El documento describe la importancia del diario de campo como una herramienta etnográfica clave. Explica que el diario de campo es un cuaderno donde el investigador registra observaciones, conversaciones e interpretaciones de manera detallada y sistemática durante su trabajo de campo. Además, enfatiza la necesidad de describir los eventos con riqueza de detalles y de diferenciar entre lo relevante y no relevante para la investigación.
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El documento describe la importancia del diario de campo como una herramienta etnográfica clave. Explica que el diario de campo es un cuaderno donde el investigador registra observaciones, conversaciones e interpretaciones de manera detallada y sistemática durante su trabajo de campo. Además, enfatiza la necesidad de describir los eventos con riqueza de detalles y de diferenciar entre lo relevante y no relevante para la investigación.
Descripción original:
Descripción detallada sobre las actividades de trabajo de campo.
El documento describe la importancia del diario de campo como una herramienta etnográfica clave. Explica que el diario de campo es un cuaderno donde el investigador registra observaciones, conversaciones e interpretaciones de manera detallada y sistemática durante su trabajo de campo. Además, enfatiza la necesidad de describir los eventos con riqueza de detalles y de diferenciar entre lo relevante y no relevante para la investigación.
El documento describe la importancia del diario de campo como una herramienta etnográfica clave. Explica que el diario de campo es un cuaderno donde el investigador registra observaciones, conversaciones e interpretaciones de manera detallada y sistemática durante su trabajo de campo. Además, enfatiza la necesidad de describir los eventos con riqueza de detalles y de diferenciar entre lo relevante y no relevante para la investigación.
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Diario de campo
Una de las tcnicas etnogrficas de investigacin ms
importantes es el diario de campo. En una investigacin etnogrfica, el xito del trabajo de campo depende en gran parte en realizar un adecuado diario de campo. Sin diario de campo los datos se pasean frente a las narices del investigador sin que ste tenga cmo atraparlos, organizarlos y otorgarles sentido para su investigacin. Esos datos probablemente se diluirn tan pronto como aparecen sin dejar ninguna huella ni efecto en la labor de comprensin etnogrfica. Si uno quiere fracasar en una investigacin etnogrfica una de las mejores maneras para lograrlo es descuidar la labor de escritura del diario de campo.
Se pude empezar a hablar del diario de campo como un
cuaderno o libreta de notas que escribe el etngrafo durante sus estadas en terreno. Son notas escritas todos los das, de ah su nombre de diario. Como estas notas son escritas sobre lo sucedido durante la investigacin en terreno, es un tipo muy particular de diario: uno de campo. Cuando se hojea un diario de campo ya terminado, uno se encuentran una serie de notas ordenadas por lugar y fecha describiendo situaciones que han sucedido en terreno e interpretaciones realizadas por el
etngrafo. Bajo la fecha de un da cualquiera se pueden
observar varias pginas, solo unos cuantos prrafos o incluso unas pocas frases escuetas, dependiendo de qu tan productivo ha sido ese da para el avance de la investigacin. En general los diarios son escritos a mano, pero cada vez ms con la facilidad de los computadores porttiles que se llevan a terreno los diarios de campo se pueden escribir directamente en un archivo electrnico.
Sobre todo al comienzo, es muy posible que la gente se
extrae cuando uno escribe su diario de campo. Esto es una oportunidad para explicar nuevamente lo que uno se encuentra haciendo all. Hay que explicarlo tantas veces sea necesario y a tantas personas como lo requieran. Estas explicaciones deben ser lo ms claras y concretas posibles. Las personas se irn acostumbrando a que el etngrafo se dedique a escribir en su diario de campo todos los das. No es recomendable hacer de la escritura del diario de campo una labor que debe ocultarse, ya que esto puede generar suspicacias sobre los motivos por los cuales el etngrafo se encuentra en campo. Escribir el diario de campo pblicamente, no a escondidas es lo que menos suspicacias generan.
El diario de campo es escrito para uno mismo, por lo que tiene
un tono bastante personal. Son notas que van escribiendo a
medida que se avanza en el trabajo de campo. Sirve para
registrar aquellos datos tiles a la investigacin, pero tambin es utilizado para ir elaborando reflexivamente sobre la comprensin del problema planteado as como sobre las dificultades por resolver y tareas por adelantar. Por eso, no es extrao que en ciertos pasajes el tono de la escritura del diario de campo se parezca al de una conversacin consigo mismo, al de la exposicin para s mismo y todava en borrador de algunas ideas que van naciendo sobre lo que se est estudiando.
Hay varios asuntos que deben tenerse en cuenta para escribir
un diario de campo. En primer lugar, se debe ser muy disciplinado con el diario de campo, escribiendo de forma sistemtica todos los das. La escritura puede hacerse por la maana o en la noche, dependiendo de las condiciones donde uno est adelantando el trabajo de campo. Si es en un lugar sin luz elctrica, por ejemplo, tal vez sea mejor destinar las primeras horas de la maana a escribir el diario de campo. En este caso, se escribe sobre el da inmediatamente anterior. A veces, dependiendo de la misma investigacin y del lugar donde uno se encuentra, las noches son un momento muy importante para seguir haciendo observaciones y conversando con la gente; por lo que tal vez sea mejor dedicar la maana siguiente al diario de campo. Lo contrario puede suceder, y que sea las maanas los momentos de ms intensidad para la
labor de observacin por lo que la noche o el final de las
tardes sean los tiempos indicados para la escritura del diario de campo.
No importa tanto el momento ms adecuado para dedicarse a
escribir el diario de campo, como que se escriba regularmente todos los das. La idea es registrar cuidadosamente da a da todo lo que se ha observado, lo que le han contado o lo que uno ha pensado referente al estudio que uno adelanta. Si uno deja pasar dos o ms das se va diluyendo la capacidad de recordar vvidamente una observacin importante o los detalles de una conversacin sostenida, as como se tienden a olvidar las ideas y pensamientos que surgieron das atrs sobre algo en particular. Perder estas observaciones, conversaciones o ideas significa un paulatino empobrecimiento de lo que el trabajo de campo debe ofrecer al proceso de investigacin. Si la escritura del diario de campo se interrumpe o se ve reducida a unas cuantas notas espordicas, estamos dilapidando nuestro tiempo y el de las personas con las que estamos trabajando. La seriedad con la que uno se toma un trabajo de campo se refleja en la cotidiana labor de escritura del diario de campo.
El segundo aspecto que debe tenerse en cuenta en la labor de
escritura del diario de campo es la calidad de lo que all se anota. No basta con escribir cualquier cosa, la idea no es escribir por escribir o hacerlo de una forma que no cumpla
con los propsitos de una investigacin etnogrfica. En el
diario de campo hay que ser muy detallado con las observaciones realizadas tiles para la investigacin. Si uno est haciendo un estudio sobre la minera artesanal en un poblado del ro San Juan en el Choc, no basta con escribir de manera escueta en el diario de campo que uno acompa a un grupo de personas a la mina ese da. Escrito de esa manera, esa salida a la mina no tiene ninguna utilidad para el estudio ni contiene ningn dato etnogrfico de relevancia. Un buen ejercicio de escritura, debera contar en detalle cmo se desarroll la jornada minera, incluyendo una serie de datos como qu herramientas utilizaron, cundo y cmo lo hicieron; qu producto obtuvieron, cmo se los repartieron y qu destino les dieron; cul eran las relaciones entre los miembros del grupo de trabajo, cmo se daba su comportamiento y por qu salan ellos a trabajar juntos; etc.
Una observacin de una situacin presentada en el trabajo de
campo supone dar cuenta de asuntos como quines estn presentes, cmo est organizado el espacio, cules son las relaciones entre ellos, qu sucede, por qu sucede esto y cules son sus significados, entre otros. Las observaciones realizadas son descritas en el diario de campo sin escatimar detalles, relatando con la mayor riqueza posible lo que se observ. La idea es recrear con palabras lo observado.
Igual sucede con las conversaciones sostenidas que son
relevantes para la investigacin. Supongamos que uno est haciendo un estudio sobre las prcticas mdicas tradicionales en los barrios populares en la ciudad de Cali, si uno nicamente escribe en el diario de campo que la noche anterior se tuvo una conversacin con dos parteras sobre el pasmo, pues de poca utilidad ser para la investigacin. Lo que hay que hacer en el diario de campo es reconstruir tanto como se pueda la conversacin sostenida, incluyendo aquellas aclaraciones y discusiones que ellas daban sobre en qu consista el pasmo, por qu se generaba, a quin le daba y cules eran las curas o contras que utilizadas por ellas u otras personas.
Es importante subrayar que en lo observado puede ser tan
relevante lo que se hace, como lo que no se hace. De la misma manera que en las conversaciones puede ser tan importante lo que se dice como los silencios, lo que se enuncia con palabras como lo que se significa con la gestualidad. El etngrafo debe estar atento a esta gama de expresiones para poder registrarlas adecuadamente en el diario de campo. Sobre lo que hay que insistir en este punto es que en el diario de campo se debe registrar con el mximo detalle posible lo que aparece como relevante para nuestra investigacin: Cuanto ms rico sea en anotaciones este diario, mayor ser la ayuda que ofrecer a la descripcin y anlisis del objeto estudiado (Cruz 2007: 50).
Lo indispensable de este registro detallado de las
observaciones y las conversaciones tambin aplica para las ideas que a uno se le van ocurriendo a medida que avanza la investigacin. Las interpretaciones que uno va elaborando al calor del desarrollo del terreno deben ser expuestas con detenimiento en el diario de campo ya que su escritura conduce a generar una actitud de reflexividad sobre el proceso de la investigacin y sus resultados. Por tanto, en el diario de campo se consignan con la mayor elaboracin posible lo que uno est pensando, va entendiendo o descubriendo sobre lo que se est estudiando (esto es, las interpretaciones).
Finalmente, el tercer aspecto a tener en cuenta en la escritura
del diario de campo es saber diferenciar entre lo que es pertinente y lo que no lo es para nuestra investigacin. La idea no es escribir detalladamente todo lo observado o todas las conversaciones sostenidas, sino solo lo que se relaciona con nuestra investigacin. Adems de que es imposible describirlo todo, este sentido de pertinencia es clave para enfocar nuestros esfuerzos durante el trabajo de campo en profundizar sobre la temtica que nos hemos planteado. Ahora bien, esto no significa que nos cerremos a registrar asuntos que, aunque a primera vista no parecen relacionados con nuestra temtica, nos han llamado la atencin. En ocasiones, asuntos que
inicialmente no parecan relacionados resultan ser cruciales
para nuestra investigacin cuando empezamos a comprender mejor. De ah que la sugerencia es que, sobre todo al comienzo del trabajo de campo, se registren aquellas observaciones o conversaciones que nos parecen significativas, as no entendamos su conexin con nuestra investigacin.
De manera analtica, se puede decir que el diario de campo
desempea tres funciones principales durante el desarrollo de la investigacin en terreno. Primero, en tanto el diario de campo sirve para registrar los datos que va arrojando la investigacin tiene la funcin de guardar la informacin. Como ya vimos, estos datos se derivan principalmente de las observaciones y conversaciones que se ocurren en el terreno. Pero los datos tambin se derivan de documentos trabajados durante el desarrollo del campo (como, por ejemplo, una noticia leda en el peridico local), al igual que de diagramas o dibujos que uno realiza para captar algn aspecto de inters al estudio. No es extrao que para dar cuenta de la organizacin espacial de un poblado se haga un dibujo en el diario de campo o que para dar cuenta de las relaciones de parentesco de un informante se realice un diagrama. Toda esta informacin va siendo compilada da a da en el diario de campo. Luego, durante el proceso de escritura (sobre el que volveremos ms adelante), uno vuelve al diario de campo para redactar el informe, artculo o tesis.
Segundo, el diario de campo tiene como funcin posibilitar
una permanente reflexividad sobre los resultados que va arrojando el trabajo de campo. Esta reflexividad se traduce en la formulacin de interpretaciones provisionales por parte del etngrafo con respecto a aquellos aspectos que van adquiriendo sentido a sus ojos, de las conexiones que va estableciendo y que antes no eran evidentes. La escritura del diario de campo propicia y potencia el proceso de pensamiento y comprensin asociada a la investigacin. Y esto porque el trabajo de campo es el momento de obtencin de datos o informacin en bruto, al igual que uno de elaboracin: De ah que el trabajo de campo no sea solo un medio de obtencin de la informacin, sino el momento mismo de produccin de los datos y elaboracin del conocimiento (Guber 2005: 91).
Finalmente, el diario de campo tiene como funcin de ir
construyendo una agenda de trabajo que va respondiendo da a da a los avances y avatares de la investigacin en terreno. En el diario de campo se planea las actividades que deben adelantarse, se disean cuestionarios o talleres sobre la marcha, se identifican fuentes que deben ser exploradas una agenda que busca responder de la manera ms adecuada e inmediata a cmo se va desenvolviendo el trabajo de campo.
Estas tres funciones pueden marcarse con colores o con ciertas
convenciones en la escritura. Marcar o no estas diferentes funciones depende del estilo personal del etngrafo. As, por ejemplo, uno puede destinar la parte superior de las mrgenes o hacer un recuadro al interior del cuerpo del texto para anotar lo referido a la agenda. Esto en caso de que se trabaje con libretas o cuadernos, pero todas estas estrategias de marcacin son diferentes si se trata de un diario de campo escrito directamente en computador.
Ninguna tcnica de investigacin expresa tanto la
personalidad del etngrafo as como su concepcin de la investigacin como el diario de campo. Hay algunos autores que sugieren llevar un diario intensivo durante el trabajo de campo (cfr. Arocha s.f.). Este diario intensivo recogera la dimensin ms emocional y autobiogrfica:
Este tipo de diario, que sera una ampliacin y
enriquecimiento del tradicional diario etnogrfico, permite el registro y sistematizacin no slo de las observaciones culturales, sino de las descripciones interiores de los investigadores que haban quedado hasta entonces relegadas a diarios privados, ausentes de los textos etnogrficos. La base de este proceso consiste en ejercicios sobre sueos, ensoaciones y anotaciones diarias. Su propsito es construir un puente de acceso al inconsciente que permita
aproximaciones sistmicas a la vida del diarista. Con el
tiempo, l va a lograr percibir el funcionamiento relacional de sus procesos mentales profundos (Espinosa y Jacanamijoy s.f.: 3).
El diario intensivo sera un instrumento teraputico durante
el trabajo de campo para el etngrafo en tanto encontrara en su escritura un ejercicio catrtico del cumulo de emociones y tensiones que pueden derivarse del mismo. Pero, adems de esta funcin, como queda claro en la cita realizada, el diario intensivo tendra como propsito incorporar en la investigacin esa dimensin subjetiva, autobiogrfica, de la memoria y de lo emocional.
Informante
En el contexto colombiano, la palabra de informante est
asociada a quien es un sopln, a la especie de batracio que a escondidas y usualmente por dinero delata a sus congneres ante las autoridades del estado o las de facto (en no pocas ocasiones con mviles criminales). El sentido dado por los antroplogos al informante pretende ser bien distinto: es la persona con la que el etngrafo establece una estrecha y
prolongada relacin constituyndose en una fuente de
conocimiento de la vida social estudiada.
No obstante, algunos autores consideran que la nocin de
informante, utilizada por largo tiempo entre los antroplogos, es desafortunada porque supone que hay alguien que informa y alguien que es informado, alguien que contesta y alguien que pregunta; es decir, est indicando de manera descarnada y recurriendo a un trmino con claro un legado colonial la existencia unas relaciones de poder entre personas que son estudiadas y el etngrafo que es quien estudia (Fals Borda y Mohammad 1991). De ah que algunos de estos crticos opten por otras modalidades de relacin ms horizontales a las cuales se refieren con trminos como el de interlocutor.
Para este texto mantendremos la palabra de informante,
reconociendo lo acertado de las crticas indicadas. Pero propondremos bajo este nombre de informante una tcnica que apunta ms a una relacin dialogada y bi-direccional, que no es ingenua con respecto a las relaciones de poder que subyacen a la investigacin etnogrfica. Por lo tanto, definimos al informante como aquella persona del lugar donde realizamos el trabajo de campo, fundamental para el proceso de la investigacin, con quien establecemos de una forma respetuosa una relacin sistemtica de aprendizaje. En este sentido, entonces, la empata es fundamental as como la
aceptacin por parte de la persona que se constituye en
nuestro informante. Trabajar a partir de este criterio es central, teniendo en mente que la horizontalidad y el respeto estn por encima de la investigacin misma. Este es un principio que no es solo aplicable a la tcnica del informante, pero que en ella se hace ms palpable.
Adems de nuestra empata y de su aceptacin, para que
alguien sea un adecuado informante tienen que darse otras condiciones. Una muy importante es su conocimiento de lo que nos interesa estudiar. No todas las personas en un lugar, por pequeo que ste sea, tienen igual acceso o conocimiento sobre todas las temticas. Dependiendo de su gnero, generacin, biografa y trayectoria, una persona tiene acceso y conoce ciertos aspectos de la vida social mucho ms que otras. En algunos casos, solo unas cuantas personas tienen acceso a ciertos conocimientos y prcticas. De ah que sus planteamientos son siempre posicionados y dependientes de su particular lugar en la formacin social y vida social que estamos estudiando. Ms an, [] las respuestas suelen estar ntimamente relacionadas con el contexto en que se brindan y las posiciones estructurales y situacionales que ocupan los informantes, de modo que es necesario ponderar dichas respuestas y cmo se han obtenido (Guber 2005: 101-102).
As, por ejemplo, si estamos haciendo una investigacin sobre
culturas juveniles, es evidente que los jvenes y los adultos se encuentran en posiciones distintas con respecto al conocimiento de estas culturas. Si nos interesa, digamos, las diferencias de estilos y de tendencias entre los jvenes, un adulto que no sepa nada de eso no puede ser un informante adecuado mientras que un joven que conozca y que incluso lidere uno de estos estilos o tendencias sera mucho ms apropiado. El gnero, la clase social o incluso el lugar de residencia tambin son factores que deben ser tomados en consideracin en la seleccin de un informante. De esta manera no cualquier persona tiene el perfil adecuado para ser informante, sino que depende de la investigacin que se adelante. Esto se hace incluso ms obvio si nuestro tema implica especialistas como puede ser el chamanismo o la medicina tradicional como las parteras o curanderos.
El xito o el fracaso de esta tcnica de investigacin dependen
en gran parte de la capacidad de seleccionar un buen informante. Por eso es recomendable esperar un tiempo prudencial para que con el avance del trabajo de campo se cuente con un conocimiento bsico del perfil de las personas con las que pudiramos establecer este tipo de relacin. Guber (2005: 141-144) aborda los diferentes tipos de variables que entran en juego en la eleccin de un informante adecuado, entre las cuales anota la ubicacin estructural, la posicin en
los agrupamientos sociales, las temticas dominadas y grado
de formalidad de su posicin social.
Otro factor que facilita o entorpece la fluidez de la relacin
con un informante se deriva del carcter de ste. No todas las personas tienen la misma habilidad para reflexionar sobre sus propias prcticas y concepciones culturales, para tomar cierta distancia y ofrecer descripciones e interpretaciones de stas. En el mismo sentido, no todas las personas tienen la misma habilidad o paciencia para dialogar durante largos periodos con alguien que no pertenece a su ncleo familiar o afectivo ms cercano. Hay gente tmida, que no estara dispuesta a una interaccin con un cuasi extrao. Todos estos rasgos de carcter deben ser tomados en consideracin a la hora de pensar en un informante.
Finalmente, aunque est implcito en la idea de aceptacin,
cabe resaltar que es crucial que exista compatibilidad entre el informante y el etngrafo. Entiendo por compatibilidad no slo que en el plano personal se lleven bien sino que socialmente sea viable que pasen juntos largos periodos de tiempo. En ciertos lugares, no es viable que una mujer casada pase tiempo con un hombre que no sea su marido o viceversa. Igual con ciertas autoridades locales o ciertas personas que ocupan categoras especiales. Todo esto debe estar claro para
el etngrafo a la hora de pensar en una persona como su
informante.
Como puede haber deducido un lector atento, no se puede
considerar como informante cualquier persona con la que conversemos sobre el tema de estudio, ni siquiera a quien entrevistemos en varias oportunidades. Durante el trabajo de campo, el investigador sostiene innumerables conversaciones informales con las ms diferentes personas. Muchas de estas conversaciones pueden estar orientadas, en parte o en su totalidad, a arrojar luz sobre aspectos que le interesan al etngrafo. No obstante, esto no hace a todas estas personas nuestros informantes. Tambin suelen resultar decenas de entrevistas (sobre lo que volveremos ms adelante), algunas de ellas registradas en grabaciones y que son fundamentales en la investigacin, sin que por ello consideremos que todas las personas que entrevistamos sean nuestros informantes.
Aunque con los informantes conversamos y los entrevistamos,
no todos con quienes conversamos y entrevistamos son por esta razn nuestros informantes. Las conversaciones y entrevistas con los informantes son diferentes no slo porque son recurrentes y sistemticas, sino tambin porque demandan lo que podramos denominar un dilogo en profundidad y reflexivo. La diferencia no es, por tanto, simplemente cuantitativa sino cualitativa.
En las conversaciones o entrevistas sostenidas con los
informantes les pedimos, como a cualquier otra persona, que nos relaten qu sucede en determinadas situaciones, as como que nos ilustren sobre las personas que participan, sus significados y dems. Lo que caracteriza las conversaciones o entrevistas con los informantes es la profundidad y sistematicidad que adquieren dado que le pedimos aclaraciones sobre los detalles, le leemos pasajes de lo que hemos escrito sobre esto, compartimos nuestras interpretaciones y entramos en un verdadero dilogo. En esta interaccin dialgica, amerita tenerse presente que [] los informantes tambin son sujetos de reflexividad en la medida en que orientan su accin de acuerdo con diversos factores y con las circunstancia concretas que les toca enfrentar (Guber 2005: 133).
Con los informantes es til establecer sesiones de trabajo,
donde podamos dedicarnos a profundizar en aspectos concretos de la investigacin. Pueden ser sesiones formalmente establecidas, para trabajar dos o tres horas durante un par de veces a la semana, por lo cual en algunos casos puede incluso considerarse una retribucin (econmica o simblica) o una contraprestacin de parte del investigador. Pueden ser sesiones de trabajo informales, es decir, mientras se acompaa al informante en sus propias labores o en los
momentos de ocio. En cualquier caso, estas sesiones de trabajo
deben ser planeadas con anterioridad por el etngrafo para cumplir objetivos puntuales como la contrastacin de una observacin adelantada unos das antes, la ampliacin de una serie de conceptualizaciones que no tenemos an claras, o escuchar su opinin sobre algunas interpretaciones que hemos avanzado.
REESE, Eduardo, 2006 La Situación Actual de La Gestión Urbana y La Agenda de Las Ciudades en Argentina. Puntos 1 y 2. en Revista Medioambiente y Urbanización. Versión Digital PDF