Gubernamentalidad y Educación. Discusiones Contemporáneas PDF
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SERIE
INVESTIGACIN
IDEP
INVESTIGACIN
Discusiones contemporneas
Gubernamentalidad
y Educacin
Discusiones
contemporneas
Gubernamentalidad y educacin
Gubernamentalidad
y Educacin
SERIE
INVESTIGACIN
IDEP
SERIE INVESTIGACIN
IDEP
Gubernamentalidad y Educacin
Discusiones contemporneas
Ruth Amanda Corts Salcedo
Sylvio de Sousa Gadelha Costa
Silvia Mariela Grinberg
Maura Corcini Lopes
Eduardo Daniel Langer
Dora Lilia Marn Daz
Carlos Ernesto Noguera Ramrez
Alfredo Jos da Veiga-Neto
IDEP
Impresin:
ISBN 978-958-8780-14-6
Primera edicin, 500 ejemplares, ao 2011
Segunda edicin, 500 ejemplares, ao 2013
Instituto para la Investigacin Educativa y el Desarrollo Pedaggico - IDEP Av. Calle 26 No. 69D-91, pisos 4 y 8 Torre Peatonal Centro Empresarial Arrecife
Telfono: (57-1) 429 67 60 Bogot, D.C., Colombia
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no se utilice para fines lucrativos, previa autorizacin escrita por parte del IDEP
Impreso en Colombia
Gubernamentalidad y educacin
ndice
PRESENTACIN
La educacin como antropotcnica - Santiago Castro Gmez
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Introduccin
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Introduccin
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Introduccin
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A modo de corolario
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Gubernamentalidad y educacin
Presentacin
La educacin como antropotcnica
Santiago Castro-Gmez1
Agradezco a los compiladores de este volumen por haberme invitado a comentar
brevemente los textos aqu presentados. No soy un especialista en temas de educacin, aunque desde hace aos he seguido con inters los trabajos del grupo Historia
de la prctica pedaggica, y particularmente el modo en que algunos de sus integrantes se han apropiado creativamente de la obra de Michel Foucault. Yo mismo
he utilizado las herramientas conceptuales creadas por Foucault para mis propias
investigaciones2, de modo que no sorprende si es posible detectar un vnculo estrecho entre los trabajos de Olga Luca Zuluaga, Alberto Martnez, Carlos Noguera,
Oscar Saldarriaga, Javier Senz, etc. y mis propios trabajos sobre la historia de las
prcticas gubernamentales en Colombia. Pues, tal como intenta mostrar este volumen, las prcticas pedaggicas pueden ser vistas como prcticas gubernamentales.
Ahora bien, el problema aparece cuando se quiere mostrar que la pedagoga y la
educacin modernas son, en el mismo sentido y bajo las mismas circunstancias,
prcticas gubernamentales y prcticas biopolticas. Se trata bsicamente de un
problema de orden terico. En otro lugar he mostrado cmo el concepto de guber-
1.
2.
En mis libros La hybris del punto cero (2010a) y Tejidos Onricos (2009).
namentalidad fue desarrollado por Foucault en sus cursos de 1978 y 1979 para resolver una serie de problemas tericos que no podan ser abordados con el concepto
de biopoltica. Un examen cuidadoso del lugar que ocupan estos dos cursos en el
corpus de Foucault nos ensea que el concepto de biopoltica es provisional en la
obra del filsofo, y que el proyecto de una genealoga del biopoder anunciado en
1976 con la publicacin de La voluntad de verdad, fue definitivamente abandonado
en nombre de un proyecto mucho ms amplio y ambicioso que el propio Foucault
denomin Historia de la gubernamentalidad (Castro-Gmez, 2010b).
Me da la impresin, sin embargo, que algunos de los artculos aqu reunidos utilizan
biopoltica y gubernamentalidad como conceptos inmediatamente equivalentes o
incluso sinnimos. Esto se debe quizs a que el poder sobre la vida al que hace
referencia el concepto de biopoltica, se confunde con la gestin de la vida a la que
hace referencia el concepto de gubernamentalidad. Pero debemos tener en cuenta
que en los dos casos no se est hablando ni del mismo tipo de poder, ni del mismo
tipo de vida. En cuanto al tema del poder, el concepto gubernamentalidad supone
un ajuste con el modelo blico-estratgico que Foucault haba heredado de Nietzsche en sus anlisis genealgicos de los aos setenta. En aquel modelo, recordemos,
la subjetividad apareca como un simple efecto de relaciones de fuerza, como una
reverberacin formada en el cruce del saber con el poder. En el modelo gubernamental, por el contrario, la subjetividad aparece como una dimensin relativamente
independiente del saber y del poder, de tal modo que ser sujeto no equivale directamente a estar sujetado como ocurra en el primer modelo, sino que refiere a
la posibilidad de conducir autnomamente la propia conducta. Diramos entonces
que el concepto gubernamentalidad, entendido por Foucault como nueva grilla de
inteligibilidad para su analtica del poder, coloca en el centro el problema de la
conduccin de la conducta. Bien que tal conduccin sea realizada por instancias
exteriores al sujeto, bien que sea realizada por el sujeto mismo. Desde el nuevo
modelo de la gubernamentalidad, el poder es visto como un juego de acciones sobre
acciones y ya no como un conjunto de relaciones de dominacin.
En cuanto al tema de la vida, Foucault haba dicho en La voluntad de saber que
la biopoltica es una tecnologa de poder que se orienta hacia el fortalecimiento de
las condiciones de vida de los hombres, entendiendo con esto la gestin poltica de
variables tales como la natalidad, la mortalidad, la salud corporal, etc. Es un poder
que se ejerce en el nivel biolgico de la especie con el fin de potenciar las fuerzas
fsicas, ordenarlas, gestionarlas y hacerlas crecer. Lo biolgico entra en el mbito
de la administracin estatal y forma parte del juego de las estrategias polticas. No
es difcil ver aqu que el concepto biopoltica puede ser usado para mostrar cmo
la educacin juega en las sociedades disciplinarias como una prctica orientada
hacia el gobierno de los cuerpos y, concomitantemente, de las poblaciones. Esto
se ha mostrado ampliamente en algunos trabajos del grupo Historia de la prctica
pedaggica en Colombia (Senz; Saldarriaga; Ospina, 1997; Noguera, 2003; Martnez, 2005), as como en el excelente trabajo de algunos colegas espaoles (Varela;
lvarez-Ura, 1991) y brasileos (Veiga-Neto, 1995; Gallo, 2006; Soares, 2008).
10
Gubernamentalidad y educacin
11
En este pasaje se muestra que el bios del que habla el ltimo Foucault ya nada tiene
que ver con el zoe al que se refera en su concepto de biopoltica. La vida de la
que se habla ahora tiene que ver con la experiencia de s, y en particular con los
ejercicios a partir de los cuales nos conocemos, nos descubrimos, nos revelamos
a nosotros mismos. Pensar en una educacin capaz de potenciar este tipo de sujeto
conlleva entonces imaginar una especie de paideia posmoderna que suponga un
desmarque frente a la educacin para el sujeto-dcil de las sociedades disciplinarias,
pero tambin frente a las competencias que requiere el sujeto-cliente de las sociedades de control. Creo que ste es el camino que emprende el artculo de Dora Marn
y Carlos Noguera incluido en este volumen, y que resuena tambin con el intento
de Andrs Klaus Runge en la Universidad de Antioquia (2005).
Cules pueden ser las dificultades de un proyecto como ste? Para aquellos que
utilizan la caja de herramientas de Foucault, el problema mayor parece ser que el
filsofo francs no logr completar su proyecto de una genealoga de las prcticas
de s en la modernidad. Es cierto que las herramientas tericas disponibles, aquellas referidas a las tecnologas del yo en el mundo greco-romano, pudieran servir
para emprender la reconstruccin entre las prcticas pedaggicas y las prcticas de
auto-gobierno durante los siglos XVII-XIX, y el artculo de Marn y Noguera es un
buen ejemplo de eso. Pero tambin es cierto que en un proyecto semejante aparecen
muchas preguntas y lagunas metodolgicas que resolver.
No voy a reflexionar ahora sobre este tema en particular, sino simplemente llamar
la atencin sobre la obra de un pensador contemporneo que se ha propuesto
completar el proyecto inconcluso de Foucault, y que le otorga al tema de la educacin un papel fundamental. Me refiero al filsofo alemn Peter Sloterdijk y su
concepto de antropotcnica. En uno de sus ltimos libros titulado Du musst dein Leben ndern (Tienes que cambiar tu vida), Sloterdijk acude a la reflexin del ltimo
Nietzsche sobre el renacimiento para detectar all la emergencia de un virtuosismo
inmanente centrado en la auto-transformacin. El Renacimiento es visto como
un programa de recuperacin (Wiederbelebung) de un arte de la vida que durante
la Edad Media estuvo confinado en los monasterios y reducido a los monjes, pero
12
Gubernamentalidad y educacin
que a partir del siglo XV se extiende hacia otras capas de la sociedad y se mundializa, desencadenando una mutacin de la conditio humana (Sloterdijk, 2009). No
se trata, por ello, de una simple ampliacin de las viejas prcticas ascticas, sino
de un cambio sustancial de las mismas. Segn Sloterdijk, las prcticas ascticas de
la modernidad se desmarcan por completo del ideal de la vita contemplativa y del
distanciamiento del mundo que acompa a las antropotcnicas medievales, para
convertirse en unas tcnicas orientadas hacia la desinhibicin y la experimentacin
constante. Pues mientras que aquellas procuraban una transformacin del sujeto con
el fin de sujetarlo, de inhibirlo para hacerlo obediente, stas favorecen en cambio
una transformacin del sujeto con el fin de des-sujetarlo, de librarlo de las cadenas
de la obediencia para lanzarlo hacia los experimentos consigo mismo. Se trata
de una voluntad de superar los lmites de resistencia del yo, de ir siempre ms all
de s mismo, de mejorar cada vez el despliegue de la propia potencia. Con el Renacimiento asistimos, entonces, al despegue de una cultura de la experimentacin
que ya no abandonara ms a los hombres modernos. Desde finales del siglo XV, y
coincidiendo con el inicio de los viajes transocenicos (mundializacin terrestre), la
prohibicin medieval del non plus ultra se convirti en el aliciente para ir-siemprems-all.
Sloterdijk distingue tres mbitos que entre el siglo XVI y el XIX se convirtieron en
el escenario de esta experimentacin constante del sujeto consigo mismo: el arte,
la educacin y el trabajo (Sloterdijk, 2009). No es ste el momento para explorar el
modo en que el filsofo alemn aborda en particular el tema de la educacin como
antropotcnica. Simplemente dir, para finalizar, que el amor al riesgo, la acrobtica de la existencia y la somatizacin de lo improbable, que desde el siglo XVI
caracterizan los hbitos experimentales de muchos humanos, han generado, segn
Sloterdijk, una mutacin antropolgica de gran alcance. Esta mutacin consiste en
que las antropotcnicas modernas ya no procuran, como las antiguas, inmunizar
al sujeto para protegerle psquica y corporalmente de los embates del destino, sino,
todo lo contrario, buscan lanzarlo hacia el exterior de sus esferas primarias, inducindole a vivir peligrosamente en una exterioridad donde domina el riesgo. Pero
en vista de la actual crisis de la humanidad, debemos usar esa libertad para generar
conductas de auto-inhibicin. Pues auto-gobernarse no podr significar en el futuro
otra cosa que auto-limitarse. No habr salida de la crisis ecolgica sin un cambio
radical en los estilos de vida, sin una modificacin en los hbitos de consumo. Pero
esto no ser posible sin aquellos ejercicios (bungen) de auto-transformacin de
los que hablaba Foucault, es decir, sin el gobierno de nosotros mismos. Si quieres
cambiar el mundo, nos dir Sloterdijk, tendrs que cambiar tu bios.
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Bibliografa
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Gubernamentalidad y educacin
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15
Gubernamentalidad y educacin
Introduccin
Existe, en los anlisis de la educacin, una fuerte tendencia a buscar en ella la
realizacin de una promesa: la formacin del Hombre que, para las sociedades modernas, desde el siglo XVI, debe ser un hombre emancipado que, en cualquier caso,
busque y halle la posibilidad de ejercer su libertad, objetivo que ms recientemente
se ha traducido en el ideal de hombre democrtico.
Pero el logro de este universal antropolgico aparece siempre como inacabado, pues
ha sido un ideal que ha recorrido por ms de dos centurias las prcticas pedaggicas
y las reflexiones tericas, tanto del pensamiento liberal como de las teoras crticas,
para desembocar de modo casi inevitable ya en diagnsticos catastrficos de
fracaso, o bien en propuestas muy alentadoras, aunque pocas veces realizables. Esa
promesa que se torna siempre inalcanzable, puede ser entendida como efecto de
un modo de legitimacin poltica de las prcticas sociales de la modernidad, un
mecanismo por el cual, a partir de la realizacin de un cierto porcentaje de ella, se
mantiene la esperanza de que, algn da, todos seremos incluidos.
1.
17
Por ello, quiz sea mejor acudir a otra forma de analizar el problema de la educacin: habr que preguntarnos por su historicidad, en tanto hace parte de una racionalidad particular de gobierno de las sociedades modernas occidentales. En palabras
de la colombiana Olga Luca Zuluaga,
pensar la pedagoga hoy representa un compromiso histrico y una
tarea crtica que encuentra, en el espacio del saber, un lugar propicio
para la realizacin de investigaciones sobre la condicin subalterna
a la que es sometido el maestro por el Estado, y los procedimientos
de control y las prcticas de subjetivacin ligadas o producidas en
la educacin. (Zuluaga, 2005, p. 13)
Asumir la tarea crtica de pensar esa prctica, nos invita a retomar dos preguntas
planteadas por Michel Foucault en su conferencia del 27 de mayo de 1978: Qu es
gobernar? Y, cmo no ser gobernado? Pero estas preguntas no pueden ser asumidas
de una manera incondicional, no se trata de no ser gobernado en absoluto, sino ms
bien no ser gobernado de tal manera, ni en nombre de tales principios, ni en vista de
tales objetivos, ni por medio de tales procedimientos (Eribon, 2004, p. 10).
Una labor crtica, lejos de ser evaluativa, no puede ser ajena a procesos de interrogacin y cuestionamiento de la verdad como productora de relaciones de poder, de un
poder que, a su vez, construye una verdad. As que la crtica ser una perspectiva sobre
esas formas de saber y de poder que han ordenado, de una manera particular, unas
prcticas que han producido ciertas subjetividades, pues, a veces, se encuentra que
Las categoras mediante las cuales se ordena la vida social, producen una cierta incoherencia o mbitos enteros en los que no se
puede hablar. Es desde esta condicin y a travs de una rasgadura en
el tejido de nuestra red epistemolgica que la prctica de la crtica
surge, con la conciencia de que ya ningn discurso es adecuado
o de que nuestros discursos reinantes han producido un impasse.
(Butler, 2001, s/p)
2.
En el presente texto se leyeron y compararon las siguientes ediciones de la clase del 1 de febrero
publicadas en espaol: Castel Robert, et al. (1981), Foucault (1999, 2006). Los cursos a que se alude y que
han sido publicados en espaol por el Fondo de Cultura Econmica, son: Defender la Sociedad (1976),
publicado en el ao 2000; Seguridad territorio, poblacin (1978), publicado en el 2006; Nacimiento de
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Gubernamentalidad y educacin
Se trata, as, de un gobierno que supone una racionalidad, esto es, una forma de
pensar estratgicamente cmo se ejerce. A este resultado le condujeron sus anlisis
histricos, esbozados en 1976 y 1978, en los que ampli y modific sus estudios
anteriores sobre el panoptismo, el poder disciplinario, el biopoder y la biopoltica. Pero, qu es lo que hace que Foucault defina al poder en trminos de
gobierno?3 Parece ser que su inquietud por comprender cmo la vida se fue convirtiendo, desde el siglo XVIII, en objetivo de poder4, lo lleva a hacer una genealoga
de esa produccin poltica de la vida. Una forma de poder que despleg una serie de
mecanismos de seguridad aplicados a la vida de los hombres como seres vivientes
y biolgicos, no ya como cuerpos individuales sino como especie humana, como
masa, como poblacin, mecanismos que articulados con viejas tecnologas disciplinarias, se orientaron a hacer vivir.
Desde el anlisis histrico de varios documentos sobre la polica, la razn de Estado,
o el pastorado, Foucault (2006) va precisando las diferencias entre los mecanismos
disciplinarios y los dispositivos de seguridad. Seala que, mientras la disciplina funla biopoltica (1979), publicado en el 2007, y La hermenutica del sujeto (1982), publicado en el 2001.
Desafortunadamente an no se publican los cursos de 1980, El gobierno de los vivos, y el de 1981,
Subjetividad y verdad. Slo hasta 2009 fue publicado, en espaol, el curso de 1983, El gobierno de s
y de los otros, y en 2010 el curso de 1984, El coraje de la verdad: El gobierno de s y de los otros, II.
Algunos de los planteamientos de estos cursos fueron publicados en los dos ltimos tomos de Historia de
la Sexualidad y otros los present tambin en las conferencias de 1979 Omnes et singulatim: Hacia una
crtica de la razn poltica, citada aqu como Foucault (1990), en la conferencia de 1982 Tecnologa poltica
de los individuos citada como Foucault (2004); y en el artculo capital, casi un testamento, de 1983 Sujeto
y Poder que aparece en Dreyfus; Rabinow (1988). Los aos de las ediciones sern los correspondientes
a las usadas para las citas.
3.
La nocin de gobierno ya haba sido esbozada por Foucault en su curso Los anormales de 1975, pero es
en el curso de 1978, Seguridad, territorio, poblacin cuando profundizar sobre el tema.
4.
19
5.
Aunque algunos lectores de Foucault afirman que l no hizo distincin alguna entre los dos trminos,
nos resulta til acudir a la disertacin que hace el filsofo colombiano Rubn Snchez (2007), cuando
seala que, tanto biopoder como biopoltica, son usadas por Foucault para diferenciar entre una forma de
racionalidad poltica y un conjunto de tecnologas de gobierno desplegadas por ella. En efecto en tanto
que la tecnologa biopoltica puede ser definida como el conjunto de procedimientos gracias a los cuales
se produce una poblacin, el biopoder puede ser considerado como una forma de racionalidad poltica
que somete a la vida produciendo a partir de ella individuos y poblaciones. (p. 34)
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Gubernamentalidad y educacin
En el curso de 1978-1979 quiso abordar el problema de la poltica de la vida, analizando el Liberalismo como su marco general; sin embargo, como lo seala Michel
Senellart (2007), Foucault se extiende en el anlisis del neoliberalismo alemn
y norteamericano, dejando pendiente el primer tema. An as, el inters por este
tema lleva a Foucault a proponer una historia del gobierno de los hombres, para
mostrar cmo fue posible la emergencia de lo que anunci como el biopoder y la
biopoltica6.
De manera esquemtica intentaremos ilustrar, asumiendo un relato cronolgico,
cmo Foucault reconstruy esa historia en la que hace aparecer nuevos objetos,
nuevos problemas y nuevas tcnicas de anlisis: la historia de la gubernamentalidad. La nocin de gobierno lo remonta hasta Grecia y Roma antiguas, donde sta
es definida como la actividad que se propone conducir a los individuos a lo largo
de toda su vida, ponindolos bajo la autoridad de un(a) gua responsable de lo
que hace y le sucede; sin embargo, Foucault encuentra que en Grecia y Roma los
hombres que detentan el poder poltico no son pastores, sino hombres que deben
asegurar la unidad de la ciudad y no la salvacin de un grupo de individuos. Es en
el oriente precristiano y cristiano, en la forma de poder pastoral all organizada, en
donde, afirma Foucault, se debe buscar la proveniencia de la idea de un gobierno
de los hombres que ser implementada en Occidente por la Iglesia con una fuerza
inusitada.
La metfora del pastor y del rebao caracteriza un tipo de relacin entre gobernantes
y gobernados, vinculada a tres temas centrales en las prcticas de conduccin: la
salvacin, la ley y la verdad. El pastorado se ejerce sobre un rebao y no sobre un
territorio, y es el pastor quien debe guiar hacia la salvacin, prescribir la ley, ensear
la verdad y cuidar no slo a la comunidad en su globalidad, sino a cada individuo
en particular, durante su vida entera. Por tanto, es un poder individualizador. El
rebao existe gracias a la presencia permanente y a la accin directa del pastor,
quien ejerce el poder como si fuera un deber y desde un sentido de abnegacin y
permanente vigilia; por su parte, del rebao se espera la obediencia a la ley y la
aceptacin de la verdad enseada. Esta forma de poder no puede ser ejercida sin el
conocimiento de las mentes de cada individuo, sin explorar sus almas, sin hacerles
revelar sus ms ntimos secretos, lo que implica un conocimiento de la conciencia
y la habilidad para dirigirla.
6.
Aunque algunos lectores de Foucault afirman que l no hizo distincin alguna entre los dos trminos,
nos resulta til acudir a la disertacin que hace el filsofo colombiano, Rubn Snchez, cuando seala
que tanto biopoder como biopoltica son usadas por Foucault, para diferenciar entre una forma de
racionalidad poltica y un conjunto de tecnologas de gobierno desplegadas por ella. En efecto en tanto
que la tecnologa biopoltica puede ser definida como el conjunto de procedimientos gracias a los cuales
se produce una poblacin, el biopoder puede ser considerado como una forma de racionalidad poltica
que somete a la vida produciendo a partir de ella individuos y poblaciones (Snchez, 2007, p. 34).
21
Hacia los siglos XV y XVI, y en el marco de dos procesos histricos (el fin del feudalismo y la Reforma Protestante), esta forma de gobierno entra en crisis, lo que se
da de manera simultnea, en muchos aspectos y sobre varios asuntos: el gobierno
de s, el gobierno de las almas, el gobierno de los nios, entre otras cuestiones. Para
mostrar la mutacin que existe en las prcticas del gobierno entre el siglo XVI y el
siglo XVIII, Foucault va a escoger, entre todas las formas de gobierno, el gobierno
del Estado, es decir, el gobierno bajo su forma poltica, estructurando un esquema de
anlisis de las caractersticas de esa nueva forma de racionalidad poltica, en tanto
que difiere de la que se encuentra en la Soberana, la forma de racionalidad poltica
propia de los Estados monrquicos medievales y absolutistas. Es en el anlisis de
la literatura antimaquiavlica donde Foucault ve la emergencia de esa nueva racionalidad que pregunta por cmo gobernar, cmo ser gobernado, cmo gobernar
a los dems, por quin se debe aceptar ser gobernado y qu hacer para ser el mejor
gobernante posible; en fin, un gobierno que debe encontrar su propia razn de ser,
lo que est ligado a la emergencia de la Razn de Estado.
La doctrina de Razn de Estado es una respuesta a la pregunta por el gobierno,
no ya de las almas, sino de los hombres, que intentaba definir en qu medida los
principios y los mtodos del gobierno estatal diferan, por ejemplo, de la manera
en que Dios gobernaba el mundo, el padre su familia, o un superior su comunidad.
Se pueden enumerar rasgos comunes de diferentes definiciones de Razn de Estado
que toma Foucault (1990, 2004). Una de ellas es la que la considera como un arte,
esto es, una tcnica en conformidad con ciertas reglas que pertenecen, no slo a las
costumbres o las tradiciones, sino tambin al conocimiento. Ese arte de gobernar
es racional si la reflexin le lleva a observar la naturaleza de lo que es gobernado,
en este caso el Estado. Esto rompi con dos tradiciones opuestas pero que caracterizaron las formas de gobierno pre-modernas: El cristianismo y la monarqua del
prncipe. As, mientras el Cristianismo pretenda que el gobierno respetara todo
un sistema de leyes, humanas naturales y divinas, la teora del prncipe formulaba
como principal preocupacin el llegar a saber cmo se mantiene el vnculo entre el
prncipe y su principado las habilidades que debe tener el prncipe para conservar
su principado. El problema, planteado a principios del siglo XVII por los tericos
de la Razn de Estado, es el de la existencia misma de la naturaleza de esa entidad
que es el Estado, mientras que el propsito de este nuevo arte de gobernar es, precisamente, no reforzar el poder del prncipe, no gobernar segn las leyes, sino para
consolidar al Estado mismo7.
Sobre la tesis de que la Razn de Estado se relaciona con el Estado, con su naturaleza y con su propia racionalidad, Foucault, en su texto Tecnologa poltica de los
individuos, publicado en 1981, seala varias ideas:
7.
Al respecto es interesante el anlisis que hace Foucault (2006, p. 301-310), sobre la teora del golpe de
Estado en el siglo XVIII.
22
Gubernamentalidad y educacin
1) La relacin indita que se establece entre la poltica como prctica y la poltica como saber. El hombre que dirigir a otros, en
el marco del Estado, debe ser un poltico; l debe poder apoyarse
en competencias y saberes polticos especficos. El saber poltico
no se trata de los derechos del pueblo, ni de las leyes humanas o
divinas, sino de la naturaleza del Estado que debe ser gobernado.
Uno de esos conocimientos es la estadstica.
2) La relacin individuos y Estado. Los gobiernos no se deben
inquietar por los individuos ms que en la medida en que stos
presenten un inters de utilidad para el Estado, una utilidad que
tiene que ver con su vida, su muerte, su actividad, su conducta
individual y su trabajo.
3) Las relaciones inditas entre poltica e historia. La naturaleza
del Estado aparece como un conjunto de fuerzas y triunfos susceptible de ser aumentado o debilitado, segn la poltica seguida
por los gobiernos en un tiempo indeterminado. De esta relacin
emergen dos tecnologas polticas, una, la diplomtico-militar, que
desplegar su fuerza al exterior, y otra, la polica, que cumplir una
funcin interna en tanto productora de vida y reguladora del orden.
(Foucault, 2004, p. 218)
23
Estado, a la vez que se mantiene el buen orden de ste. Uno de los elementos fundamentales, sealados por Foucault, es que para la polica el hombre es aquel sujeto
que tiene una actividad que debe caracterizarse por su perfeccin para permitir, en
consecuencia, la perfeccin del Estado. Esto seala, de manera clara, que la polica
vela por el hombre en tanto ste se relaciona con el Estado y le significa alguna
utilidad: por eso debe estar atenta al nmero de hombres que lo habitan, a las necesidades que tengan para mantener su vida, al cuidado de esa vida, a las actividades
que desarrollen, y a la circulacin de los productos derivados de esas actividades.
Pero, quizs, uno de los objetivos ms interesantes que seala Foucault es el de regir
todas las formas de coexistencia de los hombres entre s, lo que en trminos ms
contemporneos sera la regulacin de la convivencia.
En la literatura italiana y alemana de los siglos XVII y XVIII, analizada por nuestro
autor, se evidencia que la polica interviene en cada uno de los espacios de la vida
de la gente, y cumple una funcin moral que vigila la relacin del hombre con el
Estado con miras a su efectiva integracin, por lo que tiene como misin hacer
crecer de manera permanente la produccin de cualquier cosa nueva, consolidar la
vida cvica y la potencia del Estado. La polica gobierna no por medio de la ley,
sino interviniendo de manera especfica, permanente y positiva en la conducta de
los individuos (2004, p. 224); as que su modalidad de intervencin no es por la
va de la ley, sino por la va de los reglamentos; y su estrategia es necesariamente la
biopoltica, pues debe garantizar que la gente viva, e incluso que haga ms que vivir
en tanto sujeto activo y productivo lo que, en consecuencia, fortalecer al Estado.
Foucault seala que, en el siglo XVII, la polica es la que hace posible la existencia
de las ciudades y es una condicin para la constitucin de la urbanidad, as como un
vnculo con las teoras y prcticas del gobierno que se apoyaron en el mercantilismo
y en el saber de la estadstica, lo que permite afirmar que la vida entr a ser parte
del mundo de la mercanca.
El anlisis de Foucault muestra el lugar que ocup la economa poltica dentro del
ejercicio del gobierno poltico. Se detiene en el siglo XVII para ubicar al Mercantilismo como la primera manifestacin de una Razn de Estado, esto es, como la
emergencia de una primera racionalizacin del ejercicio del poder en tanto prctica
de gobierno, prctica que luego ser redefinida por los Fisicratas en trminos del
tratamiento que le darn al problema de la poblacin, asunto que establecer una
brecha en el sistema de polica. De manera resumida, esa brecha estara representada
por un desplazamiento de la ciudad al campo, esencialmente por el despliegue de
una poltica agraria, as como de la circulacin del comercio hacia la produccin;
de una reglamentacin de la autoridad policial hacia una regulacin en funcin
del curso natural de las cosas, y de una idea de poblacin como bien a una idea de
poblacin en su valor relativo. Y, finalmente, la instalacin del libre juego de la
competencia.
La aparicin del problema de la poblacin es, sin duda, el elemento clave en el
anlisis de esta nueva economa de poder que Foucault (1999) denomina de gestin
24
Gubernamentalidad y educacin
25
8.
Es interesante sealar la diferenciacin que hace Caruso (2005), de estos dos tipos de tecnologas durante
el siglo XVIII con la entrada del capitalismo industrial, teniendo presente que las tecnologas pastorales
de gobierno ya haban mutado en algunos de sus elementos las disciplinarias y que se articularon a los
mecanismos de seguridad: a) La biopoltica, a diferencia de las disciplinas se desenvuelve no desde
los cuerpos particulares sino en un campo de accin llamada sociedad de masas. b) El objeto de su
intervencin ser el cuerpo los individuos y los procesos vitales de la poblacin. c) Su localizacin en el
mundo social: la biopoltica es casi siempre una intervencin de tipo estatal, mientras que las disciplinas
son prcticas institucionales. d) Las disciplinas funcionan en la formacin del sujeto de manera inductiva:
se puede apreciar que el paso de las personas a travs de diversas instituciones disciplinarias producir
un efecto acumulativo de ordenamiento del sujeto. La biopoltica, por su parte, es un asunto estatal y su
lgica de funcionamiento es ms bien de tipo deductivo, ya que sus instrumentos clsicos, como las tasas
de natalidad y de mortalidad, y las condiciones de salud tanto como la situacin de aprovisionamiento
necesitaban de un saber totalizante que superaba con creces la dimensin individual institucional que,
por lo tanto, slo poda ser recolectado y sistematizado por los aparatos estatales en expansin. e) La
cronologa de su aparicin en escena social: Foucault fech la aparicin de la biopoltica de manera
contradictoria, primero a mediados del siglo XVIII, luego a comienzos del siglo XIX. La aparicin de
la biopoltica, a comienzos del siglo XIX, parece haber interrumpido el predominio de las disciplinas
frente a las tcnicas del gobierno.
9.
A este tema dedicar el curso de 1978-1979, Nacimiento de la biopoltica. Ver: Foucault (2007, p. 15-67
y 360).
26
Gubernamentalidad y educacin
10. Foucault (2006) diferencia tres formas de economa del poder de Occidente: el Estado de justicia de
tipo feudal fundado en la ley, el Estado administrativo de los siglos XV-XVI que corresponde a una
sociedad de reglamentos y disciplina, y un Estado de gobierno que se refuerza en la idea de poblacin,
en la instrumentalizacin del saber econmico, y en el despliegue de dispositivos de seguridad.
27
En suma, lo que Foucault saca a la luz, es que las prcticas de gobierno han constituido la subjetividad en Occidente moderno, estudiando inicialmente las tecnologas
de poder y de discurso y, en su ltima etapa, las tecnologas de s11. Este movimiento
puede verse como un desplazamiento del autor, del campo de lo poltico al campo
de lo tico; sin embargo, l mismo sealara que no hay tal distancia al afirmar que
su inters fue historiar los modos o prcticas de subjetivacin desde tres mbitos: el
sujeto como objeto de saber, el sujeto como objeto de relaciones de diferenciacin
(poder), y el sujeto objetivado como sujeto de s mismo. En el tema del gobierno
result fundamental hacer alusin a las tecnologas de s, pues el sujeto, desde la
mirada de Foucault, no es asumido como una esencia, sino como efecto de gobierno
que se constituye, bien sea a travs de instancias de poder, como sujeto poltico;
de objetivacin de un saber, como sujeto de conocimiento; o a travs de un trabajo
tico, como sujeto moral.
Mientras que la teora del poder poltico como institucin se refiere
por lo comn a una concepcin jurdica del sujeto de derecho, me
parece que el anlisis de la gubernamentalidad es decir: el anlisis
del poder como conjunto de relaciones reversibles debe referirse a
una tica del sujeto definido por la relacin de s consigo. Lo cual
quiere decir, simplemente, que, en el tipo de anlisis que trato de
proponerles desde hace cierto tiempo, podrn ver que: relaciones de
poder-gubernamentalidad-gobierno de s y de los otros-relacin de
s consigo, constituyen una cadena, una trama, y que es ah, en torno
de estas nociones, que debemos poder articular, creo, la cuestin
de la poltica y la cuestin de la tica. (2008, p. 247)
Segn este planteamiento, no slo estara entonces el problema de cmo los sujetos
se vuelven gobernables, esto es, que no es suficiente con ver la relacin de eficacia entre quien gobierna y quin es gobernado, relacin clsica que implicara el
reconocimiento de la autoridad ejercida por el gobernante por parte de quienes son
gobernados, desde una aceptacin voluntaria de su sometimiento. Si la tica tiene
que ver con la constitucin del s mismo como sujeto moral, en ese sentido supone
un intento de hacerse a uno mismo responsable por las propias acciones, o como
una prctica a travs de la cual los seres humanos toman su propia conducta como
objeto. Referirse al gobierno, a la regulacin de la conducta, involucra remitir a
una prctica que supone no slo la experiencia en el gobierno poltico, sino de otras
experiencias que vinculan el sujeto a mltiples formas de ser gobernado. En otras
palabras, el gobierno implica saber no slo cmo se ejerce la autoridad sobre los
otros o cmo gobernamos el Estado o las poblaciones, sino cmo nos gobernamos
a nosotros mismos.
11. En esta perspectiva pens sus trabajos sobre el sujeto, abordados en sus libros Historia de la sexualidad
II e Historia de la sexualidad, III. En sus cursos, La hermenutica del sujeto, El gobierno de s y de los
otros, y el Coraje de la verdad: el gobierno de s y de los otros II . Ver, respectivamente, Foucault (1984,
1987, 1990, y 2008, 2009, 2010).
28
Gubernamentalidad y educacin
La dimensin metodolgica
de la nocin de gubernamentalidad
Si bien la nocin de Gubernamentalidad fue elaborada por Foucault en talleres
histricos, como seala Senellart, sta fue adquiriendo una significacin general
y abstracta. As, la nocin, puede ser entendida a la vez como instrumento de
anlisis y como un objeto de investigacin. Como objeto de investigacin, es el
resultado de la descripcin del investigador que ha hecho un recorte en el dominio
del anlisis, lo que le permiti analizar el problema del Estado Moderno, no como
institucin sino como espacio de prcticas de gobierno poltico en donde se incorporan unas tecnologas procedentes de racionalidades polticas diferentes e incluso contradictorias entre s (el Pastorado, la Razn de Estado, el Liberalismo y el
Neoliberalismo). Racionalidades y tecnologas que, aunque parecieran sucederse
en el movimiento histrico, Foucault las vea reacomodndose permanentemente,
operando y articulndose unas con otras, desde el siglo XIII y an hasta el XX.
Ahora bien, como instrumento de anlisis, la nocin permite al investigador operar
de tal manera que puede distinguir los niveles de anlisis, los mtodos que corresponden a cada uno, y la periodizacin correspondiente. Es un concepto que se
utiliza, no para desentraar la limitacin de una forma de gobierno ni su fracaso,
sino para modular la validez de su anlisis apoyado en dos dimensiones: una, las
racionalidades polticas, esto es, las modalidades o formas polticas que usa el gobierno; y dos, las tecnologas de poder que se articulan unas con otras y que operan
de diversa manera, en diferentes momentos histricos.
Por ello, Foucault (2006, 1988, 1999 y 2004) sealara una serie de precauciones
metodolgicas para un anlisis histrico de la gubernamentalidad, esto es, de la
relacin racionalidad-poder:
1) Comprender que una racionalidad poltica es el modo de definir las relaciones
entre el Estado y los hombres, en particular de diferentes procesos econmicos,
sociales, culturales y tcnicos, que se encarnan en instituciones y estrategias, y
que tienen su propia especificidad poltica.
2) Al desinstitucionalizar las relaciones de poder, esto es, al pasar al exterior de
la institucin desde una perspectiva genealgica, es posible identificar redes de
alianzas, comunicaciones, puntos de apoyo, para ver cmo se forman, se conectan, se multiplican y transforman, descubriendo en qu y por qu son inestables.
3) Al desfuncionalizar las relaciones de poder, se sustituye la investigacin sobre
la efectividad de la institucin en el cumplimiento de sus funciones, por la investigacin sobre las tcticas y estrategias que le dan legitimidad por fuera de
ella misma.
4) Al captar la constitucin de regmenes de verdad que constituyen un dominio,
se permite analizar la racionalidad, no como un todo, sino como un proceso
que se da en diferentes campos, articulado cada uno de ellos en una experiencia
fundamental.
29
5) Tomar como punto de partida las formas de resistencia contra las diferentes
formas de poder.
A partir de esta mirada que, sin duda, muestra la riqueza de la nocin de gubernamentalidad como nocin metodolgica, sera necesario incorporar, al anlisis de
las racionalidades y las tecnologas, un tercer elemento para pensar las formas de
gobierno: los procesos de subjetivacin. Esto es, los procesos que determinan lo que
debe ser el sujeto, cules deben ser sus condiciones, qu estatus debe tener, qu
posicin debe ocupar en lo real o en lo imaginario para llegar a convertirse en un
sujeto legtimo de tal o cual tipo de conocimiento cualquier entendimiento dado
(Foucault, 1999, p. 364).
El concepto de gubernamentalidad, entonces, nos permite no slo estudiar una racionalidad poltica particular y su relacin con el funcionamiento de ciertas tecnologas
de gobierno para acceder a formas de gestin de la vida de los individuos, sino que
tambin permite identificar los juegos estratgicos que generan contraconductas,
pues como afirmara el mismo Foucault (1988, 1991), donde hay poder hay resistencia, concepto ste que comienza a aparecer con contundencia en las reflexiones
del pensador, a partir de 197812.
Si bien la gubernamentalidad le sirvi a Foucault para incluir el problema del Estado
Moderno y recortar un dominio especfico de relaciones de poder, debe aclararse
que la nocin se ampla a otras relaciones de poder, justamente por la adopcin del
concepto de gobierno definido como la conduccin de la conducta, lo que permite
que sea usada para pensar las distintas formas de gobierno: la de los nios, la de
las almas, la del propio Estado, etc., pues la gubernamentalidad lo que define es el
campo estratgico13 de las prcticas de gobierno.
12. En la clase del 1 de Marzo de 1978, en su curso Seguridad, territorio, poblacin, Foucault desarrolla la
nocin de conducta y de contraconducta, y el editor seala que en ese ao la nocin de resistencia est
en el centro de la concepcin foucaultiana de poltica. La poltica no es nada ms ni nada menos que lo
que nace con la resistencia a la gubernamentalidad, el primer levantamiento, el primer enfrentamiento
(Foucault, 2006, p. 225).
13. Lo estratgico tiene para Foucault, en primer lugar, un sentido especfico: los medios empleados en la
consecucin de un cierto fin, son una cuestin de racionalidad orientada a un objetivo. En segundo lugar
se emplea, para designar la manera en la cual una persona acta en un cierto juego de acuerdo a lo que
ella piensa que gua la accin de los dems y lo que considera que los dems piensan que sera su accin,
y sta es la forma en que uno busca tener ventajas sobre los otros; y una tercera acepcin es la que refiere
a aquellos procedimientos usados en una contienda para privar al contrincante de sus medios de defensa
y as obligarle a retirarse (Foucault, 1988).
30
Gubernamentalidad y educacin
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Racionalidad Poltica
Clculo sobre cmo gobernar la Educacin,
la escuela, el aula, el maestro y al estudiante
Educacin
SABERES
(La pedagoga)
Prcticas discursivas
Qu se hace?
Tcnicas Discursivas
Ciencias Sociales
tica de Subjetividad
Relacin
Sujecin - Subjetivacin
1
14. El concepto de prctica discursiva designa un conjunto de reglas histricas, siempre determinadas en
el tiempo y el espacio que han definido en una poca dada, y para un rea social econmica, geogrfica
o lingstica dada, las condiciones de ejercicio de la funcin enunciativa (Foucault, 1991, p. 198). Las
prcticas discursivas poseen una realidad efectiva, se refieren a un hacer, se definen por el saber que
forman, y son susceptibles de ser historiadas.
15. El Grupo de investigacin Historia de la Prctica Pedaggica en Colombia, en especial, Olga Luca Zuluaga
(1990), identific al sujeto y las instituciones como instancias delimitadoras del saber pedaggico y de
su prctica.
31
En el polo de las racionalidades polticas estn los fines que orientan la accin de
gobierno, para lo cual se proponen las preguntas sobre para qu y por qu se gobierna, no slo el gobierno ejercido sobre los otros, sino el desplegado sobre s mismos.
Es en este sentido que el anlisis no privilegiara una idea de poder dominante, sino
que, justamente, mostrara cmo se configuran unas relaciones de poder estratgicas
mviles y transformables, que dan lugar al ejercicio de la libertad por tanto, a
unos fines ticos.
Por su parte las tecnologas de gobierno, contemplaran dos tipos:
Unas tecnologas de dominio, que determinan la conducta de los
individuos, lo someten a cierto tipo de fines o dominacin, y consisten en una objetivacin del sujeto. Unas tecnologas del yo, que
permiten a los individuos efectuar, por cuenta propia o con ayuda
de otros, cierto nmero de operaciones sobre su cuerpo y su alma,
pensamientos, conducta, o cualquier forma de ser, obteniendo as una
transformacin de s mismos con el fin de alcanzar cierto estado de
felicidad, pureza, sabidura o inmortalidad (Foucault 1990, p. 48).
32
Gubernamentalidad y educacin
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34
Gubernamentalidad y educacin
35
Introduccin
El presente artculo explora algunas caras del pensamiento de Carl Schmitt con la
intencin de levantar, al final, algunas cuestiones que resuenan entre biopoltica
y educacin en nuestro tiempo. Constituye, en esencia, una aproximacin libre y
sumaria al tema, no como resultado de una investigacin ya finalizada, pero s con
productos y discusiones construidas entre lo fundamentado y lo definitivo. En este
sentido, se propone como un texto para presentar y comentar algunas formulaciones
de Schmitt sobre el liberalismo, la democracia y el estado de excepcin, apoyado en
estudios de autores como Giorgio Agamben, Bernardo Ferreira, Michel Foucault,
Chantal Mouffe, Laymert Garcia dos Santos y Gilberto Bercovici. Adems, tiene
como horizonte pensar las condiciones de posibilidad de la educacin en la contemporaneidad, o sea, en un momento histrico en que autoritarismos de toda suerte,
medidas y estados de excepcin, amenazan cada vez ms la constitucin de democracias pluralistas y son pretexto para procesos de exclusin.
Cul es entonces el motivo para ocuparnos del pensamiento jurdico-poltico y/o
jurdico-filosfico de Carl Schmitt, de ocuparnos del pensador que ya fue una vez
llamado el jurista de Hitler? Qu relacin guarda Schmitt con nuestro presente? Qu tiene que decirnos sobre los problemas que envuelven la construccin
de democracias pluralistas, sobre las cuestiones biopolticas que enfrentamos en
nuestra contemporaneidad? Y, en ltimas, En qu sentido todo eso dice algo sobre
la educacin? Considerando el pensamiento poltico del filsofo italiano Giorgio
Agamben, algunas formulaciones de Michel Foucault y de Chantal Mouffe, entre
otros, y a pesar de las diferencias que sus perspectivas guardan entre s, Cmo
servirnos de Carl Schmitt para pensar relaciones virtuales entre biopoltica y educacin en la actualidad? Sin la pretensin de responder todas estas cuestiones, lo
que me propongo aqu es, tan slo, una rpida aproximacin a ellas y, tal vez, abrir
la posibilidad de que sean retomadas y mejor desarrolladas, en otra oportunidad.
Giorgio Agamben, en un fragmento de su libro Estado de Excepcin (2004), nos
seala, indirectamente, algunos elementos sobre la importancia del pensamiento de
Schmitt para tratar asuntos biopolticos que hoy nos cercan y nos inquietan. Dice l:
El totalitarismo moderno puede ser definido [...] como la instauracin, por medio del estado de excepcin, de una guerra civil
legal que permite la eliminacin fsica no slo de los adversarios
polticos, sino tambin de categoras enteras de ciudadanos que,
por cualquier razn, no parezcan integrables al sistema poltico.
Desde entonces, la creacin voluntaria de un estado de emergencia
permanente (aunque, eventualmente, no declarado en el sentido
tcnico) se constituy en una de las prcticas esenciales de los
Estados contemporneos, inclusive de los denominados democrticos. (p. 13)
36
Gubernamentalidad y educacin
Si estamos de acuerdo con esa tesis, segn Agamben, tendremos que considerar seriamente una de sus consecuencias ms perturbadoras, el hecho de que el estado de
excepcin, hoy se presenta como un nivel de indeterminacin entre la democracia
y el absolutismo. Esto significa que los lmites entre la poltica y el derecho, o, si
se prefiere, entre el hecho poltico y el derecho pblico, o mejor an, entre el orden
jurdico y la vida, pierden su definicin, se vuelven inefables, y es justamente por
cuenta de esa indiscernibilidad que la idea de democracia, de una sociedad democrtica como si no fueran suficientes los problemas que ya le conciernen y que
tercamente persisten, se ve profundamente perturbada2. Lo que est en juego, pues,
segn Ferreira (2004), es todo aquello que
actualmente parece hacer parte del patrimonio poltico de nuestra
civilizacin; la democracia representativa, el pluralismo, el Estado
de derecho, el pacifismo humanista, la defensa de las libertades
individuales, la autonoma de la sociedad civil en relacin al Estado, los partidos polticos, el voto individual universal, la creencia
en la posibilidad de algn tipo de regulacin racional de la vida
poltica. (p.31)
Podemos, ciertamente, mostrar reservas frente a algunas de esas causas y/o valores
comnmente asociados a la democracia; podemos ver algunos de ellos con cierto
escepticismo, indagando, por ejemplo, si, de hecho, las democracias representativas
occidentales acogen el pluralismo y propician la autonoma; podemos, adems,
indagar sobre hasta qu punto y en qu trminos es posible esta regulacin racional de la vida poltica; es ms, podemos cuestionar las guerras emprendidas en
nombre de la paz, as como preguntar sobre los compromisos del humanismo con
las tecnologas de regulacin, control y gobierno de los individuos y de las colectividades. Efectivamente, frente a la problmica idea de democracia, Gilles Deleuze
y Flix Guattari (1977) prefieren pensar en trminos de devenires minoritarios;
frente a las ilusiones de los esencialismos, de los comunitarismos, del consenso y
de la unanimidad, de la defensa de una idea substantiva de bien comn y de una
concepcin neutra de ciudadana aplicable a todos los miembros de la comunidad
poltica, Chantal Mouffe (1996, p. 16-18), por su parte, prefiere rescatar y reinvertir
en aquello que, para ella, dara especificidad a lo poltico y le sera constitutivo, a
saber, el antagonismo en tanto que implica conflicto y decisin; finalmente, frente a
la supuesta autonoma de los Estados-nacin, Antonio Negri y Michael Hardt (2001,
2.
En la introduccin de un libro consagrado a repensar la democracia, llegado el final del ltimo milenio,
Robert Darnton y Olivier Duhamel (2001, p. 11) nos recuerdan que: slo conocemos la democracia en
el Occidente moderno hace dos siglos. La democracia ateniense duro ms o menos el mismo tiempo entre
los antiguos. Dos veces dos siglos durante 2.600 aos de historia -la perspectiva es asombrosa. Del punto
de vista geogrfico, la democracia tambin elige proporciones modesta. De los 191 Estados existentes hoy
en el planeta, no llegan a ochenta los que disfrutan de elecciones libres y respetan un mnimo de derechos
cvicos. El alcance del mal vara de acuerdo con los criterios adoptados, naturalmente. Ciertos politlogos
afirman con humor negro: el criterio de un Estado democrtico es sencillo: dos elecciones seguidas sin
fraude.
37
Por otro lado, si Agamben y Ferreira muestran la actualidad del pensamiento de Schmitt, reportndose ambos a la cuestin de los limites, o mejor, a esa zona de indiscernibilidad entre soberana y estado de excepcin, Chantal Mouffe (1996) pone a
prueba la actualidad de Schmitt (pensando con l, contra l), tematizando tambin
el desmoronamiento de lmites pero, en este caso, entre lo que sera (o debera ser),
un pensamiento de izquierda y un pensamiento de derecha; desmoronamiento ste
3.
Gilberto Bercovici, apoyndose en Yvez Charles Zarka, dice que en la actualidad existiran schmittianos
tanto de izquierda como de derecha, y que eso se debera a la crisis de confianza en las democracias
contemporneas, aliada al hecho del casi desaparecimiento de cualquier alternativa coherente al liberalismo
con la cada del socialismo real. En un contexto de dificultades de las democracias en asumir y representar
de forma convincente la voluntad popular y de sentimiento de impotencia poltica de los Estados, Zarka ve
como se buscan argumentos contra el liberalismo en Schmitt por parte de aquellos que antes lo procuraban
en Marx. (Bercovici, 2004, p. 171, nota de pie de pgina).
38
Gubernamentalidad y educacin
As, todas las cuestiones evocadas anteriormente, sobre todo la necesidad de proceder a una teorizacin crtico-filosfica del estado de excepcin, son cuestiones que
remiten a la obra de Carl Schmitt, cuestiones que atraviesan nuestra contemporaneidad y que podemos designar como de naturaleza biopoltica. Es en ese sentido que
debemos acoger las siguientes palabras de Ferreira (2004, p. 31-32):
Carl Schmitt es nuestro contemporneo, y no solo porque el pasado del que l hace parte an est al alcance de nuestra mano,
sino porque su pensamiento nos interpela y exige que pensemos
sus problemas: Cmo pensar el orden poltico en una situacin
en que sus fundamentos no estn previamente dados? Cmo
asegurar la convivencia social regulada en condiciones en que no
hay acuerdo acerca de principios comunes? Cmo preservar la
autonoma de la poltica como esfera de determinacin de las bases
de la existencia colectiva frente a la creciente regulacin tcnica
y econmica de la vida social? Cmo concebir el problema de
la identidad social en un cuadro de crisis de la identidad estatal?
Cmo salvaguardar alguna idea de bien comn y la propia legitimidad del orden pblico frente a la permanente colonizacin
de la esfera estatal por los intereses privados? Es difcil sustentar
las respuestas de Schmitt; aunque sus provocaciones no permiten
que nos acomodemos sin mayores interrogaciones a la facilidad
de nuestras propias respuestas.
39
4. Para una revisin de los acontecimientos que marcaron la Repblica de Weimar, de las fuerzas que en
ella se jugaban, de los debates y polmicas intelectuales, polticas y filosficas que en ella tuvieron lugar,
inclusive involucrando el pensamiento de Carl Schmitt y, an, para estimar la actualidad de la Repblica
de Weimar, ver Dymetman (2002), Bercovici (2004) y Almeida; Bader (2009).
40
Gubernamentalidad y educacin
se vuelve un activo colaborador del nuevo rgimen. En ese mismo ao, adems
de ingresar a la Universidad de Berln como profesor, tambin se afilia al partido
nacional-socialista, al cual permaneci vinculado hasta el fin de la II Guerra Mundial. Asume cargos y funciones importantes, y escribe textos que buscan legitimar
constitucionalmente el rgimen nazista. Su obra, con races fuertes en la fe catlica,
y profundamente influenciada por la lectura de Hobbes, Maquiavelo, Rousseau,
Donoso Corts, Georges Sorel y Vilfredo Pareto, da cobertura a temas que van de
la ciencia poltica a la filologa germana, pasando por la sociologa, por la teologa
y por la filosofa. Adems de abordar cuestiones relativas al poder, a la violencia y
a la materializacin de los derechos, ella su obra, traba un fuerte embate con el
liberalismo. En su libro Estado, movimiento, pueblo, de finales de 1933, el racismo
es incorporado a su pensamiento, sirvindole como uno de sus ejes tericos.
A finales de 1936, a pesar del desgaste progresivo de su figura junto al III Reich,
restringe sus actividades al Consejo de Estado Prusiano y a la ctedra en Berln,
mantenindose reservado en relacin a problemas internos del rgimen y dedicando
especial atencin al estudio de la poltica y del derecho internacional.
Finalizada la II Guerra Mundial, Schmitt es tomado preso por los norteamericanos,
permaneciendo en campos de prisioneros por ms de un ao. A pesar de no ser
acusado, fue conducido al tribunal de Nremberg, en 1947, para interrogatorio.
Libre, y de vuelta a Plettemberg, entonces rebautizada como San Casiano, recusa
someterse al proceso de desnazificacin, manteniendo firme esa posicin hasta el
final de su vida, y prefiriendo mantener su condicin de exilado. An no pudiendo
retornar a la vida universitaria, Schmitt continu publicando, conservando algunos
alumnos y admiradores diversos, tanto en Alemania como en el exterior. Ferreira
(2004, p. 30), nos ofrece un balance dedicado tanto a la recepcin anterior, como a
la recepcin tarda de su obra:
Condenada al ostracismo por la biografa de su autor, la obra de
Carl Schmitt anterior a la adhesin al nazismo vino a ser vista
como anticipadora de sus posiciones durante el Tercero Reich. El
propio Schmitt pas a ser considerado como uno de los artfices
intelectuales de la derrota de la Repblica de Weimar. Poco ledas,
de una forma general condenadas, sus ideas quedaron al margen del
debate acadmico. El exilio intelectual al que fueron sometidos sus
textos comenz a cambiar durante la dcada de 1970 y sobre todo
en la dcada de 1980, con la traduccin para el italiano, el ingls y
francs de algunos de sus libros y con la realizacin de congresos
internacionales sobre su obra. Desde entonces, el inters por Carl
Schmitt se ampli significativamente, al punto de poderse hablar de
una explosin de estudios sobre su pensamiento. Sus ideas comenzaran a ser reevaluadas dentro de una perspectiva menos cargada
por las controversias polticas, aunque, como era de esperarse, no
del todo libre de ellas.
41
Creo que podemos tomar esa idea cardinal del pensamiento schmittiano operando
simultneamente en tres dimensiones: la primera de ellas ofrece el criterio de distincin de lo poltico (das Politische); la segunda es de naturaleza epistemolgica; la
tercera es, por as decirlo, prctica. En el primer caso, esa idea sirve como operadora
fundamental de la teorizacin jurdico-filosfica y/o jurdico-poltica schmittiana
acerca de lo poltico, o sea, de la realidad poltica. En trminos ms especficos esa
idea permite, por un lado, concebir y determinar lo que definen en ltima instancia
los conceptos polticos y el concepto mismo de lo poltico en su especificidad; y, por
otro, segn Ferreira (2004, p. 37), permite situar las distinciones ltimas a travs
de las cuales sera posible pensar relaciones que los hombres establecen en la vida
poltica. En el segundo caso, que remite a la epistemologa, esa idea preside el
proceso de conocimiento de lo poltico, las condiciones de inteligibilidad del mismo, obligando a que el ejercicio del pensamiento se oriente a emprender un anlisis
poltico que se ejerza mediante polarizaciones estratgicas, y caracterizndolo como
pensamiento esencialmente polmico y como pensamiento polticamente posicionado. Finalmente, en el tercer caso, que remite a la prctica, ella sirve para ilustrar
contra cules enemigos choc el pensamiento de Schmitt en la condicin de pensamiento polmico y polticamente posicionado, o sea, con qu otros pensamientos
se confront, hizo oposicin, polemiz. En el caso de Schmitt, el principal enemigo
a ser confrontado fue el liberalismo.
Para Ferreira (2004), esa idea de que lo que concierne al pensamiento poltico
tiene un sentido polmico que se encuentra vinculado a un antagonismo concreto,
cuya consecuencia ltima es un agrupamiento amigo-enemigo, funciona como
una verdadera declaracin de principios y postula que nuestras relaciones con
lo poltico, con la vida poltica, con todo lo que concierne a su ejercicio, a sus
regmenes, a sus instituciones, leyes y prcticas, slo pueden ser pensadas a partir
de una agonstica que les sera anterior, de una animosidad u hostilidad de fondo,
cuyo criterio esencial de definicin puede ser marcado por el par amigo-enemigo,
42
Gubernamentalidad y educacin
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44
Gubernamentalidad y educacin
Ahora, esta observacin de Foucault, parece que puede ser aplicada al caso del
jurista alemn. En efecto, ms all que el racismo haya sido incorporado en su pensamiento a finales de 1933 con su obra Estado, movimiento, pueblo no se puede
olvidar que, para Schmitt, el enemigo se presenta como la intensificacin extrema
del ser-otro.
Qu quiere decir esto? Ferreira (2004, p. 42) responde: El otro se hace mi enemigo cuando aquello que representa para m es la negacin de aquello que yo soy,
de ah la posibilidad de combatirlo para la preservacin de mi propia forma de
existencia colectiva. Sin embargo, ser que esto, por s solo, nos permite afirmar
que la filosofa jurdica de Carl Schmitt se inscribe perfectamente en ese segundo
tipo de re-transcripcin, por desplazamiento y recodificacin discursiva, del discurso histrico-poltico de la lucha de las razas, de la cual habla Foucault? Aunque el
pensamiento de Schmitt incorpore el racismo como uno de sus ejes orientadores,
el cual afirma con el fortalecimiento de la instancia decisoria del poder soberano
en la forma de un Estado fuerte que, como vimos, decide acerca del estado de
excepcin, aqu es necesario tener cautela. Otras variables deben ser tenidas en
consideracin antes de posicionarnos contra, o a favor de, esa hiptesis; ms all
de eso, tal decisin implicara mayor dominio del pensamiento de Schmitt, dominio
del que aqu se carece.
Sin embargo, podra pensarse an en la posibilidad de otra resonancia entre
Foucault y Schmitt. Se trata del empirismo adoptado por Foucault cuando pro45
5. Para Laymert Garcia dos Santos, esa constatacin, comn a Foucault y Schmitt, termina por evidenciar un
problema en el anlisis biopoltico de Agamben, anlisis ste que pretendera corregir tanto lo primero
como lo segundo de esos pensadores: Pero no era de ese desaparecimiento de la figura del soberano que
Foucault estaba halando? An ms: no es la substitucin de lo soberano por la mquina que obceca la
mente de Carl Schmitt y lo lleva a escribir la Teologa poltica para intentar conservar en manos humanas
lo que habra de divino en su destino, sino precisamente el poder de decisin? (Santos, 2007, p. 333).
46
Gubernamentalidad y educacin
La estrategia que anima esta crtica, a su vez, consiste en extraer del sistema liberal
su ncleo metafsico y su idea poltica. Schmitt hace esto a travs de un doble
movimiento: de un lado, exacerbando e intensificando la percepcin de la realidad,
de modo que lleve a construir una imagen del liberalismo desde la cual sus consecuencias polticas puedan ser radicalizadas; de otro lado, haciendo que esa exacer-
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bacin funcione al mismo tiempo como una simplificacin extrema del liberalismo,
simplificacin que le permita proceder a la extraccin de su ncleo metafsico y de
su idea poltica, referida anteriormente. La exacerbacin y la intensificacin de la
percepcin de la realidad se justifican por la necesidad de un abordaje que concibe
la poltica a la luz de la excepcin, del conflicto y del caso extremo de dar al liberalismo una imagen-lmite desde la cual se puedan extraer las consecuencias ltimas
de sus posiciones. Su simplificacin extrema, a su vez, se justifica por la necesidad
de construir, a la manera de Max Weber, una especie de tipo ideal del liberalismo,
en el cual su ncleo metafsico sea claramente visible.
En el concepto de lo poltico, el liberalismo es presentado por Schmitt como la
negacin de lo poltico, negacin sta que despolitiza y neutraliza la existencia
poltica. El punto principal es que el liberalismo pretende dejar vacios los antagonismos polticos en posiciones conflictivas, pero no sin despojarlas de toda una
carga polmica. l, dice Schmitt (apud FERREIRA, 2004, p. 52): disuelv[e] al
enemigo, desde el punto de vista del negocio, en un competidor; desde el punto de
vista del espritu, en un oponente en la discusin. Por esto, a los ojos del jurista, el
liberalismo se muestra incapaz de elaborar una concepcin verdaderamente poltica,
de cualquier cosa. En sus palabras (Id. Ibid, 2004, p. 52):
El pensamiento liberal, de una manera sumamente sistemtica,
contorna o ignora el Estado y la poltica y se mueve, en lugar de eso,
en una tpica polaridad, en permanente retorno, entre dos esferas
heterogneas, o sea, entre tica y economa, espritu y negocio,
cultura [bildung] y propiedad. La desconfianza crtica contra el
Estado y la poltica se aclara fcilmente a partir de los principios
de un sistema para el cual el individuo debe permanecer terminus
la quo e terminus ad quem6.
Para Schmitt, al concentrarse prioritariamente en el individuo, postulando su anterioridad y enalteciendo sus derechos, el liberalismo debilitara al Estado y, como
veremos ms adelante, terminara por fragilizarse a s mismo. En el liberalismo,
la centralidad atribuida al individuo posibilita la institucin de diversas esferas
supuestamente autnomas y, en algunos casos, equivalentes entre s, desde las
cuales la independencia individual se realizara. Esferas o campos que como el
arte, la ciencia, la moral y la economa, una vez emancipadas de la religin y de la
metafsica, aparecen simultneamente como condicin y consecuencia del principio
de la libertad individual. Toda y cualquier jerarqua, disimetra, disparidad entre
esas esferas o campos es interpretada por la ptica liberal, como imposicin a
los individuos y amenaza a sus libertades. Bajo ese prisma, dice Schmitt, ms all
de una fragmentacin y relativizacin de la experiencia, hay tambin una falta de
medida objetiva para decidir sobre los contenidos capaces de establecer vnculos
poltico-sociales consistentes. Para el liberalismo, como seala Ferreira (2004),
6.
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Gubernamentalidad y educacin
slo el individuo puede servir de medida capaz de recuperar una unidad para la
experiencia, y de hacer que con ella adquiera coherencia.
Partiendo de la idea schimittiana de lo poltico como el grado de intensidad de una
asociacin o disociacin humana, tenemos, en primer lugar, que todos los antagonismos son potencialmente polticos, lo que confiere a lo poltico un potencial
de totalizacin al contrario de la fragmentacin defendida por el liberalismo. En
segundo lugar, la intensidad extrema de los antagonismos polticos no permite que
los pensemos teniendo por base la relativizacin liberal de las elecciones, resultante,
como vimos antes, de la consagracin de la libertad del individuo. En un mundo el
soado por el liberalismo en que las elecciones tienden a ser relativas y que las
alternativas tienden a la moderacin, no hay cmo proceder a elecciones ltimas, a
no ser aquellas que dependen del sujeto y que, por eso mismo, son subjetivas, del
mbito privado. Sin embargo, es justamente ah que interviene la polemizacin de
Schmitt con su concepto de lo poltico en favor de una desneutralizacin del liberalismo y, al mismo tiempo, mediante su politizacin. En las palabras de Ferreira
(2004, p. 54):
En este momento, en el caso crtico de la disociacin entre amigo
y enemigo, la libertad de eleccin individual tiene que ceder lugar
a una alternativa-limite que no reconoce posibilidad de postergacin o de atenuacin. As, en oposicin a la ausencia de medida
[...] objetiva del pensamiento liberal y a la transformacin del
individuo en nica medida efectiva, lo poltico es concebido por
Schmitt como lo que da la medida [...]. Una medida radical, que,
segn l, confiere a la comunidad poltica su superioridad frente a
las otras asociaciones humanas, ya que ella tiene el derecho de, en
el caso extremo, exigir el sacrificio de la vida.
49
La democracia liberal exige consenso sobre las reglas del juego y necesita tambin
de la constitucin de identidades colectivas en torno de posiciones claramente diferenciadas y de la posibilidad de escoger entre alternativas reales. Este pluralismo
combativo es constitutivo de la democracia moderna y, en lugar de entenderlo
como una amenaza, debemos comprender que l representa la propia condicin de
existencia de una democracia.
Aludiendo a las ideas de Schmitt, Costa Lima (2006) pondera que, en trminos histricos, el liberalismo slo se habra mostrado potente frente a su principal enemigo,
la monarqua absolutista, cuando ella an subsista. El orden parlamentario liberal
habra perdido su efectividad histrica debido a dos factores: de un lado, ya no era
posible al liberalismo sustentar la posicin intermediaria de la burguesa liberal; de
otro, eso se debera al hecho de que su modo tpico de funcionamiento, movido por
una metafsica del compromiso, ya no puede dar cuenta de una era atravesada por
conflictos sociales. Efectivamente, dice Luiz Costa Lima (2006):
La democracia liberal posterga las decisiones, en favor de acuerdos
y negociaciones, por los cuales los grupos particulares defienden
sus intereses, en nombre siempre del progreso. La solucin liberal
supone no slo el realce del individuo como la presencia del racionalismo iluminista. De acuerdo con la prctica de las ciencias de la
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Gubernamentalidad y educacin
51
Aquello que Agamben observa en esta teora del estado de excepcin es que ella camina siempre buscando adherirse al cuerpo del derecho, estableciendo en l cesuras
y divisiones entre trminos que son irreductibles entre s pero que, articulndose y
oponindose unos a los otros, permiten el funcionamiento de la maquina del derecho. Entre tensiones y paradojas, se busca compatibilizar, de un lado, separaciones
y oposiciones entre la norma y su aplicacin, y de otro, la ntima cohesin de estos
dos elementos del derecho. Al final, despus de examinar una serie de elementos
implicados en el estado de excepcin, tal como es teorizado por Carl Schmitt,
Agamben (2004, p. 63) lo define como:
52
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53
7.
Centro de Estudos dos Direitos da Cidadania de la Faculdade de Filosofia, Letras e Cincias Humanas da
Universidade de So Paulo (USP).
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La Escuela de Friburgo, a la cual estaban ligados nombres como Ludwig Erhard, Walter Eucken, Hans
Grossmann Doerth, Franz Bhm, Willhielm Rpke y Alfred Mller-Armack, dio origen a la formacin
de la corriente econmica llamada ordoliberalismo, que termin dando forma no slo a un modelo de
regulacin monetaria y de competencia, sino tambin a todas las otras medidas que orientaron la poltica
econmica alemana en la post-guerra, conduciendo el pas a su milagro econmico.
55
posicin?, Cmo y por qu? Para Chantal Mouffe (1996), en lo que se refiere a
los pases europeos, despus la cada del rgimen comunista y con la consecuente
necesidad de redefinir la democracia, la derecha radical sali al frente en la identificacin del nuevo enemigo a ser combatido; se trata de un enemigo interno: los
emigrantes que son presentados por los diversos movimientos de extrema-derecha
como una amenaza a la identidad cultural y a la soberana nacional de los verdaderos europeos. (p. 14)
Con Foucault, yo preguntara si este exitoso empresariamiento de la sociedad, promovido por la gubernamentalidad neoliberal, no ha hecho posible que esta cuestin
(del par amigos/enemigos) se exprese en otros trminos. As sera necesario indagar,
por ejemplo, si el enemigo, en el lmite, no sera simplemente cualquier individuo
que encarne, para m, un adversario en la competencia cerrada que trabamos en el
da-a-da por un lugar al sol. Extrema proeza, la pretendida por este arte de gobernar, pues ella virtualmente busca colocar todos contra todos, con el detalle, como
dice Francisco de Oliveira (2007), de hacer esto transformando los individuos en
mnadas en situacin de incomposibilidad, despotencializadas en su capacidad de
agenciarse entre s por otros motivos que no sean los clculos e inversiones de cuo
econmico que les aseguren la inclusin. Podra cuestionar tal hiptesis sealando,
por ejemplo, que eso acabara por vaciar de sentido justamente la existencia del par
amigo/enemigo; tal consecuencia no ocurrira necesariamente, pues en realidad esa
biopoltica es muy coherente con el tipo de gobierno de la sociedad a la cual los
ordoliberales llamaban de Gesellschaftspolitik, radicalizada posteriormente por el
neoliberalismo norteamericano, en la que se trata de promover polticas sociales
pautadas por una individualizacin mxima.
Con efecto, la poltica social deseada por el ordoliberalismo no poda orientarse
por la socializacin del consumo y de la renta, pero s por una capitalizacin lo ms
generalizada posible, extendida a todos los individuos de todas las clases, de manera
tal que ellos mismos se encarguen, en la medida de lo posible, de garantizar su proteccin contra los ms variados riesgos, sean ellos individuales (de enfermedad, de
accidentes) o colectivos (de daos materiales), haciendo uso, para esto, de los instrumentos del seguro y de la propiedad privada. La poltica social ordoliberal, as, se
confunda con un proceso de privatizacin que le peda a la economa pedido este
que se expresaba ms como un pedido a la sociedad para que todos los individuos
que la conforman buscasen tener rendimientos suficientemente elevados que les permitiesen, sea individualmente, sea por la intermediacin colectiva de sociedades de
ayuda mutua, protegerse contra los diversos riesgos que envolvan sus existencias.
Lo curioso es que, as definida, esa poltica social parece ser individualizada: al
contrario de una colectivizacin, se tiene una individualizacin de la poltica social.
En este contexto, cmo situar las condiciones de posibilidad de la educacin? Para
Censi (2010, p. 68), esas condiciones no son nada animadoras en tanto apuntan a
la creciente precarizacin de la educacin formal, traducida, entre otras, por la
masificacin y por la mercantilizacin de la enseanza, la invasin de la lgica de
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Gubernamentalidad y educacin
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Gubernamentalidad y educacin
Introduccin
Los tiempos finiseculares nos han acostumbrado a pensar nuestra vida como un
torrente de crisis y cambios, incertidumbres e inestabilidades; sujetos e instituciones
que desaparecen, se desarman; hiptesis de des-subjetivacin y desinstitucionalizacin que procuran explicar aquello que, por definicin, se plantea como imposible.
Crisis, incertidumbre y cambio se constituyen en los conceptos y enunciados rectores de nuestra vida en el mundo, al punto que en el presente constituyen nuestro
horizonte de vida ms estable.
Este conjunto de nuevas verdades que enuncian y anuncian la incertidumbre, se
construyen sobre el teln de fondo de las crticas que, ya en los aos 40 del siglo
pasado, comienzan a definir aquello que hoy conocemos como neoliberalismo
(Foucault, 2007). Entre otros aspectos, es posible identificar las referencias que
ubican al Estado-Nacin como horizonte de sentido para la totalidad de la poblacin
y, con ello, la preocupacin por la definicin de un espacio de formacin de la infancia sobre la que se asentaran las bases, en el siglo XXI, de la nueva sociedad en
1.
61
ciernes. Est claro, desde ese momento, que la educacin se constituye en escenario
de gobierno de la poblacin primigenia. Poblacin primigenia no slo porque acta
sobre los nuevos que llegan al mundo (Arendt, 1996), sino porque esa accin sobre
las nuevas generaciones supone la primera forma institucional y universal de produccin de subjetividad (Varela; Ura, 1991; Pineau, 2001; Carli, 2005), a tal punto
que dara y dio, en efecto lugar a pensar que la puesta en marcha de eso que hoy
es un eficiente dispositivo pedaggico de gobierno, permitira alcanzar, no slo
a los individuos, sino tambin a la sociedad, la mayora de edad. Ms all de los
xitos o fracasos de esta misin y, ms an, ms all de cualquier mirada nostlgica
de todo lo que ya no es, y que muchas veces aparece como una suerte de pasado
mejor, importa aqu resaltar aquello que ese relato trajo, o quiz tengamos que decir,
dej consigo: entre otras muchas cosas, una enorme maquinaria de produccin de
subjetividad, esto es, de gobierno de la poblacin.
Esos dispositivos diseados, pensados e imaginados por muchos de los ms grandes
pensadores ilustrados (Grinberg; Acosta, 2010), han sido probablemente de los
ms eficientes en la creacin de un escenario en el que se consider propio, y parte
de nuestro sentido comn, pensar un mundo de sujetos normales, normalizables y
normalizados (Foucault, 1996). En los ltimos tiempos hemos vivido experiencias
de todo tipo respecto de esos ideales que incluyen la aoranza. Probablemente, entre otros aspectos, esa aoranza se funda en la vara de lo normal que supuso la disciplina, en tanto sta ofreca cierta sensacin de seguridad respecto de quines ramos
y quines debamos ser. As, la configuracin de las sociedades de disciplinamiento
implic: 1) La idea de que la normalidad era posible; 2) Una cierta estabilidad
(aunque ms no sea como horizonte de futuro) que funciona como gua para sostener y distinguir lo deseable, y 3) Una definicin clara respecto de qu rebelarnos.
Ahora bien, est claro que ya no vivimos ese mundo. Devenir normales, ser normales, pensarnos en el mundo como sujetos normales pude ser incluso motivo de
ofensa. La diversidad, la innovacin, la creacin, el cambio, entre otros tantos trminos, desde hace aos se convirtieron en las nociones que definen lo bueno, el deber
ser de cualquier horizonte de futuro, en particular, desde de las reformas educativas
que en Amrica Latina comienzan a implementarse hacia fines de los aos ochenta
(Grinberg, 2008). En este artculo, lejos de proponer que en el presente estaramos
fuera de la medicin y definicin de horizontes de deseabilidad, como muchas veces
suele sealarse en la bibliografa, se trata de caracterizar las particularidades que adquiere este relato del no-relato atendiendo, especialmente, a aquello que se presenta
como una escala de modulaciones y posibilidades abiertas al infinito. Cules son
los saberes expertos que se ponen en juego en esta suerte de episteme sui generis.
Retomando a Rose (2007),
la poltica vital (o vitalpolitics) de nuestra centuria se ve bien
diferente. Ya no est limitada por lo polos salud-enfermedad, no
se focaliza en eliminar la patologa para proteger el destino de la
62
Gubernamentalidad y educacin
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halla directamente ligada con la idea de biopoltica que, a diferencia de la disciplina, refiere al momento en que la vida de la poblacin se vuelve blanco y objeto de
poder; esto es, cuando las acciones del Estado se dirigen a potenciar la vida, ya no
de los individuos, sino de la poblacin. Una nueva tcnica, seala Foucault (2000)
que se aplica a la vida de los hombres, e, incluso, se destina, por
as decirlo, no al hombre/cuerpo sino al hombre vivo, al hombre
ser viviente; en el lmite, si se prefiere, al hombre/especie. Ms
precisamente, se dira lo siguiente: la disciplina trata de regir la
multiplicidad de los hombres en la medida en que esa multiplicidad puede y debe resolverse en cuerpos individuales que hay que
vigilar, adiestrar, utilizar y, eventualmente, castigar. Adems, la
nueva tecnologa introducida est destinada a la multiplicidad de
los hombres, pero no en cuanto se resumen en cuerpos, sino en la
medida en que forma, al contrario, una masa global, afectada por
procesos de conjunto que son propios de la vida, como el nacimiento, la muerte, la produccin, la enfermedad, etc. (p. 220)
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Gubernamentalidad y educacin
De modo que, ms que pensar el poder localizado en una institucin, como de hecho es el Estado, a travs de esta nocin se despliega la mirada hacia los mltiples
modos por los que se regula, orienta, dirige y gua nuestra vida en el mundo, sin por
eso identificar al poder como una nueva forma de motor de la vida social.
En suma, pensar el gobierno de la poblacin, desde esta perspectiva, supone incorporar al anlisis: 1) Una determinada episteme, esto es, unos determinados
enunciados que definen modos de comprender, pensar y pensarnos en el mundo; 2)
Unas determinadas tecnologas que involucran polticas, esto es, modos concretos de
conduccin de la conducta sobre la poblacin; 3) Un ethos en tanto que principios
que rigen la relacin que los sujetos estn llamados a establecer consigo mismos y
regulan sus vidas (Rose, 1999; Dean, 1999; Grinberg, 2007).
65
que sta no puede hacerse a largo plazo y/o de forma estable, de modo que los
objetivos pasan a ser pensados, de manera acotada, como propsitos plausibles
de ser realizados y alcanzados en cortos perodos. As, se trata de volver planificable lo incierto pero, ya no procurando controlar aquello que se asume que
est fuera de control, sino de volver inestable a la planificacin en s misma.
De manera que nos encontramos con un relato que retoma la crtica de la modernidad organizada (Wagner, 1997), centrada en desregulacin, liberacin y renuncia del
Estado a la administracin de lo social (Foucault, 2007). Pero que, a la vez, sobre
esa base, produce una nueva lgica del gobierno que, asentada sobre el gerenciamiento, configura un locus de la direccin de la conducta a partir de sujetos e instituciones llamadas a autogerenciarse para devenir innovadores y responsables, as
como adaptables y flexibles a los cambios como condicin de ser en el mundo. Un
tsunami de textos en torno de los nuevos modos de gestin (OMalley, 2009), nos
explican y ensean cmo vivir mejor. Tsunami que, en el campo de la educacin,
se articul en torno del PEI como tecnologa de la gestin eficaz de las escuelas.
Se trata de fabricarnos en un mundo de incertidumbres, devenir, como seal
Foucault (2007), una empresa. Hemos aceptado que nuestro mundo ya no es el que
era, que ya no podemos pedirle al Estado que se ocupe de la salud y mucho menos
de los negocios. La globalizacin e individualizacin se contemplan bajo el punto
de vista del incremento de posibilidades, la ampliacin de la potencia humana que
liberada de las coacciones, puede, ahora, aprovechar y utilizar las oportunidades
que se nos presentan (Beck, 2003). La otra cara de la sociedad del riesgo, segn
Beck, es la modernidad reflexiva; esto es, el aumento de la capacidad electiva y de
autodeterminacin, la cultura de la libertad y el surgimiento de algn tipo de individualismo altruista, en donde el individuo est obligado y posibilitado de ocupar
la escena fruto de la desaparicin de las coacciones sociales, y se ve enfrentado a
tomar sus propias decisiones; de hecho, cualquiera que quiera vivir una vida propia debe ser tambin socialmente sensible en grado elevado (Beck, 2003, p. 31).
La prosocialidad es la actitud a desarrollar para dar lugar a la recreacin de los
lazos que debe tener este neoaltruismo, donde los hijos de la libertad volvern
al mundo libre y solidario.
De forma tal que, todo aquello que constitua el corazn de las crticas, devino
propuesta y se desarm en cuanto tal. Las sociedades de gerenciamiento se construyen, as, con una nueva promesa que comporta una suerte de fetichizacin de las
condiciones de vida de los sujetos, llamando a la autorrealizacin. Fetichizacin
que opera sintetizando las viejas crticas y produciendo un relato que promete que,
en este nuevo mundo, en donde reina la posibilidad de hacerse a uno mismo, los
individuos ya no tendrn que depender de nadie ms que de s; ya no hay coacciones
a las cuales oponerse ya que el nuevo mandato es hacerse la propia aventura.
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Gubernamentalidad y educacin
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2.
En los ltimos tiempos suele confundirse autoridad con autoritarismo. Si bien no es ste el lugar para
realizar un debate al respecto, quiero resaltar, apoyada en Arendt (1996b), la idea de la autoridad en
tanto que asentada en la piedra angular de los cimientos del pasado, la autoridad brinda la permanencia
y la estabilidad que los humanos necesitan justamente porque son mortales, los seres ms inestables y
triviales que conocemos. Si se pierde la autoridad, se pierde el fundamento del mundo, que sin duda desde
entonces empez a variar, a cambiar y a pasar con una rapidez cada da mayor de una forma a otra, como
si estuviramos viviendo en un universo proteico y luchramos con l, un universo en el que todo, en
todo momento, se puede convertir en cualquier otra cosa. (p. 104-105).
69
(Hall, 2003), quitando de la escena pedaggica cualquier discusin sobre la produccin de conceptos o en torno a ellos. En su lugar, se apela a la necesidad de formar
habilidades y sujetos que aprendan a vivir en la inestabilidad.
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Gubernamentalidad y educacin
A esta larga lista de expertos debemos sumar a docentes y gabinetes psicopedaggicos que funcionan en las escuelas. As, las aulas devienen lugar de gestin
y pre-diagnstico de los innumerables trastornos de los que, de un modo u otro,
cualquiera de nosotros podemos tener, en algn grado, algn sntoma. Desde la
dislexia, pasando por cualquier trastorno afectivo y llegando a las alteraciones de
la alimentacin, las neurociencias expresan las lgicas que est asumiendo la conduccin de la conducta como tecnologa de s. Las modulaciones de patologas nos
llevan a ubicarnos como sujetos que eligen, deciden y actan en y con sus sntomas.
Uno de los sntomas ms claramente identificados es el de deficiencia atencional
(ADD), que no slo implica la identificacin del sntoma, sino la medicacin rpida
del mismo. El ADD es uno de los llamados trastornos de la personalidad ms corrientes en la infancia. Los cursos de terapia conductual para docentes y personal de
gabinete cada vez son ms frecuentes y van desde la terapia Cognitivo Conductual
en nios, el Diagnstico y Habilitacin Neuropsicolgica de las Dificultades del
Aprendizaje, hasta la Evaluacin y entrenamiento de la atencin en preescolares.
En todos estos casos se trata de un tipo de racionalidad que no supone ni pretende
ninguna regularidad, sino ms bien contar con sntomas y escalas que permitan la
identificacin rpida de algn nivel de trastorno junto a la admisin de lo no predecible. Ello hace que todos seamos, gracias a nuestros trastornos (o sus grados),
susceptibles de ser ubicables. Se configura algo as como una vigilancia sindrmica
(Fearnley, 2005) que ya no procura reconocer lo desconocido, y ello porque el conocimiento perfecto o la erradicacin de lo patolgico ya no se piensa como posible.
Se trata de estar atento de modo que sea posible propiciar algo as como un desastre
controlado. Ello porque si, como se seal atrs, no hay afuera, la inclusin supone
la construccin de escalas que admitan ubicar lo imprevisible.
La vitalidad es entendida como inherente en precisin y descripcin
de las relaciones tcnicas entre molculas capaces de inversiones de
ingeniera y de principios de reingeniera. El juicio ya no se organiza en trminos binarios claros de normalidad y patologa. Ya no
es posible sostener la lnea de diferenciacin entre la intervencin
dirigida a quienes son susceptibles de enfermedad o fragilidad por
un lado, y las intervenciones encaminadas a mejorar las capacidades
de los otros. (Rose, 2007, p. 40)
71
Sobre estas bases, en el campo de la pedagoga se establecen las escalas y modulaciones del crecimiento, la maduracin y el desarrollo en tanto procesos que sostienen la educabilidad. La medicin deviene, entonces, medicin de la educabilidad:
Medicin que establece que todos somos educables, pero en diferentes grados. En
esos grados devienen los grises que, en Amrica Latina, constituyen el teln de
fondo de las explicaciones de la desigualdad y la pobreza extrema. Como puede
observarse en la siguiente cita, se trata de trastornos que ocurren o se explican en
las particularidades que presenta la socializacin primaria y que, de un modo u otro,
impiden al sujeto devenir competente y/o educable:
La educabilidad, en el sentido que se adopta en este informe, alude
al grado o nivel de desarrollo en cada individuo de caractersticas
biolgicas y personales que afectan su capacidad para beneficiarse
en mayor o menor medida de las oportunidades de aprendizaje que
le brinda la escuela. Se trata de factores modificables en la poblacin a travs de polticas sociales y superables en cada persona a
travs de estrategias compensatorias y de rehabilitacin. (Bello,
2001, p. 15)
En esta cita, si bien se hace referencia a la sociedad en general, la nocin es utilizada, especialmente, para referir los sectores sociales ms pobres. De forma tal que, si
bien se seala que los efectos de la pobreza son factores modificables, ellos pueden
explicar el fracaso escolar y las posteriores dificultades de insercin en el mercado
laboral y, as, cerrar el crculo que explica el crecimiento constante de la pobreza
extrema y de la poblacin que llega a vivir a las villas miseria. Esto porque, si bien
son factores modificables, las acciones para revertirlos deben ser realizados por los
sujetos. De modo que si ellos no actan sobre s intentando modificar los efectos adversos de su socializacin primaria, debern hacerse responsables por esos efectos.
As, el siguiente paso es preguntarse, qu pasa cuando esos rudimentos bsicos
no estn?, qu debe hacerse para sobrellevar estas situaciones?, qu acciones
deben poner en marcha los sujetos para superar esas condiciones de dificultad? La
respuesta est en la nocin de resiliencia:
El primer paso es operar en relacin con la construccin de la resiliencia, uno de cuyos aspectos fundamentales es la capacidad de
generar proyecto, relato y confianza frente a situaciones adversas
pero que no puede realizarse sin un proceso simultneo de construccin de subjetividad. Hay una demanda implcita y explcita de
polticas de subjetividad que deben acelerarse para la construccin
de una cosmovisin compartida a partir de las capacidades que
cada actor detenta y puede aportar a una construccin colectiva.
(Feijoo; Corbetta, 2004, p. 381)
La resiliencia aparece, aqu, como una tecnologa del self (Omalley, 2009) tendiente, en la sociedad de empresa, a empoderar a los sujetos ya que sus familias
no garantizaron la educabilidad. La accin escolar se define, en ese marco, como
72
Gubernamentalidad y educacin
Este no directivismo que se formula en la base del relato del no-relato, se proyecta
como la salida para elevar, tanto la empleabilidad como la educabilidad, que es su
reverso. Ello porque se seala que es el hombre quien debe ser protagonista de su
desarrollo y, por tanto, se deben implementar acciones que impliquen la participacin activa de las comunidades y de las personas involucradas. Ms que para ellos,
segn Caritas (2010), se trabaja con ellos.
Cardarelli y Rosenfeld (2000), sealan que la nocin de resiliencia se refiere a la
capacidad de recobrar y mantener conductas adaptativas luego de atravesar situaciones perjudiciales. En este contexto, esos autores destacan que la pregunta
clave que se hace este concepto asumido por las ciencias de la salud y, en general,
aplicado a nios y jvenes, es por qu, en condiciones similares de estrs, dolor
y pobreza, algunos de ellos logran superar la situacin y tener una vida positiva,
mientras que otros no lo logran. Desde hace algunos aos, a fin de responder a
esta pregunta se intenta sistematizar, a modo de un listado, los factores protectores individuales y ambientales para desarrollar las modalidades e instrumentos
de intervencin preventivos que trabajen sobre tales factores. De esta manera, se
abre un abanico de debilidades y fortalezas individuales y comunitarias que mereceran tratamientos especficos para pobrezas especficas, sin cuestionar en
absoluto los contextos socioeconmicos, base de estos escenarios de vulnerabilidades.
73
En Amrica Latina las situaciones de dao, de dolor, vienen acompaadas de la pobreza que, como sealan estos autores, algunos logran superar y otros no. Algunos
logran educarse, tener una vida positiva, y otros no. Claro est que no se desconocen los contextos porque, de hecho, no es necesario desconocerlos. Ello porque se
supone que se trata de situaciones especficas que deben ser tratadas de maneras
especficas en los sujetos. As las cosas, estas lgicas configuran un escenario en
donde la pobreza extrema se transforma en una oportunidad y/o desafo que los
sujetos tienen frente a s mismos.
Como seala OMalley (2009), la lgica de la resiliencia se
diferencia de la lgica del riesgo y del estar preparado para, que tambin se
articula con el liberalismo avanzado. La resiliencia incorpora la orientacin
emprendedora e innovadora que involucra el riesgo y supone al riesgo y su
minimizacin como dos caras de una misma moneda. El sujeto resiliente
debe considerar los problemas como retos y oportunidades, de modo que
recuperarse ya no supone volver a un orden previamente existente. Saber
cundo y cmo explotar la incertidumbre, inventar un futuro nuevo y
mejor es tambin una caracterstica destacada del sujeto adaptable, flexible y emprendedor que supone la resiliencia. Es el sujeto flexible que el
entrenamiento de la resiliencia aspira a crear. (p. 30)
En este marco es que la nocin de resiliencia es pensada en Amrica Latina, especialmente para trabajar con los sujetos que viven en condiciones de pobreza urbana,
ya que se entiende la pobreza como una cuestin individual que los sujetos deben
enfrentar y que pueden transformar. Inclusive, en determinadas situaciones, pueden
explotar esas condiciones para crear mejores futuros. En la lgica del gerenciamiento, en todo caso, el Estado debe generar las condiciones para que los sujetos
adquieran esas habilidades.
As, aquello que parece no quedar claro en esta programtica es que, si los sujetos
consiguen vivir y reproducir sus vidas cotidianas en las distintas villas miseria,
es, justamente, porque tienen una alta capacidad para sobreponerse ante esas situaciones de vida adversas. Y ello no slo vale para los sujetos, sino tambin para
las escuelas emplazadas en contextos de extrema pobreza que deben enfrentar las
mismas situaciones de adversidad que caracterizan a las villas miseria, favelas,
etc. (Grinberg, 2010, 2009, 2006).
A modo de corolario
Una de las notas fundamentales de las sociedades de gerenciamiento, de la sociedad
de empresa, es que el gobierno de la poblacin se dej de pensar como totalidad y
ello involucra una suerte de nuevos destinos para los sujetos. Esto es, ya no se trata
del gobierno de la sociedad como un cuerpo que, por lo menos de modo propositivo,
se piensa que tiene que funcionar, como sealaba Durkheim, orgnicamente. En el
presente, la racionalidad del gobierno se piensa y acta en trminos de fragmentos. Las narrativas de la crisis permanente expresan justamente eso: La renuncia
a pensar el gobierno y, por tanto, lo social, como totalidad: El gobierno devino
gobierno de fragmentos.
74
Gubernamentalidad y educacin
Aqu creo que puede ser til ver la reorganizacin del espacio de la bolsa. Hasta los aos 80 y 90, la
bolsa tena una verdadera organizacin panptica; en el presente el espacio de la bolsa est organizado
en la lgica de islas que se intercomunican en red, pero son islas. Islas fcilmente reemplazables donde
si una deja de funcionar, y ac no importa el motivo, las otras siguen su curso.
75
Sobre esta base, el relato de la formacin se estructura en torno de una nueva pastoral no-directivista (Rose, 2007) que, definida en el marco de la pedagoga de las
competencias, propone una serie de experiencias que los individuos son llamados
a vivir en su relacin consigo mismos y con sus semejantes. La diversidad enaltecida y la lucha por la construccin de la identidad, que ya no est contenida en un
relato comn o, ms bien, donde dicho relato es aquel que llama a la distincin de
s, se constituyen como horizonte y fronteras de lo deseable de la formacin y de
una subjetividad compelida a actuar por s misma, a modificarse apoyndose en
sus resortes internos. Y en el caso de que no se posean o no se hayan adquirido, la
escuela deber actuar para propiciar ese camino de la adquisicin de capacidades,
preparando al individuo para que entienda que la actitud ms importante es la aceptacin de que nada permanece, y que las capacidades habrn de ser modificadas a
lo largo de la vida.
Se produce, as, una especie de narrativizacin del yo en donde la identidad se
constituye en el punto de partida para producir las modificaciones necesarias para
la adaptacin, el cambio y la innovacin permanente (Rose, 1999). La escuela
est llamada a elevar la resiliencia, de modo que los sujetos que se quedaron en el
camino del cambio consigan enfrentar las situaciones de dao que aparecen como
resultado de una autoestima deprimida. Es una suma de escalas de datos y diagnsticos que deben tenerse en cuenta, ya que constituyen el plafn de la accin, de
los proyectos de vida. Los jvenes son evaluados en trminos de sus capacidades/
incapacidades, de falta de motivacin y accin. As, es lo propio de un discurso pedaggico producido en una sociedad que vive en y por la novedad, cuya regla es la
mutacin, mientras que la identidad es el punto en donde esos juegos del cambio se
propician. All debe actuar la educacin para crear una identidad que se supone en
falta y carente de proyectos de vida. Mostrarles a los jvenes que pueden, esa es la
nueva meta de la educacin. La vida ntima devino cosa pblica, materia, sustancia
de programas escolares. La nueva ley o, mejor an, la nueva institucionalidad, es la
norma del yo. El s mismo se vuelve, as, una batalla sin lmites o, mejor an, un
lugar de transformaciones donde el nico lmite es el propio yo. Un Yo que si quiere
seguir en la vida, debe escapar, sobreponerse, devenir responsable, participativo,
comprometido con unas condiciones que no contribuy a producir, pero que s es
reclamado a revertir. Y no contribuy a producir, a menos que entendamos que los
crecientes procesos de pauperizacin son, aparentemente, resultado de opciones
individuales.
En suma, asistimos a la configuracin de una nueva forma del ejercicio de poder a
travs de estas tecnologas del s fundadas en un espritu de libertad y responsabilidad, tecnologas que definen un nuevo marco en el que somos llamados a evaluar,
a responsabilizarnos, a dirigir y redirigir nuestro Yo, un yo siempre-ya en el borde.
76
Gubernamentalidad y educacin
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80
Gubernamentalidad y educacin
1.
81
ca (Lemke, 2006, p. 12) y denota, segn Caruso (2005), una red de instituciones,
reflexiones, procedimientos, anlisis y tcticas que posibilitan el ejercicio de poder
(p. 27). Los estudios de la gubernamentalidad ofrecen posibilidades para entender
el orden postdisciplinario a partir de una teora general, poniendo nfasis en lo comunitario y adoptando la complejidad que Foucault tuvo en sus anlisis.
En esta extensa red en la que se ejerce poder en la actualidad, considero que desde
la gubernamentalidad se extiende un desafo mltiple para poder abarcar, por
un lado, los procesos o instituciones educativas y, por otro, aquellas propuestas o
procedimientos de algunas organizaciones sociales emergentes. En este sentido,
focalizar la atencin en entender, a travs de un abordaje y rastreo terico, cmo
la produccin de comunidades pedaggicas emergentes es consecuencia, en alguna
medida, de un cierto repliegue aparente del poder (De Marinis, 1999, p. 78). Pero
no solamente son resultados o efectos de un modelo de produccin de exclusin
sino que, tambin, se constituyen en posibilidades pedaggicas nuevas, productivas
y distintas a las existentes hasta el momento. Las comunidades pedaggicas que
emergen en la Argentina postcrisis de 2001 y que toman forma desde algunas
propuestas educativas de organizaciones sociales2, se encargan de la puesta en
funcionamiento, gestin, desarrollo y gobierno de escuelas que los propios actores
denominan bachilleratos populares3 para jvenes y adultos.
Los bachilleratos son escuelas pblicas estatales pero con control social, que tienden
a la autogestin escolar ejercida por la sociedad civil organizada como un tipo de
enseanza sistemtica, democrtica, gratuita, universal, donde los sujetos elaboran
y recrean su cultura. Son escuelas de libre acceso para todos, pero su administracin no es desde el Estado sino a partir de las propias iniciativas de la poblacin,
ms especficamente, de algunas organizaciones sociales. Se constituyen en uno
de los espacios que algunas organizaciones sociales llevan adelante a travs de sus
constantes luchas y resistencias. Por tanto, son escuelas que no separan la idea de
autonoma de su sentido poltico, de su capacidad de decidir, dirigir, controlar, en
suma, de autogobernarse.
A la vez, realizar un balance crtico acerca de los aportes tericos que estos estudios tienen para los mbitos educativos en organizaciones sociales, a travs del
reconocimiento de la existencia de autoridades diversas que regulan las conductas
de las personas mediante mecanismos indirectos (Pearce; Tombs, 1998), es decir, reconocer la relacin entre las racionalidades polticas y las tecnologas de regulacin
2.
3.
82
Gubernamentalidad y educacin
83
escolar. De esta manera, es en las fisuras que supone la actual economa poltica de
la incertidumbre que se levantan acciones que en la lucha cotidiana por sobrevivir
constituyen prcticas de resistencia y lucha (Grinberg, 2006, p. 189).
Estas posibilidades que nos brindan los estudios de la gubernamentalidad estn
relacionadas estrechamente con la nueva luz que arrojan sobre una serie de antinomias que son constitutivas del pensamiento poltico, social y educativo moderno,
permiten superar viejas y anticuadas antinomias (Grinberg, 2008, p. 170) ya
tradicionales, para comprender los nuevos procesos complejos en el mbito escolar
actual. Para Miller y Rose (1990), las grandes dicotomas como Estado/ sociedad
civil, lo pblico/privado no son de gran utilidad ya que hay relaciones indirectas
entre regulacin y persuasin no identificables con estas dicotomas. Estas dicotomas continan pensando el poder vs la resistencia, lo individual vs lo colectivo, lo
pblico vs privado, lo poltico vs lo personal como pares opuestos y omiten, segn
Cruikshank (1996), la medida en el que el yo no es personal, sino que es producto
de relaciones de poder y el resultado de estrategias y tecnologas desarrolladas para
crear, desde la autonoma hasta la participacin de la ciudadana.
Entonces, abordar la educacin desde la gubernamentalidad implica expresar distintos posicionamientos sobre por lo menos, cinco antinomias constitutivas del
pensamiento poltico y social que quiero caracterizar en primer lugar, y ponerlas en
cuestionamiento, porque en este nuevo orden que est emergiendo es importante
entender la naturaleza y el rol de las nuevas tecnologas de gobierno que, a su vez,
reconfiguran los debates sobre estas antinomias dominantes por mucho tiempo. A
continuacin, realizar una descripcin acerca de cmo se van configurando nuevos
rumbos sobre esas antinomias entrelazadas estrechamente y cmo van adoptando
otras formas de pensar el ejercicio del poder poltico, para entender las formas
contemporneas de gobierno en sentido amplio, y hacer juicios apropiados de las
emergencias (Rose y Miller, 1992).
La primera antinomia (no por ello la ms importante) que quiero explicitar, es lo
micro versus lo macro. Foucault (2006) se interroga:
El mtodo consistente en analizar poderes localizados en trminos
de procedimientos, tcnicas, tecnologas, tcticas, estrategias, no es
simplemente una manera de pasar de un nivel a otro, de lo micro
a lo macro? Y por consiguiente, slo tendra un valor provisorio
o simplemente quizs ya no sea relevante hacer esa distincin o
ese pasaje. (p. 145)
84
Gubernamentalidad y educacin
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Entonces, la antinomia estructura y accin ya no tiene sentido porque, en el discurso neoliberal, el corolario lgico de quienes son responsables individuales de sus
acciones es una poltica punitiva o una sentencia, de just deserts (OMalley, 1996,
p. 198). Es decir, si la regulacin del estilo de vida, la modificacin de la conducta
de riesgo y la transformacin de las actitudes insalubres resultan imposibles, esto
constituye en parte un fracaso del yo en el cuidado de s, una forma de irracionalidad, o simplemente falta de destreza; la prevencin y el manejo del riesgo deviene
ahora responsabilidad de la vctima (OMalley, 1996).
En cuarto lugar, la antinomia Estado y sociedad civil que es estructurada por el
lenguaje de la filosofa poltica, segn Rose y Miller (1992), no es suficiente para
entender las transformaciones actuales en el ejercicio del poder poltico porque, si
bien juega un rol clave en la organizacin del poder poltico moderno, no puede
proveer las herramientas intelectuales para analizar las problemticas de gobierno
en el presente. Segn Gordon (1991), es el comienzo del fin de una cierta idea de la
sociedad civil (p. 28), el punto histrico a partir del cual se vuelve cada vez menos
plausible pensar en la sociedad civil como en un orden autnomo que enfrenta y
experimenta al Estado como una fuerza ajena e invasora. Cada vez aumentan ms
las programticas, tcnicas, estrategias y, por qu no, tambin publicidades, en las
que el Estado requiere o incita a la sociedad civil para la participacin en las polticas que l mismo debera llevar adelante. Por ejemplo, las organizaciones sociales
como parte de la sociedad civil, dando respuesta a una demanda de poltica pblica de educacin para jvenes y adultos, demanda que el Estado debera resolver,
a travs de la oferta de bachilleratos populares promovida entre la poblacin.
La nocin de gubernamentalidad, para Miller y Rose (1990), evita ver el Estado en
oposicin a la sociedad civil. Es el gobierno el que da significado al Estado y a la
accin poltica de los individuos. Asimismo, para Gordon (1991), la sociedad civil
no se debe tomar como una naturaleza aborigen que rechaza y cuestiona la voluntad
del gobierno: es un vector de disputa agonista sobre la relacin gubernamental,
de interaccin comn entre las relaciones de poder y todo aquello que no cesa de
escapar a su dominio (p. 19). Podemos pensar esto como una transmutacin por la
invencin de un conjunto de nuevas funciones para el Estado, un Estado que es al
mismo tiempo activista y desligado, intervencionista y neutral. El Estado policial
postul una identidad inmediata entre el Estado y todo el cuerpo de la sociedad civil,
en cambio el gobierno del siglo XX no postula una identidad sino un isomorfismo,
una simbiosis ntima entre los problemas del gobierno y las penurias de una sociedad expuesta a los conflictos y las crisis de la economa liberal (Gordon, 1991, p.
28). Por ltimo, la discusin sobre la antinomia dominacin versus emancipacin
que podramos decir adopta significatividad a partir de los sucesos de la crisis de
2001 en Argentina. Para Foucault la libertad no slo se manifiesta como el derecho legtimo de los individuos a oponerse al poder, los abusos y las usurpaciones
del soberano, sino que tambin es un elemento indispensable de la racionalidad
gubernamental en s (Gordon, 1991, p. 16). La falta de respeto por la libertad no
es una simple violacin ilegtima de los derechos, sino que es la ignorancia acerca
87
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to, una crtica relacionada con la teora y la prctica poltica (OMalley, Lorna y
Clifford, 1997), especficamente en la educacin, desde organizaciones sociales.
Pero una de las peculiaridades de los discursos de la gubernamentalidad, segn
Miller y Rose (1990), es que son eternamente optimistas (p. 196), asumiendo que
una sociedad podra ser administrada mejor o ms efectivamente y, como resultado,
proponiendo programas que funcionen mejor. En este sentido, revisar la agenda de
trabajo sobre la gubernamentalidad enfatizando en la comprensin de la genealoga
como crtica y de la poltica como relaciones de contestacin o lucha constructivas
para el gobierno, a travs de la impugnacin de las ya tradicionales antinomias del
pensamiento social, pero tambin mediante la produccin de nuevas formas de hacer
en ese pensamiento social/poltico/educativo, lo que se vuelve esencial. Se rescatar
a continuacin, como parte de esa agenda de discusin de la gubernamentalidad,
el debate terico y concreto sobre la vuelta o el regreso de las comunidades pedaggicas a partir de las propuestas de organizaciones emergentes, por tanto, de la
produccin de dispositivos pedaggicos emergentes.
90
Gubernamentalidad y educacin
91
En este orden nuevo, para De Marinis (1999), Foucault destaca cuatro caractersticas importantes que nombra como repliegue aparente del poder (p. 78): a) una
especie de tolerancia donde los controles cotidianos van a relajarse, ya que el Estado
se desentiende de la regulacin de algunas prcticas hasta entonces consideradas
desviadas en trminos de una evaluacin racional de costos-beneficios de cada
intervencin de poder; b) la localizacin de un cierto nmero de zonas llamadas
zonas vulnerables, en las que el Estado no quiere que suceda nada; c) un sistema
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Gubernamentalidad y educacin
de informacin general, de movilizacin permanente de los conocimientos del Estado sobre los individuos, lo que implica una nueva modalidad de relacin entre el
saber y el poder; d) una cierta regulacin espontnea que va a hacer que el orden
se autoengendre, se perpete, se autocontrole, como obra de agentes no estatales.
El Estado observar todo el despliegue de fuerzas a la distancia y revelar, incluso,
cierta miopa (De Marinis, 1998) para algunos fenmenos que no le interesarn o
se le pasarn por alto.
As, el comunitarismo forma parte importante del pensamiento poltico, porque
la comunidad es algo a ser programado, desarrollado, vigilado. Comienzan a ser
zonas investigadas, mapeadas, clasificadas, documentadas, interpretadas; nuevas
vas de demarcacin de sectores para el gobierno que operan a travs de la instrumentalizacin de responsabilidades activas, es decir, el gobierno a travs de la
comunidad (Rose, 1996, p. 35). Y la palabra gobierno debera considerarse, segn
Foucault (1988), en su ms amplio significado, porque no hace referencia slo a las
estructuras polticas o a la direccin de los Estados, sino que designa la forma en
que la conducta de los individuos o de los grupos debera ser dirigida: el gobierno
de los nios, de las almas, de las comunidades, de las familias, de la enfermedad.
Para l, gobernar no slo cubre las formas legtimamente constituidas de sujecin
poltica o econmica, sino tambin modalidades de accin ms o menos calculadas
y orientadas a actuar sobre las posibilidades de accin de los otros: gobernar es
estructurar el posible campo de accin de los otros.
La produccin de comunidades pedaggicas implica, necesaria y paradojalmente,
poder gobernar de un modo liberal avanzado (Rose, 1996). Esto significa que las
tcnicas de gobierno crean una distancia entre las decisiones de las instituciones
polticas formales y otros actores sociales, concibiendo a esos actores de forma
nueva como sujetos de responsabilidad, autonoma, compromiso y eleccin. La
produccin de dispositivos pedaggicos emergentes por parte de organizaciones
sociales no queda ajena a esta situacin, ya que esta nueva relacin entre estrategias
para el gobierno de otros y tcnicas para el gobierno de s mismo se sitan dentro de
nuevas relaciones de mutua obligacin, en donde predominan las tendencias hacia la
desgubernamentalizacin del Estado y hacia la desestatizacin del gobierno, a travs
de su desrresponsabilizacin, en tanto que garante de la educacin como derecho
social para todos. La relacin individuo responsablecomunidad autogobernada, o
movimiento emergente, reinventa la relacin que previamente exista entre ciudadano social y sociedad. Las nuevas comunidades pedaggicas adquieren responsabilidad absoluta para gestionarse a s mismas. Slo para ejemplificar, los docentes
de algunas de las propuestas pedaggicas emergentes no perciben salario alguno, es
decir, realizan un trabajo militante y ad honorem, pero en la medida que pelean por
un salario tambin estn luchando por ser parte de la estructura del sistema educativo (sea formal, no formal o popular). Estas comunidades, como dice De Marinis
(2002), deben estar en condiciones de articular efectivamente sus demandas al Estado y para ello deben aprender a hacerlo ordenada, activa y responsablemente. Es por
93
ello que, desde esta perspectiva, las comunidades son convocadas a participar en el
gobierno de su propia seguridad, junto a las agencias estatales que tradicionalmente
haban intervenido en estos campos como actor principal (p. 331).
En este marco, surgen las propuestas de los bachilleratos populares gestionados u
organizados por organizaciones sociales emergentes de diversos espectros y caracteres, experiencias en las que los sujetos son aparentemente menos dependientes de
formas de sujecin institucional, pero tambin estn ms librados a su suerte y deben
gestionar y gestionarse con los pocos recursos que tienen; por tanto, deben asumir
sus propios riesgos. De esta manera, producen sus reivindicaciones principales y sus
demandas al Estado durante los primeros aos en los que surgen los bachilleratos:
salario para sus docentes y ttulo oficial para sus estudiantes.
De lo que se trata ahora es de generar espacios para que los otros definan qu deben
hacer (Grinberg, 2008, p. 155), para solucionar el gran problema de la no escolarizacin de grandes masas de jvenes y adultos; por supuesto que estas nuevas formas
de gobernar deben resultar, adems, mucho ms econmicas para el Estado. Es necesario prestar atencin a esos dispositivos reguladores, segn Miller y Rose (1990),
porque generan un efecto de gobierno a partir de mecanismos indirectos sobre los
individuos y las organizaciones. Otros autores, como Fistetti (2004), piensan que
con el advenimiento de la comunidad global no hay una mera transferencia mecnica de la autoridad del Estado a otros actores, dado que una parte de la autoridad se
ha ido perdiendo, dejando as a la sociedad en manos de un parcial no-gobierno. El
Estado no abandona su misin educadora, pero cambi los trminos de su accionar
(Grinberg, 2008) y se presenta como el articulador que busca el compromiso y el
impulso educativo de los bachilleratos populares sin siquiera preocuparse por las
distinciones del modelo de escolarizacin que proponen mediante, por ejemplo,
otras formas de construccin del saber/conocimiento a travs de reconfiguraciones
en los vnculos pedaggicos, tal cual los entendemos tradicionalmente.
Muchos de los procesos pedaggicos al interior de estos espacios, por ejemplo
las asambleas4 de los bachilleratos populares, se constituyen y tienen que ver con
procesos sociales ms amplios que tienden a la autorregulacin de las conductas
como objetivo pedaggico general, adems de desarrollar en los estudiantes caractersticas de su personalidad como la crtica, la autocrtica, la justicia, la igualdad,
la participacin y la toma de decisiones como valores de transmisin implcita en
estas nuevas escuelas. Es decir, poder desarrollar y generar responsabilidad de
todos y cada uno sobre el cuidado y la organizacin del lugar en el que funciona
cada bachillerato, a travs de la realizacin de asambleas, implica pensar en un
anlisis que no se centra sobre los estudiantes ni sobre los docentes sino sobre las
situaciones, no sobre las personas sino sobre las conductas o los comportamientos
de estudiantes que causan problemas/dificultades. Sobre esas situaciones se debate
4.
Las asambleas son reuniones entre los docentes y estudiantes de cada uno de los bachilleratos populares
para tomar decisiones y solucionar problemas.
94
Gubernamentalidad y educacin
y se proponen posibles soluciones colectivas desde acuerdos colectivos o de la mayora. Las soluciones no son castigos sino, en su mayora, correctivos productores
de nuevos acontecimientos.
En suma, estas lgicas colectivas de comunidad se inscriben, contradictoriamente,
al amparo de polticas neoliberales: eleccin, responsabilidad individual, participacin, control y decisin sobre s mismo, autopromocin y autogobierno. Como dice
Rose (1996), nuevos modos de participacin vecinal, emprendimientos locales y el
compromiso de los residentes en decisiones sobre sus propias vidas, reactivan la
automotivacin, la autorresponsabilidad y autoconfianza como forma de ciudadana
activa en el autogobierno de las comunidades, en contraposicin al gobierno social.
La comunidad no es simplemente el territorio de gobierno, sino el significado de
gobierno; es decir, sus lazosacuerdosfuerzas y afiliaciones son para ser celebradas y fomentadas en la esperanza de producir consecuencias que son deseadas para
todos y cada uno.
Por ello, los individuos cobran nuevos sentidos y nuevas definiciones en tanto sujetos activos que participan en sus propios gobiernos. Las estrategias de gobierno
se hacen dependientes de una serie de dispositivos en esta ocasin, dispositivos
pedaggicos emergentes que prometen crear individuos que no necesitan ser gobernados por otros, sino que se gobernarn y controlarn por s mismos, se cuidarn
solos. Sujetos libres para sacar el mayor provecho de la propia existencia, mediante
la gestin responsable de sus vidas (Rose, 1997, p. 28). Sin duda, en la actualidad
nos encontramos ante una reconfiguracin del gobierno de la educacin en la cual
los individuos pasan a ser sujetos activos en su propio gobierno. El Estado sigue
siendo responsable del gobierno y financiamiento de la educacin, pero habra, en
trminos de Foucault (1990), una suerte de desinversin o ahorro de energa gubernamental ya que se sirve de los propios sujetos para llevar adelante un gobierno
ms eficaz y econmico.
Esta nueva configuracin del gobierno que implica un descentramiento, una desestatalizacin y que se sirve de los propios individuos, exige a su vez una transformacin de las subjetividades en relacin con su autogobierno. De este modo,
distintas tecnologas del yo5 (Foucault, 1990) son incorporadas por los individuos
en la configuracin de un nuevo imaginario, en el cual la gestin del riesgo debe ser
asumida por los mismos sujetos. Pasamos as de conciencias que antes delegaban la
total responsabilidad de la educacin sobre el Estado, a conciencias que ahora fijan
un nivel de responsabilidad en s mismas, articulndose a los postulados neoliberales de mayor libertad de los individuos.
5.
Las tecnologas del yo son prcticas que los sujetos realizan sobre s mismos (su cuerpo y su alma) a fin
de lograr una trasformacin que les permita alcanzar cierto estado de felicidad, sabidura o salvacin
(Foucault, 1990, p. 65).
95
96
Gubernamentalidad y educacin
Este concepto permite abordar los significados, las normas, las distribuciones
temporales y espaciales que configuran la escolaridad en un determinado tiempo y
espacio histrico para efectos de su anlisis; y como describe Grinberg (2008), los
dispositivos pedaggicos de las sociedades de control involucran acciones ligadas
a la profesionalizacin docente, la instalacin de formas de organizacin escolar
tendientes al gerenciamiento de las escuelas, prescripciones curriculares y teoras
educativas, desde las que se supone que la enseanza de competencias posibilita
a los individuos adaptarse a los cambios sociales y los estndares internacionales
de rendimiento educativo. Es la nocin de dispositivos institucionales, segn esta
misma autora, que supone, en el sentido foucaultiano, la articulacin de prcticas
discursivas y no discursivas que configuran las superficies en las que determinadas
subjetividades se inscriben y transitan. De hecho, para Albano (2004), el dispositivo de la subjetividad es una tecnologa del s mismo, un conjunto de prcticas
meditadas, voluntarias, deliberadas, por las que el sujeto no slo se fija reglas de
conducta, sino que aspira a transformarse a s mismo, modificarse, afectar su ser y
hacer de su vida una obra.
El dispositivo, para Foucault (2006), est ligado estrictamente a la nocin de poder,
es decir,
puede pensarse como un territorio de inscripciones mltiples,
como un campo de relaciones de fuerza, de juego de voluntades
que producen y crean unos territorios a la vez que desterritorializan otros. Todo un juego de relaciones de poder, como voluntad
productora que abre y cierra posibilidades. (Grinberg, 2008, p. 89)
Y siguiendo a Foucault (1988), donde hay poderes hay resistencias; ellas deben
utilizarse, a efecto de estudiarlas, como se usa un catalizador qumico, de forma de
traer a la luz y entender de qu se tratan las relaciones de poder, ubicar sus posiciones y encontrar sus puntos de aplicaciones. Sin estos puntos de insubordinacin no
sera posible, para las relaciones de poder, existir. Es por estas lneas de fuga que
una sociedad se define (Deleuze y Guattari, 1988).
Por tanto, la nocin de dispositivo pedaggico tambin implica pensar en las
prcticas de resistencia que desde los bachilleratos populares generan frente a las
propuestas educativas oficiales o, como ellos las llaman, tradicionales. Es decir,
las regulaciones meticulosas que gobiernan la vida interna de las instituciones
educativas en general, las diferentes actividades que se organizan y las diversas
personas que se encuentran all, cada una con su funcin, constituyen un entramado
de capacidad-comunicacin-poder (Foucault, 1988, p. 13). Los bachilleratos populares, como un dispositivo que se define de acuerdo con su contenido de novedad y
de creatividad frente a otro dispositivo, constituye un entramado de relaciones de
comunicacin-poder-resistencia. Las prcticas discursivas de estudiantes y docentes
de los bachilleratos populares se distinguen de la escuela tradicional y conforman
lneas de subjetivacin que parecen particularmente aptas para trazar las vas de la
creacin, que no dejan de abortarse pero tambin de renacer, de modificarse, hasta
97
la ruptura con el antiguo dispositivo (Deleuze, 1990, p. 192). Por ello, al ser la
organizacin comunitaria la responsable y constructora de toda la vida escolar, se
requiere primero crear sentido de pertenencia as como desarrollar la autopercepcin
de ser (Grinberg, 2008).
Pero, cul es la novedad de lo que denominamos dispositivo pedaggico emergente
en comparacin con los dispositivos pedaggicos tradicionales? Como dice Deleuze
(1990), lo nuevo es lo actual que no es lo que somos sino ms bien aquello en que
nos convertimos, aquello en que nos estamos convirtiendo, es decir, el otro, nuestro
devenir-otro:
En todo dispositivo hay que distinguir lo que somos (que es lo que
ya no somos) y aquello en que nos estamos convirtiendo: la parte
de la historia y la parte de lo actual. La historia es el archivo, el
contorno de lo que somos y dejamos de ser, mientras que lo actual
es el esbozo de aquello en que nos convertimos. (p. 194)
98
Gubernamentalidad y educacin
100
Gubernamentalidad y educacin
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102
Gubernamentalidad y educacin
103
Gubernamentalidad y educacin
Una versin preliminar y simplificada de este texto fue publicada en: VEIGA-NETO, Alfredo; LOPES,
Maura Corcini. Incluso e governamentalidade. Educao & Sociedade, Campinas, Vol. 28, No.. 100,
set./dez. 2007.
2.
3.
Doctora en Educacin. Profesora Titular del Programa de Ps-Graduao em Educao y del Curso de
Pedagoga de la Universidade do Vale do Rio dos Sinos (UNISINOS). Miembro del Grupo de Estudo e
Pesquisa em Incluso - GEPI (UNISINOS/CNPq) y Coordinadora del Grupo Interinstitucional de Pesquisa
em Educao de Surdos - GIPES (CNPq). maurac@terra.com.br.
105
Bajo esa denominacin genrica, se renen las contribuciones de diferentes autores -entre ellos Deleuze,
Nietzsche, Foucault, Bergson y el Segundo Wittgenstein-, cuyos intereses se centran, generalmente ms
en las singularidades que en las identidades o en las semejanzas. Para una discusin preliminar de este
asunto, ver Veiga-Neto (2004), Lopes & Veiga-Neto (2004), Gallo (2007), Vasconcellos (2005) y Peters
(2000).
5.
Los interesados en otros textos que produjimos sobre inclusin escolar, pueden consultar Veiga-Neto
(2001, 2005, 2006a), Lopes (2004, 2006), Lopes & DalIgna (2007), Lopes & Hattge (2009) e Lopes et
al. (2010).
6.
Este artculo tambin puede leerse como la presentacin del anclaje terico que est presente en un conjunto
de trabajos que junto a otros colegas del grupo de investigacin venimos realizando en los ltimos aos,
algunos de los cuales aparecen en diversas publicaciones. Esto explica la copiosa bibliografa a la cual
hacemos referencia a lo largo del texto.
106
Gubernamentalidad y educacin
7.
Para discusiones detalladas acerca del par inclusin-exclusin y de la grafa in/exclusin, ver Lopes y
DalIgna (2007).
107
escapan a nuestro control. As como no resolvemos los problemas sociales simplemente mejorando la educacin, no salvaremos la educacin simplemente
haciendo efectiva la inclusin escolar.8 A todo esto se suma el hecho de que, por
extrao que pueda parecer, es necesario siempre preguntar sobre qu es de lo que
finalmente se est hablando.
Al contrario de asumir la inclusin como un imperativo, como un a priori ticamente justificable por s mismo, nuestro objetivo es problematizarla, con la finalidad
de examinar por qu ella se constituy en un imperativo poltico, econmico y
humanitario. Esto nos ayudara a comprender mejor en qu medida la inclusin es
capaz de potencializar las condiciones de vida de todos aquellos que histricamente
sufrieron y continan sufriendo, directa e indirectamente, con la discriminacin
negativa y la exclusin.
Para problematizar la inclusin como imperativo de Estado, la estudiamos en su articulacin con el neoliberalismo; para ello nos inspiramos en los anlisis de Michel
Foucault; ms especficamente, en las discusiones propuestas por el filsofo en dos
de los cursos que ofreci en el Collge de France: Seguridad, territorio, poblacin
(1978), y Nacimiento de la biopoltica (1979). Tambin usamos algunas herramientas que propuso en su curso Los anormales (1975), con el propsito de tensionar la
nocin de norma, pues tal concepto nos permite comprender cmo las nociones de
inclusin y exclusin son invenciones de la Modernidad, en las cuales se posicionan
los sujetos a partir de procesos de normatizacin y/o de normalizacin. Finalmente,
utilizamos algunas de las conferencias que dict en Rio de Janeiro, en 1978, y que
aparecen compiladas en el libro La verdad y las formas jurdicas (Foucault, 1996),
a fin de contextualizar histricamente las discusiones acerca de la inclusin y de
la exclusin por inclusin o, en palabras de Foucault, de la inclusin excluyente.
Estas herramientas, ofrecidas por el filsofo francs, hacen parte de una perspectiva de anlisis que parece adquirir vida propia, en la medida en que vienen siendo
conocidos y estudiados los insights de Foucault gracias a la reciente publicacin de
los cursos que ofreci.
En suma, fue con todo esto que produjimos este texto. Con l, esperamos contribuir no solo en el avance de las actuales discusiones acerca de la inclusin
escolar como, tambin, en el necesario reconocimiento de la productividad y
la potencia de los Estudios Foucaultianos y, de manera especial, del concepto
de gubernamentalidad para el anlisis y la comprensin de los fenmenos
sociales.
8.
Es necesario, una vez ms, insistir que no est en la educacin la fuente de los problemas sociales? Es
necesario insistir que, por mejores y ms efectivas que sean las polticas y las prcticas educativas, y por
ms necesarias que nos parezcan, tales prcticas jams sern condiciones suficientes para la construccin
de una sociedad ms justa, desarrollada e igualitaria?
108
Gubernamentalidad y educacin
9.
10. Para una distincin entre violencia y poder como diferentes modalidades por las cuales la dominacin
se ejerce, ver Veiga-Neto (2006).
109
Para Foucault (1995a, p. 245-246), las relaciones de poder se enrazan profundamente en el nexo social. Para l, tales relaciones no constituyen sobre la sociedad una estructura suplementaria con cuya anulacin radical podramos soar. No
hay cmo escapar del poder, pues vivir en sociedad es, de cualquier forma, vivir
de modo que sea posible a algunos actuar sobre la accin de los otros. Una sociedad
sin relaciones de poder slo puede ser una abstraccin. Para el filsofo, la dominacin es una estructura global de poder cuyas consecuencias podemos, a veces,
encontrar hasta en la trama ms tenue de la sociedad; sin embargo, al mismo tiempo,
es una situacin estratgica ms o menos adquirida y solidificada en un conjunto
histrico de vieja data entre adversarios (Foucault, 1995a, p. 249).
Cuando entendemos que toda y cualquier tcnica de gobernamiento de uno/unos
sobre el(los)/otro(s) implica una relacin de dominacin (Veiga-Neto, 2006), se hace
posible que pensemos en la articulacin conceptual entre dominacin, inclusin y
educacin. Toda accin de inclusin es una accin de dominacin, pues presupone
traer para el campo de accin de algunos aquellos otros que, histricamente, no
pertenecan al campo o que fueron de l excluidos.
Sobresale, una vez ms, el carcter necesariamente histrico de las acciones incluyentes y excluyentes. Traer la historia para pensar las relaciones entre dominacin,
inclusin y educacin nos permite pensar que las relaciones educacionales son
relaciones de dominacin, sin que eso signifique algo per se indeseable, reprobable
o contradictorio. Dominacin no es sinnimo de opresin, restriccin o tirana. Es
importante que se retire del concepto de dominacin la carga negativa que acumul
a lo largo de la trayectoria de los saberes educativos en la Modernidad. Marcada
por importantes mitos y meta narrativas de origen neoplatnico y judeocristiano,
la pedagoga moderna fue prdiga en colocar la educacin y la dominacin en polos opuestos, como acciones incompatibles entre s. Al atribuir a la educacin un
carcter naturalmente salvacionista, prometedor, redentor y mesinico, se hizo de
ella una accin tica e intrnsecamente loable, positiva. Tal atribucin bloquea el
pensamiento y no permite percibir que, en la medida en que se puede educar tanto
para el bien como para el mal, la tarea del educador se torna muy difcil y peligrosa siempre que se quiere educar para el bien.
Al final, educar a los otros es traer esos otros para nuestra cultura, sean ellos los
recin llegados infantes o extranjeros o sean aquellos que consideramos posibles de ser incluidos los anormales o extraos11. Al educar al otro, nosotros lo
aproximamos a nuestra morada, a nuestro dominio, gracias a variadas formas de
dominacin que establecemos con l y, muchas veces, sobre l. (Veiga-Neto, 2006,
p. 30). Esto no significa que la educacin sea neutra. Al contrario, ella siempre se
moviliza marcada por los valores que son propios de la cultura de aquellos que
educan. Adems, ella siempre produce valores. Sin embargo, tales valores no le son
11. Estamos usando anormales y extraos en los sentidos que, respectivamente, Foucault (2001b) y Bauman
(1998) atribuyeron a esas palabras.
110
Gubernamentalidad y educacin
intrnsecos, sino que le son agregados por aquellos que educan, segn la cultura de
la cual hacen parte. Por eso, no basta con saber educar; es necesario saber hacia
dnde se conduce aqul a quien se educa.
Por todo esto, puede decirse que las prcticas de dominacin atraviesan todas las
instancias de la vida social e implican movimientos de resistencia y de contraconductas. Estos dos movimientos de resistencia y de contraconducta, por ser movilizados en relaciones de gobernamiento y de poder, cuentan con el convencimiento
de la poblacin sobre la importancia de tener, bajo su dominio, algunos actores de
la vida cotidiana. Entre tales actores, tenemos, por ejemplo, los locos, los desempleados, los criminales, los delincuentes, los pobres, los anormales, los deficientes.
Contraconduta es una palabra que Foucault utiliz en su clase del 1 de marzo de
1978, en el curso que ofreci con el nombre Seguridad, territorio, poblacin, en el
Collge de France, con el fin de marcar la diferencia entre disidencia y resistencia. Disidencia caracteriza los movimientos que surgen del desdoblamiento de
otros movimientos que, siendo anteriores a ellos, son del orden de la conducta de los
individuos; ella es utilizada para marcar el desplazamiento de la conducta pastoral
(de obediencia) hacia la conducta de gobierno (de poder y resistencia). Por lo tanto,
podemos entender la disidencia como producida por la voluntad de romper con
la conduccin de otro. En el paso del pastorado, especialmente religioso del Medioevo, hacia las formas de gobierno que se organizaron a partir de los siglos XV
y XVI en Occidente, esta palabra seala la lucha contra ciertos efectos del poder
pastoral. La palabra resistencia es usada para marcar relaciones que se establecen
de forma intrnseca a las relaciones de poder/gobierno. Las relaciones de poder, al
abrirse permanentemente para movimientos de resistencia, se hacen ms potentes y
productivas. De esta manera, poder y resistencia se inscriben en los mismos vasos
capilares y estn en el orden de la lucha y del deseo. Por fin, contraconducta es
utilizada para marcar prcticas que surgen dentro de movimientos ms grandes, las
cuales no buscan romper con los movimientos ni tampoco desplegarlos, pues de lo
que se trata es de conducir la poblacin de otras formas sin que sea preciso romper
con el conductor. No se trata, por lo tanto, de ser contra la conducta, pero s de
luchar para ser conducido de otras formas. Para Foucault, muchas son las ventajas
de usar la nocin de contraconducta; por ejemplo, ella posibilita sealar el carcter
activo de la conducta; ella no personaliza y, consecuentemente, no responsabiliza
a nadie por tal o cual conducta; ella da una visibilidad diferenciada para el loco,
el enfermo, el deficiente, el militante, el diferente, etc. Las contraconductas hacen
posible la emergencia de nuevas formas de conduccin y, con ellas, la de nuevos
rumbos para la historia de las dominaciones.
Es, entonces, a partir de estos entendimientos y de la inmensa produccin filosfica
e histrica de Foucault que tomamos, como herramientas analticas principales,
los conceptos de gobernamiento, gubernamentalidad, norma y biopoder.
Ciertamente hay otros conceptos-herramienta tambin importantes, tales como
dispositivo, disciplina, biopoltica y poder. Sin embargo, no hay manera, en
este texto, de tratar detalladamente sobre ellos; as, nos limitaremos a continuar
111
Pongamos, entonces, las herramientas a funcionar. Comencemos por el gobernamiento, y luego pasaremos a las otras herramientas.
Al trazar una breve historia de la palabra gobierno13 y sus derivaciones, se comprende que, en una perspectiva bastante amplia el pastor gobierna a sus ovejas, el
padre gobierna la casa y los hijos, el educador gobierna la conducta de sus educandos, etc. tal perspectiva fue restringindose al punto de que, en la actualidad, se
usa casi exclusivamente para designar las instancias y acciones relacionadas con
el Estado. Esta reduccin del significado ocurri porque las relaciones de poder
fueron progresivamente gubernamentalizadas, o sea, elaboradas, racionalizadas y
centralizadas en la forma o bajo la tutela de las instituciones del Estado (Foucault,
1995a, p. 247). En otras palabras, la Modernidad puede ser caracterizada, en trminos polticos, por la progresiva estatalizacin tanto de las acciones de gobierno
como de las relaciones de poder. Se trata de un poder cuyas exterioridades se muestran diferenciadas en funcin del circuito en que l se ejerce (pedaggico, jurdico,
policial, familiar, etc.). Vale la pena recordar que Foucault entiende el Estado como
una realidad no-trascendente, discontinua y propia de un determinado modo de
ejercer la dominacin colectiva (sobre una poblacin). Para l, el Estado no se sita
en el origen de las acciones de gobernamiento, pero s en el final de tales acciones.
Es ms, para Foucault (2008, p. 9), el Estado no es un monstruo frio, es el correlato
12. Los interesados pueden obtener ms detalles en Castro (2004), Veiga-Neto (2002) y Revel (2005). En
lo que concierne especialmente a las relaciones entre estos conceptos en la educacin, ver Veiga-Neto
(2003).
13. A partir del griego kubernan (manejar el timn, conducir la embarcacin o, ms ampliamente, guiar o
conducir cualquier otra cosa), pasando por la forma latina gubernare, el verbo gobernar es bastante antiguo
en las lenguas latinas.
112
Gubernamentalidad y educacin
de una cierta manera de gobernar. En fin, el Estado es, por lo tanto, un esquema
de inteligibilidad de todo un conjunto de instituciones ya establecidas, de todo un
conjunto de realidades ya dadas (Foucault, 2006, p. 329).
Esto no significa, sin embargo, que en la Modernidad las relaciones de poder se
hayan simplemente concentrado en un punto el Estado, a partir del cual tales
relaciones se difundieron por la sociedad. Aunque en las relaciones de poder el
Estado se haya tornado la instancia ms visible e importante, ellas no emanan de l,
por el contrario, se distribuyen microscpicamente y se enrazan en el conjunto de
la red social. (Foucault, 2006, p. 329). As, es gracias a su carcter microscpico
y penetrante14 que el poder se torna casi invisible y, por eso, an ms efectivo.
A partir de estas comprensiones, nos parece ms apropiado usar la palabra gobernamiento, y no gobierno, para designar el conjunto de acciones de poder que se
orientan hacia la conduccin (gobierno) deliberado de la propia conducta o de la
conducta de los otros o, en otras palabras que se proponen estructurar el eventual
campo de accin de los otros (Foucault, 1995a, p. 244). Con esto, dejamos la
palabra gobierno para designar todo lo que dice respecto a las instancias centralizadoras del Estado, y usamos gobernamiento para designar todo el conjunto de
acciones dispersas, diseminadas y microfsicas del poder que objetivan conducir
o estructurar las acciones.15 En este caso, entonces, gobierno puede ser escrito con
la primera letra mayscula Gobierno (Municipal, Federal, Estatal, Provincial),
refirindose a la instancia pblica del Estado que centraliza o toma para s la tarea
de gobernar (Veiga-Neto, 2002, p. 19).
Mientras que el poder es entendido como una accin sobre acciones posibles
una accin siempre amparada en saberes, el gobernamiento es la propia manifestacin de esa accin, en la medida en que alguien coloca en funcionamiento el
poder sobre otros. Puede decirse entonces que, de cierta manera, el gobernamiento
es la manifestacin visible, material del poder.
14. Aqu es evidente la falta que hace, en la lengua portuguesa, la palabra pervasive, comn en ingls,
francs, etc. En esas lenguas, ella es usada para designar una marcha o caminata (del verbo latino vado,
), de alguna cosa, a lo largo de o por entre (de la preposicin latina per) otras cosas. En el registro
foucaultiano, el poder no es propiamente invasivo lo que remitira a un sentido de penetracin y
ocupacin ni infiltrativo lo que remitira a la existencia de algn filtro o barrera, pero si entrometido
(sin que eso implique un juicio de valor).
N.T. En el caso de la lengua espaola no existe el adjetivo pervasivo, usualmente se traduce como
penetrante en el sentido de caracterizar algo que impregna todo, o que lo hace a profundidad, de manera
aguda o intensa. En el texto la palabra pervasivo se traduce como penetrante y slo se mantiene, resaltada
en itlico, cuando el sentido y la afirmacin de los autores as lo requiere. Por otra parte, el adjetivo
invasivo es usado en la lengua espaola para sealar la capacidad de invadir o la actitud insistente de
entrar o penetrar, generalmente a la fuerza, espacios o lugares; en ese sentido, se usa para caracterizar
situaciones de ocupacin e irrupcin irregular, anormal y/o injustificada. El adjetivo infiltrativo no es
usado en la legua espaola, y aunque puede entenderse como una cierta actitud o condicin vinculada a
la accin infiltrar, parece no ser esa una caracterstica del poder, en el sentido referido por los autores.
15. Para una discusin detallada acerca de los usos de las palabras gobierno y gobernamiento, ver VeigaNeto (2002).
113
114
Gubernamentalidad y educacin
Se percibe, as, que el Estado asume una importancia notable en la contemporaneidad. Tal importancia es del orden de las polticas y tambin de la economa. Si el
liberalismo (moderno) se caracteriz, entre otras cosas, por el horror al Estado,
el neoliberalismo (contemporneo) celebra el Estado, pues se descubri que la
economa tiene mucho que ganar si el Estado funciona como un articulador y modelador social. No es difcil entender por qu se dio paso del horror a la celebracin. El
horror al Estado, caracterstica del liberalismo clsico, derivaba del entendimiento
de que el Estado con sus imposiciones y restricciones que no parten necesariamente de criterios econmicos limita la libertad econmica. La celebracin del
Estado, caracterstica del neoliberalismo de la Escuela de Chicago, deriva del
entendimiento de que el Estado debe garantizar las mejores condiciones sociales y
culturales para el efectivo desarrollo econmico, en este caso tomando el mercado
como marco principal para tal desarrollo. Dado que la acumulacin del capital es
funcin del tiempo y del espacio esto es, tanto del turnover econmico como del
alcance y la expansin cuantitativa de los elementos fsicos y humanos envueltos
en la economa, para el mayor xito del capitalismo es preciso que se optimicen
las condiciones temporales y espaciales del escenario donde l se desenvuelve. As,
si los liberales vean al Estado como un adversario, los neoliberales lo ven como
un aliado; o, tal vez mejor, como una instancia a su servicio, o sea, un servidor al
servicio de los intereses del capital. Ms que esperar o pedir, el neoliberalismo
exige del Estado las tareas de promover un moldeamiento social y cultural que
sea propicio a la lgica del capitalismo avanzado. En otras palabras, la creacin y
manutencin de aquellas que se consideran como condiciones sociales y culturales
ideales para el desarrollo de una economa postindustrial, para la intensificacin
del trabajo inmaterial, y para el crecimiento del consumo y de la competencia sin
frenos, pasa a ser una tarea atribuida al Estado.
Por todo esto, el neoliberalismo extiende la racionalidad del mercado para una
dimensin que va ms all de la propia economa, aqu entendida como conjunto
de prcticas, saberes y conocimientos formalmente constituido. Por todo esto, y en
cuanto el mercado se constituy en la medida de todas las cosas, el neoliberalismo
extiende la racionalidad del mercado hasta que penetra completamente las esferas
de la vida social y cultural; ella atraviesa tanto la salud y la delincuencia como la
educacin y la demografa, las artes y el derecho, la poltica y la tica, los 7 y las
costumbres. En palabras de Foucault (2008, p. 45), en Occidente moderno, el mercado acab convirtindose en lugar de veridiccin, o sea, es el mercado que debe
decir la verdad en relacin a la prctica gubernamental.
Resumiendo: bajo la lgica neoliberal, cabe al Estado providenciar la optimizacin
de todas las variables que componen los escenarios donde se desarrolla el capitalismo avanzado. Las providencias que se exigen de l van desde la promocin
(forzada) de la inclusin una manera de garantizar la expansin cuantitativa de los
consumidores, hasta la promocin continuada de nuevas tecnologas de subjetiva-
115
16. En las palabras de Popkewitz et al. (2009, p.76), el cosmopolita inacabado es aquel sujeto que es instado
a recrear continuamente su yo, al volverse un agente de resolucin de problemas. l debe estar siempre
aprendiendo para poder llevar una vida moral organizada a partir de la continua innovacin, sin un punto
de llegada (id., p.75). El cosmopolita inacabado est en consonancia con la Sociedad del Aprendizaje,
con la Educacin Permanente, con la flexibilizacin, tercerizacin y precarizacin del trabajo en las
sociedades posindustriales, con la corrosin del carcter (Sennet, 2003).
17. Capitalismo cognitivo es la expresin usada para designar el capitalismo contemporneo, en el cual, ms
importante que expropiar el trabajo material de los trabajadores, es expropiarles las ideas, la creatividad y
la capacidad de articularse a redes de produccin colectiva e innovadora. Para ms detalles, ver Saraiva;
Veiga-Neto (2009), Lazzarato (2006) y, principalmente, Galvo et al. (2003).
116
Gubernamentalidad y educacin
entre la movilizacin de los poderes y la conduccin de las conductas humanas. Decir que las prcticas de inclusin escolar promueven una mayor economa es doblemente verdadero. De hecho, en trminos financieros, la frmula escuelas inclusivas
& servicio de atencin educativa especializada, representa menos gastos para las
arcas pblicas que la frmula escuelas especiales & escuelas normales. Ms all
de la economa financiera, hay tambin una mayor economa poltica en trminos
del menor desgaste en acciones sobre las acciones de los gobernados que lleven
a la gubernamentalizacin del Estado, en los trminos propuestos por Foucault.
Esto est claramente sintetizado por Baker (1994, p. 198), cuando afirma que la
gubernamentalidad objetiva alcanzar el mximo resultado a partir de una aplicacin
mnima de poder. Y avanzando un poco ms, tal vez se pueda decir que tambin
hay una mayor economa en la esfera de la noopoltica, en los trminos en que este
concepto fue propuesto por Lazzarato (2006), a saber: un conjunto de tcnicas de
control que se ejerce sobre los cerebros, actuando en primer lugar sobre la atencin,
para controlar la memoria y su potencia virtual, [de modo que] la modulacin de
la memoria ser, entonces, la funcin ms importante de la noopoltica (p. 86).18
Y en la medida en que aquello que se pone en juego sean conductas humanas que
preserven y promuevan la propia vida, se entra directamente en el concepto de
biopoder. Con esa palabra creada a principios del siglo XX por el gegrafo sueco
Rudolf Kjelln Foucault design los procedimientos que an teniendo en cuenta
cada individuo en sus particularidades espaciales y temporales, se articularon, a
partir del siglo XVIII, con el objetivo de promover la vida de la colectividad en la
cual el individuo se inscribe. Se trata de una colectividad que, desde entonces, pas
a ser entendida como poblacin. As, la invencin del biopoder, a mediados del
siglo XVIII, fue el correlato de la invencin del concepto de poblacin: un conjunto
de individuos que son pensados colectivamente como un cuerpo vivo, una unidad
descriptible, medible, cognoscible y, por eso mismo, gobernable. Desde entonces,
la poblacin es tratada como un cuerpo-especie, sobre el cual el Estado l mismo,
en su acepcin moderna, es una invencin que, a su vez, tambin es correlato del
biopoder y de la poblacin asume como propia la responsabilidad de gobernar
para promover la vida. Hablar de promover la vida significa referirse al bios en sus
dos dimensiones: una, individualizadora, envuelta con los cuidados para que uno
permanezca vivo, la otra, colectivizante, envuelta con los cuidados para evitar la
extincin de la propia especie. Todo esto funcion como condicin de posibilidad
para que en siglo XVIII aconteciera el conocido giro biopoltico: la antigua mxima
dejar vivir-hacer morir fue sustituida por el moderno hacer vivir-dejar morir
En suma, las estrategias movilizadas para gobernar las poblaciones se constituyeron
en registro de la biopoltica y, desde entonces, se apoyaron en el biopoder. Como
sabemos bien, la entrada del biopoder en escena no signific el desaparecimiento
del poder disciplinario; lo que ocurri fue una articulacin entre ste y aquel, cada
uno complementando al otro y hasta potencializndose mutuamente.
18. Aunque esa cuestin nos parezca promisoria y muy interesante, no la desarrollaremos en este texto.
118
Gubernamentalidad y educacin
19. Cuando aqu se habla de caso, es necesario pensar en trminos de una distribucin de casos -y no de
cada caso, aisladamente.
119
120
Gubernamentalidad y educacin
121
22. Derecho de los gobernados es una expresin utilizada por Foucault para afirmar que la poltica no es la
defensa de nuestros derechos contra un poder externo que nos sujeta y domina; son luchas vividas desde
dentro de las relaciones y, por lo tanto, dentro de juegos de poder. Se trata de una nocin dinmica y
que implica acciones de doble responsabilidad de los gobernantes y de los gobernados; por eso, ella es
distinta de las nociones forjadas por los Derechos Humanos, que se dan como autofundadas y orientadoras
universales de las propias acciones del Estado.
122
Gubernamentalidad y educacin
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123
124
Gubernamentalidad y educacin
23. Una versin actual de este texto est publicada en: LOPES, VEIGA-NETO (2010)
125
Gubernamentalidad y educacin
Educar es gobernar
Dora Lilia Marn Daz1
Carlos E. Noguera Ramrez2
Es cierto que en sus libros Foucault no se ocup directamente de los problemas
educativos y pedaggicos, y que sus escritos ms usados en este campo son aquellos
que sealan el carcter disciplinario de la escuela y de las prcticas pedaggicas
como tcnicas que contribuyeron a la aparicin y consolidacin, en Occidente y
entre los siglos XVII y XVIII, de un conjunto de dispositivos caractersticos de
la sociedad disciplinaria (Foucault, 2001). Esta situacin vari significativamente
durante sus ltimos cursos, pues a pesar que las cuestiones all analizadas fueron
definidas especficamente como cuestiones de gobierno, estas resultaron ntimamente vinculadas con asuntos de orden educativo y pedaggico, como mostraremos
enseguida.
Se sabe que fue durante el curso Seguridad, territorio, poblacin, de 1978, particularmente en la clase del 1 de febrero, que Foucault introdujo el trmino guberna1.
Doctora del Programa de Doctorado en Educacin de la Universidade Federal do Rio Grande do Sul
(UFRGS)-Becaria del programa PEC-PG de la CAPES, Magister en Educacin de la misma UniversidadBecaria CNPq, Especialista en Estudios Culturales de la Pontificia Univerisdad Javeriana de BogotColombia Miembro del Grupo de Historia de la Prctica Pedaggica de Colombia (GHPP) y del Grupo
de estudos e pesquisas em Currculo e Ps-modernidade (GEPCPs) del programa de Ps-graduao em
Educao da UFRGS. dora.marin@ufrgs.br
2.
127
Sobre este punto, Foucault afirma que el paso del Estado medieval al Estado moderno, o del arte medieval
de gobernar hacia la tecnologa de gobernamiento moderna, no signific la simple laicizacin del
gobernamiento pastoral. En palabras de Senellart (2006, p. 220) El rgimen ceder lugar al gobierno,
ordenado no ms a la realizacin de fines morales, sino a la sencilla conservacin del Estado. Sera falso
ver en el segundo la simple secularizacin del primero. La nueva razn gubernamental tiene caractersticas
propias y constituy el acontecimiento que inaugur la modernidad occidental.
128
Gubernamentalidad y educacin
129
Usamos la palabra gobernamiento en los casos en que se quiere resaltar la accin de gobernar; esto,
atendiendo la sugerencia de Veiga-Neto (2002) cuando seala que el uso de un mismo vocablo para la
institucin y para la accin genera bastante ambigedad.
130
Gubernamentalidad y educacin
Segn Clemente, (1960 [200]), el Logos divino (Dios Jess), se comporta como
pedagogo cuando se ocupa de formar moralmente, cuando orienta su accin a
la cura de las enfermedades del alma, pero cuando se dedica a la enseanza del
dogma acta como un maestro, un didascalo (
). Lo propio del pedagogo sera, entonces, la Paideia la cultura y lo propio del didascalo5 sera la
doctrina, o la enseanza sistemtica, cientfica, de contenidos dogmticos para
alcanzar las cumbres ms elevadas de la Gnosis (Marrou, 1960, p. 10). De esta
forma, la Paideia y el pedagogo actuaran como medicina espiritual para la cura de
las pasiones del alma y slo, una vez curada el alma, sera posible la adquisicin
del conocimiento a travs de la enseanza;
as como los enfermos del cuerpo necesitan un mdico, del mismo
modo los enfermos del alma necesitan de un pedagogo; para sanar
nuestras pasiones. Luego, acudiremos al maestro, que nos guiara
en la tarea de purificar nuestra alma para la adquisicin del conocimiento y para que sea capaz de recibir la revelacin del Logos.
(Clemente, 1988 [200], p. 43)
Las reflexiones de Clemente de Alejandra sealan claramente el carcter de conduccin que, desde sus primero tiempos, fue asignada a las prcticas pedaggicas
y que, nos parece, fue clave para que ellas ocuparan un lugar central en el desarrollo
de las artes de gobierno modernas. Tales prcticas hacen parte de un antiguo arte de
gobernar que consigui traspasar su umbral epistemolgico entre los siglos XVII y
XIX, primero con la Didctica y, posteriormente, con la Pdagogik germnica, la
Sciencie de lducation francfona y los Curriculum Studies angloamericanos. La
enseanza de todos y acerca de todo (Comenio), y la educacin como condicin
para la humanizacin (Rousseau, Kant), constituyen los conceptos y prcticas claves
dentro del proceso de gubernamentalizacin de los Estados Europeos que, segn
Foucault (2006), signific el paso del predominio de formas de poder (gobierno)
disciplinarias a formas de poder (gobierno) liberales; o, en nuestros trminos, el
paso de prcticas pedaggicas vinculadas con la didctica y, por tanto, con la enseanza y la instruccin, hacia prcticas pedaggicas vinculadas con la educacin y
con el desarrollo por primera vez en Occidente de una ciencia de la educacin.
En otras palabras, cada vez es ms claro que, en el campo particular de la educacin
y la pedagoga, la constitucin de unos saberes, unas nociones, unos conceptos y
unas prcticas, fue producto de esa preocupacin por el gobierno de s y de los
otros. Desde este punto de vista, la emergencia, entre los siglos XVI y XVII, de la
Didctica como saber y con ella de nociones como instruccin y enseanza, expresan una forma particular de pensar el gobierno de los individuos y las poblaciones
que hizo parte del despliegue de un conjunto de dispositivos de gobierno de nfasis
5.
Los especialistas en los escritos de Clemente sealan la existencia de una triloga compuesta por tres obras:
el Protrptico o exhortador a la conversin, el Pedagogo o formador moral del bautizado y el Maestro o
Didascalo que estara dedicado a la enseanza sistemtica del contenido dogmtico de la Sagrada Escritura.
No hay acuerdo sobre la existencia de sta ltima obra, pero algunos como Marrou (1960) sealan que
los Stromteis cumplen la funcin atribuida al Didascalo.
131
disciplinario. Por su parte, la emergencia, entre los siglos XVIII y XIX, de la nocin
educacin en los discursos pedaggicos, estuvo vinculada al desplazamiento de
nfasis de los dispositivos disciplinarios de gobierno hacia los dispositivos de seguridad o liberales. As, los anlisis realizados por Foucault usando la nocin gubernamentalidad remiten, claramente, a un conjunto de prcticas y saberes de los cuales l
no se ocup y que, insistimos, se hace evidente en las prcticas y ejemplos que us
para describir la forma como se constituyeron ciertas racionalidades de gobierno en
la modernidad. Sea por que no le interes, sea porque no las percibi, lo que para
nosotros y para nuestros intereses resulta evidente es que las prcticas de gobierno
encontraron en las prcticas pedaggicas (enseanza, instruccin, educacin, formacin, aprendizaje) su principal y quizs su ms eficiente forma de despliegue.
Gubernamentalidad y educacin
Esa afirmacin, segn la cual se hace depender todo el gobierno del soberano del
desarrollo de la escuela, es muy fuerte para el tiempo en que fue escrita; Ratke lo
saba, y por eso contina preguntando:
4. Tantas cosas se atribuyen a la escuela? Evidentemente, muchas
cosas dependen de la escuela. A decir verdad, la edificacin y la
organizacin de escuelas son las cosas ms importantes de toda la
cristiandad y las ms necesarias. Un soberano debe mantener esto
en su corazn porque all est la felicidad y la salvacin de todo su
pas. Es en las escuelas, ciertamente, que se forman las personas
que sern capaces de ocupar los empleos espirituales y temporales.
De esto nace la utilidad definitiva porque, sin tales personas, las
profesiones no pueden subsistir y precisan someterse a continuos
cambios. A partir de esto, se puede realizar, colectivamente, una
gran transformacin del gobierno. (Ratke, 2008, p. 149)
Comenio interpreta su Didctica Magna como el arts artium o la techn technon de Gregorio Nacianceno,
es decir, como el arte supremo que consiste en el arte de gobernar a los hombres. (Ver traduccin
brasilera, Comenius, 2002, p. 14, pues en la edicin mexicana de Porra se excluy, inexplicablemente,
la introduccin que hace Comenio a su obra).
134
Gubernamentalidad y educacin
Rousseau (1999, p. 4)
Contrario a lo que podra pensarse, el concepto de educacin es relativamente
reciente en el lenguaje del saber pedaggico. Tuvo su emergencia a fines del siglo
XVII y su delimitacin aconteci en los siglos XVIII y XIX. Varios autores corroboran esta aseveracin. Ren Hubert (1952), en su Tratado de Pedagoga General,
afirma lo siguiente:
Segn el Diccionario general de Hatzfeld, Daimesteter y Thomas,
[el trmino ducation] no lo encontramos en la lengua francesa
antes de 1527. Est en todos los lxicos a partir de 1549, as como
en el Diccionario francs-latino de Robert Estienne7, donde se le
relaciona con la alimentacin. Pero todava no aparece ms que
raramente en los textos. Por lo dems, etimolgicamente no es
ms que una transcripcin del latn, debido a los humanistas del
Renacimiento. El latn empleaba la palabra correspondiente indiferentemente para el cultivo de las plantas, el cuidado de los animales, la nutricin y la institucin de los seres humanos. En 1649, la
traduccin francesa no conoce todava ms que la primera acepcin
de esta palabra. Slo entiende la educacin como la formacin
del espritu y del cuerpo, y la hace consistir en la instruccin:8 el
cuidado que se tiene de la instruccin de los nios, sea en lo que
se refiere a los ejercicios del espritu, sea en lo que se refiere a los
ejercicios del cuerpo. (p. 13-14)
7.
Educatio: Nourrissier. Educatrix. Educatrix, pen. prod. Verbale foem. gen. Colum. Nourrisse. Educatio,
Verbale. Cic. Nourriture, Education. EDUCO educis, pen. prod. eduxi, eductum, educere. Tirer ou Mener
hors. Colores educere. Catul. Produire fleurs de diverses couleurs. Educere cirneam vini. Plaut. Tirer hors.
(Estienne, 1552, p. 453).
8.
Education. s. f. Le soin quon prend de linstruction des enfants, soit en ce qui regarde les exercices de
lesprit, soit en ce qui regarde les exercices du corps. Bonne education. mauvaise education. leducation
des enfants. prendre soin de leducation des enfants. il se sent bien de la bonne education quil a eu.
EFF. Ver trmino Education en: Acadmie Franaise (1694).
135
Es necesario aclarar que, en sentido estricto, no es posible hablar de una pedagoga moderna, sino de tres
culturas pedaggicas modernas (francfona, germnica y anglosajona) que se constituyeron en desarrollo
del concepto rousseauniano de educacin y del concepto germnico de Bildung.
10. Sobre este aspecto afirma Narodowski: De hecho, Comenio est implantando un paradigma transdiscrusivo,
que ser el ncleo de hierro del discurso pedaggico moderno. Esa transdiscursividad se refiere al hecho
de que el ncleo comn instalado por la obra comeniana ser compartido -pese a sus diferencias tericas
e ideolgicas- por los pedagogos y pedagogas de la Modernidad (2001, p. 16).
136
Gubernamentalidad y educacin
137
tor al maestro de esta ciencia, porque no tanto es su oficio instruir como conducir.
No debe dar preceptos, debe hacer que los halle el alumno (p. 14). La educacin
es ms direccin y conduccin que instruccin o enseanza y, en ese sentido, el
concepto est ms prximo de las ideas de Locke (y, por ah, de la institutio14 de
los humanistas) que de la eruditio de la Didctica, pues para formar al hombre no
es necesaria la enseanza de las ciencias. En varias oportunidades, a lo largo de su
libro, Rousseau (1984), aclara este punto:
No se trata de ensearle las ciencias, sino de inspirarle la aficin a
ellas, y darle mtodos para que las aprenda cuando se desenvuelva
mejor su aficin. He aqu ciertamente el principio fundamental de
toda buena educacin. (p. 118)
[] Considerad lo primero, que rara vez debis proponerle lo que
l ha de aprender; a l le toca desearlo, indagarlo, hallarlo; a vos
ponerlo a su alcance, hacer con su maa que nazca ese deseo, y
darle medios para que le satisfaga. (p. 125)
[] Tiene [Emilio] un espritu universal, no por la luces sino por
la facultad de adquirirlas; un espritu despejado, inteligente, apto
para todo, y como dice Montaigne, si no instruido, instructible.
Bstame con que sepa hallar el para qu sirve en todo cuanto
haga, y el por qu en todo cuanto crea; porque repito que no es
mi objeto darle ciencia, sino ensearle a que la adquiera cuando
la necesite [] (p. 150)
Sin embargo, a pesar de su aproximacin a las ideas del filsofo ingls, la educacin de Rousseau inaugura un nuevo momento para el saber pedaggico. Locke,
con su nfasis en la disciplina del entendimiento, en la constitucin de hbitos, en
la importancia del ejercicio, en la repeticin, se inscribe an en el marco de lo que
podramos calificar como una forma de gobierno pedaggico disciplinar, mientras
que Rousseau con su novedosa idea de educacin inaugura la era de un gobierno
pedaggico liberal, es decir, establece una nueva forma de educacin, conduccin,
direccin (gobernamiento) del hombre, fundamentada en las ideas de naturaleza,
libertad e inters (o deseo) del agente que aprende (el nio) en un medio especialmente adaptado para tal fin (medio que ya no es la casa paterna, como en el caso del
gentleman de Locke, ni la escuela, como en el caso de Comenio)15.
14. Durante el Renacimiento, humanistas como Erasmo, Vives y Montaigne utilizaron el trmino latino
institutio para referirse a la necesidad de una educacin o formacin en perspectiva moral, centrada
en la constitucin de prcticas y hbitos para el ejercicio de la virtud, que se oponan a la va escolstica
y didctica empeada en procurar una erudicin-eruditio-, para lo cual se privilegiaba la enseanza y la
instruccin. Al respecto ver: Noguera-Ramrez (2009).
15. Sobre las relaciones entre el concepto de gubernamentalidad, y el anlisis de la constitucin del discurso
pedaggico moderno, ver Noguera-Ramrez (2010).
138
Gubernamentalidad y educacin
139
naturales del hombre para llegar al pensamiento y a la libertad. Segn los anlisis
de Kant, son dos los desplazamientos que la humanidad debe alcanzar a travs de
este gobierno pedaggico: 1) De la sensibilidad (temperamento) al entendimiento
(carcter): el desarrollo de las disposiciones para el pensamiento tanto en el individuo como en el colectivo16; 2) Del arbitrio animal al libre albedro humano: el
disciplinamiento de las inclinaciones naturales para alcanzar la libertad. Esta preocupacin educativa marca la emergencia de una pregunta sobre las condiciones
necesarias para garantizar el desplazamiento de la naturaleza a la libertad, y sobre la
articulacin de la naturaleza con la cultura: tal forma antropolgica del pensamiento
pedaggico tiene como presupuesto que el hombre es la nica criatura que debe ser
educada (formada) y, para que ocurra tal evento, requiere de cuidados, disciplina,
instruccin y formacin, cosas que la naturaleza y el instinto ofrecen a los otros
animales: Los individuos humanos necesitan de educacin para alcanzar su humanidad abandonando parte de su naturaleza instintiva, mientras que los animales
tienen en su naturaleza instintiva lo que precisan para ser tales.
La misma preocupacin que Kant formula por la relacin naturaleza-cultura,
naturaleza-libertad, la encontramos en Rousseau, y en los desarrollos posteriores
de su pensamiento educativo, durante los siglos XIX y XX. Entre las afirmaciones
que abren las discusiones del Emilio, Rousseau afirma que las cosas que nos faltan
al nacer y que necesitamos como adultos nos pueden y deben ser ofrecidas por
la educacin, una educacin que, curiosamente, debe ser guiada por la misma Naturaleza. La formacin de la libertad, antes que depender de agentes externos o del
incremento desde el exterior de potencias y cualidades, supone el desarrollo de las
disposiciones naturales presentes en los nios y nias. En este sentido, la libertad se
alcanza a travs de una educacin negativa, una educacin en la cual el preceptor
protege a su pupilo de las acciones exteriores de las influencias de la sociedad y de
los juicios de los otros, de tal modo que el alumno, en s y por s, desarrolle su
propia capacidad de pensar y de juzgar, o sea, la capacidad para actuar, comparar y
hacer sus propias elecciones (Rousseau, 1984).
Percibimos en Kant, como en Rousseau, una forma de libertad susceptible de alcanzarse a travs de la educacin, y que encuentra en la naturaleza humana tanto su
posibilidad como su limitante. En la Naturaleza estn las semillas para el entendimiento y la razn que van a permitir la libertad del hombre como individuo y como
colectivo y, es por ello, que el gobierno pedaggico debe ocuparse del desarrollo
de lo que hay en la naturaleza humana que le permita alcanzar el pensamiento y
la razn, pero tambin del abandono de las cosas que entorpecen el uso del juicio
y la razn. La libertad, entonces, no se define en trminos de las prcticas de go16. El temperamento es entendido por Kant como la moderacin del afecto (Kant, 2003, p. 80); es la
prudencia, la moderacin de nuestros humores e inclinaciones sensibles. El carcter es la capacidad moral
de elaborar nuestras propias reglas de vida, el carcter significa que la persona deduzca la regla de sus
acciones a partir de s misma y de la dignidad del gnero humano. El carcter es el principio, de vigencia
universal en el hombre, de la utilizacin de los talentos y atributos de ste. Es, pues, el modo de ser de su
voluntad, sea bueno o malo (Kant, 2003, p. 106).
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Gubernamentalidad y educacin
bierno de los gobernantes, sino por las formas en que los individuos se gobiernan,
o sea, las formas como alcanzan y hacen uso de su razn: antes que ser un asunto
de independencia de los gobernados con respecto a los gobernantes, la libertad
es el ejercicio de la capacidad de juicio y entendimiento que cada individuo tiene,
o puede alcanzar, para actuar en el mundo social. En esta forma del pensamiento
educativo moderno hay una importante articulacin entre naturaleza y libertad, en
la cual, 1) La libertad no es una condicin ni una posesin previa, no es natural:
no se nace libre, pero se puede llegar a serlo a partir del propio gobernamiento; 2)
La Naturaleza ofrece cierto saber que se puede y se debe usar en el ejercicio de la
libertad, pero tambin ciertas formas de animalidad que limitan el uso natural de
la libertad, razn por la cual la educacin es necesaria; y, 3) La educacin es una
forma de gobierno que, paradjicamente, debe llevar a la libertad, y es por esto que
se debate en la tensin entre los ideales de hombre los fines esenciales de la razn
humana y el conocimiento de la naturaleza particular de cada individuo: entre una
visin moral de la accin educativa y una visin pragmtica de ella.
Esta pregunta por la libertad aparece en el pensamiento pedaggico moderno y, de
forma particular, en las discusiones de Kant y Rousseau como principio y como fin.
Y ser en la tentativa de responder a este principio y de alcanzar este fin que la
infancia (su naturaleza) se constituy en el centro de atencin de los procesos educativos y las prcticas pedaggicas, a partir del siglo XIX. Es en el marco de estos
debates que la educacin comenz a pensarse ms como un proceso de formacin
del sujeto, a partir de la su naturaleza, que como la enseanza de saberes externos,
usando un gran mtodo. Tal desplazamiento de nfasis en la forma de pensar las
prcticas pedaggicas, y el sujeto a las cuales se dirigan, articul la problemtica
de la naturaleza como pudiendo y debiendo ser escuchada y la preocupacin por
la libertad del individuo como principio y condicin que el proceso educativo debe
atender. All se percibe la emergencia de una paradoja que, desde la modernidad, ha
acompaado las prcticas pedaggicas, toda vez que ellas son entendidas y realizadas como prcticas de gobernamiento. Cmo ensear al sujeto una actuacin libre
y autnoma a partir de prcticas educativas que son, fundamentalmente, disciplinarias y autoritarias? Es posible el aprendizaje de la libertad, del gobernamiento de
s a travs de un gobierno pedaggico (el gobierno de otros)?
Inicialmente, es importante sealar que la nocin de libertad moderna de manera
ms precisa, la libertad en Kant, se encuentra trazada en el horizonte de una forma
de pensar y ser de la Humanidad y, por tanto, como un producto del ser humano.
Como sealamos antes, en esta perspectiva no se nace libre; aunque el hombre por
naturaleza tenga gran inclinacin para la libertad, necesita de la disciplina para no
dejarse llevar por impulsos animales que lo aparten de su destino: la Humanidad
(Kant, 2003). La libertad, como horizonte de la Humanidad, implica la sujecin de
los individuos a una forma de ser humano que se construye en el camino de perfeccionamiento de la especie. Sujecin que acontece en el mismo proceso por el cual el
individuo se educa para la libertad y para el pensamiento; entonces es slo a travs
del gobierno pedaggico ejercido por otros individuos que, tambin, estuvieron
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bajo el gobierno de otros seres humanos que se alcanza la mayora de edad (Kant,
2003). De esa forma, libertad y pensamiento son instituciones humanas, son proyectos del sujeto humano como especie que se constituyen y actualizan en el devenir
Humanidad, con cada individuo, y de generacin en generacin: Es probable que
la educacin vaya mejorndose constantemente, y que cada generacin d un paso
hacia la perfeccin de la Humanidad; pues, tras la educacin est el gran secreto de
la perfeccin de la naturaleza humana. (Kant, 2003, p. 32).
La educacin como formacin del pensamiento y de la libertad, no es tanto un
asunto del individuo cuanto de la Humanidad: Se encuentran muchos grmenes
en la Humanidad; y a nosotros toca desarrollarlos, desplegar nuestras disposiciones
naturales y hacer que el hombre consiga su destino (Kant, 2003, p. 33). En la educacin de cada individuo humano est en juego la educacin de la propia Humanidad, y viceversa en la educacin de la humanidad, se define la de cada individuo.
En otros trminos, se trata de una libertad que no es una condicin o caracterstica
natural individual, y s un proyecto cultural de la especie. Si la libertad se consigue
en el desprendimiento de la Naturaleza y en la formacin del pensamiento y de la
propia libertad, no se puede olvidar que el pensamiento y la libertad se encuentran
en el horizonte del deber ser de la Humanidad. Esto significa que ellos dependen
de la compresin y de las prcticas desarrolladas para alcanzar un supuesto deber
ser como Humanidad y, por tanto, son previos y mayores a los individuos particulares. Pensamiento y libertad hacen parte de la cultura que los produce como deber
ser, y que los actualiza y perfecciona con la llegada de nuevos individuos. Tanto
la formacin del pensamiento, como la formacin de la libertad, estn sujetas a los
individuos y los sujetan a un deber ser de la Humanidad en conjunto, pero tambin
se actualizan en esa sujecin.
En esta perspectiva, el asunto central del arte de gobierno pedaggico parece estar
en el hecho de la sujecin de los individuos. Se trata de introducirlos en formas
de pensar ya no solo de ensearles algunos pensamientos y, con esto, en formas
de ser libres y autnomos, o sea, es la formacin del pensamiento y la libertad para
darse a s mismo reglas de pensamiento y de vida, para gobernarse a s mismo en los
lmites de un proyecto colectivo de la especie humana. Un proyecto libertario que,
paradjicamente, se sustenta en un principio de sujecin al proyecto de Humanidad
en permanente perfeccionamiento. En trminos de Kant (2003), la experiencia educativa debe orientarse al proyecto universal de la Humanidad, pues la educacin de
los individuos no puede hacerse slo en funcin del estado actual de ella, sino a su
posible mejor estado por venir.
En esta discusin de la sujecin percibimos otro registro de lo que parece ser una
paradoja en la formacin de y para la libertad en el pensamiento educativo moderno. Se trata del reconocimiento que Kant hace de la condicin de lo humano,
segn la cual no es imposible saber todo lo que un hombre puede, pues, a los propios ojos de ste, se oculta la extensin y alcances de sus disposiciones naturales.
No podemos conocer el punto al cual puede llegar la Humanidad y, por lo tanto,
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Se trata de una disciplina que es productiva, o mejor, productora de la que podramos considerar primera forma de libertad: la disciplina libera la infancia de la
voluntad y del despotismo de los deseos que la atan a objetos e impulsos naturales.
As, al disciplinarse, la infancia se distancia de su condicin natural, y este distanciamiento es caracterstica y condicin fundamental del aprendizaje de la libertad,
del alcance de autonoma y el gobierno de s. En este contexto, parece que uno de
los ms grandes problemas de la educacin es conciliar, bajo una legtima coaccin,
la sumisin con la facultad de servirse de su voluntad. Porque la coaccin es necesaria. Cmo cultivar la libertad por la coaccin? (Kant, 2003, p. 42). Esa es una
oposicin fundamental entre fuerzas concretas y positivas que es preciso enfrentar
en el momento de traer a la cultura los nuevos seres humanos: la disciplina y la
naturaleza se oponen, y en esta oposicin se encamina la formacin de la libertad:
La primera poca del alumno es aquella en que ha de mostrar
sumisin y obediencia pasiva; la otra, es aquella en que ya se le
deja hacer uso de su reflexin y de su libertad, pero sometidas a
leyes. En la primera, hay una coaccin mecnica; en la segunda,
una coaccin moral. (Kant, 2003, p. 41)
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siglo XIX: por un lado, una serie de movimientos y discusiones en defensa, tanto de
la educacin de la infancia, como de la constitucin de los sistemas de instruccin
pblica. Bajo la nueva idea del derecho de todos a la educacin, se promovi no
slo la creacin de escuelas (hecho que tuvo su inicio con la Reforma Protestante),
sino tambin la vinculacin y el derecho de todos los nios y nias, ricos y pobres,
a una misma educacin; por otro lado, la incorporacin de la libertad como una
problemtica central en las discusiones educativas que llevaron a proponerla, no
slo como principio y fin, sino como medio de la educacin libertad de procedimiento, libertad de movimiento de los nios, libertad de expresin en los espacios
escolares, etc.; de esta manera, se desarrolla toda una comprensin de la libertad
como principio prctico de la accin pedaggica.
En trminos generales, podemos percibir en los sealamientos de las pginas anteriores algunos registros de la forma como las discusiones educativas son producto
y productoras de una forma de gubernamentalidad que se desenvolvi a travs de
discursos liberales, naturalistas y disciplinarios. En ellos es posible percibir la estrecha articulacin entre los problemas de gobierno y los problemas educativos que se
dibujaron en los inicios de la modernidad y que, hasta hoy, mantienen su presencia
en los discursos y prcticas pedaggicas.
Con la aparicin del concepto de educacin en las discusiones de Rousseau, y con
los desarrollos que de l encontramos en los anlisis de Kant, podemos percibir
igualmente la emergencia de un conjunto de prcticas ntimamente relacionadas con
aquellas que Foucault (2006-2007) localiz dentro de la nueva gubernamentalidad
liberal. La educacin natural consiste en abrir paso a la espontaneidad, permitir que
la mecnica interna del individuo acte libremente, un dejar hacer, es decir, dejar de
intervenir como medida para permitir que la Naturaleza opere. Tenemos entonces,
libertad y naturaleza como conceptos generales y, ligados a ellos, inters, crecimiento, desarrollo, maduracin y medio: todos ellos conceptos del nuevo lenguaje que,
desde entonces y hasta hoy, estarn en el corazn de los discursos pedaggicos17.
En este sentido, la nueva razn educativa que funda Rousseau precis de libertad:
slo poda funcionar si existiese libertad, necesitaba de ella y, por tanto, tena que
producirla. Pero tambin necesit de una naturaleza propia del sujeto, de ah que
el Emilio no fue el esbozo o el descubrimiento de las leyes naturales del desarrollo
del nio como crea Claparde18, sino que ms bien podra analizarse como la
superficie de emergencia de una nueva gramtica que orientar el discurso pedaggico, o de un conjunto de reglas a partir de las cuales se construy el discurso
pedaggico considerado moderno. Sin embargo, esta nueva gramtica no comenz
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a funcionar con la publicacin del Emilio hecho que el propio Rousseau advirtiera
en su prlogo, como ya vimos, sino que su implementacin tuvo que esperar algo
ms de un siglo a la constitucin de la psicopedagoga francfona (Binet, Claparde,
Bovet) y la psicologa del aprendizaje anglosajona (Thorndike).
Despus de este extenso recorrido por el saber pedaggico de los siglos XVII y
XIX, podemos concluir que la Modernidad marc el umbral epistemolgico del
antiguo arte de educar (gobernar) a los hombres, primero, bajo la forma de una
didctica magna y, posteriormente, en las diversas formas que adquiri en las
culturas francfona, germnica y angloamericana una ciencia de la educacin.
Pero tambin podramos concluir que ese proceso que llev a la consolidacin de
esas dos nuevas disciplinas dio forma, al mismo tiempo, a unas nuevas maneras de
organizacin y funcionamiento de los colectivos humanos que, en Occidente, podramos denominar como las sociedades educativas, es decir, sociedades en donde
el ser humano (entendido desde entonces como una especie de Homo educabilis) se
vio obligado a aprender (a ser enseado, a educarse) a lo largo de toda su vida, y no
slo en la escuela, sino en la ciudad, en cualquier parte del espacio social. Y es en
este sentido que entendemos la gubernamentalidad como: 1) Proceso que en todo
Occidente llev, desde el siglo XVI, a la constitucin de una sociedad educadora en
donde todos, sin excepcin, deben ser enseados, educados y aprender permanentemente; 2) Proceso a travs del cual las antiguas artes de educar cedieron el paso
a nuevas disciplinas como la didctica y la ciencia de la educacin; 3) Proceso a
travs del cual el gobierno de s y de los otros se apoy, primero en la enseanza de
todo a todos y, posteriormente, en la educacin de todos como forma de alcanzar la
libertad y la mayora de edad, es decir, la plena Humanidad.
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