La Leyenda de Hiram
La Leyenda de Hiram
La Leyenda de Hiram
amor con menosprecio. Aclinia, su hermana, unida con Can por lazo de mutuo
cario, vino a ser la esposa de Abel por querer de ese Adonai, envidioso que
haba amasado el barro para formar a Adn, dotndole de un alma servil y
recelosa del alma libre de Can. Exasperado ste por la injusticia de Adonai y la
de Adn, Eva y Abel, hiri de muerte a su ingrato hermano. Adonai, el Dios que
tantos miles de hombres haba de anegar en las aguas del diluvio, juzg la
muerte de Abel por crimen irremisible, por ms que en satisfaccin de su falta
Can pusiese al servicio de los hijos de Adn aquella alma superior recibida del
ngel de Luz. El mismo en persona les enseaba a cultivar la tierra; su hijo
Henoc los aleccionaba en la vida social; Matu-sael les descubra la escritura:
Lamec introduca el uso de la poligamia; su hijo Tubal-Can los adiestraba en el
arte de forjar metales; Nohema, que tuvo trato carnal con su hermano TubalCan, les daba lecciones de hilar y tejer con que hacer tela para vestirse. Y
Adonhiram, el sucesor de Can, de Mutasael, de Lamec, de Tubal-Can y
Nohema, emplea todo su genio, industria y fuerza en el diseo y construccin
de este Templo que el fausto de Solimn erige a ese Adonai, a ese Dios
inexorable, cuyas iras desde el principio del mundo, de generacin en
generacin, acosan a la progenie de Cain. "EI hijo de los Genios del Fuego pasa
melanclico y solitario sus das en medio de los hijos de Adn sin revelar a
nadie el secreto de su sublime alcurnia. Todos le tiemblan, y ms que todos
Solimn. El terror que infunde ahoga en todos los pechos el afecto hacia l, y
Solimn, a quien le da en el corazn la grandeza de Adonhiram y que
internamente se humille en su presencia, le detesta con toda la fuerza de su
orgullo. Presentarse el artfice de tantas maravillas, echar sin encogimiento ni
arrogancia una ardiente mirada a la Reina y estremecrsele a sta todas las
fibras de su ser fue una misma cosa; hasta que un tanto serenada se pone a
preguntarle acerca de cada una de sus obras y a defenderle contra las criticas
de Solimn, nacidas de baja envidia. Como deseara luego ver junta la multitud
innumerable de albailes, carpinteros, ebanistas, zapateros, obreros y
fundidores, canteros y escultores que trabajan a las rdenes de Adonhiram,
opone Solimn que estos operarios, procedentes de todos los pases y que
hablan en todas las lenguas, estn diseminados por mil partes, y es imposible
congregarles: cuando Adonhiram, trepando a un pen de granito para ser
divisado de dondequiera y levantando la diestra, hace ademn de trazar en el
aire una lnea horizontal y del punto medio de ella figura bajar una
perpendicular, representando as el T (tau) misterioso. En el acto acuden de
todos los puntos del horizonte los obreros de toda nacionalidad, lengua, raza,
en nmero de ms de cien mil y formarse por s solos en orden de batalla,
componiendo el ala derecha los carpinteros y dems trabajadores en madera,
la izquierda los mineros, fundidores y dems artfices en metal y el centro los
albailes y dems ocupados en obra de piedra. Extiende Adonhiram el brazo y
aquel ejrcito queda inmoble. Entonces viene a comprender la Reina que
Adonhiram excede la talla de simple mortal, y Solimn cae en la cuenta de que
la pujanza es flaqueza en parangn con la de Adonhiram. A Balkis le pasa el
frutos del rbol de la Ciencia. Estos son los estados de tu padre. - Entonces
quin soy yo y quin eres t? Yo soy el padre de tus padres, hijo de Lamech
y nieto de Can, soy Tubal-Can.
Tubal-Can introduce a Adonhiram en el santuario del Fuego, le declara la
impotencia de Adona, la villana de ese Dios enemigo de la criatura. A quien
conden a muerte para vengar los beneficios de que le han colmado los Genios
del Fuego. Sigue caminando Adonhiram y llega a la presencia del autor de su
raza, Can. El ngel de Luz que engendr a Can puso un reflejo de su
inexplicable beldad en el rostro de su hijo, cuya grandeza provoca los celos de
Adonhiram. Can narra el postrero de sus nietos las propias faltas, las virtudes
superiores a las faltas, sus infortunios iguales a sus virtudes, causadas por
Adonai. Mustrense a la vista de Adonhiram todos los descendientes de Can
muertos antes del diluvio. Los muertos despus de esta implacable venganza
de Adona tambin estn all presentes, bien que no puede verlos Adonai por
cubrir el polvo de sus restos: sus almas entraron en la mansin de Can, que es
el alma del mundo. Adonhiram oye la voz del que naci de los amores de TubalCan con su hermana Nohema (l mismo se ayunt con la mujer de Can y
procreo a Chus, padre de Nemrod), y esta voz le hablaba as. De ti proceder
un hijo a quien t no veras y que te dar infinita posteridad. Tu progenie, bien
que muy superior a la de Adn, ser pisoteada por sta. Por largos siglos
desperdiciar su valor y su genio en derramar beneficios en la ingrata estirpe
de Adn hasta que a la postre los mejores se harn los ms fuertes y
restaurarn en la tierra el culto al fuego. Tus hijos, coadunados bajo tu
bandera, harn trizas el poder de los Reyes, que son los instrumentos de la
tirana de Adonai. Anda, hijo mo, que los genios del fuego estn contigo.
Adonhiram es transportado del Santuario del Fuego a la tierra, acompaado por
algunos instantes ms de Tubal-Can, el cual antes de separarse de su nieto
acaba de levantar su espritu y le regala el martillo de que l se sirviera en
tantas obras memorables, dicindole: "Con este martillo que abri el crter del
Etna y con el favor de los Genios del Fuego, dars cabo a la empresa
acometida y llenars de estupor a los testigos de tu derrota en lo del Mar de
bronce." Desaparecido Tubal-Can, empua Adonhiram el precioso martillo y
comienza a reparar los deterioros de la obra: pocos instantes le bastaron, y los
primeros albores del da iluminaron la nueva maravilla acabada por su genio.
Todo el pueblo de Israel celebra su gloria, y la Reina de Sab, cuyo reciente
amor se haba enardecido ms con las contradicciones de Solimn, est
inundada de gozo. Mientras con el squito de sus mujeres pasea fuera de los
muros de Jerusaln, un secreto impulso gua los pasos de Adonhiram a hacerse
encontradizo con ella, cuando esquivaba los aplausos del triunfo y buscaba la
soledad. Se declaran mutuamente su amor, y Hud-Hud, la avecilla que es la
mensajera de los Genios del Fuego con la Reina de Sab, as como siempre dio
muestras de profunda aversin contra Solimn, viendo a Adonhiram trazar en
el aire el T (tau) misterioso, se va a revolotear en torno de su cabeza y
Quieren las Logias azules que trabajan el Rito Universal, y es probable que en
ellos les asista la razn, que se reserve el nombre de G:.A:.D:.U:., para el Ser
Supremo en las Logias filosficas, ya que el Landmark dcimo noveno exige
expresamente creer en Dios, por lo cual no le dan otro nombre en el
simbolismo. Considerndolo desde ese punto de vista, y dado el carcter de
Adona y del ngel de la luz, decididamente con este criterio no es aceptable la
versin de Saint bin, pero en cambio en los Altos Grados masnicos, y
especialmente en su dogma, esta ltima, como primero dijimos, es la ms
viable y satisfactoria.
Queda por consiguiente, un hecho inconcluso: ninguna versin por s sola, es
completa y surge la forma Standard, de la leyenda del tercer grado, que un
Convenio Masnico puede y debera definir, para comn observancia en los
diferentes rituales de los distintos ritos practicados por las Potencias
Simblicas. Ante esta dificultad an no resuelta, no nos queda ms recurso que
especificar claramente a cual versin nos referimos (que a varias
mencionaremos) en las diversas partes de nuestros comentarios, y nos
permitimos aconsejar a los HH:. Maestros que muy lejos de rechazar tal o cual
versin, mientras la autoridad competente no defina cul sea la legal y pruebe
que esa es la masnica con un criterio eclctico tome de todas la bueno y
deseche lo malo, segn su leal saber y entender, dejando inclume por
supuesto la creencia en la inmortalidad del alma, que forma la esencia de la
iniciacin de este grado. Hecha esta muy necesaria advertencia intentaremos
la exgesis de la leyenda de Hiram.
DRAMA SIMBOLICO
(Jubels, Jubels y Jubeln). La admirable organizacin, instituida por el ms
genial y dirigida por el ms benvolo de los jefes (Adonhiram), debi haber
funcionado perennemente de una manera perfecta. Pero la perfeccin no est
nunca en la naturaleza de las cosas: slo es un ideal hacia el cual tienden los
seres y las instituciones; pero que ninguna poda nunca alcanzar. Como no
existe sino lo que se puede hacer, el perfecto (o terminado) excluye de la
existencia objetiva
Por otro lado, Hiram deba comprobar en su misma persona, hasta qu punto la
perversidad se desliza insidiosamente en el corazn humano, a pesar de los
esfuerzos de la instruccin y cualquiera que sea la sabidura de las medidas
tomadas en el comn inters social. Est desgraciadamente en la naturaleza
del hombre estar ms satisfecho de s mismo que de su suerte. Multitud de
obreros se creen superiores a la situacin que se han hecho. Entre si, los
compaeros se persuaden de que la Maestra les corresponde, pero que
injustamente se les rehsa, siendo dignos de ella, segn su propio juicio. La
buena opinin que los Compaeros se forman de s mismos los hace ciegos
para sus defectos. Victimas de su mediana inteligencia, se ilusionan
deja escapar la mano del muerto, y dice, con un gemido: "Ya nuestro Gran
Maestro est en putrefaccin!"
Entonces el jefe (M:. R:. M:.) interviene, y adelantndose dice: "Muy VVen:.
MM:. nada podis hacer sin m!. Ni la fuerza, ni la sabidura, aprovechan sin el
orden. Juntad vuestros esfuerzos a los mos para lograr dar cima a nuestra
empresa"
Habiendo formado la cadena conforme a ritual, el M:. R:. M:. frente a los pies
del muerto, se inclina, coge la mano derecha del cadver, con el tocamiento de
Maestro (garra), y tirando vigorosamente lo incorpora, mientras los dos
Vigilantes empujan a Hiram por la espalda: luego lo levantan enteramente, de
tal manera que el Maestro resucitado quede en pie frente al M:. R:. M:.
quedando en la posicin de Pie contra Pie, Rodilla contra Rodilla, Pecho contra
Pecho, las manos derechas enlazadas y la mano izquierda sobre la Espalda,
para sostener al desfallecido, pues la re-vivificacin no es an completa: slo la
vida vegetativa circula de nuevo; pero el espritu queda todava adormecido.
Para despertarlo, el M:. R:. M:. pronuncia al odo del recipiendario que
substituye al cadver de Hiram, las palabras de vida M:. B:.
Como si estas palabras acabasen de dar la clave de toda la Maestra, el nuevo
Maestro desde tal punto es temido y honrado como si en realidad Hiram
hubiese reencarnado en l. Instantneamente la fnebre Cmara del Medio se
transforma en un santuario resplandeciente de luz. El espeso velo que aislaba a
los Maestros que se encontraban invisibles en Oriente, levanta su extremo para
comunicar libremente a todos los Maest:. con el nuevo Hiram.