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Teoria de Desarrollo Siglo XX

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INTRODUCCION

En este documento se realiza una caracterizacin evolutiva de las teoras del


desarrollo influyentes en Amrica Latina. El propsito de dicho trazado histrico
es identificar los lmites de los planteamientos clsicos y las potencialidades de
enfoques recientes para el diseo de polticas, programas y proyectos sociales. De
forma especial, centramos nuestra atencin en los planteamientos sobre el
desarrollo propuestos por el economista Amartya Sen.
Una caracterstica general de las teoras del desarrollo influyentes en Amrica
Latina se centr en identificar los medios que hacan posible su consecucin y los
obstculos que lo impedan. La velocidad, el ritmo, el ahorro de capital, la
industrializacin, la modernizacin social, la creacin de un mercado interno, la
actuacin deliberada e intensa del Estado en las polticas del desarrollo, fueron
variables centrales de las propuestas de cmo lograr impulsar el desarrollo en
Amrica Latina.
Pese al prolfico anlisis terico y emprico a que dieron lugar las teoras del
desarrollo, una cuestin pareci quedar subsumida en esta discusin: la
dimensin normativa del tema. Preguntas obvias como Desarrollo para qu?
Qu objetivo del desarrollo? Qu tipo de desarrollo? han comenzado a
plantearse con ms fuerza y rigor en la actualidad, al grado que no slo orientan
la discusin acadmica sino tambin el diseo de polticas pblicas.
Por tanto, el propsito del presente ensayo consiste entonces en abordar la
perspectiva normativa sobre el desarrollo. Cul es el fin ltimo del desarrollo?
Consideramos que los enfoques actuales abren derroteros nuevos y distantes de
las viejas concepciones del desarrollo.
Interesa, en este trabajo, abordar uno de los ms recientes enfoques; se trata del
propuesto por Amartya Sen. Consideramos que los aportes de ste autor nos
conducen a un visn integradora del desarrollo. En esta visin el desarrollo es
entendido como un proceso

abierto y en construccin permanente. Lo

importante del planteamiento de Amartya Sen es que no restringe ni determina


unvocamente las variables del desarrollo. Pueden ser muchas, algunas estn por

imaginarse en el sentido que Cornelius Castoriadis da a este trmino, 1es decir,


los fines del desarrollo son productos histricos que seguirn reformulndose.

TEORIAS DE DESARROLLO APLICADAS EN EL SIGLO XX


I.- EL DESARROLLO EN UNA VISIN CLSICA
La idea de desarrollo se utiliz, sobre todo, para denominar a las sociedades que
reunan algunas caractersticas socioeconmicas; por ejemplo tenan una
produccin industrial como base de la economa, un crecimiento econmico
sostenido con altos ndices de consumo, un modelo de mercado regulado por la
intervencin estatal; progresivos procesos de urbanizacin adems de sistemas
polticos democrtico-liberales.2
Para los pases de Amrica Latina, la identificacin del desarrollo con una
situacin

econmica

social

caractersticas

de

los

pases

europeos

industrializados y de los Estados Unidos, configur un escenario ideal al que se


consider necesario alcanzar.
A partir de la mitad del siglo XX, la idea de desarrollo tom fuerza en los pases
de Amrica Latina. La necesidad de propiciar de manera deliberada condiciones
que permitieran a los pases salir del atraso econmico, fue dominante en los
gobiernos de la regin.
En el periodo comprendido entre la postguerra y finales de la dcada de 1970, la
conceptualizacin del desarrollo gir en torno a los medios, los ritmos, y la
velocidad, necesarios para cumplir las metas del desarrollo. Fueron tambin tema
de preocupacin, los obstculos estructurales que lo impedan y retrasaban. No
obstante en esta discusin, la reflexin sobre su sentido y direccin 3qued
relegada. Sobre lo que deba ser el Desarrollo existi un consenso pleno.

1 Vid. Castoriadis, Cornelius, Lo imaginario: la creacin en el dominio histrico social, en Los


dominios del hombre. Las encrucijadas del hombre, Barcelona, Gedisa, 1998.

2 Vid, Giddens, Anthony, Tipos de sociedad en Sociologa, Madrid, Alianza Universidad 1999.

La visin predominante y clsica caracteriz al desarrollo como un proceso


gradual en el que los pases transitaban de una sociedad rural, de base agrcola,
de baja productividad y consumo, a otra moderna que habra de privilegiar al
sector moderno y el incremento de productividad.
El desarrollo implicaba un cambio gradual con momentos de sacrificio pero
optimista en sus resultados. Los esquemas planteaban un trnsito ascendente
que de manera sencilla se formul en cinco etapas.
Los pasos para el logro de las metas del desarrollo eran los siguientes: a)
sociedades tradicionales, b) creacin de las condiciones de despegue econmico;
c) situacin de despegue sostenido; d) construccin de una sociedad moderna e
industrializada; y e) finalmente la posibilidad de generar una sociedad de
consumo y de bienestar social. 4Al final de las etapas como lo sealo con irona
Gabriel Zaid, se encontraba el progreso prometido.5
Los

medios

principales

para

lograr

una

sociedad

desarrollada

era

la

industrializacin. sta aseguraba el aumento de la produccin de bienes y


servicios, as como la creacin de fuentes de trabajo y la generacin de ingreso,
que a su vez reportara un consumo mayor.
Lo

importante

era

entonces,

crear

las

condiciones

favorables

para

la

modernizacin de la economa; particularmente las referidas al incremento del


capital y de la inversin. Pero, Cmo lograr el aumento y el ahorro de capital?
Una de las respuestas lleg a sostener que la concentracin del capital en ciertos
sectores y grupos sociales no era un obstculo para el crecimiento, por el

3 El concepto de direccin del proceso de desarrollo implica la definicin de un proyecto social, que
a su vez supone una estructura de relaciones de poder, un sistema bsico de decisiones, un patrn
de relaciones sociales de produccin que caracteriza la sociedad que se busca construir o se
pretende alcanzar. Esas definiciones se traducen, a su vez, en estructuras de propiedaddistribucin, producto-consumo, tecnolgicas, fsico-espaciales del sistema, etc., que guardan
coherencia con el proyecto social propuesto. Vid, Matus, Carlos, Plan y estrategia, Mxico, Siglo
XXI, 1993, p. 15

4 Vid. Lpez, Ernesto, Desarrollismo en Bobbio, Norberto, Diccionario de Poltica, Mxico, Siglo
XXI, 2000.

5 Zaid, Gabriel, El progreso improductivo, Mxico, Ocano, 1999.

contrario, lo promova al aumentar las capacidades de inversin. La desigualdad


por tanto era un recurso doloroso pero importante para el desarrollo 6.
La idea del sacrificio fue regular en la visin clsica del desarrollo. La creacin de
capital implicaba un sacrificio a corto plazo. El bienestar social e incluso los
derechos polticos eran elementos prescindibles. La retrica del desarrollo
consider la necesidad de altas, pero necesarias dosis de crueldad, sangre y
lgrimas.7
Paciencia histrica y apretarse el cinturn fueron vocablos comunes de la
concepcin del desarrollo. Una vez activado el crecimiento, los frutos generados
se derramaran en una inercia natural hacia la poblacin incluyendo a los
desfavorecidos.
El

crecimiento

econmico

por

mismo

bastaba,

generara

empleo

incrementara los ingresos de la poblacin econmicamente activa. Por tanto la


poltica social ocup en esta visin un lugar menor comparado con el resto de las
polticas pblicas. La mejor poltica social se concluy, era la econmica.
Ciertamente, en estas primeras reflexiones sobre el desarrollo estuvo ausente el
anlisis del origen colonial de la economa de Amrica Latina, as como la forma
en que se insertaba al sistema capitalismo mundial, temas abordados por los
estudiosos de la CEPAL.
A los anlisis primeros en la regin sobre el desarrollo y su posibilidad,
comenzaron a formularse posiciones crticas a la vez que complementarias. Los
enfoques promovidos por la Comisin de Estudios para Amrica Latina (CEPAL),
dieron lugar a un movimiento intelectual en los que destacaron economistas como
6 El pensamiento econmico convencional ha tendido a eludir una discusin frontal sobre la
desigualdad y sus efectos sobre la economa. Se ha apoyado para ello con frecuencia en la
sacralizacin de la U invertida de Kusnetz. De acuerdo a la misma, la desigualdad es simplemente
una parte inevitable de la marcha hacia el desarrollo, Vid. Kliksberg, Bernardo, Diez falacias
sobre los problemas sociales de Amrica Latina en El nuevo debate sobre el Desarrollo y el rol del
Estado, Mxico, INAP, 2001, p. 15

7 A esta retrica del desarrollo Amartya Sen la denomina BLAST siglas en ingls
de Blood, Sweat and Tears (sangre, sudor y lgrimas), Vid. Sen, Amartya, Teoras del desarrollo a
principios del siglo XXI en El desarrollo econmico y social en los umbrales del siglo, (compilador
Emmerij, Louis, et.al.) Washington, BID, 1997.

Celso Furtado, Osvaldo Sunkel, Pedro Paz, Raul Prebrisch, Juan Francisco
Noyola, quienes produjeron numerosos trabajos sobre el tema.8
Hay que recodar que la CEPAL fue creada en 1948 y desempeara un papel
relevante en cuanto al plano doctrinario de la planeacin y puesta en prctica de
iniciativas concretas en materia de desarrollo.
La primera conjetura de esta vasta corriente de estudios, fue que en Amrica
Latina no existieron las condiciones clsicas para seguir el proceso de desarrollo
occidental.9La regin posea una especificidad a la que era preciso explicar.
La idea de la singularidad dio paso a numerosos estudios de corte emprico. El
resultado de dichos investigaciones fue un extenso inventario de las carencias as
como de las tendencias negativas esperadas para un mediano y largo plazo. 10 La
inexistencia de condiciones clsicas para el desarrollo del capitalismo inspiraba a
crear y descubrir las alternativas posibles para resolver la problemtica especfica
de la regin.
El diagnstico general compartido por los autores cepalinos sostena que no era la
escasez de capital el problema fundamental del subdesarrollo. La posicin que las
economas latinoamericanas guardaban dentro de la economa internacional, era
el factor ms importante y condicionante de la realidad. No era un problema de
escasez sino de relaciones.11
El comercio entre las economas latinoamericanas y las desarrolladas no traa
beneficios ni ventajas reciprocas. El supuesto de que

el incremento de la

8 Sobre los estudios de estos autores pueden consultarse, Adelman, I, Teoras del desarrollo
econmico, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1974; Furtado, Celso, Desarrollo y subdesarrollo,
Buenos Aires, Eudeba, 1956, Sunkel, Oswaldo y Paz, Pedro, El subdesarrollo latinoamericano y la
teora del desarrollo, Mxico, Siglo XXI, 1970

9 Vid. Barand, Paul, La economa poltica del crecimiento, Mxico, Fondo de Cultura Econmica,
1957.

10 Vid, Matus, Carlos, Planeacin normativa y planeacin situacional en El Trimestre econmico,


Mxico, Nm. 199, julio-septiembre, 1983.

11Woldemberg, Jos (Coordinador) Desarrollo, desigualdad y medio ambiente, en Mxico, Cal y


Arena, p 28

productividad en las economas centrales llevara a una baja en el precio de los


productos industriales comercializados con las economas perifricas, no se
verific en la realidad.
La defensa de la tasa de beneficios y de los salarios por parte de oligopolios y
trabajadores industriales eran determinantes para conservar las ganancias en el
sector moderno. Del mismo modo, el comercio asimtrico se complementaba con
una tendencia a la baja de los precios de los productos primarios producidos por
los pases subdesarrollados.
La relacin desigual entre las economas perifricas y centrales daba lugar a una
totalidad y a un sistema, en que una parte implicaba a la otra. El subdesarrollo
era el rostro anverso del desarrollo.
El desarrollo y el subdesarrollo pueden considerarse como estructuras parciales,
pero interdependientes, que conforman un sistema nico. La caracterstica
principal que diferencia ambas estructuras es que la desarrollada, en virtud de
su capacidad endgena de crecimiento, es la dominante; y la subdesarrollada,
dado el carcter inducido de su dinmica, es dependiente. Lo cual se aplica entre
pases como dentro de un pas.

12

No obstante la descripcin de la situacin latinoamericana, priv la idea de que el


desarrollo era posible para stos pases. Para alcanzarlo era fundamental
promover, justamente, la capacidad endgena y la modernizacin de la economa.
Para ello hacia falta una "voluntad intencionada"; como lo seal Carlos Matus,
se requera de una accin deliberada e intensa para salir del atraso.
El Estado y la planificacin del desarrollo eran los medios competentes para llevar
a acabo la gran tarea que faltaba por hacer.
La conciencia de planificar el desarrollo en la regin fue uno de los aportes ms
importantes de la CEPAL, subray la necesidad de intervenir la realidad social
para producir efectos esperados. Como sealaran a la postre los crticos de la
planeacin latinoamericana, sta enfatiz con demasa el deber ser, pero reparo
poco en las condiciones de viabilidad poltica y social.
12 Cardoso, Henrique Fernando, El desarrollo en el banquillo en Comercio Exterior, vol, 30, nm.
8, Mxico, agostos de 1980, p. 849.

El fortalecimiento del Estado, de las agencias pblicas promotoras del desarrollo,


la promocin del progreso tcnico y de los esquemas de industrializacin, la
expansin del mercado interno, as como los esfuerzos redistributivos de los
poderes pblicos, eran parte de las empresas que haca falta consolidar para
emprender la marcha de prosperidad.
En la perspectiva cepalina, el desarrollo como en la visin clsica, era un proceso
de cambio social cuya finalidad buscaba la equiparacin de oportunidades
sociales, polticas y econmicas en el plano nacional, como con relacin a las
sociedades que posean patrones elevados de bienestar social.
La diferencia entre la visin de los cepalinos con la primera concepcin, radic en
que consideraron al protagonista estatal como fundamental para impulsar el
desarrollo. En la experiencia latinoamericana el agente de transformacin y
promocin del desarrollo fue el Estado. Planifico e instrumento polticas en
escenarios en los que las fuerzas sociales fueron debilitadas o incorporadas en
relaciones corporativas y clientelares.

13

II.- EL DESARROLLO EN EL BANQUILLO, LAS PRIMERAS CRTICAS.


Durante la dcada de los 70s, la industrializacin incompleta, la modernizacin
inaccesible a vastos sectores de la poblacin, la persistencia de la pobreza y la
marginacin, el crecimiento e improductividad del Estado, la utilizacin
desmesurada de los recursos naturales, el fracaso de la planificacin, la
imposibilidad de conseguir cabalmente las metas del desarrollo, pusieron en duda
la imagen idealizada que se tena de ste.14
Ante un panorama poco halageo, germinaron posturas de disidencia frente al
optimismo de los enfoques clsicos y cepalinos. Algunos plantearan reformas
estructurales de las sociedades latinoamericanas, otras transitaron poco a poco a
la reivindicacin revolucionaria. En la evolucin de las posturas, hubo quienes
clamaron nuevos estilos de desarrollo e incluso, quienes cuestionaron su logro.
13 Sobre la presencia del Estado en las polticas de Desarrollo, y su relacin con las
representaciones sociales en el Estado Postrevolucionario Mexicano. Vid. Aguilar Camn, Hctor, En
Despus del Milagro, Mxico, Cal y Arena, 1989.

14 Henrique Cardoso, Fernando, El desarrollo en el banquillo en Comercio exterior, Vol. 30, nm.
8, Mxico, agosto de 1980.

El enfoque denominado genricamente como dependentista y en el que se


agrupan economistas, socilogos y antroplogos como Fernando Henrique
Cardoso, Sergio Bag, Theotonio Dos Santos, Anibal Quijano, Ruy Mauro Marini,
Enzo Faletto, Abdre Gunder Frank, e incluso Pablo Gonzles Casanova, fue una
de las primeras crticas frontales a la idea del desarrollo en Amrica Latina.
Naturalmente la diversidad de puntos de vista fue parte de este enfoque,
resaltaremos algunos para subrayar las modificaciones de la concepcin del
desarrollo.
Una de las crticas importantes que se al planteamiento cepa lino fue que quedo
preso del enfoque evolucionista occidental y del paradigma de la modernizacin.
La superacin de las diferencias apelaba a procesos imitativos.
El subdesarrollo se explic como producto de la situacin que Amrica Latina
histricamente guardaba respecto al sistema capitalista mundial. La relacin del
continente con las economas centrales era asimtrica y de subordinacin.
La dependencia econmica impeda las posibilidades del desarrollo: El diagnstico
y la prospectiva no era alentadora. El fenmeno de la dependencia se manifestaba
en todos los mbitos de la vida social de un pas.
En el caso de la economa, la traba de lograr un crecimiento autosostenido y
endgeno iba acompaada de una trasferencia de tecnologa y recursos
financieros, que favoreca poco a las economas locales.
El resultado de la relacin asimtrica entre los pases y zonas desarrolladas
polarizaba la desigualdad social. Por una parte emergan burguesas nacionales
ligadas a los sectores modernos y en algunos casos al capital extranjero,
trabajadores industriales privilegiados del modelo de desarrollo, y una burocracia
improductiva en el sector pblico. Por otra parte, se extendan las masas
marginadas y la reproduccin clasista en el campo.
La crtica dependentista se complet con la realizada a un Estado corporativo,
patrimonialista, populista, autoritario y dictatorial, que adems organizaba y era
el conductor de la explotacin capitalista.15
15 Sobre los principales puntos de los dependentistas ver, Cardoso, Henrique Fernando, El
desarrollo en el banquillo, op. cit., pp. 852-854.

La divergencia con la creencia en el desarrollo plante crticas en el plano de la


cultura. La idea de alcanzar los estadios de los pases industrializados formaba
parte

del

evolucionismo

centralismo

occidental.

Resultaba

necesario,

confrontar un proyecto civilizatorio que desde la colonia se haba impuesto. Era


urgente por tanto, recobrar la matriz cultural americana por tanto tiempo
discriminada.16
El tono de los discursos dependentistas acortaba el camino a la radicalizacin.
Comprobados los efectos perversos del capitalismo, la puerta estaba abierta y
coincida con las reivindicaciones que pugnaban por una sociedad industrial y de
bienestar social, pero lograda con la ruptura radical de las relaciones econmicas,
polticas y sociales imperantes. La va revolucionara y la lucha de guerrillas
estaba ya en marcha desde los aos sesenta, y empataba con la crtica
dependentista.
Los planteamientos que en la regin propusieron una ruptura con el sistema de
produccin capitalista no fueron escasos. La revolucin social y poltica fue vista
como una posibilidad cercana y real para muchos, fue considerada como ruta
idnea para arribar a un desarrollo autnomo. No era pensable el desarrollo en el
marco del capitalismo.
Las razones que comenzaron a cancelar la alternativa revolucionaria fueron
mltiples. Algunas de ellas se resumen en aquello que hace algunos aos se
denomin como el agotamiento de los grandes relatos o ideales utpicos,
originado por la cada del socialismo real.
Los aos de la aguda crisis por la que atravesara la regin latinoamericana
desvelaron la necesidad de iniciar derroteros de reflexin distintos a los
tradicionales. Hubo quien cuestion radicalmente la nocin misma de desarrollo,
como seal Henrique Cardoso, el desarrollo fue puesto en el banquillo de los
acusados.17

16 Vid. Bonfil Batalla, Guillermo, Mxico Profundo. Una civilizacin negada, Mxico, Grijalbo,
1989,

17 Henrique Cardoso, Fernando, El desarrollo en el banquillo en Comercio exterior, Vol. 30, nm.
8, Mxico, agosto de 1980, pp. 846-860

A finales de los aos 70s y gran parte de la dcada de los 80s, se hicieron
evidentes los signos de agotamiento y crisis econmica en la regin. La idea del
desarrollo no slo fue cuestionada, fue relegada.
Las visiones se redujeron a pensar y trazar alternativas de accin a corto plazo.
Los programas de combate a la pobreza, de atencin a grupos vulnerables, as
como a poblaciones focalizadas despertaron el inters y la atencin de las
agencias gubernamentales y fueron el centro de la poltica social. No era el
momento indicado para pensar en el desarrollo y menos en su posibilidad, las
acciones estatales tenan como cometido recoger a los muertos y heridos de la
crisis.

18

Es quiz a partir de la segunda mitad de los aos ochenta cuando se comienza


ha reinstalar la reflexin latinoamericana el tema del Desarrollo. Lo hace en un
horizonte distinto al configurado por la etapa de industrializacin y creacin de
mercados internos.
Destacan documentos con resonancia importante en

la opinin pblica

internacional, que retomaron el nuevo contexto y ahondaron en una reflexin


compleja y multivariada del desarrollo.
Hacemos

mencin

de

aquellos

elaborados

por

agencias

organismos

internacionales, lo hacemos de manera no limitativa, pues adems de lo


complicado que resulta hacer un inventario del universo de documentos, habra
que aadir las expresiones de reflexin que se dieron en centros acadmicos y
universitarios,

producto

del

trabajo

de

organizaciones

civiles

gubernamentales.
Ya desde 1977, poco antes de la crisis generalizada del Estado de Bienestar,
dentro del propio sistema de la ONU, se planteaba un enfoque ms unificado del
desarrollo;

en

sus

lneas

ms

generales

pretenda

corregir

los

excesos

economicistas relativos a la obsesin por el crecimiento del PNB per cpita. 19


18 Vilas, Carlos M, De ambulancias bomberos y policas. La poltica social de neoliberalismo
(Notas para una perspectiva macro), enLas polticas sociales de Mxico en los noventa, Mxico,
Instituto Mora-UNAM-Flacso, 1996.

19 Cardoso, Henrique, Fernado, El desarrollo en el banquillo, op. cit., p. 855

Con ms intensidad, y con pleno reconocimiento de que la coyuntura


internacional era distinta, En 1990, el Programa de la Naciones Unidas para el
desarrollo emiti un documento denominado Desarrollo sin Pobreza, ese mismo
ao la CEPAL, el de Transformacin productiva con equidad y en 1991
Transformacin productiva, equidad y medio ambiente.
Un ao antes la Comisin de Desarrollo y Medio Ambiente del Caribe, public en
1990, Nuestra propia agenda sobre desarrollo y medio ambiente 20. Desde una
perspectiva muy amplia e integral, el documento esboz un conjunto de
directrices que iban desde el aprovechamiento sustentable de los recursos, el
ordenamiento del territorio, el desarrollo tecnolgico compatible con la realidad
social y natural, una nueva estrategia de econmica y social, la organizacin de la
sociedad, y la reforma del Estado como aspectos del desarrollo. El trabajo se
presentara en la Conferencia Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo que
habra de celebrarse en Brasil en 1992.
Ms recientemente la Comisin de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y
Desarrollo, celebrada en 1995 en Copenhague, seal condiciones ms generales
para hacer posible el desarrollo social, se pona un fuerte nfasis en las
cuestiones ambientales y la satisfaccin de las necesidades sociales.
En 1997, en la denominada relatora de Uppsala, se comenz ha nombrar de un
desarrollo reorientado, ms equilibrado, incluso alternativo. El desarrollo
reconoca la relatora haba que dirigirlo a la satisfaccin primero de las
necesidades humanas.
III.- EL DESARROLLO Y LA LIBERTAD, UNA PERSPECTIVA INTEGRAL
En los ltimos aos ha cobrado fuerza el debate en torno a la vigencia y la
posibilidad del desarrollo.
En la regin, la crtica a las polticas de reajuste estructural, conocidas tambin
como formulaciones del Consenso de Washington21, la modificacin de posturas
tradicionales de organismos internacionales como el Banco Mundial (BM) o el
Banco Interamericano de Desarrollo (BID) 22, la formulacin de polticas sociales
alternativas y por tanto de estrategias de desarrollo 23, las recientes escalas de
medicin del desarrollo social propuestas por los organismos de las Naciones
20 Comisin de Desarrollo y Medio Ambiente de Amrica Latina y el Caribe, Nuestra propia agenda
sobre desarrollo y medio ambiente, FCE-BID-PNUD, Mxico, 1990.

Unidas24, han contribuido ha generar un clima propicio para la discusin sobre lo


que debera ser el desarrollo.
En efecto, fenmenos como el dficit de las polticas de reajuste econmico, la
reconcentracin de la pobreza, la agudizacin de los problemas ambientales, la
improductividad del sector pblico, la precariedad del crecimiento econmico, la
afectacin del bienestar social, as como la reciente alternancia en el poder, y la
convivencia de gobiernos de filiacin poltica distinta, hacen posible pensar y
poner en marcha nuevos enfoques sobre el tema.
La particularidad de los recientes estudios sobre el desarrollo, es su diversidad.
Se est traspasando la idea de que con el crecimiento econmico basta. El
argumento del crecimiento como medio y fin del desarrollo se cuestiona con
intensidad, lo mismo aquello que se pens como vehculo estratgico para su
cometido: la industrializacin, la modernizacin social, el protagonismo exclusivo
y centralista del Estado.
Nuevas perspectivas son incluidas en la visin del desarrollo. Por una parte se ha
recuperado la idea de satisfacer necesidades bsicas como la salud, y la
educacin. Por otra, se han incluido aspectos como los de medio ambiente,
21 Vid. Williamson, John, Revisin del consenso Washington en Emmerij, Louis, y Nuez del
Arco, Jos, El desarrollo econmico y social en los umbrales del siglo XXI, op. cit. La expresin
designa la propuesta del autor consistente en diez reformas de polticas propuestas para la reforma
estructural en Amrica Latina, y que a la postre sera conocidas como el manifiesto de poltica
neoliberal.

22 El informe del Banco Mundial sobre la pobreza 2000, que expresa la poltica oficial de dicha
institucin, plantea la necesidad de pasar de una vez a una visin ms amplia de la problemtica
del desarrollo. Comentando su enfoque diferencial seala un influyente medio, el Washington Post
(2000): La publicacin del Informe Mundial de desarrollo del Banco Mundial representa un
significativo disenso del consenso sostenido entre economistas de que la mejor va para aliviar la
pobreza es impulsar el crecimiento econmico y que la mejor va para hacerlo es a travs de
mercados libres y abiertos... , Kliksberg, Bernardo, en El nuevo debate sobre el Desarrollo y el rol
del Estado., op. cit., p. 12

23 Vid, Franco, Rolando, Los paradigmas de la poltica social en Amrica Latina en Arteaga,
Basurto (coordinador). La poltica social en transicin, Mxico, ENTS-Plaza y Valds, 2001.

24 Vid. Sols San Vicente, Silvia, El desarrollo humano: una nueva perspectiva de la poltica
social en Arteaga, Basurto (coordinador), La poltica social en transicin, Mxico, ENTS-Plaza y
Valds, 2001.

planificacin urbana, desconcentracin y descentralizacin de las funciones


estatales, derechos humanos, civiles y polticos, as como puntos concernientes a
la imparticin y procuracin de justicia.
Incluso en las aproximaciones sobre el desarrollo, se vislumbran las dimensiones
de la subjetividad individual y social, como la amistad, el afecto, las redes
sociales, el capital social, y la solidaridad. 25 En la discusin que actualmente
gravita, los aspectos del desarrollo son incontables.
Las consecuencias del nuevo debate son fundamentales para una concepcin
compleja de la realidad, menos reduccionista. Categoras epistemolgicas como
las de irreversibilidad, caos, incertidumbre26, entropa, precariedad,
artificio, rdenes construidos, significaciones imaginarias, entre otras,
permiten abordar la embrollada realidad social.
Otra resultante es la crtica a visiones monistas sobre el desarrollo, expres en
este sentido Enrique V. Iglesias, presidente del BID y del Directorio de la
Corporacin Interamericana de Inversiones, ... el desarrollo slo puede encararse
en forma integral; los enfoques monistas sencillamente no funcionan.
Por fortuna las reflexiones sobre los aspectos normativos del desarrollo han sido
frtiles. Algunos estudiosos han sealado la probabilidad de estar cerca de un
nuevo paradigma sobre el tema, es posible. Es evidente, que ante mltiples
dimensiones y derroteros explorados resulta importante construir categoras y
explicaciones integradoras.
Los programas de las Naciones Unidas para el desarrollo (PNUD) a travs de una
serie de Informes sobre el desarrollo humano, iniciados en 1990, han vuelto a
descubrir lo obvio. Que las personas son tanto el medio como el fin del
desarrollo. En la misma ptica integradora ha tomado mucha fuerza, las
contribuciones de Amartya Sen, economista hind.

25 Vid. Kliksberg, Bernardo y Tomassini Luciano (compiladores) Capital social y cultura: calves
estratgicas para el desarrollo, Buenos Aires, Fondo de Cultura Econmica, 2000.

26 Vid. Balandier, Georges, El desorden. La teora del caos y las ciencias sociales, Barcelona,
Gedisa, 1997.

En adelante, abordaremos algunos de los planteamientos del economista


galardonado con el premio nobel en 1998, con el objeto de analizar una propuesta
amplia, flexible, pero no por ello menos rigurosa y ordenada sobre el desarrollo.
El aporte ms significativo de las concepciones de Amartya Sen consiste en no
eludir la reflexin normativa del Desarrollo. La satisfaccin de carencias a travs
de servicios de salud, educativos, de vivienda o alimenticios, la conservacin del
ambiente, la existencia de garantas para el ejercicio de los derechos polticos y
civiles, los sistemas de seguridad social, en fin todos los rubros que han
comenzado ha formar parte de la idea del desarrollo, no son el objeto ni el
propsito mismo del desarrollo. En la consideracin de Sen, los factores recin
referidos no son el fin del desarrollo, son con exactitud, sus medios.
En otras palabras, los medios no deben confundirse con los fines. Es deseable,
por supuesto, contar entre otras cosas con los bienes y satisfactores bsicos, con
un medio ambiente saludable, con libertades civiles y polticas, con crecimiento
econmico, con el aumento de la renta nacional, con un Estado de Derecho; no
obstante, los estados valiosos anteriores no son por s mismos las metas a
alcanzar, son instrumentos de una mayor inestimable: la expansin de la
libertad.
Amartya Sen concibe entonces, el desarrollo como un proceso integrado de
expansin de las libertades reales de que disfrutan los individuos. Desde su
perspectiva la Libertad es el fin y el medio principal del desarrollo.
La reflexin sobre el tema de la libertad no es sencilla. Se admite en la filosofa
poltica que al menos son dos los itinerarios para abordar el tema de la libertad.
Ambos derroteros se complementan aunque han dado lugar a tradiciones de
pensamiento distintas, a la tradicin liberal y a la democrtica.
En un caso, la libertad significa tener el menor nmero de impedimentos
externos para llevar a cabo las elecciones individuales. El tema central de esta
vertiente es asegurar que la libertad no sea forzada ni constreida. Los poderes
autoritarios y arbitrarios son los obstculos ms visibles de la libertad; frente a
ellos se ha propuesto limitar el poder pblico. No obstante, la misma herencia
liberal ha sealado que las carencias sociales son tambin impedimentos al
ejercicio de la libertad.

Por otra parte, la libertad significa la capacidad de reflexionar y realizar


elecciones entre distintos bienes, situaciones o estados. El tema central en esta
vertiente de la filosofa poltica, consiste en afirmar que el ciudadano elige y
determina la conformacin de la vida pblica. Adems, la tradicin del
pensamiento democrtico coincide con aquella que sostiene que es entonces la
persona, la duea de sus decisiones y elecciones.
Ausencia de restricciones y desarrollo de la capacidad de elegir, son dos
dimensiones por tanto de la libertad. Lo importante del planteamiento de
Amartya Sen es que recupera ambas, y propone una concepcin normativa pero
con un sentido prctico de la libertad.
La libertad es la capacidad de las personas para elegir modos de ser o estados
que consideran valiosos, reconociendo que este ejercicio tiene como lmite la
reduccin de la libertad de terceros.
En trminos prcticos la libertad significa elegir entre opciones de vida, a saber:
una persona puede elegir entre una profesin u otra, entre empleos diferentes,
entre opciones polticas distintas, consumos de bienes y servicios diversos,
ejercicio de derechos polticos y civiles preferidos.
La libertad de eleccin resulta el ncleo central de la concepcin del desarrollo
como libertad. Pero la preferencia a opciones diversas se encuentra precedida de
la reflexin y la deliberacin. Y stas ltimas en la ptica de Sen, son posibles si
se desarrollan las capacidades de las personas.
La idea de capacidades es fundamental en el aporte del economista nobel. Las
polticas pblicas y sociales no tienen como objeto exclusivo satisfacer carencias.
La dotacin de bienes y servicios puede en efecto aliviar necesidades pero no
necesariamente alentar el desarrollo de capacidades individuales o sociales.
Las capacidades son habilidades, destrezas, saber acumulativo y experiencia
que desarrollan las personas. En los vocablos del Sen, se trata de la agencia
individual o social. Adems como seala este autor, los bienes y servicios
suministrados por la poltica social pueden reportarnos diversos grados de
capacidad distintos.
Sen entiende que lo realmente esencial en la cobertura de las oportunidades, son
las capacidades que de manera distinta pueden desarrollar las personas. Lo

importante es como los individuos pueden a partir de sus derechos civiles y


polticos, de una canasta mnima de bienes o satisfactores, o de bienes sociales
educacin y salud-, entre otras cosas, participar activamente en las distintas
esferas de la vida social. Sen expresa que lo anterior permite a la gente tener
funcionamientos.
Todo lo que propende al desarrollo lo hace por igual a la libertad. Sen considera
que los medios para la libertad pueden ser muchos, su naturaleza es compleja,
ha comenzado a explorarse y queda bastante para descubrir y potenciar. La
libertad civil y poltica, los servicios sociales, la cobertura de una canasta de
bienes, son medios para el desarrollo, pero quiz no sean en s mismos los ms
relevantes ni los nicos. Sen llama la atencin para ver en estos medios formas
instrumentales de la libertad: si el fin del desarrollo es la libertad, es tambin su
mejor medio.
IV.- PER: ENTRE EL LIBERALISMO Y EL DESPOTISMO 27
En Bolivia y en Argentina, como acabamos de ver, el restablecimiento de la
democracia se produjo en medio de una crisis econmica tan extrema que lleg a
poner en peligro su propia existencia; pero, al adoptarse acertadas medidas de
ajuste, la democracia pudo consolidarse y est ahora en vas de un necesario
proceso de profundizacin. En Chile y Mxico podra decirse que, en buena
medida, los acontecimientos sucedieron en un orden inverso, pues la apertura
poltica vino o se est construyendo lentamente luego de un proceso que
consolid amplios cambios econmicos. En Venezuela, al no producirse la
necesaria apertura hacia el mercado, la situacin econmica se fue deteriorando
de un modo continuo hasta que lleg a afectar la misma naturaleza del sistema
poltico venezolano.
En todos estos casos resulta claro que, en lneas generales, los cambios
econmicos y polticos hacia sistemas ms abiertos se retroalimentaron de un
modo positivo, facilitndose o negndose mutuamente, pero siempre marchando
en una misma direccin. En Per, como enseguida veremos, las cosas ocurrieron
de un modo diferente, ms complejo y contradictorio.
Per regres a la democracia luego de doce aos de gobiernos militares que no
cumplieron las promesas que haban formulado y dejaron el terreno dispuesto
27 http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/pe/Sabino-peru.htm

para el retorno de los partidos tradicionales. Cuando se present la crisis de la


deuda externa hubo una reaccin hacia un mayor intervencionismo que dej al
pas prcticamente en ruinas: el viajero recorra con dolor las fantasmales calles
de Lima, repletas de vendedores ambulantes, automviles que parecan sacados
de un museo, suciedad y pobreza. El terrorismo dominaba buena parte del pas y
todo pareca confabularse para continuar con el pesimismo y el atraso.
El cambio finalmente lleg, casi a la par que el de Argentina, pero en condiciones
polticas tales que an hoy permiten abrigar dudas sobre la consolidacin
democrtica peruana. Por qu Per, a diferencia de sus vecinos del sur, presenta
tales debilidades en su sistema poltico? Por qu la renovada prosperidad y el fin
del terrorismo no han producido un similar florecimiento de sus instituciones? La
historia del pas andino, como en los casos anteriores, nos dar algunas claves
para

esclarecer

estas

preguntas

fundamentales

que,

por

cierto,

todava

preocupan seriamente a los peruanos.


4.1 El Triste Gobierno del Alan Garca
El intento del Gral. Velasco Alvarado (1968-1975) de crear un socialismo
"cristiano, humanitario y autogestionario" impulsando desde la estructura
vertical del estado la protagnica participacin de las mayoras indgenas,
termin sin mayor pena ni gloria sucumbiendo a las contradicciones propias del
populismo latinoamericano.28 Su gobierno logr algunos frutos en cuanto a
modernizar un pas marcado por relaciones sociales todava muy prximas al
feudalismo, pero no consigui construir un sistema socialista que fuera abierto y
participativo, o capaz de proporcionar resultados tangibles en el plano econmico.
Sustituido por otro gobierno militar ms conservador, que no tena ningn
proyecto original que presentar a la ciudadana, la dictadura qued virtualmente
sin justificacin ni apoyo y tuvo que ceder a la ola democratizadora que ya
comenzaba a recorrer el continente.
Las elecciones de 1980 dieron el triunfo al arquitecto Fernando Belande Terry
quien, con el 45% de los votos, encabezaba una coalicin centrista que no
present mayores ideas renovadoras en cuanto a poltica econmica. Per, sin
obtener las altas tasas de crecimiento de Brasil o de Mxico, haba mantenido un
cierto ritmo de desarrollo econmico an durante la dictadura. Su amplio
28 V. el acertado juicio de Carlos Rangel, en Del Buen Salvaje,... Op. Cit., pp. 375 a 386.

intervencionismo estatal se haba traducido, primordialmente, en un aumento


lento pero constante de la inflacin, en tanto que la deuda externa conservaba
dimensiones manejables. Nada de esto cambi en los primeros aos del gobierno
de Belande.
Un ominoso hecho se produjo, sin embargo, coincidiendo con el retorno a la
democracia: la organizacin guerrillera Sendero Luminoso muy prxima por sus
inclinaciones ideolgicas a los Khmer Rouge de Pol Pot en Camboya 29 apareci
de pronto en el panorama poltico mostrando, desde el primer instante, el estilo
despiadado y violento que tendran todas sus acciones futuras. Se trataba, por lo
dicho, de un movimiento insurreccional de caractersticas muy diferentes a los
que emergieran en la regin durante la poca inmediatamente posterior al triunfo
de Fidel Castro. Su intransigencia, su capacidad operativa y el terror que Sendero
fue capaz de mostrar condicionaran en buen grado toda la poltica peruana
desde 1980 en adelante.
El segundo hecho remarcable durante la gestin de Belande fue el estallido, ya
varias veces comentado, de la crisis internacional de la deuda externa. A partir de
1982

todos

los

indicadores

econmicos

comenzaron

mostrar

un

comportamiento negativo y el gobierno, como en tantos otros casos, no atin sino


a tomar medidas parciales algunas bien orientadas, sin duda que no lograron
superar la crisis. Hacia 1983 la situacin del pas presentaba sntomas
indudables de deterioro: la economa estaba estancada, crecan las huelgas y
protestas callejeras y Sendero Luminoso, utilizando la violencia en forma
sistemtica, se haba convertido en un factor importante dentro de la vida poltica
peruana. El electorado, por su parte, se inclinaba decididamente hacia la
izquierda, lo que permiti al conjunto de partidos de esa orientacin ganar las
elecciones municipales de ese ao. Pocos meses despus, ya en 1984, el gobierno
tuvo que anunciar la cesacin de pagos del servicio de la deuda externa: las
finanzas de la nacin estaban en ruinas.
En medio de este clima de inestabilidad la ciudadana fue volcndose hacia la
nica solucin poltica que no haba ejercido plenamente el poder en el pas, el
APRA. Las fuerzas que sostenan al gobierno Accin Popular y el Partido Popular
Cristiano estaban ya fragmentadas y disminuidas polticamente mientras que la
izquierda haba sido afectada en su dinmica y su desarrollo por la emergencia de
29 V. Boloa Behr, Carlos,Cambio de Rumbo, Ed. Instituto de Economa de Libre Mercado, Lima,
1993, pg. 8.

Sendero Luminoso. No haba tenido capacidad de respuesta "ante el nuevo


fenmeno senderista, formando tambin parte de los ataques de ese grupo" y se
debata entre la defensa del sistema democrtico ante la subversin y la
competencia con Sendero por el apoyo de los sectores populares.

30

Al APRA,31un partido que haba sido prcticamente el promotor del tercerismo


lationamericano desde los aos treinta, nunca se le haba permitido asumir el
gobierno de la nacin. Represin, golpes de estado, persecuciones de diversa
magnitud e intensidad lo haban mantenido fuera del poder, siempre como una
esperanza latente, siempre como una posibilidad de cambio que podra traer
mejores das para el Per. No extraar por ello que, el 14 de abril de 1985, su
joven candidato Alan Garca alcanzase una de las victorias ms claras en la
historia electoral del pas, un triunfo suficiente, adems, para permitirle controlar
el congreso. El APRA no haba renunciado a la retrica revolucionaria de toda su
existencia y se inclinaba con entusiasmo hacia ese nacionalismo econmico que
ya hemos presentado en la primera parte de este libro. Con apoyo popular y
sabiendo exactamente lo que quera hacer, pronto mostrara al mundo los
resultados de su orientacin poltica.
Las primeras medidas del gobierno aprista manifestaron a las claras que Alan
Garca no estaba dispuesto a hacer concesiones ni a seguir trminos medios. Su
reaccin ante la crisis fue, definitivamente, heterodoxa: decidi establecer un
control de cambios que fijaba el precio de la divisa estadounidense y no pagar,
por servicio de la deuda externa, ms del 10% del valor de las exportaciones; los
aranceles fueron diferenciados y aumentados; se congelaron los precios de la
gasolina, los alimentos y las tarifas de los servicios pblicos; fueron reducidas
por decreto las tasas de inters y los impuestos mientras que, de un modo
paralelo, se acrecentaban diversos subsidios y se creaban otros nuevos.

32

30 Tuesta Soldevilla, Fernando, Sistema de Partidos Polticos en el Per. 1978-1995, Ed. Fundacin
Friedrich Ebert, Lima, 1995, pag. 102.

31 Alianza Popular Revolucionaria Americana. El partido, ms exactamente, se llama Partido


Aprista Peruano (PAP).

32 V. Toledo Segura, Rafael, El Caso Peruano, El Programa de Estabilizacin y las Reformas


Estructurales en el Per en 1993, Ed. KAS-CIEDLA, Buenos Aires, 1993, pp. 27-29.

Como consecuencia directa de estas medidas, en especial la relativa al pago de la


deuda externa, Per qued prcticamente excluido de la comunidad financiera
internacional. Se rompi toda relacin con el FMI y los Estados Unidos
decidieron, en agosto, suspender la ayuda externa que solan dar al pas. Pero
esto no afect, de momento, negativamente a los peruanos. Como suele suceder
con este tipo de medidas populistas, sus efectos inmediatos fueron beneficiosos:
con los precios congelados, con menos impuestos y ms subsidios, se reactiv
increblemente la demanda de bienes y servicios impulsando un crecimiento
econmico notable. La inflacin, si bien alta, descendi del elevado valor que
tuviera en 1985 un 158,3% para llegar a 62,9% al ao siguiente y repuntar a
114,5% en 1987, en tanto que los datos relativos al PIB mostraban un aumento
del 9,5% en 1986 y 7,8% en 1987, los valores ms altos de Amrica en esos
momentos. Entre muchos analistas latinoamericanos de izquierda comenz a
alabarse una poltica econmica que pareca haber logrado una solucin estatista
y socializante a los problemas del crecimiento y de la carga insoportable de la
deuda externa.
Pero, naturalmente, las debilidades de este ajuste heterodoxo no tardaron en
manifestarse. Al igual de lo que suceda en Venezuela y ya haba pasado en
Bolivia (v. supra, 9.2 y 7.2) las presiones sobre el dlar oficial, artificialmente
barato, comenzaron a hacerse insostenibles. La diferencia entre este valor y el del
mercado paralelo se fue ensanchando, creando una brecha cada vez ms amplia
que slo poda cubrirse con mayor emisin monetaria, y as la inflacin se
dispar. Pero Alan Garca no estaba dispuesto a aceptar pasivamente el destino
del presidente boliviano Siles Zuazo y decidi actuar: en julio de 1987, en una
tpica "huda hacia adelante", se propuso estatizar todo el sistema bancario
peruano para obtener de ese modo un control completo sobre las finanzas del
pas, en la vana ilusin de que as podra mantener la paridad oficial del dlar y
evitar la especulacin. No pudo hacerlo.
Una reaccin poderosa, comenzada primero por los 33 bancos afectados pero
seguida luego por sectores cada vez ms amplios del pas, impidi que se
consumara el proyecto del gobierno. Mario Vargas Llosa, el ms grande escritor
contemporneo del Per, valientemente se coloc al frente del movimiento de
protesta, y en pocas semanas Alan Garca tuvo que rendirse ante la fuerza de los
hechos.33 El camino hacia el completo intervencionismo estatal estaba ahora
33 Recomendamos al lector la versin que el propio Vargas Llosa da de los acontecimientos
en Como Pez en el Agua, Ed. Seix Barral, Barcelona, 1993, en especial pp. 33 a 50.

bloqueado por una fuerza ms poderosa que toda la banca internacional: la


conviccin de millones de peruanos que no soportaban ms las exacciones, los
controles, el empobrecimiento y el virtual cierre de las fronteras econmicas de su
pas y queran un cambio radical en la conduccin econmica.
El movimiento, ms all del xito inicial que logr, tuvo una importancia
simblica que trascendi largamente el problema de la estatizacin de la banca.
Era la primera vez en Per y en casi toda Amrica Latina que "las masas" salan
a la calle no para pedir una mayor accin del estado o para seguir a algn
demagogo populista sino para exigir mayor libertad econmica y menos injerencia
del sector pblico. La marea comenzaba a cambiar en toda la regin. La apertura
econmica no slo era la poltica de la dictadura chilena, del PRI mexicano o del
MNR de Bolivia, poda ser un movimiento pblico de gigantesca envergadura
capaz de modificar el curso de la historia poltica de ms de un pas.
Si 1987 fue un ao de transicin para el gobierno aprista, pues desde all en
adelante ste se coloc ya a la defensiva frente al Movimiento Libertad 34y a la
ampliada accin de Sendero Luminoso, el ao siguiente marc el definitivo ocaso
de la gestin de Alan Garca. La economa entr en una depresin profunda,
decreciendo un 8,7% en el ao, mientras el dficit fiscal ascenda a un 7% de este
PIB en descenso y la inflacin alcanzaba un valor nunca visto en Per, 1.722%.
Las empresas estatales arrojaban un dficit total de $ 2.289 millones.

35

Todas las polticas haban fracasado en sus objetivos declarados: el control de


cambios, que prentenda fortalecer la moneda y evitar la fuga de capitales, haba
producido una devaluacin fenomenal y un descenso en la existencia de divisas
de ms de $ 1.000 millones; el tope del 10% de las exportaciones fijado como
mximo para el pago de la deuda externa haba aislado al pas de la comunidad
financiera internacional y, en definitiva, la deuda haba terminado creciendo en
un 60%.
Sin nada ya por hacer, pues no poda seguir hacia adelante en el camino de la
estatizacin pero no quera modificar el rumbo de sus polticas, la administracin
de Alan Garca qued aislada, impotente, cruzada de brazos ante un pas que se
34 Creado como consecuencia del intento de estatizacin que acabamos de mencionar.
35 V. Toledo, Op. Cit., pg. 180, y para otros datos a los que hacemos referencia d., pp. 30-33, 56 y
ss.

hunda. La violencia reinaba en el Per, pues el gobierno no resultaba siquiera


capaz de enfrentar la extendida subversin, y Sendero Luminoso ocasionaba
prdidas humanas y materiales que para el perodo que se extiende hasta 1992
fueron calculadas en 25.000 vidas y 23.000 millones de dlares, una cifra
superior sta a la de la deuda externa total del pas. La pobreza se extenda como
resultado del descenso en los salarios reales, que eran aproximadamente la mitad
que en 1985, mientras alcanzaba una dimensin nunca vista el ejrcito de
vendedores ambulantes o buhoneros que colmaba las sucias calles de Lima. El
narcotrfico, por su parte, continuaba su expansin indetenible.
El pas, entonces, se polariz. El APRA, que fuera la principal fuerza poltica aun
durante los tiempos de Velasco Alvarado, perdi arraigo entre los sectores
populares y no pudo impedir la sucesin interminable de manifestaciones,
huelgas, paros y desrdenes que entorpecan la vida normal del pas. La izquierda
ya se haba desvanecido como posible polo de atraccin ante la competencia
brutal de Sendero Luminoso, mientras que los partidos tradicionales del centro,
AP y PPC, muy alicados, trataron de recuperarse ante el electorado unindose a
Vargas Llosa y su Movimiento Libertad en el FREDEMO, una coalicin que
enseguida se situ en el primer lugar de las encuestas. Las alternativas polticas,
por eso, se hicieron claras y extremas: por una parte el liberalismo sin retaceos
de un FREDEMO que no ocultaba sus intenciones de liberar por completo la
economa y la vida social del pas; por la otra el senderismo, un movimiento
despiadado que, ms all del marxismo tradicional o del castrismo, pretenda
realizar una utopa autoritaria y campesina semejante a la de los camboyanos de
1975.
Pero esta polarizacin no dur mucho, ni siquiera hasta las elecciones
presidenciales de 1990. Una nueva configuracin de fuerzas se ira gestando
durante toda la campaa electoral para arrebatar al FREDEMO un triunfo que,
hasta fines de 1989, muy pocos pronsticos se atrevan a negar.
4.2 El Fujishock
Vargas Llosa present al electorado un mensaje sin adornos demaggicos que
expona con sinceridad un programa de transformaciones profundas. Esto, como
enseguida se vio, tena ventajas y desventajas: la ventaja de plantear una nueva
forma de hacer poltica, opuesta al populismo, que despertaba la simpata de
amplias fracciones del electorado; la desventaja de disipar las ilusiones que

muchos queran mantener, de oponerse a un mensaje ideolgico que, aunque en


buena parte superado, todava despertaba adhesiones profundas y a veces poco
conscientes en muchas personas. Como candidato tena, adems, las limitaciones
de provenir de un sector social identificado con la tradicional dominacin de las
oligarquas en un Per todava dividido por implcitas barreras tnicas y, ms
importante an, de presentarse como abanderado de los dos partidos que se
vean como representantes del mismo pasado que se pretenda superar.
Por todas estas razones, y porque el APRA y la izquierda tampoco se presentaban
como una solucin, el electorado se fue inclinando, en las semanas previas a los
comicios, por un candidato que hasta seis meses atrs apareca en las encuestas
apenas con el 1% de las preferencias. Alberto Fujimori, de origen japons pero
en todo caso no blanco, e hijo de inmigrantes recorriendo el pas sobre un
tractor, prometiendo no realizar un programa drstico de ajustes y con el simple
lema de "trabajo, honradez, tecnologa", comenz a surgir en las encuestas de un
modo dramtico. Super a todos los otros candidatos y, en la primera vuelta
electoral, se situ en un impresionante segundo lugar. Obtuvo un 29,1% de los
votos, ms que el APRA (22,6%) y la izquierda tradicional (13%), y apenas un poco
menos que el 32,6% de Vargas Llosa. La suerte del genial escritor estaba sellada.
En la segunda vuelta, y ya con el apoyo tcito del APRA y de la izquierda,
Fujimori se impuso con el 62,5% de los votos.

36

Fujimori haba sabido entender que el Per prefera una solucin menos
conflictiva y extrema que las que se le presentaban, ms pragmtica, con
espacios para la ilusin populista nunca completamente repudiada por la gente.
Pero el nuevo presidente saba tambin que un ajuste de proporciones resultaba
imprescindible, dado el estado de las finanzas pblicas del Per. El clima
intelectual del pas y del mundo tambin haba cambiado, especialmente despus
de la implosin comunista y de las exitosas transformaciones ya en desarrollo en
varios pases de Amrica Latina, y Vargas Llosa haba logrado modificar la agenda
poltica del pas, despertando en "la gente intereses que antes no haban sido
identificados, como, por ejemplo, el que se refera a la reduccin del aparato
empresarial del Estado".
Fujimori no tena detrs un partido bien estructurado, pues Cambio 90 no era
ms que una agrupacin pequea, poco cohesionada, incapaz de asegurarle una
36 V. Tuesta, Op. Cit., pp. 104 a 106 y 127, passim. Cf. tambin Toledo, Op. Cit., pg. 40.

base slida de sustentacin a su gobierno. Pero estaba dispuesto a encarar la


grave situacin presente con medidas drsticas, capaces de cambiar el curso
descendente de la economa. Por eso lanz el 8 de agosto de 1990, apenas
iniciado su gobierno, un riguroso paquete de ajustes que, por sus caractersticas,
sera enseguida llamado el Fujishock. Con una inflacin mensual que haba sido
del 63,2% en julio su ministro de economa, Hurtado Miller, decidi implementar
el llamado "mtodo de caja", "por el cual slo se autorizaban desembolsos para
gastos si exista el dinero para hacerlo",37 teniendo como fin principal la reduccin
drstica del dficit fiscal. Otras medidas del fujishock fueron:

Eliminacin del control de cambios. El tipo de cambio liberado y unificado


quedara desde entonces fijado por el mercado.

Aumento de la gasolina en 3.000% y eliminacin total de los subsidios para


otros bienes y servicios pblicos, cuyos precios quedaron liberados.

Liberacin general de precios para toda la economa, salvo para algunos


alimentos que quedaron congelados por un perodo muy breve.

Fijacin de un arancel mnimo del 10% y mximo del 50% para todos los
bienes importados y eliminacin casi completa de las prohibiciones y otras
restricciones no arancelarias.

Disolucin del Instituto de Comercio Exterior.

Aumento del salario mnimo en 300% y otorgamiento de una compensacin


extraordinaria del 100% del sueldo del mes de julio.

Reforma impositiva: suspensin de todas las exenciones tributarias y


aumento del Impuesto General a las Ventas al 14%.

Reduccin de los prstamos preferenciales al sector agrcola. 38

La liberacin simultnea de casi todos los precios produjo una considerable


inflacin en el mes de agosto: el IPC aument 397% con respecto a julio. Hubo
manifestaciones, protestas y saqueos, pero la situacin pudo ser controlada
porque buena parte de los peruanos comprenda que era imprescindible realizar
un severo ajuste de la economa y porque, por otro lado, una vez levantados los
controles, los precios tendieron a estabilizarse un poco. La inflacin de
37 Seminario, Bruno, Reformas Estructurales y Polticas de Estabilizacin, Ed. Universidad del
Pacfico-CIE, Lima, 1995, pg. 25.

38 Tomado de Lajo Lazo, Manuel, "Per: efectos sociales y agroalimentarios de las polticas de
estabilizacin y ajuste", en Comercio Exterior, vol. 41, nm. 6, Mxico, junio de 1991, pp. 547-557.
Cf. tambin Seminario, Op. Cit., pp. 23-25 y Toledo, Op. Cit.

septiembre fue "slo" del 13,8% mensual y la agitacin social, entonces, comenz
a ceder. En todo caso Per tuvo que pagar el precio de una fuerte recesin para
poder superar el abismo al que lo haba conducido la gestin de Alan Garca. La
disminucin del PIB, en el segundo semestre de 1990, alcanz una gran
magnitud, calculndose en 16,9%.
El ajuste, a pesar de su rigor, no funcion de un modo tan armonioso como las
autoridades haban pensado. Hubo amplias fluctuaciones en el gasto fiscal,
necesidad de nuevos aumentos de precios y salarios y un comportamiento de la
inflacin que, si bien favorable en lneas generales, fue bastante errtico y
descontrolado. El grfico 1 muestra claramente este confuso movimiento de los
precios.

Grfico 1
Tasas de Inflacin Mensual en el Per, 1991-1993

Fuente: Banco Central de Reserva del Per


Viendo que su poltica no alcanzaba a dar los frutos esperados y que la situacin
poltica le resultaba difcil de controlar con un congreso donde, por cierto, no
contaba con mayora Fujimori decidi llamar al Ministerio de Economa al

empresario Carlos Boloa Behr, cuyas ideas eran ms ortodoxas y favorables a la


economa de mercado. Boloa asumi el cargo en febrero de 1991 y se propuso,
antes

que

nada,

resolver

los

problemas

estructurales

que impedan

la

estabilizacin de la economa. No inici su gestin con un "paquetazo", como se


esperaba, sino que se concentr en lograr el equilibrio presupuestario,
fundamento de cualquier posible poltica antiinflacionaria. Busco aumentar y
reestructurar los impuestos, consolid la relacin con el FMI y la banca
internacional, que por fin se decidieron a apoyar el proceso de reformas, y tuvo
que soportar presiones de todos los grupos que pretendan mayores recursos
presupuestarios, entre ellas huelgas prolongadas de los maestros y del sector
salud.
Boloa continu tambin la desregulacin del comercio exterior, reduciendo an
ms los aranceles, dio inicio al proceso de privatizaciones con ventas que
alcanzaron $ 247 millones en 1992, y logr ciertas modificaciones en el mercado
laboral y la poltica social, basada desde entonces primordialmente en subsidios
directos. Se flexibiliz el rgimen de inversiones extranjeras y se elimin adems
"la obligatoriedad de entregar al Banco Central las divisas derivadas de la
exportacin de bienes". [Seminario, Op. Cit., pg. 131.]

Se establecieron

disposiciones, por otra parte, para asegurar los derechos de propiedad en el


campo, liberalizndose el rgimen colectivista existente para las parcelas mayores
de 5 hectreas.

39

4.3 El Autogolpe del 5 de Abril


Pero el plan de reformas no avanzaba con la facilidad prevista, o al menos, as se
pensaba desde el gobierno: con un congreso dividido que avalaba parte de sus
acciones pero donde el aprismo realizaba una oposicin feroz, con presiones
sociales y de las fuerzas armadas que no disminuan y con resultados
econmicos positivos pero todava poco espectaculares (inflacin del 139% y
crecimiento del 2,8% en 1991), Fujimori se sinti atado de manos y decidi tomar
una decisin drstica que sera prdiga en consecuencias: el cierre del congreso.
Las discrepancias con el poder legislativo haban ido agudizndose durante todo
el ao anterior. Exista una disputa abierta sobre el presupuesto pblico y un
enfrentamiento en materia impositiva, pues el parlamento rechazaba un impuesto
39 Cf. Velarde, Julio y Martha Rodrguez, El Programa de Estabilizacin Peruano: Evaluacin del
Perodo 1991-1993, Ed. Universidad del Pacfico-CIE, Lima, 1994.

de 20% a los intereses de los depsitos en moneda extranjera, medida que era
resistida tambin por la poblacin. Aparte de estas desavenencias, si se quiere
normales cuando el ejecutivo no cuenta con mayora en las cmaras, no exista
ningn abismo que separara radicalmente ambas ramas del estado peruano. Pero
"el gobierno, lejos de buscar un entendimiento con el Poder Legislativo, mediante
diversas

declaraciones

pblicas

propici

que

se

ahondara

el

enfrentamiento." Fujimori comenz a perder popularidad y, dando un salto


poltico sumamente audaz, decidi clausurar el congreso el da 5 de abril de
1992. Contaba, ciertamente, con el apoyo de las fuerzas armadas.
La reaccin popular fue buena. Se respald en general la medida pues "de alguna
manera amplios sectores de la poblacin percibieron que con esta decisin, el
gobierno finalmente podra resolver los graves problemas que aquejaban al
pas." Una mano dura para enfrentar la crisis, un gobierno firme y decidido,
parecan necesarios a muchos peruanos en momentos en que, por otra parte, la
insurreccin senderista pareca aumentar en vigor.
No fue igualmente buena la reaccin internacional. Los mercados percibieron este
"autogolpe" como un sntoma de debilidad y una promesa de inestabilidad, hubo
retiros considerables de moneda extranjera y el PIB, afectado por estos sucesos,
descendi ese ao un 2,5%. Los gobiernos del continente, alarmados por lo que
poda ser un retroceso hacia formas dictatoriales ya superadas, censuraron o
presionaron a Fujimori para que retornara hacia la vigencia plena de la
democracia. El gobierno, finalmente, prometi convocar a elecciones para integrar
un Congreso Constituyente Democrtico (CCD) que se encargara de redactar una
nueva carta fundamental y volver a la normalidad institucional.
El golpe de abril no fue una accin encaminada simplemente a dirimir
desavenencias supuestamente insuperables con el congreso, sino que result una
accin concertada con las Fuerzas Armadas que provoc un reordenamiento total
de la vida poltica del Per. Fueron cesados en sus funciones la Contralora de la
Repblica, los miembros del Tribunal Constitucional, el Fiscal de la Nacin, trece
miembros de la Corte Suprema y muchos otros jueces, as como innumerables
funcionarios de todo rango40

Se declar un Gobierno de Emergencia y

Reconstruccin Nacional donde las Fuerzas Armadas ampliaron su esfera de


influencia en cuanto a la represin del terrorismo y adquirieron, de all en
40 V. "Per: Hacia la Reconstruccin Nacional con una Democracia Capaz de Defenderse", multig.,
Lima, s/d, pg. 8, documento oficial peruano.

adelante, un papel crucial en muchas decisiones polticas de importancia. Todo


esto, y el clima represivo que se desat en el pas con ataques virulentos,
incluso, contra el propio Vargas Llosa hicieron que muchas fuerzas polticas no
participaran en las elecciones destinadas a conformar el CCD el 22 de noviembre,
lo que reforz, en definitiva, la posicin de las fuerzas que apoyaban al presidente.
Favoreci en tales circunstancias a Fujimori el radical giro que tom entonces la
lucha contra la subversin. Abimael Guzmn, jefe supremo de Sendero Luminoso,
fue capturado el 9 de septiembre junto con varios altos dirigentes de la
organizacin. Sendero, si bien sobrevivi al golpe, fue severamente daado en su
capacidad operativa y, ms que nada, en su imagen de invulnerabilidad y su
proyeccin como posible alternativa poltica para el pas. El gobierno, despus de
este hecho, apareci ante la opinin pblica como capaz de enfrentar y derrotar
los mayores males que padeca el Per y se vio considerablemente reforzado. Sus
partidarios obtuvieron una clara mayora en el CCD que, no casualmente, aprob
una nueva constitucin donde quedaba legalizada la posibilidad de la reeleccin
presidencial. En dicho documento se defini que "... la iniciativa privada es libre y
se ejerce en una economa social de mercado, donde al Estado le corresponde
actuar principalmente en las reas de empleo, salud, educacin, seguridad y
servicios pblicos e infraestructura bsica".
Despejado el panorama de enemigos internos Fujimori se dedic a consolidar su
posicin econmica, lo que en la seccin siguiente analizaremos con ms detalle,
dando incluso cierto aliento a la economa con el mtodo keynesiano de aumentar
el gasto pblico en 1994.41 A comienzos del ao siguiente hubo serios
enfrentamientos fronterizos con el Ecuador y, en ese clima belicista, El Chino
como se lo conoce popularmente logr su reeleccin en los comicios generales
del 9 de abril con el 64,4% de los votos, asegurando as su permanencia en el
cargo hasta el ao 2000.

4.4 Una Dictadura Liberal?

41 Apreciacin que confirmaron nuestros entrevistados, Enrique Ghersi y Jos Luis Sardn, en
conversaciones sostenidas en octubre de 1997. V. tambin Galarza, Elsa (ed.), Informe Anual de la
Economa Peruana: 1996, Ed. Universidad del Pacfico-CIE, Lima, pp. 13 a 15.

Carlos Boloa fue sustituido a fines de 1992 y, desde all en adelante, las figuras
del gabinete econmico tuvieron un menor protagonismo ante la opinin pblica.
El proceso de reformas continu, con ciertos altibajos que pueden ser atribuidos
tanto a la falta de coordinacin entre sus responsables como a cierto manejo
poltico de las finanzas pblicas segn las exigencias del cambiante panorama
nacional. En resumen, y para no repetir el anlisis de problemas ya tratados en
anteriores casos, podemos destacar:

Un crecimiento bastante apreciable del PIB que, a pesar de ciertos


descensos, ha mostrado una evolucin favorable que tiende a consolidarse.
El movimiento general puede apreciarse en el grfico 2. El acumulado
muestra un crecimiento total del 25% despus de las reformas, insuficiente
para compensar las prdidas sufridas en los ochenta pero al menos
superior al crecimiento poblacional.

Un descenso sostenido de la inflacin, apreciable en el grfico 3, que ha


estabilizado la economa peruana e interrumpido la tendencia hacia la
concentracin de la riqueza que vena producindose.

Un proceso de privatizaciones que ha transferido 137 empresas y liquidado


unas 20 ms hasta abril de 1997, por un valor total de ms de $ 7.000
millones. El proceso ha abarcado sectores clave de la economa nacional y
contina

en

desarrollo.

Adems

se

ha

producido

un

incremento

significativo de las inversiones extranjeras de corto y largo plazo.42

La creacin de un sector privado de Administradoras de Fondos de


Pensiones, a partir de 1993, que elimin el anterior monopolio que tena el
Instituto Peruano de los Seguros Sociales, un sistema de reparto que
estaba en esos momentos a punto de colapsar. El sistema pblico y el
privado coexisten en Per, a diferencia de lo que ocurre en Chile, pero en
este caso no se fija una pensin mnima por parte del estado. Las AFP, a
fines de 1996, contaban ya con 1.550.000 trabajadores afiliados y
manejaban fondos superiores a los $ 1.000 millones.

Una disminucin clara de los ndices de pobreza que resulta consistente


segn las diferentes metodologas que se utilicen y que ocurre en todos los
dominios geogrficos del pas.43 Se registra un fuerte aumento de los

42 Segn datos de la COPRI consultados por internet.


43 V. Yamada Fukusaki, Gustavo, y Jos Luis Ruiz Prez, Pobreza y Reformas Estructurales, Per
1991-1994, Ed. Universidad del Pacfico-CIE, Lima, 1996, pg. 41.

sueldos y salarios reales, aunque todava sin alcanzar los valores de 1980,
un crecimiento en el gasto real de los hogares, un mejoramiento segn el
ndice de Gini y una reduccin de la incidencia de la pobreza crtica, que
pasa de 55,1% a 48,2%, y de la pobreza extrema, que disminuye de 23,9%
a 17,6% entre 1991 y 1994.
Grfico 2
Evolucin del PIB en Per, 1990-1997

Grfico 3
Evolucin de la Inflacin en Per, 1991-1997

Fuentes: INEI y Cepal (estimacin de 1997), para ambos cuadros.


Los cinco puntos precedentes hablan a las claras de un proceso de regeneracin
econmica que ha dado, sin duda, importantes frutos. Algunos de estos
resultados se aprecian a simple vista, como cuando se recorre Lima y se

comprueba la desaparicin casi total de los miles de vendedores callejeros que la


inundaban, el orden y la limpieza de sus lugares pblicos, la seguridad mucho
mayor que tiene el ciudadano comn para realizar sus actividades cotidianas. El
pas se encuentra de nuevo en un proceso de crecimiento interrumpido
prcticamente durante treinta aos, renaciendo de un estancamiento que lo
haba sumido en la pobreza, la marginalidad y el desorden en todos los planos de
la vida social. El estado ha reducido su presencia en la economa, el mercado
funciona fijando precios y asignando recursos, y un ambiente de mayor confianza
es perceptible cuando se compara la realidad actual con la de hace algunos aos.
Los datos anteriores, sin embargo, permiten concluir que lo que Per ha hecho es
apenas recuperarse de los efectos de una crisis profunda y brutal en sus
consecuencias. La nacin andina necesitar todava algunos aos ms para
regresar a los niveles de ingreso que lleg a tener en otra poca, para superar por
completo los efectos de dcadas de mal manejo econmico y de inestabilidad
poltica.
Los peruanos, ms all de las quejas y las crticas que, como en todas partes, se
pueden escuchar entre la gente, valoran en mucho el regreso de la estabilidad
econmica, la desaparicin del terrorismo, las posibilidades de crecimiento que
ahora se les abren. No por otra razn el presidente Fujimori logr concitar apoyo
cuando lanz el autogolpe de 1992, obtuvo mayora en la constituyente y en las
elecciones de 1995, y mantiene aunque con fuertes altibajos altas cotas de
popularidad. Pero su prolongado gobierno, aunque con este aval, no ha logrado
despejar por completo las objeciones que se le hacen en cuanto a las visibles
tendencias autoritarias que posee.
En Per, despus de 1992, no existe un pleno estado de derecho. "La democracia,
a nivel institucional, est profundamente debilitada y los procedimientos de su
propia reproduccin, los procesos electorales, estn peligrosamente viciados en
sus reglas de juego." El poder judicial carece de la necesaria independencia con
respecto al ejecutivo, la libertad de prensa se ve amenazada cuando los medios
investigan lo que sucede en los organismos de seguridad y las Fuerzas Armadas
poseen un poder que va mucho ms all de sus atribuciones constitucionales.
Son demasiados los indicios que muestran la intencin de Alberto Fujimori de
perpetuarse en el poder, hacindose reelegir otra vez en el 2000, aunque para ello
tenga que apelar a ciertas medidas populistas y a lograr una interpretacin de la

constitucin que lo favorezca. [Apreciacin confirmada en la entrevista sostenida


con Enrique Ghersi.]
Las races de este personalismo deben buscarse, ms que en las actuaciones del
propio presidente, en las condiciones en que se est realizando el cambio
estructural en el Per. La crisis econmica y la violencia implacables de los aos
ochenta quebrantaron un rgimen democrtico sin tradicin y sin raigambre, que
apenas se haba restablecido a comienzos de esa dcada. Los rotundos fracasos
de los dos primeros gobiernos democrticos aumentaron peligrosamente la
"fragilidad extrema del sistema poltico", lo que "posibilit el colapso del sistema
de partidos primero y el de la democracia constitucional despus". Fujimori
emergi as como el "hombre providencial", como la figura fuerte capaz de poner
orden y encarrilar al pas. No es sorprendente que, con todo ese poder en sus
manos, quiera ahora mantener un predominio sobre la vida poltica que
contradice en buena medida el estilo y las normas de lo que puede llamarse el
estado de derecho. El hecho de que el poder real, segn se afirma, descanse en
una especie de triunvirato que conforman el presidente, el Gral. Nicols Hermoza
Jefe del Ejrcito y el asesor de inteligencia Vladimiro Montesinos, aade una
nota sombra ms a las tendencias autoritarias que sin duda estn presentes.
Resulta provechoso, en este sentido, hacer una comparacin entre lo sucedido en
el Per y en otros dos casos que ya hemos analizado. Al igual que Fujimori el
argentino Menem logr acumular un inmenso poder luego de rescatar a su pas
de la profunda crisis en que se encontraba. Pero un sistema de partidos menos
erosionado que el de Per permite ahora que dicho gobernante tenga una
oposicin organizada y una opinin pblica ms celosa de la institucionalidad
democrtica que la que existe en el pas andino. En Chile, en cambio, luego de la
catstrofe allendista, el sistema se destruy casi por completo, abriendo as paso
a un rgimen autoritario bajo el que, slo muy lentamente, se fueron creando y
recomponiendo

las

organizaciones

polticas

que

hoy

representan

los

ciudadanos.
En ambos casos la favorable evolucin de la economa, con sus consecuencias de
menor conflictividad social y mayor estabilidad, ha ayudado poderosamente a la
reconversin de los sistemas. En Per, por ahora, este resultado parece todava
algo lejano. La ciudadana no ve favorablemente las intenciones continuistas de
Fujimori pero aprecia en grado sumo la transformacin econmica lograda, al
punto de que no desea verla amenazada por cambios radicales en la conduccin

poltica nacional. Entre estas dos fuerzas opuestas se debate entonces una
opinin pblica que, creemos, slo podr arriesgarse a incursionar por los
caminos del cambio poltico cuando est segura de que ello no vulnerar unos
logros econmicos a los que, por supuesto, no tiene intencin de renunciar.

CONCLUSIONES
Los enfoques recientes sobre el desarrollo, como son los propuestos por Amartya
Sen, pueden proporcionarnos elementos conceptuales y prcticos muy valiosos
para el diseo y construccin de polticas, programas y proyectos sociales.
Presentan ventajas potenciales:
I.

Nos conducen a una visin integradora y compleja del desarrollo. ste ha


de entenderse como un proceso abierto y en construccin permanente.
Representa la imagen utpica nunca alcanzada por ms cerca que se est
de ella.

II.

No restringe ni determina unvocamente las variables del desarrollo.


Pueden ser muchas, algunas estn por imaginarse, adems entre ellas es
necesario descubrir sus interacciones positivas.

III.

Todos los componentes del desarrollo propenden a un fin simple. Amartya


Sen nos recuerda uno de los valores fundamentales del humanismo liberal:
la libertad

IV.

En tanto son muchas las variables que interactan para generar el


desarrollo y la libertad, es necesario concebir a la realidad como un
entramado complejo, en constante construccin y movimiento. Nuestros
modelos de polticas sociales y proyectos deben recuperar esa complejidad.

V.

Las posturas del Amartya Sen nos conducen a ampliar y diluir los campos
tradicionales destinados a la poltica social. Suele sealarse que es la
educacin, la salud, la seguridad social, la vivienda, el empleo, sus reas
de anlisis e intervencin. No obstante las variables del desarrollo son
mltiples e infinitas. El campo de intervencin no se reduce a los
anteriores, abarca, derechos civiles, polticos, humanos, proteccin civil,
seguridad pblica, conservacin de los recursos naturales, etc.

VI.

Los argumentos de Amartya Sen nos obligan a rebasar la idea importante


pero parcial de que el fin deseable de las polticas y proyectos sociales, es
la satisfaccin y cobertura de necesidades.

VII.

Nos invita a construir intervenciones sociales, en donde desarrollemos


capacidades y habilidades en las personas o en las comunidades. En otras
palabras, nos incita a despertar la organizacin social, la solidaridad, la
curiosidad intelectual, las capacidades productivas, el inters por el
cuidado de la salud y del entorno. En fin, a potenciar las capacidades de
las personas.
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