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La Leyenda de Hiram

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LA LEYENDA DE HIRAM

LO QUE NO DEBE IGNORAR EL MAESTRO MASON


No existe absolutamente ningn rito masnico practicado en cualquier pas, o
idioma, en el que los elementos esenciales que esta leyenda no sean
enseados. Las lecturas pueden variar; ms a pesar de que estn
constantemente variando, la leyenda permanece substancialmente la misma, y
para eso es necesario que la leyenda del Constructor del Templo constituya la
verdadera esencia y se identifique a la Masonera. Ningn rito puede excluirla,
o materialmente alterarla, pues inmediatamente que la excluye o la altera,
cesa de ser un rito masnico"
Aqu se tropieza con una grave dificultad, por lo que respecta a los rituales
llamados escoceses, y que el autor de estos folletos considera como franceses
reformados por las razones que en otro lugar hemos dado. En efecto, del tercer
Landmark se desprende que la leyenda de Hiram corresponde al ltimo grado
azul y de la independencia del Simbolismo se deduce qu debe estar
ntegramente contenida en el tercer grado, pues de no ser as, para los HH:.
que no quisieran tomar los grados filosficos, la leyenda resultara alterada, si
no trunca.
Esto lo ha tomado en consideracin el Rito Universal, que trae casi integra en
su tercer grado la leyenda de Hiram; aunque no con todos los datos que
proporcionan los otros ritos. Por su parte, los rituales llamados "escoceses", del
tercer grado, hacen una adaptacin sui generis de la leyenda, algo as como un
resumen en el que se escapan demasiados detalles, dejando tcitamente al
cuidado de los grados 4 al 12 del filosofismo escocs, todas las opiniones de la
vida, muerte, resurreccin y venganza del Maestro Hiram, que apenas se
bosquejan en el tercer ritual susodicho.. Por eso no es raro que hayan tantas
divergencias, no slo de detalle, como las autoriza el comentario de Mackey al
tercer Landmark, sino en su parte que debiera ser inmutable: en la esencial
("the essencial elements") En no poco han contribuido a estos retoques la
circunstancia de que en la leyenda primitiva aparece la figura de Balkis, la
reina de Sab, que "emprendi viaje a Jerusaln para hacer cortesa al
magnfico Rey (Salomn) y admirar las maravillas de su reino", y como quiera
que la masonera clandestina andrgina ha tomado como pretexto esta
participacin de la reina Balkisen el relato de Hiram, para alegar la nulidad de
nuestro dcimo octavo Landniark, que prohbe hacer labor comasnica (en lo
cual no le asiste ninguna razn a la Masonera andrgina), en algunas
jurisdicciones se crey prudente suprimir de una vez lo relativo a la referida
reina de Sab.
As modificada la leyenda no sufri una verdadera mutilacin de su
"integridad"? Es nuestro parecer que s. Por tal motivo, y ya que los MM:. MM:.

conocen bien la leyenda de sus rituales, no la copiaremos aqu: pero s la


comentaremos y adems daremos la versin de Saint-Albin, no solamente
porque va acorde con Leo Taxil y otros autores - lo cual por s solo podra ser
sospechoso, dada la parcialidad de estos - sino porque es la nica versin que
se acomodo bien y se deja explicar, sin contradicciones esenciales, por todas
las escuelas de interpretacin esotrica, y tambin porque es la nica, como
antes dijimos, que no pasa en silencio personajes tan importantes como Tub:.,
cuyo nombre constituye ni ms ni menos la palabra de pase del grado, y que
de por si explica la parte ms profunda del sentido esotrico de la leyenda.
Entre los ms importantes, nada nos dicen de por qu de la palabra de pase
Tub.:., tan interesante en el relato de la leyenda. Segn Oswald Wirth, esta
reina, de la que habla en Le Livre du Maitre, pg. 57, no toma parte en la
leyenda masnica del rito francs. "Desempea un papel importante
continua en el relato novelesco hecho por Gerardode Nerval en su Voyage en
Oriente. En l Hiram llega a ser el rival de Salomn y personifica el espritu
democrtico llamado a triunfar en la realeza Es un simbolismo llevado al nivel
de la poltica y complicado de fiorituri poticas que no dan lugar a ninguna
interpretacin inicitica. La literatura fue, por otra parte, la nica preocupacin
del autor, cuya fraseologa pomposa ha seducido a los redactores del ritual
francs", Esto prueba quela reina de Sab figura efectivamente en algunos
rituales "escoceses
He ah las razones por las que anticipadamente nos defendemos del cargo de
veleidosidad al escoger esta versin. Despus de todo, los HH:. Maestros
pueden compararla con la de sus propios rituales oficiales, y formarse su
criterio segn su leal saber y entender. "La celebridad de la sabidura y obras
monumentales de Solimn Ben Daoud (Salomn, hijo de David), haba cundido
hasta los extremos confines del orbe, y Balkis, reina de Sab, emprendi viaje a
Jerusaln para hacer cortesa al magnfico Rey y admirar las maravillas de su
reino. Le hall cubierto con ropaje de oro sentado en un trono de cedro
revestido con planchas de oro y hollando con sus pies un tapete recamado del
mismo precioso metal. "Su continente la hizo impresin de una escultura de
oro con rostro y manos de marfil, cuando se adelant al recibimiento de Balkis
le brind asiento en aquel mismo trono, cuyo resplandor habra deslumbrado a
cualquier otro que no fuera la Reina del Mediodia. "Balkis, despus de haber
obsequiado a Solimn con ricos presentes, le propuso tres enigmas, El sabio
(que con este sobrenombre se engrandece) de antemano por soborno del
Sumo Sacerdote de los sabios haba tenido soplo de ellos y encargado la
interpretacin a Sadoc, Sumo Sacerdote de los hebreos, y as se los descifra a
la Reina. "Solimn pasea a sta por el palacio mostrndole sus magnificencias,
y luego la conduce al templo que est, levantado a la Gloria del Dios de los
hebreos. Al llegar a los cimientos del Altar, fjanse los ojos de la Reina en una
cepa arrancada de la tierra y tirada por all, y una ave maravillosa, una abubilla
llamada Hud-Hud, que por todas partes la acompaa, con lastimeros chillidos la

da a entender qu cosa es aquel signo despreciado y el sacro depsito


encubierto bajo aquella tierra profanada por el orgullo de Solimn. Has
elevado tu esplendor sobre la tumba de tus padres, reconviene Balkis al Rey,
esta cepa, este leo sagrado. Lo mand arrancar, interrumpe Solimn, para
alzar aqu un altar de prfido y madera de olivo, al cual han de ornar cuatro
serafines de oro. Esta vid, replica ella, fue plantada por No, tronco de tu raza,
y slo su impo nieto pudo enfurecerse con esta cepa venerable. Sepas que el
postrer Prncipe de tu linaje ser enclavado como un malhechor en este leo
que debi haber sido sagrado para ti.
En esto la Reina suriana con el Luego de sus ojos ha hecho un volcn del
corazn del Rey, que semeja a un servidor o esclavo delante del seor de quien
pende su vida; con lo cual ella, siantes se sinti repelida por el orgullo de
Solimn, ya se mueve a piedad de ver que el amor le ha trocado en otro
hombre, y gozosa de haber quebrantado aquel pecho soberbio, accede a sus
ruegos de tomarle por esposo. "Pero sea que visite el palacio del Rey o el
templo dedicado al honor del Dios de los hebreos, o que se pare delante de
cualquiera de las obras estupendas que han sublimado el renombre de
Solimn, al preguntar quin es el autor y ejecutor de ellas, cada vez el Rey le
contesta: "Es un tal Adomhiram, hombre raro e intratable, mandado por el
buen rey de los Tirios, Hiram". Balkis solicita que le sea presentado, y Solimn
se da maa para distraerla de semejante empeo. Mas como la hace ver las
columnas, las figuras de animales y las estatuas de querubines; le ensea el
trono de marfil y oro colocado frente por frente del Altar, le habla de un mar de
bronce que va a fundarse, la Reina pregunta: Quin ha modelado estas
columnas? Quin ha cincelado las estatuas? Quin ha construido este trono?
Quin va a fundir ese Mar de bronce?" Y Solimn no puede menos de
responder a cada pregunta: "Adonhiram"; ve arder a ella en deseos de
conocerle, y Solimn por no desazonarla cede a sus instancias, y ordena que
traigan a Adonhiram a su presencia... "Nadie est al corriente ni siquiera de la
patria de este ttrico personaje ensalzado por su talento sobre todos los
hombres, a quien mira con el ms alto menosprecio, y con razn vive como un
ser extrao entre los hijos de Adn, puesto que pertenece a otra estirpe muy
diversa. Si la primera madre de aquellos lo fue tambin de Can. Adn no fue
sino ayo de este; porque como Eblis, el ngel de la Luz, no pudiera ver la
hermosura de la primera mujer sin codiciara haba ella de haber resistido al
amor de un ngel? El alma de Can, centella del ngel de la Luz. Le daba
infinita ventaja sobre Abel, hijo de Adn, y con todo se mostr bueno con Adn,
a quien sirvi de bculo en su vejez caduca e impotente, bueno como Abel,
cuyos primeros pasos gui. Mas Jehov, celoso del genio comunicado por Eblis
a Can, desterr a Adn y Eva del Paraso para hacerles expiar a los dos y a
toda su prole la flaqueza de ella. Adn y Eva aborrecan a Can, causa
inculpable de la cruel sentencia; la madre misma no tenia amor ms que para
Abel, y engredo el corazn de ste por la injusta preferencia, pagaba a Can el

amor con menosprecio. Aclinia, su hermana, unida con Can por lazo de mutuo
cario, vino a ser la esposa de Abel por querer de ese Adonai, envidioso que
haba amasado el barro para formar a Adn, dotndole de un alma servil y
recelosa del alma libre de Can. Exasperado ste por la injusticia de Adonai y la
de Adn, Eva y Abel, hiri de muerte a su ingrato hermano. Adonai, el Dios que
tantos miles de hombres haba de anegar en las aguas del diluvio, juzg la
muerte de Abel por crimen irremisible, por ms que en satisfaccin de su falta
Can pusiese al servicio de los hijos de Adn aquella alma superior recibida del
ngel de Luz. El mismo en persona les enseaba a cultivar la tierra; su hijo
Henoc los aleccionaba en la vida social; Matu-sael les descubra la escritura:
Lamec introduca el uso de la poligamia; su hijo Tubal-Can los adiestraba en el
arte de forjar metales; Nohema, que tuvo trato carnal con su hermano TubalCan, les daba lecciones de hilar y tejer con que hacer tela para vestirse. Y
Adonhiram, el sucesor de Can, de Mutasael, de Lamec, de Tubal-Can y
Nohema, emplea todo su genio, industria y fuerza en el diseo y construccin
de este Templo que el fausto de Solimn erige a ese Adonai, a ese Dios
inexorable, cuyas iras desde el principio del mundo, de generacin en
generacin, acosan a la progenie de Cain. "EI hijo de los Genios del Fuego pasa
melanclico y solitario sus das en medio de los hijos de Adn sin revelar a
nadie el secreto de su sublime alcurnia. Todos le tiemblan, y ms que todos
Solimn. El terror que infunde ahoga en todos los pechos el afecto hacia l, y
Solimn, a quien le da en el corazn la grandeza de Adonhiram y que
internamente se humille en su presencia, le detesta con toda la fuerza de su
orgullo. Presentarse el artfice de tantas maravillas, echar sin encogimiento ni
arrogancia una ardiente mirada a la Reina y estremecrsele a sta todas las
fibras de su ser fue una misma cosa; hasta que un tanto serenada se pone a
preguntarle acerca de cada una de sus obras y a defenderle contra las criticas
de Solimn, nacidas de baja envidia. Como deseara luego ver junta la multitud
innumerable de albailes, carpinteros, ebanistas, zapateros, obreros y
fundidores, canteros y escultores que trabajan a las rdenes de Adonhiram,
opone Solimn que estos operarios, procedentes de todos los pases y que
hablan en todas las lenguas, estn diseminados por mil partes, y es imposible
congregarles: cuando Adonhiram, trepando a un pen de granito para ser
divisado de dondequiera y levantando la diestra, hace ademn de trazar en el
aire una lnea horizontal y del punto medio de ella figura bajar una
perpendicular, representando as el T (tau) misterioso. En el acto acuden de
todos los puntos del horizonte los obreros de toda nacionalidad, lengua, raza,
en nmero de ms de cien mil y formarse por s solos en orden de batalla,
componiendo el ala derecha los carpinteros y dems trabajadores en madera,
la izquierda los mineros, fundidores y dems artfices en metal y el centro los
albailes y dems ocupados en obra de piedra. Extiende Adonhiram el brazo y
aquel ejrcito queda inmoble. Entonces viene a comprender la Reina que
Adonhiram excede la talla de simple mortal, y Solimn cae en la cuenta de que
la pujanza es flaqueza en parangn con la de Adonhiram. A Balkis le pasa el

compromiso. Ms el poder de Adonhiram capaz de dominar las ms arduas


empresas, va a sufrir un desastre tanto ms sensible cuanto que la Reina,
expresamente venida para contemplar el triunfo, va a ser espectadora de su
humillacin. Un sirio llamado Fanor, compaero albail, un fenicio de nombre
Amr, compaero carpintero, un judo de la tribu de Rubn, dicho Methusael,
compaero barretero, se presentaron a reclamar el ttulo y salario de Maestro,
rechazando su pretensin Adonhiram, por carencia de mritos. En venganza de
la repulsa el compaero albail revolvi cal en la masa de los ladrillos con que
se haba de revestir el molde, el compaero carpintero alarg ms de lo justo
los travesaos de las vigas para que se quemasen, y el compaero herrero
trajo del lago emponzoado de Gomorra lava sulfrea y la ech a derretir con
el metal. Un joven obrero de apellido Benon, que amaba a Adonhiram como un
hijo a su padre, averigu el complot y fue a denuncirselo a Solimn para que
mandara suspender la operacin; mas en balde, porque l otra cosa no desea
sino afrentar a Adonhiram en los ojos de la Reina, y da orden de seguir
adelante. brase la compuerta que detena el bronce derretido y precipitase en
el ancho molde del Mar de bronce torrentes del lquido metal; mas revintense
las paredes por exceso de la corra y corren por todos lados ros del fluido
inflamado. Imagina Adonhiram que la accin del fuero esta vitrificando la tierra
y para impedirlo arroja un chorro de agua a los estribos del molde, con lo cual
entran en lucha revuelto el agua y el fuego, hace saltar con el empuje una
lluvia de metal fundido, sembrando el espanto y la muerte entre la
innumerable muchedumbre atrada al espectculo. "EI gran artfice confundido
busca en derredor suyo con los ojos al fiel Benoni, y no hallndole, en el pesar
de su deshonra, atribyele la culpa, ignorante de que el infeliz mancebo ha
perecido vctima de su lealtad mientras intentaba los medios de evitar tamaa
catstrofe, ya que Solimn rehusara interponer su autoridad suspendiendo la
obra. Adonhiram permanece clavado en el teatro de su derrota, y abrumado de
pesadumbre no hace caso de que ese Mar de bronce fundido, aventado por la
fuerza del vapor y que todava hierve en su fondo, puede por momentos
devorarle. En la Reina de Sab tena embebecido su pensamiento, la cual haba
acudido a solemnizar su glorioso triunfo no ha presenciado ms que su
ignominiosa desgracia; cuando de sbito oye una voz extraa y temerosa,
salida al parecer del centro del abismo, y que tres veces le llama por su
nombre: Adonhiram, Adonhiram, Adonhiram! Levanta los ojos y en medio de la
hoguera divisa una figura humana de mucho ms crecido talle que los
moradores terrestres. Aproxmasele la visin sobrehumana, dicindole: Ven,
hijo mo, ven sin sobresaltos porque he soplado sobre ti y respirars
impunemente entre las llamas. Envuelto por el fuego, Adonhiram gusta
inefable delicia sumergido en el elemento donde un hijo de Adn aspirara la
muerte. Implele un misterioso atractivo, y sin bastar a contenerse pregunta al
que le llam y le va guiando: A dnde me conduces? Al centro de la tierra, al
alma del mundo, a los dominios de Can, donde reina la libertad. Aqu fenece la
envidiosa tirana de Adona; aqu burlando sus furores nos es ilcito saborear los

frutos del rbol de la Ciencia. Estos son los estados de tu padre. - Entonces
quin soy yo y quin eres t? Yo soy el padre de tus padres, hijo de Lamech
y nieto de Can, soy Tubal-Can.
Tubal-Can introduce a Adonhiram en el santuario del Fuego, le declara la
impotencia de Adona, la villana de ese Dios enemigo de la criatura. A quien
conden a muerte para vengar los beneficios de que le han colmado los Genios
del Fuego. Sigue caminando Adonhiram y llega a la presencia del autor de su
raza, Can. El ngel de Luz que engendr a Can puso un reflejo de su
inexplicable beldad en el rostro de su hijo, cuya grandeza provoca los celos de
Adonhiram. Can narra el postrero de sus nietos las propias faltas, las virtudes
superiores a las faltas, sus infortunios iguales a sus virtudes, causadas por
Adonai. Mustrense a la vista de Adonhiram todos los descendientes de Can
muertos antes del diluvio. Los muertos despus de esta implacable venganza
de Adona tambin estn all presentes, bien que no puede verlos Adonai por
cubrir el polvo de sus restos: sus almas entraron en la mansin de Can, que es
el alma del mundo. Adonhiram oye la voz del que naci de los amores de TubalCan con su hermana Nohema (l mismo se ayunt con la mujer de Can y
procreo a Chus, padre de Nemrod), y esta voz le hablaba as. De ti proceder
un hijo a quien t no veras y que te dar infinita posteridad. Tu progenie, bien
que muy superior a la de Adn, ser pisoteada por sta. Por largos siglos
desperdiciar su valor y su genio en derramar beneficios en la ingrata estirpe
de Adn hasta que a la postre los mejores se harn los ms fuertes y
restaurarn en la tierra el culto al fuego. Tus hijos, coadunados bajo tu
bandera, harn trizas el poder de los Reyes, que son los instrumentos de la
tirana de Adonai. Anda, hijo mo, que los genios del fuego estn contigo.
Adonhiram es transportado del Santuario del Fuego a la tierra, acompaado por
algunos instantes ms de Tubal-Can, el cual antes de separarse de su nieto
acaba de levantar su espritu y le regala el martillo de que l se sirviera en
tantas obras memorables, dicindole: "Con este martillo que abri el crter del
Etna y con el favor de los Genios del Fuego, dars cabo a la empresa
acometida y llenars de estupor a los testigos de tu derrota en lo del Mar de
bronce." Desaparecido Tubal-Can, empua Adonhiram el precioso martillo y
comienza a reparar los deterioros de la obra: pocos instantes le bastaron, y los
primeros albores del da iluminaron la nueva maravilla acabada por su genio.
Todo el pueblo de Israel celebra su gloria, y la Reina de Sab, cuyo reciente
amor se haba enardecido ms con las contradicciones de Solimn, est
inundada de gozo. Mientras con el squito de sus mujeres pasea fuera de los
muros de Jerusaln, un secreto impulso gua los pasos de Adonhiram a hacerse
encontradizo con ella, cuando esquivaba los aplausos del triunfo y buscaba la
soledad. Se declaran mutuamente su amor, y Hud-Hud, la avecilla que es la
mensajera de los Genios del Fuego con la Reina de Sab, as como siempre dio
muestras de profunda aversin contra Solimn, viendo a Adonhiram trazar en
el aire el T (tau) misterioso, se va a revolotear en torno de su cabeza y

amorosa se posa en un puo. A vista de esta seal Sarahil la aya de la Reina,


exclama: Se cumpli el orculo. Hud-Hud reconoce al esposo destinado por los
Genios del Fuego para Balkis, el nico cuyo amor pueda ella aceptar sin
mancilla Ya no vacilan, se toman una a otro por esposos y discurren la traza de
eludir el cumplimiento de la palabra empeada con el Rey de los Hebreos.
Adonhiram saldr l primero de Jerusaln, poco despus la Reina, ansiosa de
juntrsele en la Arabia, burlar la vigilancia de Solimn. Ms los tres
compaeros, cuya traicin slo por la intervencin de los Genios del Fuego fue
frustrada. Y que sin cesar le espan, para tomar de l venganza, sorprenden el
secreto de sus amores y se avistan con Solimn. Amr le dice: "Adonhiram ya
no visita las canteras, los talleres ni las fraguas." Tanor le dice: "Como a las tres
de la madrugada delante de m ha pasado un hombre en direccin a los
pabellones de la Reina, y he conocido que era Adonhiram." Methusael le dice:
Mandad que salgan afuera mis compaeros, pues traigo nuevas reservadas
para el Rey. Quedando solo con ste, se explica as: "Aprovech las sombras de
la noche para colarme entre los eunucos de la Reina, y he visto a Adonhiram
escurrirse a donde ella estaba: cuando poco antes del alba me escabulla, l
quedaba todava solo con ella." Solimn trata con el Sumo Pontfice Sadoc de
las ocurrencias que acaba de saber, y entre los dos maquinan el medio de
vengarse de Adonhiram.
ste en el entretanto pide audiencia a Solimn para recabar la venia de
retirarse. Preguntado a qu pas piensa encaminarse saliendo de Jerusaln:
Quiero regresar a Tiro, al lado del buen Rey Hiram, que me mand ac
prestado. Otrgale Solimn la licencia, aunque antes de partir Adonhiram ha de
pagar el salario a los obreros. Vuelve a interrogarle Solimn, quienes son unos
tres compaeros nombrados Amru, Fanor y Methusael. Son, responde, tres
artesanos inhbiles que pretendan grado y paga de maestros, y yo resist a su
injusta reclamacin. Solimn despide a Adonhiram testificndole su perpetua
amistad, y hace comparecer a los tres compaeros. Les notifica la prxima
partida de Adonhiram. Y aade: Muchos Maestros han ido falleciendo y es
menester substituirlos: esta noche despus de los pagos abocaos con
Adonhiram y pedidle el ascenso al grado de Maestro. Si os la concede y
merecis su confianza, estad seguros tambin de la ma. Si os lo rehsa,
maana vosotros juntamente con l vendris a mi presencia, l a justificar su
negativa y vosotros a alegar en contra suya, a fin de sentenciar en ese pleito, a
menos que Dios le deseche y manifieste con alguna evidente seal que es
indigno de encontrar gracia en su acatamiento. Adonhiram y la Reina de Sab
van a separarse para volver en breve a reunirse. La Reina le dice: Sed una y
otra vez feliz, seor amado dueo mo: vuestra esclava no ve la hora de
juntarse con vos para siempre, y sabed que cuando la hallis en Arabia,
encontraris al mismo tiempo el fruto de vuestro amor que lleva en su seno. Se
arranca de los brazos de ella y la quiere ms todava por la razn que le acaba
por decir. Solimn mientras tanto instigado por la declaracin de Amru, Fanor y

Nethusael, procura acelerar su enlace con la Reina de Sab. La insta aquella


noche a que satisfaga su amor: ah precisamente le aguardaba Balkis. La cual
le anima a beber y l de buen grado accede esperando sacar del vino
atrevimiento para usar de su fuerza: cobra nimo y se regocija de ver que ella
ha apurado la copa llena de vino que en las entraas se trueca en viva llama e
incendia los sentidos. Ms ella muy sobre si no ha bebido sino para engaarle,
y al ver que a poco caa Solimn en brazos del sueo de la embriaguez. Se
aprovecha para quitarle del dedo el anillo entregado en prenda de su
compromiso. A punto estar el caballo rabe que veloz la lleve lejos de
Jerusaln, a la tierra de Sab, donde ha de encontrarse con Adonhiram. Mas
ste ha tocado a Methusal en la puerta de Poniente, a Fanor en la del Norte y a
Amr en la del Oriente
Los tres compaeros le pidieron la consigna de Maestro, como se negase a
darla, cay bajo los golpes de estos traidores. Para borrar las huellas del
crimen, fueron a enterrar el cuerpo en un solitario altozano y Methusael plant
una de acacia en la tierra removida. Cuando se le disiparon a Solimn los
vapores de la embriaguez y se vio solo, abandonado de Balkis, de pronto le dio
un arrebato de furor, amenazando con l a Sadoc y a su dios Adonai. Mas el
profeta Ohias de Silo le apaciguo y meti en cintura, acordndole que el
matador de Can fue castigado siete veces, y el matador de Lamech setenta
veces siete; y aade que quien derram la sangre de Can y de Lamech ser
castigado setecientas veces siete. Solimn, para apartar de su cabeza esta
sentencia, ordena que busque el cuerpo de Adonhiram. Nueve Maestros le
encuentran donde los tres compaeros lo haban enterrado Solimn le hace dar
sepultura bajo el Altar del Templo. No obstante le asalta el pavor en su trono de
marfil y oro macizo. Clama piedad a todas las potestades de la Naturaleza; mas
se olvida de pedir gracia al ms diminuto de los insectos, el arador.
Segn nuestros rituales, Hiram iba a salir del Templo, a donde fue a orar,
cuando sucesivamente lo asaltaron, por la puerta del norte, con un golpe de
regla en la garganta, Jubels; por la de occidente, con un golpe de escuadra en
el pecho, Jubels, y por la del oriente, con un golpe de mazo en la frente,
Jubeln. De aqu se deduce que Fanor es nuestro. Jubels. Methusael
corresponde a Jubels y Amru a Jubeln.
El arador, paciente en la satisfaccin de su venganza, est royendo sin pasar
un momento, por espacio de 224 aos, el trono de Solimn, y este trono al cual
pareca el mundo entero inclinarse, derrumbase con temeroso estruendo.
VARIANTES DE LA LEYENDA
La leyenda de Hiram, difcil por si sola en su exgesis, al grado de que masones
tan ilustrados y de tanta autoridad en la materia, como el H:. Ragn, han
cometido el error de calificarla, de "fbula grosera", sin concederle plenamente

su verdadero carcter, que no es otro que el de "mito inicitico", cosa bien


distinta a una fbula, aumenta su dificultad de interpretacin al considerarse
las diversas variantes que de ritual a ritual se anotan, aun dentro de la
tolerancia permitida por el Landmark respectivo. La versin que hemos dado in
extenso no deja de adolecer, a su vez de graves dificultades, la ms seria de
las cuales es que no menciona, en los ms mnimo, la resurreccin del Maestro,
objeto de otro Landmark, si bien es cierto que expresamente dice "y Methusael
plant una rama de acacia en la tierra removida."
Las diferencias ms notables, aparte de esta que acabamos de apuntar, que la
versin de la leyenda incluida en los antiguos rituales del tercer grado, tiene
con la Sain-Albin, son los que siguen.
En primer lugar, siguiendo en esto la liturgia de casi todas las Potencias
Simblicas, no aparecen en nuestra leyenda ni la Reina Balkis, ni Tubal-Can (o
Tubalkain), ni la abubilla Hud-Hud, ni todos les detalles y episodios que a ellos
se refieren.
En segundo lugar, los tres malos compaeros, que aqu se llaman JubelsJubels y Jubeln, no asaltan a Hiram en las puertas de la ciudad de Jerusaln,
sino en las puertas del templo de Salomn, a donde haba ido a orar fiel a la
costumbre que tena y alzando sus brazos hacia el Sancta Sanctorum.
En tercer lugar, la versin de Saint-Albin omite la oracin de Hiram, con esa
manera de entender el liberalismo, de los HH:. franceses, que no aceptan el
efecto mgico de la oracin, siempre observado, respetado y admitido por las
Logias de habla inglesa y por todos los HH:. suficientemente iniciados en el
ocultismo de nuestras ceremoniales. La ignorancia de esto es tambin la causa
de que en muchas de nuestras Logias se mutilen o desfiguren los rituales,
omitiendo las oraciones masnicas, diciendo "prometo" en vez de "juro" y
cometiendo otras irregularidades encaminadas a demostrar cierta cultura: pero
en realidad demuestran precisamente la falta de ella, en cuanto al dogma
masnico.
En cuarto lugar, ha sido un desacierto en la versin que nos da Saint-Albin, el
de suprimir la personificacin de la ignorancia, la hipocresa y la ambicin, en
los compaeros infieles, respectivamente llamados Jubels, Jubels y Jubeln.
En quinto lugar, dado el desarrollo de la leyenda, tan divergente en ambas
versiones, el mvil que llev a los tres compaeros infieles a cometer el
crimen, aunque semejante, se expone con grandes variantes.
En sexto lugar, en la leyenda de Saint-Albin, no se explica el por qu del signo,
del tocamiento, de la palabra, de los cinco puntos de perfeccin ni de las
sanciones, por lo que a su vez sta por si sola tiene grandes obscuridades.

Quieren las Logias azules que trabajan el Rito Universal, y es probable que en
ellos les asista la razn, que se reserve el nombre de G:.A:.D:.U:., para el Ser
Supremo en las Logias filosficas, ya que el Landmark dcimo noveno exige
expresamente creer en Dios, por lo cual no le dan otro nombre en el
simbolismo. Considerndolo desde ese punto de vista, y dado el carcter de
Adona y del ngel de la luz, decididamente con este criterio no es aceptable la
versin de Saint bin, pero en cambio en los Altos Grados masnicos, y
especialmente en su dogma, esta ltima, como primero dijimos, es la ms
viable y satisfactoria.
Queda por consiguiente, un hecho inconcluso: ninguna versin por s sola, es
completa y surge la forma Standard, de la leyenda del tercer grado, que un
Convenio Masnico puede y debera definir, para comn observancia en los
diferentes rituales de los distintos ritos practicados por las Potencias
Simblicas. Ante esta dificultad an no resuelta, no nos queda ms recurso que
especificar claramente a cual versin nos referimos (que a varias
mencionaremos) en las diversas partes de nuestros comentarios, y nos
permitimos aconsejar a los HH:. Maestros que muy lejos de rechazar tal o cual
versin, mientras la autoridad competente no defina cul sea la legal y pruebe
que esa es la masnica con un criterio eclctico tome de todas la bueno y
deseche lo malo, segn su leal saber y entender, dejando inclume por
supuesto la creencia en la inmortalidad del alma, que forma la esencia de la
iniciacin de este grado. Hecha esta muy necesaria advertencia intentaremos
la exgesis de la leyenda de Hiram.
DRAMA SIMBOLICO
(Jubels, Jubels y Jubeln). La admirable organizacin, instituida por el ms
genial y dirigida por el ms benvolo de los jefes (Adonhiram), debi haber
funcionado perennemente de una manera perfecta. Pero la perfeccin no est
nunca en la naturaleza de las cosas: slo es un ideal hacia el cual tienden los
seres y las instituciones; pero que ninguna poda nunca alcanzar. Como no
existe sino lo que se puede hacer, el perfecto (o terminado) excluye de la
existencia objetiva
Por otro lado, Hiram deba comprobar en su misma persona, hasta qu punto la
perversidad se desliza insidiosamente en el corazn humano, a pesar de los
esfuerzos de la instruccin y cualquiera que sea la sabidura de las medidas
tomadas en el comn inters social. Est desgraciadamente en la naturaleza
del hombre estar ms satisfecho de s mismo que de su suerte. Multitud de
obreros se creen superiores a la situacin que se han hecho. Entre si, los
compaeros se persuaden de que la Maestra les corresponde, pero que
injustamente se les rehsa, siendo dignos de ella, segn su propio juicio. La
buena opinin que los Compaeros se forman de s mismos los hace ciegos
para sus defectos. Victimas de su mediana inteligencia, se ilusionan

peligrosamente sobre el alcance de su instruccin, pues el que menos sabe es


el que siempre est dispuesto a rebasar los lmites del saber humano en la
estrechez de su horizonte mental.
Siendo asinttica la perfeccin absoluta, del perfeccionamiento posible, todo
buen masn debe acercarse cuanto le sea posible a esa asntota ideal, aunque
est seguro de que nunca la tocar. Mientras ms cerca se encuentre de ella,
mas ha hecho por la evolucin necesaria de su espritu (J. L. P). Conforme al
relato ortodoxo actual de la cada de los ngeles, la perfeccin nunca podra
encontrarse, ni en el cielo, anteriormente a toda creacin material, puesto que
la ms formidable de las revueltas pudo estallar contra el orden divino. Los
Beni-Aelohim, esas puras inteligencias emanadas directamente de Dios, su
padre, fueron imperfectas, o de lo contrario, grandes abusos motivaron su
legitima rebelin (Wirht). Aparte del esoterismo del dogma de la cada, no
pretende otra cosa la versin de Saint-Albin.
Con actitud, los descontentos critican todo aquello cuya razn de ser no
comprenden. Se erigen en Jueces infalibles y condenan las opiniones y
mtodos de trabajo de los dems. De hacerles caso, slo ellos estn en lo
justo, y nada hay de cierto sino lo que predican. En fin, hay miserables que
pretenden atribuirse un salario del cual ni siquiera tienen conciencia de
merecerlo. Estos son los que resuelven llegar a la Maestra por violencia,
complotando en odioso complot a los dems Compaeros, de los que saben
explotar sus malas tendencias. Bien es cierto que la leyenda reduce a tres los
obreros criminales; pero precisa no olvidar que cada uno de ellos personifica un
estado de espritu extensamente repartido, lo mismo ahora como en tiempos
muy antiguos. Los traidores espan a la hora en que los trabajos estn en
receso y en la cual el Maestro procede slo a su visita diaria de inspeccin. La
hora meridiana, consagrada al reposo, de esa propicia oportunidad.
Su visita terminada, Hiram no desconfa de nadie, y se dirige, para salir, hacia
la puerta del sur cuando ve a uno de los conjurados venir hacia l. El Maestro
se detiene sorprendido, para preguntar al obrero la causa que lo llevaba al
Templo en aquella hora inslita. Hace largo tiempo, responde el Compaero,
que me habis postergado en una categora inferior; tengo derecho a un
aumento de salario. Admitidme, pues, entre los Maestros. T no ignoras, le
explica con dulzura Hiram que yo solo no te puedo conceder ese favor. Si eres
digno de ser exaltado, presntate ante la asamblea de los Maestros, que te
harn justicia. Ya no esperar ms y no os dejar mientras no me deis la
Palabra de los Maestros. Insensato, no es as como debe pedirse; trabaja y
sers recompensado. El Compaero insiste y amenaza a Hiram blandiendo una
regla, con la cual hiere al Maestro, que ha permanecido firme en su respuesta.
Dirigido a la garganta, el golpe se desva sobre el hombro, lastimando el brazo
derecho. Huyendo del forajido Hiram intenta salir por la puerta del occidente,
pero ms amenazador an que el primero, un segundo infame lo detiene

pretendindole arrancar por la fuerza sacrlegas revelaciones. Exasperado por


la firmeza del Maestro, el Compaero decidi asesinarlo con un furioso golpe
de escuadra en el corazn. El herido, vacilante, se siente ya perdido. Junta, sin
embargo, sus fuerzas para encaminarse hacia la puerta de oriente: pero
algunos pasos le bastan para quedar en presencia del ms perverso de los tres
conspiradores. ste se precipita sobre el Maestro, lo coge de un brazo, resuelto
a arrancarle su secreto o la vida. Hiram, aunque ya muy dbil, mira totalmente
a su infame agresor, gritando: "Ms bien morir que faltar a mi deber". Estas
fueron sus ltimas palabras, porque estremecindose de rabia, el traidor lo
abati rpidamente de un formidable golpe de mallete en plena frente.
Habindose consumado el crimen, los cmplices se reunieron para
comunicarse el resultado, quedando aterrados al reconocer la inutilidad de su
monstruosa accin, no pensando va otra cosa que borrar de ella las huellas que
pudieran delatarlos. Esperando que la noche les permitiera transportar lejos el
cadver de Hiram, lo ocultaron provisionalmente bajo unos escombros
acumulados al norte del Templo; despus, a media noche, salieron al campo
con su fnebre cargamento.
La cada del da es igualmente admisible, bien que menos feliz con respecto a
la marcha del sol, que declina a partir del medioda (Ritual oficial francs). Es el
que se tuvo a la vista para redactar el comentario de este captulo Por esto,
despus de ponerse al orden de Aprendiz, se hace un movimiento de escuadra
hacia el hombro derecho. Wirth. Le livre du Mait
LA RESURRECCION
Hiram habla siempre dado el ejemplo de la ms rigurosa puntualidad en el
desempeo de sus funciones. Desde que no se le vio aparecer en medio de sus
obreros a la hora habitual, stos se inquietaron por lo que hubiera podido
acontecerle. Entonces recordaron ciertos detalles a los que hasta entonces no
les haban dado importancia alguna, pero que arrojaban trgicas sospechas
sobre la clase de los Compaeros. Recogiendo estos ecos, los Maestros
resolvieron reunirse. Ninguno de ellos osaba pretender a la sucesin del artista
tirio; pero preciso fue que uno de sus ms experimentados confidentes tomara
su lugar para presidir la asamblea. Esta no se preocup de otra cosa sino de
buscar a Hiram, y encontrarlo muerto o vivo, con cuyo fin design a nueve
Maestros encargados de explorar, de tres en tres el sur, el occidente y el
oriente, para reunirse, al noveno da de las investigaciones, en un punto
determinado de la regin del Norte. Cuando, extenuados, se reunieron los
exploradores, sus rostros desanimados, slo expresaban la inutilidad de sus
esfuerzos. Uno de ellos, sin embargo, llevaba una noticia que reanim todas las
esperanzas. Cayendo literalmente de fatiga, este Maestro haba querido
apoyarse en una rama acacia; mas grande fue su sorpresa al ver que la rama
haba quedado en su mano, pues slo estaba superficialmente detenida en la
tierra, que presentaba el aspecto de haber sido recientemente removida. A

este anuncio, ninguno siente ya el cansancio, todos se levantaron para seguir


al gua hasta la altura desolada que coronaba un montculo marcado con la
rama de buen augurio. No cabe duda que ah reposan los despojos del Maestro,
pues un comps y una escuadra se encuentra tirados cerca de la rama verde,
emblema de la esperanza que surge de la tumba. Con sus trullas (cucharas de
albail) los Maestros ahuecaron la tierra, descubriendo a poca profundidad, el
cuerpo de Hiram, cuyo rostro estaba cubierto por el mandil, insignia de su
dignidad. Retiran este velo con brusco gesto. Los trazos augustos del difunto
aparecen entonces inalterados, como si la vida an los animara. Un indecible
horror se apodera entonces de los Maestros, y su actitud expres desde ese
momento que haban entrado en posesin del cuerpo inerte de la tradicin
masnica. Ahora bien, cuando una tradicin ha cesado de ser comprendida, por
esta sola circunstancia ya no vive en los espritus. Mientras su observancia es
servil, no puede mantenerse sino transitoriamente; pero lo que falta de
cohesin racional ni tarda en dislocarse, pues todo cadver tiende a
descomponerse. Fue una descomposicin natural la que dispers los despojos
del cuerpo de Osiris, que la inconsolable Isis busc penosamente recorriendo la
tierra. Los viajes de la Viuda (Isis) corresponden a las peregrinaciones de los
Maestros, ansiosos de encontrar el cadver de Hiram, es decir, los vestigios
materiales y obscurecidos de lo que fue una sntesis luminosa. Estas formas
huecas que han perdido su espritu, estas cortezas muertas aunque
persistentes por razn de su secamiento, figuran lo que se mantiene en estado
cadavrico, la supersticin, en el sentido etimolgico de la palabra. Conviene,
en efecto, llamar supersticioso, todo aquello que se sostiene sin justificacin
lgica, los ritos perpetuados por hbito o respeto al pasado, cuando ya no se
sabe a que corresponden, su razn de ser.
Hiram es la inteligencia que anima la tradicin masnica: revive en nosotros
desde que comprendemos todo el misterio de la Masonera, dndonos cuenta
exacta de la razn de ser de sus usos simblicos. Cuando el cadver de Hiram
ha sido descubierto en su integridad como presto para su resurreccin, es que
los Maestros fieles han logrado reconstituir la tradicin en su conjunto material.
No les resta sino resucitar al muerto, procediendo segn los ritos. Es el
Vigilante encargado de los Aprendices, quien experimenta la virtud de la
palabra B:., oprimiendo el ndice de la mano derecha del cadver. As hace un
llamamiento a la energa interior, al fuego constructor interno, que hace obrar
por si mismos a los seres. Pero nada se mueve, y el Vigilante renuncia a su
empresa gimiendo: "La carne se desprende de los huesos". Su colega que
instruye a los Compaeros, espera tener ms xito oprimiendo el dedo
mayor ,mientras que articula J:.
pero no es ms feliz, porque la fuerza exterior, que penetra los individuos para
estimar su ardor vital, no tiene eficacia si no encuentra una pequea chispa
oculta bajo las cenizas del fuego definitivamente apagado .Por esto,
desesperado de su medio de accin, el Iniciado (Primer Vigilante, en este caso)

deja escapar la mano del muerto, y dice, con un gemido: "Ya nuestro Gran
Maestro est en putrefaccin!"
Entonces el jefe (M:. R:. M:.) interviene, y adelantndose dice: "Muy VVen:.
MM:. nada podis hacer sin m!. Ni la fuerza, ni la sabidura, aprovechan sin el
orden. Juntad vuestros esfuerzos a los mos para lograr dar cima a nuestra
empresa"
Habiendo formado la cadena conforme a ritual, el M:. R:. M:. frente a los pies
del muerto, se inclina, coge la mano derecha del cadver, con el tocamiento de
Maestro (garra), y tirando vigorosamente lo incorpora, mientras los dos
Vigilantes empujan a Hiram por la espalda: luego lo levantan enteramente, de
tal manera que el Maestro resucitado quede en pie frente al M:. R:. M:.
quedando en la posicin de Pie contra Pie, Rodilla contra Rodilla, Pecho contra
Pecho, las manos derechas enlazadas y la mano izquierda sobre la Espalda,
para sostener al desfallecido, pues la re-vivificacin no es an completa: slo la
vida vegetativa circula de nuevo; pero el espritu queda todava adormecido.
Para despertarlo, el M:. R:. M:. pronuncia al odo del recipiendario que
substituye al cadver de Hiram, las palabras de vida M:. B:.
Como si estas palabras acabasen de dar la clave de toda la Maestra, el nuevo
Maestro desde tal punto es temido y honrado como si en realidad Hiram
hubiese reencarnado en l. Instantneamente la fnebre Cmara del Medio se
transforma en un santuario resplandeciente de luz. El espeso velo que aislaba a
los Maestros que se encontraban invisibles en Oriente, levanta su extremo para
comunicar libremente a todos los Maest:. con el nuevo Hiram.

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