatario pareca querer dinamitar cualquier
transicin inclusiva y pona la directa.
El efecto del anuncio se traslad con rapidez a las calles de
todo el pas. Los juzgados de varias provincias cerraron sus
puertas y el Club de Jueces llam a una huelga indefinida hasta
la revocacin de las decisiones. Mientras la Hermandad orga
nizaba muestras de apoyo en El Cairo, incluso antes de cono
cerse el contenido de la reforma, en las principales ciudades
del pas surgan protestas contra lo que eran considerados
dejes dictatoriales del nuevo presidente. La Hermandad es
taba en el punto de mira. Al menos 28 oficinas y sedes de los
Hermanos Musulmanes y de su brazo poltico, el Partido Li
bertad y Justicia, fueron asaltadas durante esa jornada o en
las inmediatamente posteriores. Los enfrentamientos entre
partidarios y detractores del presidente adquirieron tintes san
grientos en varias poblaciones. Por primera vez desde la Bata
lla del Camello, grupos de civiles se enfrentaban violentamen
te en las calles. Las peleas eran especialmente intensas en las
poblaciones del Delta, haciendo sobrevolar el fantasma de una
guerra civil sobre la opinin pblica. Este espectro se extendi
a los medios occidentales con unas declaraciones del diplom
tico Mohamed el-Baradei a la revista alemana Der Spiegel, en
la que alertaba de los riesgos de un conflicto armado en el pas
si los grupos moderados no tomaban la palabra. 8
La muerte de Islam Masoud, un adolescente de quince
aos, durante los enfrentamientos en la ciudad agrcola de Da
8 ElBaradei Speaks Out against Morsi: Not Even the Pharaohs Had So
Much Authority, Spiegel Online, 26-11-2012.

229

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


manhour, se convertira en un ejemplo de la ruptura en que se
encontraba el pas. Mientras los Hermanos Musulmanes rei
vindicaban la filiacin del joven a los grupos islamistas, sus
familiares y otros activistas defendan su pertenencia a los
grupos de oposicin, de los que sus parientes eran miembros
c on carn. La madre del difunto, incluso, se negara a recibir
el psame de la mujer del presidente Mursi, en medio de una
tensin tan grande que se poda cortar con un cuchillo de
mantequilla.
La insurreccin provocada por el anuncio constitucional vol
vi a poner el escenario poltico en la misma dicotoma de siem
pre y consigui hacer ms evidente que nunca la divisin confe
sional de la arena poltica egipcia. Mientras las fuerzas islamistas
apoyaban las decisiones del presidente y las calificaban de vic
toria revolucionaria, las fuerzas seglares las tildaban de un ata
que a la separacin de poderes, ante lo que consideraban el
intento de reinstaurar una nueva dictadura. Los islamistas, en
algunos casos reconvirtiendo los sermones de las mezquitas,
acusaban a los manifestantes de ser herejes mubarakistas, mien
tras que stos afirmaban que Mursi quera erigirse en el nuevo
faran por la gracia de Al. Essam el-Erian, destacada figura
de la Hermandad, declar que las manifestaciones, que haban
llenado a rebosar la plaza Tahrir, los alrededores del palacio
presidencial y varias ciudades del pas, eran puro Photoshop y
que stas no sobrepasaban las veinticinco mil personas en total.9
Khairat Shater aumentaba la cifra a cuarenta mil, pero alertaba
que ellos, los islamistas, eran el pueblo y la mayora.10
Dos das despus del anuncio constitucional, la oposicin
seglar se reunira en un frente para plantar cara al decreto pre
sidencial. Encabezado por Mohamed el-Baradei, Amr Moussa

Egipto bajo los Hermanos Musulmanes


y Hamdeen Sabahi, ste recibi el nombre de Frente de Sal
vacin Nacional y aglutin a la prctica mayora de las forma
ciones seglares de oposicin, incluyendo a los histricos Ta
gammo o Wafd, la Coalicin Socialista Popular y a varias
formaciones nasseristas. La presencia de un batiburrillo polti
co en que el nico hilo conductor era la idea del laicismo pol
tico, incluyendo a algunos miembros del antiguo rgimen como
el propio Amr Moussa que defenda de manera indirecta a
una judicatura indiscutiblemente corrupta, gener una di
reccin poltica poco clara y disputas polticas. stas no slo
fueron utilizadas por las fuerzas islamistas para atacar a la
oposicin y acusarla de forma simplista y cnica de representar
los intereses del mubarakismo. Tambin abrieron la puerta a
un suave regreso de una cierta nostalgia respecto al antiguo
rgimen. Aquella unin slo puso de relieve las debilidades de
la oposicin, demasiado cargada de viejos tics y con proble
mas clasistas que les impedan constituirse como una alter
nativa real; todava se vea incapaz de mantener un discurso
propio e innovador que se desmarcase de manera decidida del
mubarakismo.
Mientras tanto, el presidente defenda el carcter temporal
y revolucionario de las decisiones, mientras legitimaba su lu
cha contra los jueces corruptos que representan al rgimen
criminal.11 El mandatario intentaba calmar los nimos e invi
taba a los grupos polticos a una ronda de negociaciones para
tratar de salir de la crisis. Pero las fuerzas seglares anunciaron
su boicot al encuentro hasta que no se derogara la declaracin,
algo que la Hermandad no estaba dispuesta a aceptar a priori.
El enfrentamiento poltico se situaba en un callejn sin salida.

9 El-Aarian: mozaharat moaardy el-raes ams fotoshop, El-Bedaiah, 0512-2012.


10Al-Shater: We are the people, we are the majority, Daily News Egypt,
08-12-2012.

230

11 Mursi: Qarar 22 nofember bedayet el-qasas el-haqiqi ledoma elshohada, Al-Masry al-Youm, 22-11-2012.

231

Egipto tras la barricada Marc Almodvar

Una Constitucin que se aprueba de madrugada


La declaracin de Mursi iba ms all de la lucha contra la fiscala
y la judicatura mubarakista. Uno de sus principales objetivos era
la proteccin de la comisin redactora de la Constitucin, la cual
llevaba meses en un atolladero. Las fuerzas seglares haban acu
sado a los islamistas de intentar controlar la comisin redactora,
mientras que aqullos afirmaban tener una voluntad dialogante
y responsabilizaban a los seglares de entorpecer sin motivo la
redaccin del texto. Desde que la comisin se constituyera en
el mes de marzo, se encadenaba una crisis tras otra sin que el
escrito pareciera avanzar. La primera comisin sera disuelta en
primavera por falta de consenso en su formacin, abriendo una
nueva batalla poltica para la creacin de una segunda comisin
que vera la luz a mediados de junio por la presin militar para
sacar el texto lo antes posible. Mientras la comisin discuta en
tre tensiones los artculos constitucionales, los tribunales aler
taban de la posible disolucin judicial de la asamblea.
El 2 de diciembre, se esperaba que los tribunales emitieran
un veredicto sobre la disolucin de la comisin. Pese a que los
asesores presidenciales crean que no haba base jurdica para
sta, los Hermanos Musulmanes decidieron blindarla con la
declaracin del 21 de noviembre, basada en el miedo y la sensa
cin casi paranoica de persecucin de los islamistas. La Her
mandad tema un nuevo golpe de Estado por parte de la ju
di
c atura en contra de Mursi y la comisin redactora de
mayora islamista, al estilo de lo sucedido durante las eleccio
nes presidenciales.
Pocos das antes, el presidente habra recibido informacio
nes que apuntaban a un encuentro de hombres de negocios vin
culados al antiguo rgimen en un hotel de lujo de la capital con
el objetivo de trazar un mapa para desestabilizar el Gobierno.
Una filtracin que se aada a los rumores entre bastidores que
apuntaban a una inminente movilizacin de los jueces mubara
kistas contra Mursi. Cierto o no, aquella noticia fue tomada en
232

Egipto bajo los Hermanos Musulmanes


serio por la Hermandad, que decida contraatacar blindndose
de la justicia con una declaracin constitucional cocinada en
secreto en el palacio presidencial y que no haca ms que ali
mentar las desconfianzas de los sectores seglares.
La resistencia en las calles y juzgados en contra de Mursi
forz a la comisin redactora a apretar el acelerador. Era el
camino para salir de la crisis. Aunque la declaracin les daba
dos meses ms de margen, el borrador del texto sera aprobado
con nocturnidad y alevosa en una maratoniana sesin, una se
mana exacta despus de que se anunciaran las nuevas disposi
ciones. Un estril debate que dur 16 horas, en que uno tras
otro se aprobaron sin oposicin los 236 artculos de la futura
Carta Magna egipcia.
A pesar de todo, las fuerzas seglares seguan haciendo fren
te a la comisin. De los cien miembros de la misma, 26 dimitie
ron acusndola de un control islamista no representativo de la
pluralidad de la sociedad. Once nombres fueron reemplaza
dos mayoritariamente por nuevos representantes islamistas
para asegurarse el qurum necesario. La prisa de la comisin
se hizo evidente a lo largo de la aprobacin. De madrugada, 16
miembros tumbaron el artculo 139, referente al modo de elec
cin del primer ministro. El presidente de la comisin, Hossam
el-Gheriany, hizo repetir la votacin de forma irregular bajo la
amenaza de que el rechazo de dicho punto implicara aplazar
la sesin 48 horas. La urgencia para sacar un redactado de
aquella reunin hizo que recapacitaran acerca de su voto y, en
tonces, slo cuatro miembros mostraron su rechazo a un art
culo que se aada, como todos los dems, al borrador.
Los Hermanos Musulmanes recurriran a su gran aliado
de la transicin para la aprobacin del texto final. Los dos
miembros de las Fuerzas Armadas fueron de los pocos repre
sentantes de las estructuras seglares del Estado que no boico
tearon la fracturada comisin constitucional. La votacin lleg
justamente 24 horas despus de que la asamblea cerrara la ne
gociacin de los artculos referentes a las Fuerzas Armadas, los
233

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


cuales consolidaban las principales demandas del Ejrcito re
cogidas en el polmico Documento Selmi. Un texto que, a fina
les de 2011, haba supuesto la oposicin y movilizacin en la
calle de la mayora de fuerzas polticas, encabezadas por los
Hermanos Musulmanes. Entonces lo haban considerado una
perpetuacin militar en el poder. Ahora, las necesidades polti
cas eran otras y se incluan en la Carta Magna. El borrador
garantizaba que el ministro de Defensa siguiera siendo militar,
as como la no monitorizacin parlamentaria de los presupues
tos del Ejrcito y la creacin de una estructura no escogida di
rectamente por el pueblo para controlar los asuntos militares y
la seguridad nacional. El artculo 198, adems, abra la puerta
a los polmicos juicios militares contra poblacin civil, en casos
que perjudiquen a las Fuerzas Armadas.
El texto mantena el artculo 2 en lo que se refera a la
sharia islmica. Tras meses de confrontacin en la comisin,
finalmente se respetaba que los principios de la sharia son la
principal fuente de legislacin; el mismo redactado vigente
desde 1980. Una vaga expresin que no convenca a los gru
pos salafistas, que forzaron el aadido del artculo 219 que
especificaba, de forma general, qu se entenda por esos prin
cipios. La Constitucin garantizaba un modelo presidencia
lista parlamentario, pero muchos crticos denunciaban que to
dava daba muchos prerrogativas al presidente y socavaba la
separacin de poderes, otorgndole la capacidad de nombrar
cargos como el fiscal general, los miembros del Tribunal Cons
titucional o los encargados de las instituciones de monitoriza
cin y de supuesto control independiente de las autoridades.
El texto despertaba las crticas de las organizaciones de dere
chos humanos, como Amnista Internacional, al ignorar los
derechos de las mujeres y limitar los derechos fundamentales,
incluida la libertad de culto, los derechos sindicales o la liber
tad de expresin, que no acababan de quedar definidos.
Los partidarios de la nueva Constitucin organizaron una
demostracin de fuerza dos das despus; la primera de enver
234

Egipto bajo los Hermanos Musulmanes


gadura desde el inicio de la crisis. Cientos de miles de ciudada
nos se reunieron a las puertas de la Universidad de El Cairo
defendiendo el carcter democrtico de un presidente elegido
en las urnas. Desde las provincias, llegaron cientos de autoca
res organizados por las diferentes corrientes islamistas. Miles
de manifestantes sostenan fotos y pancartas de apoyo a Mursi,
mientras desde el escenario general no paraban de repetirse
consignas a favor de la sharia y el despertar islmico del pas.
Lderes de la Hermandad llegaron a afirmar que la moviliza
cin haba aglutinado a mucha ms gente que las marchas con
tra el presidente Mubarak.12 Mientras tanto, Mursi anunciaba
la convocatoria de un referndum para aprobar el texto de cara
al 15 de diciembre. La batalla estaba servida.

La guerra por la Constitucin


El 2 de diciembre, el Tribunal Constitucional declaraba un
paro indefinido de sus actividades. Su presidente denunciaba
presiones y hablaba de intentos de asesinato psicolgico por
una movilizacin sin incidentes de los partidarios de los Her
manos Musulmanes a las puertas de la Corte, en apoyo al bo
rrador constitucional y al presidente Mursi. Los manifestantes
teman la posible sentencia del Tribunal pidiendo la disolucin
de la comisin constitucional, que deba fallarse ese mismo da.
El enfrentamiento entre la justicia y el presidente segua calen
tando la arena poltica en Egipto. Miles de letrados anunciaron
su intencin de boicotear la supervisin del referndum consti
tucional. El Club de Jueces, la organizacin de jueces ms re
presentativa del pas y an liderada por el mubarakista Ahmed
el-Zend, encabezaba el desafo al mandatario. ste aseguraba
estar tranquilo y contar con los casi diez mil jueces necesa
rios para supervisar las votaciones. De hecho, stas acabaran
12Declaraciones hechas en una tertulia del canal Al-Nahar TV.

235

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


realizndose en dos jornadas, el 15 y el 22 de diciembre, para
solventar la falta de jueces. A esta confrontacin, se aada la
de los periodistas, que iniciaron una huelga contra el borrador
constitucional en la prensa escrita y los canales de televisin.
Mursi, poco a poco, se iba quedando solo. En aquellas sema
nas, cinco asesores del presidente presentaron su dimisin.
Entre ellos, se encontraba Rafiq Habib, el nico lder copto
de los Hermanos Musulmanes. En los tres meses siguientes,
hasta siete asesores ms presentaron su dimisin del cargo por
desavenencias con la Hermandad. El presidente de la televisin
pblica estatal tambin anunciara su renuncia por la forma
de dirigir el pas, as como cuatro miembros del Comit Na
cional de Derechos Humanos.
La resistencia contra la declaracin de Mursi volvi a poner
de manifiesto la desconfianza mutua entre fuerzas seglares e
islamistas, esquizofrnica por momentos, y volvi a polarizar
en estos trminos el escenario poltico. De hecho, la Herman
dad acabara presentando una querella ante los tribunales con
tra los lderes de la oposicin El-Baradei, Moussa y Sabahi, por
incitar a los egipcios normales a sublevarse contra la legitimi
dad y el presidente.13
Precisamente, el miedo islamista a un golpe de Estado con
tra Mursi llev a una masacre a las puertas del palacio presi
dencial el 5 de diciembre. Partidarios del mandatario atacaron
una acampada de opositores a las puertas del palacio de Ette
hadeya, poniendo en marcha unos disturbios que se alargaron
durante toda la noche y convirtieron la zona en un escenario de
guerra callejera, con lluvias de piedras y ccteles molotov in
cluidos. Varias grabaciones mostraron el uso de armas de fuego
por parte de ambas facciones en unas peleas que dejaron varios
cientos de heridos y media docena de muertos, entre ellos el
periodista El-Hosseini Abu Deif. Los enfrentamientos se ex
13 Egypt probes alleged incitement to oust Morsi, Al-Jazeera, 28-122012.

236

Egipto bajo los Hermanos Musulmanes


tendieron a otros lugares del pas y se trasladaron, tambin, a la
casa natal del presidente en la poblacin de Zagazig. En El
Cairo, estos choques se prolongaron durante toda la noche,
hasta que el Ejrcito decidi desplegar sus fuerzas en torno al
palacio.
La tensin poltica era mxima. La Hermandad se negaba a
reconocer a los opositores como tales y denunciaba un intento
de golpe de Estado contra la legitimidad del presidente. El vi
cepresidente del partido, Essam el-Erian, tildaba a los ma
nifestantes de alborotadores polticos y contrarrevolucio
narios y haca llamadas a sus partidarios a salir a la calle a
detener a los baltagueya que acampan frente al palacio
presidencial.14 Qu culpa tienen las plantas?, lleg a gritar
en un arrebato ecologista el jefe supremo de la Hermandad,
Mohamed Badie, en una rueda de prensa haciendo referencia
a los destrozos en la calle. En esa rueda de prensa, los Herma
nos Musulmanes denunciaron con fotografas la muerte de
miembros de su formacin. Familiares de algunos de esos
muertos reivindicados como islamistas denunciaron que se
guan con vida y que eran, de hecho, opositores a Mursi. Por
otro lado, parientes de vctimas reales de la violencia en el
palacio denunciaron haber recibido ofertas econmicas para
afirmar que el fallecido era de filiacin islamista. Varios mani
festantes acusaron a los Hermanos Musulmanes de haber
montado cmaras de tortura en las inmediaciones del palacio,
que seran reportadas por la prensa local. Los medios debati
ran la existencia de milicias islamistas armadas, mientras que
el ex hermano musulmn Thaurat Kharbaui volva a denun
ciar, con vagas pruebas, la existencia de la llamada Organiza
cin Secreta, creada por Omar el-Tilmisani en la dcada de
los setenta y que ofreca entrenamiento militar a entre diez mil
y cien mil jvenes. Los rumores sobre la existencia de estas
unidades y su posible salida a escena centraron el debate
14Declaraciones hechas en el canal Misr 25, el 5 de diciembre de 2012.

237

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


oltico durante semanas, bajo la acusacin a los Hermanos
p
Musulmanes de querer llevar a cabo un golpe armado contra
el proceso democrtico.
Al da siguiente de los hechos del palacio, Mursi apareci
ante la nacin en un discurso televisado en que abri la puerta
al dilogo. Sin embargo, no dejara escapar la oportunidad de
atacar a la oposicin, hablando de manos y agendas ocultas
para desestabilizar el Gobierno y criticando a las fuerzas pol
ticas por financiar a los manifestantes para provocar los dis
turbios. En actitud amenazadora, y sealando con el dedo a la
audiencia, defini la democracia como un proceso en que la
minora debe someterse a la opinin de la mayora. Mursi slo
se mostraba abierto a una modificacin inspida del decreto y
se manifestaba firme en la decisin de mantener la fecha del
referndum, que pareca una prioridad para las fuerzas isla
mistas. La oferta de dilogo sera rechazada por la oposicin,
que segua exigiendo la derogacin total del decreto y el apla
zamiento del referndum constitucional como paso previo a
dicha negociacin. Las vas de dilogo parecan rotas. Incluso
cuando, el 9 de diciembre, Mursi accedi a una reforma parcial
del decreto, la oposicin continu negndose a escuchar las lla
madas al dilogo porque calificaba esas modificaciones de in
sustanciales. Ni las presiones norteamericanas, que podan
permitir entender esa reforma parcial del decreto de Mursi, ni
los intentos de las Fuerzas Armadas, a cuatro das del refern
dum, de sentar a todas las partes a dialogar dieron fruto. A
pesar de todo, a 72 horas del inicio de la consulta, el Frente de
Salvacin Nacional termin anunciando que desconvocaba el
boicot a las urnas. Viendo que nuestra reclamacin de pospo
ner la votacin no ser efectiva, emplazamos a todos los egip
cios a votar en contra de la Constitucin, afirmaba el portavoz
del frente, Hussein Abd el-Ghani, en rueda de prensa.
Egipto volva a ir una vez ms a las urnas en un clima cris
pado y con las calles encendidas. En la ciudad de Alejandra,

238

Egipto bajo los Hermanos Musulmanes


un sermn poltico del jeque Ahmed Mahalawi desembocaba
en nuevas peleas entre fuerzas islamistas y seglares a las puer
tas de la principal mezquita de la ciudad. La disputa provoc
una batalla campal en que tres coches fueron quemados y cerca
de una veintena de personas resultaron heridas en el centro de
la poblacin. Poco antes de que las urnas se abrieran, la polica
desplegaba sus fuerzas antidisturbios para poner fin a unos en
frentamientos que se haban alargado durante casi 16 horas en
la ciudad mediterrnea. Los incidentes se repetiran una sema
na despus, a pocas horas de que se volvieran a abrir las urnas
para la segunda vuelta del referndum, mientras varios autoca
res de los Hermanos Musulmanes eran presa de las llamas.
El plebiscito se vea amenazado por la falta de rigor en la
supervisin judicial de las votaciones debido al boicot de los
jueces. En algunos colegios, se denunci la ausencia de magis
trados o incluso su sustitucin irregular por simples funciona
rios o profesores de primaria. Coaccin en el voto, prctica casi
sistemtica del voto masivo, colegios que publicaban los resul
tados antes de tiempo, obstculos para la participacin de la
minora copta... Irregularidades que tambin fueron denuncia
das por ms de un centenar de ONG, que llegaron a comparar
las elecciones con las de los tiempos de Mubarak. El Frente de
Salvacin Nacional denunciara fraude al por mayor y exigi
ra una lista detallada de los jueces que supervisaban los co
micios. Slo en la primera vuelta, el grupo opositor present
4000 quejas, 1400 de las cuales fueron calificadas de graves.15
Siguiendo el guin habitual, los Hermanos Musulmanes reco
nocieron algunas irregularidades pero afirmaron que stas no
afectaban al resultado final. El texto recibira una aprobacin
ms ajustada de la esperada: un 63,83% frente al 36,17% del
rechazo y una participacin de slo el 32,86%. De hecho, slo
15 El-enqaz el-watani totaleb beyra tahqiqat naziha w nayeza fe aktar
men 4 alf shakaua w 1500 mahdar haual entehakat el-estefta, El-Bedaiah,
16-12-2012.

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Egipto tras la barricada Marc Almodvar


un 20% del electorado y un 12% de la ciudadana haban apo
yado la que sera la futura Carta Magna del pas. Las urnas
aprobaron el redactado islamista bajo mnimos, pero las calles
no mostraron su apoyo a un proceso enquistado.
En menos de diez das, sera juzgado el primer civil por
tribunales militares, siguiendo las disposiciones de la nueva
Constitucin. Adel Massad, un profesor de 41 aos de Damie
tta, era condenado a seis meses de presidio por un tribunal cas
trense bajo la acusacin de haber agredido a un soldado el da
del referndum cuando acompaaba a su padre ciego a votar.
Cuatro das despus, el fotgrafo y activista Mohamed Sabri
se convertira en el segundo caso; las fuerzas militares lo ha
ban detenido sacando fotos en una zona fronteriza del Sina.
Los efectos de la nueva Carta Magna se empezaban a concretar
en su peor versin.
La Constitucin se haba aprobado con una participacin
mnima, un pas dividido y un presidente en el ojo del huracn.
La exigua victoria del s en las urnas, pese a no solucionar nada,
daba un pequeo respiro al presidente y a la Hermandad. Un
parntesis que sera efmero y que se vera roto con la llegada de
un nuevo 25 de enero. En el segundo aniversario de la revolu
cin, las calles se volvieron a llenar de marchas y movilizacio
nes, que sealaban esta vez al Gobierno del presidente Mursi y lo
acusaban de dejes dictatoriales y de querer erigirse en el nuevo
faran de Egipto. Los enfrentamientos volvieron a dejar cerca
de nueve muertos en la ciudad de Port Said. La ciudad portuaria
haba estallado a causa de las sentencias judiciales que condena
ban a 26 jvenes a penas de muerte, a raz de la masacre de los
aficionados de ftbol de El-Ahli, un ao antes. De los nueve ofi
ciales de polica encausados, slo dos recibieron penas mnimas.
Mursi acab aplicando el estado de emergencia y el toque de
queda en toda la provincia, y se entreg a las fuerzas militares
para que controlaran la situacin.
Mientras la oposicin segua negndose a sentarse con el
presidente, a primeros de febrero algunos activistas afirmaban
240

Egipto bajo los Hermanos Musulmanes


que se estaba emprendiendo la oleada de detenciones polticas
ms importante en doce aos, doblando las 475 detenciones
de la revuelta de Mahala de 2008. Segn denunciaban grupos
de derechos humanos, los arrestos se focalizaban en los nios
de la calle. El Centro Nadim para el tratamiento de las vcti
mas de la violencia registraba que en los primeros once meses
del Gobierno de Mursi se haban detectado 359 casos de tortu
ra y 217 muertes a manos policiales.16 En los primeros seis me
ses de poder, se presentaron 24 denuncias en los juzgados con
tra periodistas y opositores polticos por difamacin del
presidente, tres de las cuales haban sido tramitadas directa
mente por la misma Presidencia. Esto representaba seis veces
ms el nmero de denuncias de este tipo presentadas en los
treinta aos de Gobierno de Mubarak, y sumaban ms que las
querellas de este estilo presentadas en toda la historia del pas
desde que, en 1909, se creara este tipo de penalizacin.17 El
activista Alaa Abd el-Fattah se converta de nuevo en smbolo
de los cambios kafkianos de la nueva poca. Encarcelado en
2008 por defender la independencia judicial de los ataques de
Mubarak, sera procesado en la era Mursi por supuestamente
difamarla.

Asimilando el antiguo rgimen


El Holding de Aeropuertos y Navegacin Area, dependiente
del Ministerio de Aviacin, contrataba a primeros de febre
ro a un recin graduado llamado Omar Mohamed Mursi. El
nombramiento seguramente no hubiera trascendido nunca a
no ser porque Omar era, de hecho, el hijo del presidente. La
16 Bel-asma...el-Nadim yokashef 359 hala taazib w 217 qatil berosas elshorta jelal 11 shahran men hokm Mursi, El-Bedaiah, 26-06-2012.
17Yarema ehana el-rais, yarima nizam mostabed, El-Shabaka el-aarabeya
lemaalomat hoqoq el-ensan, El Cairo, 2013.

241

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


designacin en el puesto llegaba un mes despus de producirse
movimientos en la direccin de la empresa estatal; y, segn
aseguraban algunas informaciones, se haba hecho vulneran
do los procesos habituales e impidiendo que otros egipcios pu
dieran presentarse a una plaza de trabajo que no haba sido
anunciada en ningn lugar. Los medios atacaran con dureza
dicho nombramiento. Pocos das despus, Omar anunciaba
su renuncia al puesto, pese a asegurar haber pasado todas las
pruebas, y se haca la vctima afirmando que su sueldo era 66
veces inferior al que los medios estaban publicando. Ya saba
que sera atacado, pero la pregunta es: dnde puedo conse
guir un trabajo en mi querido Egipto?, escriba en las redes
sociales.18
Las fuerzas de oposicin miraban con recelo y denuncia
ban que, lejos de romper y reformar, la Hermandad intentaba
asimilar las estructuras del antiguo rgimen todava vigente.
En pocos meses, los Hermanos Musulmanes deban copar cer
ca de catorce mil puestos de responsabilidad en las estructuras
del Estado con personas de su confianza. En el mes de septiem
bre, el presidente haba reformado la direccin de diez pro
vincias. En casi la mitad de ellas pona a un miembro de la
formacin, mientras que en las restantes colocaba a militares,
profesores universitarios o asesores jurdicos para evitar las
crticas. Pareca pura fachada. En la mayora de los casos, es
tos gobernadores no miembros de la Hermandad se veran
eclipsados por extraas vicepresidencias en manos islamistas.
Ah estaba el ejemplo de Alejandra, donde el hermano mu
sulmn Hassan el-Brens ejerca de gobernador de facto ante
la completa invisibilidad de Atta Abbas, el gobernador oficial.
Varias reestructuraciones posteriores iran aumentando el pe
so de la Hermandad en las provincias.

18 Morsys son rejects airports company job amid criticism, Egypt


Independent, 17-02-2013.

242

Egipto bajo los Hermanos Musulmanes


El cuerpo policial se sublev tambin contra el presidente
Mursi cuando ste decidi destituir al ministro del Interior
Ahmed Gamal el-Din, despus de las diferencias surgidas en
tre ambos en las anteriores semanas durante los disturbios pro
vocados por la declaracin constitucional. Los islamistas acu
saban al Ministerio de excesiva permisividad con los
manifestantes e insinuaban una implicacin indirecta en el
asalto a las 28 sedes de la Hermandad y el palacio presidencial
del 5 de diciembre. Segn los Hermanos Musulmanes, Gamal
el-Din se haba negado a proteger las sedes y desalojar el pala
cio presidencial cuando se lo haba pedido el presidente. Ante
la falta de confianza, sera reemplazado por el coronel Moha
med Ibrahim. El cambio no sent bien dentro del cuerpo poli
cial, que inici una revuelta que provoc que una decena de
provincias se declararan nuevamente en huelga policial, oca
sionando el cierre de sesenta comisaras en todo el pas y la
clausura temporal de al menos siete sedes centrales de seguri
dad. Al final, la protesta sera apaciguada momentneamente
con un acuerdo segn el cual el Ministerio acceda a comprar
cien mil rifles para distribuir entre los miembros del cuerpo.
La Hermandad tambin sera acusada por las fuerzas sindi
cales de intentar controlar la antigua estructura sindical del r
gimen. Pocos das despus del anuncio constitucional, el presi
dente Mursi haca pblico el establecimiento del decreto 97, por
el que se ordenaba la jubilacin forzosa a los sesenta aos de los
miembros directivos de la Federacin Egipcia de Sindicatos
(ETUF, por su acrnimo en ingls). Esta decisin dejaba sin
presidencia a ms de la mitad de las secciones sindicales de la
federacin. El decreto estableca que la mayora de cargos se
ran relevados a dedo por el ministro de Trabajo, el miembro de
la Hermandad Khaled el-Zahari, facilitando as el nombra
miento de unas 150 personas cercanas a los Hermanos Musul
manes en varias posiciones de los 24 sectores sindicales de la
unin. Lejos de reformar el esqueleto sindical, se intentaba asi
milar la antigua estructura. El ministro del Trabajo, El-Zahari,
243

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


afirmara sin rubor ante la prensa que los obreros no entienden
de poltica.19
Casos similares se dieron en otros espectros de la Adminis
tracin. El escndalo por el envenenamiento de 580 estudian
tes de la centenaria universidad religiosa de El-Azhar fue apro
vechado por los Hermanos Musulmanes para forzar la dimisin
del rector Osama el-Abd y estrechar el cerco al imn Ahmed
el-Tayeb, nombrado por Mubarak, en lo que fue denunciado
como un intento de la Hermandad para controlar la influyen
te institucin religiosa. Mientras tanto, el Consejo de la Shura
reavivaba la lucha islamista contra la judicatura con la emisin
de una ley para la reduccin de la jubilacin forzosa de los jue
ces de los setenta a los sesenta aos, lo que provocara una nue
va lucha abierta con los tribunales y la dimisin del ministro de
Justicia, Ahmed Mekki. La ley poda provocar el retiro de cer
ca de trece mil jueces en todo el pas. En diciembre, una ola de
dimisiones sacudi la televisin pblica, que denunciara las
presiones de la Hermandad sobre la lnea editorial para dar
una mala imagen de las protestas contra Mursi. Por ejemplo, el
redactor de Ahram Online, Hani Shokrallah, explic que haba
sufrido mobbing laboral hasta que se retir de la redaccin.
Otro caso se dio a raz de la presin ejercida por el Consejo de
la Shura contra el jefe de redaccin de El-Gomhoreya, orde
nando su destitucin tras publicar una noticia sobre el procesa
miento jurdico de la antigua cpula militar. Los trabajado
res del Ministerio de Cultura denunciaron prcticas similares
cuando el ministro Alaa Abd el-Aziz destituy a los cargos di
rectivos de la Organizacin Egipcia del Libro, el sector de Be
llas Artes, la Biblioteca y Archivos nacionales y la pera de El
Cairo. Sera precisamente la presin sobre la pera la que lle
vara a los artistas a acusar de control islamista al Ministerio
de Cultura, con una acampada durante el mes de junio de 2013,

Egipto bajo los Hermanos Musulmanes


frente al edificio ministerial que se extendi, al cabo de unas
semanas, a la ciudad de Alejandra.
Los Hermanos Musulmanes no parecan tener intencin de
reformar ni de reestructurar las antiguas instituciones; y, si no
era necesario, ni siquiera de enfrentarse al antiguo rgimen.
Varios ministerios vieron como en tiempos de Mursi diversas
figuras del mubarakismo volvan a sus puestos de trabajo como
si nada. Tambin el presidente de la Unin de Industrias, Galal
el-Zorba, mostrara su satisfaccin con las polticas de la Her
mandad. Abu el-Enein, uno de los principales hombres de ne
gocios del rais y fervoroso defensor del antiguo rgimen, asisti
desde la fila de honor a la misma toma de posesin del presi
dente Mursi, mostrando su admiracin por el programa econ
mico planteado por los islamistas. El-Enein no era un mubara
kista cualquiera. Su nombre se encontraba en la lista de las 24
figuras del antiguo rgimen encausadas por la Batalla del Ca
mello, acusado de organizar a los grupos que fueron a atacar a
los manifestantes de Tahrir en febrero de 2011.
No era extrao. Los islamistas evitaban, hasta donde po
dan, abrir ms frentes. A medida que las calles se rebelaban en
su contra, intentaron buscar alianzas donde fuera. Mientras
dinamitaban los cargos intermedios y directivos, los Hermanos
Musulmanes trataran de tejer puentes estratgicos con de
terminadas figuras del antiguo rgimen. A finales de diciem
bre, Mursi no tuvo problemas para nombrar a Mohamed Ba
dawi Dessouki como senador en el Consejo de la Shura, a pesar
de que ste era un conocido hombre de negocios vinculado al
Partido Democrtico Nacional de Mubarak, por el que haba
sido diputado en los Parlamentos de 2005, 2010 y 2011. Un
mes despus, la prensa se haca eco del cordial encuentro de los
lderes de la Hermandad con algunos destacados empresarios
vinculados al rgimen de Mubarak en Alejandra. Era el inicio
de la poca de la reconciliacin.

19Fidio el-azhary: El-oomal la yaarafun el-siasa, Shorouk News, 15-032013.

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Egipto tras la barricada Marc Almodvar

La amnista al antiguo rgimen


El sbado 13 de abril de 2013, Mubarak volva a comparecer
ante los tribunales de la Academia de Polica. Su apariencia
era completamente distinta a las anteriores, tena buen aspec
to y saludaba alegremente a sus partidarios. La sonrisa que su
boca dibujaba ante las cmaras inquietaba a la opinin pbli
ca y levant una fuerte polmica en el pas. Es una muestra
de cmo las cosas han cambiado en estos dos aos, afirmara
Magda Boutros, representante de la Iniciativa Egipcia por los
Derechos Personales.
Mubarak volva a presentarse ante los tribunales despus
de que, el 12 de enero, el Tribunal de Casacin egipcio acep
tara las apelaciones presentadas por el ex dictador y por su
ministro del Interior, Habib el-Adli, reclamando la repeticin
del juicio en el que haban sido condenados como responsa
bles pasivos de la muerte de ms de 800 manifestantes duran
te el levantamiento popular de enero de 2011. Era algo que
los juristas ya haban alertado que poda ocurrir; la sentencia
era muy dbil y tena riesgos de ser revocada. Y as fue. Como
si se tratara de una ley de compensacin, el Tribunal tambin
aceptaba las apelaciones presentadas por la Fiscala recla
mando la repeticin del juicio de todos los encausados. Esto
inclua a los seis responsables del Ministerio del Interior ab
sueltos en el caso de la muerte de manifestantes y los dos hi
jos del rais, Alaa y Gamal, junto con el hombre de negocios
Hussein Salem, que segua escondido en Espaa, por las acu
saciones de trfico de influencias en el caso de la venta de gas
a Israel.
Dos das despus de comparecer ante los tribunales, se po
na de manifiesto el porqu de aquella sonrisa de Mubarak. El
Tribunal Penal de El Cairo orden su liberacin en el caso de la
muerte de manifestantes. Segn el juez, el perodo mximo de
reclusin preventiva, de dos aos, ya haba expirado y, por tan
to, no haba ningn impedimento legal para dejarlo en libertad.
246

Egipto bajo los Hermanos Musulmanes


El 20 de abril, Mubarak lograra tambin la prescripcin de la
prisin preventiva en un caso de corrupcin y trfico de influen
cias. El rais, sin embargo, seguira bajo presidio preventivo por
la investigacin de dos casos ms. Los jueces se defendan afir
mando que slo aplicaban las leyes y que, en definitiva, stas no
se correspondan con la situacin revolucionaria.
Aunque el gran argumento para la revocacin del antiguo
fiscal general y el nombramiento de Talaat Abd Allah haba
sido el establecimiento de una verdadera justicia que hiciera
honor a la revolucin y procesara al antiguo rgimen, la verdad
era bastante ms terca. En los primeros cinco meses desde que
Abd Allah haba ocupado el asiento de la Fiscala, al menos
una docena de ex ministros y figuras del antiguo rgimen ha
ban visto como sus sentencias judiciales eran revocadas y sus
juicios forzados a repetirse. Como mnimo, ocho altas figuras
del mubarakismo alcanzaron sentencias absolutorias en ese pe
rodo. Otros vieron revocadas sus rdenes de prisin preventi
va o anulados sus embargos de capitales.
Un mes despus del nombramiento de Abd Allah, los tribu
nales ordenaban la repeticin del juicio y la liberacin preven
tiva del ex ministro de Informacin Anas el-Feky, que haba
sido previamente condenado a siete aos de prisin por mal
versacin de fondos pblicos. Dos das antes, los magistrados
haban ordenado la excarcelacin del ltimo secretario gene
ral del Partido Democrtico Nacional, Safwat Sheriff, recluido
bajo la acusacin de enriquecimiento ilcito. Sheriff sera libe
rado con una fianza seis mil veces inferior a la cantidad por la
que haba sido procesado. Estos dos casos dieron el pistoletazo
de salida a una serie de sentencias judiciales para la repeticin
de los juicios y la liberacin de antiguas figuras del rgimen de
Mubarak. La lista se alargaba.
Youssef Wali, ex ministro de Agricultura, era liberado el 31
de enero tras el anuncio de la repeticin del juicio por malver
sacin de fondos pblicos en el que haba sido condenado a
diez aos de prisin. El 22 de abril, Zuhair Grana, antiguo mi
247

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


nistro de Turismo, vea como los tribunales lo dejaban en liber
tad despus de ordenar la repeticin de la vista en que haba
sido sentenciado a tres aos de crcel por el otorgamiento irre
gular de licencias hoteleras. Un mes antes, Grana tambin ha
ba sido absuelto, junto con Ahmed Maghrebi, ex ministro de
Vivienda, de las acusaciones de especulacin y apropiacin in
debida de fondos pblicos en la venta de terrenos tursticos a
empresas de su propiedad y, dos meses antes, haba sido testigo
de cmo los tribunales ordenaban repetir el juicio en que haba
sido sentenciado a cinco aos de prisin por especulacin y
malversacin de fondos pblicos en un caso similar en Ain
Sokhna. Los magistrados tambin excarcelaran a otro ex mi
nistro de Vivienda, Ibrahim Soleiman, tras ordenar repetir el
juicio en el que haba sido condenado a cinco aos de crcel. El
Tribunal de Casacin revocaba, en marzo, la sentencia de quin
ce aos de prisin contra el ex ministro del Petrleo, Sameh
Fahmi, y el magnate Hussein Salem en el caso del enriqueci
miento ilcito en la venta de gas a Israel y reclamaba la repeti
cin del proceso contra ambos y el resto de encausados. Los
tribunales tambin ordenaran la repeticin del juicio al ex mi
nistro de Agricultura Ibrahim Abaza y la liberacin del ex mi
nistro de Aviacin Ibrahim Manaa, mientras que, en enero,
Farouq Hosni, el controvertido ex ministro de Cultura, tam
bin era absuelto de los cargos de malversacin que contra l
pesaban. Los tribunales tambin revocaron los cinco aos de
prisin por malversacin de fondos pblicos contra Osama elSheikh, el antiguo presidente de la Unin de Radio-Televisin.
El antiguo jefe de gabinete de Mubarak, Zakaria Azmi, sera
liberado despus de que los magistrados ordenaran revocar
una sentencia de siete aos de prisin por enriquecimiento il
cito. A mediados de febrero, los tribunales establecieron la re
peticin del juicio en el que el ex primer ministro, Ahmed Na
zif, y el antiguo ministro del Interior, Habib el-Adly, haban
sido condenados a cinco aos de crcel por un asunto de co
rrupcin. Nazif sera excarcelado a finales de junio despus de
248

Egipto bajo los Hermanos Musulmanes


que los tribunales revocaran su sentencia de tres aos por otro
caso de corrupcin y ordenaran la repeticin del juicio. El-Adli
tambin haba sigo testigo, en diciembre, de cmo los tribuna
les mandaban la repeticin de un juicio en el que haba sido
condenado a diez aos de reclusin. Los tribunales tambin
revocaron en mayo la sentencia de siete aos de prisin y 2000
millones de euros de multa contra el antiguo secretario de or
ganizacin del Partido Democrtico Nacional y magnate mo
nopolista del acero Ahmed Ezz.
La amnista lleg por todos lados. En diciembre, incluso los
tribunales de Alejandra pidieron la repeticin del juicio contra
los dos policas acusados y sentenciados a siete aos de prisin
por torturar hasta la muerte a Khaled Said, el mrtir de la ley
de emergencia; y en junio de 2013 se absolva a los 41 responsa
bles de Interior encausados por la quema y destruccin de do
cumentacin policial a la cada de Mubarak. Los magistrados
tambin levantaron los embargos econmicos a, al menos, 23
hombres de negocios vinculados al antiguo rgimen, entre los
que se encontraban los hijos de Mubarak. El Tribunal Penal de
El Cairo defendera polticamente la decisin: La economa
del pas est en colapso y apoyar el embargo slo servir para
empeorarlo. 20
Pese a que acusar a la mano gubernamental en la totalidad
de los casos poda ser hasta cierto punto discutible, el fracaso
de la nueva Fiscala ante el enjuiciamiento del antiguo rgimen
era evidente. En abril de 2012, el britnico The Guardian de
nunciaba que, cuatro meses despus de recibir un informe gu
bernamental exponiendo la participacin militar en abusos
cometidos durante el levantamiento de enero de 2011, Mursi
no haba emprendido ninguna accin para juzgar y aclarar
aquellos hechos. Ante la difusin de la noticia y lejos de exigir
responsabilidades, el presidente respondi promoviendo a tres
20Heythat elga el-tahafez aala amual 23 reyal aamal: el-eqtesad menhar
w tayyd el-manaa yuather, Al-Masry al-Youm, 26-03-2013.

249

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


generales al cargo de teniente general. La impunidad segua al
orden del da. Ms all de eso, los Hermanos Musulmanes
hacan esfuerzos diplomticos y jurdicos para arreglarse con
las figuras del antiguo rgimen condenadas por corrupcin. El
proceso de reconciliacin con las figuras corruptas, liderado
por Khairat Shater y Hassan Malek, se encontraba en la agen
da de una Hermandad que se jactaba de haber recuperado, du
rante el mes de diciembre, cerca de 110 millones de euros en
acuerdos con figuras del antiguo rgimen que haban logrado, a
cambio, la retirada de los cargos o sentencias en su contra. Era
menos de un 0,1% del capital huido del pas. La fiscala levan
tara las prohibiciones de viaje a diez de los 26 acusados en un
caso de trfico de influencias a cambio del regreso de los rega
los obtenidos, y revocara las denuncias contra las hijas de Sha
fiq por enriquecimiento ilcito tras el pago de 35 000 euros. El
13 de enero, Mostafa el-Husseini, procurador general de la Fis
cala de Fondo Pblico, anunciaba estar terminando negocia
ciones de reconciliacin con cerca de veinte individuos proce
sados por corrupcin. Entre los beneficiarios, se encontraba el
propio ministro de Comercio e Industria del ejecutivo vigente,
Hatem Saleh, acusado de monopolizar el mercado egipcio del
lcteo a travs de la empresa Beity. El acuerdo se saldara por
600 000 libras, unos 64 000 euros.
El 10 de febrero, el Consejo de la Shura aprobaba la nueva
ley de reconciliacin, que era una modificacin de la presenta
da un ao antes por la Junta Militar. La nueva legislacin pre
tenda la inmunidad judicial de las figuras corruptas del anti
guo rgimen, facilitando el retorno de los encausados fugitivos,
a cambio del retorno de parte del dinero robado. Todo, sin pa
sar de nuevo por los tribunales. En el caso de los prfugos con
sentencias firmes, se repetiran los juicios sin obligar al encau
sado a comparecer ante los tribunales. Los procesos seran mo
nitorizados por un comit de carcter poltico, sin supervisin
judicial, lo que levantaba las suspicacias de los grupos de dere
chos humanos.
250

Egipto bajo los Hermanos Musulmanes


Mostafa el-Husseini, mximo encargado del proceso, afir
maba que no haba lmites a la reconciliacin y que el camino
estaba abierto incondicionalmente para todos. 21 El objetivo
era claro: Atraer inversores y generar confianza en la econo
ma egipcia; as se manifestara un responsable del comit le
gislativo del Ministerio de Justicia ante la prensa local. 22 Hu
ssein Sabour, presidente de la Asociacin Egipcia de Negocios,
aplaudira con entusiasmo la iniciativa: Es lo que llevamos
tiempo exigiendo al Gobierno; los hombres de negocios necesi
tamos sentirnos seguros para invertir sin la amenaza de ser le
galmente perseguidos. En unos trminos similares se expresa
ra Mohamed Omran, presidente de la Bolsa, al afirmar que la
reconciliacin aportara confianza en los mercados. 23
A primeros de febrero, el procurador general de la Fiscala
de Fondo Pblico anunciaba que varias figuras del antiguo r
gimen haban hecho ya peticiones oficiales de conciliacin.
Una delegacin de la fiscala egipcia se dirigi a Madrid para
negociar con el fugitivo Hussein Salem, que se mostr dispues
to a entregar 2,2 millones de euros a cambio de poner fin a su
persecucin jurdica, con sentencias que sumaban ms de vein
te aos de presidio. Salem afirmaba que ste era el valor de la
mitad de sus propiedades, aunque slo en evasin fiscal se le
reclamaban ms de seis veces esa cifra. El hombre de negocios,
en intervencin telefnica en un canal de televisin egipcio,
mostr su agradecimiento. En dichas declaraciones describira
a Mursi como un presidente misericordioso y justo, asegu
rando que rezaba por el nuevo mandatario y apoyaba el nuevo
sistema surgido de la revolucin del 25 de enero.
21 La jotot hamra emam el-tasaleh maa ramuz el-nizam el-sabeq fi
qadeyan el-mal, El-Ahram, 01-02-2013.

22 Egypt govt to facilitate return of fleeing businessmen, Ahram

Online, 13-02-2013.

23 Raes el-borsa: El-mosalahat maa reyal el-aamal taaid el-theqa fi eleqtesad, Al-Masry al-Youm, 22-05-2013.

251

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


El 28 de marzo, la fiscala general borraba el nombre de Ra
chid Mohamed Rachid, antiguo ministro de Comercio e Indus
tria, de la lista de monitorizacin jurdica despus de que el ex
ministro accediera a pagar un milln y medio de euros. Esto
implicaba el fin de las fracasadas rdenes de bsqueda y captu
ra y el olvido de las hostilidades jurdicas contra un hombre con
varias penas, que sumaban ms de veinte aos de crcel, y que
era uno de los grandes idelogos de los procesos de liberaliza
cin de la economa egipcia del clan Mubarak. Pero Rachid era,
tambin, un personaje muy apreciado por la cpula de empre
sarios que lideraban los Hermanos Musulmanes. Hassan Malek,
uno de los cerebros econmicos de la Hermandad, no tena pro
blemas en afirmar que el tipo que haba acumulado ms de vein
te aos de presidio en sentencias judiciales por varios casos de
corrupcin era un hombre sabio que saba muy bien cmo
atraer inversores extranjeros y que sus decisiones en esa rea
eran correctas.24 El mismo Malek reconocera pblicamente
estar en contacto con l y haber reclamado su regreso y amnista.
Rachid tambin habra mantenido conversaciones con Khairat
Shater, que haba llegado a aconsejar y ayudar a desbloquear
negociaciones financieras en favor del nuevo Gobierno egipcio.

El FMI es la solucin
A principios de 2013, los economistas dibujaban una catastrfica
situacin de la economa egipcia. Desde el inicio del estallido re
volucionario, al menos 4500 fbricas haban cerrado sus puertas
en el pas dejando a cientos de miles de obreros en la calle.25 Un
informe oficial apuntaba a que 1,2 millones de egipcios haban

Egipto bajo los Hermanos Musulmanes


perdido su trabajo en los dos aos de revolucin, llegando a los
3,5 millones de parados, 26 mientras que ocho de cada diez gra
duados universitarios no eran capaces de encontrar un empleo. 27
Eso transmitan los nmeros oficiales. La realidad presentaba
unas cifras claramente muy superiores. Segn el Banco Central,
en los ltimos seis meses de 2012, que coincidan con los del Go
bierno de Mursi, haban huido del pas inversiones extranjeras
por valor de 3800 millones de euros, mientras que el mercado
de valores egipcio se haba desplomado un 10%. 28 Uno de los
sectores clave, el turismo, se iba recuperando a trompicones.
Experimentaba un crecimiento del 17% respecto al 2011, pero
segua atrayendo a un 25% menos de turismo y generando un
15% menos de ingresos que las cifras de 2010.29 Las protestas y
el foco meditico internacional seguan pasando factura al pas.
En un extrao anlisis, el Foro Econmico Mundial llegaba a
calificar la seguridad del turismo egipcio por debajo de pases
como Yemen, Chad y Pakistn. En 28 meses, desde enero de
2011, Standard & Poors haba degradado hasta 16 veces la cali
ficacin de la deuda soberana egipcia. El dficit presupuestario
se calculaba que representara cerca del 12% del PIB, lo que
supona unos quince mil millones de euros, y se calculaba que
ste poda aumentar hasta los veintin mil millones antes del
fin del 2014. 30
A principios de ao, la situacin ya se anunciaba extrema.
En enero, las reservas del Banco Central experimentaban la
26 Taqrir hokomi: 1,2 milion shab faqed wazifto fi aamin...w kol aamel
yaaol 2 aatlin, Al-Masry al-Youm, 16-02-2013.

27 CAPMAS: Unemployment reaches 3.5 million, Daily News Egypt,


04-03-2013.

28 Central Bank: US$5 bn in foreign investments left Egypt in six

months, Egypt Independent, 16-01-2013.

24 Egypt Brotherhood businessman: manufacturing is key, Reuters, 28-

29 The travel & tourism competitiveness report 2013. Reducing barriers to

25Rise in factory closures reflects Egypts compound economic malaises,

30 Egypt govt raises 2012/13 budget deficit forecast, Ahram Online, 23-

10-2011.

Egypt Independent, 26-03-2013.

252

economic growth and job creation, World Economic Forum, Geneva, 2013.

04-2013.

253

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


mayor cada en diez aos, dejando las arcas a unos mnimos
que slo permitan hacer frente a las importaciones de tres me
ses. Las reservas tenan tres veces menos fondos que en enero
de 2011. En un pas en que el 70% de los alimentos eran impor
tados del extranjero, la situacin era dramtica.
La nica va propuesta por los Hermanos Musulmanes a
este callejn sin salida no sera otra que entregarse a los bra
zos del Fondo Monetario Internacional. Despus de aos des
calificando a la institucin, con intervenciones parlamentarias
que criticaban la intervencin extranjera de los organismos in
ternacionales, ahora se plegaban a ella, demostrando que la
oposicin islamista al crdito no haba sido ms que un instru
mento poltico para debilitar a Mubarak, primero, y a la Junta
Militar, despus. Ya en abril de 2012, antes de las presidencia
les, un Parlamento mayoritariamente controlado por los Her
manos Musulmanes haba rechazado las propuestas econmi
cas del entonces Gobierno Ganzouri. Pero el repu
dio era
claramente poltico y nada ideolgico. Khairat Shater condi
cionaba el acuerdo al cambio de condiciones o a la formacin
de un Gobierno encabezado por la Hermandad. Se optara por
lo segundo. Tres das despus del anuncio de la victoria de
Mursi, el FMI se felicitaba por ello y se mostraba preparado
para apoyar a Egipto, expresando sus ganas de trabajar de
cerca con las autoridades. 31 Cuando la Hermandad form el
primer Gobierno, encabezado por Hisham Qandil, la priori
dad econmica fue agilizar las gestiones del crdito, que copa
ron las primeras reuniones del gabinete. Una semana despus
de formarse el ejecutivo, las instituciones egipcias pidieron un
aumento del prstamo. ste pasaba de los 3200 millones de
dlares a los 4800 de los 2400 millones de euros a los
3600. A mediados de abril, se rumoreaba que las peticiones
egipcias todava podan aumentar un poco ms. Lejos de debi
31 Lagarde tells Morsi IMF ready to support Egypt, Ahram Online, 3006-2012.

254

Egipto bajo los Hermanos Musulmanes


litar la influencia de las instituciones econmicas en Egipto,
los Hermanos Musulmanes parecan slo querer reforzarlas.
Previamente a cada visita del FMI, el Gobierno de Qandil
mostraba su total entrega. La cooperacin con el Fondo Mo
netario es el camino hacia la reforma y la aplicacin de un pro
grama econmico social, afirmara el primer ministro.
Los Hermanos Musulmanes se aferraran al crdito como a
un clavo ardiendo, rodeado de un debate de carcter religioso y
moral. Bajo el Gobierno de la Junta Militar, figuras de la
Hermandad como el sheij Sayed Askar o Mohamed Sharif Bas
hir haban mostrado su enrgica oposicin a un crdito que con
sideraban una forma de usura occidental contraria a los pre
ceptos islmicos. Una postura que sera apoyada por otras
corrientes islamistas como los salafistas. Una vez en el poder, la
Hermandad se esforzaba por revocar esa visin clamando que el
1,1% de intereses aplicados lo convertan en un prstamo halal,
haciendo creer que ms que intereses eran tasas administrati
vas. El mismo Mursi, en un discurso en conmemoracin de sus
cien primeros das de Gobierno, defendera que los prstamos
no eran pecado asegurando que preferiramos el hambre a la
usura. A finales de agosto, los Hermanos Musulmanes reclama
ban a la institucin religiosa de El-Azhar que emitiera una fatua
sobra la idoneidad del acuerdo con el FMI, mientras que el muft
de la Hermandad defendera que el crdito era halal. Figuras re
ligiosas denunciaron presiones de la formacin a organizacio
nes como el Consejo de la Shura de Eruditos Musulmanes o la
Institucin de la Sharia para los Derechos y la Reforma para que
expresaran que el crdito estaba de acuerdo con la ley de Al.
No sera el nico momento en que religin y economa
chocaran. Para combatir la falta de liquidez, el Gobierno haba
anunciado su intencin de emitir 750 millones de euros de deu
da pblica a travs de bonos religiosos, conocidos como sukuks.
Fuentes gubernamentales afirmaban que. si la iniciativa pros
peraba, podra reportar hasta diez veces ms de lquido a las
enjutas arcas estatales. A travs de estos bonos, el Estado per
255

Egipto tras la barricada Marc Almodvar

Egipto bajo los Hermanos Musulmanes

mita alquilar o hipotecar propiedades estatales, lo que levant


polmica y provoc el rechazo de la principal institucin reli
giosa del pas, El-Azahar, quien se poda ver directamente afec
tada por la medida. sta afirmara que la ley iba contra la sharia, abriendo una nueva crisis poltica entre Presidencia y la
centenaria entidad.
La oposicin seglar, por su parte, segua mostrando su falta
de unidad tambin en el caso del FMI. Mientras los grupos de
izquierda denunciaban principalmente que era inadmisible
una nueva intervencin extranjera, recordando los efectos de
los crditos en la era Mubarak, las formaciones liberales baila
ban entre una oposicin blanda y un apoyo indirecto. En gene
ral, pocas voces eran capaces de alzarse con fuerza planteando
las alternativas al crdito, que slo eran defendidas por los
movimientos sociales de base. De hecho, uno de los lderes de
esta oposicin, el diplomtico Mohamed el-Baradei, llegara a
defender la necesidad de aceptar el prstamo, provocando la
rabia de los activistas egipcios. Una posicin que tambin sera
defendida por el antiguo secretario general de la Liga rabe,
Amr Moussa. Las llamadas del nasserista Hamdeen Sabahi a
cargar financieramente a las grandes fortunas se convertan en
propuestas aisladas en la arena poltica, a pesar de su apoyo
popular. Para los activistas de base, se poda prescindir de la
ayuda exigiendo la condonacin de la deuda, que superaba de
largo los treinta mil millones de dlares, aprobando una mayor
tributacin fiscal e intensificando el cerco a la corrupcin.
De hecho, Egipto se encontraba prcticamente acorralada
por aquellas negociaciones. El acuerdo no era importante slo
en s mismo; de l dependan otros paquetes de ayudas cuanti
ficados en ms de seis mil millones de euros. Otras informa
ciones hablaban de hasta once mil millones de euros en prs
tamos condicionados al acuerdo con el Fondo Monetario. 32

Entre stos, se encontraban los acuerdos con el Banco Mun


dial, la Unin Europea y el Banco Africano para el Desarrollo,
que haban supeditado sus paquetes de ayuda al cierre de las
negociaciones. El FMI, por tanto, marcaba la agenda.
De la misma forma que lo haba sido en tiempos de Mubarak,
el crdito era ahora uno de los pilares de las relaciones estableci
das con la Unin Europea y, sobre todo, con Washington. El Cai
ro segua siendo una pieza clave del tablero regional de Estados
Unidos y su alianza, imprescindible. En su primera visita a Egip
to como secretario de Estado de la Casa Blanca, John Kerry des
tacara que el acuerdo con el FMI era crucial, exigiendo a las
instituciones acelerar un compromiso que d confianza a los
mercados. 33 Kerry se comprometa a entregar 145 millones de
euros a Egipto despus de arrancar la promesa a Mursi de seguir
la hoja de ruta marcada por el Fondo Monetario. Y prometa 260
millones ms una vez el acuerdo se cerrara. John Kerry y Esta
dos Unidos presionaron a Mursi y al Gobierno Qandil para que
aceleraran las reformas econmicas planteadas por el FMI en
aras de desatascar el crdito. En comparecencia ante la Cmara
de Representantes, el secretario del Tesoro de Estados Unidos,
Jacob Lew, afirmara que el acuerdo de Egipto con el Fondo era
esencial de cara a establecer las bases para continuar las nego
ciaciones econmicas entre Washington y El Cairo. Tan esen
cial que Victoria Noland, portavoz del Departamento de Esta
do, llegara a expresar la satisfaccin de la Casa Blanca con que
las protestas en Egipto no obstaculizaran las negociaciones en
curso entre El Cairo y el FMI a finales de noviembre. 34
El Fondo Monetario Internacional quera garantas de que
el programa de reformas saldra adelante. Exiga un mnimo
consenso poltico que no pareca fcil de alcanzar por las dis

32 Heba Saleh: Egypt and IMF agree $4.8bn loan, Financial Times, 2011-2012.

34El-Uliat el-Motahida: Saada bel-tawasel el-etefaq bein Misr w Sanduq


el-Noqd el-Dawli, Al-Masry al-Youm, 26-11-2012.

256

33 Kerry: etefaq Misr maa Sanduq el-Noqd el-Dawli hawel el-qard amr
baley el-ahameya, El-Tahrir, 02-03-2013.

257

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


putas polticas internas. Occidente peda amoldarse a unos pa
rmetros que eran, obviamente, muy impopulares en las calles
de Egipto. Los analistas neocons denunciaban la tibieza e in
decisin de Mursi y le acusaban a l y a la Hermandad de no
tener la fuerza necesaria como para sacar adelante unas medi
das altamente controvertidas, que podan afectar al apoyo de
la formacin islamista en las calles. En Estados Unidos pare
can convencidos de que la Hermandad intentaba mantener un
pulso con las instituciones internacionales, ya que los Herma
nos Musulmanes estaban seguros de que nadie dejara caer a
un pas tan grande como Egipto. La falta de un Gobierno f
rreo y decidido, afirmaban, as como una direccin errtica y
los continuos retrasos electorales provocados por controverti
das decisiones judiciales no hacan ms que aportar inestabili
dad en un momento en que se reclamaba firmeza, apuntaban
los analistas.
Y mientras el crdito no llegaba, el Egipto de Mursi confia
ba en sus aliados regionales para salir del paso. Libia, Arabia
Saud y Turqua prometieron ayudas por valor de tres mil mi
llones de euros; sin embargo, el gran aliado de la Hermandad
segua siendo Catar. El pequeo emirato dara prstamos por
valor de unos seis mil millones de euros a un Egipto con pro
blemas de liquidez y planteara proyectos de inversiones millo
narias en el pas con el objetivo de insuflar confianza a los in
versores internacionales. stas seran vistas con recelo por una
oposicin que pondra en cuestin la creciente influencia cata
r en el pas. De hecho, el pequeo emirato mostraba su peso
creciente al conseguir tratos de favor en la adquisicin de ban
cos y sociedades egipcias, as como la constitucin del contro
vertido holding entre Qinvest y EFG Hermes, los directivos de
la cual estaban siendo procesados por corrupcin junto con los
hijos de Mubarak. Curiosamente, la aprobacin ministerial
egipcia a la unin llegaba despus de que Catar amenazara con
aumentar de forma desorbitada los intereses de un prstamo
que haba prometido sin condiciones. Mientras tanto, los
258

Egipto bajo los Hermanos Musulmanes


neocons occidentales afirmaban que las ayudas del Golfo en
Egipto no hacan ms que retrasar de forma innecesaria la apli
cacin de las medidas exigidas por el Fondo Monetario Inter
nacional. Unas medidas que, oficialmente, eran como las de
Catar. Sin condiciones. Pero que, en la prctica, eran como to
das, condicionalmente imperiosas.

La amarga pldora de la reforma


Preguntado en un programa televisivo sobre cmo pensaba con
seguir justicia social durante su mandato, el presidente Mursi ha
ra unas enigmticas declaraciones: Con el amor de los unos por
los otros, la solidaridad y la compasin. 35 El Fondo Monetario
Internacional pretenda que Mursi hiciera lo que no haba hecho
Mubarak. Exiga firmeza para sacar adelante lo que el Financial
Times describi como la amarga pldora de la reforma. 36 El 9
de diciembre, el presidente anunciaba una reforma estructural
de la legislacin tributaria. sta provocaba un aumento radical
de los impuestos sobre el consumo y una reduccin considera
ble de la imposicin sobre la propiedad. Los impuestos sobre
productos como la cerveza aumentaban un 200%, mientras que
sobre el tabaco lo hacan en un 50%, un 25% en el agua con gas
y un 150% en la popular pipa de agua o shisha. El acero, el ce
mento o los servicios de telefona mvil, limpieza y seguridad
tambin vean incrementados de forma considerable sus car
gas fiscales. Suban los impuestos a los crditos bancarios y los
prstamos y aumentaban las penalizaciones por evasin fiscal.
Mursi, sin embargo, no tocara los impuestos a las rentas altas
y multiplicara por cuatro el umbral de la exencin fiscal a las
35 Mursi: El-aadala el-egtemaaeya tethaqeq bel-hob [...], Al-Masry alYoum, 28-07-2012.

36 Heba Saleh: Egypt needs more then an IMF loan, Financial Times,

24-02-2013.

259

Egipto tras la barricada Marc Almodvar

Egipto bajo los Hermanos Musulmanes

seg undas residencias, protegiendo as a las grandes fortunas.


Las medidas estaban claramente vinculadas al acuerdo alcan
zado, dos semanas antes, entre los Hermanos Musulmanes y la
delegacin del FMI.
Pero, por aquellas fechas, la arena poltica arda a causa de la
declaracin constitucional del presidente. Con un pas lanzado a
la calle en su contra, el miedo a que una reforma impopular le
pasara an ms factura le empuj a dar un paso atrs. Al da si
guiente de anunciar la reforma, el presidente Mursi haca pblica
su parada temporal y llamaba al dilogo social sobre la misma.
Esto frenara en seco la inminente firma del acuerdo entre El
Cairo y el FMI. El 21 de noviembre, ambas partes haban anun
ciado un preacuerdo y una semana despus el Gobierno de Qan
dil desvelaba los detalles de la propuesta del programa.
ste segua los dictados propios del pensamiento nico de la
economa global neoliberal del cambio de siglo. El objetivo
principal no era otro que la reduccin del dficit, que se espera
ba que alcanzara un 5% en el curso fiscal 2016-2017. Y lo haca,
con un mtodo nada innovador, a travs de un paquete de me
didas de austeridad. La principal obsesin de los economistas
liberales era poner fin a unas polticas de subsidios energticos
y alimentarios que suponan unas inversiones estatales anuales
de hasta quince mil millones de euros, tragndose un 27% del
presupuesto anual. 37 Unas dos terceras partes de ste iban des
tinadas a los carburantes. Las subvenciones slo del diesel su
ponan un gasto de 5700 millones de euros anuales, haciendo
que los consumidores pagaran cerca de 12 cntimos de euro por
un litro que en Europa se pagaba a casi un euro y medio. El
Gobierno anunciara el recorte de los subsidios energticos a la
industria pesada y a la gasolina de 95 octanos; la distribucin de
cartas de racionamiento para las bombonas de gas butano de
uso domstico y el aumento de los precios de la electricidad. El

objetivo era recortar el gasto en un 50% en los siguientes cinco


aos. Osama Kamal, ministro del Petrleo, anunciaba en no
viembre el 85% de xito de un programa piloto en Sohag res
pecto al uso de cartas de racionamiento energtico y la exten
sin en los meses siguientes de este mtodo por todo el pas. El
Banco Mundial y el FMI daban su apoyo a las medidas y se
ofrecan a colaborar en la implementacin del plan. Aunque el
Gobierno afirmaba que el objetivo era reducir el apoyo energ
tico a la industria y a los coches de lujo, la verdad es que los re
cortes tambin se ensaaban con los transportes y los hogares.
El Gobierno anunciara posteriormente la creacin de una
cartilla de racionamiento para el acceso al pan de las familias
ms desfavorecidas y la aplicacin de un programa piloto de
dos meses en las poblaciones de Port Said y Port Fuad. sta era
la otra demanda de las instituciones internacionales. El aumen
to global del precio del trigo haca que los gastos anuales de
Egipto en su adquisicin hubieran pasado de los 533 millones
de euros anuales de 2008 a los 2700 previstos para el ao 2013. 38
A partir de ese momento, habra un lmite de tres hogazas de
pan por miembro de familia, lo que miles de egipcios conside
raban del todo insuficiente. El fin del apoyo amenazaba rpida
mente con triplicar el precio de la rebanada, haciendo planear
la sombra de una revolucin de los hambrientos y volviendo a
poner sobre la mesa las reminiscencias de la revuelta del pan
vivida por Sadat en la dcada de los setenta.
Pero mientras el Gobierno recortaba en subvenciones, los
mismos intereses generados por los prstamos anteriores re
presentaban tambin una cuarta parte de los gastos presupues
tarios. Adems, el ejecutivo segua invirtiendo en gastos que
enervaban a los activistas polticos. Mientras se anunciaba di
cho paquete de recortes, el primer ministro Qandil informaba
de la adquisicin de un paquete de software de la casa Micro

37 Marwan Bishara: Egypt, back to the future: Scoring points, making

38 Charles J. Hanley: Egypts Cost Of Bread Could Triple If Subsidies


End, Huffington Post, 28-03-2013.

none, Al-Jazeera, 28-07-2013 [online].

260

261

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


soft para uso ministerial por valor de 33,5 millones de euros.
Los activistas exigan coherencia y sealaban el ejemplo brasi
leo, que en 2005 haba adoptado el uso de software libre para
los servicios informticos pblicos. En febrero, se denunciaba
la compra de 140 000 botes de gas lacrimgeno fabricado en
Estados Unidos por valor de dos millones de euros. El Go
bierno hace lo mismo que haca Mubarak, gastarse dinero de
los contribuyentes para reprimir a los hijos de los contribu
yentes, afirmaba Hussein Abd el-Ghany, portavoz del Frente
de Salvacin Nacional, la coalicin de la oposicin seglar al
Gobierno.
Los analistas neocons coincidan. La aplicacin de las
medidas generara inestabilidad a corto plazo y seran enor
memente impopulares, pero, a su entender, eran imprescin
dibles para el desarrollo futuro del pas. No haba vuelta de
hoja. Los Hermanos Musulmanes hacan suyo este mensaje y
amenazaban: Si no logramos el prstamo, habr an ms
racionamiento. As lo asegur Ashraf el-Arabi, ministro de
Planificacin y Cooperacin Internacional.
A pesar de las promesas del Gobierno, la retirada de los
subsidios provoc una inflacin en los mercados. Entre enero y
abril, sta haba crecido un 6,3% un 7,9% si slo se tenan en
cuenta alimentos y bebidas. 39 La inflacin general para 2013
llegaba al 10,9%, aumentando las previsiones del propio FMI y
superando los rcords previos a la revolucin del ao 2010.40
Pero la razn principal de la subida iba ms all del fin de los
subsidios. sta estaba tambin vinculada a la devaluacin de la
libra egipcia, la moneda local. Desde la cada de Mubarak, el
Banco Central haba invertido ms de quince mil millones de
euros en apuntalar la libra, que a pesar de todo haba perdido
un 10% de su valor respecto al dlar. A instancias del FMI, a
39Egypt: inflation figures add to gloom, Financial Times, 11-03-2013.
40 Sanduq el-noqd: 10,9% maadel el-tadhjam fi Masr, Al-Masry alYoum, 22-05-2013.

262

Egipto bajo los Hermanos Musulmanes


finales de ao, Egipto dej de apoyar a la libra iniciando la su
basta de moneda extranjera y favoreciendo la meterica deva
luacin de la divisa local. El Banco Central realizara una vein
tena de subastas de moneda en poco ms de un mes.41 Durante
la primera semana, la libra se devaluara un 3% y, entre el 31 de
diciembre y el 31 de enero, bajara un 10% su valor respecto al
dlar. Mientras la devaluacin buscaba favorecer la inversin
extranjera, atrada por un mercado cada vez ms barato a ojos
de la economa global, sta no haca ms que aumentar el coste
de la vida de los egipcios, dependientes de unas importaciones
que se encarecan con el nuevo cambio de divisa.
La gente normal entiende que hay un precio que pagar por
el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, afirmaba el
alma de los negocios de los Hermanos Musulmanes, Hassan
Malek, para justificar dichas medidas.42 Adems, alertaba de
que la devaluacin ira a ms. La Cmara de Comercio de El
Cairo asegur que sta haba provocado un aumento del 50%
en los gastos domsticos, como la electricidad o el telfono,
mientras que la industria farmacutica anunciaba su colapso
por el aumento del precio de la adquisicin de qumicos del ex
tranjero. Al menos 55 fbricas cerraron puertas denunciando
que el aumento del dlar las dejaba sin alternativa. Egipto tam
bin se colapsara por una crisis energtica de suministros que
tendra parado al pas durante ms de dos meses. Cortes de
carretera, cierres patronales de fbricas, colas kilomtricas en
las gasolineras e incluso la muerte de conductores en peleas
provocadas en esas mismas filas, debido a la falta de combusti
ble en las gasolineras, eran sntomas de una crisis que provoca
ba un incremento del 33% de los costes del transporte, repercu
tiendo de nuevo en una subida de precio de los vegetales y las
legumbres. Todo, fruto del recorte de los subsidios que hara
41 Currency auction by Egypts central bank nets $49.2 million, Ahram
Online, 07-02-2013.

42Egypt currency has further to fall: business leader, Reuters, 17-02-203.

263

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


aflorar el mercado negro, la falta de previsin gubernamental
y la devaluacin de la libra, que dificultara an ms las impor
taciones.
Las reformas eran consideradas imprescindibles y la Her
mandad busc otro chivo expiatorio. El de siempre. Basta de
protestas y de ver la televisin, tenemos que construir el pas,
afirmara en un discurso televisado el primer ministro Hisham
Qandil.43 Los Hermanos Musulmanes se escudaban en informes
que acusaban a las protestas de estar favoreciendo la devalua
cin de la moneda, ignorando las subastas del Banco Central.
Bajo esta premisa, volvieron a recuperar el argumento de una
mano oscura detrs de las protestas obreras, a las que acusara
de ser un invento para entorpecer el proyecto Nahda. En julio,
el diario de los Hermanos Musulmanes, Libertad y Justicia, lle
gara a afirmar que los obreros en huelga en Mahala eran agen
tes de la polica al servicio del antiguo rgimen. Cmo pueden
los trabajadores tener el coraje de ir a protestar frente al palacio
presidencial si no es porque alguien lo organiza?, preguntaran
los partidarios del presidente en televisin. Los recientemente
creados sindicatos libres denunciaran presiones del nuevo Go
bierno, coacciones a la libertad sindical y el retorno, en definiti
va, de las antiguas prcticas del rgimen de Mubarak. Segn el
presidente de la Federacin Egipcia de Sindicatos Libres, Kamal
Abu Eita, en un ao de presidencia de Mursi se haba despedido
a once veces ms sindicalistas que en los ltimos cinco aos de
Mubarak; 44 650 frente a 56. Mientras tanto, el Gobierno segua
sin aplicar la ley del salario mximo y afirmaba no tener recursos
para poner en prctica la del salario mnimo. En junio de 2013,
Egipto volvera a ser colocada en la lista negra de la Organiza
cin Mundial de Trabajadores por, precisamente, no haber se

Egipto bajo los Hermanos Musulmanes


guido las recomendaciones hechas en 2008 en materia laboral.
El pas herva contra las polticas claramente continuistas de los
Hermanos Musulmanes y no tardara en explotar dando un nue
vo giro al proceso de transicin.

43 Enough protests and watching TV, lets start building Egypt: Prime
minister, Ahram Online, 04-02-2013.

44Abu Eita: Dostor el-Ijwan qanen serqa el-oomal w aasha aabd el-hady

afdal men wazirhom, Al-Masry al-Youm, 30-04-2013.

264

265

Golpe revolucionario o

revolucin golpista

Tamarrod
A finales de abril, un grupo de cinco jvenes cairotas lanzaba
una campaa que marcara un autntico cambio copernicano
en el proceso poltico y la revolucin en Egipto. Los jvenes,
que tendran en los periodistas Mahmoud Badr y Hassan Sha
hine sus caras ms visibles, se encontraban discutiendo sobre
cmo la revolucin se hallaba en un callejn sin salida. Para
ellos, sta estaba estancada en las plazas, con unas manifesta
ciones en un ambiente cada vez ms viciado, y coincidan en
la necesidad de una nueva frmula que ayudara a expandir la
revuelta por todo el pas mostrando la indignacin contra el
Gobierno de los Hermanos Musulmanes. La frmula sera sen
cilla. Una simple recogida de firmas en que los egipcios certifi
caran la retirada de su confianza en el presidente. El objetivo,
recoger quince millones de firmas, un milln y medio ms que
los votos logrados por el candidato de los Hermanos Musulma
nes en la segunda vuelta de las presidenciales. Y deban hacerlo
267

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


antes del 30 de junio, fecha en la que el presidente celebrara
un ao en el cargo. La efemride se conmemorara con mo
vilizaciones pacficas y vistosas exigiendo la convocatoria de
elecciones anticipadas.
Aquella campaa recibira el nombre de Tamarrod, rebe
lin en rabe, inspirndose en una revista de oposicin siria.
Aunque ellos mantenan no estar vinculados a ninguna forma
cin, algunos de sus miembros eran cercanos a grupos nasseris
tas y al movimiento Kefaya, que en 2005 ya haba sido pionero
en enfrentarse a Mubarak y su hijo Gamal. La campaa corri
como la plvora. Diez das despus de lanzarse pblicamente,
sus organizadores ya anunciaban haber recogido ms de dos
millones de firmas. Miles de jvenes se unan, con un xito sin
precedentes, a esta iniciativa y recorran las calles del pas pi
diendo las firmas de los ciudadanos indignados.
El xito vrico de la campaa hizo que los grupos islamistas
la pusieran en su punto de mira. Pocos das despus de que em
pezara a caminar Tamarrod, el portavoz y diputado de Gamaa
Islamiya, Essam Abd el-Maged, anunciaba la creacin de la con
tracampaa Tagarrod (en rabe, quitarse o liberarse de aquello
que te cubre), para recoger firmas de apoyo al cumplimiento
del mandato de Mohamed Mursi. Esta propuesta tambin anun
ciaba nmeros espectaculares de firmas recogidas. En dos se
manas, hablaban de seis millones de rbricas, aunque muchos
dudaban de su veracidad, dada su escasa presencia en las calles
en contraste con la de los jvenes detractores de Mursi. Pero la
confrontacin iba en aumento. El 7 de junio, partidarios del pre
sidente atacaron la sede cairota de Tamarrod con ccteles mo
lotov, con el objetivo aparente de quemar las hojas con las firmas.
Pocos das despus, se registraron enfrentamientos violentos,
con uso de armas de fuego incluido, en un barrio de clases po
pulares de Alejandra, cuando un grupo de defensores del man
datario trat de poner fin a la recogida de firmas de los miembros
de la campaa Tamarrod. Incidentes similares sucedieron en
otros lugares de todo el pas y se fueron repitiendo a lo largo
268

Golpe revolucionario o revolucin golpista


e semanas. El crecimiento de Tamarrod incomodaba enor
d
memente a los Hermanos Musulmanes y a su entorno poltico.
La recogida de firmas lleg en un momento propicio y en una
tierra fertilizada por la situacin poltica y social. Los cortes
elctricos se haban convertido en el pan de cada da, as como
las colas kilomtricas en las gasolineras para llenar los depsitos
ante la desesperacin de una poblacin que vea cmo las medi
das econmicas conducan a la inflacin de los precios de los
productos bsicos sin generar nuevos puestos de trabajo. El co
lapso llevaba a la exasperacin de los egipcios contra el Gobier
no de Mursi, y ya no tenan miedo de hacer or su voz. En el mes
de mayo, coincidiendo con el lanzamiento de la campaa, Egip
to registraba casi dos protestas por hora.1 Por lo menos, eso in
dicaba un estudio del Centro de Desarrollo Internacional (IDC),
que tambin afirmaba que el 63,7% de estas movilizaciones
tenan una raz laboral. A lo largo de 2012, se haban registrado
ms protestas obreras (3817) que en los diez aos anteriores del
presidente Mubarak. En tan slo los cinco primeros meses de
2013, estas cifras haban sido ampliamente superadas, con 5544
protestas.2 La indignacin iba en aumento. Algunos datos habl
aban de que, durante las primeras semanas de junio, se haban
detectado ms de 500 huelgas semanales en todo el pas.
La direccin poltica de la Hermandad, monopolista e inex
plicablemente incapacitada para buscar posibles consensos con
las formaciones seglares, se marginaba cada vez ms de la po
blacin. La confianza en las instituciones polticas estaba bajo
mnimos. Segn un sondeo realizado por el centro de estu
dios de Al-Jazeera, el 72% de los jvenes egipcios no se sentan
identificados con el Parlamento entonces vigente. 3 La oposicin
1 Report: Egypt averaged two protests an hour in May, Egypt
Independent, 03-06-2013.
2 Mustafa Bassiouni: Will Egypt workers pay the price again?, ElAkhbar, 30-07-2013.
3 Poll: Arab youth feel alienated from politics, Al-Jazeera, 29-07-2013.

269

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


a su Gobierno haca posible, incluso, lo que poca gente hubiera
previsto meses atrs; se unan en protestas revolucionarios
mayoritariamente seglares y nostlgicos del antiguo rgimen
que, poco a poco, iban saliendo del armario. En este ambiente,
se filtraba a la prensa una condescendiente entrevista con el
dictador depuesto Hosni Mubarak, en la que ste aseguraba
que la historia me ver como un hombre justo y en la que se
mostraba cnico afirmando que sufra por los pobres debido a
las duras condiciones impuestas por el FMI.4
Los Hermanos Musulmanes intentaron, a travs del proce
so de reconciliacin, tejer complicidades con las figuras del an
tiguo rgimen, creyendo que esto podra ser su salvavidas
poltico. Mientras la recogida de firmas prosegua sin parar, la
justicia segua permitiendo una veintena de absoluciones y
repeticiones de juicios a ministros y jefes del mubarakismo. In
cluso se liberaba a los responsables de la quema de documen
tacin confidencial de los aparatos de seguridad, que fueron
puestos en libertad el 12 de junio. Pocos das despus, los tribu
nales ordenaban la excarcelacin del ex primer ministro
Ahmed Nazif, despus de que los magistrados fallaran repetir
el juicio por enriquecimiento ilcito por el que haba recibido
una sentencia de tres aos de prisin. Mientras tanto, los tribu
nales no mostraban la misma condescendencia con el activista
de izquierdas Hassan Mostafa, condenado a un ao de prisin
por unos dbiles cargos por manifestarse contra la detencin
policial irregular de menores de edad en las protestas contrar
ias a Mursi. Pero mientras los Hermanos Musulmanes busca
ban esa reconciliacin y tejan puentes con las altas esferas del
rgimen depuesto, por el otro lado seguan su lucha solitaria
para hacerse con el control de las estructuras de Estado y de la
economa local, subestimando el poder de ste. No sera el ni
co error analtico de la Hermandad en el enfrentamiento que
estaba por venir.
4 Egypt paper publishes Mubarak interview, Al-Jazeera, 12-05-2013.

270

Golpe revolucionario o revolucin golpista

Se acerca el 30 de junio
El 5 de junio, el diario oficial del Estado anunciaba que el Mi
nisterio de Asuntos Sociales decretaba la legalizacin de la
formacin de los Hermanos Musulmanes. Segn el boletn, se
legalizaba, con el nmero de registro 644, como una organi
zacin benfica de asistencia social y de actividad cultural y
cientfica. Esto se produca 25 das antes de las manifestacio
nes convocadas pidiendo la destitucin del presidente Mursi y
casi un ao despus de que un miembro de la citada formacin
accediera a la presidencia del Estado. Hasta entonces, Egipto
haba sido presidido por un miembro de una formacin alegal
sin un estatus jurdico determinado.
Diez das ms tarde, Mursi intentaba reaccionar a la in
dignacin popular nombrando a 17 nuevos gobernadores. Pero
con una escena poltica polarizada y los grupos seglares recha
zando toda cartera, el cambio no poda ser muy inclusivo. Siete
de estos eran miembros de la Hermandad (que pasaba a con
trolar diez de las 27 provincias), seis eran generales del Ejrcito
y uno, que resultara el ms polmico, era miembro de Gamaa
Islamiya. El nombramiento de Adel Khayat como gobernador
de Luxor no poda haber sido ms desafortunado. Khayat era
miembro de una formacin, Gamaa Islamiya, que en 1997 ha
ba perpetrado un ataque terrorista contra los intereses turs
ticos de la misma Luxor, provocando la muerte de 68 personas,
incluidos los seis terroristas, y afectando enormemente a la
principal fuente econmica de la ciudad. Y las promesas de
conversin poltica de los miembros de la Gamaa no haban
servido de nada. El nombramiento provoc encendidas protes
tas en la provincia y la dimisin del ministro de Turismo His
ham Zaazou. Una semana despus de su designacin, Khayat
presentaba tambin su renuncia al cargo porque, afirmaba, no
quera ms derramamientos de sangre.
Los tmidos movimientos polticos del presidente parecan
intiles. El Gobierno trataba de fortalecerse acelerando un
271

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


acuerdo con el FMI que, ajeno a todo, anunciaba el desarrollo
constructivo de las negociaciones para el cierre del deseado
prstamo. 5 En paralelo, sin embargo, y a diez das de las anun
ciadas protestas, Tamarrod aseguraba que ya tena los quince
millones de firmas que se haba propuesto y emplazaba a los
egipcios a salir a la calle el da 30, de forma pacfica pero masi
va, para reclamar la cada de Mursi. Al da siguiente, los parti
darios del mandatario salieron a la calle para hacer su propia
demostracin de fuerza.
Cientos de miles de personas se concentraron en los alrede
dores de la mezquita de Rabaa Adaweya, en el barrio cairota
de Medinat Nasr, para defender lo que calificaban como la le
gitimidad democrtica del presidente, al que pedan que cum
pliera con el mandato de cuatro aos. Era una movilizacin
importante, a pesar de que all se concentraban egipcios veni
dos de las 27 provincias con autocares contratados por la orga
nizacin. Los miembros de la campaa Tagarrod afirmaban
haber recopilado medio milln de firmas durante la concentra
cin y llegar, as, a los trece millones de rbricas a favor de
Mursi. Para los islamistas, se era el mejor referndum posible
en Egipto. Eran palabras pronunciadas desde el escenario por
Mohamed el-Beltagi, destacada figura de los Hermanos Mu
sulmanes, que tambin emplazaba a los manifestantes a defen
der la legitimidad del presidente con nuestra sangre.6 Una
sangre que se derramara esa misma tarde en enfrentamientos
en la ciudad de Alejandra y que volvera a verterse, pocos das
despus, en la brutal batida de cientos de enfurecidos integris
tas sunes contra la comunidad chi de Giza, provocando la
muerte de cuatro personas y la quema de cuatro casas. Un ata
que que, adems, fue tmidamente denunciado por unas autori
5 IMF points to progress in aid talks with Egypt, Ahram Online, 20-062013.

6 El-Beltayi: Milioneya la lel-oonf aazem estefta fi Masr [...], Al-Masry

al-Youm, 21-06-2013.

272

Golpe revolucionario o revolucin golpista


dades que aprovechaban la ocasin para desautorizar al chis
mo. Ante la escalada de la tensin, las Fuerzas Armadas
hicieron pblico un comunicado en el que alertaban de que no
permitiran que el pas sucumbiera al caos y entrara en un
oscuro tnel. Ante la ambigedad del texto emitido, todas las
partes se atribuiran tener al Ejrcito de su lado. Tamarrod de
fenda que las Fuerzas Armadas eran la casa nacional de
Egipto y el Gobierno se daba prisa en afirmar la coordinacin
entre el presidente y el alto mando militar. Pero Mursi, que pa
reca convencido de que el pacto de la transicin era firme y
sostenido por las alianzas regionales, no escuch el mensaje
entre lneas de las Fuerzas Armadas y sigui incrementando la
confrontacin.
El mircoles 26 de junio, mientras en Mansoura se produ
can violentos choques, que dejaban al menos dos muertos, y
mientras la sede de los Hermanos Musulmanes en la pobla
cin natal de Mursi, Zagazig, se encontraba en llamas debido
a las protestas, el presidente defendera su ao en el cargo en
un discurso televisado y en el que, rodeado de las principales
autoridades del pas, pretendi dar muestras de fortaleza. Sin
embargo, mientras extenda una mano al dilogo, prometien
do una comisin para reformar la Constitucin, y admita al
gunos errores, con la otra golpeaba a diestro y siniestro, en
algunos casos incluso mencionando el nombre de algunas figu
ras pblicas y atacando indirectamente a potencias regionales.
Los enemigos del pas eran, a su entender, los responsables
de las dificultades. Mursi defendi a la polica, pero carg sin
miramientos contra la judicatura sealando, con nombres y
apellidos, a algunos de los personajes del mubarakismo que, a
su entender, estaban desestabilizando Egipto. Parece que las
figuras del antiguo rgimen sean ahora los ms revoluciona
rios de todos, afirm.
Un da antes del discurso, un hecho simblico sacudira los
intereses de la Hermandad en todo el mundo rabe. El jeque
Hamad bin Khalifa al-Thani, emir de Catar y uno de los prin
273

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


cipales valedores del proyecto poltico de los Hermanos Mu
sulmanes, abdicaba en favor de su hijo en un movimiento his
trico sin precedentes en las hermticas monarquas del Golfo.
La dimisin tambin provocaba la salida del Gobierno de Jas
sim bin Jaber al-Thani, el omnipotente primer ministro y res
ponsable de Exteriores del Gobierno catar, que haba revolu
cionado en los ltimos aos el papel regional del pequeo
emirato prsico. El jeque Tamim an tardara tiempo en habi
tuarse al trono. Mursi, de golpe, se quedaba sin uno de sus
principales valedores regionales a cinco das de las protestas y
con su gran otro aliado, Erdogan, acosado por las protestas de
la plaza Taksim de Estambul. Unas movilizaciones que, un
mes despus de iniciarse, todava seguan candentes y servan
de inspiracin para muchos egipcios, enervados con el Gobier
no de los Hermanos Musulmanes, que haban declarado la
guerra al islamismo poltico.
El camino hacia el 30 de junio ya estaba trazado: siete per
sonas perderan la vida esa semana en enfrentamientos en todo
el pas. Uno de estos sera un ciudadano estadounidense que
estaba tomando fotografas de los combates de Alejandra. Su
muerte provocara el cierre de todas las delegaciones diplom
ticas de Estados Unidos en Egipto, mientras la Hermandad se
empeaba en afirmar que los que provocaban los disturbios en
las calles eran elementos del antiguo rgimen. Por si acaso, se
decretaba el estado de mxima alerta tanto en el Ministerio de
Salud como en los aeropuertos, se desplegaban tanques milita
res por toda la geografa egipcia y se construan nuevos muros
de contencin alrededor del palacio presidencial, en previsin
de posibles ataques.

Crnica de una cada


Pese a los miedos y las amenazas, el 30 de junio millones de
egipcios invadieron las calles como nunca antes lo haban he
274

Golpe revolucionario o revolucin golpista


cho. Las imgenes de las protestas, que no se concentraron en
una sola ciudad ni en una sola plaza y que se extendieron de
forma masiva por todo el pas, eran el vivo retrato del desgaste
poltico de los Hermanos Musulmanes y del presidente Mursi
en aquel ao de Gobierno. Eran, sin duda, las movilizaciones
ms numerosas de la historia del pas, mucho ms que las de
enero de 2011. Eso s, carecan del espritu idealista de aqu
llas. El Ministerio del Interior daba la estratosfrica e irreal
cifra de entre 14 y 17 millones de manifestantes en todo Egip
to.7 Entre stos, un extrao conglomerado de fuerzas revolu
cionarias pero tambin de partidarios de las Fuerzas Armadas
e incluso nostlgicos del antiguo rgimen que llegaban a pintar
con nombres prerrevolucionarios algunos lugares del centro de
El Cairo. As, la estacin de metro de los Mrtires volva a ser
bautizada por las pintadas como estacin Mubarak, mientras
los manifestantes gritaban por la intervencin de las Fuerzas
Armadas. En este clima, incluso Ahmed Shafiq, ltimo primer
ministro de Mubarak, que haba perdido en las urnas frente a
Mursi, anunciaba su regreso a Egipto.8 Lo haca despus de su
exilio en los Emiratos rabes, adonde haba huido de la justicia
que lo reclamaba por la investigacin pendiente de 25 causas
abiertas por corrupcin. Miembros del cuerpo policial, que en
los das previos haban llamado a la revolucin contra Mursi y
a la reinstauracin del antiguo rgimen, incumplieron el regla
mento interno organizando marchas en contra del mandatario
islamista y se negaron a defender las oficinas de los Hermanos
Musulmanes, atacadas por iracundos egipcios. Nueve personas
moran en el intento de asaltar la oficina central de la Herman
dad en el barrio cairota de Moqatam, cuando partidarios de los
islamistas la defendieron con armas de fuego. Aunque la mayo
ra de marchas destacaron por su tranquilidad, en total casi una
7 Egypt ministers resign amid unrest, Al-Jazeera, 01-07-2013.
8 El anuncio se produjo durante una llamada en directo al canal Al-Horra,
el mismo 30 de junio.

275

Egipto tras la barricada Marc Almodvar

Golpe revolucionario o revolucin golpista

quincena de personas perdieron la vida en todo el pas en los


enfrentamientos entre partidarios y detractores del presidente.
Adems, se denunciaron casi un centenar de casos de acoso
sexual a chicas manifestantes durante las protestas en contra
de Mursi, alcanzndose as un lamentable techo en este tipo de
ataques sexuales en las movilizaciones polticas del pas.
Los Hermanos Musulmanes minimizaron los hechos. Presi
dencia afirmaba que las marchas no eran ms que una muestra
de las libertades democrticas existentes en Egipto y aseguraba
que no habra cambios en el Gobierno. La pgina web del brazo
poltico de la formacin incluso publicaba, en una noticia surrea
lista, que las manifestaciones haban sido manipuladas y falsea
das.9 Pero la euforia de la oposicin haca que sus demandas
aumentaran. Con la convocatoria de elecciones anticipadas, que
era el lema con el que se haba salido a la calle, ya no haba su
ficiente. Ahora queran la dimisin del presidente. El Frente de
Salvacin Nacional, la coalicin seglar opositora al mandatario,
anunciaba la cada de Mursi mientras Tamarrod haca pblico
que el nmero final de firmas recogidas superaba los 22 millones.
Los jvenes rebeldes daban un ultimtum de tres das a Mursi
para atender el clamor popular o, en caso contrario, el martes 2
de julio a las cinco de la tarde, anunciaran la desobediencia
civil en todo el pas. Mientras tanto, el lder nasserista Hamdeen
Sabahi afirmaba que la primavera rabe se ha convertido en
una verdadera primavera10 y anunciaba que el pueblo estaba a
la espera del primer comunicado de las Fuerzas Armadas. Un
comunicado que, de hecho, no tardara en ver la luz.
Al da siguiente, cinco ministros presentaban su dimisin al
Gobierno. Un da ms tarde, lo haca el ministro de Deportes
y, 48 horas despus, el de Asuntos Exteriores, Mohamed Ka

mel, junto con el portavoz de Presidencia, el del Parlamento y


varios senadores. Los Hermanos Musulmanes cada vez esta
ban ms aislados. Incluso la unidad de las fuerzas islamistas
pareca rota. La Llamada Salafista y su partido de El-Nour, se
gunda fuerza poltica en las elecciones de diciembre de 2011,
exigan elecciones anticipadas para evitar la guerra civil.11
En las ltimas semanas, se haban mostrado condescendientes
con las protestas contra Mursi. Unas movilizaciones que el por
tavoz del grupo, Nader Bakar, considerara reivindicaciones
legtimas, mientras que atacaba las manifestaciones de apoyo
a Mursi, que calificaba como irresponsables.12 El posiciona
miento de la formacin no estara exento de polmica y muchos
veran la mano del Ministerio del Interior y, sobre todo, la de
Arabia Saud, histrica enemiga regional de la Hermandad y
estrechamente vinculada al grupo salafista. Pero stas tambin
respondan a las discusiones polticas surgidas entre ambos
grupos que aspiraban a disputarse, en el fondo, un electorado
similar y que haban provocado fuertes disensiones dentro del
mismo partido salafista.
La dimisin ms simblica sera, sin embargo, la de Sami
Anan. Quien un ao atrs ocupara la vicepresidencia de la Jun
ta Militar, ahora abandonaba su cargo como asesor presiden
cial. Pocos minutos despus de hacerse pblica su renuncia, el
Mando General de las Fuerzas Armadas emita un comunica
do televisado en el que daba un nuevo y ltimo ultimtum de
48 horas a todos, para satisfacer las demandas del pueblo
que, segn el mismo texto, se haba expresado de forma clara y
pacfica en las manifestaciones del 30 de junio. El mensaje re
cordaba que ya haban dado un ultimtum para la reconcilia
cin que haba finalizado sin xito ese mismo domingo. Per

9 Mozaharat w hameya bewest el-balad w shaweraa el-yanebeya, Bauaba


el-horreya w el-aadala, 30-06-2013.

11 El-dawaa el-salafeya w el-nour: Notaleb be intijabat raesia mobakera

10 Sabahi: El-shaab yentazar el-bian raqam uahed lel-qouat el-mosalaha,

12 Nader Bakaar: Tasrihat milioneya la lel-oonf yeir masola [...], Al-

Al-Masry al-Youm, 30-06-2013.

276

manaan le-harb ahleya, Al-Masry al-Youm, 02-07-2013.

Masry al-Youm, 22-06-2013.

277

Egipto tras la barricada Marc Almodvar

Golpe revolucionario o revolucin golpista

der ms el tiempo no har sino aumentar la divisin y la lucha


de la que ya advertimos y de la que seguimos advirtiendo, de
can los militares. En una declaracin aparentemente contra
dictoria, afirmaban no querer formar parte del proceso polti
co, a la vez que aseguraban que impondran una hoja de ruta si
su reclamo no era satisfecho.
Aunque el redactado pareca bastante claro, algunos abrie
ron el debate sobre qu posicionamiento tomaba el Ejrcito.
Presidencia argumentaba que la redaccin del texto daba lugar
a confusin y que no afectaba a la agenda presidencial. El gabi
nete, de hecho, trataba de dar muestras de normalidad difun
diendo imgenes de un encuentro entre el general El-Sisi, jefe
de las Fuerzas Armadas, el jefe de Gobierno Hisham Qandil y
el propio Mursi, que habra tenido lugar instantes antes de la
lectura del comunicado. Pero para la oposicin el mensaje era
difano. Tamarrod, en boca de su portavoz Mohamed Bader,
afirmaba que la respuesta del Ejrcito a las demandas del pue
blo es la culminacin de nuestra campaa.13 No eran los ni
cos en mostrar su satisfaccin. El Ministerio del Interior con
firmaba, a travs de las redes sociales, su pleno apoyo al
comunicado militar y alababa el xito de las movilizaciones
populares del 30 de junio. De hecho, el ministro Ibrahim, en
una poltica de hechos consumados, boicoteaba la reunin del
Consejo de Ministros mientras la polica anunciaba, por sor
presa, que desmontaba todos los muros contiguos al edificio
ministerial, construidos desde los enfrentamientos de Moha
med Mahmoud de 2011. Ante la sucesin de acontecimientos,
los partidarios del presidente comenzaron a hablar de golpe de
Estado y movilizaron a sus fuerzas en las calles. Obama, desde
Tanzania, reclamaba contencin a ambas partes.
Mientras tanto, la cuenta atrs planteada por el Ejrcito
segua corriendo. Al da siguiente, el Tribunal de Casacin

rdenaba la destitucin del polmico fiscal general Talaat Abd


o
Allah, nombrado por Mursi, y el retorno del antiguo fiscal
nombrado por Mubarak. Abd el-Maged Mahmoud, no obstan
te, acabara rechazando volver al cargo afirmando que con la
sentencia se haba logrado el objetivo.14 Paralelamente, seis
personas perdan la vida en los alrededores de la Universidad
de El Cairo, donde los Hermanos Musulmanes haban organi
zado movilizaciones de apoyo al mandatario. Mientras esto su
ceda, el todava presidente Mursi emita un nuevo comunicado
televisivo en que apelaba a la legitimidad constitucional, que
afirmaba que protegera con su vida, y conminaba al Ejrcito a
retirar su amenaza. Mursi, en un discurso que sonaba a lti
ma pataleta, repeta hasta 57 veces la palabra legitimidad.
Si he defender la legitimidad con mi sangre, estoy preparado,
afirmaba. Al da siguiente, volva a reafirmarse en su hoja de
ruta. sta pasaba por la creacin de un Gobierno de coalicin
que hasta entonces se haba visto incapacitado para formar,
que se mantuviera hasta las elecciones legislativas, que prome
ta celebrar antes de seis meses, as como la creacin de una
comisin que reformara la Constitucin.
Las cartas, sin embargo, parecan ya marcadas. Los gestos
de Mursi, teidos por la desconfianza de los doce meses previos
de Gobierno, seguan siendo demasiado tmidos y excesivamen
te tardos. A pocas horas de finalizar el ultimtum militar, las
Fuerzas Armadas se desplegaban de forma generalizada por el
pas, cortando vas y carreteras, ocupando tambin la sede de la
televisin pblica y rodeando las protestas partidarias de Mursi
en la mezquita cairota de Rabaa Adaweya. El Ejrcito se reu
na con las fuerzas polticas del pas, incluidos los lderes de
Tamarrod, del salafista El-Nour o con el diplomtico Mohamed
el-Baradei en representacin del Frente de Salvacin Nacional.
Tambin con las principales instituciones religiosas encarnadas

13 Tamarrod: Esteyaba el-qouat el-mosalaha lemataleb el-shaab taklil

14 Abd el-Maged Mahmoud yaalan aatzamho el-aatezar aan mansebo

leyehod el-haraka, Al-Masry al-Youm, 01-07-2013.

278

knaeb aam, Shorouk News, 05-07-2013.

279

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


en la figura del Papa copto Tawadros II y el jeque de El-Azahar
Ahmed el-Tayeb. Una notable ausencia: ningn representante
del partido de Gobierno ni de sus aliados islamistas. El Ejrcito
estaba a punto de decir su ltima palabra.

Fin del ultimtum


Cuando apenas pasaban cuatro horas de la finalizacin del plazo
impuesto por las Fuerzas Armadas, el general Abd el-Fattah elSisi compareca en la televisin pblica. A su lado se encontra
ban los representantes polticos con los que se haba encontrado
esa maana. Despus del general, stos mantendran su palabra
y mostraran su apoyo a las Fuerzas Armadas. Una puesta en
escena que representaba una sofisticacin respecto a los sobrios
discursos castrenses hasta entonces habituales. Era el esfuerzo
militar para hacer creer que los errores del pasado no se repeti
ran. El-Sisi fue claro: Mursi haba fracasado en responder
a las demandas globales del pueblo y ello haba provocado que
el Ejrcito se reuniera con las fuerzas polticas y sociales all
presentes para plantear una hoja de ruta que inclua la destitu
cin del presidente y la revocacin de la Constitucin. El general
prometa la aceleracin de un proceso de reforma constitucional
que llevara posteriormente a un proceso electoral en un corto
plazo que no lleg a definir. El cargo de presidente lo ocupara,
de forma interina, la segunda institucin del Estado que, segn
la Constitucin entonces derogada, era el presidente del Tribu
nal Constitucional, Adly Mansour. Un completo desconocido
para la opinin pblica que no haca ni 48 horas que ocupaba
el cargo de jefe del Constitucional, un organismo considerado
bajo control de los mubarakistas y en el que Mansour ya haba
sido decisivo para permitir la participacin electoral de Ahmed
Shafiq en las presidenciales de haca un ao. En el currculo del
nuevo presidente interino tambin destacaban los nueve aos en
que haba servido como asesor gubernamental en Arabia Saud,
280

Golpe revolucionario o revolucin golpista


monarqua aliada del antiguo rgimen y que se mostrara entu
siasmada con la destitucin militar de Mursi.
Para entonces, el presidente islamista Mohamed Mursi se
encontraba ya bajo confinamiento militar, aparentemente en la
sede de la Guardia Republicana, donde se concentraran sus
partidarios para darle muestras de apoyo y rechazar lo que con
sideraban un golpe de Estado castrense contra el presidente
electo. ste, en una filmacin filtrada y proyectada ante sus se
guidores, les pidi que desobedecieran el golpe mientras se
afianzaba en la legitimidad de las urnas. Todava soy su presi
dente, afirm. Pero los acontecimientos seguan su curso. Pocos
instantes despus de emitirse el comunicado militar, se cortaban
las seales televisivas de los canales Masr-25, El-Nas y El-Ha
fez, fruto de una orden excepcional del Ministerio del Interior
contra estas emisoras religiosas. Las fuerzas policiales asaltaban
tambin los estudios del canal catar Al-Jazeera y detenan a los
presentadores en directo. En esa misma batida, la polica detuvo
a 35 directores y propietarios de canales televisivos religiosos y
a 34 lderes ms de la Hermandad en todo el pas. Las Fuerzas
Armadas emitieron la prohibicin de abandonar el pas contra
270 lderes de la Hermandad, mientras la Fiscala acababa
ordenando la detencin de los principales cabecillas de la for
macin bajo la acusacin de incitar a la matanza de manifestan
tes. Uno de los detenidos fue Saad el-Katatni, hasta entonces
presidente del Parlamento, al que un grupo de doce policas
vestidos de civil arrest en su casa al grito de bienvenido a la
nueva era de libertades.15 El poder militar cerraba el cerco a la
formacin islamista. Mientras se producan estas detenciones,
el abogado de Mubarak apareca en los medios para exigir que
ahora es el momento de hacer justicia.16 Sus intereses, y los de
su influyente cliente, no tardaran en satisfacerse.
15 Nagl el-Katatni yuaked aataqal walado: haneya leho w fajran lena
elaataqal fi sabil watanena, El-Bedaiah, 30-06-2013.

16 Aparicin televisiva en el canal Tahrir, el 5 de julio de 2013.

281

Egipto tras la barricada Marc Almodvar

Golpe revolucionario o revolucin golpista

Los militares, sin embargo, negaban ninguna razia contra


los islamistas y afirmaban, en un nuevo mensaje, que no permi
tiran que nadie insultara, provocara o abusara de los que per
tenecan a la corriente islamista, a los que defina como hijos
de Egipto. El Ministerio del Interior, por su parte, tambin
negaba estar tomando medidas excepcionales y aseguraba es
tar, simplemente, aplicando la legalidad vigente. Mientras tan
to, las calles estallaban de alegra y se convertan en una fiesta
ante la cada del presidente islamista, al entender, mayoritaria
mente, que lo que haba sucedido no era un golpe de Estado
sino una nueva etapa del proceso revolucionario. Algunos ar
gumentaban, incluso, que sa era la verdadera revolucin. Los
egipcios se volvan a plegar, una vez ms, a su Ejrcito. Incluso
la Bolsa egipcia apoy con entusiasmo la medida y registr ga
nancias por valor de 1500 millones de euros en la primera me
dia hora despus del anuncio de la destitucin. sta era apoya
da por figuras de todo el espectro, desde las religiosas a las
sociales y seglares, desde la histrica feminista y comunista
Nawal el-Saadawy, que afirmaba que el Ejrcito haba respon
dido a las peticiones de la calle, hasta el millonario liberal Na
guib Sawiris, que, eufrico, anunciaba que invertira en el pas
como nunca antes lo haba hecho. Los militares cambiaban el
eje poltico de la transicin. Si en febrero de 2011 ste pasaba
por la unin con los islamistas, ahora lo haca de la mano de los
seglares. Unos y otros se intercambiaban los papeles. Ahora,
eran los Hermanos Musulmanes los que se negaban a dialo
gar con los lderes golpistas, mientras que los seglares de
fenderan de forma frrea a los militares. Para el diplomtico
y premio Nobel de la Paz Mohamed el-Baradei, la destitucin
corrige el camino de la revolucin de enero. ste alertaba
tambin de que la continuidad de Mursi hubiera conducido al
pas hacia la guerra civil y hacia un Estado fascista.17 Un ar

gumento, el de evitar el conflicto civil, que tambin haba sido


empleado por los salafistas de El-Nour y otras voces polticas
para justificar la intervencin. A pesar de todo, en la calle los
enfrentamientos continuaban y las divisiones aumentaban. Esa
misma tarde, diez personas perdieron la vida en diferentes re
friegas en las provincias. Ese fin de semana, las peleas en las
grandes ciudades dejaran una treintena ms de muertos.
Paralelamente, el Sina estallaba en lo que pareca una au
tntica insurgencia islamista contra la destitucin de Mursi. El
5 de julio, dos soldados murieron en un ataque armado en la
poblacin de El-Arish. El Gobierno decret el toque de queda
en el Norte de la pennsula y el estado de emergencia en los
enclaves tursticos y estratgicos de la zona. Dos das ms tar
de, dos ataques ms en la misma poblacin provocaban la
muerte de otro soldado. Los asaltos eran casi diarios. Cuatro
militares moriran una semana despus en varios ataques en el
Norte del Sina y, al da siguiente, caeran cuatro ms y un civil
en un asalto armado a edificios gubernamentales. El lder de la
Hermandad Mohamed el-Beltagi hara unas incendiarias de
claraciones, en las que llegara a afirmar que lo que suceda en
el Sina era una respuesta popular a la destitucin de Mursi y
que se acabar un segundo despus de que el general El-Sisi
se eche atrs del golpe y el presidente vuelva al poder.18
Ms all de si se trataba de un golpe o no, o de su populari
dad, la verdad era que el propio Mursi haba cavado su propia
tumba con una poltica individualista que haba levantado las
suspicacias de la oposicin. Y su nula capacidad de maniobra,
junto con las reticencias histricas, lo haban acabado de hun
dir. Su salida del Gobierno o la convocatoria de elecciones an
ticipadas parecan puntos innegociables para la oposicin, y la
Hermandad, seguramente atemorizada con perder lo que tan
tos aos les haba costado conseguir, se neg rotundamente. El

17 El-Baradei: Kona sannzaleq ila harb ahleya w netahawel le dawla


fasheya dun aazl Mursi, Al-Masry al-Youm, 07-07-2013.

18 Filmacin de un aficionado colgada en YouTube: www.youtube.com/

282

watch?v=Flng2f0NdCw

283

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


diario oficialista El-Ahram afirmara que los militares haban
llegado a ofrecer a Mursi un pasaje a Turqua o Libia, pero que
los haba rechazado. Incluso declin la inmunidad jurdica que
se le plante. The New York Times tambin hablara de otras
ofertas hechas al entonces presidente, a travs de ministros ra
bes hablando en nombre de la Casa Blanca.19 Incluso el propio
general El-Sisi habra intentado presionar a Mursi para que ce
diera el cargo de forma voluntaria. El-Sisi afirmara que Mursi
haba rechazado la propuesta militar de convocar la refe
rndum sobre su continuidad y eso haba precipitado la cada.
Dimite t o te har dimitir yo, le habra acabado diciendo.20
La respuesta del mandatario fue siempre la misma, la que ha
ba dado en sus ltimos discursos: Por encima de mi cadver.
Y eso, un cadver poltico, fue lo que se encontr al final del
camino. Mursi se haba quedado solo. Ni la Guardia Republi
cana, su polica personal, hizo nada para defenderlo cuando
los soldados fueron a detenerlo y encerrarlo en un emplaza
miento que sera una incgnita de Estado durante semanas.
La paciencia de los militares se haba agotado. Ni el propio
Mursi pareca querer darse cuenta de que el pacto de la transi
cin que le haba catapultado a la presidencia del pas se estaba
haciendo aicos. No lo supo ver venir. El propio ultimtum mi
litar, previo al derrocamiento, le cogi por sorpresa, segn sos
tendra el primer ministro Hisham Qandil. 21 Y cuando se qui
sieron dar cuenta de ello, ya era demasiado tarde. El islamista
se segua aferrando a una pretendida legitimidad democrti
ca que, de hecho, l mismo se haba encargado de dilapidar en
su ao de Gobierno. Aunque algunos asesores afirmaran que
19 David D. Kirkpatrick: Mursi spurned deals, seeing military as tamed,
The New York Times, 06-07-2013.
20 Hamza Hendawi; Maggie Michael: Mohamed Morsis final days - the

Golpe revolucionario o revolucin golpista


ellos haban previsto el derrocamiento ya una semana antes,
Mursi haba actuado hasta el ltimo momento como si estu
viera convencido de que los militares, a quienes crea haber
otorgado todo lo que haban pedido, le seran fieles. Ni siquiera
con la presin de la Casa Blanca. A pesar de las desavenencias
histricas, el presidente crea poder confiar en la sumisin del
general El-Sisi, al que haba ayudado a coronar un ao antes,
mientras la cpula de la Hermandad no pareca esperar una
traicin tan grande al magno pacto de la transicin. Obviaban
un hecho fundamental: aquel haba sido un pacto contranatura.

El Ejrcito rompe el pacto de transicin


Tenemos un ojo encima de lo que ocurre en el pas y, si alguna
vez el pueblo necesita a las Fuerzas Armadas, estaremos en las
calles en menos de un segundo. El jefe del Estado Mayor Sidqi
Subhi ya se haba pronunciado as en el mes de marzo, tres me
ses antes de las movilizaciones del 30 de junio. Por entonces, ya
se rumoreaba sobre una posible intervencin militar que slo
el tiempo acabara por confirmar.
Para muchos egipcios, el derrocamiento de Mursi no haba
sido un golpe de Estado. Al contrario, era la legtima respuesta
del Ejrcito para proteger las demandas del pueblo expresadas
en la calle. As de claro. Pero la verdad es que la relacin del
cuerpo militar con las movilizaciones del 30 de junio no fue tan
testimonial. Las Fuerzas Armadas jugaron activamente con las
manifestaciones. Primero, difundiendo exaltadas declaracio
nes en los medios occidentales, en las que afirmaban que eran
las movilizaciones ms masivas de la historia del pas y que haba
habido hasta treinta millones de personas en las calles, 22 y,
posteriormente, divulgando las espectaculares grabaciones a

inside story, The Guardian, 05-07-2013.

21 Qandil dejara constancia de su testimonio en un vdeo colgado en


YouTube: www.youtube.com/watch?v=-yd1MC0gjkc

284

22 Sara Abu Bakr: Armed Forces spokesman: National Security, not


politics is our focus, Daily News Egypt, 18-07-2013.

285

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


reas de las marchas, registradas desde los helicpteros militares,
y que fueron ampliamente replicadas por los medios seglares y
las redes sociales. Estos gestos no eran nada corrientes dentro
del hermtico Ejrcito egipcio y, en comparacin con los hechos
de febrero de 2011, mostraban un cambio claro de tendencia. No
fue el nico. Algunos informes mencionaron los encuentros en
tre los lderes de Tamarrod y miembros retirados de las Fuerzas
Armadas, previos al 30 de junio, con el mensaje de mantenerse
unidos. Los helicpteros militares jugaban a exaltar de nuevo la
unin entre la calle y los cuarteles militares, sobrevolando con
banderas patrias el centro de El Cairo, dibujando corazones en
el cielo y saludando a los manifestantes cuando pasaban sobre
unas protestas que volvan a gritar que Ejrcito y pueblo eran
una sola mano. Despus, an se sofisticaran ms: helicpteros
del Ejrcito lanzaran cupones de regalo en las manifestaciones
en contra de Mursi y de apoyo al golpe militar durante el mes
sagrado de Ramadn.
Es cierto que El-Sisi no era Tantawi y que la cpula militar
de 2013 era notablemente distinta a la Junta Militar que haba
tomado el poder en 2011. Eran, esencialmente, ms jvenes.
Pero haban sido formados y seguan representando a la mis
ma institucin inamovible. El tiempo lo demostrara. El tor
tuoso pacto de transicin entre militares e islamistas, forjado
contranatura a raz de la insurreccin popular de enero y fe
brero de 2011 y reafirmado en la eleccin de Mursi en julio de
2012, se haba roto. Los esfuerzos conciliadores haban sido en
vano. La paciencia de la cpula castrense se haba agotado
ante un presidente Mursi empeado en caminar solo. No me
cans nunca de alertar honesta y sinceramente al presidente a
lo largo de todo este ao, afirmara el general El-Sisi. La ero
sin de dos aos y medio de desacuerdos y malentendidos ter
minaron pesando ms que las presiones internacionales para
estabilizar la situacin. Tamarrod slo dio una oportunidad
dorada a las Fuerzas Armadas para ejecutar lo que haca me
ses que deseaban.
286

Golpe revolucionario o revolucin golpista


El-Sisi criticara que Mursi atacara a la oposicin utilizando
la religin, que se enfrentara a todos y, sobre todo, que no escu
chara sus advertencias, insultando de esa forma al Ejrcito
egipcio. Pero, por encima de todo, dos grandes puntos de con
flicto haban hecho saltar las alertas. Uno era el Sina, donde
preocupaba la manga ancha que Mursi tena con los grupos yi
hadistas que all operaban. El presidente habra, aparentemen
te, llegado a pedir a las Fuerzas Armadas que detuvieran la
represin contra estos grupos, que haban provocado la muerte
de numerosos soldados. A cambio, Mursi apostara por la me
diacin a travs de grupos salafistas para detener temporal
mente la violencia en la pennsula. Y funcion, lo que hizo le
vantar las suspicacias del cuerpo militar y buena parte de la
opinin pblica.
stos tambin desconfiaban de la connivencia con el Go
bierno de Gaza, en manos de la agrupacin hermana Hams,
de donde se crea que venan todos los males. En marzo, las
autoridades descubrieron, en uno de los tneles de contraban
do con la Franja, una fbrica de falsos uniformes militares
egipcios, lo que gener nuevas tensiones entre Ejrcito y Presi
dencia. Adems, entre las filas militares exista la conviccin,
casi la certeza, de que los grupos vinculados a Hams se encon
traban tras la emboscada que, en agosto de 2012, haba provo
cado la muerte de 16 soldados egipcios en el paso fronterizo de
Rafah. Aquel atentado dio alas al presidente para abordar la
reestructuracin de la Junta Militar, ocasionando el retiro de
Tantawi y el nombramiento de El-Sisi. Mursi habra hecho
todo lo posible para encubrir los nombres de los encausados,
aumentando el recelo castrense. La desconfianza entre milita
res e islamistas sala a la luz. Para el Ejrcito, Mursi estaba so
breponiendo los intereses de la Hermandad por encima de los
del pas. Las teoras conspirativas de los partidarios del antiguo
rgimen, que defendan que episodios clave de la revuelta de
2011 haban sido ejecutados por militantes de la palestina Ha
ms y la libanesa Hezbol, ganaban peso dentro del cuerpo mi
287

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


litar. De hecho, una de las primeras acciones que el nuevo Go
bierno emprendi fue cerrar el paso fronterizo de Rafah e
intensificar la lucha contra los tneles de contrabando, estran
gulando de nuevo el ya de por s asfixiante cerco sobre la Fran
ja de Gaza. En pocas semanas, el trfico de bienes por los tne
les se redujo un 85%. 23
El 16 de mayo, un mes y medio antes de la destitucin de
Mursi, tres policas y cuatro soldados haban sido secuestrados
en el Norte del Sina. Este nuevo ataque a las fuerzas de segu
ridad egipcias volvi a levantar chispas. Entre bastidores, se
rumoreaba que el mandatario podra utilizarlo, como haba he
cho durante el mes de agosto anterior, para destituir al general
El-Sisi. Haca tiempo que se rumoreaba en los pasillos que el
islamista quera acabar con el general al frente de la cpula
militar. El jefe de las Fuerzas Armadas haba sido alertado de
que asesores presidenciales haban tanteando a oficiales del
Ejrcito con el aparente objetivo de destituirlo del cargo. Mursi
se habra acercado incluso al jubilado Tantawi y al jefe de la
Guardia Republicana, Mohamed Zaki, con esta intencin. El
presidente islamista lo negara todo ante el general, afirmando
que se trataban de simples rumores y palabrera de peridi
cos. Pero esto se volvi otro gran punto de conflicto entre mi
litares y presidente: el temor a que los Hermanos Musulmanes
intentaran aplicar a la cpula castrense lo que estaban hacien
do con el resto de instituciones estatales. Segn algunas in
formaciones, los servicios de inteligencia egipcios haban inter
ceptado llamadas telefnicas entre el presidente y miembros de
la Hermandad que revelaban estos planes. Enfadado, Mursi
encargara al jefe de la Guardia Republicana la detencin de
los periodistas que haban filtrado estas informaciones y ha
ban provocado la crisis con los militares.
La gota que colmara el vaso lleg pocos das antes de las
marchas del 30 de junio. El 26 de junio, ni 48 horas despus
23 Jared Malsin: Closure from below, Mada Masr, 25-09-2013.

288

Golpe revolucionario o revolucin golpista


e que el Ejrcito hubiera exigido a travs de un comunicado
d
la conciliacin entre las fuerzas polticas, Mursi ofreca un in
esperado discurso televisado en que amenazaba a diestro y
siniestro a medios y oposicin. Adems, el entonces presiden
te emita aquel mensaje rodeado de las altas instituciones es
tatales, incluida la propia cpula militar y el mismsimo El-Si
si, que se vio forzado a fingir ante el mandatario. Aquello no
gust al general. Mientras le exiga conciliacin, Mursi cami
naba en direccin contraria. La cuerda ya estaba rota. El 30
de junio y el movimiento Tamarrod slo aportaron la excusa
perfecta.

Un nuevo ejecutivo liberal


El 4 de julio, Adly Mansour, desde haca tres das presidente
del Tribunal Constitucional, juraba el cargo como presidente
interino de la Repblica rabe de Egipto. En su discurso de
investidura destacaban los vivas, entusisticamente aplaudidos
por el pblico, al Ejrcito, la justicia, la polica y los medios
de comunicacin. Estos contrastaban con la pasividad de los
asistentes frente a los vivas lanzados por el presidente interino
al pueblo revolucionario. Una de las primeras decisiones del
nuevo mandatario fue una declaracin constitucional de dos
puntos: la disolucin del Senado, de mayora islamista, y, sig
nificativamente, el nombramiento de un nuevo jefe de los ser
vicios secretos, Mohamed Farid el-Tohami.
Mansour guardara un perfil bajo, casi a la sombra de los
medios y del poder militar. De hecho, era un completo desco
nocido. Casi tres semanas despus de jurar el cargo, una en
cuesta revelaba que el 40% de los egipcios no saban el nombre
de su presidente. 24 Las cifras eran an ms escandalosas res
24 Poll: 40% do not know interim president, 70% do not know PM,
Egypt Independent, 23-07-2013.

289

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


pecto al primer ministro: un 70% de los encuestados recono
can no tener idea de quin era su jefe de Gobierno. Un jefe de
Gobierno que sera nombrado el 9 de julio, tras una semana
cargada de rumores y nombres en la quiniela.
Primero se hablara del regreso, una vez ms, de Kamal elGanzouri, el primer ministro de las privatizaciones de los aos
noventa y de la Junta Militar en 2012. l mismo lo descartara
asegurando que era mejor darle la opcin a alguien nuevo. Pos
teriormente, sonara con fuerza el nombre de Mohamed el-Ba
radei. Incluso los jvenes de Tamarrod emitiran un comunicado
calificando el nombramiento de victoria de la revolucin. 25
Los Hermanos Musulmanes reaccionaron con ira y afirmaron
que eso consumaba el golpe de Estado, volviendo a hacer evi
dentes las reticencias islamistas hacia el premio Nobel. Pese a
que en tiempos de Mubarak la Hermandad haba sido la princi
pal defensora de la opcin Baradei, el propio diplomtico afirm
en un momento que Mursi habra amenazado en 2011 a los mi
litares con quemar Egipto si se le nombraba primer ministro.
No seran los nicos. Los salafistas de El-Nour amenazaban con
boicotear la eleccin ya que sta iba contra los acuerdos que
cerramos.26 La opcin Baradei quedaba descartada. El nombre
que apareci entonces fue el de Ziad Baha el-Din, antiguo pre
sidente de la Bolsa egipcia, antes de que se propusiera a Samir
Radwan, antiguo ministro de Economa y negociador con el
FMI en la etapa de la Junta Militar. Todos eran nombres de
economistas y personalidades partidarias de los acuerdos con
las instituciones financieras globales, lo que representaba un
claro continuismo poltico. Finalmente, se acabara nombran
do a otro hombre en la misma lnea: Hazem Beblaui, el tambin
ex ministro de Economa en tiempos de la Junta Militar, sera el

Golpe revolucionario o revolucin golpista

25 Tamarrod: taaiin el-Baradei raesan lel-wozara intisar lel-thawra,

nuevo jefe de Gobierno. Beblaui combinaba el cargo de miem


bro fundador del Partido Socialdemcrata egipcio con el de ase
sor del liberal Fondo Monetario rabe. Generara polmica un
artculo suyo escrito en 2010 en que apoyaba la participacin
electoral de Gamal Mubarak, de quien alababa sus capacidades
y conocimientos. Mohamed el-Baradei, el primer ministro veta
do por los salafistas, ocupara el cargo de vicepresidente de Re
laciones Internacionales del presidente Mansour.
El nuevo mandatario form gabinete con rapidez: tres car
teras iran a parar a miembros del cuerpo policial y varias
ms a miembros de las Fuerzas Armadas, incluido el general
El-Sisi como ministro de Defensa. Destacaba la presencia de
varios ministros de la era Mubarak, incluido Ibrahim Deme
ry, el ministro de Transportes que en 2002 se vio obligado a
dimitir a raz de un accidente de tren que provoc la muerte
de 364 ciudadanos; o Doria Sharaf el-Din, la nueva ministra
de Informacin que haba encabezado la censura cultural en
la poca del Partido Democrtico Nacional. A pesar de las
promesas de buscar carteras para los islamistas, Mansour fue
incapaz de cumplirlas, lo que provoc que los salafistas de ElNour, excluidos del Gobierno, lo catalogaran como un Go
bierno decepcionante. 27
Pero este ejecutivo destac, ante todo, por una mayora
l iberal y por el retorno de los hombres de ECES. La cartera
de Finanzas, recay en manos de Ahmed Galal, el que fuera
durante ocho aos director ejecutivo y de investigacin del
think tank liberal creado en la era Mubarak. La cartera de Inver
siones volva a Osama Saleh, quien en 2009 haba presidido la
Organizacin de las Zonas Francas del pas y que haba sido
sacrificado polticamente por los Hermanos Musulmanes, en
mayo de 2013. La vicepresidencia del Gobierno acabara en po
sesin del antiguo jefe de la Bolsa egipcia, Ziad Baha el-Din.

26 El-Nour: ijtiar el-Baradei raesan lel-hokoma yojalef etefaqena maa

27 El-Nour: Tashkil el-hokoma mojeib lel-amal, Al-Masry al-Youm, 18-

Shorouk, 06-07-2013.

el-qouat el-mosalaha, Shorouk, 06-07-2013.

290

07-2013.

291

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


Era, en definitiva, u n ejecutivo claramente continuista en su
poltica econmica.
Una de las aparentes victorias de los movimientos de iz
quierda fue el inesperado nombramiento de Kamal Abu Eita
como ministro de Trabajo. Histrico lder sindical y presidente
de la Federacin de Sindicatos Independientes, su llegada al
cargo se produca tras el respaldo entusiasta del golpe y de de
fender, una vez cado Mursi, que los hroes de la huelga lo se
rn ahora de la produccin. Para muchos, la presencia de Eita
era demasiado simblica y un mal calculado intento de los mili
tares de domar al sector sindical y ayudar al regreso de los obre
ros al trabajo. Una vez en el puesto, Eita fue incapaz de impedir
la represin militar contra los trabajadores. El 12 de agosto, las
fuerzas castrenses y policiales intentaban desalojar una protes
ta fabril en la empresa de Acero de Suez, deteniendo a dos tra
bajadores. A pesar de las promesas de Eita de intervenir para
solucionar la crisis, prometiendo que no volvera a su casa hasta
que se liberara a los detenidos, una semana despus, miembros
del Ejrcito asaltaban de madrugada la casa de cuatro obreros,
detenan a dos de ellos y amenazaban con el despido a todos
aquellos que no volvieran al trabajo, lo que provocara el fin
violento de la huelga. Incidentes similares se repetiran en el
futuro. Los mismos tanques volveran a servir para desalojar
una acampada obrera en Mahala el-Kobra a finales de agosto.
Los economistas liberales, e incluso el secretario de Estado
de la Casa Blanca John Kerry, aplaudieron el nuevo ejecutivo,
que calificaron como uno de los ms preparados de los ltimos
tiempos. La agencia de calificacin Standard & Poors sera
una de las que mostrara ms entusiasmo por el cambio poltico
en Egipto. Afirmaba que la etapa del fracaso haba sido su
perada, mientras aseguraba estar a la espera de la estabilidad
futura de la economa egipcia. Al fin y al cabo, los primeros
objetivos en la agenda del nuevo Gobierno no seran muy di
ferentes de los anteriores: recuperar la economa a travs de
polticas liberales encabezadas por el recorte del dficit fiscal y
292

Golpe revolucionario o revolucin golpista


la eliminacin de barreras y obstculos a la produccin para
acelerar las inversiones ya en curso.
El nuevo ejecutivo, sabindose interino, no intent poner en
marcha grandes y arriesgadas reformas impopulares, sino que
mantuvo la lnea poltica abierta por la Hermandad. Ni dos se
manas despus de formarse el Gobierno, el ministro de Finan
zas anunciaba que seguira con el recorte a las subvenciones
energticas y pondra en marcha el programa de las cartillas de
racionamiento planteado por el anterior ejecutivo islamista.
De hecho, el ministro de Finanzas, Ahmed Galal, seguira ha
blando de la abolicin de los subsidios energticos en dos o tres
aos. Un programa que, de hecho, formaba parte de las pro
puestas de Mursi para satisfacer las demandas del FMI. En rea
lidad, las nuevas instituciones seguan calificando el acuerdo
con el Fondo como crucial para el restablecimiento econmico.
El Fondo haba anunciado el cese de las conversaciones a raz
del golpe y exiga un reconocimiento internacional de las auto
ridades interinas antes de reanudar las negociaciones. Pero la
aceptacin tcita de la nueva realidad poltica hizo que stas se
retomaran a partir del mes de agosto. Al menos as lo admita
la misma Christine Lagarde, presidenta del FMI, cuando ha
blaba en una entrevista de la existencia de conversaciones tc
nicas en curso entre la organizacin y las autoridades egipcias
ms all del golpe. 28 Aparentemente, se reiniciaron las negocia
ciones tras recibir luz verde de William Burns, vicesecretario
de Estado de la Casa Blanca. Mientras tanto, el vicepresidente
Baha el-Din lanzaba la propuesta de solucionar el desbarajuste
econmico con un Plan Marshall a la egipcia. Los primeros
en socorrer a Egipto seran las petromonarquas rabes, que
apoyaron con entusiasmo el cambio de poder en El Cairo.

28 Lagarde urges global coordination of QE Exits, Bloomberg, 23-082013 [vdeo].

293

Egipto tras la barricada Marc Almodvar

Riad aplaude

Golpe revolucionario o revolucin golpista

El Ejrcito ha sacado a Egipto de un tnel del que slo Al


conoca sus dimensiones y consecuencias. El rey Abd Allah
Ibn Abd el-Aziz, guardin de las dos mezquitas y mxima au
toridad de Arabia Saud, se mostraba eufrico con el golpe en
Egipto.29 El derrocamiento de Mohamed Mursi supona una
nueva sacudida al rompecabezas de Oriente Prximo. Y ste
volva a poner a El Cairo en la rbita de Riad. Exactamente
como antes de enero de 2011. Las petromonarquas del Golfo
reciban con entusiasmo la cada de los Hermanos Musulmanes
porque significaba el fin de su proyecto poltico y regional. El
ascenso de la Hermandad, y su retrica del califato, era vista
con recelo, al creer que poda poner en peligro la supremaca
wahabi-saud en el mundo sun y abrir, a la vez, frentes de opo
sicin interna en las hermticas monarquas prsicas. Ni una
semana despus, ya mostraban su voluntad de apoyar la nueva
situacin poltica prometiendo cerca de doce mil millones de
dlares en donaciones en forma de petrleo, ayudas econmi
cas y prstamos a las autoridades egipcias. Unas aportaciones
que contrastaban con los cerca de siete mil millones de dlares
que Catar haba entregado al Gobierno de los Hermanos Mu
sulmanes. Riad prometa ahora cinco mil millones de dlares,
los Emiratos rabes prometan tres mil y Kuwait aportaba
cuatro mil ms. A diferencia de lo ocurrido tras la cada de
Mubarak, cuando los montos prometidos nunca llegaron, en
quince das ya se haban hecho entrega de cerca de la mitad
de los prstamos. Kuwait no tard ni una semana en ingresar
dos terceras partes de la ayuda econmica prometida al Banco
Central, y una semana despus haca llegar a Egipto 200 millo
nes de dlares de crudo y diesel para paliar la grave crisis de
suministros que sacuda el pas en los ltimos meses. Quince

das ms tarde, los Emiratos rabes enviaban seis embarcacio


nes ms llenas de combustible. Los depsitos monetarios de las
monarquas rabes permitieron a Egipto rescatar de la banca
rrota total las reservas exteriores y le ayudaron a tomarse con
ms tranquilidad el asunto del prstamo del FMI.
Embriagadas de euforia, las autoridades saudes iniciaban
internamente un nuevo cerco a grupos considerados cercanos
a la Hermandad y detenan a los populares Mussen el-Awajj y
Mohamed el-Aref, considerados prximos al grupo islamista.
Los Hermanos Musulmanes se han extraviado y hay que alec
cionarles, afirmaba el jefe de la polica de Dubi, Dahi Khal
fan, uno de los ms beligerantes con la Hermandad. 30 Los Emi
ratos haban acogido durante esos dos aos y medio a los
fugitivos ms destacados del mubarakismo y haban sido acu
sados por los Hermanos Musulmanes de estar planeando un
complot en su contra. Ahora, una vez cado Mursi, en todo el
mundo rabe se cerraba el cerco sobre todos los grupos cerca
nos al proyecto de la Hermandad y se creaban, a menudo bajo
el paraguas de las monarquas del Golfo y sus aliados, nuevas
campaas Tamarrod de inspiracin egipcia. As naceran en
Tnez, contra el Nahda, en Marruecos, contra Justicia y Desa
rrollo o, en Gaza, contra Hams, entre otros. En Palestina, el
proceso de reconciliacin entre Fatah y Hams volvi a dina
mitarse a raz del golpe. Desde Ramallah, se iniciaba una esca
lada en la confrontacin contra la formacin islamista. Para
alimentar las conspiraciones en la mente de los militares egip
cios, Fatah filtr unos documentos sealando la implicacin del
Gobierno de Gaza en la muerte de los soldados egipcios y otros
episodios de violencia en Egipto. Todo con la financiacin de
Catar. Hams, por su parte, lo negara todo y acusara a Fatah
de fabricar esos informes con las autoridades golpistas para
cercar al movimiento islamista.

29 El-Saaodeya: El-yeish ajray Masr men nafaq maghol el-abaad, AlArabiya, 04-07-2013.

30 Dhahi Jalfan: El-Ijwan dhalau el-tareq [...], Al-Masry al-Youm, 1407-2013.

294

295

Egipto tras la barricada Marc Almodvar

Golpe revolucionario o revolucin golpista

Catar, hasta entonces la gran aliada regional de la Her


mandad, experimentaba un sorprendente cambio de rumbo. La
Agencia de Noticias de Catar, afn al Gobierno, emita el mismo
mircoles del golpe un breve comunicado del nuevo ministro de
Asuntos Exteriores catar, en el que afirmaba que Catar segui
r apoyando a la hermana Egipto y en el que alababa el papel de
las Fuerzas Armadas en la defensa de la seguridad nacional. 31
Pocos das despus, el emir enviaba felicitaciones al presidente
interino Adly Mansour por su toma de posesin del cargo. A pe
sar de la evidente prdida de peso estratgico en el pas despus
del cambio de tornas, Catar continuara con sus proyectos de
ayuda econmica. Slo hara tmidas presiones por la liberacin
de los presos polticos, que consideraba clave para superar la cri
sis. La destitucin de Mursi haba llegado tan slo una semana
despus de la sorprendente renuncia al trono del emir en benefi
cio de su hijo Tamim bin Hamad al-Thani. Probablemente el reto
le vena demasiado grande a un joven e inexperto monarca que
pareca verse sobrepasado por los acontecimientos. La credibili
dad de la, hasta entonces, impresionante poltica exterior del
emirato se puso en duda. Pocos das despus de la cada de Mur
si, Catar experimentara otro revs. En Siria, la Coalicin Nacio
nal Siria, uno de los principales grupos opositores, nombraba a
Ahmad Jarb, considerado alguien cercano al Gobierno de Riad,
como nuevo presidente en sustitucin del hombre de Doha. El
pequeo emirato iba perdiendo gradualmente el enorme peso
poltico ganado con la denominada Primavera rabe.
Por el contrario, uno de los ms beligerantes con el derroca
miento de Mursi fue el otro gran aliado de la Hermandad, el
presidente turco Racyp Tayeb Erdogan. ste vea con preocu
pacin la cada en manos militares de su aliado regional en un
momento en que las protestas populares en las calles de Estam
bul y Turqua lo haban desgastado. La destitucin de Mursi

era la peor pesadilla de Erdogan. El primer ministro turco


atacara a los pases occidentales, a raz de sus tibias reacciones
frente al golpe militar. Qu ha pasado con sus ideales demo
crticos?, afirmara visiblemente enervado. 32 Erdogan se neg
a recibir a las delegaciones diplomticas egipcias, mientras re
clamaba una intervencin de las Naciones Unidas en el pas y
segua acusando a la Unin Europea de hipocresa y doble mo
ral. El Cairo y Ankara abrieron una guerra diplomtica que
ocasion repetidos toques de alerta de las autoridades egipcias
al embajador otomano, por lo que consideraban una interferen
cia turca en los asuntos internos del pas, antes de que ambos
pases llamaran a consultas a sus respectivos embajadores en
Egipto y Turqua. En paralelo, el 5 de julio, el Consejo de Paz y
Seguridad de la Unin Africana suspenda la participacin de
Egipto en el organismo a raz del derrocamiento de Mursi, que
calificaba como inconstitucional. Los pases africanos, a pe
sar de las reticencias de Uganda y Yibuti, trataban de alejar el
fantasma del golpismo de tierras africanas. Mientras tanto, el
mundo entero intentaba hacer malabares con la definicin del
derrocamiento de Mursi.

31 Qatar affirms its support to egyptian peoples options, Qatar News

32 Daniel Dombey: Erdogan attacks wests reacton to Morsis overthrow,

Agency, 04-07-2013.

296

La Casa Blanca se ahoga


Estados Unidos mostrara una vez ms estar completamente
desbordado y descolocado por los acontecimientos. El pacto en
tre militares e islamistas haba sido apadrinado por Washington,
y su fracaso era un duro revs a las polticas de la Casa Blanca.
La Administracin estadounidense intentara sin xito mediar
para solucionar la crisis y volver a militares e islamistas al enten
dimiento. Con aliados a ambos lados, intent hacer imposibles
malabarismos que fueron hipcritamente sealados en Egipto,

Financial Times, 05-07-2013.

297

Egipto tras la barricada Marc Almodvar

Golpe revolucionario o revolucin golpista

por unos y otros, para demostrar una connivencia poltica del


otro bando con el Gran Hermano. Al fin y al cabo, Washington
haba apoyado a ambos lados durante aquella transicin y ahora
se senta incmoda ante la opinin pblica volviendo a legiti
mar un golpe de Estado, por muy popular que ste hubiera sido.
Justo despus de producirse el derrocamiento, Obama ins
t a los militares a transferir sin demora el poder a una entidad
civil democrticamente elegida. Pero, a la vez, se negaba a ca
lificar lo sucedido como golpe de Estado, a pesar de la incons
titucionalidad del acto. Tildarlo de eso, segn la legislacin
estadounidense, hubiera implicado poner fin a la ayuda econ
mica y militar a Egipto, lo que segn palabras posteriores del
portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, no es del inters de
Estados Unidos. Obama, a pesar de todo, amenaz en el mis
mo comunicado con revisar esta ayuda, lo que se convertira
en un tema de tertulia poltica durante los siguientes das y
semanas. Senadores republicanos, encabezados por el ex can
didato a la presidencia John McCain, presionaran a Obama
para que cerrara el grifo. No podemos repetir los errores, de
bemos cerrar la ayuda, afirm dicho senador a los medios. 33
Pero slo dos das despus del golpe y de las declaraciones del
presidente, el Jefe de Estado Mayor del Ejrcito de Estados
Unidos llam a su homlogo egipcio para tranquilizarlo, afir
mando que la ayuda no se acabara. Tres das ms tarde, esta
postura sera defendida de nuevo por el portavoz de la Casa
Blanca en una rueda de prensa. La misma Cmara de Repre
sentantes reafirm el mantenimiento de la ayuda militar, en
una sesin el 18 de julio, aunque tambin aprob una mocin
para exigir al Gobierno egipcio compromiso con una demo
cracia pluralista e inclusiva. De hecho, esa ayuda militar no
slo no se acab: a pesar del fuerte debate, el 10 de julio se
anunciaba el inminente envo de cuatro aviones F16 a Egipto,

mientras que los entrenamientos conjuntos, bajo el programa


Estrella brillante, retomaban su curso. A pesar del discurso
antiamericano imperante en Egipto, el general El-Sisi mante
na contacto regular con su homlogo en Washington, Chuck
Hagel; hasta 16 llamadas en menos de dos meses, desde la ca
da de Mursi.
La Casa Blanca debi hacer autnticos malabarismos para
defender que lo que suceda en Egipto no era un golpe de Esta
do. Un vistazo a los briefings de prensa diarios con la portavoz
de la Secretara de Estado de la Casa Blanca, Jen Psaki, dan
buena prueba de ello. Hay millones de personas en Egipto que
no lo ven como un golpe; lo estamos analizando, afirmaba
ante la presin de los periodistas. 34 Por si acaso, el secretario de
Estado John Kerry empez a hacer declaraciones aplicando la
poltica de hechos consumados. Por un lado, peda a los parti
darios de Mursi que detuvieran las protestas para no obstacu
lizar el avance de Egipto, mientras que en una polmica entre
vista en el canal paquistan GeoTV afirmara que los militares
egipcios, cuando derrocaron a Mursi, estaban restaurando la
democracia.
El tema de la ayuda econmica y militar a Egipto se conver
tira en un irreal tema de confrontacin poltica. Irreal porque
la Casa Blanca no se poda plantear seriamente el fin de esta
colaboracin. Por un lado, Tel Aviv, que no ocultaba su satis
faccin por la cada de la Hermandad en Egipto, presionaba a
Washington para que la ayuda no se recortara. En el inters de
Israel, puesto que disminuir esa ayuda poda afectar negativa
mente la seguridad de la entidad sionista, especialmente en la
sensible pennsula del Sina, y poner en riesgo el tratado de paz
de Camp David al que la ayuda iba vinculada. El primer minis
tro Netanyahu as se lo expres al secretario de Estado John
Kerry, mientras que el ministro de Defensa israel, Moshe Yaa

33 McCain yedaau ltaaliq el-mosaadat el-amerikiya le Misr besabab aazl

34 Daily press briefing. Jen Psaki, US Department of State, Washington,


08-07-2013.

Morsi, Al-Masry al-Youm, 06-07-2013.

298

299

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


lon, haca lo propio con su homlogo en la Casa Blanca. Para
Estados Unidos, el Ejrcito era la nica fuerza estabilizadora
del pas, segn palabras del representante republicano Mike
Rogers, que defenda la continuidad de la ayuda.
Por otra parte, el cese de esta colaboracin poda acarrear
importantes costes. La Administracin reconoca en el Con
greso que suspender la ayuda militar a Egipto poda suponer
dos mil millones de dlares en penalizaciones a las empresas
armamentistas por incumplimiento de contrato; 35 una multa a
la que la Casa Blanca no pareca dispuesta a hacer frente. El
Ejrcito egipcio era claramente dependiente de dicha ayuda,
sobre todo en materia de entrenamiento y mantenimiento del
sobredimensionado equipamiento areo de que dispona y que
no pareca suficientemente preparado para utilizar. Pero la Ad
ministracin estadounidense tambin estaba ligada a sta. Por
si acaso, Arabia Saud afirm que si las aportaciones no llega
ban, los pases del Golfo las supliran con entusiasmo.
En paralelo, la Unin Europea no tuvo un posicionamiento
muy diferente. Lo que ha sucedido en Egipto es ms complejo
que un golpe de Estado, afirmaba el enviado especial de la
Unin Europea, Bernardino Len. 36 Aparte del antiguo premier britnico Tony Blair, que aseguraba que la intervencin
militar protege a Egipto del caos, 37 los mximos mandatarios
europeos se limitaron a hacer tmidas crticas y a exigir, eso s,
la liberacin de Mursi. Cathrine Ashton, la alta representante
para Asuntos Exteriores y Poltica de Seguridad de la Unin
Europea, pidi a los lderes de la Hermandad la aceptacin del
golpe y la destitucin del presidente como una realidad. As lo
35 Eric Schmitt: Cairo Military firmly hooked to US lifeline, The New
York Times, 20-08-2013.

36 Luis Doncel: Lo ocurrido en Egipto es ms complejo que un golpe de

Estado, El Pas, 20-08-2013.

37 Blair: la yomken el-tajali aan Misr w el-tadajol el-aaskary hami elbalad men el-fawda, Al-Masry al-Youm, 18-07-2013.

300

Golpe revolucionario o revolucin golpista


comunic al mismo presidente Mursi, con quien se le concedi
una extraa entrevista en que la diplomtica europea hizo de
fracasada mediadora entre islamistas y militares. Como si se
tratara de una pelcula de accin, la representante europea
afirm desconocer dnde la haban conducido los militares,
manteniendo la incgnita sobre el lugar de detencin del recin
destituido presidente del pas.

El mubarakismo renace
Mientras el cerco a los Hermanos Musulmanes prosegua, el
13 de agosto juraban el cargo los nuevos gobernadores tras la
reestructuracin propuesta por el presidente interino. De los
seis que mantenan el puesto cinco eran miembros de las Fuer
zas Armadas ya nombrados por Mursi. Entre los 18 que toma
ban posesin, ni una mujer, once eran militares jubilados y dos
ms lo eran del cuerpo policial. De 27 provincias, 18 estaban en
manos de militares o policas. El resto de gobernadores seran
acusados de tener fuertes vnculos con el disuelto Partido De
mocrtico Nacional de Mubarak, incluido el nuevo gobernador
de Kafr el-Sheyj, acusado de manipular las elecciones de 2005
en favor del dictador depuesto. Las protestas impidieron que el
gobernador de Minufiya tomara posesin del cargo, que qued
vacante despus de que los activistas lo tildaran de mubarakis
ta. Algo similar sucedera con el nombramiento de Sami Sed
hom como vicegobernador de Sharqeya, donde decan que ha
ba tenido un papel prominente durante la era Mubarak como
represor y torturador para el cuerpo policial.
La destitucin de Mursi no slo pona otra vez a los milita
res en el primer plano de la esfera poltica, sino que tambin
reconstrua las pocas estructuras del antiguo rgimen sacudi
das a raz de la insurreccin del 25 de enero de 2011. Los parti
darios del mubarakismo haban ganado la partida ideolgica y
volvan por la puerta grande. En esto haba colaborado activa
301

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


mente buena parte de la oposicin seglar, que abri la veda a la
restauracin poltica de los llamados fulul. El Frente de Salva
cin Nacional acept, en su lucha contra Mursi, la coopera
cin con destacadas figuras del mubarakismo tanto poltico co
mo meditico. Semanas antes del golpe, Mohamed el-Baradei
abra la posibilidad a que figuras del antiguo rgimen formaran
parte de su partido El-Dostour, mientras que el nasserista Sa
bahi afirmara que la batalla contra los fulul era secundaria
ante la lucha contra la Hermandad. Las fuerzas seglares dieron
alas a los mubarakistas y a los nostlgicos del antiguo rgimen
en general y estos aprovecharon la oportunidad con creces, in
tentado reapoderarse de las estructuras de poder que haban
perdido a raz de la cada de Mubarak.
Entre stas, se encontraba el cuerpo policial, uno de los ms
beneficiados por la revuelta popular de 2011. Pocos das despus
del derrocamiento de Mursi, varios miembros de este cuerpo,
dispersados por el presidente islamista dentro del Ministerio del
Interior, retornaban a sus lugares de trabajo originales. Era el
primer paso de la retrorreforma del cuerpo que algunos oficiales
tanto deseaban. La polica, que haba mostrado su fervor al apo
yar las movilizaciones del 30 de junio y la destitucin de Mursi,
retornaba con fuerza, reanudaba con entusiasmo su trabajo en
la calle y recuperaba el espritu previo al 25 de enero de 2011. El
29 de julio, el ministro del Interior anunciaba una reestructura
cin del cuerpo policial que inclua a 3744 oficiales y el movi
miento de diez directores de seguridad. sta, definida como
una de las ms grandes de la historia del Ministerio, provoca
ba el reintegro al cuerpo de catorce oficiales retirados a raz de
la revolucin y que regresaban para luchar contra el terrorismo.38
Precisamente en nombre de esta lucha, el ministro anunciaba el
retorno de la unidad de monitorizacin de las actividades pol
ticas y religiosas, que se haba disuelto a raz de la revolucin de
38 El-dajleya taaid 14 men el-zobat am el-dawla lemoayha el-erhab, AlWatan, 25-07-2013.

302

Golpe revolucionario o revolucin golpista


2011. La polica volva a su lugar anterior a la revuelta. As lo
manifestaba el propio ministro Mohamed Ibrahim, prometien
do el regreso de la seguridad de los tiempos de Mubarak, cuan
do la polmica por el uso policial de la fuerza bruta se instal de
nuevo en algunos medios.
Aunque los partidarios del derrocamiento afirmaban por
activa y por pasiva que no se trataba de un golpe militar, el
tiempo no haca ms que reforzar la presencia de las fuerzas
castrenses en todas partes. Se repetan de nuevo los juicios por
difamacin al jefe de las Fuerzas Armadas y los tribunales mi
litares volvan a tomar parte activa en los juicios a civiles. A
principios de septiembre, un miembro de la Hermandad sera
condenado a cadena perpetua y 48 ms, a penas de entre cinco
y quince aos de prisin por un tribunal castrense. De cara a
proteger al cuerpo militar, el presidente interino Adly Man
sour emiti un decreto por el cual se eliminaba el juramento
de fidelidad al presidente en la toma de posesin de los oficia
les del Ejrcito. Se quera evitar, a toda costa, repetir el esce
nario Mursi en un futuro, y se blindaba de nuevo al Ejrcito.
Por su parte, la judicatura iniciaba su particular caza de bru
jas abriendo investigaciones contra 75 jueces, acusados de ac
tuar de forma sesgada a favor de los Hermanos Musulmanes.
Mientras tanto, la Administracin retornaba a sus cargos direc
tivos a varias figuras del Gobierno mubarakista, y los procesos
de amnista a personajes del antiguo rgimen seguiran, lgica
mente, su curso. El magnate del acero, Ahmed Ezz, o el ex mi
nistro de Vivienda, Ibrahim Soleiman, seran liberados durante
el mes de agosto, mientras que el ministro de Informacin,
Anas el-Fekky, era absuelto de sus cargos el 30 de julio. Anima
dos por el ambiente contrario a los grupos islamistas, los me
dios incitaran de nuevo los viejos discursos: se pedira mano
dura a las autoridades en aras de la lucha contra el terrorismo,
se reclamara reinstaurar la prohibicin de crear partidos con
base religiosa y se volvera a escuchar el mensaje racista que
justificaba el cierre fronterizo de Gaza o la polmica deporta
303

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


cin de 276 refugiados sirios, en el aeropuerto de El Cairo,
cuando huan del conflicto en su pas. En la denominada gue
rra contra el terrorismo, los medios legitimaron toda accin
militar, ofreciendo parte de sus parrillas a vdeos de promocin
y exaltacin de las Fuerzas Armadas. Se censuraron artculos
crticos con el Ejrcito y el cuerpo policial lanz llamamientos
a denunciar a aquellos que amenazaran u ofendieran a las auto
ridades militares. Al cabo de poco tiempo, todo valdra.

El mandato de El-Sisi
Al amanecer del 8 de julio, a pocas horas del inicio del mes
sagrado de Ramadn, las puertas de la sede de la Guardia Re
publicana se convirtieron en el escenario de un nuevo captulo
sangriento de la transicin egipcia. Al menos 51 personas per
dieron la vida, entre ellas un oficial del Ejrcito, en violentos
enfrentamientos entre las Fuerzas Armadas y los partidarios
del presidente depuesto. Mientras unos y otros se acusaban de
tirar la primera piedra, varias filmaciones mostraban a solda
dos disparando desde las azoteas y, alguna otra, a manifestan
tes islamistas empuando armas de fuego de bajo calibre. La
desproporcin entre ambos bandos se haca evidente en el re
cuento de vctimas. Aquella accin militar provocara la rotura
del frgil pacto del golpe y favorecera la salida temporal del
proceso de los salafistas de El-Nour. Tambin levant las cr
ticas de El-Baradei, para entonces ya vicepresidente, que exi
gi investigaciones independientes urgentes mientras afirmaba
que la violencia no es el camino. Los militares respondie
ron sarcsticamente. Uso excesivo de la fuerza? Hubiera sido
excesivo si hubiramos matado a 300 personas, afirmara el
portavoz militar a la prensa. 39
39 Alain Gresh: La revolucin, a la sombra de los militares, Le monde
diplomatique en espaol, n. 214, p. 8., agosto 2013.

304

Golpe revolucionario o revolucin golpista


La respuesta del nuevo presidente interino fue acelerar un
decreto constitucional en el que se marcaba la hoja de ruta po
ltica. El artculo 33 del mismo estableca que habra un nuevo
presidente y una nueva Constitucin antes de seis meses, y un
nuevo Parlamento en nueve. El decreto simplemente reciclaba
buena parte de la polmica Constitucin aprobada por los isla
mistas en enero y volva a dar poderes ejecutivos y legislativos
al presidente, incluso superiores a los que tena Mursi antes de
ser depuesto. El texto tampoco suprima los tribunales milita
res ni el artculo primero, segn el cual la sharia era la base de
la legislacin del Estado. Tambin levantaba suspicacias el he
cho de que la comisin encargada de modificar la Constitucin
estuviera formada por diez miembros elegidos a dedo prove
nientes de la judicatura. Lejos del consenso mnimo, el texto
topaba con la oposicin de un espectro muy grande de fuerzas
polticas y sociales. La iglesia copta, el Frente de Salvacin Na
cional, el grupo 6 de abril, los salafistas de El-Nour o los rebel
des de Tamarrod mostraban, por un lado o por otro, sus reti
cencias ante el redactado propuesto por Mansour. Pero, en la
lucha contra las fuerzas islamistas, la mayora de estos grupos
terminaran haciendo pia junto a los militares.
Aquello no calm a la calle. Ni en pleno mes de Ramadn.
El pas caminaba hacia la polarizacin total y la violencia se
abra paso. El 21 de julio, enfrentamientos armados en las ca
lles de todo el pas volvieron a dejar doce muertos. Uno de
ellos era fruto del ataque armado que partidarios del presiden
te depuesto haban protagonizado contra los manifestantes se
glares de la plaza Tahrir. Los defensores del derrocamiento
militar de Mursi justificaban el carcter violento de las protes
tas, denunciaban la presencia de gente armada en las acampa
das islamistas, incluida la existencia de centros de torturas,
mientras se difundan grabaciones en que se vea a nios soste
niendo carteles en que decan ser proyectos de mrtires de
la causa islamista. Las denuncias de torturas en la acampada
seran insinuadas por Amnista Internacional, que exigi in
305

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


vestigaciones, mientras desde el escenario del campamento se
escuchaban incendiarias amenazas de acabar con los militares,
con los coptos y hasta con los comunistas, generalmente en
boca del ex diputado de Gamaa Islamiya Essam Abd el-
Maged.
El 24 de julio, una bomba con temporizador explotaba en la
comisara central de Mansoura. En el incidente, calificado de
terrorista por las autoridades, muri un soldado y resultaron
heridos una decena ms. Los primeros informes hablaran del
alto nivel de tecnologa empleado por los asaltantes. Al da si
guiente, con uniforme y gafas de sol, el general El-Sisi se diriga
a los egipcios: Estamos en una encrucijada. Todo lo que se nos
ha ordenado, lo hemos hecho. Nunca os he pedido nada. Pero,
sinceramente, ahora pido a los egipcios una cosa: el prximo
viernes, salid a la calle todos los egipcios puros y honorables.
Salid a darme un mandato para enfrentarme a la violencia y el
terrorismo inevitables. El general abra la puerta de la guerra
a la Hermandad e inauguraba as una particular versin egipcia
de la guerra al terror de George Bush. Aunque las palabras
de El-Sisi eran casi una declaracin de guerra civil, buena parte
de la sociedad respondi con entusiasmo a su llamada.
El 27 de julio, miles y miles de egipcios volvan a llenar las
calles siguiendo el llamamiento del general. Pese a que las ci
fras eran claramente inferiores a las histricas del 30 de junio,
el Ejrcito volvi a dar nmeros estrambticos de hasta treinta
millones de manifestantes. Los medios de comunicacin, que
cortaban la emisin de las tradicionales telenovelas de Rama
dn para emitir en directo las protestas de apoyo al general,
apoyaban al lder militar con carteles en ingls donde se lean
lemas como No a la violencia, Egipto combate el terroris
mo, Egipto atacado o Guerra al terrorismo.
El mandato del general El-Sisi no tardara en empezar a
aplicarse. Esa misma tarde, doce personas murieron en en
frentamientos en el centro de la ciudad de Alejandra. Al da
siguiente de las marchas, de madrugada, se produjeron violen
306

Golpe revolucionario o revolucin golpista


tos choques entre las fuerzas policiales y los islamistas acam
pados en Rabaa Adaweya. Unos 74 egipcios perdieron la vida,
mientras que los hospitales, ante la falta de sangre, hacan
llamadas para donar sangre. Una vez ms, uno y otro bando se
acusaban de haber iniciado la batalla, pero el recuento de
muertos mostraba una vez ms el desigual equilibrio. La poli
ca no reclamaba ninguna vctima mortal en los incidentes. El
Frente de Salvacin Nacional lamentaba las muertes, pero res
ponsabilizaba a los islamistas de ello. Afirman que enfrentar
se a los militares y a la polica, atacar las propiedades estatales
y poner la vida de los ciudadanos en riesgo es una yihad por
Al, acusaran en un duro comunicado.40
Cuatro das ms tarde, el Consejo de Ministros encargaba
oficialmente al Ministerio del Interior el desalojo de la acam
pada islamista. Lo haca, en boca de la polmica ministra de
Informacin Doria Sharaf el-Din, apelando al mandato masi
vo del Pueblo al Estado. La Hermandad calificara el comuni
cado como una declaracin de guerra al pueblo.41 El desalo
jo, sin embargo, se aplaz en medio de una guerra cruzada de
declaraciones sobre si la acampada era o no violenta. Mientras
el Ejrcito afirmaba haber detectado armas entre los manifes
tantes, la Hermandad intentaba ofrecer una imagen completa
mente distinta, organizando parques acuticos y carnavales
para los nios para celebrar el fin del Ramadn.

Rabaa Adaweya y la rotura del hilo


Rabaa Adaweya, la iraqu que en el siglo vii introdujo la idea
del amor divino y la construccin de la Fe a travs del amor y
40 NSF mourns deaths, says cant help but blame the Muslim
Brotherhood, Ahram Online, 28-07-2013.
41 El-Ijuan: Bian el-mayles el-wozara aalan harb aala el-shaab, AlMasry al-Youm, 31-06-2013.

307

Egipto tras la barricada Marc Almodvar

Golpe revolucionario o revolucin golpista

no del miedo, vio como la mezquita que llevaba su nombre en


la capital egipcia se convertira en un smbolo de la polariza
cin, el odio y la venganza. La madrugada del 14 de agosto, las
fuerzas policiales, coordinadas por el ministro del Interior y
en contacto directo con el general El-Sisi, ejecutaron la orden
surgida del Consejo de Ministros y emprendieron el desalojo
de las acampadas islamistas de Rabaa Adaweya y de la plaza
de El-Nahda. A las cinco de la madrugada, bulldozers militares
empezaron a desmontar las tiendas e hicieron caer los carteles,
entre los aplausos de los vecinos despiertos y la oposicin de
los manifestantes islamistas. stos seran repelidos por el gas
de las fuerzas policiales y militares poco antes de que pasaran
al uso de municin real. La acampada se convirti rpidamente
en una terrible zona de guerra, con un aterrador fuego cruzado
a dos bandas. Los enfrentamientos duraron horas. No es una
batalla equilibrada, afirmaran unos Hermanos Musulmanes
que catalogaban de criminal el desalojo, mientras negaban el
uso de armas en su bando.42 Las quejas de Obama anunciando
que deploramos la violencia contra los civiles eran contesta
das por la presidencia egipcia afirmando que no estn basadas
en la realidad.43 Una realidad que dejaba, segn el Ministerio
de Salud, 578 muertes en todo el pas, 318 de las cuales en el
desalojo de las acampadas de El Cairo y 260 ms en los enfren
tamientos derivados en el resto de provincias. Entre ellas, cuer
pos quemados entre las tiendas, gente desarmada ultimada por
disparo de fusil y la hija del lder de la Hermandad, Mohamed
el-Beltagi, muerta por el tiro de un francotirador militar. El
cuerpo policial denunciara, por su parte, el fallecimiento de 32
de sus miembros durante el desalojo. En las morgues no daban
abasto. Amontonaban los cadveres en los pasillos ante la falta

de salas refrigeradoras suficientes. Los mdicos slo permitan


retirar los cuerpos, para enterrarlos, en caso de que los familia
res aceptaran el suicidio como causa de la muerte.
El Gobierno mostr su pleno apoyo a la accin policial des
tinando 27 millones de euros en sobresueldos extras a los
miembros en servicio el da del desalojo. Esto, que el primer
ministro Beblaui calific posteriormente de necesario ya que la
acampada obstaculizaba la hoja de ruta,44 fue apasionada
mente defendido en un comunicado delirante del Frente de
Salvacin Nacional, la coalicin de fuerzas seglares, lo que aca
bara provocando la dimisin del portavoz de la coalicin. En
el texto se aseguraba que hoy Egipto ha levantado su cabeza
bien alta para declarar al mundo no slo su victoria contra los
que comercian con la religin, sino contra varios complots que
se esforzaban en apoyar al imperio de la Hermandad.45 El por
tavoz militar Ahmed Ali tambin sera rotundo: Cuando tra
tamos con terroristas, la consideracin de los derechos huma
nos y civiles no es aplicable.46
Como respuesta al violento desalojo, decenas de iglesias y
centros, viviendas y tiendas propiedades de cristianos coptos
fueron asaltadas y quemadas en todo el pas, en lo que pareca
la peor ola sectaria de la historia moderna de Egipto. Al menos
42 iglesias fueron atacadas, quemndose 37, incluidas algunas
consideradas de valor patrimonial histrico. Cuatro personas,
tres coptos y un musulmn, murieron fruto de estos ataques. Los
primeros asaltos se produjeron casi de forma simultnea al des
alojo de las acampadas, lo que levantaba sospechas sobre una
ofensiva planeada. Sin embargo, los coptos denunciaron la pasi

42 El-ijwan: Fadh el-aatasam maarka geir motakafea [...], Al-Masry al-

45 El-enqaz: Al-youm Masr rafaat rasha aalian ded toyar el-din w el-

44 Pro-Morsi sit-ins were obstacle to roadmap: Egypts PM, Ahram


Online, 28-08-2013.

Youm, 14-08-2013.

moamarat el-daulia, Al-Watan, 14-08-2013.

43 Egypt crisis: UN Security Council demands restraint, BBC, 15-08-

46 Jon Lee Anderson: Egypts dirty war?, The New Yorker, 21-08-2013

2013.

308

[online].

309

Egipto tras la barricada Marc Almodvar

Golpe revolucionario o revolucin golpista

vidad policial y militar ante las agresiones. El obispo Makarios,


obispo de Minya, asegur en televisin que, cuando alertaron a
la polica, sta se excus afirmando que, pasara lo que pasara,
no se dirigiran al lugar de los hechos. Durante los siguientes
das, se recogieron testimonios similares. A pesar de todo, las
autoridades internacionales sealaran la violencia desatada
contra los coptos. Una violencia que se haban negado a sofocar.
El sesmo sectario volva a ser una carta poltica, como en tiem
pos de Mubarak. Y ste no sera el nico asalto que se produci
ra entonces. La comisara policial de Kerdassa fue escenario de
un ataque islamista en el que perdieron la vida once oficiales
de polica. Museos arqueolgicos, como el Museo Nacional de
Malawi, fueron saqueados en actos de vandalismo y decenas
de piezas destruidas o robadas, aprovechando el caos imperante.
Antes de llegar a las cuatro de la tarde, el presidente decla
raba el estado de emergencia en el pas por un mes y daba carta
blanca al Ejrcito para restaurar el orden. Una hora ms tarde,
haca pblico tambin un toque de queda en ms de la mitad de
las provincias, vigente desde las siete de la tarde hasta las seis
de la madrugada. A pesar del evidente impacto para la econo
ma, la Cmara de Comercio declaraba su apoyo afirmando que
no afecta a los mercados. Una afirmacin que no cuadraba
con la realidad. Entre otros, el metro de El Cairo perdi ms de
cincuenta mil euros diarios debido al toque de queda, mientras
que las empresas de transporte denunciaron que su negocio se
haba visto afectado en ms de un 50%.47 La excepcionalidad
jurdica del pas, originalmente de un mes, sera prolongada sin
demasiados problemas poco antes de terminar el plazo.
La situacin segua incomodando a Washington, que segua
sin saber cmo manejar el curso de los acontecimientos. Con
denaba la violencia y reclamaba cancelar la ley de emergencia
y, como nica medida de presin, anunci la cancelacin de los

ejercicios conjuntos entre ambos ejrcitos. Era la primera me


dida de fuerza, tras parar el envo de cuatro F16 a El Cairo
unos das antes. Mientras tanto, la Casa Blanca segua jugando
al juego de amenazar con cortar la ayuda econmica; amena
zas que siempre tena que salir a desmentir el ministro de De
fensa Chuck Hagel, confirmando la continuidad de la coopera
cin militar entre los dos pases. Aquel juego desatara una
nueva ola de antiamericanismo en Egipto, que cristaliz en una
llamada de los jvenes rebeldes de Tamarrod a hacer una cam
paa de recogida de firmas para la supresin de la ayuda esta
dounidense y la renuncia a los acuerdos de Camp David. En
medio de esta ola, grupos seglares acusaron al senador republi
cano John McCain de ser un miembro de las cdulas durmien
tes de la Hermandad y una ex miembro del Tribunal Constitu
cional egipcio, Tihan el-Gebal, sali en televisin asegurando
que el hermano de Obama era un responsable de la organiza
cin internacional de los Hermanos Musulmanes en frica.
Si la destitucin de Mursi quera evitar el conflicto civil no
pareca que aqul fuera el camino. La fractura era total.
Aquellos hechos pusieron a la transicin egipcia en un ca
llejn sin salida. El viernes siguiente, se produjeron 173 nuevas
muertes y el centro de El Cairo se convirti en escenario de
una autntica batalla campal entre partidarios de Mursi y miem
bros de las Fuerzas Armadas. La polica anunciaba la detencin
de 1118 defensores del presidente depuesto; el asesor presiden
cial Mostafa Hegazy anunciaba el fin del fascismo religioso
en Egipto48 y el ministro de Asuntos Exteriores, Nabil Fahmy,
afirmaba que Egipto va por el buen camino; 49 36 detenidos
islamistas moran bajo custodia policial durante su traslado a la
prisin de Abu Zaabel. Al da siguiente, como si se tratara de
una revancha, 24 soldados resultaron muertos cerca del paso
fronterizo de Rafah. Algunos informes independientes aumen

47 Egypts curfew takes toll on transport, shipping businesses, Ahram

48 Hegazy: El-fashya el-dinia fi Masr entahet [...], Shorouk, 18-08-2013.

Online, 29-09-2013.

310

49 Egypt on right path, FM says in Sudan, Ahram Online, 19-08-2013.

311

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


taban el nmero de muertos de toda la semana a 1666, inclu
yendo 869 vctimas mortales durante el desalojo de la acampa
da islamista, lo que duplicaba las cifras oficiales.

Caza de brujas
Se hace difcil para m seguir teniendo la responsabilidad
sobre decisiones que no apruebo y de cuyas consecuencias ya
alert. La misma tarde del desalojo de Rabaa Adaweya, Mo
hamed el-Baradei, el vicepresidente y premio Nobel de la Paz,
presentaba su dimisin debido al derramamiento de sangre.
Una renuncia que no caera bien a las fuerzas seglares partida
rias del golpe. Los rebeldes de Tamarrod, que hasta entonces se
haban mostrado muy cercanos al diplomtico, decidieron se
llar su vnculo de fuego con los generales y acusaron a Baradei
de rehuir la responsabilidad en un momento histrico. 50 Con
una sociedad claramente dividida, el diplomtico fue aparta
do de su cargo en el Frente de Salvacin Nacional y acusado
de alta traicin por los medios de comunicacin y la opinin
pblica en general. De hecho, el Tribunal de Delitos de Madi
nat Nasr aceptara a trmite una querella contra Baradei por
traicin y convocara la primera sesin de sta para el 19 de
septiembre. Sera el inicio de una cacera de brujas que lleva
ra tambin a los tribunales a las activistas del 6 de abril Esma
Mahfouz y Esra Abd el-Fattah, bajo la acusacin de espionaje
para un pas extranjero, o al destacado abogado laboralista de
los trotskistas Socialistas Revolucionarios Haitham Moham
meddain, detenido bajo la acusacin de liderar y formar parte
de una organizacin secreta encargada de negar la autoridad
estatal, atacar a ciudadanos y erosionar la paz social. El ac
tivista tambin fue acusado por crear una organizacin que
50 Tamarrod: Istiqala el-Baradei horob men el-masooleya, Al-Watan,
14-08-2013.

312

Golpe revolucionario o revolucin golpista


provoca disturbios con el objetivo de imponer una clase social
especfica al conjunto de la sociedad derribando el orden so
cial del Estado. 51 En paralelo, la fiscala abrira investigacio
nes contra una treintena de revolucionarios, entre los que se
encontraban las principales figuras pblicas del 25 de enero,
acusndolos de recibir financiacin ilegal a travs de Estados
Unidos por haber, simplemente, aparecido sus nombres en un
leak de la embajada estadounidense en que se haca referencia
a una recepcin pblica. Todos eran activistas que haban mos
trado su oposicin al Gobierno de Mursi; que, incluso, haban
apoyado las movilizaciones de Tamarrod, pero que se haban
mostrado crticos con las Fuerzas Armadas y con su regreso a
la arena poltica.
Durante aquellos das, cuatro nuevas cadenas de televi
sin consideradas cercanas a los movimientos islamistas fue
ron clausuradas, incluida la filial egipcia de Al-Jazeera, que
sera catalogada por la ministra de Informacin como una
amenaza para la seguridad nacional. 52 Se otorgaron poderes
a la polica para hacer uso de la fuerza bruta y a los guardas
de los recintos universitarios para arrestar a estudiantes y
profesores, lo que levant suspicacias sobre el control poltico
de los campus universitarios, como sucedi al comienzo del
nuevo curso. Se forz a las escuelas pblicas a comenzar la
jornada escolar con un himno patritico a favor de las Fuer
zas Armadas y se lleg a abrir investigaciones contra aque
llos profesores que se negaban a hacerlo. De hecho, la obsesi
va caza provoc que la polica de Qena llegara a encarcelar a
una cigea, arrestada en el Nilo, bajo la acusacin de es
pionaje, y a un campesino por haber llamado Sisi a su bu
rro. Ahmed Moslemany, asesor del presidente, fue taxativo:
51 Haitham Mohamedain released, but under investigation by State
Security, MENA Solidarity Network, 07-09-2013.
52 Wazira el-aalam: El-Jazeera tahded elaman el-qaumi, Al-Masry alYoum, 22-09-2013.

313

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


Quien ataca al Ejrcito va a parar a la misma bolsa de basu
ra que los trtaros y los cruzados. 53
Precisamente el grupo 6 de abril, junto con los trotskistas
Socialistas Revolucionarios, fueron de los pocos grupos seglares
que haban denunciado la violencia militar en los desalojos. Lo
hicieron sin apoyar a la Hermandad, a quien haban ayudado a
hacer caer participando en las movilizaciones de Tamarrod. No
importaba. Fueron acusados de ser clulas durmientes de la
Hermandad o mercenarios del 25 de enero. Merecen el neo
macartismo, ya que son mucho ms peligrosos que los Hermanos
Musulmanes, afirmara el columnista Mahmoud el-Kardosi. 54
El pensamiento mayoritario aplauda las actuaciones militares
ante una Hermandad que, en un mes y medio, haba pasado de
gobernar el pas ms poblado del mundo rabe a ser considera
da la ms temible organizacin terrorista. As la defina el Con
sejo de Ministros de forma oficial cuando hablaba de actos de
terrorismo para extender el caos en el pas por parte de la for
macin islamista. 55 El Ministerio del Interior edit un vdeo bajo
el ttulo No son de mi pas, en el que atacaba sin miramien
tos a los Hermanos Musulmanes mientras el muft de la Rep
blica, el mubarakista Ali Gomaa, justificaba religiosamente el
asesinato de los manifestantes partidarios de Mursi. Los medios
de comunicacin atacaban noche y da a la formacin islamista
y hablaban de los lderes de la Hermandad como camaradas de
sangre. Voces habitualmente moderadas, como las del escritor
Alaa el-Aswany o el periodista Hamdy Kandil, escribieron du
ras declaraciones sobre la Hermandad, acusndolos de terro
ristas. Presidencia, sin embargo, procuraba mostrarse concilia
53 El-Moslemany: Men yehawel kasr el-geish makano salat el-qemama
maa eltatar w el-salybyin, Al-Masry al-Youm, 25-08-2013.

Golpe revolucionario o revolucin golpista


dora. Sabemos que no todo el mundo dentro de la Hermandad
apoya la violencia y quien renuncie a ella es bienvenido, afir
mara en rueda de prensa. 56
Pero mientras se hacan aquellas declaraciones centenares de
miembros de la Hermandad y miles de miembros de las corrien
tes islamistas eran encerrados en las crceles egipcias bajo la
acusacin de terrorismo. Muchos de ellos incluso negaran tener
relacin con la formacin, en una clara muestra de las dimensio
nes del asalto y de cmo los propios miembros daban la batalla
casi por perdida. Los detenidos actuaban, de hecho, como si
hubieran vuelto media dcada atrs; las mismas caras se volvan
a encontrar entre rejas. El Gobierno, que se negaba a hablar de
detenciones polticas, plante la disolucin de la Hermandad,
que fue dictada por los tribunales el 23 de septiembre de 2013.
El Tribunal de Jurisdiccin Sumaria de Abdeen aprobara su
disolucin, la prohibicin de todas sus actividades y la incauta
cin y congelacin de todas las propiedades vinculadas al grupo.
Era la tercera disolucin judicial de la entidad en la historia,
despus de las de 1948 y 1954. En realidad, en sus 85 aos de
vida haban estado ms tiempo ilegalizados que con un estatus
legal concreto.
La madrugada del 20 de agosto, el Ministerio del Interior
anunciaba tambin la detencin, cerca de la mezquita de Ra
baa Adaweya, del gua supremo de los Hermanos Musulmanes,
Mohamed Badie. La polica emita grabaciones del lder isla
mista arrestado, exponindolo como si fuera un trofeo de caza.
Los Hermanos Musulmanes, conocedores del simbolismo de la
detencin, la minimizaban afirmando que slo se trata de un
hombre entre los millones que se oponen al golpe de Estado. 57
Al da siguiente, la Corte Penal de El Cairo ordenaba la libera

54 Mohamed El-Kardosi: Jalaq Allah 30 yunio, Al-Watan, 04-09-2013


[online].

56 El-reasa: Leisa kol men fe el-Ijuan yuayed el-oonf [...], Al-Masry

55 Mayles el-wozara: El-Ijuan taqoom be aamal erhabeya tajribiya [...],

57 Egypt arrests Muslim Brotherhoods top leader, Al-Jazeera, 20-08-

Al-Masry al-Youm, 15-09-2013.

314

al-Youm, 17-09-2013.
2013.

315

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


cin del dictador Hosni Mubarak, despus de la prescripcin
de su detencin preventiva y la revisin de sus casos pendien
tes. Pese a que ste era un proceso iniciado bajo el mandato de
Mursi y que no significaba el fin de los procesos judiciales con
tra el ex presidente, el evento no dejaba de estar cargado de
simbolismo y mostraba el cambio de tendencia en el pas. En 24
horas, las dos mximas figuras de los Hermanos Musulmanes y
del rgimen poltico pretendidamente derribado en febrero de
2011 se intercambiaban los papeles. Que la Fiscala ordinaria
no se opusiera a la puesta en libertad no dejaba de ser un dato
significativo, a pesar de que la Fiscala militar s dispuso un
arresto domiciliario alegando razones de seguridad. De seguri
dad para el dictador. Mubarak fue, poco despus, transferido al
hospital militar de Maadi ya como un hombre libre. La indig
nacin de las fuerzas revolucionarias por la liberacin del dic
tador quedara sofocada por la abrumadora lucha del Estado
contra la Hermandad. La fiscala incluso abri investigaciones
contra el portavoz de Tamarrod, Mohamed Bader, despus de
que ste cuestionara la liberacin de Mubarak. Al da siguien
te, el joven se desdijo de las crticas y sali en televisin defen
diendo la decisin judicial. En pocos das, esta liberacin se
normaliz y se acept como parte de la nueva realidad. Mien
tras Badie y Shater se negaban a acatar una justicia que califi
caban de partidista y politizada, Mubarak asista con porte re
lajado y confianza a la revisin de su caso respecto a la muerte
de manifestantes en el levantamiento de enero de 2011.
Dos aos y medio despus, ya pocos recordaban a aquellos
836 muertos que haban dado su vida por el futuro del pas. Y
los miles que vinieron despus. Muertes reclamando una justi
cia social que ahora ya no estaba ni en la agenda poltica ni en
los debates televisivos. La lucha entre militares e islamistas,
dos fuerzas que en ese punto estaban de acuerdo, pasaba por
encima de todo. El 31 de agosto de 2013, dos meses y un da
despus de las movilizaciones masivas para derrocar al presi
dente Mohamed Mursi, los tribunales de Alejandra acogan
316

Golpe revolucionario o revolucin golpista


una sesin muy especial. La revisin de la sentencia del juicio
contra los dos oficiales de polica condenados por la muerte de
Khaled Said, el mrtir de la ley de emergencia, considerada la
chispa de la revolucin. Tres aos despus de su muerte, y con
un proceso revolucionario de por medio, los responsables pol
ticos de aquel asesinato pedan su libertad en la revisin del
caso. A las puertas de los tribunales, los activistas all concen
trados se convirtieron en el centro de los insultos de los peato
nes, que tampoco ahorraban esfuerzos por atacar la memoria
del joven Said. Ese rayo de esperanza que haba iluminado el
verano de 2010 pareca ahora apagarse. Y, mientras, desde las
oficinas de las Nile City Towers, el paisaje segua mostrando un
horizonte interminable de chabolismo y miseria.

317

Eplogo

En los aos setenta, el presidente Anuar el-Sadat provoc un


giro poltico y econmico histrico en la Repblica egipcia. El
presidente reanim a unos Hermanos Musulmanes que, por en
tonces, eran poco ms que una sombra de lo que haban sido
antes de la redada nasserista. Entre 1971 y 1975, se liber a todos
los prisioneros de la organizacin, se toler de nuevo su actividad
y se permiti su entrada progresiva en los colegios profesionales
y, sobre todo, que los movimientos islamistas se reorganizaran
en los campus universitarios. Los islamistas no eran ms que
una carta poltica. Sadat, por aquel entonces un presidente dbil,
necesitaba contrarrestar el influyente peso de la oposicin nas
serista y comunista para llevar adelante el poco popular proceso
de reforma y liberalizacin de la economa, la infitah.
Pero aunque les dio alas para acabar con la oposicin inter
na de izquierdas, Sadat y los islamistas entraron en crisis a raz
del proceso de paz con Israel y la represin volvi a estar en la
agenda. En 1981, Sadat emprenda una de las peores redadas
polticas conocidas hasta el momento con la detencin de ms
de 1600 activistas de todos los espectros polticos y sociales,
incluidos islamistas y de militantes de izquierda. Pocos meses
319

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


despus, sera asesinado durante un desfile militar por 56 balas
disparadas por miembros infiltrados de Yihad Islmica, una
escisin surgida de la propia Hermandad. Aquel incidente
marcara el comienzo del reinado de Hosni Mubarak.
Cuarenta aos despus, el rgimen militar y los islamistas
se volvan a tomar de la mano para aplacar el pulso popular.
Un pacto apadrinado por Occidente y forzado por el mpetu de
una calle empeada en ir ms all de la cada del presidente.
Pan, libertad y justicia social. Las demandas de aquel mes de
enero de 2011 suponan una autntica amenaza para el rgimen
y el statu quo vigente, y forzaban un nuevo acuerdo para apla
car el mpetu de la calle y convertir la revolucin en un simple
proceso transicional, que permitiera mantener intactas las es
tructuras del rgimen. A cambio, se permitira el acceso a una
parte del pastel a los Hermanos Musulmanes. El continuismo
sera la nueva bandera poltica.
La historia de la revolucin egipcia es, desde la cada de
Mubarak, la del esfuerzo de islamistas y militares por detener
el mpetu popular. Por denunciar las protestas obreras. Por de
tener a los activistas. Por acusarlos de ser espas extranjeros.
Por acusarlos de ser baltagueya. Por acusar a las mujeres de las
protestas de ser putas. Es la historia de un proceso que ha per
mitido llamar revolucin a lo que es transicin, y sabotaje
a lo que es revolucionario; acusar de terrorista al disidente, y
cambiar los lemas de la revolucin. Todo para atacar al corazn
de lo que haba llevado a la gente a la calle.
Pero la unin entre islamistas y militares, que volva a poner
sobre la mesa la misma dualidad existente desde haca sesenta
aos, los condenaba a encerrarse en el mismo callejn sin sali
da del que nunca haban salido. Y con ellos, a una sociedad
egipcia empapada por los respectivos imaginarios colectivos,
ya fueran nacionalistas o religiosos. ste es el motivo del fraca
so de la revolucin egipcia: no haber sabido evitar la colisin
frontal con el muro de una dialctica poltica arraigada en el
corazn de la sociedad, que se volvi contra la propia esencia
320

Eplogo
de lo que haba sublevado al pueblo a principios de 2011; no
haber sabido huir de la telaraa urdida por islamistas y milita
res; no haber sabido superar el muro generacional e institucio
nal construido durante dcadas. La urgencia del cambio ha to
pado con la lentitud prcticamente inmovilista de unos cuadros
polticos, tanto del poder como de la oposicin, asentados en
vicios y costumbres muy arraigadas.
De hecho, los mismos islamistas, subestimando el peso po
ltico, pero sobre todo simblico, de un Ejrcito omnipotente y
columna del Estado y del rgimen, han sido vctimas de esta
trampa. Guste o no, la situacin actual no hace ms que poner
de manifiesto la ms robusta popularidad de la fuerza simbli
ca de las Fuerzas Armadas egipcias, capaces incluso de superar
el enorme desgaste del ao y medio de Gobierno transicional
del mariscal Tantawi y compaa. La revolucin egipcia mere
ce un estudio en profundidad sobre los complejos comporta
mientos de la opinin pblica que este libro evidentemente no
ha sido capaz de cubrir ni ha tenido la ambicin de hacerlo.
Al cierre de este libro los rumores sobre una candidatura pre
sidencial del general El-Sisi eran cada vez ms ensordecedores y
ya ni el propio jefe militar trataba de desmentirlo, flirteando con
esta idea. El Gobierno ha reemprendido las polticas econmi
cas anteriores. Figuras del liberalismo mubarakista han vuelto al
Ministerio de Finanzas para mantener inalterado el trazado de
los programas y la hoja de ruta econmica iniciada dcadas atrs
y acentuada con la cada del rais. Tan slo la ayuda de las petro
monarquas rabes haba retrasado la reapertura de negociacio
nes con el FMI. La redaccin de la Constitucin se ha cerrado
fuera de plazo, despus de solucionar el conflicto de los artculos
relacionados con las Fuerzas Armadas, que garantizan una vez
ms el blindaje de sus privilegios en el periodo transicional, in
cluyendo los polmicos juicios militares a poblacin civil. Si la
Constitucin de Mursi fue acusada de ser redactada por un co
mit poco representativo de la pluralidad de la sociedad, sta ha
sido directamente escrita por un comit donde la fuerza poltica
321

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


ms votada de las ltimas contiendas electorales, fuesen limpias
o no, brillaba por su ausencia.
El Gobierno mantiene la cacera de brujas a los disidentes,
tanto si son islamistas como si no. A finales de noviembre ha
aprobado una restrictiva ley de manifestaciones que amenaza
con penas de prisin a quienes corten el trfico o interrumpan
la produccin. Siguiendo las indicaciones de esta ley, algunas
provincias han estipulado zonas aptas para la protesta en reas
agrcolas alejadas de los ncleos urbanos. Mientras tanto, el Go
bierno segua implacable con la represin. A principios de octu
bre, nuevas movilizaciones islamistas acababan con una cin
cuentena de muertos en las calles egipcias. En la primera semana
de diciembre, mientras acabamos esta edicin, el joven Moha
med Reda, un estudiante cairota de ingeniera, mora en el asal
to policial contra unas protestas estudiantiles que exigan la de
puracin de los rganos de gobierno y la liberacin de los
compaeros detenidos. Lo que hace que, desde enero de 2011, se
contabilicen 2500 muertos en incidentes de tipo poltico en el
pas.
Estos 2500 muertos recaen sobre la conciencia de la clase
poltica y militar egipcia, pero tambin sobre la de una comu
nidad internacional que ha apadrinado este proceso desde su
inicio. Desde el maquillaje meditico de la revolucin de Ta
hrir hasta el aplauso a las elecciones y la vista gorda sobre los
excesos transicionales. Las actuales tmidas lamentaciones de
la Casa Blanca o la Unin Europea no son slo eso, tmidas,
sino que tambin llegan demasiado tarde para una sociedad
egipcia encerrada en un tnel cavado por los informes diplo
mticos y las alianzas estratgicas. El Estado espaol tambin
ha sido cmplice de todo esto. No slo exportando en encuen
tros diplomticos la modlica transicin espaola (un cuen
to de hadas en que 590 personas perdieron la vida en actos de
violencia poltica,1 en el curso de una reforma dictada por las
1Alejandro Torrus: La Transicin, un cuento de hadas con 591 muertos,

322

Eplogo
estructuras de una dictadura obligada a reformularse para
mantener su presencia). Tambin lo ha hecho impidiendo la
extradicin a Egipto del magnate Hussein Salem, conocido
como la caja negra de la corrupcin en Egipto y reclamado
por las autoridades judiciales cairotas con sentencias que sum
aban cerca de medio siglo de presidio. Salem, amparado por
una nacionalidad espaola que nadie ha aclarado cmo con
sigui ni si tena vinculacin, como apuntaban algunos peri
odistas egipcios, con la concesin a la espaola Unin Fenosa
de la explotacin anual de 3,2 millones de toneladas de gas
natural lquido a Damietta, evadi tranquilamente, desde la
Moraleja madrilea, millones de euros reclamados por las au
toridades egipcias sin que las espaolas le pararan los pies.
Para el Estado espaol que con 1.300 millones de euros anu
ales representa el tercer importador mundial de productos
egipcios, slo superado por Estados Unidos e Italia, 2 la con
flictividad en Egipto ha supuesto, por encima de todo, una
oportunidad de amarrarse a un flotador salvavidas ante la cri
sis, gracias a que en el verano de 2013 cerca de setecientos mil
turistas huan de Egipto para ir a parar a las playas espaolas. 3
Eso ha conducido a muestras de cinismo como la del diario
ltima Hora de Palma que, el 17 de agosto, afirmaba en por
tada que la masacre en Egipto desviar miles de turistas a
Baleares. La inestabilidad egipcia no slo era lucrativa para
el sector turstico. En el ao 2012, Espaa exportaba cincuenta
millones de euros en armamento para el Ejrcito egipcio.4 Un
arsenal que, a da de hoy, nadie ha aclarado si ha sido emplea
Pblico.es, 27-01-2013.

2 Cagri Ozdemir; Mohamed Haddad (et al.): Interactive: Egypt friends


and foes, Al-Jazeera, 22-10-2013 [online].
3 Sangre rabe y especulacin petrolera, las condiciones del crecimiento
turstico, Masala, n. 69, p. 8., septiembre-octubre 2013.
4 Estadsticas espaolas de exportacin de material de defensa, de otro
material y de productos y tecnologas de doble uso, ao 2012, Ministerio
de Economa y Competitividad, Secretara de Estado y de Comercio.

323

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


do o no en la represin contra las movilizaciones polticas en
las calles de Egipto.
El proceso de cambio en Egipto an tiene muchas pginas
por escribir. Ms all de las transformaciones que experimente
el pas, que indudablemente nunca volver a ser como haba
sido bajo Mubarak, la autntica revolucin se ha producido en
la mente de millones de egipcios que se han despertado de un
largo sueo. La revolucin abri un nuevo horizonte de debates
y perspectivas que no ser aniquilado con facilidad. Las calles,
cafs y mercados de Egipto hablan hoy en da sin rodeos. La
conciencia de millones de personas se ha despertado.
La revolucin es una montaa rusa en continua metamorfo
sis. La revolucin es un proceso, no un hito. Y una revolucin,
por mucho que nos lo quisieran hacer creer, no se hace en die
ciocho das. No fueron as la rusa ni la francesa. Ni siquiera el
corto verano del 36 transform a la sociedad catalana y ara
gonesa en un par de meses. La revolucin que en enero de 2011
reclamaba Pan, libertad y justicia social no ha muerto. Es
tar viva mientras la injusticia provocada por unas polticas
generadoras de desigualdades y por la extensin de las nuevas
formas de esclavismo y colonialismo sigan vivas. Mientras a los
pies de los lujosos rascacielos de las Nile City Towers siga ex
istiendo la miseria de las chabolas sin agua ni luz de Ramlet
Boulaq, la revolucin seguir viva. Reclamando Pan, libertad
y justicia social.
Barcelona, 12 de diciembre de 2013

Glosario
Trminos
Baltagueya. Generalmente traducido como matn, se refiere a los al
borotadores, normalmente a sueldo, utilizados por cabecillas polticos o
comunitarios.
Chicago boys. Con el nombre de Chicago boys eran conocidos una se
rie de economistas neoliberales educados bajo la batuta del economista
Milton Friedman y que aplicaran medidas de liberalizacin econmica
radical en el Chile de Pinochet durante la dcada de los setenta.
Corniche. Nombre con el que se conocen las avenidas y paseos fluviales o
martimos de las ciudades egipcias.
Fatua. Respuesta no vinculante de un muft ante una consulta jurdica
para aclarar puntos oscuros de la ley basada en la sharia o ley islmica.
Fulul. Concepto que hace referencia a los remanentes del rgimen de
Mubarak que intentan tener presencia en la nueva vida poltica.
Infitah. Proceso de aperturismo econmico y poltico iniciado por el
presidente egipcio Anuar el-Sadat en los aos setenta. Egipto rompi sus
lazos con la URSS y se aproxim a Estados Unidos, en un proceso que
culmin con la firma de los acuerdos de Camp David, en 1977.
Intifada. Palabra rabe traducible por alzamiento popular.
Minbar. Plpito de las mezquitas desde donde se pronuncian los ser
mones de los viernes.
Muft. Jurisconsulto musulmn que, por su conocimiento de la sharia o
ley islmica, tiene la potestad de emitir fatuas.
Nasserismo. Corriente poltica partidaria del difunto presidente Gamal
Abd el-Nasser, basada en la retrica del panarabismo y el control estatal
de la economa.
Neocon. Ideologa marcada por los nuevos conservadores en Estados
Unidos, defensores del individualismo, el mercado libre y la promocin
de los intereses estadounidenses.
Omra. Peregrinaje menor a la Meca que, a diferencia del Haj, se puede
realizar en cualquier momento del ao y no representa uno de los cinco
pilares de la religin musulmana de obligado precepto.

324

325

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


Rais. En rabe, presidente o cabecilla.
Salafismo. Corriente del islam sun que promueve un retorno a los or
genes del libro sagrado a travs de la imitacin de los primeros seguidores
del profeta Mohamed.
Shaabi, msica. Msica de raz popular egipcia, con orgenes en el su
fismo y, generalmente, con letras irreverentes.
Sharia. Ley islmica basada en el Corn y complementada con otras nor
mas jurdicas, que regula las actividades pblicas y privadas del feligrs
musulmn.
Sheij. Ttulo de origen rabe aplicado a lderes, por lo general religiosos
y polticos, normalmente asociado a su sabidura.
Shisha. Tambin conocida como narguile, es una pipa de agua muy
popular en Egipto y buena parte de Oriente Prximo.
Sukuk. Bonos estatales que, presumiblemente, cumplen con los precep
tos islmicos, certificando que no se cargan intereses abusivos ni se encu
bre la usura.

Glosario
Badie, Mohamed. Gua supremo de los Hermanos Musulmanes desde
2010.
Banna, Hassan el-. Islamista egipcio fundador, en 1928, del movimiento
de los Hermanos Musulmanes.
Mubarak, Gamal. Hijo del presidente y, desde 2002, secretario poltico
del oficialista PDN. Su condicin de posible heredero del cargo presiden
cial gener tensiones internas dentro del rgimen y con la oposicin.
Mubarak, Hosni. Presidente de Egipto entre 1981 y 2011. Lleg al poder
tras el asesinato de Sadat, intensific las polticas de liberalizacin
econmica del pas y abandon el cargo tras las movilizaciones populares
de enero de 2011.
Mursi, Mohamed. Miembro de los Hermanos Musulmanes y presidente
de Egipto entre el verano de 2012 y el de 2013. Su corto mandato se vio
marcado por el continuismo poltico y, sobre todo, econmico, y por los
intentos de la formacin islamista de controlar las instituciones estatales,
produciendo masivas movilizaciones que pedan su dimisin, el 30 de
junio de 2013.

Yihadistas. Grupos de accin, generalmente armada, partidarios de la


instauracin de una sociedad puramente islmica.

Sadat, Anuar el-. Miembro del Movimiento de los Oficiales Libres y jefe
de Estado entre 1970 y 1981. Cambi el rumbo del pas a travs del proce
so de infitah, rompiendo lazos con la URSS y acercndose a Washington
a travs de la liberalizacin de la economa. En 1979, firm los polmicos
acuerdos de paz de Camp David que llevaran a su asesinato en manos de
militantes islamistas de Yihad Islmica.

Personalidades

Said, Khaled. Joven alejandrino cuya muerte bajo custodia policial, el 6


de junio de 2010, provoc protestas y movilizaciones precursoras de la
insurreccin de enero de 2011.

Abd el-Nasser, Gamal. Militar egipcio lder del Movimiento de los Ofi
ciales Libres y jefe de Estado entre 1956 y 1970. Lider la represin con
tra los Hermanos Musulmanes, condujo al pas hacia un pseudosocialis
mo de Estado y se convirti en el carismtico lder del panarabismo laico.

Shafiq, Ahmed. Comandante de las Fuerzas Areas egipcias, ministro de


Aviacin y primer ministro del ltimo Gobierno nombrado por el presi
dente Hosni Mubarak. Candidato del continuismo en las presidenciales
de 2012.

Adli, Habib al-. Ministro del Interior desde 1997 hasta el levantamiento
revolucionario de 2011. Como jefe de la polica, era considerado el temido
brazo represor del rgimen Mubarak y centro de las crticas de las pri
meras movilizaciones del 25 de enero.

Shater, Khairat. Hombre de negocios considerado como uno de los ms


influyentes miembros de los Hermanos Musulmanes.

Think tank. Institucin investigadora o asesora encargada de generar


opinin, ejercer influencia y dar recomendaciones a instituciones mili
tares, polticas o econmicas.

Anan, general Sami. Militar egipcio y jefe de Estado Mayor. Considera


do por muchos como la pieza clave del Consejo Superior de las Fuerzas
Armadas que lider la transicin a la cada de Mubarak, fue jubilado por
el presidente Mohamed Mursi en el verano de 2012.

326

Sisi, general Abd el-Fattah el-. General egipcio, desde el verano de 2012
comandante en jefe de las Fuerzas Armadas y ministro de Defensa. Nom
brado por Mursi, sucedi en el cargo al mariscal Tantawi tras liderar los
servicios de inteligencia militar y ser el encargado en el Consejo Superior
de las Fuerzas Armadas de las relaciones entre el Ejrcito y los Hermanos
Musulmanes.

327

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


Suleiman, Omar. Jefe supremo de los servicios secretos egipcios desde
1993 y considerado uno de los personajes ms influyentes y poderosos de
la regin. En enero de 2011, fue nombrado vicepresidente por Mubarak.
Present su precandidatura a las presidenciales de 2012, pero fue desca
lificado por faltarle 31 firmas, exilindose misteriosamente del pas poco
antes de anunciarse su extraa muerte.
Tantawi, mariscal Hussein. Ministro de Defensa desde 1991 hasta 2012.
Como comandante en jefe del Consejo Superior de las Fuerzas Arma
das, tom el cargo de presidente interino del pas despus de la cada de
Mubarak.

Glosario
Hermanos Musulmanes. Influyente movimiento sociopoltico islamista
fundado en 1928, en Ismailiya, por Hassan el-Banna. Con presencia en
una decena de pases, era considerado el principal grupo organizado de
oposicin a Mubarak.
Karama. Partido nasserista dirigido por el poltico Hamdeen Sabahi.
Kefaya (Movimiento Egipcio para el Cambio). Formacin poltica de
oposicin fundada en 2004 que aglutin, por primera vez, a la oposicin
al rgimen, llevando a la calle las primeras protestas dirigidas contra el
presidente Mubarak.
Knesset. Parlamento monocameral del Estado de Israel.

Instituciones
Centro Legal Hisham Mubarak. Centro de defensa de los derechos
humanos muy activo en la lucha contra las detenciones arbitrarias y la
aplicacin de la tortura, y que debe su nombre a un abogado y activista
muerto en 1998 de un infarto y que nada tiene que ver con el dictador del
mismo apellido.

Mayles el-Shaab o Consejo del Pueblo. Cmara baja del Parlamento


egipcio.
Mayles el-Shura o Consejo de la Shura. Cmara alta del Parlamento
egipcio.
Movimiento del 6 de Abril. Grupo activista surgido en apoyo a los obre
ros de Mahala y que sigue el ideario poltico de las revoluciones no vio
lentas de Gene Sharp.

ECES. Think tank egipcio creado en 1992 con la financiacin de USAID


con el objetivo de disear las polticas de reforma econmica para la li
beralizacin de la economa egipcia.

Partido Democrtico Nacional (PDN). Partido oficialista del rgimen,


instaurado en 1978 por Sadat y disuelto en abril de 2011 tras las protestas
populares.

El-Azhar. Principal escuela de teologa sun del mundo islmico. Fun


dada en 975, en tiempos del imperio Fatim, est considerada como la
universidad ms antigua del mundo con funcionamiento ininterrumpido.
Tiene carcter de institucin estatal y sus cargos son nombrados poltica
mente.

Socialistas Revolucionarios. Grupo poltico trotskista.

El-Wafd. Histrico partido nacionalista liberal que lider el movimiento


independentista egipcio de los aos veinte.
Fatah. Formacin poltica palestina fundada por Yasser Arafat en 1957.
Actualmente, liderada por Mahmoud Abbas, ostenta la mxima repre
sentacin de la Autoridad Nacional Palestina.

Tagarrod. Movimiento poltico islamista de oposicin al grupo Tamarrod.


Tamarrod. Movimiento poltico que impuls la campaa de recogida de
firmas pidiendo la dimisin de Mursi y que lider las movilizaciones del
30 de junio que llevaron a la deposicin militar del presidente.
Yihad Islmica. Grupo armado islamista que, en 1981, atent contra la
vida del presidente Anuar el-Sadat.

Gamaa Islamiya. Formacin islamista sun cuyo brazo armado fue par
ticularmente activo en la dcada de los noventa. A raz de la revolucin,
formaron un partido poltico que lograra trece escaos en el Parlamento.
Hams. Formacin sociopoltica islamista palestina, vinculada al movi
miento de los Hermanos Musulmanes y que, desde 2007, gobierna la
Franja de Gaza, tras el putsch a los resultados electorales de 2006. Lidera
da por Khaled Meshaal y Ismail Haniye.

328

329

Egipto tras la barricada Marc Almodvar

Glosario

Cronologa bsica

aos ms tarde con la formacin del Gobierno de Ahmed Nazif.

1882. Las tropas britnicas toman el control de Egipto.


1928. Se funda la organizacin de los Hermanos Musulmanes en Ismailiya.

2005. Las elecciones legislativas en Egipto llevan a que los Hermanos


Musulmanes consigan unos histricos 88 escaos en el Parlamento. A
partir de entonces, se inicia una nueva poltica represiva del rgimen con
tra la oposicin.

1948. Primera Guerra rabe-Israel en la que las tropas egipcias sufri


eron una vergonzosa derrota a manos de las tropas sionistas.

2008. El 6 de abril, se produce la insurreccin obrera en la ciudad de


Mahala.

1952. Se produce una insurreccin popular en las calles de todo Egipto


contra la presencia britnica en el pas. El levantamiento es aprovechado
por un grupo de militares agrupados en el Movimiento de los Oficiales
Libres, que toman el poder en un golpe conocido como la Revolucin
del 23 de julio. Se anula la monarqua, acusada de seguir los dictados de
Londres, y se declara la repblica. Dentro del grupo de generales, destaca
la figura de Gamal Abd el-Nasser.

2010. En verano, muere asesinado en Alejandra el joven Khaled Said, a


manos de oficiales de la polica. En invierno, unas accidentadas y discuti
das elecciones legislativas provocan decenas de muertos y dan el 91,2%
de los escaos al gubernamental PDN.

1954. Nasser sufre un intento de asesinato en Alejandra y acusa a los


Hermanos Musulmanes de estar detrs del complot. Se ilegaliza la for
macin islamista y comienza la persecucin de sus miembros.

25 de enero. Da de la Polcia. Se convocan movilizaciones en todo el pas


con un xito que supera las previsiones

1914. Egipto es oficialmente nombrado protectorado.

1956. Nasser nacionaliza el Canal de Suez provocando una invasin mili


tar de las fuerzas de Israel, Reino Unido y Francia. La victoria egipcia
sobre la soberana del canal ayudar a Nasser a construir su figura de
lder nacional.
1970. Nasser muere y es reemplazado por Anuar el-Sadat, tambin miem
bro del Movimiento de los Oficiales Libres. Sadat iniciar el proceso de
infitah o aperturismo, alejando a Egipto de la rbita sovitica y acercn
dolo cada vez ms al libre mercado y a la rbita de Estados Unidos.
1978. Se firman los Acuerdos de Camp David entre Egipto y Israel, con
el patrocinio de Estados Unidos. Fruto de esos acuerdos de paz, Egipto
recupera la pennsula del Sina y el Ejrcito egipcio recibe una ayuda di
recta anual de Estados Unidos. Egipto es expulsado de la Liga rabe.
1981. Anuar el-Sadat es asesinado por militantes islamistas y Hosni
Mubarak es nombrado presidente de la Repblica.
1991. Egipto entra en el consenso de Washington y aplica las polticas de
liberalizacin econmica propuestas por el FMI.
2002. Gamal Mubarak, hijo del presidente, es nombrado secretario polti
co del oficialista PDN con el objetivo de liberalizar an ms la economa.
La creciente influencia de Gamal en la poltica egipcia se certifica dos

330

2004. Nace el movimiento Kefaya.

2011
28 de enero. Viernes de la Ira. Las fuerzas policiales y los manifestantes
se enfrentan en todo el pas. El Ejrcito baja a las calles para controlar la
situacin y sustituye a la polica, que se retira. Los manifestantes ocupan
finalmente la plaza Tahrir y acampan all.
3 de febrero. Batalla del Camello. Partidarios del presidente Mubarak
seenfrentan violentamente a manifestantes antirrgimen acampados en
Tahrir.
11 de febrero. El vicepresidente Omar Suleiman anuncia la dimisin de
Hosni Mubarak. El Consejo Superior de las Fuerzas Armadas, encabeza
do por el mariscal Tantawi, toma el poder.
26 de febrero. Las Fuerzas Armadas desalojan violentamente a los lti
mos acampados de la plaza Tahrir. Entre los detenidos se encontraran
los primeros civiles juzgados por tribunales militares.
9 de marzo. Nuevo desalojo violento en la plaza Tahrir. Varias activistas
sern sometidas a agresiones sexuales por parte de las Fuerzas Armadas
enmascaradas bajo el eufemismo de pruebas de virginidad.
19 de marzo. Se aprueba en referndum la reforma constitucional propu
esta por la Junta Militar y apoyada por los Hermanos Musulmanes. Eso
allana el camino de la hoja de ruta transicional trazada entre militares e
islamistas.

331

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


23 de marzo. La Junta Militar aprueba el decreto ley 34 que penaliza
huelgas, protestas y asambleas que puedan afectar a la economa y la pro
ductividad.
11 de abril. Una primera delegacin del FMI visita El Cairo para negociar
un prstamo con las autoridades egipcias.
3 de agosto. Comienza el juicio del siglo que sienta a Hosni Mubarak, sus
dos hijos y los principales lderes del cuerpo policial en el banquillo de
los acusados por la muerte de manifestantes durante la insurreccin de
enero.
11 de septiembre. Despus de varias protestas contra el Estado de Israel
y el asalto a la embajada israel en El Cairo, la Junta Militar anuncia una
nueva extensin de la Ley de Emergencia.

Glosario
urnas llenas de irregularidades ponen en la segunda vuelta al continuista
Ahmed Shafiq y al hermano musulmn Mohamed Mursi.
2 de junio. Se anuncia la sentencia del juicio a Mubarak. Absolucin para
la mayora de encausados y pena de cadena perpetua para el presidente
por no haber impedido la muerte de manifestantes.
14 de junio. El Tribunal Constitucional disuelve el Parlamento, quitando
a los Hermanos Musulmanes su bastin de poder a las puertas de la seg
unda vuelta de las presidenciales.
16 y 17 de junio. Segunda vuelta de las presidenciales egipcias, que coro
nan a Mohammed Mursi como primer presidente civil del pas.
30 de junio. Mursi toma posesin del cargo.

9 de octubre. Una protesta copta acaba en masacre cuando 25 perso


nas pierden la vida ante el violento intento de desalojo de las fuerzas
militares.

12 de agosto. Se reestructura la cpula militar. Mursi jubila a Tantawi y


Anan y nombra al general Abd el-Fattah el-Sisi como ministro de De
fensa y jefe del Consejo Superior de las Fuerzas Armadas.

19 de noviembre. Hechos de Mohamed Mahmoud. Enfrentamientos en


tre fuerzas revolucionarias y cuerpos policiales estallan en el centro de El
Cairo, a pocos das del inicio de las elecciones legislativas. Al menos 42
personas pierden la vida.

21 de noviembre. Presidencia anuncia un decreto constitucional que da


nuevos poderes a Mohammed Mursi y hace dimitir al fiscal general, que
es reemplazado por uno a eleccin del presidente islamista. La decisin
provoca la ira entre una oposicin que dice que estas medidas se carac
terizan por mostrar tintes totalitarios. Al menos 28 sedes de los Herma
nos Musulmanes son atacadas y quemadas por los manifestantes en los
siguientes das.

16 de diciembre. Hechos del Consejo de Ministros. Nuevos enfrenta


mientos entre grupos revolucionarios y fuerzas policiales en el centro de
El Cairo.
28 de noviembre 11 de enero. Primeras elecciones legislativas en el pas,
que dan una mplia mayora a los Hermanos Musulmanes.

5 de diciembre. Enfrentamientos sangrientos entre partidarios y detrac


tores del presidente Mursi tienen lugar a las puertas del palacio presiden
cial de Etehadeya.

2012

15 y 22 de diciembre. Un referendum constitucional aprueba el borrador


defendido por las fuerzas islamistas con un pequeo margen y una par
ticipacin bajo mnimos.

23 de enero. El nuevo Parlamento toma posesin de los escaos. El ma


riscal Tantawi anuncia el fin de la ley de emergencia .
25 de enero. Primer aniversario de la revolucin. Enfrentamientos entre
fuerzas revolucionarias y los Hermanos Musulmanes en el corazn de El
Cairo
2 de febrero. 74 aficionados ultras del equipo cairota de El-Ahli pierden la
vida a final de un partido de ftbol en Port Said. Los aficionados acusan
a las fuerzas policiales de estar detrs. Se producen enfrentamientos en
todo el pas.
23 y 24 de mayo. Primera vuelta de las elecciones presidenciales. Unas

332

2013
12 de enero. El tribunal de apelaciones acepta las alegaciones de Hos
ni Mubarak y el ministro del Interior Habib el-Adly y ordena repetir el
juicio contra las dos figuras. Es el punto culminante de un proceso de
revisin de sentencias contra figuras del antiguo rgimen.
25 de enero. El segundo aniversario de la revolucin se celebra con nue
vas protestas contra el Gobierno de los Hermanos Musulmanes, y en
frentamientos sangrientos entre partidarios y detractores del presidente
islamista en todo el pas.

333

Egipto tras la barricada Marc Almodvar


13 de abril. Mubarak vuelve a comparecer ante los tribunales para la re
visin de su sentencia

Bibliografa

30 de junio. Manifestaciones masivas llenan las calles de Egipto como


culminacin de la campaa de Tamarrod para exigir elecciones anticipa
das al presidente Mursi. Al da siguiente, las Fuerzas Armadas dan un ul
timtum de 48 horas para que el presidente escuche el clamor de la calle.

Medios de comunicacin
ABC News

Jaddaliya

3 de julio. Las Fuerzas Armadas, lideradas por el general El-Sisi, llevan


a cabo un golpe de Estado y deponen al presidente Mursi de su cargo. Se
elabora una hoja de ruta y se nombra presidente interino al presidente del
Tribunal Constitucional, Adly Mansour, quien no hace ni 48 horas que
ostenta ese cargo. El ejrcito rompe el pacto de transicin.

Al-Masry al-Youm

Al-Jazeera

El-Ahram

Al-Jazeera English

Ahram Online

The Jerusalem Post

Ahram Weekly

KUNA, Kuwait News Agency

El-Akhbar

Mada Masr

14 de agosto. El desalojo militar de la acampada islamista de Raba Ada


weya deja 318 muertos, que se suman a los 260 ms a causa de los dis
turbios habidos en todo el pas. Este violento ataque culmina el asalto
militar a la oposicin islamista.

Akhbar el-Youm

Masrawy

Los Angeles Times

Masress

Al-Arabiya

Agencia MENA
Le Monde Diplomatique

21 de agosto. Los tribunales ordenan la liberacin del dictador Mubarak


despus de la prescripcin de los plazos de prisin preventiva. Por ra
zones de seguridad, la justicia militar decide su reclusin hospitalaria.

Al-Arabiya English
Associated Press

El-Mogaz

El-Badeel

NPR National Public Radio

BBC

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El-Bedaiah

ONTV

Bikyanews

Qatar News Agency

Bloomberg

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United Press International (UPI)

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Voice of America (VOA)

France 24

El-Wafd

The Guardian

The Washington Post

Haaretz

Washington Times

31 de agosto. Los tribunales de Alejandra reabren el juicio por la muerte


de Khaled Said tras aceptar las apelaciones presentadas por la defensa de
los policas procesados.
23 de septiembre. El tribunal de Jurisdiccin Sumaria de Abdeen aprue
ba la disolucin de los Hermanos Musulmanes

Hoqook News Network

Al-Watan

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