Antología
Antología
Antología
de la poesa ecuatoriana
Seleccin y textos
histrico-crticos
Hernn Rodrigue? Castelo
Prologo
Angel i; Rojas
Crculo de Lectores
Antologa
de la poesa ecuatoriana
eos poemas -uno, acaso dos, por poeta- o pocos poetas -en cuyo
caso, algunos poetas hasta con varios poemas-. La opcin no
me pareci ofrecer dudas: el asunto era, por supuesto, de
poemas; lo que se deba seleccionar con ese criterio de extrema
parquedad y suprema exigencia eran poemas. Pero entonces,
buscando esos poemas, se daba con que varios de ellos, de los
ms altos, pertenecan al mismo poeta, mientras otros muchos
poetas no alcanzaban a poner pieza alguna en esos altsimos
niveles, aunque a menor nivel su produccin fuera de sostenidas
calidades. (Y ello resultaba perfectamente explicable: alto don
potico y apasionada dedicacin al quehacer lrico parecan
condicionarse, requerirse y complementarse. Los mayores
poetas de la lrica ecuatoriana no fueron sino poetas: Aguirre,
Olmedo, Zaldumbide, los modernistas, Hugo Mayo, Gangotena,
Escudero, Carrera An- drade, Sacoto Arias [poeta tambin en
sus lricas piezas teatrales], Dvila Andrade [salvo su puado de
cuentos], Adoum en la hora de los Cuadernos de la Tierra, Ef
rain Jara, Francisco Tobar [poeta en los mejores momentos de
su teatro], Francisco Granizo, Carlos Eduardo Jaramillo, Cazn
Vera...)
Entonces, siendo sta, en virtud de su ser de antologa, una
seleccin de poemas, lo es, ante todo, de poetas. Aspira a haber
dejado una seleccin mnima -absolutamente mnima- de los
mayores poetas de la literatura ecuatoriana, en su doble
vertiente de Audiencia hispnica y de repblica joven. Estn
aqu aquellos poetas a los que ningn ecuatoriano puede
ignorar; esos poetas que, de tener en Amrica Latina niveles
aceptables de intercomunicacin y mutuo conocimiento,
deberan ser conocidos por los pueblos hermanos del
continente. (Y cuando me ha sido dado presentar a los poetas
ltimos -y por ello menos conocidos- ante exigentes audiencias
latinoamericanas, han acogido sus voces con admiracin: Salazar Tamariz, Tobar, Granizo, Carlos Eduardo Jaramillo,
Cazn, Astudillo...)
Ahora bien, en qu criterios crticos apoyar esa seleccin?
Qu es lo que hace a un poema bueno, y entre los buenos, a
alguno grande?
Responder a pregunta de tan breve formulacin importa-
POESIA COLONIAL
POESIA DE LA
INDEPENDENCIA
dos de ver que se orinecan sus aceros; prestos por ello para
pelear como autnticos mercenarios. Cerrado el circo de los
leones -escribi admirablemente Pombo- e ida la concurrencia,
entraron las hienas a lamer su sangre y disputarse sus cuartos
palpitantes; alumbr all el genio, por capricho, por pasin, por
falta de pbulo ms digno, y la odiosa y melanclica merienda
se transform en epopeya. Esto es el Canto de Miarica.
El 18 de enero de 1835, el antiguo general de Bolvar, Juan
Jos Flores, derrota, al frente de aquella ducha y voraz
soldadesca, a las bisoas tropas civilistas de Barriga, en
Miarica. Se enfrentan all, a ms de militares contra civiles,
grupos de poder: los agroexportadores de la costa contra los
latifundistas de la sierra. Olmedo cohonest su estar del lado de
la sangrienta victoria con pensar que ella pondra dique a la
anarqua; con todo, ominosa la llam, y a su canto extravos
del genio. No obstante lo ominoso del motivo y lo extraviado
del genio, all estaba, otra vez, despus de diez aos de silencio
y prosasmo, la poderosa voz del vate.
Y es lo primero que canta, en una larga primera parte
introductoria -80 versos; casi la tercera parte-, el extrao y
hermossimo poema: canta la euforia, la incomparable plenitud
del poder cantar. Ya est dentro de m! Veloces vientos,
anunciad a las gentes un nuevo canto de victoria. Y con esa
sensacin de poder y con renovada voluntad de poder, el poeta
extrema cuanto poda dar de s esa retrica. Cuntas unidades
esplndidas! La estrofa que comienza Flores! Los pueblos
claman, y los montes, la comparacin homrica de ios
pastores recogiendo el rebao cuando estalla el trueno, la
imagen de los capitanes acudiendo a rodear al caudillo. Y todo.
Todo, sin pausa ni bajn alguno. La batalla misma -la ominosa
batalla- se pinta con tintas obscuras y asordinados sonidos, con
ms de lamentacin que de pen. Y todo el febril y sostenido
vuelo se remata con una estrofa de victoria fulminante y dos de
glorificacin del hroe. Como para que Pombo, uno de los
espritus americanos ms certeros del tiempo, se admirase as:
Dudo que exista un trozo lrico heroico ms merecedor que el
de Miarica del timbre de perfec-
POESIA ROMANTICA
MODERNISMO
guras, saba que el arte tiene sus poderes y ama las distancias. Y
recat sus sentimientos en la rica alusin cultural. Slo que el
hasto de vivir y la melancola pusieron un ptina nostlgica en
todos esos castillos, caceras, ojivas de piedra, selvas, nyades,
faunos, antigedades y lacas. Convirtieron lo que en manos de
un parnasiano pudieron haber sido esplndidos paneles en
postales un tanto tristes de asordinada msica. Jug con las
tintas ms aejas y nostlgicas de Wateau, Corot y Fragonard,
slo para terminar por sumirse en la ms dolo- rosa desnudez
del sentimiento. Apenas un matiz de contencin y densidad
intelectual separa Dilucidaciones de los cantos desgarrados
de Noboa Caamao.
Medardo Angel Silva se abri a la poesa bajo el alto
patrocinio formal de Rubn Daro, que le ense musicalidad
sonora y, algo, exotismo de los motivos, y de Herrera y Reissig,
maestro de perfeccin y contencin lricas. Pero la sustancia
espiritual la tom de otros lados; de la poesa francesa de
finales de siglo: Mallarm, Verlaine, Rimbaud, Samain; Baudelaire, sobre todo. Y en Amrica, Amado ervo. Con todo ello,
tanto el espectro temtico como el registro sonoro del poeta
fueron ms amplios que los de sus compaeros de promocin, y
espectro y registro se abran a luminosos horizontes cuando un
absurdo accidente seg la vida del poeta a los veintin aos.
De 1915 es el libro de la madurez del poeta, El rbol del
bien y del mal. Dominio del movimiento estrfico, fina
captacin sensorial y certera metfora de cuo modernista se
ponen al servicio de una lrica de entraable humanismo y
clida ternura (Aniversario). A partir de ese nivel formal y
tono se daran ahondamientos y vuelos. En las Estancias, al
mundo brillante, sensual y sibarita del modernismo de moda
(en Ecuador, porque en Amrica declinaba ya), se sobrepone un
mundo ms extrao y abisal -oscuras llamadas de infancia,
vivencias religiosas de culpa y expiacin, un amor saturnal-,
que afonda hasta la Estancia XIV, agitada por ese hlito del que
slo son capaces los grandes poetas. A partir de entonces,
variaron los motivos, pero el tono fue sostenido y la forma tuvo
la coherencia de un estilo. Decidieron de la
POSTMODERNISMO
li
b
ele
tostra
o:
.rca-
o
l-
ne !a
i
isa: V
a;
del : y
del
oche
nos. Y
o final
saje de smbolos, de versos, de metforas de raigambre superrealista; que en Bibliografa inconclusa revivi la infancia
con penetrante y fresco lirismo, y que en Mensaje hizo la
ms alta poesa social que se haya hecho en el Ecuador.
Mensaje en sus Palabras -en XXV Palabras est dividido el
libro-, con acordes amplios, sencillos a la par y solemnes, cant
al hombre de la tierra, sus quehaceres, su clera y su esperanza.
Libro insuflado de pasin subterrnea, recatada y grave, que
florece en imgenes poderosas y sostiene el discurso con
intenso ritmo.
Miguel Angel Len, que da a formas modernistas un
inconfundible sello hecho de nostalgias, ambiente desolado,
sabor de la tierra, consejas y fantasmagora campesina, y, en los
momentos ms intensos (El viento), uno como hlito de
realismo maravilloso.
Aurora Estrada, voz intensa de desgarramiento interior, de
doloroso bullir y variado registro formal, que va de la levedad y
sutileza (Ala) a los ritmos solemnes y graves
(Aniversario). La poesa de Aurora Estrada afonda, sin ruido,
en impresionantes honduras, donde soplan vientos desolados y
sobrecogedores (Tiniebla, el Treno IX, sobre todo); y tiene un
asombroso poder para iluminar reconditeces de la sensibilidad
(Lluvia), adivinaciones, temblores (El hombre que pasa) y
ternuras. Tan alto poder se ejercita en versos de admirable
contencin; a veces austeramente desnudos. Sin duda, una de
las mayores poetisas del postmodernismo americano.
Augusto Arias, poeta sutil y fino, seor de los grises, que
dej para su prosa -de rica ornamentacin barroca- los oros
parnasianos, y cant con grave austeridad nostalgias y
desolaciones. Tras la poesa de rica alusin cultural y certero
sealamiento plstico de sus Paisajes (Avila o Rostro del
tiempo), se hundi en oscuras regiones de senequismo y
contemptus mundi.
Csar Andrade y Cordero, en quien un limpio sustrato
campesino se trasmuta en poesa de cuo modernista,
sensorialmente rica y musicalmente exacta. Andrade y Cordero
es, en sus piezas ms bellas, un esplndido poeta. Original, bri-
TRANSICION A LA
CONTEMPORANEIDAD
las formas lricas del tiempo con Sismo (1940), que rompe
versos, movimiento estrfico y ritmos para crear el clima de
catstrofe, y extrema la retrica en uso en apasionada bsqueda
de correlato lrico para el peso de dolor que agobia el
corazn del poeta: enumeracin objetivizante; cierta frialdad,
como documental; repeticiones, disyuntivas, dislocaciones...
Ignacio Lasso nunca reneg del todo del modernismo, pero,
inquieto, capt mensajes de la nueva lrica americana; sobre
todo de los Contemporneos mexicanos. Tent entonces unas
maneras algo ms crpticas, con un lenguaje potico de sutil
carga intelectual y penetrantes imgenes. Or- feo es poema
representativo -y con algo de manifiesto de potica (Ya est
podrida la miel de las rosas!)- de un poeta que afront con
especial lucidez las perplejidades formales de su promocin
lrica.
Atanasio Viteri fue depurando un juego metafrico
riqusimo, hasta hacer de la metfora instrumento de
penetracin lcida y apasionada de motivos de gran densidad
intelectual y cultural (Seor Zola). Pero volvi a una
combinatoria rica de metforas e imgenes para un vido captar
los obscuros fondos sensuales de la vida y los seres, y con ese
instrumento evoc la prehistoria en La tierra de cristal
obscurecida, prosa pico-lrica de estupendo bro narrativo,
sostenida emocin y esplndida plenitud verbal.
Alejandro Carrin es el poeta ms intelectual de la
generacin: penetrante, pero lastrado en su expresin lrica por
ese mismo desmesurado peso conceptual. Su gran empeo fue,
a travs de varios libros, concienzudamente compuestos,
fraguar frmulas verbales de alto poder de correlato lrico
para toda esa inquietud interior. Las logra cuando una gran
emocin marca el ritmo y preside el manejo del instrumental
retrico (Yo te espero, mi luz...).
Poeta solitario, nacido y crecido en pueblos heroicos,
aislados de los centros de la cultura y el arte, Carlos Bazante se
mostr con Alfarera mano, poemas transidos de limpia
emocin campesina. Pero se revel gran poeta con Avilantez,
poderoso canto, waltwhitmaniano, a los ancestros cam-
LIRICA CONTEMPORANEA
Jara, cobr vibracin telrica en el Moreno Heredia de Baltra, adquiri refinada sutileza intimista en los guayaquile- os
del Club 7 -en Ledesma, sobre todo, e Ileana Espinel-, y
desemboc en cauces contemporneos abiertos a ricas
resonancias mticas y religiosas en Carlos Eduardo Ja- ramillo
y a agudo juego irnico en Cazn Vera; se agit con el ritmo
vivo y marcado, vibrante, de la poesa negra y se pobl de
referencias musicales y mgicas en Antonio Preciado -el poeta
de la negritud en la poesa ecuatoriana contempornea-; se
desnud y carg de un dejo cido -como convena a los
lamentables asuntos y a la intencin de denuncia- en Euler
Granda; se multiplic y convirti en sostenida urdimbre en los
poetas de Caminos; tembl con limpias notas campesinas en
los dos grandes poetas del Caar, Enrique Noboa Arzaga y
Carlos Manuel Arzaga; se realiz con radical novedad en
virtud de un clima enrarecido en Ana Mara Iza, Marta
Lizarzaburu, Ivn Carvajal y Sara Va- negas.
Gonzalo Escudero ense a los jvenes poetas perfeccin
formal apurada hasta sus ms altos lmites. El mismo Escudero
se situ en los cauces del barroco, que fue la escuela que ms
am la perfeccin formal y a mayores alardes de acabamiento
llev sus formas lricas. Junto a los poetas caudalosos, tienen
estas generaciones poetas rigurosos y contenidos; que aman
cincelar unidades acabadas y exactas. Eso est presidido por
libros como Estatua de aire o Materia del ngel, que
deslumbraron a tantos poetas jvenes en la hora de su
noviciado lrico. En esta direccin la generacin dio un gran
poeta: Francisco Granizo Ribadeneira, en quien dolorosos
desgarramientos interiores acaban realizndose en la forma
perfectsima y hermtica de Muerte y caza de la madre. Pero
no es lo nico hecho en el perodo bajo el signo del
acabamiento. Estn, por ejemplo, los sonetos de Noboa Arzaga
o los de Manuel Zabala.
Estas, las grandes direcciones a partir de los grandes hitos; es
decir, lo que en un sentido muy lato pudiramos llamar los
esquemas generalsimos de la traditio. Sobre este caamazo
pintemos ahora, a grandes brochazos al me-
BECQUERIANISMO Y
PARNASIANISMO
io
vido
:as
os
gnira
n
ra
as
:as
en
-alio
na
;riaiaD a
-
ez