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Defensa Pblica
Revista de Derecho
de la
Defensa Pblica
No 1
Caracas, 2015
Editora adjunta
Laura Silva Nones
Secretaria Acadmica
Mara Gabriela Figueredo Briceo
Comit Cientfico Asesor
Dra. Gyomar Prez Cobo
Dra. Mara Candelaria Domnguez Guilln
Dra. Cosimina G. Pellegrino Pacera
Dr. Jos Rafael Belandria Garca
Diseo y diagramacin
Reinaldo R. Acosta V.
Correccin
Elizabeth Haslam
Depsito Legal No ppo201502DC4579
ISSN
Los trabajos publicados han sido sometidos a evaluacin bajo el sistema de
arbitraje por pares doble ciego, de acuerdo con las normas internas de la Revista.
La Revista no se solidariza con las opiniones sostenidas por los autores.
Periodicidad semestral
La Revista es editada por la Defensa Pblica.
revistadederechodp@gmail.com / revistadederecho@defensapublica.gob.ve
@DefensaPublicaV
www.defensapublica.gob.ve
Parroquia Altagracia, Boulevard Panten, esquinas Jesuita a Tienda Honda,
Edificio Defensa Pblica, Caracas-Venezuela. Cdigo postal: (1010).
Telfono: (0212) 505.18.80.
Contenido
PALABRAS PRELIMINARES
Ciro Ramn Araujo ..............................................................................
PRESENTACIN
Edison Lucio Varela Cceres .............................................................
11
DOCTRINA
Acceso a la justicia: hacia la construccin de una sociedad ms justa
Ciro Ramn Araujo ..............................................................................
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Introduccin .........................................................................................
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Conclusiones ........................................................................................
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2. El marco social..............................................................................
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Introduccin .......................................................................................
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1. Generalidades................................................................................
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2. Custodia ........................................................................................
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3. El honor.........................................................................................
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5. La imagen...................................................................................... 105
Conclusiones ...................................................................................... 111
Problemas en Pollensa: nueve casos sobre la actividad de la Defensa
Pblica en materia de Derecho de la niez y de la adolescencia
Edison Lucio Varela Cceres.............................................................. 115
Introduccin ....................................................................................... 116
1. El Derecho de la niez y de la adolescencia: Sistema Penal
de Responsabilidad de Adolescente .............................................. 118
Contenido
LEGISLACIN
Policializar o judicializar?: Reflexiones sobre la fase de investigacin
como parte del proceso penal en Venezuela
Keymer vila ..................................................................................... 199
1. La fase de investigacin como parte del proceso penal ................ 200
2. Tendencias hacia la administrativizacin del proceso penal:
la policializacin de la investigacin penal ............................... 222
Conclusiones ...................................................................................... 236
Anlisis por matriz normativa del sistema disciplinario que sanciona
el incumplimiento del horario de servicio del polica
Julio Gamba ....................................................................................... 237
Introduccin ....................................................................................... 238
1. Nociones tericas preliminares ..................................................... 238
2. Anlisis del sistema disciplinario que sanciona
el incumplimiento del horario de servicio del polica................... 258
Conclusiones ...................................................................................... 276
La prctica de las diligencias de investigacin solicitadas
por el imputado
Ricardo Abrahn Brice Mijares.......................................................... 279
1. Sistema acusatorio vs. sistema inquisitivo .................................... 280
2. Diligencia de investigacin, igualdad de armas y derecho
a una investigacin integral........................................................... 282
3. Negativa del Ministerio Pblico en practicar las diligencias
de investigacin............................................................................. 283
4. Acceso al sistema probatorio vs. negativa del Ministerio Pblico 286
5. Actos de investigacin con vocacin probatoria........................... 289
Conclusiones ...................................................................................... 291
Contenido
JURISPRUDENCIA
La defensa tcnica en el procedimiento por faltas
Rafael Gregorio Mendoza Gonzlez .................................................. 293
1. Generalidades................................................................................ 294
2. Nulidad por falta de imputacin: La defensa como un derecho
de imputado: Acusacin sin imputacin? ................................... 295
3. Prescripcin de la accin penal..................................................... 306
4. Sobreseimiento.............................................................................. 310
5. Apelacin ...................................................................................... 311
Conclusiones ...................................................................................... 316
Lnea editorial. Pautas editoriales. Instrucciones para la presentacin
de trabajos .......................................................................................... 319
Palabras preliminares
10
Presentacin
12
Le deseamos larga vida a esta publicacin, pero no olvidamos las sabias palabras que expone Savigny al explicar la finalidad de la Revista para la Ciencia
Histrica del Derecho:
No podemos ni queremos prometer nada acerca de la frecuencia con que
se publicar esta Revista, ni sobre su duracin. Prometemos tan solo que no
aparecer con ms ni menos frecuencia de lo que, habiendo de trabajar
con gusto y verdadero amor a la materia, pueda naturalmente ocurrir. Pero
dure mucho o dure poco, no podr decir nadie que se haya apartado nunca
de su verdadero fin.
Las fallas que posea son de nuestra entera responsabilidad, esperamos nicamente que sean perdonadas y compensadas por la buena fe que nos gua en
esta noble empresa.
Ahora, ya entrando en materia, la Revista nace con buen paso y se engalana con
los estudios de: Ciro Ramn Araujo, Jos I. Cafferata Nores, Mara Candelaria
Domnguez Guilln, Aura Maribel Contreras de Moy, Flor Karina Zambrano
Franco, Keymer vila, Julio Gamba, Ricardo Abrahn Brice Mijares, Rafael
Gregorio Mendoza Gonzlez y de quien suscribe. Los trabajos se encuentran
divididos en tres secciones: Doctrina, Legislacin y Jurisprudencia.
Dentro de la seccin de Doctrina el primer trabajo pertenece al Defensor
Pblico General Ciro Ramn Araujo y corresponde al discurso presentado en
el I Congreso Internacional de Derecho. Buenas Prcticas en materia de
acceso a la justicia organizado por la Defensa Pblica, el cual tiene por ttulo:
Acceso a la justicia: hacia la construccin de una sociedad ms justa. El
autor parte del concepto de acceso a la justicia y as examina a los grupos vulnerables, quienes son los individuos que tienen mayores obstculos reales para
actuar ante la administracin de justicia. En tal sentido, trae a colacin las 100
Reglas de Brasilia y las contrasta con la actividad que despliega la Defensa
Pblica. Concluyendo que desde la Defensa Pblica se observan avances
importantes en materia de acceso a la justicia de los grupos vulnerables.
Presentacin
13
El profesor argentino Jos I. Cafferata Nores colabora con un trabajo que lleva
por ttulo: Paradigma convencional del proceso penal para Amrica Latina y
el Caribe. Aqu, el autor parte de la existencia de un elemento integrador,
como es la Convencin Americana sobre Derechos Humanos, del cual se desprende un modelo convencional para la regin en cuanto al proceso penal.
Ciertamente, despus de destacar los postulados de la Convencin y resaltar
las premisas de cada modelo procesal penal existente, se convence de la presencia de un paradigma convencional que demanda en el decurso penal: contraposicin de intereses, contradictorio, con responsabilidad de los sujetos
procesales e intervencin de los particulares.
La profesora Mara Candelaria Domnguez Guilln suscribe un trabajo titulado: Las tres instituciones familiares claves en materia de niez y adolescencia. Este estudio representa una sntesis de las diversas reflexiones que,
sobre custodia, convivencia familiar y obligacin de manutencin ha llevado
a cabo la autora en otras oportunidades. Por medio de esta colaboracin, el
lector podr tener un primer acercamiento a las instituciones familiares ms
relevantes en materia de Derecho de la niez y de la adolescencia, concretamente, cuando la patria potestad se ejerce por padres separados, poniendo
especial nfasis en los aspectos ms resaltantes en la actividad judicial.
La jueza Aura Maribel Contreras de Moy colabora con una investigacin,
cuyo origen es su tesis de especializacin, y se titula: A propsito del artculo
60 de la Constitucin de la Repblica Bolivariana de Venezuela. All, examina
en profundidad los derechos a la personalidad regulados en la referida norma
constitucional, a saber: honor, vida privada, intimidad e imagen. Expone sus
peculiaridades, desde los aportes de la doctrina y la escasa jurisprudencia
sobre el tema, subrayando que el derecho al honor tiene una doble faceta,
subjetiva y objetiva o, en otros trminos, honra y reputacin; y que el mismo se
puede extender a las personas jurdicas. Sobre la vida privada e intimidad,
seala que son facultades diferenciadas, cuyo elemento capital de distincin
es que la intimidad exige la nota de secreto. Finalmente, sobre la imagen
apunta que es un derecho independiente, de reciente recogida constitucional,
que protege la representacin grfica del ser humano.
14
Presentacin
15
se definen los universos del discurso y de la accin, construyndose la matriz normativa que permite interpretar correctamente las normas jurdicas examinadas.
Ricardo Abrahn Brice Mijares cierra esta seccin con los comentarios que
llevan por ttulo: La prctica de las diligencias de investigacin solicitadas
por el imputado. El estudio plantea, como el epgrafe lo hace entrever, la
posibilidad de que el imputado requiera al Ministerio Pblico la realizacin
de actividades de investigacin destinadas a ratificar su inocencia. Sin embargo,
el fiscal en muchos casos no desarrolla la actividad peticionada y ello representa
claramente una violacin a los derechos del imputado.
La seccin de Jurisprudencia se compone de un estudio escrito por el Defensor Pblico Rafael Gregorio Mendoza Gonzlez y se denomina: La defensa
tcnica en el procedimiento por faltas. Aqu, el autor seala las particularidades del procedimiento por falta, especficamente relacionados con la imputacin, la prescripcin, sobreseimiento y la posibilidad de apelacin y para
ello se nutre de diversos escritos, producto de su actividad como Defensor
y los contrasta con las decisiones que al respecto dictaron los tribunales.
Por ltimo, queremos reiterar que entregamos esta publicacin a los lectores,
con la fe de que la misma cumple con los postulados cientficos que la harn un
espacio de difusin, de relevancia. Agradecemos a los autores por su confianza
y a los rbitros por cumplir su labor con desinteresado mpetu. No sera justo
terminar estas lneas sin expresar gratitud a todos aquellos hombres y mujeres
que han coadyuvado al afianzamiento de este proyecto editorial desde la familia
de la Defensa Pblica, en especial al Dr. Ciro Ramn Araujo, director de esta
publicacin y entusiasta promotor; Lic. Laura Silva, coeditora, gendarme de la
buena prosa; criminloga Mara Gabriela Figueredo, secretaria acadmica y
cmplice en todo este esfuerzo; a la Dra. Norbella Fonte y al equipo que la
acompaa en la Direccin Nacional de Actuacin Procesal, quienes siempre
han estado prestos a colaborar con esta empresa infinitos agradecimientos
por la labor cumplida
Prof. Edison Lucio Varela Cceres
Editor
Introduccin
Con satisfaccin, hoy nos reunimos para tratar en este Congreso Internacional un tema que para todos es un asunto de inters. Ciertamente, el acceso
a la justicia es el foco que permite evaluar cmo estamos en materia de tutela
judicial efectiva, debido proceso e igualdad ante la ley; por lo tanto, es esencial
su consolidacin y adecuacin a las actuales exigencias sociales.
En la presente disertacin se ha querido bosquejar nuestra visin gratamente
compartida por muchos sobre el derecho al acceso a la justicia, vinculndolo
con la necesaria toma de medidas en favor de los grupos vulnerables, destacando en este orden los aportes que al debate hacen las 100 Reglas de Brasilia
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1 Citados en Fucito, Felipe: Sociologa del derecho. El orden jurdico y sus condicionantes sociales. Editorial Universidad. Buenos Aires, 1999, p. 328.
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ya que por diversas razones existen colectivos que tienen particular condicin,
que el derecho debe ponderar forzosamente.
Martn Noguera y Schapiro recuerdan que la vulnerabilidad no es una condicin natural de la persona sino que es un estado que se produce como consecuencia de la indiferencia y violencia ejercida por el sistema institucional
y por la sociedad sobre el o los grupos con los que aqulla se identifica4.
Concretamente, se habla de grupos vulnerables, en el sentido de que dicha cualidad que los aglutina no es libremente escogida y representa una situacin de
desventaja. Ellos son por ejemplo: los indgenas, afrodescendientes, nios
y adolescentes, mujeres, ancianos, trabajadores, inquilinos, consumidores y
usuarios, discapacitados, indigentes o personas en pobreza extrema, privados
de libertad, entre otros.
Sin embargo, no es suficiente con proclamar a viva voz el derecho a la igualdad y
no discriminacin (artculo 21 de la Constitucin de la Repblica Bolivariana de
Venezuela). Es indispensable crear condiciones para que dichas situaciones extraprocesales (sociales, culturales, econmicas o prejuicios) sean superadas de manera
real y efectiva. La Asociacin Interamericana de Defensoras Pblicas AIDEF
lo ha sealado en sus instrumentos: los Estados deben adoptar todas aquellas
medidas para remover aquellos obstculos y trabas, normativas, econmicas o
sociales que dificulten, entorpezcan o impidan el acceso efectivo a la justicia5.
En relacin al derecho al acceso a la justicia, tal necesidad se encuentra acentuada, porque la justicia es la principal forma de superacin de las inequidades.
Ha surgido bajo las anteriores ideas un movimiento, que no dudamos de calificar como emancipador, que representa una corriente del pensamiento jurdico
que refleja distintas convicciones e ideales de justicia que han contribuido a una
4 Martn Noguera, Juan Martn y Schapiro, Hernn I.: Acceso a la justicia de personas
en condicin de vulnerabilidad (Anlisis de las 100 Reglas de Brasilia). Estudio preliminar y propuesta para el anlisis. Acceso a la justicia y grupos vulnerables. Apropsito
de las Reglas de Brasilia. Librera Editorial Platense. La Plata, 2012, p. 86.
5 Ob. cit., p. 36.
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concientizacin de la problemtica, dando paso a la implementacin de institutos y sistemas novedosos en pos de equilibrar la situacin de las personas que
solicitan el amparo de la Justicia y participan en un proceso judicial6. En otras
palabras, se requiere de ciertas instituciones legales equilibradoras dirigidas
a la remocin de los obstculos que impiden el libre acceso a la jurisdiccin7.
Ahora bien, qu estrategias deben tomarse para consolidar la superacin de
las barreras que limitan el acceso a la justicia? La primera en colocarse sobre la
mesa es la asistencia jurdica gratuita y, en general, la gratuidad en su
diversas variantes procesales (artculo 26 de la Constitucin de la Repblica
Bolivariana de Venezuela).
Un ejemplo puede ilustrar la posicin: en los juicios de filiacin se ha demostrado que la forma idnea de verificar el nexo gentico es a travs de la prueba
de ADN, la cual puede identificar con certeza si existe el vnculo biolgico
reclamado; sin embargo, tal probtica tiene un costo elevado que limitara al
solicitante de acudir a dicha experticia si es de escasos recursos. Para superar
este escollo, el Estado fija, como poltica pblica, la necesidad de la gratuidad de dicha prueba para, as, facilitar el acceso a la justicia. Ciertamente, los
artculos 28 y 31 de la Ley para Proteccin de las Familias, la Maternidad y la
Paternidad sealan la gratuidad de la experticia.
La Defensa Pblica se hace eco de tal demanda y pronto pondr en funcionamiento un Laboratorio de Identificacin Gentica de alta tecnologa, con la
finalidad de realizar la referida experticia de forma gratuita y, as, coadyuvar
en el acceso a la justicia.
Como se observa, el referido Laboratorio de Identificacin Gentica representa
un esfuerzo significativo en lo relacionado con garantizar el derecho a la identidad biolgica que promociona la Constitucin de la Repblica Bolivariana
de Venezuela (artculo 56), y su gratuidad, calidad y capacidad, definitivamente
6 Martn Noguera y Schapiro: ob. cit., p. 56.
7 Berizonce, Roberto O.: Algunos obstculos al acceso a la justicia. En: Administracin
de justicia en Iberoamrica. UNAM. Jos Ovalle Favela, coord. Mxico D.F., 1993, p. 43.
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adicionalmente, asesoran a los usuarios a los fines de ofrecerles una orientacin jurdica profesional sobre el asunto sometido a consulta. Adems, esta
accin no se limita a los usuarios que acuden a los despachos, los Defensores
Pblicos realizan visitas semanales a diversas comunidades (privilegiando
zonas rurales y reas desfavorecidas), donde se llevan a cabo actividades de
divulgacin y capacitacin en temas jurdicos y se prestan asesoras sobre
temas concretos, permitiendo as que los individuos adquieran conciencia del
rol de la Defensa Pblica y de que la misma est al servicio de los ciudadanos.
Obviamente, los Defensores Pblicos tambin prestan asistencia y representacin en el curso de los procedimientos judiciales o administrativos, agotando
todas las instancias. Por ejemplo, en materia penal, se acompaa jurdicamente
al privado de libertad desde la etapa de investigacin hasta la ejecucin de la
sentencia, incluso se han habilitado Defensores Pblicos que se encuentran
apostados en centros policiales de detencin, a los fines que, una vez que
ocurra una privacin de la libertad, se ofrezca inmediatamente el servicio del
Defensor Pblico.
Para facilitar la interaccin entre los Defensores Pblicos y los usuarios se
han ido adquiriendo nuevas sedes, pensadas bajo el foco de la dignificacin
del ser humano, ello en un doble sentido: por una parte, se han dotado de tecnologa y recursos ptimos, designando defensores en diversas competencias,
para que se preste un servicio de calidad y, por otro, se ha dado preponderancia,
en la distribucin de los espacios, a la creacin de un ambiente grato, para
que los usuarios disfruten de las mejores condiciones de acceso, seguridad y
confidencialidad, que permitan generar un clima de confianza propio de la
actividad defensor-patrocinado. Ejemplo de lo anterior es la recientemente
inaugurada oficina de la Defensa Pblica del estado Nueva Esparta.
La organizacin de las defensoras se hace por reas de competencia, lo que
facilita que los Defensores Pblicos presten una asistencia especializada y
con calidad profesional (Regla 30), adems de que estas son creadas tomando
en cuenta las reas ms vulnerables (Regla 29). La especializacin se profundiza a travs de las actividades de capacitacin que despliega nuestra Escuela
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Conclusiones
Para finalizar, solo quiero aclarar que las palabras que preceden simplemente
aspiran a servir de aperitivo, para la degustacin de la docta doctrina que en estos
tres das expondrn ponentes prestigiosos en la escena nacional e internacional,
13 Publicada en la Gaceta Oficial de la Repblica Bolivariana de Venezuela N 6118
extraordinaria del 04 de diciembre del 2013.
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estoy seguro de que ellos profundizarn en este camino que tenuemente he trazado y de que, en definitiva, esta actividad acadmica ser provechosa para la
construccin de una sociedad ms equitativa donde efectivamente el hombre
sea el centro y adems se le pondere en sus desventajas como ser dotado de dignidad ese es nuestro reto y estamos gustosos de asumirlo, porque sabemos
que contamos con un grupo de mujeres y hombres en la Defensa Pblica que
comparten este noble objetivo en palabras ms autorizadas de Galeano:
Tenemos todo prohibido, salvo cruzarnos de brazos? La pobreza no est
escrita en los astros; el subdesarrollo no es el fruto de un oscuro designio
de Dios. Corren aos de revolucin, tiempos de redencin14.
Gracias
XXI
Editores,
* Universidad Nacional de Crdoba, Abogado; Doctor en Derecho y Ciencias Sociales; Profesor Titular por Concurso de Derecho Procesal Penal. Academia Nacional
de Derecho y Ciencias Sociales de Crdoba, Miembro.
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2. El marco social
La propuesta que formulamos se inserta en una realidad social, econmica y
poltica, comn a la regin, sobre la que deber operar el marco jurdico-convencional, tambin comn sobre lo procesal, lo que se presenta como un difcil desafo. Da una esperanza de afrontarlo, relativo optimismo, el hecho de
que este marco no desdea, sino que tambin se hace cargo, de modo expreso,
la necesidad convencional de establecer derechos y exigir garantas en aquel
campo social general, que se muestra como profundamente desigual en orden
al acceso de los ciudadanos a los bienes comunes bsicos (salud, educacin,
vivienda, trabajo, etc.).
Se trata, entonces, de un modelo socio-jurdico diseado para la regin, que
recoge la correcta idea de que no es posible un proceso penal aislado o indiferente de la situacin social del lugar donde debe aplicarse. De all que las
decisiones de raz convencional sobre el enjuiciamiento del delito, van acompaadas de mandatos sobre el diseo de polticas sociales y econmicas, procurando influir no solo en el logro de una mayor igualdad jurdico procesal
de todos los habitantes, sino en el disfrute de todos los dems derechos que
se reconocen igualitariamente a vctimas y penalmente perseguidos, por su
comn condicin de personas.
La convencionalidad vigente en la regin: i. No ha perdido de vista que en
todo lugar y tiempo la poltica econmica, la poltica social y la poltica procesal (que es parte de la poltica criminal) siempre han tenido un fuerte entramado, aun cuando ste no se haga explcito; ii. Toma en cuenta aun con
todos los matices diferenciales que pueden existir la preponderancia de una
poltica econmica cuyo principal norte es el de garantizar el lucro de unos
3 Utilizamos la palabra paradigma en el sentido de ejemplo o ejemplar, vid. Diccionario
de la Lengua espaola. Madrid, 1992.
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3. Introduccin a la propuesta
Ahora si corresponde sealar que el presente documento pretende aportar
una reflexin propositiva5 que creemos puede ser til, principalmente desde
la perspectiva que ofrece el rol que el vigente sistema convencional en Amrica Latina (verbi gratia la Convencin Americana de Derechos Humanos)
les confiere a los sujetos procesales que actan en el proceso penal, como un
modo de sustentar los objetivos que a ste le asigna, lo que no se expresa fielmente en la letra de muchos de los cdigos de la regin, ni tampoco se proyecta en las prcticas judiciales de los cdigos ms modernos de los lugares
donde encuentra reflejo legislativo6.
Este desacople est principalmente relacionado, nos parece, con una tradicin
que entronca en los componentes autoritarios que subyacen en muchas concepciones vigentes sobre las relaciones del ciudadano con el Estado, y que
tienen directa expresin en el mbito en el que el poder de ste se manifiesta
con mayor crudeza: el de la aplicacin del derecho penal.
Tambin, contribuye cierta resistencia recelosa a una nueva distribucin de
facultades procesales que atena las de algunos intervinientes (los jueces)
5 Nos atrevemos a formular esta propuesta, respaldados por la rica produccin jurisprudencial de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de varios lustros y entusiasmados por el contagioso pero realista optimismo de quien fuera su presidente,
el Dr. Sergio Garca Ramrez.
6 Dejamos fuera de este comentario, para no extendernos, lo relativo a las restricciones
a los derechos del imputado durante la sustanciacin del proceso, en especial, a su
libertad de locomocin, restricciones a las que la convencionalidad de la regin les
impone una serie de exigencias limitativas, hijas de la naturaleza puramente cautelar
que les asigna a aquellas (extrema necesidad, provisionalidad, etc.).
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garantas. Y aqu, en este lugar, es donde encontramos el fundamento para aventurar esta idea de un modelo convencional de proceso penal para Amrica Latina.
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este paradigma asigna a la defensa del inters del imputado, debe agregarse
la imperiosa necesidad detectable en toda la regin (y que la convencionalidad aplicable a ella contempla) de contar con una Defensa Pblica institucionalmente organizada y tcnicamente preparada, para dar asistencia
jurdica a imputados que en la inmensa mayora de los casos judiciales, carecen
de toda posibilidad econmica de acceder a una defensa particular12.
12 Es dable destacar en este sentido una fuerte organizacin regional de la defensa pblica,
superior incluso a la que brindan importantes pases europeos. Puede citarse como
ejemplo a la Asociacin Interamericana de Defensoras Pblicas AIDEF, entidad
de admirable y proficua actividad en Amrica Latina, tanto de coordinacin institucional como de capacitacin de los defensores de los pases que la integran.
13 Vid. en esta Revista: vila, Keymer: Policializar o judicializar?: Reflexiones sobre
la fase de investigacin como parte del proceso penal en Venezuela; y Brice Mijares,
Ricardo Abrahn: La prctica de las diligencias de investigacin solicitadas por el
imputado [nota del editor].
14 El ejercicio de esta responsabilidad exige una capacitacin especial de los operadores
judiciales (fiscales, defensores y jueces) en las tcnicas propias del sistema adversarial
que implica el juicio acusatorio.
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tcnica, que debe incluso serle provista por el Estado: la buena calidad de la
defensa oficial es una necesidad no muy estudiada hasta ahora, pero
imperiosa de este paradigma procesal, derivada de la fuerte responsabilidad
que le asigna al defensor (y que hemos sintetizado precedentemente).
Cerrando el esquema, al tribunal se le impide iniciar por s el proceso o el
juicio; se le priva en cualquier etapa procesal de facultades autnomas de
investigacin, y se le reserva la tarea de sentenciar imparcialmente y en forma
motivada acerca del fundamento de la acusacin y su posible negacin, descargo
o aclaracin, de forma tal que solo sea admitida como verdadera cuando pueda
apoyrsela en pruebas de cargo recibidas personalmente por los mismos jueces que deban adoptar tal decisin, que hayan sido aportadas por los rganos de
persecucin penal en el marco de objetividad en el que deben cumplir sus funciones, y que no hayan sido enervadas en su potencia conviccional por las de
descargo que puedan haber sido ofrecidas por el imputado y su defensor, y recibidas en las mismas condiciones, con igual atencin a las argumentaciones y
enfoques diversos y enfrentados que todos ellos realicen sobre su fuerza probatoria (siempre teniendo en cuenta las exigencias del principio de inocencia).
Tambin, tiene nivel convencional el derecho del condenado a recurrir la sentencia que lo condena que integra el derecho de defensa, recurso sobre el
que se discute si debe limitarse a los aspectos meramente jurdicos de la sentencia o si para satisfacer plenamente este derecho tambin debe atrapar
(y en caso afirmativo, en qu medida), las cuestiones relacionadas con las
conclusiones de hecho a que aquella arriba y las pruebas que las sustentan15.
Se advierte asimismo controversia sobre la posibilidad de que el acusador
pblico o privado pueda recurrir la sentencia absolutoria16.
15 La Corte IDH, Herrera Ulloa, 02-07-2004 ya hablaba de una revisin integral. Por
su parte, la Corte Suprema de Justicia de la Nacin Argentina, Casal, Matas Eugenio,
20-09-2005, intent dejar sentadas ciertas bases para que el recurso de casacin pudiera
satisfacer su nivel de garanta constitucional, principalmente en orden al reexamen de
las cuestiones de hecho y prueba.
16 A favor del recurso se expide Sagus, Nstor: La instancia judicial plural en la Constitucin argentina y en el Pacto de San Jos de Costa Rica. En: La Ley. N 1988-E-III,
48
p. 160. En contra, Maier, Julio B. J.: El recurso contra la sentencia de condena Una
garanta procesal?. En: Cuadernos del departamento de derecho penal y criminologa.
N 1. Universidad de Crdoba. Crdoba, 1995, pp. 152-153.
17 Este concepto comprende el derecho de acceder a los tribunales sin discriminacin
alguna, el derecho de incoar un proceso y de seguirlo, el de obtener una sentencia o
resolucin motivada sobre la cuestin planteada, el derecho a obtener una sentencia de
fondo sobre esa cuestin, el derecho a la utilizacin de los recursos, el derecho a que
la sentencia se ejecute. Cfr. Vzquez Sotelo, Jos Luis: Reflexiones en torno a la
accin procesal. En: Simplificacin procesal, XI Encuentro Panamericano de Derecho
Procesal. Buenos Aires, 1997.
Introduccin
Por medio de las presentes lneas nos pasearemos grosso modo por las tres instituciones bsicas ms importantes relacionadas con la patria potestad en caso
de separacin de los progenitores, a saber, custodia, convivencia familia y obligacin de manutencin. No pretendemos profundizar respecto de cada una de
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1. Generalidades
Las instituciones constituyen, en principio, los temas bsicos de un rea
determinada. As, por ejemplo, en el Derecho de Familia, las instituciones
familiares bsicas vienen dadas fundamentalmente por los tpicos de matrimonio, concubinato y parentesco con inclusin de la filiacin1. De all que,
inclusive, algunos textos jurdicos se titulen instituciones de Derecho
de Familia, de Derecho de Obligaciones, etc. Pues en el mbito de la niez y de
la adolescencia, tambin existen instituciones bsicas.
En caso de separacin de los progenitores, la Ley ordena a los fines de la proteccin y resguardo del nio, nia y adolescente, prever y considerar sobre
tres instituciones familiares2, a saber, las ms relevantes: custodia, convivencia familiar y obligacin de manutencin3. As, si bien, en caso de separacin,
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protectores naturales del hijo (artculo 347 Ley Orgnica para la Proteccin
de Nios, Nias y Adolescentes). Este rgimen de orden pblico, compartido
e irrenunciable contiene, a su vez, tres atributos, a saber, la responsabilidad
de crianza6, la representacin7 y la administracin8 (artculo 348 ejusdem).
El primero de ellos, como su denominacin lo indica, se dirige fundamentalmente al cuidado de la persona del hijo; en tanto que los dos ltimos atributos (representacin y administracin) suelen generalmente proyectarse en
el mbito patrimonial. Por su parte, el atributo de la responsabilidad de crianza
tiene por norte el cuidado y educacin9 (entre otros contenidos) del menor, en
un sentido integral, de conformidad con el artculo 358 de la Ley Orgnica
para la Proteccin de Nios, Nias y Adolescentes10.
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Las interpretaciones en materia de infancia y adolescencia por imperativo constitucional y legal estn orientadas por el principio rector del inters superior del
nio15, el cual supone un pronstico en concreto de lo que les resultara ms
favorable a sus intereses y desarrollo. Dicho principio debe prevalecer en caso de
conflicto, inclusive frente a otros derechos e intereses legtimos16. Se trata de uno
de los principios bsicos en materia de proteccin a la minoridad a la par de la
prioridad absoluta, que constituye criterio fundamental en tan especial materia 17.
La doctrina resea la importancia en la realidad tribunalicia de los tres temas:
obligacin de manutencin, la custodia y derecho del hijo a relacionarse con
su padre18. La referencia a las instituciones familiares en materia de menores
de edad se aprecia igualmente en mltiples decisiones judiciales19, conside15 Morales, Georgina: El inters superior del nio en materia de instituciones familiares.
En: Segundo Ao de Vigencia de la Ley Orgnica para la Proteccin del Nio y del
Adolescente. Terceras Jornadas sobre la LOPNA. Universidad Catlica Andrs Bello.
Caracas, 2002, pp. 397-440; Reyna de Roche, Carmen Luisa: Del inters del menor al
inters superior de los nios, nias y adolescentes. En: Primer Ao de vigencia de la Ley
Orgnica para la Proteccin del Nio y del Adolescente. Segundas Jornadas sobre la
LOPNA. Universidad Catlica Andrs Bello. Caracas, 2001, pp. 55-81, de la misma
autora: Del Inters del Menor al Inters superior del nio en la proteccin jurdica de
la infancia en Venezuela. En: De los menores a los nios una larga trayectoria. Instituto
de Derecho Privado, Universidad Central de Venezuela. Caracas, 1999, pp. 359-384.
16 Vid. artculos 78 de la Constitucin y 8 de la Ley Orgnica.
17 Vid. Domnguez Guilln, Mara Candelaria: Consideraciones sobre los principios de
la Niez y la Adolescencia. En: Lex Nova. N 242. Colegio de Abogados del Estado
Zulia. Maracaibo, 2003, pp. 179-228; Varela Cceres, Edison Lucio: Introduccin al
Derecho de la Niez y de la Adolescencia. En: Revista Venezolana de Legislacin
y Jurisprudencia. N 4. Caracas, 2014, pp. 141 y ss.
18 Vid. Makianich de Basset, Lidia N.: Derecho de visitas. Rgimen jurdico del derecho
y deber de adecuada comunicacin entre padres e hijos. Reimp., Hammurabi. Buenos
Aires, 1997, p. 17.
19 Vid. entre otras tantas: Sala Constitucional, sent. N 1554 del 11-12-13: los protegidos a travs de las instituciones familiares, (obligacin de manutencin, convivencia
familiar, responsabilidad de crianzacustodia, y colocacin familiar); Sala de Casacin
Social, sent. N 319 del 20-04-12; Tribunal Dcimo Quinto de Primera Instancia de
Mediacin y Sustanciacin del Circuito Judicial del Tribunal de Proteccin de Nios,
Nias y Adolescentes de la Circunscripcin Judicial del rea Metropolitana de Caracas y Nacional de Adopcin Internacional, sent. del 15-04-14, exp. AH52-X-2014-
55
000260, http://caracas.tsj.gov.ve/decisiones/2014/abril/2476-15-ah52-x-2014-000260pj0522014000473.html; Tribunal Tercero de Primera Instancia de Mediacin y Sustanciacin del Circuito Judicial de Proteccin de Nios, Nias y Adolescentes de la Circunscripcin Judicial del estado Lara con sede en Barquisimeto, sent. 14-04-14, exp.
KP02-J-2014-001673, http://lara.tsj.gov.ve/decisiones/2014/abril/2480-14-kp02-j-2014001673-000998-2014.html; Tribunal Octavo de Primera Instancia de Mediacin, Sustanciacin, Ejecucin y Transicin del Circuito Judicial de Proteccin de Nios, Nias y
Adolescentes de la Circunscripcin Judicial del rea Metropolitana de Caracas y Nacional
de Adopcin Internacional, sent. 23-04-14, exp. AP51-J-2014-002875, http://caracas.tsj.
gov.ve/decisiones/2014/abril/2469-23-ap51-j-2014-002875-pj0452014000508.html,
el acuerdo propuesto en relacin a las instituciones familiares, a juicio de este decisor
no vulnera los derechos de los hijos, lo cual hace procedente su homologacin; Tribunal
Superior de Proteccin de Nios, Nias y Adolescentes de la Circunscripcin Judicial del
estado bolivariano de Miranda con Sede en los Teques, sent 27-3-14, exp. TS-R-0183-14,
http://miranda.tsj.gob.ve/decisiones/2014/marzo/2574-27-ts-r-0183-14-.html.
20 Vid. Sala Constitucional, sent. N 1554, supra citada, se observa, que la naturaleza
de las causas de filiacin, as como las de las instituciones familiares, ciertamente
corresponden al mbito de la vida privada del sujeto de proteccin nios, nias y adolescentes, tocando fibras de la intimidad familiar en la que se encuentran envueltos
aspectos de la moralidad, esta Sala Constitucional, en aras de la obligacin del Estado de
garantizar este derecho humano, a tenor de lo previsto en los artculos 56 y 78 de la
Constitucin de la Repblica Bolivariana de Venezuela, en equilibrio con el artculo 65
de la Ley Orgnica para la Proteccin de Nios, Nias y Adolescentes, establece con
carcter vinculante, en el cumplimiento efectivo de estos derechos humanos, a fin de
garantizar el derecho a la vida privada e intimidad de las personas, que a partir de la presente decisin, deben los jueces y juezas de los Circuitos Judiciales de Proteccin de
Nios, Nias y Adolescentes, en los casos donde la materia a ventilarse sea sobre la filiacin impugnacin, inquisicin o adopcin, e instituciones familiares obligacin de
manutencin, convivencia familiar, responsabilidad de crianza, custodia y colocacin
familiar, en los carteles y edictos as como en las boletas de notificacin que se libren,
expresar el motivo de la causa de manera genrica filiacin e institucin familiar, se
omita el nombre del nio, nia o adolescente sujeto de proteccin, y se remita la copia
certificada de la demanda en sobre cerrado, expresndose que deber ser entregado de
esa forma reservada al demandado o demandada.
21 Domnguez Guilln: ob. cit. (Innovaciones de la Reforma), pp. 131-182. Vid.
comentando lo innecesario de la derogacin de la Ley Orgnica por su reforma y la
56
carencia de exposicin de motivos de esta ltima: Bernad Mainar, Rafael: Nuevas tendencias del Derecho de Familia: Estudio comparativo de los Derechos venezolano y
espaol. En: Estudios sobre Derecho de la Niez y ensayos penales. Libro Homenaje
a Mara Gracia Morais. Universidad Catlica Andrs Bello. Caracas, 2011, pp. 64-65.
22 Vid. Sala de Casacin Social, sent. N 0404 del 09-05-12, http:www.tsj.gov.ve/decisiones/
scs/Mayo/0404-9512-2012-12-328.html, En tal sentido, debe entenderse que tales quebrantamientos o amenazas afectan gravemente las instituciones fundamentales de la Doctrina de Proteccin Integral de Nios, Nias y Adolescentes, derechos indisponibles
o reglas adjetivas que menoscaban los derechos al debido proceso y a la defensa, este ltimo
supuesto, sustentado en el mandato expreso contemplado en el artculo 334 de la Constitucin de la Repblica Bolivariana de Venezuela, que establece la obligacin de todos los
Jueces de la Repblica de asegurar la integridad del orden constitucional, mediante el uso
de las vas procesales ordinarias y extraordinarias consagradas en la ley.
23 Sala Constitucional, sent. N 1871 del 01-12-11.
24 Vid. Varela Cceres: ob. cit. (Introduccin al Derecho de la Niez), p. 150.
57
2. Custodia
La custodia es una proyeccin del atributo de la responsabilidad de crianza.
Ms precisamente se traduce bsicamente en la convivencia regular que comparte el hijo con uno de sus progenitores en caso de separacin de stos.
Segn indicamos, la figura se introduce en la reforma de la Ley Orgnica
para la Proteccin de Nios, Nias y Adolescentes de 2007, siendo de alguna
manera una forma de subsistencia del concepto de la antigua guarda. Toda
vez que guarda era el trmino o denominacin que se le atribua al progenitor que conviva con el hijo en caso de separacin.
La citada reforma quiso hacer hincapi que el atributo que recae sobre el cuidado del menor es compartido y se denomina responsabilidad de crianza
aunque necesariamente el hijo deba convivir con uno de los progenitores.
Ello, no obstante se admita naturalmente que la antigua guarda tena un ejercicio dual25. Esta ltima se asocia a la idea de la custodia. El artculo 359
de la Ley Orgnica, sin embargo, admite la posibilidad de convenir la custodia
compartida en inters del menor de edad, pero, desde el punto de vista prctico,
ello podra ser equivalente a un amplio rgimen de convivencia familiar.
Por lo que la diferencia podra verse simplemente a nivel tcnico.
La atribucin de la custodia debera responder a un acuerdo entre los progenitores que son quienes conocen sus necesidades y limitaciones con la
necesaria opinin del hijo. En caso de desacuerdo podr acudirse ante el juez,
teniendo el adolescente legitimacin directa para ello (artculo 359 de la Ley
Orgnica para la Proteccin de Nios, Nias y Adolescentes). Ante el supuesto
de separacin de los progenitores se mantiene la misma idea de que los progenitores decidirn escuchando al hijo lo pertinente sobre la custodia, y, a
falta de acuerdo, el juez decidir, aunque la Ley Orgnica para la Proteccin
de Nios, Nias y Adolescentes, no obstante la pretendida igualdad de la
reforma de 2007, mantuvo la disposicin que concede una suerte de derecho
58
26 El artculo 350 de la Ley Orgnica para la Proteccin del Nio y del Adolescente de
1998 indicaba: En el caso de hijos comunes habidos fuera del matrimonio, la patria
potestad corresponde conjuntamente al padre y a la madre cuando la filiacin se establece
simultneamente respecto de ambos; si la filiacin se establece de manera separada, el
padre que reconozca a los hijos, con posterioridad, compartir el ejercicio de la patria
potestad, si dicho reconocimiento se produce dentro de los seis meses siguientes al nacimiento del respectivo hijo. En todos los dems casos, la titularidad de la patria potestad
corresponde solo a aquel de los padres respecto al cual se haya establecido primero la
filiacin. No obstante, el juez competente puede conferir la patria potestad al otro
padre, si la filiacin se establece con respecto a l mediante reconocimiento voluntario que dicho padre haga del hijo, y prueba que ste ltimo goza, en relacin con l,
de posesin de estado, oda la opinin del hijo y la del padre que tena la patria potestad,
y siempre que tal conferimiento resulte conveniente a los intereses del hijo, de todo lo
cual se debe dejar constancia en el acta que se levante al respecto. Cuando el padre y
la madre ejerzan de manera conjunta la patria potestad, los desacuerdos respecto de
los hijos de resolvern conforme a lo previsto en el artculo anterior. Vid. Varela
Cceres, Edison Lucio: El principio de unidad de filiacin. En: Revista Venezolana de
Legislacin y Jurisprudencia. N 2. Caracas, 2013, pp. 197-198; Domnguez Guilln:
ob. cit. (Ensayos sobre capacidad), pp. 169-173.
59
para erradicar la idea, con proyeccin psicolgica, que el progenitor no custodio era un simple visitante en la vida de quien est obligado a criar.
Las decisiones en materia de responsabilidad de crianza y custodia son revisables en cualquier momento, ante el cambio lgico de las circunstancias, a
peticin de los interesados incluyendo al adolescente (artculo 361 de la Ley
Orgnica). Debiendo escucharse siempre en todo procedimiento administrativo o judicial la opinin del nio o adolescente, como formalidad necesaria
y al margen de que la misma no sea vinculante.
Pero, ciertamente, el hijo independientemente de su edad es el ser ms
afectado e interesado en el respectivo debate. El procedimiento judicial al
efecto ser el ordinario contencioso (artculo 363 ejusdem). Finalmente, en
consonancia con el artculo 352, literal i, de la Ley Orgnica para la Proteccin
de Nios, Nias y Adolescentes, que consagra la negativa a prestar alimentos
como causal de privacin de patria potestad, el artculo 362 ejusdem dispone
la misma sancin con relacin a la custodia y a la responsabilidad de crianza,
lo cual encontrar sentido cuando en un procedimiento donde se debatan
estos ltimos se pretenda hacer valer dicha norma sin proceder a la privacin
de la patria potestad por juicio especial y autnomo.
Cabe sealar que la custodia se sigue perfilando probablemente como el
aspecto o instituto ms determinante de la patria potestad, porque permite
el contacto efectivo con el hijo y, ciertamente, concede una posibilidad u
oportunidad con incidencia directa en la educacin y conduccin del menor
de edad. Es un hecho indiscutible que lo evidencia la vida misma que el progenitor que convive con el hijo tiene mayor contacto con ste y, por tal, podr
influir ms en su educacin, no obstante que la formacin es compartida por
formar parte de la responsabilidad de crianza. El roce es el cario, segn indica
un refrn, y ello ser lo que muchos progenitores que disputan la custodia tienen
que tener presente. Sin embargo, veremos de seguidas que en razn de que
ese roce o contacto, que es necesario respecto de ambos progenitores, surge la
institucin de la convivencia familiar.
60
3. Convivencia familiar27
La convivencia familiar era denominada, antes de la reforma de 2007, derecho
de visitas, trmino enteramente criticado por la doctrina por no denotar la
importancia y trascendencia de su contenido, amn de incitar en el progenitor
al menos psicolgicamente la pretensin de que el otro era un mero visitante.
Pues, segn hemos indicado, la convivencia familiar suele, ms ampliamente,
denominarse el derecho del hijo a relacionarse con su progenitor no custodio.
Es obvio que, para poder ejercer efectivamente las funciones que se derivan
del estado filiatorio, progenitor e hijo precisan de oportunidad, de tiempo,
de encontrar un espacio comn que les permita compartir a los fines del
ejercicio efectivo de parte de la responsabilidad de crianza.
Es as como, luego de pasearse la doctrina sobre la naturaleza del instituto, se concluye que se trata de un derecho-deber, esto es recproco entre progenitor e hijo.
Su vulneracin no afecta nicamente al progenitor, sino que tambin perjudica al
hijo a quien se le impide el disfrute efectivo a relacionarse con su progenitor.
La institucin aplica al progenitor que no ejerce la custodia (artculo 385 de la
Ley Orgnica para la Proteccin de Nios, Nias y Adolescentes), su contenido excede sobremanera la simple visita extendindose a otras mltiples formas de contacto, como paseo, pernocta, etc., con opciones complementarias
de comunicacin: telefnica, electrnica, etc. (artculo 386 ejusdem). Su fijacin, al igual que la custodia, en primer trmino debera, y es lo ms recomen-
61
dable, ser establecida por los interesados en forma detallada, por conocer sus
necesidades, siempre con inclusin de la opinin del menor. Pero ante la
ineptitud de stos podra acudirse al juzgador, teniendo nuevamente legitimacin
directa el adolescente.
La ley, acertadamente reconociendo que en esta materia el tiempo perdido es
irreparable, prev la fijacin de un rgimen provisional de convivencia familiar
(uno facultativo en la admisin de la demanda y uno obligatorio en la audiencia
preliminar), salvo circunstancias excepcionales, incluyendo la posibilidad de
un rgimen supervisado (artculo 387 de la Ley citada). Nos pronunciamos
sobre que al juzgador no le est dado suprimir el derecho-deber de convivencia familiar, sino limitarlo ante casos excepcionales, con base en el examen concreto del inters superior del menor, entre los que se cita la lactancia,
la demencia o privacin de libertad de un progenitor, entre otros.
Dada la importancia de la familia, con proyeccin constitucional (artculo 75),
la figura es extensible a otros familiares e incluso personas con las que el
menor haya mantenido un contacto afectivo como parte de las relaciones en
el curso de su vida (artculo 388 de la Ley Orgnica para la Proteccin de
Nios, Nias y Adolescentes). Sin embargo, nos pronunciamos por una suerte
de extensin automtica de la figura a los abuelos, como aconteca en la
antigua Ley Tutelar de Menores, toda vez que dada la trascendencia y cercana
de tales que la propia Ley Orgnica reconoce en instituciones como la tutela,
no est dado al juzgador conceder el rgimen, sino simplemente regular el
mismo. Situacin similar tambin es predicable respecto de los hermanos del
nio o adolescente.
Finalmente, criticamos la limitacin del rgimen de convivencia familiar con
ocasin de la obligacin de manutencin (artculo 389 ejusdem) y ms an la privacin de la custodia al padre que incumpla el rgimen de convivencia familiar
(artculo 389-A Ley citada), toda vez que el nico criterio para la determinacin
de la privacin de la custodia debera ser la ponderacin concreta del inters superior del menor y, en modo alguno, tener sentido sancionatorio. El legislador est
colocando al hijo como objeto de castigo, cuando se indicaba que con la Ley
62
28 Vid. Domnguez Guilln: ob. cit. (La convivencia familiar), pp. 212-239.
63
4. Obligacin de manutencin
La antigua obligacin de alimentos pas a denominarse con la reforma de
2007 obligacin de manutencin. Se trata de una modalidad especial del
deber o derecho de alimentos29, en razn de la relacin filiatoria que recae en
favor de nios, nias y adolescentes. Esto es, la obligacin de manutencin
tiene por base la misma obligacin de alimentos que se estudia con contenido
general en el Derecho de Familia, pero con la regulacin particular y especfica que reclama la infancia y adolescencia. De all que la Ley Orgnica para
la Proteccin de Nios, Nias y Adolescentes la desarrolle en los artculos
365 al 384.
La obligacin de los progenitores de cubrir las necesidades econmicas de
sus hijos al ms amplio nivel se hace presente en la figura bajo estudio. El
cambio de terminologa pretende denotar que su contenido excede lo meramente
alimentario y se proyecta a las necesidades educativas, mdicas, culturales,
recreacin, deporte, etc. (artculo 365 de la Ley Orgnica para la Proteccin
de Nios, Nias y Adolescentes). El instituto tiene carcter irrenunciable
29 Vid. Domnguez Guilln, Mara Candelaria: Manual de Derecho de Familia. 2, Ediciones Paredes. Caracas, 2014, pp. 39-62; Barrios, Hayde: Interpretacin y alcance
de la obligacin alimentaria en la Ley Orgnica para la Proteccin del Nio y del Adolescente. En: Cuarto Ao de Vigencia de la Ley Orgnica para la Proteccin del Nio
y del Adolescente. V Jornadas sobre la LOPNA. Universidad Catlica Andrs Bello.
Caracas, 2004, pp. 141-173; Sojo Bianco, Ral y Hernndez de Sojo Bianco, Milagros: El derecho de alimentos en la legislacin venezolana. Mobil-Libros. Caracas,
2002, passim; Ramos S., Csar Jos: El derecho a la subsistencia: postulado de la
proteccin familiar. En: De los menores a los nios, una larga trayectoria. Instituto
de Derecho Privado, Universidad Central de Venezuela. Caracas, 1999, pp. 285-307;
Aguilar Mawdsley, Andrs: La obligacin alimentaria en el Derecho venezolano.
En: Revista de la Facultad de Derecho. N 4. Universidad Catlica Andrs Bello.
1967, pp. 9-68; Wills Rivera, Lourdes: Consecuencias del incumplimiento de los
deberes alimentarios hacia el menor. En: Memoria del VIII Congreso Mundial sobre
Derecho de Familia. Tomo I. Publicidad Grfica Len S.R.L. Caracas, 1996, pp. 77-90.
64
(artculo 377 ejusdem) es consecuencia de la filiacin y no de la patria potestad por lo que naturalmente subsiste aun en caso de privacin de sta. Aplica
al hijo menor de edad (artculo 366), habra que agregar no emancipado, pues en
tal caso el deber de alimentos pesa primero sobre el cnyuge del menor
emancipado. Sin embargo, la Ley Orgnica extiende la figura al mayor de
edad en los casos excepcionales del artculo 383, lateral b. Precisa de una
filiacin legalmente establecida, salvo las excepciones legales cuando el juzgador presuma la filiacin de importantes elementos de prueba (artculo 367
de la Ley citada).
Al ser la obligacin de manutencin una proyeccin de la obligacin de alimentos en general, el artculo 369 de la Ley Orgnica al regular los elementos para su determinacin refleja como supuestos a considerar en esta ltima:
vnculo, estado de necesidad y capacidad econmica del obligado. Pero bsicamente los dos ltimos, pues es obvio que probado el vnculo entre progenitor
e hijo, aquel tiene siempre por imperativo natural y legal que sufragar sus
necesidades, las cuales sern consideradas por el juez en atencin a la capacidad econmica del obligado pues nadie puede dar lo que no tiene. Difcilmente se podr contribuir a la manutencin de otro, si no se cuenta con un
mnimo para sufragar la propia subsistencia.
Ambos progenitores estn obligados a sufragar y compartir los gastos relativos a manutencin del hijo comn, segn sus posibilidades econmicas, pues
es obvio que tal deber es compartido. Sin embargo, se admite que cuando un
progenitor tiene a su cargo la custodia, los costos derivados de la convivencia
se subsumen en el quehacer diario, y por esto es que en caso de separacin la
asignacin de un monto por pensin de manutencin recae sobre el progenitor
no custodio. De all que la Ley Orgnica para la Proteccin de Nios, Nias
y Adolescentes aclare, en su artculo 370, seala la improcedencia de su cumplimiento en especie o de convivir si la responsabilidad de crianza se le ha
adjudicado a otra persona (aunque sera ms preciso referirse a la custodia).
En un sentido, se aprecia el artculo 373 de la Ley, que resalta la necesidad de
la obligacin al margen de la convivencia.
65
5. Consideraciones comunes
Nos hemos referido someramente a las tres instituciones familiares que,
a decir de la doctrina, mayormente generan conflicto, o disputas en los Tribunales. La custodia, porque permite dilucidar con quien convivir el menor
30 Vid. Domnguez Guilln: ob. cit. (Manual de Derecho de Familia), pp. 53-56;
Domnguez Guilln: ob. cit. (Ensayos sobre capacidad), pp. 209-213.
66
de edad en caso de separacin, la margen de la atribucin conjunta e irrenunciable de la patria potestad31 y de la responsabilidad de crianza32; la convivencia
familiar, que permite que una vez atribuida la custodia a un progenitor, el otro
pueda disfrutar de un efectivo contacto con el hijo; y finalmente, la obligacin
de manutencin, que suele constituir una asignacin al progenitor no custodio
para contribuir a los gastos necesarios del hijo comn. Son los aspectos que
han de contenerse necesariamente en todo acuerdo o sentencia de separacin
o divorcio y que pueden igualmente considerarse en forma autnoma. A su
vez, reflejan gran parte de la proteccin personal y patrimonial que el ordenamiento disponer a favor de la niez y la adolescencia.
Las tres instituciones referidas tienen puntos en comn: deben ser especificadas
en caso de separacin o divorcio; en principio en su determinacin encuentra
cabida la voluntad de los interesados quienes conocen sus necesidades; pero
ante la discusin o desacuerdo de tales ha de intervenir el juez de proteccin
por va del procedimiento contencioso que prev la Ley Orgnica para la Proteccin de Nios, Nias y Adolescentes al efecto y respecto del cual tiene
legitimacin el adolescente. La opinin del menor en stos y cualquier otro
procedimiento que le ataa debe ser escuchada. Los mismos deben tener por
norte, como es natural e imperativo constitucional, determinar en concreto
el inters superior del nio, nia o adolescente.
La necesidad de acudir a los tribunales revela una ineptitud de las partes en
resolver sus propios asuntos en los escasos casos en que la Ley les concede
poder a la voluntad de los progenitores por considerar que son los idneos
para decidir los asuntos del hijo con la opinin de ste. Sin embargo, se cita que
la praxis forense exhibe el escaso margen de actuacin que le cabe a la razonabilidad judicial, frente a las vandlicas luchas procesales desencadenadas
por los padres. Solo la concientizacin de la causa que alimenta al conflicto
y las consecuencias perniciosas de su prolongacin permite, y solo a veces,
31 Vid. artculos 347 y ss. de la Ley Orgnica para la Proteccin de Nios, Nias
y Adolescentes.
32 Vid. artculos 358 y ss. de la Ley Orgnica.
67
rescatar del infierno los incidentes que transforman la lucha por los hijos en
una experiencia kafkiana33. Se sigue pensando en futuras reformas con base
en la igualdad34, pero ha de tenerse claro que el cambio legislativo no es la
panacea de los problemas de la niez y de la adolescencia. El buen sentido
de los progenitores y que stos puedan colocar el bien e inters del menor de
edad por encima de sus desavenencias, ciertamente supera cualquier discusin
acadmica y aires de reforma.
70
1 Vid. Pea Sols, Jos: Lecciones de Derecho Constitucional venezolano. Los derechos
civiles. Ediciones Paredes. Caracas, 2012, p. 21.
2 Vid. Arismendi, Alfredo: Derecho Constitucional, Gua y materiales para su estudio.
Vol. II. Facultad de Ciencias Jurdicas y Polticas, UCV. Caracas, 2002, pp. 549-562.
3 Brewer-Caras, Allan: La Constitucin de 1999. 2, Editorial Arte. Caracas, 2000, p. 168.
4 Pea Sols: ob. cit., pp. 39-40.
71
72
1.1. Aproximacin
En la bsqueda por la idea del concepto de los derechos bajo anlisis se refiere
que se enfrentan el mtodo iusnaturalista racionalista que enfatiza que los
derechos del hombre son previos al Estado10, por oposicin, al modelo posi7 Delgado, Francisco: La idea de derecho en la Constitucin de 1999. Facultad de Ciencias Jurdicas y Polticas, Universidad Central de Venezuela. Caracas, 2008, p. 189.
8 Arce y Flrez-Valds, Joaqun: El Derecho Civil Constitucional. Editorial Civitas,
S.A. Madrid, 1991, p. 36.
9 Domnguez Guilln: ob. cit. (Aproximacin), pp. 52-53.
10 Pea Sols: ob. cit., pp. 24-25.
73
tivista en el que a los fines de propiciar seguridad sostiene que el nico con
facultad para crear libertades es el Estado11.
Pero, sin lugar a dudas, el carcter enunciativo de los derechos fundamentales, que la propia Carta Magna consagra en el artculo 23, permite observar
que los derechos existen y trascienden al texto constitucional y as lo ha reconocido la doctrina patria12.
Para Brewer-Caras: Los derechos humanos garantizados y protegidos conforme a la Constitucin, no solo son los enumerados en su texto, sino todos
los que sean inherentes a la persona humana entre los que se destacan los
denominados derechos de la personalidad13. De all que en acertada expresin de Ortiz-Ortiz con base en el citado artculo 22 de la Constitucin: los
derechos de la personalidad tienen clusula constitucional extensiva14.
Tal consideracin es acertada si se piensa que la existencia jurdica de los
derechos de la persona no puede supeditarse al estricto texto de la ley. Una
visin netamente positivista, donde se pretenda que lo que no se encuentra en
el texto legal no existe en el Derecho, redundara en absurdos desde el punto
de vista de la proteccin de la persona15.
11 Ibd., pp. 27-28.
12 Cfr. Brewer-Caras, Allan: Principios fundamentales de Derecho Pblico. Editorial
Jurdica Venezolana - Universidad Catlica del Tchira. Caracas, 2005, pp. 129-132;
Martnez, Agustina Yadira y Fara Villarreal, Innes: La clusula enunciativa de los
derechos humanos en la Constitucin venezolana. En: Revista de Derecho. N 3. Tribunal Supremo de Justicia. Caracas, 2001, pp. 133-151. Segn Bidart Campos, Germn J.: Los derechos no enumerados en la Constitucin. En: Estudios de Derecho
Pblico. Libro homenaje a Humberto J. La Roche. Vol. I. Tribunal Supremo de Justicia. Fernando Parra Aranguren, editor. Caracas, 2001, pp. 232-233, de no existir dicha
clusula abierta debera entenderse implcitamente contenida.
13 Brewer-Caras: ob. cit. (Principios fundamentales), p. 129.
14 Ortiz-Ortiz, Rafael: Los derechos de la personalidad como derechos fundamentales
en el nuevo orden constitucional venezolano. En: Estudios de Derecho Pblico.
Libro homenaje a Humberto J. La Roche. Vol. II. Tribunal Supremo de Justicia.
Fernando Parra Aranguren, editor. Caracas, 2001, p. 63.
15 Domnguez Guilln: ob. cit. (Aproximacin), p. 89.
74
2.2. Especies
Si la persona es la protagonista del orden jurdico y a ella ha de apuntar cualquier
interpretacin16, no es difcil concluir que los derechos que la protegen constituyen tema fundamental del estudioso del Derecho. Ahora bien, cualquier
clasificacin de los derechos debe ofrecerse a ttulo tentativo. Los derechos
constitucionales presentan mltiples clasificaciones (civiles, polticos, sociales,
etc.) que vienen marcadas con un contenido asociado al mbito de los derechos humanos, esto es, desde la perspectiva de la persona frente al Estado. Pero
los derechos de la persona pueden ofrecer un enfoque desde la perspectiva del
derecho privado, en cuyo caso suele aludirse a los derechos personalsimos o de
la personalidad. La doctrina los ha dividido en tres grupos: derecho a la identidad, derechos relativos al cuerpo (vida, integridad fsica y disposicin del cuerpo)
y derechos relativos a la integridad moral, entre los que se ubican la libertad,
el honor, la privacidad, la intimidad, la autodeterminacin informativa (artculo
28 de la Constitucin), la imagen y la voz17.
16 Vid. Domnguez Guilln, Mara Candelaria: Primaca de la persona en el orden constitucional. En: El estado constitucional y el Derecho Administrativo en Venezuela.
Libro homenaje a Toms Polanco Alcntara. Universidad Central de Venezuela. Caracas,
2005, pp. 299-320.
17 Domnguez Guilln: ob. cit. (Aproximacin), p. 91. Domnguez Guilln: ob. cit.
(Manual de Derecho Civil), pp. 285-286.
75
76
19 Cfr. Rodrguez, Gladys: Los datos personales en la era digital: perspectiva constitucional. En: Fronesis, Revista de Filosofa Jurdica, Social y Poltica. Vol. 10, N 1.
Universidad del Zulia. Maracaibo, 2003, pp. 9-47; lvarez B. de Bozo, Miriam et alli:
La libertad informtica: derecho fundamental en la Constitucin Venezolana. Revista
Internacional de Derecho e Informtica. Ao 2, N 1. Organizacin Mundial de Derecho
e Informtica. 2000, http://www.omdi.info/espanol/reivdi/ano2_n1/alvarez_2.htm.
20 Pea Sols: ob. cit., p. 417.
21 Ibd., p. 418.
77
78
diferenciado, lo que no obsta, debe quedar claro, para que circunstancialmente, una sola conducta pueda infringirlos a los tres simultneamente,
pero es obvio que esa situacin resultara muy difcil de configurarse22.
3. El honor
Para Pea Sols es necesario destacar que el honor es un concepto jurdico
indeterminado, cuya definicin est muy influenciada por los valores imperantes en cada poca y en cada sociedad. Los autores suelen indicar para
comprobar lo acertado de esa observacin, que basta comparar el honor que
actualmente se defiende ante los Tribunales, con el honor que en el siglo
pasado se defenda en duelos en los cuales entraba el juego de la vida26.
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Se observa, pues, que la Constitucin sigue la orientacin segn la cual se distingue entre honor y reputacin, criterio que, a nuestro juicio, no es necesario,
pues la reputacin es el aspecto objetivo del honor.
Por su parte, la Convencin Americana sobre Derechos Humanos, en su artculo
11, indica: 1. Toda persona tiene derecho al respeto de su honra y al reconocimiento de su dignidad. 2. Nadie puede ser objeto de injerencias arbitrarias
o abusivas en su vida privada, en la de su familia, en su domicilio o en su
correspondencia, ni de ataques ilegales a su honra o reputacin. En el mismo
sentido se aprecia el artculo 17 del Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Polticos; el artculo 12 de la Declaracin Universal de los Derechos Humanos.
Se observa as, que los instrumentos internacionales, al igual que la Constitucin,
hacen referencia a la reputacin, pero a diferencia de la Carta Magna (tanto la
vigente como la anterior) utilizan la palabra honra en lugar de honor.
Ochoa Gmez41 pretende sostener una diferencia entre honor y honra con
base en el honor objetivo y subjetivo, respectivamente. Seala que la honra se
asocia a la propia dignidad y la segunda, esto es, el honor con la buena opinin
o fama. Aunque tal distincin no es jurdicamente relevante en lo relativo a los
derechos de la personalidad.
Pensamos, que estos trminos se utilizan como sinnimos y la referencia a la
reputacin se hace para reafirmar que existe una proteccin al lado subjetivo
del honor u honra, aun cuando se tenga mala reputacin42. Otros autores ven
una diferencia entre honor y fama. Algunos parecen asimilar el honor a la
reputacin, y la honra la considera el respeto de la propia dignidad.
Afirma Pea Sols, al comentar la doctrina que fija la Sala Constitucional en
la sentencia N 2442, supra citada: Cabe destacar que en esa sentencia la
Sala indica que la honra y el honor son derechos distintos, quizs influenciada
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por la diccin del artculo 11.2 de la Convencin Americana sobre los Derechos Humanos, el cual dispone que nadie ser objeto de ataques ilegales a su
honra y reputacin. Por supuesto, que disentimos de esa posicin, dado que
la honra es un atributo del honor, o si se quiere el mismo honor visto en su
aspecto objetivo o trascendente. En otras palabras, la honra es la fama, la misma
reputacin, el aprecio social, en fin merecimiento ante los dems, que es en
realidad, debido a su importancia, el verdadero contenido del derecho al
honor, o si se quiere el bien protegido por ese derecho43.
El honor en el plano jurdico es la dignidad reflejada en la consideracin de
terceros y en el sentimiento de la propia persona a s misma. Hasta las personas de mala reputacin tienen a su favor una tutela a su honor: la proteccin
se extiende a personas jurdicas e incapaces. La reputacin se vincula con
nuestro honor en el campo social44.
Vale indicar que el honor en sentido objetivo es predicable respecto de la persona incorporal o persona jurdica en sentido estricto. Por lo que la citada proteccin constitucional se extiende a tales entes, quienes disfrutan del aspecto
objetivo del honor o reputacin, en el entendido que pueden sufrir un perjuicio
patrimonial. As lo ha referido la doctrina45 y la jurisprudencia patria:
Las personas jurdicas no pueden invocar lesiones a su honor pero s a su
reputacin46.
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El derecho al honor tambin se extiende excepcionalmente a la persona fallecida49, lo cual se evidencia en la accin penal de difamacin o injuria de parte
de los herederos. Pues se ha planteado la proteccin de algunos derechos
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violacin de los derechos personalsimos de nuestros seres queridos fallecidos, y las violaciones abundaran bajo la excusa de que tales derechos han
culminado con la muerte de la persona. En tal caso, el sufrimiento propio se
erige para solicitar la correspondiente indemnizacin por dao moral. Es
pues, la interpretacin que nos parece justa tanto respecto a la memoria del
difunto como el natural sentimiento de respeto que inspira a sus familiares50.
3.2. Vulneracin
Comenta Pea Sols, que siendo un concepto de carcter indeterminado:
no resulta nada fcil determinar con precisin cuando se configura una violacin al derecho al honor; no obstante, la doctrina suele referirse a una
especie de regla a los fines de esa determinacin que consiste en ponderar
la ocurrencia de un hecho que afecta el aprecio social, la honra, la reputacin,
y en definitiva que lesione la dignidad de la persona. Sin embargo, esta
regla solo funciona a ttulo de orientacin porque no hay que olvidar
la variable relativa que afecta al concepto del honor, debido a que, como
dijimos antes, su formulacin aparece articulada a los valores presentes
en determinad poca y en determinada sociedad51.
La violacin del derecho al honor suele estar frecuentemente ligada a la vulneracin de otros derechos, tales como: la imagen, la intimidad y la privacidad. As, las violaciones al honor en materia civil no pueden ser desechadas
en funcin de verdades que frecuentemente mezclan otros derechos como la
intimidad, especialmente cuando la referencia no es justificada.
En este sentido, Carrasco Perera coloca como ejemplo el caso espaol de Patio,
piloto de Iberia fallecido con todos los pasajeros en un accidente areo ocurrido
en Bilbao. El Tribunal constitucional absolvi al medio de comunicacin que,
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Ello culmin con una declaratoria, parcialmente con lugar del amparo, suspensin de la medida, pero orden la desincorporacin de la web de algunos
datos relativamente sensibles, en los siguientes trminos: Se ordena la publicacin en el sitio web de este Tribunal Supremo de Justicia del fallo N 005,
expediente 10-Aa2892-11, dictado el 31 de marzo de 2011, por la Sala Dcima
de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del rea Metropolitana de
Caracas, suprimiendo nicamente los datos filiatorios, la direccin de su
lugar de residencia y los telfonos de ubicacin y mvil del ciudadano ()
mas no se alterarn ninguno de los datos de identificacin que contiene el
expediente de la causa penal principal63.
Los ataques al derecho al honor pueden agruparse en dos modalidades, a
saber: i. La difamacin, que se traduce en la imputacin a la persona de
hechos que son falsos; y, ii. La vejacin, que se traduce en insultar, agraviar
innecesariamente a una persona. Aunque un problema fundamental es precisar
su deslinde del derecho a la libertad de expresin lo que tendr que determinarse
a la luz del examen del caso concreto64. Se incluyen, entre los hechos que pudieran configurar la violacin del mismo, las conductas ostensiblemente vejatorias
e intimidatorias o la vulneracin del prestigio profesional; en tanto que ello se
excluye cuando media un inters histrico o se trata de actuaciones judiciales65.
El derecho al honor, a pesar de su aparente vaguedad y de la dificultad de precisar en algunos casos su vulneracin, ciertamente se presenta como uno de
62 TSJ/SC, sent. N 1503 del 11-10-2011, http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scon/
octubre/1503-111011-2011-11-0855.html.
63 TSJ/SC, sent. N 568 del 08-05-2012, http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scon/mayo/
568-8512-2012-11-0855.html.
64 Pea Sols: ob. cit., p. 426.
65 Ibd., p. 428.
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3.3. Proteccin
La Constitucin de la Repblica Bolivariana de Venezuela, lo consagra en el
artculo 60, como ya se indic; el Cdigo Penal sanciona la difamacin y la
injuria que son tipos penales que lesionan como bien jurdico tutelado al honor
(artculos 444 y 446). Por otro lado, el Cdigo Civil consagra la indemnizacin
por dao moral causado al honor, a saber:
Artculo 1196.- La obligacin de reparacin se extiende a todo dao
material o moral causado por el acto ilcito.
El Juez puede, especialmente, acordar una indemnizacin a la vctima en
caso de lesin corporal, de atentado a su honor, a su reputacin, o a los de
su familia, a su libertad personal, como tambin en el caso de violacin
de su domicilio o de un secreto concerniente a la parte lesionada.
El Juez puede igualmente conceder una indemnizacin a los parientes, afines,
o cnyuge, como reparacin del dolor sufrido en caso de muerte de la vctima.
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entre privacidad e intimidad, aun cuando son derechos conexos que protegen la misma esencia moral de la persona. La primera supone el derecho
a que nos dejen vivir en paz e implica sustraernos de la intervencin de los
terceros en cierto sector de nuestra existencia, aunque no sea secreto; la
intimidad viene aparejada con la idea de oculto o secreto81.
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4.3. Intimidad
Esta facultad se traduce en la necesidad de mantener en reserva, oculto o
secreto la informacin relativa a nuestra vida que consideremos pertinente.
Existe, pues, un mbito individual que el propio sujeto decide mantener alejado
del conocimiento de los dems.
A diferencia de la privacidad, la intimidad, por su parte, se asocia a la idea de
oculto o secreto; se refiere a un conjunto de sentimientos, acciones u
omisiones que la persona mantiene reservado y oculto de los dems86. El
derecho a la proteccin a la intimidad gira en torno a ese mbito propio y
reservado, cuya proteccin garantiza el secreto sobre la vida personal, lo que
impide que sean los terceros quienes tracen los marcos o contornos de la vida
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privada de las personas87. De tal suerte, que nos adherimos a la tesis que ve como
caracterstica esencial del derecho a la intimidad la idea de oculto o secreto.
La intimidad constituye aquel sector de la vida de una persona que desea
mantener reservada del conocimiento de terceros88. Se reduce a la esfera ms
recndita del ser humano89.
La intimidad le corresponde a todo individuo sobre los aspectos personalsimos de su existencia, los cuales, en principio, estn reservados a l y a su
familia, y al margen del conocimiento o intervencin por parte del Estado
y los dems habitantes90.
Pea Sols sostiene: Se trata de un derecho personalsimo, derivado de la dignidad humana, que tiene por objeto garantizar al individuo un mbito reservado
de su vida vinculado con el respeto de su dignidad como persona, frente a la
accin y el conocimiento de los dems, sean estos poderes pblicos o particulares. Queda claro entonces que el objeto del derecho, no es otro que conferirle un espacio a toda persona, en principio inmune a la injerencia de cualquier
tercero. Luego, debe inferirse, correlativamente que su contenido versa sobre
un conjunto de facultades o poderes de la persona, cuyo ejercicio impide que otra
u otras traspasen los lmites que contornean esa esfera o espacio vital, creado
opeconstitutionem, de tal manera que mediante esas facultades se protege de
la investigacin, que pueda realizar otros, en virtud de que nadie puede entrar
en la intimidad de una persona, sin su consentimiento, y de la divulgacin,
debido a que los terceros estn impedidos de divulgar los datos ntimos sin el
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consentimiento de la persona, e inclusive recientemente la doctrina ha sostenido que en el mbito de esas facultades entra el control de la informacin
personal91. La jurisprudencia se ha hecho eco de la doctrina, as se pronuncia
en los siguientes trminos:
La intimidad, de acuerdo a lo definido por la doctrinaria Mara Candelaria
Domnguez Guilln: se asocia a la idea de oculto o secreto; se refiere
a un conjunto de sentimientos, acciones u omisiones que la persona mantiene reservado y oculto de los dems. La intimidad es decidida por cada
sujeto en funcin de su sensibilidad. Generalmente, los actos ntimos que
ocurren en un lugar pblico pierden el carcter de ntimos, salvo que por
la propia naturaleza de las circunstancias se derive lo contrario. As mismo, vale indicar que este derecho se puede violentar por captacin o por
difusin, y puede ser vulnerado inclusive por simple culpa o negligencia92.
Sobre la disponibilidad, Ferreira Rubio aclara que todo depender de las circunstancias. Al respecto, refiere que la renuncia no puede presumirse en esta
hiptesis siempre que la voluntad de las personas haya sido sustraer los hechos
al conocimiento de extraos, y que verosmilmente hayan credo lograrlo93.
La intimidad se sita en el ncleo de lo oculto de cada persona94. La intimidad es decidida por cada sujeto en funcin de su sensibilidad aunque exista
informacin generalmente considerada como ntima, entre la que cabe ubicar:
lo sexual, econmico y la salud95.
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Sin embargo, se ha considerado cmo el derecho bajo anlisis cede en ocasiones ante instituciones de mayor contenido asociados al inters pblico. Tal
es el caso de la rendicin de cuentas de los funcionarios pblicos, as como la
materia impositiva. Al efecto, indica acertadamente Pea Sols:
Conviene destacar que la utilizacin del criterio formal, ha sido criticada,
porque implica que las personas podran reservarse todos los datos que
quisieran, no solo frente a los particulares, sino tambin frente al Estado,
y en tal sentido se indica que los polticos, por ejemplo, podran oponerse
a que se divulgasen sus actuaciones en el ejercicio de cargos pblicos anteriores, o que la Administracin estara impedida de conocer datos patrimoniales de los contribuyentes. Pero sin duda esa crtica resulta infundada,
porque casi ningn derecho constitucional tiene carcter absoluto, razn por
la cual el legislador puede establecer los lmites derivados del ejercicio de
su poder de configuracin, en los ejemplos anteriores, resulta elemental
que las personas puedan acceder a ese tipo de datos sobre los polticos, y la
Administracin a los datos tributarios de todas las personas. En Venezuela
esas crticas luciran totalmente invlidas, debido al principio constitucional
que obliga a rendir cuentas a todos los funcionarios pblicos, y a las potestades atribuidas a la Administracin tributaria, as como a otros entes
pblicos, en lo concerniente a los datos patrimoniales de las personas101.
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cual el interesado tiene la facultad de dar sobre s datos sensibles o no sensibles y acceder a la actualizacin o correccin de los mismos en cualquier
registro donde conste tal informacin. Pero su estudio, excede de la presente
investigacin.
5. La imagen
sta es simplemente la representacin grfica del ser humano. Cuando es
plasmada la esencia de la persona fsica en un plano que la haga identificable
estamos en presencia de la imagen.
Refiere lvarez del Cuvillo siguiendo a la jurisprudencia constitucional espaola, que la propia imagen ha sido definida como el aspecto fsico, que constituye
el primer elemento configurador de la esfera personal de todo individuo, en cuanto
instrumento bsico de identificacin y proyeccin exterior y factor imprescindible para su propio reconocimiento como sujeto individual. As pues, se refiere a
los rasgos fsicos que nos identifican y nos singularizan como sujetos nicos103.
La imagen es un derecho exclusivo del ser humano que no cabe confundir
con logotipos del ente incorporal. Es la representacin grfica de la figura
humana por cualquier medio mecnico, fotogrfico y retrato. El derecho en
examen no es extensible a la persona incorporal por lo que no cabe confundirlo con aspectos ligados a las marcas comerciales, logos o figuras que pretendan identificar el ente. La persona jurdica es una abstraccin y por tal
nunca podr ser captado su representacin grfica.
Al ser un derecho personalsimo y versar su objeto sobre la propia imagen
del ser humano, es obvio que la titularidad de este derecho est reservada
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104 Cfr. Domnguez Guilln: ob. cit. (Aproximacin), pp. 232-233; Pea Sols:
ob. cit., p. 441.
105 Hung Vaillant, Francisco: La proteccin de la propia imagen en el sistema jurdico
venezolano. Vadell Hermanos Editores. Caracas-Valencia, 2004; Len De V., Eunice:
Derecho a la Imagen. En: Ciencias del delito. Estudios varios en homenaje a Tulio
Chiossone. Universidad Central de Venezuela. Caracas, 1980, pp. 449-461; Leal
Wilhelm, Salvador: El derecho a la propia imagen en la aldea global. En: Revista
de Derecho. N 16. Tribunal Supremo de Justicia. Caracas, 2005, pp. 327-348. Alegre Martnez, Miguel ngel: El derecho a la propia imagen. Editorial Tecnos.
Madrid, 1997; Ruiz y Toms, Pedro: Ensayo sobre el derecho a la propia imagen.
Editorial Reus, S.A. Madrid, 1931; Cfr. Domnguez Guilln: ob. cit. (Aproximacin), pp. 232-247; Pea Sols: ob. cit., pp. 438-441; Ochoa Gmez: ob. cit.,
pp. 947-954.
106 Ochoa Gmez: ob. cit., p. 947.
107 Ortiz-Ortiz: ob. cit. (Los derechos de la personalidad), p. 62.
108 Ochoa Gmez: ob. cit., pp. 950-954.
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5.1. Vulneracin
La violacin a la imagen tiene lugar por su difusin sin la debida autorizacin. No comprende su captacin toda vez que sta puede tener lugar en un
lugar pblico y mal podra pretender reclamo en este sentido109. Otros autores
parecieran incluir en el derecho la captacin110, pero nos adherimos al criterio
que la violacin escapa de la captacin si sta tiene lugar en un lugar pblico.
Pues sera imposible, o al menos sumamente difcil, pretender captar fotos
aisladas en un lugar no privado.
La imagen, en nuestro concepto, merece una proteccin como derecho autnomo, al margen de la violacin a la intimidad, al honor y a la privacidad. La
sola divulgacin de nuestra imagen, al margen de la violacin de otro derecho, debe ser entendida como una vulneracin del individuo en su integridad
moral, porque nada lo individualiza ms que su representacin grfica111.
Cabe agregar que la entrega de una foto no autoriza su difusin pues ni
siquiera la autorizacin en la captacin autoriza su difusin112. Indic en tal
sentido la Sala de Casacin Civil, a propsito del derecho a la imagen, que su
utilizacin sin autorizacin del interesado genera dao moral:
si est demostrado, como lo afirm la recurrida, que el demandado utiliz la imagen de la demandante sin su autorizacin, la responsabilidad
por el dao moral causado, por lgica debe recaer en contra del agente
causante del hecho ilcito, que no fue otro ms que el demandado, quien
utiliz la imagen de la demandante sin su autorizacin () y en aplicacin a la reiterada doctrina de esta Sala en materia de dao moral, al estar
demostrado el hecho generador del dao moral, lo que proceda era su
estimacin, conforme al prudente arbitrio del juez113.
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Cabe sealar que si bien las personas pblicas tienen derecho a la imagen,
ste cede si su profesin precisa del inters de tal divulgacin. Al respecto
comenta Pea Sols:
Por otro lado debe tenerse presente que existe una excepcin con relacin a
las personas con relevancia pblica, cuya imagen es captada en actos pblicos, e inclusive en espacios pblicos, de tal manera que su mbito reservado
en ese sentido se reduce bastante, puesto que casi siempre el inters pblico
sobre la captacin o publicacin de la imagen prima sobre el derecho del titular a la imagen. Por ejemplo en los casos siguientes: un Ministro inaugurar
un importante obra pblica, un pintor famoso asiste a una exposicin pictrica, una cantante famosa que asiste a una gala. Pues bien, en todos estos
casos pareciera que el derecho a la libertad de la informacin debe prevalecer
sobre el derecho a la propia imagen, porque merece mayor proteccin114.
Por su parte, Domnguez Guilln resea el interesante caso del torero espaol
Paquirri, en que se consider que el momento de su muerte ejerciendo su profesin de torero (por el ataque del animal) presentaba inters a la colectividad115.
Acertadamente se indica: siendo el concepto de inters pblico el que decidir
si predomina el derecho a la propia imagen o no. Recordemos no obstante
la posicin bsica para la resolucin de la colisin entre derechos: la prevalencia (no jerrquica) que sobre los derechos de la personalidad ostenta el derecho
a la libertad de informacin, aplicable si se da el requisito de que los hechos
publicados sean de inters general o tengan trascendencia pblica116.
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5.2. Proteccin
No obstante el carcter enunciativo de los derechos de la persona, este derecho
se consagr expresamente en la Constitucin de la Repblica Bolivariana de
Venezuela como se ha indicado supra, en el artculo 60. Sostiene Pea Sols:
En los primeros tiempos de la constitucionalizacin de este derecho, una
lnea doctrinaria y jurisprudencial se orientaba a conceptuarlo, como formando parte, o como un atributo de la identidad, pero posteriormente esa
lnea cambi porque la propia imagen pas a ser conceptuada como un
derecho autnomo, con un objeto y un contenido diferente del derecho a
la intimidad y el derecho del honor, diferencia que se marca a partir del
objeto de la proteccin, que en el caso del derecho bajo examen est referido a que el diseo constitucional impide la captacin y la reproduccin
de la imagen, que afecta la esfera personal de su titular, captacin y reproduccin en general no permiten dar a conocer su vida ntima, ni lesionan
un buen nombre o reputacin, lo que no obsta para que en algunos casos
esa capacitacin y reproduccin pueda estar asociada a la violacin del
derecho a la intimidad o al honor. As por ejemplo si un periodista publica
la imagen de una persona, sin su consentimiento, pero esa publicacin
revela la existencia de una relacin ntima con otra persona que era desconocida por el pblico y que haba sido mantenida en secreto por el interesado, debe concluirse que se infringe el derecho a la propia imagen y el
derecho a la intimidad117.
Seguimos la orientacin de que la imagen puede violarse sin mediar trasgresin de otro derecho. Su proteccin como cualquier otro derecho de la personalidad podr tener lugar mediante las acciones que el orden legal impone,
tales como la accin de amparo, en el mbito civil bien encuentra aplicacin
el cauce de la indemnizacin por dao moral que prev el artculo 1196 del
Cdigo Civil. Pues la doctrina ha sealado que este constituye la sancin civil
derivada de la violacin de los derechos de la personalidad118.
110
Siendo discutible que si bien los derechos bajo anlisis se extinguen con la
muerte y no ha lugar a una proteccin constitucional, no puedan sus herederos
intentar las acciones con base en la proteccin de la memoria del difunto119,
lo cual ha sido asomado por la doctrina civil120.
Los derechos en estudio pueden ser especialmente vulnerados con el alegato
de la libertad de informacin. A lo que cabra hacer freno con el carcter
autnomo de cada derecho y el principio relativo a que cada derecho tiene por
lmite los derechos de los dems, segn lo dispone el artculo 20 de la Constitucin121. Al efecto cabe la siguiente reflexin de un autor espaol pero aplicable
al caso venezolano: Es un hecho innegable que los medios de comunicacin
han cometido abusos en su funcin de informar, y que tanto la Ley de proteccin civil de los derechos al honor, a la intimidad y a la propia imagen, como las
decisiones del Tribunal Constitucional han contribuido de algn modo a frenar
este tipo de acciones122.
111
Conclusiones
Una vez finalizada la presente investigacin, que tuvo como objeto de estudio
del artculo 60 de la Constitucin de la Repblica Bolivariana de Venezuela,
se pudo establecer criterios con respecto a los derechos que abarca el mencionado
artculo, a saber del honor, entendido como aquel sentimiento de apreciacin
124 Ibd., pp. 80-81. Corral Talciani, Hernn: La vida privada y la propia imagen como
objetos de disposicin negocial. En: Revista de Derecho Universidad Catlica del
Norte. N 8, 2001, pp. 159-175, http://corraltalciani.files.wordpress.com/2010/04/
contratos-y-vida-privada.pdf .
125 Juzgado Superior Octavo en lo Civil del Distrito Federal y estado Miranda, sent.
23-11-1989, Jurisprudencia Ramrez & Garay. Tomo 110, pp. 97-102.
112
de la propia dignidad o que los terceros tienen de ella, es decir, que el honor
implica una apreciacin subjetiva de uno mismo, bien sea propia o de terceros; la
vida privada, establecindose como aquella esfera desligada de los terceros,
sin embargo no se considera secreta, es decir un punto de equilibrio con la intimidad, considerada sta como un mbito secreto de cada persona; encontrndose tambin, la imagen, como aquella representacin grfica de cada ser
humano; todos stos, considerados y establecidos como derechos consagrados
en la Carta Magna, dndole rango constitucional.
A lo largo del desarrollo del trabajo, se citaron criterios y sentencias del Tribunal Supremo de Justicia, en las cuales se evidencian las posturas jurdicas
sobre las diferentes figuras contenidas en el artculo estudiado, ejemplo de
ello es la Sentencia N 1503, de fecha 11 de octubre de 2011, dictada por la
Sala Constitucional, mediante la cual se decret medida cautelar innominada,
acordando la desincorporacin del sitio web de dicho Tribunal, los datos identificativos del accionante, en vista de los derechos constitucionales denunciados
como violados, a saber del honor y la reputacin. Otras tantas sentencia referidas a lo largo de nuestro estudio dan fe de la importante proyeccin de los
derechos relativos al honor, la privacidad, la intimidad y la imagen.
Se entiende entonces, que este artculo 60 constitucional, abarca una serie de
derechos, que van directamente vinculados con la persona, ya que stos son
inherentes a ella, vinculndose de manera bidireccional con la naturaleza
humana. El hecho de tener derecho constitucional a la proteccin del honor,
la vida privada, la intimidad, y la imagen, configura, para la persona a la cual
se le viole, el derecho constitucional de reclamar su proteccin y dems
acciones que la ley establezca para su cumplimiento, o reparacin, en vista,
tal y como se desarroll, de que la violacin de estos derechos, puede acarrear
diferentes tipos de daos, bien sean stos, morales, pecuniarios, entre otros,
teniendo en el ordenamiento jurdico venezolano, una serie de disposiciones
que enmarcan los supuestos de hechos y las consecuencias jurdicas, relativas
a cada caso. Mltiples mecanismos procesales estn al amparo de la proteccin
de los citados derechos.
113
* Universidad de Los Andes, Abogado Cum Laude. Universidad Central de Venezuela, Especialista en Derecho de la Niez y de la Adolescencia, Profesor Instructor
por concurso de oposicin de Derecho Civil I Personas. Universidad Bolivariana de
Venezuela, Profesor de Derecho de Familia.
Este modesto trabajo est dedicado a la memoria de mi estimado profesor de Derecho
Procesal Penal Dr. Jorge Luis Villamizar Guerrero, como un homenaje pstumo a su
ejemplar vida acadmica, con afecto de discpulo.
116
Introduccin
El presente trabajo lleva por ttulo uno anlogo al de una famosa novela de la
Reina del Misterio, representa un tributo a Agatha Christie con quien tuve el
placer de acercarme al mundo de la lectura. La seleccin de la obra no es
casual; al igual que en la referida novela aqu se desarrollan nueve casos cortos
que no necesariamente tienen algo en comn, aunque s se le ha dado cierta
concordancia terica.
En la novela participa Parker Pyne, quien sin rubor se califica como un
detective del corazn, obviamente no se pretende promocionar nuestra actividad jurdica como el personaje que seala: tiene usted algn problema?
Consulte al seor Parker Pyne. Para l no hay nada imposible, o cuando afirma
Yo soy la persona indicada. Soy especialista en desgracias ajenas. La verdad es que ser especialista en una rama jurdica coadyuva a desvelar enigmas
117
Aunque suene ostentoso, Poirot con Su impecable traje de etiqueta, la colocacin exquisita de su corbata blanca, de su cabello, el brillo del fijador y
retorcido esplendor de sus famosos bigotes se conjuga para lograr la imagen
ms acabada del inveterado dandy, no es nicamente un vanidoso, es simplemente un ser sumamente honesto consigo mismo y con los dems, que
muchas veces se ve subestimado por su actitud, pero ello no disminuye en
nada su enorme talento, ya que justamente dicha posicin confiada de sus
interlocutores le permite a Poirot obtener la informacin necesaria para con
su mente lgica y experta en la naturaleza humana descubrir los desaguisados
ms escabrosos y acabados, que aunque puedan ser calificados como el delito
perfecto no llega a superar las clulas grises de nuestro personaje. En sus propias palabras: Aunque yo sea un genio, soy capaz de reconocer el genio de los
dems. Un crimen perfecto, mon ami; yo, Hrcules Poirot, se lo digo a usted.
Un crimen perfecto Epatant!.
118
Ciertamente, los protagonistas de estos relatos resuelven los crmenes y misterios que se les plantean, recurriendo a la sagacidad mental, sentido comn
y a las famosas pequeas clulas grises, ello incita a pensar que en el campo
profesional se debe tomar similar posicin, cuando el asunto posee particulares
ribetes que lo oscurecen. En ellos muchas veces la luz no estar en las grandes teoras, sino en conocer las formas en que el hombre se relaciona, nico
destinatario de las normas jurdicas y, como se sabe, el Derecho no es un fin
en s mismo, sino una herramienta, la ms efectiva, para alcanzar la justicia.
Ahora bien, ya entrando en los asuntos propios que toca desarrollar, corresponde advertir que la idea medular sobre los cuales giran los diversos puntos
que conforman el estudio, es destacar que tanto el rea de proteccin de
nios, nias y adolescentes como el de responsabilidad penal de adolescente
conforma al unsono el Derecho de la niez y de la adolescencia y por tal
motivo tienen ms zonas de encuentro que discrepancias. As pues, esta posicin invita a una visin global que garantice desde la interpretacin de las
normas referidas al Sistema Penal de Responsabilidad de Adolescente todas
aquellas figuras que se ubican tanto dentro como a fuera del articulado del
Sistema, pero que son igualmente aplicables por fundarse en el mismo modelo
de proteccin de todos los derechos y deberes de los nios y adolescentes.
Efectivamente, en los cinco primeros casos, se plantean asuntos propios del
Sistema Penal de Responsabilidad de Adolescente, donde se ha arribado a
soluciones frescas echando mano de los principios del Derecho de la niez,
el catlogo de facultades fundamentales o de los diversos tratados de derechos
humanos que integran esta rea de las ciencias jurdicas. En los cuatro siguientes misterios, que se refieren al rea de proteccin de nios, nias y adolescentes, se ha usado la misma tcnica con resultados positivos a nuestro entender.
119
120
Lo dicho no es bice para que existan restricciones legales para determinadas facultades,
exempli gratia el derecho a la libertad de trnsito (artculo 39 de la Lex cit.), puede ser
limitado de forma excepcional producto de una medida judicial de imposicin de reglas
de conducta donde se prohba al adolescente deambular por determinado lugar que se considera perjudicial a sus intereses (vid. artculos 620 literal b, y 624 de la Ley Orgnica).
4 Ovando Bareiro, Bettina: Garantas en el sistema de responsabilidad penal.
En: Revista das Defensorias Pblicas do Mercosul. N 3. REDPO. Brasilia, D.F. 2013,
121
p. 150, Segn la concepcin actual, no se pueden restringir las garantas del Derecho
Penal, como los principios de legalidad, lesividad, culpabilidad y proporcionalidad y
en el Proceso Penal los principios de presuncin de inocencia, proporcionalidad, abstencin de declarar, acusatorio, inviolabilidad de la defensa, juicio oral, etc. garantas
reconocidas a los adultos. Se resalta claramente la aplicacin de la normativa establecida para la proteccin de derechos humanos, adems de la existencia de derechos
adicionales de que gozan los adolescentes, conforme al Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Polticos.
5 El principio de especialidad lo postulan la Constitucin (artculo 78); la Convencin
sobre los Derechos del Nio (artculo 40 N 3), la Ley Orgnica para la Proteccin de
Nios, Nias y Adolescentes (artculo 4), las Reglas mnimas de las Naciones Unidas
para la Administracin de la Justicia de Menores Reglas de Beijing, adoptadas por
la Asamblea General el 28 de noviembre de 1985 (artculo 2.3). Vid. Varela Cceres,
Edison Lucio: Introduccin al Derecho de la niez y adolescencia. En: Revista
Venezolana de Legislacin y Jurisprudencia. N 4. Caracas, 2014, pp. 157 y ss.
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10 Como seala Paladini, Carolina: La defensa del derecho a la identidad. El rol facilitador de la Justicia. Consideraciones en torno a un caso. En: Revista del Ministerio
Pblico de la Defensa. N 2. Buenos Aires, 2007, p. 97, el rol de los operadores
del Sistema Judicial y fundamentalmente de la Defensa, resulta decisivo para garantizar el cumplimiento de las obligaciones que el Estado ha asumido, pues de otro
modo los principios consagrados por la Convencin sobre los Derechos del Nio
corren el riesgo de convertirse en meras declamaciones.
125
excepcional y bajo ciertas garantas (vid. artculos 548, 558, 559, 581, 620
literal f, y 628 de la Ley Orgnica).
El tema es de inters por cuanto, algunos operadores a la hora de resolver
problemas en la hermenutica de las disposiciones especiales que establece el
Sistema Penal de Responsabilidad de Adolescente, aplican maquinalmente y
de forma supletoria las normas del Cdigo Orgnico Procesal Penal y no de
forma preferente las disposiciones de los ttulos I y II de la Ley Orgnica para
la Proteccin de Nios, Nias y Adolescentes, as como los dems instrumentos que conforman el Derecho de la niez y de la adolescencia y que son aplicables a las instituciones que conforman el Sistema Penal de Responsabilidad
de Adolescente11.
Al respecto, conviene recordar aquellas normas que deben ponderarse para la
interpretacin de la privacin de libertad, ya sea en flagrancia, detencin
para identificacin, para asegurar la comparecencia a la audiencia preliminar, como medida cautelar o medida sancionatoria12, establecidas dentro
del Sistema Penal de Responsabilidad de Adolescente.
La Constitucin de la Repblica Bolivariana de Venezuela dispone en el artculo 44 N 1, que la detencin nicamente procede como consecuencia de
una orden judicial, salvo la flagrancia. As como el juicio se desarrollar en
11 As, por ejemplo, como resalta Martnez Rincones: art. cit. (La cuestin de la antijuricidad en el Derecho penal juvenil venezolano), p.152, Debe recordarse que el principio rector aplicable, de manera preferente, en todo el mbito jurdico venezolano del
adolescente, es el principio de su inters superior; principio este de naturaleza general y
que no puede excluirse de la materia penal, toda vez que la LOPNA ordena tenerlo
presente tanto en el mbito de aplicacin de la Ley como en el de su interpretacin.
12 Las anteriores modalidades, segn destaca Pereyra Figari, Nstor: La detencin preventiva en el sistema de responsabilidad penal del adolescente. En: I Jornadas para
Defensores Pblicos con competencia en la Ley Orgnica para la Proteccin del Nio
y del Adolescente. Tribunal Supremo de Justicia. Caracas, 2003, p. 81, Son en sustancia lo mismo. Pretender diferencias de fondo entre ellas, es poco menos que artificioso, pues el investigado se encuentra ante la misma realidad: encerrado en un
establecimiento total.
126
libertad, salvo razones determinadas por la ley y apreciadas por el juez que
hagan procedente una prisin preventiva como medida cautelar. Por su parte,
el artculo 272 de la Constitucin, dispone que sern de aplicacin preferentes
las medidas no reclusoria para el cumplimiento de la pena13.
La Convencin sobre los Derechos del Nio, que es Ley en Venezuela y adems un tratado de derechos humanos de jerarqua constitucional por contener
normas ms favorables sobre el goce y ejercicio de los derechos fundamentales (artculos 23 y 78 de la Constitucin de la Repblica Bolivariana de Venezuela)14, en lo relacionado al derecho a la libertad personal y su restriccin,
en su artculo 37, seala: la prisin se utilizar nicamente como medida de
ltimo recurso y durante el perodo ms breve que proceda, en ningn caso
podr ser arbitraria o ilegal. Cuando proceda la privacin de libertad se respetar la dignidad y las necesidades producto de su edad, separndolos de los
13 Sin embargo, Ortega Daz, Luisa: Enfoque reduccionista de la prisin. En: Revista
del Ministerio Pblico. N 11 (V etapa). Caracas, 2012, p. 16, afirma: El artculo 44
constitucional y los artculos 9 y 229 del Cdigo Orgnico Procesal Penal, establecen
que la privacin preventiva de libertad es una medida excepcional () Adems, prevn que las disposiciones legales que autorizan la privacin preventiva de libertad
solo podrn ser interpretadas restrictivamente. No obstante, la poblacin carcelaria
de Venezuela es alta, lo que significa que los mencionados principios constitucionales
y legales no son utilizados ampliamente por parte de los jueces penales y los fiscales.
Como indica Lois Estvez, Jos: Sobre el concepto de naturaleza jurdica. En:
Anuario de Filosofa del Derecho. N 4. Ministerio de Justicia. Madrid, 1956, p. 168,
Por raro que pueda parecer el hecho, no hay ms remedio que reconocerlo. Siempre
una franca confesin es la primera condicin de la enmienda.
14 Vid. Bidart Campos, Germn J.: La Convencin sobre los Derechos del Nio en el
Derecho argentino. En: La interpretacin del sistema de derechos humanos. Ediar.
Buenos Aires, 1994, p. 188, que al comentar el efecto de la regulacin constitucional
de la Convencin seala: Si quisiramos trazar un perfil somero de esta obligacin
ambivalente podramos decir que a) no puede dictar leyes, reglamentos, resoluciones, ni emitir actos de ninguna ndole que resulten contrarios a la Convencin
sobre los Derechos del Nio; b) tampoco puede omitir el cumplimiento integral de
dicha Convencin; c) no puede aplicar leyes, reglamentos, resoluciones o actos que sean
violatorios de los derechos reconocidos en la misma Convencin; d) tiene que adecuar
su derecho interno a las normas de la Convencin cuando ese derecho interno sea
opuesto a ella, o incompatible con ella.
127
128
Como se observa, el Derecho de la niez y de la adolescencia es suficientemente claro cristalino como agua de manantial dira un entraable amigo
en indicar que el canon es la libertad tanto en la investigacin, el decurso del
proceso e inclusive una vez condenado15, ello es muy lgico para el que est
al tanto de las tendencias en criminologa que postulan en apretada sntesis,
comprender al sujeto como un individuo que ha tomado malas decisiones en
situaciones que originan repercusin penal y, por esa razn, debe responder
penalmente sin que ello implique la imposicin de penas infamantes y castradoras, sino reeducativas y de reinsercin16.
129
Pero, cuando se est al frente de un adolescente en roce con la ley penal, los
anteriores postulados resuenan con mayor sonoridad y armona, ya que el
adolescente, adems de tomar una mala decisin, tal vez incitada por carencias sociales, econmicas y afectivas, no disfruta del completo desarrollo de
su capacidad y, por tal razn ms que evidente, faltan en su totalidad las
herramientas psicolgicas para asumir la adecuada conducta y, por lo expuesto,
se justifica otro tratamiento penal que implique el establecimiento de la responsabilidad por el hecho cometido17, aunque con sanciones distintas a la
privacin de libertad, que por s sola no es garanta de que el adolescente
comprender en su verdadera dimensin la ilicitud y las consecuencias que
ello implica, mucho menos va a generar la superacin de las falencias del
entorno que crearon el escenario para la toma de las malas decisiones que
se estn juzgando.
Obviamente, lo anterior parecer una posicin celestina, para el que convive
en una posicin atvica que no le permite superar sus prejuicios y ve al delincuente como un enfermo que es peligroso y por ello hay que alejarlo con
barrotes y fortificaciones que ms que fsicas son en realidad mentales. Por
el contrario, el Derecho de la niez postula principios, normas, reglas y directrices que son liberadoras, que derrumba los mitos e invitan o ms apropiadamente,
exigen una vuelta de tuerca no desde las normas que son suficientemente
17 En trminos de la Exposicin de Motivos de la Ley Orgnica para la Proteccin del
Nio y del Adolescente (1998): aun cuando no est plenamente presente en l la
capacidad de entender y de obrar conforme a esa comprensin, hay ya un proceso de
maduracin que permite reprocharles el dao social que causen, imponindoles una
sancin que constituye una medida con finalidad educativa. Recuerda Prez Cobo,
Gyomar: Principios fundamentales del sistema penal de responsabilidad del adolescente. En: I Jornadas para Defensores Pblicos con competencia en la Ley Orgnica
para la Proteccin del Nio y del Adolescente. Tribunal Supremo de Justicia. Caracas,
2003, p. 123, la finalidad acordada por el legislador a las sanciones a imponer, segn
lo dispuesto por el artculo 621 es la educativa, sanciones estas que tienen por objetivo
propiciar el desarrollo integral del adolescente y la bsqueda de su adecuada convivencia familiar y social, no obstante la finalidad declarada, advierten los autores que
las mismas implican la restriccin de ciertos derechos en virtud de lo cual la aplicacin de estas debe estar rodeada de un conjunto de garantas que eviten a toda costa
la inherente arbitrariedad del Estado.
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claras para el que las quiere examinar con objetividad y criterio cientfico, un
repensar para los operadores e incluso la sociedad, que ven todava al adolescente que comete un delito como un predestinado a la carrera criminal que
tiene como nico destino ser un malhechor y no como un damnificado de las
circunstancias, que ha tomado malas decisiones y de las cuales debe responder, pero que en definitiva es un dato estadstico con nombre y apellido de las
fallas del Estado, la sociedad, la familia y del propio adolescente, que no han
hecho lo necesario para que estos jvenes tomen mejores resoluciones.
En sntesis, es necesario aplicar realmente el Derecho de la niez dentro del
Sistema Penal de Responsabilidad de Adolescente y no simplemente usar la
terminologa para justificar posicin abyecta que convierte al Sistema en
un mero eufemismo. Una muestra patente de la distorsin se puede visualizar
al revisar las estadsticas que comprueban que la mayora de los procesos,
donde es posible condenar al adolescente con privacin de libertad, se sigue
el decurso bajo prisin preventiva y se impone en la resolucin dicha sancin.
Justamente, todo lo contrario a lo que postula el Derecho de la niez.
18 Vid. sobre el principio de oportunidad Varela Cceres, Edison Lucio: Las frmulas de
solucin anticipada reguladas en la Ley Orgnica para la Proteccin de Nios, Nias y
Adolescentes. En: Revista de Derecho. N 28. Tribunal Supremo de Justicia. Caracas,
2008, p. 229, Este principio implica que en las distintas etapas del proceso se debe
guardar una correcta equidad entre el objetivo del mismo y los hechos imputados como
punibles, de tal modo que no se desvirtu el carcter educativo y la condicin especial
en que se debe amparar al adolescente, por ser un sujeto de derecho en desarrollo.
131
19 Ortega Daz: art. cit. (Enfoque reduccionista de la prisin), p 16, no debe solicitarse una medida de privacin preventiva de libertad sin que las circunstancias concretas
del peligro de fuga o de obstaculizacin en la bsqueda de la verdad se encuentre
fehacientemente demostradas.
20 Comenta Irazu Silva, Jos Luis: La prisin preventiva en la Ley Orgnica para la
Proteccin del Nio y del Adolescente aseguramiento para el juicio y la ejecucin.
En: X jornadas de derecho procesal penal. Debido proceso y medidas de coercin
personal. UCAB. Magaly Vsquez Gonzlez (coord.). Caracas, 2010, p. 242, los
nicos fines legtimos que puede cumplir la prisin preventiva son los de evitar la
fuga o evasin del imputado e impedir que obstaculice la actividad probatoria por
venir, ocultando o destruyendo elementos o amenazando a la vctima denunciante
o testigo, siendo espuria cualquier otra finalidad.
21 Perillo Silva, Alejandro: Derecho penal venezolano de adolescentes, aspectos
sustantivos y adjetivos. Editorial Mobilibros. Caracas, 2002, pp. 364-365, comenta:
de haber estado detenido el adolescente por un plazo superior a tres meses con
base en la sentencia impugnada, producira un grave perjuicio al efebo encartado, violndose principios como el de presuncin de inocencia y el de excepcionalidad de la
privacin de libertad, y como es lgico, el principio de la proporcionalidad.
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29 Irazu Silva: art. cit. (La prisin preventiva), p. 254, citando jurisprudencia de instancia, seala: el artculo 537 de la Ley Orgnica para la Proteccin del Nio y del
Adolescente permite la aplicacin supletoria del Cdigo Orgnico Procesal Penal en
lo no previsto en ella, siempre que no se oponga a sus propias instituciones.
30 Supuesto distinto es la posibilidad de solicitar la revisin de la prisin preventiva en
cualquier momento dentro de los tres meses, como lo contempla el artculo 548 de la
Ley Orgnica para la Proteccin de Nios, Nias y Adolescentes, si se han modificado
las condiciones de hecho que originaron la imposicin de la medida.
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Es claro que el legislador difcilmente pudo profetizar que el juez poda desconocer un mandato tan categrico como el contenido en el pargrafo segundo
del artculo 581 de la Ley Orgnica para la Proteccin de Nios, Nias y
Adolescentes, y por ello se refiere al supuesto normal y ordinario que es la
imposicin por el juez de control en el auto de enjuiciamiento de la medida
cautelar de prisin preventiva, que adems se recuerda es la ms gravosa y de
carcter excepcional. En palabras grficas, el legislador en el artculo 608
ejusdem, se refiri al perro como categora probable y necesaria, jams
pens que surgira un oso en el asunto. Entonces, debe proceder una interpretacin finalista, que, como su denominacin lo indica, cimienta el anlisis
en precisar la intencin perseguida con la norma, que, en este caso en particular, se sustenta en permitir que el imputado o defensor puedan tener un
de Estudios Constitucionales. Madrid, 1994, p. 19. Lase un ejemplo sobre la importancia de sopesar los mtodos de la hermenutica en el magnfico opsculo de Canova
Gonzlez, Antonio: Contratiempos de una Constitucin en la Esquina de Dos Pilitas.
En: Revista de la Facultad de Ciencias Jurdicas y Polticas. N 134. UCV. Caracas,
2009, pp. 165 y ss. En todo caso, recuerda Goldschmidt, Werner: Obertura a la teora
trialista del mundo jurdico. En: Libro homenaje a la memoria de Roberto Goldschmidt.
Instituto de Derecho Privado, UCV. Caracas, 1967, p. 41, la utilidad del lenguaje
consiste precisamente en el hecho de que mediante un nmero limitado de signos
podemos referirnos a un nmero infinitos de objetos y a un nmero igualmente infinitos de aspectos de estos objetos. Por consiguiente, cada vocablo tiene que poseer
varios sentidos. Lo que s es posible y menester para la convivencia eficaz y pacfica
es que, siempre que surja alguna duda con respecto a la coincidencia de los sentidos
que cada cual tiene en su mente, las partes buceen desde la superficie lisa verbal hacia
las honduras de los objetos y de sus aspectos, a fin de averiguar cul es la real intencin de cada uno. Cfr. Mendizbal Oses, Luis: Fundamentacin de Derecho de
menores. En: Anuario de Filosofa del Derecho. N 17. Ministerio de Justicia.
Madrid, 1974, p. 625, Por muy elaborada que ste una ley, la dinmica social desborda,
cada vez en mayor medida, los lmites que aqulla estableci () es esta tensin que
se produce entre el sentido jurdico-tico y el teleolgico de cada una de las regulaciones vigentes, de una parte, y la propia expresin gramatical de los textos legales, la que
impulsa al jurista no solo a rebasar los lmites de un posible significado literal, sino
tambin a intuir cul debiera ser la regla justa. Sobre la prevalencia de la interpretacin
teleolgica sobre la literal o gramatical vase tambin: Domnguez Guilln, Mara Candelaria: Ensayos sobre capacidad y otros temas de Derecho Civil. 3, Tribunal Supremo de
Justicia. Caracas, 2010, pp. 746-751.
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Procesal Penal, la no apelacin se justifica por cuanto la medida no est supeditada a un tiempo breve37 y la propia norma establece que el imputado podr
solicitar la revocacin o sustitucin de la medida judicial de privacin preventiva de libertad las veces que lo considere pertinente, debiendo el juez revisarla de oficio cada tres meses (artculo 250). Esta frmula, a juicio del
legislador del Cdigo, resulta ms atractiva para el imputado que la apelacin, por cuanto, ante la disconformidad puede solicitar una nueva revisin
adminiculando nuevos elementos que ilustren al juez sobre la necesidad de la
revocatoria o sustitucin.
Por su parte, la Ley Orgnica para la Proteccin de Nios, Nias y Adolescentes nicamente ha pensado en la revisin como modalidad de control de
la medida cautelar, durante la vigencia de la misma y para facilitar su aplicacin ha prefijado un lapso breve y perentorio como dira un entraable amigo
un lapso de cujus que hace fenecer la medida38 y su sustitucin por una
menos gravosa si no se ha dictado la sentencia condenatoria39, pero si el juez
37 Vid. lo sealado por Vsquez Gonzlez: art. cit. (El decaimiento de las medidas de coercin personal), p. 260, la tendencia internacional es a establecer lmites temporales
a la duracin de las medidas de coercin personal y entre estas, fundamentalmente,
la detencin preventiva. Vid. artculo 230 del Cdigo Orgnico Procesal Penal.
38 Segn comenta Pereyra Figari: art. cit. (La detencin preventiva en el sistema de responsabilidad penal del adolescente), pp. 96-97, de las Reglas de Beijing 13.1 y las
Reglas de las Naciones Unidas para la Proteccin de los Menores Privados de Libertad
16, se desprende dos postulados: en primer lugar: que debe existir un lapso mximo
de privacin de libertad preventiva y, segundo lugar: que ese lapso debe ser corto y
aade el lapso debe empezar a computarse desde el da en que el juez decrete cualquier
tipo de detencin.
39 Igualmente, urge aclarar que en el caso que el juez sustituya la medida de prisin preventiva por fianza, esta ltima debe implicar una caucin econmica adecuada, de
posible cumplimiento, por tanto no puede condicionarse la libertad una vez vencido
el lapso de los tres meses a la presentacin de una fianza que segn las condiciones
concretas es de difcil o imposible ejecucin, lo procedente es el establecimiento de
cualquiera de las otras seis medidas cautelares tipificadas en el artculo 582 de la Ley
Orgnica para la Proteccin de Nios, Nias y Adolescentes. Por esto el Proyecto
de Reforma de la Ley, antes mencionado, aade al final del pargrafo segundo del
artculo 581 la siguiente coletilla: que no genere privacin de libertad.
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Es por todo lo anterior que el legislador omite sealar el supuesto bajo anlisis como una competencia de la Defensa Pblica, tal y como se aprecia de la
lectura de las disposiciones de la Ley Orgnica para la Proteccin de Nios,
Nias y Adolescentes (artculo 170-B), o de la Ley Orgnica de la Defensa
Pblica (artculos 64 y ss.).
En sntesis, si bien es un rol cardinal de la Defensa Pblica coadyuvar a
garantizar el derecho a la defensa de las personas en todos los asuntos dentro
del mbito de su competencia, no se pueden subvertir normas de orden pblico
que establecen con meridiana claridad que en relacin con la representacin
judicial de los entes de derecho pblico la misma se encuentra reservada
a instituciones especialsimas, y en el caso de los rganos que comparten la
personalidad jurdica del municipio en el sndico procurador o sus sustitutos.
ejercicio de sus funciones, puede intentar las acciones judiciales a que haya lugar () y
por ltimo, la de ser una especie de supercontralor, en razn de que tiene el carcter
de Inspector Fiscal de la Hacienda Pblica Municipal.
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Como se observa la referida obligacin no se sustenta, en este caso, en la minoridad sino en la filiacin o el parentesco, e incluso tal deber corresponde al
cnyuge preferentemente (artculo 286 del Cdigo Civil) y procede cuando el
solicitante se encuentre en estado de necesidad y carezca de recursos o medios
propios suficientes para suminstraselos (vid. artculo 294 del Cdigo Civil)45.
45 Para el Derecho argentino Merlo, Leandro: La obligacin alimentaria a favor del hijo
que tiene entre 18 y 21 aos de edad es de carcter amplio. Comentario al fallo V., M.
A. c/V., N. R. s/Alimentos. En: Revista de Derecho de Familia y Sucesiones. N 1.
2013, [www.ijeditores.com.ar], expone: estamos frente a una nueva especie o categora de alimentos, cuya naturaleza jurdica podra derivarse del vnculo filial, del
parentesco, ser anmala, sui generis, etc. Ms all de las definiciones, es indudable
que estamos ante una categora de alimentos novedosa frente a la clsica distincin
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Ahora bien, al efectuarse por el Juez de Proteccin de Nios, Nias y Adolescentes la solicitud de designacin de Defensor Pblico para una determinada
causa (artculo 450 literal n), seala la normativa interna que el Coordinador
Regional o Delegado de Extensin proceder a la designacin de un Defensor
Pblico competente, quien deber aceptarla dentro de un trmino mximo
de dos das hbiles.
Lo descrito implica en trminos prcticos que el Defensor tiene el deber de
informarse sobre el asunto examinando consultando el expediente y si no
existe un supuesto de incompetencia subjetiva inhibicin u otro obstculo
de ley, deber expresar ante el tribunal la aceptacin de la designacin en la
referida causa.
La relatada actuacin procesal tiene importantes efectos jurdicos, como verbi
gratia: comprometer la responsabilidad del Defensor Pblico en la ejecucin
de la defensa tcnica profesional y, a su vez, al representar una diligencia del
proceso la misma implica una Notificacin presunta y, segn el artculo
462 de la Ley Orgnica para la Proteccin de Nios, Nias y Adolescentes
genera como efecto que el Defensor Pblico en su carcter de representante
judicial se entienda notificado desde entonces, sin ms formalidad.
Por tanto, se puede colegir que en este supuesto para el Defensor Pblico no
procede otras formas de notificacin, como las reguladas en los artculos 458,
459, 460 y 461 de la Ley Orgnica para la Proteccin de Nios, Nias y Adolescentes, ya que se comprende que la defensa queda a derecho, no habiendo
necesidad de nueva citacin para ningn acto de juicio a menos que resulte lo
contrario de alguna disposicin especial de la Ley (artculo 26 del Cdigo de
Procedimiento Civil)47.
47 Distinto es el supuesto del defensor ad litem que, segn explica Domnguez Guilln,
Mara Candelaria: Comentarios sobre algunas decisiones judiciales relativas al
defensor ad litem. En: Temas de derecho procesal. Vol. I. Tribunal Supremo de Justicia. Fernando Parra Aranguren, editor. Caracas, 2005, p. 427, algunos tribunales
adoptan el criterio de que con posterioridad a la notificacin y juramentacin, se precisa adicionalmente de la citacin del defensor a los fines de que comience a correr el
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puede ser propicia para acordar que se adjunte al oficio de solicitud de designacin las copias correspondientes al libelo de la demanda. Todo en el marco
del principio de colaboracin entre los entes que integran los Poderes Pblicos
(artculo 136 de la Constitucin de la Repblica Bolivariana de Venezuela).
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medio del poder (artculos 150 y ss. del Cdigo Procesal Civil)51. La doctrina
asevera que la representacin judicial o procesal sera:
la actuacin por la que una persona desarrolla conductas en nombre de
otra persona o entidad que tiene la consideracin de parte y en el marco
de un concreto proceso: efectuando actos procesales en nombre de la parte
y constituyndose en sujeto receptor de los actos procesales o sus consecuencias tanto del resto de las partes como del rgano jurisdiccional52.
51 Expresa Pineda Len, Pedro: Lecciones elementales de derecho procesal civil. Tomo
I. 2, Talleres Grficos Universitarios de la ULA. Mrida, 1964, p. 101, el poder es
el documento que caracteriza y prueba la representacin convencional que se ejerce
de una de las partes, y como requisito esencial a su validez para actos judiciales debe
constar en forma autntica.
52 Prez del Blanco: art. cit. (La representacin tcnica), p. 4.
53 Pineda Len: ob. cit. (Lecciones elementales de derecho procesal civil), p. 53. Vid.
artculo 136 del Cdigo Procesal Civil.
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Las actividades procesales indicadas en el artculo antes reproducido estn reservadas al sujeto parte exclusivamente, el Defensor nicamente participa en
dichas actuaciones procesales como asistente, siendo improcedente en tales
supuestos la representacin. En sntesis, para todas aquellas actividades que
54 Vid. artculo 153 del Cdigo Procesal Civil.
55 En concordancia con el artculo 64 N 4 de la Ley Orgnica de la Defensa Pblica y
artculo 154 del Cdigo adjetivo referido al otorgamiento del poder. Ciertamente, es
importante subrayar que es un deber del Defensor Pblico actuar con: honestidad,
decoro, eficacia, eficiencia y responsabilidad; as como: Prestar de manera idnea el
servicio; realizar cualquier otro trmite o gestin que sea procedente y que resulte
en una eficiente y eficaz defensa que garantice la tutela efectiva del derecho a la
defensa (artculos 6 y 24 nmeros 1 y 2 de la Ley Orgnica de la Defensa Pblica).
De las normas anteriores se deduce con claridad que el Defensor Pblico en su magisterio conserva plena independencia, sujetado nicamente a su conciencia y a la ley, es
decir, con estricta sujecin a las normas jurdicas y la ley moral, No deber aceptar
sugerencias de su patrocinado, representado o asistido que pueda lesionar su honorabilidad, ni ejercer recursos y procedimientos legales innecesarios, mas s emplear
todos los medios lcitos para obtener la recta aplicacin de la Ley, con eficacia y
diligencia para hacer valer sus derechos, sin temor a provocar animadversiones (artculos 8,
14, 22, 24 y 31 del Cdigo de tica Profesional del Abogado).
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impliquen la extincin o disposicin del derecho en litigio, est vedada la representacin para el Defensor Pblico y, por lo tanto, deber opera con asistencia.
A mayor abundamiento, en el caso del Defensor Pblico ocurrira algo similar a la representacin legal que detentan los progenitores o el tutor en relacin con los menores de edad por ellos representados. As, en estos casos, los
representantes nicamente pueden ejecutar actos de simple administracin
del proceso; para los asuntos que la excedan requerirn autorizacin judicial del
juez de proteccin (artculos 267 y 365 del Cdigo Civil). Entonces, el
Defensor Pblico posee facultades de simple administracin del proceso;
para los asuntos que excedan la simple administracin del proceso se demanda
actuar asistido. Adems, se recuerda que el Defensor Pblico representa una
voluntad expresa o presunta de su defendido, pero no puede actuar en contra de
la voluntad de su patrocinado.
Establecida, como ha quedado expuesta en las lneas que preceden, la doctrina sobre la cual se cimienta la institucin de la representacin judicial y su
vinculacin con la Defensa Pblica, corresponde aclarar los efectos procesales
que establece la Ley Orgnica para la Proteccin de Nios, Nias y Adolescentes
al regular el procedimiento ordinario.
Precisa el artculo 469 de la Ley Orgnica para la Proteccin de Nios, Nias
y Adolescentes el principio general de que la fase de mediacin de la audiencia preliminar ser con asistencia obligatoria de las partes o sus apoderados, aqu el trmino apoderado incluye obviamente al Defensor Pblico
por cuanto l posee un ttulo habilitante para el ejercicio de la profesin de
abogado y con suficientes conocimientos para defender intereses ajenos,
adems de que se encuentra designado y autorizado por la ley para actuar en
la representacin procesal.
La disposicin 472 reitera la asistencia obligatoria de las partes o sus apoderados para la fase de mediacin56. Lo ideal es que asistan las partes y as
56 Vid. tambin el artculo 514 de la Ley Orgnica para la Proteccin de Nios, Nias
y Adolescentes, referido a la audiencia en el procedimiento de jurisdiccin voluntaria.
156
pueda agilizarse la mediacin o conciliacin que es la finalidad de la audiencia, pero ello no es obligatorio, por cuanto la misma Constitucin promociona
los medios alternativos para la solucin de conflicto, pero en ningn momento
impone a las partes el aceptarlos57. Luego, puede el Defensor asistir a la
audiencia con la intencin de demostrar el inters procesal sin la parte para que
no se ocasione la extincin del proceso.
Queda claro que el alcance del desistimiento del procedimiento como efecto
extintivo del artculo 472, por la no comparecencia del demandante a la
fase de mediacin, nicamente se justifica ante un abandono total e injustificado al proceso. Por consiguiente, cuando no comparece la parte pero si su
apoderado o representante judicial es patente que se mantiene el inters en la
resolucin del conflicto procesal. Incluso, cuando no asiste el demandante ni
a travs de la parte o el apoderado y, en consecuencia, termina el proceso, se
puede, a juicio de Domnguez Guilln, plantear al tribunal la reposicin del
lapso previa prueba de la causa extraa58 y en su defecto interponer el recurso
de apelacin sobre la sentencia; esto ltimo, en razn de que el motivo que
priv para la falta fue una causa de fuerza mayor o caso fortuito y tales
hechos, de acreditarse, representan una causa no imputable a las partes y por
ello debe revocarse la sentencia que declar el desistimiento.
Las anteriores consideraciones son aplicables mutatis mutandis a la audiencia
de juicio (artculos 484 y 486 de la Ley Orgnica para la Proteccin de Nios,
157
Nias y Adolescentes). Cualquier otra interpretacin a las normas examinadas, adems de formalista, representaran una clara violacin a la tutela
judicial efectiva.
En todo caso, se puede destacar que las reglas de la Ley Orgnica para la Proteccin de Nios, Nias y Adolescentes (artculos 469, 472 y 514), las toma
el legislador de la experiencia de la Ley Orgnica Procesal del Trabajo
(artculos 129 y 130).
La doctrina ha indicado una evolucin de la Ley Orgnica para la Proteccin
de Nios, Nias y Adolescentes, en relacin con la Ley Orgnica Procesal del
Trabajo, por cuanto la primera permite la posibilidad de asistir personalmente
o mediante apoderado. Es decir, no hace falta la comparecencia personal del
demandante, cosa que no est expresamente regulada por la Ley Orgnica
Procesal del Trabajo, aunque es factible59.
En otros trminos, cuando el legislador exige la presencia exclusiva de las
partes lo debe indicar expresamente, como por ejemplo: En los procedimientos relativos a Responsabilidad de Crianza, Obligacin de Manutencin y
Rgimen de Convivencia Familiar ser obligatoria la presencia personal de
las partes (artculos 469, 472, 484, 486) o en el caso del juicio de divorcio
59 Carrillo P., Marcos R.: La fase de mediacin en la audiencia preliminar segn el Proyecto de Reforma Parcial de la LOPNA. En: Proyecto de Reforma de la Ley Orgnica
para la Proteccin del Nio y del Adolescente (ltima versin). Academia de Ciencias
Poltica y Sociales. Irene de Valera (coord.). Caracas, 2007, pp. 129-130. Apunta Longo,
Paolo: El momento preliminar en el nuevo procedimiento administrativo de la
LOPNNA. En: IX Jornadas de la Ley Orgnica para la Proteccin del Nio y del
Adolescente: La reforma. Publicaciones de la UCAB. Maria G. Morais (coord.). Caracas,
2008, p. 305, Es decir, para brindar eficacia y efectividad, el legislador ha estatuido
que a la misma deban concurrir imperativamente los sujetos materiales de la pretensin o sus respectivos postulantes. En el caso el Defensor Pblico puede participar
activamente en la mediacin, segn los lmites que se hayan preestablecido con su
defendido, como por ejemplo: ayudar a identificar los desacuerdos entre las partes,
examinar la viabilidad jurdica de los acuerdos propuestos, pero no podr suscribir
acuerdos, en representacin de su patrocinado, si los mismos implican alguna actividad de las prohibidas en el artculo 64 N4 de la Ley Orgnica de la Defensa Pblica.
158
Conclusiones
En honor a la verdad, rememorar las historias de nuestra juventud es un deleite,
aunque nicamente sea como excusa para desarrollar los diversos tpicos que
se tocaron en este opsculo. Si bien no se puede afirmar que se poseen las
nobles cualidades de mister Parker Pyne o monsieur Poirot, aun as se han
podido exponer aspectos curiosos del Derecho de la niez, digamos que gracias
a las clulas grises.
Ciertamente, los nueve casos examinados han sido resueltos, en nuestra opinin,
nicamente reflexionando en ellos como si fuesen piezas de un rompecabezas.
El asunto es comprender, en su verdadera dimensin, cul es la imagen que
60 Gianfelici, Mario Csar: Caso fortuito y caso de fuerza mayor. En el sistema de responsabilidad civil. Abeledo-Perrot. Buenos Aires, 1995, p. 204, define al caso fortuito
como: el resultado o consecuencia que acostumbra a suceder segn el curso natural
y ordinario de las cosas pero que, no obstante ello, no ha podido preverse al ejecutar
el hecho, y la fuerza mayor: es el resultado o consecuencia que no acostumbra a
suceder segn el curso natural y ordinario de las cosas, y que no ha sido tenido en
miras al ejecutarse el hecho.
159
se desea armar, para as, con paciencia y buen tino, ir colocando las piezas hasta
que encajen y revelen la verdad.
As pues, se demostr con claridad que el Sistema Penal de Responsabilidad
de Adolescente no se agota nicamente en las normas que integran el Ttulo
V de la Ley Orgnica para la Proteccin de Nios, Nias y Adolescentes;
a las anteriores hay que sumarles las disposiciones referente a los principios,
derechos fundamentales de la propia Ley, as como los tratados internacionales que son fuente de inspiracin, donde adems descuella la Convencin
sobre los Derechos del Nio por ser un tratado de rango constitucional.
El manejo adecuado de los anteriores instrumentos sera una gua segura para
arribar a soluciones satisfactorias cuando las normas del Sistema no son claras, ms all del hecho de que en diversos asuntos se necesitara superar las
ideas tradicionales que podrn servir para el Derecho penal o procesal penal
de adultos, pero no para la realidad juvenil, que posee sus propios derroteros
y que demanda expertos que los manejen con ambicin.
Obviamente, no se puede fijar en estos temas una posicin como la de nuestro querido Poirot; no somos ni remotamente el mejor en esta materia, pero
aun as se cree que, aunque no se cuente con la acogida del foro en algunas de
las soluciones propuestas, es siempre positivo desde la ciencia tomar nuevos
caminos y al menos se anhela haber generado la inquietud e incentivado la
sana discusin acadmica.
En el sptimo vstago del lado este,
a 617 pies de Robinsn,
en lnea recta a su escuela.
162
Introduccin
Aun cuando el hombre no siempre ha empleado los descubrimientos de la ciencia
para los mejores fines1, resultara indudable negar los beneficios del avance de
la ciencia en todos los aspectos de la vida del ser humano. Por ello, cada da la
ciencia abarca un mayor espacio en todas las actividades que desempeamos2.
1 Recordemos el bombardeo nuclear contra Hiroshima y Nagasaki, en el mes de agosto
de 1945, en donde fallecieron ms de 200.000 personas y an sufren las consecuencias de tan cruel accin, producto de un descubrimiento de la ciencia, especficamente
del fsico Le Szilrd.
2 Pinsese en las ventajas que la medicina ha aportado a la vida y salud de las personas,
tales como reactivacin de defensas contra el cncer, los descubrimientos en materia
de clonacin de clulas madres, la fecundacin in vitro, entre otros.
163
164
6 Vid. Denti, Vittorio: Scientificit della prova e libera valutazione del giudice. En:
Rivista di Diritto Processuale. 1972, pp. 414 y ss.
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166
1. La prueba cientfica
1.1. La ciencia del Derecho, otras ciencias
y la verdad en el proceso
La admiracin por los descubrimientos de la ciencia desde la antigedad
ha permitido el desarrollo de nuevos mtodos para la bsqueda de leyes naturales
que estn sobre el hombre y que lo rigen.
Pero para hablar de ciencia, deberamos comenzar reconociendo la nuestra.
Lo cierto es que para poder adquirir el convencimiento de los beneficios que
pueden aportar otras ciencias al campo del Derecho, primero debiramos
conquistar en nosotros el pleno convencimiento que con cada pequeo descubrimiento damos grandes pasos en la ciencia del Derecho.
Carnelutti quien enfatiz la importancia de cultivar la ciencia del Derecho
haciendo una comparacin interesante entre los descubrimientos reconocidos
por una gran mayora y los hallazgos del Derecho, sealaba: Todos hablan
de los descubrimientos de Pasteur, pero quin considera como descubridor,
no digo a Csar Beccaria, sino a Pedro Bonafante o Jos Chiovenda?9.
El Derecho en s es una ciencia, de hecho, una de las ciencias ms profundas y
complejas que cae bajo la vista del cientfico, ya que, el dato de su observacin
es el hombre mismo y todos los actos que este desarrolla en la sociedad.
8 Serviliano Abache Carvajal.
9 Carnelutti, Francesco: Metodologa del Derecho. Valletta Ediciones. Buenos Aires,
2008, p. 33.
167
Es tan amplio y profundo el dato de observacin, que el cientfico del Derecho entra en los confines de la intencin (voluntad) o en el proceso de evocacin (recuerdo de un testigo), sin una real conciencia de la inagotable tarea
que cae sobre sus hombros.
El qumico podr resumir a frmulas sus datos de estudio, el fsico a leyes
universales, pero el cientfico del Derecho, si se propusiera unir todos los
actos, negocios jurdicos y contratos, no acabara jams.
Ahora bien, as como el socilogo requiere de los datos, de la estadstica, y el
gegrafo se auxilia en la astronoma, la ciencia del Derecho requiere del auxilio de otras ramas de la ciencia, para poder desempear su laboriosa funcin.
Histricamente la ciencia ha servido al hombre para la bsqueda del conocimiento que se obtiene mediante la observacin y la reflexin, que se compila
de manera sistemtica y de los que se inducen principios y leyes generales.
Los elementos que la ciencia ha adoptado podran definirse en: i. La existencia de
mtodos, es decir, de un mecanismo o va para llegar a una solucin en concreto;
y ii. Que el mtodo empleado pueda ser reproducible, replicable y repetible10.
El mtodo permite lograr resultados con mayor exactitud y precisin y, as,
reducir el espacio de error. Por ello, los jueces se han servido tan favorablemente de sus beneficios para dictaminar fallos mucho ms acertados en cuanto
a las afirmaciones de hecho brindadas por las partes11.
En todo caso, como punto de partida, es fundamental aclarar qu se entiende
por ciencia cuando nos referimos a la prueba cientfica.
10 Vid. Pabn, Liliana: El papel del juez con relacin a la prueba cientfica en el proceso.
En: Derecho Probatorio Contemporneo, prueba cientfica y tcnicas forenses. Universidad de Medelln y Fundacin Universitaria Tecnolgico Comfenalco. Mnica
Bustamante Ra, coord. Medelln, 2012, p. 277.
11 La importante aclaratoria en la distincin entre la prueba de los hechos y la prueba de
las afirmaciones de los hechos nos la present Sents Melendo, Santiago: La Prueba,
los grandes temas del derecho probatorio. Ediciones Jurdicas Europa Amrica. Buenos
Aires, 1979, p. 12.
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12 Taruffo, Michele: La prueba. Editorial Marcial Pons. Trad. Laura Manrquez y Jordi
Ferrer Beltrn. Madrid, 2008, p. 279.
13 Vid. Taruffo: ob. cit. (La ciencia en el proceso), p. 31.
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14 Taruffo, Michele: Pginas sobre justicia civil. Editorial Marcial Pons. Trad. Maximiliano
Aramburo Calle. Madrid, 2009, p. 463.
15 Tambin llamada ciencia basura; la junk science para los norteamericanos.
16 Carnelutti, Francesco: La Prueba Civil. 2, Ediciones Depalma. Trad. Niceto Alcal
Zamora y Castillo. Buenos Aires, 1982, p. 38.
170
Ha sido prcticamente unnime asociar la nocin de prueba con la comprobacin de una aseveracin o afirmacin de hecho. Por tanto, independientemente de que sea la ciencia la que secunde este concepto compuesto,
mantendr su carcter demostrativo a los efectos judiciales.
Ya Denti nos haba adelantado la nocin de cientificidad de la prueba17, al
referirse a los supuestos en los cuales se requiere acudir a la ciencia para la
determinacin de los hechos que requieran el apoyo de mtodos o tcnicas
que excedan el conocimiento de un ciudadano promedio.
La prueba cientfica ha sido definida como aquellos mtodos o tcnicas cientficamente aprobados que son empleados para la toma de la decisin judicial18. En el proceso civil espaol, se ha empleado la nocin de prueba
cientfica cuando la utilizacin de mtodos o tcnicas en el proceso, arrojan
resultados altamente fiables19.
En Colombia, se ha dicho recientemente que la prueba cientfica, adems de utilizar un conocimiento cientfico o tcnico, debe estar basado en leyes universales,
como consecuencia de su metodologa cientfica, especfica, artstica y tcnica20.
Por su parte, en Italia se ha sostenido, en el contexto procesal, que la prueba
cientfica coincide en parte, pero no ntegramente con la prueba pericial, toda
vez que, si bien es cierto que la prueba cientfica se incorpora al proceso a travs
de un perito, no toda prueba pericial es una prueba cientfica21.
17 Denti, Vittorio: Cientificidad de la prueba, en relacin principalmente con los dictmenes periciales y la libertad de apreciacin del juzgador. En: Revista de Derecho
Procesal Iberoamericana. Vol. 2-3. Madrid, 1972, p. 277.
18 Vid. Abel Lluch, Xavier: La valoracin de la prueba cientfica. En: Derecho Probatorio Contemporneo, prueba cientfica y tcnicas forenses. Universidad de Medelln
y Fundacin Universitaria Tecnolgico Comfenalco. Mnica Bustamante Ra, coord.
Medelln, 2012, p. 242.
19 Ibd., p. 243.
20 Vid. Carvajal, Diana Mara: La Prueba de Oficio, una perspectiva para el proceso
dialgico civil. Universidad Externado de Colombia. Bogot, 2009.
21 Taruffo: ob. cit. (La prueba), p. 277.
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26 Vid. Abel Lluch: ob. cit. (La valoracin de la prueba cientfica), p. 244.
173
27 General Elec. Co. vs. Joiner (522 U.S. 136 [1997]), un caso en el cual el demandante
aleg que su exposicin a bifenilos policlorinados (PCBs) le haba provocado cncer
de pulmn; y Kumho Tire Co. vs. Carmichael (526 U.S. 137 [1999]), caso en el cual
los demandantes argumentaban que el accidente de vehculo que haban sufrido haba
sido consecuencia de un neumtico que se encontraba en condiciones defectuosas.
174
28 Sobre este principio probatorio, que incluimos a travs de la observacin de las distintas normas que regulan la prueba cientfica, no conocemos antecedentes desde la
teora general de la prueba.
29 La definicin que nos otorga el Diccionario de la Real Academia Espaola de la palabra
conveniencia es: 2. f. Utilidad, provecho. En: www.rae.es.
30 Vid. Devis Echanda, Hernando: Teora General de la Prueba Judicial. 5, Editorial
Temis. Bogot, 2006, pp. 109-110, que define el principio de la eficacia jurdica y
legal de la prueba como un complemento del principio de necesidad de la prueba, en
el sentido de que debe llevar al juez a un convencimiento sobre la certeza de los
hechos afirmados.
175
176
32 Abel Lluch, Xavier: A propsito del juicio sobre la admisin de los medios de prueba.
En: http://itemsweb.esade.edu/research/ipdp/a-proposito-del-juicio.pdf, p. 14, cita a
Muoz, quien seala que la mxima pro probatione no es una regla de prueba, sino
como una pauta de conducta que se traduce en los siguientes criterios: 1) Laxitud
en los criterios de admisiblidad (pertinencia, relevancia y licitud); 2) Prctica responsable del principio de inmediacin; 3) Firme conviccin aclaratoria en las prueba de
confesin, testifical y pericial; 4) Diligencias para mejor proveer; 5) Inversin del
onus probandi o ponderacin de la conducta procesal; 6) Mayor atendibilidad a la
prueba de presunciones.
33 En Venezuela, ha sido ampliamente desarrollado este principio por Cabrera, Jess
Eduardo: La inmediacin. En: Revista de Derecho Probatorio. N 13. Ediciones
Homero. Caracas, 2003, pp. 9-209.
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listado de casos en los que ha sido designado como perito, el mtodo empleado,
los datos tomados en cuenta, los datos descartados, cmo obtuvo sus conclusiones, el porcentaje de error, etc.
179
3.2.3. Concentracin
Este principio nos llama a procurar el desenvolvimiento de la prueba en una
sola fase del proceso, toda vez que la segmentacin de la prueba en diferentes
audiencias podra poner en riesgo la verificacin de las aserciones realizadas
en el proceso38.
El principio de concentracin hace posible que la actividad probatoria se
desarrolle en una sola audiencia, y en el caso de ser esto imposible, comporta la
realizacin de varias audiencias prximas en el tiempo, con la finalidad de que
no desaparezcan de la memoria del juez los actos orales que l ha presenciado39.
En el caso de la prueba cientfica, es til y conveniente que en una misma
audiencia se realice el control del perito, para que as el juez pueda concatenar
los elementos sealados por aquel con el resto del acervo probatorio.
36 Como por ejemplo, podra aplicarse el control Daubert para filtrar la ciencia basura
en el proceso.
37 Gozaini, Osvaldo: Elementos de Derecho procesal civil. Editorial EDIAR. Buenos
Aires, 2005, p. 129.
38 Devis Echanda: ob. cit., p. 123.
39 Pic, Joan: El principio de oralidad en el proceso civil espaol. En: Oralidad
y escritura en un proceso civil eficiente. Vol. I. Universidad de Valencia. Valencia,
2008, passim.
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4.2. Promocin
Aun cuando el procedimiento civil guarda ingentes distancias con el procedimiento penal en razn de la diversa naturaleza de cada uno, presentaremos,
a efectos de comparacin, el diseo normativo y empleo de la prueba cientfica
en ambos procedimientos a la luz de sus respectivos cdigos.
41 Publicada en la Gaceta Oficial de la Repblica Bolivariana de Venezuela N 38.773,
de fecha 20 de septiembre de 2007.
42 Artculo 28.- Si la persona sealada como presunto padre negare la paternidad, se
podr solicitar que se le practique la prueba de filiacin biolgica de cido Desoxirribonucleico (ADN) u otra experticia afn. En este supuesto, la autoridad civil ordenar
lo conducente a los fines que el organismo especializado realice dicha experticia,
cuya gratuidad ser garantizada por el Estado. En los casos que la persona identificada
como presunto padre se negare a realzarse dicha prueba, se considerar como un indicio
en su contra.
182
En el marco del procedimiento civil, las partes dentro del lapso preclusivo
probatorio si consideran que la promocin de la prueba cientfica convendr
al proceso, esclareciendo los hechos afirmados, podrn libremente promover
cualquier medio probatorio de ndole cientfico. Sin embargo, la promocin
de este medio de prueba dista mucho del procedimiento de experticia dispuesto en el Cdigo de Procedimiento Civil (artculo 451), toda vez que en el
caso de la prueba cientfica, el legislador seala la escogencia de un nico
perito de reconocida aptitud, que debe ser nombrado por el Tribunal. En todo
caso, la promocin de la prueba cientfica, al igual que la prueba de experticia,
debe versar sobre puntos de hecho.
Ahora bien, en cuanto a los poderes oficiosos del juez, aun cuando el artculo
514 del Cdigo de Procedimiento Civil no establece especficamente si el
juez puede promover la prueba cientfica, establece que el juez puede solicitar que se practique alguna experticia sobre los puntos que fije el Tribunal,
o se ample o aclare la que existiere en autos.
Entendiendo que el que puede lo ms puede lo menos, consideramos que el
juez de oficio (por sus amplios poderes probatorios, aun en los procedimientos de tipo dispositivo) podr perfectamente promover la prueba cientfica
cuando requiera que el conocimiento cientfico brinde mayor claridad sobre
algunos hechos afirmados en la controversia.
En materia penal: Para nadie es secreto que en el Derecho Penal, por razn
del principio inquisitivo, se disponen de otras condiciones: un juez facultado
con amplsimos poderes para escudriar y averiguar la verdad.
183
Ante el rgimen del principio inquisitivo, el radio se ampla y nos encontramos ante una potestad de investigacin del juez sobre los hechos43, siendo
que en algunos casos puede aportar pruebas al proceso (contrario al denominado principio dispositivo, en donde la prueba en el contexto jurdico es verificacin de la veracidad de una afirmacin de hecho realizada por las partes y no es
la de averiguar, tarea sta nica y exclusivamente reservada para las partes).
Sin embargo, en un sistema acusatorio como el que impera en el Cdigo
Orgnico Procesal Penal, ese radio de accin del juez omnipotente se difumina,
porque el juez se concibe como rbitro entre el Ministerio Pblico (que tiene
la facultad de Investigar44 y acusar) y el derecho que tiene el imputado o acusado de oponerse y contradecir; no solo con relacin a las afirmaciones que
vierta la Fiscala en el proceso, sino tambin con respecto a las diligencias
de investigacin y las pruebas presentadas por la Vindicta Pblica.
En razn de lo anterior, el Ministerio Pblico podr ordenar que se realice la
prueba cientfica, siempre y cuando seale a los peritos que sean asignados,
los aspectos ms importantes que sern objeto de la peritacin y que la prueba
supere el control de cientificidad al que hemos hecho referencia en este trabajo, sobre las premisas de Daubert. Pese a lo anterior, ello no obsta para que
la vctima, o el querellante, puedan solicitar a la Vindicta Pblica que requiera
a los cuerpos auxiliares de la administracin de justicia, la prctica de una
prueba cientfica45.
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Si la fuente de prueba desaparece, el juez deber realizar otra prueba cientfica a los fines de verificar el estado actual de la cosa que se quiere examinar.
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52 Cabrera, Jess: Contradiccin y control de la prueba legal y libre. Tomo II. Editorial
Jurdica ALVA. Caracas, p. 33.
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ii. Mtodo cientfico empleado: En este supuesto se controlarn dos extremos, en primer lugar, el mtodo cientfico que el perito ha decidido aplicar, y
el reconocimiento que la ciencia le ha otorgado a dicho mtodo. Un mtodo
que la ciencia ha descartado no podr ser empleado en un juicio.
iii. Datos tomados como fuente del peritaje: Los datos debern ser los mismos otorgados por el juez para la prctica del informe. El perito no podr
incorporar, ni modificar, ni obviar los datos que le fueron confiados como
fuente de informacin.
Atendiendo a lo planteado, tanto a una prueba cientfica ordenada para un
caso de paternidad, como a una prueba cientfica solicitada ante un rgano
policial auxiliar a la administracin de justicia, se le podrn aplicar los criterios
de impugnacin sealados previamente.
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Una vez expuestos los elementos de la sana crtica, podemos afirmar que las
ventajas de este sistema superan en gran medida los sistemas tradicionales ya
mencionados de la prueba tasada y la prueba de la libre conviccin. En definitiva, la prueba cientfica va a ser valorada por el juez sobre la base de las
reglas de la sana crtica, que le darn la orientacin para juzgar correctamente
los datos incorporados por los peritos en su informe pericial.
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gran mayora son tomados de la interpretacin de otros datos, y que, en este sentido, difcilmente pueda hablarse de objetividad ni de infalibilidad de la prueba
cientfica, cuando los resultados de la misma dependen de varios factores61.
Se ha hecho referencia a que la estructura de la prueba cientfica no solo puede
mirarse en funcin de su resultado, sino que entraa una serie de factores que
estn ntimamente vinculados con elementos si bien conexos, de alguna
forma separable.
A estos factores, una parte de la doctrina los ha clasificado en tres rdenes:
i. Validez cientfica del mtodo usado, refirindose a la aceptacin y credibilidad del mtodo cientfico empleado; ii. Tecnologa apropiada, como por
ejemplo podra ser quin levant la cadena de custodia, cmo fue recogida la
muestra de saliva, etc.; y iii. Controles de calidad, refirindose a los protocolos
a seguir en los laboratorios cientficos por un personal calificado62.
En razn de lo anterior, lo que se busca con estos sistemas de control es eliminar la ciencia basura del proceso. Es decir, aquellos datos que ingresan
con la apariencia de ser merecedores de una cualidad cientfica, pero que en
la realidad carecen de mtodo y de ciencia, como por ejemplo ocurre con el
caso del polgrafo.
Ahora bien, la sobrevaloracin semntica es otra sobredimensin a la que se
refiere en trminos muy acertados la doctrina, y tiene que ver con la real
comprensin de los resultados que la prueba cientfica arroja. El grave error
es que el juez razone que el resultado de la prueba cientfica sea necesariamente lo que ste debe motivar en su decisin sin mayor anlisis.
Es lo que se ha denominado en la doctrina como el paradigma de la individualizacin que, en materia criminalstica, se suele identificar absolutamente
a una persona a travs de los indicios (como la pisada de un zapato, o si el
casquillo sali o no de la pistola del acusado/imputado), as como ocurre en
61 Desarrollados en Gascn: ob. cit. (Cuestiones Probticas), p. 92.
62 Ibd., p. 96.
192
193
de la prueba cientfica. Es decir, mientras el paradigma de la individualizacin responda a que el perito le sealaba al juez en lo que este debera creer,
el paradigma de la verosimilitud apunta a una renovacin de conciencia en
donde el juez asume verdaderamente su rol como administrador de justicia
y en esta funcin, solo interpreta los datos que son aportados por el perito.
Este paradigma (verosimilitud) distingue de manera funcional del rol del
perito quien solo interpreta los datos del rol del juez quien ejerce una funcin de valoracin a raz de los resultados de una prueba cientfica65. La realidad es que esta distincin parte de cuatro supuestos que expondremos:
i. En primer lugar, parte de la base de un mandato constitucional, porque es el
juez quien debe valorar la prueba cientfica, en el sentido de otorgarle credibilidad al estampar una sentencia con carcter de cosa juzgada. En nuestro
pas, ese imperativo parte del artculo 253 de nuestra Carta Magna en donde
se observa el deber que tiene el juez de administrar justicia.
Delegar al perito la funcin del juez sera desnaturalizar la funcin del juez
en el proceso, advirtiendo el peligro de que la cosa juzgada recaiga en la decisin de un perito que fue totalmente ajeno a todas las fases del proceso.
Aqu podemos traer a colacin una expresin que ha sido muy repetida por la
doctrina, que se detiene en la mxima del juez como peritus peritorum, es
decir, el juez como perito de peritos, que es quien debe analizar las mximas de
experiencia otorgadas por el perito.
La crtica parte de que el rol del juez no deviene de su vinculacin o desvinculacin del informe pericial, sino que el juez solo debe valorar y decidir lo que
es creble a travs de la concatenacin de la prueba pericial con otras pruebas.
ii. En segundo lugar, un tema de gran importancia nace del paradigma de la
verosimilitud que tiene que ver con la libre conviccin y la valoracin de
65 Gascn, Mara et alli: Razones cientfico-jurdicas para valorar la prueba cientfica:
una argumentacin multidisciplinar. En: Diario La Ley. N 7481. Madrid, 2014.
194
195
Que el juez no se encuentre vinculado al dictamen de los peritos, es importante, pero tambin lo es, que se encuentre obligado a motivar las decisiones
que debe tomar en el ejercicio de sus funciones.
Finalmente, el paradigma de la verosimilitud nos evoca un aporte si bien lejano
en el tiempo, de gran trascendencia para el Derecho, como lo es el control de la
prueba cientfica. La doctrina italiana sealaba: el dilogo con el perito representa un elemento esencial para la correcta formacin de este tipo de prueba67.
El acto de la ratificacin de la prueba cientfica es uno de los actos fundamentales de dicha prueba, las respuestas en cuanto al mtodo empleado, a los datos
considerados, al sistema de levantamiento de la muestra de sangre, debern ser
expuestos de manera verbal por el perito y ello dar una mejor apreciacin de lo
que se analiz en dicha prueba elaborada en el laboratorio cientfico.
A la luz de lo expuesto, debemos observar que nuestro ordenamiento jurdico
se sigue por los parmetros sealados, el artculo 1427 del Cdigo Civil dispone lo siguiente: Los jueces no estn obligados a seguir el dictamen de los
expertos, si su conviccin se opone a ello.
Podemos observar que los jueces si bien tienen el deber de motivar las decisiones
judiciales, tampoco se encuentran vinculados a las pruebas cientficas, puesto que
si su conviccin se opone a ello pueden apartarse de los resultados de la prueba.
Aun cuando efectivamente, el juez tiene licencia para apartarse del dictamen
de los peritos, lo importante es que categricamente el juez tiene el imperativo de
justificar las razones por las cuales se aparta de la experticia cientfica.
196
197
Ahora bien, para aproximarnos a una solucin, es posible que debamos volver sobre el paradigma de la verosimilitud, porque afirmar que una prueba
cientfica en s misma bastara para alterar el carcter de inmutabilidad de
la cosa juzgada, sera volver al error de la sobrevaloracin al que ya nos referimos. En todo caso, lo importante es abrir el debate, comprender que ante la
produccin de una prueba cientfica pudiera eventualmente modificarse una
decisin basada en autoridad de cosa juzgada.
Lgicamente, que un supuesto de esta ndole, no podra plantearse en una
estructura abierta sino que deber estar controlado por parmetros legales y
taxativos que impidan un relajo autoritario y discrecional de la cosa juzgada71.
Conclusiones
A pesar de que la investigacin no es exhaustiva sobre el tema de estudio, de
la misma se desprenden algunas conclusiones que podemos puntualizar de la
siguiente manera: i. La prueba cientfica es un medio de prueba autnomo e
independiente de la prueba de experticia. Por lo tanto, los criterios para la
impugnacin de la prueba cientfica son distintos al criterio para la impugnacin de la prueba de experticia. ii. En razn de lo anterior, la prueba cientfica
solo podr ser impugnada por tres criterios: en razn del sujeto (perito); en
razn del objeto (mtodo) y fuente (datos). iii. Por otra parte, debemos tener
en cuenta que no todo lo que sea invocado como prueba cientfica ostenta
tal carcter en el proceso judicial. Por tanto, existen cnones que estandarizan
las caractersticas principales de la prueba cientfica y el juez debe tenerlos
en cuenta para su valoracin, conjuntamente con las reglas de la sana crtica.
iv. La prueba cientfica ha acercado al proceso posiciones ms certeras y, en
consecuencia, resultados mucho ms cercanos a las afirmaciones realizadas
por las partes. Sin embargo, en algunos pases se ha sobredimensionado la
71 En este orden de ideas, en un proyecto interesante denominado Innocent Project
(http://www.innocenceproject.org) se ha planteado la finalidad de modificar la cosa
juzgada. Este proyecto naci con el objeto de demostrar a travs de las pruebas de
ADN la inocencia de un gran nmero de condenados, y ha tenido, en algunos casos,
resultados interesantes para el campo del Derecho, que no puede dar la espalda a la
justa solucin de los casos judiciales.
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Policializar o judicializar?:
Reflexiones sobre la fase de investigacin
como parte del proceso penal en Venezuela
Keymer vila*
SUMARIO: 1. La fase de investigacin como parte del proceso penal.
1.1. La fase de investigacin y su judicializacin. 1.1.1. La judicializacin.
1.1.2. Necesidad de judicializar la fase preparatoria o de investigacin.
1.2. La investigacin penal y los actores que en ella se involucran. 1.3. El
Ministerio Pblico y su actividad fiscal: el director de la investigacin.
1.4. El Ministerio Pblico venezolano como garante del debido proceso:
la refundacin de la Repblica y el nuevo equilibrio de poder. 2. Tendencias hacia la administrativizacin del proceso penal: la policializacin de la investigacin penal. 2.1. La administrativizacin del derecho
penal y del derecho procesal penal. 2.2. La policializacin de la fase de
investigacin en Venezuela. 2.2.1. La merma de la direccin del Ministerio
Pblico sobre la investigacin penal y de su control sobre el rgano de
investigaciones. 2.2.2. La desjudicializacin de la fase de investigacin
para concebirla como una mera funcin policial (policializacin) de
carcter eminentemente tecnocrtico. Conclusiones.
Resumen: Ante la promulgacin del Decreto con Rango, Valor y
Fuerza de Ley Orgnica del Servicio de Polica de Investigacin, el
Cuerpo de Investigaciones Cientficas, Penales y Criminalsticas
* Universidad Central de Venezuela, Abogado Magna cum Laude; Especialista en
Ciencias Penales y Criminolgicas; Especialista en Gobierno y Polticas Pblicas;
Investigador del Instituto de Ciencias Penales; Profesor de la Ctedra de Criminologa.
Universidad Catlica Andrs Bello, Profesor de la Ctedra de Criminologa. Universitat de Barcelona, Master Oficial en Criminologa y Sociologa Jurdico Penal; Colaborador del Observatorio del Sistema Penal y los Derechos Humanos. Observatorio
Nacional de Ciencia, Tecnologa e Innovacin, Investigador acreditado del Programa
de Estmulo a la Innovacin e Investigacin. keymerguaicaipuro@gmail.com
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1.1.1. La judicializacin
Por judicializacin se quiere significar el proceso a travs del cual el juez
penal conoce del caso, controlando la legalidad de cada una de las actuaciones de las partes, garantizando de esta manera los derechos de las mismas,
velando especialmente por los derechos de los ms vulnerables que se
encuentren involucrados.
Es sta la idea de jurisdiccionalidad que explica Ferrajoli en su clsica
obra: Derecho y Razn. Este autor seala que la primera enunciacin legal de
este principio se encuentra en el artculo 39 de la Magna Charta de 1215, la
cual estableca que:
4 Muy en sintona con el principio de jurisdiccionalidad en sentido estricto, que correspondera a un modelo procesal garantista, presente en la obra de Ferrajoli, supra citada.
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Ningn hombre libre ser detenido ni preso, ni desposedo de sus derechos, ni posesiones, ni declarado fuera de la ley, ni exiliado, ni modificada su posicin de cualquiera otra forma, ni Nos procederemos con
fuerza contra l, ni mandaremos a otros a hacerlo, a no ser por un juicio
legal de sus iguales o por la ley del pas5.
Luego, Ferrajoli seala que el principio de jurisdiccionalidad contiene tres
garantas fundamentales: i. El habeas corpus: la inmunidad del ciudadano
frente a restricciones arbitrarias de su libertad personal y, en general, frente
a castigos o intervenciones de autoridades que lesionen sus derechos; ii. La
reserva de jurisdiccin en materia penal, es decir, la atribucin de la averiguacin y represin de los delitos nicamente al juicio legal de un sujeto
imparcial e independiente; iii. La presuncin de inocencia, en virtud de la
cual nadie puede ser tratado o castigado como culpable, sin un juicio legal
y antes de que ste concluya.
Estas tres garantas: no hay pena, no hay delito, no hay culpa sin juicio,
expresan en su conjunto lo que Ferrajoli denomina el principio de jurisdiccionalidad en sentido lato. Que a su vez integra tambin garantas orgnicas,
stas son las relativas a la formacin del juez, a su colocacin institucional
respecto a los dems poderes del Estado y a los otros sujetos del proceso:
independencia, imparcialidad, responsabilidad, separacin entre juez y acusacin, juez natural, obligatoriedad de la accin penal, etc.6.
En contraste con la jurisdiccionalidad en sentido lato, Ferrajoli concibe tambin el principio de jurisdiccionalidad en sentido estricto, que tiene que ver
con los procedimientos y las garantas de los que depende el carcter congnoscitivo o declarativo del juicio, conformado a su vez por tres tesis: no hay
juicio sin acusacin, sin pruebas y sin defensa; agrupa tambin un conjunto
de garantas que el maestro italiano denomina procesales que son las que
tienen que ver con la formacin del juicio, es decir, a la recoleccin de pruebas,
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al desarrollo de la defensa y a la conviccin del rgano judicial: como la formulacin de una acusacin exactamente determinada, la carga de la prueba,
el principio de contradiccin, las formas de los interrogatorios y dems actos
de instruccin, la publicidad, la oralidad, los derechos de la defensa, la motivacin de los actos judiciales, etc.7.
Algunas de las mencionadas garantas procesales, tales como la orgnica
separacin entre juez y acusacin y las procesales de publicidad, oralidad y
contradiccin en la formacin de la prueba son propias del mtodo acusatorio;
de igual manera, algunas garantas orgnicas: independencia, imparcialidad,
necesidad de la prueba y similares, si bien pueden ser comunes a todo tipo de
proceso, son ms plenas en el mtodo acusatorio y disminuidas por el inquisitivo. Es por ello que Ferrajoli identifica a la estricta jurisdiccionalidad con el
modelo procesal garantista, que se expresa en el sistema acusatorio. Tanto es as
que concluye: Mientras la jurisdiccionalidad en sentido lato es una exigencia
de cualquier tipo de proceso, sea acusatorio o inquisitivo, la jurisdiccionalidad
en sentido estricto supone la forma acusatoria del proceso8.
En la obra del referido autor, tambin destaca el cognoscitivismo procesal
como un elemento significativo dentro del principio de jurisdiccionalidad
estricta. ste tiene que ver con las motivaciones de los pronunciamientos
jurisdiccionales en materia penal, es decir, las razones de hecho y de derecho
acogidas para su justificacin. Para ello se exigen dos condiciones: la verificabilidad o refutabilidad de las hiptesis acusatorias en virtud de su carcter
asertivo (como consecuencia del contradictorio) y su prueba emprica en
virtud de procedimientos que permitan tanto la verificacin como la refutacin.
7 dem.
8 dem. Aunque ms adelante aclara: la dicotoma jurisdiccionalidad estricta jurisdiccionalidad lata no coincide por tanto con la de acusatorio inquisitivo () sino
que corresponde ms bien a la que es, quiz, ms importante de cognoscitivismo y
decisionismo: jurisdiccionalidad estricta tiene en efecto un significado ms restringido que proceso acusatorio, mientras que jurisdiccionalidad lata tiene un significado
ms amplio que proceso inquisitivo (dem).
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Explicada ya la idea de la judicializacin, a continuacin se expondr la necesidad de judicializar la fase de investigacin penal.
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est delineado ya por los resultados de la investigacin del procedimiento preliminar. Por ello, es imperiosamente necesario darles al
imputado y al defensor mayores posibilidades de influir sobre el procedimiento de investigacin10.
En este sentido, la jurisdiccionalidad estricta o judicializacin del proceso
penal, a la que ya se ha hecho referencia, debe abarcar todas las fases del mismo, para que ste est investido de todas las garantas durante su curso, de all
la importancia de judicializar la fase preparatoria o de investigacin del proceso penal11, en especial si ste es de tipo acusatorio. Dejar el contradictorio
y la judicializacin del proceso solo para la fase de juicio sera una reedicin
del sistema inquisitivo. Ferrajoli, cita a Pertile, sealando:
recuerda la divisin del proceso inquisitivo: en el procedimiento preliminar o informativo no se buscaban ms que las pruebas del cargo,
dejando para la segunda fase a la que se llamaba defensiva, las favorables a la inocencia del indagado; cuando un testigo hubiera depuesto
a favor del reo, no se registraba la deposicin. Y era una caracterstica
especfica del mtodo inquisitivo que solo en la segunda fase se admitiera
al defensor y se permitiera al reo el examen de las actas12.
En la fase de investigacin ingresa la primera informacin que da nacimiento
al proceso penal, ya sea a travs de la denuncia, querella o de oficio; luego de
estos actos iniciales mediante los cuales ha ingresado formalmente una hiptesis delictiva al sistema judicial, comienza un perodo netamente preparatorio,
que consiste en un conjunto de actos orientados a determinar si existen razones
para someter a una persona a juicio. Ese conjunto de actividades procesales
preparatorias son denominadas de distintas maneras: sumario, procedimiento
10 Roxin, Claus: Derecho Procesal Penal. Editores del Puerto. Buenos Aires, 2003,
pp. 325-326.
11 Vid. Prez Martnez, Roberto: La polica judicial en el Estado democrtico de derecho. En: Polica y sociedad democrtica. N 3. Editores del Puerto. Buenos Aires,
1998, pp. 155-172.
12 Ferrajoli: ob. cit., p. 685.
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Por otra parte, es importante sealar que, si bien la fase preparatoria no es una
etapa eminentemente contradictoria como lo es el juicio, en sta deben existir
igualmente amplias posibilidades de defensa: ello supone proponer diligencias, participar en los actos, plantear incidentes, etc. Igualmente, si bien esta
etapa no es pblica en el mismo sentido que lo es el juicio oral, tampoco se
debe deducir que sea secreta para los distintos sujetos procesales. Al contrario,
el defensor, el querellante, las partes civiles, deben tener acceso al desarrollo de
la investigacin. Esto no obsta que esta posibilidad tenga mnimas y lgicas
limitaciones, porque existen ocasiones en las que la eficacia de un acto o una
investigacin concreta depende del secreto, esto debe estar regulado en la ley,
por ejemplo, con el establecimiento por un tiempo determinado del secreto
de ciertas actuaciones, aun para los intervinientes del proceso19.
En este sentido, Zerpa cuando analiza las distintas garantas que integran el
debido proceso, resalta el derecho de ser notificado de los cargos de investigacin (artculo 49.1 de la Constitucin de la Repblica Bolivariana de Venezuela), como parte del derecho a la defensa aun en los grados iniciales de
investigacin, ya que el carcter inviolable de la defensa frente a la imputacin
() alude a la perennizacin de este derecho en todo estado y grado de la
investigacin () la necesidad de la notificacin investigativa se asume
como un componente prstino del derecho a la defensa, y por ende, reclamable
a travs de la garanta suprema al debido proceso20.
Cuando Binder da su explicacin sobre esta primera fase del proceso penal
que se est analizando, seala que es preparatoria porque los elementos de
prueba que all se renen no valen an como prueba. Entonces, sera preparatoria de qu? Para l es preparatoria de la acusacin. El juicio es, pues, el
momento de la prueba, en un sentido sustancial. Lo anterior no es sino una
recoleccin de los elementos que servirn para probar la imputacin en el juicio;
se es, precisamente, el sentido de las palabras preparatorio de la acusacin, con
las que calificamos al procedimiento previo al juicio21. Esto guarda mucha
19 Binder: ob. cit., p. 219.
20 Zerpa: ob. cit., pp. 121-122.
21 Binder: ob. cit., p. 216.
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El anlisis de esta fase del proceso penal, que se inicia desde que se tiene
noticia de la existencia de un delito y que se extiende hasta el momento en
que se decide la presentacin del acto conclusivo26, no puede pasar por alto la
interesante distincin entre los actos de investigacin y actos de prueba27.
A efectos del presente anlisis interesa destacar que los actos de investigacin
si bien no pueden considerarse pruebas por ser el juicio el momento de stas,
es innegable la vocacin probatoria que tienen los mismos, y de all su relevancia jurdico-procesal. stos constituyen la base de los actos conclusivos
que determinarn o no la apertura de la fase de juicio; luego estos medios de
prueba se transforman en los elementos probatorios que servirn para formar
el convencimiento del juez sobre los hechos objeto del proceso, incidiendo
entonces de manera esencial sobre el proceso penal, quedando sujetos al rgimen jurdico de los actos procesales regulados por el Cdigo Orgnico Procesal
Penal, lo que ratifica a su vez su necesaria judicializacin.
Una vez concebida a la investigacin como una fase fundamental del proceso
penal y justificada, por ende, su judicializacin, se pasar en la prxima seccin a analizar una nocin de la misma en un plano ms operativo-conceptual
y organizacional.
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28 Cfr. vila, Keymer: Campaas securitarias: el rgano de investigaciones criminalsticas. En: Espacio Abierto. Vol. 22, N 3. LUZ. Maracaibo, 2013, pp. 701-730,
http://revistas.luz.edu.ve/index.php/ea/article/view/16198.
29 La investigacin criminal sera el conjunto de diligencias orientadas al descubrimiento del delito a travs del establecimiento de hiptesis, bsqueda y concatenacin
de indicios, entrevistas, identificacin y seguimiento de autores o partcipes, establecimiento de nexos entre stos y los hechos, sin que sea necesaria la utilizacin de
laboratorios tcnico-cientficos. Para algunos estara muy cercana a la policiologa
por su carcter predominantemente emprico direccionada ms a identificar, perseguir, localizar y detener al o a los presuntos responsables; su espacio est en el campo
de los hechos, ibd.
30 La investigacin tcnico-cientfica, en cambio, es el conjunto de diligencias orientadas a la comprobacin cientfica del delito, sus caractersticas, reconstruccin histrica, identificacin de sus autores o partcipes, aseguramiento de los objetos activos
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esta promiscuidad de aparatos y de funciones, es un reflejo del sistema poltico de un pas y sirve de indicador para distinguir entre un gobierno desptico
o un rgimen de libertades32. La importancia de esta distincin ser retomada
en la seccin 2.2.2.
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acusatorio, en donde destacan entre sus mltiples garantas orgnicas la separacin entre el juez y acusacin, mediante la eliminacin de la vieja figura del
juez instructor quien es reemplazado por un juez para las investigaciones
preliminares, ajeno a su desarrollo posterior33.
As entonces, en el sistema acusatorio el Ministerio Pblico se constituye en la
agencia especializada que dirige la investigacin penal. Como ya se ha explicado, esta ltima al afectar derechos fundamentales debe estar controlada
jurisdiccionalmente, lo que su vez le da carcter procesal a esta fase. Es esta
investigacin la que nutre y sustancia a la acusacin, lo que coloca la carga de
la prueba sobre los hombros de esta agencia.
En este sentido, Ferrajoli, una vez explicada la separacin entre el juez y la
acusacin, seala que de sta surge un reparto de papeles entre los tres sujetos
del proceso: las partes, la acusacin y la defensa, a quienes competen respectivamente la prueba y la refutacin, y el juez tercero, al que le corresponde la
decisin. En consecuencia, tres garantas procesales se derivan tambin de
esta divisin: la formulacin de la imputacin, con la que se formaliza la
hiptesis acusatoria y se hace efectiva la contradiccin; la carga de la prueba
de tal hiptesis, que pesan sobre el acusador; y el derecho a la defensa, atribuido al imputado34. Las dos primeras corresponden al Ministerio Pblico, es
ste quien tiene entonces la carga de la imputacin y de la prueba, que pesan
sobre la acusacin, son stas las primeras garantas procesales del juicio.
Es por ello que el Ministerio Pblico pone en marcha el ius puniendi del Estado,
no solamente a travs de la direccin de la investigacin y el monopolio de la
accin penal pblica, sino que adems todo ello lleva tambin consigo el
deber de probar, de probar qu? Todas las circunstancias, tanto las que
inculpen como las que exculpen al imputado (artculo 263 del Cdigo Orgnico Procesal Penal), de all que sea un rgano que debe actuar de buena fe,
en representacin no solo del inters general y de los derechos de la presunta
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Ibd., p. 736.
Vsquez: ob. cit., p. 364.
Prez Sarmiento: ob. cit., p. 41.
Ibd., p. 34.
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En esta lnea, Ferrajoli dice que es necesario romper con un lugar en comn:
la idea de que los rganos de la acusacin deban ser estructurados
jerrquicamente, e incluso depender de alguna articulacin del Poder
Ejecutivo o Legislativo, solo por el hecho de que se encuentran situados fuera del orden judicial. Al contrario, lo que se precisa, en garanta
de la obligatoriedad de la accin penal y por tanto de su sujecin solo
a la ley, es tambin la total autonoma del rgano encargado de su ejercicio, frente a cualquier poder o condicionamiento, y, adems, la existencia de una polica eficiente, profesionalizada, a su vez libre de las
injerencias del Ejecutivo o de otros poderes, situada bajo su control42.
Sobre esta independencia Prez Martnez afirma que la misma suele encontrar dificultades, tanto en la dimensin interna de cada estructura, como en el
orden externo, en la relacin de control administrativo o judicial con los otros
poderes del Estado. En efecto, es el Ejecutivo quien dispone de la polica para
gestionar la seguridad pblica y, con ella, incide en el libre desarrollo de los
derechos ciudadanos, pudiendo de hecho limitar, controlar o interferir en el
proceso penal (a travs de las actividades de investigacin) que le resulte
incmodo. De all la necesaria separacin entre las actividades policiales de
carcter eminentemente preventivo y las de investigacin que deben ser dirigidas por el Ministerio Pblico, quien entra en accin una vez ocurrido el
delito. En consecuencia, sus labores son de carcter procesal y, por ende,
deben ser judicializadas para garantizar los derechos de los ciudadanos.
En cuanto a la naturaleza de sus actuaciones, hay que tener en cuenta que
el Ministerio Pblico es una institucin bisagra entre el Poder Ciudadano
(artculo 273 de la Constitucin de la Repblica Bolivariana de Venezuela)
42 Ferrajoli: ob. cit., p. 570. Sobre las relaciones entre el Ministerio Pblico y el rgano
de investigaciones en Venezuela, vid. vila, Keymer: Polica de investigacin?
Reflexiones sobre la naturaleza de su funcin y rgano de adscripcin. En: COMUNES,
Revista de Seguridad Ciudadana y Pensamiento Crtico. N 1. Universidad Nacional
Experimental de la Seguridad. Caracas, 2012, pp. 117 y ss.
222
43 Para Roxin: ob. cit., pp. 50 y 53, la fiscala es una autoridad de la justicia estructurada
jerrquicamente. Ms adelante afirma: La fiscala es una autoridad de la justicia que
no puede ser atribuida ni al ejecutivo ni al tercer poder, sino que se trata de un rgano
independiente de la administracin de justicia que est entre ambos () Pero la fiscala tampoco es, en modo alguno, una mera autoridad administrativa. Dado que a ella
le est confiada la administracin de justicia penal, en divisin funcional con los tribunales, su actividad, como la del juez, no puede estar orientada a las exigencias de la
administracin, sino solo a valores jurdicos, esto es, a criterios de verdad y justicia.
44 Vsquez: ob. cit., p. 362. En el mismo sentido Rivera, Rodrigo: Actos de investigacin
y pruebas en el proceso penal. Universidad Catlica del Tchira - Librera J. Rincn.
Barquisimeto, 2008, p. 224, seala: conforme a las normas constitucionales citadas
la configuracin del Ministerio Pblico no se relaciona con el ejercicio de potestades
administrativas sino que marca su campo de actuacin en el mbito del proceso. Dice
el profesor Gimeno Sendra que la actuacin del Ministerio Fiscal difiere de la de un
rgano meramente administrativo, porque aun cuando no aplique la Ley tribunales,
le corresponde la funcin de provocar la actividad jurisdiccional y de que sta se desarrolle
a travs del juez legal y procedimiento preestablecido.
223
Normalmente, ningn juez ni jurado se topa con las personas involucradas en un conflicto acerca del nivel apropiado de orden en un
barrio. Esto es cierto no solo porque la mayora de los casos se resuelven informalmente en las calles, sino tambin porque no existen criterios universales para guiar las disputas acerca del desorden, y un juez
no sera entonces ms idneo o ms eficiente que un polica45.
La anterior cita expresa claramente la idea de la administrativizacin de procesos que deben estar investidos de mnimas garantas judiciales, garantas que
son vistas como obstculos para un manejo eficiente de la conflictividad social.
De all que estos autores prioricen en otorgarle ms poderes a las policas, a la
vez que se les resta autoridad a fiscales y jueces. Entre los procesos que se ven
afectados por esta racionalidad se encuentra la fase de investigacin penal.
Para desarrollar la idea de la administrativizacin del proceso penal, as como
la policializacin de su fase inicial, es necesario explicar primero cada uno de
estos trminos.
224
Ambos autores para explicar este fenmeno contrastan las diferencias entre
lo administrativo y lo penal, que se presentan panormicamente en el
siguiente esquema48:
Lo administrativo:
i. Modelo de Estado: social autoritario, caracterizado por subordinar al
individuo al todo social. ii. Derechos y garantas: no hay mayores riesgos de vulneracin de derechos fundamentales. iii. Autoridad que decide:
administrativa. iv. Lo teleolgico: la finalidad que persigue es la ordenacin, de modo general, de sectores de actividad. v. Bien jurdico protegido:
colectivos y difusos. vi. Lesividad: abstracta atiende a consideraciones
de afectacin general (peligro presunto, estadstico, global); no tiene por
qu ser tan estricta en la imputacin (visin macroeconmica,
macrosocial, grandes cifras, problemas estructurales o sistmicos, etc.). Juicio ex ante. vii. Criterio para la persecucin: criterios de
oportunidad, lo que se busca es que el gnero de conductas represente,
en trminos estadsticos, un peligro para el buen orden del sector de
actividad determinado.
Lo penal:
i. Modelo de Estado: social democrtico, le importan los intereses
colectivos en la medida que los mismos estn al servicio del individuo.
ii. Derechos y garantas: debido a la posibilidad de afectacin de derechos fundamentales (como por ejemplo, las sanciones privativas de
libertad) debe brindar mayores garantas, tanto formales como materiales. iii. Autoridad que decide: judicial. iv. Lo teleolgico: la finalidad
que persigue es la proteccin de bienes jurdicos concretos, en casos
concretos. v. Bien jurdico protegido: individuales, concretos. vi. Lesividad: concreta, criterio de lesividad o peligrosidad concreta y de
imputacin individual de un injusto propio (imputacin personal de un
48 Cfr. Silva Snchez: ob. cit., passim; Mir Puig: ob. cit., p. 157.
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pueda parecer acertada o no una cuestin que excede de estas breves consideraciones, la imagen de las dos velocidades induce inmediatamente a pensar como ya ha
hecho el propio Silva Snchez en el Derecho penal del enemigo como tercera velocidad, en el que coexistiran la imposicin de penas privativas de libertad y,
a pesar de su presencia, la flexibilizacin de los principios poltico-criminales y las
reglas de imputacin.
Jakobs, Ghnter: La autocomprensin de la ciencia del Derecho penal ante los desafos del presente. En: Las ciencias del Derecho penal ante el nuevo milenio. Tirant lo
Blanch. A. Eser et alli, coords. Valencia, 2004; Garca Amado, Juan: El obediente, el
enemigo, el Derecho penal y Jakobs. En: Derecho penal del enemigo. El discurso
penal de la exclusin. Vol. I. Edisofer - Editorial B de F. M. Cancio y C. Gmez-Jara,
coords. Madrid, 2006, pp. 887-924.
El anlisis presente en esta seccin forma parte de un proyecto de investigacin ms
amplio. Para ver el impacto de la legislacin objeto de estudio sobre el rgano de
investigaciones respecto a sus relaciones de necesaria subordinacin funcional al
Ministerio Pblico, as como la policializacin del mencionado rgano, vid. vila:
ob. cit. (Campaas securitarias), pp. 701 y ss.
Sain, Marcelo: El Leviatn azul. Polica y poltica en la Argentina. Siglo XXI Editores.
Buenos Aires, 2008.
Zaffaroni, Eugenio Ral: En busca de las penas perdidas. EDIAR, S.A. Buenos
Aires, 1998.
Se agradece la esclarecedora y grata conversacin con Roberto Manuel Carls sobre
la distincin entre ambos trminos, as como la facilitacin de su trabajo: El gobierno
local del delito en la Ciudad Autnoma de Buenos Aires: retricas participativas
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No se puede perder de vista que el contexto de estas reformas es poltica electoral, que, como se ha explicado en otras oportunidades57, al estar inmersas en
la emotividad electoral, en donde lo securitario ocupa los primeros lugares
de la agenda, la racionalidad autoritaria, de disminucin de garantas y de eficientismo meditico, es lo que predomina. Como antecedente de este cocktail,
estn los publicitados madrugonazos implementados a comienzos de 2011,
consistentes en la toma de determinadas zonas de la ciudad por el Cuerpo de
Investigaciones Cientficas Penales y Criminalsticas para realizar redadas,
allanamientos, alcabalas, requisa de vehculos y detenciones de personas.
Poltica que fue seriamente cuestionada a partir del asesinato de tres detenidos
en los calabozos del Cuerpo de Investigaciones Cientficas Penales y Criminalsticas, en mayo de ese mismo ao. Diez meses despus, en marzo de
2012, el asesinato de la hija del cnsul chileno en el estado Zulia, al pasar por
una alcabala del Cuerpo de Investigaciones Cientficas Penales y Criminalsticas, reaviv el debate sobre las funciones de este cuerpo, lo que sirvi como
detonante para acelerar los proyectos de reforma que venan en marcha.
Las recientes reformas legislativas en esta materia, especficamente el Decreto
con Rango, Valor y Fuerza de Ley Orgnica del Servicio de Polica de Investigacin, el Cuerpo de Investigaciones Cientficas, Penales y Criminalsticas
y el Servicio Nacional de Medicina y Ciencias Forenses, cuyo solo nombre
da indicios de la calidad de la tcnica legislativa empleada, que deroga la Ley
del Cuerpo de Investigaciones Cientficas Penales y Criminalsticas de 2007,
junto a la ltima reforma del Cdigo Orgnico Procesal Penal, ambas publicadas el 15 de junio de 2012, tienen en comn el intento por menguar la
direccin del Ministerio Pblico sobre la investigacin penal.
Tanto en la Ley Orgnica del Servicio de Polica de Investigacin como en
la ltima reforma del Cdigo Orgnico Procesal Penal hay intencionados
57 vila, Keymer: La instrumentalizacin del delito: poltica, empresas de comunicacin e inseguridad. Sobre cmo la inseguridad logr posicionarse en el primer lugar
de la agenda pblica en Venezuela. En: Espacio Abierto. Vol. 19, N 2. LUZ. Maracaibo, 2010, pp. 297-329. http://www.revistas.luz.edu.ve/index.php/ea/article/viewfile/
4639/4514.
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establecidas a los funcionarios de investigaciones penales, previo cumplimiento del respectivo procedimiento.
As entonces, si antes todas estas normas no trascendan de la mera formalidad, y se evidenciaba que la adscripcin orgnica terminaba prevaleciendo
siempre ante la funcional; ahora con las reformas de 2012 se da una vuelta de
tuerca ms para el establecimiento del Estado de Polica58 y el empoderamiento del rgano de investigaciones.
No obstante, a pesar de la intencionalidad de los reformadores, la deficiente
calidad tcnica de ambos instrumentos legales en lo que a esta materia se refiere,
aunado a una lectura armnica y crtica de los mismos respecto al resto del bloque normativo, en especial con la Constitucin de la Repblica Bolivariana de
Venezuela y la Ley Orgnica del Ministerio Pblico, afortunadamente, impide
que las intenciones de esta reforma puedan materializarse fcilmente59.
A pesar de las reformas legislativas que intentan restaurar el sistema inquisitivo en el pas, disminuir los controles sobre el Cuerpo de Investigaciones
Cientficas Penales y Criminalsticas y otorgarle ms poder y discrecionalidad al mismo, es vital para el buen funcionamiento del actual sistema; que
entre este cuerpo y el Ministerio Pblico exista una estrecha y clara vinculacin. La misma debe ser asumida en trminos de subordinacin funcional60
por parte del Cuerpo de Investigaciones Cientficas Penales y Criminalsticas,
toda vez que tanto la Constitucin de la Repblica Bolivariana de Venezuela
(artculo 285, numerales 3 y 4); como el Cdigo Orgnico Procesal Penal
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(artculos 111 numerales 1 al 4, 114, 116, 265, 266, 291 y 514 numerales 7 al 9),
Ley Orgnica del Ministerio Pblico (artculos 16 numerales 3 al 6, 25 numerales 13, 14 y 24, 31.11, 37 numerales 6, 9,10 y 11; y 53.1), Ley Orgnica del
Servicio de Polica de Investigacin (artculos 34, 35 numerales 2 y 3, y 40)
y la Ley Orgnica del Servicio de Polica y Cuerpo de Polica Nacional Bolivariana (artculo 33) establecen que quien ordena y dirige la investigacin penal
es el Ministerio Pblico.
61 Ibd., p. 70.
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Conclusiones
Al policializar la fase de investigacin, la cual como ya se ha explicado
determina de una manera crucial al juicio y, por lo tanto, al proceso mismo,
se estara entonces policializando tambin, y de forma considerable, al proceso penal en su totalidad. Esto significa una merma considerable del debido
proceso y de los derechos y garantas que ste abarca; todo ello, en parte,
como consecuencia de la disminucin de la direccin que debe tener el
Ministerio Pblico sobre la investigacin penal. Lo que evidencia no solo
el desmontaje progresivo del sistema acusatorio en Venezuela, sino tambin
la tendencia a administrativizar cada vez ms al derecho penal tanto sustantivo
como adjetivo, en procura del fortalecimiento del Estado de Polica y en detrimento del Estado Social, de Derecho y de Justicia consagrado en la Constitucin de la Repblica Bolivariana de Venezuela, a travs de la restauracin
progresiva del sistema inquisitivo en el pas.
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Introduccin
El Servicio Autnomo de la Defensa Pblica tiene como tarea pendiente, la
creacin de defensores pblicos especiales que asesoren, asistan y representen
a los funcionarios policiales para garantizar su derecho a la defensa y al debido
proceso en los procedimientos administrativos y judiciales, de conformidad con
la disposicin transitoria sptima de la Ley del Estatuto de la Funcin Policial.
Uno de los asuntos que probablemente ocupar a tales defensores, ser la
aplicacin de las normas disciplinarias que sancionan el incumplimiento del
servicio policial. Promete ser til, por tanto, analizarlas mediante un instrumento
denominado matriz normativa, creado por Alchourrn y Bulygin1.
239
normas pueden ser consideradas entidades sintcticas, que son signos o fonemas,
o expresiones bien formadas y con sentido completo de un lenguaje, que se
escriben o pronuncian4. Son, por lo tanto, objetos empricos, que existen en el
tiempo y en el espacio, captables por los sentidos y, en cierta forma, sometidos
a relaciones de causalidad. Es una concepcin que favorece la seguridad jurdica, al no admitir la presencia de principios implcitos (no formulados expresamente) y mantener, hasta cierto punto, la separacin de poderes, al ser la
emisin de los enunciados jurdicos una funcin exclusiva del Poder Legislativo.
Para la concepcin semntica, en cambio, las normas son los significados
provenientes de la interpretacin de las formulaciones o enunciados normativos5. Dos expresiones emitidas en idiomas distintos, que tengan el mismo
significado, se consideran idnticas, a pesar de su diferente formulacin. Esto
es lo que permite la traduccin. As, a partir de una formulacin normativa
(aspecto sintctico), se pueden derivar normas rivales (contenido semntico)
provenientes de distintas interpretaciones. Por consiguiente, una norma y un
sistema normativo pueden cambiar por una variacin de la interpretacin, sin
la intervencin derogatoria o creativa del Poder Legislativo. Tambin es posible la existencia de normas como contenidos significativos que an no han
sido formulados. El punto de vista pragmtico considera que las normas provienen del uso directivo del lenguaje6. La expresin Juan coloca el libro
sobre la mesa es ambigua, considerando solamente los aspectos sintcticos
y semnticos. Puede ser una descripcin, o un mandato, lo que se dilucida
solamente esclareciendo el uso del lenguaje empleado.
Moguillanes, Alicia y Rosso, Eduardo: La lengua del derecho. Editorial Estudio.
Buenos Aires, 1998, p. 31.
4 Autores que suscriben esta posicin son los realistas Karl Olivecrona (1938) y Hernndez Marn, Rafael: Compendio de Filosofa del Derecho. Marcial Pons. Madrid,
2012, p. 38.
5 Un autor que sostiene la posicin semntica es Ota Weinberger, en The norms as
thought and as reality, vid. Mendonca: ob. cit., pp.47-48.
6 El punto de vista pragmtico proviene de la Teora de los actos del habla de John
Austin, vid. del autor: Cmo hacer cosas con palabras. Paids. Madrid, 1971. Un relevante seguidor de esta propuesta es Searle, John: Actos de habla. Ensayo de filosofa
del lenguaje. Planeta. Barcelona, 1994.
240
241
10 Para la concepcin semntica, si bien las normas son el sentido o significado de los
enunciados, deben siempre tener una expresin sintctica al momento de ser comunicadas. Poniendo como ejemplo el caso del lenguaje morse, la secuencia de impulsos
no es el mensaje, aunque es un elemento imprescindible para transmitirlo. Sin embargo,
el contenido del mensaje es independiente de la forma de su transmisin, en tanto
admite diversas formas de comunicacin (oral, escrito, simblico); en tanto existe,
como contenido semntico, con anterioridad y posterioridad a su transmisin o formulacin; y en tanto una misma formulacin sintctica admite varios significados
posibles, y un mismo significado o contenido semntico, puede expresarse mediante
distintas formulaciones sintcticas.
11 Robles, Gregorio: Teora del Derecho. 3, Editorial Thomson Reuters. Navarra, 2010,
pp. 190-213.
242
12 Autores como Toms de Aquino desligan los tres contenidos denticos (permitir, obligar
y prohibir) del sancionatorio, que entiende como un cuarto tipo de normas (sancionar)
distinta de las tres anteriores. Vid. Robles, Gregorio: Teora de la legislacin en Aquino.
En: Persona y Derecho. Universidad de Navarra. Vol. 40. 1999, pp. 197-229.
13 Para la concepcin sintctica, las normas son enunciados; para la concepcin
semntica, las normas se transmiten o expresan mediante enunciados; para la concepcin pragmtica, las normas son producto de actos del habla, pero tambin se manifiestan en enunciados. Los tres enfoques admiten el uso del trmino, por lo que enunciado
se emplea como sinnimo de forma de expresin del lenguaje jurdico, prescriptivo o no
prescriptivo, con independencia de la concepcin de las normas jurdicas (sintctica,
semntica o pragmtica) que se asuma.
14 Molina, Andrs: El papel de la coaccin en la teora de las reglas de Hart. En: Ius et
Praxis. Universidad de Talca. Ao 17, N 2. 2011, pp. 311-312.
243
Se puede expresar una idea similar, en forma ms sencilla y fluida, reformulando la distincin entre enunciados primarios y secundarios, ambos ahora
explcitos. Los enunciados secundarios sirven para crear, aplicar o reconocer
el contenido de las prescripciones vlidas, que son los enunciados primarios.
Tales enunciados secundarios, a su vez, pueden ser entendidos en forma prescriptiva, como autorizaciones (permisos) o mandatos (obligaciones y prohibiciones) dirigidos al legislador, al juez, o a ambos. Se trata, entonces, de
prescripciones primarias dirigidas al sbdito, y de prescripciones secundarias
dirigidas a las llamadas autoridades de cambio y adjudicacin, para crear,
reconocer y aplicar prescripciones primarias15.
Otros enunciados no prescriptivos, que indudablemente estn presentes en los
cuerpos normativos y no resultan traducibles a enunciados secundarios, o no
pueden injertarse con los enunciados primarios, pueden entenderse como
prescripciones incompletas o deficientemente formuladas (en tanto no estn
relacionadas con sanciones); como postulados de significacin de los trminos contenidos en las prescripciones16; o como frmulas de presentacin
resumida, que hacen de prescripciones relacionadas17.
Frente a la visin prescriptiva y homognea, la concepcin heterognea rescata, dentro de lo jurdico, las diversas funciones que cumple el lenguaje y
sus diferentes relaciones con el mundo: reflejarlo, expresarlo, transformarlo
y hasta crearlo. Siendo el discurso jurdico una forma de lenguaje predominantemente natural, contiene enunciados descriptivos, expresivos, directivos
y operativos.
15 A esta visin se puede llegar relacionando a Hart, Herbert: El concepto del Derecho.
Abeledo Perrot. Trad. Genaro Carri. Buenos Aires, 1963; con von Wright, Georg: Norma
y accin. Una investigacin lgica. Tecnos. Madrid, 1971. Hart emplea el trmino
regla, no el trmino enunciado, aunque las reglas pueden expresarse a travs de
enunciados, por lo que es posible admitir este cambio. De igual forma, Alchourrn y
Bulygin: ob. cit., p. 106, tal vez a partir de von Wright, sostienen la concepcin de las
normas de competencia como permisiones. Posteriormente, Bulygin cambiar su concepcin de las normas de competencia, para pasar a considerarlas reglas conceptuales.
16 Alchourrn y Bulygin: ob. cit., p. 107.
17 Esta es la propuesta de Ross, para entender en qu consisten los derechos subjetivos.
Vid. Ross, Alf: T-T. Abeledo Perrot. Trad. Genaro Carri. Buenos Aires, 1961.
244
245
246
Aunque a primera vista la admisin de normas tcnicas pareciera implicar una concepcin pragmtica, centrada en los actos del habla, estos contextos de uso tal vez
puedan traducirse a trminos semnticos.
247
24
25
26
248
249
El universo del discurso se construye a partir de la diferencia entre propiedades relevantes y no relevantes. Las propiedades relevantes son aquellas cuya
presencia o ausencia producen, respectivamente, cambios en las soluciones
normativas. Las propiedades no relevantes son circunstancias que pueden,
o no, estar contenidas en las formulaciones normativas. Si lo estn, en todo
caso, no inciden sobre los cambios en las soluciones normativas, por lo que
no son tomadas en cuenta para construir la matriz que represente el contenido
del sistema.
La distincin entre propiedades relevantes y no relevantes se vincula con la
nocin de laguna normativa y con su diferencia de las lagunas axiolgicas o
valorativas. La capacidad de establecer esta distincin es, tal vez, el principal
aporte terico de la propuesta.
Las propiedades relevantes, al menos para el operador jurdico que pretende
describir el contenido del sistema, no provienen de una valoracin axiolgica
propia, sino que estn dadas de antemano, en tanto se encuentran presentes en
las formulaciones de los documentos normativos, cuyo contenido significativo
se pretende establecer y describir. Provienen de una eleccin legislativa, o de
otra autoridad normativa (constituyente, reglamentaria o instructiva) previa,
que puede a su vez contener, o no, elementos valorativos.
Las lagunas normativas suponen la aceptacin de las propiedades relevantes
establecidas en el universo del discurso del sistema. Las lagunas normativas
se producen porque la combinacin de las propiedades principales, provenientes de las normas que integran el sistema, no tiene un correlato adecuado
en el campo de las soluciones, en tanto deja, al menos, un caso sin resolver31.
Las lagunas axiolgicas, en cambio, suponen que quien describe el contenido
de un sistema normativo, considera que debera contener elementos de relevancia
distintos de los que efectivamente tiene. Parte de una hiptesis de preeminencia
31 El sistema normativo contenido en el artculo 557 del Cdigo Civil, antes mencionado,
es un buen ejemplo de laguna normativa. Qu sucede cuando el propietario del suelo
acta de mala fe y el ejecutante de la obra de buena fe?
250
que contradice la tesis de relevancia establecida por el redactor de las formulaciones normativas. Es fruto, por tanto, de una valoracin orientada a alterar
el contenido del sistema. Las lagunas axiolgicas o valorativas llevan a cambiar el conjunto de propiedades distinguidas, sea incluyendo unas (al establecer una distincin inexistente, haciendo al sistema ms fino), sea excluyendo
otras (al eliminar distinciones existentes, hacindolo menos fino), sea sustituyndolas por otras diferentes.
Un ejemplo de laguna valorativa fue la creacin del aborto teraputico. El sistema normativo original, en Alemania, sancionaba cualquier tipo de interrupcin
voluntaria del embarazo. La valoracin de la dogmtica y la jurisprudencia de
ese pas alter los elementos de preeminencia del sistema. Introdujo una distincin entre razones teraputicas y no teraputicas para interrumpir el embarazo,
con la finalidad de no sancionar los abortos provenientes de las primeras. El
sistema no contena una laguna normativa, puesto que su nico elemento de
relevancia (interrupcin voluntaria del embarazo) cubra todos los casos posibles. Contena, en cambio, una laguna axiolgica, proveniente de la nocin de
justicia del intrprete, que entendi que era una regulacin inadecuada, por
insuficiente, lo que llev a introducir un nuevo elemento de privilegio (el
peligro a la vida de la madre)32.
La distincin entre lagunas normativas y axiolgicas cuestiona la plenitud
hermtica del Derecho, en tanto permite captar casos en que los sistemas normativos estn mal configurados por razones distintas a la valoracin axiolgica del intrprete.
El llamado principio de prohibicin, que establece que todo lo que no est
prohibido, est permitido33, no clausura normativamente un sistema. Respecto
a las conductas irrelevantes, provenientes de circunstancias que no son consideradas por las normas, el principio de prohibicin es demasiado cierto. Lo
no regulado, est no regulado, es decir, lo no prohibido no est prohibido, y por
32 Ibd., p. 162.
33 Adems, que no es obligatorio, ni est prohibido, hacer lo que no est ordenado
o prohibido.
251
lo tanto, est fcticamente permitido, en tanto resulta normativamente indeterminado. Se trata de una tautologa que no agrega nada, ni se relaciona, con
el contenido normativo de un sistema. Respecto a las conductas relevantes, en
cambio, es un principio contingente, por cuanto no es un resultado analtico
o necesario, en tanto es posible (y bastante frecuente) que un sistema normativo presente desequilibrios entre el campo de los casos y de las soluciones,
dejando situaciones sin respuesta. Cuando eso sucede, no se puede afirmar
que lo no prohibido, est normativamente permitido. Tampoco funciona
cuando dos conductas normativamente indeterminadas se interceptan, produciendo un conflicto que debe resolver el Derecho.
Alchourrn y Bulygin consideran que si el sistema tiene una norma explcita
de clausura, como lo es el nullum crimen, el principio de prohibicin es vlido.
En este trabajo se pretende mostrar que puede ser problemtico aceptar tal
conclusin. Puede existir un sistema normativo con una norma de clausura
que, sin embargo, aun as contenga lagunas normativas, o al menos, situaciones
muy equivalentes34.
La laguna normativa es un defecto lgico del sistema denominado incompletitud. La dificultad proveniente de normas que establecen soluciones contradictorias (permitir y prohibir una conducta) para un mismo caso es un defecto
denominado inconsistencia. Hay, adems, otra deficiencia, denominada redundancia. Para explicarlas, conviene exponer, mediante ejemplos, la forma de
construir una matriz normativa, lo que se har en el prximo apartado.
34 Este tipo de laguna sera considerada por ibd., p. 157, como axiolgica. El sistema
normativo con una regla de clausura, correlaciona analticamente todos los casos con
las soluciones, por lo que si no hay una solucin, se debe entender que la conducta
est permitida, o no es sancionable, precisamente por la norma de clausura que acta
supletoriamente, por decirlo as. Se tratara, entonces, de que esta regulacin se percibe como valorativamente inadecuada. Sin embargo, tambin se puede entender
como un conflicto entre meta normas, que no relacionan los distintos casos particulares con sus respectivas soluciones, sino que se ocupan de las relaciones sistmicas
entre casos y soluciones.
252
A
+
+
-
B
+
+
-
253
Para asegurarse de no dejar ninguna posibilidad de combinacin sin representar, se ha sugerido una til tcnica para la construccin de las columnas de la
matriz de casos35. Se empieza siempre por el signo positivo, y se repite una
secuencia donde se intercalan signos positivos y negativos. Este orden se
reproduce, en forma duplicada, en la siguiente columna, ubicada a la derecha.
Si el universo del discurso del ejemplo contuviese tres elementos de relevancia, habra que agregarle una tercera columna, correspondiente al elemento
C, que se conformara por la sucesin de cuatro signos positivos y cuatro
signos negativos, que es la duplicacin del orden de la columna anterior, ubicada a la izquierda. Una forma de comprobar que el universo del discurso
est bien configurado, es comprobar si la primera fila, o fila superior, constituida por la conjuncin de las columnas de todos los elementos de relevancia
que corresponden al primer caso, contiene solo signos positivos. Y si la ltima
fila, o fila inferior, contiene solo signos negativos.
El universo de la accin (del acto, o condicin) es correlativo al universo de
casos. Se construye mediante la representacin de las soluciones contenidas
en cada norma de las que componen el sistema. A diferencia del universo de
casos, no se trata de todas las combinaciones lgicamente posibles, sino solo
de las soluciones que efectivamente contiene el conjunto de normas presentes
en el sistema. Es esta distincin la que permite captar las propiedades lgicas,
y especialmente, distinguir entre lagunas normativas y axiolgicas.
Para mantener el ejemplo expuesto, consideremos un sistema normativo con
nicamente dos normas que conforman un universo del discurso, con los dos
elementos de relevancia vistos. La norma 1, la podemos formalizar as: N1:
si A y B, entonces C. Y la norma 2, la formalizamos as: N2: si A y B,
entonces C. A y B son los elementos de relevancia. C y C son las dos soluciones normativas contenidas en el sistema.
35 Echave, Delia et alli: Lgica, proposicin y norma. Astrea. Buenos Aires, 2008,
pp. 49-50.
254
Grafiquemos las soluciones contenidas en las normas, para terminar de construir la matriz normativa, agregndole al universo del discurso, el universo
de la accin (acto o condicin):
Matriz normativa:
Universo del discurso
Casos:
Caso 1
Caso 2
Caso 3
Caso 4
A
+
+
-
B
+
+
-
Universo de la accin
Soluciones:
N1
C
N2
255
La matriz normativa de un sistema incompleto e inconsistente, pero independiente, si nos mantenemos el ejemplo propuesto, sera la siguiente:
Matriz normativa:
Casos
Caso 1
Caso 2
Caso 3
Caso 4
A
+
+
-
Soluciones
B
+
+
-
N1
C
N2
C
C
Pero para llegar a este sistema se debe cambiar la base normativa, que se formaliza ahora as: N1: si A, entonces C. N2: si B, entonces C.
Este segundo sistema, es inconsistente por cuanto tiene soluciones normativas
contradictorias para el caso 1 (C y C), y es incompleto, por cuanto no tiene
solucin para el caso 4. Pero es independiente, porque no contiene ninguna
solucin redundante, para ningn caso.
La independencia como cualidad idnea, o la redundancia como defecto, no
tienen mayor importancia para el anlisis de los sistemas normativos, al
menos desde el punto de vista esttico, ms all de dificultar su representacin y uso, por contener soluciones normativas que estn sobrando. Se considera, por su manejabilidad, que un sistema que contenga menos normas que
otro, manteniendo idntica la cantidad de casos y soluciones, es superior. La
importancia de este defecto se aprecia cuando se produce un cambio normativo, que afecte expresamente solo a una de las normas redundantes, dejando
dudas sobre la vigencia y aplicabilidad de la otra norma, no alterada.
Sera errneo extender la anterior consideracin a los otros vicios que, resultan evidentes, solo luego de la formulacin de su contenido normativo, y su
representacin grfica. Conviene mostrar esto con otro ejemplo de contenido
similar, pero tomado de una situacin real.
256
257
+
+
-
+
+
-
Soluciones
S1
P1
NP
S2
P2
NG
P3
NP
NP
NP
P4
NG
NG
NG
258
37 sta es, precisamente, la solucin que propone von Wright: ob. cit., pp. 93-98.
38 Para Alchourrn y Bulygin, un problema normativo consiste en determinar el estatus
dentico de una accin en un sistema determinado. Toda matriz normativa implica un
problema normativo. En este trabajo, la nocin de problema normativo se refiere a
una dificultad proveniente de una defectuosa configuracin de un sistema. Solo los
sistemas normativos deficientes, contienen problemas normativos.
259
260
261
262
porque el funcionario no podra ser sancionado por un segundo incumplimiento, si sucede dentro de 30 o 90 das, respectivamente.
Sin embargo, la lectura alterna conduce a un resultado similar, tanto en lo
prctico, como en lo normativo. Sancionar solo la reiteracin en el incumplimiento del horario de servicio constituira una especie de permiso tcito para
incurrir en un incumplimiento. Las interpretaciones propuestas tienen el
inconveniente que se oponen, por tanto, a las exigencias de un funcionamiento
ptimo del servicio policial, en concordancia con la norma contenida en la
formulacin normativa del artculo 8 de la Ley del Estatuto de la Funcin
Policial. Aunque ambas lecturas tienen, a su favor, proteger mejor los derechos funcionariales, impidiendo una excesiva divergencia en los resultados de
la aplicacin discrecional de las normas.
La escogencia, en definitiva, debera tener en cuenta la explcita alusin a los
lapsos de 90 y de 30 das, establecidos en la formulacin de los artculos 93.1
y 95.2 de la Ley del Estatuto de la Funcin Policial. La presencia de tales
perodos solo puede tener sentido si se considera que atiende a la reiteracin
de una conducta, situacin que debe tener en cuenta la autoridad disciplinaria.
Sea que se elija sancionar el primer incumplimiento (lo que impide aplicar
otra sancin por un segundo incumplimiento dentro del lapso), sea que se
escoja el segundo criterio (que implica no sancionar el primer incumplimiento),
ambas alternativas conducen a tener en cuenta tanto el lapso, como, por ende,
el carcter reiterado de la falta.
Resulta una situacin ms adecuada, que considerar el lapso y la reiteracin
discrecionalmente, para impedir que la autoridad disciplinaria pueda sancionar segn su entender, uno, dos y hasta tres incumplimientos con la misma
medida, o aplicar tres medidas diferentes para una misma secuencia de incumplimientos producidos por funcionarios diferentes. Esto no parece cnsono
con las exigencias de igualdad y proporcionalidad.
Se escoger, por lo tanto, la siguiente interpretacin. El artculo 93.1 contiene
una norma que sanciona con la medida de asistencia voluntaria el incumpli-
263
264
265
Las soluciones del sistema normativo se pueden simbolizar como SAV (sancin
de asistencia voluntaria) y SAO (sancin de asistencia obligatoria).
La simbolizacin del contenido de las dos normas, que integran el sistema
considerado, es la siguiente: N1: si IR21% en 91D, entonces SAV; N2: si
IR21% en 31D, entonces SAO.
Culminada la formalizacin, pasemos a elaborar la matriz. Como tiene tres
elementos de relevancia (n=3), deber contener ocho casos, resultantes de
aplicar la frmula antes expuesta (2 2). Y conforme con la regla de elaboracin, ya mencionada, la secuencia de la primera columna de la izquierda
que intercala signos positivos y negativos, se mantiene duplicada en las
columnas siguientes.
Matriz del sistema normativo que sanciona el incumplimiento del tiempo de
servicio con medidas distintas a la destitucin:
Casos
Soluciones
IR21%
31D
91D
N1
N2
1.
+
+
+
CNR
CNR
2.
+
+
CNR
CNR
3.
+
+
CV
CV
4.
+
CV
CV
5.
+
+
6.
+
SAV
7.
+
SAO
8.
SAV
266
47 Tal vez por influencias kelsenianas, hay una defectuosa concepcin de la justicia, y
por ende del Estado de Justicia, que se entiende como una amenaza o distorsin del
Estado de Derecho. A veces se la considera emparentada a una moral no cognoscitiva,
una especie de sentimiento o deseo no racionalizable que encubre la arbitrariedad;
otras, como un sinnimo de igualdad ante la ley, y por lo tanto, algo prescindible, en
tanto es una nocin ya implcita en el concepto de ley; o como un mecanismo para
atenuar el rigor de la norma, en atencin a las circunstancias del caso, haya o no una
expresa autorizacin para ello. Aqu se propone apartarse de esta visin, entendiendo
por Justicia la fundamentacin racional de las decisiones normativas relacionadas con
la redaccin, interpretacin, integracin y aplicacin de las normas, orientada a escoger la
mejor opcin posible. Para esta concepcin, la justicia no es sinnimo de arbitrariedad,
ni se agota en la igualdad o equidad. Puede implicar una fundamentacin moral o no,
y en consecuencia, una concepcin cognoscitiva o no cognoscitiva de la moral.
267
268
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
Casos
IR21 % 31D
+
+
+
+
+
+
+
+
-
91D
+
+
+
+
-
N1
CNR
CNR
CV
CV
Soluciones
N2
CNR
CNR
CV
CV
N3
SAV
SAV
SAO
SAV
Con los cambios introducidos, ahora el segundo sistema normativo es coherente, completo e independiente. Se ha superado la laguna normativa del caso 5,
que pasa a ser sancionado con la norma 3.
Sin embargo, el ajuste ha ocasionado un nuevo problema, que se aprecia al
comparar el caso 5, con los casos 6 y 8. Parece igualmente desproporcionado
sancionar con la misma medida, la de asistencia voluntaria, dos conductas que
son evidentemente diferentes (incumplir reiteradamente con menos del 21%,
respecto a incumplir con ms del 21% del horario de servicio). Si se quiere
superar este nuevo escollo, se puede intentar otro cambio interpretativo que,
igualmente, altera tanto la base normativa del sistema, como al sistema mismo.
Esta opcin consiste en sustituir la interpretacin extensiva de la formulacin
normativa contenida en el artculo 93.1 de la Ley del Estatuto de la Funcin
Policial, por la interpretacin extensiva de la otra formulacin contenida en el
artculo 95.2 de la Ley del Estatuto de la Funcin Policial. La nueva norma,
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1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
IR21 %
+
+
+
+
-
Casos
31D
+
+
+
+
-
91D
+
+
+
+
-
N1
CNR
CNR
CV
CV
Soluciones
N2
CNR
CNR
CV
CV
N4
SAO
SAV
SAO
SAV
Sin embargo, esto ocasiona un nuevo inconveniente, similar al que se pretende superar, porque igualmente lleva a sancionar conductas diferentes con la
misma medida. Si bien resulta posible el primer cambio interpretativo, que
agrega la norma 3, este segundo cambio, que sustituye la norma 3 por la 4, no
es igualmente viable.
El incumplimiento reiterado del 21, o ms, del porcentaje del horario de servicio
implica, en los hechos, una situacin parcialmente similar al incumplimiento de
menos del 21 %. No se alteran, por lo tanto, los lmites de la formulacin normativa proveniente de la autoridad legislativa, y, por lo tanto, el margen de la
reserva legal sancionatoria. El segundo cambio interpretativo s viola la reserva
legal, creando una sancin sin fundamento en las formulaciones normativas
contenidas en la Ley del Estatuto de la Funcin Policial, al extender el tiempo
para calcular la reiteracin de la conducta.
Por lo tanto, aunque contenga cierta desproporcin, la primera interpretacin
propuesta, que crea el segundo sistema considerado compuesto por las normas
270
271
272
Esta escogencia se fundamenta en que los lapsos en das, en el diseo normativo original, parecen dependientes del porcentaje de incumplimiento del
horario de servicio. Es debido a que un tipo de incumplimiento resulta ms
lesivo (por lo que genera una reaccin sancionatoria ms severa), que se
adopt un lapso ms reducido para computar la reiteracin. Tratar de vincular
ambas variables, en sentido inverso, no resulta igualmente razonable.
Se propone, por lo tanto, reformar mediante una futura intervencin del poder
legislativo, las formulaciones sancionatorias que regulan el incumplimiento
del tiempo de servicio del polica, sustituyendo el actual, por otro compuesto
de las siguientes dos normas: N1: si IR21 % en 61D, entonces SAV; y, N2:
si IR21 % en 61D, entonces SAO.
El lapso de 61 das continuos, que se propone solo como ejemplo sustituible
por otro (construido por la media entre 30 y 90), no constituye un elemento
de relevancia que obligue a contar con una solucin diferente. Es una variable
circunstancial, que junto a la reiteracin en el incumplimiento del horario,
mantiene la misma diferencia entre las conductas relevantes e irrelevantes.
A efectos de construccin de la matriz, se suma como otro factor que conforma
un solo elemento de relevancia, compuesto por las variables incumplimiento,
reiteracin, porcentaje y lapso. El ncleo de relevancia de tal elemento es, evidentemente, la magnitud porcentual del incumplimiento del tiempo de servicio.
Al tratarse de un solo elemento, son dos las soluciones posibles. Si el incumplimiento reiterado es hasta el 20 % del horario de trabajo, en el lapso de hasta
61 das, se aplica la sancin de asistencia voluntaria. Si se mantiene lo anterior,
variando solamente el porcentaje del incumplimiento, que es superior al 20 %,
procede la asistencia obligatoria.
Este cuarto sistema tiene, sin embargo, un defecto en su formulacin, que
hasta ahora no haba sido detectado, a pesar de que tambin est presente en
los sistemas normativos antes expuestos. No se relaciona con las diferencias
en el lapso de das, ya que persiste luego de los ajustes efectuados. Si, en un
mismo lapso (sea de 30, 60 o 90 das), hay un incumplimiento de hasta el 20 %
273
274
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
IR
+
+
+
+
-
Casos
21%
+
+
+
+
-
61D
+
+
+
+
-
N5
CNR
CNR
CNR
CNR
Soluciones
N6
N7
CNR
CNR
CNR
CNR
CNR
CNR
CNR
CNR
SAO
CC6+8 SAV
SAV
CC6+8 SAV
275
a la 3, N10: si IR y 21%, entre 31D y 91D, entonces SAV. Estas normas coexisten
con la norma 9, equivalente a la 2, correspondiente a la formulacin normativa del artculo 95.2 de la Ley del Estatuto de la Funcin Policial: N9: si IR
y 21% en 31D, entonces SAO. Hay que aadir otra norma para sin crear un
tipo distinto de sancin, poder abarcar casos originalmente no tratados, la
posibilidad de que se presente un solo incumplimiento de menos del 21% y
un solo incumplimiento del 21% o ms, en un lapso de hasta 90 das, mediante
un criterio extensivo similar al que produjo la norma 3 y a la norma 10. Se
produce as otra norma, proveniente de una segunda aplicacin extensiva de la
formulacin del artculo 93.1 de la Ley del Estatuto de la Funcin Policial,
que se puede simbolizar as: N11: si (IR y 21%), y (IR y 21%) en 91D,
entonces SAV. Esta ltima, se aplica a la conjuncin de los casos 10 y 12, y a
la conjuncin de casos 14 y 16. La matriz del sexto (y ltimo) sistema normativo,
es la siguiente:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
11.
12.
13.
14.
15.
16.
IR
+
+
+
+
+
+
+
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Casos
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Soluciones
N10
N11
CNR
CNR
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CNR
CNR
CNR
CNR
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CV
CV
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CV
CV
CV
SAV
CC10+12SAV
SAV
CC10+12SAV
SAO
CC14+16SAV
SAV
CC14+16SAV
276
Conclusiones
La interpretacin ms plausible u ptima del sistema normativo que sanciona
el incumplimiento del horario de servicio del polica con medidas distintas
a la destitucin, contenidas en las formulaciones normativas de los artculos
93.1 y 95.2 de la Ley del Estatuto de la Funcin Policial, es la que disciplina
solo la reiteracin de la falta, en los lapsos establecidos en cada artculo. La
interpretacin alterna, que entiende que es discrecional la consideracin del
lapso, y por ende, de la reiteracin o no de la falta, para establecer una sancin, viola la exigencia de proporcionalidad, igualdad y justicia, porque posibilita tres formas de reaccin disciplinaria distintas por los mismos hechos.
Asumiendo la interpretacin propuesta, el sistema disciplinario analizado tiene
un defecto en su diseo, al contener insuficientes soluciones para todos los
casos posibles que resultan de su combinacin de sus elementos de relevancia.
Para superar este inconveniente, la opcin ms aceptable es considerar que la
formulacin normativa expresada en el artculo 93.1 de la Ley del Estatuto de
la Funcin Policial, contiene tres normas distintas. Una sanciona la reiteracin del incumplimiento reiterado de hasta el 20 % del tiempo de servicio en
un lapso de 90 das. La otra aplica la misma medida, por un incumplimiento
reiterado superior al 20 % del tiempo de servicio, en un lapso entre 31 y 90
das. La tercera sanciona un incumplimiento de hasta el 20 % y un incumplimiento superior del 20 % del tiempo de servicio, en un lapso de 90 das.
Esta interpretacin no viola el principio de nullum crimen, por cuanto no traspasa los lmites establecidos por la formulacin del artculo en comento, en
tanto un incumplimiento superior al 20 % del horario de trabajo, constituye
un caso de incumplimiento de hasta el 20 % del horario de trabajo. Tambin
277
* Universidad Bicentenaria de Aragua, Abogado. Universidad Santa Mara, Especialista en Derecho Penal. Universidad Latinoamericana y del Caribe, Especialista
en Derecho Penal Internacional. Instituto de Altos Estudios Constitucionales,
Diplomado en Derecho Procesal Constitucional. Centro de Instrucciones de la
Guardia de Honor Presidencial, Profesor de la Ctedra de Derechos Humanos
y Derecho Humanitario. Defensa Pblica, funcionario.
280
jurdica del pas. Por ello, la presente investigacin, realiza un anlisis del ordenamiento jurdico relacionado con la importancia que
tiene garantizar el derecho a la defensa del imputado. En ese sentido, se demuestra cmo el derecho constitucional de acceso al sistema probatorio est por encima de cualquier limitacin que
pueda establecer el legislador ordinario y tiene su aplicacin desde
los actos iniciales de la investigacin y desde el proceso. Palabras
clave: sistema acusatorio, diligencias de investigacin, derecho
a la defensa. Recibido el 31-08-2014. Aprobado el 24-09-2014.
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probatorio, encontrando su fundamentacin jurdica en el artculo 49.1, destacndose que: Toda persona tiene el derecho a ser notificada de los cargos
por los cuales se le investiga; de acceder a las pruebas y de disponer del tiempo
y los medios necesarios para ejercer su defensa.
Ahora bien, si el imputado tiene el derecho a disponer de los medios necesarios para ejercer su defensa, no circunscribindose nica y exclusivamente
a los que pueda ejercerse en el juicio oral y pblico, sino tambin a los que pueda
realizarse desde los actos iniciales de la investigacin, cmo queda entonces
el derecho constitucional de acceso al sistema probatorio? si las diligencias
de investigacin solicitadas por el imputado, necesarias para desvirtuar las
imputaciones que sobre el recaigan, pueden ser negadas de conformidad al
ltimo aparte del artculo 287 del Cdigo Orgnico Procesal Penal, el cual
establece que: El Ministerio Pblico las llevar a cabo si las considera
pertinentes y tiles, debiendo dejar constancia de su opinin contraria.
La respuesta pareciera, a primera vista, no estar muy clara, ya que el legislador ordinario dio la posibilidad al Ministerio Pblico, de que niegue de manera
primaria la solicitud del imputado en aparente forma discrecional, exigindosele simplemente para tales fines, el dejar constancia de su opinin contraria;
ntese que no se dice fundamentar, explicar y motivar lgicamente las razones
fcticas y jurdicas para llegar a esa determinada conclusin, sino que por argumento en contrario, tal y como interesantemente lo plantea Bello Tabares:
La norma en cuestin no se refiere al deber de motivar la negativa
sino simplemente a una constancia de la opinin contraria, norma
insistimos inconstitucional y que pone de manifiesto que el imputado
no tiene un derecho absoluto que deba ser respetado en la investigacin, lo que compromete seriamente esa investigacin integral que
debe asegurarse en el marco de un debido proceso8.
285
De tal manera que, a juicio de quien escribe, la vulneracin primaria del derecho a la defensa residir en tal caso cuando se niegue la solicitud, so pretexto de
enunciar casi como palabras mgicas, que simplemente no es pertinente, til,
relevante, idnea, conducente o necesaria, sin motivar lgicamente porque no
lo es. As como tambin, cuando se acredite que dicha solicitud, efectivamente,
s guarda relacin con los hechos (pertinencia) o que, ms grave an, que es
esa diligencia solicitada y no otra, la que en definitiva aportar el resultado
deseado al proceso (idoneidad) y, sin embargo, de mala fe no se realiza su
prctica, en beneficio del descargo del imputado.
As mismo, aunado a la ilogicidad, contradiccin, falta de motivacin y a la
no prctica de las diligencias solicitadas, se debe considerar tambin, precisamente como una vulneracin al derecho constitucional a la defensa. El
aspecto de la omisin de pronunciamiento del rgano fiscal no debe interpretarse como una simple falta, sino que ms bien, con base en su significancia y
trascendencia jurdica, como lesin a los derechos del imputado en el proceso.
En cuanto a la omisin de pronunciamiento del rgano fiscal, la Sala de
Casacin Penal del Tribunal Supremo de Justicia, en decisin N 181, del 03
de abril de 2008, estableci como jurisprudencia lo siguiente:
La solicitud de diligencias para la produccin de pruebas, por cualquiera de las partes, es una de las manifestaciones o pedimentos inherentes al ejercicio del derecho a la defensa y correlativamente a la
aplicacin del principio de igualdad ante la ley y el principio de contradiccin, lo que se encuentra indefectiblemente referido a la intervencin dentro del proceso, de all que cualquier evento u omisin que
afecten las solicitudes, condiciones o requisitos para la obtencin, promocin o produccin de pruebas constituyen vicios de nulidad absoluta
por infraccin del derecho al debido proceso y a la intervencin dentro
del mismo, en condiciones de igualdad.
Corolario de lo anterior, pareciera que este criterio de la Sala de Casacin
Penal se identifica perfectamente con la importancia que tiene la intervencin
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del imputado dentro del proceso, por lo que con base en la citada jurisprudencia, es necesario considerar el deber de los Defensores Pblicos de estar vigilantes, para que, en caso de constatar tal vulneracin, soliciten diligentemente
al rgano jurisdiccional que se declare de manera inmediata la nulidad absoluta de las actuaciones subsiguientes, en virtud de que no existi un efectivo
pronunciamiento silencio negativo, en relacin con la solicitud de la prctica de diligencias de investigacin en descargo del imputado por parte del
rgano fiscal, y que, en consecuencia, se ha afectado flagrantemente el derecho
constitucional a la defensa. Tal posibilidad se concatena perfectamente con
las ideas esbozadas por Cabrera Romero, cuando destaca lo siguiente:
El real problema radica en que el Ministerio Pblico cuando niega la
prctica de una diligencia, debe razonar el porqu la niega ya que
atiende a un derecho especfico de peticin que otorga el Cdigo Orgnico Procesal Penal a la vctima o el imputado, a los efectos que ulteriormente correspondan. Estos efectos no pueden ser otros que conocer que
el Ministerio Pblico neg caprichosamente lo solicitado, infringiendo el
derecho de defensa del solicitante9.
De lo anterior se deriva que, al no existir un pronunciamiento adecuado y oportuno de la solicitud de prctica de diligencias, debe entenderse tal omisin de
manera negativa, ya que el Ministerio Pblico, como director de la investigacin, tiene la obligacin de litigar con buena fe, por lo que impedir a priori de
manera arbitraria que se incorporen al proceso elementos de descargo de carcter exculpatorio, vulnerar flagrantemente los derechos constitucionales de peticin, defensa y de acceso al sistema probatorio de la persona del imputado.
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batorio, encontrando su fundamentacin jurdica en el artculo 49.1, destacndose: Toda persona tiene el derecho a ser notificada de los cargos por los cuales se le investiga; de acceder a las pruebas y de disponer del tiempo y los
medios necesarios para ejercer su defensa.
Ahora bien, si el imputado tiene el derecho a disponer de los medios necesarios para ejercer su defensa, no circunscribindose nica y exclusivamente a
la que pueda ejercerse en el juicio oral y pblico, sino tambin a la que pueda
realizarse desde los actos iniciales de la investigacin cmo queda entonces
el derecho constitucional de acceso al sistema probatorio? si las diligencias
de investigacin solicitadas por el imputado que pueden tener ms tarde
vocacin probatoria, necesarias para desvirtuar las imputaciones que sobre el
recaigan, son negadas por el Ministerio Pblico, en aparente contradiccin o,
al menos, confrontacin con la posibilidad de ejercerse una defensa tcnica
o material de manera eficaz, capaz de igualar o superar la mnima actividad
probatoria que resulte en contra suya.
Tales interrogantes parecieran resolverse en definitiva, aplicando con prioridad el derecho constitucional de acceso al sistema probatorio, cuya justificacin se centra en que de nada sirve ser titular de una determinada relacin
jurdica sea como acusador, querellante, vctima, imputado o defensor, si a
la hora de acreditar los hechos constitutivos, extintivos, impeditivos o modificativos se desconoce o se limita arbitrariamente la posibilidad de probar las
respectivas pretensiones de las partes. Situacin que, en palabras de Rivera
Morales se resumen en: Si a la persona se le niega el derecho a probar es
como si le fuera negado el derecho al proceso mismo10.
De manera que las partes deben no solamente tener la posibilidad de acceder a
los rganos de administracin de justicia (acceso a la justicia) a travs del derecho de accin y contradiccin, sino que ms all de eso, es necesario posibilitar
de manera real, que se practiquen sus proposiciones; en el caso del proceso
penal, especficamente nos referimos a los actos de investigacin y ms tarde
a los actos de pruebas. Por tal motivo, Fbrega destaca de manera correcta:
10 Rivera Morales: ob. cit., p. 465.
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Conclusiones
Gracias a la implementacin del sistema acusatorio de 1998 en Venezuela, el
Ministerio Pblico tiene la obligacin de recabar con el mismo empeo tanto
los elementos de cargo como los de descargo.
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La defensa tcnica
en el procedimiento por faltas
Rafael Gregorio Mendoza Gonzlez*
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1. Generalidades
El Cdigo Orgnico Procesal Penal vigente1 contempla en la Disposicin Transitoria Primera: Que hasta tanto se dicte la ley que regule el procedimiento
relativo a las faltas, se continuar aplicando lo previsto en el Cdigo anterior.
Esto es importante manejarlo, toda vez que es el derogado Cdigo Orgnico
Procesal Penal donde se regula el procedimiento de faltas especficamente en
los artculos 382 y siguientes. As las cosas sealamos que el referido procedimiento tiene carcter especial, fundamentalmente por lo breve del mismo,
con una regulacin expresa de acudir al proceso ordinario en lo no previsto.
En tal sentido, sus notas particulares son: se entiende que no se trata de la presentacin de una acusacin como acto conclusivo, sino de una solicitud de
enjuiciamiento, aunque sta exige el cumplimiento de los requisitos de aquella,
razn por la cual podr solicitarse el desistimiento de la solicitud cuando la
misma no cuente con fundados elementos de conviccin que permitan sostener
el elemento del tipo; es decir, probar el hecho atribuido.
Igualmente, se indica que el sujeto activo de la falta se le denomina contraventor; sin embargo, somos del pensar que debe ser visto como sinnimo de
imputado, ello a los fines de poder ejercer el elemental derecho a la defensa,
tal como lo indicaremos en el punto 2 del presente trabajo.
Jurisdiccionalmente se inicia el proceso con la solicitud de enjuiciamiento
por ante el juez de juicio unipersonal. Tal como lo dispone el artculo 532 del
Cdigo Orgnico Procesal Penal: el juez de juicio (...) actuar as: () 1.
Como juez unipersonal () en el procedimiento de faltas. En tal sentido
pareciera ser afirmativo que el procedimiento de faltas no se ve precedido por
una fase de investigacin, lo cual pudiera presentar problemas de interpretacin jurdica referentes al elemental acto de imputacin y el derecho a la
defensa de conformidad con el artculo 49 de la Constitucin de la Repblica
Bolivariana de Venezuela.
1 Publicado en la Gaceta Oficial de la Repblica Bolivariana de Venezuela N 6078
Extraordinario, de fecha 15 de junio de 2012.
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Es por ello que mal podra pensarse en el vlido ejercicio de dicho derecho
cuando se desconoce la cualidad de imputado, incluso puede sostenerse que
si no existe imputacin cmo ejercer la defensa? Precisamente, de qu ha
de defenderse? Por ello creemos en la secuencia lgica de los actos que constituyen el debido proceso, bajo el prisma de la armona entre ellos. Resultando
impretermitible que la imputacin preceda a la acusacin. Ello, por la fundamental razn de que al existir una imputacin formal o instructiva de cargos el
proceso en competencia penal se encuentra en la fase preparatoria, por lo que
desde el mismo momento en que se es imputado se puede hacer valer un catlogo de derechos, destacndose el derecho a la defensa. En tal sentido, Clari
Olmedo indica:
conforme a nuestros cdigos modernos el imputado tiene las atribuciones necesarias para ejercitar el derecho a la defensa desde el primer
momento en que se le impute un hecho delictuoso, aunque no se
hubiere iniciado el proceso en sentido tcnico, o comenzado el ejercicio
de la accin penal3.
Teniendo el fiscal del Ministerio Pblico la obligacin de poner al imputado
en conocimiento de los hechos por los cuales est siendo investigado y que se
le atribuyen, ya que ello representa la base fundamental del ejercicio de su
derecho a la defensa. Por ello, es necesario la citacin del imputado a los fines
de que sea impuesto de los hechos investigados y de los cuales se desprenden
elementos que comprometen su responsabilidad penal, lo contrario ira en contra de la lgica jurdica, dado que nadie puede defenderse de lo que desconoce,
a la par de que se atentara contra el debido proceso, especficamente contra el
derecho a la defensa. Tal argumentacin ha sido tomada en cuenta por el propio
Ministerio Pblico al sostener:
La imposibilidad para el imputado de conocer las imputaciones que en
su contra se formulan, se traduce en la violacin del debido proceso y
dentro de esta garanta, la violacin del derecho a la defensa y de la
3 Clari Olmedo, Jorge: Tratado de Derecho Procesal Penal. Tomo II. Editorial Ediar.
Buenos Aires, 1963, p. 383.
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base para una nueva imputacin, la cual no debe serle desconocida al imputado, ya que sera absurdo y completamente contrario a derecho el pretender
acusar sin haber imputado. De aqu que el imputado tiene el derecho de que
se le informe de manera clara sobre los hechos imputados a tenor de lo dispuesto
por el artculo 127 del Cdigo Orgnico Procesal Penal. Sobre este particular la
Sala de Casacin Penal del Tribunal Supremo de Justicia en sentencia N 569
de fecha 18 de diciembre del 2006, sostuvo:
En Espaa el acto de imputacin formal en el marco del derecho a la
defensa deviene de una consolidada doctrina del Tribunal Constitucional, formada a partir de la sentencia N186 del 15 de noviembre de
1990, que estableci la exigencia de que la acusacin venga precedida
por una previa imputacin en la fase investigativa.
Ciertamente, el Tribunal Constitucional espaol en la sentencia supra citada,
al referirse al imputado y el derecho a la defensa que le asiste, indic: se
encontrara en indefensin si tuviera sbitamente conocimiento de que existe
una acusacin en su contra sin haber sido informado en ningn momento
anterior de que exista un procedimiento penal abierto contra l. En tal sentido, la jurisprudencia del mximo tribunal espaol destaca con claridad
meridiana la improcedencia de una acusacin sin la existencia de una imputacin previa, lo cual est en consonancia con la regla lgica de que no se
puede defender de lo que se desconoce.
Puede, entonces, el imputado solicitar la prctica de diligencias de descargo
por ante el fiscal del Ministerio Pblico, y si fueran negadas, se acudir al
juez en funciones de control como garante del debido proceso.
As tenemos que, para que el fiscal del Ministerio Pblico presente como acto
conclusivo la acusacin, es necesario el cumplimiento de una serie de requisitos, dentro de los cuales debe haberse satisfecho el acto de imputacin formal,
sumado a la existencia de: elementos de conviccin idneos, pertinentes, obtenidos lcitamente, que obren en contra de la persona sealada como imputado.
Obsrvese cmo se destaca la necesaria presencia de elementos de conviccin;
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debemos resaltar que para qu fiscal del Ministerio Pblico presenta el acto
conclusivo y ste ocurra bajo el respeto del debido proceso, debe haber una
persona debidamente imputada de la comisin de un hecho punible.
Por lo antes expuesto, si no puede el fiscal del Ministerio Pblico interponer
acusacin sobre un hecho diferente de aquel atribuido al imputado en el acto
de imputacin formal o instructiva de cargos, es impensable acusar sin imputar, ya que para el primer caso el imputado ha preparado una defensa en relacin con el delito que se le imput y, para el segundo caso, el imputado
no puede ejercer su vlido derecho a la defensa por la elemental razn de que no
se la ha imputado el delito por el cual se le pretende acusar.
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18 Situacin que refleja que s es posible el ejercicio del recurso ordinario de apelacin
en el procedimiento por faltas, lo que no es apelable es la decisin definitiva con ocasin
de la culminacin de un juicio. Sobre este punto se volver infra.
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De all que debemos apuntar, que, para determinar el trmino de la prescripcin judicial invocada, debe tomarse en cuenta solo el transcurso del tiempo,
y la razn de ello es que dicha institucin no es susceptible de interrupcin;
asimismo, resulta forzoso considerar que esa prolongacin del proceso no
debe ser por causas imputables al procesado, circunstancia que en el caso de
marras, es indudablemente innegable, toda vez que desde la fecha en que ocurrieron los hechos objeto de proceso, no se ha materializado el formal enjuiciamiento del subiudice, de tal manera que resulta evidente que el tiempo que
ha transcurrido sin que se haya proferido sentencia en la presente causa, conlleva, tomando en cuenta la pena que contempla el tipo penal imputado, a la
prescripcin judicial de accin.
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529 del Cdigo Penal, establece multa de hasta 200 unidades tributarias, por
lo que luego de aplicar necesariamente el artculo 37 eiusdem, resulta irrebatible que el trmino medio de la pena para dicha falta es de 100 unidades tributarias. En tal sentido, se subsume en el supuesto del artculo 108 N 7 del
Cdigo Penal, por ser la multa inferior a 150 unidades tributarias y prescribira
a los tres meses y siendo que se trata de la prescripcin judicial o extraordinaria,
debe sumrsele a este tiempo un mes y 15 das, a los fines de considerar la
pretendida prescripcin.
4. Sobreseimiento
Hemos indicado que el efecto de la declaratoria con lugar de la solicitud de
prescripcin o que los hechos no revisten carcter penal es el sobreseimiento
de la causa. Sin embargo, somos del pensar de que si la solicitud de enjuiciamiento debe cumplir los requisitos de la acusacin, tenemos un punto importante de defensa tcnica en cuanto a los elementos de conviccin.
As las cosas, puede pensarse en una solicitud de enjuiciamiento por la presunta comisin de la falta de perturbacin a la tranquilidad por emisin de
ruidos molestos. La pregunta: Qu elemento de conviccin necesito?. La
respuesta: Una experticia de los equipos de sonido, por lo menos. Es frecuente encontrar solicitudes de enjuiciamiento infundadas, ante esta situacin
la defensa tcnica puede alegar que se desestime, toda vez que no existen elemento de conviccin que permitan atribuirle a la contraventora la supuesta
conducta, a la par de citar el contenido de la sentencia N 1242 de fecha 16
de agosto de 2013 de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia,
la cual invita al juzgador a desestimar la acusacin cuando no cuente con fundados elementos de conviccin que permitan incriminar al imputado, lo cual
es perfectamente aplicable en el procedimiento por faltas.
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5. Apelacin
Recordemos que el derogado Cdigo Orgnico Procesal Penal, especficamente
en los artculos 382 y siguientes regula el procedimiento de faltas. As las cosas,
el artculo 387 del Cdigo Orgnico Procesal Penal dispone que la decisin
definitiva no ser apelable, asunto que evidentemente puede causar polmica.
Ello en razn de que contraviene el artculo 49 Constitucional, en cuanto al
derecho a la defensa, reflejado en el derecho a recurrir a una doble instancia.
En tal sentido, consideramos que aun cuando la norma dispone que la decisin sea inapelable debemos dejar claro que se trata de la decisin definitiva;
es decir, aquella que se produce con ocasin de la culminacin del correspondiente juicio oral y pblico, razn por la cual deja por fuera los planteamientos
que se hagan como punto previo, as como las solicitudes de nulidad.
En el ejemplo tratado en el punto 3.1, la fiscal del Ministerio Pblico, en virtud de la declaratoria con lugar solicitada por la defensa, interpuso formal
recurso de apelacin contra la decisin, el cual fue debidamente contestado
por la defensa. Toda vez que se trata de apelacin de autos.
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la accin, toda vez que esta falta contempla un lapso de cuatro meses y
15 das para su enjuiciamiento. Tercero: Igualmente la defensa solicit
el sobreseimiento de la causa en virtud de que los hechos no revisten
carcter penal y adems no pueden serle atribuidos a mi representada
por la elemental razn lgica de que no depende de ella el riesgo, se trata
de una propiedad horizontal en la que todos los copropietarios son
corresponsables en los gastos que amerite el edificio, en la cuota parte
que le corresponda. Se trata de un dao que sufre la azotea del edificio
producido por el inexorable paso del tiempo, en el cual mi representada no tiene injerencia alguna () Argumento de gran y poderoso
peso, toda vez que la supuesta vctima para el momento de la denuncia
deba catorce meses de condominio. Entonces cmo pretende que se
impermeabilice la azotea? Cmo hacerlo si ella no paga? Finalmente no se entiende por qu solo se denuncia a mi representada, cuando
existe una junta de condominio, la cual incluso, tampoco es responsable
de la creacin del dao a que hace referencia la representacin del Ministerio Pblico. Cuarto: () Ministerio Pblico quien manifest, respecto
a la falta que: no puede estar prescrita esta falta ya las faltas prescriben
hasta un ao y desde ese momento empieza una prescripcin judicial
en cuanto al sobreseimiento indic que: si una persona comete un
delito el ao pasado y se arrepiente en este ao no significa que el delito
no se cometi. Quinto: Finalmente el juzgador consider: una vez
escuchadas cada una de las partes, procede a declarar sin lugar la solicitud de prescripcin realizada por la defensa y as mismo se declar
sin lugar el sobreseimiento.
Segunda denuncia: de la nulidad de la decisin por producir gravamen
irreparable a tenor de lo dispuesto en el artculo 439.5 del Cdigo
Orgnico Procesal Penal por contravenir lo dispuesto en el artculo
300, numerales 1 y 2 ejusdem: Entendemos que en materia sustantiva,
para que estemos en presencia de la comisin de un hecho punible
debe existir un engranaje perfecto, en el que al sujeto activo se le atribuye la realizacin de una determinada conducta que la norma prohbe,
por una parte, y por otra, la exigibilidad de un determinado hacer.
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Conclusiones
El Cdigo Orgnico Procesal Penal contempla en la Disposicin Transitoria Primera: Que hasta tanto se dicte la ley que regule el procedimiento relativo a las
faltas, se continuar aplicando lo previsto en el Cdigo anterior. As pues, el
legislador patrio se encuentra en mora con una la Ley que regule lo relativo al procedimiento por faltas, lo cual invita a la reflexin sobre el tema y, en consecuencia, a la creacin de un articulado en sintona con el texto Constitucional que
refuerce el respeto a la figura de la imputacin, as como la posibilidad de considerar la municipalidad; ello en virtud de que el Cdigo Orgnico Procesal Penal
regula en el artculo 354 el procedimiento para el juzgamiento de los delitos
menos graves, entendindose que se seguirn por el mismo aquellos delitos cuyas
penas en su lmite mximo no excedan de ocho aos. Razn vlida para que
conozca un juez municipal, dado que las faltas son sancionadas pecuniariamente.
317
En ese sentido, es oportuno mencionar que actualmente los Defensores municipales actan en los procedimientos por faltas, solo que el procedimiento se
contina llevando por ante el juez de primera instancia en funciones de juicio.
Finalmente, consideramos que si la solicitud de enjuiciamiento exige el cumplimiento de los requisitos de la acusacin, sta es la razn por la cual se podr
solicitar el desistimiento de la solicitud cuando la misma no cuente con fundados
elementos de conviccin que permitan sostener el tipo, es decir probar el hecho
atribuido. As mismo, podr apelarse de la negativa de la solicitud de nulidad,
de la prescripcin y del sobreseimiento por causar gravamen irreparable.
Lnea editorial
rganos de la revista:
Director: participar en el Consejo Editorial y girar instrucciones a las dependencias de la Defensa Pblica, para que presten su apoyo a la revista.
Editor: participar en el Consejo Editorial, garantizar que se ejecuten las decisiones del Consejo Editorial, revisar preliminarmente los trabajos remitidos
para su publicacin, garantizar el cumplimiento de las Instrucciones para
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Consejo Editorial: conformado por el Director, Editor, Editor Adjunto y
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las decisiones vinculadas a la poltica editorial.
Comit Cientfico Asesor: conformado por juristas amigos de la revista que
participan prestando su apoyo en diversos asuntos vinculados con la convocatoria, seleccin, edicin y difusin de la publicacin.
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Materias sobre la cual gira la revista: se considera que la revista debe tener
como lnea editorial la publicacin de temas jurdicos, que se relacionen con
las reas del derecho que le competen a la Defensa Pblica, verbigracia:
Penal Ordinario; Violencia contra la Mujer; Niez y Adolescencia; Indgena;
Agrario; Inquilinato; Laboral; Civil; Administrativo y Procesal. Igualmente,
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se podrn incluir otros tpicos que, a juicio del Consejo Editorial, se juzguen
pertinentes, como gestin judicial, integracin latinoamericana, recensiones
entre otros.
Periodicidad: La revista ser semestral.
Formato de edicin: ser en papel, pudiendo, una vez agotado su tiraje,
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