Jorge Ibargengoitia en contra de la

censura: el cine
Ernest Rebder, Universidad Estatal de Florida
Jorge Ibargengoitia (1928-1983), dramaturgo, novelista y crtico de la
cultura mexicana, conocido por sus obras de humorismo negro como
Las muertas (1977) y Dos crmenes (1979), se opuso siempre a toda
forma de censura. En artculos satricos para el diario Exclsior (19681976) y en su columna "En primera persona" para la revista Vuelta (1977
1983), Ibargengoitia ataca las censuras oficiales y no oficiales de varias
entidades estatales y particulares.1
Ya desde antes, en su fase como crtico de teatro para La Revista de la
Universidad de Mxico entre 1961 y 1964, Ibargengoitia se haba
manifestado disconforme respecto a las presiones conformistas que le
rodeaban. Atac a varios dolos y modas, incluso a Brecht y a Beckett, y
se retir tras una agria polmica suscitada por su resea corrosiva de
interpretaciones dramticas de obras cortas del santificado Alfonso
Reyes.2
Ibargengoitia fue intensificando su crtica al conformismo desde su
empleo en 1968 como columnista de pgina editorial del diario
distritofederalense Exclsior, dirigido por Julio Garca Scherer. Actuando
con la plena libertad de la palabra otorgada por Garca Scherer,
Ibargengoitia - aunque no escritor expresamente poltico - no temi
atacar algunas vacas sagradas cuando le dio la gana. Entre stas figuraba
el gobierno del PRI, o sea, el Partido Revolucionario Institucional. Lleg
a tal punto su audacia que en 1971 pudo escribir que 'vivimos en un
pas cuyo gobierno piensa, al igual que la Iglesia Catlica y los gobiernos
socialistas, que los efectos del conocimiento no regulado son generalmente
funestos'.' El tono y el enfoque del pasaje citado son caractersticos del
autor: es solapadamente insolente; se dirige contra la derecha y contra la
izquierda; y hace hincapi en la restriccin de ideas como rasgo definidor
de las entidades dictatoriales.
La censura especficamente mexicana, para el autor guanajuatense, se
manifestaba en distintas maneras. El PRI prohiba indirectamente que se
le criticara, empleando una variedad de trampas. Haca despedir a sus
enemigos en la prensa por 'razones econmicas,' como iba a ocurrir en el
propio Exclsior en 1976; intrigaba para que los intelectuales de criterio
independiente fueran los blancos de reseas hostiles, como le pas a Vicente
Leero en 1971;4 y quitaba subvenciones a grupos teatrales que desviaban
de temas trillados, como explic en Vuelta.''
Parece que la ltima pieza teatral importante del entonces dramaturgo
Ibargengoitia fue victimizada debido a una campaa sigilosa del

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gobierno. Relata la historia de su pieza teatral El atentado (1963),6 ganadora,

en forma impresa, del entonces prestigioso premio Casa de las Amricas. El
atentado no se pudo representar en Mxico a pesar de su favorable acogida
entre literatos y gente de teatro, aunque nunca hubo condena oficial y
abierta. La obra es un alegato, muy fuerte y directo para la poca, contra las
maniobras de los presidentes mexicanos Calles y Obregn a la vez que satiriza
a los fanticos cristeros de la Iglesia Catlica. Ibargengoitia dej escrito en
la primera edicin de la obra que 'si alguna semejanza existe entre la accin
de esta obra y la Historia de Mxico, no es una coincidencia sino una
vergenza nacional'.7 No hubo prohibicin formal pero el apoyo para
montarla siempre se esfumaba sin explicacin.
El medio artstico y de comunicaciones que ms defiende el columnista
contra los abusos censoriales es el cine, una diversin predilecta de l.
Principalmente en los aos 1971, 1974 y 1976 Ibargengoitia dedica
pequeas series de columnas a las pelculas. Sus tpicos incluyen la calidad,
la difusin y las restricciones en torno al cine mexicano y al internacional.
Las censuras discutidas incluyen la de catlicos conservadores, de la Oficina
de Cinematografa mexicana y del Cdigo Hays de Hollywood. Leyendo
estos comentarios del cinefilo Ibargengoitia, el lector se da cuenta que
l no slo tacha prcticas y costumbres sino que expone una filosofa
sobre la libertad de expresin versus la censura, en la cual analiza y revela
mecanismos causales.
En primer lugar, se ver cmo Ibargengoitia analiza un tipo de censura
de cine no oficial sino de carcter ms bien popular y particular. Se trata
de la presin de parte de grupos catlicos tradicionalistas y cmo pueden
influir solapadamente en agencias de gobierno. Un caso citado es la
historia mexicana de la pelcula norteamericana basada en una obra
teatral de Tennessee Williams, que, nos parece, sera The Sweet Bird of
Youth. Segn el autor, en el Distrito Federal en 1971 sta 'se exhibi por
tres das con llenos totales' pero que, sin embargo, 'fue cerrado en el
cuarto'. 8 Cmo se explica ese acto de irracionalidad econmica?, se
pregunta el autor.
Resulta que un seor que era jefe de la Liga de la Decencia y, por
aadidura, jefe scout nacional de los Boy Scouts International, persuadi
a sus miembros a que, actuando de 'padres de familia indignados',
escribieran 'toneladas de cartas' a la Oficina de Espectculos mexicana
protestando la 'exhibicin de semejante inmundicie'.9 Ibargengoitia
pudo averiguar despus del hecho que el jefe de dicha Oficina de
Espectculos, reaccionando a la cortina de fuego postal, le haba
preguntado al jefe de la Liga qu querra y que ste le haba respondido
algo enigmticamente: 'Estamos en una democracia. Obedezca Ud. la
voluntad de la mayora'.'" Y se prohibi la pelcula, aunque, por supuesto,
sin que se supiera que fue prohibida. Es que desapareci sin explicacin.
En el caso citado, triunfaron, en fin de cuentas, tanto la libertad de
expresin como la econmica, pues tres aos despus se volvi a exhibir

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la misma pelcula y con gran xito. Ese censor jefe scout y recatlico
haba sido, adems, una especie de mastodante que a lo mejor ya no
existe, un fantico que - como escribi Ibargengoitia unos aos despus,
en 1976 - se opona al cine en s por ser 'un cncer' y para quien la nica
pelcula buena era La vida de Bernadette.'' En cambio, esa clase de censura
no ha dejado de existir. Es tpico, segn Ibargengoitia, de una censura
no oficial que se encuentra 'en los pases liberales'. Declaran estos censores
'democrticos' que no tienen el poder de censurar, que slo dan y ponen
sus opiniones al alcance del pblico para que sirvan de gua a los fieles y
a los socios de su organizacin.12
Pasando al asunto de presiones netamente estatales y polticas sobre el
cine, se ve que Ibargengoitia nota la existencia de muchas pelculas
nacionales terminadas, tal como su drama El atentado, pero igualmente
desconocidas entre los expectadores porque nunca se han estrenado en
Mxico. Por motivos de censura poltica de parte del gobierno, hay varias
pelculas que desgraciadamente han quedado 'enlatadas desde hace
tiempo'.13
Parece que un delito principal de estas obras hurfanas, para el gobierno,
es que han constituido 'un insulto al Instituto Armado',14 a pesar de que
Mxico tiene la buena fama de ser un pas hispano casi sin ejrcito. Esa
forma de censura, que tambin suele ser solapada, muchas veces sin
especificarse, le parece a Ibargengoitia bastante irnico porque Mxico
es, se supone, una 'democracia civil' mientras que el Brasil de entonces,
en 1961, 'una dictadura militar,' permita hasta la exhibicin de pelculas
izquierdistas, tales como la Antonio das mortes del director engag Glauber
Rocha.15
Como es de suponer en un autor cuyas obras tienen mucho de farsa
ertica, algunas de las ideas ms felices de Ibargengoitia sobre la censura
se plantean en terreno sexual. Comenta sobre la presencia y la falta del
elemento sexual en varios aspectos de la vida diaria y de la cultural.
Sugiere humorsticamente que el apetito sexual humano no es tan fuerte
ni tan unnime como creen los censores. La cuestin de estimulantes
erticos es algo sutil y complejo, como explica en sus recuerdos de la
vida callejera en Washington, D.C.
All vea pasear a muchas familias con nios. Observa que aun 'un
examen somero de los cnyuges' (no todos guapos) bastaba para
comprobar que l mismo y, sin duda, muchsimos otros hombres no
hubieran tenido 'ni el apetito ni la disciplina para formar esas familias'.16
Pero obviamente, tuvo que haber atraccin sexual de parte de varios
para crear tanta familia. As, el deseo sexual no se descifra tan fcilmente,
ni entre cientficos ni entre censores. Un aliciente para unos podra ser
polvos insecticidas para otros, como va a ensear con respecto a la historia
del cine de Hollywood.
El Production Code, comunmente conocido como el Cdigo Hays,
por su inventor, censuraba las pelculas de Hollywood por dos dcadas

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hasta 1954 o 1955. 17 El famoso 'Hays Code' es otro ejemplo de un

esfuerzo equivocado por evaluar y controlar reacciones que varan
enormemente de persona en persona. Segn Ibargengoitia, el censor,
para citar slo unas pocas de sus equivocaciones y contradicciones, cree
que sus reacciones son la norma. Pero lo que se saca del Cdigo y su
aplicacin es que al Sr. Hays, al contrario de lo que le puede pasar a un
varn ms tpico, 'le venan malos pensamientos cuando vea, no piernas
de mujer, sino medias caladas'.18 En fin, lo que representa el Cdigo
Hays, una censura no exactamente oficial aunque frrea, no es una
manera de reprimir los instintos sexuales sino 'un retrato muy elocuente
del alma del Sr. Hays'.19 Hays se estuvo censurando a s mismo pero no
necesariamente a los dems.
Tales agudezas de Ibargengoitia divierten a la vez que ensean aspectos
de su filosofa frente a la censura. La censura se apoya en la teora de que
existen estmulos globalmente eficaces (y nocivos), que afectan
negativamente a todo participante o espectador. En contraste, para el
autor esto es falso: 'causas iguales no producen efectos iguales'.20 As,
toda censura est basada en un concepto falso, el que el ser humano sea
igual a sus semejantes en sus atracciones y repulsiones.
Otro concepto falso del censor de cine es la otra cara de la moneda: la
idea de que el censor es muy diferente y superior al espectador en su
capacidad para controlarse. El censor es es un estoico de gran entereza,
mientras que los del pblico son tan estpidos que no pueden ver 'canbales
en la pantalla sin llegar despus a su casa y comerse a su abuela'.21 El
espectador es un dbil. En cambio, su gua se cree inmune a influencias
nocivas; el censor puede ver sin imitar lo que ve. Ibargengoitia piensa
que esta dicotoma es falsa porque, si el censor no era afectado por la
violencia, la inmundicie y la pornografa, 'por qu no pensar que el
resto de la poblacin tambin era inmune?'22
A los censores no se les puede negar la buena intencin. No es que sean
malintencionados. Desean representar la verdad para proteger la paz
domstica, sea de familia o de la patria. Lo malo es, en primer lugar, que
ignoran que la paz domstica no existe. En segundo lugar, la censura no
es un individuo sino un ente burocrtico con tendencia natural a la
expansin. Ibargengoitia traza la historia de la Oficina de
Cinematografa mexicana, la cual ha sido, en su opinin, un mecanismo
burocrtico por excelencia.
La Oficina de Cinematografa, un blanco predilecto del autor, empez
a funcionar en tiempos de prosperidad para el cine nacional, durante la
segunda Guerra Mundial. En los primeros aos de la posguerra, cuando
menguaba la industria nacional, la Oficina mexicana salv la situacin,
invitando a empresas extranjeras, principalment de los Estados Unidos y
de la Europa Occidental, a filmar en Mxico. Los extranjeros iban a
Mxico, pagaban cuotas e impuestos y empleaban a mexicanos para

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hacer sus pelculas. Por un rato 'ambos contratantes salieron

beneficiados'.2' Pero hubo discordia.
Los mexicanos empezaron a temer que los gringos vinieran a
desprestigiar a su nacin, filmando 'mendigos, baldados, nios raquticos,
ratas de sacrista, indios remendados y perros flacos'.24 Vendran para
distorcionar la verdad y para perturbar la paz domstica. Por eso, se
pens vigilar por la preservacin de la verdad mexicana en contra de la
'perversin extranjera'.25 Pero se mat a la gallina de huevos de oro.
Debido en parte a las represalias y restricciones mexicanas, las empresas
extranjeras se marcharon. Entonces, como ya apenas quedaban grupos
extranjeros con los que contratar o a quienes censurar, lo lgico sera
eliminar a la Oficina de Cinematografa. Pero sta se qued de pie, con
ms poder que nunca. Ya no decida lo que extranjeros iban a filmar sino
lo que los mexicanos iban a pensar. Ibargengoitia pregunta
retricamente:
Quin hubiera dicho ... que esta oficina, que tena misin evitar que
se presentara en el extranjero una imagen falsificada de Mxico, iba,
con el tiempo, a convertirse en una oficina encargada de determinar
cul es la imagen que las pelculas mexicanas deben dar a los
mexicanos de su propio pas?26
La Oficina se haba convertido en una agencia para censurar las pelculas
mexicanas. Ni siquiera permita filmar 'un indio dormido' por miedo de
dejar la mala impresin entre los mexicanos de que los mexicanos son
indios y que estos indios son indolentes. 27 As es que los censores
mexicanos, supuestamente encargados de eliminar en la pantalla
estereotipos raciales de mexicanos, acababan fomentando otros
esteriotipos. Y se fueron fortaleciendo dentro del gobierno federal.
Escribi Ibargengoitia en 1971 que la industria de cine nacional, guiada
por la Oficina de Cinematografa, haba provedo ms ministros al
gobierno vigente que ninguna otra entidad.28 En 1974 hizo notar que la
misma oficina, en una etapa de decadencia y atraso para el cine mexicano,
ya supervisaba 'la totalidad de la produccin nacional' de pelculas.29
As fue que la Oficina cumpli su misin burocrtica al 'crecer como
clula cancerosa'.'0
Los censores pagados por la Oficina de Cinematografa no eran catlicos
ni ex-boy scouts. Segn el escritor, eran en la mayora 'escritores, jvenes
entonces, liberales' e hipcritas completos porque todos aqullos hubieran
rechazado furiosamente el ms mnimo esfuerzo por hacer 'una cortapisa
a su propia "creacin"'."
Para concluir, mencionamos la idea/esperanza de Ibargengoitiana de
que la censura pudiera llegar a ser completamente contraproducente aun
respecto a sus propias metas. Desea mantener la tranquilidad y fe en el

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sistema social, pero puede provocar lo contrario. Hablando, al parecer,
por sus amigos directores, actores y escritores de cine, Ibargengoitia
protesta contra abusos como la negacin de apoyo econmico, la quema
de miles de pies de negativos y el no otorgar permiso de exhibicin. Todo
esto produce, contina diciendo l, 'unas ganas de derrocar al gobierno'
mucho ms fuertes que las causadas por la mera exhibicin de cualquier
pelcula, 'por subversiva que fuera'.32

NOTAS
1

6
7

9
10

Casi una mitad de los numerosos artculos de Ibargengoitia se encuentran

en las tres antologas de su obra periodstica, editadas por Guillermo
Sheridan, Autopsias rpidas (Mxico: Vuelta, 1989); Instrucciones para
vivir en Mxico (Mxico: Joaqun Mortiz, 1990); La casa de usted y
otros viajes (Mxico: Joaqun Mortiz, 1991). Para una bibliografa anotada
de sus columnas en Exclsior, adems de bibliografas de sus artculos
para La Revista de la Universidad de Mxico y Vuelta, vea mi estudio
Ibargengoitia en Exclsior, 1968-1976. Una bibliografa anotada con
introduccin crtica y citas memorables del autor (New York: Peter Lang,
1993).
Vase Vicente Leero, Los pasos de Jorge (Mxico: Joaqun Mortiz, 1989.),
pp. 73-89, y Ernest Rehder, "Jorge Ibargengoitia's Approach to the
Theatre in the Revista de la Universidad de Mxico, 1961-64", Latin
American Theatre Review (Fall 1995), 55-68, para su colaboracin con
en la columna "Teatro" de la Revista de la Universidad de Mxico.
"Despus de la muestra: en defensa de los villanos", Exclsior (21
diciembre 1971), A7.
"Seamos sinceros con Ella: la censura llama a nuestras puertas", Exclsio
(3 agosto 1971), A7-A8. Para informaciones sobre la salida de varios
colaboradores de Exclsior y Plural en 1976, vea la novela documental
de Vicente Leero, Los periodistas (Mxico: Joaqun Mortiz, 1992),
adems de los dos artculos de Ibargengoitia en Vuelta, "Los periodistas",
Vuelta, 21 (agosto 1978), 25-27 (incluso en Autopsias rpidas, 115-122)
y "Respuestas", Vuelta, 23 (octubre 1978), 34-36, y la descripcin de
Alan Riding en su Distant Neighbors (New York: Random House, 1986),
pp. 432-435.
"Dos aventuras de dramaturgia subvencionada", Vuelta, 27 (febrero 1979),
32-34 (incluso en Autopsias rpidas, pp. 55-61).
El atentado (Mxico: Joaqun Mortiz, 1987).
"La moral pblica: el cine como escuela de criminales", Exclsior (7
junio 1976), A7.
"Memorias de la censura: Misin para elegidos", Exclsior (12 febrero
1971), A7.
"Memorias de la censura: Misin para elegidos", A7.
"Memorias de la censura: Misin para elegidos", A8.

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"La moral pblica: el cine como escuela de criminales", Exclsior, 7

junio, 1976), A7.
"La moral pblica", A7.
"Noches de muestra: arte de ver pastorelas", Exclsior, 3 diciebre 1971),
A7.
"Noches de muestra: arte de ver pastorelas", A9.
"Noches de muestra: arte de ver pastorelas", A9.
"Mdicos del alma: el censor que todos llevamos dentro", Exclsior (19
febrero 1971), A7.
Ian Cameron, The Book ofFilm Noir (New York: Continuum, 1992), 14.
"Mdicos del alma: el censor que todos llevamos dentro", A8.
"Mdicos del alma: el censor que todos llevamos dentro", A8.
"Mdicos del alma: el censor que todos llevamos dentro", A7.
"Censura cinematogrfica: la metfora del borrego", Exclsior (14 junio
1976), A7.
"Aspectos de la censura: jams delante de los nios", Exclsior (11 junio
1976), A9.
"Paz domstica: los indios no duermen", Exclsior ( 23 febrero 1971),
A7, A9.
"Paz domstica: los indios no duermen", A7.
"Paz domstica: los indios no duermen", A7.
"Paz domstica: los indios no duermen", A7; A9.
"Paz domstica: los indios no duermen", A7.
"Despus de la muestra", A7.
"Tesis, anttesis...tumulto: los cines rigurosamente vigilados", Exclsior
(25 enero 1974), A7.
"Supervisiones y reversiones: orinteme usted", Exclsior (21 junio 1976),
A7 (incluso en Autopsias rpidas, pp. 141-143, titulado "La defensa de
nuestra idiosincracia").
"La defensa de nuestra idiosincracia", en Autopsias rpidas, pp. 141
143.
"Despus de la muestra", A7.

AIH. Actas XII (1995). Actas XII. AIH. Jorge Ibargengoitia en contra de la censura: el cine. ERNEST REHDER.