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Mente Corazon y Manos PDF

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Lo nico que para el hombre es real,

verdadera y esencialmente provechoso


es lo que lo conmueve a travs
del corazn, la mente y la mano:
las fuerzas propias de la naturaleza
humana.

La famosa trade

Del gran filsofo suizo de renombre mundial, Johann Heinrich Pestalozzi, se


conocen aqu, en su pas natal, principalmente dos cosas. La primera, que era
un altruista ingnuo (a tal punto, que la expresin: yo no soy un Pestalozzi
es muy usual en suizo alemn) y la segunda, que el filsofo se la pasaba murmurando: mente, corazn y mano.
Dejemos las bromas de lado. En verdad, Pestalozzi se refiere a esa famosa
trade cuando escribe sobre el ser humano, su potencial, su formacin y educacin. La encontramos citada centenares de veces en sus escritos y tambin
en otros contextos que estructuran su reflexin. Pero no siempre utiliza las
mismas palabras sino que vara las expresiones para no privar sus propsitos
de claridad. En los cuarenta y cinco tomos de sus escritos, la secuencia exacta
de las palabras mente, corazn y mano, se encuentra slo en un sitio, es
decir, en su controversia con el pastor prusiano de gran influencia, Karl Heinrich Gottfried Witte. El pastor se preguntaba, si la idea de Pestalozzi acerca de
una formacin bsica era nicamente para los pobres o si era vlida para todos
los seres humanos. Para Pestalozzi era claro: su mtodo serva tanto para los
pobres como para los ricos, puesto que concerna la naturaleza humana.
Esta posicin le vali muchas crticas dentro de la nobleza. Por un lado,
sus detractores le reprochaban que una formacin de esa ndole iba demasiado lejos para los pobres y que en cambio, para los ricos, no llegaba suficientemente lejos. Al respecto, Pestalozzi replic indignado: Y acaso sera
ir demasiado lejos si a los pobres de este pas se les pudiese ayudar de manera
natural a que lograran ser con la mente, el corazn y la mano lo que son todos los

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hombres de este pas con la mente, el corazn y la mano para Dios, ellos mismos
y la patria? (Smtliche Werke. Obras completas 17A, 167). La ltima frase
es particularmente instructiva pues Pestalozzi expone para quin debemos
ser unos seres humanos completos: para Dios, nosotros mismos y la patria
(o sea, para la sociedad y el estado).
Contemplemos de ms cerca la famosa trade. Como ya se ha dicho, la
base de la enseanza de Pestalozzi consiste en desarrollar las capacidades
naturales del nio. Los seres humanos disponemos evidentemente de muchsmas y muy diversas capacidades y habilidades para darle forma a nuestras vidas. Pestalozzi las ordenaba en tres grupos refirindose a la clasificacin de la vida espiritual que ya exista en la Antigedad: el pensamiento, la
sensibilidad y la voluntad (accin). Simblicamente esta trade puede representarse mediante la cabeza, el corazn y la mano.
Lo ms sencillo de entender es lo que Pestalozzi designa con la palabra
cabeza. Pues con ella alude a todas las funciones mentales y espirituales
que nos permiten discernir de manera razonada las cosas. A ella pertenecen
la percepcin, la memoria, la representacin, el pensamiento y el lenguaje.
Pestalozzi se refiere a menudo a estas capacidades usando las palabras mente o capacidades mentales o intelectuales
Ms complicado es lo que entiende por corazn. No se refiere nicamente a los diversos sentimientos que acompaan nuestras percepciones y
pensamientos sino, en primer lugar, a los sentimientos bsicos y ticos del
amor, la creencia, la confianza y la gratitud y luego tambin a la actividad de
la consciencia, la percepcin de la belleza y de lo bueno, la orientacin segn
los valores morales. En vez de corazn emplea, a menudo, las palabras capacidades ticas o tico-religiosas bsicas.
Muy complejo tambin es el mbito que designa con la palabra mano.
Pestalozzi emplea las expresiones: capacidades fsicas, capacidades manuales, capacidades artsticas, capacidades domsticas o tambin capacidades sociales. Con la palabra mano piensa en la actividad prctica del
ser humano en la que la destreza y la fuerza corporal junto con la comprensin y la voluntad se unen para realizar algo fructfero.
Hay que admitir que, desde un punto de vista lgico, esta reparticin
es problemtica. Pestalozzi estaba consciente de ello y por eso aclar varias
veces que, por ejemplo, cada vez que se refera a la mano, haba que incluir
tambin las capacidades del intelecto. A pesar de todo, Pestalozzi se mantiene
fiel a su trade y deduce de ella dos requisitos bsicos: en primer lugar, que

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ninguna de estas capacidades debe ser descuidada sino ms bien hay que
desarrollarlas todas de manera ptima y armoniosa. Y en segundo lugar, que
se debe reconocer y aceptar que cada uno de estos grupos de capacidades se
desarrolle segn sus propias leyes.
Sin embargo, Pestalozzi no atribuye el mismo valor a los tres grupos de
capacidades. Real e incondicionalmente valiosas son, a sus ojos, las capacidades del corazn. Slo estas le permiten al ser humano alcanzar su verdadera
meta: la humanizacin. Es cierto que tambin las capacidades de la cabeza y
de la mano deben desarrollarse a lo mximo, pero para nosotros, stas son
tan slo benficas en la medida en que al emplearlas nos dejemos guiar por las
capacidades del corazn previamente desarrolladas.
Ha llegado el momento de hacer un parntesis esencial: segn el tema de
este libro debo constantemente hablar de corazn, de capacidades del corazn y de educacin del corazn. Pero algo en m se rebela a hacerlo, pues
s que estas expresiones no son actuales. Como personas modernas consideramos que hablar del corazn - salvo cuando nos referimos al rgano que
bombea nuestra sangre - suena pattico, sentimental o hasta cursi. En todo
caso no es cientfico. Ms aceptable sera hablar de mbito emotivo, o de
funciones emocionales. Slo que estas expresiones no abarcan lo mismo. El
corazn para Pestalozzi cubre ante todo el mbito moral o como lo expresa casi siempre: lo tico. Pero una vez ms, esto no nos avanza mucho, pues
se sigue debatiendo en teora si lo moral se refiere a las reflexiones razonables
o a los impulsos del nimo. Para Pestalozzi no hay duda alguna, la base de la
accin moral no es la cabeza sino el corazn.
Para salir de este dilema quiero sealar que cada concepto, ya sea actual
o caido en desuso, no es ms que un intento para tomar finalmente conciencia del misterio no sondeado de la vida y poder hablar de l. El empleo del
lenguaje reposa sobre el acuerdo tcito de que el contenido que formulamos
slo es acequible a los dems, cuando las palabras y las frases que se emplean
son capaces de sucitar en el interlocutor imgenes propias y una comprensin
propia. Confiando en que esto suceder, seguir empleando las expresiones
de Pestalozzi, consciente no obstante de los problemas que esto implica.
La exigencia de una formacin armoniosa, es decir: que desarrolla los
tres grupos de capacidades, es fundamental para el maestro que desea ensear segn Pestalozzi. Es cierto que no es posible referirse todo el tiempo
a los tres grupos de capacidades, pues en algunas materias es la cabeza y
en otras la mano las que estn en el centro. Pero en todo caso, es deseable,

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fundamental y posible, activar tambin las capacidades del corazn. Todo


aqul que sigue con alegra, con inters cresciente y entusiasmo las lecciones
y que a la vez, respeta a sus compaeros, est poniendo corazn en todo lo
que realiza. Por ello Pestalozzi predicaba: Hagmos todo con el corazn! Slo
cuando el maestro y los alumnos ensean y aprenden con el corazn, se realiza de
verdad la formacin del ser humano en el sentido de Pestalozzi.
El corazn de Pestalozzi, como ya se ha dicho, no equivale slo al sentimiento. Rabia, clera, odio, aburrimiento, desgano, dolor, opresin son
tambin sentimientos pero no se incluyen en lo que llamamos corazn.
Una persona tiene corazn cuando, en sus sentimientos, los sentimientos
ticos como la empata, el amor, la alegra, la gratitud son los elementos bsicos. Por eso, una persona con corazn es siempre una buena persona que
goza de una vida interior llena y rica. Es alguien sensible, receptivo y bien
dispuesto, con sensibilidad para las cosas delicadas y bellas. Es una persona
que ama la verdad y por eso no menosprecia en absoluto la claridad de pensamiento. Es una persona con una verdadera sensatez que no se confunde con
el fro intelecto.
Las consideraciones de Pestalozzi alientan al maestro a hablarle al corazn del alumno. Se puede hablar de un buen comienzo, cuando se logra
que el alumno se sorprenda una y otra vez. Es cierto que hoy en da, ante la
cantidad de imgenes y semiverdades que saturan a los nios, esto puede ser
una tarea difcil. Slo se puede lograr, cuando el maestro no ha perdido esa
capacidad de sorprenderse y cuando los alumnos lo aprecian como persona.
De este modo, los nios pueden llegar a sentir respeto ante las cosas realmente grandes y sublimes, y desarrollar una actitud ante la vida que es, al fin de
cuentas, la base sobre la que los seres humanos podemos construir una vida
comn prspera.
Se puede decir que el corazn participa cuando los alumnos trabajan
con alegra de verdad. La enseanza no es simplemente un oficio, es tambin
un arte. Si un maestro lo domina, ensear con alegra y lograr motivar a los
alumnos para aprender con entusiasmo. Esto acontece cuando los alumnos
alcanzan sus metas y as perciben verdaderamente sus propias capacidades.
Esto slo es posible cuando se sienten considerados y apreciados por el maestro y por sus compaeros de estudio. En toda la comunicacin entre el maestro y los alumnos es necesario que las palabras, eres bueno , t puedes
lograrlo, nos alegramos todos cuando te esmeras y tienes xito resuenen
como un bajo contnuo. Una atmsfera de fondo de esta ndole se opone al

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ambiente de agresividad que lamentablemente existe entre los alumnos y el


maestro y que es consecuencia de una falta de respeto mutuo.
En todo lo que sucede en la escuela, siempre debe de haber sitio para lo
hermoso y los alumnos deben poder percibirlo. Una enseanza que se hace
con el corazn que transmite respeto, alegra, amistad y belleza, logra despertar en los alumnos el amor por lo que realizan y tambin el amor a la vida.
Para la enseanza, el propsito de formar todas las capacidades con armona y de privilegiar las capacidades del corazn, tiene amplias consecuencias. Siempre que logramos acercarnos al ideal de Pestalozzi, surge en la clase
lo que se designa justamente con la palabra vivencia. Si se alcanza, se aprende
con verdadero inters. El alumno no se esmera solamente para tener una
buena nota, sino que emplea la cabeza, el corazn y la mano en la realizacin
de su tarea. El camino que conlleva al aprendizaje deja de percibirse como
algo fastidioso, para verse justamente como cautivador y gratificante. Los
alumnos trabajan con dedicacin y de manera comprometida y esos molestos
conflictos entre compaeros de estudio o entre el maestro y sus alumnos - que
resurgen de vez en cuando y que perturban la clase cuando la enseanza no
toma en consideracin su naturaleza - desaparecen casi por completo.

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