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El Microrelato Argentino

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UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID

FACULTAD DE FILOLOGA
Departamento de Filologa Espaola IV

EL MICRORRELATO ARGENTINO :
INTERTEXTUALIDAD Y METALITERATURA

MEMORIA PARA OPTAR AL GRADO DE DOCTOR


PRESENTADA POR

Mariv Alonso Ceballos


Bajo la direccin de la doctora
Juana Martnez Gmez

Madrid, 2014

Mariv Alonso Ceballos, 2013

MARIV ALONSO CEBALLOS

EL MICRORRELATO ARGENTINO:
INTERTEXTUALIDAD Y
METALITERATURA

DIRECTORA: JUANA MARTNEZ GMEZ


DEPARTAMENTO DE FILOLOGA ESPAOLA IV
UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID
2013

Mariv Alonso

NDICE
TOMO

I:

EL

MICRORRELATO

ARGENTINO:

INTERTEXTUALIDAD Y METALITERATURA
Pgina
INTRODUCCIN

El origen de la idea.................

Metodologa....

10

Difusin de los microrrelatos..

11

3.1

Revistas...

11

3.2

Editoriales...

13

3.3

Internet....

14

3.4

La crtica y las antologas...

15

3.5

Congresos...

20

Estructura de la tesis...

24

PRIMERA PARTE: TEORA SOBRE EL MICRORRELATO

27

Por qu lo llamamos microrrelato?.......................................................

28

Adscripcin genrica del microrrelato...

34

Antecedentes y relaciones..

43

3.1

Haiku..

44

3.2

Epigrama....

45

3.3

Aforismo.....

46

3.4

Fbula.....

48

3.5

Chiste..

50

3.6

Poesa..

51

3.7

Ensayo....

53

3.8

Novela fragmentada...

54

3.9

Textos sacados de su contexto...

56

3.10

Textos extraliterarios..

58

Tipologa de los microrrelatos....

62

4.1

Segn David Lagmanovich....

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

62

Mariv Alonso

4.2
5

Segn Francisca Noguerol.

66

Caractersticas.....

73

5.1

Intensidad...

78

5.2

Narratividad....

81

5.3

Carcter proteico....

81

5.4

El ttulo...

85

Un gnero posmoderno...

88

Lector activo...

95

SEGUNDA PARTE: MINIHISTORIA DEL MICRORRELATO


EN ARGENTINA

103

Minihistoria del microrrelato en Argentina.

104

1.1 Los precursores del microrrelato...

104

1.1.1 Modernismo

105

1.1.2 Vanguardias

109

1.2 Los clsicos del microrrelato universal.

120

1.3 Los clsicos del microrrelato argentino.

128

1.4 El microrrelato contemporneo.

138

TERCERA

PARTE:

INTERTEXTUALIDAD

METALITERATURA

191

Intertextualidad literaria y metaliteratura...

192

Taxonoma propuesta.

205

Clasificacin temtica..

206

2.1

2.1.1

Literatura universal.....

206

2.1.1.1 Mitologa grecorromana.....

206

2.1.1.1.1

La Odisea....

206

2.1.1.1.2

Parejas mitolgicas.....

211

2.1.1.1.3

Edipo...

216

2.1.1.1.4

Narciso....

218

2.1.1.1.5

Centauros....

220

2.1.1.1.6

Otros mitos..

221

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

Mariv Alonso

2.1.1.2 La Biblia.....
2.1.1.2.1

Creacin..

225

2.1.1.2.2

Adn y/o Eva..

232

2.1.1.2.3

Can y Abel.....

235

2.1.1.2.4

No y el arca...

238

2.1.1.2.5

Job...

240

2.1.1.2.6

Salomn..

241

2.1.1.2.7

Paraso y/o infierno.....

243

2.1.1.2.8

Apocalipsis.....

246

2.1.1.2.9

ngeles y/o demonios....

248

2.1.1.2.10 Jess...

250

2.1.1.2.11 Otros temas bblicos...

253

2.1.1.3 Novelas de caballeras....

256

2.1.1.4 Cuento oriental...

257

2.1.1.5 Cuentos de hadas....

268

2.1.1.6 Personajes de la literatura universal...

267

2.1.2

2.2

225

Literatura hispnica.....

273

2.1.2.1 Exemplos medievales..

273

2.1.2.2 La Celestina....

274

2.1.2.3 El Quijote....

276

2.1.2.4 Don Juan Tenorio...

285

2.1.2.5 El dinosaurio...

289

Clasificacin segn estrategias discursivas..

294

2.2.1

Reflexin esttica

295

2.2.1.1 Reflexiones a propsito de una obra literaria.

297

2.2.1.2 Cuestionamiento del lenguaje.

302

2.2.2

Parodia

310

2.2.2.1 Parodia de inversin...

310

2.2.2.2 Parodia subversiva..

313

2.2.2.3 Parodia de sobremotivacin...

316

2.2.2.4 Parodia revolucionaria

321

2.2.2.5 Parodia de transcontextualizacin..

322

2.2.2.6 Parodia con ttulo de obra literaria.................

328

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

Mariv Alonso

2.2.2.7 Parodia de contaminacin..

330

2.2.2.8 Parodia de discurso................

335

2.2.3

Apcrifos................

336

2.2.4

Citas o alusiones literarias..

340

Microrrelatos metaliterarios.................

344

2.3

2.3.1

El escritor como personaje.

344

2.3.1.1 Autores conocidos..

345

2.3.1.1.1 Autorreferencia: autor del microrrelato..

345

2.3.1.1.2 Borges.................

348

2.3.1.1.3 Coleridge.

351

2.3.1.1.4 Kafka...

353

2.3.1.1.5 Otros autores

356

2.3.1.2 El escritor como artificio literario..

361

2.3.1.2.1

Autores ficticios..

362

2.3.1.2.2

Arquetipos de autores.

365

2.3.2

Apelacin al lector..

381

2.3.3

Architextual.................

386

2.3.4

Metamicrorrelato

394

CONCLUSIONES

407

BIBLIOGRAFA

425

- Teora y crtica..

426

- Entrevistas de escritores de microrrelatos.....

436

- Obras literarias..

438

THE ARGENTINEAN MICROSTORY: INTERTEXTUALITY AND


METALITERATURE.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

447

Mariv Alonso Ceballos

TOMO II: ANTOLOGA DE MICRORRELATOS


Pgina
CLASIFICACIN TEMTICA.

Literatura universal...

1.1.1 Mitologa grecorromana...

1
1.1

1.1.1.1

La Odisea...

1.1.1.2

Parejas mitolgicas....

1.1.1.3

Edipo.

11

1.1.1.4

Narciso..

12

1.1.1.5

Centauros..

12

1.1.1.6

Otros mitos...

13

1.1.2 La Biblia..

18

1.1.2.1

Creacin

18

1.1.2.2

Adn y/o Eva

22

1.1.2.3

Can y Abel...

24

1.1.2.4

No y el arca.

25

1.1.2.5

Job

26

1.1.2.6

Salomn

27

1.1.2.7

Paraso y/o infierno..

28

1.1.2.8

Apocalipsis...

30

1.1.2.9

ngeles y/o demonios..

32

1.1.2.10

Jess..

33

1.1.2.11

Otros temas bblicos.

35

1.1.3 Novelas de caballeras.

36

1.1.4 Cuento oriental

37

1.1.5 Cuentos de hadas.

38

1.1.6 Personajes de la literatura universal

43

1.2

47

Literatura hispnica..
1.2.1

Exemplos medievales..

47

1.2.2

La Celestina....

48

1.2.3

El Quijote....

48

1.2.4

Don Juan Tenorio...

57

1.2.5

El dinosaurio....

58

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

Mariv Alonso Ceballos

2
2.1

2.2

CLASIFICACIN

SEGN

ESTRATEGIAS

DISCURSIVAS..

59

Reflexin esttica.

59

2.1.1 Reflexiones a propsito de una obra literaria.....

61

2.1.2 Cuestionamiento del lenguaje.

65

Parodia..

71

2.2.1

Parodia de inversin.....

71

2.2.2

Parodia subversiva...

72

2.2.3

Parodia de sobremotivacin.....

74

2.2.4

Parodia revolucionaria.....

78

2.2.5

Parodia de transcontextualizacin...

78

2.2.6

Parodia con ttulo de obra literaria...

82

2.2.7

Parodia de contaminacin....

83

2.2.8

Parodia de discurso..

86

2.3

Apcrifos..

87

2.4

Citas o alusiones literarias..

89

MICRORRELATOS METALITERARIOS...

91

El escritor como personaje.....

91

3.1.1 Autores conocidos..

91

3.1.1.1 Autorreferencia: autor del microrrelato..

91

3.1.1.2 Borges.

95

3.1.1.3 Coleridge....

97

3.1.1.4 Kafka...

97

3.1.1.5 Otros autores..

99

3.1.2 El escritor como artificio literario..

104

3.1.2.1 Autores ficticios..

104

3.1.2.2 Arquetipos de autores.....

108

3.2

Apelacin al lector.....

120

3.3

Architextual...

125

3.4

Metamicrorrelato...

134

GLOSARIO DE AUTORES DE LA ANTOLOGA.

145

3
3.1

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

Mariv Alonso Ceballos

INTRODUCCIN

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

Mariv Alonso Ceballos

El origen de la idea
No he sido breve porque no tuve tiempo.
Heine
El presente estudio se fundamenta, como posiblemente casi todos, en un cmulo

de lecturas y casualidades que nos van llevando por un camino del que no tomamos
conciencia hasta que nos preguntamos qu tema puede tentarnos tanto como para
dedicarle los aos de trabajo e investigacin que suponen redactar una tesis doctoral.
El microrrelato lleva presente muchos aos en nuestras vidas aunque hace unos
aos no utilizsemos esa denominacin, sobre todo si pensamos en textos cannicos
como Continuidad de los parques de Cortzar o Borges y yo de Jorge Luis Borges.
Entonces, en el transcurso de la asignatura de Cuento hispanoamericano (todava no
existe una especfica de microrrelato, pero dmosle tiempo al tiempo) lemos una
seleccin de cuentos brevsimos de Ana Mara Shua y la idea ya estaba ah. Tan solo
haba que llevarla a cabo. Los tres escritores (dos archiconocidos y una tercera
restringida en Espaa a un mbito elitista, pero de cierto renombre en Argentina)
estaban unidos por su nacionalidad.
El siguiente paso fue hojear antologas y, hecho esto, resultaba fcil darse cuenta
de que el microrrelato argentino iba mucho ms lejos. Limitarse a estudiar a estos tres
autores no bastaba. Comenzaron a aparecer entonces nombres que se repetiran
frecuentemente como el de Marco Denevi o Enrique Anderson Imbert junto a otros de
resonancias sugerentes como Ana Mara Mopty de Kiorcheff o Eduardo Gudio
Kieffer.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

Mariv Alonso Ceballos

No tardamos mucho en darnos cuenta de que an no se haba llevado a cabo un


estudio sistemtico del microrrelato argentino en cuanto tal, y eso es lo que hemos
intentado llevar a cabo en ese trabajo que ha requerido aos de investigacin.
2

Metodologa
Cmo llevar a cabo una investigacin de literatura Argentina desde Espaa?

Hemos encontrado dificultades de toda ndole al comienzo de este estudio. En primer


lugar, debido a nuestra situacin geogrfica. Localizar determinados libros argentinos
desde aqu no ha sido tarea fcil. Adems, al ser los gneros del cuento y del
microrrelato francamente minoritarios, algunos de estos ejemplares son casi imposibles
de conseguir porque las editoriales no han vuelto a imprimirlos.
En segundo lugar y con la excepcin de las escasas obras dedicadas
exclusivamente al microrrelato como las de Shua y pocas ms, para localizar estos
textos hemos tenido que bucear en libros de cuentos, de poesa y de prosa. Por ejemplo,
en el caso de Borges sus grandes libros que contienen microrrelatos (El hacedor, La
cifra, Los conjurados) han sido publicados en su Poesa completa.
En cualquier caso, Internet ha sido de gran ayuda sobre todo para localizar datos
y entrevistas a los autores ms jvenes aunque a veces la cantidad de informacin que
aparece en la red puede resultar abrumadora, sobre todo si nos percatamos del hecho de
que este gnero est en permanente ebullicin y constantemente aparecen nuevos libros
y textos como demostramos en el siguiente epgrafe: Difusin de los microrrelatos.
Una vez localizado un corpus tanto de autores como de textos, comenzamos a
redactar las dos primeras partes de este trabajo: la teora sobre el microrrelato y la
Minihistoria de este gnero en Argentina, lo que nos sirvi para darnos cuenta de la
importancia de conocer la Historia de la Literatura y las convenciones literarias para

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

10

Mariv Alonso Ceballos

comprender los textos. Surgi la idea de estudiar qu temas son los favoritos de nuestros
autores y cmo modifican los textos originales para ofrecernos su propia versin. A
todo esto se sumaba una tercera posibilidad: la metaliteratura, los microrrelatos que
tratan sobre la propia literatura y que, frecuentemente, hacen al sujeto tomar conciencia
de su condicin de lector.
Con todas estas premisas llevamos a cabo una clasificacin, una taxonoma,
seguramente discutible como todas, pero reflexionada que respondiese con ejemplos
recogidos en una antologa de textos anexa a las siguientes preguntas:
-Qu temas literarios eligen los autores de microrrelatos argentinos?
-Por medio de qu estrategias consiguen nuevas versiones de historias que ya
conocemos?
-Mediante qu frmulas consiguen textos metaliterarios?
La investigacin se fundamenta en las posibles respuestas a esas preguntas
mediante el estudio de diferentes tipos microrrelatos que encuentran un lugar especfico
en la clasificacin propuesta.
Antes de analizar esta ms pormenorizadamente, veamos en qu medios se han
difundido los microrrelatos en los ltimos tiempos y la razn de que sean un gnero en
boga.
3
3.1

Difusin de los microrrelatos


Revistas
Los microrrelatos han sido frecuentemente difundidos mediante revistas,

suplementos literarios, concursos radiofnicos, etc. Incluso han salido escritores

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

11

Mariv Alonso Ceballos

conocidos de los certmenes organizados por las revistas El Cuento (Mxico) y Puro
Cuento (Argentina).
El escritor Fabin Vique confiesa la influencia de una de estas revistas en sus
inicios como microrrelatista en un encuentro entre escritores en la librera hondurea
Eterna cadencia el doce de julio de 2010.
Cuando tena veinte aos lea la revista Puro cuento, que era una
revista argentina que diriga Mempo Giardinelli, no s qu tan parecida a El
cuento, ah tambin apareca tambin el concurso. El primer cuento que mand
al concurso sali seleccionado y el segundo gan, pero en la edicin que sala
publicado tambin decan que la revista Puro cuento dejaba de salir, [Risas] as
que nunca pude retirar el premio -creo que eran unos libros-pero ese estmulo me
sirvi para seguir en el gnero y como el gnero sala en una revista y tena
cierta entidad no me plante si estaba bien o no. Despus le que durante muchos
aos hubo mucha gente preguntndose si eso era literatura. La existencia de esa
revista creo que fue muy importante para todos nosotros1.
Ral Brasca en el mismo encuentro en dicha librera tambin reconoce la
influencia de la revista mexicana El cuento en sus comienzos en este gnero breve:
Dicen los espaoles que el microrrelato proviene del cuento, por una
sucesiva reduccin. A m me apareci como un anti cuento. Yo escriba
solamente cuentos y estaba escribiendo un cuento largo que no me sala. Estaba
muy aburrido, muy molesto. Entonces decid tomarme un descanso y en el
descanso se me ocurri escribir una cosita juguetona. En esa poca los canales
de televisin pasaban documentales que hablaban de salmones y que decan que
los salmones siempre concurren a desovar en el lugar donde nacieron. Yo que
soy un razonador vicioso, razonando me di cuenta de que si eso fuera realmente
cierto todos los salmones del mundo tendran que desovar en el mismo lugar
porque el abuelo desovo en un lugar, ah naci el padre entonces el padre tiene
que volver al mismo lugar y as los hijos. Millones de salmones deberan ir a
desovar al mismo lugar. Entonces escrib lo que hoy se llama un microrrelato:
Salmnidos. As empec. Se lo di a leer a Liliana Heker y a otra gente. Liliana
reaccion violentamente, como es ella. Me dijo me fascina y despus me dijo
que eso era un cuento brevsimo -no exista el microrrelato- y que en Mxico
estaba la revista El cuento que diriga Edmundo Valads y en cuyo consejo de
redaccin estaba Juan Rulfo y otras personas muy prestigiosas. Tienen un
concurso permanente de este tipo de cuentos, me dijo, escribite dos o tres ms
y mandalos. Lo hice y gan el concurso. Me gust y segu.

VIQUE, Fabin: El mundo desde una lupa en Eterna cadencia [On-line]:


http://blog.eternacadencia.com.ar/?p=8695#more-8695 (Consulta: 1 de febrero de 2011).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

12

Mariv Alonso Ceballos

Adems, en los talleres literarios se cultiva la microficcin cada vez con mayor
frecuencia, quiz partiendo de la errnea creencia de que crear un texto breve es ms
fcil que uno ms extenso.
Por si fuera poco, algunas revistas literarias han dedicado nmeros monogrficos
al microrrelato hispanoamericano: la Revista Interamericana de Bibliografa (con sede
en Washington, Estados Unidos) en sus nmeros 1-4 y la espaola Quimera (nm. 211212: La minificcin en Hispanoamrica. De Monterroso a los narradores de hoy).
Podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que ya se ha instaurado una tradicin
del microrrelato argentino, que bebe en maestros reconocidos por los microrrelatistas
como Borges, Cortzar o Denevi, pero que va ms all de esa tradicin en un intento de
perpetua trasgresin, en un alarde de innovacin lingstica sin precedentes y que
promete futuros frutos.
3.2

Editoriales
Como podemos comprobar leyendo la bibliografa, algunas editoriales

argentinas se han atrevido a publicar libros exclusivamente de microrrelatos, como es el


caso de Sudamericana o Emec con La Sueera, Casa de geishas y Botnica del caos
de Shua. Tambin debemos destacar otras empresas de publicacin que dan a nuestros
autores la oportunidad de darse a conocer al pblico: Desde la Gente, Macedonia
Ediciones y varias editoriales asociadas a las universidades: Universidad Nacional de
Tucumn, Universidad Nacional del Comahue, Universidad Nacional de Cuyo
En el artculo Bibliografa argentina de creacin de mini-ficcin, Martn
Gardella seala la profusin de la publicacin de libros de este tipo:

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

13

Mariv Alonso Ceballos

La produccin de minificciones en Argentina se ha multiplicado en el


nuevo milenio, favorecida sobre todo por el nacimiento de pequeas editoriales
que han apostado, casi de manera exclusiva, a la publicacin de autores noveles2.
En Espaa, pas desde el que llevamos a cabo este trabajo, varias editoriales
interesadas en el gnero que nos ocupa han contribuido a su difusin: la primera fue
Thule (Barcelona, 2004) que con su coleccin Micromundos dio cabida a la
publicacin en Espaa de autores como Marco Denevi o Ral Brasca.
La segunda, interesada fundamentalmente por la reflexin crtica sobre el
microrrelato, es la editorial palentina Menoscuarto, gracias a la cual nos han llegado los
imprescindibles libros de Lagmanovich o diferentes antologas como la del propio
Lagmanovich o la de Laura Pollastri.
Tampoco podemos olvidar la labor de la madrilea Pginas de Espuma, que ha
publicado los libros de Ana Mara Shua en nuestro pas.
3.3

Internet
Probablemente tanto a causa de su extensin como de la vitalidad de este gnero

en la actualidad, diferentes autores y/o crticos publican sus textos en la red. Nadie
podra negar que con las nuevas tecnologas la literatura se ha visto incorporada en
blogs, tuits o e-books, especialmente los textos de breve extensin como el que nos
ocupa.
Podemos destacar el blog del profesor de Literatura Espaola Contempornea en
la Universidad Autnoma de Barcelona, Fernando Valls, llamado La nave de los locos
en la direccin http://nalocos.blogspot.com/. Este docente es tambin director de las
colecciones Reloj de arena y Cristal de cuarzo, de la editorial Menoscuarto,
especializada en narrativa breve.
2

GARDELLA, Martn: Bibliografa argentina de creacin de mini-ficcin en El Cuento en Red, [Online]: http://cuentoenred.xoc.uam.mx (Consulta: 18 de abril de 2013).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

14

Mariv Alonso Ceballos

Tambin encontramos un blog llamado Ficcin mnima que se dedica a la


difusin del microrrelato que manejan diferentes profesores universitarios: Sandra
Bianchi de la Universidad de Buenos Aires, Violeta Rojo de la Universidad Simn
Bolvar de Venezuela y Lauro Zavala de la Universidad Autnoma Metropolitana-X de
Mxico. Su direccin es: http://ficcionminima.blogspot.com/.
En cuanto a La Oveja negra (http://laovejanegramicrorrelatos.blogspot.com/), no
est muy claro quin lo dirige, pero incorpora concursos de microrrelatos.
Navegando por la red tambin encontramos un blog llamado La infancia del
procedimiento que se autodefine como un espacio para la poesa contempornea en el
que diferentes autores, principalmente argentinos, publican textos suyos junto a fotos de
cuando eran nios. Est dirigido por la poeta argentina Selva Dipasquale.
En la actualidad el concepto de revista y el de blog se unen en la red en
Internacional microcuentista, que se autodenomina como Revista de microrrelatos y
otras

brevedades.

Podemos

encontrarla

en

la

direccin:

http://

revistamicrorrelatos.blogspot.com/2010/10/muy-pocos-libros-de-microrrelatos-en.html.
Su comit editorial est formado por dos espaoles (Vctor Lorenzo y Fernando
Remitente), un argentino (Martn Gardella), un colombiano (Esteban Dubln), un
peruano (Rony Vsquez Guevara) y un mexicano (Jos Manuel Ortiz Soto) y en ella
dan cabida a colaboraciones de cualquier interesado en la literatura breve.
3.4

La crtica y las antologas


La canonizacin del microrrelato tiene mucho que ver con la labor de los crticos

que, en numerosos casos, actan como compiladores de microrrelatos y los publican en


antologas que frecuentemente tienen un prlogo en el que se reflexiona sobre qu tipo
de textos se ha elegido as que, de forma indirecta, se dan definiciones de microrrelatos.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

15

Mariv Alonso Ceballos

Por eso hemos decidido incluir un epgrafe en el que repasamos los diferentes
aportes crticos relacionados tambin con las antologas publicadas. Ya Guillermo Siles
lo adelanta:
La canonizacin de los textos breves por parte de la crtica es un proceso
tardo, que ocurre en forma definitiva en la dcada de 1990, pero tiene
prestigiosos antecedentes en la experiencia literaria en la factura de libros
compuestos ntegramente por microrrelatos- y en la labor de los antlogos3.
En la dcada de 1980 surgen numerosos trabajos sobre el cuento latinoamericano
en los que se resea la existencia del microrrelato como un fenmeno peculiar aunque
an no se le asigna la categora de gnero. Uno de estos trabajos es Claves para el
cuento (1981) de Alba Omil y Ral A. Pirola, que incluye un captulo sobre los
minicuentos de Enrique Anderson Imbert.
La tesis doctoral de Dolores M. Koch de 1981 El micro-relato en Mxico:
Torri, Arreola, Monterroso y Avils Fvila es el primero dedicado exclusivamente a
este gnero. En 1985 publica otro estudio, esta vez centrado en escritores argentinos:
Borges, Cortzar y Denevi. Considera que los microrrelatos tienen una extensin
promedio de 350 palabras y que se caracterizan por su prosa bismica, el humorismo, la
intertextualidad (sobre todo el rescate de formas antiguas como el bestiario y la fbula)
y la dimensin metaficcional.
En los aos noventa proliferan los estudios sobre los microrrelatos, coincidiendo
con lo que Lauro Zavala denomina boom literario de los textos breves en consonancia
con el boom de los aos sesenta en lo que respecta a la novela, ya que ambos sucedieron
en Latinoamrica.

SILES, Guillermo: El microrrelato hispanoamericano. La formacin de un gnero en el siglo XX, p 49.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

16

Mariv Alonso Ceballos

En 1990 Edmundo Valads publica en la revista Puro Cuento el artculo Ronda


por el cuento brevsimo donde rescata autores ajenos al contexto latinoamericano como
Franz Kafka o Ambrose Bierce.
Estudiosos como Francisca Noguerol o David Lagmanovich publican varios
estudios en esta dcada. La primera coincide con los rasgos sealados por Koch y
sostiene que el microrrelato es un gnero posmoderno y Lagmanovich sostiene que el
rasgo con el que todos coinciden es la brevedad, al tiempo que reivindica que los
estudiosos amplen la nmina de autores y que no se limiten a los conocidos como
Monterroso o Cortzar.
Ral Brasca, estudioso de este gnero, ha ejercido de compilador en diferentes
antologas: Dos veces bueno. Cuentos brevsimos latinoamericanos (1996), que volvi a
salir a la luz al ao siguiente en una reedicin ampliada, y en colaboracin con Luis
Chitarroni Antologa del cuento breve y oculto (2001) y Testculos bestiales (2004).
En el penltimo libro, Antologa del cuento breve y oculto, Brasca y Chitarroni
continan la lnea iniciada por Borges y Bioy; es decir, descontextualizan fragmentos
narrativos de diferentes autores (Joyce, Garca Mrquez, Rulfo, etc.) para darles
autonoma y tambin textos en prosa de poetas como Michaux, Vallejo o Yeats.
La Revista Interamericana de Bibliografa (RIB) dedica su primer volumen al
microrrelato. Lo dirige Juan Armando Epple en 1996 y en l colaboran grandes expertos
en el tema. Violeta Rojo, por ejemplo, que habla de minicuento considerando a estos
textos como un subgnero del cuento; postura a la que se oponen Graciella Tomassini y
Stella Maris Colombo que lo conciben como una clase textual transgenrica. Estas dos
seran, en suma, las dos perspectivas propuestas en RIB, considerar al microrrelato
como una modalidad narrativa o dotarlo de una dimensin transgenrica.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

17

Mariv Alonso Ceballos

El siglo XXI trae consigo la confirmacin de la importancia de este gnero.


Crticos como Lagmanovich publican en la Editorial Menoscuarto La otra mirada.
Antologa del microrrelato hispnico (2005) donde intenta establecer un corpus de
textos latinoamericanos y espaoles y El microrrelato. Teora e historia un ao
despus. Estas antologas se ven coronadas con la de Laura Pollastri El lmite de la
palabra. Antologa del microrrelato argentino contemporneo (2008) que restringe los
autores antologados al mbito argentino y a la actualidad, ampliando as el
reconocimiento a escritores que publican slo en Internet, por ejemplo.
Como referencia ineludible citamos la revista electrnica El cuento en red
dirigida por Lauro Zavala, que dedica numerosos artculos al microrrelato. Acoge desde
textos crticos hasta reseas de libros especializados y en ella publican todos los
expertos en la materia: David Lagmanovich, Francisca Noguerol, Violeta Rojo, Laura
Pollastri, etc.
En Estados Unidos han aparecido numerosas antologas, todas publicadas por
Norton, W. W. & Company, Inc. Las analizamos porque las polmicas que con ellas
han surgido tambin han afectado a los estudiosos de Amrica Latina. En general, las
antologas norteamericanas consideran que el microrrelato puede ocupar hasta cinco
pginas, algo que para los escritores latinoamericanos resultara excesivo.
En la antologa Short Shorts: an Anthology of the Shortest Stories (1982) de
Irving Howe e Ilana Wiener Howe, se califica a los short shorts como inmediatos, sus
impresiones seran como flashes para el lector y se asemejara al poema lrico por su
atemporalidad.
En Flash Fiction: 72 Very Short Stories (1992) se renen varios profesores
universitarios (Tom Hazuka, Denise Thomas y James Thomas otra vez) y definen la
flash fiction como historias muy cortas que dependen no de su extensin, sino de su
El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

profundidad, claridad de visin y aportacin significativa. Fijan un mnimo de un tercio


de la pgina y un mximo de 750 palabras a la hora de escoger los textos. En 2006
vuelven a la carga con Flash Fiction Forward: 80 Very Short Stories.
James Thomas, Robert Shapard publican en 1993 Sudden Fiction: American
Short-Short Stories, seguido por Sudden Fiction (Continued): 60 New Short-Short
Stories tres aos despus y no se quedan ah: aparece New Sudden Fiction : Short-Short
Stories from America and Beyond. Todo esto nos da pistas sobre el xito editorial del
gnero. El nombre de sudden fiction (ficcin sbita) proviene del resultado de una
encuesta en la que se pretenda que editores y escritores llegaran a un acuerdo para
denominar a estos textos.
Shapard sita los comienzos del gnero en Estados Unidos en los aos sesenta
con sketches, poemas en prosa y, en suma, ficciones diferenciadas del cuento. De esta
forma, podemos afirmar que no slo la tradicin norteamericana otorga a estos textos
una mayor extensin que la latinoamericana, sino que esta ltima ha sido cultivada con
anterioridad a la otra, desde la poca del Modernismo para ser ms concretos.
En 2010 la antologa se ampla con la publicacin de Sudden Fiction Latino:
Short-Short Stories from the United States and Latin America en la que participan Ray
Gonzales, Robert Shapard, James Thomas, y Luisa Valenzuela donde dan cabida a
textos de norteamericanos y latinos.
En Espaa el inters por el microrrelato se confirma por la labor de crticos
como Francisca Noguerol de la universidad de Salamanca que publica el imprescindible
volumen Escritos disconformes. Nuevos modelos de lectura (2004) y de Fernando Valls
de Barcelona y responsable de la Editorial Menoscuarto, que junto con Pginas de
Espuma contribuyen a la difusin de este gnero.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

En suma, la crtica ha ejercido, especialmente en Latinoamrica, una funcin


legitimadora que estabiliza el microrrelato y lo canoniza mediante la revisin de textos
breves y su adscripcin o no al gnero y la reflexin en torno a los procedimientos
utilizados por los escritores.
3.5

Congresos
En los ltimos aos se han celebrado varios congresos en torno a lo que los

expertos denominan minificcin. El I Congreso Internacional de Minificcin fue


organizado por Lauro Zavala en agosto de 1998 en Mxico. En l participaron seis
escritores de Chile, Mxico y Venezuela, y doce estudiosos de Espaa, Estados Unidos,
Argentina, Venezuela, Mxico y Colombia. Adems, se presentaron el libro de la
venezolana Violeta Rojo Breve manual para reconocer minicuentos y el volumen 1-4
de la Revista Interamericana de Bibliografa, dedicado al microrrelato. Las actas de este
congreso fueron recogidas en la revista electrnica El cuento en red (http:
//cuentoenred.xoc.uam.mx).
A ste le sucedi un encuentro en 2002 en Salamanca, patrocinado por Francisca
Noguerol y del que sali el fantstico libro Escritos disconformes que recoge las actas
de dicho congreso. Participaron escritores espaoles y de Venezuela, Argentina, Mxico
y Estados Unidos. Igualmente se hicieron presentes crticos de estos pases y de
Colombia, Australia, Suiza y Brasil. De la misma forma, asistieron algunos editores
espaoles especializados en el tema de la minificcin. Este Congreso estuvo
determinado por el inters por reflexionar en torno a las caractersticas del gnero, sus
diversas denominaciones y proyecciones, as como su aplicacin pedaggica.
En 2004 bajo la coordinacin de Juan Armando Epple y Eddie Morales se
organiz un nuevo encuentro en Chile patrocinado por las universidades de Playa
Ancha (Valparaso, Chile) y Oregn (USA). Tuvo lugar entre los das 24 y 26 de agosto
El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

en Valparaso y sus actas fueron recogidas en el libro Asedios a una nueva categora
textual: El Microrrelato, editado por Andrs Cceres Milnes y Eddie Morales Pia.
El IV Congreso internacional de Minificcin le correspondi a la Universidad de
Neuchtel (Suiza) bajo la coordinacin de la profesora e investigadora de esa institucin
Irene Andres-Surez y tuvo lugar en noviembre de 2006. Hubo crticos y escritores de
Argentina, Estados Unidos, Mxico, Venezuela, Chile y Espaa. Las actas han sido
publicadas por Menoscuarto en el libro La era de la brevedad. El microrrelato
hispnico.
El V Congreso fue llevado a cabo en la ciudad de Neuqun (PatagoniaArgentina) entre los das 10 y 12 de noviembre de 2008. La organizacin del evento
estuvo a cargo de Laura Pollastri y su equipo de investigacin y cont con la
colaboracin del Centro Patagnico de Estudios Latinoamericanos (UNCo), la facultad
de Humanidades de la Universidad Nacional Comahue y el proyecto de investigacin
Textos transgresores. Las nacionalidades de escritores, crticos e investigadores se
ampliaron incluyendo esta vez pases como: Chile, Colombia, Australia, Alemania o
Nueva Zelanda.
En Bogot (Colombia) tuvo lugar el VI Congreso Internacional de Minificcin
en octubre de 2010 auspiciado por las universidades Pedaggica, Nacional, Javeriana y
de los Andes y el Grupo de Investigacin HIMINI.
El VII Simposio Internacional de Minificcin se celebr en noviembre del 2012
en Berln, concretamente en el Instituto Ibero-Americano y en la Universidad
Humboldt. Dicho simposio fue organizado por Ottmar Ette (Universidad de Postdam,
Alemania), Dieter Ingenschay (Universidad Humboldt, Berln, Alemania), Friedhelm
Schmidt-Welle (Instituto Ibero-Americano, Berln) y Fernando Valls (Universidad
Autnoma de Barcelona). En este congreso se trataron los temas habituales ( la teora, la
El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

narratologa y la potica del microrrelato literario en Espaa e Hispanoamrica), pero


adems se puso especial nfasis en las relaciones entre los microrrelatos y los medios
masivos de comunicacin (radio, cine e internet) y las perspectivas de la minificcin
considerndola un gnero hbrido.
Para terminar, ofrecemos una mirada de un escritor sobre este tema. El propio
Ral Brasca relata su experiencia en los congresos en clave de humor teniendo en
cuenta ms el presupuesto para comer y beber que la aportacin literaria de stos:
Bueno a partir de la primera antologa que publiqu recib invitaciones
para los congresos. No para el primero que se hizo en Mxico si no para el
segundo que se hizo en Salamanca y que lo organiz la Doctora Francisca
Noguerol y que fue una maravilla porque estaban llenos de dinero y nos daban
de comer perfecto. De qu hablamos no me acuerdo bien [Risas]
[] Nos divertimos todos mucho, nos hicimos todos muy amigos, el
vino espaol ayuda mucho a eso y realmente despus se publicaron las actas del
encuentro que se llaman Escritos Disconformes donde estaban todas las
participaciones. Ah fue el debut. El tercero fue en Chile al que no asist, y el
cuarto fue en Suiza donde tenan an ms dinero, fue fantstico, en la ciudad de
Neuchtel al lado de un lago. Estaba Ani, Luisa Valenzuela, Brito Garca, el
doctor David Lagmanovich, y los espaoles Juan Jos Merino, Aparicio, un
montn de intelectuales. Fue un congreso muy del primer mundo. El quinto lo
hicimos ac, fue en la Universidad del Comahue, y fue un congreso tpicamente
latinoamericano no haba nada de plata, ni de lujo, una picadita con mortadela
Fue con una energa tremenda y un paisaje tan singular como es Neuqun,
hermoso. Y en la Universidad del Comahue est el nico grupo de investigacin
en el mundo en lengua castellana dedicado exclusivamente al estudio de la
Microficcin, es un grupo que dirige la doctora Laura Pollastri, es realmente
muy importante y eso le vali que se eligiera como sede y vinieron de todos
lados. El siguiente es en Bogot en octubre y ya estoy ahorrando para irme en
2011 a Berln donde es el prximo, que organizar Fernando Valls de la
Universidad de Barcelona4.
Los congresos no solo suponen un espacio de intercambio terico, tambin una
oportunidad para crear nuevos microrrelatos. Luisa Valenzuela nos ofrece como anexo a
sus reflexiones sobre el tema, los microrrelatos escritos durante el congreso de

BRASCA, Ral: El mundo desde una lupa en Eterna cadencia [On-line]:


http://blog.eternacadencia.com.ar/?p=8695#more-8695 (Consulta: 1 de febrero de 2011).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

Neuchtel, de los que ofrecemos un par de ejemplos. El primero est dedicado a un


microrrelatista espaol y el segundo la respuesta a otro texto que le dedic David Roas.
CONTAMINACIN SEMNTICA
(Para Jos Mara Merino)
el lago.

La vida transcurra plcida y serena en la bella ciudad de provincia sobre

A pie o en coche, en mnibus o en funicular, sus habitantes se


trasladaban de las zonas altas a las bajas o viceversa sin alterar por eso ni la
moral ni las buenas costumbres.
Hasta que llegaron los hispanistas y subvirtieron el orden. El orden de los
vocablos. Y decretaron, porque s, porque se les dio la gana, que la palabra
funicular como sustantivo vaya y pase, pero en calidad de verbo se haca mucho
ms interesante.
Y desde ese momento el alegre grupo de minicuentistas y sus colegas
funicularon para arriba, funicularon para abajo, y hasta hubo quien funicul por
primera vez en su vida y esta misma noche, estoy segura, muchos de nosotros
funicularemos juntos.
Y la ciudad nunca ms volver a ser la misma5.
EXPLICACIN RACIONAL DE UN HECHO INSLITO
En viaje de trabajo por Italia, a la tercera pavorosa reincidencia, entend
que no era cosa de la mera casualidad. No. Y pude empezar a develar el
misterio.
Debido a las rgidas restricciones edilicias y a causa de la constante
afluencia de turistas, en los viejos hoteles de Europa se ha puesto en vigencia
una solucin ultra secreta. En cada uno de ellos hay un cuarto, el 201, que podra
llamarse multiuso o mejor milhojas: el desprevenido turista llega, solo o en
pareja, se registra en la recepcin como corresponde y all le entregan la llave
magntica en un sobrecito que reza "201".
Segundo piso, le dicen. Y el turista sube en ascensor o a pie, para el caso
es lo mismo, pero en el acto de colocar la tarjeta en la ranura de la puerta el
magnetismo del sistema ultra secreto lo transporta -sin que se note en absolutode este consuetudinario mundo de tres dimensiones conocidas a otro de
dimensiones X.
Ser un nmero de dimensiones distinto en cada caso. Y el desprevenido
turista entra en esa habitacin superpoblada y se encuentra solo, o acompaado
por quien lo acompaa en el viaje. Todo all est en orden, y cuando pide algo al
servicio de cuarto, llaman a lo que l cree que es su puerta y le entregan su
pedido. Nunca una queja, nunca una falla en el sistema. Y a la maana siguiente
en el comedor del hotel, durante el desayuno, los numerosos huspedes de la 201
5

VALENZUELA, Luisa: Salpicn de reflexiones personales en ANDRES-SUREZ, Irene y RIVAS,


Antonio: La era de la brevedad. El microrrelato hispnico, p. 605.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

se saludan apenas con un gesto de la cabeza, por cortesa, sin saber que han
dormido todos en la misma cama6.

Estructura de la tesis
Antes de entrar de lleno en el estudio, hemos optado por ofrecer una descripcin

breve de las partes que lo componen para que el lector comprenda en qu consiste cada
una de ellas y prescinda de alguna si lo considera oportuno, tal y como nos
recomendaba Cortzar en Rayuela, que saba que los Captulos prescindibles eran los
menos prescindibles de todos.
En nuestro estudio nos proponemos dar cabida a las diferentes posiciones que
sostienen los crticos que han estudiado este gnero tan controvertido citndolos y
aportando tambin nuestra propia visin al respecto.
En la primera parte, Teora sobre el microrrelato, comenzamos explicando la
denominacin que hemos elegido, microrrelato, sin dejar de mencionar otros nombres
que se le han dado, para luego explicar sus caractersticas, antecedentes y tipologa.
Despus nos detenemos a analizar el concepto de posmodernidad que
frecuentemente surge al hablar de microrrelato y estudiamos el nuevo papel del lector
que se enfrenta a estos textos.
Adems, en la segunda parte, ofrecemos una Minihistoria del microrrelato
argentino. Minihistoria porque sin extenderse demasiado da cabida tanto a
precursores, como a autores consagrados y noveles en un intento sin precedentes puesto
que las historias hasta ahora han estado centradas en perodos concretos, pero no se ha
analizado en su totalidad la evolucin de este gnero en Argentina. Como cabe suponer,

VALENZUELA, Luisa: Salpicn de reflexiones personales en ANDRES-SUREZ, Irene y RIVAS,


Antonio: La era de la brevedad. El microrrelato hispnico, pp. 607-608.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

nos hemos detenido ms en los escritores que han cultivado con frecuencia este gnero
y pasado ms deprisa por los que se han limitado a coquetear con l.
Hemos decidido citar todos los microrrelatos de los que hablamos para evitar al
lector una posterior bsqueda bibliogrfica y porque, si la esencia de este gnero es la
brevedad, podemos aprovechar para analizarlos en profundidad con el texto delante.
Una novela no podra citarse entera en un trabajo acadmico; en cambio, los textos
pigmeos permiten una suerte de clausura que ayuda al lector a comprenderlos en su
totalidad y en un breve lapsus de tiempo. Despus de haber ledo una ingente cantidad
de estudios crticos para realizar este trabajo, entendemos que para el lector resulta
frustrante leer anlisis y comentarios sobre textos literarios (en muchas ocasiones
difciles de encontrar) sin tener acceso a dichos textos y, por esa razn, hemos decidido
incluir todos los textos a los que nos referimos en algn caso dentro del anlisis crtico y
en otros agrupados en una antologa.
Finalizamos este estudio con una taxonoma del microrrelato argentino (tercera
parte: intertextualidad y metaliteratura) en la que hemos atendido a diversos aspectos
como los temas de la historia de la literatura que toman o la forma de recrearlos en los
textos mnimos. Hacemos especial hincapi en los metamicrorrelatos, es decir, los
microrrelatos autorreferenciales que nos hablan del proceso literario rompiendo el pacto
de ficcin entre autor y lector.
Para no dificultar la lectura del estudio, la mayora de los textos a los que nos
referimos en las clasificaciones temtica y segn las estrategias discursivas se
encuentran en una antologa anexa en el mismo orden en que los vamos analizando.
La clasificacin llevada a cabo podra ser diferente. Y ah se encuentra la riqueza
del estudio intelectual: cada uno de nosotros tiene una forma particular de ver la

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

25

Mariv Alonso Ceballos

realidad que se refleja en la manera que elegimos para percibirla y, en este caso,
parcelarla.
Hemos decidido estudiar la intertextualidad literaria, que da lugar a dos opciones
distintas de clasificacin: la temtica y la de estrategias discursivas. Como hablamos de
intertextualidad siempre estarn implcitos dos textos: el hipotexto y el hipertexto. El
hipotexto sera el texto original, la historia base, lo que Genette llamara texto A en
Palimpsestos, como explicamos ms adelante. El hipertexto, en cambio, sera resultado
de la transformacin del texto original, la nueva versin.
Sin embargo, a veces no podemos rastrear una fuente especfica en el origen del
microrrelato, sino que hay ciertos temas o tpicos que forman parte de nuestra cultura y
que se han ido repitiendo en diversos campos como el literario, el cinematogrfico, el
pictrico, etc.; de tal forma que muy a menudo nos encontramos con versiones de
versiones, que dificultan extremadamente el camino que nos llevara al hipotexto en
caso de que este existiese.
Analizaremos todos estos extremos con ms detenimiento en el lugar preciso.
Sin ms prembulos, comencemos por la cuestin nominalista: Por qu lo llamamos
microrrelato?

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

PRIMERA PARTE:
TEORA SOBRE EL
MICRORRELATO

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

POR QU LO LLAMAMOS MICRORRELATO?


Resulta inevitable caer en el tpico y recordar que se han propuesto nombres

muy distintos para el subgnero narrativo que pretendemos analizar aqu. Casi todos
hacen referencia a la idea de brevedad: arte conciso, artefacto, brevicuento,
caso (aplicado a la narrativa breve de Enrique Anderson Imbert), crnica (en
Brasil), cuento breve, cuento brevsimo, cuento corto, cuento cortsimo,
cuento diminuto, cuento en miniatura, cuento esculido, cuento instantneo,
cuento rpido, fbula, ficcin de un minuto, ficcin rpida, ficcin sbita,
microcuento,

microficcin,

microrrelato,

minicuento,

minificcin,

minitexto, relato corto, relato microscpico, rompenormas, semicuento,


texto ultrabrevsimo, ultracorto, ultracuento, varia invencin (para la de Juan
Jos Arreola) y textculos y en Estados Unidos short short story, short shorts,
shortsy, very shorts o four minute fiction. Probablemente la abundante
nomenclatura se deba a que no se han fijado las fronteras genricas de este tipo de
textos, lo que conduce a discusiones nominalistas de las que todava no se ha derivado
un consenso.
Por ejemplo, Irene Andres-Surez opina que el trmino minificcin es ms
amplio que el de microrrelato:
Como G. Tomassini y S. Maris Colombo, pienso que la minificcin
recubre un rea ms vasta que la del microrrelato, el cual alude a un tipo de texto
breve sujeto a un esquema narrativo. La minificcin, en cambio, es una
supracategora literaria poligenrica (un hipernimo), que agrupa a los
microtextos ficcionales en prosa, tanto a los narrativos (el microrrelato, sin duda,
pero tambin las otras manifestaciones de la microtextualidad narrativa, como la
fbula moderna, la parbola, la ancdota, la escena o el caso, por ejemplo) como

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

a los no narrativos (el bestiario casi todos son descriptivos-, el poema en prosa
o la estampa)7.
Relatar implica contar una historia, unos hechos; y la palabra ficcin, en cambio,
hace hincapi en el hecho de que un autor haya inventado los textos dejando de lado
biografas, diarios, ancdotas, noticias que s tendran cabida en algunos
microrrelatos.
Entonces, el uso de la palabra microrrelato implica que estamos hablando de
textos narrativos que tienen unos personajes que desarrollan una accin en un espacio y
un tiempo determinados, por eso los consideramos relatos. No obstante, debido a su
brevedad, muchas veces alguno o varios de estos elementos de la narracin puede estar
elidido. En cualquier caso, siempre son textos ficcionales. Irene Andres-Surez coincide
con esta opinin: cuando hablamos de microrrelato nos referimos a un microtexto
narrativo en prosa de condicin ficcional que remite a la condicin imaginaria del
universo representado sustentado en la narratividad8.
Nosotros nos inclinamos por el nombre ms extendido en el mbito hispnico: el
de microrrelato, al igual que David Lagmanovich, Irene Andres-Surez, Fernando Valls
o Dolores M. Koch. Veamos lo que dice esta ltima:
Quisiera proponer aqu que volvamos al trmino microrrelato [].
Microrrelato tiene la ventaja de ofrecer un significado ms amplio que
microcuento. De esta manera podramos hacer distinciones aadiendo los
adjetivos correspondientes, como los sugeridos por Lauro Zavala: microrrelatos
clsicos, modernos, posmodernos, y quiz tambin fantsticos, policacos,
absurdos9.
Los microrrelatos podran ser considerados individualmente como un intento de
reconstruccin de la novela tradicional: son historias con planteamiento, nudo y
7

ANDRES-SUREZ, Irene y RIVAS, Antonio: La era de la brevedad. El microrrelato hispnico, pp.


20-21.
8
ANDRES-SUREZ: El microrrelato espaol. Una esttica de la elipsis, p. 9.
9
KOCH, Dolores: Microrrelato o minicuento? minificcin o hiperbreve? en NOGUEROL
JIMNEZ, Francisca (Ed.): Escritos disconformes. Nuevos modelos de lectura, p. 51.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

desenlace implcitos o explcitos que, por un lado, desmontan la narrativa clsica para
posteriormente construirla dejando espacio al lector para que ste complete los
intersticios que, por su esencial brevedad, dejan.
En un microrrelato el autor tiene que conseguir los mximos resultados con un
mnimo de recursos. Esa pretensin la encontramos desde el principio en la poesa, que
elide la temporalidad lgica de lo dramtico para situarnos emocional e intelectivamente
en una intuicin clara y distinta. El microrrelato est muy cercano a esta concepcin de
la poesa y, como veremos, una de sus caractersticas fundamentales es la hibridacin
genrica.
El crtico Fernando Valls en su blog La nave de los locos se pronuncia acerca del
nombre de estos textos y coincide con la nomenclatura que hemos usado en este trabajo:
A los textos narrativos brevsimos (alrededor de una pgina) que cuentan
una historia, prefiero llamarlos microrrelatos. El trmino minificcin me parece
inoperante desde el momento en que los cultivadores y estudiosos de la poesa,
gnero que debera ser el principal de la llamada minificcin, por la importancia
de su tradicin y la calidad de sus textos, no lo utilizan. Y minicuento no me
convence por su subsidiaridad del gnero cuento, que es otro, y porque, adems,
apela a la dimensin, que no es lo que caracteriza al microrrelato, sino la
precisin e intensidad, de las que surge como una consecuencia la brevedad.
Nunca he entendido por qu a los congresos internacionales se los denomina de
minificcin cuando la gran mayora de las intervenciones se ocupan nicamente
de los microrrelatos. Y tampoco entiendo por qu algunas antologas se titulan
La minificcin en, cuando, en realidad slo incluyen microrrelatos10.
Guillermo Siles tambin se decanta por esta denominacin puesto que sirve para
abarcar una gran variedad de formas discursivas y que adems fue uno de los nombres
pioneros de los adoptados por los crticos; todo eso sin aadir que permite una mayor
amplitud que las denominaciones que encasillen estos textos dentro del gnero cuento.
Desde la perspectiva de los escritores, Luisa Valenzuela prefiere llamar a estos
textos microrrelatos:
10

VALLS, Fernando: La nave de los locos [On-line]: http://nalocos.blogspot.com.es/2010/11/sobre-elmicrorrelato-en-la-revista.html (Consulta: 24 de septiembre de 2012).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

Yo opto por llamarlos microrrelatos. La palabra relatos me parece ms


flexible que cuentos y menos laxa que ficcin. Y me gusta ms micro que mini,
pero se trata de una eleccin absolutamente personal y tiene que ver con eso que
sola llamarse el valor connotativo11.
En cambio, Violeta Rojo no habla de microrrelatos, sino de minicuentos:
La investigadora venezolana Violeta Rojo propone llamar minicuento a
la narrativa que tiene las siguientes caractersticas: a) brevedad extrema; b)
economa de lenguaje y juegos de palabras; c) representacin de situaciones
estereotipadas que exigen la participacin del lector, y d) carcter proteico. Esto
ltimo puede presentarse en dos modalidades: ya sea la hibridacin de la
narrativa con otros gneros literarios o extraliterarios, en cuyo caso la dimensin
narrativa es la dominante; o bien la hibridacin con gneros arcaicos o
desaparecidos (fbula, aforismo, alegora, parbola, proverbios y mitos), con los
cuales se establece una relacin pardica12.
Adems, Rojo clasifica los minicuentos segn dos categoras: con fbula y sin
fbula aparente. Los primeros seran un subgnero del cuento tradicional, pero mucho
ms breves, y los ltimos necesitaran del lector para desarrollar la historia que
contienen, que suele estar sugerida o aludida. No es que no tengan argumento, sino que
ste est implcito.
Lagmanovich, por su parte, hace hincapi en el papel del lector, que no puede
limitarse a leer de forma acrtica, sino que tiene que modificar sus estrategias rutinarias
de lectura y define los microrrelatos como:
Brevsimas construcciones narrativas, muchas veces de un solo prrafo;
cuentos concentrados al mximo, bellos como teoremas; relatos esenciales,
exigentes para con el lector pero tambin dadores de un placer anlogo al que
proporciona el poema o, en la msica pianstica del siglo pasado, el contenido
trazo del impromptu o del momento musical. Suelen tener desde unas pocas
palabras hasta un prrafo o dos, desde menos de una pgina hasta una pgina y
media o dos de extensin. La forma compacta, de un prrafo de extensin
variable que contiene el comienzo, medio y fin de la narracin, parece ser una
solucin favorita para muchos de sus cultores. A partir de ese despojamiento, el

11

VALENZUELA, Luisa: Salpicn de reflexiones personales en ANDRES-SUREZ, Irene y RIVAS,


Antonio: La era de la brevedad. El microrrelato hispnico, p. 591.
12
ZAVALA, Lauro: Cartografas del cuento y la minificcin, pp. 98-99.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

31

Mariv Alonso Ceballos

microrrelato tensa un arco desde donde dispara certeras flechas a nuestras


maneras rutinarias de leer13.
De hecho, Lagmanovich seala que el paso del tiempo se percibe siempre en los
mejores ejemplos de microrrelato, lo cual incide de nuevo en su carcter narrativo.
El crtico mexicano Lauro Zavala distingue entre el minicuento, que comparte
sus rasgos con el cuento clsico (segn l seran tiempo secuencial, espacio verosmil,
narrador omnisciente, personajes arquetpicos, lenguaje literal, gnero convencional,
intertexto implcito y final epifnico14) y minificcin otorgndole a sta la capacidad
de suscitar en el lector una necesidad de relectura debido a su alto grado de polisemia.
Por otro lado, Lauro Zavala se fija en los libros constituidos exclusivamente por
microrrelatos o en los que stos se encuentran agrupados bajo epgrafes y utiliza el
trmino fractal. Lo toma prestado de la fsica contempornea:
Una serie fractal, en trminos de minificcin, es aquella en la que cada
texto es literariamente autnomo, es decir, que no exige la lectura de otro
fragmento de la serie para ser apreciado, pero que sin embargo conserva ciertos
rasgos formales comunes con el resto. Lo que est en juego en esta estructura
literaria es un problema de escala, pues en una extensin muy breve
(generalmente de dos lneas a una pgina impresa) cada texto pone en juego un
conjunto de elementos temticos y formales que lo definen como
indisociablemente ligado a la serie a la que pertenece []. Al estudiar las series
fractales se puede observar que existen al menos tres caractersticas compartidas
por todas ellas: una propuesta temtica y formal comn a los textos de la serie
(incluyendo una extensin especfica); la presencia constante de humor e irona,
lo cual es una caracterstica general de la minificcin posmoderna y un alto
gradiente de intertextualidad, generalmente explcito desde el ttulo de cada
texto, y que se expresa en diversas formas de parodia, hibridacin genrica y
metaficcin15.

13

LAMANOVICH, David: Hacia una teora del microrrelato hispanoamericano en Revista


Interamericana de Bibliografa. XLVI, 1-4, [On-line]:
http://www.educoas.org/portal/bdigital/contenido/rib/rib_1996/articulo2/cuento.aspx?culture=es&navid=
201 (Consulta: 24 de septiembre de 2012).
14
ZAVALA, Lauro: Para analizar la minificcin en CCERES MILNES, Andrs y MORALES PIA,
Eddie: Asedios a una nueva categora textual: el microrrelato, p. 163.
15
ZAVALA, Lauro: Estrategias literarias, hibridacin y metaficcin en La sueera de Ana Mara Shua.
[On-line]: http://www.educoas.org/Portal/bdigital/contenido/interamer/interamer_70/ens5_1/index.aspx
(Consulta: 24 de septiembre de 2012).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

32

Mariv Alonso Ceballos

Con esta til metfora, Zavala nos hace comprender que, a pesar del aparente
fragmentarismo de los microrrelatos, en muchas ocasiones stos estn organizados en
secciones de libros que tambin los dotan de sentido, con lo cual se complicara todava
ms nuestro campo de estudio.
En cualquier caso, resulta muy arbitrario clasificar los microrrelatos segn su
nmero de palabras o decir que ocupan menos de una pgina o de dos. Por un lado, el
formato elegido por cada editorial es distinto y, por otro, siempre podemos encontrar
excepciones, textos que no cumplen la previsin matemtica que hemos hecho y que
llamaramos microrrelato de todas formas.
Fernando Valls afirma que, para l, el microrrelato debe ocupar una sola pgina
de tal forma que el lector sea capaz de abarcarlo con un solo vistazo, aunque no porque
se extienda un poco ms un texto debemos clasificarlo como cuento. Su brevedad nace
de una necesidad narrativa, no de la imposicin de no superar la pgina impresa.
Tambin hay que tener en cuenta la idea de autonoma: consideraremos
microrrelato al texto que haya nacido con vocacin autnoma. En caso contrario,
caeramos en el relativismo: muchos textos podran serlo si los aislsemos de su
contexto, tal y como hicieron Borges, Bioy y Silvina en la Antologa de la literatura
fantstica con un fragmento de Don Juan Tenorio de Zorrilla, por ejemplo. Nosotros
pondremos ese lmite en nuestro anlisis.
Vamos a intentar ahondar un poco ms en estos textos.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

33

Mariv Alonso Ceballos

ADSCRIPCIN GENRICA DEL MICRORRELATO


Una de las principales preocupaciones de los tericos es dilucidar si el

microrrelato es un subgnero del cuento o habra que estudiarlo de forma independiente.


Lagmanovich concluye que es otro gnero diferente que est consolidndose porque hay
libros que constan slo de microrrelatos y podra hacerse una clasificacin de estos ms
all de su temtica. A todo esto habra que aadirle la problemtica que implica el
gnero cuento en s mismo, que podra ser considerado tambin un hbrido puesto que
se vale de los mecanismos de los otros gneros; de ah su modernidad.
En atencin a estos tres elementos, bsicos en la comunicacin literaria, Miguel
ngel Garrido en Nueva introduccin a la Teora de la Literatura (2001) define el
gnero como una institucin social que entraa un modelo de escritura para el autor, un
horizonte de expectativa para el lector y una seal para la sociedad que caracteriza como
literario un texto que tal vez podra ser circulado sin prestar atencin a su condicin de
esttico16. Su definicin fusiona las de Wellek y Warren, Todorov y Stempel.
Otro concepto importante, desafo para la crtica, es la episteme fallida, que
incluye a esas obras inclasificables, transgresoras de gneros, que no son novela ni
ensayo. Esta tendencia se ha vuelto ms comn desde finales del siglo XX y muchos
autores han publicado obras difciles de clasificar pero que no dudamos en considerar
literatura. El propio Quijote fue una episteme fallida para sus coetneos.
Por este motivo, la crtica moderna aboga por la bsqueda de nuevos gneros o
subgneros alejndose de la perspectiva clsica, que no sirve para clasificar
determinadas obras y que se ve desbordada a partir del s. XIX. Para dilucidar esta
evolucin, es necesario recurrir a la historia de los gneros.

16

GARRIDO GALLARDO, Miguel ngel: Nueva introduccin a la Teora de la literatura, p. 283.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

34

Mariv Alonso Ceballos

Huerta Calvo y Garca Berrio en Los gneros literarios: sistemas e historia (pp.
92-93) distinguen tres etapas en Occidente:
La primera etapa, llamada clsica, se inicia con Platn y Aristteles y finaliza en
el siglo XVIII con el neoclasicismo. Se basa en el criterio de orden formal y expresivo
que considera el gnero una realidad inmutable e ideal que ha de seguirse a rajatabla. Es
una concepcin normativa, en la que impera la imitacin de los modelos y grandes
autores.
La etapa moderna surge con el Romanticismo al rechazar la perspectiva clsica
para resaltar el valor de la originalidad esttica y creadora, basndose en un criterio
simblico- referencial y su mximo exponente es Hegel.
La etapa contempornea nace con el formalismo y las nuevas escuelas de crtica
literaria del siglo XX, basadas en la teora de los gneros discursivos de Bajtin, en la
que los gneros se conciben como una convencin de cdigos y registros cambiantes en
cada poca histrica que enmarcan la comunicacin con determinadas coordenadas,
dentro de las cuales hay que interpretar un mensaje.
Benedetto Croce es el primer autor que niega la aplicacin de los gneros en su
Esttica (1902). Piensa que cada obra es nica e irrepetible y toda inclusin de una obra
en un gnero predeterminado le resta originalidad a la creacin literaria: Para Croce, en
fin, lo reprobable es supeditar la individualidad artstica a la teora gentica, mxime si
esta se produce con fines normativistas17.

17

HUERTA CALVO y GARCA BERRIO: Los gneros literarios: sistemas e historia, p. 129.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

35

Mariv Alonso Ceballos

En la misma lnea, Maurice Blanchot defiende que la literatura no debe


encorsetarse: La esencia de la literatura consiste en escapar a toda determinacin
esencial, a toda afirmacin que la estabilice o realice18.
La historia de los gneros literarios nos demuestra que estos son entidades
cambiantes y discutibles, lo cual nos permite tanto considerar el microrrelato como un
nuevo gnero como incluirlo dentro de los ya existentes.
La preocupacin genrica en la literatura hispanoamericana tiene valedores tan
prestigiosos como Cortzar o Borges.
En la conferencia que pronunci en la Casa de las Amricas en La Habana,
titulada Aspectos del cuento, Cortzar hace una clebre diferenciacin entre la novela y
el cuento comparndolos respectivamente con el cine y la fotografa que acaba con un
smil pugilstico:
Mientras en el cine, como en la novela, la captacin de esa realidad ms
amplia y multiforme se logra mediante el desarrollo de elementos parciales,
acumulativos, que no excluyen, por supuesto, una sntesis que d el clmax de
la obra, en una fotografa o en un cuento de gran calidad se procede
inversamente, es decir que el fotgrafo o el cuentista se ven precisados a escoger
y limitar una imagen o un acaecimiento que sean significativos, que no
solamente valgan por s mismos, sino que sean capaces de actuar en el
espectador o en el lector como una especie de apertura, de fermento que
proyecta la inteligencia y la sensibilidad hacia algo que va mucho ms all de la
ancdota visual o literaria contenidas en la foto o en el cuento. Un escritor
argentino, muy amigo del boxeo, me deca que en ese combate que se entabla
entre un texto apasionante y su lector, la novela gana siempre por puntos,
mientras que el cuento debe ganar por knockout19.
El propio Borges nos confiesa que no sabe cmo definir el gnero cuento, pero
aclara que para l los gneros tienen la finalidad de crear una expectativa en el lector,
que condiciona su manera de acercarse al texto:

18
19

BLANCHOT, Maurice: El libro que vendr, p. 225.


CORTZAR, Julio: Aspectos del cuento, en Obras completas. Tomo VI. Obra crtica, pp. 374-375.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

36

Mariv Alonso Ceballos

Uso la palabra cuento entre comillas ya que no s si lo es o qu es,


pero, en fin, el tema de los gneros es lo de menos. Croce crea que no hay
gneros; yo creo que s, que los hay en el sentido de que hay una expectativa en
el lector. Si una persona lee un cuento, lo lee de un modo distinto de su modo de
leer cuando busca un artculo en una enciclopedia o cuando lee una novela, o
cuando lee un poema. Los textos pueden no ser distintos pero cambian segn el
lector, segn la expectativa. Quien lee un cuento sabe o espera leer algo que lo
distraiga de su vida cotidiana, que lo haga entrar en un mundo no dir fantstico
-muy ambiciosa es la palabra- pero s ligeramente distinto del mundo de las
experiencias comunes20.
Casi todos los escritores hacen referencia a la unidad de efecto como una
caracterstica de los cuentos que los diferencian de la novela y se han escrito numerosos
declogos para cuentistas como el de Quiroga, pero lo que nadie ha conseguido es dar
una definicin definitiva de cuento, quiz porque los gneros no son inamovibles, sino
que van cambiando a lo largo de la historia y adaptndose a las transgresiones que
sufren. Por eso mismo, resulta extremadamente complejo definir el microrrelato e
incluso diferenciarlo del cuento, puesto que siempre apareceran excepciones que
confirmaran la regla. Juan Armando Epple nos lo confirma:
Las formulaciones tericas sobre el cuento, o las poticas que declaran
una concepcin particular sobre el gnero, demarcan sus parmetros
diferenciales a partir de la comparacin con la novela, y los rasgos distintivos
que se postulan (la brevedad, la singularidad temtica, la tensin o la intensidad)
siguen resultando insuficientes como categoras distintivas21.
Una de las grandes autoras de microrrelatos, Ana Mara Shua, nos ofrece un
declogo, esta vez no para los escritores de cuentos, sino para los de cuentos
brevsimos.
DIEZ CONSEJOS PARA ESCRITORES DE CUENTOS BREVSIMOS

20

BORGES, Jorge Luis: Acerca de mis cuentos en Ciudad Seva, [On-line]:


www.ciudadseva.com/textos/teoria/opin/borges2.htm (Consulta: 24 de septiembre de 2012).
21
EPPLE, Juan Armando: Brevsima relacin sobre el cuento brevsimo en Revista Interamericana de
Bibliografa, [On-line]:
http://www.educoas.org/portal/bdigital/contenido/rib/rib_1996/index.aspx?culture=es&navid=201
(Consulta: 24 de septiembre de 2012).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

37

Mariv Alonso Ceballos

1. Tomar una o varias porciones de caos (muy pequeas) y


transformarlas en un pequeo universo.
cree.

2.

Trabajar con los conocimientos de lector, que sabe ms de lo que

3. Trabajar con la materialidad del texto. Por ejemplo, en este


hiperbrevsimo Huyamos, los cazadores de letras est-n aq-".
4. Azotar las palabras hasta conseguir que se agrupen en un rebao
ordenado. Tener el corral preparado de antemano.
5. Tejer lo fantstico y lo cotidiano en una sola trama. 0 no. Cortar lo
que sobra.
6. Trabajar la primera versin como una piedra en bruto a la que hay
que tallar hasta obtener un diamante facetado. Si no es posible librarse incluso
de la ms mnima imperfeccin, tirar la piedra a la basura, sin piedad.
7. Si conseguiste atraparlo, es que est mal. Un buen cuento brevsimo
resulta tan inasible y resbaladizo como cualquier pez o cualquier buen texto
literario.
8. A veces no hace falta inventarlos, basta con descubrirlos, incrustados
en otros textos, brillando.
9.

Prueba de calidad: si es realmente bueno, muerde.

10. Ser breve. Y, preferiblemente, tambin genial22.


Quiz sea mas fcil la definicin por negacin; es decir, fijar qu no es un
microrrelato o un cuento, en lugar de decir qu son de forma aislada.
Violeta Rojo, como ya hemos adelantado, opta por el nombre de minicuentos y
los considera un subgnero del cuento. Nos aporta una esclarecedora comparacin
deportiva al identificar el cuento con una pelota de ftbol y el minicuento con otra de
bisbol, lo que le hace deducir que el impacto recibido por el lector ser ms fuerte con
la segunda pelota porque es ms pequea y puede tomar una mayor velocidad:
El minicuento es un nuevo subgnero narrativo que, a pesar de su
extrema brevedad y sus otras caractersticas distintivas, cumple con los
elementos bsicos que debe tener un cuento y por tanto puede incluirse dentro
del gnero23.

22

ROTGER, Neus y VALLS, Fernando: Ciempis. Los microrrelatos de Quimera, p. 141.


ROJO, Violeta: Breve manual para reconocer minicuentos en El Cuento en Red [On-line]:
http://cuentoenred.xoc.uam.mx (Consulta: 26 de septiembre de 2012).
23

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

38

Mariv Alonso Ceballos

Guillermo Siles opina que el microrrelato es un nuevo gnero distinto del


cuento; de hecho, es el subttulo de su libro El microrrelato hispanoamericano. La
formacin de un gnero en el siglo XX y lo explica as:
La concepcin del microrrelato como gnero hbrido podra objetarse en
razn de que otros gneros como el ensayo, el cuento o la novela, a su manera
tambin lo son, ya que ninguno escapa al proceso de contaminacin genrica en
el transcurso de la historia literaria. Sin embargo, el microrrelato lleva a cabo
dichos procesos de manera explcita y los exhibe de modo especial en
numerosos textos []; (es) un gnero elstico y plurilinge capaz de absorber y
fagocitar otros gneros, tcnicas, convenciones y modalidades textuales, tanto
literarios como extraliterarios24.
El escritor Juan Romagnoli en un encuentro entre varios escritores (Ana Mara
Shua, Ral Brasca y l mismo) en la librera Eterna Cadencia en Honduras explica
porqu l lo considera un gnero. Dicha librera y tambin editorial puede visitarse online en la direccin http://www.eternacadencia.com/home.asp. Desde ah puede
accederse a su blog (http://blog.eternacadencia.com.ar/), donde podemos leer lo
siguiente:
De mi experiencia con la microficcin, yo creo que me permite expresar
cosas que en otro gnero no podra. Si escribiera diez novelas seguramente no
dira lo que podra decir en dos o tres microficciones, digamos en cada
microficcin en especial. Como gnero nuevo, as como la poesa es un gnero
milenario, la poesa es una forma de ver el mundo y de expresarlo. La
microficcin como gnero creo que tambin es un modo nuevo de pensar el
mundo. Nos permite expresar el mundo de una forma en particular. Y el
ejercicio de la microficcin creo que trae eso, la posibilidad de investigar y ver
el mundo desde el lado de la microficcin. As que obviamente, el lector,
consciente o inconscientemente ve el mundo de la misma manera o se permite
tambin verlo desde la misma visin25.
La delimitacin del microrrelato como nuevo gnero o como subgnero del
cuento nos remite al problema de la transgresin genrica, que en realidad podra
considerarse parte esencial del microrrelato:
24

SILES, Guillermo: El microrrelato hispanoamericano. La formacin de un gnero en el siglo XX, pp


104-105.
25
ROMAGNOLI, Juan: El mundo desde una lupa [On-line]:
http://blog.eternacadencia.com.ar/?p=8695#more-8695 (Consulta: 1 de febrero de 2011).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

39

Mariv Alonso Ceballos

En estos textos la presencia de la irona (generalmente en forma de


parodia, sobreentendido o juegos de lenguaje) funciona como una especie de
cido retrico que disuelve las fronteras entre gneros literarios, y entre la
escritura literaria y no literaria26.
La postura transgenrica es igualmente compartida por Ral Brasca, que ha
reflexionado sobre el gnero en dos facetas distintas: como escritor y como antlogo.
Yo, como antlogo, sobre todo porque como autor, lo que hago es casi
siempre muy narrativo, me sito ms en la posicin transgenrica, porque he
ledo mucho y porque creo que en la tradicin se ponen como microrrelatos
piezas que no son esencialmente narrativas.
[] Yo no digo que sea tpicamente un gnero, pero tiene un modo de
recepcin particular. El lector de microficcin, el que se dispone a leer una
microficcin, por lo mismo que te deca antes, del pacto de lectura y todo eso,
tiene un horizonte de lectura diferente al que se enfrenta a una novela o al que se
enfrenta a un cuento []. Para m, eso hace que todos estos textos tengan algo
en comn que los agrupara en lo que se llama gnero. Inclusive, la palabra
gnero es una definicin, no es algo que exista por s mismo. Los gneros van
cambiando27.
Sin embargo, David Roas considera que el microrrelato es una variante del
cuento, no un nuevo gnero en contra de lo que opina la gran mayora de los crticos
espaoles e hispanoamericanos. Nos ofrece un interesante esquema de las caractersticas
de los microrrelatos que coinciden en su mayora con las de los cuentos:
1. rasgos discursivos: narratividad, hiperbrevedad y, como complemento
a este ltimo, concisin e intensidad expresiva []. A stos habra que aadir la
fragmentariedad y la hibridez genrica (su proximidad a la poesa, sobre todo),
aspectos recurrentes en buena parte de las definiciones.
2. rasgos formales: se trata de caractersticas de nivel textual inferior a las
anteriores, puesto que en su mayora se derivan de la hiperbrevedad (aunque a
veces ello se olvida). Evidentemente, no tienen por qu aparecer todas en el
mismo texto, ni en el mismo grado. stas son las ms destacadas:
2.1. trama: ausencia de complejidad estructural

26

ZAVALA, Lauro: La minificcin bajo el microscopio, p. 26.


DELAFOSSE, milie: Entrevista a Ral Brasca: Dentro de la microficcin se da un solapamiento de
gneros en El Cuento en Red, N22: Otoo, 2010 [On-line]. http://cuentoenred.xoc.uam.mx. (Consulta: 1
de febrero de 2011).
27

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

40

Mariv Alonso Ceballos

2.2. personajes: mnima caracterizacin psicolgica, raramente


descritos, en muchas ocasiones annimos, utilizacin de personajestipo
2.3. espacio: construccin esencializada, escasez o ausencia de
descripciones, reducidas referencias a lugares concretos
2.4. tiempo: utilizacin extrema de la elipsis
2.5 dilogos: ausentes si no son extremadamente significativos y
funcionales
2.6. final sorpresivo y/o enigmtico
2.7. importancia del ttulo
2.8. experimentacin lingstica
3. rasgos temticos (tampoco tienen por qu aparecer todos en un mismo
microrrelato)
3.1. intertextualidad: siempre entendida aqu como dilogo
pardico con otros textos)
3.2. metaficcin
3.3. irona, parodia, humor
3.4 intencin crtica
4. rasgos pragmticos
4.1 necesario impacto sobre el lector
4.2. exigencia de un lector activo28.
Quiz podemos encontrar un atisbo de irona acerca de la adscripcin genrica
del microrrelato en la respuesta que dio en una entrevista Ana Mara Shua al ser
preguntada acerca de las causas del auge de este tipo de texto: Por dos razones: a) es
un formato muy adecuado para Internet b) hace veinte aos la crtica acadmica
descubri la microficcin como un gnero diferente del cuento breve29.
Esta autora, con una actitud muy pragmtica, resalta dos de los factores que han
contribuido a que el microrrelato est en boga: Internet y la crtica, que ha descubierto
un atractivo campo de estudio.

28

ROAS, David: El microrrelato y la teora de los gneros en ANDRES-SUREZ, Irene y RIVAS,


Antonio: La era de la brevedad. El microrrelato hispnico, pp. 50-51.
29
Breve entrevista a Ana Mara Shua [On-line]: http://revistamicrorrelatos.blogspot.com/2010/07/breveentrevista-ana-maria-shua.html (Consulta: 3 de febrero de 2011).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

41

Mariv Alonso Ceballos

En definitiva, los crticos no se ponen de acuerdo acerca de este tema. En el


microrrelato todo es proteico o cambiante: su nombre, su pertenencia a uno u otro
gnero, hasta su estructura.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

42

Mariv Alonso Ceballos

ANTECEDENTES Y RELACIONES
Los elementos comunes a la minificcin y otras formas de la escritura
pueden ser estudiados en sta precisamente porque estn ausentes,
pues la naturaleza de la minificcin es alusiva y metafrica,
y su principal arte consiste en su capacidad para comunicar
con mayor efectividad a partir de aquello que no se dice30.
Lauro Zavala

La brevedad no es una forma literaria novedosa. Podemos encontrar formas


narrativas breves en textos sumerios y egipcios que suelen ser relatos intercalados.
Despus en la literatura griega van tomando la forma de digresiones muchas veces para
incluir, segn Enrique Anderson Imbert, hechos sorprendentes. Sin embargo, debemos
viajar hasta la Edad Media para encontrar ficcin breve autnoma que surge de la
tradicin oral (las leyendas, los mitos, las adivinanzas, la fbula) para posteriormente
configurar subgneros narrativos como la alegora o el aplogo.
Si pensamos en textos antiqusimos como la Biblia o Las mil y una noches
podemos localizar en ellos fragmentos autnomos. Lauro Zavala seala su utilidad
pedaggica a lo largo de la historia:
En general, los textos extremadamente breves han sido los ms
convincentes en trminos pedaggicos en la historia de la cultura. Este es el caso
de las parbolas (bblicas o de otra naturaleza), los aforismos, las definiciones,
las adivinanzas y los relatos mticos31.

30

ZAVALA, Lauro: Breve y seductora: la minificcin y la enseanza de teora literaria en ZAVALA,


Lauro: Lecturas simultneas: la enseanza de lengua y literatura con especial atencin al cuento
ultracorto, p. 142.
31
ZAVALA, Lauro: Cartografas del cuento y la minificcin, p. 72.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

43

Mariv Alonso Ceballos

Todos los autores coinciden en que los microrrelatos se caracterizan por ser un
gnero hbrido tanto por su forma como por los diferentes gneros con los que est
emparentado.
Hasta los escritores de microrrelatos reconocen esa hibridacin genrica. Ana
Mara Shua nos lo explica con su peculiar estilo humorstico: Sin olvidar que toda
frontera es convencional, los lmites geogrficos del microrrelato son: al norte, el poema
en prosa; al sur, el chiste; al este, el cuento corto; al oeste, el vasto pas de los
aforismos, reflexiones, sentencias morales32.
3.1

Haiku
El haiku japons es una estrofa de tres versos, de 5, 7 y 5 slabas

respectivamente, sin rima, que puede tratar temas diversos. En ellos se refleja un
aspecto concreto de la realidad cotidiana, atendiendo especialmente a la naturaleza y a
las cosas que rodean al hombre: los animales, las plantas, el mar, la lluvia...
Es una de las formas que los crticos ven claramente relacionada con el
microrrelato. Rosario Alonso y Mara Vega de la Pea del Barco lo enuncian as:
Para los expertos en poesa japonesa lo ms importante del haik es lo
que no se dice, ese poder de sugerencia que comparte con el microrrelato y que
vincula ambas manifestaciones.
El haik es de una brevedad lmite; para Vicente Haya, una impresin
natural que se hace poesa. Conservar un instante especial de la realidad: sta es
la finalidad del haik [].
Microtexto y haik comparten la sugerencia, el ritmo marcado y
conocido por el lector, la musicalidad y la sorpresa []. A diferencia del
microtexto, el haik tiene una delimitacin temtica muy marcada. Siempre
centrado en el mundo natural, el haik puede ser intimista, filosfico, sagrado,

32

SHUA, Ana Mara: Esas feroces criaturas en ANDRES-SUREZ, Irene y RIVAS, Antonio: La era
de la brevedad. El microrrelato hispnico, p. 581.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

incluso cmico, ertico y hasta escatolgico, en el convencimiento de que todo


lo natural es bello33.
La delimitacin temtica del haiku sobrevino con la obra de Bash (1644-1694).
Antes de l, el haik se llamaba haikai, que significa broma en japons y se
caracterizaba por ser un juego de ingenio, lo que lo emparentara con el epigrama de la
literatura griega. Cortzar toma uno de sus haikus para dar ttulo a su libro de poemas:
Este camino
ya nadie lo recorre
salvo el crepsculo34.
Otros escritores contemporneos como Paz o Benedetti tambin han cultivado el
haiku, con lo cual podemos constatar su influencia en la literatura hispanoamericana:
El sol es tiempo;
el tiempo, sol de piedra;
la piedra, sangre.
Octavio Paz
La mariposa
recordar por siempre
que fue gusano
Mario Benedetti
3.2

Epigrama
La palabra epigrama viene del latn epigramma, que a su vez proviene de otra

griega que significa inscripcin.


Los epigramas eran composiciones poticas que se inscriban en las lpidas o
monumentos pblicos en la Antigua Grecia y que se caracterizaban por su brevedad y
su ingeniosidad. Normalmente eran de carcter pico o elegiaco: El epigrama, gnero

33

ALONSO, Rosario y VEGA DE LA PEA DEL BARCO, Mara: Sugerente textura, el texto breve y
el haik. Tradicin y modernidad en NOGUEROL JIMNEZ, Francisca (Ed.): Escritos disconformes.
Nuevos modelos de lectura, pp. 99-100.
34
CORTZAR, Julio: Salvo el crepsculo, p. 179.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

potico antiguo, propona como modelo formal la alusin anecdtica, la brevedad y el


efecto ingenioso, generalmente logrado por una conclusin asombrosa, iluminadora35.
Los procedimientos que emplean los escritores de microrrelatos los acercan a los
epigramticos. El epigrama tiene una restriccin espacial que lo obliga a condensar las
ancdotas y su ingenio, al igual que el del microrrelato, proviene frecuentemente de los
juegos de palabras: metforas, paranomasias, clichs puestos en cuestin, citas
3.3

Aforismo
Tambin podemos encontrar similitudes entre el aforismo y el microrrelato,

considerando el primero como una frase sentenciosa que intenta expresar una verdad.
Aforismos, refranes y mximas hay en todas las culturas y muchas veces recurren a los
juegos de palabras para llamar la atencin del receptor o como recurso mnemotcnico.
Se diferencian del gnero que estamos estudiando en que normalmente se presentan en
forma de monlogo y en tiempos verbales de presente, mientras que los microrrelatos,
debido a su narratividad, suelen estar en pretrito y constituir un dilogo.
Veamos un ejemplo de aforismo de Antonio Porchia:
Se vive con la esperanza de llegar a ser un recuerdo36.
Qu tiene este aforismo para no considerarlo microrrelato? Por un lado, no hay
personajes. El autor utiliza una oracin impersonal para que cualquier lector pueda
identificarse con lo ledo. Por otro, tampoco hay tiempo o espacio narrativos. Porchia
pretende que su afirmacin tenga un alcance universal, por eso no la contextualiza. Y,
por ltimo, habra que destacar la pretensin de proponer una verdad que se persigue
con el aforismo, que el microrrelato no comparte por su esencia ficcional.
35

GOMES, Miguel: Los dominios de lo menor. Modulaciones epigramticas de la narrativa hispnica


moderna en NOGUEROL JIMNEZ, Francisca (Ed.): Escritos disconformes. Nuevos modelos de
lectura, p. 40.
36
PORCHIA, Antonio: Voces reunidas, p. 41.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

Sin embargo, podemos encontrar microrrelatos lindantes con el aforismo o


mxima como el siguiente de Marco Denevi:
PENSAMIENTOS DEL SEOR PEROGRULLO
Como toda revolucin cree ser la nica, toda revolucin quiere ser la
ltima y apenas triunfa se vuelve reaccionaria37.
Si leemos el texto, tenemos un caso de microrrelato en presente, sin personajes o
contexto espaciotemporal. Tan slo el ttulo: Pensamientos del seor Perogrullo, nos
obliga a analizarlo como una forma narrativa porque contextualiza la afirmacin como
si fuera el pensamiento de un personaje; si careciera de ttulo, podramos considerarlo
un aforismo. Denevi hace toda una serie de este tipo de pensamientos que denomina
Pensamientos del seor Perogrullo para expresar las ideas ms variopintas en sus
Falsificaciones:
PENSAMIENTOS DEL SEOR PEROGRULLO
Aquello de dime con quin andas y te dir quin eres vale tambin para
los que andan solos38.
PENSAMIENTOS DEL SEOR PEROGRULLO
Pobre pero honrado. No deberan decirlo los ricos? Rico pero
honrado39.
Incluso utiliza estos textos para poner de manifiesto una paradoja en una ltima
vuelta de tuerca:
IMPOSTURAS DEL SEOR PEROGRULLO
Paradoja: los aforismos me aburren40.

37

DENEVI, Marco: Falsificaciones, p. 198.


Ibd., p. 21.
39
Ibd., p. 135.
40
DENEVI, Marco: Falsificaciones (2006), p. 156.
38

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

47

Mariv Alonso Ceballos

3.4

Fbula
La fbula es un gnero que se caracteriza por ser protagonizado por animales y

de su lectura se obtiene normalmente una enseanza moral. Muchos microrrelatos


toman prestado el cors de la fbula para romperlo por algn lado. El autor que ms la
utiliza es el clebre guatemalteco Augusto Monterroso, sobre todo en su libro La oveja
negra y dems fbulas:
EL BURRO Y LA FLAUTA
Tirada en el campo estaba desde haca tiempo una Flauta que ya nadie
tocaba, hasta que un da un Burro que paseaba por ah resopl fuerte sobre ella
hacindola producir el sonido ms dulce de su vida, es decir, de la vida del Burro
y de la Flauta.
Incapaces de comprender lo que haba pasado, pues la racionalidad no
era su fuerte y ambos crean en la racionalidad, se separaron presurosos,
avergonzados de lo mejor que el uno y el otro haban hecho durante su triste
existencia41.
EL CONEJO Y EL LEN
Un celebre Psicoanalista se encontr cierto da en medio de la Selva,
semiperdido.
Con la fuerza que dan el instinto y el afn de investigacin logr
fcilmente subirse a un altsimo rbol, desde el cual pudo observar a su antojo no
slo la lenta puesta del sol sino adems la vida y costumbres de algunos
animales, que compar una y otra vez con las de los humanos.
Al caer la tarde vio aparecer, por un lado, al Conejo; por otro, al Len.
En un principio no sucedi nada digno de mencionarse, pero poco
despus ambos animales sintieron sus respectivas presencias y, cuando toparon
el uno con el otro, cada cual reaccion como lo haba venido haciendo desde que
el hombre era hombre.
El Len estremeci la Selva con sus rugidos, sacudi la melena
majestuosamente como era su costumbre y hendi el aire con sus garras
enormes; por su parte, el Conejo respir con mayor celeridad, vio un instante a
los ojos del Len, dio media vuelta y se alej corriendo.
De regreso a la ciudad el celebre Psicoanalista public cum laude su
famoso tratado en que demuestra que el Len es el animal ms infantil y cobarde
de la Selva, y el Conejo el ms valiente y maduro: el Len ruge y hace gestos y
amenaza al universo movido por el miedo; el Conejo advierte esto, conoce su
propia fuerza, y se retira antes de perder la paciencia y acabar con aquel ser
41

MONTERROSO: Augusto: Cuentos, fbulas y Lo dems es silencio, p. 221.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

48

Mariv Alonso Ceballos

extravagante y fuera de s, al que comprende y que despus de todo no le ha


hecho nada42.
Augusto Monterroso en Cmo acercarse a las fbulas nos da una muestra de
su peculiar sentido del humor y explica su propia tcnica:
Ninguna fbula es daina, excepto cuando alcanza a verse en ella alguna
enseanza. Esto es malo. Si no fuera malo, el mundo se regira por las fbulas de
Esopo; pero en tal caso desaparecera todo lo que hace interesante el mundo,
como los ricos, los prejuicios raciales, el color d la ropa interior y la guerra; el
mundo sera entonces muy aburrido, porque no habra heridos para las sillas de
ruedas, ni pobres a quienes ayudar, ni negros para trabajar en los muelles, ni
gente bonita para la revista Vogue.
As, lo mejor es acercarse a las fbulas buscando de qu rer43.
Con respecto a los autores argentinos aportaremos un ejemplo de fbula del
autor lvaro Yunque:
LA OBRA MAESTRA
El mono cogi un tronco de rbol, lo subi hasta el ms alto pico de una
sierra, lo dej all, y cuando baj al llano, explic a los dems animales:
yo.

Ven aquello que est all? Es una estatua, una obra maestra! La hice

Y los animales, mirando aquello que vean en lo alto, sin distinguir bien
qu fuere, comenzaron a repetir que aquello era una obra maestra. Y todos
admiraron al mono como a un gran artista. Todos menos el cndor, porque el
cndor era el nico que poda volar hasta el pico de la sierra y ver que aquello
slo era un tronco de rbol. Dijo a muchos lo que haba visto, pero ninguno
crey al cndor, porque es natural en el ser que camina no creer al que vuela44.
Por su parte, Marco Denevi llega a una conclusin vlida para todas las fbulas:
IMPOSTURAS DEL SEOR PEROGRULLO
Moraleja de todas las fbulas: el hombre es un animal45.

42

Ibd., p. 183.
Citado por SILES, Guillermo: El microrrelato hispanoamericano. La formacin de un gnero en el
siglo XX, pp. 133-134.
44
EPPLE, Juan Armando: Brevsima relacin. Nueva antologa del microcuento hispanoamericano, p.
190.
45
DENEVI, Marco: Falsificaciones (2006), p. 156.
43

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

49

Mariv Alonso Ceballos

3.5

Chiste
El chiste suele ser una historia corta, a veces contextualizada cuyos personajes

tienen un nombre y sus acciones transcurren en un espacio y tiempo determinados y


otras estar adscrito a una nacionalidad determinada o simplemente a un gnero.
Andr Jolles nos describe en su libro Las formas simples qu consiste el
mecanismo que pone en marcha el chiste:
Partiendo de la liberacin de lo censurable, de lo negativo, y gracias a la
libertad que permite a nuestro espritu aflojar una tensin, se hace conciso y
firme y a la vez se crea un mundo propio y positivo. Slo desde la perspectiva de
la dualidad de broma y burla puede comprenderse como un todo, el mundo del
chiste []. El mundo de lo cmico es un mundo en el que las cosas adquieren
concisin y firmeza gracias al desligamiento o liberacin46.
El microrrelato, con su pretensin de ingenio se acerca muchas veces al chiste.
Podemos comprobarlo en estos tres de Orlando Enrique Van Bredam:
SIMETRAS
Como en los cuentos de Borges, a la vida tambin la seducen las
simetras y las repeticiones. Usted, por ejemplo, advierte en plena noche que su
mujer dormida y entre suspiros pronuncia su nombre: Rodolfo, Rodolfo. Sin
ocultar su orgullo de macho, usted complacido se desvela y se contempla delante
del espejo de la cmoda.
Lo que usted ignora (como en Borges) es que el Otro tambin se llama
Rodolfo. Lo que no deja de ser una ventaja. Para ella, desde luego47.
PREOCUPACIN
No se preocupe. Todo saldr bien dijo el verdugo.
Eso es lo que me preocupa respondi el condenado.
DERECHO
Yo te voy a sacar derecho, mocoso le dijo mi vecina al hijo y le dobl
la espalda con los golpes48.

46

47

JOLLES, Andr: Las formas simples, p. 235.


VAN BREDAM, Orlando Enrique: La vida te cambia los planes, p. 54.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

50

Mariv Alonso Ceballos

En realidad, a pesar de que podemos encontrar numerosos microrrelatos que


lindan con el chiste, la finalidad de cada uno de ellos marca la diferencia: el chiste slo
pretende hacer rer, mientras que el microrrelato tiene una pretensin literario-esttica
muy clara.
Ral Brasca considera que las microficciones no deben quedarse en el mero
chiste y que lo que realmente necesita un buen microrrelato no es humor, sino irona:
La irona s es clave. El humor es arma de doble filo. Porque otro de los
riesgos con los microrrelatos es querer reducirlos a estos chistecitos, a esa cosa
humorstica que hace pensar que es una cosa muy liviana. La microficcin
tambin puede ser filosfica, puede ser muy profunda. Hay mucha gente que
tiene la idea de que hacer microrrelatos es eso, es hacer chistecitos. El humor es
una caracterstica de muchas microficciones, pero me gusta lejos del chiste, me
gusta lejos del doble sentido. Me gusta el humor ligado a la irona; me gusta el
humor ligado a la stira; me gusta el humor ligado al juego. Yo creo que lo
ldico s es valioso y definitorio: la irona, la stira, la parodia49.
3.6

Poesa
Los microrrelatos estn cercanos a la poesa aparte de por su extensin, que sera

la caracterstica ms visible que los une, por el empleo de determinadas figuras


retricas. En ellos, al igual que en los poemas, podemos encontrar comparaciones,
sinestesias, sincdoques, apstrofes, anttesis, etc. Adems, el microrrelato es un
gnero literario extremadamente difcil y tan refinado y exigente como la poesa. Pues
ambos estn construidos con precisin casi milimtrica y aspiran al desnudamiento
extremo y a la esencializacin del lenguaje50.

48

Citados por RDENAS DE MOYA, Domingo: Consideraciones sobre la esttica de lo mnimo en


GMEZ TRUEBA, Teresa (ed.): Mundos mnimos. El microrrelato en la literatura espaola
contempornea, p. 91.
49
DELAFOSSE, milie:Entrevista a Ral Brasca: Dentro de la microficcin se da un solapamiento de
gneros en El Cuento en Red, N22: Otoo, 2010 [On-line]. http://cuentoenred.xoc.uam.mx. (Consulta: 1
de febrero de 2011).
50
ANDRES-SUREZ: El microrrelato espaol. Una esttica de la elipsis, p. 13.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

51

Mariv Alonso Ceballos

El ritmo de la prosa es importante en los microrrelatos y podemos comprobarlo


leyendo uno de Luisa Valenzuela que destaca por su sonoridad:
CONFESIN ESDRJULA
Penlope nictlope, de noche tejo redes para atrapar un cclope51.
La profusin de palabras esdrjulas crea un ritmo cercano al de la poesa e
incluso tres de las palabras riman en una sola lnea.
En textos tan breves como los poemas o los microrrelatos tambin son muy
significativos los silencios o los paralelismos y todo tipo de repeticiones: anforas,
polisndeton En el microrrelato cada palabra cuenta, de ello deja constancia Antonio
Fernndez Ferrer, que pregunta a un cuentacuentos llamado Pep Bruno cul es la
diferencia entre el cuento breve y el relato oral y ste responde lo siguiente:
Los cuentos breves son los menos orales que hay, son rgidos como la
poesa, slo permiten jugar con la prosodia (que no es poco) pero no nos dejan
jugar con el contexto, con los escuchadores, con las palabras. En un cuento
breve todo va medido, tan rpido, que cada palabra tiene su valor y su peso en lo
que se cuenta; cambiar una palabra es cambiar el cuento, y ese registro no es
propio del lenguaje oral52.
Tambin Cortzar expresa de una forma contundente lo que une los cuentos con
la poesa y que podra aplicarse asimismo al microrrelato:
La gnesis del cuento y del poema es sin embargo la misma, nace de un
repentino extraamiento, de un desplazarse que altera el rgimen normal de la
conciencia; en un tiempo en que las etiquetas y los gneros ceden a una
estrepitosa bancarrota, no es intil insistir en esta afinidad que muchos
encontrarn fantasiosa. [] he sentido hasta qu punto la eficacia y el sentido
del cuento dependan de esos valores que dan su carcter especfico al poema y
tambin al jazz: la tensin, el ritmo, la pulsacin interna, lo imprevisto dentro de
parmetros pre-vistos, esa libertad fatal que no admite alteracin sin una prdida
irrestaable53.
51

LAGMANOVICH, David: La otra mirada. Antologa del microrrelato hispnico, p. 260.


FERNNDEZ FERRER, Antonio: Contar & descontar en NOGUEROL JIMNEZ, Francisca (Ed.):
Escritos disconformes. Nuevos modelos de lectura, p. 33.
53
CORTZAR, Julio: Del cuento breve y sus alrededores, [On-line]:
http://www.ciudadseva.com/textos/teoria/opin/cortaz6.htm. (Consulta: 14 de febrero de 2013).
52

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

52

Mariv Alonso Ceballos

Alba Omil resalta los puntos de contacto entre microrrelato y poesa, piensa que
no se puede contar un microrrelato porque su efecto se basa en las palabras concretas
que el autor ha elegido para construirlo y adems:
Ambas formas, microrrelato y poema lrico, estn cargadas con un plus
de efecto tardo por el cual, an a distancia de su lectura, continuarn resonando
y gravitando en la memoria del receptor. Y, en el caso del microrrelato, no es
precisamente lo anecdtico lo que resuena54.
Podemos comprobar el juego metadiscursivo entre poesa y microrrelato leyendo
uno de Ana Mara Shua, que aprovecha los ecos poticos de una idea, que para ella
podra ser un poema, pero prefiere contarla en una narracin en forma de microrrelato:
DE QUIEN ESPERA
De quien espera una voz y poco a poco va dejando de lado todo el resto,
se desvanece a su alrededor todo el universo, odia al telfono y lo ama como
Catulo a su Lesbia indiferente; poco a poco la espera invade todo, abandona
actividades o las realiza con distraccin absorta hasta que su nico verbo cierto
es esperar: irresponsable olvido de quien pretendi ser en sus comienzos
protagonista de una minificcin, y se transforma s, por un momento, en el
centro doloroso de un poema. Pero el suceso de su transformacin lo vuelve otra
vez narrativo y por eso lo incluyo en este libro55.
3.7

Ensayo
El microrrelato se acerca al ensayo debido a que induce al lector a reflexionar

sobre su contenido. No se agota con la lectura, sino que deja su impronta cuando, al
pasar el tiempo, recordamos lo ledo con anterioridad; sin embargo, el microrrelato lo
consigue desde la narratividad, basndose en unos personajes y una trama y el ensayo
intenta que su lector reflexione desde el propio pensamiento.
En este famoso texto de Borges se reflexiona sobre el argumento ontolgico de
San Anselmo desde la perspectiva de un narrador en primera persona que demuestra la

54
55

OMIL, Alba: El microrrelato y otros ensayos, p. 18.


SHUA, Ana Mara: Botnica del caos, p. 162.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

53

Mariv Alonso Ceballos

existencia de Dios valindose de una premisa falsa: Si un nmero entero es


inconcebible, Dios existe.
ARGUMENTUM ORNITHOLOGICUM
Cierro los ojos y veo una bandada de pjaros. La visin dura un segundo
o acaso menos; no s cuntos pjaros vi. Era definido o indefinido su nmero?
El problema involucra el de la existencia de Dios. Si Dios existe, el nmero es
definido, porque Dios sabe cuntos pjaros vi. Si Dios no existe, el nmero es
indefinido, porque nadie pudo llevar la cuenta. En tal caso, vi menos de diez
pjaros (digamos) y ms de uno, pero no vi nueve, ocho, siete, seis, cinco,
cuatro, tres o dos. Vi un nmero entre diez y uno, que no es nueve, ocho, siete,
seis, cinco, etctera. Ese nmero entero es inconcebible; ergo, Dios existe56.
3.8

Novela fragmentada
Estamos de acuerdo con Guillermo Siles en su comparacin de los microrrelatos

con la novela, siguiendo a Bajtin, que califica a esta ltima como un gnero elstico y
plurilinge, capaz de absorber y fagocitar otros gneros, tcnicas, convenciones y
modalidades textuales, tanto literarios como extraliterarios57, definicin que podra
aplicarse sin demasiada dificultad al microrrelato.
En el siglo XX han proliferado las novelas que rompen el orden lineal y
cronolgico decimonnico mediante digresiones que en algunas ocasiones podran ser
consideradas microrrelatos. Rayuela (1963) de Julio Cortzar sera uno de los casos
paradigmticos. Como todos sabemos, es una novela con diferentes vas de lectura
dividida en tres partes. Del lado de all, que transcurre en Pars, Del lado de ac, en
Buenos Aires y De otros lados (captulos prescindibles), miscelnea de citas, textos
periodsticos, notas, textos narrativos, etc. incluido el clebre captulo 68 en el que crea
un nuevo lenguaje cambiando los nombres y los verbos por palabras inventadas y,
sorprendentemente, somos capaces de comprenderlo:

56

LAGMANOVICH, David: La otra mirada. Antologa del microrrelato hispnico, p. 76.


SILES, Guillermo: El microrrelato hispanoamericano. La formacin de un gnero en el siglo XX, p.
281.
57

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

54

Mariv Alonso Ceballos

Apenas l le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clmiso y caan


en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que l
procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y
tena que envulsionarse de cara al nvalo, sintiendo cmo poco a poco las
arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiento, hasta quedar
tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas
flulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un
momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que l aproximara
suavemente sus orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio
los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramova, de pronto era el clinn, la
esterfurosa convulcante de las mtricas, la jadehollante embocapluvia del
orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumtica agopausa. Evoh!
Evoh!. Volposados en la cresta del murelio, se sentan balparamar, perlinos y
mrulos. Temblaba el troc, se vencan las marioplumas, y todo se resolviraba en
un profundo pnice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles
que los ordopenaban hasta el lmite de las gunfias58.
Las tres partes vienen precedidas por un tablero de direccin en el que el autor
nos recomienda un orden de lectura, que es slo uno de los posibles. Tambin nos
plantea la posibilidad de leer la historia meramente narrativa de los personajes (las dos
primeras partes) y prescindir de la tercera, aunque sta sea en realidad la parte menos
prescindible segn los postulados de Cortzar:
Rayuela estaba justamente destinada a destruir esa nocin, luchaba contra
esta nocin de relato hipntico. Yo quera que el lector estuviera libre, lo ms
libre posible; se dice muchas veces, lo dice Morelli todo el tiempo, el lector tiene
que ser un cmplice y no el lector-hembra59.
La rayuela en s misma es un puente que conecta la tierra con el cielo, crea un
orden no evidente. El aparente desorden capitular de Rayuela es signo del cambio de
concepcin de la novela. Constituye una propuesta que hace referencia a saltarse el
orden consecutivo. Nos demuestra que el orden no es necesario para hacer una novela, a
pesar de que no pueda prescindir de cierto orden para no caer en el caos (por ejemplo, el
hecho de colocar las palabras de izquierda a derecha y de arriba abajo en la pgina,
aunque hasta esto lo subvierte en el captulo en el que intercala los pensamientos de la
Maga en una lnea y una novela de Galds en la siguiente y as de forma sucesiva).
58

CORTZAR, Julio, Rayuela, p. 67.


PICN GARFIELD, Evelyn: Cortzar por Cortzar. [On-line]:
http://www.sololiteratura.com/cor/cortazarpor.html (Consulta: 26 de septiembre de 2012).

59

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

55

Mariv Alonso Ceballos

En suma, este tipo de novelas han dejado su impronta en el microrrelato puesto


que han contribuido a crear un lector inconformista que trabaja para interpretar de forma
correcta el texto y tambin juega con la inclusin de textos narrativos autnomos que
podran ser considerados microrrelatos segn los criterios que estamos manejando en
este trabajo.
3.9

Textos sacados de su contexto


Escritores muy aficionados al juego y a romper las convenciones literarias como

Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo nos ofrecen una nueva
posibilidad de creacin de microrrelatos: en su Antologa de la literatura fantstica
toman fragmentos de otras obras y aislndolos e incluso aadindoles un ttulo
consiguen transformar los conceptos de creacin y de autora:
Las antologas en manos de estos escritores proponen una visin
diferente y subversiva del hecho literario. Se inaugura una creacin distinta,
basada ms en poseer que en inventar, y un nuevo principio de autora: ser autor
de un texto consiste en descubrirlo, en aduearse de l (Esperanza Lpez
Parada: Una mirada al sesgo. Literatura hispanoamericana desde los mrgenes.
Madrid: Iberoamericana-Vervuert, 1999, p. 68). Aduearse de l y, aadiramos
nosotros, transformarlo ligeramente si fuera necesario, ya que el traslado a un
nuevo contexto e incluso la adjudicacin de ttulos nunca pensados en el original
son materia suficiente como para probar el deseo de ser autores al tro BorgesBioy-Ocampo en un grado de participacin superior al que se le supone a un
antlogo convencional60.
Es decir, el verdadero dueo del texto puede ser el propio lector, que, al
guardarlo en su memoria literaria, es capaz de darle un nuevo sentido: La lectura se
convierte as en el centro, no slo de un canon literario, sino de toda suerte de
manipulacin literaria61. Los nuevos textos creados a travs de la fragmentacin de
conjuntos ms amplios se resemantizan convirtindose en microrrelatos.
60

NAVASCUS, Javier: Nuevos minicuentos para un nuevo canon: la Antologa de la literatura


fantstica de Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo en NOGUEROL JIMNEZ,
Francisca (Ed.): Escritos disconformes. Nuevos modelos de lectura, p. 128.
61
NAVASCUS, Javier: Nuevos minicuentos para un nuevo canon: la Antologa de la literatura
fantstica de Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo en NOGUEROL JIMNEZ,
Francisca (Ed.): Escritos disconformes. Nuevos modelos de lectura, p. 126.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

56

Mariv Alonso Ceballos

Sin embargo, este tipo de actuaciones quedaran fuera de la concepcin de


microrrelato que estamos manejando en este trabajo pues, como ya hemos adelantado,
nos parecen originales como broma literaria, pero complican el objeto de estudio hasta
el punto de que podran aislarse fragmentos de infinitas obras y de ellos hacer
microrrelatos, lo cual resulta absurdo para analizar el gnero, ya que tendramos que
estudiar todos los textos susceptibles de convertirse en microrrelato.
Sin embargo, la escritora Ana Mara Shua defiende esta posibilidad que, en el
fondo, dota al lector de una capacidad comparable a la del escritor, l es el que dota de
coherencia y significacin a los textos al cambiar su contexto: el cuento brevsimo no
siempre es invencin, a veces es descubrimiento. Hay cuentos brevsimos por aqu por
all, en los textos ms insospechables, que aparecen como incrustaciones en otros
gneros: para un buen cirujano es posible y es lcito extraerlos con habilidad y
apropiarse de ellos62.
Laura Pollastri analiza este tipo de fenmenos y seala el plagio que supone
copiar unas lneas de la obra de otro autor y constituirlas como otro texto autnomo
aunque el problema est en que, debido a la brevedad de lo copiado, este hecho no
podra ser legalmente considerado plagio a pesar de que su legitimidad sea dudosa:
Hay una sistemtica dilapidacin de las categoras, a travs de un
ejercicio diablico que utiliza la norma para destituirla, que reclama del cdigo
para defenestrarlo: textos que utilizan la ley para ejercer su delincuencia. Estos
textos son puestos en la frontera y posibilitan el contrabando de sentido, de
gnero, de propiedad: no slo lo favorecen, sino que lo suponen. Dramatizan las
luchas de poder dentro del campo cultural: se trata de las prcticas textuales que
se ejercen con las categoras de obra, corpus, canon, libro, autor. Creo que el
fondo de la discusin no es si se puede hacer, ya que estamos ante hechos
consumados, sino si es legtimo63.

62

SHUA, Ana Mara: Esas feroces criaturas en ANDRES-SUREZ, Irene y RIVAS, Antonio: La era
de la brevedad. El microrrelato hispnico, p. 582.
63
POLLASTRI, Laura: Los extravos del inventario: canon y microrrelato en Hispanoamrica en
NOGUEROL JIMNEZ, Francisca (Ed.): Escritos disconformes. Nuevos modelos de lectura, p. 59.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

57

Mariv Alonso Ceballos

Borges, Bioy y Silvina incluyen en su antologa el famoso texto Sueo de la


mariposa, que ha establecido una lnea temtica seguida por numerosos escritores de
microrrelatos: la onrica.
SUEO DE LA MARIPOSA
Chuang Tzu so que era una mariposa. Al despertar ignoraba si era Tzu
que haba soado que era una mariposa o si era una mariposa y estaba soando
que era Tzu64.
Tambin tenemos el ejemplo de Ral Brasca y Luis Chitarroni que en su
Antologa del cuento breve y oculto escriben en el prlogo que a la hora de elegir textos
no les detuvieron gneros ni clasificaciones y toman los microrrelatos de poemarios,
ensayos, biografas, recetarios y libros de instrucciones porque para ellos es el lector el
que los configura. As lo explica el propio Brasca:
Si vos les la revista El Cuento o las revistas colombianas que se
dedicaron a la microficcin exclusivamente, como Ekureo, A la topa tolondra,
o las antologas como los Cuentos breves y extraordinarios de Borges... Todas
publican recortes y miniaturas escritas como tales sin diferenciar unos de otras.
Los Cuentos breves y extraordinarios son casi todos recortes. La microficcin
naci y se desarroll en esas dos vertientes mezcladas siempre. Y no s por qu
demonios! Ahora hay gente que la quiere restringir a la pieza hecha
individualmente, y a veces hasta le exigen que sea un cuentito. Quieren
convertirla en un cuentito brevsimo, con lo cual le quitaran toda su riqueza65.
3.10 Textos extraliterarios
Los microrrelatos se nutren de todo tipo de textos: noticias periodsticas,
publicidad, manuales de instrucciones, canciones, recetas de cocina, relaciones de
dramatis personae, telegramas, carteleras y crticas cinematogrficas, adivinanzas, pies
de fotos, plegarias, santorales, fes de erratas, epitafios Cualquier manifestacin
textual es susceptible de ser parodiada por el microrrelato.

64

BIOY CASARES, Adolfo, BORGES, Jorge Luis y OCAMPO, Silvina (eds.): Antologa de la literatura
fantstica, p. 129.
65
DELAFOSSE, milie:Entrevista a Ral Brasca: Dentro de la microficcin se da un solapamiento de
gneros en El Cuento en Red, N22: Otoo, 2010 [On-line]. http://cuentoenred.xoc.uam.mx. (Consulta: 1
de febrero de 2011).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

58

Mariv Alonso Ceballos

Los manuales de instrucciones que Cortzar incluye en Historias de cronopios y


de famas son un clsico ejemplo de esto:
INSTRUCCIONES-EJEMPLOS SOBRE LA FORMA DE TENER
MIEDO (JULIO CORTZAR):
En un pueblo de Escocia venden libros con una pgina en blanco perdida
en algn lugar del volumen. Si un lector desemboca en esa pgina al dar las tres
de la tarde, muere.
En la plaza del Quirinal, en Roma, hay un punto que conocan los
iniciados hasta el siglo XIX, y desde el cual, con luna llena, se ven moverse
lentamente las estatuas de los Discuros que luchan con sus caballos
encabritados.
En Amalfi, al terminar la zona costanera, hay un malecn que entra en el
mar y la noche. Se oye ladrar a un perro ms all de la ltima farola.
Un seor est extendiendo pasta dentfrica en el cepillo. De pronto ve,
acostada de espaldas, una diminuta imagen de mujer, de coral o quiz de miga
de pan pintada.
Al abrir el ropero para sacar una camisa, cae un viejo almanaque que se
deshace, se deshoja, cubre la ropa blanca con miles de sucias mariposas de
papel.
Se sabe de un viajante de comercio a quien le empez a doler la mueca
izquierda, justamente debajo del reloj de pulsera. Al arrancarse el reloj, salt la
sangre: la herida mostraba la huella de unos dientes muy finos.
El mdico termina de examinarnos y nos tranquiliza. Su voz grave y
cordial precede los medicamentos cuya receta escribe ahora, sentado ante su
mesa. De cuando en cuando alza la cabeza y sonre, alentndonos. No es de
cuidado, en una semana estaremos bien. Nos arrellanamos en nuestro silln,
felices, y miramos distradamente en torno. De pronto, en la penumbra debajo de
la mesa vemos las piernas del mdico. Se ha subido los pantalones hasta los
muslos, y tiene medias de mujer.
Los microrrelatos tambin pueden parecerse a textos cientficos como el
siguiente de Eugenio Mandrini:
PRUEBA DE VUELO
Si evaporada el agua el nadador todava se sostiene, no cabe duda: es un
ngel .
66

66

LAGMANOVICH, David: La extrema brevedad: microrrelatos de una y dos lneas en Espculo.


Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid. [On-line].
http://www.ucm.es/info/especulo/numero32/exbreve.html. (Consulta: 31 de octubre de 2012).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

De hecho, pueden imitar a los graffitis que encontramos por la calle, como ste
de Orlando Enrique Van Bredam:
GRAFFITI
Es fcil juntar de nuevo a Los Beatles. Slo se necesitan tres balazos67.
Leamos ste con forma de problema matemtico de Shua:
TRINGULO AMOROSO
A ama a B que ama a C. Como se observa a simple vista, B est
embarazada. Determine el sexo de A y C y enumere todas las combinaciones
posibles en cuanto a las preferencias sexuales en los vrtices del tringulo ABC
considerando que no hace falta amor para provocar un embarazo y que hay en el
alfabeto tantas otras letras, en el universo, tantos dispares alfabetos68.
CUESTIONARIO
cmo concibe usted el universo?
piensa que la vida es una casualidad o una casualidad qumica?
cree usted en la permanencia de su yo?
se considera una personalidad singular?
en qu medida se cree determinante de su destino?
se siente individuo de una especie biolgica?
cree usted en la razn limitada o ilimitada?
se siente predominantemente sujeto u objeto?
sera capaz de matar a otros hombres?
(tache lo que no corresponda)
por razones polticas
por razones morales o religiosas
por desprecio
por odio
por compasin
para asegurar su supervivencia
qu distancia hay entre su vida mental y su vida social?
de poder, quisiera volver al pasado o saltar a un futuro remoto?
indique sus obsesiones predominantes:
67
68

LAGMANOVICH, David: El microrrelato. Teora e historia, p. 74.


SHUA, Ana Mara: Temporada de fantasmas, p. 17.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

60

Mariv Alonso Ceballos

econmicas
sexuales
filosficas
afectivas
fcticas
otras .
cree que el espritu mitiga el hambre?
qu posee para usted ms realidad: lo que est dentro o fuera de su
cuerpo?
quin es ms real: un centauro o un annimo contemporneo de
Scrates?69

69

YURKIEVICH, Sal: Trampantojos, pp.38-39.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

61

Mariv Alonso Ceballos

TIPOLOGA DE LOS MICRORRELATOS


Los microrrelatos hispanoamericanos provienen tanto de la tradicin popular

(oral, colectiva, en la que el narrador es un intermediario que transmite las historias de


la comunidad) como de la culta (escrita, individual, producto de la imaginacin de un
autor concreto), de ah tambin su hibridacin genrica.
Exploremos los diversos tipos de microrrelatos segn dos expertos en el tema
con los que estamos de acuerdo: David Lagmanovich y Francisca Noguerol.
4.1

Segn David Lagmanovich


Lagmanovich distingue tres tipos de microrrelatos: reescritura y parodia, el

discurso sustituido y el lenguaje emblemtico. El primer tipo lo explica de la siguiente


manera:
La forma breve est siendo usada, repito, para una tarea de recreacin de las
construcciones narrativas fundamentales de nuestra cultura. Esta es una de las
modalidades principales del microrrelato en la narrativa hispanoamericana
contempornea: ejercicios de reescritura70.
Y si hablamos de reescritura es casi imposible no citar a un autor que cultiv
este mtodo hasta la saciedad: Marco Denevi. Este autor reescribe la mitologa, la
historia, la literatura porque para l la versin que conocemos de los hechos es slo
una posibilidad entre muchas, por eso subvierte las versiones oficiales de los diferentes
asuntos mediante la parodia y esto es lo que hace con El Quijote:
EPIDEMIA DE DULCINEAS EN EL TOBOSO
El peligro est en que, ms tarde o ms temprano, la noticia llegue al
Toboso. Llegar convertida en la fantstica historia de un joven apuesto y rico
70

LAGMANOVICH, David: Hacia una teora del microrrelato hispanoamericano en Revista


Interamericana
de
Bibliografa.
XLVI,
1-4,
[On-line]:
http://www.educoas.org/portal/
bdigital/contenido/rib/rib_1996/articulo2/index.aspx?culture=es&navid=201 (Consulta: 26 de septiembre
de 2012).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

62

Mariv Alonso Ceballos

que, perdidamente enamorado de una dama tobosina, ha tenido la ocurrencia


(para algunos, la locura) de hacerse caballero andante.
Las versiones, orales y dismiles, dirn que don Quijote se ha prendado
de la dama sin haberla visto sino una sola vez y desde lejos. Y que, ignorando
cmo se llama, le ha dado el nombre de Dulcinea. Tambin dirn que en
cualquier momento vendr al Toboso a pedir la mano de Dulcinea.
Entonces las mujeres del Toboso adoptan un aire lnguido, ademanes de
princesa, expresiones soadoras, posturas hierticas. Se les da por leer poemas
de un romanticismo exacerbado. Si llaman a la puerta sufren un soponcio.
Andan todo el santo da vestidas de lo mejor. Bordan ajuares infinitos. Algunas
aprenden a cantar o a tocar el piano. Y todas, hasta las ms feas, se miran en el
espejo y hacen caras.
No quieren casarse. Rechazan ventajosas propuestas de matrimonio.
Frunciendo la boca y mirando lejos, le dicen al candidato: "Disculpe, estoy
comprometida con otro". Si sus padres les preguntan a qu se debe esa actitud,
responden: "No pretendern, que me case con un cualquiera". Y aaden:
"Felizmente no todos los hombres son iguales".
Cuando alguien narra en su presencia la ltima aventura de don Quijote,
tienen crisis histricas de hilaridad o de llanto. Ese da no comen y esa noche no
duermen. Pero el tiempo pasa, don Quijote no aparece y las mujeres del Toboso
han empezado a envejecer. Sin embargo, siguen bordando al extremo de leer el
libro de Cervantes y juzgarlo un libelo difamatorio71.
El segundo tipo de microrrelatos es denominado por Lagmanovich como el
discurso sustituido y en l engloba microrrelatos cuya esencia son los juegos con el
lenguaje. El discurso habitual deja lugar a neologismos, palabras inventadas que fuerzan
al lector a intentar comprender el mensaje mediante la similitud entre palabras o usando
la lgica gramatical. Normalmente el escritor combina estos vocablos con otros ya
existentes en nuestra lengua. En este tipo de textos la brevedad se hace requisito
indispensable, pues si no fuese por ella quiz no se conseguira mantener la atencin del
lector en un texto a primera vista ininteligible.
Como ejemplo de discurso sustituido debemos recordar a Cortzar, que crea
textos como el famoso captulo 68 de Rayuela, que ya hemos citado, o como ste de
ltimo round:
LA INMISCUSIN TERRUPTA
71

DENEVI, Marco: Falsificaciones. Obras completas, tomo 4, p. 268.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

63

Mariv Alonso Ceballos

Como no le melga nada que la contradigan, la seora Fifa se acerca a la Tota


y ah noms le flamenca la cara de un rotundo mofo. Pero la Tota no es inane y
de vuelta le arremulga tal acario en pleno tripolio que se lo ladea hasta el copo.
Asquerosa! brama la seora Fifa, tratando de sonsonarse el ayelmado
tripolio que ademenos es de satn rosa. Revoleando una mazoca ms bien
prolapsa, contracarga a la crimea y consigue marivolarle un suo a la Tota que se
desporrona en diagona y por un momento horadra el raire con sus abroncojantes
bocinomias. Por segunda vez se le arrumba un mofo sin merma a flamencarle las
mecochas, pero nadie le ha desmunido el encuadre a la Tota sin tener que
alanchufarse su contragofia, y as pasa que la seora Fifa contrae una pica de
miercolamas a media resma y cuatro peticuras de esas que no te dan tiempo al
vocifugio, y en eso estn arremulgndose de ida y de vuelta cuando se ve
precivenir al doctor Feta que se inmoluye incltumo entre las gladiofantas.
Payahs, payahs! crona el elegantiorum, sujetirando de las
desmecrenzas empebufantes. No ha terminado de halar cuando ya le estn
manocrujiendo el fano, las colotas, el rijo enjuto y las nalcunias, mofo que arriba
y suo al medio y dos miercolanas que para qu.
Te das cuenta? sinterruge la seora Fifa.
El muy cornaputo! vociflama la Tota.
Y ah noms se recompalmean y fraternulian como si no se hubieran estado
polichantando ms de cuatro cafotos en plena tetamancia; son as las tofifas y las
fitotas, mejor es no terruptarlas porque te desmunen el persiglotio y se quedan
tan plopas72.
El tercer tipo consignado por Lagmanovich es la escritura emblemtica con lo
que se refiere a textos que transmiten una visin trascendente de la existencia humana
que podran ser interpretadas desde un punto de vista mtico o religioso. No son
demasiado abundantes los ejemplos. Podemos contar con uno de la uruguaya afincada
en Espaa Cristina Peri Rossi en su microrrelato Atlas y citaremos otro del mexicano
Jos Emilio Pacheco con un ttulo clarificador:
JERIC
Al caminar por un sendero del otoo H pisa hojas que se rompen sobre el
polvo. Brilla la luz del medioda en los rboles. Las nubes hacen y deshacen
formas herldicas. A mitad del bosque H encuentra un sitio no alcanzado por la
sequa. Tendido en ese manto de frescura mira el cielo, prende un cigarro, fuma,
escucha el silencio del bosque. Nada interrumpe la serenidad. El orden se ha
72

LAGMANOVICH, David: Hacia una teora del microrrelato hispanoamericano en Revista


Interamericana
de
Bibliografa.
XLVI,
1-4,
[On-line]:
http://www.educoas.org/portal/
bdigital/contenido/rib/rib_1996/articulo2/index.aspx?culture=es&navid=201 (Consulta: 26 de septiembre
de 2012).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

64

Mariv Alonso Ceballos

adueado del mundo. H vuelve los ojos y mira los senderos en la hierba. Una
caravana de hormigas se obstina en llevar hasta la ciudad subterrnea el cuerpo
de un escarabajo. Otras, cerca de all, arrastran leves cargas vegetales,
entrechocan sus antenas, acumulan partculas de arena en los mdanos que
protegen la boca del tnel. H admira la unidad del esfuerzo, la disciplina de
mando, la energa solidaria. Pueden llevar horas o siglos en la tarea de abastecer
el hormiguero. Quiz el viaje comenz en un tiempo del que ya no hay memoria.
Absortas en su afn las hormigas no se ocupan de H ni tratan de causarle el
menor dao. Pero l, llevado de un impulso invencible, toma una hormiga con
los dedos, la tritura con la ua del pulgar. Luego con la brasa del cigarro hiere a
la caravana. Las hormigas sueltan la presa, rompen filas. El pnico y el desorden
provocan placer en H. Calcina a las que tratan de ocultarse o buscan la oscuridad
del hormiguero. Y cuando ningn insecto vivo queda en la superficie, aparta los
tenues muros de arena y excava en busca de las galeras secretas, las salas y
depsitos en que un pueblo entero sucumbe bajo el frenes de la destruccin.
Hurga con furia, intilmente: los pasadizos se han disuelto en la tierra. Sin
embargo H mat miles de hormigas y las sobrevivientes no recobrarn la
superficie jams. Antes de retirarse H junta la hierba seca y prende fuego a las
ruinas. El aire se impregna de olor frmico, arrastra cuerpos, fragmentos,
cenizas. Ha transcurrido una hora y media. H alcanza las montaas que dominan
la ciudad. Antes que la corriente negra lo devore, en un segundo, de pie sobre el
acantilado puede ver la confusin, las llamas que todo lo destruyen, los muros
incendiados, el fuego que baja del cielo, el hongo de humo y escombros que se
levanta hacia el sol fijo en el espacio73.
Posteriormente a este trabajo publicado en la Revista Interamericana de
Bibliografa, en el prlogo de su antologa La otra mirada. Antologa del microrrelato
hispnico, Lagmanovich aade un cuarto tipo de microrrelato que denomina el
discurso mimtico, que se refiere a los textos que intentan imitar el habla cotidiana
acercndose a la otra vertiente: el discurso popular.
Por ejemplo, la comicidad del siguiente texto de Orlando Enrique Van Bredam
recae en la pronunciacin con seseo caracterstica de Argentina en particular y de todo
el espaol de Amrica en general:
URDIMBRE
Tu marido es celoso? pregunt l.
S. Mi marido es el oso que viene ah -respondi ella.
73

LAGMANOVICH, David: Hacia una teora del microrrelato hispanoamericano en Revista


Interamericana
de
Bibliografa.
XLVI,
1-4,
[On-line]:
http://www.educoas.org/portal/bdigital/contenido/rib/rib_1996/articulo2/index.aspx?culture=es&navid
=201 (Consulta: 26 de septiembre de 2012).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

65

Mariv Alonso Ceballos

En este otro texto de Anderson Imbert se imita el lenguaje popular, pero con una
pretensin de verosimilitud:

ALAS
Yo ejerca entonces la medicina en Humahuaca.
Una tarde me trajeron a un nio descalabrado; se haba cado por el
precipicio de un cerro. Cuando para revisarlo le quit el poncho vi dos alas. Las
examin: estaban sanas. Apenas el nio pudo hablar le pregunt:
Por qu no volaste, mhijo, al sentirte caer?
Volar? me dijo. Volar, para que la gente se ra de m?74
Sita la historia en un lugar concreto y la pronunciacin relajada de mhijo
tambin contribuye a dotar al texto de una gran verosimilitud.

4.2

Segn Francisca Noguerol


Noguerol realiza en Microrrelato y posmodernidad: textos nuevos para un final

de milenio una brillante enumeracin de los rasgos posmodernos que pueden


localizarse en los microrrelatos que podemos considerar como caractersticas de stos:
1) Escepticismo radical, consecuencia del descreimiento en los
metarrelatos y en las utopas. Para demostrar la inexistencia de verdades
absolutas, se recurre frecuentemente a la paradoja y el principio de
contradiccin.
2) Textos ex-cntricos, que privilegian los mrgenes frente a los centros
cannicos de la Modernidad. Esta tendencia lleva a la experimentacin con
temas, personajes, registros lingsticos y formatos literarios que haban sido
relegados hasta ahora a un segundo plano.
3) Golpe al principio de unidad, por el que se defiende la fragmentacin
frente a los textos extensos y se propugna la desaparicin del sujeto tradicional
en la obra artstica.
4) Obras abiertas, que exigen la participacin activa del lector, ofrecen
multitud de interpretaciones y se apoyan en modos oblicuos de expresin como
la alegora.

74

ANDERSON IMBERT, Enrique: El grimorio, p. 380.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

66

Mariv Alonso Ceballos

5) Virtuosismo intertextual, reflejo del bagaje cultural del escritor y por


el que se recupera la tradicin literaria aunando el homenaje al pasado (pastiche)
y la revisin satrica de ste (parodia).
6) Recurso frecuente al humor y la irona, modalidades discursivas que
adquieren importancia por definirse como actitudes distanciadoras, adecuadas
para realizar el proceso de carnavalizar la tradicin, fundamental en el
pensamiento posmoderno75.
Con respecto a la primera caracterstica, el escepticismo radical, Francisca
Noguerol nos pone como ejemplo las Falsificaciones de Denevi, en las que nos da
posibles versiones sobre hechos que un autor, en un determinado momento, interpret
de una manera concreta. Sin embargo, para Denevi la historia oficial no es ms que
una posibilidad entre muchas y l nos da otras de una manera que podra ser
considerada irreverente, por ejemplo, cuestionando el amor entre El Cid y Jimena:
EL CID Y JIMENA
Se amaron despus de tantas dificultades que en el lecho nupcial les
pareci que amarse no vala gran cosa76.
Su escepticismo radical se hace patente en el ltimo texto que cuestiona hasta su
propia autora y se hace pasar por un traductor que plagia los textos inspirndose en
Cervantes probablemente:
FALSIFICACIN DE LAS FALSIFICACIONES
Cuando, traducido por cierto Marco Denevi, este libro sali publicado en
la Repblica Argentina, los nombres de los autores haban sido eliminados y
crticos y lectores, todos en la luna, atribuyeron las falsificaciones a su
inverecundo traductor77.
La segunda caracterstica, la de ser textos excntricos podemos ejemplificarla
con textos que tradicionalmente no han sido considerados literarios y, a pesar de ello,

75

NOGUEROL JIMNEZ, Francisca: Microrrelato y posmodernidad: textos nuevos para un final de


milenio, Revista Interamericana de Bibliografa. XLVI, 1-4, [On-line]: http://www.educoas.org/portal
/bdigital/contenido/rib/rib_1996/articulo4/index.aspx?culture=es&navid=201 (Consulta: 26 de septiembre
de 2012).
76
DENEVI, Marco: Falsificaciones. Obras completas, tomo 4, p.280.
77
Ibd., p.342.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

67

Mariv Alonso Ceballos

tambin tienen cabida en la forma del microrrelato como los manuales de instrucciones
en el Historias de cronopios y de famas de Julio Cortzar:
INSTRUCCIONES PARA SUBIR UNA ESCALERA
Nadie habr dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega de
manera tal que una parte sube en ngulo recto con el plano del suelo, y luego la
parte siguiente se coloca paralela a este plano, para dar paso a una nueva
perpendicular, conducta que se repite en espiral o en lnea quebrada hasta alturas
sumamente variables. Agachndose y poniendo la mano izquierda en una de las
partes verticales, y la derecha en la horizontal correspondiente, se est en
posesin momentnea de un peldao o escaln. Cada uno de estos peldaos,
formados como se ve por dos elementos, se sita un tanto ms arriba y adelante
que el anterior, principio que da sentido a la escalera, ya que cualquiera otra
combinacin producir formas quiz ms bellas o pintorescas, pero incapaces de
trasladar de una planta baja a un primer piso.
Las escaleras se suben de frente, pues hacia atrs o de costado resultan
particularmente incmodas. La actitud natural consiste en mantenerse de pie, los
brazos colgando sin esfuerzo, la cabeza erguida aunque no tanto que los ojos
dejen de ver los peldaos inmediatamente superiores al que se pisa, y respirando
lenta y regularmente. Para subir una escalera se comienza por levantar esa parte
del cuerpo situada a la derecha abajo, envuelta casi siempre en cuero o gamuza,
y que salvo excepciones cabe exactamente en el escaln. Puesta en el primer
peldao dicha parte, que para abreviar llamaremos pie, se recoge la parte
equivalente de la izquierda (tambin llamada pie, pero que no ha de confundirse
con el pie antes citado), y llevndola a la altura del pie, se le hace seguir hasta
colocarla en el segundo peldao, con lo cual en ste descansar el pie, y en el
primero descansar el pie. (Los primeros peldaos son siempre los ms difciles,
hasta adquirir la coordinacin necesaria. La coincidencia de nombre entre el pie
y el pie hace difcil la explicacin. Cudese especialmente de no levantar al
mismo tiempo el pie y el pie).
Llegando en esta forma al segundo peldao, basta repetir alternadamente
los movimientos hasta encontrarse con el final de la escalera. Se sale de ella
fcilmente, con un ligero golpe de taln que la fija en su sitio, del que no se
mover hasta el momento del descenso78.
Siguiendo a Noguerol, habamos enunciado como tercera caracterstica
posmoderna la demolicin del principio de unidad. Esto puede comprobarse en la
desaparicin del sujeto tradicional, un protagonista claro, muchas veces sustituido por
decticos que nos permiten contextualizar el microrrelato en cualquier tiempo, espacio o
personaje que se nos ocurra. Podemos verlo en el famoso texto El dinosaurio, plagado
78

CORTZAR, Julio: Cuentos completos. Volumen 1, p. 416.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

68

Mariv Alonso Ceballos

de decticos sin un referente claro: el personaje es l y lo deducimos de la marca de


persona del verbo (despert), todava nos habla de tiempo y all de espacio. Pero,
cules? El lector puede elegir los que prefiera.
Otro ejemplo significativo podemos encontrarlo en este texto de Shua en el que
el narrador reconoce abiertamente que es el lector el que debe unir dectico y referente
catalogando de esa manera al personaje como un ser divino o humano segn opte por el
pronombre de tercera persona en minscula o mayscula:
PECADOS DE JUVENTUD
Era muy joven. Hoy no podra repetir tantos logros, ni los errores. Hoy
me llevara mucho ms de seis das, tendra que descansar seguido, durante ms
tiempo. Qu raras que seran las semanas. Miren como me tiemblan las manos.
Las criaturasno son bellsimas?ya no seran tan perfectas. Les habra
insuflado un aliento menos vital quizs, pero tambin menos feroz.
As habla, como siempre, y los muchachos, que lo conocen y, a su
manera, lo quieren, le pagan otro vino para seguir escuchndolo.
Se habla de los treinta y seis hombres rectos que justifican el mundo y
evitan la aniquilacin, qu poca imaginacin tiene la gente, nadie piensa en
ustedes, quin tiene ganas de mandarles un diluvio, una lluvia de azufre a los
amigos?
Los muchachos sonren, le palmean la espalda, le piden al mozo otra
vuelta de ans Ocho Hermanos, son casi tan viejos como l, o quizs como l, el
narrador no tiene opinin propia en este caso79. (50)
Tambin podramos sealar un texto de Cortzar en el que los personajes tan
slo aparecen por medio de los morfemas personales de los verbos:
ELECCIONES INSLITAS
No est convencido.
No est para nada convencido.
Le han dado a entender que puede elegir entre una banana, un tratado de
Gabriel Marcel, tres pares de calcetines de niln, una cafetera garantida, una
rubia de costumbres elsticas, o la jubilacin antes de la edad reglamentaria,
pero sin embargo no est convencido.
Su reticencia provoca el insomnio de algunos funcionarios, de un cura y
de la polica local.
79

SHUA, Ana Mara: Botnica del caos, p. 50.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

69

Mariv Alonso Ceballos

Como no est convencido, han empezado a pensar si no habra que tomar


medidas para expulsarlo del pas.
Se lo han dado a entender, sin violencia, amablemente.
Entonces ha dicho: "En ese caso, elijo la banana."
Desconfan de l, es natural.
Hubiera sido mucho ms tranquilizador que eligiese la cafetera, o por lo
menos la rubia.
No deja de ser extrao que haya preferido la banana.
Se tiene la intencin de estudiar nuevamente el caso80.
En otras ocasiones es el propio autor el que se ha convertido en personaje, como
en el conocido texto: Borges y yo que citamos ms adelante.
Incluso Brasca utiliza los pronombres de primera y tercera persona de singular
para no nombrar a sus personajes, sino que podramos identificarnos con ellos
cualquiera de nosotros:
AMOR I
A ella le gusta el amor. A m no. A m me gusta ella, incluido, claro est,
su gusto por el amor. Yo no le doy amor. Le doy pasin envuelta en palabras,
muchas palabras. Ella se engaa, cree que es amor y le gusta; ama al impostor
que hay en m. Yo no la amo y no me engao con apariencias, no la amo a ella.
Lo nuestro es algo muy corriente: dos que perseveran juntos por obra de un
sentimiento equvoco y de otro equivocado. Somos felices81.
Los microrrelatos tambin son obras abiertas, en el sentido en que slo el
lector puede otorgarles su sentido ltimo. Y no se conforman con un lector cualquiera,
sino que ha de ser alguien culto que maneje las fuentes de nuestra tradicin para ser
capaz de interpretar el texto llegando al mismo sitio al que pretenda conducirle el autor
que lo escribi. El microrrelato no puede comprenderse si lo aislamos del bagaje
cultural que lo sustenta. Por ejemplo, para interpretar de forma correcta este

80

CORTZAR, Julio: ltimo round, p. 334.


BRASCA, Ral: Microficciones, [On-line]: http://www.literaturas.com/1Hiperbreve2002RBrasca.
htm#MICROFICCIONES (Consulta: 26 de septiembre de 2012).
81

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

70

Mariv Alonso Ceballos

microrrelato de Borges, el lector debe tener conocimientos acerca de la Guerra de


Secesin norteamericana, del poeta John Donne, de El Quijote, etc.:
NOTA PARA UN CUENTO FANTSTICO
En Wisconsin o en Texas o en Alabama los chicos juegan a la guerra y
los dos bandos son el Norte y el Sur. Yo s (todos lo saben) que la derrota tiene
una dignidad que la ruidosa victoria no merece, pero tambin s imaginar que
ese juego, que abarca ms de un siglo y un continente, descubrir algn da el
arte divino de destejer el tiempo o, como dijo Pietro Damiano, de modificar el
pasado.
Si ello acontece, si en el decurso de los largos juegos el Sur humilla al
Norte, el hoy gravitar sobre el ayer y los hombres de Lee sern vencedores en
Gettysburg en los primeros das de julio de 1863 y la mano de Donne podr dar
fin a su poema sobre las transmigraciones de un alma y el viejo hidalgo Alonso
Quijano conocer el amor de Dulcinea y los ocho mil sajones de Hastings
derrotarn a los normandos, como antes derrotaron a los noruegos, y Pitgoras
no reconocer en un prtico de Argos el escudo que us cuando era Euforbo82.
La quinta caracterstica, denominada por Noguerol virtuosismo intertextual,
hace referencia a la importancia de la tradicin para comprender los microrrelatos, pero
en dos direcciones contrapuestas. Por un lado, estos textos podran ser calificados de
conservadores en el sentido de que renuevan obras del pasado mediante su reescritura;
aunque, por otro, podran considerarse subversivos si analizamos el componente de
parodia y de reinterpretacin que suelen tener inherente.
Los microrrelatistas utilizan la tradicin tambin como recurso para conseguir la
economa narrativa. Los personajes y hechos de la tradicin, al ser conocidos por el
lector, evitan que el autor tenga que contextualizar y dar demasiadas explicaciones. Con
slo nombrar un personaje conocido evoca en el que lo lee toda una serie de relaciones
intertextuales como por ejemplo podemos comprobar en las versiones sobre un mismo
cuento, como las cuatro variaciones sobre Cenicienta de Ana Mara Shua, por
ejemplo.

82

EPPLE, Juan Armando: Brevsima relacin. Nueva antologa del microcuento hispanoamericano, p.
70.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

71

Mariv Alonso Ceballos

La sexta y ltima caracterstica de las propuestas por Francisca Noguerol es el


humor y la irona, que, en numerosas ocasiones, tienen mucho que ver con la extensin
breve del microrrelato, que hace que notemos de forma ms intensa estos recursos. Dos
de las autoras que impregnan sus microrrelatos de humor son Ana Mara Shua (Beb
voraz) y Luisa Valenzuela (Este tipo es una mina):
BEB VORAZ
De vez en cuando, casi involuntariamente, el beb muerde el pezn.
Despus sigue mamando. La madre lanza un breve grito pero inmediatamente
recupera su placidez. Aunque progresivamente plida, debilitada, mam extraa
durante el da a ese beb gordo y rosado que slo llega de noche, que se va
gateando por el jardn poco antes del amanecer83.
ESTE TIPO ES UNA MINA
No sabemos si fue a causa de su corazn de oro, de su salud de hierro, de
su temple de acero o de sus cabellos de plata. El hecho es que finalmente lo
expropi el gobierno y lo est explotando. Como a todos nosotros84.
En los ejemplos de estas magnficas escritoras el final supone una vuelta de
tuerca que arranca la sonrisa del lector.

83
84

SHUA, Ana Mara: Casa de geishas, p. 115.


LAGMANOVICH, David: La otra mirada. Antologa del microrrelato hispnico, p. 257.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

72

Mariv Alonso Ceballos

CARACTERSTICAS
Con respecto a sus caractersticas, hay un mayor consenso entre los crticos que

en el nombre o el gnero del microrrelato. La brevedad es la ms sealada y tambin


destacan el humor y la intertextualidad.
Dolores Koch en su artculo Microrrelato o minicuento? Minificcin o
hiperbreve? resume las caractersticas de este tipo de texto en tres:
1. Una prosa sencilla, cuidada y precisa, pero bismica.
2. Un humorismo escptico, que utiliza como recursos narrativos la paradoja,
la irona y la stira.
3. Rescate de formas literarias antiguas, como fbulas y bestiarios, e
insercin de formatos nuevos no literarios de los medios modernos de
comunicacin85.
Suponemos que con prosa bismica se refiere al hecho de que cada palabra es
fundamental en estos textos tan breves y, como el lenguaje es cuestionado, en muchas
ocasiones las expresiones hechas y clichs lingsticos se usan en su sentido literal y no
en el figurado, con lo cual se descargan de toda connotacin o tambin puede hacerse
justo al revs.
Citemos un texto sin ttulo de La sueera de Shua frecuentemente antologado
que sirve tambin para reflexionar sobre la importancia del lenguaje sobre todo porque
sin inventar ninguna palabra ni sustituir el discurso, esta autora consigue que el lector
medio no comprenda el significado debido al uso de la jerga marinera.
Arriad el foque!, ordena el capitn. Arriad el foque!, repite el segundo.
Orzad a estribor!, grita el capitn. Orzad a estribor!, repite el segundo.
Cuidado con el bauprs!, grita el capitn. El bauprs!, repite el segundo.
Abatid el palo de mesana!, grita el capitn. El palo de mesana!, repite el
segundo. Entretanto, la tormenta arrecia y los marineros corremos de un lado a

85

KOCH, Dolores: Microrrelato o minicuento? minificcin o hiperbreve? en NOGUEROL


JIMNEZ, Francisca (Ed.): Escritos disconformes. Nuevos modelos de lectura, p. 48.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

73

Mariv Alonso Ceballos

otro de la cubierta, desconcertados. Si no encontramos pronto un diccionario,


nos vamos a pique sin remedio86.
Con respecto al humorismo, la propia Dolores Koch estudia los recursos
utilizados en los microrrelatos para conseguir el humor en el artculo: Microrrelatos:
Doce recursos ms para hacernos sonrer. Estos recursos consisten en transgredir los
gneros, sorprender al lector con una lgica inesperada (las vueltas de tuerca al final),
realizar un cambio de contexto que rompa las expectativas del lector, contrastar presente
y pasado, concretar una metfora o dicho popular, escamotear el significado de una
frase hecha, utilizar un formato popular, no literario, usar una lgica desviada, hacer
falsas atribuciones, el uso de la irona, la desacralizacin de personajes conocidos y la
creacin de una perspectiva infrecuente o nica.
Podemos poner como ejemplo de humorismo estos textos de Ana Mara Shua en
los que transgrede los gneros ya que parece que va a contar un cuento de hadas
(cumple la tercera caracterstica de Koch) y, al mismo tiempo, da una vuelta de tuerca al
final con la que logra sorprender al lector:
SAPO Y PRINCESA I
Si una princesa besa a un sapo y el sapo no se transforma en prncipe, no
nos apresuremos a descartar al sapo. Los prncipes encantados son raros, pero
tampoco abundan las autnticas princesas87.
SAPO Y PRINCESA II
Ahora que conocemos el desarrollo de la historia, nos resulta fcil
afirmar, admonitoriamente, que la excesiva princesa debi contentarse con el
primer milagro. Pero, habindose transformado el sapo en un apuesto prncipe,
cmo refrenar su natural impulso de besar al prncipe, que se convirti nueva y
definitivamente en sapo88.

86

SHUA, Ana Mara: La sueera, p. 117.


SHUA, Ana Mara: Casa de geishas, p. 87.
88
Ibd., p. 88.
87

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

74

Mariv Alonso Ceballos

En estas relecturas, el humor ocupa un papel fundamental, ya que despoja a la


historia de solemnidad y contribuye al distanciamiento del lector. Sapo y princesa III
y Sapo y princesa IV se basan en el efecto bola de nieve,que lleva al final narcisista
del primer micro-relato y al divertido desenlace del segundo:
Envalentonada por su primer xito con el sapo, la princesa dedica sus
das a besar a los burros, a las araas, a los buitres, a los gusanos, a los jabales, a
las vboras, a los caracoles y a los palafreneros, obteniendo, hay que
reconocerlo, alguna ocasional transformacin (bajo la celosa mirada del
prncipe): un jabal convertido en vbora, algn buitre que pasa a ser caracol, y la
siempre renovada esperanza de los palafreneros, que suean con transformarse
en herederos del trono89.
En estas revisiones, los personajes reflejan frecuentemente su conocimiento de la
historia que protagonizan. Para princesa muy lectora, incluido en la seccin Casa de
geishas, presenta un sapo dispuesto a satisfacer las necesidades de quien as lo
requiera:
PARA PRINCESA MUY LECTORA
A tal punto estn previstos todos los deseos y provisto todo lo necesario
para satisfacerlos, que se incluye entre el personal a un sapo bien alimentado
para princesas que deseen experimentar ciertos trucos o intentar mutaciones.
Despus de veinte princesas se lo reemplaza por uno recin salido del estanque.
De acuerdo con el resultado de las experiencias, al anterior se lo entierra o se le
rinde pleitesa90 (56).
Lauro Zavala coincide con las caractersticas de Koch y aade una ms, que
denomina metaficcin:
En el estudio de estos minicuentos es necesario considerar, adems de la
brevedad extrema, los siguientes elementos caractersticos: a) diversas
estrategias de intertextualidad (hibridacin genrica, silepsis, alusin, citacin y
parodia).
b) diversas clases de metaficcin (en el plano narrativo: construccin en
abismo, metalepsis, dilogo con el lector) (en el plano lingstico juegos de
lenguaje como lipogramas, tautogramas o repeticiones ldicas).
89
90

Ibd., p. 90.
Ibd., p. 56.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

75

Mariv Alonso Ceballos

c) diversas clases de ambigedad semntica (final sorpresivo o enigmtico).


d) diversas formas de humor (intertextual) y de irona (necesariamente
inestable)91.
Con respecto a la irona, Zavala nos ofrece una cita de Wayne Booth estudioso
imprescindible para profundizar en el tema con su A Rethorics of Irony- que afirma que
la irona acta oscureciendo lo que es claro, mostrando el caos donde haba orden,
liberando por medio de la destruccin del dogma o destruyendo al revelar el inevitable
germen de negacin que hay en toda afirmacin (W. Booth 1974, IX)92.
La irona supone la yuxtaposicin de distintas perspectivas: una perspectiva
explcita, que aparenta describir una situacin, y una perspectiva implcita, que muestra
el verdadero sentido paradjico, incongruente o fragmentario de la situacin
observada93.
Para entender la irona hay que distinguir previamente los distintos niveles de
verosimilitud, es decir, las convenciones que siguen los escritores para establecer
relaciones entre los enunciados y sus referentes y que, de alguna manera, se transgreden
al utilizar dicha irona.
El primer nivel de verosimilitud propuesto por Jonathan Culler94 se basa en el
mundo real, entendido como un discurso referencial regido por unas determinadas
reglas. Este nivel es el ms usado entre los escritores y perfectamente reconocible por el
lector modelo.
En el segundo nivel de verosimilitud se encuentran los estereotipos que nos
permiten generalizar en las diferentes culturas.

91

ZAVALA, Lauro: Cartografas del cuento y la minificcin, p. 99.


ZAVALA, Lauro: Ibd., p. 239.
93
ZAVALA, Lauro: Ibd., p. 243.
92
94

La exposicin que sigue est inspirada en el captulo Convencin y naturalizacin de La potica estructuralista
de J. Culler.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

76

Mariv Alonso Ceballos

El tercer nivel se apoya en las reglas del gnero literario (convenciones


discursivas que expresan una determinada visin del mundo y de la narrativa) y es en
este nivel donde se sita la llamada irona narrativa que se manifiesta mediante la
construccin en abismo o relato dentro del relato en los que narrador, autor y lector
interactan. A veces el personaje es el propio lector como en la estupenda novela de
Calvino Si una noche de invierno un viajero o se habla de un texto que resulta ser el
mismo que tiene delante el lector.
Zavala incluye tambin la parodia dentro de este nivel de verosimilitud:
Indudablemente la parodia, como un recurso metaficcional, puede ser
considerada como un espejo crtico, inevitablemente irnico, de las
convenciones de la escritura y la lectura de la ficcin () La irona es, entonces,
la estrategia ms compleja de la recuperacin del sentido y de coherencia textual
e intertextual. La yuxtaposicin de perspectivas que la caracterizan es una
manera de apostar, a la vez, las convenciones que el lector es capaz de reconocer
(como lo real, lo natural o lo genrico) y un distanciamiento ante estas
mismas convenciones95.
A la hora de percibir la irona, la figura del lector vuelve a cobrar relevancia y
nos enfrenta a la dicotoma entre interpretacin (siguiendo la terminologa de Eco) en el
sentido de decodificacin por parte del lector de lo que el autor pretende decir (intentio
auctoris) y uso, que deja atrs al autor y al texto para que prevalezca la visin del lector
(intentio lectoris).
Si todo texto es el producto de la intertextualidad, la ficcin moderna tiende
a exhibir, entre otros recursos, una intertextualidad irnica, lo cual es en s
mismo una forma de metaficcionalidad y de reflexin sobre la naturaleza de la
modernidad a la que pertenece esta escritura96.
Linda Hutcheon propone la existencia de once formas de la irona segn en las
estrategias en las que se base sta que no vamos a parafrasear pues Hutcheon las explica
de forma clara.
95
96

ZAVALA, Lauro: Cartografas del cuento y la minificcin, p. 250.


ZAVALA, Lauro: Ibd., pp. 258-259.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

77

Mariv Alonso Ceballos

Siguiendo un orden de menor a mayor fuerza, las formas y funciones de la


irona son las siguientes:
1) Retrica (empleada slo para enfatizar una idea).
2) Humorstica (juegos con el lenguaje).
3) Autodenigratoria (para sugerir que lo inferior tiene su propia
superioridad).
4) Autoprotectiva (afirmacin seguida de la frase "Slo estaba siendo
irnico").
5) Evasiva (prxima a la mentira, pero con intencin de ser descubierta).
6) Elitista (cuyo fin es separar a los iniciados de los ignorantes).
7) Mistificadora (opuesta a las formas y actitudes convencionales).
8) Desestabilizadora (similar a la irona inestable y a la apora
desconstruccionista: aceptacin posmoderna de que la paradoja y la
provisionalidad son inevitables).
9) Oposicional (subversin en el interior y en contra de lo dominante en
clase, raza, gnero e identidad).
10) Correctiva (satrica).
11) Corrosiva (agresivamente negativa)97.
El uso de la irona impide que la lectura del microrrelato sea literal e incita al
lector a la sospecha, a la suspicacia, a intentar desvelar significados ms all de los
obvios.
5.1

Intensidad
LA BREVEDAD
Me convenzo ahora de que la brevedad es una entelequia
cuando leo una lnea y me parece ms larga que
mi propia vida, y cuando despus leo una novela
y me parece ms breve que la muerte.
Gabriel Jimnez Emn
Los 1.001 cuentos de una lnea

La caracterstica ms sealada por los autores y la que se percibe de forma


inmediata es la brevedad, aunque algunos como Lagmanovich prefieren hablar de
concisin. Este es tambin el caso de Ral Brasca:
97

ZAVALA, Lauro: Ibd., pp. 356-357.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

78

Mariv Alonso Ceballos

Llamo suficiencia narrativa a la autonoma de lo narrado, a la independencia


del microcuento respecto de todo dato externo a l como no sean referencias
culturales comunes al universo de lectores al que va dirigido. Esto vale incluso
para los cuentos brevsimos recortados de textos mayores, en los que el recorte
mismo y el ttulo que, en general, se le provee resignifican el texto. Concisin
rene los conceptos de brevedad y precisin. La intensidad expresiva est ligada
a la concisin (en el sentido de que aquello que se encuentra ms concentrado es
tambin ms potente) y depende mucho de la estrategia que sigue el narrador
para lograr eficacia98.
Resulta primordial resaltar la idea de intensidad, puesto que no tiene sentido fijar
una extensin inamovible para este tipo de textos que no tenga en cuenta otros
requisitos como que su extensin est subordinada a las necesidades narrativas y
condicionada tambin por el formato de impresin.
No podemos olvidar una regla tomada de la fsica: a mayor brevedad, mayor
intensidad, ya que el impacto ser mayor en el lector. Para ilustrar esta idea, podemos
recordar la comparacin de Violeta Rojo ya mencionada identificando el cuento con una
pelota de ftbol y el microrrelato (o minicuento, como lo llama ella) con una de bisbol;
el golpe siempre nos doler ms con la de bisbol puesto que, al adquirir mayor
velocidad, el impacto contra nuestro cuerpo necesariamente es mayor.
Koch tambin insiste en la importancia de la intensidad y compara la tradicin
de antologas en espaol con la que han establecido las escritas en ingls:
Determinar la extensin del microrrelato, en nuestro idioma, nunca ha
sido primordial. Nos interesa la intensidad, el lenguaje sugerente y preciso, el
juego de ideas. En ingls, en cambio, aunque el microrrelato no ha generado el
mismo entusiasmo, se han publicado varias antologas donde la clasificacin es
slo numrica99.

98

BRASCA, Ral: Los mecanismos de la brevedad: constantes, variables y tendencias en el


microcuento en El cuento en red, [On-line]: http://cuentoenred.xoc.uam.mx (Consulta: 26 de septiembre
de 2012).
99
KOCH, Dolores: Microrrelato o minicuento? minificcin o hiperbreve? en NOGUEROL
JIMNEZ, Francisca (Ed.): Escritos disconformes. Nuevos modelos de lectura, p. 50.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

79

Mariv Alonso Ceballos

5.2

Narratividad
Consideramos microrrelatos tan slo los textos que cumplan con los principios

de la narratividad, es decir, que traten sobre uno o varios personajes que realizan unas
acciones en un lugar y un espacio determinados. De todas formas, no podemos olvidar
que debido a que la caracterstica indiscutible de este tipo de textos es la brevedad, en
muchos casos alguno de estos elementos de la narracin puede estar elidido.
Tal y como apuntan Irene Andrs-Surez y Antonio Rivas en el prlogo al libro
La era de la brevedad. El microrrelato hispnico: No hay microrrelato sin una
historia, sin una trama, sin una accin, sustentada en un conflicto y en un cambio de
situacin y de tiempo, aunque sean mnimos100.
La narrativa se caracteriza por diferentes rasgos. Uno de ellos es que, de forma
implcita o explcita, se pide al lector que no se interese por la veracidad de los hechos
contados; el criterio para juzgarlos es la verosimilitud; es decir, que sean crebles, no
que sucedieran de verdad. Por supuesto, tambin hacen falta unos personajes (con o sin
nombre propio; en los microrrelatos abundan los que tan slo se identifican con un
pronombre personal) que llevan a cabo unas acciones localizadas espaciotemporalmente
cuya secuencia llega a su fin: el estado inicial se modifica.
De esta manera, eliminamos del corpus todo tipo de textos aforsticos, ensayos,
poemas, etc. para centrarnos en los ficcionales. Esta misma idea es confirmada por uno
de los mayores expertos en microrrelato, David Lagmanovich: Cuando un microtexto
es ficcional, y cuando la consiguiente minificcin es esencialmente narrativa, estamos
en la presencia de un microrrelato101.

100

ANDRES-SUREZ, Irene y RIVAS, Antonio: La era de la brevedad. El microrrelato hispnico, p.


19.
101
LAGMANOVICH, David: La otra mirada. Antologa del microrrelato hispnico, p. 31.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

80

Mariv Alonso Ceballos

5.3

Carcter proteico
En la Odisea Proteo es un dios del mar que se encarga de apacentar los rebaos

de animales marinos de Poseidn. Y el adjetivo proteico, con el que se califica al


microrrelato especialmente despus de las publicaciones de Violeta Rojo, hace
referencia a su capacidad de metamorfosearse: Proteo puede convertirse en cualquier
elemento, planta o animal que desee. Usa este poder para huir de los humanos que le
preguntan, ya que tiene el don proftico:
El minicuento posee carcter proteico, de manera que puede adoptar
distintas formas genricas y suele establecer relaciones intertextuales tanto con
la literatura (especialmente con formas arcaicas) como con formas de escritura
no literarias.
El carcter proteico o des-generado del minicuento y la brevedad
constituyen para nosotros sus rasgos diferenciales ms importantes, aunque
cumplen funciones distintas. La brevedad constituye su caracterstica primordial
en el sentido de que lo distingue a simple vista y, adems, genera otras de sus
caractersticas: debido a ella el lenguaje del minicuento es preciso, su ancdota
comprimida y es necesario el uso de cuadros (frames). El carcter proteico por
su parte es una caracterstica muy importante y comn aunque no general a todos
los minicuentos. Es importante porque por una parte lo define pero tambin lo
in-define. Es muy comn que los minicuentos sean genricamente ambiguos,
pero esto ha ocasionado, por ejemplo, que no se lo considere un cuento102.
Cuando Violeta Rojo habla de cuadros, se refiere a las relaciones metaliterarias e
intertextuales de los microrrelatos con la tradicin, con sus diferentes textos o motivos
literarios.
Hemos estudiado las caractersticas del microrrelato y, a pesar de que cada vez
se afianza ms como gnero, resulta muy difcil establecer su evolucin puesto que los
mecanismos usados por lo diferentes autores para escribirlos siguen siendo los mismos.
Esto lleva a Ral Brasca a afirmar que la ausencia de evolucin evidencia la
contemporaneidad del microrrelato:
102

ROJO, Violeta: El minicuento, ese (des)generado en Revista Interamericana de Bibliografa. XLVI,


1-4, [On-line]: http://www.educoas.org/portal/bdigital/contenido/rib/rib_1996/index.aspx?culture=es&
navid=201 (Consulta: 26 de septiembre de 2012).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

81

Mariv Alonso Ceballos

La ausencia de un proceso evolutivo, parece indicar que el microcuento


es en s mismo, como gnero, contemporneo. De otra manera, sera inexplicable
que una forma de narrar que no ha experimentado cambios cualitativos en
cincuenta aos tenga el grado de aceptacin que hoy tiene. El microcuento exige
una singular actitud de lectura. Por eso puede decirse que ha creado un nuevo
tipo de lector o, ms prudentemente, que se ha producido un feliz encuentro
entre las nuevas inclinaciones de los lectores y esta modalidad narrativa que ya
exista. Ese encuentro no ha cesado de renovarse y seguramente lo seguir
haciendo. Porque el gusto por el cuento brevsimo participa de una nueva
manera de aprehender el mundo: la que suma mil fragmentos heterogneos a los
que dan forma la inteligencia y el deseo de los hombres. El Gran Relato fluye
incesante como un ro que recorre el tiempo. Su aspecto, sin embargo, es
mutable segn las pocas. Todo augura un triunfal ingreso del cuento brevsimo
en el siglo XXI103.
Enrique Yepes analiza el libro de Italo Calvino Seis propuestas para el prximo
milenio en el que el autor italiano estudia las expresiones estticas de diferentes tiempos
y espacios para deducir los valores literarios que han perdurado, en el sentido de que
son apreciados en la contemporaneidad y, curiosamente, los valores que describe
podran enunciarse como caractersticas del microrrelato. Son la levedad, la rapidez, la
exactitud, la visibilidad y la multiplicidad:
Calvino comienza por la exaltacin de la levedad como un
imprescindible modo de contrarrestar el peso, la inercia y el carcter sombro de
las instituciones sociales, la lenta petrificacin de la cotidianidad y el
pensamiento. La levedad proviene de un cambio de perspectiva en la manera de
mirar el mundo, con una lgica y mtodos frescos de exploracin104.
La levedad la identificamos en el caso de los textos analizados con su necesaria
brevedad formal, que a su vez incide en la nueva perspectiva que ha de adoptar el lector
a la hora de enfrentarse a estas obras.
El segundo valor literario que descubre Calvino es el de la rapidez en el sentido
de ligereza, agilidad verbal, fluidez; todo ello relacionado con la velocidad con la que

103

BRASCA, Ral: Los mecanismos de la brevedad: constantes, variables y tendencias en el


microcuento en El cuento en red, [On-line]: : http://cuentoenred.xoc.uam.mx (Consulta: 26 de
septiembre de 2012).
104
YEPES, Enrique: El microcuento hispanoamericano ante el prximo milenio en Revista
Interamericana de Bibliografa. XLVI, 1-4, [On-line]: http://www.educoas.org/portal/bdigital/contenido/
rib/rib_1996/index.aspx?culture=es& navid=201 (Consulta: 26 de septiembre de 2012).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

82

Mariv Alonso Ceballos

vivimos en el mundo actual: autopistas para trasladarnos, autopistas de la informacin,


tecnologas que se quedan obsoletas en un abrir y cerrar de ojos El microrrelato sigue
dos caminos que podramos considerar opuestos, pero que, en realidad, pueden ser
comparados con las dos mitades de un crculo que, aunque se oponen, estn unidas al
formar parte de la misma figura geomtrica. Expliqumoslo: por un lado, la lectura de
un texto breve es rpida, fluida. Cada palabra est elegida para conducir al lector por un
camino prefijado desde el ttulo hasta el final. Por otro, el microrrelato no se queda ah,
su eficacia se basa en decir mucho ms de lo que se deduce de las palabras que lo
contienen. El lenguaje del microrrelato es denotativo, pero tambin connotativo y de la
habilidad de cada lector depende extraer todo su jugo. Al igual que la poesa, se lee en
poco tiempo, pero deja una impronta que nos permitir saborearlo de nuevo ms tarde.
La idea con la que escriben los microrrelatistas no es que leamos un texto tras
otro como si fueran un objeto de consumo ms de nuestra sociedad que, adems,
requiere poco tiempo, sino que hagamos una pausa tras la lectura; que busquemos los
hilos que unen el microrrelato que acabamos de leer con otros textos de la historia de la
literatura o con otros moldes genricos, que nos detengamos a disfrutarlo, en suma.
Contina Yepes:
Calvino consagra su tercer captulo al valor de la exactitud, tanto en la
organizacin de la obra y en la nitidez de las imgenes, como en el uso del
lenguaje, en respuesta al automatismo descuidado y a la prdida de intensidad
que generan los formulismos polticos, burocrticos y publicitarios.
Este valor literario, la exactitud, est fuertemente relacionado con los dos
anteriores. La levedad hace que el escritor huya de rodeos y eufemismos en busca de la
palabra exacta que transmita la idea que intenta hacer llegar al lector, al igual que la
rapidez. No podemos olvidar que el lenguaje es el protagonista indiscutible de muchos
de estos textos, que se valen del propio lenguaje para cuestionarlo, para hacernos ver el

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

83

Mariv Alonso Ceballos

otro lado de las cosas o para dejar un ritmo resonando en nuestra cabeza. Y el hecho de
retomar moldes del pasado o extraliterarios tambin plantea un problema de lenguaje:
LOTIFORME
Mi diccionario y yo estamos enamorados. Mi amor es razonable pero el
suyo es brutal y arbitrario. A cualquier hora abre sus piernas y me obliga a
sacarle una palabra. A veces las palabras son preciosas y yo compongo poemas
ligeros y dulces. Pero a veces usa trminos absurdos, y me veo obligado a
decirle frases como "lotiforme?, no se puede hacer nada con esa palabra, qu
pretendes de m?, no soy mago". Entonces llora y se desdibuja, y las palabras
empiezan a escurrrsele, a chorrear por las patas de la mesa. En ese momento
debo acariciarlo y escribir cualquier cosa, y todo vuelve a la normalidad105.
El cuarto valor que resalta Calvino es la visibilidad en el sentido de la capacidad
de recrear imgenes en nuestro cerebro a partir de lo que leemos; busca la unin de la
generacin espontnea de imgenes con la intencionalidad del pensamiento discursivo.
Este valor no nos parece exclusivo del microrrelato, sino propio de la literatura, que
deja lugar a la imaginacin y a la reflexin, cosa que los medios audiovisuales no hacen.
As desembocamos en la quinta y ltima propuesta de Calvino: la
multiplicidad (la muerte se llev una sexta prevista, la consistencia). Aunque a
primera vista el valor de lo mltiple parece ajeno a un gnero cuya principal
caracterstica es la produccin de una situacin narrativa nica (Epple, 18), no
hay que olvidar el amplio repertorio de conexiones que activa cada microcuento,
siempre en tensin con las ms diversas formas de la tradicin literaria clsica y
moderna, as como con cdigos discursivos no literarios como el periodismo, la
filosofa y la ancdota106.
Enrique Anderson Imbert nos proporciona un ejemplo de multiplicidad en La
paloma de Kant, texto que no puede ser plenamente comprendido por el lector si
desconoce al filsofo:
LA PALOMA DE KANT

105

VIQUE, Fabin: De las aves que vuelan me gusta el chancho, [On-line]:


http://delasavesquevuelan.blogspot.com.es/ (Consulta: 26 de septiembre de 2012).
106
YEPES, Enrique: El microcuento hispanoamericano ante el prximo milenio en Revista
Interamericana de Bibliografa. XLVI, 1-4, [On-line]: http://www.educoas.org/portal/bdigital/contenido/
rib/rib_1996/index.aspx?culture=es& navid=201 (Consulta: 26 de septiembre de 2012).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

84

Mariv Alonso Ceballos

Cansado de tanto prepararse para los exmenes un estudiante sali al


patio, se desperez y, en postura de bailarn clsico, intent un gran salto.
Grande, no result. Se palp las piernas como si las llevase encadenadas y
dirigindose a una paloma que estaba en la ventana coment sonrindose:
Qu bien bailara yo si no fuera por la ley de gravitacin!
Yo tambin me quejaba del aire que me estorbaba el vuelo dijo una
voz de paloma y ya sabes la leccin que recib de Kant.
S, he ledo a Kant se apresur a responder el estudiante: La veloz
paloma que en libre vuelo atraviesa el aire, cuya resistencia siente, podra
imaginarse que en un espacio sin aire volara an con ms velocidad y libertad.
Apuesto continu la paloma a que Kant, como t, como yo, tambin
se quejaba de sus obstculos. De que se quej del lenguaje por el que tena que
abrirse paso, hay pruebas. Tambin debi de quejarse de la resistencia que a su
impulso de pensar ofrecan las cosas y las ideas sobre las cosas. Por algo sera
que para poder pensar decidi vaciar el mundo y la razn humana. Vacas fueron
sus apriorsticas formas de conocimiento. Elimin as las impurezas de la
realidad. Su yo sin realidad no es acaso un sueo dorado, como su propio
discurso sin lengua, como tu baile sin gravitacin, como mi vuelo sin aire?
Bien por la paloma! exclam el estudiante bailarn y ventrlocuo107.
5.4

El ttulo
Nadie puede negar que los ttulos poseen unas reglas gramticas particulares

adems del hecho de que los elementos paratextuales y formales tales como el tipo de
letra elegido y el diseo grfico lo condicionan ms que al texto en s.
En los ltimos aos los estudios sobre el ttulo han dejado atrs la prescripcin
para centrarse en el aspecto meramente descriptivo. El ttulo es lo primero que percibe
el receptor a la hora de acercarse al texto, pero para comprender ste necesita de los dos.
En el caso de los microrrelatos Basilio Pujante destaca la predominancia del
estilo elptico en sus ttulos. Adems, la presencia de la elipsis provoca a su vez que el
estilo nominal sea el ms empleado a la hora de titular108.
Podemos comprobar el estilo nominal en libros como Microrrelatos de Ana
Mara Mopty de Kiorcheff donde no encontramos un solo ttulo que contenga un verbo.
107

ANDERSON IMBERT, Enrique: Narraciones completas. Vol. I, pp. 470471.


PUJANTE CASCALES, Basilio: Minificcin y ttulo en ANDRES-SUREZ, Irene y RIVAS,
Antonio: La era de la brevedad. El microrrelato hispnico, p. 251.
108

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

85

Mariv Alonso Ceballos

De hecho, normalmente utiliza un sustantivo o, como mucho, la pareja de determinante


y sustantivo: La otra, Dibujo, La caja, El primero, Metamorfosis,
Alboradas, Cualquier da, Juegos, Prisas, Oscuridad, Rondas, Adioses,
El tren, Nacimiento, La elegida, Desobediencia
El ttulo es un elemento algo paradjico. Por un lado, debe adelantar elementos
del texto, los suficientes como para interesar al lector en su lectura y, por otro, es
conveniente que intrigue a ste para que le aporte algo la lectura de dicho texto.
De hecho, incluso hay textos en los que se invierte la relacin entre el ttulo y el
microrrelato consiguiendo una sonrisa en el lector, que reacciona sorprendido ante esa
actitud irreverente. Proponemos un ejemplo de Luisa Valenzuela:
EL SABOR DE UNA MEDIALUNA A LAS NUEVE DE LA MAANA
EN UN VIEJO CAF DE BARRIO DONDE A LOS 97 AOS RODOLFO
MONDOLFO TODAVA SE RENE CON SUS AMIGOS LOS MIRCOLES
A LA TARDE.
Qu bueno109.

Basilio Pujante elabora una tipologa de ttulos compuesta de seis categoras. La


primera categora es la onomstica, compuesta por ttulos que consisten en nombres
de personajes, por ejemplo la serie de Cenicienta de Ana Mara Shua, Walt de Ral
Brasca o Aldonza de Ana Mara Mopty de Kiorcheff. Veamos el segundo.
WALT
Deslumbrado por las posibilidades tcnicas de su tiempo, Walt quiso ver
cmo sera el mundo pasados cien aos. Saba que era posible: se enfriaba el
cuerpo lentamente hasta el mnimo de actividad vital y se mantena as, en
delicada latencia, cuanto se quisiera; era un largo sueo, como un coma
prolongado. No pens que en la frontera con la muerte la memoria colapsa y la
vida entera bulle anrquica en su crcel de hueso. Nadie vuelve del coma el que
era, y la huella es tanto mayor cuanto ms se permanece en ese estado. Walt
permaneci un siglo. Su primer signo de vida cuando volvi fueron dos gruesas

109

Citado por YEPES, Enrique: El microcuento hispanoamericano ante el prximo milenio en Revista
Interamericana de Bibliografa. XLVI, 1-4, [On-line]: http://www.educoas.org/portal/bdigital/contenido/
rib/rib_1996/index.aspx?culture=es& navid=201 (Consulta: 26 de septiembre de 2012).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

86

Mariv Alonso Ceballos

lgrimas, luego un gemido, despus un llanto. Finalmente balbuce: djenme


morir110.
La segunda categora es denominada ttulo referencial, es decir, los que se
basan en el resumen de la trama u orientan al lector ante un final abierto. A este grupo
pertenecera El nunca correspondido amor de los fuertes por los dbiles de Marco
Denevi.
En tercer lugar, habla de ttulos intertextuales, los ms comunes, que se refieren
a obras literarias o a personajes histricos de nuestra tradicin. Tenemos muchsimos
ejemplos en nuestra clasificacin. Citaremos slo uno: Otro dinosaurio de Eduardo
Berti.
En cuarto puesto habla de los textos genricos, los cuales muestran en qu
subgnero debemos englobar dicho texto, de los que podemos encontrar ejemplos en
categora que nosotros hemos denominado metamicrorrelatos architextuales como El
prximo cuento de Enrique Anderson Imbert.
El quinto tipo es poco frecuente y consiste en usar ttulos catafricos.
Frecuentemente se trata de una intervencin en estilo directo de uno de los personajes
como en el famoso Arriad el foque de Ana Mara Shua.
El ltimo grupo seran los ttulos basados en lexicalizaciones o refranes
modificados como Este tipo es una mina de Luisa Valenzuela.

110

BRASCA, Ral: Todo tiempo futuro fue peor, p. 63.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

87

Mariv Alonso Ceballos

UN GNERO POSMODERNO
No es novedad que existe una relacin entre la posmodernidad y el microrrelato.

Por ello, hemos decidido remontarnos a los orgenes y revisar el libro de Lyotard
titulado La condicin posmoderna, ya que fue uno de los pioneros en analizar este
concepto.
Esta obra trata de las modificaciones en la forma de percibir la cultura, inducidos
por los cambios tecnolgicos, que no solamente responden a problemas tcnicos, sino
que adems alteran la estructura profunda del mensaje y de los receptores. Darse cuenta
de estos cambios, que en distintos campos reciben diferentes denominaciones:
globalizacin, sociedad de la informacin y posmodernidad; es situarse en una realidad
actual. Los paradigmas anteriores como la Ilustracin, la ciencia, son cuestionados
desde distintas disciplinas del conocimiento precisamente porque no pueden explicar de
forma satisfactoria las nuevas realidades.
El concepto de posmodernidad se refiere segn Lyotard a el estado de la cultura
despus de las transformaciones que han afectado a las reglas del juego de la ciencia, de
la literatura y de las artes a partir del siglo XIX111.
La posmodernidad cuestiona el valor universal del discurso cientfico construido
a partir de la Ilustracin debido al fracaso de los sistemas propuestos para lograr la
mayora de edad del hombre que han puesto de manifiesto acontecimientos histricos
como las dos guerras mundiales. En suma, la posmodernidad es ese intento, por un lado,
de recoger las partes que han quedado de la destruccin de los grandes sistemas y
funcionar con parmetros de la diversidad y, por otro, el pensamiento terico que
intenta comprender los nuevos espacios que propone la tecnologa.

111

LYOTARD, Jean-Franois: La condicin posmoderna, p. 9.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

88

Mariv Alonso Ceballos

El conocimiento, en el sentido ilustrado, es un intento de aprehensin del


mundo, una manera de buscar la verdad; mientras que el concepto de posmodernidad
supone el cuestionamiento de la primaca de un discurso cuyos orgenes los
encontramos en la Grecia clsica siendo este desarrollo lo que ha fundamentado todo el
conocimiento occidental: Simplificando al mximo, se tiene por posmoderna la
incredulidad con respecto a los metarrelatos112.
Lyotard relaciona el cambio de la sociedad, lo que hoy llamamos la sociedad de
la informacin o aldea global, con las nuevas maneras de transmitir la informacin sin
olvidar que no todo conocimiento tiene cabida en la sociedad global: Con la
hegemona de la informtica, se impone una cierta lgica, y, por tanto, un conjunto de
prescripciones que se refieran a los enunciados aceptados como de saber 113.
Omar Calabrese acua un trmino distinto al de posmodernidad, que a l le
parece equvoco y demasiado genrico: el neobarroco, del que afirma que consiste en
la bsqueda de formas y en su valorizacin- en la que asistimos a la prdida de la
integridad, de la globalidad, de la sistematizacin ordenada a cambio de la inestabilidad,
de la polidimensionalidad, de la mudabilidad114.
Como ya nos adelantaban los autores englobados en la Escuela de Frankfurt
(Adorno, Marcuse, Horkheimer), la informacin ha sufrido una mercantilizacin, lo
que la ha convertido en un objeto para intercambio de las multinacionales y en smbolo
de poder en un mundo en el que los pases desarrollados se distinguen de los pases en
vas de desarrollo sobre todo por la cantidad y la velocidad de la informacin que
manejan. En este contexto, el propio conocimiento va conformndose con los medios en
los que se transmite, cambiando en esta simbiosis sus estructuras formales y simblicas.

112

Ibd., p. 10.
Ibd., p. 16.
114
CALABRESE, Omar: La era neobarroca, p. 12.
113

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

89

Mariv Alonso Ceballos

Podemos encontrar ejemplos de esto en la actualidad en las diferentes formas de


comunicacin con los telfonos mviles en todas las capas sociales en los pases
desarrollados. Sobre todo en los estratos de menos edad esta revolucin sms (mensajera
electrnica en general) afecta a la ortografa, a la sintaxis y a la semiologa. Un caso
reseable es la prdida de las vocales en los mensajes entre mviles por ser menos
significativas que las consonantes en castellano, por ejemplo.
Una revolucin en la que todas las normas que no se adecuen a los nuevos
espacios de comunicacin tienen los das contados. Los ejemplos los tenemos en la
actualidad con todas formas de msica o reproduccin audiovisual. Estos cambios
vienen dictados por los principios de sencillez que implican y posibilitan los medios
informticos.
La brevedad que imponen las trasmisiones del lenguaje nos acerca sin duda a un
empobrecimiento, pero posibilita formas de expresin que se alejan del gran relato
acercndose quizs a la eficacia del verso o la sentencia, el microrrelato y otras formas
de expresin en la brevedad que impone el medio. Ya lo adelantaba Ana Rueda en su
anlisis acerca del cuento hispanoamericano actual:
La naturaleza esquiva del lenguaje rechaza la posibilidad de que las
palabras sean tomadas como datos cognoscibles. El lenguaje se ha liberado tanto
de la referencialidad como de la arreferencialidad. Y se recrea libremente
exhibiendo su polisemia, su pluralidad significativa, en un juego de
diferencias115.
El lenguaje fracasa porque el discurso retrico ha sido puesto en cuestin por
poetas y escritores. Una vez superado el realismo decimonnico se espera de la
literatura que no se limite a reflejar la realidad, sino que vaya ms all de ella. Despus
de Marx, de Einstein y de Freud todo es relativo. Como ya no creemos en la idea de
progreso, resulta repetitivo plantear un discurso con planteamiento, nudo y desenlace.
115

RUEDA, Ana: Los permetros del cuento hispanoamericano actual en Pupo-Walker, Enrique, El
cuento hispanoamericano, p. 561.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

90

Mariv Alonso Ceballos

Las tcnicas clsicas se rompen debido a la innovacin, se experimenta con los distintos
puntos de vista del o de los narradores, los gneros ya no son algo inamovible y hay
libertad en el fondo y en la forma. La literatura acaba acercndose cada vez ms al cine
y el fragmentarismo se impone como nica verdad posible llegando al punto de que los
propios escritores dudan incluso de la entidad de su acto de escritura como Ana Mara
Shua en Zafarrancho de naufragio, citado ms adelante en este trabajo.
Lagmanovich piensa que el microrrelato es otra manifestacin de la
posmodernidad, tal como son la msica dodecafnica (Schnberg, Berg, Webern) o la
arquitectura de la Bauhaus. Quiz los ejemplos no estn muy bien elegidos porque esas
manifestaciones (tanto la musical como la arquitectnica) todava estn cercanas al
orden y las categoras propios del espritu ilustrado. Adems, tienen lugar a principios
del siglo XX y el microrrelato ha sido cultivado con ms profusin en las ltimas
dcadas de ese siglo y tambin en el presente. La msica electrnica, por ejemplo, s
podramos considerarla posmoderna porque no se basa en una tradicin, sino en las
leyes del mercado y en una tecnologa que posibilita su difusin.
Guillermo Siles nos llama la atencin sobre la significacin poltica que pueden
tener estos textos transgresores y disidentes:
La dimensin poltica de los textos se asienta en la capacidad de discutir
la hegemona de los discursos legitimadores y en la marcada irrupcin de las
disidencias en la escritura. Desde el punto de vista de la textualidad, las rupturas
se traducen en trminos de fragmentacin, de autorreferencialidad, de deriva y
nomadismo, de dispersin de sentidos y de los diferentes usos de la voz que
organizan los relatos, que se proponen, en gran medida, desbaratar y cuestionar
las convenciones social e histricamente establecidas116.
En definitiva, muchos crticos consideran los microrrelatos como un gnero
caracterstico del siglo XXI, pues estn muy cercanos a la fragmentariedad que implican
116

SILES, Guillermo: El microrrelato hispanoamericano. La formacin de un gnero en el siglo XX, p


176.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

91

Mariv Alonso Ceballos

los hipertextos, que a su vez marcan una nueva forma de buscar informacin en Internet
que nos lleva de un texto breve a otro de forma prcticamente infinita. Enrique Yepes
tambin lo corrobora:
El microcuento es, como cualquier otra literatura, un gnero
problemtico y mvil. Sin embargo, puede afirmarse que su prctica y consumo
crecientes no son casuales ni obedecen a un mero culto por la novedad, sino que
indican la actual carencia de paradigmas artsticos (como sociales)
universalmente consistentes, la continua bsqueda y descarte de referentes de
legitimidad, las intersecciones de las prcticas culturales contemporneas, y el
valor de la levedad y rapidez, de lo imaginativo y lo mltiple para la esttica del
prximo milenio []. La oposicin entre los grandes relatos, esas
protonarrativas centralizadas que homogeneizan la Historia y llevan a cabo una
nomenclatura unvoca de la realidad, y la pequea historia de tentativas
aleatorias que ofrecen perspectivas parciales y contrahegemnicas de la
experiencia (anti-narrativas), caracterizadas por la fragmentacin y el carcter
efmero de lo narrado, es desarrollada por Lyotard desde sus primeras
teorizaciones sobre la posmodernidad117.
Aunque pueden alarmar algunos aspectos de estos cambios que se han llamando
la era de Internet o la aldea global, encontramos que a lo largo de la historia los
hallazgos tcnicos han solucionado problemas a la vez que han ido abriendo otros.
Lyotard pretende revisar los campos de conocimiento, plantea una hiptesis
extensiva, no intensiva. La pretensin no es tanto reformular los distintos campos del
saber, como detectar tendencias generales.
Vemos, pues, sin muchas dificultades cmo encontramos constantes cambios de
paradigmas, todos ellos con la pretensin de ser los verdaderos y absolutos a la vez que
los elementos tcnicos han ido desarrollndose. Y esto se ha producido en campos tan
diversos como lo son todas las distintas facetas del hombre y su entorno.
Y de este punto parte la crtica posmoderna al sistema de verdades lgicomatemtico con el que venimos de la Ilustracin. Nos adentramos en una dinmica de

117

YEPES, Enrique: El microcuento hispanoamericano ante el prximo milenio en Revista


Interamericana de Bibliografa. XLVI, 1-4, [On-line]: http://www.educoas.org/portal/bdigital/contenido/
rib/rib_1996/index.aspx?culture=es& navid=201 (Consulta: 26 de septiembre de 2012).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

92

Mariv Alonso Ceballos

discursos y relatos lingsticos sobre el mundo que no se pueden justificar a priori por
ningn marco absoluto.
De hecho, Francisca Noguerol comparte nuestra opinin sobre los puntos de
unin entre el microrrelato y la posmodernidad:
Cada vez que quera explicar una caracterstica de esta modalidad textual,
deba recurrir a teoras literarias (deconstruccin, esttica de la recepcin,
postestructuralismo) desarrolladas en el marco del pensamiento posmoderno. Por
otra parte, era obvio que la minificcin, aunque ha contado con prestigiosos
antecedentes en la historia de la literatura, se categoriza como nueva forma
literaria en los aos sesenta, cobrando especial auge en los setenta y ochenta
para llegar a nuestros das con enorme vitalidad. El establecimiento del canon
del micro-relato es paralelo, por consiguiente, a la formalizacin de la esttica
posmoderna118.
Es ms, establece una serie de caractersticas posmodernas que pueden aplicarse
al microrrelato, tal y como hemos comentado en el epgrafe correspondiente:
escepticismo radical, textos ex-cntricos, golpe al principio de unidad, obras abiertas,
virtuosismo intertextual y recurso frecuente al humor y la irona.
Lauro Zavala analiza las caractersticas de los diferentes tipos de cuentos en
Cartografas del cuento y la minificcin, estudio en el que distingue entre cuentos
clsicos, modernos y posmodernos y en este ltimo incluye tambin los cuentos
ultracortos, lo que nosotros estamos llamando microrrelato y lo analiza aportando ideas
interesantes como stas:
El cuento posmoderno es rizomtico (porque en su interior se superponen
distintas estrategias de epifanas genricas), intertextual (porque est construido
con la superposicin de textos que podrn ser reconocidos o proyectados sobre
la pgina por el lector), itinerante (porque oscila entre lo pardico, lo
metaficcional y lo convencional) y es anti-representacional (porque en lugar de
tener como supuesto la posibilidad de representar la realidad o de cuestionar las
convenciones de la representacin genrica, se apoya en el presupuesto de que

118

NOGUEROL JIMNEZ, Francisca: Microrrelato y posmodernidad: textos nuevos para un final de


milenio, Revista Interamericana de Bibliografa. XLVI, 1-4, [On-line]:
http://www.educoas.org/portal/bdigital/contenido/ rib/rib_1996/index.aspx?culture=es& navid=201
(Consulta: 26 de septiembre de 2012).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

todo texto constituye una realidad autnoma, distinta de la cotidiana y sin


embargo tal vez ms real que aqulla)119.

119

ZAVALA, Lauro: Cartografas del cuento y la minificcin, p. 63.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

LECTOR ACTIVO
La fragmentariedad no es slo una forma de escribir,
sino tambin y sobre todo una forma de leer.
Lauro Zavala120.
Uno de los fenmenos que ha marcado el cambio en cuanto a la literatura en el

siglo XX es el papel del lector. Ya no basta con ese lector de novelas decimonnicas
que segua la evolucin de una trama lineal y cronolgica con grandes flashbacks que
servan para contextualizar las historias. Despus de novelas como Ulises de Joyce o,
ms tarde, Rayuela de Cortzar, el lector no puede limitarse a leer, sino que debe llevar
a cabo un papel ms activo para comprender la totalidad de la obra. El lector es el que
tiene que interpretar, que unir significativamente entre los huecos que nos dejan las
palabras:
El cuentista est frente a su tema, frente a ese embrin que ya es vida,
pero que no ha adquirido todava su forma definitiva. Para l ese tema tiene
sentido, tiene significacin. Pero si todo se redujera a eso, de poco servira;
ahora, como ltimo trmino del proceso, como juez implacable, est esperando
al lector, el eslabn final del proceso creador, el cumplimiento o fracaso del
ciclo. Y es entonces que el cuento tiene que nacer puente, tiene que nacer pasaje,
tiene que dar el salto que proyecte la significacin inicial, descubierta por el
autor, a ese extremo ms pasivo y menos vigilante y muchas veces hasta
indiferente que se llama lector121.
Sera lo que el propio Cortzar denomin lector macho (activo) frente al lector
hembra (ms aptico, pasivo), expresiones de las que posteriormente se arrepentira:
Pido perdn a las mujeres del mundo por haber utilizado una expresin
tan machista y tan de subdesarrollo latinoamericano, y eso deberas ponerlo con
todas las letras de la entrevista. Lo hice con toda ingenuidad y no tengo ninguna
disculpa, pero cuando empec a escuchar las opiniones de mis amigas lectoras
que me insultaban cordialmente, me di cuenta de que haba hecho una tontera.
Yo deb poner lector pasivo y no lector hembra, porque la hembra no tiene
120

ZAVALA, Lauro: Cartografas del cuento y la minificcin, p. 78.


CORTZAR, Julio: Algunos aspectos del cuento en Obras completas. Tomo VI. Obra crtica, p.
380.

121

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

por qu ser pasiva continuamente; lo es en ciertas circunstancias, pero no en


otras, lo mismo que un macho122.
Pero ya Macedonio Fernndez haba anticipado en varias de sus obras esa
bsqueda de un nuevo lector. En Museo de la Novela de la Eterna (1967) pone en juego
su concepcin y crea un collage al que el propio lector ha de dotar de sentido. Se dirige
a l directamente para exponer su teora:
AL LECTOR SALTEADO.
Confo en que no tendr lector seguido. Sera el que puede causar mi
fracaso y despojarme de la celebridad que ms o menos zurdamente procuro
escamotear para alguno de mis personajes. Y eso de fracasar es un lucimiento
que no sienta a la edad.
Al lector salteado me acojo. He aqu que leste toda mi novela sin
saberlo, te tornaste lector seguido e insabido al contrtelo todo dispersamente y
antes de la novela. El lector salteado es el ms expuesto conmigo a leer seguido.
Quise distraerte, no quise corregirte, porque al contrario eres el lector
sabio, pues que practicas el entreleer que es lo que ms fuerte impresin labra,
conforme a mi teora de que los personajes y los sucesos slo insinuados,
hbilmente truncos, son los que ms quedan en la memoria.
Te dedico mi novela, Lector Salteado; me agradecers una sensacin
nueva: el leer seguido. Al contrario, el lector seguido tendr la sensacin de una
nueva manera de saltear: la de seguir al autor que salta123.
Incluso especifica qu tipo de lector no desea: el esclavo de la trama, el que lee
buscando una historia para evadirse de su propia realidad. Macedonio busca un lector
artista:
CMO LIBRARSE, UN VERDADERO ARTISTA NOVELISTA, DEL
LECTOR DE DESENLACES. RECETA CONTRA ESTA CALAA
LECTORA
De Personajes descartados puede hacerse una lista; de lectores slo un
gnero descarto: el lector de desenlaces; con el procedimiento de dar sustanciado
todo el relato y final anticipadamente ya no se le ver ms por aqu [].
El lector que no lee mi novela si primero no la sabe toda es mi lector, se
es artista, porque el que busca leyendo la solucin final, busca lo que el arte no

122

PICN GARFIELD, Evelyn, Cortzar por Cortzar. [On-line]:


http://www.sololiteratura.com/cor/cortazarpor.html (Consulta: 26 de septiembre de 2012).
123
FERNNDEZ, Macedonio: Museo de la Novela de la Eterna, p. 273.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

debe dar, tiene un inters de lo vital, no un estado de conciencia: slo el que no


busca una solucin es el lector artista124.
Hay un lector con el cual no puedo conciliarme: el que quiere lo que han
codiciado para su descrdito todos los novelistas: la Alucinacin. Yo quiero que
el lector sepa siempre que est leyendo una novela y no viendo un vivir, no
presenciando vida. En el momento en que el lector caiga en la Alucinacin,
ignominia del Arte, yo he perdido, no ganado lector. Lo que yo quiero es muy
otra cosa, es ganarlo a l de personaje, es decir, que por un instante crea l
mismo no vivir. sta es la emocin que me debe agradecer y que nadie pens
procurarle. 125
Para culminar, reivindica dejar el libro abierto para que cualquiera que lo desee
lo pueda corregir o editar como le plazca, enlazando as con la tradicin juglaresca que
qued recogida en el Libro del Buen Amor del Arcipreste de Hita. Veamos cmo
termina:
AL QUE QUIERA ESCRIBIR ESTA NOVELA (PRLOGO FINAL)
Lo dejo libro abierto: ser acaso el primer "libro abierto" en la literatura,
es decir que el autor, deseando que fuera mejor o siquiera bueno y convencido
de que por su destrozada estructura es una temeraria torpeza con el lector, pero
tambin de que es rico en sugestiones, deja autorizado a todo escritor futuro de
impulso y circunstancias que favorezcan un intenso trabajo, para corregirlo y
editarlo libremente, con o sin mencin de mi obra y nombre. No ser poco el
trabajo. Suprima, enmiende, cambie, pero, si acaso, que algo quede.
En esta oportunidad insisto en que la verdadera ejecucin de mi teora
novelstica slo podra cumplirse escribiendo la novela de varias personas que se
juntan para leer otra, de manera que ellas, lectores-personajes, lectores de la otra
novela personajes de sta, se perfilaran incesantemente como personas
existentes, no "personajes", por contrachoque con las figuras e imgenes de la
novela por ellos mismos leda.
Tal trama de personajes ledos y leyentes con personajes slo ledos,
desarrollada sistemticamente cumplira una uniforme constante exigencia de la
doctrina. Trama de doble novela.
Dgolo para confesar que mi libro est muy lejos de la frmula de la
belarte de personajes por la palabra. Queda tambin esto, pues, como "empresa
abierta".
Dejo as dados la teora perfecta de la novela, una imperfecta pieza de
ejecucin de ella y un perfecto plan de su ejecucin.
Ntese que hay una verdadera posibilidad en el adosamiento de la doble
trama, por el que obtendra mediante una alquimia conciencial una asuncin de
124
125

FERNNDEZ, Macedonio: Museo de la Novela de la Eterna, pp. 214-216.


FERNNDEZ, Macedonio: Museo de la Novela de la Eterna, p. 174.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

vida para el personaje-lector, con vigorizacin de la nada existencial del


personaje-ledo, que es mucho ms personaje por ello, que acenta su franco no
ser con un nfasis de inexistencia que lo purifica y enaltece lejos de toda
promiscuidad con lo real; y al propio tiempo repercute la asuncin de existencia
del personaje leyente en el lector real, que por contrafigura con el personaje se
desdibuja de existencia l mismo.
Este confusionismo deliberado es probablemente de una fecundidad
conciencial liberadora; labor de genuina artisticidad; artificiosidad fecunda para
la conciencia en su efecto de fragilizar la nocin y certeza de ser, de la que
procede la universal intimidacin de la igualmente absurda y vacua nocin
verbal del no-ser. No hay ms que un no-ser: el del personaje, el de la fantasa, el
de lo imaginado. El imaginador no conocer nunca el no ser126.
Umberto Eco analiza de forma magistral esta nueva concepcin del lector en su
libro Lector in fabula. Afirma que los textos estn incompletos, ya que siempre precisan
de una actualizacin del lector: Un texto (con mayor fuera que cualquier otro tipo de
mensaje) requiere ciertos movimientos cooperativos, activos y conscientes, por parte del
lector127. De hecho, califica al texto como un mecanismo perezoso. Se presupone que
no va a ser redundante, que no nos lo va a dar todo hecho, sobre todo si la funcin del
lenguaje que predomina en l no es la referencial, sino la potica.
Sin embargo, no todos los lectores hacen una interpretacin unvoca del mismo
texto. Y aqu nos encontramos con el problema de la competencia lectora y cultural de
cada uno, que no coincidir con la del escritor. De ah que Eco nos hable de un Lector
Modelo, que sera el lector capaz de actualizar el texto para llegar al mismo punto que
haba previsto el autor a la hora de generarlo.
Pero tambin existe un Autor Modelo, en el sentido de que la interpretacin es
un proceso de doble direccin: el autor construye el texto para ser interpretado por un
Lector Modelo, que a su vez interpreta ste basndose en lo que infiere que su autor
quera que dedujese al leer el texto. Por ello, un texto es un artificio sintctico-

126
127

FERNNDEZ, Macedonio: Museo de la Novela de la Eterna, pp. 421-423.


ECO, Umberto: Lector in fabula, p. 74.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

semntico-pragmtico cuya interpretacin est prevista en su propio proceso


generativo128.
Omar Calabrese, compaero de Eco, reivindica en su ensayo La era neobarroca
a ese lector capaz de atribuir significados e ir ms all de lo que pretende el autor:
Hallar conexiones entre objetos que nacen intencionadamente lejanos no
es ilegtimo. De otra manera se debera deducir que lo que cuenta en la
descripcin de los fenmenos es la intencionalidad de su autor, lo que no
siempre es as. Cada uno de nosotros sabe mucho ms de lo que cree saber
y dice mucho ms de lo que cree decir129.
Alba Omil, por su parte, nos habla de un lector cmplice que, de alguna manera
reescribe el relato:
(La estructura narrativa) en el microrrelato es exigente, casi matemtica,
veloz: aprieta la materia narrativa (la historia, la fbula, la mimesis o como se
llame) en un brevsimo espacio (campo A); pero a un mismo tiempo genera otro
espacio a su alrededor, un espacio orbital, para ser grficos (campo B), donde
debe moverse el lector para descifrar cdigos y ampliar el campo smico130.
La necesidad de la intervencin del lector llega a su ms alto grado cuando
pensamos en un fenmeno posmoderno propiciado por los avances tecnolgicos: el
cibertexto. Para manejarlo, el lector no slo interpreta, sino que participa, se convierte
en coautor al pinchar en diferentes links que configuran la materia de lectura y lo van
conduciendo de un texto a otro. Es un fenmeno efmero; tanto, que cada lector crear
un cibertexto diferente e incluso el mismo individuo seguramente cambiara su
itinerario en una segunda ocasin en la que se enfrentase con los mismos links. Y ah
reside la riqueza y el peligro de este tipo de lectura: por un lado, tenemos gran parte del
conocimiento a nuestra disposicin (a veces sin posibilidad de discernir su calidad, hay

128

Ibd., p. 96.
CALABRESE, Omar: La era neobarroca, pp. 11-12.
130
OMIL, Alba: El microrrelato, p. 21.
129

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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que tenerlo en cuenta) y, por otro, no existe todava una brjula que nos gue para
navegar eficazmente por la world wide web.
Zavala califica los cibertextos como textos ergdicos:
El trmino proviene de ergon (trabajo) y hodos (camino), y se refiere a la
naturaleza de esta escritura, que exige una participacin activa por parte del
lector. El lector de textos ergdicos, como el de la minificcin, no slo reconoce
el texto, sino que interviene en su estructura. Lo que podramos llamar cuentos
compactos o cuentos ergdicos estn formados por una escritura fragmentaria
que genera sus propios lectores virtuales, cada uno de los cuales se concretiza en
cada acto de intervencin frente al texto131.
De hecho, Zavala opina que quiz ms que textos posmodernos lo que hay son
lecturas posmodernas de textos que posibilitan que desde nuestra ptica encontremos
rasgos posmodernos en textos de hace siglos, modernos o clsicos.
La crtica cada vez concede una mayor importancia a la figura del receptor de la
obra literaria. Y esto tiene an ms trascendencia en un gnero proteico, saprfito u
omnvoro (como elijamos llamarlo) tal como el microrrelato.
Rosario Alonso y Mara Vega de la Pea del Barco comparten con el resto de
crticos la importancia del lector, pero, adems, aaden la interesante idea de que el
microrrelato tiene tres dimensiones en cuanto a su interpretacin se refiere:
[] unidimensional para el profano que no capta la intertextualidad
contenida en el texto pero que goza de la lectura y comprende su significado;
bidimensional para el conocedor del hipertexto, el denominado lector letrado
capaz de relacionar el elemento tradicional que recrea el autor; y por ltimo,
tridimensional para el investigador, para el estudioso capaz de hacer un ejercicio
de evocacin que vincule la minificcin a todo tipo de texto breve que en la
historia de la escritura ha sido. Las tres lecturas son recprocas, pues se necesitan
unas a otras para comprender la maestra de este gnero en su totalidad (). Los
personajes sin definir, los inicios in medias res, la falta de elementos descriptivos
mnimos, as como la ausencia de un marco introductor y la fusin en un solo
elemento de planteamiento, nudo y desenlace, hacen de la minificcin una
manifestacin sorprendente que nace y se renueva en cada manifestacin, en
cada lector que la actualiza. El autor nos la presenta, sugiere, insina, pero es
131

ZAVALA, Lauro: Cartografas del cuento y la minificcin, p. 85.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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cada lector con su competencia literaria quien lo interpreta de forma


diferente132.
De esta forma, slo un lector plenamente competente, el Lector Modelo de Eco,
sera capaz de comprender un microrrelato en sus tres dimensiones.
El antlogo y escritor Ral Brasca va ms all y elabora una teora en la que el
lector participa de manera doble (en la produccin y en la interpretacin) y es el
responsable de sacar un texto de su contexto para percibirlo como microficcin:
Hay una doble participacin del lector en las microficciones del lector.
Yo llamo as a los recortes, porque surgen de la lectura. Son como tesoros que el
lector encuentra, fragmentos que tienen cierta suficiencia semntica, y que se
pueden aislar o incluso resignificar con un ttulo. Entonces son obra del lector. El
autor de la letra es el autor de la obra mayor, de la novela o de donde sea que se
hace el recorte. Pero el autor de la microficcin, realmente es quien dirige la
tijera. Hay participacin del lector en la produccin del texto. Y despus est lo
que decamos antes, la participacin del lector cuando lo lee, cuando elabora el
sentido133.
Roland Barthes va ms all y no se limita a hablarnos del papel del lector, sino
tambin del escritor, que escribe sin saber qu va a ocurrir con su texto, si al lector le va
a gustar, si lo va a comprender o si va a ir ms all de la propuesta lingstica que le
hace el autor.
Une uvre ne peut rien garder de la bonne foi de son auteur : ses
silences, ses regrets, ses navets, ses scrupules, ses peurs, tout ce qui ferait
l'uvre fraternelle, rien de cela ne peut passer dans l'objet crit; car si l'auteur se
met le dire, il ne fait qu'afficher ce qu'il veut qu'on le croie, il ne sort pas d'un
systme du thtre, qui est toujours comminatoire. Ainsi n'y a-t-il jamais aucun
langage gnreux (la gnrosit est une conduite, ce n'est pas une parole), parce
qu'un langage gnreux n'est jamais qu'un langage marqu des signes de la
gnrosit : l'crivain est quelqu'un qui l'authenticit est refuse; ce n'est ni la
politesse, ni le tourment, ni l'humanit, ni mme l'humour d'un style qui peuvent
vaincre le caractre absolument terroriste du langage (encore une fois, ce
132

ALONSO, Rosario y VEGA DE LA PEA DEL BARCO, Mara: Sugerente textura, el texto breve y
el haik. Tradicin y modernidad en NOGUEROL JIMNEZ, Francisca (Ed.): Escritos disconformes.
Nuevos modelos de lectura, p. 105.
133
DELAFOSSE, milie: Entrevista a Ral Brasca: Dentro de la microficcin se da un solapamiento de
gneros en El Cuento en Red, N22: Otoo, 2010 [On-line]. http://cuentoenred.xoc.uam.mx. (Consulta: 1
de febrero de 2011).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

101

Mariv Alonso Ceballos

caractre provient de la nature systmatique du langage, qui pour tre achev, n'a
besoin que d'tre valide, et non d'tre vrai).
Mais en mme temps, crire (au sens curieusement intransitif du terme),
crire est un acte qui dpasse l'uvre; crire, c'est prcisment accepter de voir
le monde transformer en discours dogmatique une parole qu'on a pourtant voulue
(si l'on est crivain) dpositaire d'un sens offert; crire, c'est remettre aux autres
de fermer eux-mmes votre propre parole, et l'criture n'est qu'une proposition
dont on ne connat jamais la rponse. On crit pour tre aim, on est lu sans
pouvoir l'tre, c'est sans doute cette distance qui constitue l'crivain134.

134

BARTHES, Roland: Littrature et signification en Essais critiques. [On-line]. http://aelib.org.ua/texts/barthes__essais_critiques__fr.htm#22. (Consulta: 26 de septiembre de 2012).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

102

Mariv Alonso Ceballos

SEGUNDA PARTE:
MINIHISTORIA DEL
MICRORRELATO EN ARGENTINA

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

103

Mariv Alonso Ceballos

MINIHISTORIA DEL MICRORRELATO EN ARGENTINA


La historia del microrrelato podra obligarnos a hacer un viaje geogrfico y

cronolgico de una amplitud casi inabarcable comenzando por las tumbas de la


antigedad, los epigramas, los haikus Sin embargo, nuestra intencin es trazar un
recorrido literario centrado en la historia moderna de este gnero en Argentina y ofrecer
autores y textos al lector para que este contine investigando las pocas y escritores que
ms le cautiven. De ah que utilicemos el trmino minihistoria: no pretendemos ser
exhaustivos, sino dar pinceladas, aportar sugerencias. Al igual que el texto objeto de
nuestro estudio, precisamos de la colaboracin de un lector activo para completar
nuestro mensaje.
Repasaremos la historia del microrrelato en este pas comenzando por los
precursores, que se concentran en finales del siglo XIX y principios del XX
(concretamente en la poca del Modernismo) para terminar en la actualidad.
Ofrecemos una nmina de autores que han cultivado el gnero en algunos casos
de forma espordica y en otros incluso publicando libros completos de microrrelatos.
Nuestra frontera es Internet: no aadimos escritores que hayan publicado
exclusivamente en este medio puesto que el nmero de individuos de nuestro campo de
estudio se multiplicara exponencialmente y, en ocasiones, faltara una labor de filtro.
Hoy en da todo el mundo puede crear un blog, pero de ah a que lo que escriban en
dicho espacio tenga calidad literaria, dista un mundo.
Esta minihistoria cuenta con cuatro apartados segn la poca en la que
escriban los distintos autores: precursores, clsicos del microrrelato universal, clsicos
del microrrelato argentino y microrrelato contemporneo. En cada una de las categoras
los autores son presentados siguiendo un orden alfabtico, ya que nos parece el ms
objetivo y sencillo para localizarlos.
El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

104

Mariv Alonso Ceballos

En algunas antologas como la de Laura Pollastri, centrada en el microrrelato


contemporneo, se opta por distinguir entre los autores vivos y los muertos, pero nos
parece una clasificacin excesivamente efmera, ya que su validez tiene un tiempo
limitado: como seres humanos que somos, todos vamos a ir muriendo sin remedio. De
hecho, en la citada antologa de 2007, David Lagmanovich se encontraba entre los vivos
y como, por desgracia, pas a mejor vida en 2010, la clasificacin se encuentra
desfasada.
Por todo ello, nos parece ms cientfica la ordenacin alfabtica dentro de las
cuatro categoras escogidas y esa es la que hemos llevado a cabo. Comencemos por los
pioneros en Argentina.
1.1

Los precursores del microrrelato


La primera etapa de la evolucin del microrrelato argentino comienza en el

Modernismo y termina en las vanguardias. En ella encontramos textos que cumplen las
caractersticas que hemos estudiado como constitutivas del microrrelato. Tenemos que
tener en cuenta que todos estos escritores escriben antes de que se haya hecho ninguna
formulacin terica acerca del gnero y, no obstante, se adelantan a los postulados
crticos sobre el gnero que sern redactados bastantes aos despus.
En este epgrafe estudiaremos a los siguientes autores: ngel de Estrada y
Leopoldo Lugones en el perodo modernista y Roberto Arlt, Macedonio Fernndez,
Oliverio Girondo y Ricardo Giraldes en el vanguardista.
1.1.1 Modernismo
ngel de Estrada (1872-1923) cultiv todos los gneros y, aunque fue ms
ledo como prosista, tambin destac como poeta con Ensayos (1889).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

105

Mariv Alonso Ceballos

Es en sus libros de viajes, llenos de eruditas y emocionadas evocaciones, como


en El color y la piedra (1900); en Formas y espritus (1902); en Calidoscopio (1911);
en Las tres gracias (1916), donde podemos encontrar textos cortos que ya nos anuncian
el microrrelato.
LA TUMBA DE HEINE
Una familia alemana se acerca: las mujeres colocan flores sobre la losa,
escriben sus nombres en hojas de una cartera, y las ponen en un bolsillo de
bronce que tiene el monumento. Curiosa ceremonia! Lo que debieran hacer, es
sentir no visitarle en Alemania, y verse obligados a dejarle tarjetas en Francia.
Se van y nos acercamos. El conde de Joinville, ayudante de campo del
duque de Borbn, reposa al lado. Un pltano cubre su sepulcro, con una
horcadura que sale del suelo brotada hasta en sus races. Sus gajos altos aparecen
cual vrtebras negras, bajo el esplendor de las ramas; y la savia estalla juvenil en
su copa, tendida hacia el monumento de Heine. El da radiante no muestra
nubes. Los pjaros pan; las palomas arrullan: la primavera canta al febril
ensueo, de la alucinante fantasa, que hizo del poeta un maravilloso sonmbulo.
Al otro lado, cual colocada por el Destino, se eleva una acacia muerta
dentro de una verja herrumbrosa. No se puede leer la inscripcin de la lpida.
Sobre el annimo cadver, el rbol raya el cielo azul, con un abanico obscuro
impregnado de tinta en polvo. A falta de hojas propias lo visten guirnaldas de
hiedra. Es el nico verdor de ese tronco de silencio, que evoca los dolores del
hombre de genio. Los dos rboles forman su arpa: aqu, con la sequedad potente
y la irona cruel de la destruccin y de la muerte; all, con el ensueo vivificante
en la risuea esmeralda del esplendor armonioso.
Le vemos aclamando a Hegel, creyndose un dios, para sentirse
respectivamente ateo, desta y cristiano, sin afiliarse a ninguna Iglesia; le vemos
en pleno sansimonismo, fabricndose una religin pantesta y socialista, y un
ideal de amor al pueblo que, por otra parte, detesta, cuando le analiza su orgullo
de aristcrata; le vemos en las ciudades con un temperamento endiabladamente
sensual, ebrio de vida, suspirando por la calma de los paisajes primitivos; le
vemos nacionalista, al pensar en su cuna del Rin, y cosmopolita, al seguir los
destinos de su raza; le vemos siempre sincero en sus sarcasmos y en sus
entusiasmos, y siempre contradictorio en sus ideas y sentimientos. Quiso ser
filsofo, poltico, tribuno, y, en realidad, con una de las ms agudas
sensibilidades del siglo, fue un gran poeta en almas diversas, como quien dice
una planta con el himno de varias aves. Entre esos elementos complejos de sus
cartas, de sus confesiones, de sus obras, de su vida, la imagen del poeta suea.
Suea sobre una corona que es nimbo de volmenes en mrmol. Suea
sobre cuatro lmparas que dejan escapar llamas de piedra. Suea sobre las
cuerdas de una lira que alza una psiquis de oro. Y a su busto lo tall un cincel de
sufrimiento. Su frente de muerto - vivo, abatida por invisible cruz, se inclina
cual una rama al peso de sus flores. No brotaron sus ms bellos versos de sus
miserias fsicas y de sus amarguras morales? Los prpados de Heine han cado
sobre la luz de sus ojos, para que contemple en la sombra el resplandor interno
El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

106

Mariv Alonso Ceballos

de su espritu. Dejamos a la cabeza marmrea con un parchazo de oro en el


cuello: el brillo palpita por el movimiento de las hojas del pltano. El poeta supo
cantar el prodigio del sol en los crmenes y en los desiertos; pero lo quisiramos
despedir entre las melodas de las baladas, bajo la luna que lo bautiz en su
primer llanto!135
Leopoldo Lugones (1874-1938) es sobre todo conocido por su poesa, pero
tambin es autor de microrrelatos. Los publica en un libro titulado Filosofcula (1924),
que une prosas breves y verso. Le aade una advertencia preeliminar en la que explica
que sus textos son filosficos a pesar de su brevedad. Llega a hablar incluso de
divagacin y de paseo para restarle gravedad a los temas que trata: Como su nombre lo
indica, este libro es modesto y ligero; lo cual a despecho de las graves palabras, no le
impide ser filosfico []. No se propona, en efecto, sino advertir que durante este
paseo o divagacin sin trascendencia, intent aplicar a cada suceso la filosofa del
sistema correspondiente136.
Hace recreaciones de la Biblia, de la mitologa y de las Mil y una noches
buscando la originalidad mediante la vuelta a las fuentes de la literatura occidental.
LA TNICA DE NESO
Es evidente, dijo el mitgrafo a sus dos interlocutores, el filsofo y el
poeta, es evidente que Deyanira no estuvo enamorada de Hrcules. El semidis,
nada joven ya, la hubo de su padre, el rey Eneo de Calidonia, mediante el don
del cuerno de la abundancia. Cmo pudo, entonces, Dayanira enfurecerse hasta
causarle la muerte por medio de la famosa tnica, cuando supo sus nuevos
amores con Yole?
-Por vanidad herida, opin el filsofo. Si hubiese estado realmente
enamorada de l, habra dado muerte a Yole.
-Si hubiese estado realmente enamorada de l, sentenci el poeta, ella
misma se habra dado la muerte137.
La existencia de Dios y del diablo ocupan numerosos textos: en La existencia
de Dios Epicuro demuestra que no existe ni Dios ni el diablo, pues basta negar la
135

ESTRADA de, ngel: Antologa prosa, pp. 111-113.


LUGONES, Leopoldo: Filosofcula, pp. 9-10.
137
Ibd., p. 37.
136

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

107

Mariv Alonso Ceballos

existencia del hombre para que ninguno de los dos exista ms. Mr. Bergeret propone
la teora de que la idea de Dios proviene de la invencin del espejo. Jess y el ateo: el
Maestro bendice a un ateo que respeta el derecho de los dems para creer lo que les
plazca para escndalo de sus discpulos. La muerte del diablo propone la muerte de
Dios y del diablo mientras los telogos debaten en 1563 en Trento.
Sus cuentos ms propiamente modernistas son El pjaro azul, deudor de
Rubn Daro y que habla de un joven quimrico que intenta ver un pjaro que nadie
poda ver y varios textos que tratan de flores: de cmo el orculo nace de la margarita,
de la simbologa de las flores, de una rosa que desea convertirse en espina (La rosa y la
espina.
Para Lagmanovich los textos ms valiosos son sus reescrituras de la tradicin
evanglica porque muchas veces se aleja de la ortodoxia para reinterpretar nuestra
cultura. Exploracin de una suerte de evangelio apcrifo, reescritura laica de
motivos sacros, estos textos pueden leerse uno por uno y tambin formando parte de una
serie o conjunto mayor, tendiente a constituir el libro ntegro como objeto de
consideracin esttica138. Algunos de sus ttulos son: Jess y la samaritana, El libre
albedro, El antiguo racionalismo, La dicha de vivir, El dueo de la pollina oEl
reino de los cielos:
LA DICHA DE VIVIR
Poco antes de la oracin en el huerto, un hombre tristsimo que haba ido
para ver a Jess, conversaba con Felipe, mientras conclua de orar el Maestro.
-Yo soy el resucitado de Nam dijo el hombre-. Antes de mi muerte me
regocijaba con el vino, holgaba con las mujeres, festejaba con mis amigos,
prodigaba joyas y me recreaba en la msica. Hijo nico, la fortuna de mi madre
viuda era ma tan solo. Ahora nada de esto puedo; mi vida es un pramo. A qu
debo atribuirlo?
138

LAGMANOVICH, David: Hacia una teora del microrrelato hispanoamericano en Revista


Interamericana
de
Bibliografa.
XLVI,
1-4,
[On-line]:
http://www.educoas.org/portal/bdigital/contenido/rib/rib_1996/index.aspx?culture=es&navid=201
(Consulta: 26 de septiembre de 2012)

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

-Es que cuando el maestro resucita a alguno, asume todos sus pecados
respondi el apstol-. Es como si aqul volviese a nacer en la pureza del
prvulo.
-As lo crea y por eso vengo.
-Qu podras pedirle, habindote devuelto la vida?
-Que me devuelva mis pecados139.
En La culpa suprema Jess es condenado al suplicio por no haber jams
comprado ni vendido acusado por un escriba concesionario de una pescadera del lago
Genezaret, donde Jess haba multiplicado los peces y en El espritu nuevo se
cuestiona la espiritualidad del amor de la Magdalena hacia Jess, concluyendo que es
un amor divino puesto que lo ama sin esperanza.
Los escritores vanguardistas podran considerarse iniciadores del gnero, ya que
unen la preocupacin lingstica que podamos observar en los modernistas con la
experimentacin.
La ciudad, siguiendo la estela marcada por Baudelaire, se convierte en el
referente por excelencia de la vanguardia, que se empea en cuestionar y recuperar al
mismo tiempo los temas y formas literarios del pasado aunque parezca contradictorio.
Adems, la literatura sufre el influjo de los nuevos de comunicacin. El cine, por
ejemplo, influye con sus procesos de montaje en la manera de presentar las obras que
tienen los escritores.
1.1.2 Vanguardias
En este perodo no podemos olvidarnos de Roberto Arlt (1900-1942) que
public en la revista El Mundo de 1928 a 1933 unas cuantas crnicas periodsticas que
despus daran lugar al libro Aguafuertes porteas (1950) en el que contesta a cartas de
lectores, reflexiona sobre diferentes temas como la crueldad con los animales, la
gimnasia, la soltera o la censura.
139

LUGONES, Leopoldo: Filosofcula, p. 109.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

MI PRIMER AMOR
Era pecosa y bizca, pero yo la crea ms hermosa que la luna; y por eso le
escrib esta carta:
Seorita: Escapmonos al mar. Vestido de terciopelo negro la voy a
llevar a mi barco pirata. Juro por el cadver de mi padre ahorcado que la amo.
Suyo hasta la muerte: Roberto Godofredo, caballero de Ventimiglia, seor de
Rocabruna, capitn del ballenero El Taciturno.
Todos estos nombres los haba tomado de la novela de Salgari. Pues,
creern ustedes?, la madre de esta pelandusquita, habiendo secuestrado la carta,
casi me hace procesar por corruptor de menores140.

Macedonio Fernndez (1874-1952), aunque era de una generacin anterior a la


vanguardia, acab siendo considerado como uno de los principales vanguardistas
argentinos por los jvenes que escriban en 1920.
Lagmanovich lo incluye entre los Precursores e iniciadores del microrrelato,
sobre todo por los fragmentos pstumos publicados en Cuadernos de todo y nada
(1972) marcados por la bsqueda de lo ldico, as como del humor y del absurdo. Sus
textos son fragmentarios: Toda vez que se ha intentado la definicin de la locura,
buena parte de la cordura qued abarcada en la definicin141.
No son microrrelatos al uso puesto que se han recopilado de diferentes
cuadernos de Macedonio, que apuntaba sus reflexiones, retazos e ideas originales. No
tienen ttulo ni pretensin narrativa y algunos se acercan a los aforismos:
Es tan feo hasta hacerme perder todo descontento de m mismo142.
La vida es el susto de un sueo143.
Cmo s que no s lo que voy a hacer?144.

140

EPPLE, Juan Armando: Novela fragmentada y micro-relato en El Cuento en Red, [On-line]:


http://cuentoenred.xoc.uam.mx (Consulta: 26 de septiembre de 2012).

141

FERNNDEZ, Macedonio: Cuadernos de todo y nada, p. 44.


Ibd., p. 24.
143
Ibd., p. 32.
144
Ibd., p. 39.
142

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

Cuanto ms se vive es ms probable que ms antes se haya muerto,


porque se ha tenido ms tiempo145.
Macedonio escribi textos breves en la estela de las gregueras de Ramn
Gmez de la Serna en los que hace gala de su peculiar sentido del humor:
El cliente cuya oreja ha sido rozada por la activa tijera, se dirige al artista
peluquero, inocente:
-Dgame, oficial, cmo se usan ahora las orejas, cortas o largas?146
Un poeta se lamenta de que acaba de publicar un libro de versos y todos lo han
entendido, el narrador solicita la invencin de una mquina que transforme palabras
para resucitar la Literatura Universal, la paradoja de no poder callar para elogiar el
silencio, la extirpacin de la ciruga que acabar por volvernos invisibles o el Evangelio
del No-creer, un libro-almohada titulado Aqu se duerme bien... Todo tiene cabida en
los cuadernos de Macedonio.
En Cuadernos de todo y nada reflexiona sobre el arte, la escritura, la medicina,
la psicologa, la religin, la poltica y el desencanto de vivir en un mundo homogneo
casi en la lnea crtica de la Escuela de Francfort:
La Paz, banal y pobre, del dao sin maldad, nadie la quiso, todos la
hicieron.
La Guerra todos la hicieron, nadie la quiso y nadie la supo.
Todo en lo social (humano, internacional, nacional) es Discordia entre
Dirigente (por soberbia y vanidad, no por riqueza, por bluff y arrastre farsado,
impensado, del bluff a la guerra).
La humanidad ya en 1913 iba hacia los siguientes totales:
Total Urbanismo, hasta la supresin de toda Naturaleza y Meteorologa.
Total Proletarismo, es decir que nadie consumiera nada de lo que
produce, es decir mercabilidad, trueque totales.
Maquinismo.
Trust Universal: un solo Dueo en el Mundo.

145
146

Ibd., p. 73.
Ibd., p. 39.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

111

Mariv Alonso Ceballos

Total Instruccin Pblica: sta sera la madre y padre-sucedneo,


prohibindose que los padres ensearan algo a los hijos.
Total Diplomismo: hasta para ignorar algo, el que no tuviera diploma
sera perseguido, como hoy los curanderos; hoy se puede todava ignorar sin
diploma: un da slo se lo permitir con diploma especial.
Total Democracia, o sea Gobierno Absoluto por la Mayora.
Enajenacin de la total actividad: full time: no consumir nada de
propio trabajo, hasta hacerse sonar la nariz y llevar la comida a la boca por mano
de otro.
Total Periodismo: nadie sabe cundo va a llover o haber revolucin y qu
es bueno hacer, sino el Diario.
Cine.

Total Cine: toda persona paga un impuesto por cada da que no vaya al
Total Standarizacin: no hay gustos personales147.

Hemos elegido este texto porque en l se resumen varias de sus obsesiones como
la idea de que en su poca se piden diplomas para todo, que el periodismo es el que
marca la realidad y que la urbanizacin acaba con la naturaleza, entre otras. Como
vemos, el mundo no ha cambiado tanto desde 1913 y, de hecho, el anlisis de
Macedonio podra aplicarse a nuestra actualidad sin problemas.
Epple, por su parte, piensa que la principal contribucin de Macedonio a la
historia del microrrelato estriba en su clebre antinovela Museo de la Novela de la
Eterna (1967), fragmentaria al igual que otras novelas de la misma poca como Rayuela
o Tres tristes tigres. En cualquier caso:
Su propuesta genrica ilumina zonas transversales de la escritura,
mientras sta se desentiende de los gneros convencionales, los parodia en modo
burlesco, invoca sus nombres en ttulos irnicos (Gneros del cuento) o
paradjicos (Cuento de literatura no literaria)148.
Macedonio reivindica lo que l llama el lector inseguido o lector salteado,
un lector activo que sea capaz de construir las situaciones narrativas. Llena su novela de
147

Ibd., pp. 30-31.


TOMASSINI, Graciela: La microficcin en la obra de Macedonio Fernndez en El cuento en red,
[On-line] : http://cuentoenred.xoc.uam.mx (Consulta: 26 de septiembre de 2012).
148

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

112

Mariv Alonso Ceballos

prlogos y antiprlogos y su cuestionamiento de la tradicin llega hasta el punto de


proponerle al lector que escriba l el texto: Al que quiera escribir esta novela es el
ltimo prlogo.
El ndice de la novela Museo de la novela de la Eterna nos da una idea de la
innovacin que lleva a cabo Macedonio en esta peculiar novela:
Dedicatoria a mi personaje de la Eterna
[Prlogos]
Lo que nace y lo que muere
Prlogo a la eternidad
Perspectiva
Prlogo a mi persona de autor
Andando
El autor tambin habla
A los crticos
Presentacin para la Eterna
Hogar de la no existencia
Somos un soar sin lmite
A los lectores que padeceran si ignorasen lo que la novela cuenta
Nuevo prlogo a mi persona de autor
Prlogo que cree saber algo
Novela de los personajes
Prlogo a lo nunca visto
Salutacin
Otro deseo de saludar
Cmo ha sido Posible, al fin, la novela perfecta
Deunamor
Un personaje, antes de estrenarse
Prlogo, tambin
Prlogo metafsico
El hombre que finga vivir
Gua a los prlogos (prlogo indicador)
A las puertas de la novela (Anticipacin de relato)
Entrada en prlogo de Federico
El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

Al lector de Vidriera
Dos personajes desechados
Prlogo primero de la novela para el lector corto
A los no peritos en metafsica
Descripcin de la Eterna
El fantasismo esencial del mundo
Prlogo de indecisin
Otro prlogo
Esta es la novela que principi perdiendo su personaje cocinero Nicolasa,
renunciante por motivos elevadsimos
Novela de las cosas clausuradas, de las mudeces, de los secretos, de las
fragancias guardadas, de las palabras que no suenan porque confan a un mohn
o sonrisa de los labios que hablen y esa sonrisa
Prlogo del personaje prestado
Al autor (de la novela) no le sucede nada?
Prlogo de desesperanza de autor
Quizagenio se lamenta de su nombre
A los personajes de mi novela
Prlogo al que se debe lectura recompensando a un autor que no deja entrar al
muchacho en la novela
Qu queris: debo seguir prlogos
Lo que me sucede
Prlogo que se siente novela
Prlogo de la pavita y el roperito
Carta genial que yo quisiera que uno de mis personajes, el Presidente, escribiera
a Ricardo Nardal
Basta con ir antes para ser prlogo?
El prlogo modelo
Prlogo cudruple?
El Presidente y la muerte
Al Lector Salteado
Imprecacin para el Lector Seguido
Prlogo que entre prlogos se empina para ver dnde, all lejos empieza la
novela
1 Nota de posprlogo; y 2 observaciones de antelibro
Estos fueron prlogos? y sta ser novela?
Despierta

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

Comienza el tiempo de la novela


Muvese
Captulo I []
Captulo XX
Intento de sedacin de una herida que se tiene en cuenta
La novela en estados
Al que quiera escribir esta novela149.
Enriqueta Morillas en su artculo Poticas del relato fantstico analiza la
potica de Macedonio Fernndez y afirma: Ingresar a la esfera autnoma, irreal, del
arte puede as transformarse en la aventura de perder el yo, perderte del ser y librarte
de la realidad dice [Macedonio Fernndez] al lector, cuyo desvanecimiento de s en
personaje es un deseo tan fuerte que puede implicar una renuncia a la vida150.
Como ejemplo de la escritura fragmentaria de Macedonio proponemos ste, un
texto breve sin ttulo en el que predomina esa inclinacin hacia lo ldico y lo absurdo
tan propia de nuestro autor:
Mujer, cunto te ha costado esta espumadera?
1,90.
Cmo, tanto? Pero es una barbaridad!
S; es que los agujeros estn carsimos. Con esto de la guerra se
aprovechan de todo.
Pues la hubieras comprado sin ellos!
Pero entonces sera un cucharn y ya no servira para espumar.
No importa; no hay que pagar de ms. Son artificios del mercado de
agujeros151.
Otro vanguardista argentino que escribe textos breves es Oliverio Girondo
(1891-1967). Ramn Gmez de la Serna le dedica el volumen de su seleccin de

149

FERNNDEZ, Macedonio: Museo de la Novela de la Eterna, pp. 7-10.


MORILLAS VENTURA, Enriqueta: Poticas del relato fantstico en Morillas Ventura, Enriqueta:
El relato fantstico en Espaa e Hispanoamrica, pg. 94.
151
FERNNDEZ, Macedonio: Cuadernos de todo y nada, p. 119.
150

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

115

Mariv Alonso Ceballos

Gregueras de 1910 a 1960, calificndolo como el "escritor ms original y


fantasmagrico de la literatura argentina".
Funda en 1924 el peridico Martn Fierro en el que publica lo que l llama
membretes, continuando la esttica de las gregueras. Un membrete es, segn la primera
acepcin del Diccionario de la Real Academia de la Lengua espaola, la "memoria o
anotacin que se hace de una cosa, poniendo solo lo sustancial y preciso, para copiarlo y
extenderlo despus con todas sus formalidades y requisitos". Es decir, son expresiones
muy breves que intentan romper con las convenciones y la solemnidad mediante el
humor, al igual que las gregueras:
El adulterio se ha generalizado tanto que urge rehabilitarlo o, por lo
menos, cambiarle de nombre.
Las distancias se han acortado tanto que la ausencia y la nostalgia han
perdido su sentido.
Lo prodigioso no es que Van Gogh se haya cortado una oreja, sino que
conservara la otra.
La poesa es siempre lo otro, aquello que ignoran todos hasta que lo
descubre el verdadero poeta152.
Guillermo Siles seala la importancia de la obra de Girondo de 1932
Espantapjaros (al alcance de todos), ya que es:
Un antecedente fundamental del microrrelato por el hecho de poner en
accin una serie de mecanismos alejados de los cnones establecidos y anticipar
estrategias utilizadas por Julio Cortzar en Historias de cronopios y de famas
especficamente las relaciones entre el texto 18 y las Instrucciones para llorar-,
o por Ana Mara Shua en Casa de geishas y otros libros153.
Este libro fue considerado por la crtica de su poca como revulsivo ya que
Girondo no respeta las instituciones religiosas, ni las sociales, se rebela contra los
valores establecidos y lo que escribe no puede ser considerado cuento aunque contenga
152

GIRONDO, Oliverio: Obra, p.148.


SILES, Guillermo: El microrrelato hispanoamericano. La formacin de un gnero en el siglo XX, p.
88.
153

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

116

Mariv Alonso Ceballos

elementos narrativos, ni poema en prosa aunque est emparentado con la poesa.


Podemos comprobarlo en el texto nmero catorce en el que el narrador cuenta los
consejos que le daba una abuela muy poco convencional sobre la vida y el sexo que al
final acaba en una exclamacin aplicable a la literatura:
Mi abuela- que no era tuerta- me deca:
-Las mujeres cuestan demasiado trabajo o no valen la pena. Puebla tu
sueo con las que te gusten y sern tuyas mientras descansas!
No te limpies los dientes, por lo menos, con los sexos usados. Rehuye,
dentro de lo posible, las enfermedades venreas, pero si alguna vez necesitas
optar entre un premio a la virtud y la sfilis, no trepides un solo instante:El
mercurio es mucho menos pesado que la abstinencia!
Cuando unas nalgas te sonran, no se lo confes ni a los gatos. Recuerda
que nunca encontrars un sitio mejor donde meter la lengua que tu propio
bolsillo, y que ms vale un sexo en la mano que mil volando.
Pero a mi abuela le gustaba contradecirse, y despus de pedirme que le
buscase los anteojos que tena sobre la frente, agregaba con voz de daguerrotipo:
-La vida- te lo digo por experiencia- es un largo embrutecimiento. Ya ves
en el estado en que se encuentra tu pobre abuela. Si no fuese por la esperanza de
ver un poco mejor despus de muerta!
La costumbre nos teje diariamente, una telaraa en las pupilas. Poco a
poco nos aprisiona la sintaxis, el diccionario, y aunque los mosquitos vuelen
tocando la corneta, carecemos del coraje de llamarlos arcngeles. Cuando una ta
nos lleva de visita, saludamos a todo el mundo, pero tenemos miedo de
estrecharle la mano al seor gato, y ms tarde, al sentir deseos de viajar,
tomamos un boleto en una agencia de vapores, en vez de metamorfosear una
silla en transatlntico.
Por eso- aunque me creas totalmente chocha- nunca me cansar de
repetirte que no debes renunciar ni al derecho de renunciar. El dolor de muelas,
las estadsticas municipales, la utilizacin del aserrn, de la viruta y otros
desperdicios, pueden proporcionarnos una satisfaccin insospechada.
Abre los brazos y no te niegues al clarinete, ni a las faltas de ortografa.
Confeccinate una nueva virginidad cada cinco minutos y escucha estos
consejos como si te los diera una moldura, pues aunque la experiencia sea una
enfermedad que ofrece tan poco peligro de contagio, no debes exponerte a que te
influencie ni tan siquiera tu propia sombra.
La imitacin ha prostituido hasta los alfileres de corbata!154

154

GIRONDO, Oliverio: Obra, pp.183-184.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

117

Mariv Alonso Ceballos

En otro de sus libros, En la masmdula (1954), podemos leer una cancin de


amor titulada Mi luma en la que el juego de creacin de lenguaje es reseable y
tambin lo emparenta con el microrrelato en el sentido de que uno de sus
procedimientos clave es la utilizacin ldica del lenguaje. Dice as:
Mi lu
mi lubidulia
mi golocidalove
mi lu tan luz tan tu que me enlucielabisma
y descentratelura
y venusafrodea
y me nirvana el suyo la crucis los desalmes
con sus melimeleos
sus eropsiquisedas sus decbitos lianas y dermiferios limbos y gormullos
mi lu
mi luar
mi mito
demonoave dea rosa
mi pez hada
mi luvisita nimia
mi lubsnea
mi lu ms lar
mas lampo
mi pulpa lu de vrtigo de galaxias de semen de misterio
mi lubella lusola
mi total lu plevida
mi toda lu
luma155
Tampoco podemos olvidar dentro del grupo de los vanguardistas al escritor
Ricardo Giraldes (1886-1927) que, a pesar de haber pasado a la historia de la
literatura por la novela Don Segundo Sombra (1926), aos antes haba escrito un libro
en el que cultivaba los textos breves alternndolos con versos, que algunos crticos
como Siles consideran el primer poemario vanguardista: El cencerro de cristal (1915).
Muchos son impresiones subjetivas ante el paisaje, pensamientos y reflexiones, pero
tambin hay otros que podramos calificar como microrrelatos aunque incorporen
reflexiones de todas formas:

155

Ibd., pp. 421-422.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

118

Mariv Alonso Ceballos

MSICA NOCHERA
Quieres? Vamos a divertirnos?
Accedi y fueron al caf
Gente, ruido, baile y msica. Para trasnochadores; msica de hotel
internacional o de boite, que era lo que buscaban.
Parado en una silla, sobre una mesa, peroraba el poeta ebrio, con ojos de
amplia pupila, vaga, de cocana o de ajenjo.
Ritmos pseudo-alegres de desenvolvimiento fatal. Cosas para bailar o
cantarse a coro. Hay que divertirse! Oh, brevedad humana, saltar, gritar; la vida
es breve, rer se debe... a troche-moche, cantando cosas macabras y huyentes,
bailando pasos internacionales; y tomar vino. Tomar vino, o champagne, o
alcohol, que da fuego al hombre y a las lmparas.
Cuestin de quemar!
Orquesta estrepitosa, tapujo de tristezas, despertadora de melancolas
dormidas e intiles. Cada pieza es una pieza menos (y en esto es como en todo).
Apurar signos vitales, para intensificarlos. Barajar en plena alma, la
exacerbacin de todo dolor ajeno, chillado en las pobres cuerdas, vctimas
llorosas, como hilachas del alma arrancadas del ovillo.
l estrechaba a su compaera, que se vende para vivir y sufre, y era, de
los que viven para comprar y sufren.
Un malestar los torturaba.
El ebrio segua su discurso.
Vamos!-, dijo.
Vamos.
Un automvil corri.
Llvanos lejos, lejos! Donde t quieras...
No dejaban nada tras ellos, eran libres y sin embargo rean, porque
escapaban, as, de divertirse.
Buscando, cada uno, el calor del alma amiga; iban recostados; ella, la
cabeza en su hombro.
Por delante, el camino largo a recorrer, las sorpresas del vendr.
Y eso es todo.
Una nueva aventura, que comienza.
Oh, destino terrestre, esclavitud centrpeta! No poder emigrar, en
grandes elipses sidreas, por los astros de los astros...156

156

GIRALDES; Ricardo: El cencerro de cristal, p. 85.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

119

Mariv Alonso Ceballos

Lagmanovich, refirindose a Macedonio Fernndez, Oliverio Girando y Antonio


Porchia (incluido en este trabajo en el epgrafe sobre aforismos), apunta:
Estos autores no escriben microrrelatos en el pleno sentido que hoy
asignamos al trmino, ni menos aun componen libros formados exclusivamente
por microtextos en prosa (salvo en el caso de Porchia), pero es igualmente cierto
que lo que escriben no entra en los moldes tradicionales de la escritura
cuentstica157.
1.2

Los clsicos del microrrelato universal


Aqu tendramos que mencionar a dos grandes figuras de las letras argentinas

que se caracterizan por el cultivo de la metaliteratura (en el sentido etimolgico de la


palabra, es decir, van ms all de la literatura debido al permanente cuestionamiento al
que la someten): Jorge Luis Borges y Julio Cortzar.
Jorge Luis Borges (1899-1986) ha sido considerado el escritor en castellano
ms imitado y, adems, como personaje constituye una paradoja: no tuvo ningn ttulo
universitario y, sin embargo, se estudia en todas las universidades. Tambin es el
escritor que ms entrevistas ha concedido y en torno a l se cuentan numerosas
ancdotas. Una de ellas proviene de los almuerzos los domingos con Alfonso Reyes;
ste le pregunt una vez: Por qu publicamos? y Borges le contest: Para dejar de
corregir.
Considera que la literatura no es ms que la reelaboracin de la literatura; por lo
tanto, no puede haber novedad y, si la hubiese, no sera ms que el olvido. Para l
escribir es un sueo voluntario, una apertura a fuerzas e influjos inconscientes; por lo
tanto, uno no escribe lo que quiere, sino lo que puede; considera al escritor un
amanuense que recibe de algn sitio una especie de orden que le incita a llevar a cabo su
labor. Pone como ejemplo La Ilada donde ya se alude a este procedimiento mediante la

157

LAGMANOVICH, David: El microrrelato. Teora e historia, p. 300.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

120

Mariv Alonso Ceballos

invocacin a la Musa con la que comienza: Canta, oh diosa la clera del Pelida
Aquileo158.
Y ni siquiera es dueo del resultado, lo ser el lector. La obra perdura si alguien
la lee, pero cada lectura la transforma. Y de esta teora suya proviene el famoso cuento
Pierre Menard, autor del Quijote.
De hecho, no nos acercamos inocentemente a los clsicos, estamos
condicionados por las lecturas que de ellos se han hecho: una misma obra va teniendo
diferentes valoraciones a lo largo del tiempo y ni siquiera nosotros somos los mismos.
Ya deca Benedetto Croce que un libro dice ms sobre la poca en que se lee, que sobre
la poca en que se escribe.
De Borges hay que destacar su libro El hacedor (1960) donde podemos
encontrar la mayora de sus microrrelatos, entre ellos el clebre Borges y yo. El autor
se est quedando ciego desde fines de la dcada de 1950 as que este libro es producto
del dictado ms que de la escritura y ya en el primer relato alude a Homero:
EL HACEDOR
Nunca se haba demorado en los goces de la memoria. Las impresiones
resbalaban por l, momentneas y vvidas; el bermelln de un alfarero, la bveda
cargada de estrellas que tambin eran dioses, la luna, de la que haba cado un
len, la lisura del mrmol bajo las lentas yemas sensibles, el calor de la carne de
jabal, que le gustaba desgarrar con dentelladas blancas y bruscas, una palabra
fenicia, la sombra negra que una lanza proyecta sobre la arena amarilla, la
cercana del mar o de las mujeres, el pesado vino cuya aspereza mitigaba la miel,
podan abarcar por entero el mbito de su alma. Conoca el terror pero tambin
la clera y el coraje, y una vez fue el primero en escalar el muro enemigo.
vido, curioso, casual, sin otra ley que la fruicin y la indiferencia inmediata,
anduvo por la variada tierra y mir, en una u otra margen del mar, las ciudades
de los hombres y sus palacios. En los mercados populosos o al pie de una
montaa de cumbre incierta, en la bien poda haber stiros, haba escuchado
complicadas historias, que recibi como reciba la realidad, sin indagar si eran
verdaderas o falsas.
Gradualmente, el hermoso universo fue abandonndolo; una terca neblina
le borr las lneas de la mano, la noche se despobl de estrellas, la tierra era
158

HOMERO: Ilada y Odisea, p. 25.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

121

Mariv Alonso Ceballos

insegura bajo sus pies. Todo se alejaba y se confunda. Cuando supo que se
estaba quedando ciego, grit; el pudor estoico no haba sido an inventado y
Hctor poda huir sin desmedro. Ya no ver (sinti) ni el cielo lleno de pavor
mitolgico, ni esta cara que los aos transformarn. Das y noches pasaron sobre
esa desesperacin de su carne, pero una maana se despert, mir (ya sin
asombro) las borrosas cosas que lo rodeaban e inexplicablemente sinti, como
quien reconoce una msica o una voz, que ya le haba ocurrido todo eso y que lo
haba encarado con temor, pero tambin con jbilo, esperanza y curiosidad.
Entonces descendi a su memoria, que le pareci interminable, y logr sacar de
aquel vrtigo el recuerdo perdido que reluci como una moneda bajo la lluvia,
acaso porque nunca lo haba mirado, salvo quiz, en un sueo.
El recuerdo era as. Lo haba injuriado otro muchacho y l haba acudido
a su padre y le haba contado la historia. ste lo dej hablar como si no
escuchara o no comprendiera y descolg de la pared un pual de bronce, bello y
cargado de poder, que el chico haba codiciado furtivamente. Ahora lo tena en
las manos y la sorpresa de la posesin anul la injuria padecida, pero la voz del
padre estaba diciendo: Que alguien sepa que eres un hombre, y haba una orden
en la voz. La noche cegaba los caminos; abrazado al pual, en el que presenta
una fuerza mgica, descendi la brusca ladera que rodeaba la casa y corri a la
orilla del mar, sondose yax y Perseo y poblando de heridas y de batallas la
oscuridad salobre. El sabor preciso de aquel momento ero lo que ahora buscaba;
no le importaba lo dems: las afrentas del desafo, el torpe combate, el regreso
con la hoja sangrienta.
Otro recuerdo, en el que tambin haba una noche y con inminencia de
aventura, brot de aqul. Una mujer, la primera que le depararon los dioses, lo
haba esperado en la sombra de un hipogeo, y l la busc por galeras que eran
como redes de piedra y por declives que se hundan en la sombra. Por qu le
llegaban esas memorias y por qu le llegaban sin amargura, como una mera
prefiguracin del presente?
Con grave asombro comprendi. En esta noche de sus ojos mortales, a la
que ahora descenda, lo aguardaban tambin el amor y el riesgo. Ares y Afrodita,
porque ya adivinaba (porque ya lo cercaba) un rumor de gloria y de hexmetros,
un rumor de hombres que defienden un templo que los dioses no salvarn y de
bajeles negros que buscan por el mar una isla querida, el rumor de las Odiseas e
Iladas que era su destino cantar y dejar resonando cncavamente en la memoria
humana. Sabemos estas cosas, pero no las que sinti al descender a la ltima
sombra159.
El texto es clave por la identificacin del autor con Homero, ciego y destinado a
contar historias igual que Borges y lo ms sorprendente es que el narrador se sumerge
en los pensamientos y sentimientos de su personaje en un acto de total omnisciencia
para, en la ltima oracin, retroceder de alguna manera, renunciar a su omnisciencia y

159

BORGES, Jorge Luis: Prosa completa 3, pp. 209-211.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

122

Mariv Alonso Ceballos

quedarse en la figura de un simple narrador testigo que ve a Homero muriendo y no es


capaz de describir al lector sus sentimientos.
Borges califica lo textos de El Hacedor como pequeas piezas en prosa y
algunos fueron escritos para la revista Crtica, de lo cual se deriva que estn dirigidos a
lectores avezados.
LA TRAMA
Para que su horror sea perfecto, Csar, acosado al pie de la estatua por lo
impacientes puales de sus amigos, descubre entre las caras y los aceros la de
Marco Bruto, su protegido, acaso su hijo, y ya no se defiende y exclama: T
tambin, hijo mo! Shakespeare y Quevedo recogen el pattico grito.
Al destino le agradan las repeticiones, las variantes, las simetras;
diecinueve siglos despus, en el sur de la provincia de Buenos Aires, un gaucho
es agredido por otros gauchos y, al caer, reconoce a un ahijado suyo y le dice
con mansa reconvencin y lenta sorpresa (estas palabras hay que orlas, no
leerlas): Pero, che! Lo matan y no sabe que muere para que se repita una
escena160.
Piglia seala que Borges, a pesar de la importancia que da en sus argumentos a
la lectura, las citas, la biblioteca, en realidad est muy interesado en la oralidad.
Podemos comprobarlo en la frase entre parntesis: (estas palabras hay que orlas, no
leerlas), que remarca la preeminencia de la oralidad con respecto a la escritura.
EL CAUTIVO
En Junn o Tapalqu refieren la historia. Un chico desapareci despus
de un maln; se dijo que lo haban robado los indios. Sus padres lo buscaron
intilmente; al cabo de los aos, un soldado que vena de tierra adentro les habl
de un indio de ojos celestes que bien poda ser su hijo.
Dieron por fin con l (la crnica ha perdido las circunstancias y no quiero
inventar lo que no s) y creyeron reconocerlo. El hombre, trabajando por el
desierto y por la vida brbara, ya no saba or las palabras de la lengua natal,
pero se dej conducir, indiferente y dcil, hasta la casa. Ah se detuvo, tal vez
porque los otros se detuvieron. Mir la puerta, como sin entenderla. De pronto
baj la cabeza, grit, atraves corriendo el zagun y los dos largos patios y se
meti en la cocina. Sin vacilar, hundi el brazo en la ennegrecida campana y
sac el cuchillito de mango de asta que haba escondido ah, cuando chico. Los

160

BORGES, Jorge Luis: Prosa completa 3, p. 233.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

123

Mariv Alonso Ceballos

ojos le brillaron de alegra y los padres lloraron porque haban encontrado al


hijo.
Acaso a este recuerdo siguieron otros, pero el indio no poda vivir entre
paredes y un da fue a buscar su destino. Yo querra saber qu sinti en aquel
instante de vrtigo en el que el pasado y el presente se confundieron; yo querra
saber si el hijo perdido renaci y muri en aquel xtasis o si alcanz a reconocer,
siquiera como una criatura o un perro, los padres y la casa161.
En El cautivo el narrador elegido por Borges es testigo de lo que sucede y se
nos presenta en tercera persona y entre parntesis. Narra determinados hechos
procedentes de algn tipo de crnica y en el ltimo prrafo insiste en su incapacidad
para saber lo que senta el hijo recobrado y si fue capaz de reconocer a su familia para
despus renunciar a ellos o ni siquiera le resultaron conocidos.
En cualquier caso, en este texto se da el borgeano enfrentamiento entre
civilizacin y barbarie y gana esta ltima ya que el hijo (significativamente llamado por
el autor el indio en el ltimo prrafo y en el primero y segundo un chico y el
hombre) retorna a la vida salvaje dejando al narrador intrigado por lo que ocurri en su
interior al enfrentarse con su pasado.
Uno de sus maestros y amigo de su padre es Macedonio Fernndez. De l toma
dos cosas: la dimensin onrica de la realidad y la idea de que la literatura est dentro de
la literatura. De hecho, el escritor vanguardista aparece en un microrrelato borgiano con
un final acorde con su peculiar sentido del humor:
DILOGO SOBRE UN DILOGO
A. Distrados en razonar la inmortalidad, habamos dejado que
anocheciera sin encender la lmpara. No nos veamos las caras. Con una
indiferencia y una dulzura ms convincentes que el fervor, la voz de Macedonio
Fernndez repeta que el alma es inmortal. Me aseguraba que la muerte del
cuerpo es del todo insignificante y que morirse tiene que ser el hecho ms nulo
que puede sucederle a un hombre. Yo jugaba con la navaja de Macedonio; la
abra y la cerraba. Un acorden vecino despachaba infinitamente la Comparsita,
esa pamplina consternada que les gusta a muchas personas, porque les mintieron
161

BORGES, Jorge Luis: Prosa completa 3, p. 223.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

124

Mariv Alonso Ceballos

que es vieja Yo le propuse a Macedonio que nos suicidramos, para discutir


sin estorbo.
Z (burln). Pero sospecho que al final no se resolvieron.
A (ya en plena mstica). Francamente no recuerdo si esa noche nos
suicidamos162.
Otros libros destacables de Borges en cuanto a la minificcin se refiere son La
cifra (1981), en el que podemos encontrar Nota para un cuento fantstico, citado ya
en este trabajo, y que se caracteriza por la intertextualidad y tambin hay microrrelatos
en Los conjurados (1985).
Los conjurados est compuesto por treinta y nueve textos breves. Algunos en
forma de poema y otros narrativos o reflexivos en prosa y que podramos considerar
microrrelatos. El propio Borges nos dice en el prlogo: No profeso ninguna esttica.
Cada obra confa a su escritor la forma que busca: el verso, la prosa, el estilo barroco o
el llano163 para justificar el eclecticismo de sus textos.
EL BASTN DE LACA
Mara Kodama lo descubri. Pese a su autoridad y a su firmeza, es
curiosamente liviano. Quienes lo ven lo advierten; quienes lo advierten lo
recuerdan. Lo miro. Siento que es una parte de aquel imperio, infinito en el
tiempo, que erigi su muralla para construir un recinto mgico. Lo miro. Pienso
en aquel Chuang Tzu que so que era una mariposa y que no saba al despertar
si era un hombre que haba soado ser una mariposa o una mariposa que ahora
soaba ser un hombre. Lo miro. Pienso en el artesano que trabaj el bamb y lo
dobl para que mi mano derecha pudiera calzar bien en el puo. No s si vive
an o si ha muerto.
No s si es taosta o budista o si interroga el libro de los sesenta y cuatro
hexagramas.
No nos veremos nunca.
Est perdido entre novecientos treinta millones.
Algo, sin embargo, nos ata.
No es imposible que Alguien haya pretendido este vnculo.
No es imposible que el universo necesite este vnculo164.
162

BORGES, Jorge Luis: Prosa completa 3, p. 215.


BORGES, Jorge Luis: Los conjurados en Poesa completa, p. 593.
164
BORGES, Jorge Luis: La cifra en Poesa completa, p. 576.
163

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

125

Mariv Alonso Ceballos

Para terminar con este gran escritor, leamos un texto que destaca por su extrema
brevedad y su final abierto y que provoca en el lector cierta inquietud debido a la
paradoja en la que se basa:
EL ADIVINO
En Sumatra, alguien quiere doctorarse de adivino. El brujo examinador le
pregunta si ser reprobado o si pasar. El candidato responde que ser
reprobado...165
Julio Cortzar (1914-1984) va a ser otro gran renovador de las letras
universales. No slo con sus cuentos en los que lo fantstico se instala en la
cotidianeidad de una forma inquietante o con su imprescindible novela Rayuela, sino
tambin con libros en los que la fragmentariedad va a ser la protagonista: Historias de
cronopios y de famas (1962), La vuelta al da en ochenta mundos (1967), Un tal Lucas
(1979) y ltimo round (1969).
Historias de cronopios y de famas se divide en varias partes que articulan los
diferentes textos fragmentarios: Manual de instrucciones, Ocupaciones raras,
Material plstico e Historias de cronopios y de famas aunque no necesariamente los
textos estn colocados de la forma que esperaramos segn el ttulo; por ejemplo,
Material plstico, que posiblemente aluda a sus propiedades cambiantes, comienza
con un microrrelato titulado Instrucciones para cantar que debera estar incluido en el
epgrafe Manual de instrucciones. Los textos que integran este libro son microrrelatos
y la ltima parte, Historias de cronopios y de famas, es la ms uniforme ya que los
personajes que pululan por los textos son cronopios, famas o esperanzas.
EUGENESIA

165

LAGMANOVICH, David: El microrrelato. Teora e historia, p. 59.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

126

Mariv Alonso Ceballos

Pasa que los cronopios no quieren tener hijos, porque lo primero que
hace un cronopio recin nacido es insultar groseramente a su padre, en quien
oscuramente ve la acumulacin de desdichas que un da sern las suyas.
Dadas estas razones, los cronopios acuden a los famas para que fecunden
a sus mujeres, cosa que los famas estn siempre dispuestos a hacer por tratarse
de seres libidinosos. Creen adems que en sta forma irn minando la
superioridad de los cronopios, pero se equivocan torpemente pues los cronopios
educan a sus hijos a su manera, y en pocas semanas les quitan toda semejanza
con los famas166.
En Un tal Lucas el nexo de unin de los textos es el personaje y se limita a
dividir el libro en tres partes sin ponerles ttulo. Sin embargo, en la segunda parte, la
central, los textos no se articulan en torno a Lucas y varan desde unas pocas lneas a
varias pginas. Citamos uno que extrema la bsqueda de la brevedad:
AMOR 77
Y despus de hacer todo lo que hacen se levantan, se baan, se entalcan,
se perfuman, se visten, y as progresivamente van volviendo a ser lo que no
son167.
El peculiar sentido del humor de Cortzar puede detectarse en las pequeas
variaciones de los ttulos, comienza por Lucas, su patriotismo, sigue por Lucas, su
patrioterismo y culmina con Lucas, su patiotismo. Lucas es un personaje del que no
conocemos su descripcin ni su forma de vida, bsicamente sus reflexiones en torno a
los temas ms dispares siempre precedidos por un determinante posesivo de tercera
persona: desde Lucas, su arte nuevo de pronunciar conferencias, hasta Lucas, sus
pudores, pasando por Lucas, sus sonetos.
LUCAS, SUS INTRAPOLACIONES
En una pelcula documental y yugoslava se ve cmo el instinto del pulpo
hembra entra en juego para proteger por todos los medios a sus huevos, y entre
otras medidas de defensa organiza su propio camuflaje amontonando algas y
disimulndose tras ellas para no ser atacado por las murenas durante los dos
meses que dura la incubacin.
166
167

CORTZAR, Julio: Cuentos completos. Volumen 1, p. 490.


CORTZAR, Julio: Cuentos completos. Volumen 2, p. 277.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

Como todo el mundo, Lucas contempla antropomrficamente las


imgenes: el pulpo decide protegerse, busca las algas, las dispone frente a su
refugio, se esconde. Pero todo eso (que en una primera tentativa de explicacin
igualmente antropomrfica fue llamado instinto a falta de mejor cosa) sucede
fuera de toda conciencia, de todo conocimiento por rudimentario que pueda ser.
Si por su parte Lucas hace el esfuerzo de asistir tambin como desde fuera, qu
le queda? Un mecanismo, tan ajeno a las posibilidades de su empata como el
moverse de los pistones en los mbolos o el resbalar de un lquido por un plano
inclinado.
Considerablemente deprimido, Lucas se dice que a estas alturas lo nico
que cabe es una especie de intrapolacin: tambin esto, lo que est pensando en
este momento, es un mecanismo que su conciencia cree comprender y controlar,
tambin esto es un antropomorfismo aplicado ingenuamente al hombre.
"No somos nada", piensa Lucas por l y por el pulpo168.
En ltimo round, un libro de miscelneas, juega con los tpicos y se vale de
ellos para romper las expectativas del lector, como en este microrrelato, en el que todos
esperamos que el asaltante sea el hombre y la vctima la mujer; por eso Cortzar hace
justo lo contrario:
CORTSIMO METRAJE
Automovilista en vacaciones recorre las montaas del centro de Francia,
se aburre lejos de la ciudad y de la vida nocturna. Muchacha le hace el gesto
usual del auto-stop, tmidamente pregunta si direccin Beaune o Tournus. En la
carretera unas palabras, hermoso perfil moreno que pocas veces pleno rostro,
lacnicamente a las preguntas del que ahora, mirando los muslos desnudos
contra el asiento rojo. Al trmino de un viraje el auto sale de la carretera y se
pierde en lo ms espeso. De reojo sintiendo cmo cruza las manos sobre la
minifalda mientras el terror poco a poco. Bajo los rboles una profunda gruta
vegetal donde se podr, salta del auto, la otra portezuela y brutalmente por los
hombros. La muchacha lo mira como si no, se deja bajar del auto sabiendo que
en la soledad del bosque. Cuando la mano por la cintura para arrastrarla entre los
rboles, pistola del bolso y a la sien. Despus billetera, verifica bien llena, de
paso roba el auto que abandonar algunos kilmetros ms lejos sin dejar la
menor impresin digital porque en ese oficio no hay que descuidarse169.
8.3 Los clsicos del microrrelato argentino
Hay tres grandes escritores que ya podemos considerar clsicos del
microrrelato argentino debido a su veterana y a la influencia que han ejercido en
168
169

Ibd., p. 236.
CORTZAR, Julio: ltimo round, p. 228.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

128

Mariv Alonso Ceballos

autores posteriores: Enrique Anderson Imbert, Adolfo Bioy Casares y Marco Denevi.
Continuaremos analizndolos por orden alfabtico.
Enrique Anderson Imbert (1910-2000), comparte las funciones de crtico
literario profesor y escritor de ficciones. l mismo denomina sus textos breves casos
y los primeros los publica en Las pruebas del caos (1946) como el siguiente:
TAB
El ngel de la guarda le susurr a Fabin, por detrs del hombro:
Cuidado, Fabin! Est dispuesto que mueras en cuanto pronuncies la
palabra zangolotino.
Zangolotino? pregunta Fabin, azorado.
Y muere170.
En su libro de cuentos El grimorio (1961) tambin podemos encontrar cuentos
brevsimos; bajo el ttulo Ms casos, lo que los emparenta con los que haba escrito en
Las pruebas del caos llamndolos Casos.
EL PRNCIPE
Cuando naci el prncipe se hizo una gran fiesta nacional. Bailes, fuegos
artificiales, revuelos de campanas, disparos de can
Con tanto estrpito el recin nacido se muri171.
Pero quiz su obra ms relevante con respecto a la microficcin sea El gato de
Cheshire (1965). En el prlogo explica que sus miniaturas, como las llama en este
caso, fueron escritas entre 1926 y 1964 y que se caracterizan por la libertad y por
aprovechar material tradicional que pellizca para lograr una figura distinta.
LA MONTAA
El nio empez a treparse por el corpachn de su padre, que estaba
amodorrado en la butaca, en medio de la gran siesta en medio del gran patio. Al
sentirlo, el padre, sin abrir los ojos y sotorrindose, se puso todo duro para
ofrecer al juego del hijo una solidez de montaa. Y el nio lo fue escalando: se
170
171

ANDERSON IMBERT, Enrique: Narraciones completas. Vol. I, p. 188.


Ibd., p. 389.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

apoyaba en las estribaciones de las piernas, en el talud del pecho, en los brazos,
en los hombres, inmviles como rocas. Cuando lleg a la cima nevada de la
cabeza, el nio no vio a nadie.
Pap, pap! llam a punto de llorar.
Un viento fro soplaba all en lo alto, y el nio, hundido en la nieve,
quera caminar y no poda.
Pap, pap!
El nio se ech a llorar solo sobre el desolado pico de la montaa172.
EL SOL
El Demiurgo los invent para jugar con ellos un ratito pero cometi un
primer error al inventarlos con una conciencia por los adentros. Con esa
conciencia los homnculos, a su vez, se inventaron un mundo propio. Cuando el
Demiurgo, cansado del juego, quiso cancelarlos, ya existan y se aferraban con
firmeza a su mundo propio. Si se distrajeran todos al mismo tiempo!, pens.
Dormidos, sera fcil desprenderles la telita de vida que les quedaba.
Ah, era demasiado tarde. El Demiurgo haba cometido un segundo error:
inventarlos en un planeta redondo que giraba entre los faroles del cielo. Un farol,
por lo menos, salvaba a los homnculos. Siempre en el lado que daba al sol,
haba hermanos que montaban la guardia, en riguroso turno: si unos mitigaban
en el sueo su poder, otros, en la vigilia, lo acrecentaban. A fuerza de filosofar,
convirtieron al mismo Demiurgo en un servidor de los homnculos173.
LA CUEVA DE PLATN
El smil de la cueva, en Platn (Repblica, VII), podra contarse de otra
manera.
Esos hombres han vivido encerrados en una cueva subterrnea, de
espaldas a una fogata, creyendo que las sombras que vean moverse sobre el
muro de enfrente eran las nicas cosas existentes. Cuando conversaban no se
ponan de acuerdo sobre el nombre y sentido de cada sombra. De sbito, no uno,
sino todos los caverncolas se libran de sus cadenas, se ponen de pie, giran la
cabeza, descubren la fogata, siguen, suben, salen al sol. Despus de un rato
alguien los aprisiona y vuelve a sujetar en la posicin de antes. Ahora,
desdeosos de las sombras, que saben irreales, conversan sobre la esplndida
realidad que acaban de ver: tampoco se ponen de acuerdo en sus recuerdos de la
luz174.
Incorpora en este libro una serie de microrrelatos ms breves que sus casos y
sin ttulo:
172

Ibd., pp. 453-454.


Ibd., p. 407.
174
Ibd., p. 434.
173

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

130

Mariv Alonso Ceballos

El Emperador de la China declar pblicamente que a l, y slo a l,


deba culprsele por el ltimo eclipse de sol: lo haba causado, sin querer, al
cometer un error administrativo. La corte alab al Emperador por ese admirable
rasgo de humildad y contricin175.
En varios de sus libros tiende a agrupar los textos ms breves. En El estafador se
jubila (1969) crea varios subttulos que engloban diferentes textos como Tres ejemplos
de Don Manuel, Cuatro mitos con vueltas, Cinco cuentos con claves cultas, Seis
magias, Siete biografas de raros y Paquete de cuentos surtidos. Del mismo modo,
en La locura juega al ajedrez (1971) sita sus textos ms cortos al final del libro
agrupndolos bajo el epgrafe Quince a pesar de que despus cada microrrelato tenga
su propio ttulo.
En La botella de Klein (1975) Anderson Imbert publica cuentos que podramos
considerar demasiado largos para llamarlos microrrelatos. Despus incluye veinte
cuasicuentos, la mayora de tema literario.
Repite el mismo proceso de situar los textos ms cortos al final del libro tambin
en el siguiente que publica: Dos mujeres y un Julin (1982). En esta ocasin agrupa los
microrrelatos bajo el epgrafe La pareja humana. Como ejemplo incluimos Las
ltimas miradas:
LAS LTIMAS MIRADAS
El hombre mira a su alrededor. Entra en el bao. Se lava las manos. El
jabn huele a violetas. Cuando ajusta la canilla, el agua sigue goteando. Se seca.
Coloca la toalla en el lado izquierdo del toallero: el derecho es el de su mujer.
Cierra la puerta del bao para no or el goteo. Otra vez en el dormitorio. Se pone
una camisa limpia: es de puo francs. Hay que buscar los gemelos. La pared
est empapelada con dibujos de pastorcitas y pastorcitos. Algunas parejas
desaparecen debajo de un cuadro que reproduce Los amantes de Picasso, pero
ms all, donde el marco de la puerta corta un costado del papel, muchos
pastorcitos se quedan solos, sin sus compaeras. Pasa al estudio. Se detiene ante
el escritorio. Cada uno de los cajones de ese mueble grande como un edificio es
una casa donde viven cosas. En una de esas cajas las cuchillas de la tijera deben
de seguir odindoles como siempre. Con la mano acaricia el lomo de sus libros.
175

Ibd., p. 407.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

131

Mariv Alonso Ceballos

Un escarabajo que cay de espaldas sobre el estante agita desesperadamente sus


patitas. Lo endereza con un lpiz. Son las cuatro del la tarde. Pasa al vestbulo.
Las cortinas son rojas. En la parte donde les da el Sol, el rojo se suaviza en un
rosado. Ya a punto de llegar a la puerta de salida se da vuelta. Mira a dos sillas
enfrentadas que parecen estar discutiendo todava! Sale. Baja las escaleras.
Cuenta quince escalones. No eran catorce? Casi se vuelve para contarlos de
nuevo pero ya no tiene importancia. Nada tiene importancia. Se cruza a la acera
de enfrente y antes de dirigirse hacia la comisara mira la ventana de su propio
dormitorio. All dentro ha dejado a su mujer con un pual clavado en el
corazn176.
En El tamao de las brujas (1986) utiliza de nuevo el trmino caso para
referirse a los microrrelatos con que cierra el libro, estratagema que repite en El anillo
de Mozart (1990). De este ltimo proponemos el siguiente ejemplo:
CRCULO
l, casado, se enamor de Ella, tambin casada. Se vieron a escondidas.
Acabaron por ser amantes.
Aos de felicidad.
Ahora la felicidad de ser amantes no les basta.
Quieren ser felices como marido y mujer. Divorciarse, imposible. Se
convencen, pues, de que sus cnyuges son meros fantasmas y ellos, en cambio,
son los verdaderos esposos. Pero, si son esposos, el vivir separados es absurdo,
injusto, cruel. No hay remedio: todas las noches, cada uno por su lado, deben
regresar a sus casas.
Al encontrarse al da siguiente, se quejan de la incomodidad de esa vida a
sobresaltos. Para peor, aparecen defectos de carcter, surgen los celos
El amor se va destruyendo a s mismo. Al final prefieren la vida en sus
respectivos hogares, donde no hay amor, pero s tranquilidad177.
Al hablar de Borges no podemos obviar la figura de su amigo Adolfo Bioy
Casares (1914-1999), que, casado con Silvina Ocampo, tambin contribuy con sus
textos a la evolucin del microrrelato.
La labor de antlogos de estos dos escritores y amigos no se termina con la
Antologa de la literatura fantstica; en 1953 publican Cuentos breves y
extraordinarios en el que volvern a elegir textos para publicar que sern manipulados
176
177

ANDERSON IMBERT, Enrique: Narraciones completas. Vol II, p. 273.


Ibd., p. 738.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

132

Mariv Alonso Ceballos

tal y como hicieron en la primera antologa. De esta manera, obtienen fragmentos de


otros que en principio eran ms largos y los dotan de autonoma argumentando que en
ellos est lo esencialmente narrativo y que lo dems era adorno verbal haciendo gala de
su caracterstico sentido del humor. Aunque en ningn momento mencionan la palabra
microrrelato, no puede negarse que en el prlogo sientan las bases de lo que ser este
gnero y tambin lo hacen en la seleccin de los fragmentos, ya que todos son breves,
de naturaleza narrativa, autnomos y en ellos predomina el humor o la irona.
Los escritos ms breves de Bioy Casares estn sobre todo en Guirnalda con
amores (1959). Este libro recoge series de brevedades (aforismos, microrrelatos,
fragmentos autobiogrficos) alternndolas con cuentos.
En el prlogo Bioy augura un futuro favorable a los textos que estamos
estudiando, expresa su deseo de que el hombre escriba aforsticamente. Debido a su
extrema brevedad, citamos varios de ellos:
POST-OPERATORIO
Fueran cuales fueran los resultados declar el enfermo, tres das
despus de la operacin la actual teraputica me parece muy inferior a la de los
brujos, que sanaban con encantamientos y con bailes178.
PARA UN TESORO DE SABIDURA POPULAR
Me dice la tucumana: Si te pica una araa, mtala en el acto. Igual
distancia recorrern la araa desde la picadura y el veneno hacia tu corazn179.
RETRATO DEL HROE
Algunos al hroe lo llaman holgazn. l se reserva, en efecto, para altas y
temerarias empresas. Llegar a las islas felices y cortar las manzanas de oro,
encontrar el Santo Grial y del brazo que emerge de las tranquilas aguas del lago
arrebatar la espada del rey Arturo. A estos sueos los interrumpe el vuelo de
una reina. El hroe sabe que tal aparicin no le ofrece una gloriosa aventura, ni
siquiera una mera aventura desdea la acepcin francesa del trmino pero
tampoco ignora que los hroes no eluden entreveros que acaban en la victoria y
en la muerte.
178
179

BIOY CASARES, Adolfo: Guirnalda con amores, p. 150.


Ibd., p. 54.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

133

Mariv Alonso Ceballos

Porque no se parece a nuestros hroes criollos, no sobrevive para contar


la ancdota.
Quines la cuentan? Los sobrevivientes, los rivales que l venci.
Naturalmente, le guardan inquina y se vengan llamndolo zngano180.
Tambin podemos considerar microrrelatos algunos de los textos presentes en
Diccionario del argentino exquisito (1971), en el que Bioy recopila declaraciones de
polticos y de gobernantes y hace toda una declaracin de principios defendiendo el
idioma de los malos usos al que lo someten escritores pretenciosos. Veamos algn
ejemplo:
ACUCIANTE
Epteto generalmente empleado para embellecer la palabra realidad181.
IMPLEMENTACIN
Accin y efecto de implementar. Implementacin del alumnado y de la
juventud toda! Para su enfrentamiento con las problemticas de la vida
(Ensoaciones de una docente)182.
Marco Denevi (1922-1998) podra considerarse uno de los clsicos argentinos
del gnero que estamos estudiando. Escribe libros enteros dedicados al microrrelato
como Falsificaciones (1966) y El jardn de las delicias. Mitos erticos (1992), y los
incluye en otros de sus libros: Parque de diversiones (1970) y El emperador de la
China y otros cuentos (1961).
Falsificaciones ha sido publicado en diferentes ocasiones y en cada versin los
textos cambian. La primera, de 1966, consta de 82 textos en su mayora muy breves y al
pie de algunas Denevi sita a supuesta fuente de la que proceden pero las atribuciones

180

LAGMANOVICH, David: Hacia una teora del microrrelato hispanoamericano en Revista


Interamericana de Bibliografa. XLVI, 1-4, [On-line]:
http://www.educoas.org/portal/bdigital/contenido/rib/rib_1996/index.aspx?culture=es& navid=201
(Consulta: 1 de octubre de 2012).
181
BIOY CASARES, Adolfo: Diccionario del argentino exquisito, p. 19.
182
Ibd., p. 104.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

134

Mariv Alonso Ceballos

suelen ser falsas, los escritores inexistentes o reales con nombre cambiado en forma de
anagrama (Omar Denice, Ramn Cived). Denevi reclama diferentes papeles para s
mismo: traductor, autor, anotador, antlogo y se atreve incluso a incluir una
Declaracin en la que los diferentes escritores de varias pocas denuncian todos
juntos la falsedad de las atribuciones.
DECLARACIN
Los abajo firmantes, personas todas de intachable reputacin y
vastamente conocidas en el mundo de las letras, declaramos que las obras que la
presente antologa nos atribuye no nos pertenecen. Sospechamos, pues, que este
libro es totalmente apcrifo. Nos preguntamos cules han podido ser los
propsitos de su autor. Un alarde de estril, de falsa erudicin? El placer del
juego? Un exceso de orgullo o, quin sabe, de modestia? Seremos indulgentes.
Quizs el responsable de esta superchera le tenga ojeriza a la literatura con
(temblamos al estampar la palabra) mensaje. Quizs haya experimentado, sin
embargo, la necesidad de transmitirnos su (volvemos a temblar) mensaje.
Quizs, en la encrucijada, opt por el nico camino accesible a un hombre de su
especie: esconder el carozo cido, o amargo, o inspido (segn sea el paladar de
quien lo saboree) dentro de la pulpa de la ficcin literaria y, todava, hacernos
creer que esos frutos haban sido cosechados por otros a lo largo del tiempo. Si
as fuese, desde aqu le concedemos gustosamente nuestro perdn.
Jordi Liost, N. N., Lu-Chang, Kafka, Omar Denice, Karol Szewski, Ch.Ph. Garma, Pablo de Medina, Ascanio Baielli, Ambroise LHermite, Alfonso
Sayarte Muoz, Alessandro Pocci, Omar-ben-Budur, Nizn Al-Din Fiaz, Sacha
Evtiujova, Leopoldo Garnerius, Thomas Liscott, Idarciclo Poli, Ramn Cived,
Michle Pourrat, Pavel Vodnik, Girolamo delle Colombe, Ecumenio de Tracia,
Penco Zavov, Jernimo de Ziga, Cecil Barrow, Daro Vekmen, Rab Ishaq
ibn Ezra, Mao Chen, Hong-Shu, Gaspar Pfefferkorn, Robert Sands, Un lector,
Gartenaere, Alexis Karavoikiris, Marqus da Casa Branca, Gottfried Wacht,
Federico Nietzsche, Nicetas Patriarca, Mn-ibn-Nyam, Gaspar de Fbregas,
Romero do Bom Sossgo, Humberto Menvielle, Sahwamy Rao, Matas Abelln,
Wei-Pao, Pat Kilkee, Maurice Arne, Romn Mguez de la Sierra, Ludovico
Strozzi, Georges Cahoon, Paulo Dicono, Marco Denevi, Aglaofn, Bertrand
Huguet, Carlos Ros Puga, Izumi No-Izumo, Paul van der Geest, Joaqun Tolosa,
Charles Leve, Ivn Dorcme, Nikolai Krakochenko, Ren Vico183.

En la edicin de 1969 suprime la Declaracin y aade el prlogo


Falsificacin de las falsificaciones. La tercera edicin de 1977 supone unos cambios
mnimos.

183

DENEVI, Marco: Falsificaciones (1966), pp. 143-144.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

135

Mariv Alonso Ceballos

En 1984 aparece una nueva versin de Falsificaciones en las Obras completas


en las que el nmero de textos se incrementa hasta llegar ms all de las trescientas.
Suprime el prlogo de la edicin de 1969 y elimina las fuentes apcrifas clausurando
con Falsificacin de las falsificaciones.
La ltima edicin que Denevi supervis aparece en 1996 y en ella vuelve a
cambiar el corpus de piezas que la integran.
La caracterstica ms visible de este autor es su cultivo de la reescritura. Denevi
piensa que no hay una sola verdad a la hora de narrar los hechos y l elige otra distinta
de la cannica, de la que todos conocemos, y, con ello, arranca la sonrisa de un lector
cmplice.
Denevi tambin da cabida en sus microrrelatos a las minoras que han sido
relegadas en la historia de la literatura (las mujeres, los negros, etc.) dndoles la
oportunidad de aportar su propia versin de unos hechos que han sido escuchados por
todos en una versin masculina, por ejemplo, en este caso:
TRADUCCIN FEMENINA DE HOMERO
Toda la Odisea, con sus viajes, sus naufragios, sus sirenas, sus hierbas
mgicas, sus animales mticos, sus palacios misteriosos, sus aventuras y sus
desastres es, para Penlope, una intil y tediosa demora en sus amores con
Ulises. Mientras tanto Andrmaca refunfua: Que el viejo Homero cuente la
historia a su manera. Yo dar mi versin. Yo, que la he vivido. Yo, una pobre
mujer desdichada. Primero, recuerdo, fue la prohibicin de salir de la ciudad.
Despus tuve que pulir escudos, coser sandalias, fabricar flechas hasta que las
manos se me llagaron. Despus, vendar heridas que sangraban y supuraban y
enterrar a los muertos. Despus escasearon los vveres y nos alimentbamos de
ratas y races. Despus perd a mi marido y a mis hijos. Despus el ejrcito
invadi la ciudad y abus de m y de mis hijas. Por fin el vencedor me hizo su
esclava184.
EL BANQUETE PLATNICO
A cierta hora de la noche o al amanecer los invitados, borrachos, se
dejarn caer al suelo o se derrumbarn sobre los triclinios. Se habrn terminado
las historias obscenas, las escandalosas risotadas, las disputas sin motivo, las
sbitas reconciliaciones, los lloriqueos, la lascivia, la euforia y el rencor. Todos
184

DENEVI, Marco: Falsificaciones. Obras completas, tomo 4, p.281.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

136

Mariv Alonso Ceballos

duermen. Alguno quiz ronque, otro tal vez murmure en sueos. Parecern las
vctimas de una repentina peste. Pero t te mantendrs en vela. Uno de los
borrachos finge. Y cuando crea que nadie puede orlo se incorporar y dir la
palabra que ests esperando185.
En El jardn de las delicias. Mitos erticos Denevi nos cuenta que las historias
que podemos leer en su libro no han sido imaginadas por l, sino que ya estaban
inventadas y les ha dado una vuelta de tuerca, ha aadido un poco de picante para
cambiarlas. La mitologa es una de sus fuentes principales y sus protagonistas Pasifae,
Circe, Jasn, centauros, sirenas, stiros, etc.
EROSIN
Narra Filoctetes que, pasendose por los caminos de Tracia, pas proclive
a la lujuria, observ que las estatuas del dios Prapo estaban mutiladas en sus
parles pudendas. Pregunt a los hombres por qu haban cometido esa terrible
profanacin, que poda acarrearles algn castigo del dios. Los hombres
respondieron: Al contrario, nos colma con sus bendiciones. En otros tiempos
las estatuas lucan un falo colosal, adornado con flores y con frutos. Pero la
devocin de nuestras mujeres poco a poco fue haciendo desaparecer esos
formidables cipotes. Filoctetes apunta, como al descuido, que las estatuas eran
de bronce, de mrmol o de piedra grantica186.
INGENUIDAD
Tespio tena cincuenta hijos gemelos, tan parecidos entre s que no haba
manera de identificarlos. El mayor, Clstenes, viaj a la gran ciudad de Tebas,
ah conoci a una joven llamada Filis, se enamor perdidamente de ella y la
pidi a sus padres en matrimonio. Los padres consintieron, no sin advertirle a
Clstenes que Filis haba sido educada en los rigores de la castidad y que nada
saba de las prcticas amorosas. Deber tenerle un poco de paciencia aadi
la madre, pero con el tiempo aprender.
Para alardear de su potencia viril y, de paso, apresurar la educacin de
aquella inexperta, Clstenes ide un plan: la noche de bodas satisfizo por siete
veces consecutivas el dbito conyugal y despus abandon la alcoba con el
pretexto de ir a beber un vaso de agua. Entonces sus cuarenta y nueve hermanos
fueron reemplazndolo, uno por vez, en las funciones de marido. Filis crey que
era siempre Clstenes el que entraba y sala, de modo que a todos los acogi con
entusiasmo.
Al amanecer, Clstenes se dispuso a dormir. Filis rezong malhumorada:
Vaya, te duermes. Si en la noche de bodas te muestras tan remoln, lindo

185
186

DENEVI, Marco: Falsificaciones (2006), p. 85.


DENEVI, Marco: El jardn de las delicias. Mitos erticos, p. 21.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

137

Mariv Alonso Ceballos

porvenir el mo. Clstenes huy a Macedonia, donde se hizo sacerdote de


Vesta187.
Todas las historias hablan de relaciones y de sexo con el caracterstico humor de
Denevi: Circe presume con sus amigas de que la noche anterior la haba visitado un
stiro por la fama que tenan de poseer un miembro viril bfido para satisfacer a las
ninfas por los dos conductos en Stiros caseros cuando en realidad fueron dos
hombres; a Herminia la apodan democracia por su promiscuidad en Mote justo;
Aquiles y Patroclo se convierten en amantes y por eso se van a la guerra de Troya en
Vaudevil griego; Euterpe persigue a Eros aunque no le gusta para darse nfulas en
Cuestin de prestigio; incluso Medea, abandonada por Jasn, tiene cabida en el libro:
CONSEJO DE MEDEA A UNA MUCHACHA
Si no quieres que tu amante te abandone, cmbialo por otro188.
1.3

El microrrelato contemporneo
La nmina de escritores contemporneos es larga, lo cual demuestra la vitalidad

de un gnero que se cultiva cada vez ms en el siglo XXI. Hemos observado que se da
muy frecuentemente el tndem crtico-escritor de microrrelatos. Puede ser que la
explicacin est en que los autores de microrrelatos suelen tener un gran bagaje literario
debido a la intertextualidad que comporta el gnero. Dentro de este grupo destacaramos
algunos nombres vinculados a la Universidad de Tucumn: Alba Omil, Ana Mara
Mopty de Kiorcheff y David Lagmanovich, que desarrollaremos ms adelante.
En esta relacin de autores hemos continuado usando el orden alfabtico, el ms
sencillo para localizar a los escritores si no conocemos su fecha de nacimiento o el
momento concreto en el que escribieron.

187
188

Ibd., p. 42-43.
Ibd., p. 54.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

138

Mariv Alonso Ceballos

Hemos dedicado un estudio ms amplio a los autores que escriben libros enteros
de microrrelatos como Ana Mara Shua o Luisa Valenzuela, cuya labor ha sido
profusamente analizada por la crtica como nos confirma Guillermo Siles:
Los textos de Luisa Valenzuela y Ana Mara Shua merecen un estudio
pormenorizado, por varias razones. En primera instancia, porque continan en la
literatura argentina una tradicin iniciada por otros escritores pensamos en las
races modernistas y vanguardistas de las formas breves, y en los nombres de
Leopoldo Lugones, Macedonio Fernndez, Jorge Luis Borges, Julio Cortzar,
entre otros-. Sus producciones coinciden con el momento de mayor auge en la
historia del gnero en Latinoamrica, el de su ms intensa propagacin y el de la
indiscutible autonoma con relacin a otros sistemas y subsistemas. Es la etapa
signada por el mximo grado de conciencia genrica (del lado de los productores
y de los receptores), lo cual implicara la estabilizacin del gnero y su apoteosis
debido a la existencia de un mercado editorial que demanda la publicacin de
textos breves189.
Otro factor que no debemos olvidar a la hora de analizar este fenmeno es que
las grandes editoriales se organizan, dentro del contexto globalizado imperante, por
zonas lingsticas; de tal forma, que se acenta la dependencia del mercado editorial
argentino con respecto a Espaa, pas donde se toman las decisiones que implican a las
publicaciones en espaol de Latinoamrica. Esto explicara la gran cantidad de
antologas en las que los autores se eligen por compartir la misma lengua.
La nmina de autores es muy amplia y se podra hablar incluso de boom
editorial. En Argentina las ltimas antologas se agotaron rpido y algunas fueron
reeditadas. Repasemos los nombres de los escritores en cuestin.
Csar Antonio Alurralde (1930) es salteo y llama a sus microrrelatos cuentos
enanos o bonsis. Piensa que sus textos estn muy cercanos a la poesa breve en prosa,
aunque le cuesta diferenciarlos. Compara a sus bonsis con las fotos digitales: sus
efectos pueden comprobarse instantneamente cuando se los lee a un auditorio.

189

SILES, Guillermo: El microrrelato hispanoamericano. La formacin de un gnero en el siglo XX, p


172.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

139

Mariv Alonso Ceballos

Entre sus libros publicados se destacan dos que contienen microficciones:


Cuentos breves (1984) y Cuentos bonsis (2006), y gracias a ellos se ha convertido en
una de las voces del gnero del Noroeste Argentino.
EL SILLN
Se lo pasaba sentado todo el da, su trabajo al menos as lo exiga. Slo
fue necesario un impulso de sus manos en el silln de ruedas190.
PERROS Y GATOS
La pareja baj del dormitorio peleando como perro y gato. En el patio
trasero que daba a la cocina, de un mismo plato coman como la gente, un perro
y un gato191.
COMPUTADORA
T que tienes memoria, pero no recuerdos192.
Noni Benegas (1947) es una poeta, ensayista y traductora argentina afincada en
Espaa desde 1975. Destacan sus libros La balsa de la Medusa (1987) y Cartografa
ardiente (1995), ste ltimo integrado por poesa.
La balsa de la Medusa gan el Premio Nacional de Poesa Miguel Hernndez
y est compuesto principalmente por poemas aunque podemos encontrar microrrelatos:
Viajar, que juega con la frase hecha de Mahoma y la montaa, pero refirindose en
este caso a los viajeros y la Medina de Raj-Kasar, De Chirico, que nos describe un
cuadro de este pintor o Reinas, inspirado en un tndem clsico en literatura: la reina y
la mendiga. Estos dos personajes tambin jugaban un papel importante en el cuento
Lejana de Cortzar, en el que el nombre de la protagonista Alina Reyes constituye un

190

LAGMANOVICH, David: El microrrelato. Teora e historia, p. 58.


MENA, Ricardo Federico: Csar Antonio Alurralde en la Literatura Argentina: Su poesa y su
narrativa. [On-line]: http://www.elintransigente.com/notas/2012/1/20/ cesar-antonio-alurralde-literaturaargentina-poesia-narrativa-120062.asp (Consulta: 10 de octubre de 2012).
192
MENA, Ricardo Federico: Csar Antonio Alurralde en la Literatura Argentina: Su poesa y su
narrativa. [On-line]: http://www.elintransigente.com/notas/2012/1/20/ cesar-antonio-alurralde-literaturaargentina-poesia-narrativa-120062.asp (Consulta: 10 de octubre de 2012).
191

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

140

Mariv Alonso Ceballos

palndromo: Es la reina y y que termina quedndose en el cuerpo de su doble en un


puente de Budapest, en el de la mendiga:
REINAS
que no era la reina

La reina

ltima del reino


propuso

sino la mendiga

lleg a reina porque se lo

Rob el ramo de la heredera

y cubrindose el rostro con las lilas ascendi


el escaln triunfal del trono
La mendiga

que era la reina olvidada

fabulaba

en la plaza del mercado la historia de la reina


que perdi el trono por una mendiga
feliz de una reina de veras
cay en desuso
vida

y la infancia

La primera historia

era un mero acontecimiento en su

pero el suceso continuo de la niez

fue tomando color a medida que pasaban los aos


La mendiga en el trono hizo guerras modific
la lengua
otras
suean

aboli ciertas prebendas e instaur

En definitiva slo las reinas de verdad


pues las mendigas se agitan demasiado

con tal de olvidar193.


Noni Benegas juega con la tipografa, no escribe sus textos ms narrativos en
prosa, sino que los separa en versos y juega con los espacios haciendo que stos tomen
el lugar de la puntuacin que ella no utiliza.
Alejandro Bentivoglio (1979), en realidad apellidado Zabala, eligi el apellido
de su madre para firmar su obra. Ha publicado en diferentes antologas y su primer libro
editado es Revlver y otras historias del lado suave (2006). Leamos dos de sus
creaciones:
EL FRIO DESIERTO DE LO LEJANO
193

BENEGAS, Noni: La balsa de la medusa, p. 74.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

141

Mariv Alonso Ceballos

El astronauta puso su pie en la luna. Pens alguna frase brillante, pero no


se le ocurri nada. Clav su bandera junto a todas las otras. Volvi a su nave y
comunic al planeta que la misin estaba cumplida.
Los habitantes de Plutn no prepararon ninguna bienvenida a su hroe
espacial194.
COMENTARIO HECHO AL BORDE DE UN PUENTE POCO
FRECUENTADO
El suicidio es una de las formas de cortesa que ms debera inculcarse
desde la niez.
Famoso es el caso de un verdadero caballero amigo mo que apenas ser
presentado a los invitados de una fiesta organizada en un dcimo piso, salt por
la ventana para no importunar a nadie con su presencia.
Hoy en da, en cambio, la gente prefiere la grosera de permanecer viva y
entre nosotros195.
Eduardo Berti (1964) reside en Pars y trabaja como periodista, escritor,
traductor e incluso realizador de documentales. Ha escrito un libro de minificciones
titulado La vida imposible (2002). El libro comienza con un texto significativamente
titulado Doble vida:
DOBLE VIDA
En cuanto supe que mi padre haba llevado en sus ltimos treinta aos
una doble vida, sucumb a la curiosidad y averig el nombre de su otra mujer y
la direccin del otro hogar. Llam a la puerta con una excusa cualquiera una
inspeccin de la compaa de seguros, o algo as, y una mujer alta y equina me
invit a entrar. Entonces no pude dar crdito a lo que vea: el interior de aquel
hogar era una rplica perfecta del que habamos compartido mi padre, mi madre
y yo; los mismos muebles, los mismos sillones con el mismo tapizado
distribuidos exactamente igual, y hasta los mismos cuadros, los mismos platos
de porcelana y las mismas esculturas de yeso.
De vuelta en casa, esa noche me dediqu con malvolo placer a
desordenar los muebles y a revolver las cosas en los estantes. Mi madre segua
perpleja mis movimientos, pero no le dije nada de mi visita a la casa y cenamos
en silencio.

194

BENTIVOGLIO, Alejandro: Qumicamente impuro. [On-line]:


http://quimicamenteimpuro.blogspot.com.es/2011/07/el-frio-desierto-de-lo-lejano-alejandro.html
(Consulta: 10 de octubre de 2012).
195
BENTIVOGLIO, Alejandro: Seis de Alejandro Bentivoglio en Ficcin mnima. [On-line]:
http://ficcionminima.blogspot.com.es/2008/12/seis-de-alejandro-bentivoglio.html (Consulta: 10 de
octubre de 2012).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

142

Mariv Alonso Ceballos

De pronto record la vez que, siendo un nio, romp el jarrn chino que
flanqueaba el divn. El enojo de mi padre al saber del accidente me haba
parecido desproporcionado. Ahora poda entenderlo. Poda incluso imaginarlo al
da siguiente, destruyendo a conciencia el jarrn igual, slo para conservar la
simetra con su otro hogar196.
Algunos de sus textos estn emparentados con el periodismo como Caso del
director, Caso del cerrajero, Caso del nio y del mago y La vida imposible, que
trata de dos nios de trece aos de Reykiavik que acuerdan intercambiar sus familias y
amenzan a los padres con hacerles la vida imposible si no acceden.
Homenajea Pierre Menard, autor del Quijote con Bovary en el que cuenta la
labor de dos antiguos profesores de literatura de Lyon que tardan catorce aos en
confeccionar gracias a una computadora una novela con todas las palabras de Madame
Bovary de Flaubert en diferente orden.
Los animales forman parte del universo de sus microrrelatos. En Maternidad
las mujeres de una aldea rusa dan a luz animales mamferos, en Vueltos bestias la
prima del narrador va al zoolgico para llamar por su nombre genrico a los animales
con la creencia de que los que reaccionen han sido previamente seres humanos, en Mi
padre vuelto perro encuentra a un perro vagabundo con la cara de su padre que lo gua
hasta la casa donde haba nacido este ltimo.
Una de sus obsesiones es la repeticin, que a veces desemboca en el conocido
tema del doble. Lo encontramos en Doble vida, ya citado, El hombre igual, El bis
Alguien igual, Amantes idnticas. En Eduardo Berti nos cuenta cmo cada vez
que llega a una ciudad nueva busca en la gua telefnica hombres llamados igual que l
y quedan para verse. En el encuentro con un homnimo italiano acuerdan poner a sus

196

BERTI, Eduardo: La vida imposible, p. 7.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

143

Mariv Alonso Ceballos

hijos el mismo nombre y se imaginan a esos hijos haciendo el mismo pacto entre ellos.
Contina en la misma lnea en La repeticin, citado ms adelante.
Berti tiene un blog titulado Bertigo haciendo un juego entre la palabra vrtigo y
su propio apellido, Berti, en el que escribe reflexiones, recomienda autores o cita textos
de otros escritores.
Isidoro Blaisten (1933-2004) escribe exclusivamente libros de cuentos menos
una novela que aparece de forma pstuma. Algunos de sus ttulos son: La felicidad
(1969), que contiene textos breves pero demasiado largos para considerarlos
microrrelatos, La salvacin (1972) y El mago (1977).
El mago consta de varias partes. La primera tituladda Ludo real contiene
microrrelatos y cuentos como mximo de tres pginas. La segunda, Cuentos cortitos
as conta de textos brevsimos como el que da ttulo al libro:
EL MAGO
-Nada por aqu, nada por all Pero quin fue el degenerado que me lo
cambi de lugar!197.
La tercera parte se denomina Rosebud y el autor nos indica que en ella agrupa
los cuentos que tratan sobre el pasado y la infancia. A ella pertenece el ejemplo que
aportamos, un texto que nos deja un regusto amargo:
TAL VEZ MAANA
En El bandido de Oklahoma, tampoco; en El ro de la muerte, menos.
Quizs en Dos cadveres para Bongo, pero no, no era.
En Al este de Arizona pens que tal vez algo. No.
Un dlar muerto la vio como si nada. Tampoco en Al este de Veracruz.
Texanos a caballo, nada.
Luis par los dos proyectores y dijo:

197

BLAISTEN, Isidoro: El mago, p. 79.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

144

Mariv Alonso Ceballos

Mire, don: son las seis de la maana. Si llega a aparecer el trompa, a


m me rajan. Ya le pas nueve. Quedan dos. Qu hacemos?
El hombre dijo:
Est bien.
Pag y sali junto con Luis.
decir:

Afuera, la calle pareca una cara mojada. Luis sinti la necesidad de


No lo tome a mal, don...
Est bien dijo el hombre. Un caf?
No. La patrona me espera.

Luis se fue. Corri el colectivo y lo alcanz justo, antes de llegar a la


esquina, antes de que acelerase.
Agachado, con las manos en los bolsillos, el hombre se alej caminando.
Como hablndole a los zapatos198.
La cuarta y ltima parte del libro, El revs de los refranes utiliza estas
expresiones como ttulo e inspiracin literaria: El que quiera celeste, ue le cueste, El
vivo al pollo y el muerto al hoyo, La suerte de la fea la linda la desea o Buey solo
bien se lame, que termina justo al revs del anterior, con un toque de humor:
BUEY SOLO BIEN SE LAME
-Al fin solos- dijo el buey. Y empez a lamerse. Se lama con fruicin,
con delectacin, con beatitud, con mpetu y con esmero. Se lama sin guampas,
se lami tanto la cerviz que se qued sin cuello, se lami tanto los pies que se
qued sin pezuas, se lami tanto el lomo que se qued sin lomo.
Ahora cuando los chicos del barrio lo ven pasar le gritan corriendo a su
alrededor:
-Lengua larga! lengua larga!199
Ral Brasca (1948) destaca por la labor que ha llevado a cabo como antlogo
de minificcin argentina y de otros pases hispanoamericanos con el ttulo general: Dos
veces bueno. Colabora en el suplemento literario del diario La Nacin. En 2004 ha

198
199

Ibd., p. 103.
Ibd., p. 149.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

145

Mariv Alonso Ceballos

publicado Todo tiempo futuro fue peor, compilacin de sus propios microrrelatos, en el
que juega con el pasado y el futuro tal y como indica el ttulo:
TODO TIEMPO FUTURO FUE PEOR
Anoche se sobrepuso a las balas que lo acribillaron y huy de la polica
entre la multitud.
Se escondi en la copa de un rbol, se le rompi la rama y termin
ensartado en una verja de hierro. Se desprendi del hierro, se durmi en un
basural y lo aprision una pala mecnica. La pala lo liber, cay sobre una cinta
transportadora y lo aplastaron toneladas de basura. La cinta lo enfrent a un
horno, l no quiso entrar y empez a retroceder.
Dej la cinta y pas a la pala, dej la pala y fue al basural, dej el basural
y se ensart en la verja, dej la verja y se escondi en el rbol, dej el rbol y
busc a la polica.
Anoche puso el pecho a las balas que lo acribillaron y se derrumb como
cualquiera cuando lo llenan de plomo: completamente muerto200.
Resulta destacable el hecho de que el libro est compuesto exclusivamente por
microrrelatos y que la mayora de estos tengan una extensin de media pgina. La
literatura est muy presente en estos textos y muchos de los ttulos se componen de una
sola palabra: Felinos, Houdini, Culpa, Longevidad, Solipsismo, Ella, etc.
Aportamos otro texto en el que la oposicin no es entre presente y pasado, sino
que se establece entre dos hermanos que, para evitar que les comparen ya lo dice la
frase hecha: las comparaciones son odiosas se proponen no coincidir en las mismas
actividades hasta llegar al absurdo:
HERMANOS
Cuando la coexistencia se les hizo insostenible, dos hermanos muy
competitivos llegaron a un acuerdo tcito pero inquebrantable: aquello en lo que
uno de ellos triunfara quedara vedado para el otro; eso evitara toda
comparacin entre ambos. Ms que un alivio, el pacto result una condena. En la
carrera por apropiarse de los triunfos ms gratificantes y las privaciones menos
penosas, el que mostr primero ser ms inteligente, releg al otro a la estolidez y
los trabajos rudos. Consecuentemente, cuando el bruto aunque apuesto gan con
las mujeres, el intelectual tuvo que inclinarse por los hombres. Pero replic
hacindose muy rico, con lo que oblig al hermano a equivocarse en los
200

BRASCA, Ral: Todo tiempo futuro fue peor, p. 5.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

146

Mariv Alonso Ceballos

negocios y arruinarse. No previ que tanta miseria hara que su rival deseara
morir hasta lograrlo y que con ello le escamoteara el triunfo. Achacoso y
cubierto de aos, soporta an la ruina de su cuerpo mientras clama por una
muerte prohibida201.
Patricia Calvelo (1970) investiga en la Universidad Nacional de Jujuy y ha
publicado volmenes de poesa, estudios sobre la lengua y en cuanto al tema que nos
concierne Relatos de bolsillo (2006). El microrrelato elegido nos recuerda por su
temtica a La sueera de Shua:
NO TE DUERMAS
Se ha despertado transpirada y temblando y por unos minutos le cuesta
entender que est de este lado del sueo, que ha sido slo una pesadilla. Algo
abominable la persegua por tneles oscuros y hmedos, tratando de engullirla
con sus enormes fauces malolientes, hasta que pudo llegar hasta una puerta y, al
cruzarla, despert. Ms calmada, se dispone a dormir nuevamente. Pero antes de
apagar la luz, slo para reconfirmar que ha sido un sueo, se mira el brazo y
entonces ve la huella, ntida y profunda, de los enormes dientes de ese ser que la
est esperando, del otro lado, hambriento202.
Rosalba Campra actualmente vive en Italia, donde ensea Literatura
hispanoamericana. Diversos libros de narrativa suyos son: Formas de la memoria
(1989), Los aos del arcngel (1998) y Herencias (2002). Veamos uno de sus
microrrelatos en el que, con un ttulo que remite al arte moderno, equipara el
rinoceronte al mtico unicornio en una especie de mundo al revs:
PROYECTO DE TRAMPA PARA RINOCERONTE N 1
El rinoceronte es un animal probablemente mitolgico que las leyendas
sitan en las tierras bajas de Elbor. Segn las descripciones de los viajeros, su
talla corresponde ms o menos a la de nuestro unicornio domstico, pero a
diferencia de ste su cuerpo est cubierto de placas escamosas y su cuerno
carece de propiedades mgicas, as que no se comprende por cules razones
habra que armar trampas para cazarlo203.

201

Ibd., p. 69.
POLLASTRI, Laura: El lmite de la palabra. Antologa del microrrelato argentino contemporneo, p.
208.
203
Ibd., p. 109.
202

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

147

Mariv Alonso Ceballos

En Ella contaba cuentos chinos (2008) dice que escribi un libro que tal vez
pueda pensarse de la China. Juega con las frases hechas que incluyen algo relacionado
con China: est en China, naranjas de la China, tortura china. El libro se numera
con caracteres chinos como el siguiente:
RECONCILIACIONES
Sola regresar cada tanto a su pueblo. La calle principal, que llevaba a su
casa, segua sin asfaltar, y sombreada por las mismas moreras de la infancia.
En lentas conversaciones con su padre iba por fin limando la distancia
que siempre los haba separado.
Despus se despertaba204.
Nlida Caas (1949) es profesora de literatura, ha coordinado talleres de
escritura y dictado cursos y conferencias. Ha publicado textos en antologas y algunos
de sus ttulos son: Cifras del misterio (1988), Sitial del vuelo (1991), De este lado del
mundo (1996), Animal de lo desconocido (1997), Jauras del Alba (1998), Dibujo de
Mujer (1999), El Agua y la Greda (2001) y Una palmera en el fondo del cielo (2004).
Veamos un par de textos suyos que destacan por su brevedad y lirismo extremos:
EFMERA
Mi mano dibuja una mujer que se borra a s misma. Las palabras no
saben contar su propio relato.
INEFABLE
Cmo se no nombra a eso de la vida que habiendo estado ah, deja de
estar un da?205
Antonio Jess Cruz (1951) es mdico, pero tambin narrador y poeta. Ha
publicado los siguientes libros: Catarsis (1998), Simbiosis (1999) Ashpa Smaj (2003)
Canto a mi pueblo (2003), Aires del noroeste (2005) Poesa cotidiana (2005), To Elas

204

CAMPRA, Rosalba: Ella contaba cuentos chinos, sin pg.


CAAS, Nlida: El corredor mediterrneo. Otoo 2005 - Ao IV N CXXVIII. [On-line]:
http://www.culturaenlinea.com.ar/corredor/CORREDOR5.pdf. (Consulta: 31 de octubre de 2012).

205

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

148

Mariv Alonso Ceballos

y otros cuentos (2006) y Desde el exilio hacia Hiroshima (2006). Tambin pueden
leerse

sus

cuentos

en

antologas.

Su

blog

se

llama

En

los

esteros

(http://enlosesteros.blogspot.com/). Hemos elegido diferentes textos en los que se vale


del lenguaje periodstico y del formato epistolar para revisar en clave humorstica temas
literarios e histricos:
LTIMO MOMENTO
Un extrao incendio, que todava no pudo ser sofocado, asol varios
distritos de Roma a ltima hora de ayer. Las llamas, que podan verse desde
varios kilmetros, destruyeron casi todas las viviendas de diversas zonas
suburbanas.
Una fuente de la oposicin, que prefiri mantener el anonimato, dijo que
el emperador Nern, quien sera el responsable del siniestro, disfrut del
dantesco espectculo mientras tocaba la lira y entonaba curiosas canciones,
aunque l, entrevistado ms tarde por nuestro corresponsal, neg enfticamente
la especie. Yo estaba descansando con Popea en Antium desde donde tuve que
regresar de manera urgente cuando me informaron del siniestro sostuvo.
Asimismo dijo que ordenar una profunda investigacin para encontrar a
los culpables. No tengo dudas de que esto fue un atentado de esos subversivos
que se hacen llamar cristianos con apoyo del exterior y sepa el pueblo que no
descansaremos hasta que paguen su culpa dijo muy ofuscado. Al cierre de
nuestra edicin se haban iniciado redadas por los barrios bajos. No se descartan
detenciones y ejecuciones sumarias como ha acontecido en los ltimos meses206.
CARTA 2
Para Julio Torri
Querida Circe:
A pesar de tus recomendaciones no me hice amarrar al mstil cosa de la
que nunca habr de arrepentirme. No imaginas lo maravilloso que es compartir,
da a da, la misteriosa y sorprendente cotidianeidad de una sirena207.
Antonio Di Benedetto (1922-1986) estudi derecho para dedicarse ms tarde a
la literatura y al periodismo. Escribi novelas y cuentos. Incluye cuentos breves en sus

206

CRUZ, Antonio Jess: Ficcin mnima, [On-line]:


http://ficcionminima.blogspot.com/search/label/Antoniomicrorrelato20Cruz. (Consulta: 22 de diciembre
de 2012).
207
Ibd.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

149

Mariv Alonso Ceballos

libros Mundo animal (1953) y microrrelatos en Cuentos del exilio (1983), del que
provienen los siguientes ejemplos:
OSCURECIMIENTO
El suicida se cuelga del cuello con el cable telefnico. La ciudad queda a
obscuras208.
LA FIDELIDAD
Quin podr fiarse de las afirmaciones femeninas?
La sombra me promete: Te soy fiel. Y en cuanto no hay sol me
abandona209.
Los textos ms breves como los anteriores estn englobados en el epgrafe que
llama Espejismos y que incluye microrrelatos de unas tres lneas de media, incluso de
una sola:
LIGADOS
El espejo ebrio a la fea: Nos odiamos210.
En el prlogo del libro explica que sus cuentos fueron escritos en la poca de
exilio, pero que no tienen un carcter poltico ni de crnica. Simplemente coinciden con
ese momento vital suyo y reivindica la importancia del silencio como forma de protesta.
De Mundo animal hemos elegido este texto:
VOLAMOS
Como puesta ante un apacible e inofensivo misterio, que puede serlo, con
ganas de hablar, que a m me faltan, me cuenta de su gato.
Es, s. Claro que es; pero... Ante todo, como es hurfano, recogido por
compasin, se ignora su ascendencia. Es gato y le agrada el agua. De las
acequias no prefiere los albaales, sino la corriente barrosa. Se lanza acezante,
pisa fuerte y salpica: hunde las fauces y hace que toma, pero no toma, porque es
de puro goloso que lo hace. Puede pensarse que no es un gato, que es un perro.
Tambin por su actitud indiferente en presencia de los dems gatos. Pero es que
asimismo se limita a observar desde lejos a los perros y ni siquiera se enardece
208

DI BENEDETTO, Antonio: Cuentos del exilio, p. 98.


Ibd., p. 100.
210
Ibd., p. 96.
209

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

150

Mariv Alonso Ceballos

frente a una pelea callejera. Como al emitir la voz desafina espantosamente y


adems es ronco, no puede saberse si malla o ladra.
Hago como que me asombro. Pero no abro la boca, porque de preguntar o
comentar me preguntara por qu pienso as y tendra que explicar y
complicarme en un dilogo. Empero ya no me habla: se habla. Revisa lo que
sabe y quiere saber ms.
Es gato y le gusta el agua. Eso no autoriza a concluir que sea un perro. Ni
siquiera est la cuestin en que sea perro o gato, porque ni uno ni otro vuelan, y
este animalito vuela; desde hace unos das se ha puesto a volar.
Yo espero que me pregunte si creo que se trata de una brujera. Pero no;
al parecer, no cree en eso. Yo tampoco; aunque lo pens. Mejor dicho, pens que
ella lo pensaba. Pero no.
-No te maravillas?
-S; seguramente. Me maravillo. Cmo no. Me maravillo.
Podra maravillarme, cmo no. Pero no. Puedo maravillarme porque el
gato-perro vuela. Pero es que no slo hablo. Estoy pensando. Pienso que ella
supone que he de maravillarme porque lo que crey era gato puede ser perro o lo
que puede ser gato o perro puede ser un ave o cualquier otro animal que vuele.
Debiera maravillarme porque, lo que se cree que es, no es. No puedo. Acaso me
maravilla que t no seas lo que tu esposo cree que eres? Acaso me maravilla no
ser lo que mi esposa cree que soy? Tu animalejo es un cnico, nada ms. Un
cnico ejercitado211.
Juan Filloy (1894-2000), abogado y escritor, naci en el siglo XIX y lleg hasta
casi el XXI; le dio tiempo a cultivar todos los gneros. Despus de sus primeras siete
obras, se mantuvo casi treinta aos sin publicar debido a su labor como magistrado,
aunque no dej de escribir. Pueden destacarse ciertas peculiaridades suyas como la
costumbre de utilizar siete letras en todos sus ttulos; de los que por lo menos uno se
corresponde con cada letra del abecedario y su aficin a los palndromos. En cuanto a
narrativa breve, podemos resaltar Periplo (1931), Gentuza (1991) y Trapalanda (1998).
En Gentuza hace una clasificacin de los diferentes tipos que considera
despreciables. El libro est dividido en Gentuza de rango (El hijodalgo, El
condiscpulo, etc.), Gentuza de entrecasa, Gentuza de poca monta y Gentuza de
lo peor, a este ltimo pertenece el siguiente microrrelato:
211

DI BENEDETTO, Antonio: Literatura argentina contempornea. [On-line]: http://www.literatura.org


/DiBenedetto/adbTexto1.html. (Consulta: 11 de mayo de 2013).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

APLOGO: CORAZN MAGNNIMO


Ya preso el jefe de la rebelin vencida, la Presidenta, Corazn
Magnnimo, dijo:
-No vale la pena formar un Tribunal de Honor para que dicte la pena
capital de prctica. Que l mismo capitalice la pena de abocarse a su propio
suicidio.
Es lo que corresponde. Empezando por Sneca es larga la lista de los
suicidios compulsivos en la historia. La ltima guerra nos depar los de Rommel
y Drieu La Rochelle, pues entonces, que elija el modus operandi y abur.
Pero soy piadosa. En vez de la habitual soga de camo, le ofrezco una
de seda; en vez del fusilamiento pblico, uno privado, con pistola munida de
sienciador automtico por si le molesta el ruido. Eso s, que no venga con la
argucia de Cacaseno dejando a su eleccin el rbol en que colgarse.
Ahora bien, si l decidiera ahogarse en el mar emulando a la etrea
Virginia Wolf que se arroj a las ondas del ro Ouse con algunas piedras en los
bolsillos de su falda- gustosamente agregar al peso de su traicin dos o tres
quintales de plomo212.
Periplo incorpora textos breves creados a consecuencia del viaje de Filloy por la
cuenca del Mediterrneo. Dicho viaje dur dos meses y en l visit Espaa, Marruecos,
Argelia, Tnez, Egipto, Siria, El Lbano y Jerusaln.
Incluimos un texto suyo curioso donde podemos leer las reflexiones de una vaca
enfrentada a la velocidad de la vida moderna:
LA VACA Y EL AUTO
La lluvia ha fijado la mdula polvorienta del camino. La atmsfera recin
lavada est fresca y limpia. El sol irradia su esplendor de fin de marzo.
Viene un auto a gran velocidad. Bajo el cielo de la pampa caverna
difana de turmalina- el auto es una catanga bulliciosa y rpida.
La sementera hmeda emana un olor msculo, que excita a la hermosa
joven que lo conduce. Y acelera, acelera, para que las rfagas la penetren
sensualmente. Ms
De pronto, una vaca. Una vaca inmvil en medio del camino. Chirriar de
frenos y diatribas. Las estridencias de la bocina resquebrajan el aire. Pero la vaca
no se mueve. Apenas una mirada acuosa y oblicua, mientras se lame y se relame.
Al fin, prorrumpe:
-Pero seorita!... A qu tanto escndalo? Por qu se apura si a m no
me interesa su apuro? Mi vida tiene un ritmo idlico insobornable. Soy una
212

FILLOY, Juan: Gentuza, p. 133.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

matrona antigua que no cede a ninguna frivolidad. Por favor: no haga ruido! El
estrpito espanta al paisaje. Usted no se da cuenta porque ni siquiera lo ve. El
paisaje huye de su lado, convertido por la velocidad en una pasta visual rayada y
spera. Pero yo vivo en l. Y en l educo mi sensibilidad, que no es roma como
la suya De donde saca esa sed morbosa que absorbe las distancias? Para qu
se dopa de vrtigos? Usted serviliza la vida con apremios en vez de ganarla en
intensidad. Vamos: deje quieta la bocina! El tiempo y el espacio no se dominan
con msculos de acero y latn. La rapidez es un engao: hace llegar antes a la
certeza de la propia impotencia. El smbolo de toda cultura esta en la medulosa
lentitud de lo inconsciente, que inconscientemente logra su destino. El suyo,
nia, ya lo s: estrellarse en la materia despus de haberse estrellado en el
materialismo. Bien. No se enfade! Me retiro. Identifique otra vez sus nervios al
vibreo de los cables. Anime de nuevo, con explosiones de gas, el motor y su
cerebro. Ya est libre el camino. Adis! Que se conserve bien
El auto arranc barbotando insulto de odio y nafta.
Parsimoniosamente, relamindose, la vaca extendi una mirada acuosa y
larga. Y, despus, un mugido irnico y largo que acompa al auto hasta doblar
la lnea del horizonte213
Luis Foti (1940) cultiva el periodismo, la crtica literaria y la escritura. Ha
publicado libros de cuentos como El innacido (1964) y Animal lcido (1980).
Permanece indito su ttulo Mnica y el devenir. Hemos elegido un texto con el que
consigue crear al lector cierta inquietud acerca de una mquina misteriosa que no
sabemos cmo es, pero s que guarda ciertas similitudes con los seres vivos y, de alguna
manera, los reemplazan para el narrador:
LA MQUINA
No alcanzo a comprender los mecanismos de esta mquina. He ledo con
detenimiento todas las instrucciones. Hay ingenieros que me han asesorado con
amplitud durante largo tiempo. No entiendo el origen del mecanismo. Me
desanima que este mecanismo provoque siempre las mismas acciones. Los
ingenieros me han dicho una y otra vez- que no puede pedirse ms de una
mquina. En definitiva, una maquinaria eficaz es la que cumple bien las
instrucciones con que ha sido programada. Tal vez yo exijo de la mquina algo
imposible para ella? Y, sin embargo, a pesar de las instrucciones, de los
manuales de uso, de los consejos de los ingenieros, noto que no slo la mquina
podra cumplir ms eficazmente con sus funciones sino que hasta podra realizar
otras tareas que en cierta forma- se hallan implcitas en su mecanismo. De
todos modos, cuando la pongo en funcionamiento, la mquina realiza
torpemente slo una octava parte de sus posibilidades. Los tcnicos me
213

FILLOY, Juan: Taringa. [On-line]: http://www.taringa.net/posts/ebooks-tutoriales/1591438/ La-vacay-el-auto---cuento-completo-de-Juan-Filloy.html. (Consulta: 22 de diciembre de 2012).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

153

Mariv Alonso Ceballos

convencen de que as debe ser. Cunta pobreza en lo que realiza! Cunto se


pierde por ese funcionamiento que me parece incompleto!
Imagino sin atreverme a decirlo-, que esta mquina si es cierto lo que
anuncian los folletos de venta, los manuales de uso, la sonrisa del vendedor, tan
convincente- se parece un poco a nosotros mismos. Tal vez sea el parecido entre
la mquina y nosotros, entre la mquina y yo, aquello que pudiera explicar su
ineficacia, su torpeza, ese carcter que, porque me parece humano, me lleva a
sentimientos que no quiero precisar hacia ese conjunto de engranajes, de aceites,
de tornillos, de circuitos que uno y otro da me desengaa, al que uno y otro da
vuelvo con esperanza. Yo creo que es el hecho de que juegue en m esta mezcla
ambigua de desencanto y esperanza lo que suscita mi afecto por la mquina, el
hecho de que no la haya reemplazado por un animal o por una mujer, slo un
poco ms incomprensibles, hasta cierto punto214.
Sergio Francisci (1959) publica sus microrrelatos en un blog que recibe el
nombre de Biblioteca Fabularia: http://lafabularia.blogspot.com/. Va aadiendo
constantemente textos y tambin utiliza nuevos formatos como los vdeos o
presentaciones de Power point. Ni siquiera nos queda muy claro quin es el autor que
publica en este blog, ya que utiliza varios heternimos: David Ovich, Mara Alejandra
Atada, Sergio Francisci y Digenes Hozt.
Tambin

usa

otros

blogs

como

Fracasador

ilustrado

fracasadorilustrado.blogspot.com/2009/01/razn-de-los-cuentos.html) o

(http://

Despelotario.

Leamos dos muestras de su escritura relacionadas con la religin:


DEL JUICIO AL FINAL
El Juicio Final iniciar con el exterminio de todos los jueces.
Y ocurrido este hecho concluir el Juicio Final215.
Sara Gallardo (1931-1988), aunque cultiv con ms profusin la novela y el
cuento infantil que el microrrelato, nos ofrece un claro ejemplo de fusin entre texto

214

POLLASTRI, Laura: El lmite de la palabra. Antologa del microrrelato argentino contemporneo,


pp. 127-128.
215
FRANCISCI, Sergio: Despelotario. [On-line]: http://despelotario.blogspot.com/ 2009/01/del-juicio-alfinal.html. (Consulta: 22 de diciembre de 2012).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

154

Mariv Alonso Ceballos

lrico, icnico y prosstico en el sugerente Caballos de Chapadmalal, incluido en El


pas del humo (1977):
Conocen la palabra Chapadmalal? Significa corral pantanoso. Dice:
concentracin de belleza. Una casa, un parque. Sobre todo caballos.
Los mejores van despus al cementerio, all duermen, all se vuelven
Chapadmalal.
Un poeta los cant, y no hay mejor manera de contar la verdad.
Slo quiero recordarles que cada medianoche sin luna se arma una
carrera en aquel aire. Dicen que solamente los de alma pura llegan a verla.
Experimentan en la noche un temblor, ir y venir de patas. Una vez ms,
la fragancia del sudor de caballo.
Dejando su envoltura de races, los grandes corredores fosforecen. En
torbellino van, un tropel sin tropel, en disparada. Llevan las aclamaciones de las
tardes. No est lejos el mar. Eso se sabe.
Quin tuviera corazn puro. Ver la carrera de los caballos idos de
Chapadmalal216.
Juan Carlos Garca Reig (1960-1999), debido a su corta vida public dos
libros, de narrativa breve: Bacar (1983) y Los das de mircoles (1986) y, aunque no
cultiv en exceso los microrrelatos, demostr su dominio del gnero. ste es el ltimo
texto de Los das de mircoles, un texto en el que utiliza el recurso metaliterario de la
mise en abme ya que se habla en el microrrelato del propio microrrelato:
LTIMO CUENTO
En sus cuentos breves el tema de la muerte suele aparecer con cierta
frecuencia, a qu se debe?
No es un tema privativo de mis cuentos, habr notado que en la vida
tambin suele aparecer con cierta frecuencia.
No teme jugar con la muerte?
Soy un escritor temerario.
Qu est escribiendo ahora?
Un cuento trivial: el escritor que dialoga con la Muerte y la muy pcara
lo sorprende en la mitad de una palabra.
Cul palabra?

216

GALLARDO, Sara: El pas del humo, p. 124.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

155

Mariv Alonso Ceballos

No s, pero seguramente le va a faltar la ltima slaba y el cuento


quedar inconclu217.
Mario Goloboff (1939) es poeta, narrador, crtico y docente universitario. Ha
publicado libros de ensayo, de poemas y novelas y de relatos como La pasin segn San
Martn (2005) y Recuadros de una exposicin (2008). Leamos un par de sus textos:
TANGO
Aquel hombre bebi para olvidar a la mujer que amaba, y la mujer am
para olvidar al hombre que beba218.
AQUILES Y LA TORTURA
El valeroso Aquiles encontr una rosa en su camino. Le sac un ptalo,
luego otro, y otro ms, y cuando fue desnuda comprob que esta vez haba
ganado l, pero a qu precio219.
En los dos utiliza el lenguaje como recurso para crear su microrrelato. En el
primero, mediante la sustitucin de la palabra tortuga por la de tortura, consigue
una nueva historia basndose en la clsica paradoja de Zenn.
En podemos encontrar los siguientes ejemplos:
MOSCA
Ingenioso artefacto inventado para restaurantes descuidados, hoteles
calurosos, baos.
Ha cimentado el desarrollo de la industria insecticida, la distraccin de
los nios bobos, la celebridad de Rimsky Korsakov.
Cuidado! Justamente por su estricta irrealidad, aquellos seres incapaces
de matarla suelen ser los ms peligrosos220.

217

LAGMANOVICH, David: Otros microrrelatos argentinos: Lastra, Van Bredam, Garca Reig en
Dialnet. [On-line]: http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2047493&orden=74318&info=link.
(Consulta: 31 de octubre de 2012).
218
POLLASTRI, Laura: El lmite de la palabra. Antologa del microrrelato argentino contemporneo, p.
134.
219
POLLASTRI, Laura: Ibd., p. 137.
220
GOLOBOFF, Mario: Ficcin mnima. [On-line]: http://ficcionminima. blogspot.com/2009/06/mariogoloboff.html. (Consulta: 22 de diciembre de 2012).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

156

Mariv Alonso Ceballos

Diego Golombek (1964) es doctor en biologa y se le conoce principalmente por


su tarea de divulgacin de la ciencia en Argentina, pero tambin ha ejercido de
periodista, msico y director de teatro adems de cultivar la literatura. Como ttulos
suyos podemos citar un libro de cuentos, As en la tierra (2002) y una novela, Cosa
funesta (2004).
CERRADURA
Hubieran hecho una pareja perfecta. Ella tiene la llave que abre los
cerrojos; l la que slo sirve para cerrar. Pero quedaron cada uno del lado
equivocado de la puerta221.
QUE CIEN VOLANDO
El dictador huy, corre el rumor de boca en boca por el desierto. Y el
tiempo es nuestro. Abajo el dictador. El enemigo sigue cerca, acecha como las
noches del desierto, los rodea, los empuja y los despoja de sus sueos. Entre
todos, construyen los smbolos, y se van olvidando de su historia. Van
cambiando el pasado, una lnea que serpentea por el suelo y de repente se hace
tenue, se transforma y se pierde. El futuro, en cambio, brilla: los mira desde su
pedestal dorado, es tan concreto que puede agarrarse, montarse. Hasta los
indecisos quedan mudos ante la evidencia. El dictador est tan lejos en la
memoria y en la niebla, en las historias que se empean en contarse y en
recordar furtivamente a la hora en que las cuevas esconden los secretos ms
prohibidos. De pronto se levanta un remolino en el campamento. El dictador, el
dictador. Todos corren. Aqu y all, se levantan los indecisos y salen de las
cuevas. Algunos de los capitanes arrojan piedras al prfugo que vuelve, pero son
detenidos por el pasado que se agiganta y reclama su lugar en el tiempo. El
pueblo, que iba a ser el pueblo nuevo, el elegido, el pueblo del smbolo que
brilla, se arrodilla a esperar las rdenes del trueno. El dictador arroja con furia
las tablas de la ley destruyendo los sueos, el futuro y el becerro de oro222.
Eduardo Gudio Kieffer (1935-2002) cultiv todos los gneros: novela, teatro,
guin cinematogrfico En cuanto a sus libros de cuentos son los siguientes:
Fabulario (1960), Ta te tas y otros juegos (1980), Jaque a Pa y Ma (1982), No son tan
Buenos Aires (1982), Un ngel en patitas (1984), Buenos Aires por arte de magia
(1986), Historia y cuentos del alfabeto (1987), ngeles buscando infancia (1987),
221

POLLASTRI, Laura: El lmite de la palabra. Antologa del microrrelato argentino contemporneo, p.


216.
222
POLLASTRI, Laura: Ibd., p. 211.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

157

Mariv Alonso Ceballos

Nombres de mujer (1988), Malas malsimas (1998) y Diez fantasmas de Buenos Aires
(1998). Incluso existe un concurso nacional en argentina con su nombre y su pgina
web es http://www.gudino.com.ar/.
ALGUNA VEZ
Los rboles mayores, que se erguan casi hasta tocar el cielo con sus
copas agudas, hablaban con el rbol pequeo que creca entre ellos.
Alguna vez decan; alguna vez sers alto como nosotros y como
nosotros podrs ver el lago all abajo, engarzado como una joya verde o azul
entre las montaas verdes o azules. Alguna vez, alguna vez...
El viento, cuando descenda hasta la altura del rbol pequeo, tambin
hablaba con l.
Vengo de todas partes y lo s todo... Conozco los bosques, las
montaas, los campos, las ciudades de los hombres... Alguna vez, cuando te
eleves tanto como los otros rboles, te contar cosas... Alguna vez, alguna vez...
Al llegar la primavera, cuando los pjaros venan en busca de calor y de
alimento, el rbol pequeo tena ms noticias del mundo que an no alcanzaba a
ver. Los pjaros piaban:
Hay sitios donde todo es arena, hay sitios donde todo es nieve, hay
sitios donde todo es agua... Alguna vez, cuando seas ms alto y ms slido,
haremos nuestros nidos en tus ramas y te contaremos todo lo que sabemos...
Alguna vez, alguna vez...
Y el pequeo rbol segua inmvil, repitiendo con todas sus hojas tiernas
esas palabras excitantes y promisorias. Alguna vez, alguna vez... Pero ese
alguna vez era lento, lentsimo. Porque los rboles no crecen tan rpidamente
como los seres humanos. Lo que para nosotros es un ao, para ellos es un siglo.
Lo que para nosotros es una vida para ellos es apenas un suspiro. El pequeo
rbol se impacientaba. Y preguntaba cosas a la lluvia, al granizo, a la nieve;
preguntaba cosas a las bandadas de aves que pasaban volando por el cielo;
preguntaba cosas a las nubes, a los rayos del sol, a los insectos que trepaban por
su corteza... Todos saban cosas y cosas, todos conocan el mundo, todos
parecan sabios y aventureros, todos terminaban dicindole: Alguna vez, alguna
vez...
Una tarde, por fin, sucedi algo. Pas junto al pequeo rbol un hombre
de barba oscura y ojos tristes conduciendo de la brida a un asno gris. Montada en
el asno iba una mujer muy hermosa, muy plida, muy dulce.
Se detuvieron y el hombre dijo:
Esto es lo que necesito. Perdname, pequeo rbol, pero debo cortarte.
Y un hacha hizo la primera herida en la madera joven. El rbol suspir y sangr
un poco de savia. El dolor era intenso, el hacha penetraba cada vez ms en su
carne vegetal; se senta dbil, indefenso, solo. Y no lamentaba tanto su
sufrimiento fsico, como ese alguna vez que perda para siempre. Despus el
hombre cort el rbol en trozos de escaso tamao, y los acomod en el morral.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

158

Mariv Alonso Ceballos

En cada trozo el rbol segua viviendo. Llegaron a un lugar donde haba un buey
y otros animales. All el hombre tom los trozos, los cepill, los puli, los
ensambl. Y el rbol qued trasformado en una cunita rstica. Una cunita que al
mecerse pareca gemir alguna vez, alguna vez.... Todava no haba
comprendido su destino. Pero esa noche, justamente a las doce, sinti un dbil
vagido. Una extraa msica y una extraa luz envolvieron inmediatamente el
lugar; se escuchaba un sedoso revoloteo de ngeles y el llanto del nio que
acababa de nacer pareca ms bien un canto. El rbol hecho cuna sinti que
depositaban entre sus maderas cubiertas de heno tibio, el cuerpecillo de la
criatura. Y la sinti moverse suavemente en su interior. Y de pronto supo que
alguna vez haba llegado. Que ni los rboles altsimos, ni el viento, ni los
pjaros, ni las nubes, haban experimentado nunca la gloria de ese momento que
l gozaba cuando ya no era rbol sino cuna, cuando al fin de su vida vegetal
marcaba el principio de una vida humana223.
Sylvia Iparraguirre (1947) es profesora en Letras Modernas en la Universidad
de Buenos Aires (UBA). Est especializada en estudio de la sociolingustica y de la obra
del ruso Mijal Bajtn. Ha publicado dos libros de cuentos: En el invierno de las
ciudades (1988), Primer Premio Municipal de Literatura, y Probables lluvias por la
noche (1993), y una novela El Parque (1996). Est casada con el escritor Abelardo
Castillo.
POMPEYA
Haba viajado largamente en barco; haba viajado una noche interminable
en un tren ceniciento y por fin, hacia la madrugada, haba viajado en un
cabeceante coche de alquiler. Ahora estaba en Pompeya. Cuando pis las gradas,
su cuerpo tembl. Recorri las calles donde el pasto y la maleza crecan entre las
piedras abandonadas. El sol, implacable, arrancaba destellos nveos de los
fragmentos de columnas y de los trozos de mrmol dispersos en los senderos. Se
quit los zapatos y corri hasta lastimarse los pies. Pegada al muro, sin aliento,
esper. El aire ardiente dibuj el llamado de las trtolas. Al atardecer, ctaras y
risas ondularon arriba, entre los cipreses. Sin abrir los ojos, la mujer elev una
arcaica plegaria de agradecimiento. Se solt el pelo y dej caer el vestido junto
al muro. Se apresur. Los comensales haban llegado y el banquete estaba por
comenzar. En el crculo de peces y delfines que dibujaban los mosaicos, dos
adolescentes desnudos esperaban la seal del dueo de casa para trabarse en una
lucha que era juego. La mujer alz la mirada radiante y se busc en el fresco
hasta encontrarse. All era donde perteneca224.

223

GUDIO KIEFFER, Eduardo: Ediciones del sur. [On-line]: http:// www.edicionesdelsur.


com/cuentojuven_83.htm. (Consulta: 22 de diciembre de 2012).
224
POLLASTRI, Laura: El lmite de la palabra. Antologa del microrrelato argentino contemporneo, p.
143.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

159

Mariv Alonso Ceballos

Hemos citado en numerosas ocasiones a David Lagmanovich (1927-2010)


como crtico, pero tambin es escritor, periodista y profesor universitario. De entre sus
libros de ficcin podramos citar Microrrelatos (1993), La hormiga escritora (2004),
que combina narrativa y crtica y Oficio de palabras, de poesa. Incluimos aqu textos
ligados a la literatura, al igual que la vida del recin fallecido Lagmanovich:
LA MUERTE
Estoy vivo: por eso s tanto sobre la muerte225.
La muerte est incluido en su libro de microrrelatos Los cuatro elementos, que
a su vez divide en partes: Perpejidades (centrado sobre todo en la literatura y los
problemas del escritor), Incidencias, Coincidencias, Reincidencias, Pizarra de
mensajes (rene aqu los textos ms cortos), De otra manera y Los cuatro
elementos.
LA VIDA NUEVA
Cuando me soltaron, me detuve un momento en la puerta del penal y
reflexion sobre los cinco aos pasados all dentro. Mientras esperaba algn
vehculo para alejarme del lugar, pens que ste era el momento preciso para
comenzar una nueva vida. Antes de la crcel, mi existencia haba estado
marcada por los robos brutales, las rateras insignificantes y las ms torpes
estafas; ahora-quin lo dira- podra hacer valer mi conocimiento de la literatura.
Revis en mi mente las lecturas que haba hecho en la biblioteca de la crcel,
gracias al apoyo del fraile que haca de maestro de escuela, y me decid.
Apareci un taxi y le di una direccin aproximada, la de la librera ms
importante de la ciudad. Mi idea necesitaba estudio, pero el da de mi liberacin,
poda servir para comenzar las tareas de reconocimiento y planificacin. Un gran
ladrn de libreras acababa de nacer226.
Bonifacio Lastra (1905-1982) fue un escritor de tendencias polticas de
derechas y catlicas, aunque no por ello ajeno a la experimentacin literaria. Public
dos libros de narrativa breve: El prestidigitador (1956) y Cuentos raros y crueles

225

LAGMANOVICH, David: Los cuatro elementos, p. 100.


LAGMANOVICH, David: La oveja negra, [On-line]:
http://blogs.clarin.com/laovejanegra/2008/5/17/no-2-marzo-2008. (Consulta: 31 de octubre de 2012).
226

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

160

Mariv Alonso Ceballos

(1975). El primero se divide en tres secciones: Los metafsicos, Humor negro, y


Los incrdulos, al que pertenece el que transcribimos:
EL INCRDULO Y LA ADIVINA
Cuando supo que la adivina guardaba todo su dinero en un armario,
resolvi asaltarla.
Entr en la casa, hacindose pasar como cliente.
Mientras la vieja le lea las lneas de la mano, lo observaba con
desconfianza.
Le habl largo rato, mientras contena a duras penas el temblor de sus
manos y sus piernas.
Apur la sesin. Al terminar le dijo:
Usted va a morir muy pronto.
El ladrn pens que era llegado el momento. Sac el pual y al
descargarlo sobre la adivina que se cubri la cara con las manos, le grit entre
dos carcajadas:
Usted va a morir antes que yo!
Cay la vieja, alcanzando a decir:
No! no! Usted tiene que morir primero.
La mujer jadeaba agonizando. l se lanz sobre el armario.
Al forzar la cerradura sinti la descarga elctrica que lo retuvo un
instante, sin soltarlo. Alcanz a or a la adivina que se quejaba y hasta le pareci
escuchar su convulsa risa de burla227.
Pedro Lipcovich (1950). Libros publicados: El nombre verdadero (1989),
Muecos chicos (El cuenco de plata, 2005). Unas polillas obtuvo el Primer Premio del
Fondo Nacional de las Artes 2009. El cuento regaliz recibi el Premio Internacional
de Cuento Juan Rulfo, otorgado por el Centro Cultural de Mxico en Pars y Radio
Francia Internacional.
En Muecos chicos, Lipcovich escribe microrrelatos en los que la mayora de los
personajes son abstractos y son nombrados mediante el uso de un pronombre personal.

227

LAGMANOVICH, David: Otros microrrelatos argentinos: Lastra, Van Bredam, Garca Reig en
Dialnet. [On-line]: http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2047493&orden=74318&info=link.
(Consulta: 31 de octubre de 2012).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

161

Mariv Alonso Ceballos

No recurre a la tradicin para recrearla, sino que inventa nuevas situaciones para sus
textos.
ME EXTRAA
A veces te extrao, me dice eso. A veces te extrao y a veces te entrao,
me dice y me mete dentro de s, por esa abertura que por eso tiene all mismo
donde los seres humanos tienen el ombligo. Te entrao, y eso emite
prolongaciones que me permiten entrar mientras yo me presento inerte, todo
blanco y sin forma. Adentro, les aseguro, no hay miedo. El miedo es cuando
estoy afuera y eso me dice: A veces te extrao228. (P.69)
Mara Rosa Lojo (1954), poeta y doctora en Letras. Colabora en el suplemento
literario de La Nacin y es investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones
Cientficas y Tcnicas. Ha publicado numerosos libros, tres de ellos compuestos por lo
que ella denomina poesa/microficcin: Visiones (1984), Forma oculta del mundo
(1991) y Esperan la maana verde (1998). En Visiones incluye Textos muy poco
narrativos, en realidad ms prosa potica que microrrelatos.
Es el tiempo quien gira en haces complejos, tu futuro que se construye
sobre el recuerdo modificado, impulsndolo como una rueda de molino.
Cernidora de harina, gozars alguna vez del pan? Todas las noches se perpetra
un crimen incruento; sus consecuencias te conciernen solo a ti. Mientras olvidas
has matado; no puedes recuperar. Mientras recuerdas persiste lo nuevo en su
inexplorada soledad, en su deshabitado palomar sin formas, sin ala ninguna229.
Sin embargo, Laura Pollastri en su antologa escoge un ejemplo con un mayor
componente narrativo: El ttere.
EL TTERE
Se mueve para complacer a los otros, como todos los desamparados.
Har cualquier papel menos el propio. Ser la abuela rezando junto a la ventana
un rosario hecho con bolitas de ojos que vieron al Seor; ser el padre que muri
con rebelda, esperando que cambiasen para l las leyes de la tierra; ser la
madre que antes de envejecer se dobl como un traje de fiesta y se guard en un
cajn, para que no la sacasen a vivir.

228
229

LIPCOVICH, Pedro: Muecos chicos, p. 69.


LOJO, Mara Rosa: Visiones (sin pgina).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

162

Mariv Alonso Ceballos

Ser la mujer que gobierna sus hilos de marioneta y lo retira del


escenario cuando termina la funcin y le canta canciones de cuna y lo acuesta,
con piedad, junto a sus hijos230.
EL OLOR DEL CIELO
Un da por ao, durante una hora, es posible abrir la puerta del Cielo. El
nico requisito es estar atento para percibir el resplandor muy leve que dibuja en
la pared de enfrente los contornos delicados y precisos de una puerta.
Hay que empujarla con las dos manos y apoyar despus todo el cuerpo,
suavemente. Se sabe que uno ha entrado slo por el olor del Cielo, que es
peculiar e inolvidable y no se parece a ninguno de los olores de la Tierra, ni
siquiera al jazmn del Cabo o a la algalia, o al clavel o a las rosas de Cdiz, o al
almizcle.
No es posible recordar nada ms porque el olor del Cielo marea y
desmaya, confunde y oblitera todos los otros sentidos. Nadie puede relatar, por
tanto, su visita al Cielo, porque su nico recuerdo es un olor, y ste es
indescriptible, e imperceptible para todos los dems seres humanos. Pero s
puede presentar la prueba, porque detrs del visitante se alinean los gatos y
olfatean con adoracin al que regresa del Cielo y mallan, despechados, a la
Luna que nunca baja, que siempre est demasiado lejos para olerla231.
Fernando Lpez (1948) adems de ejercer como Juez de Control, ha escrito
novelas como Arde an sobre los aos (1985), ganadora del Premio Casa de las
Amricas (Cuba); y relatos: El ganso parlante (1987) y La noche de Santa Ana (1992).
EMPECINADO
Camino descalzo y desnudo por el desierto caliente, buscando sentir otra
vez, bajo los pies, entre los dedos, el suave movimiento de la hierba232.
MIGRACIN
A veces, los lunes, temprano, cuando despierto, me sorprende, y me
asusta, la suave migracin de alguna lgrima233.

230

POLLASTRI, Laura: El lmite de la palabra. Antologa del microrrelato argentino contemporneo, p.


153.
231
LOJO, Mara Rosa: VI Congreso Internacional de Minificcin [On-line]:
http://vicongresointernacionaldeminificcion.blogspot.com.es/2009/09/antologia-de-minificciones.html
(Consulta: 19 de mayo de 2013).
232
POLLASTRI, Laura: El lmite de la palabra. Antologa del microrrelato argentino contemporneo, p.
220.
233
Ibd., p. 219.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

163

Mariv Alonso Ceballos

Eugenio Mandrini (1936) es autor del volumen de microrrelatos Criaturas de


los bosques de papel (1987), que se encuentra agotado. Sus textos han aparecido en
revistas como Puro cuento y , de Buenos Aires, y en la antologa Galera de
hiperbreves. Tambin tiene libros de poesa (Campo de apariciones y Parpadeos del
ojo que sale de m) y es miembro titular de la Academia Nacional del Tango.
SIN NOVEDAD EN EL CIELO
Al principio desconfiamos pensaba el len que haba sido el rey de la
selva y ahora, por decirlo as, lo era del arca-. Creamos que nos haban
apretujado a todos aqu adentro, entre hedores y sofocacin, para llevarnos al
matadero y hacernos desaparecer. Despus, cuando nos dijo que el sentido era
salvarnos del inminente diluvio universal, eso nos consol y le cremos. Pero
desde entonces solo cayeron tres gotas desabridas, y ya hace largo tiempo en que
todo es rugiente sol de da y lmpida luna y estrellas de noche. Ni una nube
siquiera en el ojo de alguno de nosotros. Da miedo todo esto. Adonde nos lleva
este hombre?234
MAMUT EN LA NOCHE INMENSA
So que el mamut muerto en el ltimo invierno, el mamut ms
formidable, ms temible y de ms estremecedor pelaje oscuro que viera en su
afanosa vida de cazador, volva a buscarlo a l, de entre todos los hambrientos
de la tribu que intervinieron en la cacera, slo a l.
Despus, la visin se traslad a la realidad y el mamut apareca,
irremediable, en cualquier momento de la noche o cuando el fuego de la caverna
se apagaba o aun mimetizado en la lluvia, en la niebla o en la humareda de los
bosques incendiados. Entonces cerr todas las formas de la luz y la alucinacin y
se arranc los ojos para no verlo ms. Pero el mamut volva siempre, porque en
el mundo de los ciegos, los ciegos ven235.
Rodolfo Modern (1922) es profesor universitario especialista en literatura
alemana. Ha publicado microrrelatos en los siguientes ttulos: El libro del seor Wu
(1980), El da que no muri nadie (1987) y La salsera de Meissen (2003). Muchos de
sus textos estn inspirados en las culturas orientales:
DEL EJERCICIO DEL PODER
234

MANDRINI, Eugenio: La nave de los locos. [On-line]: http://nalocos.blogspot.com/2008/11/eugeniomandrini.html. (Consulta: 22 de noviembre de 2012).
235
POLLASTRI, Laura: El lmite de la palabra. Antologa del microrrelato argentino contemporneo, p.
163.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

164

Mariv Alonso Ceballos

Cuando Fang, el conductor, se senta fatigado tras una dura jornada de


labor, descansaba tres aos. Y con l todo el reino236.
En La salsera de Meissen incluye cuentos de temtica literaria en los que
fantasea con ttulos como El cuento que Joyce pudo haber omitido en Dubliners o
Los sueos del doctor Kafka. No todos los relatos de este libro son lo suficientemente
breves para considerarlos microrrelatos.
Ana Mara Mopty de Kiorcheff (1948), docente en Tucumn, ha publicado
varios libros de microrrelatos: Entre Sur y Norte (1993), Microrrelatos (1998), Con ojos
y alas (2001). Como ejemplo de un texto suyo hemos elegido uno que emula otro
microrrelato muy clebre de Borges:
LA OTRA
Una porcin de m se moja en las maanas; sale, trabaja o dialoga, se
agita. La otra queda serenada con afectos, con libros y papeles, escrituras. Pero
me gusta contemplar, cuando regreso, la palabra organizada por la otra237.
Muchos de sus microrrelatos son de un lirismo intenso que los acerca a la
poesa:
DIVORCIO
La tristeza verdadera est en las tazas, en los sonidos del platillo
acompasando una canilla mal cerrada. En cuanto a las tazas, oh! Las tazas, no
se miran ni se tocan, los bordes se hacen speros y el lquido llega a labios
vacos de palabras: nada qu hacer, ni que decir en el desayuno de gargantas
oprimidas sin apuro junto al diario.
Definitivamente se emborrona el recuerdo con el ltimo sonido que
decrece en el plato. Paralelamente queda, sobre la mesa, cada taza238.
EL CRCULO SE VA A CERRAR
236

MODERN, Rodolfo en La extrema brevedad: microrrelatos de una y dos lneas en Espculo. Revista
de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid. [On-line]:
http://www.ucm.es/info/especulo/numero32/exbreve.html. (Consulta: 31 de octubre de 2012).
237
MOPTY DE KIORCHEFF, Ana Mara: Microrrelatos, p. 9.
238
MOPTY DE KIORCHEFF, Ana Mara: Letrarte 2006. [On-line]:
http://letrarte2006.blogspot.com/2007/02/ana-mara-mopty-de-kiorcheff-tucumn.html. (Consulta: 22 de
noviembre de 2012).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

165

Mariv Alonso Ceballos

Abren el vientre del charco los vehculos que pasan por la esquina. Sin
proponrselo, cada uno se lleva: consuelo de perros vagabundos, noche
resguardada, estrellas, roco239.
Ildiko Valeria Nassr (1976) ha publicado libros de poesa como Reunidos al
azar (1999) y uno de cuentos: Vida de perros (1998). Sus microrrelatos han aparecido
en antologas. La direccin de su blog es la siguiente: http://ildikotxt.blogspot.com/.
POSTALES QUE NUNCA FUERON ENVIADAS
i. m. Anyu
Mi abuela muri con el deseo de visitar aquellos lugares que la vieron
crecer- nos enteramos despus de su muerte, cuando desocupamos su casa para
venderla. En el cajn de su mesita de luz, un montn de fotos y postales que
nunca fueron enviadas, escritas y con destinatarios; amarillas, despintadas, sin
fecha. Todas recrean su lugar de infancia, Miskolc. Su patria, sin embargo ella
se cans de repetirlo-, siempre fue sta, donde nacieron sus hijos, sus nietas y la
pena por el regreso240.
ESE CHICO TIENE PROBLEMAS EN SU CASA
Esta maana, en clase, un alumno se transform en perro. Siempre me
pierdo la accin en mi afn de copiarles la teora en la pizarra.
Despus de la confusin, les pregunt a sus compaeros, disimulando mi
curiosidad. Ninguno supo precisar el momento exacto en que ocurri la
transformacin. No fue paulatina, sino sorpresiva.
Los adolescentes, en general, no dejan de sorprenderme. Sin embargo, en
todos estos aos de docencia, jams haba estado tan cerca del alumno-perro. Se
transform descaradamente en mi clase y me lo perd.
No un cancerbero, ni siquiera un perro negro. Un perro lanudo, comn,
despeinado, que no llamara la atencin si no supiera que es Lpez, el del tercer
banco a la izquierda. No recuerdo su nombre de pila. Slo su pelo desteido y
despeinado, como si nunca se lo hubiera lavado o peinado. Un chico comn, con
mirada perdida, como drogado. Un perro comn, con mirada de perro, como
hambriento.
Habl con la psicloga del colegio y me dijo:
-No puedo creer hasta qu extremos est dispuesta a llegar la gente para
llamar la atencin. Ese chico tiene problemas en su casa.
Vaya si los tiene, pens.

239

MOPTY DE KIORCHEFF, Ana Mara: Ibd.


NASSR, Ildiko Valeria: Ildiko Blogspot. [On-line]: Ildiko Blogspot. [On-line]:
http://ildikotxt.blogspot.com/. (Consulta: 22 de noviembre de 2012).
240

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

166

Mariv Alonso Ceballos

-Su padre los abandon cuando l naci, porque era diferente a lo que
esperaba. No s qu quera este tipo, si lo vieras. Creo que se parece al chico,
cuando se transforma. Una cara de perro impresionante.
Despus de la transformacin, el perro escap del aula y sus compaeros
tuvieron que buscarlo. Hasta que volvieron mi hora haba terminado.
Definitivamente, siempre me pierdo la accin241.
Alba Omil, por su parte, es profesora universitaria en Tucumn. Resulta curiosa
la dificultad para encontrar su ao de nacimiento; no aparece en ninguna antologa de
las que hemos consultado. Tiene un blog llamado La letra profunda que se encuentra en
http://albaomil.blogspot.com/. Destacamos su libro Con ritmo de jazz (1998), al que
pertenecen los siguientes textos, fronterizos con la poesa:
POEMA, I
De nuevo lo golpe la realidad, con saa. Quiso aislarse del mundo.
Borrarlo. Reconstruirlo. Y escribi el poema242.
OBSESIONES
So que me besaban: era slo el latido de tu nombre que esa noche se
durmi entre mis labios243.
Pedro Orgambide (1929-2003) dej una vasta obra compuesta de narrativa,
teatro, ensayo y biografas que se extiende en ms de cuarenta volmenes. Sus
microrrelatos podemos encontrarlos en Historias con tangos y corridos (1976) y en
Cuentos con tangos (1998). Aportamos un ejemplo que pertenece al libro de relatos La
Buena gente (1970):
LA INTRUSA
"Un pueblo que lee
es un pueblo culto."
241

NASSR, Ildiko Valeria: Ildiko Blogspot. [On-line]: http://ildikotxt.blogspot.com/. (Consulta: 22 de


noviembre de 2012).
242
LAGMANOVICH, David: La extrema brevedad: microrrelatos de una y dos lneas en Espculo.
Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid. [On-line]:
http://www.ucm.es/info/especulo/numero32/exbreve.html. (Consulta: 31 de octubre de 2012).
243
Ibd.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

167

Mariv Alonso Ceballos

Ella tuvo la culpa, seor Juez. Hasta entonces, hasta el da que lleg,
nadie se quej de mi conducta. Puedo decirlo con la frente bien alta. Yo era el
primero en llegar a la oficina y el ltimo en irme. Mi escritorio era el ms limpio
de todos. Jams me olvid de cubrir la mquina de calcular, por ejemplo, o de
planchar con mis propias manos el papel carbnico.
El ao pasado, sin ir muy lejos, recib una medalla del mismo gerente. En
cuanto a sa, me pareci sospechosa desde el primer momento. Vino con tantas
nfulas a la oficina. Adems qu exageracin! recibirla con un discurso, como si
fuera una princesa. Yo segu trabajando como si nada pasara. Los otros se
deshacan en elogios. Alguno deslumbrado, se atreva a rozarla con la mano.
Cree usted que yo me inmut por eso, Seor Juez? No. Tengo mis principios y
no los voy a cambiar de un da para el otro. Pero hay cosas que colman la
medida. La intrusa, poco a poco, me fue invadiendo. Comenc a perder el
apetito. Mi mujer me compr un tnico, pero sin resultado. Si hasta se me caa
el pelo, seor, y soaba con ella! Todo lo soport, todo. Menos lo de ayer.
"Gonzlez - me dijo el Gerente - lamento decirle que la empresa ha decidido
prescindir de sus servicios". Veinte aos, Seor Juez, veinte aos tirados a la
basura. Supe que ella fue con la alcahuetera. Y yo, que nunca dije una mala
palabra, la insult. S, confieso que la insult, seor Juez, y que le pegu con
todas mis fuerzas. Fui yo quien le dio con el fierro. Le gritaba y estaba como
loco. Ella tuvo la culpa. Arruin mi carrera, la vida de un hombre honrado,
seor. Me perd por una extranjera, por una miserable computadora, por un
pedazo de lata, como quien dice244.
Diego Paszkowski (1966) trabaja como profesor en la Universidad Nacional de
Buenos Aires y coordina talleres literarios. Ha escrito varias novelas como Alrededor de
Lorena (1996) y sus microrrelatos se han publicado en suplementos literarios y
peridicos. Otra de sus aficiones es la msica, toca el clarinete y ha tocado con Chucho
Valds e incluso escrito letras en el disco de Alejandro Devries: Andanzas cotidianas.
LA VOZ QUE HACE QUE TODAS LAS COSAS VUELVAN A SU
LUGAR
Mi da no fue nada del otro lunes. El mundo pasado tambin me haba
levantado distinto, pero era temprano. Haba, en clima, un casa lleno de
explicarlo. No s cmo posibilidades, era como si cualquier cosa pudiera ocurrir
a empezar. Mir el telfono y son. Era el mensaje que esperaba, el que siempre
lograba tranquilizarme, hacerme perder el saben que, como todos bien
nerviosismo, siempre me afecta al despertar. Pero el llamado fue breve,
demasiado breve dira, la voz clida de Yaco, el lder de nuestro templo, nuestro
gua, nuestra paz, su dulcsima voz grabada esta vez dijo apenas cuatro palabras,
buenos das hermano Juan yo soy el hermano Juan- y el telfono enmudeci,
244

ORGAMBIDE, Pedro: Bibliotecas virtuales. [On-line]: http://


www.bibliotecasvirtuales.com/biblioteca/guias/laintrusa/index.asp. (Consulta: 22 de noviembre de 2012).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

168

Mariv Alonso Ceballos

se cort, o colg el mismo Yaco, o su voz grabada, y entonces me pregunt, al


cortar, con renovado nerviosismo, cunto me durara el palabras de las efecto, el
angustia de estado, esta dormir que no me deja dependencia. Este cambio, en
lunes, el telfono ni siquiera son. Yaco no llam, y pens que me quedara
templo, que me echaran del solo. Habr hecho algo pregunt? me mal. Pero
despus s, despus s recib el llamado y entonces sent la paz interior que nace
en nuestro lder, la voz amada del amado Yaco que hace que todas las cosas
vuelvan a su lugar, que hace que mi da no sea nada del otro mundo y que yo me
sienta bien245.
ANILLOS
Una costumbre que tenamos con mi novia era que yo le regalara anillos.
Nuestra relacin era extraa, ya que nos veamos dos meses, luego dejbamos
pasar tres, y nos volvamos a encontrar otros dos, y as siempre. Tambin era
extrao que nos citramos en lugares del mundo siempre diferentes, pero
supongo que era eso lo que nos gustaba entonces. El romance comenz en
Nueva York porque, como se sabe, todo comienza siempre en Nueva York. Ella
miraba anillos en una tiendita del Village, yo buscaba unos buenos guantes
abrigados. Era el segundo da de febrero y nevaba. La mir -ella dudaba bajo su
campera de lana- y le dije que era capaz de adivinar su nombre. Se lo dije en
ingls pero ella respondi en espaol, y respondi bueno, a ver, intntalo. Mara,
dije, creyendo tener as, con un nombre corriente, mayores posibilidades. No, me
dijo, soy Ursula. Pues claro, Ursula, dije para que supiera que yo tambin
hablaba castellano. Para remediar mi falta, propuse elegir y comprar su anillo.
Pens que ella no lo hara, pero acept: ya nos habamos enamorado. Era un
anillo comn, muy bonito, de cinco dlares, con una falsa piedra negra. Era un
anillo ms, pero fue el primero de otros muchos. Meses despus, en un puesto de
la calle, en Madrid, cerca de una estacin de Metro llamada San Bernardo,
encontr uno parecido con una piedra morada, tambin de unos cinco dlares.
Ella me esperaba en un departamento que nos haban prestado unos parientes, y
cuando le di el anillo supe que no podra dejar nunca de regalarle anillos ni de
estar con ella. En Buenos Aires, un lugar remoto, pasebamos por un parque
llamado Centenario y en una feria artesanal descubrimos el mismo anillo, con
una falsa piedra verde. Una mujer con un vestido de lino blanco nos vendi uno,
de piedra celeste, en Guadalajara, en la calle de los mariachis, y una brasilera
joven y bonita nos regal uno rojo en la playa de Itapoa, en San Salvador de
Baha. Y en todos lados, en Bangladesh, y en Marruecos, en Johannesburgo y en
Praga, en Varsovia, y en una callecita estrecha de la Ciudad Vieja de
Montevideo, y en otra de la parte antigua de San Sebastin, y en las escaleras
que suben a Montmartre, y en una confitera de San Francisco, en todos lados
Ursula reciba los anillos baratos de piedras comunes que yo le ofreca, los
reciba como quien renueva un compromiso inevitable. Y fuimos felices, de ese
modo, varios aos. Hasta que un da le ofrec una casa, una posibilidad de
establecernos, una alianza de oro. Y la rechaz246.

245

POLLASTRI, Laura: El lmite de la palabra. Antologa del microrrelato argentino contemporneo,


p.187.
246
POLLASTRI, Laura: Ibd., pp. 179-180.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

169

Mariv Alonso Ceballos

RESTAURANTE
Por qu tena que ser de seda, pregunta l apenas se sientan a la mesa que
el matre les ha asignado, pero ella no contesta y sonre cuando el mismo matre
le corre la silla, y por eso l debe esperar a que se retire para mirarla a los ojos y
volver a preguntar por qu de seda, eh, por qu, vos no sabs que la seda pica,
que es resbalosa, que no estoy acostumbrado, y entonces ella s debe responder,
y responde s, que s, que es incmodo, y qu, mejor acostumbrate, no vas a ser
pobre toda la vida, y sonre otra vez porque un camarero les ha alcanzado las
cartas, impresas en un finsimo papel transparente, con letras repletas de
arabescos y casi todos nombres en francs, l le dice sonres una vez ms y te
parto la cara, ella dice no seas bestia que me levanto y me voy y l le dice no s
qu elegir, ella dice qu te parece crpes de espinacas rellenas de blanco de ave,
champignones, jamn en salsa de tomates y gratin de dos quesos, no, dice l, o
las crpes rellenas de centollas, finas hierbas, salsa ligera de limn y pimienta
verde, dice ella, bueno, dice l, pero dej de sonrerle a todo el mundo que te
reviento, si quers nos vamos, dice ella mientras mira cmo l se revuelve en el
asiento, cmo muestra lo incmodo que se siente en ese traje de seda, y est
segura de que l en cualquier momento puede hacer algo para que todos se den
cuenta, que se den cuenta y los echen, no es lugar para ellos, los cuadros de las
paredes parecen de verdad, ella nunca vio cuadros de verdad, siempre eran
lminas, pero en el cuadro que est en la pared, justo sobre ella, se ve que salen
los pedacitos de pintura para afuera, qu lindo, dice ella, mir, mir el cuadro,
mir cmo lo alumbra la vela y se ve la pintura, le dice, pens que es el nico
cuadro as que hay en el mundo, que no es una copia, que este es el que pint el
pintor, dice ella, y l dice y a m qu, mejor pidamos la comida, que venga el
mozo de una buena vez, y no tiene ms que decirlo que el mozo aparece con su
uniforme negro, con sus modales femeninos, a ofrecerles una copa de
champagne, invitacin de la casa, y una degustacin de finos pats, algunos
trufados y otros perfumados con hierbas, espero que estn cmodos y que
disfruten de una velada agradable, dice el mozo y cuando se retira l dice velada
tens la foto, y se re y ella se re tambin, ambos terminan sus copas y l dice
mejor no comamos nada y entonces los dos sacan sus revlveres, l de un
bolsillo del saco, ella de su cartera de cuero, y asaltan el restaurante247.
Manuel Peyrou (1902-1974), abogado, escritor y periodista, public
microrrelatos en el peridico La Prensa y cultiv una amistad literariamente fructfera
con Borges. Veamos uno de sus textos:
LA CONFESIN
En la primavera de 1232, cerca de Avin, el caballero Gontran
D'Orville mat por la espalda al odiado conde Geoffroy, seor del lugar.
Inmediatamente confes que haba vengado una ofensa, pues su mujer lo

247

PASZKOWSKI, Diego: Pgina oficial de Diego Paszkowski. [On-line]:


http://www.paszkowski.com.ar/. (Consulta: 22 de noviembre de 2012).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

170

Mariv Alonso Ceballos

engaaba con el Conde.Lo sentenciaron a morir decapitado, y diez minutos antes


de la ejecucin le permitieron recibir a su mujer, en la celda.
-Por qu mentiste? -pregunt Giselle D'Orville-. Por qu me llenas de
vergenza?-Porque soy dbil -repuso-. De este modo simplemente me cortarn
la cabeza. Si hubiera confesado que lo mat porque era un tirano, primero me
torturaran248.
ngela Pradelli (1959), escritora, ejerce la docencia en escuelas secundarias y
tambin coordina talleres de escritura. Algunos de sus libros publicados son: Las cosas
ocultas (1996), Amigas mas (2002), El lugar del padre (2004), Cmo se empieza a
escribir una narracin, antologa (2006) y Libro de lectura, crnica de una docente
argentina (2006). Aqu va una muestra de su escritura:
NOCHE DE VERANO
La mujer estaba en la cocina cundo lleg el hombre. Preparaba una cena
liviana. No se soportar el calor, no corre una gota de aire. Cenaron en la
cocina. A pesar del calor, el hombre comi mucho. Las piezas estaban calientes,
faltaba el aire. Ella lav los platos. l se tom un vaso de vino fro y se arrastr
hasta la reposera del patio, cruz las piernas, afloj el cuello y mir el cielo
clavando la vista en un punto. La mujer apag la luz y sali al patio. Se sent en
otro reposera y se abri los botones del vestido. Tengo calor (lo dijo pasndose
una mano por el pecho hmedo de transpiracin), no aguanto ms
El resplandor de la luna llena iluminaba los cuerpos.
Se escuch una frenada cerca y unos ladridos que parecan lejanos. El
hombre se empezaba a dormir. Quers ir a la cama? le pregunt mientras su
mano le recorra la pierna desde la rodilla hasta el sexo. S, dijo l, mejor me
acuesto. La mujer permaneci recostada en la reposera que estaba cerca de la
habitacin en donde el hombre ya casi dorma. Escucho el ruido que empezaban
a hacer las aletas flojas del ventilador de la pieza y se cerr el vestido mientras
trataba de acomodar su cuerpo en la reposera249.
Mara Cristina Ramos (1952) es profesora de Literatura, coordina talleres
literarios y ha publicado poesa y narrativa, concretamente 21 ttulos muchos de ellos
podran considerarse literatura infantil adems de fundar su propia editorial:

248

PEYROU, Manuel: La oveja negra. [On-line]:


http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/mini/la_confesion.htm (Consulta: 19 de mayo de 2013).
249
PRADELLI, ngela: Discreto encanto. [On-line]: http:
http://discretoencanto.blogspot.com/2008/10/noche-de-verano-angela-pradelli.html. (Consulta: 22 de
noviembre de 2012).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

171

Mariv Alonso Ceballos

Ruedamares. En ella public en 2003 sus microrrelatos bajo el ttulo La secreta slaba
del beso. Su pgina web es: http://www.mariacristinaramos.com.ar/. Citamos dos
microrrelatos suyos de corta extensin.
PERSONAJE
El actor deja la escena, deja al pblico, deja el decorado, se desprende del
teatro y camina por las calles, desnudo de toda apariencia.
Entra en su casa. Entonces, lo invade el personaje que ms conoce. El
que desde hace tanto lo enajena250.
LEY DE LA SELVA
Cae un avin en la selva. Sobrevivientes. Felino voraz al acecho. Peligro.
Cacera. Felino al asador con salsa de hongos251.
Juan Romagnoli (1962) ha cultivado sobre todo los gneros del cuento y del
microrrelato. La direccin de su web es http://cablemodem.fibertel.com.ar/jromagnoli/,
donde se confiesa entusiasta investigador de la Onirologa (ciencia de los sueos). La
considera como un brevsimo e-libro y anuncia que cambia los textos peridicamente.
Sus microrrelatos han aparecido en diversas antologas y revistas y ha publicado el libro
Universos nfimos en 2009. Este libro se divide en diferentes partes: Microficciones
crepusculares acerca de los ancianos, Microenigmas con textos inquietantes,
Minicuentos onricos centrados en el tema de los sueos, etc.
MUNDO ILUSORIO
Chuang-Tz, con la picarda propia de un anciano sabio, sonre cada vez
que sus discpulos lo consultan sobre el significado de su famoso e insoluble
sueo con la mariposa. l sabe que, en este mundo ilusorio, la aparente paradoja
no es tal, pero prefiere que ellos reflexionen por s mismos sobre el asunto. Esa
sonrisa es, adems, un modo de despedirse: su edad es avanzada, y bien sabe que
de un momento a otro la mariposa despertar252.

250

POLLASTRI, Laura: El lmite de la palabra. Antologa del microrrelato argentino contemporneo, p.


189.
251
POLLASTRI, Laura: Ibd., p. 191.
252
ROMAGNOLI, Juan: Pgina personal del escritor Juan Romagnoli. [On-line]:
http://cablemodem.fibertel.com.ar/jromagnoli/principal.htm. (Consulta: 22 de noviembre de 2012).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

172

Mariv Alonso Ceballos

ASCENSO
Por las maanas, al levantarse, se siente un desecho humano. Se sabe
impotente, desvalido, est deprimido y no encuentra fuerzas. Apenas junta algo
de coraje, se dirige al bao y se higieniza. Su aspecto es ahora algo ms
decoroso, pero sabe que no engaa a nadie. Sin embargo, siente que comienza a
remontarse a s mismo no bien se pone y abrocha la camisa. Con el pantaln
gana en hombra, con los gemelos en los puos obtiene ese aire ejecutivo, y el
broche de oro, aqul detalle que lo iguala con un hroe mitolgico, es el pulcro
nudo de la corbata. Una ltima mirada frente al espejo, y un guio. Cuando sale,
luciendo el virtuoso traje, ya ha recuperado la dignidad que le es propia253.
Orlando Romano (1972) escribe en el diario La Nacin de Buenos Aires y ha
publicado un solo libro de microficciones: Cuentos de un minuto (1999) y tiene otro
indito, Cpsulas mnimas, cuyos textos se han incluido en diversas antologas.
Podemos leer sus microrrelatos en el blog: http://orlandoromano.blogspot.com/.
DEL DICCIONARIO DE MI ABUELA
AMOR: Juego incomprensible donde una persona adora la forma de ser
de otra a la que trata por todos los medios de cambiar.
SEDUCCIN: Suma de las partes de una mujer actuando de una manera
tal que ningn ser sobre la tierra es capaz de resistir254.
EL SABIO IGNORANTE
Aquella maana, tan pronto como despert, el muchacho empez a rer y
a vaciarse de ideas. Vivi, envejeci y muri jocosamente, sin recobrar la
lucidez. Los sabios del lugar le llamaban maestro255.
Ana Mara Shua (1951) practica todos los gneros; de hecho, su primer libro
fue de poesa, pero en el que se siente ms cmoda es en el microrrelato: yo escriba un
gnero al que quiero mucho y que quizs sea mi preferido: el cuento brevsimo []. En
cuanto escrib el primero, sent que se era mi terreno, mi hbitat natural, lo que ms

253

POLLASTRI, Laura: El lmite de la palabra. Antologa del microrrelato argentino contemporneo, p.


231.
254
ROMANO, Orlando: Orlando Romano Blogspot. [On-line]:
http://orlandoromano.blogspot.com/2009/02/del-diccionario-de-mi-abuela.html. (Consulta: 22 de
noviembre de 2012).
255
POLLASTRI, Laura: El lmite de la palabra. Antologa del microrrelato argentino contemporneo, p.
237.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

173

Mariv Alonso Ceballos

espontneamente naca en mi cabeza256. Es una de las autoras con mayor proyeccin


internacional junto con Luisa Valenzuela.
Sus libros exclusivamente de microrrelatos son: La sueera (1984), Casa de
geishas (1992), Botnica del caos (2000) y Temporada de fantasmas (2004). En 2009
public una recopilacin de todas sus microficciones llamada Cazadores de letras en la
que incorpora algunos textos inditos (unos sesenta) sobre todo relacionados con el
circo, que fueron el germen de su ltimo libro: Fenmenos de circo (2011).
El ttulo de La sueera est basado en el comienzo del famoso poema de Borges
Fundacin mtica de Buenos Aires: Y fue por este ro de sueera y de barro/ que las
proas vinieron a fundarme la patria?. Como la misma Shua advierte, la palabra
sueera no significa soadora, sino ganas de dormir, modorra segn el Diccionario
Mara Moliner. Y en este libro sus personajes, en un intento de llevar al lmite El sueo
de la mariposa, donde Chuang Tzu no sabe si es l el que suea o la mariposa,
constantemente suean o son soados.
De esta manera, en La sueera Shua homenajea a sus predecesores (Borges,
Monterroso, Kafka) y a movimientos literarios como el surrealismo en el que los sueos
tenan una gran importancia como fuente de inspiracin alejndose del contexto social
de la dictadura mediante textos experimentales en la lnea de las vanguardias.
En cambio, en Casa de geishas s se acerca a la realidad que la rodea
examinando las representaciones que se hacen en nuestra sociedad de los gneros
sexuales, pero tambin literarios, todos ellos objeto de compra y venta. Guillermo Siles
afirma que El texto viene a cuestionar el carcter arbitrario sin embargo, necesario

256

BUCHANAN, Ronda: Entrevista a Ana Mara Shua [On-line]: [On-line]: http:


www.iacd.oas.org/Interamer/Interamerhtml/Shua/monoshua.htm. (Consulta: 31 de octubre de 2012).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

174

Mariv Alonso Ceballos

para el mercado- de las rotulaciones y de las asignaciones fijas en los mbitos de la


literatura y de la vida contemporneas257.
En 1984 publiqu La sueera, mi primer libro de cuentos brevsimos.
Ese libro tuvo pocos lectores, pero muy calificados, y recibi de ellos halagos y
alabanzas. El entusiasmo de esos lectores fue lo que me decidi a volver a
intentar el gnero. No sin cierto temor a decepcionarlos (tambin en literatura lo
que se gana en experiencia se pierde en espontaneidad), me decid a escribir
Casa de geishas, que doy a conocer con la siguiente salvedad:
Segundas partes nunca fueron buenas. Se abalanzaban cruelmente sobre
las primeras, desgarrndolas en jirones, hasta obligarme a publicarlas tambin
a ellas258.
Cuenta con doscientos quince textos (divididos en tres partes: la inicial, sin
ttulo; una segunda, Versiones; y la ltima, Otras posibilidades). Slo la primera
parte se refiere a la Casa de geishas, una especie de casa de citas en el que ocurren
hechos fantsticos y muy cotidianos al mismo tiempo. La segunda consiste en hacer
varias versiones de elementos mticos y literarios de nuestra cultura (el Golem, la
princesa y el sapo, la Cenicienta, los ermitaos), y la tercera se basa en una libre
digresin sobre los temas ms variopintos, aunque tienen puntos de conexin con la
primera parte. Aqu se cuestiona la muerte, la escritura, todo:
HUYAMOS!
Huyamos, los cazadores de letras estn aqu!259
La Casa de geishas es un burdel en el que las geishas no son japonesas, ni
siquiera mujeres ni travestis. No tienen ombligo, es decir, no son humanas. En esta parte
del libro Shua reflexiona sobre lo prohibido y lo perverso, hace una recopilacin de los
deseos humanos, que frecuentemente rozan con lo prohibido o lo imposible. Los
clientes eligen a una prostituta con guadaa antes que a una disfrazada de enfermera o

257

SILES, Guillermo: El microrrelato hispanoamericano. La formacin de un gnero en el siglo XX, p


239.
258
SHUA, Ana Mara: Casa de geishas, p. 7.
259
SHUA, Ana Mara: Casa de geishas, p. 114.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

175

Mariv Alonso Ceballos

de monja, buscan la caricia perfecta que slo puede dar una mano de ocho dedos (es
decir, una araa), eligen a La Que No Est y, como su ausencia es innegociable, acaban
aceptando a cualquier otra prostituta en su lugar. La imposibilidad de la realizacin de
los deseos culmina con La insaciable:
LA INSACIABLE
A otra mujer la llaman La Insaciable, como si alguien, alguna vez,
saciara algn deseo260.
Guillermo Siles concluye de la siguiente manera:
Las mltiples composiciones del libro intentan desenmascarar la
convencionalidad del lenguaje, valindose de especulaciones y observaciones
custicas, ambiguas, muchas de ellas caracterizadas por el humor absurdo, los
giros picarescos, el doble sentido y las escansiones de un erotismo extico y
desopilante261.
En cuanto a Botnica del caos, su ttulo es bastante esclarecedor. La autora se
propone hacer una clasificacin (botnica) de lo inclasificable: el caos. El libro tiene
once secciones, algunos de los ttulos de stas tienen relacin directa con el nombre que
compila los microrrelatos (Botnica del caos) como Ejemplares raros, Acerca del
tiempo o Caos y otros semnticamente ms alejados como Noches rabes,
Sueos o Literarias.
Shua reconoce en la entrevista que le concedi a Rhonda Buchanan que las
secciones en que divide su libro no son inamovibles, podran hacerse agrupaciones
distintas:
En cuanto a relacin entre las minificciones de Botnica del caos, desde
el punto de vista temtico no hay ninguna. Como siempre, todas las
clasificaciones son posibles y todas son arbitrarias. De hecho, los textos estn
agrupados en doce secciones en las que s hay unidad temtica. Creo que el
conjunto apunta a configurar una imagen de este mundo extrao en el que

260

SHUA, Ana Mara: Casa de geishas, p. 49.


SILES, Guillermo: El microrrelato hispanoamericano. La formacin de un gnero en el siglo XX, p
242.
261

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

vivimos, fragmentario, veloz, cambiante, inesperado. Un intento ms de extraer


un modesto cosmos personal del caos de la experiencia262.
Aunque si observamos con detenimiento este intento de Shua por poner orden en
el caos, podemos advertir incongruencias como que exista un microrrelato titulado
Ejemplares raros que est recogido en la seccin de Diagnsticos y no en la de
Ejemplares raros o que el relato Dolor de cabeza II se encuentre en Monstruos y no
en Diagnsticos como Dolor de cabeza I. Esto demuestra que dentro del caos aparente
hay rdenes caticos.
El prlogo est firmado por un tal Hermes Linneus, es decir, un dios mitolgico
(Hermes) y un naturalista famoso por haber puesto nombre a diferentes especies
naturales (Lineo).
Ral Brasca hace hincapi en la actualidad de este libro por la incertidumbre que
lo caracteriza aunque al final haya un toque de esperanza:
El conjunto de microcuentos de Botnica del caos, bajo el manto de
amable juego de ingenio y liviandad humorstica, guarda una seria concepcin
del mundo que tiene todas las caractersticas de nuestra poca: la desconfianza
de la realidad, la anulacin de casi todas las certezas, cierto escepticismo sobre
el futuro de un mundo que se agota, una chispa de esperanza en el poder
redentor de lo potico263.
En Ejemplares raros, Shua nos habla de un desorden (caos) sin atributos en
el que mezcla los animales con vegetales: mujeres con races, plantas con fantasmas,
hasta el punto de que algunos vegetales llegan a asumir nuestros defectos humanos
convirtindose en hipocondracos (El olmo de mi hermana, 21) o se personalizan
llevando a cabo actividades humanas como asistir a un curso de jardinera (Un curso
muy til, 17).
262

BUCHANAN, Ronda: Entrevista a Ana Mara Shua. [On-line]: http:


www.iacd.oas.org/Interamer/Interamerhtml/Shua/monoshua.htm. (Consulta: 31 de octubre de 2012).
263
BRASCA, Ral: Este mundo, que es tambin el otro: acerca de Botnica del caos de Ana Mara
Shua
en
Portal
Educativo
las
Amricas.
[On-line]:
http://www.educoea.org/Portal/bdigital/contenido/interamer/interamer_70/ens5_5/caos.aspx (Consulta:
26 de septiembre de 2012).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

177

Mariv Alonso Ceballos

En Acerca del tiempo, la segunda parte del libro, la autora toma una proverbial
ancdota sobre la puntualidad paranoica de Kant y con ella demuestra la relatividad del
tiempo, que para ella es totalmente subjetivo:
PUNTUALIDAD DE LOS FILSOFOS I
El profesor Kant es tan regular en sus costumbres que cada da
esperamos su paso para poner en hora nuestros relojes. Cruza la calle siempre
por esta esquina a las cuatro en punto de la tarde. El resto del universo, en
cambio, es irregular, confuso, impredecible. A las cuatro en punto de la tarde a
veces brilla un sol violento y a veces es de noche. Hay das en que recin
acabamos de cenar y otros en que las cuatro de la tarde llegan inmediatamente
despus del desayuno. Los peores son esos das de infierno en que las cuatro en
punto vuelven una y otra vez, casi a cada momento. Imagnese usted en qu
horrible caos viviramos si no nos informara el profesor Kant, con su paso
regular y confiable, cuando estn empezando a ser otra vez esas veleidosas
cuatro de la tarde264.
La subjetividad temporal se mezcla con poesa en Puntualidad de los filsofos
V, que acaba as: Desde que Kant ha muerto, toda certeza es precaria, a cada instante
todas las horas son posibles. Y ms de una vez se concentran simultneamente varias en
un solo momento vertiginoso y eterno del que salimos maltrechos, con los relojes
mustios, desvados (38).
La reflexin sobre el tiempo lleva a Shua a relatar la historia de un relojero que
roba piezas de los relojes que arregla para vivir ms tiempo (Lo que faltaba, 41) y a
condenar a Kant al paraso donde el tiempo no existe, donde a nadie le importa qu
hora es, donde el concepto mismo de las horas ha sido abolido porque nadie desea,
porque nadie espera nada (Puntualidad de los filsofos VI, 40), revirtiendo con ello
la convencin de que lo malo es el infierno y lo bueno el paraso.
La idea de Paraso sigue siendo cuestionada en la tercera parte De dioses y
demonios: puede que alguien est all sin saberlo mientras ve su programa de
televisin favorito (El da del juicio final, 46) o, todo lo contrario, puede que estemos

264

SHUA, Ana Mara: Botnica del caos, p. 29.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

178

Mariv Alonso Ceballos

en el infierno: nadie ha logrado probar que el Infierno no sea aqu y ahora, en este
mundo (Samael y el hombre, 51).
En Diagnsticos juega con la memoria, las enfermedades y habla de una
pandemia cuyo desenlace siempre es fatal: la vida (As es la vida, 66). Apela
directamente al lector en Avances de la ciruga moderna (70) dicindole no puede
imaginar lo que era antes el libro que tiene en las manos y lleva al extremo el tpico de
intercambiar enfermedades en una sala de espera en la que los pacientes lo hacen
literalmente (Informacin til, 84).
En Sueos vuelve a tratar el tema que dio nombre a su primer libro de
microrrelatos La sueera, aunque muchos de sus sueos son ms pesadillas que otra
cosa y la mayora tratan de la muerte: Te dije que leyeras el Libro Tibetano de los
Muertos antes de morir, no antes de dormir (A causa de tu error, 135).
Ms interesante es la seccin de Literarias en la que habla de Boccaccio,
Apollinaire, Borges, la persona en la que se narra, la verosimilitud de las historias en
La ardilla verosmil, que termina as: Usted no se sorprender en absoluto si le
cuento que el amigo de la ardilla se enriquece rpidamente con sus inversiones. Pero yo
s estoy sorprendida. No dejo de preguntarme por qu usted est tan dispuesto a creer,
sin un instante de duda, que una ardilla pueda entender conversaciones claves acerca de
las oscilaciones de la Bolsa265.
En Artesana de la magia retoma otras de sus constantes como la muerte y el
infierno. Esto puede comprobarse en el final de El insuperable arte de Ma Liang:
Para superar el arte de Ma Liang, Occidente invent la fotografa y
despus el cine, donde sobreviven los muertos repitiendo una y otra vez los
mismos actos, como en cualquier otro infierno. (195)
Ral Brasca resalta las fuentes de los microcuentos de Botnica del caos:
265

SHUA, Ana Mara: Botnica del caos, p. 156.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

179

Mariv Alonso Ceballos

Desde la Biblia, el Corn y las Mil y una noches, hasta el Borges de El


milagro secreto, historias confinadas en la zona de la memoria permanente y
tambin algunas en la del aparente olvido, acuden al llamado de los
microcuentos de Shua, slo para permitir o completar una posibilidad de sentido.
Siempre una inversin, una superposicin o una vuelta de tuerca, recrean la
ancdota clsica, que se lee a trasluz de, casi siempre, dos filtros: el del humor y
el de la reescritura266:
El mundo de Botnica del caos nos planta de bruces ante una realidad que no
ofrece ninguna certeza y qu mejor modo de hacerlo que mediante microrrelatos que
ofrecen fragmentos de realidad que nunca podr ser completa. Brasca lo sintetiza as:
Fuertemente mediatizadas en cuanto a lo que cuentan, las breves
narraciones de Botnica del caos, reproducen literariamente una vivencia
singular de lo que llamamos realidad. Se han cado las esencias universales, el
cielo impoluto, la inexorabilidad de las causas y los efectos. Detrs de las ruinas
se vislumbra el innumerable desorden267.
Y detrs del desorden llega Shua a desmontarlo todo, hasta el lenguaje. Siles lo
ve de la siguiente manera:
El orden aparente se desdibuja al comprobar en el interior de los textos la
persistencia del caos a travs de las mezclas, de las hibridaciones entre especies
pertenecientes a diferentes reinos. A lo largo de las series acontecen relaciones
de contigidad entre el paraso y el infierno, se produce la alteracin del tiempo,
la abolicin de las leyes de la causalidad, la coexistencia de humanos con
fantasmas vegetales, monstruos, dioses, magos y otras entidades, adems de
sucesos asombrosos, algunos vinculados con nuevos descubrimientos y avances
cientficos268.
Temporada de fantasmas tambin aborda el microrrelato. De hecho, su prlogo,
titulado igual que el libro, no es ms que la definicin del gnero. Temporada de
fantasmas se divide en nueve secciones en las que se repiten las inquietudes que Shua
viene mostrando en sus anteriores libros de relatos: la metaliteratura (Misterios de la
ficcin), la divinidad (Capricho divino), la medicina (Enfermedades), las

266

BRASCA, Ral: Este mundo, que tambin es el otro: acerca de Botnica del caos de Ana Mara
Shua
en
Portal
Educativo
las
Amricas
[On-line]:
http://www.educoea.org/Portal/bdigital/contenido/interamer/interamer_70/ens5_5/caos.aspx (Consulta:
26 de septiembre de 2012).
267
BRASCA, Ral: Ibd.
268
SILES, Guillermo: El microrrelato hispanoamericano. La formacin de un gnero en el siglo XX, p
269.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

180

Mariv Alonso Ceballos

diferentes culturas (Otros pueblos, otros mitos), los sueos (Dormir, soar), el caos
(El desorden sobrenatural de las cosas), etc.
Algunos de los cuentos ya haban sido publicados en Botnica del Caos, todos
los que aparecen en el ndice seguidos de una B entre parntesis, lo cual refuerza la tesis
de que sus intereses temticos se mantienen constantes.
En la seccin titulada En pareja habla sobre diferentes tipos de relaciones
haciendo uso de su habitual sentido del humor. Por ejemplo, en Tringulo amoroso
(17) convierte la situacin A ama a B que ama a C en un problema de matemticas y
en Elefantes marinos (12) estos animales se ren de los cientficos que los observan
copular porque los hombres no tienen hueso peneal.
En Capricho divino hay varias versiones de Creacin en las que Shua
especula sobre cmo fue creado el mundo: una maqueta con la que se enga a los
inversores (Creacin I: La construccin del universo, 49) un trabajo conjunto de los
diferentes dioses (Creacin III: Trabajo en equipo, 55) o el juego de un nio-dios
(Creacin V: Lo que ha hecho el nio, 61).
En suma, nuestra autora contina en Temporada de fantasmas con las mismas
inquietudes que la movieron a escribir sus primeros libros de cuentos brevsimos y que
pueden notarse si los analizamos temticamente.
La autora reivindica la esttica del intersticio, la capacidad de sus cuentos para
evocar ms que crear y, al mismo tiempo, nos advierte de que, al igual que no todo el
mundo es capaz de ver a los fantasmas, no todos los lectores sern capaces de penetrar
en sus microficciones, cuyo significado a veces es difcil de percibir porque estn
inmersas en un mundo que sobrepasa las leyes de la lgica.
As habla el crtico Lagmanovich de Ana Mara Shua:
La palabra intertextualidad, una de sus claves, es insuficiente para
referirnos a la riqueza casi inagotable de lecturas que pueden encontrarse en

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

181

Mariv Alonso Ceballos

estos textos, que estn entre los mejores que se hayan compuesto en lengua
castellana269.
Pablo Urbanyi (1939) ana su obra de ficcin a los trabajos de periodista y
profesor. Naci en Hungra, pero desde pequeo fue argentino de adopcin. Algunos de
sus ttulos son: Silver (1994) y Un hroe de nuestro tiempo (2004). Su pgina web es:
http://gema.com.ar/urbanyi/. Leamos un microrrelato de su cosecha:
LA PAZ
Por fin, luego de aos de practicar yoga, de comer slo vegetales o
comida macrobitica, de estudiar budismo y sufismo, psicoanalizarse durante
una dcada, la paz infinita que anhel durante toda su vida descendi sobre l;
sin embargo, nunca se enterara ni lo disfrutara270.
Luisa Valenzuela (1938), hija de la genial escritora Luisa Mercedes Levinson
que lleg a escribir un cuento con Borges, reparte los textos breves por toda su obra; en
este sentido, destacaramos dos libros suyos: Aqu pasan cosas raras (1975) y Libro que
no muerde (1980).
Aqu pasan cosas raras fue escrito en un mes fruto de una apuesta con su hija y
se gest en los cafs de Buenos Aires en una poca de censura y miedo; de ah que el
ambiente del libro sea angustioso y que los textos traten de mendigos que recuperan los
zapatos de los muertos porque las ropas estn inservibles despus de las torturas, de
nias que conjugan el verbo matar de una forma inquietante o de carteristas que actan
en el autobs. Este ltimo argumento es el de "Visin de reojo", que pone en entredicho
los papeles de acosador-acosada y ladrn-ladrona, recordndonos al microrrelato de
Cortzar titulado Cortsimo metraje:
VISIN DE REOJO
La verd, la verd, me plant la mano en el culo y yo estaba ya a punto
de pegarle cuatro gritos cuando el colectivo pas frente a una iglesia y lo vi
269
270

LAGMANOVICH, David: El microrrelato. Teora e historia, p. 305.


NOGUEROL JIMNEZ, Francisca (Ed.): Escritos disconformes. Nuevos modelos de lectura, p. 402.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

182

Mariv Alonso Ceballos

persignarse. Buen muchacho despus de todo, me dije. Quiz no lo est haciendo


a propsito o quiz su mano derecha ignore lo que su izquierda hace. Trat de
correrme al interior del coche -porque una cosa es justificar y otra muy distinta
es dejarse manosear- pero cada vez suban ms pasajeros y no haba forma. Mis
esguinces slo sirvieron para que l meta mejor la mano y hasta me acaricie. Yo
me mova nerviosa. El tambin. Pasamos frente a otra iglesia pero ni se dio
cuenta y se llev la mano a la cara slo para secarse el sudor. Yo lo empec a
mirar de reojo hacindome la disimulada, no fuera a creer que me estaba
gustando. Imposible correrme y eso que me sacuda. Decid entonces tomarme la
revancha y a mi vez le plant la mano en el culo a l. Pocas cuadras despus una
oleada de gente me sac de su lado a empujones. Los que bajaban me arrancaron
del colectivo y ahora lamento haberlo perdido as de golpe porque en su billetera
slo haba 7.400 pesos de los viejos y ms hubiera podido sacarle en un
encuentro a solas. Pareca carioso. Y muy desprendido271.
Libro que no muerde surgi de escritos de diferentes cuadernos que la autora
recopil a la hora de partir hacia el exilio. Valenzuela considera los microrrelatos como
una narrativa de cambio y destaca su poder de sugerencia. Ella empez a cultivarla en
los aos 60 cuando haca un programa de radio y poco tiempo despus gan con "Visin
de reojo" la sexta edicin del "Concurso Internacional de Cuento Brevsimo" de El
Cuento, la famosa revista mexicana. Y, debido al xito del gnero hizo una seleccin de
sus textos en 2004 bajo el ttulo Brevs. Microrrelatos completos hasta hoy.
En 2008 se publicaron en Espaa dos libros suyos: Tres por cinco, (cuentos,
editorial Pginas de Espuma) y Juego de Villanos (microrrelatos, Thule Editores).
Luisa Valenzuela en ABC de las microfbulas (2009) conjuga microrrelatos
compuestos mayoritariamente por una sola palabra siguiendo las del abecedario con
ilustraciones de Rufino de Mingo. Los textos acaban siempre con una moraleja que les
da un toque humorstico como por ejemplo:
Z
En Zrate, Zoila la zorrina zurda zapatea en el Zoo. Zas! Zarrapastrosas,
las zonzas zarigellas la zamarrean. Zoila zambllase a zarpazos en la zanja, las
zarigellas zarpan y Zoila se alza danzando la zarzuela.
271

Ibd., p. 220.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

Un zngaro de la zona, zalamero, zafado y zofito, se zuncha con la


zorrina. La zangolotea en una zamba. La zorrina no rezuma sus zumos
zahirientes con el zngaro, y hasta el zorzal zumba su zambomba zanjando la
zaramabnda.
Moraleja
Amor con amor se paga, aun entre las especies ms diversas272.
Guillermo Siles piensa que el relato es muy sugerente porque con pocos recursos
consigue unos resultados eficaces que incluso podran estar poniendo en cuestin los
bestiarios:
Otro recorrido de lectura nos induce a pensar el texto como respuesta
irnica a los bestiarios, a la serie de libros sobre seres imaginarios o
monstruosos, utilizados desde los albores de la literatura de occidente con fines
didcticos, en ciertos casos como punto de referencia para cuestionar la
racionalidad del hombre, al enfrentarlo con su propia estupidez273.
El lenguaje es el protagonista tambin en el caso de Escribir:
ESCRIBIR
Escribir escribir y escribir sin ton ni son es ejercicio de ablande. En
cambio el psicoanlisis no, el psicoanlisis es ejercicio de hablande274.
En La cosa los personajes no tienen nombre, de tal forma que cualquier lector
pueda identificarse con ellos. Valenzuela intenta cuestionar los roles tradicionales en la
relacin amorosa (hombre activo, es decir, sujeto y mujer pasiva, o sea, objeto) y juega
con la ambigedad de una expresin cuyo referente puede ser cualquiera como la
cosa:
LA COSA
l, que pasaremos a llamar el sujeto, y quien estas lneas escribe
(perteneciente al sexo femenino) que como es natural llamaremos el objeto, se
encontraron una noche cualquiera y as empez la cosa. Por un lado porque la
noche es ideal para comienzos y por otro porque la cosa siempre flota en el aire
272

VALENZUELA, Luisa: ABC de las microfabulas, Z.


SILES, Guillermo: El microrrelato hispanoamericano. La formacin de un gnero en el siglo XX, p
196.
274
LAGMANOVICH, David: El microrrelato. Teora e historia, p. 62.
273

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

y basta que dos miradas s crucen para que el puente sea tendido y los abismos
franqueados.
Haba un mundo de gente pero ella descubri esos ojos azules que quiz
con un poco de suerte- se detenan en ella. Ojos radiantes, ojos como alfileres
que la clavaron contra la pared y la hicieron objeto objeto de palabras abusivas,
objeto del comentario crtico de los otros que notaron la velocidad con la que
acept al desconocido-. Fue ella un objeto que no objet para nada, hay que
reconocerlo, hasta el punto que pocas horas ms tarde estaba en la horizontal
permitiendo que la metfora se hiciera carne en ella. Carne dentro de su carne, lo
de siempre.
La cosa empez a funcionar con el movimiento de vaivn del sujeto que
era de lo ms proclive. El objeto asumi de inmediato casi
instantneamente la inobjetable actitud mal llamada pasiva que resulta ser de
lo ms activa, recibiente. Deslizamiento de sujeto y objeto en el mismo sentido,
confundidos si se nos permite la paradoja275.
Orlando Enrique Van Bredam (l952) tiene a su cargo las ctedras de Teora
Literaria y Literatura Iberoamericana en la Universidad Nacional de Formosa. Ha
abordado el cuento, la poesa, la novela breve, el ensayo y el teatro. Sus obras de
narrativa breve son: Fabulaciones (cuentos, l989), Simulacros (cuentos, 1991), La vida
te cambia los planes (minificciones, l994), Las armas que carga el diablo
(minificciones,

l996).

Su

blog

se

llama

Colgado

de

los

tobillos

(http://colgadodelostobillos.blogspot.com/).
El siguiente texto, de La vida te cambia los planes, adopta el esquema de la
fbula para ironizar el papel de los crticos hacia los artistas que logran hacer algo
diferente y es rematado con un final sorpresivo:
FBULA DE ARTISTAS
Lo cierto es que el gato, con mucha paciencia, aprendi a ladrar. Ladraba
con fuerza, con eficacia de perro adulto. Tanto ladr que se olvid de sus
maullidos. Entonces, las opiniones se dividieron entre quienes sostenan que se
trataba de un gato falso y quienes, por el contrario, aseguraban que era un perro
apcrifo. Nadie tena en cuenta su virtuosismo, el estudiado empeo que exhiba
cada vez que quera soltar un ladrido. Lo peor, sobrevino cuando los dems
gatos lo tildaron de traidor, cobarde, obsecuente, cipayo, etc. El mismo rechazo
275

EPPLE, Juan Armando: Brevsima relacin. Nueva antologa del microcuento hispanoamericano, p.
86.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

185

Mariv Alonso Ceballos

obtuvo de los perros, para quienes era un vulgar imitador, un alcahuete, un


arribista, un desarraigado, etc.
Con pesadumbre de artista postergado y vagando sin sentido, el gato
lleg un da hasta mi casa. Poco nos bast para comprendernos. Y decidimos
vivir juntos, aunque ustedes no lo crean. Le cont mi drama: nadie quiere saber
nada con un perro fino, delicado, que slo emite maullidos de gato276.
El tema literario tambin est presente en Secta literaria, texto cuya
construccin se basa en la idea del triunfo post mortem de numerosos artistas escrito
con el tono irnico propio de Van Bredam que es capaz de ver la relacin entre las
sectas satnicas y los poetas y que incluimos en la antologa de microrrelatos.
Javier Villafae (1909- 1996). Fue poeta, escritor y titiritero. Con su carreta
La Andariega viaj por Argentina y varios pases americanos realizando funciones de
tteres. Tuvo problemas con la dictadura militar que retir de la circulacin su libro Don
Juan el Zorro. Entonces emigr a Venezuela donde funda un Taller de Tteres. En 1978
recorri el camino de Don Quijote a travs de La Mancha con un teatro ambulante. En
1984 volvi a vivir en Argentina.
Autor prolfico de literatura infantil, con respecto al microrrelato destacamos su
libro Los viejos y las apuestas en que todos los textos tratan sobre ancianos.
LA NOVIA DEL ANCIANO
Todas las noches el anciano les contaba cuentos a los nietos. El cuento
que ms les gustaba era el de la novia del abuelo, cuando el abuelo tena doce
aos y paseaba en bicicleta con su novia. Comenzaba as: "Ella era suave y
hermosa. La cabellera larga y los ojos redondos y luminosos como los mirasoles.
Andaba siempre en bicicleta."
Una noche lo interrumpi Luis, el menor de los nietos:
Abuelo, no cuente cmo muri esa tarde porque hoy vino a buscarme
en bicicleta cuando sala de la escuela.

276

VAN BREDAM, Orlando Enrique: Breves, no tan breves. [On-line]:


http://brevesnotanbreves.blogspot.com/search/label/Orlandomicrorrelato20Vanmicrorrelato20Bredam.
(Consulta: 22 de noviembre de 2012).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

Abuelo dijo Irene, esta maana dej la bicicleta apoyada en un


rbol y jug con nosotros en el patio. Me escond detrs de sus cabellos y nadie
me vio.
Abuelo dijo Esteban, tiene los ojos tan grandes que aprend a
nadar en sus ojos.
Abuelo dijo Claudia, ella lo est esperando.
Y con una tijera le cort la barba, la quem con la llama de un fsforo y
en el humo apareci una bicicleta. El abuelo baj las escaleras pedaleando y
cuando lleg a la calle se encontr con su novia.
Los nietos los vieron irse en bicicleta277.
EL VIEJO TITIRITERO Y LA MUERTE
Sali de su casa con el teatro al hombro. Iba silbando como todos los
domingos y en el camino lo ataj la Muerte. Entonces, el titiritero sac del
bolsillo un ttere casi tan viejo como l. Era el Anunciador. Lo calz en la mano
derecha su acostumbrado cuerpo, su piel y con la voz del Anunciador le
dijo a la Muerte:
Respetable seora, le ruego espere unos minutos. l y seal al
titiritero jams lleg tarde a hacer un espectculo y quiere justificarse.
Comprende?
La Muerte dio un paso atrs.
El viejo titiritero guard el ttere en el bolsillo. Cruz la calle. En la
esquina haba un telfono pblico. Meti una moneda en la ranura, marc un
nmero y dijo:
Habla el titiritero para disculparse. Hoy no puede hacer la funcin.
Volvi a cruzar la calle con el teatro al hombro. Saba quin lo estaba
esperando en la vereda de enfrente278.
EL ANCIANO VIAJERO
Toda mi vida fue buscar el lugar donde quera morir. An sigo
viajando279.
Fabin Vique (1966), profesor de Lengua espaola y Literatura nacido en
Buenos Aires, que actualmente vive y trabaja en Serbia. Ha publicado tres libros de
microrrelatos: La coleccin de minilibros. Minicuentos (1994); Con las palabras
contadas (2003) y La vida misma y otras minificciones (2007) y uno de cuentos: La
277

VILLAFAE, Javier: Imaginaria. [On-line]: http://www.imaginaria.com.ar/ 03/8/ancianos.htm.


(Consulta: 22 de noviembre de 2012).
278
VILLAFAE, Javier: Ibd.
279
VILLAFAE, Javier: Ibd.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

tierra de los desorientados (2008). Podemos leer textos suyos en el blog De las aves
que vuelan me gusta el chancho: http://delasavesquevuelan.blogspot.com/.

DESPUS DEL JUICIO


Despus del Juicio Final, el viaje al Cielo y al Infierno se hace en
contingentes, de acuerdo a ocupaciones, afinidades, aficiones, y otras normas de
agrupacin. En un minibs van los ex jurados de concursos de microcuentos.
Como han salido airosos del interrogatorio, van cantando, contando historias,
felices de tener la eternidad por delante. Al llegar a Destino, son ingresados a un
inmenso saln blanco, alumbrado por el Sol. Los recibe Dios en persona, con
una amplia sonrisa bordada por su larga barba. Y dice Dios: Pero si aqu llegan
mis queridos miembros del Jurado, cmo la llevis, amigos? Como os han
contado en el Juicio, habis sido bondadosos en vida. Habis dado sobradas
pruebas de generosidad, de amistad, de amplitud de miras y de otras muchas
humanas cualidades. Habis actuado con probidad, con sinceridad, con total
honestidad.
Sin embargo, amigos, no se os ha anunciado que habis cometido un
pecadillo: una especial y obsesiva predileccin por los finales sorpresivos, y
sabido es (aqu se sabe), que el final sorpresivo est ms cerca del vicio que de la
virtud. Ms cerca del engao que de la iluminacin. Quiz no lo veis as, y lo
respeto, la literatura es materia opinable. Pero aqu la Ley es una sola: darle a
cada quien su propia medicina. Por eso debo deciros, mis queridos miembros del
jurado, que no soy Dios, soy Satans280.
Juan Rodolfo Wilcock (1919-1978), amigo de Borges y de Bioy, se exili de
Argentina en la dcada de 1950 y dej de escribir en castellano para hacerlo en italiano.
A pesar de haberse decantado por otro idioma en Hechos inquietantes o El libro de los
monstruos

comparte

las

preocupaciones

de

los

escritores

latinoamericanos

contemporneos.
EL NGEL
El ngel Elzevar est desocupado, lo nico que sabe hacer es llevar
mensajes pero ya no hay ms mensajes que llevar, y entonces el ngel da vueltas
revisando en la basura del gran basurero municipal en busca de restos de comida
y sobras de fruta: algo tiene que comer. De noche, hizo la prueba de recorrer la
orilla del ro en calidad de prostituto todo servicio, y de hecho sabe hacer
muchas cosas y su condicin anglica lo exime de cualquier escrpulo moral;
pero la mayora de las veces el encuentro termina mal, por ejemplo cuando el
280

VIQUE, Fabin: La nave de los locos. [On-line]: http://nalocos.blogspot.com/2008/11/fabinvique.html. (Consulta: 22 de noviembre de 2012).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

cliente, antes o despus, descubre que Elzevar no tiene sexo: por lo que parece,
en ciertas ocupaciones el sexo es particularmente requerido, e incluso
indispensable. Para aplacar al desilusionado cliente, Elzevar le muestra un poco
cmo vuela, primero a la derecha, despus a la izquierda, despus le pasa sobre
la cabeza y le desordena los cabellos como una brisa ligera; pero los clientes de
la orilla del ro exigen algo ms concreto que una normal exhibicin de
levitacin; uno le mordi el tobillo en pleno vuelo, otro calvo con peluca lo
llam sodomita y un tercero lo denunci a la polica, basndose en un artculo
del Cdigo Penal que prohbe exaltar la seduccin y otros dos artculos del
Cdigo de Navegacin Area relativos al vuelo urbano sin documentos. Despus
de lo cual Elzevar tuvo que mudarse a otro recodo del ro, peligrosamente
frecuentado por familias y pescadores con caas, incluso de noche.
Estos inconvenientes, natural consecuencia de su desocupacin
temporaria, no pueden realmente preocupar a un ngel. Para comenzar los
ngeles son inmortales, y son pocos los mortales que pueden decir lo mismo. En
cuanto a la falta de mensajes, un da u otro tendr que terminar. Nuevos
emisores se estn alistando, y los potenciales receptores por cierto no escasean.
Ya en el pasado le sucedi estar sin trabajo por perodos ms o menos largos, sin
hacer nada. Basura de comer nunca le ha faltado; es verdad que la prostitucin
anglica ya no es lo que era, pero de cualquier forma, hasta que est listo el
nuevo mensaje, hay que seguir en contacto con los hombres. Mientras tanto
Elzevar siempre puede encontrar trabajo en un circo, en tanto lamentablemente
muchas cosas cambiaron desde que existe la televisin. Si el Gran Silencio
durase mucho, otros caminos interesantes y poco recorridos se le abren: por
ejemplo el cine underground, la aplicacin de antiparasitarios, la manutencin de
computadoras, la limpieza de ascensores y los desfiles masculinos de moda281.
Sal Yurkievich (1931-2005) fue un poeta y adems un gran crtico literario. Su
primer poemario Volanda Linde Lumbre (1961), ya daba idea de su calidad como
creador, que se vera reconfirmada en Ciruela la loculita (1965), Cuerpos (1965),
Berenjenal y merodeo (1966), Fricciones (1969), Retener sin detener (1973), Riobomba
(1978), Acaso acoso (1982), El trasver (1988), Vaivn (1988) y El sentimiento del
sentido (2000). En el campo del microrrelato escribi un solo volumen titulado
Trampantojos (1985) dedicado a Julio Cortzar en el que tambin escribe textos ms
largos.
Sus microrrelatos son frecuentemente casi reflexiones muy cercanas a la poesa
(mujeres que observan un atardecer en Vspera, un hombre con la cara desnuda
281

WILCOCK, Juan Rodolfo: El ngel en Ciudad Seva [On-line]:


http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/wilcock/angel.htm. (Consulta: 22 de noviembre de 2012).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

rodeado por individuos con mscara en Mascarada) o juegos (un texto que el lector
debe leer con los pulmones llenos y de corrido en Sin puntuacin u otro con
hiprbatos que dificultan su comprensin en No es el nico).
Citamos aqu un microrrelato que nos remite a la metfora de la vida como un
juego y que linda con el aforismo ya que no sabemos nada del personaje y a pesar de
que est narrado est en primera persona, todos nos podemos sentir identificados:
ME OBLIGAN A JUGAR
Me obligan a jugar. No s las reglas. Tiro la carta ms alta.
Todo consiste en prolongar la partida. Siempre se pierde282.
INSENSATEZ
Y le dice que si es as no hay vlgame dios. Ese vlgame no vale; valen
otros; vlgame pez y vlgame remolacha. Lo que a l le parece extremo no llega
a tal. Recurramos entonces a trminos medios. Este zutano no entiende razones.
Apela al diablo, quien viene con gusto y lo infatua. Para qu dios o sus santos
secuaces? T mismo te bastas. Valga yo, valga yo, clama el incauto. Y lo parte
un rayo283.
Olga Zamboni (1938) es profesora de Castellano, Literatura y Latn. Ha
publicado libros de poemas, por ejemplo Latitudes (1980) y cuentos cortos como
Tintacuentos (1988). Hemos elegido un texto inspirado en el famoso cuento de Cortzar
que se titula igual que este microrrelato:
LEJANA
Alina junt a sus Reyes y se fue con ellos a Budapest.
En un puente sobre el Danubio se reconoci en la anciana mendiga.
Lejana, tuvo fro.
Y justo all la encontr Cortzar, en un cuento284.

282

YURKIEVICH, Sal: Trampantojos, p.74.


YURKIEVICH, Sal: Trampantojos, p.40.
284
ZAMBONI, Olga: Colgado de los tobillos. [On-line]:
http://colgadodelostobillos.blogspot.com/2008/11/brevsimos-de-olga-zamboni.html. (Consulta: 22 de
noviembre de 2012).
283

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

190

Mariv Alonso Ceballos

TERCERA PARTE:
INTERTEXTUALIDAD Y
METALITERATURA

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

191

Mariv Alonso Ceballos

INTERTEXTUALIDAD LITERARIA Y METALITERATURA


No puede haber escritura vigorosa y cannica
sin el proceso de influencia literaria.
Harold Bloom
Lauro Zavala reconoce la importancia de la intertextualidad desde el nacimiento

como gnero del microrrelato, que l llama minificcin: La minificcin nace como una
forma de relectura de los dems gneros. Su estructura es siempre hbrida, y tiende a la
metaficcin y a una intertextualidad galopante285.
El crtico David Roas seala la intertextualidad como caracterstica del
microrrelato aunque sostiene que tambin resulta frecuentemente usada en el cuento, ya
que en los dos cumple una misma funcin:
La intertextualidad tiene la misma funcin estructural y temtica en el
cuento y en el microrrelato: ahorra espacio textual (el lector ya conoce ciertos
elementos que no hay que narrar) y, al mismo tiempo, plantea una
desacralizacin pardica del pasado, un efecto vlido tambin para otras
reelaboraciones modernas y posmodernas de formas narrativas hiperbreves
tradicionales como la fbula y el bestiario286.
Al hablar de las relaciones entre textos resulta inevitable recordar a Genette, que
en su libro Palimpsestos, estudia lo que primero llama paratextualidad y despus
transtextualidad, que le parece ms adecuado puesto que alude a la transcendencia y
que define como todo lo que pone al texto en relacin, manifiesta o secreta, con otros
textos287.

285

ZAVALA, Lauro: Para analizar la minificcin en CCERES MILNES, Andrs y MORALES


PIA, Eddie: Asedios a una nueva categora textual: el microrrelato, p. 173.
286
ROAS, David: El microrrelato y la teora de los gneros en ANDRES-SUREZ, Irene y RIVAS,
Antonio: La era de la brevedad. El microrrelato hispnico, p. 55.
287
GENETTE, Gerard. Palimpsestos. La literatura en segundo grado, pp. 9-10.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

192

Mariv Alonso Ceballos

Genette asla cinco tipos de relaciones transtextuales: la intertextualidad (que


define como la presencia efectiva de un texto en otro288 dentro de la que engloba la
cita, el plagio y la alusin), la relacin de la obra con su paratexto (ttulo, prlogos,
manuscritos previos, ilustraciones, etc.), la metatextualidad (el comentario en una obra
acerca de otra incluso sin nombrarla, supone una relacin crtica con la obra), la
architextualidad (relacin entre la obra en cuestin y los gneros y subgneros producto
de la historia de la literatura, suele ir explcita en ttulos o subttulos) y la relacin que
ms le interesa es la hipertextualidad: la derivacin de un texto de segundo grado de
otro originario siendo los dos textos literarios.
Genette lo define de la siguiente manera: Llamo, pues, hipertexto a todo texto
derivado de un texto anterior por transformacin simple (diremos en adelante
transformacin sin ms) o por transformacin indirecta, diremos imitacin289. La
imitacin le parece una operacin mucho ms compleja que la transformacin: la
imitacin es tambin una transformacin, pero mediante un procedimiento ms
complejo, pues para decirlo de una manera muy breve- exige la constitucin previa de
un modelo de competencia genrica [] capaz de engendrar un nmero indefinido de
performances mimticas290.
As que, cuando analizamos un microrrelato en el que hay mezcla de gneros, se
debe, en muchas ocasiones, a que es un hipertexto que deriva por transformacin
indirecta de un hipotexto.
Genette afirma que los gneros oficialmente hipertextuales seran la parodia, el
travestimiento y el pastiche.

288

GENETTE, Gerard. Ibd., p. 10.


GENETTE, Gerard. Ibd., p. 17.
290
GENETTE, Gerard. Ibd., p. 15.
289

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

193

Mariv Alonso Ceballos

La forma ms rigurosa de la parodia, o parodia mnima, consiste en


retomar literalmente un texto conocido para darle una significacin nueva,
jugando si hace falta y tanto como sea posible con las palabras []. La parodia
ms elegante, por ser la ms econmica no es, pues, otra cosa que una cita
desviada de su sentido, o simplemente de su contexto o nivel de dignidad291.
Frecuentemente esta transformacin es pardica. Genette resalta que la parodia
literaria se realiza preferentemente sobre textos breves (y, claro est, lo bastante
conocidos para que el efecto sea perceptible292, auque no debemos olvidar que el efecto
pardico depende del grado de competencia del lector, puesto que si ste no conoce el
hipotexto no podr identificar la parodia que el autor pretende llevar a cabo. Suele
llevarse a cabo sobre versos sacados de su contexto, proverbios o frases histricas.
Este autor propone un cuadro para explicar su clasificacin de la
hipertextualidad293:
rgimen ldico

satrico

serio

relacin
transformacin

PARODIA

TRAVESTIMIENTO TRANSPOSICIN

imitacin

PASTICHE

IMITACIN
SATRICA

IMITACIN
SERIA

Genette explica la eleccin terminolgica de la siguiente manera:


As pues, propongo (re)bautizar parodia la desviacin de texto por medio
de un mnimo de transformacin tipo Chapelain dcoiff; travestimiento, la
transformacin estilstica con funcin degradante, tipo Virgile travesti; imitacin
satrica [charge] (y no parodia, como en pginas anteriores el pastiche satrico
[] y simplemente pastiche la imitacin de un estilo sin funcin satrica.
Intentaremos ilustrar las categoras propuestas por Genette con ejemplos de
microrrelatos. Veamos primero un texto que nos sirve para comprender a qu se refiere

291

GENETTE, Gerard. Ibd., p. 27.


Ibd., p. 45.
293
GENETTE, Gerard. Ibd., p. 41.
292

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

194

Mariv Alonso Ceballos

con parodia, que para Genette ha de tener una funcin ldica. Slo un lector que
reconozca la contextualizacin habitual de la expresin pan y circo puede entender el
siguiente texto del argentino Eugenio Mandrini:
FIESTA COMPLETA
Y llovieron panes sobre el circo294.
El propio Genette nos explica cmo funciona la segunda de sus categoras, el
travestimiento burlesco: reescribe un texto noble conservando su accin, es decir, a la
vez su contenido fundamental y su movimiento (en trminos retricos, su invencin y su
disposicin), pero imponindole una elocucin muy diferente, es decir, otro estilo295.
Veamos un ejemplo de Marco Denevi:
ESCENAS SIN PBLICO
Nadie oye, porque las novelas terminan demasiado pronto o porque los
telones se apresuran a descender, nadie oye los gritos de Emma Bovary a su
marido:
No te des esos aires de mrtir, de alma honrada, de esposo sacrificado.
Si yo no me hubiese hecho la loca yndome por ah con otros hombres, no
habras tenido la menor oportunidad de mostrarte abnegado. Habran salido a
relucir tus propias infidelidades. Tu buena reputacin depende de mi mala
reputacin. Entonces basta de poner conmigo esa cara de buena persona! Me la
debes a m296.
Genette considera que el travestimiento implica al pastiche, ya que supone un
cambio de estilo en cuanto al texto original, pero no todo pastiche conlleva algn tipo
de travestimiento. La obra de Raymond Queneau Exercises de style sera una
conjugacin de pastiche (utiliza diferentes estilos) y parodia (variaciones sobre un
tema). El libro ofrece varias versiones sobre un asunto cotidiano como un viaje en
autobs y lo interesante de l son las diferentes maneras de contarlo.

294

LAGMANOVICH, David: El microrrelato. Teora e historia, p. 78.


GENETTE, Gerard. Palimpsestos. La literatura en segundo grado, p. 75.
296
DENEVI, Marco: Falsificaciones. Obras completas, tomo 4, p.45.
295

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

195

Mariv Alonso Ceballos

La transposicin o transformacin seria es considerada por Genette la prctica


hipertextual ms importante debido a la calidad e importancia de algunas de las obras
que podramos incluir en ella como Fausto o Ulises. Dentro de esta categora incluye la
traduccin, la versificacin, la prosificacin, la transmetrizacin (cambiar el tipo de
metro utilizado en el verso), la transestilizacin (reescritura estilstica), la reduccin
(acortar el texto), el aumento y la transmodalizacin (modificacin del modo de
representacin del texto original: dramatizacin y novelizacin). El siguiente
microrrelato es un ejemplo de transposicin:
CAINISMO
Lo ms terrible para Can es no saber por qu Dios rechaza sus ofrendas
y acepta las de Abel. No adivinar qu le dice cuando lo amonesta rudamente: si
obraras bien, andaras erguido, mientras que si no obras bien estar el pecado a
tu puerta, ni qu le insina cuando aade: cesa, que tu hermano siente apego
por ti y t debes dominar a tu hermano. Por ms que se esfuerce, Can no
comprende. Pero trata de complacer a dios. Busca, cambiando todos los das de
conducta, aparentar que ha descifrado los mensajes de Dios. Sin embargo, Dios
siempre se muestra mohno y siempre es porque Abel anda de por medio. Ese
Dios sibilino convierte e Can en un hombre desesperado. Finalmente apela a un
ltimo recurso. Ama a Abel pero ama ms a Dios, y entre Abel y dios la eleccin
no es dudosa. Elimina, pues, a ese tercero en discordia. Y se sienta a esperar que
Dios hable claro297.
Con respecto a los personajes, Genette especifica diferentes modos de cambiar
su importancia en el hipertexto: mediante la valorizacin se le concede a un personaje
una mayor importancia (la considera primaria si se refiere al hroe o protagonista) y la
desvalorizacin sera la actividad inversa: quitar importancia al personaje.
Siguiendo a Eco, Violeta Rojo habla de cuadros intertextuales refirindose a
determinados esquemas narrativos o retricos que utilizan los autores de estos textos
asumiendo que los lectores completarn el significado con su bagaje cultural.
Los cuadros intertextuales se pueden explicar tambin por la constante
erudicin (unas veces verdadera y otra falsa) de la que hacen gala los escritores
297

DENEVI, Marco: Falsificaciones. Obras completas, tomo 4, p.125.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

196

Mariv Alonso Ceballos

de minicuentos. En stos es comn que se haga un constante juego cultural (en el


sentido de relacionar conocimientos) con elementos de la literatura, el folclore,
la historia, la msica o la pintura. Pero, este juego cultural, la erudicin y el
conocimiento se utilizan para hacer humor []. Se hacen parodias eruditas, se
inventan libros y personajes (a la manera de Borges), se da una nueva mirada a
los clsicos, desde otro punto de vista y quitndoles solemnidad, incluso se
puede llegar a cierto chiste elegante298.
La misma investigadora seala que el humor que se ve en lo que ella llama
minicuentos no est en bruto, sino que es elaborado. Un tipo de humor que ms que la
carcajada provoca la sonrisa inteligente. Adems, Rojo analiza los hipertextos que
subyacen en el microrrelato y el cruce de gneros que ello implica:
Las formas activas o desaparecidas que se infiltran no son, exactamente,
tal y como eran tradicionalmente. No olvidemos que el minicuento es un subgnero moderno, por tanto, las formas desaparecidas que se utilizan en l han
sido mediatizadas, o parodiadas, o caricaturizadas, en suma, transformadas. Y
esto sucede tambin con las formas activas. Entonces el cuento (tradicional,
cannico) empieza a relacionarse con el ensayo, pero con cierto afn pardico o
humorstico; la poesa, pero la poesa en prosa; quizs el teatro, ya que algunos
de los minicuentos se limitan a un dilogo, pero no con sus rasgos
diferenciadores absolutos. Con las formas desaparecidas el cambio es an
mayor. El humor, por ejemplo, est casi siempre presente. Entonces, las
leyendas son un poco burladas, los mitos desmitificados, el enigma o la
adivinanza no tienen solucin, la sentencia es a veces una perogrullada, al
cuento de hadas se le incorporan elementos ultra cotidianos, el chiste se
literaturiza, la fbula en vez de ser moralizante es amoralizante, y otros299.
No podemos olvidar que el microrrelato hace una recreacin de otros textos, no
una imitacin y, para ello, utiliza el humor y lo irona, lo que suele configurar una
parodia.
Esta caracterstica proteica ha hecho que Violeta Rojo, en un alarde de ingenio
verbal, califique al minicuento como (des)generado. Otros autores han tomado
diferentes nombres para expresar esa misma idea: Tomassini lo califica como un gnero

298

ROJO, Violeta: Breve manual para reconocer minicuentos, pp. 85-86.


ROJO, Violeta: El minicuento, ese (des)generado en Revista Interamericana de Bibliografa. XLVI,
1-4, [On-line]: http://www.educoas.org/portal/bdigital/contenido/rib/rib_1996/index.aspx?culture=es&
navid=201 (Consulta: 1 de octubre de 2012).

299

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

197

Mariv Alonso Ceballos

saprfito para resaltar su capacidad para tomar textos del pasado y alimentarse de ellos.
Fernando Valls, por su parte, nos recuerda que es un gnero omnvoro, para explicar el
hecho de que el microrrelato use los procedimientos de los otros gneros en su propio
beneficio. Incluso se lo ha calificado de hbrido.
En cualquier caso, todos los autores coinciden en que aprovecha los residuos de
otros gneros y formas literarias y les da nueva vida as que podramos afirmar que lleva
a cabo una labor de reciclaje.
Por su parte, Lauro Zavala resalta que la intertextualidad est ligada al tipo de
lectura posmoderna que ha de hacerse de este tipo de textos, con lo cual depender de
los conocimientos de dicho lector: La lectura posmoderna de un texto cultural es
responsabilidad de las asociaciones intertextuales que el lector proyecta sobre ese
texto300.
Zavala distingue entre la intertextualidad posmoderna, que supondra la
recuperacin de la historia (por ejemplo una parodia de un texto instructivo) y la
intertextualidad moderna, que consistira en el reciclaje de un texto particular (el mito
de las sirenas, tomemos por caso) y, por tanto, un rechazo de la historia.
En nuestro estudio de la intertextualidad no podemos olvidar el tema
fundamental de la metaficcin, ya que las dos estn ligadas. En esta primera
distinguimos dos tipos siguiendo a Zavala: narrativa autoconsciente (donde se ponen
en evidencia los mecanismos de la escritura) y narrativa auto-referencial (donde se
ponen en evidencia los mecanismos de la lectura)301.
De hecho, el crtico mexicano nos ofrece una definicin de la metatextualidad
con la que estamos plenamente de acuerdo: es una intertextualidad cuyo pre-texto (el
300
301

ZAVALA, Lauro: Cartografas del cuento y la minificcin, p. 17.


ZAVALA, Lauro: Ibd., p. 156.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

texto al que cita, plagia, etc.) es el mismo texto que se est leyendo302. Y, ms
adelante, aade: Entiendo aqu por metaficcin la escritura narrativa cuyo inters
central consiste en poner en evidencia, de manera ldica, las convenciones del lenguaje
y de la literatura303. Pero nosotros iramos ms all aadiendo que la metaficcin
implica romper el pacto de ficcionalidad entre escritor y lector, haciendo a ste
consciente de su acto de lectura y, de esa manera, obligndole a analizar sta de una
forma crtica. El lector de metaficcin no puede limitarse a creer la historias que lee,
sino que inevitablemente acaba cuestionndolas y, con ellas, los lmites entre la realidad
y la ficcin.
La metaficcin es un ejercicio ldico de duda permanente, es una
escritura que reconoce que cada lector (y cada autor) har una interpretacin
distinta del texto. Y el texto metaficcional se adelanta a los lectores y empieza a
des-construirse, a cuestionarse, a suspender sus condiciones de posibilidad, a
proponer al lector volverse cmplice de la escritura. La metaficcin muestra sus
condiciones de posibilidad como una forma de sealar sus lmites, como una
forma de leerse a s mismo. La metaficcin, entonces, est ligada a la
intertextualidad porque reconoce que ninguna verdad surge de la nada, y mucho
menos a partir de la escritura misma, sino que surge de un contexto histrico
especfico, y que las condiciones que la produjeron pueden cambiar con la
historia, con cada lectura (desde otro contexto) y con cada re-escritura, y con
ellas cambiarn tambin las condiciones de sentido que la hicieron posible304.
La metaficcin nos obliga a reconstruir nuestra nocin de la literatura, del acto
de leer y del de escribir a la par que nos hace conscientes de la multifuncionalidad del
lenguaje. Tal y como reconoce Zavala: Cada texto metaficcional construye su propia
propuesta acerca de las posibilidades y los lmites del lenguaje, y muy especialmente
acerca de lo que significan el acto de escribir y el acto de leer textos literarios305.
En el captulo Una tipologa para el estudio de la metaficcin (pp. 184-202) de
su libro Cartografas del cuento y la minificcin, Zavala propone una clasificacin que
302

ZAVALA, Lauro: Ibd., p. 160.


ZAVALA, Lauro: Ibd., p. 165.
304
ZAVALA, Lauro: Ibd., p. 161.
305
ZAVALA, Lauro: Ibd., p. 168.
303

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

199

Mariv Alonso Ceballos

nos resulta til, lo que l llama un modelo meta-taxonmico constituido por tres formas
diferentes de metaficcin. Analicmoslas.
La primera sera la metaficcin metonmica que consiste en la iteracin
(repeticin con diferencias) de distintos fragmentos a lo largo de la narracin para
ayudar a comprender esta, para darle sentido. Pueden distinguirse varios mecanismos
metaficcionales metonmicos:
-Iteracin circular (Final como Inicio): la trama consiste en narrar la propia
historia como ocurre en el conocido cuento de Cortzar Las babas del diablo, o en el
microrrelato Borges y yo, este ltimo con un matiz ms irnico ya que al final duda
de la identidad del propio narrador porque no sabe cul de los dos es el que escribe.
-Iteracin diferida (Reciclaje de Nudos): las repeticiones en este caso
constituyen versiones (imaginadas, soadas o inexistentes en ocasiones) contradictorias
o parciales de una historia. Zavala nos presta el ejemplo de Leopoldo (sus trabajos),
cuento de Augusto Monterroso en el que un escritor se recrea tanto en la documentacin
de cada detalle del cuento que piensa escribir, que el proceso se eterniza y el relato
acaba sin que lo escriba.
-Iteracin con variantes (Re-enmarcacin): se trata en esta ocasin de un
enmarcamiento repetitivo que parte de un modelo inicial, que en la escritura resulta una
enmarcacin irnica. Esto ocurre en La vida literaria de la ecuatoriana Gilda Holst,
cuya protagonista reescribe muchas versiones de su minificcin.
-Iteracin narrativa (Narrador Explcito): el narrador externo observador
conoce el final de la trama pero mantiene el suspenso. Por ejemplo, la mexicana
Guadalupe Dueas comenta con irona en Carta a un aprendiz de cuentos las dudas de
un escritor a la hora de enfrentarse a su tarea.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

200

Mariv Alonso Ceballos

La segunda forma de metaficcin sera la metaficcin metafrica, que consiste


en aplicar una lgica de seleccin y sustitucin para al final revelar algn dato (epifana)
que deja al lector a merced del narrador. Tambin Zavala lo divide en varias clases:
-Condiciones detrs de la voz narrativa (Distanciamiento Brechtiano): consiste
en la ruptura de las reglas de verosimilitud y es muy caracterstico de la narrativa
moderna. Zavala nos pone ejemplos cinematogrficos para explicarlo como el final de Y
la nave va de Federico Fellini, donde descubrimos que las olas del hundimiento del
Titanic son de mentira.
-Historia detrs del personaje (Epifana del Rol): tiene lugar cuando un
personaje interpela de forma directa al lector. Podemos verlo en Diario para un cuento
de Cortzar, en el que el narrador habla sobre el proceso de escribir acerca de personajes
con los que mantiene relacin.
-Autor detrs del narrador (Narrador ltimo): el autor rompe la frontera de la
cuarta pared. Teora del cangrejo de Cortzar lleva a cabo este proceso jugando con la
regresin detrs de la voz narrativa.
TEORA DEL CANGREJO
Haban levantado la casa en el lmite de la selva, orientada al sur para
evitar que la humedad de los vientos de marzo se sumara al calor que apenas
mitigaba la sombra de los rboles.
Cuando Winnie llegaba
Dej el prrafo en suspenso, apart la mquina de escribir y encendi la
pipa. Winnie. El problema, como siempre, era Winnie. Apenas se ocupaba de
ella la fluidez se coagulaba en una especie de
Suspirando, borr en una especie de, porque detestaba las facilidades del
idioma, y pens que ya no podra seguir trabajando hasta despus de cenar;
pronto llegaran los nios de la escuela y habra que ocuparse de los baos, de
prepararles la comida y ayudarlos en sus
Por qu en mitad de una enumeracin tan sencilla haba como un
agujero, una imposibilidad de seguir? Le resultaba incomprensible, puesto que
haba escrito pasajes mucho ms arduos que se armaban sin ningn esfuerzo,

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

201

Mariv Alonso Ceballos

como si de alguna manera estuvieran ya preparados para incidir en el lenguaje.


Por supuesto, en esos casos lo mejor era
Tirando el lpiz, se dijo todo se volva demasiado abstracto; los por
supuesto los en esos casos, la vieja tendencia a huir de las situaciones definidas.
Tena la impresin de alejarse cada vez ms de las fuentes, de organizar puzzles
de palabras que a su vez
Cerr bruscamente el cuaderno y sali a la veranda.
Imposible dejar esa palabra, veranda306.
-Ficcin detrs de la realidad (Metalepsis): consiste en la ruptura de la frontera
entre la ficcin y la realidad. Los dos planos quedan al mismo nivel en el estudiadsimo
Continuidad de los parques tambin de Cortzar.
La tercera y ltima forma de metaficcin para Zavala es la puesta en abismo (del
francs mise en abyme) y en l podemos englobar a las narraciones que tratan sobre s
mismas como los casos de El cuento es ste de Anderson Imbert o ltimo cuento
de Juan Carlos Garca Reig, microrrelatos que terminan con la epifana de que el texto
que el lector est leyendo es el mismo del que se habla a lo largo de la narracin.
El propio Zavala nos explica que la metaficcin pone de manifiesto que los
textos literarios no solo existen como sustitucin de la realidad, sino que ellos mismos
constituyen a su vez una realidad. Adems, si toda representacin es la presentacin de
una realidad autnoma frente a la cual construimos una interpretacin distinta en cada
lectura, podemos tambin reconocer la naturaleza de representacin que tiene la misma
vida cotidiana307.
Roland Barthes repara en que la literatura debe superar el concepto de mmesis,
ya que ella es la que nos hace darnos cuenta de lo irreal del lenguaje que no nos permite

306

CORTZAR, Julio: Teora del cangrejo. [On-line]:


http://www.editorialutopias.com.ar/blog/category/ autores-del-viernes/autoresargentinos/page/2/.
(Consulta: 31 de octubre de 2012).
307
ZAVALA, Lauro: Cartografas del cuento y la minificcin, p. 201.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

202

Mariv Alonso Ceballos

nombrar las cosas como querramos. La obra ms realista para l no sera la que copia
de la realidad sino la que explora la realidad irreal del lenguaje.
Bien loin dtre une copie analogique du rel, la littrature est au
contraire la conscience mme de lirel du langage : la littrature la plus
vrai , cest celle qui se sait la plus irel dans la mesure o elle se sait
essentiellement langage, cest celle recherche dun tat intermediare aux choses
et aux mots, cest cette tension dune conscience qui est la fois porte et
limite par les mots, qui dispose travers eux dun pouvoir la fois absolu et
improbable. Le ralisme ici ce ne peut donc tre la copie des choses mais la
conaissance du langage ; louevre, la plus raliste ne sera pas celle qui
peint la ralit, mais qui, se servant du monde comme contenu explorera le
plus profondement possible la ralit irelle du langage308.
Por su parte, Linda Hutcheon en su clsico estudio Narcissistic narrative: the
metafictional paradox pone de manifiesto que narrar en la actualidad se convierte en un
acto dentro de la narracin como cualquier otro, un reflejo en menor escala de esta
narracin (en clara referencia a la mise en abyme). El contenido se ha expandido hasta
incluir la diresis o el proceso de la narracin en s misma.
Actually what happens in this case is that the narrating becomes an act
like any other within the fiction, a mirroring on a minor scale of the epic
narration. The content has expanded to include diegesis or the process of
narration itself309.
Y ahora, antes de pasar a analizar la clasificacin de textos, nos gustara recalcar
el hecho de que somos conscientes de que a veces rastrear motivos tan intrincados en
nuestra cultura resulta difcil porque han sido utilizados en tantas ocasiones que a
menudo han perdido el matiz que tenan en su texto original. Sin embargo, nos interesa
para este trabajo ver qu textos han resultado ms productivos y mediante qu
procedimientos se transforman las historias originales en microrrelatos.

308

BARTHES, Roland: La littrature aujourdhui en Essais critiques. [On-line]: http://aelib.org.ua/texts/barthes__essais_critiques__fr.htm#22. (Consulta: 26 de septiembre de 2012).
309
HUTCHEON, Linda: Narcissistic narrative: the metafictional paradox, p. 40.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

203

Mariv Alonso Ceballos

Graciela Tomassini y Stella Maris Colombo resaltan que nos encontramos ante
versiones de versiones.
Por lo general, no es un texto original el que subyace bajo la superficie
verbal del microtexto, sino ms bien un material degradado, reiteradamente
usado, filtrado por sucesivas interpretaciones, tergiversado, simplificado,
reducido, traducido, asimilado a la dinmica y polimorfa red de la cultura
massmeditica. Si se define el hipertexto (una de las operaciones transtextuales
posibles) como transformacin de un hipotexto determinado, singular y
original, lo que encontramos con ms frecuencia en el brevsimo es, ms bien,
una hiper-hipertextualidad: transformaciones de transformaciones, versiones de
versiones, en una serie de imposible reconstruccin. Si existe en algn punto
algo as como un texto original, ste se ha disgregado en una maraa de
interpretaciones y usos310.

310

TOMASSINI, Graciela, y COLOMBO, Stella Maris: La minificcin como clase textual


transgenrica en Revista Interamericana de Bibliografa. XLVI, 1-4. [On-line]:
http://www.educoas.org/portal/bdigital/contenido/rib/rib_1996/index.aspx?culture=es& navid=201
(Consulta: 1 de octubre de 2012).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

204

Mariv Alonso Ceballos

TAXONOMA PROPUESTA
Solo es posible crear a partir de lo que ya se conoce.
Ana Mara Shua
Consideramos en este trabajo que un tema es literario en un doble sentido:

cuando ha sido utilizado en una obra que todos consideraramos literaria (vase novela,
cuento, etc.) o cuando la historia de la literatura lo ha incorporado como tpico a pesar
de que su origen no sea especficamente literario, como podra ser el caso de las
historias bblicas que forman parte de la historia del arte occidental: Adn y Eva, Can y
Abel, el arca de No o, por supuesto, los tan utilizados mitos griegos.
Lo que ms nos interesa es comparar cmo han sido usados estos tpicos por
parte de los escritores de microrrelatos analizando, por un lado, qu temas han escogido
de entre todos los posibles y, por otro qu elementos de la historia original han
cambiado, suprimido o resaltado. Debido a esto, hemos realizado una doble
clasificacin: una temtica y otra que atiende a los recursos utilizados para transformar
los mitos e historias que todos conocemos.
Sin embargo, en la mayora de los casos los autores no se sustentan en una
historia original claramente delimitada a pesar de que en este trabajo intentemos
estudiar las transformaciones que sufren esos textos originales en relacin a los nuevos.
Muchas veces diferentes mitos forman parte de nuestro imaginario cultural y los
conocemos sin necesidad de haber ledo ningn hipotexto. Mediante obras literarias,
pelculas, series, dibujos animados, etc. manejamos imgenes e ideas en torno a las
historias que forman la base de nuestra cultura.
Llamaremos hipotextos a las historias base, de las que parten los diferentes
hipertextos que podran encuadrarse dentro del mismo conjunto temtico. No podemos

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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olvidar que el prefijo hipo significa debajo de y consideramos que los textos
originales estaran en las ramas descendentes de una especie de rbol genealgico en
cuya parte ms alta se encontraran los textos de partida, que en nuestro caso son los
microrrelatos: los hipertextos.
En este trabajo vamos a intentar establecer la relacin entre texto e hipertexto y
estudiar en qu mecanismos se basa la transformacin llevada a cabo.
2.1 CLASIFICACIN TEMTICA
2.1.1 Literatura universal
Hay numerosos asuntos de la literatura universal que han interesado a los autores
de microrrelatos, por ello hemos decidido colocarlos en orden cronolgico. La tradicin
occidental es la ms reivindicada por nuestros autores aunque tampoco renuncian a
otras influencias ms exticas como puede ser la de las Mil y una noches.
2.1.1.1 Mitologa grecorromana
La mitologa griega es uno de los temas ms recurrentes debido a la cantidad de
posibilidades que ofrece ya desde su propia concepcin, ya que muchas de las historias
mitolgicas tienen versiones distintas. Las fuentes escritas clsicas de la mitologa son
Hesodo con su Teogona y Virgilio con la Metamorfosis.
La mitologa romana se cultiva menos aunque, como todos sabemos, en realidad
se basa en la recreacin de las mismas historias adaptando los nombres.
2.1.1.1.1 La Odisea
Numerosos textos beben en las fuentes de La Odisea, una de las epopeyas
griegas ms importantes que narra las aventuras de Ulises (Odiseo) a su regreso a taca
despus de haber luchado en la guerra de Troya.

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Por ejemplo, en el canto VI de La Odisea Nauscaa acude al ro a lavar la ropa


estimulada por un sueo que le ha enviado Atenea, cuya finalidad es servirse de ella
para que los feacios ayuden a Ulises a regresar a taca. La joven queda impresionada
con la belleza del hroe y se hubiera casado con l si no llega a ser por un pequeo
inconveniente: Ulises ya est casado con Penlope. Denevi utiliza este mito para
reflexionar sobre la ventaja que la experiencia proporciona al hroe con respecto a la
juventud de Nauscaa en La adolescencia.
LA ADOLESCENCIA
El viejo Odiseo mira a Nausicaa pero no la ve. Est viendo a las mujeres
en las que l, con su experiencia, podra transformar a esa muchacha inexperta.
Son muchas311.
El mismo autor tambin resalta el hecho de que Circe transformaba a los
hombres segn su carcter en diferentes animales, de ah que, debido a su lujuria, sus
amantes adoptasen la figura de cerdo.
EL HOMBRE, ANIMAL LUJURIOSO
Al menor descuido de Circe, los amantes se le transformaban en
cerdos312.
En un hipertexto de mayor longitud titulado La literatura, Marco Denevi nos
demuestra la importancia de la mitificacin a la hora de hacer literatura. Un aedo canta
la guerra de Troya a los jvenes de corte de Alcinoo. Haciendo un alarde de cultura,
dichos jvenes alaban los versos, las metforas y resaltan diferentes episodios famosos
como la muerte de Patroclo o la de Hctor, al tiempo que cuestionan la veracidad de
otros como el del caballo. Entre ellos se encuentra un extranjero, Ulises, que estuvo all
y conoce la ferocidad de la guerra. Cuando intenta contarles la verdad es acallado y su
historia es calificada de ria de gallos. La realidad no interesa puesto que los jvenes
311
312

DENEVI, Marco: Falsificaciones. Obras completas, tomo 4, p.170.


DENEVI, Marco: Falsificaciones. Obras completas, tomo 4, p.175.

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no quieren escuchar a Ulises, prefieren creer la versin idealizadora del aedo


Demdoco. La literatura triunfa frente a la historia.
Al mismo autor que el anterior, Omar Denice, atribuye Denevi otro texto (La
vuelta de Odiseo) en el que se cuenta que el final de la Odisea en realidad fue una
representacin ideada por Penlope para que el regreso de su marido, viejo y cansado
despus de treinta aos sin estar en casa, fuese glorioso. Pide a una joven que hile en su
lugar, organiza a los supuestos pretendientes para que finjan el dolor cuando Odiseo los
ataque y ella se esconde tras una columna para observarlo todo. Denevi termina el texto
con una descripcin de la protagonista que nos hace visualizar su decrepitud: la califica
de provecta, sus cabellos son blancos, sus manos sarmentosas y su sonrisa desdentada.
Sin embargo, la vejez no le impide ser ingeniosa y urdir un plan para recibir a su marido
digno del propio Ulises.
En El amor es crdulo Denevi vuelve a recrear el regreso de Ulises, pero esta
vez los que le rodean desconfan de sus historias por lo increbles que parecen. Slo una
mujer llamada Milena le sigue para preguntarle intrigada y Odiseo la ignora con
brutalidad. La ltima frase da sentido al ttulo del texto: Como ignora que ella lo ama,
ignora que ella le cree. Con esta terrible afirmacin, Denevi nos sugiere que el viaje de
odiseo ha sido en vano. Ha malgastado dos dcadas de su vida empeado en regresar a
taca para reencontrarse con Penlope y ella no le ama porque no cree sus aventuras.
Marco Denevi tambin se interesa por la historia de otro guerrero que haba
participado en una compleja y accidentada vuelta a casa tras la guerra de Troya: la
Odisea. Utiliza el irnico ttulo de Fidelidad para contarnos el asombro del guerrero
Drmaco al descubrir que, a pesar de sus veinte aos de ausencia, su mujer haba tenido
veinte hijos. La excusa de la esposa es que Eros le haba concedido una gracia: quedar
embarazada al pensar en su marido. Y, llevando al absurdo su mentira, la mujer se

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atreve a afirmar que si los embarazos no durasen nueve meses podra haber tenido ms
hijos todava. Denevi, en lugar de contarle al lector la respuesta de Drmaco, recurre a la
literatura y cuenta que el poeta Calistgoras recogi este mito aadiendo que las malas
lenguas decan que la esposa infiel podra haber parido siete mil hijos si los embarazos
no durasen nueve meses.
En este otro texto titulado La historia viene de lejos, Denevi justifica la
misoginia con un discurso que pronuncia Polifemo a Ulises en el que defiende el
onanismo frente a las complicaciones que traen las relaciones con el otro sexo. No
olvidemos que Polifemo es un cclope, es decir, tiene un solo ojo. Eso nos podra hacer
pensar que su visin de las cosas es parcial o, por lo menos, incompleta. Adems,
defiende como atractivo el sexo que supone algn tipo de peligro para el que lo practica:
prostitucin, adulterio, homosexualidad Cualquier tipo de relacin que se aleje de las
convencionales representa inconvenientes, de ah que prefiera la masturbacin con
ambas manos.
Quiz los personajes mitolgicos ms productivos de La Odisea sean las sirenas.
Aparecen en el canto XII y eran mitad mujeres, mitad aves y grandes msicas. Con su
canto atraan a los navegantes hasta que los barcos zozobraban, lo que les permita
devorar a los marinos. Una de las historias ms famosas relacionadas con ellas es la de
Ulises, que, por consejo de Circe, mand a sus hombres que se taponasen los odos con
cera mientras l permaneca amarrado al mstil para poder escuchar el canto de las
sirenas sin tirarse al agua.
Marco Denevi, en Silencio de las sirenas y haciendo gala de un gran alarde
humorstico que consite en la inversin de la historia original, nos dice que en verdad
las sirenas no cantaron porque para ellas era una ofensa que los hombres de Ulises se
tapasen los odos. De alguna manera, esos hombres renuncian al placer de lo prohibido

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al taponar sus odos y, con ello, abandonan su hombra por miedo a caer en la tentacin.
De ah que las sirenas adopten una actitud vengativa: se niegan a cantar ante un pblico
tan poco agradecido.
Shua toma el mismo mito y busca una explicacin original al hecho de que los
hombres se tiren al agua al escuchar el canto de las sirenas: en realidad stas desafinan.
Tanto Denevi como Shua nos presentan a unas sirenas malas. En el primer caso, su
maldad es premeditada, una venganza y, en el segundo, no la pueden evitar: su canto es
un chirrido.
Lo cierto es que las sirenas desafinan. Es posible tolerar el montono
chirrido de una de ellas, pero cuando cantan a coro el efecto es tan desagradable
que los hombres se arrojan al agua para perecer ahogados con tal de no tener que
soportar esa horrible discordancia. Esto les sucede, sobre todo, a los amantes de
la buena msica313.
En Alimentos del mar, ya muy alejado de la fuente griega, Shua nos presenta a
un personaje contemporneo que se jacta de comer cualquier alimento proveniente del
mar, pero que vomita cuando se entera de que ha comido una rodaja de sirena en lata.
La autora argentina juega con la ambigedad puesto que la sirena es un hbrido entre un
animal y un ser humano y el protagonista del microrrelato, a pesar de atreverse a comer
todo alimento extico que caiga en sus manos, se siente antropfago al enterarse de que
se ha comido una sirena. La caracterstica irona de Shua se hace patente en el
comentario de narradora omnisciente que aade entre parntesis: (ojal no lo hubiera
sabido).
Los textos de Ana Mara Mopty suelen ser bastante breves y con un matiz
potico. En Regreso el narrador protagonista es Ulises que confiesa que se sinti
atrado por las sirenas aunque le sorprendi que el olor a redes le recordase a Penlope,

313

SHUA, Ana Mara: Cazadores de letras, p. 224.

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en una posible alusin al olor a pescado del sexo femenino puesto que lo califica como
recuerdo de Penlope entre almohadas. Es decir, Ulises renuncia a la relacin sexual
sin complicaciones que podran haberle proporcionado las sirenas a causa del recuerdo
del amor de su vida: Penlope.
En La cueva el protagonista y narrador tambin es Ulises y conocemos su
identidad slo al final en los dos textos de Ana Mara Mopty. En este caso, el
microrrelato se divide en dos prrafos. En el primero tenemos la noche, el momento en
el que Ulises suea con Penelope refugiado en su cueva y en el segundo, al llegar el da,
el espacio restringido de la cueva se abre hacia uno totalmente abierto: el mar, que
representa el camino que el hroe tiene que seguir para reencontrar a su amor.
Anderson Imbert tambin utiliza a estos personajes para recrearlos en una
historia situada en la actualidad que nos remite a un dilogo entre Odiseo y Penlope
con el que comienza el microrrelato en Cuerno y marfil. Ella le dice a su marido que
hay dos puertas para los sueos. Las personas que salen por la de marfil engaan,
mientras que las que salen por la de cuerno dicen la verdad. En el tercer prrafo del
microrrelato Anderson Imbert nos hace viajar hasta la actualidad al contarnos que en el
peridico de ese da aparece la noticia de que un arquelogo las ha encontrado y expresa
su horror al pensar en el tamao de los rinocerontes y elefantes de esa poca al ver un
gran cuerno y un gran colmillo. En realidad, podemos interpretar que el cientfico est
interesado en el origen irracional de los sueos expresado en el tamao enorme de esos
animales.
2.1.1.1.2 Parejas mitolgicas
Numerosos hipertextos tratan el tema de los amores entre parejas mitolgicas
como Orfeo y Eurdice o Eco y Narciso.

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El mito de Orfeo y Eurdice es bastante conocido. Se cuenta que Eurdice fue


mordida por una serpiente y muri. Entonces Orfeo, marido inconsolable, consigui
conmover con su lira a las divinidades infernales, que accedieron a dejarle llevarse a su
amada a la tierra con la condicin de que no la mirase antes de salir al sol y, cuando
estaban a punto de conseguirlo, Orfeo se da la vuelta para asegurarse de que Eurdice le
sigue y sta muere por segunda vez.
A esto se refiere Lugones en el texto que aportamos a continuacin en el que
mediante un dilogo entre un filsofo y un poeta analiza el caso atribuyndole gran
sutileza al dios infernal que busc una solucin para no saltarse la ley inexorable de la
muerte con la condicin que puso a Orfeo.
ORFEO Y EURDICE
Hallo una contradiccin, dijo el filsofo, entre la inexorable ley,
conforme a la cual ningn mortal volva del Hades, y el retorno de Eurdice,
concedido por el dios infernal a Orfeo, cuando ste lo apiad con la lira.
Ms an, confirm el filsofo, si se considera que la ley del Hades no
incumba al dios, sino al destino cuyo carcter impersonal excluye la compasin.
El dios fue a la vez piadoso y sutil, ense el poeta, y eso se ve en la
condicin que puso a Orfeo: no volverse para mirar a Eurdice, hasta no haber
abandonado el infierno. Pues hallndose realmente enamorado de ella Orfeo, el
dios saba con seguridad que no resistira al ansia de verla314.
Lugones contrapone la inexorabilidad del destino (la muerte) con lo potico y
nos demuestra cmo ni siquiera el amor vence a la muerte puesto que sta es
implacable. Anderson Imbert, por su parte, prescinde de Eurdice y simplemente nos
habla del momento en el que Orfeo descendi a unos infiernos en los que los muertos
no saben que ya no viven. En una clara advertencia premonitoria el narrador nos dice
Nunca lo consideraron un visitante, aludiendo a la mortalidad de Orfeo, que algn da
ser uno de ellos.

314

LUGONES, Leopoldo: Filosofcula, p. 39.

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Orfeo descendi al Hades para visitar a los muertos. Era un lugar grande,
con el cielo lleno de astros, con mares, montaas, bosques, llanuras, ciudades,
jardines y cementerios. Habl con los muertos. Nunca lo consideraron un
visitante. Ni siquiera saban que estaban muertos315.
Otra pareja mitolgica clebre es la formada por Psique y Eros. Psique era una
joven bellsima que por curiosidad encendi una lmpara para ver a su amado a pesar de
que ste le haba advertido de que si lo haca desaparecera para siempre. Comprob que
era un bello adolescente (Eros, Amor), pero a ste le cay una gota de aceite de la
lmpara que le despert y huy. Esta parte de la historia Lugones presupone que la
conocemos y en La lmpara de Psiquis nos cuenta lo que pas despus, cuando Amor
y Psique se reconcilian. Ella apaga la lmpara y Eros, para adivinando que comenzaba
la desilusin en su amor, se marcha. El dios pone de manifiesto que prefiere un amor
apasionado antes que el amor cotidiano y sabemos que busca su libertad cuando se
libera de la cadena de rosas de los brazos queridos.
Denevi trata el mismo mito en El falo mgico pero lo deconstruye
presentndonos a un Heros anciano e impotente que se ve obligado a llevar con la
cabeza alta una paternidad ms que dudosa. Los amantes tienen sus encuentros
amorosos a oscuras y as Heros puede utilizar su falo mgico sin que Psique se d
cuenta. Lo curioso de esta versin es que Heros (el amor) est impotente mientras que
Psique (la mente) sea insaciable. Al quedar ella embarazada Calipigia aprovecha para
cobrarle ms dinero a Heros con la excusa de que ha sido su magia la que lo ha
provocado. El narrador utiliza la ambigedad (Heros recobr o hizo como que
recobraba el buen nimo) pero el final nos demuestra que todo ha sido un ardid, que la
magia no existe y que Heros ha preferido asumir la mentira para que su vida sea

315

ANDERSON IMBERT, Enrique: Narraciones completas. Vol. I, p. 491.

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tolerable: Tan mgico era aquel falo que Psique tuvo siete hijos: dos morenos, dos
rubios y tres pelirrojos.
Denevi en Martirio de Pasifae toma el mito de Pasifae, que copula con un toro
disfrazndose de ternera gracias a un invento del ingenioso Ddalo y lo cambia:
convierte a este animal en un hombre apodado El Toro muy bien dotado. De alguna
manera, la muerte est presente en el texto cada vez que Pasifae se dirige a El Toro;
exclama: No me toques, monstruo. Con semejante espada me matars, para terminar
dicindole: Sigue, sigue, asesino, no te detengas, que total ya estoy muerta. El autor
argentino juega con la idea de la muerte simblica de Pasifae en manos de un hombre
con grandes atributos para hacer referencia al orgasmo, lo que los franceses llaman la
petite morte. Adems, no olvidemos que el toro ha simbolizado la virilidad a lo largo de
la historia del arte.
En El adulterio delatado, tambin de Marco Denevi, los amores de Venus y
Adonis son percibidos por Vulcano por la actitud violenta de ella cuando oye hablar de
Adonis. Lo que los clsicos formulaban como Disculpatio non petita, acusatio
manifesta. Obviamente, Vulcano (feo y cojo) sabe que en algn momento ser vctima
del adulterio de Venus, diosa de la belleza y del amor puesto que forman una pareja
desigual.
La pareja formada por Leda y el cisne ha inspirado a numerosos pintores, al
igual que a los autores de microrrelatos. En la historia mitolgica Zeus se transforma en
cisne para unirse a Leda. Ana Mara Shua se pregunta en Por nica vez qu pas
despus cuando Leda intent volver a vivir un instante de goce divino que puede
disfrutarse una nica vez en la vida. En su texto subyace la idea de la idealizacin de los
recuerdos y la imposibilidad de recrear un instante perfecto: Leda asfixia a varios cisnes
en su intento.

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En cambio, a Denevi se le ocurre justo lo contrario: es Leda la que muere


despedazada por los cisnes con los que quiere volver a vivir ese instante de goce en
Las inocentes vctimas de los caprichos divinos. En cualquier caso, las dos
protagonistas se empean en volver a vivir un momento en el que Zeus les mostr un
atisbo de sus poderes como dios.
Otro mito que eligen los autores de microrrelatos para recrear es el de Ariadna,
la hija de Minos, que se enamora de Teseo cuando ste va a Creta a combatir contra el
Minotauro y le da un ovillo para que sea capaz de encontrar la salida del laberinto.
Huyen juntos, pero Teseo la abandona dormida en la isla de Naxos; no se sabe si fue por
amor a otra mujer o porque los dioses no le permitan que se casara con ella.
Por su parte, Anderson Imbert retoma la historia de Ariadna y Teseo haciendo
hincapi en la versin de que el hroe tiene una relacin con otra y por eso despus de
abandonar el laberinto abandona a Ariadna y pinta a esta como una astuta mujer que se
hace la tonta para conseguir sus propsitos:
Teseo, que acababa de matar al Minotauro, se dispona a salir del
laberinto siguiendo el hilo que haba desovillado cuando oy pasos y se volvi.
Era Ariadna, que vena por el corredor reovillando su hilo.
Querido le dijo Ariadna simulando que no estaba enterada del amoro
con la otra, simulando que no adverta el desesperado gesto de y ahora qu? de
Teseo , aqu tienes el hilo todo ovilladito otra vez316.
De alguna forma, nos da a entender que para Teseo el verdadero laberinto es la
propia Ariadna y el precio de su libertad est cifrado en quedarse junto a ella,
simblicamente preso en una relacin.
Denevi crea otra variante del mismo mito aunque utiliza un ttulo de una de las
obras clave del teatro del siglo XVIII espaol cruzando as dos tradiciones distintas: El

316

ANDERSON IMBERT, Enrique: Narraciones completas. Vol. I, p. 410.

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s de las nias. Siembra la duda acerca de la intencin que albergaba Ariadna a la hora
de darle a Teseo el ovillo para que fuese capaz de salir del laberinto. Deseaba casarse
con Teseo y as cumplir con su destino como mujer o, quizs, ansiaba probar la pasin
desenfrenada con el Minotauro? La lujuria se contrapone al matrimonio en este texto en
el que triunfarn las buenas costumbres: Entonces Ariadna se casa con Teseo y, de
esa forma, obtiene la seguridad del matrimonio con el hroe. Sin embargo, el narrador
plantea una irnica duda sobre a cul de los dos (Teseo o Minotauro) prefera la
protagonista: Ariadna, que es una mujer honesta, tampoco lo sabe.
Ana Mara Mopty de Kiorcheff en el ambiguo Juegos nos presenta a un
Minotauro que juega mientras Ariadna y Teseo conspiran contra l. Podra interpretarse
como que Ariadna acta como cebo para entretener al animal en juegos para darle la
oportunidad a Teseo de matarle.
Borges lleva el mito de Teseo ms all de la relacin con Ariadna y el laberinto
y recuerda otra parte de su historia: cuando Medea, para proteger la herencia de su hijo,
intenta envenenar sin xito a Teseo. Mediante el motivo del hilo este autor recorre las
hazaas de Teseo llegando a la contemporaneidad: Ahora ni siquiera sabemos si nos
rodea un laberinto y habla de la bsqueda del hilo como metfora de la bsqueda de la
felicidad que todos llevamos a cabo en nuestra vida utilizando la primera persona del
plural para que el lector se sienta interpelado: Nunca daremos con el hilo; acaso lo
encontramos y lo perdemos en un acto de fe, en una cadencia, en el sueo, en las
palabras que se llaman filosofa o en la mera y sencilla felicidad.
2.1.1.1.3 Edipo
Pierre Grimmal reconoce en su Diccionario de Mitologa griega y romana que
la leyenda de Edipo es una de las ms famosas de la literatura griega y que se sabe que

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existieron poemas picos que la recreaban aunque no se conserven. Nuestra idea de


Edipo viene ms bien de las obras teatrales de Sfocles, Esquilo y Eurpides.
Un orculo vaticina que Edipo matar a su padre Layo as que ste lo mete en
una canasta o se lo da a unos pastores, depende de la versin. Crece en la corte de otro
rey, Plibo y, cuando descubre que no es su verdadero padre, viaja a Delfos para
preguntarle al orculo. Por el camino tiene una pelea y mata a un hombre sin saber que
se trataba de Layo. Adems, en Tebas adivina el acertijo de la esfinge y es premiado
con la mano de Yocasta, viuda de Layo y su propia madre. Al desvelarse que, tal y
como estaba destinado, Edipo haba matado a su padre y cometido incesto con su
madre, este se saca los ojos.
Anderson Imbert en Hroes nos pinta a un Edipo que tiene miedo de
enfrentarse a su pasadodestino. No podemos olvidar que los hroes, a pesar de ser
tales, pueden mostrar debilidades porque son mortales. Edipo tiene miedo de ver su
pasado as que emprende una huida hacia delante camino de Tebas a enfrentarse con su
destino.
Ana Mara Shua, en cambio, elige una protagonista que nos cuenta que la
Esfinge la est digiriendo. Tal vez sea por su condicin de mujer, pero es muy frecuente
que Shua nos presente a una narradora que nos cuenta sus peripecias. Y en esta lnea de
intentar ver la otra cara de la luna, la perspectiva menos conocida de las historias,
podramos englobar este breve texto sin ttulo en el que en lugar de intrigarnos con el
acertijo de la Esfinge, elige el momento en que sta se ha tragado a una mujer.
Acosada, mordida, lastimada mi carne por los cidos que segrega este
maldito estmago de piedra, slo me duele no haber encontrado todava la
respuesta al misterio, al Enigma del que yo misma formar parte apenas termine
la digestin de la Esfinge317.
317

SHUA, Ana Mara: Cazadores de letras, p. 134.

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Edipo contesta al acertijo de la esfinge mostrndole su tercera pata (su miembro)


en Decadencia, perteneciente a los mitos erticos de El jardn de las delicias de
Denevi. En este microrrelato se hace referencia al enigma que habitualmente preguntaba
la esfinge: Cul es el ser que anda ora con dos, ora con tres, ora con cuatro patas y
que, contrariamente a la ley general, es ms dbil cuantas ms patas tiene?, cuya
respuesta es El hombre puesto que cuando es un beb gatea y cuando es anciano lleva
bastn. El autor argentino desmitifica la historia mitolgica mediante la alusin al sexo
de Edipo y mandando a la Esfinge a un circo, eso justifica el ttulo.
Denevi tambin se interesa por Antgona, la hija de Edipo que, desesperada tras
la muerte de su padre y una juventud consagrada a cuidarle, puede representar una
amenaza para nios y ancianos en su ansiedad por fabricar nuevos Edipos, y as se lo
advierte a los lectores. Antgona nos demuestra en su redundante monlogo que su
caridad era interesada y que con la muerte de Edipo pierde el sentido de su vida puesto
que ya no es til.
2.1.1.1.4 Narciso
La versin sobre Narciso ms clebre es la de Ovidio en las Metamorfosis.
Narciso era un joven muy bello al que no interesaba el amor. La ninfa Eco se enamora
de l pero la desprecia y sta adelgaza tanto que slo queda de ella un hilo de voz. Un
da Narciso se inclina sobre una fuente para beber, ve su imagen, se enamora de su
propio rostro y se deja morir contemplndose. En el lugar de su muerte brota una flor
llamada narciso.
El propio Anderson Imbert recrea el mito de Narciso obteniendo resultados
distintos. En la primera versin, Narciso se percata de la belleza de una joven
convirtindose en algo parecido al agua, que tiembla y refleja lo que la rodea. Esto

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contradice una constante que siempre se repite en el mito de Narciso y que justifica el
significado del narcisismo: es tan bello que solo es capaz de enamorarse de s mismo.
Algunos fragmentos del texto nos indican que es posible que Narciso ya se haya
ahogado porque ya no puede percibir su rostro: Fue como si se le hubiera cado al
fondo de la fuente y, como est muerto, ahora es capaz de percibir a los otros, forma
parte del agua, es puro espejo, de ah que cuando la joven besa su reflejo en la fuente,
Narciso se qued temblando, temblando como el agua cuando la tocan.
En la segunda versin de Anderson Imbert, Eco es para l un espejo sonoro al
que ignora y que ni siquiera tiene su propia voz. Narciso no se molesta ni en despedirse
de ella: igual que slo se ve a s mismo, slo se habla a s mismo.
La ninfa Eco escuchaba amorosamente al bello Narciso y despus repeta
sus ltimas palabras. Narciso, oyndose en la voz de Eco, gozaba tanto como
cuando se contemplaba en el estanque.
Eco tard en advertir que, en realidad, Narciso la ignoraba y ella era para
l apenas un espejo sonoro. Cay en la cuenta solamente cuando Narciso dijo
adis, adis contest Eco, creyendo que era de ella de quien se despeda y
comprendi que de quien se despeda Narciso era de s mismo porque iba ya a
morir318.
Denevi cambia el mito de Narciso y, en lugar de verse reflejado en el agua,
utiliza fragmentos de espejo para que el joven se enamore de su propia imagen
multiplicada (varios jvenes de extraordinaria hermosura lo miraban), hasta el punto
de excitarse mientras se contempla a s mismo (todos mostraron la misma inflamacin
del sexo) y corre hacia su reflejo de tal manera que choca contra los fragmentos de
espejo provocndose la muerte: todos, tambin l, desaparecieron. Narciso intenta
llevar a cabo una accin condenada desde el principio al fracaso: poseerse a s mismo.
Y cuando consigue hasta cierto punto una unin, el choque contra el espejo, eso le
cuesta la muerte.
318

ANDERSON IMBERT, Enrique: Narraciones completas. Vol. I, p. 442.

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Eduardo Gudio Kieffer tambin nos presenta su propia versin, casi aforstica,
sobre el mito de Narciso en la que reflexiona sobre la identidad y el otro. Nos indica que
todos, al vernos reflejados en alguna superficie, sea agua o un espejo, en realidad somos
algo distinto de nosotros mismos. Nos convertimos en una imagen que podemos
percibir mediante nuestros ojos, pero el que nos mira desde ese reflejo en realidad es
otro, aunque nos recuerda de forma inquietante a nosotros mismos.
NARCISO
Si el que te mira sos vos, vos sos el otro319.
2.1.1.1.5 Centauros
Alba Omil en Medio bestia y Juan Romagnoli en Rastros recrean el tema de
los centauros. Ya sabemos que son unos seres con cuatro patas de caballo y brazos de
hombre, que viven en el monte, comen carne cruda y tienen costumbres brutales.
En el texto de Omil se invierte el tpico de que la mujer piensa en el amor y el
hombre en el sexo. Se trata de un centauro que busca el amor de manera platnica ms
all de brutales apetencias. Sin embargo, el personaje femenino lo incita a una relacin
sexual que tiene lugar dentro de una cueva. La ltima oracin del texto justifica estos
deseos irrefrenables: Ella tambin era un centauro.
Juan Romagnoli sita su microrrelato en la actualidad y nos cuenta lo difcil que
resulta perseguir centauros puesto que ya nadie cree en ellos. No utiliza un personaje
concreto, sino oraciones impersonales para acentuar la indeterminacin de lo que
cuenta: se debe preguntar con sutileza. En los dos ltimos prrafos, en cambio, la
persona verbal elegida es la primera de plural para incluir al lector en esta bsqueda de
un mito, de algo imposible. Vemoslo:

319

GUDIO KIEFFER, Eduardo: Ta te tas y otros juegos, p. 61.

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RASTRO
No es fcil perseguir centauros. Como ya nadie cree en ellos, se debe
preguntar con sutileza, en forma indirecta:
Ha visto usted pasar por aqu a una hermosa yegua negra con manchas
blancas?
O bien:
Ha visto usted pasar por aqu a una hermosa muchacha de cabellos
dorados y rosados pechos al viento?
La respuesta nunca ser un s rotundo y, las ms de las veces, ser
negativa.
Sin embargo, muy de tanto en tanto, cuando estbamos a punto de
abandonar la bsqueda y, desilusionados, emprender el retorno, el interlocutor
ocasional en algn pueblito poco frecuentado se quedar en silencio frente a
nosotros, con la mirada iluminada y distante, definitivamente enamorado, con
una gota de roco a modo de beso en la mejilla e incapaz de pronunciar palabra
alguna.
Entonces sabremos que vamos por el camino correcto320.
2.1.1.1.6 Otros mitos
En su libro El gato de Cheshire Anderson Imbert incluye varios microrrelatos en
los que cambia las historias mitolgicas bajo el epgrafe Mitologas. Como veremos
en los siguientes ejemplos, intenta desmitificar varios mitos como el de Ssifo o el del
laberinto del Minotauro. En el primero tenemos a un Ssifo que, en lugar de lamentarse
por su castigo, afirma con una sonrisa bonachona que en realidad est jugando. No se
sabe si para disimular una debilidad (actitud muy humana, por otra parte) o porque
realmente lo cree as.
Alguien compadece a Ssifo al ver que con ambas manos empuja una
enorme piedra hacia la cumbre y luego la piedra vuelve a caer, y otra vez la
levanta, y otra vez rueda al fondo.
Pobre! exclama el compasivo.
Pero si estoy jugando! contesta l con una sonrisa de gigante atleta321.

320

POLLASTRI, Laura: El lmite de la palabra. Antologa del microrrelato argentino contemporneo, p.


228.
321
ANDERSON IMBERT, Enrique: Narraciones completas. Vol. I, p. 490.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

221

Mariv Alonso Ceballos

En el microrrelato acerca del laberinto, Anderson Imbert contrapone la realidad


y la idea. El minotauro, como es un animal, no sabe que est en un laberinto, que aparte
de ser una realidad, es un concepto abstracto: un lugar en el que es muy fcil perderse.
El laberinto es un edificio pero tambin es una idea. Contrariando la idea
de morada que tienen los hombres construy Ddalo su laberinto, que vino a ser
una idea al revs. Larg all al Minotauro; pero el Minotauro caminaba por los
corredores del edificio, no por los corredores de la idea. Esa cabezota de toro no
poda saber que estaba en un laberinto322.
El mito de Helena es bastante conocido. Era tan bella que Paris la rapta (hay
autores que culpan a Afrodita por haberle prometido a Helena a Paris si este la elega a
ella como la mejor diosa entre las tres durante lo que se llam el juicio de Paris) y ese
hecho provoca la guerra de Troya que tan bien narra la Ilada.
Alba Omil nos ofrece un texto sobre Helena de Troya (Helena) en el que nos
cuenta su pasado (naci de la unin de Zeus en forma de cisne y de Leda) y nos
adelanta su futuro al hablar de los guerreros muertos que caern en la guerra de Troya.
En realidad, en cada uno de los tres prrafos del texto, se hace alusin a un momento
temporal distinto que sigue la progresin cronolgica: pasado, presente y, por ltimo,
futuro.
Eduardo Gudio Kieffer, en cambio, elige un momento temporal posterior a la
guerra de Troya: Menelao recupera a Helena, pero ya no es la que era. Tal y como
corresponde al nombre de su libro Fabulario, aade una moraleja final para que todos
podamos aprender de ella y quizs tambin sonrer. Menelao no consuma su venganza
puesto que el tiempo ya lo ha hecho por l y la Helena que antao era bellsima se ha
convertido en una vieja poco deseable. Adems, de esta forma, Menelao salva su honor

322

ANDERSON IMBERT, Enrique: Narraciones completas. Vol. I, pp. 490491.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

222

Mariv Alonso Ceballos

(recupera a su mujer) y obtiene la serenidad que le faltaba antes (con su nuevo fsico es
poco probable que Helena caiga nuevamente en el adulterio).
Es cierto que segn la mitologa Menelao y Helena vuelven a estar juntos
aunque todo sucede despus de la muerte de Paris. Sin embargo, Denevi se imagina el
castigo que le propinara Menelao a Paris por haber raptado a su mujer en Los amores
digitales en una clara alusin a que el placer sexual mayor que obtena Helena de Paris
no vena de sus rganos sexuales, sino de sus dedos.
Antonio Jess Cruz tambin nos da una versin de la historia entre Helena y
Paris valindose de un texto epistolar con un ttulo muy poco concreto: Carta. Utiliza
un tono muy actual y su carta es ms bien un telegrama. Menelao contesta a Paris
negndose a aceptar que ste le devuelva a su mujer Helena y le advierte de que van a ir
a la guerra para recuperar su prestigio. Por ltimo, en la postdata, nos recuerda que la
historia la escriben los que ganan las guerras y alude a Homero, autor de la Ilada: Mis
escribas, coordinados por el ciego que t conoces, trabajan ya en un poema en el cual se
demuestra la existencia de un rapto y te atribuyen toda la culpa. Este microrrelato
desmonta el mito y nos demuestra que la literatura frecuentemente manipula la historia.
En los siguientes ejemplos, Denevi no modifica las historias, simplemente le
sirven como excusa para llevar a cabo una reflexin. En Vindicacin de Fedra, este
personaje femenino reivindica que amar a su hijastro sera una gran tentacin para
cualquier mujer ya que une el deseo de maternidad con el deseo sexual. En la segunda
(Todo amor es unilateral), Selene, enamorada del bello pastor Endimin, envejece
mientras este permanece siempre joven, dormido en un suelo eterno que le concede
Zeus. Selene es un astro que muere y nace todas las noches mientras que Endimin, a
pesar de ser hombre, no envejece debido a la gracia que le ha concedido Zeus, as que lo

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

223

Mariv Alonso Ceballos

suyo es un amor imposible y Denevi lo resalta mediante el uso de la anttesis: amaindiferente, vela-duerme y envejece-siempre joven.
VINDICACIN DE FEDRA
Un hijo a quien pueda amar sin incurrir en incesto es una tentacin a la
que ninguna mujer se resiste323.
TODO AMOR ES UNILATERAL
Selene ama, vela y envejece. Endimin duerme, indiferente y siempre
joven .
324

Circe busca una solucin para tener sus propios stiros a pesar de que stos ya
no existan en el microrrelato ertico de Marco Denevi irnicamente titulado Stiros
caseros. A falta de un ser con miembro bfido, recurre a dos hombres.
Patricia Calvelo nos cuenta la tragedia de Medea y se hace eco de la idea de que
fue Eurpides el primero que afirm que fue capaz de matar a sus propios hijos. En La
terrible Medea se rompe la barrera entre la ficcin y la realidad: la protagonista le pide
al dramaturgo que no escriba el asesinato y ste no le hace caso, as que sale como una
autmata (como un ttere desgarrado y sin fuerzas ) a hacer realidad su destino.
Medea es un personaje que se rebela contra su autor porque la obliga a hacer algo que
va en contra de su naturaleza de madre. Sin embargo, Calvelo recalca que, al igual que
Medea, nadie puede ir en contra de su propio destino.
Denevi escribi en sus Falsificaciones de 1966 un texto llamado La cada de
los hroes que le sirvi de base para, en posteriores versiones, independizar algunos de
los microrrelatos que contiene y que ya hemos analizado en este trabajo. El nexo de
unin de todos ellos es la desmitificacin de algunas de las historias que todos
conocemos: Ulises y las Sirenas, Perseo y la Gorgona, etc.
323
324

DENEVI, Marco: Falsificaciones. Obras completas, tomo 4, p.313.


DENEVI, Marco: Falsificaciones. Obras completas, tomo 4, p.314.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

224

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En Tormento de un marido engaado Denevi nos cuenta el mito de Anfitrin,


que es suplantado por Jpiter en su lecho conyugal y ya nunca podr complacer a
Alcmena tan completamente como lo hizo el dios hacindose pasar por l as que la
mujer, en una actitud de pasividad que tpicamente se atribuye a la femineidad,
atormenta a Anfitrin con aquel triste semblante de esposa defraudada, puesto que
nunca va a volver a disfrutar sexualmente tanto como lo hizo con Jpiter que es un
dios, el ms libertino de todos y el ms sabio en cuestiones amatorias.
En La virtud en la mujer otro hipertexto de Denevi, la comicidad est en el
hecho de la fama de los griegos de practicar la homosexualidad, por lo cual una mujer
en un barco con ellos durante tres aos no correra peligro alguno. Esta mujer se
disfraza de hombre y practica el amor griego con los argonautas. Su padre, el timonel de
la embarcacin se lo reprocha y ella se excusa diciendo que es la nica manera de
conservar su virtud. Sin embargo, en el ltimo prrafo y con su habitual mirada
desmitificadora e irnica, Denevi duda de la historia y nos da la versin de Pilmacos,
que piensa que si la mujer hubiera ido como tal, ningn griego habra solicitado sus
favores sexuales.
2.1.1.2 La Biblia
La Biblia es una gran fuente de inspiracin para los autores de microrrelatos. No
podemos olvidar que es uno de los libros fundacionales de las religiones cristianas y que
los mitos que en ella se cuentan forman parte de la cultura occidental como podemos
comprobar en narraciones, pelculas obras artsticas visuales
2.1.1.2.1 Creacin
Todos conocemos el mito de la creacin del mundo por parte de Dios en siete
das con el que comienza la Biblia en uno de los libros del Pentateuco: el Gnesis.
El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

225

Mariv Alonso Ceballos

Veamos ahora cmo se recrea en los microrrelatos. Algunos autores argentinos


se preguntan dnde estaba Dios antes de crear el mundo. Podemos encontrar un ejemplo
de este tema en uno de los numerosos prlogos de Museo de la novela de la Eterna del
genial Macedonio Fernndez titulado Prlogo a la eternidad. El texto consta de dos
prrafos. En el primero el personaje es Dios, al que le recriminan (no sabemos quin,
puesto que nada se ha inventado, quizs l mismo?) que todo ya est hecho escrito y
dicho, incluso antes de crear el mundo en una original recreacin del tpico bblico
atribuido a Salomn Nihil novum sub sole (Nada nuevo bajo el sol). En el segundo
prrafo un narrador en primera persona cuenta que una rumana le cant una frase que ha
encontrado diez veces en obras de diferentes autores. Todo esto sirve para terminar con
una conclusin aforstica: Es indudable que las cosas no comienzan; o no comienzan
cuando se las inventa. O el mundo fue inventado antiguo. Macedonio explora la idea
de que nada se inventa, sino que las cosas ya estn ah: slo hay que descubrir. De esa
manera, el dilema de que no puede decirse nada nuevo nos remite al papel del escritor
en busca de palabras; su nica opcin es contarnos su punto de vista sobre las cosas con
la duda de que lo que escribe sea original.
De la misma manera, Sal Yurkievich tambin imagina a Dios en su absoluto
antes de haber creado ninguno de los mundos que invent despus y con la idea de
acabar con el nuestro para hacer otro mejor en Historia sagrada. Divide el
microrrelato en cuatro partes. En la primera nos presenta a Dios antes de la creacin,
que se propone demostrar su fortaleza llevando a cabo varias gnesis. Los parntesis
son utilizados para hacer expresiones aclaratorias o preguntas retricas que rompen el
discurso y lo acercan al lector: (Quiso acaso poner a prueba un podero del que se
saba en posesin, aunque nunca lo haba ejercido?). En los dos siguientes prrafos
habla de lo que hizo con otros mundos imperfectos que cre antes del nuestro:

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

226

Mariv Alonso Ceballos

desampararlos o desintegrarlos. Y, ya en el ltimo prrafo, se nos advierte de que har


lo mismo con nuestro mundo: desbaratarlo, para emprender, con impenetrable
obstinacin, otra tentativa, seguramente fallida. Dios, que no se da por vencido,
continuar con ese crculo infinito de creaciones y destrucciones: Su suma potestad
generar, sin duda, otros engendros. Yurkievich contrapone la perfeccin de Dios con
la imperfeccin de los mundos que este crea, de ah su frustracin: nada puede ser tan
perfecto como l. Adems, el ttulo hace referencia al comienzo de la historia, es decir,
del tiempo y al pasatiempo divino que supone la creacin y destruccin de mundos.
Como ningn mundo podr alcanzar su perfeccin, todos estn condenados de
antemano a su aniquilacin.
En su libro El gato de Cheshire (ttulo que nos remite a otra obra de la literatura
universal, ya que este gato es un personaje de Alicia en el pas de las maravillas de
Lewis Carroll), Anderson Imbert une diversos microrrelatos bajo el epgrafe Teologas
y demonologas en los que toma temas bblicos. Aparecen frecuentemente Dios, los
ngeles y el diablo. Incluso usa de forma repetida los mismos personajes pudiendo
establecerse series entre sus diferentes libros.
En Dilogo toma como base el Gnesis 1:3: Dijo Dios: Haya luz; y hubo luz.
Y vio Dios que la luz era buena. Y separ Dios la luz de las tinieblas. Anderson Imbert
convierte la idea abstracta de Caos en un personaje que le responde a Dios y afirma que
ese dilogo sigue teniendo lugar, es una gran conversacin que algunas personas son
capaces de or. El hecho de que el escritor argentino haya elegido el Caos como
personaje nos remite a la mitologa griega. Adems, Anderson Imbert nos retrata un
Gnesis dicotmico y maniquesta: el bien se contrapone al mal, como la luz a la
oscuridad. Y el Caos es algo ajeno de Dios, hasta el punto que inventa un dilogo.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

227

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En Caos y creacin, en cambio, Anderson Imbert le da la vuelta a la historia


original: son los hombres los que crean a Dios para consolarse, pero este, en su soledad,
se preocupa por el hecho de que los hombres puedan deshacerlo, ya que no sirve para
nada. En este texto observamos ecos del conflicto unamuniano de San Manuel Bueno
Mrtir: la creacin de Dios por parte de los hombres sirve a estos como consuelo.
Adems, como son los hombres los que inventan a Dios en la Prehistoria, se describe a
estos en una posicin erguida y mirando hacia el cielo (puede que en referencia al
proceso de hominizacin), frente al resto de los animales, que lo hacen hacia el suelo.
La preocupacin de Dios acerca de su inutilidad tiene sentido en la medida en que el
hombre va desvelando los misterios de la naturaleza gracias a la ciencia y al progreso.
Es factible que llegue el da en que el consuelo que ofrece la existencia divina no sea
necesario.
Patricia Calvelo en La rueda juega con la misma idea de un Dios que crea el
mundo; con lo cual puede destruirlo, pero tambin pueden hacerlo sus criaturas. En
cualquier caso, es el nico que permanece porque el creador est por encima del tiempo
(en el texto anterior los hombres, como creadores, permanecan, y era Dios el que se
preocupaba por su posible desaparicin).
Calvelo anticipa el final de nuestro mundo y la creacin de uno nuevo en una
accin circular de dios. Esta autora repite una estructura sintctica que sirve para
acentuar el carcter reiterativo que sugiere el ttulo: sintagma nominal ms que ms
verbo ms sintagma nominal (Un dios que crea un mundo. Un mundo que tiene un
pequeo paraso. Un paraso que). Adems, el uso del presente tambin contribuye a
resaltar que las acciones se reiteran y, de hecho, la primera oracin es repetida al final
para rematar el carcter circular de este microrrelato que se reconfirma con su paratexto:
La rueda.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

228

Mariv Alonso Ceballos

Eduardo Santos, en lugar de hablarnos de la creacin del mundo por parte de


Dios, se pregunta lo que piensa la divinidad como consecuencia de la creacin de s
mismo por parte de los hombres y ese Dios, como ser superior, no necesita de los
hombres y puede rerse de las necesidades y ocurrencias de estos. Juega con la idea de
que, si Dios existe, evidentemente no es porque lo haya creado el hombre y, en ese caso,
ser algo muy diferente de los dioses que han ido creando las diferentes culturas.
BUEN HUMOR
Dios sonre ante la ocurrencia de algunos hombres que lo crean para
tener un padre, y llega a la carcajada cuando le asignan atributos segn sus
necesidades325.
Mara Elena Lorenzn en Gneros habla de la creacin de los gneros por parte
de Dios. Nos retrata a un Dios solitario que hace un experimento: inventa una
compaera para el hombre que ha creado previamente y, al ver el resultado, al parecer
no muy grato para l, cambia de idea y decide permanecer en soledad.
Fabin Vique en Dios no juega a los dados nos muestra ciertas casualidades
que pondran de manifiesto la grandeza de Dios y que provocan la sonrisa en el lector,
pues nadie va a comprobarlas, en un texto que roza el absurdo. Quin va a contar el
nmero de letras d de la primera traduccin al ingls de La Divina Comedia para ver
si coinciden con el nmero de extras de tres pelculas de Hollywood? El ttulo es una
cita de la famosa frase de Einstein con la que aluda a la predictibilidad de las leyes de
la fsica. Vique, sin embargo, resalta la imposibilidad de aplicar leyes cientficas a la
religin dado su carcter esotrico.
Ana Mara Shua realiza una serie con el tema de la creacin. Todos sus textos se
titulan Creacin seguido de un nmero romano y a continuacin un subttulo que los
identifica y en ellos puede observarse una clara desmitificacin de la religin.
325

VV AA: Microrrelatos en el mundo hispanohablante, pp. 56.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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En Creacin I: La construccin del universo Dios es un arquitecto que hace


una maqueta del universo en una semana para presentrsela a los inversores y eso sera
nuestro mundo, una representacin torpe, no el universo verdadero. En el tercer y
ltimo prrafo Shua utiliza la anfora como siempre para referirse al tpico de que
normalmente las construcciones requieren ms tiempo y ms dinero del que se haba
previsto y acaba con una oracin en primera persona del plural para implicar al lector en
lo que ha ledo: No deberamos quejarnos. En este texto tiene lugar una humanizacin
de Dios: si fuera perfecto no necesitara una maqueta.
Creacin II: El concurso juega con la idea de que hay mundos distintos
creados por otros dioses que estn concursando entre ellos. Nos presenta a un
concursante que desde un narrador en primera persona se queja de que el jurado le acusa
de haber producido demasiados seres y reclama el ingenio que ha demostrado al
inventar especies capaces de reproducirse, no como otros concursantes que han creado
seres que permanecen montonamente vivos para toda la eternidad. Esta ltima parte
juega con el ansia de inmortalidad inherente al ser humano y nos hace desear que
nuestro mundo lo hubiese inventado uno de esos concursantes menos ingeniosos.
En Creacin III: Trabajo en equipo Shua pone a los dioses a colaborar en la
creacin. Refuta que la idea de la multiplicidad de cultos sea un argumento que
justifique el agnosticismo y cuenta que en realidad la creacin del mundo fue llevada a
cabo por un grupo de dioses (nombra a varios de distintas religiones) que formaron una
comisin para crearlo. La palabra comisin nos remite al mundo moderno y contrasta
con los nombres de dioses antiqusimos; de esa manera la autora consigue el efecto
humorstico: No sospechan que Quetzalcatl y Zeus y Ngenechn y Jehov y Mawu y
Osiris y Manit y los otros formaban parte de esa comisin excesivamente numerosa
que entre peleas, negociaciones y componendas lleg por fin, con alivio, a este triste

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

230

Mariv Alonso Ceballos

resultado. De esta forma, el mundo actual sera un precario equilibrio entre las distintas
culturas, que son las que han imaginado a todos esos dioses.
El creador del mundo en Creacin IV: Pecados de juventud es un ser con una
percepcin del tiempo diferente de la nuestra que sopla para apagar la estrellas y as
termina la historia del universo. Shua juega con la ambigedad entre el ser divino capaz
de apagar estrellas y el humano que celebra su cumpleaos, quiz un nio, y en realidad
apaga las velas para que no se derritan sobre la torta y deja que sea el lector quien
asigne referentes en este breve texto tan abierto.
Creacin V: Lo que ha hecho el nio se divide en dos prrafos. En el primero
se nos cuenta la historia de un nio que ha llevado a cabo una creacin de la que sus
padres se muestran orgullosos y el narrador afirma con irona que no se ve mal
(considerando su edad). Sin embargo, en el segundo prrafo ese narrador se dirige
directamente a Dios identificndolo con el nio del primero y le pide que mejore el
mundo ahora que ya ha madurado: Pero han pasado ya muchos aos, y a sus
habitantes, Seor, nos sigue pareciendo un capricho infantil, tan elemental, tan precario,
recurdanos ahora que has crecido.
Creacin VI: El cuempleaos es un metamicrorrelato. En l, Shua utiliza un
juego de palabras en el ttulo quiz para que el lector est atento a la ambigedad que
late por todo el texto. Comienza con un dilogo en forma directa en el que un personaje
se queja de su edad (le tiemblan las manos) y dice que en la actualidad le hubiese
costado mucho ms que seis das llevarlo a cabo. Se nos va insinuando que quiz sea la
creacin del mundo porque tambin habla de lo bellsimas que son sus criaturas. En el
segundo prrafo leemos al narrador que es el que introduce la duda acerca de la
identidad del hombre al situarlo en un ambiente contemporneo rodeado de muchachos
que admiten quererlo y le invitan a vino para que siga hablando. El tercer prrafo

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

consiste nuevamente en el casi soliloquio del personaje que contina contando acciones
bblicas (el diluvio, la lluvia de azufre) y al final, en el ltimo prrafo se remata la
ambigedad presente en todo el texto y queda sin resolver puesto que el narrador hace
que el lector tome conciencia de que es l el que lo est contando y que no piensa
decantarse hacia ninguna de las dos opciones sugeridas; no nos dice si el hombre es
Dios o simplemente un hombre normal: Los muchachos sonren, le palmean la espalda,
le piden al mozo otra vuelta de ans El Mono, son casi tan viejos como l, o quizs
como l, el narrador no tiene opinin propia en este caso.

2.1.1.2.2 Adn y/o Eva


Adn es el primer hombre creado por Dios. La Biblia cuenta cmo fue creado
del polvo a imagen y semejanza del creador. Dios le da vida mediante un soplo.
Despus de decirle que no debe comer del rbol Y Dios impuso al hombre este
mandamiento: "De cualquier rbol del jardn puedes comer, mas del rbol de la ciencia
del bien y del mal no comers, porque el da que comieres de l, morirs sin remedio".
(Gnesis 2:16).
Y le cre una compaera a ese hombre: De la costilla que Yahveh Dios haba
tomado del hombre form una mujer y la llev ante el hombre (Gnesis 2:22). La
serpiente tienta a la mujer para que se salte la norma de Dios y sta come del rbol del
bien y del mal. Y como viese la mujer que el rbol era bueno para comer, apetecible a
la vista y excelente para lograr sabidura, tom de su fruto y comi, y dio tambin a su
marido, que igualmente comi (Gnesis 3:6). Esta falta de obediencia tuvo como
consecuencia la expulsin del jardn del Edn (Gnesis 3:24). Adems, Dios les castig
con la muerte, el dolor, la vergenza y el trabajo: Con el sudor de tu rostro comers el
pan, hasta que vuelvas al suelo, pues de l fuiste tomado. Porque eres polvo y al polvo

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

232

Mariv Alonso Ceballos

tornars (Gnesis 3:19). A la mujer le dijo: "Tantas har tus fatigas cuantos sean tus
embarazos: con dolor parirs los hijos. Hacia tu marido ir tu apetencia, y l te
dominar (Gnesis 3:16). Estos hechos son conocidos como el Pecado original.
Ral Brasca mezcla dos temas aparentemente contradictorios: la expulsin de
Adn del Paraso y la teora de la evolucin segn la cual el hombre viene del mono. El
ttulo (Adnico) nos remite a Adn; sin embargo, en el microrrelato el personaje es un
mono que al ser consciente de que come una manzana es expulsado del Jardn del Edn;
es decir, pierde la inocencia. Con el mito bblico se nos recuerda el proceso de
hominizacin: el hombre comprende (se dio cuenta) e inventa a Dios (con sagrado
asombro).
El mismo autor, Brasca, nos proporciona un ejemplo de multiplicidad en el
ingenioso Polimorfismo, que nos remite al Gnesis y presupone nuestro conocimiento
sobre Adn, Eva, la manzana y la serpiente. De hecho, en el texto bblico la serpiente
era en realidad el diablo, igual que en su hipertexto podra serlo el pequeo gusano. El
diablo tiene la capacidad de cambiar de forma y en ello incide el ttulo. Subyace la idea
de que explicar las realidades basndose en la religin hoy en da nos parece infantil e
ingenuo.
POLIMORFISMO
Sentado en la rama del rbol vecino, el chico miraba con codicia la
manzana ms madura. Tendi la mano para arrancarla y en el mismo momento
record el pecado original que acababan de ensearle en catecismo. Retir la
mano indeciso y busc la serpiente enroscada en el tronco. No estaba. Son puras
mentiras, se dijo y, como tantas otras veces, arranc la manzana, la lustr
frotndola contra la camisa y la mordi. Mientras masticaba, mir
distradamente la fruta mordida. Se paraliz. Escupi espantado lo que tena en
la boca y arroj lejos el trozo que le quedaba. Haba visto un pequeo gusano
que emerga de la pulpa. Con el diablo nunca se sabe, pens326.

326

BRASCA, Ral: Todo tiempo futuro fue peor, p. 24.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

233

Mariv Alonso Ceballos

Shua, por su parte, recrea el mito de Adn y Eva pasndolo por el tamiz de uno
de sus temas favoritos: el del sueo. Para ella, la expulsin del paraso supone
despertarse. Nos presenta un Dios implacable que no da segundas oportunidades.
Habis desobedecido mi orden, dijo el Seor a Adn y Eva. Y sin darles
otra oportunidad, los despert de golpe327.
Ana Mara Mopty en Entre nosotros tiene como referencia a la Biblia en este
ejemplo en el que el paratexto completa la ltima oracin: Y la palabra se hizo carne y
habit entre nosotros. Comienza diciendo que Lo primero fue la palabra en
referencia a la innegable relacin entre pensamiento y lenguaje y, en lugar de relatar las
historias que todos conocemos, utiliza una enumeracin de sustantivos: tentacin,
inocencia, pecado, el cosmos, que nos sugieren todas las historias del comienzo del
Gnesis.
Igualmente, en La Biblia Mopty se acuerda de la Biblia en un hipertexto de
escasa narratividad en el que lo mximo que ocurre es que el narrador protagonista se
come una manzana. La reflexin del principio acerca de la alegra es ambigua: puede
que se refiera al deseo sexual ya que la manzana simboliza la tentacin (el pecado) y el
narrador, al comrsela, sucumbe a la tentacin.
David Lagmanovich da voz a la serpiente (el diablo), que intenta lavar sus
culpas en Literal. Reclama que no es ms que un animal que les sugiri a Adn y Eva
que probaran una fruta en sentido literal. Echa la culpa al sentido metafrico (de nuevo
el pecado como en el texto de Mopty), que es lo que hace que el dueo del Jardn (Dios)
se irrite.
En Los caminantes Lagmanovich se refugia en la referencialidad inconcreta de
los pronombres para revelar solo al final del texto, en el que sus personajes caminan
327

SHUA, Ana Mara: Cazadores de letras, p. 83.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

cansados y con miedo por lo que les deparar el futuro, que estos son Adn y Eva. Al
abandonar el paraso, ella llora y Adn la reconforta dicindole que siempre estarn
juntos, que podra ser una alusin a la idea de que ahora son una pareja tambin el
sentido sexual. La expulsin del paraso conlleva la mortalidad y, con ella, la necesidad
de reproducirse para repoblar el mundo.
Denevi en Origen de la risa segn Nietzsche atribuye a Nietzsche la historia
sobre cmo se origina la risa. El filsofo pensaba que es Adn el primero que se re al
ver a Eva mirndolo desnuda con curiosidad. El texto se divide en dos prrafos. En el
primero, Adn se encuentra solo y siente temor cada vez que oye que Dios le llama y,
en el segundo, duerme y despierta para conocer a Eva y al verla desnuda se re por
primera vez en la historia. Puede que haga referencia a la tpica risa que sirve para
aliviar la tensin a la que se alude en la primera parte.
2.1.1.2.3 Can y Abel
La muerte de Abel en manos de su hermano Can a causa de la envidia de este
ltimo tambin se revela como un mito muy productivo. Can y Abel son hijos de Adn
y Eva. El primero era agricultor y el segundo pastor de ovejas. Los dos ofrecan
oblaciones a Dios, pero ste prefera las de Abel hasta que un da su hermano Can lo
mat. Yahveh dijo a Can: "Dnde est tu hermano Abel? Contest: "No s. Soy yo
acaso el guarda de mi hermano?" (Gnesis 4: 9). Dios, que sabe lo que ha ocurrido, le
condena a vagar por el mundo y al final acaba asentndose en el pas de Nod.
En este primer ejemplo que aportamos, Anderson Imbert se pregunta si en el
fondo la muerte de Abel no fue ms que un sacrificio ofrecido a Dios por parte de Can.
No cambia la historia, pero s la motivacin del personaje. Can le ofreca frutas
mientras que Abel sacrificios sangrientos de animales, as que Can le ofreci la sangre
del ser ms preciado para l: su hermano. El ltimo prrafo consiste en una disyuntiva:
El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

235

Mariv Alonso Ceballos

el autor ofrece dos opciones en forma de pregunta para interpretar lo sucedido y es el


lector el que debe optar por una. Adems, debemos recordar que la agricultura la
inventa el hombre sedentario en la revolucin neoltica y en esa misma poca se
inventan las religiones.
Abel, el pastor, ofreci a Jahveh un cordero. Can, el labrador, le ofreci
una fruta.
Jahveh prefiri el sacrificio sangriento de Abel a la ofrenda frutal de
Can. Con el andar de los siglos las religiones han imitado a Can y no a Abel.
Hoy consideramos que lo civilizado es poner flores en un altar, no degollar un
animal. Can, pues, tena razn. Si se equivoc fue despus, cuando mat a su
hermano. Pero por qu mat? Por envidia, se dice. Es posible. Sin embargo
Con que te place ver sangre? habr dicho a Jahveh pues aqu tienes
la sangre ms preciosa que puedo darte; no la de un cordero, sino la de mi
hermano.
Can interpret mal los deseos de Jahveh y quiso extremar su
obediencia? O mat en un violento acto de irona?328
En este segundo microrrelato de Anderson Imbert, tambin sin ttulo, contina
con la idea de que a Dios le complacen los sacrificios, que disfruta con ellos y que todo
comenz con Can y Abel. Utiliza la palabra Elohim, del hebreo, que conlleva el
concepto de dioses o de ngel de dios. Anderson Imbert toma el concepto antiguo
del dios sangriento comn a tantas religiones (aztecas, griegos, romanos, judos, etc.).
Elohim ve complacido las guerras. Cree que son parte de un misterioso
culto que le rinden los hombres. La cosa principi con Can y Abel. Poco a poco
el matarse unos a otros se hizo ritual. Las guerras son ya sacrificios en masa que
convierten a toda la tierra en un vasto templo. Elohim, halagado, mira la
ceremonia y sonre329.
Juan Romagnoli en Estigma resalta el hecho de que Can estaba destinado a
matar a Abel. Suea que su hermano lo mata e intenta olvidarlo en la vigilia, pero ve
que lleva un estigma en la frente que le confirma que l matar a su propio hermano. En

328
329

ANDERSON IMBERT, Enrique: Narraciones completas. Vol. I, pp. 417418.


ANDERSON IMBERT, Enrique: Ibd., p. 413.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

236

Mariv Alonso Ceballos

este texto Can mata en defensa propia, as que la ira de Dios ser injusta: l slo ha sido
ms fuerte que su hermano en la pelea.
Borges retoma el mito en Leyenda y, dndole un tinte sobrenatural, sita a los
dos hermanos comiendo despus del asesinato. El texto resulta ambiguo, no queda claro
si Can tambin est muerto. Abel perdona a Can y los dos reivindican el olvido como
nica forma verdadera de perdn. Lo interesante de la idea borgeana es que cualquiera
de los dos personajes podra haber matado al otro as que los dos tienen que hacerse
perdonar.
En cambio, en Juan Lpez y John Ward, Can y Abel no son personajes del
microrrelato. Los protagonistas son Juan Lpez y John Ward, un argentino y un ingls,
admiradores cada uno de la cultura del otro, que van a hacer de Can y de Abel
(depende de la perspectiva del lector) en la guerra de las Malvinas. Borges utiliza la
tcnica del extraamiento, habla de un tiempo que parece lejano, aunque se trate de algo
tan cercano al lector como el siglo XX: El planeta haba sido parcelado en distintos
pases, cada uno provisto de lealtades, de queridas memorias, de un pasado sin duda
heroico, de derechos, de agravios, de una mitologa peculiar, de prceres de bronce, de
aniversarios, de demagogos y de smbolos. Esa divisin, cara a los cartgrafos,
auspiciaba las guerras [].El hecho que refiero pas en un tiempo que no podemos
entender. En cualquier caso, los dos personajes se matan por cuestiones nacionalistas y
el lector se da cuenta de que su poca en realidad no le resulta tan lejana ni extraa y su
muerte no tiene ningn sentido.
Shua, con su caracterstica mirada diferente, en Despus de Can se pone en el
lugar de los padres, Adn y Eva, despus del asesinato de uno de sus hijos en manos del
otro y piensa que en realidad intentaran no tener ms hijos, que si los tuvieron fue por
la intervencin de los ncubos y los scubos. Sus personajes son muy humanos,

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

237

Mariv Alonso Ceballos

engendrar siempre conlleva el miedo a la incertidumbre, a que pueda pasar algo a los
hijos. Lo irracional (los demonios) se impone a lo racional (el deseo de no tener ms
hijos para que estos no provoquen ningn mal). De ah la frase final, desesperanzadora,
que afirma que el mal es innato al hombre: llevan en s la semilla de la maldad
humana, que no es inocente.
2.1.1.2.4 No y el arca
Cuando la humanidad ya se ha multiplicado en la tierra Dios se arrepiente de
haberla creado: Viendo Yahveh que la maldad del hombre cunda en la tierra, y que
todos los pensamientos que ideaba su corazn eran puro mal de continuo, le pes a
Yahveh de haber hecho al hombre en la tierra, y se indign en su corazn. Y dijo
Yahveh: "Voy a exterminar de sobre la haz del suelo al hombre que he creado, - desde
el hombre hasta los ganados, las sierpes, y hasta las aves del cielo - porque me pesa
haberlos hecho." (Gnesis 6:5).
Dios le da a No, el nico hombre justo, instrucciones para construir un arca en
la que se salvarn los nicos seres vivos que quedarn en la tierra cuando l enve un
diluvio que durar cuarenta das y cuarenta noches: Yahveh dijo a No: "Entra en el
arca t y toda tu casa, porque t eres el nico justo que he visto en esta generacin. De
todos los animales puros tomars para ti siete parejas, el macho con su hembra, y de
todos los animales que no son puros, una pareja, el macho con su hembra (Gnesis
7:1).
No y su familia permanecieron en el arca hasta que comprobaron que el agua se
haba evaporado soltando a una paloma: La paloma vino al atardecer, y he aqu que
traa en el pico un ramo verde de olivo, por donde conoci No que haban disminuido
las aguas de encima de la tierra (Gnesis 8:11).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

238

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Sergio Francisci en Sueos apcrifos nos da una nueva versin del arca de
No, en la que este personaje ser el arca que lleve a unos seres vivos muy particulares:
los virus. En los dos primeros prrafos vemos a No preocupado acerca de cmo
construir el arca rodeado por una naturaleza agreste y agresiva (camina por una llanura
desierta, el cielo se desgarra, nubarrones lo acosan) hasta que en el ltimo se resuelve
la cuestin: Cuando llegan hasta l los primeros virus comprende cules sern las
especies sobrevivientes a este diluvio y quin el arca que las contenga. Desde la
posicin de ombligo del mundo otorgada a No, percibimos su incertidumbre. A pesar
de que ser el salvador de la humanidad no sabe lo que tiene que hacer y ah est su
perdicin.
Orlando Van Bredam inventa un nuevo diluvio en el que un padre justifica a su
hijo la situacin en la que se encuentran, escapando nuevamente de las inundaciones. El
sino de la humanidad es escapar de las fuerzas implacables de la naturaleza: No ha
pasado a convertirse en un prototipo de hombre que se salva de una catstrofe para
conseguir que se perpete la especie.
EL DILUVIO ETERNO
Cmo explicarte, hijo? En aquellos tiempos los hombres eran muy pero
muy malos, tan malos que Dios hizo llover durante cuarenta das y cuarenta
noches. Tan malos que No y la familia de No fue elegida por el Seor para
salvarse. No construy un arca en la que reuni una pareja de animales de cada
especie. Cmo era el arca? Cmo explicarte, hijo? Enorme pero pequea sobre
las aguas del diluvio. Pequea como aquella cscara de nuez arrastrada por la
corriente en la que huye un puado de hormigas; como esta canoa, hijo, en la
que escapamos otra vez de las inundaciones330.
En Los animales en el arca Denevi nos da su propia versin de lo acontecido
en el arca de No dejndonos con la duda de lo que pudo suceder en el interior del arca
aadiendo el motivo de que los animales que all perecieron tuvieron que ser los ms
330

POLLASTRI, Laura: El lmite de la palabra. Antologa del microrrelato argentino contemporneo, p.


196.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

239

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bellos. Este autor aplica las leyes darwinianas a una historia mtica procedente de la
Biblia.
Graciela Tomassini y Stella Maris Colombo llevan a cabo una reflexin
interesante acerca de este texto resaltando que combina dos tipos de logos distintos y
con este trmino publicitario se refieren a lo que queda de piezas narrativas de nuestra
cultura despus de usarlas varias veces de tal manera que las historias originales se van
transformando debido a los diferentes usos que se han hecho de ellas.
En Los animales del Arca, de Denevi, el hipotexto se transforma por
remotivacin realista desde el momento en que el logo de procedencia bblica
(Arca) es interpretado por un logo de extraccin tericocientfica (seleccin
natural); el cambio temtico producido por la mutua renarrativizacin de los
elementos narrativos previos (degradacin del mundo por oblacin de los
hermosos a los poderosos) no es previsible ni derivable de ninguno de aqullos
por separado (Logo 1: Arca: regeneracin del mundo tras la purificacin; Logo
2: supervivencia del ms apto: mejoramiento de las especies).
Esta transformacin implica una reescritura de una forma de
narrativizacin en funcin de otra: cada una de estas formas atae a contextos
histricoculturales sumamente alejados entre s, y por tanto a modelos
interpretativos divergentes. Esta incompatibilidad, puesta de manifiesto por un
discurso dialgico (segn la terminologa de Bajtn, del tipo polmica interna)
supone una paradjica versin racionalistacientificista del mito bblico del
diluvio y al mismo tiempo una suerte de parodia, no ya del hipotexto bblico sino
ms bien de sus metadiscursos. Este procedimiento es muy frecuente en las
Falsificaciones (casi diramos que es una de sus operaciones constructivas ms
relevantes)331.
2.1.1.2.5 Job
Job era un ganadero muy rico que amaba a Dios, pero el diablo, con el
consentimiento divino, le causa todo tipo de desgracias para ver si en la adversidad
sigue amando igualmente a Dios. Job supera la prueba porque a pesar de haberlo
perdido todo (su salud, su riqueza, su familia) contina amando a Dios.

331

TOMASSINI, Graciela, y COLOMBO, Stella Maris: La minificcin como clase textual


transgenrica en Revista Interamericana de Bibliografa. XLVI, 14. [Online]:
http://www.educoas.org/portal/bdigital/contenido/rib/rib_1996/index.aspx?culture=es& navid=201
(Consulta: 1 de octubre de 2012).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

240

Mariv Alonso Ceballos

Bioy Casares en un texto dividido en dos titulado Job reflexiona sobre este
personaje bblico. En la primera parte nos cuenta lo que le sucedi cambiando el final
(lo sita en el infierno) y en la segunda se pregunta qu hacer para evitar ser elegidos
por Dios igual que le pas a Job. Es decir, en este caso la trama que se cuenta en la
Biblia le da pie para una reflexin metafsica en la que ofrece tres actitudes diferentes
del personaje (aunque le da igual: su destino est escrito y, en cualquier caso, la muerte
es inexorable) y termina hablando de una de sus grandes preocupaciones: la literatura.
En la parte I lleva a cabo lo que critica en la parte II: O que nos hunda, como un
escritor apresurado despachara su personaje, para dar al cuento un final aceptable. O
sea, lo que l mismo ha hecho: mandar a Job al infierno, cuando en la Biblia se salva.
Dios es el creador de Job y hace que se salve, mientras que l, Bioy Casares, es un
escritor que cambia la historia bblica as que podra afirmarse que existe una
correlacin entre los dos creadores: Dios y el escritor.
Denevi, en cambio, realiza una parodia de inversin: piensa que es Job el que
pone a prueba la paciencia de Dios en esa especie de proyecto (in nuce). En realidad,
esta reflexin supone ver en el mito de Job un vencedor y un vencido: Job tiene el poder
por su resistencia pasiva digna de un Gandhi bblico.
JOB IN NUCE
No es que Dios haya enviado una calamidad tras otra contra Job para
ponerlo a prueba. Es Job quien soporta todas las calamidades sin quejarse para
poner a prueba a Dios. Dios, finalmente, debe darse por vencido332.
2.1.1.2.6 Salomn
Segn el Antiguo Testamento la annima reina de la tierra de Saba va a Israel
porque haba odo hablar de la gran sabidura del rey Salomn, y le lleva regalos
(especias, oro y piedras preciosas). La reina qued tan impresionada por la sabidura y
332

DENEVI, Marco: Falsificaciones. Obras completas, tomo 4, p.220.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

241

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las riquezas de Salomn que se convirti al monotesmo, entonando una alabanza a


Dios; el rey la recompens con la promesa de otorgarle cualquier cosa que deseara. La
reina regal 4,5 toneladas de oro al rey de Israel.
Denevi atribuye un deseo distinto a la reina de Saba en Las mujeres sabias:
casarse con Salomn. Lo tena prcticamente seducido; pero, como lo consideraba muy
sabio, se vali de acertijos y enigmas que pusieron al rey en un aprieto y, por ello,
perdi la posibilidad de unirse a l en matrimonio: Pero la reina de Saba cometi un
error gravsimo: una noche, al trmino de un festn, se le ocurri poner a prueba, con
acertijos, con enigmas, con adivinanzas y preguntas embarazosas, la sabidura del rey
sabio. Salomn se hall con una rival que casi estaba a su altura. Debi sudar la gota
gorda para salir del paso. Naturalmente, no se lo perdon nunca a la reina. La reina de
Saba representa la sociedad matriarcal, mientras que salomn forma parte de la
patriarcal: es sabio, procreador, tiene concubinas, disfruta, dilapida, ejerce el poder y no
puede compartir todo eso con una mujer que est prcticamente a su altura: se encuentra
acostumbrado a mujeres humilladas sobre las que ejerce el poder. Por encima de los
beneficios materiales que hubiera podido aportarle la reina de Saba est la estructura
jerrquica de una sociedad patriarcal como la juda.
En este cortsimo texto, Blaisten hace una referencia muy sutil a todos los actos
pecaminosos presentes en la Biblia, sobre todo en el Cantar de los cantares. Juega con el
parecido entre Saba y sbana en su paratexto para dejar claro al lector que se refiere a
actos lujuriosos.
SALOMN Y LA REINA DE SBANA
La Biblia era una fiesta333.

333

BLAISTEN, Isidoro: El mago, p. 85.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Shua utiliza dos pocas distintas en Tres piernas: la de Salomn y el siglo XX.
En las dos habla de un hombre con tres piernas, pero en el tercer y ltimo prrafo rompe
la expectativas del lector diciendo que no hay ninguna relacin entre las dos
narraciones: Se equivoca el que intente descubrir alguna conexin entre estas dos
historias. En realidad hay una relacin entre los dos: poseen tres piernas aunque uno
sea un demonio y el otro un personaje supuestamente real. La escritora asume el papel
de narrador omnisciente y cierra cualquier posible conexin entre los dos porque
asumimos que es el narrador el que sabe ms que nosotros, simples lectores.
2.1.1.2.7 Paraso y/o. infierno
En la Biblia la palabra paraso designa originalmente el vergel donde Dios
coloca a Adn tras crearlo (Gnesis 2). Esta nocin tambin puede hacer referencia a un
lugar ideal en la tierra o utopa, que recuerde al jardn del Edn y al lugar de salvacin:
el cielo que en algunas religiones aguarda a los que son buenos, se arrepienten o son
elegidos.
Son varias las referencias e imgenes existentes en la Biblia acerca del infierno
de las que muchos deducen que se trata de un lugar de sufrimiento. Aportamos una del
Apocalipsis: Si alguno adora a la Bestia y a su imagen, y acepta la marca en su frente o
en su mano, l tambin beber del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el
cliz de su clera. Ser atormentado con fuego y azufre delante de los santos ngeles y
del Cordero; y el humo de su tormento se elevar por los siglos de los siglos. Y no habr
reposo, ni de da ni de noche (Apocalipsis 14:9-11).
Los conceptos de paraso y de infierno que manejamos hoy en da parten de la
Biblia pero han ido ms all. Todos consideramos el paraso como un lugar donde nos
gustara estar, un premio para los mejores, y el infierno como el castigo por nuestros
pecados. Sin embargo, nuestros autores pueden sorprendernos con sus aportaciones.
El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Anderson Imbert resalta en el siguiente microrrelato cmo el infierno y el


paraso son interdependientes porque tanto el placer como el sufrimiento necesitan de su
contrario para ser apreciados. Hace falta un referente para que los premiados en el
Paraso y los condenados en el Infierno sean capaces de comprender su situacin y no
acostumbrarse a ella. Juega con la variable del tiempo: dicha situacin podra cambiar a
la opuesta y eso les hace valorarla o sufrirla (dependiendo de dnde estn) ms todava.
En el Paraso se recurre intermitentemente a los servicios del infierno
para agudizar el placer en los bienaventurados. De vez en cuando, chirridos,
llamaradas malolientes, ramalazos de sombras, desfile de fealdades y penas, todo
a guisa de contraste. A su vez, el Paraso presta algo de su felicidad al Infierno
para que los rprobos, tambin por contraste, no se olviden de que estn
sufriendo334.
Ana Mara Shua nos da una diferente visin del infierno. Para ella, con su
natural habilidad para ver el otro lado de las cosas, el infierno es la burocracia. Lleva a
cabo una parodia de transcontextualizacin: en el mundo actual los conjuros no son
suficientes, hay que llenar una solicitud por triplicado para invocar al diablo. Con esta
ambigedad puede que haga referencia al carcter diablico de la burocracia.
Con un correctsimo conjuro invoco a Satans. Sin embargo, debo
resignarme a conversar con su secretario. Mi seor es ubicuo y omnisciente,
anuncia con solemnidad. Pero me entrega una solicitud para llenar por triplicado.
Decididamente la burocracia es un infierno335.
En este ltimo caso profundamente subversivo, Shua nos presenta un Paraso
que en realidad es peor que el infierno porque los habitantes se resignan a l en lugar de
rebelarse como los del infierno. Juega con el tpico del aburrimiento reinante en el
Paraso y parece decir que la rebelda es lo que vence a la muerte en el infierno. Sin
embargo, la resignacin, aparte de significar una muerte en vida, hace que la muerte sea
an ms muerte. Su texto nos pinta como ms atractivo el infierno que el Paraso.
334
335

ANDERSON IMBERT, Enrique: Narraciones completas. Vol. I, p. 413.


SHUA, Ana Mara: Cazadores de letras, p. 126.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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En el infierno la represin es dura pero necesaria: logra apenas controlar


la constante rebelda de sus habitantes. La terrible, aplastante resignacin del
Paraso se parece, en cambio, mucho ms a la muerte336.
En Otro pacto con el diablo Shua desmitifica el infierno aplicndole conceptos
econmicos (exceso de oferta, precios, departamento de compras). Piensa que los que
estn en el Paraso en realidad esperaban una propuesta del diablo para pactar con l y
no la recibieron. Afirma que hay tanta oferta que el equipo de compras del diablo
consigue almas por muy poco. La mayor parte de los mortales carecemos de inters para
el poder y ni siquiera nuestras existencias resultan interesantes para el infierno y el
Paraso, son grises: sin importancia.
La misma autora en Paraso no es premio para todos elige a un personaje que
est en el infierno y que encuentra placer en el hecho de no arrepentirse de sus pecados.
Nos recuerda que los castigos, aunque los impone el diablo (al que describe como un
comerciante honesto) en realidad son culpa de Dios: Aun en el peor de los tormentos y
por toda la eternidad no arrepentirse: es imaginable, desde la vanidad, un goce ms
excelso?. Arremete contra el sentimiento de culpa asociado a algunas religiones
(recordemos el concepto de pecado original), por eso habla de los autnticos placeres, es
decir, no arrepentirse de haber pecado. A los que cumplen los preceptos religiosos los
califica de espritus vulgares o almas dbiles.
David Lagmanovich explora la misma idea en Slo haba llanto. Nos presenta
un paraso que no lo parece (Todo muy solemne, con demasiado olor a iglesia: quin
quiere estar siempre como en misa?), por eso el protagonista se escapa antes de que lo
vean. En el fondo, nos dice que lo que la iglesia propugna (culpa, llanto, humildad)
no puede ser el Paraso.

336

SHUA, Ana Mara: Cazadores de letras, p. 136.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Denevi, utilizando el ttulo de la obra de Dante Divina comedia, nos dice que
el infierno no existe, en realidad es el purgatorio y a lo que antes se llamaba purgatorio
ahora se le conoce como paraso puesto que el verdadero paraso estaba siempre vaco.
Dios, convertido en un personaje gracioso, una ranita, dialoga con un telogo y decide
perdonar a los que estn en el infierno y llamarlo purgatorio: Desde entonces el
infierno se llama purgatorio, porque ahora lo habita la esperanza, y el anterior
purgatorio, libre de la vecindad del infierno, se llama paraso. En cuanto al primitivo
paraso, fue definitivamente clausurado: se lo vea siempre tan desierto!.
Denevi viene a decirnos que es el hombre el que necesita la divisin tripartita de
paraso, purgatorio e infierno. Estos tres lugares son demasiado humanos para proceder
de Dios. Los han inventado los que estudian e intentan entender a Dios: los telogos.
2.1.1.2.8 Apocalipsis
La palabra griega apocalipsis significa revelacin. El libro fue escrito para
consolar a los cristianos cuando empezaron a sufrir las persecuciones por parte del
Imperio romano. Se utilizan en l recursos de ndole variada: visiones de ngeles
portadores de mensajes, fenmenos csmicos que sirven para premiar a los buenos y
castigar a los malos, simbolismo de los nmeros, etc.
Las ideas contenidas en este libro que ms preocupan a nuestros autores son la
del fin del mundo y el juicio final.
Denevi nos describe en Apocalipsis la rebelin de los objetos contra los
hombres. El fin del mundo no ser culpa de Dios, sino del hombre: las cosas que este
ltimo ha creado, es decir, los objetos, terminarn con l. En un prrafo cuya larga
longitud contribuye a crear angustia en el lector, comienza negando lo escrito por San
Juan (Ni ngeles con trompetas, ni monstruos, ni batallas en el cielo y en la tierra)

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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para despus describir la agona que supondr para la humanidad la desobediencia de la


cosas: desde las mquinas y los motores hasta cualquier tipo de objeto inerte
contribuirn al exterminio de la raza humana. En la ltima oracin del texto, el escritor
argentino demuestra su pericia haciendo una enumeracin de adjetivos destinados a
calificar al sustantivo cosas que cierra el microrrelato con un extraordinario acierto:
Cuando el ltimo hombre desaparezca, las cosas, fras, bruidas, relucientes, duras,
metlicas, sordas, mudas, insensibles, seguirn brillando a la luz del sol, a la luz de la
luna, por toda la eternidad.
El Juicio Final o da del Juicio Final, es la denominacin religiosa del fin del
mundo, en el cual toda la humanidad ser juzgada segn sus obras. San Juan sita a
Dios sentado en un trono blanco de gran tamao y afirma: Y vi un gran trono blanco y
al que estaba sentado sobre l, de delante del cual huy la tierra y el cielo; y no fue
hallado el lugar de ellos (Ap 20:11). Y vi los muertos, grandes y pequeos, que estaban
delante de Dios; y los libros fueron abiertos: y otro libro fue abierto, el cual es Libro de
la Vida: y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros,
segn sus obras (Ap 20:11).
Encontramos dos microrrelatos sobre este tema y con el mismo ttulo: El da del
Juicio Final uno de Ana Mara Shua y otro de Bonifacio Lastra.
El de Shua nos cuenta en un solo prrafo la historia de un hombre que ya ha
pasado por el juicio definitivo sin enterarse, ha sido salvado y se encuentra
contemplando su programa favorito, est en el Paraso sin saberlo y ah continuar para
siempre. Tiene lugar una desmitificacin del Paraso que simplemente consiste en ver
un programa televisivo: segn la autora el paraso estara en lo cotidiano, lo sencillo.
En el texto de Bonifacio Lastra, en cambio, la nica manera de cambiar despus
del Juicio Final es que los muertos recuperen su corporeidad, puesto que muertos y
El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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vivos cada vez se parecen ms: se comunican aunque estn separados en el espacio (a
travs del telfono), pueden verse aunque estn distanciados (mediante la televisin).
Parece decirnos que el progreso de la ciencia termina con la necesidad de la religin en
buena medida, pero tambin ese mismo progreso posibilita el juicio final como obra
humana, sin necesidad de ninguna intervencin divina.
Filloy en su Periplo recuerda diferentes ctricos que vio en su viaje y le parecen
tan apetecibles que piensa que en realidad fueron plantados por Dios para lo ngeles que
tocaran las trompetas del Juicio Final. En este texto con escasa narratividad el narrador
en primera persona se dirige a las Naranjas (a las que personifica por medio del uso de
las maysculas) que constituiran su narratario. Nos habla de los griegos, los fenicios,
los rabes y los judos por medio de los lugares de procedencia de las frutas, todo en
torno al Mediterrneo, el Mare Nostrum, y la naranja es el hilo conductor que une estas
ciudades tan antiguas. La ciudad ms arcana que menciona es Jeric y dice que Dios
plant all las naranjas para los ngeles del juicio Final, consiguiendo de esta manera
cerrar el crculo. Adems, recordemos que desde el Creciente Frtil es desde donde se
extiende el cristianismo y tambin la agricultura hacia el resto del mundo.
Os evoco porque fuisteis, ms que frescura, blsamo: Naranjas de Sicilia,
pequeas y jugosas; Naranjas de Sydon, cuya pulpa recuerda la sangre crdena
de la gacela; Mandarinas de Tnger, concrecin de las sedas del desierto;
Naranjas de Jeric, prvidas, de suculencia bblica, tal vez plantadas por Jehov
para humedecer la boca de los ngeles que toquen las cornetas del Juicio
Final337.
2.1.1.2.9 ngeles y/o demonios
Los ngeles son seres inmateriales al servicio de Dios que frecuentemente actan
como sus mensajeros y que tambin ayudan al hombre. De hecho, el diablo en realidad
constituye un ngel expulsado del paraso por desobediencia: el ngel cado.
337

FILLOY, Juan: Periplo, p. 110.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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En el Nuevo Testamento Jess habla del Diablo y lo califica de asesino y


mentiroso (Juan 8:44): Vosotros procedis del diablo, que es vuestro padre, y son los
deseos de vuestro padre que queris poner en prctica. l fue homicida desde el
principio; y no se mantuvo en la verdad, porque no hay verdad en l. Cuando profiere la
mentira, habla de lo suyo propio, porque es mentiroso y padre de la mentira.
En el libro de Job se dice que Satn (otro nombre para el diablo, que significa
adversario) es uno de los hijos de Dios, pero insta a ste a que le deje someterle a
diversas desgracias a ver si contina amando a Dios.
Como vemos, el ser maligno tiene infinitud de nombres: Lucifer, Satn, Samuel,
Azrael
Shua en Samael y el hombre nos habla de Samael, que tambin es hijo de Dios
porque muestra debilidades humanas como los celos o la rebelda y eso es lo que le
convierte en un ser diablico. Adems, nos crea la duda acerca de si no estaremos ya en
el infierno. Utiliza el presente histrico para narrar una historia que sucedi en un
pasado muy lejano y acaba usando el presente gnmico tpico de los aforismos para
inquietar al lector: nadie ha logrado probar que el Infierno no sea aqu y ahora, en este
mundo. Hace referencia a la famosa cita de Jean Paul Sartre: El infierno son los
otros, es decir, lo cotidiano, lo que nos rodea.
En cambio, la misma autora en El ngel de la muerte nos habla de Azrael, que
discute sobre el momento de la muerte con un rey antes de llevrselo en un texto de
estilo arcaizante debido a los hiprbatos y a la anteposicin de los adjetivos delante de
los sustantivos. En los dos ltimos prrafos se abstrae de la trama para preguntarse por
qu el ngel discute con el rey y lo resuelve de la siguiente manera, quiz un poco
tpica: Y Alguien responde: fue para que esta historia pudiera ser contada. Puede que
ese estilo solemne sea irnico: en realidad es una historia hueca, innecesaria. La muerte
El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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es inexorable, a no ser que alguien quiera utilizarla, por ejemplo, para contar una
historia.
Sergio Francisci toma a Dios como personaje que se suea a s mismo en este
microrrelato un tanto bizantino ya que juega con la sutileza del concepto de Dios y de la
naturaleza de los ngeles. Si Dios suea es humanizado y, adems, crea a los ngeles en
un sueo tambin. Todo lo que existe en un sueo no necesariamente existe en la
realidad, de ah la paradoja. Los otros elementos (ngeles, infierno, etc.) carecen de
importancia ante la primera oracin que es la que posee la clave: Suea Dios que
existe.
SUEA DIOS
Suea Dios que existe. Presiente sombras bajo la forma de un cielo.
Dibuja ngeles con su mano izquierda y los increpa. Despierta y no recuerda el
sueo. Los ngeles aprovechan la ocasin para crear un infierno que los ampare.
Y nunca jams hablarn de sueos ni de dioses. Queda en pie la infinita paradoja
de ese soador338.
Eduardo Gudio en ngel guardin elige como protagonista a un ngel
guardin en busca de clientela porque los hombres no le necesitan. Dicho ngel dialoga
en estilo directo con Dios hasta que este le busca un nuevo cliente: el propio Dios. La
divinidad a pesar de haber creado a tantas criaturas y de todos sus poderes, est
condenada a la soledad, por eso se ofrece al ngel Guardin como cliente.
2.1.1.2.10 Jess
Jess de Nazaret (Jess, Cristo o Jesucristo), es la figura central del cristianismo.
Para la mayora de las denominaciones cristianas, es el Hijo de Dios y, por extensin, la
encarnacin de Dios mismo que con su muerte y posterior resurreccin redimi al
gnero humano.
338

POLLASTRI, Laura: El lmite de la palabra. Antologa del microrrelato argentino contemporneo, p.


133.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

250

Mariv Alonso Ceballos

Jess de Nazaret fue un predicador judo que vivi a comienzos del siglo I en las
regiones de Galilea y Judea, y fue crucificado en Jerusaln alrededor del ao 30 segn
la opinin mayormente aceptada, aunque tambin hay estudiosos que afirman que nunca
existi.
Lo que se conoce de Jess depende de la tradicin cristiana, especialmente de la
utilizada para la composicin de los Evangelios Sinpticos (Mateo, Marcos, Lucas y
Juan), redactados, segn opinin mayoritaria, en torno a 40 aos despus de su muerte.
Uno de los temas ms repetidos en relacin con Jess en los microrrelatos
argentinos es la traicin de Judas, uno de los apstoles que lo entrega al sanedrn a
cambio de dinero (Marcos 14: 43).
Juan Filloy en Periplo, libro de viajes escrito durante la visita de diversos
lugares mediterrneos, incluy varios textos sobre este personaje. En El precio nos
hace reflexionar mediante un dilogo entre dos personajes sin identificar sobre lo barato
que vendi Judas a Jess y equipara las treinta monedas al precio de un fongrafo. Este
instrumento no est elegido al azar: Jess viene a la tierra a reproducir las palabras de
Dios; lo mismo que hace un fongrafo. Y, no solo eso, los judos comercian con l
reducindolo al valor de un objeto de saldo.
Filloy en Encuesta hace referencia al episodio de la mujer adltera (Jn 8: 1-11)
en el que Jess es puesto a prueba porque la ley de Moiss mandaba apedrear a las
infieles, pero l les responde: El que entre vosotros est sin pecado, sea el primero en
tirar una piedra contra ella, lo que hace que todo el mundo se retire sin lastimarla. El
narrador en primera persona elegido por Filloy expresa su deseo de ser un personaje
bblico de su invencin al que califica como un fariseo de exquisito dandismo puesto
que, a pesar de no haber pecado, no tir la primera piedra en aquella ocasin.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

251

Mariv Alonso Ceballos

En su texto, Filloy desmitifica la religin: el lugar, el libro y el mensaje de


Cristo. Por ejemplo, hace referencia a que la capilla es explotada por monjes
franciscanos resaltando as su valor turstico y econmico ms que religioso. Por otro
lado, la Biblia no se contempla como la palabra de Dios, sino como un texto literario.
Aludiendo al fariseo que no tira la piedra a pesar de que podra hacerlo por un acto de
dandismo, de alguna manera desacraliza el mensaje del hijo de Dios.
Tertium comparationis, tambin de Juan Filloy, parece una reflexin en su
comienzo, pero despus nos sorprende la intervencin de Moiss que dialoga con el
protagonista. En la primera parte se nos ofrecen una lista de preguntas que comparan la
grandeza de Jess y de Mahoma hasta que Moiss reclama su protagonismo; al fin y al
cabo l fue el que recibi el mensaje de Jehov.
Filloy contina desmitificando la religin de forma sutil como en otros de sus
textos. El hecho de resaltar las semejanzas entre las distintas religiones del libro ya nos
muestra su desconfianza acerca de la fe. Lo que las diferencia son matices. En el fondo,
las tres grandes religiones (judasmo, cristianismo e islamismo) se basan en las mismas
historias trasladas a otros contextos o, en muchos casos, sin ni siquiera un cambio de
lugar.
Marco Denevi utiliza frecuentemente personajes bblicos en sus Falsificaciones
y a veces incluso juega con ttulos que nos remiten a otras obras de la literatura
universal, como este que coincide con el de una novela del austriaco Stefan Zweig:
Impaciencia del corazn. En l afirma que Judas es una pieza ms de la trama para
demostrar la divinidad de Cristo. Piensa que Jess no morir y las masas tendrn que
creer en l, pero cuando muere en la cruz se suicida por desesperacin. Nos transmite el
mensaje opuesto al convencional: Judas no es un traidor, sino que allana el camino para

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

que tenga lugar la resurreccin de Cristo, que ser la que le consagre como hijo de Dios.
Sin embargo, Judas carece de la fe necesaria para creer en dicha resurreccin.
Por otra parte, Mateo nos cuenta que unos magos llegaron de Oriente tras el
nacimiento de Jess que haban visto una estrella e iban a adorar al rey de los judos
(Mateo 2: 1-12). Herodes, preocupado, les encarga que le informen acerca del nio y
ellos, despus de haberle ofrecido presentes (oro, incienso y mirra), regresaron a su
tierra por otro camino para evitar a Herodes.
Y de ah viene la matanza de los inocentes. Denevi utiliza una cita bblica para
culpar a los Reyes Magos de la matanza de Herodes e inventa una muerte para ellos
causada por los remordimientos. A pesar de que el culpable sea Herodes, la gente no se
atreve a recriminarle ya que es el poderoso; en cambio, a los magos no hay problema
para atacarlos.
DESASTROSO FIN DE LOS TRES REYES MAGOS
Herodes, vindose burlado por los Magos se irrit sobremanera y mand
matar a todos los nios de Beln (Mateo, 2, 16).
Camino de regreso a sus tierras, los tres Reyes Magos oyeron a sus
espaldas el clamor de la Degollacin. Ms de una madre corri tras ellos, los
alcanz y los maldijo. De todos modos la noticia se propag velozmente.
Marcharon entre puos crispados y sordas recriminaciones de hombres y
mujeres. En una encrucijada vieron a Jos y a Mara que huan a Egipto con el
Nio. Cuando llegaron a sus respectivos pases los mat el remordimiento339.
2.1.1.2.11 Otros temas bblicos
En Alguna bestia Shua nos remite al Dios terrible del Antiguo Testamento que
advierte a los hombres sobre el pecado con animales y despus entre parntesis da una
explicacin hablndole de forma ms cercana al lector, cambiando el tono con relacin
al primer prrafo: (Porque algo tendr esa oveja, esa gallina, esa camella impa y
339

ROJO, Violeta: Breve manual para reconocer minicuentos. [Online]:


http://ficcionminima.wikispaces. com/file/view/ Breve+manual+ (acrobat).pdf (Consulta: 5 de febrero de
2013).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

253

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lbrica, para tentar as a un varn del pueblo elegido.). En realidad nos habla de la
moral juda basada en el castigo y en la culpa que proviene de la satisfaccin sexual y
esa culpa es lo que conduce a los hombres a mantener relaciones con bestias que no
pueden delatarlos y que culmina con el asesinato de animales radicalmente inocentes.
La lepra de las casas, tambin de Shua, comienza con un relato que parece
realista, pero personifica a las casas, que protagonizan una rebelin en contra de lo que
les impone Dios y sus seguidores Moiss y Aarn dndole un tinte fantstico. Las casas
podran estar simbolizando diferentes territorios por los que el cristianismo se va
extendiendo a base de someter y aniquilar las religiones anteriores con justificaciones
balades como pueden ser esas manchas que salen a las casas.
Juan Filloy en su viaje por los lugares bblicos se acuerda de un personaje de
Marcel Proust al que califica de evadido de Sodoma y Gomorra (ttulo tambin del
microrrelato) refirindose a su homosexualidad y la novela del mismo nombre del autor
francs perteneciente a la serie En busca del tiempo perdido. En realidad, en la Biblia
no se precisa qu tipo de vicio practicaban los habitantes de estas ciudades: Los
habitantes de Sodoma eran muy malos y pecadores contra Yahveh (Gnesis 13: 13).
Lo que s se dice es que intentaron abusar de los ngeles que se alojaban en casa de Lot:
Llamaron a voces a Lot y le dijeron: "Dnde estn los hombres que han venido donde
ti esta noche? Scalos, para que abusemos de ellos." (Gnesis 19: 5). En cualquier
caso, Sodoma ha quedado asociada a la homosexualidad en nuestra cultura como
demuestra el microrrelato titulado Sodoma y Gomorra. Filloy se burla de la religin
porque sabe que no va a encontrar el castigo divino, as que merece la pena bucear en el
vicio, bordear la muerte ya que el vicio colinda con ella. Sodoma y Gomorra siguen
existiendo y Dios no consigui su propsito de aniquilar a todos los viciosos, ya que al

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

hombre no puede destrursele su esencia que, por encima de la moral y de la religin,


esconde el vicio.
Lagmanovich cree que La mujer de Lot, convertida en estatua de sal por haber
mirado atrs, est acechando para vengarse de l. Al parecer bajo la sal contina
teniendo sentimientos y pensamientos y, con irona, afirma que acecha, agregando sal a
las comidas a su alcance y provocando variados trastornos mdicos. La mujer de Lot, a
pesar de que es Dios el que la ha convertido en estatua de sal, comete un acto puramente
humano: culpa a su marido a pesar de que este ha intentado rescatarla.
Holofernes era un general enviado por el rey de Babilonia Nabucodonosor a
sitiar la ciudad de Betulia. Fue salvada por Judit, una bella viuda juda que se introdujo
en el campamento de Holofernes, comparti banquete con l y lo embriag para
decapitarlo mientras dorma. Segn relata la Biblia, Judit regres a Betulia con la
cabeza del decapitado y los judos vencieron al enemigo.
Yurkievich nos narra la muerte de Holofernes en Azul suntuoso como si
estuviese observando un cuadro y ese narrador en primera persona que aparece al final
nos confirma ese hecho al deleitarse en el color azul de sus vestidos. De esta forma
conecta tambin con el ttulo.
AZUL SUNTUOSO
La mano asesina empua un cuchillo de mango enjoyado. La hoja
vertical hiende de un tajo la garganta hasta chocar con la resistencia de la
vrtebra. El brazo de Judit se tensa vigorosamente. Debe trasponer esa dureza.
La otra mano apresa una oreja y un mechn de pelo, fija la testa del condenado
contra el cojn que los chorros de la cartida seccionada ensangrientan.
Desprevenido, ajusticiado en su sueo, Holofernes se convulsiona, crispa la
garra retenida por la sirvienta que secunda a su dama. Con la otra, intenta en
vano rechazar a la doncella que lo degella. Pronto, la languidez lo abate. Un
estertor, y toda resistencia cesa. Judit posee la fra determinacin de quien
ejecuta un mandato supremo. Obra con mano frrea, con una serenidad que
excluye el goce. La misma luz de frente que hace brillar sus bellos ojos, exalta el

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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nacimiento de sus pechos, destaca su garbosa silueta, realza el aterciopelado azul


de su vestidura. Ma es la fruicin de ese ultramar suntuoso340.
Judit es la mano de Dios que protege a su pueblo elegido: el de Israel. Se refiere
a ella como doncella cuando todos sabemos que no lo es: acaba de seducir a Holofernes
y, adems, es viuda. Consigue matar a Holofernes engandole con su belleza y sus
afeites. Elige sus mejores galas y joyas para degollar a un hombre fuerte, pero en
realidad su fuerza proviene de Dios, que interviene en la ltima oracin del texto en
estilo directo: Ma es la fruicin de ese ultramar suntuoso.
2.1.1.3 Novelas de caballeras
Las novelas de caballeras se utilizan para recrear ambientes situados en un
pasado en el que los caballeros viajaban en busca de aventuras. Veamos cules son sus
antecedentes.
Al margen de toda intencionalidad moral, florece en el siglo XIV un universo
literario puramente ficticio, de desbordante fantasa: el de las novelas de caballeras. Su
razn de ser es la exaltacin de los ideales caballerescos a travs de hroes a los que
mueve la defensa de la justicia y el servicio de su dama. Mezcla de aventuras y lirismo,
tienen una gran popularidad, consolidada tambin por el aumento del pblico lector.
Cuajarn en gneros narrativos bien definidos en el siglo XV.
Anderson Imbert nos presenta un texto supuestamente cierto y muy antiguo, tal y
como sola hacerse en este tipo de novelas en el que un caballero va en busca de un
imposible; se titula En el pas de los efmeros. Afirma que la crnica data del siglo IX
aunque cuente hechos ms antiguos todava. Otorga al caballero un nombre digno de su
estado (Guingamor) y lo enva en busca de la vida eterna. Acaba en una regin distinta
en la que la gente muere en una semana y se queda feliz all puesto que siente que su
340

YURKIEVICH, Sal: Trampantojos, p.20.

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256

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tiempo se dilata. El texto acaba con una cita de la crnica que afirma que el caballero
olvid que buscaba el pas de los longevos o que, en cualquier caso, le dio lo mismo.
En realidad, hace referencia a la teora de la relatividad de Einstein: el tiempo es
maleable y cambia segn quien lo aprecie. La vida del caballero Guingamor es
brevsima en comparacin con los longevos y tiene una vida casi eterna en comparacin
con los efmeros. Encuentra lo que buscaba sin haberlo encontrado: no la fuente de la
eterna juventud, pero llega a un lugar en el que la vida es tan efmera que se siente
eterno.
Shua, por su parte, utiliza los cdigos de la novela de caballeras (en este caso, el
encantamiento) desde unas coordenadas temporales actuales y nos presenta a una mujer
que no desencanta a un caballero porque le parece demasiado viejo para ella haciendo
un autntico alarde de frivolidad femenina. El caballero est en manos de la dama al
igual que en las novelas de caballeras, ya que se somete a ella y Shua lo lleva al
extremo dicindonos que el caballero est encantado.
Desde el hueco de un rbol, me llama un caballero. Slveme, seorita,
me ruega. Hace ya varios siglos que me encuentro encantado, esperando a la
doncella que venga a liberarme. Yo no soy seorita, maleducado, soy seora, le
contesto ofendida. (Un caballero de varios siglos es demasiado viejo para m)341.
2.1.1.4 Cuento oriental
La tradicin oriental influye en los autores de microrrelatos con la aparicin de
Al, de ambientes exticos, etc. Especialmente destaca Las mil y una noches de la que
se toma con frecuencia a Sherezade (Shahrazad o Sherezada) como personaje. Resulta
muy interesante para lo que nos ocupa, puesto que se dedica a contar historias.

341

SHUA, Ana Mara: Cazadores de letras, p. 37.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Este libro trata de que el sultn Shahriar desposaba una virgen cada da, y
despus mandaba decapitar a la esposa del da anterior. La causa de su comportamiento
es que deseaba vengarse de su primera mujer, que lo haba traicionado.
Cuando el rey Schahriar lleg a su palacio, hizo decapitar a su esposa, a
sus esclavos y esclavas. Despus orden a su visir que cada noche trajese a su
palacio una joven virgen. Y cada noche arrebataba a una joven doncella su
virginidad. Y transcurrida la noche, hacala matar342.
Scheherezada decidi casarse con el rey para intentar salvar a las otras doncellas.
Le suplic al sultn el poder dar un ltimo adis a su amada hermana, Doniazada, que le
pide que le cuente una historia. Como el rey padeca insomnio acept y Scheherezada le
comenz a narrar un cuento durante toda la noche.
Cuando lleg el amanecer Scheherezada dijo que tal vez el rey estara fatigado y
que continuara su historia la noche siguiente y el rey consiente: Por Al, no la matar
hasta que conozca completamente el final de esta interesante historia343.
Y as el rey conserv a Scheherezada viva mientras ella continuaba contndole
historias, hasta que, despus de mil y una noches de diversas aventuras, y ya con tres
hijos, el rey haba sido entretenido y tambin educado por Scheherazada, que entonces
se convirti en su reina.
Lagmanovich da la oportunidad al rey, a Shahriyar, de contarnos su versin de la
historia, en la que confiesa que lo nico que hace bien Shahrazad es leer historias de
unos pergaminos que encontr en su aldea en Habla Shahriyar. Dndole un giro de
180 grados a la trama original, el rey se confiesa aburrido de escuchar una y otra vez las
mismas historias que ya se sabe de memoria. El rey, en lugar de ser cruel y sanguinario,

342
343

ANNIMO: Las mil y una noches, p. 6.


ANNIMO: Ibd. , p.14.

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muestra una gran paciencia ya que piensa envejecer al lado de Shahrazad a pesar de que
ella no cuente historias, sino que se limite a leerlas.
Uno de los textos ms famosos de Borges es Los dos reyes y los dos laberintos
en el que recrea un cuento digno de Las mil y una noches con deliberados anacronismos
y arcasmos en el que gua al lector a un final subrayado por la utilizacin de un
segundo prrafo sin digresiones, logrando as la unidad de efecto tan alabada por los
preceptistas del cuento: Luego le desat las ligaduras y lo abandon en la mitad del
desierto, donde muri de hambre y de sed. La gloria sea con aquel que no muere.
Este magnfico texto lo hemos clasificado en este apartado, pero podra estar en
muchos otros ya que encontramos en l tanto la imitacin pardica del lenguaje, del
tono aleccionador, los motivos y la estructura tanto del cuento oriental en sarta, de
intencin didctica, cuanto de los innumerables pasajes de la Biblia referidos a la
sucesin de reyes y reinados344.
Imita el lenguaje de Las mil y una noches mediante las frmulas, como las del
comienzo: Se cuenta (pero Al es ms sabio, ms juicioso, ms poderoso y bienhechor)
que en el tiempo ya huido y lejano de las edades hubo un rey345.
En su versin se salva el rey que tiene fe: gracias a su creencia consigue salir del
laberinto, que adems es una creacin que ofende a Dios porque intenta competir con l.
La trama se basa en la venganza de Dios porque l es el que tiene derecho a jugar con la
confusin y con la maravilla.
En Problemas en la noche 369, Shua recrea una historia inspirada en Las Mil y
una Noches, pero que no utiliza los mismos personajes presentes en el cuento de la
noche 369, que es la Historia del bello adolescente triste que se lamenta por la muerte
344

LLOYD, Mara Alen: La irona en el microrrelato hispanoamericano en POLLASTRI, Laura: La


huella de la clepsidra. El microrrelato en el siglo XXI, p. 125.
345
ANNIMO: Las mil y una noches, p.1.

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de su esposa a causa de una mordedura de serpiente. Nuestra autora, en cambio,


propone una trama en la que uno de los personajes se niega a colaborar para encontrar
un tesoro, por lo cual el otro lo maldice porque no sabe qu van a hacer en todas las
pginas que faltan hasta que acabe el libro. Uno de los personajes del cual no sabemos
su identidad le propone al otro un viaje, una aventura hasta ciudades marroques desde
Bagdad y este se niega porque no le interesa la recompensa ofrecida, truncando as la
continuacin de una trama que podra ser muy atractiva.
El siguiente texto, tambin de Ana Mara Shua, es de inspiracin oriental. Nos
habla de un cad, un ladrn y Al, Aquel que Todo lo Puede. El ladrn dialoga con el
cad y niega haber robado, afirma que las monedas de oro se han convertido en aire en
la bolsa del mercader gracias a la omnipotencia de Al. El cad le corta las manos de
todas formas y afirma que si el ladrn es inocente, Al har que le crezca nuevamente la
mano. Y ah viene el tpico guio de Shua: aunque el ladrn sea culpable, Al hace
crecer su mano. El nico que est por encima de la ley de dios es dios mismo. El cad
aplica la justicia divina, pero esta afecta a los hombres y no a dios. El ladrn, que es el
culpable, demuestra su inocencia con un juicio divino amaado por dios. El texto
culmina con una pregunta para que el lector la conteste si as lo desea: Por qu
debera El Ms Grande someterse a las pruebas de un cad?.
UNA PRUEBA DE FE
Yo no rob nada. En la bolsa del mercader, las monedas de oro se han
convertido en aire. Quien se atreva a insinuar que no es posible, estar
contradiciendo la omnipotencia de Al.
As dice el ladrn para comprometer a la vctima y al juez y evitar el
castigo.
Te cortaremos la mano ordena el cad. Pero no como castigo sino
como prueba de fe. Al, que todo lo puede, har que te vuelva a crecer si eres
inocente.

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El ladrn es culpable. Pero Aquel que, en efecto, Todo lo Puede, hace


crecer su mano de todos modos. Por qu debera El Ms Grande someterse a las
pruebas de un cad?346
2.1.1.5 Cuentos de hadas
Los cuentos de hadas provienen de la tradicin oral, pero la mayora fueron
consignados en la escritura en los siglos XVIIIXIX por parte de escritores como los
hermanos Grimm, Hans Christian Andersen o Charles Perrault.
Se caracterizan por utilizar personajes folclricos (hadas, brujas, elfos, duendes,
animales personificados, etc.) que participan en historias inverosmiles de ndole
fantstica. Al principio estaban destinados al pblico adulto, pero en la modernidad
comenzaron a perder elementos sexuales y de violencia para que sirviesen para educar a
los nios.
En Las bellas durmientes Denevi, en un alarde humorstico que desmonta el
cuento de La bella durmiente, resalta el hecho de que para una mujer la mejor manera
de encontrar un prncipe es mantener los ojos cerrados porque si los abre ver todos sus
defectos. Se recrea en la tpica pasividad femenina: el hombre seduce y ella es
seducida. Los hombres se asustan de las mujeres proactivas as que ellas deben fingir su
sueo cuando los prncipes se acercan.
Ana Mara Shua tiene numerosas versiones de cuentos de hadas. Toma tambin
el cuento de La bella durmiente y, partiendo de la exageracin que ya se encuentra
presente en l (la Bella duerme cien aos) aplica la misma desmesura temporal a los
actos cotidianos que lleva a cabo una vez despierta, consiguiendo con ello la sonrisa del
lector. De alguna manera, el beso del prncipe ha resultado en un acto estril ya que la
Bella va a volver al sueo.
346

SHUA, Ana Mara: Temporada de fantasmas, p. 53.

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Durante cien aos durmi la Bella. Un ao tard en desperezarse tras el


beso apasionado de su prncipe. Dos aos le llev vestirse y cinco el desayuno.
Todo lo haba soportado sin quejas su real esposo hasta el momento terrible en
que, despus de los catorce aos del almuerzo, lleg la hora de la siesta347.
En el siguiente ejemplo, Shua lleva la teora de la reencarnacin a sus lmites y
nos hace reflexionar sobre el azar y el capricho, esencias de la magia. En este caso, ese
capricho depende de la voluntad del narrador.
Despus de haber sido la carroza de Cenicienta, qu difcil volver a ser
zapallo si no hubiese sido antes piedra de afilar y antes canela y antes nutria y
antes baobab y antes an brahamn y pecador348.
Como hemos visto, la autora Ana Mara Shua tambin cuestiona las versiones
literarias oficiales. Ella misma reconoce que en numerosas ocasiones utiliza mitos y
arquetipos de nuestra cultura porque as resulta ms fcil que el lector identifique el
tema o a los personajes con slo darle un par de rasgos. Ya sabemos que la cuestin del
espacio es fundamental en lo que al microrrelato se refiere. Y adems, porque es una
forma sencilla de ser subversiva y provocar al lector con variaciones de las historias que
este ya conoce hasta conseguir su sonrisa de complicidad por medio de la
desacralizacin: por ejemplo, dicindole a Cenicienta que espera en vano que el
prncipe vaya a buscarla con el zapato porque es un fetichista, es decir, de alguna
manera, su pasividad se ve castigada en Cenicienta I. Juega con la ambigedad:
pierde el zapato a propsito? Cenicienta no duerme bien porque espera la llegada de
los enviados reales con el zapato, que no llegarn puesto que el prncipe se quedar con
su zapato.
En Cenicienta II los personajes femeninos conservan el papel de objeto que
tradicionalmente se le ha dado a la mujer en los cuentos de hadas, para los que, adems,

347
348

SHUA, Ana Mara: Cazadores de letras, p. 186.


SHUA, Ana Mara: Ibd., p. 210.

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no hay lugar en el prosaico mundo actual. La servidumbre se encuentra zapatos


abandonados despus de cada fiesta y, como siempre, el toque irnico de Shua: y ni
siquiera dos del mismo par para poder aprovecharlos. Las historias originales al ser
imitadas acaban convirtindose en algo absurdo: no puede haber ms Cenicientas.
La versin ms innovadora y desacralizadora al mismo tiempo es Cenicienta
III. Las hermanastras han decidido quedarse con el prncipe y, como ya han ledo el
cuento de Cenicienta (al igual que Don Quijote y Sancho se enteran de la existencia de
la primera parte de El Quijote), se hacen intervenciones quirrgicas en el pie para que el
prncipe las elija a ellas. Este, hombre pragmtico que valora el dinero por encima de la
belleza, se queda con la que le ofrece una mejor dote y, una vez conseguido su objetivo,
la hermanastra hace que escriban la historia tal y como ella desea. De un cuento
romntico hemos pasado a una transaccin mercantil. Desposee el cuento de todo
carcter sentimental para convertirlo en algo srdido y mezquino (tanto las
hermanastras como el prncipe optan por la opcin ms acorde a su propio egosmo) y
hasta el escritor no es ms que un hombre contratado a sus rdenes capaz de alterar la
historia original por dinero.
Por ltimo, Cenicienta IV usa de forma irnica el lenguaje psicoanaltico: y
habla de la identificacin que hace Cenicienta entre su esposo y la madrastra:
confundindose en una sola entidad exigente, amenazante, superyoica (en este caso
prncipemadrastra), en la frgil psiquis de Cenicienta. La protagonista se ha vuelto
loca ya que no diferencia al prncipe de la madrastra: inventa un mundo imaginario.
En Hombre que huye, Shua maneja todos los cdigos fantsticos de los
cuentos de hadas para romperlos gracias a la cotidianeidad entre una mujer y su marido.
Comienza refirindose a una bruja que persigue a un hombre hasta que termina
atrapando a su propio marido. Toma lo mgico y lo sita en una escena cotidiana,

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trasplanta lo pico al da a da, con lo cual pierde su sentido. Aunque podra ser
interpretado a la inversa: la mitificacin de la cotidianeidad mediante el juego.
En El caballo volador la autora argentina analiza diferentes versiones de ese
cuento rastreando los tpicos (La princesa es siempre bellsima, Un prncipe es el
hroe) y aade la idea de que su inventor deseara ser valiente y bello y tener el amor
de la princesa, como le ocurre al autor del cuento. Este ltimo, al igual que cualquier
autor literario, a menudo crea mundos en los que le hubiera gustado haber vivido o
personajes como los que le hubiera gustado ser. Shua nos dice que esos deseos de ser
otro los tiene el escritor y tambin el lector en el fondo. Todos podemos identificarnos
con ese anhelo.
Anderson Imbert en los dos textos siguientes juega con el tpico de que los
unicornios se arrodillan ante las doncellas (en Unicornio el unicornio se disfraza de
toro pero al ser reconocido se arrodilla) y con el de que mucha gente duda de su
existencia en El cuerno del unicornio. En el primero, Unicornio, al hablar del
cuerno en sentido metafrico podra referirse al sexo del animal. No queda muy claro.
El unicornio acaba arrodillndose ya que la doncella sabe cmo aplacar el deseo y no
tiene ningn miedo del unicornio.
En El cuerno del unicornio vemos cmo la realidad (representada por Rogelia)
se enfrenta a la idealizacin (representada por Carla, que ve un unicornio y al mismo
tiempo es capaz de amar). Se contrapone el cuerno del unicornio (lo sobrenatural, lo
lrico, la poesa, el mundo de las hadas) a un cuchillo con forma de cuerno (lo soez, lo
fcil, lo real, lo tangible). Es el lector el que tiene que optar por una de las dos
explicaciones que, hasta cierto punto, le retratan.
Shua nos ofrece sus propias versiones en torno al tema Doncella y unicornio.
En la primera juega con expresiones hechas y frases coloquiales, poco adecuadas para

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Mariv Alonso Ceballos

tratar la materia legendaria. Juega con las expectativas del lector para romperlas con un
final sorprendente en el que ningn lector se pregunta cmo es posible que un caballo
hable porque el texto le envuelve, le seduce y no le deja pensar con claridad.
En la segunda nos habla un personaje que aora a las doncellas y confiesa tener
un cuerno en la frente. El unicornio se habra mezclado entre los hombres (estos
tambin desean a las doncellas). Al final del texto, en primera persona, el narrador nos
confiesa que no sabe cmo disimular su cuerno, es decir, este narrador juega con el
mundo de la imaginacin.
Quiz es ms ingeniosa la tercera, en la que las doncellas consiguen que los
unicornios hagan pblica su virginidad sin riesgo de perderla. Algo tan prosaico como
la supuesta cualidad de ser doncella o no a lo que se le da tanto valor, que se figura algo
tan complicado como un caballo con un cuerno en la frente que se arrodilla para
demostrar esa cualidad. Se inventa algo inverosmil para demostrar la importancia que
se le da al hecho de que una joven no tenga relaciones sexuales: la lrica est al servicio
de la moral en Doncella y unicornio III.
Doncella y unicornio IV trata de una doncella que recupera su virginidad
despus de perderla una y otra vez. Parece ms extraa la renovacin de la doncellez de
las hijas de los efrits que el hecho de que existan los unicornios, cuando ninguna de las
dos cosas son reales.
En la quinta son los unicornios los que cabalgan a las doncellas. Shua desarrolla
la misma idea: que el unicornio sea un animal delicado no quiere decir que no desee
consumar con dichas doncellas as como en ningn sitio se nos dice que las doncellas
quieran seguir sindolo. Lleva el mito del unicornio y la doncella al absurdo y este mito
desarrollado hasta sus ltimas consecuencias acaba con l mismo, se autofagocita.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

265

Mariv Alonso Ceballos

Con su mirada irnica, Shua juega con la diferente perspectiva de las cosas
dependiendo de la visin que elijamos tener en el caso de las princesas que besan sapos
en busca de prncipes en este texto dialctico. Tanto el personaje femenino como el
masculino tienen tanto de prncipe y princesa como de sapo y rana. Parece que solo
pueden encontrarse en el momento del beso porque despus no tiene porqu prevalecer
una de las dos circunstancias. Nos narra un desencuentro en las sucesivas metamorfosis
de los personajes. En los cuentos de hadas solo se habla del momento de la magia, pero
no de la vida cotidiana que tiene lugar despus.
Este es el cuento de un prncipe convertido en sapo reconvertido en
prncipe por el beso de una princesa con la que comete matrimonio solo para
descubrir que ella tiene sorpresas y dulzuras de la convivencia la costumbre
extraa de atrapar mosquitos con su larga lengua, o el cuento de una rana
convertida en princesa reconvertida en rana por el abandono de un indignado
desagradecido prncipe, todo depende, en fin, de qu lado se lo mire349.
De la misma manera, la autora argentina nos presenta en este caso una
Caperucita muy poco convencional que espera impaciente al lobo mientras contempla
plantas con nombres no muy comunes. Convierte a una nia en un botnico por las
palabras especializadas que maneja. Adems, la pregunta final tampoco es propia de
una nia, est llena de malicia. Con todo esto desmonta el cuento de Caperucita.
Con petiverias, pervincas y espinacardos me entretengo en el bosque. Las
petiverias son olorosas, las pervincas son azules, los espinacardos parecen
valerianas. Pero pasan las horas y el lobo no viene. Qu tendr mi abuelita que
a m me falte?350
La peste de Anderson Imbert lo incluimos en este epgrafe y no en el de ttulos
de obras literarias puesto que no hace referencia a la obra de Camus aunque se llame
igual. En dos prrafos trata el tema de la mortalidad de las hadas cuando stas sufren la
peste. El mundo de las hadas va cayendo en desuso y todo lo que implica imaginacin,
349
350

SHUA, Ana Mara: Cazadores de letras, p. 160.


SHUA, Ana Mara: Cazadores de letras, p. 31.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

266

Mariv Alonso Ceballos

la ingenuidad infantil deja de tener razn de ser, ni siquiera los sueos son lo que eran
antes.
En Fairy song Eduardo Gudio Kieffer hace un repaso por los tipos de hadas
diferentes aunque slo utilice el nombre de fairy (hada) en ingls. Pero el hada que
ms le interesa es la rebelde que se arranc las alas traslcidas y con el tiempo se
encarn en un cuerpo de mujer, lo que le da pie para imaginar qu sentira un hada
siendo mujer. Utiliza el tpico del ser inmortal que opta por la mortalidad para vivir
como un ser humano con todas sus limitaciones y ventajas: Se sumergi en arduos
textos metafsicos, busc a Dios en la religin y en la ciencia, descendi a la peor
abyeccin y trep a la sublimidad ms excelsa. Lo contrario, convertirse en un ser
inmortal, no requerira tantas explicaciones como las que necesita esta opcin para que
la trama sea verosmil.
2.1.1.6 Personajes de la literatura universal
Algunos personajes pasan a la historia de la literatura con mucha entidad y son
rescatados por los autores de microrrelatos para, de esa forma, ahorrarse
caracterizaciones y poder ir al nudo del texto de forma directa. Cuando el personaje es
conocido por el lector, no hace falta explicarle cmo es fsica o psicolgicamente ni
cules son sus motivaciones. Todo esto redunda en una innegable economa narrativa.
Shakespeare es un autor al que recurren muchos microrrelatistas. Una de las
obras de Shakespeare, Romeo y Julieta, es puesta en solfa por Marco Denevi. Como
sabemos, el hipotexto del ingls es una tragedia en la que dos jvenes enamorados
acaban suicidndose debido al enfrentamiento entre sus dos familias y a diferentes
casualidades del destino. El hipertexto del argentino, con ttulo en ingls (The female
animal) y atribuido a un supuesto contemporneo de Shakespeare (Robert Sands),
retrata la decepcin de Julieta al ver que Romeo prefera luchar con Teobaldo que
El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

267

Mariv Alonso Ceballos

admirar su acicalamiento. Acude al tpico de que la mujer se arregla para el hombre


mientras este lucha. No se produce el contacto entre los dos as que la tragedia no tendr
lugar.
Otra de las grandes tragedias shakespearianas es Hamlet que trata de un prncipe
de Dinamarca que sufre la visin del fantasma de su padre asesinado que exige
venganza. Sus dudas, expresadas en conocidsimos monlogos, le torturan porque su
madre y su to estn implicados. Al final, y a costa de su propia vida, consuma la
venganza.
Con respecto a Hamlet, Denevi cambia el mvil por el que Claudio asesina a su
hermano. En la tragedia de Shakespeare, Claudio mata al padre de Hamlet y se casa con
Gertrudis, su madre. En Las insaciables madres de los neurticos hijos en las podridas
Dinamarcas, Denevi nos los presenta como amantes y debido a la insaciabilidad de la
mujer, Claudio se venga en el rey. Hay una sustitucin de la petite morte (el orgasmo)
por una muerte mucho ms real.
De todas formas, la interpretacin psicoanaltica de esta obra no es novedosa. Ya
Sigmund Freud en La interpretacin de los sueos estim que toda la obra giraba en
torno a la duda (de ah que Denevi considere a Hamlet un neurtico) que siente el
protagonista acerca de asesinar o no a su to y que en realidad siente un deseo edpico
por su madre.
Sal Yurkievich nos presenta su propia versin del amor entre Hamlet y Ofelia
situados en el presente pero con una forma de hablar rimbombante y arcaica en un texto
titulado La caja negra. Los dos personajes utilizan palabras grandilocuentes que
dificultan su comunicacin. Adems, Ofelia est envuelta en una soga azul y trata en
vano de acariciar a un Hamlet que habla por telfono, la caja negra a la que alude el
ttulo. Los dos se esfuerzan al mximo por decirse cosas bellas, su mensaje est lleno de
El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

poesa; sin embargo, se comunican a travs de una aparato. A pesar de ese mensaje
potico, no han conseguido comunicarse puesto que el amor no puede ser solo palabras.
Obviamente, el final no puede ser feliz: Ofelia se hunde en un lecho de hojas. Hamlet
se sume en la negrura.
Tenemos el ejemplo de Shylock, el judo prestamista de El mercader de Venecia
de Shakespeare que pretende cobrar su deuda aunque esto suponga la muerte del
deudor. En Un altruista, Denevi da una vuelta de tuerca a una conducta que a primera
vista pueda parecer negativa para justificar a dicho personaje y afirma que en realidad la
usura que practica Shylock es un favor que hace a sus clientes porque la deuda de la
gratitud puede hacerse ms pesada que la monetaria. Nadie tendr nunca nada que
agradecerle.
El extrao caso del doctor Jekyll y el seor Hyde (1886) es una novela escrita
por Robert Louis Stevenson, que trata acerca de un abogado llamado Gabriel John
Utterson, que investiga la extraa relacin entre su viejo amigo, el doctor Henry Jekyll
y Edward Hyde. Fue un xito inmediato y uno de los ms vendidos de Stevenson. La
novela es conocida por ser una representacin de la psicopatologa correspondiente a la
doble personalidad ya que el doctor Jeckyll se toma una pcima que le transforma en un
ser sin restricciones: Mr. Hyde.
Roberto Perinelli nos presenta un Mr. Hyde muy peculiar, al que la esposa
prefiere en lugar del malhumorado Doctor Jeckyll del que quiere divorciarse en Mr.
Hyde llevando a cabo lo que denominamos en este trabajo una parodia de inversin.
Aplica la doble naturaleza del personaje al plano ntimo, del que no se suele hablar en
este tipo de novelas.
Madame Bovary es una novela escrita por Gustave Flaubert. Se public por
entregas en La Revue de Paris desde el 1 de octubre de 1856 hasta el 15 de diciembre
El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

del mismo ao; en forma de libro, en 1857. La protagonista es la que da ttulo a la


novela y encarna a la mujer insatisfecha ante la mediocridad de su vida que se refugia
en la lectura como forma de evasin. Desea experimentar en la realidad lo que lee en
sus novelas as que tiene amantes, contrae deudas y al final se suicida tomando arsnico
puesto que no puede pagar estas ltimas.
Inspirado en el cuento de Borges Pierre Menard, autor del Quijote, Eduardo
Berti se pregunta qu pasara si dos antiguos profesores de literatura se planteasen
escribir una novela con exactamente las mismas palabras que Madame Bovary pero
creando un argumento lo ms lejano posible a la obra de Flaubert en un microrrelato
llamado Bovary. Como si no resultara absurda la propuesta, dichos profesores
anticipan a la prensa su prximo proyecto: una novela que tan solo contenga los
sustantivos que no aparecen en Madame Bovary. Berti termina con un toque
humorstico: Los hermanos P. han declarado a la prensa que este prximo libro ser
mucho ms breve que el reciente. Lleva al absurdo los estudios lingstico-literarios
que a veces pueden acercarse a proezas como la de estos hermanos sexagenarios.
Otra obra de la literatura universal que inspira a nuestros escritores es Moby
Dick (1851), una novela del escritor estadounidense Herman Melville. Cuenta la
travesa del ballenero Pequod en la obsesiva y autodestructiva persecucin por parte del
capitn Ahab de una gran ballena blanca.
Otra manera de revisitar un personaje famoso es contarnos algo que podra haber
pasado en la obra original, simplemente el autor no lo quiso decir o lo ocult. Esto es lo
que hace Rodolfo Modern en el microrrelato titulado Historia de Ahab con el capitn
Ahab, protagonista de Moby Dick, que llama mentiroso a Melville. En un solo prrafo el
protagonista niega lo que se cuenta en la novela hasta el punto de cambiar hasta de color
a la ballena (no era blanca, sino gris claro) y afirma que no estaba obsesionado con

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

matarla a ella, sino a un cachalote azul. Modern utiliza el tpico del personaje que se
rebela contra su autor.
El mismo escritor nos ofrece una segunda versin mucho ms potica y
descriptiva sobre el mismo tema titulada Moby Dick. Juega con los mismos
elementos: la blancura de la ballena, la obsesin de Ahab, su pierna de marfil pero el
tono familiar del primer microrrelato se ha perdido para dar paso a un texto de escasa
narratividad y mayor grandilocuencia: La duracin del viaje es como una plancha de
acero en la que el capitn Ahab va grabando su furia y ansiedades. Los cielos se
sacuden con cada imprecacin, y de las nubes descienden los relmpagos cargados con
la maldicin casi definitiva. Nos cuenta el naufragio y lo nico que pervive es el mar:
Ahab y Moby Dick desaparecen, as como el barco. El mar, en cambio, permanece.
Fausto ha pasado a la historia de la literatura por hacer un pacto con el diablo.
Hay diferentes versiones de este personaje: la de Spies, la de Christopher Marlowe
pero, sin duda, la ms conocida es la de Goethe. En ella, Fausto es un hombre
insatisfecho por la limitacin de su conocimiento e incapaz de ser feliz. Mefistfeles se
le aparece para ofrecerle los placeres de la vida y realiza con l un pacto. Fausto accede
a venderle al Diablo su alma a cambio de juventud hasta que muera. Algunos de sus
temas fundamentales son la juventud eterna, la libertad, la salvacin a travs del eterno
femenino (representado sobre todo por Margarita al final de la obra), las relaciones
entre el bien y el mal, la moral, los lmites de la naturaleza humana, etc.
Sin embargo, Ral Brasca en Fausto imagina a un Fausto que firma con el
diablo no en busca de conocimiento, sino de placer. Y le aade un tema metaliterario: el
de la escritura. Fausto debe imaginar y escribir todos los placeres que desee vivir.
Aunque, como todo escritor, debe enfrentarse con la pgina en blanco que va a

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

271

Mariv Alonso Ceballos

significar su muerte. Brasca nos pone en guardia ante el peligro de que se cumplan
nuestros deseos.
Por otro lado, el judo errante es una figura legendaria. La leyenda cuenta que un
personaje judo neg un poco de agua a Jess durante el camino hacia la Crucifixin,
por lo que este lo conden a errar hasta su retorno. Por eso, el personaje debe vagar
por la Tierra hasta la vuelta del Mesas.
Anderson Imbert se centra en su cortsimo texto en la idea de que el Judo
Errante no muere partiendo de la leyenda de este personaje al que se supone que Jess
le conden a errar por el mundo hasta la Parusa por haberle negado agua en el camino
hacia la Crucifixin. Coloca a los dos personajes en una situacin digna de enamorados:
la muerte odia al judo Errante porque no puede poseerle.
Te odio le dijo la Muerte, con un gesto de impotencia.
Ya lo s contest el Judo Errante351.
Las fbulas son una gran fuente de inspiracin para los escritores de
microrrelatos, aunque quiz ms para los autores de otros pases como Monterroso que
para los argentinos.
La fbula es un texto didctico en prosa o en verso que contiene una moraleja o
enseanza final y en la que animales y objetos son personificados.
Denevi toma una fbula muy conocida: La cigarra y la hormiga, que nos
contaba cmo la cigarra pasaba hambre en el invierno porque se dedicaba a cantar en
verano mientras que las hormigas, que eran previsoras, guardaban comida para tener en
pocas de escasez. En este caso titulado La cigarra en el hormiguero, el autor cambia
el espacio y sita a la cigarra dentro del hormiguero, lo que tiene horribles

351

ANDERSON IMBERT, Enrique: Narraciones completas. Vol. I, p. 456.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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consecuencias para las hormigas. Invirtiendo la historia tradicional, la cigarra no va a


ser castigada por no trabajar, sino que cantar hasta desmoronar el hormiguero y ella se
salvar. De alguna manera, Denevi salva al artista que, sin quererlo, aniquila la
mediocridad (a las hormigas). La msica es la que ayuda a la cigarra a conservar su
vida.
2.1.2 Literatura hispnica
La literatura hispnica constituye un apartado propio ya que es una de las
mayores influencias en el microrrelato argentino. Por un lado, la literatura espaola ha
dado lugar a textos clsicos como La Celestina o El Quijote que tambin forman parte
del patrimonio literario argentino como podemos comprobar si revisamos la cantidad de
versiones que surgen acerca de esos textos y, por otro, los propios microrrelatos han
servido de inspiracin para escribir nuevos textos como por ejemplo el archiconocido
El dinosaurio de Augusto Monterroso.
Nosotros vamos a realizar un recorrido en orden cronolgico: comenzaremos
con exemplos medievales, revisaremos La Celestina, El Quijote y Don Juan Tenorio y
terminaremos con los textos basados en El dinosaurio.
2.1.2.1 Exemplos medievales
En su libro El estafador se jubila Anderson Imbert recrea Tres exemplos de
Don Juan Manuel, analizaremos el primero, que, por su extensin, es el ms adecuado
a nuestro objeto de estudio. El autor argentino toma el mismo ttulo que el ejemplo de
El conde Lucanor: De lo que contesci a una mujer quel dican doa Truhana.
Como todos sabemos, tambin fue recreado en forma de fbula en el s. XVIII
por Samaniego en sus Fbulas en verso castellano aunque se puede rastrear ya en el

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

273

Mariv Alonso Ceballos

siglo VI a. C. en una fbula de Esopo. Es lo que popularmente se conoce como el


cuento de la lechera, ya que la versin de Samaniego fue leda a muchos nios.
Anderson Imbert resume la versin de Don Juan Manuel y la acusa de ser
excesivamente moralizadora para aportar una ltima versin de su invencin a la que
califica de ms psicolgica que moral donde la mujer se alegra de su fracaso porque
se ha salvado de la locura de ir de ilusin en ilusin.
Habla de la voluntad del escritor de influir en el lector y cmo casi siempre este
primero pretende manipular las ideas y el comportamiento del segundo. Con el
transcurso de los siglos un cuento puede variar haciendo hincapi en una idea o en otra
muy semejante pero, en cualquier caso, el escritor quiere que lo que l cuenta sirva de
ejemplo.
2.1.2.2 La Celestina
La Celestina es uno de los grandes personajes de la Literatura espaola.
Hechicera, exprostituta y alcahueta, rene todos los ingredientes para aderezar cualquier
historia insulsa.
Denevi recrea esta obra del siglo XV espaol en diferentes ocasiones utilizando
a varios de sus personajes. Sus versiones se basan en el dilogo al igual que la obra de
Fernando de Rojas, con respecto a la cual la crtica no se pone de acuerdo a la hora de
categorizarla genricamente. Unos piensan que es una novela dialogada (Leandro
Fernndez de Moratn) y otros que es teatro para ser ledo (Mara Rosa Lida de
Malkiel). La gran novedad de esta obra es que el mundo de los criados tiene tanto
protagonismo como el de los seores en una historia de amor truncada por la envidia, la
avaricia y la muerte. Las tres versiones de Denevi son dilogos de dos personajes que
intervienen en una nica ocasin cada uno.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

274

Mariv Alonso Ceballos

En la primera versin titulada tica de la Celestina la Celestina reniega de la


hipocresa y la falsa moral de la bella Melibea, objeto de los deseos de Calisto. La
Celestina, como alcahueta, respeta la voluntad individual pero la cuestin moral no es
para ella ningn impedimento.
TICA DE LA CELESTINA
MELIBEA: No debo, seora.
CELESTINA: Di no quiero. Eso es respetable y yo me marcho. Pero
no digas no debo porque entonces me encarnizo352.
En la segunda, Post coitum non omnia animal triste, Denevi adopta una
postura muy cercana al feminismo. Melibea no se arrepiente de haberse acostado con
Calixto a pesar de las acusaciones de su padre. Las mujeres han de vencer los dogmas
morales que se les han inculcado y una vez que se han atrevido, se sienten ms fuertes.
En realidad, sigue la lnea del anterior. Melibea se enfrenta al No debo porque sabe
que si quiere, puede.
En la tercera, Experiencia, hace gala de su sabidura fruto de la experiencia.
Dialoga con un viejo que se declara incapaz, probablemente de realizar el coito y la
Celestina le pide que se declare impotente, pues todos los hombres son capaces. Es una
cuestin filosfica: todo hombre puede realizar el coito, tiene esa capacidad aunque,
llegado el momento, se demuestre impotente.
Anderson Imbert se vale de la historia de Calisto y Melibea para reflexionar
sobre la relacin entre la realidad y el sueo. Aade al hipertexto titulado El sueo el
motivo del sueo, pero respeta el espacio en el que se conocieron: un jardn. De alguna
manera, el sueo ertico que ha tenido Calisto le da confianza para seducir a Melibea.

352

DENEVI, Marco: Falsificaciones. Obras completas, tomo 4, p.24.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

La pasin es la materializacin de los sueos. La Celestina es la historia de una


pasin ya moderna y quien pone en marcha a los dems personajes para conseguir su
objetivo amoroso es Calisto. Es decir, de forma potica el autor del microrrelato lleva el
inicio de la Celestina al sueo premonitorio del protagonista.
2.1.2.3 El Quijote
Como hemos comentado al comienzo del epgrafe titulado Literatura
hispnica, no cabe duda de que la novela de Cervantes sirve de inspiracin a los
autores argentinos. No hay lector que no conozca la historia de El Quijote y eso ahorra a
nuestros escritores caracterizaciones y descripciones que podran dificultar la economa
narrativa y la intensidad propias del microrrelato.
El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, considerada por la mayora de
la crtica la primera novela moderna, es publicada en dos partes. La primera en 1605 y
la segunda en 1615. En ella Cervantes nos cuenta la historia de un hidalgo que pierde la
cordura de tanto leer libros de caballeras y decide hacerse caballero andante para
desfacer entuertos. Es considerada tan moderna por el uso de los narradores (hay
varios, incluso alguno poco fiable como el rabe Cide Hamete Benengeli) y porque los
personajes conocen en la segunda parte la publicacin de la primera en quiz la primera
muestra metatextual de la historia de la literatura.
Algunos personajes que en el hipertexto no ocupan muchas pginas, en los
hipotextos resultan ms importantes. Por ejemplo, Dulcinea del Toboso, la amada
idealizada del Quijote, aunque en realidad se tratase de una ruda aldeana llamada
Aldonza Lorenzo.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

Denevi en sus Falsificaciones practica la reescritura llevndola al lmite y


ofrecindonos versiones alternativas a la cannica, a la que todos conocemos. Por
ejemplo, subvierte la historia de Dulcinea del Toboso no una, sino varias veces.
Uno de los motivos que explota es el de la idealizacin, que provoca que
Dulcinea no se sienta identificada en la descripcin del difunto don Quijote o que este
no sea capaz de amar a una mujer real en La mujer ideal no existe o Los ardides de
la impotencia.
La mujer ideal no existe nos demuestra que Sancho no sabe nada, que es un
pobre destripaterrones. No conoce a todas las mujeres del Toboso porque tiene vedado
el acceso al mundo de la poesa, habita una realidad a ras de tierra.
El segundo incide en el aspecto egocntrico de Don Quijote: se crea todo un
universo a su servicio. Transforma la realidad para inventarla a su antojo y utilizarla al
servicio de su locura. Es incapaz de amar a una mujer de carne y hueso (Aldonza
Lorenzo) y la transforma en una imaginaria: Dulcinea.
Adems, Denevi hace dos variantes casi idnticas en las que es Dulcinea la que
inventa al Quijote diferenciadas por el principio y por el final. Dulcinea del Toboso es
posterior a El precursor de Cervantes, que pertenece a la primera edicin de
falsificaciones, la de 1966, en la que Marco Denevi hace atribuciones falsas de sus
textos.
Dulcinea del Toboso es ms breve y nos cuenta que Aldonza Lorenzo, por
haber ledo tantas novelas de caballeras, adopta el nombre de Dulcinea del Toboso y se
inventa un galn: Don Quijote de la Mancha. Un hidalgo enamorado de ella (Alonso
Quijano) se hace pasar por Don Quijote para conquistarla, pero cuando llega a El
Toboso ella ha muerto. Denevi juega con el contrate de la pasividad (Dulcinea, que

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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espera al lado de su ventana) y la actividad (Don Quijote sale en busca de aventuras). La


historia podra haber sido as porque ella no llama la atencin mientras que Alonso
Quijano se hace famoso y cae de forma constante en el ridculo.
En El precursor de Cervantes esta misma historia se contextualiza
atribuyndola a un tal Pablo de Medina que debi de escribirla unos cuarenta aos antes
de que Cervantes publicase El Quijote. En ella se emplean algunas palabras que son
simplificadas o eliminadas en la versin posterior como hidalgelo o tercianas. En
este texto, al igual que en el anterior, Don Quijote no es el autor de su propia locura y, lo
que es ms, ni siquiera Cervantes es el autor del libro.
En sus Falsificaciones de 1966 tambin nos ofrece otra versin sobre El Quijote
contextualizado en torno a una broma que gasta un miembro de la Academia Cervantina
de Argamasa del Alba al resto de acadmicos y que le cuesta el puesto titulada Historia
cmica. Dicho acadmico atribuye la locura del Quijote al monograma que ve en las
prendas ntimas de Dulcinea con sus iniciales: DDT, que es un veneno.
En Don Quijote cuerdo, Denevi duda de la de la clsica consideracin de
Sancho Panza como cuerdo y Don Quijote como loco, ya que todos los locos tienen
momentos que podran ser calificados como cuerdos y viceversa. Se refiere a que
Sancho no dud de la cordura de Don Quijote en la ocasin en que lo nombr
gobernador de la nsula. Sancho es avaricioso y cuando le nombran gobernador de la
nsula al fin consigue lo que deseaba: quiere poder y riqueza.
Anderson Imbert, por su parte, toma otro episodio famoso de El Quijote, el de la
cueva de Montesinos, uno de los ms onricos. Despus de haberse empeado en bajar,
Don Quijote es subido de la cueva por Sancho y un estudiante mientras se encuentra
dormido y cuenta historias inverosmiles acerca de haber visto a diferentes personajes
encantados e incluso a Dulcinea. En el texto del escritor argentino titulado La cueva de
El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Montesinos tambin se juega con la idea del sueo: Don Quijote suea con un alczar
transparente y con un anciano llamado Montesinos que cada vez que va a hablarle se
despierta. Es al descender a una cueva cuando ve los dos elementos de su sueo y
Montesinos le acusa de desvanecerse cada vez que va a invitarle a entrar a la cueva. En
el caso de Anderson Imbert el protagonista no suea en la cueva como en el de
Cervantes, sino que sus sueos son premonitorios de lo que ms tarde encontrar.
Don Quijote es un gran soador: intenta transformar la realidad a la medida de
sus sueos y cuando duda de esos sueos (busca el retiro en Sierra Morena) no puede
salir de ellos, se ve atrapado. No es capaz de deslindar el sueo de la realidad: ha creado
un universo paralelo del que no puede salir.
Curiosamente, el narrador de El Quijote, que empieza hablando de algo sucedido
no ha mucho tiempo, nos sorprende cuando integra a otros "autores" lo que, por una
parte, alejara en cronolgicamente lo narrado y por otra, crea la posibilidad cierta de
que puedan existir otros autores. Mediante este recurso el lmite entre la realidad
contingente y la ficcin narrativa, se hace tenue y relativo, sobre todo cuando introduce
nombre de uno de esos posibles autores, de Cide Hamete Benengeli, el traductor de un
texto rabe del que el propio narrador omnisciente nos hace desconfiar afirmando que
los rabes son mentirosos.
Borges recurre a este narrador, Cide Hamete Benengeli, y se imagina que cuenta
que don Quijote ha dado muerte a un hombre, lo que da lugar a tres posibilidades que l
mismo nos explica en Un problema. Utiliza la misma estratagema que Cervantes: el
hroe (aunque puede que fuese ms especfico decir antihroe) lee su propia historia
escrita por Cide Hamete Benengeli y eso le da la oportunidad a Borges para imaginar,
en pleno ejercicio de su capacidad literaria, varias posibilidades que podran haber sido

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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escritas y que se resumiran en tres opciones: que no pase nada, que la muerte despierte
al personaje de su locura o que siga sumido en ella toda su vida.
Borges disecciona el Quijote pero todo lo que dice podra ser aplicado a la obra
de Cervantes sin contradecirla ni cuestionarla; en la historia Alonso Quijano se vuelve
loco y tambin recobra su cordura antes de morir. El autor argentino no nos plantea
nuevos retos en el fondo.
En Parbola de Cervantes y de Quijote Borges juega con la idea de que la
literatura acaba idealizando, mitificando los personajes aunque estos sean antihroes
y los paisajes a pesar de que no tengan nada de especial y, adems, pone al mismo nivel
narrativo al autor y al personaje. Laura Pollastri lo resalta: Cervantes queda a la altura
de su Quijote en una prctica desplazada del intertexto que lee como literatura las
peripecias vitales del autor. Si mucho hay de juego irnico tambin lo hay de uso
impertinente de la doble herencia: Cervantes, el nombre propio monumentalizado por el
canon y la tradicin, la moderna locura del Quijote353. Cervantes no poda suponer que
el libro que escriba creara un mito universal. De un lugar tan aparentemente
insustancial como es la Mancha y de un mundo tan mezquino y vulgar como es el de las
gentes de esa poca puede surgir un mito que Cervantes construye sin proponrselo.
En otra aportacin en torno al tema cervantino (El acto del libro), Borges
fantasea con el Cervantes soldado que compra un libro proftico. Despus el cura y el
barbero (personajes de El Quijote) quemarn ese libro tal y como queman otros en el
captulo sexto de dicha obra. Es decir, personajes literarios y autor interaccionan en la
fantasa borgeana que culmina con una reflexin acerca de lo inverosmil de los

353

POLLASTRI, Laura: Los extravos del inventario: canon y microrrelato en Hispanoamrica en


NOGUEROL JIMNEZ, Francisca (Ed.): Escritos disconformes. Nuevos modelos de lectura, p. 60.

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postulados de dos de las religiones mayoritarias. De esta manera, pone al mismo nivel la
literatura (El Quijote) y la religin (la Biblia y el Corn).
Borges lleva el Quijote desde el terreno del choque de la fantasa con la realidad
a otros dos territorios tambin cotidianos como son la magia y la religin. Si es creble
el estrafalario personaje de Cervantes, por qu nos resulta menos creble la existencia
de un libro mgico como origen de toda la novela? Y por qu ya ni siquiera nos
planteamos que el origen de todo -lo real y lo imaginario- est en dios (sea cual sea ese
Dios)? Curiosamente, en la poca en la que Cervantes escribe el pueblo es infinitamente
ms religioso que ahora.
El cuento de Borges Pierre Menard, autor del Quijote, perteneciente a
Ficciones, reivindica lo que llama la obra inconclusa de Pierre Menard despus de la
muerte de este, que consiste en los captulos noveno y trigsimo octavo de la primera
parte de El Quijote y un fragmento del nmero veintids. Menard se propone escribir El
Quijote nuevamente y su resultado es igual que el que logr Cervantes en su momento.
Y as se cumple una de las teoras borgeanas, la que aplica a la Antologa de la
literatura fantstica:
He reflexionado que es lcito ver en El Quijote final una especie de
palimpsesto, en el que deben traslucirse los rastros tenues pero no
indescifrables de la previa escritura de nuestro amigo. Desgraciadamente,
slo un segundo Pierre Menard, invirtiendo el trabajo del anterior, podra
exhumar y resucitar esas Troyas [] Menard (acaso sin quererlo) ha
enriquecido mediante una tcnica nueva el arte detenido y rudimentario de la
lectura: la tcnica del anacronismo deliberado y de las atribuciones errneas354.
Shua en Mquina del tiempo invierte los hechos y nos dice que dado que
existe una rudimentaria mquina del tiempo, es posible que fuese Cervantes el que viaj
al futuro y conociera la obra de Pierre Menard, lo que le sirvi para escribir El Quijote.

354

BORGES, Jorge Luis: Ficciones, pp. 5455.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

281

Mariv Alonso Ceballos

Shua establece un bucle: si Cervantes, segn ella, copia a Menard y Menard dice que
quiere escribir como Cervantes, los dos estaran copiando de forma constante. Con su
artificio, la autora crea un flujo absolutamente falso basndose en el artificio previo de
Borges y, al mismo tiempo, homenajea a este argentino universal.
Lagmanovich, en un texto escrito con gran maestra, da voz a Aldonza Lorenzo
que niega ser Dulcinea del Toboso sino que se reivindica como la amante del hidalgo
Alonso Quijano en Habla Aldonza. Al igual que hace Cervantes, desmitifica a la
amada idealizada y desarrolla su personalidad de aldeana apegada a la realidad. Se
establece un dilogo entre dos yos: el quimrico (Dulcinea) y el real (Aldonza). A partir
de este dilogo que en realidad es un monlogo, el personaje que Lagmanovich toma
prestado de Cervantes, discurre por la senda de lo verosmil; es decir, lo que en la poca
hubiera sido la relacin entre un hidalgo y una campesina analfabeta: Don Quijote hace
de ella lo que quiere (como los hombres suelen) y Aldonza se resigna humilde y se
refugia en el temor de Dios. El fruto de esa historia verosmil no sera una inmortal
novela de caballeras, sino un hijo compartido que en la poca hubiera tenido una baja
esperanza de vida.
El mismo autor se plantea una posible continuacin de las hazaas quijotescas
en Pensaba Sancho por parte del escudero que no ve obstculos a tal empresa hasta el
final del texto, en el que reconoce la dificultad de adelgazar. En este microrrelato
Lagmanovich explota la idea de la simplicidad de Sancho y su pragmatismo que
contrasta con la idealizacin del Quijote.
Siguiendo con el mismo tema, Lagmanovich elige como personaje a Cervantes
en el momento de comenzar a escribir su obra ms clebre, tanto, que el lector entiende
a qu se refiere sin necesidad de ttulo ni de autor leyendo las clebres primeras palabras
de El Quijote: En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

282

Mariv Alonso Ceballos

Nos habla del proceso de creacin, se recrea en el instante en que Cervantes comenz a
escribir el Quijote sin ser consciente de su trascendencia.
Juan Romagnoli nos ofrece varias versiones tituladas Quijotescas en su libro
Universos nfimos. En las dos primeras variaciones reivindica la figura de Sancho con la
misma afirmacin, que hace hincapi en el contrapunto que supone Sancho (pragmtico
y avaricioso), que es el que pone en valor a un personaje idealista como Don Quijote.
Los adjetivos llevan el peso de la trama: Rocinante es dbil, Don Quijote est distrado
y Sancho un fiel escudero; sin embargo, al final es calificado como el siempre
interesado Sancho. Comprobamos que para que exista un personaje idealista tiene que
haber un contrapunto.
De hecho, en Quijotescas II dice: lo que nos remite a la ltima frase del texto
anterior creando una dependencia de la segunda versin con respecto de la primera. Lo
nico material que tiene Don Quijote es su escudero, por eso se lo ofrece al caballero
que lo derrota.
En Quijotescas III Romagnoli aplica al terreno onrico la teora unamuniana de
la sanchificacin de Don Quijote y la quijotizacin de Sancho, lo que le sirve a este
ltimo para soportar con paciencia al hidalgo: Al despertar, el distrado Quijote no
recuerda el incidente nocturno. El escudero, en cambio, ha renovado su paciencia. El
Quijote no puede desear la condicin de Sancho, mientras que este s que envidia la
condicin de su seor aunque a veces haga burla de ella. Adems, Don Quijote no
necesita recordar sus sueos: su vida es un desvaro. En cambio, Sancho solo suea
cuando est dormido.
Quijotescas IV y Quijotescas V nos presentan a un Don Quijote sensato. En
la versin IV le dice a Sancho que no puede luchar contra los gigantes porque su
escudero cree que son molinos aplicando una parodia de inversin. Nos conduce a
El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

283

Mariv Alonso Ceballos

preguntarnos quin desvara ms de los dos: el loco oficial o el que le secunda en su


locura creyndose que l no est loco.
En la quinta versin, Don Quijote recupera su cordura hasta tal punto que se da
cuenta de que todo estaba en su imaginacin incluidos su bigrafo manco (Cervantes) y
los lectores. Esta alusin metaliteraria ya es llevada a cabo por Cervantes en la segunda
parte de su obra cuando hace que los protagonistas se enteren de la repercusin que han
tenido sus andanzas despus de haberse publicado la primera. El escritor espaol se ha
encariado tanto de su personaje que, a pesar de que no puede dejarlo vivo porque si no
le saldran ms imitadores como Avellaneda, le proporciona una buena muerte:
rodeado de los suyos y cuerdo; quiz ah es donde est ms presente el autor.
Ana Mara Mopty tiene varios textos muy cortos sobre Don Quijote. En
Cualquier da el hidalgo intenta fingirse loco para descansar de buscar justicia por el
mundo. Retrata el cansancio de la cotidianeidad y las ganas de huir: intenta que el lector
se sienta identificado con ese punto de locura que todos tenemos.
Hay un segundo texto de la misma autora titulado tambin Cualquier da en el
que Dulcinea cuenta que un hombre la pretende y piensa que probablemente sea un
arriero. Dulcinea se mueve en un ambiente pueblerino, los arrieros son los nicos que
viajan, por eso cree que puede ser uno de ellos. El final es ambiguo; ella piensa que
cualquier da le dir: Dulcinea, te... y el lector ha de completar el mensaje. Solo la
podra llamar Dulcinea el hombre que la pretende, puesto que su nombre real es
Aldonza.
En Aldonza es Dulcinea la que se inventa un galn, el mismo recurso que,
como ya hemos visto, utilizaba Marco Denevi, aunque Mopty juega con el contraste: se
refiere a ella como princesa, pero nos dice que ahecha el trigo para los puercos.
Dulcinea no existe dentro de la novela, es la idealizacin de Aldonza Lorenzo por parte
El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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de Don Quijote, pero ella ni siquiera en sueos puede imaginar al Quijote porque sus
ideas son muy simples y eso contrasta con los atributos que el hidalgo le pone.
ALDONZA
Finalmente se invent un galn de espada, capa y caballo, reverente ante
ella, princesa; sacudi la cabeza y prosigui ahechando trigo rabin, para los
puercos355.
No slo Dulcinea suscita los hipertextos de los autores de microrrelatos. Un
personaje secundario como Maritornes, que aparece en el captulo decimosexto de la
primera parte: El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha. Esta asturiana que
serva en una posada donde Don Quijote y Sancho duermen y el primero la confunde
con una alta seora llena de joyas, se convierte en la protagonista para Eduardo Gudio
Kieffer en La nochebuena de Maritornes en la que sta se siente bella gracias a la
locura de Don Quijote. Maritornes es un personaje pattico y, sin embargo, la locura del
Quijote la ayuda a evadirse de una realidad desesperanzadora, como si un personaje
simple y pragmtico como ella se hubiera contagiado de una locura que le proporciona
un autoengao momentneo y, hasta cierto punto, la felicidad. El texto es muy lrico y
juega con el contraste: ella es un ser abyecto con sfilis, humor acuoso en los ojos, es
simple y mansa; sin embargo, el estudiante es bello, culto, joven y atractivo. Maritornes
planea meterse en su cama a oscuras, para que no vea su fealdad. El segundo nivel de
contraste sera su cordura que se enfrenta a la locura del Quijote, que es el nico que le
ha proporcionado autoestima.
2.1.2.4 Don Juan Tenorio
Finalmente tenemos al otro personaje de la Literatura espaola que da origen a
un adjetivo: donjun, que sirve para calificar al hombre mujeriego, igual que lazarillo

355

MOPTY DE KIORCHEFF, Ana Mara: Microrrelatos, p. 19.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

285

Mariv Alonso Ceballos

qued para denominar al que gua a un ciego y celestina para el que hace de mediador
entre dos enamorados.
La historia de Don Juan puede tener su origen en un modelo vivo. Por ejemplo,
el libertino Miguel de Maara, que en su juventud fue un seductor pero encontr la paz
en el matrimonio y a la muerte de su mujer se dedic al servicio de los pobres, o don
Juan de Tassis, conde de Villamediana, un conquistador que mantena relaciones con
Isabel de Borbn, esposa de Felipe IV, y al que Tirso de Molina, autor de El burlador
de Sevilla o el convidado de piedra, conoci de cerca. Se supone que la historia de
Miguel de Maara, con su posterior redencin, influy ms en la versin de Zorrilla,
plenamente romntica: Don Juan Tenorio. Este Don Juan romntico es el que ha
quedado mitificado como modelo de textos posteriores.
Denevi toma a este personaje y realiza doce variaciones en forma de reflexin o
de relato sobre l que en algunos casos, como en la primera, estn cercanas al aforismo:
El libertinaje hace proslitos: cualquier mujer, si don Juan no se empea en seducirla,
cree que vale menos que las otras. Es decir, las culpables son las mujeres que rivalizan
por los hombres ms deseables. La mujer no tiene menos apetito sexual que el hombre,
solo que es ms selectiva y competitiva, as que habra que dilucidar quin seduce a
quin, si las que rivalizan con los dems o el que rivaliza consigo mismo.
La segunda variacin se basa en la idea de que ninguna mujer merece ser
abandonada, por eso no se compromete con ninguna de ellas, ya que no hay mujer
mejor que las dems.
En la tercera, lejos de buscar alguna patologa en Don Juan como hacan
mdicos y psiquiatras recientemente, lo que el autor observa en el galn clsico es un
comportamiento refinado. Las jvenes a las que seduce carecen de otro inters aparte
del derivado de la propia seduccin: de qu hablar con ellas?
El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

La cuarta hace referencia al engao de la seduccin: las mujeres oyen lo que


quieren or. Ahora bien, hay que saber de qu se trata y Don Juan lo sabe.
La quinta se basa en aprovechar el tab de la educacin que han recibido las
mujeres: lo que hacen con l no incumbe al deseo fsico, sino que es algo elevado y as
sienten que no estn incumpliendo los preceptos recibidos desde la infancia.
La sexta tiene como personaje a Doa Ana de Pantoja, que nunca ha encontrado
a nadie que tenga tanto inters por el amor como Don Juan. El problema es que lo que
ella entiende por amor coincide en todo con lo que entiende Don Juan salvo en el
concepto de su duracin.
La sptima nos presenta a Don Juan como un machista que slo soporta a las
mujeres en el momento del coito; lo que nos hace cuestionar esa afirmacin: y ninguna
mujer lo nota? Cmo consigue engaarlas?
La octava hace una parodia de inversin: los dos ceden a la seduccin por puro
egosmo. La seduccin es lo que les afirma; ella es ella porque ha sido seducida por Don
Juan Tenorio y al revs, depende del cristal con que se mire.
En la novena todas las mujeres creen ser las mejores de una larga lista de ellas,
por eso resulta un halago tener antecesoras, pero no sucesoras.
La dcima nos demuestra que las mujeres no se han enamorado de Don Juan,
sino de lo que creen que es el amor. Se insiste en la idea de la seduccin como engao:
el personaje masculino no puede soportar que vean cmo es en realidad, por eso huye
por la ventana y esa va de huida da al texto un matiz cmico.
La decimoprimera presupone cierta avaricia en las mujeres: buscan una
seguridad material y saben que Don Juan no se la va a aportar.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

287

Mariv Alonso Ceballos

Y, por ltimo, en la decimosegunda variacin, basada en los estudios del doctor


Maran acusando a Don Juan de afeminado, Don Juan dedica tanto tiempo y tanto
esfuerzo a la seduccin que abandona no solo el trato, sino las actividades que
caracterizan al gnero masculino. De tanto explorar la sensibilidad femenina, termina
participando de ella. Eso le convierte en sospechoso ante los hombres (una sospecha
siempre teida de envidia) y en irresistible para las mujeres porque habla un lenguaje
que comprenden.
La segunda parte del ttulo de la obra de Tirso El burlador de Sevilla o el
convidado de piedra da cuenta de la actitud chulesca de Don Juan, que es capaz de
invitar a un muerto a cenar. Este hecho se encuentra presente en la tradicin literaria,
Menndez Pidal seala que en algunos romances como en el de la estatua convidada ya
se registraba el hecho de que un personaje invitase a cenar a una calavera o a una
estatua. Anderson Imbert intenta darnos otra explicacin: el convidado de piedra al que
Don Juan invit a cenar en realidad no fue el padre de Doa Ins, sino una convidada de
la que no nos da el nombre, que podra ser doa Ins o cualquier otra mujer abandonada
por Don Juan en busca de venganza a la que l pide un favor, quiz que le perdone, para
despus suicidarse.
DANZA MACABRA
La leyenda ha mejorado, con la escena del Comendador, lo que
verdaderamente ocurri aquella noche.
Don Juan Tenorio comi opparamente y durante toda la cena convers con
alguien, invisible (El criado, que vea y oa a su amo dirigir miradas, frases,
sonrisas y gestos hacia la silla vaca de enfrente, recelaba, preocupado). Don
Juan habl de su vida, de su cansancio. Te he invitado dijo en una de esas
para pedirte un favor. Cuando termin de cenar disolvi un polvillo en la copa
de vino, ofreci un brindis hacia el lado de la silla vaca y bebi. Al rato, Don
Juan caa de largo a largo sobre el suelo. El criado corri hacia el cuerpo
exnime, lo abraz y, al declamar su dolor, pronunci, sin quererlo ni saberlo el
nombre de la convidada356.
356

ANDERSON IMBERT, Enrique: Narraciones completas. Vol. I, p. 449.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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2.1.2.5 El dinosaurio
EL DINOSAURIO
Cuando despert, el dinosaurio todava estaba all.
Augusto Monterroso357
Un subtipo especfico de microrrelato ha surgido como reescritura de este
clebre texto. El famoso microrrelato de Monterroso, que ha sido conocido como el
cuento ms corto del mundo, aunque eso no sea cierto, ha dado lugar a toda una serie de
textos que lo parodian acercndose a los metamicrorrelatos. Por un lado, si
diferenciamos el microrrelato como un gnero distinto del cuento no podemos
considerarlo como tal y, por otro, hay textos todava ms cortos. Violeta Rojo propone
el siguiente de Monterroso:
PARTIR DE 0
0358
Monterroso, haciendo uso de su peculiar irona, dice que gracias a tijeras y goma
de borrar consigui componer un libro de cuentos en el que incluy su novela El
dinosaurio que logr hacer pasar por cuento. De esta forma, se burla de las
convenciones genricas y las pone en cuestin. Guillermo Siles nos habla de este autor:
El humor cultivado por Monterroso proviene de una concepcin
escptica acerca de la conducta humana y del funcionamiento de la sociedad,
situacin que se registra principalmente en La Oveja Negra y dems fbulas
(1969). El pesimismo impregna la escritura y se condensa en la desesperanza
respecto al futuro, en la condena del comportamiento social, basado en el
inmovilismo y la inversin de valores. Los valores distorsionados anulan la
posibilidad de que la sociedad llegue a transformarse, pues funciona a imagen y
semejanza de los seres humanos.

357
358

LAGMANOVICH, David: El microrrelato. Teora e historia, p. 77.


ROJO, Violeta: Breve manual para reconocer minicuentos, p. 18.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

Monterroso satiriza el imperialismo y el mundo occidental, pero tambin el


mundo latinoamericano y su clase poltica. De hecho, Francisca Noguerol y otros
crticos piensan que El dinosaurio en realidad denuncia el inmovilismo y la falta de
progreso de las sociedades de Latinoamrica.
Por qu este microrrelato ha tenido tanta repercusin? Los crticos hablan de la
presencia del sueo con toda su fuerza evocadora que, aunque elidido, est presente en
el texto ya que despertar implica dormir previamente. Adems, Monterroso utiliza un
ser que existi en la realidad hace miles de aos, lo cual nos retrotrae a una poca en la
que ni siquiera haba escritura, de la que podemos imaginar lo que queramos.
No sabemos nada del personaje principal: quin despierta? Y todo el
microrrelato est lleno de tensin narrativa porque no tenemos ni idea de qu va a
ocurrirle a ese ser que despierta y encuentra un dinosaurio. El adverbio todava es la
palabra que nos remite a un tiempo previo al comienzo del texto en el que ya ha
ocurrido algo con el dinosaurio y Monterroso deja al lector la tarea de adscribir
diferentes contextos a las ambigedades del texto, plagado de decticos.
Cuando (tiempo) despert (tercera persona de singular, puede tratarse de un ser
masculino o femenino, persona o animal, en el tiempo por excelencia de la narracin: el
pretrito perfecto simple), el dinosaurio (animal que nos evoca la prehistoria) todava
(ha pasado algo anteriormente) estaba (imperfectivo, implica una continuidad en el
tiempo) all (dectico de lugar, puede ser cualquier sitio que el lector imagine).
Juan Jos Arreola cuenta la ancdota de la que Monterroso sac el famoso
microrrelato a Antonio Fernndez Ferrer.
Vivamos all, en aquel departamento tan chico, tres amigos: Ernesto
Meja Snchez, Jos Durand y yo; y uno de ellos tena necesidad de
comunicacin, siempre tena que contar todo lo que le pasaba en el da.
Generalmente, en ese momento de su juventud, eran penalidades de carcter

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

amoroso; l batallaba mucho con esto y nos desvelaba, y a veces cuando ya


estbamos nosotros dormidos -Meja en el cuarto y yo en el hall en su camastro,
muy moderno pero camastro al fin-, llegaba este hombre, a veces en la
madrugada, y entonces haca que se tropezaba y ya despertaba uno: " iAy!, qu
te pasa, Jos, qu te pasa?". Y l empezaba: "Ay!, que te tengo que contar..." Y
noms se sentaba a la orilla de la cama; uno estaba acostado y Durand se sentaba
al lado y empezaba a contar qu le haba pasado y uno se dorma... y no sabemos
si se daba cuenta o no, pero l segua all hablando y a veces uno de los dos se
despertaba y estaba Jos Durand, que era muy alto -casi dos metros- y todava
estaba a la orilla de la cama. Y un da me dijo Ernesto Meja Snchez: "Sabes
que cuando despert todava estaba all este dinosaurio?". Ernesto se qued
dormido y el otro no se levant. Y Tito lo saba, porque a l tambin le pasaba.
La idea era que uno se quedaba dormido, y Durand, aunque te viera dormido, no
se levantaba ni se iba a acostar, se quedaba el amigo all, a la orilla de la cama...
Ya ves, el origen del cuento es completamente concreto, porque como Durand
era muy alto, se le deca de todas las maneras: dinosaurio", por ejemplo359.
Hay textos ms all de las fronteras argentinas en los que puede comprobarse la
repercusin que ha tenido el citado texto del que se imita la estructura en numerosas
ocasiones escritos por Jos de la Colina y Jos Mara Merino, por ejemplo. Los citamos
debido a su breve extensin y para recalcar la influencia del microrrelato de
Monterroso.
EL CORRECTOR
Cuando enmend, la herrata todava estaba all.
Jaime Muoz Vargas360
LA CULTA DAMA
Le pregunt a la culta dama si conoca el cuento de Augusto Monterroso
titulado El dinosaurio.
Ah, es una delicia me respondi, ya estoy leyndolo.
Jos de la Colina361
CIEN
Al despertar, Augusto Monterroso se haba convertido en un dinosaurio. Te
noto mala cara, le dijo Gregorio Samsa, que tambin estaba en la cocina.
Jos Mara Merino362
359

FERNNDEZ FERRER, Antonio: La mano de la hormiga. Los cuentos ms breves del mundo y de
las literaturas hispnicas, pp. 8 y 9.
360
LAGMANOVICH, David: El microrrelato. Teora e historia, p. 77.
361
Ibd., p. 58.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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EL DESCARADO
Cuando plagi, el copyright todava estaba all.
Jaime Muoz Vargas363
Por supuesto, los autores argentinos tambin se han inspirado en el microrrelato
ms clsico para elaborar nuevas versiones. Hemos encontrado textos de Brasca,
Urbanyi, Berti, Shua, Valenzuela o Lagmanovich.
En Los dinosaurios, el dinosaurio Brasca resalta la excepcionalidad del cuento
de Monterroso diciendo que es un caso nico porque normalmente no coinciden
soadores y dinosaurios debido a la impaciencia de ambos. A Brasca no le asombra que
Monterroso eligiese un dinosaurio, sino que utiliza un artificio para sorprendernos.
Construye una metfora a partir de la metfora de Monterroso y la generaliza.
Pablo Urbanyi en un texto con escasa originalidad en el que hasta el ttulo es el
mismo que el de Monterroso simplemente cuenta lo contrario: cuando el soador
despierta se siente reconfortado al ver que el dinosaurio ya no est. Convierte la
metfora del tiempo que inventa Monterroso en una metfora de la pesadilla.
Berti identifica a los dos personajes en uno en Otro dinosaurio: el dinosaurio
es el que despierta y ve a los dioses creando el mundo; una bella metfora de la
productividad del texto de Monterroso. Este caso no es una variacin juguetona, trata de
explicar el microrrelato de Monterroso. Cuando se recupera la consciencia despus del
sueo, casi inmediatamente despus estamos en posesin de todo nuestro bagaje
intelectual. De todo lo que conocemos sobre el mundo y lo que ha sido este. Un bagaje
que se ha ido acumulando a lo largo de la historia. Desde que se crearon los dioses o

362
363

LAGMANOVICH, David: El microrrelato. Teora e historia, p. 60.


Ibd., p. 78.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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bien, desde que los dioses inventaron la creacin. Cualquiera de las dos opciones resulta
imposible de demostrar, en cualquier caso.
Shua en El tamao importa se retrotrae a los orgenes y nos cuenta la vida del
dinosaurio antes de que lo soara Monterroso diciendo que haba un elefante ms
famoso que l en el circo. Toma como excusa la historia que todos conocemos de
Monterroso y pone a trabajar su imaginacin para narrar otra historia: nos dice que la
nica habilidad del dinosaurio era la de bailar habaneras, lo que lo hace creble. Shua
nos indica que a veces no comprendemos lo que nos rodea y dejamos escapar lo que de
verdad merece la pena. Nadie hace caso al dinosaurio por su tamao, mientras que el
elefante llama ms la atencin.
Ni David Lagmanovich ni Luisa Valenzuela se resisten tampoco a hacer sus
peculiares homenajes a El dinosaurio. Lagmanovich en Hiprbole se dirige
directamente a Monterroso llamndole con el apelativo carioso de Tito y a travs de un
personaje que da ttulo a uno de sus libros -la hormiga-, le acusa de exagerar inventando
un dinosaurio. Nos dice que no hace falta recurrir a personajes imaginarios porque
siguen existiendo seres de ese tiempo prehistrico. Sin embargo, la literatura se basa en
el uso de figuras retricas como la hiprbole.
En cambio, Valenzuela en Tito utiliza el texto completo de El dinosaurio y
lo conecta con unos dinosaurios de actualidad: los de la pelcula Parque Jursico de
Steven Spielberg. Utiliza el ingenio como bistur para diseccionar la literatura de
Monterroso como quien hace la radiografa de un cuadro para comprobar las veladuras
que ha utilizado el pintor.
A continuacin analizamos dos textos de Mara Elena Lorenzn. En el primer
microrrelato Desaurios, un tanto surrealista, descompone la palabra dinosaurio en
di no, Saurio y compara a los hombres espaoles con el macho criollo. Estos ltimos
El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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no obedecen a la mujer tanto como los espaoles y por eso pueden encontrarse
decinosaurios en la Patagonia. Se basa en un juego de palabras que lleva el amanecer de
Monterroso a un amanecer en compaa o sin compaa real: convierte el dinosaurio en
una metfora de las relaciones de pareja. Habla de la tensin sexual.
En Asuntos pendientes, Lorenzn toma la estructura del dinosaurio de
Monterroso y como personaje a Sherezade. Identifica los cuentos con Sherezade porque
ella es la noche y, por lo tanto, el dinosaurio solo podra ser un recuerdo de Sherezade:
representa la cara opuesta. En el fondo, tiene un matiz semejante a Caldern en cuanto a
la oposicin entre el sueo y la vigilia, entre quien escribe el cuento y quien lo
protagoniza.
ASUNTOS PENDIENTES
Cuando Sherezade despert, el rey ya no estaba all. Tambin haban
muerto Monterroso y otros tantos le acompaaran. Se pregunt cmo iba a
seguir con su oficio de encadenadora de cuentos364.

2.2 CLASIFICACIN SEGN ESTRATEGIAS DISCURSIVAS


En esta clasificacin atendemos a las operaciones hipertextuales que tienen lugar
para transformar textos ms o menos cannicos. Proponemos ejemplos de microrrelatos
en los que, aunque los temas tratados sean distintos, sus autores siguen unos
procedimientos parecidos para ofrecer al lector una nueva versin de la historia que se
supone que todos conocemos, el hipotexto. Es decir, en lugar de fijarnos en el fondo (de
qu tratan los textos), nos fijamos en la forma (cmo nos lo presentan).

364

VV AA: Microrrelatos en el mundo hispanohablante, p. 62.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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2.2.1 Reflexin esttica


En algunas ocasiones los microrrelatos tienen una intencin crtica, se utilizan
para juzgar estticamente a algn escritor u obra, a veces incluso rozando la reflexin y
dejando atrs el lmite de la narratividad. ste es el caso de Pensamientos del seor
Perogrullo de Marco Denevi en el que un narrador protagonista critica las obras de
Molire porque le da la sensacin de que los personajes le engaan con intencin de
distraerle para que no se entere de lo que ocurre en otro lugar. Perogrullo no se da
cuenta de que todo el teatro en realidad es engao y en realidad supone una crtica a un
teatro demasiado artificioso que no consigue engaar ni siquiera a un personaje como
Perogrullo.
En Del horror en el crimen, Denevi intenta crear en el lector una sensacin de
desagrado al nombrar diferentes obras artsticas o personajes que pueden despertarle ese
desagrado y a los que solo unen el ttulo. Lo hemos incluido en este epgrafe ya que
supone un posicionamiento del escritor argentino con respecto a su calidad: El Bolero
de Ravel con las dimensiones de la Novena sinfona de Beethoven. Toda una ciudad
construida por don Antonio Gaud. La sal tiene que ser utilizada en su justa medida y
la carne en exceso enferma. El vino nos puede hacer caer desde la euforia al barro.
Incluso el veneno tiene que tener una dosis exacta. La genialidad no va a ser menos. Los
autores que aparecen citados en su mayora sufriran como una de sus peores pesadillas
a sus respectivos alteregos.
En realidad, Pensamientos del seor Perogrullo de Denevi constituye una serie
de textos diseminados por sus Falsificaciones bajo el mismo ttulo en los que reflexiona
sobre diversos temas como otra muestra que incluimos en la antologa, que le sirve para
afirmar lo efmero de la literatura de masas. Hace una afirmacin elitista porque se
complace en comparar, con un carcter peyorativo, lo que comnmente llamamos

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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bestsellers con la esencia efmera del artculo periodstico. Ambos tienen un carcter
absolutamente popular por definicin: tienen que llegar a todo el mundo. Por lo tanto,
para una persona refinada con cierta formacin intelectual, carecen de inters.
Veamos ahora un texto de Ral Brasca dividido en dos partes: Jaula. En la
primera figura la microficcin (as la llama su autor) y en la segunda, titulada
exgesis, lo analiza bajo diferentes puntos de vista crticos dndole varias opciones al
lector para que escoja la que ms le convenza. Convierte la interpretacin misma en una
metfora: consigue que sea creble la redecilla interior del meln porque si fuera
incierto el asunto no merecera tantas interpretaciones, pero tambin prosigue el relato
con las propias interpretaciones. En realidad, crea una estructura que convierte el meln
con el que se inicia en una especie de mueca rusa y cada una de esas capas es cada una
de las interpretaciones.
Brasca hace un pequeo homenaje a los autores que han escrito microrrelatos
sobre los sueos, un tema muy recurrente en los textos que estamos estudiando en
Soadoras. Nombra a ChiangTzu, a Borges, a Piera, a Di Benedetto, a Anderson
Imbert, a Shua, a Arango... y, de esa manera, nos remite a sus textos para comprender el
que escribe Brasca. Identifica el sueo con la literatura, dialoga con ella, lo cual podra
ser calificado de pretencioso. Intenta dar con la clave de la creacin literaria y la sita
en el territorio de lo onrico.
Anderson Imbert se imagina la destruccin del mundo en la que un solo
elemento perdura, metfora de la preponderancia de la literatura: un verso. Lo nico que
trasciende al hombre es el arte, lo nico que lo hace un ser diferente al resto de animales
es su capacidad para crear, lo nico que el ser humano toma prestado de los dioses es su
capacidad artstica y con lo nico que el hombre puede hacer frente a la muerte,

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

296

Mariv Alonso Ceballos

conseguir la trascendencia, es creando algo inmortal: un poema, un cuadro, una


pelcula
Fue una guerra total, con las ltimas armas. Todo qued destruido. Slo
un verso result indestructible, pero ya no hubo nadie que pudiera leerlo365.
El mismo autor reflexiona a partir de una pintura de William Blake acerca del
salto de las pulgas en un texto sin ttulo y lo relaciona con otros tpicos personajes de
Blake: los ngeles. Quiz solo desde la literatura puede comprenderse a un visionario
como Blake. Con l se comparte la necesidad de poner el foco de atencin hacia donde
no mira la mayora de la gente porque eso es lo que proporciona la lucidez en muchas
ocasiones. Todo el mundo busca a los ngeles cuando mira al cielo, Blake ve la pulga y
ese efmero salto inspira el momento de la creacin literaria. Curiosamente, lo que
menos importa es que sea un fantasma.
Curioso que un visionario como William Blake fuera tan ciego para la
graciosa agilidad de la pulga. Su fresco The Ghost of a Flea (1819) muestra un
monstruo de robusta figura humana, con las pesadas piernas slidamente
plantadas en el suelo.
Blake comprendi los vuelos de los ngeles por el cielo, pero no ese
bello momento de libertad en que la pulga se redime de su irritante condicin
terrestre y, de un salto, describe una gran curva en el aire; aire que es ms cielo
que el de los ngeles porque la pulga lo conoce desde abajo, en el impulso hacia
el cielo366.
2.2.1.1 Reflexiones a propsito de una obra literaria
Presentamos textos en los que la historia previa o hipotexto no suscita en el autor
la necesidad de escribir una nueva narracin, sino microrrelatos reflexivos que
desbordan lo narrativo acercndose ms al terreno de la especulacin.
Esta caracterstica la cumplen muchos de los microrrelatos ms breves de Marco
Denevi, en los que en pocas lneas consigna las ideas suscitadas por varios mitos y
365
366

ANDERSON IMBERT, Enrique: Narraciones completas. Vol. I, p. 437


ANDERSON IMBERT, Enrique: Narraciones completas. Vol. I, p. 464.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

297

Mariv Alonso Ceballos

obras literarias. Presentamos seis ejemplos de este tipo. En el primero, Defensa de


Narciso, reivindica la belleza de este personaje, que debi ser muy grande para que se
enamorase de s mismo. En cambio, en La serpiente del mal sabe lo que hace justifica
la eleccin de la serpiente de tentar a Eva en lugar de Adn aduciendo que una mujer se
deja llevar ms fcilmente por el misterio y un hombre hubiera exigido una explicacin
acudiendo al tpico de la curiosidad femenina.
Denevi considera en Personajes equivocados que la reina Ginebra ha tenido
mala suerte puesto que Lanzarote hubiera sido mejor marido que amante debido a su
cortesa y el defecto de los amantes (la brutalidad) lo tiene su marido Arturo. Juega con
la anttesis: Lanzarote es un amante demasiado refinado mientras que Arturo es un
marido guerrero, soldado. Ginebra tiene un amante-marido y un marido-amante y ese
compendio est destinado a terminar en tragedia. Lo que nos lleva a preguntarnos, es
posible que el binomio amante-marido no culmine en tragedia?
En el interesante Capillas de Liliput hace una reflexin sobre el canon artstico
y cmo algunos artistas que quedan al margen (epgonos, discpulos, comparsas) son
reivindicados por los snobs, que quieren diferenciarse del resto de los mortales. El ttulo
nos recuerda a los seres pequeos inventados por Swift, los liliputienses. La idea es que
solo capta la atencin de todos lo que es inslito; no lo mejor ni lo ms importante
necesariamente, sino lo diferente y el snob siempre busca no sentirse parte de la masa,
destacar.
Marco Denevi tambin lleva a cabo una reflexin literaria en otro texto
perteneciente a la serie de Pensamientos del seor Perogrullo en el que recomienda a
los autores noveles que no hagan caso de los elogios formulados por parte de su familia,
ya que pueden provenir de la sorpresa de que una persona como ellos haya sido capaz
de escribir un libro.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

298

Mariv Alonso Ceballos

El ltimo ejemplo que aportamos Polifemo & Ca. fantasea con la idea de que
los personajes feos (como Polifemo) no son amados a causa de su fealdad; sin embargo,
paradjicamente, en el pasado se volvieron feos como consecuencia de no ser amados.
Siempre se ha dicho que el amor embellece. Por lo tanto, al igual que mens sana in
corpore sano, el aspecto bello corresponde a una persona enamorada porque el espritu
asoma a la superficie de todo el mundo. Y, adems, sin Polifemos no habra personas
bellas o no seramos capaces de reconocerlas.
En Texturologas Cortzar nos da su peculiar visin exegtica acerca de un
libro de poemas llamado Jarabe de pato en la que encontramos una clara stira de la
vacuidad de ciertos crticos a la hora de analizar la literatura y en la que destaca el
neologismo parametainfracrtica. Nos muestra que en el fondo la obra no importa,
como si la crtica estuviera por encima de ella, como si en la naturaleza fuese ms
importante el parsito que el hospedador. En general, las crticas no aportan nada, los
crticos desean llamar la atencin y a veces se contradicen entre s. Quiz el ms
interesante sea el ltimo: el nico que cita al poeta con un pareado. Tienen una serie de
frases rimbombantes para ocultar la vacuidad de su mensaje. Se esconden tras las
palabras esdrjulas.
Mara Elena Lorenzn escribe un texto significativamente titulado Resea en
el que describe los elementos que considera ms reseables de Botnica del caos de
Shua. Es decir, un microrrelato que trata de un libro de microrrelatos, una especie de
podramos llamarla microcrtica? Se lleva la economa del lenguaje tambin a la crtica
literaria. El juego de palabras de (des)ordenadamente hace referencia al posible orden
o desorden del libro, segn cmo se vea.
A propsito de Ana Mara Shua, aportamos un texto suyo (Discurso doble) en
el que reflexiona sobre el truco literario de cambio de punto de vista, que en este caso

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

299

Mariv Alonso Ceballos

no es tal puesto que se trata de caracoles y estos son hermafroditas. Hace hincapi en el
distinto carcter de los hombres y las mujeres y en el hecho de que a veces en la
literatura se les intente igualar, ponerles a la misma altura, los dos hablan en primera
persona y no hay puntuacin que los diferencie. El resultado sera la incomprensin. En
el mundo del que habla Shua el que conocemos todos- est claro que hay una
dicotoma entre lo masculino y lo femenino y eso agiliza el mundo, le da inters. El
resto son caracoles hermafroditas: lentos, asexuados y huecos por dentro.
Otro autor que utiliza frecuentemente este tipo de reflexiones breves es Adolfo
Bioy Casares en Guirnalda con amores con una preocupacin que se impone sobre las
dems: la literatura.
En Proust y las metforas hace exactamente lo que sugiere el ttulo: analizar
las metforas utilizadas por el autor francs. Le parece que las bancarias no son
interesantes, mientras que las mecnicas se quedan obsoletas muy rpido puesto que las
mquinas y la tecnologa estn en constante cambio. Habra que preguntarse si lo que
envejece son solo sus metforas o tambin la literatura de Proust en general. Acaso
insina Bioy que la escritura de Proust es mecnica? Y es ms, se le sigue leyendo hoy
en da?
Msica y literatura consiste en la confesin de que ninguna pgina literaria
puede alcanzar la belleza de determinados momentos musicales asumiendo la
superioridad de la msica sobre la literatura para provocar emociones. Establece una
odiosa comparacin de melmano entre realidades tan distintas. Adems, no olvidemos
que la mayor parte de la supuestamente derrotada literatura no busca la belleza, mientras
que la msica sin eso no es nada (dejando aparte movimientos elitistas como el
dodecafonismo, por ejemplo).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

Esa idea de la literatura como algo peyorativo contina en La vocacin, en la


que se refiere a la inclinacin a la literatura con la comparacin de una rosa que surge
de la basura y le atribuye elementos negativos (aberraciones del intelecto, maestros
groseros) en un texto cercano al aforismo. Detrs del escritor nobel hay aberracin,
maestros groseros y contaminacin.
En Cuadernos, en cambio, se dirige a este objeto inanimado para cantar sus
cualidades de espejo de nuestra vida, cuya riqueza y variedad enriquecer a su vez las
anotaciones hechas en el cuaderno. Es como si el propio diario redactase su vida y le
atribuye cualidades humanas llevando a cabo as una prosopopeya. Sugiere, adems,
que solo vivimos lo que queda escrito: verba volant, scripta manent.
El ms aforstico, sin duda, es Digresiones, que consiste en una sola oracin
en la que se afirma que por medio de ellas la vida entra en la escritura. Agilizan y
revitalizan el relato mediante los cambios de tema y el hecho de apartarse del hilo
narrativo.
Biografas ejemplares, por su parte, consiste en la confesin de un narrador en
primera persona que el lector tiende a identificar con Bioy Casares de los defectos de
sus escritos de juventud. Ya desde la juventud el artista es el mismo con sus
limitaciones y quizs con la edad a lo que se aprende es a disimularlas.
El mismo tema (la ventaja de la edad avanzada para un escritor, puesto que le
dota de experiencia) pero al revs lo explora en Escribir no es fcil, en el que afirma
que la calidad literaria es un valor por s misma. Para el escritor el principal reto es
escribir algo que no haya dicho previamente y evitar los lugares comunes, las
obviedades sobre los temas eternos, etc. El escritor ha de buscar lo original, lo distinto,
en un cultivo ms de la forma que del fondo.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

ESCRIBIR NO ES FCIL
Odo a un viejo escritor: El sentimentalismo, el clima, la expectativa, la
violencia, la muerte, el amor, el inters: indicios de mala calidad literaria367.
Ral Brasca en Clase de literatura nos relata cmo han cambiado las
percepciones que nos posibilitan nuestros sentidos a lo largo de la historia y eso incide
en la verosimilitud de ciertas descripciones de escritores realistas como Balzac o Zola.
Cada sociedad ha tenido su literatura y su arte y el tiempo determina que la percepcin
ante una obra antigua sea casi siempre muy distinta a la que se tuvo en el momento en
que se cre. Esto no quiere decir que la obra sea mejor o peor ahora en las diferentes
pocas, sino que los ojos que la perciben viven en mundos radicalmente distintos. No
obstante, hay que reconocer que nos resulta muy difcil comprender las obras antiguas,
por eso Brasca habla de su obsolescencia. Es el tiempo el que mueve la pluma del
escritor y el que nos impide comprender un texto muy a menudo.
2.2.1.2 Cuestionamiento del lenguaje
En algunos textos el artista reflexiona de forma directa o indirecta sobre el
lenguaje y, de esa forma, lo cuestiona. Aportamos microrrelatos que tratan de los signos
de puntuacin, otros que personifican las palabras o las letras, otros basados en frases
hechas o en juegos lingsticos.
Proponemos en primer lugar un ejemplo de uno de los clsicos del microrrelato:
Julio Cortzar, que lleva al extremo en Por escrito gallina una, de su libro La vuelta al
da en ochenta mundos, el hiprbaton para narrar una historia absurda en la que importa
ms la forma que el fondo. Este autor puede que contextualice el microrrelato en el
marco de la guerra fra y, por medio del humor nos ofrece la literatura mutante de unas
gallinas que han aprendido a escribir.
367

BIOY CASARES, Adolfo: Guirnalda con amores, p. 92.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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POR ESCRITO GALLINA UNA


Con lo que pasa es nosotros exaltante. Rpidamente del posesionadas
mundo estamos hurra. Era un inofensivo aparentemente cohete lanzado
Caaveral americanos Cabo por los desde. Razones se desconocidas por rbita
de la desvi, y probablemente algo al rozar invisible la tierra devolvi a. Cresta
nos cay en la paf, y mutacin golpe estamos de. Rpidamente la multiplicar
aprendiendo de tabla estamos, dotadas muy literatura para la somos de historia,
qumica menos un poco, desastre ahora hasta deportes, no importa pero: de ser
gallinas cosmo el, carajo qu368.
Cortzar es un experto en los juegos lingsticos. Cortsimo metraje, por
ejemplo, se basa en la tcnica de elipsis. El lector ha de rellenar recurriendo a su
conocimiento lgico y contextual lo que el autor elide. La aparente vctima se convierte
en atacante y se explotan los roles masculino y femenino: es el hombre el que tiene el
coche, la mira y la desea y Cortzar le da la vuelta en el momento en que la mujer saca
la pistola y descubre su verdadera identidad de ladrona. Entonces el cazador resulta
cazado. En lugar de la pequea muerte que buscaba, obtiene una de verdad.
Por otro lado, el procedimiento utilizado en La inmiscusin terrupta ya no es
ni el hiprbaton ni la elipsis, sino el neologismo. Cortzar inventa palabras nuevas
(fundamentalmente verbos y sustantivos) que, rodeadas por otras que existen en
realidad, no dificultan la comprensin del texto: Como no le melga nada que la
contradigan, la seora Fifa se acerca a la Tota y ah noms le flamenca la cara de un
rotundo mofo. Consigue hacerse entender a pesar de que cree un nuevo cdigo que nos
resulta comprensible debido a nuestros conocimientos enciclopdicos y a nuestras
habilidades contextuales.
Rosalba Campra en su texto Decir no utiliza a un personaje mitolgico
relacionado con el laberinto que resuelve un acertijo diciendo no y, de esa forma,
niega dicho laberinto pero es trasladado a otros laberintos distintos como la pampa o

368

ROJO, Violeta: Breve manual para reconocer minicuentos. [Online].

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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una ciudad repleta de rascacielos. El tema es el poder del lenguaje puesto que Asterin
va borrando las letras de la palabra laberinto y hasta dejar la n y la o: no y con
eso consigue la negacin de s mismo que todo laberinto contiene. Convierte el
laberinto en una abstraccin, como son la mayor parte de los laberintos; de tal modo,
que la clave del laberinto son las letras y lo destruye deconstruyendo la palabra. Fuera
del laberinto, cuando desaparece, hay laberintos reales, no ficticios: la inmensidad de la
naturaleza (la pampa) o el ajedrezado vertical de los rascacielos. Por tanto, en la
naturaleza y en las ciudades es donde estn los autnticos laberintos.
Eduardo Gudio Kieffer consigue en Maysculas, minsculas poner en
entredicho la religin utilizando el lenguaje, las palabras que se escriben con
maysculas y minsculas para acabar con un toque humorstico: el pecado que se
escribe con minscula es considerado venial. La religin est hecha sobre todo de
palabras: el bien y el mal tambin son palabras, Dios y el Diablo comparten letras, como
Jess y quien lo traiciona. El humor se aplica a la palabra pecado y el carcter que tiene.
Ana Mara Shua escoge un texto llamado Introduccin al circo para hablarnos
de su escritura en Fenmenos de circo y, a pesar del ttulo, no lo coloca al comienzo del
libro, sino en la mitad. En l utiliza la metfora de un espectculo circense para expresar
su lucha como escritora con las palabras y acaba con una apelacin al lector El pblico
es usted, el espectculo es unipersonal y pide que no cuente nada a los que estn fuera,
es decir, los que an no han ledo el libro. Cuenta con la colaboracin de dicho lector.
Con la imagen del circo habla del enorme esfuerzo que supone el oficio de escribir, el
redactar y nos hace preguntarnos hasta qu punto el escritor escribe para cada uno de los
que leen (unipersonal) o se dirige a todos los lectores pero hablando de forma
individual a cada uno de ellos.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

En La poeta ecuyere Shua contina con su preocupacin lingstica y nos


presenta a una poeta que en lugar de en un caballo monta en el signo y hace piruetas
entre el significado y el significante. Habla de un escritor de vanguardia, innovador: una
poetisa que se atreve a hacer cosas nuevas (abandona la gramtica y el diccionario),
asume riesgos, se le exige un sobresfuerzo adicional (inventar) y lo que resulta
demoledor es el final: Le aplauden poco; lo que nos demuestra que es un arte elitista,
para una minora.
En otro ejemplo titulado Perder el vocabulario, Shua habla del deterioro
mental que se produce con la edad, que se pone de manifiesto en que las palabras no
acuden a la cabeza cuando se las llama y hay ideas que son las que se imponen de forma
recurrente; de tal modo que el relato comienza con Sola dominar el vocabulario y
acaba con un trmino biolgico: sinapsis. La persona ya no es capaz de establecer
conexiones entre sus neuronas como cuando era joven.
La personificacin de las letras contina en este breve texto en el que la letra o
se convierte en un pozo. La pesadilla del escritor ms tpica es la pgina en blanco. Sin
embargo, Shua elige caer en el hondo pozo oasis de una o: la o es el cero, la nada, el
vaco.
Peor, mucho peor que perderse (y tan sedientos) en el desierto de una
pgina en blanco: caer desprevenidos en el hondo pozo oasis de una o369.
Recordemos que este juego con la materialidad de las letras fue ampliamente
explorado por uno de nuestros ms insignes vanguardistas espaoles, Ramn Gmez de
la Serna, en sus Gregueras.
Shua nos sigue hablando del oficio de escribir en el siguiente breve texto sin
ttulo. Se refiere a los consejos de los libros de estilo: hay que evitar las redundancias a
369

SHUA, Ana Mara: Cazadores de letras, p. 145.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

305

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la hora de escribir pero confiesa que con estilo y buen gusto pueden pulirse hasta
convertirse en una parte culminante del texto, por ejemplo: crear aliteraciones con ellas,
de ah que se refiera a los recursos literarios, que es nombre que reciben las figuras
retricas.
Yo a las redundancias no les temo. Me quito los zapatos claveteados,
intiles en terrenos pedregosos, y con zapatillas de goma las pateo hasta
reducirlas a meras aliteraciones redondas, goleadoras. Son recursos que una
tiene: recursos literarios370.
Otra manera diferente de cuestionar el lenguaje es jugar con las frases hechas y
refranes, yendo ms all del significado convencional que les atribuimos,
desmontndolos. Es lo que hace Shua con el refrn En casa de herrero cuchillo de
palo. Trabaja con dos refranes que tienen en comn la palabra casa: con uno empieza
y con el otro termina. En medio tiene cuatro lneas en las que los colores se van
degradando hasta que se llega a otro color como si de un tornasol se tratase: el segundo
refrn.
Incluimos en este apartado las reflexiones sobre el lenguaje de Macedonio
Fernndez, que pertenecen a su libro miscelneo Cuadernos de todo y nada en las que
reivindica las erratas y se queja de la preponderancia de las Palabras. Nos hace
reflexionar acerca de hasta qu punto la palabra es pensamiento y hasta qu punto
pensamos con palabras y qu categora tiene lo inefable, qu territorio ocupa y si este
tiene algo que ver con la intuicin.
Qu pasa con la privanza profesional, en Literatura, de las Palabras?
Parece o que sin ellas no se pudiera efectuar ninguna de las supercheras, o que
sin ellas no hubiera ms camino que Pensar, tener ideas, poseer verdad, saber;
habra que resignarse a pensar y a juzgar con seriedad y expresar con sencilla
eficacia371.

370
371

SHUA, Ana Mara: Cazadores de letras, p. 203.


FERNNDEZ, Macedonio: Cuadernos de todo y nada, pp. 2829.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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En el siguiente texto habla de lo irracional, lo inesperado, lo que est fuera de


contexto y lo denomina Errata. No obedece a una norma ni a un orden y quiz sea la
base de la mejor literatura. Es decir, reivindica lo espontneo contra lo corregido.
Tambin habla de lo automtico y, en el fondo, denota su condicin de escritor
vanguardista.
Hay que reintentar la Errata, porque esta decadencia de la literatura
universal debe provenir de que se llevan los escritos al tipgrafo ya pasados a
mquina, o sea revisados. Los literatos tendran que encargar mquinas
especiales que de tiempo en tiempo, al escribirse algunas de las palabras ms
usuales, por ejemplo a la dcima escritura en una composicin de la palabra
ventana, la mquina creadora y automticamente escribiera violeta. Quin
sabe si no tendramos una resurreccin del gran arte literario, de las grandes
cosechas metafricas y adjetivales372.
En A veces una frase y Corrector de David Lagmanovich el protagonista
es el lenguaje personificado. En el primero, una frase que se convierte en prrafo y se
ala con los prrafos de alrededor para poder comenzar el relato. La literatura tiene vida
propia: de repente una idea crece hasta convertirse en un relato o una novela. El escritor
acta al dictado de las musas, transcribe y solo hasta cierto punto controla el texto.
En el segundo, las letras se rebelan contra el corrector. De alguna manera,
Lagmanovich nos remite al tpico del juez juzgado. Un corrector, de manera ms o
menos arbitraria cambia los textos ajenos y nadie juzga su criterio salvo l mismo: no
produce nada creativo, sino que mutila o cercena. Esta figura recuerda a la del crtico
literario, en realidad es un escrito frustrado con mucha frecuencia. El final nos indica
que para l siempre tiene que ser desagradable enfrentarse a un texto, ya que su tarea es
castradora y no tiene que ver con la que hubiera deseado: crear.
Sin puntuacin de Sal Yurkievich trata un tema inherente al lenguaje escrito:
la puntuacin, que si no se respeta puede tener graves consecuencias tal y como nos
372

FERNNDEZ, Macedonio: Cuadernos de todo y nada, pp. 110111.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

demuestra en su microrrelato en el que el lector se ahoga debido a la falta de signos de


puntuacin. Al momento de la lectura le aade las reacciones fsicas que se producen en
alguien que lee el texto en voz alta; de tal modo que hace que echemos de menos la
puntuacin que es, en cierto modo, el sentido del texto, que tiene un carcter
pedaggico.
Diego Golombek imagina en Sin palabras un mundo en el que el lxico es
finito. Expresa el miedo de la gente a gastar las palabras hasta que un nio se atreve a
pronunciar la ltima y descubren que cada uno tena una palabra distinta en la mente, y
la van pronunciando, con ello se revitaliza el vocabulario. Se crea una situacin irreal y
juega con el desenlace: parece que el final va a ser de vuelta a lo que todos conocemos y
de repente en la ltima frase se lanza otra vez de lleno a lo imaginario: las palabras se
pierden en el viento para siempre, lo cual prcticamente es hablar del fin de la
humanidad: el hombre lo es porque tiene lenguaje.
Luisa Valenzuela, una maestra a la hora de cuestionar el lenguaje, juega en
Hombre como granada con la polisemia de la palabra granada que queda resaltada
en el ttulo, imprescindible para comprender el significado del microrrelato. A partir de
unir los distintos significados de una palabra, hace evocaciones, que pueden ser
interpretadas dentro del terreno del erotismo.
El dominio del lenguaje de Luisa Valenzuela es absoluto, con frecuencia utiliza
los clichs apara hacer sonrer al lector y aportarle una nueva perspectiva, como en
Zoologa fantstica microrrelato en el que se vale de frases hechas relacionadas con
animales pero aplicadas a un hombre borracho (peludo) que pide un sapo (vaso) de
cerveza y, como en el bar se lo niegan, sale a la boca de lobo (oscuridad), lo atropella un
coche y muere por exceso de alpiste (alcohol).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

Valenzuela alude con el ttulo a la obra de Borges Manual de zoologa fantstica


(1966), aunque en su caso ms que de un bestiario se trate de un hombre ntimamente
relacionado con los animales incluso en su nombre (se llama Len) y ya desde la
primera frase nos resume la trama: Un peludo, un sapo, una boca de lobo. En el resto
del texto amplifica la historia valindose de frase hechas con animales y jugando con
diferentes registros lingsticos con una actitud irnica. No importa lo que nos dice, sino
cmo lo dice: construye el microrrelato empalmando tpicos y, dentro de ellos, ha
elegido los relacionados con los animales.
Y aqu no acaba el dominio lingstico de esta autora. Dedica el libro ABC de las
microfbulas a componer textos con el predominio de cada una de las letras del
abecedario tal y como podemos comprobar en P, que termina con una moraleja, tal y
como sugiere el gnero que Valenzuela inventa: las microfbulas. Juega con la
aliteracin de la letra p. La moraleja contrasta ya que no tiene ninguna p hasta la ltima
palabra aunque tampoco dice nada de inters.
Eduardo Berti reflexiona en Mi alfabeto acerca del signo lingstico
contndonos el intento de un hermano del narrador que se inventa su propio lenguaje
pero, de esa manera, impide la comunicacin con los dems. Explora la arbitrariedad
del signo que haba sealado Saussure hasta tal punto de que el lector se percata de que
si no hay un acuerdo, una norma, resulta imposible entender el significado del mensaje,
que era lo que pretenda el poeta: La intencin de su libro, aseguraba, era la de hacer
signo antes que significar; en tal sentido, conclua, nada ms impertinente que una
especie de clave de acceso. Se refiere en el fondo a que el escritor a veces escribe para
s mismo y pierde algo cuando comparte lo escrito. Muchas veces ni siquiera el escritor
proporciona todas las claves para que se comprenda lo que quiere significar, ya que es

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

algo individual. El problema es que esto deja de lado la base del lenguaje: la
comunicacin.
Eduardo Santos escoge como protagonistas de su microrrelato

Mutacin

directamente a las palabras que, personificadas, se alejan de los malentendidos que


conlleva el uso de ellas por parte de los hombres y desaparecen del planeta. Qu
justificara la desaparicin de las palabras? La desaparicin del ser humano o que la
humanidad adquiera una consciencia colectiva que hiciera innecesario el lenguaje.
Como esto ltimo parece altamente improbable, nos atrevemos a declarar improbable
tambin el hecho de que desaparezcan las palabras.
2.2.2 Parodia
Consideramos parodia en este trabajo a cualquier tipo de imitacin burlesca de
una obra literaria. Es decir, implica la existencia de un texto previo y la desacralizacin
de ste por medio del humor.
En el cultivo de la parodia se da una relacin paradjica: por un lado, pone de
manifiesto los problemas de determinadas convenciones literarias y, por otro, revitaliza
la tradicin renovndola mediante las creaciones nuevas.
Dentro de la parodia distinguimos diferentes estrategias para llevarla a cabo en
una clasificacin que, como todas, podra ser cuestionada, pero que intenta identificar
los mecanismos por los que los microrrelatistas consiguen parodiar hipotextos
originales.
2.2.2.1 Parodia de inversin
En numerosos ejemplos, los autores argentinos construyen su microrrelato
dndole una vuelta de tuerca de 180 grados a la historia que conocemos, de modo y

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

310

Mariv Alonso Ceballos

manera que acaban contndonos justo lo contrario o, por lo menos, algo que la
contradice.
Denevi utiliza este mismo esquema en su recreacin de la historia de El diablo
diciendo que en realidad el ngel rebelde es Dios y no l. Es un texto provocador e
irreverente. En otro tiempo habra sido calificado de hertico y blasfemo y quiz lo que
sorprende es el poco peso que tiene hoy en da un argumento de este tipo, que ya est
gastado. Ahora bien, hay que reconocer el ingenio y que hace falta una reflexin acerca
de qu es ms difcil: hacer el bien o el mal. Por eso el rebelde no es diablo, sino Dios:
la rebelda consiste en hacer el bien.
De igual forma, Denevi en La verdad sobre Medusa Gorgona utiliza la parodia
de inversin sobre el mito de Medusa, de la que afirma que en realidad era muy bella y
sus hermanas, comportndose como las hermanastras de Cenicienta, no le permiten salir
a la calle y difunden la mentira de que petrificaba a los hombres cuando los miraba.
Juega con el carcter perverso de la informacin, que puede ser manipulada. Esta
manipulacin puede llegar desde lo poltico a lo cotidiano (sera este el caso). Hace
referencia a la Cenicienta as que podra haber sido colocado en el apartado de parodia
de contaminacin, pero a nuestro entender prima la idea de inversin: un personaje feo
es convertido aqu en bello.
Shua se inspira en Las mil una noches para decirnos que en realidad los cuentos
fueron creados por la hermana de Sherezade o que al sultn no le gustaban, que prefera
sus propios sueos en los que l es siempre el protagonista en sendos textos sin ttulo.
En el primero tergiversa la historia desde el punto ms importante, va al ncleo
de Las mil y una noches: si ella sobrevive en la historia original es porque sus historias
son interesantes, mientras que aqu es el elemento invertido y, a pesar de eso, Shua

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

311

Mariv Alonso Ceballos

consigue que su versin sea verosmil. Eso la obliga a introducir otro personaje que
narre las historias: Dunyasad.
El verdadero valor de los cuentos de Sherezada no resida en su atractivo
sino, por el contrario, en su hipntica monotona. Gracias a sus aburridsimas
historias fue la nica entre las mltiples esposas del sultn que logr hacerlo
dormir todas las noches. Protegido de las torturas del insomnio, el sultn
recompens a Sherezada con el mejor de los premios: su propia vida. Los
cuentos que componen la coleccin que se conoce como Las mil una noches y
que, en verdad, no carecen totalmente de inters fueron creados muchos aos
despus por la bella Dunyasad, hermana menor de la sultana, para entretener a
sus reales sobrinos373.
El segundo texto complementa de forma magistral al anterior (el sultn desea
dormir) e identifica el relato con el sueo.
Mientras Sherezada cuenta, el sultn se queda dormido. Por un momento,
el relato y el sueo se confunden. Despus, cada uno toma su propio camino.
Dunyasad, la hermana menor de Sherezada, escucha fascinada la historia hecha
de palabras. El sultn prefiere los sueos: historias vestidas de imagen, ilgicas y
extraas, distintas cada noche, en las que l y solo l es siempre el personaje
principal374.
El famoso personaje de La vida es sueo, Segismundo, se plantea la frase que da
ttulo a la obra de Caldern, pero Shua resalta el hecho de que en realidad, por su
experiencia, l debera desconfiar de ello ya que lo engaaron para que dudase entre lo
real y lo ilusorio. Segismundo ha vivido ms que el comn de los mortales: prueba el
poder, la guerra, el amor visita la vida en todos sus extremos. En buena medida, es un
vividor en su vigilia porque Caldern no nos habla de sus sueos.
La vida es sueo, reflexiona el engaado Segismundo. Como si no
tuviera, precisamente l, suficientes pruebas de lo contrario375.
Basndose en la fbula de la liebre y la tortuga, esta misma autora argentina
cambia el final haciendo que gane la liebre (la opcin ms lgica) y que la fbula
373

SHUA, Ana Mara: Cazadores de letras, p. 95.


SHUA, Ana Mara: Ibd., p. 96.
375
SHUA, Ana Mara: Ibd., p. 113.
374

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

312

Mariv Alonso Ceballos

original no sea ms que una pesadilla de la liebre. Es decir, toma la opcin que nos dicta
la razn: cmo una tortuga va a ganar una carrera a una liebre?
Mientras duerme la liebre desaprensiva, llega a la meta la tortuga
constante. Absurda pesadilla, dice la liebre, despertndose de mal humor. Se
despereza, se levanta, y en tres saltos gana la carrera376.
2.2.2.2 Parodia subversiva
Otro procedimiento para cambiar las historias consiste en que el lector ponga en
cuestin lo que se le cuenta en la trama original. Los autores siembran dudas acerca de
lo que se dice en el texto del que parten ofrecindole una nueva perspectiva sobre el
hipertexto a su lector, tal y como intentaba hacer el cubismo en pintura.
Denevi se pregunta por qu nadie dio de comer al rey Midas, ya que todo lo que
tocaba se converta en oro y acusa a sus amigos de esconderse para despus de su
muerte apoderarse del oro en Los amigos de Midas. En realidad se refiere a la soledad
que conlleva el poder, habra que preguntarse si un rey tiene amigos y, aunque los
tuviera, no estara bien visto que mostrara signos de debilidad como pedir que le den de
comer. De ah que Midas est condenado de antemano.
Anderson Imbert reflexiona sobre el mito del arca de No y transcribe la queja
de los peces, los nicos animales que no fueron salvados del diluvio dejando as en
evidencia un error imperdonable de la Biblia: los peces no necesitaban a No para
salvarse en el Diluvio universal. De hecho, el muchacho protagonista se pregunta qu
sucedi con el Arca y nos da las dos posibilidades: una un tanto absurda (que No
construyera el arca en la cima de una montaa y que no hubiera diluvio) y otra ms
lgica (que el arca se quedase encallada arriba despus del diluvio). En cualquier caso,

376

SHUA, Ana Mara: Cazadores de letras, p. 115.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

313

Mariv Alonso Ceballos

resalta ese fleco suelto bblico: no todas las criaturas fueron salvadas del agua porque
algunas, como los peces, no lo necesitaban.
Un muchacho subi por una montaa de Armenia y vio el Arca de No.
Ah, entonces es verdad que existi el Arca de No! se dijo. La
inundacin, al bajar, la dej encallada entre estos picos. A menos que No la
construyera aqu, tan alto sobre el nivel del mar, confiando en que las aguas,
despus de cuarenta das y cuarenta noches de lluvia subiran hasta ella y la
haran flotar, pero nunca hubo tal Diluvio. En este caso tendran razn los peces,
que no creyeron una palabra cuando les contaron que No haba salvado del
agua a todas las criaturas del reino animal. A nosotros, dijeron, nadie nos
salv del agua377.
Shua juega nuevamente con el cambiante lmite entre el sueo y la realidad
aplicndolo a la obra de Shakespeare en la que Lady Macbeth incita a su marido a llevar
a cabo el asesinato del rey de Escocia para ocupar su puesto.
Lady Macbeth confiesa en sueos el crimen cometido en la vigilia. O al
revs .
378

Rosalba Campra en su texto En pos de la simplicidad inventa una historia


previa de la que parte para darnos su propia versin: Esta historia no me pertenece.
Tampoco puedo decir que como me la contaron yo la cuento, porque para menor afn
de los personajes he ido cambiando varias cosas. Cambia hasta tal punto que su
historia es una negacin de varios tpicos y consiste en el uso constante de la ltote.
Adems, no podemos pasar por alto es que est dedicada a los correctores de estilo de
las editoriales. Es un ejercicio de estilo, de ah que se lo dedique a los correctores de
estilo de las editoriales. Se trata de contar la historia como si fuera un negativo
fotogrfico: en lugar de narrar hechos, niega que los est contando. As consigue que
una historia interesante enganche an ms al lector por su planteamiento atrevido.

377
378

ANDERSON IMBERT, Enrique: Narraciones completas. Vol. I, p. 413.


SHUA, Ana Mara: Cazadores de letras, p. 104.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

314

Mariv Alonso Ceballos

Patricia Calvelo en Fe de erratas pone en cuestin lo que nos cuenta la Biblia


pues atribuye la versin que conocemos a Judas y nos da la versin desde el punto de
vista femenino de muchos de los acontecimientos que se narran en este libro dndole a
la mujer una mayor importancia de la que recibe en el hipotexto. La fuerza del relato
est en el narrador en primera persona elegido para contarla: Fui Eva expulsada del
Paraso. Fui la esposa de Lot convertida en estatua de sal. Fui Dalila cortando la
melenuda fuerza de Sansn. Culpa a Judas (el Culpable con maysculas) de tergiversar
el Antiguo y el Nuevo testamento cuando obviamente es la autora del texto la que lo
hace, saltando de uno a otro episodio e interviniendo solamente para cambiar el gnero
de quien protagoniza alguno de ellos. Se convierte as en una Biblia que se aleja del
carcter eminentemente patriarcal del pueblo judo.
Lagmanovich en Los tres mercaderes piensa que en realidad los Reyes Magos
iban a ofrecerle maderas a un buen carpintero (que podra ser Jos) y se inclinaron ante
el Jess recin nacido por cortesa. Todo lo que se ha dicho despus sobre ellos
pertenecera al terreno de la leyenda. Desacraliza a los personajes: les quita el peso
religioso a los magos y, adems, los desmitifica. No solo eso: da un papel importante a
San Jos, que suele ser una figura relegada en el nacimiento de Cristo. Por otra parte,
juega con el concepto del viajero: los Magos vienen de Oriente e intentan actuar segn
las costumbres del pas aunque no las entiendan.
El crtico David Lagmanovich haba incorporado como microrrelato justo
anterior a Los tres mercaderes otro titulado El carpintero en el que ya adverta de la
preocupacin de Jos por una madera que vena de Oriente, lo que nos induce a pensar
que es la que le queran ofrecer los Reyes Magos. De alguna manera, un texto
complementa el significado del otro y deben leerse juntos. San Jos es el hombre
perfecto, el prototipo de varn al que solo le interesa su trabajo. Eso le lleva a ser

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

315

Mariv Alonso Ceballos

consentidor con su mujer (la que parece no importarle mucho) y no entiende nada ni
pone inters por enterarse de algo que sucede alrededor; hasta el punto que considera
que la llegada del mesas es una cuestin poltica, algo que los judos siempre tuvieron
presente porque pensaban que les salvara de la invasin de los romanos.
2.2.2.3 Parodia de sobremotivacin
Consiste en la adicin de motivos. En estos textos nuestros autores demuestran
que la misma historia pudo contarse de otro modo, o que los hechos relatados se deben a
causas diferentes de las que conocemos. Es decir, adornan la historia original con
variaciones que confluyen finalmente en la misma trama que todos conocemos, no
modifican el resultado final.
Shua adereza el mito de las sirenas en Huevos de sirena con la adicin del
motivo de los huevos que afirma que ponen, considerndolas mamferas y ovparas al
mismo tiempo. Partiendo de algo que todos conocemos el canto de las sirenas- la
autora entra en un espacio que desconocemos: el sexo de las sirenas; sexo que lleva a
un territorio imposible para el ser humano: el de todo aquello que escapa a nuestra
percepcin sensorial. Inventa como smbolo de fertilidad mitolgica el carcter ovparo
de las sirenas recordemos que en la mitologa originariamente eran aves- y contrapone
la fertilidad del relato mitolgico (los tritones, fecundos e inmortales) con el mundo que
conocemos, el de los humanos eminentemente mortales (ahogados y estriles). Solo
percibimos al parecer que cantan sin cesar y en eso Shua respeta el mito original.
En el caso de Sansn y Dalila, en lugar de perder su fuerza a causa del corte de
pelo que le hace esta mientras duerme, Sansn se ve aliviado porque no est calvo tal y
como nos lo cuenta Ana Mara Shua, lo cual le reconforta y provoca la sonrisa en el
lector. Sansn ha sido engaado, traicionado mientras dorma, ha perdido su poder, su
fuerza, pero sonre porque sabe que la recuperar cuando le crezca el pelo.
El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

316

Mariv Alonso Ceballos

Mientras dorma, Dalila le ha cortado el pelo y, sin embargo, Sansn se


despierta aliviado a una realidad ms benigna que su atroz pesadilla, la
calvicie379.
El mito de la torre de Babel nos habla de la ira de Dios que se niega a que los
hombres intenten construir una torre para llegar al cielo y decide dispersarlos por toda la
tierra y que hablen idiomas distintos. Anderson Imbert nos pinta una torre de Babel que
no presenta un desafo ante Dios, sino un lugar en el que, una vez que se sube, ya no se
debe regresar a la tierra y, para evitarlo, destruyen la torre. Dios no teme que los
hombres le alcancen en su morada celestial. Al fin y al cabo los hombres son dbiles y
estn sometidos a su voluntad. Lo que no puede consentir es que sus criaturas ms
queridas las que conviven con l- deserten. Con un diablo es suficiente.
El peligro no estaba en quienes se preparaban para subir por la torre de
Babel hasta el cielo sino en que, una vez construida, alguien quisiera bajar por
all hasta la tierra. Eso ya haba ocurrido. No se poda permitir que ocurriera otra
vez. La torre fue destruida380.
Denevi recrea el mito del juicio de Paris en su texto El juicio de Paris de la
memoria. ride (la Discordia) echa una manzana de oro para que se elija a la ms
hermosa de las diosas entre Atenea, Hera y Afrodita. Como ningn dios se pronuncia,
toman a Paris de rbitro y las diosas le prometen diferentes dones si las elige. Hera le
otorgara el imperio de Asia, Atenea la prudencia y la victoria en los combates y, por
ltimo, Afrodita, le brind el amor de la ms bella entre todas las mujeres, Helena de
Esparta. Por supuesto, Paris eligi a Afrodita y con ello provoc la guerra de Troya.
Denevi elige este tema tan conocido y le da una nueva explicacin. Segn l,
Paris haba visto a las diosas Juno y Minerva cuando era joven y las haba idealizado en
su recuerdo, con lo cual no le parecen tan hermosas en la realidad como en su memoria.

379
380

SHUA, Ana Mara: Cazadores de letras, p. 189.


ANDERSON IMBERT, Enrique: Narraciones completas. Vol. I, pp. 414415.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

317

Mariv Alonso Ceballos

Pars, hijo de rey, no elige por lo que se le ofrece segn el mito original (las diosas
intentan sobornarlo), al fin y al cabo es un hombre: elige simplemente a la mujer que
ms le gusta: se limita a hacer exactamente lo que se le pide. Zeus, el rey de los dioses,
por lo tanto, no se ha equivocado a la hora de elegir al juez de la disputa. Todo esto le
hace ms inocente respecto a generar la guerra de Troya.
Como vemos, Denevi utiliza frecuentemente las parodias de sobremotivacin.
En El maestro traicionado aade una ancdota a la ltima cena: Jess le pregunta a los
discpulos quin va a traicionarle y gritan a coro nombres distintos. Al ver ese ambiente
en el que todos desconfan de todos, Judas no siente remordimientos a la hora de llevar
a cabo la traicin al maestro. Los discpulos lo nico que tienen en comn es el maestro:
la adoracin y el respeto que sienten por l. Todos desconfan de los dems, quizs
porque cada uno de ellos est mirando en la misma direccin: si todos estn pendientes
de la figura de Jess no pueden vigilar lo que hacen sus compaeros: eso regala a Judas
la impunidad.
El mito de Tiresias se basa en que ste cambi de sexo al observar a dos
serpientes copulando en dos ocasiones distintas, por eso fue consultado por Zeus y Hera
en su disputa sobre quin disfrutaba ms de los placeres carnales: el hombre o la mujer.
Tiresias dijo que si el goce se compusiera de diez partes, la mujer se quedara con nueve
y el hombre con una. Hera se enfureci porque se desvelase ese secreto y lo priv de la
vista y Zeus, para compensar, le concedi el don proftico.
Denevi ampla este don en Ventajas de la bisexualidad: Tiresias puede
cambiar cuando quiera de sexo y es un/una amante muy codiciado/a. Divide el texto en
tres partes: en la primera, que sirve como introduccin, se explica el don de Tiresias y
en las otras dos conocemos al personaje encarnado en los dos gneros. Solo el que
participa de los dos sexos supera el enfrentamiento entre hombres y mujeres porque

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

318

Mariv Alonso Ceballos

cada vez que se transforma piensa y siente como hombre o como mujer: sabe lo que
espera el otro.
Otro mito muy presente en los microrrelatos es el de Orfeo y Eurdice, como ya
vimos en la clasificacin temtica. Esta muere a causa de la picadura de una serpiente y
su marido conmueve a las divinidades infernales con sus cantos para que le permitan
llevrsela de vuelta al mundo de los vivos con la condicin que no la mire antes de salir
a la luz del sol. Obviamente, Orfeo no es capaz de esperar, se vuelve y Eurdice es
arrastrada de vuelta al Hades. En Orfeo y Eurdice, Anderson Imbert interpreta esa
mirada como una estratagema consciente de Orfeo para librarse de ella porque no puede
amar a una sola mujer durante toda la vida. No tiene mucho sentido que Orfeo vaya a
buscarla al infierno y luego se d cuenta de que no la quiere. A no ser que Eurdice haya
cambiado en el infierno.
Ddalo y su hijo caro huyen del laberinto del Minotauro gracias a las alas
fabricadas con cera y el joven se acerca tanto al sol que se le derriten y cae al mar. Para
Anderson Imbert en caro esta cada se debe al hecho de que caro ya no quera imitar
a los pjaros y preferira probar a ser un pez. Da una nueva perspectiva a la personalidad
de caro, de tal modo que su cada no se debe a algo ajeno a l, sino a su propia
voluntad. Tambin hace referencia a la eterna falta de entendimiento entre padres e
hijos, ya que Ddalo no comprende el comportamiento de caro.
El personaje de la Esfinge aparece ya en la Teogona de Hesodo. Es un
monstruo femenino con rostro de mujer, pecho, patas y cola de len y alas como ave de
rapia. Se estableci en una montaa al oeste de Tebas y planteaba a los viajeros
enigmas irresolubles para despus matarlos. Anderson Imbert nos dice que los que
confesaban su ignorancia salan ilesos. No hay nada que garantice mejor la impunidad
e incluso la felicidad- que la ignorancia y el desconocimiento.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

319

Mariv Alonso Ceballos

La Esfinge castigaba a quienes respondan equivocadamente a sus


preguntas. Aquellos que supieron responder no s pasaron adelante, sanos y
salvos381.
Asimismo, la historia del genio de la lmpara que cumple todos los deseos de su
dueo es utilizada por Shua para mostrarnos una novedosa estrategia comercial. El que
compra tiene que considerar que obtiene algo que necesita, a lo que va a sacar provecho
y que ha obtenido de modo ventajoso; mientras que el buen vendedor consigue que el
cliente piense todo lo anterior obteniendo l la ventaja (el beneficio). La metfora en
este texto es el genio.
Compra esta lmpara: puedo realizar todos los deseos de mi amo, dice
secretamente el genio al asombrado cliente del negocio de antigedades, que se
apresura a obedecerlo sin saber que el genio ya tiene amo (el dueo del negocio)
y un deseo que cumplir (incrementar la venta de lmparas)382.
En El nunca correspondido amor de los fuertes por los dbiles, Marco Denevi
nos cuenta que el triunfo de Perseo sobre la Gorgona se debi en realidad a que sta, en
un gesto tpico de coquetera, baj los prpados propiciando que su amado la matase.
No vence el hroe por ser el ms fuerte o por su astucia, ni siquiera por las armas que le
han prestado los dioses, sino gracias al dardo del amor. Eso hace que el enfrentamiento
sea ms potico.
Denevi se atreve incluso a cuestionar las razones por las que Dios expuls del
paraso a Adn y a Eva tachndolo de celoso en Teora sobre el pecado original.
Juega con el neoplatonismo y el concepto del amor sagrado y el profano; en ese sentido,
el amor es lo ms elevado de la naturaleza humana y, si eso es as, esto asemeja al
hombre a Dios, con quien comparte naturaleza, de ah que pueda el escritor sacar a
relucir los celos, que solo pueden existir entre los que estn prximos.

381
382

ANDERSON IMBERT, Enrique: Narraciones completas. Vol. I, p. 439.


SHUA, Ana Mara: Cazadores de letras, p. 225.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

320

Mariv Alonso Ceballos

Luisa Valenzuela aade en Inicio a la creacin del mundo la ancdota de que


Dios tuvo que crear una especie de interruptor para hacer la luz y que, en una situacin
ms propia de la cotidianeidad humana que de la divina, acab quejndose de que le
tocaba hacerlo todo a l. De esta forma, desacraliza uno de los mitos fundacionales de
las religiones cristianas. Llama la atencin de que Dios se queje de que tiene que
hacerlo todo l cuando es el nico ser que existe. La autora le pone ms dificultades
para consumar el gnesis (hace la luz despus de varios intentos) de las que encuentra
en el hipotexto.
2.2.2.4 Parodia revolucionaria
En esta opcin los autores arriesgan ms. Toman la trama de la historia base para
que los lectores identifiquen a los personajes y juegan con su conocimiento literario
para que adviertan las modificaciones introducidas por ellos. Cambian algn elemento
esencial de la trama que resulta en un final distinto de los que conocemos. Hemos
encontrado menos ejemplos que en otro tipo de parodias: uno de Denevi y otro de Shua.
En A la salida del infierno Denevi se atreve a acortar el recorrido de Dante en
La divina comedia. Tras haber salido del infierno, el poeta italiano decide que no vale la
pena ir ni al purgatorio ni al paraso. Dante cuestiona la necesidad del purgatorio y del
paraso: lo nico que tiene inters es el infierno para alguien con curiosidad y criterio
para elegir.
La autora Ana Mara Shua utiliza frecuentemente el final anticlimtico para
crear una situacin humorstica. En Las carnes permitidas hace una crtica clara al
traductor, que elige palabras que hoy en da son incomprensibles para los lectores de la
Biblia. Utilizando esta ancdota, la escritora nos hace conscientes del desfase de la
Biblia, libro que tiene ms de dos mil aos en sus partes ms recientes escrito para otro

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

321

Mariv Alonso Ceballos

pueblo con otra cultura y en un momento histrico radicalmente distinto. Todo esto
culmina en cuestionar su validez como libro en general.
LAS CARNES PERMITIDAS
En mi ejemplar de la Biblia, el Levtico menciona al onocrtalo y el
calamn, al heriodn y caradrin entre las especies inmundas. Se puede comer,
en cambio, el brugo y los de su casta y el ataco y el ofimaco, convenientemente
aderezados con grasa fresca de traductor383.
2.2.2.5 Parodia de transcontextualizacin
En este apartado incluimos los microrrelatos que se basan en el cambio del
contexto. Normalmente los autores suelen modernizar historias de todos conocidas que
brillan con nuevos aires al situarlas en unas coordenadas espaciotemporales diferentes
de las originales.
En Fenmenos de circo Shua lo lleva a cabo con varios mitos griegos. En
Perseo y la cabeza de Medusa nos presenta un personaje llamado Perseo llevando a
cabo una especie de casting. Va a protagonizar un espectculo y recibe las indicaciones
de su jefe. La desmitificacin no slo la proporciona la transcontextualizacin, sino
tambin el tono en el que se dirige al hroe el entrevistador. El texto acaba con un guio
al mito de la Gorgona y su capacidad de convertir en piedra a todo el que la contemple:
Le propongo intentarlo en una de las funciones para ver cmo sale, no vamos a tener
problemas. Crame, en el fondo, el pblico es de piedra, amigo Perseo. En el mundo
actual no interesa el hroe clsico (armado, que vuela, que vence el peligro), lo nico
que interesa es ganar dinero an a costa de que los mitos pierdan su esencia.
Lleva a cabo una estrategia parecida en Prometeo de circo. Shua ve el mito
con la perspectiva actual y lo reduce a las disyuntivas actuales: reflexiona sobre el
tpico de distinguir el arte del entretenimiento. El espectculo consiste en observar a
383

SHUA, Ana Mara: Temporada de fantasmas, p. 25.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

322

Mariv Alonso Ceballos

Prometeo, al que un buitre le come el hgado. En caso de que sea cierto lo que se
muestra en escena, hablaramos de arte, aunque Shua cultiva la ambigedad: Por
supuesto, hay quien opina precisamente lo contrario. Y el microrrelato queda abierto.
El narrador nos recuerda que hay una funcin todos los das ante la imposibilidad de
resolver el dilema. No puede resolverse esta disyuntiva: Prometeo no es ms que un
espectculo o quizs arte, de esta forma se establece de forma involuntaria una parodia
acerca de este mito.
El nio terco de Shua se divide en dos partes. En la primera nos cuenta una
leyenda recogida por los hermanos Grimm y en la segunda se sita en el presente del
narrador que confiesa haber pasado por el cementerio para acabar con esa vuelta de
tuerca tan tpica de esta autora: el brazo hace gestos obscenos y los fillogos piensan
que son para los hermanos Grimm. En algunos casos los cuentos infantiles son crueles y
rozan lo que hoy llamaramos malos tratos; quiz por eso nos dice que sus gestos son
curiosamente modernos: desde nuestra perspectiva actual no entendemos que un nio
sea azotado o que se le castigue con la muerte por ser terco. Desde nuestra concepcin
de la infancia a da de hoy, no se entiende la crueldad de los hermanos Grimm.
Sara Gallardo en un peculiar texto de ttulo Un camalote y situado en la
actualidad, nos presenta a un personaje que construye un castillo inspirado en Walter
Scott frente al ro Paran y una planta acutica llamada camalote trae a un tigre que
mata a su familia. Su personaje recuerda al Quijote: lee a Walter Scott y eso le hace
abandonar la perspectiva de este mundo. Construye un castillo en un lugar en el que no
viene a cuento y muere su familia en sentido literal o metafrico, no lo sabemos. En
cualquier caso, la lectura arruina su vida.
Anderson Imbert traslada el cuento La verdad sobre el caso del seor
Valdemar de Edgar Allan Poe a la actualidad y a otro tipo de personaje: un boxeador.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

323

Mariv Alonso Ceballos

Al igual que Valdemar, el boxeador es sometido a la hipnosis en su microrrelato


Pgiles y eso no le libra de la muerte. Resulta curioso comprobar que en el texto se
mezcla la realidad y la ficcin: todos los nombres propios que utiliza pertenecen a gente
que efectivamente ha existido como los pgiles Gene Tunney o Randall (Tex) Cobb. La
realidad es implacable y el intento de evadirse de ella no la suspende: intentar evitar el
peligro simplemente con la evasin es un suicidio. La realidad nos golpea aunque
intentemos esquivarla.
Eduardo Berti en La ltima mujer nos muestra una mujer llamada Eva, que en
lugar de ser la primera sobre la tierra cree ser la ltima porque no tiene ombligo. Elige
unas coordenadas temporales actuales para contar su historia de amor con el personaje
masculino. Juega con el concepto del amor romntico segn el cual ella quiere ser la
ltima mujer para l y tambin con la idea de que al menos desde algn punto de vista
l es el primer hombre en ver su falta de ombligo. Es decir, ella es la ltima mujer para
l y l el primer hombre en contemplarla por entero para ella. Todo lo dems es la
historia de la expulsin del paraso y ya la conocemos. El nombre de Eva nos recuerda
el pecado original.
Angustia, breve texto de Romagnoli, nos remite a la Biblia puesto que en ella
se afirma que es ms fcil que pase un camello por el ojo de una aguja que un rico entre
en el reino de los cielos: Os lo vuelvo a decir: Ms fcil es que un camello entre por el
ojo de una aguja, que un rico en el reino de Dios (Mt 19: 24). Ya Unamuno hizo notar
que se trata de una mala traduccin: en lugar de camello, la palabra bblica era
maroma (soga). El microrrelato consiste en un dilogo entre un paciente rico y su
terapeuta. El primero cuenta que despus de contar ovejas para dormirse suea con
camellos pasando por el ojo de la aguja. Podemos preguntarnos si el paciente conoce la
relacin entre lo que suea y lo que cuenta la Biblia. Adems, puede que solo en sueos

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

324

Mariv Alonso Ceballos

un rico consiga entrar en el reino de los cielos y eso no le sucedera en este caso ya que
sufre de insomnio.
Resulta conocido que Robinson Crusoe (1779), novela de Daniel Defoe, es la
autobiografa ficticia de un nufrago ingls que pasa casi veinte aos en una isla y
ensea todo lo que sabe a un nativo al que llama Viernes. Estos son los personajes
que elige Lagmanovich en su Robinson. Juega con la ambigedad puesto que el
escenario que recrea parece igual que en el texto de Defoe. Tan solo al llegar al final de
este microrrelato descubrimos que este Robinson est condenado a participar en un
reality show y que el director es Viernes as que sus papeles de amo y esclavo han
sufrido un giro de 180 grados. Lo que en el relato clsico se trata de supervivencia en el
mundo actual se transforma en espectculo. La historia que estaba basada en la soledad,
el sufrimiento y el silencio acaba siendo transformada en sonrisas destinadas a millones
de personas. El gran traidor es Viernes.
Mara Elena Lorenzn en El sueo de Mara escoge a la Virgen Mara como
personaje, pero la sita en la actualidad buscando su nombre en un diccionario e incluso
utilizando internet, lo que provoca la sonrisa del lector ante la desmitificacin del
personaje. Nuestra cultura occidental se ha separado del cristianismo y eso puede
comprobarse en este texto. Por eso, la gente corriente no entiende su significado; la
Virgen Mara se transforma en una ejecutiva amenazante, lo cual es lo opuesto a lo que
suele representar en la religin cristiana.
EL SUEO DE MARA
Aburrida de tanta paz celestial, la Virgen Mara coge el nuevo
Diccionario Salamanca de la Lengua Espaola. Lo abre en la letra M. All
encuentra:
Mara s.f. 1. COLOQUIAL; PEYORATIVO. Mujer sencilla, de poco
nivel cultural: El mercado estaba lleno de maras. SIN. Maruja 2.
COLOQUIAL; PEYORATIVO. Asignatura que tiene poca importancia o que es
fcil de aprobar: Este ao no tengo ninguna mara, as que tendr que estudiar

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

325

Mariv Alonso Ceballos

ms. 3. (marca registrada) COLOQUIAL. Tipo de galleta redonda y plana. 4.


JERGAL. Marihuana: Dicen que le gusta la mara.
La Virgen cierra el diccionario. Abre su laptop, se enchufa al Internet y le
manda un email al Director. Se desconoce el contenido del correo mariano,
pero es probable que en una nueva edicin del diccionario figure alguna
rectificacin384.
Ofrecemos dos ejemplos de Fabin Vique en los que aade elementos modernos
(la Comunidad Econmica Europea o un lifting) a una historia mitolgica o a un cuento
infantil. En La nia feroz se atribuye a un personaje que suponemos se trata de
Caperucita el adjetivo que comnmente va aplicado al lobo porque le dice a la abuela
que se ha hecho un lifting en lugar del clsico qu grandes ojos tienes. En el mundo
actual no interesan los lobos, ni la obediencia de las nias, sino aparentar la eterna
juventud. La nia no entiende el peligro porque se queda en la superficie, no sabe si es
la abuelita o el lobo, o ser que el lobo se ha hecho la depilacin lser?
En Si Penlope, Vique explota el contraste entre un discurso pronunciado en el
parlamento y su contenido (alguien se queja de que Penlope destejiese lo que teja) y,
de esa manera, logra una gran comicidad. Se burla del escaso sentido prctico de los
pueblos mediterrneos. Los pueblos del norte de Europa, con una cultura apegada a los
negocios, no entienden el afn potico del Mediterrneo. Adems, cualquiera que haya
viajado a Grecia en los ltimos tiempos, se dara cuenta de que el texto es proftico.
Juan Filloy tambin recuerda a Penlope en una de sus reflexiones narrativas
incluidas en su libro Periplo a propsito de una pasajera que viajaba en el barco con l.
Se acuerda del mito porque la pasajera teje, pero sta no tiene pretendientes, por eso la
califica como aficionada o amateur. Las semejanzas fundamentales con Penlope son
que vive en un camarote de lujo, como Penlope viva en un palacio en taca. En
segundo lugar, a las dos las ha abandonado el marido aunque mientras Penlope teje
384

VV AA: Microrrelatos en el mundo hispanohablante, pp. 61.

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326

Mariv Alonso Ceballos

para evitar a los pretendientes y que le permitan prolongar su espera, la pasajera teje
para olvidar que no tiene a nadie a quien esperar.
Teje un echarpe interminable la pasajera del camarote de lujo. Teje con la
beatitud de un alma obesa. De vez en cuando suspira como un fuelle; y teje que
teje Hace diez aos la abandon el esposo. No tiene pretendientes Se trata
de un caso de penelopismo puramente amateur385
Lagmanovich en Otra sirena fantasea con la idea de una bella sirena detenida
en la ciudad que suscita la admiracin de todos los hombres hasta que se disuelve en la
lluvia; de alguna manera, la lluvia disuelve la ficcin. Parece que las sirenas no han
perdido facultades en la actualidad porque siguen volviendo locos a los hombres; su
atractivo se mantiene inalterado. Lo que ha cambiado son los hombres: ahora son tan
simples que no necesitan ni que la sirena cante. Por otra parte, no hay nada ms sencillo
que un poco de lluvia para devolver a la sirena al mundo de la imaginacin y dejar la
ciudad en el estado en que la conocemos.
La idea de las sirenas en las ciudades actuales le resulta sugerente a
Lagmanovich, puesto que le ha inspirado ms de un texto. En Sirenas emigrantes
juega con la polisemia de la palabra sirena y su acepcin relacionada con las
ambulancias. La desmitificacin se produce al atribuirles actos cotidianos: Las
verdaderas sirenas, que en pro de la convivencia entre minoras ya haban eliminado sus
colas de pez, quisieron evitar ser delatadas por su canto. Desde entonces se mantienen
silenciosas, viven en casas de departamentos y aportan a la Seguridad Social. El mito
ya no tiene sentido en la actualidad: nuestro mundo es tan inmisericorde que ha
devorado hasta sus races mitolgicas. Los cancerberos son porteros de ftbol y las
sirenas el sonido de las ambulancias y coches de polica.

385

FILLOY, Juan: Periplo, p. 102.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

327

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2.2.2.6 Parodia con ttulo de obra literaria


Muchos autores hacen que el ttulo de su microrrelato coincida con el de una
obra literaria conocida. Mediante esta eleccin ya despiertan en el lector ecos de otro
texto que ya le condicionan a la hora de percibir el microrrelato y de interpretarlo.
Por ejemplo, Denevi en Muerte en Venecia nos remite a una doble
intertextualidad: a la novela de Thomas Mann y a la conocida versin cinematogrfica
de sta de Visconti. En la novela de Mann el protagonista es un viejo (von Aschenbach)
que se siente sexualmente atrado por el efebo Tadzio, lo mismo ocurre en el
microrrelato entre un cardenal y un joven paje que est a su servicio.
En este gran microrrelato Denevi utiliza imgenes pictricas con las que el lector
puede contextualizar la trama y recurre a la puesta en abismo: los ojos del cardenal en el
presente y recordados desde el futuro por el paje. En realidad, hay tres tiempos
distintos: el pretrito (el hecho de que el paje se haya arrodillado para que el cardenal le
d su bendicin en el pasado le permite deducir que el mismo acto se seguir
repitiendo), el presente (el banquete) y el futuro (el paje recordar treinta o cuarenta
aos despus sus ojos de dolor). Denevi habla refinadamente de algo que durante siglos
se ha mantenido oculto: la homosexualidad. Hace referencia a algo que ya es un clsico:
un hombre maduro se siente atrado por un joven apuesto; adems, de hecho, se trata de
un hombre culto y poderoso que desea mantener relaciones con su sirviente e incluso
todava ms: el personaje es un religioso que arde en deseo y ese deseo le est
triplemente prohibido: por su condicin de cardenal, por la edad del muchacho y por
tratarse de otro hombre.
El cuento La nariz de Gogol da pie a que Anderson Imbert juegue con la fantasa
infantil; el narrador de este microrrelato cambia la historia de Gogol y nos cuenta las
dos versiones: la del ruso (un hombre que pierde la nariz y queda chato) y la que se
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inventa l mismo: un personaje que tiene dos narices y, al perder una, recupera su
humanidad. El microrrelato se titula La nariz de Gogol. Se basa en la inocencia del
nio y ese es la excusa que utiliza para reescribir el cuento. El nio le permite
reivindicar la idea de asombro y de curiosidad por las cosas: La condicin de
extranjero dentro de mi propio idioma. Se sirve del plural narices para que el nio
invente una nueva historia con varias narices.
Por otro lado, en un alarde eminentemente potico titulado Martn Fierro,
Jorge Luis Borges reflexiona sobre cmo la creacin de una obra literaria que una vez
estuvo en el cerebro de un solo hombre pasa al final a formar parte del imaginario de
todos. Piensa que los grandes acontecimientos y los grandes perodos se olvidan en la
memoria colectiva: la gran batalla que signific la emancipacin de Iberoamrica
(Ayacucho) es como si no hubiese ocurrido. Habla de las tiranas que se van diluyendo.
Despus se refiere a los exploradores del continente americano, que tambin han
quedado en el olvido y, sin embargo, lo que todo argentino sabe y conoce es que hay un
gaucho imaginario, un personaje de ficcin que peleaba a cuchillo y se llamaba Martn
Fierro.
MARTN FIERRO
De esta ciudad salieron ejrcitos que parecan grandes y que despus lo
fueron por la magnificacin de la gloria. Al cabo de los aos alguno de los
soldados volvi y, con un dejo forastero, refiri historias que le haban ocurrido
en lugares llamados Ituzaing o Ayacucho. Estas cosas, ahora, son como si no
hubieran sido.
Dos tiranas hubo aqu. Durante la primera, unos hombres desde el
pescante de un carro que sala del mercado del Plata pregonaron duraznos
blancos y amarillos; un chico levant una punta de la lona que los cubra y vio
cabezas unitarias con la barba sangrienta. La segunda fue para muchos crcel y
muerte; para todos un malestar, un sabor de oprobio en los actos de cada da, una
humillacin incesante. Estas cosas, ahora, son como si no hubieran sido.
Un hombre que saba todas las palabras mir con minucioso amor las
plantas y los pjaros de esta tierra y los defini, tal vez para siempre, y escribi
con metforas de metales la vasta crnica de los tumultuosos ponientes y de las
formas de la luna. Estas cosas, ahora, son como si no hubieran sido.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Tambin aqu las generaciones han conocido esas vicisitudes comunes y


de algn modo eternas que son la materia del arte. Estas cosas, ahora, son como
si no hubieran sido, pero en una pieza de hotel, hacia mil ochocientos sesenta y
tantos, un hombre so una pelea. Un gaucho alza a un moreno con el cuchillo,
lo tira como un saco de huesos, le ve agonizar y morir, se agacha para limpiar el
acero, desata su caballo y monta despacio, para que no piensen que huye. Esto
que fue una vez, vuelve a ser, infinitamente; los visibles ejrcitos se fueron y
queda un pobre duelo a cuchillo; el sueo de uno es parte de la memoria de
todos386.
2.2.2.7 Parodia de contaminacin
Como la literatura supone imaginacin y, ante todo, libertad, los escritores de
microrrelatos mezclan obras distintas o incluso personaje y creador consiguiendo
resultados de frescura innegable aunque todava basados en la tradicin literaria, que les
provee de los ingredientes para conseguir un plato nuevo.
Anderson Imbert toma dos personajes viajeros prototpicos, Simbad y Odiseo, y
cuestiona incluso que en realidad viajasen. En realidad nos habla de la creacin literaria:
el novelista siempre al menos en parte se encuentra presente en su personaje y con la
novela que crea vive las vidas que hubiera deseado, recorre los lugares que le gustara
conocer y disfruta de las peripecias ms insospechadas. Relaciona dos personajes
arquetpicos de dos culturas distintas: Simbad y Odiseo para resaltar el hecho de que, en
buena medida, la cultura rabe es deudora de la cultura griega.
Algunos de los marineros que regresaban de sus largos viajes solan
visitar a Simbad, el paraltico. Simbad cerraba los ojos y les contaba las
aventuras de sus propios viajes interiores. Para hacerlas ms verosmiles a veces
se las adjudicaba a Odiseo. Apuesto, pensaba Simbad cuando se quedaba solo,
a que l tampoco sali nunca de sus casa387.
En Ladrones de gallinas Blaisten plantea una imposible unin entre personaje
literario (Hamlet) y su creador (Shakespeare) en una situacin que no los deja en muy

386
387

BORGES, Jorge Luis: Prosa completa 3, pp. 241242.


ANDERSON IMBERT, Enrique: Narraciones completas. Vol. I, p. 410.

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buen lugar. El autor coloca a Shakespeare dentro de su propia historia y lo convierte en


personaje en un momento poco airoso del relato.
Brasca en Contrariedad traza una lnea de unin valindose de la temtica del
sueo entre dos clsicos del microrrelato, Chiang Tzu y su mariposa y el dinosaurio.
Mezcla historias semejantes contrastando la sutileza de la mariposa con la masa brutal
del dinosaurio y tambin contrapone la paz del sueo con lo molesto del mundo real, la
belleza del enigma y lo pueril de la nica solucin que encuentra. El chino incluso
anticipa que su dilema ser repetido hasta la saciedad: Soy un dinosaurio que recuerda
haber soado que era una mariposa sobrevolando a un chino o una mariposa que suea
ahora que es el dinosaurio que lo mira dormir?.
En el siguiente ejemplo aparece un icono de la cultura popular: Tarzn. Fue
creado por Edgar Rice Burroughs y su primera aparicin fue en una revista pulp
(revistas editadas con papel barato especializadas en relatos e historietas muy populares
en Estados Unidos en las que se primaba la trama por encima del desarrollo de los
personajes); pero lo conocemos por haber sido el protagonista en diversos cmics,
pelculas y series de televisin.
Shua utiliza una de las escenas emblemticas de Hamlet, el monlogo de ste
sujetando la calavera y preguntndose Ser o no ser, pero el que la protagoniza en este
hipertexto es Tarzn que se pregunta si la calavera es de Chita o no. El condenado al
infinitivo que aplica a Tarzn hace referencia a que es un ser apenas sin lenguaje,
simple. Como si fuera una alquimista, Shua consigue que ese ser que apenas se
diferencia de un primate represente un momento culminante de la historia de la
literatura universal: con una calavera de la mano representa el dilogo de Hamlet porque
no sabe hablar mejor. Esto nos hace preguntarnos hasta qu punto a veces el artista es
consciente de lo que est creando.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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La misma autora, Ana Mara Shua, se vale de la manzana como motivo para
juntar a diferentes personajes famosos por su relacin con ella: Guillermo Tell, Newton,
Adn y Eva Toma tres historias absolutamente alejadas entre s para construir un
texto magistral: un personaje medieval (Tell), un cientfico (Newton) y dos personajes
mticos (Adn y Eva). De las tres historias la nica que no se cumple es la de la ciencia,
la que inexorablemente se debera llevar a cabo porque nadie pone en cuestin la ley de
la gravedad.
La flecha disparada por la ballesta precisa de Guillermo Tell parte en dos
la manzana que est a punto de caer sobre la cabeza de Newton. Eva toma una
mitad y le ofrece la otra a su consorte para regocijo de la serpiente. Es as como
nunca llega a formularse la ley de la gravedad388.
Y con el nexo de que los dos son puestos en cajas de cristal, Shua elige unir dos
personajes muy diferentes: una protagonista de un cuento de hadas (Blancanieves) y un
revolucionario ruso que realmente existi (Lenin) que crean sendas colas de prncipes
azules y de turistas, respectivamente, para verlos. A primera vista, parece que Shua
pone al mismo nivel a un personaje de un cuento de hadas (Blancanieves) y al creador
del Partido Comunista Ruso; sobre todo en una poca como la actual en la que el
comunismo est tan desacreditado. A los dos, en los tiempos que corren, les falta algo
esencial: a Lenin le rodean turistas, pero ya no se le considera el padre del estado; no
est en vigor el sistema poltico que l cre y ya no es un objeto de culto y eso nos lo
hace entender sutilmente diciendo que a Blancanieves le faltan los enanitos (la parte
prctica de la historia: los que le daban de comer y la ayudaban).
Ana Mara Mopty en Los contemporneos recurre a uno de los Buenda, la
familia que viva en el Macondo de Cien aos de soledad de Gabriel Garca Mrquez y
lo relaciona con un estudiante de fsica que inventa una mquina del tiempo. Todo lo
388

SHUA, Ana Mara: Cazadores de letras, p. 260.

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que tiene de magia la novela del Garca Mrquez, Mopty lo convierte en ciencia ficcin,
contrapone el realismo mgico (lrico) con la ciencia (pragmtica). Todo es falso, pero
parecen falsedades opuestas.
La eleccin de esta novela no es casual puesto que ya comienza con algo
novedoso para la poca: el coronel Aureliano Buenda recuerda una tarde en que su
padre lo llev a conocer el hielo. Adems, Macondo es un espacio mtico, un
microcosmos donde todo es posible y donde se transgreden las leyes cientficas (como
Comala de Juan Rulfo o Yoknapatawpha de Faulkner) donde es normal que sucedan
hechos sobrenaturales tales como levitar as que, por qu no imaginar a uno de sus
personajes viajando en el tiempo?
Bajo el ttulo Alguien soar Borges nos propone diferentes opciones de
cambiar el futuro que recaen en la imaginacin del hombre, en sus sueos. En ellas
mezcla diferentes personajes clsicos de la historia de la literatura como don Quijote o
Ulises con escritores de la talla de Milton o Novalis haciendo alarde de su proverbial
cultura enciclopdica. Al hablarnos del futuro el tiempo verbal predominante en el texto
es el futuro imperfecto o simple concentrado en el mismo verbo que se repite como una
letana: Soar. Solo en la ltima oracin que es una cita de Novalis se utiliza el
presente de indicativo: La vida no es un sueo pero puede llegar a ser un sueo, escribe
Novalis. Se pregunta si llegar un futuro en el que seremos mente, en el que sea
nuestra mente la que construya la realidad y no la que se adapte a ella, en el que el
cuerpo no ser necesario por lo tanto, en el que no habr que hacer, sino tan solo
imaginar porque lo imaginado ser lo real: el mundo ser lo que soemos (una utopa,
quizs) o al menos eso es lo que se pregunta.
Eduardo Gudio Kieffer en su texto La sirena en el arca mezcla dos mitos de
origen muy distinto: se pregunta qu hubiera ocurrido si No hubiese encontrado a una

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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sirena en su arca, un ser que no existe, producto de una mitologa an no inventada.


No, ante la locura de la que son presas las personas y animales que viajan en el arca a
causa del canto de la sirena, la tira por la borda. El microrrelato concluye con un final
desesperanzador en forma de moraleja. El narrador se dirige directamente al lector para
aconsejarle: Pero nunca digas que oyes cantos de sirena, porque te acusarn de no
descender de No. O de tener imaginacin (que es casi peor). Mezcla la Biblia, la
mitologa griega y escribe de una forma muy adornada. El esfuerzo inhumano de No
(construir el arca, meter una pareja de cada especie, soportar el diluvio) significa la
esencia del judasmo: el Dios que castiga a los hombres y lo que ms mella puede hacer
a la raz de la religin cristiana es la idea de belleza, de sensualidad que aqu est
condensada en la escritura ornamentada. Adems, la sirena simboliza la sensualidad, la
tentacin, lo que hace perder la compostura y la razn a los hombres y eso est a punto
de dar al traste con la expedicin de No: los animales entran en celo y eso es lo que
ataca el cristianismo. El canto de la sirena, el celo, la sensualidad y la belleza que la
acompaan estn a punto de dinamitar el viaje de No, de ah que tire a la sirena por la
borda. El buen cristiano ha de ser sumiso y no desafiar a Dios. Y lo que lleva a los
cristianos a pecar con mayor frecuencia es todo lo que simboliza la sirena.
Volvemos a encontrar a la sirena en Un amor contra natura de Denevi pero la
contaminacin consiste en su amor con otro ser mitolgico: el centauro. A pesar de que
los pobladores de la isla de Citeres se caracterizan por tener un gran fervor ertico,
existen tabes para ellos. Todo amor que no termine en cpula es visto como vicioso,
pero eso el centauro y la sirena acaban en la crcel: para ellos la cpula es imposible.
Contina por la senda del texto anterior. Se defiende un sexo destinado a la procreacin
igual que se hace en el cristianismo. En la isla de Citeres aparentemente son muy
abiertos, pero toda relacin ertica ha de culminar en cpula, por eso son mal vistos los

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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protagonistas del texto: en esa isla no todo est permitido, sino al contrario; es un
mundo que vive con una restriccin capital y la aparente permisividad en realidad es
todo lo contrario.
En Poesa eres t, Shua nos sorprende con una mezcla imposible entre
Bcquer, Neruda y la violencia, sugiriendo que el famoso verso me gustas cuando
callas porque ests como ausente podra referirse en este caso a un asesinato de alguien
cansado de escuchar constantemente a otra persona. Toma dos de los poemas de amor
ms bellos del castellano para intentar distorsionar la idea del amor. Se sirve de un ttulo
de Bcquer al principio, un verso de Neruda al final y en el centro su propio texto.
Utiliza la comparacin del buzo que siente las atmsferas que le presionan para
desmontar tpicos sobre la idea del amor.
2.2.2.8 Parodia de discurso
En estos casos la parodia no se concentra en el contenido, sino en la forma. Los
textos que presentamos como ejemplo se basan en la imitacin del estilo de los
escritores.
Ana Mara Shua toma la famosa rima de Bcquer que se suele utilizar en las
clases de literatura como ejemplo de hiprbaton y la prosifica sorprendindonos al final
porque todos esperamos la palabra arpa y, sin embargo, la escritora opta porque el
sujeto sea una ta lejana, cambio de sujeto que provoca la comicidad del verso.
Pensemos que el arpa es un instrumento que ha cado en desuso y Shua nos demuestra
que el verso de Bcquer sigue siendo maravillosamente sonoro y da igual a lo que haga
referencia. El poeta romntico lo construye para situar un objeto, el arpa, y la autora
argentina nos demuestra que ni siquiera es necesario, que casi da igual de lo que hable.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

335

Mariv Alonso Ceballos

Del saln en el ngulo oscuro, de su dueo tal vez olvidada, silenciosa y


cubierta de polvo, releyendo las rimas de Bcquer, una ta lejana389.
Tambin proponemos un microrrelato de Ral Brasca en el que en su ttulo
(Proustiana) ya nos da una pista acerca del nombre del escritor que parodia: Marcel
Proust, porque retrata un mundo en el que la cortesa marca las relaciones entre las
personas y, en este caso, ms que inspirarse en el estilo grandilocuente y de frases largas
del escritor francs, se fija en los ambientes aristocrticos en los que se mova. La
inocencia femenina tiene un atractivo enorme para los hombres y a esto se une el que no
hay nada ms irresistible para el gnero masculino que el desprecio. Dentro de ese
mundo de artificio al que se refiere en la poca de Proust -una sociedad afectada-, la
ingenuidad, la incredulidad y la ignorancia constituyen no solo el mejor antdoto social,
sino que adems resultan tremendamente rentables para el protagonista del relato que se
enriquece.
Fabin Vique parodia a Bcquer (tu pupila es azul) y Neruda (quiero escribir
los versos ms tristes esta noche) y, en el fondo, la poca utilidad de la poesa ya que es
ms prctico salir con un economista en su microrrelato La poesa ya no conmueve.
Nos hace pensar si queda sitio en nuestro mundo para ese romanticismo y si no es una
cualidad que resulta mejor escondida en determinados contextos. Vivimos en un mundo
materialista y artificial, con demasiada informacin y muchas relaciones humanas como
para que estos versos sigan conmoviendo.

389

SHUA, Ana Mara: Cazadores de letras, p. 164.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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2.2.3 Apcrifos
Otro procedimiento muy productivo para crear textos nuevos es continuar
historias de todos conocidas, preguntarse qu pas despus. En estos casos no se
modifica la trama original, solo se alarga.
La palabra apcrifo tiene varias acepciones, por ejemplo, se dice de una obra que
no ha sido excluida de un canon, especialmente a la tradicin cristiana y, por extensin,
a todo texto falsamente atribuido a un autor; pero, en nuestro caso, se emplea para
calificar una continuacin ilcita, no autorizada. En esta ltima acepcin se enfatiza la
no originalidad de los materiales narrativos. Los crticos actuales, en general, lejos de
condenar la nooriginalidad de los textos en cuestin, los consideran muestras de
intertextualidad.
Bonifacio Lastra narra en Herodas y el fantasma del Bautista lo que le ocurri
a esta mujer despus de haber pedido la cabeza de San Juan Bautista en una bandeja (Mt
14: 8). En una especie de justicia potica, a Herodas, esposa y sobrina de Herodes
Antipas, le ocurre lo mismo que al santo y su cabeza es cercenada. Traslada la Biblia al
otro extremo del Mediterrneo (a Espaa) y en lugar de traer al apstol Santiago como
cuenta la tradicin, se trata de uno de los villanos del Antiguo Testamento: el temible
Herodes que ordena asesinar a todos los nios. El responsable de muertes tan atroces
tiene un papel secundario y la que tiene una mala conciencia por la decapitacin del
Bautista es Herodas, su esposa. El autor aade su propio final a esta historia cuando el
elemento que ha dado sentido al Bautista, que vesta con una piel de camello, en otro
punto totalmente alejado termina del nico modo que puede hacerlo con aquella que
instig su muerte: San Juan adquiere notoriedad bautizando con el agua del Jordn y
ser el agua helada de un lago de Lrida la que cercene el cuello de su asesina.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Con su ingenio habitual, Denevi titula el texto en La aciaga noche 1.002 por
Las mil y una noches aadindole una la del portazo y nos ofrece un compendio de
portazos para continuar diferentes historias amorosas: Teseo y Ariadna, Minos y
Pasifae, don Juan y doa Ins. Nos habla de la noche en la que se acaban las historias y
se burla del fin de la pasin en las parejas supuestamente perfectas que tenemos en el
imaginario colectivo. Ariadna pide a Teseo una nueva proeza, Pasifae busca el deseo en
un semental, mientras que Doa Ins aspira a la seguridad material. Son seis personajes,
tres parejas que constituyen prototipos y tienen algo en comn: la insatisfecha, la que
siempre pide ms es la mujer y, adems, encierra el tpico de lo que tiene que ser un
hombre: un hroe, un semental y aportar seguridad material.
El mismo Denevi ya se haba preguntado en sus Falsificaciones de 1966 qu le
pasara a Schehrasad despus de casarse con el rey atribuyndole el texto a un tal Mnibn-Nyam en un microrrelato de ttulo Schehrasad en la noche 1.002. El autor
argentino nos describe la ruina fsica de la protagonista que de da imaginaba los
cuentos para contarlos de noche as que no dorma. En cambio, su hermana Dunyasad
segua hermosa, tanto que el rey Schariar abandona a Schehrasad por dicha hermana.
Nos habla del trabajo del escritor, del suplicio de la hoja en blanco y del sufrimiento que
puede implicar la escritura, sino que tambin nos dice que eso puede llevarnos a un
alejamiento del mundo, a perderse la vida. Esta idea es extrapolable al trabajo
intelectual. Y, en el fondo, el tpico: triunfa la mujer bella y poco inteligente. O quiz
Schehrasad se ha empeado en convertir lo que quiere el rey una relacin sexual- en
un relato continuo y lo nico que consigue es retrasar su sentencia de muerte. Lo que no
sabemos es si el rey, siguiendo su vieja costumbre, amar a Dunyasad para despus
mandarla matar.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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En el prximo caso, Marco Denevi se pregunta cul sera el discurso del nuevo
Zaratustra inspirndose en la obra de Nietzsche As habl Zarathustra, un libro que se
balancea en constante equilibrio entre el poema en prosa y la filosofa. En ella,
Zarathustra propone que el hombre acepte la muerte de Dios para que recupere su
orgullo y aprenda a gozar nuevamente del sentido de la tierra, llegando as al
superhombre. Denevi se refiere al concepto moderno de poder: la razn de estado y la
idea de poltica propia del siglo XX con los partidos de masas, la manipulacin de la
opinin pblica y la enorme capacidad que tienen los gobiernos para subvertir el
sistema democrtico. La idea principal es que se puede imponer la versin de la realidad
reinante desde el poder.
AS HABLA EL NUEVO ZARATUSTRA
Que nuestras tcnicas para la toma del poder sean la calumnia, la
extorsin, el robo y el asesinato. Una vez en el poder, nuestra moral quedar
automticamente restaurada390.
Como todos conocemos los famosos doce trabajos de Hrcules (Heracles en la
tradicin griega), Denevi se inventa un decimotercero que para el hroe sera el ms
arduo de todos los suyos: desflorar a una joven que en realidad fueron cincuenta en El
trabajo n 13 de Hrcules. En nuestra sociedad los Hrcules vuelven a estar de moda:
se buscan los cuerpos perfectos y los hombres musculosos hasta tal punto que un padre,
fuera de la moral tradicional, es capaz de acostar a todas sus hijas con l para que su
descendencia sea mejorada. Ms que un padre parece un tratante de ganado que intenta
mejorar la raza de sus animales. La animalizacin alcanza tambin a Hrcules que no se
da cuenta de la estrategia. Por otro lado, nadie se pregunta si las cincuenta hijas de
Tespio estaban de acuerdo en acostarse con Hrcules por su belleza; es decir, se les
presupone una gran superficialidad.
390

DENEVI, Marco: Falsificaciones. Obras completas, tomo 4, p.302.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Aladino es un personaje de las Mil y una noches que resulta engaado por un
mago para que le consiga una lmpara maravillosa encerrada en una cueva. Aladino la
consigue y descubre que encierra un genio que debe cumplir sus deseos. Shua se
pregunta qu pas con la lmpara de Aladino mientras l dorma y juega con la
ambigedad sexual en este texto en el que es la mujer de Aladino la que frota la
lmpara. La escritora argentina inventa un personaje: la mujer de Aladino y la convierte
en adltera. Le engaa con el genio, la parte ms atractiva de Aladino. El ser que puede
colmar todos sus deseos obviamente es el genio.
Mientras Aladino duerme, su mujer frota dulcemente su lmpara
maravillosa. En esas condiciones, qu genio podra resistrsele?391
En Los instrumentos de la historia Denevi se pregunta si Salom se arrepentir
en la vejez de no haber pedido a Herodes algo ms valioso que la cabeza de San Juan
Bautista, es decir, pone al lector en la situacin de preguntarse qu pas despus.
Vuelve al tpico de la mujer materialista y reflexiona sobre la edad y sobre cmo en la
vejez se vive en el mundo de los recuerdos y se aora lo que no se ha vivido. Por otra
parte, ni siquiera en la vejez hay garanta de que uno comprenda lo que ha vivido.
Salom no tiene ni idea de la trascendencia del personaje que pidi que fuera
decapitado. Aparte de materialista, es superficial y tonta: la vida del Bautista o de
cualquiera se puede equiparar a unas perlas o un abrigo de piel?
2.2.4 Citas o alusiones literarias
La gnesis de algunos textos est en la cita de una frase pronunciada o escrita
por un autor consagrado, que normalmente revierte en microrrelato con una narratividad
escasa. En ocasiones podemos encontrar tambin atribuciones falsas a algn escritor,
procedimiento frecuente en Borges o en Denevi.
391

SHUA, Ana Mara: Cazadores de letras, p. 110.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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A este ltimo pertenece Cobarda moderna segn Chesterton en el que se


supone que Chesterton (autor ingls cuya novela ms famosa es El hombre que fue
jueves y al que gustaban las paradojas, buscaba la verdad subyacente por encima de la
aparente) opina que amores castos como los de Pablo y Virginia deben ser objeto de
burla en pblico y de emocin en privado.
Pablo y Virginia (1787) es una novela de Jacques-Henri Bernardin de SaintPierre en la que los protagonistas son dos amigos de la infancia que se enamoran
inocentemente y acaban muriendo de forma trgica cuando naufraga el barco en el que
viajan, de ah que Denevi nos hable de sus castos amores. Frente a lo que sucede en el
siglo XIX (poca de exaltacin de los sentimientos) en la actualidad predomina el
cinismo, la burla. No hay que demostrar lo que se siente, sino ocultarlo a los ojos de los
dems. Y hoy en da resulta ridcula la idea de la castidad.
COBARDA MODERNA SEGN CHESTERTON
Mucha gente llora en la intimidad por Pablo y Virginia. Despus, si los
encuentra en la calle, se burla de sus castos amores392.
Ral Brasca en Suicidio comienza nombrando a intelectuales muy conocidos
como Borges o Sneca para citar una frase que decan ambos (el primero citando al
segundo) acerca de este tema. Despus seala dos escritores del cono Sur que se
suicidaron para acabar cuestionando todo lo que ha escrito hasta el momento porque
acaba hablando de un tema controvertido: los animales suicidas. Contradice a Sneca y
a Borges, lo cual parece una temeridad, sobre todo porque su argumento es discutible:
afirma que los animales no son dueos de nada. Y, adems, aunque eso fuera cierto, no
es extrapolable al caso del hombre, que debera ser dueo de su vida y de muerte.

392

DENEVI, Marco: Falsificaciones. Obras completas, tomo 4, p.240.

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Borges utiliza como excusa una supuesta cita de Coleridge para narrar un sueo
que tuvo una noche en el que unos dioses venidos a menos de diversas tradiciones
(Thoth, Jano, etc.) aparecan en la Facultad de Filosofa y Letras y eran disparados por
los estudiantes. El ttulo Ragnark es muy significativo ya que Ragnark hace
referencia segn la mitologa nrdica a una batalla del fin del mundo en la que los
dioses estn destinados a combatir. El mensaje es que los dioses de la antigedad solo
perviven en las personas cultas, se ha convertido en una especie de esnobismo. Los sita
en la Facultad de Filosofa y Letras. Estn demasiado lejos y nuestra sociedad es
demasiado distinta a las sociedades en las que dichos dioses surgieron. Borges los
describe como seres embrutecidos, que dejan entrever cierta miseria moral y fsica.
Resultan decepcionantes. De ah que acabe con ellos, lo cual es lo ms contradictorio de
la historia: los dioses por definicin son inmortales. Y esto podra hacerse extensivo a la
cultura clsica y egipcia: solo presentan inters para una lite muy concreta. Si hoy en
da pensamos que el dios que sepult a los dioses clsicos ha muerto, qu quedar de
ellos?
Eduardo Berti en un texto escasamente narrativo llamado Laringe se pregunta
si ser cierto que uno no puede pensar notas que no sera capaz de cantar porque eso
supone un lmite a nuestra imaginacin. De hecho, los deseos que podemos concebir
van ms all de nuestros lmites corporales aunque las insatisfacciones seran menos,
tal vez nulas, de tener laringe nuestros anhelos ms extremados. Pero no se trata de que
nosotros solo pensemos las notas que somos capaces de cantar, tampoco podemos
pensar una letra que no conozcamos: la clave est en la combinacin de esas notas, esa
es la va de los anhelos de la que habla al final. Podemos crear msica con unas notas
limitadas, ideas con las palabras que conocemos; por lo tanto, tenemos combinaciones

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

infinitas. Tambin hay infinidad de cosas que desear y que no desear y eso nos
convierte en ilimitados.
La idea de la metamorfosis entre seres humanos y animales es llevada al lmite
por Berti en Vueltos bestias que, con la excusa de una cita indirecta de Apuleyo, narra
la historia de una prima suya que buscaba animales que previamente haban sido
humanos con el mtodo de llamarlos por su nombre genrico a ver si reaccionaban. En
realidad se trata de que hay demasiadas personas embrutecidas a nuestro alrededor, no
hace falta ir al zoolgico, sino recordarles a determinados individuos su cualidad de
personas y despertarlos de su embrutecimiento. Para ello, la mejor herramienta es la
palabra.
Lagmanovich para escribir Empezar se basa en una cita de Pascal, que le
recuerda al ttulo de un libro de Roland Barthes y habla de la complejidad que
encuentran los escritores a la hora de elegir el comienzo de sus historias, sobre todo en
el caso de las minificciones que al ser tan cortas no puede hablarse de su comienzo,
mitad o fin. Hace referencia al tpico del escritor con pnico ante la hoja en blanco,
pero al adornarlo con pascal parece menos vulgar. El autor argentino acenta esa
dificultad al hablarnos de los microrrelatos debido a su brevedad.
Roberto Perinelli en Estrategia elige un narrador protagonista que recurre a las
palabras de Goethe que recomienda la adulacin para paliar la falta de amor y, de esa
manera, librarse de una mujer que no le interesa. Nos habla de lo difcil que es la
comunicacin, sobre todo cuando se trata de expresar sentimientos. Cuando no se sabe
cmo decir algo se recurre a los gestos (cigarrillos, caramelos) o bien a las palabras de
otros. Cuando la comunicacin de los sentimientos fracasa, lo nico que debera quedar
es la cortesa y es lo que sucede en el texto.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

Almas de Ral Brasca est basado en las citas consecutivas de escritores que
vivieron a principios del siglo XX. Comienza con el mexicano modernista Amado
Nervo, pasa por el italiano Alberto Moravia y acaba con el uruguayo Felisberto
Hernndez. El ttulo es la clave temtica que une todas las citas. Hace referencia a la
metempsicosis o transmigracin de las almas, de la que ya habla Platn y en la que han
credo distintas culturas y autores a lo largo de la historia. Lo curioso del microrrelato es
que el autor no dedica su pensamiento a la cuestin de si existe o no la transmigracin
de las almas, sino a intentar indagar a travs de otros el dnde y cmo estn esas almas.
Lo hace de tal forma que nadie niega el hecho de la metempsicosis.

2.3 MICRORRELATOS METALITERARIOS


Incluimos en esta categora los textos autorreflexivos cuyo objetivo ltimo es
hablarnos del proceso literario. No se limitan a recrear temas presentes en la historia de
la literatura, sino que la cuestionan de alguna manera. Veamos cmo.
La literatura se convierte en la protagonista, ya sea mediante la eleccin de
escritores como narradores o protagonistas o incluso se hace al lector consciente del
acto de escritura apelndole o dejndole notar que est delante de un texto; a veces el
microrrelato trata sobre l mismo.
2.3.1 El escritor como personaje
En los microrrelatos frecuentemente los protagonistas son escritores. Esta opcin
nos ofrece diferentes posibilidades: autores que realmente existieron y que todos
conocemos (incluso puede ser el propio autor del microrrelato) o autores inventados.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

344

Mariv Alonso Ceballos

2.3.1.1 Autores conocidos


En este apartado nos referimos a escritores que han existido en la realidad y que
podemos adscribir a un movimiento literario especfico as como localizar en un pas y
en una poca determinados.
2.3.1.1.1 Autorreferencia: Autor del microrrelato
Hablamos de autorreferencia cuando el autor del texto aparece en ste
protagonizndolo o al menos como un personaje relevante.
Uno de los ejemplos paradigmticos de esta prctica es el famoso texto Borges
y yo, que juega con la frase de Rimbaud Yo es otro, Borges rene muchos de sus
temas favoritos como la obsesin por el tiempo y los tigres o el amor hacia la literatura
inglesa. En realidad, no deja de ser una reflexin sobre las diferentes facetas de nuestra
personalidad que, siguiendo la estela de la literatura fantstica pueden derivar en el
inquietante tema del doble, aunque quiz en este caso se trate del desdoblamiento entre
la faceta ntima y privada de Borges y la fama, ese personaje al que crticos y lectores
atribuyen excentricidades. El contraste entre los dos prrafos que componen el texto se
acenta si nos fijamos en que la mayor parte de lo que se cuenta est en el primero y el
ltimo tan solo consta de una oracin, que obliga a volver a leer el relato, crea de esa
forma una historia circular: el lector intentar averiguar quin lo ha escrito. Desde un
punto de vista tcnico es un texto magistral. El yo ntimo es perfectamente perecedero y
eso es lo que lleva a Borges a la construccin del yo pblico. De hecho, cita a Spinoza
para recalcar el afn de perdurabilidad que le lleva a crear un personaje pblico y que
ese personaje pblico de alguna manera se impondr sobre la realidad ntima.
En El hacedor, libro al que pertenece este clebre texto, Borges escribe
frecuentemente microrrelatos relacionados con la literatura, lo que no debe extraarnos

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

345

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teniendo en cuenta que su vida entera gira en torno a ella. Todos sabemos que era
admirador de Lugones y comienza el libro con una dedicatoriamicrorrelato titulada A
Leopoldo Lugones en la que suea un encuentro suyo con el poeta argentino, tambin
autor de microrrelatos que tiene lugar en un espacio que adopta tintes mgicos para un
lector empedernido como Borges y cuya importancia queda resaltada por las
maysculas que utiliza para referirse a l: la Biblioteca. Reflexiona sobre el tiempo ms
que sobre los sueos y reconoce que es su vanidad la que ha creado esa escena
imposible, en la que habla con un muerto; de ah que cite la Eneida: van entre las
sombras porque Lugones est muerto y Borges es un an no muerto as que llegar el
instante en que ese dilogo tenga lugar si se cree en el ms all. De hecho, lo que
perdurar es el libro, la Biblioteca es el tiempo disecado y conservado mgicamente.
A continuacin proponemos dos ejemplos en los que Borges escribe desde la
primera persona como un narrador personaje secundario, ya que se dirige a su amigo
muerto Abramowicz y, como siempre, no puede evitar hacer referencias literarias. Entre
sus palabras asoman nombres de escritores como Laforgue y Baudelaire y de personajes
como Raskolnikov (protagonista de Crimen y castigo de Dostoievski), el prncipe
Hamlet que protagoniza la tragedia de Shakespeare o Yorick, el bufn con el que
Hamlet jugaba cuando era nio.
En Elega Borges utiliza un narrador en primera persona, pero se dirige a
Abramowicz utilizando la segunda y recuerda momentos que vivieron juntos en los que
la literatura juega un papel fundamental. El segundo texto, aunque se titula
Abramowicz es tambin una elega en la que recuerda a su amigo muerto una noche
acompaado de otras personas que le conocieron. Los dos textos estn ms cercanos a la
epstola que a la narracin puesto que estn construidos en torno a una apelacin a su
narratario: Abramowicz, el amigo que ha pasado a mejor vida.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

346

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En una elega lo que trasciende es el vaco y la soledad que deja la muerte de un


ser querido y nos dice al final del primer prrafo que en cada palabra, en cada silencio,
eras un poeta. En esta elega hay parte de esa poesa del silencio. Adems, dice que
Abramowicz sigue vivo en l tanto por lo que escribi como por lo que no lleg a
escribir. Independientemente de todo lo que pudieran vivir juntos lo nico que puede
trascender la muerte de su amigo es la literatura: esa poesa del silencio, los libros que
sin ser escritos en cierto modo son Y quiz, menos importante, pero tambin presente
est la idea de que el amigo ya muerto habla de que tiene cuatro mil aos, es decir, que
forma parte de la cultura juda. Borges est triste y muestra incertidumbres.
El segundo texto se trata de una escena vital que le confirma que s que sigue
vivo: un grupo de amigos siente presente a alguien que ha fallecido. La inmortalidad no
la proporcionara la vida de la fama solamente como en Elega, sino que perduramos
en nuestros seres queridos.
Anderson Imbert en Foto al magnesio en 1928 protagonizado por un periodista
se utiliza a s mismo como personaje puesto que van a entrevistarle y a sacarle una foto,
e incluso se burla de sus propios apellidos: Imaginate. Con esos apellidos de extranjis!
Ser un personajn de paso por Buenos Aires. El texto juega con el absurdo puesto que
al final el lugar elegido para hacer la foto es una letrina. Contrapone lo superficial (la
escritura periodstica) y lo trascendental (la poesa). El periodista, al ser alguien
superficial, se queda en el detalle de que la foto est hecha en una letrina y que el autor
tiene un aspecto poco agraciado y, sin embargo, le van a publicar porque eso es lo
importante.
En un curioso microrrelato que nos remite al paratexto para saber a qu nombre
y apellido se refiere (Eduardo Berti) y que coincide con los de su autor, Berti nos
cuenta una ancdota de alguien que busca a otros con su mismo nombre y apellidos para

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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reunirse con ellos. Esta idea nos lleva a pensar en la cantidad de cosas que caben en una
misma palabra: un mismo nombre puede contener vidas totalmente distintas. Adems,
caben hasta generaciones porque se ponen de acuerdo para poner a sus hijos el mismo
nombre.
Lagmanovich reflexiona sobre el acto de escritura en Escribir desde su propia
identidad pues nos confiesa que ya no es joven, que est cerca de la muerte. En unas
cinco lneas este crtico nos expone un ciclo vital que va desde el nimo de la juventud y
el afn de permanencia hasta la serenidad y la sabidura de la persona anciana que ya no
tiene nada que anhelar. La escritura es la excusa para resumir una vida, no el motivo del
texto.
ESCRIBIR
Cuando era joven, escriba para llegar a ser. Hoy, ya cerca de la muerte,
escribo para no ser. Mi meta es la inexistencia. Cada prrafo es un logro ms en
la bsqueda de la negrura a la que aspiro. Y el ltimo prrafo, ese que quedar
para siempre inconcluso, ser tambin mi ltimo triunfo, la definitiva ausencia
de m mismo393.
2.3.1.1.2 Borges
Jorge Luis Borges es un personaje recurrente, no solo en sus propios textos, sino
tambin en los de los dems, unas veces como protagonista y otras como personaje
secundario.
Roberto Modern en Historia de Juan Guillermo Borges nos habla de un
supuesto primo del escritor y deja a Jorge Luis en un segundo plano en este microrrelato
en el que el apellido Borges tiene una gran importancia. Algunos poemas atribuidos a
Borges en realidad habran sido escritos por su infortunado primo. Se construye un alter
ego al que dota de entidad fsica (aunque sea un personaje), le da nombre y apellidos y,

393

LAGMANOVICH, David: Los cuatro elementos, p. 18.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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gracias a ello, avanza un paso ms en la senda que el propio maestro abri con Borges
y yo, consiguiendo as un texto claramente borgeano. Por otro lado, observamos una
alusin a los errores de los crticos y a su falta de comprensin en algunas ocasiones
porque en el fondo no pueden entender lo que desean expresar plenamente ya que a
nadie puede conocrsele solo por sus escritos y mucho menos a un escritor tan complejo
como Borges.
El fragmento que analizamos a continuacin es una curiosa miscelnea de
Anderson Imbert titulada Ao 557 en la que al principio nos confiesa que recurre a
una cita de un libro y otra de un peridico para que el lector comprenda la ancdota, en
la que Borges es uno de los personajes principales. El ttulo responde a la poca de los
versos que se citan al final, de la poetisa Safo, conocida por vivir en la isla de Lesbos y
por sus relaciones homosexuales con otras mujeres. Tanto la novela como la pelcula
analizadas en el texto son reales.
En este microrrelato se crean varios relatos como un poliedro con diferentes
caras que, al unirlas, crean una forma. En cada una de las caras aparecen unos
protagonistas distintos, se refiere a situaciones diferentes y a momentos temporales
dispares. Los dos primeros estn prximos entre s: 1931-1932, mientras que el tercero
dista cuarenta aos. Lo que tienen en comn los tres el pegamento que nos sirve para
unir ese poliedro- es algo figurado: una novela, despus una pelcula y en el tercero una
conversacin sobre la pelcula. Es decir, Anderson Imbert parte de la realidad la crisis
del 29-, esta le lleva a un autor que escribe una novela, que determina una pelcula y, al
cabo de los aos, tanto la novela como la pelcula determinan reflexiones, entre ellas la
de Borges.
El texto termina con unos versos de Safo, que nos remiten al ttulo (557 A.C.).
Juega con tres momentos temporales que en realidad sirven para comprender el poema

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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de Safo, escrito antes de Cristo. Nos quiere decir que a pesar del paso del tiempo y de
que sigamos estudiando, los clsicos siguen vigentes y nunca terminaremos de
entenderlos del todo.
Lagmanovich en Borges por Borges con una sola oracin nos transmite la
maestra de Borges que lleva al lmite el lenguaje y la realidad en su literatura. Todo lo
que multiplicas por cero lleva a la nada, la profundidad. Consigue un efecto parecido al
que transmite Borges con su literatura: pesimismo y profundidad. Se fija en el carcter
depresivo de Borges, parece que est autolimitndose. Sus textos son muy reflexionados
y se ve que corrige mucho: Borges llevado al extremo sera la inaccin creativa, la nada.
BORGES POR BORGES
Como multiplicar por cero: te espera la nada394.
David Lagmanovich tambin nos habla de un error relativo a Borges en
Equvoco. Juega con la ambigedad al presentarnos a un personaje ciego caminando
por una de las calles ms emblemticas de Buenos Aires para despus deshacer el
equvoco: no era Borges. El autor nos habla del Borges ntimo contenido en el texto
de Borges y yo, un Borges independiente de la fama, el yo fsico del autor, con sus
miserias y debilidades.
En el texto de Mara Elena Lorenzn (Fallas) Borges aparece en el sueo de su
protagonista que, sorprendentemente, es una mujer. Cita a Morfeo, uno de los mil hijos
de Hipno (Sueo) en la mitologa griega, que se caracteriza por adoptar forma humana y
aparecrsele en sueos a las personas dormidas. El personaje que suea no pone en
cuestin que en sueos sea otra persona, pero s se sorprende del cambio de gnero: no
entiende que se convierta en un hombre mientras duerme.

394

LAGMANOVICH, David: Los cuatro elementos, p. 95.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

350

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Eduardo Gudio Kieffer en Borges nos plantea una disyuntiva aparentemente


irresoluble en la que resalta que la literatura de Borges sigue de plena actualidad,
viva. La prueba de que la respuesta sera la primera opcin (el ms vivo de los
escritores argentinos muertos) la encontramos en la cantidad de textos de otros
escritores argentinos continan escribiendo sobre l. Sin embargo, la segunda opcin
(el ms muerto de los escritores argentinos vivos) tambin sera defendible: los
escritores matan en buena medida a Borges porque crean cosas nuevas y van ms all de
la senda de sus seguidores.

2.3.1.1.3 Coleridge
What if you slept? And what if, in your sleep, you went to heaven and
there plucked a strange and beautiful flower? And what if, when you awoke, you
had the flower in your hand? Ah, what then?395
El poeta romntico ingls Samuel Taylor Coleridge, uno de los fundadores del
romanticismo ingls junto a William Wordsworth con sus Lyrical ballads, es utilizado
como personaje especialmente en relacin a la temtica onrica en la lnea del
microrrelato de la mariposa y Chuang Tzu inspirndose en el que acabamos de citar
aqu y que Borges traduce de la siguiente manera: Si un hombre atravesara el paraso
en un sueo y le dieran una flor como prueba de que haba estado all y si al despertar
encontrase esa flor en su mano... entonces qu?396.
Denevi utiliza como personaje en sus Falsificaciones a Coleridge y su famoso
poema Kubla Khan terminado en 1797 y publicado gracias a Lord Byron en Christabel,
Kubla Khan, y Los dolores del sueo en 1816.

395

COLERIDGE, Samuel Taylor: Good reads. [On-line]:


http://www.goodreads.com/author/quotes/11525.Samuel_Taylor_Coleridge. (Consulta: 22 de diciembre
de 2012).
396
BORGES, Jorge Luis: La flor de Coleridge en Prosa completa 3, p. 22.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

351

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Segn el prefacio de Coleridge, el poema fue concebido en un sueo, bajo la


influencia del opio y despus de leer una biografa del emperador mongol Kublai Khan.
Al despertar, empez a escribir unos versos siguiendo los dictados de su sueo hasta
que fue interrumpido por un visitante que le hizo olvidar una parte del poema soado.
La crtica moderna ve en Kubla Khan uno de los tres grandes poemas de Coleridge,
junto a La balada del viejo marinero y Christabel.
Denevi titula su texto El amigo de Coleridge y se pregunta si este sinti
remordimientos al interrumpir al poeta ingls o en realidad fue la excusa a la que se asi
Coleridge para que un poema que no vala tanto saltase a la fama. Parece que la
ancdota de alguna manera ha superado la fama del poema. Hasta qu punto el amigo
forma parte de la creacin literaria? Supongamos que s, al igual que lo es el hecho de
que lo haba soado y haba fumado opio. Todo ello es una especie de metatexto que se
ha apoderado del propio poema: lo que rodea a la creacin literaria trasciende ms que
esta misma. A pesar de que sea una frivolidad pensar en estos trminos no podemos
evadirnos de nuestra condicin de seres humanos.
Anderson Imbert nos relata la ancdota del sueo de Coleridge pero, en lugar de
considerar la flor que tiene en la mano al despertar una prueba de que ha visitado el
paraso, piensa que en realidad ha estado en el infierno. Juega con una dicotoma: el
sueo es el cielo y el mundo de la vigilia el infierno y, aunque nos quede algo de sueo
el recuerdo, es decir, la flor-, desde el momento en que nuestra consciencia comienza a
trabajar la realidad el infierno- se sobrepone. Podramos pensarlo al revs: cuando el
poeta recorre el paraso en el sueo, llevar alguna flor del infierno?
Samuel Taylor Coleridge so que recorra el Paraso y que un ngel le
daba una flor como prueba de que haba estado all.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

352

Mariv Alonso Ceballos

Cuando Coleridge despert y se encontr con esa flor en la mano


comprendi que la flor era del infierno y que se la dieron nada ms que para
enloquecerlo397.
2.3.1.1.4 Kafka
Kafka, autor l mismo de microrrelatos aparece como personaje en diferentes
textos argentinos.
Recordemos que Franz Kafka (1883-1924) fue un escritor checo en lengua
alemana que analiz en sus novelas la incomunicacin del hombre en un mundo
absurdo y la incapacidad para luchar contra la alienacin a lo que le ayud su trabajo
burocrtico en una oficina. Adems, escribi textos muy breves que podramos
considerar microrrelatos.
Denevi compone un microtexto llamado El hado de Papel inspirndose en El
proceso, novela de Kafka en el que el protagonista, el seor K. se ve superado por la
burocracia. El miedo bloquea al personaje: la burocracia dificulta su accin, pero el
desasosiego, el miedo le impiden avanzar y decide recomenzar todo el proceso
burocrtico para renunciar y, de esa manera, cae en una espiral infinita de papeleo.
Despus de su muerte Kafka pidi que se destruyesen todos sus manuscritos,
pero su amigo y albacea Max Brod no le hizo caso y gracias a eso nos ha llegado la obra
del escritor checo.
Ana Mara Shua comienza su libro La sueera con una cita de Max Brod en la
que Kafka se disculpa por haber despertado al padre del primero dicindole: Por favor,
considreme usted un sueo. Y este hecho le sirve para llevar a cabo las siguientes
versiones:

397

ANDERSON IMBERT, Enrique: Narraciones completas. Vol. I, p. 414.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

Considreme usted un sueo, dice el seor K. con voz infinitamente


suave para no despertarme, mientras corre en puntas de pie por mi habitacin. El
muy ingenuo pretende hacerme creer que no lo es398.
Considreme usted un sueo, dice el seor K. con voz infinitamente
suave para no despertarme, mientras corre en puntas de pie por mi habitacin.
Es que acaso algn sueo verdadero podra atreverse a interrumpir el mo?399
Considreme usted un sueo, dice el seor K. para disimular, mientras
corre en puntas de pie por mi habitacin. Pero si usted es un sueo, seor K.,
qu queda para m?400
En estas tres versiones Shua juega con la duda barroca entre la realidad y el
sueo y hace al lector preguntarse hasta qu punto se controlan los sueos: si en ellos
somos nosotros mismos u otra cosa inefable. Utiliza el mismo comienzo en los tres para
despus cambiar solo el final. Se refiere a Kafka como seor K., es decir, se trata de
un personaje, no del autor. Ya la ancdota forma parte de la persona pblica que es
Kafka, no de su intimidad como persona. Adems, los sita seguidos en el libro: su
intencin es que el lector los compare.
En los tres casos se refiere a la misma idea: Kafka no quiere que se le preste
atencin, como si no pasara por all; del mismo modo que cuando muere pide que se
quemen todos sus papeles. Y Shua s que le presta atencin, al igual que Max Brod:
saben que no es sueo, no es efmero y, por fortuna, eso permite que llegue a nosotros el
escritor genial.
En la primera versin Shua afirma que Kafka es un sueo: un ideal para
cualquier escritor.
En la segunda afirma que si solo fuera un sueo no habra ejercido ningn tipo
de influencia, nadie le conocera.
398

SHUA, Ana Mara: Cazadores de letras, p. 76.


SHUA, Ana Mara: Ibd., p. 77.
400
SHUA, Ana Mara: Ibd., p. 78.
399

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

354

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Y en la tercera Shua plantea que si Kafka solo fuera un sueo, no tendra su


legado, no quedara nada para ella.
Ana Mara Mopty en Legado tambin utiliza a Kafka como personaje y hace
una pequea alusin a su famosa novela corta La metamorfosis, protagonizada por un
hombre llamado Gregorio Samsa que se despierta convertido en un insecto enorme que
suele identificarse con una cucaracha aunque el autor checo no concrete en ningn
momento su especie. Dice que Kafka, en realidad, lo que nos deja son palabras: ese es
su legado. Y en el texto nombra las obras ms relevantes: Carta al padre, El proceso y
la firma la patita de cucaracha- es la obra que le parece ms importante: La
metamorfosis.
Denevi en El primer cuento de Kafka? atribuye a Kafka un cuento titulado El
juez que encuentra en una revista y basa esta atribucin en dos razones: la
atmsfera angustiosa del relato y el hecho de que est firmado por la inicial que
utiliz Kafka para varios de sus protagonistas: K. Le atribuye a Kafka el cuento
y le hace protagonista de su universo. Adems, Kafka escrib a en primera
persona. En el relato de Denevi el protagonista se convierte en parte de la trama
de El proceso: se mete tanto en la trama burocrtica que es fagocitado por ella
hasta que acaba convertido en protagonista de la misma: en juez. Dicho
protagonista, cansado de esperar algo que no comprende, actuando como testigo
de una realidad que observa de forma lcida al principio, por impaciencia
empieza a escribir pequeas sentencias (al igual que el propio Kafka escribe
relatos breves); eso le va sacando de la realidad a la que ya no vuelve y le va
alejando del papel de testigo y le sita en el papel de juez. Es la escritura la que
produce esa transformacin. Incluso nos dice: Veo poco: la luz artificial, da y

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

355

Mariv Alonso Ceballos

noche, fatiga la vista hace referencia a que ha creado un universo tan propio, tan
personal, que ya no sale de l.
2.3.1.1.5 Otros autores
Normalmente cuando los escritores son los protagonistas del microrrelato o
simplemente personajes que aparecen en l, se cuenta alguna ancdota relacionada con
su vida y a veces con su obra pero sobre todo con la primera. Aportamos varios
ejemplos en los que se incide en detalles biogrficos de los autores como la
homosexualidad de Verlaine y Rimbaud o la de Oscar Wilde, este ltimo texto adems
utiliza el ttulo de la novela de Choderlos de Laclos.
Denevi resalta en La contemporaneidad y la posteridad el contraste entre lo
contemporneo y la ptina con que lo maquilla el paso del tiempo. La relacin entre
Verlaine y Rimbaud fue bastante controvertida. El segundo se muda con Verlaine y su
mujer en 1871, ya que deseaba vivir en Pars y dedicarse a la literatura. Al poco tiempo
ambos se hacen amantes y Verlaine se va con el joven poeta a Londres y luego Blgica.
Dos aos despus, siguiendo el consejo de su madre, Rimbaud decide terminar su
relacin amorosa con Verlaine, pero ste fuera de s hiere de un tiro a Rimbaud y es
condenado a dos aos de prisin.
En el texto de Denevi, el mismo acadmico que se escandaliza por la relacin
sexual entre hombres, escribir una tesis laudatoria sobre la poesa de esos dos hombres.
Parece que los estudiosos de la literatura o no entienden o no comparten lo que leen.
Separa dos mundos: la realidad y la cultura. Una cosa es lo que estudiamos y otra muy
distinta lo que es la vida: gris, convencional, burguesa El estudioso observa e intenta
comprender, pero lo hace desde un punto de vista racional, es decir, pierde parte del
mensaje literario y se nos presenta como alguien censurable: un delator. Parece que
busca las faltas, los defectos, lo reprobable. Sin embargo, el final es genial: nos dice que
El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

en el bolsillo de Verlaine hay un poema que se titula Vers pour etre calomni, por lo
tanto el crtico est haciendo lo que se le pide.
Por otra parte, en Amistades peligrosas, Marco Denevi hace bromas acerca de
cmo vivieron los amigos de Oscar Wilde la acusacin de sodoma del escritor y, en
concreto, cita a Aubrey Beardsley, famoso ilustrador ingls del crculo de Wilde que
muri con tan slo veinticinco aos aunque de tuberculosis, no de satiriasis como
irnicamente afirma Denevi. Habla del poder de la literatura: hasta dnde alcanza el
poder de la palabra y si esta puede matar. Los amigos tienen miedo por si Oscar Wilde
los saca a relucir en el proceso en el que se juzga su homosexualidad: si aparecen
mencionados como testigos sus carreras corren peligro. Puede que se refiera a que sus
amigos exageraron sus relaciones sexuales con mujeres (satiriasis) para no ser acusados
de sodoma.
Lagmanovich en El narrador utiliza un narrador personaje secundario para
hablar de un gran contador de historias, el nico hombre blanco de todos ellos que les
hablaba de viajes, de amor, de todo un poco, y en la ltima palabra del texto nos
descubre su identidad: Robert Louis Stevenson, el novelista britnico autor de La isla
del tesoro entre muchas otras obras. El texto est basado en su biografa. De hecho,
Stevenson muri en Samoa y all los aborgenes lo haban bautizado como tusitala: el
que cuenta historias. Puede que un lugar apartado como Samoa se entienda mejor que
en otros sitios el valor de la palabra: la narracin originalmente es oral y all se practica.
Solo hay narradores, no escritores. Y durante miles de aos ha sido as. En la raz de las
culturas estn las tradiciones orales: todos ramos hermanos en la infinita msica de su
palabra y eso por encima de las razas. No olvidemos que la cultura de un pueblo se
basa tambin en relatos. Tambin dice: como si los dioses vinieran a nuestra

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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compaa, es decir, la mitologa est basada en historias y los narradores tienen algo de
demiurgo ya que crean mundos con la palabra.
Anderson Imbert en Sadismo y masoquismo plantea un original encuentro en
el infierno entre dos famosos libertinos: el marqus de Sade y SacherMasoch, en el que
cada uno hace gala de su sadismo (en el sentido de crueldad refinada) y su masoquismo
(perversin sexual del que goza con verse humillado o maltratado por otra persona)
respectivamente. El personaje del marqus de Sade cobra sentido contrapuesto a la
religin catlica: hace lo mismo que dice Sor Juana Ins de la Cruz en la cita y lo sita
en el infierno. Segn las representaciones tradicionales del infierno, este es un cuarto de
juegos de puro sadismo: el infierno es sufrimiento y si pensamos qu hacen los msticos,
descubrimos que son masoquistas (se someten a torturas, no comen) y, en el fondo,
todo es un juego de palabras: tanto el masoquista como el sdico juegan.
Anderson Imbert en un texto titulado En la pedana toma a dos personajes que
realmente existieron como protagonistas: Macedonio Fernndez (escritor que hemos
analizado en la Minihistoria del microrrelato argentino) y Alejandro Korn (intelectual,
psiquiatra, filsofo y esgrimista) y los sita en una pedana en plena discusin filosfica
acerca de la existencia o no del otro. Nos recuerdan a los sofistas que basaban su
supuesto conocimiento en la argumentacin y a menudo eran despreciados por el resto
de filsofos porque pensaban que no saban filosofa, que lo suyo se quedaba en
palabras. Adems, los nombres de los dos protagonistas son griegos: Macedonio y
Alejandro y practican la esgrima dialctica hasta el punto de que dudan de su existencia
real y por lo nico que existen es por la esgrima en s misma (la esgrima literal en el
relato, smbolo de la esgrima dialctica) hasta tal punto que pueden desaparecer y lo
nico que queda de ellos es el debate.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

358

Mariv Alonso Ceballos

Borges habla de Shakespeare en el maravilloso texto Everything and nothing


y, aunque no lo nombra hasta el ltimo prrafo, nos va dando pistas: saba un poco de
latn y de griego, tuvo relaciones sexuales con Anne Hathaway, fue a Londres, se hizo
actor Sin embargo, no poda dejar de pensar en los personajes que cre (Julieta, Julio
Csar, Macbeth, Yago, Ricardo). Al final, tras veinte aos, vende el teatro y regresa a
su pueblo natal. El ltimo prrafo forma parte de la fantasa: Borges imagina el
encuentro entre Dios y Shakespeare en el que la divinidad le explica que los dos son
muchos y nadie. Cuando Borges habla del ser o no ser en quien piensa es en
Shakespeare al que al final del relato est deificando, confirindole un carcter divino
ya que establece una conversacin final con Dios. En realidad, desarrolla el principio de
los griegos Concete a ti mismo y eso es lo que hace el protagonista, que incluso se
da cuenta de que el yo no es mismo a lo largo de una vida. Va probando diferentes
yoes a lo largo de su vida porque es actor y al final se descubre en su origen (vuelve al
lugar de su niez) y aqu encontramos lo ms chocante del relato: el Shakespeare
autntico no es el que estudiamos en los libros de texto, sino el empresario retirado que
redescubre sus races. Es la misma idea que explora Borges en su texto Borges y yo.
Del ttulo del microrrelato de Borges que proponemos a continuacin (Inferno,
I, 32) se deduce que el autor argentino se refiere a una parte de La Divina Comedia de
Dante: el Infierno. Esta obra es una epopeya alegrica escrita entre 1304 y su muerte,
considerada como una de las obras maestras de la literatura italiana y mundial. Se divide
en tres partes: Infierno, Purgatorio y Paraso. Cada una de estas partes est fragmentada
en 33 cantos, a su vez compuestos de tercetos encadenados.
Borges alude al comienzo de esta obra: en el verso 32 el poeta ve un leopardo
aunque utiliza la palabra onza, que viene del italiano lonza que significa mamfero
carnicero semejante a la pantera:

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

359

Mariv Alonso Ceballos

Y vi casi al principio de la cuesta


una onza ligera y muy veloz,
que de una piel con pintas se cubra401.
Y se pregunta cmo sera ese leopardo que Dante vio y que despus incluy en
su poema. Dios le habla tanto al leopardo como al propio Dante Alighieri. Borges nos
sita a todos los seres vivos, al universo, en un devenir cuyas razones profundas
siempre se nos escapan: las piedras permanecen, ni los animales (la onza del poema) ni
los hombres comprenden los porqus, ni siquiera los ms preclaros de cada poca como
por ejemplo Dante.
ngel de Estrada, en un texto eminentemente descriptivo con nombre de poeta
Bcquer, va detallando un paisaje en ruinas con una iglesia gtica, un cementerio con
tumbas sin epitafio Es decir, un paisaje muy del gusto romntico que le recuerda a
Gustavo Adolfo Bcquer, al que evoca en el antepenltimo prrafo hablando de su
enfermedad (la tuberculosis) y algunas de sus Leyendas (Los ojos verdes, El rayo de
luna) y del que cita al final la ltima estrofa de su Rima LXI.
Otro de los escritores que aparecen en los microrrelatos es Balzac, uno de los
grandes novelistas franceses realistas. Trabajador infatigable, elabor una obra
monumental que llam La comedia humana; que engloba varias decenas de novelas
cuyo objetivo es describir la sociedad francesa de su tiempo.
Sylvia Iparraguirre toma como protagonista en Surcando el aire a Honor de
Balzac y se lo imagina volando sobre el mundo en una alusin a la capacidad de los
escritores de manejar a sus personajes como marionetas vistos desde las alturas.
Adems, concreta que la historia que escribe en esos momentos es la de Eugenia
Grandet, su primer gran xito de ventas que tambin pertenece a La comedia humana.
Nuevamente se concede al escritor un carcter casi divino: Balzac sobrevuela la realidad
401

DANTE: Divina comedia, p. 78.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

360

Mariv Alonso Ceballos

y contempla la Francia de su momento a vista de pjaro con una lucidez que supera la
de cualquier otro, con una amplitud de miras reservada a muy pocos. Y, desde la altura,
fija la atencin en un lugar que despierta su inters. En ese momento interviene la
suntuosa pluma que constituye su angelical atributo. La realidad en la que se ha fijado
no cambia; sin embargo, el escritor se convierte en una figura brillante. Balzac no
cambia la realidad que nos describe, en una alusin al movimiento literario que cultiv:
el realismo; el que se eleva, brilla y deslumbra es l mismo en su oficio de novelista.
Shua en Catulo: plegarias atendidas hace burla del discurso amoroso de
Catulo, un poeta latino que escribi uno de los corpora de lrica amorosa ms intensos
de todos los tiempos a su amada Lesbia probablemente inspirndose en el poema II:
Pajarillo, cosita de mi amada,/ con quien juega, al que resguarda en el seno,/ al que
suele dar la yema del dedo/ y le incita agudos picotazos. Shua, desde el poder que le
confiere su cualidad de escritora, concede a Catulo su deseo ntimo convirtindole en
pjaro. Trastoca as la tradicin: en lugar de una rana, un pjaro; en lugar de un
prncipe, un poeta. Con un final que desazona, que parece querer advertirnos del peligro
que supone que se cumplan nuestros deseos.
CATULO: PLEGARIAS ATENDIDAS
Quin fuera el pajarillo de mi Lesbia, dice el falso Catulo, satisfecho,
para disimular su identidad de ave, mientras el verdadero poeta se desespera
piando, tratando de volver a pronunciar las palabras mgicas que ahora le estn
vedadas a su pico, a su lengua de pjaro402.
2.3.1.2 El escritor como artificio literario
En numerosos casos encontramos que los microrrelatos tratan de escritores
inventados aunque en algunas ocasiones los autores de microrrelatos se inventan una

402

SHUA, Ana Mara: Temporada de fantasmas, p. 29.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

identidad para ellos y en otras acuden a arquetipos y los denominan el poeta, el


escritor, etc.
2.3.1.2.1 Autores ficticios
El autor del texto nos presenta a un escritor identificado con nombre y/o
apellidos que no es ms que un personaje inventado en el que su caracterstica ms
importante es que se dedica a la escritura y al que se le atribuye una identidad ficticia.
En estos dos ejemplos de Enrique Anderson Imbert relaciona a los escritores con
la muerte. En el primero el escritor fracasado comienza a escribir su gran obra con su
carta de suicidio. Tengamos en cuenta que la vida pende de un hilo y ese hilo puede ser
de tinta, como en este caso la carta de suicidio. En realidad, son muy pocos elementos
los que deciden la vida y la muerte: revlver, pupitre A veces las decisiones ms
importantes se toman en instantes.
Nataniel, escritor fracasado, decide suicidarse. Carga el revlver, lo
coloca a su lado, en el pupitre, y se pone a escribir la carta de despedida. La
carta se alarga, se ilumina, respira, vive. Es la Obra, la ansiada Obra! Para poder
publicarla Nataniel no se suicida403.
En el segundo se trata de un poeta que ha triunfado, pero ambiciona escribir algo
tan bueno que la gente se olvide de sus veinticinco volmenes ya publicados. El instante
de gloria que dice ambicionar anulara toda una vida de esfuerzo, significara que su
vida habra sido estril. Nos hace preguntarnos qu es preferible: sentirse autor de una
obra mediocre y un poema brillante o ser considerado el autor de una vasta y fecunda
obra. Quiz esa mentira constituya su culminacin potica y su momento de plena
inspiracin, ya que es por lo que va a ser recordado y el nico error por su parte sea
haberlo confesado en pblico.

403

ANDERSON IMBERT, Enrique: Narraciones completas. Vol. I, p. 402.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

362

Mariv Alonso Ceballos

Hay hombres que mienten muchas veces en su vida. No Vicente


Fernndez. l minti una sola vez, si bien esa nica vez dur casi toda su vida.
sta es la historia de su mentira.
Vicente Fernndez era el ms fecundo de los poetas de su generacin.
Veinticinco impenitentes volmenes. En el fondo estaba descontento de s:
Ambiciono dijo escribir un poema tan perfecto que condene al olvido toda
mi obra anterior.
Nadie lo crey. Vicente Fernndez ha muerto. Y lo que de l se recuerda
no son sus poemas, sino esa mentira404.
En Tokio el mismo autor opta esta vez por hacer un texto a la manera japonesa
y toma como protagonista a un poeta al que denomina Yurikawa muy apegado al barrio
que conoce que camina iluminado por la efmera luna bajo la que se extravan las calles.
El protagonista parece ser un alienado. A nuestros ojos, un hombre casi idntico a los
millones de habitantes de una ciudad a la que calificar de enorme resulta poco acertado
dado su tamao. Lo nico que parca su identidad es la poesa en un laberinto de calles
idnticas. Incluso la luz es amarilla, insuficiente, es la de la luna. Esto crea an ms una
sensacin de cierta angustia y el primer elemento que parece que va a concretarse en la
narracin (la luna) acaba desvanecindose en un texto en el que predomina el
desasosiego.
De nuevo Anderson Imbert utiliza personajes escritores en Objetividad; esta
vez como interlocutor y un narrador que hubiera deseado serlo pero que se confiesa
incapaz de distanciarse de la realidad para escribir sobre ella en el caso de crmenes y
maltratos y pone el ejemplo del escritor ruso Dostoievski que describa sin indignacin
cmo un borracho maltrataba a una nia. El autor nos plantea varias cuestiones: hasta
qu punto la creacin literaria es creacin artstica, si el escritor est fuera de la realidad
y si la primera (la creacin literaria) puede influir en dicha realidad. El literato no
conoce a priori a sus lectores ni el posible influjo que pueden tener sus obras, que

404

ANDERSON IMBERT, Enrique: Narraciones completas. Vol. I, p. 431.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

adems no se manifiesta de forma instantnea y requiere un tiempo para ser conocido


por el autor. La literatura tiene un afn de perdurabilidad y el escritor no debe ser
impaciente; sin embargo, el protagonista de este relato lo es. . Al igual que un mdico
ha de desarrollar la capacidad de distanciarse del paciente para curar su enfermedad, el
escritor tiene que hacerlo en lo que a su obra respecta y en lo que en ella refleja.
Recordemos el prlogo de Oscar Wilde a su novela El retrato de Dorian Gray en el que
reivindica la inutilidad del arte y la libertad del artista para tratar cualquier tema:
Ningn artista es nunca morboso. El artista puede expresarlo todo.
Los escritores resultan personajes interesantes para Anderson Imbert. La prueba
es que en Confesiones escabrosas tenemos otro ejemplo en el que, con un nombre de
cuento de hadas (Griselda) que contrasta con su eleccin vital, una joven se dedica a
vivir experiencias erticas al lmite para vivir como una escritora ya que lo de escribir
no es lo suyo. La clave del texto es la frase En toda sociedad hay escritores que no
escriben y se trata de hasta qu punto la literatura es un reflejo de la vida en el que esta
se representa con mayor o menor acierto y en qu nivel tiene que intervenir el escritor a
la hora de representar la realidad. En este microrrelato la protagonista es incapaz de
redactar con correccin y, sin embargo, tiene lectores, es considerada una escritora. Esa
falta de capacidad para la escritura hace que la escritura misma quede en proyecto y que
ella se limite a vivir la vida literaria.
En La hormiga escritora y el suplemento Lagmanovich atribuye las ganas de
escribir a un animal: la hormiga escritora y en una especie de fbula nos cuenta los
problemas que encuentra esa hormiga para conseguir publicar en el suplemento literario
de su pueblo hasta que al final un redactor del peridico le abre los ojos: jams le
publicarn nada puesto que el fundador del peridico fue un oso hormiguero. En esta
fbula es el escritor es una hormiga (animal que simboliza la dedicacin y el trabajo

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

364

Mariv Alonso Ceballos

constante, algo que parece imprescindible para un escritor) y esta hormiga escribe
poemas cuentos, microrrelatos con lo cual parece representar la realidad. Adems,
entre el escritor y el pblico en muchos casos se encuentra alguien que ejerce un criterio
arbitrario, que se atribuye en representante de todo el pblico buscando lo que piensa
que puede gustarle, con un papel de anticreador que censura y limita. La cualidad del
escritor ha de ser la perseverancia hasta dar con un texto susceptible de ser publicado.
2.3.1.2.2 Arquetipos de autores
De igual modo, encontramos microrrelatos en los que aparece un escritor en
abstracto, una especie de arquetipo del escritor al que no se le atribuye ningn nombre.
Cuando el narrador utiliza la primera persona hay cierta tendencia a identificarlo con el
autor del texto, aunque no debemos olvidar que el narrador es uno de los elementos de
la narracin, un punto de vista que elige el autor para contarnos la trama desde la
limitacin que ste le impone y que no tiene nada que ver con la figura del autor
excepto en la autobiografa.
Lagmanovich insiste en Ttulos con la idea de la hormiga escritora, aunque en
este caso no se trata del personaje, sino del ttulo del libro de un amigo suyo escritor que
utiliza nombres de animales para sus ttulos y el editor, suponemos que harto, le
propone un ttulo que arranca la sonrisa del lector: El zologo ignorante. El texto
constituye una burla acerca de la mala literatura. Se re de los malos escritores que
apenas alcanzan a su crculo ms prximo de familia y amistades a base de textos
pretenciosos y absurdos. Habla de que es gratuito y eso afecta a las ventas y se burla de
la literatura cuando se queda en un juego del autor sin llegar a alcanzar al pblico.
En este otro ejemplo Faltaba la sal, David Lagmanovich utiliza trminos
culinarios para referirse a lo que la protagonista va agregndole a su novela: sal,
pimienta, condimentos criollos Como suele hacer, solo al final del texto se desvela
El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

365

Mariv Alonso Ceballos

que no se refiere a nada comestible: Espero que usted, como editor, me diga si esta
novela tiene ingredientes atractivos para el pblico, que est cada da ms exigente en
estas cosas del sabor. Se trata de ver cmo el autor en realidad cocina una historia. Hay
cuestiones de aderezo de estilo- que resulta imprescindible usar con mesura y oficio y
se corresponden en el microrrelato con la sal, la pimienta, la paprika o el vino blanco en
la cocina, pero resulta imprescindible tener algo sobre lo que escribir: los ingredientes
principales del plato para cocinar y, en este caso, se refiere a cuentos antiguos. Una vez
que el plato est terminado, es decir, la novela escrita, an tiene que superar una ltima
prueba: el paladar del editor. En definitiva, sera el estilo el asunto que constituye la
novela en s y adems la edicin que parece otro gran obstculo a salvar.
Ildiko Valeria Nassr elige un narrador interno protagonista femenino que
podemos identificar con ella misma en Palabras. Pensemos que las palabras son lo
ms parecido al pensamiento y no dependen de nuestra voluntad. Cuando los
pensamientos constituyen una crcel para la persona el escritor bordea la locura.
No obstante, opta por la impersonalidad de los infinitivos en Plan de escritura,
que se basa en el procedimiento de la anfora del verbo escribir para redactar una lista
de cosas pendientes relacionadas con su vocacin de escritora. Nos describe el camino
que hay que seguir para llegar a ser escritor. Parece que se trata de algo laborioso,
cansado, que se basa en la perseverancia. Sobre qu se escriba al final resulta menos
importante ya que la propia escritura conduce a territorios desconocidos. En todo caso,
se aconseja hacer versiones, homenajear, resumir e incluso entrar en lo irreal.
Javier Villafae en El viejo escritor elige a un literato de avanzada edad como
protagonista para este texto en el que ocurren hechos fantsticos. Mariposas, araas y
golondrinas comen partes de su cuerpo y dejan las manos para el final, as le permiten
terminar el cuento. Nos dice que lo que sobrevive al escritor son sus historias, lo nico

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

que sobrevive a la persona es lo que esta deja escrito. Lo ltimo que vive del escritor
son sus manos trabajando en el teclado y, a su vez, lo que le sobrevive es la materia con
la que ha hecho sus escritos: golondrinas, mariposas, las mujeres que ha amado Y son
sus escritos y lo que de l perdurar lo que a su vez le devora. Es el cuento que escribe
el que termina con el escritor de carne y hueso como si el texto lo fagocitara.
El mismo autor en El viejo poeta retrata a un poeta extremadamente
minimalista que no consigue publicar a pesar de que su texto sintetiza toda su vida y es
un punto. Nos hace reflexionar acerca de hasta qu punto se puede condensar en unas
palabras una biografa, la del autor. Siempre habr que seleccionar situaciones,
personajes, desechar momentos En realidad se trata de escoger fotogramas para con
ellos formar una pelcula. Si esta seleccin la exageramos como podra haber hecho
Borges, llegamos al rasgo ms simple de toda la escritura, que es el punto. Nadie puede
decir que el viejo poeta no hay escrito, simplemente ha sido muy selectivo.
Shua, con su temtica onrica caracterstica, escribe sobre varios personajes que
suean, entre ellos el autor, que envidia la inocencia de los personajes frente a la
responsabilidad que supone ser autor o incluso soador. Buena parte de lo que el
escritor cuenta forma parte de su biografa: crea personajes que tambin pueden crear
otros personajes y todo esto determina una responsabilidad y, en cierto modo, puede que
aore ser el personaje segn el texto, pero no olvidemos que los escritores
frecuentemente vuelcan en los personajes sus propios anhelos.
El autor suea a un hombre que suea a otro hombre y es a su vez soado
por un tercero que es quiz el mismo autor. Frente a la responsabilidad del
soador, el autor parece aorar la inocencia final del personaje405.

405

SHUA, Ana Mara: Cazadores de letras, p. 107.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Anderson Imbert en un texto cortsimo en el que vemos la intervencin


dialogada de un solo personaje (las intervenciones del otro estn elididas) de algn ser
maravilloso que concede su deseo a un cuentista, nos sorprende con la afirmacin final.
De qu sirve escribir los mejores cuentos del mundo si nadie va a leerlos? Hay una
actualizacin del mito de Casandra, que tena el don proftico pero estaba condenada a
que nadie la creyera. Lo mismo le pasa al escritor: su trabajo carece de sentido si no
tiene lectores.
Algrate. Tu deseo ha sido otorgado. Escribirs los mejores cuentos del
mundo. Eso s: nadie los leer406.
Utilizando el mismo esquema de una conversacin de la que se elide la pregunta
anterior, en este caso Anderson Imbert opta por mostrarnos a un escritor fracasado que
contesta a un periodista que le est entrevistando, cmo haba conseguido fracasar tan
bien. En el fondo se trata de una crtica irnica acerca de los escritores elitistas, que
presumen de que trabajan para paladares muy selectos, pero en este caso est reducido
al absurdo al confesar que escribe para un pblico extraterrestre. No desea escribir para
la mayora, evita lo vulgar y lo que tenga un inters general, sino para la lite.
Mi frmula contest el Escritor al periodista que le preguntaba cmo
haba conseguido fracasar tan bien es escribir para un pblico extraterrestre. No
es difcil imaginarse que la materia se complic tambin en otras plantas, en
otras galaxias, y que por all hay vida, y aun vida inteligente. Yo, naturalmente
no tengo ms remedio que publicar en la lengua de mis hermanos los hombres,
pero al escribir pienso en seres no humanos y as evito caer en demaggicos
antropocentrismos. Recuerde usted el antropocntrico salmista que, henchido de
orgullo humano y esperando una respuesta amable, pregunt a Dios: Qu es el
hombre, para que t te preocupes por l?. Imagnese ahora que Dios le
respondiese con sorna: S, eso es justamente lo que querra saber; dime, qu se
cree el Hombre que es, para que yo deba preocuparme por l? Yo escribo para
la posible clientela de ese Dios que ignora a los hombres407.

406
407

ANDERSON IMBERT, Enrique: Narraciones completas. Vol. I, p. 403.


ANDERSON IMBERT, Enrique: Ibd., pp. 428429.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Roberto Arlt en Qu nombre le pondremos al pibe? piensa que la eleccin del


nombre de un hijo puede ser todava peor para un escritor que para un hombre dedicado
a otros menesteres, porque los escritores se muestran muy preocupados por las palabras.
Quiere decir que el dilema del escritor se puede resumir desde un punto de vista
absoluto en que consiste en poner nombre a las cosas, es decir, traducir a palabras la
vida, un nio, en este caso.
Una de las principales preocupaciones de David Lagmanovich es la escritura.
Por eso hemos encontrado bastantes ejemplos de textos suyos en los que los escritores
son personajes de importancia.
En Residencias un poeta se muda durante diferentes etapas de su vida a pisos
con nombres de escritores segn el momento ideolgico del poeta estos autores sern de
ideologa izquierdista (Pablo Neruda, Miguel Hernndez), ms de centro (Paul Claudel)
y de derechas (Jos Mara Pemn). Las residencias simbolizan las etapas en la vida de
un hombre a las que no es ajeno el escritor. Cada etapa, quiz de forma un poco tpica,
conlleva unas ideas y unas fuentes de inspiracin, unas lecturas con las que nutrir el
espritu. De este modo, la juventud que es el perodo revolucionario, se nutre de
escritores de izquierdas. La madurez constituye el perodo burgus por excelencia:
aparece simbolizada por Paul Claudel. Finalmente se llega a una tercera edad y ah el
espritu se ha vuelto conservador, se posee poder y el escritor que lo simboliza es el del
rgimen de Franco: Pemn. El escritor aparece representado no por lo que escribe, sino
por lo que lee y suponemos que su escritura ser reflejo de sus lecturas.
En La trama el escritor acaba borrando su cuento por miedo a que lo mismo
que le pasa a su personaje en el desenlace le ocurra a l. La preocupacin del
protagonista es qu ocurrir una vez acabado el cuento: cmo influye lo escrito en la

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

propia biografa del escritor, en lugar de preocuparse por cmo influye la obra en el
pblico, que suele ser la pregunta ms corriente.
Lagmanovich nos sita en un ambiente de tribu en el que un contador de cuentos
(relacionado con la oralidad, una de las primeras formas de literatura) que es derrotado
por la oposicin como si se tratase de poltica por repetir siempre Haba una vez
(ttulo del microrrelato) para comenzar los cuentos. Sin embargo, al llegar al poder, el
nuevo contador de cuentos tambin utiliza un recurso de enmarcacin: rase una vez.
Entre parntesis Lagmanovich aade una informacin que contrasta con el tono de la
historia: (a diferencia de su antecesor, l haba ledo a los estructuralistas). Hace
referencia a que la escritura o el relato en realidad siempre ha sido el mismo desde que
comenzaron a contarse historias hace miles de aos, desde la invencin de la escritura,
que ya desde el comienzo contaba historias anteriores a ella. La materia prima de las
narraciones siempre ha sido y ser la misma: la vida. Solo han cambiado cuestiones
estilsticas y contextuales: Haba una vez frente a rase una vez, por ejemplo.
Como vemos, David Lagmanovich en Los cuatro elementos utiliza
frecuentemente ese arquetipo de escritor como protagonista en unos textos que se
deducen producto de la reflexin acerca de su propia actividad como escritor y cuya
escasa narratividad es notable. De hecho, los recoge en un epgrafe del libro titulado
Perplejidades. Veamos varios ejemplos: Escritores, Fin del libro, Tentativas
Escritores trata de la hipocresa de algunos literatos ante los periodistas y sus
envidias con respecto a las jvenes generaciones. Se trata de que para escribir hay que
copiar, tomar modelos, leer la obra de los escritores consagrados. De hecho, no hay
alabanza ms sincera que la imitacin y eso lo sabe el escritor consagrado y se
vanagloria de ello, por eso lo acepta ante el periodista. Sin embargo, ntimamente, sabe
que al escritor novel le falta mucho todava ya que lo tiene que usar a l como personaje

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

Fin del libro se centra en la duda de un escritor acerca de qu hacer con su


novela una vez terminada, que es resuelta por el viento que se lleva las hojas y las
sumerge en un ro. Lagmanovich juega con los significados denotativo y connotativo de
novela-ro. Se identifica la biografa del escritor con su obra hasta el punto de que lo
nico que conocemos es el acto de creacin de la misma y su final prematuro antes de
que llegue al pblico, como si la vida no hubiera querido soltar la novela. La naturaleza
es la que se queda con la novela.
Tentativas se centra en la bsqueda de profesin de un personaje que al final
opta por convertirse en escritor ya que y aqu entra en juego la irona de
Lagmanovich en la escuela le haban enseado a leer y escribir. De alguna manera,
defiende que las cuestiones de estilo son insignificantes si las comparamos con las
vivencias. El escritor para serlo ha de vivir, necesita fracasar muchas veces para poder
contar esos fracasos. Si no ha vivido no tiene nada que contar.
En algunos de los microrrelatos que analizamos a continuacin Lagmanovich
personifica la escritura dndole la capacidad de hablar con el escritor, atacarle o
simplemente moverse.
En Escrituras diferentes partes del texto atacan al escritor. En el microrrelato
la lnea le muerde la mano, en el cuento es el prrafo el que se revela, as que el
narrador est preocupado pensando qu le pasar ahora que escribe novela. En este
microrrelato parece que el escritor ha perdido el juicio; la obra se va apoderando de l,
de su vida.
Repite la misma estrategia en Vicisitudes: el texto cambia durante la noche
mientras el escritor duerme y por la maana se pone a teclear rpidamente para
recuperar el control de lo escrito. Se refiere a la cuestin de la inspiracin: el escritor

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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cuando relee demasiado a menudo se sorprende de lo que ha escrito porque se lo ha


dictado esa inspiracin divina, como si las palabras se le hubieran sublevado.
Los escritores tambin pueden conseguir que otros aspirantes dejen de escribir a
causa de su retrica como en Prlogo: Todo comenz con un prlogo dijo, y
aquel prlogo hizo honor a su nombre. La mujer no volvi a escribir. Se establece un
juego entre escritores: a los consagrados se les imita e incluso se les plagia. En el relato
hay un narrador en primera persona que nos cuenta una historia ajena a l como si no
tuviese opinin propia sobre lo que nos cuenta. Finalmente estn los que se quedan en la
intencin de ser escritores: puede ser por timidez, por incompetencia, por falta de
aptitudes gente que jams llegar a publicar.
Lagmanovich tiene textos muy cortos que protagoniza un escritor provinciano
(Editor y Escritor provinciano). En el primero, con el apelativo escritor provinciano
se refiere a escritores mediocres que ganan poco dinero y publican libros de poca tirada,
con lo cual tienen que encargarse de todo. El segundo podramos interpretarlo como la
importancia de la calidad literaria frente a la cantidad de esos escritores de provincias
con pocos ejemplares publicados.
Lagmanovich escribe tambin otros textos de tinte ms reflexivo que narrativo
como Escritura, en el que nos dice que la escritura es una forma de descubrimiento y
quiz tambin de conquista: tiene algo de aventura ya que implica adentrarse en nuevos
territorios y, por ello, se necesita el papel: para poder constatar qu se ha descubierto, el
camino recorrido. Ya no se trata solamente de trasmitir a los dems, sino sobre todo y
en primer lugar, de que el autor se descubra a s mismo.
La palabra nos dice que palabras hay muchas, pero del hecho de que se elija la
adecuada puede depender que el texto sea un fracaso o una obra de arte, al igual que en
la pintura la eleccin de colores marca el cuadro. Las palabras tienen matices, dan
El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

sonoridad al texto y son ms o menos oportunas, todo eso no solo determina la calidad,
sino que constituye el material con el que trabaja el escritor.
Tambin se burla del engreimiento de algunos autores en Vanidad de escritor,
donde nos describe a un escritor enojado porque no ha sido incluido en la lista de
grandes plagiarios del siglo. En realidad, podramos decir que todos los escritores son
vanidosos. Sin vanidad no se puede tener la osada de publicar, da igual el gnero del
que hablemos. Adems, todos los escritores han plagiado en mayor o menor medida,
sobre todo en sus comienzos. Todos los escritores plagian y son vanidosos.
En un texto fantstico de Eduardo Berti titulado Este libro no existe un
hombre se convierte en escritor tras haber soado que escriba un libro melodramtico.
Era tan malo que siente la necesidad de resarcirse en la vida real. Quiz Berti plantea
alternativas de sueo y vigilia que van complicando la trama en exceso para justificar el
inicio de la escritura, el proceso de sentarse a escribir. En el fondo quiere comunicarnos
que el texto surge de lo que los clsicos llaman inspiracin, pero, en todo caso, plantea
que las ideas que el escritor plasma vienen de algo muy profundo, de un estado del que
el escritor ni siquiera es consciente del todo.
Orlando Van Bredam identifica las tertulias literarias con una secta en la que
sacrifican metafricamente a los poetas que triunfan en su texto Secta literaria. Sin
embargo, sus sacrificios no tienen xito porque, a pesar de que los escritores hunden sus
cuchillos en los poemas ajenos, los autores de esos poemas les sonren desde los
suplementos literarios. Identifica a los poetas con una secta porque son un grupo
reducido de personas que comparten fuentes, lecturas, sitios de reunin Por otra parte,
si hay algo que caracteriza a los escritores en general y a los poetas en particular es,
como acabamos de decir, que son vanidosos y que, como lo que buscan siempre es el
aplauso del pblico y el reconocimiento literario, son envidiosos entre ellos. Y como

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

saben de qu est hecho un poema mejor que nadie, tambin saben desnudar los versos
y deshacer un poema, a eso se refiere cuando habla de sacrificar a algn poeta. Utilizan
cuchilladas literarias que no significan el fin del poeta sacrificado, eso va con el oficio y
por eso se sigue publicando.
Eugenio Mandrini en No todo es desierto en el desierto lleva a la literalidad la
idea de que los poetas son capaces de inventar nuevos mundos con la historia del poeta
que se convierte en espejismo. La poesa en realidad es espejismo, se hace a base de
irrealidad, por lo tanto, aunque se hable de ello, las palabras son solo palabras: en el
poema no hay hambre, fro o dolor de verdad, son solo palabras. Se trata de imgenes, y
eso determina que la muerte no pueda alcanzar al poema porque no puede alcanzar algo
que no existe. De ah que el poeta pueda morir, pero jams el poema. El espacio elegido
por Mandrini es tambin un acierto porque un poeta en el desierto no obtiene el
reconocimiento de los otros poetas, ni siquiera lectores.
Ral Brasca en un dilogo entre dos personajes titulado Artes y oficios resalta
la capacidad de mentir de los escritores y los compara con los estafadores. No sabemos
si se trata de una charla entre una pareja o quiz entre amigas, pero cada vez que uno
elogia un oficio el otro le pregunta si se ha acostado con el hombre en cuestin. Hace
referencia a que todo escritor tiene algo de charlatn, que es alguien que te embauca con
lo que dice, que te engaa con palabras, que te convence para ir a la cama, para venderte
algo, que te estafa y por eso la literatura tiene bastante de mentira, de charlatanera. El
secreto quizs es que no se note que es literatura: que no se dice nada y que adems se
trata de mentiras. El escritor ha de saber engaar bien al lector, es decir, llevrselo a la
cama.
Anderson Imbert presenta la paradoja del tintero cerrado en El escritor y su
tintero, que constituye un mundo lleno de posibilidades para el escritor, pero si lo abre

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

y comienza a escribir tendr que enfrentarse a la realidad en la que ya no tendr genios


con los que soar. Tambin puede interpretarse con la idea de que la tinta siempre es
potencia y en un tintero estn contenidas miles de posibles pginas, por lo tanto estn
los genios encerrados y el escritor es el que se atreve a buscar la gloria usando esa tinta
sabiendo que la mayor parte de lo que escriba no servir para conseguirla.
Borges en Parbola del palacio resalta la potencia divina del lenguaje, que
mediante una palabra puede crear y destruir mundos y nos habla de un poeta que recita
una breve composicin que le conduce a la inmortalidad, pero tambin a la muerte por
la ira del Emperador Amarillo que piensa que le arrebata el palacio con sus palabras. O
quiz la historia fuese otra. En cualquier caso, los descendientes del poeta siguen
buscando una palabra que contenga el universo. Borges se dedica a hacer un ejercicio
esttico con las palabras y las imgenes que utiliza paseando al poeta a travs de un
laberinto construido a base de lujo y belleza. Todo es bello a los ojos del poeta, pero
tambin implacable. Un emperador que es el dueo de todo (tambin de la vida y la
muerte) fulmina al poeta cuando este recita su verso inmortal. Es decir, la misma obra
del poeta es la que termina con su biografa, la que le mata. Al fin y al cabo, como dice
al final, todo es una ficcin literaria y esta es una idea recurrente en Borges. Al final la
persona desaparecer fulminada por la ltima slaba de su propia obra.
Patricia Calvelo en Los poetas contrapone la realidad pragmtica de la seora
de la limpieza con las aspiraciones fallidas de los poetas: . La mujer que hace la
limpieza siempre se queja. Ella no sabe que es el modo que tienen los poetas de
disimular el fuego que les robaron los dioses. Los poetas son personas y, por eso, viven
y, si hay algo que les caracteriza, no es necesariamente la bohemia; eso es un tpico. No
tienen porqu beber y fumar toda la noche; lo que s les caracteriza sin duda es que
hablan tanto en sentido literal como en el figurado: se valen del lenguaje para hablar de

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todo lo que se puede hablar (mujeres, amigos, estrellas fugaces, poesa). Son poetas
porque hablan. Desgraciadamente, lo que dicen los poetas no est al alcance de todo el
mundo. Su afn de trascender, su lenguaje especial, su intencin, sus imgenes solo son
comprendidas por unos pocos que incluso a veces no son poetas.
Anderson Imbert en su texto La fama personifica a la fama que le promete a
un poeta que estar ah cuando un periodista inicie un estudio sobre su obra, pero se
refiere a una fama pstuma. Lo que persigue el escritor siempre es el reconocimiento: se
escribe para conseguir la inmortalidad, para ser recordado. Y a eso consagra su vida. En
muchos casos el poeta no llegar a ser reconocido en vida. La fama, ese personaje
esquivo y caprichoso, solo se fija en alguien despus de su muerte en este texto. Aunque
no olvidemos que dicha fama constituye un antdoto contra la muerte. Est por encima
del autor y es ajena a su voluntad; no importa lo que este haga, puede que la alcance o
no.
Los libros por venir de Eduardo Berti cabra tambin en otro apartado de
nuestra clasificacin: en el de citas o alusiones literarias, puesto que acaba con una cita
literal de Valry, pero lo hemos incluido aqu porque trata de una poetisa. En cualquier
caso, mediante un sueo, la amiga poetisa y el narrador llegan a la conclusin de que
muchos libros tratan de lo mismo aunque sean muy diferentes. Al igual que una
maqueta es solo la idea para construir un edificio o un boceto sirve para iniciar un
cuadro, una idea argumental apenas sirve para intuir lo que ser la obra final. Es ms,
hay ideas que serviran para infinidad de libros perfectamente diferenciables (unos
amenos, otros aburridos, largos, cortos, buenos, malos) cuyo resumen podra ser casi
idntico. Berti se refiere a que la escritura o el arte en general no se entiende sin los
materiales, sin los colores, sin las palabras, sin los matices.

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Berti en Esqueleto vuelve a utilizar la frmula (aunque antes era una amiga
poetisa): un amigo escritor para comenzar el microrrelato. Este amigo ha utilizado
una estructura de lenguaje como base para sus doce cuentos que consiste en la
utilizacin de conectores concretos en determinadas partes del relato a la que llaman
esqueleto y que ha suscitado entusiasmos por parte de lectores y editor. Nos
demuestra que una misma estructura del relato soporta infinidad de combinaciones. De
hecho, las formas poticas constrien el lenguaje y hay que ajustar las palabras a una
estructura formal. Sin embargo, nadie duda de la variedad de sonetos que pueden
conseguirse, por ejemplo. Propone ejercicios de estilo que pueden ayudar a escribir, es
una manera de vencer la hoja en blanco.
Juan Sabia nos presenta en ltimas palabras a un escritor que duda acerca de
las ltimas palabras que va a pronunciar su personaje antes de morir y se dedica a
investigar empricamente las palabras de los moribundos hasta que le llega su propia
muerte. Pensemos que el autor siempre se identifica con sus personajes en mayor o
menor medida y cuando un personaje crece demasiado parece que sobrepasa al autor y
que no es capaz de terminar con l. Sin embargo, los personajes, al ser entes de ficcin,
siempre sobreviven a su autor. Los personajes resucitan siempre que un lector toma el
libro.
Ana Mara Mopty en Arte potica nos retrata el oficio de escritor como una
constante eleccin. Las historias siempre participan de otras historias, son fruto de
alternativas desde que se conciben y surgen de las elecciones del autor de distintas
palabras y opciones. Escribir, al igual que la vida, es elegir. En la vida elegimos
acciones y en la escritura palabras. En eso consiste el oficio de escritor: en escoger
palabras.

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Ana Mara Shua, como no poda ser de otra forma, tambin nos proporciona
unos cuantos ejemplos de microrrelatos sobre escritores.
En el primero, El autor y el lector, la argentina analiza la obsesin de ciertos
autores con el lector, que aunque no quieran escriben para l y, sin embargo, deben
decir que los verdaderos artistas piensan slo en su obra. Juega desde un punto de vista
platnico con la Idea de lector. El lector tiene el poder, acta por capricho, conoce
muchas las lenguas y todas las sensibilidades son suyas. Tiraniza, por lo tanto, al autor
porque es el nico camino a la gloria, es quien tiene la llave que abre la puerta de la
fama. Ahora bien, como todo autor es vanidoso, prefiere aparentar que est por encima
del reconocimiento, que le importa poco.
En Poetas juega con la ambigedad, hace creer al lector que el personaje es un
viajero o marinero pero, sin embargo, tanto el ttulo como el final nos remiten a gente
que se dedica a la literatura, concretamente los poetas. Los poetas son seres especiales,
bichos raros. Son minora y estn condenados a las minoras. Por encima de los idiomas
utilizan un lenguaje especial que parece al alcance de muy pocos, casi solo los otros
poetas. Son esclavos del lenguaje y ese lenguaje les aleja de la inmensa mayora de las
personas, lo que les convierte en nufragos. Les asla su forma de comunicarse.
A mi manera nos presenta un narrador que accede a firmar un cuento escrito
en su estilo por otro escritor anterior a l (Conrado Nal Roxlo). Pero, cmo va a
escribir en su estilo un escritor ya muerto? Trata sobre la erupcin de un volcn y
afirma que da igual quin firme el cuento porque de todas maneras todos van a morir
quemados, es decir, va a ser plagiado tambin. Nos quiere decir que, en buena medida,
todos los escritores plagian.
Otro problema al que se enfrentan los escritores es la disyuntiva acerca de contar
a los dems lo que estn escribiendo o no hacerlo. Shua opta por la segunda opcin en
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Nunca contarlo antes. Parece poco prudente contar la idea de un relato cuando ests
con otros escritores. Al fin y al cabo, una idea es la imagen que utiliza: humo y el humo
solo dura un instante. Que el texto llegue a realizarse depende de circunstancias que
parecen ajenas al escritor, no solo de su esfuerzo. Shua dice que los dioses rechazan las
ofrendas no puras: el autor tiene la intuicin de que hay algo ajeno a l que propicia o
no la obra.
Denevi, por su parte, condensa en dos frases la problemtica que se crea entre la
escritura y la publicacin. El crtico ms honesto que realmente conoce en profundidad
una obra y todo lo que ella tiene de impostura es el propio autor porque ante l mismo
no puede disimular. Conoce todo lo que no ha sido capaz de llevar al papel y, al
contrario, todo lo que es prescindible.
Lo s deca el escritor honrado. He escrito la mitad de lo que quera
escribir y publicado el doble de lo que deb publicar408.
Bioy Casares tiene tambin textos muy breves sobre este tema. El primero,
Gran final, es ms narrativo y nos hace caer en la cuenta de que la literatura en el
fondo consiste en un afn de perdurabilidad al igual que la sexualidad: un viejo literato
pide un favor sexual a una joven para recordar ese momento antes de morir. Aunque el
personaje es viejo, al ser un escritor, la palabra le permite sentir la lujuria, disfrutar de la
muchacha hasta el momento en que muera.
El segundo, Escribir se caracteriza por su matiz aforstico y por resaltar el
carcter dialctico de la escritura. Cada frase ha ser construida y cada idea expresada;
cada lnea del texto exige un trabajo, cada prrafo requiere una toma de decisiones y
todo ello son problemas que hay que resolver. Por lo tanto, una obra siempre es un
conjunto de problemas resueltos con mayor o menor fortuna.
408

LAGMANOVICH, David: El microrrelato. Teora e historia, p. 61.

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Fabin Vique en El prosista irreprochable nos hace reflexionar sobre la


inexistencia del escritor perfecto; en todo caso, sera el que no escribiera. Todos los
dems cometen errores o excesos de algn tipo. En cualquier caso, la bsqueda de la
perfeccin puede suponer a la hora de atreverse a llevar a cabo nuestros sueos una
barrera infranqueable.
Juan Romagnoli nos cuenta en Personajes rebeldes el unamuniano conflicto de
un escritor con los personajes que no le hacen caso para acabar con un toque de humor:
los personajes eliminados planean hacer un sindicato. En el escritor en el fondo siempre
hay algo de esquizofrenia porque en mayor o menor medida est viviendo mundos
distintos: es una persona de carne y hueso que crea otros universos que para los dems
pueden ser ms reales que el suyo. De ah la rebelda del escritor ante determinados
personajes que se le van de las manos.
Mara Elena Lorenzn juega con la polisemia de la palabra gnero (literario y
masculino/femenino) en Preocupaciones genricas. En un texto que parece absurdo el
joven escritor se preocupa cuando se siente gata (quiz una alusin a una posible
homosexualidad?), pero no cuando sus personajes se escapan del microrrelato o que
estn en el mismo orden en sus sueos. No le preocupa su peripecia vital, sino su obra,
est volcado en ella.
La misma autora llega al mximo minimalismo con Pesadilla de escritor.
Consigue escribir un microrrelato sin palabras, que tan slo estn concentradas en el
ttulo. El resto hace al lector visualizar claramente lo que siente el escritor ante la hoja
en blanco. No se trata solamente de comenzar un relato, sino de llegar hasta el fin, por
eso Lorenzn pone cinco pginas en blanco. Cualquier parte de la narracin puede
convertirse en un obstculo insalvable.

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Mariv Alonso Ceballos

PESADILLA DE ESCRITOR409

2.3.2 Apelacin al lector


En numerosas ocasiones el autor de microrrelatos interrumpe el discurso literario
para dirigirse al lector de forma directa rompiendo de esa manera el pacto de
ficcionalidad. Se consigue que el lector tome conciencia de su acto de lectura y, de
paso, que lleve a cabo una reflexin metaliteraria.
Aunque En Museo de la Novela de la Eterna Macedonio Fernndez se dirige
constantemente al lector y hemos citado varios de sus textos en el punto de este trabajo
dedicado a ese tema, resulta interesante revisar uno de sus fragmentos que podran ser
considerados microrrelatos sin ningn problema para ilustrar la facilidad con la que los
escritores se dirigen a sus lectores de forma directa y el efecto de cercana y de
implicacin que se consigue. Se titula Imprecacin para el lector seguido y en l
Macedonio se queja de haber encontrado el nico lector seguido para su novela que en
realidad demanda otro tipo de lector por su carcter miscelneo.
Bioy Casares en estos dos fragmentos bajo el ttulo de La vida, para los
jvenes, cercanos al aforismo, se dirige directamente al lector utilizando un inciso
marcado por las rayas y le hace una pregunta: No hubo acaso un momento de mi vida
y de la tuya lector en que todo era posible?. El tiempo verbal de la juventud es el
futuro: todo est por hacer, todo est por mostrar y por conseguir. Piensa que la vida
est por gastar.

409

VV AA: Microrrelatos en el mundo hispanohablante, p. 63.

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Anderson Imbert en Cnyuges nos cuenta una historia de intriga acerca de una
pareja de ancianos que se parecen muchos y a los que nunca puede verse juntos hasta
que en el ltimo prrafo se anticipa a lo que calcula que estar pensando el lector y se le
habla directamente: Ya s. No me lo digan. Yo tambin he ledo cuentos as: una
sepultura secreta en el jardn de atrs no?.
Ftbol y microficcin de Juan Romagnoli es uno de esos textos que podra ser
clasificado

en

diferentes

puntos

de

nuestra

taxonoma

(architextualidad,

metamicrorrelato), pero hemos optado por incluirlo dentro de la apelacin al lector


debido a que acaba pidindole a ste que coja el baln (siguiendo la metfora que
identifica el ftbol con la microficcin) y escriba: A ver usted, agarre la pelota y
escriba algo. La literatura es un juego, tiene unas normas (ortografa, mtrica, etc.),
tiene un campo en el que se juega (el lenguaje escrito, sobre todo) y, al igual que en un
deporte, la lucha no es una lucha autntica, lo que sucede en la literatura no es real, sino
figurado. Los distintos gneros, en definitiva, no dejan de ser partes de ese juego
colectivo. Son instantes del juego o formas de jugarlo. Para redondear la imagen, el
autor nos pasa la pelota, es decir, nos cede la palabra: nos invita a jugar al ftbol. Insta
al pblico a bajar al terreno de juego.
Ana Mara Shua escribe unas apelaciones al lector fulminantes. En La ms
absoluta certeza lo hace consciente de su acto de lectura en ese mismo instante. Su
texto tiene tanto eco como lectores tenga ese microrrelato, consigue un desasosiego en
el lector. Por otro lado, en Avances de la ciruga moderna le dice a su lector que no
sabe lo que fue antes eso que ahora tiene en las manos bajo la forma de un libro. De una
forma metafrica, le arroja un cubo de agua fra para que despierte de la ilusin de la
lectura y sea consciente de su acto. Pensemos que est superada la idea tradicional de

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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que un libro tiene que ser un conjunto de hojas de papel: ya los libros no se escriben con
plumas de ganso. Ni siquiera los gneros literarios son lo que eran.
En El orden de las personas Shua juega con la deixis de los pronombres
personales y le recuerda al lector que l es siempre la segunda persona puesto que la
primera slo puede ser el escritor: no sos ms que la segunda persona porque para que
lo vayas sabiendo, la primera soy solamente yo. El autor es el demiurgo, el que tiene
poder de vida y muerte sobre sus personajes, el que articula las situaciones. Cuando el
escritor escribe en primera persona parece el protagonista, como si fuera autobiogrfico
y en tercera cuenta hechos ajenos a l.
La autora argentina cuestiona en Las recetas de Apollinaire la inteligencia de
lo que llama el avisado lector que no hace caso de determinadas recetas que
supuestamente le propona Apollinaire en uno de sus libros porque se cree irnico e
inteligente y lo que le sugiere el escritor francs suena absurdo, pero Shua nos deja con
la duda: y si tena sentido? Pensamos que la comunicacin entre el lector y el escritor
es algo exitoso y aqu nos resalta que no siempre sucede as. De hecho, los lectores no
entienden lo mismo ante un mensaje idntico. En realidad, eso forma parte de la riqueza
de los textos: que tengan distintas lecturas e interpretaciones.
Con un paratexto que resume perfectamente el objetivo de este microrrelato (La
ardilla verosmil, Ana Mara Shua afirma sorprenderse de que su lector crea que una
ardilla puede comprender conversaciones acerca de la Bolsa colocando, de esa manera,
en guardia ante cualquier cosa que le cuente el narrador y reivindicando un lector
desconfiado. El oficio del escritor consiste en hacer que lo que cuenta parezca creble
aunque se trate de una ardilla que hable y que entienda de economa.
En El Dios Viejo del Fuego Shua nos va dando pequeas pistas para que
anticipemos lo que debera de ocurrir. Se ha construido una iglesia con las piedras de un
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antiguo templo destinado al Dios del Fuego, la iglesia est llena y las puertas cerradas.
El Dios del Fuego enciende un cigarro y, cuando el lector espera que incendie la iglesia,
el texto da un giro inesperado: No va a molestarse en incendiar la iglesia slo para
darle el gusto al lector rompiendo as todas las expectativas creadas. En cierto modo,
convierte al lector en escritor. Considera que la historia tiene un desarrollo previsible y
consigue la complicidad del lector con ese guio: recordndole que l ha anticipado un
final para la historia.
Houdini, el escapista resalta el contraste entre las proezas de Houdini, capaz
de escapar de cualquier lugar por difcil que eso pareciera y, sin embargo, el narrador de
Shua lo atrapa en un libro para nosotros, los lectores. El texto puede congelar el
instante, tiene esa capacidad de hacer perdurar todo lo que contiene. Dentro del libro el
instante se recrea eternamente cada vez que un lector se enfrente a ello y, en ese sentido,
nadie puede salir de esa jaula construida entre escritor y lector.
En El circo fantasma Shua nos habla de un circo muy poco convencional en el
que el pblico es transparente con una excepcin: usted, es decir, el lector. Puede que se
refiera a todos aquellos proyectos que se quedan en la idea y no llegan a cuajar: es un
circo al que le falta lo que le caracteriza como circo: animales, pblico El libro puede
ser lo mismo: un libro sin personajes, sin accin, sin pblico, se queda sin nada. A no
ser que quien lee el texto en ese mismo momento, intervenga: si hay lector y escritor ya
hay una obra; en ese caso, habra comunicacin.
Este ltimo ejemplo de Shua titulado La hazaa de Philippe Petit compara la
hazaa de un funambulista con la de unos extraterrestres que llegan caminando a la
tierra y que suscitan un gran aplauso que nosotros, lectores y terrcolas, llamaramos
maremoto. Se refiere a que el hombre siempre ha intentado vencer a la naturaleza. En el
caso del funambulista, est sorteando la ley de la gravedad, pero el escritor tiene mucha

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Mariv Alonso Ceballos

ms capacidad: puede vencer a la naturaleza y adems crear mundos imaginarios, visitar


otros planetas, inventar seres o provocar las demostraciones naturales ms brutales
como un tsunami. Es decir, el esfuerzo del funambulista parece algo pequeo y
arriesgado comparado con el enorme poder de la imaginacin, que es mucho menos
peligrosa.
Fabin Vique en el siguiente texto hace consciente al lector de su acto de lectura
en el momento en que tiene entre manos su microrrelato y tambin de la universalidad
de la muerte con su increpacin final, que nos deja con cierta inquietud: A que no
sabe quin muere cuando termina esta lnea?. Juega con el carcter inmortal de algunos
artistas y obras. Si hay que pensar en personajes clave del siglo XX, los Beatles estaran
entre ellos. La anttesis, el ejemplo perfecto de lo perecedero e imagen magnfica de la
trivialidad, es el pollo que se est asando. Utiliza una tcnica de contrastes y, una vez
que ha captado nuestra atencin, se contrapone al lector y convierte esa comunicacin
en una contraposicin entre la vida y la muerte. Lo que es indudable es que llegar un
momento en que el escritor habr muerto y habr un lector por definicin un ser vivoque en el acto de leer conceder al menos un pice de inmortalidad a ese escritor.
LAS MUERTES COTIDIANAS
Estoy solo en casa, escuchando a Los Beatles y asando un pollo. Lennon
muri asesinado y George de cncer. Paul y Ringo no pueblan ningn
cementerio todava pero ya les va a tocar y, a los efectos de este instante, no
estn menos difuntos que sus compaeros. Y el pollo que estoy asando, hay que
decirlo, tambin tuvo una muerte desgraciada.
Yo, entonces, sera el nico vivo en esta historia, pero eso es relativo. En
cierta forma yo tambin estoy muerto, porque ahora estamos en el instante de la
lectura y el nico afortunado viviente en este momento vendra a ser usted, que
lee esta pgina.
Pero no se entusiasme tanto, mi amigo. A que no sabe quin muere
cuando termina esta lnea?410

410

ENCINAR, ngeles y VALCRCEL, Carmen: Ms por menos. Antologa de microrrelatos


hispnicos actuales, p. 327.

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2.3.3 Architextual
Hemos incluido en este apartado los textos en los que en su ttulo o en el cuerpo
del microrrelato hay una preocupacin genrica. Se intenta clasificarlos dentro de los
gneros cannicos (narrativo, lrico, dramtico) o estos mismos se ponen en cuestin as
como los distintos subgneros.
Por ejemplo, Bioy Casares en su Diccionario del argentino exquisito recoge la
entrada De novela que remite al lector a leer tambin la de De pelcula. A pesar de
que no es de naturaleza narrativa al uso, podemos encontrar la referencia a un gnero
literario as como un texto que identifica las novelas con algo extraordinario. En una
suerte de diccionario de uso del castellano relaciona la novela con aquello que sale de lo
cotidiano. De hecho, se utiliza el adjetivo novelesco para hablar de algo inusual.
Despus nos cita un prrafo en el que aparecera en este sentido e iguala la novela con la
accin, con la aventura. Pensemos que la novela de aventuras es un tipo de novela casi
por antonomasia, nadie pone en cuestin su pertenencia al gnero. Nos remite al final a
la entrada de pelcula, expresin que se usa tambin para referirse a hechos fuera de lo
normal. Sin explicitarla, nos sugiere la comparacin entre novela y pelcula, quizs esta
ltima pueda considerarse como una novela en imgenes.
Anderson Imbert en Epistolografa en dieciocho cuentos nos ofrece dieciocho
versiones de la relacin epistolar entre un hombre y una mujer resueltas por diferentes
escritores britnicos y al final nos da la suya propia: en realidad se trataba del
matrimonio francs Colette y Willy, que estuvieron unidos por la escritura (de hecho,
ella escriba y l firmaba sus obras en la serie Claudine). En dicha epistolografa
reflexiona sobre la importancia del autor en el texto. Lo que Anderson Imbert plantea es
algo semejante a lo que se hace en msica: dieciocho variaciones sobre un mismo tema.
Dado que el argumento es el mismo, lo que obviamente diferencia los resultados es la

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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personalidad del autor. La creacin literaria, por lo tanto, se basara en la percepcin


que de la realidad el autor tiene.
Contina Anderson Imbert con otro ttulo architextual (El prximo cuento) en
el que una mujer se separa de su marido por miedo a que la mate en sus ansias por
experimentar en la vida real para luego poder plasmarlo en su literatura. Nos habla del
material a partir del cual se forjan las narraciones y hace que sea literal que suele serlo
en parte: los escritores buscan experiencias para plasmarlas en su literatura. La biografa
del escritor constituye la materia prima base de la que se sirven a la hora de relatar.
Tambin nos da qu pensar acerca del desenlace de la obra, que siempre implica una
muerte y esa muerte (final de la obra) puede afectar a varios de los personajes y, en este
caso, el lcido personaje femenino elige el divorcio que supone una muerte parcial.
En Novela al revs uno de los personajes anticipa entusiasmado lo que va a
ocurrir (un sonmbulo apualar a alguien a la vista de todos) y acierta: el apualado
ser l mismo. Los hechos se desarrollan en una secuencia temporal contraria a la que
suele caracterizar a las novelas policiacas, por eso la llama novela al revs. Adems, el
texto acaba con el asesinato, no comienza con l como suelen hacerlo las novelas de
este tipo. Por otro lado, el personaje ms lcido es el narrador: se da cuenta de que
alguien va a ser asesinado e intenta detener al sonmbulo. Su amigo, en cambio, se
entusiasma con la teora de estar viendo la luna por el otro lado y acaba apualado.
Identificando el cisne con la poesa por medio de la metfora, Anderson Imbert
nos cuenta que dicho animal se asla del mundo porque no puede soportar tanto dolor en
La poesa, un cisne. Adems, cita a dos autores que han escrito sobre el cisne: Ovidio,
que lo hace sobre el personaje mitolgico Cygnus y el Rubn Daro de Cantos de vida y
esperanza que elige al cisne como imagen en varios de sus poemas debido a su belleza
y elegancia. Hace referencia a que el mundo de la poesa siempre se aleja de la realidad

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y a veces la trasciende. Esa huida de la realidad est determinada porque esta resulta
cruel y desagradable con frecuencia. Adems, la poesa busca la belleza, la elegancia,
por eso dice que tiene algo de aristocrtica: siempre ha sido asunto de minoras y exige
una preparacin cultural. No olvidemos que implica el cultivo de una sensibilidad que
nos aleja de todo lo desagradable del mundo, que se intenta tapar con la belleza; por eso
la imagen del cisne es perfecta, sobre todo si atendemos a su origen mitolgico. La
poesa implica un doble alejamiento: aleja tanto de la realidad como de la mayora, de la
masa.
Ral Brasca utiliza en Anisotropa un trmino propio de la fsica para
explicarnos cmo la decisin de narrar de forma cronolgica o por medio de analepsis
transforma la trama de tal forma que el personaje decide al final olvidar la idea de
escribir memorias para optar por la novela. Este texto de tintes reflexivos consigue
captar la atencin del lector y tiene un aire de sinceridad. El personaje reflexiona sobre
el tiempo aparentemente, pero en realidad piensa sobre el papel del narrador y plantea
que su papel es tan importante que ni l mismo a veces es consciente de cmo su
lenguaje, la forma de presentar los hechos, etc. Varan sustancialmente el resultado
final. Unas memorias son un intento de escribir la historia personal, pero no existe la
historia objetiva porque solamente con seleccionar unos hechos y dejar atrs otros ya
hay una intervencin subjetiva.
Este texto aforstico de Macedonio Fernndez reflexiona sobre las diferencias
entre la prosa y el verso. A los dos los considera nobles, pero resalta el ritmo del verso
al hablar del tambor. La prosa es calificada de noble por la sinceridad, pero la poesa ha
de basarse en la musicalidad: los temas pueden ser los mismos que en prosa, pero con
una atencin a la forma marcada por la bsqueda de dicha musicalidad.

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La prosa, el decir noble, y el verso o sea la prosa con tambor411.


Ana Mara Shua asume en La mujer que vuela la modestia del microrrelato, al
que se refiere en esta ocasin como minicuento y hace una alusin a los personajes que
vuelan en un gnero que lanz la literatura latinoamericana al mbito internacional: el
realismo mgico. Para ser ms concretos, incluso podramos inferir un pasaje famoso de
la obra cumbre de Garca Mrquez, Cien aos de soledad, en el que Remedios la Bella
se aleja volando. Establece la diferencia entre novela y microrrelato: este ltimo
distorsiona la realidad a travs de una serie de trucos de oficio, juega con el lector como
hace un mago; lo engaa y le hace ver que las cosas son como l cree que ve mientras
que en una novela es distinto. Debido a su extensin, puede crear microcosmos,
realidades distintas ms elaboradas. El microrrelato es un pequeo guio; la novela, en
cambio, tiene posibilidades ms extensas en el tiempo y el espacio. Si encontramos una
mujer que vuela, resultara interesante que nos explique la causa de su don, por dnde
ha volado, cmo ha sido su vida, etc. Y todo eso, que podra hacerse muy bien en una
novela, resultara extenso para un microrrelato.
En Guion cinematogrfico Shua va cambiando los personajes y la trama en
funcin de los gustos de un pblico divino: el Conjunto de Olmpicos Espectadores, en
alusin al Olimpo de los dioses griegos, que contemplan la historia que encierra todas
las historias. Es un canto a la libertad de los escritores en este caso guionistas- que
son los artistas ms libres. Los escultores estn limitados por los materiales que usan, lo
mismo que sucede a los pintores que cuentan con dos dimensiones, los arquitectos
tienen que enfrentarse a la ley de la gravedad y a otros muchos impedimentos. El
escritor en realidad cuando hace ficcin puede inventar cualquier cosa que se le ocurra.
Incluso puede cambiar el relato y hasta que no llegue al ltimo punto puede continuar
411

FERNNDEZ, Macedonio: Cuadernos de todo y nada, p. 40.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

variando. Esa mayor libertad conlleva una carga, ya que ante tantas posibilidades puede
resultar complicado elegir.
Shua en El respeto por los gneros nos ofrece una reflexin acerca de las
convenciones de los subgneros narrativos en este microrrelato en el que el personaje se
desespera por encontrar su gnero ya que si no puede quedar indito. A partir de una
situacin plantea distintas alternativas segn el enfoque que se elija. El peor castigo
para un escritor es permanecer indito, el silencio: que la obra quede en el vaco.
Resulta ms doloroso que una crtica negativa. Lo importante para que la obra sea
publicada es el editor: la literatura es un negocio y hay que adecuarse a ciertos
parmetros. El texto no debe ser demasiado raro; resulta conveniente que sea
clasificable dentro de algn gnero.
A pesar de que el ttulo ya nos despierta ciertas expectativas relacionadas con
hacer el bien y ser buenas personas, Cuento de Navidad trata sobre un personaje que
podra ser Jess en la actualidad: un solitario hippy de cincuenta y tantos que se esconde
el da de Nochebuena porque en lugar de crucificarlo sabe que los muchachos del barrio
van a intentar celebrar su cumpleaos. La autora explota la ambigedad para que sea el
lector el que elija la accin que le parezca ms acertada: se trata de un viejo o de
Jesucristo en la actualidad, a gusto del consumidor. Para jugar con esa ambigedad
utiliza el aspecto (el cristo siriaco, el modelo oriental), la fecha de cumpleaos, habla en
arameo En el fondo, nos quiere transmitir la idea de que es difcil permanecer como
alguien admirable si vives mucho tiempo; resulta mucho ms sencillo parecer un hroe
al morir joven.
Tambin encontramos reflexin architextual en El cuento de los tres deseos en
el que Shua pone al descubierto el esquema que siguen este tipo de cuentos como por
ejemplo La pata de mono de W. W. Jacobs, incluido en la Antologa de la literatura

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Mariv Alonso Ceballos

fantstica de Borges, Bioy y Ocampo (pgs. 170-178). El primer deseo suele


desperdiciarse, el segundo empeora la situacin y con el tercero se vuelve a la situacin
originaria. La ficcin por definicin no puede comprobarse, aparte del hecho de que
siempre es mentira. El arte del escritor se demuestra haciendo crebles las mentiras y los
lectores se dejan embaucar por ellas. El relato es aparente magia: siempre te devuelve al
mismo sitio porque el lector sigue en la misma situacin. Durante la lectura se separa de
la realidad y ha credo que otras cosas eran posibles.
En Antiguo cuento japons Shua rompe las expectativas del lector en el ltimo
prrafo como suele hacer frecuentemente. Sigue las reglas genricas de lo que podra ser
un cuento oriental en que los animales se metamorfosean en otros animales hasta que, al
final, sorprendentemente, el zorro se transforma en antiguo cuento japons. En este
microrrelato en realidad se habla de que en la narracin todo es mentira. El autor no es
japons, el relato no tiene porqu ser ni japons ni antiguo y termina hablndonos de
una cola que no existe, que es solamente una imagen. En esta fbula dos personajes
rivalizan teniendo en comn su carcter mendaz; eso es lo que les vuelve interesantes y
con ello intentan vencer a su adversario: la fabulacin. Al igual que el escritor inventa
mundos, el zorro y el tejn crean falsas realidades.
A pesar de haberlo incluido aqu, Historia para ser creda tambin podra estar
en el apartado dedicado a los escritores como personajes porque Shua utiliza dos
personajes que existieron para dar verosimilitud a su historia de fantasmas, aunque lo
ms verosmil es que el segundo narrador dudase de si haba frutas o no en la canasta
fantasma. Cuando leemos una novela, de entrada deberamos ser conscientes de que
todo es falso. No obstante, el novelista ha de conseguir algo que se puede denominar
verosimilitud: cierta credibilidad ante el lector. En este microrrelato se habla sobre ello.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

Un detalle anecdtico fcilmente constatable hace que algo inverosmil pase inadvertido
y resulte ms creble: la fruta de la canasta convertida en fantasma, por ejemplo.
Lagmanovich en La novela nos habla de las relaciones cine-literatura en un
texto que podra hacer referencia a la novela A sangre fra de Truman Capote que narra
la masacre de una familia en Kansas, aunque de esta novela slo se hizo una versin
cinematogrfica en 1967. En cualquier caso, el autor argentino exagera la escalada de
los hechos y a cada nueva pelcula le atribuye un mayor horror. Si la realidad fuera
suficiente, no tendra que existir la ficcin. Si la novela fuera suficiente, no tendra que
existir el cine. Si alguien escribiera o filmara la obra definitiva, nadie volvera a abordar
ese mismo tema. Lo que plantea Lagmanovich es que a partir de la realidad (ya
sobradamente dura) surge una ficcin, la novela, que distorsiona y exagera. A esa
novela se le pasa por una lente y se convierte en una pelcula que exagera an ms el
asunto original y esto sucede incluso dos veces ms en el cine (aplicndose a la realidad
otros dos aumentos). En definitiva, conseguir el inters del pblico condiciona todo el
proceso creativo.
Lagmanovich en Servimos micros, al igual que en el microrrelato Faltaba la
sal, utiliza la metfora gastronmica para tratar el tema de los micros, sobre los que
sugiere que no son fciles de apreciar por los lectores, que su gusto es adquirido. De
alguna manera, relaciona los microrrelatos con los platos que se sirven en la cocina
creativa: pensados, muy elaborados y, sobre todo, pequeos. Considera los
microrrelatos como exquisiteces. Siguiendo con la metfora, se trata de pequeos
bocados (lo cual ya nos hace pensar en manjares) que estn a la altura de los paladares
ms refinados. El acompaamiento, las salsas, etc. Solo insisten en la idea de que da
igual con qu lo comas. Su equivalente gastronmico sera el marisco: una comida no
habitual y de alto precio.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Un ejemplo de architextualidad claro es este microrrelato paradjico de Isidoro


Blaisten titulado Cuento imposible que resalta la importancia del conflicto en la
literatura: si el personaje es feliz no puede haber cuento. Este texto es el ejemplo
perfecto de la necesidad del ttulo para comprender el microrrelato. La clave de este
brevsimo texto es el adjetivo imposible. Con muy pocas palabras nos dice mucho: la
felicidad es imposible. Aade otras tres palabras: que es un cuento insiste en la idea de
la imposibilidad- y el verbo ser en primera persona de presente de indicativo, lo que nos
lleva a pensar en un narrador profundamente pesimista y el adverbio de cantidad (tan)
que hace nfasis en lo expuesto.
Berti inventa una novela que adelanta los apellidos de grandes escritores en
lengua inglesa y algunas de sus particularidades en Una novela premonitoria.
Consigue un efecto humorstico al mezclar nombres y apellidos de grandes escritores
ingleses como William Dickens, Charles Joyce o Mary Austen y los identifica con
libros que efectivamente escribieron; por ejemplo: el joven Meter Greene viaja a todas
partes con su ta lo que nos lleva a pensar en Graham Greene y su novela Travels with
my aunt. Habla de una forma irnica de que lo interesante no es la biografa de los
autores, sino su obra. Inventa una antologa de autores en lengua inglesa novelada y
proftica, es decir, absolutamente falsa. Entre otras cosas, a cada uno de los novelistas
citados solo se le conoce por su apellido; los nombres propios son inventados. Importa
ms la obra que han legado su apellido- que su intimidad el nombre-.
Julio Cortzar en su volumen miscelneo ltimo round en un texto de ttulo
Estado de las bateras reflexiona sobre la literatura fantstica y basa dicha reflexin en
lo que cree que puede estar pensando el lector al leer la pgina 220 de su novela 62,
modelo para armar. Se refuerza esta idea metaliteraria (literatura que trata de la
literatura) con una comparacin intertextual: acaba diciendo que el coche de su

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

personaje no se parece en nada a la carroza de Cenicienta. Cortzar sabe que el novelista


tiene que cuidar los pequeos detalles cotidianos que menciona porque eso hace que los
grandes embustes imaginarios parezcan reales. El novelista ha de ganarse la confianza
del lector.; en gran medida, juega con los procesos mentales de dicho lector y debe ser
capaz de vender su producto. Parece ms increble que una batera de un coche no se
descargue que el hecho de que una calabaza se convierta en carroza.
2.3.4 Metamicrorrelato
En este epgrafe recogemos microrrelatos que sobrepasan los lmites de la
pgina. En ellos se cuestiona el mismo acto de escritura o se rompe el pacto de
ficcionalidad entre narrador y lector. Se hace a este ltimo consciente de los
mecanismos que utilizan los escritores de modo y manera que su lectura suponga un
parntesis que le permita conocer estos mecanismos.
Consideramos metamicrorrelato tanto los textos que utilizan la construccin en
abismo (mise en abyme en francs), es decir, los microrrelatos que tratan sobre s
mismos, como la metalepsis, tcnica en la que se transgreden los niveles diegticos.
Es lo mismo que haca Cortzar con su celebrrimo Continuidad de los
parques. El texto comienza con un hombre sentado en un silln de terciopelo verde y
de espaldas a la puerta leyendo una novela acerca de los encuentros furtivos de una
pareja de amantes que se separa porque l va a cometer un asesinato.
Se nos detalla minuciosamente el recorrido que hace hasta que abre la puerta del
saln y toma el pual en la mano para acercarse al estudio. Entonces ve un respaldo de
un silln de terciopelo verde y la cabeza de un hombre leyendo una novela, lo que nos
induce a pensar que el propio lector ser asesinado.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

Cortzar ofrece pistas para que el lector descifre la clave del microrrelato. Por
ejemplo, que el personaje se site de espaldas a la puerta para leer, como si lo hubiera
molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, nos sugiere que podra haber
intrusos en algn momento de la narracin.
Las pistas se constituyen en piezas que encajan a la perfeccin en el puzzle de la
trama. El narrador toma el punto de vista del asesino y recorre la casa. Cuando entra en
el saln donde se encuentra su vctima, vuelven a aparecer los ventanales, el estudio y el
sof de terciopelo verde que ya haban formado parte de la descripcin en las primeras
lneas del relato: la narracin regresa al principio, y as se completa la metalepsis; el
marco ontolgico de la novela penetra trgicamente en el del lector y acaba con toda
interpretacin lgica posible. Por tanto, en esta metalepsis Cortzar yuxtapone el plano
ficcional (la novela) y el plano referencial (el hombre que lee en su silln), disolviendo
as las fronteras ficcionales.
Cortzar convierte al lector en protagonista. La accin que desarrolla es la
misma que llevamos nosotros a cabo y as consigue que nos impliquemos ms en el
relato. Nosotros somos tambin, al menos en parte, el protagonista de lo que estamos
leyendo. Por eso, cuando en el inesperado desenlace aparece la amenaza de un cuchillo,
podemos sentirnos amenazados por l porque tambin somos lectores.
Lagmanovich en Escribir un cuento utiliza la tcnica de la puesta en abismo:
las mismas palabras con las que comienza el microrrelato son las que usa el personaje
para escribir su propio microrrelato dentro de ste crendose as una estructura circular.
Esta repeticin es resaltada por el uso de la letra cursiva en la repeticin que hace al
final: Encerrado en esta celda, considero la atroz disyuntiva a que se me ha sometido:
escribir un cuento antes de la cada del sol o ser ejecutado. En este texto el cuento es
el protagonista del microrrelato ya que, aunque tenemos un personaje condenado a

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

muerte, el asunto fundamental es escribir el cuento. Al igual que al autor figurado del
cuento le va la vida en la prueba, la existencia del cuento depende de que ste sea
escrito. Nos habla de la cada del sol: cada da empieza y termina con el sol, otro ciclo
en el que se basa la vida; eso reitera el hecho de que el relato acabe y empiece con las
mismas palabras. Lo nico que puede vencer a la muerte, que tiene como imagen desde
los egipcios el declive del sol, es el texto escrito: lo que sobrevive al autor.
Romagnoli tambin se vale de la puesta en abismo en Al teclado, solo que
apretando la tecla deshacer el escritor es capaz de cambiar los hechos violentos (robo
y asesinato) por una tranquila tarde escribiendo con lo cual el texto entra en el
subgnero fantstico. El escritor tiene la potestad de actuar prcticamente como si fuera
un dios: puede volver atrs y cambiar los hechos. Adems, en este caso se trata de un
escritor profesional capaz de modificar la trama, no como en el anterior en el que el
condenado a muerte escribe como intento de supervivencia.
Anderson Imbert juega en El dormido con las diferentes posibilidades que
ofrece un argumento como el de un hombre dormido y, al darnos las diferentes
opciones, ya no hace falta escribir el cuento (aunque en realidad ya est escrito al
revisar todas las opciones que proporciona ese tema). De alguna manera, concede al
lector la ventaja de observar la escritura desde la mente del escritor. En este caso el
autor deja de ser tal porque no llega a escribir el texto. Ni siquiera sabemos cul de las
historias es la que hubiera escrito porque a partir de una frase se esbozan variaciones, tal
y como haca en Epistolografa en dieciocho cuentos. La duda es cul de estas
contiene la idea que iba a desarrollar el escritor o bien, esa cantidad de argumentos que
enumera la muchacha, que apabullan al escritor y esto le conduce a desistir de la idea de
comenzar un relato.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

En Pretermisin Anderson Imbert nos cuenta otra versin del cuento de La


bella durmiente que afirma que un personaje haba ledo en un libro suyo: El grimorio y
adems afirma que el relato nunca se escribi, lo cual es una falacia: lo acaba de escribir
l mismo aunque sea para calificarlo como olvidable y burdo. Por eso se explica el
ttulo: la pretermisin consiste en afirmar que se omite o pasa por alto algo, cuando de
hecho se aprovecha la ocasin para llamar la atencin sobre ello y, en realidad, hace lo
mismo en el microrrelato El dormido.
En Pretermisin el autor tiene un alter ego del que no conocemos nada ms
que su nombre y que se parece a l: un escritor de ficcin que es como el narrador que
nos cuenta un cuento de Perrault que nunca se escribi y que constituye prcticamente
el negativo de la bella durmiente: convierte el momento lgido de este cuento infantil
el beso que resucita- en un beso a una muerta apestada y podrida que salva la vida al
muchacho. El microrrelato es una especie de juego de espejos; el narrador se mira en
quien le cuenta el cuento y el relato se mira en el cuento de Perrault.
Las decisiones del personaje que encuentra una novela olvidada en el tren
cambian la trama de sta en Novela que cambia de gnero de Anderson Imbert y deja
de ser novela de detectives para convertirse en novela psicolgica porque el
protagonista no ha intervenido para evitar un asesinato. El texto en este caso, una novela
de tapas amarillas, va convirtindose en ficcin y metaficcin a lo largo de los cuatro
prrafos del microrrelato al igual que el lugar que se menciona Villa Mara- sale desde
la novela hasta el recorrido del protagonista del microrrelato para despus regresar a la
novela de las tapas amarillas, lo mismo que el hombre de los anteojos negros entra y
sale de la novela. Es un relato dentro del relato que incluso tiene tiempo de cambiar (el
detective desaparece) y pasa de ser policiaca a convertirse en novela psicolgica. De
alguna manera, la novela se resiste a no apoderarse del relato. El protagonista encuentra

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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una novela que va tomando cuerpo y que termina siendo algo distinto de lo que fue la
idea originaria de esta.
En El cuento es este Anderson Imbert pone en marcha una mise en abyme:
utiliza el fantasma de una mujer que se ha suicidado que va guiando a su marido a la
hora de escribir un cuento que es el mismo que estamos leyendo. De hecho, a los
lectores ms avezados ya se lo ha advertido en el ttulo con el pronombre este
consiguiendo as rizar el rizo en una especie de metametamicrorrelato. La
protagonista y narradora es un fantasma que sabe ms que el escritor (su marido viudo)
y participa de dos mundos: el de los vivos y el de los muertos. Protagoniza igualmente
el texto del escritor-personaje: la protagonista del microrrelato lo es tambin de la elega
que despus se convierte en prosa dentro del microrrelato y tiene el poder de hacer que
el escritor cambie de gnero hasta que acabe con uno ficcional: el cuento.
Ral Brasca en Bricolaje nos ensea los entresijos de una historia digna de
cualquier microrrelato al uso, lo que l llama una microficcin estndar y explora las
diferentes posibilidades narrativas que ofrece la situacin imaginada por l. El autor
teoriza sobre el microrrelato: interviene en l y lo utiliza para establecer frmulas en las
que se suelen basar buena parte de este tipo de textos.
Sin embargo, en Microbiografa del narrador demiurgo Brasca se inspira en la
filosofa para hablarnos de un narrador al que compara con el demiurgo platnico que
decide contar su vida en este texto para que no se le olviden las ideas que ms le han
interesado cuando sea viejo. De esa forma, la escritura del texto est justificada en el
texto mismo al que Ral brasca denomina microbiografa. El microrrelato desde el
ttulo nos est advirtiendo de su carcter biogrfico, es decir, deja atrs la ficcin para
entrar en el terreno de lo real. Esa microbiografa tiene su clave en el ttulo: se
autodenomina narrador demiurgo. No se trata de una biografa que cuente lo que ha

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vivido, sino lo que le ha influido. Es una biografa de ideas, no de acontecimientos. De


este modo, en la infancia es la naturaleza, en la adolescencia Aristteles, Newton y
Stendhal. Y el sexo. Y en la juventud Platn y Laplace. En definitiva, la biografa de un
hombre se resume en sus palabras en las ideas que ha amado y, sobre todo, en lo que
haya escrito.
Berti en La repeticin tiene en comn con el texto anterior el carcter
autobiogrfico y se refiere tambin al hecho de que en la vida de un hombre hay unas
pocas ideas que se adquieren en la adolescencia y en la juventud que constituyen
constantes a lo largo de la vida. Cuando hablamos del escritor esas ideas son las que van
a vertebrar toda su obra, de modo que gran parte de los autores son reconocibles en sus
obsesiones, en las constantes que se van repitiendo. Sigue la estela del famoso
microrrelato Borges y yo, cuenta la preocupacin de su narrador por la inevitables
repeticiones en su vida y acaba haciendo al lector consciente de su acto de lectura
remitindole al mismo texto que est leyendo: Este texto, por ejemplo, a veces pienso
que volver a escribirlo, otras veces creo que es la copia de otro.
Ana Mara Shua utiliza frecuentemente estas tcnicas en sus libros de
microcuentos as que, como veremos, pueden encontrarse numerosos ejemplos de
metamicrorrelatos de esta autora. En numerosas ocasiones elige una narradora en
primera persona, lo que refuerza an ms la impresin en el lector de que es ella como
escritora la que se dirige a l.
En Las puertas Shua nos sumerge en un mundo misterioso situado en un
universo paralelo en el que no se ven las puertas que nos conducen a l, pero que nos
hace cambiar nuestra perspectiva de las cosas. Hace una alusin al mito de la caverna de
Platn y tiene en comn con Bricolaje de Brasca las dos realidades separadas por un
marco: en el de Brasca se trata de un espejo y Shua nos habla de un marco

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semidestruido por una explosin. Lo que no queda claro es si se refiere al hecho de que
atravesar las Puertas (con maysculas) implique entrar o salir de la caverna. Platn dice
que los que salen quedan deslumbrados por la luz y no lograrn percibir el mundo de las
Ideas. Adems, la autora indica que, a pesar de la antigedad de este mito, sigue en
vigor y despierta nuestro inters (Ni una sola partcula de polvo ha perdurado en el aire
hermtico de la caverna) y, rompiendo la ficcin creada por sus propias palabras,
vuelca su metafrico cubo de autoconciencia sobre el lector que no se haba sentido
aludido hasta ese momento: Tome sus precauciones antes de dar vuelta esta pgina.
Como siempre, Shua nos hace partcipes del relato, crea desasosiego con la oracin final
porque juega con la ambigedad: a qu lado del marco est el lector realmente?
Sin embargo, en su microrrelato titulado En la mitad del mar nos presenta a
una narradora que se confiesa desnuda en la mitad del mar mientras lucha por articular
palabras en el agua espesa usando su lengua de madera (remo) para intentar atrapar el
hilo de la vida o el del relato. Es decir, nos presenta a la escritora perdida en busca de la
palabra necesaria para que sus textos tengan sentido. El texto tiene un carcter onrico y
surrealista: intenta hablar, salir del sueo, articular palabras, pero eso es imposible.
Hasta que no se recupere la vigilia, toda vivencia carece de sentido desde el punto de
vista de que no se puede escribir, por eso la lengua es de madera: no puede transmitirse
el hilo de la vida o el del relato.
En Pista falsa nos habla de seguir un reguero manchas como si se refiriese a
manchas de sangre, pero en el parntesis nos aclara que se refiere a un texto literario
porque las manchas son de tinta y no pueden llevarte ms lejos que de la palabra fin.
En tres lneas escasas Shua crea una trama con dos sustantivos (cadver y asesino),
marca un itinerario con otro sustantivo (pista) y nos devuelve a nuestra situacin de
lector recordando que esto solo es un microrrelato y dando por terminado el juego por

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Mariv Alonso Ceballos

medio de la palabra fin. En definitiva, lo nico fsico, que existe, es la tinta. Todo lo
dems est en nuestra imaginacin estimulada por el escritor.
En Robinson desafortunado Shua utiliza la misma estrategia. Nos habla de
Robinson como arquetipo del nufrago y diferentes pistas nos conducen hacia ese tipo
de trama hasta que se refiere a trminos literarios: novela, prrafos, metfora todo lo
que le lleva a un naufragio literario. El escritor sin el pblico no tiene sentido. Para
construir un relato necesita pblico, que aparece simbolizado en objetos que han sido
creados por el hombre (navaja, plvora, clavos...). Si Robinson est solo en medio de la
naturaleza, para quin escribe? El autor que no obtiene reconocimiento o la obra no
leda son claros naufragios literarios, suponen el aislamiento.
Shua, en una muestra de su caracterstico final anticlimtico titulada El mapa
del tesoro, pone en cuestin las expectativas del lector, ya que en la literatura
tradicional los buenos son recompensados y los malos castigados. Sin embargo, en este
caso, los cdigos tradicionales se rompen. Nos habla de que en la literatura actual ms
que el estilo, lo que ha variado en gran medida son los cdigos: antes los buenos eran
recompensados mientras que los malos obtenan su merecido castigo. Un destino
implacable haca justicia. El mundo actual, mucho ms cnico, se burla de los ingenuos
o considera a los idealistas directamente tontos. Hasta el amor es radicalmente
sustituido por el inters y ni siquiera la pareja sobrevive: acaban siendo tres. Muestra
una mayor indulgencia hacia los estafadores y resulta despiadado con todo aquel que no
se adapta al nivel de cinismo reinante.
Las relaciones entre autores y personajes son motivo de reflexin para Ana
Mara Shua en esta breve muestra. Algunos autores que han tenido demasiado xito con
uno de sus personajes se quejan de que han sido fagocitados por l, por eso dice que
solo una excesiva vanidad lo justifica (es decir, el escritor de xito). Es semejante al

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

401

Mariv Alonso Ceballos

actor que obtiene tanta fama con un personaje que se le identifica con l y encuentra
dificultades para conseguir trabajo haciendo de un personaje distinto. Son casos de
personaje apoderndose de su autor o actor.
Son frecuentes casi un tpico literario las situaciones en que uno o ms
personajes enjuician a su autor acusndolo de homicidio, de insensibilidad, de
mutilaciones fsicas o espirituales. En cambio, solo una excesiva vanidad hace
que ciertos autores se quejen de los vergonzosos extremos a los que han sido
arrastrados por sus propios personajes412.
Shua crea un texto de apariencia fantstica en el que nos habla sobre los
cazadores de nombres y sus costumbres para terminar con una mise en abyme: habla de
un personaje que ha cambiado varias veces de nombre y que en realidad es la furtiva
escritora de esta historia. Habla del proceso de escritura, que es laborioso y se
fundamenta en las palabras, en saber combinarlas y elegirlas entre las posibilidades que
nos ofrece el idioma, adornarlo de una u otra manera y establecer trampas sutiles a
partir de todos los recursos que ofrece la literatura. En ese sentido, el escritor es un
bolgrafo (birome en Argentina), el artesano de la tinta: alguien que tiene la capacidad
de escribir.
Los cazadores de nombres no son altos. Usan bolsas pequeas que
cuelgan, fingindose aros y a veces lbulos, de sus orejas. En cada una de ellas
caben hasta siete nombres propios y dos comunes. Los nombres disecados,
clavados con alfileres, adornan las paredes de sus madrigueras: es inexacto que
les sirvan para aderezar sus alimentos, cazan nicamente por placer, por
vanidad. Suelen despojar de sus nombres a los objetos ms frecuentados por los
hombres para convertirlos en trampas. A veces, las trampas que atrapan un
nombre logran huir con l antes de la llegada de los cazadores. He conocido a un
Silvestre, por ejemplo, que antes fue maceta y a una Isolina, ne birome, furtiva
escritora de esta historia413.
Esta narradora en primera persona resulta ser en realidad una narradora
omnisciente denunciada por las palomas y una anciana ante un guardin en una plaza.

412
413

SHUA, Ana Mara: Cazadores de letras, p. 124.


SHUA, Ana Mara: Cazadores de letras, p. 192.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

Shua construye el texto alrededor del tema de la desconfianza para terminar


sorprendindonos con el uso de la metalepsis. Acta como narradora omnisciente para
demostrarnos porqu desconfa de l: plantea una situacin absurda en la que muerde a
una anciana en la pierna, que solo se entiende desde el punto de vista de un narrador que
lo sabe todo; para terminar esta trama cmica con la misma idea con la que comenz:
denunciar a la narradora omnisciente. Por ello, habla sobre sus preferencias a la hora de
escribir el relato y resalta el hecho de que est siendo narradora omnisciente en este
mismo texto.
Hay quienes desconfan del narrador omnisciente. Yo desconfo de las
palomas. Con una bolsa llena de migas de pan las reno a mi alrededor y cuando
estn distradas picoteando me acerco silenciosamente y desconfo de ellas con
todas mis fuerzas. Algunas, las de carcter menos combativo, desaparecen en el
acto. Pero otras me devuelven la desconfianza con tal fuerza que me veo
obligada a morder la pantorrilla de una seora mayor (siempre las hay) para
aferrarme a la existencia. Las dificultades surgen cuando la anciana y las
palomas, que ya me conocen, se ponen de acuerdo antes de mi llegada y me
denuncian al guardin de la plaza como narradora omnisciente414.
Ana Mara Shua suele utilizar algn microrrelato al principio de sus libros que
funciona como una declaracin de intenciones en el que nos explica qu pretende con su
recopilacin y suelen ser metaficcionales.
El reclutamiento forma parte de Casa de geishas y en l utiliza las metforas
para hablarnos del proceso de escritura. Las mujeres se refieren a los microrrelatos, el
burdel en realidad es el libro y la clientela el lector. La oracin final explicita diferentes
gneros emparentados con el microrrelato (cuentos, poemas) u otros a los que se puede
acercar un conjunto de stos (novela). La obra se va gestando poco a poco y su proceso
requiere tiempo y esfuerzo. Por otro lado, la obra se va haciendo a s misma con cierto
grado de improvisacin. Se parte de una idea inicial y los resultados finales pueden

414

SHUA, Ana Mara: Cazadores de letras, p. 231.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

diferir mucho de ella. Tambin podramos preguntarnos hasta qu punto el escritor


prostituye el lenguaje, no lo utiliza solo para comunicarse, sino en su beneficio.
Esta es la misma frmula que usa en Temporada de fantasmas con un texto que,
a modo de prlogo, comparte el ttulo con el libro y que le sirve para hablar de sus
microrrelatos a los que califica de Breves, esenciales haciendo hincapi en la
necesidad de un lector activo que debe ir ms all del significado obvio (mirada
indiferente, nunca directa, aceptar esa percepcin imprecisa) para acabar refirindose a
ellos como textos translcidos, medusas del sentido, susceptibles de ser interpretados
de muchas formas. Reflexiona acerca de la entidad del microrrelato, se caracterizan
porque son textos independientes (No vienen a buscar pareja, ni para desovar. No
necesitan reproducirse), su principal caracterstica es la brevedad y siempre tienen un
carcter elitista (no se exhiben ante los ojos de cualquiera). Seran fantasmas porque
no son obras en el sentido clsico, no llegan a la entidad de una novela o un cuento, sino
fantasmas: algo inquietante que despierta nuestro inters.
Las Cuatro paredes que menciona Shua son en realidad la hoja en la que
plasma su escritura, que le muestra los lmites que la rodean. Nos dice que es mucho
ms plana la vida inventada en la escritura (en el rectngulo-hoja) que en la vida real,
incluso cuando esta se vive encerrada entre cuatro paredes. Siempre pensaramos que la
rutina es la vida real y la literatura un mundo amplio de imaginacin y de posibilidades,
sin embargo, Shua invierte esta argumentacin. En todo caso, realidad y literatura se
necesitan: qu es la literatura sin la vida y al revs?
Al igual que en el texto anterior, en Zafarrancho de naufragio Ana Mara Shua
vuelve a usar una narradora en primera persona que nos remite a su propia identidad en
un texto basado en el simulacro: Incluso yo misma finjo escribir. Especula sobre la
ficcin. Lo que consideramos vida real tiene episodios de ficcin, como los simulacros,

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

404

Mariv Alonso Ceballos

por ejemplo. Hay cierto peligro de que los simulacros sean tomados como realidad; por
si acaso esto sucede, la autora se identifica y nos hace conscientes de que este mismo
microrrelato tambin es un simulacro, un fingimiento que a su vez narra un zafarrancho
de naufragio.
En Enanismo habla de tcnicas de reduccin y utiliza la apelacin al lector
junto con la puesta en abismo: este microrrelato que est usted leyendo fue hasta ayer
mismo una novela de seiscientas veintiocho pginas. El texto le sirve para hacernos
pensar sobre la esencia del microrrelato: la brevedad. Adems, para que este texto
resulte interesante tiene que tener la capacidad de condensar en muy poco espacio un
mensaje que en principio requerira muchas ms palabras.
Usa de nuevo esa narradora en primera persona Shua en Al Bab en el que
intenta trasladarnos la preocupacin lingstica propia de los escritores. Comienza
recordando la historia de Al Bab con sus palabras mgicas (brete ssamo) y en el
segundo prrafo se retrata en el mismo acto de escritura buscando la palabra exacta: Y
aqu estoy, tantos aos despus, en peligro yo misma, tipeando desesperadamente en el
tablero de mi computadora. Nos habla del proceso de creacin literaria en sus dos
vertientes: exige un esfuerzo, pero tambin tiene algo de mgico. Al escritor le va
naciendo un texto, le llegan palabras e ideas de un modo difcil de racionalizar.
Igualmente, el famoso bloqueo del escritor, la interrupcin de ese fluido mgico es
ajeno a la voluntad del autor.
Acabamos nuestra muestra de metamicrorrelatos con uno del clsico por
excelencia: Borges, de ttulo Un sueo. Utiliza una mise en abyme ya que sale alguien
parecido a l que escribe en una torre circular en una referencialidad infinita y que nos
recuerda a Borges y yo: (un hombre que se parece a m escribe en caracteres que no
comprendo). El escritor vive preso de su proceso creativo y el que no cierra el crculo

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

405

Mariv Alonso Ceballos

carece de sentido, est escribiendo para s mismo y l es el nico que interviene en el


proceso. Hasta que la obra no ha concluido, el trabajo del escritor es una especie de
espiral que tiene su principio y su fin en l mismo. Lo nico que acaba con ese crculo
vicioso es el punto final y el primer lector de la obra.
UN SUEO
En un desierto lugar del Irn hay una no muy alta torre de piedra, sin
puerta ni ventana. En la nica habitacin (cuyo piso es de tierra y que tiene la
forma del crculo) hay una mesa de madera y un banco. En esa celda circular, un
hombre que se parece a m escribe en caracteres que no comprendo un largo
poema sobre un hombre que en otra celda circular escribe un poema sobre un
hombre que en otra celda circular... El proceso no tiene fin y nadie podr leer lo
que los prisioneros escriben415.

415

BORGES, Jorge Luis: Poesa completa, p. 568.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

406

Mariv Alonso Ceballos

CONCLUSIONES

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

CONCLUSIONES
SER NADIE COMO ULISES
Como Ulises, todos los hombres intentamos ser Nadie ante el cclope
final: Nadie escribe estas lneas, Nadie las lee, Nadie morir416.

Este magnfico texto de Ana Mara Shua condensa lo que hemos intentado hacer
en este trabajo. Por un lado, demuestra que el microrrelato es deudor de la tradicin: sin
conocer la Odisea no podemos sacarle todo su jugo a este breve espcimen; es decir,
nadie (nunca mejor dicho) podra negar su intertextualidad y, por otro lado, despierta al
lector hacindole consciente del dilogo entre el narrador y el lector, del acto de
comunicacin que supone que un emisor escriba un texto (Nadie escribe estas lneas),
que un lector las lea (Nadie las lee) y de que, de todas formas, los dos van a morir
(Nadie morir).
Hemos visto que los microrrelatos parasitan historias previas: personajes que
conocemos, argumentos sabidos, tramas de la historia de la literatura Su tcnica
consiste, en la mayora de los casos, en trastocar narraciones conocidas; de ah su
carcter subversivo. Cuestionan la tradicin, la alteran o la discuten y as corroen
nuestras races culturales. Tienen un espritu como el gnero, joven, por eso son crticos
con la cultura que heredan y tambin irreverentes, subversivos, intensos y, en muchos
casos, humorsticos.
Se establece una complicidad con el lector, infrecuente en otros gneros
literarios, que adems ayuda a mejorar su economa narrativa. Es el propio lector, con
sus conocimientos enciclopdicos y contextuales, el que completa un mensaje que a
primera vista puede parecer inconcluso. En cierto modo, participa de un concepto tan en
416

SHUA, Ana Mara: Botnica del caos (2004), p. 104.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

408

Mariv Alonso Ceballos

boga en nuestros das como la interactividad porque estos textos demandan una
participacin por parte del lector.
El carcter fugaz del microrrelato hace que el escritor cuide especialmente el
lenguaje. Hay una clara conciencia de que cada palabra es significativa y ha de ser
seleccionada dentro del conjunto de las que nos ofrece nuestro idioma con un exquisito
cuidado para que cumpla su funcin estrictamente y no desentone con el tono buscado
por el escritor, la historia que desea contar y el efecto que pretende provocar en el
lector. Salvo la lrica, nos atreveramos a decir que ningn otro gnero literario
selecciona y pule tanto el material que utiliza las palabras- como el microrrelato. El
estilo, por la misma razn, constituye uno de los pilares del gnero.
En cierto modo, estos textos podran ser calificados como los estilos literarios
tpicos del mejor Barroco: el Conceptismo y el Culteranismo. El Conceptismo se basa
en la asociacin ingeniosa entre palabras e ideas y busca que el lector ejercite el ingenio.
El Culteranismo, por su parte, consiste en dificultar conscientemente el entendimiento
de la obra literaria mediante la complicacin formal. Hay microrrelatos culteranistas en
el sentido de su consciente juego con el lenguaje en los que prima el inters por la forma
como los que hemos englobado en el apartado de cuestionamiento del lenguaje:
Cortsimo metraje o La inmiscusin terrupta de Cortzar podran ser ejemplos de
microrrelatos culteranistas.
Los hay tambin conceptistas, en los que prima el ingenio y la bsqueda de la
sorpresa del lector. Seran los textos con final sorprendente como La ardilla verosmil
de Shua en el que la narradora se sorprende de que el lector pueda creer que una ardilla
entiende conversaciones acerca de la bolsa o Avances de la ciruga moderna en el que
el lector descubre que el libro que tiene entre las manos era otra cosa modificada por
medio de la ciruga.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

409

Mariv Alonso Ceballos

A pesar de que los crticos sigan gastando tinta y saliva en torno a la disyuntiva
de si el microrrelato constituye un gnero en s mismo o debe ser incluido en el piconarrativo como un relato extremadamente breve, en este trabajo nos decantamos por la
primera opcin. En definitiva, qu diferencia a un relato breve de un microrrelato?
Vemoslo.
En primer lugar, la estructura. El cuento suele constar de presentacin, nudo y
desenlace, mientras que los microrrelatos eliden alguna de estas partes de la trama y a
veces varias o incluso todas en algunos casos.
En segundo lugar, la intensidad. No est de ms recordar a uno de los maestros
del relato breve. Edgar Allan Poe, en su teora acerca del cuento, en lugar de fijarse en
la brevedad, nos hablaba de la unidad de efecto que consiste en que el escritor tenga
presente el efecto que pretende crear en su lector desde el comienzo y que, para ello,
mantenga cierta tensin entre la expansin y la concisin. Si nos fijamos en el
microrrelato, esa unidad de efecto es todava mucho ms fuerte, por eso la llamamos
intensidad en este trabajo. No cabe la concepcin de que un microrrelato no sea
percibido en su conjunto, de una sola vez, en una nica sesin por parte del lector. En
cambio, los relatos breves s podran leerse en varias veces aunque eso no sea lo que nos
aconseja este gran cuentista norteamericano.
Consecuencia de esa intensidad y quiz tambin causa- es el cuidado extremo
del lenguaje elegido. Al ser pocas las palabras que lo componen, cada una de las que
aparece en un microrrelato ha de haber sido reflexionada como si de un poema se
tratase. Nos recuerda a Benvenuto Cellini, escultor, grabador y escritor florentino, que
se convirti en uno de los orfebres ms importantes del Manierismo italiano. Debido a
su gran talento como escultor, crea monedas, joyas y adornos exquisitos. A causa del

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

410

Mariv Alonso Ceballos

alto coste de los materiales que componen las joyas, su tamao es pequeo y, por ello,
el trabajo que les dedica Cellini ha de ser impecable.
Cellini no solo se manifiesta como un escultor de gran talento, sino que trabaja
como orfebre para las mejores cortes europeas. Su Perseo de la Piazza della Signoria
en Florencia sera el equivalente a una novela y su salero de Francisco I de Francia, una
de las mejores joyas de todos los tiempos, podra considerarse similar a un microrrelato:
el trabajo de esta ltima obra ha tenido que ser extremadamente minucioso y delicado.
El Perseo se encuentra en un espacio pblico para impresionar a todos los florentinos.
El salero, en cambio, que forma parte de la coleccin de artes decorativas del
Kunsthistorisches de Viena, solo servir para el disfrute de una lite. La sal que
contena estaba destinada a paladares muy selectos. Recordemos que hasta el propio
Lagmanovich utiliza la metfora de la sal para hablarnos del microrrelato en textos
como Faltaba la sal.
En tercer lugar, la forma. Ya hemos resaltado que los microrrelatos son tan
breves que recuerdan a la poesa. Sin embargo, tienen una pretensin narrativa en el
sentido de que podemos localizar en ellos un narrador que nos cuenta una historia que
sucede en un espacio y un tiempo determinados, aunque ya hemos comentado que con
frecuencia los escritores eliden alguno de los elementos narrativos debido a la
parquedad que se autoimponen.
Todo esto demanda al lector un nivel de concentracin tambin parecido al que
se necesita para el gnero lrico. Los textos pigmeos requieren muy a menudo una
segunda lectura para comprenderlos plenamente. Son un material para paladares
selectos, no estn destinados al pblico que se deja envolver por el argumento y los
personajes de la novela.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

411

Mariv Alonso Ceballos

El microrrelato ha de conseguir una gran intensidad en muy poco tiempo y


espacio, as que busca impresionar con pocas palabras. Es un gnero profundamente
contemporneo en un mundo en el que predomina la agilidad, en el que se fragmenta la
informacin y en el que la tradicin resulta controvertida. Los microrrelatos encajan
con el nuevo modelo de gestin de la informacin y la comunicacin, determinado
sobre todo por las nuevas tecnologas.
En la actualidad el acceso a la informacin resulta mucho ms gil, que, al
tiempo, se democratiza con las herramientas informticas. Esto encaja con el formato de
los microrrelatos y con su carcter irreverente respecto a cuestiones que estn mucho
ms al alcance de la mano: a un golpe de ratn tenemos a nuestra disposicin toda la
cultura que nos precede. Nos basta con manejar un buscador y tener acceso a Internet.
El microrrelato participa de la urgencia que cada vez en mayor medida caracteriza a
nuestras sociedades.
El mundo actual es el del acceso fragmentario, gil y cada vez ms democrtico
a la informacin. El paradigma es Internet. En este sentido, el microrrelato constituye la
revisin literaria (irreverente, subversiva) del mundo actual. Esta literatura encaja con
un mundo plagado de sms, correos electrnicos, tuits y redes sociales.
El microrrelato, partiendo de un conocimiento elitista por parte del escritor, lo
democratiza: interesa al lector por los personajes clsicos y los mitos. Como hemos
visto, algo tan actual como el microrrelato en realidad toma sustancia a partir de lo ms
clsico de nuestra cultura: Grecia, la Biblia, el Barroco Se utilizan las mimbres con
las que est tejida esta cultura nuestra en un intento de comprensin del mundo actual;
cada vez ms dinmico, inabarcable e inaprensible. Se usa lo clsico para intentar
comprender la realidad: el mundo en el que vivimos, lo que somos, a lo que nos
enfrentamos da a da.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

412

Mariv Alonso Ceballos

Nada se escapa al microrrelato: por encima de los avances en la tecnologa, en la


informtica o en la electrnica, lo que sigue prevaleciendo es la raz del ser humano y
sus pasiones (amor, desamor, odio, envidia, miedo), que siempre resultan interesantes
para el lector puesto que conocerlas le sirve para reflexionar sobre l mismo.
El microrrelato es una literatura en pequeas dosis, un relato en el que el
principio y el fin se encuentran muy prximos. Resulta semejante a la tapa, un
momento de creacin culinaria en un mundo caracterizado por la velocidad. No le pide
al lector tiempo ni dedicacin, sugiere una idea, toma un instante de lectura aunque
despus las sugerencias que despierta puedan perdurar en el sujeto que lo ha ledo.
Por otro lado, todos buscamos frecuentemente informacin en Internet y
recurrimos a pginas como la Wikipedia o similares, en las que no tenemos la certeza de
que la informacin que contienen sea fidedigna. El microrrelato va en esa lnea:
cuestiona las historias y promueve las versiones, de ah que sea considerado un gnero
posmoderno. No hay un discurso ms verdadero que otros; todos son posibles: Se non
vero, ben trovato. No se busca la verdad (que no existe), sino la verosimilitud y,
frecuentemente, se rompe esa verosimilitud a las hora de apelar al lector o de poner en
prctica un metamicrorrelato.
Estos textos tan breves demandan una nueva forma de lectura que tiene
numerosas similitudes con el hipertexto: se pasa de un tema a otro, se abren diferentes
ventanas en la pantalla del ordenador y un asunto te lleva al siguiente. Cortzar ya lo
haba anticipado en Rayuela. El microrrelato posibilita el hipertexto ya que los libros de
minicuentos no exigen un orden determinado en la lectura permiten todos los posiblesy llevan al lector a veces a consultar otros libros para poder comprenderlos.
Nadie podra negar que en este tipo de literatura los escritores usan un texto
previo como herramienta para ganar en concrecin. En realidad importa poco si se vara
El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

413

Mariv Alonso Ceballos

el fondo o la forma, de lo que se trata es de establecer variaciones al igual que en


msica.
Se asemeja a la desmitificacin de los pintores barrocos que convierten a los
dioses, semidioses y hroes del mundo clsico en personajes de carne y hueso, que
adoptan actitudes cotidianas y domsticas. Podemos recordar varios ejemplos.
Velzquez, el mayor genio de la pintura barroca espaola, en La fragua de Vulcano
sita al dios del fuego en una fragua normal y corriente en la que, en lugar del fuego
salvaje de los volcanes encontramos uno domesticado por herreros que asisten perplejos
a la delacin por parte de Apolo, que le cuenta a Vulcano el adulterio de su esposa.
Caravaggio, por su parte, provoc un gran escndalo al elegir a una mujer
ahogada para representar a la Virgen en Muerte de la Virgen, de la que adems se
rumoreaba que haba sido una prostituta que se haba suicidado por estar encinta en el
ro Tber. De hecho, Michelangelo Merisi, en lugar de someter a la Virgen a un proceso
de idealizacin, retrata un cadver con todos sus detalles: los pies y el vientre hinchados
y una gran palidez. Pensemos que para representar a los personajes de la Biblia
Caravaggio elega a personajes del pueblo sin importarle su condicin: prostitutas,
actrices, mendigos y chicos de la calle fueron sus modelos.
De esta forma, en el Barroco los mitos se ven sometidos a un proceso de
humanizacin tal y como ocurre en la posmodernidad. Los autores aportan una visin
irreverente y descreda en un afn por reinterpretar a los clsicos.
El microrrelato le da la vuelta a lo anterior de tal modo que vemos a veces lo
contrario de lo que esperaramos en otro tipo de literatura ms clsica, menos
subversiva. Lo que huele a moralizante en nuestro mundo suena sospechoso, mientras
que lo irreverente acta como un imn: los personajes hacen alarde de forma constante
de mala intencin (recordemos El mapa del tesoro de Shua donde los pcaros se salen
El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

414

Mariv Alonso Ceballos

con la suya y el tonto se queja de la ruptura de los cdigos tradicionales). En la


actualidad lo ejemplar provoca risa: vivimos en una sociedad de relativismos y las
certezas resultan sospechosas: la moral, las relaciones todo puede ser cuestionado.
Apenas quedan axiomas ni en las matemticas.
Por otro lado, a la hora de tratar el tema de la metaficcin Zavala distingue dos
tipos: la que saca a la luz los mecanismos de la escritura y la que pone en evidencia los
de lectura. En el primer caso se lleva a cabo una desarticulacin del artificio: se
desmonta el tinglado de la literatura al igual que un nio desmonta un juguete y deja al
descubierto todos sus engranajes. En el segundo, de alguna manera se hace al lector
consciente de su propia desnudez.
No olvidemos que la metaficcin desdibuja las fronteras entre el escritor y el
lector y nos embauca para hacernos creer que participamos en el proceso de escritura.
Este afn ldico no se conforma con el texto, sino que tambin afecta al lector. El
binomio bsico que da sentido a la literatura (todo escritor necesita un lector y
viceversa) es aqu utilizado para que los microrrelatos ganen tanto en concrecin como
en inters.
La intertextualidad, por su parte, no consiste en una mera reelaboracin, sino que
se caracteriza por la reinterpretacin. El microrrelato constituye en s mismo una
contextualizacin de la literatura que podemos denominar clsica, una puesta al da de
lo que el saber ha ido acumulando a lo largo de los siglos. Adems, este tipo de textos,
con un estilo que no suele ser pretencioso, va haciendo mella en lo establecido, lo
conocido, lo cannico.
Cuando hablamos de tradicin en literatura no nos referimos simplemente al
pasado, sino a un pasado hecho presente. Las formas narrativas varan junto con las
sociedades y van reajustndose a sus diversos desarrollos; las narraciones acompaan a
El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

415

Mariv Alonso Ceballos

las sociedades a travs del tiempo y del espacio y cambian. Los microrrelatos, al
cuestionar diversos mitos y formas tradicionales, los actualizan. Tal y como puntualiz
Hauser417, tanto el arte como la literatura son producto de la sociedad humana, por eso
varan con ella. El microrrelato tiene intencin renovadora: revisa la tradicin, cuestiona
los estereotipos. Al usar personajes, historias y situaciones conocidas involuntariamente
las est renovando aunque cambie el sentido. En definitiva, actualiza la literatura
aunque solo sea a pinceladas. No se trata de hacer un manifiesto, ni movimientos
literarios o escuelas, sino que esculpen poco a poco la nueva literatura haciendo que esta
se modernice y se adapte a los tiempos como la gota que perfora la piedra al cabo de
siglos de caer en el mismo sitio.
Se da una relacin paradjica entre la subversin y el homenaje: para cuestionar
la tradicin tienen que conocerla tanto escritores como lectores y ese cuestionamiento la
revitaliza. Como deca Charles Caleb Colton, la imitacin es la forma ms sincera de la
adulacin. Obviamente, ningn escritor se planteara modificar un mito o una obra
literaria si no sintiese inters por ella. Adems, a veces se consigue derivar al lector al
conocimiento del mito; por lo tanto, sirve para que este se cultive acudiendo a la fuente.
Todos estos aspectos han sido estudiados de una manera u otra por diversos
crticos de Espaa e Hispanoamrica. La tarea pendiente con respecto al estudio del
microrrelato era el establecimiento de sus subgneros, de las distintas estrategias que
siguen los escritores para confeccionarlos y eso es lo que hemos intentado llevar a cabo
en este trabajo: una sistematizacin del microrrelato.
Despus de haber ledo numerosos ejemplares hemos confeccionado una
antologa de textos que van insertndose en las diferentes categoras propuestas.
Aportamos 358 microrrelatos en esta antologa, que se dividen en tres grandes epgrafes
417

HAUSER, Arnold: Historia social de la literatura y el arte.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

416

Mariv Alonso Ceballos

segn el tema del que traten, la estrategia discursiva usada por su autor o el hecho de
que sean o no metaliterarios. Podramos decir que tenemos casi un microrrelato para
cada da del ao.
Los textos ms numerosos son los inspirados en la Biblia, en segundo lugar los
que se nutren de la mitologa grecorromana y, en tercer puesto, los que beben de las
fuentes de los cuentos de hadas.
En la clasificacin temtica, hemos constatado que los mitos ms antiguos son
los ms productivos a la hora de crear nuevas versiones. Tanto la mitologa
grecorromana como los mitos bblicos se encuentran en los hipertextos de la mayora de
los autores y podramos decir que los de mayor xito son los ms conocidos como los
de Ulises, las sirenas, Can y Abel o Adn y Eva; probablemente debido al hecho de que
son los mitos ms presentes en nuestras sociedades. Tengamos en cuenta que el
segmento de pblico se abre o crece a medida que el mito sobre el que se construye es
ms popular.
Los mitos griegos poseen un carcter profundamente humano: sus dioses son
antropomorfos y tienen comportamientos con los que los hombres podemos empatizar
sin dificultad y que se encuentran motivados por sentimientos tan humanos como los
celos, la envidia, la lujuria La comprensin de las pasiones est a la altura de
cualquier lector. Por debajo del mito sobre el que se construye se encuentra la raz del
ser humano: detrs del mito est el hombre como materia prima.
Los mitos bblicos, por su parte, son la base de nuestra cultura occidental y en
mayor o menor medida resultan conocidos. Aunque la Iglesia catlica ya no tenga el
papel preponderante en nuestras sociedades que ha ostentado a lo largo de la historia,
para comprender el arte en Occidente hay que conocer indefectiblemente la Biblia. No
se puede escapar al ojo del escritor de este tipo de textos ya que cumplen todos los
El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

417

Mariv Alonso Ceballos

requisitos: son asuntos conocidos, comprensibles e interesantes y, sobre todo,


actualizables.
La literatura como tal es una preocupacin constante para los escritores
argentinos y los personajes literarios de los que ms ejemplos hemos encontrado son el
dinosaurio de Monterroso y el Quijote, adems de otros de Shakespeare o de cuentos de
hadas. En el primer caso se trata de ahondar en uno de los pilares del gnero, de seguir
su estela. En cuanto al Quijote, nos encontramos con una de las races de la literatura en
castellano, quiz el personaje por excelencia, del que presentamos 22 versiones. Por
otro lado, y muy en la lnea cosmopolita seguida por estos escritores, el equivalente de
Cervantes en la cultura anglosajona es Shakespeare. Adems, los cuentos de hadas
constituyen una fantasa vlida para cualquier momento y cultura perfectamente apta
para ser versionada.
No olvidemos que uno de los referentes argentinos sigue siendo la literatura
espaola debido a la lengua que compartimos. Los personajes literarios ms importantes
de esta (el Quijote, la Celestina, Don Juan) forman parte ya de una tradicin
panhispnica. Sin embargo, no deja de llamarnos la atencin la ausencia de versiones en
el amplio corpus de textos argentinos estudiados de otro de los clsicos de los Siglos de
oro: El Lazarillo de Tormes. No entendemos porqu ese pcaro que sobrevive a pesar de
sus amos no ha inspirado a los autores de microrrelatos tanto como los que acabamos de
citar.
Tanto Don Juan como La Celestina son recreados por los autores que hemos
denominado clsicos del microrrelato argentino: Marco Denevi y Enrique Anderson
Imbert. En cambio, El Quijote inspira a los autores ms veteranos como Borges hasta
los que continan vivos en el siglo XXI: Shua, Romagnoli, Gudio, Mopty de

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

418

Mariv Alonso Ceballos

Kiorcheff Quiz si Denevi o Anderson Imbert hubiesen retomado el personaje del


pcaro tendramos alguna versin de El Lazarillo en forma de microrrelato.
Adems, existe otro rasgo que encaja con el carcter moderno del microrrelato y
que est determinado por el mundo global en el que vivimos: su cosmopolitismo. Por
ello, hay autores de lenguas extranjeras como Shakespeare o Flaubert que forman parte
del imaginario literario de escritores y lectores elitistas como los de microrrelatos. Los
autores de este gnero son gente culta que hace alarde de sus conocimientos, no
podemos calificarlos de localistas, sino que sienten un afn de universalidad. Estos
textos que hemos analizado se entienden en cualquier lugar de nuestro mbito cultural,
no se limitan a localismos argentinos. Es ms, en la mayora de los casos, intentan evitar
los giros del lenguaje tpicos de Argentina para moverse en el nivel culto, el que ms
homogeneiza a los hablantes de castellano de las diferentes partes del mundo.
Los textos que abordan el tema de la literatura universal triplican los que se
limitan a la literatura hispnica. Es lgico, ya que la literatura universal ofrece ms
posibilidades debido a que es ms amplia que la escrita en castellano: aborda una mayor
cantidad de idiomas, mitologas, escritores y personajes.
En cuanto a sus estrategias discursivas, como ya hemos sealado, en el
microrrelato se da esa aparente paradoja de que mediante la parodia de la tradicin (que
supone cierta burla) esta contina presente en la literatura ms nueva y, hasta cierto
punto, la revitaliza.
La estrategia discursiva por excelencia es la parodia. Hemos distinguido
diferentes maneras de llevarla a cabo en el hipertexto: la inversin (contar lo contrario
de lo que se dice en el hipotexto), la subversin (la historia no cambia, pero se da una
versin nueva y diferente de alguna de sus partes haciendo que el lector la cuestione), la
sobremotivacin (se adorna el hipotexto con nuevos motivos), la revolucin (es decir, el
El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

hipertexto cambia tanto que se modifica hasta el final de la trama), la


transcontextualizacin (el cambio de contexto de una historia a otra, que suele consistir
en un traslado de los hechos a la poca contempornea), la que utiliza el ttulo de otra
obra literaria y la de contaminacin (mezcla de varios hipotextos).
La ms utilizada es la de transcontextualizacin. Encontramos numerosos
microrrelatos basados en el traslado a contextos y situaciones actuales de textos
tradicionales como los mitos, por ejemplo. Autores como Lagmanovich imaginan a las
sirenas en las ciudades actuales y otros como Mara Elena Lorenzn presentan a la
Virgen Mara consultando un diccionario on-line. La cotidianeidad, as como los
espacios similares a los que conoce el lector contemporneo consiguen que los
personajes sufran una desmitificacin que los hace ms humanos.
Los otros dos tipos de parodias ms repetidas son la sobremotivacin y la de
contaminacin, ya que permiten un ejercicio de imaginacin al escritor y consiguen
frecuentemente efectos humorsticos con facilidad. Recordemos el clebre Tarzn de
Shua en el que el personaje con la calavera en la mano recita sin saberlo el monlogo de
Hamlet.
Hemos localizado estas estrategias en escritores argentinos de diferentes pocas
y momentos. Podramos afirmar que se han convertido en un repertorio de opciones
pardicas para reescribir la tradicin del que muchos son conscientes. Saben que
pertenecen a un grupo de autores de microrrelato y sus pretensiones subversivas estn
claras, sobre todo en escritores como Shua, que juega con el humor y nos hace
conscientes constantemente de nuestro papel de lectores.
De igual forma, consideramos englobables en las estrategias discursivas los
hipertextos que continan hipotextos (denominados en este trabajo apcrifos) y los que,
con escasa narratividad, reflexionan sobre la esttica o citan textos literarios. Son
El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

menos narrativos, pero nos demuestran que el microrrelato est ligado a la historia del
arte y la literatura. Adems, sin duda, despiertan ecos de otras obras en el lector.
La metaliteratura no nos remite a obras literarias anteriores (eso sera
intertextualidad), sino que trata de la literatura en s: del escritor, del lector y de las
convenciones que ambos dan por hechas para que se establezca una relacin entre ellas.
Dentro del tercer epgrafe (microrrelatos metaliterarios) hemos distinguido diferentes
subcategoras. La primera es la del escritor como personaje, en la que aportamos ms de
60 textos. Los literatos son elegidos de forma frecuente como protagonistas de los
textos, tanto los que existieron realmente (sobre todo Borges y Kafka, autores a su vez
de microrrelatos) como otros inventados. En muchos de ellos se acude a un arquetipo
para no inventar una identidad al personaje y se habla en este orden segn el nmero
de textos- de escritores, poetas, cuentistas, autores o literatos.
La segunda est compuesta por los textos en los que se apela al lector, de los que
hemos encontrado ejemplos que comienzan con Macedonio Fernndez, continan con
Fabin Vique y pasan por la siempre excelente Ana Mara Shua. La apelaciones al
lector suponen una llamada de atencin a este para que salga del estado hipntico que
supone el pacto entre narrador y lector y que tome conciencia de su condicin y de los
juegos a los que el escritor le somete. Vemos que estas estrategias las han utilizado
desde los precursores del microrrelato hasta los autores ms modernos y sirven para
hacer explcita la necesidad esencial de los textos breves de encontrar la complicidad
del lector, de que este complete los significados, comprenda las alusiones y entienda las
metforas utilizadas. En suma, tiene lugar un dilogo entre autor y lector.
El microrrelato, gnero moderno por excelencia, cuestiona la misma base en la
que se asienta la literatura: los roles del escritor y del lector. Como decamos, el autor
busca la complicidad del lector ponindose a su lado como si fuera un lector ms frente

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

421

Mariv Alonso Ceballos

al escritor tradicional, con lo cual la subversin es ms corrosiva. Sera algo parecido a


un salto por parte del escritor que le sirviera para superar la lnea imaginaria de la
ficcin y pudiera acercarse al lector y colaborar con l. Esto dotara de ms sustancia e
inters lo que escribe.
Tambin consideramos metaliterarios los microrrelatos que hablan sobre su
propio subgnero textual y los llamamos architextuales. En ellos hay una preocupacin
innnegable por la literatura y por los gneros de esta. En los ejemplos aportados los
autores hablan sobre diversos subgneros: novela, cuento, poesa, microrrelato, guion
cinematogrfico o historia y frecuentemente encontramos estas palabras en los ttulos
(El prximo cuento, Novela al revs, Cuento de Navidad), creando as una
expectativa en el lector acerca de lo que va a encontrarse que luego puede que se
cumpla o no.
Para terminar, hemos considerado metamicrorrelatos dos tipos de textos: los que
usan la mise en abyme (puesta en abismo), o sea, los microrrelatos que nos remiten a s
mismos; y los que se valen de la metalepsis o transgresin de los niveles diegticos.
Para explicar estos dos tipos de metamicrorrelatos podramos recurrir a una
metfora propia de otra disciplina artstica: la fotografa. Imaginemos que hacemos una
foto a otra persona que, a su vez, tambin est tomando una fotografa; tendramos en
este caso la mise en abyme y al que retratamos es al autor. En cambio, si fotografiamos
al que est siendo retratado tendramos un caso de metalepsis y en nuestra foto
aparecera el lector.
Curiosamente, encontramos ms ejemplos de metamicrorrelatos en los escritores
ms recientes aunque uno de los clsicos del gnero sea Cortzar con Continuidad de
los parques o tengamos textos de Borges, Anderson Imbert o Lagmanovich de este

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

422

Mariv Alonso Ceballos

tipo. El resto de escritores que lo practican estn vivos como Juan Romagnoli, Ral
Brasca, Eduardo Berti y, sobre todo, Ana Mara Shua.
Hallamos textos como El cuento es este (con ttulo architextual) de Anderson
Imbert en el que el lector tiene el privilegio de acceder a la mente del autor segn va
fraguando el microrrelato y, para terminar de comprenderlo, tiene que regresar al ttulo,
que contiene la pista principal: el cuento del que se habla es el mismo que est leyendo.
Ana Mara Shua es la autora que cultiva el metamicrorrelato con mayor
genialidad. En algunos casos los utiliza como texto introductorio para sus libros de
microrrelatos (El reclutamiento, Temporada de fantasmas) y, muy frecuentemente,
se vale de la metfora del naufragio para hablarnos de sus miedos y frustraciones como
escritora (Zafarrancho de naufragio, En la mitad del mar, Robinson
desafortunado).
Como hemos visto, en la tradicin argentina abundan los microcuentos
intertextuales. Aportamos casi dos centenas en nuestra antologa sin contar todos los
ejemplos que hemos ido emplazando a lo largo de la exposicin terica de la tesis.
Adems de esto, hemos demostrado que la metaliteratura tiene mucho peso en el
microrrelato de este pas. La preocupacin constante por la escritura hace que muchos
de los personajes que aparecen sean escritores y que los gneros literarios estn en
cuestin, as como las fronteras entre el escritor y el lector, la escritura y la realidad.
Antes de terminar, nos gustara confesar que la lectura de microrrelatos a la que
nos obligaba la realizacin de este estudio ha resultado estimulante y un placer
innegable. Leer textos que, en su mayora pueden abarcarse de un solo vistazo debido a
su brevedad y en los que, paradjicamente, resuenan ecos de la Historia de la Literatura,
es un reto y un acicate para cualquiera interesado en esta ltima.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

423

Mariv Alonso Ceballos

Leer las obras mnimas nos ha permitido escribir este texto que ahora concluye y
que probablemente se sita en las antpodas del asunto tratado por extensin, estilo e
intencin: largo, acadmico y categorizador; este estudio parte de textos poco conocidos
que han sido recopilados por una sola autora que ni siquiera es argentina.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

424

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El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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Mariv Alonso Ceballos

THE

ARGENTINEAN

MICROSTORY:

INTERTEXTUALITY

AND

METALITERATURE
INTRODUCTION
1

The origin of the idea


"I have not been brief because I had no time."
Heine
The present study is based on a cluster of readings and coincidences which lead

us to a subject that can tempt us enough as to spend years of work and research which
involves writing a PhD thesis.
The microstory has been present in our lives for many years but it was named so
only a few years ago, especially if we consider canonical texts as Cortazars "Continuity
of Parks" or Borges "Borges and I". Then, during the Spanish-American Microstory
course (there is still no specific microstory, but let's give it some time)we read a
selection of Ana Mara Shuas microstories and the idea was already there. The three
writers (two worldwide known and the third of some renown in Argentina) were from
the same country.
The next step was reading some anthologies. It was easy to realize that the
Argentine microstory went much further. Studying these three authors was not enough.
Some names like Marco Denevi, Enrique Anderson Imbert, Ana Maria Mopty de
Kiorcheff or Eduardo Gudino Kieffer began to appear frequently.
It didnt take us long to realize that nobody has done a systematic study of the
Argentine microstory and that's what we tried to accomplish in this work that has
required some years of research.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

447

Mariv Alonso Ceballos

Methodology
How to conduct an Argentinean literature search from Spain? We have found all

kinds of difficulties at the beginning of this study. First, because of our geographical
location. To find certain Argentine books from here has not been easy. Whats more:
some of these books are almost impossible to achieve because the publishers have not
reprinted them.
Secondly, and with the exception of the few works dedicated exclusively to the
microstory as Shuas and few more, to locate these texts we have had to search in
storybooks, poetry and prose. For example, in the case of Borges great books
containing microstories (The Maker, The figure, The conspirators), they have been
published in his Collected Poems.
In any case, the Internet has been a great help especially to locate data and
author interviews but sometimes the amount of information in the network can be
overwhelming, especially if we realize the fact that this genre is constantly boiling and
constantly finding new books and texts as demonstrated in the following section:
"Dissemination of microstories".
Once we located a corpus of both, authors and texts, we began to write the first
two parts of this work: the theory of the microstory and the "minihistory" of its kind in
Argentina, which helped us realize the importance of knowing the history of literature
and literary conventions to understand these texts. We try to study what topics are the
favorites of our authors and how they modify the original texts to offer their own
version. A third possibility is added: the metaliterature, the microstories which discuss
literature itself and, often, make the subject aware of its status as a reader.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

448

Mariv Alonso Ceballos

With these assumptions we perform a classification, a taxonomy, that would


answer with examples in an anthology of texts appended to the following questions:
- What literary subjets choose the Argentinean authors?
- By what strategies do they get new versions of stories we already know?
- By what means do they get metaliterary texts?
The research is based on the possible answers to these questions by studying
different types of microstories.
Before discussing this in more detail, let's look at the channels the microstories
have spread through in recent times and why they are a genre in vogue.
3

Structure of the thesis


We have decided to provide a brief description of the parts of the study so that

the reader can understand it better. In our study we aim to accommodate the different
positions held by critics who have studied this controversial genre and also provide our
own view on the matter.
In the first part, "Theory on the microstory" we begin by explaining the name we
have chosen, "microstory", and then their characteristics, history and typology.
Afterwards, we stop to consider the concept of postmodernism that often arises
when discussing microstory and study the new role of the reader who is facing these
texts.
Furthermore, in the second part, we offer a "minihistory" of the Argentinean
microstory. "Minihistory" because without overextending accommodates precursors,
established and new authors in an unprecedented attempt since the investigations so far
have focused on specific periods, but has not been fully analyzed the evolution of this

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

449

Mariv Alonso Ceballos

genre in Argentina. As might be expected, we stopped over at the writers who have
cultivated this genre often and passed more quickly for those who have simply flirted
with it.
We decided to cite all the texts we talk about to prevent the reader a subsequent
literature search. The essence of this genre is the brevity, so we can analyze them in
depth with the text in front. A whole novel could not be cited in an academic paper,
whereas pygmy texts allow us for a closure that helps the reader to understand them in
their entirety and in a short lapse of time. Having read a huge amount of critical studies
for this work, we consider that it is frustrating for the reader to read analysis and
commentary on literary texts (often hard to find) without having access to such texts
and, for that reason, we have decided to include all the texts to which we refer within
the critical analysis or grouped in an anthology.
We conclude this study with a taxonomy of Argentinean microstory (part 3:
intertextuality and metaliterature) in which we emphasize the metamicrostories, ie the
micro-stories that speak of self-referential literary process breaking the fictional pact
between author and reader.
Most of the texts to which we refer in the analysis are attached in the same order
in which we have analyzed them.
The classification may be carried out differently. And therein lies the wealth of
intellectual study: each of us has a particular way of seeing reality that is reflected in the
way we choose to perceive and, in this case, crate categories from it.
We have decided to study literary intertextuality, classifying the microstories in
the thematic and discursive strategies. Intertextuality always implies two texts: hypotext
and hypertext. The hypotext is the original text, the story base, which Genette would

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

450

Mariv Alonso Ceballos

call "text A" on Palimpsestos, as explained below. Hypertext would result in the
transformation of the original, the new version.
However, sometimes we cannot trace a specific source at the origin of the
microstory, but there are certain subjects or topics that are part of our culture and have
been repeated in various artistic fields such as literature, cinema, pictorial, etc., so that
very often we find versions of versions, which make it extremely difficult to find the
hypotext if this existed.
OBJECTIVES
The theoretical study that goes in the first and second parts of this work serves as
a basis for carrying out the third: the taxonomy. We intend to lay a theoretical
foundation about the name of the microstory and its genre, or the kind of reader that it
needs.
The use of the word microstory implies that we are talking about narrative with
characters who develop an action in a certain space and time, so that we can believe the
stories. However, due to its brevity, often one or more of these elements may be elided
in the microstories. In any case, they are always fictional texts. Irene Andres-Surez
agrees with this aspect: "When we talk about microstory we mean a condition narrative
prose fiction-which refers to the condition of the universe represented imaginarysupported in the narrative"418.
We favor the most widespread name in the Hispanic: the microstory, like David
Lagmanovich, Irene Andres-Surez, Fernando Valls and Dolores M. Koch.
Also we must keep in mind the idea of autonomy: we consider that the
microstory is born independent minded. Otherwise, we would fall into relativism: many
418

ANDRES-SUREZ, Irene: El microrrelato espaol. Una esttica de la elipsis, p. 9 (The Spanish


microstory. An aesthetic of ellipsis).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

451

Mariv Alonso Ceballos

texts could be considered microstories when we isolate them, as Borges, Bioy Casares
and Silvina Ocampo did in the Anthology of Fantastic Literature with a fragment of
Zorrillas Don Juan Tenorio, for example. We will put this limit in our analysis.
One of the main concerns of critics is whether the microstory is a genre of
narrative or ought to be studied independently. Lagmanovich concludes that its
differenciation from other genders is in clear consolidation because there are books that
contain only microstories and there could be a classification of these texts beyond their
subject. To all this we must add that the microstory could be considered as a hybrid
because it uses mechanisms of other genres and has an unquestionable modernity.
In short, the critics do not agree on this issue. In the microstory all is Protean
(from Proteus, the early sea-god In Greek mythology, known as the god of "elusive sea
change," which suggests the constantly changing nature of the sea or the liquid quality
of water in general): from the name or the gender until its structure.
With respect to their characteristics, there is a greater consensus among critics
that the name or gender of the microstory. Brevity is the most mentioned and they also
highlight the humor and intertextuality.
The use of the irony prevents literal reading of the microstory and encourages
the reader to suspicion, to try to uncover meanings beyond the obvious.
When perceiving the irony, the figure of the reader become relevant again and
confronts us with the dichotomy between interpretation (Eco's terminology) in the sense
of decoding by the reader what the author intended to say (intentio auctoris) and the
intentio lectoris: it leaves behind the author and the text to the reader's view prevails.

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

452

Mariv Alonso Ceballos

Instead of just the usual brevity, we prefer to emphasize the idea of intensity. It
does not make sense to set an extension immovable for such texts its extension is
subordinated to narrative needs and also conditioned by the print format.
As we have previously highlighted, we consider only as microstories the texts
that comply with the principles of narrative. They must have one or more characters that
perform some actions in a certain place and space. Anyway, we cannot forget that
because of the undisputed feature of such texts is brevity, in many cases some of these
elements may be elided.
As Irene Andres-Surez and Antonio Rivas point out in the foreword to the book
The Age of brevity. The Hispanic microstory: "There is no microstory without a story,
without a plot, no action, based on a conflict and a change of status and time, although
minimal"419.
The narrative is characterized by different features. One is that, implicitly or
explicitly, the reader is asked not to be interested in the truth of the events narrated, the
criterion for judging it is the plausibility. Of course, we also need some characters
conducting a spatiotemporally localized action whose sequence comes to an end: the
initial state is modified.
In this way, we eliminate the corpus of all kinds of aphoristic texts, essays,
poems, etc. to focus on the fictional. This same idea is confirmed by one of the foremost
experts on microstory, David Lagmanovich: "When a micro text is fictional, and when
the resulting minifiction is essentially narrative, we are in the presence of a
microstory420."

419

ANDRES-SUREZ, Irene y RIVAS, Antonio: La era de la brevedad. El microrrelato hispnico, p.


19 (The Age of brevity. The Hispanic microstory).
420
LAGMANOVICH, David: La otra mirada. Antologa del microrrelato hispnico, p. 31 (The other
look. Hispanic microstory anthology).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

453

Mariv Alonso Ceballos

Lagmanovich himself thinks the microstory is another manifestation of


postmodernism, as are tone music (Schoenberg, Berg, Webern) or Bauhaus architecture.
In short, many critics consider microstories characteristic of the century, as they are
very close to the fragmentation involving hypertext, which mark a new way to search in
the Internet: a short text takes us to another in a practically infinite exercise.
These texts demand a new kind of readers who might be called active reader.
Umberto Eco masterfully examines this new concept in his book Lector in fabula. He
asserts that the texts are incomplete, since they always require an update of the reader:
"A text (more than any other kind of message) requires certain cooperative movements,
active and conscious part of the reader"421. In fact, Eco describes the text as a lazy
mechanism. It assumes that there will be redundant parts, that is going to give us
everything done, especially if the function of language that predominates in it is the
poetic.

CONCLUSIONS
BE NOBODY AS ULYSSES
Like Ulysses, all men try to be Nobody before Cyclops at the end: Nobody
writes these lines, Nobody reads them, Nobody will die.
Ana Mara Shua
This magnificent text by Ana Maria Shua condenses what we have attempted in
this paper. On the one hand, it shows that the microstory is indebted to the tradition:
without knowing the Odyssey we can not get all the juice to this short specimen.
Nobody could deny its intertextuality and on the other hand, it makes readers be aware

421

ECO, Umberto: Lector in fabula, p. 74 (Reader in fabula).

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

454

Mariv Alonso Ceballos

of the dialogue between the narrator and the reader. The act of communication involves
a sender typing a text ("Nobody writes these lines"), a reader's read ("Nobody reads")
and the two of them will die anyway ("Nobody will die").
We have seen in this paper that microstories parasitize previous stories:
characters we know, known arguments, plots the history of literature... Its technique is,
in most cases, to disrupt known stories, hence its subversive character. Questioned
tradition, alter or corrode discussed so our cultural roots. They have a spirit as gender,
young, so they are critical of the culture they have inherited, irreverent, subversive,
intense and, in many cases, humorous.
It establishes a complicity with the reader, uncommon in other literary genres,
which also helps to improve the narrative economy. It is the reader himself, with his
encyclopaedic and contextual knowledge, who completes a message that at first glance
may seem unfinished. These texts require participation of the reader.
The nature of the microstory forces the writer to have a special care of the
language. The authors know that every word is significant and it must be selected
knowing the story they want to narrate. Except the poetry, we dare to say that no other
literary genre selects and polishes both the material used (the words) like microstory
does. Style, for the same reason, is one of the pillars of the genre.
In a way, these texts could be classified as typical literary styles of the best
Baroque. There are culteranists microstories (they have conscious formal complication)
and there are also conceptists, which look for the surprise of the reader.
Although critics keep spending ink and saliva around the dilemma of whether
the microstory is a genre in itself, or should be included in the epic narrative as a story

El microrrelato argentino: intertextualidad y metaliteratura

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extremely short, in this work we have chosen the first option . Finally, what
distinguishes a microstory from a short story? Let's see.
First, the structure. The short story usually consists of introduction, middle and
end, while microrrelatos elide some of these parts of the plot and sometimes several or
even all in some cases.
Secondly, the intensity. It is worth remembering one of the masters of the short
story. Edgar Allan Poe, in his theory about the story, instead of focusing on brevity,
spoke about the effect of unit from the beginning: the writer has in mind the effect that
aims to create in the reader and that keeps some tension between expansion and
conciseness in the text. If you look at the microstory, that unity of effect is even
stronger, so we call it "intensity" in this work. The microstory is always perceived as a
whole, at one time, in a single session by the reader. In contrast, other short stories
could be read in several times althought that is not what this great American storyteller
recommends.
Consequence of that intensity-and perhaps cause- language is extremely cared
for. Each of the few words that compose a microstory must have been thought out as if
it were a poem. It reminds us of Benvenuto Cellini, sculptor, printmaker and writer in
Florence, who became one of the most important goldsmiths in the Italian Mannerism.
Due to his great talent as a sculptor, he created coins, jewels and exquisite
embellishments. Because of the high cost of the materials composing the jewels, its size
is small and, therefore, the work devotes Cellini must be impeccable.
Cellini manifests himself not only as a sculptor of great talent, but works as a
goldsmith for the best European courts. His Perseus of "Piazza della Signoria" in
Florence would be the equivalent of a novel and his salt shaker of Francis I of France,
one of the best jewelry of all time, could be considered similar to a microstory: the work
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of the latter has had to be extremely careful and delicate. The Perseus is in a public
space to impress all the Florentines. The salt, however, part of the decorative arts
collection of the Kunsthistorisches of Vienna, will only serve for the benefit of an elite.
Even writers like Lagmanovich uses the metaphor of salt to speak of the microstory in
texts such as "Salt was missing."
Third, form. We have already highlighted that microstories are so brief that they
resemble poetry. However, they are narrative in the sense that we can find in them a
narrator who tells a story that happens in a certain space and time, although we have
said that writers often elided some of the narrative elements because that self-imposed
frugality.
All this demands on the reader a level of concentration similar to what is needed
for the lyric. These texts often require a second reading to fully understand them. It is a
material for gourmands, not to the public who is left involved in the plot and characters
of the novel.
The microstory has to get a great strength in no time and space, looking to
impress with few words. This gender is a deeply contemporary in a world where the
emphasis is on agility, in which the information is fragmented and in which tradition is
controversial. The short stories fit the new model of information management and
communication, determined primarily by new technologies.
At present access to information is much more agile. This fits the format of
microstories and its irreverent character: all the culture that precedes us is at a mouse
stroke at our disposal. We just need a searcher and Internet access.
The access to information nowadays is fragmentary, agile and increasingly
democratic. The paradigm is the Internet. In this sense, the microstory is the literary

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review (irreverent, subversive) in the world today. This literature engages with a world
full of text messages, e-mails, tweets and social networks.
The microstory, based on an elitist knowledge by the writer, may involve a
democratization: the reader can approach to classic characters and myths. Something as
modern as the microstory actually takes substance from the most classic of our culture:
Greece, the Bible, the Baroque ... in an attempt our understanding of Current world;
increasingly dynamic and incomprehensible. It uses the classics to try to understand the
reality: the world in which we live, who we are, what we face every day.
Nothing escapes the microstory: Above the advances in technology, computer
science or electronics, which still prevails is the root of human beings and their passions
(love, hate, hatred, envy, fear), which always are interesting for the reader.
The microstory is a literature in small doses, a story in which the beginning and
the end are very close. It is similar to the "tapa", a moment of culinary creation in a
world characterized by speed. It asks the reader time and dedication, it suggests an idea,
it takes a moment to read the suggestions but then it awakens to endure in the people
who has read it.
On the other hand, we all seek information on the Internet and we often turn to
sites like Wikipedia or the like, in which we are not sure that the information they
contain is accurate. The microstory is in this line: it promotes questioning versions and
it is therefore considered a postmodern genre. Theres no one truth, all are possible: "Se
non vero, ben trovato".
These such short texts demand a new way of reading that has many similarities
with hypertext: it moves from one topic to another, different windows open on the
computer screen and takes you to the next issue. Cortzar had anticipated it in

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Hopscotch. The microstory books do not require a particular order in the reading -all are
possible- and sometimes take the reader to consult other books to fully understand what
he has read.
No one can deny that in this type of literature writers use a previous text as a tool
to win in concreteness. Actually it matters little whether varying the background or
shape, of what it is to establish variations as in music.
It resembles the demystification of Baroque painters: Ribera painted Heraclitus
as a beggar or Caravaggio chose a drowned woman to represent the Virgin, so that
myths are subjected to a process of humanization as it occurs in the postmodernism.
The microstory goes around to the above so that we sometimes see the opposite
of what we would expect in other classic literature less subversive. What it smells in our
world moralizing it sounds suspicious, while the irreverent acts like a magnet: the
characters constantly boast of misconduct (remember Shuas microstory "Treasure
map" where the bad guys get their way and the fool complains about the breaking of the
traditional codes). At present the exemplary causes laughter: we live in a society of
relativism and certainties are suspect: morality, relationships ... everything can be
questioned.
On the other hand, when addressing the issue of metafiction Zavala distinguishes
two types: one that exposes the mechanisms of writing and another that brings out the
mechanisms of reading. In the first case we have a disarticulation of the artifice:
disassembling the literature racket like a toy a child removed, exposing all their gear. In
the second, somehow the reader is made aware of his own nakedness.
Metafiction blurs the boundaries between writer and reader and it make us
believe that we participate in the writing process. The basic binomial that gives meaning

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to literature (every writer needs a reader and vice versa) is here used for the
microstories interest.
Meanwhile, intertextuality is not a mere reproduction, but it is characterized by
reinterpretation. The microstory is itself a contextualization of the literature that may be
called classic, an update of what knowledge has been accumulated over the centuries. In
addition, this type of text, in a style that is usually not pretentious, is taking its toll on
the established, the known, the canonical.
When we speak of tradition in literature we do not refer just to the past but to a
past made present. The narrative forms vary with societies and are readjusting to their
various developments; the narrations accompany societies through time and space and
change. As Hauser pointed, both art and literature are the product of human society, so
they change with it. The microstory intends renewing: reviews the tradition, questions
the stereotypes. By using characters, stories and known situations they are renewing
their meaning. It is not about making a manifesto, or literary movements or schools, but
the microstories gradually sculpt new literature causing it to modernize and adapt to the
times as the straw that pierces the stone after centuries of falling into the same site.
We find a paradoxical relationship between subversion and homage: to question
tradition both writers and readers must know such tradition and their questioning
revitalizes it. As Charles Caleb Colton said, "Imitation is the sincerest form of flattery".
Obviously, any writer would consider modifying a myth or a literary work if he doesnt
feel interest for it.
All these aspects have been studied in one way or another by various critics in
Spain and Latin America. The task at hand which regards to the study of the microstory
was the establishment of its subgenres, the different strategies followed by writers to

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manufacture them and that's what we tried to accomplish in this work: a systematization
of the microstory.
After reading numerous specimens we prepared an anthology of texts that are
inserted into the various categories proposed. We provide 358 microstories in this
anthology, we divided them into three sections according to the theme, the discursive
strategy used by the author or the use of metaliterature. We could say that we have
almost a microstory for every day of the year.
The most numerous are the texts inspired by the Bible, secondly the ones that
were used by the Greco-Roman mythology and in third place, those who drink from the
fountain of fairy tales.
In the subject classification, we found that the oldest myths are more productive
for creating new versions. Both Greek and Roman mythology, as biblical myths, are
found in most hypertext authors and we could say that the most successful are the best
known, as Ulysses, the Sirens, Cain and Abel or Adam and Eve, probably due to the
fact that myths are still present in our societies. We should keep in mind that the public
segment opens or grows as the myth, on which it is built, is more popular.
Greek myths have a deeply human character: their gods are anthropomorphic
and have behaviors which men can empathize without difficulty. They are motivated by
human sentiments as jealousy, envy, lust ... Understanding the passions is up to any
reader. Below the myth on which is built the root of the human being behind the myth is
the man as feedstock.
Bible myths, meanwhile, are the basis of our Western culture. Although the
Catholic Church has no longer the dominant role in our society which has held
throughout history, to understand art in the West inevitably we have to know the Bible.

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Such texts meet all the requirements: they are known issues, understandable, interesting
and, above all, updatable.
Literature as such is a constant concern for Argentine writers. We have found
examples of texts based on literary characters, like Monterrosos dinosaur and Don
Quixote, and other of Shakespeare or fairy tales. As Don Quixote, its one of the roots
of literature in Castilian, perhaps the quintessential character, and we have found 22
versions. On the other hand, the equivalent of Cervantes in Anglo-Saxon culture is
Shakespeare and we have some texts about Hamlet, Romeo and Juliet, etc. Furthermore,
fairy tales are perfectly suitable for being versioned.
The most important literary figures of the Spanish literature ("Don Quixote", "La
Celestina", Don Juan) are already part of a panhispanic tradition. However, we have
noticed, on the large body of Argentinean texts studied, the absence of versions of
another classic of the golden Ages: Lazarillo de Tormes. We do not understand why that
rogue, who survives in spite of his masters, has not inspired the authors of microstories
as well as those just mentioned.
Both Don Juan and La Celestina are recreated by authors who we have put on
the "Argentine classic microstory" Marco Denevi and Enrique Anderson Imbert.
Instead, Don Quixote inspires veteran authors, like Borges, to those who are still alive
in the XXI century: Shua, Romagnoli, Gudino, Mopty of Kiorcheff ... Maybe if Denevi
or Anderson Imbert had retaken the rogue character, we would have some version of the
Lazarillo as a microstory.
There is another feature that fits with the modern character of the microstory and
is determined by the global world in which we live: its cosmopolitanism. Foreign
language authors like Shakespeare or Flaubert are part of the literary imagination of
writers and readers as elitist as those who write and read microstories. The authors of
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this genre are educated people who feel a desire for universality. These texts are
understood anywhere. Moreover, in most cases, these authors try to avoid the typical
language turns of Argentina to move in the cult level, the most homogenized Castilian
speakers from different parts of the world.
The texts with the issue of universal literature triple those that are limited to
Hispanic literature. It is logical since the universal literature offers more possibilities
because it is broader than the one written in Castilian: it contains a greater number of
languages, mythologies, writers and characters.
As for its discursive strategies, as already noted, in the microstory we can see the
apparent paradox that by parodying tradition, is still present in the newest literature and,
to some extent, revitalized.
The discursive strategy more used is parody. We distinguish different ways of
carrying it out in hypertext: opposition (having the opposite of what is said in the
hypotext), subversion (the story does not change, but there is a new and different
version of some of its parts), the overmotivation (to decorate the hypotext with new
motives), revolution (hypertext amending changes including the end of the plot), the
transcontextualization (changing the context of a story to another, which usually
consists of a transfer of the facts to the contemporary period), which uses the title of
another literary work and crossbreed (mixture of several hypotexts).
The most used is the transcontextualization. We found numerous microstories in
which the contexts and situations are transferred to the current world. Authors like
Lagmanovich imagine sirens in our cities and Mara Elena Lorenzn presented the
Virgin Mary consulting a dictionary on-line. This time and spaces similar to the ones in
which the contemporary reader lives, derive in a demystification of the characters: they
seem more human.
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The other two types of parody more used are overmotivation and crossbreed, for
they have easy humorous effects. Remember the famous Shuas "Tarzan" in which the
character with the skull in his hand unknowingly recited Hamlet's soliloquy.
We have located these strategies in Argentine writers of different times and
moments. They know they belong to a group of authors of microstory and subversive
claims are clear, especially writers like Shua, who plays with humor and makes us
constantly aware of our role as readers.
Similarly, we have a group of hypertexts that continue hypotexts (called in this
paper apocryphal) and those that reflect on the aesthetic or literary texts cited. They are
less narrative, but we show that the microstory is tied to the history of art and literature.
In the metaliterature we dont refer to previous literary works (that would be
intertextuality), the subject it is literature itself: the writer, the reader and conventions
that both take for granted in order to establish a relationship between them.
In the third section (metaliterary microstories) we have distinguished different
subcategories. The first is the writer as a character, with more than 60 texts. Writers are
frequently chosen as protagonists of the texts, whether they really existed (especially
Borges and Kafka) and other invented. In many of them we find an archetype of writers,
poets, storytellers or authors.
The second consists of the texts in which the writer appeals to the reader, we
have found examples that begin with Macedonio Fernndez, continue with Fabian
Vique and pass by the always excellent Ana Maria Shua. The appeals to the reader
makes him or her aware of his/her condition of reader and of the games that the writer
submits. We see that these strategies have been used since the precursors of the
microstory to modern authors and serve to make explicit the essential need of short texts

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to find the complicity of the reader that completes meanings, understands the allusions
and the metaphors used. In short, a dialogue takes place between author and reader.
The microstory, modern genre par excellence, questions the very basis on which
rests literature: the role of the writer and the reader. As mentioned, the author seeks the
complicity of the reader. It would be like overcoming the imaginary line of fiction so
that the reader could come and work with the writer.
We also consider metaliterary microstories the ones that talk about their own
subgenre as architextuals. In them there is a concern for literature and its genres. In the
examples given the authors speak on various sub-genres: novels, short stories, poetry,
microstory, film script or story, and we often find these words in the titles ("The next
story", "Novel backwards", "A Christmas Carol") thus creating an expectation in the
reader.
Finally, we considered metamicrostories two types of texts: those that use the
mise en abyme, ie, the micro-stories that refer to themselves, and those which use the
metalepsis or transgression of the diegetic levels .
Interestingly, we find more examples of metamicrostories in more recent writers
but one of the classics of the genre is Cortzars "Continuity of Parks". We have texts of
Borges, Anderson Imbert or Lagmanovich of this type. Other alive writers who practice
it are Juan Romagnoli, Ral Brasca, Eduardo Berti and, above all, Ana Mara Shua.
We find texts like Anderson Imberts "The story is this" (with architextual title)
in which the reader has the privilege of access to the author's mind while he creates the
microstory. To understand it, the reader has to return to the title, containing the main
track: the story we talk about is the same to the one we are reading.

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Ana Maria Shua is the best author of metamicrorrelato. In some cases, she uses
them as an introductory text for her books of microstories ("Recruitment", "Season of
Ghosts") and she very often uses the metaphor of the shipwreck to talk about her fears
and frustrations as a writer ("All Boats shipwreck ","In the middle of the
sea","Robinson unfortunate").
We provide almost two hundred of intertextual texts in our anthology. In
addition, we have shown that metaliterature has an important role in the microstory of
Argentina. The constant concern for writing makes that many of the characters featured
are writers and literary genres that are in question as well as the borders between the
writer and the reader, writing and reality.
Before ending, we would like to confess that the reading of microstories to carry
out this study has proved challenging and undeniable pleasure. Reading texts, most of
them can be covered at a glance due to its brevity and in which, ironically, resound
echoes of the history of literature, is a challenge and an encouragement to anyone
interested in the latter.
Reading minimum work has enabled us to write this text that now concludes and
probably is at the antipodes of the issue for length, style and intention: long, academic
and categorizer, this study of microstories that has been compiled by one author that is
not even Argentinean.

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