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Revista 2014, Facultultad de Derecho UNIVERSIDAD NACIONAL DE ASUNCION

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2

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

UNIVERSIDAD NACIONAL DE ASUNCIN

FACULTAD DE DERECHO
Y CIENCIAS SOCIALES

REVISTA

2014

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Revista Jurdica de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales


Universidad Nacional de Asuncin
Facultad de Derecho y Ciencias Sociales UNA
Derechos Reservados
Es una publicacin de carcter cientfico-acadmico destinada a la divulgacin y
el intercambio de ideas, investigaciones y aportes doctrinales en el mbito del Derecho y las Ciencias Sociales. Se publica con periodicidad anual.
Los conceptos emitidos en los trabajos publicados son de responsabilidad exclusiva de sus autores y no reflejan necesariamente la opinin de la institucin ni de los
coordinadores editoriales.
La reproduccin total o parcial de los contenidos est permitida bajo autorizacin
especfica de cada autor o de la institucin responsable de la edicin.
Coordinacin de la Edicin:
Prof. Dr. Jos Ral Torres Kirmser
Prof. Abog. Jos Mara Costa
Para correspondencia, dirigirse a:
Facultad de Derecho y Ciencias Sociales
de la Universidad Nacional de Asuncin
Calle Congreso de Colombia y Ro Pilcomayo
Santsima Trinidad, Asuncin Paraguay
Correo electrnico: info@der.una.py
Telfonos: (595 21) 288 5000
Sitio web: www.der.una.py
Facebook: https://www.facebook.com/info.derecho.una
Asuncin, Paraguay. Diciembre 2014

INDICE

AUTORIDADES, INSTITUTOS Y NMINA DE PROFESORES EN EJERCICIO


DE LA DOCENCIA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES
DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE ASUNCIN ..................................................... 11

EDITORIAL
UBALDO, MAESTRO Y AMANTE DEL DERECHO ...................................................... 51

DOCTRINAS
EL DILOGO JURISPRUDENCIAL SOBRE DERECHOS HUMANOS, APORTE
EFICAZ PARA NUESTRAS DEMOCRACIAS LATINOAMERICANAS ....................... 57
Por Antonio Fretes
DILOGO JURISPRUDENCIAL ENTRE LA JUSTICIA NACIONAL
Y LAS CORTES INTERNACIONALES ............................................................................ 65
Por Jos Ral Torres Kirmser
EL DELITO AMBIENTAL .................................................................................................. 75
Por Luis Fernando Sosa Centurin y
Rodrigo Javier Dvalos
IMPORTANCIA DE LA CREACIN DE LA AGENCIA ESPACIAL
DEL PARAGUAY (AEP) .................................................................................................... 93
Por Oscar I. Bogado

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

EL DERECHO INDIANO ................................................................................................. 103


Por Juan Bautista Rivarola Paoli
DEMOCRACIA Y SOLIDARIDAD ................................................................................. 139
Por Ubaldo Centurin Mornigo
ESTABILIDAD DEL TRABAJADOR DEL SECTOR PBLICO EN EL
ORDEN JURDICO DEL PARAGUAY ............................................................................ 157
Por Miryam Pea
EL ARBITRAJE COMO SERVICIO Y EL DERECHO
INTERNACIONAL PRIVADO ......................................................................................... 169
Por Jos Antonio Moreno Rodrguez
EL EXPEDIENTE ELECTRNICO
EN SEDE DE LOS REGISTROS PBLICOS .................................................................. 187
Por Neri Villalba Fernndez
EL INSTITUTO DE LA PROHIBICIN DE REGRESO EN LA
TEORA DE LA IMPUTACIN OBJETIVA .................................................................... 197
Por Oscar Juan Rodrguez Kennedy
13 HIPTESIS (EN PAOS MENORES) PARA CONSTRUIR UN SISTEMA
DE REMEDIOS CONTRACTUALES EN NUESTRO DERECHO ................................ 207
Por Roberto Moreno Rodrguez Alcal
CONFLICTOS SOCIETARIOS EN LAS EMPRESAS FAMILIARES:
CUNDO RETIRARSE Y EVITAR LOS LITIGIOS ....................................................... 239
Por Eric Maria Salum Pires

LA PROTECCIN DEL DERECHO DE EXCLUSIVIDAD. EL TRMITE DE


OPOSICIN. LA POSICIN DEL JUEZ Y EL PBLICO CONSUMIDOR .................. 251
Por Fremiort Ortiz Pierpaoli
PROTECCIN INTERNACIONAL DEL NIO EN EL CONTEXTO DE LA
CONVENCIN SOBRE ASPECTOS CIVILES DE LA SUSTRACCIN
INTERNACIONAL DE MENORES. SU REGULACIN PROCESAL,
UNA TAREA PENDIENTE ............................................................................................... 257
Por Irma Alfonso de Bogarn
DERECHO PENAL Y DEPORTE ..................................................................................... 287
Por Fausto Portillo
EL SISTEMA DE LIMITACIN DE RESPONSABILIDAD DEL ARMADOR.
ESTADO ACTUAL EN LA LEGISLACIN PARAGUAYA .......................................... 297
Por Jos Luis Fernndez Villalba
MARCAS DE FICCIN - FICCIONAL TRADEMARKS.
CUANDO LA PROTECCIN TRASCIENDE EL MUNDO REAL ............................... 305
Por Hugo R. Mersn
LA NATURALEZA DE LA ACCIN EN LOS JUICIOS DE INDEMNIZACIN
DE DAOS Y PERJUICIOS ............................................................................................. 319
Por Aldo Eduardo Len
ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA RESPONSABILIDAD CIVIL
POR INFECCIONES HOSPITALARIAS ......................................................................... 329
Por Alfredo A. Montanaro

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

APUNTES SOBRE EL CONTEXTO DE DESCUBRIMIENTO Y CONTEXTO DE


JUSTIFICACIN. APLICACIN DE LA DISTINCIN AL MBITO JURDICO ...... 339
Por Camilo Daniel Bentez Aldana
LA CUESTIN DE COMPETENCIA DE LOS TRIBUNALES UNIPERSONALES .... 351
Por Jorge Rubn Vasconsellos
EL PREVARICATO. NOCIONES GENERALES ......................................................... 373
Por Jos Agustn Fernndez Rodrguez
EL ACCESO A LA INFORMACIN PBLICA. AVANCES Y DESAFOS
EN TORNO A UN DERECHO ESENCIAL PARA LA DEMOCRACIA ........................ 383
Por Jos Mara Costa
PODER JUDICIAL Y TRANSPARENCIA. VALORACIN DEL FALLO 1306
DE OCTUBRE DE 2013 DICTADO POR LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
DE PARAGUAY ................................................................................................................ 395
Por Luis Gimnez Sandoval
EL FAVOR CAMBIARIO .................................................................................................. 415
Por Giuseppe Fossati
EL DERECHO A LA IDENTIDAD PERSONAL Y SU PROTECCIN LEGAL
EN EL PARAGUAY .......................................................................................................... 461
Por Juan Carlos Corina Oru
LOS HECHOS PUNIBLES DE OMISIN ....................................................................... 477
Por Nstor Fabin Surez Galeano

DICTAMEN INTERDISCIPLINARIO SOBRE


BANCOS EN PROPIEDAD DE COOPERATIVAS DE AHORRO Y CRDITO ........ 509
Por Ricardo Rodrguez Silvero, Carmen Susana de Torres
y Vctor Vidal Soler
EL DERECHO MUNICIPAL, EN EL CONTEXTO DEL DERECHO
ADMINISTRATIVO, Y ALGUNOS DE LOS TEMAS QUE DEBEN SER
REVISADOS Y REENCAUSADOS EN LA NORMATIVA NACIONAL ...................... 531
Por Vctor Alfonso Fretes Ferreira
TITULACIN MASIVA Y ACCESO A LA VIVIENDA EN PARAGUAY ..................... 543
Por Edison Arnaldo Cceres Ortigoza
LA PUBLICIDAD SEXISTA DIRIGIDA AL CONSUMIDOR EN LOS
MEDIOS DE COMUNICACIN ...................................................................................... 565
Por Ana Carretero Garca
MEDIDAS CAUTELARES EN LO LABORAL .............................................................. 583
Por Alma Mndez de Buongermini

SEMBLANZAS Y HOMENAJES
UBALDO CENTURIN MORNIGO. MAESTRO DEL DERECHO ............................ 595
Por Alexis Mara Vallejos Mendoza
PROF. DR. UBALDO CENTURIN MORNIGO .......................................................... 599
Por Librado Snchez Gmez

10

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

BREVE BIOGRAFIA DE LOS EX DECANOS Y EL DECANO DE LA


FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES DE LA U.N.A. ......................... 603
Por ngel Adriano Yubero Aponte

DOCUMENTOS
DECLARACIN CONJUNTA SOBRE UNIVERSALIDAD Y EL DERECHO
A LA LIBERTAD DE EXPRESIN .................................................................................. 643

ANEXOS
NMINA DE EGRESADOS. AO ACADMICO 2013 ................................................ 653

11
FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES
DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE ASUNCIN
DECANO
Prof. Dr. Antonio Fretes
VICE DECANO
Prof. Dr. Jos Ral Torres Kirmser
MIEMBROS DEL CONSEJO DIRECTIVO
Miembros Consejeros Docentes:
Prof. Dr. Ral Fernando Barriocanal Feltes
Prof. Dr. Amelio Calonga Arce
Prof. Dra. Miryam Pea Candia
Prof. Dr. Luis Fernando Sosa Centurin
Prof. Dr. Carlos Anbal Fernndez Villalba
Representante Docente ante el Consejo Superior Universitario:
Prof. Dr. Jos Mara Salinas Riveros
Representantes Egresados no Docentes:
Abog. Gerardo Bobadilla
Abog. Osmar Fretes
Representantes Estudiantiles:
Est. Jos Miguel Torres - Est. Adolfo Chirife
Est. Cristhian Paranderi
Secretario del Consejo Directivo:
Prof. Abog. Osvaldo Gonzlez Ferreira
MIEMBROS SUPLENTES
Docentes
Prof. Dr. Adolfo Paulo Gonzlez Petit
Prof. Abog. Patricio Gaona Franco
Egresados No Docentes
Abog. Lucas Chalub Delgado
Abog. Rodrigo Dur
Estudiantes
Est. Abner Gonzlez - Est. Marcelo Portillo
Est. Fernando Alegre

12

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

ASAMBLESTAS DOCENTES
Titular
Prof. Dr. Oscar Idilio Bogado Fleitas
Suplente
Prof. Dr. Marcos Khn Gallardo
ASAMBLESTAS NO DOCENTES
Titular
Abog. Ariel Balbuena
Suplente
Abog. Hugo Vergara
REPRESENTANTE ANTE
EL CONSEJO SUPERIOR UNIVERSITARIO
Titular
Prof. Dr. Jos Mara Salinas Riveros
Suplente
Prof. Dr. Marco Antonio Elizeche
REPRESENTANTE ESTUDIANTIL
ANTE LA ASAMBLEA UNIVERSITARIA
Titular
Est. Laura Gonzlez Roln
Suplente
Est. Enrique Daniel Quintana

13

SECRETARIO GENERAL
Prof. Abog. Osvaldo E. Gonzlez Ferreira
DIRECTOR ACADMICO
Prof. Dr. Oscar Idilio Bogado Fleitas
DIRECTOR ADMINISTRATIVO Y FINANCIERO
Econ. Felipe Huerta Delgado
GIRADORA
Lic. Andresa Rojas de Canclini
DIRECTOR DE BIBLIOTECAS
Prof. Abog. ngel A. Yubero Aponte
DIRECTOR DE EXTENSIN UNIVERSITARIA
Prof. Dr. Celso Castillo Gamarra
COORDINADOR DE LA CARRERA DE NOTARIADO
Prof. Dr. Florencio Pedro Almada
DIRECTORES DE FILIALES
Filial Pedro Juan Caballero.
Prof. Abog. Julio Damin Prez Pea.
Filial San Juan Bautista Misiones
Prof. Dr. Jos Maria Salinas Riveros.
Filial Coronel Oviedo
Prof. Abog. Elizardo Monges Samudio.
Filial San Pedro del Ycuamandyyu
Prof. Dr. Fernando Bentez Franco

14

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Filial Caacup
Prof. Abog. Ramn Martnez Caimen, Director
Filial Quiindy
Prof. Abog. Francisco Llamas, Director
Filial Benjamn Aceval
Prof. Dr. Vctor Fretes Ferreira, Director
Filial San Estanislao
Prof. Dr. Narciso Ferreira Riveros, Director
Coordinador. Seccin Caaguaz
Prof. Abog. Roque Adalberto Gmez Lpez
Escuela de Ciencias Sociales y Polticas
Prof. Abog. Arnaldo Levera, Director

CURSOS DE POSTGRADO, MAESTRA Y ESPECIALIZACIONES


Coordinador General de los Cursos de Postgrado
Prof. Dr. Luis Fernando Sosa Centurin
Coordinador General de los Cursos de Doctorado
Prof. Dr. Bonifacio Ros Avalos
Coordinador General de los Cursos de Especializaciones
Prof. Dr. Fausto Portillo Ortellado

15

INSTITUTOS DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS


SOCIALES DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE ASUNCIN
INSTITUTO DE INVESTIGACIN DE DERECHO PBLICO
Director:
Miembros:

Prof. Dr. Marco Antonio Elizeche


Prof. Dr. Luis Fernando Sosa Centurin
Prof. Dr. Juan Bautista Rivarola Paoli
Prof. Dr. Luis Enrique Chase Plate

INSTITUTO DE INVESTIGACIN DE DERECHO PRIVADO


Prof. Dr. Antonio Fretes
Prof. Dr. Jos Ral Torres Kirmser
Prof. Dra. Alicia Pucheta de Correa
Prof. Dr. Bonifacio Ros valos
Prof. Dr. Roberto Ruiz Daz Labrano
INSTITUTO DE DERECHO DE LA INTEGRACIN
Presidente:
Vicepresidente:
Miembros:

Prof. Dr. Roberto Ruiz Daz Labrano


Prof. Dr. Juan Bautista Rivarola Paoli
Prof. Dr. Jos Ral Torres Kirmser
Prof. Dr. Antonio Salum Flecha
Prof. Dr. Jorge L. Saguier
Prof. Dra. Alicia Pucheta de Correa
Prof. Dr. Pedro Hugo Mersan Galli
Prof. Dra. Myriam Pea

16

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

INSTITUTO DE DERECHO PROCESAL


Instructores:

Prof. Dr. Jos Emilio Gorostiaga


Prof. Dr. Hernn Casco Pagano
Prof. Dr. Jorge Bogarn Gonzlez
Prof. Dr. Amelio Calonga Arce
Prof. Dr. Hugo Estigarribia Elizeche
Prof. Dr. Carlos Gonzlez Alfonso
Prof. Dr. Felipe Santiago Paredes
Prof. Abog. Francisco Jos Carballo Mutz

INSTITUTO DE DERECHO AERONUTICO Y ESPACIAL


Director:
Miembros:

Prof. Dr. Oscar Idilio Bogado Fleitas


Prof. Abog. Hugo Castor Ibarra
Prof. Abog. Hebe Romero Talavera
Prof. Abog. Delcy Torres
Prof. Abog. Selva Torales de Zalazar
Prof. Abog. Oscar Escauriza

ACADEMIA PARAGUAYA DE DERECHO


Y CIENCIAS SOCIALES
Presidente:
Vicepresidente:
Secretario:
Tesorero:
Pro Tesorero:
Director de Publicaciones:

Jos Antonio Moreno Ruffinelli


Antonio Fretes
Bonifacio Ros Avalos
Luis Fernando Sosa Centurin
Felipe Santiago Paredes
Juan Bautista Rivarola Paoli

17

INSTITUTO DE INVESTIGACIN EN CIENCIAS PENALES


Presidente:
Prof. Dr. Oscar Rodrguez Kennedy
Presidente Honorario: Prof. Dr. Alejandro Encina Marn
Director del Consejo de
Redaccin de la Revista del Instituto:
Prof. Dr. Manuel Guales Nicoli
Miembros:

Prof. Dr. Jos Waldir Servn


Prof. Mag. Lucas Samuel Barrios
Prof. Jos Agustn Fernndez
Prof. Mag. Gonzalo Sosa Nicoli
Prof. Abog. Roberto Prez Aguayo
Prof. Abog. Nicols Gaona Irn
SERVICIO DE ASISTENCIA LEGAL

Director:
Integrantes:

Prof. Dr. Rafael Fernndez Alarcn


Abog. Adela Lpez
Abog. Ana Valiente Zaputovich
Abog. Mabel Villordo
Abog. Marcos Fernndez
Abog. Rene Monges
Abog. Mirta Nez

18

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

19

NMINA DE PROFESORES EN EJERCICIO DE LA DOCENCIA EN


LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES U.N.A.(*)
CARRERA DE DERECHO - SEDE CENTRAL
1er. Semestre - 1ra. Ctedra - Turno Noche
INTRODUCCION A LAS CIENCIAS JURIDICAS
SOCIOLOGIA JURIDICA
ECONOMIA POLITICA
SEMINARIO I (METODOLOGIA)
COMUNICACIN Y REDACCIN CASTELLANA
HISTORIA DEL PARAGUAY
HISTORIA DE LAS INSTITUCIONES JURIDICAS

PROF. FRANCISCO VARELA


ABOG. STELLA SAMANIEGO DE CENTURIN
ABOG. JUAN BAUTISTA RIVAROLA PEREZ
LIC. MARGARITA ZARATE LARROZA
LIC. SATURNINA RAMIREZ DE GONZALEZ
ABOG. BLANCA NIEVES GMEZ BENITEZ
ABOG. VICTOR NICOLAS CANCLINI ROJAS

ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

1er. Semestre - 2da. Ctedra - Turno Noche


INTRODUCCION A LAS CIENCIAS JURIDICAS
SOCIOLOGIA JURIDICA
ECONOMIA POLITICA
SEMINARIO I (METODOLOGIA)
COMUNICACIN Y REDACCIN CASTELLANA
HISTORIA DEL PARAGUAY
HISTORIA DE LAS INSTITUCIONES JURIDICAS

ABOG. CESAR BERNARDINO NUEZ ALARCN


ABOG. STELLA SAMANIEGO DE CENTURIN
ABOG. LUIS BENITO OCAMPOS ARAUJO
LIC. HIGINIO OLMEDO ZORRILLA
LIC. CELESTE CONCEPCIN FLEITAS
ABOG JULIO CESAR CARDOZO ZORRILLA
ABOG. ALCIDES COLMAN GOMEZ

ASISTENTE
ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

1er. Semestre - 3ra. Ctedra - Turno Noche


INTRODUCCION A LAS CIENCIAS JURIDICAS
SOCIOLOGIA JURIDICA
ECONOMIA POLITICA
SEMINARIO I (METODOLOGIA)
COMUNICACIN Y REDACCIN CASTELLANA
HISTORIA DEL PARAGUAY
HISTORIA DE LAS INSTITUCIONES JURIDICAS

ABOG. CARLOS ALBERTO SOSA JOVELLANOS


ABOG. CESAR EDUARDO COLL RODRIGUEZ
ECON. FELIPE RAMON HUERTA DELGADO
ABOG. MERCEDES MARTINEZ DE VALLENA
LIC. MAXDONIA FERNANDEZ
LIC. JUANA FERREIRA DE VELAZQUEZ
ABOG. FATIMA NATALIA HUERTA RECALDE

ASISTENTE
ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

1er. Semestre - 4to. Ctedra - Turno Noche


INTRODUCCION A LAS CIENCIAS JURIDICAS
SOCIOLOGIA JURIDICA
ECONOMIA POLITICA
SEMINARIO I (METODOLOGIA)
COMUNICACIN Y REDACCIN CASTELLANA
HISTORIA DEL PARAGUAY
HISTORIA DE LAS INSTITUCIONES JURIDICAS

ABOG. CYNTHIA PAOLA LOVERA BRITEZ


ABOG. FATIMA MERCADO GONZALEZ
ABOG. ANDRES BERNAL BOGARIN
ABOG. AUGUSTO SALAS
LIC. EDITH GRISELDA VILLLALBA DE FRANCO
ABOG. JUAN ORTEGA GONZALEZ
ABOG. ETELVINA RODRIGUEZ ORTELLADO

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

(*) Lista proporcionada por la Secretara de la Facultad.

20

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

1er. Semestre - 1ra. Ctedra - Turno Tarde


INTRODUCCION A LAS CIENCIAS JURIDICAS
SOCIOLOGIA JURIDICA
ECONOMIA POLITICA
SEMINARIO I (METODOLOGIA)
COMUNICACIN Y REDACCIN CASTELLANA
HISTORIA DEL PARAGUAY
HISTORIA DE LAS INSTITUCIONES JURIDICAS
1er. Semestre - 2da. Ctedra - Turno Tarde
INTRODUCCION A LAS CIENCIAS JURIDICAS

DRA. ROSA NOGUERA GENES


DR. LUIS GALEANO ROMERO
DR. NERY EUSEBIO VILLALBA FERNANDEZ
ABOG. MERCEDES ROJAS MEZA
LIC. CELSA RODRIGUEZ AREVALOS
ABOG. GUILLERMO ZILLICH SILVA
ABOG. JOVITA ROJAS DE BARTOLETTO

ADJUNTO
ENC. DE CATEDRA
ADJUNTO
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

SOCIOLOGIA JURIDICA
ECONOMIA POLITICA
SEMINARIO I (METODOLOGIA)
COMUNICACIN Y REDACCIN CASTELLANA
HISTORIA DEL PARAGUAY
HISTORIA DE LAS INSTITUCIONES JURIDICAS

Dr. ERIC MARIA SALUM PIRES


TITULAR
ABOG. ALFREDO ANTONIO MONTANARO ROBLEDO ASISTENTE
ABOG. STELLA SAMANIEGO DE CENTURIN
ASISTENTE
DR. FAUSTO EDIA PORTILLO ORTELLADO
TITULAR
ABOG. GLADYS MABEL VILLORDO RECALDE
ENC. DE CATEDRA
LIC. EMILCE TORRES DE PAREDES
ENC. DE CATEDRA
ABOG. BEATRIZ ESPINOLA ZARACHO
ENC. DE CATEDRA
DRA. ANA DE LA CRUZ CUELLAR
ENC. DE CATEDRA

1er. Semestre - 3ra. Ctedra - Turno Tarde


INTRODUCCION A LAS CIENCIAS JURIDICAS
SOCIOLOGIA JURIDICA
ECONOMIA POLITICA
SEMINARIO I (METODOLOGIA)
COMUNICACIN Y REDACCIN CASTELLANA
HISTORIA DEL PARAGUAY
HISTORIA DE LAS INSTITUCIONES JURIDICAS

ABOG. JOAQUIN GARCETE TORRES


ABOG. MIRNA RUIZ DIAZ
ECON. ISAAC AGUILERA DAVALOS
LIC. ROSSANA MALDONADO NUEZ
LIC. CORNELIA GALEANO
ABOG. MANUEL MARIA PAEZ MONGES
ABOG. JOSE MIGUEL VILLALBA BAEZ

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

1er. Semestre - 4ta. Ctedra - Turno Tarde


INTRODUCCION A LAS CIENCIAS JURIDICAS
SOCIOLOGIA JURIDICA
ECONOMIA POLITICA
SEMINARIO I (METODOLOGIA)
COMUNICACIN Y REDACCIN CASTELLANA
HISTORIA DEL PARAGUAY
HISTORIA DE LAS INSTITUCIONES JURIDICAS

ABOG. LILIANA PAREDES TORRES


ABOG. PAOLA ROSMARY ESCAURIZZA
ABOG. VANESSA CUBAS DAZ
LIC. DORA ARGUELLO NUEZ
LIC. STELLA JOSEFINA ENCINA
LIC. FEDERICO HUERTA DELGADO
ABOG. TEODOCIO MELGAREJO

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

1er. Semestre - 5ta. Ctedra - Turno Tarde


INTRODUCCION A LAS CIENCIAS JURIDICAS
SOCIOLOGIA JURIDICA
ECONOMIA POLITICA
SEMINARIO I (METODOLOGIA)
COMUNICACIN Y REDACCIN CASTELLANA
HISTORIA DEL PARAGUAY
HISTORIA DE LAS INSTITUCIONES JURIDICAS

ABOG. RODRIGO ESCOBAR ESPINOLA


ABOG. RODOLFO ANDRES BARRIOS DUBA
ABOG. LILIANA ROSSANA FLORES NEGRI
ABOG. MARIA LORENA VERON MONTIEL
LIC. EMILCE MARINA CANO GONZALEZ
DR. PAUBLINO ESCOBAR GARAY
ABOG. CYNTHIA CAROLINA ORTIZ GIMENEZ

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

1er. Semestre - 6ta. Ctedra - Turno Tarde


INTRODUCCION A LAS CIENCIAS JURIDICAS
SOCIOLOGIA JURIDICA

ABOG. GUIDO MARECOS


ABOG. GUILLERMO RIVEROS

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

CUERPO DOCENTE

21

ECONOMIA POLITICA
SEMINARIO I (METODOLOGIA)
COMUNICACIN Y REDACCIN CASTELLANA
HISTORIA DEL PARAGUAY
HISTORIA DE LAS INSTITUCIONES JURIDICAS

ABOG. LUIS FERNANDO BASUALDO


ABOG.KAREN GONZALEZ
LIC. ROSSANA CONCEPCIN FALCON
ABOG. KARINA JAZMIN CACERES
ABOG. MATIAS CHALUB

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

1er. Semestre - 1ra. Ctedra - Turno Maana


INTRODUCCION A LAS CIENCIAS JURIDICAS
SOCIOLOGIA JURIDICA
ECONOMIA POLITICA
SEMINARIO I (METODOLOGIA)
COMUNICACIN Y REDACCIN CASTELLANA
HISTORIA DEL PARAGUAY
HISTORIA DE LAS INSTITUCIONES JURIDICAS

ABOG. ALCIDES DELAGRACIA


ABOG. JORGE VERA TRINIDAD
ECON. FELIPE HUERTA DELGADO
ABOG. MARCOS ORTEGA GONZALEZ
LIC.PABLINA ESCOBAR DE RIVAS
LIC. MARIA GLORIA HICKS
ABOG. LUCAS NICOLAS CHALUD DELGADO

ASISTENTE
ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

1er. Semestre - 2da. Ctedra - Turno Maana


INTRODUCCION A LAS CIENCIAS JURIDICAS
SOCIOLOGIA JURIDICA
ECONOMIA POLITICA
SEMINARIO I (METODOLOGIA)
COMUNICACIN Y REDACCIN CASTELLANA
HISTORIA DEL PARAGUAY
HISTORIA DE LAS INSTITUCIONES JURIDICAS

DR. ESTEBAN ROGELIO OJEDA SALDIVAR


ABOG. DIEGO RENNA CASCO
ABOG. LIBRADO SANCHEZ GMEZ
DR. AUGUSTO PLACIDO FOGEL PEDROZO
LIC. CLEMENTINA NUEZ VIVEROS
ABOG. TERESITA OVELAR FARIA
ABOG. CLAUDIA RIVAS ROLON

ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

1er. Semestre - 3ra. Ctedra - Turno Maana


INTRODUCCION A LAS CIENCIAS JURIDICAS
SOCIOLOGIA JURIDICA
ECONOMIA POLITICA
SEMINARIO I (METODOLOGIA)
COMUNICACIN Y REDACCIN CASTELLANA
HISTORIA DEL PARAGUAY
HISTORIA DE LAS INSTITUCIONES JURIDICAS

ABOG. CINTIA VILLALBA VILLALBA


ABOG. JOSE BENITEZ LOPEZ
ABOG. GUSTAVO MARTINEZ
DRA. ZUNILDA INES ALFONSO GONZALEZ
LIC. MARIA JOSE TORRES CABRERA
ABOG.VICTOR CANCLINI
ABOG. ALICIA CRISTALDO RUIZ DIAZ

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

1er. Semestre - 4ta. Ctedra - Turno Maana


INTRODUCCION A LAS CIENCIAS JURIDICAS
SOCIOLOGIA JURIDICA
ECONOMIA POLITICA
SEMINARIO I (METODOLOGIA)
COMUNICACIN Y REDACCIN CASTELLANA
HISTORIA DEL PARAGUAY
HISTORIA DE LAS INSTITUCIONES JURIDICAS

ABOG. FERNANDO ECHAURI ACOSTA


ABOG. EDISON CACERES ORTIGOZA
ECON. FELIPE HUERTA DELGADO
LIC. CECILIO MIGUEL DIAZ
LIC. IRMA PREZ
ABOG. LETTICIA GONZALEZ ROSAS
ABOG. NATALIA GUADALUPE GARCETE

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

1er. Semestre - 5ta. Ctedra - Turno Maana


INTRODUCCION A LAS CIENCIAS JURIDICAS
SOCIOLOGIA JURIDICA
ECONOMIA POLITICA
SEMINARIO I (METODOLOGIA)
COMUNICACIN Y REDACCIN CASTELLANA
HISTORIA DEL PARAGUAY

ABOG. FERMIN RECALDE


ABOG. NELSON ECHAURI ACOSTA
ABOG. CEVER LARA
LIC. MARIELA GARCIA LEZCANO
LIC. GLORIA FLORENTIN DE QUINTANA
ABOG. JOSE WILDE ESPINOLA

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

22

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

HISTORIA DE LAS INSTITUCIONES JURIDICAS

ABOG. MIGUEL PALACIOS

ENC. DE CATEDRA

1er. Semestre - 6ta. Ctedra - Turno Maana


INTRODUCCION A LAS CIENCIAS JURIDICAS
SOCIOLOGIA JURIDICA
ECONOMIA POLITICA
SEMINARIO I (METODOLOGIA)
COMUNICACIN Y REDACCIN CASTELLANA
HISTORIA DEL PARAGUAY
HISTORIA DE LAS INSTITUCIONES JURIDICAS

ABOG. HUGO CASTOR IBARRA


ABOG. OSVALDO GONZALEZ FERREIRA
ABOG. ELBA HERRERA
ABOG. VICENTE CORONEL
LIC. CARMEN FLORINDA LOPEZ MARECOS
ABOG. CLAUDELINA MARIN
ABOG. NESTOR CORONEL PIZZANI

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

2da. Semestre - 1ra. Ctedra - Turno Noche


DERECHO ROMANO I
CRIMINOLOGIA
LOGICA JURIDICA
SEMINARIO II (METODOLOGIA)
INGLES JURIDICO
2da. Semestre - 2da. Ctedra - Turno Noche
DERECHO ROMANO I
CRIMINOLOGIA
LOGICA JURIDICA
SEMINARIO II (METODOLOGIA)
INGLES JURIDICO
2da. Semestre - 3ra. Ctedra - Turno Noche
DERECHO ROMANO I
CRIMINOLOGIA
LOGICA JURIDICA
SEMINARIO II (METODOLOGIA)
2da. Semestre - 1ra. Ctedra - Turno Tarde
DERECHO ROMANO I
CRIMINOLOGIA
LOGICA JURIDICA
SEMINARIO II (METODOLOGIA)
INGLES JURIDICO
2da. Semestre - 2da. Ctedra - Turno Tarde
DERECHO ROMANO I
CRIMINOLOGIA
LOGICA JURIDICA
SEMINARIO II (METODOLOGIA)
INGLES JURIDICO
2da. Semestre - 3ra. Ctedra - Turno Tarde
DERECHO ROMANO I
CRIMINOLOGIA
LOGICA JURIDICA

ABOG. HUGO ANDRES ESTIGARRIBIA GUTIERREZ


ASISTENTE
DR. CARLOS MENDOZA PEA
ENC. DE CATEDRA
ABOG. OSVALDO GONZALEZ FERREIRA
ASISTENTE
ABOG. CESAR COLL RODRIGUEZ
ASISTENTE
ABOG. ANGEL GARCIA ROA
ASISTENTE
ABOG. GUILLERMO IRIGOITIA
ENC. DE CATEDRA
DRA. IRMA ALFONSO DE BOGARIN
DR. HUGO ESTIGARRIBIA ELIZECHE
DR. ADOLFO PAULO GONZALEZ PETIT
ABOG. ANGEL YUBERO APONTE
ABOG. GUSTAVO ROJAS BOGADO
LIC. JOSE OSCAR CANCLINI

ADJUNTO
TITULAR
TITULAR
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

DRA. IRMA ALFONSO DE BOGARIN


DR. RAFAEL FERNANDEZ ALARCN
DR. MARCOS RIERA HUNTER
ABOG. LOURDES PORTILLO

ADJUNTO
ADJUNTO
TITULAR
ENC. DE CATEDRA

DR. FERNANDO BARRIOCANAL FELTES


ABOG. MARIA DEL MAR PEREIRA JIMENEZ
ABOG. FRANCISCO LLAMAS GOMEZ
ABOG. AMELIA PATRICA BLASCO AGUIRRE
ABOG. ANGEL YUBERO APONTE
ABOG. JOSE RODRIGUEZ NACIEL
LIC. SILVIA ACEVEDO

TITULAR
ASISTENTE
ASISTENTE
ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

ABOG. MANUEL ALVAREZ BENITEZ


ABOG. CRUZ ENCINA DE RIERA
ABOG. ISABELINO GALEANO NEUZ
ABOG. MABEL VILLORDO RECALDE
MSGT. ZULMA NOEMI ROMAN MEDINA

ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

ABOG. FRANCISCO BARRIOCANAL ARIAS


ABOG. JORGE RAUL ESCOBAR LARA
ABOG. ALDO CANTERO

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

CUERPO DOCENTE

23

SEMINARIO II (METODOLOGIA)
INGLES JURIDICO

ABOG. EVELIO VERA MENDEZ


LIC. LISSI FABIOLA GENES

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

2da. Semestre - 1ra. Ctedra - Turno Maana


DERECHO ROMANO I
CRIMINOLOGIA
LOGICA JURIDICA
SEMINARIO II (METODOLOGIA)
INGLES JURIDICO

ABOG. HUGO HERMOSA FLEITAS


ABOG. ZAIDA VALENZUELA DE FERREIRA
ABOG. OSVALDO GONZALEZ DE FERREIRA
ABO. MIRTA RIVAS DE GALLI
LIC. LUCI LOPEZ

ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

2da. Semestre - 2da. Ctedra - Turno Maana


DERECHO ROMANO I
CRIMINOLOGIA
LOGICA JURIDICA
SEMINARIO II (METODOLOGIA)

ABOG. FRANCISCO LLAMAS GOMEZ


ABOG. CARLOS MENDOZA PEA
ABOG. HERMES MEDINA OVIEDO
DR. AUGUSTO PLACIDO FOGEL

ENC. DE CATEDRA
ADJUNTO
ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE

2da. Semestre - 3ra. Ctedra - Turno Maana


DERECHO ROMANO I
CRIMINOLOGIA
LOGICA JURIDICA
SEMINARIO II (METODOLOGIA)
INGLES JURIDICO

ABOG. JOSE MIRANDA ORTIZ


ABOG.FAUSTO LUIS PORTILLO LUGO
ABOG. CESAR EDUARDO COLL RODRIGUEZ
LIC. DIOGENES MORENO
LIC. LAILA SUSANA MORENO SANCHEZ

ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

3er. Semestre - 1ra. Ctedra - Turno Noche


DERECHO ROMANO II
DERECHO PENAL I
FILOSOFIA DEL DERECHO
SEMINARIO III (DERECHO COOPERATIVO)
3er. Semestre - 2da. Ctedra - Turno Noche
DERECHO ROMANO II

DR. FERNANDO BARRIOCANAL FELTES


TITULAR
ABOG. GUILLERMO JESUS TROVATTO FLEITAS
ASISTENTE
ABOG. JOSE IGNACIO GONZALEZ MACCHI
ASISTENTE
DRA. STELLA SAMANIEGO VDA. DE CENTURIONENC. DE CATEDRA
ABOG. OLGA VILLALBA MENDIETA
ENC. DE CATEDRA

FILOSOFIA DEL DERECHO


SEMINARIO III (DERECHO COOPERATIVO)

DR. HUGO ANDRES ESTIGARRIBIA ELIZECHE


TITULAR
ABOG. JUAN CARLOS CORINA ORUE
ASISTENTE
ABOG. JOSE IGNACIO GONZALEZ MACCHI
ASISTENTE
ABOG. JOSE AGUSTIN FERNANDEZ RODRIGUEZ
ASISTENTE
ABOG. LUCAS SAMUEL BARRIOS
ENC. DE CATEDRA
ABOG. JUAN ENRIQUE SANCHEZ
ENC. DE CATEDRA

3er. Semestre - Turno Tarde


DERECHO ROMANO II
DERECHO PENAL I
DERECHO PENAL I
FILOSOFIA DEL DERECHO
SEMINARIO III (DERECHO COOPERATIVO)

ABOG. FRANCISCO BARRIOCANAL ARIAS


DR. OSCAR RODRIGUEZ KENNEDY
DR. EMILIANO ROLON FERNANDEZ
ABOG. CESAR COLL RODRIGUEZ
DR. JULIO FERNANDEZ VILLALBA

3er. Semestre - Turno Maana


DERECHO ROMANO II
DERECHO PENAL I
FILOSOFIA DEL DERECHO

ABOG. MARIA DEL MAR PEREIRA JIMENEZ


ABOG. NICOLAS GAONA IRUN
ABOG. ISABELINO GALEANO

DERECHO PENAL I

ASISTENTE
TITULAR
ADJUNTO
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE
ASISTENTE
ASISTENTE

24

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

SEMINARIO III (DERECHO COOPERATIVO)


4to. Semestre - 1ra. Ctedra - Turno Noche
DERECHO CIVIL PERSONAS
MEDICINA LEGAL
DERECHO CONST. NAC. Y COMPARADO
4to. Semestre - 2da. Ctedra - Turno Noche
DERECHO CIVIL PERSONAS

ABOG. CARLOS SERVIAN MONTANIA

ENC. DE CATEDRA

DR. JOSE ANTONIO MORENO RUFFINELLI


DR. LINNEO INSFRAN SALDIVAR
DR. ADOLFO PAULO GONZALEZ PETIT
DR. ROSALINO PINTO CHIUZANO
ABOG. MARIO MAIDANA

TITULAR
ADJUNTO
TITULAR
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA

SEMINARIO IV (DERECHO DEPORTIVO)

DRA. MYRIAM JOSEFINA PEA


ADJUNTO
ABOG. ARNALDO RAMON MARTINEZ ROZZANO
ASISTENTE
DR. JOSE NICOLAS LEZCANO ARIAS
ASISTENTE
DR. ALEJANDRO FRETES ESPINOLA
ASISTENTE
DR. LUIS ADOLFO LEZCANO CLAUDE
ADJUNTO
DRA. MARIA ELODIA ALMIRON PRUJEL
ASISTENTE
ABOG. CELSO CASTILLO GAMARRA
ASISTENTE
ABOG. GERARDO LUIS ACOSTA PEREZ
ENC. DE CATEDRA

4to. Semestre - Turno Tarde


DERECHO CIVIL PERSONAS
MEDICINA LEGAL
DERECHO CONST. NAC. Y COMPARADO
SEMINARIO IV (DERECHO DEPORTIVO)

DR. JOSE ANTONIO MORENO RUFFINELLI


DRA. NORMA ORTEGA DE REYES
DR. JORGE SEALL SASIAIN
ABOG. FAUSTO LUIS PORTILLO LUGO

TITULAR
ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA

4to. Semestre - Turno Maana


DERECHO CIVIL PERSONAS
MEDICINA LEGAL
DERECHO CONST. NAC. Y COMPARADO
SEMINARIO IV (DERECHO DEPORTIVO)

ABOG. CARLOS MARIA AQUINO


ABOG. EVELIO VERA BRIZUELA
ABOG. OSMAR MARIN VILLAR
ABOG. OSCAR MERSAN DE GASPERI

ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

SEMINARIO V (DERECHO INFORMATICO)

DRA. ALICIA PUCHETA DE CORREA


ABOG. SILVIA LOPEZ SAFFI
DR. OSCAR RODRIGUEZ KENNEDY
ABOG. ROBERTO PEREZ AGUAYO
DR. LUIS ENRIQUE CHASE PLATE
ABOG. JAVIER PARQUET VILLAGRA
ABOG. JAZMIN IBARROLA DE KRONE

TITULAR
ASISTENTE
TITULAR
ASISTENTE
TITULAR
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA

5to. Semestre - 2da. Ctedra - Turno Noche


DERECHO DE LA NIEZ Y LA ADOLESCENCIA
DERECHO PENAL II
DERECHO ADMINISTRATIVO
SEMINARIO V (DERECHO INFORMATICO)

ABOG. SILVIA LOPEZ SAFFI


ABOG. CRISTOBAL SANCHEZ
ABOG. ENRIQUE MONGELOS AQUINO
ABOG. JAVIER RIVAROLA ESTIGARRIBIA

ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

5to. Semestre - Turno Tarde


DERECHO DE LA NIEZ Y LA ADOLESCENCIA

DRA. MYRIAM JOSEFINA PEA

MEDICINA LEGAL
DERECHO CONST. NAC. Y COMPARADO

5to. Semestre - 1ra. Ctedra - Turno Noche


DER. DE LA NIEZ Y LA ADOLESCENCIA
DERECHO PENAL II
DERECHO ADMINISTRATIVO

ADJUNTA

CUERPO DOCENTE

DERECHO PENAL II

25

DERECHO ADMINISTRATIVO
SEMINARIO V (DERECHO INFORMATICO)

DR. CARLOS VICTOR KOHN BENITEZ


ABOG. NESTOR FABIAN SUAREZ
ABOG. LUIS CRISTALDO KEGLER
ABOG. EMILIO AYALA

TITULAR
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

5to. Semestre - Turno Maana


DERECHO DE LA NIEZ Y LA ADOLESCENCIA
DERECHO PENAL II
DERECHO ADMINISTRATIVO
SEMINARIO V (DERECHO INFORMATICO)

ABOG. GUILLERMO TROVATO PEREZ


ABOG. MYRIAM RODRIGUEZ QUIONEZ
ABOG. SANIE BEATRIZ BAEZ MERELES
ABOG. BRUNO GONZALEZ DAVALOS

ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

DR. FLORENCIO PEDRO ALMADA


DR. VICTOR SANCHEZ FLORENTIN
DR. JUAN BAUTISTA RIVAROLA PAOLI
DR. JORGE L. SAGUIER GUANES
DR. FLORENTIN LOPEZ CACERES
ABOG. JOSE MARIA COSTA RUIZ

TITULAR
ASISTENTE
TITULAR
TITULAR
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

DR. JOSE FERNANDEZ VILLALBA


DR. ARSENIO CORONEL BENITEZ
ABOG. CECILIA MARTINEZ CACERES
ABOG. CARLOS MORINIGO FRESCO
ABOG. ALCIDES VALDEZ
ABOG. LUIS CESAR GIMENEZ SANDOVAL

ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

DERECHO INTERNACIONAL PBLICO


DERECHO POLITICO
DERECHO ELECTORAL
DERECHO A LA INFORMACION

DR. FLORENCIO PEDRO ALAMADA


ABOG. MIRTA ALMADA CACERES
ABOG. ALBERTO RIVAROLA PEREZ
DR. JORGE L. SAGUIER
ABOG. VIRGILIO BENITEZ RODAS
ABOG. EZEQUIEL FRANCISCO SANTAGADA

TITULAR
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
TITULAR
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

6to. Semestre - Turno Maana


DERECHO CIVIL (REALES)
DERECHO INTERNACIONAL PBLICO
DERECHO POLITICO
DERECHO ELECTORAL
DERECHO DE LA INTEGRACION

ABOG. MIRTA BEATRIZ ALMADA CACERES


ABOG. ALBERTO RIVAROLA PEREZ
ABOG. SELVA TORALES DE ZALAZAR
ABOG. GUILLERMO CASCO ESPINOLA
ABOG. JUAN PABLO FERNANDEZ

ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

6to. Semestre - 1ra. Ctedra - Turno Noche


DERECHO CIVIL (REALES)
DERECHO INTERNACIONAL PBLICO
DERECHO POLITICO
DERECHO ELECTORAL
DERECHO A LA INFORMACION
6to. Semestre - 2da. Ctedra - Turno Noche
DERECHO CIVIL (REALES)
DERECHO INTERNACIONAL PBLICO
DERECHO POLITICO
DERECHO ELECTORAL
DERECHO A LA INFORMACION
6to. Semestre - Turno Tarde
DERECHO CIVIL (REALES)

7mo. Semestre - 1ra. Ctedra - Turno Noche


DERECHO CIVIL OBLIGACIONES
DERERECHO DEL TRAB. Y DE LA SEG. SOCIAL
DERECHO DE LA INTEGRACION

DR. JOS RAL TORRES KIRMSER


DR. BONIFACIO ROS AVALOS
DR. ESTEBAN OJEDA SALDIVAR
DR. FELIPE SANTIAGO PAREDES
DRA. MARIA BELLMAR CASAL DI LASCIO
DR. ROBERTO RUIZ DIAZ LABRANO

TITULAR
TITULAR
TITULAR
TITULAR
ADJUNTA
TITULAR

26

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

HISTORIA DIPLOMATICA DEL PARAGUAY


TALLER DE JURISPRUDENCIA
7mo. Semestre - 2da. Ctedra - Turno Noche
DERECHO CIVIL OBLIGACIONES
DER. DEL TRAB. Y DE LA SEG. SOCIAL
DERECHO DE LA INTEGRACION
HISTORIA DIPLOMATICA DEL PARAGUAY
TALLER DE JURISPRUDENCIA
7mo. Semestre - Turno Tarde
DERECHO CIVIL OBLIGACIONES

DR. ANTONIO SALUM FLECHA


ABOG. OLGA ROJAS BENITEZ
ABOG. JOSE OCAMPOS JIMENEZ
DRA CONCEPCIN SANCHEZ GODOY

TITULAR
ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA

DR. JOSE ANTONIO MORENO RODRIGUEZ ALCALA


ADJUNTO
DRA. CONCEPCIN SANCHEZ GODOY
ADJUNTO
ABOG. VANESSA CUBAS
ASISTENTE
ABOG. ROBERTO RIVAS MORALES
ENC. DE CATEDRA
DRA. NIMIA OVIEDO DE TORALES
ASISTENTE
ABOG. LILIAN OJEDA PANIAGUA
ENC. DE CATEDRA

DERECHO DE LA INTEGRACION
HISTORIA DIPLOMATICA DEL PARAGUAY
TALLER DE JURISPRUDENCIA

DR. BONIFACIO RIOS AVALOS


DR. ALBERTO MARTINEZ SIMN
ABOG. ALDO RODRIGUEZ GONZALEZ
DRA. MARIA BELLMAR CAZAL DI LASCIO
DRA. ALICIA BEATRIZ PUCHETA DE CORREA
ABOG. PATRICIA STANLEY DE MENA
ABOG. MANUEL MARIA PEZ MONGES
ABOG. RAL GMEZ FRUTOS

TITULAR
ADJUNTO
ASISTENTE
ADJUNTO
TITULAR
ASISTENTE
ASISTENTE
ENC.DE CATEDRA

7mo. Semestre - Turno Maana


DERECHO CIVIL OBLIGACIONES
DER. DEL TRAB. Y DE LA SEG. SOCIAL
DERECHO DE LA INTEGRACION
HISTORIA DIPLOMATICA DEL PARAGUAY
TALLER DE JURISPRUDENCIA

ABOG. ALDO EDUARDO LEON


ABOG. ERNESTO FIORE SANCHEZ
ABOG. RICARDO GAVILAN
ABOG. JULIO VERON CATEBEQUE
ABOG. HILARION AMARILLA NOCEDA

ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

DER. DEL TRAB. Y DE LA SEG. SOCIAL

8vo. Semestre - 1ra. Ctedra - Turno Noche


DERECHO MERCANTIL I
DERECHO PROCESAL CIVIL I
DERECHOS HUMANOS
DERECHO MARITIMO
8vo. Semestre - 2da. Ctedra - Turno Noche
DERECHO MERCANTIL I
DERECHO PROCESAL CIVIL I

DR. JOSE RAUL TORRES KIRMSER


ABOG. ENRIQUE ZACARIAS MICHELAGNOLI
ABOG. PIERINA OZUNA
DR. AMELIO CALONGA ARCE
HERNAN CASCO DORIA
DR. CESAR GARAY
DRA. MARIA ELODIA ALMIRN PRUJEL
DR. CARLOS FERNANDEZ VILLALBA
ABOG. FERNANDO MARTIN GADEA

DERECHOS HUMANOS
DERECHO MARITIMO

DR. FERNANDO BECONI ORTIZ


DR. HERNAN CASCO PAGANO
ABOG. HERNANA ALBERTO CASCO DORIA
DR. JUAN SANCHEZ GONZALEZ
DR. JOSE FERNANDEZ VILLALBA

8vo. Semestre - Turno Tarde


DERECHO MERCANTIL I

DR. RAUL GOMEZ FRUTOS

TITULAR
ASISTENTE
ASISTENTE
TITULAR
ASISTENTE
TITULAR
TITULAR
TITULAR
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
TITULAR
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ADJUNTO
ASISTENTE

CUERPO DOCENTE

DERECHO PROCESAL CIVIL I


DERECHOS HUMANOS
DERECHO MARITIMO
8vo. Semestre - Turno Maana
DERECHO MERCANTIL I
DERECHO PROCESAL CIVIL I
DERECHOS HUMANOS
DERECHO MARITIMO

ABOG. KAREN LETICIA GONZALEZ


DR. AMELIO CALONGA ARCE
ABOG. MODESTO ELIZECHE ALMEIDA
DR. CARLOS FERNANDEZ VILLALBA
ABOG. LICI MARIA SANCHEZ SEGOVIA

27
ASISTENTE
TITULAR
ASISTENTE
TITULAR
ASISTENTE

ABOG. ENRIQUE ZACARIAS MICHELAGNOLI


ABOG. CRHISTIAN PAVON
ABOG. DELCY TORRES ROSAS
ABOG. GREGORIO FLORENTIN FARIA

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

TALLER DE JURISPRUDENCIA II

DR. JOSE RAL TORRES KIRMSER


DR. HERNAN CASCO PAGANO
ABOG. HERNANALBERTO CASCO DORIA
DR. ATILIO GOMEZ GRASSI
DR. ANTONIO FRETES
ABOG. FRANCISCO GOMEZ BOUNGERMINI
DR. OSCAR BOGADO FLEITAS
ABOG. SELVA TORALES DE ZALAZAR
ABOG. GERARDO BAEZ MAIOLA

TITULAR
TITULAR
ASITENTE
TITULAR
ADJUNTO
ASITENTE
TITULAR
ASITENTE
ENC. DE CATEDRA

9no. Semestre - 2da. Ctedra - Turno Noche


DERECHO MERCANTIL II
DERECHO PROCESAL CIVIL II
QUIEBRAS
DERECHO AERONAUTICO
TALLER DE JURISPRUDENCIA II

DR. BONIFACIO RIOS AVALOS


ABOG. FRANCISCO FLEITAS ARGUELLO
ABOG. PATRICIO GAONA FRANCO
ABOG. HEBE ROMERO
ABOG. NICOLAS GAONA IRUN

TITULAR
ASISTENTE
ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA

TALLER DE JURISPRUDENCIA II

DR. BONIFACIO RIOS AVALOS


DR. JUAN CARLOS PAREDES
DR. CARLOS GONZALEZ ALFONSO
DR. CARLOS GUSTAVO GONZALEZ MOREL
ABOG. DOMINGO TORRES KIRMSER
ABOG. CAMILO BENITEZ ALDAMA
DR. OSCAR BOGADO FLEITAS
ABOG. DELCY TORRES ROSAS
ABOG. ROCIO FLEITAS SAMANIEGO

TITULAR
ADJUNTO
TITULAR
ADJUNTO
ASISTENTE
ASISTENTE
TITULAR
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA

9no. Semestre -Turno Maana


DERECHO MERCANTIL II
DERECHO PROCESAL CIVIL II
QUIEBRAS
DERECHO AERONAUTICO
TALLER DE JURISPRUDENCIA II

DR. FERNANDO BECONI ORTIZ


ABOG. CRHISTIAN PAVON
ABOG. RAMON MARTINEZ CAIMEN
DR. OSCAR BOGADO FLEITAS
ABOG. ABEL CAETE MEZA

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

9no. Semestre - 1ra. Ctedra - Turno Noche


DERECHO MERCANTIL II
DERECHO PROCESAL CIVIL II
QUIEBRAS
DERECHO AERONAUTICO

9no. Semestre -Turno Tarde


DERECHO MERCANTIL II
DERECHO PROCESAL CIVIL II
QUIEBRAS
DERECHO AERONAUTICO

28

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

10mo. Semestre - 1ra. Ctedra - Turno Noche


DERECHO CIVIL (CONTRATOS)
DERECHO PROCESAL LABORAL
FINANZAS PBLICAS
DERECHOS INTELECTUALES

ABOG. HUGO GARCETE


DR. FELIPE SANTIAGO PAREDES
DR. MARCO VINICIO CABALLERO GIRET
DR. PEDRO HUGO MERSN GALLI

ENC. DE CATEDRA
TITULAR
ADJUNTO
TITULAR

10mo. Semestre - 2da. Ctedra - Turno Noche


DERECHO CIVIL (CONTRATOS)
DERECHO PROCESAL LABORAL
FINANZAS PBLICAS
DERECHOS INTELECTUALES

ABOG. ALDO EDUARDO LEON


DRA. MYRIAM PEA
ABOG. MARIA ELENA ACEVEDO
DR. CARMELO CASTIGLIONI ALVARENGA

ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE
ASISTENTE
ADJUNTO

DR. JOSE MORENO RODRIGUEZ ALCAL


DRA. CONCEPCIN SNCHEZ GODOY
ABOG. GONZALO SOSA NICOLI
DR. FREMIORT ORTIZ PIERPAOLI
DR. WILFRIDO FERNANDEZ DE BRIZ
ABOG. JUAN FREMIORT ORTIZ PIERPAOLI

ASISTENTE
ADJUNTO
ENC. DE CATEDRA
TITULAR
TITULAR
ASISTENTE

ABOG. EVELIO VERA BRIZUELA


ABOG. ERNESTO FIORE SNCHEZ
DR. LUIS FERNANDO SOSA CENTURIN
MGT. GONZALO SOSA NICOLI
ABOG. JAVIER VILLAMAYOR

ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE
TITULAR
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

10mo. Semestre - Turno Tarde


DERECHO CIVIL (CONTRATOS)
DERECHO PROCESAL LABORAL
FINANZAS PBLICAS
DERECHOS INTELECTUALES

10mo. Semestre - Turno Maana


DERECHO CIVIL (CONTRATOS)
DERECHO PROCESAL LABORAL
FINANZAS PBLICAS
DERECHOS INTELECTUALES
11mo. Semestre - 1ra. Ctedra - Turno Noche
DERECHO CIVIL (SUCESIONES)
DERECHO PROCESAL PENAL
DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO

DR. CARLOS VICTOR KOHN BENITEZ


ABOG. CLAUDIA LILIANA KOHN GALLARDO
DR. CARLOS MENDOZA
DR. ROBERTO RUIZ DAZ LABRANO

11mo. Semestre - 2da. Ctedra - Turno Noche


DERECHO CIVIL (SUCESIONES)
DERECHO PROCESAL PENAL
DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO

ABOG. MIRTA ALMIRON


DR. GUILLERMO DELMAS FRESCURA
ABOG. EDGAR PEDRO RIFFLER

ENC. DE CATEDRA
TITULAR
ASISTENTE

DERECHO PROCESAL PENAL


DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO

DR. MARCOS KOHN GALLARDO


ABOG. ARNALDO LEVERA
DR. MARCOS KOHN GALLARDO
ABOG.ROLANDO DIAZ DELGADO

ADJUNTO
ASISTENTE
ADJUNTO
ENC. DE CATEDRA

11mo. Semestre - Turno Maana


DERECHO CIVIL (SUCESIONES)
DERECHO PROCESAL PENAL
DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO

ABOG. LIZ CABALLERO MONTIEL


ABOG. ALFREDO ENRIQUE KRONAWETER
ABOG. MARIANA MENDELZON MODICA

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

11mo. Semestre - Turno Tarde


DERECHO CIVIL (SUCESIONES)

TITULAR
ASISTENTE
ADJUNTO
TITULAR

CUERPO DOCENTE

12mo. Semestre - 1ra. Ctedra - Turno Noche


DEONTOLOGIA JURIDICA
DERECHO AGRARIO Y AMBIENTAL
DERECHO TRIBUTARIO
TECNICA DE LITIGACIN
TECNICA JURIDICA

12mo. Semestre - 2da. Ctedra - Turno Noche


DEONTOLOGIA JURIDICA
DERECHO AGRARIO Y AMBIENTAL
DERECHO TRIBUTARIO
TECNICA JURIDICA
TECNICA DE LITIGACIN
12mo. Semestre - Turno Tarde
DEONTOLOGIA JURIDICA
DERECHO AGRARIO Y AMBIENTAL
DERECHO TRIBUTARIO
DERECHO TRIBUTARIO
DERECHO TRIBUTARIO
TECNICA DE LITIGACIN
TECNICA JURIDICA

12mo. Semestre - Turno Maana


DEONTOLOGIA JURIDICA
DERECHO AGRARIO Y AMBIENTAL
DERECHO TRIBUTARIO
TECNICA DE LITIGACIN
TECNICA JURIDICA

29

ABOG. ADOLFO OZUNA GONZALEZ


DR. JULIO CESAR FERNANDEZ VILLALBA
DR. MARCO ANTONIO ELIZECHE
DR. FAUSTO PORTILLO ORTELLADO
DR. RAFAEL FERNANDEZ ALARCN
DR. BENITO PEREIRA SAGUIER
ABOG. SEVERIANO OSORIO GILL
ABOG. MARIA LOURDES SANABRIA
ABOG. SIXTO RIVAS SOLER

ASISTENTE
ADJUNTO
TITULAR
ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE
TITULAR
ASISTENTE
ASISTENTE
ASISTENTE

ABOG. MARCOS GONZALEZ MALDONADO


DR. ANTONIO FRETES
DR. SINDULFO BLANCO
ABOG. CARLOS SOSA JOVELLANOS
DR. FLORENTIN LOPEZ CACERES
ABOG. FRANCISCO TORRES NUEZ

ENC. DE CATEDRA
TITULAR
TITULAR
ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA

DRA. NORMA ORTEGA DE REYES


DR. ANTONIO FRETES
DR. JUAN SANCHEZ
DR. MARCO ANTONIO ELIZECHE
DR. MARCO VINICIO CABALLERO GIRET
ABOG. CARLOS ARCE OBREGON
ABOG. RAUL PERALTA VEGA
DR. BENITO PEREIRA SAGUIER
DR. NERI VILLALBA
ABOG. PIERINA OZUNA
ABOG. LIDIA GIMENEZ
ABOG. FRANCISCO BRAMBILLA PEA
BOG. ANTONIO COLMAN RODRIGUEZ

ENC. DE CATEDRA
TITULAR
ASISTENTE
TITULAR
ADJUNTO
ASISTENTE
ASISTENTE
TITULAR
ASISTENTE
ASISTENTE
ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA

ABOG. NORMA NATALIA BENITEZ ROA


DR. LUIS FERNANDO SOSA CENTURION
ABOG. GONZALO SOSA NICOLI
DR. FAUSTO PORTILLO ORTELLADO
ABOG. FEDERICO ESPINOZA
ABOG. CINTHIA LOPEZ CACERES

ENC. DE CATERA
TITULAR
ASISTENTE
TITULAR
ENC. DE CATERA
ENC. DE CATERA

CARRERA DE NOTARIADO - SEDE CENTRAL


1er. Semestre - Turno Noche
INTRODUCCIN A LAS CIENCIAS JURIDICAS
DRA. ROSA NOGUERA GENES
INTRODUCCIN AL ESTUDIO DEL DERECHO NOTARIAL ALCIDES DELAGRACIA
HECHOS Y ACTOS JURIDICOS
N.P. NIDIA C. NETTO DUARTE

ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

30

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

METODOLOGIA DE LA INVESTIGACION
COMUN Y REDACCION CASTELLANA
HISTORIA DEL PARAGUAY
HISTORIA DE LAS INSTITUCIONES JURIDICAS

ABOG. FRANCISCO BARRIOCANAL ARIAS


LIC. ZUNILDA ALFONSO
MG. ELINA ARRIOLA BOGADO
ABOG. MARIA IRIS DELCY TORRES ROSAS
ABOG. ISABELINO GALEANO

2do. Semestre - Turno Noche


DERECHO CIVIL (PERSONAS)
DERECHO DE LA NIEZ Y LA ADOLESCENCIA
DERECHO CIVIL CONTRATOS EN GENERAL
ECONOMIA

DR. LINNEO YNSFRAN SALDIVAR


DRA. IRMA ALFONSO DE BOGARIN
ABOG. RAUL BOGARIN ALFONSO
ECON. FELIPE HUERTA DELGADO

3ro. Semestre - Turno Noche


DERECHO PENAL
DERECHO CIVIL II (CONTRATOS EN PARTICULAR)
DERECHO CIVIL I (OBLIGACIONES GENERAL)
DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO

ABOG. PATRICIO GAONA FRANCO


ABOG. OSVALDO GONZALEZ FERREIRA
ABOG. GLORIA MARINA GABAZZA
ABOG. PATRICIA VERON MONTIEL

ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ADJUNTO
ADJUNTA
ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

4to. Semestre - Turno Noche


DERECHO CIVIL III (CONTRATOS SOCIEDADES)
ABOG. CESAR EDUARDO COLL RODRIGUEZ
DERECHO CIVIL I (REALES COSAS Y BIENES)
ABOG. CARLOS A. LEZCANO FERNANDEZ
DERECHO CIVIL II (OBLIGACIONES EN TRANSMISION) ABOG. MANUEL MARIA ALVAREZ B.
DERECHO CONSTITUCIONAL
DR. LUIS FERNANDO SOSA CENTURIN
MGTER. GONZALO SOSA NICOLI

ASISTENTE
ASISTENTE
ASISTENTE
TITULAR
ENC. DE CATEDRA

5to. Semestre - Turno Noche


DERECHO CIVIL III (OBLIGACIONES EXTINCION)
DERECHO CIVIL IV (CONTRATOS TRANSACCION)
DERECHO CIVIL II (REALES PROPIEDAD)
DERECHO MERCANTIL
DERECHO DE TRANSPORTE

ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE

ABOG. MARIA DEL MAR PEREIRA JIMENEZ


DR. ANGEL ROMAN CAMPOS VARGAS
DR. LINNEO YNSFRAN SALDIVAR
ABOG. FABRICE TURBAUX
DR. OSCAR BOGADO FLEITAS

6to. Semestre - Turno Noche


DERECHO CIVIL V (CONT. EVICCION Y REDHIBICCION) ABOG. FRANCISCO TORRES NUEZ
ASISTENTE
DERECHO ADMINISTRATIVO
ABOG. MARCO AURELIO GONZALEZ MALDONADO
ASISTENTE
DERECHO CIVIL (SUCESIONES)
ABOG. ARNALDO LEVERA
ENC. DE CATEDRA
DERECHO CIVIL III (GARANTIAS REALES)
N.P. GUSTAVO A. BARRETO MELLO
ENC. DE CATEDRA
DERECHOS INTELECTUALES
DR. WILFRIDO FERNANDEZ
ASISTENTE
7mo. Semestre - Turno Noche
DERECHO PROCESAL CIVIL
DERECHO PROCESAL PENAL
DERECHO TRIBUTARIO NOTARIAL
DERECHO BANCARIO
DERECHO AGRARIO Y AMBIENTAL
GUARANI
DERECHO REGISTRAL
TECNICA NOTARIAL

DR. AMELIO CALONGA ARCE


ADJUNTO
ABOG. CRISTOBAL SANCHEZ
ASISTENTE
ABOG. SANDRA ELIZABETH ELIZECHE DE BEDOYA
ASISTENTE
ABOG. PIO OSVALDO GALEANO RIOS
ASISTENTE
DR. JULIO FERNANDEZ VILLALBA
ENC. DE CATEDRA
ABOG. LILIA AAZCO DE AYALA
DR. CARLOS GONZALEZ ALFONSO

ASISTENTE
TITULAR

CUERPO DOCENTE

8vo. Semestre - Turno Noche


ACTUACION NOTARIAL, ADMINIS. Y JUDICIAL
INFOR., EXPRESION Y REDACCION NOTARIAL
ETICA NOTARIAL
DERECHO REGISTRAL
CLINICA NOTARIAL
TECNICA NOTARIAL

N.P. NIDIA ROMERO SANTACRUZ


DRA. LUZ TERESITA AYALA TALAVERA
DRA. IRMA ALFONSO DE BOGARIN
ABOG. LILIA AAZCO DE AYALA
DRA. GLADYS TALAVERA DE AYALA
DR. CARLOS GONZALEZ ALFONSO

31
ASISTENTE
ASISTENTE
ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
TITULAR

CARRERA DE CIENCIAS SOCIALES Y CIENCIAS POLITICAS


1er. Semestre - Plan Bsico
COMUNICACIN Y REDACCION CASTELLANA
HISTORIA DEL PARAGUAY
HISTORIA DE LAS INSTITUCIONES JURIDICAS
INTRODUCCION A LA SOCIOLOGIA
INTROD. AL EST. DE LAS CIENCIAS JURIDICAS
HISTORIA SOCIAL LATINOAMERICANA i
IDIOMA GUARANI I
SEMINARIO I (SOCIOLOGIA DEL TRABAJO)
2do. Semestre - Plan Bsico
ECONOMIA POLITICA
INTRODUCCION A LAS CIENCIAS POLITICAS
HISDTORIA POLITICA PARAGUAYA
IDIOMA GUARANI II

PROF. MIRYAN CELESTE BUZO SILVA


PROF. EDER LUIS RODAS SANABRIA
PROF.GUSTAVO ARNALDO PEREIRA COLMAN
PROF. ILDA MAYEREGGER
PROF.DANIEL HUMBERTO GOMEZ SALINAS
PROF. MAXIMO LUIS ZORRILLA LEDEZMA
PROF. LINO TRINIDAD SANABRIA
PROF. RAUL SOTERO RICARDI

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE
ASISTENTE
ASISTENTE

ECON. FELIPE HUERTA DELGADO


PROF. CELSO CASTILLO GAMARRA
PROF. PEDRO RAMON CABALLERO CACERES
PROF. CARMEN CECILIA GARCETE BAEZ
PROF. ANIBAL BURGOS MARTINEZ

ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE
ASISTENTE

SEMINARIO II (MOVIMIENTOS SOCIALES Y


POLITICOS EN AMERICA LATINA, SIGLOS XX y XXI) PROF. ELVIO SEGOVIA CHAPARRO
3ro. Semestre - Plan Bsico
ANALISIS ECONOMICO Y POLITICO
ELEMENTOS DE ESTADISTICAS
HISTORIA SOCIAL PARAGUAY
IDIOMA GUARANI III
SEMINARIO III (ENFOQUES INTERDICIPLINARIOS
DE LAS CIENCIAS SOCIALES)
4to. Semestre - Plan Bsico
METODOLOGIA DE LAS CIENCIAS SOCIALES
ESTADISTICA SOCIAL
DESARROLLO ECONOMICO
IDIOMA GUARANI IV
SEMINARIO IV (FILOSOFIA POLITICA)

ENC. DE CATEDRA

PROF. MARINA EMILSE TALAVERA CUBILLA


ASISTENTE
PROF.JUSTO ALFREDO GONZALEZ V.
ENC. DE CATEDRA
PROF. MARIA VICTORIA BENITEZ DE MANDELBURGER ASISTENTE
PROF. GUSTAVO ACOSTA TOLEDO
ENC. DE CATEDRA
PROF. GEORGINA GONZALEZ MORAN
ASISTENTE
PROF. NERY FATIMA BENITEZ RAMIREZ
ASISTENTE
PROF. FABIAN GUSTAVO CALDERINI CUEVAS

ENC. DE CATEDRA

PROF. CESAR MAXIMILIANO TALAVERA GALEANO


ASISTENTE
PROF. MARIA CRISTINA ZABRODIEC
ASISTENTE
PROF. JUSTO ALFREDO GONZALEZ VILLALBA
ASISTENTE
PROF. MILCIADES PASTOR MARTINEZ BENITEZ
ASISTENTE
PROF. ANIBAL BURGOS MARTINEZ
ENC. DE CATEDRA
PROF. LINO TRINIDAD SANABRIA
ASISTENTE
PROF. MARIA GEORGINA GONZALEZ MORAN
ASISTENTE
PROF. ISABELINO GALEANO NUEZ
ENC. DE CATEDRA

32

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

5to. Semestre - SOCIOLOGIA


SOCIOLOGIA GENERAL

PROF. AUGUSTO PLACIDO FOGEL


ENC. DE CATEDRA
PROF. BERNARDINO CANO RADIL
ENC. DE CATEDRA
TEORIA Y GERENCIA SOCIAL
PROF. RAUL SOTERO RICARDI ESQUIVEL
ASISTENTE
INVESTIGACION SOCIAL Y METODOS SOCIOLOGICOS PROF. BERNARDINO CANO RADIL
ASISTENTE
PROF. MARIA ZENOBIA CARDOZO DE MILLOT
ASISTENTE
IDIOMA EXTRANJERO I
PROF. GLORIA FLORENTIN DE QUINTANA
ENC. DE CATEDRA
SEMINARIO V (SOCIOLOGIA DE LA EDUCACION)
PROF. RAFAEL RUIZ GAONA
ASISTENTE
ETICA SOCIAL
PROF. GERARDO GOMEZ MORALES
ENC. DE CATEDRA
EVALUACIN Y MONITORIO DE INTERVENCIONES SOCIOLES PROF. MARINA EMILCE TALAVERA CUBILLA ASISTENTE

6to. Semestre - SOCIOLOGIA


SOCIOLOGIA URBANA
GRUPOS SOCIALES
ESTRUCTURA SOCIAL
IDIOMA EXTRANJERO II
SEMINARIO VII (SOCIOLOGIA Y GENERO)
IDEOLOGIAS Y APARATOS IDEOLOGICOS
EL ESTADO Y SUS COMPONENTES BASICOS
7mo. Semestre - SOCIOLOGIA
SOCIOLOGIA RURAL
SOCIOLOGIA DEL DESARROLLO
PSICOLOGIA SOCIAL
IDIOMA EXTRANJERO III
NUEVA TECNOLOGIA DE COMUNICACIN,
INFORMACIO E INDUSTRIA CULTURAL
DESARROLLO HUMANO Y CIUDADANO

PROF. MARTA CANESE DE ESTIGARRIBIA


PROF. ZUNILDA INES ALFONSO GONZALEXZ
PROF. MARIA ZENOBIA CARDOZO DE MILLOT
PROF. RAMON FOGEL
PROF. JORGE BOGARIN ALFONSO
PROF. ILDA MAYEREGGER
PROF. ANA ESTHER LOGVINIUK
PROF. GUILLERMO ANDRES CASCO ESPINOLA

ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

PROF. RAMON FOGEL


PROF. LUIS MARIA DUARTE
PROF. CARMEN CECILIA GARCETE BAEZ
PROF. GEORGINA COLMAN DE FLORENTIN

ENC. DE CATEDRA
Asistente
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

PROF. JOSE MARIA COSTA


PROF. YENNY PAOLA MORINIGO RECALDE

ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA

8vo. Semestre - SOCIOLOGIA


ANTROPOLOGIA
CAMBIO SOCIAL
EPISTEMOLOGIA Y HERMENEUTICA SOCIAL
IDIOMA EXTRANJERO IV

PROF. RAFAEL RUIZ GAONA


PROF. PEDRO CABALLERO
PROF. ANGEL ESTIGARRIBIA CASTILLO
PROF. GEORGINA COLMAN DE FLORENTIN
PROF. VICTORIA CAROLINA NOGUERA VERA
MOVIMIENTOS SOCIALES
PROF. NELSON FEDERICO MORA PERALTA
GERENCIA SOCIAL II
PROF. CARLOS HUGO SERVIAN MONTANIA
SEMINARIO VIII (TALLER P/ELABORACIN DE TESIS PROF. CARLOS AGUSTIN PEREIRA

ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

5to. Semestre - CIENCIAS POLITICAS


HISTORIA DE LAS IDEAS POLITICAS

ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

PROF. HUGO ALBERTO DUARTE FERNANDEZ


PROF. ANIBAL HERIB CABALLERO CAMPOS
PROF. LINNEO YNSFRAN SALDIVAR
DERECHO CONSTITUCIONAL IV
PROF. MIRTHA MORINIGO DE FLORENTIN
HISTORIA DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES PROF. GLORIA FLORENTIN DE QUINTANA
IDIOMA EXTRANJERO I
PROF. PRISCILIANO SANDOVAL
SEMINARIO V (DERECHOS HUMANOS)
PROF. CARLOS HUGO SERVIAN
INVESTIGACION POLITICA SOCIAL
PROF. GUSTAVO ACOSTA TOLEDO
TEORIA DEL ESTADO

CUERPO DOCENTE

6to. Semestre - CIENCIAS POLITICAS


HISTORIA DE LAS IDEAS POLITICAS II
PROCESO POLITICO E IDEOLOGICO
DERECHO Y RELACIONES INTERNACIONALES
IDIOMA EXTRANJEROII
SEMINARIO VI (ETICA Y POLITICA)
TEORIA POLITICAS SOCIALES

PROF. HERIB CABALLERO OCAMPOS


ENC. DE CATEDRA
PROF. DANIEL GOMEZ SALINAS
ENC. DE CATEDRA
PROF. HUGO SAGUIER GUANES
ENC. DE CATEDRA
PROF. JORGE BOGARIN ALFONSO
ENC. DE CATEDRA
PROF. MAXIMO LUIS ZORRILLA
ENC. DE CATEDRA
PROF. GERARDO RAMON BOBADILLA FRIZZOLA ENC. DE CATEDRA
PROF, GUSTAVO ALFREDO ACOSTA TORALES
ASISTENTE

ESTADO DE DERECHO, CULTURA, DESARROLLO Y


POLITICAS EMPRESARIALES DEL PARAGUAY
PROF. JUANA ORZUZA ROLLIN
7mo. Semestre - CIENCIAS POLITICAS
TEORIAS DEL PODER
DERECHO POLITICO
DESARROLLO DE LA INVESTIGACION
DRA
IDIOMA EXTRANJERO III
GRUPO DE PRESION Y SOCIEDADES INTERMEDIAS
LA INFORMATICA Y LAS CIENCIAS POLITICAS
8vo. Semestre - CIENCIAS POLITICAS
POLITICA NACIONAL
GEOPOLITICA
ORGANISMOA INTERNACIONALES
IDIOMA EXTRANJERO IV
PARTICIPACIN Y SISTEMAS ELECTORALES
ADMINISTRACION PBLICA Y FINANZAS

33

ASISTENTE

PROF. FELIX GONZALEZ


ENC. DE CATEDRA
PROF. RAFAEL FERNANDEZ ALARCON
ENC. DE CATEDRA
PROF. RICARDO LUIS VICENTE PAVETTI PELLEGRINIENC. DE CATEPROF. GEORGINA COLMAN DE FLORENTIN
PROF. GERARDO FOGEL PEDROZO
PROF. KAREN LETICIA GONZALEZ ORREGO

ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

PROF. HORACIO GALEANO PERRONE


PROF. GERARDO MALDONADO GOMEZ
PROF. FERNANDO BALTAZAR COSTANTINI
PROF. MARIA CECILIA GONZALEZ DIAZ
PROF. RUBEN A. GALEANO DUARTE
PROF. LUIS FERNANDO SOSA CENTURION
MST. GONZALO SOSA NICOLI

ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
TITULAR
ASISTENTE

SEMINARIO VII (ANALISI DE LOS REGIMENES


POLITICOS, LA DEMOCRACIA Y SUS DESAFIOS) PROF. MARCO AURELIO GONZALEZ MALDONADO ENC. DE CATEDRA
SEMINARIO VIII (TALLER PARA LA ELABORACION
DE TESIS)
PROF.ZUNILDA INES ALFONSO GONZALEZ
ENC. DE CATEDRA
FILIAL SAN PEDRO DE YCUAMANDIYU
1er. Semestre
INTRODUCCION A LAS CIENCIAS JURID.
SOCIOLOGIA JURIDICA
ECONOMIA POLITICA
SEMINARIO I (METODOLOGIA)
COMUNICACIN ESCRITA
HISTORIA DEL PARAGUAY
HISTORIA DE LAS INSTITUCIONES

DR. FERNANDO BENTEZ FRANCO


ABOG. MARIO RAMN GAUTO MARECOS
LIC. IGNACIO OZUNA CENTURIN
LIC. AUDILIO VZQUEZ
PROF. CLARA RODRGUEZ DE FERREIRA
ABOG. ELIODORO GARCIA FRANCO
LIC.PABLO ACEVEDO

ASISTENTE
ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

2do. Semestre
DERECHO ROMANO I
CRIMINOLOGIA
LOGICA JURIDICA

ABOG. VALDOVINO AGUILAR OVIEDO


ABOG. MANUEL SAIFILDIN STANLEY
ABOG. NELSON MERCADO

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

34

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

SEMINARIO II (METODOLOGIA)
INGLES JURIDICO

ABOG. GRACIELA BLANCO


ABOG. NATALIA AGUILERA GODOY

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

3ro. Semestre
DERECHO ROMANO II
DERECHO PENAL I
FILOSOFIA DEL DERECHO
SEMINARIO III (DERECHO COOPERATIVO)

ABOG. PAULINO ESCOBAR GARAY


ABOG. JORGE MARCELO TORRES BOVEDA
DR. NARCISO FERREIRA RIVEROS
ABOG. GUSTAVO ADOLFO CAIZA

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA

4to. Semestre
DERECHO CIVIL PERSONAS
MEDICINA LEGAL
DERECHO CONST. NAC. Y COMPARADO
SEMINARIO IV (DERECHO DEPORTIVO)

ABOG. OSVALDO GODOY ZARATE


ABOG. JORGE BRASSEL LEZCANO
ABOG. ARIEL MARTNEZ FERNNDEZ
ABOG. JULIAN RODRGUEZ

ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

5to. Semestre
DER. DE LA NIEZ Y LA ADOLESCENCIA
DERECHO PENAL II
DERECHO ADMINISTRATIVO
SEMINARIO V (DERECHO INFORMATICO)

ABOG. MIRTHA VALLE


DR. SEGUNDO IBARRA BENTEZ
ABOG. JUAN DOMINGO SANCHEZ F.
ABOG. MARIO VIDAL BOGADO VERA

ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

6to. Semestre
DERECHO CIVIL (REALES)
DERECHO INTERNACIONAL PUBLICO
DERECHO POLITICO
DERECHO ELECTORAL
DERECHO A LA INFORMACIN

ABOG. WILDO MARCIAL CORONIL


ENC. DE CATEDRA
ABOG.OSVALDO MARTN BOGADO VELAZQUEZ
ASISTENTE
ABOG. ANTONIA LOPEZ DE GOMEZ
ASISTENTE
ABOG. NSTOR GUSTAVO ARANDA
ENC. DE CATEDRA
ABOG. GLADIS MORENO ALDER
ENC. DE CATEDRA

7mo. Semestre
DERECHO CIVIL OBLIGACIONES
DER. DEL TRAB. Y DE LA SEG. SOCIAL
DERECHO DE LA INTEGRACION
HISTORIA DIPLOMATICA DEL PARAGUAY
TALLER DE JURISPRUDENCIA I

ABOG. NELLY ADALINA GONZLEZ MARTNEZ ENC. DE CATEDRA


ABOG. JOS ARIEL DIARTE MARTNEZ
ENC. DE CATEDRA
ABOG. FANI BEATRIZ AGUILERA ESPINOZA
ASISTENTE
ABOG. ELIODORO GARCIA FRANCO
ASISTENTE
ABOG. MNICA ELIZABETH GAONA GONZLEZ ENC. DE CATEDRA

8vo. Semestre
DERECHO MERCANTIL I
DERECHO PROCESAL CIVIL I
DERECHOS HUMANOS
DERECHO MARITIMO

ABOG. LOURDES MARINA GARCETE BENTEZ


ABOG. ELVER NOGUERA OTTO
ABOG. ALEJANDRO ALCIDES PEA YEGROS
ABOG. RENZO ARIEL VERA MORENO

9no. Semestre
DERECHO MERCANTIL II
DERECHO PROCESAL CIVIL II
QUIEBRAS
DERECHO AERONAUTICO
TALLER DE JURISPRUDENCIA II

ABOG. SINTHIA RUIZ FROEZ


ENC. DE CATEDRA
ABOG. GUILLERMO LEZCANO
ENC. DE CATEDRA
ABOG. VICENTE CORONEL VILLALBA
ENC. DE CATEDRA
ABOG. GUIDO CESAR MARECOS
ENC. DE CATEDRA
ABOG. VICENTE ANDRES FERREIRA RODRIGUEZ ENC. DE CATEDRA

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA

CUERPO DOCENTE

35

10mo. Semestre
DERECHO CIVIL (CONTRATOS)
DERECHO PROCESAL LABORAL
FINANZAS PBLICAS
DERECHOS INTELECTUALES

ABOG. MANUEL ALVAREZ BENTEZ


ABOG. DELIO ANTONIO VERA MORENO
ABOG. VCTOR MANUEL ESCOBAR
ABOG. GLADYS LESME GUILLEN

11mo. Semestre
DERECHO CIVIL SUCESIONES
DERECHO PROCESAL PENAL
DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO

ABOG. ROBERTO VILLAMAYOR LUGO


ENC. DE CATEDRA
ABOG. GUSTAVO A. ZAPATA BAEZ
ENC. DE CATEDRA
ABOG. GUILLERMO ARIEL RIVEROS FLORENTIN ENC. DE CATEDRA

12mo. Semestre
DEONTOLOGIA JURIDICA
DERECHO AGRARIO Y AMBIENTAL
DERECHO TRIBUTARIO
TECNICA DE LITIGACION ADVERSARIAL
TECNICA JURDICA

ABOG.MARIA DOMINGA BENITEZ


ABOG. HUGO ENRRIQUE CAIZA
ABOG. CARLOS ALBERTO SOLALINDE MEDINA
ABOG. OLGA ELIZABETH RUIZ GONZALEZ
ABOG. OLGA JOSEFINA VELAZQUEZ

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

FILIAL QUIINDY
1er. Semestre
INTRODUCCION A LAS CIENCIAS JURID.
SOCIOLOGIA JURIDICA
ECONOMIA POLITICA
SEMINARIO I (METODOLOGIA DE LA
INVESTIGACIN CIENTIFICA)
COMUNICACIN Y REDACCIN CASTELLANA
HISTORIA DEL PARAGUAY
HISTORIA DE LAS INSTITUCIONES

PROF. DANIEL FRANCISCO VARELA AVALOS


PROF. CARLOS MARIA AQUINO LOPEZ
PROF. LIBRADO SANCHEZ

ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA

PROF. VIVIANA ELIZABWTH JIMENEZ CHAVEZ


PROF. ROLANDO E. BENITEZ
PROF. JUSTINIANO VELAZTIQUI
PROF. JORGE GAYOSO

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

2do. Semestre
DERECHO ROMANO I
PROF. ANGEL ADRIANO YUBERO APONTE
ASISTENTE
CRIMINOLOGIA
PROF. ADOLFO PAULO GONZALEZ PETIT
ADJUNTO
LOGICA JURIDICA
PROF. MIRNA ELIZABETH RUIZ DIAZ PATIO ENC. DE CATEDRA
SEMINARIO II (METODOLOGIA DE LA INVESTIGACION II) PROF. FRANCISCO DANIEL LLAMAS GOMEZENC. DE CATEDRA
INGLES JURIDICO
PROF. JULIO VERON CATEBEK
ENC. DE CATEDRA
3er. Semestre
DERECHO ROMANO II
DERECHO PENAL I
FILOSOFIA DEL DERECHO
SEMINARIO III (DERECHO COOPERATIVO)

PROF. CESAR EDUARDO COLL RODRIGUEZ


PROF. JOSE AGUSTIN FERNANDEZ
PROF. ISABELINO GALEANO NUEZ
PROF. JOSE VILLALBA

4to. Semestre
DERECHO CIVIL - PERSONAS
MEDICINA LEGAL
DERECHO CONST. NACIONAL Y COMPARADO
SEMINARIO IV (DERECHO DEPORTIVO)

PROF. OSVALDO ENRIQUE GONZALEZ FERREIRA


ASISTENTE
PROF. ROSALINO PINTOS CHINZANO
ASISTENTE
PROF. GREGORIO FEDERICO FARIA FLORENTIN
ASISTENTE
PROF. NORMA CONCEPCIN SALINAS DAIUB ENC. DE CATEDRA

ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

36

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

5to. Semestre
DER. DE LA NIEZ Y LA ADOLESCENCIA
DERECHO PENAL II
DERECHO ADMINISTRATIVO
SEMINARIO V (DERECHO INFORMATICO)

PROF. GUILLERMO TROVATO PEREZ


PROF. PATRICIO GAONA FRANCO
PROF. LUIS ADALBERTO CRISTALDO KEGLER
PROF. BRUNO GONZALEZ

6to. Semestre
DERECHO CIVIL (REALES)
DERECHO INTERNACIONAL PUBLICO
DERECHO POLITICO
DERECHO ELECTORAL
DERECHO DE LA INFIRMACIN

DR. VICTOR FRETES FERREIRA


ADUNTO
PROF. NERI EUSEBIO VILLALBA FERNANDEZ
ASISTENTE
PROF. JORGE RAMON AVALOS MARIO
ENC. DE CATEDRA
PROF. GODOFREDO ALFONSO FLEITAS VALDEZ ENC. DE CATEDRA
PROF. LUZ MABEL CHAVEZ SILVA
ENC. DE CATEDRA

7mo. Semestre
DERECHO CIVIL OBLIGACIONES
DER. DEL TRAB. Y DE LA SEG. SOCIAL
DERECHO DE LA INTEGRACION
HISTORIA DIPLOMATICA DEL PARAGUAY
TALLER DE JURISPRUDENCIA I

PROF. ALDO LEON


PROF. GUILLERNO TROVATO PEREZ
PROF. CARLOS COUCHONAL ZEISER
PROF. SANTIAGO ADAN BRIZUELA SERVIN
PROF. RAMON MARTINEZ CAIMEN

ASISTENTE
ASISTENTE
ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA

8vo. Semestre
DERECHO MERCANTIL I
DERECHO PROCESAL CIVIL I
DERECHOS HUMANOS
DERECHO MARITIMO

PROF. PATRICIO GAONA FRANCO


PROF. ROBERTO SALOMON NUNES
PROF. GUSTAVO ABRAHAN AUADRE CANELA
PROF. SANTIAGO ADAN BRIZUELA SERVIN

ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE

9no. Semestre
DERECHO MERCANTIL II
DERECHO PROCESAL CIVIL II
QUIEBRAS
DERECHO AERONAUTICO
TALLER DE JURISPRUDENCIA II

PROF. JUAN LEONARDI GUERRERO PORTILLO


ASISTENTE
CARMELA RAMIREZ
ENC. DE CATEDRA
DR. ANTONIO FRETES
ENC. DE CATEDRA
PROF. SELVA TORALES DE ZALAZAR
ASISTENTE
PROF. VICTOR YAHARI
ENC. DE CATEDRA

10mo. Semestre
DERECHO CIVIL (CONTRATOS)
DERECHO PROCESAL LABORAL
FINANZAS PBLICAS
DERECHOS INTELECTUALES

PROF. OSCAR LUCIANO PAREDES


ASISTENTE
PROF. SIXTO RAMON MORA
ASISTENTE
PROF. GUSTAVO MARTINEZ MARTINEZ
ENC. DE CATEDRA
PROF. JAVIER ANTONIO VILLAMAYOR ESQUIVEL
ASISTENTE

11mo. Semestre
DERECHO CIVIL - SUCESIONES
DERECHO PROCESAL PENAL
DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO
TECNICA DE LITIGACION CRIMINAL ADVERSARIAL
TECNICA JURIDCA

PROF. ARNALDO LEVERA


PROF. FABIAN CENTURION ORTIZ
PROF. OSCAR DANIEL AGERO
PROF. VICTOR YAHARI
PROF. ANTONIO RAMON ALVAREZ

ASISTENTE
ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

12mo. Semestre
DEONTOLOGIA JURIDICA
DERECHO AGRARIO Y AMBIENTAL

PROF. LUZ ROSSANA BOGARIN


DR. ANTONIO FRETES

ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA

ASISTENTE
ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA

CUERPO DOCENTE

DERECHO TRIBUTARIO
TECNICA DE LITIGACION ADVERSARIAL
TECNICA JURDICA

PROF. HUMBERTO VERA FILIPI


PROF. VICTOR YAHARI COUSIRAT
PROF. ANTONIO RAMON ALVAREZ

37
ASISTENTE
ASISTENTE
ASISTENTE

FILIAL BENJAMIN ACEVAL


1er. Semestre
INTRODUCCION A LAS CIENCIAS JURIDICAS
SOCIOLOGIA JURIDICA
ECONOMIA POLITICA
SEMINARIO I (METODOLOGIA DE LA
INVESTIGACION CIENTIFICA I)
COMUNICACIN Y REDACCIN CASTELLANA
HISTORIA DEL PARAGUAY
HISTORIA DE LAS INSTITUCIONES JURIDICAS

ABOG. JOSE VILLALBA BAEZ


DR. VICTOR ALFONSO FRETES FERREIRA
ABOG. VICTOR CANCLINI CHAMORRO
ABOG. ROCIO MALDONADO TORRES
LIC. MARIA LUISA FERREIRA
LIC. FEDERICO HUERTA
ABOG. ISABELINO GALEANO

ASISTENTE
ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

2do. Semestre
DERECHO ROMANO I
ABOG. FRANCISCO DANIEL LLAMAS GOMEZ
CRIMINOLOGIA
ABOG. CARLOS MARIA AQUINO LOEZ
LOGICA JURIDICA
ABOG. OSCAR AGERO DOMINGUEZ
SEMINARIO II (METODOLOGIA DE LA INVESTIGACION II) LIC. ROCIO MALDONADO TORRES
INGLES JURIDICO
ABOG. JOSE VEGA

ASISTENTE
ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

3er. Semestre
DERECHO ROMANO II
DERECHO PENAL I
FILOSOFIA DEL DERECHO
SEMINARIO III (DERECHO COOPERATIVO)

ABOG. GUILLERMO TROVATO FLEITAS


ABOG. JOSE ENRIQUE ALFONSO GASTO
ABOG. ANGEL ADRIANO YUBERO APONTE
ABOG. MARIA TERESA RODRIGUEZ

ASISTENTE
ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA

4to. Semestre
DERECHO CIVIL - PERSONAS
MEDICINA LEGAL
DERECHO CONST. NACIONAL Y COMPARADO
SEMINARIO IV (DERECHO DEPORTIVO)

ABOG. OSVALDO GONZALEZ FERREIRA


DR. HERMES GONZALEZ CUEVAS
ABOG. EMILIO CAMACHO
ABOG. NATALIA DURE

ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

5to. Semestre
DER. DE LA NIEZ Y LA ADOLESCENCIA
DERECHO PENAL II
DERECHO ADMINISTRATIVO
SEMINARIO V (DERECHO INFORMATICO)

ABOG. GUILLERMO TROVATO PEREZ


ABOG. NICOLAS CANCLINI
DR. VICTOR ALFONSO FRETES FERREIRA
ABOG. CLOTILDE MARIEL ZELAYA DE GAUTO

ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA

6to. Semestre
DERECHO CIVIL (REALES)
DERECHO INTERNACIONAL PUBLICO
DERECHO POLITICO
DERECHO ELECTORAL
DERECHO A LA INFORMACIN

ABOG. OSCAR PAREDES RECALDE


FABIO RAUL BENITEZ ALDANA
ABOG. VICTOR CANCLINI CHAMORRO
ABOG. JOSE VILLALBA
ABOG. SANIE BAEZ

ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

38

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

7mo. Semestre
DERECHO CIVIL - OBLIGACIONES
DERECHO DEL TRAB. Y DE LA SEGURIDAD SOCIAL
DERECHO DE LA INTEGRACION
HISTORIA DIPLOMATICA DEL PARAGUAY
TALLER DE JURISPRUDENCIA I

ABOG. JUAN CARLOS MOLAS


ABOG. LUCILA PANIAGUA
DR. LIBRADO SANCHEZ
DR. SANTIAGO ADAN BRIZUELA SERVIN
ABOG. JORGE VASCONCELLOS

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

8vo. Semestre
DERECHO MERCANTIL I
DERECHO PROCESAL CIVIL I
DERECHOS HUMANOS
DERECHO MARITIMO

ABOG. OSCAR MANUEL HUERTA RECALDE


ABOG. RODRIGO ESCOBAR
ABOG. FATIMA NATALIA HUERTA RECALDE
ABOG. DINA ELIZABETH LATERRA DE SARUBBI

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

9no. Semestre
DERECHO MERCANTIL II
DERECHO PROCESAL CIVIL II
QUIEBRAS
DERECHO AERONAUTICO
TALLER DE JURISPRUDENCIA II

ABOG. JOSE TROVATO FLEITAS


ABOG. LUCIO PORTILLO MENDOZA
ABOG. CARLOS COUCHONAL
ABOG. RAFAEL LATERRA
ABOG. JULIO CESAR VERON

ENC.DE CATEDRA
ENC.DE CATEDRA
ENC.DE CATEDRA
ENC.DE CATEDRA
ENC.DE CATEDRA

10mo. Semestre
DERECHO CIVIL (CONTRATOS)
DERECHO PROCESAL LABORAL
FINANZAS PBLICAS
DERECHOS INTELECTUALES

ABOG. CESAR EDUARDO ROJAS GALEANO


ABOG. VIRGILIO BENITEZ
ABOG. GUSTAVO MARTINEZ
JAVIER ANTONIO VILLAMAYOR ESQUIVEL

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

11mo. Semestre
DERECHO CIVIL - SUCESIONES
DERECHO PROCESAL PENAL
DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO
TECNICA DE LITIGACION CRIMINAL ADVERSARIAL
TECNICA JURIDCA

ABOG. SONIA SANCHEZ LASPINA


ABOG. VICTOR CANCLINI ROJAS
ABOG. ROSSI SUSANA ESPINOLA SEQUEIRA
ABOG. PEDRO ALBERTO CANDIA
ABOG. NERI VILLALBA FERNANDEZ

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

12mo. Semestre
DEONTOLOGIA JURIDICA
DERECHO AGRARIO Y AMBIENTAL
DERECHO TRIBUTARIO
TECNICA DE LITIGACION ADVERSARIAL
TECNICA JURDICA

ABOG. LUZ ROSANA BOGARIN


ABOG. JUAN ENRIQUE SANCHEZ GONZALEZ
ABOG. RAMON MARTINEZ CAIMEN
ABOG. PEDRO ALBERTO CANDIA
ABOG. NERI VILLALBA FERNANDEZ

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

SAN JUAN BAUTISTA - MISIONES


1er. Semestre
INTRODUCCION A LAS CIENCIAS JURIDICAS
SOCIOLOGIA JURIDICA
ECONOMIA POLITICA
SEMINARIO I (METODOLOGIA DE LA
INVESTIGACION CIENTIFICA I)

PROF. VICTOR RAUL MARECOS CANTERO


PROF. EUSEBIO EDGAR CESPEDES RIVEROS
PROF. MIGUEL ANGEL MENDOZA DUARTE

ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA

PROF. AVELINA TORRES VILLALBA

ENC. DE CATEDRA

CUERPO DOCENTE

COMUNICACIN Y REDACCIN CASTELLANA


HISTORIA DEL PARAGUAY
HISTORIA DE LAS INSTITUCIONES JURIDICAS

PROF. CARMEN PEREZ DE MARTINEZ


PROF. JOEL HERNAN TILLERIA ORTIZ
PROF. MARIA ELENA ALMADA DE MARECOS

39
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

2do. Semestre
DERECHO ROMANO I
PROF. ROBERTO SALDIVAR MARTINEZ
ENC. DE CATEDRA
CRIMINOLOGIA
PROF. GUILLERMO BERNARDO TROVATO PEREZ
ASISTENTE
LOGICA JURIDICA
PROF. PATRICIA NOEMY CAETE OBREGON
ASISTENTE
SEMINARIO II (METODOLOGIA DE LA INVESTIGACION II) PROF. MARIA VIVIANA RUIZ DIAZ ROTELA ENC. DE CATEDRA
INGLES JURIDICO
PROF. MARIA ANGELICA OLIVER CHAPARRO ENC. DE CATEDRA
3er. Semestre
DERECHO ROMANO II
DERECHO PENAL I
FILOSOFIA DEL DERECHO
SEMINARIO III (DERECHO COOPERATIVO)

PROF. HELIOS ANTONIO CUELLAR RIOS


PROF. RICARDO JOSE MERLO FAELLA
PROF. ANGEL ADRIANO YUBERO APONTE
PROF. DERLIS RUBEN OLIVER CHAPARRO

ASISTENTE
ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA

4to. Semestre
DERECHO CIVIL - PERSONAS
MEDICINA LEGAL
DERECHO CONST. NACIONAL Y COMPARADO
SEMINARIO IV (DERECHO DEPORTIVO)

PROF. MARIA ELENA ALMADA DE MARECOS


PROF. ELIDA GERTRUDIS SALINAS RAMIREZ
PROF. ANTONIO MANUEL INSFRAN
PROF. YOLANDA YDALINA FARIA

ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

5to. Semestre
DER. DE LA NIEZ Y LA ADOLESCENCIA
DERECHO PENAL II
DERECHO ADMINISTRATIVO
SEMINARIO V (DERECHO INFORMATICO)

PROF. MIRYAN FELISA ALEGRE DE AGERO


PROF. MARIO IGNACIO MAIDANA GRIFFITHS
PROF. JOEL HERNAN TILLERIA ORTIZ
PROF. MARIA JULIA VALDEZ CABALLERO

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

6to. Semestre
DERECHO CIVIL (REALES)
DERECHO INTERNACIONAL PUBLICO
DERECHO POLITICO
DERECHO ELECTORAL
DERECHO A LA INFORMACIN

PROF. RICHARD RAMIREZ


PROF. LUIS MILNER ZACARIAS GONZALEZ
PROF. ELSA ISABEL KETTERMANN
PROF. JOSE MARIA SALINAS RIVEROS
PROF. ANDRES ALVAREZ NUEZ

ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

7mo. Semestre
DERECHO CIVIL - OBLIGACIONES
DERECHO DEL TRAB. Y DE LA SEGURIDAD SOCIAL
DERECHO DE LA INTEGRACION
HISTORIA DIPLOMATICA DEL PARAGUAY
TALLER DE JURISPRUDENCIA I

PROF. JOSE MAGNO VARGAS GOITIA


PROF. CARMELA INES RAMIREZ
PROF. ROSA ISABEL DEJESUS QUIONEZ
PROF. JOSE MARIA SALINAS RIVEROS
PROF. GABRIELA BEATRIZ LLANO FRANCO

ASISTENTE
ASISTENTE
ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA

8vo. Semestre
DERECHO MERCANTIL I
DERECHO PROCESAL CIVIL I
DERECHOS HUMANOS
DERECHO MARITIMO

PROF. EVER ARIEL GARCIA GONZALEZ


PROF. CARLOS ALBERTO FRANCO GOMEZ
PROF. EFRAIN ISIDRO CHAPARRO A.
PROF. SANDRA MARIA MAIDANA

ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA

40

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

9no. Semestre
DERECHO MERCANTIL II
DERECHO PROCESAL CIVIL II
QUIEBRAS
DERECHO AERONAUTICO
TALLER DE JURISPRUDENCIA II

PROF. EUGENIA ALEGRE MARTINEZ


PROF. LUCIO ISMAEL PORTILLO MENDOZA
PROF. BLAS ROBERTO ROLON IRALA
PROF. HEBE LUISA ROMERO TALAVERA
PROF. JORGE ANTONIO DELVALLE VERA

ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA

10mo. Semestre
DERECHO CIVIL (CONTRATOS)
DERECHO PROCESAL LABORAL
FINANZAS PUBLICAS
DERECHOS INTELECTUALES

PROF. MIGUEL ANGEL PALACIOS MENDEZ


PROF. NUMA SEBASTIAN GUILLEN SASIAIN
PROF. JOSE DOMINGO AYALA GALEANO
PROF. SELVA ANTONIA MOREL DE ACEVEDO

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

11mo. Semestre
DERECHO CIVIL - SUCESIONES
DERECHO PROCESAL PENAL
DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO
TECNICA DE LITIGACION CRIMINAL ADVERSARIAL
TECNICA JURIDCA

PROF. RICARDO ALFONSO MEDINA GUERRERO


ASISTENTE
PROF. ALFREDO ENRIQUE KRONAWETER Z.
ASISTENTE
PROF. CAMILO JAVIER CANTERO CABRERA
ENC. DE CATEDRA
PROF. VCTOR PATRICIO POLETTI
ENC. DE CATEDRA
PROF. RUBEN ARCADIO FRANCO
ENC. DE CATEDRA

12mo. Semestre
DEONTOLOGIA JURIDICA
DERECHO AGRARIO Y AMBIENTAL
DERECHO TRIBUTARIO
TECNICA DE LITIGACION ADVERSARIAL
TECNICA JURDICA

PROF. MATEO DAVID VERA


PROF. RAMON JAVIER FERREIRA
PROF. ADA GRACINIANA SOTOMAYOR
PROF. VCTOR PATRICIO POLETTI GUTIERREZ
PROF. RUBEN ARCADIO FRANCO

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA

FILIAL PEDRO JUAN CABALLERO


1er. Semestre
INTRODUCCION A LAS CIENCIAS JURIDICAS
SOCIOLOGIA JURIDICA
ECONOMIA POLITICA
SEMINARIO I (METODOLOGIA DE LA
INVESTIGACION CIENTIFICA I)
COMUNICACIN Y REDACCIN CASTELLANA
HISTORIA DEL PARAGUAY
HISTORIA DE LAS INSTITUCIONES JURIDICAS

ABOG. JULIO DAMIAN PEREZ PEA


PROF. LUIS ALBERTO BENITEZ NOGUERA
PROF. JULIO CESAR PANDERI CUEVAS
PROF. OLGA RAQUEL AYALA
PROF. GLADYS COLMAN DE RODRIGUEZ
PROF. DELIA ORTIZ
PROF. WILFRIDO LEGAL

ASISTENTE
ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

2do. Semestre
DERECHO ROMANO I
ABOG. TIMOTEO RAUL NIZ PANIAGUA
CRIMINOLOGIA
ABOG. DIONISIO AVILA ORUE
LOGICA JURIDICA
ABOG. HERMES MEDINA OVIEDO
SEMINARIO II (METODOLOGIA DE LA INVESTIGACION II) LIC. OLGA ELENA DE LEON OVELAR
INGLES JURIDICO
ABOG. INGRID AGUIRRE GODOY

ASISTENTE
ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

3er. Semestre
DERECHO ROMANO II

ENC. DE CATEDRA

ABOG. TIMOTEO RAUL NIZ PANIAGUA

CUERPO DOCENTE

41

DERECHO PENAL I
FILOSOFIA DEL DERECHO
SEMINARIO III (DERECHO COOPERATIVO)

PROF. MODESTO CANO VARGAS


PROF. JULIO CESAR NIZ V.
PROF. EDUARDO RAMIREZ TORALES

ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

4to. Semestre
DERECHO CIVIL - PERSONAS
MEDICINA LEGAL
DERECHO CONST. NACIONAL Y COMPARADO
SEMINARIO IV (DERECHO DEPORTIVO)

ABOG. MARIA FRANCISCA PRETTE


DR. CESAR AUGUSTO VILLAGRA
ABOG. JUAN CARLOS MOLAS
ABOG. HUGO GRANCE LEZCANO

ADJUNTA
ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA

5to. Semestre
DERERECHO DE LA NIEZ Y LA ADOLESCENCIA
DERECHO PENAL II
DERECHO ADMINISTRATIVO
SEMINARIO V (DERECHO INFORMATICO)

PROF. ADELA BRIZUELA


PROF. MARCIAL NUEZ ESCOBAR
PROF. JORGE CRISTALDO
PROF. HUGO MIO ZABALA

ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

6to. Semestre
DERECHO CIVIL (REALES)
DERECHO INTERNACIONAL PBLICO
DERECHO POLITICO
DERECHO ELECTORAL
DERECHO DE LA INFORMACIN

ABOG. INGRID AGUIRRE GODOY


ASISTENTE
ABOG. VICTORIANO CABALLERO ALVARENGA
ASISTENTE
ABOG. DAYSI CONCEPCION PAREDES
ASISTENTE
ABOG. JULIO DAMIAN PEREZ PEA
ENC. DE CATEDRA
ABOG. MARIA ZULIA GIMENEZ GONZALEZ
ENC. DE CATEDRA

7mo. Semestre
DERECHO CIVIL - OBLIGACIONES
DERECHO DEL TRAB. Y DE LA SEGURIDAD SOCIAL
DERECHO DE LA INTEGRACION
HISTORIA DIPLOMATICA DEL PARAGUAY
TALLER DE JURISPRUDENCIA I

PROF. AVELINO RAMIREZ RUIZ


PROF. MARTIN MARIA LAGUNA
PROF. EUGENIO JUSTINO RAMIREZ G.
PROF. ISIDRO SARUBBI RECALDE
PROF. ADRIAN RAMIREZ PEA

ASISTENTE
ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

8vo. Semestre
DERECHO MERCANTIL I
DERECHO PROCESAL CIVIL I
DERECHOS HUMANOS
DERECHO MARITIMO

ABOG. EDGAR RAMIREZ RODAS


ABOG. PERFECTO SILVIO ORREGO
ABOG. DIONISIO VALDEZ BRITEZ
ABOG. EVER AREVALOS LEIVA

ENC, DE CATEDRA
ASISTENTE
ENC,.DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

9no. Semestre
DERECHO MERCANTIL II
DERECHO PROCESAL CIVIL II
QUIEBRAS
DERECHO AERONAUTICO
TALLER DE JURISPRUDENCIA II

PROF. MARY ALICE VALDEZ G.


ABOG. JULIO DAMIAN PEREZ PEA
PROF. AUGUSTO RIVEROS REYES
PROF. CELSO SIXTO MARIN ACOSTA
PROF. SANTIAGO TROVATO

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

10mo. Semestre
DERECHO CIVIL (CONTRATOS)
DERECHO PROCESAL LABORAL
FINANZAS PBLICAS
DERECHOS INTELECTUALES

ABOG. ALFONSO JOSE MARIA PEREZ M.


ABOG. VICTOR HUGO PANIAGUA
ABOG. JORGE CRISTALDO SANCHEZ
ABOG. LUIS ALBERTO MENESSES

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE
ASISTENTE

42

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

11mo. Semestre
DERECHO CIVIL - SUCESIONES
DERECHO PROCESAL PENAL
DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO
TECNICA DE LITIGACION CRIMINAL ADVERSARIAL
TECNICA JURIDCA

PROF. CARMEN SILVA


PROF. ALBERTO SOSA VERA
PROF. LOURDES PEA VILLALBA
PROF. CYNTHIA FERNANDEZ G.
PROF. JESUS RAMON LIRD

ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

12mo. Semestre
DEONTOLOGIA JURIDICA
DERECHO AGRARIO Y AMBIENTAL
DERECHO TRIBUTARIO
TECNICA DE LITIGACION ADVERSARIAL
TECNICA JURDICA

ABOG. DIONISIO AVILA ORUE


ABOG. JULIO DAMIAN PEREZ PEA
ABOG. SANDRA FARIA DE LUGO
ABOG. CYNTHIA FERNANDEZ
ABOG. JESUS LIRD RODRIGUEZ

ASISTENTE
ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE

FILIAL CAACUPE
1er. Semestre
INTRODUCCION A LAS CIENCIAS JURIDICAS
SOCIOLOGIA JURIDICA
ECONOMIA POLITICA
SEMINARIO I (METODOLOGIA DE LA
INVESTIGACION CIENTIFICA I)
COMUNICACIN Y REDACCIN CASTELLANA
HISTORIA DEL PARAGUAY
HISTORIA DE LAS INSTITUCIONES JURIDICAS

PROF. DANIEL FRANCISCO VARELA AREVALOS


ASISTENTE
PROF. ROSSANA RECALDE ESCOBAR
ENC. DE CATEDRA
PROF. FELIPE HUERTA DELGADO
ASISTENTE
PROF. MABEL VILLORDO RECALDE
ASISTENTE
PROF. ASTERIA MARINA AYALA DE LESME
ENC. DE CATEDRA
PROF. RICARDO ANTONIO CABRAL SANABRIA ENC. DE CATEDRA
PROF. EDGAR RAMIREZ
ENC. DE CATEDRA

2do. Semestre
DERECHO ROMANO I
PROF. FRANCISCO DANIE LLAMAS GOMEZ
ASISTENTE
CRIMINOLOGIA
PROF. EMILIANO RAMON ROLON FERNANDEZ
ASISTENTE
LOGICA JURIDICA
PROF. JUAN PABLO FERNANDEZ BOGADO
ENC. DE CATEDRA
SEMINARIO II (METODOLOGIA DE LA INVESTIGACION II) PROF. RAUL ARNALDO BOGARIN ALFONSO
ASISTENTE
INGLES JURIDICO
PROF. ADOLFO WILDBERGER
ENC. DE CATEDRA
3er. Semestre
DERECHO ROMANO II
DERECHO PENAL I
FILOSOFIA DEL DERECHO
SEMINARIO III (DERECHO COOPERATIVO)

PROF. FRANCISCO DANIEL LLAMAS GOMEZ


PROF. JAVIER DIAZ VERON
PROF. EVELIO VERA BRIZUELA
PROF. OLGA VICTORIA VILLALBA MENDIETA

ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA

4to. Semestre
DERECHO CIVIL - PERSONAS
MEDICINA LEGAL
DERECHO CONST. NACIONAL Y COMPARADO
SEMINARIO IV (DERECHO DEPORTIVO)

PROF. LINNEO YNSFRAN SALDIVAR


PROF. THELMA MARTINEZ
PROF.VICTOR MANUEL MEDINA SILVA
PROF. MIRTHA MORINIGO DE FLORENTIN

ADJUNTO
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

5to. Semestre
DERERECHO DE LA NIEZ Y LA ADOLESCENCIA
DERECHO PENAL II

PROF. GERARDO BERNAL CASCO


PROF. RAMON MARTINEZ CAIMEN

ASISTENTE
ASISTENTE

CUERPO DOCENTE

43

DERECHO ADMINISTRATIVO
SEMINARIO V (DERECHO INFORMATICO)

PROF. VICTOR ALFONSO FRETES FERREIRA


PROF. ADOLFO WILDBERGER RAMIREZ

ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA

6to. Semestre
DERECHO CIVIL (REALES)
DERECHO INTERNACIONAL PUBLICO
DERECHO POLITICO
DERECHO ELECTORAL
DERECHO A LA INFORMACIN

PROF. VICTOR SANCHEZ


PROF. ANTONIO ISIDRO ALEGRE GARCIA
PROF. JORGE LUCIANO SAGUIER GUANES
PROF. MARIA DEL CARMEN NOVAIS
PROF. MIRNA RUIZ DIAZ PATIO

ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

7mo. Semestre
DERECHO CIVIL - OBLIGACIONES
DERECHO DEL TRAB. Y DE LA SEGURIDAD SOCIAL
DERECHO DE LA INTEGRACION
HISTORIA DIPLOMATICA DEL PARAGUAY
TALLER DE JURISPRUDENCIA I

PROF. FERNANDO ANDRES BECONI ORTIZ


PROF. MARIA BELLMAR CASAL DI LASCIO
PROF. SELVA ANTONIA MOREL DE ACEVEDO
PROF. OSCAR MANUEL HUERTA RECALDE
PROF. MARIA ESTELA ALDAMA CAETE

ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE
ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA

8vo. Semestre
DERECHO MERCANTIL I
DRA
DERECHO PROCESAL CIVIL I
DERECHOS HUMANOS
DERECHO MARITIMO

PROF. FABRIZIO AUGUSTO CASTIGLIONI SERAFINI ENC. DE CATEPROF. FRANCISCO FLEITAS ARGUELLO
PROF. LILIA CONCEPCION OJEDA PANIAGUA
PROF. VICTOR ALFONSO FRETES FERREIRA

ASISTENTE
ASISTENTE
ASISTENTE

9no. Semestre
DERECHO MERCANTIL II
DERECHO PROCESAL CIVIL II
QUIEBRAS
DERECHO AERONAUTICO
TALLER DE JURISPRUDENCIA II

PROF. FERNANDO ANDRES BECINO ORTIZ


PROF. ENRIQUE ESPINOLA GONZALEZ
PROF. PATRICIO GAONA FRANCO
PROF. MARIA IRIS DELCY TORRES ROSAS
PROF. BERNARDO VILLALBA CARDOZO

10mo. Semestre
DERECHO CIVIL (CONTRATOS)
DERECHO PROCESAL LABORAL
FINANZAS PBLICAS
DERECHOS INTELECTUALES

PROF. MARIA CONCEPCION MEZA


ASISTENTE
PROF. JOSE ABEL GUASTELA CAPELLO
ENC. DE CATEDRA
PROF. CARMEN RECALDE RODRIGUEZ
ASISTENTE
PROF.JAVIER ANTONIO VILLAMAYOR ESQUIVEL
ASISTENTE

11mo. Semestre
DERECHO CIVIL - SUCESIONES
DERECHO PROCESAL PENAL
DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO

PROF. CAMILO DANIEL BENITEZ ALDANA


PROF. RUBEN CANDIA AMARILLA
PROF. FERNANDO MARTIN GADEA QUIONEZ

12mo. Semestre
DEONTOLOGIA JURIDICA
DERECHO AGRARIO Y AMBIENTAL
DERECHO TRIBUTARIO
TECNICA DE LITIGACION ADVERSARIAL
TECNICA JURDICA

PROF. ROSSANA BOGARIN


PROF. OLGA VICTORIA MENDIETA
PROF. RAMON MARTINEZ CAIMEN
PROF. LIZ COWAN
PROF. NERY EUSEBIO VILLALBA FERNANDEZ

ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA

ASISTENTE
ASISTENTE
ASISTENTE
ASISTENTE
ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE

44

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

FILIAL CORONEL OVIEDO


1er. Semestre
INTRODUCCION A LAS CIENCIAS JURIDICAS
SOCIOLOGIA JURIDICA
ECONOMIA POLITICA
SEMINARIO I (METODOLOGIA DE LA
INVESTIGACION CIENTIFICA I)
COMUNICACIN Y REDACCIN CASTELLANA
HISTORIA DEL PARAGUAY
HISTORIA DE LAS INSTITUCIONES JURIDICAS

ABOG. ANTONIO ALVAREZ


ABOG. YOLANDA MOREL VARELA
ING. AGR. MANUEL ROJAS AVEIRO

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE

PROF. DAVID ANTONIO ESCOBAR OJEDA


PROF. GLORIA FIGUEREDO DE MARTINEZ
PROF. MARIA ESTELA FERNANDEZ DE CHAVEZ
PROF. LILIAN BEATRIZ SERVIAN M.

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

2do. Semestre
DERECHO ROMANO I
ABOG. ELVA VERONICA MILTOS
ASISTENTE
CRIMINOLOGIA
ABOG. ALBERTO GODOY VERA
ASISTENTE
LOGICA JURIDICA
ABOG. LILIAN ALVAREZ DE ESPINOLA
ENC. DE CATEDRA
SEMINARIO II (METODOLOGIA DE LA INVESTIGACION II) ABOG. YOLANDA MARIA MOREL DE RAMIREZ ASISTENTE
INGLES JURIDICO
ABOG. AMADA MARIA ZELAYA VARGAS
ENC. DE CATEDRA
3er. Semestre
DERECHO ROMANO II
DERECHO PENAL I
FILOSOFIA DEL DERECHO
SEMINARIO III (DERECHO COOPERATIVO)

PROF. ROSANA CAROLINA FLORES FIGUEREDO ENC. DE CATEDRA


PROF.ARMANDO MENDOZA ROMERO
ENC. DE CATEDRA
PROF. LILIAN BEATRIZ SERVIAN MELGAREJO
ASISTENTE
PROF. FABIO NIZ NARVAEZ
ENC. DE CATEDRA

4to. Semestre
DERECHO CIVIL - PERSONAS
MEDICINA LEGAL
DERECHO CONST. NACIONAL Y COMPARADO
SEMINARIO IV (DERECHO DEPORTIVO)

ABOG. PAOLA PACHECO VIANA


DR. FERMIN BERNAL SANTACRUZ
DR. MANUEL RAMIREZ CANDIA
ABOG. FRANCISCO ZENA

ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA

DERECHO ADMINISTRATIVO
SEMINARIO V (DERECHO INFORMATICO)

PROF. ZORAIDA CAISA C.


PROF. NESTOR FABIAN SUAREZ GALEANO
PROF. RICARDO P. DEL PUERTO
PROF. LOURDES ACOSTA
PROF. MILVA EVELYN RIVAROLA GONZALEZ

ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

6to. Semestre
DERECHO CIVIL (REALES)
DERECHO INTERNACIONAL PBLICO
DERECHO POLITICO
DERECHO ELECTORAL
DERECHO A LA INFORMACIN

ABOG. ROBERTO SANABRIA


ASISTENTE
ABOG. ANTONIO ISIDRO ALEGRE
ASISTENTE
ABOG. GUILLERMO ENRIQUE BENITEZ VILLALOBOS ENC. DE CAT.
ABOG. JUANA LORENA ARANDA
ENC. DE CATEDRA
ABOG. DERLIS V. CARDOSO
ENC. DE CATEDRA

5to. Semestre
DERERECHO DE LA NIEZ Y LA ADOLESCENCIA
DERECHO PENAL II

7mo. Semestre
DERECHO CIVIL - OBLIGACIONES
PROF. MARIZA CENTURION LEDEZMA
DERECHO DEL TRAB. Y DE LA SEGURIDAD SOCIAL PROF.JOSE MANUEL CANO IRALA
PROF. BLANCA NIEVES FERNANDEZ

ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA

CUERPO DOCENTE

DERECHO DE LA INTEGRACION

45

TALLER DE JURISPRUDENCIA I

PROF. DELIO VERA NAVARRO


ASISTENTE
PROF. FREDY FRANCISCO GENEZ
ENC. DE CATEDRA
PROF. CESAR VICTOR MANUEL NARVAEZ DAVALOS ASISTENTE
PROF. OSCAR HUERTA PAREDES
ENC. DE CATEDRA
PROF. ALEXI BARRETO IGLESIA
ASISTENTE
PROF. MARIZA IRALA VAZQUEZ
ENC. DE CATEDRA

8vo. Semestre
DERECHO MERCANTIL I
DERECHO PROCESAL CIVIL I
DERECHOS HUMANOS
DERECHO MARITIMO

ABOG. PATRICIO GAONA FRANCO


ABOG. JOSE ARZAMENDIA G.
ABOG. SILVIO RAMON FLORES MENDOZA
ABOG. KATIA D. LATERRA OCAMPOS

9no. Semestre
DERECHO MERCANTIL II
DERECHO PROCESAL CIVIL II
QUIEBRAS
DERECHO AERONAUTICO
TALLER DE JURISPRUDENCIA II

PROF. JOSE MANUEL CANO IRALA


ENC. DE CATEDRA
PROF. ELIZARDO MONGES SAMUDIO
ASISTENTE
PROF. JUAN CARLOS PANE CHELLI
ASISTENTE
PROF. ZENOBIA CONCEPCIN FRUTOS ESTIGARRIBIA ASISTENTE
PROF. MIGUEL ANGEL GONZALEZ BENITEZ
ASISTENTE

10mo. Semestre
DERECHO CIVIL (CONTRATOS)
DERECHO PROCESAL LABORAL
FINANZAS PBLICAS
DERECHOS INTELECTUALES

ABOG. ANGEL EUGENIO FIANDRO MARTINEZ


ABOG. ALEXI ALBERTO BARRETO IGLESIA
DR. MANUEL DE JESUS RAMIREZ CANDIA
ABOG. ROGELIO SILVINO FRUTOS DUARTE

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ASISTENTE
ASISTENTE

11mo. Semestre
DERECHO CIVIL - SUCESIONES
DERECHO PROCESAL PENAL
DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO

PROF. LUCILA FERNANDEZ DE ECHAURI


PROF. JORGE E. BOGARIN GONZALEZ
PROF. ROBERTO SANABRIA

ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA

12mo. Semestre
DEONTOLOGIA JURIDICA
DERECHO AGRARIO Y AMBIENTAL
DERECHO TRIBUTARIO
TECNICA DE LITIGACION ADVERSARIAL
TECNICA JURDICA

ABOG. JADIYI MERNES DE BARTOMEU


ENC. DE CATEDRA
ABOG. EMILIO GOMEZ BARRIOS
ASISTENTE
ABOG. CARMEN NOELIA RECALDE RODRIGUEZ
ASISTENTE
ABOG. JUAN RAMIREZ KOHN
ENC. DE CATEDRA
DR. RUBEN DARIO ROMERO TOLEDO
ENC. DE CATEDRA

HISTORIA DIPLOMATICA DEL PARAGUAY

ASISTENTE
ASISTENTE
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

FILIAL SAN ESTANISLAO


1er. Semestre
INTRODUCCION A LAS CIENCIAS JURIDICAS
SOCIOLOGIA JURIDICA
ECONOMIA POLITICA
SEMINARIO I (METODOLOGIA DE LA
INVESTIGACION CIENTIFICA I)
COMUNICACIN Y REDACCIN CASTELLANA
HISTORIA DEL PARAGUAY

PROF. GLORIA B. TORRES RUIZ


ABOG. FLORENCIO PEREIRA RODAS
ABOG. GUSTAVO MARTINEZ MARTINEZ

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

LIC. RUBEN DARIO RAMIREZ OVAMDO


LIC. NELLY MARIZA RECALDE DE ZORRILLA
ABOG. ELIODORO GARCIA FRANCO

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

46

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

HISTORIA DE LAS INSTITUCIONES JURIDICAS

ABOG. AMANDA BEATRIZ ALVAREZ SPERANZA ENC. DE CATEDRA

2do. Semestre
DERECHO ROMANO I
ABOG. PEDRO ARISTIDES LOPEZ ESCOBAR
ENC. DE CATEDRA
CRIMINOLOGIA
DR. NARCISO FERREIRA RIVEROS
ENC. DE CATEDRA
LOGICA JURIDICA
ABOG. MIRNA ELIZABETH RUIZ DIAZ
ENC. DE CATEDRA
SEMINARIO II (METODOLOGIA DE LA INVESTIGACION II) LIC. REINALDO DIONISIO PEREZ SANABRIAENC. DE CATEDRA
INGLES JURIDICO
ABOG. DINA LATERRA
ENC. DE CATEDRA
3er. Semestre
DERECHO ROMANO II
DERECHO PENAL I
FILOSOFIA DEL DERECHO
SEMINARIO III (DERECHO COOPERATIVO)

ABOG. FRANCISCO DANIEL LLAMAS GOMEZ


ABOG. CESAR BERNARDINO NUEZ ALARCON
ABOG. SOCRATES RAFAEL LATERRA OCAMPOS
DR. JORGE MARCELO TORRES BOVEDA

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

4to. Semestre
DERECHO CIVIL - PERSONAS
MEDICINA LEGAL
DERECHO CONST. NACIONAL Y COMPARADO
SEMINARIO IV (DERECHO DEPORTIVO)

ABOG. GLADYS RAMONA LEZME GUILLEN


DR. JUAN BENITO MARTINEZ
DR. SEGUNDO IBARRA BENITEZ
ABOG. FAUSTO LUIS PORTILLO LUGO

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

5to. Semestre
DERERECHO DE LA NIEZ Y LA ADOLESCENCIA
DERECHO PENAL II
DERECHO ADMINISTRATIVO
SEMINARIO V (DERECHO INFORMATICO)

ABOG. ELBER NOGUERA OTTO


ABOG. NOYME YORE YSMAEL
DR. JUAN MARCELINO GONZALEZ
ABOG. JAZMIN IBARROLA DE KRONE

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

6to. Semestre
DERECHO CIVIL (REALES)
DERECHO INTERNACIONAL PBLICO
DERECHO POLITICO
DERECHO ELECTORAL
DERECHO A LA INFORMACIN

ABOG. JUAN DOMINGO SANCHEZ


DR. FERNANDO BENITEZ FRANCO
ABOG. JULIO CESAR VERON
ABOG. NELSON ANTOLIN MERCADO PORTILLO
ABOG. MARIA VERONICA LLAMAS GOMEZ

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

7mo. Semestre
DERECHO CIVIL - OBLIGACIONES
DERECHO DEL TRAB. Y DE LA SEGURIDAD SOCIAL
DERECHO DE LA INTEGRACION
HISTORIA DIPLOMATICA DEL PARAGUAY
TALLER DE JURISPRUDENCIA I

ABOG. FERNANDO COLINA B.


ENC. DE CATEDRA
ABOG. LILIO FRANCO BOBADILLA RODRIGUEZX ENC. DE CATEDRA
ABOG. JOSEFINA NIEVES AGHEMO DE LORENZI ENC. DE CATEDRA
ABOG. MIGUEL ANGEL LEZME GUILLEN
ENC. DE CATEDRA
ABOG. LILIAN ROSANA FERREIRA MARTINEZ ENC. DE CATEDRA

8vo. Semestre
DERECHO MERCANTIL I
DERECHO PROCESAL CIVIL I
DERECHOS HUMANOS
DERECHO MARITIMO

ABOG. RICARDO RENE GAVILAN CHAMORRO


ABOG. ROSSANA MALDONADO NUEZ
ABOG. LOURDES NOEMI LOPEZ VILLALBA
ABOG. KATIA DANIELA LATERRA OCAMPOS

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

9no. Semestre
DERECHO MERCANTIL II

PROF. HUGO VICENTE MARTINEZ

ENC. DE CATEDRA

CUERPO DOCENTE

47

DERECHO PROCESAL CIVIL II


QUIEBRAS
DERECHO AERONAUTICO
TALLER DE JURISPRUDENCIA II

PROF. OSVALDO GODOY ZARATE


PROF. MARCIAL PAREDES B.
PROF. OSCAR IDILIO BOGADO FLEITAS
PROF. ISABELINO GALEANO

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

10mo. Semestre
DERECHO CIVIL (CONTRATOS)
DERECHO PROCESAL LABORAL
FINANZAS PBLICAS
DERECHOS INTELECTUALES

PROF. MANEUL MARIA ALVAREZ B


PROF. ALCIDES DELAGRACIA GONZALEZ
ECON. MARCELINO PRIETO JARA
PROF. ZELVA MOREL DE ACEVEDO

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

SECCION CAACUAZU
1er. Semestre
INTRODUCCION A LAS CIENCIAS JURIDICAS
SOCIOLOGIA JURIDICA
ECONOMIA POLITICA
SEMINARIO I (METODOLOGIA DE LA
INVESTIGACION CIENTIFICA I)
COMUNICACIN Y REDACCIN CASTELLANA
HISTORIA DEL PARAGUAY
HISTORIA DE LAS INSTITUCIONES JURIDICAS

PROF. RAQUEL ADALBERTO GOMEZ LOPEZ


PROF. JAVIER ANATALIO GRACIA TALAVERA
PROF. ROBERTO FERNANDEZ

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

PROF. EDGAR DUARTE MARTINEZ


PROF. MARTA ROBERTTI DE RIVALDI
PROF. MIRNA LIZZY AYALA SALGUIRO
PROF. VICTOR ARIEL ESPINOLA GUILLEN

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

2do. Semestre
DERECHO ROMANO I
PROF. ROMINA BARRIOS SALAS
CRIMINOLOGIA
PROF. NOEMI ELIZABETH DANDALUZ
LOGICA JURIDICA
PROF.MINICA ROSSANA ESPINOLA GUILLEN
SEMINARIO II (METODOLOGIA DE LA INVESTIGACION II) PROF. DERLIS ORTIZ CORONEL
INGLES JURIDICO
LIC. ZULMA ROMAN MENDOZA

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

3er. Semestre
DERECHO ROMANO II
DERECHO PENAL I
FILOSOFIA DEL DERECHO
SEMINARIO III (DERECHO COOPERATIVO)

PROF. RAQUEL SILVERO DE GOMEZ


PROF. JORGE ADALBERTO DOS SANTOS
PROF. ADELIO BRITEZ BARRETO
PROF. VICTORIA MABEL PAEZ CANTERO

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

4to. Semestre
DERECHO CIVIL - PERSONAS
MEDICINA LEGAL
DERECHO CONST. NACIONAL Y COMPARADO
SEMINARIO IV (DERECHO DEPORTIVO)

ABOG. DELMA ROSSANA MARTINEZ ZELAYA


DR. JAIME OJEDA
PROF. BLANCA DUARTE DE RAMIREZ
PROF. ALBERTO RUIZ DIAZ ACOSTA

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

5to. Semestre
DERERECHO DE LA NIEZ Y LA ADOLESCENCIA
DERECHO PENAL II
DERECHO ADMINISTRATIVO
SEMINARIO V (DERECHO INFORMATICO)

ABOG. CARMEN VIOLETA MELGAREJO SANABRIA ENC. DE CAT.


ABOG. RICARDO PREDA DEL PUERTO
ENC. DE CATEDRA
ABOG. LOURDES ACOSTA
ENC. DE CATEDRA
ABOG. MILVA EVELYN RIVAROLA
ENC. DE CATEDRA

48

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

6to. Semestre
DERECHO CIVIL (REALES)
DERECHO INTERNACIONAL PBLICO
DERECHO POLITICO
DERECHO ELECTORAL
DERECHO A LA INFORMACION

ABOG. ROSANNA NOEMI ESPINOLA


ABOG. CYNTIA RAQUEL ROLON CRISTALDO
ABOG. EVERGISTO GAUTO
ABOG. MILDER CABALLERO
PROF. HIDALGO AQUINO SANTACRUZ

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

7mo. Semestre
DERECHO CIVIL - OBLIGACIONES
DERECHO DEL TRAB. Y DE LA SEGURIDAD SOCIAL
DERECHO DE LA INTEGRACION
HISTORIA DIPLOMATICA DEL PARAGUAY
TALLER DE JURISPRUDENCIA I

ABOG. MARIZA CENTURIN LEDEZMA


PROF. LILIO FRANCO BOBADILLA RODRIGUEZ
PROF. JOSEFINA NIEVES AGHEOAL LOREMZI
PROF. MIGUEL ANGEL LESME
PROF. LILIAN ROSANA FERREIRA MARTINEZ

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

8vo. Semestre
DERECHO MERCANTIL I
DERECHO PROCESAL CIVIL I
DERECHOS HUMANOS
DERECHO MARITIMO

ABOG. CINTIA VELAZQUEZ


ABOG. MIRIAM DIONICIA OJEDA ROMERO
ABOG. MONICA SOLIDAD DUARTE
ABOG. ROMINA ONIEVA

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

9no. Semestre
DERECHO MERCANTIL II
DERECHO PROCESAL CIVIL II
QUIEBRAS
DERECHO AERONAUTICO
TALLER DE JURISPRUDENCIA II

PROF. ELVA CACERES DE SCAVONNE


PROF. JULIO FLORENTIN
PROF. LILIA SAMUDIO
PROF. OSCAR IDILIO BOGADO FLEITAS
PROF. MARCOS RODRIGUEZ

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

10mo. Semestre
DERECHO CIVIL (CONTRATOS)
DERECHO PROCESAL LABORAL
FINANZAS PBLICAS
DERECHOS INTELECTUALES

PROF. MARIA DEL PILAR GOMEZ


PROF. CRISTIAN RAMIREZ VILLANUEVA
PROF. EMILCE GALEANO MENDOZA
PROF.LUIS ENRIQUE SOTO

ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA
ENC. DE CATEDRA

49
Acta Nro. 25/2014 (Acta de Sesin Ordinaria de fecha 16/12/2014)
Resolucin del Consejo Directivo
POR LA CUAL SE CONSTITUYE LA COMISIN DE REDACCIN DE LA REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE ASUNCIN.
VISTO:
El dcimo punto del orden del da, y;
La necesidad de conformar la Comisin de Direccin de la Revista Jurdica de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Asuncin, y;
CONSIDERANDO:
Que, la Facultad debe contar con la publicacin de la Revista Jurdica
que refleje el ideario, tanto de los Seores Profesores como de los dems Estamentos que integran la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales para beneficio de la Institucin, como as tambin, de los Docentes y Estudiantes.
Que, el tema fue tratado en Sesin Ordinaria del Consejo Directivo en
el Acta Nro. 25/2014, de fecha 16 de diciembre de 2014.
POR TANTO, en uso de sus atribuciones legales, estatutarias y reglamentarias;
EL HONORABLE CONSEJO DIRECTIVO DE LA FACULTAD DE
DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL
DE ASUNCIN:
RESUELVE:
Art. 1ro.- CONSTITUIR la Comisin de Redaccin de la Revista de la
Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Asuncin, Ao 2014, con los siguientes Consejeros:

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

DECANO:
Prof. Dr. Antonio Fretes.
VICEDECANO:
Prof. Dr. Jos Ral Torres Kirmser.
MIEMBROS TITULARES DEL CONSEJO DIRECTIVO:
Prof. Dr. Ral Fernando Barriocanal Feltes.
Prof. Dr. Amelio Calonga Arce.
Prof. Dra. Miryam Josefina Pea Candia.
Prof. Dr. Luis Fernando Sosa Centurin.
Prof. Dr. Carlos Anbal Fernndez Villalba.
Prof. Dr. Jos Mara Salinas
Abog. Gerardo Bobadilla
Abog. Osmar Fretes
Est. Jos Miguel Torres
Est. Adolfo Chirife
Est. Cristian Paranderi
MIEMBROS SUPLENTES:
DOCENTES:
Prof. Abog. Patricio Gaona Franco.
Prof. Dr. Adolfo Paulo Gonzlez Petit.
EGRESADOS NO DOCENTE:
Abg. Lucas Chalub Delgado
Abg. Rodrigo Dure
ESTUDIANTES:
Est. Abner Gonzlez
Est. Marcelo Portillo
Est. Fernando Alegre
Art. 2do.- DESIGNAR al Vicedecano Prof. Dr. Jos Ral Torres Kirmser
y al Prof. Abog. Jos Mara Costa, Coordinadores de la Revista Jurdica de la
Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la U.N.A.
Art. 3ro.- COMUNICAR a quienes corresponda, y cumplido archivar.
Prof. Abg. Osvaldo E. Gonzlez Ferreira
Secretario de la Facultad

Prof. Dr. Antonio Fretes


Decano y Presidente

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EDITORIAL
UBALDO, MAESTRO Y
AMANTE DEL DERECHO
Orador insigne, maestro a carta cabal, amante del Derecho
y la Justicia, intelectual que supo retribuir con creces a la sociedad el don de la erudicin que natura le regal. Ese fue el doctor
Ubaldo Centurin Mornigo, entraable amigo y compaero de
las travesas acadmicas en nuestra centenaria casa de estudios.
Hoy su figura emblemtica ya no peregrina en el mundo
terrenal, pero sus enseanzas, su profusa obra intelectual, y el
grato recuerdo de sus luminosas acotaciones jurdicas nos seguirn acompaando.
El 5 de mayo del presente ao, el querido Ubaldo march
hacia la inmortalidad dejndonos el legado de una vida dedicada
al Derecho, a la docencia y a la reivindicacin permanente de los
valores humanos como claves para avanzar en el objetivo excelso
del bienestar y el desarrollo de la sociedad.
Sus palabras seguirn presentes en las aulas de la Facultad
de Derecho donde miles de estudiantes han podido apreciar su
dedicacin, su acrisolada honestidad y la singular conjugacin
que supo hacer entre la humildad de quien siempre tiene avidez
por aprender y la generosidad del sabio que entiende que su principal misin es sembrar conocimiento para que otros puedan cosechar oportunidades.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Lector impenitente y escudriador de cuanta doctrina, jurisprudencia o reflexin jurdica pudiera interesar para beneficio
de la convivencia humana en el marco del Estado de Derecho,
nuestro querido Ubaldo aport su tesonero trabajo durante aos
coordinando la Revista Acadmica de la Facultad de Derecho y
Ciencias Sociales. Su capacidad de trabajo y la amplitud de sus
conocimientos en el mundo del Derecho garantizaron siempre un
producto intelectual de jerarqua para lustre de la institucin.
En este nmero de la Revista Acadmica de Derecho presentamos varias semblanzas sobre nuestro querido profesor, as
como incluimos el extracto de un discurso suyo cuyas lneas reflexivas parecen haber sido pensadas para rememorarlas siempre
en el marco de las vicisitudes cotidianas de una Repblica que
precisa vigorizar en todo momento el Estado de Derecho y su
sistema democrtico.
Fieles a la excelencia que siempre supo imprimir a esta
publicacin, la presente edicin se precia con el aporte de varios
autores en un abanico de temticas que sin dudas contribuyen al
enriquecimiento doctrinario y axiolgico.
Indiscutibles figuras del mundo jurdico han reconocido la
capacidad y los aportes del querido profesor Ubaldo. El incursion durante su prolfica vida intelectual en numerosas actividades
acadmicas, as como el periodismo y el quehacer cultural. Particular empeo puso siempre en el rescate histrico de las personalidades nacionales y extranjeras del mundo jurdico, poltico y
literario, habindonos legado obras y escritos de imprescindible
lectura para el conocimiento cabal sobre la vida de tales figuras.
Su participacin en academias cientficas fue tambin intensa y enriquecedora. En el acto de su incorporacin a una de
esas tantas cofradas, la Academia Nacional de Ciencias Morales
y Polticas de Argentina, el distinguido maestro Dr. Segundo Linares Quintana tuvo a su cargo las palabras de bienvenida elo-

EDITORIAL

giando del profesor Centurin Mornigo su rica personalidad


intelectual y moral que honra al pas hermano de Paraguay.
En recuerdo y honor de esa personalidad seera y cautivante, nuestra Revista de la Facultad de Derecho dedica esta edicin y varios de sus contenidos a la memoria de quien sin dudas
deja la estela y el ejemplo de una vida dedicada a la docencia, al
Derecho y a la siembra de los valores humanos en la sociedad.
Paz en su tumba, gloria y gratitud en su memoria.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

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Doctrinas

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EL DILOGO JURISPRUDENCIAL SOBRE


DERECHOS HUMANOS, APORTE EFICAZ PARA
NUESTRAS DEMOCRACIAS LATINOAMERICANAS (*)
Por Antonio Fretes (**)
Desde la Declaracin Universal de Derechos Humanos, suscripta en
1948, y con el consiguiente desarrollo, en dcadas posteriores, de un Derecho
Internacional en esta materia, se ha vuelto vigoroso el debate respecto al contrapunto que podra existir entre el legtimo inters por la promocin y defensa de estos derechos sin limitacin de fronteras y la tradicional concepcin
de la soberana de los Estados.
Aquella Declaracin ha aportado el sustento axiolgico en este campo,
incorporando la nocin de universalidad, indivisibilidad e interdependencia
de los Derechos Humanos. Y en el desarrollo de estos derechos ha ocurrido lo
que Norberto Bobbio describi como la universalizacin de los mismos a
partir de su incorporacin en los marcos positivos particulares y, sobre todo,
con la adopcin de los instrumentos jurdicos internacionales que a su vez
generaron rganos de monitoreo y control jurisdiccional en cuanto al cumplimiento normativo. El sistema internacional de proteccin de los Derechos
Humanos es una expresin patente de este proceso de universalizacin.
(*) Ponencia presentada ante el XX Encuentro de Presidentes y Magistrados de Tribunales y Salas Constitucionales de Amrica Latina, desarrollado en Buenos Aires, Argentina, del 16 al 18 de junio de 2014.
(**) Decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Asuncin. Ministro de la Corte Suprema de Justicia,
integrante de la Sala Constitucional. Profesor Titular de Derecho Agrario y
Ambiental de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad
Nacional de Asuncin. Miembro Titular del Consejo de la Magistratura.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

De la universalizacin a la nacionalizacin de los Derechos Humanos.


Podramos decir que en general nuestras sociedades contemporneas
abordaron con bastante xito este proceso de universalizacin de los Derechos Humanos, tal como planteaba Bobbio, pero ahora quizs estamos, como
bien lo ha sealado el juez de la Corte Interamericana, el honorable doctor
Diego Garca-Sayn, ante un nuevo y emergente desafo, el de la nacionalizacin de dichos Derechos.
Rescatamos las palabras del alto magistrado al sealar que este es y
debe ser un proceso vivo que implica interacciones importantes entre el
derecho internacional y el derecho interno y cuya efectividad debe reflejarse
en los procesos jurdicos e institucionales de cada pas (1).
Sustentando este dilogo, que debe ser cada vez ms productivo y eficaz, el artculo segundo de la Convencin Interamericana de Derechos Humanos impone el deber de adoptar las disposiciones necesarias en el derecho
interno a fin de hacer efectivos los derechos y las libertades consagrados en
este instrumento (2).
Compartimos con el colega magistrado el optimismo que se genera a
partir de que muchos altos tribunales nacionales de Latinoamrica han sumado su aporte para un impacto efectivo de las decisiones jurisdiccionales regionales en el mbito interno, en cuanto al cumplimiento y operatividad en los
Estados.
(1) Garca-Sayn, Diego. Una viva interaccin: Corte Interamericana y
tribunales internos. Artculo disponible en http://www.corteidh.or.cr/tablas/
diego_06.pdf
(2) Convencin Interamericana de Derechos Humanos, Art. 2: Si el
ejercicio de los derechos y libertades mencionados en el Artculo 1 no estuviere ya garantizado por disposiciones legislativas o de otro carcter, los Estados Partes se comprometen a adoptar, con arreglo a sus procedimientos constitucionales y a las disposiciones de esta Convencin, las medidas legislativas
o de otro carcter que fueren necesarias para hacer efectivos tales derechos y
libertades.

EL DILOGO JURISPRUDENCIAL SOBRE DERECHOS HUMANOS,


APORTE EFICAZ PARA NUESTRAS DEMOCRACIAS LATINOAMERICANAS

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Crecientemente altos tribunales de varios pases de la regin se nutren de la jurisprudencia de la Corte Interamericana en asuntos sustantivos
muy complejos y crticos (3), nos seala Garca Sayn.
Y agregamos de nuestra parte que este es un proceso tambin revitalizador de un Derecho interno que, debemos reconocerlo, en muchas ocasiones se
ha visto enclaustrado entre las paredes de una mal entendida soberana y autosuficiencia jurdica poco compatibles con los signos de los tiempos, tiempos
de globalizacin y alta conectividad de la humanidad en todos los rdenes de
la vida social.
La sociedad de la informacin que vivimos, o la sociedad red, como
lo describe el eminente socilogo espaol Manuel Castells, ya no admite compartimentos estancos. Las creaciones humanas, y entre ellas las del Derecho y
sus re-creaciones jurisprudenciales, son resultado del dilogo y la interaccin
permanente entre personas, entre comunidades, entre instituciones. Por eso,
es ms que razonable considerar al Derecho el interno y el internacional en
esta nueva modalidad de vivir e interactuar en la sociedad contempornea.
Dilogo e interaccin para la evolucin jurisprudencial.
En Paraguay nos sentimos comprometidos con este proceso de dilogo
e interaccin, con este crculo virtuoso de decisiones jurisdiccionales supranacionales y nacionales en el camino hacia un mayor y mejor cumplimiento
de los estndares convencionales sobre los Derechos Humanos.
En ese contexto, destacamos el aporte jurisdiccional promovido en relacin a un derecho humano fundamental: el derecho a la informacin pblica. Derecho que, como todos sabemos, es sustancial para la democracia y para
el ejercicio de una ciudadana militante, participativa y con protagonismo en
la conduccin de la sociedad.
El Acuerdo y Sentencia Nmero 1.306 emitido el 15 de octubre de
2013 por la Corte Suprema de Justicia, con voto unnime de todos sus miembros, refleja la lnea sealada a partir de su mencin especfica de resolucio(3) Garca-Sayn. Op. cit.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

nes de la Corte Interamericana de Derechos Humanos como sustento para la


decisin adoptada.
El sealado caso corresponde a una accin de inconstitucionalidad planteada a raz de la negativa de un municipio del Paraguay de proporcionar
informacin bsica sobre listas de funcionarios y salarios municipales a un
ciudadano interesado en el asunto, cuya motivacin era obtener dicha informacin ante las sospechas de uso irregular y clientelar de fondos pblicos.
La referencia en dicha resolucin a la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso Claude Reyes versus Chile (4) es una
expresin precisa y paradigmtica de esta interaccin que se verifica en el
marco de un contexto jurisprudencial que abarca tanto al derecho interno como
al derecho internacional, especficamente en este punto, vinculado a los Derechos Humanos.
El valor de la sentencia del Caso Claude Reyes se resume en ser la
primera sentencia internacional que otorga de manera explcita y contundente
la calidad de derecho humano fundamental al derecho de acceso a la informacin pblica. Y esto no es poca cosa en un hemisferio donde todava el
secretismo y la opacidad pugnan por seguir cobijando innmeras formas de
corrupcin o malversacin de fondos pblicos, o en el que la herencia de dcadas de autocracias y dictaduras haban soslayado por completo el protagonismo de la ciudadana y castigado cualquier intento de involucramiento ciudadano para controlar o cuestionar el manejo de la cosa pblica.
Pues bien, este fallo de la Corte Suprema de Justicia de Paraguay no
solo ha rescatado esta ejemplar resolucin de la Corte Interamericana sino la
mencion en el marco de un especfico proceso de control de convencionalidad respecto a la aplicacin de los derechos en juego en el caso puesto a su
consideracin.

(4) Caso Claude Reyes y otros vs. Chile. Corte Interamericana de


DD.HH. Disponible en http://corteidh.or.cr/docs/casos/articulosseriec_151_
esp.pdf

EL DILOGO JURISPRUDENCIAL SOBRE DERECHOS HUMANOS,


APORTE EFICAZ PARA NUESTRAS DEMOCRACIAS LATINOAMERICANAS

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Instituido de manera expresa el trmino en el voto razonado del entonces juez de la Corte Interamericana doctor Sergio Garca Ramrez, en el caso
Myrna Mack Chang Vv. Guatemala (5), en el ao 2003, el control de convencionalidad no solo constituye el mecanismo que examina la adecuacin
del derecho interno con el derecho supranacional, sino tambin y esta es la
necesidad cada vez ms recurrente apunta a otorgar a las decisiones jurisdiccionales de nivel domstico un soporte y respaldo de seguridad en cuanto a su
coherencia con la jurisprudencia de nivel internacional.
A mayor abundancia, otro juez de la Corte, el distinguido doctor Eduardo Ferrer Mac-Gregor, en su voto razonado del caso Cabrera Garca y Montiel Flores vs. Mxico, del ao 2001, retoma el concepto y explcita: La actuacin de los rganos nacionales (incluidos los jueces), adems de aplicar
la normatividad que los rige en sede domstica, tienen la obligacin de seguir los lineamientos y pautas de aquellos pactos internacionales que el Estado, en uso de su soberana, reconoci expresamente y cuyo compromiso
internacional asumi (6).
En el caso que hemos escogido, se puede mencionar que la Corte paraguaya no solo ha realizado el necesario y requerido control de constitucionalidad respecto a la cuestin planteada sino tambin un adecuado control de
convencionalidad que resulta por dems orientador y significativo, creemos,
para futuras deliberaciones jurisdiccionales, sobre todo cuando de evaluar la
comisin de hechos violatorios de derechos humanos se trate.
El fallo mencionado remarca la interpretacin dada por la Corte Interamericana al Artculo 13 de la Convencin en el Caso Claude Reyes y manifiesta que la misma se ajusta plenamente a nuestro rgimen constitucional,
caracterizando con precisin los alcances y las condiciones de aplicacin del

(5) Corte IDH, Caso Myrna Mack Chang vs. Guatemala, Sentencia de
25 de noviembre de 2003, Serie C N 101, Voto Concurrente Razonado del
Juez Sergio Garca Ramrez.
(6) Caso Cabrera Garca y Montiel Flores vs. Mxico, del 26 de noviembre de 2010. Corte Interamericana de Derechos Humanos. Disponible en
http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_220_esp.pdf

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

derecho a la informacin, criterios que son igualmente aplicables en la Repblica del Paraguay (7).
Asimismo, el fallo seala que la Corte Interamericana de Derechos
Humanos es el mximo rgano de interpretacin de las disposiciones de la
Convencin, siendo en consecuencia lgico y razonable que sus decisiones
sean consideradas por esta Corte Suprema de Justicia y que ello permitir
evitar eventuales decisiones adversas para nuestro pas por inobservancia de
los principios de la Convencin que comprometeran su responsabilidad internacional.
Esta sentencia, cabe decirlo, ha tenido una especial connotacin e impacto en la sociedad paraguaya, donde el secretismo y la falta de transparencia en el manejo de la cosa pblica fueron la constante por dcadas.
La decisin jurdica de la Corte fue acompaada de una voluntad poltica de la misma para liderar en cierta forma una singular primavera de la
transparencia en Paraguay con la amplia difusin y publicacin de informacin referida a datos presupuestarios, nminas de funcionarios y asignaciones
salariales, entre otras cosas, temas todos que en ese momento de la coyuntura
poltica estaban en la polmica y el debate nacional debido a la persistencia
de diferentes estamentos en guardar bajo siete llaves informacin que era y
deba hacerse pblica de manera irrestricta.
Pues bien, la oportunidad de esta decisin jurisdiccional hizo tambin
que la Corte proveyera un singular aporte en un tema muy consustancial a la
democracia: el acceso a la informacin pblica, tema en el cual la Constitucin Nacional del Paraguay tiene declarado explcitamente el derecho, pero la
falta de una ley reglamentaria segua siendo un obstculo a la real y efectiva
vigencia de tal derecho para los ciudadanos en general.

(7) Acuerdo y Sentencia N 1.306 - Corte Suprema de Justicia - Accin


de inconstitucionalidad en el Juicio: Defensora del Pueblo c/Municipalidad
de San Lorenzo s/Amparo. Disponible en http://www.pj.gov.py/descargas/
AYS-1306.pdf

EL DILOGO JURISPRUDENCIAL SOBRE DERECHOS HUMANOS,


APORTE EFICAZ PARA NUESTRAS DEMOCRACIAS LATINOAMERICANAS

63

Ante la circunstancia de un derecho no efectivo por falta de ley reglamentaria, la Corte pudo aportar su decisin jurisdiccional que motiv la expandida accin consecuente de instituciones del Estado para abrir y difundir profusamente sus datos e informaciones, en una verdadera accin de promocin de poltica pblica, poco tradicional para nuestro sistema judicial.
Finalmente, cabe decir que nos honra haber recibido de parte de la Relatora Especial de Libertad de Expresin de la OEA, en su ltimo informe
sobre Paraguay para la Comisin Interamericana de Derechos Humanos, palabras de aliento y elogio respecto a este fallo. La Relatora ha considerado
esta decisin como un importante avance regional en materia de acceso a la
informacin y libertad de expresin (8).
La deuda con los derechos humanos en Amrica Latina.
Nuestro continente est surcado de muchas deudas con derechos esenciales de las personas. La desigualdad y la pobreza marcan sobremanera la
realidad latinoamericana y nuestros pases todava precisan corresponder los
estndares democrticos con las expectativas que tiene la ciudadana hacia
mejores condiciones de vida y bienestar social.
En medio de estos desafos, nuestros Poderes Judiciales pueden aportar
seguridad y garanta para la defensa y promocin de los Derechos Humanos
de todas las personas, condicin esencial para avanzar en el desarrollo sostenible e inclusivo.
Las condiciones sustantivas para esto sin duda estn en la promocin y
defensa de valores esenciales para el ejercicio jurisdiccional, principalmente,
la independencia y autonoma de los rganos del sistema judicial.
Hace unos das, con la visita a nuestro pas de miembros de la Corte y la
Comisin Interamericana de Derechos Humanos, as como de la relatora es(8) Informe Anual de la Comisin Interamericana de Derechos Humanos 2013. Volumen II. Informe de la Relatora Especial para la Libertad de
Expresin. Disponible en http://www.oas.org/es/cidh/docs/anual/2013/informes/LE2013-esp.pdf

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

pecial para la Libertad de Expresin, con motivo de la celebracin de la Asamblea General de la OEA, reflexionbamos sobre este y otros temas.
Poderes Judiciales fuertes e independientes constituyen pilares fundamentales para garantizar la proteccin efectiva de los derechos humanos. Por
eso, el dilogo jurisprudencial no podr ser totalmente libre ni productivo sin
el respeto a esa necesaria y constituyente condicin.
Con la seguridad que provee esta independencia para el sistema judicial, entonces, nuestro compromiso podr ser fortalecido en aquello que nos
seala el eje temtico en este foro: el dilogo jurisprudencial, sobre todo entendido como mecanismo eficaz para aportar garantas concretas al objetivo
comn del desarrollo en nuestra regin.

65

DILOGO JURISPRUDENCIAL ENTRE LA JUSTICIA


NACIONAL Y LAS CORTES INTERNACIONALES (*)
Por Jos Ral Torres Kirmser (**)

Es sabido que los Estados modernos han avanzado mucho en su concepcin de cmo debe entenderse la soberana. En un mundo extensa e intensamente interconectado, los antiguos postulados de autonoma nacional, derivados en su mayor parte de la construccin de los Estados nacionales de los
siglos XVIII en adelante, y consolidados con el constitucionalismo de los siglos XIX y XX, ya resultan insuficientes para responder a las necesidades
cada vez ms crecientes de las sociedades a las cuales dichos Estados deben
servir y estructurar jurdica y polticamente. Si bien no se puede hablar de una
crisis de las nacionalidades, como lo pretenden algunos autores, cuando menos s se puede afirmar que estamos ante una importante revisin de ese con(*) Ponencia presentada ante el XX Encuentro de Presidentes y Magistrados de Tribunales y Salas Constitucionales de Amrica Latina. Desarrollado en Buenos Aires, Argentina, del 16 al 18 de junio de 2014.
(**) Ministro y actual Presidente de la Corte Suprema de Justicia de la
Repblica del Paraguay (Periodos 2006, 2010 y 2014). Miembro del Jurado
de Enjuiciamiento de Magistrados. Vicedecano de la Facultad de Derecho y
Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Asuncin. Profesor Titular
de Derecho Mercantil I, Derecho Mercantil II y de Derecho Civil (Obligaciones) de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Asuncin. Miembro de la Comisin Nacional de Codificacin y del
Consejo Directivo de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de
Asuncin. Miembro fundador de la Academia Paraguaya de Derecho y Ciencias Sociales. Ministro encargado del Instituto de Investigaciones Jurdicas y
de la Direccin de Estadsticas Judiciales.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

cepto, no solo desde la ciencia jurdica, sino tambin desde la sociologa,


dado que las necesidades antes referidas provienen de un imperativo no meramente ideolgico o conceptual, sino fundamentalmente pragmtico: la extrema movilidad de personas y bienes que hace que la conducta humana y sus
consecuencias, a cuya regulacin van dirigidos los instrumentos normativos,
comprendan muchas ms variables y aristas que las que permiten los modelos
de una soberana absoluta.
Es as como ya en el siglo XX los pases de la Regin Latinoamericana
han comprendido tempranamente estas necesidades de integracin e intercambio, y se han sometido voluntariamente a la competencia de diversos rganos
internacionales cuya actividad jurisdiccional les marca rumbos en su quehacer jurdico y jurisprudencial. La ubicacin y preeminencia de los instrumentos normativos que consagran este sometimiento varan en los distintos Estados (1), y dichas asimetras dan un sesgo de heterogeneidad a la cuestin;
empero, ello no obsta a reconocer una realidad fundamental: que los pases
signatarios se han obligado a respetar y garantizar (2) los derechos consagrados en la Convencin y dems tratados conexos, y para aquellos que admiten
la competencia de la Corte Interamericana, que se han sometido a sus decisiones.
En ese contexto, la Repblica del Paraguay es signataria de tratados y
convenciones internacionales que incorporan mecanismos formales de recepcin de juzgamientos supranacionales, apoyada en un sistema constitucional
que admite expresamente tal posibilidad (3). Desde luego, el ms relevante es
y ha sido la Convencin Americana de DD.HH. y su rgano jurisdiccional, la
(1) As, en algunos pases la jerarqua de estos tratados es legal; en
otros, supralegal; y en algunos es constitucional.
(2) Obligacin que, como reiteradamente se ha sealado en fallos de la
Corte IDH, comprende no solo el abstenerse de una conducta violatoria a los
derechos que consagra la Convencin, sino adems una obligacin positiva o
de accin, que importa la adopcin de medidas legislativas o de otro carcter
que sean necesarias para hacer efectivos los derechos y libertades reconocidos en la Convencin (Art. 2 de la Convencin Americana).
(3) Art. 145, Constitucin Nacional, conc. Arts. 137 y 141 del mismo
cuerpo legal.

DILOGO JURISPRUDENCIAL ENTRE LA JUSTICIA NACIONAL


Y LAS CORTES INTERNACIONALES

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Corte Interamericana de DD.HH. Por ende, va de suyo que el presente anlisis


gire mayormente en torno de dichas instancias.
Se debe decir, sin embargo, que, pese a la declaracin formal de recepcin de la jurisdiccin internacional y la jurisprudencia resultante, la incorporacin efectiva y real de los mecanismos de intercambio en la realidad jurdica de los pases ha principiado un despegue importante recin a finales del
siglo pasado y en el presente; ello, sin duda, debido a las profundas transformaciones polticas que han sufrido nuestros pases en ese lapso, y que a todas
luces resultaban imprescindibles para realizar el salto cualitativo que estamos
comentando. De todos los mecanismos referidos, el ms relegado parece ser
la consulta (4). A mi entender esto se debe fundamentalmente a la falta de
ejercitacin de los Estados en estas lides, as como a un remanente, an persistente, de las antiguas concepciones de soberana que ya hemos sealado.
Lo verdaderamente relevante a la cuestin que estamos tratando es que
los Estados signatarios se han comprometido a ajustar su accionar a las disposiciones de la Convencin, en cuanto al respeto y garanta de los derechos
humanos reconocidos en ella. Es lo que se ha dado en llamar el control de
convencionalidad de los actos de poder (5). Esta obligacin concierne a la
actuacin del Estado como un todo, de modo que no solo las normas sancionadas han de ajustarse formalmente a los postulados y disposiciones estatuidos en la Convencin, sino que todo otro acto de poder, inclusive el ejercicio
de la jurisdiccin y la imposicin de soluciones definitorias a los conflictos
particulares, debe tambin acompasarse a los preceptos de ella.
En este orden de ideas, es claro que el texto normativo de la Convencin es mandatario para los pases en cuanto ordenamiento de la actividad de
los rganos jurisdiccionales nacionales. La cuestin, un tanto ms sensible, es
(4) Solo se han emitido aproximadamente unas 27 opiniones consultivas desde 1982, en que se plante la primera, en tanto que los casos que han
pasado a la Corte alcanzan ms de un centenar. Adems, la gran mayora de
las consultas giran en torno a informacin sobre el Sistema Interamericano y
su funcionamiento.
(5) Actividad y denominacin que surgen en el seno del sistema supranacional europeo.

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si la jurisprudencia de la Corte Interamericana, en general y concebida como


un cuerpo sistmico, puede ser vista con un tenor igualmente compulsorio. Se
trata aqu del dilema sobre la posibilidad de afirmar la cualidad erga omnes de
las resoluciones jurisprudenciales; esto es, su valor de aplicacin para casos
ajenos o distintos de aquel para el cual fue dictado el fallo. Este asunto adquiere aristas particulares y ribetes an ms singulares en pases como el Paraguay, que mantienen un sistema de control concentrado de constitucionalidad, a la par que un criterio de eficacia inter partes de los fallos.
Ahora bien, aun si no pudiera predicarse la vigencia directa de la jurisprudencia de corte supranacional, es obvio que los rganos jurisdiccionales
de todo grado han de procurar buscar la conformidad de sus decisiones no
solo con el texto convencional, sino adems con la interpretacin judicial que
la Corte Interamericana ha hecho del mismo. Ello no solo por una razn de
conveniencia, a fin de evitar posibles denuncias ante los rganos internacionales pertinentes, sino tambin porque tal proceder asegura una conveniente
univocidad, esencial en la interpretacin y aplicacin de los DD.HH. de las
personas, para derechos que se caracterizan por su universalidad, su interdependencia y su interseccionalidad.
Nuestro pas no escapa a estos imperativos, y as la jurisprudencia paraguaya, primeramente con cautela y luego con cada vez mayor nfasis, ha introducido en sus resoluciones las directrices jurisprudenciales trazadas por la
Corte Interamericana. La recepcin se ha dado en casi todas las materias; la
inclusin se ha producido a veces de modo expreso, con citas textuales, y a
veces de manera elptica, aludiendo en los fundamentos de iure a las principales premisas y lneas argumentales trazadas. Esto se puede ilustrar mejor de la
mano de algunos ejemplos concretos.
La sentencia ms reciente que introduce la jurisprudencia de la Corte de
DD.HH. pertenece al plenario de la Corte Suprema de Justicia en el Paraguay
en materia de derecho a la informacin. Por Acuerdo y Sentencia N 1.306, de
fecha 15 de octubre de 2013 (6) se declar el derecho de las personas a procurar, accesar y recibir informacin pblica o producida por instancias pblicas,
(6) Accin de Inconstitucionalidad en el Juicio: Defensora del Pueblo
c/ Municipalidad de San Lorenzo s/Amparo. Ao 2008 N 1.054.

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Y LAS CORTES INTERNACIONALES

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con carcter de derecho fundamental: reconoce el derecho de las personas a


recibir informacin veraz, responsable y ecunime. Las fuentes pblicas de
informacin son libres para todos, y declara la obligacin positiva del Estado de suministrarla, de forma tal que la persona pueda tener acceso a conocer
esa informacin o reciba una respuesta fundamentada cuando por algn motivo permitido por la Convencin el Estado pueda limitar el acceso a la misma
para el caso concreto. [] Dicha informacin debe ser entregada sin necesidad de acreditar un inters directo para su obtencin o una afectacin personal, salvo en los casos en que se aplique una legtima restriccin; en el mismo fallo se dijo que los datos personales patrimoniales pueden ser publicados o difundidos cuando consten en las fuentes pblicas de informacin, sin
que se pueda aludir al derecho a la intimidad para evitar su acceso. Ya en un
fallo anterior, en sede de Tribunales de Apelacin se sent un precedente, en
el cual se estatua: Este derecho [a la informacin] encuentra su justificacin
en el derecho ms genrico, esencial a las democracias deliberativas y participativas, de formar libremente las opiniones y participar de modo responsable
en los asuntos pblicos; contribuye a la formacin de la opinin propia y la
pblica, que est estrechamente ligada al pluralismo poltico. Se constituye
as en un instrumento [] que condiciona la participacin en el manejo de lo
pblico. Y tambin se sostuvo: comprende tanto el de buscar, como el de
recibir e incluso difundir la informacin obtenida, y que es un derecho que
se tiene y se justifica por s mismo, segn las finalidades genricas de participacin y control que se dan en la vida democrtica, y no en relacin con una
motivacin especfica (7).
Igualmente en materia de derechos constitucionales generales se han
dado pronunciamientos con filiacin jurisprudencial de la Corte Interamericana, en este caso, se trataba de un asunto relativo a medidas cautelares dictadas a favor de comunidades indgenas o pueblos originarios sobre tierras reclamadas como ancestrales; el pronunciamiento afirm el criterio segn el
cual tales medidas cautelares deben permanecer inalteradas mientras preexista algn procedimiento en curso, ya sea judicial o incluso administrativo, sobre la propiedad o titulacin de dichas tierras; aqu, tambin de consuno con
la jurisprudencia interamericana, se ha dicho: Nuestro pas, al ratificar las
(7) Ac. y Sent. N 51 del 2 de mayo de 2008, Tribunal de Apelaciones
en lo Civil y Comercial, Tercera Sala, Capital.

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diferentes convenciones que integran los dos sistemas mencionados, asumi


ciertas obligaciones cuyo incumplimiento trae aparejada responsabilidad internacional. Dichas obligaciones, si bien son numerosas, pueden centrarse en
tres ejes fundamentales: obligacin de garantizar y respetar los derechos humanos; obligacin de adoptar medidas para hacer efectivos los derechos humanos; y obligacin de cooperar con la supervisin internacional (8). En
otro fallo, relativo al derecho al acceso a la justicia, se ha citado directamente
a la CIDH, afirmando: Las garantas a la tutela judicial efectiva y al debido
proceso imponen una interpretacin ms justa y beneficiosa en el anlisis de
los requisitos de admisin a la justicia, al punto de que, por el principio pro
actione, hay que extremar las posibilidades de interpretacin en el sentido
ms favorable al acceso a la jurisdiccin, y que el principio de tutela judicial
efectiva exige que el acceso a la justicia no se convierta en un desagradable
juego de confusiones en desmedro de los particulares (9).
Otras recepciones de la jurisprudencia interamericana se han dado en
materia civil. As, los tribunales civiles se han decantado por la imprescriptibilidad de las acciones de reparacin de daos causados a las personas como
consecuencia de violaciones de derechos humanos. As se ha decidido: Una
de las caractersticas que hacen a la propia esencia de los DD.HH. es su imprescriptibilidad. Son derechos inherentes al hombre, no estn sujetos a plazos por ser connaturales a la propia existencia del individuo y, principalmente, por pertenecer a la categora de los derechos ius cogens. [] No caben
dudas de que la obligacin del Estado de reparar las violaciones a los DD.HH.
es inmanente a la dignidad humana. [] No existen razones atendibles para
limitar la interpretacin de los DD.HH. contrariamente a los principios de
progresividad y pro homine []; es un principio de derecho internacional,
que la jurisprudencia ha considerado incluso una concepcin general del derecho, que toda violacin a una obligacin internacional que haya producido
un dao importa el deber de repararlo adecuadamente. [] no es dable disociar la responsabilidad del Estado, en lo atinente a la proteccin de los dere-

(8) A.I. N 748, 23 de octubre de 2008, Tribunal de Apelacin Civil y


Comercial Quinta Sala, Capital.
(9) Ac. y Sent. N 114, 4 de noviembre de 2013, Tribunal de Apelaciones en lo Civil y Comercial, Tercera Sala, Capital.

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Y LAS CORTES INTERNACIONALES

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chos humanos del derecho a las vctimas de obtener una reparacin por el
incumplimiento de esta obligacin (10).
En materia de menores infractores a la ley penal los rganos judiciales
paraguayos han sostenido el criterio de mnimo para la prisin preventiva de
adolescentes menores de 14 aos, considerando que la suscripcin de la Convencin sobre los Derechos del Nio obliga a tener con los adolescentes infractores un tratamiento diferenciado del que se aplica a los adultos, en atencin a la condicin jurdico-social de los primeros. La idea misma de la especialidad constituye un reconocimiento y una reafirmacin de la diferencia
una desigualdad de hecho que existe entre ambos, citando expresamente a
la Corte Interamericana; y tambin se dijo que la detencin de nios debe ser
excepcional y por el perodo ms breve posible (11); reiterando este carcter
excepcional del confinamiento en establecimientos penitenciarios, incluso
para la aplicacin de sanciones de condena, cuando se trata de menores de
edad, se ha juzgado que los enfoques estrictamente punitivos no son adecuados [] si un menor debe ser confinado en un establecimiento penitenciario,
la prdida de la libertad debe limitarse al menor grado posible, a la vez que se
hacen arreglos institucionales especiales para su confinamiento sin perder de
vista las diferencias entre los distintos tipos de delincuentes, delitos y establecimientos penitenciarios [] el uso, en la mayor medida posible, de medidas
sustitutorias de la reclusin en establecimientos penitenciarios, teniendo presente el imperativo de responder a las necesidades concretas de los jvenes,
[] con el empleo de sanciones sustitutorias existentes [] sin perder de
vista la seguridad pblica (12). Por otra parte, tambin en materia penal adolescente, la judicatura paraguaya ha sostenido que toda persona contra la que
se ha decidido una sancin punitiva tiene derecho a un control de logicidad y
justicia del pronunciamiento por parte del rgano superior (13); el recurso
(10) A.I. N 633 de 19 de agosto de 2010 y A.I. N 637 de 20 de agosto
de 2010, Tribunal de Apelaciones en lo Civil y Comercial, Cuarta Sala, Capital.
(11) A.I. N 22 de fecha 29 de junio de 2013, Tribunal de Apelacin
Penal de la Adolescencia, Capital.
(12) Ac. y Sent. N 556, 13 de julio de 2005, Sala Penal de la Corte
Suprema de Justicia.
(13) Ac. y Sent. N 04 de fecha 26 de abril de 2012, Tribunal Penal de la
Adolescencia.

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de casacin es una institucin jurdica que, en tanto permite la revisin legal


por un tribunal superior del fallo y de todos los autos procesales importantes,
constituye en principio un instrumento efectivo para poner en prctica el derecho de toda persona a recurrir el fallo ante Juez o Tribunal superior consagrado en el Artculo 8.2 h) de la Convencin Americana sobre Derechos Humanos, en tanto no se regule, interprete o aplique con rigor formalista, sino
que permita con relativa sencillez al Tribunal de casacin examinar la validez
de la sentencia recurrida en general, as como el respeto debido a los derechos
fundamentales del imputado, en especial de los de defensa y al debido proceso.
En el mbito puramente penal, la Corte Suprema de Justicia paraguaya
ha declarado que resulta contrario al orden constitucional la implantacin de
instrumentos que nieguen a las vctimas su derecho a la verdad y a la justicia,
y el acceso a una tutela judicial efectiva: los Estados Partes tienen el deber
de tomar las providencias de toda ndole para que nadie sea sustrado de la
proteccin judicial y del ejercicio del derecho a un recurso sencillo y eficaz,
en los trminos de los Artculos 8 y 25 de la Convencin; obligacin de los
Estados de ofrecer a todas las personas sometidas a su jurisdiccin un recurso
judicial efectivo contra actos violatorios de sus derechos fundamentales. No
basta con que los recursos existan formalmente; es necesario que sean efectivos, es decir, se debe brindar la posibilidad real de interponer un recurso sencillo y rpido que permita alcanzar, en su caso, la proteccin judicial requerida (14).
La jurisprudencia penal se ha hecho asimismo eco del criterio de plazo
razonable en la duracin del proceso y ha afirmado que este concluye cuando se dicta sentencia definitiva y firme en el asunto, con lo cual se agota la
jurisdiccin, y que, particularmente en materia penal, dicho plazo debe comprender todo el procedimiento, incluyendo los recursos de instancia que pudieran eventualmente presentarse (15); igualmente se sostuvo que: El inters del Estado en resolver presuntos casos penales no puede contravenir la
(14) Ac. y Sent. N 1.592, 2 de noviembre de 2012, Sala Constitucional
de la Corte Suprema de Justicia.
(15) Ibdem, y Ac. y Sent. N 1.464, 11 de diciembre de 2006, Sala
Penal de la Corte Suprema de Justicia.

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Y LAS CORTES INTERNACIONALES

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restriccin razonable de los derechos fundamentales de una persona [] Este


lmite de tiempo tiene como objetivo proteger al acusado en lo que se refiere
a su derecho bsico de libertad personal, as como su seguridad personal frente a la posibilidad de que sea objeto de un riesgo de procedimiento injustificado El principio de legalidad [] no justifica que se dedique un periodo de
tiempo ilimitado a la resolucin de un asunto de ndole criminal. De otro modo,
se asumira de manera implcita que el Estado siempre enjuicia a culpables y
que, por lo tanto, es irrelevante el tiempo que se utilice para probar la culpabilidad (16).
En otra lnea de pensamiento tambin se estableci que si bien el carcter de la ley penal es uno de irretroactividad y de limitacin de la persecucin
punitiva en el tiempo, o principio de prescriptibilidad, se dan en este campo
excepciones de nota, en tanto se trata de la persecucin de crmenes de guerra
y de lesa humanidad: Esta excepcin tiene por objeto y propsito permitir el
enjuiciamiento y castigo de actos reconocidos como criminales por los principios generales de derecho internacional, aun cuando estos actos no estaban
tipificados al momento de su comisin ni por el derecho internacional ni por
el derecho nacional (17).
Como puede verse, tanto las orientaciones jurisprudenciales de la Corte
Interamericana de DD.HH. as como las resoluciones de la Comisin Interamericana de DD.HH. han tenido acogida, por s mismas, en las decisiones de
los rganos jurisdiccionales paraguayos de todo grado, independientemente
de la adscripcin a una doctrina de eficacia erga omnes de sus fallos. La recepcin se ha dado a un ritmo cada vez mayor, y nada hace pensar que ello
tenga un retroceso significativo, sino por el contrario, en la medida en que las
decisiones se socializan, ms y ms rganos incluyen sus principios y directrices en sus juzgamientos. El panorama se presenta alentador en este mbito,
y la judicatura paraguaya est a la altura, creo yo, de tal desafo.

(16) Ac. y Sent. N 1.245, 26 de diciembre de 2005, Sala Penal de la


Corte Suprema de Justicia.
(17) Ibdem, y Ac. y Sent. N 1.464, 11 de diciembre de 2006, Sala
Penal de la Corte Suprema de Justicia.

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EL DELITO AMBIENTAL
Por Luis Fernando Sosa Centurin (*) y
Rodrigo Javier Dvalos (**)

Cometen delito ambiental quienes ordenen, ejecuten o, en razn de sus


atribuciones, permitan o autoricen actividades atentatorias contra el equilibrio del ecosistema, la sustentabilidad de los recursos naturales y la calidad
de vida humana.
Se define como accin tpica, antijurdica y culpable o violatoria de
preceptos legales o reglamentarios, dirigidas a trastornar nocivamente el ambiente, desmejorando la calidad de vida y merecedora de una sancin penal.
Todo delito supone una accin, debe ser tpica: debe estar descrita, especfica
y previamente, en un tipo de modelo legal que la califica como delito (ct. de
los Ros).
La conducta del delito consiste en provocar alteraciones en los recursos
naturales y en la dinmica de los procesos que en ellos intervienen; directa o
indirectamente, a corto o largo plazo, debe ser adems antijurdica, debe ser
culpable, de voluntad que hace que esa conducta sea reprochable a ttulo de
dolo o de culpa. Debe ser merecedora de una sancin penal como consecuencia jurdica. En Derecho Ambiental los delitos estn integrados por acciones u
omisiones.

(*) Prof. Titular de Derecho Agrario y Ambiental Turno Maana. Investigacin realizada en la ctedra de Derecho Agrario y Ambiental.
(**) Auxiliar de Ctedra. Turno Maana.

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El hecho punible descripto en la norma y el bien jurdico tutelado.


Segn el Prof. Dr. Oscar Rodrguez Kennedy, el bien jurdico protegido
es el medio ambiente; la sustentabilidad de los recursos naturales y el equilibrio del ecosistema y la calidad de vida humana, que adems gozan de proteccin en la Constitucin Nacional, como bienes o valores fundamentales para
el desarrollo individual y social, pues de nada le servira al hombre gozar de
la proteccin en su vida, libertad, o propiedad si el ambiente en el que se
desarrolla y su calidad de vida fueran destruidas por las conductas que se
describen en esta Ley N 716/96.
Contempla varias acciones punibles y verbos rectores: as pues; en el
Art. 2 de la citada Ley se refiere a los que fabriquen, monten, importen, comercialicen, posean o utilicen armas nucleares, etc.; en el Art 3: introducir al
territorio nacional o comercializar, facilitar el trasporte de desechos txicos,
etc.; Art. 4. Talar o quemar bosques; explotacin de bosques de reservas naturales; traficar o comercializar rollos; canalizar, desecar, represar o alterar de
cualquier forma cursos de agua; Art. 5: destruir especies de animales silvestres en vas de extincin; practicar manipulaciones genticas sin autorizacin;
introducir o comercializar especies, emplear datos falsos o adulterar los existentes; Art. 9: realizar obras civiles en reas excluidas restringidas o protegidas; Art. 10: emitir ruidos molestos, violar las vedas, negarse injustificadamente a cooperar en impedir o prevenir violaciones de las regulaciones
ambientales (omisin); Art. 11, 12: depositar o arrojar en lugares pblicos
desechos hospitalarios, basuras, etc. o quemarlas en dichos sitios; Art. 13:
emisin de ruidos que excedan los lmites autorizados, o emisin de gases por
automotores.
Es un delito de mera actividad, de peligro en concreto o en abstracto o
un hecho punible de resultado
Se trata de hechos punibles de mera actividad y de peligro abstracto, en
los que la ley no necesita que el resultado daino para el bien jurdico protegido se materialice en desastres naturales o intoxicacin de las personas por
los diversos factores ambientales atacados, para prevenirlos y castigarlos, vale
decir, en estos hechos punibles el resultado est dado por la mera actividad de
peligro.

EL DELITO AMBIENTAL

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PRESCRIPCIN CONSTITUCIONAL ARTCULO 8.


El Artculo 8 de la Constitucin Nacional establece una serie de prohibiciones de ciertas actividades que puedan afectar el ambiente y las sanciona
como delito ecolgico. Las actividades susceptibles de producir alteraciones
sern reguladas por la Ley. As mismo, esta podr restringir o prohibir aquellas que califique como peligrosas. Se prohbe la fabricacin, el montaje, la
importacin, la comercializacin, la posesin o el uso de armas nucleares,
qumicas y biolgicas, as como la introduccin al pas de residuos txicos.
La Ley podr extender esta prohibicin a otros elementos peligrosos; asimismo, regular el trfico de recursos genticos y de su tecnologa, precautelando los intereses nacionales. El delito ecolgico ser definido y sancionado
por la Ley. Todo dao al ambiente importar la obligacin de recomponer e
indemnizar.
EL ROL DEL DERECHO PENAL AMBIENTAL.
Conjunto de normas jurdicas que establecen las conductas lesivas del
medio ambiente y el derecho penal no puede prohibir lo que est expresamente permitido por el derecho administrativo y con ello se trata de evitar la superposicin de leyes o la contradiccin, el derecho penal del medio ambiente
debe atenerse a las normas y actuaciones de la administracin pblica.
Esta dependencia del derecho penal y ambiental con relacin al derecho
y a la prctica administrativa, se denomina en la doctrina alemana Accesoriedad Administrativa, las disposiciones penales no coinciden por si solas con la
existencia de un delito; si no debe verificarse, si una conducta es lcita o ilcita. Si la conducta es ilcita, o no est autorizada, o est expresamente prohibida, o la autorizacin ha sido revocada adems se cumplen los elementos objetivos y subjetivos del tipo, es una conducta punible.

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DELITOS AMBIENTALES EN LA LEY N 1 160197 CDIGO


PENAL.
Art. 197
Art. 198
Art. 199
Art. 200
Art. 201
Art. 202

Ensuciamiento y Alteracin de las Aguas.


Contaminacin del Aire y emisin de ruidos dainos.
Maltrato de Suelos
Procesamientos Ilcitos de Desechos
Ingreso de Sustancias Nocivas en el Territorio Nacional
Perjuicios a Reservas Naturales.

EL BIEN JURDICO: EL MEDIO AMBIENTE.


El derecho penal encuentra su razn en la proteccin de los valores que
se corporizan objetivamente y se denominan bienes jurdicos.
El bien jurdico es un concepto que presta particular importancia en el
mbito del Derecho Penal, porque cada uno de los delitos se entiende que
atenta contra el bien que la legislacin protege, el bien jurdico tutelado por el
Derecho Penal Ambiental es el ambiente. El ambiente como bien jurdico debiera ser concebido en forma amplia, sobre todo si lo pensamos como el factor determinante de la vida humana, que se espera incrementar y uniformar
para toda la especie humana, la cual representa el verdadero valor prctico de
la tutela ambientalista, un importante sector de la doctrina que considera que
el ambiente debe ser materia de proteccin penal en s mismo, por representar
un inters de carcter autnomo e independiente de las formas en que puede
brindarse a los seres humanos.
El Derecho Penal debe encontrar necesariamente limitada su capacidad
de actuacin y de inversin en el mbito del medio ambiente, porque la intervencin penal en la proteccin del ambiente puede convertirse en un arma en
manos de quienes detentan el poder econmico contra los ms desprotegidos
de la sociedad.

EL DELITO AMBIENTAL

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LEY N 716/96 QUE SANCIONA DELITOS CONTRA EL MEDIO


AMBIENTE.
Artculo 1. Esta Ley protege el medio ambiente y la calidad de vida
humana contra quienes ejecuten o en razn de sus atribuciones, permitan o
autoricen actividades atentatorias contra el ecosistema, la sustentabilidad de
los recursos naturales y la calidad de la vida humana.
Artculo 2. El que procediere a la fabricacin, montaje, importacin,
comercializa: posesin o el uso de las armas nucleares, qumicas o biolgicas,
ser sancionado con cinco a diez aos de penitenciara, comiso de la mercadera y multa equivalente al cudruple de su valor.
El artculo es el primer tipo penal dentro de la Ley, porque rene todos
los elementos requeridos por una norma penal, describe la conducta y establece una sancin, siendo el sujeto de la conducta cualquier persona fsica.
El hecho punible previsto en el artculo conlleva la categora de crimen
conforme lo establece el Art. 13 inc. 1 del Cdigo Penal, puesto que se sanciona con una pena de hasta diez aos penitenciara.
Artculo 3. El que introdujese al territorio nacional residuos txicos o
desechos peligrosos o comercializase los que se hallasen en l, facilitase los
medios o el transporte para el efecto, ser sancionado con cinco a diez aos de
penitenciara.
La premisa es la estricta prohibicin de no ingresar residuos de ninguna
clase.
Artculo 4. Sanciona con penitenciara de tres a ocho aos y multa de
500 a 2000 jornales mnimos legales para actividades diversas no especificadas, a los que:
l. Realicen tala o quema de bosques o formaciones vegetales que perjudiquen gravemente al ecosistema.

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2. Procedan a la exploracin forestal de bosques declarados especiales


o protectores.
3. Trafiquen o comercialicen ilegalmente rollos de madera o sus derivados; y
4. Realicen obras hidrulicas tales como canalizacin, desecacin, represamiento o cualquier otra que altere el rgimen natural de las fuentes o
cursos de agua de los humedales, sin autorizacin expresa de la autoridad
competente y los que atenten contra los mecanismos de control de aguas o los
destruyan.
Acorde con lo establecido en el Artculo 13 Inc. 1 del Cdigo Penal, se
le da la categora de crimen a las reguladas por esta norma, el requisito de
gravedad del dao al ambiente no es necesario a los efectos del punto 3 que es
el inciso e) del artculo.
Por Ley N 2524/04 De Prohibicin en la Regin Oriental de la actividades de transformacin y convencin de superficies con cobertura de bosques, a partir de su vigencia y por un periodo inicial de dos aos, se prohbe
en la Regin Oriental del Paraguay, la realizacin de actividades de transformacin o conversin de superficies con coberturas de bosques nativos, a superficies destinadas a aprovechamiento agropecuario en cualquiera de sus
modalidades; o a superficies destinadas a asentamientos humanos.
Los Artculos 7 y 8 de la Ley N 716/96 han sido derogados por los
Artculos 198 y 200 de la Ley l.160/197 Cdigo Penal.
LOS PROBLEMAS DEL MEDIO AMBIENTE. SNTESIS.
Contaminacin: Es la inclusin, en el medio ambiente o en los animales, de microorganismos o sustancias nocivas que alteran el equilibrio ecolgico provocando trastornos en el medio fsico y en los organismos vivos o el
hombre. Alteracin nociva de estado natural del medio como consecuencia de
la introduccin de un agente totalmente ajeno a ese medio (contaminante),
causando inestabilidad, desorden, dao o malestar en un ecosistema en el
medio fsico o en un ser vivo.

EL DELITO AMBIENTAL

81

Contaminacin Atmosfrica: La atmsfera es un medio de intercambio de materia y energa entre distintos ecosistemas. La intervencin humana
en forma directa e indirecta, ha hecho que en este medio se ha sometido a un
acelerado proceso de degradacin. La atmsfera proporciona el oxgeno que
respiran todos los organismos, al tiempo que protege de la radiacin csmica
y retiene el calor natural de la tierra. Presenta una disposicin estratificada y
se distinguen las siguientes capas, todas de diferente composicin: troposfera, estratosfera, mesosfera, termosfera y homosfera. En esta ltima se encuentra la vital capa de ozono que absorbe el mayor porcentaje de las peligrosas
radiaciones ultravioletas. El dixido de carbono se comporta ante la radiacin
como un vidrio de invernadero dejando pasar el calor al interior pero no al
exterior. Esto trae como consecuencia el calentamiento de la tierra y de la
capa de la atmsfera que se conoce como efecto invernadero.
El desarrollo industrial ha aumentado en forma considerable la cantidad de dixido de carbono en el aire y la tal generalizada de bosques ha reducido el oxgeno producido por la vegetacin.
Contaminacin del Agua: es el responsable de la vida de los seres
vivos y afecta directamente al medio ambiente, a la energa, a la tecnologa y
a la economa del planeta. La escasez del agua provoca desertificacin, perdidas de suelos cultivos; y el exceso provoca perdida de cultivos, ganados, hbitats. El agua est contaminada, cuando su composicin o su estado estn
alterados de tal modo que ya no renan las condiciones de utilizacin a las
que se hubiera destinado en su estado natural.
Contaminacin del Medio Acutico y del Suelo:
Medio acutico: Es la contaminacin de cuerpos de agua, se produce
cuando los contaminantes se vierten directamente o indirectamente en los cuerpos de agua sin tratamiento adecuado. Afecta a las plantas y los organismos
que viven en estos cuerpos de agua.
Suelo: El ser humano ha introducido cambios a la superficie terrestre
gracias a la aplicacin de la tecnologa. Los procesos de extensin de la silvicultura comercial, la prctica de una agricultura de subsistencia, el desarrollo
del pastoreo descontrolado convienen ricos suelos en devastados eriales.

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Contaminacin de Alimentos y Agroqumicos: El uso indiscriminado de


plaguicidas o el abono irracional mediante productos qumicos provoca peligrosa contaminacin de las tierras y de las aguas, a tal punto que produce
resistencia en los parsitos que se quiere combatir. Regulado por Ley N 836/
80 Cdigo Sanitario y la Ley N 123/91 de Proteccin Fitosanitaria.
Desechos Slidos: los residuos son partes de un todo que quedan al
margen de los resultados producidos por la actividad fsica del hombre, que
deja elementos residuales desprendidos de los elementos generadores que en
la produccin no cumplen funcin alguna y resultan intiles o descartables.
Los residuos pueden ser domiciliarios, radiactivos, patolgicos, mineros, agrcolas, y de operaciones de buques.
Residuos Domiciliarios: se clasifican en dos: orgnicos e inorgnicos.
Los orgnicos son biodegradables, se componen naturalmente y tienen la propiedad de poder desintegrarse o degradarse rpidamente transformndose en
otra materia orgnica.
Residuos Radioactivos: Son materiales en forma gaseosa, liquida o slida para los que no est previsto ningn uso, contienen o estn contaminados
con elementos qumicos radiactivos en concentraciones superiores a las establecidas por los organismos reguladores.
Residuos Patolgicos: Posee caractersticas infecciosas, son materiales
de descarte, producidos en unidades sanitarias (Hospitales, centros de salud),
son peligrosas.
Residuos Mineros: son aquellos residuos slidos, acuosos o en pasta
que quedan tras la investigacin y aprovechamiento de un recurso geolgico.
Residuos Agrcolas: se incluye en este grupo los residuos de las actividades del llamado sector primario de la economa (Agricultura, ganadera,
pesca, y la actividad forestal) y los producidos por industrias alimentarias. Se
generan a partir de cultivos de lea o de hierba y los producidos en el desarrollo de actividades propias de estos sectores.

EL DELITO AMBIENTAL

83

Contaminacin por Ruidos: El ruido excesivo constituye la contaminacin sonora que provoca graves secuelas en la salud de los seres humanos as
tambin alteran la convivencia normal en centros densamente poblado. Se
llama contaminacin acstica o contaminacin auditiva al exceso de sonido
que altera las condiciones normales del ambiente en una determinada zona.
Ley N 836/80 Cdigo Sanitario hace mencin de la contaminacin o ruidos
en sus Artculos 128, 129 y 130, as tambin la Ley N 1.100/97 de Prevencin de la Polucin Sonora.
EVALUACIN DE IMPACTO AMBIENTAL (LEY N 294/93 Y SU
DECRETO REGLAMENTARIO N 14281/96).
El hombre se encuentra inserto y se desarrolla en un medio que lo condiciona y a su vez es condicionado por su accionar; se lo denomina ambiente,
o, a partir de la Declaracin de las Conferencias de las Naciones Unidas sobre
el Medio Humano de Estocolmo de 1972, medio ambiente humano, deriva
del trmino anglosajn environment, que significara lo que rodea o lo que
circunda.
El trmino impacto ambiental podra ser definido como el resultado
del choque de un cuerpo contra otro bien, el efecto o impresin que una
cosa causa sobre otra, impacto ambiental: toda alteracin en el ambiente humano, muy pocas legislaciones incluyen la evaluacin de aquellos impactos
de signo positivo, pues en general enfocan aquellos negativos o nocivos para
el ambiente, este impacto debe ser directa o indirecta resultante de una actividad material humana.
LA EVALUACIN DE IMPACTO AMBIENTAL EN EL PARAGUAY.
Nuestro derecho positivo ha incorporado la evaluacin de impacto ambiental como Ley. Fue promulgada en fecha 31 de diciembre de 1993, contratando la ley con quince artculos. Segn la referida norma, se entender por
Evaluacin de Impacto Ambiental a los efectos legales el estudio cientfico
que permita identificar, prever y estimar impactos ambientales en toda obra o
actividad proyectada o en ejecucin.

84

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Las obligaciones legales referentes a medidas de mitigacin que rigen


en todo el territorio de la Repblica, estn contenidas dentro de la Ley N
294/93. Esta ley ha sido reglamentada por el Decreto N 14281 del ao 1996.
En el Paraguay se encuentra contemplada la obligatoriedad de realizacin de Estudio de Evaluacin de Impacto Ambiental de la Ley 294/93 y su
Decreto Reglamentario, que hoy da operan dentro de la Direccin de Control
de la Calidad Ambiental que se encuentra en la Secretaria del Ambiente, la
cual por Ley N 1561/00 ha asumido el carcter de autoridad de aplicacin de
la Ley objeto de estudio.
Autoridad de Aplicacin: En principio, se constituy como Autoridad
de Aplicacin de la Presente Ley, la Direccin de Ordenamiento Ambiental
DOA, dependiente del Gabinete del Vice-Ministerio de Recursos Naturales y
Medio Ambiente del Ministerio de Agricultura y Ganadera.
Posteriormente, con promulgacin de la Ley N 1561/00 que crea la
Secretara del Ambiente, esta se constituye en Autoridad de Aplicacin de la
Ley de Evaluacin de Impacto Ambiental y su decreto reglamentario.
Caractersticas Resaltantes.
Esta Ley fue sancionada con posterioridad a la reforma constitucional
siguiendo los lineamientos de la misma. El funcionamiento bsico de la Ley,
generalmente se ha caracterizado por el criterio y lineamiento de la poltica de
las autoridades de turno puesto que no se ha sustentado la aplicacin de la Ley
con polticas ambientales.
La Constitucin Nacional contempla en su texto que, constituyen objetivos prioritarios de inters nacional, la precomposicin y el mejoramiento
del ambiente, as como su conciliacin con el desarrollo humano integral; es
as que la ley de Evaluacin de Impacto Ambiental se presenta entonces como
el principal instrumento de gestin ambiental orientado a lograr la conciliacin propuesta en la norma de gestin ambiental orientado a lograr la conciliacin propuesta en la norma constitucional.

EL DELITO AMBIENTAL

85

La Evaluacin de Impacto Ambiental deber ser realizada por las personas, empresas u organismos especializados que estn debidamente autorizados e inscriptos para el efecto y deber ser costeada por los responsables
del proyecto, quienes los suscribirn en tantos ejemplares como exija cada
reglamentacin.
La Evaluacin de Impacto Ambiental ser presentada por su o sus responsables ante la Autoridad Administrativa junto con el proyecto de obra o
actividad y los dems requisitos que esta determine.
LA POLTICA AMBIENTAL.
La Poltica Ambiental es el conjunto de objetivos, principios, criterios
y orientaciones generales para la proteccin del ambiente de una sociedad,
con el fin de garantizar la sustentabilidad del desarrollo para las generaciones
actuales y futuras.
La Poltica Ambiental Nacional establecer los criterios de transversalidad que orientan las polticas sectoriales. El fin de la Poltica Ambiental
Nacional ser asegurar su mejoramiento para las generaciones actuales y futuras.
Aun siendo la gestin ambiental una funcin eminentemente pblica,
exige una responsabilidad individual y colectiva que requiere el compromiso
y la participacin de toda la sociedad civil. Por ello, las polticas y acciones
ambientales se sustentan en esquemas de corresponsabilidad y participacin
social, garantizado el acceso pblico a la informacin y fortalecimiento los
mecanismos de control social y de rendicin de cuentas de la aplicacin de las
polticas pblicas.
La Constitucin Nacional establece derechos y obligaciones en el tema
ambiental. El pas ha firmado convenios internacionales especficos sobre la
materia.
La creacin de una poltica ambiental de Estado contemplar los tres
niveles de la organizacin poltico-administrativa: el nacional, el departamental y el municipal, y orientar sus estrategias y acciones haca la descentralizacin de la gestin ambiental.

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

86

Para asegurar la efectividad de la Poltica Ambiental Nacional (PAN),


es condicin indispensable que las polticas nacionales busquen un equilibrio
entre los objetivos econmicos, sociales, culturales y ambientales.
La PAN se basa en los siguientes fundamentos: El ambiente es un patrimonio comn de la sociedad; de su calidad dependen la vida y las posibilidades de desarrollo de las comunidades del Paraguay.
DELITOS EN EL CDIGO PENAL.

Ensuciamiento y
alteracin de las
aguas 197

Sancin
Definicin

Tipicidad
Ensuciar o
perjudicar las
aguas alterando
sus cualidades
indebidamente
(petrleo y
derivados)

Agravante
Atenuante
Tipicidad II
Vinculado a
Realizar el hecho Conocer del
actividad
mediante
ensuciamiento o
industrial,
conducta culposa alteracin que
comercial o de la
debiera evitar,
administracin
pero omitiera
pblica
tomar medidas
idneas para
reparar e informar
a autoridades

PPL hasta 5 o PM, PPL hasta 10


PPL hasta 2 o PM PPL hasta 2 o PM
tambin tentativa tambin tentativa
Aguas: subterrneas, superficiales, cauces y riberas

EL DELITO AMBIENTAL

Tipicidad
Contaminacin del
aire y emisin de Contaminar el aire
ruidos dainos
Emitir ruidos
198
capaces de daar
la salud de las
personas fuera de
la instalacin
Utilizando
instalaciones o
aparatos tcnicos
indebidamente

Definicin
Indebida: no se
cumplieron
exigencias de
autoridad
competente sobre
los aparatos, se
violaron
disposiciones
legales sobre
preservacin del
aire, o se
excedieron en
valores de emisin
establecidos por la
autoridad

87

Agravante
Atenuante
Vinculado a
Realizar el hecho
actividad
mediante
industrial,
conducta culposa
comercial o de la
administracin
pblica

Maltrato de
suelos 199

Tipicidad
Usar abonos, fertilizantes, pesticidas y otras sustancias
nocivas para conservar suelos violando disposiciones
legales o administrativas

Atenuante
Realizar el hecho
mediante
conducta culposa

Sancin

PPL hasta 5 o PM

PPL hasta 2 o PM

88

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Procesamiento
Tipicidad
ilcito de desechos Tratar, almacenar,
200
arrojar, evacuar o
echar desechos.
Fuera de
instalaciones
previstas.
Apartndose de
los tratamientos
prescritos o
autorizados por la
ley o la
Administracin.

Sancin

Ingreso de
sustancias
nocivas en el
territorio
nacional 201
Sancin

Definicin
Atenuante
Punibilidad
Desechos:
Realizar el hecho No es punible
mediante
cuando un efecto
sustancias
conducta culposa nocivo sobre las
venenosas o
capaces de causar
aguas, el aire o los
enfermedades
suelos est
infectocontagiosa
evidentemente
s a seres
excluido por la
humanos o
mnima cuanta de
animales,
los desechos
explosivas,
inflamables,
radioactivas en
grandes
cantidades,
capaces de
contaminar
gravemente las
aguas, el aire, el
suelo

PPL hasta 5 o PM, tambin tentativa PPL hasta 2 o PM

Tipicidad
Ingresar residuos, desechos peligrosos o basuras txicas o
radioactivas.
Recibir, depositar, utilizar, distribuir esas sustancias

Agravante
Intencin de
enriquecerse

PPL hasta 5 o PM, tambin tentativa

PPL hasta 10

EL DELITO AMBIENTAL

Perjuicio a
reservas
naturales

Tipicidad
Realizar dentro de
una reserva
natural, parque
nacional u otra
zona de igual
proteccin las
siguientes
actividades:
- Explotacin minera
- Excavaciones de
cauces hdricos
- Alteracin de
cauces hdricos
- Desecacin de
humedales
- Tala de bosques

- Incumplir
cuestiones
significativas al
Plan de Manejo
de la reas
Silvestres
Protegidas

89

Agravante
Actuar con fines
comerciales o
cuando el hecho
sea muy grave

Atenuante
Realizar el hecho
mediante
conducta
culposa

PPL hasta 10
aos. Se castiga
tentativa

PM. No se
castiga tentativa

- Ingresar a
estas reas
individualmente o
en concierto con
otras personas
con el nimo de
instalarse en
forma temporal o
permanente sin
consentimiento de
la autoridad

- Incendio

Sancin

- Disposicin de
residuos nocivos de
PPL hasta 2 a 5
aos o PM. Se
castiga tentativa

PPL hasta 3 aos.


Se castiga
tentativa

90

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

EL MEDIO AMBIENTE. NORMAS PENALES EN LEYES ESPECIALES. LEY 716/96. QUE SANCIONA DELITOS AMBIENTALES
Esta Ley protege el medio ambiente y la calidad de vida humana contra
quienes ordenen, ejecuten o, en razn de sus atribuciones, permitan o autoricen actividades atentatorias contra el equilibrio del ecosistema, la sustentabilidad de los recursos naturales y la calidad de vida humana.
HECHOS
Fabricacin, montaje, importacin, comercializacin, posesin o el uso de armas nucleares, qumicas o biolgicas
Introducir al territorio nacional residuos txicos o desechos
peligrosos o comercializar los que se hallasen en l, o facilitar los medios de transporte para el efecto
Tala o quema de bosques o formaciones vegetales que
perjudiquen gravemente el ecosistema;
Explotacin forestal de bosques declarados especiales o
protectores;
Trfico o comercializacin ilegal de rollos de madera o
sus derivados; y,
Realizacin de obras hidrulicas tales como la canalizacin, desecacin, represamiento o cualquier otra que altere el rgimen natural de las fuentes o cursos de agua
de los humedales, sin autorizacin expresa de la autoridad competente y los que atenten contra los mecanismos de control de aguas o los destruyan
Destruccin de las especies de animales silvestres en
vas de extincin y trfico o comercializacin ilegal con
los mismos, sus partes o productos;
Prctica de manipulaciones genticas sin la autorizacin
expresa de la autoridad competente o difundan epidemias, epizootias o plagas;
Introducir al pas o comercializar en l con especies o
plagas bajo restriccin fitosanitaria o facilitar los medios, transportes o depsitos;

SANCIN
5 a 10 aos de penitenciara, comiso de la mercadera y multa equivalente al cudruple de su valor
5 a 10 aos de penitenciara

Penitenciara de 3 a 8 aos y multa


de 500 (quinientos) a 2.000 (dos
mil) jornales mnimos legales

Penitenciara de 1 a 5 aos y multa


de 500 (quinientos) a 1.500 (mil
quinientos) jornales mnimos legales

EL DELITO AMBIENTAL

Empleo de datos falsos o adulteracin de los verdaderos en estudios y evaluaciones de impacto ambiental o
en los procesos destinados a la fijacin de estndares
oficiales; y,
Eludir las obligaciones legales referentes a medidas de
mitigacin de impacto ambiental o ejecucin deficiente
de las mismas.
Infraccin de las normas y reglamentos que regulan la caza,
la pesca, la recoleccin o la preservacin de hbitat de
especies declaradas endmicas o en peligro de extincin.

Descargue, ocasionado por responsables de fbricas o


industrias, de gases o desechos industriales contaminantes
en la atmsfera, por sobre los lmites autorizados.
Derrame de efluentes o desechos industriales no tratados
de conformidad a las normas que rigen la materia en lagos
o cursos de agua subterrneos o superficiales o en sus
riberas.
Realizacin de obras civiles en reas excluidas, restringidas
o protegidas.
Violacin de los lmites establecidos en la reglamentacin correspondiente mediante ruidos, vibraciones u
ondas expansivas, con radiacin lumnica, calrica, ionizante o radiolgica, con efecto de campos electromagnticos o de fenmenos de cualquier otra naturaleza;
Violacin de las vedas, pausas ecolgicas o cuarentenas
sanitarias; y,
Negativa a cooperar en impedir o prevenir las violaciones de las regulaciones ambientales, o los atentados,
accidentes, fenmenos naturales peligrosos, catstrofes
o siniestros.

91

1 a 5 aos de penitenciara, el
comiso de los elementos utilizados
para el efecto y multa de 500
(quinientos) a 1.000 (mil) jornales
mnimos legales
2 a 4 aos de penitenciara, mas
multa de 500 (quinientos) a 1.000
(mil) jornales mnimos legales
1 a 5 aos de penitenciara y multa
de 500 (quinientos) a 2.000 (dos
mil) jornales mnimos legales
6 meses a 2 aos de penitenciara y
multa de 200 (doscientos) a 800
(ochocientos) jornales mnimos
legales
Penitenciara de 6 a 18 meses y
multa de 100 (cien) a 500 (quinientos) jornales mnimos legales

92

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Depsito o emisin en lugares pblicos o privados de residuos hospitalarios o laboratoriales de incineracin obligatoria u omisin de la realizacin de la misma.
Depsito o incineracin de basuras u otros desperdicios de
cualquier tipo, en las rutas, caminos o calles, cursos de
agua o sus adyacencias
Propietarios de vehculos automotores cuyos escapes de
gases o de niveles de ruido excedan los lmites autorizados

a) El fin comercial de los hechos;


b) La prolongacin, magnitud o irreversibilidad de sus
consecuencias;
c) La violacin de convenios internacionales ratificados por
la Repblica o la afectacin del patrimonio de otros pases;
d) El que los hechos punibles se efecten en parques
nacionales o en las adyacencias de los cursos de agua;
y,
e) El haber sido cometido por funcionarios encargados de
la aplicacin de esta Ley.
Los funcionarios pblicos nacionales, departamentales y
municipales, y los militares y policas que fueren hallados
culpables de los hechos previstos y penados por la presente
Ley, sufrirn, adems de la pena que les correspondiere por
su responsabilidad en los mismos, la destitucin del cargo y
la inhabilitacin para el ejercicio de los cargos pblicos por
diez aos.

6 meses a 12 meses de penitenciara y multa de 100 (cien) a 500


(quinientos) jornales mnimos legales
Multa de 100 (cien) a 1.000 (mil)
jornales mnimos legales
Multa de 100 (cien) a 200 (doscientos) jornales mnimos legales y la
prohibicin para circular hasta la
rehabilitacin una vez comprobada
la adecuacin a los niveles autorizados
AGRAVANTES

FUNCIONARIOS PBLICOS

93

IMPORTANCIA DE LA CREACIN DE LA AGENCIA


ESPACIAL DEL PARAGUAY (AEP)
Por Oscar I. Bogado (*)

El Derecho espacial es una nueva disciplina que nace de la investigacin y exploracin del espacio, a partir del SPUTNIK 1 ruso (1957) y el Explorer estadounidense (1958), abrindose un nuevo campo de estudio para las
ciencias jurdicas en un rea apenas explorada por la humanidad, conocida
como Espacio Ultraterrestre, rigindose por sus propios principios: la Internacionalidad, la previsibilidad, la universalidad y la integralidad, que lo diferencian del Derecho Aeronutico.
En la actualidad, la exploracin espacial se muestra como una disciplina de bastante utilidad, en la cual estn participando cada vez ms pases; por
ello no debamos quedar ajeno a las nuevas tendencias tecnologas y cientficas del mundo. Fue as que la creacin de la AEP logr ser impulsada por el
Ministerio de Defensa Nacional, la Direccin Nacional de Aeronutica Civil
(DINAC) y el Instituto de Derecho Aeronutico y del Espacio y de la Aviacin General de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad
Nacional de Asuncin, trabajando en conjunto en el proyecto de ley que posteriormente fue sancionado como Ley N 5151/2014 DE AGENCIA ESPACIAL DEL PARAGUAY, por el Congreso Nacional, y publicado por el Poder Ejecutivo el 26 de marzo de 2014.
(*) Director del Instituto de Derecho Aeronutico, Espacial de la Aviacin Comercial y de la Aviacin General - (IDAEACAGPY). Prof. Titular de
la Ctedra Derecho Aeronutico y Espacial, Carrera de Derecho. Prof. Asistente de la Ctedra Derecho del Transporte, Carrera de Notariado.

94

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

El objetivo de la agencia es promover y gestionar el desarrollo de las


actividades espaciales a nivel nacional, promoviendo la innovacin tecnolgica que fuera necesaria para lograr el aprovechamiento del espacio ultraterrestre con fines pacficos, conforme a la Resolucin de la O.N.U. 1.348/13
del 13 de diciembre de 1958, que cre la Comisin Especial Ad Hoc para la
Utilizacin Pacfica del Espacio Ultraterrestre, conocida como COPUOS.
No debemos olvidar que el Paraguay al ser un pas mediterrneo se ve
afectado en su desarrollo por las propias limitaciones que nacen de su mediterraneidad, pero debemos saber que nuestro pas no posee fronteras hacia el
espacio ultraterrestre, de ah la importancia de la creacin de la AEP para el
desarrollo de la tecnologa, que forzar a una innovacin constante a fin de
lograr el aprovechamiento de dicho espacio y el desarrollo de nuestra nacin
con independencia de cualquier otra, orientados a la atencin de las necesidades sociales, programas industriales y servicios de tecnologas de fronteras
que ayuden a incrementar la competitividad en el mercado mundial, a travs
de la transferencia de tecnologa espacial, cuya utilidad puede ser aprovechada en la agronoma, cartografa, prospeccin minera, meteorologa, geologa,
medio ambiente, medicina, comunicaciones, defensa industriales y otras reas
ms.

IMPORTANCIA DE LA CREACIN DE LA AGENCIA ESPACIAL DEL PARAGUAY (AEP)

95

PODER LEGISLATIVO
LEY N 5.151
DE AGENCIA ESPACIAL DEL PARAGUAY
EL CONGRESO DE LA NACIN PARAGUAYA
SANCIONA CON FUERZA DE
LEY:
CAPTULO I
Artculo 1.- Crase la Agencia Espacial del Paraguay la cual podr ser
identificada con la sigla AEP, entidad autrquica para entender, disear, proponer y ejecutar las polticas y programas en materia espacial y aeroespacial.
Depender en forma administrativa y funcional de la Presidencia de la Repblica.
Artculo 2.- La Agencia Espacial del Paraguay (AEP) tendr como
objetivo general promover y gestionar el desarrollo de las actividades espaciales nacionales, promoviendo la innovacin tecnolgica que fuera necesaria
para lograr y para aprovechar el espacio ultraterrestre en forma pacfica.
Artculo 3.- La Agencia Espacial del Paraguay (AEP) tendr las siguientes funciones:
a) Ejecutar la poltica espacial del Paraguay, a travs de la elaboracin
y aplicacin del Programa Nacional de Actividades Espaciales;
b) Realizar tareas de investigacin conducentes a la formacin de grupos que posean disciplinas y tcnicas necesarias para el acceso a la tecnologa
espacial y sus aplicaciones;

96

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

c) Dictar su reglamento interno y establecer su estructura orgnica;


d) Realizar tareas de desarrollo en ingeniera de avanzada, abarcando
los campos necesarios para alcanzar una adecuada tecnologa espacial nacional;
e) Asegurar la capacitacin y el permanente perfeccionamiento de investigadores, profesionales, tcnicos y personal idneo, a travs de cursos,
becas e interaccin con universidades, organismos estatales y otras instituciones del pas o del exterior;
f) Promover la transferencia de tecnologa espacial para usos en agronoma, cartografa, prospeccin minera; meteorologa, geologa, medio ambiente, medicina, comunicaciones, defensa, industriales u otras reas, a entes
estatales, y bajo licencia, al sector privado, brindando asistencia tcnica para
alcanzar las pautas de calidad que determine:
g) Prestar asistencia tcnica al Estado en materia espacial;
h) Obtencin de los recursos financieros necesarios para realizar sus
actividades;
i) Generar orientaciones, normativas y regulaciones para que la exploracin, utilizacin y explotacin del espacio ultraterrestre sirvan de herramienta para el desarrollo econmico, poltico, social y cultural del pas, en los
trminos, extensin y condiciones que determinen los acuerdos internacionales, el ordenamiento jurdico internacional y en razn de los principios reguladores de la soberana, seguridad y defensa integral de la nacin;
j) Promover y desarrollar acuerdos de cooperacin con entidades pblicas y privadas de otros pases, de conformidad con la poltica exterior de la
Repblica y con la debida intervencin del Ministerio de Relaciones Exteriores;
k) Regular y fiscalizar las condiciones de elegibilidad para las concesiones, otorgamiento y cesin de licencias del uso de la tecnologa aeroespa-

IMPORTANCIA DE LA CREACIN DE LA AGENCIA ESPACIAL DEL PARAGUAY (AEP)

97

cial. El proceso para tramitar una licencia se iniciar mediante procedimiento


administrativo;
l) Asesorar a las autoridades, con relacin a los Tratados y/o Convenios, polticas, programas planes y criterios que rigen en la materia;
m) Proyectar y/o elaborar la poltica operativa a ser descripta en esta
actividad;
n) Emitir resoluciones administrativas y operativas; y
) Otras actividades relativas a las funciones de la Agencia.
Artculo 4.- La Agencia Espacial del Paraguay (AFP) dispondr de los
siguientes recursos:
a) Las partidas presupuestarias asignadas por el Presupuesto General de
la Nacin:
b) Los ingresos provenientes de los derechos adquiridos por patentes,
licencias; y otros derechos originados en las actividades desarrolladas:
e) Los montos que se le asignen por la aplicacin de leyes especiales;
d) Los montos que se le adjudiquen para realizar investigaciones y actividades acadmicas;
e) Las donaciones, legados y otras contribuciones realizadas por personas fsicas, jurdicas, pblicas, privadas, nacionales o extranjeras de conformidad con las leyes que regulen la materia; y
f) Los bienes muebles e inmuebles que se destinen a su servicio.

98

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

CAPTULO II
DE LA CONFORMACIN Y ORGANIZACIN
Artculo 5.- La Agencia Espacial del Paraguay (AEP) estar conformada por una Junta Directiva, que estar integrada por un Presidente y doce
miembros designados por las siguientes instituciones:
a) Ministerio de Defensa Nacional;
b) Ministerio de Relaciones Exteriores;
e) Ministerio de Educacin y Cultura;
d) Consejo Nacional de Ciencia y Tecnologa:
e) Universidad Nacional de Asuncin - Facultad de Ingeniera;
f) Universidad Nacional de Asuncin - Facultad de Politcnica;
g) Universidad Nacional de Asuncin - Facultad de Derecho y Ciencias
Sociales, a travs del Instituto de Derecho Aeronutico, Espacial, de la Aviacin Comercial y de la Aviacin General (IDAEACAGPY);
h) Comisin Nacional de Telecomunicaciones;
i) Comando de la Fuerza Area Paraguaya;
j) Direccin Nacional de Aeronutica Civil (DINAC);
k) Secretara Nacional de Tecnologa de la Informacin y Comunicacin (SENATICE); y
l) Universidad Catlica Nuestra Seora de Asuncin, Facultad de Ciencias y Tecnologa.

IMPORTANCIA DE LA CREACIN DE LA AGENCIA ESPACIAL DEL PARAGUAY (AEP)

99

Los componentes de la Junta Directiva debern ser designados por Decreto del Poder Ejecutivo, a propuesta de las instituciones mencionadas. Cada
uno de ellos durar 5 (cinco) aos en sus respectivos mandatos, y no tendrn
remuneracin de la Agencia Espacial del Paraguay (AEP);
La Junta Directiva sesionar vlidamente con la asistencia de por lo
menos la mitad ms uno de sus miembros.
Artculo 6.- Son atribuciones y funciones de la Junta Directiva:
a) Proponer polticas para el desarrollo, uso y aprovechamiento del espacio ultraterrestre con fines pacficos que aseguren el cumplimiento de Tratados, Convenios y Acuerdos Internacionales firmados y ratificados por el
Paraguay en esta materia;
b) Crear Comits especializados dirigidos a ejercer las funciones que le
fueran delegadas para el cumplimiento de los objetivos de la Agencia Espacial del Paraguay (AEP);
c) Dictar reglamentos internos, manuales y toda normativa regulatoria
que fuera necesaria para el cumplimiento de los objetivos de la Agencia Espacial del Paraguay (AEP);
d) Aprobar el presupuesto de la Agencia Espacial del Paraguay (AEP);
e) Aprobar la estructura orgnica de la Agencia Espacial del Paraguay
(AEP);
f) Autorizar al Presidente la suscripcin de contratos relacionados a
actividades espaciales a aeroespaciales; y
g) Requerir al Presidente la realizacin de auditoras especiales, externas o internas, sobre actividades de la Agencia Espacial del Paraguay (AEP);

100

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Artculo 7.- Son atribuciones del Presidente:


a) Ejercer la representacin legal de la Agencia Espacial del Paraguay
(AEP);
b) Cumplir y hacer cumplir las resoluciones de la Junta Directiva;
c) Suscribir los actos administrativos que fueran requeridos pare el funcionamiento de la Agencia Espacial del Paraguay (AEP);
d) Negociar y suscribir los contratos, convenios y acuerdos que fueran
requeridos para la ejecucin de las polticas, planes, programas y proyectos
del Estado referidos al uso del espacio ultraterrestre con fines pacficos;
e) Nombrar, contratar, remover, destituir y gerenciar los recursos humanos de la Agencia Espacial del Paraguay (AEP);
f) Someter a aprobacin de la Junta Directiva, el proyecto del Programa
Operativo Anual; del Plan Estratgico; del Programa Anual de Contrataciones; del presupuesto de cada gestin, de la ejecucin presupuestaria y la memoria anual de la Agencia Espacial del Paraguay (AEP);
g) Implementar una estrategia comercial orientada a la sostenibilidad
de Satlites de Comunicaciones;
h) Celebrar y suscribir contratos de obras de adquisicin de bienes o de
servicios, previa aprobacin de la Junta Directiva;
i) Promover la formacin de recursos humanos en el campo de la tecnologa y la ciencia espacial.
j) Ordenar la apertura y sustanciacin de los procedimientos administrativos a los que haya lugar, as como dictar las decisiones que correspondan
al caso;
k) Otorgar poderes para la representacin judicial y extrajudicial de la
Agencia, previa aprobacin de la Junta Directiva; y

IMPORTANCIA DE LA CREACIN DE LA AGENCIA ESPACIAL DEL PARAGUAY (AEP)

101

l) Otras actividades inherentes a su cargo y a las funciones definidas


para la Agencia.
El Presidente contar con un plazo de 90 (noventa) das a partir de su
nombramiento para elaborar y presentar el Programa Nacional de Actividades
Espaciales, el Proyecto de reglamento interno, as como el Proyecto de Estatuto Orgnico que le permitan a la Agencia cumplir sus funciones, los cuales
sern aprobados por la Junta Directiva en un plazo no mayor a 90 (noventa)
das, a partir de su presentacin.
Artculo 8.- Dergase toda disposicin contraria a la presente Ley.
Artculo 9- Comunquese al Poder Ejecutivo.
Aprobado el Proyecto de Ley por la Honorable Cmara de Senadores, a
diez das del mes de octubre del ao dos mil trece, quedan sancionado el mismo, por la Honorable Cmara de Diputados, a cinco das del mes de marzo del
ao dos mil catorce, de conformidad a lo dispuesto en el Artculo 207 numeral
1) de la Constitucin Nacional.
Juan Bartolom Ramrez Brizuela
Julio Csar Velzquez Tillera
Presidente H. Cmara de Diputados Presidente H. Cmara de Senadores
Hugo L. Rubn
Secretario Parlamentario

Blanca Beatriz Fonseca Legal


Secretaria Parlamentaria

Asuncin, 24 de marzo de 2014.


Tngase por Ley de la Repblica, publquese e insrtese en el Registro
Oficial.
Horacio Manuel Cartes Jara
Presidente de la Repblica
Bernardino Soto Estigarribia
Ministro de Defensa Nacional

102

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

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EL DERECHO INDIANO
Por Juan Bautista Rivarola Paoli (*)

CAPTULO XII
El Derecho Municipal
Administracin local Indiana. Los Corregidores y Alcaldes Mayores.
Al tiempo del descubrimiento de Amrica, en Espaa los Municipios
iban perdiendo su importancia, sin embargo, adquirieron todo su vigor y se
constituyeron en el rgano adecuado para regular jurdicamente las necesidades de las nacientes ciudades y para hacer frente a privilegios de descubridores o a la soberbia de la burocracia reinante entonces.
Dentro del campo de este estudio merece destacarse el papel en la fundacin de ciudades, que ya se hallaba contemplada en varias leyes. As en la
Recopilacin de Leyes de Indias de 1680, se estableca: Que los adelantados,
Alcaldes, Mayores y Corregidores capitulen la fundacin de ciudades.
Si la Ciudad era fundada por un grupo de vecinos (1054) se les conceda la facultad para elegir entre s mismos Alcaldes ordinarios y Oficiales del
Consejo anuales. Similar observancia se estableca para la eleccin de Regi-

(*) Profesor Investigador de la Facultad de Derecho y C. Sociales. Titular de las ctedras de Derecho Internacional Pblico, Economa Poltica y
Derecho Romano.

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dores, segn Cdula Real, recogida en la Ley 3, tt. 10, lib. 4 de la Recopilacin de 1680.
Los Cabildos de Asuncin.
Domingo Martnez de Irala, con el parecer favorable de los Oficiales de
la Real Hacienda, expresa Rafael E. Velzquez, lo erige el 16 de setiembre
de 1541. Convocados por l, los expedicionarios presentes en la poblacin se
congregan y en Cabildo Abierto que lo es, aunque no se diga all tal cosa
designan a dos electores, los cuales a su vez seleccionan a diez hombres de
pro, de entre quienes se sortea a cinco para desempearse, por dos aos, como
los primeros Regidores de la ciudad.
El Cabildo de Asuncin, mejor que los otros tres los de Villa Rica del
Espritu Santo, de Santiago de Jerez y de la Ciudad Real del Guair por
entonces existentes, se convierte en el rgano representativo y en el vocero
ms calificado de toda esta gente.
Estos peninsulares y americanos de otras provincias se suman a los
descendientes de los primeros conquistadores y pobladores, a los Alcaldes y
Regidores del Cabildo, a los Maestres de Campo y Capitanes de las milicias
provinciales, a los Cannigos criollos de la Catedral, y con todos ellos se
constituye la clase directiva del Paraguay Colonial, que se sobrepone a los
indios de los pueblos y a los yanaconas, as como tambin a los mestizos de
primera generacin y a los mulatos, sin constituir por ello una aristocracia
cerrada o ajena a los intereses colectivos.
El Cabildo de Asuncin es el centro de accin poltica de esta clase
directiva en formacin. Vigilante, celoso de sus prerrogativas, preocupado de
los intereses locales y territoriales, hace or su voz a los Gobernadores y, cuando estos no demuestran reunir las condiciones necesarias para conducir con
acierto a tan desamparada provincia, les hace frente, pese a las reiteradas admoniciones y castigos de Audiencia y Virrey.
En el transcurso del siglo XVII y en ms de una ocasin, el CABILDO
supli la responsabilidad del gobierno del Paraguay y recaer en el Cabildo

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de Asuncin, como cuerpo, supliendo ausencias temporales de los gobernadores.


En los das ms gloriosos de la Revolucin Comunera, dos Cabildos
Abiertos convocados por D. Jos de Antequera acuerdan rechazar la vuelta de
Reyes Valmaseda al poder y resistir con las armas a la expedicin punitiva de
Baltasar Garca Ros. Los votantes de ambas ocasiones rubrican con sangre en
el paso del Tebicuary su voluntad.
Por ltimo, revisten todas las caractersticas del Cabildo Abierto las
Juntas Generales o Congresos del 24 de julio de 1810 y del 17 al 20 de junio
de 1811. La primera, antes de la Independencia, resuelve sobre la forma de las
relaciones con las autoridades recin instaladas en Buenos Aires, y la segunda, cuando ya han triunfado los patriotas, establece el primer gobierno nacional, la Junta Superior Gubernativa que preside D. Fulgencio Yegros.
Como factores de transicin hacia los Congresos representativos, cabe
anotar que a los vecinos calificados de Asuncin, se suman los diputados de
las villas y poblaciones de espaoles.
Se halla, pues, el Cabildo Abierto estrechamente ligado a las vicisitudes
de nuestra formacin nacional (Velzquez, Rafael. E. El Cabildo Comunero
de Asuncin. Separata de la Revista del Ateneo Paraguayo. Asuncin. 1961).
Integrantes de los Cabildos.
Componan el cabildo o ayuntamiento los dos alcaldes ordinarios de
los cuales vamos a ocuparnos especialmente y un nmero variable de regidores que en nuestro pas nunca pas de seis. Estos y aqullos se reunan para
tratar los asuntos generales bajo la presidencia del gobernador, su teniente, o
el alcalde de primer voto en ausencia de los funcionarios reales. Su competencia se extenda a todos los problemas municipales (polica, abasto y ornato de
la ciudad), pero tambin ejerca su accin sobre todo el distrito rural anexo e
intervena en otros asuntos polticos o econmicos que interesaban a la colectividad.

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El localismo judicial as admitido por la legislacin indiana era, sin


embargo, relativo. Solamente las causas civiles inferiores a 60.000 maravedes concluan dentro de la justicia capitular. Las dems podan ser llevadas
en segunda instancia a los jueces reales o a la audiencia, de tal manera que los
magistrados del cabildo quedaban en cierto modo subordinados a aquellos.
Fue la justicia lugarea, conocedora de personas y de las costumbres, de que
se adaptaba a las conveniencias y necesidades locales y era administrada por
elementos estrechamente vinculados a los dems pobladores. Y en este sentido ejerci una influencia que no podra ser desconocida.
Los alcaldes ordinarios.
Desde la fundacin de cada ciudad, el fuero general o comn es el confiado a los alcaldes de primero y segundo voto. Estos entendan turno y en
primera instancia en todas las causas civiles y criminales se suscitaran en la
jurisdiccin de cada ciudad, siempre que no correspondieran a alguno de los
fueros especiales.
El origen de los alcaldes debe buscarse, como el de tantas otras instituciones indianas, en la legislacin espaola, y ms precisamente en derecho
hispanorabe.
Sin embargo, el derecho del siglo XV pas a Amrica a pesar de la
decadencia de los cabildos y de los privilegios forales en la Pennsula, y la
magistratura municipal perdur hasta despus de la independencia sin que
sufriera variantes fundamentales.
La competencia de los alcaldes se extenda, en principio, a todas las
causas civiles y criminales, cualquiera fuese su importancia; pero no podan
inmiscuirse en las materias de gobierno, ni en los asuntos correspondientes
a algn fuero especial o privilegiado. Con excepcin de casos, por consiguiente, entendan en los pleitos entre espaoles, y tambin en los que fuese parte
un indio. Su jurisdiccin no era excluyente acumulativa, debiendo los gobernadores y las audiencias hacerla guardar y cumplir conforme a la costumbre.
Ni aqullos ni los oidores podan impedir o dificultar su ejercicio, y mucho
menos avocarse al conocimiento de las causas pendientes ante los alcaldes;

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pero los gobernadores solan intervenir a prevencin en pleitos que competan a la justicia capitular.
Los juicios civiles en que uno de los alcaldes era parte iban al gobernador, y a falta de este al otro alcalde; pero en las causas criminales contra un
alcalde entenda la audiencia en primera instancia.
Estos magistrados, cuyo nmero qued expresamente limitado a dos,
entendan por turno en las causas de su competencia, variando segn los lugares y las pocas la forma de dividirse la tarea judicial. Actuaban a costas, es
decir, que los litigantes deban pagar su trabajo con arreglo al arancel, y sus
autos y sentencias eran certificados por el escribano del cabildo o por dos
testigos a falta de este.
El ordenamiento judicial de las ciudades se fue completando, a medida
que las necesidades lo requeran, con otros funcionarios que colaboraban en
l. A partir de 1661 se confiri anualmente, en el Ro de la Plata, a uno de los
alcaldes ordinarios el encargo de actuar como juez de menores acompaado
por un regidor del cabildo, comisionndose a ambos para que entendieran en
las causas de tutelas de dichos menores y hagan las cuentas de los que hubieren rendido los patrimonios de dichos menores. Tres aos despus se nombr tambin un defensor general de Menores, y posteriormente hubo adems un defensor de pobres, ambos elegidos entre los regidores del Cabildo.
Era prctica comn que los gobernadores y sus tenientes nombraran
con frecuencia a los alcaldes ordinarios para entender en determinada causa.
Y los jueces capitulares, a su vez, a los alcaldes de la hermandad.
Durante el siglo XVIII, en las zonas rurales, se hizo frecuente nombrar
jueces comisionados que entendan en las causas para las cuales se les asignaba competencia.
La Real Ordenanza de Intendentes modific la competencia de ciertos
alcaldes. La competencia del gobernador pas ntegramente al teniente letrado de cada intendencia, pero solo respecto a la capital del distrito y su propio
territorio, Al suprimirse los tenientes de gobernador que operaban en las ciudades subalternas, los alcaldes ordinarios pasaron a ejercer privativamente la

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jurisdiccin ordinaria en la esfera civil y criminal, sin intervencin de ningn


otro magistrado.
Los alcaldes de la Santa Hermandad.
Otros funcionarios de menor jerarqua, que en nuestro territorio aparecen a fines del siglo XVI, eran los alcaldes de la Santa Hermandad, elegidos
anualmente en nmero de dos, entre personas que no sean hombres baxos ni
viles, sino de los mejores y ms honrados que hubiere.
Su competencia se limitaba, en principio, a entender en los llamados
delitos de hermandad, que se cometan en yermos o en despoblados: robos
y hurtos de bienes muebles o semovientes, salteamientos de caminos, muertes
y heridas, incendios de campos, violacin de mujeres, y otros semejantes que
las leyes enumeraban. En estos casos, procediendo de oficio, o a peticin de
parte, substanciaban la causa y dictaban sentencia. Su jurisdiccin era acumulativa a la de los alcaldes ordinarios, los cuales podan prevenir en el conocimiento de la causa, pero no avocarse a ella una vez que hubiese comenzado a
entender el alcalde de hermandad.
La competencia de los alcaldes de la hermandad estaba limitada a los
delitos de ese orden que ya hemos enumerado. Tenan, adems, facultades
policiales y hasta administrativas en su jurisdiccin, y con frecuencia actuaban tambin como delegados de los otros magistrados para perseguir a los
delincuentes, instruir el sumario o juzgar las causas correccionales.
Las apelaciones en la justicia capitular.
Eran susceptibles del recurso de apelacin, las sentencias de los alcaldes tanto de los ordinarios como de los de hermandad en cuanto stos tuvieron el poder de juzgar. Las Leyes de Indias disponan que la Audiencia del
distrito deba entender en el recurso, o que este deba interponerse ante el
Cabildo si la condena no pasaba de 60.000 maraveds Pero estas reglas no
siempre fueron observadas en nuestro territorio, debido sin duda a la distancia que lo separaba del tribunal superior.

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Las apelaciones ante el cabildo, no consta que este cuerpo ejerciera tal
atribucin durante los siglos XVI y XVII. Lo comn era entonces recurrir al
gobernador o su teniente para que este reformara en segunda instancia la sentencia. Pero durante la siguiente centuria se hizo frecuente apelar ante el Cabildo en las causas de menor cuanta, posiblemente al encontrar en la Recopilacin de 1680 la norma especial que acordaba tal recurso. En esas ocasiones
el cuerpo municipal despus de decidir acerca de la procedencia del recurso admita la apelacin y designaba a dos de sus miembros para que como
diputados dictaran la sentencia definitiva, recurriendo a veces al dictamen
de un abogado.
La apelacin del Cabildo solo admita, en los juicios civiles, negndose
a fallar los de orden criminal.
El Cabildo tena ciertas facultades vinculadas a la administracin de
justicia. Dirima las contiendas de competencia entre los jueces que l haba
designado, fijaba sus facultades y obligaciones, y designaba sus reemplazantes en casos de ausencia o impedimento. Ante l deban inscribirse los abogados, y el mismo cuerpo entenda en las quejas de los litigantes y en las recusaciones formuladas contra los alcaldes.
Luego la Ordenanza sobre descubrimiento nuevo y poblacin, de julio
13 de 1573, convirti a los adelantados en tribunal superior de los alcaldes. Al
desaparecer aquellos funcionarios, los gobernadores que les sucedieron continuaron ejerciendo idnticas atribuciones, ya fuera directamente o por medio
de sus tenientes, de tal modo que se incluy en la Recopilacin de 1680 una
norma especial.
Durante las Intendencias se hizo variar el trmite de las apelaciones. La
facultad del gobernador pas al teniente letrado de cada intendencia, pero
solo en lo referente a los pleitos suscitados en la Capital y su particular territorio, de tal manera que en las ciudades subalternas se hizo forzoso recurrir a
la Audiencia en apelacin de las sentencias dictadas por los alcaldes ordinarios.

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Los jueces de naturales.


La famosa visita de Alfaro en 1611, vino a paliar un tanto la explotacin del trabajo indgena en la Provincia del Paraguay. En lo que a la justicia
se refiere, no lleg a crearse un sistema original. Sin embargo, a los pocos
aos las Ordenanzas de Alfaro reconocan a los alcaldes ordinarios jurisdiccin para entender en las causas de indios.
Las normas impuestas por Alfaro crearon tambin un alcalde indgena
como auxiliar de la justicia, y con facultades policiales Se orden que en cada
reduccin hubiera alcalde y un regidor si el pueblo tena ms de cuarenta
casas.
Pero donde mejor se organiz la justicia confiada a los mismos naturales, de acuerdo a las prescripciones de Alfaro, fue sin duda en las Misiones
jesuticas. Anualmente elega cada reduccin su cabildo, cuyas autoridades
deban ser confirmadas por el gobernador. Hubo generalmente dos alcaldes
ordinarios y dos alcaldes de la hermandad, con atribuciones anlogas a las
que tenan los jueces capitulares entre los espaoles. Sin embargo, como es
lgico, aquellos alcaldes estaban subordinados moral y materialmente a la
autoridad del cura respectivo, a quien sola someter directamente sus querellas y litigios, ms como rbitro que como juez. Adems, quedaba siempre a
los naturales la posibilidad de recurrir al superior de las Misiones o al gobernador espaol, en el curso de las visitas peridicas que se realizaban a las
doctrinas.
Este sistema se modific despus de la expulsin de los jesuitas. Continuaron funcionando los cabildos indgenas hasta que fueron desapareciendo
paulatinamente al producirse la decadencia de las misiones: pero junto a esas
autoridades surgieron las del gobernador espaol y sus tres tenientes, a quienes se facult para conocer civil y criminalmente de todo lo que se ofreciere
as entre espaoles, como entre espaoles e indios e indios con indios Los
tenientes quedaban subordinados al gobernador y este al mandatario rioplatense que los designaba. Este sistema dur hasta 1810, con la sola diferencia
de que l territorio misionero dej de estar incorporado a la gobernacin del
Ro de la Plata, para depender de la intendencia del Paraguay.

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Los fieles ejecutores.


Otros miembros del cabildo ejercieron tambin funciones judiciales de
una naturaleza particular y limitada, que hoy podra considerarse incluida
dentro de la jurisdiccin administrativa o de faltas. Se vinculaba ella a ciertas
atribuciones peculiares de los ayuntamientos, en cuanto estos deban velar
por la exactitud de los pesos y medidas que empleaban los comerciantes al
menudeo, y procurar el abasto de las ciudades a precios razonables. Tales
funciones se confiaban a los fieles ejecutores, que a tales efectos recibieron
adems la facultad de imponer multas y penas de otra ndole, configurando
as una verdadera magistratura capitular.
Quedaba as configurada una jurisdiccin especial, destinada principalmente a controlar el abasto de la ciudad y la exactitud de las ventas al menudeo, pero que se ampliaba a veces, por resoluciones especiales del cabildo, a
otros problemas conexos: el arreglo de las calles, la vigilancia de las carniceras, la fabricacin del pan, la venta de mercaderas escasas, etc.

CAPTULO XIII
LAS AUDIENCIAS
Las funciones atribuidas a las audiencias indianas pueden clasificarse
en tres grupos diferentes: consultivas, gubernativas y judiciales. Las estudiaremos a travs de las leyes de Indias que condensaron su organizacin definitiva; pero debe advertirse que no todas tenan idnticos poderes.
Estos organismos deban, en primer trmino, informar al rey todos los
problemas que se plantearan en sus distritos, y cuya naturaleza los hiciera
susceptibles de ser elevados a la consideracin del monarca, ya fuera con
fines legislativos, ya para modificar situaciones o remover funcionarios.
La colaboracin preconizada se tornaba ms estrecha an en ciertos
casos, en que la audiencia dejaba su papel consultivo para actuar como rgano gubernativo. Esto ocurra cuando era necesaria una resolucin conjunta
del virrey y la audiencia. Tal era la norma para nombrar jueces pesquisidores,

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de comisin y de residencia, en cuyo caso la designacin que haca el presidente del tribunal deba estar precedida de una resolucin de la audiencia
ordenando su envo.
Las facultades gubernativas de las audiencias no se limitaban a esa cooperacin con el virrey. El propio monarca poda encomendarles directamente la realizacin de determinadas funciones ejecutivas, y el virrey sola tambin delegar el cumplimiento de actos de gobierno en las audiencias situadas
lejos de su sede.
Pero las ms importantes de sus atribuciones consistan sin duda en los
recursos acordados contra las resoluciones tomadas por los mandatarios polticos en materias de gobierno, en la resolucin de los conflictos que se suscitaban entre diversas autoridades menores, y en la revisin de los actos polticos si no eran realizados con arreglo a las leyes. Funciones todas de ndole
gubernativa, que convertan a las audiencias en organismos superiores encargados de vigilar la actuacin de los otros magistrados, y de restablecer el
derecho violado por los dems poderes.
El recurso ms trascendente era el concedido contra las resoluciones
del virrey: Este recurso era extensivo, con mayor razn, a las determinaciones
de los funcionarios de menor jerarqua siempre que se tratara de materias de
gobierno y aun de los cabildos, y poda ser interpuesto por estos o por los
particulares agraviados. De ah que se plantearan, en numerosas oportunidades, conflictos administrativos o polticos que la audiencia deba resolver
adoptando cierta forma judicial, y con arreglo a la legislacin.
Todo este complejo engranaje revela el deseo de establecer en Amrica
un sistema de recproco control entre los diversos organismos gubernativos, a
fin de que ninguno abusara del poder que se le haba confiado. Sin necesidad
de dividir los poderes ni separar las funciones, se logr en cierto modo un
resultado anlogo al del constitucionalismo moderno.
Por ltimo, tenan las audiencias un destacado papel en el gobierno eclesistico de sus distritos, como defensoras del real patronato de las Indias y
como organismos destinados a vigilar el cumplimiento de las normas que regan las relaciones entre los poderes espirituales y temporales.

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Entre el virrey y la audiencia no exista superioridad alguna. Ambos


representaban la persona misma del monarca y eran la imagen del prncipe en
cuyo nombre actuaban de tal manera que los dos poderes tenan la mxima
jerarqua en Amrica.
Pero no todas tenan la misma jerarqua; y aun cuando en los hechos su
influencia fue anloga, cabe distinguirlas en diversas categoras segn el funcionario que las presida y la extensin de sus atribuciones gubernativas. Las
que actuaban en las capitales de los virreinatos tenan todas las facultades que
hemos analizado, y eran por consiguiente las ms importantes. Una segunda
clase la constituan las audiencias pretoriales, a cuyo frente estaba un gobernador, y que solo tenan atribuciones gubernativas respecto de este funcionario, sin llegar a reemplazarlo ni a l ni al virrey. Y por ltimo, la tercera categora la formaban las audiencias subordinadas, con un presidente togado, que
solo tenan funciones consultivas, contenciosas frente a los mandatarios de su
distrito, y delegadas por el virrey, pero que no reemplazaban a este en caso de
vacancia. Dentro de la primera categora estn la de Lima y la de Buenos
Aires, fundada en 1783; en la segunda las de Chile y Buenos Aires (1661); y
en la tercera cabe mencionar la de Charcas. Nos ocuparemos separadamente
de las que mayor inters tienen en nuestra historia.
Adoptamos la clasificacin de R UIZGUIAZ, La magistratura indiana, que distingue las audiencias pretoriales virreinales, pretoriales y subordinadas.
La audiencia de Charcas.
Tenan especial importancia, a mediados del siglo XVI las minas de
Potos recin descubiertas, cuya riqueza extraordinaria exiga mayor vigilancia gubernativa y judicial.
Desde 1551 el Consejo de Indias preconizaba la fundacin de una audiencia en la villa de la plata que es en los Charcas cerca de las minas de
Potos.
En 1559 el monarca resolvi definitivamente la creacin del nuevo tribunal, encomendando al virrey y a los oidores de la audiencia de Lima que le

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sealaran un distrito adecuado a las particularidades de la tierra. La real provisin surgida de esta orden dispuso acordarle jurisdiccin sobre cien leguas
alrededor de la ciudad de Charcas; pero ante la protesta de los oidores interesados se expidi la real cdula de agosto 29 de 1563, que al ampliar ese distrito lo haca incorporando comarcas determinadas.
Aos despus, en carta de octubre 19 de 1566, el rey le informaba que
haba mandado poner debajo del distrito de esa audiencia a la gobernacin
del Paraguay o Ro de la Plata.
Originalmente la corona le concedi todas las facultades gubernativas.
La Instruccin de agosto 16 de 1563, remitida a su presidente, le encomienda
como el principal y final deseo e intento que tenemos... la conversin y cristiandad de los dichos indios.
Estas amplias facultades, sin embargo, fueron inmediatamente cercenadas por la real cdula de febrero 15 de 1567, que dispuso acordar al virrey del
Per.
La audiencia platense conserv, no obstante, facultades consultivas y
gubernativas de menor importancia o jerarqua. Las primeras le fueron expresamente reiteradas en 1591. Tambin conservaron los oidores la facultad de
resolver en asuntos de gobierno los problemas urgentes. Y por ltimo ejercieron, en amplia escala, atribuciones gubernativas delegadas por el mandatario peruano, lo cual les permiti mantener el predominio del tribunal sobre el
vasto distrito que diriga.
En cambio esta audiencia perdi la facultad de entender en recursos
contra las resoluciones del virrey, y la de reemplazarlo en caso de vacancia
del cargo. Esta ltima cuestin fue motivo de apasionados debates.
A pesar de que mediante esas prohibiciones la audiencia de Charcas
perdi las vastas atribuciones que originalmente tuvo, no por eso dej de ejercer en gran escala una influencia preponderante sobre los territorios incluidos
en su distrito. La configuracin geogrfica de este la convirti en el organismo intermedio entre el Tucumn y el Ro de la Plata, por un lado, y el virrey
de Lima por el otro. Al tribunal acudan los habitantes de aquellas regiones en

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procura de justicia o en queja contra las autoridades inferiores, con preferencia a la lejana magistratura peruana.
Los magistrados tan alejados de las autoridades superiores se sintieron
con frecuencia inclinados a abusar de sus poderes. La ambicin poltica, el
deseo de mandar, las influencias personales y el afn de riquezas determinaron muchas veces las resoluciones judiciales o gubernativas.
A pesar de los inconvenientes anotados, debe reconocerse que el desarrollo de la vida colonial hubiera sido muy distinto a no mediar ese poder
moderador y legalista que supo en muchas ocasiones limitar las arbitrariedades de los funcionarios. Pues aunque estuvieran a veces determinadas por
intereses de toda ndole, las resoluciones del tribunal tenan que adecuarse a
las leyes imperantes, con lo cual se lograba al menos la apariencia jurdica
necesaria para conservar el ordenamiento legal. Y ello era preferible a dejar
librada la vida social al desenfreno arbitrario de gobernantes sin control. Sin
contar con que tambin hubo magistrados inspirados en ideales de bien pblico, y otros dotados de sorprendentes condiciones intelectuales, cuya accin
determin el gran prestigio que supo adquirir el tribunal a travs de su larga
actuacin.
En lo que se refiere a sus poderes jurisdiccionales, la audiencia entenda en segunda y a veces tambin tercera instancia en los juicios correspondientes al fuero ordinario (civil y criminal), y en los del fuero de hacienda,
conforme a lo ya expuesto. Esta era la competencia que llamaremos normal o
comn. Careca, en cambio, de todo derecho a entender en los casos en que
exista un fuero personal eclesistico o militar ni en los que competan a
otros tribunales especiales.
Subordinada a esta ltima regla, la audiencia deba resolver los juicios
en vista y revista. La segunda era un nuevo estudio de la cuestin solicitado
por las partes al mismo tribunal que haba fallado en vista. Bastaban los votos
conformes de dos oidores para resolver. Dictada la sentencia definitiva no
haba ya ms recurso y deba cumplirse la decisin del tribunal. Solo en casos
excepcionales se autorizaba un recurso de segunda suplicacin ante el rey,
que resolva el Consejo de Indias, pero an en tal caso poda ejecutrsela
sentencia dando fianzas.

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Fuera de estos casos en que el tribunal actuaba en segunda o tercera


instancia, tena competencia originaria en ciertos asuntos especiales. En primer lugar entenda en los casos de corte, que as se llamaban los pleitos en
que eran parte los cabildos, los alcaldes o los funcionarios reales, las causas
suscitadas por delitos gravsimos, entre los cuales estaba la falsificacin de
moneda, y otras que la antigua legislacin castellana sealaba Actuaba tambin en primera instancia para resolver las causas criminales ocurridas dentro
de las cinco leguas del lugar en que resida. En tercer lugar, tena competencia
para substanciar y resolver los pleitos sobre encomiendas de indios cuyo valor o renta fuera inferior a mil ducados. Y por ltimo deba entender en las
demandas contra los bienes dejados por los obispos fallecidos, ya fuera por
cobro de salarios, donaciones, pago de deudas, etc. Algunos de los oidores,
adems, ejercan funciones administrativas o judiciales que se indican al tratar de cada institucin.
La audiencia era tambin el tribunal encargado de dirimir los numerosos conflictos de jurisdiccin que se suscitaban en Amrica debido a la abundancia de magistrados y a la relativa indefinicin de sus atribuciones. Ella era
la que resolva las competencias entre magistrados eclesisticos y seglares, y
entre jueces reales y capitulares. Y tena, finalmente, la facultad de entender
en los recursos de fuerza intentados contra los tribunales eclesisticos.
Cuando se fund la audiencia de Charcas su personal se compona de
un regente que la presida, cuatro oidores y un fiscal. El cargo de regente fue
suprimido poco despus, siendo reemplazado por un presidente togado que
adems de sus funciones intervena en los asuntos de justicia. Posteriormente
se aument a cinco el nmero de oidores. Y por decreto de marzo 11 de 1776
el rey dispuso que en lo sucesivo la audiencia se compusiera de un presidente
que por lo general no fue letrado sino un funcionario de carrera militar, a
cuyo cargo quedaba el gobierno de la provincia de Charcas, un regente, cinco oidores y dos fiscales. El tribunal platense se convirti as en una audiencia pretorial.
La creacin del cargo de regente en cada una de las audiencias indianas,
resuelta en esa fecha, vena a significar una innovacin fundamental. Los nuevos funcionarios eran establecidos para ejercer principalmente el gobierno
interior de las audiencias, limitando en esta forma las atribuciones de los pre-

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sidentes y recibiendo todas las que tenan los oidores decanos. La Instruccin
de junio 20 de 1776 seal las funciones que correspondan a los regentes,
facultndolos para presidir las audiencias cuando faltara el titular, asistir a los
acuerdos y votar como los dems oidores, formar o alterar las salas en que se
divida el tribunal, repartir las causas a los relatores, e informarse con frecuencia del estado que tienen los Pleitos en las Audiencias..., a fin de que la
Justicia tenga el debido, y pronto ejercicio que le corresponde.
Por ltimo, el regente poda actuar tambin como juez de primera instancia en juicios verbales de escasa importancia que se le sometieran voluntariamente por las partes:
La primera audiencia de Buenos Aires.
La prosperidad creciente de Buenos Aires y el escandaloso contrabando
que por este puerto se realizaba con la consiguiente evasin del metlico
hicieron pensar en la utilidad que reportara el establecimiento de una nueva
audiencia. Por estas y otras razones el Consejo de Indias adhiri al proyecto,
dictndose la real cdula de abril 6 de 1661 que ordenaba crear el nuevo tribunal.
Ella pone en evidencia que el objetivo primario perseguido por la corona al crear este organismo no era de orden judicial, sino poltico, militar y
econmico. La cdula de creacin de la nueva audiencia dispona que ella
deba ser presidida por el gobernador y capitn general del Ro de la Plata, y
estar compuesta por tres oidores y un fiscal. Su distrito comprendera las gobernaciones del Ro de la Plata, Paraguay y Tucumn, y tanto su presidente
como la audiencia quedaban subordinados en lo poltico al virrey del Per.
Era, por lo tanto, una audiencia pretorial.
Con el ceremonial de prctica, el tribunal qued instalado en julio 28 de
1663 bajo la presidencia del maestre de campo Jos Martnez de Salazar, que
ese mismo da asumi el mando de la gobernacin.
Los fines de orden poltico, econmico y militar que se haban tenido
en vista al instalar la audiencia de Buenos Aires no llegaron a conseguirse,
pues al decaer el trfico ilcito disminuyeron correlativamente la riqueza y el
progreso de esta regin, perjudicndose asimismo la defensa del puerto.

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En efecto, el objetivo principal que se haba tenido en vista al establecer el tribunal era el de formar en torno a l un nuevo sistema econmico y
militar que conciliara el progreso de la provincia con su adecuada defensa,
impidiendo simultneamente el contrabando y la entrada de extranjeros por
este puerto. Al advertirse la ineficacia poltica de la nueva audiencia, se pens
de inmediato en suprimirla. El rey adopt esta ltima opinin, expidindose
la real cdula de diciembre 31 de 1671 que as lo dispuso. El 26 de octubre de
1672 dej de funcionar el efmero tribunal, pasando las causas y el archivo a
la audiencia de Charcas.
La segunda audiencia de Buenos Aires.
Un siglo despus prosigue Zorraquin Bec, se volvi a pensar en
Espaa y en Amrica en restablecer el tribunal bonaerense. Las circunstancias
haban sufrido una transformacin total, y el humilde villorrio se haba convertido en una ciudad importante, que aspiraba y tena ttulos suficientes para
adquirir la categora mxima en Amrica. Esta transformacin se produjo durante todo el siglo XVIII, pero fue ms perceptible cuando ya haba pasado la
mitad de esa centuria. La ciudad que hasta entonces solo era una simple capital de provincia vio a su gobernador superponer su autoridad a la de los mandatarios vecinos, y crearse dentro de su distrito nuevas gobernaciones subordinadas que realzaron la jerarqua del mandatario rioplatense. Era el momento de elevarla a la mxima categora en el ordenamiento indiano.
Pedro de Cevallos, con una visin genial acerca de las necesidades del
nuevo organismo que l haba contribuido tanto a implantar, sostuvo la conveniencia de dar carcter permanente al virreinato, y de trasladar a Buenos
Aires la audiencia de Charcas. Pero luego, ya concluida la campaa contra los
portugueses, propuso al rey la fundacin de un tribunal distinto en esta ciudad, como elemento indispensable al adecuado desarrollo y organizacin del
sistema que haba transformado tan profundamente a esta regin. Y es que, en
efecto, en el ordenamiento indiano no se conceba la existencia de un virrey
que no fuera al mismo tiempo presidente de la audiencia.
La sugestin de Cevallos determin la reunin de todos los antecedentes del asunto y el envo de los mismos a la contadura y a los fiscales del
Consejo de Indias, que se expidieron con todo detalle acerca de los medios de

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realizar la creacin. Este ltimo reunido en pleno, fue de parecer que se erigiera el tribunal, expidindose entonces la real cdula de julio 25 de 1782 que
as lo dispona. Pero, recin el 14 de abril de 1783 se firm la real cdula que
haca saber a las autoridades del virreinato el establecimiento de una Real
Audiencia Pretorial en la misma Capital de Buenos Ares, la cual tenga por
distrito la Provincia de este nombre, y las tres de Paraguay, Tucumn y Cuyo.
El nuevo organismo deba componerse del Virrey como Presidente, de un
Regente y cuatro Oidores y un Fiscal..., dos Agentes Fiscales, dos Relatores y
dos escribanos de Cmara, sin contar otros funcionarios de menor jerarqua.
El tribunal tena competencia para entender en grado de apelacin de
todas las causas civiles y criminales falladas por los jueces inferiores de su
distrito. Estos eran los alcaldes ordinarios, los asesores letrados de las intendencias que haca poco se haban establecido, y los gobernadores poltico
militares de Montevideo, Misiones y Malvinas. La audiencia poda entender
en segunda o en tercera instancia, segn fuera el trmite dado anteriormente
al litigio. En los juicios civiles venidos en apelacin directamente de los alcaldes bonaerenses, cuya cuanta fuera inferior a doscientos pesos de minas,
la resolucin de la audiencia causaba ejecutoria. En todos los dems, el tribunal deba resolver en vista y revista, salvo en el caso de que la sentencia de
vista fuera confirmatoria de dos anteriores. Se admitan, sin embargo, los recursos de nulidad, segunda suplicacin e injusticia notoria, segn veremos
ms adelante. No ocurra esto ltimo con las causas criminales, las cuales
deban concluir forzosamente en la audiencia.
El tribunal entenda tambin en los conflictos de competencia y en los
recursos de fuerza interpuestos contra las decisiones de los jueces eclesisticos.
Excepcionalmente la audiencia entenda en primera instancia en los
casos de corte, cuya naturaleza ya hemos explicado, y en las causas criminales que ocurrieran en Buenos Aires o en cinco leguas a su alrededor. Pero esta
competencia originaria de la audiencia en los asuntos criminales no priv a
los alcaldes ordinarios de la que hasta entonces haban tenido, pues ambas
magistraturas podan entender a prevencin, siguiendo el sistema de la jurisdiccin acumulativa. Sin embargo, el virrey dispuso por orden de febrero 8 de
1800, reiterada en septiembre 30 de 1805, que los reos detenidos en la campa-

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a bonaerense, que no gozaran de un fuero privilegiado, deban ser remitidos


a la audiencia para ser juzgados, con inhibicin de los jueces ordinarios. Qued as cercenada correlativamente la jurisdiccin de los alcaldes del Cabildo
y del teniente letrado de la superintendencia, que hasta entonces haban entendido a prevencin en las causas criminales ocurridas en la campaa. Pero
ambos conservaron su antigua competencia en la ciudad, junto con la audiencia que poda prevenirlas en el conocimiento del asunto.
Los oidores, actuando individual y separadamente, tuvieron tambin
importantes funciones judiciales. El regente poda actuar como juez de primera instancia en juicios verbales cuyo monto no excediera la suma de quinientos pesos. Uno de los oidores era juez mayor de bienes de difuntos, durando
dos aos en el desempeo del cargo.
Por lo tanto, en la ciudad de Buenos Aires hubo desde entonces cuatro
magistraturas competentes para entender en primera instancia en los juicios
civiles: los alcaldes ordinarios del Cabildo, el teniente letrado de la superintendencia, el oidor juez de provincia y el regente de la audiencia, con jurisdiccin limitada este ltimo. A su vez el juez de provincia poda actuar en segunda instancia en los juicios resueltos por los alcaldes, y de esta o aquellas sentencias caba el recurso ante la audiencia, cuyos fallos eran definitivos en la
inmensa generalidad de los casos.
Los recursos.
La legislacin hispnica, por conceder a los litigantes las mayores garantas de acierto en las decisiones judiciales, organiz diversos recursos contra los pronunciamientos de los magistrados, que al mismo tiempo implicaban
un control eficaz de su actuacin. Su resultado era prolongar indefinidamente
la substanciacin de las causas, que favoreca los abusos de los litigantes inescrupulosos. No obstante, las mismas leyes procuraron evitar esas dilaciones,
sin conseguirlo totalmente.
Era un error obligar a litigar ante magistrados alejados considerablemente del domicilio de las partes. Este inconveniente qued subsanado acordando un solo recurso en los juicios inferiores a 60.000 maravedes, y multiplicando las instancias en los que excedan de esa suma. Segn queda ya ex-

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plicado, los cabildos constituan el nico tribunal de alzada en los juicios


civiles de menor cuanta, y su decisin era definitiva. En los otros casos, el
pleito poda substanciarse sucesivamente ante los alcaldes ordinarios, el teniente de gobernador, y el gobernador mismo, completndose as tres instancias dentro del distrito en donde se ventilaba la causa. Si las sentencias dictadas por tales magistrados eran conformes, no admitan recurso alguno y la
decisin deba ejecutarse.
La Real Ordenanza de Intendentes elimin una instancia, al impedir las
apelaciones de los alcaldes ordinarios al teniente de gobernador.
El intendente del Paraguay invocaba en 1804 la ley de la Recop., V. XII.
27, dictada precisamente para la provincia, para convertirse en tribunal de
alzada de los alcaldes ordinarios, pues interpretando la ordenanza de intendentes y la real cdula de creacin del tribunal porteo se entenda que las
apelaciones deban venir a la audiencia. El expediente pas en consulta a esta
ltima, sin que llegara a decidirse el problema. Pero la instalacin de una
audiencia en Buenos Aires subsan los inconvenientes derivados de aquella
supresin, aproximando a los litigantes a un tribunal que reuna todas las garantas de eficacia y de acierto. La progresiva mejora en la administracin de
justicia, y la necesidad de agilizar el procedimiento evitando sus largas dilaciones, hicieron que la reforma resultara conveniente al reducir a dos en la
inmensa generalidad de los casos las magistraturas que intervenan en la substanciacin de los pleitos.
Las decisiones judiciales eran susceptibles de diversos recursos que
estudiaremos sucintamente.
El de apelacin se conceda para que un tribunal de categora superior
reviera el fallo del inferior. Deba interponerse dentro del quinto da de notificada la sentencia, y proceda en los casos que ya se han mencionado al estudiar cada magistratura. Este recurso corresponda mientras hubiera un tribunal superior competente, pero subordinado a dos limitaciones: la existencia
de tres fallos conformes impeda toda nueva apelacin, y en cuanto el pleito
llegaba a la audiencia quedaba excluido este recurso para ser reemplazado por
otros que reciban denominaciones distintas. Tambin se llamaba apelacin el

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recurso concedido contra las resoluciones gubernativas de los mandatarios


polticos, las cuales podan ser revocadas por la audiencia respectiva.
El recurso de splica o suplicacin se entablaba ante el mismo tribunal
colegiado que haba fallado antes, al cual se peda que se avocara nuevamente
al conocimiento de la causa en grado de revista. Si se trataba de una sentencia interlocutoria, el recurso deba interponerse dentro del tercer da; y si era
definitiva el interesado tena diez das para presentarlo. Este recurso estaba
subordinado a la misma regla de las tres sentencias conformes, pues no caba
en el caso de que al fallar en vista la audiencia hubiera confirmado dos anteriores. De lo contrario, o si el pleito haba comenzado en la audiencia, las
mismos oidores entendan nuevamente en la causa y dictaban la resolucin
definitiva.
La segunda suplicacin era un recurso extraordinario otorgado para
que el rey, por intermedio del Consejo de Indias, reviera la decisin de los
otros magistrados. La legislacin espaola lo conceda contra los fallos dados
por la audiencia en grado de revista, si los tales pleytos fueren muy grandes,
o de cosa ardua, debiendo interponerse en el trmino de veinte das dando
fianzas de pagar una determinada cantidad en el caso de confirmarse la sentencia. La legislacin indiana tambin lo admiti, aunque limitndolo considerablemente para evitar las dilaciones y los perjuicios que poda ocasionar.
Por consiguiente, la autorizacin especial era previa a la admisin del recurso. En los asuntos criminales, y en los que llegaban a las audiencias por va de
apelacin de los gobernadores y justicias ordinarias, no se admita este recurso extraordinario. La segunda suplicacin no impeda que la sentencia se ejecutara. El beneficiado poda pedir su cumplimiento afianzando la restitucin
de lo percibido a causa de ella. A su vez el que interpona el recurso deba dar
fianza de pagar mil ducados de pena... si se confirmare la sentencia de revista; y en lo que se refiere a nuestro territorio tenia ao y medio para presentarse al Consejo desde que le fuera notificada la sentencia. El pleito que deba
llevarse original al Consejo de Indias dejando copia en el tribunal, era resuelto por cinco jueces del Consejo sin admitir nuevos escritos de probanza.
El recurso de injusticia notoria fue organizado a principios del siglo
XVIII y resultaba de difcil utilizacin, pues deba alegarse la comisin de

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una injusticia notoria. No se admita en los casos en que proceda la segunda suplicacin, y el trmite era el mismo que el de esta ltima.
Por ltimo, el recurso de nulidad deba interponerse conjuntamente con
el de apelacin, la splica o la segunda suplicacin, y solo proceda cuando
stos fueran admisibles.
El recurso a la corona era largo, dispendioso e incierto, y solo fue utilizado en raras ocasiones. Lo normal era concluir la causa en Amrica, procurndose tambin evitar el costoso recurso al tribunal platense mediante la utilizacin de las tres instancias organizadas en cada distrito. Ms tarde, la instalacin de la segunda audiencia de Buenos Aires vino a mejorar considerablemente la tramitacin de los litigios, no solo por la proximidad mayor de un
tribunal de esa categora, sino tambin por los reglamentos procesales que
este dict a fin de mejorar la administracin de justicia.
Los Jueces de Audiencia.
Veremos en detalle algunas de las magistraturas que correspondan a
los oidores, o que eran desempeadas por enviados de las audiencias para
cumplir fines determinados, pues ya hemos visto las funciones de las Audiencia y la actuacin de sus miembros. El juzgado de bienes de difuntos.
Aunque carece de gran inters para la Provincia del Paraguay, sin embargo exista una institucin para asegurar las herencias de los espaoles que
moran en Amrica, asegurando los bienes sucesorios y su entrega a sus herederos legtimos ausentes, y cuando los herederos residieran en otro distrito,
aunque se tratara de juicios ab intestato de militares o eclesisticos.
Pero no en todos los casos tenia competencia. Ya que le era negada,
cuando los herederos instituidos estaban en el lugar, y dejara hijos o descendientes legtimos o ascendientes, pues estos casos eran de competencia de la
justicia comn.
El Juez Mayor de bienes de difuntos, era un oidor que duraba dos aos
en el ejercicio de su cargo, y poda ser removido por el virrey o el presidente

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de la audiencia. Su jurisdiccin se extenda a todo el distrito del mismo tribunal.


Era natural que a mayor poblacin nacida en Amrica, la competencia
de este juzgado fuera disminuyendo progresivamente al aumentar los juicios
sucesorios por la cantidad de herederos residentes en la misma.
El juzgado de tierras.
Fundamento terico de los repartos de tierra.
Es importante y hasta hoy se discute quien fue el propietario legtimo
de la tierra en Amrica.
En un principio existan cuatro formas de propiedad de la tierra: a) la
propiedad realenga; b) la propiedad de los espaoles; c) la propiedad eclesistica; y d) la propiedad de los indgenas.
Se ha sostenido ms de una vez que la Recopilacin de Indias organiz
la propiedad agraria sobre la base de que todas las tierras de Amrica pertenecan al Estado como nico propietario y que una disposicin del 20 de noviembre de 1578 fue la que nacionaliz el suelo americano. La interpretacin
parece discutible. La ley 14, ttulo XII, lib. IV de la Recopilacin, que recoge
la citada disposicin de 1578, sostiene que son facultades sobre los baldos
que sern justamente el objeto de las mercedes.
Reconocimiento de la propiedad indgena.
Este es el gran problema que genera la tierra del indio. La Corona reconoce la legitimidad de la propiedad anterior a la conquista. Por ejemplo, en la
capitulacin firmada en 1520 con Bartolom de las Casas se sostiene que tendrn la plena propiedad de las tierras que compraren a los indios y cuando
Pizarro durante la conquista del Per se le imputa haber repartido tierras que
eran de los indios.
En las instrucciones impartidas a los conquistadores no solo se cuida de
aclarar que no debe repartirse a la peninsular tierra de los indios sino que se

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ordena que las estancias sean establecidas lejos de los pueblos de indgenas
para evitar que los animales daen sus sementeras. As, en la Real Cdula de
1571, mediante la que se dan instrucciones al adelantado Juan Ortiz de Zrate, Gobernador y Capitn General del Ro de la Plata, se le indica que una vez
elegido el sitio para poblar se reparta a los pobladores algo desviada de las
partes y lugares donde los otros indios tuvieren sus poblaciones, pastos y sementeras.
El Virrey Toledo relata cmo funcionaba en la realidad dicha clusula
de que fuera sin perjuicio de naturales. Otorgada la merced dice se encargaba a las justicias locales que averiguasen si los indios reciban o no perjuicio. El historiador chileno Silva Vargas, se ha ocupado de precisar el alcance
y naturaleza jurdica de dicha clusula, y se inclina a considerarla como condicin resolutoria de la mercedes.
La propiedad del indgena en encomienda.
En las leyes que organizaron la encomienda, se limitaba disponer que el
derecho del encomendero, se extenda a disponer del servicio personal del
Indgena pero no de su tierra y se cuidaba de especificar que el encomendero
no heredaba la tierra del encomendado muerto sin sucesin sino que esta pasaba al pueblo del que el indio fuese originario. Sin embargo, el problema de
determinar de quin era la tierra del encomendado, sigui proyectndose ms
all de, 1811.
Habitualmente el indio careca de ttulo de sus tierras pero consegua
retenerlas probando su utilizacin desde larga data en lo que era auxiliado por
el protector de naturales.
Perdan sus tierras cuando el indio abandonaba su asiento tradicional en
el que hubiera podido probar su posesin de tiempo inmemorial. Esas tierras
quedaban, pues, despobladas y eran entonces pedidas por merced u ocupadas
sin ttulo por algunos hacendados vecinos.
Tambin la compra forzada de tierras que el indio venda a vil precio
por ignorancia o temor. Aunque la legislacin acudi muy pronto a impedir
esas transacciones.

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Por eso, la propiedad de las tierras que iban ocupando los espaoles
sobre todo en el siglo XVIII, tuvo una gran enorme importancia jurdica y
econmica, con la creacin de una magistratura especial.
El repartimiento fue el ttulo de propiedad de la tierra en los nuevos
territorios descubiertos.
Pero el solo hecho de repartimiento, no facultaba a la adquisicin del
pleno dominio sobre la tierra adjudicada, sino que para adquirir el dominio de
la misma, era necesario PONER EN CULTIVO la tierra recibida y RESIDIR
en ella por un plazo determinado de 4, 5 y hasta 8 aos segn los casos y la
variabilidad en el tiempo.
Si bien en un principio, fue este el mtodo seguido, circunstancias de
acrecimiento del valor econmico de la tierra, aumento de la poblacin y otros
factores, hicieron que a partir de 1591, las tierras BALDAS o REALENCAS
se adjudicasen en pblica subasta al mejor postor. Se exiga que el interesado
hubiese posedo y cultivado la tierra por lo menos en un plazo no inferior a
diez aos. Es de destacar que tanto la Cdula Real de 1591, como la Recopilacin de las Indias de 1680 admitieron la antigua posesin, como causa justa
de prescripcin, para adquirir el dominio de las tierras.
Como un aliciente para que nadie dejara de regularizar su situacin, la
Instruccin de 1754, Art. 8, dispone que quien alertara al Fisco sobre una
tierra ocupada por un tercero sin ttulo tendr opcin a tomarla para s pagando una moderada composicin.
Abonada la composicin y recibido el ttulo correspondiente, se era propietario con plena libertad para enajenar la tierra a ttulo gratuito u oneroso,
hipotecarla, legarla, constituir sobre ella capellanas o mayorazgos.
En cuanto a los poseedores de tierras vendidas o compuestas desde 1700
en adelante, no deban tampoco ser molestados si haban obtenido confirmacin por parte del rey o de los presidentes de las audiencias autorizados para
darla; pero a falta de este requisito deban solicitar la confirmacin ante las
audiencias o los subdelegados que estas nombraran, a fin de que se les despa-

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charan los ttulos una vez comprobada la legitimidad de la posesin y pagado


el precio de la venta o composicin.
Estos mismos subdelegados tenan facultad para conocer en primera
instancia, y con apelacin a la audiencia, de todos los pleitos que pudieran
ocurrir acerca de la venta o composicin de realengos, sus determinaciones,
medidas y tasaciones.
Las tierras de uso comn fueron objeto de las Ordenanzas de Poblacin
de 1573, que era el ejido que se sealara a cada poblacin de dehesas para los
bueyes de labor y para el uso de las sementaras. Pero recin en 1760, por R.C.
vino a reconocer las asignaciones precarias de tierras, mediante el cobro de
cinco pesos por cada cuadra cuadrada. Lo que hoy se llaman campos comunales en nuestro pas.
En cuanto a la expropiacin no fueron frecuentes, ya que existan extensas propiedades disponibles. Sin embargo por Real Ordenanza de Intendentes y Real Acuerdo de 1805, se prev la expropiacin por razones econmicas y de seguridad pblicas.
En el Ro de la Plata se difundieron las hipotecas, casi nicas vas para
acceder al crdito. Melo de Portugal a partir de 1795, dispuso la creacin de
los registros especiales de hipotecas. En la Provincia del Paraguay se registraron numerosos prstamos por este medio, para agilizar el comercio de yerba y
maderas.
Jueces de comisin y pesquisidores.
Un gran poder de vigilancia y control tenan las Audiencias, sobre toda
la administracin de justicia, y no solamente sobre los organismos encargados de dirimir las controversias jurdicas de los particulares, sino tambin
todo lo referente al recto ordenamiento de la administracin, en cuanto este
contribua a mantener el ideal de justicia al cual aspiraba el rgimen indiano.
La funcin de vigilancia y control se ejercitaba, impartiendo rdenes a
los jueces inferiores para el pronto y eficaz despacho de los asuntos, o enviando comisionados que los reemplazaran o suplieran su ausencia o incuria, ya

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investigando por medio de subordinados suyos los defectos y vicios existentes en regiones lejanas; pues as como los jueces con imperio podan delegar
sus poderes en otros ejecutores, as tambin y con mayor razn las audiencias
tenan la facultad de designar otros magistrados con plena jurisdiccin para
administrar justicia, aun sobreponindose a los jueces ordinarios.
Estas delegaciones de la justicia audiencias se efectuaban por medio de
jueces de comisin o de jueces pesquisidores, as llamados segn fuera el
encargo especial que tenan. Desde el principio de la conquista quedaron facultados aquellos tribunales para enviar jueces de comisin fuera de las cinco
leguas del lugar donde actuaba la audiencia, pero los abusos cometidos obligaron tambin a restringir en lo posible esta atribucin.
Estos jueces de comisin tenan poderes limitados: no podan sentenciar las causas criminales, debiendo remitir los presos a la crcel de la audiencia en ningn caso reemplazaban al gobernador, aunque la comisin fuese en
su contra, ni entendan en pleitos ya sentenciados definitivamente y deban
por ltimo limitarse al cumplimiento de la comisin para la cual haban sido
designados.
Los jueces pesquisidores tenan mayor importancia, pues su misin no
se reduca a cumplir un mandato puramente judicial, sino que realizaban verdaderas investigaciones sobre la conducta y actuacin de los magistrados locales.
En el Ro de la Plata se hizo relativamente frecuente el envo de jueces
de comisin y pesquisidores, destinados a investigar sobre todo la conducta
de los funcionarios con respecto al comercio ilcito.
Ante las protestas de los cabildos, el rey orden que la audiencia de
Charcas no enviara jueces de comisin a las provincias del Plata, Y efectivamente, desde fines del siglo XVII ces el nombramiento de estos comisionados especiales, cuya actuacin no era siempre todo lo legtima a que aspiraban las autoridades superiores.

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Residencias y visitas.
Se organiz tambin una institucin de alcance ms poltico que judicial: la visita. Adems, y generalmente al terminar el mandato de cada funcionario, se le someta al juicio de residencia, antigua institucin espaola que
como tantas otras tuvo inmediata aplicacin en Amrica. El objetivo de ella
era castigar los abusos y delitos que podan cometer las autoridades, aplicando las sanciones correspondientes a la gravedad de los hechos demostrados.
Las residencias se daban en el lugar principal de la Provincia en donde el funcionario haba desempeado el cargo Este ltimo, al llegar al lugar,
deba pregonar el auto que le encomendaba la residencia, sealando adems
las personas que iban a ser sometidas a proceso.
Constaba el proceso, de dos partes: secreta y pblica. La primera consista en la averiguacin de oficio, mediante el interrogatorio de testigos, de
la conducta y actuacin del mandatario. Deba formarse luego una lista de los
cargos que se formulaban, dando traslado de ella al funcionario. Contestado
al traslado y producida la prueba que pudiera solicitar el residenciado, se dictaba sentencia. La sentencia deba limitarse a declarar la buena o mala conducta del funcionario. De probarse malos manejos, se imponan penas de
multa, inhabilitacin temporal o perpetua, destierro y traslado. Dictada la sentencia, se enviaban los autos al Consejo de Indias o a la audiencia del distrito,
los cuales deban resolver en definitiva.
En 1777, cuatro Reales Cdulas en que S.M. da Comisin para tomar
residencia de cuatro ex gobernadores del Paraguay. Estos fueron: Jos Martnez Fontes, Agustn Fernando de Pinedo, Fulgencio Yegros y Carlos Morphi,
y dado en La Plata, el 4 de noviembre de 1777.
Culpados de peculado fueron los siguientes gobernadores concluida la
residencia: Juan Gregorio Bazn de Pedraza, Martn de Ledesma Valderrama,
Felipe Rege Corvaln, Marcos Jos de Larrazbal y ms tarde Joaqun de
Als.
La real cdula de agosto 24 de 1799, introdujo cambios fundamentales
en la institucin. En ella se divida a los funcionarios en tres categoras: a) los

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virreyes, presidentes de audiencias, gobernadores, intendentes y sus respectivos asesores letrados; b) corregidores, alcaldes mayores, subdelegados, tenientes, y los dems funcionarios no comprendidos en los otros grupos; y c)
alcaldes ordinarios, regidores, escribanos, procuradores, alguaciles y dems
empleados subalternos.
Haba funcionarios de dos clases, los llamados: visitadores generales y
particulares, segn la Recopilacin de Indias. Los primeros hacan una investigacin de un distrito entero, mientras los segundos, solo respecto a un funcionario u organismo. Slo estos ltimos tenan, a veces, aspecto judicial,
pues en las generales el visitador se limitaba a enviar relacin particular dirigida al Consejo de Indias, para que vista, se provea lo que pareciere conveniente. En cambio, las visitas particulares eran similar al del juicio de residencia, salvo que no se daba a los funcionarios copia de los dichos, ni nombres de los testigos que depusieren, debiendo realizarse el trmite con todo
el secreto y recato posible. Se admitan tambin demandas pblicas, y an
poda el visitador avocar a s pleitos pendientes ante el juez visitado, siempre
que lo pidiera alguna de las partes interesadas.
Los gobernantes visitados permanecan en el desempeo de sus cargos,
en general, salvo que por causa grave el visitador resolviera suspenderlos.
Con respecto al nombramiento de los visitadores, se aplicaban reglas similares a las que regan el juicio de residencia.
Numerosos fueron los juicios de visita en la Provincia del Paraguay.
Juicios de residencia. Conocido es que las denuncias y graves cargos
formulados en 1776 y 1777 por el cabildo asunceno contra Pinedo que concluan con el pedido de que no se lo dejara salir de la Provincia hasta que se
concluyera su residencia no tuvieron eco.
Su sucesor, Mel de Portugal, dir haber encontrado una real cdula
dada en El Pardo a 10 de febrero de 1776, que dispona no se pusiera dificultad alguna a la marcha de Pinedo luego que dejara afianzada su residencia
(Cabildo al Rey. Asuncin, 23 de febrero de 1778. A.G.I. Buenos Aires, 48).

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Y en abril y agosto de 1779 el mismo Melo, que comenzaba anunciando


que tomara noticias de sujetos imparciales sobre la conducta de Pinedo, aclaraba despus que esa averiguacin era obra larga y trabajosa, pero que procurara concluirla a la brevedad.( A Vrtiz, 13 de abril y 13 de agosto de 1779.
A.G.N. IX, 5, 4, 1).
En cuanto a Als, para su residencia se nombr una terna en la que iba,
en primer lugar, Lzaro de Ribera. Pero este se excus y entonces, se nombr
en segundo a don Manuel de Samaniego y tercero a Vicente Martnez Fontes,
contador de la renta de tabacos del Paraguay. Mas el Cabildo dijo que Samaniego estaba legtimamente impedido por sus numerosos parentescos en la
ciudad, lo que comprobaba citando nombres de su suegro, su cuado, sus primos hermanos, etc. En cambio, del tercero, Martnez Fontes, dijo que careca
de conexiones. La Audiencia resolvi, de cualquier modo, que Ribera resumiera en s esa comisin de residencia. (Buenos Aires, 18 de abril de 1796.
A.N.A. S.H., 171).
Y este intendente explay entonces sus motivos, diciendo que desde el
momento en que se haba recibido del mando, le haba sido preciso trabajar
da y noche, sacrificando su salud por no abandonar el servicio de Su Majestad y que actualmente estaba ocupado en la defensa de la Provincia, en
restablecer y fomentar varias reducciones de indios infieles, en establecer
negociaciones pacficas con varias naciones brbaras que me rodean y en otra
multitud de objetos de la mayor importancia que no me dejan un instante de
sosiego, a la Audiencia. Asuncin, 18 de julio de 1796. A.G.N. IX, 5, 4, 5.
Ante esta difusa justificacin, la Audiencia no se allan, dado lo inconcreto de los argumentos reencargo la residencia. Pero, al fin, y ante nuevas
disculpas del intendente, qued como residenciador Martnez Fontes.
Lo importante es que result un cargo contra Als.
Por haber vendido al Rey una partida de ganado vacuno para el establecimiento de la estancia que abastece los presidios del Apa y Borbn... y
permitiendo que otros particulares hicieran igual venta al mismo fin, al excesivo precio de 26 reales, corriendo en aquel tiempo a 6 y 8 reales, sin haber

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pagado unos ni otros el real derecho de alcabala. Asuncin, 19 de noviembre


de 1798. A.G.N. IX, 5, 4, 6.
En el proceso de la residencia aparecieron, adems, varias quejas por
nombramientos acordados con parcialidad y recomendaciones.
Pero, en todo caso, se debe apuntar que Als haba sido designado gobernador de Valparaso (en Chile).
Ahora bien; no mueve a reflexin esta lenidad ante cargos ciertamente
graves como los levantados contra Pinedo y Als por los respectivos cabildos
y el poco caso que se ha hecho de ellos por el gobierno central? Era esto un
signo de decadencia, de corrupcin (adems de connivencia) o de despreocupacin culposa?
Pero tambin debe equilibrarse el juicio reconociendo que hubo otros
dos intendentes que no fueron procesados o residenciados (Mel de Portugal
y Ribera). Y aunque el ltimo sali bruscamente en medio de graves diferencias de criterio con otros funcionarios, Melo y su poca quedaran casi como
un ejemplo.
Otros fueros especiales: El Consulado.
En 1794, los nuevos aires de liberalizacin del comercio a nivel mundial, las ideas de Adam Smith, y la corriente mercantil, alcanzaron las orillas
del plata. Hasta entonces haba integrado la de los alcaldes y el gobernador
como magistrados competentes en el fuero ordinario. La real cdula de 30 de
enero de 1794, dispuso instalar en Buenos Aires un Consulado con el propsito de servir a un tiempo de tribunal de justicia en los pleitos mercantiles y de
organismo encargado de proteger y fomentar el comercio y las industrias locales
Su jurisdiccin se extenda a todo el virreinato, pero para mayor comodidad de los litigantes podan nombrarse Diputados en los lugares de ms
comercio, los cuales tendran la misma competencia. Cada uno de estos diputados no poda juzgar por s solo, sino acompaado de dos Colegas elegidos

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por l entre dos hombres prcticos y de caudal conocido que le propusiera


cada parte.
Este tribunal deba proceder siempre estilo llano, verdad sabida y
buena fe guardada, sin intervencin de letrados y con prohibicin expresa de
admitir todo lo que huela a sutileza y formalidades de derecho, segn la
Cedula de su creacin. Bastaban dos votos conformes para sentenciar. En caso
de ausencia, impedimento o recusacin, el prior y los cnsules eran reemplazados por sus respectivos tenientes. Cuando el pleito pasaba de mil pesos se
admita un recurso de apelacin para el tribunal de Alzadas, compuesto por el
decano de la Audiencia y dos colegas igualmente elegidos por l entre dos que
deba proponerle cada una de las partes, los cuales deban ser hombres de
caudal conocido, prcticos e inteligentes en las materias de comercio, y de
buena opinin y fama. Posteriormente se dispuso que el cargo de juez de
alzada turnara entre todos los oidores cada dos aos. Confirmada la sentencia,
quedaba ejecutoriada. Si era revocada, se admita un recurso de splica ante
el mismo juez y otros dos colegas, cuya sentencia era definitiva. Y con las
limitaciones propias de estos recursos, podan interponerse tambin los de
nulidad e injusticia notoria ante el Consejo de Indias.
El consulado no se limitaba a esta funcin jurisdiccional. Todos sus
miembros prior, cnsules, consiliarios y sndico formaban tambin una Junta
que deba reunirse por lo menos dos veces al mes, y que tena a su cargo la
proteccin y fomento del comercio, a cuyo efecto deba procurar por todos los
medios posibles el adelanto de la agricultura, la introduccin de mquinas, la
facilidad de la circulacin interior, la construccin de caminos, la construccin de un muelle en el puerto de Buenos Aires y en general cuanto fuera
conducente al progreso econmico.
En la segunda sesin del Consulado, celebrada en Buenos Aires, se resolvi erigir las diputaciones en los puertos de Montevideo, Santa Fe y Asuncin. La mayora de los que sera miembros de la misma, se hallaban ligados
no solo a fuertes intereses comerciales con sus similares del Plata, sino que
eran poseedores de valiosas propiedades en Asuncin y alrededores.
Dichos cargos de diputados fueron ocupados sucesivamente por las siguientes personas:

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

1795 18VII96. Antonio Vigil. (Test en 1801 Vol. 127. N 1).


18VII/96 VII/98. Fermn de Arredondo y Lobatn. Posea propiedades en: Piray en 1784. N. E. Vol. 22221. S. P. y T. Tembetary en 1772/
Vol. 457 Fs. 1. S. S. y T. (Pago del feo) Lambar, en 1796. Vol. 24. Fs. 2. S.
P. y T.
VI1/98 VI1/800. Gregorio Tadeo de la Cerda. Propietario de embarcaciones. Socio de John Robertson, comerciante, quien le fue concedido permiso para conseguir y establecer comercio internacional con el Rio de la Plata. De la Cerda estaba asociado con de la Mora.
VI1/98 VI1/800 Jos Daz de Bedoya. Posea propiedades en: Capital, en el ao 1773. Vol. N. E. 226 Fs. 103 S. P. y T. (Tacumb), en 1774 en
Vol. 141. Fs. 11. S. P y T Villarrica, en 1786. Vol. 143 Fs. 16. S. P. y T. Campo
Grande (Balsequillo) en 1790 en Vol. N. E. 189. Fs. 58. Capital (Tacumb) en
1796. Vol. 145. Fs. 10. S. P. y T. VI1/02 VII/04
Fernando Antonio de la Mora. Posea propiedades en: Costa arriba, en
1773. Vol. 298 Fs. 5. S. P. y T. Tobat, en 1777, Vol. 299. Fs. 3. S. P. y T.
Tobatmin, en 1783 N.E. Vol. Fs. 51. S. P. y T. Capital (Encarnacin). 1791.
Vol. 332. Fs. 12. S. P. y T. El mantuvo este cargo a travs de 1804, haciendo
significativa su transicin de la antigua lite terrateniente paraguaya a una
asociacin con los nuevos burgueses de la provincia.
VI1/02 VII/04 Tte. Cnel. Joseph de Zavala y Delgadillo (no se recibi de la diputacin, alegando su grado militar), pero posea una propiedad en
Campo Grande, en Mburicao en 1783. Vol. 479. Fs. 4. S. P. y T.
13XI/04 15/VI/05. Florencio Antonio de Zelada. (Fallece en la
ltima fecha). Posea propiedades en: Capital, en 1770. Vol. 478. Fs. 2. S. P. y
T. Ybycu, en 1777. N. E. Vol. 72. Fs. 42. T.
15/VI/05 XII/05 Jos Fortunato de Rel (interino, alcalde). No registra propiedades.

EL DERECHO INDIANO

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1/06 14/VII/06 Bernardo de Argaa (interino, sucesor del anterior),


posea varias propiedades en: Tapu, en 1789. Vol. 18. Fs. ll. S. P. y T. Capital,
en 1790. Vol. 18. Fs. 10. S. P. y T. Capital, en 1791. Vol. 20. Fs. 4. S. P. y T.
Capital, (Samuuper) en 1791. Vol. 332. Fs. 12. S. P. y T. Tapu, en 1791. Vol.
98 Fs. 1. S. P. y T. Capital (San Francisco), en 1792. Vol. 21. Fs. 1. S. P. y T.
Capital, en 1816. Vol. 229. Fs. 4. S. P. y T.
1/06 14/VII/06 Severino de Acosta (fallece el 14/7/70). No registra
14/VII/0614/VII/08 Juan Baleriano de Zeballos (interino, alcalde de
1er. voto). Era mercader espaol. Posea las siguientes propiedades: Capital
(San Francisco), en 1765. Vol. N. E. 504. Fs. 96. Piray, en 1780. Vol. 479. Fs.
3. S. P. y T. Capital (Las Barcas), en 1791. Vol. 3332. Fs. 12. S. P. y T.
14/VII/08 1810 Francisco Vicente Gonzlez. Posea una Propiedad
en: Capital, en 1797. Vol. 217. Fs. 9. S. P. y T.
Por otra parte, en la Villa Real de la Concepcin, ocupan los siguientes
diputados:
19/VII/04 22/IV/05 Jos Antonio Garca (Hacendado). Posea una
propiedad en Villa Concepcin (Tebeg), en 1814, Vol. 592. Fs. l .S.P. y T.
22/IV/05 Manuel de Irigoyen (Hacendado)
IX/06 IV/08 Francisco de Quevedo. Contrato con Domingo Tern,
en un Barco, en 1800 (N.E. 1142)
IV/08 14/10. Juez Poltico Jos Espnola (Interino).Posea una propiedad en Aquibannigu en 1801, Vol. 396. Fs. 2 de unas 18.787 Has, adquiridas
en compra. 14/1/810? Pedro Celestino Vzquez Romero haba sido elegido
en julio de 1800 pero no se le permite asumir por el pleito contra el cura de
Villa Real en que tambin se viera complicado. Sin embargo tenan varias
propiedades sus antepasados en Villa Concepcin, en 1709. N.E. Vol. 134,14
vito. Villa Concepcin, en 1709. N.E. Vol. 134,10 vito.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Algunos que otro de los nominados expresa Tjars tendr alguna


actuacin en el ejercicio de su mandato, pero considerando que Paraguay,
tena una situacin de dependencia casi absoluta del Virreinato del Ro de la
Plata, poco o casi nada se dej en manos de estos diputados consulares.
No resulta nada extrao, que Fradkin opine que la Real Orden fue la
que estableci la incorporacin oficial de los hacendados al consulado y su
integracin al nivel de conduccin en igualdad de condiciones con los comerciantes. Tradicionalmente fue interpretada como la expresin del ascenso de
los hacendados en ntima relacin con las modificaciones de las posturas del
cuerpo mercantil, haciendo alusin al Consulado de Buenos Aires.
Sin embargo, los integrantes del Consulado asunceno fueron algunos,
recin llegados de la pennsula, en rpido ascenso y sin tradicin en la colonia. Pero los hacendados no pudieron hacer pesar sus posiciones, y el proceso
de diferenciacin y definicin social no pudo ser cristalizado.
Wedovoy, apunta, que a partir de la creacin del Real Consulado en
1794, entr a regir en el Virreinato del Ro de la Plata la Ordenanza del Consulado de Bilbao de 1737, que estableca la obligatoriedad para las empresas
de llevar libros de contabilidad y esa Ordenanza rigi hasta que se sancion el
Cdigo de Comercio
La existencia de libros de contabilidad de las estancias prosigue Wedovoy puede representar el cumplimiento de una exigencia legal pero adems responda a otra necesidad; facilitar cierto contralor a los superiores jerrquicos, en el caso de las estancias pertenecientes a rdenes religiosas, y lo
mismo en el caso de las estancias importantes eran una inmensa mayora.
Un importante ndice de los Papeles pertenecientes a la Diputacin de
Comercio, que contiene 9 volmenes formados por dos diputados que ocuparan dicho cargo se encuentra en el Archivo Nacional de Asuncin. Entre
dichos papeles, se da cuenta de la tenencia de la Real Cdula de Ereccin del
Consulado; el Libro de Acuerdos de la Diputacin; un Cuaderno en que se
apuntan las Discordias del Tribunal; Un Tomo de las Ordenanzas de Bilbao;
Tres Cuadernos con 103 piezas entre Reales Ordenes y disposiciones del Superior Juzgado de Alzadas y del Real Consulado de Buenos Aires; Otro Cua-

EL DERECHO INDIANO

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derno de Oficio, Reales rdenes que se recibieron en la Diputacin, Cuatro


Cuadernos de Impresos de noticias de Espaa que dirigieron del Real Consulado a esta Diputacin. Este material termina confeccionado por el Juez Diputado de Comercio Don Francisco Daz de Bedoya, conjuntamente con su antecesor Don Francisco de Haedo (*).
Bibliografa
Zorraquin Becu, Ricardo. La Organizacin Poltica argentina en el
periodo Hispnico. Ed. Perrot. Buenos Aires. 1967. Tercera Edicin.
Zorraquin Becu, Ricardo. La Organizacin judicial argentina en el
periodo Hispnico. Ed. Perrot. Buenos Aires. Segunda Edicin. 1981.
Levaggi, Abelardo. Manual de Historia del Derecho Argentino. Tomos I, II y III. Abeledo Perrot y Lexis Nexis. Depalma. Tercera Edicin.
Buenos Aires.
Ruiz Guiz, Enrique. La Magistratura Indiana. Buenos Aires.
1916.
Levene, Ricardo. Obras de Ricardo Levene. Tomo III. Buenos Aires. 1962.
Levene, Ricardo. Manual de Historia del Derecho argentino. Buenos Aires. Depalma. 1959.
Garca Gallo., A. Metodologa e Historia del Derecho Indiano. Editorial Jurdica de Chile. 1971.
Mora Mrida, Jos Luis. Iglesia y Sociedad en Paraguay en el Sigo
XVIII, Escuela de Estudios Hispano Americanos de Sevilla. Sevilla, 1976.

(*) Los siguientes captulos, sern publicados en la prxima edicin de


la Revista.

138

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Ots Capdequi, Jos M. El Estado Espaol en las Indias. La Habana.


1975.
Tau Anzoategui, Vctor y Martir, Eduardo. Manual de Historia de las
Instituciones Argentinas. Librera Editorial Histrica. Emilio J. Perrot. Buenos Aires. Sptima edicin. 2005.
Velzquez Rafael E. Caracteres de la Encomienda paraguaya en los
Siglos XVII y XVIII. Historia Paraguaya. Vol. XIX. 1982, pp. 161/3.
Rivarola Paoli, J.B. El Monopolio de la Real Renta: El Estanco del
Tabaco y Naipes. en Revista del Archivo Nacional. II. poca N 1. Abril de
1988, pp. 27 y ss.
Rivarola Paoli, Juan Bautista. El rgimen jurdico de la tierra. Tomo
I. Asuncin. 1993.
Rivarola Paoli, Juan Bautista. La Economa Colonial. Asuncin.
1986. Ed. Litocolor.
Rivarola Paoli, Juan Bautista. La Real Hacienda. Asuncin. 2005.
Ediciones y Arte. Asuncin.
Rivarola Paoli, Juan Bautista. La Primera Revolucin Comunera.
1649. El Lector ABC color. Diciembre de 2012.
Tjarks, Germn O S El Consulado de Buenos Aires y sus proyecciones en la historia del Rio de la Plata. T. II. Universidad de Buenos Aires
Facultad de Filosofa y Letras. Bs. As. 1962. ps. 944/5 y 94.
Art. 2, de la Cdula de ereccin del Consulado en Archivo General de
la Nacin, Consulado de Buenos Aires. Antecedentes Actas Documentos;
Buenos Aires.
Linch. John. Administracin Colonial Espaola. 17821810. Buenos Aires.

139

DEMOCRACIA Y SOLIDARIDAD
Por Ubaldo Centurin Mornigo (*)

Bien ha dicho un estadista que la solidaridad debe llegar a los pueblos


cuando estos viven la coyuntura dramtica y no cuando se despean en el
abismo del hambre y la tragedia, sin posibilidad de retorno por hundirse irremediablemente la sociedad en cuadros caticos de muerte y desolacin.
Democracias slidas, fuertes, no son solamente aquellas que nacen del
sufragio, sino aquellas que exhiben economas sanas, en auspicioso crecimiento; economas de vitalidad cada vez ms consistentes, construidas no para
beneficiar a unos grupos de poder sino para hacer posible un justo reparto de
las riquezas.
La idea del Estado de Derecho de conformacin rgidamente individualista es un concepto que pertenece a la historia, es un esquema sin validez
para los tiempos que corren que reclaman del Estado conciliar la libertad con
los urgentes requerimientos de la justicia social.

(*) Extracto de la disertacin El Estado de Derecho. Los desafos del


mundo de hoy, pronunciada por el Profesor Doctor Ubaldo Centurin Mornigo al incorporarse como miembro correspondiente en Paraguay, a la Academia Nacional de Ciencias Morales y Polticas (Argentina) en sesin privada
del 23 de octubre de 2002. Las palabras de presentacin del novel miembro
estuveron a cargo del acadmico de nmero Dr. Segundo Linares Quintana.
Versin completa disponible en el sitio web de la Academia en el siguiente
link http://ancmyp.org.ar/user/files/CenturionMorinigo.pdf

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Qued atrs la poca del Estado abstencionista. Es incuestionable que


el Estado debe intervenir para regulaciones de orden econmico, social y cultural, bajo la inspiracin del bien comn.
Del Estado liberal de Derecho se ha pasado al Estado Social de Derecho que se ocupa con gran sensibilidad de la familia, de los trabajadores, de la
escuela, de los gremios, a tenor de los principios de la justicia y la igualdad.
Los derechos civiles y polticos tuvieron alta significacin para el
reconocimiento de la dignidad humana, pero el Estado de concepcin individualista no tuvo en cuenta la otra dimensin de la libertad: la que posibilita
que todos los integrantes de la sociedad se sientan liberados del temor a sufrir
tratos discriminatorios. Los derechos llamados de la segunda generacin: derechos econmicos, culturales y sociales surgieron para hacer factible la igualdad de oportunidades.
Para que una comunidad logre el objetivo del bien comn el Estado y
las personas se encuentran con obligaciones que cumplir de manera irrenunciable.
Si al hablar de los derechos individuales nos situamos en el esquema
de no hacer, no daar la libertad del hombre, no trabar el desarrollo de su
personalidad, cuando hablamos de los derechos sociales nos ubicamos en el
plano del hacer a cargo del Estado: hacer valederos y persistentes esfuerzos
para afirmar y consolidar el bienestar general.
No hay democracia sin derecho a la discrepancia, pero es innegable
que todos los que participan en esa empresa poltica y tica superior que es la
democracia, deben firmar coincidencias mnimas para hacer posible la gobernabilidad del sistema y, por ende, la concrecin de sus nobilsimos fines, que
quedan como metas inalcanzables cuando la libertad se convierte en libertinaje y el progreso social se malogra por imperio de la discordia y los sentimientos mezquinos.
La democracia es sistema de dilogos y no vigencia de cerrados fanatismos o retrgrados dogmatismos. Del intenso y respetuoso dilogo entre

DEMOCRACIA Y SOLIDARIDAD

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gobernantes y gobernados, debe nacer un leal obrar de consuno en procura de


lograr la felicidad de la colectividad.
La propiedad es un derecho inatacable del hombre, pero ese derecho
no debe incurrir en abusos. La sociedad no debe ser tolerante con egosmos
que conspiran contra su equilibrio esencial. Bien se ha dicho: al erradicar la
propiedad privada del mundo social, se destruye la productividad econmica,
elemento medular del bienestar social. Pero el derecho de propiedad debe
ejercerse sin vulnerar los fundamentos de la solidaridad, sin excluir el inters
social.
En el Estado Social de Derecho, se mueven con libertad el hombre, el
ciudadano, los partidos polticos, los grupos intermedios, todas las instituciones que reflejan y condensan la realidad social y poltica.
Se ha afirmado con toda razn que en nuestros das la democracia
ser social o no ser democracia. Para ser autnticamente social tiene que
desterrar la demagogia, la inoperancia y la mentira, que corroen la confianza
y la credibilidad de los pueblos.
Las Constituciones de trascendencia social deben impregnar la accin
de los gobernantes y los gobernados, porque de lo contrario no sern ms que
fras formulaciones de papel.
Ha quedado atrs la poca de la mera asistencia a cargo del Estado.
Los tiempos que vivimos llaman a la solidaridad, a practicar la tica de la
justicia social.
La Revolucin en pro del bienestar colectivo debe transitar por cauces de convivencia y armona, desechando las frmulas inconducentes y repudiables de la violencia. Como dice Vctor Massuh, a la violencia hay que
oponer la potencia transparente de la libertad, la fuerza de lo que no tiene
fuerza.
Lo que bien se ha definido como el fluido tico de la democracia,
no admite conductas infieles a la voluntad popular, comportamientos censurables de polticos que anhelan el poder no para servir sino para convertirlo en

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

instrumento de maquinaciones delictuosas contra el patrimonio del Estado,


que es como decir patrimonio del pueblo.
Conforme reclamaba Pablo VI, el desarrollo no solamente requiere
tcnicos, sino de pensadores de reflexin profunda, que busquen un humanismo nuevo, que ayuden a concretar esta consigna: pasar cada uno y todos de
condiciones de vida menos humanas a condiciones de vida ms humanas.
A los derechos de la primera generacin, referidos a la esfera civil y
poltica, siguieron los de la segunda generacin: derechos sociales, econmicos, culturales. Los ideales de la paz mundial y la conjuncin de esfuerzos a
escala internacional para forjar un mundo ms justo, han abierto el camino a
los derechos de la tercera generacin, derechos colectivos que reclaman de la
comunidad internacional cumplir el deber tico de trabajar por la solidaridad
entre todos los pueblos, de animar actitudes y emprendimientos que sirvan a
una efectiva cooperacin, lejos de pticas nacionalistas estrechas y egostas.
Los derechos de la tercera generacin llaman a los Estados a colaborar para
que un amplio y humano desarrollo beneficie a todas las naciones. El Estado
Social de Derecho no solamente busca el progreso y el bienestar de sus integrantes, sino que tiene una presencia activa y solidaria en el mbito de la
integracin, de la cooperacin internacional, basada en afanes compartidos
para alcanzar la felicidad que anhelan y merecen los pueblos.
La deuda externa es uno de los cruciales desafos con que se enfrenta
la democracia en Amrica Latina. Se impone un nuevo orden econmico internacional basado en la equidad, que borre la injusticia de discriminaciones e
indiferencias intolerables.
El gobierno democrtico no se mueve en funcin de nimos vengativos, de negros resentimientos o en la enfermiza esfera de la envidia. Por eso,
no busca quitar la riqueza al que la tiene sino crear riqueza para los que no la
tienen.
Se ha afirmado con toda razn que es preocupante el problema de la
deuda externa que afrontan nuestros pueblos, pero es tambin muy dramtico
y grave el problema de la deuda interna, deuda contrada con los humildes,
con los carenciados, con los desheredados de la fortuna, con los que por culpa

DEMOCRACIA Y SOLIDARIDAD

143

de un Estado indolente viven en la miseria, en situaciones infrahumanas que


ahogan sueos de redencin social.
Ms que manos fras, algunos tienen el corazn congelado. Creen que
la democracia est para promover el crecimiento econmico pero evitan abordar el tema de la equitativa distribucin de la riqueza, que se torna impostergable en la hora actual para que la democracia no sea una estafa sino un avanzar en el terreno de los hechos, con vista a asegurar una vida mejor para todos
los componentes de la sociedad.
El rgimen democrtico es una mentira que ofende la dignidad del
pueblo cuando no ofrece pan con libertad. Pero bien se ha sostenido que ese
pan no tiene solo sentido material. Est el otro pan que hay que dar al prjimo: el pan de la educacin, de la cultura, de la elevacin espiritual dignificadora.
El poder cerrado caracteriza a los regmenes totalitarios. El Estado
democrtico postula el poder abierto, que significa amplia participacin
popular para dar calor y vigor a las instituciones de la Repblica.
El poder econmico no debe manosear la soberana de un pueblo. De
ah que sostengamos que dicho poder econmico debe estar sometido al poder
poltico, cuya misin es crear equitativamente riqueza, proscribiendo tratos
privilegiados a capitales carentes de todo sentido social.
El Estado Social de Derecho ataca las desigualdades. Y una de las
frmulas que aplica para ese logro es un sistema fiscal progresivo, gravando
especialmente las grandes fortunas y herencias. Los que ms tienen, deben
aportar ms para la concrecin del bien comn.
Les asiste indiscutiblemente la razn a los que entienden que los derechos civiles y polticos estn ntimamente relacionados con los derechos econmicos, sociales y culturales, que los mismos se condicionan mutuamente.
Nadie puede disfrutar plenamente su libertad sin un adecuado nivel econmico y social.

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En el mbito social no solo se juega el destino de la libertad sino el


destino mismo de las democracias que tienen ante s un reto histrico: o concilian los derechos individuales con los derechos sociales o perecen en un
cortejo de desesperacin colectiva, de defraudaciones turbadoras del sentimiento popular.
En la democracia, los que propician antinomias entre el trabajo y el
capital conspiran contra el bien comn. El trabajo es una alta dignidad merecedora de las mximas protecciones y el capital humanizado es una necesidad
para que funcione el proceso productivo. De la armona entre el trabajo y el
capital bajo el signo de la justicia, se desprende uno de los elementos cardinales para que opere en la realidad una poltica social amplia y genuinamente
reivindicadora.
Al influjo de la tica de la solidaridad, todos deben marchar lealmente
juntos en el contexto democrtico hacia los ideales sociales, sin resquebrajar
las estructuras de los partidos polticos, sin provocar grietas espirituales por
culpa de ambiciones meramente personales. Con toda razn deca un poltico
eminente: No importa quien lleve el palo, lo que importa es la bandera.
No basta contentarse con que las Constituciones hagan declaraciones
sobre los derechos sociales y decir que aunque estos no se manifiesten en la
realidad, tales declaraciones tienen importante carcter educativo. Para que
los derechos sociales sean elementos tangibles en la vida cotidiana, los polticos y todos los responsables del bien comn, deben elaborar planes concretos
para que la justicia social no sea un archivo de proyectos y una costosa distraccin de tericos mentirosos sino una realidad dinmica obtenida por instrumentos esencialmente eficaces.
Mucho fortalece a un sistema democrtico contar con el concurso de
la sabidura y la prudencia de la madurez, as como tambin con el vigor, con
el espritu de renovacin que agita el alma de la juventud. En la participacin
popular que alienta la democracia verdadera, debe darse espacio amplio a la
juventud, que es fuente de idealismo, de generosidad, de vocacin de servicio. Las mentes y las voluntades jvenes son medios fundamentales para dar
curso a los cambios e innovaciones, sin cuya recepcin la sociedad se torna

DEMOCRACIA Y SOLIDARIDAD

145

dbil, desfalleciente, decrpita. Cerrar caminos a la juventud, es levantar muros para no ver la claridad del porvenir.
Si el Estado de Derecho clsico dignific al ciudadano con el sufragio, el Estado Social de Derecho, respuesta nica a los clamores multitudinarios del presente, debe dignificar al pueblo, superando las falencias y deterioros altamente alarmantes en materia de salarios, de salud, de educacin, de
vivienda.
Las democracias latinoamericanas deben unirse y exigir ser escuchadas por la comunidad internacional cuando exponen los problemas de la deuda externa, del comercio exterior y de la necesidad de las inversiones. Como
bien ha expresado un prominente poltico de nuestro continente, no solo deben escuchar los pases altamente industrializados cuando Latinoamrica habla de la droga y de la necesidad de preservar el medio ambiente.
Los polticos deben llegar al poder no para resolver sus problemas
sino los problemas del pueblo que los vot animados por la fe y la confianza.
- Algunos entran al gobierno como Don Quijote y salen de l como Sancho
Panza. Entran como abanderados del ideal y salen como cnicos pragmticos
tras cambiar principios por inconfesables intereses personales. En la juventud
acariciando sueos y luchando fervientemente por ellos. En la adultez, incurriendo en tristes apostasas. Es lo que hizo decir con dolor a un poeta mexicano al hacer una cruel autocrtica de su generacin: Nos hemos convertido en
todo aquello contra lo que luchbamos cuando tenamos veinte aos.
Teofrasto, a un hombre siempre callado dijo segn nos refiere Digenes Laercio: Si t eres ignorante callndote obras prudentemente, pero si
eres docto, imprudentemente. La democracia exige hablar para denunciar
imposturas, comportamientos incompatibles con los objetivos superiores de
la poltica. Callarse es ser cmplice de los mixtificadores.
Antstenes deca que: La vida concorde de los hermanos es ms fuerte que toda muralla. La Nacin se salva con una hermandad que no tenga
espacio para el odio y el rencor. As como juntos en la integracin nuestros
pueblos deben defenderse frente a los que conspiran contra el noble espritu

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de la fraternidad continental, de la cooperacin sin recelos ni desleales mezquindades.


El pueblo debe ser la razn y la inspiracin de una perseverante y
difana accin cvica. Como deca el poeta: Todo pasa; pasan los imperios,
las monarquas, los gobernantes, los dspotas, las autocracias. Todo pasa pero,
el pueblo, el pueblo siempre queda. Ese pueblo que al decir de un eminente
poltico uruguayo anda y arde en la calle.
Bien se ha dicho en esta tierra hermana que para que la democracia
funcione hay que educar al soberano, facilitndole su acceso a la cultura que
dignifica y ensea a discernir, para que a la hora de sufragar sepa dnde estn
sus estafadores y dnde estn los que rectamente buscarn servirlo y promover sus potencias vitales. Con ciudadanos idneos se hace una democracia
eficaz. Cualquier semianalfabeto es nombrado Ministro y ya es Excelencia
pero para ser excelente hay que esforzarse, hay que persistir en el arduo y
diario esfuerzo por ser mejores. Ya Hesodo deca: El sudor antes que el
xito, as lo han establecido los dioses.
El maestro Carlos Fayt dice que la poltica como accin aparece como
poltica prctica. Es ejercer el poder en funcin de los intereses colectivos. La
poltica terica se ubica en el plano de la ciencia poltica. Y en ese mbito hay
que respetar valores. No se est en el campo de las ciencias de la Naturaleza
sino de las ciencias del espritu.
La filosofa poltica se interroga para qu est la poltica. Indaga el
deber ser. No lo que es en un momento dado y en un pas determinado sino los
elementos universales de la poltica, aquellas constantes histricas que atraviesan el tiempo definiendo un quehacer para que el ciudadano conserve su
dignidad y el Estado no abdique de sus funciones indelegables. Decimos que
el Estado de Derecho debe asegurar la igualdad de oportunidades y la realidad
nos demuestra en el mundo de manera pattica desigualdades violentas no
solamente en el campo econmico, social y poltico sino tambin en cuanto a
los prodigiosos avances de la sociedad ciberntica.
Expresa Nstor Pedro Sags: La cuestin es preguntarse si la comunidad de la naciones debe ser gobernada por las cosas o gobernada por el

DEMOCRACIA Y SOLIDARIDAD

147

hombre; si la economa mundial globalizada es una fuerza incontrolable o


domesticable por el seoro del hombre sobre las cosas, por la solidaridad y la
fraternidad como valores fundamentales del espritu humano.
El drama se acenta apenas se repasen ciertos datos que no pueden
rehuirse: en estos momentos, siguiendo a Kliksberg, Fayt recuerda que 1.300
millones de personas viven en situacin de pobreza extrema, al par la escalada de la desigualdad social y de las naciones es monstruosa (por ejemplo,
comprar una computadora en los Estados Unidos implica medio mes de sueldo promedio, mientras que en Bangladesh insume ocho aos de trabajo). Otro
dato ilustrativo: los activos combinados de las tres personas ms ricas del
mundo, superan el producto nacional bruto de los 48 pases menos adelantados.
Cuando se habla de reforma del Estado no se debe olvidar lo social al
que quieren arrasar groseros y voraces intereses privados.
El Estado Social de Derecho que no respeta el valor jurdico de la
solidaridad es un Estado desertor de sus responsabilidades esenciales.
La globalizacin de la economa es justa cuando va acompaada de la
globalizacin de la equidad social. Debemos luchar contra la iniquidad de la
inequidad proclama nuestro gran escritor Augusto Roa Bastos que tan entraablemente ligado est a la vida cultural y espiritual de este pas que le dio
asilo y aliento durante muchos aos.
Lo urgente no es aumentar los sueldos de los que mandan ni crear ms
estructuras burocrticas estriles y onerosas. Hay hambre, desempleo, desesperanza y no atender esta urgencia es colaborar para el desquiciamiento social, el caos y el desmoronamiento de las instituciones que es menester salvar
para que no sea criminalmente degradada la condicin humana.
Hay que volcar pasin en defensa de la causa de la justicia social pero
no incurrir en el fanatismo, esa terrible enfermedad del alma. Es preciso evitar toda postura fundamentalista porque ella es enemiga del dilogo que fortalece a la democracia. Hans-Georg Gadamer que muri hace poco tiempo, a los
102 aos, con toda lucidez, segua advirtiendo: El otro puede tener razn.

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Una maravillosa leccin de humildad, de tolerancia y de respeto a las opiniones discrepantes.


Lo que no est en el alma no estar en la palabra. El que se propone
convencer debe primero estar convencido de la verdad que encierra su mensaje. Es preciso hacer una poltica de principios pero evitando las fantasas polticas porque, como bien se dijo, son pecados que no pagan los teorizadores
sino los pueblos.
La revolucin de las comunicaciones redujo al mundo a las dimensiones de una aldea. Hicieron universal el horizonte humano. Somos una aldea
global, dijo Octavio Paz. La sociedad contempornea respira a travs de la
informacin. Avanza la sociedad sobre el Estado, hay una penetracin recproca. La poltica se transform en telepoltica. La sociedad en un inmenso
espectculo. Aparecen los mesas mediticos, seala Fayt.
Los lmites geogrficos han sido superados. Ya se habla de un derecho ecumnico ms all de las fronteras.
La informacin crea necesidades, exigencias, requerimientos que deben traducirse en cambios para un mayor bienestar general.
Las expectativas que surgen con estos avances de la ciencia y de la
tecnologa no deben sufrir nuevas y tremendas frustraciones.
La economa mundial globalizada domina la vida humana. El citado
tratadista reclama el seoro del hombre sobre las cosas, la defensa de la solidaridad advirtiendo que la produccin de mercaderas no puede seguir siendo
la deidad de nuestro tiempo. No deben gobernar las cosas sino los hombres de
gran vocacin altruista en brega constante e insobornable para una mejor distribucin de la riqueza y con la produccin al servicio de todos. La edad electrnica debe ofrecer a todos los hombres la posibilidad de una vida digna de
ser vivida.
Si justicia era para Ulpiano: la voluntad perpetua y constante de dar a
cada uno lo suyo para Julin Maras la justicia social implica darle al prjimo
lo que se le debe dar. Y lo que se le debe dar es el acceso a oportunidades que

DEMOCRACIA Y SOLIDARIDAD

149

dignifiquen su existencia. La justicia no debe ser solo tutela de los intereses


de los poderosos, tiene que alcanzar a todos sin privilegios irritantes, sin discriminaciones vergonzosas. Con acento amargo se ha dicho que la justicia es
como la serpiente: solo muerde a los descalzos. Hay que luchar para que la
justicia no pertenezca como garanta a un solo sector de la colectividad con
rechazo violento de los ms, de aquellos desheredados de la fortuna acerca de
quienes dice Eduardo Galeano: Son pobres individuos a quienes ni se les
deja elegir la salsa con que sern comidos.
Bien sostiene Carlos Fayt que no es la poltica la que est en crisis.
Son los polticos quienes estn en crisis. La poltica como sana, noble y generosa actividad humana aguarda que hombres honorables la ejerzan en defensa
justa de los intereses colectivos superando el esquema de estrechos y enfermizos particularismos con la mstica al servicio del inters general.
El desarrollo que impulsa el Estado Social de Derecho busca servir a
la comunidad sin marginaciones inaceptables, por toda conciencia honrada.
El desarrollo no puede ser sustentable si es injusto, ha dicho ese brillante
estadista que es el Presidente del Brasil Fernando Henrique Cardoso
De la filosofa del Estado Social de Derecho dice Pedro J. Fras que se
autollama humildemente El Universitario de Crdoba: La solidaridad en
accin construye el consenso para el pacto social. Hacerse corresponsable
con los otros desde el gobierno se proyecta hacia la sociedad y viceversa.
Tenemos que la reinstalacin de la economa de mercado en Amrica Latina
es decisivamente ms fcil que en el este europeo, sostiene tambin el Profesor Emrito y agrega: Pero las distorsiones que se estn corrigiendo causan
bloqueos recprocos entre democracia y mercado y entre crecimiento y equidad. No primero ser ricos para despus ser justos. La solidaridad y equidad
del sistema son condiciones del sistema mismo. No postulemos un capitalismo fcil. Prefiramos el capitalismo difcil donde se cumplen las obligaciones
sociales, se pagan los impuestos, se renuncia la especulacin, se reinvierte y
se ayuda a los ms dbiles. O sea, Fras propone el camino de lo difcil para
llegar al acierto virtuoso y ello nos recuerda lo que afirmaba Chesterton: En
la vida hay dos caminos, un camino fcil y un camino difcil pero generalmente por el camino difcil pasa la lnea del deber. Esta figura tica argentina y este gran pensador ataca asimismo la corrupcin que tanto daa a la

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democracia aseverando con su indiscutible autoridad moral: No hay gobernabilidad sin tica pblica porque la conciencia o a lo menos la sensacin de
legitimidad del gobierno es la que mantiene a los descontentos en la legalidad.
El que trabaja por su bien pero asimismo por el bien de los dems
apunta hacia lo alto. Dice Luis J. Jalfen: Hay que hacer de la propia una
exaltacin, un vivir en rgimen de altura. Pensar a fondo si somos aves de
tierra o de altura para no equivocarnos de camino. Por poner una metfora:
toda accin metafsica lleva a la altura del guila que no necesita como otras
aves, de un vehculo para alcanzar esa distancia. Hay aves de tierra que a
veces quieren ser como las guilas y hay aves de altura. Fenmenos como el
arte, el derecho, la mstica son vuelos de altura. Sobre todo, el derecho es
vuelo de altura cuando est profundamente asociado a la tica del altruismo.
Dijo en este querido pas, hace algunos aos el maestro peruano Fernndez
Sessarego: La justicia legal es fra, la solidaridad es clida. Son aves de
tierra los que viven un egosmo patolgico. Son aves de altura los idealistas
que consagran sus mejores energas al anhelo de una convivencia que sea
disfrute autntico de aquello que Ortega y Gasset llamaba, al hablar de la
funcin vital del Estado, la organizacin de la alegra de todos. Que nadie
viva la tristeza de la falta de oportunidades para el libre y armonioso desarrollo de su personalidad. Los que practican el rgimen de altura porque asumen
la projimidad como vocacin genuina saben que en el mundo hay muchas
discapacidades pero que la peor discapacidad es la de aquellos que no pueden
mover el corazn.
Si el respeto al individuo naci con el liberalismo, la solidaridad,
como inquietud, como deber, naci con el socialismo. En consecuencia, lo
mejor de estas doctrinas opuestas condensa la filosofa del Estado Social de
Derecho. Ni Estado individualista, ni Estado socialista, sino un Estado defensor de los derechos del hombre y realizador de la justicia social.
El Estado de nuestros tiempos no puede ser un Estado desertor del
bien comn, tampoco un Estado intervencionista que ahogue las libertades
individuales, las iniciativas privadas. La frmula es: todo el mercado posible
y todo el Estado necesario. Respetar la rbita de la libertad individual para el
mercado, pero tambin establecer que ese Estado tiene responsabilidades in-

DEMOCRACIA Y SOLIDARIDAD

151

delegables que se vinculan con la salud, con la educacin y con la justicia.


Debe haber libertad para todas las empresas, pero en la distribucin de la
riqueza debe intervenir el Estado, para que haya equidad.
Se habla de achicar el Estado. S en cuanto a la maquinaria burocrtica. Pero en cuanto a la educacin, la salud y la justicia hay que agrandar el
Estado. Hay que avanzar sin dogmatismo. Sin visiones hemipljicas.
Se debe cuidar el factor humano. Por eso ya decan los filsofos antiguos: Ms que leyes buenas, hombres buenos.
Mejoremos los recursos humanos para que la Constitucin ideal opere en la Constitucin real. El Estado Social de Derecho supone obligaciones
positivas y negativas del Estado. Negativas son el no hacer frente a los derechos civiles y polticos. O sea, nada de restricciones en ese campo. La otra
arista, es el hacer, en el campo de los derechos sociales, econmicos y culturales que haya fuentes de trabajo, creando el clima de seguridad jurdica para
que vengan las inversiones. Que haya ms empleos, pensando en el tremendo
dficit que afecta a las mujeres y jvenes. Hacer que haya un salario justo,
una vivienda decorosa, hacer que se respete la dignidad de los trabajadores,
mejor educacin, justicia, mejor distribucin de la riqueza. Hacer que los beneficios econmicos no sean solamente prerrogativas de algunas cuantas empresas, que se democraticen y puedan todos acceder a una vida mejor.
Hay que prestigiar a la democracia con la accin. Hay fundamentales proyectos de ley que duermen el sueo de los justos... y de los injustos,
afirmaba esa gran figura tica y jurdica que fue Ricardo Levene (h).
Todo comienzo es difcil. El nacimiento del derecho es ardua empresa, pero an as, hay que intentarlo, porque el nacimiento del derecho hace la
paz social, hace el imperio de la justicia. Lo que torna grande al hombre es
estar siempre en tensin hacia el ideal, deca Goethe.
Alberdi enseaba que la Constitucin es la carta de navegacin de un
pueblo, y que en los momentos de grandes crisis polticas y sociales es preciso aferrarse a la Constitucin Nacional, a esa carta de navegacin, para poder
llegar a buen puerto.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

La Constitucin aspira a crear la necesaria atmsfera para que reine la


concordia. La concordia es la unin de corazones, dice Mario Justo Lpez. Es
trascendente estimular los disensos, son tiles para un debate en busca de
ideas esclarecedoras acerca de lo que necesita la sociedad, de lo que busca el
Estado. Pero tambin la democracia quiere alentar el consenso, porque si todo
fuese disenso, habra una hemorragia que debilitara el organismo moral y
espiritual de la Nacin. Es la discordia que martiriza y mata legtimas esperanzas.
Mximo Pacheco, en su libro Teora del Derecho cita a un autor para
quien los juristas estudian las leyes civiles como si ellas establecieran las
nicas reglas que la razn puede concebir. El triunfo de las leyes es para ellos
el triunfo de la razn. Es indudable que no tienen reparos en criticar la tcnica
legislativa. Ante las imperfecciones de redaccin de las leyes modernas su
crtica frecuentemente ha sido dura; pero casi nunca han pasado de la tcnica.
Como expresin de la voluntad del legislador, la ley les parece siempre respetable. Todo jurista es sucesor de un pontfice. Siendo el guardin del Derecho,
se cree obligado a ser el defensor de las leyes. Las universidades y los tribunales son los edificios consagrados al culto.
Opina Pacheco que felizmente en la poca actual, en algunos pases,
un nuevo modelo ideal de jurista est en vas de nacer: se distingue del modelo anterior por el hecho de que el acento est puesto en el trabajo crtico sobre
y con el Derecho, en la comprensin de lo poltico y de lo social y en la
conciencia de responsabilidad para determinar su imagen en el porvenir. El
mismo catedrtico entiende que el hombre de Derecho en nuestros das no
puede contentarse con ser el defensor del statu quo o de los intereses econmicos en litigio, sino que debe erigirse en arquitecto de la transformacin
social.
El abogado no debe callarse ante una legislacin injusta, no debe ser
insensible al clamor porque las leyes respondan a las realidades de nuestros
tiempos. Hablar de cdigos obsoletos sin postular su reforma es ser cmplice
de normas vetustas que atentan contra el progreso jurdico e interfieren la
fluida corriente de los procesos sociales.

DEMOCRACIA Y SOLIDARIDAD

153

La cultura jurdica tiene que ir ms all del individualismo egosta


para ser partera de ideas y de estructuras alimentadas por la rica filosofa de la
justicia social.
El Derecho es vehculo de cambios efectivos cuando acoge el soplo
de revolucin moral y se convierte en una garanta mayor para la dignidad del
hombre y en activo protagonismo para abrir sendas reivindicadoras a las ansias de libertad y de justicia que palpitan en el corazn del pueblo.
En toda comunidad -manifiesta Fernando Martnez Paz- existen intereses, pretensiones, facultades divergentes y hasta opuestas, imposibles de
satisfacer inmediata y absolutamente. Puede hablarse entonces de un orden
social y jurdico justo cuando aquellos intereses, pretensiones o facultades, se
protegen y garantizan teniendo en cuenta su dependencia del bien comn.
Esta idea de la justicia supera la concepcin individualista que entiende la
justicia solo como garanta de los derechos individuales y la concepcin estatista que la identifica con el Estado.
En una sociedad democrtica se atiende el inters del hombre y se
preserva el bien comn. Martnez Paz considera que acta la justicia dinmica
all donde se da el equilibrio entre la pretensin social y la pretensin individual.
Es ya evidente, por otra parte -asevera el citado jurista- que no puede
haber justicia si se vulnera el bien comn, por cuanto el predominio de este
ltimo lleva implcitos la salvaguarda, el respeto y la garanta de los derechos
individuales. Este principio es el que debe informar el derecho, para lograr
un orden social en paz, seguridad y libertad.
El Derecho alcanza altura y dignidad en el campo de la cultura. Vive
all donde fructifica el espritu. Y crece con la potencia ascendente de las
fuerzas que animan un relacionamiento humano a salvo de las fracturas de la
violencia y la omnmoda voluntad de mando.
La funcin del abogado, para no quedar prisionero de posiciones retardatarias, es ir acompaando la evolucin del Derecho, sintonizando los
imperativos de cada poca, captando los ideales de los nuevos tiempos. Que-

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dar anclado en objetivos perimidos, es retroceder, es perder el sentido de un


rumbo histrico.
Decimos siempre a nuestros alumnos que el estudiante de Derecho no
puede limitarse a leer textos jurdicos, jurisprudenciales. Que debe poner inters en los aspectos humansticos. No hay que ser monstruo de un solo captulo, ha dicho el brillante constitucionalista Jorge Vanossi. No porque se es
autoridad en Derecho Espacial y se ignora todo lo dems, se pretender disertar o marcar pautas sobre escultura, pintura o literatura. No debe ser especialista brbaro, adverta Ortega. En todo lo humano est el derecho, en todo lo
que construye la humanidad est el derecho. Hay una actividad nueva del
hombre y aparece la exigencia de la normatividad que la regule.
Se trata de ser ancla o globo. El que opta por ser ancla, se ha expresado, elige el mundo de lo petrificado. El que decide ser globo, apunta hacia lo
alto de los ensueos e ideales. El derecho es ciencia dinmica, viva y por ello
no quiere anclas sino globos. O sea, ascensin hacia ms justas realidades.
Ante los desafos del derecho, hay que ser artfices de nuevas normativas para nuevos problemas, nuevas normativas para encarar nuevos conflictos o para evitar nuevas controversias.
Hace pocos aos se reunan en Praga 10 premios Nbel, los hombres
ms eminentes del mundo, justamente para debatir este tema: qu hacer frente
al siglo XXI. Qu hacer frente al nuevo milenio y llegaron a la siguiente conclusin estos cerebros privilegiados de todos los continentes: hay que trabajar
por un mnimo moral y espiritual que tenga en cuenta los valores compartidos. Para lograrlo, emplear amor, asumir deberes con coraje moral en pos de
esa unidad espiritual que acabe con tinieblas de duda, confusin e incertidumbre. Para acabar con esa crisis de la degradacin de la poltica y el manoseo de
las instituciones, afirm en fecha reciente el gran historiador y escritor Flix
Luna.
Defendamos la libertad, la igualdad, la justicia, la solidaridad consideradas en estos tiempos la Constitucin de la Constitucin.

DEMOCRACIA Y SOLIDARIDAD

155

Concluyo mis palabras con el concepto lcido que parece haberse escrito hoy de Carlos Snchez Viamonte a quien Linares Quintana defini como
maestro de maestros: La libertad ha dejado de ser definitivamente ausencia de coaccin, y despus de haber sido sucesivamente una institucin jurdica y una institucin poltica, ser tambin una institucin social de interdependencia, de interaccin funcional y de solidaridad para todos los seres
humanos. Lo que significa respeto al universo espiritual y tico del individuo y respeto al pueblo en su derecho a la felicidad, todo un clamor de la
historia y un desafo del porvenir.

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ESTABILIDAD DEL TRABAJADOR


DEL SECTOR PBLICO EN EL ORDEN
JURDICO DEL PARAGUAY (*)
Por Miryam Pea (**)

Primera aproximacin al tema.


El derecho al trabajo comprensivo del derecho a conservar el empleo y
puesto de trabajo es un derecho de importancia central, dado que el principio
de estabilidad en el empleo se vincula al de derecho a la tutela de la vida, a
una existencia digna y con seguridad existencial y jurdica, porque normalmente es el trabajo la fuente nica de recursos de subsistencia del trabajador y
su familia. Pero no solo por ello el derecho a una estabilidad real es de importancia central, sino porque tambin su pleno reconocimiento conlleva a su vez
la posibilidad de logro y ejercicio de otros derechos por parte de los trabajadores (1), como tener un ingreso, adquirir derechos, como la proteccin a la
salud, los que se relacionan con la antigedad acumulada (vacaciones, preaviso, indemnizaciones, jubilacin).
(*) Ponencia desarrollada en el Seminario internacional: Sindicato y
la Administracin de justicia en busca de la excelencia al servicio de la ciudadana en Paraguay y Amrica Latina, el 3/5/2013, Asuncin.
(**) Doctora en Ciencias Jurdicas. Magistrada Judicial. Ex-Miembro
del Tribunal de Apelacin del Menor (1984) y actual Miembro del Tribunal de
Apelacin Laboral desde el ao 1995. Es docente en la Universidad Nacional
de Asuncin y en la Escuela Judicial. Tiene publicados varios trabajos sobre
temas de Derecho de la Niez y de la Adolescencia y Derecho Laboral.
(1) Meik Moiss. Reflexiones sobre la estabilidad en el empleo y el
despido discriminatorio.

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En definitiva, el trabajo representa la fuente de la vida, por lo que el


trabajo estable constituye un derecho humano esencial. De ah que con acierto la Constitucin Nacional establece en el Art. 86:
Del derecho al trabajo. Todos los habitantes de la Repblica tienen
derecho a un trabajo lcito, libremente escogido y a realizarse en condiciones
dignas y justas. La ley proteger el trabajo en todas sus formas y los derechos
que ella otorga al trabajador son irrenunciables.
En los artculos siguientes la Constitucin concretiza varios derechos
laborales del trabajador, especficamente en cuanto al tema que estamos tratando, en el Art. 94 consagra el derecho a la estabilidad, cuando dice:
De la estabilidad y de la indemnizacin. El derecho a la estabilidad
del trabajador queda garantizado dentro de los lmites que la ley establezca,
as como su derecho a la indemnizacin en caso de despido injustificado.
Independientemente del reconocimiento de que el derecho al trabajo
goza en el texto constitucional, su naturaleza internacional y de derecho humano fundamental comporta una nota que habilita su incorporacin mediante
la doctrina de los derechos implcitos no enumerados. Esta doctrina se encuentra cristalizada en el Art. 45 de la Constitucin Nacional, que dice:
La enunciacin de los derechos y garantas contenidos en esta Constitucin no debe entenderse como negacin de otros, que siendo inherentes a
la personalidad humana, no figuren expresamente en ella .
Esta disposicin constitucional, segn mi tesis, constituye la ventana
por la que las normas que establecen derechos fundamentales ingresan automticamente al orden jurdico nacional y de esa manera integran el bloque
constitucional los ms emblemticos instrumentos internacionales de derechos humanos.
La Declaracin Universal de los Derechos Humanos (DUDH -1948), en
su Art. 23.1, consagra como derecho humano fundamental el derecho de toda
persona al trabajo y a la proteccin contra el desempleo. Reconocimiento rei-

ESTABILIDAD DEL TRABAJADOR DEL SECTOR PBLICO


EN EL ORDEN JURDICO DEL PARAGUAY

159

terado en la Declaracin Americana de los Derechos y Deberes del Hombre


(DADDH-1948); Carta Internacional Americana de Garantas Sociales
(CIAGS- 1948); Pacto Internacional de Derechos Econmicos, Sociales y
Culturales (PIDESC-1966); Declaracin sobre el Progreso y el Desarrollo en
lo Social (DPDS- 1969); Protocolo Adicional a la Convencin Americana sobre Derechos Humanos en materia de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales, Protocolo de San Salvador (PACADH, 1988); Declaracin Sociolaboral del Mercosur (DSLM 1998).
Especial consideracin merecen las normas originadas en la OIT, que
desde su creacin (1919) tienen como mandato fundamental la lucha contra el
desempleo y la consecucin de los objetivos del empleo. El principal instrumento en materia de la estabilidad es el Convenio N 158/82 sobre la terminacin de la relacin laboral por iniciativa del empleador, que en el Art. 4 dice:
No se pondr trmino a la relacin laboral de un trabajador a menos
que exista para ello una causa justificada relacionada con su capacidad o su
conducta o basada en las necesidades de funcionamiento de la empresa, establecimiento o servicio.
Esta norma constituye un valladar del derecho de la estabilidad en el
empleo, pues veda el despido injustificado y en el supuesto de su quebrantamiento, el Convenio da prioridad a la readmisin, estableciendo en subsidio
una indemnizacin adecuada. Lamentablemente, este Convenio no est ratificado por el Paraguay ni puede aplicarse a su respecto la doctrina arriba
referida de la incorporacin automtica a nuestro rgimen jurdico, debido a
que los propios preceptos de la OIT otorgan poder vinculante nicamente a
los Convenios ratificados y entrados en vigor, salvo los Convenios recogidos
por la Declaracin de Principios y Derechos Fundamentales en el Trabajo
(1998), respecto de los cuales hay un compromiso de los Estados de respetarlos y promoverlos por el solo hecho de pertenecer a la OIT, aun cuando no han
sido ratificados. El mentado Convenio N 158/82 no integra dicha Declaracin, por ende al no estar ratificado, lamentablemente no integra nuestro ordenamiento jurdico. Debera llamarnos a la reflexin y aunar esfuerzos para
que se revierta dicha situacin teniendo en cuenta la trascendencia del referido Convenio que garantiza de forma contundente la estabilidad de los trabaja-

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

dores en sus empleos pues la piedra angular del Convenio consiste en la proscripcin del despido sin causa. Bregar por la ratificacin del Convenio 158/82
de la OIT es luchar por la estabilidad laboral de los trabajadores.
De todas maneras, del arsenal de las normas internacionales y constitucionales citadas, se infiere que la estabilidad en el empleo aparece garantizada junto a las justas causas de separacin, y para el caso de despido injustificado, el derecho del trabajador a una indemnizacin o la readmisin en el
empleo (Art. 7 PACADH).
Estabilidad en el empleo.
La estabilidad en el empleo significa la proteccin del trabajador contra el despido arbitrario, lo que implica que un trabajador tiene derecho a
conservar su empleo durante toda su vida de trabajo, sin que pueda privrsele
del mismo, a menos que exista una causa que justifique el despido (2).
La expresin derecho a la estabilidad tiene sentido deliberadamente elstico y poliforme, que comprende diversas formas de proteccin. Podemos distinguir la estabilidad en absoluta y relativa. La primera se configura cuando la
violacin del derecho a conservar el empleo ocasiona la ineficacia del despido y se garantiza la reincorporacin efectiva del trabajador. La segunda, en
cambio, se configura en los restantes casos en que existe proteccin contra el
despido pero ella no llega a asegurar la reincorporacin efectiva del trabajador (3). En la estabilidad relativa, la garanta del trabajador contra el despido
injustificado se limita al derecho de ser indemnizado. En la estabilidad absoluta, se garantiza al trabajador su reinstalacin en el empleo.
El derecho a la estabilidad del trabajador, garantizado en la Constitucin Nacional, ampara tanto al trabajador que desarrolla su tarea en el mbito
privado como en el pblico, y se encuentra regulado, respectivamente, por el
Cdigo del Trabajo y por la Ley N 1626/00 De la Funcin Pblica.
(2) Informe de la OIT para el Ciclo Interamericano de Relaciones de
Trabajo celebrado en Montevideo en noviembre de 1960, Ginebra 1060, pgs.
3 y 5.
(3) Pl Rodriguez, A. Curso de Derecho Laboral. T. II, V.I, pg. 251

ESTABILIDAD DEL TRABAJADOR DEL SECTOR PBLICO


EN EL ORDEN JURDICO DEL PARAGUAY

161

Estabilidad del trabajador del sector privado.


Naturalmente, me detendr en la estabilidad del funcionario pblico,
pues ese es el tema de esta exposicin, no sin antes, hacer puntual y breve
referencia a la estabilidad del trabajador privado regulada en el Cdigo del
Trabajo.
Del Cdigo se desprende que la relacin laboral en el sector privado
tiene tres etapas: Etapa inicial: perodo de prueba, cuya duracin es de treinta
o sesenta das segn se trate de trabajador domstico, calificado o no calificado, y en el supuesto de trabajadores altamente especializados las partes pueden convenir un perodo distinto (Art. 58). Durante este perodo cualquiera de
las partes puede dar por terminado el contrato, sin incurrir en responsabilidad
alguna. 2) Segunda etapa: Cumplido el perodo de prueba hasta diez aos,
durante el cual la estabilidad es relativa, el trabajador est expuesto al despido injustificado con la sola responsabilidad indemnizatoria del empleador (Art.
91 C.T.) Tercera etapa: A partir de diez aos de servicio continuo, de estabilidad absoluta, que tambin se conoce como estabilidad especial. En esta etapa
el despido injustificado es ineficaz y se garantiza la reincorporacin del trabajador (Art. 94, 96 CT), con opcin del mismo por la doble indemnizacin.
En el supuesto de no ser factible la reintegracin a causa de incompatibilidad
sobrevenida entre las partes, probada en juicio, el empleador pagar la doble
indemnizacin (Art. 97 CT).
El Cdigo del Trabajo tambin garantiza la estabilidad absoluta por razones de maternidad (Art. 136 CT), en coherencia con la Constitucin Nacional (Art. 89 CN). As mismo, consagra la estabilidad absoluta sindical (Art.
317 CT), tambin con fundamento constitucional (Art. 96 CN).
Estabilidad del trabajador del sector pblico.
La Ley N 1626/00 De la Funcin Pblica define la estabilidad del funcionario pblico diciendo:
Se entender por estabilidad el derecho de los funcionarios pblicos a
conservar el cargo y la jerarqua alcanzados en el respectivo escalafn
(Art. 47).

162

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

As mismo, la doctrina define la estabilidad del funcionario pblico


como el derecho a no ser privado o separado del empleo o cargo, privacin o
separacin que se concretan en la cesanta del funcionario o del empleado(4).
De las disposiciones de la referida ley se desprende que la relacin laboral del funcionario pblico tiene tres etapas: Primera etapa: durante seis
meses el nombramiento tiene carcter provisorio, constituye un plazo de prueba, durante el cual cualquiera de las partes podr dar por terminada la relacin
jurdica sin indemnizacin ni preaviso (Art. 18). Segunda etapa: Cumplido
el periodo de prueba hasta dos aos, el funcionario goza de estabilidad provisoria (Art. 19). Tercera etapa: A partir de dos aos de servicio continuo, el
funcionario adquiere la estabilidad definitiva, siempre que dentro de dicho
plazo apruebe las evaluaciones contempladas en el Reglamento Interno del
organismo o de la entidad del Estado en donde se encuentre prestando servicio (Arts. 20, 47).
El funcionario pblico con estabilidad definitiva solo puede ser destituido en caso de cometer faltas calificadas como graves por la ley (Art. 68, 69
L. de la F.P.), previo fallo condenatorio recado en el correspondiente sumario
administrativo (Art. 43 L. de la F.P.). La revocacin judicial de la destitucin
producir la inmediata reposicin del funcionario en el cargo que ocupaba o
en otro de similar categora y remuneracin y se le pagar los salarios cados
(Art. 44 L. de la F.P.). Si no fuera posible la reincorporacin en el plazo de dos
meses de dictarse la sentencia, el afectado tendr derecho a la indemnizacin
equivalente a la establecida en el C.T. para el despido sin causa. Si hubiera
adquirido estabilidad (definitiva) la indemnizacin ser tambin la establecida por la legislacin laboral para tales casos. (Arts. 45 L. de la F.P.).
La terminacin de la relacin jurdica entre el Estado y los funcionarios
pblicos con estabilidad, es regida supletoriamente por el Cdigo del Trabajo
(Art. 48 L. de la F.P.).

(4) Marienhoff, Miguel S. Tratado de Derecho Administrativo, T. III-B,


pg. 285

ESTABILIDAD DEL TRABAJADOR DEL SECTOR PBLICO


EN EL ORDEN JURDICO DEL PARAGUAY

163

Pl Rodrguez con otros autores considera que en el mbito pblico


naturalmente se aplica la estabilidad absoluta, no se concibe otra forma de
proteccin. El acto administrativo que en forma arbitraria dispone concluir la
relacin es un acto ilegtimo y, por lo tanto, nulo. Al no producir ningn efecto, debe restablecerse la situacin anterior, apreciando la reincorporacin efectiva como su consecuencia necesaria e indudable: restitucin en especie. Si se
aceptara que la indemnizacin funcione como convalidador del acto ilegtimo, se estara encubriendo una inmoralidad, ya que fondos pblicos apareceran financiando la arbitrariedad de ciertos funcionarios, lo que equivaldra a
autorizarlos de antemano a emitir actos administrativos sin otro fundamento
que su capricho personal (5).
Miguel S. Marienhoff, cree que con la estabilidad que asegure el derecho positivo, queda desplazado el insensato y cruel sistema llamado de los
despojos, en cuyo mrito, explica que, el triunfo de un partido poltico distinto del que ostenta el poder, determinaba que el triunfador, al hacerse cargo
del gobierno, exclua de los puestos pblicos a los funcionarios y empleados
que no le eran partidarios, reemplazndolos por los suyos (6).
Inestabilidad del trabajador pblico contratado.
Antes de avanzar, aclaro que, siguiendo la denominacin generalizada
en la prctica, cuando hablo de personal contratado, me refiero al conjunto
de servidores del Estado que se incorpora a la administracin pblica, no por
el sistema de nombramiento legal (concurso pblico de oposicin, Art. 15 L.
1626/00), sino por la va de contratacin directa. Concretamente, me refiero a
los agentes de la administracin pblica que realizan idnticas tareas, cumplen el mismo horario del funcionario pblico, incluso se desempean, ms
de las veces, bajo la direccin del mismo jefe, sin embargo no estn catalogados como funcionarios pblicos, sino como contratados, calificaciones diferentes basadas solamente en el mtodo diferente de ingreso. En los hechos
no hay diferencia entre unos y otros, sin embargo, paradojalmente, unos se

(5) Pl Rodriguez, A. - Curso de Derecho Laboral. T. II, V.I, pg. 252.


(6) Marienhoff, Miguel S. Tratado de Derecho Administrativo, T. III-B,
pg. 12, 86

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denominan funcionarios y otros contratados, con el agravante de que se les da


un trato diferente.
Conocido es que los organismos del Estado tienen un gran porcentaje
de personal contratado que no goza de los beneficios que corresponden a los
funcionarios pblicos ni est amparado por el instituto de la estabilidad. Este
evidente trato discriminatorio violenta el principio constitucional de igualdad
(Art. 46, 47 inc. 3 C.N.). El personal contratado de la Administracin pblica
no es un servidor pblico de segunda categora. Como todo trabajador, est
protegido por las normas constitucionales que garantizan los derechos laborales.
Pero lo ms grave es que la propia Ley 1616/00 De la Funcin Pblica,
se encarga de segregar al personal contratado de los beneficios que gozan los
funcionarios pblicos, especialmente de los derechos laborales reconocidos a
stos con la remisin expresa al Cdigo del Trabajo. Me explico.
La Ley 1626 define el personal contratado en el Art. 5, que dice:
Es personal contratado la persona que en virtud de un contrato y por
tiempo determinado ejecuta una obra o presta un servicio al Estado. Sus relaciones jurdicas se regirn por el Cdigo Civil, el contrato respectivo, y las
dems normas que regulen la materia. Las cuestiones litigiosas que se susciten entre las partes sern de competencia del fuero civil (lo subrayado es
mo).
Como puede apreciarse en esta definicin, la ley atribuye un rgimen
jurdico nico, el civil, al personal contratado, preste este sus servicios en
forma dependiente o no, desconociendo la real naturaleza de la relacin.
En efecto, de acuerdo con el Art. 5 transcripto, la relacin del personal
contratado, aunque preste servicios bajo relacin de dependencia del Estado
(elemento clave del derecho del trabajo), se rige por el Cdigo Civil. En otros
trminos, a pesar de la naturaleza laboral de la relacin, la ley le impone un
rgimen jurdico distinto, el civil, lo que implica la privacin de los derechos
y beneficios laborales al personal contratado, no obstante presta servicios bajo
relacin de dependencia del Estado. Es un elemental principio del derecho

ESTABILIDAD DEL TRABAJADOR DEL SECTOR PBLICO


EN EL ORDEN JURDICO DEL PARAGUAY

165

que la naturaleza jurdica de una relacin debe ser definida, fundamentalmente, por los elementos que la constituyen, con independencia del nombre que el
legislador o los contratantes le atribuyen. Manifiestamente, el vnculo del
personal contratado es de naturaleza laboral, dado que presta servicios a cambio de una remuneracin bajo dependencia del Estado. Tambin los funcionarios pblicos son trabajadores dependientes del Estado, y en consideracin a
esa posicin fueron logrando con el tiempo el reconocimiento de derechos
laborales, que han dejado de ser privativos de los trabajadores del sector privado, actualmente por propio mandato de la Constitucin nacional, al preceptuar en el Art. 102:
Los funcionarios o empleados pblicos gozan de los mismos derechos
laborales establecidos en esta Constitucin en la seccin de los derechos laborales.
Sobre el punto, Cabaellas explica que contra los principios administrativos ms rgidos, la fuerza de los hechos va implantando en los distintos
pases un rgimen laboral ms o menos definido para los funcionarios pblicos, que aducen, al igual que los restantes trabajadores, la necesidad de proteger sus prestaciones, afianzar su estabilidad y el respeto de otros derechos,
como el aspecto vital de la remuneracin, para el sostenimiento del empleado
y su familia.
Paradojalmente, desconociendo el avance y las conquistas laborales de
los servidores del Estado, la Ley De la Funcin Pblica retacea los derechos
laborales del personal contratado disfrazando la naturaleza jurdica de su relacin, atribuyndole artificialmente carcter civil y la consecuente jurisdiccin de ese fuero.
Todo lo anterior manifiesta que existen suficientes y fundados motivos
que apoyaran una peticin formal de la derogacin del Art. 5 de la Ley N
1626 De la Funcin Pblica.
Situacin jurdica del personal contratado del Poder Judicial.
Otra es la situacin del personal contratado del Poder judicial, en razn
de que respecto del Poder Judicial se encuentran suspendidos los efectos de

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

los Arts. 1, 36, y 95 de la Ley N 1626 De la Funcin Pblica, por disposicin


del A.I. N 83 del 20 de febrero de 2001 dictado por la Sala Constitucional de
la Corte Suprema de Justicia en la Accin de inconstitucionalidad, promovida
por la Corte Suprema de Justicia. Esto implica la sustraccin de los servidores
del Poder Judicial del mbito de aplicacin de la Ley 1626/00, y por ende del
mentado Art. 5.
En el Poder Judicial tambin existe una cantidad considerable de personal contratado, que responde a la necesidad de disponer de una cantidad determinada de servidores para el funcionamiento eficiente de la institucin,
debido a la insuficiente partida presupuestaria destinada para la creacin de
cargos permanentes en la Ley de Presupuesto General de la Nacin que, como
bien se sabe, depende de los otros poderes del Estado.
Debe destacarse que en los contratos de prestacin de servicios celebrados actualmente por la Corte Suprema de Justicia se observa el reconocimiento expreso de la relacin laboral del contratado y se otorgan los beneficios
laborales como vacaciones, aguinaldo, etc.
Es verdad que los contratos son por tiempo determinado. Sin embargo,
en la prctica se acostumbra su renovacin sucesiva. De todos modos, no deja
de ser motivo de zozobra para el personal la contratacin directa de los servidores de la Administracin de Justicia.
Con la supresin del sistema de contratacin se evitaran todos los inconvenientes que se presentan, no solo para el personal contratado que debe
soportar la incertidumbre de su fuente de trabajo, sino tambin para la propia
Institucin, que se enfrenta da a da con la sobrecarga de gestin referente a
resolver los problemas que rutinariamente presenta este sistema.
Lo ideal es evitar la contratacin directa del personal. Sin embargo,
esta modalidad es impuesta por el sistema actual, en el que el Poder Judicial
carece de las provisiones o partidas presupuestarias necesarias para aumentar
los cargos permanentes en clases y en cantidad, conforme con las exigencias
del servicio de justicia. Todo lo cual conecta el problema que se analiza con la
autarqua presupuestaria.

ESTABILIDAD DEL TRABAJADOR DEL SECTOR PBLICO


EN EL ORDEN JURDICO DEL PARAGUAY

167

Si la Corte Suprema de Justicia dispusiera el mnimo presupuesto que


manda la Constitucin y adems, pudiera programar, reprogramar y ejecutar
libremente los recursos financieros, sin trabas y obstculos provenientes principalmente del Ministerio de Hacienda, podra atender eficientemente las exigencias del servicio de justicia, como por ejemplo prever racionalmente los
cargos permanentes y as evitar el ingreso de trabajadores por la va de la
contratacin directa.
Esta es la situacin que nos afecta y que constituye la problemtica que
deberamos poner en una mesa de discusin abierta, veraz y franca para buscar las vas ms efectivas que nos encaminen a una solucin favorable tanto
para el Estado como para los servidores del Estado. Y se constituye, desde
este momento, en una responsabilidad insoslayable que es todo un desafo
para quienes servimos a nuestro pas en el mbito de la justicia.
Bibliografa.
1. Meik Moiss. Reflexiones sobre la estabilidad en el empleo, y el
despido discriminatorio.
2. Informe de la OIT para el Ciclo Interamericano de Relaciones de
Trabajo celebrado en Montevideo en noviembre de 1960.
3. Pl Rodriguez, A. Curso de Derecho Laboral. T. II, V.I.
4. Marienhoff, Miguel S. Tratado de Derecho Administrativo, T. III-B.
5. Pl Rodriguez, A. Curso de Derecho Laboral. T. II, V.I.
6. Marienhoff, Miguel S. Tratado de Derecho Administrativo, T. III-B.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

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EL ARBITRAJE COMO SERVICIO Y


EL DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO
Por Jos Antonio Moreno Rodrguez (*)

I. Introduccin.
En los arbitrajes, terceras personas, que no son jueces o magistrados
estatales, resuelven y ponen fin a las disputas que son voluntariamente sometidas a su consideracin.
Como se insiste recientemente, el arbitraje no constituye un medio alterno de solucin de conflictos, sino un medio de solucin de conflictos, como
lo es tambin el recurso ante tribunales estatales. Tampoco es el nico mecanismo fuera del Estado: tambin tienen sus mecanismos de solucin de disputas las minoras religiosas cristianas viviendo en Estados paganos y musulmanes, por citar un ejemplo, o las Bolsas de Comercio, o distintos clubes de
diversa ndole, o asociaciones de comercio, entre otros.
Debe, pues en palabras de Opettit, identificarse el arbitraje con la
solucin de una dificultad jurdica, con lo que se descarta actuaciones de ter(*) LL.M, Harvard. Miembro del Consejo de Gobierno de UNIDROIT.
Miembro de la Corte de Arbitraje de la Cmara de Comercio Internacional.
Miembro del Grupo de Trabajo de los Principios de la Conferencia de La
Haya sobre el Derecho Aplicable a los Contratos Internacionales. Presidente
de la Asociacin Americana de Derecho Internacional Privado (ASADIP).
Presidente del Instituto Paraguayo de Derecho Bancario y Societario (IPDBS).
Profesor de Grado y de Postgrado en Paraguay y Profesor de Postgrado de la
Universidad de Heidelberg en Chile, de la Universidad del Externado de Colombia y de la Universidad de Pars 2, Panthen-Assas.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

ceros de tipo puramente tcnico o para-jurdico (1). El rbitro, al igual que un


juez, tiene la facultad de poner fin a una contienda, como instrumento civilizado de pacificacin del que se vale el derecho.
En la rbita de los negocios internacionales, el arbitraje puede considerarse como el medio de solucin de controversias que no consigan ser resueltas amistosamente. Esta contribucin avanza razones del por qu esto es as, e
introduce ideas del por qu el Derecho internacional privado juega un importante rol en estas lides, pese a que muchos arbitralistas pretenden denostarlo o minimizarlo, por considerar que las soluciones de aquella disciplina no
son las ms aptas para la atmsfera cosmopolita en la que se desarrollan o
deberan desenvolverse- los arbitrajes internacionales.
II. Derribando mitos sobre un tema milenario.
Las nuevas generaciones sufren y lo digo con todas las letras el influjo del nocivo legado del siglo XIX y el estatismo legis-centrista all consolidado. Esto arrincon por varias dcadas al arbitraje, hoy ya mayormente
emancipado, aunque no corren igual suerte el derecho aplicable y la concepcin segn la cual la elaboracin de normas jurdicas se agota en el Estado, o
en fuentes alternativas que excepcionalmente surjan por permisin del propio
Estado y a las que se llegan a travs de mecanismos formales o mecnicos
solo manejados por doctos en derecho.
Sin embargo, en nuestra tradicin jurdica que proviene de los romanos,
ni el derecho era estatal segn se lo concibe en tiempos recientes, ni los juzgadores eran expertos en derecho. De hecho, en Roma, la autoridad pblica
(el cnsul-pretor) delegaba las funciones de juzgamiento en un particular, llamado arbiter o iudex (2). Los juzgadores eran considerados como hombres
dotados de buen sentido, que no necesitaban tener un conocimiento acabado
(1) B. OPPETIT, Teora del Arbitraje, Traducido por: Eduardo Silva Romero, Fabricio Mantilla Espinoza y Jos Joaqun Caicedo Demoulin, Bogot,
Legis Editores, 2006, pp. 278-279, pp. 26-27.
(2) V. ARANGIO-RUIZ, Historia del Derecho Romano, Traduccin de la
Segunda Edicin Italiana, Editorial Reus, Madrid, 1994, pp. 87-88. En Roma,
el arbiter era llamado a resolver una disputa de naturaleza jurdica en tanto

EL ARBITRAJE COMO SERVICIO Y EL DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO

171

del derecho, ya que actuaban siempre en estrecho contacto con los juristas, a
los que requeran sus opiniones (3).
Parecida delegacin de funciones ocurra en la Edad Media, en que los
comerciantes frecuentemente sometan sus contiendas a consideracin de sus
propios pares otros comerciantes o a terceros de su confianza o a personas
honorables, no jueces, que arbitraban en ellas. Los mercaderes, organizados
en ferias y corporaciones, tenan sus estatutos, y los reyes o seores feudales
les permitan organizar su propia justicia. Numerosos tribunales fueron creados, frecuentemente considerados como arbitrales por cierta libertad conferida a las partes para elegir a sus juzgadores y porque se esperaba que estos
aplicaran otras reglas que no fueran meramente la costumbre local (4).
La ulterior consolidacin de los Estados-Naciones y el avance de las
ideas de soberana estatal de los ltimos siglos, entre otros factores, contribuyeron a que el arbitraje quedara arrinconado. Es cierto que en Francia, por
ejemplo, en 1790 la Asamblea Constituyente haba calificado al arbitraje como
el mtodo ms razonable para terminar disputas entre ciudadanos. Sin embargo, en el emblemtico caso de 1843, Comp. lAlliance v. Prunier, se rechaque el rbitro tena como funcin perfeccionar un acuerdo contractual, R.
DAVID (nota 1), p. 23.
(3) Incluso luego de manera institucionalizada, cuando el emperador
confiri a determinados expertos el ius respondendi ex auctoritate principis,
derecho que lleg a conferirse a nombres famosos en la historia del derecho,
como Ulpiano, Modestino, Paulo y varios otros. F. SCHULZ, Derecho Romano
Clsico, Traduccin de la Edicin Inglesa de 1951, Editorial Bosch, Barcelona, 1960, p. 13.
(4) Aunque propiamente dice David esto debe considerarse como una
nueva forma de administracin de justicia del poder pblico antes que, propiamente, arbitraje. Algo parecido puede afirmarse del arbitraje en el derecho
romano. En la poca solo se reconocan determinados tipos de acuerdos, se
poda recurrir al arbitraje a travs de la stipulatio, establecindose una pena
(clusula penal) en caso de que la otra parte fallara en cumplir lo resuelto.
Tambin poda pactarse el arbitraje en un contrato consensual, aunque lo decidido por el rbitro all poda ser revisado por el juez si era manifiestamente
injusto o contrario a la buena fe (ver R. DAVID (nota 1), pp. 84-8v).

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

z que tuvieran validez las clusulas arbitrales, salvo autorizacin especfica


en las leyes. Dijo entonces la Corte Francesa que si las clusulas arbitrales
fueran vlidas, podran bien ser adoptadas en forma generalizada y los individuos se veran privados de garantas bsicas dadas por los tribunales estatales. Esto se mantuvo hasta la reforma legislativa de 1925 al Cdigo de Comercio, la cual permiti remitir a arbitrajes diversas disputas en materia judicial(5).
Este mismo temor existi tambin en el common law. En Inglaterra contribuy adems a la hostilidad hacia el arbitraje que los emolumentos de los
jueces dependieran por mucho tiempo casi exclusiva o principalmente de tarifas (fees) puntuales de los casos en que intervenan y no salarios fijos (6). En
los Estados Unidos, el giro a favor del arbitraje se da a partir del Arbitration
Act de 1925 (7), y se consolida jurisprudencialmente luego de 1932, en que la
Corte Suprema sentenci que a la luz de la clara intencin del Congreso, constitua obligacin de aquella revertir la vieja hostilidad judicial contra el arbitraje (8).
As tambin, Estados de gran incidencia en el volumen del comercio
mundial reformaron sus legislaciones en tiempos recientes, y ello se registr
con particular fuerza en Latinoamrica a partir de la ltima dcada del siglo
XX.
Hoy da, pues, el arbitraje se encuentra consolidado en numerosas regiones, y se asienta en la figura del rbitro y en la gran discrecin de la que
este goza para juzgar el caso, retomndose as podra decirse el hilo de una
historia milenaria. Sugestivamente, el libro Dealing in Virtue, de Dezalay y
Garth, de lectura obligada para quien tenga vinculacin con el quehacer arbi(5) T. VRADY / J. J. B ARCEL III / A. T. VON MEHREN, International
Commercial Arbitration, a Transnational Perspective, Fourth Edition, Thomson Reuters, 2009, pp. 58-60.
(6) T. VRADY / J. J. BARCEL III / A.T. VON M EHREN (nota 19), p. 65.
(7) Cuya modificacin ms reciente es del ao 2002.
(8) A la luz de la clara intencin del Congreso es nuestra obligacin
remover la vieja hostilidad judicial hacia el arbitraje (Marine Transit Corporation v. Dreyfus (1932). Ver R. M. MOSK (nota 5), p. 328.

EL ARBITRAJE COMO SERVICIO Y EL DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO

173

tral, inmediatamente luego del captulo introductorio, pasa a describir la figura del rbitro e incluso da nombres de los ms renombrados de nuestro tiempo como uno de los factores claves para el prestigio que ha alcanzado el
arbitraje en nuestros das. Normalmente, el rbitro posee ciertas virtudes ligadas a su capacidad de juzgamiento en este tipo de contiendas que lleva a un
reconocimiento, institucionalizado o no, al que puede calificarse como un
capital simblico adquirido a travs de su carrera acadmica, en la magistratura o en la actividad profesional (9).
Apunta el arbitraje a romper con la llamada tecnocratizacin (que es
neologismo popularizado no hace mucho tiempo (10)), en que los jueces se
vuelven tecncratas a cargo de la solucin de controversias dentro de un Estado, aplicando rgidos criterios de la ortodoxia del razonamiento jurdico. De
ello se quiere escapar, particularmente en las contiendas internacionales, cuando muchas veces los rbitros son elegidos por su conocimiento del negocio o
simplemente sentido comn (11), atendiendo a que, como lo expresa Mustill,
el arbitraje comercial tiene un solo objetivo: servir al comerciante (12). Esto
influye fuertemente en el derecho aplicable a los arbitrajes internacionales(13),

(9) Ver Y. DEZALAY / B. G. GARTH , Dealing in Virtue, International Commercial Arbitration and the Construction of a Trasnational Legal Order, The
University of Chicago Press, Chicago, London, 1996, pp. 8 y 18.
(10) Tal es el hecho de convertir una disciplina a la autoridad de los
tecncratas y su savoir faire tcnico. Sera una mutacin de la democracia y
hacia un sistema poltico en el que el poder es ejercido en realidad por tecncratas y no por el pueblo o sus representantes (B. OPPETIT (nota 2), p. 49 nota
al pie).
(11) C.J. M ENKEL-MEADOW / L. PORTER L OVE / A. KUPFER SCHNEIDER /
J.R. STERNLIGHT, Dispute Resolution, Beyond de Adversarial Model, Aspen
Publishers, Nueva York, 2005, p. 449.
(12) LORD JUSTICE MUSTILL , The New Lex Mercatoria: The First Twenty-Five Years en Liber Amicorum for Lord Wilberforce, eds Bos and Brownlie, p. 149.
(13) Brinda as el arbitraje respuesta a cuestiones no resueltas en el
sistema judicial (T. VRADY / J.J. BARCEL III / A.T. VON MEHREN (nota 19), p.
1).

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

en el que se apunta a escapar del cors rgido que normalmente atrapa a los
jueces estatales.
Explica David que un gran nmero de disputas en materia comercial
surgen en conexin con hechos que solo un experto puede juzgar como, por
ejemplo, la calidad de los bienes entregados o la evaluacin del trabajo hecho
o de los servicios que han sido provedos. Un tribunal, si es requerido a expedirse sobre dichas cuestiones, no puede sino basarse en la evidencia producida por peritos o expertos. Es, pues, tentador contactar directamente al experto
y hacerlo un juzgador final en la disputa, como ocurre en los arbitrajes. De
hecho, la gran mayora de los arbitrajes en cuestiones comerciales estn concernidos con esta hiptesis; son arbitrajes de calidad. Aparte de estas cuestiones tcnicas, puede ser mejor para los litigantes elegir una persona que est
mejor informada de los usos comerciales que un juez, adems de mejor preparada para entender la psicologa de personas envueltas en el comercio, y tambin en mejor posicin de arribar, al interpretar un contrato, a una decisin
que pueda a su vez contribuir a la formacin de un nuevo uso comercial (14).
(14) R. DAVID (nota 1), p. 12. Los rbitros pasan a ser as aquellos buenos jueces que Savigny consideraba ms importantes que las leyes generales. As lo expresaba en una carta dirigida a Ludwig von Gerlach de 1834:
Me alegra particularmente encontrar tambin aqu mi conviccin favorita de
que todo xito depende de situar a los jueces en un estado en el que el juez
realice su oficio con pensamiento vivo y no de modo mecnico... Si lo conseguimos, lo habremos ganado todo. Citado por Coing (H. COING , Derecho
Privado Europeo, T. II, Editorial Fundacin Cultural del Notariado, Madrid,
1996, p. 67. El hombre sabio o prudente en la terminologa aristotlica ha
tenido siempre un lugar preponderante a travs de los tiempos: ya el rey Salomn actuaba como juzgador con tal caracterstica, y tiempos despus, en la
antigua Grecia, Scrates resaltaba las virtudes del juzgador: escuchar cortsmente, responder sabiamente; considerar sobriamente y decidir imparcialmente. C.J. MENKEL-MEADOW / L. PORTER L OVE / A. KUPFER S CHNEIDER / J.R. STERNLIGHT (nota 25), p. 448, pp. 452-546. Ya hacia fines del siglo XIX, Lord
Mansfield deca en Inglaterra: elige la solucin justa y decide conforme a
ella. Pero nunca des tus razones, puesto que el juzgamiento probablemente
estar correcto, pero las razones ciertamente estarn equivocadas. Y ms recientemente an, como es bien sabido, el gran juez de la Corte norteamerica-

EL ARBITRAJE COMO SERVICIO Y EL DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO

175

III. El arbitraje y las transacciones transfronterizas.


El cambio de escenario internacional de las ltimas dcadas lleva a que
el arbitraje comercial vaya adquiriendo cada vez mayor preponderancia y difusin, sobre todo a travs de contiendas muy conocidas como, por ejemplo,
las relativas a la nacionalizacin del petrleo en pases rabes de los aos
1970 y 1980 (15). Hoy da se lo utiliza masivamente en transacciones internacionales importantes, como compraventa internacional de mercaderas, joint
ventures o contratos de construccin (16).
Ahora bien, en el mbito transfronterizo los contratantes se encuentran
comnmente ante la opcin de someter sus eventuales conflictos a un tribunal
nacional o a un arbitraje internacional. En el primer caso se presenta el
riesgo de tener que litigar en otro pas ante juzgadores que probablemente
manejarn criterios nacionales, desconociendo la problemtica del quehacer mercantil transfronterizo. Por lo dems, la parte fornea deber recurrir a
los servicios de abogados de esa jurisdiccin, muchas veces desconocidos o
al menos no de su confianza, y el proceso puede resultar conducido en un
lenguaje que quizs no sea el del contrato, con las consecuentes complicaciones de que los documentos bsicos de la contienda debern ser traducidos, lo

na Oliver Wendell Holmes afirmaba que primero decida el caso y luego se


ocupaba de encontrar las razones o fundamentos jurdicos para sustentar lo
fallado (N. BLACKABY / C. PARTASIDES , et al., Redfern and Hunter on International Arbitration, Oxford University Press, 2009 pp. 1 - 83, p. 390).
(15) Ver Y. DEZALAY / B.G. GARTH (nota 23), p. 75.
(16) Con el objetivo de investigar la incidencia del arbitraje como medio de solucin de conflictos en el mundo corporativo actual, Price Waterhouse Coopers y la Universidad Queen Mary de Londres llevaron a cabo una
encuesta en 2013, la cual arroja los siguientes resultados: Un 52% de las empresas encuestadas eligieron al arbitraje como el medio de solucin de conflictos de preferencia. Esta cifra es an mayor en los sectores de construccin
y energa, donde un 68% y un 56% prefieren al arbitraje sobre los dems
medios de solucin de conflictos. Ver: http://www.pwc.com/gx/en/arbitrationdispute-resolution/assets/pwc-international-arbitration-study.pdf (ltimo acceso: 21 de mayo de 2013).

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

que implica costos y retrasos, ms la posibilidad generada por malos entendimientos (17).
En contrapartida, el arbitraje provee un mtodo eficiente para resolver
disputas internacionales sin muchas de estas complicaciones, normalmente en
sitios y ante rbitros neutrales y competentes en cuestiones tcnicas del comercio exterior, por lo general adems con habilidades en el manejo de
distintos idiomas (18). Tambin suele ser neutral el derecho aplicable en los
arbitrajes, con una tendencia a sustraerse de localismos y arcaicas frmulas
de derecho internacional privado conflictualistas, apuntndose, en vez, a soluciones universales o trasnacionales (19).
Resulta innegable que aun hoy un arbitraje internacional tiene peculiaridades que lo distinguen claramente de litigios ante jueces nacionales. Se ve
reflejado en general en los casos arbitrales el deseo de quienes se someten
a este medio de resolucin de disputas de evitar una solucin legalista, por
as decirlo, a sus conflictos mercantiles. Los comerciantes frecuentemente
sienten que los tribunales ordinarios no entienden las realidades del intercambio comercial. Y los rbitros, cuya misin originaria deriva del acuerdo de las
partes, deberan y generalmente lo hacen dar prelacin a las reglas que ellas
mismas han establecido para sus vinculaciones, es decir, los trminos del contrato y los usos, costumbres y prcticas que normalmente les sirven de marco.

(17) N. BLACKABY / C. PARTASIDES (nota 28), p. 27.


(18) De all que normalmente los arbitrajes importantes se desarrollan
fuera de los pases de las partes en contienda, y en lugares como hoteles o
salas de conferencias. Suiza adquiri gran fama en este sentido como sede
neutral.
(19) La tendencia de aplicar un derecho transnacional en arbitrajes internacionales es particularmente fuerte en reas en que los derechos nacionales se estn desarrollando en diferentes ritmos, como en lo relativo a frustracin de contratos, las consecuencias de la invalidacin total y parcial y el
problema de las tasas de intereses aplicables (H. SMIT, Proper Choice of Law
and the Lex Mercatoria Arbitralis, en T. E. C ARBONNEAU (ed.), Lex Mercatoria and Arbitration, A Discussion of the New Law Merchant, Revised Edition,
Juris Publishing, Kluwer International Law, 1998, p. 109).

EL ARBITRAJE COMO SERVICIO Y EL DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO

177

Antes de la Segunda Guerra Mundial prevaleca la tendencia de considerar al arbitraje internacional como un simple proceso de resolucin de disputas, al igual que el judicial, que era tolerado por los Estados que lo admitan
como una alternativa a sus tribunales locales. De all derivaba la teora jurisdiccional del arbitraje, conforme a la cual tanto los jueces como los rbitros
se encontraban investidos de un poder derivado de la autoridad soberana local
y, como natural consecuencia, deban hacer prevalecer su derecho nacional y
su sistema conflictualista de derecho internacional privado (20).
Luego vino cobrando cada vez mayor fuerza la teora de la autonoma
o del carcter sui gneris (21) o mixto del arbitraje. Como bien seala
David, la tendencia es reconocer el carcter mixto del arbitraje, gobernado
por reglas de alguna complejidad. Es una institucin tanto dentro del derecho
de contratos como de procedimiento de leyes estatales conectadas con la ad(20) A.T. VON MEHREN, International Commercial Arbitration and Conflict of Laws, The American Review: Essays in Honor of Hans Smit, The
American Review of Arbitration, Parker Institute of Foreign and Comparative
Law, Columbia University, 1992, Vol. 3, Ns 1-4, p. 59. Expresa Silva Romero que en el plano terico se encuentran dos concepciones de la justicia: una
universalista y la otra nominalista que otorga un rol importante a la sede del
arbitraje y al impacto de normas locales sobre el arbitraje y su resultado, E.
SILVA ROMERO, Introduccin, en F. MANTILLA-S ERRANO, Coordinador, Arbitraje Internacional, Tensiones actuales, Legis, Comit Colombiano de Arbitraje, Bogot, 2007, pp. XIV-XIV.
(21) Dice Gaillard que la naturaleza jurisdiccional o contractual del arbitraje fue objeto de una vasta discusin desarrollada en la primera mitad del
siglo XX. En aquella poca los autores que favorecan el desarrollo del arbitraje enfatizaban su carcter contractual, mientras que los partidarios de la
concepcin jurisdiccional acentuaban la competencia que supona el arbitraje
para los tribunales estatales. Asimismo, el hecho de subrayar el carcter contractual del arbitraje permita eximir los laudos extranjeros del rgimen de
reconocimiento, en aquella poca bastante restrictivo, aplicable a las sentencias judiciales extranjeras. Cuando finalmente se logr un cierto consenso
en torno a una actitud ms liberal respecto del arbitraje, el debate se agot en
la constatacin carente de sentido, del carcter mixto o sui generis de la
institucin (E. G AILLARD, Teora jurdica del arbitraje internacional, Primera

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

ministracin de justicia. Mucho tiempo ha sido gastado en discusiones estriles sobre la naturaleza del arbitraje. Debemos abandonar intentos de arreglos
sistemticos en conceptos preestablecidos (22).
Est visto que no se considera al rbitro como un delegado del juez
estatal que deba ceirse a criterios autctonos de aplicacin del derecho. El
rbitro es designado por las partes y sus decisiones pueden llegar a tener eficacia, sin intervencin estatal alguna, incluso ms all de las fronteras en las
que son dictadas. Pues bien, el carcter ambulatorio del arbitraje hace que las
partes eviten los Estados hostiles a este medio de resolucin de disputas, y lo
conduzcan en lugares en que aquellas pueden controlar importantes aspectos
de su contienda, tanto procesales (23) como del derecho de fondo que les
Edicin, Ed. CEDEP y La Ley Paraguaya, Asuncin, Paraguay, 2010, p. 19).
Expresa tambin Gaillard que al conferir a los rbitros el poder de juzgar las
controversias del comercio internacional cuando las partes as lo desean, y
reconocer el producto del proceso arbitral que es el laudo, sin controlar el
fondo, la comunidad de Estados ha conferido al arbitraje internacional una
verdadera autonoma. El estatus de juez internacional que algunas de las
jurisdicciones ms progresistas en la materia reconocen a los rbitros constituye la mejor ilustracin del hecho de que el rbitro puede ser considerado
hoy en da como el rgano de un ordenamiento jurdico propio (E. GAILLARD
(nota 35), pp. 69 y ss.).
(22) R. DAVID (nota 1), p. 78. Otras distinciones son ms pertinentes,
entre ad hoc e institucional, entre arbitraje de cuestiones tcnicas y de otra
naturaleza, los que buscan condena en daos y otro tipo de remedio, y arbitraje domstico e internacional. Estas distinciones ya vienen siendo reconocidas
ampliamente por los tribunales y diversas leyes, R. DAVID (nota 1), p. 82.
(23) Salvo que se violen disposiciones procesales consideradas de orden pblico en sentido estricto (mandatory), como por ejemplo ocurri en
un arbitraje llevado a cabo en Suiza, en un caso que envolva a una compaa
francesa y la Repblica de Yugoslavia. Se deneg la ejecucin del fallo porque solo haban sido designados dos jueces, en tanto que la legislacin suiza
requiere que los tribunales arbitrales estn integrados en nmero impar, lo
cual fue considerado como de orden pblico (ver P. R EAD, Delocalization of
International Commercial Arbitration: Its Relevance in the New Millenium,
en The American Review of International Arbitration, 1999 (10 Am. Rev. Intl

EL ARBITRAJE COMO SERVICIO Y EL DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO

179

rige(24). En lo que concierne al fondo, los afectados pueden escribir sus propias reglas, requerir la aplicacin de normas y principios no estatales, principios generales del derecho o principios de derecho internacional (25). Se liberan as de reglas locales inadecuadas para el comercio internacional y al someter sus disputas a rbitros juzgadores que normalmente provienen de
diferentes pases, pueden conseguir que ellas sean resueltas con criterios trasnacionales (26), si cabe la expresin.
En los hechos, se hizo difcil que los Estados renuentes prevalecieran
en su posicin: el arbitraje simplemente no se conduce en jurisdicciones que
no se acomodan a su carcter autnomo y ambulatorio, en tanto que los que s
lo hacen, reciben sus beneficios al estimularse sus economas con pequeo o
aun inexistente costo para sus sistemas judiciales, que se ven liberados de la
complejidad de litigios sobre delicadas cuestiones tanto de tinte conflictualista de derecho internacional privado como, en su caso, de derecho material
o de fondo aplicable (27).
No resulta de extraar que se presente en el arbitraje lo que Opettit
denomina como el fenmeno de la aculturacin jurdica: los rbitros se ven
obligados a realizar un esfuerzo de integracin que recuerda la simbiosis de
los derechos sabios en la Edad Media, como lo eran el cannico y el romano, descartndose en aquel entonces el derecho feudal y la costumbre local(28), en exclusin anloga a la de hoy da con respecto a los localismos.
Ello, dira un novato, implicara dar una carta blanca (carte blanche) con la
Arb. 177), pp. 182-183). Del orden pblico nos ocupamos en el ltimo captulo.
(24) Es clebre la frase de Lord Denning en el caso The Atlantic Star
(1972) de que Inglaterra es un buen lugar para hacer shopping, tanto por la
calidad como por la rapidez (England is a good place to shop in, both for
quality of goods and the speed of service (3 All England Reports 705, 709).
(25) A.T. VON M EHREN (nota 34), p. 62.
(26) F. K. JUENGER, Contract Choice of Law in the Americas, en American Journal of Comparative Law, Winter, 1997 (45 Am. J. Comp. L. 195), p.
202.
(27) A.T. VON M EHREN (nota 34), p. 61.
(28) B. OPPETIT (nota 2), pp. 278-279, nota al pie.

180

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

que el juzgador tendra una fcil tarea por delante (easy ride), al no tener que
entrar en mayores profundizaciones, lo cual expresa Blessing est absolutamente equivocado. Ocurre en estos casos exactamente lo contrario: el juzgador debe extremar esfuerzos en cotejar las distintas posibilidades existentes
ante la problemtica del caso que se le presente, y optar por alternativas que
fundadamente puedan resultar aceptables conforme a parmetros manejados
internacionalmente (29), extremando esfuerzos en su argumentacin. A dicho
efecto, como bien lo afirma Lord Goff de Chieveley: Es mejor tener un festival de fuentes en contraste, con ebullicin de ideas, que un simple paquete
higinico, envuelto en polietileno (30). Volveremos sobre todo esto en ulteriores captulos.
Debe considerarse tambin que normalmente el arbitraje ofrece limitadas posibilidades de impugnacin (31), pues tpicamente resulta ms difcil
revocar una decisin arbitral que una judicial y los laudos arbitrales circulan
mejor que juzgamientos de tribunales ordinarios (32). Debido a que es ms
difcil su impugnacin, los laudos tienden a cumplirse espontneamente. Los
arbitrajes de la Cmara de Comercio Internacional, por ejemplo, se cumplen
voluntariamente en ms de un 90% (33). Dicho organismo, que es el referente
principal del arbitraje a nivel mundial, fundado en 1919, recibi desde el ao
1923 ms de 19.000 casos involucrando a ms de 180 pases (34).
(29) M. BLESSING , Choice of Substantive Law in International Arbitration, Journal of International Commercial Arbitration, Vol. 14 N 2, (Kluwer
CD), June, 1997, p. 7.
(30) Citado por J.M. SMITS, The Europeanisation of National Legal
Systems, en M. V AN H OECKE (ed.), Epistemology and Methodology of Comparative Law, Oxford / Portland, Hart Publishing, 2004, p. 239
(31) Ver, por ejemplo, E. GAILLARD / J. SAVAGE (eds.), Fourchard Gaillard Goldman on International Commercial Arbitration, 1999, p. 885; C.J.
MENKEL-MEADOW / L. PORTER LOVE / A. K UPFER SCHNEIDER / J.R. STERNLIGHT
(nota 25), p. 448, etctera.
(32) Y. D EZALAY / B.G. GARTH (nota 23), p. 6.
(33) Ver en C.J. M ENKEL-MEADOW / L. PORTER LOVE / A. K UPFER SCHNEIDER / J.R. STERNLIGHT (nota 25), p. 451.
(34) Ver en http://www.iccwbo.org/Products-and-Services/Arbitrationand-ADR/Arbitration/Introduction-to-ICC-Arbitration/Statistics (ltimo acceso: 21 de mayo de 2013).

EL ARBITRAJE COMO SERVICIO Y EL DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO

181

IV. Arbitraje vs. derecho internacional privado?


Resulta frecuente encontrar aseveraciones de rbitros como el francs
Clay, quien expresa que los autores partidarios de otorgar un papel ms importante a la sede son aquellos que provienen de la escuela del derecho internacional privado, y aquellos autores partidarios de reducir el papel de la sede
llegaron al arbitraje sin pasar por esa escuela. Dice adems Clay que esta
observacin es por otra parte lgica, puesto que el derecho internacional privado es el derecho del conflicto (conflicto de leyes o conflicto de jurisdiccin), mientras que el arbitraje es la negacin de este tipo de conflictos, es el
derecho de reglas materiales que sobrepasan estos conflictos, es el derecho
transnacional por excelencia (35).
Esto es engaoso, pues el derecho internacional privado es tambin o
debera serlo derecho transnacional por excelencia, y de hecho muchas de
sus tcnicas son frecuentemente utilizadas en el arbitraje. Hago a continuacin un breve resumen del estado en que se encuentra la disciplina en nuestros
das para que pueda aprehenderse mejor cuanto afirmo.
El derecho internacional privado, que ha tenido un importante desarrollo en los dos ltimos siglos (36) con la consolidacin de los Estados-naciones soberanos para legisferar y juzgar, se ocupa, como es sabido, de los problemas suscitados cuando se presentan cuestiones internacionales (37) en
las vinculaciones jurdicas privadas. Ello genera, entre otras, la problemtica
(35) T. CLAY, La importancia de la sede del arbitraje en el arbitraje
internacional: es todava relevante?, pp. 193-194, en F. MANTILLA-SERRANO,
Coordinador, Arbitraje Internacional, Tensiones actuales, Legis, Comit Colombiano de Arbitraje, Bogot, 2007.
(36) De hecho, se erige como rama independiente solo desde el siglo
XIX; antes formaba parte de otros estudios de derecho privado (G. K EGEL,
International Enciclopedia of Comparative Law, Chapter 3, Fundamental
Approaches, J. C. B. Mohr (Paul Siebeck) / Tbingen /and Martinus Nijhoff
Publishers / Dordrecht / Boston / Lancaster, 1986, p. 5).
(37) Elemento forneo dicen Dicey y Morris, queriendo significar
simplemente un contacto con otro sistema a ms del propio (A. V ENN DICEY /
J. H UMPHREY / C. MORRIS , on The Conflict of Laws, Eleventh Edition under the

182

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

de qu rgimen jurdico resulta aplicable en estos casos, o qu juzgador entender ante una eventual contienda o har ejecutar lo decidido en otro pas
por jueces o rbitros, temas de los que el derecho internacional privado se
ocupa muy particularmente.
En el enfoque tradicional del derecho internacional privado, al cual aludiremos como conflictual, conflictualista o conflictualismo (o sistema
de choice of laws en la terminologa anglosajona), prevalece la tcnica de
recurrir a las normas de conflicto, de colisin o reglas indirectas que, si
bien no se aplican directamente al caso, indican qu rgimen jurdico estatal
lo har, que puede ser el propio o uno extranjero (38). Modernamente, suele
afirmarse que no es que distintos sistemas entren en conflicto con respecto a
determinadas relaciones jurdicas, sino que estas se configuran, muchas veces, con elementos pertenecientes a ms de uno de aquellos (39). Y que el
derecho internacional privado no se ocupa de la vinculacin internacional en
s, sino de su continuidad jurdica a travs de las fronteras, cuando los actos
de coercin deben realizarse a travs de ellas (40). Por ello, se ha dicho que,
en vez de conflicto de leyes, en el derecho internacional privado moderno se
debera hablar ms bien de duda sobre el derecho aplicable (41), coordina-

general editorship of Lawrence Collins, Vol. 1, Steven & Sons Limited, 1987,
p. 3). Tambin aluden a elemento forneo G. C. C HESHIRE / P. NORTH, Cheshire and Norths Private International Law, Twelfth Edition, Butterworth,
London, Dublin, Edinburgh, 1992, p. 3).
(38) Este mtodo se puede denominar localizador, nacionalizador
o indirecto, como as tambin mtodo de eleccin (o de choice of law
en la terminologa anglosajona). A. BOGGIANO, Curso de Derecho Internacional Privado, Editorial Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1993, p. 31.
(39) D. P. FERNNDEZ A RROYO, Derecho internacional privado (Una mirada actual sobre sus elementos esenciales), Editorial Advocatus, Crdoba,
1998, p. 24.
(40) Ver C. FRESNEDO DE AGUIRRE, Curso de Derecho Internacional Privado, T. I, Parte General, Editorial Fundacin de Cultura Universitaria, Montevideo, 2001, p. 22; tambin p. 26.
(41) J.M. ESPINAR VICENTE , Ensayos sobre Teora General del Derecho
Internacional Privado, Editorial Civitas S.A., Madrid, 1997, p. 61.

EL ARBITRAJE COMO SERVICIO Y EL DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO

183

cin de ordenamientos en presencia o problema del derecho aplicable a las


relaciones privadas internacionales (42).
Las referidas normas de conflicto se contraponen a las normas materiales o sustantivas, relativas al derecho de fondo que se aplica a una situacin jurdica dada, cuando esta solucin as se encuentra prevista, en vez de
recurrirse a normas indirectas o de conflicto.
Este enfoque substantivo, referido tambin como material, privatista (43) o universalista (44), aplica el que ha sido calificado como mtodo
uniforme (45). La diferencia radica en que el mtodo conflictual busca la
localizacin de la vinculacin jurdica internacional en un derecho nacional
determinado, en tanto que el mtodo uniforme aboga por soluciones basadas
en normas nicas, trasnacionales o supranacionales.
(42) J.M. ESPINAR V ICENTE (nota 60), p. 100. Arajo dice que estamos
ante un derecho del derecho (sobredireito), emergente de reglas propias de
los distintos sistemas para reglamentar situaciones internacionales (N. DE
ARAUJO , Contratos internacionais, 2 Ed., Librara e Editora Renovar Ltda.,
Ro de Janeiro, 2000, p. 21).
(43) As la califica Lorenzo Idiarte en la nomenclatura uruguaya, siguiendo a Quintn Alfonsn (G. A. LORENZO I DIARTE, Cundo un Contrato es
Internacional? Anlisis Desde una Perspectiva Regional, en Avances del
Derecho Internacional Privado en Amrica Latina, Liber Amicorum Jrgen
Samtleben, Coordinadores: Jan Kleinheisterkamp y Gonzalo A. Lorenzo Idiarte, Editorial Fundacin de Cultura Universitaria, Montevideo, 2002.
(44) As lo hace Carbonneau, para quien la escuela universalista propone que el derecho internacional privado se transform de un sistema conflictual a un conjunto de reglas materiales que gobiernan transacciones internacionales (T.E. CARBONNEAU, Lex Mercatoria and Arbitration, A Discussion of
the New Law Merchant, Revised Edition, Juris Publishing, Kluwer International Law, 1998, p. 30).
(45) L. PEREZNIETO CASTRO, Los Principios de UNIDROIT y la Convencin Interamericana sobre el Derecho Aplicable a los Contratos, en Contratacin Internacional, Comentarios a los Principios sobre los Contratos
Comerciales Internacionales del UNIDROIT, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, Universidad Panamericana, Mxico, 1998, p. 210.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

El conflictualismo genera mltiples interrogantes an no adecuadamente


resueltas, fundamentalmente en lo que respecta a la jurisdiccin, es decir, qu
foro tendr competencia para juzgar o llevar adelante la ejecucin del caso, y
el del derecho aplicable. La existencia de normas de conflicto dismiles en los
distintos regmenes locales lleva muchas veces al llamado forum shopping,
es decir, a que las partes o, mejor, una o cada una de ellas, pretendan trasladar
la controversia a la jurisdiccin cuyas normas jurdicas sean ms favorables a
sus intereses (46). Ello puede incidir tambin en el derecho aplicable al fondo, pues an hoy en muchas situaciones de derecho internacional privado se
mantiene vigente el dicho de quien elige juez elige ley. De all que juristas
como por ejemplo el bretn Briggs afirmen que el tema del derecho aplicable cede ante el problema de la cuestin relativa a dnde se lleva a cabo el
juicio, que es crucial para el resultado del litigio (47). Esto que se puede
afirmar con fuerza del derecho ingls vara de sistema a sistema, pero se
presenta como uno de los problemas centrales no resueltos adecuadamente en
esta disciplina, sobre todo considerando que existe un homing trend o tendencia a aplicar el propio sistema por parte de juzgadores (48).
(46) Un estudio europeo traduce la expresin forum shopping como
la bsqueda del rgano jurisdiccional ms ventajoso, y expresa: Este trmino designa la actitud de la persona implicada en un litigio internacional,
que acude al tribunal de este o aquel pas no porque se trate del tribunal que se
encuentra en mejores condiciones para conocer del litigio, sino solamente
porque este tribunal, en aplicacin de sus normas de conflicto de leyes, aplicara la ley que conducira al resultado ms ventajoso para esta persona (http:/
/eur-lex.europa.eu/LexUriServ/LexUriServ.do?uri=COM: 2002:0654:FIN:
ES:PDF). Tambin el Glosario en Materia Civil y Mercantil de la Red Judicial
Europea define el trmino en lneas similares: http://ec.europa.eu/civiljustice/glossary/glossary_es.htm#ForumShop (ltimo acceso: 21 de mayo de
2013).
(47) A. B RIGGS, The Conflict of Laws, Clarendon Law Series, Oxford
University Press, Oxford, 2002, p. 2. Y que la principal caracterstica del conflicto de leyes es que a veces llevar al juez a aplicar a la disputa leyes forneas (BRIGGS (nota 66), p. 3).
(48) F. K. J UENGER , General Course on Private International Law
(1983), Recueil Des Cours, Collected Courses of the Hague Academy of International Law, 1985, IV, Tome 193 de la collection, Martinus Nijhoff Publishers, 1986, p. 200.

EL ARBITRAJE COMO SERVICIO Y EL DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO

185

Deca David en su Rapport General de 1977 ante el Instituto UNIDROIT: La manera en la cual el comercio internacional se regula actualmente, luego de la nacionalizacin del derecho a partir de las codificaciones del
siglo XIX, es lo ms insatisfactoriamente posible; lastima la razn y es una
vergenza para los juristas (49). Y Carro Martnez se mostraba desesperanzado ante el panorama legislativo mundial que calific de verdaderamente
desalentador, por la multiplicidad de las legislaciones actualmente vigentes(50). De hecho, y como se insistir ms adelante, el mecanismo conflictual
confiere en palabras de Fernndez Rozas y Snchez Lorenzo una tremenda
inseguridad jurdica, al conferir unos mrgenes de flexibilidad tal vez sin
parangn en otras ramas del derecho (51). Ello ante la disparidad de soluciones conflictualistas encontradas en el mundo y las ambigedades existentes
entre ellas.
El panorama viene cambiando crecientemente en las ltimas dcadas, y
mucho han contribuido para ello los desarrollos producidos en torno al arbitraje internacional y el ambiente cosmopolita en que el mismo al menos en
principio debera desarrollarse. Insistir sobre el punto una y otra vez, pero
por de pronto debe quedar en claro que tambin el derecho internacional privado ha experimentado una importantsima evolucin en las ltimas dcadas
y sus tcnicas de derecho uniforme tambin van en la misma direccin hacia el universalismo.
De modo que es exacto decir que el arbitraje se contrapone a un derecho internacional privado cerradamente conflictualista, pero no as a otros
perfiles que viene adquiriendo la disciplina, sobre todo con su evolucin de
los ltimos tiempos, encaminada a un retorno hacia el espritu cosmopolita
imperante en otros tiempos como del ius gentium romano o del ius commune
o la lex mercatoria del Medioevo y la Edad Moderna, de los que nos ocupamos nuevamente en otros captulos de este libro.
(49) Citado por B. GOLDMAN, en T. E. C ARBONNEAU (nota 63), p. xxii.
(50) Citado por J. C ASTN TOBEAS / J. M. CASTN VZQUEZ / R. M.
LPEZ CABANA, Sistemas Jurdicos Contemporneos, Abeledo-Perrot, Buenos
Aires, 2000, p. 136.
(51) C. FERNNDEZ ROZAS / S. SNCHEZ LORENZO , Derecho Internacional
Privado, Segunda Edicin, Editorial Civitas Ediciones, S.L., Madrid, 2001,
p. 190.

186

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Por lo dems, como se desmenuza en un trabajo reciente bien exhaustivo de Silberman y Ferrari, existen muchas cuestiones dentro del arbitraje
que deben ser resueltas recurrindose a tcnicas conflictualistas del derecho
internacional privado; como por ejemplo, el tema de la capacidad de obrar,
que puede estar sujeto a normas de orden pblico distintas a las de los pases
de las partes, a cuyo respecto habra que realizar un anlisis conflictual (52).
V. Conclusin.
El arbitraje presta un invalorable servicio al comercio internacional. El
cosmopolitismo en el que comnmente se desarrolla, y todas sus ventajas consecuentes, hacen que vaya consolidndose cada da ms como un medio muy
extendido y efectivo de solucin de contiendas transfronterizas entre mercaderes.
Por su parte, el derecho internacional privado tiene tambin como alto
objetivo servir a la actividad econmica transfronteriza, brindndole el marco
jurdico para que esta pueda desarrollarse. La tremenda evolucin reciente
que viene experimentando esta disciplina definitivamente contribuir de manera positiva a que el arbitraje, con el que indudablemente va unida de la
mano, pueda ir contando cada vez ms con herramientas efectivas de apoyo y
consolidacin.
En definitiva, tanto el arbitraje como el derecho internacional privado
tienen un fin en comn: el de servir al comerciante. Es de esperar, pues, que
los desarrollos en los prximos tiempos de ambas disciplinas contribuyan a
un acercamiento entre ellas para que, en simbiosis, brinden este servicio de
manera efectiva.

(52) L. SILBERMAN / F. FERRARI (nota 53), p. 22. En la regin, un trabajo


reciente ha sido el de D. OPERTTI BADN, Arbitraje Comercial Internacional.
Reflexiones. Un Tema Vigente: El Derecho Aplicable y El Mtodo de Conflicto de Leyes, Estudios de Derecho Internacional. Libro Homenaje al Profesor Hugo Llanos Mansilla, T. II, Editores Hugo Ignacio Llanos Mardones /
Eduardo Picand Albnico, Santiago, Abeledo Perrot Legal Publishing Chile /
Thomson Reuters, 2012, pp. 1139-1162.

187

EL EXPEDIENTE ELECTRNICO
EN SEDE DE LOS REGISTROS PBLICOS
Por Neri Villalba Fernndez (*)

INTRODUCCIN.
Ha pasado mucho tiempo desde que la nica posibilidad de comunicarse era a travs de personas que iban de un lugar a otro, ya sea a pie o a caballo,
de modo a comunicar hechos sucedidos en otro lugar, hoy en la era de la
comunicacin digital, el mundo est a un clic de distancia; sin embargo, no es
solo para comunicarse que sirven las computadoras y la internet, hoy son miles las utilidades que se pueden dar a travs de la utilizacin de esta herramienta. Tal es la situacin que se da con el expediente electrnico, pues hace
que documentos que antes solo podan verse de modo manual, estn a un clic
de distancia, lo que por supuesto, facilita de modo enorme el trabajo de los
profesionales que deban tener acceso a ellas, e incluso cualquier persona que
est interesada.
El avance de las tecnologas de la informacin ha hecho que sea necesario que se establezcan reglas. Bajo esta perspectiva, y con la necesidad de
brindar seguridad jurdica, se han ido dictando leyes que regulan este tipo de
actividades, tal es as que hoy existe una regulacin especfica sobre la firma
electrnica y el expediente electrnico, lo que se dio ya en el ao 2010.
En este tren de ideas, la informtica va avanzando y cada vez es utilizada para ms cantidad de aplicaciones, facilitando el trabajo por sobre todo; en
(*) Miembro del Excmo. Tribunal de Apelaciones Civil y Comercial
3ra Sala de la Capital, Profesor Adjunto de las Ctedras de Derecho Internacional Pblico, Economa Poltica, Profesor Asistente de Tcnica Jurdica.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

este sentido, tambin el Poder Judicial ha optado por ir implementando cada


vez con mayor progresividad el uso de la informtica, desde la utilizacin
como simples mquinas de escribir pues eso eran en las primeras pocaspara reemplazar a las mecnicas; hasta que hoy ya es utilizada como herramienta de comunicacin interinstitucional, pues ya se ha implementado el
oficio electrnico, que ya entr en vigencia el pasado agosto (1). De este
modo, se va avanzando en la implementacin del expediente electrnico, la
que por supuesto, debe llegar tambin a los Registros Pblicos.
En este pequeo opsculo, se encarar el tema del EXPEDIENTE
ELECTRNICO EN SEDE DE LOS REGISTROS PBLICOS, que si bien
ya se ha incorporado como discusin en el mbito local, todava no se ha
podido lograr su real implementacin, a pesar de que ya existe una legislacin
especfica que permite la utilizacin del expediente digital y de que se ha
avanzado en la digitalizacin de los documentos que obran en dicha sede.
1. DE QU MANERA SE DAN LAS ACTUACIONES EN LA ACTUALIDAD?
Si bien es cierto, en este trabajo se enfoca los expedientes electrnicos
y la necesidad de su implementacin en sede de los Registros Pblicos, es
necesario hacer una breve referencia al procedimiento actualmente vigente en
el Poder Judicial, de modo a hacer una comparacin, ya que esta, en la mayora de los casos, sigue siendo escrito, lento, y an sigue conservando los viejos vicios que tanto mal hacen al sistema de justicia. Y por supuesto, la implementacin paulatina del expediente electrnico, que comenz con el oficio
electrnico, tal como ya se ha mencionado en la introduccin (2).
(1) Magistrados y directores administrativos de varias dependencias
del Poder Judicial participaron de la presentacin de la herramienta digital
Oficio Electrnico, desarrollada por la Direccin de Tecnologa de la Informacin y las Comunicaciones. La iniciativa forma parte del Proyecto Expediente Electrnico, y se prev su puesta en funcionamiento para el prximo 4
de agosto (http://www.judiciales.net/notas/449-avanza-implementacion-delexpediente-electronico-en-paraguay).
(2) http://www.judiciales.net/notas/449-avanza-implementacion-delexpediente-electronico-en-paraguay

EL EXPEDIENTE ELECTRNICO EN SEDE DE LOS REGISTROS PBLICOS

189

En sede de los Registros Pblicos, no es diferente la situacin, pues si


bien se ha avanzado en la digitalizacin de los documentos, todava no se
puede acceder a ellas a travs del sistema informtico, de hecho si una persona solicita un informe sobre algn inmueble, tardar semanas o meses en salir, lo que se podra hacer con un clic en el sistema de internet, si es que
realmente hubiera una digitalizacin de todos los documentos, y si los expedientes donde constan los bienes patrimoniales registrables o ttulos y las
anotaciones que sobre l se hicieran- que obraren en esta sede, estuvieran
digitalizados, el informe se podra dar al instante en tiempo real. Adems, con
los documentos en papel, se han dado muchos casos de cambio de titularidad,
extravo de ttulos, entre otras situaciones, que atentan contra la seguridad
jurdica, pues la seguridad de los actos jurdicos, depende de que los documentos no puedan ser adulterados; y esto es lo que se puede garantizar a travs del expediente electrnico en esta sede, lo que implicar a su vez la agilizacin de los trmites que deban realizarse.
De este modo, apuntar al expediente digital es la mejor manera de lograr que se garantice la seguridad de las transacciones se agilicen y puedan
realmente cumplir con el objetivo de un Estado de Derecho, de garantizar una
seguridad jurdica a todos los habitantes de la Repblica, nacionales y extranjeros inversionistas. Si bien es cierto, no se trata de un expediente, en el sentido tradicional, el cumulo de documentaciones que se almacena en el Registro Pblico, es un expediente, en el que consta toda la informacin sobre un
determinado bien registrable. Esto hace que el mismo pueda ser equiparado al
expediente electrnico, pero para ello, primero deber avanzarse en la digitalizacin total de los documentos que constan en esta sede.
2. EN QU CONSISTE EL EXPEDIENTE ELECTRNICO Y LA
FIRMA ELECTRNICA Y DIGITAL?
Es evidente que existe un cambio de paradigmas cuando se pasa de un
sistema a otro, y es lo que se da con el paso de la escritura al procedimiento
oral, o en este caso, del expediente en soporte papel, a uno de soporte electrnico, que ayudar a superar viejos vicios que afectan a la seguridad jurdica.
Expediente electrnico: se entiende por expediente electrnico, la
serie ordenada de documentos pblicos registrados por va informtica, ten-

190

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

dientes a la formacin de la voluntad administrativa en un asunto determinado (3).


De este modo, se apunta a una nueva visin de lo que son los expedientes, pues por ahora- al lado de los tradicionales en formato papel, van formndose unos que se realizan en el espacio virtual, los expedientes electrnicos, que en algn momento superaran de un modo completo al sistema tradicional. Se podra decir que dicho proceso ya ha iniciado, pues hoy los jueces
ya tienen la firma electrnica, certificada por la Corte Suprema de Justicia(4).
Existen otros elementos a ser tenidos en cuenta cuando se habla de un
expediente electrnico, pues el solo hecho de formar un expediente en el ciberespacio, no garantiza de por si la fiabilidad de la misma; puede evitar que se
extrave, pero an no garantiza que la firma que conste en ella sea la correspondiente a la persona particular o autoridad que lo haya signado, es ah en
donde aparecen dos conceptos fundamentales que trae la Ley de Firma Digital
N 4017/2.110.
Firma electrnica: es el conjunto de datos electrnicos integrados,
ligados o asociados de manera lgica a otros datos electrnicos, utilizado por
el signatario como su medio de identificacin, que carezca de alguno de los
requisitos legales para ser considerada firma digital.
Firma digital: es una firma electrnica certificada por un prestador
acreditado, que ha sido creada usando medios que el titular mantiene bajo su
exclusivo control, de manera que se vincule nicamente al mismo y a los
datos a los que se refiere, permitiendo la deteccin posterior de cualquier
modificacin, verificando la identidad del titular e impidiendo que desconozca la integridad del documento y su autora.
(3) Ley de Firma Digital N 4017/2.110.
(4) Para garantizar el resguardo de los documentos, los magistrados
contarn con usuarios y contraseas particulares, adems de un dispositivo
llamado toque, que contendr la firma electrnica del juez, la cual estar
certificada por la Corte Suprema de Justicia. Este dispositivo ser personal e
intransferible. (http://www.judiciales.net/notas/449-avanza-implementaciondel-expediente-electronico-en-paraguay).

EL EXPEDIENTE ELECTRNICO EN SEDE DE LOS REGISTROS PBLICOS

191

El fenmeno de la digitalizacin exige que se establezcan reglas claras


de actuacin, de modo a garantizar la vigencia de la seguridad jurdica, y eso
es lo que se busca al promulgar esta Ley citada, y que trae esta serie de definiciones, adems de establecer las seguridades que debe rodear a las actuaciones que se realicen en forma digital, de modo a garantizar la no ocurrencia de
fraudes.
La firma electrnica garantiza la autenticidad de la misma, y tal como
se puede ver con el proceso del Oficio Electrnico, que ha sido implementada por la Corte Suprema de Justicia y la Direccin de los Registros Pblicos, la misma garantiza que sea el juez quien haya firmado el documento, y
que solo l tenga acceso a los cdigos que constituyen su firma digital.
El expediente electrnico implica la acumulacin de una serie de documentos que han sido digitalizados, y que al contrario del expediente tradicional no ocupa un espacio fsico; y permite un fcil y rpido acceso, a las personas autorizadas a hacerlo, de modo a que se puedan realizar trmites administrativos, e incluso actos jurdicos, con la seguridad de que no puedan modificarse los datos en ella contenidos, pues para ello se lo rodea de formalidades
y para actos como la firma, se da la necesidad de una certificacin.
3. LAS DIVERSAS VENTAJAS DEL EXPEDIENTE ELECTRNICO.
La digitalizacin de los documentos es algo que debe darse s o s en
todos los estamentos, pues esta garantiza la transparencia en las actuaciones,
lo que redunda en beneficio de la seguridad jurdica, pues en el caso de los
Registros Pblicos, garantiza las transacciones que se realicen sobre bienes
registrables.
Hasta ahora se ha avanzado gracias al esfuerzo de algunos que se han
dedicado al estudio del mismo, entre ellos se puede citar al Prof. Dr. Alberto
Martnez Simn (5), quien ha elaborado un documento en el cual ha enumerado la serie de ventajas que trae aparejada la utilizacin del expediente electr(5) http://www.cej.org.py/index.php/noticias/562-jornadas-de-derechojudicial

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

nico, lo hizo, haciendo referencia al Poder Judicial, sin embargo, se puede


aplicar tambin para los Registros Pblicos.
Posibilidad de control por parte del propio afectado, lo que propiciar
la transparencia; no existe imposibilidad de acceso en cualquier momento del
da, incluso cuando ya no estn abiertas las puertas de la sede en donde se
encuentren en forma material los documentos; la digitalizacin evitar el extravo de los expedientes, en el caso de los Registros Pblicos, los ttulos y las
anotaciones que tengan; se evitar la acumulacin de documentos, pues ya no
har falta que est en la propia sede; incluso podra almacenarse en otro lugar,
de modo a que se puede corroborar si hubiera una situacin dudosa; una cuestin que hace referencia especfica al Poder Judicial es la posibilidad de que
en cualquier momento se puedan reproducir las audiencias, incluso cuando el
expediente este en Cmara de Apelaciones o la Corte; facilitar la comunicacin, en el caso del Poder Judicial, el trabajo del Ujier, pues las notificaciones
estarn en lnea, tambin en lo que refiere a los Registros Pblicos, pues las
anotaciones tal como ya se da hoy con el Oficio Electrnico- lo que colabora
con la celeridad y ahorra costos; control estadstico, pues no podr alegarse
que no se encontr un documento, para no expedirse sobre un pedido, al igual
que los Jueces no podrn no dictar sentencia en los plazos establecidos en la
Ley Ritual.
Parece ser una referencia exclusiva al Poder Judicial; sin embargo, en
lo que respecta a los Registros Pblicos, se dar iguales ventajas, pues la digitalizacin tambin evitar viejas prcticas que implicaban la prdida de documentaciones, incluso el cambio de titulares de fincas, lo que redundar en la
seguridad jurdica, al garantizar los negocios jurdicos.
4. POSIBILIDAD DE IMPLEMENTACIN DEL EXPEDIENTE
ELECTRNICO EN SEDE DE LOS REGISTROS PBLICOS.
Todo lo que se ha apuntado hasta aqu sobre las bondades del expediente electrnico, y toda la problemtica que se da en sede de los Registros Pblicos en vista a la vigencia de ciertos principios, como prioridad, que implican
la necesidad de que se establezca un sistema que garantice a todos de qu
manera se estn haciendo. Si se da la utilizacin del expediente electrnico,
todos los interesados pueden tener acceso a los mismos.

EL EXPEDIENTE ELECTRNICO EN SEDE DE LOS REGISTROS PBLICOS

193

El mismo nombre de los Registros indica que el mismo debe ser de


acceso libre, Registros Pblicos, esto nos lleva a la necesidad justamente de
que en la brevedad posible se est dando la implementacin del expediente
electrnico en dicha sede.
La propia Ley citada ms arriba, y que establece la Firma Electrnica y
Digital para nuestra Repblica, habilita a las instituciones pblicas a digitalizar los documentos, es decir, la Ley misma ya est habilitando a los Registros
Pblicos a digitalizar los documentos para que puedan tener un mayor acceso
pblico, tal es lo que surge de la norma:
Artculo 11.- De la digitalizacin de los archivos pblicos. El Estado
y sus rganos dependientes podrn proceder a la digitalizacin total o parcial
de sus archivos almacenados, para lo cual cada organismo del Estado o el
Poder Ejecutivo podr dictar el reglamento aplicable al proceso de digitalizacin mencionado, siempre y cuando los mensajes de datos resultantes cumplan con las condiciones mnimas establecidas en la presente Ley y estuvieran
firmados digitalmente por el funcionario autorizado para realizar las citadas
reproducciones.
Entonces, todas las entidades pblicas pueden digitalizar los documentos, con lo cual se puede pasar del engorroso sistema escrito, que solo obstaculiza la posibilidad de acceso a los documentos contenidos en los Registros
Pblicos, y pasar al sistema digital, con las ventajas ya sealadas que permitirn un mejor acceso y control de los documentos contenidos en estos registros.
Lo que ya se est logrando en parte, pues de acuerdo a lo mencionado
por la Directora de los Registros Pblicos, se ha avanzado ya en un 70% en la
digitalizacin de los documentos que obran en dicho ente (6). De este modo,
lo que queda es determinar las condiciones en que las mismas estarn accesi(6) Por su parte, la directora del Registro Pblico, abogada Lourdes
Gonzlez, indic que la aplicacin Oficio Electrnico no rige para aquellos
oficios que tengan una tasa judicial especial. Agreg adems que, la dependencia a su cargo viene trabajando en un proyecto de informatizacin general
desde el 2007 y hasta la fecha ya cuentan con el 70% del registro inmobiliario

194

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

bles al pblico, y de qu modo se podr hacer la impresin de dichos documentos, pues se debe garantizar la inmodificabilidad o integridad de los datos
contenidos en estos.
CONCLUSIONES.
Lo que se busca con esto, es lograr que el sistema de los organismos del
Estado, funcione mejor, pues se ha visto toda la problemtica que implica la
actual forma de actuacin en sede de la Direccin de los Registros Pblicos,
que implica una acumulacin de inmensa cantidad de documentaciones, que
fcilmente podran ser daadas, distorsionada o robadas inclusive en la actualidad, como se viene denunciando.
Entonces, se aprovecha una herramienta que se ha vuelto fundamental
para la vida del hombre en el presente siglo, y que si bien puede ser objeto de
mala utilizacin, solo basta con un buen sistema legislativo penal para que
puedan ser evitados y en una hiptesis contraria que si suceden, sea de un
modo mnimo.
De este modo, no existe ningn impedimento para la utilizacin del
EXPEDIENTE ELECTRNICO EN SEDE DE LOS REGISTROS PBLICOS y por lo dems, existe una necesidad de que se vea la manera de implementar dicho sistema de un modo urgente; ms aun atendiendo a que la norma
que regula el expediente digital, lo autoriza plenamente.
Solo resta decir que las instituciones encargadas de los bienes registrables deben estar todos en una misma sede central (Direccin General de los
Registros Pblicos, Direccin del Registro del Automotor, Direccin de Catastro y Departamento de Agrimensura y Geodesia), e intercomunicados para
que todos los datos contenidos en un expediente especfico, no varen de una
a otra entidad, pues esto tambin es una problemtica real que afecta al derecho que asiste a los ciudadanos de tener una seguridad jurdica en sus transacciones comerciales e inversiones.

digitalizado. (http://www.judiciales.net/notas/449-avanza-implementaciondel-expediente-electronico-en-paraguay).

EL EXPEDIENTE ELECTRNICO EN SEDE DE LOS REGISTROS PBLICOS

195

El efecto jurdico de la implementacin del sistema electrnico dentro


de esta institucin, tiene variadas y mltiples ventajas, para los usuarios
sociedad-, los operadores de justicia, sistema financiero, inversionistas nacionales y extranjeros, el Estado. Esta variedad de ventajas que sobrevendr,
es una invitacin para una investigacin jurdica de mayor envergadura sobre
las fortalezas y debilidades del sistema objeto de anlisis.
Los expedientes electrnicos en sede de la Direccin de los Registros
Pblicos que est en vspera de constituirse en una Persona Jurdica de Derecho Pblico, autnomo y autrquico otorgar una mayor seguridad jurdica
y consecuentemente coadyuvar en la celeridad en tiempo record el registro o
publicidad de los derechos constituidos en sede notarial, dentro de los negocios patrimoniales en el mbito de la sociedad, lo que indudablemente se traducir en el Bienestar General de la Nacin.
REFERENCIAS BIBLIOGRFICAS.
Barboza, Ramiro. Proteccin Jurdica del Software. En Revista Jurdica la Ley, Edicin Especial 25 Aniversario, noviembre 2003.
Di Martino Ortz, Rosa Elena. Derecho e Informtica. Intercontinental, As. Py. 2008.
http://www.cej.org.py/index.php/noticias/562-jornadas-de-derecho-judicial
http://www.41jaiio.org.ar/sites/default/files/6_SID_2012.pdf
http://www.judiciales.net/notas/449-avanza-implementacion-del-expediente-electronico-en-paraguay.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

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EL INSTITUTO DE LA PROHIBICIN DE REGRESO


EN LA TEORA DE LA IMPUTACIN OBJETIVA
Por Oscar Juan Rodrguez Kennedy (*)

Como magistral y sencillamente lo expresara el Maestro Gunter Jakobs,


la prohibicin de regreso como instituto fundamental de la teora de la imputacin objetiva dentro de las categoras de la conducta, se reduce a la idea de
no todo es asunto de todos. Inmediatamente notamos que en un orden de
objetividad ningn presupuesto de hecho que encierre la norma penal puede
ser aislado en un origen en s mismo.
Es as que toda infraccin penal comnmente conlleva el desarrollo de
conductas, no solo por parte del autor de la misma, sino en grado de participacin inocua por parte de terceros. El ms representativo ejemplo incurso en la
obra de Jakobs, es el caso del taxista que cumpliendo con su rol, traslada a
una persona que concreta el robo a un banco. Analticamente notamos que si
encerramos la defraudacin del rol en el autor del hecho punible, es decir,
quien haya perpetrado el robo, es inviable el regreso sobre la conducta del
taxista, la cual ser plenamente distanciada, parafraseando al Maestro Cancio
Meli. Concretamente el trabajador del volante, no puede responder por el
atraco a la entidad bancaria; a lo sumo se le podra imputar por omisin de dar

(*) Responsable del rea Penal en la Facultad de Derecho y Ciencias


Sociales UNA. Profesor Titular de Derecho Penal Parte General y Derecho
Penal Parte Especial en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales UNA.
Coordinador Acadmico del rea Penal en la Maestra en Ciencias Penales de
la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales UNA. Miembro de la Comisin de
Reforma del Cdigo Penal, Procesal Penal y Penitenciario.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

aviso de un hecho punible, siempre y cuando el autor del hecho hubiera realizado el plan criminal dentro del vehculo mencionado y se lo hubiera hecho
saber.
En esta inteligencia, el principio de confianza ha aportado a la prohibicin de regreso una piedra angular en la bsqueda de un mtodo complejo
para su ms prxima finalidad que es la interrupcin del curso causal en base
a conceptos abstractos de determinada validez general, pero sin desconocer
por completo doctrinas antecedentes como la de Claus Roxin, en la cual eran
necesarios conceptos concretos para determinar la infraccin o la medida de
infraccin de un deber impuesto para determinar la prohibicin de regreso.
Razonando desde otro punto de vista imaginemos la situacin en la cual
una persona distinta al autor del robo sea quien la haya preparado intelectualmente. Si bien sabemos que nuestro derecho positivo ya no realiza la antigua
divisin de autor material y autor moral, es importante determinar que gracias
a la teora de la imputacin objetiva, entendemos que el instigador o idelogo
del hecho punible, no es imputado en su conducta por coadyuvar a la conducta de otro, sino porque el mismo hecho, objetivamente, es su hecho propio.
LA PROHIBICIN DE REGRESO COMO PARTE OPERATIVA
DE UN TODO.
Como sabemos, la prohibicin de regreso forma parte de los cuatro elementos fundamentales que establece la teora jakobiana sobre la imputacin
objetiva. Junto al riesgo prohibido, el principio de confianza y la competencia
de la vctima operan de una manera integral a fin de poder encontrar parmetros abstractos de validez general que nos permita establecer la interrupcin
del curso causal y el gnesis de la conducta imputada como antijurdica.
Si no reconociramos la operatividad de estos institutos dentro de la
prohibicin de regreso, sera imposible determinar conductas inocuas de conductas propias del hecho punible. Imaginemos un mundo (como lo expresaba
Jakobs) en el cual todas las personas debieran verificar el comportamiento de
los dems para no ser partcipes de un curso causal criminal. A priori notamos, sera catico y fcticamente imposible. Si una persona comete un homicidio, debiramos regresar sobre la conducta de todos aquellos quienes ha-

EL INSTITUTO DE LA PROHIBICIN DE REGRESO


EN LA TEORA DE LA IMPUTACIN OBJETIVA

199

yan participado en los actos preparatorios sin conocer la finalidad de los mismos? Necesariamente nuestra respuesta debe ser no, ya que la prohibicin de
regreso lo establece, teniendo como parmetro general, que el cumplimiento
de un rol sin ser cognoscitivamente cmplice de la finalidad del hecho en el
cual participa lo distrae por completo del curso causal aislndolo en una esfera totalmente distanciada. Esto nos trae a la mente el ejemplo del connotado
jurista Karl Binding en 1907, quien al hablar del adulterio, y reaccionando
contra el causalismo naturalstico, estableca que no solo se deba castigar a la
mujer adltera, sino tambin al carpintero que hubiera construido el lecho
donde se cometiera el delito.
Por otra parte, habiendo analizado el principio de confianza que rige las
relaciones sociales, es necesario delimitar el concepto del riesgo permitido al
cual se refiere la teora de la imputacin objetiva. Cuando nos referimos a
ella, de ninguna manera hablamos de permisiones jurdicas o causas de justificacin insertas en la legislacin, por ejemplo el estado de necesidad, la legtima defensa, la inexigibilidad de otra conducta etc. (1); sino ms bien nos
encontramos analizando la multiplicidad de situaciones en la vida cotidiana
que puede encerrar en s misma riesgos potenciales. Por ejemplo, pasar la
mano a otra persona, es un potencial cultivo de infecciones; cruzar la calle,
tomar un vaso de agua, ascender a un bus y otra infinidad de situaciones que
podramos describir, nos lleva a entender que la existencia misma del ser humano encierra un riesgo permitido, el cual no puede ser desconocido en la
imputacin objetiva, ya que este instituto nos otorgar la luz necesaria para
determinar los puntos crticos del curso causal, es decir al ltimo responsable
en una amplia cadena de causantes.
Todo riesgo deja de ser permitido una vez que este es considerado por el
derecho como un hecho perturbador de la vida social y normalmente se configura en los hechos punibles de mera actividad. Por ejemplo, en la exposicin
de peligro al trnsito terrestre y todos sus presupuestos de hecho.
Por otra parte es importante destacar en este punto, que el riesgo permitido no puede ser configurado de una manera abstracta desconociendo aspec(1) No existe tipicidad de conducta alguna, por lo cual es inviable considerar el riesgo permitido como una causa de justificacin.

200

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

tos concretos de la conducta individual. Verbigracia, un conductor experimentado conduce un vehculo sin mayores riesgos incluso cuando excediera
de la velocidad permitida o estuviera un tanto ebrio; sin embargo, un principiante no es ms que eso. Notamos entonces que el derecho no puede establecer un estndar jurdico como punto referencial de riesgos, ya que la determinacin necesariamente incumbe en gran medida a un mbito de individualidad del autor y a una orientacin social.
Es as que habiendo descripto la multiplicidad de riesgos a los cuales
nos hallamos supeditados potencialmente, cuando la conducta del autor es el
nico hecho causante del curso lesivo, no existe mucho en qu pensar para
explicar el mismo. Pero qu ocurre en el caso que la misma vctima tenga
cierto grado de competencia en la realizacin del resultado, o ms an, cuando el hecho causante es competencia exclusiva de la vctima. Pues aqu no
hay ms respuestas que la exoneracin y el infortunio o tambin conocido
como el principio de la mala suerte.
Imaginemos objetivamente que un conductor se encuentra circulando
por una ruta muy transitada, en lo que aparece un ciclista ebrio, que sobresaltado por la proximidad del rodado cae al pavimento y es arrollado por el vehculo. Visto as no podramos imputar al conductor un grado de participacin
culposa ya que el mismo no ha defraudado su rol de conductor. Es notorio que
a este le era totalmente inexigible otra conducta distinta a la conocida.
Por otra parte, cierto sector de la doctrina alega acerca del incremento
del riesgo, el cual s debiera serle imputado al conductor del vehculo, pero
cae de maduro que no existe una accesoriedad entre ambos riesgos concurrentes, pero s existe un grado de competencia exclusiva de la vctima en su desgracia por no haber cumplido con su deber social de autoproteccin del cual
ninguna otra persona es garante.
LA ACCESORIEDAD EN LOS ACTOS DE EJECUCIN. DEL
REPARTO DEL TRABAJO Y DEL ROL DE GARANTE DE NO
DISPONIBILIDAD.
Como claramente lo hemos delimitado en la primera parte del presente
desarrollo, una conducta antijurdica, difcilmente tenga una existencia obje-

EL INSTITUTO DE LA PROHIBICIN DE REGRESO


EN LA TEORA DE LA IMPUTACIN OBJETIVA

201

tiva en s misma aislada de toda interferencia intersubjetiva con la conducta


de otras personas. Es as que la prohibicin de regreso busca interrumpir la
accesoriedad de las mismas con los actos propios de la ejecucin, ya que quin
coadyuva a un hecho punible no responde por un hecho ajeno o del autor
inmediato, sino responde porque el mismo tambin es su injusto propio.
Todo hecho punible tiene su inicio en el comienzo de la tentativa, independientemente a que esta sea acabada o inacabada. Los actos preparatorios
quedan excluidos de nuestra lnea temporal ya que estos hechos jurdico-penalmente no son conductas tpicas. Tomemos el caso de una persona que intentar envenenar a otra con cianuro, ya que es sabido que esta sustancia no
deja rastros qumicos en la sangre. El autor necesariamente deber desarrollar
una cadena de actos preparatorios como la adquisicin de la sustancia, la planificacin de los modos y medios necesarios para no ser descubierto, el objeto
a ser utilizado como transporte de la sustancia, etc. Rpidamente notamos que
podra tomarnos una obra entera elucubrar acerca de la cantidad inmensa de
personas que pueden participar de manera inocua en el desarrollo de una sola
accin tendiente a un fin. La consumacin del asesinato.
Dicho todo esto, es menester cuestionarnos, a partir de qu punto podemos considerar que opera la prohibicin de regreso tratando de encontrar un
mtodo abstracto con cierta validez general sin considerar aspectos muy individuales del caso que nos avoca (2).
El Maestro Jakobs responde a esta cuestin con dos institutos muy significativos que nos otorgarn la herramienta necesaria a fin de poder eliminar
cuestiones concretas de cada caso para tomarla en su ms pura objetividad. Es
as que nos encontramos con el reparto del trabajo y el rol de garante de no
disponibilidad.
Para explicarlo mejor, tomemos el mismo caso anterior del asesinato
por envenenamiento. Si considerramos que la persona que realice todos los
(2) Recordemos que doctrinas precedentes a la teora jackobiana como
la de Claus Roxin abogaban por la consideracin de cuestiones concretas a fin
de establecer los puntos crticos de la prohibicin de regreso en el marco del
curso lesivo.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

actos preparatorios sea distinta al autor inmediato facilitando todo lo necesario para la comisin del hecho punible, sera imposible excluir al cmplice
del curso lesivo que se iniciar con el comienzo de la tentativa, ya que si bien
su acto, que es preparatorio, es condicionante dentro de la organizacin o
planificacin del injusto y por tal, tambin de su ejecucin, volviendo a recalcar as que no responder por un injusto ajeno, sino porque el mismo es tan
suyo como lo es del autor.
Notamos por lo precedente, que el reparto del trabajo en la organizacin o planificacin del hecho punible es una de las primeras reglas de las
cuales podemos valernos para operar con la prohibicin de regreso de una
manera objetiva y general.
Ahora bien, en otro orden de cosas imaginemos que una persona dedicada a la venta de armas entregue un arma de fuego a una persona que no
cuenta con los requisitos necesarios para portarla, o peor an que este se acerque a adquirirla notoriamente perturbado y no posea ninguno de los requisitos
condicionantes para llevar a cabo dicho acto, y luego esta misma arma es
utilizada en un homicidio. La cuestin que se plantea es: podremos distanciar la conducta de vendedor de armas como un comportamiento inocuo blindndolo en la prohibicin de regreso? Pues el presente excurso necesariamente nos lleva a responderla negativamente. Entendemos esto ya que el vendedor de armas ha incurrido en la defraudacin de su rol por haber creado la
disponibilidad del arma para el autor cuando la orientacin social lo obliga a
actuar de garante de todos los requisitos necesarios para realizar su operacin
comercial. Vemos as que responde no por una reparticin del trabajo como
entendiramos anteriormente en la primera regla de la prohibicin de regreso,
sino por la segunda, que es la defraudacin al rol de garante de no disponibilidad. Misma situacin se dara en el caso de personas que por medio de su
imprudencia dejaran a disposicin de otras objetos que le fueron especialmente confiados por un rol especial. Verbigracia, guardias de seguridad, farmacuticos en cuanto a frmacos controlados y otros tantos ejemplos que podramos citar.
En conclusin, un comportamiento es accesorio cuando constituye una
razn para imputar el acto de ejecucin que otro ha realizado; lo contrario es
la prohibicin de regreso.

EL INSTITUTO DE LA PROHIBICIN DE REGRESO


EN LA TEORA DE LA IMPUTACIN OBJETIVA

203

LA DEFRAUDACIN DE LOS ROLES EN ROLES COMUNES Y


ROLES ESPECIALES.
Si bien no es nuevo afirmar que el amplio entramado de la organizacin
social, se encuentra basado en una estructura de distribucin de roles o tareas
dentro de la sociedad, es importante para la teora de la imputacin objetiva,
quizs ms que la sociologa, definir los distintos tipos de roles que existen en
una sociedad, ya que a partir de ella podremos aplicar nuestras reglas de la
prohibicin de regreso en cuando a consideraciones abstractas con reglas tendientes a poseer una validez general y ms an en hechos punibles que se
basen en conductas de omisin.
Los roles comunes son aquellos en los cuales no existe una expectativa
especfica, sino ms bien se encuadran dentro de la conciencia de la orientacin misma de una sociedad. El rol del buen ciudadano es uno de los ms
lacnicos y comunes que pueda existir. La amplia gama de expectaciones en
su conducta depende de una conciencia colectiva parafraseando al insigne
Emilio Durkheim. Si una anciana no puede cruzar por s sola una avenida, es
un ansia social, que el buen ciudadano se acerque y la acompae hasta la otra
acera. Conducir precavidamente respetando las seales de trnsito o no consumir bebidas alcohlicas son anhelos que una sociedad deposita en cualquier
persona del comn.
Pero qu ocurre cuando una expectativa no es deducible de una persona
ya que por tal nos referimos a un rol especial. Ser padre, madre, tutor, mdico,
polica son algunos de los ejemplos que podemos citar como clarificadores a
lo cual se refiere un rol especial. Por ejemplo en nuestra legislacin, el Artculo 119.- referente al abandono en nuestro CP aduce la defraudacin de un
rol especial como lo que es ser encargado de una persona a la cual se la ha
dejado al arbitrio del desamparo. Podemos asumir la referencia a padres, tutores, curadores de personas, hijos de padres muy seniles, etc.
Para explicarlo mejor, hagamos un paralelismo en base a un caso en el
cual un nio por accidente sufra de una fractura expuesta. Si la madre inmediatamente despus del hecho se rasgara un pedazo de tela de la ropa para
cubrir la herida del nio y esto provocara una infeccin la madre no podra ser
punida por su conducta lesiva, ya que no estara defraudando su rol especial.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Pero qu ocurrira si un mdico en un centro asistencial actuara de la misma


manera sin ninguna consideracin de asepsia y esto provocara la infeccin de
la herida. Evidentemente su violacin a lex artis como mdico defrauda por
completo el rol que le fue confiado, y vemos as que una misma conducta en
su objetividad, es medida segn el rol que ha sido defraudado para determinar
su punibilidad.
En cuanto a lo referente a las conductas omisivas, por ejemplo en la
omisin de auxilio (3), la ley deduce que se considerar la omisin siempre y
cuando el deber de auxilio pueda prestarse sin riesgo personal, es decir podemos descifrar que hace referencia a la consideracin de los roles depositados
en las personas por la orientacin social. Por ejemplo, en una costa martima
una persona se encuentra a punto de ahogarse estando en el lugar del hecho un
experimentado salvavidas y un ingeniero informtico actualmente de vacaciones. Entendemos que la representacin del riesgo es totalmente permitido
para el experimentado salvavidas pero no as para el informtico para quin
podra resultar perturbador y hasta fatal.
En conclusin, ninguna persona defrauda su rol si no defrauda la expectativa que la sociedad ha depositado en l ya que el derecho penal siempre se
ocupa de estabilizar una orientacin social y no de fortalecer opiniones privadas.
BIBLIOGRAFA.
I. Cancio Meli, Manuel/Ferrante, Marcelo/Sancinetti, Marcelo, Estudios sobre la teora de la imputacin objetiva, Buenos Aires, 1998.
II. Cancio Meli, Manuel. Lneas bsicas de la teora de la imputacin
objetiva, Mendoza, 2001.
III. Castaldo, Andrea R. Limputazione oggetiva nel delitto colposo
devento, Napoli, 1989.

(3) Art. 117 CPP

EL INSTITUTO DE LA PROHIBICIN DE REGRESO


EN LA TEORA DE LA IMPUTACIN OBJETIVA

205

IV. Feijo Snchez, Bernardo, Teora de la imputacin objetiva. Estudio crtico sobre fundamentos dogmticos y evolucin, Mxico D.F., 2000.
V. Frisch, Wolfgang, Tipo penal e imputacin objetiva (traduccin de
Manuel Cancio Meli, Beatriz de la Gndara Vallejo, Manuel Jan Vallejo,
Carlos Prez del Valle, Yesid Reyes Alvarado y Arturo Ventura Pschel),
Madrid, 1995.
VI. Jakobs, Gnther, La imputacin objetiva en Derecho penal (traduccin de Manuel Cancio Meli), Mxico, 2001.

206

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

207

13 HIPTESIS (EN PAOS MENORES) PARA


CONSTRUIR UN SISTEMA DE REMEDIOS
CONTRACTUALES EN NUESTRO DERECHO (*)
Por Roberto Moreno Rodrguez Alcal (**)
1
Lleg la hora de otorgar carta de ciudadana dogmtica propia a los
remedios del acreedor derivados de la lesin al derecho de crdito y construir
un sistema moderno de remedios contractuales en nuestro derecho.
(*) Las ideas que aqu se someten a la consideracin del lector estn
presentadas al apuro, a las corridas casi, pues la tirnica y en ocasiones tormentosa exigencia del da a da impiden una mayor y ms pausada elucubracin de las mismas. Por esta razn, para usar una frase afortunada del gran
ORTEGA, las presento al pblico lector en paos menores, con la esperanza
de que sea mejor al menos provocar al debate que dejarlas en el tintero. Por
supuesto que las mismas deben ser objeto de un mucho mayor y ms detenido
anlisis, que espero poder emprender pronto; la urgencia de la tarea a realizar,
y algn afn vanidoso de contribuir al debate, me llevaron imprudentemente a
publicar las hiptesis. Agradezco los comentarios y sugerencias a un borrador
anterior del Dr. Giuseppe FOSSATI, de reconocida generosidad intelectual,
quin, lastimosamente, una vez ms podr comprobar la incapacidad radical
que tengo para incorporar ideas mejores que las mas a mis trabajos. Por esta
razn, queda exento de los errores y (particularmente) de las rimbombancias
que pueda tener este ensayo, que me pertenecen en exclusividad.
(**) Profesor de Derecho Civil IV (Contratos), Facultad de Ciencias
Jurdicas y Diplomticas, Universidad Catlica. Procurador General de la
Repblica del Paraguay.

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2
Durante demasiado tiempo la materia de los remedios (1) otorgados al
acreedor ha sido analizada mayormente en otra sede, en el mbito terico de
la obligacin, concepto matriz del derecho civil. As, el verdadero epicentro dinmico del trfico jurdico todo lo relativo al (in)cumplimiento del
programa prestacional y la batera de remedios que otorga el sistema para
tutelar el derecho de crdito pasa a un segundo plano, y en lugar de tener su
independencia dogmtica, es estudiado como un apndice de los efectos de
las obligaciones, como un punto ms de los tratados obligacionales, lo que
resulta en un desdoblamiento dogmtico: algunos remedios son analizados en
sede de las obligaciones como efecto de las mismas el cumplimiento forzoso
en general, o la indemnizacin de daos, y otros en sede doctrinaria de los
contratos la resolucin del contrato o la suspensin del propio cumplimiento (2). Esto implica que una misma cuestin la de los remedios del acree(1) La palabra remedios es una importacin reciente por parte del
civil law de un trmino propio del common law, utilizado para denominar a las
distintas pretensiones a las que puede acceder el acreedor segn el distinto
supuesto de hecho que est detrs de la lesin al derecho de crdito. La relacin entre rights (derechos) y remedies es sumamente compleja y no puede analizarse aqu (un estudio penetrante es el de D. FRIEDMANN , Rights and
Remedies en MCKENDRICK & COHEN , Comparative Remedies for Breach of
Contract, Hart Publishing, Londres, 2005, pg. 3 y ss.), pero resulta de suma
utilidad a los efectos de entender que los distintos supuestos de hecho (factsituations, fattispecie) atienden a distintas reacciones por parte del ordenamiento y del acreedor. En cierto modo, el argumento que aqu se expone pretende quizs dar un paso hacia atrs en la evolucin del civil law, al ir de un
derecho abstracto del acreedor a remedios especficos en base a hechos particulares (en forma parecida a lo que propugna B. BIX, Contract law, Cambridge Univ. Press, 2012, pg. 156 y ss.).
(2) A modo de ejemplo, y tomando al siempre influyente especialmente para nuestra civilstica ortodoxa Tratado de BORDA (7ma. edicin, Buenos
Aires, Perrot, 1994) como piedra de toque, el remedio de la responsabilidad
contractual la obligacin de indemnizar daos y perjuicios derivados del
contratose analiza en los tomos relativos a las obligaciones (como un efecto anormal), en tanto que el remedio sinalagmtico de terminacin/resolu-

13 HIPTESIS (EN PAOS MENORES) PARA CONSTRUIR UN SISTEMA


DE REMEDIOS CONTRACTUALES EN NUESTRO DERECHO

209

dores estudiada y tratada en distintos momentos y lugares, en lugar de darse


un tratamiento unificado, sistemtico e integral, que atienda al fenmeno del
incumplimiento desde una ptica unitaria y realista. Unitaria, pues integra
toda la problemtica en un mismo lugar; realista, porque parte del hecho cotidiano, real, del contrato, y no de un concepto abstracto, como lo es el de la
obligacin.
Por ello, y en forma parecida a lo que suceda a nuestro pas en aquel
lejano mayo de 1811, nuestro derecho de la sistemtica de los remedios del
acreedor ante el incumplimiento y la responsabilidad contractual (3) sigue
esperando su alborada emancipadora, que lo libere de este fro y asaz reinado
conceptualista y le haga ver el amanecer de la realidad y la necesidad de la
prctica jurdica. Lo que se impone en esta materia, en suma, es que el conscin de contrato (pacto comisorio), es un efecto de los contratos bilaterales y se estudia en los tomos sobre contratos. Y as sucesivamente.
(3) La expresin responsabilidad contractual es equvoca, y resulta
por ello pertinente aclarar, con JORDANO FRAGA (siguiendo en este punto al
italiano GIORGIANNI), que bajo la responsabilidad contractual usualmente se
estudian tres grupos de problemas: (i) los supuestos de incumplimiento del
contrato, o lesin del derecho de crdito; (ii) la imputacin del incumplimiento y los criterios utilizados para la misma, esto es, el ncleo del juicio de
responsabilidad para determinar si las consecuencias del incumplimiento recaern sobre el deudor o sobre el acreedor; (iii) los remedios o medios de
tutela del acreedor frente al incumplimiento, o conjunto de medidas que dispone el acreedor para la defensa de su derecho. Ver JORDANO FRAGA, La responsabilidad contractual, Madrid, Civitas, 1987 pgs. 35 y ss.; y tambin
LLAMAS POMBO, Cumplimiento por equivalente y resarcimiento del dao al
acreedor, Trivium, Madrid, 1999, pgs. 17-18 (con abundantes aclaraciones
terminolgicas). Pero ojo: la responsabilidad contractual strictu sensu es
decir, como pretensin de reparacin de los daos derivados del incumplimiento, es solo un remedio ms dentro del grupo de remedios previstos bajo
el (iii), lo que motiva la potencial confusin terminolgica. Puede hablarse,
por ello y con el correspondiente caveat, de responsabilidad contractual en
sentido general (como conjunto de problemas relacionados a la dinmica contractual) y en sentido particular (como remedio indemnizatorio substitutivo),
sentido que, salvo indicacin contraria, aqu se privilegia.

210

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tructor de la dogmtica deje de dar la espalda a los operadores jurdicos del


da a da; esto es, a los abogados, jueces, empresarios, o al ciudadano comn
mismo, que no trafican con la obligacin abstracta puro concepto que no
tiene correspondencia strictu sensu en la realidadsino con contratos de
carne y hueso la cotidiana compraventa, la mensual locacin, el mutuo a
plazo, y as sucesivamente.
3
Este fenmeno de priorizar el concepto sobre la realidad la obligacin
antes que el contrato tiene, desde luego, una explicacin histrica. El ncleo
de la tradicin continental del civil law, se sabe, se construy sobre un largo
proceso de racionalizacin, abstraccin y generalizacin del concepto de la
obligacin en un perodo de siglos, entre el big bang que supuso el redescubrimiento del derecho romano en el alto Medioevo (4) y el consecuente desarrollo del ius commune a manos de los glosadores y post-glosadores, pasando
por el aporte de los escolsticos tardos, de la escuela moderna del derecho
natural, hasta llegar a la adopcin del paradigma cientfico-geomtrico en el
apogeo del racionalismo jurdico (5). Mediante este largo proceso, el civil law
se construy sobre conceptos, antes que realidades (6). Esto explica que tenga
(4) K. PENNINGTON, The Big Bang: Roman Law in the Early Twelfth
Century, Rivista internazionale di diritto comune, 18 (2007), pg. 40.
(5) En una oracin se han resumido siglos de historia y evolucin del
derecho, cosa que sabr disculparse; afortunadamente, hoy contamos con un
estudio filosfica y jurdicamente sofisticado con la aparicin de la magnfica
obra de JAMES GORDLEY, The Jurists: A Critical History, OUP, Oxford, 2013,
en la cual detalladamente se explica la evolucin que se ha intentado resumir
en el texto.
(6) O, si se quiere transpolar la terminologa de HAYEK, sobre el modelo
del constructivismo en lugar del evolucionismo. F.A. HAYEK, Law, Legislation and Liberty, Routledge, Londres, 1998, vol. 1, pg. 8 y ss. Quizs convenga agregar que la construccin sobre conceptos no es algo insuperablemente equivocado el ser humano no puede pensar sin conceptos, salvo que
se lo exagere. Como la revuelta contra el formalismo que se dio tanto en el
civil law como en el common law en la primera mitad del siglo XX lo demuestra, s hubo exageracin, que es la que aqu se criticar.

13 HIPTESIS (EN PAOS MENORES) PARA CONSTRUIR UN SISTEMA


DE REMEDIOS CONTRACTUALES EN NUESTRO DERECHO

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as en su matriz conceptual fundamental a la nocin general de la obligacin,


los distintos tipos de obligaciones, las formas de extincin de las obligaciones
y as sucesivamente, y solo luego, y en forma secundaria, aparezca el contrato, que es la figura real, por as decirlo. El conceptualismo decimonnico
en su vertiente de la escuela de la exgese en Francia, o de la begriffenschule
alemana solo vino a ser la apoteosis de este estado de cosas, al separar a todo
concepto jurdico de los valores y principios que lo alimentaban, constituyendo los traits des obligations en los locii naturales de elaboracin del derecho
civil por excelencia; y, en el caso particular teutn, la cuestin se agrav con
la aparicin del rechtgeschft (o negocio jurdico), pues el grueso de la construccin conceptual civilista en ese sistema oscil entre la obligacin en general y la declaracin de voluntad, gnero que se convierte en un tpico de
estudio intenso a pesar de su abstraccin, quedando el contrato decididamente
en un segundo plano, apenas como una instancia particular de la willensklrung (7).
Pero este proceso histrico de racionalizacin no solo implic que la
obligacin se convirti en el punto central del foco del jurista en el derecho
civil, de su estudio y anlisis, sino tuvo otro efecto que marcara a fuego el
devenir del derecho de los contratos en el civil law: la construccin de la
teora general de las obligaciones (8), en virtud de la cual no solo se parta
de la abstraccin para eventualmente llegar a lo concreto construyendo un
(7) F. H. LAWSON, A common lawyer looks at the civil law, Greenwood
Press, Connecticut, 1977, sigue siendo de lejos el mejor lugar para comprender cabalmente el gran cambio que se dio en el civil law, particularmente
en sede del derecho civil patrimonial, con este proceso de generalizacin y
abstraccin de los conceptos jurdicos fundamentales (obligacin; acto jurdico; enriquecimiento injusto). Paradjicamente, el common lawyer ensea ms
al civil lawyer que a su auditorio original.
(8) La mejor explicacin de este proceso lo constituye el monumental
ZIMMERMANN , The law of obligations Roman foundations of the civilian tradition, OUP, Oxford, 1996, que al tiempo de resaltar debidamente la influencia en este punto de la Pandektensystem, de los pandectistas germanos, seala que esta teora es hija del formalismo jurdico, por lo que las teoras
jurdicas basadas en la tica social la rechazarn a pesar de lo cual se ha
incrustado firmemente en el derecho privado alemn (pg. 31).

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sistema altamente tcnico y desenraizado de la realidad, difcil de entender


para quin no estuviere iniciado en su esotrico tecnicismo (9) sino que la
responsabilidad aquiliana o extracontractual y la contractual fueron analizadas bajo un mismo prisma el de la obligacin, de forma tal a que resulte
natural tratarlos como manifestaciones de un nico y mismo fenmeno. Esto
terminara por afectar no solo los presupuestos de aplicacin y sus consecuencias en ambas rbitas en el afn interminable de unificar y generalizar
sino que quitara lustre a la materia ms importante en la prctica cotidiana: la
fase dinmica de ejecucin y sobre todo el incumplimiento de un contrato. La
responsabilidad contractual as apenas terminara siendo un efecto anormal
o accidental de la obligacin en general, en lugar de tener su carta de ciudadana propia, su independencia jurdica (10).
4
La doctrina ms avanzada hace tiempo le ha tomado el pulso a estos dos
fenmenos relacionados, que ponen al contrato en el asiento trasero.
El primero de ellos, a saber, ha sido el enfoque obsesivo sobre la obligacin qua concepto jurdico abstracto, y el consecuente alejamiento de la
(9) Nuevamente, ZIMMERMANN : la comprensin del derecho se vuelve
algo extraordinariamente difcil para alguien que no est especficamente formado en el pensamiento legal. ZIMMERMANN , The law of obligations, ob.
cit. pg. 31.
(10) Es un lugar comn de nuestros manuales ortodoxos de las obligaciones que se tome como punto de partida, en lugar de la realidad del incumplimiento del contrato y de los remedios previstos para hacer frente a
dicha situacin y tutelar el derecho de crdito al puro concepto la obligacin en general, sin discriminar para luego pasar a los efectos de las mismas, dividindose ellos en efectos normales y anormales. Por todos, ver
el clsico de J.J. LLAMBAS, Obligaciones, tomo I, Edit. Perrot, Bs. As. (Captulos V y VI). And yet nunca hay un cuestionamiento previo obvio: pueden
hablarse de efectos normales y anormales de una obligacin derivada (por
ejemplo) de un acto ilcito? La respuesta es claramente que no. Entonces:
por qu no ir un paso ms y separar claramente al contrato y darle su lugar,
que solo tcitamente se le reconoce?

13 HIPTESIS (EN PAOS MENORES) PARA CONSTRUIR UN SISTEMA


DE REMEDIOS CONTRACTUALES EN NUESTRO DERECHO

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realidad en lugar de atender al negocio jurdico concreto de todos los das que
es el contrato. Extraordinariamente certeras y lcidas han sido las palabras
del profesor cataln Fernando G MEZ POMAR
La visin an dominante entre nosotros sobre el papel del contrato sigue siendo, no obstante, relativamente subordinada Siempre admiradores de los conceptos y las elaboraciones conceptualmente alambicadas, sobre todo si tienen pedigr histrico, nos hemos olvidado con excesiva frecuencia de que los contratos existen en la realidad, las obligaciones, en cambio, no. Los contratos son la forma ms importante
(cuantitativa y cualitativamente, al menos en una sociedad compleja)
de articulacin de la cooperacin entre los individuos. Las obligaciones son meros expedientes tcnicos, instrumentales, para ordenar y expresar los efectos jurdicos de la cooperacin humana expresada en el
contrato. El contrato es sustancial; la obligacin, instrumental (11).
No se trata, cabe aclarar inmediatamente, de desechar o desdear el concepto de obligacin, que ha sido objeto de siglos de anlisis y refinamiento en
el derecho continental. Esto sera un grave despropsito; la idea de la obligacin ha permitido que se desarrolle enormemente la ciencia civilista y que
alcance grados de sofisticacin inimaginables, y como tal, es patrimonio cultural bien ganado del ius commune (12). Por el contrario, se trata de aprovechar dichas construcciones tericas literalmente, de construir sobre las mismas pero pasndolas por el prisma de la realidad, de poner los bueyes delante de la carreta. Esto no es sino reconocer lo que cualquier jurista con buen
olfato de hecho intuye: como ha sealado el maestro bolos Francesco G ALGANO , no existen dudas de que cuando nuestros cdigos hablan de obligaciones, se estn refiriendo justamente a las contractuales, por lo que tcitamente se parte de las obligaciones contractuales como modelo legislativo (13).
(11) F. GMEZ POMAR, El incumplimiento contractual en derecho espaol, en www.indret.com
(12) Basta con otear el ya citado monumental libro de ZIMMERMANN,
The law of obligations, ob. cit., para confirmar este aserto.
(13) Le norme sulle obbligazioni in generale sono, fondamentalmente,
norme pensate per le obbligazioni da contratto; e la stessa norma dellart.
1174, che la sola norma contenente elementi di definizione dellobbligazione

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Lo que falta es explicitar esto y llevar el anlisis un paso ms adelante,


darle la misma sistematizacin terica al contrato y su dinmica de cumplimiento.
El segundo de estos problemas, a su vez, ha sido una consecuencia de
este enfoque abstracto conceptual, y radica en el descuido por la responsabilidad contractual: por todo lo que se refiere a la inejecucin y sus consecuencias, lo que puede llamarse la fase dinmica del contrato, en contraposicin
a la fase esttica que estudia la formacin, los elementos, la clasificacin,
etc., y su tratamiento como un rea de estudio independiente.
Al ser la obligacin el concepto central del derecho civil patrimonial, la
fase dinmica del contrato esto es, el da a da de los empresarios y personas
en la ejecucin y cumplimiento del contrato, no tiene su independencia conceptual propia, sino que se la encuentra dentro del estudio de las obligaciones
como una cuestin inconexa y accesoria, desdoblndose en todo caso la materia. La misma responsabilidad contractual se construye distorsionadamente,
desde el concepto general de la obligacin, y se hacen apelaciones a la unificacin de la responsabilidad civil, en el absurdo presupuesto de que incumplir un contrato es fenomenolgica y ontolgicamente lo mismo que causar un
accidente de trnsito.
Son por ello todava ms agudas las observaciones de ese notable luchador por la dignidad e independencia del derecho de los contratos, y particularmente de la responsabilidad contractual, construida con sensibilidad a
los fines, valores y funciones exigidos por la prctica comercial y contractual
el profesor espaol Fernando PANTALEN PRIETO, quien en vanguardistas
in generale, finisce con lalludere alle sole obbligazioni da contratto allorch pone il principio secondo il quale la prestazione che forma oggeto
dellobbligazione debe corrispondere a un interesse del creditore, para concluir con agudeza que si mette in evidenza come la tcnica legislativa (ha)
elevato al rango di diritto generale delle obbligazioni principi propri delle
obbligazioni da contratto e, in definitiva, confermato la preminenza di queste
su ogni altra obbligazione. FRANCESCO GALGANO, Tratatto di Diritto Civile,
II Volumen, 2da. Edicin, CEDAM, pgs. 4-5. Por qu no ir un paso ms
all?

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DE REMEDIOS CONTRACTUALES EN NUESTRO DERECHO

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trabajos ha apuntado este fenmeno y las distorsiones que son causadas al


unificar en sede conceptual lo que la realidad pide sea tratado por separado:
A mi juicio, el efecto ms negativo de la elaboracin de la Teora General de las Obligaciones por parte de los juristas del civil law consiste
en que ha generado la equivocada idea, difcil de entender para un
jurista del common law, de que los principios que vertebran la responsabilidad del deudor que incumple son los mismos, con independencia
de que la obligacin incumplida haya nacido o no de un contrato
Cabe anticipar que nos parece evidente que esa especfica distribucin
de riesgos entre las partes, imputable a su autonoma privada, que todo
contrato supone, ha de reflejarse en el rgimen jurdico de la responsabilidad por el incumplimiento de las obligaciones nacidas de contrato;
lo que, por hiptesis, no cabe predicar respecto de las obligaciones
legales (14).
La consecuencia de estos dos fenmenos recin relatados es que la responsabilidad por incumplimiento del contrato o mejor, el sistema de los remedios del acreedor para tutelar la lesin del derecho de crdito carece de
una independencia en su estudio y regulacin, y lo que es peor, la misma
termina siendo distorsionada en la prctica, aplicndosele principios generales de las obligaciones o de la responsabilidad extracontractual en lugar de
normas sensitivas a los hechos y necesidades de los operadores jurdicos. Esto
explica, principalmente, que se carezca en nuestro derecho de un estudio especializado de la responsabilidad contractual, as como tambin de una regulacin independiente y acorde con las necesidades actuales del trfico jurdico.
En otras palabras, lo que se gana en coherencia lgico-conceptual se
pierde en realidad.
Nuevamente, las palabras del profesor PANTALEN PRIETO son paradigmticamente descriptivas del problema:
(14) Fernando PANTALEN PRIETO, El sistema de responsabilidad contractual (Materiales para un debate), Anuario de Derecho Civil, Madrid, 1991,
pg. 1020.

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en materia de responsabilidad por incumplimiento, un tratamiento conjunto de las obligaciones contractuales y legales [i.e. la responsabilidad civil
unificada], o es solo aparentemente unitario, o si lo es en realidad, resultar
en buena medida inadecuado [en la prctica] (15).
Se comprende entonces de que se sostenga que existe una necesidad de
un grito de independencia en materia de responsabilidad contractual y en la
construccin de un sistema adecuado de remedios para el acreedor en defensa
de su derecho de crdito.
5
Esta independencia vendr en primer lugar por la va de separar por un
lado la responsabilidad por incumplimiento del contrato de los efectos secundarios o auxiliares de las obligaciones; esto es, de empezar por la causa el
contratoy no por el efecto la obligacin. Y, en segundo lugar, por deconstruir aos de capas y capas dogmticas que buscaron unificar a la responsabilidad contractual y extracontractual, para oscurecer el fenmeno de un sistema articulado de remedios para el acreedor en la tutela de su derecho de crdito, observndolo no ya como una obsesin por la conducta ilcita del deudor que se traduce en materia contractual por una equivocada obsesin por
la culpasino como una problemtica multiforme que busque por sobre todo
la satisfaccin del inters en el cumplimiento exacto de la prestacin (16).
En cierto sentido, el trabajo de independizacin del sistema de remedios del acreedor es un trabajo de contracorriente, de contra-cultura jurdica: va directamente en contra de la intuicin martillada en los cerebros de los
(15) Fernando PANTALEN P RIETO, Las nuevas bases de la responsabilidad contractual, Anuario de Derecho Civil, Madrid, 1993, pg. 1719 (incluido tambin en DE TRAZEGNIES, PANTALEN PRIETO, SOTO y MORENO RODRGUEZ
ALCAL, Cmo repensar el derecho privado moderno, Edit. La Ley Paraguaya, Asuncin, 2010).
(16) Breve, autoritativo, lo que escribe al respecto JOS LUIS DE LOS
MOZOS, Responsabilidad contractual, en DE LOS Mozos y SOTO (Directores),
Responsabilidad civil Derecho de daos, Tomo 4, Edit. Grijley, Lima, 2006,
pg. 47 y ss.

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DE REMEDIOS CONTRACTUALES EN NUESTRO DERECHO

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juristas del civil law durante siglos, de que la tarea a realizar es generalizar,
abstraer, simplificar, unificar, sin descanso, sin parar. La concepcin tradicional de la mens civilis es que debe construirse un sistema genuinamente perfecto, que no tenga fisuras, y que tenga una estructura lgica coherente y sin
agujeros, que permita al operador resolver cualquier caso que se plantee por
una simple operacin de deduccin lgica y aplicacin de los conceptos al
problema concreto. Esta tendencia a la generalizacin y abstraccin es lo que
explica el extraordinario esfuerzo de dcadas una obsesin casi patolgica
que ha venido haciendo (por ejemplo) la doctrina argentina para unificar la
responsabilidad civil extracontractual y contractual a cualquier precio en claro detrimento de sta ltima, mucho ms rica en matices dada la praxis comercial dinmica e inagotable lo que se presenta (paradjicamente) como el
mayor avance cientfico que se ha obtenido en la materia.
La tesis que aqu se defiende es por tanto contraria a la corriente de lo
que se ha venido diciendo y enseando en la materia, especialmente en nuestra rea de influencia geo-jurdica.
Esto de por s no resulta grave, pues sin negar la calidad que ha alcanzado esta evolucin de la dogmtica civilista, puede aceptarse que el exceso ha
llevado a un ligero estado de embriaguez conceptual que puede, y debe, ser
morigerado de alguna manera. Una dosis de realismo jurdico, como el que
sacudi en la primera mitad del siglo veinte al conceptualismo jurdico en el
common law norteamericano, no vendra nada mal en este punto: atendamos
la realidad, el problema, y luego construyamos el sistema, no a la inversa(17).
Ello permitir justamente recordar que los contratos existen en la realidad,
las obligaciones, en cambio, no, y construir en todo caso los conceptos a
partir de esta realidad.
(17) El realismo jurdico americano es un fenmeno complejo y difcil
de definir vase para algunas de las varias interpretaciones (ms de 4) que se
le han dado, el prlogo de la segunda edicin del trabajo de WILLIAM TWINNING que ha hecho F. S CHAUER pero sin dudas tuvo en general un impacto
positivo en el desarrollo del derecho (William TWINING, Karl Llewellyn and
the Realist Movement, Cambridge Univ. Press, Cambridge, 2014, prlogo de
F. SCHAUER). Impacto positivo que fue reclamado en el civil law es cierto
mucho tiempo antes por ese gran realista avant la lettre que fue IHERING : no

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6
Pero, y lo que resulta todava ms importante, esta tarea se hace ms
fcil dado el gran avance que ha tenido la materia no en la sede ms provinciana del derecho civil, sino en la ms catlica del derecho comparado; y,
particularmente, los espectaculares progresos en el as denominado nuevo
derecho de la contratacin (18).
En este sentido, la paciente y revolucionaria tarea emprendida por la
ciencia del derecho comparado en el siglo veinte ha permitido acercar a las
distintas tradiciones jurdicas y aprovechar lo mejor de las mismas para la
construccin de un sistema ms dinmico y cercano a la realidad. El primer y
ms revolucionario paso en este sentido, por supuesto, fue la Convencin de
Viena sobre Compraventa de Mercaderas de 1980 (mejor conocida por su
acrnimo en ingls, CISG), en la cual ya se puede observar la construccin de
un nuevo y ms sofisticado sistema de remedios para el incumplimiento del
contrato, en el caso particular, el contrato de compraventa de mercaderas. La
culminacin de este movimiento se alcanza en los esfuerzos armonizadores
del soft law contractual moderno, desde los influyentes Principios de Contratos Internacionales preparados por los juristas de UNIDROIT hasta los Principios Europeos de los Contratos (19), en los que la responsabilidad contractual y la construccin de un sistema articulado de remedios para el incumplimiento tienen ya su independencia no solo conceptual, sino normativa.
De esta manera, el dilogo entre tradiciones jurdicas, y sobre todo entre el common law y el civil law, ha permitido a este enriquecerse en una
podemos vivir en el cielo de los conceptos, sino en la realidad (IHERING, Rudolf, Bromas y Veras en la Jurisprudencia, EJEA, Buenos Aires, 1974 [1884]:
todava parece escrito ayer). En el sentido de dar mayor atencin a la realidad
y a los efectos de las normas jurdicas, sin dudas, todos somos (o deberamos
ser) realistas ahora.
(18) El Prof. MORALES MORENO lo define as: es una nueva construccin del derecho contractual, surgida en el derecho uniforme, por las necesidades del comercio internacional, que ha ejercido y contina ejerciendo influencia en la modernizacin del derecho de obligaciones continental. MORALES MORENO , La Modernizacin del Derecho de las Obligaciones, Civitas,
Madrid, 2006, Pg. 25.
(19) Amplia informacin al respecto en Jos A. MORENO RODRGUEZ ,
Derecho aplicable y arbitraje internacional, Edit. Intercontinental, Asuncin,
2013.

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DE REMEDIOS CONTRACTUALES EN NUESTRO DERECHO

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materia no hay demasiadas ocasiones en las que ello puede pasar dada la
mayor historia de construccin dogmtica continental en las que el sistema
estaba concebido mejor en su contraparte anglosajn. Como ha dicho un destacado jurista teutn, en las discusiones modernas de lege ferenda, el derecho ingls ha venido fijando hace tiempo los trminos del debate en esta materia (20).
Otro gran jurista alemn, Franz WIEACKER, sealaba en este sentido que
la relacin obligatoria ha sido concebida desde dos perspectivas diferentes en
el derecho comparado: una la contempla desde el deber de conducta del deudor; la otra, desde la satisfaccin del inters del acreedor (21). Los sistemas
continentales, esto es, los pases del civil law, han adoptado bajo la poderosa
influencia del Code francs la primera perspectiva en su posicin ms clsica, generando la idea que la conducta del deudor era lo primordial para la
dilucidacin de esta cuestin. Su estndar de medicin, a su vez, no era otro
que el clsico de la culpa, factor de imputacin necesario para responsabilizar
al deudor. El segundo esquema, que enfatiza la proteccin del inters del acreedor, considera que el deudor no solo ha prometido una determinada conducta
(la prestacin), sino algo ms: una garanta del resultado previsto en la obligacin. Este es, por supuesto, el esquema tradicionalmente aceptado en el
common law, en donde no se duda que la responsabilidad del deudor es objetiva (22), ya que la responsabilidad contractual se construye al margen de la
culpa (23).
(20) Increble resulta, en cierto sentido, el reconocimiento de esto por
un alemn: ZIMMERMANN , The law of obligations, ob. cit. pg. 814.
(21) La referencia a WIEACKER es de un Artculo de 1965, Leistungshandlung und Leistungerfolg in brgerlichen Schuldrecht; en el trabajo del
Prof. MORALES , contenido en el comentario al art. 35 de la Convencin de
Viena, en Luis DEZ -PICAZO (Director), La Compraventa Internacional de
Mercaderas Comentario de la Convencin de Viena, Edit. Civitas, Madrid,
1998, pg. 289 y ss.
(22) Y as, el ms autoritativo tratado de contratos norteamericano, en
ningn lugar menciona a la palabra fault a la hora de analizar el breach y
los remedies; FARNSWORTH, Contracts, 4ta. Edicin, Aspen, N. York, 2004.
(23) Dice el Prof. MORALES : ello es consecuencia del punto de partida
adoptado: el contratante no se vincula en torno a la promesa de su conducta
futura (orientada naturalmente a la consecucin de un resultado), sino en torno a un resultado: garantiza la consecucin del resultado previsto en el contrato. Es la misma idea a la que responden en los sistemas continentales los

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El dilogo de las tradiciones ha permitido vencer as uno de los mitos


del derecho de responsabilidad contractual en el civil law: la culpa como axioma del sistema. Esto, a su vez, permite fortalecer la idea misma del contrato,
del pacta sunt servanda, no como mera promesa de diligente cumplimiento,
sino como cumplimiento a secas: el contrato es garanta de resultado. El enfoque se traduce en un giro copernicano, en el cual la mira sobre el deudor y su
conducta cede ante la satisfaccin del inters del acreedor al cumplimiento
exacto de la obligacin como resultado. Y, en caso de no cumplimiento exacto, sea la razn que fuere, permite la construccin de un sistema articulado de
remedios para proteger el derecho de crdito lesionado por el deudor.
En palabras del profesor MORALES MORENO,
Este enfoque permite contemplar la relacin obligatoria, no exclusivamente desde la perspectiva del deber, cuyo cumplimiento libera al deudor, sino desde la ms amplia (que no contradice la anterior) de resultado de satisfaccin del inters del acreedor. Los remedios son las vas
con que cuenta el acreedor en caso de incumplimiento del contrato,
para, en mayor o menor medida, segn el caso, satisfacer su inters; o,
dicho de otro modo, trasladar el riesgo de su insatisfaccin al deudor(24).
Paradjicamente, la conversacin y dilogo con el common law permiten as al derecho continental efectivizar la frmula pacta sunt servanda, de la
cual se consideraba paladin, a pesar de que la responsabilidad contractual
encontraba una regulacin ms fuerte, si se permite la expresin, en el mundo
anglosajn. En este, salvo muy contadas excepciones, la responsabilidad del
saneamientos o garantas legales. Esto no significa que la vinculacin y consiguiente responsabilidad del contratante no tenga lmites. Los tiene; pero no
se basan en la idea de que el deudor ha incumplido sin culpa, sino en la consideracin de que existen hechos o circunstancias que obstaculizan el cumplimiento del contrato que no deben quedar cubiertos por la garanta del deudor. vide MORALES , en D IEZ-PICAZO (Director), La Compraventa Internacional, op. cit., pg. 286 y ss.
(24) MORALES MORENO , La Modernizacin del Derecho de las Obligaciones, ob. cit. pgs. 21-22.

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DE REMEDIOS CONTRACTUALES EN NUESTRO DERECHO

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deudor era (y es) estricta, y el acreedor cuenta con un sistema de remedios


articulado a su disposicin para hacer valer su inters lesionado por el deudor.
No tiene nada de malo reconocer un rea de debilidad del derecho civil, al
menos con relacin a su contrapartida anglosajona, pues el rol del jurista no
es la defensa chauvinista de sus conceptos propios, sino el otorgamiento de
soluciones prcticas, eficientes y razonables a los operadores del sistema.
7
Pero, y adems, no puede olvidarse que este nuevo derecho de la contratacin, y sus avances innegables, tienen como fuente mediata a los extraordinarios desarrollos de la moderna ciencia del derecho comparado, desde el
lejano y monumental trabajo de Ernst RABEL y sus esfuerzos por la armonizacin del derecho de la compraventa (25), pasando por los xitos prcticos de
la CISG, hasta llegar a los Principios UNDROIT y los Europeos, y las conquistas tericas del as denominado enfoque funcionalista del derecho comparado (26).
De hecho, y aqu cabe ser firmes y tajantes: el derecho de los contratos
sea nacional o internacional, paraguayo, italiano o alemn simplemente hoy
da no se puede entender, ni hacer, sin derecho comparado.
Ello, no solo porque los avances comparatistas han sido realmente espectaculares y deben ser obligatoriamente aprovechados, sino por una razn
todava ms importante. Porque: de hecho solo con supina ignorancia de la
historia del derecho de los contratos puede sostenerse que cada derecho nacional es un compartimento estanco, solitario, que puede ser comprendido
cabalmente en independencia de los dems, como si fuera un universo aisla(25) Se trata de la obra de dos tomos, Das Recht des Warenkaufs, de
1936 (el primer tomo) y de 1958 (el segundo, ya pstumo), que lastimosamente no ha sido traducida al espaol, y sin la cual el moderno derecho de los
contratos hubiese sido muy diferente (sin CISG, incluso, cabe conjeturar).
(26) Ejemplificados por el clsico ZWEIGERT & K TZ, An Introduction to
Comparative Law, OUP, Oxford, 3ra. edicin, 1998, con el conocido grito de
batalla el principio metodolgico bsico de todo derecho comparado es el
funcionalismo (pg. 34).

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do. James GORDLEY ha argumentado sobre hombros de otros gigantes comparatistas como Alan WATSON y Rodolfo SACCO que es un error fundamental
pensar que el derecho de un pas concreto (por ej. el paraguayo) es un sistema
unificado, solitario y aislado, antes que una amalgama de soluciones a problemas enfrentados en el pasado (27). Recurriendo a las luminosas pginas de
SACCO particularmente, a la idea de los formantes jurdicos (legal formants)(28) ha sostenido que mucho del derecho que consideramos como
puramente nacional y autctono en realidad no es tal, sino que los conceptos,
instituciones y reglas jurdicas pasan de una nacin a otra reteniendo o no su
contenido original (desde el derecho romano en adelante). Pinsese nada ms
en la cantidad de formantes jurdicos que constituyen al actual derecho civil paraguayo la base romana, con capas y capas de derecho francs, argentino, incluyendo sus proyectos de reforma, italiano, alemn, y as sucesivamente (29). Es una equivocacin, y una bien grave, pensar que el derecho
nacional en este caso el paraguayo es un sistema autctono, generado espontneamente, en lugar de una amalgama de soluciones construida a travs
del tiempo y del espacio.
Por ello, hacer derecho de contratos sin derecho comparado es sencillamente eso: un error histrico, metodolgico y dogmtico fundamental.
Pero, y adems, el derecho comparado otorga un sinnmero de ventajas
al anlisis de una institucin jurdica que no pueden ser desaprovechadas (30):
(27) James G ORDLEY Comparative Law and Legal History, particularmente pgs. 761-763 en REIMANN-ZIMMERMANN, The Oxford Handbook of Comparative Law, OUP, Oxford, 2008.
(28) R. SACCO, Legal Formants: a Dynamic Approach to Comparative
Law (1991) 39 AJCL 1.
(29) En un trabajo anterior se ha constatado la gran cantidad de fuentes
que constituyeron solo una parte de nuestro Cdigo Civil, en este caso, la
responsabilidad civil; una verdadera ensalada de formantes jurdicos: Roberto MORENO RODRGUEZ ALCAL, Arqueologa de la responsabilidad civil en
el derecho paraguayo, Edit. La Ley, Asuncin, 2009.
(30) Resumidos equilibrada y documentadamente en R. MICHAELS, The
Functional Method in Comparative Law, en R EIMANN & ZIMMERMANN (eds.)
The Oxford Handbook of Comparative Law, OUP, Oxford, pg. 364 y ss.

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Primero, tiene una funcin epistemolgica: ayuda a encontrarle sentido, a comprender mejor los datos e informaciones que uno recaba al analizar
una figura. La idea sera que uno puede comprender mejor, por ejemplo, al
enriquecimiento injustificado si toma en cuenta como se desarroll en el derecho francs y alemn, y cmo fue respondiendo en forma distinta a problemas
similares. Segundo, el derecho comparado permite no solo la construccin de
un sistema con su propia sintaxis y vocabulario aprovechando las excursiones
y soluciones que se dan en otros ordenamientos, sino que ese nuevo sistema
sea, en un sentido metafrico pero importante, mejor derecho. En la afortunada frase del pionero comparatista francs Raymond SALLEILLES , el jurista
debe buscar las soluciones de otros sistemas para mejorar el suyo y buscar un
droit idal relatif, un derecho ideal relativo (31), nunca terminado, siempre
mejorable. Tercero, el derecho comparado permite, como corolario a todo esto,
tener una visin ms amplia y comprensiva de los distintos problemas y soluciones que enfrenta todo sistema jurdico, y al mismo tiempo da una visin
ms tolerante a soluciones extranjeras y permite una crtica ms profunda de
nuestra propia solucin. Desde esta perspectiva, el derecho comparado es el
antdoto perfecto para ese mal tan nefasto que es el chauvinismo jurdico,
enfermedad que no tiene ni puede tener lugar en el derecho civil, ius commune si los hay. As, finalmente, se cumple con la funcin de facilitar la armonizacin del derecho contractual y acercamiento de las soluciones, para que
nuestro derecho no se desarrolle a espaldas de lo que est sucediendo en el
resto del mundo (32).
Lo que resulta todava ms importante: esta toma de nota del nuevo
derecho de la contratacin internacional, adems, ya no es un mero prurito de
erudicin, o de intento de engalanarse con citas de derecho extranjero; es una
realidad de nuestro propio derecho patrio.

(31) Citado por R. MICHAELS, The Functional Method in Comparative


Law, en R EIMANN & ZIMMERMANN (eds.) The Oxford Handbook of Comparative Law, OUP, Oxford, pg. 373.
(32) Como sucedi, en mi opinin, en el derecho argentino, que se ha
vuelto insoportablemente auto-referencial, evolucionando incluso a contramarcha del resto de los sistemas en algunos puntos.

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En efecto: la Convencin de Viena de 1980, la CISG, ya mencionada


ms arriba, hoy da forma parte integral del ordenamiento jurdico paraguayo
conforme con el art. 137 de la Constitucin, ante la promulgacin en el ao
2005 de la Ley No. 2611/2005 que aprob la Convencin y moderniz, de la
noche a la maana aunque sin demasiada noticia doctrinaria o jurisprudencial nuestro derecho de la contratacin y de los remedios contractuales. La
Convencin regula (potencialmente) a ms del 80% del comercio mundial(33),
existiendo casi cien pases signatarios, y en el caso de Paraguay basta con
recordar que salvo acuerdo en contrario toda compraventa entre Argentina y
Paraguay se rige por la misma, para dar cuenta de la tremenda importancia de
este documento. En cualquier caso, la CISG ya forma parte de nuestro derecho, y es aplicable no solo en los supuestos previstos en su art. 2, sino tambin al ser superior al Cdigo en el orden de prelacin de leyes, puede servir
(por qu no?) hermenuticamente como clave de (re)interpretacin o llenado
de lagunas del sistema mismo de compraventa del Cdigo, siempre y cuando
no vaya directamente contra la normativa del Cdigo, claro est. Ms all de
esto, lo cierto y lo concreto es que la CISG hoy tiene relevancia directa sobre
la construccin de cualquier sistema de remedios contractuales en nuestro
derecho positivo.
En sntesis: el derecho paraguayo no puede seguir dando la espalda al
nuevo derecho internacional de la contratacin. Ms bien, tiene que asumir e
incorporar plenamente estos avances y este giro en la raz misma del sistema
de responsabilidad contractual, y debe re-construir sus conceptos en base a
estas enseanzas. Esto no solo por una cuestin de mero aggiornamiento doctrinario absolutamente necesario por lo demssino porque en caso contrario la propia prctica comercial pasar por encima de nuestros vetustos manuales de obligaciones y contratos. La cuestin es as de sencilla: o el derecho
seguir corriendo detrs de la realidad a desesperados bocinazos, o intentar
alcanzarla e incluso adelantrsele para dar soluciones razonables.
8
Y aqu, en este punto, la realidad exige otra toma de nota por nuestro
sistema jurdico. Una piedra de toque de evolucin del derecho de los contra(33) SCHLECTRIEM & SCHWENZER , Commentary on the UN Convention on
the International Sales of Goods, OUP, Oxford, 3ra. Edicin, 2007, pg. 1.

13 HIPTESIS (EN PAOS MENORES) PARA CONSTRUIR UN SISTEMA


DE REMEDIOS CONTRACTUALES EN NUESTRO DERECHO

225

tos en el cual el dilogo terico entre juristas del common law y el civil law,
ha sido incluso superado ampliamente por los empresarios, abogados y operadores jurdicos en general ha sido en la importacin de los representations
and warranties o declaraciones y garantas, tan tpicas de la prctica comercial anglosajona. De un tiempo a esta parte, la evolucin de los negocios
globalizados, ha impuesto a la fuerza este idioma de abogados entrenados en
el derecho anglosajn, de forma tal a que sea casi imposible encontrar un
contrato celebrado por una empresa extranjera o multinacional en nuestro pas
sin que se incluyan estas declaraciones y garantas. Esto, a pesar de que no
se haya tomado nota doctrinariamente, o que siquiera se analice no es tarea
desde luego del abogado, sino del jurista si esta importacin tiene sentido,
tiene efecto, o si dichas clusulas tan anglosajonas carecen de fuerza vinculante en nuestro sistema.
Como se ha dicho, es necesario reconocer
la presencia de herramientas y formas contractuales propias del Derecho del Common Law (e)l fenmeno de las manifestaciones y garantas, que hoy acompaan a cualquier adquisicin de empresa realizada
en [Paraguay], con mucha frecuencia siguiendo un modelo de clausulado pensado y escrito por primera vez en Londres o en Nueva York, y
no en nuestro pas. Muchos textos contractuales no son hoy simple documentacin de las obligaciones principales de las partes, como presupone el Cdigo civil, y que ya el derecho dispositivo, o los usos, se
encargarn de integrar. Son, por el contrario, complejas operaciones
en las que las partes intercambian esencialmente informacin y predicciones de futuro sobre fenmenos de la realidad con mltiples dimensiones y aspectos. Para comprender la trascendencia y funcionalidad
de nuestro rgimen de incumplimiento contractual me parece necesario que sus implicaciones pasen el test de su verificacin en el campo
de pruebas que ofrecen estas innovaciones en la fenomenologa contractual (34).

(34) F. G MEZ P OMAR , El incumplimiento en Derecho Espaol,


www.indret.com.

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Por ello, el jurista no puede seguir haciendo la vista gorda, por as


decirlo, a lo que la realidad le dicta. En el lenguaje comercial-jurdico actual,
estas manifestaciones y garantas son cotidianas, y lo sern ms en la medida
que nuestro pas decididamente se vaya insertando en el mundo moderno y
vaya conociendo las inversiones extranjeras. stas hablan el idioma internacional, ingls, y tambin el jurdico, que viene influenciado por la praxis anglosajona y por estas declaraciones. Las mismas, dicho sea de paso, tienen el
mismo fin de volver ms objetiva, ms estricta an, la responsabilidad del
deudor por el incumplimiento del contrato, lo que fortalece la tesitura ms
arriba sealada al hablarse de un giro copernicano entre la deuda o conducta
del deudor, a la satisfaccin plena del inters del acreedor.
Esta cuestin, sin embargo, ha pasado total y absolutamente desapercibida en nuestra doctrina, y necesita de una urgente atencin, para guiar a los
operadores ante futuras controversias que, ms tarde o ms temprano, llamarn la atencin del juez o del rbitro. Y, en ese caso, se necesitar de una gua
precisa para comprender dichas frmulas y adaptarlas al marco normativo
aplicable. El derecho poco vale es perogrullada decirlosi no est preparado
para otorgar respuestas razonables a sus operadores ante la controversia concreta.
9
Finalmente rectius, inicialmente, la reconstruccin del sistema de
responsabilidad contractual debe tomar nota de los valores y principios que
alimentan al derecho de los contratos, y al derecho privado en general, pues
de lo contrario caer en el mismo error del conceptualismo que se critic ms
arriba: construir las normas aplicables al margen de las necesidades de los
seres humanos.
La literatura terica y filosfica sobre el derecho en este sentido ha
dado grandes pasos sobre esta cuestin, que no siempre han sido considerados
por nuestra doctrina. Puede entenderse a las instituciones jurdicas sin referencia a los valores que las sustentan? Cmo aplicar sensatamente las normas jurdicas que pueden ser pertinentes para resolver un caso o entender una
figura sin atender a los intereses humanos concretos que la misma promueve
o protege? Cules son los fines de la responsabilidad contractual? Y as su-

13 HIPTESIS (EN PAOS MENORES) PARA CONSTRUIR UN SISTEMA


DE REMEDIOS CONTRACTUALES EN NUESTRO DERECHO

227

cesivamente. Una vez que se abandona el conceptualismo jurdico subyacente


en las concepciones del derecho formalistas que llevaron al sistema a abstraerse de la realidad, se hace urgente e imperioso un anlisis que atienda a las
necesidades e intereses tutelados por el contrato, ya que el mundo jurdico y
el contrato no es la excepcin no se da en un vaco asptico, sino en la realidad llena de dolor y muerte, en la expresin grfica y memorable de un
malogrado terico del derecho norteamericano (35).
En esto, la dogmtica civilista tiene que aprender, y mucho, de los avances que ha tenido la ciencia jurdica penal en los ltimos aos, en el que se
analiza al sistema en trminos funcionales: cules son los fines y valores que
protege el instituto jurdico en cuestin? Va de suyo que si el sistema fue
construido para tutelar y proteger, para avanzar y concretizar, determinados
valores y no otros, esto tendr una implicancia a la hora de comprenderlo y
aplicarlo en la prctica. Para ponerlo en otros trminos, los fines terminan por
determinar la fisionoma misma del sistema, y las bases para su hermenutica
en la praxis judicial, por lo que resulta crucial definir tales propsitos y sus
lmites. Esto la dogmtica penal lo ha entendido hace tiempo, y por eso todo
tratamiento sistemtico arranca con la consideracin de los fines y propsitos
del derecho penal (36).
Pues bien: lo mismo debe ocurrir en el derecho de los contratos (37),
que por ms rezagado que est en la materia no puede ser comprendido sin la
(35) R OBERT C OVER, Violence and the Word, 95 Yale L. J. 1601 (19851986), pg. 1601.
(36) As, por ejemplo, H. JESCHECK, Tratado de Derecho Penal Parte
General, Comares, Granada, 2002, comienza en su captulo I hablando de la
misin del derecho penal y sus funciones para luego construir su teora; o
Gnther JAKOBS, Derecho Penal Parte General, Marcial Pons, 1997, construye sus ideas sobre el contenido y misin de la punicin estatal; o Santiago MIR PUIG, Derecho Penal Parte General, 7ma. Reimpresin, Edit. Reppertor, Barcelona, 2005, comienza su construccin con los fines del derecho
penal (captulo III),
(37) Aqu vale la pena aclarar que el sector de la civilstica que ms
conversa con la dogmtica penal el de la responsabilidad civilhace tiempo
viene entendiendo esto, y por eso, los ms modernos tratados comienzan con

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misma opcin metodolgica. Para entender mejor al derecho contractual deben aprehenderse debidamente los principios, fines e intereses que este sirve,
para tener una interpretacin de las instituciones en este caso, el sistema de
remedios para el acreedor que sea sensible y abierta a dichos intereses tutelados. Esto fue captado en nuestra dogmtica jurdica temprana y clarividentemente por el (siempre adelantado) maestro VILLAGRA MAFFIODO , que aplic
este insight a su magnum opus sobre el derecho administrativo (38), pero an
no ha tenido un tratamiento similar en nuestro derecho de los contratos. Anlogamente, la construccin del sistema articulado de remedios en sede contractual no puede proceder sin analizar, por separado, los distintos intereses y
valores tutelados por el derecho de los contratos, que informarn en el sentido literal de dar forma al mismo, y deben posicionarse o en el prtico de
entrada o bien de salida en el sistema.
De esta manera, este enfoque sustancialista, valorativo y funcionalista,
nos alejar del glido y esttico mundo del formalismo abstracto que haba
dado un segundo lugar distante al contrato y a su parte dinmica, y nos llevar
al principio mismo, pues permitir construir el sistema no a partir de meros
conceptos o ideas, sino de la realidad, para dotar de soluciones ms razonables y sensatas a los operadores jurdicos. Esta realidad nos dice que es el
contrato, y no la obligacin, la idea que tiene correspondencia en la vida de
los seres humanos, y que a partir del mismo tienen que construirse los conceptos y las reglas aplicables. Si el cumplimiento o incumplimiento del contrato es el punto neurlgico de las institucin los casos patolgicos o de
hospital, como deca en su siempre colorido lenguaje Karl LLEWELLYN (39)
una consideracin de los fines y funciones de la responsabilidad civil; por ej.
M. BARCELLONA, Trattato della responsabilit civile, UTET, Torino, 2011, que
arranca precisamente con sesudas consideraciones sobre la funzione del instituto; unos aos antes, en forma distinta, G. ALPA, Trattato di diritto civile, La
responsabilit civile, Miln, 1999.
(38) S. VILLAGRA MAFFIODO, Principios de Derecho Administrativo, Edit.
El Foro, Asuncin, 1981, pg. 377 y Captulo XXI passim, recordando a C RETELLA J UNIOR , para quien se echa de menos estos principios informantes en
las obras puras de dogmtica jurdica (en este caso, de derecho administrativo, pero la frase es aplicable mutatis mutandis a toda otra rama jurdica, incluyendo por supuesto al contrato).

13 HIPTESIS (EN PAOS MENORES) PARA CONSTRUIR UN SISTEMA


DE REMEDIOS CONTRACTUALES EN NUESTRO DERECHO

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entonces tenemos que enfocar los anteojos jurdicos al mismo y arrancar desde esa realidad. Es en el incumplimiento, y en la tutela del derecho de crdito,
en donde el sistema de normas y conceptos demostrar su utilidad, su grandeza incluso, y este tiene que ser el punto de partida, no al revs. La forma en la
que el ordenamiento jurdico reacciona ante el incumplimiento, cuando realmente tiene que tomar decisin a favor de una parte, de tomar partido porque
no puede quedar silencioso ante una situacin como sta es determinante(40).
10
As, reuniendo (i) un anlisis histrico-crtico de la dogmtica en la
materia, (ii) con las enseanzas del derecho comparado y la nueva realidad
internacional en materia de contratacin, hasta llegar a (iii) una adecuada atencin a los fines, intereses y valores tutelados, se dar el lugar central que
merece el (in)cumplimiento y la tutela del derecho de crdito y el contrato
ganar su independencia conceptual y normativa, dejando de ser un efecto
anormal o auxiliar de las obligaciones para ganar el protagonismo y autonoma que merece y requiere. Nuestro derecho tendr al final su tratamiento
individualizado de los remedios derivados del incumplimiento contractual
en forma sistemtica, armnica y unitaria la concepcin articulada de los
remedios del acreedor que dejar de ser un hermano menor y descuidado de
la obligacin. El sistema ganar, al mismo tiempo, realidad, al tomar como
centro de atencin al contrato de carne y hueso y no a la abstracta obligacin,
similarmente a lo que sucedi en el Codice italiano con el mtodo de la economa a la hora de regular al contrato y no al negocio jurdico en cuanto
(39) K. LLEWELLYN, What Price Contract? An Essay in Perspective 40
Yale L. J. 704 (1930-1931), pg. 751 (Marginal cases, hospital cases, most
of our cases well may be).
(40) De hecho, los remedios que otorga el incumplimiento definen la
idea misma del contrato, pues en el retricamente exagerado pero luminoso
ejemplo imaginario de B ARNETT, si el remedio disponible para el incumplimiento de la obligacin es la pena de muerte del deudor, sin dudas las condiciones para la existencia y formacin de contratos seran muy distintas a las
actuales el concepto mismo de contrato sera radicalmente otro y as sucesivamente. R. BARNETT, Contracts (Oxford Introductions to U.S. Laws), OUP,
Oxford, 2010, pg. 11.

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abstraccin sin reflejo en la realidad. Para ponerlo en las contundentes pero


claras palabras de ASQUINI: Los conceptos jurdicos deberan tener como punto de partida a los conceptos econmicos (41).
11
Cules seran los rasgos principales de este nuevo sistema de remedios del acreedor y responsabilidad contractual?
(1) El primero sera la independencia, conceptual y normativa, entre la
responsabilidad por incumplimiento de obligaciones derivadas de un estatuto
privado contractual, y la responsabilidad derivada de un hecho ilcito comn,
respetando las notorias diferencias prcticas y, por qu no decirlo?, definicionales mismas de ambos sectores. Esto, en abierta contra-corriente con las
doctrinas actuales que propugnan una unificacin total entre ambas esferas,
obligndonos a ir hacia atrs, incluso al Anteproyecto de Luis DE G SPERI, en
bsqueda de una concepcin que respete las notorias diferencias entre una y
otra rea de responsabilidad (42). Desde este punto de vista, lo que se ve
como el pro-greso en la dogmtica en esta materia, especialmente en Argentina, ser considerado un re-greso, buscndose llevar al sistema ms cerca de
una visin clsica dualista. Cuando se respeta, debidamente, al contrato como
criterio de imputacin objetiva de responsabilidad, se puede pasar a reconstruir el sistema de responsabilidad contractual sobre la base de la regla de
previsibilidad al momento de contratar (43) prcticamente el ius commune
en la materia actualmente y los factores de limitacin de los daos y perjuicios, pacientemente estudiados en el common law.
(41) Siempre provechosas sobre este tema las pginas de F. G ALGANO,
Negocio Jurdico, Tirant Lo Blanch, Valencia, pg. 46 y ss. (la cita a ASQUINI
es de un trabajo de 1943).
(42) Al respecto, nuevamente, remito a R. MORENO R ODRGUEZ ALCAL ,
Arqueologa de la responsabilidad civil en el derecho paraguayo, Edit. La
Ley Paraguaya, Asuncin, 2009.
(43) Nunca se podrn leer demasiado las luminosas pginas de Fernando PANTALEN P RIETO, El sistema de responsabilidad contractual (Materiales
para un debate), Anuario de Derecho Civil, Madrid, 1991, pg. 1020 y ss. al
respecto de este tema.

13 HIPTESIS (EN PAOS MENORES) PARA CONSTRUIR UN SISTEMA


DE REMEDIOS CONTRACTUALES EN NUESTRO DERECHO

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(2) Este primer paso lleva naturalmente al segundo, que constituye un


cambio de paradigma en el sentido kuhniano de la palabra en esta materia:
el abandono de la tesis, equivocada pero sostenida en forma axiomtica durante siglos, de que la culpa es el eje de la responsabilidad contractual. Solo la
construccin unitaria de la responsabilidad civil puede llevar a pensar esto, ya
que no solo de lege ferenda se debera seguir otro sistema, en el cual la culpa
tenga un lugar, pero uno bien acotado para el remedio de indemnizacin de
daos y perjuicios en algunos supuestos bien delimitados y secundario respecto de otros factores de atribucin y presupuestos de aplicacin; sino que
incluso una interpretacin del sistema vigente, lege lata, deja traslucir que de
hecho estamos ante un mito: ni siquiera con las normas vigentes puede hablarse de que la responsabilidad contractual gire exclusivamente en base a la
culpa, y solo una interpretacin bajo el prisma y los lentes ortodoxos puede
llevar a esta (errnea) conclusin. Esto obliga, seguidamente, a pasar a analizar cules son los factores de atribucin subjetivos para la responsabilidad
contractual, al quedar vaco el trono de la culpa como monarca, y pasar a una
democracia en materia de imputacin de responsabilidad (44).
(3) En tercer lugar, se debe dejar de lado la idea de una multiplicidad
conceptual de incumplimientos. Esto es, que distintos tipos de incumplimientos den lugar a distintos tipos de remedios o acciones, algo ms propio del
sistema de actiones del derecho romano que de un derecho moderno y dinmico de los contratos. As, el vendedor que entrega una cosa defectuosa est
sometida a un rgimen particular de vicios redhibitorios, el que la entrega
tarde a otro el de la moray el que no la entrega a otro el de incumplimiento
totaltodos con sus propios presupuestos, consecuencias, plazos de prescripcin, y dems variaciones. En su lugar, deben unificarse los distintos supuestos y obtenerse una teora unitaria del incumplimiento, concebido al mismo
como cualquier desviacin del programa contractual pactado entre las partes, por ms mnimo o importante que sea. Ello implica una ruptura importante con la tradicin histrica, sin dudas; pero quizs aqu sea importante recordar la frase cargada de retrica, es cierto, pero tambin de sentido comn
de HOLMES, en el sentido de que no hay nada ms escandaloso que sostener
(44) Nuevamente, sern cruciales las pginas de PANTALEN PRIETO, El
sistema de responsabilidad contractual (Materiales para un debate) ob. cit.
pg. 1020 y ss.

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una tesis jurdica solo porque fue asentada en tiempos de ENRIQUE IV (45). La
tradicin es fundamental en el derecho, sin dudas, pero no cuando la misma se
antepone al sentido comn y la realidad, y sostener que tienen que existir
distintos tratamientos jurdicos, y distintas acciones, para un mismo hecho
todo lo que no sea exacto y tempestivo cumplimiento ser siempre incumplimiento para el hombre de negocios y el de la calle solo en aras a defender la
tradicin jurdica es simplemente un sinsentido.
(4) Todas estas movidas del tablero de ajedrez dogmtico abren la cancha para el cuarto paso, crucial: la construccin de un sistema articulado de
remedios contractuales, a partir del supuesto unificado de incumplimiento, como el que puede encontrarse formulado en los Principios Europeos y
los de UNIDROIT. De esta manera, el incumplimiento en sentido amplio permite al acreedor, para satisfacer su inters contractual, utilizar el remedio que
mejor le convenga en ese caso concreto, ya sea: la pretensin de cumplimiento o ejecucin forzosa, la suspensin de su propio cumplimiento, la resolucin del contrato, la reduccin del precio y/o la indemnizacin de daos y
perjuicios (incluyendo la indemnizacin convencional o clusula penal). Esto,
sin perjuicio de que algunos remedios tengan sus propios requisitos o presupuestos de aplicacin, pero la disponibilidad est en principio abierta en abstracto e ab initio al acreedor insatisfecho para protegerlo ms cabalmente.
Asimismo, se debe partir del principio de la compatibilidad plena entre los
remedios, aunque sujeta a algunas obvias excepciones de incompatibilidad,
como el de la pretensin de cumplimiento y la resolucin del contrato.
(5) El ltimo paso ser el de estudiar, siquiera brevemente, a las declaraciones y garantas que se incluyen en los modernos contratos comerciales,
importados del common law, y determinar su lugar dentro de nuestra cosmovisin jurdico-normativa. Ello, porque la insercin cada vez mayor del Paraguay en la economa globalizada hace suponer que, ms temprano que tarde,
nuestro tribunales (judiciales y arbitrales), tendrn que hacer sentido de estas
garantas, y darle una respuesta jurdica sensata. Los activos inexistentes y
pasivos ocultos que pululan en estas transacciones son asimilables sin ms
(45) O. WENDELL HOLMES, The Path of the Law, 10 Harv. L. R. 457
(1897), pg. (It is revolting to have no better reason for a rule of law than
that so it was laid down in the time of Henry IV).

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DE REMEDIOS CONTRACTUALES EN NUESTRO DERECHO

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al vicio redhibitorio tradicional (con su brevsimo plazo prescripcional)? O


son, quizs, otra cosa? Y as sucesivamente.
12
Este sistema articulado, construido sobre bases conceptuales y funcionales ms slidas, agrupara los distintos remedios (46) disponibles al acreedor con los siguientes rasgos fisionmicos (47):
(i) Remedios de ejecucin forzosa de la prestacin, o pretensin de cumplimiento (specific performance del derecho anglosajn), que incluiran la
reparacin de los vicios de la cosa o la sustitucin del objeto, tradicionalmente receptados en sede de vicios redhibitorios, y el cumplimiento por tercero;
(ii) Remedios sinalagmticos, dentro del cual cabe incluir al pacto comisorio, o mejor, la resolucin del contrato, la suspensin de la propia prestacin o exceptio de non adimpleti contractus (figura sta temporal aunque no
conceptualmente alejada de la resolucin) y an la resolucin anticipada del
contrato, prevista en nuestro ordenamiento;
(iii) Remedios indemnizatorios, que tratan a la tradicional responsabilidad contractual como medio de imputacin de los daos y perjuicios a cargo del deudor, y tambin el dao al inters negativo (o los gastos del contrato), y en el cual cabra incluir a la indemnizacin convencional previa o clu(46) Por otra parte, existen adems de los remedios que son medios de
tutela reactivosmedios de tutela que son preventivos, que buscan evitar
la probable insatisfaccin del inters del acreedor (anticipacin del vencimiento de la obligacin o decaimiento del plazo, medidas cautelares, etc.). El
Prof. D IEZ-PICAZO ha desarrollado los tipos de proteccin que la ley otorga a
favor del acreedor, con un interesante resumen sobre las medidas de tutela
preventiva, Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, Tomo II, Civitas,
Madrid, 5ta. Edicin, 1996, pg. 674 y ss. (caducidad de los plazos en caso de
incumplimiento; embargo preventivo; fraude pauliano; decaimiento del plazo
en caso de insolvencia del deudor; etc.).
(47) Inspirado en PANTALEN PRIETO, Las nuevas bases, ob. cit., pg.
76 y ss.

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sula penal e incluso la antigua quanti minoris o reduccin del precio de CISG,
que no es otra cosa sino una indemnizacin para el comprador (48); y
(iv) Remedios restitutorios o de enriquecimiento injustificado, ya que
el derecho de contratos tambin protege el restitution interest o inters en la
restitucin de los bienes que pertenecen al acreedor, comenzando con el llamado commodum representationis y una eventual commodum ex negotiatione
para proteger lo que en el derecho anglosajn se ha llamado el disgorgement
interest o el inters en las ganancias derivadas del incumplimiento del deudor (49).
Ya la clasificacin misma permite a la vez que una profilaxis mejor del
esquema de reaccin del ordenamiento al incumplimiento, vislumbrar que no
se trata de un nico supuesto amorfo de responsabilidad contractual que
vive bajo el paraguas opresivo de la culpa como criterio matriz de aplicacin
irrestricta e imperialista, sino de diversos grupos de remedios, que atienden a
distintos intereses ora a la expectation, ora al reliance, ora al restitution, en
la terminologa de FULLER y PERDUE (50) y por ello no tienen los mismos
presupuestos de aplicacin (51); esto ltimo, algo que solo un punto de partida conceptualista y formalista podra suponer, desde luego.

(48) Aunque podra ser considerado, tambin, un remedio sinalagmtico, en el sentido de que es restaurador de la equivalencia entre las prestaciones de los contratantes (PANTALEN PRIETO, El sistema de responsabilidad, ob. cit. pg. 1051).
(49) M. EISENBERG, The Disgorgement Interest in Contract Law, 105
Mich. L. Rev. 559 (2006-2007), pgs. 559 y ss.
(50) FULLER y PERDUE, The Reliance Interest in Contract Damages, 46
Yale L. J. 52 (1936-1937), pgs. 52 y ss.
(51) Para poner el ms fcil ejemplo, distingue a la accin de enriquecimiento de la de responsabilidad aquiliana el hecho de que aquella no tiene, ni
conceptualmente, el presupuesto de la negligencia o culpa. Ya este hecho
debe llamar la atencin del intrprete para llegar a la conclusin sensata de
que cada pretensin tiene sus propios presupuestos de aplicacin.

13 HIPTESIS (EN PAOS MENORES) PARA CONSTRUIR UN SISTEMA


DE REMEDIOS CONTRACTUALES EN NUESTRO DERECHO

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13
Implica todo esto de que las tesis que aqu se propugnan yacen en ese
extrao y recndito limbo que los juristas llaman el mundo del lege ferenda,
lejano del derecho real y vigente, del lege lata?
No se trata de una pregunta sencilla de responder.
Ello, no solo porque la tajante divisin entre ser y deber ser, hecho y
valor, el derecho como es y el derecho como tiene que ser, no es tan simple
como parecera indicar una epistemologa ingenua. Ms bien, todo indica que
la visin sobre esta cuestin de Ronald DWORKIN es la que mejor describe la
tarea dogmtica del jurista incluso, o sobre todo, en el civil law en el sentido de que las proposiciones jurdicas son por esencia de carcter mixto: incluyen al mismo tiempo una descripcin y una evaluacin, un juicio de encaje
con los materiales jurdicos ya existentes en el sistema hasta ese momento
(fit) y un juicio justificativo de la mejor interpretacin del sistema en base a
los valores y principios que lo sustentan o justifican (justification) (52).
As, la divisin tajante entre derecho vigente y derecho que debe ser incorporado o modificado resulta mucho ms difcil de sostener en la realidad, en la
prctica, como lo demuestran desde luego los aos de mutabilidad esencial en
ramas enteras del derecho civil en los cuales hace tiempo el texto en s es
apenas un derecho pro-puesto que puesto definitivamente. En la realidad, y
como consecuencia de ese carcter mixto del juicio jurdico, resulta casi imposible dibujar una lnea exacta, instantnea como aquellas viejas fotografas
instantneas polaroid, que diferencie el derecho vigente del que debe aplicarse en un caso concreto (53).
Yendo ms all, e incluso sosteniendo una visin epistemolgica ms
rgida entre el derecho vigente y su posible modificacin, se ver que con una
(52) Esta tesis, polmica y bajo ningn punto de vista unnime, es defendida extensamente en R. DWORKIN, Laws Empire, Hart Publishing, Oxford,
1998; cada vez me parece ms la mejor descripcin de la tarea del intrprete
jurdico.
(53) Las sugerentes ideas de la positividad instantnea y de derecho
pro-puesto son del Prof. A NDRS OLLERO; ver, e.g. OLLERO, El derecho en
teora, Thomson Aranzadi, Madrid, 2007.

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interpretacin sensata y holstica i.e. correcta de los textos normativos existentes en el derecho paraguayo al da de hoy, el sistema de remedios se acerca
mucho ms al nuevo derecho de la contratacin de lo que podra parecer a
primera vista. La forma ms fcil de observar esto es cuando se re-interpreta
el sistema en base a la necesidad de tutelar el derecho de crdito debidamente,
y cae el facttum de la culpa como nico factor de atribucin.
Los ortodoxos y formalistas sin dudas sealarn en protesta: la culpa
es el nico factor de atribucin de la responsabilidad del deudor en nuestro
derecho, solo con una reforma legislativa podr cambiarse este paradigma
que tenemos, subjetivista.
Pero: qu ocurre con tal paradigma cuando se les retruca que todo un
grupo inmenso de obligaciones, de prestaciones, de una importancia trascendental en la vida econmica del trfico jurdico se encuentran absolutamente
fuera del mbito de la culpa, y responden a un patrn absolutamente objetivo,
i.e. las obligaciones de dar suma de dinero? O, en otro ejemplo plenamente
aplicable: qu decir de esa gama de obligaciones de importancia crucial en el
comercio especialmente en un pas que depende tan fundamentalmente de
los commodities como el nuestro como lo son las obligaciones de dar cosas
genricas, que ni siquiera pueden ser extinguidas por la imposibilidad, el casus? Pueden existir dos casos ms claros de responsabilidad objetiva?
Los ejemplos pueden multiplicarse.
Y entonces: es la culpa el factor de atribucin excluyente en nuestro
derecho vigente, incluso pelada y cicateramente interpretado?
No.
Sostener todo esto no implica, por supuesto, afirmar que no son necesarias reformas legislativas algunas profundas, para traer al derecho paraguayo de los contratos en lnea con las tendencias ms modernas del derecho de
la contratacin. Desde luego que resultan necesarias dichas reformas de lege
ferenda. El punto ms bien es otro: que es posible otra interpretacin que la
ortodoxa, una (re)interpretacin que tome en serio la idea del pacta sunt servanda y de la proteccin del derecho de crdito; y que tambin lo haga con la

13 HIPTESIS (EN PAOS MENORES) PARA CONSTRUIR UN SISTEMA


DE REMEDIOS CONTRACTUALES EN NUESTRO DERECHO

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prominencia que se merece y la independencia que reclama el contrato como


estatuto artificioso de distribucin de riesgos y como el sistema circulatorio
por el cual el flujo sanguneo de la economa moderna se transmite, para que
tenga el papel principal que merece.
De esta manera, podremos comenzar a construir un sistema de remedios
contractuales no solo sobre la base de los datos normativos existentes, reinterpretados bajo otro prisma, sino tambin sobre los cambios que puedan (o tengan) que ser incorporados, a fin de contar con un esquema axiolgica y normativamente ms moderno y acorde a las necesidades de la prctica.
Slo as, insisto, se dar cuenta de la importancia crucial que tiene el
contrato en la prctica econmica real (54), por un lado, y se le dotar finalmente de una independencia terica, creando en la faz dinmica de cumplimiento e incumplimiento un verdadero y articulado sistema de remedios contractuales para el acreedor, construido en base a la realidad antes que al puro
concepto (55), con carta de ciudadana dogmtica propia.

(54) Este, por supuesto, es uno de los gritos de batalla fundamentales


del gran ensayo de Karl LLEWELLYN del ao 1931, ya citado ms arriba, What
Price Contract? (n. 41, supra) que an hoy da, a pesar de estar cercano al
centenario de su publicacin, sigue dejando valiosas enseanzas; particularmente, la apuntada en el texto: no puede desmarcarse y abstraerse al contrato
del entramado institucional, i.e., econmico, en el cual se desempea.
(55) Radical? Recurdese el grito de batalla de ASQUINI, con casi 75
aos de edad!: Los conceptos jurdicos deberan tener como punto de partida
a los conceptos econmicos. Nada ms, nada menos.

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CONFLICTOS SOCIETARIOS
EN LAS EMPRESAS FAMILIARES:
CUNDO RETIRARSE Y EVITAR LOS LITIGIOS
Por Eric Maria Salum Pires (*)

Introduccin.
Mucho se ha escrito y lo seguirn haciendo sobre el tema que hoy abordaremos por tratarse de una cuestin que abarca la vida diaria desde una simple sociedad familiar que se dedica a la venta de materiales de construccin
hasta sociedades familiares relacionadas entre s con patrimonios millonarios
cuyo denominador comn es la confusin de su destino y uso por parte de los
directores y accionistas, lo que finalmente lleva camino al fracaso y liquidacin de la empresa si no saben tomar la decisin correcta en tiempo oportuno.
En esta oportunidad tomaremos el tipo de sociedades annimas por ser el ms
comn y de ms fcil distribucin de sus acciones que representa el capital
social.
Por lo general las empresas familiares se constituyen en base a un patrimonio originalmente aportado por el emprendedor original - el abuelo o el
padre - por lo que su origen en muchos casos es por sucesin o herencia, es
(*) Doctor en Ciencias Jurdicas. Titular de la ctedra Introduccin al
Derecho de la Facultad de Derecho de la U.N.A. Ex director General de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia. Ex miembro del Consejo Directivo
de la Facultad de Derecho U.N.A. Ex Parlamentario del Mercosur y Vicepresidente de su Comisin de Asuntos Jurdicos.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

decir no por voluntad de sus socios. Son pocas las sociedades que trascienden varias generaciones y que han sabido aggiornarse dndole un manejo
empresarial, separando lo que son vnculos familiares y la capacidad para
administrar que pueda tener o no uno o ms miembros de la familia.
Es frecuente escuchar a empleados que entran a una empresa con ganas
de desarrollar todo su potencial y desde luego hacer una carrera que les permita escalar hasta cargos gerenciales. Sin embargo, cuando el esfuerzo para
encaminar y hacer que la empresa sea rentable da su primeros frutos aparecen
los hijos de los accionistas y directores, recin recibidos de su carrera sin
tener experiencia laboral y mucho menos la capacidad necesaria para semejante desafo aterrizando en el cargo tan anhelado de gerente que termina desalentando a quienes tienen mucho que aportar pero finalmente se marchan de
la empresa por ser conscientes de que ya no tienen futuro dejando el timn en
manos de la persona menos idnea para manejar los destinos de la misma.
Si bien esta no es la regla, pues tambin encontramos a quienes han
involucrado a sus hijos desde los cargos ms bsicos de sus empresas haciendo carrera y conociendo cada departamento o proceso de la misma desde su
propia experiencia personal preparndose para hacerse cargo de esta responsabilidad.
Como experiencia que nos transmitieron en un taller sobre los procesos
de transicin en las empresas familiares relataban algo que suele ocurrir frecuentemente cuando los directores y accionistas quieren imponer a sus hijos
que se hagan cargo de la empresa sin comprender que los mismos tienen todo
el derecho a decidir su destino y su profesin, pues de ello debern vivir y
mantener a su familia el resto de su vida, por lo que deben hacerlo a gusto y
con satisfaccin para que sea un placer y no una carga.
En esa oportunidad nos comentaron el caso de quien impuso a su hijo
que la carrera a estudiar era administracin de negocios en una prestigiosa
universidad del extranjero pues estaba en los planes del padre, no del hijo
hacerse cargo de la direccin de empresa, con el consabido discurso de siempre que debe continuar y preservar lo que el padre y el abuelo han creado con
tanto esfuerzo etc... Finalmente comprendi que su hijo quera ser mdico
resulto ser un reconocido onclogo y nada quera saber de administrar una

CONFLICTOS SOCIETARIOS EN LAS EMPRESAS FAMILIARES:


CUNDO RETIRARSE Y EVITAR LOS LITIGIOS

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industria por ms grande e importante que fuera. Con esto probablemente evito arruinar la empresa y la vida de su hijo. Qu hizo? Se contrat un gerente
que reuna todos los requisitos para desempearse en el cargo y hoy el hijo
accionista retira importantes dividendos de la empresa familiar pero se dedica a lo que le apasiona.
Partimos de la premisa que nadie desea conflictos, los que entendemos
como problemas de relacionamiento entre los accionistas directores,
cuando surgen incompatibilidades, visiones diferentes y sobre todo intereses contrapuestos.
Imaginemos el Presidente de la sociedad que a su vez es el padre o el
suegro del empleado cuyas relaciones laborales derivadas de la empresa pueden repercutir en el seno de la familia donde la madre (su cnyuge) o la hija
pueden malinterpretar ciertas medidas tomadas por el jefe de familia pero en
su funcin de director de la empresa creando, por lo tanto, conflictos donde
no los haba, es por ello lo complejo de las relaciones inter personales dentro
de una empresa con la familia involucrada.
Cules son los conflictos ms comunes que se presentan entre quienes
heredan sus participaciones en las empresas familiares?
A modo de ejemplos podemos citar algunos casos muy comunes como
son: a) el derecho que cree tener todo accionista director a que sus hijos trabajen en la empresa con un sueldo por encima de sus capacidades (prcticamente un planillero) cargando costos que finalmente se llaman prdidas en el balance de la empresa; b) la confusin de que es de la empresa y que es de los
accionistas directores (no se puede disponer como cosa propia lo que es de la
sociedad) haciendo que la misma pague sus gastos personales y otros que
nada tienen que ver con el giro de la empresa, para ello el director tiene remuneracin y como accionista dividendos; c) la puja entre los hijos de quien
tiene ms derecho a ser Presidente o gerente siempre en funcin a la apariencia y prestigio que ese cargo implica, sin tener en cuenta las responsabilidades que ello conlleva y las capacidades requeridas; d) utilizacin de la empresa para garantas de deudas personales afectando la capacidad de endeudamiento de la misma para otros proyectos, e) la posibilidad de abrir el capital a
terceros accionistas no familiares (seran inversionistas incluso puede ser por

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

emisin de acciones) para captar recursos frescos que permitan seguir creciendo y proyectando a la empresa en la plaza comercial que gira pero de
manera ms competitiva; entre otros numerosos aspectos y situaciones que
pueden presentarse.
Es imposible enunciar toda la casustica que puede darse en el manejo
de empresas familiares sin importar su envergadura pues para cada uno es lo
ms importante, sobre todo cuando dependen exclusivamente de ello para subsistir y de eso pretenden vivir todos, sin tener en cuenta que originalmente
dependan una o dos familias y hoy ya pueden ser fcilmente cuatro o seis
familias, por lo que ya no invierten en mejoras, infraestructura, modernizacin tecnolgica, etc. pues se retira todo lo que sean utilidades, lo que finalmente termina haciendo obsoleta e ineficiente la empresa.
Involucrarse y controlar.
Muchos de los problemas derivan como consecuencia de no haberse
involucrado en la administracin de la empresa, conocer sus costos, su verdadero valor patrimonial, y muchas veces confiar en los dems miembros de la
sociedad (y de la familia) que llevan como quieren la marcha societaria obteniendo en algunos casos beneficios extras. Es bueno confiar pero mejor es
controlar como dice el viejo adagio, pues en algunos casos los accionistas
creen que la empresa goza de una situacin muy buena diferente a lo que
realmente ocurre, o por el contrario se da el caso de quienes presentan magros
resultados cuando realmente se est afrontando con recursos de la sociedad
gastos y costos exagerados, ajenos al giro social que afectan el resultado al
final del ejercicio financiero anual.
Cuando estos conflictos comienzan a presentarse es porque ya existen incompatibilidades que harn inviable la vida societaria pues ya desaparece el animus societatis, necesario para que la direccin y administracin de una empresa pueda llevar adelante el negocio familiar. Muchos
casos se dan por desconfianzas infundadas, en otros por no poder hacer lo que
le viene en gana a los accionistas directores, y otros casos por causas bien
fundadas que implican manejos desprolijos que traen aparejada responsabilidades civiles (responsabilidad solidaria del accionista con su propio patrimonio Art. 1.111 C.C.), as como responsabilidades penales.

CONFLICTOS SOCIETARIOS EN LAS EMPRESAS FAMILIARES:


CUNDO RETIRARSE Y EVITAR LOS LITIGIOS

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Detectar a tiempo cuando los conflictos pre existen.


No importa finalmente cules sean las circunstancias, cuando se resquebraja la confianza es el momento de negociar las vas de separacin o
retiro del accionista segn de quin provenga la iniciativa. Esto puede ser por
compra de sus acciones; retiro de parte de los activos por medio de rescate de
acciones y reduccin del capital social, o por liquidacin de la sociedad para
que cada accionista retire lo que le queda una vez afrontados todos los pasivos, entre otras variantes.
Lo primero es reconocer que se est ante un conflicto de accionistas, pues muchas veces se quiere negar lo obvio y la demora en encararlo solo
profundiza el problema y nos alejamos cada vez ms de las soluciones que de
haberlas planteado antes de agravarse hubieran sido mejor administradas y
sin tanta resistencia por cuestiones que ya trascienden lo meramente jurdico
para tornarse muchas veces cuestiones caprichosas e incluso inviables que
solo se dan en el mbito de los conflictos de empresas familiares, de all su
grado de dificultad y complejidad en su manejo y solucin.
Estas decisiones deben saber tomarlas a tiempo y no hacerlo luego
de un gran desgaste econmico, emocional y familiar por las relaciones entre
los accionistas, precedido de largos y enmaraados litigios con varios frentes
de juicios, designacin de administradores judiciales y denuncias penales donde todos pierden.
Siempre un proceso de separacin - retiro de accionistas - tiene sus
consecuencias econmicas (es como un divorcio puede ser traumtico pero
muchas veces no queda otra opcin), pero peor ser no hacerlo por la salud de
la empresa si realmente no hay intencin de continuar en sociedad por parte
de uno o ms accionistas, quienes en la mayora de los casos entran en las
sociedades solo por herencia y no tienen ningn apego a la empresa, ms an
si se trata de accionistas que nunca se involucraron en su manejo y direccin.
Es por ello que muchas veces el futuro de las empresas familiares se
halla ntimamente ligado al estado civil de sus accionistas, as como los hechos y actos jurdicos que estos protagonizan tales como matrimonios, nacimientos, divorcios, defunciones, etc. que pueden en el corto plazo generar

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

conflictos al interior de la empresa, solamente por diferencias familiares que


terminan trasladndose a la empresa muy diferente de lo que ocurre con sociedades comerciales donde estos acontecimientos en nada afectan la vida de
la empresa.
Situaciones comunes que se presentan al inicio de los conflictos.
Podemos revisar la doctrina y la jurisprudencia para comprobar que en
los conflictos societarios familiares muchas veces la pasin supera a la razn
y nadie quiere dar el brazo a torcer. Sin duda en estos casos ms vale un mal
arreglo que un buen pleito.
Cules son las consecuencias que se presentan cuando comienza la desconfianza por parte de los dems accionistas familiares que no estn en la
direccin de la empresa o aun estando no participan activamente o no comprenden el alcance de muchas de la decisiones que se estn tomando. Solo por
enunciar algunas situaciones citamos:
Pedidos de informes al Sndico que lo pueden hacer accionistas que
posean desde el 10% del paquete accionario de conformidad a la previsin
contenida en el Art. 1.124 inc. f) del C.C.
Pedido de Intervencin judicial (medida cautelar prevista en el Art.
727 del C.P.C.).
Designacin de administrador judicial (Art. 728 del C.P.C.) lo que
implica la separacin de los directores electos por la asamblea por un profesional designado por el Juzgado.
Denuncias penales por lesin de confianza entre otras acciones penales.
Recordemos que en las relaciones familiares entra a tallar un factor de
confianza en el hermano o el hijo por lo que se relajan los controles, que en
simples sociedades comerciales no existe por lo que el grado de involucramiento de parte de los accionistas son otros quienes cuidan sus inversiones
que las han decidido efectuar voluntariamente al constituir la sociedad.

CONFLICTOS SOCIETARIOS EN LAS EMPRESAS FAMILIARES:


CUNDO RETIRARSE Y EVITAR LOS LITIGIOS

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Partimos de la premisa de que los conflictos societarios no son deseados pero son imprevisibles y muchas veces inevitables, una vez que se instalan no se puede prever cunto pueda demorar su solucin segn sean por la
va de los acuerdos extrajudiciales por ms largas y tensas que puedan resultar las negociaciones pero por lejos es la mejor manera. No se puede controlar
las consecuencias y los daos colaterales que este tipo de conflictos dentro de
una sociedad trae por tratarse de familia, y el dao no solo econmico a las
partes sino de la disolucin de familias, afecta el honor y la reputacin de sus
miembros que terminan ventilndose por sendas solicitadas en los medios de
prensa locales.
Adelantarse a los conflictos.
Cuando se constituyen las empresas familiares es difcil vislumbrar problemas entre los miembros en el futuro, ms an que al comienzo hay mucho
esfuerzo y casi nada de utilidades para retirar, pero cuando estas crecen al
igual que su patrimonio y se convierten en activos valiosos las circunstancias
cambian por lo que se recomienda prepararse para lo que puede ocurrir en un
futuro tal vez no muy lejano.
Se podran considerar algunas variantes al asesorar a empresas familiares, recomendando por ejemplo la firma de acuerdo de accionistas familiares
(si bien no son oponibles a terceros otorga un marco al cual deben atenerse
para sortear los problemas que puedan presentarse entre los accionistas). Otra
opcin y la ms efectiva es la inclusin en el estatuto de ciertas clusulas
especiales que se hacen necesarias en la medida en que la empresa va creciendo y antes de que la segunda generacin pase a incorporarse a sus fuerzas
directivas y operativas. Esto sera el equivalente a los Shareholders agreement de la Close Corporation en los EEUU; no es otra cosa que un acuerdo
entre accionistas familiares que tiene por finalidad establecer de antemano los
procedimientos a seguir en caso de conflictos con el fin de preservar en el
tiempo los derechos patrimoniales y regular el funcionamiento del directorio
de la empresa as como diferenciar las relaciones profesionales y econmicas
entre la Familia y la Empresa.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Si bien estos no evitarn que los conflictos se presenten por lo menos


habr reglas de juego preestablecidas para atenuar su impacto y vas alternativas para buscar soluciones sin tener que recurrir a los tribunales.
Entre algunas previsiones podemos mencionar la de incluir en sus estatutos la obligacin de recurrir como primera ratio a la negociacin, mediacin
y por ultimo al arbitraje excluyendo la instancia judicial como medio de solucin de conflictos. Otra cuestin saludable es la de prever la rotacin de la
presidencia y otros cargos del directorio segn cuantas familias estn involucradas, sobre todo para la toma de decisiones, as como los mecanismos para
destrabar en caso de empate en las votaciones del directorio. Para el efecto se
puede prever la necesidad de recurrir a dictmenes o estudios de mercado que
pueden ser vinculantes con las decisiones en algunos casos por ejemplo si la
inversin supera una suma determinada, de manera a no decidir pasionalmente una compra o negocio que puede comprometer seriamente el patrimonio de
toda la empresa.
Estas son algunas cuestiones que hacen a la marcha de la sociedad mientras an subsista la voluntad de continuar formando parte de la empresa familiar y aun se encuentre al frente el fundador, quien de por si tiene usualmente
la mayora y el control de la empresa, pero muchas veces le falta esta visin y
asesoramiento para dejar la casa ordenada siendo esta una cuestin a levantar
a nuestros clientes cuando asesoramos a esta clase de empresas familiares.
Negociar un acuerdo marco y fijar plazos.
Otra es la situacin cuando ya no existe el animus sociatatis al que
nos referimos precedentemente y el problema ya est instalado sin que se
hayan tomado las previsiones estatutarias como las mencionadas lneas arriba, por lo que debemos avanzar en la direccin del acuerdo o la negociacin
por iniciativa propia. Puede darse el caso que la otra parte se muestre intransigente en cuyo caso obliga a entrar a tribunales sin que ello obste a suscribir
posteriormente un acuerdo pactando entre otras cuestiones la suspensin de
los procesos por un plazo razonable en busca de una solucin negociada.

CONFLICTOS SOCIETARIOS EN LAS EMPRESAS FAMILIARES:


CUNDO RETIRARSE Y EVITAR LOS LITIGIOS

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Solo para recordar lo expuesto al inicio de este trabajo hemos tomado


como base el modelo de una empresa familiar que tiene la forma de sociedad
annima por ello nos referimos a accionistas, asambleas, etc.
El problema finalmente es uno solo: valor de las acciones y cmo cancelar dicho valor a su tenedor. En la mayora de las veces podemos encontrarnos con sociedades que tengan mucho valor patrimonial pero invertido en
bienes inmuebles y otros activos (cultivos agrcolas, ganado, planta industrial, materias primas, etc.) por lo que usualmente no se dispone de suficiente
liquidez.
Segn cules sean los activos, se debe proceder a su tasacin por profesionales de cada rea a fin de cuantificar el patrimonio real de la empresa que
normalmente son muy superiores a sus imputaciones contables ya que los revalos tampoco alcanzan a sincerar dichos valores.
Se da el caso que siendo minoritario quien no est conforme con el
manejo o las decisiones de la empresa, los dems deciden dejarlo atrapado
dentro de la sociedad y sometido a las decisiones de las mayoras. Pero esto
puede terminar siendo un gran error como ya hemos visto en varios casos con
todas sus consecuencias que hacen a la marcha de la sociedad y los costos que
terminan impactando en la empresa y los accionistas por las trabas que puede
generar ese minoritario disconforme con la marcha de la sociedad afectando
finalmente en mayor grado a los dems que a s mismo.
Para ello nada mejor que avanzar con un acuerdo marco con plazos
razonables que a su vez sean flexibles pero hagan viable su implementacin
incorporando a los distintos agentes de otras disciplinas para el efecto, segn
qu clase de bienes sern valorizados por medio de tasadores, topgrafos,
partidores, Ingenieros agrnomos para estudios de suelo, Veterinarios para
sector ganadero, Ingenieros Industriales para sector industria, etc. siendo relevante la actuacin de los abogados para crear las condiciones y el clima que
permitan llevar adelante las negociaciones y no propiciar juicios, hasta donde
sea razonable evitarlos.
Otro aspecto que cobra singular importancia es la verificacin de los
estados contables por medio de auditoras externas; es por ello que los aboga-

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

dos deben trabajar indefectiblemente en estrecha relacin con los financieros


a fin de poder determinar las consecuencias jurdicas de las eventuales irregularidades que puedan detectarse que van desde una simple falta administrativa, responsabilidad civil y penal.
Muchas veces la ansiedad traiciona a quienes estn en las negociaciones y pierden rpidamente la paciencia por lo que deciden lanzarse a una aventura judicial sin tener presente que los juicios no tienen plazos manejables y
menos en esta clase de litigios por sus innumerables derivaciones a la que ya
nos hemos referido brevemente.
Nos cuesta hacer entrar en razn muchas veces a las partes para que
comprendan que en una negociacin as como exigimos ciertas condiciones
se nos exigirn determinadas cuestiones, es decir debemos estar dispuestos a
ceder para obtener. En estas circunstancias debemos analizar cul es nuestra
posicin antes de tomar posturas extremas, si tenemos ms debilidades que
fortalezas, si nos conviene o no ahondar en las cuestiones administrativas que
normalmente conllevan auditoras externas y controles que podrn dejar en
una posicin dominante o por el contrario desventajosa. Son muchos los factores a analizar para medir los tiempos de esas negociaciones y las consecuencias que podran representar para las partes en conflicto.
Retiro de accionista por reduccin de capital y rescate de acciones
con activos.
Esta es una alternativa absolutamente vlida - se ha llevado a cabo con
mucho xito en varios casos - para un accionista minoritario que puede rescatar sus acciones por medio del retiro o transferencia de determinados activos
de la sociedad familiar debidamente tasados en el marco de un acuerdo. De
esta manera se evita salir a realizar bienes del activo o mal vender parte del
patrimonio social y el accionista retira bienes en su justo valor quedando los
dems accionistas con el resto del patrimonio dentro de la sociedad conservando el giro de la empresa.
Este acuerdo debe ser lo ms claro y preciso posible determinando la
voluntad irrevocable de las partes, deber procederse a determinar los bienes
que sern objeto de tasacin, la designacin de los profesionales que llevaran

CONFLICTOS SOCIETARIOS EN LAS EMPRESAS FAMILIARES:


CUNDO RETIRARSE Y EVITAR LOS LITIGIOS

249

adelante dicha valoracin como la misma particin y el plazo para su implementacin, la decisin y el mecanismo para hacerlo debe resolverse va asamblea extraordinaria (Art. 1.081 inc. b del C.C.)
Cada negociacin tiene sus peculiaridades segn qu clase de bienes
sern objeto de particin, los plazos para su ejecucin, las penalidades en
caso de mora o incumplimiento de alguna de las partes, garantas requeridas y
otorgadas, entre otros aspectos, todo lo cual deber estar debidamente amparado y documentado en las correspondiente actas de directorio, asambleas, y
dems documentos necesarios para su implementacin.
Claro que el escenario ideal es disponer de suficiente liquidez como
para cancelar el valor de las acciones por recompra de los dems accionistas
sin necesidad de modificar el capital social ni los estatutos.
Pero en la mayora de los casos cuando el patrimonio es muy importante se torna casi de cumplimiento imposible o cuando los valores de tasacin
superan las expectativas que los dems accionistas estn dispuestos a pagar,
por lo que esta va de la reduccin de capital y recate de acciones con activos
se torna en la opcin ms vlida para dar salida al conflicto societario de una
empresa familiar.
Bibliografa.
Tratado de los Conflictos Societarios. Tomos I, II y II. Diego A. Duprat. Director Edit. Abeledo Perrot. Buenos Aires. 2013.
Estudios de Derecho Societario. Ricardo Olivera. Edit. Rubinzal
Culzoni. Buenos Aires. 2005.
Los conflictos societarios. Prevencin, gestin y solucin. Por Eduardo M. Favier Dubois (h). LA LEY, Tomo 2010-E, Ejemplar del 23-8-10.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

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LA PROTECCIN DEL DERECHO DE


EXCLUSIVIDAD. EL TRMITE DE OPOSICIN. LA
POSICIN DEL JUEZ Y EL PBLICO CONSUMIDOR
Por Fremiort Ortiz Pierpaoli (*)

En un trabajo anterior he abordado el tema de las medidas cautelares en


el Derecho Marcario, sus alcances e interpretacin de las disposiciones legales. El presente est dedicado a la proteccin del derecho de exclusividad del
titular de un signo marcario registrado.
La proteccin del derecho de exclusividad est dado por el Artculo 15
de la Ley 1294/98, de marcas que dice: El registro de una marca hecho de
acuerdo con esta ley, concede a su titular el derecho al uso exclusivo de la
misma y a ejercer ante los rganos jurisdiccionales las acciones y medidas
que correspondan contra quien lesione sus derechos. Asimismo concede el
derecho a oponerse al registro y al uso de cualquier otro signo que pueda
inducir directa o indirectamente a confusin o a asociacin entre los productos o servicios cualquiera sea la clase en que figuren, siempre que tengan
relacin entre ellos.
Como se lee, la ley es muy clara al respecto y otorga la proteccin del
derecho exclusivo a quien tenga registrada una marca, mediante una accin
meramente administrativa que es la oposicin a una solicitud de registro, oposicin sta que tambin puede darse al USO no autorizado de una marca ajena, idntica o similar a la registrada, pero en ste ltimo caso, en mi opinin
la oposicin ya no es administrativa sino debe provenir de una orden Judicial
dictada a peticin de parte.
(*) Profesor Titular 1 Ctedra Derechos Intelectuales.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Es sabido que cuando una persona tiene la intencin de emprender una


actividad industrial o comercial, casi siempre empieza por buscar el nombre
apropiado para distinguir sus productos o los servicios a prestar. Es cuando
recurre con el nombre seleccionado, muchas veces hasta con intervencin de
toda la familia, a la Direccin de la Propiedad Industrial hoy da (DINAPI)
Direccin Nacional de Propiedad Intelectual, de reciente creacin por Ley N
4798/2013. O bien recurre a los servicios de un Agente de la Propiedad Industrial. Si esta marca solicitada, guarda similitud o en algunos casos identidad
con un signo marcario registrado, el titular de ste ltimo en defensa de sus
derechos exclusivos, promueve oposicin en contra de la solicitud de registro.
Este trmite administrativo luego de ser sustanciada es resuelto por la
Direccin de Asuntos marcarios litigiosos, en primera instancia cuya decisin
es apelable ante el Director General de la Propiedad Industrial, quien con su
resolucin agota la instancia administrativa.
Queda entonces expedita la va para iniciar la demanda contenciosoadministrativa en esfera judicial, ante el Tribunal de Cuentas y el fallo de este
Tribunal a su vez es recurrible ante la Corte Suprema de Justicia. Por tanto, la
proteccin de la exclusividad sobre un signo marcario debidamente registrado se encuentra en la propia ley y desde los comienzos mismos en que surja el
riesgo de confundibilidad, por la pretensin de un nuevo registro similar o
idntico. Est claro adems que el litigio debe darse entre marcas destinadas a
proteger productos idnticos o relacionados.
Pero en verdad la proteccin de un signo registrado como un derecho
intelectual, pues de eso se trata, nace en la propia Constitucin Nacional, y
hay una tendencia mundial a considerar que la propiedad Intelectual debe ser
protegida constitucionalmente. Un claro ejemplo de ello es la disposicin de
nuestra Carta Magna que en su Artculo 110 dice: Todo autor, inventor, productor o comerciante gozara de la propiedad exclusiva de su obra, invencin,
marca o nombre comercial, con arreglo a la ley.
Cmo se llega a la conclusin de que una marca solicitada colisiona
con una registrada y amerita entonces la admisin de la oposicin y la desestimacin de la solicitud presentada? Mediante el cotejo entre ambos signos

LA PROTECCIN DEL DERECHO DE EXCLUSIVIDAD. EL TRMITE DE OPOSICIN.


LA POSICIN DEL JUEZ Y EL PBLICO CONSUMIDOR

253

marcarios. Ese cotejo incluye la parte denominativa, la visual o grfica, (si


tiene diseo o algn tipo caracterstico de letras), los colores, los productos o
servicios a los que son destinados, y sobre todo el conjunto de los atributos
marcarios. Esta no es una tarea fcil, pues corresponde al Juzgador examinar
detenidamente tales atributos y despojarse hasta donde le sea posible de todo
impacto subjetivo, a fin de no incurrir en una decisin injusta al seccionar los
derechos de exclusividad del titular de la marca y las expectativas del solicitante que cifr esperanzas sobre el signo depositado.
El elemento decisivo es entonces la existencia o no de CONFUSIN
entre los signos o simplemente del RIESGO DE CONFUSIN. La sola posibilidad de existencia de confusin entre dos marcas originan mecanismos de
defensa de parte del titular que pueden terminar con una denegatoria de la
solicitud de registro de la marca nueva hasta la anulacin de una marca registrada indebidamente, esto es sin autorizacin de su legtimo titular. Como
hemos visto, nuestra legislacin no slo admite la accin cuando existe confusin, sino tambin cuando existe RIESGO de confusin. Doctrinariamente
la confusin se da cuando se toma un producto por otro, producido por la
identidad de dos marcas o por la extrema similitud entre ellas. El riesgo de
confusin se da cuando existe identidad o semejanza entre el signo previamente registrado y el que se pretende registrar.
Hemos dicho que nuestra legislacin considera y sanciona el RIESGO
DE CONFUSIN. As en el Artculo 2 inciso f) de la ley 1294/98 se establece que No podrn registrarse como marcas: ... f) Los signos idnticos o
similares a una marca registrada o solicitada con anterioridad por un tercero, para los mismos productos o servicios, o para productos o servicios diferentes cuando pudieran causar RIESGO DE CONFUSIN o de asociacin
con esa marca.
La proteccin a los derechos exclusivos del titular de una marca registrada, tambin est dada mediante las prohibiciones establecidas en la ley,
que impiden la concesin de un nuevo registro que pueda colisionar con una
marca registrada por un tercero. Estas prohibiciones estn claramente establecidas en 11 incisos, uno de ellos el transcripto en el prrafo anterior y en mi
opinin el siguiente: ...No podrn registrarse como marcas: ... h) los signos
que infrinjan un derecho de autor o un derecho de propiedad industrial de un

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

tercero. Disposicin breve pero amplia y profunda que no admite interpretacin. Tengo una marca registrada? Si, entonces la ley prohibe que se otorgue
a un tercero que solicite una marca que por ser confundible infrinja mi derecho de propiedad industrial.
El tema de la confundibilidad en un litigio administrativo o judicial
entre dos marcas similares nos trae necesariamente al tercer involucrado en la
cuestin: EL PBLICO CONSUMIDOR de los productos marcados o el
USUARIO de los servicios distinguidos con una marca. Tanto la Doctrina
como la Jurisprudencia marcarias nos han repetido siempre que el Juzgador
debe ubicarse en el lugar del consumidor al momento de resolver el conflicto. Y esto resulta obvio, dado que son las marcas las que con su mayor o
menor carcter distintivo, permiten a un consumidor o a un usuario distinguir
un producto de otro o un servicio de otro. Este es el riesgo real que afecta a los
consumidores.
El cuidado que pone el pblico consumidor a la hora de adquirir un
producto, es verdad que tambin cuenta para determinar la confundibilidad,
pues tratndose de productos de mucho valor, como un automvil por ejemplo pondr toda la atencin requerida; no ocurre lo mismo cuando el producto
es de consumo masivo. Las marcas que protegen bebidas alcohlicas o cigarrillos o los perfumes tambin demandan la atencin del consumidor. Estos
son detalles que el Juzgador tomar en cuenta al momento de dictar su resolucin.
El colega Andrs Snchez Herrero, pg. 46, Derechos Intelectuales
ASIPI, nos habla de la posicin del pblico relevante (que tiene lugar en el
mercado) no la del Juez (que ocurre en los tribunales) y clarifica el concepto
con dos ejemplos prcticos. ...Supongamos que el conflicto se plantea entre
dos marcas de bebidas alcohlicas y el Juez es abstemio. En este caso, el Juez
no pertenece al pblico relevante. Sin embargo, conoce muchas personas que
toman vino, por lo cual apoyndose en ese conocimiento, puede dilucidad si
existe riesgo de que esas personas confundan las marcas. Pero bien puede
ocurrir que el Juez pertenezca al universo de personas que integran el pblico
relevante. Supongamos, por poner otro ejemplo, que el conflicto marcario se
plantea entre dos editoriales de obras jurdicas, con relacin a marcas aplicables a los libros que editan y comercializan. En este caso, el juez apelar a su

LA PROTECCIN DEL DERECHO DE EXCLUSIVIDAD. EL TRMITE DE OPOSICIN.


LA POSICIN DEL JUEZ Y EL PBLICO CONSUMIDOR

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propio criterio como consumidor para estimar si existe riesgo de confusin.


Como l es una muestra representativa del pblico relevante, puede hacerlo....
En todo el desarrollo del tema hemos tratado de la proteccin del derecho de exclusividad del titular de una marca registrada, frente a quien solicita
otro signo similar o idntico capaz de producir un riesgo de confusin con la
primera, tal vez sin conocer su existencia previa. Asimismo el enfoque que
deben dar los juzgadores al momento de realizar el cotejo entre los signos en
pugna, as como la inclusin del pblico consumidor, como parte esencial en
la toma de decisin.
Pero no podemos terminar este trabajo sin mencionar la COMPETENCIA DESLEAL. Nuestra legislacin la define en su Art. 80 como: ...Todo
acto contrario a la buena prctica y al uso honrado en materia industrial o
comercial y seguidamente enumera lo que entre otros constituye actos de
competencia desleal. El titular de una marca registrada est tambin protegido en sus derechos exclusivos, al establecer en el Artculo 82: El productor,
industrial o comerciante que pueda ser perjudicado por actos de competencia desleal tiene ACCIN JUDICIAL ante el fuero civil y comercial para
hacerlos cesar e impedir su repeticin, y para obtener la reparacin de los
daos y perjuicios. La accin por competencia desleal ha sido despenalizada
derogndose los artculos que la tipificaban.
En la competencia desleal, el imitador busca intencionadamente semejarse a su competidor utilizando denominaciones extremadamente similares a
las registradas o imitando colores, envases, tipos de letra, etc., pero siempre
con intencin de aprovecharse del prestigio ajeno bien ganado con una marca.
Conclusin.
Hemos planteado tres cuestiones en esta presentacin: la proteccin del
derecho de exclusividad que tiene el titular de un signo marcario debidamente
registrado, las herramientas que la ley brinda a ese titular a fin de ejercer la
defensa de la exclusividad desde el inicio de los supuestos derechos de otro
solicitante, en sede administrativa y judicial.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

El cuidado y la objetividad que debe poner el juzgador a fin de no incurrir en decisiones injustas o en despojos no deseados.
La importancia del tercer elemento en todo litigio marcario, el pblico
consumidor, pasando por los conceptos de confundibilidad y riesgo de confusin, sin dejar de mencionar la competencia desleal que tambin origina las
acciones jurisdiccionales que estn destinadas a la proteccin del derecho de
exclusividad, a fin de que el propietario pueda obtener con xito la tutela de la
ley.

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PROTECCIN INTERNACIONAL DEL NIO EN EL


CONTEXTO DE LA CONVENCIN SOBRE ASPECTOS
CIVILES DE LA SUSTRACCIN INTERNACIONAL DE
MENORES. SU REGULACIN PROCESAL, UNA
TAREA PENDIENTE
Por Irma Alfonso de Bogarn (*)

Sumario. 1. Introduccin. 2. Finalidad del Convenio. 2.1 Garantizar la


restitucin inmediata del menor. 2.2 Velar por los derechos de custodia y de
visitas vigentes. 3. mbito de aplicacin. 3.1 El Convenio es un instrumento
de cooperacin entre Estados Partes. 3.2 Que el menor no haya alcanzado la
edad de 16 aos. 3.3 Contiene dos vas procesales de cooperacin entre los
Estados Partes. 3.3.1 Demanda para la restitucin del menor. 3.3.2 Demanda
para hacer efectivo el derecho de visitas. 4. Requisitos para la procedencia.
4.1 Que el traslado o retencin merezcan la calificacin de ilcitos. 4.2 Caducidad. 5. Excepciones a la restitucin. 5.1 Alegaciones que autorizan denegar
el pedido. 5.2 Grave riesgo y situacin intolerable. 5.3 Opinin del menor. 6.
Pautas generales. 6.1 Celeridad en el trmite. 6.2 Se prohibe al Estado requerido juzgar sobre la cuestin de fondo de los derechos. 6.3 Inters superior del
nio. 7. La funcin del Juez. 8. Norma procesal, una tarea pendiente.

(*) Presidenta del Tribunal de Apelacin Penal de la Adolescencia de la


Capital. Miembro de la Red Internacional de Jueces de La Haya, especializada en la Proteccin Internacional de la Niez. Representante de la Corte Suprema de Justicia como operadora de la Red Iberoamericana de Cooperacin
Jurdica (IberRed). Docente de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales
(UNA) y de la Escuela Judicial del Paraguay.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

1. Introduccin.
La problemtica del traslado internacional, en forma ilcita de nios
constituye un flagelo en incremento alarmante en nuestros tiempos, sin embargo sus causas no sern objetos de anlisis en este trabajo.
Esos desplazamientos frecuentes del Estado de residencia habitual a
otro, se han convertido en importantes motivos de preocupacin de la comunidad jurdica internacional, por los efectos perjudiciales que ocasionan al
menor; por lo que se han firmado varios convenios internacionales que imponen como directiva la proteccin y auxilio de los ms vulnerables: el nio y el
adolescente, proponiendo institutos adecuados para el efecto.
La Convencin de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Nio
(Ley N 57/90) subraya que la salvaguardia eficaz de los derechos de estos a
travs de las fronteras no puede ser alcanzada sin la cooperacin entre los
Estados.
As la Convencin sobre Aspectos Civiles de la Sustraccin Internacional de Menores (Ley N 983/96), que integra el derecho positivo nacional con
rango cuasiconstitucional (1), se inscribe dentro del marco de los tratados que
persiguen la ms amplia proteccin de los menores que han sido objeto de
traslado o retencin ilcito proporcionando estructuras prcticas que permiten
a los Estados trabajar conjuntamente en aquellas situaciones donde comparten la responsabilidad de otorgar tutela y seguridad jurdica a la infancia.
Idntico fin persigue la Convencin Interamericana sobre Restitucin
Internacional de Menores (Ley N 928/96).

(1) Artculo 137. De la supremaca de la Constitucin. La ley suprema


de la Repblica es la Constitucin. Esta, los tratados, convenios y acuerdos
internacionales aprobados y ratificados, las leyes dictadas por el Congreso y
otras disposiciones jurdicas de inferior jerarqua, sancionadas en consecuencia, integran el derecho positivo nacional en el orden de prelacin enunciado.

PROTECCIN INTERNACIONAL DEL NIO EN EL CONTEXTO DE LA CONVENCIN SOBRE


ASPECTOS CIVILES DE LA SUSTRACCIN INTERNACIONAL DE MENORES

259

2. Finalidad del convenio.


La Convencin sobre Aspectos Civiles de la Sustraccin Internacional
de Menores tiene por finalidad:
2.1 Garantizar la restitucin inmediata de los menores trasladados o
retenidos de manera ilcita en cualquier Estado contratante;
2.2 Velar por que los derechos de custodia y de visita vigentes en uno de
los Estados contratantes se respeten en los dems Estados contratantes (Art.
1).
Con ello trata de combatir la sustraccin y retencin ilcita de los menores fuera del pas, a travs de un sistema de cooperacin entre los Estados,
facilitando mediante una accin autnoma de urgencia la pronta restitucin
del menor al lugar de su residencia habitual.
En este sentido, este instrumento jurdico acoge los mandatos de la Convencin Internacional sobre los Derechos del Nio que ordena:
a. Los Estados Partes adoptarn medidas para luchar contra los traslados ilcitos de nios al extranjero y la retencin ilcita de nios en el extranjero.
b. Para este fin, los Estados Partes promovern la concertacin de
acuerdos bilaterales o multilaterales o la adhesin a acuerdos existentes
(Art. 11).
En jurisprudencia se sostiene que el procedimiento se circunscribe al
propsito de restablecer la situacin anterior, jurdicamente protegida, que le
fuera turbada mediante el retorno inmediato del menor desplazado o retenido
ilcitamente en otro Estado contratante (2).

(2) Exp. W.E.M. c/ O.M.G.; C.S.J.N. 14/06/95. Publicado por Julio


Crdoba en DIPr Argentina el 18/03/07, en fallos 318:1269, en LL 1996-A,
260 y en DJ 1996-1,387.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

La solicitud de restitucin internacional puede ser canalizada a travs


de la Autoridad Central designada en cada pas (3). Tambin la Convencin
reconoce la posibilidad de los particulares a dirigirse directamente ante los
rganos judiciales competentes a fin de poner en marcha el proceso de restitucin, conforme surge del Artculo 8 al prescribir: Toda persona, institucin
u organismo que sostenga que un menor ha sido objeto de traslado o retencin con infraccin del derecho de custodia, podr dirigirse a la Autoridad
Central de la residencia habitual del menor, o a la de cualquier otro Estado
contratante, para que, con su asistencia, quede garantizada la restitucin del
menor (4).
No se exigir, en el contexto del presente Convenio, ninguna legalizacin ni otras formalidades anlogas para evitar retraso en la solicitud de asistencia. En concordancia, la Convencin Interamericana sobre Restitucin Internacional de Menores dispone: Los exhortos, las solicitudes y los documentos que los acompaaren no requerirn de legalizacin cuando se transmitan por la va diplomtica o consular, o por intermedio de la autoridad
central (Art. 9.4).
(3) A fin de la aplicacin del Convenio por Decreto del Poder Ejecutivo
N 3230/04, el Paraguay ha designado a la Secretara Nacional de la Niez y
la Adolescencia como Autoridad Central del Estado Paraguayo en esta materia.
(4) En el mismo sentido la Convencin Interamericana sobre Restitucin Internacional de Menores, dispone: Son competentes para conocer de la
solicitud de restitucin de menores a que se refiere esta Convencin, las autoridades judiciales o administrativas del Estado Parte donde el menor tuviere
su residencia habitual inmediatamente antes de su traslado o de su retencin.
A opcin del actor y cuando existan razones de urgencia, podr presentarse la
solicitud de restitucin ante las autoridades del Estado Parte en cuyo territorio se encontrare o se supone se encontrare el menor ilegalmente trasladado o
retenido, al momento de efectuarse dicha solicitud; igualmente, ante las autoridades del Estado parte donde se hubiere producido el hecho ilcito que dio
motivo a la reclamacin. El hecho de promover la solicitud bajo las condiciones previstas en el prrafo anterior no conlleva modificacin de las normas de
competencia internacional definidas en el primer prrafo de este artculo (Art.
6).

PROTECCIN INTERNACIONAL DEL NIO EN EL CONTEXTO DE LA CONVENCIN SOBRE


ASPECTOS CIVILES DE LA SUSTRACCIN INTERNACIONAL DE MENORES

261

De estas normas se infieren que la eximicin de las legalizaciones no se


confiere solo a las vas diplomticas, sino se extiende a cualquier otra exigencia de este tipo, como ser las autenticaciones de las copias de los documentos
presentados con la solicitud, siempre y cuando la promocin se tramita por
la va diplomtica, consular o por conducto de las Autoridades Centrales. Ergo,
si la pretensin se formula directamente por el interesado ante la autoridad
pertinente, no corresponde las excepciones a las legalizaciones. En estos casos el rgano judicial, lo primero que debe analizar es si los documentos que
se adjuntan al pedido estn autenticados y legalizados, si no se cumple con
estos recaudos se debe ordenar, como despacho saneador, se subsane esa irregularidad legal antes de proseguir los trmites.
3. mbito de aplicacin.
3.1 El Convenio es un instrumento de cooperacin nicamente entre las
autoridades centrales, administrativas y judiciales a nivel interno e internacional entre los Estados Partes al establecer: El presente Convenio solo se
aplicar entre los Estados contratantes en los casos de traslados o retenciones ilcitos ocurridos despus de su entrada en vigor en esos Estados. Si se
hubiera formulado una declaracin conforme a lo dispuesto en los artculos
39 o 40, la referencia a un Estado contratante que figura en el prrafo precedente se entender que se refiere a la unidad o unidades territoriales a las
que se aplica el presente Convenio (Art. 35).
3.2 La hermenutica de la Convencin determina que el mbito de proteccin jurdica se refiere a la edad lmite de 16 aos para su aplicacin, dado
que imperativamente establece que dejar de aplicarse cuando el nio alcance
dicha edad. Ello surge del Artculo 4 que prescribe: El Convenio se aplicar a todo menor que tuviera su residencia habitual en un Estado contratante
inmediatamente antes de la infraccin de los derechos de custodia o de visita.
El Convenio dejar de aplicarse cuando el menor alcance la edad de 16
aos (5).
(5) En consonancia el Artculo 2 de la Convencin Interamericana sobre Restitucin Internacional de Menores establece: Para los efectos de esta
Convencin se considera menor a toda persona que no haya cumplido diecisis aos de edad.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

En palabras de Graciela Tagle, el presupuesto objetivo para que exista


sustraccin ilcita es que precisamente involucre a un menor que no haya cumplido 16 aos de edad al momento de producirse el traslado o la retencin
ilcitos (6).
Qu ocurre si el menor cumple la edad de 16 aos durante el proceso?
En nuestra opinin se debe disponer el archivo del expediente con argumento de que la norma es imperativa; al utilizar la expresin dejar de aplicarse cuando el menor alcance la edad de 16 aos; ello conforme a lo dispuesto en la Convencin al sealar: El Convenio se aplicar a todo menor que
tuviera su residencia habitual en un Estado contratante inmediatamente antes de la infraccin de los derechos de custodia o de visita. El Convenio dejar de aplicarse cuando el menor alcance la edad de 16 aos (Art. 4).
Refuerza este criterio la lnea sostenida por Elisa Prez Vera al resear
que es inaplicable la normativa convencional, ya que no se cumple con el
presupuesto de hecho que es la minora de edad (7).
Tambin expresa el mismo juicio Graciela Tagle al sealar, considero
que una vez cumplidos los 16 aos cesa la aplicacin del Convenio por lo que
no cabe al Juez ordenar la restitucin con fundamento en lo dispuesto por
dicho marco normativo.
Ella hace referencia a la jurisprudencia de su pas que ha resuelto: que
es jurisprudencia reiterada de este Tribunal que los fallos de la Corte Suprema debern atender a las circunstancias existentes al momento en que se los
dicta, aunque estas sean sobrevinientes a la interposicin del recurso extraordinario. Que en tal sentido, se advierte que J.A.B. ha cumplido los 16 aos
(naci el 12 de abril de 1994), con lo cual a su respecto la aplicacin de la
(6) Tagle de Ferreira, Graciela. La restitucin internacional de nios.
Visin doctrinaria y jurisprudencial en Argentina y Espaa. Edit. Nuevo Enfoque Jurdico, pg. 97.
(7) Prez Vera, Elisa. Informe explicativo de la Comisin redactora del
Convenio por encargo del Dcimo Cuarto perodo de sesiones de la Conferencia de La Haya sobre Derecho Internacional Privado, pg. 22.

PROTECCIN INTERNACIONAL DEL NIO EN EL CONTEXTO DE LA CONVENCIN SOBRE


ASPECTOS CIVILES DE LA SUSTRACCIN INTERNACIONAL DE MENORES

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Convencin sobre aspectos civiles de la sustraccin internacional de menores de La Haya (Ley 23857, Artculo 4) en razn de ello, no cabe a este
Tribunal ordenar su restitucin internacional con base en dicho marco normativo (8).
3.3 Dentro del diseo de la Convencin se prevn dos vas procesales
de cooperacin, para logar sus objetivos con mayor efectividad.
3.3.1 Demanda para la restitucin del menor.
Toda persona, institucin u organismo que sostenga que un menor ha
sido objeto de traslado o retencin con infraccin del derecho de custodia,
podr dirigirse a la Autoridad Central de la residencia habitual del menor, o
a la de cualquier otro Estado contratante, para que, con su asistencia, quede
garantizada la restitucin del menor. La solicitud incluir: a. informacin
relativa a la identidad del solicitante, del menor y de la persona que se alega
que ha sustrado o retenido al menor; b. la fecha de nacimiento del menor,
cuando sea posible obtenerla; c. los motivos en que se basa el solicitante
para reclamar la restitucin del menor; d. toda la informacin disponible
relativa a la localizacin del menor y la identidad de la persona con la que se
supone que est el menor. La solicitud podr ir acompaada o complementada por: e. una copia autntica de toda decisin o acuerdo pertinentes; f. una
certificacin o declaracin jurada expedida por una Autoridad Central o por
otra autoridad competente del Estado donde el menor tenga su residencia
habitual o por una persona cualificada con respecto al derecho vigente en
esta materia de dicho Estado; g. cualquier otro documento pertinente (Art.
8).
3.3.2 Demanda para hacer efectivo el derecho de visitas.
La otra finalidad del Convenio es velar por que los derechos de visita
vigente en uno de los Estados contratantes se respeten en los dems Estados
contratantes al determinar: Una solicitud que tenga como fin la organizacin o la garanta del ejercicio efectivo del derecho de visita podr presentarse a las Autoridades Centrales de los Estados contratantes, en la misma
(8) C.S.J.N., 19/05/2010, B.S.M. c/ P.V.A. s/ restitucin de hijos.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

forma que la solicitud para la restitucin del menor. Las Autoridades Centrales estarn sujetas a las obligaciones de cooperacin establecidas en el Artculo 7 para asegurar el ejercicio pacfico del derecho de visita y el cumplimiento de todas las condiciones a que pueda estar sujeto el ejercicio de ese
derecho. Las Autoridades Centrales adoptarn las medidas necesarias para
eliminar, en la medida de lo posible, todos los obstculos para el ejercicio de
ese derecho. Las Autoridades Centrales, directamente o por va de intermediarios, podrn incoar procedimientos o favorecer su incoacin con el fin de
organizar o proteger dicho derecho y asegurar el cumplimiento de las condiciones a que pudiera estar sujeto el ejercicio del mismo (Art. 21).
4. Requisitos para la procedencia.
Conforme las directrices de la Convencin, para que se active el pedido
de cooperacin deben configurarse estrictamente los siguientes requisitos:
4.1 Que el traslado o retencin merezcan la calificacin de ilcitos.
Los presupuestos para que sean configurados ilcitos son:
a. Cuando se haya producido con infraccin de un derecho de custodia
atribuido, separada o conjuntamente, a una persona, a una institucin, o a
cualquier otro organismo, con arreglo al derecho vigente en el Estado en que
el menor tena su residencia habitual inmediatamente antes de su traslado o
retencin; y
b. Cuando este derecho se ejerca de forma efectiva, separada o conjuntamente, en el momento del traslado o de la retencin, o se habra ejercido de
no haberse producido dicho traslado o retencin.
El derecho de custodia mencionado en a. puede resultar, en particular,
de una atribucin de pleno derecho, de una decisin judicial o administrativa,
o de un acuerdo vigente segn el derecho de dicho Estado (Art. 3).
Es de resaltar que no cualquier traslado del menor de un pas a otro
generar necesariamente y de manera casi automtica la puesta en funcionamiento de este mecanismo.

PROTECCIN INTERNACIONAL DEL NIO EN EL CONTEXTO DE LA CONVENCIN SOBRE


ASPECTOS CIVILES DE LA SUSTRACCIN INTERNACIONAL DE MENORES

265

Debe estar presente la ilicitud en el traslado o retencin unilateral a un


pas distinto al de su residencia habitual para que el mecanismo de restitucin
opere, caso contrario no se activa la Convencin.
Ejemplo: no existe ilicitud alguna cuando una madre decide viajar al
exterior con su hijo reconocido solo por ella, dado que es la nica que ejerce
la patria potestad al no tener padre jurdicamente acreditado.
Alcance del derecho de custodia.
En el marco de la normativa, el derecho de custodia comprender el
derecho relativo al cuidado de la persona del menor y, en particular, el de
decidir sobre su lugar de residencia (Art. 5 inc. a).
La doctrina se ha movido de manera oscilante en relacin al derecho de
custodia. Algunos sostienen que el trmino custodia no es unvoco por lo que
puede hacer referencia exclusiva a aspecto de cuidado y control cotidiano,
mas no la posibilidad de determinar el lugar de residencia.
Otros, en cambio, sustentan que atribuida la custodia, conforme al derecho vigente en el pas de residencia habitual del menor, inmediatamente anterior a la ocurrencia del desplazamiento del nio, comprende necesariamente
la facultad de decidir sobre el lugar de residencia de dicho menor conforme
directiva que emana de la Convencin (9).
Recordemos que en nuestra legislacin el padre y la madre ejercen la
patria potestad sobre sus hijos en igualdad de condiciones (Art. 70 C.N.A.) y
conllevan los deberes y derechos de velar por su desarrollo integral; proveer
su sostenimiento y su educacin; dirigir su proceso educativo y su capacitacin para el trabajo conforme a su vocacin y aptitudes; vivir con ellos; representarlos en los actos de la vida civil mientras no adquieran la capacidad y
responsabilidad civil; y, administrar y usufructuar sus bienes, cuando los tuvieren (Art. 71 C.N.A.).
(9) Convenio sobre los aspectos civiles de la sustraccin internacional
de menores, Artculo 5: a) el derecho de custodia comprender el derecho
relativo al cuidado de la persona del menor y, en particular, el de decidir sobre
su lugar de residencia.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Por ende es prerrogativa de ambos padres resolver en forma conjunta el


cambio de residencia de los hijos al exterior del pas. Esto es, si se atribuye a
uno de los padres la convivencia del hijo, ese derecho no es suficiente para
que este progenitor decida por s la modificacin de la residencia habitual
trasladando al menor y fijar domicilio al extranjero.
Para ello necesariamente debe contar con el consentimiento del otro
progenitor o la autorizacin judicial pertinente (10).
Las cuestiones derivadas del ejercicio de la patria potestad sern resueltas por el Juez de la Niez y la Adolescencia (11).
Reiteramos, la residencia habitual del menor no puede ser establecida
por va de hecho por el padre que ejerce el rgimen de convivencia, no solo
(10) Cdigo de la Niez y la Adolescencia, Artculo 100: En el caso de
que el nio o adolescente viaje al exterior con uno de los padres, se requerir
la autorizacin expresa del otro. Si viaja solo se requerir la de ambos. La
autorizacin se har en acta ante el Juez de paz que corresponda. Corresponder al Juez de la Niez y la Adolescencia conceder autorizacin para que el
nio o adolescente viaje al exterior en los siguientes casos:
a) cuando uno de los padres se oponga al viaje; y,
b) cuando el padre, la madre o ambos se encuentren ausentes, justificado con la presencia de dos testigos.
En el caso establecido en el inciso a), el nio o adolescente deber ser
presentado al Juzgado a su regreso.
Cuando se trate de una adopcin internacional, el Juez que entendi en
el juicio, en la resolucin que otorga la adopcin deber autorizar expresamente la salida del mismo.
(11) Cdigo de la Niez y la Adolescencia, Artculo 70: El padre y la
madre ejercen la patria potestad sobre sus hijos en igualdad de condiciones.
La patria potestad conlleva el derecho y la obligacin principal de criar, alimentar, educar y orientar a sus hijos. Las cuestiones derivadas del ejercicio de
la patria potestad sern resueltas por el Juzgado de la Niez y la Adolescencia. En los lugares en donde no exista este, el Juez de Paz de la localidad
podr ordenar las medidas de seguridad urgentes con carcter provisorio legisladas por este Cdigo, con la obligacin de remitir al Juez competente en
el plazo de cuarenta y ocho horas todo lo actuado.

PROTECCIN INTERNACIONAL DEL NIO EN EL CONTEXTO DE LA CONVENCIN SOBRE


ASPECTOS CIVILES DE LA SUSTRACCIN INTERNACIONAL DE MENORES

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porque soslaya los derechos del otro progenitor sino porque ello supone para
el menor alteracin sustantiva de todos sus anclajes afectivos, emocionales y
variacin de su espacio social con posibles riesgos para su salud fsica y squica.
Si el progenitor conviviente desplaza o retiene al menor en otro pas,
sin la conformidad del otro, comete infraccin que se califica de conducta
ilcita la cual da lugar al pedido de restitucin con fundamento en el ejercicio
de responsabilidad parental compartida y violacin del statu quo anterior.
Es interesante traer a colacin la opinin de Javier Forcada Miranda
refirindose al derecho a decidir el lugar de residencia, como elemento que
caracteriza el derecho de custodia al sostener permitir la unilateralidad de
este tipo de decisiones, supone admitir la legitimidad de una serie de consecuencias indirectas que casan mal con nuestro derecho vigente, ya que el
progenitor custodio que altera unilateralmente el domicilio de sus hijos menores por cambio de residencia, altera a su vez, moralmente la previsin judicial de atribucin del uso de domicilio familiar (Ex. Art. 96 C.C.) altera el
sistema de visitas vigentes del otro progenitor, supone de facto permitir una
modificacin de medidas al margen de la intervencin judicial y obvia por
completo, la real voluntad del menor cuyo preferente inters es objeto de una
clara unilateral interpretacin (12).
Resulta importante destacar que la residencia habitual inmediatamente antes de su traslado o retencin es un concepto central cuya interpretacin
es cada vez ms problemtica porque sirve a un doble objetivo:
a. Permite la calificacin de un traslado o retencin como ilcito.
b. Presupone un criterio de competencia para resolver los derechos de
fondo.
La expresin residencia habitual, que utiliza la Convencin, se refiere a
una situacin de hecho que supone estabilidad y permanencia y alude al cen(12) Francisco Javier Forcada Miranda y otros. La restitucin internacional de nios. Visin doctrinaria y jurisprudencial en Argentina y Espaa.
Edit. Nuevo Enfoque, pg. 93.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

tro de vida del menor, con exclusin de toda referencia al domicilio del
nio(13).
La Convencin refleja la tendencia existente en el derecho internacional privado que asigna especial relevancia a la residencia habitual de los menores como punto de conexin y como criterio fundante de la jurisdiccin(14).
Esta es concedida en base a la situacin de hecho que supone estabilidad y
permanencia, se trata del lugar donde el menor desarrolla sus actividades,
centro de sus afectos y vivencias, que se puede probar con una certificacin,
conforme lo estipula la normativa al expresar: una certificacin o declaracin jurada expedida por una Autoridad Central o por otra autoridad competente del Estado donde el menor tenga su residencia habitual o por una
persona cualificada con respecto al derecho vigente en esta materia de dicho
Estado (Art. 8 inc. f).
El lugar donde el menor tiene conformado su ncleo familiar y social
puede probarse con el certificado mdico de cabecera, terapeutas particulares,
certificado escolar, constancias de actividades extra curriculares, informe social, entre otros.
4.2 Caducidad.
La Convencin ha distinguido dos supuestos para efectuar el requerimiento al establecer: Cuando un menor haya sido trasladado o retenido ilcitamente y, en la fecha de la iniciacin del procedimiento ante la autoridad
judicial o administrativa del Estado contratante donde se halle el menor, hu(13) Dreyzin de Klor, Adriana. La restitucin internacional de menores. Crdoba 1996, pg. 15.
(14) Convencin Interamericana sobre Restitucin Internacional de
Menores, Artculo 6: Son competentes para conocer de la solicitud de restitucin de menores a que se refiere esta Convencin, las autoridades judiciales
o administrativas del Estado Parte donde el menor tuviere su residencia habitual inmediatamente antes de su traslado o de su retencin.
Cdigo de la Niez y la Adolescencia, Artculo 169.- De la competencia
territorial. La competencia territorial estar determinada por el lugar de
residencia habitual del nio o adolescente.

PROTECCIN INTERNACIONAL DEL NIO EN EL CONTEXTO DE LA CONVENCIN SOBRE


ASPECTOS CIVILES DE LA SUSTRACCIN INTERNACIONAL DE MENORES

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biera transcurrido un perodo inferior a un ao desde el momento en que se


produjo el traslado o retencin ilcitos, la autoridad competente ordenar la
restitucin inmediata del menor. La autoridad judicial o administrativa, an
en el caso de que se hubieren iniciado los procedimientos despus de la expiracin del plazo de un ao a que se hace referencia en el prrafo precedente,
ordenar asimismo la restitucin del menor salvo que quede demostrado que
el menor ha quedado integrado en su nuevo ambiente. Cuando la autoridad
judicial o administrativa del Estado requerido tenga razones para creer que
el menor ha sido trasladado a otro Estado, podr suspender el procedimiento
o rechazar la solicitud de retorno del menor (Art. 12).
Esta norma alude a los plazos que obliga al progenitor desposedo por
las vas del hecho actuar con celeridad dado que su inaccin puede provocar
la caducidad y habilitar la posibilidad de analizar una aceptacin tcita de la
permanencia del menor al pas requerido o la existencia de una integracin
del mismo a un nuevo centro de vida.
Decamos que la norma prev dos supuestos:
1. Si en la fecha de la iniciacin del procedimiento hubiera trascurrido
un perodo inferior a un ao, desde el momento en que se produjo el traslado
o retencin ilcita, se debe ordenar la inmediata restitucin del menor (Art.
12.1).
El criterio es imperativo al referir: Ordenar la restitucin inmediata
del menor. De lo que se infiere que la integracin al medio no puede alegarse como motivo de oposicin autosuficiente.
En otros trminos, dichas alegaciones no bastan para configurar la situacin excepcional prevista en la Convencin a efecto de denegar la restitucin.
2. En el caso de que se hubiere iniciado el procedimiento despus de la
expiracin del plazo de un ao y con el propsito de no perturbar el arraigo
del nio al medio actual podr prosperar la excepcin a la obligacin de la
restitucin.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Es que el superior y preeminente inters del menor, su propia integridad


sicofsica, aconseja no exponerlo a sucesivos desarraigos que lejos de contenerlo emocional, espiritual y afectivamente, se erigen como situaciones extremadamente delicadas y susceptibles de profundizar o agravar los daos
sufridos por la ruptura abrupta del medio en el que estaba inserto (15).
Es interesante traer a colacin la doctrina jurisprudencial sentada a este
respecto: Resulta claro que concurren en el sub lite los elementos previstos
en la Convencin de La Haya como impedimentos a la restitucin de la menor. En efecto, el trascurso de un ao y cuatro meses sin que se iniciara el
procedimiento de restitucin y, en total, de cuatro aos de vida de la nia que
trascurrieron en la Repblica Argentina, revelan que no existe el presupuesto
que funda la aplicacin del rpido trmite destinado a mantener el medio
habitual de vida familiar y social del menor. En el caso, mal puede siquiera
suponerse que L.A. habr de reencontrar en Espaa una situacin concluida
largo tiempo atrs, donde ya no existe el que haba sido su hogar, por lo que
se ver en un pas para ella extrao, privada de la presencia de su madre y
con la innovacin introducida por su padre de una mujer a quien no conoce y
de otros nios con quienes habra de convivir (Exp: A.L.A. s/ exhorto.
Publicado en La Ley online: AR/JUR/4366/1995).
Cmo se computa este plazo?
De acuerdo a la normativa mencionada, el cmputo debe efectuarse desde la fecha en que se produjo la sustraccin y en caso de retencin es a partir
de la fecha en que deba ser devuelto el nio a su residencia habitual.
5. Excepciones a la restitucin.
Como ya en su momento hemos sealado, el Convenio de La Haya determina como principio la inmediata restitucin del menor. No obstante ello,
la autoridad judicial o administrativa podr negarse a ordenar el retorno del
nio. Esa decisin exige una evaluacin y un escrutinio riguroso de las alega(15) Saracho Cornet, Teresita. La restitucin internacional de menores
en la jurisprudencia de la Corte Suprema Nacional en La proteccin internacional de menores. Ad vocatus 1996, pg. 89.

PROTECCIN INTERNACIONAL DEL NIO EN EL CONTEXTO DE LA CONVENCIN SOBRE


ASPECTOS CIVILES DE LA SUSTRACCIN INTERNACIONAL DE MENORES

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ciones articuladas por el oponente a los efectos de no frustrar la efectividad de


los fines de la Convencin como tambin evitar que la responsabilidad internacional del Estado quede comprometida.
Ello surge de la norma al prescribir: No obstante lo dispuesto en el
artculo precedente, la autoridad judicial o administrativa del Estado requerido no est obligada a ordenar la restitucin del menor si la persona, institucin u otro organismo que se opone a su restitucin demuestra que:
a) la persona, institucin u organismo que se hubiera hecho cargo de la
persona del menor no ejerca de modo efectivo el derecho de custodia en el
momento en que fue trasladado o retenido o haba consentido o posteriormente aceptado el traslado o retencin; o
b) existe un grave riesgo de que la restitucin del menor lo exponga a
un peligro grave fsico o psquico o que de cualquier otra manera ponga al
menor en una situacin intolerable.
La autoridad judicial o administrativa podr asimismo negarse a ordenar la restitucin del menor si comprueba que el propio menor se opone a la
restitucin, cuando el menor haya alcanzado una edad y un grado de madurez en que resulte apropiado tener en cuenta sus opiniones. Al examinar las
circunstancias a que se hace referencia en el presente artculo, las autoridades judiciales y administrativas tendrn en cuenta la informacin que sobre
la situacin social del menor proporcione la Autoridad Central u otra autoridad competente del lugar de residencia habitual del menor (Art. 13).
Del mandato transcripto emerge con meridiana claridad las excepciones oponibles a la obligacin de restituir el menor al Estado requirente, las
cuales a mi ver, son de carcter taxativo y deben interpretarse de manera restrictiva acorde al informe explicativo de la profesora Elisa Prez Vera, ponente de la primera Comisin redactora del Convenio por encargo del Dcimo
Cuarto perodo de sesiones de la Conferencia de La Haya sobre Derecho Internacional Privado (prrafo nmero 34).
En este contexto, para la viabilidad de la excepcin, las pruebas aportadas deben ser concluyentes a fin de cumplir con el compromiso de los Estados

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Partes de combatir la sustraccin internacional de menores, abdicando esa


responsabilidad en circunstancias excepcionales.
As la jurisprudencia comparada ha sostenido: Corresponde confirmar la sentencia que orden la inmediata restitucin de un nio a Espaa
mediante el procedimiento establecido en el Convenio de La Haya de 1980
sobre aspectos civiles de la sustraccin internacional de menores, si frente a
la postura ambigua del padre recurrente, a la carencia de prueba documental
que acredite la existencia de la autorizacin otorgada por la madre sin fecha
de retorno ya que pesa sobre quien pretende evitar que el menor sea restituido, la carga de probar dicha circunstancia que permita validar la situacin
que se encuentra cuestionada, lo que no ha ocurrido en el caso, solo cabe
concluir que se est ante una retencin ilcita del nio. (C.S.J.N., Letra H
N 102. Ao 2012. Tomo 48. Autos: H.C.A. s/ restitucin internacional de
menor. Fecha del fallo 21/02/13).
Esta doctrina jurisprudencial refuerza nuestra tesis, pues es coincidente
en sealar que la mera argumentacin de grave riesgo no es suficiente para
que proceda la situacin excepcional que permitira negar la restitucin, si se
admitiera esta posibilidad se estara socavando la operatividad de la Convencin.
Veamos ahora cules son las alegaciones que autorizan denegar el pedido:
5.1 Que el solicitante no haya ejercido de modo efectivo la custodia
del menor en el momento en que fue trasladado o retenido.
- Cuando el solicitante, haya consentido o aceptado el traslado o retencin.
- Si el solicitante, posteriormente ha aceptado el traslado o retencin
(Art. 13.a).
5.2 Grave riesgo y situacin intolerable.

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ASPECTOS CIVILES DE LA SUSTRACCIN INTERNACIONAL DE MENORES

273

La admisin de un pedido de restitucin reconoce otra excepcin para


el Estado requerido, cuando el oponente demuestra que existe un grave riesgo
de que la restitucin del menor lo exponga a un grave peligro fsico o psquico
o que de cualquier otra manera lo site en una situacin intolerable (Art.
13.b).
Es la defensa que con mayor frecuencia se invoca.
Con ello la norma exige que el operador pondere si la reinstalacin en
la situacin anterior a la retencin ilcita, implicara un serio y grave peligro
squico, fsico al que podra verse expuesto el menor o lo exponga a una situacin intolerable. En otras palabras, lo que se propone con este resguardo es
evitar que se cause al menor un dao mayor que el que se pretende reparar con
la restitucin.
La facultad de denegar el retorno en base a la clusula de grave riesgo,
requiere que el nio presente una perturbacin superior a la que normalmente
deriva de la ruptura de la convivencia con uno de sus padres. De lo contrario,
todo mecanismo creado para combatir el desplazamiento ilcito quedara a
merced de la voluntad unilateral del sustractor.
Es interesante el caso de un menor que fue trasladado por su madre sin
autorizacin paterna a Espaa. Ante el pedido de restitucin formulado por el
padre, la progenitora opuso excepcin del Artculo 13.b.
La Jueza de Espaa para denegar la restitucin argument: que el
nio se encontraba integrado a su nuevo medio y que exista el riesgo de que
con su retorno al Paraguay, este quedase sujeto a daos de orden psquico,
causado por una nueva separacin afectiva as mismo consider que
el nio tena una situacin familiar estable y favorable a su desenvolvimiento, con nuevo hermanito, condiciones que si se altera ocasionara un inequvoco trastorno emocional que no atiende a los intereses del menor.
Examinada la resolucin claramente encontramos que el grave riesgo
no fue analizado ni probado, pues conforme a sus fundamentos, seal que
existe riesgo de que el menor, con su retorno a nuestro pas, quede sujeto a
daos squicos causados por una nueva separacin.

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Nada se dice a qu daos squicos refiere y cmo quedaron demostrados. Los daos se estaran presuponiendo sin haber sido objeto de prueba.
En este proceso no corresponde evaluar si el nio se encuentra bien en
su nuevo hogar solo, si existe grave riesgo en restituirlo a su mbito familiar
y social donde pas sus primeros seis aos de vida.
Las malas prcticas referidas deben ser desterradas, pues disponer la no
restitucin con fundamento en la situacin actual del bienestar del nio, escapa de la competencia en este proceso, dado que ello debe ser resuelto por el
Juez natural.
Es preciso tener en claro que la restitucin no ser al progenitor, sino al
pas del cual el menor ha sido sustrado, por ello el Juez, debe adoptar medidas tendentes a asegurar el regreso seguro.
5.3 Opinin del menor.
La Convencin establece otra posibilidad de denegar la restitucin al
reglamentar: La autoridad judicial o administrativa podr asimismo negarse a ordenar la restitucin del menor si comprueba que el propio menor se
opone a la restitucin, cuando el menor haya alcanzado una edad y un grado
de madurez en que resulte apropiado tener en cuenta sus opiniones (Art. 13
in fine).
El reconocimiento de este derecho parte de la nueva concepcin del
nio como sujeto pleno de derecho frente a su familia, la sociedad y el Estado.
La garanta de ser odo es regulada en la Convencin Internacional sobre los
Derechos del Nio al establecer: 1. Los Estados Partes garantizarn al nio
que est en condiciones de formarse un juicio propio el derecho de expresar
su opinin libremente en todos los asuntos que afectan al nio, tenindose
debidamente en cuenta las opiniones del nio, en funcin de la edad y madurez del nio. 2. Con tal fin, se dar en particular al nio oportunidad de ser
escuchado, en todo procedimiento judicial o administrativo que afecte al nio,
ya sea directamente o por medio de un representante o de un rgano apropiado, en consonancia con las normas de procedimiento de la ley nacional (Art.
12).

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275

Resulta clara la obligacin impuesta a los Jueces de garantizar el ejercicio de este derecho, a ser odo. A tal efecto el nio debe estar en condiciones
de formarse un juicio propio en funcin de la edad y grado de madurez.
El cumplimiento de este derecho debe ser con la ayuda del equipo tcnico especializado.
Las Reglas de Brasilia tambin establece: Se promovern las condiciones destinadas a garantizar que la persona en condicin de vulnerabilidad sea debidamente informada sobre los aspectos relevantes de su intervencin en el proceso judicial, en forma adaptada a las circunstancias determinantes de su vulnerabilidad (R 51).
Cuando la persona vulnerable participe en una actuacin judicial, en
cualquier condicin, ser informada sobre los siguientes extremos:
La naturaleza de la actuacin judicial en la que va a participar.
Su papel dentro de dicha actuacin.
El tipo de apoyo que puede recibir en relacin con la concreta actuacin, as como la informacin de qu organismo o institucin puede prestarlo. (R 52) (16).
En igual sentido la Corte Suprema de Justicia de la Repblica Argentina
dijo: En el marco del Convenio de La Haya de 1980 sobre aspectos civiles
de la sustraccin internacional de menores, la ponderacin sobre la opinin
del menor no pasa por indagar la voluntad de vivir con uno u otro de los
progenitoressino al reintegro al pas de residencia habitual (17).
(16) Reglas de Brasilia, aprobada en la Asamblea Plenaria de la XIV
Edicin de la Cumbre Judicial Iberoamericana, celebrada en marzo de 2008
de la ciudad Brasilia, Repblica Federativa de Brasil, ratificada por la Corte
Suprema de Justicia del Paraguay por Acordada N 633 de fecha 01 de junio
del 2010.
(17) Exp. H.C.A. s/ restitucin internacional de menor. Fecha del fallo
21/02/2013.

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Cualquier situacin que obstaculice seriamente este derecho debe ser


desbrozada, y allanado el camino para brindarles tranquilidad en todos los
sentidos, ya que se trata de personas en desarrollo (18).
Ahora bien, en el anlisis no solo debe considerarse la edad desde la
cual hay que escucharlo sino tambin en la ponderacin del Convenio, por su
finalidad, no adhiere a una sumisin irrestricta respecto de la opinin.
En otras palabras, or al nio no significa que se debe admitir sus deseos con efectos vinculantes. Las razones son obvias: no se le puede erigir en
jueces de su propio destino.
En lo que hace a la opinin del menor, nuestra mxima instancia judicial ha sealado: Es necesario recordar que escuchar al nio no significa
aceptar incondicionalmente su voluntad, que son los juzgadores quienes, teniendo en cuenta el inters superior del mismo, adoptarn la decisin de la
cuestin y quienes para hacerlo debern apreciar no solo lo manifestado por
el nio, sino tambin las pruebas aportadas dentro del juicio. Escuchar al
nio no conlleva ningn compromiso para el juzgador, salvo el de resolver
conforme al inters superior del mismo. Por otra parte, los juzgadores que
votaron en mayora debieron dar cumplimiento al principio de inmediacin
(Art. 167 del C.N.A.), para lo cual es fundamental el contacto directo y personal del juzgador con el nio, lo que no ha ocurrido en el caso de autos. La
impresin directa y personal es imprescindible para dar un justo valor a las
expresiones del nio (19).
Prez Vera sostiene: Por esta va, el Convenio brinda a los menores la
posibilidad de convertirse en intrpretes de su propio inters. Es obvio que
esta disposicin puede llegar a ser peligrosa si su aplicacin se traduce en
interrogatorios directos a jvenes que pueden, ciertamente, tener conciencia
(18) Exp. Restitucin internacional de los nios A.L. y E.F.B.J. (va
Autoridad Central belga, Ac. y Sent. N 23 de fecha 28/02/2011 Tribunal de
Apelacin de la Niez y la Adolescencia de Asuncin).
(19) Exp: Accin de inconstitucionalidad en el juicio: S.C.S. y otra s/
restitucin internacional, Ac. y Sent. N 125 del 21/03/2014- Corte Suprema
de Justicia, Asuncin, Paraguay.

PROTECCIN INTERNACIONAL DEL NIO EN EL CONTEXTO DE LA CONVENCIN SOBRE


ASPECTOS CIVILES DE LA SUSTRACCIN INTERNACIONAL DE MENORES

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clara de la situacin pero que pueden asimismo sufrir daos psquicos graves
si piensan que se les ha obligado a elegir entre sus dos progenitores (20).
Cuando las normas internacionales se refieren al primordial derecho
del nio a expresar su opinin, no lo hace erigiendo, por regla y como principio, que la oposicin a la restitucin constituye una causal autnoma y exclusiva, s es orientadora y conforme al Comit sobre Derechos del Nio para
apartarse el Juez debe justificar las razones que lo conduce a tomar rumbo
diferente y comunicrselo al menor (21).
La omisin de ser odo el menor llev al planteo de la accin de inconstitucionalidad en el juicio: S.C.S. y otra s/ restitucin internacional, donde la
Corte Suprema de Justicia, Sala Constitucional, resolvi hacer lugar a dicha
accin con el siguiente fundamento: El derecho a ser odo constituye un elemento fundamental del derecho a la defensa, es un derecho humano esencial
que debe ser otorgado a todos, sin discriminacin alguna. En el caso de los
nios, cuyos intereses pueden estar en pugna con los intereses de quienes los
representan, es necesario poner un nfasis mayor en garantizar el ejercicio
de este derecho. El nio es ante todo y sobre todo una persona, y no debe
prescindirse de su consideracin como tal. El derecho del nio a ser odo
solo puede ser obviado cuando ello sea contrario a su inters. Estudiado el
expediente de origen, las afirmaciones de las partes y el A. y S. N 127 del 16
de agosto de 2012, se observa que, en estos autos, los juzgadores que votaron
en mayora no han hecho efectivo los derechos de todo nio, nia o adolescente a ser escuchado en todos los asuntos que le afecten y a que su opinin
sea tomada en cuenta en funcin de su edad y madurez, conforme lo disponen
el Artculo 12 de la Convencin de los Derechos del Nio (Ley N 57/90) y el
Artculo 167 del Cdigo de la Niez y de la Adolescencia. Las nias, de 8 y 5
aos de edad, se presentaron ante el Tribunal pero no fueron escuchadas por
dos de sus miembros, quienes manifestaron posteriormente en el voto que:
el valor de una audiencia que a mi entender ya no era necesaria en razn
de que las nias ya haban declarado en la instancia en grado inferior y,
teniendo en cuenta que durante su convivencia de hecho con la madre, sta
(20) Informe explicativo de Prez Vera. Punto 30.
(21) Conforme observacin general del Comit sobre los derechos del
nio N 12.

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bien pudo influir en el estado anmico de las nias con respecto al padre. Es
decir, partieron de la premisa de que las nias carecen de capacidad para
formarse un juicio libremente y lo hicieron sin estar apoyados en las pruebas
arrimadas al expediente principal y contrariamente a lo manifestado por la
-quo y la Conjuez, por quienes s fueron escuchadas, prejuzgando al respecto. Para llegar a esta conclusin los juzgadores primeramente y de forma
necesaria debieron escuchar a las nias, para luego analizar sus capacidades y, conforme al anlisis realizado, valorar sus manifestaciones para emitir
opinin al respecto. No corresponde que el nio deba probar primero su capacidad, para luego ejercer su derecho a ser escuchado, esto resulta contrario al ejercicio del derecho a la defensa en juicio. En conclusin, dentro del
procedimiento observado en estos autos no se ha hecho plenamente efectivo
el derecho del nio, nia o adolescente a ser odo previamente en todos los
asuntos que lo afecten, en funcin de su edad y de su grado de madurez, tal
como lo exigen el Artculo 12 de la Ley N 57/90 Que aprueba y ratifica la
Convencin de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Nio y el Artculo 167 del Cdigo de la Niez y de la Adolescencia, por lo que ante esta
arbitrariedad debe declararse la nulidad del A. y S. 127 del 16 de agosto de
2012, dictado por el Tribunal de Apelacin de la Niez y de la Adolescencia,
de la Capital. Debe darse cumplimiento al Artculo 560 del C.P.C. que dispone la devolucin de la causa al tribunal que le siga en orden de turno, al que
dict la resolucin, para que sea nuevamente juzgada... (22).
En relacin a la interpretacin excesivamente amplia de las excepciones, la Sra. Procuradora Fiscal sostuvo: VI- en el marco convencional, la
ponderacin de la opinin del nio no pasa por la indagacin de su voluntad
de vivir con uno u otro de los progenitores. VII- en razn de su singular finalidad, el CH 1980 no adhiere a una sumisin irrestricta respecto de los dichos
del nio involucrado. Por el contrario, la posibilidad del Artculo 13 (penltimo prrafo) solo se abre frente a una voluntad cualificada, que no ha de
estar dirigida a la tenencia, a las visitas, sino al reintegro al pas de residencia habitual; y, dentro de esta negativa rea puntual, no ha de consistir en
una mera preferencia o negativa, sino en una verdadera oposicin, entendida
(22) Exp: Accin de inconstitucionalidad en el juicio: S.C.S. y otra s/
restitucin internacional, Ac. y Sent. N 125 del 21/03/2014- Corte Suprema
de Justicia, Asuncin, Paraguay.

PROTECCIN INTERNACIONAL DEL NIO EN EL CONTEXTO DE LA CONVENCIN SOBRE


ASPECTOS CIVILES DE LA SUSTRACCIN INTERNACIONAL DE MENORES

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como un repudio irreductible a regresar, (Fallo de la Corte Suprema de


Justicia de la Nacin Argentina del 22/02/12: G., P.C. el H., S.M. s/ reintegro
de hijo).
Por ltimo, la Convencin de La Haya establece que la restitucin podr denegarse cuando no lo permitan los principios fundamentales del Estado
requerido en materia de proteccin de derechos humanos y de las libertades
fundamentales. Esta norma es consecuencia de la conciliacin entre dos posiciones contrapuestas dentro de la Conferencia de La Haya. Algunos delegados eran partidarios de incluir una clusula de orden pblico internacional,
que funcionara como lmite a la aplicacin del derecho al extranjero, mientras otros entendan que un instituto como este no deba incorporarse a una
Convencin de esta naturaleza. Esta excepcin tambin debe ser interpretada
restrictivamente ya que su invocacin sistemtica vulnerara los principios
que sienta la Convencin como su propia razn de ser. Se considera que las
excepciones consagradas en la Convencin como los principios que inspiran
a la misma son suficientes para proteger los derechos y libertades fundamentales de las partes interesadas en la restitucin (Art. 20).
6. Pautas generales.
6.1 Celeridad en el trmite.
La Convencin de La Haya dispone: Los Estados contratantes adoptarn todas las medidas apropiadas para garantizar que se cumplan en sus
territorios respectivos los objetivos del Convenio. Para ello debern recurrir
a los procedimientos de urgencia de que dispongan (Art. 2).
En armona con esta disposicin establece: Las autoridades judiciales
o administrativas de los Estados contratantes actuarn con urgencia en los
procedimientos para la restitucin de los menores (Art. 11.1).
De estas normas se deduce que a travs de la Convencin los Estados
Partes se comprometen a restablecer la situacin existente con anterioridad al
traslado o sustraccin, convencidos de que los intereses del menor son de una
importancia primordial previendo para tal efecto el breve plazo de 6 semanas
dado que el trascurso del tiempo incide en la vida del nio trasladado o reteni-

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

do ilcitamente, estableciendo, que si la cuestin no se resuelve dentro del


plazo sealado, la posibilidad de pedir una declaracin sobre las razones de la
demora al Estado requerido (Art. 11.2).
La ley modelo sobre normas procesales para la aplicacin de los Convenios sobre sustraccin internacional de nios establece: Las autoridades
judiciales o administrativas de los Estados contratantes actuarn con urgencia en los procedimientos para la restitucin de los menores. Si la autoridad
judicial o administrativa competente no hubiera llegado a una decisin en el
plazo de seis semanas a partir de la fecha de iniciacin de los procedimientos, el solicitante o la Autoridad Central del Estado requerido, por iniciativa
propia o a instancia de la Autoridad Central del Estado requirente tendr
derecho a pedir una declaracin sobre las razones de la demora. Si la Autoridad Central del Estado requerido recibiera una respuesta, dicha Autoridad la
transmitir a la Autoridad Central del Estado requirente o, en su caso, al
solicitante (23) (Art. 11).
Especial atencin ha de ponerse a estas directivas, a fin de que el paso
del tiempo no desvirte el espritu del tratado y as convertir esta herramienta
jurdica en un medio idneo para restablecer en forma inmediata los lazos
perturbados por el desplazamiento o la retencin ilcitos.
Si los operadores no nos apartamos de la nocin de urgencia impuesta
en estos procedimientos se preserva el principio del inters superior del nio
proclamado en el Prembulo de la Convencin.
En relacin a la urgencia con gran claridad la Corte Suprema de Justicia
ha dicho: El procedimiento se circunscribe al propsito de restablecer la
situacin anterior, jurdicamente protegida, que le fue turbada ordenando el
retorno inmediato del menor desplazado o retenido ilcitamente en otro Estado contratante (Exp: W.E.M. c/ O.M.G.; 14/06/95).
Es responsabilidad de los actores del proceso, y en forma muy especial
del Juez hacer el mximo de los esfuerzos en evitar dilaciones injustificadas
(23) La ley modelo fue desarrollada por un grupo de expertos conformado por la Conferencia de La Haya de Derecho Internacional Privado y el
Instituto Interamericano del nio.

PROTECCIN INTERNACIONAL DEL NIO EN EL CONTEXTO DE LA CONVENCIN SOBRE


ASPECTOS CIVILES DE LA SUSTRACCIN INTERNACIONAL DE MENORES

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en el trmite del caso, pues el Convenio es considerado como un instrumento


de Derechos Humanos, por lo que la falta de celeridad en el trmite de los
casos ha sido considerada como una violacin de derechos humanos habiendo
recibido sancin de la Corte Europea de Derechos Humanos (Exp: Iosub Caras V/ Rumania HC/E/867).
Cabe recordar las enseanzas del prestigioso procesalista rosarino Doctor Jorge W. Peyrano en cuanto a que el procedimiento de restitucin instrumentado por el Artculo 13 de la Convencin de La Haya es acotado y signado
por la necesidad de que sea prontamente dirimido, dado que por la demora en
la restitucin se corre el riesgo del arraigo del nio en su nuevo hbitat. Ello
justifica que el referido procedimiento judicial constituya una medida urgente
con produccin de pruebas limitadas, debate reducido, y repulsa admitir incidencias retardatarias porque su finalidad es volver al estado anterior para que
se discuta la cuestin de fondo ante la jurisdiccin originaria y combatir las
vas de hecho en la materia. (Voto en la Sentencia N 145 de la Cmara de
Apelaciones Civil y Comercial Sala IV de Rosario, de fecha 22/05/2012 en
Autos: Pursell Brett s/ restitucin del menor Dante Pursell).
6.2 Se prohbe al Estado requerido juzgar sobre la cuestin de fondo de los derechos.
El Convenio determina que las autoridades judiciales o administrativas:
Despus de haber sido informadas de un traslado o retencin ilcitos de un
menor en el sentido previsto en el Artculo 3, las autoridades judiciales o
administrativas del Estado contratante a donde haya sido trasladado el menor o donde est retenido ilcitamente, no decidirn sobre la cuestin de fondo de los derechos de custodia hasta que se haya determinado que no se renen las condiciones del presente Convenio para la restitucin del menor o
hasta que haya transcurrido un perodo de tiempo razonable sin que se haya
presentado una solicitud en virtud de este Convenio (Art. 16).
En armona reitera: Una decisin adoptada en virtud del presente Convenio sobre la restitucin del menor no afectar la cuestin de fondo del derecho de custodia (Art. 19).

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Cabe puntualizar una vez ms que la Convencin pretende proteger a


los menores de los efectos perjudiciales que podran ocasionarle un traslado o
retencin indebida por lo que centra su atencin en garantizar la restitucin
inmediata al Estado de residencia habitual. Ello requiere de un proceso urgente y restringido en su alcance, a ese efecto establece la competencia de la
autoridad administrativa o judicial del Estado donde se refugia el menor a
tratar solo la procedencia o no de la restitucin, sin abrir juicio sobre la cuestin de fondo de los derechos. Ergo, excede del mbito convencional dilucidar la aptitud de los progenitores para ejercer la convivencia u otros efectos
personales de la patria potestad que son diferidos a los rganos naturales del
lugar de residencia habitual del menor con anterioridad al desplazamiento.
La admisin del pedido no implica una modificacin del ejercicio de la
patria potestad, solo el reintegro al statu quo, resultando mala praxis otorgar
la guarda, o convivencia provisional cuando se halla pendiente la resolucin
respecto a la restitucin.
Es interesante lo sostenido en jurisprudencia al fundar: as mismo no
puede dejar de reiterarse que el presente proceso no tiene por objeto dilucidar la aptitud de los progenitores para ejercer la guarda o tenencia del nio,
sino que lo debatido en autos trata de una solucin de urgencia y provisoria,
sin que lo resuelto constituya un impedimento para que los padres discutan la
cuestin inherente a la tenencia del menor por ante el rgano competente del
lugar de residencia habitual con anterioridad al traslado, desde que el propio Convenio prev que su mbito queda limitado a la decisin de si medi
traslado o retencin ilcita y ello no extiende al derecho de fondo (24).
6.3 Principio del inters superior del nio.
Constituye una orientacin axiolgica en proceso de esta naturaleza, el
inters superior del nio, cuya tutela no es solo el motivo de la intervencin
judicial sino tambin la finalidad principal del Convenio al establecer en el
Prembulo cuanto sigue: Los Estados signatarios profundamente convenci-

(24) Exp. caratulado: Recurso de inconstitucionalidad interpuesto en el


exhorto/oficio Ley Convenio de La Haya. C.S.J.N., Repblica Argentina.

PROTECCIN INTERNACIONAL DEL NIO EN EL CONTEXTO DE LA CONVENCIN SOBRE


ASPECTOS CIVILES DE LA SUSTRACCIN INTERNACIONAL DE MENORES

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dos de que los intereses del menor son de una importancia primordial para
todas las cuestiones relativas a su custodia.
Tal inters es el primero en las jerarquas de valores del Convenio y un
principio de interpretacin del mismo. Este instrumento internacional de cooperacin identifica el inters superior del nio con el inmediato retorno al
lugar donde el menor tena su residencia habitual, pues parte de la presuncin
de que el bienestar del nio se alcanza volviendo al statu quo anterior al acto
de desplazamiento o de retencin ilcito, preservando el mayor inters de aquel
mediante el cese de la va de hecho.
Asimismo, corresponde reiterar que el Estado requerido no est llamado a efectuar un juicio sobre el mrito, ni una apreciacin exhaustiva en relacin a las cuestiones vinculadas a la patria potestad. Tales aspectos conforman resorte propio de la autoridad jurisdiccional competente en el lugar de la
residencia habitual del menor.
Elisa Vera afirma: entre la manifestacin ms objetiva de lo que
constituye el inters del menor est su derecho a no ser trasladado o retenido
en nombre de derechos ms o menos discutibles sobre su persona (25).
En opinin del Dr. Prez Manrique, que nosotros compartimos: el principio del inters superior del nio consiste en que se respete y garantice de
manera prioritaria el pleno ejercicio de sus derechos, que en el Convenio de
1980 es el derecho a no ser trasladado o retenido ilcitamente, a visitar al
padre no conviviente y a un debido acceso a la justicia, comenzando por el
Juez competente para determinar cul es su inters superior en caso de conflictos interparentalesello determina como derecho del nio prevalente respecto del inters de los adultos en disputa, la inmediata restitucin, para que
sea el Juez de la residencia habitual el que decida la cuestin de fondo sobre
custodia o visitas (26).
(25) Prez Vera, Elisa, Informe explicativo Importancia dada al inters
superior del menor, disponible en https: www.mimdes.gob.pe/dgnna/sinna/
doc/Informeexplicativo.doc,puntos20/26.
(26) Prez Manrique, Ricardo. Ministro de la Suprema Corte de Justicia
de la Repblica Oriental del Uruguay.

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Para la ley modelo sobre normas procesales para la aplicacin de los


Convenios sobre sustraccin internacional de nios este principio implica:
el derecho a no ser trasladado o retenido ilcitamente y a que se dilucide
ante el Juez del Estado de su residencia habitual la decisin sobre su guarda
o custodia; a mantener contacto fluido con ambos progenitores y sus familias
y a obtener una rpida resolucin de la solicitud de restitucin o de visita
internacional (Art. 2).
7. La funcin del juez.
La funcin de un Juez de la Red de La Haya es servir de enlace entre sus
colegas a nivel nacional y otros miembros de la Red a nivel internacional. Los
miembros de la Red desempean dos funciones de comunicacin principales.
La primera funcin de comunicacin es de naturaleza general. Incluye compartir informacin general de la Red de La Haya o de la Oficina Permanente
con colegas de la jurisdiccin y contribuir al flujo inverso de comunicacin.
La segunda funcin de comunicacin consiste en comunicaciones judiciales
directas respecto de casos especficos. El objetivo de estas comunicaciones es
abordar la falta de informacin que pueda tener un juez competente sobre una
situacin y las repercusiones legales en el Estado de la residencia habitual del
nio. En este contexto, los miembros de la Red de La Haya pueden dedicarse
a facilitar los arreglos para la restitucin rpida y segura del nio incluido el
establecimiento de medidas de proteccin urgentes o provisorias y el suministro de informacin acerca de cuestiones de derecho de visita o contacto. A
menudo, estas comunicaciones resultaran en un ahorro de tiempo considerable y en un mejor uso de los recursos disponibles, todo en consideracin del
inters superior del nio (27).
8. Norma procesal. Una tarea pendiente.
El Convenio tiene por finalidad garantizar la inmediata restitucin, a su
residencia habitual, del nio que ha sido trasladado ilegalmente o est retenido ilcitamente en un lugar diferente a su residencia habitual.
(27) Documento Preliminar N 12 de diciembre 2011, sobre el funcionamiento prctico del Convenio de La Haya de 1980. Sustraccin Internacional de menores, pg. 15.

PROTECCIN INTERNACIONAL DEL NIO EN EL CONTEXTO DE LA CONVENCIN SOBRE


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Tambin el mbito de proteccin jurdica es velar que los derechos de


visita vigentes se respeten en los dems Estados contratantes. Desde esta ptica, resulta importante reiterar que el principio rector del Convenio es el inters superior del nio, para lo cual juega un papel fundamental la celeridad del
procedimiento.
Nuestro pas carece de una normativa, de orden interno, que regule el
buen funcionamiento del Convenio mediante un procedimiento expeditivo.
A mi modo de ver las decisiones dilatadas en el tiempo, generadora de
perjuicios no solo para el nio sino para las partes involucradas, por la complejidad de los procedimientos imprimidos por las autoridades intervinientes,
se debe a la ausencia de normas procedimentales acordes con las pautas establecidas por la Convencin y la falta de especializacin de los operadores.
Es esencial, para eliminar estos obstculos y favorecer una decisin con
celeridad y urgencia propia de un mecanismo de restitucin, contar con una
norma de carcter procesal propio y eficaz, que guiada por el supremo inters
del nio, respete los principios de tutela judicial efectiva, inmediacin, buena
fe y lealtad procesal, oficiosidad, oralidad y acceso limitado al expediente.
No debemos olvidar que la falta de celeridad en las decisiones debilita
el Convenio. Por ello urge contar con un marco procesal adecuado que la
regule en forma especfica, no solo para mejorar su funcionamiento y evitar
nuevos daos derivados de la mora en el proceso judicial sino para lograr la
ansiada seguridad jurdica. Ello es una tarea pendiente.
Bibliografa.
1. Belandro, Rubn S. El inters superior del menor en el derecho internacional privado. Suplemento en el Derecho Internacional Privado y de la
Integracin, 30/6/2006.
2. Convencin sobre Aspectos Civiles de la Sustraccin Internacional
de Menores (Ley N 983/96).

286

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

3. Convencin Interamericana sobre Restitucin Internacional de Menores (Ley N 928/96).


4. Documento Preliminar N 12, diciembre 2011, sobre el funcionamiento prctico del Convenio de La Haya de 1980. Sustraccin Internacional
de Menores.
5. Dreyzin de Klor, Adriana. La restitucin internacional de menores.
Crdoba 1996.
6. Grosman, Cecilia P. Significado de la Convencin Internacional de
los Derechos del Nio en las relaciones de familia. L.L. 1993-B-1095.
7. Material de difusin de las observaciones del Comit de Derechos
del Nio al Estado Paraguayo. 2010.
8. Tagle de Ferreira, Graciela y otros. La restitucin internacional de
nios. Visin doctrinaria y jurisprudencial en Argentina y Espaa. Nuevo enfoque.

287

DERECHO PENAL Y DEPORTE


Por Fausto Portillo (*)

I.- INTRODUCCIN.
El Derecho penal como herramienta de ejecucin del poder sancionador del Estado, tutela o protege bienes jurdicos, y para llevar a cabo dicho
objetivo previene y sanciona una serie de conductas, es decir la configura
como tpica, antijurdica y por tanto reprochable.
Ahora bien conviene analizar las consecuencias que se producen con
motivo de la interaccin entre el Derecho penal y el deporte. De partida se
puede afirmar que el deporte aparece como un fenmeno social integrador,
fuente de valores, es decir gozaba de aparente buena imagen y podramos
sealar que dicha situacin la disociaba de la comisin de hechos punibles, lo
cual en la prctica se traduca en comportamientos, que muy bien pueden ser
motivos suficientes para la apertura de proceso penal, quedaran impunes.
En la actualidad esto ha cambiado y basta sealar lo afirmado por Rosario de Vicente Martnez en su obra Derecho penal del deporte: El deporte se
ha convertido en un factor crimingeno, afirmacin que se comparte, esto es
as no solo por los intereses econmicos que estn en juego en el deporteespectculo, es indudable que la misma es uno de los factores de especial
relevancia, pero no la nica, existe una especie de coctel, evidentemente que
el deporte es la caja de resonancia de muchos males que aquejan a la socie(*) Profesor Titular de Economa Poltica. Encargado de la Ctedra de
Derecho Deportivo. Encargado de la Ctedra de Derecho Tributario, Titular
de la Ctedra Derecho Agrario y Ambiental de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Asuncin.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

dad, como la violencia en los estadios deportivos, explotacin de menores de


edad, amaos de resultados deportivos, fraude fiscal, agresin individual entre deportistas, rbitros, tcnicos o colaboradores.
Se observa no solo en lo que atae al Derecho Penal, que en el mbito
deportivo se desarrollan actividades de forma CORPORATIVA, funciona
como mencionan diversos autores como coto cerrado, autosuficientes a travs de la autorregulacin federativa; en estas condiciones la pregunta recurrente en la doctrina es, si puede el Derecho deportivo desenvolverse libremente sin intervencin del Derecho Penal, y rpidamente como respuesta debemos ensayar que no se puede excluir ntegramente, conductas que muy bien
podran lesionar bienes jurdicos protegidos como la vida o la integridad fsica.
Autores como Paredes Castaon y Roma Valds sostienen que el Estado no puede ni debe renunciar a su rol de persecucin de las conductas ofensivas a sus valores esenciales, de otro modo segn los autores citados estaramos en presencia de espacios ajurdicos en manos de regulaciones escasamente formales.
Con todo esto podemos notar la existencia de dos criterios bien ntidos
en la Doctrina, por un lado aquellos que sostienen la tesis de la inclusin o
expansin del derecho penal hacia el deporte con la formulacin de nuevas
normas de conductas, que de hecho en la prctica se genera, pero con hechos
notorios surgidos en torno al deporte como lo son, la violencia en los espectculos deportivos, fuente de las ms diversas inconductas sociales, adems de
no reconocer desde el punto de vista jurisdiccional, que el juzgamiento de
conductas lesivas a bienes jurdicos protegidos con rango constitucional por
el Estado, se encuentre en un mbito privado y regulado por nomas federativas. Por otro lado hay un grupo de autores que se inclinan por la tesis de que
el Estado no debe crear nuevos tipos penales en funcin a la prctica deportiva, sobre todo porque dentro del Derecho penal ya se encuentran reguladas a
travs de la proteccin de bienes jurdicos, circunstancias que de ocurrir o
acaecer en el deporte, se activa tal proteccin con la apertura formal de un
proceso penal. Por tanto bajo la etiqueta de licitud oficial del deporte, existe un reconocimiento del Estado, que la prctica del deporte implica riesgos,
por lo que su resultado no puede ser antijurdico, al decir de Jimnez de Asa.

DERECHO PENAL Y DEPORTE

289

Antes de avanzar, es importante precisar que existen conductas desplegadas en torno a la actividad deportiva, que constituyen conductas punibles,
que lesionan bienes jurdicos protegidos por el Derecho Penal, a modo de
ejemplo podemos citar, el dirigente deportivo y el manejo irregular del patrimonio de un club deportivo, la violencia de los espectadores en los estadios
deportivos, la agresin directa entre atletas, o bien al rbitro, obviamente estas conductas no escapan al mbito de influencia del Derecho penal, por lo
tanto ante la ocurrencia de estas y otras conductas debidamente tipificadas en
la legislacin penal, deben ser objeto del proceso de rigor.
La cuestin en debate pasa por aquellas lesiones a bienes jurdicos protegidos (integridad fsica o la vida) acaecidos en el desarrollo de la prctica
deportiva, es decir producto del lance normal de juego. Cul es la lnea divisoria o lmite de actuacin en estos casos.
Entendemos que el enfoque de este trabajo debe ceirse en analizar los
diversos presupuestos que sirven de base para excluir conductas perfectamente configuradas en un tipo penal, del espectro del sistema penal.

II.- CONDUCTAS TPICAS ACAECIDAS EN LA PRCTICA DEPORTIVA.


1.- Los tipos penales que podran configurarse en la actividad deportiva.
Como ya se haba sealado, en el mbito deportivo o ms bien dentro
de la responsabilidad penal en el deporte, existen cuestiones generadas por la
violencia que muy bien pueden ser externas, es decir la generada en torno del
espectculo deportivo, entre aficionados, dirigidas a los rbitros, jugadores,
dirigentes deportivos, y la interna derivada del desarrollo del juego, cuyo resultado puede ser rotulada como lesiones deportivas, algunas de ellas leves y
otras graves, pudiendo en su caso afectar la integridad fsica o la vida del
deportista.
No caben dudas de que la violencia externa la que tiene lugar, en el
entorno de un evento deportivo, se encuentra regulada y sancionada conve-

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

nientemente por todas las legislaciones penales de los pases del mundo, cada
evento deportivo es una prueba de fuego para las distintas frmulas empleadas por el Estado para erradicar la violencia en estos eventos, y la practica
demuestra que no es tarea fcil.
Con relacin a la violencia interna derivada del propio juego entre deportistas, muy pocas veces es judicializada, a pesar de la afectacin de bienes
jurdicos protegidos (integridad fsica o la vida). Existen innumerables ejemplos de cmo en un encuentro deportivo fcilmente pueden ocurrir situaciones lesivas orillando la muerte misma o su puesta en riesgo, la vehemencia
que supone la disputa del baln en determinadas jugadas ya sea por la necesidad imperiosa de ganar un partido que a su vez signifique el liderazgo en la
tabla o evitar el descenso de categora, o bien solo por un estado de ira resultado de la impotencia, un codazo en un tiro de esquina, puede suponer la
fractura del pmulo o del tabique nasal, por mencionar las ms corrientes, o
una barrida para evitar el progreso del rival provocando la fractura de la tibia
y peron, la embestida sufrida por Neymar por parte del jugador colombiano
en el mundial 2014, estando el primero de espaldas sin proteccin y en contra
partida el colombiano no tena la ms mnima posibilidad de hacerse con el
baln, provocando la lesin lumbar, son datos reveladores que dentro de un
campo deportivo se producen conductas tipificadas en el marco del Derecho
penal.
Por otro lado se encuentra un caso muy comn en nuestros das, el doping o dopaje, que tiene un tratamiento muy especial, a partir de la formulacin por parte de la AMA de Cdigo Mundial Antidopaje, y su repercusin en
todos los pases, a tal punto de tipificar penalmente dicha conducta, cuestin
que merece ser abordada en otro trabajo.
De igual manera, tal como lo seala Lorenzo Morrillas Cueva, existen
otros casos menos especficos, pero que se aprecian igual, como las conductas
configuradas casi con naturalidad, como lo son, las expresiones que atentan
contra el honor de las personas, en este caso, deportistas, jueces, rbitros,
dirigentes, la alteracin del resultado de un encuentro deportivo, hechos punibles contra el patrimonio, contra la administracin tributaria, son algunas conductas que caen bajo el mbito del Derecho penal.

DERECHO PENAL Y DEPORTE

291

En estas condiciones se puede advertir que el punto central, entre la


relacin del Derecho penal y el deporte, se circunscribe en que si el poder
sancionador hace un guio a estas conductas y permanezcan bajo el mbito de
influencia de las autoridades deportivas a ttulo exclusivo o definitivamente
es inevitable la intervencin del Derecho penal por la va jurisdiccional.
Reitero, aqu existen dos posturas ntidas en la doctrina; uno que aleja
el Derecho penal del deporte y otro que lo acerca, de momento puedo afirmar
que campea una posicin un tanto intermedia, que otorga cierta complacencia
al mbito deportivo en el sentido de la autorregulacin federativa, con la sancin disciplinaria y a veces pecuniaria de conductas antideportivas o antirreglamentarias sin perder de vista el poder punitivo del Estado pero atenuado
por los ingredientes o circunstancias que trae toda prctica deportiva.
2.- Justificacin para la no persecucin penal de las conductas tpicas en el deporte. Teoras.
Definitivamente la cuestin ms difcil es encontrar una frmula que
nos permita establecer una especie de lnea divisoria, entre aquella lesin deportiva que no debe ser objeto de proceso penal y la lesin deportiva que debe
caer en el mbito de un proceso penal.
Y esto es as, en razn a las dos posiciones doctrinarias ya mencionadas
precedentemente, resulta que por la cantidad de disciplinas deportivas existentes, se debe tener en cuenta ciertos aspectos tales como aquellos deportes
en los cuales, es mucho mayor la posibilidad de lesiones, en razn a que estamos ante un contacto fsico casi permanente (los autores lo denominan como
deporte con confrontacin fsica), el ftbol, el rugby, el hockey o en un caso
ms extremo el boxeo, la lucha libre; en estos dos ltimos ejemplos en donde
la clave del xito en la competencia consiste en una agresin directa, que
naturalmente su resultado es la lesin al oponente de turno. Y otras disciplinas deportivas (sin confrontacin fsica) como lo son el vley, el tenis, el
atletismo, a pesar de que si bien no constituyen deportes de contacto, no se
encuentran exentas de lesiones, claro en menor medida.
Otros aspectos analizados son los siguientes; si el deporte que se prctica es profesional o amateur; en el deporte profesional existen vnculos que

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

generan obligaciones reciprocas, a travs de los contratos en donde intervienen los distintos actores deportivos, en el deporte amateur pero desarrollado
en el mbito federativo tambin existe un vnculo de sujecin, a travs de la
licencia, y por ltimo el deporte puramente amateur la que se puede practicar
entre un crculo de amigos o compaeros de trabajo.
Por ltimo, el anlisis realizado en funcin al riesgo que implica la prctica de cualquier deporte, en este sentido creo es aceptado por la mayora de
los autores, que la prctica deportiva presupone la exposicin a un nivel de
riesgo, dicho riesgo muy bien puede ser generado individual o colectivamente, segn se trate del deporte, como el esqu en donde el deportista asume la
posibilidad de una cada al desarrollar la prueba, o bien en el hockey deporte
en el cual es casi seguro que el nivel del riesgo se asume de manera colectiva.
TEORAS.
a) Licitud del Deporte. Fin perseguido por el Estado.
La postura clsica o tradicional por dar un rtulo, con la premisa de
licitud oficial del deporte, sostiene que las lesiones producidas por un deportista a otro deportista no pueden ser consideradas antijurdicas, por lo que
no supone responsabilidad penal en ello. Esa licitud del deporte podemos encontrar en las distintas constituciones de los pases, en el caso del Paraguay el
Art. 84 de la Constitucin Nacional, se encuentra como uno de sus fines la
promocin de los deportes.
Aqu estaramos ante una ponderacin de derechos, admitiendo que se
produce una lesin a un bien jurdico protegido, pero la misma sufre una especie de sacrificio, en razn de que la actividad cumple una finalidad de inters general, indicada por el propio Estado.
b) La consuetudinaria.
Los partidarios sostienen y sobre todo Antn Oneca, existe una cuestin arraigada en la conciencia colectiva de que las sanciones disciplinarias
aplicadas en el mbito federativo, ya son suficientes y por ello no hay necesidad de la intervencin del Derecho Penal.

DERECHO PENAL Y DEPORTE

293

La conducta antirreglamentaria es sancionada en el seno federativo, pero


en muchas ocasiones esa conducta es realizada contra toda regla de juego en
abierta intencin de dao, lo cual hace que esta teora independientemente de
que se haya utilizado por muchsimo tiempo para justificar la no intervencin
del Derecho penal en el deporte, sea bastante criticable, sobre todo en no
dejar abierta la posibilidad de distinguir dichas conductas intencionales con
resultado lesivo.
c) La teora del caso fortuito.
Esta teora se sustenta en la ausencia absoluta de intencin de daar, y
para ello deben desarrollarse en primer lugar con motivo de un juego deportivo lcito, el respeto o la observancia de las reglas de juego y que no represente
un medio para encubrir una conducta criminal.
Si el deportista cumple u observa las reglas de juego, y aun as ocurre
un hecho lesivo producto de la fatalidad, en principio estaramos ante un elemento eximente de responsabilidad penal.
Surge siempre la interrogante de cmo analizar el obrar diligente del
deportista, que en este supuesto lo exime de responsabilidad, por el ingrediente altamente subjetivo, arrojarse en procura del baln est permitido por
las reglas de juego, entonces en estricta observancia de las reglas un deportista se arroja y lleva pelota y pierna del adversario, provocando una lesin de
ligamento cruzado, con la aplicacin de esta teora no habr componente punible.
d) Teora del consentimiento.
En principio pareciera una teora que puede resolver el conflicto analizado en este apartado, pero no es as, desde el momento en que una persona
puede consentir o tolerar, una lesin de un derecho, si este es de libre disposicin, solo afectada ntegramente al patrimonio de la persona que otorga consentimiento. Sobre todo para algunos autores que sostienen que la integridad
fsica o en su caso la vida no se encuentran disponibles.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Ms all de esta aseveracin, al menos en el derecho positivo paraguayo, de manera expresa, (114 del Cdigo Penal) menciona que no habr lesin,
cuando mediare consentimiento de la vctima.
En general se sostiene, que las lesiones de bienes jurdicos protegidos
producidas en la prctica de actividades deportivas, en observancia de las reglas de juego, a pesar de estar configuradas como delitos, quedan excluidas
de proceso penal, por existir consentimiento del adversario, la doctrina va
ms all de un consentimiento expreso, sino tcito, es decir, al estar inmerso
en la prctica del deporte federado o no consiente la posibilidad del riesgo a
una lesin, por lo tanto previo al juego se otorga el consentimiento.
e) Teora del riego permitido.
En esta teora se desarrolla la idea de una conducta encuadrada perfectamente dentro del marco reglamentario, es decir todos los deportistas intervinientes en un encuentro deportivo conoce y acepta la existencia de un cierto
nivel de riesgo a lesiones, y en el caso de ocurrir tal lesin lo que se analiza es
si el deportista obr dentro de los lmites permitidos por las reglas de juego.
Evidentemente que estas notas de habitualidad o normalidad son los
que servirn de medida para determinar un obrar reprochable penalmente,
entendiendo que an o pese a obrar con diligencia, prudencia, se produjo una
lesin, en estos casos bastar con una sancin disciplinara, por una violacin
de las normas deportivas, ejemplo de excesiva vehemencia en la disputa del
baln.
Por otra parte, tambin resulta obvio que si un deportista excede los
lmites y lesiona de forma antirreglamentaria al adversario en un deporte, como
por ejemplo el vley, en el cual existe una clara divisin por la red, este en un
arrebato propina una patada al oponente, en esta hiptesis claramente debera
actuar el Derecho penal.
No falta la posicin pragmtica, recomendando un anlisis en el siguiente sentido:

DERECHO PENAL Y DEPORTE

295

Anlisis del dolo deportivo: para determinar si una conducta deportiva


debe ser penalizada, deber advertir si se produjo con intencin de daar, de
tal suerte que las fortuititas quedarn excluidas y las dolosas sern castigadas,
entindase el dolo directo y el eventual.
Anlisis de la culpa deportiva: Si las lesiones fueron ocasionados por
culpa o imprudencia, lo que se determinar es si el deportista se mantuvo o no
dentro del cumplimiento de las reglas, donde acudir a su auxilio la teora del
riesgo permitido, entendiendo que hubo una aceptacin previa, situacin en la
cual quedar excluido del alcance del Derecho Penal, a pesar de la gravedad
de la lesin.
Conclusiones.
Ante la existencia de varias teoras que intentan justificar la falta de
intervencin del Derecho Penal en el deporte, resultando de esta manera una
suerte de impunidad de las lesiones producidas en la prctica de actividades
deportivas, y al no existir unanimidad de criterios o bien al ser insuficientes
las justificaciones propuestas por estas teoras, lo que hasta aqu viene ocurriendo en la realidad es la aplicacin de las teoras en virtud a cada caso
planteado.
Es as que se produce una fusin de teoras, como la del consentimiento
en situaciones de auto exposicin al peligro, con la correspondiente observancia de las reglas de juego que debe ser una norma de conducta de todo
deportista. De igual manera se recoge la insignificancia o irrelevancia penal
en algunos casos concretos.
Particularmente me inclino en optar por analizar la conducta del deportista, en el sentido de que se ajustan o no a las reglas de juego, lo cual en
principio deber arrojar datos relacionados a la imprudencia o culpa, intencin o dolo al momento del lance de juego y a partir de all medir las consecuencias o el resultado lesivo, para determinar la exclusin o no de dicha
conducta del Derecho Penal.

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EL SISTEMA DE LIMITACIN DE
RESPONSABILIDAD DEL ARMADOR. ESTADO
ACTUAL EN LA LEGISLACIN PARAGUAYA
Por Jos Luis Fernndez Villalba (*)

Antes de abocarnos al tema, considero oportuno definir la figura del


armador ya que es la persona beneficiada con la figura de la limitacin de
responsabilidad. Nuestro Cdigo de Navegacin, Ley N 476/57 lo define en
su Art. 38 como la persona fsica o jurdica que tiene en explotacin, con fines
comerciales uno o ms embarcaciones. Es decir, nuestra legislacin nacional
establece como requisito para ser armador en primer trmino, la explotacin
efectiva de una embarcacin, y por otro lado que dicha utilizacin sea o tenga
fines comerciales.
Delimitado el concepto de armador, considero entonces apropiado definir igualmente la figura de la limitacin de responsabilidad, como el tope o
cuanta mxima, por el cual el armador responde ante aquellos crditos u obligaciones derivadas de la explotacin de un buque. Segn sea el sistema adoptado, la limitacin de responsabilidad puede consistir en el abandono del buque ms los fletes, conocido tambin como abandono en especie, o bien, la
limitacin puede consistir tambin en el valor del buque al final del viaje o en
un monto determinado en consideracin al tonelaje del mismo, o sistema forfatario.
Ahora bien, el origen o antecedente histrico de la figura de la limitacin de responsabilidad del armador surge en la edad media, cuando la explo(*) Profesor de la Ctedra de Derecho Martimo de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UNA.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

tacin de los buques se realizaba en forma asociativa, en el cual cada uno de


los integrantes de la sociedad participaba y responda tanto en los beneficios
como en las obligaciones hasta el lmite de sus aportes. As, el propietario del
buque participaba con el mismo, los cargadores aportaban las mercaderas y
el capitn y la tripulacin, su trabajo. La idea surgida en aquellas sociedades
del medioevo fue incorporada a las disposiciones de la poca como el Consulado del Mar, la Ordenanza Francesa de 1681 y finalmente el Cdigo de Comercio Francs de 1807. De esta manera, la fortuna de tierra no quedaba expuesta a los riesgos de la navegacin, se quebranta entonces el principio por
el cual el patrimonio del deudor constituye la garanta comn de todos los
acreedores.
El fundamento histrico que dio lugar al surgimiento de la figura de la
limitacin de responsabilidad era que el capitn, una persona habilitada por la
autoridad para desempearse como tal, ejerca sus funciones lejos del control
del armador y no poda exigrsele a este responder ante los hechos del capitn
realizados sin su autorizacin pues no se daban los requisitos de la culpa in
eligendo o in vigilando.
En la actualidad sin embargo, otros son los motivos o fundamentos para
la existencia o vigencia del instituto de la limitacin de responsabilidad del
armador. As, Jos Domingo Ray sostiene que actualmente la limitacin tiene
por objeto establecer lmites para que el armador pueda contratar seguros a
costos razonables. Similar posicin adopta el jurista chileno, Contreras Strauch, al sealar que la asegurabilidad se ha convertido en el criterio rector, pues
se trata de hacer soportar al sector naviero de las responsabilidades que pueda
asumir con costos razonables en plizas de responsabilidad civil. El citado
autor agrega La funcin del instituto de la limitacin de responsabilidad
consiste en suma, en desplazar una parte de los riesgos propios de la actividad del naviero a sus acreedores, a fin de que dejen de gravitar exclusivamente sobre aqul.
Otras consideraciones adicionales en defensa de la institucin son los
siguientes, no estamos ante un particularismo favorable a los navieros en todo
caso, pues la limitacin es aplicable sobre todo en los casos de abordaje, en
que el principal perjudicado suele ser el propietario del buque abordado; que

EL SISTEMA DE LIMITACIN DE RESPONSABILIDAD DEL ARMADOR.


ESTADO ACTUAL EN LA LEGISLACIN PARAGUAYA

299

si se suprimiese, las primas de seguros seran ms elevadas, y ms elevados


tambin los costos de explotacin y los fletes en perjuicio de los usuarios.
Son varios los sistemas de limitacin de responsabilidad del armador
previstas en las diferentes legislaciones nacionales. En primer lugar, mencionamos el sistema francs o el sistema de abandono en especie. Este sistema
consiste en el abandono del buque en el estado que se encuentre ms los fletes
cobrados o a cobrar en el viaje en el cual se realiza el abandono. Este sistema
fue incorporado al Cdigo de Comercio Francs de 1807, y que se encuentra
actualmente vigente en nuestro pas. En virtud de este sistema, el armador
propietario pueda limitar su responsabilidad ante aquellos actos del capitn y
la tripulacin, siempre que no medie culpa personal de su parte. Mediante
este sistema sin embargo, solo el armador propietario puede beneficiarse con
la limitacin.
Mencionamos tambin, el sistema ingls o sistema forfatario. El armador limita su responsabilidad a un monto establecido en consideracin al tonelaje del buque. No debe mediar culpa del armador. El sistema ingls tambin se caracteriza porque la limitacin debe realizarse por cada accidente del
que resultare responsable el armador, aunque varios accidentes ocurriesen en
un mino viaje. Los ingleses aprecian mucho las ventajas de este sistema, ya
que permite a un armador calcular con exactitud de antemano el lmite de su
responsabilidad, y que los acreedores tienen siempre derecho a la indemnizacin a prorrata.
El sistema alemn por su parte, cada buque constituye un patrimonio de
afectacin de los acreedores, es decir, cada buque constituye una fortuna de
mar. Los acreedores tienen un verdadero derecho real sobre esta fortuna de
mar. Se diferencia del sistema francs, porque en el sistema alemn la limitacin opera de pleno derecho, mientras que en aqul debe ser opuesta expresamente.
El sistema estadounidense prev un mtodo mixto. El armador puede
abandonar el buque ms los fletes, o bien el valor del buque al final del viaje
ms los fletes. Sin embargo, se introdujo una reforma legislativa en la dcada
del 50, establecindose que si el monto asignado a las vctimas en casos de

300

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

muerte o lesiones no alcanza un monto determinado, dicha indemnizacin


debe ser aumentada hasta alcanzar la suma de multiplicar 60 dlares por tonelada del buque. Se adhiere as, al sistema forfatario para los reclamos por
daos personales.
En el sistema previsto en la legislacin italiana la limitacin est referida al valor del buque ms los fletes correspondientes, teniendo como lmites
inferior y superior el de un quinto y el de dos quintos respectivamente del
valor del buque al inicio del viaje.
Adems de los sistemas mencionados y que se encuentran previstos en
las respectivas legislaciones nacionales, debemos agregar los sistemas contemplados en las Convenciones Internacionales sobre la materia y que son
tres, Bruselas 1924 y 1957 respectivamente y Londres 1976. En la primera de
ellas, Bruselas 1924, se posibilito optativamente al armador a limitar su responsabilidad abonando el valor del buque al final del viaje y se fijaba el monto del flete en un 10 % de aquel o abonando una suma forfataria de 8 libras
esterlinas por tonelada de arqueo del buque ms un adicional en caso de muerte o, lesiones corporales. El armador deba probar el valor del buque y se
haca extensiva a los armadores no propietarios la posibilidad de limitar la
responsabilidad. A pesar de haber sido ratificada por varios Estados, aquellos
de mayor tonelaje no lo hicieron.
La segunda Convencin Internacional tambin fue llevada o cabo en
Bruselas en el ao 1957. En esta Convencin se estableci un sistema limitativo forfatario similar al ingls, fijndose un monto de 3100 francos oro por
tonelada de arqueo del buque por los crditos de daos corporales y cuando el
hecho hubiera dado lugar a daos corporales y materiales a la vez, la suma
tambin ser de 3100 francos oro, de los cuales 2100 son destinados al pago
de los daos corporales y 1000 francos a los materiales. Sin embargo, si el
monto destinado a los daos corporales fuera insuficiente, el saldo impago de
estos concurre con los crditos por daos materiales. Se establece la posibilidad de que no solo el armador pueda acogerse a la limitacin, tambin el
fletador, administrador y tripulacin. Los acreedores no pueden ejecutar otros
bienes del deudor. Se hace una remisin a las leyes de los Estados en cuanto al
procedimiento a ser aplicado. No debe mediar culpa personal.

EL SISTEMA DE LIMITACIN DE RESPONSABILIDAD DEL ARMADOR.


ESTADO ACTUAL EN LA LEGISLACIN PARAGUAYA

301

La Convencin de Londres de 1976 ampli los sujetos a quienes posibilita el beneficio de la limitacin. Se incluye adems del armador y propietario, al fletador, gestor naval, salvador, dependientes del propietario y del salvador, el asegurador. No debe mediar culpa de los sujetos beneficiados. Se
sustituye el franco oro por los Derechos Especiales de Giro como valor sobre
los cuales se determina el monto de la indemnizacin. Se consagra la limitacin de responsabilidad bajo el tipo forfatario puro y pleno. La suma se determina en consideracin al tonelaje del buque y se adiciona un monto adicional
en los casos de muerte o lesiones corporales. Igualmente la convencin realiza una remisin a la legislacin de cada Estado, lo atinente a las reglas de
procedimiento. El fondo de limitacin puede ser constituido depositando la
suma o aportando una garanta aceptable conforme a la legislacin de cada
Estado parte. La convencin de Londres de 1976 sufri una enmienda en cuanto al aumento de la cuanta de las indemnizaciones previstas en el Protocolo
de 1996.
En lo que respecta a la limitacin de responsabilidad del armador en
nuestra legislacin nacional, la misma se encuentra contemplada en los artculos 878, 879, 880 y 881 del Cdigo de Comercio, especficamente en su
libre Tercero. Nuestro Cdigo de Comercio sigue el mismo sistema de limitacin previsto en el Cdigo de Comercio Francs de 1807, es decir el llamado
abandono en especie.
El Art. 878 establece; El dueo o los partcipes de un buque, cada uno
en proporcin a su parte, son civilmente responsables de los hechos del capitn en todo lo relativo a la expedicin.
Responden, en consecuencia, por las deudas y obligaciones que contrae
el capitn para reparar el buque, habilitarlo y aprovisionarlo, sin que pueda
eludirse esa responsabilidad, alegando que el capitn excedi los lmites de
sus facultades, u obr contra sus rdenes e instrucciones, siempre que el acreedor justifique la cantidad que reclama se invirti en beneficio del buque.
Responden igualmente de las indemnizaciones a favor de tercero, a que
haya dado lugar la culpa del capitn en la guarda y conservacin de los efectos que recibi a bordo.

302

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

No responden por hechos ilcitos, cometidos en fraude por los cargadores, aunque sean practicadas con noticia o anuencia del capitn, salvo la responsabilidad personal de este.
El Art. 879 seala por su parte; El dueo o los partcipes de un buque,
son tambin responsables en los trminos prescriptos en el artculo precedente, as de las culpas como de las obligaciones contradas relativamente al
buque o su expedicin, por el que hubiese subrogado al capitn, aunque la
subrogacin se hubiere verificado sin noticia del dueo o de los partcipes y
aunque el capitn hubiere carecido de las facultades para hacerla, salvo en
tal caso la responsabilidad personal de este.
Art. 880; La responsabilidad a que se refieren los dos artculos anteriores, cesa en todos los casos por el abandono del buque con todas sus pertenencias, y los fletes ganados o que deban percibirse en el viaje a que se
refieren los hechos del capitn.
El abandono debe hacerse constar por medio de instrumento pblico.
Cada partcipe quedar exonerado de su responsabilidad por el abandono de su parte en la forma expresada.
Si el propietario o alguno de los partcipes ha hecho asegurar su inters
en el buque o en el flete, su accin contra el asegurador no se entender comprendida en el abandono.
El Art. 881; No es permitido el abandono al propietario o partcipe
que fuese al mismo tiempo capitn del buque.
Tampoco es permitido el abandono, cuando el capitn a su calidad de
tal, une la de factor o encargado de la administracin del cargamento, y de
hacer tales o cuales operaciones de comercio.
En primer lugar se debe mencionar que nuestro Cdigo de Comercio
solo contempla la posibilidad de acogerse al beneficio de la limitacin de
responsabilidad a los armadores propietarios o copropietarios en su parte co-

EL SISTEMA DE LIMITACIN DE RESPONSABILIDAD DEL ARMADOR.


ESTADO ACTUAL EN LA LEGISLACIN PARAGUAYA

303

rrespondiente. Se excluye as a los armadores que no revisten la calidad de


propietario del buque.
Asimismo, el armador solo puede invocar la limitacin de responsabilidad en los casos de responsabilidad naval indirecta, esto es, por los hechos del
capitn y la tripulacin.
Como sealara, el sistema adoptado en nuestro Cdigo de Comercio es
el abandono en especie, es decir, el armador limita su responsabilidad haciendo abandono del buque a los acreedores ms los fletes cobrados o a cobrar en
el viaje que da lugar al abandono. Los acreedores cobran sus respectivos crditos de lo producido de la venta del buque. Se presenta entonces el inconveniente de que en los casos de que el buque se encuentre seriamente daado o
incluso hundido, el cobre de sus crditos por parte de los acreedores resulta
una verdadera utopa.
En las Convenciones Internacionales mencionadas anteriormente, si de
detallan tanto los crditos incluidos como los excluidos de la limitacin. En
Nuestro Cdigo de Comercio sin embargo, no se mencionan expresamente a
cuales crditos puede oponerse la limitacin y a cuales no.
El nico requisito sealado en nuestra legislacin es que el abandono
sea realizado por instrumento pblico. No se exige que el armador detalle o
individualice a los acreedores conocidos ni tampoco que realice el relato circunstanciado de los hechos que motivan el abandono.
Sealbamos tambin al referirnos a las Convenciones Internacionales,
que las mismas remitan a la legislacin nacional de los Estados, las reglas
atinente al procedimiento ha ser seguido en los casos de limitacin de responsabilidad. En nuestro Cdigo de Comercio no se menciona cual debe ser el
procedimiento ha ser seguido en los casos de limitacin de responsabilidad
mediante el abandono a favor de los acreedores. Existe un vaco legislativo
sobre el tema.
Ante la falta de normas expresas que regulen el abandono del buque, se
presentan algunas cuestiones importantes de procedimiento que deben nece-

304

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

sariamente ser motivo de regulacin legislativa y porque no decirlo, de revisin del propio sistema de limitacin de responsabilidad del armador y cuya
necesidad se impone ante la realidad de los nuevos tiempos.
Bibliografa.
Cdigo de Comercio.
Cdigo de Navegacin Fluvial y Martimo Ley N 476/57.
Contreras Strauch, O. 2000. Derecho Martimo. Edit. Jurdica Cono Sur
Ltda. Santiago de Chile.
Convencin Internacional sobre Limitacin de Responsabilidad de los
Propietarios de Buques. Bruselas, 1924.
Convencin Internacional sobre Limitacin de Responsabilidad de los
Propietarios de Buques de mar. Bruselas, 1957.
Convencin Internacional sobre Limitacin de Responsabilidad del Armador. Londres, 1976.
Ray, J. D. Derecho de la Navegacin. Abeledo Perrot S.A.E e I. Buenos
Aires, Argentina.

305

MARCAS DE FICCIN - FICCIONAL TRADEMARKS.


CUANDO LA PROTECCIN TRASCIENDE EL
MUNDO REAL
Por Hugo R. Mersn (*)

Introduccin.
Marcas reales y marcas de ficcin - Por qu las utilizamos?
En el mundo real, las marcas han sido creadas para distinguir, bajo una
denominacin y/o logotipo particular, productos y servicios ofrecidos por una
persona de los pertenecientes a terceros. En tal sentido, la Organizacin Mundial de la Propiedad Intelectual nos explica que una marca es un signo distintivo que indica que ciertos bienes o servicios han sido producidos o proporcionados por una persona o empresa determinada (1). Por su parte, la Asociacin Internacional de la Propiedad Intelectual INTA define a las marcas
como cualquier palabra, nombre, slogan, smbolo, diseo de embalaje, entre
otros que sirven para identificar un producto de los dems en el mercado e
identificarlo con su origen (2).
El origen del derecho de marcas, segn ciertos autores, podemos remontarlo a la antigedad, trazndolo hasta 5000 a 3000 a.C., donde los Egip(*) Profesor Titular de la Ctedra de Derechos Intelectuales de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Asuncin. Colaboracin de la
Abg. Liliana Rosanne Nolan. Estudio MERSN, Abogados.
(1) http://www.wipo.int/trademarks/es/trademarks.html
(2) http://www.inta.org/TrademarkBasics/FactSheets/Pages/Learnthe
LanguageFactSheet.aspx

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

cios, Griegos, Romanos y Chinos utilizaban varias formas de marcado para


identificar quin haba elaborado cierto objeto, por ejemplo, objetos de cermica y ladrillo. Hoy da, las marcas cumplen diversas funciones como: indicacin de origen (dado que conforme a lo mencionado supra, las marcas determinan quin es el fabricante u oferente de un determinado producto), distincin entre productos y servicios (de manera a que los consumidores puedan
optar entre diversos productos), garanta (dado que garantizan uniformidad
en cuanto a la elaboracin de productos y la provisin de servicios) y publicidad (dado que constituyen el nico mecanismo a travs del cual el propietario
podr ofrecer sus productos en el mercado) (3).
Las marcas han adquirido una importancia trascendental durante los siglos XX y XXI, debido a que orientan a los consumidores respecto a que
productos adquirir y sellan su impronta en nuestras mentes de manera a que
nos volvamos fieles a determinados productos por desplegar un determinado
signo distintivo, el cual hemos aprendido a admirar y desear.
Pues bien, la industria cinematogrfica, al igual que los autores, no se
encuentran ajenos a la importante funcin que cumplen estos signos, que se
han vuelto parte de nuestra rutina diaria. Es por ello que en muchos casos, los
autores presentan marcas, usualmente ficticias, en sus relatos, de manera a
volverlos ms interesantes o reales; de igual manera, varias pelculas exhiben
reconocidas marcas a fin de dar una suerte de continuidad entre el mundo real
y el mundo ficticio, como es el caso de las diversas marcas de automviles
utilizadas en las pelculas de James Bond o el despliegue de la tienda TIFFANY & CO. en la pelcula Breakfast at Tyffanys, en la cual podemos observar a la bella Audrey Hepburn parada en frente de la famosa tienda que dio
el nombre a la pelcula. En tales casos, la marca puede ser utilizada por los
autores o productores en virtud de un contrato entre el propietario de la marca
y los productores/autores, cuyo objetivo principal ser el de llegar al mayor
nmero posible de espectadores; sin mediar contrato alguno.
Adems, como ya fuera mencionado anteriormente, muchos autores
optan simplemente por utilizar marcas ficticias, inventadas, de manera a evi(3) Otamendi, J. Derecho de Marcas. Abeledo Perrot: Buenos Aires,
1989. pp. 8 a 12.

MARCAS DE FICCIN - FICCIONAL TRADEMARKS.


CUANDO LA PROTECCIN TRASCIENDE EL MUNDO REAL

307

tarse todo el engorroso trmite que podra implicar un contrato con el propietario. Tales marcas podran ser o no semejantes a marcas reales.
Y aqu se nos presenta una serie de planteamientos: por ejemplo, Qu
derechos tiene el propietario de una marca real frente a una marca utilizada en
una obra literaria o en una produccin cinematogrfica? Puede alegar que
dicha marca, caso sea similar a la suya, infringe sus derechos de propiedad
intelectual? De igual manera, podra la marca crear un riesgo de confusin o
asociacin entre los consumidores, en detrimento del propietario y del pblico consumidor?
Por el contrario, puede suceder que un individuo o una corporacin opte
por utilizar una marca ficticia para ofertar sus productos / servicios; pensemos, por ejemplo, en la cerveza DUFF promocionada en la famosa serie The
Simpsons. Qu derechos tiene la cadena FOX sobre dicha marca? Puede un
tercero utilizarla para vender cervezas o bebidas alcohlicas? El uso de la
marca en una serie televisiva constituye un uso a los efectos de la Ley de
Marcas? Existira una infraccin de marca? Constituira una infraccin a
los derechos autorales o copyright de la cadena FOX?
Esta serie de cuestionamientos no tienen una respuesta nica, determinante, sino que deben ser analizados en funcin al caso presentado. Ni la doctrina ni la jurisprudencia, mucho menos la legislacin, han logrado hasta hoy
an resolver definitivamente estas series de cuestiones; por ello, aqu nos planteamos la problemtica y seguidamente, trataremos de exponer el tratamiento
que se ha dado a nivel internacional a los conflictos surgidos a partir de marcas ficticias, para luego advocarnos a nuestra propia legislacin y los pocos
casos que se han presentado en nuestro pas.
Las marcas reales en un mundo irreal. Puede el uso de una marca en
una obra de ficcin infringir derechos de propiedad intelectual?
Como ya ha sido mencionado, muchos autores y productores procuran
que sus obras de expresin sean lo ms real posible para el lector o espectador, esto es, tratan de reproducir en la fantasa, el mundo real tal cual como se
nos presenta. Para ello se valen de signos distintivos que pueden o no coinci-

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

dir con signos existentes en la realidad, en cuyo caso, podrn o no suscribir


contratos o acuerdos con sus respectivos propietarios.
Pues bien, la utilizacin de un signo idntico o muy similar a una marca
real, genera algn tipo de conflicto entre el autor y el propietario de la marca? De manera a determinar si existe o no una infraccin, debemos primeramente referirnos a la legislacin marcaria y a que constituye infraccin en
los trminos de la misma.
Muchos pases confieren al titular de un registro marcario el uso exclusivo del signo para los productos o servicios amparados por dicho registro. En
tal sentido, el reconocido doctrinario Jorge Otamendi, al analizar la legislacin argentina, explica que la marca registrada confiere el derecho exclusivo
de uso y la posibilidad de excluir a otros en el uso de esa marca o de cualquier
otra que pueda confundir confusin o de alguna manera afectar ese derecho(4).
En igual sentido, el Artculo 16 del Acuerdo sobre Aspectos de los Derechos
de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio establece que el titular
de una marca registrada gozar del derecho exclusivo de impedir que terceros, sin su consentimiento, utilicen signos idnticos o similares en el curso de
operaciones comerciales (5).
Otros pases, como los Estados Unidos de Norteamrica, si bien atribuyen un valor al registro, tambin consideran el primer uso como determinante
al establecer los derechos prioritarios sobre una marca.
Tenemos, entonces, que el registro confiere un derecho exclusivo y un
derecho de exclusin: una serie de medidas que el propietario puede iniciar
cuando considera que su derecho exclusivo ha sido infringido de manera a
evitar su perpetracin y obtener, en su caso, la debida indemnizacin. Pero
son requisitos esenciales para que tales acciones prosperen la creacin o posibilidad de creacin de confusin entre los consumidores o riesgo de asociacin; la dilucin de la fuerza distintiva de la marca (en los casos de marcas
notoriamente conocidas) y/o el uso indebido de la marca. Podemos alegar
que una marca ficticia, una marca plasmada en una obra literaria o filmada en
(4) Otamendi, J. Ob. citada, p. 23.
(5) Artculo 16 ADPIC.

MARCAS DE FICCIN - FICCIONAL TRADEMARKS.


CUANDO LA PROTECCIN TRASCIENDE EL MUNDO REAL

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una pelcula cinematogrfica constituye un uso indebido susceptible de generar confusin entre los consumidores? Podran tales consumidores caer en el
error de que el propietario de la marca se encuentra de alguna manera vinculado o ha patrocinado la obra en cuestin? Podra crear una confusin respecto al origen de la marca?
En un caso recientemente dirimido en los Estados Unidos, Fortre Grand
vs. Warner Bros., el Tribunal de Apelaciones del Sptimo Circuito entendi
que no. En el citado caso, la firma Fortre Grand, una empresa dedicada a la
fabricacin de software informticos y propietaria de la marca CLEAN SLATE, bajo la cual ofrecen un producto capaz de borrar por completo la actividad previa de los usuarios dentro de un ordenador de manera a que cada nuevo usuario comience su sesin con un clean slate (o borrn y cuenta nueva).
Es propietaria de un registro federal y ha vendido millones de dlares en sus
productos. Warner Bros. haba utilizado el trmino clean slate para que una de
las protagonistas del film Batman: El caballero de la noche asciende, Gatubela, pudiera borrar su historial de antecedentes criminales. Haba adems creados dos sitios web en los cuales los usuarios podan acceder a la compaa
virtual Rykin Data que promocionaba el producto. Fortre Grand demand a
Warner Bros por infraccin marcaria y competencia desleal. La Corte del Distrito de Indiana en primera instancia y el Tribunal de Apelaciones del Sptimo
Circuito en segunda instancia desestimaron la demanda dado que entendieron
que no se haba producido tal infraccin. En efecto, la Corte enfatiz que para
que exista infraccin marcaria se deben cotejar primero los productos tangibles en cuestin. En este caso, el producto tangible ofrecido por Warner Bros.
era una pelcula y no un software, por lo que ningn consumidor se vera
inducido a error respecto al origen de los productos, puesto que al comprar un
ticket para asistir a una funcin de Batman, no estaba ni remotamente pensando en un software sino en una pelcula. El software que formaba parte de la
pelcula era un objeto intangible y ninguna persona podra creer que el software ficticio de Warner Bros. estaba de alguna manera vinculado con el software tangible de Fortre Grand. Adems, Warner Bros. gozaba del derecho a la
libertad de expresin, garantizado por la Constitucin Americana. El Tribunal
de Apelaciones confirm esta decisin, aunque no entr a analizar la garanta
constitucional, sino que simplemente, consider la utilizacin de las palabras
clean slate por parte del demandado como un uso descriptivo para el software ficticio promocionado en la pelcula; y como nadie puede apropiarse

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

de palabras, perfectamente legtimo. El Tribunal tambin consider que posiblemente el resultado hubiese sido diferente si se analizaba la posibilidad de
dilucin de la marca; pero que ello no era plausible en este caso, puesto que
no se haba demostrado que la marca del demandante cumpla el requisito de
notoriedad (6).
En otro reconocido caso, McGraw-Edison Co. vs. Walt Disney Prods.,
sobre el uso ilegtimo de la marca TRON (utilizada por el demandante para
fusibles elctricos y por el demandado para videojuegos, juguetes, etc.) el
resultado fue diferente, puesto que en este caso si hubo un uso real de la
marca, ms all del uso como ttulo de una pelcula (7).
De lo anterior, podemos colegir que para que exista infraccin debe
haber un riesgo de confusin; y para que se produzca tal riesgo, una utilizacin real de la marca en el mercado (ms all de uso en la fantasa) es necesaria. De lo contrario, podra intentarse alegarse la dilucin o disminucin
de la fuerza distintiva del signo, pero ello connotara la notoriedad o alto grado de reconocimiento de la marca.
Una marca ficticia trasladada al mundo material: De qu tipo de violacin estamos hablando?
El caso puede darse a la inversa; de esta manera, un autor puede inventar una marca ficticia en el contexto de su obra, de manera a dotarle de un
mayor grado de realidad o tornarla ms interesante al lector/espectador.
Existen varios casos de marcas que han surgido a partir de ello.
Pues bien, puede ocurrir que un tercero decida utilizar la marca ficticia
para ofertar sus productos o servicios en el mercado; por ejemplo, la cadena
de hoteles Holiday Inn debe su nombre al musical Holiday Inn de 1942, cuyos
protagonistas fueron Bing Crosby y Fred Astaire (8). En igual sentido, los
(6) FORTRES GRAND CORPORATION vs. WARNER BROS. ENTERTAINMENT INC. Tribunal de Apelaciones del Sptimo Circuito de los
Estados Unidos, No. 13-2337. Fecha: 14 de agosto de 2014.
(7) McGraw-EDISON CO. vs. WALT DISNET PRODUCTIONS. 787
F.2d 1163 (1986).

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CUANDO LA PROTECCIN TRASCIENDE EL MUNDO REAL

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chocolates WONKA, presentados en el libro del autor britnico Roald Dahl,


son hoy da ofertados por la firma Nestl.
En tales casos, existe algn derecho de propiedad intelectual (por ejemplo, bajo el rgimen estatuido por la legislacin marcaria) susceptible de proveer de proteccin al autor de la marca ficticia? O, por el contrario, puede el
tercero salirse con la suya y valerse de la marca ficticia para posicionar sus
productos/servicios en el mercado?
Es una cuestin difcil. Por un lado, las leyes de derechos autorales
protegen contra todo uso no autorizado de una obra, pero Cunto de la obra
debe utilizarse para constituir un uso no apropiado de la misma? La ley de
derecho de autor protege la forma de expresin de las ideas, no las ideas en s
mismas. En consecuencia, es discutible si la simple utilizacin de un vocablo
para distinguir una marca podra otorgar derechos suficientes al autor de la
obra.
Si nos valemos de las leyes marcarias, nos encontramos con el impedimento de que no existe uso del signo como marca: los consumidores no podran asociar la marca a un producto tangible, puesto que la marca se limita a
un mundo virtual. La supuesta marca no cumple con las funciones que le
son propias, esto es, identificador de origen, diferenciador de productos/servicios similares, garantizador de calidad, etc.
En lo que hace referencia a la proteccin bajo el rgimen de derecho de
autor, a nivel internacional la jurisprudencia norteamericana ha establecido
que para analizar si existe una infraccin o por el contrario, fair use o un uso
legtimo, se deben considerar varias cuestiones, entre estas la naturaleza del
uso (con fines comerciales, por ejemplo), la naturaleza de la obra y la sustancialidad de la porcin del material utilizado en relacin a la obra como un
todo, as como, el efecto de dicha utilizacin. En tal sentido, se ha considerado que la mxima de minimis non curat lex (la ley no se ocupa de las trivialidades) es aplicable tambin a los casos de infraccin de derecho de autor, por
lo que la utilizacin de una mera frase o palabra obrante en una obra constituira una trivialidad y no implicara el quebrantamiento de la ley. La copia
(8) http://edition.cnn.com/2012/05/20/opinion/greene-rockola/

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literal de partes pequeas o insignificantes de una obra estn permitidas, aunque ello no es aplicable en todos los casos. Tambin debe hacerse anlisis
cualitativo del material copiado; si ello constituye una parte importante o sustancial de la obra, entonces la mxima de minimis no puede ser aplicable y s
podramos encontrarnos ante una infraccin (9).
En cuanto a la proteccin bajo el rgimen marcario, la doctrina norteamericana, ante el anlisis de este tipo de casos, ha determinado que las leyes
marcarias requieren que la marca en cuestin haya obtenido prioridad en un
mercado especfico y para ello se requiere un uso activo. Muchos elementos de obras ficticias incluyendo personajes, por ejemplo gozan de proteccin bajo la legislacin marcaria, aunque no tienen todos los elementos (10).
Para evitarse mayores inconvenientes, muchos autores y productores
directamente optan por otorgar licencias para el uso de personajes, slogans,
etc. asociados a sus obras.
A nivel internacional, ha habido algunos casos resueltos en relacin a la
apropiacin o uso indebido de una marca ficticia en el mundo real. As, en el
caso TWENTIETH CENTURY FOX FILM CORPORATION AND MATT
GROENING PRODUCTIONS INC v. THE SOUTH AUSTRALIAN
BREWING CO LTD AND LION NATHAN AUSTRALIA PTY LTD, la cuestin se resolvi en torno a si el uso de la palabra DUFF, utilizada en la serie
Los Simpsons como una marca de cervezas por parte del demandado constitua o no una violacin a los derechos de la cadena FOX y del creador de la
serie, Matt Groening, planteado en Australia.
La marca DUFF haba sido introducida a la mencionada serie como
una cerveza imaginaria consumida por su protagonista, Homero y sus amigos;
los productores de la serie haban otorgado licencias a fabricantes en Australia para producir remeras, gorros, entre otros artculos. Pero se haban negado
a otorgar licencias para la produccin de cervezas y otras bebidas alcohlicas,
(9) Arrow, B. Real-Life Protection for Fictional Trademarks. Fordham
Intellectual Property, Media and Entertainment Law Journal, Volumen 21. The
Berkeley Electronic Press: 2011. P. 130-132.
(10) Arrow, B. Ob. citada, p. 120.

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CUANDO LA PROTECCIN TRASCIENDE EL MUNDO REAL

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consideradas perjudiciales para menores de edad. La firma South Australia


Brewing Co. empez a comercializar cervezas y bebidas alcohlicas bajo la
denominacin DUFF, por lo que la cadena FOX instaur una demanda por
infraccin marcaria y por passing off. La Corte Australiana entendi que
exista una clara e importante asociacin entre la cerveza DUFF y los personajes de la serie, enfatiz que la misma haba alcanzado una amplia cobertura
y penetracin en el mercado, adems de ser ampliamente reconocido, por lo
que se haba alcanzado una reputacin y notoriedad considerable en Australia, en relacin a los personajes, nombres e imgenes, incluyendo la cerveza
DUFF. La cerveza DUFF, aun no siendo un personaje, desempeaba un papel
importante en la creacin del medioambiente de la serie. Por lo que los principios aplicables a los personajes y al ttulo de una obra, eran igualmente aplicables a este producto ficticio. En consecuencia, la creacin deliberada por
parte de los fabricantes de una asociacin entre la cerveza por ellos ofertados
y la serie Los Simpsons, a travs del uso del nombre DUFF, cuando tal asociacin es contraria a la poltica expresa de los productores de la serie, constitua
una conducta engaosa (11).
Otro sonado caso fue planteado ante la Corte del Sexto Distrito de Nueva York en los Estados Unidos. La firma DC Comics, Inc, creadores de la
serie SUPERMAN, demand a Jerry Powers, el editor de una publicacin que
se haca llamar The Daily Planet, nombre idntica al reconocido diario ficticio presentado en la serie SUPERMAN. Ambas partes alegaban el derecho
exclusivo sobre el trmino The Daily Planet (cabe acotar que en algn momento, la Powers haba sido propietario de un registro para el mismo, aunque
dicho registro fue cancelado). La Corte encontr que el diario ficticio desempeaba un papel fundamental en el desarrollo de la historia y que DC haba
realizado un esfuerzo considerable para utilizar el personaje de SUPERMAN
en forma conjunta a una serie de productos. Aun cuando no haba sido objeto,
propiamente, de un contrato de licencia, s haba desplegado en varios productos que provenan de tales licencias. Por el contrario, el uso dado por
(11) TWENTIETH CENTURY FOX FILM CORPORATION AND
MATT GROENING PRODUCTIONS INC. vs. THE SOUTH AUSTRALIAN
BREWING CO LTD AND LION NATHAN AUSTRALIA PTY LTD. Corte
Federal de Australia Registro del Distrito de Nueva Gales del Sur. No. NG
155 de 1996 FED No. 365/96.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Powers al trmino The Daily Planet haba sido espordico y breve. Por ello,
nicamente el uso dado por DC Comics a The Daily Planet era suficiente
como para establecer derechos bajo el derecho consuetudinario marcario, a
ms de que el mismo se haba entrelazado inextricablemente en la historia de
SUPERMAN. Por ello, hizo lugar a la demanda, e incluso determin que los
demandados al adoptar The Daily Planet como nombre para su diario haban
tenido la intencin de engaar o al menos, confundir al pblico consumidor
respecto al origen de la publicacin (12).
Un autor se pregunta si la solucin hubiese sido diferente en caso de
que no hubieran existido contratos de licencia por medio y, en virtud a los
mismos, un uso real de las marcas relacionadas con SUPERMAN (13).
PARAGUAY: La posible solucin a estos planteamientos bajo la Ley de
Marcas y la Ley de Derecho de Autor.
En Paraguay, la ley de marcas establece que el registro de una marca
realizado de conformidad a la ley concede a su titular el derecho al uso exclusivo de la misma y a ejercer ante los rganos jurisdiccionales correspondientes acciones y medidas en contra de sus intereses, as como a oponerse al
registro de cualquier signo idntico o similar al suyo (14). En el captulo relativo a las infracciones, la Ley de Marcas determina los distintos supuestos de
infraccin, entre estos: a) la utilizacin en el comercio de un signo idntico o
similar a una marca registrada, cuando ello pudiera producir un riesgo de confusin o asociacin; b) la utilizacin en el comercio de un signo idntico o
similar a una marca registrada para cualesquiera productos, servicios o actividad, cuando ello pudiera causar un dao econmico a su titular o un injusto
por la dilucin de su fuerza distintiva; y c) la utilizacin de un signo en las
mismas condiciones que el punto anterior, pero sin fines comerciales (15). En
igual sentido, el Artculo 80 de la Ley de Marcas prev que los actos susceptibles de causar confusin o riesgo de asociacin con respecto a productos,

(12) DC Comics, Inc. v. Powers482 F. Supp. 494 (S.D.N.Y. 1979).


(13) Arrow, B. Ob. citada, p. 144.
(14) Ley 1294/98 Ley de Marcas Artculo 15.
(15) Ley 1294/98 Ley de Marcas Artculo 84.

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CUANDO LA PROTECCIN TRASCIENDE EL MUNDO REAL

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servicios o establecimientos ajenos y el uso indebido de una marca constituyen actos de competencia desleal (16).
Ante el primer planteamiento, la utilizacin de la marca en un contexto
ficticio o fantasioso, nos preguntamos si el mismo podra configurarse dentro
de los parmetros establecidos anteriormente. Es difcil determinar dado que
para que prospere una accin por infraccin la ley nos exige primeramente
que haya un uso en el comercio. Pero en estos casos, si bien la obra en cuestin es introducida en el comercio, no estamos utilizando la misma para ofertar el producto como tal. Quiz una accin por competencia desleal podra
arrojar mejores resultados, si se prueba suficientemente el riesgo de confusin o asociacin causados y el uso indebido de la marca.
En el segundo de los casos, el uso de una marca ficticia para distinguir
productos y/o servicios, la cuestin se torna tambin dificultosa, puesto que
la ley exige el registro de manera a que pueda prosperar la accin por infraccin. En consecuencia, el propietario de la obra debe haber registrado la marca ficticia como marca para poder promover la mencionada accin. En muchos casos, mientras que el titular opta por registrar el ttulo de la obra, difcilmente registre tambin los dems elementos desarrollados a lo largo de la
misma, salvo que tenga intencin de otorgar licencias bajo tales denominaciones. Adems, debe producir un riesgo de confusin o asociacin entre los
consumidores, otro extremo en suma difcil, puesto que es dudoso que un
consumidor confunda el origen de un producto en el mercado con una marca
ficticia en una obra. Ello depender del grado de notoriedad de la obra y del
papel desarrollado por la marca ficticia dentro de la obra.
Quiz existan mayores posibilidades si se alega una dilucin de la fuerza distintiva de la marca, pero nuevamente, nos encontramos ante el requisito
del registro; y la fuerza adquirida por la denominacin ficticia en la mente de
los consumidores.
La accin por competencia desleal nos libera de la carga del registro,
pero para que ella prospere, se debe probar la confusin (entre los servicios,
empresa o establecimientos ajenos y los del infractor) y el uso indebido de la
(16) Ley 1294/98 Ley de Marcas Artculo 80.

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marca. Nuevamente, requerimos que la marca sea registrada o al menos, solicitada para poder alegar un acto de competencia desleal.
Un precepto adicional que debemos mencionar es la prohibicin del
registro de signos que violen derechos de autor, contemplada en el Artculo
2, inciso h) de la Ley de Marcas. El anlisis aqu se centra en preguntarse si
la marca ficticia se encuentra protegida por la Ley de Derecho de Autor o si la
misma constituye un mero accesorio a la obra y por lo tanto, pasible de uso
posterior por un tercero. Sobre ese punto nos centramos en el prrafo siguiente.
En lo que respecta a la proteccin otorgada por la Ley de Derecho, la
legislacin paraguaya estatuye que la proteccin del derecho de autor recae
sobre todas las obras del ingenio independientemente de su gnero o forma de
expresin y del objeto material que contiene a la obra (17). No se requiere el
registro para que opere la proteccin. La ley define a la obra como toda creacin intelectual, en el mbito literario o artstico (18) y seguidamente, en
el Artculo 4 describe cuales son las obras susceptibles de proteccin.
Adems, protege expresamente el ttulo de la obra, si el mismo es original y la forma de expresin de las ideas del autor, tal cual como las mismas
son explicadas, descritas, ilustradas, etc. Cabe destacar que la ley solamente
protege la forma de expresin y no las ideas.
En consecuencia, quiz la forma de expresar una marca ficticia y desarrollarla dentro del contexto de una obra quedara protegida bajo el escudo
autoral, si la misma es suficientemente descripta y detallada y cumple un papel fundamental en la misma.
Si bien en nuestro pas no han habida casos de demandas por infraccin
de marcaria, podemos mencionar un caso relacionado a la obra audiovisual 7
cajas, estrenado en el ao 2012. En una escena de la pelcula, se utiliz la
expresin correee Vctor, la cual fue popularizada va redes sociales y gran

(17) Ley 1328/98 - De Derecho de Autor y Derechos Conexos. Artculo 3.


(18) Ley 1328/98 - De Derecho de Autor y Derechos Conexos. Artculo 2.

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CUANDO LA PROTECCIN TRASCIENDE EL MUNDO REAL

317

parte de la poblacin comenz a reproducirla con la misma cadencia fontica.


Incluso, un poltico de nombre Vctor la utiliz como eslogan para su campaa. Los productores de la pelcula en un principio, observaron con agrado la
popularidad adquirida por la frase, pero luego, consideraron su utilizacin en
ciertos crculos (como el mbito poltico, segn lo mencionado anteriormente), como un uso indebido y hasta peligroso. Por ello, optaron por el registro
de las frases ms reproducidas por el pblico en varias clases de la nomenclatura internacional. El caso no lleg a tribunales, sino que los productores como
primera medida, optaron por colacionar a quienes utilizaban en forma indebida tales frases, con lo que se dio solucin al problema, sin necesidad de recurrir a los estrados judiciales.
Conclusin.
No existen respuestas directas.
La utilizacin de marcas en ficcin genera una serie de debates y planteamientos que no parecen tener una respuesta determinante, sino que deben
ser analizados a la luz de cada caso en particular. En efecto, la utilizacin de
una marca en una obra podra o no constituir un ilcito segn el tipo de uso.
En muchos casos, no constituira siquiera un ilcito, si el autor de la obra ha
obtenido el consentimiento del propietario de la marca. Pero cuando no existe
tal consentimiento o cuando se utiliza un signo similar o un signo relativamente genrico o descriptivo, deberan probarse varios extremos, puesto que
todos somos libres de expresar nuestras ideas. En primer trmino, el grado de
notoriedad de la marca utilizada; en segundo trmino, si existe un riesgo de
confusin o asociacin en los trminos de las legislaciones marcarias. Siempre parecera que debe tenerse presente que estamos ante un uso en ficcin y
que lo que realmente el autor o productor pretende promocionar es una obra,
no un producto, no un servicio, sino una forma de expresar ideas.
Por otro lado, la utilizacin de una marca creada para una obra en el
mundo real tambin conlleva una serie de cuestiones: Tenemos una accin
bajo el rgimen de marcas o bajos las leyes que protegen derechos autorales?
Si nos inclinamos por el primero, parece menester contar con al menos un
registro y un verdadero uso de la marca para productos/servicios, aunque sea
bajo licencia. Si optamos por las segundas, debemos probar que la marca fic-

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

ticia ha sido suficientemente desarrollada dentro de la obra y fundamental


para el desenvolvimiento de la trama.
En todos los casos, es primordial tomar en consideracin la respuesta
de los consumidores en el mercado.
Podrn los mismos trazar un vnculo entre el fabricante/empresario y
el productor o autor mediante el signo en disputa?

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LA NATURALEZA DE LA ACCIN EN LOS JUICIOS


DE INDEMNIZACIN DE DAOS Y PERJUICIOS
Por Aldo Eduardo Len (*)

Sumario: 1. Dao a la persona introduccin, 2 Actio in iure hereditatis,


2.1. Posiciones contrarias, 2.2 Muerte instantnea o muerte sobrevenida, 3.
Actio in iure sanguinis, 3.1. Posiciones contrarias, 4. Actio in iure proprio, 5.
Conclusin, 6. Dualidad de Acciones.
1. Dao a la persona.
La tragedia del 1 de agosto del 2004, ocurrido en el Supermercado Ycua
Bolaos, produjo una marea de acciones judiciales de las vctimas, quienes
reclamaban su derecho a la reparacin del dao sufrido; este hecho, impulso
la realizacin del presente trabajo, donde trataremos de analizar la naturaleza
de accin civil emergentes del dao a la persona, y especficamente en el caso
de muerte.
Los actos ilcitos comprendidos en dao a la persona, atentan contra
el derecho o inters que las personas tienen a que se respete su existencia
material; y, en el mbito de la responsabilidad civil, es muy discutido y discutible esa verdad, si la accin nace en la cabeza del muerto quien fue privado
de la vida o bien, en la cabeza de quienes sufrieron un dao cierto, sea que
abarque la esfera patrimonial, moral o en el grupo familiar circunscrito a los
parientes. En el primero podemos hablar de iure hereditatis, en el segundo de
in iure propio; y por ltimo ius sanguinis.
(*) Juez de Primera Instancia en lo Civil y Comercial. Profesor de Contratos, segunda ctedra.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

La cuestin es materia interesante no solo desde punto de vista terico


sino tambin prctico; porque el hecho de establecer la naturaleza de la accin de responsabilidad civil, en los nombrados diversos ttulos, puede aumentar o disminuir los sujetos legitimados de la accin, y en consecuencia
puede existir por un solo hecho varios legitimados y la misma depende, de
cul es la teora que cada uno escoja para interponer la accin; porque pudiera
darse que las personas son las mismas y solo se discuta el ttulo en base al cual
los mismos pueden solicitar la indemnizacin. Adems resulta claro que la
reparacin solicitada en base los asignados diversos ttulos (ius sanguinis,
iure propio o ius hereditatis); sern en consecuencias diversas las medidas de
la cuanta de la indemnizacin, diversa la carga probatoria, diverso el ejercicio del derecho de terceros etc. A continuacin exponemos las teoras citadas,
as como sus crticas doctrinales:
2. Actio iure hereditatis.
La accin nace en la cabeza del muerto; vctima directa del ilcito y
como no puede ser ejercida por su titular (porque est muerto), entonces la
accin pasa a sus herederos como continuadores de la personalidad del difunto (1).
Esta corriente parte de la consideracin de que la vida es el bien supremo, y sin ella, no puede gozarse ningn otro bien. La vida humana tiene de
por s un valor econmico cuya prdida debe indemnizarse. El derecho a la
reparacin -se afirma- integra el patrimonio del causante como si se tratase de
uno cualquiera de los bienes de la herencia, al margen que la vctima hubiere
o no promovido las acciones en vida (2).
(1) Martnez Wilfredo Eladio, Derecho Sucesorio en la Legislacin
Paraguaya, ed. La Ley S.A., pg. 17: Caracterstica esencial del derecho romano descansa en el principio de que el heredero es la continuacin de la
personalidad del difunto.
(2) MONTEL A Gli eredi e lazione di risarcimento per luccisione del
de cuius, Estrato da il Foro della Lombardia, anno 1, fas. 1, Ed. A. Milani
Cedam Padova ao 1931 pg. 11. Este autor sostiene que sera injusto adems
que un herede extrao como por ejemplo un cuerpo moral o el Estado consiguiese el resarcimiento, por la muerte del de cuius, que nunca los ha conocido

LA NATURALEZA DE LA ACCIN EN LOS JUICIOS


DE INDEMNIZACIN DE DAOS Y PERJUICIOS

321

Esta accin los pueden ejercer los titulares, previa demostracin de su


calidad de heredero del damnificado.
2.1. Posiciones contrarias.
Los argumentos que se expresan para refutar sta corriente podemos
resumirlos en los siguientes:
1) El derecho a la vida es de carcter personalismo, por lo que la misma
es intrasmisibles a los herederos del muerto (3).
2) Las fuentes romanas, reafirman el principio Liberum corpus aestimationem non recipit (4). El cuerpo de un hombre no tiene precio; es decir,
no es susceptible de estimacin econmica (5); por tanto, ningn derecho puede pasar al heredero como consecuencia de la muerte del de cuius (6).
3) El ejercicio iure hereditatis de una accin, solo es posible cuando el
derecho que se intenta hacer valer, hubiera sido adquirido por el de cuius en el
momento de la muerte.
4) El trmino importa una contradiccin en s misma y se encuentra en
el concepto vivir y tener derecho al resarcimiento que viene de la propia muerte.
y de cuya muerte pueda lucrar, mientras nada corresponda a un pariente que
no es heredero que conviva con el difunto y que de la muerte del mismo ha
sufrido un notable dao.
(3) MONTEL ALBERTO, La legittimazione attiva nellazione di risarcimento per la morte de una persona. Estratto da Temi Emiliana, anno VII,
1930, n. 5. Ed. Antonio Milani, pg. 14.
(4) Digesto 9.4, 7 y Digesto .9.1,3.
(5) MONTEL A Obr. cit. Sostiene que la accin se transmite in iure
hereditatis, fundado en varios pasos del Corpus Iure Civile: D.9,2,7,4;
D.9,15,1; D.9,2,51,1; y D.9,1,1,17.
(6) Trad. LFr. 13.pr. D.92. Ulpiano Un hombre libre tiene en su nombre la accin til de la ley aquilia, pues no tiene la directa porque nadie es
considerado dueo de sus miembros.

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Guillermo Borda, sintetiza su oposicin a esta doctrina, fundado en lo


sigte.: Es necesario determinar si la muerte hace nacer una accin a favor
de la vctima que luego pueda transmitir a sus herederos. Esto decide a nuestro entender la cuestin: No puede nacer un derecho a favor de un muerto.
Este deja de ser persona en el mismo momento en que se produce el dao
(muerte); Por consiguiente, la muerte en s misma no da lugar al nacimiento
de una accin en cabeza del muerto que luego se transmite a sus herederos,
estos solo pueden accionar iure propio, en razn del perjuicio que a ellos
personalmente les ha producido aquel infortunio (7).
2. 3. Muerte instantnea y muerte sobrevenida.
Es clsica la discusin entre los sostenedores de la teora Actio iure
hereditatis, sobre el momento de la muerte, si el deceso sobrevino inmediatamente (muerte sbita) o transcurri un tiempo aunque breve entre la lesin y
la muerte. Por ejemplo, si en un accidente una persona muere instantnea o
sbitamente, un sector entendi que tal hecho habra impedido que se consolidara en la cabeza de la vctima un derecho a obtener la reparacin del
dao, pues para adquirir cualquier derecho es necesario estar vivo. En cambi cuando el fallecimiento de la vctima se produce algn tiempo despus,
tiene derecho a la reparacin del dao sufrido con anterioridad a su deceso(8).
La cuestin se vuelve un poco absurda e incongruente, porque cuando
una persona viene herida, tiene derecho al resarcimiento del dao; y por lo
tanto, a transmitir a sus herederos. Sin embargo, no podra adquirir y tampoco
transmitir este derecho cuando haya fallecido instantneamente (9). Dicha si(7) BORDA G. Tratado Derecho Civil Obligaciones, Ed. Abeledo-Perrot, Ll. Pg. 436.
(8) SPOTA en cita de Mosset Iturraspe, Responsabilidad por dao, tomo
ll, parte Gral, Ed. Ediar, ao 1993, Bs. As. pg. 151. La estimacin de la vida
humana como valor econmico que destruye con la muerte y el temor a las
dificultades que entraa la demostracin efectiva del dao, llevan indudablemente a sostener esta accin iure hereditatis, pero tambin tiene sus inconvenientes puesto que la transaccin o renuncia por el causante alcanza a sus
herederos y adems los acreedores del causante pueden embargar la indemnizacin que a l le era debida.

LA NATURALEZA DE LA ACCIN EN LOS JUICIOS


DE INDEMNIZACIN DE DAOS Y PERJUICIOS

323

tuacin, debera tener mayor proteccin de la norma jurdica, atendiendo que


se trata de un dao ms grave (como la muerte), donde incluso, el deudor o
victimario podra liberarse de la obligacin de reparar si no existe un pariente
que le suceda. Lo que en caso de un hecho menos grave (heridas) podra estarlo. Habamos dicho que para que se consolidara esta accin en cabeza de la
vctima era necesario estar vivo aunque sea un solo instante; por lo tanto, para
adquirir este derecho era necesario estar vivo; situacin esta que ya se encuentra superada. Porque siendo la muerte, efecto del accidente posterior en
el tiempo, basta que se produzca un solo instante de vida para el nacimiento
de esta accin, situacin desde el punto de vista mdico legal (que es aqu la
que cuenta), niega la contemporaneidad de ambos eventos (10). Es decir que
necesariamente existe un instante, por ms minsculo que sea, en que la vctima est viva (11).
Esta doctrina, que en su momento tuvo sus legtimos sostenedores, como
aplicacin legislativa encontramos en el proyecto de FREITAS, que inspir la
mayora de los cdigos latinoamericano (El Argentino: 1.084 y 1.085), el Art.
3.643 que si bien el jurista Brasileo evidencia la voluntad de acordar la accin iure hereditatis al expresar todas las ganancias que el muerto podra
adquirir, pueden solo ser exigidas por el cnyuge sobreviviente condmino y
por los herederos necesarios del fallecido que no rechazaron la herencia. El
(9) BUSTO REDONDO, cit. Por Mosset Iturraspe. Ob. Cit. pg. 153.
Entiende que la accin resarcitoria de los daos causados por la muerte de una
persona, nace en el instante mismo de la muerte, y no al producirse la lesin
mortal.
(10) MOSSET ITURRASPE J Ob. Cit. Pg. 156. De posicin contraria
dice: La accin que la vctima hubiere efectivamente promovido durante sus
vida, solo ser procedente por los daos ciertos y actuales, que hubiere padecido y no por los daos futuros, y en esa medida se transmitir a sus herederos.
(11) En otro punto de nuestra exposicin habamos manifestado que
aun admitiendo que el herido puedo accionar cualquiera fuera la extensin del
lapso; la extensin entre las lesiones y la muerte, por el detrimento moral y
fsico que aquellas le causaron sobrevenido el deceso sin interrupcin del nexo
causal, la accin de reparacin por lesiones de la cual era titular la vctima se
extingue y nace en la cabeza de los terceros damnificados por esa muerte.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Cdigo Civil Paraguayo da una preponderancia al principio estudiado, en el


Art. 1865 al establecer: La accin civil puede ser ejercida por la vctima o
por sus herederos forzosos (sic).
3. Actio in iure sanguinis.
La actio in iure sanguinis da una preponderancia al vnculo de sangre, y
sostiene, que solo los parientes ms prximos al difunto estn legitimados
para accionar. La indemnizacin debida a los familiares es iure sanguinis et
ex vindicta (12); es decir, por el dolor causado por la muerte del cabeza de
familia, y la perturbacin psquica que sufrieron quienes por largos aos vivieron y compartieron con el muerto.
3.1. Posiciones contrarias.
Los argumentos que rechazan esta corriente podemos sintetizarlos en
los siguientes:
a) Se aparta de la sancin reparadora para consagrar otra de carcter
represivo (13).
b) Prescinde de la individualizacin y la prueba del dao cierto, presupuesto de la responsabilidad.

(12) MONTEL ALBERTO, La legittimazione attiva nellazione di risarcimento per la morte de una persona. Estratto da Temi Emiliana, anno VII,
1930, nro. 5. Ed. Antonio Milani, pg. 10.
(13) MOSSET ITURRASPE JORGE, opus cit. Citando a Stark dice:
Consagrar un derecho a la indemnizacin a ttulo personal por la prdida de
un ser querido, pariente, en grado prximo, prescindiendo de la efectiva demostracin del dao, o bien admitir la prueba en contrario del dao, significa
cambiar la ndole de la sancin, atribuir una suma de dinero al solo ttulo de
miembro de la familia del difunto, al estilo de la composicin, de las leyes
brbaras de la venganza del wehrgeld, y de ah la denominacin actio iuris
sanguinis et ex vindicta.-

LA NATURALEZA DE LA ACCIN EN LOS JUICIOS


DE INDEMNIZACIN DE DAOS Y PERJUICIOS

325

c) Pretender en la actualidad el vnculo de parentesco como presupuesto nico y exclusivo de la accin, es insostenible e inaceptable para nuestro
sistema jurdico, teniendo en cuenta que no todas las veces los herederos o
parientes sufren un perjuicio por la desaparicin del de cuius; a veces, ello
resulta en una ventaja como podra ser el caso que por la prematura muerte
haya recibido una cuantiosa herencia, o bien se ha liberado de la obligacin
de prestar alimento.
4. Actio in iure propio.
La actio in iure propio, es la accin indemnizatoria que se ejerce a ttulo personal por quien ha sufrido algn perjuicio sea patrimonial, material o
psicolgico derivado de la misma muerte. El accionante no persigue el resarcimiento del perjuicio sufrido por la vctima, sino el perjuicio que el mismo
experimenta en su propio patrimonio o en su persona (14). El dao no consiste en la perdida de la vida o en la lesin en s misma, sino ms bien en las
consecuencias patrimoniales que deriva de la muerte de la vctima (15). En el
ejercicio de esta accin no rige el principio de la prueba legal; es decir, que se
necesita probar los extremos argumentados.
Para el ejercicio de esta accin tiene poca o ninguna importancia el
grado de parentesco, dado que no se circunscribe al entorno familiar, sino que
se extiende a toda persona que ha demostrado un dao cierto y un perjuicio
susceptible de apreciacin pecuniaria. Esta corriente llamada tambin intermedia, es cercana a la accin iure sanguinis, que en ms de las veces han
llegado a confundirse con el iure propio. La diferencia consiste en el hecho
que la primera (ius sanguinis) establece el derecho al resarcimiento restringido a los parientes, mientras la segunda (iure propio), extiende este derecho a
toda persona que haya sufrido un dao, sea de naturaleza patrimonial, material o psicolgica.

(14) MONTEL A. Obra cit. Pg. 13.


(15) SCIALOJA. BRANCA, Comentario del Codice civile, Libro quarto, delle Obbligazioni, Massimo Franzoni dei Fatti Illeciti, Art. 2043-2059,
pg. 915.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Alberto Montel sintetiza la accin in iure propio en las siguientes palabras: ello se funda sobre un principio de razn natural sancionando por todas
las leyes que cualquier hecho que ocasione un dao a alguno, obliga a quien
es responsable a resarcirlo (16).
4. Conclusin.
Despus de todo lo expuesto sobre las teoras, sus fundamentos y crticas sealadas, la pregunta es: Cul es la favorable a nuestra realidad jurdica?: a los herederos del difunto iure hereditario, a los parientes ms prximos
iure sanguinis o a los que demuestren un perjuicio iure propio.
Los argumentos expuestos y sostenidos por cada una de las posiciones,
tienen fundamentos interesantes, por lo que abogar por una solucin nica
sera temeraria y a la vez restrictiva o extensiva segn la posicin que se
adopte.
En el dao a la persona y especficamente en caso de muerte surgen dos
derechos distintos e independientes de resarcimiento:
a) iure hereditatis, es decir como continuadores de la personalidad del
de cuius: Las acciones que corresponden a los parientes como herederos del
patrimonio de la vctima, como por ejemplo desde que se produjo el hecho
ilcito (heridas), se han realizado gastos hospitalarios, medicamentos, transportes, curaciones, es decir, todos los egresos pecuniarios, que la vctima tuvo
que realizar para su recuperacin total. As mismo, dentro del mismo rubro
debemos considerar el lucro cesante es decir todas las ganancias que dejo de
percibir, porque dej de trabajar como consecuencia de la herida. Es indudable que ese dao sufrido por la vctima en su patrimonio puede ser reclamado
por sus herederos a ttulo de tales (17).
(16) MONTEL ALBERTO, obras. Cit. Nro. 2. Pg. 13.
(17) ANDORNO L. Responsabilidad civil: La legitimacin activa in
iure proprio, en caso de muerte de persona en el derecho francs y argentino;
Jurisprudencia Argentina, ao 1979. En esta misma lnea de pensamiento el
citado profesor considera que la muerte en s misma no da nacimiento a una
accin iure hereditati, sino simplemente a una accin iure propio a favor de

LA NATURALEZA DE LA ACCIN EN LOS JUICIOS


DE INDEMNIZACIN DE DAOS Y PERJUICIOS

327

b) iure propio: Para esta accin estn legitimadas todas las personas
que hayan sufrido un perjuicio en su propia esfera personal, como el dao
psicolgico por la desaparicin forzada, los daos por prdida de chance. El
dao patrimonial, como podran ser las ventajas que reciba de la vctima,
como el pago de colegio, manutencin, alimento, albergue, etc.
5. Dualidad de las acciones.
Las acciones arriba mencionadas no colisionan entre s, as como tampoco podemos hablar de doble indemnizacin en caso de que los herederos
reclamen la accin en su condicin de herederos y como persona perjudicada
por la desaparicin prematura del de cuius (18).
En sntesis podemos decir que un heredero puede accionar iure hereditatis por los perjuicios materiales sufrido por el de cuius a condicin de acreditar lo extremos afirmados; as como por los daos y perjuicios que el mismo
sufri personalmente en su patrimonio y en sus propios sentimientos o sea in
Iure proprio (19).
quien acciona por una dao cierto, actual o futuro, derivado de la muerte de
una persona.
(18) ANDORNO LUIS, obra. cit. pg. 704; trae a colacin las jornadas
de derecho civil realizadas en la ciudad de Rosario, que nosotros citamos porque refleja la postura doctrinal del tema tratado en Argentina: Dictamen A: la
accin iure hereditatis, habilita a sus titulares a reclamar los daos que el
causante sufri en vida (por ej. Gastos de farmacia, hospitalarios etc.) nada se
opone a que los sucesores acumulen esta accin a la que ejercitan iure proprio.
(19) MARTNEZ RAVE GILBERTO, Responsabilidad civil Extracontractual, Editorial TEMIS, Bogot, 1998, pg. 578. Para el citado autor el
heredero puede escoger una de las siguientes posibilidades: a) como causahabiente de la vctima, es decir como continuador de su patrimonio, demandar
en nombre de la sucesin, ente sin personera jurdica pero reconocido por la
ley; b) a nombre personal exigir la indemnizacin de los daos y perjuicios
personales y directos que ha recibido. Es decir, puede demandar por daos de
rebote sufridos con la muerte de otro. Pero para reclamar daos de rebote,
no lo podr hacer a nombre de la sucesin, como continuador patrimonial de
la vctima, sino a ttulo personal.

328

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

En este caso no estamos en presencia de una doble indemnizacin, por


un mismo hecho como muchos pretenden sostener; a mi modo de ver no existe una doble indemnizacin, lo que existe son dos obligaciones con caractersticas tambin muy diferentes, nacidas bajo ttulo diverso: la Primera iure
hereditatis donde se reclama por todos los perjuicios ocasionados en el patrimonio del causante (gastos mdicos, remedios, gastos hospitalarios, etc.) y
pertenece a los legtimos herederos, quienes pueden accionar en su carcter
de tales. Los mismos para demandar a nombre de la sucesin tienen que demostrar la calidad de causahabiente. Cualquier heredero (en caso de pluralidad de herederos) puede demandar para la sucesin por el resultado de la
accin no es en beneficio personal del mismo (heredero accionante), sino ms
bien de la comunidad de herederos, es decir de todos los herederos que recibirn en proporcin a sus derechos sucesorios. Segunda: iure proprio como habamos dichos es la indemnizacin que se reclama a ttulo personal por los
daos y perjuicios personales y directos que ha sufrido la persona, Para demandar la accin por iure propio basta probar el perjuicio que puede resultar
en la persona o sentimiento y no del parentesco.
Por lo expuesto concluimos que no existe contraposicin para que una
persona pueda interponer ambas acciones iure proprio e iure hereditatis (20).

(20) ANDORNO LUIS, opus cit. Pg. 704, estimamos que es posible
que un heredero accione iure hereditatis, por perjuicios materiales sufridos,
por el cujus, a condicin de que acredite su carcter de tal es decir de heredero, lo que obviamente no ser menester en el supuesto de quien acciona iure
proprio.

329

ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA


RESPONSABILIDAD CIVIL POR INFECCIONES
HOSPITALARIAS
Por Alfredo A. Montanaro (*)

1. Introduccin.
El tema de las infecciones hospitalarias resulta una materia de intranquilidad de la medicina mundial, que ha merecido de antao una permanente
evaluacin de los riesgos a los que los pacientes se encuentran expuestos, en
alto porcentaje, por el mero hecho de internarse en un establecimiento mdico. De hecho la dimensin del peligro se encuentra confirmada universalmente por la misma colectividad galena tal es as que son tan estadsticamente
probables que no pueden ser evitadas.
2. Consideraciones preliminares.
Se entiende como Infeccin Hospitalaria a toda infeccin adquirida
durante la internacin y que no estuviese presente o incubndose al momento
de la admisin del paciente para el cuidado especfico o al alta del centro de
salud, que se manifieste clnicamente, sea por la observacin directa, durante la ciruga endoscpica u otros procederes, pruebas diagnsticas o basadas
en el criterio clnico. Se incluyen aquellas que por su perodo de incubacin
(*) Asistente en la Ctedra de Introduccin a las Ciencias Jurdicas de
la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de
Asuncin.

330

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

se manifiestan posteriormente al alta del paciente y se relacionan con procederes, actividad hospitalaria o con los servicios ambulatorios (1).
El origen de las infecciones hospitalarias al parecer se remonta al de los
hospitales alrededor del ao 325 de nuestra era cuando fueron creados como
expresin de caridad para los enfermos, por lo que esto no constituye un fenmeno desconocido.
Los estudiosos de este problema sanitario admiten que en el medio hospitalario, la adquisicin de una infeccin no resulta poco corriente por lo que
no es posible aspirar a la erradicacin completa de este tipo de infecciones y
que es inevitable que se produzca un nmero de ellas que se denomina mnimo irreductible. Es decir, seran un nmero de infecciones que siempre van a
producirse, incluso en el caso de que se dispongan todas las medidas preventivas posibles.
La infeccin hospitalaria es una enfermedad endemo-epidmica de los
establecimientos hospitalarios, controlable pero difcilmente erradicable provocada por distintas causas, muchas veces inevitables y difciles de combatir
aun cuando se desplieguen medidas profilcticas tendientes a ser evitadas. En
efecto bacterias, hongos y un sinnmero de patgenos estn tras estas infecciones. Existen igualmente factores adicionales de riesgos tales como las malas o deficientes condiciones de aseo de los establecimientos asistenciales,
incorrecta limpieza del quirfano, inadecuada esterilizacin del material quirrgico, una incorrecta limpieza de los filtros de aire acondicionado o una
desaprensiva preparacin del paciente; as como el desarrollo de esas actividades por personal no idneo, o incorrecto manejo de los llamados residuos
hospitalarios, atento a la normativa que rige a estos.
En efecto, aun en aquellos centros de gran especializacin y con mejores condiciones, no se ha podido evitar la aparicin de infecciones hospitalarias y esto por cuanto que segn estadsticas e informes mdicos las infecciones hospitalarias no son prevenibles si bien algunas, pueden con medidas muy
simples y econmicas pero no por ello fciles de lograr.
(1) Programa Nacional de Prevencin y Control de Infecciones Hospitalarias. MINSAP. Ciudad Habana, 1999. pp. 1-15).

ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA RESPONSABILIDAD CIVIL


POR INFECCIONES HOSPITALARIAS

331

La jerga mdica reconoce que las infecciones pueden ser endgenas


(producidas por la propia flora bacteriana del paciente) o exgenas (como
resultado de la transmisin de grmenes por parte del personal hospitalario o
de las visitas, va area o por el contacto de las manos o de objetos tocados
por las manos del personal hospitalario o de las visitas. Esta distincin es
sumamente importante por cuanto que de acuerdo al origen de la infeccin se
podra reclamar responsabilidad al ente hospitalario.
3. Responsabilidad objetiva. Responsabilidad subjetiva - Obligaciones de Medio, Obligaciones de Resultado - Criterios doctrinales.
Partamos de la base de que la responsabilidad civil puede tipificarse
con arreglo a diversas circunstancias o clasificaciones, todas acordes a qu
tipo de obligacin se ha producido.
Una clnica es jurdicamente una persona moral de derecho privado que
explota un lugar donde son atendidos los pacientes sometindose a disposiciones legislativas y reglamentarias especficas a sus actividades. Por esa razn, dispone de locales, equipamiento tcnico, materiales y productos, y emplea asimismo a personas calificadas. La actividad de la clnica es objeto de
mltiples contratos que rigen sus relaciones con diversos factores entre los
que cabe citar el contrato con los pacientes (albergue y atencin mdica).
Uno de los criterios ms utilizados es que las clnicas o aquellas entidades prestadoras de servicios mdicos cumplen debidamente su obligacin contratando profesionales mdicos habilitados para ejercer su profesin cuya idoneidad y competencia fueran inobjetables. Cumplido esto si sobreviniere cualquier problema de tinte mdico, el mismo sera responsabilidad del profesional mdico mas no del centro asistencial.
A los efectos de dilucidar medianamente dnde y en qu tipo de responsabilidad se debe encuadrar a la de los centros hospitalarios a consecuencia de
una infeccin hospitalaria cabe primeramente hacer algunas consideraciones
sobre los tipos de obligaciones y los tipos de responsabilidades segn la doctrina.

332

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Se distinguen obligaciones de medio y de resultado. Entendemos que


esta clasificacin es dbil, considerando que en el fondo todas las obligaciones son de medios en cuanto que en todas, sin excepcin, el deudor debe obrar
con prudencia y diligencia a lo menos normales. En efecto, eventos tales como
la fuerza mayor o caso fortuito, exonerantes de responsabilidad aun en las
obligaciones que podran llamarse de resultado, son justamente los que nos
llevan a tener que poner en tela de juicio tal clasificacin.
En las obligaciones de medio o medios, el deudor no se compromete a
ejecutar un hecho preciso y determinado, sino a poner la debida diligencia y
cuidado, quedando obligado a entregar su diligencia conducindose prudentemente en vista del logro del resultado deseado. Se obliga a hacer, a poner
los medios adecuados para la consecucin del fin, sin que en modo alguno
quedara absolutamente obligado a obtener ese fin. En otras palabras, el deudor promete emplear todos los medios para obtener la ventaja que interesa al
acreedor, aunque no queda obligado a alcanzarla. Cuando no se llega al resultado apetecido, no obstante haber puesto el deudor el esfuerzo, la diligencia y
el cuidado a que estaba comprometido, ninguna culpa le es imputable y ninguna responsabilidad puede exigrsele.
En el ejercicio de la profesin mdica creemos que estamos en presencia de este tipo de obligacin salvo aquellas intervenciones mdicas que hacen a la esttica donde podra encuadrarse la obligacin como de resultado.
En rigor de verdad creemos que en todos los casos en que sea dudoso el
encuadre de la obligacin debe resolverse atendiendo a la circunstancia de
que el resultado est o no al alcance de quien despliega la actividad. En esta
ltima hiptesis la obligacin ser de medios.
En las Obligaciones de resultado, la prestacin es el fin mismo buscado
por el acreedor, el cual debe ser suministrado por el deudor, son obligaciones
determinadas. El deudor queda obligado a realizar un hecho establecido, debe
lograr un resultado Cuando no se llega al resultado apetecido, no obstante
haber puesto el deudor el esfuerzo, la diligencia y el cuidado a que estaba
comprometido, pero por causas fortuitas o ajenas a la conducta desplegada
por el deudor ninguna culpa le es imputable y ninguna responsabilidad puede
exigrsele.

ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA RESPONSABILIDAD CIVIL


POR INFECCIONES HOSPITALARIAS

333

La importancia de esta clasificacin reside en que en las obligaciones


de medio sern inexcusables probar la culpa del deudor en tanto que en las de
resultado la culpa se presumir por el solo incumplimiento, siendo el deudor
quien debe demostrar las causas de su exoneracin.
En definitiva, cuando la obligacin es de medio el deudor se exonera de
responsabilidad probando diligencia y cuidado; en tanto que cuando la obligacin es de resultado, este deber probar una causa extraa.
Las derivaciones primordiales que buena parte de la jurisprudencia y
un amplio sector de la doctrina le han reconocido a las obligaciones de medio
y resultado son que en las de medio no se presume la culpa y en las de resultado solo cabe como defensa la prueba de la fuerza mayor.
En cuanto a los tipos de responsabilidad existen la subjetiva y la objetiva. La primera es la que se funda en el dolo o en la culpa de una persona. La
responsabilidad subjetiva, que es la de nuestro Cdigo Civil, constituye la
doctrina clsica o tradicional en materia de responsabilidad, pero no es posible desconocer que la responsabilidad objetiva ha ganado terreno progresivamente.
La subjetiva, por su parte, se produce con independencia de toda culpa.
La que se funda en el riesgo.
4. Situacin de los centros hospitalarios.
La medicina es una de las actividades profesionales ms expuestas en la
actualidad al riesgo de acciones de indemnizacin de perjuicios. En materia
de responsabilidad mdica no existe discrepancia en la doctrina. La obligacin es de medio salvo casos excepcionales como pueden ser cuando se est
en presencia de cirugas estticas. Hay consenso unnime acerca de que es el
paciente quien debe acreditar la culpa imputada al facultativo mdico en el
desarrollo del tratamiento o en el acto quirrgico sealando la existencia de
negligencia o en su caso de errores, sea, en los diagnsticos o en el tratamiento.
En cuanto hace al ente asistencial, este ha de responder por todos aquellos daos que tengan un nexo adecuado de causalidad con la actividad que

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

desarrolle y solo podr excusarse acreditando la quiebra del nexo causal implicando esto ltimo la evidencia de la existencia de un hecho fortuito, el
hecho de la propia vctima o culpa de un tercero por quien no ha de responder
Al parecer una cuestin difcil de zanjar ha sido la de esclarecer la problemtica que hace a la responsabilidad de aquellos centros o establecimientos asistenciales de salud por infecciones intrahospitalarias.
Ciertamente los pacientes hospitalizados estn seriamente expuestos a
un descenso de su defensa natural a las infecciones. Tambin el creciente aumento de procedimientos quirrgicos invasivos crea varias rutas de infeccin.
No obstante ello, debemos dejar sentado que en materia de responsabilidad de clnicas y establecimientos asistenciales de salud se ha verificado
una interesante evolucin cuyo proceso merece ser destacado.
Se ha establecido que las infecciones de las que puede ser presa una
persona pueden ser endgenas (producidas por la propia flora bacteriana del
paciente) o exgenas (como resultado de la transmisin de grmenes por parte del personal hospitalario o de las visitas, va area o por el contacto de las
manos o de objetos tocados por las manos del personal hospitalario o de las
visitas o por mala praxis higinica)
Cada episodio de infeccin hospitalaria es un hecho nico que amerita
una valoracin cabal a fin de establecer si se ejecutaron o no las medidas
recomendadas para su prevencin con el objeto de poder determinar si se actu o no diligentemente, es decir demostrar que no hubo desidia. De hecho la
acreditacin de una infeccin crea de por si una presuncin de culpa contra el
nosocomio.
En efecto una cosa es ingresar a una clnica u hospital a los efectos de
ser sometido a cierta intervencin quirrgica que de por si conlleva riesgos y
otra es contraer una severa infeccin que antes de ingresar no se la tena y que
esa sea producto de circunstancias ajenas a la propia salud del paciente y de la
misma intervencin a la que fue sometido si es el caso.

ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA RESPONSABILIDAD CIVIL


POR INFECCIONES HOSPITALARIAS

335

Recurdese que las infecciones no solo se contraen en pacientes que


han sido objeto de intervenciones quirrgicas sino que aquellos que eventualmente pasan por las premisas del centro internndose o recibiendo alguna que
otra asistencia ms all de la normal en la clnica mdica.
Todas esas situaciones deben ser analizadas ya que dan lugar a la responsabilidad con fundamento en la obligacin de indemnizar y esto por tratarse un menoscabo exgeno a los riesgos propios de la prestacin en s misma.
Algunos tratadistas han sentado que la responsabilidad de los centros
de salud ante situaciones de infecciones intrahospitalarias es una cuestin de
responsabilidad objetiva, mientras que para otros existe una responsabilidad
subjetiva.
Para concluir a qu tipo de responsabilidad se debe hacer frente, es necesario tener en cuenta aspectos que hacen a factores de riesgos endgenos o
exgenos, as como a la conducta desplegada por el centro con relacin a la
forma de prestar el servicio.
Efectivamente de acontecer una infeccin a consecuencia de factores
exgenos, un hecho sea de la propia vctima o culpa de un tercero por el cual
no se deba responder, no podra hablarse de una obligacin imputable al centro asistencial por cuanto que aquella no tiene un nexo de causalidad con la
actividad que desarrolla el centro.
De contraer la infeccin el paciente a consecuencia de la mala asepsia,
bacterias, virus, hongos, malas condiciones de higiene, inadecuada esterilizacin o desinfeccin, incorrecto manejo de los residuos llamados hospitalarios
entonces el centro asistencial deber responder por no cumplir con las normas
de bioseguridad aplicndose en consecuencia una suerte de responsabilidad
subjetiva.
Otros tratadistas sostienen que la responsabilidad de los centros asistenciales es objetiva y esto por cuanto que tienen para con el paciente una
obligacin principal de prestarle un servicio mdico adecuado y otra acceso-

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

ria cual es la de evitar que aquel sufra dao alguno por cualquier circunstancia que pueden originarse en la ejecucin del contrato.
Preconizan la necesidad de indemnizar a quien haya sido vctima del
riesgo creado con su actuar. Si se benefician, alegan, las clnicas u hospitales,
con el servicio prestado tambin han de responder por las consecuencias daosas.
Ciertamente todo centro asistencial tiene con respecto al paciente una
obligacin principal que consiste en la prestacin de un servicio mdico adecuado y otra secundaria, pero no por ello menos importante, que es tcita y
por medio de la cual la clnica o el sanatorio asumen un deber destinado a
evitar que los pacientes sufran daos corporales, ya sea por la produccin de
accidentes o bien por cualquier otra circunstancia, la cual configura una obligacin de resultado.
Es que quien contrae la obligacin de prestar un servicio que tienda a
asistir a la salud ello lo debe hacer en condiciones adecuadas para cumplir el
fin en funcin del cual ha sido establecido y que es responsable de los perjuicios que causare su incumplimiento o irregular ejecucin.
Para otra corriente los centros asistenciales de salud tienen una obligacin tacita de seguridad, accesoria a la principal de prestar asistencia mdica.
Esta obligacin , la de seguridad, y que reconoce como causa fuente un
contrato , representa una responsabilidad directa y objetiva destinada a evitar que los pacientes sufran daos por cualquier otra circunstancia; estamos
en presencia de una obligacin de resultado ya que la asistencia de salud
debe hacerse en condiciones adecuadas para cumplir con el fin en funcin del
cual ha sido establecido, siendo responsable de los perjuicios que causare su
incumplimiento o su ejecucin de forma irregular.
Esta corriente requiere una relacin de causalidad directa e inmediata
entre la actividad del centro prestador del servicio a la salud y el dao.

ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA RESPONSABILIDAD CIVIL


POR INFECCIONES HOSPITALARIAS

337

Cuando el hospital se obliga a la prestacin de un servicio mdico es


responsable no solamente de que el servicio se preste sino tambin de que se
preste en condiciones tales que el paciente no sufra dao por deficiencia de la
prestacin prometida.
Otra corriente considera la actividad de los centros hospitalarios como
riesgosa por cuanto que las infecciones son un riesgo propio de la actividad
de la institucin hospitalaria siendo irrelevante la demostracin del empleo de
los estndares habitualmente utilizados y aceptados en materia de asepsia.
Resumiendo, la infeccin hospitalaria para esta corriente lleva a atribuir una
responsabilidad objetiva, pues se trata de un riesgo propio de la actividad del
nosocomio.
En consecuencia, conocidas las posiciones doctrinarias, las instituciones mdicas deben analizar, identificar, evaluar y dar tratamiento a los riesgos
conocidos de infeccin por las prcticas mdicas, as como por las polticas y
procedimientos de cada organizacin que, de producirse una falla, puedan
coadyuvar a producir una infeccin intrahospitalaria del paciente que a veces
ser evitable y en otras inevitable, pero que en todos los casos ser necesario
demostrar que se obr con diligencia. Para ello es menester dar tratamiento a
los riesgos conocidos, para evitar las recurrencias, es decir que los hechos
productores de daos vuelvan a ocurrir.
En conclusin podemos afirmar que pese a las distintas corrientes doctrinarias como las citadas, la actividad de los nosocomios es riesgosa, las infecciones hospitalarias no pueden ser consideradas extraas o fortuitas a la
actividad que desarrolla ya que aquellas derivan de un riesgo inherente a su
actividad que es de resultado y la obligacin es objetiva.

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APUNTES SOBRE EL CONTEXTO DE


DESCUBRIMIENTO Y CONTEXTO DE
JUSTIFICACIN. APLICACIN DE LA DISTINCIN
AL MBITO JURDICO
Por Camilo Daniel Bentez Aldana (*)

INTRODUCCIN.
Antes de exponer sobre la aplicacin del contexto de descubrimiento y
justificacin al mbito jurdico, es necesario mencionar el origen de dichos
conceptos o a qu situacin fue vinculada inicialmente.
Segn el Diccionario de psicologa cientfica y filosfica (1), el contexto de descubrimiento se refiere a los factores que influyen en la creacin de
una teora cientfica. En el contexto de descubrimiento hay que incluir elementos no estrictamente racionales o no estrictamente cientficos (como los
psicolgicos, filosficos, culturales, polticos, entre otros) que pueden influir
en el xito de una teora ante la comunidad cientfica.
(*) Abogado, Escribano y Notario Pblico egresado de Facultad de
Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Asuncin. Especialista y Mster en Argumentacin Jurdica. Profesor Asistente de la Asignatura Derecho de Quiebras, Asistente de Ctedra de la Asignatura Derecho Civil Sucesiones, Filial Caacup. Profesor Encargado de Ctedra de la Asignatura Introduccin al Estudio de las Ciencias Jurdicas. Auxiliar de Ctedra de
la Asignatura Introduccin al Estudio de las Ciencias Jurdicas de la Facultad
de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Asuncin.
(1) Recuperado el 24 de noviembre de 2014 en http://www.etorredebabel.com/Psicologia/Vocabulario/Contexto-Ciencia.htm.

340

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

En cuanto al contexto de justificacin en filosofa de la ciencia, se


llama de esa manera a las distintas pruebas, datos o demostraciones que el
cientfico aporta para la justificacin y defensa de la verdad de sus hiptesis
ante la comunidad cientfica. En este contexto se incluyen los elementos y
factores ms propiamente cientficos y racionales de la investigacin cientfica.
Antes de seguir con la descripcin del tema propuesto en este trabajo,
debemos comenzar con la siguiente interrogante:
Cmo efectan los jueces en realidad, la obligacin constitucional que
tienen de motivar sus fallos?
La pregunta tiene una respuesta obvia y sencilla, pues, para la fundamentacin de las decisiones judiciales, se utilizan criterios formales de motivacin, particularmente mediante razonamientos deductivos y ocasionalmente inductivos para ir de dicha manera desarrollando el razonamiento argumentativo del caso. Analizar los hechos, buscar la norma o regla aplicable al caso,
y a travs del razonamiento lgico deductivo aplicar la solucin al caso concreto.
Ahora bien, si bien la estructura del razonamiento parece correcta, muchas veces parece ocurrir que la decisin del juzgador es previa al anlisis o
estudio del caso. Dicho de otra manera, puede ser que el juez haya decidido
previamente el objetivo de su fallo (condenar, absolver, indemnizar etc.) y
luego busca las herramientas del sistema para argumentar jurdicamente sus
decisiones.
Cmo sabemos realmente cul fue el procedimiento que utilizan todos
los jueces para arribar a las conclusiones que establecen sus decisiones?
Para explicar con ms detenimiento este trabajo, queremos exponer una
experiencia extra jurdica, que nos ha tocado ms de alguna vez en los tribunales de Paraguay; y es lo que en la cultura guarantica se conoce con el nombre de arandu kaaty, arandu (sabio, inteligente; sabidura) kaaty (selva,
monte, sembrado), en la jerga popular, el arandu kaaty es aquel seor de
sabidura emprica que quizs o a pesar de su nula preparacin acadmica, se

APUNTES SOBRE EL CONTEXTO DE DESCUBRIMIENTO Y CONTEXTO DE JUSTIFICACIN.


APLICACIN DE LA DISTINCIN AL MBITO JURDICO

341

configura en un sabio capaz de resolver con el mejor de los criterios cualquier


problema que puede traer la vida incluso puede interpretar los fenmenos de
la naturaleza debido a que es un observador de su entorno.
Volviendo a la experiencia, hemos conocido magistrados (2) que tenan
una evidente limitacin intelectual, pero eran considerados como grandes
arandu kaaty, pues si bien eran incapaces de poder desarrollar un razonamiento lgico formal mnimo, siempre fallaban con criterio de justicia; no
obstante ello, sus decisiones normalmente eran anuladas por vicios in procedendo elementales.
Ahora nos preguntamos: Cul es el mecanismo que utilizan los jueces
para arribar a sus decisiones judiciales? Responde al sentimiento que les
impulsa la emocin de su propia intuicin y a partir de all buscan las razones
formales para justificar dicha conclusin? Solamente podemos concluir habiendo hecho uso del razonamiento tras el anlisis de los hechos y las normas
del caso?
En este sentido, una corriente jurdica denominada el realismo norteamericano criticaba al formalismo judicial, y sostena que en realidad los
jueces llegaban a la conclusin antes de hacer uso de los sistemas de razonamientos formales, sino que ms bien, una vez que saban el destino de sus
conclusiones los jueces buscaban argumentos formales para justificar dicho fallo, pero de ninguna manera iban de las premisas a la conclusin, sino
que partan de la conclusin para ir hacia las premisas.
El realismo norteamericano fue una de las escuelas o corrientes de
pensamiento jurdico que integr la famosa revuelta contra el formalismo
(expresin que corresponde al ttulo del tambin famoso libro de White [1949])
que, entre los ltimos aos del siglo diecinueve y el primer tercio del siguiente, someti a una intensa crtica la imagen del derecho ofrecida por la ciencia
jurdica decimonnica. El blanco de esas crticas fue particularmente la concepcin formalista de la aplicacin judicial del derecho, dominante en la cul(2) Especialmente jueces de paz sin ttulo universitario; con independencia de que resulta evidente que el cargo de juez, requiere necesariamente
de una preparacin acadmica mnima de varios aos.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

tura jurdica de los estados liberales del siglo diecinueve. Esa concepcin se
estructuraba en torno a la figura del llamado silogismo judicial, que representa a la aplicacin judicial del derecho como una actividad mecnica, consistente en extraer de las premisas, dadas por las normas jurdicas aplicables y
los hechos del caso, la conclusin lgica que constituye, por cierto, la nica
solucin correcta para el caso. Esa imagen de la tarea judicial estaba ligada
adems a un cierto modo de concebir el derecho a aplicar y la interpretacin
jurdica: ella presupona una concepcin del derecho como un conjunto pleno
y coherente de textos normativos, identificables segn criterios formales de
reconocimiento, y una concepcin de la interpretacin como una actividad
cognoscitiva de normas ya dadas en los textos normativos, dotados de un significado normativo preconstituido y unvoco (3).
CONTEXTO DE DESCUBRIMIENTO Y CONTEXTO DE JUSTIFICACIN.
Numerosas crticas fueron presentadas contra la corriente realista mencionada en diversas formas pero aduciendo, esencialmente, que la postura asumida era incorrecta, porque sencillamente no conceba la distincin de lo que
se conoce en la ciencia como criterio de descubrimiento y criterio de justificacin.
Se entiende, segn la descripcin expuesta al inicio de este trabajo, que
el contexto de descubrimiento puede no coincidir con criterios racionales,
lgicos o hasta seriamente justificables al momento de explicar cmo una
persona ha llegado a cierta conclusin. Se expone como ejemplo del contexto
de descubrimiento que:
Muchos de los grandes descubrimientos cientficos fueron realizados
de manera accidental: dice la leyenda que Newton descubri la fuerza de la
gravedad al ver caer una manzana; se dice que William Henry Perkin descubri el primer colorante artificial por mera casualidad, mientras haca expe(3) ACCATINO, Daniela. Notas sobre la aplicacin de la distincin entre contextos de descubrimiento y de justificacin al razonamiento judicial.
Recuperado el 24 de noviembre de 2014 en http://mingaonline.uach.cl/pdf/
revider/v13/Art01.pdf

APUNTES SOBRE EL CONTEXTO DE DESCUBRIMIENTO Y CONTEXTO DE JUSTIFICACIN.


APLICACIN DE LA DISTINCIN AL MBITO JURDICO

343

rimentos qumicos para tratar de extraer quinina de alquitrn; Antn Van


Leeuwenhoek, un paero con muy escasos estudios, descubri las bacterias
gracias a su aficin a construir pequeos lentes de vidrio. Todos estos ejemplos explican cmo se lleg a cierto descubrimiento: sealan los motivos o
las causas que llevaron a sus descubridores a darse cuenta de ellos. Sin embargo, ninguno de estos ejemplos sirve como justificacin de su validez (4).
Sin embargo, el contexto de justificacin argumenta la validez de una
determinada conclusin, confrontndola con los hechos, con otras teoras.
APLICACIN DE LA DISTINCIN AL MBITO JURDICO.
Habindose explicado brevemente, lo que en el mbito de la ciencia se
conoce como contexto de descubrimiento y contexto de justificacin, y siguiendo a Manuel Atienza en este sentido, podemos decir que:
Dicha distincin se puede trasladar al campo de la argumentacin en
general, y al de la argumentacin jurdica en particular. As, una cosa es el
procedimiento mediante el que se llega a establecer una determinada premisa
o conclusin y otra el procedimiento consistente en justificar dicha premisa o
conclusin (5).
La exigencia de la motivacin judicial es precisamente para que quede
en evidencia cules son las razones que motivan la conclusin arribada. Si la
decisin judicial responde ms a un criterio emocional o subjetivo del juzgador, en el razonamiento expuesto en la sentencia, deber quedar en evidencia
por qu las razones de justificacin disputan su existencia unas con otras. Si
un juez alega como fundamentacin de su sentencia sus creencias religiosas
(4) ACCATINO, Daniela. Notas sobre la aplicacin de la distincin entre contextos de descubrimiento y de justificacin al razonamiento judicial.
Recuperado el 24 de noviembre de 2014 en http://mingaonline.uach.cl/pdf/
revider/v13/Art01.pdf
(5) ATIENZA, Manuel. Las razones del derecho. Sobre a justificacin
de las decisiones judiciales recuperado el 24 de noviembre de 2014 en http://
www.cervantesvirtual.com/obra-visor/isonomia-revista-de-teoria-y-filosofiadel-derecho-3/html/p0000005.htm

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

por sobre la fundamentacin jurdica; en el anlisis de su decisin dicha circunstancia quedar expuesta.
Volviendo nuevamente ejemplo citado al inicio sobre la idiosincrasia
paraguaya, podemos decir que nuestro sabio juez puede tomar una decisin
con criterios puramente intuicionistas, inspirado en sus creencias religiosas,
sociales, raciales, morales, entre otras, y dicha decisin puede coincidir con
la mejor decisin para el caso, desde el punto de vista justificativo, es decir, el
contexto de descubrimiento y el de justificacin pueden coincidir (y sera ideal
que coincidan), pero la obligacin constitucional de fundamentacin hace alusin al contexto de justificacin y no, al contexto de descubrimiento.
En tal sentido, podramos sostener sin temor a equvocos, que si nos
detuviramos en la lectura de una sentencia judicial, que expone en su parte
resolutiva, una condena monetaria de W a X, por la suma Y de dinero, por las
razones expuestas en el considerando de la resolucin y luego entrando a la
lectura de dicho considerando notaremos que todos los motivos que sustentan
dicha resolucin son criterios emotivos, sociales y hasta de ndole personal,
no tardaramos un instante en considerar dicha decisin como infundada. La
distincin entre contexto de descubrimiento y justificacin es un paso elemental no solo para desvirtuar la crtica al formalismo judicial planteada por
el realismo norteamericano, sino que, para distinguir seriamente la autntica
motivacin judicial. Los jueces deben encontrar la solucin del caso durante
o tras el anlisis de todo el caso y solamente as se puede realizar una justificacin real a la decisin judicial. Si la decisin se realiza solamente en el
contexto de descubrimiento, normalmente el fallo ser errado y lo ms probable es que la argumentacin o motivacin ser equivocada.
Adems, como han puesto de relieve tambin Anderson (1995: 331) y
Mazzarese (1996: 106), el recurso a la distincin entre contexto de descubrimiento y contexto de justificacin parece perseguir usualmente un doble propsito. Permitir, por un lado, no desconocer del todo el fundamento y la razn
de ser de las principales crticas dirigidas a la concepcin lgico-deductiva de
la decisin judicial, y, por otro, circunscribir el alcance y la fuerza de tales
crticas al contexto de descubrimiento de una decisin, contexto al que, implcitamente, cuando no explcitamente, es atribuido un rol secundario y marginal para una teora de la decisin judicial y de la argumentacin jurdica (6).

APUNTES SOBRE EL CONTEXTO DE DESCUBRIMIENTO Y CONTEXTO DE JUSTIFICACIN.


APLICACIN DE LA DISTINCIN AL MBITO JURDICO

345

En un contexto distinto al propuesto, pero casualmente coincidente con


el criterio referido, Eugenio Bulygin sostena lo siguiente:
Una cosa es la relacin lgica entre las normas (mencionadas en los
considerandos) y la parte dispositiva de la sentencia, y otra muy distinta es la
motivacin psicolgica (causal) del juez. No hay necesariamente una relacin causal entre las normas y el fallo (aunque puede haberla de hecho), pero
es indudable la existencia de una relacin lgica. La teora del silogismo
tuvo razn en afirmar que la sentencia es una conclusin lgica de un razonamiento deductivo en el cual las normas figuran como premisas... (1963:
350).
Otro punto que cabe decir, es que obviamente el contexto de descubrimiento puede coincidir con la justificacin del caso, pues habitualmente y en
especial, en los casos fciles, el descubrimiento realizado por el juez proviene
directamente de los hechos planteados en el caso, tanto como de las normas
que Bulygin refiere son las premisas.
Lo que resulta absolutamente indebido es considerar que la decisin
judicial proviene -en exclusividad- al impulso de la intuicin emotiva del juzgador y, el formalismo expuesto en todos los sistemas de razonamientos, o
mejor dicho, en todos los mecanismos establecidos para la justificacin de las
razones, son ms bien un ropaje que el juez debe poner a su pensamiento a fin
de otorgarle forma. Consideramos en este sentido, que la teora del realismo
citado resulta absolutamente endeble y esencialmente equivocada.
Admitir la referencia ltima, hasta parecera pretender justificar a que
se tomen decisiones -justas o no- sin necesidad de dar razones.
La circunstancia de hecho que existan jueces que conciban o tomen sus
decisiones, antes de entrar al anlisis del caso concreto, por referencias externas provistas por la inmediatez procesal que se tienen en los casos no es tan
(6) ACCATINO, Daniela. Notas sobre la aplicacin de la distincin entre contextos de descubrimiento y de justificacin al razonamiento judicial.
Recuperado el 24 de noviembre de 2014 en http://mingaonline.uach.cl/pdf/
revider/v13/Art01.pdf

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preocupante, ya que cualquiera sea su voluntad, la obligatoriedad constitucional de justificar debidamente sus decisiones hace que dichos argumentos deban exponerse de forma clara y concreta y, respetando los mritos del caso,
los hechos, las pruebas y las normativas vigentes, adems de la valoracin
que cada una de ellas requiere.
El contexto de justificacin otorga la garanta al proceso, y crea la posibilidad del anlisis y la revisin judicial de rigor, adems de que obviamente
dicha decisin pueda ser estudiada, refutada o al menos, criticada.
JUSTIFICACIN INTERNA Y JUSTIFICACIN EXTERNA.
A propsito de las decisiones y casos, resulta importante mencionar lo
que la teora de la argumentacin jurdica denomina como justificacin interna y externa, distincin que conforman o se encuentran dentro del contexto de
justificacin.
Y es que la justificacin de una decisin depende de la dificultad del
caso, pues, puede que un caso requiera una solucin simple, fcil, cuando por
ejemplo, la solucin de un caso concreto, se encuentra regulada directamente
por una regla a lo cual, la subsuncin de la cuestin de hecho a la norma, nos
lleva lgicamente a la conclusin. Esto es, cuando las premisas fcticas o
normativas son valoradas como verdaderas fcilmente.
Cuando la inferencia, es decir, el paso de las premisas a la conclusin es
deducible de forma lgica, aceptando la verdad de las premisas, no podemos
sino llegar a la verdad de la conclusin. A este tipo de justificacin, de la que
obviamente no puede carecer ninguna decisin jurdica, se le suele llamar
justificacin interna (7).
La justificacin interna se produce muy habitualmente, pues, ni la cuestin de hecho, ni la normativa que regula dicha situacin, generan dudas razo(7) ATIENZA, Manuel. Las razones del derecho. Sobre la justificacin
de las decisiones judiciales recuperado el 24 de noviembre de 2014 en http://
www.cervantesvirtual.com/obra-visor/isonomia-revista-de-teoria-y-filosofiadel-derecho-3/html/p0000005.htm

APUNTES SOBRE EL CONTEXTO DE DESCUBRIMIENTO Y CONTEXTO DE JUSTIFICACIN.


APLICACIN DE LA DISTINCIN AL MBITO JURDICO

347

nables. La lgica deductiva resulta necesaria y suficiente como mecanismo


de justificacin para los casos jurdicos fciles y rutinarios (8).
Dicho esto de manera contraria, los casos fciles, encuentran soluciones fciles, y de manera suficiente, aplicando la lgica deductiva como mecanismo de justificacin.
El problema aqu es que no todos los casos son fciles tanto en lo fctico como en lo normativo, a veces, encontramos problemas a la hora de intentar determinar las premisas fcticas o premisas normativas. Estos casos podramos decir que son los casos difciles y sobre estos casos es que se ocupa la
teora de la argumentacin jurdica.
En tales casos, es necesario presentar argumentos adicionales razones a favor de las premisas, que probablemente no sern ya argumentos puramente deductivos, aunque eso no quiera decir tampoco que la deduccin no
juegue aqu ningn papel (9).
Esta justificacin tiene como objeto dar razones o fundar, adicionalmente las premisas de modo a sustentar el razonamiento de la justificacin. A
este tipo de justificacin se denomina justificacin externa.
En los casos difciles, la justificacin externa se torna prioritaria, y la
justificacin interna pasa a un plano secundario.
En un trabajo de Jos Santiviago denominado Encuestas de Opinin,
Libertad de Prensa y Motivacin de las Sentencias (10) el autor hace una
crtica a un fallo dictado por la Sala Constitucional de la Corte Suprema de
Justicia del Paraguay en una accin de inconstitucionalidad promovida por un
medio de prensa televisivo, Teledifusora Paraguaya S.A. contra ciertos art(8) ATIENZA, Manuel. Op cit.
(9) ATIENZA, Manuel. Op. cit.
(10) SANTIVIAGO, Jos: Encuestas de opinin, libertad de prensa y
motivacin de las sentencias, editorial La Ley Paraguaya S.A., Revista Jurdica Paraguaya La Ley. Ao 31, nmero 4. Asuncin Paraguay, mayo de
2008, pgs. 393 y ss.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

culos del Cdigo Electoral, para lo cual divide la mencionada crtica en los
diferentes contextos de descubrimiento y justificacin y dentro de este ltimo
contexto, la justificacin interna y externa. Vale la pena traer esos cuestionamientos como ejemplos prcticos de esta distincin sumamente til para el
momento de realizar los anlisis argumentativos.
En cuanto a la crtica de la justificacin interna, Santiviago menciona
cuanto sigue:
Respecto a (c) entiendo que es una conclusin a la que Paciello lleg
mediante una induccin, con ejemplos dados en otros cuerpos normativos de
distintos pases, pero no cita cuales son esos pases. No explcita los ejemplos
en apoyo de la conclusin. Respecto a (c) analizado conjuntamente con los
argumentos del tpico (b) constituye una falacia deductiva muy comn en el
razonamiento de los juristas que es la falacia de la negacin del antecedente.
Es evidente que el anlisis se realiza, correctamente, a partir de aspectos lgico-formales de la argumentacin, sealando incluso que uno de los
jueces incurri en una falacia formal (la de la negacin del antecedente). Por
su parte, en cuanto a la justificacin externa, el mismo autor en otro apartado
de su crtica menciona cuanto sigue:
En relacin con la afirmacin de que la difusin de encuestas es un
deber de los medios de prensa es, dira yo, un tema discutible. Los componentes del derecho a la informacin que forman parte tambin del derecho a la
libertad de prensa comprenden el derecho a recibir, difundir y buscar informacin. En el caso que nos ocupa hablamos del derecho a difundir informacin. En los ltimos tiempos surgi una corriente que sostiene que la difusin
de informacin constituye un deber. Los sostenedores de esta teora realizan
el siguiente razonamiento: si existe un derecho humano a recibir informacin, consecuentemente debe existir un deber de dar esa informacin.
Es notable pues, que en esta parte de la crtica el autor se encuentra
navegando en el contenido de las premisas que sirvieron a uno de los jueces
de fundamento de su decisin, constituyendo este y no otro el mbito de
justificacin externa.

APUNTES SOBRE EL CONTEXTO DE DESCUBRIMIENTO Y CONTEXTO DE JUSTIFICACIN.


APLICACIN DE LA DISTINCIN AL MBITO JURDICO

349

A MODO DE CONCLUSIN.
Hace ya siglos que en la mayora de los pases del mundo, se impone la
obligacin de los que tienen la labor de resolver conflictos jurisdiccionales de
fundamentar sus decisiones.
Esto es as porque evidentemente no es admisible que exista una condena judicial sin que se otorgue una explicacin y por sobre todo una justificacin de las razones que llevaron a dicha decisin.
Desde el momento en que se impuso la obligacin de fundar dichas
decisiones judiciales, la teora de la argumentacin jurdica volvi a tener un
auge muy importante, pues finalmente el derecho se convierte en argumentacin jurdica.
Teniendo en cuenta que el derecho es argumentacin; es sumamente
importante entender cules son los motivos que llevan al juez a tomar una
decisin y ms importante an que este exponga la justificacin de su decisin en el fallo, a los efectos de que las partes del proceso y el pblico en
general, tenga la oportunidad de evaluar dichos argumentos.
Para poder iniciar la labor de motivacin, es determinante saber si la
decisin judicial se basa en criterios objetivos o criterios subjetivos. Es decir,
si el juez sentencia en base a los elementos que recogi del caso o en base a
cuestiones que nada tienen que ver con el caso. Saber si el juez antes de estudiar siquiera los elementos del expediente ya tiene una tendencia a fallar hacia una parte o la otra. Y finalmente, poder determinar si cuestiones que hacen
al pensamiento personal del juzgador tienen incidencia en sus decisiones.
Para poder iniciar el camino hacia una buena labor jurisdiccional es
muy importante, comprender previamente la distincin entre el contexto de
descubrimiento y el de justificacin.
Se advierte que el ideal mximo en una sentencia es que ambos contextos coincidan, pues ello implicara que lo que le llev al juez a la conclusin
fueron los mismos motivos que fundamentan el fallo. Cuando los contextos
no coinciden, normalmente se notan.

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Las conceptualizaciones expuestas constituyen presupuestos que debemos considerar en nuestra prctica jurdica nacional, pues, as y solo as, podramos determinar las buenas razones de las malas razones, y por sobre todo,
determinar cules son las razones materiales que justifican las sentencias de
cada caso.
Por otro lado, entender que un caso difcil debe centrarse esencialmente
en la justificacin externa, es decir, en otorgar razones a nuestras premisas
fcticas o normativas, es el camino a seguir hacia una buena decisin judicial.

351

LA CUESTIN DE COMPETENCIA DE LOS


TRIBUNALES UNIPERSONALES
Por Jorge Rubn Vasconsellos (*)

Sumario: 1.- Competencia en materia judicial; 2.- Ubicacin del tema;


3.- Competencia en materia criminal 4.- Precisin terminolgica; 5.- Tribunales unipersonales de sentencias; 6.- El error interpretativo; 7.- Competencia y
debido proceso legal; 8.- Conclusin.
1.- Competencia en materia judicial.
Tratadistas y estudiosos coinciden en sealar que no puede concebirse la existencia de un solo juez que ejerza la plenitud de la jurisdiccin en
un territorio, y al cual, por consiguiente estaran sometidas todas las personas y cosas sin distincin de clases ni cuestiones (1).
El maestro italiano, Giovanni Leone (2) sostiene el mismo criterio, afirmando que: El poder jurisdiccional no puede ser ejercido ilimitadamente
por cualquier juez, sino que se concreta mediante una distribucin de atribuciones entre los diversos jueces, acentuada en relacin a exigencias diversas.
(*) Abogado egresado de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de
la Universidad Nacional de Asuncin.
(1) Alsina Hugo; Tratado Terico Prctico de Derecho Procesal Civil y
comercial; Tomo II, Editorial Ediar; 1957; pg. 508 y sigtes.
(2) Leone, Giovanni; Tratado de Derecho Procesal Penal; Editorial
EJEA; pg. 340 y sigtes.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Al abordar el punto, el ilustre jurista uruguayo Eduardo J. Couture (3)


sostiene que al vocablo jurisdiccin se atribuyen distintos significados en
el lenguaje jurdico, entre los cuales seala se incluye el de competencia,
como su sinnimo, y al abordar el punto especfico sostiene que la competencia es una medida de jurisdiccin. Todos los jueces tienen jurisdiccin,
pero no todos tienen competencia para conocer en un determinado asunto.
Este criterio, bastante extendido, pareciera sugerir que la cuestin de
competencia de los Jueces y Tribunales se trata de un tema menor, que se
circunscribe nada ms que al sistema organizacional que adopta el sistema
judicial para el tratamiento de los asuntos que son sometidos a su consideracin y juzgamiento, tomando en consideracin criterios de grado, especialidad o materia, territorio, etc.
Sin embargo, es Maier (4) quien analiza la cuestin de la competencia
judicial por razn de la materia, y su vinculacin con la norma constitucional,
advirtiendo que su regulacin se encuentra constitucionalizada, a partir del
diseo del sistema judicial en el Derecho Argentino. A lo que solo resta agregar, que en el caso paraguayo, la solucin es idntica, conforme se establece
en los trminos del Art. 247 de la Constitucin Nacional, que autoriza al Congreso a dictar las correspondientes leyes orgnicas y la responsabilidad de
establecer la organizacin y funciones que corresponde a todos los Tribunales
y Jueces de la Repblica, que junto con la Corte Suprema de Justicia, integran
el Poder Judicial.
Este aspecto es de importancia relevante y fundamental, a los propsitos del anlisis que nos ocupa, desde que la delegacin de facultades reglamentarias que hace la norma constitucional incluye la determinacin del rgano delegado y el medio idneo para hacer efectiva la distribucin de competencias.

(3) Eduardo J. Couture; Fundamentos de Derecho Procesal Civil; Editorial BdeF; pgs. 23 y sigtes.
(4) Julio B. J. Maier; Derecho Procesal Penal; I. Fundamentos; Edit.
Editores del Puerto S.R.L.; pg. 164

LA CUESTIN DE COMPETENCIA DE LOS TRIBUNALES UNIPERSONALES

353

La indicacin precisa, sin excepciones, ni vaguedades que brinden la


posibilidad de fundar tesis distinta, basados en interpretaciones encontradas,
nos indican claramente que la nica competencia judicial vlida reconocida
por la disposicin constitucional, es aquella que se disea y proyecta a partir
de las leyes dictadas en su desarrollo por el Poder Legislativo, y como consecuencia de ello, cualquiera otra (competencia) resulta inconstitucional y lesiva del derecho consagrado por su Art. 16 que reconoce el derecho de toda
persona ...a ser juzgada por tribunales y jueces competentes.
2.- Ubicacin del tema.
Como derivacin directa de lo apuntado en el captulo anterior, la Constitucin Nacional atribuye como derecho fundamental el derecho a la competencia, como integrante sustancial del reconocido derecho a la defensa en
juicio.
Su ubicacin dentro del plexo normativo determina el nivel de importancia que la ley fundamental de la Nacin atribuye a los derechos consagrados por ella, y la redaccin utilizada no deja margen alguno de dudas, en
cuanto a su alcance, como es posible concluir a partir de la lectura del Art. 16,
que garantiza La defensa en juicio de las personas y de sus derechos es
inviolable. Toda persona tiene derecho a ser juzgada por tribunales y jueces
competentes, independientes e imparciales.
En absoluta sintona y consonancia con la consagracin del derecho a
la competencia, la norma constitucional no se detiene en su reconocimiento,
y ahonda en la materia, prohibiendo expresamente el juzgamiento de las personas por tribunales especiales, en el Art. 17, que consagra, entre otros Derechos Procesales reconocidos en favor de los justiciables, que en el proceso penal, o en cualquier otro del cual pudiera derivarse pena o sancin()
Que no se le condene sin juicio previo fundado en la ley anterior al hecho
del proceso, ni que se le juzgue por tribunales especiales;.
Es posible advertir, igualmente, que la redaccin de la norma constitucional se encuentra perfectamente alineadas los Instrumentos Normativos Internacionales, que se integran al derecho positivo interno, por disposicin

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

expresa prevista en el Art. 137 (5) de la Constitucin Nacional, sin necesidad


de entrar a la discusin respecto a si constituye norma supra legal de conformidad a las disposiciones del Art. 27 (6) de la Convencin de Viena sobre el
Derecho de los Tratados.
En ese orden de cosas, corresponde concluir que atribuir competencia a
un Juez o Tribunal, al margen de las disposiciones legales internas del pas,
importa la violacin de las disposiciones contenidas en el Art. 8.1., del Pacto
Interamericano sobre Derechos Humanos, o Pacto de San Jos de Costa Rica,
que al respecto seala: Toda persona tiene derecho a ser oda, con las
debidas garantas y dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal
competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la
ley, en la sustanciacin de cualquier acusacin penal formulada contra ella,
o para la determinacin de sus derechos y obligaciones de orden civil, fiscal
o de cualquier otro carcter.
En similares trminos, se pronuncia el Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Polticos, que en su Clusula XIV, numeral 1, establece el derecho a

(5) Artculo 137. DE LA SUPREMACA DE LA CONSTITUCIN. La


ley suprema de la Repblica es la Constitucin. Esta, los tratados, convenios y acuerdos internacionales aprobados y ratificados, las leyes dictadas por el Congreso y otras disposiciones jurdicas de inferior jerarqua,
sancionadas en consecuencia, integran el derecho positivo nacional en el
orden de prelacin enunciado.
Quienquiera que intente cambiar dicho orden, al margen de los procedimientos previstos en esta Constitucin, incurrir en los delitos que se tipificarn y penarn en la Ley.
Esta Constitucin no perder su vigencia ni dejar de observarse por
actos de fuerza o fuera derogada por cualquier otro medio distinto del que ella
dispone. Carecen de validez todas las disposiciones o actos de autoridad opuestos a lo establecido en esta Constitucin.
(6) Art. 27. El derecho interno y la observancia de los tratados. Una
parte no podr invocar las disposiciones de su derecho interno como justificacin del incumplimiento de un tratado. Esta norma se entender sin perjuicio
de lo dispuesto en el Artculo 46.

LA CUESTIN DE COMPETENCIA DE LOS TRIBUNALES UNIPERSONALES

355

ser oda pblicamente y con las debidas garantas, por un tribunal competente independiente e imparcial, establecido por la Ley.
De lo expuesto, queda fuera de dudas, que la cuestin de la competencia de Jueces y Tribunales, trasciende el marco meramente organizacional del
sistema de justicia, y se vincula directa e indisolublemente con la garanta
reconocida al ciudadano (justiciable) a que sus conflictos de relevancia jurdica sean juzgados por aquellos a quienes en especfico la ley ha atribuido
facultades para el efecto, de lo que se deduce que la atencin de dichos casos
o cuestiones por otros Jueces o Magistrados, ms all de la condicin de tales,
representa el reconocimiento (o no) de la vigencia de un derecho procesal
cuya proteccin se encuentra consagrada en instrumentos internacionales que
protegen y promueven el respeto a los derechos humanos.
3.- Competencia en materia criminal.
La competencia de Jueces y Magistrados en nuestro sistema jurdico, en
materia penal, se encuentra regulada por el Libro Primero del Cdigo Procesal Penal, que organiza la Jurisdiccin y establece las reglas necesarias para
su adecuado funcionamiento.
En el Captulo II, del mismo libro, incluye la estructura jurisdiccional
del sistema y regula las materias de competencia de cada uno de los rganos
creados, tanto por la Constitucin Nacional, como por las dems leyes (Ley
de Organizacin Judicial; Ley Orgnica del Ministerio Publico; Ley Orgnica
de la Corte Suprema de Justicia, etc.).
A los efectos enunciados, el Art. 38 del cuerpo legal citado, atribuye
competencia a la Corte Suprema de Justicia, Los Tribunales de Apelacin; los
Tribunales de Sentencia; los Jueces Penales, los Jueces de Ejecucin y los
Jueces de Paz en los casos y formas que las leyes determinan.
Los denominados por nuestra ley de enjuiciamiento criminal como Tribunales de Sentencia, a su vez, se distinguen segn su conformacin unipersonal o pluripersonal, en Tribunales Unipersonales o Tribunales Colegiados,
en oportunidad de establecer las materias propias de la competencia de cada
uno de ellos (Art. 41).

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Surge y se establece as, la organizacin y funcionamiento de Tribunales integrados por un solo Juez o Magistrado, con una competencia especficamente definida, y taxativamente establecida en la norma, que, deriva todas
las dems cuestiones, controversias o materias, a los Tribunales Colegiados.
4.- Precisiones terminolgicas.
El Cdigo Procesal Penal utiliza el trmino Tribunal, para identificar,
no solo a los rganos de Juzgamiento en Primera Instancia, sino tambin a los
de alzada o apelacin, y sin hacer distingo respecto al modo de conformacin
o integracin de dicha Magistratura.
Esta tcnica legislativa evidencia falta de rigor en el empleo del lenguaje jurdico, desde que el trmino Tribunal corresponde a una denominacin
genrica que define a todos los rganos del Poder Judicial unipersonal o
colegiado, investido de la funcin jurisdiccional... (7), o como lo seala
Cabanellas de Torres (8) Conjunto de jueces o magistrados que administran colegiadamente justicia en un proceso o instancia. | Sala o edificio en
que los jueces de todas las jerarquas desempean sus funciones, aun siendo
unipersonales Todo juez o magistrado que conoce en asuntos de justicia y
dicta sentencias.
Couture refiere que etimolgicamente el trmino Tribunal deriva del
latn tribunal, -is, neutro sustantivado del adjetivo tribunalis, -e relativo
o perteneciente a los tribunos. Es un derivado de tribunus, -i tribuno, magistrado de la tribu, y este de tribus, -us tribu. El tribunal era al principio
el lugar donde actuaban los tribunos, ms tarde los diversos magistrados,
principalmente los jueces. Finalmente se llam as, por metonimia, el conjunto de los jueces actuantes.
El trmino Cmara, resulta ms adecuado para identificar a los rganos
colegiados o pluripersonales de justicia, entendiendo como tales a los Tri(7) Vocabulario Jurdico; Eduardo J. Couture; Editorial Depalma.
(8) Guillermo Cabanellas de Torres: Diccionario Jurdico Elemental
Edicin Actualizada, Corregida y Aumentada por Guillermo Cabanellas De
Las Cuevas; R Editorial Heliasta.

LA CUESTIN DE COMPETENCIA DE LOS TRIBUNALES UNIPERSONALES

357

bunales colegiados que entienden, en grado de apelacin, de los recursos


interpuestos contra resoluciones de los jueces de primera instancia y de instruccin o sentencia.
Sin embargo, esta denominacin resultara adecuada no solo para aquellos que Juzgan en Apelacin o alzada, sino igualmente para los que integrados de modo colegiado entienden en los procesos de Primera Instancia, Instancia originaria o Instancia nica (9) (10), tal como se disean los Juicios
Orales, bajo la modalidad adoptada por nuestro sistema legislativo.
Resulta evidente que sera tcnicamente ms adecuado para identificar
o denominar Tribunales Colegiados, sean estos de la Instancia que fueren, con
el trmino Cmara, de modo tal a clasificar a los rganos encargados de la
sustanciacin de Juicios de Primera Instancia, como Cmaras y Tribunales de
Juicios Orales, respectivamente, segn su conformacin sea unipersonal o
pluripersonal.
Este aspecto, que podra parecer en principio limitarse a una mera
cuestin semntica, tiene, sin embargo, una importancia trascendente, sobre
todo a los efectos de determinar con precisin y claridad el mbito material
(9) SUMARIO: El Art. 467 CPP no permite la tramitacin del recurso
de apelacin especial en alzada basado en ningn otro supuesto fctico, salvo el estudio directo en los casos de vicios de sentencia, debido al control
horizontal del proceso y a la observancia de los principios de inmediacin,
bilateralidad y contradiccin propios de los rganos de primera instancia,
realizada en la etapa del juicio oral, irrepetibles en segunda instancia; Tribunal de Apelaciones en lo Criminal de Asuncin, sala 4; FECHA: 2002/10/
07 PARTES: Lpez Torres, Carlos Alberto (S.D. N 63); PUBLICACIN:
LLP, 2003 (marzo), 227 - LLP, 2003.
(10) El modelo basado en la apelacin de las decisiones tomadas
durante la instruccin, es una forma de control vertical; el otro que limita
las posibilidades de apelacin, pero otorga una nueva posibilidad de realizar
los planteos rechazados, o permite la revisin en la fase intermedia de las
decisiones tomadas durante la instruccin es un modelo de control horizontal, que permite salvar el principio de progresividad del proceso penal;
Alberto M. Binder; Introduccin al Derecho Procesal Penal.

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dentro del cual, cada uno de ellos, debe ejercer su competencia material, desde que su organizacin y funcionamiento responde a criterios que guardan
relacin con la observancia de las garantas constitucionales, constitutivas del
debido proceso legal, consagradas en beneficio y garanta, de quien es sometido compulsivamente a la ms enrgica y violenta respuesta estatal, reservada a los presuntos infractores de la ley penal.
5.- Tribunales Unipersonales de Sentencia.
Como se tiene dicho ms arriba, el Cdigo Procesal Penal, organiza y
establece la competencia exclusiva de los Tribunales Unipersonales, o sencillamente como se propone del Tribunal de Juicio Oral, enumerando taxativamente las causas que debern ser sometidas a su juzgamiento, determinando que todas las dems, de modo general e impreciso, deben ser sometidas
a juzgamiento de los Tribunales Colegiados, o Cmaras de Juicio Oral, como
debieran denominarse.
A pesar de la discriminacin clara y precisa que se efecta en la atribucin de competencia, en razn de la materia, a cada uno de estos rganos
judiciales, el usus fori (11) ha desvirtuado su interpretacin y aplicacin.
Los incisos 1; 2; y, 3; del Art. 41 del C.P.P., establece a los efectos
indicados que a los Tribunales Unipersonales de Sentencia, corresponde
ejercer competencia limitada, nada ms que a tres materias.
El primero de los incisos del Artculo citado determina que corresponde
a los Tribunales Unipersonales competencia para conocer ... de la sustanciacin del juicio por hechos punibles cuya sancin sea exclusivamente pena de
multa o privativa de libertad hasta dos aos, cuando el Ministerio Pblico lo
solicite....
La redaccin del inciso precedentemente trascripto, establece que la
competencia del Tribunal Unipersonal se atribuye conforme un quantum o
cuanta de la sancin determinada por el marco penal aplicable al hecho puni(11) Diccionario de latn forense; informa jurdico en cd rom; usus fori:
uso del foro.

LA CUESTIN DE COMPETENCIA DE LOS TRIBUNALES UNIPERSONALES

359

ble del que se trata, aunque condicionando, en todos los casos, a la solicitud
que pudiera formular el Ministerio Pblico.
Dicho de otro modo, todos los hechos punibles cuyo marco penal o
sancin en expectativa sea pena de multa o privativa de libertad de hasta dos
aos, NO SON DE COMPETENCIA DE TRIBUNALES UNIPERSONALES,
sino solo aquellos de estas caractersticas en los casos en que el Ministerio
Pblico lo solicita.
Y, aunque parezca innecesario sealar, la intervencin del Ministerio
Pblico en los procesos penales, se limita y circunscribe solo a los hechos
punibles de accin pblica. nicamente en estos tiene intervencin, es parte y
es titular de la accin penal cuyo ejercicio le corresponde, conforme lo determina el Artculo 15 (12), como igualmente en los casos previstos en el Artculo 16 (13) en concordancia con el Artculo 52 (14) del Cdigo Procesal Penal,
(12) Artculo 15. ACCIN PBLICA. Los hechos punibles sern perseguibles de oficio por el Ministerio Pblico, segn lo establecido en este
cdigo y en las leyes.
(13) Artculo 16. INSTANCIA DE PARTE. Cuando el ejercicio de la
accin penal pblica requiera de instancia de parte, el Ministerio Pblico solo
la ejercer una vez que ella se produzca, sin perjuicio de realizar los actos
imprescindibles para conservar los elementos de prueba, siempre que no afecte la proteccin del inters de la vctima.
Sin embargo, el Ministerio Pblico la ejercer directamente cuando el
hecho punible haya sido cometido contra un incapaz que no tenga representacin, o cuando haya sido cometido por uno de los padres, el representante
legal o el guardador.
La instancia de parte permitir procesar a todos los participantes.
(14) Artculo 52. FUNCIONES. Corresponde al Ministerio Pblico,
por medio de los agentes fiscales, funcionarios designados y de sus rganos
auxiliares, dirigir la investigacin de los hechos punibles y promover la accin penal pblica. Con este propsito realizar todos los actos necesarios
para preparar la acusacin y participar en el procedimiento, conforme a las
disposiciones previstas en este cdigo y en su ley orgnica.
Tendr a su cargo la direccin funcional y el control de los funcionarios
y de las reparticiones de la Polica Nacional, en tanto se los asigne a la investigacin de determinados hechos punibles.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

como desarrollo de la norma habilitante consignada en el inc. 3 del Art. 268,


de la Constitucin Nacional, que al describir sus deberes y atribuciones, incluye el ejercicio de la accin penal en los casos en que, para iniciarla o
proseguirla, no fuese necesaria instancia de parte, sin perjuicio de que el
juez o tribunal proceda de oficio, cuando lo determine la Ley;
Ergo, luce con meridiana claridad que tratndose de delitos de accin
privada, al Ministerio Pblico no le corresponde intervencin alguna, y por
tal razn, mal pudiera este intervenir en los de accin privada, al solo efecto
de solicitar la sustanciacin de juicios instruidos por delitos de esta naturaleza, ante Tribunales Unipersonales de Sentencia.
El inciso 2, de la misma norma en anlisis, ampla la competencia de
estos Tribunales, para conocer de la sustanciacin y resolucin del procedimiento para la reparacin del dao, en los casos en que haya dictado sentencia condenatoria, en los supuestos determinados por el Art. 439 (15)
del Cdigo Procesal Penal. Facultad, esta, que comparte con los Jueces de
Paz, en los casos en que los procesos penales hubieren sido tramitados y concluidos mediante condena, ante los mismos, conforme se desprende de su Artculo 44, inc. 7 (16).
El ltimo supuesto de atribucin de competencia a estos rganos unipersonales, se encuentra asignado por el inc. 3, del analizado Art. 41, conforme al cual, acta de Tribunal Unipersonal de grado o alzada, a los efectos
de la sustanciacin y resolucin del recurso de apelacin cuando se trate
de una sentencia dictada por el juez de paz.

(15) Artculo 439. PROCEDENCIA. Dictada la sentencia de condena


o la resolucin que imponga una medida de seguridad por inimputabilidad, el
querellante o el Ministerio Pblico podrn solicitar al juez que ordene la reparacin del dao causado o la indemnizacin correspondiente.
(16) Artculo 44. JUECES DE PAZ. Los jueces de paz sern competentes para conocer:

7) De la sustanciacin y resolucin del procedimiento para la reparacin del dao, en los casos en que haya dictado sentencia condenatoria;

LA CUESTIN DE COMPETENCIA DE LOS TRIBUNALES UNIPERSONALES

361

A partir de las normas analizadas, los Tribunales Unipersonales son


competentes a partir de que la materia objeto de juzgamiento se encuentre
limitada a determinados volmenes de pena, pero, solo bajo condicin de que
el Ministerio Pblico lo solicitara, y luce evidente que en los casos en que el
Ministerio Pblico no lo solicite, en el mejor o en el peor de los casos (como
se quiera) a alguien corresponde o correspondera solicitarlo.
En otros trminos, y para mejor decir, ms all de la determinacin
del quantum de la pena, de los hechos que pudieran ser objeto o materia de
competencia del Tribunal Unipersonal, se requiere de la voluntad de alguien
del Ministerio Pblico, segn la Ley. Y si se asimilara al Ministerio Pblico
con alguna (o ambas) de las partes, por va de la interpretacin extensiva,
tenemos de cualquier manera que la determinacin de la competencia no emergera de la voluntad del Juzgador sino de las partes en conflicto.
Resulta oportuno recordar, que las cuestiones de competencia y las normas que la determinan son de Orden Pblico, vale decir de cumplimiento obligatorio e inexcusable. La ausencia de competencia de Tribunales Unipersonales de Sentencia en causas formadas con motivo de hechos punibles de accin
privada, naturalmente, habr de producir resultados nulos.
Ubi lex non distinguet, net nos distinguere debemus reza un aforismo
latino con ms de veinte siglos de vigencia. All donde la Ley no distingue no
debemos nosotros distinguir, y en el caso analizado, el apartado primero del
Artculo 41 del Cdigo Procesal Penal no distingue entre accin pblica y
privada, ergo nadie, ni la Corte Suprema de Justicia puede permitirse establecer una inexistente distincin.
Conforme es posible advertir, del examen minucioso y detenido de los
trminos en que ha sido redactada la norma encargada de delimitar y describir
el mbito de competencia material de los Tribunales Unipersonales de Sentencia, no existe razn jurdica o legislativa que autorice a otorgarles o reconocerles facultades para el juzgamiento en otros procesos, no previstos expresamente en la ley. Aunque, a pesar de ello, la prctica tribunalicia, tal como se
ha sealado al inicio de este captulo, ha desvirtuado su interpretacin, derivando al conocimiento y juzgamiento de estos, procesos que no son de su
competencia, con el agravante que representa el hecho de que la distorsin

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interpretativa de la norma ha sido receptada por la misma Corte Suprema de


Justicia.
6.- El error interpretativo.
Se ha sealado, antes de ahora, que el Art. 41 del Cdigo Procesal Penal, determina y atribuye competencia a los Tribunales Pluripersonales o Colegiados, para el juzgamiento de todos los dems casos, que no se encuentran
expresa o taxativamente reservados a los Tribunales Unipersonales, y como
se ha visto, entre estos no se ha incluido a los delitos o hechos punibles de
accin privada.
Los denominados hechos punibles de accin privada, enumerados por
el Art. 17 (17) del Cdigo Procesal Penal, desde el mismo inicio de la aplicacin y puesta en vigencia plena del sistema de enjuiciamiento criminal regulado por la Ley N 1286/98, aplicable a todas las causas que se inicien
(17) Artculo 17. ACCIN PRIVADA. Sern perseguibles exclusivamente por accin privada los siguientes hechos punibles:
1) Maltrato fsico;
2) Lesin;
3) Lesin culposa;
4) Amenaza;
5) Tratamiento mdico sin consentimiento;
6) Violacin de domicilio;
7) Lesin a la intimidad;
8) Violacin del secreto de comunicacin;
9) Calumnia;
10) Difamacin;
11) Injuria;
12) Denigracin de la memoria de un muerto;
13) Dao;
14) Uso no autorizado de vehculo automotor; y
15) Violacin del derecho de autor o inventor.
En estos casos se proceder nicamente por querella de la vctima o de
su representante legal, conforme al procedimiento especial regulado en este
cdigo.

LA CUESTIN DE COMPETENCIA DE LOS TRIBUNALES UNIPERSONALES

363

desde esa fecha, aunque los hechos punibles que fuesen objeto de los procesos hayan acontecido antes de esa fecha (1 de marzo de 2000), por disposicin prevista en el Art. 3, de la mencionada Ley de Transicin.
Resulta difcil de entender el error interpretativo en que se ha incurrido
desde entonces, ya que ello resulta absolutamente inmotivado, si nos detenemos en el anlisis, tanto del Cdigo Penal, como de la Ley N 1444/99 de
transicin, porque, tal como ya lo hemos visto en el Captulo 5, anterior, los
trminos del Art. 41, resultan claros al atribuir competencia a los Tribunales
de Sentencia formados por TRES JUECES PENALES (Pluripersonales) para
el juzgamiento de todos los hechos punibles con excepcin de aquellos cuya
competencia se reserva a los Tribunales Unipersonales, entre los que no se
encuentra, ni incluye, a los hechos punibles de accin pblica.
Ni siquiera es posible identificar el origen del desacierto que representa
derivar el juzgamiento de hechos punibles de accin privada, a Tribunales
Unipersonales, en la primera Acordada emitida por la Corte Suprema de Justicia, que en ejercicio de las facultades que le otorga el inc. b), del Art. 3 (18)
de la Ley N 609/95, a los efectos de establecer los mecanismos de asignacin
de causas penales y conformacin de Tribunales de Sentencia, dict la Acordada N 154/2000, cuyo Art. 8, expresa:
Art. 8. Sistema de Sorteo: Dentro de las veinticuatro horas de recibido
el expediente, el Juez Coordinador, en audiencia pblica, proceder a integrar
el Tribunal de Sentencia, para lo cual desinsacular a tres titulares y por lo
menos un suplente, de la lista de jueces remitidos por la Corte Suprema de
Justicia. Cuando la causa fuere de extrema complejidad o de gran impacto
social, el Juez Coordinador desinsacular tantos suplentes como considere
conveniente. Los tres primeros sorteados sern los jueces titulares, y los dems sern suplentes en el orden del sorteo.
(18) Artculo 3.- Deberes y atribuciones. Son deberes y atribuciones
de la Corte Suprema de Justicia, en pleno:

b) Dictar su propio reglamento interno, las acordadas, y todos los actos


que fueren necesarios para la mejor organizacin y eficiencia de la administracin de justicia; ....

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Presidir el Tribunal de Sentencia, el primero de los sorteados, que resida en la circunscripcin; a este le ser remitido el expediente para su tramitacin. En caso de que los designados no residan en la circunscripcin, el Presidente ser determinado por el Juez Coordinador.
Cuando deba conformarse un tribunal de sentencia unipersonal de
conformidad con el Art. 41, num. 1 y 3 del Cdigo Procesal Penal, el Juez
Coordinador desinsacular un titular y un suplente. En el caso previsto en
el numeral 2 del Art. 41, cualquier juez que haya dictado la condena integrar el tribunal unipersonal (textual, excepto el nfasis puesto en negritas y
subrayado, que es mo).
Posteriormente, once aos despus, de haberse dictado la Acordada referenciada precedentemente, el mismo rgano judicial, la Corte Suprema de
Justicia, convalida la prctica errnea, consagra la violacin de la ley, recogiendo el usus fori, incurriendo en el error, mediante la Acordada N 678/
2011, cuyo Art. 2, reglamenta el ingreso de causas penales a travs de Mesa
de Entradas, y determina que su Juzgamiento ser a cargo de Tribunales Unipersonales designado mediante un sistema informtico de seleccin, conforme se expresa en su cuerpo, que a los efectos de este anlisis, me permito
igualmente transcribir a continuacin:
Art. 2.- DISPONER que las causas de Accin Penal Privada que ingresan a travs de la Mesa de Entrada Penal, sern asignadas en esta dependencia a travs del Sistema informtico, seleccionando el Juez que integrar
el Tribunal Unipersonal entre todos los Jueces Penales de Sentencia designados para la Circunscripcin de Capital (textual, excepto el nfasis puesto
en negritas y subrayado, que es mo).
Conforme es posible advertir, en la norma administrativa dictada por la
Corte Suprema de Justicia, mencionada en primer trmino, y transcripta antes
de ahora, ninguna referencia incluye respecto a la determinacin de la materia
objeto de competencia de los Tribunales Unipersonales de Sentencia, limitndose a consignar, que estos tienen competencia asignada conforme los incisos
1 y 3 del Art. 41 del Cdigo Procesal Penal.

LA CUESTIN DE COMPETENCIA DE LOS TRIBUNALES UNIPERSONALES

365

Sin embargo, en la redaccin del Art. 2 de la Acordada N 678/2011,


directamente se omite cualquier referencia a las disposiciones legales que
determinan la competencia de los Tribunales Unipersonales, y establece que
las causas de accin penal privada sern asignadas seleccionando el
Juez que integrar el Tribunal Unipersonal, como demostracin de un
claro exceso en el ejercicio de las facultades que le confiere el inc. b), del Art.
3 (19), de la Ley N 609/95 QUE ORGANIZA LA CORTE SUPREMA DE
JUSTICIA.
Luce evidente, que se ha incurrido en un error en la redaccin de la
Acordada en cuestin, desde que la COMPETENCIA de los Jueces y Tribunales de la Repblica deben ser establecidos POR LEY, no pudiendo introducirse ALTERACIONES o MODIFICACIONES mediante disposiciones normativas de inferior rango, so pretexto de disponer reglas de organizacin y eficiencia (Art. 3, inc. b) de la Ley N 609/95).
Como ya se ha expresado en ms de una oportunidad, la COMPETENCIA DE JUECES, MAGISTRADOS Y TRIBUNALES EN MATERIA PENAL, se encuentra regulada de modo taxativo (y exclusivo) en el Cdigo Procesal Penal, que en lo pertinente deroga y modifica algunas disposiciones especficas previstas en el Cdigo de Organizacin Judicial (Ley N 879), cuyo
Artculo 5, expresa que ...La jurisdiccin consiste en la potestad de conocer
y decidir en juicio y de hacer ejecutar lo juzgado. No habr ms jurisdicciones especiales que las creadas por la Constitucin y la ley.
La taxatividad de la redaccin de estos cuerpos normativos, no ha sido
relativizada por ninguna otra disposicin legal de igual categora, mediante
delegacin reglamentaria que dejara en manos de la Corte Suprema de Justicia la administracin del sistema de asignacin de competencias por medio de
Acordadas u otro tipo de disposicin que pudiera dictar.
(19) Artculo 3.- Deberes y atribuciones. Son deberes y atribuciones
de la Corte Suprema de Justicia, en pleno:

b) Dictar su propio reglamento interno, las acordadas, y todos los actos


que fueren necesarios para la mejor organizacin y eficiencia de la administracin de justicia

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Resulta an ms clara la situacin que se plantea, cuando, la norma


principal de referencia, la Constitucin Nacional, no incluye dentro de las
facultades que atribuye al ms alto Tribunal de la Repblica, la de establecer
o asignar competencias, modificarlas o suprimirlas, conforme surge del texto
consagrado en su Art. 259 (20).
Pero, como se ha visto, el otorgamiento genrico de facultades que incluye la norma constitucional referenciada, al decir: los dems deberes y
atribuciones que fijen esta Constitucin y las leyes no encuentra respaldo
en ninguna disposicin prevista en la misma Ley Fundamental de la Nacin, o
en otra de inferior rango, que incluya clusula alguna que autorice a la Corte
a alterar, modificar o suprimir competencias (materiales o de grado), recono-

(20) Artculo 259. DE LOS DEBERES Y DE LAS ATRIBUCIONES.


Son deberes y atribuciones de la Corte Suprema de Justicia:
1) Ejercer la superintendencia de todos los organismos del Poder Judicial y decidir, en instancia nica, los conflictos de jurisdiccin y de competencia, conforme con la Ley;
2) Dictar su propio reglamento interno. Presentar anualmente, una memoria sobre las gestiones realizadas, el estado y las necesidades de la justicia
nacional a los Poderes Ejecutivo y Legislativo;
3) Conocer y resolver en los recursos ordinarios que la Ley determine;
4) Conocer y resolver, en instancia original, los hbeas corpus, sin perjuicio de la competencia de otros jueces o tribunales;
5) Conocer y resolver sobre inconstitucionalidad;
6) Conocer y resolver en el recurso de casacin, en la forma y medida
que establezca la Ley;
7) Suspender preventivamente por s o a pedido del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados por mayora absoluta de votos de sus miembros, en el
ejercicio de sus funciones, a magistrados judiciales enjuiciados, hasta tanto se
dicte resolucin definitiva en el caso;
8) Supervisar los institutos de detencin y reclusin;
9) Entender en las contiendas de competencia entre el Poder Ejecutivo
y los gobiernos departamentales y entre estos y los municipios, y
10) Los dems deberes y atribuciones que fijen esta Constitucin y las
leyes.

LA CUESTIN DE COMPETENCIA DE LOS TRIBUNALES UNIPERSONALES

367

cindole, sin embargo, facultad de decidir en casos de contienda de competencia.


La lectura acrtica de la Acordada N 678/2011, permitira llegar a una
solucin distinta, sin embargo, un anlisis detallado de la situacin planteada,
frente a las disposiciones normativas que otorgan y reconocen GARANTAS
al individuo, en virtud de las cuales, el Estado se compromete a JUZGAR los
conflictos que involucra a aquellos, mediante JUECES COMPETENTES,
determina una solucin distinta.
Sostener lo contrario, representara desconocer la precisin del diseo
de las normas para cada una de las situaciones especficamente previstas y
presupuestadas en el cuerpo legal que rige nuestro sistema procesal penal.
Si la norma hubiere sido redactada en otros trminos y si dicha redaccin inclua la expresin en los delitos de accin pblica, o que algunas
de las partes lo solicite, en los de accin privada, la solucin al problema
hubiera resultado distinta. Pero como la norma no se encuentra concebida en esos trminos surge evidente que deviene inaplicable a los procesos
de accin privada.
7.- Competencia y Debido Proceso Legal.
Desde el inicio mismo de este anlisis se ha desarrollado el enfoque
dual del problema, tanto desde la ptica de la consideracin de la cuestin de
la competencia judicial como un Derecho Procesal del justiciable, reconocido
por la Constitucin Nacional, como por los Instrumentos Normativos Internacionales, e igualmente, como una cuestin vinculada a la ruptura del sistema
de prelacin legal vigente.
En el segundo de los aspectos, la cuestin se desarrolla y resuelve mediante los mecanismos polticos de atribucin de responsabilidad administrativa de quienes, en Instancias Inferiores, mediante interpretaciones distorsionadas han incurrido en la violacin de las normas procesales que regulan la
competencia material de los Tribunales de Sentencia, y que se ha registrado
durante aproximadamente once aos, ante el silencio de la Corte Suprema de
Justicia, y an, en algunos casos, mediante la convalidacin de tales decisio-

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

nes, desahuciando reclamos formulados mediante acciones de Inconstitucionalidad, que en todos los casos, merecieron la declaracin de inadmisibilidad
in limine litis, para posteriormente consagrar la ilegal prctica mediante la
promulgacin de la Acordada N 678/2011.
En el primero de tales aspectos, el anlisis arroja resultados de mayor
gravedad, desde que no se puede pretender que la violacin del rgimen de
competencias materiales de los Tribunales penales se reduzca a una cuestin
de carcter organizacional, propio del mbito administrativo, y en consecuencia se considere que su regulacin sea materia propia de las facultades administrativas de cualquier rgano del Estado, y por lo tanto pudiera ser establecida por Decretos del Ejecutivo o Acordadas del Poder Judicial.
El problema que plantea el tema, objetivado en el derecho a ser
juzgado por Jueces y Tribunales competentes, independientes e imparciales, en este plano de anlisis, se entronca directamente con la vigencia de
derechos y garantas que se incluyen dentro de la formulacin del debido
proceso legal, cuyo origen se atribuye al sistema jurdico anglosajn (due
process of law), que se encuentra por primera vez formulado por escrito
en el captulo XXXIX de la Carta Magna de Inglaterra del ao 1215, al
disponer que ningn hombre podr ser arrestado o detenido o preso, o desposedo de su propiedad, o de ninguna otra forma molestado y no iremos en
su busca, ni mandaremos prenderlo, salvo en virtud de enjuiciamiento legal
de sus pares y por la ley de la tierra, que posteriormente es recogida por
los Estados Unidos, mediante las diez primeras enmiendas de su Constitucin de 1787, que constituye la llamada Declaracin de Derechos
(Bill of Right), como tambin en Alemania mediante el juicio limpio
(faires Verfhren), y Espaa que consagra derecho fundamental al proceso con todas las garantas (ver prlogo del Catedrtico espaol JuanLuis Gmez Colomer a la obra El Principio del Proceso debido, de Iaki Esparza Leibar).
Abordando este aspecto, relacionado con el derecho a ser Juzgado por
Jueces naturales, la Corte Suprema de Justicia Argentina, ha expresado:
Las garantas del juez natural, del debido proceso y de la defensa
en juicio exigen, tanto que el tribunal como rgano-institucin se halle

LA CUESTIN DE COMPETENCIA DE LOS TRIBUNALES UNIPERSONALES

369

establecido por ley anterior al hecho de la causa, cuanto que haya jueces
que, como rganos-individuo hagan viable la actuacin de aquel en las
causas en que legalmente se le requiera y le corresponda (21).
Ms adelante, el mismo Tribunal, ha sentenciado: Los procesos adjetivos se presumen sancionados en salvaguarda de los derechos fundamentales de los justiciables contenidos en los mandatos de la Constitucin Nacional y, sobre esto, cabe sealar que la garanta del debido proceso, en la que
se integra la del juez natural determinado por las normas sobre competencia, ha sido consagrada fundamentalmente en favor del acusado (22).
En absoluta coincidencia de criterios, connotados doctrinarios han ocupado su tiempo en esta materia, ensayando estudios que centran sus esfuerzos
en la caracterizacin de la COMPETENCIA de Jueces y Magistrados, reclamada por las normas de orden interno e internacional, para satisfacer el requerimiento del Debido Proceso legal, que constituye el ncleo fundamental del
anlisis desarrollado en este captulo.
Entre ellos, Edwards (23) al abordar el punto ha expresado que, competencia Es la aptitud que la ley confiere a los jueces para conocer en determinadas causas, esto es para ejercer su jurisdiccin en un caso concreto. La
competencia se atribuye en razn del territorio y de la materia sometida a
juzgamiento.
El ya mencionado Alberto Binder (24), ha abordado tambin la cuestin de la competencia originaria del Legislador, para determinar las reglas de
competencia, sealando que: le corresponde al legislador ordinario la fa(21) Corte Suprema de Justicia Nacional, 8-9-92 Wougs, Marcos A. c/
Provincia de Tucumn, L.L. 1993-C-399, con nota de Carlos I Salvadores de
Arzuaga, D.D. 1993-2-717)
(22) Corte Suprema de Justicia Nacional, 15-10-98, Polack, Federico
g. D.J. 1999-2-888, J.A. 1999-I-335
(23) Carlos Enrique Edwards; Garantas Constitucionales en materia
penal; Editorial Astrea; pg. 91 y sigtes.
(24) Alberto M. Binder; Introduccin al Derecho Procesal Penal; Ed.
Ad-Hoc., pg. 139.-

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

cultad de determinar las reglas de la competencia a travs de la ley. Ni los


reglamentos administrativos, ni los propios fallos de la Corte Suprema, ni
clase alguna de acordada, reglamento o decisin de carcter secundario
puede modificar la competencia fijada por la ley (textual, excepto el nfasis puesto en negritas y subrayado, que es mo).
Manuel Jaen Vallejo (25) en su obra titulada Derechos Fundamentales
del Proceso Penal, bajo el ttulo Derecho al Juez ordinario predeterminado
por la Ley, coloca la cuestin sometida a estudio en el contexto preciso que
requiere el anlisis que nos ocupa, que en absoluta coincidencia con el criterio de Binder, transcripto en el prrafo anterior, afirma que el Tambin
llamado derecho al juez natural o derecho al juez legal constituye una
verdadera garanta frente a los otros poderes, como as tambin frente a los
rganos de gobierno del propio poder judicial.
El tratadista citado, en su apoyo, cita la jurisprudencia del Tribunal
Constitucional Espaol, segn la cual manifiesta expresa claramente el contenido de este derecho fundamental, por lo que, igualmente, nos permitimos
transcribir seguidamente:
El derecho constitucional a un juez ordinario predeterminado por
la ley exige, en primer lugar, que el rgano judicial haya sido creado previamente por la norma jurdica, que esta lo haya investido de jurisdiccin y
competencia con anterioridad al hecho motivador de la actuacin y proceso
judicial, y que su rgimen orgnico y procesal no permita calificarle de rgano especial o excepcional. Pero exige tambin que la composicin del tribunal venga determinado por la ley y que en cada caso concreto se siga el procedimiento legalmente establecido para la designacin de los miembros que
han de constituir el rgano correspondiente (26).
El criterio doctrinario sostenido por ambos autores, no reconoce discrepancias, ni permite interpretaciones dispares, lo cual nos obliga a concluir,
que la cuestin de la competencia de Jueces y Magistrados en razn de la
(25) Derechos Fundamentales del Proceso Penal, Coleccin de Autores
Extranjeros; Ediciones Jurdicas Gustavo Ibez, pgina 87 y sigtes.
(26) Sentencia 474/1983, Tribunal Constitucional Espaol.

LA CUESTIN DE COMPETENCIA DE LOS TRIBUNALES UNIPERSONALES

371

materia, tanto genrica, como especfica, se relaciona directa y de modo incontestable a la regulacin de los derechos y garantas establecidos por la
Constitucin Nacional en beneficio del sujeto sometido a proceso, en cualquier fuero o jurisdiccin, como ingrediente esencial que integra el principio
del debido proceso legal, y su violacin o desconocimiento afecta derechos
esenciales e irrenunciables de los ciudadanos (justiciables), incidiendo de
modo claro en la violacin de los compromisos internacionales asumidos por
el Estado ante la comunidad internacional mediante pactos, convenios y tratados que incluyen explcitamente la cuestin como materia de proteccin de
Derechos Humanos.
8.- Conclusin.
El anlisis de las disposiciones legales incluidas en el trabajo que nos
ocupa, y los criterios jurisprudenciales y doctrinarios que han servido de apoyo a las conclusiones parciales a las que se arriba en distintos pasajes del
mismo, evidencia una marcada distorsin en la interpretacin y aplicacin de
las reglas de la competencia material de los Tribunales de Sentencia, tanto los
de conformacin pluripersonal, como los integrados por un solo Magistrado.
El error persiste y subsistir, hasta tanto algn condenado por Tribunales incompetentes, formule reclamo por la violacin de sus derechos procesales, ante los Organismos Internacionales de promocin y proteccin de Derechos Humanos, o quizs a partir de que el sistema judicial comprenda que
la Constitucin Nacional establece y garantiza el derecho a ser Juzgado por
Jueces y Tribunales competentes, EN BENEFICIO DEL IMPUTADO, y no
del rgano judicial.
No cabe duda de ello, El SUJETO DE DERECHOS Y TITULAR DE
GARANTAS, establecidas en normas Internacionales e internas, es quien se
enfrenta al sistema penal, vale decir, al aparato represivo del Estado, y como
lgica consecuencia de ello, es a l a quien se adeuda el proceso legal. Esa es
la esencia del DEBIDO PROCESO LEGAL, que tiene en el presunto infractor
al sujeto y objeto de proteccin, en cuyo beneficio se acuerda con carcter
preponderante, el de ser juzgado por Tribunales competentes, establecidos
por la ley, con anterioridad al hecho del proceso.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Finalmente, debe advertirse, que ninguna importancia tiene que el ya


mencionado usus fori haya generado costumbre, que sta se haya consolidado, y haya sido receptado por la Corte Suprema de Justicia mediante Acordadas que consagran su vigencia, ni que la ausencia de reclamos efectuados por
los procesados o enjuiciados por hechos punibles de accin privada sometidos a juzgamiento por incompetentes Tribunales Unipersonales, nada modifica lo afirmado, respecto a la infraccin a las normas consagradas en el Artculo 16 de la Constitucin Nacional, a las leyes reglamentarias y a los instrumentos normativos internacionales, y estas transgresiones, se traducen, en
todos los casos registrados hasta la fecha en la violacin del derecho/
garanta de defensa en juicio y el debido proceso legal.

373

EL PREVARICATO.
NOCIONES GENERALES
Por Jos Agustn Fernndez Rodrguez (*)

La tarea de juzgar requiere esencialmente atender a una serie de valores, pero fundamentalmente las idoneidades tcnicas, gerenciales, fsicas y
ticas de las que debe estar investido el Juez, que a diario dirime conflictos y
dicha actividad no est exenta de errores. As, es cotidiano dictar resoluciones
ya sea en forma de providencias, autos interlocutorios y sentencias definitivas
que son objeto de impugnaciones y que son revisadas en instancias superiores, siendo las mismas revocadas o anuladas, pero ello no implica en sentido
alguno la violacin del Derecho de manera dolosa que constituye el elemento
central del hecho punible de PREVARICATO JUDICIAL.
Es conducente efectuar un anlisis en la norma penal que regula este
hecho punible, cuyo origen data del Derecho antiguo; precisar el contenido y
el alcance y efectuar algunas precisiones.
El esquema tpico del hecho punible de PREVARICATO se halla descripto en el Art. 305 del Cdigo Penal que se transcribe: PREVARICATO. 1
El juez, rbitro u otro funcionario que, teniendo a su cargo la direccin o
decisin de algn asunto jurdico, resolviera violando el derecho para favorecer o perjudicar a una de las partes, ser castigado con pena privativa de
libertad de dos a cinco aos. 2 En los casos especialmente graves la pena
privativa de libertad podr ser aumentado hasta a diez aos.

(*) Profesor de la Catedra de Derecho Penal turno noche de la Facultad


de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Asuncin.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Al comentar la norma de referencia, Gonzlez Quintana seala en lneas generales que: Coherentemente, en los artculos antes citados, el proyecto define y sanciona el prevaricato, en el que incurren el juez, rbitro u
otro funcionario que a cargo, direccin o decisin de algn asunto jurdico,
resolvieran violando el derecho para favorecer o perjudicar a una de las partes. En casos especialmente graves, las penas son aumentadas substancialmente. Este artculo tiene como antecedente a los artculos 183 y 184 del
Cdigo Penal vigente (p. 96) I-Bien jurdico protegido: El ejercicio de las
funciones pblicas (la administracin de justicia) II-Tipo objetivo: Sujeto
activo: El juez, el rbitro u otro funcionario con potestad para dirigir o dirimir cuestiones jurdicas. Sujeto pasivo; La sociedad en la persona del justiciable. Accin: Dictar o proveer una resolucin judicial, un laudo arbitral u
otra equivalente, infringiendo las normas jurdicas y ticas de su investidura,
con el nimo de favorecer o perjudicar a una de las partes del proceso que
entiende. III-Tipo subjetivo: Se trata de un tipo doloso (no se admite la imprudencia pues les rige el principio iura novit curiae). VER: CDIGO
PENAL REFERENCIAS Y CONCORDANCIAS INTERNAS Y COMPARADAS COLECCIN: CDIGOS DE LEYES DIRECTOR: HORACIO
ANTONIO PETTIT 2da EDICIN 2007.
Diversos tratadistas abordan el PREVARICATO y a continuacin se
efecta una sntesis: histricamente se dio antes esa denominacin al contubernio entre las partes y a la infidelidad de los apoderados o consultores
institucin del Derecho Romano... pas al Derecho Cannico Prevaricar
llaman los latinos a una manera especial de andar que tienen las personas
cuyos huesos de las piernas son largos y al mismo tiempo torcidos; de modo
que al andar producen un curioso movimiento de balanceo, por el cual pueden inclinarse ya al lado izquierdo ya al lado derecho mientras avanzan. Prevaricar significa caminar torcido, inclinndose a uno u otro lado EL PREVARICATO DE LOS JUECES Y PERSONAS EQUIPARADAS La accin del
Artculo 269, consiste en dictar resoluciones contrarias a la ley expresa invocada por las partes o por el mismo juez o en citar, para fundar una resolucin, hechos o resoluciones falsas la accin propiamente dicha consiste en dictar resoluciones La invocacin o la cita debe ser hecha en una
resolucin: es decir, en ejercicio de la funcin especfica de administrar
justicia toda resolucin judicial en la que se decida sobre una cuestin
sometida a juicio, es susceptible de prevaricato la resolucin sea contra-

EL PREVARICATO. NOCIONES GENERALES

375

ria a la ley expresa invocada por las partes o por el mismo juez La segunda modalidad del prevaricato es la de hecho, consistente en citar hechos o
resoluciones falsas. Tales hechos o resoluciones han de haber sido invocados por el magistrado para fundar la resolucin; es decir, que debe mediar
una relacin entre el hecho o resolucin falsa citada y el modo de decirse el
asunto sometido a conocimiento del juez Es un delito instantneo, que se
consuma en el momento de dictarse la resolucin, con independencia de
que se cause dao y de que sea susceptible de recurso El aspecto subjetivo
requiere una consideracin especial en esta figura.
El prevaricato es un delito doloso; sobre esto no se muestran dudas.
Ese dolo est constituido, no solamente por el conocimiento que tiene el juez
de los hechos sometidos a su decisin, sino, tambin, por sus propios conocimientos y la voluntad de obrar en contra de ellos la esencia misma de esta
forma del prevaricato est dada por la contrariedad de la resolucin con la
ley, cuestin de derecho de la que resulta la necesaria ilegitimidad consciente, o si se quiere maliciosa, de la decisin el sealado conocimiento pertenece al tipo Entre el error o la negligencia y el dolo, hay en el prevaricato
una serie de matices intermedios, que es necesario contemplar. El primero de
esos matices est dado por la interpretacin que el juez debe hacer de la ley
para aplicarla al caso concreto. Todo aquello que caiga dentro de los lmites
de la interpretacin, est fuera de la figura del prevaricato. El delito se comete cuando el juez sabe que resuelve en contra de la ley Lo que importa es
la conciencia de la falsedad. (Ver Carlos Fontan Balestra. DERECHO
PENAL Parte Especial Duodcima Edicin 1989. Pgs. 891 a 895).
Jos Mara Luzn Cuesta, en el COMPENDIO DE DERECHO PENAL
Parte Especial Duodcima Edicin 2004. Pg. 306, nos ilustra sealando
que: 1 Prevaricacin. El concepto de sentencia y de resolucin resulta
de los Arts. 206 resoluciones de los Jueces y Tribunales las providencias,
autos y sentencias, definiendo cada una de ellas. A) El trmino a sabiendas exige el conocimiento por parte del Juez o Magistrado de que la sentencia o resolucin es injusta C) La injusticia de la sentencia o resolucin ha
de determinarse en base a criterios objetivos, habiendo la antigua jurisprudencia declarada que ha de tenerse por tal cuando no puede explicarse mediante una interpretacin razonable patente, notoria e incuestionable contradiccin con el ordenamiento jurdico, Tan patente y grosera que puede

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

ser apreciada por cualquiera, y otras semejantes, que ponen de relieve el


que no basta una mera ilegalidad que pudiera entenderse ms o menos justificable con algn modo razonable de interpretar los hechos o la norma jurdica, que tienen sus posibilidades de correccin en el mbito de los recursos
propios del mbito, sino que se reserva el Derecho Penal para aquellos casos
de tan flagrante ilegalidad que quede de manifiesto la irracionalidad de la
resolucin de que se trate, concluyendo que los diferentes delitos de prevaricato exigen como elemento objetivo la absoluta notoriedad de la injusticia,
faltando tal elemento cuando se trata de apreciaciones que en uno u otro
grado son discutibles en Derecho.
Gil Miller Puyo Jaramillo expresa respecto al Prevaricato que es un
delito contra la administracin de justicia. La Real Academia trae sobre el
prevaricato: Accin de cualquier funcionario que de una manera anloga a
la prevaricacin falta a los deberes de su cargo. Y prevaricar del latn prevaricare: de pre (delante) y varicare de varus que significa patituerto, es decir
que camina torcidamente. Guillermo Cabanellas de Torres dice por su parte
que el Prevaricato es la injusticia dolosa o culposa cometida por un juez o
magistrado, segn el Diccionario Jurdico Elemental, p. 318, 1993. JURISPRUDENCIA. Jos Moyna Mngues y otros en la Coleccin Cdigos de Leyes opinan que la injusticia de la resolucin puede provenir tanto por vulneracin de normas sustantivas como procesales. Es preciso que, de modo flagrante y clamoroso, se desborde la vigente legalidad (SS. TS. 25-3 Y 10-795). Cdigo Penal, Comentarios, Jurisprudencia, Legislacin Complementaria. P. 797, Madrid, 1998.
La resolucin injusta exige la arbitraria. irrazonable- interpretacin de la norma torcimiento del Derecho con fines de perjuicio o de favor
y el convencimiento sobre el carcter injusto de la resolucin. Ver Horacio
Antonio Pettit. CDIGO PENAL 2da Edicin Ampliada y Actualizada
2007. Pgs. 473 y 474.
Segn CARRARA, el prevaricato no consiste en la discordancia entre
el derecho declarado y el derecho objetivo; sino entre el derecho declarado y
el conocido; no est en la proposicin afirmada, sino en la relacin entre esa
proposicin y el estado de creencia en la mente del juez. El prevaricato con-

EL PREVARICATO. NOCIONES GENERALES

377

siste en el intento de hacer pasar como derecho algo que positivamente se


sabe que no lo es.
Anotadas estas ideas, tenemos entonces que el Prevaricato, tambin
denominado Prevaricacin, es aquel delito en que incurren los jueces, rbitros o funcionarios pblicos, cuando faltan a las obligaciones y deberes
inherentes al cargo que desempean. Por ejemplo, CUANDO UN JUEZ
dicta una resolucin arbitraria en el marco de una causa en la cual se propone hallar a los responsables de un Homicidio y adems sabe que la resolucin
que est tomando es absolutamente injusta o contraria al fin de impartir justicia o a lo que la ley propone expresamente, podemos hablar de prevaricato o
de prevaricacin. Tambin estn los casos groseros, como la aplicacin de
una sancin penal fuera del marco legal permitido o aplicar disposiciones legales derogadas o en los casos en que se le da valor decisivo a una prueba que
no existe y esto tiene incidencia en la sentencia, entre otros. Esta es la modalidad de PREVARICATO JUDICIAL.
Otra modalidad se da en el ejercicio de la funcin pblica: CUANDO
UN FUNCIONARIO PBLICO, por ejemplo, el Secretario Ejecutivo de la
Secretara del Ambiente (SEAM) recibe fondos pblicos para hacer frente a
una obra que subsanar la crisis ambiental del Lago Ypacara, pero en vez de
emplearlos en tal situacin, decide emplearlos para contratar nuevo personal
para su cartera, estar tambin incurriendo en prevaricato.
Siempre, la accin de prevaricacin, es considerada como un abuso de
autoridad por parte de quien la realiza, porque en el ejercicio mximo y pleno de sus funciones es donde ejerce la falta a sus tareas y normalmente afecta
la calidad de vida de los ciudadanos sobre quienes recae su funcin jurisdiccional o pblica, segn sea el caso. La mayora de las legislaciones del mundo
(sino todas) contemplan en sus cdigos penales este hecho punible y por tanto
est debidamente regulada para as proteger al ciudadano y a la administracin de justicia y/o a la administracin pblica.
Tipicidad Objetiva del Prevaricato.
El esquema objetivo del tipo contemplado en el Art. 305 nos propone lo
siguiente: UN SUJETO ACTIVO CALIFICADO: JUEZ, RBITRO U

378

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

OTRO FUNCIONARIO que tenga competencia para dirigir o decidir en un


asunto jurdico: proceso, mediacin, etc. La palabra JUEZ hace referencia a
la persona que tiene jurisdiccin y competencia y como tal definido en el
Cdigo de Organizacin Judicial, pero aqu corresponde hacer una disquisicin respecto a la existencia de jueces sumariantes o instructores, muy tpico
en la administracin pblica. Son stos sujetos activos? Consideramos que
no. Estos son ms bien funcionarios pblicos. En cuanto a los RBITROS,
esta calidad de sujeto est definida en la Ley civil (Ley de Arbitraje y Mediacin). La palabra FUNCIONARIO est claramente definida en el Art. 14 inc.
1 nm. 14 del Cdigo Penal: el que conforme al derecho paraguayo, desempee una funcin pblica. Queda claro entonces que el prevaricato es
un delito especial y ello estriba en que no todos los individuos pueden cometer dicho delito; nicamente son sujetos activos los jueces, rbitros o funcionarios pblicos.
La multiplicidad de sujetos activos de este tipo penal, hace imposible
que se establezca en una sola frmula la nocin general del delito. Cada una
de las especies de prevaricato tiene caractersticas propias que le hace diferente de las dems. Antn y Rodrguez definieron de manera general al prevaricato como la grave infraccin del deber de aplicar la ley, cometida por las
personas especialmente obligadas a ello. Conforme a esta definicin, la infraccin de la ley sera la caracterstica general de este delito. Todas esas
definiciones son cuestionables de una u otra forma, ya que pueden caracterizar tambin otros delitos que atentan contra la administracin pblica.
El Prevaricato Judicial constituye una de las especies, tal vez la ms
importante, cuyos sujetos activos son los Jueces o rbitros y comprende las
siguientes conductas: a) fallar contra ley expresa; y b) proceder maliciosamente contra leyes expresas en la sustanciacin de los juicios, haciendo lo
que prohben las leyes o dejando de hacer lo que mandan. El prevaricato judicial tutela la recta administracin de justicia, tal y como ensea Eusebio
Gmez, la adecuada prestacin de ese servicio que la sociedad espera de la
funcin judicial y de los rbitros, solo se logra respetando los cnones establecidos tcita o expresamente en la ley.
UBICACIN EN EL CDIGO PENAL ACTUAL: Libro Segundo: Parte Especial. Ttulo VIII: Hechos punibles contra las funciones del Estado.

EL PREVARICATO. NOCIONES GENERALES

379

Captulo III: Hechos punibles contra el ejercicio de funciones pblicas. Art.


305: Prevaricato.
Entre los hechos punibles contra las funciones del Estado, se encuentran los hechos punibles contra: 1) la Administracin de Justicia; 2) la Administracin Pblica y 3) el ejercicio de funciones pblicas, optando el legislador por clasificar el Prevaricato en este ltimo ramal. La explicacin que encontramos a este criterio de clasificacin es que mientras en las dos primeras
categoras se encuentran hechos realizados por los usuarios o destinatarios de
la funcin estatal; en la tercera y ltima categora se han enumerado los hechos realizados por los propios operadores que tienen a su cargo ejercer alguna funcin en nombre del Estado, particularizando que en el caso del Prevaricato se refiere a Jueces, rbitros u otros funcionarios que tengan a su cargo la
direccin o decisin de un asunto jurdico: Directores, Ministros, Consejos,
Directorios, etc.
ACCIN: resolver, violando el derecho, para favorecer o perjudicar
a una de las partes. Ello entraa fallar contra la ley expresa. Fallar significa, segn Prez Borja, resolver sobre cualquier punto, tanto en un auto como
en una sentencia. Segn el Diccionario de la Real Academia de la Lengua
Espaola, fallar significa Decidir, determinar un litigio, proceso o concurso, y por lo tanto, dicha palabra est vinculada con la idea de una resolucin
definitiva sobre el litigio, las pretensiones y excepciones de las partes, es decir, la emisin de una sentencia o de un auto interlocutorio en casos de cosa
juzgada formal.
La Ley hace referencia a que el sujeto activo debe tener la DIRECCIN
o DECISIN DE UN ASUNTO JURDICO; en el caso del Juez, el asunto
debe estar comprendido dentro del mbito de su competencia. En otras palabras, debe ser un caso, juicio o expediente que est sujeto a su direccin o
decisin y en este debe adoptarse una resolucin en forma de providencia,
auto interlocutorio o sentencia definitiva.
El Art. 256 de la Carta Magna dispone que toda sentencia judicial debe
estar fundada en la Constitucin y en la ley, y consecuentemente una obligacin constitucional del Juez es fallar y resolver conforme a la Constitucin y
a la ley. Por su parte, el Art. 248 de la C.N. expresa que en ningn caso los

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miembros de los otros poderes, ni otros funcionarios, podrn arrogarse atribuciones judiciales que no estn expresamente establecidas en la Constitucin,
y el Artculo 137, por su parte, dispone: DE LA SUPREMACA DE LA CONSTITUCIN. La Ley suprema de la Repblica es la Constitucin. Esta, los
tratados, convenios y acuerdos internacionales aprobados y ratificados, las
leyes dictadas por el Congreso y otras disposiciones jurdicas de inferior jerarqua, sancionadas en consecuencia, integran el derecho positivo nacional
en el orden de prelacin enunciado. Quienquiera que intente cambiar dicho
orden, al margen de los procedimientos previstos en esta Constitucin, incurrir en los delitos que se tipificarn y penarn en la Ley. Esta Constitucin
no perder su vigencia ni dejar de observarse por actos de fuerza o fuera
derogada por cualquier otro medio distinto del que ella dispone. Carecen de
validez todas las disposiciones o actos de autoridad opuestos a lo establecido
en esta Constitucin.
ELEMENTO SUBJETIVO: Al analizar el texto de nuestra Ley Penal
podra parecer que no se ha establecido en forma clara si el prevaricato judicial requiere dolo o no. Es decir, segn la redaccin y conforme a una interpretacin parcial y ligera, se cometera prevaricato cuando simplemente se
falla contra la ley, aunque no se haya actuado con la malicia propia que supone obrar por un inters personal o por afecto o desafecto a alguien. No obstante, esas palabras tan solo expresan los mviles del prevaricato judicial, y no si
en este delito debe o no existir dolo. Pero, si se toma en cuenta el carcter de
dichos mviles, rpidamente se concluir que este delito es doloso. Es ms, la
doctrina ya ha dejado establecido que tanto el delito de prevaricato en general
cuanto el prevaricato judicial son dolosos. Segn los tratadistas, sera ilgico
pensar que se puede imputar a alguien el error, y por lo tanto, es necesario que
concurra en el juez o rbitro la intencin de contrariar la ley. El prevaricato
requiere que exista una discrepancia entre el derecho que el juez conoce y
el derecho que el juez aplica, no una discordancia entre el derecho
declarado y el derecho tal como es. El juez debe tener la conciencia de
que est aplicando un precepto legal en forma contraria a lo que su texto y
sentido sealan. No se trata de una incorreccin jurdica, sino de una incorreccin moral. Podemos afirmar de manera contundente que PREVARICATO no constituye una simple incorreccin jurdica, pues si as fuera, todas las
resoluciones revocadas mediante un recurso seran la prueba irrefutable
del prevaricato.

EL PREVARICATO. NOCIONES GENERALES

381

Rodolfo Moreno nos ensea que no se puede imputar el error como


prevaricato, ya que los magistrados por lo mismo que tienen libertad de
criterio y de interpretacin, pueden equivocarse, y si cada vez que incurriesen en errores jurdicos, fueran reos del prevaricato, todos los jueces sin excepcin alguna seran delincuentes. Cada vez que a un juez se le revocase
una sentencia, ese magistrado sera legalmente un prevaricador. En efecto,
los jueces deben fundar sus sentencias en ley y citar los artculos de la misma, segn lo establecen las reglas de procedimiento, de manera que una sentencia revocada significa que el magistrado ha apreciado mal los hecho, ha
aplicado mal el derecho o ha incurrido en los dos defectos al propio tiempo.
En sntesis, es medular afirmar que el Juez prevarica solo cuando dolosamente falla contra ley expresa, no cuando simplemente se equivoca.
SUJETO PASIVO Y BIEN JURDICO: El sujeto pasivo no es propiamente la parte litigante afectada, sino el Estado en s, puesto que el bien jurdico tutelado es el ejercicio de una funcin del Estado: de la Administracin
de Justicia en el caso de los jueces y rbitros, y de la funcin pblica en el
caso de los dems funcionarios, la cual constituye una de las funciones principales del Estado. En sentido estricto, comprende nicamente la funcin jurisdiccional atribuida a la Corte Suprema de Justicia y a los Tribunales y Juzgados que dependen de ella. (Art. 247 C.N.). En sentido amplio, corresponde al
Poder Judicial y sus rganos auxiliares (Ministerio Pblico, Polica Nacional,
abogados, peritos, escribanos, etc.), que comprenden el Sistema de Justicia.
Indirectamente tambin se daan bienes jurdicos de carcter particular de
quien resulta vctima de la resolucin de referencia, como ser su libertad o su
patrimonio.
SANCIN: La pena privativa de libertad es la nica pena prevista. En
el tipo base es la de 2 aos de pena mnima y 5 aos de pena mxima. El Art.
305 del Cdigo Penal tambin prev el aumento de pena en casos especialmente graves. Sin embargo, consideramos que ello es inaplicable porque esta
previsin que ciertamente no es la nica dentro del Cdigo Penal, de establecer conductas para agravar la pena con la simple frase de casos especialmente graves, definitivamente no condice con el Principio de Legalidad, porque
no pasan ese elemental examen de que toda conducta debe estar expresa y

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

estrictamente descripta en la Ley. La mera mencin de casos especialmente


graves no delimita una conducta.
APLICACIN PRCTICA: No son pocos los casos en que los Jueces
son denunciados e incluso querellados por la comisin del hecho punible de
Prevaricato, entendido este como la especie de Prevaricato judicial, pero en
casi todos ellos se hace mencin a cuestiones eminentemente procesales que
son discutibles e impugnables y tienen sus vas de solucin a travs de los
recursos y acciones inclusive. As, se hace mencin a supuestas conductas
refirindose que Jueces recusados entienden en una controversia; a cuestiones
incidentales como planteamientos de extincin de la accin, prescripcin, etc.
que segn quienes denuncian deben ser resueltas de tal o cual manera y al no
hacerlo as genera la denuncia o querella por Prevaricato.
Otra cuestin que siempre es objeto de confusin es la referencia o
mencin a la parcialidad manifiesta como causal de recusacin, siendo ello un
elemento de la Prevaricacin judicial, especialmente cuando sta sea ostensible o evidente.
No pocas veces se utiliza este medio para provocar el apartamiento definitivo de un Juez en las causas en las que interviene y en que litiga el denunciante o querellante por Prevaricato. Todas estas son distorsiones o anomalas
en las que se incurre en nuestro medio y hacen que esta figura jurdica se
torne confusa.
Finalmente, recomendamos delimitar los casos especialmente graves
en que pueden incurrir los jueces, rbitros u otros funcionarios y de alguna
forma dejar en claro que no se sanciona la incorreccin jurdica sino la
incorreccin moral del sujeto activo. Es necesario diferenciar y discernir el
Prevaricato judicial en donde la majestad de la justicia es la que se empobrece
y empalidece y es la que sufre el reproche del pueblo y una tacha a su credibilidad.

383

EL ACCESO A LA INFORMACIN PBLICA.


AVANCES Y DESAFOS EN TORNO A UN DERECHO
ESENCIAL PARA LA DEMOCRACIA
Por Jos Mara Costa (*)

Dos leyes sustanciales para la profundizacin de la democracia y del


protagonismo ciudadano en ella fueron promulgadas este ao 2014 en nuestro
pas. Ambas se relacionan al derecho humano del acceso a la informacin
pblica, un derecho fundamental cuya importancia es central para la concepcin republicana del poder y la gestin del Estado. En este artculo hablaremos de las principales normas contenidas en ambas leyes, sus relaciones y
diferencias esenciales, as como sealaremos algunos riesgos vigentes y los
desafos que se abren para la correcta y exhaustiva implementacin de ambas
leyes y, con ello, de la vigencia efectiva del derecho a la informacin pblica.
LEYES RELEVANTES EN UN CONTEXTO HISTRICO TRASCENDENTAL.
La Constitucin Nacional consagra en el Artculo 28 este derecho: Se
reconoce el derecho de las personas a recibir informacin veraz, responsable y ecunime. Las fuentes pblicas de informacin son libres para todos.
(*) Profesor Adjunto de Derecho de la Informacin, Facultad de Filosofa UNA; profesor encargado de ctedra de Derecho de la Informacin, Segunda Seccin, Facultad de Derecho UNA; profesor encargado de ctedra de
Nuevas Tecnologas de la Informacin y las Industrias Culturales en la Escuela de Ciencias Sociales y Polticas. Abogado y licenciado en Ciencias de la
Comunicacin, con doctorado cursado en Derecho de la Informacin (Univ.
Complutense de Madrid) y maestras en Comunicacin (Universidad del Salvador, Buenos Aires) y Ciencias Polticas (Univ. De Salamanca).

384

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

La ley regular las modalidades, plazos y sanciones correspondientes a las


mismas, a fin de que este derecho sea efectivo.
Recin 22 aos despus de la adopcin de tal Constitucin, y de vigencia del mandato imperativo de legislar sobre el tema, el Paraguay pudo contar
con dos leyes (a falta de una) que abordan el derecho de acceso a la informacin pblica. Con esto, nuestro pas se ha convertido en el nmero 100 del
mundo que cuenta con una norma similar. En la regin otras naciones nos han
antecedido, tal como es el caso de EEUU, Mxico, Colombia, Ecuador, Chile,
Per, Uruguay, Brasil, entre otras que se sumaron a una tendencia legislativa
que se hizo fuerte a partir de los aos 90 pero que halla su primera expresin
a nivel mundial en 1.766 con la ley dictada en Suecia para la Libertad de
Prensa y del Derecho de Acceso a las Actas Pblicas.
Para que se llegue a sumar nuestro pas a esta corriente, sin embargo,
tuvo que sobrevenir una coyuntura poltica peculiar e indita. Desde la ciudadana, apenas iniciado el nuevo perodo legislativo (julio del 2013) y asumido
el gobierno de Horacio Cartes (agosto del 2013), empezaron a reverberar reclamos de transparencia y mayor acceso al conocimiento sobre los manejos
de la cosa pblica. Sobre todo, en coincidencia con investigaciones periodsticas, el reclamo fue dirigido hacia la necesidad de transparentar y conocer los
gastos en salarios, remuneraciones y gratificaciones especiales de los legisladores y de los funcionarios pblicos.
Las exigencias de transparencia fueron in crescendo y se llegaron a dar
escraches pblicos por casos connotados de revelaciones de mal uso del
dinero pblico.
La Cmara de Diputados, cuyo presidente en principio neg el acceso a
informacin sobre salarios de sus funcionarios, se vio obligada luego a abrir
las compuertas de dicha informacin no sin antes recibir la repulsa ciudadana.
Por su parte, el Senado se vio obligado a quitar los fueros a uno de sus miembros acusado por su vinculacin a uno de los casos denunciados.
En medio de esta efervescencia ciudadana y las inadecuadas o insuficientes respuestas de la clase poltica y particularmente el Poder Legislativo,
la Corte Suprema de Justicia resolvi un caso mediante el cual se dio la razn

EL ACCESO A LA INFORMACIN PBLICA.


AVANCES Y DESAFOS EN TORNO A UN DERECHO ESENCIAL PARA LA DEMOCRACIA

385

a un ciudadano en su reclamo de pedido de informacin pblica y a la vez se


dej sentada una jurisprudencia sobre la calidad de derecho humano fundamental del mismo, as como se estableci que la informacin sobre salarios y
otras remuneraciones de funcionarios pblicos no poda ser objeto de reserva
ni era un dato sensible de la intimidad, sino que deba ser publicada y divulgada de manera amplia por las fuentes pblicas de informacin, que tambin
hallaron su definicin en dicha sentencia (1).
En puridad, a falta de legislacin reglamentaria sobre la materia, pese al
mandato constitucional del Artculo 28, el tribunal supremo abord la tarea de
emitir un fallo (catalogado como ejemplar e histrico por los medios de
comunicacin y felicitado a nivel internacional) que no solo, como ya dijimos, aporta sustancial jurisprudencia, sino tambin ejercita el papel de policymaker al promover una poltica pblica llenando el vaco legislativo (2).
Algo que, de paso, constituye un ejemplo actual y categrico de activismo
judicial en el orden de lo que se ha conocido como litigio de reforma estructural sostenido por varios autores (como Abram Chayes y Owen Fiss, entre
otros) a partir de la histrica sentencia de la Corte Suprema de Justicia de
EEUU en el caso Brown v. Board of Education, en 1955 (3).
Al decir del politlogo Sebastin Linares, el propsito del litigio de
reforma estructural es remover las condiciones estructurales de una situacin

(1) Acuerdo y Sentencia N 1306 del 15 de octubre del 2013, accin de


inconstitucionalidad planteada por la Defensora del Pueblo en el juicio Daniel Vargas Tellez contra la Municipalidad de San Lorenzo sobre acceso a la
informacin pblica. Disponible en http://www.pj.gov.py/descargas/AYS1306.pdf
(2) Costa, J. La Corte Suprema de Justicia en el rol de promotor de
polticas pblicas: la trascendencia de un fallo histrico en El acceso a la
informacin pblica en Paraguay, Corte Suprema de Justicia, Instituto de
Investigaciones Judiciales, Asuncin, 2014.
(3) Ver en: Chayes, A. 1975. The role of the judge in public law litigation. Tambin puede verse en: Fiss, Owen M., The Forms of Justice (1979).
Faculty Scholarship Series. Paper 1220. http://digitalcommons.law.yale.edu/
fss_papers/1220

386

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

de hecho que amenaza o es contraria a algn valor constitucional (4) En el


caso que nos toca sealar, esta situacin se verifica en el mencionado vaco
legislativo de dos dcadas con respecto al mandato constitucional de reglamentar el derecho de acceso a la informacin para hacer efectiva su vigencia.
En este contexto y con la sentencia de la Corte ampliamente aplaudida
local e internacionalmente, el Legislativo inici, bajo no poca presin ciudadana y meditica, el estudio de dos leyes sobre transparencia y acceso a la
informacin pblica. El resultado de tal proceso legislativo lleg a cristalizarse al ao siguiente.
La Ley 5189/14 que establece la obligatoriedad de la provisin de informaciones en el uso de los recursos pblicos sobre remuneraciones y otras
retribuciones asignadas al servidor pblico de la Repblica del Paraguay (5)
fue sancionada por el Congreso de la Nacin el 20 de mayo del 2014. El Poder
Ejecutivo la promulg sin objecin alguna. Debe destacarse el protagonismo
que tuvo el diputado (ANR) Ramn Romero Roa para impulsar esta legislacin.
Poco tiempo despus, el Poder Legislativo sancion la Ley 5282/14 De
Acceso ciudadano a la informacin pblica y transparencia gubernamental(6), instrumento promovido originalmente por ciudadanos y organizaciones civiles nucleadas en el Grupo Impulsor del Acceso a la Informacin Pblica (GIAI) que vena luchando por esta conquista desde haca ms de 10
aos. Un grupo de senadores, encabezado por el diputado (PLRA) Carlos
Amarilla se hizo cargo del anteproyecto, el cual, lamentablemente sufri mu(4) LINARES, Sebastin. El dilogo democrtico entre las Cortes y
las instituciones representativas. Revista Mexicana de Sociologa. vol. 70
no. 3 Mxico jul./sep. 2008.
(5) Disponible en Gaceta Oficial de la Repblica del Paraguay, Nmero
95, en http://www.gacetaoficial.gov.py/gaceta.php?action=show&id= 2330&
num=95
(6) Disponible en Gaceta Oficial de la Repblica del Paraguay, Nmero
180, en http://www.gacetaoficial.gov.py/gaceta.php?action=show&id= 2549&
num=180

EL ACCESO A LA INFORMACIN PBLICA.


AVANCES Y DESAFOS EN TORNO A UN DERECHO ESENCIAL PARA LA DEMOCRACIA

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chas modificaciones en comisiones del Senado. La importancia alcanzada por


esta norma puede medirse en el beneplcito logrado con su aprobacin tanto
entre los medios de comunicacin, como a nivel de organismos internacionales (Comisin Interamericana de Derechos Humanos, UNESCO, Alianza Regional para la Libertad de Expresin, etc.), as como en la decisin del Poder
Ejecutivo de promulgar la norma en un acto pblico especial y no solo a travs del simple y burocrtico procedimiento de la firma respectiva.
CARCTER Y MBITO DE AMBAS LEYES.
La Ley 5189/14 aborda bsicamente la obligacin de transparencia activa que le corresponde al Estado y a sus instituciones con respecto a la ciudadana, disponiendo para ello de manera explcita el deber de brindar informacin pblica y hacerla disponible a travs de los medios tecnolgicos modernos, especficamente a travs de sitios de internet de las entidades obligadas.
Por su parte, la Ley 5282/14 ampla esta mirada y, adems de fortalecer
el espectro de obligaciones con respecto a la transparencia activa del Estado y
sus instituciones, aporta lo que en esencia es el punto fundamental para la
verdadera vigencia del derecho consagrado en el Art. 28 de la Constitucional:
el procedimiento para el ejercicio de peticin de informacin de las personas
con respecto a los sujetos obligados, esto es, la implementacin prctica de la
transparencia pasiva que le compete al Estado.
LOS PRINCIPIOS CONSAGRADOS.
Mientras la Ley 5189 no repara en conceptualizaciones ni enunciacin
de principios, la Ley 5282 s lo hace de manera especfica y extendida, con lo
cual contribuye sobremanera a establecer pautas de interpretacin a futuro.
Define esta norma cules son las fuentes pblicas y qu es la informacin pblica, as como menciona una clave de interpretacin concreta que
busca evitar que la implementacin de la ley vaya en contra de la libertad de
expresin o la libertad de prensa. En este sentido, en el primer artculo de la
norma, en el segundo pargrafo, se expresa explcitamente que ninguna disposicin de esta Ley podr ser entendida o utilizarse para negar, menoscabar

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

o limitar la libertad de expresin, la libertad de prensa o la libertad de ejercicio del periodismo.


Asimismo, en la ley estn contenidos de manera explcita otros principios relativos al derecho abordado, como el principio de publicidad de los
actos y documentos oficiales, el principio de mxima divulgacin y de gratuidad en el acceso a la informacin pblica, la accesibilidad a cualquier persona
sin ningn tipo de discriminacin, la no necesidad de invocar una razn de
uso o inters especfico sobre la informacin pblica solicitada, entre otros.
SUJETOS OBLIGADOS.
Ambas leyes establecen de manera concreta los sujetos obligados por
las normas. En el caso de la Ley 5189 lo hace en su primer artculo donde
adems determina el modo general en que se harn disponibles las informaciones para el pblico: Todos los Organismos o Entidades Pblicas, Entes
Binacionales y aquellos en los que el Estado paraguayo tenga participacin
accionaria, u organismos privados que administre recursos del mismo, debern difundir a travs de portales electrnicos en internet, todas las informaciones de fuente pblica, relativas al organismo o la entidad y a los recursos
administrativos y humanos de los mismos.
La Ley 5282/14 por su parte determina dichos sujetos obligados al sealar cules son las fuentes pblicas de informacin.
Respecto a estos sujetos obligados, no solo se incluyen a todas las instituciones del estado central como de los niveles subnacionales (gobiernos
departamentales y municipales), sino tambin a las entidades binacionales, lo
cual ya ha generado el primer entredicho judicial patente en sendas presentaciones de acciones de inconstitucionalidad planteadas ante la Corte Suprema
de Justicia por las autoridades de la Entidad Binacional Yacyreta (EBY) y la
Entidad Itaip Binacional (IB). En la actualidad, al tiempo de edicin de este
artculo, el Ministerio Pblico ya ha emitido su dictamen proponiendo el rechazo de ambas acciones, as como ciudadanos particulares y organizaciones
civiles han presentado en el juicio respectivo sendas presentaciones invocando el inters de terceros sobre el tema en discusin y abogando tambin por el
rechazo de ambas acciones.

EL ACCESO A LA INFORMACIN PBLICA.


AVANCES Y DESAFOS EN TORNO A UN DERECHO ESENCIAL PARA LA DEMOCRACIA

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Otra cuestin particular sobre los sujetos obligados es que en la Ley


5189 se incorpora explcitamente a las instituciones privadas que reciben
transferencias o que administren fondos del Estado, con lo cual se incluyen,
por ejemplo, las instituciones educativas subvencionadas, las organizaciones
no gubernamentales o fundaciones que reciben fondos del presupuesto nacional, las empresas que reciban subsidios, entre otras.
INFORMACIN MNIMA.
Ambas leyes establecen el tipo de informacin pblica que debe estar
disponible y accesible. La coyuntura especfica de reclamos ciudadanos sobre
los salarios pagados en el Estado hizo que la Ley 5189 se refiriera de manera
muy puntual a este tema. De hecho, plantea en forma general que los sujetos
obligados debern difundir todas las informaciones de fuente pblica, relativas al organismo o la entidad y a los recursos administrativos y humanos de
los mismos (Art. 1), y luego seala explcitamente las informaciones o datos
que debern proporcionar a travs de sitios web institucionales, tanto para el
caso de las entidades del Estado, como para las organizaciones privadas o no
gubernamentales que recibieran o administren fondos pblicos.
La Ley 5282 hace lo propio y en puridad coinciden en trminos generales y especficos, con algunas pequeas diferencias. La informacin requerida
de accesibilidad es bsicamente informacin administrativa, de la estructura
organizacional, de los planes y programas institucionales, de las bases legales
institucionales, de la nmina de autoridades y funcionarios, datos sobre el
patrimonio de la entidad, etc.
Pero adems, la Ley 5282 aporta secciones especiales donde se detalla
la informacin mnima que cada Poder del Estado debe hacer disponible,
con todo lo cual, las instituciones tienen, entre ambas leyes, un vademcum
de informaciones y datos que deben poner a disposicin pblica en forma
permanente a fin de no contravenir las normativas y evitar as las sanciones
que en ambas leyes se establecen de manera taxativa tanto para los funcionarios responsables directamente de la informacin como para las autoridades
de la institucin pertinente.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

LAS EXCEPCIONES: UNA SOLUCIN CRIOLLA.


Una de las cuestiones ms polmicas durante el tratamiento de la Ley
5282/14 fue la incorporacin de un articulado sobre excepciones al principio
de acceso a la informacin. Cabe decir, al respecto, que en la legislacin comparada una pauta de buena prctica ha sido incorporar de manera especfica
en este tipo de cuerpos legales las excepciones que deban tenerse a la regla
general del acceso y la difusin de informacin pblica. Esto adems es consistente y coherente con la disposicin del Artculo 13 de la Convencin Interamericana de Derechos Humanos y la pacfica interpretacin jurisprudencial que ha venido dando la Corte Interamericana de Derechos Humanos al
respecto- en el sentido de que las excepciones a la regla del acceso a la informacin deben estar explcitamente contenidas en la legislacin y no ser producto de resoluciones de menor rango (como reglamentaciones, resoluciones
administrativas, etc.).
En el caso que nos ocupa, un texto incorporado por el Senado en la
primera vuelta legislativa, cuya redaccin era muy ambigua y su alcance muy
genrico y amplio, motiv el rechazo de numerosos sectores e incluso del
propio grupo ciudadano que impulsaba la ley. La cuestin fue salvada por la
Cmara de Diputados que finalmente dej establecido un artculo bastante
lacnico, pero absolutamente favorable al derecho al definir que la informacin pblica reservada es aquella que ha sido o sea calificada o determinada como tal en forma expresa por la Ley, con lo cual remite a todas las
normas ya existentes (o por crearse) donde se dispongan reservas de acceso a
la informacin (por ejemplo, el secreto bancario, las reservas en materia de
proceso penal, o las determinadas por el Cdigo de la Niez y Adolescencia,
etc.).
La Ley 5189 establece un mbito de excepcin al sealar que las entidades obligadas por la norma quedarn exoneradas de la obligacin de proveer informaciones nicamente cuando con ello se exponga a riesgo la seguridad nacional o labores de inteligencia del Estado. Esta redaccin, aunque
tiene legitimidad en su pretensin, introduce un elemento de interpretacin
muy amplio y librado al arbitrio de las propias entidades pblicas obligadas
por el derecho. De hecho, se ha observado que en el cumplimiento de esta
norma, algunas entidades por ejemplo el Ministerio de Defensa- ha optado

EL ACCESO A LA INFORMACIN PBLICA.


AVANCES Y DESAFOS EN TORNO A UN DERECHO ESENCIAL PARA LA DEMOCRACIA

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por no develar gastos de viticos en muchos casos aduciendo dicha reserva


por cuestiones de seguridad, cuando en realidad una gran parte de la informacin administrativa, an en caso de entidades que manejan temas de seguridad, no necesariamente deberan interpretarse que pongan en riesgo la seguridad nacional.
El PROCEDIMIENTO, SUS FORTALEZAS Y DEBILIDADES.
La Ley 5282 hace un aporte sustancial al determinar el procedimiento
para que cualquier persona pueda solicitar informacin a las fuentes pblicas
determinando, en respuesta al mandato constitucional pertinente del Artculo
28 CN, las modalidades, plazos y sanciones para hacer efectivo este derecho.
El procedimiento es bastante flexible (la persona interesada podr presentar su solicitud de informacin personalmente, por correo electrnico,
en forma escrita o verbal) pero si cabe alguna crtica, quizs pueda sealarse que el plazo inicial para la respuesta de la fuente pblica es bastante largo
(15 das hbiles desde la fecha de presentacin de la solicitud), lo cual puede
generar que el acceso a la informacin resulte ya inoportuno.
Si sumamos a esto que en dicho lapso la fuente pblica an puede no
responder, y con ello surgira la denegatoria tcita (rechazo ficto de la solicitud) y recin entonces el solicitante podr accionar algunos de los mecanismos recursivos, el panorama se complica para el solicitante. En cuanto a stos
recursos, al menos, queda librado a la eleccin del solicitante, en caso de
respuesta negativa o denegatoria ficta por falta de respuesta, utilizar el recurso de la reconsideracin ante el superior jerrquico o directamente la va judicial, tambin establecida en la ley.
EL RECURSO JUDICIAL Y LO QUE QUED EN EL TINTERO.
El recurso judicial dispuesto permite al solicitante recurrir ante cualquier Juez de Primera Instancia con jurisdiccin en el lugar de su domicilio o
en donde tenga su asiento la fuente pblica (Artculo 23).

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

En este punto debe sealarse que el proyecto original postulaba que el


recurso judicial fuese por la va del amparo, considerando el rango constitucional del derecho objeto de proteccin. Esto podra haber permitido un sistema recursivo judicial ms rpido y accesible para el ciudadano, en cuanto a
costos y duracin del proceso, pero sin embargo los legisladores optaron por
esta va recursiva que, en definitiva, resulta mejor que el planteamiento de
recursos en el mbito contencioso-administrativo como se pretendi establecer en otros anteproyectos similares.
De todos modos, es un gran avance que el recurso judicial se saque del
mbito de lo contencioso-administrativo, como se pretenda en la norma similar que fuera dictada en el 2001 y qued derogada justamente por sus incongruencias. El considerar al derecho a la informacin como un derecho humano y constitucional, y no simplemente como un derecho del mbito administrativo equiparado con el derecho de peticin, solventa en gran medida este
proceso significativamente positivo para un mejor ejercicio de este derecho.
Asimismo, cabe celebrar que en el recurso previsto en la Ley 5282 se
incluye la posibilidad de que el juez de primera instancia que entienda en el
caso disponga medidas de urgencia que considerare pertinentes a fin de garantizar el ejercicio del derecho. Con todo ello, el proceso tiene mayores similitudes con el procedimiento del amparo, o quizs tambin con los mecanismos recursivos del habeas data, antes que con el proceso ordinario. Y esto
es razonable, pues si la informacin que el ciudadano precisa o solicita no es
obtenida de manera oportuna, sencillamente pierde su carcter de eficacia y
de informacin misma, para convertirse apenas en un dato histrico quizs.
DESAFOS PARA LA IMPLEMENTACIN.
Como ya sealaba en algn comentario sobre el mismo tema, la ley
lograda es la posible, no la perfecta (7) pero aun as es la que podramos
considerar suficiente para abrir de manera concreta el camino hacia el protagonismo ciudadano a travs del ejercicio efectivo del derecho a la informa-

(7) Ver http://www.abc.com.py/blogs/blogueo-luego-existo-38/ley-postergada-ley-conquistada-2574.html

EL ACCESO A LA INFORMACIN PBLICA.


AVANCES Y DESAFOS EN TORNO A UN DERECHO ESENCIAL PARA LA DEMOCRACIA

393

cin, como un elemento fundamental para que los actos de gobierno sean conocidos y controlados por el soberano.
Los Poderes del Estado tienen ahora mucho compromiso por delante
para hacer eficaz esta herramienta complementndola con aquellos elementos
que la discusin legislativa, por pragmatismo y realismo poltico, fue desechando. Entre ellos, la necesidad de una autoridad de aplicacin con carcter
autnomo y mejores precisiones procedimentales. Faltan cosas en la ley, es
cierto, pero est la estructura, el cuerpo principal para ya no permitir que un
derecho tan esencial siga siendo letra muerta perdida en el mar de artculos
constitucionales de garantas fantasmas espantadas por la falta de voluntad
poltica.
En este sentido, una correcta reglamentacin de la ley debera buscar
complementar y fortalecer aquellos vacos o imprecisiones que la norma an
presenta. Sera oportuno que las autoridades puedan muirse de informacin
actualizada sobre la materia y abrir un espacio de dilogo con la sociedad
civil a fin de proyectar una reglamentacin lo ms eficaz y garantista posible.
Por otro lado, hay que sealar que es la propia ciudadana la que ahora
tiene la palabra, tiene la posta para hacer que este derecho sea articulado y
rinda frutos para una mejor democracia. La ciudadana tiene una herramienta
fundamental. Tambin debe aprender a utilizarla y hacerla eficaz. La ley es un
medio para devolver a la gente el poder de la informacin que le corresponde
como verdadero soberano en una Repblica.
Las autoridades estn obligadas a cumplir y promover el cumplimiento
de estos principios y normas. La ciudadana tiene el deber de hacer activo el
instrumento legal y no dejar enmohecerse de nuevo el derecho reconquistado.
Con el protagonismo ciudadano, con una ley que contribuye a hacer
ms efectivo el derecho a la informacin, con polticos y autoridades que terminen entendiendo que la transparencia es esencial para la Repblica y un
reaseguro para la democracia, podremos esperar que construyamos una sociedad mejor, ms inclusiva, ms transparente y participativa.

394

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

REFERENCIAS BIBLIOGRFICAS
Badeni, Gregorio. Tratado de Libertad de Prensa. Editorial LexisNexis. Buenos Aires, 20021 844 pp.
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Justicia, Paraguay). Marco normativo de la Sociedad de la Informacin en el
Paraguay. Asuncin, 2009 614 pp.
Comisin Interamericana de Derechos Humanos (OEA) - El derecho de acceso a la informacin en el marco jurdico interamericano - Segunda
edicin Washington, 2012 175 pp.
Desantes Guanter, Jos Mara. La informacin como deber. Editorial Abaco. Buenos Aires, 1994 218 pp.
Fiss, Owen M., The Forms of Justice (1979). Faculty Scholarship
Series. Paper 1220.
Instituto de Investigaciones Jurdicas (Corte Suprema de Justicia).
El Acceso a la Informacin Pblica en Paraguay. Aportes desde la Justicia a
un derecho fundamental para la democracia. Asuncin, 2014.
LINARES, Sebastin. El dilogo democrtico entre las Cortes y las
instituciones representativas. Revista Mexicana de Sociologa. vol. 70 no. 3
Mxico jul./sep. 2008.

395

PODER JUDICIAL Y TRANSPARENCIA.


VALORACIN DEL FALLO 1306 DE OCTUBRE DE
2013 DICTADO POR LA CORTE SUPREMA DE
JUSTICIA DE PARAGUAY
Por Luis Gimnez Sandoval (*)

Introduccin.
En el Poder Judicial se asumen como factores indispensables la transparencia y el acceso a la informacin para reforzar la confianza con la ciudadana, pero desde algunos sectores se insiste en la necesidad de garantizar
mayor calidad en la informacin disponible y que esta sea de ms fcil acceso.
Estamos en condiciones de afirmar que existe plena conciencia de que
para contribuir en la construccin de un Estado eficiente y al servicio de los
ciudadanos, es condicin sine qua non el acceso a la informacin que hace
(*) Es abogado por la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la
Universidad Nacional de Asuncin, Magster en Planificacin y Conduccin
Estratgica Nacional, promocin nmero 45 del Instituto de Altos Estudios
Estratgicos, dependiente del Consejo de Defensa Nacional, y maestrante en
Comunicacin en la Direccin de Postgrado de la Facultad de Filosofa de la
Universidad Nacional de Asuncin. Ejerci por ms de 20 aos el periodismo
en diversos medios de comunicacin. Se desempea, desde el ao 2007 hasta
la actualidad, como Director de Comunicacin de la Corte Suprema de Justicia. En el mbito de la docencia ejerce como Encargado de la Primera Ctedra
de Derecho a la Informacin en la Facultad de Derecho de la Universidad
Nacional de Asuncin.

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ms transparentes, representativas y legtimas a las instituciones, disminuyendo las posibilidades de arbitrariedad y facilitando la participacin.
() histricamente en los regmenes democrticos la regla general ha
sido la publicidad de la informacin estatal, en tanto que en aquellos de carcter no democrticos absolutismo, totalitarismo o autoritarismo la regla general ha sido el secreto de dicha informacin. Esta primera constatacin arroja luces acerca del rol que corresponde al acceso a la informacin pblica
como elemento constitutivo del rgimen democrtico (1). (Bermdez Soto;
Mirosevic Verdugo; 2008: 441).
Entendiendo esa importancia, y que del otro lado se encuentra la sociedad paraguaya que necesita ejercer este derecho para lo cual debe estar informada y formada de modo a lograr un buen uso de la informacin a fin de
obtener un mayor desarrollo, consideramos necesario destacar especialmente
el fallo N 1306 de la Corte Suprema de Justicia de octubre de 2013 y las
acciones institucionales adoptadas por la mxima instancia judicial en consonancia con esta decisin.
El presente artculo es un extracto de la publicacin titulada: Poder
Judicial y Transparencia. El aporte de la Comunicacin para mejorar la calidad del acceso a la informacin pblica en la justicia publicada en el libro
El acceso a la informacin pblica en el Paraguay. Aportes desde la Justicia
a un derecho fundamental para la democracia, editado y publicado por la
Corte Suprema de Justicia en octubre de 2014.
I.- Anticipo con la finalidad de informacin.
Entre los ltimos meses de 2013 y el transcurso de 2014 el inters hacia
el acceso a la informacin pblica, la transparencia y la libertad de expresin
ha resurgido con gran relevancia en la sociedad paraguaya.

(1) Bermdez Soto, J.; Mirosevic Verdugo, C. El acceso a la informacin pblica como base para el control social y la proteccin del patrimonio
pblico. Disponible en: http://www.scielo.cl/pdf/rdpucv/n31/a12.pdf

PODER JUDICIAL Y TRANSPARENCIA. VALORACIN DEL FALLO 1306 DE OCTUBRE DE 2013


DICTADO POR LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE PARAGUAY

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Este hecho se circunscribe dentro de los acontecimientos de ndole meditica, primero, con pedidos de informacin de medios de comunicacin a
instituciones del Estado; jurdica, luego, a travs del fallo de acceso a la informacin pblica de la Corte Suprema de Justicia; social, despus, por medio de
los debates en diversos sectores de la sociedad; y, finalmente, poltica-legislativa, con el estudio y aprobacin de leyes que regulan ese derecho.
Particularmente el tema sigui siendo uno de los prioritarios en la agenda meditica y poltica, pero fue en el campo judicial (2) donde se dio el
primer puntapi, con la emisin del Acuerdo y Sentencia N 1306 (3) del 15
de octubre de 2013, para ratificarlo como derecho humano. En el Poder Legislativo, despus de varios intentos, se instalaron de vuelta en la agenda los
debates sobre leyes relacionadas al derecho de toda persona de acceder a la
informacin que provenga de fuente pblica.
Hemos visto que el tema requiere cuidado, no solo por las transformaciones que implica en la forma de presentar la informacin, sino por los derechos que se encuentran en juego y que demanda un debate amplio para construir consensos y definir claridad en los principios y objetivos, debido a la
importancia que esta temtica representa para el proceso del fortalecimiento
de la democracia en el pas.
El derecho de acceso a la informacin pblica se encuentra establecido
en el Artculo 28 (4) de nuestra Constitucin Nacional y en tratados interna-

(2) Al respecto del campo judicial Ezequiel Singman (2011; 25) cita a
Pierre Bordieau, quien lo define como el espacio social organizado en y por
el cual se opera la transmutacin de un conflicto directo entre las partes (comprendiendo tambin al Estado y sus dependencias) directamente interesadas
en un debate jurdico ().
(3) Acuerdo y Sentencia N 1306. Disponible en: http://www.pj.gov.py/
descargas/AYS-1306.pdf Consultado el 11 de julio de 2014.
(4) Artculo 28 de la Constitucin Nacional sobre el derecho a informarse.
Se reconoce el derecho de las personas a recibir informacin veraz, responsable y ecunime.

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cionales, tanto universales (5) como regionales (6), ratificados por nuestro
pas, que ha asumido el compromiso poltico, jurdico y tico de hacer respetar los derechos humanos.
Ya nadie discute hoy la importancia de este derecho, no solo porque
est garantizado en nuestra Carta Magna, sino porque la Corte Suprema de

Las fuentes pblicas de informacin son libres para todos. La ley regular las modalidades, plazos y sanciones correspondientes a las mismas, a fin
de que este derecho sea efectivo.
Toda persona afectada por la difusin de una informacin falsa, distorsionada o ambigua tiene derecho a exigir su rectificacin o su aclaracin por
el mismo medio y en las mismas condiciones que haya sido divulgada, sin
perjuicio de los dems derechos compensatorios.
(5) mbito universal:
Artculo 19 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos.
1. Nadie podr ser molestado a causa de sus opiniones.
2. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresin; este derecho
comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de
toda ndole, sin consideracin de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en
forma impresa o artstica, o por cualquier otro procedimiento de su eleccin.
3. El ejercicio del derecho previsto en el prrafo 2 de este artculo entraa deberes y responsabilidades especiales. Por consiguiente, puede estar
sujeto a ciertas restricciones, que debern, sin embargo, estar expresamente
fijadas por la ley y ser necesarias para:
a) Asegurar el respeto a los derechos o a la reputacin de los dems;
b) La proteccin de la seguridad nacional, el orden pblico o la salud o
la moral pblicas.
Artculo 13 numeral 1 de la Convencin de los Derechos del Nio.
El nio tendr derecho a la libertad de expresin; ese derecho incluir
la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de todo tipo, sin
consideracin de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o impresas, en forma
artstica o por cualquier otro medio elegido por el nio.
(6) mbito regional:
Artculo 4 de la Declaracin Americana de los Derechos y Deberes del
Hombre.

PODER JUDICIAL Y TRANSPARENCIA. VALORACIN DEL FALLO 1306 DE OCTUBRE DE 2013


DICTADO POR LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE PARAGUAY

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Justicia acab con toda duda en el alcance de dicho artculo constitucional, al


reafirmarlo en el fallo que fue calificado de histrico (7).
Es importante sealar que, ante la aparicin de leyes (8) que regulan
especficamente la garanta establecida en el citado artculo de la ConstituToda persona tiene derecho a la libertad de investigacin, de opinin y
de expresin y difusin del pensamiento por cualquier medio.
Artculo 13 del Pacto de San Jos de Costa Rica sobre la Libertad de
Pensamiento y de Expresin.
1. Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de expresin. Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda ndole, sin consideracin de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artstica, o por cualquier otro procedimiento de su eleccin.
(7) ABC Color del 15 de octubre de 2013. Disponible en: http://
www.abc.com.py/nacionales/sentencia-de-la-corte-es-ejemplar-628690.html
Consultado el 10 de julio de 2014.
ABC Color del 16 de octubre de 2013. Disponible en: http://
www.abc.com.py/edicion-impresa/judiciales-y-policiales/comision-tiene-historico-fallo-629531.html Consultado el 10 de julio de 2014.
ABC Color del 16 de octubre de 2013. Disponible en: http://
www.abc.com.py/edicion-impresa/politica/acceso-a-la-informacion-es-underecho-humano-fundamental-628834.html Consultado el 10 de julio de 2014.
Sitio web del Poder Judicial. Disponible en: http://www.pj.gov.py/contenido/945-informacion-publica/945 Consultado el 10 de julio de 2014.
(8) En julio de 2001 se aprob la Ley N 1728/01 de Transparencia
Administrativa, tambin conocida como ley mordaza por la prensa local.
Esta ley fue derogada por la N 1779/01 luego de tres meses de su promulgacin en septiembre de 2001.
Actualmente se encuentra promulgada la Ley N 5189/14, que establece la obligatoriedad de la provisin de informaciones en el uso de los recursos pblicos sobre remuneraciones y otras retribuciones asignadas al servidor pblico de la repblica del Paraguay. As tambin, el jueves 18 de
septiembre de 2014 el Poder Ejecutivo, en acto pblico desarrollado en el
Palacio de Lpez, promulg la Ley N 5282 de Libre Acceso Ciudadano a la
Informacin Pblica y Transparencia Gubernamental.

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cin Nacional, las instituciones deben estar preparadas a fin de garantizar su


cumplimiento.
La Corte Suprema ha dado pasos fundamentales. Primeramente, sent
una jurisprudencia innovadora al respecto, luego, coincidente y conforme a
su decisin (9), dispuso que se hagan pblicas las nminas de magistrados y
funcionarios con sus correspondientes salarios y dems beneficios (10).
Siguiendo la misma lnea de transparencia, a travs del Consejo de Superintendencia (11), por medio de la Resolucin N 1296 (12), se reglament
internamente la aplicacin de la Ley N 5189/14, que establece la obligatoriedad de la provisin de informaciones en el uso de los recursos pblicos
(9) Acuerdo y Sentencia N 1306. Disponible en: http://www.pj.gov.py/
descargas/AYS-1306.pdf Consultado el 11 de julio de 2014.
(10) Nmina de magistrados y funcionarios. Disponible en: http://
www.pj.gov.py/contenido/943-nomina-de-magistrados-y-funcionarios/943
Consultado el 10 de julio de 2014.
(11) La Ley N 609/95 que organiza la Corte Suprema de Justicia
dispone en su Captulo VI: Del Consejo de Superintendencia de Justicia sobre
la integracin y deberes y atribuciones del Consejo de Superintendencia.
Art. 20.- Integracin. El Consejo de Superintendencia de Justicia estar compuesto por el Presidente de la Corte Suprema de Justicia y los dos
vicepresidentes.
Art. 23.- Deberes y Atribuciones. El Consejo de Superintendencia de
Justicia tiene a su cargo:
a) Ejercer las facultades disciplinarias y de supervisin, de conformidad con lo dispuesto en el Artculo 4 de la presente ley;
b) Organizar y fiscalizar la Direccin de Auxiliares de la Justicia; la
Direccin de Recursos Humanos; la Direccin Financiera y dems reparticiones del Poder Judicial; y
c) Entender y decidir en los procesos de casacin o anulacin de la
matrcula de abogados y procuradores, as como apercibir, suspender o destituir a los Escribanos Pblicos, a otros auxiliares de la Justicia y a los funcionarios y empleados del Poder Judicial.
(12) Consultado el 20 de julio de 2014. Disponible en: http://www.pj.
gov.py/descargas/ID2-32_resolucion_1296.pdf

PODER JUDICIAL Y TRANSPARENCIA. VALORACIN DEL FALLO 1306 DE OCTUBRE DE 2013


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sobre remuneraciones y otras retribuciones asignadas al servidor pblico de


la Repblica del Paraguay, disponiendo que todas sus dependencias entreguen informacin en tiempo y forma a la Direccin de Comunicacin para
proceder a su publicacin (13).
De este modo el mensaje al interior y exterior de la institucin ha sido
que el acceso a la informacin pblica no solo es una buena prctica en
materia informativa o comunicativa (recomendada por la Cumbre Judicial Iberoamericana (14)), sino por sobre todo es ya una obligacin.
II. El Acuerdo y Sentencia N 1306 de la Corte Suprema de Justicia.
Sin duda, uno de los aportes fundamentales de la Corte Suprema de
Justicia al acceso a la informacin pblica y a la transparencia se dio desde su
funcin misional: la jurisdiccional. Hemos de recordar al respecto algunos
detalles del caso que fue sometido a criterio de la Corte, que debi pronunciarse sobre la cuestin, derivada de la negativa por parte de la Administracin a proporcionar informacin requerida por un particular.
El 4 de mayo de 2007 el ciudadano Jos Daniel Vargas Telles present
al intendente de la ciudad de San Lorenzo una solicitud de acceso a la informacin sobre datos relacionados a la cantidad de funcionarios pblicos que
prestan servicios en la institucin, as como sus respectivos nombres, puestos
y salarios.
La sentencia del Juzgado en lo Civil y Comercial del 4 Turno fue confirmada por el Tribunal de Apelaciones en lo Civil y Comercial, 5 Sala de
(13) Ley N 5189/14. Disponible en: http://www.pj.gov.py/descargas/
ID1-576_ley_5189_14.pdf Consultado el 20 de julio de 2014.
Transparencia e informacin pblica. Disponible en: http://
www.pj.gov.py/contenido/1061-ley-n-518914/1061 Consultado el 20 de julio
de 2014.
(14) Principios, reglas y buenas prcticas sobre las relaciones entre los
poderes judiciales y los medios de comunicacin. Disponible en: http://
www.cumbrejudicial.org/c/document_library/get_file?uuid=c2593241-2b094753-b034-cf7531d435f7&groupId=10124 Consultado el 15 de julio de 2014.

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Asuncin, a travs del Acuerdo y Sentencia N 78 de 2008. En sus respectivos


pronunciamientos, tanto en primera como en segunda instancia, el resultado
prctico para la defensa fue el mismo: la negativa al acceso a la informacin
requerida. Esto deriv en la presentacin de una accin de inconstitucionalidad por parte del defensor del pueblo, con patrocinio de los abogados Benjamn Fernndez Bogado, Sheila Abed, Ezequiel Santagada y Jos Mara Costa.
La relevancia del tema hizo que se ample de la Sala Constitucional al
Pleno de Ministros para su tratamiento. Adems, por su connotacin, se dio
intervencin a terceros interesados en el asunto pero ajenos al caso con lo
que ha tenido lugar la participacin, entre otros, de la sociedad civil, a travs
del Amicus Curiae (15), una innovadora figura jurdica para nuestro derecho, aplicada precisamente en asuntos de inters general de la sociedad.
Finalmente, se dio a conocer el Acuerdo y Sentencia N 1306, por el
cual se reconoci el derecho del particular a acceder a la informacin administrativa, otorgndose el fallo favorable a la peticin de Vargas Telles. De
esta manera se marc el nuevo derrotero para el campo del derecho de acceso
a la informacin en el Paraguay.
El reconocimiento jurisprudencial.
Los argumentos del fallo referido renen los requisitos exigidos por los
estndares internacionales ms avanzados sobre normativa de acceso a la informacin y posicionan a Paraguay entre los pases de vanguardia en esta
materia.
(15) La relevancia internacional de este caso se reafirma precisamente
con la presentacin de varios escritos de Amicus Curiae (amigos del tribunal) realizados por instituciones de nivel internacional como el Open Society
Institute de Nueva York, la Alianza Regional por la Libertad de Expresin e
Informacin (integrada por organizaciones de Costa Rica, Colombia, Chile,
Ecuador y Paraguay), la Asociacin por los Derechos Civiles de Buenos Aires, la Asociacin Nacional de Prensa de Bolivia, el Centro de Acceso a la
Informacin Pblica de Uruguay, la Fundacin para el Debido Proceso Legal
de Washington, el Instituto de Prensa y Sociedad del Per y la Organizacin
Trust for the Americas, adems de las organizaciones nacionales IDEA, CIRD
y Semillas para la Democracia.

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DICTADO POR LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE PARAGUAY

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Es innegable que la tendencia global demuestra que los Estados democrticos deben garantizar la existencia de mecanismos que aseguren el derecho de la gente a tener acceso a la informacin que est bajo el control del Estado.
Durante su disertacin ante magistrados paraguayos, Catalina Botero,
ex relatora especial para la Libertad de Expresin de la Comisin Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), record que, mediante la Declaracin de
la Asamblea General de 2005 (16), la Organizacin de Estados Americanos
(OEA) haba reiterado que el acceso a la informacin pblica es requisito
indispensable para el funcionamiento mismo de la democracia, instando a
los Estados que respeten y hagan respetar el acceso a la informacin pblica
a todas las personas y promuevan la adopcin de disposiciones legislativas o
de otro carcter que fueren necesarias para asegurar su reconocimiento y aplicacin efectiva para brindar a los ciudadanos amplio acceso a la informacin
pblica.
As tambin, durante el 51 perodo de sesiones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, realizada por segunda vez en nuestro pas, en la
primera semana de septiembre de 2014, los ministros de la CIDH (17) destacaron la figura del control de convencionalidad, que, segn dijeron, queda
ejemplificada claramente en el citado fallo.
(16) AG/RES. 2121 (XXXV-O/05). Disponible en: http://www.oas.org/
dil/esp/AG-RES_2121_XXXV-O-05_esp.pdf. Consultado el 27 de julio de 2014.
(17) 51 Perodo Extraordinario de Sesiones en el Paraguay de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Disponible en: http://www.corteidh.or.cr/docs/comunicados/cp_18_
14.pdf. Consultado el 15 de septiembre de 2014.
Disponible en: http://www.pj.gov.py/contenido/1070-sesiones-de-lacorte-interamericana-de-derechos-humanos/1070. Consultado el 15 de septiembre de 2014.
Disponible en: http://www.ultimahora.com/inicio-sesion-la-corte-interamericana-derechos-humanos-paraguay-n825859.html. Consultado el 15 de
septiembre de 2014.
Disponible en: http://www.lanacion.com.py/articulo/175615-la-corteinteramericana-inicio-sesion-en-paraguay.html . Consultado el 15 de septiembre de 2014.

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La mxima instancia judicial del pas tuvo en consideracin la interpretacin de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso Claude
Reyes vs. Chile, en el cual se fundament que el Artculo 13 de la Convencin Americana de los Derechos Humanos estipula expresamente el derecho
que tiene toda persona al acceso a la informacin bajo el control del Estado,
con las salvedades permitidas bajo el rgimen de restricciones de la Convencin.
Los firmantes del fallo afirmaron que la interpretacin dada por la
Corte Interamericana en este caso se ajusta plenamente al rgimen constitucional de Paraguay, caracterizando con precisin los alcances y las condiciones de aplicacin del derecho a la informacin, criterios que son igualmente
aplicables a nuestro pas.
Consecuentemente, sostuvieron que la informacin relativa al sueldo
de los funcionarios es muy difcil calificarla como dato sensible; por el contrario, es informacin que sin lugar a dudas sirve para estimar, junto con otra
informacin, su situacin patrimonial o su solvencia econmica. Por lo tanto,
bien puede sostenerse que esa informacin es un dato personal patrimonial.
El fallo, que cita las disposiciones de las leyes 1682 y 1969 y fundamenta sus decisiones en las mismas, dice textualmente: De acuerdo con las
disposiciones legales ya citadas, los datos personales patrimoniales pueden
ser publicados o difundidos cuando consten en las fuentes pblicas de informacin (de los tres poderes), y que por ende la informacin sobre el sueldo de
los funcionarios del Estado necesariamente debe constar en alguna de sus dependencias, se trata de un dato personal patrimonial que puede ser publicado
o difundido.
Prrafo especial mereci en este acuerdo y sentencia la legitimacin
activa del defensor del Pueblo para casos de agravio a los derechos humanos,
como fue interpretado el presente caso (18). La Municipalidad de San Loren(18) En el inciso 9 de la exposicin del Ministro Antonio Fretes leemos:
Como bien seala el Defensor del Pueblo en el escrito en el que interpone la
presente demanda de inconstitucionalidad, sera ilgico y antifuncional al ejercicio de los deberes y atribuciones de su cargo y los de la Defensora del

PODER JUDICIAL Y TRANSPARENCIA. VALORACIN DEL FALLO 1306 DE OCTUBRE DE 2013


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zo haba sostenido que el defensor del Pueblo no tena accin ni poder especfico otorgado por el ciudadano Daniel Vargas Telles, a lo cual la Corte Suprema sostuvo que pudiendo la Defensora del Pueblo actuar de oficio para la
defensa de los derechos humanos, no parece razonable exigirle que las presuntas vctimas le otorguen un poder para actuar en su nombre, ni mucho
menos negarle la posibilidad de interponer la A.I. cuando esa es la nica va
idnea para intentar conjurar una posible violacin de un derecho humano de
un habitante de la Repblica.
En concreto, la decisin del alto tribunal sent una jurisprudencia a
nivel nacional en referencia al Artculo 28 de la Constitucin Nacional.
La repercusin nacional e internacional.
Como un fallo histrico y valioso para la democracia paraguaya calificaron diversos sectores la decisin de la mxima instancia judicial. Algunos
medios de comunicacin a su vez sealaron que la Corte dio un espaldarazo al
libre acceso a la informacin pblica.
Benjamn Fernndez Bogado cit al respecto que es el triunfo ms
importante de la civilidad en trminos de que demuestra que el activismo individual es el que cambia las culturas. En este caso, la cultura de la secreca
del sector pblico se ha visto hac-keada por un ciudadano, llamado Daniel
Vargas Telles, que decidi enfrentar a alguien que era imposible de derrotar,
el monstruo llamado Estado. Y sin embargo con este fallo de la Corte se abren
las compuertas a la transparencia, se abre el control del ciudadano de la cosa
pblica, y se hace colocar exactamente en la posicin de mandante y mandatario en su real proporcin (19).
Pueblo que, por un lado, pudiera solicitar amparo a favor de una persona que
es vctima de un menoscabo o negacin de sus derechos humanos y que, por
el otro lado, no pudiera desarrollar en plenitud todas las posibilidades que el
marco constitucional y legal prevn para evitar la consumacin jurisdiccional
de ese menoscabo o negacin.
(19) Disponible en: http://benjaminfernandezbogado.wordpress.com/
2013/10/16/un-historico-fallo-de-la-corte-suprema-de-justicia-paraguaya/
Consultado el 30 de junio de 2014.

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El Acuerdo y Sentencia N 1306 ha devuelto en alguna medida la confianza en la justicia porque un humilde comunicador recurri a ella y encontr respuestas. La justicia tiene la ventaja hoy de ser percibida como aliada
del ciudadano, que a travs de ella puede derribar barreras que quiz no se
pueda lograr por otras frmulas polticas en las mismas condiciones. Pero
para ello debe fortalecer su lazo con los valores fundamentales de la gente,
seal Fernndez Bogado, y agreg que ahora es imperioso demostrar resultados en la tarea de informar, de poner en forma, de hacer comprender por qu
una institucin judicial abierta, transparente y proactiva en la tarea de informar se constituye en s misma en una garanta de confiabilidad para los ciudadanos.
La doctora Mara Victoria Rivas, directora del Centro de Estudios Judiciales (CEJ), consider que esta decisin es importante porque de alguna
manera se estn dando dos cosas muy positivas; por un lado, la ciudadana
paraguaya hoy comprende y siente que la gestin de la administracin pblica
le afecta en su vida cotidiana, y que tiene derecho a exigir la publicacin de
los datos del sector pblico, y por otro lado, los poderes del Estado estn
cambiando positivamente su postura, pasando de la cultura secretista a una
cultura y gestin con transparencia. Este es el momento oportuno para avanzar hacia el fortalecimiento de la democracia en nuestro pas, que solo puede
darse con la participacin activa y efectiva de la sociedad civil (20).
El abogado Ezequiel Santagada, en una publicacin de la Organizacin
Semillas para la Democracia titulada Recorrido Histrico por el derecho de
acceso a la informacin pblica en el Paraguay (2014: 44), destac que con
su decisin, la Corte no limit al caso Claude Reyes la jurisprudencia que
deber tenerse en cuenta a la hora de reglamentar por va legislativa el derecho de acceso a la informacin o de decidir un caso judicial en el que haya
invocado este derecho. Deber tenerse en cuenta toda la jurisprudencia de la
Corte Interamericana, porque ella ser el primer criterio a tener en cuenta
para evaluar su constitucionalidad. Para el Paraguay, un cambio de paradigma
jurisprudencial.
(20) Disponible en: http://www.cej.org.py/index.php/component/content/article/79-aspectos-jurisdiccionales/1422-sociedad-civil-celebra-los-resultados-positivos-que-arrojo-el-trabajo-de-incidencia-en-la-corte- Consultado el 30 de junio de 2014.

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DICTADO POR LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE PARAGUAY

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En junio pasado, tras ser recibida por el pleno de la Corte Suprema de


Justicia, la ex relatora especial para la Libertad de Expresin de la Comisin
Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, Catalina Botero, valor la
Resolucin 1306 del 15 de octubre de 2013. Sostuvo que este paso fue fundamental y vital para el pas en materia de acceso a la informacin y que tuvo
una gran repercusin en el seno de la OEA. Creo, en mi humilde opinin
como relatora de la libertad de expresin, que tomaron la decisin justa, la
decisin correcta; la gente tiene derecho a saber en qu se gastan los impuestos y ver si todo est bien, y si hay alguna crtica, defenderse. Creo que la
mejor defensa no es el silencio, sino es el debate, y ustedes contribuyeron a
ese debate, dijo.
Debemos recalcar que el comunicado que emiti la OEA y que incluy
lo resuelto por la Corte Suprema de Justicia de Paraguay recorri toda la regin e incluso ha servido para trabajar en el tema con otras Cortes Supremas
de otros pases miembros (21).
Por su parte, el Consejo Rector de la Federacin Iberoamericana del
Ombudsman (FIO) reconoci como una trascendental intervencin esta resolucin (22), ya que por medio de una argumentacin ejemplar logr sentar
jurisprudencia en relacin a transparencia y libre acceso a las fuentes pblicas
de informacin, as como tambin la legitimacin del rol del defensor pblico. El texto hace especial nfasis al contexto jurdico nacional en funcin a la
ausencia en ese entonces de un marco legal regulatorio sobre el acceso a la
informacin y su trascendencia en la conquista de este derecho. De este modo
queda el inestimable precedente de que el campo de accin del ombudsman
puede llegar incluso al rea judicial, consolidando la garanta de la custodia
de los derechos humanos.

(21) Disponible en: http://www.pj.gov.py/notas/9847-ministros-recibieron-a-relatora-de-la-oea-catalina-botero Consultado el 30 de junio de 2014.


(22) Disponible en: http://www.portalfio.org/inicio/publicaciones.html.
Consultado el 1 de septiembre de 2014.

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Una accin poltica coherente.


El acceso a la informacin que la legislacin nacional ha reconocido
tras el histrico fallo de la Corte, que sent jurisprudencia en la materia, ha
sido entendido por los Ministros del alto tribunal no solo como un reclamo
ciudadano sino, sobre todo, como una responsabilidad institucional.
Como lo seala Carlos G. Gregorio: No existe duda de que un sistema
de administracin de justicia transparente es esencial en un contexto democrtico. Es claro que facilita el control ciudadano, hace ms predecibles las
decisiones judiciales y funciona como un incentivo para la independencia juridicial (23).
En ese sentido, es particularmente valorable la accin poltica de la
mxima instancia judicial, de haber emitido el fallo sobre el acceso a la informacin pblica y proceder inmediatamente, de manera paralela y proactiva, a
hacer disponible toda la informacin referente a la nmina de funcionarios y
magistrados y sus salarios y beneficios a travs del sitio web oficial (24). A
una decisin jurisdiccional sigui una accin poltica coherente.
El fallo y las acciones congruentes que ha adoptado la Corte han favorecido el desarrollo de una institucionalidad que profundice en la aplicacin
efectiva de los principios de accesibilidad, transparencia y publicidad en todos los estamentos pblicos.
A juicio nuestro, no debe hacerse una mirada ligera sobre lo que se ha
logrado. Creemos, humildemente, que lo que va definiendo a una institucin
es su capacidad de aprender las lecciones. En este caso, la Corte actu con
contundencia.
(23) Carlos G. Gregorio. Transparencia en la Administracin de Justicia
y Acceso a la Informacin Judicial. Disponible en http://www.juridicas.
unam.mx/publica/librev/rev/refjud/cont/2/aij/aij8.pdf Consultado el 10 de
agosto de 2014.
(24) Nmina de magistrados y funcionarios del Poder Judicial. Disponible en http://www.pj.gov.py/contenido/943-nomina-de-magistrados-y-funcionarios/943 Consultado el 10 de agosto de 2014.

PODER JUDICIAL Y TRANSPARENCIA. VALORACIN DEL FALLO 1306 DE OCTUBRE DE 2013


DICTADO POR LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE PARAGUAY

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Por lo dems, el estudio de los derechos humanos es una necesidad en


nuestro pas, a fin de perfeccionar nuestro estado de derecho, y qu mejor
oportunidad que esta, brindada luego de lo que algunos han dado en llamar
primavera de la transparencia.
Conclusin.
El Poder Judicial paraguayo es un mbito de gran inters para analizar
los problemas y desafos del acceso a la informacin pblica, por su relevancia institucional y lo complejo de su estructura.
Conocemos las enormes dificultades que la administracin judicial debe
enfrentar (ataduras a viejos paradigmas, dificultades presupuestarias, carencia o problemas de capacitacin de los recursos humanos, tecnologa desactualizada, etc.). Imaginar que todo ello se deber sortear antes de poder contar
con un sistema eficiente de acceso a la informacin pblica nos hace reflexionar sobre el gran esfuerzo que an hace falta para contar con mecanismos ms
eficaces de informacin ciudadana y transparencia judicial.
Conforme a lo expuesto, una de las principales seales de que se va
avanzando ha sido la voluntad poltica de la Corte Suprema de Justicia demostrada en el sentido de reconocer, con hechos y no con palabras, que la
transparencia y la informacin son fundamentales en un sistema democrtico,
lo que ha significado, a su vez, el respeto de los derechos consagrados tanto
en textos constitucionales como en los tratados y convenciones internacionales de derechos humanos.
El fallo de octubre de 2013 ha sido un gran puntal marcado desde lo
jurisdiccional y ha conmocionado al conjunto de poderes pblicos en un sentido positivo, coadyuvando con la instauracin de esa nueva cultura que tanto
hace falta: la de la transparencia. Los argumentos de la referida sentencia
indican el camino a seguir, respetando los principios de mxima divulgacin
salvo las excepciones establecidas.
A nuestro criterio, no hay mejor manera de combatir el descrdito de la
labor judicial que con la transparencia, la garanta de un acceso a la informacin de calidad y un proceso de cambio cultural al interior de la institucin.

410

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Desde luego, no podemos desaprovechar la ocasin para destacar tambin la necesidad de incorporar las nuevas tecnologas de informacin y comunicacin (NTIC) para avanzar en el proceso de modernizacin.
Debemos finalmente enfatizar que todo lo citado ser una herramienta
til para reflejar el valor de la eficacia en el servicio de justicia que se brinda,
que, al fin de cuentas, es el reclamo prstino del ciudadano.
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415

EL FAVOR CAMBIARIO
Por Giuseppe Fossati (*) (**) (***)

Sumario: 1) Delimitacin de la figura; 2) Modalidades del favor cambiario; 3) La convencin de favor; 4) Quid juris?; 5) La convencin de favor
como mandato.
1. Delimitacin de la figura.
El favor cambiario resulta fcil de comprender bajo el punto de vista
econmico y, al mismo tiempo, difcil de delinear jurdicamente. Se explica
as la difusin de definiciones genricas, que se limitan a describir el instituto
sin incidir, en lo absoluto, respecto del quid juris del mismo. A los efectos de
una primera aproximacin al problema, resulta preferible aprovechar este enfoque neutro para poder encuadrar la hiptesis de hecho y as profundizar,
ms adelante, sobre su calificacin jurdica.
En este sentido, la descripcin ms sencilla es aquella que describe la
firma de favor como aquella que se estampa en un ttulo cambiario por razo(*) Abogado. Doctor en Derecho (Estado y Persona en los Ordenamientos Jurdicos, enfoque Derecho Civil); Universidad de Bologna, Italia,
XXIII ciclo. PhD Fellow, Istituto di Studi Avanzati, Universidad de Bologna,
Italia. Mster en Negocio Bancario y Agente Financiero por la Universidad de
Alcal de Henares y el Centro Internacional de Formacin Financiera, Espaa. Profesor de Derecho Civil, Obligaciones, en la Facultad de Ciencias Jurdicas y Diplomticas de la Universidad Catlica Nuestra Seora de la Asuncin, Sede Regional Asuncin. Miembro del plantel docente del Mster en
Derecho de la Empresa y del Curso de Doctorado en Ciencias Jurdicas de la

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

nes de complacencia, a los efectos de aumentar el valor del ttulo y favorecer


su negociacin ulterior (1). No hay quien deje de advertir que la definicin
nada dice bajo el punto de vista jurdico, limitndose a configurar la conducta
material de quien otorga el favor y la finalidad econmica del mismo. Sin
embargo, la misma permite comprender fcilmente el propsito de un temperamento de este tipo; sea por el motivo que fuere habr oportunidad de volver sobre este aspecto ms adelante el favor cambiario apunta a una finalidad bien precisa: permitir a otra persona precisamente, el favorecido una
negociacin ms fcil del ttulo a travs de la obligacin cambiaria asumida,
que aumenta la cantidad de obligados cambiarios y consiguientemente su valor comercial (2).
La justificacin prctica del favor cambiario, as, es bien simple; ya
Vivante, con su lucidez habitual, explicaba el fenmeno en su dimensin econmica: A veces, la letra no representa un crdito efectivo del poseedor respecto del obligado cambiario. Esto sucede cuando un comerciante, un banquero o cualquier otra persona, a los efectos de colaborar con un cliente o un
amigo, le concede la firma en una letra emitida para hacerse de dinero lquiUniversidad Catlica Nuestra Seora de la Asuncin, Sede Regional Asuncin. Director General de Posgrado e Investigacin de la Universidad Catlica Nuestra Seora de la Asuncin.
(**) El autor desea confiar al testimonio impreso ya que, como es sabido, verba volant, scripta manent el agradecimiento a la Abog. Morella
Fossati Lpez, quien con rigor cientfico y cario fraterno ha prestado una
enorme ayuda para la obtencin y recopilacin de las contribuciones doctrinarias disponibles en nuestro pas; respondiendo a los pedidos de quien escribe, ciertamente insistentes y muchas veces hasta agobiantes, con paciencia
infinita y solvencia absoluta. Maximas gratias tibi ago.
(***) El presente trabajo fue originalmente incluido en la obra Derecho paraguayo de daos, edicin homenaje al Prof. Dr. Ramn Silva Alonso, dirigida por el Prof. Dr. Marcelino Gauto Bejarano. Media su autorizacin
para la presente publicacin.
(1) FERRARA JR., Francesco. La girata della cambiale. Roma, Societ
editrice del Foro italiano, 1935, 1 ed., pgs. 416-417.
(2) ANGELONI, Vittorio. La cambiale e il vaglia cambiario. Milano, Giuffr, 1964, 4 ed., pg. 451.

EL FAVOR CAMBIARIO

417

do: este amigo la endosa y cobra la suma que el comerciante o el banquero no


poda darle en efectivo. Los comerciantes se intercambian recprocamente
estos favores con frecuencia a los efectos de hacer dinero, librndose recprocamente los efectos cambiarios (3). La modalidad ms sencilla de esta
obtencin de liquidez, naturalmente, es el descuento del ttulo (Art. 1429 Cd.
Civ.), y de hecho la antigua doctrina no duda en subrayar la frecuencia de la
hiptesis, sealando que por lo general el favor cambiario persigue el descuento posterior del ttulo (4).
Modernamente, sin embargo, se insiste menos en el descuento como
finalidad prctica del favor cambiario, prefirindose otro tipo de configuracin, ms elstica, ya que permite contemplar diversos matices en la utilizacin del favor cambiario, pese a lo cual sigue sin aportar elementos que resulten tiles para el encuadre jurdico. As, pragmticamente, se observa que el
instituto no es sino un uso particular que se hace de una letra normal (5) (6);
(3) VIVANTE , Cesare. Trattato di diritto commerciale. Milano, Casa editrice Dottor Francesco Vallardi, 1929, 1 ed., tomo III, pgs. 192-193.
(4) Ex plurimis: SALANDRA, Vittorio. Manuale di diritto commerciale.
Bologna, U.P.E.B, 1948, 1 ed., tomo II, pg. 285, que resalta el hecho que los
bancos, por lo general, no descuentan ttulos con solo una firma, o bien ttulos
con firma de personas desconocidas; N AVARRINI, Umberto. La cambiale e
lassegno bancario. Roma, Edizioni dellAteneo, 1950, 2 ed., pg. 268; D E
SEMO, Giorgio. Trattato di diritto cambiario. Padova, CEDAM, 1963, 3 ed.,
pg. 486.
(5) LIBONATI , Berardino. Titoli di credito e strumenti finanziari. Milano,
Giuffr, 1999, 1 ed., pg. 269.
(6) La referencia permanente que hace la doctrina a la letra y el pagar
al tratar este instituto no es casual. En este artculo se utiliza la locucin genrica de ttulos cambiarios, la cual incluye, como es sabido, al cheque. Empero, los estudios ms atentos no han dejado de sealar que, si bien en abstracto es perfectamente admisible el favor en el cheque, la hiptesis carece, en
la praxis comercial, de todo sentido, puesto que este ttulo supone la existencia de provisin disponible en el banco girado: en este sentido se pronuncia,
con la agudeza que le es habitual, MOSSA , Lorenzo. Lo check e lassegno circolare secondo la nuova legge. Milano, Casa editrice Dottor Francesco Vallardi, 1939, 1 ed., pg. 275.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

opinin que, justamente, lleva implcita la consideracin de la idoneidad del


ttulo cambiario, en virtud del principio de abstraccin que le es propio, como
vehculo para la realizacin de las ms variadas finalidades econmicas- (7).
La doctrina dominante, sin embargo, prefiere una aproximacin un poco
ms sesgada al favor cambiario, decantndose decididamente por una finaliAs, no puede compartirse la posicin de PIERI, Silvio. Lassegno. Torino, UTET, 1998, 2 ed., pg. 67, quien derechamente vincula el cheque de
favor con las hiptesis de la falta de fondos o de la postdatacin. Ciertamente, en esos casos habr una deformacin de la funcin econmica del cheque
(insisten en la descripcin de dichos supuestos SEGRETO, Antonio y C ARRATO,
Aldo. Lassegno. Milano, Giuffr, 2007, 3 ed., pgs. 174-175), pero nada
excluye que una firma de favor sea estampada en un cheque vlido desde el
punto de vista formal y regular desde la ptica de la existencia de la provisin; aqu, ms que inadmisibilidad terica de la hiptesis, habr una inutilidad prctica, atentos a lo sealado por Mossa.
(7) En este sentido ASCARELLI, Tullio y BONASI -BENUCCI, Edoardo. Voz
cambiale, en Novissimo Digesto Italiano, Torino, UTET, 1958, volumen II,
pg. 707. Debe destacarse aqu que la eleccin de este trmino genrico (finalidad econmica) operada en el texto fue hecha a designio, para evitar as
complicar la exposicin con el problema tcnico de la causa, que obligara a
una digresin por dems extensa, al imponer un relato de la extensa historia
del instituto y de su particularsima utilizacin en el marco del derecho cambiario. Baste aqu considerar que, como es lgico, la expresin refiere a la
causa fin, como finalidad socio econmica caracterstica del acto jurdico. En
el mbito cartular, por lo dems, debemos tener presente que tambin la determinacin de la causa fuente del libramiento y ulterior circulacin del ttulo
genera no pocos problemas de coordinacin con la abstraccin que se predica
de los ttulos, precisamente, abstractos: este estudio da por conocidas las distintas teoras sobre el punto; al mismo tiempo, de la exposicin y desarrollo
que seguirn en los captulos sucesivos se podr comprender la postura del
autor al respecto. Valga esta advertencia por dems extensa como justificacin por la utilizacin momentnea de un trmino no tcnico, que, sin embargo, tiene el gran valor de permitir un enfoque neutro del supuesto de hecho y
su finalidad econmica, que por el momento interesa mantener incontaminados de matices jurdicos.

EL FAVOR CAMBIARIO

419

dad determinada: de acuerdo a esta postura, se considera que la firma de favor


busca procurar crdito al favorecido (8). Ahora bien, esta configuracin del
objetivo econmico del favor cambiario, correcta en cuanto se mantenga en
un plano puramente descriptivo, es utilizada, en la reconstruccin de los autores citados, para justificar la configuracin del negocio subyacente a la firma
de favor. De este modo, la exposicin deja de ser puramente descriptiva, buscando argumentar en pos de la identificacin de un elemento til para el encuadre jurdico de la convencin de favor. Esto ltimo, sin embargo, puede
ser momentneamente soslayado sin perjuicio de volver sobre el punto detenidamente, infra, ya que por ahora resulta de mayor relieve comprender la
utilidad econmica de la figura.
As las cosas, resulta fcil advertir que los esfuerzos doctrinarios son
unvocos en cuanto a la conducta material que implica el favor cambiario y a
los objetivos que con el mismo se persiguen; es posible, as, dejar sentados
estos dos primeros puntos, identificando as en su exteriorizacin material el
instituto que nos ocupa. Puede decirse, de esta manera, que el favor cambiario
se manifiesta a travs de la asuncin de una obligacin cambiaria mediante la
suscripcin del ttulo con la nica finalidad de favorecer la circulacin del
mismo y acrecentar su valor comercial a travs de la mayor cantidad de obligaciones incorporadas en l.
En principio, puede afirmarse que una operacin de este tipo implica la
ausencia de provisin, es decir, de una obligacin previa entre quien otorga el
favor cambiario y el favorecido. Sin embargo, tambin aqu pueden presentarse perplejidades, ya que el concepto de provisin es entendido de modo
muy divergente por la doctrina (9), y de todos modos no siempre existe una
(8) PAVONE L A ROSA , Antonio. La cambiale. Milano, Giuffr, 1994, 2
ed., pg. 352. Esta es la definicin recurrente en la literatura divulgativa: en
este sentido se pronunciaba ya ASQUINI, Alberto. Titoli di credito. Padova,
CEDAM, 1966, 1 ed., pg. 160; y actualmente, por todos, C AMPOBASSO, Gian
Franco. La cambiale. Milano, Giuffr, 1998, 1 ed., tomo I, pg. 86.
(9) Referencias al respecto en ARENA , Andrea. La convenzione precambiaria di favore, en la Revista Banca, Borsa, Titoli di credito, 1937, parte I,
pg. 208, nota 9. Resulta claro, siempre siguiendo al autor citado, que si la
provisin se concibe exclusivamente en cuanto a su aspecto material, es decir,

420

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

ausencia de acuerdo anterior respecto del favor cambiario en s mismo. Por


ello es preferible insistir en la descripcin econmica y subrayar que, propiamente, lo que falta es una deuda, un crdito preexistente distinto a la convencin de favor en s misma, que motive la asuncin de la obligacin cambiaria
por parte del sujeto que otorga el favor (10).
De todos modos, la literatura cambiaria y la praxis de los negocios
consider, desde siempre, la provisin desde un punto de vista prevalentemente econmico. As las cosas, resulta fcilmente comprensible porqu los
autores que se ocuparon del problema a inicios del siglo XX, influenciados
por la solucin francesa del Cdigo de Comercio, que en su Artculo 160 consagraba: lacceptation suppose la provision, tachaban como nociva la prctica del favor, precisamente, por la ausencia de un crdito preexistente en los
trminos arriba reseados. Los effets de complaissance, as, en un primer
momento encontraron la resistencia de la doctrina, que no dudaba en sealar,
enfticamente, que ninguna confianza merecen las letras de favor, que son
puestas en circulacin a los efectos de lograr liquidez para luego desmoronarse sobre aquel que se vali de dicha artimaa para encubrir su insolvencia y retrasar su quiebra (11).

respecto de la suma de dinero necesaria para pagar el ttulo, el favor cambiario no es incompatible con la constitucin previa de dicha disponibilidad. Pero
debe agregarse a esta enseanza que, incluso entendiendo a la provisin como
la relacin subyacente que justifica la asuncin de la obligacin cambiaria
verbi gratia, el crdito del librador respecto del girado en la letra, un pacto
previo por el cual el girado se obliga a otorgar el favor cambiario constituye
una obligacin plenamente vlida y, por consiguiente, idnea a fungir de provisin. Parece as poder sostenerse que las diferencias a las que se alude en el
texto nacen de la confusin entre conceptos de tipo econmico y la calificacin jurdica de los mismos; en efecto, ninguno de los autores que tratan el
tema duda de que la referencia se relaciona con la ausencia de un crdito
pecuniario previo, es decir, una deuda distinta a la del favor en s mismo.
(10) DESANA , Eva. La cambiale, en AA.VV. I titoli di credito. Padova,
Cedam, 2006, 1 ed., pg. 386, aun cuando sin las puntualizaciones que se
hacen en el texto y en la nota que antecede.
(11) VIVANTE, Cesare. Trattato... op. cit., pg. 193.

EL FAVOR CAMBIARIO

421

En este sentido, la tradicional vinculacin que siempre ha demostrado


el sistema francs hacia la provisin ha hecho que la doctrina de ese pas viera
siempre el instituto con desconfianza, caracterizndolo, en un primer momento, como un negocio impregnado de una colusin entre las partes contraria a
la moral y al orden pblico (12), o bien, infiriendo, a secas, la invalidez del
favor en base a la falta de provisin (13). Sin embargo, esta posicin inicial
ha sufrido, casi inmediatamente, diversas morigeraciones, tendientes sobre
todo a proteger la posicin del tercer portador de buena fe. As, en un primer
momento se ha pretendido diferenciar el favor cambiario que reposa en un
crdito efectivamente existente y el favor cambiario otorgado con la conciencia de que el pago no se producira (14), para luego pasar a la constatacin
doctrinaria de que la cuestin debera verificarse, siempre, caso por caso (15).
Por otro lado, en los regmenes de common law las letras de favor (accomodation bills), no son de por s nulas; sin embargo, en la praxis es muy
comn describir detalladamente la relacin de provisin que justifica el libramiento, por lo que en ausencia de dicha indicacin la confianza que obtendr
el ttulo se determinar exclusivamente por la solvencia del librador (16).
(12) LA LUMIA, Isidoro. Lobbligazione cambiaria e il suo rapporto fondamentale. Milano, Casa editrice Dottor Francesco Vallardi, 1923, 1 ed., pg.
316.
(13) B ERTUCCELLI, Claudio. Ancora controverso linqudramento della
cambiale di favore, en la Revista Bancaria, 1985, pg. 680.
(14) LA LUMIA, Isidoro. Lobbligazione... op. cit., pg. 317.
(15) SANTINI , Gerardo. Il favore cambiario, en SANTINI , Gerardo. Scritti
giuridici. Milano, Giuffr, 1992, 1 ed., tomo I, pg. 292, nota 1. A rengln
seguido, en la misma nota, se subraya que, por el contrario, en la doctrina
alemana el favor cambiario se reputa plenamente vlido: lo que es natural si
se considera que dicho sistema, a diferencia del francs, admiti siempre de
mucho mejor talante la abstraccin cambiaria y la consiguiente desvinculacin de la provisin.
(16) ZICCARDI, Fabio. Le riserve alla convenzione sulla cambiale, en I
titoli di credito. Convegno di studio organizzato dal Banco di Sardegna con
la collaborazione scientifica del C.I.D.I.S. Sassari, Gallizzi, 1981, 1 ed., pg.
401. Una descripcin detallada de la normativa inglesa sobre el punto puede
encontrarse en WILLIAMS, Jorge N. Letra de cambio y pagar en la doctrina,

422

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

El rgimen italiano, que es el que ms interesa por ser fuente directa de


nuestra normativa cambiaria, no tuvo dificultad en desvincular la provisin
de la validez del negocio cambiario, admitiendo as la plena validez del mismo, aun cuando le sea subyacente una convencin de favor (17). De este modo,
opera plenamente el principio de la abstraccin cambiaria, que limita la oponibilidad de las excepciones derivadas de las relaciones personales exclusivamente a los sujetos que son partes en las mismas (Art. 1508 Cd. Civ.): en
funcin de este principio quien otorga el favor se obliga vlidamente frente a
los terceros, ya que su obligacin cambiaria no difiere, formal y cartularmente, de cualquier otra (18).
Esto indica que, desde el punto de vista puramente cambiario, la hiptesis no presenta particular relevancia: en efecto, entre las partes la convencin
de favor podr siempre invocarse a norma del Art. 1508 del Cd. Civ., a tenor
del cual, por otro lado, la convencin no podr ser opuesta a los terceros de
buena fe (19). La misma solucin desciende de la disciplina especfica de la
letra, conforme con el Art. 1317 del Cd. Civ. El inters de la figura, por lo
dicho, no radica tanto en el plano cartular sino en el plano extra cartular, es
decir, importa sobremanera la calificacin jurdica de la convencin de favor;
en otras palabras, del acuerdo entre quien otorga el favor y quien se beneficia
del mismo, a los efectos de determinar las reglas por las cuales se rige la
relacin entre dichos sujetos y las consiguientes excepciones tilmente proponibles.
2. Modalidades del favor cambiario.
Al llegar a este punto, el lector se esperar, de seguro, una aproximacin frontal al quid juris de la convencin de favor, mencionada a lo largo del
legislacin y jurisprudencia. Buenos Aires, Abeledo Perrot, 1981, 1 ed., tomo
II, pg. 218 y siguientes; mientras que en el rgimen del Uniform Commercial
Code, las accomodation bills se hallan reguladas en el artculo () 3-419.
(17) ARENA, Andrea. La convenzione... op. cit., pg. 208.
(18) V ALERI, Giuseppe. Diritto cambiario italiano. Parte generale. Milano, Casa editrice Dottor Francesco Vallardi, 1936, 1 ed., pg. 294.
(19) Ex plurimis: B ERTUCCELLI, Claudio. Ancora controverso... op. cit.,
pg. 681, donde pueden encontrarse ulteriores citas.

EL FAVOR CAMBIARIO

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ttulo anterior. Sin embargo, como paso previo, reviste notable inters la comprensin de las modalidades a travs de las cuales el favor puede ser otorgado, puesto que de ellas depende en gran medida la configuracin de la mentada convencin y, sobre todo, el anlisis de la posibilidad de un encuadre unitario del instituto desde el punto de vista de la calificacin de la relacin
subyacente a la firma de favor.
En este sentido, en un profundo estudio sobre el tema (20) se ha subrayado que el favor cambiario, en realidad, abarca hiptesis sustancialmente
distintas que impiden una definicin unitaria. Esta observacin, sin embargo,
debe ser entendida en sus justos matices. En efecto, como ya se viera supra, la
apariencia formal del favor cambiario es siempre la misma, es decir, la asuncin de una obligacin cambiaria a travs de la insercin del otorgante en el
nexo cartular, con la finalidad tambin sta siempre recurrente de favorecer
la circulacin y negociacin del ttulo aumentando su crdito, todo ello a travs de la incorporacin de la obligacin cambiaria de aquel que se determina
a conceder la firma de favor.
Esto implica que la afirmacin del autor citado debe entenderse como
referida no a la manifestacin cambiaria del favor, que insistimos siempre
ser la misma, sino al negocio subyacente a su otorgamiento; es decir, a la
causa de la obligacin cambiaria (21) de favor. Con esta advertencia es posible pasar al examen de las distintas hiptesis.
(20) SANTINI, Gerardo. Il favore cambiario... op., cit., pg. 295. La lnea
expositiva empleada por el citado autor merece ser seguida, porque la identificacin de las distintas hiptesis que configuran el favor cambiario permitir
se espera una mejor comprensin de las distintas formas en las que la relacin subyacente puede configurarse en orden a la suscripcin cambiaria de
complacencia, la que a estas alturas resulta inferencia fcil aparece como el
resultado final de dicha relacin, la cual, cartularmente, carece de relevancia
frente al tercer poseedor de buena fe del ttulo.
(21) PAVONE LA ROSA , Antonio. La cambiale... op. cit., pg. 31. Aqu,
como es natural, nos referimos a la causa fuente, es decir, al origen de la
obligacin cambiaria. En este sentido, es claro que el favor cambiario puede
originarse en mltiples configuraciones de la relacin subyacente, que, si bien
cartularmente son indiferentes, son de mxima importancia a los efectos de

424

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

En primer lugar, debe considerarse el supuesto en el cual quien otorga


el favor se limite a unir su firma a la del librador o, mas genricamente, a la
de cualquier otro obligado cambiario, apareciendo en el nexo cambiario como
avalante o coemitente; o incluso interviniendo en la circulacin del ttulo introducindose en el nexo cambiario como endosante o primer tomador, segn
los casos (22). Sabr comprender el paciente lector que, una vez ms, sea
necesario insistir sobre la identidad cartular del favor: en todos los casos, la
figura se manifestar de esta manera, con la asuncin de la obligacin cambiaria. Empero, en esta primera hiptesis sometida a estudio, el elemento relevante radica en el hecho que el otorgante del favor se tutela nicamente a
travs de las tpicas acciones cambiarias. En otras palabras, en esta hiptesis
no existe una relacin causal preexistente entre las partes, y el favor es otorgado ignorndolo el favorecido (23).
En este caso, resulta claro que la obligacin cambiaria es asumida sin
que haya una relacin subyacente con el favorecido, es decir, en ausencia de
causa fuente, por lo que en las relaciones entre otorgante y favorecido este
podr defenderse victoriosamente con la excepcin de favor, que en el caso
tendr el contenido de una verdadera ausencia de causa obligandi (24). Empero, esta ausencia de causa, debe precisarse, se traduce solamente en la falta
encuadrar la disciplina de la relacin entre quien otorga el favor y quien lo
recibe, y por consiguiente para determinar las excepciones oponibles.
(22) MARTORANO, Federico. Lineamenti generali dei titoli di credito e
titoli cambiari. Napoli, Morano editore, 1979, 1 ed, pg. 265.
(23) SANTINI, Gerardo. Il favore cambiario... op., cit., pgs. 295-296. La
posibilidad de que el favorecido ignore el favor no es tan remota como puede
parecer a primera vista, siempre SANTINI, Gerardo. Il favore cambiario... op.,
cit., pg. 296, en la nota 14, provee ejemplos concretos: el aval concedido por
el mandatario a quien el ttulo le fuera confiado para el descuento, sin que el
mandante lo sepa; la firma estampada por aquel que desee favorecer a un
cliente de un instituto bancario a pedido de este, etc.
(24) SANTINI, Gerardo. Il favore cambiario... op., cit., pg. 296. La ausencia de causa, recurdese, fue precisamente uno de los primeros argumentos utilizados para argumentar la invalidez del favor cambiario, y no son pocos los autores que hablan explcitamente de ausencia de causa refirindose a
la figura: V ALERI, Giuseppe. Diritto cambiario..., op. cit., pg. 295, para quien

EL FAVOR CAMBIARIO

425

de una obligacin causal preexistente o concomitante al favor entre el otorgante y el favorecido, pero no en la ausencia de una causa fin que motive el
otorgamiento del favor: a este respecto, resulta claro que aqu nos hallamos
ante un acto a ttulo gratuito, que motiva la asuncin de la obligacin cambiaria con nimo de liberalidad. En efecto, debemos recordar que la hiptesis
que contemplamos prev, por postulacin, la ausencia de todo pacto previo
entre el otorgante y el favorecido, por lo que el nico motivo lgicamente
atribuible a la accin del primero es la liberalidad, porque siempre por definicin no hay ningn acuerdo previo entre el otorgante y el favorito; y tampoco hay acuerdo entre el otorgante y un eventual tercer portador del ttulo(25).
la convencin de favor toma el lugar de la causa; ARENA, Andrea. La convenzione... op. cit., pg. 211, quien, basndose en la abstraccin de la obligacin
cambiaria incluso inter partes lo que el autor de este estudio no comparte,
seala que en cualquier caso no puede hablarse de causa. En el mismo sentido, subrayando los motivos de complacencia y amistad, ASCARELLI, Tullio. Le
firme di favore e le eccezioni ex causa nel processo cambiario, en la Revista Il Foro Italiano, 1932, Parte I, col. 185-186. Cabe aadir, aqu, que ciertamente dichos motivos pueden justificar la asuncin de una obligacin cambiaria con la finalidad reseada y en desconocimiento del favorecido.
Como podr apreciarse a travs del desarrollo del estudio, en realidad
la hiptesis en cuestin, con las oportunas precisiones que sern consignadas,
es la nica en la cual puede hablarse de ausencia de causa en el sentido de
inexistencia de una relacin entre el otorgante del favor y el favorecido. A
esto, as como a las puntualizaciones del texto, debe agregarse, por escrpulo,
que la firma cambiaria as estampada producir, visto el carcter unilateral de
las declaraciones cartulares y la consiguiente operatividad del Art. 1800 del
Cd. Civ., los efectos previstos en el Art. 1801 del mismo cuerpo legal, de
donde desciende la inversin del onus probandi en cuanto a la mentada ausencia de relacin subyacente, en este caso siempre por definicin, como se
ver ms adelante en el texto, entre el otorgante del favor y su antecesor o
sucesor inmediato en el nexo cartular (quienes, atentos a la pluralidad de
modalidades cambiarias que puede asumir el favor, no necesariamente sern
los beneficiarios).
(25) Caso en el cual se aprecia una funcin de garanta lato sensu,
claro est porque en dicha hiptesis es el tercero quien pretender, por lo

426

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Empero, la liberalidad ha de entenderse, en principio, limitada al mero


favorecimiento, y no ya a una donacin de la obligacin cambiaria (26). En
otras palabras, se estima ms prudente reputar como una cuestin de hecho la
determinacin relativa a la intencin de favorecer limitada a la mera suscripcin cambiaria o, por el contrario, la extensin de la misma a las consecuencias econmicas de un eventual regreso. En efecto, no parece que la mera
asuncin de una obligacin cambiaria, ignorando tal circunstancia el favorecido, pueda interpretarse sin ms como una donacin de la obligacin cambiaria, o, si se quiere, como una promesa de pago a su respecto conforme con
el Art. 1801 del Cd. Civ., que tendra como causa subyacente la mentada
donacin. En concordancia con el canon interpretativo del Art. 714 del Cd.
Civ., resultara excesivamente oneroso para el otorgante considerar, sin ms y
en ausencia de manifestacin expresa, el otorgamiento del favor como una
donacin en el sentido supra sealado, con la consiguiente imposibilidad de
repetir el pago eventualmente realizado. En este sentido, aparenta ms acorde
con la gratuidad del acto entender que la liberalidad se refiere solamente al
nimo de favorecer la negociacin del ttulo sin asumir las consecuencias patrimoniales, lo que en la prctica se traduce en la admisin de la repeticin de
pago contra el sujeto favorecido (27).
general, una mayor seguridad del crdito cambiario a travs de la incorporacin de una nueva obligacin cartular, con lo que desaparece el nimo liberal.
(26) Tomamos esta expresin de SANTINI, Gerardo. Lazione causale nel
diritto cambiario. Padova, CEDAM, 1968, 2 ed., pg. 32. Este autor distingue, en materia cambiaria, la donacin del ttulo, la donacin del crdito cambiario (plenamente admisible en nuestro derecho, que reconoce expresamente
las donaciones de derechos de contenido patrimonial a norma del Art. 1202
del Cd. Civ.), y la donacin de la suma a ser cobrada al vencimiento del
ttulo: SANTINI, Gerardo. Lazione... op. cit., pg. 29 y siguientes. Para este
autor, la hiptesis que tratamos se encuadra precisamente en el supuesto de
donacin del crdito cambiario.
(27) No valdra objetar, en este supuesto, que por definicin el otorgante del favor cambiario pagara, eventualmente, a un tercero que no es el favorecido, por lo que no jugara la repeticin a tenor del Art. 1820 del Cd. Civ.
Adems de la consideracin que, de considerarse esta teora vlida, igual existe
la opcin del enriquecimiento sin causa ex Art. 1817 del mismo cuerpo legal;
resulta excluyente la argumentacin que surge de una correcta calificacin de

EL FAVOR CAMBIARIO

427

Cabe, as, sintetizar el anlisis de esta primera figura configurndola


como una liberalidad que, en ausencia de explicitacin manifiesta, por aplicacin del Art. 714 del Cd. Civ. debe entenderse limitada a la sola finalidad de
favorecer la circulacin y negociacin del ttulo, sin extenderse a la asuncin
econmica de las consecuencias del regreso, con la consecuencia de la repetibilidad de lo pagado en caso de que esta accin haya sido ejercida contra el
otorgante del favor, conforme con el Art. 550 del Cd. Civ., o bien, si la posicin cartular del otorgante respecto del favorecido as lo permite, a travs de
la accin cambiaria. De este modo, la voluntad de donar la obligacin cambiaria no podr presumirse, debiendo ser deducida, en su caso, nica y exclusivamente de la conducta del otorgante del favor, puesto que, como lo dijimos, aqu falta por definicin toda relacin con el favorecido (28). Naturalmente, por ser cuestin obvia, nada de lo dicho perjudica mnimamente el
derecho del otorgante del favor a ejercer el regreso cambiario respecto de los
eventuales obligados antecedentes a su firma, con quienes no se halla vinculado por relacin causal alguna, ya sea por no hallarse en relacin cambiaria
inmediata (endosante endosatario; tomador librador), o bien, precisamente porque la hiptesis que se considera parte de la determinacin puramente
unilateral del otorgante del favor, sin acuerdo alguno que lo vincule, conforme se ha expuesto hasta aqu.
la hiptesis. En efecto, una atenta consideracin de lo descripto lleva a aplicar
plenamente el Art. 550 del Cd. Civ., segn el cual, en caso de ausencia de
relaciones jurdicas entre el deudor y el tercer pagador, este podr reclamar lo
realmente desembolsado para cumplir la prestacin.
(28) Ntese aqu que la hiptesis es puramente acadmica y, en la prctica, la prueba depende de la sola voluntad del otorgante del favor. En efecto,
vale la consideracin decisiva segn la cual la figura que se viene considerando no contempla un acuerdo en este caso ausente entre quien sera el donante (el otorgante del favor) y el donatario (el favorecido). Por ende, al no
ser la donacin de las comprendidas en las hiptesis del Art. 1213 del Cd.
Civ., entra a jugar el artculo siguiente. Esto se traduce en dos nicas opciones
a travs de las cuales el otorgante del favor soportar el peso econmico de su
obligacin cambiaria respecto del favorecido: o bien el otorgante del favor
paga espontneamente y no acciona por repeticin, o bien, en el marco de
dicha accin, confiesa ante las posiciones del favorecido que su obligacin
cambiaria fue asumida donandi causa, nica hiptesis en la cual se podr
tener por probada en juicio la existencia de la donacin.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Lo dicho hasta aqu, es decir, la constatacin de que en la hiptesis


hasta aqu examinada nos hallamos ante la total ausencia de un acuerdo entre
el otorgante del favor y el favorecido, sin que subsista tampoco un acuerdo
entre el otorgante y el tercero poseedor que podra orientar a una funcin lato
sensu de garanta, ha inducido a varios autores a excluir el caso en cuestin
del favor cambiario, sobre la base de que este instituto debe caracterizarse
por la motivacin especial que subyace a la asuncin de la obligacin cambiaria, que determina una razn para paralizar la pretensin de quien aparentemente figura como acreedor cambiario (29). Otros, implcita pero inequvocamente, llegan a la misma conclusin en base a la definicin que dan
del favor cambiario, incluyendo al acuerdo entre los interesados como elemento constitutivo del supuesto de hecho (30).
Ahora bien, luego de lo que se ha reiterado ya tantas veces, parece claro
que el favor cambiario, en cuanto tal es decir, en cuanto a la firma estampada
en el ttulo a los efectos de favorecer su circulacin y negociacin ciertamente no se halla ausente. Lo que s falta, en esta hiptesis, es la convencin
de favor, es decir, el pacto en cuya virtud se regulan las relaciones entre quien
otorga el favor y el favorecido. Necesariamente, como parece obvio, este
acuerdo deber influenciar profundamente la calificacin de la relacin entre
los sujetos mencionados y consiguientemente la identificacin de la naturaleza jurdica de dicha convencin; lo que lleva, derechamente, a la consideracin de las restantes modalidades a travs de las cuales el favor cambiario
puede ser otorgado.
Estas modalidades presuponen, as el lector lo habr ya intuido la
existencia de un acuerdo por el cual se regulan el comportamiento y las obligaciones de las partes, que convienen expresamente en actuar la figura del
(29) MARTORANO, Federico. Lineamenti generali... op. cit., pg. 266.
(30) Sin llegar a los corolarios expuestos en el texto, hacen referencia
al acuerdo entre los interesados como parte del fenmeno del favor cambiario
FERRARA JR., Francesco. La girata... op. cit., pg. 418; DE S EMO, Giorgio.
Trattato... op. cit., pg. 486; LIBONATI, Berardino. Titoli di credito... op. cit.,
pg. 269. Expresamente, en el sentido de que el favor cambiario presupone la
convencin de favor, PAVONE LA R OSA , Antonio. La cambiale... op. cit., pg.
353.

EL FAVOR CAMBIARIO

429

favor cambiario, que en este caso es prestado a sabiendas del favorecido. Esta
convencin, bsicamente, puede estructurarse de dos maneras: 1) el favorecido promete honrar la deuda a su vencimiento, obligndose a relevar de todo
gasto a quien otorga el favor; 2) el favorecido se compromete no solo al relevo de todo gasto, sino a proveer al otorgante del favor de los medios necesarios para honrar su obligacin cambiaria, al vencimiento o incluso en un perodo anterior. En ambos casos, quien otorga el favor puede comprometerse
expresamente a asumir una obligacin cambiaria, ya sea aceptando la letra
que le sea girada, o bien emitiendo un pagar (31).
Como puede verse, las hiptesis se diferencian por los distintos alcances de la convencin de favor, ya que en el segundo caso se produce la necesidad de la provisin de fondos, a lo que debe sumarse la posibilidad de que se
prevea la obligacin especfica de asumir un vnculo cambiario por parte de
quien otorga el favor. De todas maneras, lo relevante, en cualquiera de estos
casos, es la existencia de un acuerdo especfico que determina la presencia del
favor cambiario y que le sirve de causa, en virtud del cual el favorecido se
compromete a exonerar al otorgante del favor del peso econmico de la obligacin cambiaria asumida por este. Desde el punto de vista cambiario, es indiferente la posicin que asuman los sujetos de dicho acuerdo, ya que el otorgante del favor puede incluso aparecer como acreedor cambiario, es decir,
como endosatario del favorecido (32).
El esclarecimiento de los aspectos hasta aqu tratados, esto es, el favor
cambiario en su aspecto meramente cartular y las modalidades a travs de las
cuales el mismo puede configurarse, han permitido establecer una neta distincin entre el favor cambiario prestado en ausencia de acuerdo y, hasta si se
quiere, de conocimiento por parte del favorecido y el favor cambiario que
reconoce como causa fuente un preciso acuerdo, en el sentido arriba delineado, entre otorgante y beneficiario. Tras haber esclarecido los alcances y la
calificacin jurdica de la primera hiptesis, es tiempo de pasar al estudio de
la convencin de favor.
(31) SANTINI, Gerardo. Il favore cambiario... op., cit., pgs. 297 y 301.
(32) C AMPOBASSO, Gian Franco. La cambiale... op. cit., pg. 87; BIANCHI
DESPINOSA, Luigi. Le leggi cambiarie nellinterpretazione della giurisprudenza. Milano, Giuffr, 1969, 3 ed., pg. 203.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

3. La convencin de favor.
A travs de lo expuesto en el ttulo anterior se ha logrado determinar
que el favor cambiario, en cuanto a su exteriorizacin cartular, puede verse
hurfano de un pacto previo que vincule al otorgante del favor con el sujeto
favorecido. Aqu solo cabe agregar, respecto de esta puntualizacin, que ciertamente, como de modo implcito lo entienden aquellos autores (33) que consideran la convencin como parte necesaria del instituto del favor, la hiptesis de la ausencia de acuerdo no es muy frecuente. Esto explica el inters en
profundizar el anlisis respecto de los alcances y, sobre todo, de la configuracin jurdica de dicho acuerdo.
El mismo, en su contenido esencial, consiste en la convencin en cuya
virtud quien otorga el favor lo hace con la nica finalidad de facilitar la negociacin del ttulo cambiario, sin obligarse, ante el favorecido, a asumir el peso
econmico de la asuncin de la obligacin cambiaria (34). La referencia al
peso econmico de la obligacin cambiaria permite enuclear el contenido
siempre presente de la convencin de favor, por cuanto, sean cuales fueren las
modalidades o clusulas, ms o menos complejas, a travs de la cual sta se
exteriorice, resulta claro que el elemento concurrente, en todos los casos, es la
intencin de mantener indemne al otorgante del favor de toda erogacin econmica efectiva, es decir, de toda disminucin patrimonial a su cargo. Por lo
dems, el propsito ser siempre y exclusivamente el de permitir una mayor
facilidad de circulacin del ttulo, a travs de la incorporacin de una nueva
obligacin cambiaria que aumentar la confianza en el mismo, conforme se
dijera supra. Este objetivo es de por s causalmente vlido, como es lgico, y
sirve para excluir la hiptesis del favor cambiario cuando la firma, en realidad, apunte a una finalidad ulterior e indirecta (35).
(33) Al efecto, remitimos a la nota 30, supra.
(34) ASCARELLI, Tullio. Lastrattezza nei titoli di credito, en la Rivista
del diritto commerciale e del diritto generale delle obbligazioni, 1932, Parte
I, pg. 410, refiere, sencilla y eficazmente, al hecho de que la convencin de
favor esclarece que el otorgante del favor no debe pagar. En el mismo sentido SALANDRA, Vittorio. Manuale... op. cit., pg. 285.
(35) En este sentido, agudamente la jurisprudencia italiana ha excluido
la hiptesis del favor en aquellas hiptesis en las cuales un sujeto emite un

EL FAVOR CAMBIARIO

431

Dicho esto, como se expresara en el ttulo anterior, al cual se remite a


los efectos de evitar repeticiones innecesarias, el contenido efectivo del acuerdo puede tener matices diferentes. En efecto, puede existir una verdadera obligacin del otorgante del favor de estampar la firma cambiaria, o bien esta
puede hallarse, como tal, ausente. Por otro lado, el favorecido puede asumir el
compromiso de proveer los fondos al otorgante del favor antes del vencimiento de la obligacin, o bien estructurar la exoneracin de los efectos econmicos a travs de una operacin de reembolso (36).
Queda claro que la convencin de favor, as considerada, sirve de causa
a la obligacin cambiaria del otorgante. Esto, actualmente, es completamente
pacfico, superndose as la doctrina ms antigua, que sostena la ausencia de
una vlida causa obligandi (37). En efecto, en el contexto de un discurso ms
general orientado a atacar la completa escisin entre la obligacin cambiaria
y la obligacin subyacente incluso entre los obligados inmediatos, enfticapagar a favor de otro para que este descuente el ttulo y entregue el monto
recibido a un tercero: aqu la finalidad de financiar a dicho tercero es evidente y por lo tanto, se exorbita de la mera facilitacin de la circulacin del
ttulo para desembocar en una causa distinta, bien conocida por los sujetos
intervinientes en el acuerdo (que son tres, es decir, el librador, el tomador y el
tercero). El papel del otorgante del favor, aqu, es completamente instrumental, y el favorecido, a nivel sustancial, no es ciertamente el portador del
ttulo sino el tercero. Esta es la motivacin a la cual se adhiere in totum de
Cass. n. 3938/1968, en la Revista Il diritto fallimentare e delle societ commerciali, 1969, Parte II, pgs. 661-662. Se remite expresamente a los mismos
principios expresados en dicha sentencia Cass. n. 3076/1973, en la Revista
Banca, Borsa e Titoli di credito, 1974, Parte II, pg. 433.
(36) MARTORANO, Federico. Lineamenti generali... op. cit., pg. 265;
BERTUCCELLI, Claudio. Ancora controverso... op. cit., pg. 680. Implcitamente FERRARA JR., Francesco. La girata... op. cit., pg. 418, quien seala que el
otorgante del favor no quiere pagar el ttulo, o solo quiere hacerlo con los
fondos que le provea el favorecido.
(37) Para las citas a este respecto, se remite supra, a la nota 24; y adde
PIERI, Silvio. Le garanzie cambiarie improprie: le cambiali di favore, en PIERI , Silvio y T RIDICO , Gennaro. La cambiale. Torino, UTET, 1999, 2 ed., pg.
700, quien se pronuncia expresamente en el sentido del texto.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

mente se declama que, de aceptarse dicha teora, la letra de favor implicara la


reduccin al absurdo de la abstraccin, por cuanto en este caso no estaramos
ya ante la obligacin cambiaria que se desprende de su matriz, sino ante la
deuda que nunca la tuvo (38).
En la actualidad domina la teora que configura como causa de la obligacin cambiaria la relacin subyacente (39) sobre la base de la plena oponibilidad, inter partes, de las excepciones personales a norma del Art. 1508 del
Cd. Civ. principio repetido en el Art. 1317 del mismo cuerpo legal respecto
de la letra de cambio; a lo que se aade que, en virtud de la unilateralidad de
la obligacin cambiaria, la asuncin de la misma operar, siempre entre las
partes vinculadas por la relacin causal, un reconocimiento a tenor del Art.
1801 del Cd. Civ., con la consiguiente inversin de la carga de la prueba,
constituyndose la obligacin cambiaria como distinta e independiente de la
relacin causal solo respecto del tercer portador (40). Este es el aparato conceptual que permite adherir a la doctrina (41) y jurisprudencia (42) que, en lo
esencial, coinciden, en el marco especfico del favor cambiario, en asignar a
(38) Con su inconfundible estilo, siempre gil y custico al mismo tiempo, CARNELUTTI, Francesco. Teoria giuridica della circolazione. Padova, CEDAM, 1933, 1 ed., pg. 257.
(39) Para la cual es difcil indicar mejor exposicin que la de PAVONE LA
ROSA , ya citado en la nota 21 a este respecto, a la cual se remite.
(40) Por todos, G UIDA, Paolo. Codice Civile. Libro IV, Titolo V, en LAURINI , Giancarlo (a cura). I titoli di credito. Milano, Giuffr, 2003, 1 ed., pg.
13.
(41) Ex plurimis: SEGRETO, Antonio y C ARRATO, Aldo. La cambiale. Milano, Giuffr, 2000, 2 ed., pg. 308; PAVONE LA ROSA, Antonio. La cambiale... op. cit., pg. 366; ANGELONI , Vittorio. La cambiale... op. cit., pg. 451;
BIANCHI DESPINOSA, Luigi. Le leggi... op. cit., pg. 205; DE S EMO, Giorgio.
Trattato... op. cit., pgs. 490-491.
(42) Cass. n. 1036/1983, en la Revista Banca, Borsa e Titoli di credito,
1984, Parte II, pg. 13 y siguientes; Cass. n. 262/1981, en la Revista Banca,
Borsa e Titoli di credito, 1981, Parte II, pg. 284; Cass. n. 1731/1970, en la
Revista Giustizia Civile, 1970, Parte I, pgs. 1817-1818; Cass. n. 2482/1969,
en la Revista Giustizia Civile, 1969, Parte I, pg. 2011, donde adems se aclara el sentido y alcance de la acepcin causa de la relacin cartular.

EL FAVOR CAMBIARIO

433

la convencin de favor el papel de causa de la obligacin cartular del otorgante (43).


Tras haber delineado, en los trminos que anteceden, el contenido esencial de la convencin de favor y las variaciones accidentales que la misma
puede experimentar en el acuerdo de las partes, es posible abordar su calificacin jurdica, propsito principal del presente estudio.
4. Quid juris?
Abusando, sin dudas, de la templanza del lector, no est de ms, a estas
alturas de la exposicin, rememorar el supuesto de hecho que configura, en la
prctica, la convencin de favor. Siguiendo a la letra ejemplos ya propuestos
por la doctrina, es posible suponer, verbi gratia, que un sujeto A, de poca
disponibilidad econmica, adquiere mercaderas de B, y a los efectos del pago
libra una letra con vencimiento a 30 das contra C, quien acepta la letra al solo
efecto de favorecer a A y hacer que C, confiando en la obligacin cambiaria
de B, consienta en recibir el ttulo en lugar del dinero efectivo. Otra hiptesis,
ms sencilla porque prescinde de la estructura trilateral de la letra, puede identificarse en la accin de un sujeto A que libra un pagar a la orden de B para
que este lo descuente (44).
Esclarecido como qued en el desarrollo precedente que en todos estos
casos existe una convencin de favor, cul es la naturaleza jurdica de la
misma? Cmo debe ser calificada? Puede su disciplina ser reconducida a la
de un contrato tpico, o debe por el contrario reconocerse que la convencin
de favor es un contrato atpico?
(43) Al existir una convencin especfica que regula los derechos de las
partes respecto de la relacin subyacente, a lo que se aade el hecho que el
otorgante del favor asume efectivamente la obligacin cambiaria frente a terceros, se excluye que en el caso pueda hablarse de simulacin: en tal sentido
ya se pronunciaban Cass. n. 537/1960, en la Revista Il Foro Italiano, 1960,
Parte I, col. 1344, y Cass. n. 546/1970, en la Revista Giustizia Civile, 1970,
Parte I, pg. 1218, fallo segn el cual la invocacin de la convencin de favor
no pretende sustituir una causa obligandi por otra, sino hacer valer, precisamente, el contenido de la mentada convencin.
(44) D ESANA, Eva. La cambiale... op. cit., pgs. 385-386.

434

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

La respuesta a dichos interrogantes pasa, ineludiblemente, por la determinacin de la causa fin de un contrato de este tipo; es decir, de la finalidad
socioeconmica tpica que lo caracteriza. Aqu se llega al punto de bifurcacin clave en la reconstruccin doctrinaria, que no ve de acuerdo a los diferentes autores que se ocuparon del tema (45).
En postura aislada, hay quien reconoce en la convencin de favor un
acto a ttulo gratuito, con causa liberal. En expresin por dems plstica, se
sostiene que la firma de favor debe limitarse a decorar la letra, sin ningn
otro efecto para el otorgante, con lo que la liberalidad se verifica en el beneficio que obtiene el favorito de la apariencia de garanta (46). No es difcil, sin
embargo, advertir que la liberalidad, entendida como propsito de favorecer
al beneficiario, ciertamente no responde al concepto tcnico jurdico de la
figura. Una cosa es reconocer que la convencin de favor puede, eventualmente, ser un contrato a ttulo gratuito (47) sobre lo que ciertamente se puede convenir y otra cosa muy distinta es postular que la misma configura una
liberalidad. A parte de la observacin, repetida por varios autores, segn la
cual los sujetos pueden convenir en otorgarse mutuamente el favor (cavalerie) (48), es absorbente, a entender de quien escribe, la consideracin segn
(45) La enunciacin que seguir ser necesariamente limitada, por razones de espacio, a las propuestas ms plausibles. Con esto se excluyen reconstrucciones extremas, como las de PELLEGRINI, Francesco. La nozione integrale del rapporto cambiario, en la Rivista del diritto commerciale e del diritto generale delle obbligazioni, 1933, Parte I, quien sobre la base de una
teora contractualstica segn la cual el tomador o el endosatario del ttulo
convienen con su inmediato transmitente la clusula solve et repete y renuncian a toda excepcin personal respecto de los terceros tenedores (pg. 502),
califica la convencin cambiaria como una relacin trilateral de interposicin
(pg. 530). La opinin sealada debe ser rechazada tanto por las premisas de
base relativas a la calificacin del fenmeno cambiario, respecto de cuya unilateralidad la insistencia en argumentaciones y citas sera hasta superflua,
cuanto por la inadmisible postulacin de la trilateralidad de la convencin de
favor, ya que, como lo hemos visto supra, la misma se desarrolla exclusivamente entre el otorgante del favor y el favorecido.
(46) FERRARA JR., Francesco. La girata... op. cit., pgs. 419-420.
(47) A SQUINI, Alberto. Titoli di credito... op. cit., pg. 160.

EL FAVOR CAMBIARIO

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la cual, por definicin, el favorecido se obliga a mantener indemne al otorgante de cualquier prdida econmica (49). La liberalidad, as, se revela inadecuada a calificar la convencin de favor como tal, sin perjuicio de que
concurra, en el caso concreto, un motivo de este tipo. En otras palabras, en
muchos casos, ciertamente, el otorgante del favor se determinar, por espritu
liberal, a su otorgamiento, pero esto no implica que la convencin de favor, en
s misma, deba configurarse como donacin, o que la causa fin deba ser individualizada de dicha manera.
Un sector doctrinario identifica en la figura una finalidad de garanta;
por cierto, con argumentos atendibles. De hecho, las primeras reconstrucciones cronolgicamente hablando, movidas por la necesidad de superar la
entonces influyente doctrina francesa que, como ya hemos visto, vea el instituto con aversin manifiesta (50), se inclinaron por dicha opcin. As ha podido sostenerse, enfticamente, y an antes de la vigencia de la ley cambiaria
uniforme, que las firmas de favor no son sino fianzas atenuadas, calificando la relacin entre el otorgante del favor y el favorecido derechamente como
fianza (51). Otros no hablan de fianza tout court, pero s de una genrica
prestacin de garanta, aplicando analgicamente, al parecer, la normativa
relativa a la fianza; con la salvedad del posterior reconocimiento que, en el
caso concreto, puede existir, entre el otorgante del favor y el tercero, un verdadero contrato de fianza (52). Por otro lado, hay quienes llegan a dicho resultado haciendo hincapi en la consideracin segn la cual, al incorporarse
una obligacin cambiaria al ttulo, se garantiza su pago, de donde derivara la
finalidad de garanta (53).
(48) Por todos CAMPOBASSO, Gian Franco. La cambiale... op. cit., pg.
87.
(49) D E S EMO , Giorgio. Trattato... op. cit., pgs. 488-489; B IANCHI
DESPINOSA, Luigi. Le leggi... op. cit., pg. 204.
(50) Remitimos aqu a lo expuesto bajo el ttulo 1.
(51) BONELLI, Gustavo. Della cambiale, dellassegno bancario e del
contratto di conto corrente. Milano, Casa editrice Dottor Francesco Vallardi,
1930 (reimpresin), 1 ed., pgs. 55 a 57.
(52) LA LUMIA , Isidoro. Lobbligazione... op. cit., pgs. 323-324 y 327.
(53) A NGELONI , Vittorio. La cambiale... op. cit., pg. 451; B IANCHI
DESPINOSA, Luigi. Le leggi... op. cit., pg. 201; DE S EMO, Giorgio. Trattato...

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La construccin arriba reseada no se ha visto inmune de crticas: en


efecto, una cosa es considerar, genricamente y como motivacin econmica
de las partes, la finalidad de garanta, otra es calificar en tal sentido, desde el
punto de vista tcnico jurdico, la convencin de favor. Ya en tiempos remotos se haba destacado que, en la generalidad de los casos, quien otorga el
favor no desea conceder garanta alguna, sino que, ms simplemente, pretende que el favorecido emplee una letra donde se encuentre su firma: en pocas
palabras, no hay aqu ninguna intencin de garantizar la deuda ajena (54).
Este razonamiento resulta por dems convincente, puesto que efectivamente,
la convencin de favor no pretende garantizar ninguna deuda, por cuanto el
favorecido no es deudor sino beneficiario siempre, entindase, en sentido
sustancial, ya que en el nexo cambiario, como lo hemos visto supra, la posicin de las partes es perfectamente indiferente, en sentido econmico del
favor, ya que pretende utilizarlo para facilitar la circulacin del ttulo, es decir, para realizar su valor negocindolo.
Es por ello que debe prescindirse de la nocin de garanta como elemento tcnico apto para calificar la convencin de favor, ya que la misma no
explica el contenido y la finalidad de las relaciones entre otorgante del favor
y favorecido. Consciente de ello, un sector doctrinario habla de funcin atpica de garanta, con lo cual, obviamente, se refiere a la consecuencia econmica de la convencin, que como tal escapa a un anlisis jurdico. En efecto, si
se quisiera entender la garanta como finalidad especfica del favor cambiario, entonces cualquier otra obligacin cambiaria le sera perfectamente asimilable, porque todas implican la incorporacin de la obligacin cambiaria
del suscriptor a norma del Art. 1350 del Cd. Civ., con lo que la distincin de
la convencin en estudio respecto de otras relaciones subyacentes se difumina de tal manera que pierde toda utilidad prctica. Por otro lado, seguramente
da en el blanco la observacin segn la cual la garanta postulada implicara
la cooperacin del tercero que interviene en la negociacin como tenedor le-

op. cit., pgs. 489-490. Modernamente, habla de funcin de garanta D ESANA , Eva. La cambiale... op. cit., pg. 385, aunque, pareciera ser, en un sentido
muy lato y atcnico, porque posteriormente, en la pgina 387, menciona otras
teoras sin tomar partido por ninguna.
(54) A SCARELLI, Tullio. Le firme di favore..., op. cit., col. 185.

EL FAVOR CAMBIARIO

437

gitimado sucesivo a la operacin de favor (55), lo que de seguro es completamente extrao a la hiptesis que se viene considerando.
Las consideraciones que anteceden permiten comprender, en su justo
alcance, la referencia a una funcin de garanta en sentido lato, o atpica (56).
Es claro que aqu se postula una consideracin puramente econmica, relativa
a la seguridad que busca y adquiere quien interviene con posterioridad al favor en la negociacin del ttulo, a travs de la incorporacin de una nueva
obligacin cambiaria, pero sin que esto pueda incidir en la calificacin jurdica de la convencin de favor. En este sentido, tampoco pueden compartirse
posiciones eclcticas como las que sostienen que la finalidad de garanta no
es exclusiva sino eventual, poniendo como ejemplo el caso en el cual el acreedor no est dispuesto a aceptar una letra a sola firma del librador, requiriendo
la obligacin cambiaria de otra persona de notoria solvencia (57). Esto, sin
embargo, ante un examen ms atento, no resiste a la crtica, puesto que en
dicho caso se configura exactamente la misma finalidad que se vino reseando hasta aqu: en efecto, si el acreedor no est dispuesto a aceptar una letra a
sola firma del librador, la firma del otorgante del favor viene a favorecer la
circulacin, puesto que no hay ninguna relacin entre el otorgante y el tercero
que requiere la segunda firma. No hay aqu, repetimos, garanta en sentido
tcnico jurdico.
(55) SANTINI, Gerardo. Il favore cambiario... op., cit., pg. 298; que a
rengln seguido indica que, si quisiese considerarse, desde otra ptica, como
funcin de garanta la obligacin del favorecido de mantener indemne al otorgante del favor de toda prdida econmica, entonces toda relacin sinalagmtica vendra a ser de garanta porque las prestaciones son, precisamente, recprocas, por lo que se garantizaran recprocamente (pg. 299).
(56) Para la hiptesis particular del caso en el cual el favorecido no
interviene para nada en el nexo cartular, usa esta terminologa DE S EMO, Giorgio. Trattato... op. cit., pg. 490; mientras que se refiere a la figura en general,
sin distinciones, como revestida de una funcin de garanta atpica, PAVONE
LA R OSA, Antonio. La cambiale... op. cit., pg. 351.
(57) PIERI, Silvio. Le garanzie cambiarie... op. cit., pg. 700, individualiza en esta hiptesis una finalidad anloga a la del aval, lo que no puede
compartirse, no solo por las puntualizaciones del texto, sino adems por la
sencilla razn de que el favor puede manifestarse cambiariamente tambin en

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Descartada la garanta como explicacin satisfactoria de la finalidad


socioeconmica tpica del favor, autorizada doctrina ha propuesto la construccin de la convencin examinada como un contrato atpico con causa credendi. Se sostiene as que, en definitiva, la letra de favor se libra en funcin
del crdito que el favorecido desea obtener; asimilndose la hiptesis a un
crdito de firma, con el cual el otorgante concede crdito a ttulo gratuito a
travs, precisamente, de su firma, sin desembolso de dinero (58). Esta construccin es retomada en tiempos ms recientes, configurndose el crdito de
firma como aquella hiptesis en la cual quien otorga crdito no desembolsa
dinero, sino que se limita a asumir una obligacin frente a terceros, sin tener
que soportar el peso econmico de la misma en virtud de la obligacin del
beneficiario de mantenerlo indemne de dichas consecuencias patrimoniales(59). La causa credendi, as, vendra a configurar la finalidad socioeconmica tpica de la convencin de favor, que es estructurada como un contrato
innominado y atpico, con diferencias respecto de las convenciones con causa
de garanta (60).
Empero, tampoco esta teora ha podido escapar a severas crticas. Se ha
dicho, as, de manera tcnicamente muy precisa, que la expresin crdito de
firma, idnea a describir eficaz y sintticamente una modalidad operativa,
permite englobar bajo una nica perspectiva econmica figuras dismiles enun aval, siendo dicha figura una garanta cambiaria que nada dice sobre la
relacin subyacente entre avalista y avalado: para dicha nocin, vase PAVONE
LA R OSA, Antonio. La cambiale... op. cit., pg. 390.
(58) ARENA, Andrea. La convenzione... op. cit., pgs. 221-226, con amplia argumentacin y citas. El autor, por lo dems, se apoya, entre otras consideraciones, en la constatacin de la similitud que existira con la apertura de
crdito en la cual se pacte la utilizacin de la disponibilidad a travs de aceptaciones cambiarias.
(59) CAMPOBASSO, Gian Franco. La cambiale... op. cit., pg. 87, aunque
el principal exponente moderno de la teora es, sin dudas, PAVONE L A ROSA ,
Antonio. La cambiale... op. cit., pgs. 355, 358 y siguientes.
(60) Siempre PAVONE LA ROSA, Antonio. La cambiale... op. cit., pgs.
358-359. Sin fundamentacin, WILLIAMS, Jorge N. Letra de cambio op. cit.,
pg. 220, se pronuncia sosteniendo el carcter innominado de la convencin
de favor.

EL FAVOR CAMBIARIO

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tre s en cuanto a su connotacin jurdica (61). En este sentido, prosiguiendo


con el anlisis, no puede dejar de constatarse que el mismo fenmeno, es decir, la asuncin de una obligacin a travs de la firma, no es privativo de
operaciones meramente bancarias, dado que, desde el punto de vista econmico, pueden considerarse similares las cartas de patrocinio o incluso las fianzas otorgadas por las controlantes a favor de sociedades controladas. Ahora
bien, esta afinidad econmica no impide apreciar que la obligacin que nace
respecto de los terceros surge, en cada caso, con una configuracin distinta,
pudindose as hablar de garanta autnoma, aval, fianza, promesa de mutuo
ex Art. 1293 del Cd. Civ., aceptacin de una delegacin a norma del Art. 538
del Cd. Civ., etc. (62).
Una sntesis de lo dicho no puede sino concluir en la repeticin del
concepto segn el cual la acepcin crdito de firma es idnea para describir
el propsito econmico de la convencin de favor, al igual que otras mltiples
operaciones comerciales, pero resulta completamente inconducente a los efectos de una calificacin tcnica unvoca de las varias manifestaciones jurdicas
a travs de las cuales dicho crdito de firma se exterioriza. Esto es advertido por el autor que se viene siguiendo, quien seala que en ciertos casos las
consecuencias de la firma se hallan reguladas directamente por la ley, como,
por ejemplo, el aval y la fianza, en los que la relacin jurdica que se configura es unitaria y con una causa tpica; mientras que en otras hiptesis como,
precisamente, se verifica en la convencin de favor, la ley nada dice y en

(61) SANTINI, Gerardo. Favore cambiario: mandato o credito di firma?, en SANTINI, Gerardo. Scritti giuridici. Milano, Giuffr, 1992, 1 ed., tomo
I, pgs. 865-866. Todo el ensayo, breve pero enjundioso, apunta a la defensa y
reafirmacin de la tesis defendida por el mismo autor treinta aos antes (el
ensayo que citamos fue publicado, por primera vez, en el ao 1984) en el
artculo Il favore cambiario, que ya tuviramos ocasin de citar y que ser
referido nuevamente infra, en el texto. Al mismo tiempo, el autor somete a un
detenido y al parecer de quien escribe ajustado anlisis crtico la tesis de
Pavone La Rosa, arriba reseada.
(62) SANTINI, Gerardo. Favore cambiario: mandato o credito di firma?... op. cit., pg. 866; que aqu es citado casi textualmente por la bondad de
sus argumentos, cuya agudeza hace superfluo todo ulterior comentario.

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consecuencia el supuesto de hecho debe ser subsumido en las normas que


resulten ms idneas a los efectos de la determinacin de la disciplina (63).
Este anlisis del supuesto de hecho para cuya descripcin fctica se
remite no solo a lo expuesto al inicio del presente ttulo sino tambin a lo
dicho en las primeras lneas del estudio, lleva a una parte de la doctrina,
minoritaria pero por dems prestigiosa, a identificar en la convencin de favor un mandato (64). La teora es plenamente compartida por el autor, pero tal
postura no exime de un detenido examen de dicha teora a la luz de nuestro
derecho positivo, que en materia privatstica es siempre muy propenso a sorprender al intrprete, por la amalgama de fuentes del Cdigo Civil y la coordinacin bastante aproximativa entre las mismas. Como se advertir en la exposicin que sigue, tambin aqu las insidias estn al acecho.
5. La convencin de favor como mandato.
Partiendo de la hiptesis en la cual la convencin de favor contemple la
obligacin del otorgante de asumir un vnculo cambiario, es decir, en aquellos
casos en los cuales esta conducta se contemple como compromiso especfico,
es claro que la asuncin de la obligacin cambiaria resultar en la ejecucin
de la convencin de favor. En este sentido, se ha evidenciado como, cuanto
menos en esta primera hiptesis que aqu es utilizada para una aproximacin
gradual al problema subsisten los elementos conceptuales del mandato: el
otorgante del favor se obliga a realizar un acto jurdico. Ms precisamente, el
otorgante se obliga a asumir, en nombre propio pero por cuenta e inters del
(63) SANTINI, Gerardo. Favore cambiario: mandato o credito di firma?... op. cit., pg. 867; que a rengln seguido concluye, convincentemente,
por el carcter puramente verbal de la solucin que identifica en el favor
cambiario un crdito de firma.
(64) Tesis sostenida por SANTINI, Gerardo, en su artculo Il favore cambiario, ya citado; a la que adhiere MARTORANO, Federico. Lineamenti generali... op. cit., pg. 268. Describe la tesis, sin manifestarse expresamente en
contra an cuando parece sostener otra opinin, conforme se sealara supra,
en la nota 59, CAMPOBASSO, Gian Franco. La cambiale... op. cit., pg. 89;
mientras que se limita a mencionarla DESANA , Eva. La cambiale... op. cit.,
pg. 387

EL FAVOR CAMBIARIO

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favorecido, una obligacin cambiaria, a cambio de la contraprestacin de este


ltimo de proveerle de los fondos (65). Queda claro que esta situacin no es
mencionada en el ttulo, en el cual aparece nicamente la obligacin cambiaria del otorgante, y dicha convencin adquiere relevancia sola y exclusivamente en las relaciones causales de este con el favorecido (66).
Empero, la configuracin en trminos de mandato merece ser mantenida incluso para el caso en el cual la convencin de favor prevea, ms genricamente, la obligacin del favorecido de mantener indemne al otorgante, an
cuando este no asuma obligacin alguna previa a la concesin del favor (67).
El cambio respecto del supuesto anterior radica solamente en el contenido de
la prestacin del favorecido, que no debe proveer los fondos al otorgante sino
ocuparse del pago personalmente o, de cualquier modo, mantenerlo indemne
del peso econmico de la obligacin cartular asumida (68). De esta manera,
(65) SANTINI, Gerardo. Il favore cambiario... op., cit., pg. 302-303, que
es citado textualmente aqu tambin por BERTUCCELLI, Claudio. Ancora controverso... op. cit., pg. 680. Para la configuracin de la prestacin caracterstica del mandatario como enfocada a la colaboracin para la realizacin de
actos jurdicos por cuenta ajena, sirve como primera aproximacin la obra de
ALCARO, Francesco. Il mandato. Milano, Giuffr, 2000, 1 ed., pgs. 5 y siguientes, 23 y siguientes.
(66) Este elemento es el que permite distinguir el favor cambiario de las
hiptesis de mandato sin representacin expresamente previstas en los Arts.
1300 in fine y 1701 del Cd. Civ.: en efecto, en estos supuestos el librador
declara expresamente y de modo cartular es decir, en el contexto del ttulo
que la emisin se realiza por cuenta ajena: PAVONE L A R OSA, Antonio. La cambiale... op. cit., pg. 167. En el mbito del cheque, puede consultarse con
provecho GMEZ L EO, Osvaldo R. Cheques. Comentario de las leyes 24.452 y
24.760. Buenos Aires, Depalma, 1997, 2 ed., pg. 54 y siguientes.
(67) Supuesto en el cual nada impide considerar como aceptado y ejecutado, uno actu, el mandato: SANTINI, Gerardo. Il favore cambiario... op.,
cit., pg. 302, nota 28. En nuestro derecho, la solucin desciende sin esfuerzo
del texto del Art. 674 del Cd. Civ., segn el cual el consentimiento se presume cuando quien haya de manifestar su aceptacin hiciere lo que en caso
contrario no hubiere hecho.
(68) SANTINI, Gerardo. Il favore cambiario... op., cit., pg. 310.

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se abarca el entero abanico de posibilidades de las que disponen las partes


para articular el contenido del favor, puesto que, tanto si se configura la obligacin preexistente del otorgante de obligarse cambiariamente, como si la
misma surge y se ejecuta simultneamente, en cualquiera de los casos su actuacin es, claramente, en nombre propio pero por cuenta y en inters del
favorecido, por lo que el otorgante (mandatario) tendr el derecho de ser reembolsado de los gastos soportados o de obtener la provisin de fondos necesaria, segn la modalidad pactada en el caso concreto (69) (Art. 898, inc. b) y
d) del Cd. Civ.).
Para nuestro derecho, la amplia configuracin que de los actos jurdicos
da el Art. 296 del Cd. Civ. comprende, sin dudas, la asuncin de una obligacin cambiaria, con lo que no puede dudarse de que nos hallamos ante un acto
que requiere una manifestacin de voluntad para que produzca consecuencias
jurdicas, de hecho, el artculo en cuestin refiere expresamente a la presencia
de la voluntad con efectos jurdicos. Esta puntualizacin es importante, ya
que la doctrina es absolutamente unnime en identificar el objeto del mandato, precisamente, en la realizacin de ese tipo de actos, es decir, actos con
relevancia jurdica que requieran una manifestacin de voluntad (70). Por otro
lado, despus de todo lo expuesto, no parece necesario insistir mucho en que
la asuncin de la obligacin cambiaria que realiza el otorgante del favor (mandatario) es hecha en inters del favorecido (mandante) y por su cuenta, sea
cual fuere el valor que se quiera dar a dichos elementos dentro de la teora del
mandato y la tesis que se prefiera (71). En efecto, es obvio que en cualquiera
(69) MARTORANO, Federico. Lineamenti generali... op. cit., pg. 268.
(70) Ex plurimis LUMINOSO, Angelo. Mandato, commissione, spedizione. Milano, Giuffr, 1984, 1 ed., pg. 119, donde pueden encontrarse ulteriores citas.
(71) La economa del presente trabajo y el tema que nos ocupa impiden
profundizar en demasa y abundar en citas doctrinarias acerca de un tpico
que requerira un estudio exhaustivo y una revisin crtica de las distintas
posturas sobre la actuacin por cuenta ajena y la definicin del concepto que
dicha expresin implica, as como su relacin con el inters (sea este del mandante o tambin del mandatario: mandato in rem propriam, Art. 916, segundo
prrafo, Cd. Civ.). Adems, la doctrina nacional adolece, hasta donde es de
conocimiento del autor, de un examen profundo del contrato de mandato, que

EL FAVOR CAMBIARIO

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de las hiptesis el inters en obtener el favor es del favorecido, y lo mismo


debe predicarse de sus consecuencias econmicas, sean estas perjudiciales o
beneficiosas, precisamente porque el favor supone que el otorgante se vea
indemne de toda erogacin que sea consecuencia de la obligacin cambiaria
asumida.
Esta plena correspondencia, bajo el aspecto de la construccin terica y
doctrinaria, de la convencin de favor a la figura del mandato, permite supecontemple la harto peculiar eleccin de nuestro legislador al definir el contrato en cuestin de manera por dems defectuosa (Art. 880 del Cd. Civ.), amn
de su coordinacin con los elementos arriba sealados, que la doctrina siempre ha asignado a dicha figura como esenciales. El lector prevenido advertir
que, en gran medida, es dicha circunstancia la que constrie a un anlisis que
por ms breve y somero que se intente y, a la postre, resulte, implica una
desviacin necesaria a los efectos de la ponderacin de la teora sostenida en
el texto a la luz de nuestro derecho positivo, sin lo cual este estudio cuanto
menos en opinin de quien escribe dejara el sabor amargo de lo incompleto.
Es por ello que las citas que se harn tienen el objetivo ms limitado de
resaltar sea cual fuere la tesis doctrinaria que se considere conveniente aceptar a la luz de nuestro derecho positivo que aqu no interesa entrar en dicho
debate porque en cualquier caso la convencin de favor, que no debe olvidarse es el objeto de anlisis, encaja perfectamente dentro de la configuracin terica del mandato. Por el momento, es esta la constatacin que interesa, dado que el contraste con el derecho positivo nacional ser realizado en el
desarrollo ulterior que resta para dar por culminadas las presentes pginas.
Dicho esto, es tiempo de pasar a las citas anunciadas, para las cuales se
remitir, por las razones indicadas, a obras de sntesis que permitan una amplia visin del problema. As, para la identificacin de la actuacin por cuenta
ajena y del inters en el marco del mandato, son excelentes la exposicin y
puntualizaciones crticas de SANTAGATA, Carlo. Del mandato. Disposizioni
generali. Bologna-Roma, Zanichelli Societ editrice del Foro Italiano, 1985,
1 ed., pg. 70 y siguientes, cita a la que puede agregarse el exacto resumen de
las consideraciones respecto de la relevancia econmica de la actuacin por
cuenta ajena contenido en SANTI , Francesco. Del mandato. Disposizioni generali, en CENDON, Paolo (coordinador). Commentario al Codice Civile. Artt.
1703-1765. Milano, Giuffr, 2009, 1 ed., pg. 23-25.

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rar con fluidez las crticas que tal configuracin ha merecido, las que advierten, fundamentalmente, que no en todos los casos se prev una obligacin
expresa de provisin de fondos al otorgante del favor: solo en esta hiptesis
podra hablarse de mandato, ya que en los restantes casos no se puede postular una obligacin asumida por cuenta del favorecido, pues la firma de favor tiene efectos en la esfera jurdica del otorgante, y no del beneficiario (72).
Resulta claro que las puntualizaciones aqu reseadas se refieren al plano puramente cartular, pero las mismas pierden todo su peso en cuanto se centre la
atencin en la convencin de favor en s misma, que persigue, precisamente,
entre las partes, anular el efecto patrimonial de la obligacin cambiaria respecto del otorgante del favor a travs de su asuncin por parte del favorecido
quien, en definitiva, debe soportar el peso econmico de la operacin. Por lo
dems, no es la provisin previa de fondos la nica manera jurdicamente
vlida de liberar al mandatario de las eventuales erogaciones de su actuacin,
ante la amplia gama de acuerdos que en tal sentido pueden estipular las partes(73), con lo que se aprecia que las modalidades mediante las cuales, en
concreto, el mandante releva del peso del acto realizado al mandatario no
alteran la esencia del mandato, que es y permanece tal.
Para sintetizar lo dicho, parece evidente que los elementos del mandato
se configuran en su totalidad respecto de la convencin de favor: el acto que
el otorgante del favor debe realizar es un acto jurdico realizado por encargo o
pedido de otra persona (el favorecido, precisamente) y por su cuenta e inters,
con la obligacin de este de mantenerlo indemne de las consecuencias econmicas del acto (74).
Esta constatacin, sin embargo, en atencin a lo expuesto en la nota 71,
debe ser examinada con especial cuidado a la luz de nuestro Cdigo Civil,
(72) Para estas crticas, PAVONE L A ROSA , Antonio. La cambiale... op.
cit., pgs. 360-361.
(73) En tal sentido MINERVINI, Gustavo. Il mandato, la commissione, la
spedizione. Torino, UTET, 1957, 1 ed., pgs. 116-117, quien pone como ejemplo las clusulas segn las cuales el mandante debe cumplir directamente la
obligacin asumida en nombre del mandatario pero por su cuenta, o bien el
acuerdo para celebrar una expromisin.
(74) SANTINI, Gerardo. Favore cambiario: mandato o credito di firma?... op. cit., pgs. 861 y 863.

EL FAVOR CAMBIARIO

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vista la dificultad que ofrece la definicin de mandato contenida en su Art.


880. La referencia al poder que dicha norma contiene es un elemento sumamente engaoso, puesto que parecera estructurar el contrato en cuestin exclusivamente mediante la presencia de dicho instrumento, con lo que la convencin de favor, en el marco de nuestro derecho positivo, se alejara de la
configuracin propuesta, de acogerse una interpretacin estrictamente literal
de dicho artculo.
Sin embargo, una lectura sensible a la evolucin histrica de la figura y
a las consideraciones de orden sistemtico que emergen de los restantes artculos del Cdigo Civil que disciplinan el mandato, permite superar este primer obstculo que se presenta al intrprete nacional. Un anlisis hecho desde
esta perspectiva impone considerar, en primer trmino, que el Art. 880 del
Cd. Civ. no responde al modelo propuesto por De Gsperi en su anteproyecto, quien, a designio, se apart del antecedente argentino, respecto del cual
indic claramente el error conceptual que significaba confundir el contrato de
mandato con la figura tcnica de la representacin (75).
Segn parece inferirse de lo reseado por Sapena Pastor, quien tiene en
su obra el reparo de aclarar que las indicaciones que resea, relativas a la
modificacin de los artculos examinados en sede legislativa, se refieren exclusivamente al proyecto presentado por la Comisin Nacional de Codificacin, el artculo que nos ocupa no solo fue modificado por la comisin mencionada, sino que volvi a ser alterado por la Cmara de Senadores (76). Sea
de ello lo que fuere, lo cierto es que el apartamiento de la concepcin de De
Gsperi es por dems vistoso, e implica un estancamiento es el caso de emplear este vocablo, como se ver en el sistema de Vlez Sarsfield, que en el
Art. 1869 de su Cdigo enfoca el mandato relacionndolo con los conceptos
de poder y lo que es ms grave de representacin.
Esta visin responde a un estadio ampliamente superado no solo en la
actualidad sino, de seguro, en la poca en la que nuestro Cdigo fue aprobado
e incluso antes, en tiempos de De Gsperi, como habr ocasin de constatar.
(75) DE GSPERI, Luis. Anteproyecto del cdigo civil. Asuncin, Editorial El Grfico, 1964, 1 ed., pg. 415.
(76) SAPENA PASTOR, Ral. Fuentes prximas del Cdigo Civil. Asuncin, El Foro, 1986, 1 ed., pgs. 172-173.

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Omitiendo los antecedentes romanos y medievales de la figura, aqu interesa


solo advertir que ya Pothier rechazaba toda referencia a la representacin como
elemento del contrato de mandato (77), pese a lo cual el Code Napolon no
acogi esta enseanza, asimilando en su artculo 1984 el mandato al negocio
de procuracin (78). Este es, pues, en (muy) resumidas cuentas, el origen del
Art. 1869 del Cdigo Civil argentino. Por lo dems, Vlez indica expresamente la fuente en la apostilla al artculo en cuestin, con lo que su inspiracin resulta as inequvoca.
La derivacin francesa de la regulacin del mandato en el Cdigo Civil
argentino implica, adems, al igual que en el resto de las legislaciones que
reconocen igual influencia, que no existe una disciplina orgnica e independiente del instituto de la representacin, que se regula al tratar del mandato,
precisamente por la vinculacin que se establece con dicho contrato (79). La
(77) Extraamente, De Gsperi cita a Pothier, en primer lugar, a la hora
de mencionar doctrina francesa que adhiere a la configuracin de la representacin como elemento esencial del mandato (DE GSPERI, Luis. Anteproyecto op. cit., pg. 415). Sin embargo, la definicin de Pothier, que aqu tomamos de la edicin italiana de su obra, Trattato del contratto di mandato, Opere, II, Livorno, tipografia Vignozzi, 1836, p. 329, no refiere para nada a la
representacin: le mandat est un contrat par lequel lun des contractants
confie la gestion dune ou plusieurs affaires, pour la faire sa place et ses
risques, lautre contractant, qui sen charge gratuitement et soblige lui
en rendre compte Por su parte, la doctrina subraya que este autor, con clara
inspiracin romana, no mencionaba la representacin a la hora de definir el
mandato: en este sentido GIORDANO, Giuseppe. Mandato commissione - spedizione. Torino, UTET, 1969, 1 ed., pgs. 19-20.
De todos modos, la precisin que antecede no empaa en absoluto la
constatacin de que el anteproyectista tena lmpidamente clara la distincin
entre el instrumento tcnico de la representacin y el contrato de mandato, tal
y como resulta de la lectura de la apostilla al Art. 1444 de su obra, citada
supra.
(78) SANTAGATA, Carlo. Del mandato...op. cit., pg. 19, en el marco de
una iluminante exposicin histrica de las relaciones entre mandato y representacin, a la cual se reenva al lector que desee profundizar el argumento.
(79) GIORDANO , Giuseppe. Mandato... op. cit., pg. 22.

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lectura del Art. 1870 del Cdigo de Vlez permite confirmar la correccin de
dicho aserto y al mismo tiempo ofrece un importante elemento para la interpretacin de la disposicin del Art. 880 de nuestro Cdigo Civil.
En efecto, a parte de la constatacin, ya sabida por De Gsperi (80), que
indica la completa autonoma de los conceptos de representacin y mandato
en el sistema alemn (81), resultado este acogido de modo favorable por la
mejor doctrina (82); nuestro Cdigo Civil, en sus artculos 343 y siguientes,
regula expresamente el instituto de la representacin como autnomo, con
normas particulares. As, la inferencia segn la cual la representacin volun(80) D E GSPERI , Luis. Anteproyecto op. cit., pg. 415.
(81) SNCHEZ URITE, Ernesto A. Mandato y representacin. Buenos Aires, Abeledo Perrot, 1986, 2 ed., pg. 279.
(82) Aqu las citas seran en verdad interminables. El mismo autor citado en la nota anterior reprueba la eleccin de Vlez precisamente por la autonoma conceptual que se refiere en el texto, transcribiendo in extenso consideraciones de Spota en igual sentido (SNCHEZ U RITE, Ernesto A. Mandato
op. cit., pg. 278). En B ELLUSCIO, Augusto C. (director); ZANNONI , Eduardo A.
(coordinador) Cdigo Civil y leyes complementarias. Comentado, anotado y
concordado. Buenos Aires, Astrea, 2004, 2 ed., tomo IX, pg. 177, se pueden
encontrar las diversas crticas a las cuales la doctrina del vecino pas ha sometido al Art. 1869 del Cdigo de Vlez. Por su parte, la doctrina italiana, superado el problema a nivel legislativo, lo considera casi exclusivamente desde
el punto de vista histrico, para lo cual basta reenviar a la nota 78, supra,
pudindose elevar a paradigma de este enfoque la lapidaria afirmacin segn
la cual la ecuacin mandato representacin ha sido superada en el tiempo
(ALCARO, Francesco. Il mandato op. cit., pg. 10).
A los limitados fines que aqu se persiguen el encuadre del favor cambiario como mandato las citas propuestas son incluso sobradas. Sorprende,
sin embargo, que el legislador nacional, en tiempos en los cuales la eleccin
de Vlez poda considerarse completamente superada a nivel doctrinario, teniendo a la vista la propuesta progresista de De Gsperi, haya optado por
mantener un enfoque legislativo que no solo resulta anacrnico sino incluso
injustificado y si se mira desde una perspectiva histrica hasta contradictorio, a la luz de la eleccin hecha al regular los hechos y actos jurdicos, como
se ver en el texto.

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taria agota la disciplina de sus efectos, de modo integral y exclusivo, en las


disposiciones que el legislador dedic a la materia (83), encuentra plena
validez y adhiere a la configuracin que nuestro Cdigo Civil dio a la representacin: de esta manera, la actuacin en nombre ajeno y el apoderamiento
encuentran disciplina en las disposiciones mencionadas, entre los que destaca
el Art. 344.
Singular eleccin, sin dudas, es la que llev a regular autnomamente
la representacin manteniendo, al mismo tiempo, la definicin de mandato
propia de sistemas jurdicos que regulaban dicho contrato promiscuamente
con aquella (84). De todos modos, las consideraciones que anteceden permiten afirmar volviendo as al hilo de las ideas que se venan desarrollando
que el mandato no presume necesariamente la representacin ni el poder, as
como tampoco presume necesariamente actuar en nombre ajeno. A la luz que
arrojan los datos histricos incompletos y por dems fragmentados que han
sido expuestos a los efectos de justificar la admisibilidad de esta inferencia en
nuestro derecho y el sesgo que ha de darse a la norma del Art. 880 del Cd.
Civ., se suma as la valoracin de la regulacin autnoma de la representacin. Todos estos elementos justifican una interpretacin amplia del Art. 880
del Cd. Civ., que, por lo dems, debe ser coordinada con la disposicin del
Art. 897 del mismo cuerpo legal, que admite expresamente la actuacin en
nombre propio del mandatario (85). Esta ltima norma justifica, as, la consi(83) MINERVINI, Gustavo. Il mandato..., op. cit., pg. 17.
(84) Eleccin, por lo dems, ejecutada deficientemente bajo el punto de
vista de la coordinacin entre dichas figuras: basta una fugaz lectura del Art.
901 del Cd. Civ., para advertir que dicha norma es una duplicacin del Art.
344 del Cd. Civ. Como se intuye fcilmente, la disposicin del Art. 901 se
volva necesaria en el sistema de Vlez, que no regulaba autnomamente la
representacin, pero en nuestro Cdigo resulta completamente superflua.
(85) No es casual que esta disposicin reproduzca, en la sustancia, el
Art. 1929 del Cdigo de Vlez, y no es necesario acudir a citas doctrinarias
para advertir la enorme contradiccin entre la definicin general del Art. 880
y el texto del Art. 897 del Cd. Civ. Dicha contradiccin es calcada a la que
aparece en la fuente argentina, que sin embargo puede considerarse algo ms
justificada no solo por razones histrico cronolgicas sino por la completa
inspiracin en el sistema francs, donde se necesitaba, de una forma u otra, la

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deracin de que el mandato con representacin es solo una de las modalidades que puede asumir el contrato al cual se hace referencia (86), resultando
plenamente vlido el mandato sin representacin, o, lo que es lo mismo, la
actuacin en nombre propio y por cuenta ajena.
La admisibilidad del mandato sin representacin, despus de lo dicho,
no parece poder ponerse ulteriormente en discusin. Por ende, el primer obstculo que, en su momento, se haba delineado respecto de la posibilidad de
configurar la convencin de favor como mandato cae, pudindose encuadrar
sin inconveniente la posicin del otorgante del favor como mandatario del
favorecido, ya que aquel asume una obligacin cambiaria en nombre propio
pero por cuenta y en inters de este, lo que, como hemos visto, es plenamente
posible.

mencin en sede civil de la actuacin en nombre propio, pero por cuenta ajena, por exigencias de coordinacin con el rancio y de abolengo contrato de
comisin, de pura estirpe comercial y por ende regulado en el Cdigo de Comercio. Si se ampla el anlisis en este sentido, la perplejidad que despierta la
eleccin de nuestro legislador no puede sino aumentar, sabido como lo es que
se ha optado por la unificacin de las obligaciones civiles y comerciales: confrntese lo dicho con la redaccin del Art. 944 del Cd. Civ., que inequvocamente configura a la comisin como una subespecie de mandato (en este sentido, ex plurimis, JANNUCCI, Luca, La commissione, en JANNUCCI, Luca y BALDASSARRI , Augusto. Della commissione. Della spedizione. Bologna - Roma,
Zanichelli Societ editrice del Foro Italiano, 1996, 1 ed., pg. 2, pero se
trata de una constatacin por dems evidente, a la luz de lo que se viene exponiendo). Resulta harto sintomtica, en este sentido, la exposicin de RIVAROLA , Mario A. Tratado de derecho comercial argentino. Buenos Aires, Compaa Argentina de Editores S.R.L., 1939, 1 ed., tomo III, pgs. 472 y siguientes, en permanente oscilacin y precario equilibrio entre la sustancial afinidad de los institutos y la necesidad de justificar de algn modo la doble regulacin y la distincin legislativa entre mandato ya sea este civil o comercial
y consignacin.
(86) G IORDANO, Giuseppe. Mandato... op. cit., pg. 22; SNCHEZ U RITE,
Ernesto A. Mandato op. cit., pgs. 11-12.

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Este primer paso nos conduce a la consideracin del objeto del mandato. Hemos visto que el otorgante del favor realiza un acto jurdico, es decir,
asume una obligacin cambiaria. La doctrina es unnime en considerar que,
precisamente, el objeto principal del mandato es la realizacin de actos jurdicos (87), y en tal sentido depone la interpretacin del Art. 880 del Cd. Civ.,
que se refiere a la ejecucin de ciertos actos. Esta expresin, interpretada
en sentido tcnico, nos conduce derechamente al Art. 296 del mismo cuerpo
legal, en el cual se define el acto jurdico, disposicin esta que se conjuga con
el Art. 880 recientemente citado, permitiendo as encuadrar, sin dificultad, la
hiptesis de la asuncin de una obligacin cambiaria como objeto perfectamente posible de un mandato: de esta manera se crea, claramente, un derecho
(87) Siempre eficaz la exposicin de LPEZ DE ZAVALA, Fernando J. Teora de los contratos. Buenos Aires, Zavala, 2003, 4 ed., tomo IV, pgs. 525526. Dispensa de ulteriores citas de la doctrina del pas fronterizo la clara
disposicin del Art. 1889 del Cdigo de Vlez. Sin embargo, esta es una caracterstica tan consustancial al mandato, que, precisamente, es la que lo distingue de otras figuras afines, al efecto, es de rigor remitir a la nota 70, a la
que aqu se aade, en relacin con dicha diferenciacin, CARPINO, Brunetto. I
contratti speciali. Il mandato, la commissione, la spedizione. Torino, Giappichelli, 2007, 1 ed., pgs. 13-14: en verdad, no se sabra cmo distinguir el
mandato del contrato de obra (Art. 852 del Cd. Civ.) o de servicios (Art. 846
del Cd. Civ.), si se prescindiese del elemento en cuestin.
No interesa aqu entrar en la controversia que ve contrapuestas las tendencias que limitan el objeto del mandato a los actos jurdicos, a aquellas que,
por el contrario, lo amplan hasta incluir los hechos jurdicos, ya que la asuncin de una obligacin cambiaria es, notoriamente, un acto jurdico, lo que
dispensa de ulterior profundizacin sobre el punto. Por ello bastar una indicacin somera de la existencia del problema (BELLUSCIO, Augusto C. (director); ZANNONI, Eduardo A. (coordinador) Cdigo Civil op. cit., pgs. 180181), que de todos modos parece, en opinin de quien escribe y acotando la
apreciacin a nuestro derecho, ms que nada una cuestin verbal debida al
diferente alcance que los trminos acto y negocio jurdico tienen en otros
ordenamientos: una vez ms, la remisin a la nota 70, por la lucidez con la
que el autor all citado expone y resuelve el problema, se impone, y ciertamente nada impide que los actos puramente materiales, en cuanto accesorios
e instrumentales respecto de los actos jurdicos previstos en el mandato, pue-

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para el portador del ttulo, justificndose as, plenamente, la remisin a la


figura que se viene considerando.
Tampoco resulta obstculo la valoracin del elemento relativo a la actuacin en inters ajeno o por cuenta ajena. Ya fue mencionado (88) que
en cualquiera de los casos la convencin de favor encaja plenamente en la
estructura del mandato tambin a este respecto. Aqu conviene repetir, sin
embargo, que la obligacin cambiaria que asume el otorgante del favor mandatario, resulta claramente en inters del mandante favorecido, por cuanto
que en definitiva es l quien busca y a quien beneficia la mayor facilidad de
circulacin del ttulo que se logra como consecuencia de la firma del otorgante. Por otro lado, el hecho de que la convencin de favor tenga como elemento
caracterstico la exoneracin de los efectos pecuniarios de la obligacin cambiaria que asume el otorgante sea cual fuere la modalidad a travs de la cual
esto se produce en el caso concreto: provisin previa de fondos, compromiso
de reembolso, pago directo del ttulo, entre otros indica claramente que, desde una perspectiva econmica, la obligacin es asumida por cuenta del favorecido, pues en definitiva es su patrimonio el que soporta las consecuencias
de la firma estampada por el otorgante del favor.

dan incluirse como parte de la obligacin del mandatario, considerando dicha


obligacin como una operacin unitaria (ALCARO, Francesco. Il mandato
op. cit., pg. 24-25): en este sentido es sintomtica la disposicin del inc. c)
del Art. 891 del Cd. Civ. Por lo dicho, no debe siempre en opinin de quien
escribe atribuirse demasiada importancia al hecho de que en ciertas disposiciones, el Cdigo se refiere a actos (Arts. 880, 881, 883, 885, 897, 903
donde se habla de negocio, 905, entre otros), mientras que el Art. 901
habla especficamente de actos jurdicos; en efecto, este elemento puramente
literal, que puede ser sencillamente un deseo esttico de evitar repeticiones,
es demasiado endeble como para fundar una solucin en uno u otro sentido.
(88) Se remite supra, a la nota 71 y a las citas all contenidas, para el
enfoque limitado que a los efectos del presente trabajo se da al problema y su
irrelevancia a los efectos de la admisibilidad, sea cual fuere la teora que se
prefiera, de la configuracin del mandato como construccin adherente a la
naturaleza de la convencin de favor.

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Estas consideraciones permiten evitar por completo el delicado problema de la coordinacin entre el inters ajeno, que por lo general es el del
mandante (89) hiptesis en la que encaja, como se vio, la convencin de
favor y el elemento de la actuacin por cuenta ajena. En efecto, la constatacin de que la convencin de favor encaja plenamente en la hiptesis ms
frecuente de inters ajeno en el mandato exime, a los efectos de este trabajo, del delicadsimo anlisis de la norma contenida en el Art. 916 del Cd.
Civ., que admite, expresamente, el mandato en inters exclusivo del mandatario.
Aqu el lector, cuya tolerancia se ver pronto premiada aunque ms no
sea con la finalizacin de estas lneas, acordar benevolencia a los efectos de
un brevsimo excursus, que debe reconocerse no afecta ni aporta elementos
a la solucin del tema que se ha planteado en este estudio, que a estas alturas
puede considerarse satisfactoriamente resuelto en el sentido del pleno encuadre de la convencin de favor en la figura del mandato sin representacin. Sin
embargo, la gravedad de la innovacin del Art. 916 del Cd. Civ. impone,
cuanto menos, sealar el problema que dicha novedad propone.
El mandato tua gratia no fue considerado, ya desde la antigedad romana, como una hiptesis propia de mandato, ya que el mismo no incida, de
modo alguno, en la esfera jurdica del mandante (90), considerndose simple
consejo (91). Esta visin permanece sustancialmente inmutada a lo largo de
varios siglos y se traduce, a los efectos que interesan, en la disposicin del
Art. 1892 del Cdigo de Vlez, que prohbe expresamente el mandato en inters exclusivo del mandatario. La configuracin del mandato tua gratia como
consejo explica, verosmilmente, el origen histrico del Art. 890 de nuestro
Cd. Civ., que, atentos a la norma del Art. 916 del mismo cuerpo legal, con
toda probabilidad requiere una interpretacin en un sentido completamente
inverso al que sugiere la evolucin histrica. Sea de ello lo que fuere, se suele

(89) LPEZ DE Z AVALA, Fernando J. Teora op. cit., tomo IV, pg. 528
(90) A LCARO, Francesco. Il mandato op. cit., pgs. 463-464.
(91) La fuente romana se halla indicada en GIORDANO , Giuseppe. Mandato... op. cit., pgs. 5-6, de donde se reproduce textualmente: L. 2 pr., 6, D.
h. t.

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indicar que el mandato as configurado es un monstrum, y el consejo que puede inferirse de l no genera un vinculum juris (92).
Ahora bien, la disposicin del Art. 916 del Cd. Civ. se coloca en abierta contraposicin a lo dicho hasta aqu, y requiere un profundo estudio por
parte de la doctrina nacional. En efecto, la admisin de la posibilidad de configurar un mandato en inters exclusivo del mandatario coloca al intrprete
que analice el fenmeno ante la necesidad ineludible de diferenciar cuidadosamente la actuacin por cuenta ajena de la actuacin en inters ajeno.
De seguro, una primera puntualizacin que la norma que se analiza impone es
la de desplazar el enfoque tradicional -heredado de Vlez, que consideraba
el inters ajeno a la actuacin por cuenta ajena. En efecto, cuanto menos,
debe considerarse como probable que la identificacin del sujeto en quien
radica el inters pierda todo inters, precisamente, porque este puede ser
del mandante, o del mandante y mandatario en comn, o del mandatario exclusivamente, o de un tercero: en sntesis, el inters de cualquiera.
Probablemente, el dilema debe ser resuelto siguiendo el camino indicado por aquellos que, con justeza, sealan que la nocin de inters es demasiado amplia y polismica, no solo en sentido coloquial sino tcnico, para
permitir precisin cientfica respecto de los fenmenos de cooperacin y sustitucin en los actos jurdicos (93). De esta manera, el reemplazo de este concepto, por dems vago, con el anlisis de la incidencia patrimonial del mandato en cuanto a la operacin econmica que se configure, en cada caso, como
su objeto, permite desplazar el anlisis a la disposicin del Art. 898 del Cd.
Civ., que en sus incisos b) y c) prev la completa insensibilidad del patrimonio del mandatario respecto de los resultados del negocio (94), como eje de la
problemtica en cuestin.

(92) LUMINOSO , Angelo. Mandato... op. cit., pg. 93, especialmente nota
131.
(93) LUMINOSO, Angelo. Mandato... op. cit., pg. 9 y siguientes, en exposicin notable, digna de meditacin.
(94) SANTAGATA, Carlo, Del mandato. Delle obbligazioni del mandatario. Delle obbligazioni del mandante. Bologna - Roma, Zanichelli Societ
editrice del Foro Italiano, 1998, 1 ed., pg. 393.

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Por este derrotero, se estima que podra llegar a individualizarse una


interpretacin razonable que permita justificar la expresa previsin de la admisibilidad del mandato tua gratia, haciendo hincapi en la distincin de las
nociones de inters ajeno y actuacin por cuenta ajena, lo que, en ltima
instancia, viene a dar peso relevante, si no exclusivo, al aspecto econmico de
la operacin.
Con la advertencia aqu, por escrpulo, reiterada que las lneas que
preceden no pretenden, en modo absoluto, resolver el problema, sino, de modo
mucho menos pretencioso y por dems precario, indicar una posible va de
estudio para su anlisis, es posible retomar el tema que nos ocupa para, finalmente, delinear sus corolarios.
La configuracin de la convencin de favor como mandato implica que,
segn las modalidades con las que haya sido convenida la exoneracin de las
consecuencias econmicas relacionadas con la asuncin de la obligacin cambiaria, el otorgante del favor tendr la actio mandati contraria contra su mandante favorecido que no le provea los fondos para honrar el vnculo cambiario o no lo exonere de las cargas econmicas de la obligacin asumida a
norma de los incisos b) y c) del Art. 898 del Cd. Civ. Esta es, pues, la correcta calificacin de la accin causal que compete al otorgante del favor que se
vea obligado, ante el incumplimiento del favorecido, a erogaciones pecuniarias en cumplimiento de la obligacin cartular (95).
(95) Naturalmente, dependiendo de la posicin cambiaria que en el caso
concreto hayan asumido el otorgante del favor y el favorecido, aqul tambin
podr valerse, cuando este tenga una posicin cartularmente antecedente, de
la accin cambiaria a los efectos de recuperar el monto pagado. Por lo dems,
como la accin cambiaria nace del ttulo en cuanto tal, la misma inferencia
vale para los casos en los cuales no exista una convencin de favor previa (lo
que ya se dijera al tratar dicha hiptesis). Por ello no puede compartirse in
totum lo dicho por WILLIAMS, Jorge N. Letra de cambio op. cit., pg. 220 y
siguientes, quien sostiene que el favorecedor no tiene accin cambiaria contra el favorecido respecto de la provisin, ya que esto debe ser precisado en
sus justos lmites. Dando aqu por reproducido lo dicho en la nota 9, resulta
obvio que dicho autor se refiere a la suma de dinero necesaria para honrar el
ttulo. En este orden de ideas, es claro que no existe accin cambiaria reite-

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En caso de concurso, encontrar aplicacin el Art. 101 de la ley de quiebras (96), claro est, siempre en el marco de la convencin de favor, es decir,
en las relaciones entre otorgante y favorecido, con los matices del caso, que
ramos, cambiaria, porque puede haber una actio mandati contraria de acuerdo a las modalidades y tiempo pactados, en concreto, para la provisin para
obtener la provisin antes del vencimiento del ttulo; sin embargo, si la provisin no se produjo o, ms genricamente, si el favorecido no cumpli con su
obligacin contractual de mantener indemne al otorgante de toda erogacin
econmica y por ende el otorgante se vio en la necesidad de atender la letra,
no hay ningn motivo para negar la accin cambiaria contra el favorecido que
en el vnculo cartular resulte obligado hacia el otorgante, puesto que la excepcin de favor, en este caso, se ver rebatida, precisamente, por el incumplimiento de lo pactado en la misma, lo que permitir recuperar lo pagado y
lograr el objetivo de exonerar de las consecuencias econmicas negativas al
otorgante mandatario.
(96) Esta disposicin evidencia el mismo origen y problemas que derivan de la regulacin conjunta de mandato y representacin propia de los cdigos de inspiracin francesa. No sern repetidas aqu las consideraciones desarrolladas en el texto, a las que resulta suficiente remitir como contexto necesario a las puntualizaciones que seguirn. Si lo anteriormente expuesto se tiene presente a la hora de analizar la ley concursal nacional, se advierte fcilmente la impropiedad del lenguaje del legislador, que habla de cese del
mandato. Resulta claro que, si advertimos la poca de entrada en vigencia de
dicha norma, en la que an rega el Cdigo de Vlez, la terminologa poda
considerarse algo ms justificada, ya que el mandato, cuanto menos en la definicin legal, se hallaba vinculado al instituto de la representacin. En cierto
modo, puede decirse que la mentada justificacin permanece a la luz de la
eleccin del nuevo Cdigo Civil, pero ello no impide que la norma deba ser
entendida a la luz de la separacin conceptual entre el contrato de mandato y
el instituto de la representacin.
Desde este punto de vista, es fcil advertir que el mandato, como contrato, no cesa sino que, en todo caso, se ejecuta o se extingue (Art. 909
Cd. Civ.): ya esta impropiedad terminolgica es patente denuncia de que el
Art. 101 de la Ley 154/1969 refiere ms bien a la representacin de sta s,
con propiedad, puede decirse que cesa, precisamente partiendo del concepto legal del mandato existente en el Cdigo de Vlez y reproducido en el

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debern distinguir las hiptesis de quiebra del otorgante del favor y del favorecido, la posicin que dichos sujetos ocupan en el vnculo cambiario y los
pactos contractuales relativos a la modalidad de exoneracin que se hubiera
pactado en cuanto a las consecuencias econmicas del favor; aplicando en
nuestro. As las cosas, si se adhiere a la exposicin del texto es fcil advertir
que en realidad las figuras deben ser cuidadosamente distinguidas lo que,
por lo dems, hace el propio Cdigo Civil al regular por separado el instituto
de la representacin; por ende, la norma del Art. 101 resulta insuficiente
para regular las hiptesis de mandato sin representacin, puesto que, cuanto
menos y en el peor de los casos, no se contemplara el mandato conferido sin
representacin para un solo negocio, respecto del cual resulta completamente
inconducente hablar de cese. De todos modos, desde una perspectiva ms
general, es obvio que el cese, a secas, resulta completamente insuficiente
para regular las obligaciones de restitucin, provisin de fondos, liberacin
de los efectos jurdicos, transferencia, etc., que pueden surgir en cada caso
concreto como consecuencia de la quiebra del mandante o del mandatario.
Un levsimo, casi imperceptible, atisbo cuya voluntariedad se ignora
de este problema puede verse en el escueto comentario de LEBRN, Horacio,
Ley de Quiebras N 154/69 de la Repblica del Paraguay comentada. Asuncin, La Ley Paraguaya, 2002, 2 ed., pg. 214, quien, tras parafrasear el Art.
101, seala que, de mediar confirmacin del mandatario fallido por parte del
mandante, el contrato de mandato sigue vigente. A este respecto no puede
soslayarse que una cosa es el cese de la representacin y otra es la continuidad o no rectius: la extincin del contrato de mandato, respecto del cual no
se ve razn por la cual deba omitirse la aplicacin del Art. 93, sobre todo en
los casos en los que ya hubo ejecucin parcial. Esta solucin la excepcionalidad del Art. 101 respecto del Art. 93 de la ley de quiebras es postulada
expresamente por el autor mencionado; empero, inmediatamente despus introduce la significativa referencia al contrato de mandato, acepcin esta que
en la norma que habla de mandato a secas se halla ausente. Por lo dems, la
confirmacin a la que la norma alude es tpica del instituto de la representacin, resultando completamente impropia en relacin con el mandato. Por ello,
la expresa alusin al contrato de mandato permite suponer que Lebrn,
cuanto menos, tuvo presente la distincin entre representacin y mandato.
Sea de ello lo que fuere, vale la pena repetirlo, la notoria imprecisin tcnica
del artculo y su palmaria insuficiencia para regular las obligaciones de resti-

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cualquier caso el Art. 93 (97) del cuerpo legal citado si ya hubo ejecucin
parcial hiptesis esta, en la prctica, de relevancia sobre todo en el caso que
el fallido sea el favorecido que todava no hizo provisin.

tucin hacen que el intrprete se vea obligado a acudir al Art. 93 de la ley 154/
1969 cuanto menos en los casos de ejecucin parcial (el problema se presenta
menos delicado, desde una perspectiva puramente pragmtica, en el caso de
inejecucin por parte de ambos contratantes, pues en dicha hiptesis es claro
que cualquiera de las dos normas, ya sea el Art. 93 o el Art. 101, ofrece adecuada tutela a ambas partes, ya que en cualquier caso todava no se produjo
erogacin por parte de ninguna de ellas).
Este sesgo conceptual presente en la redaccin del Art. 101 de la ley de
quiebras encuentra confirmacin a travs de un elemento sistemtico de gran
relevancia. Si se recuerda lo dicho en la nota 85 respecto del contrato de comisin, el lector atento se percatar fcilmente de la profunda diferencia entre
el rgimen del Art. 101 hasta aqu citado, que refiere de cese a secas como
interrupcin de un efecto la actuacin en nombre ajeno, y el rgimen que la
ley concursal reserva al contrato de comisin en sus Arts. 119 a 121, donde se
delinea un rgimen de restitucin que, como es natural, se halla profundamente influido por la modalidad de actuacin: en nombre propio pero por
cuenta ajena. De todos modos, nuevamente, este rgimen presenta numerossimas lagunas si se piensa en la posicin del comitente - mandante en la comisin de compra: pero el excursus, que se est tornando por dems puntilloso,
merece sin dudas ser detenido, aunque ms no sea por pudor respecto del
lector que, ciceronianamente, pensar Quousque tandem abutere patientia
nostra?.
(97) Esto se justifica por la sencilla puntualizacin segn la cual, en la
hiptesis que venimos considerando, a la obligacin del otorgante del favor
(mandatario) de asumir el vnculo cambiario en nombre propio sea esta obligacin ejecutada uno actu con la aceptacin del encargo (para lo cual se remite a lo dicho en la nota 67) o bien en un momento posterior se contrapone la
obligacin del favorecido (mandante) de exonerar a aqul de cualquier erogacin econmica, ya sea a travs de la provisin de fondos previa, del reembolso de los gastos o, en definitiva, sea cual fuere el modo en el que dicha exoneracin se haya pactado.

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En lneas generales, puede afirmarse que si el quebrado es el otorgante


del favor, es decir, quien asume la obligacin cambiaria, y la provisin de
fondos no se produjo, el quebrado, como mandatario, ejecut su obligacin,
por lo que en la hiptesis poco probable, vista la existencia de otros obligados cambiarios que el tenedor del ttulo se insine en la masa, sta pueda
repetir lo pagado del beneficiario del favor ejerciendo la actio mandati contraria (98), o bien, si la posicin que el otorgante asumi en el vnculo cartular lo permite, la accin cambiaria. Por el contrario, si la provisin de fondos
ya se produjo lo que podr ocurrir sobre todo en el caso de que el otorgante
del favor tome la posicin de librador del ttulo, entonces la obligacin del
favorecido fue ya ejecutada vlidamente; as, el beneficiario que se vea obligado a honrar el ttulo, pagando as dos veces, no tendr otra opcin que insinuarse por repeticin a norma del Art. 94 de la ley de quiebras en el marco de
la accin causal, o bien, si su posicin cambiaria lo permite, podr hacer
valer el ttulo mediante accin cambiaria, siempre sujeto a cobrar en moneda
de quiebra, claro est.
Por el contrario, si el decoctus resulta ser el favorecido, y este no ha
hecho todava provisin, el hecho de que la obligacin cambiaria haya sido
asumida implica que el otorgante del favor no tendr otra opcin de concurrir
a la masa si resulta compelido al pago, ya sea mediante accin cambiaria,
haciendo valer la posesin del ttulo, si su posicin cartular lo permite, o bien
en virtud de actio mandati contraria. Esto no ocurrir si la provisin, por
pacto contractual, fue vlidamente realizada antes de la quiebra, hiptesis poco
probable puesto que, si el favorecido se halla en estado de insolvencia, difcil(98) En la prctica, puede ser que no resulte necesaria ninguna accin,
por no haberse producido desembolso alguno. Puede ponerse como ejemplo
el caso en el cual el favor se haya otorgado en presencia de otros obligados
cambiarios precedentes, y el portador se dirija directamente contra ellos, con
lo que tanto el otorgante del favor como el favorecido si es que este asumi
un vnculo cambiario quedan liberados. En este caso, aun cuando no haya
habido provisin previa, de cualquier modo el otorgante del favor queda exonerado de toda erogacin econmica, por lo que el favorecido, a la postre,
logra mantenerlo indemne de todo gasto. Este ejemplo demuestra la complejidad que puede asumir el favor en relacin a las distintas posiciones cambiarias que pueden tener las partes del mismo.

EL FAVOR CAMBIARIO

459

mente el favor podr asumir la modalidad de provisin previa de fondos, lo


que anulara todo el provecho perseguido por el beneficiario. De todos modos, en esta eventualidad, el cumplimiento de dicha obligacin que, dicho
sea de paso, implicar la ejecucin completa de las obligaciones surgidas de
la convencin de favor podr ser atacado, eventualmente y si concurren los
presupuestos, solo por medio de la accin revocatoria disciplinada en los Arts.
125 y siguientes de la ley 154/1969.

460

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

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EL DERECHO A LA IDENTIDAD PERSONAL Y SU


PROTECCIN LEGAL EN EL PARAGUAY
Por Juan Carlos Corina Oru (*)

Resumen:
El presente trabajo aborda la ltima evolucin en cuanto a derechos
personalsimos, el denominado derecho a la identidad personal, el cual se inscribe de manera cabalmente distinta, con respecto a los dems, ya anteriormente tpicamente reconocidos por la doctrina, como ser el derecho a la imagen, la intimidad o el honor. Lo interesante de este nuevo desarrollo, es que si
bien no existe mencin explcita respecto al mismo en nuestra legislacin,
claramente ha tenido acogida normativa, a travs de diferentes disposiciones.
La toma de conciencia sobre la posibilidad de exigir que la identidad personal
no sea alterada, permitir la proteccin de las personas en su integridad, lo
cual no es un logro menor, atendiendo a los tiempos en los que vivimos.
INTRODUCCIN.
El cambio en todos los mbitos de la vida es constante, y definitivamente ello es advertible dentro la sociedad, la cual se nos presenta en el Siglo
XXI, harto distinta a las anteriores. En efecto, la globalizacin pisa ms fuerte
(*) Maestra en Derecho Privado (Facultad de Derecho, Universidad
Nacional de Rosario). Profesor de Contratos Civiles y Comerciales y Derecho
Procesal Civil (Facultad de Derecho, Universidad Americana), Profesor Asistente en la ctedra de Derecho Romano II (Facultad de Derecho, Universidad
Nacional de Asuncin), Profesor de Posgrado en la Maestra de Derecho Civil
y Procesal Civil (Universidad Americana).

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

que nunca, y se observa a un individuo inmerso en las masas, e influido considerablemente por los medios de comunicacin (1), a lo que debe sumarse el
fenmeno de la migracin del campo a las ciudades.
Con respecto a esto ltimo se ha destacado:Es una experiencia mundial el fenmeno migratorio del campo hacia la ciudad. Las grandes urbes
aumentaron constantemente su nmero de habitantes en detrimento de la poblacin rural o campesina, y esto lleva a una necesaria interrelacin entre
los sujetos, no querida ni deseada, sino simplemente nacida de la vecindad o
proximidad en que se habita, se trabaja o se transporta uno de un lugar a
otro. De otro lado, el individuo de la poca actual est decididamente influenciado por los medios de comunicacin; y as los diarios, revistas, televisin, radio, cine, penetran en el mbito del hogar o en cualquier otro en el
cual el individuo desarrolle sus actividades. Un indito avance tecnolgico
permite la captacin de la voz, de la imagen, en fin, la intromisin en los
mbitos y en los momentos ms ntimos del sujeto (2).

(1) Nicolau, Noem; El dialogo de las fuentes en torno a la doctrina:


los congresos nacionales de Derecho Civil de Crdoba, en edicin literaria
a cargo de Luis Moisset de Espans, Homenaje a los Congresos de Derecho
Civil, Crdoba, tomo I, pg. 35, ao 2009.
(2) Rivera, Julio Cesar; Instituciones del Derecho Civil, Editorial
Abeledo Perrot, Buenos Aires, ao 2004, tomo I, parte general, tercera edicin actualizada, pg. 70. Yendo al caso de la televisin por ejemplo, se ha
dicho que tiene una fuerza expansiva muy acentuada, pues penetra en el
hogar y se encuentra a diario en todos los locales pblicos, sean de comercio
como restaurantes, bares, clubes, etc., mostrando, haciendo crnica, difundiendo el deporte, creando personajes, relatando hechos ficticios y dando
noticias de personajes pblicos y de particulares de toda clase, a la par y a
veces con mayor audiencia que la prensa escrita o radiofnica. Permite que
se expanda la noticia segn convenga a quien explota los canales y del modo
como a l subjetivamente le parezca apropiado. Por eso es de suma importancia evitar el monopolio; puedan tener un amplio espectro, con diversos canales que pertenezcan a distintos dueos y productores, a fin de que el pueblo
en general pueda comparar, elegir y que de tal forma se expanda el conocimiento real de los sucesos, dando todas las interpretaciones posibles y con

EL DERECHO A LA IDENTIDAD PERSONAL Y SU PROTECCIN LEGAL EN EL PARAGUAY

463

A ms de lo expuesto cabe sealar que la vinculacin aludida y cada vez


ms creciente, entre personas y tecnologa, crea grandes puntos de tensin,
como por ejemplo el atinente a la seguridad de los datos provedos por estas,
en las operaciones y vinculaciones ejercidas en el mbito de internet.
En efecto, las personas se encuentran altamente vulnerables a los ataques a su identidad, en el mbito de las comunicaciones, ya sea por va telefnica o de internet.
Evidencia de lo expuesto constituye una reciente investigacin, la cual
destaca que la seguridad es una ilusin en dicha materia, ya que a travs de los
ltimos desarrollos en espionaje tecnolgico, se puede acceder al contenido
de cualquier comunicacin, ya sea que esta se d en forma de chat, mail, sms,
llamadas telefnicas o fax (3).
La situacin citada es preocupante, mxime teniendo en cuenta que los
principales clientes de dichas empresas de espionaje, no han sido ni por asomo los particulares o las grandes empresas, sino los estados, los cuales abusivamente obtienen as, informaciones no autorizadas, de las personas de su
inters (4).
Ante dicha situacin de desconcierto y avasallamiento de los derechos
del ciudadano comn, se ha enfatizado la necesidad de contrarrestar las nuevas contingencias, buscando la proteccin de las personas (5).
comentarios de ellas en variados canales y por diversos cronistas Rivera,
J.C., id, ob. cit.
(3) La industria privada del espionaje revelada por wikileaks, en
infobae.com. Mundo http://www.infobae.com/2013/09/05/1506697-la-industria-privada-del-espionaje-revelada-wikileaks (6/9/2013).
(4) Cfr. Artculo citado en nota anterior.
(5)As se ha expuesto que en los tiempos actuales se ha levantado la
necesidad de la defensa de la intimidad con mayor premura, fuerza y decisin
que en aos pasados ante el avance y derivaciones de la tecnologa en las
comunicaciones. Santos, Cifuentes Derecho a la Intimidad, en edicin
literaria a cargo de Luis Moisset de Espans, Homenaje a los Congresos de
Derecho Civil, Crdoba, tomo I, pg. 221, ao 2009.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

En dicho tenor la Profesora Noem Nicolau ha destacado que la doctrina civilista debe rescatar y proteger a la persona, para lo cual deber brindarle un marco de justicia y utilidad elaborado con paciencia artesanal, mediante un discurso meditado y slido, claro y flexible (6).
Es justamente en dicho carcter que los derechos personalsimos han
adquirido gran protagonismo, constituyndose en gran cantidad de casos, en
una especie de valladar contra la vulneracin de los derechos ms fundamentales.
En atencin a lo expuesto, es que el presente trabajo analizar en primer
trmino, a qu nos referimos cuando hablamos de derechos personalsimos,
para luego pasar a examinar la ltima evolucin en cuanto a una de sus especies, el derecho a la identidad personal y su proteccin legal en el orden
jurdico paraguayo.
LOS DERECHOS PERSONALSIMOS.
El delineamiento y concepcin de los derechos personalsimos puede
estimarse como reciente, ya que su identificacin y desarrollo se ha producido fundamentalmente desde finales del Siglo XIX, con el objeto de intentar
superar la concepcin meramente formal de la persona y obtener antes bien,
el resguardo de los valores inherentes a ella.
En dicho menester, la inclusin legislativa de los derechos personalsimos ha sido siempre una permanente preocupacin de la doctrina, como as
tambin el mbito de su incorporacin, es decir, si corresponde al derecho
pblico o privado, si bastan las disposiciones constitucionales o deben incorporarse al ordenamiento civil (7).
(6) Nicolau, N. ob. cit., pg. 36.
(7) Cfr. Plovanich, Mara Cristina; Los derechos de la personalidad y
su proteccin legal, en edicin literaria a cargo de Luis Moisset de Espans,
Homenaje a los Congresos de Derecho Civil, Crdoba , tomo I, pg. 203, ao
2009. En este sentido el Dr. Julio Cesar Rivera ha expresado que todo lo relacionado con los derechos de la personalidad, en un principio fue abarcado
estrictamente por el derecho pblico, lo cual en cierto sentido se vio modifi-

EL DERECHO A LA IDENTIDAD PERSONAL Y SU PROTECCIN LEGAL EN EL PARAGUAY

465

En este sentido cabe acotar que si bien en un principio la concepcin


fue netamente civilista, posteriormente se constitucionalizaron varios de los
principios, por lo que con muy buen tino se ha considerado que propender que
existan disposiciones separadas y especficas sera altamente ineficaz (8).
Ahora bien, la doctrina ha dado ya varias definiciones de lo que puede
entenderse por derechos personalsimos (9). As se ha expuesto que los derechos personalsimos constituyen prerrogativas o facultades de contenido no
patrimonial, las cuales corresponden a toda persona por su sola condicin de
tal, y de las que no puede ser privada ni por el estado o autoridad, ni por
personas del derecho privado, puesto que ello implicara menguar la personalidad del individuo, originndose las citadas prerrogativas desde la concepcin de la persona, y finalizando con su muerte (10).
Por su parte Santos Cifuentes ha referido que los mismos son derechos
subjetivos privados, innatos y vitalicios, que tienen por objeto manifestaciones interiores de la persona, y que, por ser inherentes, extrapatrimoniales y
necesarios, no pueden transmitirse ni disponerse en forma absoluta y radical (11).
Siguiendo con ello y delimitando el concepto se ha expuesto que Si
bien el objeto de estos derechos est ntimamente unido a la persona, no se
cado por el avenimiento de los avances tecnolgicos y la modificacin de las
condiciones de vida de la sociedad, lo que hizo que la doctrina civilista tuviera que reaccionar ante tales fenmenos. Cfr. Rivera, Julio Cesar; Instituciones del Derecho Civil, Lexis Nexis Abeledo Perrot, Tomo II, 3 edicin actualizada, Buenos Aires, ao 2004, pg. 7.
(8) Cfr. Plovanich, M.; ob. cit, pg. 203.
(9) Empero es necesario desde ya destacar, que generalmente las definiciones de dichos derechos estn ntimamente vinculadas con sus caracteres
y objeto.
(10) Dellacqua Mabel, El derecho a la identidad personal: Un crisol
de los derechos de las personas Julio Cesar Rivera (dir.), Coleccin de Anlisis Jurisprudencial, Editorial La ley, Buenos Aires, ao 2003, pg. 261.
(11) Cifuentes, Santos; Elementos de Derecho Civil, Editorial Astrea, Buenos Aires, ao 1999, Cuarta Edicin, pg. 54.

466

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

confunde con ella. La persona es un todo compuesto y de ella se destacan


manifestaciones que la sociedad admite y apoya en forma muy sealada, como
la libertad, el cuerpo, la salud, el honor, etctera. Luego, el problema que se
han planteado algunos juristas al sostener que no hay derecho subjetivo en
los personalsimos porque no hay un objeto diferenciado del sujeto (Orgaz,
Rav), queda contestado con la aclaracin de que el objeto est dado por
esas manifestaciones determinadas que, al ser admitidas en los hechos y en la
vida, el derecho no puede desconocer, como aspectos idealmente separados
de la unidad compuesta que es el hombre (Campogrande, De Cupis, Cifuentes) (12).
Sintetizando lo expuesto podemos afirmar que los derechos personalsimos vendrn a ser aquellos derechos subjetivos esenciales, orientados a proteger las manifestaciones interiores de la persona, y si bien estn ntimamente
unidos a esta ltima, no pueden confundirse con ella, ya que tienen un objeto
diferenciado del sujeto al cual sirven (13).
IMPORTANCIA Y DENOMINACIN.
La importancia de dichos derechos es, sin lugar a dudas, inconmensurable (14), ya que se inscriben como la herramienta ms eficaz en lo que hace a
la defensa de las personas en el mbito individual, la proteccin de su dignidad, y su propia libertad.
As las cosas, en el caso que se presentare un conflicto entre un derecho
patrimonial y un derecho personalsimo, siempre habr de considerarse con
preeminencia el derecho personalsimo, puesto que la salud, la imagen, el
honor y la intimidad, estn delante de cualquier otro derecho de origen patrimonial o contractual (15).
Es as que la nica forma de conciliar la vigencia de la integridad personal dentro la vida en sociedad, se produce por obra de dichos derechos. Su
(12) Cfr. Cifuentes, Santos, ob. cit., pg. 50.
(13) En este tenor se ha destacado que el cuerpo humano no vale fundamentalmente como material anatmico, sino como parte integrante, inviolable e inalienable de la personalidad. Dellacqua, M, ob. cit., pg. 267.
(14) Como ya se ha dejado entrever ut supra.
(15) Cifuentes, S. Ob. cit; pgs. 47 y 48.

EL DERECHO A LA IDENTIDAD PERSONAL Y SU PROTECCIN LEGAL EN EL PARAGUAY

467

importancia se maximiza al considerar que poco importan las jerarquas para


su reconocimiento, o las condiciones de sexo o raza, ya que estn constituidos
por valores connaturales con el ser humano (16).
En cuanto a la denominacin personalsimos dada a tales derechos;
la misma no ha sido fruto de un consenso unnime ab-initio, sino ms bien se
ha instalado con posterioridad. As, a tales derechos igualmente se los ha llamado derechos en la propia persona, derechos sobre el propio hombre,
derechos sobre s mismo, derechos de la individualidad, derechos originarios, derechos innatos, derechos fundamentales, derechos primordiales, derechos esenciales de la persona, derechos inherentes a la persona,
derechos de la personalidad (17).
En efecto, no obstante la variedad o diversidad en cuanto al nomen iuris, la denominacin ms aceptada es la de derechos personalsimos, debido
a que el trmino personalsimo da cuenta o describe que dichos derechos son
personales en grado extremo o mximo (18).
EL DERECHO A LA IDENTIDAD PERSONAL.
Como se habr advertido, los derechos personalsimos se hallan concebidos en plural, justamente atendiendo a que dentro de la categora se inscriben diferentes tipos. As verbigracia, constituyen derechos personalsimos, el
derecho a la vida, el derecho a la salud, el derecho a la intimidad, el derecho a
la imagen, etc.
Ahora bien, dentro del reconocimiento gradual de las diferentes especies o tipos de derechos personalsimos, el ms reciente es el derecho a la
identidad personal (19), cuya elaboracin se ha dado en base a otros de
anterior concepcin o surgimiento (20).
(16) Cfr. Cifuentes, S. Ob. cit, pg. 48.
(17) Rivera, J.C. Ob. cit; pg. 19.
(18) Rivera, id.
(19) Cfr Rivera, J.C. Ob. cit; pg. 25. Santos C., Ob.cit; pg. 92.
(20) As se ha destacado que la elaboracin de la teora de la identidad
personal se da como una evolucin, a partir incluso, de otros derechos personalsimos, como ser el derecho a la imagen, al nombre, a la intimidad y a la

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Dentro del afn de explicar en qu consiste este derecho se ha expuesto


que toda persona es portadora de un bagaje de atributos y caracteres psicosomticos, espirituales y sociales que, en razn de su exteriorizacin, permiten su individualizacin en sociedad y que hacen que cada cual sea uno
mismo y no otro. La identidad de una persona constituye una realidad
dinmica y cambiante, como la persona misma, que se despliega en el tiempo
a travs de las distintas etapas de su existencia. Pasado, presente, y futuro
estn estrechamente asociados a ella; como tambin lo est la natural tendencia del hombre a cambiar, para bien o para mal, lo que lleva frecuentemente a que operen inevitables mutaciones en aquellos atributos (21).
En este menester el derecho a la identidad personal tiene por objeto las
peculiares caractersticas de una persona, las cuales la tornan distinta, singular, nica e irrepetible. Consecuentemente dicha serie de aristas; a saber, su
carcter, su trayectoria cientfica o profesional, sus opiniones, su vida espiritual, son susceptibles de ser tuteladas, puesto que ellas identifican a una persona, y la distingue de las dems (22).
Con respecto a ello, en una reciente jurisprudencia, la cual hace alusin
a Fernndez Sessarego se ha destacado que La identidad personal supone
ser uno mismo y no otro, pese a la integridad social. Esta raigal y profunda
faceta de la existencia que es la mismidad del ser, se erige en un primordial inters personal que requiere de proteccin jurdica, al lado de la misma
manera que acontece con otros esenciales intereses personales, tales como la
libertad o la vida (23).

privacidad. El mismo surge para velar por aquellos nuevos intereses dignos
de tutela, cuyo marco normativo no cubran los tipos de derechos personalsimos, con anterioridad en el tiempo legislados. Pizarro, Ramn Daniel-Vallespinos, Carlos Gustavo; Instituciones de Derecho Privado, Obligaciones,
Hammurabi, Jos Luis Depalma Editor, Buenos Aires, Tomo IV, ao 2008,
pg. 401.
(21) Pizarro Vallespinos. Ob. cit; pg. 397.
(22) Cfr. Cifuentes, S. Ob. cit; pg. 92.
(23) K.F.B, Tribunal de Familia No 1, Quilmes, 2001/04/30, publicado
en la Ley 2001-F, 217, con nota de German J. Bidart Campos.

EL DERECHO A LA IDENTIDAD PERSONAL Y SU PROTECCIN LEGAL EN EL PARAGUAY

469

Inclusive se ha referido que en lo atinente a la fijacin de dichas caractersticas, el individuo juega un rol activo, pues identidad es todo aquello que
la persona arma o crea socioculturalmente, lo cual implicar que el sujeto sea
identificado como diferente a los dems (24). En dicho tenor, cualquier alteracin de la verdad personal que el individuo deje translucir a la sociedad,
ser considerada como una vulneracin a la identidad personal (25).
As las cosas, se alterar la identidad cuando la personalidad de un individuo sea representada de manera errnea o inexacta, con respecto a sus reales peculiaridades o caractersticas. Es por ello que dicho derecho tiene por
fin no ver desnaturalizado el propio perfil externo, psicosomtico intelectual, poltico, social, religioso, ideolgico y profesional, es decir, lo que uno
es externamente ante los ojos de todos (26).
Concretamente, por tanto, toda persona tiene derecho a ser representada ante la sociedad conforme a su identidad; y tiene la facultad de exigir que
se la considere como ella es, conforme a sus cualidades y peculiaridades, las
cuales la hacen distinta de las dems, singular, nica. En dicho tenor, la persona podr exigir la fiel representacin de su identidad.
CONTORNOS EN LA JURISPRUDENCIA.
El derecho a la identidad personal sin lugar a dudas adquiere sus contornos y lmites a partir de los casos que se han ido desarrollando jurisprudencialmente, es as que el usus fori adquiri vital relevancia a la hora del desa(24) Sobre el punto cabe referir que el Artculo 25 de la Constitucin
Nacional de la Repblica del Paraguay prescribe lo siguiente Toda persona
tiene el derecho a la libre expresin de su personalidad, a la creatividad y a la
formacin de su propia identidad e imagen.
(25) Cfr. fallo citado en la nota anterior. Igualmente en la obra de Pizarro Vallespinos se ha destacado que El denominado derecho a la identidad
personal o a la fiel representacin de la personalidad, se edifica a partir de
esa realidad existencial. Ms todava: no de cualquier realidad existencial,
sino de una proyectada a terceros, a travs de conductas suficientemente exteriorizadas, pg. 398.
(26) Pizarro Vallespinos. Ob. cit.; pg. 398.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

rrollo de la figura. En este menester, los aportes ms importantes han llegado


desde Italia y los Estados Unidos de Norteamrica.
En Italia un fallo paradigmtico lo constituye el caso Veronessi del
ao 1980, donde se tergiversaron las declaraciones del prestigioso cientfico
Humberto Veronessi, a favor de una empresa productora de tabaco.
Resultase que ante una pregunta, en una conferencia de prensa, el renombrado cientfico refiri que ciertas marcas de cigarrillos son menos nocivas que otras, pudindose operar una reduccin de hasta el 50% del riesgo de
adiccin. Dicha respuesta fue utilizada por una tabacalera de forma artera,
puesto que fragmentando la respuesta dolosa y sutilmente, haca creer que la
marca de cigarrillos producida por sta, no causaba daos para la salud.
El tribunal de Miln concluy que el cientfico citado jams hubiese
tolerado o autorizado que dichas declaraciones fuesen expuestas en el sentido
presentado por la tabacalera, puesto que su posicin siempre fue abiertamente
contra el tabaco.
Igualmente el Tribunal de Miln enarbolo y conceptualiz el derecho a
la identidad personal, refiriendo que el mismo constituye el inters jurdicamente protegido a no ver desnaturalizado o alterado el propio perfil intelectual, poltico, social, religioso, ideolgico, profesional. Tal derecho encuentra su fundamento en el Art. 2 de la Constitucin y es deducible, por analoga, de la disciplina prevista para el derecho al nombre (27).
En cuanto a la finalidad del citado derecho se expres que el mismo
busca garantizar la fiel y compleja representacin de la personalidad individual del sujeto en el mbito de la comunidad, general y particular, en la
cual tal personalidad viene desarrollndose, exteriorizndose y solidificndose (28).
A diferencia de Italia, en los Estados Unidos el derecho a la identidad
personal se concibe ntimamente ligado al derecho a la intimidad o privacy,
(27) Pizarro Vallespinos. Ob. cit; pg. 404.
(28) Pizarro Vallespinos. Ob. cit, id.

EL DERECHO A LA IDENTIDAD PERSONAL Y SU PROTECCIN LEGAL EN EL PARAGUAY

471

resultando su denominacin harto elocuente al aludir que la misma consiste


en la errnea representacin a los ojos del pblico false light in public
eye(29).
Entre los supuestos donde cabra hacer uso de la proteccin legal estaran cuando se endilga a una persona una opinin que no tiene, se utiliza su
nombre en una publicacin en la cual nada tiene que ver, se lo coloca como
peticionante de algo que no solicit, etc.
De igual manera se destac como supuestos posibles cuando se utiliza
la imagen de una persona respecto a publicaciones que nada tiene que ver, o
que contradicen abiertamente su postura sobre alguna cuestin determinada;
o cuando se utiliza material falso para resaltar una historia, o hacerla ms
entretenida, confundiendo realidad con ficcin, y sin precaver al pblico respecto a esa situacin (fictionalization) (30).
PROTECCIN EN EL ORDENAMIENTO JURDICO PARAGUAYO.
Si bien la legislacin paraguaya no cuenta con un marco normativo especfico que haga referencia al derecho a la identidad personal, existen s una
serie de disposiciones constitucionales que indudablemente hacen posible su
proteccin.
Una de dichas disposiciones claramente la constituye el Artculo 22 de
la Constitucin Nacional, el cual refiere que La publicacin sobre procesos
judiciales en curso debe realizarse sin prejuzgamiento. El procesado no deber ser presentado como culpable antes de la sentencia ejecutoriada.
Ntese que en el caso que se hubiera representado a una persona como
culpable (antes de la sentencia ejecutoriada), claramente se infringira el derecho a la identidad personal, como tambin el articulo transcripto, puesto
que se estara reflejando a la persona con un rasgo no consolidado por una
decisin judicial.
(29) Cfr. Pizarro Vallespinos. Ob. cit; pg. 404 y sgtes.
(30) Cfr. Pizarro Vallespinos. Ob. cit; pg. 404 y sgtes.

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Igualmente es de fundamental importancia el Artculo 33 de la carta


magna el cual refiere que La intimidad personal y familiar, as como el respeto a la vida privada, son inviolables. La conducta de las personas, en tanto
no afecte al orden pblico establecido en la ley o los derechos de terceros,
est exenta de la autoridad pblica. Se garantizan el derecho a la proteccin
de la intimidad, de la dignidad y de la imagen privada de las personas.
El citado artculo es fundamental para aquellos casos en los cuales las
personas ven reflejadas situaciones de su vida privada, sin su consentimiento,
las cuales en ltima medida podrn afectar su identidad en cuanto a terceros.
Por otro lado, la garanta constitucional del habeas data prescribe que
Toda persona puede acceder a la informacin y a los datos que sobre s
misma, o sobre sus bienes, obren en registros oficiales o privados de carcter
pblico, as como conocer el uso que se haga de los mismos y de su finalidad.
Podr solicitar ante el magistrado competente la actualizacin, la rectificacin o la destruccin de aquellos, si fuesen errneos o afectaran ilegtimamente sus derechos. (Art. 135 de la Constitucin Nacional).
Esta norma sin lugar a dudas, implcitamente reconoce el derecho a la
identidad personal, puesto que los datos personales y patrimoniales ciertamente reflejan ante los ojos de terceros, una identidad determinada; en virtud
a ello, la persona podr verificar los datos que sobre ella obren, y solicitar la
actualizacin, rectificacin o destruccin de los datos que se hallen equivocados, los cuales obviamente en caso que hubiesen permanecido errneos podran afectar su identidad personal (31).

(31) En el tenor antedicho se ha expuesto que la citada garanta tiene


dos fases La primera permite acceder a las constancias de determinados
registros a los efectos de controlar la veracidad de la informacin en ellos
contenida. La segunda tiene por objeto la modificacin del registro (actualizacin, rectificacin o destruccin), sustancialmente en dos casos: cuando
los datos fueren errneos o cuando afectaren ilegtimamente determinados
derechos. Mendonca, Daniel; Apuntes Constitucionales una gua para el
ciudadano, Intercontinental Editora, Asuncin, ao 2012, pg. 88.

EL DERECHO A LA IDENTIDAD PERSONAL Y SU PROTECCIN LEGAL EN EL PARAGUAY

473

De igual manera el Art. 25 de la Constitucin Nacional reconoce a toda


persona, el derecho a formar o crear su propia identidad (32). En efecto el
Artculo 25 de la Constitucin Nacional se halla claramente enlazado con el
Art. 135 que enarbola la garanta del habeas data, la cual ser una herramienta
efectiva para el caso de que suceda alguna alteracin con respecto a los datos
personales (33).
A ms de ello, el Art. 28 de la Constitucin Nacional dispone: Del
derecho a informarse Se reconoce el derecho de las personas a recibir informacin veraz, responsable y ecunime. Las fuentes pblicas de informacin
son libres para todos. La ley regular las modalidades, plazos y sanciones
correspondientes a las mismas, a fin de que este derecho sea efectivo. Toda
persona afectada por la difusin de una informacin falsa, distorsionada o
ambigua tiene derecho a exigir su rectificacin o su aclaracin por el mismo
medio y en las mismas condiciones que haya sido divulgada, sin perjuicio de
los dems derechos compensatorios.
El artculo citado es clave en cuanto a identidad personal se refiere,
puesto que cualquier persona que considere alterada su identidad por medio
de una informacin determinada (la cual haya sido publicada en un medio de
prensa), podr exigir su rectificacin o aclaracin, en las mismas condiciones
de su divulgacin.
Es importante resaltar que la labor de control de fidelidad, la puede
realizar respecto a la prensa, la cual es, nada ms y nada menos que formadora
de opinin pblica, por lo que obviamente refleja y exterioriza los caracteres
personales de un individuo hacia terceros, de manera superlativa, dada su condicin de medio de difusin masiva.

(32) Art. 25 C.N. Toda persona tiene el derecho a la libre expresin de


su personalidad, a la creatividad y a la formacin de su propia identidad. Se
garantiza el pluralismo ideolgico.
(33) Cfr. Mendonca, Juan Carlos; habeas Data, Daniel Mendonca
(coordinador), en Derecho Procesal Constitucional, Editorial La Ley Paraguaya S.A., Asuncin, ao 2012, pg. 236.

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Es ms, no solamente la persona podr exigir su aclaracin o rectificacin, sino que el artculo constitucional expresamente hace mencin a los
derechos compensatorios, por lo que admite que una persona obtenga un
resarcimiento por la alteracin de su identidad personal.
En comentario a dicho artculo se ha expuesto que Realmente no hay
derecho de propalar cualquier opinin y aun chisme- invocando para ello el
derecho a la libertad de expresin, sobre todo cuando se trata de personasEl
documento de Puebla dijo hace ms de diez aos los periodistas no siempre
se muestran objetivos y honestos en la transmisin de las noticias, de manera
que son ellos mismos los que a veces manipulan la informacin, callando,
alterando o inventando el contenido de la misma, con gran desorientacin
para la opinin pblica (34).
Advirtase que la misma disposicin la podemos encontrar en la Convencin Americana sobre Derechos Humanos, la cual constituye ley de la repblica, al haber sido ratificada por Ley No 01/89. En efecto, el Art. 14 del
mencionado pacto expresa Artculo 14. Derecho de Rectificacin o Respuesta 1. Toda persona afectada por informaciones inexactas o agraviantes
emitidas en su perjuicio a travs de medios de difusin legalmente reglamentados y que se dirijan al pblico en general, tiene derecho a efectuar por el
mismo rgano de difusin su rectificacin o respuesta en las condiciones que
establezca la ley. 2. En ningn caso la rectificacin o la respuesta eximirn
de las otras responsabilidades legales en que se hubiese incurrido. 3. Para la
efectiva proteccin de la honra y la reputacin, toda publicacin o empresa
periodstica, cinematogrfica, de radio o televisin tendr una persona responsable que no est protegida por inmunidades ni disponga de fuero especial.
Por otro lado el Artculo 5 inc. 1 de la citada convencin refiere que
1. Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad fsica, psquica
y moral. As tambin el Artculo 11 de la convencin citada expresa que

(34) Barboza, Ramiro; Convencin Nacional Constituyente Constitucin de la Repblica del Paraguay, Centro de Publicaciones de la Universidad Catlica, Asuncin, Ao 1993, pg. 176.

EL DERECHO A LA IDENTIDAD PERSONAL Y SU PROTECCIN LEGAL EN EL PARAGUAY

475

1. Toda persona tiene derecho al respeto de su honra y al reconocimiento de


su dignidad 3 a la proteccin de la ley contra dichos ataques.
En sntesis, de las disposiciones citadas se puede colegir, que el ordenamiento jurdico paraguayo consagra indudablemente el derecho personalsimo de la identidad personal, por lo que cualquier habitante que se considere
afectado por alguna alteracin, podr hacer uso de los medios legales establecidos a los efectos de ver defendidos sus derechos.
REFLEXIN FINAL.
Indudablemente la persona, cada da ms, se ir sumergiendo en la maraa de nuevas tecnologas y medios de comunicacin, lo cual hace ms que
nunca necesario enarbolar los derechos personalsimos, como medios de defensa de los individuos ante la vulneracin que se pudiere dar con respecto a
la personalidad.
La distincin de la persona, su reconocimiento como un ser inigualable
y original, es un pilar fundamental sobre el cual debe procurarse edificar una
sociedad democrtica, pluralista y participativa, en donde el ser minora o
singular, no tenga que significar ser aplastado.
En ese orden de cosas, el derecho a exigir la fiel representacin de la
personalidad de los individuos, constituye un derecho esencial, personalsimo, el cual permite identificar a cada cual segn sus peculiaridades, preservando su dignidad, y posibilitando la concrecin de un orden social plural,
respetuoso e inclusivo.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

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LOS HECHOS PUNIBLES DE OMISIN


Por Nstor Fabin Surez Galeano (*)

Sumario: 1. Introduccin; 2. Breves consideraciones; 3. La omisin


impropia y la omisin propia en el Cdigo Penal Paraguayo; 4. El hecho punible de omisin; 5. Los elementos configurativos del hecho punible de omisin; 6. El elemento objetivo; 7. Determinacin del deber de garante; 8.
Constitucionalidad; 9. El elemento subjetivo; 10. La antijuridicidad y la reprochabilidad; 11. La tentativa; 12. Formas de participacin; 13. La autora;
14. La participacin; 15. El hecho punible culposo; 16. Los hechos punibles
culposos de comisin y omisin; 17. Conclusin.
1. Introduccin.
Es preciso manifestar, en primer lugar, que he optado por desarrollar
esta parte del derecho penal, referido a una conducta pasiva, especficamente,
que contiene elementos propios del disvalor hacia bienes jurdicos establecidos en el ordenamiento jurdico. Este breve desarrollo, apunta a la fundamentacin de sanciones a conductas pasivas que desdeadamente omiten intervenir para proteger bienes jurdicos, as como la importancia del principio de la
(*) Profesor Asistente de la Ctedra de Derecho Penal II Parte, de la
Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Asuncin, en Sede Central (turno tarde) y Filial Cnel. Oviedo; Con estudios de
Especializacin en Derecho Penal y Derecho Procesal Penal, as como Derechos Humanos y otras ramas jurdicas, en la Repblica Argentina y Paraguay;
Miembro del Instituto de Especializacin de Ciencias Penales; Ex Agente Fiscal Penal de Capital; Ex Director Jurdico del Ministerio del Interior; Director
de la Unidad Anticorrupcin del Banco Nacional de Fomento.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

legalidad, en la descripcin del modelo de conducta omisiva que merece ser


penada.
Carrara ha definido al delito como la infraccin de la ley de Estado,
promulgada para proteger la seguridad de los ciudadanos, que resulta de un
acto externo del hombre, positivo o negativo, moralmente imputable y polticamente daoso.
Al respecto, el mismo Carrara exhiba el axioma de que el delito es un
ente jurdico porque su esencia debe consistir necesariamente en la violacin
de un derecho, como supremo cdigo de la libertad, pues controlada la ciencia del derecho criminal por tal principio, se la liberaba de convertirse en un
instrumento de la religin o de las veleidades polticas. El derecho penal entonces no sanciona malos pensamientos, no es un sancionador del vicio y del
pecado, sino del delito entendido como dao a un derecho; la pena no es para
moralizar, sino para restaurar el orden. En la concepcin del injusto, como
puede verse, la Escuela Clsica es antpoda del positivismo, corriente del pensamiento que s a veces se satisface para la punicin para la sola peligrosidad.
Por ello, vale la pena insistir: a pesar de que es iusnaturalista y en consecuencia creer que el derecho tiene vida preexistente al parecer de los legisladores terrenos, el citado autor parte en su definicin del delito de la infraccin de la ley del Estado; esto, en aras del garantismo, pues siendo como es
hereditario del demoliberalismo, no poda ser reacio del humanitarismo y al
legalismo que caracteriza tal corriente de pensamiento.
Este apunte doctrinario con relacin al delito, que para su equivalencia
con el trmino utilizado en el cdigo penal paraguayo en adelante ser referido como hecho punible (Artculo 14 inciso 1 numeral 6), responde a la
necesidad de refrescar la finalidad del derecho penal, en el sentido de describir conductas potencialmente sancionables, que a su vez deben estar adecuadas al tipo exigido por el pensamiento contemporneo del principio de legalidad: previa, escrita, estricta.
De esta concisa resea, pretendo desarrollar en adelante, la importancia
de la regulacin penal de conductas pasivas, ya sean omisiones propias o im-

LOS HECHOS PUNIBLES DE OMISIN

479

propias, y a su estructura punible en el cdigo penal paraguayo, conforme al


principio de la legalidad.
2. Breves consideraciones.
El creador de la teora final de la accin, Welzel, dice que la accin
humana es el ejercicio de la actividad final. Para l y sus seguidores de carcter final de la accin se basa en que el hombre, con su saber causal, puede
prever las posibles consecuencias de su actuacin, fijarse objetivos y dirigir
su conducta a la consecucin de los mismos. Sintetiza su concepto a la conducta como la capacidad de accin final, sea esta como actividad corporal o
pasividad del ser humano, pero siempre sometida a la capacidad de control
final por la voluntad.
Tanto los partidarios de esta teora y los del concepto natural, sostienen
que el concepto de accin, entendiendo accin como supraconcepto, tiene una
esencia netamente prejurdica. As, como un argumento a favor de la consideracin autnoma de la accin como elemento del delito, concurrira la naturaleza prejurdica de la accin, segn Welzel. Ello indica, que la idea que dicho
elemento previo e independiente de la ley penal, pues constituye un postulado
que la naturaleza de las cosas impone Derecho.
No obstante, esta postura ha recibido una crtica que no ha sido superada: la capacidad de accin no puede ser el elemento de base de Omisin y de
Accin, porque la capacidad de accin es algo muy distinto de la accin misma. As, con la teora final de la accin vuelve a darse la biparticin del sistema en accin omisin, participacin que ya marcara Radbruch desde la ptica del concepto natural de accin.
Desde la otra perspectiva son indudables los logros de la teora final de
la accin, sobre todo con relacin a los progresos esenciales que ocasiono en
la teora del injusto. Al indicar que el dolo no pertenece a la culpabilidad y
remarcar las mltiples consecuencias prcticas que acarrea en la teora del
error y de la participacin, se comprendi que el injusto no solo se basa en el
resultado tpico, sino que es esencialmente codeterminado por el desvalor de
la accin de la conducta del autor.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

No se puede objetar la importancia de dichos aportes, pero en el mbito


de la dogmtica de la omisin, los postulados finalistas significaron para algunos un retroceso en el desarrollo del concepto de accin, atento a que se
volvi a plantear como insuperable a la dicotoma entre omisin y accin,
remarcando entre ellos diferencias sustanciales.
Segn la corriente formulada como concepto social de accin, la accin es la conducta voluntaria que lesiona bienes sociales. Sostienen que la
accin no interesa al derecho como fenmeno fisiolgico desde el punto de
vista de las ciencias naturales, sino como fenmeno social en la direccin de
sus efectos (voluntad) hacia la realidad social. As lo expresa Jescheck diciendo que accin es toda conducta socialmente relevante.
Para algunos autores, con el concepto social se encontr un comn denominador, un elemento de enlace entre Accin y Omisin, ya que todas las
manifestaciones delictivas se pueden caracterizar sin esfuerzo como fenmeno social. Se reconoca as el carcter equivalente de la Omisin respecto de
la Accin, siempre que la conducta sea socialmente relevante.
Fue Herzberg quien utiliz el principio de imputacin que haba brindado Khars, para crear un nuevo concepto de accin que denomina negativo,
concepto que abarca por igual a la Comisin y a la Omisin.
La base de este nuevo concepto de imputacin es la evitabilidad. Al
autor se le imputa un resultado si pudiendo evitarlo y estando obligado por el
derecho a ello, no lo evit. Es decir, se imputa no evitar lo evitable, siempre
y cuando el autor se encuentre en posicin de garante.
Herzberg sostiene que en los delitos de comisin el autor tambin se
encuentra en posicin de garante. En estos supuestos en cuanto comienza a
realizar la conducta delictiva, la persona se convierte en un foco de peligro, y
de ese modo se posiciona con el responsable de la evitacin del resultado
daoso. Quien comete un delito mediante accin, pudo evitar el resultado disvalioso si se hubiera retrado del mismo.

LOS HECHOS PUNIBLES DE OMISIN

481

La doctrina acepta la existencia de una posicin de garante en los delitos de omisin, sobre ello casi nada discute. En cambio niega la posibilidad
de que el autor de un delito de comisin se encuentre en posicin de garante.
Al respecto, Roxin dice que en los delitos activos de resultado la no
evitacin del mismo significa no provocacin del resultado; y esa doble negacin tiene lgicamente el sentido de afirmacin, o sea, que en palabras claras
significa: provocar el resultado. En otros trminos, afirma que la provocacin
del resultado esta tan distanciada de la evitacin de lo evitable como el hacer
del no hacer. A raz de ello niega la posible equiparacin entre Accin y Omisin.
La doctrina ha ido asimilando los distintos cambios o transformaciones
en la historia de la humanidad, por lo que en teora reciente, los conceptos de
accin y omisin se ha interpretado a travs de la tcnica moderna, con todo
lo que ello trae aparejado. Esto indica como resultado al aumento de supuestos fcticos en los cuales se observa claramente la equivalencia entre ambas
formas de comportamiento: accin y omisin.
Lo importante para el Derecho Penal es que, la responsabilidad por un
hecho daoso, sea producto de una atribucin a la conducta moralmente imputable, basada en valores de cada sociedad, y que a su vez estn previamente
descriptas como modelo de conducta cuya tipicidad debe tener una sancin. A
este paradigma, importa determinar con estricta precisin, el carcter injusto
de cada conducta, sea en su forma de comisin o de omisin, pero siempre en
el firme respeto al principio de legalidad.
3. La omisin impropia y la omisin propia en el Cdigo Penal paraguayo.
Antes de entrar a profundizar en los aspectos distintivos de ambas formas de omisin, traemos a colacin la descripcin de lo dispuesto con relacin a la omisin impropia, establecida en el Artculo 15 del Cdigo Penal
Paraguayo, que reza: Omisin de evitar un resultado: Al que omita impedir un resultado descrito en el tipo legal de un hecho punible de accin, se
aplicar la sancin prevista para este solo cuando: 1. Exista un mandato
jurdico que obligue al omitente a impedir tal resultado; y 2. Este manda-

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

to tenga la finalidad de proteger el bien jurdico amenazado de manera


tan especfica y directa que la omisin resulte, generalmente, tan grave
como la produccin activa del resultado.
Debe entenderse que en el derecho penal no solo la accin, como
conducta humana, sino tambin la omisin originar la presencia de un hecho punible, si se halla tipificada como tal. Del concepto de omisin que se
propuso se deduce que la diferencia entre los delitos de accin y omisin se
halla en la naturaleza de la norma, prohibitiva o perceptiva, respectivamente.
En otros trminos, importa a la ley penal que el comportamiento humano pueda presentar actos de relevancia, en sus aspectos de hacer algo, como conducta activa (accin), y de un no hacer algo o hacer algo distinto a aquello que
impone un deber, considerada bsicamente como conducta pasiva (omisin).
En este sentido, lo que configura reprochable una conducta omisiva es
la ausencia de acciones destinadas a conservar un bien jurdico, por lo cual la
inaccin de impedir el resultado, se encuadra dentro de la tipicidad, considerada por su relevante arbitrariedad frente a un hecho injusto que por deber
(mandato jurdico) o por razones de valoracin comn (p. ej. no evitar un
suicidio) est obligado a impedir.
En los hechos antijurdicos por omisin, existe a su vez diferencia entre
los llamados de omisin propia o pura y los de omisin impropia; estos ltimos denominados tambin de comisin por omisin. As los primeros, deben
vincularse a los delitos formales o de simple actividad y los segundos, a los
delitos materiales o de resultado externo. Por ejemplo, en la omisin propia el
sujeto se limita a no intervenir ante un peligro ya existente para impedir o
combatir, dejando que siga su curso los acontecimientos, y sin que responda
del resultado, en tanto que en la comisin por omisin, esta crea, desencadena
o incrementa el peligro cuyo resultado responde el sujeto que omite, como si
fuera el mismo autor por comisin.
Para este Artculo 15, el delito de comisin por omisin, es el que aun
estando obligado a hacer no lo hace, o simplemente lo tolera, y se produce un resultado del que el omitente responde como si lo hubiera producido
mediante una conducta activa, o sea, es responsable el omitente como si el
mismo lo hubiera perpetrado. Por ejemplo: el guardia privado o vigilancia

LOS HECHOS PUNIBLES DE OMISIN

483

privada que tena a su cargo impedir el hurto agravado estando l presente y


sin riesgo para su vida, simplemente omite evitarlo, entonces l responde como
si lo hubiera realizado, porque l es el garante (mandato jurdico) de que eso
no suceda, en esa circunstancia.
Para determinar quines son esas personas obligadas a actuar, se ha formulado la posicin de garante o deber de garanta, segn la cual el Derecho exige en cada caso a una persona en concreto, que garantice que el resultado no se produzca, habindose elaborado, para determinar los criterios de
atribucin de tal condicin, la teora formal del deber jurdico y la llamada
teora de las funciones. El Cdigo establece las fuentes de tal condicin de
garante, concretadas en una especfica obligacin legal o contractual de actuar, cual es el mandato jurdico o legal.
Para los casos de omisin propia, ya la Parte Especial tipifica la omisin punible, como condicin esencial. Por ejemplo: en el Artculo 117, al que
no salvara a otro de la muerte pudiendo hacerlo sin riego personal, o los enumerados en el Artculo 240 en la omisin de aviso de un hecho punible. En
estos casos, el individuo no est respondiendo directamente del hecho como
el ejemplo del guardia o vigilancia, pues a aquel no lo obliga ningn mandato
legal, sin embargo, responde por su omisin propia, en consideracin a que la
norma penal exige a todas las personas evitar ese resultado (el suicidio), o por
lo menos tratar de impedirlo dando aviso a quien corresponda (Art. 240), debido a que el bien jurdico se considera relevante como valoracin social
para que simplemente se omita evitar que se lesione.
En otros trminos, la omisin impropia o llamada tambin de comisin
por omisin, se aplica en todos los casos a los hechos punibles tipificados en
la parte especial, a quienes estn legalmente obligados a impedir ese resultado. El cdigo utiliza el trmino mandato jurdico con el cual se interpreta
el deber de garante que tena la persona a impedir el resultado. Por ejemplo
el guardia privado que citamos; o de un Agente de Aduanas que no impide el
ingreso de una mercadera sin pagar impuesto.
Sin embargo, para los casos de omisin propia o pura, la obligacin de
impedir el resultado injusto debe estar expresa y estrictamente establecido en
el tipo penal, como por ejemplo los Artculos 108 (omisin de impedir un

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suicidio pudiendo hacerlo), 117 (omisin de salvar a otro de la muerte o de


una lesin grave pudiendo hacerlo sin riesgo personal). O sea, los que no
estn legalmente obligados (mandato jurdico) no pueden ser sancionados
por su omisin, salvo los casos especficamente tipificados por la ley penal,
como los ejemplos citados.
Sintetizando, de acuerdo al Artculo 15, son responsables de los hechos
punibles por omisin, tanto como si fueran autores, debido que frente al bien
jurdico lesionado, los mismos son garantes de cuidar o protegerlos. En ese
sentido, la omisin como causa del ilcito perpetrado debe ser concretamente
determinante para la consumacin. De ello se entiende que no todo hecho
punible debe estar responsabilizado al que se encuentra en situacin de proteger ese bien, sino que se debe dar la circunstancia concreta de que la omisin
sea tambin dolosa, como el caso del guardia o vigilante citado como ejemplo. En otros trminos, la omisin debe estar ntimamente relacionada con la
produccin del resultado, situaciones que iremos desarrollando en adelante.
4. El hecho punible doloso de omisin.
Hemos sealado en la introduccin, que de las formas bsicas del hecho
punible, no solamente est prohibido llevar a cabo un resultado jurdicopenalmente relevante por medio de una conducta activa, sino que tambin se
ordena impedir la produccin de tal resultado. O sea, junto al hecho punible
de accin, por tanto encontramos el hecho punible de omisin. Ambos comportamientos son estructuralmente diversos en lo fundamental: en vez de obrar
en el hecho punible de omisin, el autor no ejecuta una accin (mandada).
Como consecuencia de la diversidad estructural, los principios de la
imputacin jurdicopenal tendrn que ser esencialmente distintos en el hecho punible de omisin con respecto al hecho punible de comisin. La dogmtica jurdicopenal, sin embargo, se ha orientado durante largo tiempo predominantemente al modelo de los hechos punibles de accin, de manera que
los presupuestos y las formas de la responsabilidad jurdicopenal en los hechos punibles de omisin resultan sumamente problemticas en muchos de
sus aspectos, cuyas alternativas tratar de analizar.

LOS HECHOS PUNIBLES DE OMISIN

485

5. Los elementos configurativos del hecho punible de omisin.


Este tpico base, hace a la adecuacin al supuesto de hecho tpico, pues,
tambin en los hechos punibles de omisin resulta necesaria ordenar las circunstancias de hecho que fundamentan la ilicitud, segn los aspectos externos
e internos de la conducta.
6. El elemento objetivo.
No precisa mayor anlisis de discusin la cuestin de que quien es autor
de un hecho punible de omisin produce mayores dificultades que los de accin. La omisin solo ser relevante cuando el que no neutraliza el peligro de
una lesin de un bien jurdico, hubiera estado obligado a realizar tal accin.
Ya desde el punto de vista de las convenciones sociales, solamente en forma
excepcional existe un deber de accin; en todo caso, no existe tal deber frente
a todas las amenazas que sufran bienes jurdicos ajenos y, la mayora de las
veces, tampoco existe para cualquiera que pudiera prestar ayuda. El derecho
penal, por tanto, se debe limitar a imponer deberes elementales. nicamente
aquellos que tienen tal deber pueden ser autores de la omisin. En principio,
esta es la opinin generalizada. Sin embargo, la ley describe los presupuestos
necesarios para que surja un deber de accin jurdico penalmente relevante,
aunque en forma incompleta, dejando muchas veces espacio para que la jurisprudencia demarque dichos aspectos.
Partiremos de los casos en los que el supuesto de hecho tpico penal
esta descrito directamente como la omisin de una accin mandada (los llamados delitos de omisin propios). Tales supuestos de hecho son relativamente raros; clasificndose en dos grupos diferentes segn que la omisin sea
equiparable o no a la correspondiente lesin producida en forma activa.
Por una parte, es posible que en determinadas situaciones se ordene
repeler activamente un peligro sin que la lesin de este deber sea equivalente
a la realizacin activa del resultado desaprobado. El ejemplo caracterstico de
tal precepto est dado por el Art. 240: Ser punible la omisin de auxilio de
un hecho punible. Ac la amenaza penal corresponder con total independencia y se mantiene por debajo del nivel previsto para la comisin activa del
hecho punible en el derecho vigente, inclusive, en casos especialmente gra-

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ves, como por ejemplo, la omisin de la denuncia de un genocidio o de un


crimen de guerra que se planea cometer, la pena privativa de libertad para el
omitente ser solo de hasta 5 aos o multa.
Por otra parte, en una serie de supuestos hechos tpicos, la omisin de
equiparar al comportamiento activo. Esto puede ocurrir expresamente como,
por ejemplo, en los artculos 225 y 226 en los que se prev la punibilidad del
que es titular de los deberes propios de la proteccin o la guarda de un menor,
tanto por incumplimiento de deber alimentario o de cuidado o educacin; abarcando el supuesto de hecho tpico tambin de la omisin, a pesar de que no se
la mencione expresamente, como ocurre tambin en la lesin de confianza
Art. 192 donde la amenaza penal abarca a la lesin de un deber de cuidado
patrimonial: no evitara.
La comparacin de ambos grupos de delitos de omisin, demuestran
que la equivalencia con el comportamiento activo, solamente tiene lugar cuando al autor le incumben especiales deberes de cuidados o vigilancia, pero no
cuando se tratan de deberes generales de ayuda que no presuponen una mayor
responsabilidad del autor con respecto al bien jurdico. Slo cuando excepcionalmente, sobre la base de una posicin que obligue al autor a un deber
especial, debe responder por no evitar un resultado antijurdico, la omisin de
evitar el resultado tendr la misma significacin que la accin de producirlo.
En estos casos, hablamos de una posicin de garante o de un deber de garante.
Adems, es posible que la omisin de acciones, necesarias para el cuidado o el salvamento de bienes jurdicos sean merecedoras de penas en otros
supuestos que no son alcanzados inmediatamente por el supuesto de hecho
tpico legal. El antiguo ejemplo de la madre que deja morir de hambre a su
nio, muestra esta problemtica de manera evidente. Si este comportamiento
debe ser punible, a falta de otras regulaciones legales, solo se podrn aplicar
las prescripciones vigentes para el correspondiente delito de comisin, lo que
nuevamente se justifica cuando la omisin en principio, resulta tan grave como
el comportamiento activo amenazado con pena. El Artculo 15 limita, por tanto, la responsabilidad de aquellos casos en los que el autor tiene que responder jurdicamente de la no produccin de resultados, es decir, que exige tambin un deber de garanta. En tal sentido, al referirnos a los llamados hechos
punibles impropios de omisin, resulta necesario unificar criterios bajo los

LOS HECHOS PUNIBLES DE OMISIN

487

cuales adaptar los presupuestos en que se debe admitir un deber de garanta,


siendo que carecemos de una regla legal por ello.
La realidad circunstancial de que, en los hechos punibles impropios de
omisin, quede en manos de la jurisprudencia y la doctrina definir los presupuestos de la equiparacin de la omisin con la accin, se contradice con la
prohibicin de prescripciones penales en indeterminadas principio de legalidad. La inconstitucionalidad de la sancin de tales delitos ofrece, por tanto,
serios reparos que no se eliminan a travs de la regulacin amplia del Artculo
15. Tampoco encontramos intenciones legislativas idneas que procuren reducir los cuestionamientos constitucionales que ayuden a precisar en mayor
medida la regulacin legal: el hecho de que ciertos comportamientos considerados como merecedores de pena tuvieran que permanecer impunes que renunciar a los procedimientos utilizados hasta ahora por inadmisibles, no justificar ninguna lesin del principio fundamental del estado de derecho mucho ms cuando la falta de lmites claros en la ley determina que, en la prctica, se tienda a dar la punibilidad de los hechos punibles impropios de omisin
una extensin intolerable. La punibilidad se tendr que limitar, por lo menos,
a aquellos casos en los que la equivalencia de la omisin con la accin positiva surge como incuestionable. Desde este punto de vista, el catlogo de las
fuentes de posibles deberes de garanta deber ser discutido crticamente, y es
ah donde la jurisprudencia tiene que ser precisa en fundamentar sanciones
que a su vez deben responder a valoraciones culturales y sociales con relacin
a bienes jurdicos en concreto.
7. Determinacin del deber de garante.
Los mismos dilemas se han ido afrontando en la historia del derecho
penal, sin llegar a determinarse o concretarse con relacin a las situaciones
particulares de garanta en funcin de las fuentes del deber. Desde un punto
de vista histrico dogmtico, la ley y el contrato (mandato jurdico) se encuentra en el primer eslabn del desarrollo. Ms adelante, aparece el hecho
anterior que pone en peligro el bien jurdico, para agregarse, finalmente, las
relaciones especiales de comunidad y el mbito de dominio. Sin embargo, se
trata de etiquetas que, en realidad, no expresan los presupuestos del deber
de garanta ni precisa ni explcitamente.

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El deber legal de proteger o salvar activamente bienes jurdicos no significa ya la existencia de un deber de garanta. Por el contrario, este depender de la relacin existente entre el obligado y el bien jurdico afectado, o del
obligado con la fuente de peligro que se establezca en la ley.
En todos los casos, por tanto, el obligado debe ser responsable en una
medida elevada, sea por el bien jurdico amenazado o por la persona o la cosa
de la que surge el peligro; pues, de otra manera, los deberes legales de accin
no alcanzarn el rango de un deber de garanta. La elevacin de la responsabilidad depende, a su vez, de determinados presupuestos objetivos que se pueden formular, por cierto, de una manera aproximada pero an no suficientemente precisa. Esta es una forma de las razones por las que se percibe un
cierto grado de inseguridad en el mbito de los delitos impropios de omisin.
Por otra parte, resulta claro que la relacin especial objetiva es lo que se constituye la fuente propia del deber de garanta, que no se encuentra, por tanto,
en las prescripciones legales concretas como tales. Por ello, la fuente puede
resultar eficaz tambin ms all de lo dispuesto en tales prescripciones.
Similar es la situacin en el caso del contrato, la segunda de las fuentes
tradicionales del deber de garanta que actualmente se suele caracterizar con
la expresin aceptacin voluntaria. Mediante un contrato se puede fundamentar tanto un nuevo deber de garanta como trasladar a otra persona uno ya
existente. Sin embargo, la dificultad fundamental reside en que la valoracin
jurdicopenal se debe separar, en este caso, considerablemente de la que corresponde al derecho civil. Por una parte, el requisito de la responsabilidad
elevada produce la consecuencia de que no toda lesin de un deber jurdico se
pueda sancionar como un delito impropio de omisin, de la misma manera
que tampoco puede serlo la lesin de deber legal. Por otra parte, pueden ser
decisivas para la cuestin de la eficacia jurdicopenal de un contrato, consideraciones relativas al trfico jurdico que en el Derecho Penal carecen de
relevancia.
Estas complicaciones originan la cuestin de hasta qu punto no habra
que quitar toda significacin al contrato. Sin embargo, no es posible apoyarse
solamente en la asuncin voluntaria de una actividad de proteccin o ayuda,
no hay ninguna razn para obligar bajo una amenaza penal, a la continuacin
de un servicio samaritano, a aquel que intenta ayudar (en ese sentido, se pue-

LOS HECHOS PUNIBLES DE OMISIN

489

de considerar que, en tanto la intervencin aumenta el peligro o impide otro


auxilio, esta circunstancia fundamenta el deber, por lo menos, de reducir nuevamente el aumento del peligro). El contrato como fuente del deber de garante no debe depender del hecho de que la asuncin del deber, por su parte,
produzca peligros, por ejemplo, porque se omitirn otras medidas de proteccin, como la punibilidad de un guardacostas que no salva a una persona que
se ahoga.
Las modalidades, encuentran fundamento legal para su punibilidad, ya
en el mismo Artculo 15 del Cdigo Penal: cuando exista un mandato jurdico que obligue al omitente a impedir tal resultado. Bastara entonces determinar para estos casos si la lesin del bien jurdico tuvo consecuencia por la
omisin del que tena el mandato jurdico para impedir tal resultado.
Como tercera fuente clsica de un deber de garanta se seala el hecho precedente (injerencia). En el primer tercio del siglo XIX esta categora, formulada en primer lugar para casos determinados, sirvi durante mucho
tiempo para cubrir las lagunas de casos de omisin que aparecan como merecedores de pena y en los que el deber de accin, sin embargo, no poda apoyarse ni en la ley ni en el contrato. Actualmente se acepta, de todos modos, el
principio de que el comportamiento creador de un peligro puede obligar, dentro de determinados lmites, a evitar la concrecin del mismo en una lesin;
por el contrario, todas las cuestiones particulares resultan extraordinariamente dudosas y discutibles.
De todos modos, va encontrando creciente reconocimiento la regla segn el cual el hecho precedente solamente fundamente una responsabilidad
en el caso de peligros que se conecten en l de una manera adecuada. En
efecto; dado que la responsabilidad se apoya en el comportamiento precedente, solo es posible extenderla a consecuencias que, si hubieran sido conocidas
de antemano, tambin hubieran debido tenerse en cuenta desde el principio.
Por el contrario, es muy discutida la cuestin de si el comportamiento
previo que fundamenta un deber de garanta debe presentar una determinada
calificacin jurdica, especialmente, si debe ser objetivamente contrario al
deber o, como tal, no permitido, prescindiendo del peligro que cause. La teora hasta ahora dominante no conoci tales limitaciones desde su punto de

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vista, no solamente sera suficiente la creacin no culpable de un peligro sino,


inclusive, un comportamiento adecuado a derecho.
En la decisin de estas cuestiones dudosas debe imperar el criterio de
que el deber de garanta nicamente puede provenir de un hecho precedente
en cuya realizacin el autor hubiera podido prever el peligro y hubiera podido
evitarlo omitiendo el hecho o conducindose de otra manera. De esta forma,
quedan fuera de consideracin los comportamientos previos cubiertos por un
derecho a intervenir: si, por ejemplo, en la defensa necesaria se autoriza la
produccin de una lesin, tambin quedara cubierta por esta autorizacin la
creacin del peligro que causa tal lesin; en este sentido, solo queda el deber
general de ayuda del Artculo 117. Por el contrario no hay un derecho de
intervencin que se vincule con el hecho precedente que encuadra dentro del
riesgo permitido: all donde se produzca un peligro concreto ocasionado por
un comportamiento generalmente peligroso, como el circular en coche, se requerir prevenirlo inclusive si se conduce correctamente. En este sentido, por
tanto, habr que aceptar, en principio, un deber de garanta aunque el comportamiento precedente no sea antijurdico o contrario al deber.
Aqu puede considerarse otra delimitacin del deber de garante, que se
torna especialmente claro en la obligacin de impedir hechos ajenos (sobre la
base del hecho previo). Una solucin objetiva tendr que partir de que la propia responsabilidad del agente pone un lmite a la responsabilidad jurdico
penal de otro; la ley solo incluye en la punibilidad la participacin dolosa. La
induccin no dolosa o la complicidad no dolosa en un hecho de un autor que
obra libre y responsablemente sern bsicamente impunes y tampoco podr
determinar la responsabilidad del sujeto sobre la base de un deber de garante
proveniente de su injerencia. De todos modos, no todo es claro en las cuestiones particulares. Sin embargo, es posible formular dos reglas bsicas: el determinar no dolosamente a otro a la comisin dolosa y culpable de un hecho,
o bien, haber puesto a su disposicin no dolosamente los medios para la comisin, no fundamenta un deber de garante proveniente del comportamiento precedente; lo mismo rige respecto de la colaboracin no dolosa en el hecho
culposo ajeno, por lo menos en la medida en que es posible confiar en que el
otro procurar cumplir con el deber de cuidado.

LOS HECHOS PUNIBLES DE OMISIN

491

Como hemos apuntado, se sugiere ampliar el catlogo tradicional de los


deberes de garanta recurriendo a puntos de vista materiales que son decisivos
en ellos. En los casos en que la equiparacin de la omisin con la accin se
presenta como incuestionable, en principio, este desarrollo no se puede objetar. Por ello es cada vez ms decisivo, sin embargo, en contra de la tendencia
que se observa en la praxis, tener en cuenta que las fuentes de los deberes de
garanta no deben perder todos sus contornos y no pueden convertir a toda
pasividad contraria a las costumbres o a la moral, en un delito de omisin
merecedor de pena. En concreto, se discute sobre los siguientes puntos de
vista.
Los deberes de cuidado y vigilancia establecidos en la ley generalmente
se basan en la estrecha vinculacin personal de los sujetos, los acuerdos contractuales pueden conducir a vinculaciones sociales similares. Por tanto, no
puede sorprender que la ampliacin de los deberes de garanta haya tenido
lugar, ante todo, desde el punto de vista de la estrecha relacin vital. En este
sentido, prima una notable inseguridad ya que, por aplicacin de los principios constitucionales del estado de derecho, esta fuente del deber de garanta
queda totalmente descalificada.
Solamente se podr obtener en este mbito un mnimo de seguridad
jurdica si la fuente de la relacin vital estrecha se limita rigurosamente, eliminando todos los casos dudosos. Tal deber de garanta solo se debera reconocer, fuera de los casos de deberes legales, en los supuestos de estrecho parentesco (recprocamente en la relacin de padres e hijos, entre cnyuges, y
entre hermanos), bajo la condicin de que existe realmente una comunidad
familiar y nicamente cuando un accidente amenace la produccin de un
peligro para la vida, la salud u otros bienes jurdicos personales.
En una parte de los restantes casos que hasta ahora han sido tratados
como supuestos de estrecha vinculacin, existir un deber de garanta basado
en la asuncin voluntaria o en la injerencia (la aceptacin de personas requeridas de cuidado en la propia casa, la evitacin a otro de medidas de proteccin o de ayuda). Faltando este requisito, no habr delito impropio de omisin.

492

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

El otro concepto vinculante que va ms all del catlogo actual y que


merece creciente reconocimiento, es el mbito de dominio de la persona.
Origen de esta categora son los deberes legales que imponen la custodia de
una fuente de peligro y los deberes civiles generales de seguridad en el trfico. En sus aspectos particulares, la cuestin es nuevamente muy discutida.
El comportamiento prohibido en el hecho punible de omisin consiste,
en principio, en la no realizacin de la accin mandada. Lo que se ordena
hacer, en los hechos punibles impropios de omisin, es la accin cuya omisin corresponde a la realizacin del supuesto de hecho legal por un hecho
positivo.
La estructura ms sencilla nuevamente se presenta en los delitos de resultado. En ellos, la correspondencia de la omisin con el comportamiento
activo se establece invirtiendo las exigencias, no es la ejecucin, sino el no
evitar el resultado, lo que fundamenta la imputacin objetiva.
La accin, cuya no realizacin se debe reprochar al autor, se tendr que
definir, por tanto, como la accin que hubiera eliminado o reducido el peligro
concretado en el resultado. En este marco, se trata nuevamente de la cuestin
de la causalidad aunque, de todos modos, no de la real, sino de la posible
(potencial), la accin se tiene que realizar de tal manera, que el riesgo de la
produccin del resultado hubiera disminuido realmente.
Mayor significacin prctica tiene la cuestin de si la responsabilidad
por la omisin de evitar el resultado como lo aceptan la jurisprudencia y la
doctrina dominante se limita a casos en los que el resultado negativo no se
hubiera producido de realizarse la accin mandada con una seguridad lindante en la probabilidad. Si esto fuera as, se dara la consecuencia, carente
de sentido, de que la tentativa de salvar un bien jurdico se tendra que emprender solo cuando, prcticamente, no se pudiera dudar de la produccin del
resultado; pero no, si solamente produjera un aumento de las posibilidades
de salvacin del bien jurdico.
De acuerdo con el principio de la elevacin del riesgo, ser suficiente
para la omisin de una accin, que tal accin hubiera disminuido el peligro
del que resulta la lesin del bien jurdico. Para determinar estas circunstan-

LOS HECHOS PUNIBLES DE OMISIN

493

cias, se requiere la prueba (no solo la probabilidad ms o menos grande) de


que la accin omitida valorando todas las circunstancias ex-post conocidas
hubiera reducido realmente el riesgo de produccin del resultado. En la medida en que existan dudas, se lesionara el principio in dubio pro reo al convertir la inseguridad en posibilidad de salvamento en perjuicio del autor. Esto
significa prcticamente, que el que no proporciona tratamiento mdico (en
contra de lo requerido por los deberes de garanta) a un accidentado, ser
responsable de la muerte si tal tratamiento hubiera abierto la posibilidad de
sobrevivir; pero no si se establece, o por lo menos no se puede excluir, que el
socorro mdico hubiera arribado demasiado tarde.
La accin omitida, como en los delitos de resultado, no se describe solamente por su relacin con el resultado del supuesto hecho tpico. Por el
contrario, requiere adems una relacin con los medios disponibles en la situacin concreta y, como accin de un autor individual, con su capacidad.
En general, rige lo siguiente: el autor de una omisin se comporta en
forma adecuada al supuesto de hecho en los delitos de resultado si hubiera
podido llevar a cabo una accin que hubiese eliminado o reducido el peligro
de produccin del resultado descripto en el supuesto de hecho, y la omite.
Se pueden presentar dificultades adicionales en los supuestos de hecho
tpicos penales que no caracterizan el suceso exterior sobre la base del resultado, o no solo sobre esta base, sino que describen ms precisamente el comportamiento como tal. De todos modos, esto no se explica para los delitos
propios de omisin, ya sea que se trate de delitos de pura actividad (es
decir, aqullos en los que la omisin de una determinada accin se amenaza
con pena sin tomar en consideracin sus consecuencias desventajosas), o de
delitos en los que la omisin y el resultado fundamentan conjuntamente la
ilicitud (como el abandono malicioso de personas sometidas a la guarda). En
todos estos casos la ley describe los presupuestos bajo los cuales la omisin
se puede considerar adecuada al supuesto de hecho tpico.
Por el contrario, en los delitos impropios de omisin se abandona a la
jurisprudencia y a la doctrina la determinacin precisa de la correspondencia de la omisin con respecto a la comisin activa del supuesto de hecho
tpico que presupone la ley. Por tanto, se trata de establecer si, y en qu medi-

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

da, la omisin presenta las modalidades del comportamiento activo que la ley
menciona en el supuesto de hecho de los delitos de comisin, y si stas pueden realizar el contenido especfico de ilicitud. Tenemos as, por ejemplo.
Que la accin de prestar juramento, o de falsificar dinero, no se pueden
llevar a cabo por mera pasividad; la cuestin es ms difcil, por ejemplo, en la
presentacin de hechos falsos, o en el caso de coaccionar. No ha sido
formulada una regla general. Solamente en la Parte Especial, en la interpretacin de los supuestos de hechos tpicos respectivos, ser posible decidir si las
modalidades de la accin que se encuentran especificadas en los elementos
especiales de la ilicitud, se pueden llevar a cabo por el autor de una omisin.
La inseguridad caracterstica de los delitos impropios de omisin resulta aumentada por estas dificultades.
8. Constitucionalidad.
Para muchos resulta sumamente cuestionable el hecho de aplicar sancin a conductas no bien determinadas por un tipo penal, como especficamente puede traer problemas con relacin al mandato jurdico previsto en el
Artculo 15 numeral 2 del cdigo penal paraguayo.
El problema radica al preguntarse quin otorga la condicin de garante. Al respecto, existen situaciones como las de padre e hijo que no merece
mayor reparo, pero encontrndonos en situaciones donde no haya un vnculo
manifiesto, es all donde tendr problema el deber del garante, pues se aplicara una sancin por un tipo legal no bien determinado.
El Artculo 9 segunda parte de la Constitucin Nacional paraguaya
reza: Nadie est obligado a hacer lo que la ley no ordena ni privado de lo que
ella no prohbe; el Artculo 1 del Cdigo Penal principio de legalidad dice:
Nadie ser sancionado con una pena o medida sin que los presupuestos de la
punibilidad de la conducta y la sancin aplicable se hallen expresa y estrictamente descritos en una ley vigente con anterioridad a la accin u omisin que
motive la sancin.
Si bien debemos reconocer que el Artculo 15 prev los presupuestos de
la punibilidad, ello solo podr ser aplicado al que tiene el deber de garantizar
la no lesin al bien jurdico amenazado, o a proteger, estrictamente deter-

LOS HECHOS PUNIBLES DE OMISIN

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minado por un mandato jurdico, sea expresamente: por ley, contrato, etc.,
o por vnculos cuyo valor de apreciacin sea indubitable; paternidad, seguridad pblica, etc.
9. El elemento subjetivo.
Coincide con la concepcin general el hecho de que el dolo y la culpa se
deben distinguir, tanto en el delito de omisin como en el de comisin. Sin
embargo, no existe la menor unidad con respecto a las exigencias correspondientes al dolo de la omisin.
En primer lugar, cabe la pregunta: De qu modo se debe vincular este
dolo con el deber de garanta? Con anterioridad, predominaba el punto de
vista segn el cual el deber de garanta mismo constituira un elemento del
supuesto de hecho tpico objetivo, por lo que el autor deba conocerlo. Por
tanto, la falta de conocimiento del deber, apareca como un error de tipo. La
teora hoy dominante, por el contrario, sostiene que es suficiente con el conocimiento de la situacin que fundamenta el deber; si el autor no tiene conciencia de su deber como tal, habr un error de prohibicin, o sea, un error sobre
el mandato de accin.
Por otra parte, es sumamente dudoso saber si el dolo en el delito de
omisin presenta la misma estructura que en el delito de comisin.
La doctrina dominante ha trasladado el dolo definitivo sobre la base del
saber y querer directamente al delito de omisin. Esto ha sido facilitado por el
hecho de que el autor en la omisin no solamente es, por lo general, consciente de la situacin tpica y de sus posibilidad de intervencin sino que adems
tambin decide conscientemente omitir (as, por ejemplo, cuando un guardia
crcel sobornado no impide la huida de un preso). En estos casos, nos encontramos con un suceso psicolgico que, por lo menos es similar a la voluntad
de realizacin propia del delito de comisin doloso. Sin embargo, las dificultades se presentan en el caso de un autor de omisin que es totalmente indiferente o est de acuerdo con el resultado que amenaza producirse y que, por
tanto, no necesita reprimir un impulso tendiente a la intervencin, es decir,
que no necesita decidirse por la inactividad (as, por ejemplo, cuando un tes-

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

tigo ajeno a un accidente ni siguiera se representa la idea de prestar ayuda) Al


faltar aqu toda decisin, no habr tampoco voluntad de realizacin.
El dolo, como se ha demostrado, contiene una decisin en el sentido de
lesin (posible) del bien jurdico, que no se encuentra en la culpa. Esta decisin, en los delitos de comisin, no requiere nada ms que la disposicin del
autor durante su obrar de asumir el resultado del supuesto de hecho tpico
como consecuencia de su propio comportamiento, es decir, de emplear la energa necesaria para intervenir activamente en el suceso. En los delitos de omisin, tendremos la misma actitud del autor cuando omita obrar en una disposicin tal que asuma el resultado del supuesto de hecho tpico como consecuencia del propio comportamiento, es decir, cuando no emplee la energa
requerida para una intervencin activa. En esto reside la equivalencia con el
dolo del obrar activo.
En particular, el dolo de la omisin requiere adems de la conciencia de
la posicin de garante, ante todo, el conocimiento del peligro de la produccin del resultado tpico. En tal sentido, se deben aplicar aqu las mismas
reglas que con respecto al dolo de la comisin. Fuera de esto, el autor tiene
que conocer, por lo menos, la posibilidad de una intervencin que impida la
produccin del resultado; de otra manera, le faltara la disposicin caracterstica del dolo, es decir, la disposicin de asumir la lesin del bien jurdico
como consecuencia del propio comportamiento. Bajo estas condiciones no se
presupone la representacin actual de la accin concreta de salvamento, sino
solo la conciencia de que tales acciones podran resultar como posibles con
una consideracin ms detenida, ya con esto se puede decir que el autor de la
omisin acepta, por lo general, la conexin de la produccin del resultado con
su propia inactividad.
El dolo de la omisin abarca, finalmente, ms que el mero conocer o la
mera conciencia. All donde la pasividad no tenga como consecuencia segura,
sino solo posible, la produccin del resultado, el autor tendr todava la posibilidad de tomar posicin, si el guardacostas que ve alejarse a otro, de la vera
del ro, se conforma confiando en que el otro no tendr dificultades para retornar. Solamente habr culpa consciente a pesar de la conciencia del peligro y
de la posibilidad de la propia intervencin. Las reglas vigentes para la delimitacin del dolo eventual en el mbito del delito de comisin encuentran aqu

LOS HECHOS PUNIBLES DE OMISIN

497

aplicacin. La total indiferencia frente al bien jurdico en peligro tambin


resulta aqu un caso de dolo.
El supuesto de hecho tpico subjetivo en el delito de omisin tambin
puede incluir elementos especiales adems del dolo. Al respecto, no caben
ms observaciones que las que surgen de la propia ley que, en el delito propio
de omisin, vincula estos elementos con la omisin.
La cuestin es ms difcil en el campo del hecho punible impropio de
omisin. En primer trmino, se plantea la cuestin de si los elementos subjetivos del supuesto de hecho relacionados con el comportamiento activo, pueden tener lugar en la omisin. Esto queda excluido, por ejemplo, en el caso
del propsito, entiendo a este como el fin propio de la accin al que se dirige
la voluntad, argumentndose que en la omisin no se da una intervencin que
dirija el suceso. Esto tendra la importante consecuencia de que los supuestos
de hecho tpicos de los delitos de comisin que requieren tal propsito, nunca
se podran cometer por omisin. Sin embargo, habr que verificar caso por
caso si no es posible encontrar en la omisin una contrapartida equivalente al
propsito requerido. El problema ha sido discutido hasta ahora fundamentalmente con respecto al propsito de ocultar otro hecho punible. La solucin
depende de las caractersticas del respectivo supuesto de hecho, su tratamiento corresponde a la Parte Especial.
10. La antijuridicidad y la reprochabilidad.
En lo que respecta al hecho punible de omisin, no se diferencia del de
comisin, en lo que se refiere al efecto fundamentador de lo ilcito, propio de
la adecuacin al supuesto de hecho y a la exclusin de lo ilcito; y, con relacin a la reprochabilidad, en principio, tambin rigen las mismas reglas propias del comportamiento activo, por lo menos en lo que se refiere a la capacidad de reproche y al conocimiento (virtual) del mandato. Con relacin a la
exigibilidad, tanto en la jurisprudencia como en la doctrina, se encuentran
criterios ms o menos divergentes con respecto al hecho punible de omisin,
la delimitacin a las causas de exclusin de la reprochabilidad contenidas en
la ley es dejada de lado y la no exigibilidad se reconoce en un mbito ms
amplio que en los hechos punibles de comisin.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Sin embargo, resulta extraordinariamente insegura la respuesta a la cuestin de la medida en que se debe extender la noexigibilidad; la jurisprudencia ha aumentado crecientemente el rigor; reconoce que en principio, siempre
y cuando no tenga aplicacin el Artculo 240 no es exigible promover la persecucin penal de un pariente, pero ha dejado de admitir, el autor de una omisin, el privilegio con respecto a su propia persona, el derecho natural a la
autoproteccin debe ceder inclusive, ante el peligro de una pena grave. Por el
contrario, en la bibliografa en parte se recomienda tomar en consideracin el
motivo del autoencubrimiento. Sin embargo, son cada vez ms los que rechazan una ampliacin de la exclusin de la reprochabilidad ms all de lo
prescrito por el Artculo 20 y solo admiten una atenuacin de la pena. Tales
inseguridades difcilmente no soportables cuando se trata de decidir por la
pena correspondiente al delito doloso o por la exclusin total de la misma,
dado los niveles cuantitativos que aqu son decisivos, de todos modos, la cuestin es casi inevitable.
11. La tentativa.
Est fuera de discusin el hecho de que en el hecho punible de omisin
se dan situaciones que corresponden a la tentativa del delito de comisin. El
autor puede haber supuesto errneamente, por ejemplo, que el bien jurdico a
proteger se encuentra en peligro, a pesar de lo cual permanece inactivo; o bien
puede ocurrir que el peligro contra el que l nada hace, resulte eliminado a
tiempo por la accin de un tercero, etc. Sin embargo, no existe la menor unidad sobre si los niveles de realizacin de los hechos punibles de omisin se
deben determinar de la misma manera que en el hecho punible de comisin, es
decir, si la preparacin y la tentativa, la tentativa acabada y la inacabada se
deben limitar de un modo anlogo.
Si tomamos como punto de partida el peligro de cuya neutralizacin se
trata, se da una clara analoga con el hecho punible de comisin, la tentativa
comienza cuando la demora en la intervencin acreciente el peligro (real o
supuesto por el autor) respecto del bien jurdico. La inactividad del obligado
mientras la situacin del bien jurdico amenazado no empeore, ser preparacin no punible, es decir, en ningn caso tentativa. La tentativa es acabada,
cuando el omitente deja pasar la (supuestamente) ltima posibilidad de intervenir evitando el resultado, no obstante lo cual este no se produce. Sobre la

LOS HECHOS PUNIBLES DE OMISIN

499

base de esta correspondencia, las reglas vigentes para la tentativa del delito de
comisin encuentran aplicacin sin modificaciones sustanciales.
12. Formas de participacin.
La afirmacin de que el que realiza por s solo el supuesto de un hecho
punible propio o impropio de omisin, el autor de este hecho punible es tan
obvia aqu como en el campo de los delitos de comisin. Si la produccin del
resultado es consecuencia, sin embargo, de la concurrencia de varias personas, nuevamente se plantea la cuestin de la delimitacin de los diferentes
roles de los participantes.
13. La autora.
El criterio del dominio del hecho que en los hechos punibles de comisin sirve para caracterizar al que ha dirigido la realizacin del suceso, es
decir, al que ha ejecutado la accin, no puede cumplir igual funcin en los
hechos punibles de omisin, en los que el autor precisamente no ejecuta la
accin mandada (para evitar el resultado), esto es, no interviene en el hecho.
La omisin como tal, no brinda dominio alguno sobre el curso del suceso.
nicamente presupone la posibilidad de intervenir en l. Por tanto, autor es el
que no ejerce este dominio potencial, en contra de lo que prescribe su deber
de actuar.
En el hecho punible de comisin se requiere la figura del autor mediato,
porque la autora est ligada al dominio del hecho y este se excluye, por lo
general, cuando el comportamiento del autor solamente conduce el resultado
a travs de la mediacin de otra persona. Tal meditacin, no es siquiera imaginable en los hechos punibles de omisin, dado que un transcurso real del hecho no se lleva a cabo por el omitente. Sea que el peligro a evitar provenga de
sucesos naturales o de la accin de otra persona, lo cierto es que solo la posibilidad directa de intervencin es la nica jurdicopenalmente relevante. Por
ello, la doctrina dominante niega, con razn, la posibilidad de la comisin de
autora mediata por omisin.
Con respecto a la coautora en el hecho punible de omisin, cabe considerar dos situaciones distintas: en primer lugar, existe la posibilidad de que

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varias personas, responsables con respecto al mismo bien jurdico o a la misma fuente de peligro, de comn acuerdo omitan intervenir; as por ejemplo,
cuando los padres del nio gravemente enfermo deciden no llamar al mdico.
En este caso, tericamente es posible suponer la existencia de coautora, pero
carece de significacin prctica dado que cada coautor hubiera tenido que
evitar por s mismo el resultado (llamando al mdico). La situacin podra ser
distinta ante la posibilidad de intervencin presupone un obrar conjunto, as
por ejemplo, en un pabelln de reclusos uno de ellos grita pidiendo auxilio
porque lo estn por matar los dems, el celador omite abrirle el portn, mientras el desesperado recluso sigue dando vueltas de sus perseguidores, llega la
hora de entrega de guardia del celador, y el entrante tampoco abre la puerta
del pabelln para que salga al patio para que pueda salvarse de sus agresores,
en esta hiptesis, puede ser razonable, si los obligados se ponen de acuerdo en
no abrir el portn en ese momento, se debe tomar en cuenta la omisin en
comn, en vez de considerar que cada uno de ellos hubiera debido actuar para
mover al otro a una intervencin. De todos modos, no hay ninguna razn para
excluir totalmente la coautora.
La otra situacin imaginable es la de omisin que coincide con la accin de otro en el mismo resultado delictivo (por ejemplo, cuando uno de los
padres maltrata al nio y, frente a esto, el otro permanece inactivo). Si en este
caso existe un acuerdo recproco, no se excluye la suposicin de coautora,
pero, prcticamente, carece de significado, el deber de accin y la posibilidad
de actuar, determina que el omitente sea de todos modos de un autor.
14. La participacin.
En principio debe afirmarse que es posible la participacin en el hecho
punible de omisin as como tambin lo es participar por omisin. No cabe
ninguna duda de que se puede instigar a un hecho punible de omisin, as
como prestar ayuda al mismo.
Por tanto, la instigacin y la complicidad en el hecho punible de omisin siguen las reglas propias del delito de comisin. No constituye un apartarse de estas reglas, el hecho de que la complicidad, en razn de la inexistencia de una accin ejecutiva, por lo general, no pueda ser fsica sino solo psquica. Cuando el autor de la omisin obra, por ejemplo, daando un aparato

LOS HECHOS PUNIBLES DE OMISIN

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necesario para el salvamento a fin de impedirse la posibilidad de intervenir en


el momento decisivo, habr tambin la posibilidad de complicidad fsica.
Es muy discutida la cuestin de hasta qu punto es posible llevar a cabo
por omisin, la participacin en un delito de comisin o de omisin. Actualmente, se ha impuesto el punto de vista que establece que en la omisin no es
posible distinguir el comportamiento del partcipe con respecto al del autor,
con ayuda de los criterios vigentes en los delitos de comisin.
La doctrina dominante, por tanto, no reconoce ya la participacin cometida por omisin como forma regular de la misma. Tal participacin solo es
imaginable cuando el supuesto de hecho requiere para la autora exigencias
adicionales, que van ms all de la omisin de evitar el resultado, dirigidas a
elementos subjetivos especiales, deberes especiales o ejecucin de propia
mano. El omitente que no rene estos presupuestos propios de la autora no
puede ser autor sino solamente cmplice, con la ayuda que brinda la aplicacin de las prescripciones de la participacin. Esta es la nica forma de participacin cometida por omisin. Por tanto, el sereno que no impide un hurto
con escalamiento no es cmplice, no porque el ladrn tenga el dominio del
hecho, sino porque el sereno tiene el deber de garantizar el bien jurdico de
propiedad sustrado.
La circunstancia de que la autora y la participacin no se puedan separar razonablemente en la omisin, prescindiendo de algunos casos, debera
constituir una justificacin ms de la atenuacin de la pena prevista en el
Artculo 15, junto a la consideracin general de la menor gravedad del hecho
punible de omisin. Si toda forma de participacin pasiva fundamenta la autora, la escala penal tiene que ser, por lo menos, tan amplia como lo es para
todas las formas de participacin activa.
Al respecto, afirma Jescheck, que la atenuacin responde a que comnmente el contenido de culpabilidad de la omisin es menor al del hacer
positivo, puesto que se precisa ms energa criminal para transformar la decisin delictual en un hecho mediante una accin, que para contemplar pasivamente, contra el deber de garante en la evitacin del resultado, un proceso que
conduce a un resultado tpico. Excepcionalmente, el contenido del injusto del
delito impropio de omisin puede tambin ser inferior que el del correspon-

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

diente delito de comisin, aunque, en s (el Artculo 15 omisin impropia)


se basa en la plena equiparacin entre el injusto de la accin y del resultado.
Pese a la infraccin del deber de garante, el injusto de la accin del delito de
omisin puede tener en el delito de resultado menos peso que en el correspondiente delito de comisin (el injusto de la accin es mayor si el marido arroja
a su mujer al agua con intencin de matarla que sencillamente, no la socorre),
y asimismo, en el delito de resultado con especial descripcin de la accin se
precisa para el injusto de sta, en el marco de la clusula de equivalencia, una
correspondencia, pero no una completa igualdad.
15. El hecho punible culposo.
Tan elemental como la oposicin del obrar activo y la omisin, es la
separacin del dolo y la culpa. Sin embargo, mientras que el merecimiento de
pena, por lo menos en los hechos punibles de omisin ms elementales, no
est bsicamente en discusin, la reprochabilidad del comportamiento culposo, o por lo menos del comportamiento culposo inconsciente, siempre ha originado dudas, generalmente partiendo de la premisa de que la reprochabilidad
jurdicopenalmente relevante solo puede consistir en una voluntad maliciosa. La falta de respeto por los bienes jurdicos ajenos no comienza, sin embargo, con la decisin consciente caracterstica del dolo contra ellos. En
realidad, comienza ya en el momento en que el autor demuestra tan poca consideracin por los bienes jurdicos ajenos que ni siquiera se esfuerza por pensar en el peligro que su comportamiento puede significar para otros, o cuando
a pesar de reconocer la existencia del peligro contina su accin con ligereza.
Por tanto, al hecho punible culposo le corresponde una posicin legtima en el
Derecho Penal. Tambin en la prctica actual se percibe, especialmente con
relacin a los accidentes de trfico, el papel eminente que cumple este delito.
De todas maneras, la conducta culposa es considerada menos disvaliosa que
la dolosa, solamente es punible cuando la ley lo establece en forma expresa y,
por lo general, se la amenaza con una pena menos grave.
16. Los hechos punibles culposos de comisin y de omisin.
En el hecho punible culposo, los niveles de la estructura del delito son
los mismos, en principio, que los del hecho doloso.

LOS HECHOS PUNIBLES DE OMISIN

503

Aunque la accin culposa, lo mismo que la dolosa, presenta un aspecto


interno y otro externo, en el tratamiento de estos hechos punibles no es adecuado proceder clasificando las circunstancias del hecho en un supuesto de
hecho tpico objetivo y otro subjetivo. La voluntad de realizacin del autor
culposo no se dirige al resultado jurdicopenalmente relevante, de manera
que la relevancia jurdica de su voluntad no surge directamente de lo querido,
sino de una comparacin con respecto al comportamiento debido.
Como en el hecho punible de accin doloso, en el culposo cualquiera
puede ser autor como lo demuestran los supuestos de hecho, de singular importancia prctica, del homicidio culposo y las lesiones culposas. En ocasiones especiales tambin se encuentran elementos objetivos de la autora, como
por ejemplo en la falsedad culposa, o en las acciones de ejecucin judicial
llevadas a cabo contra quien no es deudor. La funcin de tales elementos no se
diferencia de la que tienen en los hechos punibles dolosos.
Como en el hecho punible de omisin, en el delito culposo habr que
determinar el comportamiento correcto no solamente en miras a las normas
generales, sino tambin en relacin con la posibilidad de accin del autor.
Con otras palabras, en los delitos culposos de resultado forma parte de la
adecuacin al supuesto de hecho, la causacin del resultado y tambin la lesin de un deber de cuidado, no general, sino que le incumbe al autor individual.
Existen comportamientos de los que es imposible excluir por completo
todo peligro para los bienes jurdicos. Por tanto, no se prohbe todo comportamiento que torne previsible una lesin del bien jurdico. Por el contrario, la
creacin de riesgos es permitida dentro de ciertos lmites y dado que en el
hecho punible culposo, en general, falta la descripcin precisa del supuesto
de hecho en lo referente al comportamiento prohibido, tiene poco sentido tomar en consideracin el punto de vista del riesgo permitido solamente en el
contexto de la antijuridicidad, con el criterio del riesgo permitido se delimita
desde el principio qu acciones estn abarcadas razonablemente por el supuesto de hecho de un hecho punible culposo.
En no pocas oportunidades, tambin en el mbito de la culpa aparecen
supuestos de hecho en los que se unen elementos del hecho punible de activi-

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dad y de resultado. En estos casos, la accin del hecho, de la que proviene el


resultado culpablemente producido, puede requerir por su parte dolo o culpa.
En todos los supuestos de hechos tpicos de esta especie la violacin del
deber de cuidado referida al resultado no es consecuencia necesaria de la ejecucin de la accin bsica, aunque en la mayora de los casos, sta pueda ser
en s misma prohibida, sino que deber averiguarse dicha infraccin del deber
de cuidado segn las mismas reglas que rigen para los puros delitos de resultado. Resulta obvio que el autor ha sobrepasado los lmites del riesgo permitido, pero fcticamente, por lo tanto, lo nico decisivo ser si previ o pudo
prever el resultado.
En esta inteligencia, no cabe ninguna duda que el hecho punible de
omisin puede tambin ser cometido de forma culposa. Naturalmente, son
pocos los supuestos de hechos tpicos culposos de delitos propios de omisin.
Delitos impropios de omisin culposos se dan en todos los casos, siempre y
cuando exista la amenaza de la pena. La imputacin es consecuencia de una
razonable combinacin de las reglas vigentes para el hecho punible doloso de
omisin y el hecho punible culposo de accin.
Los elementos del hecho punible impropios de omisin culposa coinciden con los del hecho punible doloso de omisin y, ante todo, esto es as en lo
que se refiere al requisito del deber de garanta; tambin las fuentes de tal
deber coinciden. La determinacin de los bienes jurdicos protegibles y los
peligros que son de evitar, por lo dems, son consecuencia del deber de garanta tanto como del deber de cuidado, ambos deberes se determinan delimitan
recprocamente.
Tambin pertenecen al hecho punible de omisin culposo tanto como al
hecho punible culposo, la capacidad del obligado de comportarse en el sentido del mandato de accin; en ambos casos, se debe tomar en consideracin la
capacidad individual. El autor, solo podr tener esta capacidad si, por lo menos, puede prever, es decir, conocer la puesta en peligro y la posibilidad de
intervencin.
Resulta dudoso establecer si la cognoscibilidad de la posicin de garante es suficiente para fundamentar la responsabilidad, o si se requiere un cono-

LOS HECHOS PUNIBLES DE OMISIN

505

cimiento actual de la misma. Welzel ha sostenido que el garante no puede


estar obligado a prestar atencin a si el bien jurdico amenazado pertenece a
aquellos por los que l debe responder. Este punto de vista, solo resulta convincente si, en la situacin concreta, no se da ningn motivo para prestar tal
atencin y tambin, solamente en este caso, porque no se necesita tomar en
cuenta la casualidad. Pero, en principio, es suficiente la cognoscibilidad con
relacin a la posicin de garante
Si el autor realiza con su conducta solo un supuesto hecho tpico penal,
el marco penal correspondiente en cuyo mbito debe permanecer la sancin,
quedar claramente establecido; todo lo dems, como especialmente la individualizacin de la pena, pertenece a la teora de la consecuencia jurdico
penal de lo ilcito. Sin embargo, si su conducta contradice varias prescripciones jurdicas, en primer trmino habr que aclarar en qu relacin se encuentran estas prescripciones entre s.
17. Conclusin.
Sin ser tema puntual, hemos observado segn el conciso anlisis efectuado, la importancia que tiene el Derecho Penal de captar las distintas formas
de valoraciones sociales, culturales, histricas, etc., del ser humano, y por tal
consecuencia dan origen y fundamento a sanciones, especialmente para aquellas conductas que por accin u omisin daan o ponen en peligro dichos
bienes jurdicos.
Los bienes jurdicos, consagrados en el ordenamiento positivo, son entes de cuya efectiva proteccin se ocupan distintos estamentos legalmente
predispuestos; y en lo que a nosotros respecta, toda conducta lesiva a esos
bienes debe ser sancionada segn los parmetros de la ley penal. Esta sancin, debe estar dada conforme al principio de legalidad, entendida como el
modelo de conducta reprochable por una ley anterior que estrictamente lo
describa, ya sea en su faceta activa producir o en su pasiva no evitar que
se produzca.
Para la idea de libertad embanderada por los enciclopedistas o la ilustracin, el razonamiento para vincular a un ciudadano por la omisin, como
conducta punible, nicamente puede encontrar fundamento en La ley o el con-

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

trato. Obviamente, con correr del tiempo ello ha sufrido numerosas transformaciones, producto de las distintas formas del pensamiento, llegando en nuestra actualidad a tener un fundamento, ya no solo en esos dos aspectos formales: la ley y el contrato, sino tambin en otros que responden a la tcnica
jurdicapenal, como seria caso manifiesto de quien tiene el deber de garanta, por ejemplo el padre sobre el hijo.
Sin soslayar la importancia el aporte de las distintas corrientes de pensamiento penal para solucionar el vaco de la posicin de garante, entendemos que, lo determinante es, ms bien, el punto de vista normativo en el sentido de que alguien, en cuya intervencin confi la sociedad, lesiona, al omitir la actividad esperada, bienes jurdicos que le fueron encomendados a su
custodia y quedaron desprotegidos por falta de otro aseguramiento, que a su
vez deben estar comprendidos de manera ms expresa en una norma, u otro
instrumento cuyo valor asimile a la equivalencia prevista en el Artculo 15,
como mandato jurdico.
Cabe apuntar una cuestin histrica, que de un lado, se dudaba si caba
aceptar de alguna manera hechos punibles de omisin no regulados expresamente en la ley, y si se poda sustituir la causalidad real del hacer positivo por
la causalidad hipottica de la omisin cuestin de la compatibilidad con la
prohibicin de la analoga, y, por el otro, se objetaba que la delimitacin del
circulo de autores mediante los elementos de garante utilizados por la jurisprudencia no poda realizarse de forma tan inequvoca que quedara clara la
fractura del tipo legal cuestin de la compatibilidad con el mandato de determinacin.
A esta discusin doctrinaria, y que tiene clara importancia sobre el Artculo 15 del cdigo penal paraguayo, cabe sintetizar diciendo que, muchas
veces no se puede exigir del legislador una clusula estricta para situaciones
tan complejas como prever indeterminadas e innumerables hiptesis en que
debe proyectarse a un tipo legal de omisin impropia, ms aun en los casos
para definir en cada caso concreto quien es el garante o quien tiene el mandato jurdico.
A todo ello debo precisar diciendo que, en los delitos impropios de
omisin prevista en el Artculo 15, habr que encomendar a la jurisprudencia

LOS HECHOS PUNIBLES DE OMISIN

507

y apoyarse en la doctrina para determinar la resolucin del problema de los


garantes, en los supuestos no regulados. Esta elaboracin deber tener en cuenta el ordenamiento jurdico vigente, y justipreciar en cada caso concreto los
aspectos que hacen a cada pargrafos precedentes, donde en lo posible no
haya colisin con el principio de legalidad, y tampoco dudas sobre seguridad
jurdica.
Bibliografa.
CONSTITUCIN NACIONAL PARAGUAYA
CDIGO PENAL PARAGUAYO
TRATADO DE DERECHO PENAL. PARTE GENERAL. Hans Heinrich Jescheck.
STRAFRECHT ALLGEMEINER. Hanz Welzel.
FUNCIONES DE LA PENA Y LA TEORA DEL DELITO EN EL
ESTADO SOCIAL Y DEMOCRTICO DE DERECHO. Welzel en Mir Puig.
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL. Klaus Roxin.
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL. Gunter Stratenwerth.
DIE UNTERLASSUNG IM STRAFRECHT UND DAS GARANENTPRINZIP Herzberg.
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL. Gunter Jacobs.
EL CONCEPTO PENAL DE ACCIN. Gunter Jacobs.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

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DICTAMEN INTERDISCIPLINARIO SOBRE


BANCOS EN PROPIEDAD DE COOPERATIVAS DE
AHORRO Y CRDITO (*)
Por Ricardo Rodrguez Silvero, Carmen Susana de Torres
y Vctor Vidal Soler (**)

Sumario: Antecedentes.- Objetivos de la consultora: Objetivo general, Objetivo especfico.- Actividades a desarrollar: Producto final: Desarrollo del Dictamen, Marco Normativo.- La Constitucin Nacional.- El marco legal de las cooperativas.- Las cooperativas y la actividad bancaria.- Anlisis de viabilidad entre la figura de la sociedad lucrativa y la propiedad cooperativa sobre esta.- Costo del Dinero en las Entidades Financieras regidas
por la Ley N 861/96: Encaje Legal.- Fondo de Garanta de Depsitos FGD.Conclusin I: Efectos impositivos sobre los prstamos concedidos por las
entidades financieras, supervisadas por el BCP.- Conclusin II: Operaciones
autorizadas para las entidades financieras supervisadas por el BCP.- Conclusiones finales.
(*) Dictamen interdisciplinario sobre Bancos en propiedad de Cooperativas de Ahorro y Crdito, solicitado por FECOPAR LTDA.
(**) Prof. Dr. Ricardo Rodrguez Silvero: Doctor en Ciencias Econmicas y Sociales en la Universidad de Bremen (Doktor summa cum laude);
Diplomado en Economa y Sociologa (Volkswirt sozialw. Richtung) en la Universidad de Cologne; Lic. en Ciencias Contables y Administrativas por la Universidad Catlica de Asuncin. Especializado en inversiones e impuestos, desarrollo sostenible e integracin econmica internacional. Trabaja con aso-

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Antecedentes.
La constitucin de bancos en propiedad de cooperativas de ahorro y
crdito o la compra de sus acciones por cooperativas individuales a veces
genera controversias entre propios y extraos. La pregunta ms frecuente es:
Est eso de acuerdo con las normas vigentes? Dentro de ese contexto, la
Federacin de Cooperativas de Paraguay FECOPAR LTDA. ha solicitado un
dictamen interdisciplinario evaluando los pros y los contras de un banco de
ese tipo a la luz de las normas vigentes, tambin desde la ptica de las cooperativas individuales.

ciados interdisciplinarios en Paraguay, Mercosur, EEUU y en la Unin Europea. Formalizador, organizador y saneador de empresas/proyectos y docente,
analista e investigador en ciencias econmicas. Tiene varios libros y estudios
publicados sobre estos temas en Amrica Latina y Europa. Hace tambin
anlisis de actualidad en peridicos y redes sociales.
Prof. Lic. Carmen Susana de Torres: Contadora-Tributarista. Licenciada en Contabilidad y Administracin de Empresas. Magister en Planificacin y Conduccin Estratgica Nacional. Asociada principal de Rodrguez
Silvero y Asociados. Realiza trabajos de asesoramiento contable, organizacin administrativa e impositiva en empresas comerciales, agropecuarias y
entidades sin fines de lucro. Participa como expositora en talleres sobre reformas impositivas. Tambin realiz aportes de materiales escritos sobre la
Ley de Adecuacin Fiscal para publicaciones en libros, revistas y otros medios de difusin, desde marzo de 2003 a la fecha. Tiene varios libros en coautora con el Dr. Ricardo Rodrguez Silvero.
Prof. Abg. Vctor Vidal Soler: Abogado por la Universidad Nacional
de Asuncin (UNA). Mster en Derecho por la Universidad Nacional Autnoma de Mxico (UNAM), con tesis sobre el contrato de joint venture internacional, aprobada con mencin honorfica. Asesor y consultor de organismos y
entidades del Estado, agencias de cooperacin internacional, organizaciones
de la sociedad civil, y empresas locales y extranjeras. Profesor de Teora Poltica de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), sede
Paraguay. Autor de ensayos y artculos jurdicos para revistas nacionales e
internacionales.

DICTAMEN INTERDISCIPLINARIO SOBRE


BANCOS EN PROPIEDAD DE COOPERATIVAS DE AHORRO Y CRDITO

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Ya existe en el pas un precedente de banco de cooperativas, a iniciativa de las de produccin, con fines claramente delimitados en la norma, por
la que se lo constituye. Las cooperativas que decidieron crearlo tienen circunstancias especficas que ameritan la constitucin de un banco cooperativo:
gran parte de su produccin se destina a la exportacin y otra se vende localmente a terceros no socios. Las cooperativas de produccin son lderes en
produccin, ventas locales y exportacin de productos agropecuarios no solo
en estado de materia prima, sino sobre todo con considerable valor agregado.
Oficialmente hablando y en los documentos correspondientes, dicho
banco, propiedad de cooperativas, lleva el nombre de Banco para la Comercializacin y Produccin BANCOP SA y est regido por la Ley N 861/96 de
Bancos, Financieras y otras Entidades de Crdito. Fue habilitado por Resolucin N 21 del 31 de enero de 2012 del Banco Central del Paraguay y est
controlado por la Superintendencia de Bancos.
Las cooperativas de ahorro y crdito, individualmente consideradas, tienen circunstancias especficas que determinan su existencia; realizan intermediacin financiera con sus socios y entre cooperativas del mismo tipo. Un
banco, propiedad de cooperativas, tiene otras.
Se solicita analizar las diferencias del caso as como las ventajas y desventajas de crear un banco para las cooperativas de ahorro y crdito. El objetivo es examinar si existen aspectos positivos, neutrales y/o negativos para
una cooperativa individual, que se haga co-patrocinadora, fundadora y copropietaria de un banco. Si as fuera, habr que sopesarlos debidamente y
eventualmente tomar decisiones por saldos, vale decir, ver cules aspectos
prevalecen: Evaluar si los aspectos positivos o neutrales o negativos fueran
ms numerosos y de mayor peso o, si aparecieran todos ellos simultneamente o secuencialmente, observar cules predominan en la combinacin y en el
proceso de toma de decisiones y su puesta en prctica.
Habr que analizar tambin sus efectos sobre las cooperativas que no
formen parte de dicha iniciativa, la de constituir un banco de cooperativas de
ahorro y crdito ni firmen su acta de constitucin.

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Objetivos de la consultora:
Objetivo general de la consultora ser evaluar la conformidad jurdica
y operacional de bancos en propiedad de cooperativas de ahorro y crdito
versus sus organizaciones individuales a los efectos de lograr su consolidacin en el sistema financiero nacional.
Objetivo especfico de la consultora ser evaluar las ventajas y desventajas de un banco en propiedad de cooperativas para las cooperativas de
ahorro y crdito, individualmente consideradas, tanto para las que lo constituyen como para las que se abstienen de hacerlo.
Para determinar lo escrito en los prrafos precedentes, ser necesario
analizar debidamente:
a) La Constitucin Nacional: El mandato por el cual se establece la
necesidad del fomento de las cooperativas y sus fundamentaciones.
b) La Ley Orgnica del Banco Central N 489/95 y la mencionada Ley
N 861/96 de Bancos, Financieras y otras Entidades de Crdito y sus reglamentaciones.
c) La Ley N 438/94 de Cooperativas y sus reglamentaciones.
d) La Ley N 2157/03 que regula el funcionamiento del INCOOP y establece su Carta Orgnica as como sus reglamentaciones.
e) El Cdigo Civil Paraguayo y sus leyes complementarias.
f) Entre otras normas conexas
Actividades a desarrollar:
a) Exgesis jurdica, es decir interpretacin de cada una de las normas
arriba mencionadas, desde la ptica de las cooperativas de ahorro y crdito,
individualmente consideradas versus el potencial nuevo banco.
b) Conseguir a tal efecto todas las mencionadas leyes y sus reglamentaciones, en su versin actualizada.
c) Obtener informaciones fidedignas sobre la reciente creacin del Banco de Comercializacin y Produccin Bancop SA as como toda la documentacin oficial que constituye base legal para su constitucin y operacin.

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BANCOS EN PROPIEDAD DE COOPERATIVAS DE AHORRO Y CRDITO

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d) Realizar entrevistas con autoridades pblicas y privadas, que en funcin de este dictamen sean necesarias.
e) Realizar reuniones de trabajo con el Consejo de FECOPAR sobre el
borrador en cierne de este estudio, el de esta propuesta.
Producto final:
a) Dictamen con el anlisis de contenido, esbozado arriba. Es decir,
evaluacin de los pros y los contras en la creacin de un banco en propiedad
de cooperativas de ahorro y crdito. Entrega del dictamen a ser hecha a mediados de julio de 2014.
b) Reuniones de trabajo ad hoc con lderes de FECOPAR.

DESARROLLO DEL DICTAMEN.


Marco Normativo
La Constitucin Nacional.
La Carta Magna promulgada en 1992 recogi en su proceso de formulacin del antecedente, ya imperante a esa fecha, de la creciente importancia del
cooperativismo para el desarrollo econmico y social de la Repblica.
Influidos por ese espritu, los convencionales constituyentes introdujeron al texto constitucional el Artculo 113, que trata del Fomento de las
Cooperativas. La referida disposicin seala lo siguiente:
El Estado fomentar la empresa cooperativa y otras formas asociativas de produccin de bienes y de servicios, basadas en la solidaridad y la
rentabilidad social, a las cuales garantizar su libre organizacin y su autonoma.
Los principios del cooperativismo como instrumento del desarrollo econmico nacional, sern difundidos a travs del sistema educativo.
El citado artculo contiene en verdad dos principios constitucionales de
carcter complementario:

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

a) El primero de ellos, consiste en la obligacin de cumplimiento progresivo por parte del Estado de fomentar la conformacin de entidades cooperativas, atendiendo a que generan rentabilidad social y fortalecen el valor de
la solidaridad entre sus asociados; y
b) El segundo guarda relacin con el anterior, pero apunta especficamente a introducir en el sistema educativo nacional la enseanza y promocin
de los valores cooperativos.
Adems, en su primer prrafo, est contenida tambin una garanta
constitucional clara: Las cooperativas tienen el derecho de organizarse libremente y disponen de plena autonoma para la consecucin de sus fines.
El marco legal de las cooperativas.
Bajo los principios consagrados por la Constitucin Nacional de 1992,
se promulg en el ao 1994 la Ley No 438 De Cooperativas, que puso en
vigencia el marco legal especfico para el funcionamiento de las cooperativas
en la Repblica del Paraguay.
Dicho instrumento contiene en su Art. 3 una definicin legal de la naturaleza de las cooperativas (personas jurdicas distintas tanto de las asociaciones de utilidad pblica y las fundaciones, como de las sociedades comerciales), que es la siguiente:
Cooperativa es la asociacin voluntaria de personas, que se asocian
sobre la base del esfuerzo propio y la ayuda mutua, para organizar una empresa econmica y social sin fines de lucro, con el propsito de satisfacer
necesidades individuales y colectivas.
As tambin, la referida ley, en cuanto a las actividades de las cooperativas, establece que las mismas pueden realizar actividades especficas, o en
forma mltiple de acuerdo con sus fines y objetivos (Art. 9, Ley No 438/
1994), y que stas pueden, en general, realizar toda clase de actividades en
igualdad de condiciones con las personas de derecho privado (Art. 11,
Ley No 438/1994).

DICTAMEN INTERDISCIPLINARIO SOBRE


BANCOS EN PROPIEDAD DE COOPERATIVAS DE AHORRO Y CRDITO

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Ahora bien, las cooperativas deben ceir su funcionamiento y ordenar


sus actos a las normas legales que conforman el derecho cooperativo y, subsidiariamente, al derecho civil o comn (Art 7, Ley No 438/1994). El derecho
cooperativo es aquel conformado por los principios y normas que ataen a la
materia cooperativa, y sus dos principales instrumentos normativos en Paraguay son: a) La referida Ley No 438/1994 De Cooperativas; y b) La Ley
No 2.157/2003 Que regula el funcionamiento del Instituto Nacional de Cooperativismo y establece su Carta Orgnica.
En efecto, las cooperativas se encuentran sometidas en Paraguay a la
regulacin y control ejercidos por el Instituto Nacional de Cooperativismo
(INCOOP), que es una entidad de derecho pblico, autnoma y autrquica
(Art. 1, Ley No 2.157/2003).
Toda cooperativa, para iniciar su existencia legal, debe solicitar a la
Autoridad de Aplicacin el reconocimiento de su personera jurdica (Arts.
17 y 18, Ley No 438/1994). Dicha Autoridad de Aplicacin es el INCOOP.
Las cooperativas y la actividad bancaria.
Si bien las cooperativas de ahorro y crdito realizan algunas actividades similares a las efectuadas por bancos, financieras y otras entidades de
crdito (captacin de ahorros, otorgamiento de prstamos, expedicin de tarjetas de crdito, etc.), su naturaleza jurdica no es asimilable a la de estos
ltimos.
Cabe sealar en este punto que la intermediacin financiera, en el significado y alcances establecidos en la Ley No 861/1996 General de Bancos, Financieras y otras Entidades de Crdito no es una actividad de libre
realizacin, sino que puede ser efectuada solamente por las entidades autorizadas por el Banco Central del Paraguay (BCP), previo dictamen de la Superintendencia de Bancos (Art. 4, Ley No 861/1996).
A su vez, la forma de constitucin de las entidades que pretenden dedicarse a la intermediacin financiera est expresamente regulada, debiendo las

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

mismas adoptar la forma de una sociedad annima, con capital representado


por acciones nominativas (1).
En ese sentido, corresponde volver a analizar la Ley No 438/1994 De
Cooperativas. En la misma, en el Art. 103, se hace mencin taxativa de los
bancos cooperativos, establecindose lo siguiente:
Queda autorizada la formacin de Bancos Cooperativos, cuya capitalizacin se har por certificados de aportacin de las Cooperativas, Centrales y Socios individuales. Los mismos sern de inversin y fomento, pudiendo realizar todas las operaciones activas y pasivas para el fomento y
desarrollo de la economa cooperativa, en igualdad de condiciones con los
dems Bancos. La adhesin al Banco es voluntaria. Le sern de aplicacin
las disposiciones de la Ley Orgnica del Banco Central del Paraguay y la
Ley General de Bancos y otras Entidades Financieras. Asimismo, queda autorizada la formacin de Bancos de Cooperativas en carcter de Bancos de
segundo piso.
Ahora bien, la experiencia reciente ha demostrado que la figura del banco cooperativo aparentemente no ha ofrecido el atractivo suficiente para su
utilizacin en la prctica, quizs por las limitaciones mismas contenidas en la
Ley N 438/94 de Cooperativas, en el artculo ms arriba referido, que sujeta
el mbito de actuacin de dichas entidades a la inversin y fomento de la
economa cooperativa, no contemplando expresamente la posibilidad de la
incursin en otras reas de la actividad financiera.
En ese sentido, la experiencia nacional ha dado a luz recientemente el
primer banco de propiedad cooperativa, aunque no precisamente encuadrado
en la figura de banco cooperativo ms arriba citado, con capitalizacin por
certificados de aportacin.
La va escogida para el efecto, por el denominado Banco para la Comercializacin y la Produccin Sociedad Annima (BANCOP S.A.), ha sido
(1) Art 10, Ley No 861/1996. La salvedad est dada en los casos de
entidades creadas por una Ley especfica, o de sucursales de bancos del exterior.

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la adopcin de la figura mercantil de la sociedad annima, segn los requisitos establecidos por la Ley No 861/1996. Dicho banco ha sido conformado,
en efecto, por 27 cooperativas multiactivas de produccin, cuya actividad principal se enmarca en los rubros agrcola, pecuario e industrial, y su modelo es
el de gestin universal, esto es, apunta a desarrollar los servicios y productos
que normalmente brindan los dems bancos del sistema financiero nacional,
sin ms limitaciones que la enunciacin taxativa de operaciones permitidas
por el Art. 40 de la Ley No 861/1996.
As, en su carcter de banco, la referida entidad est regulada por las
normas de la Ley No 861/1996 de Bancos, Financieras y otras Entidades de
Crdito y la Ley No 489/1995 Orgnica del Banco Central del Paraguay.
Por analoga, la misma situacin jurdica resultar aplicable a cualquier otro
banco que, acogindose a la regulacin de la Ley General de Bancos, Financieras y otras Entidades de Crdito, se constituya a partir del capital integrado
por cooperativas.
Anlisis de viabilidad entre la figura de la sociedad lucrativa y la
propiedad cooperativa sobre esta.
En principio, podra parecer contradictorio que una figura societaria de
naturaleza jurdica mercantil, como lo es la sociedad annima, caracterizada
por su nimo de lucro, resulte compatible con los fines no lucrativos que definen a las cooperativas segn nuestro ordenamiento jurdico nacional (2).
En efecto, como bien lo seala la doctrina jurdica extranjera, al comparar la figura de la sociedad annima y de la cooperativa: () se trata de
dos especies distintas; la sociedad annima que responde al principio del
capital y la cooperativa que responde al principio de mutualidad (3).
As, a diferencia de las sociedades de capital en las que las decisiones
se toman en funcin del peso porcentual del capital representado en acciones
(2) El Art. 3 de la Ley No 438/1994 define a las cooperativas como
empresas econmicas y sociales sin fines de lucro.
(3) Cfr. SALVADOR ARMENDRIZ, Mara Amparo. Banca pblica y
mercado. INAP. Madrid, 2000. p. 244.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

en las entidades cooperativas, sin embargo, las decisiones de la mxima autoridad en este caso, la asamblea se adoptan segn el principio de un hombre
un voto.
En el caso especfico de las cooperativas de ahorro y crdito, los elementos de comparacin pueden parecer ms difusos inclusive, puesto que sus
actividades estn relacionadas directamente con las actividades realizadas por
las entidades mercantiles de intermediacin financiera (bancos, financieras
y otras entidades de crdito), si bien con un alcance limitado.
Aun as, conviene tener en cuenta la siguiente distincin basada en la
naturaleza jurdica de ambas figuras: a) el banco o financiera S.A.; y b) las
cooperativas de ahorro y crdito.
En el primer caso, se busca expresamente la obtencin de un beneficio
o utilidad repartible (los dividendos); en el segundo caso, se busca por lo
menos la cobertura de costos y en lo posible la obtencin de excedentes a
travs de las operaciones totales realizadas, pero no solo con fines de reparto,
sino para poder atender de manera ms adecuada las necesidades financieras
de sus socios (entre ellas, por ejemplo, la oferta de crditos ms baratos y
accesibles que los existentes en la plaza financiera convencional).
Por los motivos expresados, la legislacin paraguaya prohbe a las cooperativas de ahorro y crdito otorgar crditos a quienes no fueran socios
salvo a otra cooperativa reconocida legalmente o captar ahorros de terceros, sino con expresa autorizacin del INCOOP y con dictamen del Consejo
Asesor (4). Lo que se busca precautelar, bsicamente, es el cumplimiento de
los fines y principios solidarios o mutualsticos de las cooperativas de ahorro
y crdito con sus socios, que se resumen en la procuracin de atender las
necesidades financieras de los mismos, no de terceros.
Sin embargo, tal como lo seala la doctrina extranjera en la materia, la
insercin de la actividad cooperativa en el marco delimitado por el sistema
(4) Cfr. Art. 105: Cooperativas de Ahorro y Crdito, del Decreto No
14.052 de fecha 3 de julio de 1996 Por el cual se reglamenta la Ley No 438
De Cooperativas, de fecha 21 de octubre de 1994".

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BANCOS EN PROPIEDAD DE COOPERATIVAS DE AHORRO Y CRDITO

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de economa de mercado, y la subordinacin lgica a sus principios rectores,


permite relativizar el significado estricto de algunos principios cooperativos
tradicionales (5).
En efecto, existen ordenamientos jurdicos, como el de Espaa, en los
que expresamente se permite a las cooperativas de ahorro y crdito realizar
operaciones bancarias con terceros, aunque limitando el conjunto de dichas
operaciones activas con terceros a un mximo del 50% de los recursos totales
de la entidad (6).
Ahora bien, regresando al marco delimitado por el derecho paraguayo,
y tomando en consideracin la prohibicin que pesa sobre las cooperativas de
ahorro y crdito paraguayas de realizar actividades crediticias con terceros,
como tambin las limitaciones que supone el no encuadrarse jurdicamente
dentro de la categora de entidades de intermediacin financiera segn los
trminos y alcances de la Ley No 861/1996 General de Bancos, Financieras
y otras Entidades de Crdito, corresponde plantear la pregunta de si una o
varias cooperativas de ahorro y crdito estn facultadas, como personas jurdicas autnomas, a invertir parte de su capital en la conformacin de una
sociedad annima bancaria, regida por la Ley No 861/96, y ofrecer as, a sus
socios y a terceros, productos y servicios financieros en pie de igualdad con
los bancos de plaza. Especficamente, lesionara esto el principio de la ausencia de finalidad lucrativa que deben observar las cooperativas?
Para poder responder a esta pregunta, hay que examinar, con carcter
previo, la siguiente premisa: El nimo lucrativo se manifiesta en la expectativa final de distribucin de utilidades por parte de los aportantes del capital de
una empresa (en el caso de una S.A., los accionistas), y no a travs de la
simple comprobacin del carcter rentable de una determinada actividad econmica.

(5) Cfr. EMBID IRUJO, Jos Miguel. Concentracin de empresas y


derecho de cooperativas. Universidad de Murcia, 1991. p. 18.
(6) Cfr. Ley espaola 13/1989, de 26 de mayo, de Cooperativas de Crdito, Arts. 4.1 y 4.2.

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Debe considerarse adems que, segn el marco normativo vigente en


Paraguay, est permitido a las cooperativas realizar distribucin de excedentes entre sus socios en proporcin a los trabajos y las operaciones realizadas con la cooperativa, una vez finalizado el cierre del ejercicio anual, y con
la obligacin de haber cubierto previamente otras asignaciones como: a) el
aporte para la reserva legal; b) el aporte para el Fondo de Fomento de la Educacin Cooperativa; c) el aporte a otros fondos especficos que seale el estatuto social o que resuelva la Asamblea para fines determinados; d) el pago de
un inters mnimo a los certificados de aportacin; y e) el aporte para el sostenimiento de las Confederaciones o Federaciones a que est asociada la respectiva cooperativa (7).
Ahora bien, resulta evidente que dicha distribucin de excedentes no es
asimilable al reparto de utilidades de una sociedad annima, puesto que en
esta ltima la distribucin se hace en relacin al porcentaje de participacin
accionaria de los socios capitalistas, y no en base a la proporcin de los trabajos y operaciones realizadas con la entidad, como es el caso de los socios
cooperativistas. Adems, lo que busca una sociedad mercantil es, en esencia,
la mxima rentabilidad posible de sus operaciones, para maximizar a su vez
las utilidades (he ah el nimo de lucro); sin embargo, una cooperativa de
ahorro y crdito persigue ciertamente el equilibrio entre ingresos y egresos
as como el excedente en sus operaciones, pero con el objetivo de brindar de
manera sostenible soluciones adecuadas a las necesidades financieras de sus
socios (crditos ms blandos como plazos largos, bajas tasas de inters etc.).
Siguiendo esta lnea de razonamiento, consideremos ahora que una
eventual sociedad annima bancaria, constituida a partir de capital aportado
por cooperativas de ahorro y crdito, sera una entidad controlada por las cooperativas aportantes, teniendo sus utilidades, en lo estrictamente formal, el
destino de los dividendos de cualquier otra S.A. el reparto entre los accionistas. Sin embargo, su destino final, siendo este para las cooperativas de ahorro y crdito los accionistas, sera el acrecentamiento del patrimonio social de
las respectivas cooperativas dueas en pie de igualdad con cualquier otro
tipo de ingreso financiero. De esta forma, no se lesiona el principio de la

(7) Cfr. El Art. 42 de la Ley No 438/1994.

DICTAMEN INTERDISCIPLINARIO SOBRE


BANCOS EN PROPIEDAD DE COOPERATIVAS DE AHORRO Y CRDITO

521

ausencia del nimo lucrativo, puesto que no se alteran las reglas de funcionamiento de las cooperativas en s mismas (8).
No obstante, resta por dilucidar otro interrogante jurdico: Las cooperativas son entidades autnomas y sus Asambleas constituyen la mxima autoridad. Sin embargo, los mbitos y lmites de actuacin de las cooperativas se
encuentran regulados por el ordenamiento jurdico nacional, que ha encontrado necesario someter a estas entidades solidarias a una Autoridad de Aplicacin de la legislacin cooperativa y de Control de los entes cooperativos, que
es el INCOOP (9). Teniendo esto en consideracin, permite el marco reglamentario emitido por el INCOOP que las cooperativas de ahorro y crdito
inviertan parte de su capital en la constitucin de una sociedad annima bancaria?
Es necesario en este punto mencionar que existe un instrumento normativo denominado Marco Regulatorio para las Cooperativas del Sector de
Ahorro y Crdito que fue adoptado por Resolucin del INCOOP No 11.102/
2013, y que fue modificado parcialmente por dos resoluciones posteriores, la
No 11.343/2013 y la No 11.481/2014.
En dicho Marco Regulatorio, el numeral 2.1. Operaciones Bsicas Permitidas enumera las operaciones que las Cooperativas y Centrales Cooperativas del sector de Ahorro y Crdito pueden realizar. As, en el inciso g) se
incluye: Suscribir e integrar certificados de aportacin de otras cooperativas y centrales cooperativas, o realizar inversiones de cualquier tipo y denominacin (10).

(8) En efecto, no se alterara la regla de un hombre un voto (las Asambleas respectivas de las cooperativas seguiran teniendo la decisin final sobre el destino de los recursos recibidos en concepto de dividendos de la S.A.,
junto con los dems recursos ordinarios), ni se modificara el principio del
reparto de excedentes de la cooperativa a los socios en proporcin a los trabajos y las operaciones realizadas con la cooperativa.
(9) Cfr. Art. 1 de la Ley No 2.157/2003 Que Regula el Funcionamiento del Instituto Nacional de Cooperativismo y Establece su Carta Orgnica.
(10) Las cursivas y las negrillas son nuestras.

522

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Por otra parte, en el numeral 2.4. Prohibiciones a los Administradores,


dispone en su inciso d) lo siguiente: Ejecutar emprendimientos comerciales,
industriales, de servicios o de cualquier otra naturaleza, sin la realizacin
previa del estudio de factibilidad correspondiente. En los casos en que la
inversin corresponda a un emprendimiento ajeno al giro tradicional de las
actividades de la Entidad, y que supere al 10% del capital integrado, requerir adems la autorizacin previa del INCOOP, que se expedir dentro del
perentorio plazo de 30 (treinta) das hbiles, a partir de presentada la solicitud y cumplidos los requisitos, cuyo vencimiento sin respuesta expresa de la
Autoridad de Aplicacin, tendr automticamente el valor de la autorizacin
tcita.
Con base en las disposiciones reglamentarias referidas ms arriba, y
considerando adems la ya mencionada regla establecida en el Art. 11 de la
Ley No 438/1994: Las cooperativas pueden realizar toda clase de actividades en igualdad de condiciones con las personas de derecho privado, es
factible concluir que el marco normativo vigente faculta a las cooperativas del sector de ahorro y crdito a invertir un porcentaje de su capital en
la conformacin de una sociedad annima bancaria, que adems de la rentabilidad potencial que ofrecera a las cooperativas accionistas, redundara
adicionalmente en la posibilidad para los socios de las cooperativas de acceder, a travs del eventual banco de propiedad cooperativa, a la prestacin de
servicios solamente permitidos a las entidades de intermediacin financiera
reguladas por el BCP.
No obstante, consideramos que la decisin sobre dicha inversin del
capital de las cooperativas debe atender a las siguientes condiciones previas:
a) La elaboracin de un estudio detallado de factibilidad econmica y
financiera sobre la creacin de un banco de propiedad cooperativa.
b) El sometimiento de dicha intencin al parecer de una Asamblea Extraordinaria de socios en cada una de las cooperativas partcipes del proyecto,
puesto que la asamblea constituye la mxima autoridad de las cooperativas y
solamente sus decisiones obligan a los dems rganos y a los socios presentes
o ausentes (11).

DICTAMEN INTERDISCIPLINARIO SOBRE


BANCOS EN PROPIEDAD DE COOPERATIVAS DE AHORRO Y CRDITO

523

c) Requerir la autorizacin correspondiente al INCOOP, si la inversin


en la constitucin del banco, para la cooperativa solicitante, representare un
monto mayor al 10% de su capital integrado.
d) En el caso de que la inversin representare un monto inferior al 10%
del capital integrado de la cooperativa respectiva, realizar una consulta vinculante al INCOOP respecto al alcance interpretativo de la disposicin contenida en el inciso g) del numeral 2.1. del Marco Regulatorio para Cooperativas
del Sector de Ahorro y Crdito, que admite entre las operaciones bsicas permitidas: Suscribir e integrar certificados de aportacin de otras cooperativas y centrales cooperativas, o realizar inversiones de cualquier tipo y denominacin. La referida consulta debe versar sobre si cabe interpretar la inversin en la suscripcin e integracin de acciones de una sociedad annima
bancaria dentro de la expresin inversiones de cualquier tipo y denominacin. En caso de respuesta afirmativa por parte del INCOOP a la consulta
vinculante, y toda vez que la inversin de la cooperativa respectiva no superare el 10% de su capital integrado, podr procederse a realizar la inversin
respectiva.
Costo del Dinero en las Entidades Financieras regidas por la Ley N
861/96.
En este captulo se analizarn los pros y contras de las entidades financieras regidas por la Ley 861/96, es decir Bancos, Financieras y otras Entidades de Crdito, versus las cooperativas con el fin de determinar el costo del
dinero en unas y otras.
En materia de ordenamiento jurdico-institucional y de controles, hay
que destacar de entrada que las mencionadas entidades financieras estn regidas por el Banco Central del Paraguay y controladas por la Superintendencia
de Bancos.
Las cooperativas, en cambio, estn regidas por las normas generales
emitidas por el INCOOP y sometidas a la supervisin y control de este organismo pblico.
(11) Cfr. Art. 52 de la Ley No 438/1994.

524

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El dinero captado por las entidades regidas por la Ley 861/96 General
de Bancos, Financieras y Otras Entidades de Crdito tiene costos adicionales a los depsitos captados por las cooperativas regidas por la Ley 438/94, a
saber:
Encaje Legal.
El Banco Central del Paraguay tiene la facultad otorgada por la Ley
489/95 Orgnica del Banco Central para fijar, modificar y reglamentar los
encajes legales y sus penalizaciones, en el marco de la poltica monetaria y
bancaria del Gobierno Nacional.
En ese aspecto el BCP, de acuerdo a los recursos lquidos, fija determinadas tasas de Encaje Legal para establecer una reserva bancaria obligatoria
que permita garantizar el retorno por lo menos de una parte de los ahorros de
sus depositantes en el caso eventual de crisis financiera de uno o varios bancos o del sistema bancario as como evitar eventuales presiones en el nivel de
precios: un aumento de la tasa de encaje tiene efectos contractivos sobre los
billetes y monedas en circulacin; una disminucin de la misma ocasiona efectos expansivos.
Es as que en el ao 2012 el BCP aument las tasas del Encaje Legal
para los depsitos en moneda local y disminuy las tasas de Encaje Legal
para los depsitos en moneda extranjera.
El actual Encaje Legal est vigente desde octubre de 2012 de acuerdo a
la Resolucin del BCP N 30 sobre los depsitos en moneda nacional de las
entidades financieras del pas, regidas por la Ley 861/96, es decir Bancos,
Empresas Financieras y Sociedades de Ahorro y Prstamo para la Vivienda.
Tiene hoy en da las siguientes tasas:
Depsitos Vista

De 2 das hasta 360 das

18%

18%

De 361 das y ms
0%

As mismo, el BCP establece una penalizacin para las cancelaciones


anticipadas en instrumentos con vencimiento superiores a 360 das, equiva-

DICTAMEN INTERDISCIPLINARIO SOBRE


BANCOS EN PROPIEDAD DE COOPERATIVAS DE AHORRO Y CRDITO

525

lente a la tasa de encaje aplicada sobre los depsitos en moneda nacional a la


vista ms 2 puntos porcentuales, es decir en total 20%.
Es decir que se debe constituir un Encaje Legal del 20% sobre los depsitos cancelados antes de cumplido su plazo de 361 das, debiendo ser mantenido hasta la fecha del vencimiento de dicho depsito aunque el mismo ya
haya sido devuelto.
Para los depsitos recibidos en moneda extranjera, las tasas que rigen
tambin desde octubre de 2012, de acuerdo a la Resolucin del BCP N 31/
2012, son las siguientes:
Vista

De 2 das
hasta 360 das

De 361 das
hasta 540 das

De 541
das y ms

24%

24%

16,5%

0%

Fondo de Garanta de Depsitos FGD.


Los Bancos Privados, las Empresas Financieras y las Sociedades de
Ahorro y Prstamo para la Vivienda deben depositar en el Banco Central del
Paraguay trimestralmente el 0,12% sobre los saldos promedios de depsitos
en moneda nacional y extranjera en concepto de Fondo de Garanta de Depsitos FGD.
Las contribuciones se calculan tomando como base para el clculo el
promedio simple de depsitos del trimestre.
El aporte en efectivo es depositado en dos cuentas habilitadas en el
Banco Central del Paraguay, discriminadas por moneda nacional y dlares
americanos para las monedas extranjeras.
Conclusin I.
El dinero captado por los bancos supervisados por el BCP tiene el costo
adicional que representa inmovilizar parte de los depsitos en las cuentas de

526

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Encaje Legal y en el Fondo de Garanta de Depsitos. Las entidades cooperativas no deben cumplir con estos requisitos.
El mayor costo del dinero captado, debido al Encaje Legal y al FGD,
necesariamente impacta en la fijacin de las tasas de los prstamos concedidos por estas entidades as como en los intereses de las tarjetas de crdito y
los dems servicios.
Efectos impositivos sobre los prstamos concedidos por las entidades financieras, supervisadas por el BCP.
Los intereses de los prstamos otorgados por las entidades financieras
regidas por la Ley 861/96 estuvieron gravados hasta el mes de abril de 2014
inclusive con la tasa del 5% del IVA. A partir del mes de mayo del corriente
ao, la tasa del IVA aument al 10%.
Las entidades cooperativas estn exoneradas del IVA en los actos que
realizan con sus socios cooperativos, es decir el Acto Cooperativo se halla
exento.
La Ley 438/94 de Cooperativas establece lo que debe entenderse por el
mismo:
Artculo 8.- Acto Cooperativo. El acto cooperativo es la actividad solidaria, de ayuda mutua y sin fines de lucro de personas que se asocian para
satisfacer necesidades comunes o fomentar el desarrollo.
El primer acto cooperativo es la Asamblea Fundacional y la aprobacin del Estatuto. Son tambin actos cooperativos los realizados por:
a) Las cooperativas con sus socios;
b) Las cooperativas entre s; y,
c) Las cooperativas con terceros en cumplimiento de su objeto social.
En este caso se reputa acto mixto, y solo ser acto cooperativo respecto de la
cooperativa.
Los actos cooperativos quedan sometidos a esta ley y subsidiariamente
al Derecho Comn. Las relaciones entre las cooperativas y sus empleados y

DICTAMEN INTERDISCIPLINARIO SOBRE


BANCOS EN PROPIEDAD DE COOPERATIVAS DE AHORRO Y CRDITO

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obreros se rigen por la Legislacin Laboral. En las cooperativas de trabajo


los socios no tienen relacin de dependencia laboral.
As mismo, segn lo establece la Ley 438/94, cualquiera fuera la clase
o grado de la cooperativa, y conforme lo dispuesto en el Art. 113, inciso d),
queda exenta del impuesto a la renta sobre los excedentes que se destinen a la
constitucin de la Reserva Legal, el Fondo de Fomento de Educacin Cooperativa y el aporte para el sostenimiento de las Confederaciones o Federaciones, a las que est asociada la respectiva cooperativa, con las limitaciones
establecidas en el Art. 42 de la Ley. Lo mismo ocurre con los excedentes que
sean crditos de los socios por sumas pagadas de ms o cobradas de menos,
originadas en prestaciones de servicios o de bienes del socio con su cooperativa o de sta con aqul.
Artculo 113.- Exenciones Tributarias. Cualquiera fuera la clase o grado de la cooperativa, queda exenta de los siguientes tributos:
..
c) El Impuesto a la renta sobre los excedentes de las entidades cooperativas que se destinen al cumplimiento de lo dispuesto en los literales a), b)
y f) del Art. 42 y sobre los excedentes de las entidades cooperativas que sean
crditos de los socios por sumas pagadas de mas o cobradas de menos originadas en prestaciones de servicios o de bienes del socio con su cooperativa o
de esta con aquel;
Por otro lado, todas las actividades realizadas por las entidades financieras, regidas por la Ley 861/96, estn gravadas por el Impuesto a la Renta
de las Actividades Comerciales, Industriales y de Servicios IRACIS. Las
tasas son del 10% sobre utilidades re-invertidas ms un adicional del 5% sobre el 90% restante, si se las distribuye a socios con residencia en el pas.
Adems, si los socios tienen residencia en el exterior, al realizar la transferencia hay que abonar encima de todo eso nuevamente otro 15% sobre el 85,5%
restante, lo que da una tasa nominal total del 30% pero una tasa efectiva del
27,325%.
Las cooperativas pagan impuestos sobre las ganancias solamente en sus
actividades comerciales e industriales con terceros no socios. Si desarrollan
acto cooperativo, el mismo est exento.

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528

Conclusin II.
Los impuestos influyen en el costo de los prstamos otorgados por las
entidades financieras sujetas a la Ley 861/96, no as en los de las cooperativas
cuando realizan Acto Cooperativo. Ergo, los crditos otorgados por dichas
entidades financieras tendrn mayores costos, tambin por razones impositivas, que los de las entidades solidarias.
Banco propiedad de cooperativas
Costos para el banco
Vista
2 a 360 das 361 das y ms
18%
18%
0%
24%
24%
16,50%

Encajes legales
en moneda nacional
en moneda extranjera

541 das y ms
0%

0,12% s/ saldos promedios en moneda nacional y extranjera


Distribucin de utilidades para socios
c/ residencia local
c/ residencia extranjera
10%
10%
ms 5% sobre saldos
ms 15% s/saldos
Cooperativas individuales
No hacen encajes legales
No tienen fondos de garantas de depsitos (hasta ahora)
Estn liberadas de impuestos si es "Acto Cooperativo"
Pagan todos los impuestos en actividades con terceros no socios

Fondo garanta de depsitos


Impuestos
IVA
IRACIS

Operaciones autorizadas para las entidades financieras supervisadas por el BCP.


No obstante las mayores exigencias que tienen las entidades financieras
regidas por la Ley 861/96 en materia de los depsitos captados (Encaje Legal
y FGD) y los impuestos que las gravan y su consecuencia onerosa en su intermediacin financiera, ellas cuentan con una mayor gama de operaciones autorizadas a realizar en el mercado local e internacional, en comparacin con las
entidades cooperativas.

DICTAMEN INTERDISCIPLINARIO SOBRE


BANCOS EN PROPIEDAD DE COOPERATIVAS DE AHORRO Y CRDITO

529

A continuacin citamos algunas de ellas:


1) Celebrar contratos de cuenta corriente bancaria.
2) Emitir, avisar, confirmar y negociar cartas de crdito, a la vista o a
plazo y dems documentos homogneos, de acuerdo con los usos internacionales.
3) Asesorar, promover y canalizar operaciones de comercio exterior.
4) Adquirir y negociar certificados de depsito emitidos por bancos y
financieras, warrants, letras de cambio y facturas debidamente conformadas
provenientes de transacciones comerciales.
5) Suscribir transitoriamente primeras emisiones de valores de oferta
pblica, con garanta parcial o total de su colocacin.
Observacin: Slo las cooperativas especializadas y multiactivas de
produccin y las centrales cooperativas con actividades de produccin pueden emitir bonos para cotizar en la Bolsa de Valores.
6) Administrar fondos patrimoniales de inversin y fondos de pensiones, siempre que a tal fin constituya una entidad filial.
7) Actuar como fiduciarios en contratos de fideicomiso.
Conclusiones finales.
Las entidades cooperativas cumplen un rol importantsimo en la sociedad al nuclear y aunar los esfuerzos de los socios cooperativos para que a
travs de esa actividad conjunta se alcancen los objetivos personales y profesionales de cada uno de ellos, mejorando la calidad de vida de los mismos.
Son entidades solidarias y priman en ellas el bienestar de sus socios y por lo
menos la cobertura de los costos de las actividades solidarias. Si es posible la
obtencin de excedentes, mejor. No son entidades que persiguen fines de lucro. Cuando consiguen excedentes, su utilizacin est expresamente legislada

530

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

por las normas vigentes para cooperativas, prevaleciendo tambin all los fines de solidaridad.
Difcilmente las entidades financieras regidas por la Ley 861/96, precisamente porque son entidades con fines de lucro, puedan suplir la labor que
cumplen las cooperativas del pas en trminos de solidaridad social.
Las cooperativas siempre podrn ofrecer, legalmente y financieramente
hablando, crditos ms blandos a sus socios, llegando hasta los estratos econmicos ms bajos de profesionales y micro empresarios. Adems estn los
beneficios que implica ser socio cooperativo accediendo como tal a la distribucin de los excedentes y a los servicios sociales prestados con los aportes
de solidaridad.
Un banco de propiedad cooperativa, a nuestro criterio, en lugar de competir con las cooperativas individuales, se convertir en un complemento de
las mismas, ampliando los servicios que puede prestar a sus asociados y a
terceros no socios, compitiendo con las entidades financieras regidas por la
Ley 861/96, en igualdad de condiciones.
No obstante, hay que sealar que la constitucin de un banco de cooperativas exigir de sus cuadros directivos y operativos adiestramiento intensivo para la altamente compleja actividad de intermediacin financiera, regulada por estrictas normas nacionales que concuerdan a su vez con los rigurosos
estndares y normativas establecidos internacionalmente para bancos y empresas financieras. En efecto, los criterios tcnicos a ser observados por stos
revisten de un mayor nivel de exigencia que aquellos que son usuales entre
cooperativas de ahorro y crdito, a lo que se agrega la estricta supervisin de
cumplimiento que efecta la Superintendencia de Bancos, dependiente del
Banco Central del Paraguay.

531

EL DERECHO MUNICIPAL, EN EL CONTEXTO DEL


DERECHO ADMINISTRATIVO, Y ALGUNOS DE LOS
TEMAS QUE DEBEN SER REVISADOS Y
REENCAUSADOS EN LA NORMATIVA NACIONAL
Por Vctor Alfonso Fretes Ferreira (*)

1.- Consideraciones Generales.


Dentro del amplio espectro del Derecho Administrativo, se encuentra
una especialidad que hace al funcionamiento de las Municipalidades, que podemos englobar dentro de la terminologa Derecho Municipal. Muy en boga
de un tiempo a esta parte, fundamentalmente por los medios masivos de comunicacin, escritos, radiales o televisivos, referente al uso de los Fondos del
FONACIDE, de Royalties, y a la proximidad de las Elecciones Municipales
en la Repblica.
Las funciones, facultades y atribuciones de las Instituciones denominadas Municipalidades son de las ms variadas y complejas, que el Derecho
Administrativo pretende, a travs de sus leyes especiales, y de sus doctrinarios encauzar, dinamizar y facilitar, tanto a los administradores como administrados.
Existen varios temas que iremos tratando que hacen a la problemtica
del ejercicio cotidiano de las funciones municipales, a la luz de la experiencia

(*) Profesor Asistente de Derecho Administrativo, Filial Benjamn Aceval.

532

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

de aos de trabajo profesional en municipalismo, combinado con los conocimientos adquiridos en la ctedra de Derecho Administrativo.
2.- Gobierno Municipal.
Segn lo dispone la Constitucin Nacional, el gobierno de los municipios estar a cargo de un Intendente y de una Junta Municipal, los cules
sern electos en sufragio directo por las personas habilitadas legalmente.
En efecto, la Institucin Municipal involucra a dos Instancias de Poder,
por un lado el Ejecutivo Municipal o Intendente Municipal, rgano unipersonal, y por el otro, el Legislativo Municipal o Junta Municipal, rgano colegiado. Esto es de suma importancia a fin de determinar si los actos administrativos emanados de estos rganos de poder, son o no son vlidos en determinados casos. Sin entrar a ser exhaustivos, y con el propsito de sentar una frmula casi general, estn aquellos actos que necesariamente requieren del entendimiento de ambas instancias de poder, y que podramos llamar un acto
administrativo complejo, que sin lugar a dudas sera la Sancin y Promulgacin de la Ordenanza Municipal que aprueba el Presupuesto General de Ingresos y Egresos de la Municipalidad.
Existen otros actos administrativos que solo interesan a una de las instancias, como sera una Resolucin dictada por el Intendente Municipal.
Si bien el gobierno municipal est compuesto por el Intendente Municipal y la Junta Municipal, es preciso tener en cuenta, que el Intendente
Municipal es el Ejecutivo Municipal, y como tal, es el responsable de la
administracin municipal, de llevar adelante las polticas de gobierno de la
administracin municipal. Por su parte, la Junta Municipal es el Legislativo
Municipal, cuya funcin primordial es la de legislar, dotar de instrumentos
normativos al Ejecutivo Municipal. Sirve de contrapeso y de contralor
del Ejecutivo Municipal, es el primer rgano de control de la administracin
municipal.
El problema surge cuando se invierten o se confunden los roles. En
efecto, los Intendentes Municipales deben comprender que los Concejales
Municipales reunidos en sesin, es una corporacin contralora y de represen-

EL DERECHO MUNICIPAL, EN EL CONTEXTO DEL DERECHO ADMINISTRATIVO, Y ALGUNOS DE


LOS TEMAS QUE DEBEN SER REVISADOS Y REENCAUSADOS EN LA NORMATIVA NACIONAL

533

tacin genuina de la comunidad, por su composicin pluralista, y requiere


necesariamente de una fluida comunicacin. Por su parte, los Concejales
Municipales deben recordar que no son Ejecutivo, que no pueden ir prometer o pretender realizar actos de gobierno que comprometan a la administracin municipal, que no sean facultades propias de la Legislatura Municipal.
La Legislatura tiene su oportunidad en el momento del estudio del Proyecto
de Presupuesto, en el momento de estudiar la Ejecucin Presupuestaria o de
solicitar algn informe sobre algn tema especfico.
El Intendente Municipal es un funcionario electo por votacin popular,
y como tal, goza de la legitimidad y autoridad para el ejercicio de sus objetivos. No confundir con impunidad o carta blanca para cometer actos delictuosos, sino en el sentido de que dentro de la administracin pblica en
general corresponde dimensionar la figura del Ejecutivo Municipal, que se
encuentra en ese lugar, no por designacin de un superior por simpata personal, partidaria o de gnero, sino por la voluntad popular. Y se ejemplifica esta
tesitura, cuando se los ve (a los Intendentes) peregrinando por los corrillos de
los Ministerios y Oficinas de Instituciones Centrales, siendo sometidos a todo
tipo de escarnio por funcionarios burocrticos que ejercen ese puesto por el
solo hecho de contar con el beneplcito del jerarca de turno (jerarca entendido
como el mximo responsable de una estructura jerrquica).
Es trascendental tambin determinar en lo que respecta a la Junta Municipal, al ser un rgano colegiado, se rige por las figuras de votacin;
qurum; mayoras, etc. En efecto, para que las decisiones de la Junta
Municipal sean vlidas, primeramente es preciso determinar si las mismas
fueron adoptadas en sesin vlida (es decir, con qurum legal), sean estas
ordinarias o extraordinarias. Que se hayan tomado en mayora, sean simples o
calificadas, segn lo disponga la ley. Que todo ello se encuentre asentados en
el libro de actas respectivo.
Han ocurrido casos en que dos o ms concejales municipales han pretendido hacer valer decisiones, ante la misma institucin municipal o ante
instituciones exgenas, que valen ms como expresin de voluntad que actos
administrativos por no haberse realizado el procedimiento parlamentario (que
incluye las figuras antes citadas) para la obtencin de esas decisiones.

534

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Otro de los aspectos que es preciso tener en cuenta, es que el gobierno


municipal cuenta con un Ejecutivo Municipal que es el Intendente Municipal, un Legislativo Municipal que es la Junta Municipal, ambos de rango constitucional, sin embargo, no est contemplado el Poder Judicial Municipal, en
la Constitucin Nacional, si en la Ley N 3966/2010 Orgnica Municipal,
que hace referencia al Juez de Faltas Municipales. Instancia trascendental en
oportunidad de verificarse faltas o transgresiones a las leyes municipales u
ordenanzas o resoluciones municipales.
3.- Autonoma y Autarqua.
La Constitucin Nacional en su Artculo 166 establece que las municipalidades son los rganos de gobierno local, con personera jurdica que, dentro de su competencia, tiene autonoma poltica, administrativa y normativa,
as como autarqua en la recaudacin e inversin de sus recursos.
La autonoma administrativa y normativa en varios momentos han sido
desconocidas por la Administracin Central, a travs del Ministerio del Interior, el Ministerio de Hacienda o la Direccin Nacional de Contrataciones, so
pretexto, de controlar o establecer mecanismos de ejecucin.
Un punto especial lo constituye la Autarqua en la recaudacin e inversin de sus recursos. Es as que la Institucin Municipal en la vorgine de
conseguir para sus ingresos debe en varios casos, litigar con sus propios conciudadanos-contribuyentes, y lamentablemente no cuenta con un instrumento administrativo normativo acorde a las necesidades ni con una estructura
jurdico-administrativo-poltica que le d fuerza para el mejor cumplimiento
de sus objetivos, como veremos ms adelante, al analizar las figuras tributarias existentes.
Existen 42 tributos dentro del sistema tributario municipal, lo cual hace
difcil llegar a una situacin de administracin eficiente. Asimismo, se dan
incoherencias dentro del mismo sistema tributario, como por ejemplo, el impuesto a la construccin, grava la infraestructura edilicia, y a contrario sensu, el impuesto a los baldos grava los terrenos baldos, es decir, sin construcciones, buscando de esa manera alentar la construccin. (Ley N 881/81
Ley Tributaria para la Municipalidad de Asuncin. Ley N 620/76 Ley tribu-

EL DERECHO MUNICIPAL, EN EL CONTEXTO DEL DERECHO ADMINISTRATIVO, Y ALGUNOS DE


LOS TEMAS QUE DEBEN SER REVISADOS Y REENCAUSADOS EN LA NORMATIVA NACIONAL

535

taria que rige para las Municipalidades del Interior del pas. El Sistema Tributario Municipal en el Paraguay. Econ. Blas Bienvenido Cristaldo Moniz.
Cuaderno de Descentralizacin N 02. PRODEP. Agosto 1998).
La falta de catastros actualizados, y la no correspondencia de los costos
del valor fiscal con el valor real de mercado de las propiedades, hacen que sea
una utopa el ingreso real en concepto de impuesto inmobiliario de los municipios.
Es as, que de un tiempo a esta parte, la gran mayora de los municipios,
han ingresado en un proceso de suicidio lento, presupuestaria y financieramente hablando, cuando han dejado de bregar por la obtencin de sus recursos genuinos y naturales como son los impuestos inmobiliarios, impuesto a la
patente comercial y otros, y van sin embargo, detrs de otros ingresos que son
coyunturales como ser los Recursos FONACIDE, los llamados Royalties
u otros ingresos, como en su momento fue para la Municipalidad de Ypacara
el cobro de las famosas foto multas, o el cobro de las Tasas de Inspeccin
Sanitaria de los productos ingresados al pas, en los Municipios fronterizos.
Todo ello, trae como consecuencia natural un alto ndice de morosidad.
Y es as que la accin judicial es la ltima de las acciones que desean tomar
las administraciones municipales, por la lentitud de los procesos judiciales,
as como el costo poltico que puede darse cuando el Municipio demanda a
sus conciudadanos-contribuyentes.
As por ejemplo, podemos citar el Impuesto a la propiedad raz, ms
popularmente conocido como Impuesto Inmobiliario, que ante la desidia y
paquidermismo en su recaudacin demostrados por el Ministerio de Hacienda, en la ltima Constitucin Nacional se dispuso que su recaudacin ser
competencia de las municipalidades, nada ms sensato atendiendo a que son
las Instituciones Municipales la que se encuentran en la inmediatez necesaria
a las propiedades inmobiliarias, permitiendo un mejor conocimiento de la situacin de las mismas. No obstante, sin temor a equvocos podemos decir,
que la mayora de los municipios del Interior del Pas, si no la totalidad, no
cuentan con las herramientas necesarias para llevar adelante tal emprendimiento, de determinar, es decir, ubicar al real propietario de los inmuebles, al
no contar con acceso irrestricto y fiable, a las informaciones contenidas en el

536

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Servicio Nacional de Catastro o Registro General de la Propiedad. Existen


extensiones y extensiones de tierras ociosas sin que la administracin municipal de turno conozca quin o quines seran los propietarios. Y en lo que
respecta a la liquidacin no cuentan con los instrumentos ni la tecnologa
necesaria para el clculo de la superficie del inmueble en cuestin y muchas
veces no se visualiza en el terreno cercados perimetrales que faciliten su determinacin. Y a todo esto es necesario agregar, que el Servicio Nacional de
Catastro, ao a ao establece los valores fiscales de las tierras segn ubicacin, pero totalmente divorciada de la realidad. Es as, que por ejemplo, en la
Regin Occidental, las tierras que se van ubicando ms cerca del ro Paraguay, tienen un costo ms elevado segn se vayan aproximando al ro, sin
embargo, son las tierras ubicadas en el Chaco Central, las ms valoradas, en el
mercado, por encontrarse prxima a los emporios de produccin menonita.
Los valores fiscales establecidos por el Servicio Nacional de Catastro y
utilizados para la liquidacin del Impuesto Inmobiliario no se compadecen
de la realidad de los valores de mercado de los inmuebles. Todo lo cual acrecienta la morosidad tributaria y la tendencia a la especulacin inmobiliaria
y el mantenimiento de tierras improductivas como reservas estratgicas y de
fortuna personal.
4.- Centralizacin vs. Descentralizacin.
Es importante sealar que en la Repblica del Paraguay perdura an la
cultura del centralismo, de que en la Capital de la Repblica estn los conocedores, los karai guaz. Es sumamente difcil y evidentemente renuente la administracin central de delegar funciones y responsabilidades, y fundamentalmente, recursos. En las clases de Derecho Administrativo, cuando con los estudiantes se toca el tema de la descentralizacin, desde la ctedra, se esgrime un pensamiento que resume la idiosincrasia centralista del
paraguayo, que dice: Dios est en todas partes, pero atiende en Asuncin.
En efecto, para cualquier trmite, necesariamente hay que trasladarse hasta
Asuncin. Existen indicios tmidos de descentralizacin en algunas reas como
por ejemplo los Consejos de Salud. Las Municipalidades son las Instituciones descentralizadoras por antonomasia; en efecto, las mismas son de trinchera, es decir, estn en la primera lnea en contacto directo con la gente, con
la comunidad. Adems al estar en contacto directo las autoridades municipa-

EL DERECHO MUNICIPAL, EN EL CONTEXTO DEL DERECHO ADMINISTRATIVO, Y ALGUNOS DE


LOS TEMAS QUE DEBEN SER REVISADOS Y REENCAUSADOS EN LA NORMATIVA NACIONAL

537

les con la comunidad, el control social y ciudadano es ms efectivo. En efecto, el verdadero contralor, por ejemplo, en la merienda escolar son los padres del nio que saben fehacientemente si el nio desayun o almorz en su
escuela, y en definitiva sabr de buena fuente si las autoridades municipales
estn cumpliendo con sus obligaciones institucionales en la distribucin de la
merienda escolar. Es ms accesible a la comunidad, llegar hasta sus autoridades municipales, que las departamentales y ni qu decir, con las nacionales,
quin es aquel padre de familia que puede encarar y expresar su disgusto al
Ministro de Educacin por ejemplo, sin embargo, al Intendente de su municipio lo podr encontrar en un evento social o en el supermercado, y ejercer su
control ciudadano.
Pero no solamente deben descentralizarse las funciones y responsabilidades, sino tambin los recursos. Porque delegar funciones, responsabilidades, pero no los recursos para hacer frente a esas responsabilidades, vendra a
ser un despropsito. Y all radica gran parte del problema. La decisin poltica de la Administracin Central, del Poder Central de ceder parte de ese poder
a otras instituciones, que incluso pueden no ser del mismo signo poltico del
gobierno de turno. Es as que un Director de una Gran Direccin de un Ministerio de envergadura (de Obras Pblicas, Educacin, etc.) puede llegar a tener
ms presupuesto que un Municipio del Interior, o ms influencia y poder que
un Intendente Municipal de una Ciudad del Interior del pas.
Qu es la Descentralizacin? Cuando el poder del Estado nacional se
distribuye a reas menores a la totalidad de su territorio de acuerdo a determinados parmetros se habla de descentralizacin. Entonces la descentralizacin territorial del poder, ms comnmente llamado descentralizacin, es un
proceso en que el mismo poder nacional se distribuye en territorios menores
del Estado nacional para mejor cumplimiento de sus funciones. El poder nacional otorga autonoma poltica (poder de tener gobiernos autnomos), de
gestin (poder de administrar sus propios recursos), y financiera (poder de
obtener sus propios recursos) a los ciudadanos que habitan en estos espacios
geogrficos.
La descentralizacin es, en esencia, un proceso de transferencias de
poder de decisin y de recursos financieros del gobierno nacional a los gobiernos sub-nacionales (gobernaciones y municipalidades). (Descentralizacin

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

y Participacin Ciudadana. Vctor-Jacinto Flecha. Cuaderno de la Descentralizacin N 1. PRODEP. Enero 1998).


La Descentralizacin del Estado no es un fin en s misma, es un medio
para que los Gobiernos a escala nacional y territorial asuman su gestin con
eficiencia y efectividad, para garantizar el acceso de la poblacin a los servicios esenciales como la salud, el agua potable, el saneamiento bsico en general, la educacin, etc., generando bienestar para los ciudadanos tanto en lo
individual como en lo colectivo. La Descentralizacin es en la prctica un
proceso esencialmente poltico, en el cual el Gobierno Nacional ejecuta la
decisin de transferir gradualmente a las autoridades subnacionales la competencia y los recursos, para prestar directamente los servicios a la comunidad local. (Cuadernos de la Descentralizacin N 3. Descentralizacin y Salud. Carlos Mario Ramrez. PRODEP. Abril 1999).
Desde la ctedra, estamos convencidos que la va para lograr el desarrollo sustentable y armnico de las comunidades del interior se debe implementar un sistema de descentralizacin de funciones, responsabilidades y recursos haca los municipios.
5.- Gobernaciones y Municipalidades.
La Constitucin Nacional, a travs del Art. 161 precepta que el Gobierno Departamental, es decir, el de un departamento, ser ejercido por un
Gobernador y por una Junta Departamental, electos por voto directo por los
ciudadanos radicados en los respectivos departamentos. Es una figura intermedia, entre la figura de los Gobernadores de los Estados Federales o Provincias y los Delegados de Gobierno o Prefectos de Departamentos, designados
por el Ejecutivo Nacional.
En efecto, cuentan esas Instituciones con autonoma poltica y normativa, que permiten la libre eleccin de sus autoridades, el dictamiento de sus
propias normativas (ordenanzas y resoluciones departamentales) pero no cuentan con autarqua en la obtencin de sus recursos, dependen por entero del
Presupuesto General de la Nacin, va Ministerio de Hacienda y del 15%
(quince por ciento) del impuesto inmobiliario recaudado en el departamento,
percibidos y transferidos por los municipios existentes en el departamento, en

EL DERECHO MUNICIPAL, EN EL CONTEXTO DEL DERECHO ADMINISTRATIVO, Y ALGUNOS DE


LOS TEMAS QUE DEBEN SER REVISADOS Y REENCAUSADOS EN LA NORMATIVA NACIONAL

539

lo que respecta en la prctica, aunque en su carta orgnica se establezca lo


contrario (Art. 1 Ley N 426/94).
La normativa que regula el funcionamiento de los Gobiernos Departamentales es la Ley N 426/94 Que establece la Carta Orgnica del Gobierno
Departamental. Esta ley, conjuntamente con la Constitucin Nacional, establece las competencias, deberes y atribuciones de los Gobiernos Departamentales. Entonces, en la prctica, en un espacio fsico o territorio existen superposicin de competencias, que muchas veces confunden a la ciudadana, o en
su defecto, la delimitacin de las responsabilidades no son del todo claras, y
como natural consecuencia trae la no prestacin de tal o cual servicio.
Existen muchas voces disonantes, que cuestionan la existencia de las
Gobernaciones, cuya naturaleza no est de todo bien definida, justamente por
lo hbrido de su autonoma, como as tambin que sus territorios estn delimitados por lneas imaginarias y muchas veces antojadizas que no coinciden
con zonas geogrficas similares o con regiones de produccin, como s lo son
las diferentes Regiones, que conforman la Repblica de Chile, por ejemplo.
La figura de las Gobernaciones, dice esa corriente, trae ms burocracia,
en los diferentes departamentos, incluso, los Gobernadores a su vez, en la
prctica, colaboran y apoyan a aquellos municipios que comulgan con sus
intereses o signo poltico, en detrimento de los otros. Lo que debiera en todo
caso determinarse, es destinar mayores recursos, atribuciones y responsabilidades a los municipios, y que estos se agrupen en Asociaciones por Departamentos, para un trabajo coordinado y sistemtico en el Departamento.
6.- Conclusiones.
6.1.- Es preciso introducir algunas precisiones en la Orgnica Municipal, referentes a las atribuciones y espacios de poder de las dos instancias que
conforman el gobierno municipal, el Ejecutivo y Legislativo Municipal, a
fin de volver a los municipios ms eficientes en el cumplimiento de sus objetivos constitucionales y legales. Dotando adems de mayor respaldo jurdico
y poltico a las figuras de las autoridades municipales. La anterior ley la N
1294/87 era muy ejecutivista, y la actual, la Ley N 3966/10 muy parla-

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

mentarista, dejando muchas de las decisiones y definiciones a ser reguladas


por Ordenanzas.
6.2.- Se imponte una modificacin y modernizacin de las leyes tributarias municipales (Ley N 881/81 y Ley N 620/76), a fin de permitir un
sinceramiento y practicidad en la obtencin de los recursos genuinos municipales, que tengan proyeccin en el tiempo y que permitan trazar objetivos de
gobierno de mediano y largo plazo. Tal cual como est concebido actualmente
el sistema recaudador, es insuficiente, y solamente sirva para subvertir los
gastos corrientes, es decir, para sueldos y dietas, en un gran porcentaje, impidiendo financiar obras de infraestructuras. Se han vuelto las municipalidades
instituciones paquidrmicas, con insuficiente capacidad de dar respuestas a
los reclamos ciudadanos, acercndose peligrosamente al descreimiento popular de las Instituciones y del sistema.
6.3.- La propia Constitucional Nacional describe a la Repblica del Paraguay, como un Estado Social de Derecho, unitario, indivisible y descentralizado. Es oportuno entonces mencionar que en cumplimiento del mandato
constitucional, deben priorizarse la sancin de leyes que permitan un mayor
porcentaje de descentralizacin hacia los gobiernos subnacionales, especialmente los municipios, que estn preparados para ejercer un papel protagnico
en la descentralizacin. Son las instituciones que por su propia naturaleza
estn en condiciones de propender a la descentralizacin en el pas.
6.4.- Se hace imperiosa la necesidad de reformar, a la luz de la experiencia de 20 aos de existencia de las gobernaciones, la Carta Orgnica de
los Gobiernos Departamentales, armonizndola con la Orgnica Municipal,
de manera que estos gobiernos subnacionales, respondan a los nuevos paradigmas de desarrollo y de servidores pblicos a la comunidad.
6.5.- Si por lo menos, posterior a la lectura del presente trabajo, surge el
cuestionamiento de para qu sirven los municipios o gobernaciones, o cules
realmente seran sus atribuciones, el autor considerar que el objetivo ha sido
cumplido, de iniciar un debate y anlisis amplio de ests formas de gobierno.
Los gobiernos subnacionales.

EL DERECHO MUNICIPAL, EN EL CONTEXTO DEL DERECHO ADMINISTRATIVO, Y ALGUNOS DE


LOS TEMAS QUE DEBEN SER REVISADOS Y REENCAUSADOS EN LA NORMATIVA NACIONAL

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7.- Bibliografa.
1.- Constitucin Nacional de 1992;
2.- Ley N 1294/87 Carta Orgnica Municipal;
3.- Ley N 3966/2010 Orgnica Municipal;
4.- Ley N 881/81 Ley Tributaria de la Municipalidad de Asuncin;
5.- Ley N 620/76 Ley Tributaria de las Municipalidades del Interior
del Pas;
6.- Ley N 1309/98 Que establece la distribucin y depsito de parte
de los denominados royalties y compensaciones en razn del territorio
inundado a los Gobiernos Departamentales y Municipales.
7.- Ley N 4758/2012 Que crea el Fondo Nacional de Inversin Pblica y Desarrollo (FONACIDE) y el Fondo para la Excelencia de la Educacin
y la Investigacin.
8.- Principios de Derecho Administrativo. Salvador Villagra Maffiodo.
Servi Libro. Asuncin 2007;
9.- Manual de Derecho Constitucional y Poltico. Bernardino Cano Radil. Catena S.A. Asuncin 2003;
10.- Derecho Constitucional Paraguayo. Tomo I. Manuel Dejess Ramrez Candia. Litocolor S.R.L. 2005;
11.- Derecho Administrativo. Manuel Dejess Ramrez Candia. Litocolor S.R.L. 2009;
12.- Derecho Administrativo. Tomo III. Manuel Pea Villamil. Universidad Catlica Nstra. Seora de la Asuncin. Biblioteca de Estudios Paraguayos Volumen 56. Asuncin 1997.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

13.- Cuaderno de la Descentralizacin N 01. Descentralizacin y Participacin Ciudadana. PRODEP. Enero 1998;
14.- Cuaderno de la Descentralizacin N 02. Catastro y Fortalecimiento Tributario Municipal. PRODEP. Agosto 1998;
15.- Cuaderno de la Descentralizacin N 03. Descentralizacin y Salud. PRODEP. Abril 1999.
16.- Ley N 3966/2010 Orgnica Municipal. Horacio Antonio Pettit.
Concordada. Anotada. Con Jurisprudencia. La Ley Paraguaya. 2011.

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TITULACIN MASIVA Y ACCESO


A LA VIVIENDA EN PARAGUAY (*)
Por Edison Arnaldo Cceres Ortigoza (**)

Introduccin.
La titulacin masiva es un tema de alta trascendencia tanto a nivel nacional, como regional, partiendo desde la realidad que observamos con respecto al hacinamiento de personas en las grandes urbes, la carencia de viviendas para todas la familias, por un lado y por contrapartida la falta de planificacin y respuestas por parte de los Estados para brindar respuestas a un problema acuciante, que no presenta visos de solucin, por lo menos a corto plazo.
Por ende, comprender su funcionamiento y comparar los distintos sistemas, tcnicas aplicables y experiencias con otros pases, nos permitir enfocar el problema desde otras perspectivas.
En este trabajo de investigacin nos ceiremos a estudiar un aspecto
importantsimo en la realidad social de cualquier pas, como lo es sin lugar a
dudas la dotacin de viviendas dignas a los habitantes de la misma y ms
(*) Trabajo de investigacin distinguida con MENCIN ESPECIAL en
la XVI JORNADA DEL NOTARIADO NOVEL DEL CONO SUR Y XXV
ENCUENTRO NACIONAL DEL NOTARIADO NOVEL, llevado a cabo en
la Ciudad de Mendoza, Provincia de Mendoza, Repblica Argentina, el 23, 24
y 25 de octubre de 2014.
(**) Docente de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales U.N.A., en
las asignaturas Sociologa Jurdica, y Derecho Societario, en las Carreras de
Derecho y Notariado respectivamente.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

importante an: dotar de ttulo de propiedad a familias que carecen de ella,


teniendo en cuenta un aspecto fundamental que no debemos perder de vista
durante todo el trabajo, estos ttulos de propiedad no sern otorgados a cualquier persona, sino que sern destinados a familias de escasos recursos.
Se convierte as en un trabajo que por su objeto jurdico de materializacin de ttulos de propiedad se desarrolla en el mbito notarial, no por eso
podemos decir que dependa exclusivamente del mundo notarial, ms bien es
resultado de un trabajo multidisciplinario de diversas instituciones pblicas y
privadas, que como paso final y fundamental encuentra en el Notariado, las
herramientas necesarias para llegar a concretar el ttulo de propiedad en masa.
Titulacin masiva, entendida entonces como aquel proceso en virtud
del cual posterior al trabajo interinstitucional, se facilita la formalizacin de
las escrituras pblicas de los inmuebles ubicados en el territorio de un pas
determinado a favor de los adquirentes.
Por tanto, podemos decir que la titulacin masiva conlleva un trabajo
con alto contenido social y grandes rasgos jurdicos durante todo el proceso,
ya que no se tiene en cuenta solo el aspecto jurdico de instrumentar ttulos de
propiedad, sino que se mira todo el entorno social, econmico y las implicancias de dotar a una familia del ttulo de propiedad de su hogar.
Con todas las consecuencias que conlleva, permitiendo que sectores que
se encontraban fuera de la economa, se incorporen a ella convirtindose en
instrumentos de crdito, por un lado. Por otro, permite censar familias en las
situaciones previstas para otorgar titulacin masiva, cuyos ttulos de propiedad en un cierto tiempo y cumplidos los requisitos de rigor, se convertirn en
instrumentos objeto de negociacin jurdica que precisarn nuevamente la
intervencin notarial.
Marco normativo sobre Regularizacin dominial en Argentina;
Uruguay y Paraguay.- Leyes que lo contemplan.- Aplicacin en los
distintos pases.- Derecho comparado.
En cuanto al marco normativo vigente en Paraguay podemos citar la
Constitucin Nacional, que en su Artculo 100 establece: Del derecho a la

TITULACIN MASIVA Y ACCESO A LA VIVIENDA EN PARAGUAY

545

vivienda. Todos los habitantes de la Repblica tienen derecho a una vivienda


digna. El Estado establecer las condiciones para hacer efectivo este derecho,
y promover planes de vivienda de inters social, especialmente las destinadas a familias de escasos recursos, mediante sistemas de financiamiento adecuados.
Un derecho consagrado en la Constitucin Nacional que se refiere al
derecho a la vivienda, pero no a cualquier vivienda, se refiere a aquella vivienda digna, es decir, correspondiente o como mnimo aceptable para que
cualquier familia pueda vivir y desempear su vida de manera normal, sin
mayores sobresaltos, sin la incertidumbre de no saber si el da de maana
tendr un techo o un lugar para alimentarse, descansar y realizar sus actividades cotidianas.
Derecho consagrado constitucionalmente que an el Estado Paraguayo
no logr traducir en condiciones favorables para hacer efectivo ese derecho,
pero que se ha propuesto alcanzar a travs de diversas disposiciones normativas como ser:
Ley 2309/03. Que establece el Marco de Administracin de las Cooperativas de Vivienda y el Fondo para Viviendas Cooperativas
LEY N 2.419/04. Que crea el Instituto Nacional de Desarrollo Rural
y de la Tierra (INDERT).
Ley 2640/05. Que crea la Agencia Financiera de Desarrollo.
Ley 3306/07 Que Establece Un Rgimen de Aranceles Especiales en
el pago de Tasas Judiciales, Honorarios y pago de Servicios al Estado, Entes
Descentralizados y Actos Notariales de Viviendas Econmicas y de Inters
Social.
Reglamento para la Aplicacin de la Ley N 3306/07.
Ley 3637/09. Que crea el Fondo Nacional de la Vivienda Social. FONAVIS.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Ley 3909/10. Que Crea La Secretara Nacional de la Vivienda y el


Hbitat SENAVITAT.
Decreto No 9.235/95 que crea la Secretara de Accin Social (SAS).
En Argentina encontramos la Constitucin Nacional, la Ley 24.374 sobre el rgimen de regularizacin de tierras para la vivienda y la ley 25797,
con sus decretos reglamentarios.En Uruguay tenemos la Constitucin Nacional, la Ley 13.728 Estructura Plan Nacional de Vivienda y la Ley 15.900 Vivienda para pasivos, entre
otras.
El problema Habitacional y la solucin legal.
Antecedentes histricos. Amparo Constitucional de la Vivienda.
En los ltimos 20 aos la alta tasa de urbanizacin, el alto porcentaje de
la poblacin en situacin de pobreza, la falta de una poltica social para el
acceso de la poblacin de bajos recursos a viviendas adecuadas, etc.; se ha
acentuado repercutiendo con efectos negativos en todos los mbitos.
La Ley N 3306/07 particularmente interrumpe este proceso, afrontando una consecuencia directa de este fenmeno de hiper urbanizacin, como es
la alta inobservancia de la situacin legal de los inmuebles, y donde uno de
los motivos se relaciona directamente con los altos costos de los ttulos de
propiedad, este fenmeno afecta principalmente al 40% de familias paraguayas que enfrentan una situacin de pobreza y que son el objeto principal de
esta Ley estableciendo condiciones especiales para formalizar el terreno que
ocupa, considerando su incapacidad de afrontar con los gastos que implica la
titulacin de inmueble (1).
Luego de varios intentos de contar con programas de viviendas sociales
que puedan permanecer estables, en el tiempo a fin de afrontar los problemas
ocasionados por el alto dficit habitacional, surge la Ley 3709/09 del Fondo
Nacional de la Vivienda Social, como una posibilidad cierta de comenzar a
(1) Resolucin N 91 de fecha 01/07/2010. SENAVITAT. Paraguay.

TITULACIN MASIVA Y ACCESO A LA VIVIENDA EN PARAGUAY

547

pensar en Polticas Pblicas efectivas, genuinas y con metas e indicadores


que permitan disminuir el acuciante dficit habitacional en el Paraguay.
Desde el ao 1992, la Constitucin Nacional en su Artculo 100 establece que todo ciudadano tiene derecho a una vivienda digna, no refirindonos solo a una casa con un techo y las cuatro paredes, sino que la misma
cuente con las comodidades bsicas de un hogar y ms an posean un ttulo de
propiedad, pero an con la existencia de este mandato constitucional muy
poco se ha avanzado en este tema o peor an existe legislacin vigente pero
las mismas son letra muerta, poco o nada se ve plasmado en la realidad social
del Paraguay.
Los programas de viviendas implementados histricamente por el Instituto Paraguayo de Vivienda y Urbanismo, Banco Nacional de la Vivienda, la
Agencia Financiera de Desarrollo y el Consejo Nacional de la Vivienda, hoy
Senavitat, fueron dirigidos hacia niveles medios o altos con capacidad de pago,
permaneciendo siempre los estratos de escasos recursos sin ninguna posibilidad de acceder a una vivienda o peor an acceda a las mismas pero sin la
posibilidad de pagarlas en su totalidad, volviendo las mismas familias a la
situacin en la que se encontraban anteriormente perdiendo el capital invertido.
La funcin notarial como pilar fundamental de la seguridad jurdica. Ventajas del Notariado de Tipo Latino.
Frente al alto movimiento comercial y los nuevos desafos que atraviesa la sociedad actualmente, as como el crecimiento constante de la poblacin
y ms an del aumento de las reas urbanas, el Notario no puede vivir en una
isla, dejar de hacerse eco de los nuevos desafos pues es su intervencin necesaria como depositario de la fe pblica para otorgar seguridad jurdica, es el
Notario el que a travs de su conocimiento, experiencia y los actos pre escriturarios puede dotar de la plena seguridad al acto realizado entre las partes
requirentes, convirtindose por lo tanto en pilar fundamental para llevarse a
cabo los negocios jurdicos.
El notario latino es el profesional del derecho y este derecho se encuentra plasmado en la legislacin, l es el encargado de recibir personalmente la

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voluntad manifestada por los requirentes, la interpreta y la encuadra dentro


del marco legal, si es necesario orienta a las partes en forma imparcial, redacta el documento, autoriza el mismo, otorgndoles autenticidad, conserva los
originales y posteriormente lo reproduce.
Estas caractersticas revelan las indudables garantas que aporta la intervencin del notario latino desde el principio hasta el final del procedimiento de las convenciones, tendientes a evitar conflictos entre las partes.
Principalmente caben destacar dos caractersticas de la funcin notarial: por una parte el Notario como profesional del Derecho, que a travs del
conocimiento obtenido por los estudios realizados otorga un asesoramiento
imparcial a las partes requirentes, interpreta lo trasmitido por las partes, moldea y traduce jurdicamente; y la otra caracterstica es su labor como funcin
pblica, investido de la fe pblica delegada del Estado que es la manifestacin de su funcin principal, otorgando a travs de la misma legitimidad, autenticidad y eficacia al documento.
El instrumento pblico como prueba es el que tiene mayor valor y peso
probatorio como reza el Artculo 383 del Cdigo Civil: El instrumento pblico har plena fe mientras no fuere argido de falso por accin criminal o civil,
en juicio principal o en incidente, sobre la realidad de los hechos que el autorizante enunciare por l o pasados en su presencia.
Los instrumentos pblicos son aquellos que han sido otorgados o autorizados por los funcionarios pblicos o depositarios de la fe pblica dentro de
los lmites (territorial y material) de su competencia y de acuerdo con las
formas prescriptas por la ley, el Cdigo Civil Paraguayo en su Artculo N
375 enumera los instrumentos pblicos y dicha numeracin es taxativa, pero
no restrictiva.
Los caracteres fundamentales del Instrumento Pblico son Autenticidad y Fecha cierta; con relacin a los elementos externos del instrumento
tiene presuncin de autenticidad, es decir que es autorizado por la persona
apta o que es copia fiel del original, su autenticidad se puede impugnar por la
falsedad material o por la adulteracin del instrumento a travs de la redargucin de falsedad o la comprobacin con el original; con relacin al contenido

TITULACIN MASIVA Y ACCESO A LA VIVIENDA EN PARAGUAY

549

del instrumento, si los hechos fueron en presencia del otorgante hacen plena
prueba entre las partes y terceros, solamente su eficacia probatoria puede ser
destruida por la redargucin de falsedad, pero si se trata de manifestaciones
de las partes en presencia del autorizante, su exactitud o verdad no puede
estar garantizada por el otorgante, quien no tiene conocimiento de la sinceridad de las manifestaciones; en este caso se admite todo tipo de pruebas.
Al realizarse un contrato por Escritura Pblica, lo plasmado en la misma no puede ser puesto en duda por las partes o por terceros. Pero no prueba
de modo irrebatible la verdad de su contenido y hacen plena prueba segn el
Art. 383 mientras no fuese argido de falso en accin civil o criminal, no
pudiendo garantizarse la sinceridad de las enunciaciones o clusulas.
Herramientas que el notariado puede proveer para la solucin de la
Titulacin masiva.- Compromiso institucional.- Reconocimiento de
la eficacia del ttulo de propiedad de naturaleza notarial.
El pasado mes de julio los integrantes del Colegio de Escribanos del
Paraguay se pusieron a disposicin del Poder Ejecutivo para la titulacin
masiva de viviendas sociales, prometiendo al Estado paraguayo la exoneracin de los altos costos impuestos por la ley de Arancel Notarial, el objetivo
es trabajar en forma conjunta con la Secretara Nacional de la Vivienda y
Hbitat, y que el Estado tenga costo cero y el beneficiario un costo mnimo
pero con la garanta de tener el tan anhelado ttulo de propiedad.
Este planteamiento se realiz con el fin de obtener la regularizacin
urgente de los documentos de todas aquellas personas que viven en zozobra
por no saber hasta cundo podrn permanecer en sus hogares y adems como
profesionales tienen conciencia del alto crecimiento poblacional y la formacin de nuevos hogares y si no existe una regularizacin pronta eso desencadenara en un caos por la lucha de tener una porcin de tierra.

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El rol del Notariado en la ejecucin de estrategias conjuntas. Bsqueda de soluciones a la problemtica de la instrumentacin formal
de los derechos de los usuarios. La informacin y asesoramiento.
El ejercicio actual del notariado paraguayo respecto al tema de titulacin masiva tiene como eje principal la responsabilidad social, es decir responder a solucionar la problemtica social de la carencia de ttulos; es ah
donde interviene el Colegio de Escribanos del Paraguay para ahondar esfuerzos y de esta manera poder proveer a la mayor cantidad de ciudadanos posibles el acceso a la vivienda, propiamente dicha, como se manifestaba anteriormente, no hablando solamente de un techo sino de todas las comodidades
o recursos bsicos que debera tener un hogar, y tambin del tan anhelado
ttulo que otorga una seguridad y tranquilidad al poseedor del mismo.
Parafraseando al Escribano Luis Felipe Basanta que deca El ejercicio
actual del notariado se basa en tres pilares fundamentales: la capacitacin
permanente, la tica y la responsabilidad social. Y es precisamente en la
intervencin notarial para la solucin del problema generado en el dficit habitacional, mediante la escrituracin de vivienda social y de regularizacin
dominial, donde se ve con ms claridad el ejercicio de la responsabilidad social del escribano (2).
En el ao 1992 el Colegio de Escribanos del Paraguay firm un convenio con el Consejo Nacional de la Vivienda (CONAVI) hoy SENAVITAT para
la seleccin y distribucin de escrituras. A pesar de las insistencias de los
diferentes Consejos Directivos el convenio no pudo ejecutarse por consecuencia de los vaivenes polticos que modifica las estructuras en cada gobierno.
El Notariado nacional trabaj en ambas Cmaras del Congreso para la
sancin de la Ley N 3306/07 de modo que los adjudicatarios de viviendas de
inters social puedan regularizar sus tenencias sin pagar impuestos, ni honorarios, pero sin dejar de participar la funcin notarial en la titulacin masiva.
Esta ley es buena, pero tiene una deficiencia, no hace referencia a los
inmuebles municipales que afectan a los asentamientos, aguardndose actual(2) Encuentro Regional NEA. Agosto, 2014.

TITULACIN MASIVA Y ACCESO A LA VIVIENDA EN PARAGUAY

551

mente la modificacin de la misma, que hoy cuenta con media sancin en la


Cmara de Senadores y prevista su tratamiento en las prximas sesiones de la
Cmara de Diputados.
Una de las funciones principales del Notario, por su vasto conocimiento y experiencias es la del asesoramiento a las personas que acuden al mismo
para realizar una operacin notarial, para ello debe contar con informacin
actualizada y precisa. En el mbito del tema objeto de estudio, el Notario
Paraguayo debe tener en cuenta, ya sea para asesorar o para el inters personal, pues est expuesto a sanciones, las dos leyes que a continuacin se citarn: La 1863/02 Que establece el Estatuto Agrario y su modificatoria, la Ley
2531/04 y la Ley 4682/12 que Sanciona la Comisin de Hechos Punibles Contra Bienes Patrimoniales Destinados a la Poltica Agraria de Estado.
La primera ley citada precedentemente, en su Artculo 90 establece cules son las restricciones para la venta de los inmuebles una vez adjudicados y
determina que los mismos sern inembargables e inenajenables, pero que las
mismas cesarn a los diez aos de haberse adjudicado y cancelado el importe
del inmueble.
La Ley 4682/12 hace referencia al castigo que se le impondr al notario, la misma establece en su Artculo 4 El funcionario pblico que extienda documentos pretendiendo validar la transferencia de los Lotes agrcolas o fracciones fiscales destinadas a la reforma agraria, en contravencin a
las restricciones previstas en la Ley N 1863/02 QUE ESTABLECE EL ESTATUTO AGRARIO y sus modificaciones, ser castigado con pena privativa de libertad de dos a cinco aos. En este caso tambin ser castigada la
tentativa.
Se mencionan ambas leyes, pues ocurre habitualmente que los adjudicatarios en un corto plazo de haber sido beneficiados, quieren negociar los
mismos, ya sea por una muy buena oferta econmica o por la decisin de
cambiar de espacio, y lo que se busca es que se cumpla con el espritu de la
ley dotar de una vivienda a personas de escasos recursos y no que se comercialicen con los mismos.

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Acceso a la Vivienda. Vivienda digna: concepto.


Vivienda digna, segn la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones
Unidas para los Derechos Humanos en su Observacin General N 4 es aquella vivienda donde los ciudadanos o las familias pueden vivir con seguridad,
paz y dignidad.
El derecho universal a una vivienda, con el calificativo de digna y adecuada, aparece como uno de los derechos humanos, fue recogido en la Declaracin Universal de los Derechos Humanos en su Artculo 25, apartado 1 y en
el Artculo 11 del Pacto Internacional de Derechos Econmicos, Sociales y
Culturales (PIDESC): Artculo 25.1 Declaracin Universal de los Derechos
Humanos: Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le
asegure, as como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentacin, el vestido, la vivienda, la asistencia mdica y los servicios sociales
necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de prdida de sus medios de
subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad.
En el Artculo 11 del Pacto Internacional de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales (PIDESC) aparece el trmino vivienda adecuada: Artculo
11 del Pacto Internacional de Derecho Econmicos, Sociales y Culturales:
Toda persona tiene el derecho a un nivel de vida adecuado para s misma y
para su familia, incluyendo alimentacin, vestido y vivienda adecuadas y una
mejora continuada de las condiciones de existencia; la asistencia mdica y los
servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de
desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de prdida de
sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad.
Problemas relacionados con el derecho a una vivienda digna: a) dficit
habitacional, b) falta de crdito a los ms carenciados, c) Imposibilidad para
la gente de escasos recursos econmicos de obtener el ttulo de propiedad
sobre la vivienda que ocupan.

TITULACIN MASIVA Y ACCESO A LA VIVIENDA EN PARAGUAY

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a) Dficit habitacional.
El dficit de viviendas en Paraguay es de 1.200.000 unidades. Un anlisis estadstico del Censo revela que solo en Asuncin y Gran Asuncin hay
30.000 familias con ingresos entre 1 y 5 salarios mnimos que viven en alquiler pagando ms del milln de guaranes, segn informes periodsticos de ltima Hora, en fecha 21 de setiembre de 2014.
Informes de Senavitat que datan de diciembre 2012 revelan el dficit de
aproximadamente 1.100.000 viviendas en Paraguay. Datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) indican que 43 de cada 100 familias en nuestro
pas viven en condiciones de hacinamiento.
Unas 43 de cada 100 familias no cuentan con un techo para vivir o
habitan en viviendas de mala calidad en el Paraguay, segn un estudio recientemente elaborado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) sobre el
creciente dficit habitacional en Amrica Latina y El Caribe. En la regin, de
las 130 millones de familias que viven en las ciudades, cinco millones estn
obligadas a compartir vivienda con otra familia, segn publicaciones del Diario ABC Color, en el ao 2012.
El Departamento Central, con una poblacin estimada para el ao 2013
de 2.297.739, constituye el 33,9% respecto al total pas. Asuncin, capital del
pas, cuenta con una poblacin estimada para el ao 2013 de 514.267, con
53,8 % de mujeres y 46,2% de hombres. Asuncin conforma el 7,6% de la
poblacin del pas (3).
b) Falta de crdito a los ms carenciados.
Paraguay, ms especficamente Asuncin, se encuentra entre las ciudades cuya principal restriccin al acceso hipotecario es la informalidad, segn
el documento del BID. En la brecha de asequibilidad figura que en la capital
del pas el 21% tiene ingresos muy bajos y 32% no los puede documentar.
(3) Fuente: STP/DGEEC. Paraguay. Proyeccin de la Poblacin segn
Departamento, 2000-2020.

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El autoempleo o la carencia de seguridad social es una de las razones de


la informalidad laboral, que no permite legitimar los ingresos, seala el informe de la misma fuente.
En tanto la brecha total de asequibilidad de Asuncin, es decir que no
pueden costear o cumplir todas las exigencias, tiene al 41% de su poblacin
sin posibilidades de adquirir una vivienda. Asuncin se ubica en el mismo
rango de ciudades como Ro de Janeiro, en el sentido de que el problema no es
precisamente la falta de capacidad de pago, o intereses altos, sino ms lo que
resulta difcil y se convierte en su mayor desafo es la documentacin. Mientras que Buenos Aires, La Paz, ciudades de Mxico, y otros tienen problemas
de accesibilidad a la vivienda por bajos ingresos, efectos de la pobreza, tasas
de inters, o precios, tabla Asuncin concentra su mayor brecha de asequibilidad en la falta de documentacin por ingresos, o la informalidad.
Sin embargo, la baja sofisticacin financiera con intereses que resultan
altos, y donde lo ms sorprendente es la incapacidad de documentar los ingresos, son las que cierran las puertas a cualquier posibilidad de crditos con
fines inmobiliarios (4).
c) Imposibilidad para la gente de escasos recursos econmicos de
obtener el ttulo de propiedad sobre la vivienda que ocupan.
Es una realidad que la transmisin de inmuebles por escritura pblica
tiene su costo, por diversos pagos que deben ser realizados por el Notario
desde los gastos pre escriturarios, as como impuestos, tasas, y honorarios
profesionales establecidos de manera porcentual de acuerdo al monto de la
operacin.
Esta cantidad de conceptos adems de los gastos administrativos fijos
de toda escritura pblica, implican que el monto final que debe absorber el
adquirente se convierta en una suma imposible de pagar para las familias de
escasos recursos econmicos para obtener el ttulo de propiedad sobre la vivienda que ocupa.

(4) Diario 5 das, publicacin del 17/03/2014.

TITULACIN MASIVA Y ACCESO A LA VIVIENDA EN PARAGUAY

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Soluciones implementadas en los pases del Cono Sur: Argentina


Uruguay y Paraguay.
En los tres pases del Cono Sur se plantearon soluciones a travs de
distintas normativas legales que llegaron a dar solucin con distintos alcances, as encontramos que tanto en Argentina como en Uruguay sus normativas
vigentes llegaron a cumplir el objetivo trazado a travs de diversas instituciones.
En Paraguay, tenemos leyes y reglamentaciones vigentes que no son
llevados a la prctica, incluso el derecho a una vivienda digna la encontramos
amparado constitucionalmente, sin embargo todos estos esfuerzos hasta el momento resultan insuficientes ante la carencia de soluciones para las familias
de escasos recursos que siguen viviendo el sueo del techo propio y la vivienda digna.
Concepto de titulacin masiva.
Trata de hacer posible que miles de ciudadanos a gran escala obtengan
un ttulo de propiedad inmobiliaria que les devuelva la dignidad de seres humanos y les permita tambin darlo como garanta a entidades bancarias para
as conseguir crditos y mejorar por ende sus condiciones de vida.
El derecho a la tierra es un derecho humano as como lo es por ende, el
derecho a su titularizacin.
Sistema de titulacin masiva en Amrica.
En tal sentido el Artculo 23 de la Declaracin Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, establece: Toda persona tiene derecho a una
propiedad privada, correspondiendo a las necesidades esenciales de una vida
decorosa, que contribuya a mantener la dignidad de la persona y el hogar.Por su parte la Declaracin Universal de los Derechos humanos en su Artculo
17, establece principios similares: Que el acceso a la titularizacin debe
dotar a los ttulos no solamente de seguridad jurdica esttica, sino tambin
dinmica, privilegiando tanto al adquirente del derecho como as tambin a la

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seguridad del trfico jurdico y a la libre circulacin de los mismos que redundar en beneficio del conjunto de la sociedad.
El Pacto Internacional de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales
suscripto en New York en el ao 1966, en su Artculo 11 indica que los Estados integrantes reconocen el derecho de toda persona a tener vivienda adecuada para s y su familia.- En similar hiptesis el Tratado de Costa Rica,
resalta el acceso a la misma como uno de los derechos humanos esenciales,
atribuyendo al Estado la obligacin de garantizar su integridad y conservacin.
Regulacin dominial: Ttulo inscribible.- 1- Procedente del titular
registral. 2- Procedente del Estado.- La inscripcin del ttulo y el
derecho de dominio del adquirente.
En el Paraguay actualmente existen dos sistemas de expedicin de los
ttulos de propiedad en lo que se refiere a la titulacin masiva, es decir los
ttulos de inmuebles rurales otorgados por el Instituto Nacional de Desarrollo
Rural y de la Tierra (INDERT) y las secretaras de acciones sociales.
Respecto a los ttulos rurales, son ttulos administrativos, expedidos por
la propia institucin encargada de realizar las adjudicaciones, los cuales son
emitidos en formularios especiales, y conforme establece el Artculo 57, de la
Ley 18637/02, .en el mismo debern constar nombre del titular y el de su
cnyuge, cuando constituyere matrimonio. Cuando se trate de uniones de hecho con ms de un ao de duracin, los ttulos de propiedad sern expedidos
a nombre del varn y la mujer.
Los ttulos debern ser entregados previamente catastrados, trmite realizado por el INDERT ante la Direccin Nacional de Catastro, para su posterior inscripcin en la Direccin General de los Registros Pblicos.
Por otro lado, los ttulos otorgados por las Secretaras creadas por ley
para viviendas urbanas, s son autorizados por Notarios, previa gestin de las
mismas ante el Servicio Nacional de Catastro para que se les asigne las respectivas Cuentas Corrientes Catastrales posterior al fraccionamiento de las
tierras. Una vez abonadas la totalidad de las cuotas los beneficiarios deben

TITULACIN MASIVA Y ACCESO A LA VIVIENDA EN PARAGUAY

557

solicitar se inicien los trmites por nota en la cual deben designar el profesional elegido para llevar a cabo la titulacin, y una vez aprobada la solicitud, la
propia institucin comunica al notario la designacin.
Requisitos para ser beneficiario del sistema.
Segn el reglamento aprobado por la Senavitat son los siguientes:
Artculo 3) Establecer como requerimientos para solicitar o acceder a
ser beneficiarios de la mencionada Ley:
a. La identificacin de los miembros del Ncleo familiar, con la presentacin de los siguientes documentos:
I. Fotocopia autenticada de Cdula de Identidad del postulante, del cnyuge o concubino/a y de los miembros que conforman el ncleo familiar.
II. Fotocopia autenticada de Certificado de Matrimonio, Libreta de Familia o Constancia de Concubinato del Juzgado de Paz, si es que la relacin
de hecho ha sido declarada en forma voluntaria y espontnea por sus integrantes, ante dicha autoridad judicial.
III. Fotocopia autenticada de Sentencia de Disolucin y Liquidacin de
la sociedad conyugal, en su caso.
IV. Fotocopia autenticada de Certificado de Nacimiento de los hijos
menores de edad que no tengan cdula de identidad.
V. Fotocopia autenticada de la Constancia de la Tenencia o Guarda de
los hijos otorgada al postulante, en los casos de Divorcio, o separacin de
hecho.
VI. Constancia de Ingresos o Declaracin Jurada del postulante, cnyuge o concubino/a y/o de otros miembros del cuadro familiar.
b. La acreditacin de la posesin del inmueble, presentando:

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I. Fotocopia autenticada de comprobante de pago de la ltima factura


de la Ande correspondiente a la vivienda.
II. Certificado expedido por la Direccin de los Registros Pblicos de
no poseer vivienda el postulante, cnyuge o concubino/a.
III. Fotocopia autenticada del Ttulo del Inmueble o Contrato de compra-venta.
IV. Certificado de ocupacin y adjudicacin otorgado por el propietario
del terreno, para los casos de asentamientos espontneos en situacin de regularizacin.
V. Certificado de vida y residencia en la direccin del Inmueble solicitado, expedido por la Comisara Policial de la jurisdiccin respectiva.
Artculo 4) Para la calificacin y certificacin de la vivienda y del
beneficiario, se debern cumplir las siguientes condiciones:
a. Ocupacin de la vivienda por el postulante y su familia.
b. Calificacin de la evaluacin socio-econmica
c. Calificacin de la evaluacin tcnica de la vivienda.
Artculo 5) A los efectos de la evaluacin socio-econmica y tcnica
de la vivienda se tomarn los siguientes criterios de elegibilidad:
a. Composicin del grupo familiar:
I. El beneficiario, su cnyuge, o su concubino/a.
II. Los hijos del postulante, de su cnyuge o concubino/a que habiten
con ellos.
III. Los familiares mayores (tercera edad) o incapacitados que se hallen
bajo la dependencia del solicitante.

TITULACIN MASIVA Y ACCESO A LA VIVIENDA EN PARAGUAY

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b. Para la determinacin de los Ingresos Familiares Mximos se tendrn como parmetros lo siguiente:
Cuadro Familiar
Hasta 4 personas
Por cada persona adicional

Ingreso Familiar en Unidad de Salario Mnimo USM.


Hasta 3 USM
USM

Artculo 10) Para la formalizacin de las escrituras, el Notario Pblico


deber contar con el Informe de la Direccin General de los Registros Pblicos que certifique que el solicitante no se halla inscripto en dicho Registro
como Beneficiario de una vivienda econmica o de inters social.
Artculo 11) El costo nico y fijo de las Escrituras pblicas de las viviendas econmicas y de inters social, otorgadas por el Estado, ser de ocho
jornales mnimos a cargo del beneficiario. La formalizacin de dichas escrituras quedar exonerada de tasas judiciales, especiales, registrales y catastrales,
incluso aquellas que conlleven la constitucin de hipoteca.
Artculo 12) Los Honorarios Profesionales de los notarios pblicos que
intervengan en los actos notariales sobre viviendas econmicas y de inters
social estarn exentos del pago del impuesto a la Renta, Impuesto al Valor
Agregado u otros tributos que pudieran afectar la prestacin de dichos servicios.
Esta breve resea de requisitos para ser beneficiario de un programa de
regularizacin dominial nos muestra que antes que presentar soluciones, dificulta el acceso de programas similares, convirtindolas en inviables a los fines que se proyectan.
Conclusiones.
La titulacin masiva en el mbito notarial es producto de una de las
distintas responsabilidades de nuestra profesin que pudiera ser civil, penal o
administrativa, pero en definitiva no corresponde a ninguna de ellas, sino a la
responsabilidad social, que tambin es sinnimo de compromiso social.

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A pesar de las diferencias culturales y econmicas de los pases participantes, existen coincidencias y similitudes en muchos aspectos que hacen a
los desafos que surgen de la saturacin urbana, est demostrado por proyecciones demogrficas que en el ao 2050, el 80% ser poblacin urbana.
La solucin a la saturacin de los asentamientos no es solamente corregir los problemas catastrales y de titulacin de viviendas para las clases menos favorecidas, sino adems se deben crear fuentes de trabajo que permitan
tener una vida digna y mantener econmica y sustentablemente los bienes que
le fueron entregados. Se deben priorizar los sistemas de salud, de educacin y
de trabajo que permitan la inclusin de los de menos recursos a la cultura
laboral, sin la cual no es posible el desarrollo de un pas sustentable en el
tiempo.
Ponencia.
El dficit de viviendas en Paraguay fue calificado como muy grave en
el informe de las Naciones Unidas.
Todos los intentos de regulacin legal y ejecucin de planes son muy
desproporcionados a la gran demanda de solucin de viviendas para la gente
de escasos recursos.
Concientizacin de la sociedad a efectos de conciliar el inters individual con el inters social. Esto requiere educacin, practica de valores, sentido de pertenencia a un grupo societario, a fin de que los bienes puedan ser
compartidos por la mayor cantidad posible de los miembros de la comunidad.
Se ha visto que existe un gran dficit en lo referente a viviendas en el
pas y los esfuerzos realizados por los sucesivos gobiernos no fueron suficientes ya que tanto la SENAVITAT como la SAS han ejecutado mnimamente sus programas y acciones.
Dotar de mayores recursos a estas instituciones, conjuntamente con la
mejora en la eficiencia en la ejecucin de los proyectos y programas es por
ello una tarea indispensable y necesaria.

TITULACIN MASIVA Y ACCESO A LA VIVIENDA EN PARAGUAY

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La agencia Financiera de Desarrollo AFD, si bien es un programa innovador y til centra su atencin en la poblacin de clase asalariada, ya que los
requisitos para acceder a los crditos excluyen inmediatamente a las familias
ms carenciadas. Es por ello que se debera profundizar hacia la bsqueda de
mecanismos de financiamiento que permitan a dichas familias acceder a crditos de bajo costo y largo plazo a fin de poder financiar una vivienda.
As tambin se deberan ampliar los programas de viviendas de la SAS
para las poblaciones que se ubican en la pobreza y extrema pobreza. En este
sentido existen delineamientos en algunos estudios, bajo el concepto de vivienda social que entre otras cosas, recomiendan:
Promover leyes orientadas al ordenamiento territorial y vivienda con
miras a la creacin del sistema habitacional nacional.
Actualizar la informacin estadstica e introducir la desagregacin
por sexo, sobre la carencia de la vivienda y servicios bsicos en los tres niveles: urbano, rural e indgena.
Establecimiento de un rgano rector en materia de la vivienda, con un
sistema nacional que articule las distintas instituciones pblicas y de la sociedad civil que guardan relacin con la produccin del hbitat social.
Establecimiento de normas y procedimientos estrictos en cuanto al
control de uso y aplicacin de los recursos destinados a las viviendas sociales,
tanto por parte del Estado como de la sociedad civil.
Asumir y potenciar las propuestas autogestionarias y participativas en
la solucin de la problemtica del hbitat social, en tal sentido privilegiar las
soluciones participativas y cogestionarias.
Mejorar el hbitat rural y de las comunidades indgenas, incorporando las perspectiva de gnero en el diseo de las acciones, considerando que en
estos campos no existen propuestas en la actualidad.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Bibliografa consultada.
Textos.
Colegio de Escribanos del Paraguay. Revista Notarial N 27. Asuncin, Paraguay 2013.
Ortiz de Di Martino, Lucia. Manual de Derecho Notarial. Marben
Editora y Grfica. Asuncin, Paraguay. 2006.
Casco Pagano, Hernn. Cdigo Procesal Civil Comentado y Concordado. Tomos I y II. Dcima Edicin. La Ley Paraguaya S.A. 2010.
Legislacin.
Constitucin Nacional de la Repblica del Paraguay del ao 1992.
Ley 1183/8. Cdigo Civil Paraguayo.
Ley 1863/02. Que Establece el Estatuto Agrario.
Ley 2002/02. Que modifica varios artculos la Ley 1863/02.
Ley 2309/03. Que establece el Marco de Administracin de las Cooperativas de Vivienda y El Fondo Para Viviendas Cooperativas
LEY N 2419/04. Que crea el Instituto Nacional de Desarrollo Rural
y de la Tierra (INDERT).
Ley 2640/05. Que crea la Agencia Financiera de Desarrollo.
Ley 3306/07 Que Establece Un Rgimen de Aranceles Especiales en
el pago de Tasas Judiciales, Honorarios y pago de Servicios al Estado, Entes
Descentralizados y Actos Notariales de Viviendas Econmicas y de Inters
Social.

TITULACIN MASIVA Y ACCESO A LA VIVIENDA EN PARAGUAY

563

Ley 3637/09. Que crea el Fondo Nacional de la Vivienda Social. FONAVIS.


Ley 3909/10. Que Crea La Secretara Nacional de la Vivienda y el
Hbitat SENAVITAT.
Ley 4682/12. Que Sanciona la Comisin de Hechos Punibles Contra
Bienes Patrimoniales destinados a la Poltica Agraria de Estado
Decreto No 9235/95 que crea la Secretara de Accin Social (SAS).
Tratados, convenios y acuerdos internacionales.
Pacto Internacional de Derecho Econmicos, Sociales y Culturales.
Declaracin Americana de los Derechos y Deberes del Hombre.
Pacto Internacional de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales
suscripto en New York.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

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LA PUBLICIDAD SEXISTA DIRIGIDA AL


CONSUMIDOR EN LOS MEDIOS DE
COMUNICACIN
Por Ana Carretero Garca (*)

Mam, por qu casi todas las cantantes que salen en la televisin ensean el trasero? Hace unos meses, una importante periodista espaola contaba
en un programa de radio que su hijo pequeo le haba preguntado precisamente eso. Responderle no debi ser tarea fcil, como tampoco responder a cul
es la razn por la que los adultos no nos hacemos la misma pregunta. Tan
asimilado y asumido tenemos la utilizacin del cuerpo de la mujer como reclamo en espectculos, vdeos musicales, televisin, cine, videojuegos, moda,
prensa, internet y publicidad?
Desde luego no vamos a cuestionar el derecho que cada persona tiene a
vestirse como quiera o a reproducir, publicar o comerciar con su propia imagen como considere oportuno, pero lo cierto es que el uso de imgenes con
contenido sexual como herramienta de persuasin para que el pblico compre
un determinado producto o consuma determinado tipo de ocio no cesa de crecer.
No se trata de abordar este asunto desde ningn punto de vista moral,
sino de analizar el tipo de representacin que se hace tanto de la mujer como
de su sexualidad, a pesar de lo dispuesto por la Ley espaola 7/2010, de 31 de
marzo, General de la Comunicacin Audiovisual en su Art. 4.2: La comunicacin audiovisual nunca podr incitar al odio o a la discriminacin por ra(*) Profesora Titular de Derecho Civil. Investigadora del Centro de Estudios de Consumo. Universidad de Castilla-La Mancha (Espaa).

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

zn de gnero o cualquier circunstancia personal o social y debe ser respetuosa con la dignidad humana y los valores constitucionales, con especial
atencin a la erradicacin de conductas favorecedoras de situaciones de
desigualdad de las mujeres.
Sin duda, la sociedad en la que vivimos contina siendo machista y
discriminatoria, algo a lo que tambin contribuye la industria musical al
explotar el estereotipo de la mujer como objeto sexual. No siempre, pero en
numerosas ocasiones transmite roles que reproducen la desigualdad y la cosificacin de la mujer y muestra de forma reiterada una imagen de la mujer
pasiva, dependiente, despectiva, frvola, que adquiere la felicidad a travs del
consumo de cosas superfluas y cuyo objetivo es complacer al hombre.
Una cancin de Ramn Orlando muestra a la mujer como propiedad
masculina a travs de la siguiente letra: te compro tu novia, pues t me has
dicho cmo es ella y me gust la informacin. Te la compro, no creo que
saliera cara. T me has dicho que es linda y apasionada y es buena y adinerada, no cela nunca por nada y sabe hacerlo todo en la casa. No sale ni a la
esquina, no habla con la vecina, no gasta y economiza y todo lo resuelve
tranquila, vndela, vndela o dile a su madre que me fabrique otra igualita.
Mientras, Hancel canta lo siguiente: t ests buscando un macho que te
d candela, t ests buscando que te tire bandolera, t eres la potranki, yo soy
tu jinete, no te me acobardes ven y prueba, t lo que pides es que de d con
ms gana, lo que a ti te encanta es que te d sin pena.
Analicemos tambin un fragmento traducido de la cancin Blurred
Lines, que suena por todas partes, de Robin Thicke: l estuvo cerca, intent
domesticarte, pero t eres un animal, cario, est en tu naturaleza, simplemente djame liberarte. Una cosa te pido, djame ser al que le arrimes ese
culo desde Malib a Pars. Tena una zorra, pero no era tan mala como t. Eres
la zorra ms caliente de todo este sitio, te dar algo lo suficientemente grande
como para romper tu culo en dos, y aade repetidas veces s que lo quieres,
s que lo quieres (1).
(1) Una expresin que segn los testimonios de las vctimas de violacin utilizaban sus agresores mientras abusaban de ellas.

LA PUBLICIDAD SEXISTA DIRIGIDA AL CONSUMIDOR EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIN

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El autor de esta cancin trata a las mujeres como animales, puesto que
habla de domesticacin, sin embargo ha estado nominado a algunos premios
por el vdeo musical, vdeo en el que Thicke se pasea con dos amigos entre
chicas semidesnudas que posan a cuatro patas o juguetean con una ristra de
salchichas. Cuando en alguna entrevista le han preguntado si crea que esa
cancin denigraba a las mujeres, este ha respondido que s y que ello le resultaba placentero.
Por su parte, Toby Toon, en la cancin titulada El ltigo, utiliza esta
letra: por delante, por detrs, pa que te duela. Y si ella se porta mal, dale con
el ltigo. Se sigue portando mal, dale con el ltigo. Y si se me porta mal, le
doy con el ltigo. Si la trato bien, ella me dice estpido, sabes que me gusta
que me des con el ltigo.
A travs de este tipo de letras y las imgenes que las acompaan se
lanzan a la sociedad (principalmente jvenes) unas determinadas pautas de
conducta en las relaciones entre hombres y mujeres que legitiman un trato
agresivo y ofensivo (entre los vocablos utilizados para nombrar a la mujer se
encuentran con bastante reiteracin fulana, mentirosa, vbora, zorra, fiera,
loca, cachorra, perra). Sin olvidar que, en ocasiones, tambin se transmite
el mensaje de que es la mujer la que pide, quiere y provoca el maltrato o se
merece la violencia.
Los y las cantantes, productores, equipos tcnicos, etc. contribuyen as
a perpetuar el estereotipo de la mujer como objeto sexual y a que este sea
interiorizado tanto por hombre como por mujeres. Chris Wrigth, responsable
de Chrysalis Records, declar al peridico britnico The Telegrph, el 22 de
noviembre de 2013, que las mujeres que se quejan de sexismo en la msica
carecen de talento.
Puede que una cancin con contenido racista u homfobo fuera rpidamente retirada, sin embargo, aparte de quizs algunas crticas, no sucede nada
cuando aparecen canciones y vdeos musicales con contenido sexista.
Por otro lado, la imposicin permanente de determinados patrones fsicos y de belleza puede generar frustracin e inseguridad, menoscabando a
quienes no se encuentran dentro del perfil establecido. La mujer est someti-

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

da continuamente al mensaje de que si no es bella (con arreglo a los cnones


marcados) no vale nada y que si no es capaz de seducir y provocar el deseo en
los hombres de forma continua no tiene lugar en esta sociedad (incluso se ha
llegado a pervertir el propio concepto de salud a travs de la promocin de
productos que potencian la obsesin por la delgadez).
La belleza y la apariencia fsica se plantean como un objetivo prioritario. Sirva como ejemplo lo que ha sucedido recientemente con la mezzosoprano irlandesa Tara Erraught. A pesar de ensalzar su vala artstica (los crticos
admiten que Tara interpret maravillosamente un papel difcil), la prensa britnica ha lanzado toda una serie de insultos y comentarios ofensivos relacionados con su cuerpo. El peridico The Telegraph no cuestiona su talento,
puesto que seala que canta con una seguridad vibrante, pero considera que
su fsico sin remedio recuerda a una mezcla entre Heidi y Just William (un
personaje de la literatura infantil); el peridico The Times la describe como
fea y nada atractiva; el peridico The Independent la califica de regordeta;
el peridico The Guardian la califica de rechoncha; y, aunque segn el crtico del Financial Times Andrew Clark, la mezzosoprano interpret el papel
de Octavia (personaje principal de la pera El caballero de la rosa de Richard
Strauss) con una voz gloriosa, este opina que Tara es un envoltorio regordete
de grasa de cachorro, ms apta para el papel de Mariandel que para el de
Octavia.
Los medios de comunicacin y la publicidad tienen una importante responsabilidad en la configuracin de una imagen estereotipada de la mujer, de
una imagen no coherente con la sociedad que pretendemos construir y de una
imagen que atribuye roles que mantienen al hombre como ser creador, imaginativo y con poder de decisin y a la mujer como objeto sexual o sujeto de
consumo fundamentalmente.
En este sentido es ilustrativo el anuncio de un plan de pensiones del
Banco Santander en el que se nos muestra una fotografa dividida en dos partes. En la parte de la izquierda aparece la cabeza de un hombre y debajo el
siguiente texto: Si la cabeza te pide rentabilidad, aqu te damos ms. En la
parte de la derecha aparecen las piernas de una mujer con unas sandalias de
tacn y encima el siguiente texto: Si el cuerpo te pide regalos, aqu te damos
ms.

LA PUBLICIDAD SEXISTA DIRIGIDA AL CONSUMIDOR EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIN

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Por otra parte, adems de con las imgenes explcitas, la publicidad


juega tambin constantemente con un lenguaje de doble sentido. Por ejemplo,
en un anuncio se lanza en tono pcaro la pregunta: lo haces o no? (para saber
nada ms y nada menos si usas un determinado champ); y en otro: quieres
estar con una de menos de 20? (para ofrecer una lnea ADSL por menos de 20
euros al mes).
El Art. 3 de la Ley 34/1988, de 11 de noviembre, General de Publicidad (2) define como ilcita la publicidad que atente contra la dignidad de la
persona o vulnere los valores y derechos reconocidos en la Constitucin, especialmente a los que se refieren sus artculos 18 y 20, apartado 4. Asimismo,
califica de ilcitos los anuncios que representen a las mujeres de forma vejatoria o discriminatoria, bien utilizando particular y directamente su cuerpo o
partes del mismo como mero objeto desvinculado del producto que se pretende promocionar, bien su imagen asociada a comportamientos estereotipados
que vulneren los fundamentos de nuestro ordenamiento, coadyuvando a generar la violencia a que se refiere la Ley Orgnica de Medidas de Proteccin
Integral contra la Violencia de Gnero.
En cuanto a las posibles acciones frente a la publicidad ilcita, el Art. 6
de la Ley General de Publicidad establece, en su apartado primero, que sern
las establecidas con carcter general para la acciones derivadas de la competencia desleal por el captulo IV de la Ley 3/1991, de 10 de enero, de Competencia Desleal (3). Si el contenido de la publicidad incumple los requisitos
legalmente exigidos en sta o cualquier otra norma especfica o sectorial, a la
accin de cesacin prevista en esta Ley podr acumularse, siempre que se
solicite, la de nulidad y anulabilidad, la de incumplimiento de obligaciones,
la de resolucin o rescisin contractual y la de restitucin de las cantidades
que correspondiera.
Asimismo, el Art. 6, en su apartado segundo, establece que, adicionalmente, frente a la publicidad ilcita por utilizar de forma discriminatoria o
vejatoria la imagen de la mujer, estn legitimados para el ejercicio de las acciones previstas en el Artculo 32.1, 1 a 4, de la Ley de Competencia Des(2) BOE n 274 de 15 de noviembre de 1988.
(3) BOE n 10 de 11 de enero de 1991.

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leal(4): a) La Delegacin del Gobierno para la Violencia de Gnero. b) El


Instituto de la Mujer o su equivalente en el mbito autonmico. c) Las asociaciones legalmente constituidas que tengan como objetivo nico la defensa de
los intereses de la mujer y no incluyan como asociados a personas jurdicas
con nimo de lucro. d) El Ministerio Fiscal.
Pero la Ley General de Publicidad no es la nica norma que en nuestro
ordenamiento pretende luchar contra esta situacin.
La Ley 29/2005, de 29 de diciembre, de Publicidad y Comunicacin
Institucional (5) establece el rgimen jurdico de las campaas institucionales de publicidad y comunicacin promovidas o contratadas por la Administracin General del Estado y por la dems entidades integrantes del sector
pblico estatal. De acuerdo con su Art. 3.3, las campaas institucionales contribuirn a fomentar la igualdad entre hombres y mujeres y respetarn la diversidad social y cultural presente en la sociedad. Asimismo, su Art. 4.1 prohibe promover o contratar campaas que incluyan mensajes discriminatorios,
sexistas o contrarios a los principios, valores y derechos constitucionales.
Mientras que su Art. 7 establece las vas para solicitar la cesacin o rectificacin y los plazos establecidos para ello (6).
La Ley Orgnica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva
de mujeres y hombres (7) contiene tambin varias disposiciones al respecto.
(4)1. Accin declarativa de deslealtad. 2. Accin de cesacin de la
conducta desleal o de prohibicin de su reiteracin futura. Asimismo, podr
ejercerse la accin de prohibicin, si la conducta todava no se ha puesto en
prctica. 3. Accin de remocin de los efectos producidos por la conducta
desleal. 4. Accin de rectificacin de las informaciones engaosas, incorrectas o falsas.
(5) BOE n 312 de 30 de diciembre de 2005.
(6) Esperemos que no se repita lo sucedido en 2003, ao en el que el
Instituto de Turismo de Espaa tuvo que retirar un anuncio utilizado en una
campaa que pretenda atraer turistas extranjeros a nuestro pas. El cartel contena la fotografa de la espalda bronceada y desnuda de una mujer que mostraba parte de las nalgas sin ropa interior y con la marca en la piel de un tanga.
La campaa utilizaba el lema Spain Marks (Espaa marca).

LA PUBLICIDAD SEXISTA DIRIGIDA AL CONSUMIDOR EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIN

571

Su Art. 39.1 seala que todos los medios de comunicacin respetarn la igualdad entre hombres y mujeres, evitando cualquier forma de discriminacin.
Mientras que su Art. 41 dispone que la publicidad que comporte una conducta
discriminatoria de acuerdo con esta Ley se considerar publicidad ilcita, de
conformidad con lo previsto en la legislacin general de publicidad y de publicidad y comunicacin institucional.
Por su parte, la Ley 7/2010, de 31 de marzo, General de la Comunicacin Audiovisual (8) establece en su Art. 18.1 que, adems de lo dispuesto
en la Ley 34/1988 General de Publicidad en relacin con la publicidad ilcita,
est prohibida toda comunicacin comercial que vulnere la dignidad humana
o fomente la discriminacin por razn de sexo, raza u origen tnico, nacionalidad, religin o creencia, discapacidad, edad u orientacin sexual; e igualmente est prohibida toda publicidad que utilice la imagen de la mujer con
carcter vejatorio o discriminatorio.
De acuerdo con su Art. 56, las Comunidades Autnomas ejercern las
competencias de supervisin, control y proteccin activa para garantizar el
cumplimiento de lo previsto en esta Ley y, en su caso, la potestad sancionadora en relacin con los servicios de comunicacin audiovisual cuyo mbito de
cobertura, cualquiera que sea el medio de transmisin empleado, no sobrepase sus respectivos lmites territoriales. Tambin sern competentes en relacin con los servicios audiovisuales cuya prestacin se realice directamente
por ellas o por entidades a las que hayan conferido su gestin dentro del correspondiente mbito autonmico.
Asimismo, el Art. 57 considera como infracciones muy graves, entre
otras, la emisin de contenidos que de forma manifiesta fomenten el odio, el
desprecio o la discriminacin por motivos de nacimiento, raza, sexo, religin,
nacionalidad, opinin o cualquier otra circunstancia personal o social, as
como la emisin de comunicaciones comerciales que vulneren la dignidad
humana o utilicen la imagen de la mujer con carcter vejatorio o discriminatorio.

(7) BOE n 71 de 23 de marzo de 2007.


(8) BOE n 79 de 1 de abril de 2010.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

De acuerdo con el Art. 60.1 a), las infracciones muy graves sern sancionadas con multa de 500.001 hasta 1.000.000 de euros para los servicios de
comunicacin audiovisual televisiva y de 100.001 a 200.000 euros para los
radiofnicos, para los prestadores de servicio de comunicacin electrnica y
para los prestadores de servicio de catlogo de programas.
Sin embargo, son prcticamente inexistentes las resoluciones judiciales
dictadas hasta el momento en materia de publicidad ilcita por sexista (9). As
que, a pesar del marco normativo, continuamente se emiten anuncios plagados de imgenes dirigidas a activar respuestas sexuales de compra (en ropa,
cosmtica, perfumes, coches, comida, bebida, tecnologa y hasta productos
de limpieza); anuncios que a veces usan imgenes degradantes para la mujer;
que mayoritariamente cosifican a la mujer; que en ocasiones incitan a la violencia; que reproducen tpicos, estereotipos y roles culturales y sociales que
perpetan la desigualdad entre sexos; y en los que las caractersticas del producto carecen de la ms mnima importancia.
(9) Cabe citar la Sentencia del Juzgado de Primera Instancia e Instruccin de Ibi de 3 de marzo de 1992. La Federacin de Mujeres Progresistas
demand a la empresa Feber por una campaa publicitaria de Navidad, al
entender que sta era ilcita por sexista. Un bloque publicitario estaba dirigido a las nias, ofertando exclusivamente muecas y utensilios para la casa y
la cocina, y otro estaba dirigido a los nios, con una oferta de juguetes ms
amplia relacionada con el mundo exterior y diferentes profesiones. Se consider que la campaa era sexista y discriminatoria por establecer diferencias
entre nios y nias basadas exclusivamente en el sexo. Los anuncios reforzaban en los nios y las nias papeles y estereotipos limitativos para las personas al crear dos mundos separados en funcin del sexo.
Tambin la Sentencia de la Audiencia Nacional (Sala de lo Contencioso-Administrativo) de 26 de noviembre de 2008, por la que se impone a Sogecable S.A. una multa de 50.500 euros. El motivo la emisin de publicidad
ilcita por un anuncio del coche Seat Len en el que se presenta a las mujeres
de forma vejatoria por utilizar directamente partes de su cuerpo como mero
objeto desvinculado del producto que se pretende promocionar y con el que
no guarda conexin alguna (se muestra una carrera de coches en la que se
introduce un plano en el que aparece una mujer de espaldas, de cintura para
abajo, a la que se le levanta la minifalda, dejando al descubierto sus nalgas).

LA PUBLICIDAD SEXISTA DIRIGIDA AL CONSUMIDOR EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIN

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Veamos algunos ejemplos, aunque podran ser innumerables. Recientemente, la Coordinadora de Agricultores y Ganaderos (COAG) y la Confederacin de Mujeres del Mundo Rural (Ceres) han denunciado y exigido la retirada de vallas publicitarias en la provincia de Almera por un anuncio sexista
en el que se mostraba la imagen de una mujer en camiseta de tirantes con
gesto cmplice junto a la que se poda leer el mensaje: Agricultor! Si quieres algo mejor que un Polvo pide un ISPERSS (por ensima vez se utiliza
la figura de la mujer para anunciar un producto a travs de connotaciones de
tipo sexual).
En esta misma lnea, la compaa alemana Media Markt lanz una campaa para vender televisores antes de la celebracin de un mundial de ftbol
en la que aparecan dos chicas con pechos voluminosos con camisetas de tirantes ajustadas junto al mensaje Vers las mejores delanteras del mundo
(pero por ningn lado apareca ningn futbolista). En otra campaa de la misma empresa aparecan las piernas abiertas de una mujer y tres hombres mirando y sealando desde la parte inferior del cartel sus genitales con el mensaje
Un ao calentando el ambiente (10).
En un anuncio de prensa de un vehculo Lancia se utiliza la imagen de
una mujer como reclamo, de nuevo sin ninguna relacin con el producto, a
travs del que se atenta contra su dignidad con un texto que perpeta el estereotipo de que lo nico importante para la valoracin de las mujeres es su
fsico: Desde cundo a alguien le importa si eres bella por dentro?.
El Instituto Canario de la Mujer recibi denuncias por una cua radiofnica tambin de Media Markt en la que una mujer mostraba su satisfaccin
y agradecimiento porque su marido le haba regalado una lavadora. En la misma lnea cabe resaltar un anuncio en televisin de Calgonit sobre detergente
en pastillas para lavavajillas, en el que la voz de fondo nos comunica: Calgonit Quantum, el nico recomendado por los fabricantes y la sonrisa de 9 de
cada 10 mujeres. Elegido producto del ao por las consumidoras.

(10) En este caso el Gobierno Vasco impuso en 2006 una sancin de


6.000 euros por publicidad sexista y la retirada de la campaa, pero lo cierto
es que generalmente no hay consecuencias.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Como vemos, este tipo de anuncios vinculan las tareas domsticas exclusivamente con las mujeres y transmiten la idea de que es la mujer la obligada natural a realizarlas. Muchas campaas representan a las mujeres como
nicas responsables del cuidado del hogar, lo que fomenta la diferencia de
roles en detrimento de una corresponsabilidad que, al parecer, nunca llega.
Tambin existen anuncios en los que se hace hincapi en comportamientos estereotipados ya desde la niez a travs de una clasificacin sexista
de los juguetes. En la cancin que acompaa al anuncio del Carrito Picnic
Nenuco de Famosa se dice: Mira, el carrito Picnic de Nenuco! Me voy con
mis amigas a pasar un gran da, con alegra y con Nenuco sol. Montamos
nuestro picnic y mientras merendamos, cotilleamos. Por su parte, la coleccin de cuentos La princesa perfecta de la Editorial Fleurus, dirigida a nias de 0 a 5 aos, inculca pautas de comportamiento para la infancia, pero
atribuidas exclusivamente a las nias, poniendo como referencia el arquetipo
de princesa perfecta que sonre, obedece y da las gracias. Mientras que
UBISOFT ofrece una gama especfica de juegos de consola para nias titulada Imagina ser mam, Imagina ser diseadora de moda, Imagina ser cocinera e Imagina la boda perfecta. Se promueve as un modelo educativo
para las nias basado en estereotipos sexistas.
En el mbito de Internet, donde la lista sera interminable, sirva como
ejemplo la Academia de idiomas New Horizons, que en su publicidad muestra
el cuerpo de dos mujeres voluptuosas en lencera arrodilladas frente a frente
besndose y tocndose, acompaadas del siguiente mensaje: Slo en muy
pocas ocasiones no necesitas hablar ingls.
En una clara alusin a la violencia machista, el envase de las tiritas
Hansaplast muestra la foto de un hombre con gesto serio y duro que abraza a
una mujer y su texto seala, dirigindose a la mujer: ya tienes quien te cuide,
Hansaplast esconde la evidencia, ahora las heridas cicatrizan ms rpido.
Mientras que un anuncio del medicamento Frenadol reproduca hasta
tres estereotipos al mismo tiempo al presentar a un hombre constipado a quien
su mujer no puede cuidar. Entonces sta busca, en primer lugar, una chica
joven (la canguro de sus hijos), pero como sta no puede, en segundo lugar
busca a su madre, es decir, la suegra del enfermo (a la primera opcin el ma-

LA PUBLICIDAD SEXISTA DIRIGIDA AL CONSUMIDOR EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIN

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rido reacciona con entusiasmo y a la segunda con horror). As que se lanzan


los siguientes mensajes: son las mujeres las que deben cuidar de los hombres;
se manifiesta satisfaccin por las mujeres jvenes y rechazo por las mujeres
mayores; y se lleva a cabo una representacin negativa de la figura de las
suegras.
Determinado tipo de revistas tambin contribuye a plantear un canon de
belleza preestablecido como requisito necesario para triunfar profesional, personal y socialmente. Se presenta el cuerpo de las mujeres como algo lleno de
imperfecciones que hay que corregir e insisten en dar consejos para ser ms
guapa, ms delgada y ms seductora. Parece que la mujer es un ser no pensante que necesita que los dems le digan lo que debe pensar, lo que debe hacer,
lo que debe comer, cmo debe vestirse y resulta lamentable la frase publicitaria utilizada en innumerables ocasiones de que el mundo de una mujer cabe
en un bolso.
Sin embargo, y como antes sealbamos, no hay sanciones, as que nos
preguntamos dnde estn en estos casos el Ministerio Fiscal, el Instituto de la
Mujer, las Asociaciones que deberan defendernos y tambin dnde estamos
nosotros como ciudadanos a la hora de plantear las correspondientes quejas y
configurar nuestras decisiones de compra.
Como seala FACUA en su informe Las prcticas publicitarias discriminatorias para la mujer (11), las administraciones competentes en la materia no suelen sancionar este tipo de prcticas, no instan a los anunciantes a
retirar sus anuncios y pocas veces actan de oficio. Se limitan a derivar las
denuncias a organismos pblicos dedicados a la defensa de la igualdad de la
mujer, muy concienciados sobre la problemtica denunciada, pero carentes de
potestad sancionadora. Hay casos en los que los anunciantes retiran o modifican las campaas denunciadas a instancias de los Institutos de la Mujer, pero
en otros, a sabiendas de que stos carecen de potestad sancionadora, hacen
caso omiso de sus peticiones.
En 1999, Citizen Watch Espaa retir, ante las denuncias de FACUA y
la Federacin de Mujeres Progresistas, el anuncio de su reloj Citizen Pro mas(11) Documento que puede consultarse en www.facua.org/es/guia15.pdf

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ter, en el que apareca una mano masculina (con el reloj promocionado en su


mueca) acariciando las nalgas mojadas de una mujer en biquini con el mensaje Slo para grandes exploradores. Sin embargo, los casos en los que los
anunciantes rectifican o retiran sus campaas son excepcionales.
Por ejemplo, y a pesar de varias denuncias, los relojes IWC no solo no
han retirado sus campaas, sino que han continuado con anuncios similares y
textos tales como: este IWC de titanio es duro. Especialmente con las mujeres. Slo existe para hombres o Su tamao solo admite muecas poderosas.
As que, adems de que es preciso que se cumplan las normas vigentes,
quizs tambin sea necesario que tanto Estado como Comunidades Autnomas doten de competencias sancionadoras en materia de publicidad discriminatoria a las instituciones pblicas que trabajan contra la discriminacin por
razn de sexo y en defensa de la igualdad.
El Observatorio de la Imagen de las Mujeres (OIM), que por cierto
ya no se denomina Observatorio de la Publicidad Sexista, se cre en 1994
para dar cumplimiento a los compromisos legales, tanto europeos como nacionales, de fomentar una imagen equilibrada y no estereotipada de las mujeres.
Para cumplir sus objetivos, el OIM tiene encomendadas las siguientes
funciones (entre las que no se encuentra la de aplicar ningn tipo de sancin):
recogida de las quejas ciudadanas y seguimiento de oficio de los contenidos
considerados sexistas; anlisis y clasificacin de los contenidos detectados o
denunciados con el fin de obtener una visin del tratamiento actual de la imagen de las mujeres en la publicidad y los medios de comunicacin; actuacin
frente a los emisores de los mensajes discriminatorios, solicitando la modificacin o retirada de las campaas ms estereotipadas o denigrantes para las
mujeres, o requirindoles un cambio de lnea en sus acciones futuras; difusin
de la informacin obtenida con el fin de continuar fomentando el rechazo
social al tratamiento discriminatorio a travs de la comunicacin meditica; y
participacin en actividades de formacin y sensibilizacin sobre la influencia que el tratamiento discriminatorio en los medios y la publicidad tiene en la
desigualdad.

LA PUBLICIDAD SEXISTA DIRIGIDA AL CONSUMIDOR EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIN

577

Por otro lado, para determinar si un contenido es sexista o discriminatorio, se analiza la presencia de alguno de los siguientes factores: frivolizar o
justificar, de cualquier manera, comportamientos o actitudes que impliquen
alguna forma de violencia contra las mujeres; situar a las mujeres en posiciones de subordinacin o inferioridad, con menores capacidades o no aptas para
asumir responsabilidades; menospreciar o ridiculizar las actividades o valores atribuidos a las mujeres, o contraponer la superioridad de los masculinos o
femeninos; ridiculizar, infravalorar o presentar de forma vejatoria a las mujeres en cualquier clase de actividad profesional; utilizar a la mujer y su cuerpo
reducido exclusivamente a un mero objeto sexual, pasivo y al servicio de la
sexualidad y los deseos del hombre; exhibir imgenes del cuerpo femenino o
partes del mismo, como un recurso para captar la atencin o como un adorno
o reclamo, ajeno al contenido del anuncio y lo anunciado; fomentar un modelo de belleza femenino basado en la juventud, delgadez o perfeccin corporal,
de acuerdo a cnones poco reales, y que puedan proponer comportamientos
lesivos para la salud de las mujeres o asociarse a su xito personal y social;
asignar a las mujeres, de manera clara y diferenciada, la responsabilidad exclusiva o principal de cuidados a terceros y al mbito domstico, excluyendo
o asignando un plano secundario a los hombre en dicha responsabilidad; atribuir capacidades segn el sexo para el ejercicio de diferentes profesiones o
categoras profesionales, de forma que se sugiera la falta de aptitud de las
mujeres o los hombres para el ejercicio de alguna de ellas; establecer diferencias con respecto a las distintas opciones o actividades sociales que son adecuadas para hombres o para mujeres, con especial atencin a la infancia y la
publicidad de juguetes; o recurrir a un lenguaje que de forma clara invisibilice o excluya a las mujeres.
El OIM ha atendido en los dos ltimos aos un total de 1002 quejas por
publicidad sexista (curiosamente, hay muchas ms quejas de particulares que
de las propias entidades o instituciones pblicas), aunque solo ha pedido la
retirada o rectificacin de campaas a 33 empresas. Por cierto, solo una vez
ha acudido a los Tribunales, sumndose a la demanda presentada por la Asociacin de consumidores y usuarios ADECUA contra una campaa publicitaria con azafatas en biquini utilizada por la compaa area Ryanair para vender billetes en 2012 con el lema Tarifas al rojo vivo. Y la tripulacin!.
ADECUA denuncia la alusin a las azafatas de vuelo por llevar aparejado el
mensaje publicitario de que las mujeres integrantes de la tripulacin tambin

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

estn al rojo vivo, con una evidente connotacin sexual. Asimismo, en la


pgina web de Ryanair se oferta un calendario benfico con la imagen de seis
azafatas en biquini titulado Las chicas de Ryanair, sirvindose de nuevo del
cuerpo de la mujer como gancho publicitario. La parte demandante solicita la
accin de cesacin y prohibicin de reiteracin futura de publicidad ilcita y
desleal al amparo de lo dispuesto en el Art. 3 de la Ley General de Publicidad
y en el Art. 18 de la Ley de Competencia Desleal.
En este caso, el Juzgado de lo Mercantil N 2 de Mlaga s ha declarado
ilcitas y desleales las citadas campaas por usar la imagen de la mujer como
reclamo sexual. Respecto al lema Tarifas al rojo vivo. Y la tripulacin tambin!, la Sentencia de 5 de diciembre de 2013 (12) considera que se emplea
el cuerpo femenino como parte captatoria de la publicidad, que se utiliza el
cuerpo femenino como mero objeto y que se aprecia una absoluta desconexin
entre la imagen utilizada y el producto que se promociona (venta de billetes
de avin). En cuanto al calendario, considera que este enmascara una campaa de marketing de la compaa, que utiliza el cuerpo de la mujer como reclamo, adoptando las azafatas posturas en clara invitacin sexual, y que incurre,
adems, en trato discriminatorio respecto de la mujer, pues cuando se anuncia
el calendario de 2014, tras aparecer el cuerpo de un hombre en baador, se
acaba con la frase solo estbamos bromeando.
En la sentencia se apunta que es evidente que, en pleno siglo XXI, pocas personas van a escandalizarse por el hecho de ver el cuerpo de una mujer
en biquini, pero lo que aqu se discute es si con la campaa publicitaria directa en la web o indirecta del calendario se incurre en cosificacin de la mujer,
en trato discriminatorio y en atentado contra la dignidad de la persona. En
ambos casos se utiliza el cuerpo de la mujer reducido a un mero objeto sexual,
como un recurso para captar la atencin del potencial consumidor y ajeno al
contenido del anuncio y de lo anunciado, por lo que la sentencia condena a la
aerolnea a cesar la campaa y a abstenerse de reiterarla en el futuro (13).

(12) JUR\2013\375143.
(13) Adems, la condena a publicar a su costa el fallo de la sentencia en
el plazo de 15 das desde su notificacin en los dos peridicos de mayor difusin nacional con caracteres tipogrficos que garanticen la legibilidad y noto-

LA PUBLICIDAD SEXISTA DIRIGIDA AL CONSUMIDOR EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIN

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Por cierto, y hablando de biquinis, FACUA ha solicitado hace unos das


a Carrefour que retire un biquini con relleno en la parte del pecho destinado a
nias de entre 9 y 14 aos por considerar que potencia una peligrosa erotizacin y sexualizacin prematura de la infancia (en el anuncio aparece una nia
posando con el biquini en cuestin y un vaso en la mano que simula un combinado).
En nuestro pas existe un sistema de autorregulacin o autodisciplina
publicitaria (14). Este sistema se gestiona a travs de la Asociacin para la
Autorregulacin de la Comunicacin Comercial (Autocontrol), una organizacin integrada por anunciantes, agencias de publicidad y medios de comunicacin. De acuerdo con sus estatutos, el fin de esta asociacin es contribuir
a que la publicidad constituya un instrumento particularmente til en el proceso econmico, velando por el respeto a la tica publicitaria y a los derechos
de los destinatarios de la publicidad, con exclusin de los intereses profesionales.
Para ello, ha creado el denominado Jurado de la Publicidad, un rgano
integrado por especialistas independientes de reconocido prestigio en el mbito del Derecho y de la Publicidad una cuarta parte designada a propuesta
del Instituto Nacional de Consumo-, que debe velar por el cumplimiento del
Cdigo de Conducta, a travs de la resolucin de las reclamaciones que frente
a los diversos anuncios interponga cualquier persona que ostente un inters
legtimo.
Las resoluciones del Jurado solo sern vinculantes para las empresas
adheridas a Autocontrol. Para las empresas no adheridas, pero que se sometan

riedad del anuncio, sin embargo no hay sancin econmica ms all del pago
de las costas (tampoco haba sido solicitada por las partes demandantes).
(14) El Art. 39.2 de la Ley Orgnica 3/2007, de 22 de marzo, para la
igualdad efectiva de mujeres y hombres establece que las Administraciones
pblicas promovern la adopcin por parte de los medios de comunicacin de
acuerdos de autorregulacin que contribuyan al cumplimiento de la legislacin en materia de igualdad entre mujeres y hombres, incluyendo las actividades de venta y publicidad que en aquellos se desarrollen.

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expresa o tcitamente al procedimiento ante el Jurado, este emitir su resolucin, aunque no tendr carcter vinculante (15).
Cualquier interesado puede presentar una reclamacin ante el Jurado de
la Publicidad, ya sea particular, empresa, asociaciones de consumidores, organismos de las Administraciones Pblicas, etc., siempre que considere que
se infringen las normas ticas contenidas en el Cdigo de Conducta Publicitaria (16). En el mbito que nos ocupa, la norma nmero 10 establece que la
publicidad no sugerir circunstancias de discriminacin, ya sea por razn de
raza, nacionalidad, sexo u orientacin sexual, ni atentar contra la dignidad
de la persona.
Pero, a la vista del tipo de publicidad que nos bombardea continuamente, tampoco parece que este mecanismo sea muy eficaz (17). En 2012, por
ejemplo, de 19 casos que se plantearon por ir contra la dignidad de la mujer,
se rechazaron 13, se hicieron observaciones en 4 y solo se recomendaron
modificaciones en 2.
(15) Sobre las normas de autodisciplina y ejemplos de algunas resoluciones del Jurado de la Publicidad puede consultarse la Gua de Intervencin
ante la publicidad sexista publicada por el Instituto de la Mujer en 2008:
www. Inmujer.gob.es/observatorios/observIgualdad//docs/012-guia.pdf
(16) www.autocontrol.es/pdfs/Cod_conducta_publicitaria.pdf
(17) Si bien es cierto que en el asunto Dolce & Gabanna, resolucin
de 2 de marzo de 2007, el Jurado concluy que el anuncio mostraba una escena de sometimiento sexual de una mujer y que, por tanto, infringa de manera
manifiesta la norma 10 del Cdigo de Conducta Publicitaria. En la fotografa
de la campaa se mostraba una mujer tumbada en el suelo (boca arriba y con
las rodillas flexionadas) y un hombre con el torso desnudo que se inclina
sobre ella sujetndola por las muecas. Mientras tanto, otros cuatro hombres,
dos de ellos con sus camisas desabrochadas y un tercero con el torso tambin
desnudo, contemplan la escena. El resultado: crticas s, sancin econmica
no, y muchas descargas de la pgina web de la firma para ver el polmico
anuncio.
Sin embargo, en el caso del reloj Pro master para grandes exploradores al que antes nos referamos, el Jurado interpret que esta publicidad no
resultaba por s misma procaz ni pornogrfica y que se poda interpretar como
un mero objeto de deseo y no como un objeto de satisfaccin sexual (!).

LA PUBLICIDAD SEXISTA DIRIGIDA AL CONSUMIDOR EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIN

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Como seala FACUA, en realidad, la denominada autorregulacin sirve a los anunciantes para evitar leyes que restrinjan en mayor medida cierto
tipo de publicidad y mayores controles por parte de las administraciones.
Sin duda, los medios de comunicacin y la publicidad conforman actitudes y hbitos sociales, crean modelos de conducta e intervienen en la construccin de la identidad. Desde que nacemos, nios y nias recibimos mensajes diferentes respecto a las normas de comportamiento, los gustos que se
consideran propios de cada sexo, habilidades, prioridades en la vida, etc.
El proceso a travs del cual aprendemos lo que se considera femenino y
masculino se denomina socializacin diferenciada y los distintos agentes socializadores (familia, centros docentes, medios de comunicacin) influyen
de forma decisiva en la formacin de la personalidad.
Dentro de este panorama es imprescindible tener en cuenta que los anuncios no solo intentan vender productos sirvindose del cuerpo de la mujer
como reclamo sexual, sino que directa o indirectamente tambin inculcan una
concepcin del sexo que en innumerables ocasiones presenta a la mujer como
mercanca (y lo mismo cabe decir de algunas series y programas de televisin, pelculas, vdeos musicales, revistas, vallas publicitarias, etc.).
La cosificacin es el acto de representar o tratar a una persona como a
un objeto. De modo que la cosificacin sexual consiste en representar o tratar
a las personas como objetos sexuales, ignorando sus cualidades y habilidades
intelectuales y personales y reducindolas a meros instrumentos a disposicin
de otros sujetos (una cosa puede ser objeto de propiedad y usada, por tanto,
como se desee).
Los efectos nocivos de crecer y vivir en una sociedad que cosifica a las
personas a travs de esos y otros mecanismos son evidentes para nias y mujeres y ah estn a diario las consecuencias derivadas de la violencia machista
(asesinatos, maltratos, vejaciones, abusos, acosos, agresiones sexuales). A
pesar de ello, cuando se aborda este tema en los medios de comunicacin,
normalmente solo se dan las lamentables estadsticas sin analizar ni cules
son las causas que la provocan, ni cules las medidas necesarias para prevenirla y resolverla (pero la responsabilidad es de todos).

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

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MEDIDAS CAUTELARES EN LO LABORAL


Por Alma Mndez de Buongermini (*)

En primer lugar debemos considerar que cuando hablamos de Derecho


del Trabajo y de la Jurisdiccin del Trabajo estamos hablando de una jurisdiccin especializada que nace como el derecho en general para dar respuestas
a realidades con profundo contenido social y con un sujeto preeminente que
es el trabajador, a quien pretende proteger e igualar blindndolo con normas
de discriminacin positiva respecto del empleador, sujeto econmicamente
mejor posicionado. Como lgica consecuencia el Derecho del Trabajo y el
Derecho Procesal del Trabajo tienen principios rectores propios, de los cuales
no se escapan las medidas cautelares: por el contrario, estas deben ser articuladas a la luz de aquellos.
Es sabido que entre el inicio de un proceso judicial, por medio del cual
se busca hacer efectivo un derecho, y la finalizacin del mismo, a travs del
dictado de la sentencia definitiva, normalmente transcurre un lapso considerable, y en este periodo de tiempo pueden tener lugar un sinnmero de imponderables que dificulten y hasta enerven el cumplimiento de la resolucin judicial. Las medidas cautelares surgen entonces como las herramientas procesales idneas para asegurar el cumplimiento de la sentencia definitiva.

(*) Abogada por la Facultad de Ciencias Jurdicas y Diplomticas de la


Universidad Catlica Nuestra Seora de la Asuncin Ao 1987. Miembro
del Tribunal de Apelacin del Trabajo de la Capital - Segunda Sala. Instructora designada por la Corte Suprema de Justicia de Derecho Laboral; Derecho
Procesal Laboral y Honorarios Profesionales en la Jurisdiccin Laboral, para
cursos de capacitacin de funcionarios y magistrados judiciales.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Serrantes Pea sostiene: Todo proceso demanda un tiempo considerable para su decisin, y es probable que durante su sustanciacin se produzcan hechos que tornen imposible el cumplimiento de lo resuelto por la sentencia definitiva. Entonces, las medidas cautelares tienen por finalidad asegurar
el resultado de la sentencia que debe recaer en un proceso determinado, para
que la justicia no sea burlada, haciendo imposible su cumplimiento.
Y, teniendo en cuenta el principio protectorio columna vertebral del
Derecho del Trabajo y del cual, en definitiva, surgen los dems principios
laborales podemos decir que las medidas cautelares dentro del proceso laboral, al buscar asegurar el cumplimiento de la sentencia que consagra el derecho del trabajador, resultan funcionales al mentado principio.
El otorgamiento de la medida cautelar en lo que respecta a su fundabilidad no puede estar sujeto a un conocimiento profundo de la materia que se
debate en el proceso principal; por el contrario, el conocimiento por parte del
juzgador que habr de analizar la procedencia de la medida, ser superficial
pero suficiente para sustentar en su convencimiento la probabilidad de la existencia del derecho invocado por el actor, es decir, bastar con que aquel tenga
una apariencia de verdadero. Este presupuesto es el conocido como verosimilitud del derecho fumus boni iuris. El peticionante de la medida cautelar
deber proporcionar al juez los elementos suficientes para sustentar la credibilidad de su pretensin, mas esta prueba no necesita ser contundente, basta
con que prima facie surja de ella el derecho invocado.
El otro requisito fundamental para la concesin de la medida cautelar es
el peligro en la demora periculum in mora que, de hecho, es la razn de
ser de las medidas cautelares, pues, como dijramos al principio, estas buscan
evitar que el cumplimiento de la sentencia se torne ilusorio por el transcurso
del tiempo. Al igual que la verosimilitud del derecho, este requisito debe ser
probado de una manera simple y sumaria, pero la prueba de su existencia debe
surgir de manera objetiva, es decir, no puede basarse en el mero temor del
solicitante.
Sobre el punto Palacios dice: Las formas contenidas en las normas
anteriormente sealadas, implican el otorgamiento, a los jueces, de un arbitrio
extraordinario que deben ejercer conforme a las valoraciones jurdicas vigen-

MEDIDAS CAUTELARES EN LO LABORAL

585

tes en la comunidad de la que sean rganos y con las limitaciones emergentes


del ordenamiento jurdico.
Tambin merece que mencionemos que en doctrina se discute el carcter autnomo o accesorio del trmite de las medidas cautelares, as Novellino
sostiene la finalidad cautelar se ordena exclusivamente en funcin del
posible cumplimiento de la sentencia que se dicte en un proceso, lo cual afirma el carcter instrumental de la medida cautelar que no puede existir de
ninguna manera por s misma sino que debe referirse necesariamente a un
proceso actual o a promoverse dentro de un lapso determinado, sin el cual no
tiene razn de ser cabe negar la autonoma que una importante doctrina le
atribuye al proceso cautelar, pues siempre se tratar de actuaciones procesales
vinculadas ntimamente a un juicio principal. Y esto es as cuando la actividad
cautelar se practique con anterioridad o contemporneamente con dicho juicio, o dentro de l, y por va de incidente.
Por su parte Palacio habla de un proceso cautelar la caracterizacin
de la materia examinada bajo el rtulo de medidas o providencias cautelares no resulta en modo alguno desdeable, el criterio que preside tales denominaciones no se opone a la existencia de un verdadero proceso cautelar, ya
que si bien este carece de autonoma con respecto del proceso principal cuya
eficacia garantiza, la tiene, sin embargo, en el mbito conceptual, e incluso
con entidad suficiente para justificar su regulacin legal como lo ha hecho,
v. gr. el cdigo brasileo en el mismo rango que se otorga a los restantes
tipos de proceso, aunque no con el alcance exageradamente amplio que propicia un sector de la doctrina.
En definitiva, para Palacio, con quien concuerda Martnez Botos, el
rasgo definitorio de la autonoma del trmite del proceso cautelar est dado
por la superficialidad que se le impone al conocimiento judicial al cual le
basta la apariencia del derecho invocado y el peligro en la demora, todo ello
justificado por la necesidad de adelantar la tutela del derecho.
Una vez realizado el delineamiento general de la materia, entrando en
el mbito laboral propiamente dicho, encontramos medidas cautelares tanto
en nuestro cdigo de fondo como en el de forma. As, el Cdigo Laboral establece la medida cautelar de reposicin en el puesto de trabajo en forma expre-

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

sa en el Art. 320, referente al caso de violacin del fuero sindical; y en el


supuesto de despido de la mujer embarazada, si bien no prescribe expresamente la mentada medida de reposicin, los Tribunales del Trabajo, a la luz de
los principios laborales han establecido la reposicin de la misma en caso de
desvinculacin. Esta jurisprudencia tiene su sustento en el Art. 89 de la Constitucin Nacional que no permite el despido lo que significa que de acontecer devendra nulo de la mujer en estado de gestacin.
Respecto del trabajador con fuero sindical la norma reza: En caso de
demanda sobre violacin de la estabilidad sindical, el Juez ordenar como
medida cautelar la reposicin inmediata del dirigente en su lugar de trabajo
anterior, o el restablecimiento de las condiciones modificadas, en el plazo de
48 horas. Sobre el punto debemos hacer notar que lo que la ley laboral protege con la medida cautelar de reposicin no es a una determinada persona que
funge de dirigente gremial con estabilidad sindical, sino al dirigente sindical
independientemente de la persona que ostente tal calidad. Hacemos esta aclaracin porque es muy comn que el sindicalista entienda que la medida le
protege a l en su condicin de persona individual, y no es as, lo que la ley
protege es la figura del dirigente sindical que cumple un rol gremial dentro de
la empresa en funcin de los derechos laborales de los dems compaeros de
trabajo. En ocasiones el empleador como estrategia separa al dirigente sindical, aunque ms no sea momentneamente, porque con ello consigue desarticular la actividad gremial, descabezar el sindicato y enervar los derechos
laborales de los dems dependientes.
La actividad del sindicalismo base del derecho colectivo es tan relevante para la consecucin y consolidacin de los derechos gremiales que el
legislador se ocup no solo de prever la reposicin del dirigente con prerrogativa sindical en caso de despido, sino tambin el restablecimiento de las condiciones de trabajo modificadas aun cuando sean mnimas como el cambio de
lugar de trabajo, Ej.: traslado de sucursal, traslado de ciudad, etc. o cualquier
alteracin que pueda repercutir aunque sea mnimamente en su actividad
gremial.
Para que esta medida cautelar pueda ser otorgada el Juez debe cerciorarse que el sindicato haya comunicado al empleador la nmina de las personas amparadas por el fuero sindical, entre las que debe estar el demandante,

MEDIDAS CAUTELARES EN LO LABORAL

587

con la indicacin de la duracin de su mandato. La Autoridad Administrativa


del Trabajo debe recibir una copia de esta comunicacin. Normalmente, la
parte demandante adjunta con la demanda la constancia de la comunicacin al
empleador, y el Juez oficia a la Autoridad Administrativa del Trabajo a fin de
que informe si recibi copia de la mentada comunicacin. Sin embargo, debemos aclarar que la prerrogativa sindical es otorgada por la asamblea del gremio, es decir, el derecho que tiene el dirigente sindical de no ser removido
salvo justa causa demostrada en juicio de su puesto de trabajo o de que no
se alteren sus condiciones de trabajo, nace del acto asambleario y no del acto
administrativo de comunicacin al empleador o a la Autoridad Administrativa
del Trabajo.
Por otro lado, el Art. 321 del C.T. prev la situacin inversa pues establece: Para despedir a un trabajador protegido por la estabilidad sindical, el
empleador probar previamente la existencia de una justa causa imputada al
mismo, o que la condicin invocada de dirigente, gestor o candidato es falsa.
Teniendo en cuenta la gravedad de los hechos alegados por el empleador, el
Juez podr suspender preventivamente la prestacin de servicios del dirigente, sin perjuicio de pagarle salarios y beneficios al trmino de la demanda, si
ella no prospera.
Por todo lo que hemos dicho anteriormente, el Juez laboral debe ser
muy cauto a la hora de otorgar la medida cautelar de suspensin preventiva
del contrato de trabajo, y los argumentos alegados por el empleador deben
ser contundentes y razonables; el Juez debe sopesar si la conducta del dirigente sindical efectivamente apeligra el buen desenvolvimiento de la empresa y
el clima de trabajo, alterando el equilibrio necesario para el desarrollo de los
dems contratos laborales y la productividad de la empresa.
En cuanto a la mujer embarazada, debemos hacer notar que de no otorgarse la medida cautelar de reposicin en el puesto de trabajo, y esperar el
trnsito de todo el juicio, probablemente al momento en que la sentencia que
ordene el reintegro se encuentre firme y ejecutoriada, la situacin protegida
el embarazo habr concluido, lo que implica que el reconocimiento del derecho habr llegado tarde y se traducir en el pago de la indemnizacin por
despido injustificado. Es decir, no se habr cumplido el objetivo de la norma
cual es otorgar estabilidad econmica y emocional a la mujer grvida y al

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nio en gestacin. Es ms, se le privar incluso de las prestaciones por maternidad del seguro social tan relevantes en ese momento. Esta proteccin se
extiende no solo al lapso del embarazo sino tambin al tiempo que dure la
licencia por maternidad. Es por ello que la medida cautelar de reposicin en el
puesto de trabajo de la mujer grvida es esencial para cumplir con la finalidad
de la norma, y as lo ha entendido la jurisprudencia al aplicarla.
Otra situacin que suele plantearse en la prctica es la solicitud de reposicin del trabajador con estabilidad especial en caso de despido como medida cautelar; es cierto que la desvinculacin de este no puede darse sino
mediante una causal de despido debidamente demostrada ante el Juez del Trabajo, y tambin es cierto que muchas veces al trabarse la litis, queda aceptada
por las partes la antigedad del trabajador, sin embargo, la reposicin va
medida cautelar no cabe, puesto que el transitar por el juicio ordinario, si bien
trae aparejada la incertidumbre del sustento del trabajador y su familia, no
implicar un dao irreparable ya que de no prosperar la demanda por justificacin, el empleador deber abonar la totalidad de los salarios cados y dems
beneficios laborales tales como el aguinaldo, hasta la efectiva reposicin. Es
decir, la finalidad de la norma que es la no terminacin del vnculo laboral del
trabajador estable sin una causa justificada se cumple, el derecho del trabajador es reconocido y el perjuicio resarcido.
Por su parte el Cdigo Procesal Laboral prev las medidas cautelares de
embargo preventivo (Art. 321) y el de prohibicin general de vender o gravar
bienes (Art. 332).
Analizando la primera norma citada, ella dice: A peticin de parte,
podr decretarse embargo preventivo sobre bienes del deudor:
a) Cuando se justifique sumariamente que el mismo trata de enajenar,
ocultar o transportar bienes, o que por cualquier causa se hubiese disminuido
notablemente su solvencia en forma perjudicial a los intereses del acreedor y
siempre que el derecho del peticionante surja verosmilmente de los extremos
probados;
b) Cuando exista sentencia favorable o confesin expresa o tcita de
hechos que hagan presumir el derecho alegado;

MEDIDAS CAUTELARES EN LO LABORAL

589

c) Cuando la existencia del crdito est justificada con instrumento pblico o privado atribuido al deudor, reconocida la firma por dos testigos; y
d) Cuando el deudor no tenga domicilio en la Repblica.
Para otorgar el embargo preventivo se exige fianza del que lo hubiere
solicitado, que en el caso del trabajador se traduce en la caucin juratoria del
mismo (Arts. 325, 326 CPT).
Esta medida cautelar puede ser solicitada desde la iniciacin de la demanda siempre que se encuadre en alguno de los supuestos del Art. 321 citado.
El embargo se traba segn el siguiente orden:
a) Dinero efectivo en poder del deudor o de un tercero en calidad de
depsito (Ej. Depsitos bancarios);
b) Alhajas, piedras o metales preciosos, en las mismas condiciones del
inciso anterior;
c) Bienes muebles o semovientes;
d) Bienes inmuebles;
e) Crditos y acciones; y
f) Sueldo, salarios, jubilaciones, pensiones y prestaciones pecuniarias
en concepto de previsin o seguridad social, dentro de la proporcin establecida por el Cdigo del Trabajo.
Cuando el embargo sea trabado sobre depsitos bancarios o inmuebles,
el embargo se diligencia librando el oficio correspondiente a las entidades
financieras o al Registro General de la Propiedad en su caso (Art. 348).
En lo laboral siempre que correspondiere el embargo, preventivo o ejecutivo el Cdigo lo llama definitivo y no pudiere hacerse efecto por no

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conocerse bienes del deudor, el acreedor puede solicitar la medida de inhibicin general de vender o gravar bienes (Art. 332 C.P.T.). Lo relevante en este
caso es que aun cuando el crdito del acreedor no est firme como lo es en el
caso del embargo ejecutivo puede obtener esta medida cautelar siempre que
no encuentre bienes disponibles para trabar el embargo preventivo.
La norma dice que en todos los casos el embargo preventivo se har
saber al embargado dentro de los tres das siguientes a la traba, siendo apelable al solo efecto devolutivo, lo que equivale a decir sin efecto suspensivo.
Por otro lado, el embargo preventivo caduca a los diez das de haberse trabado
cuando no se promoviere la demanda ordinaria o ejecutiva correspondiente,
no pudiendo solicitarse un nuevo embargo preventivo fundado en idntica
causa (Arts. 333, 334).
En lo laboral, al igual que en derecho comn, la medida cautelar dictada por un juez no competente ser vlida siempre que haya sido otorgada
conforme a las disposiciones que rigen la materia (Art. 323).
A continuacin trataremos un tema muy controvertido que es la aplicacin de la Ley 1493/2000 sobre inembargabilidad de los bienes y rentas del
Estado. Al respecto la jurisprudencia de nuestros Tribunales se encuentra dividida. La postura que adherimos es la que sostiene que la mentada ley es
aplicable en el fuero laboral; a esta conclusin se llega interpretando la referida ley a la luz del criterio de especialidad de la materia.
En efecto, la misma se ocupa con exclusividad de reglar el modo de
efectivizar los crditos contra el Estado, y en ese sentido, establece la prohibicin de embargarlos. Por su parte, el propio C.P.T. en su Art. 345 que regla
los bienes inembargables, en su inciso f proporciona una vlvula legal por
medio de la cual se incorporan como inembargables los bienes exceptuados
por leyes especiales, y este justamente es el caso de la Ley 1493/00 que prohibe el embargo de bienes en razn del sujeto el Estado sin discriminar qu
tipos de bienes.
Debemos recalcar que no est en discusin el rango singularmente privilegiado del crdito del trabajador, pues no debe confundirse privilegio con
medida cautelar. El crdito del trabajador cuando el deudor es el Estado no

MEDIDAS CAUTELARES EN LO LABORAL

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debera estar en peligro de cobro o no debera demorarse el pago. De hecho,


de cumplirse a cabalidad la ley en cuestin por la entidad pertinente y por el
Ministerio de Hacienda, el trabajador se evitara el trnsito que lleva la efectivizacin del bien embargado. No desconocemos que en la mayora de los
casos el trabajador que tiene un crdito contra el Estado debe realizar un largo
y penoso caminar para obtener el pago de sus haberes, pero esta falta de acatamiento de la ley por parte de los rganos del Estado encargados del pago, no
puede ser subsanado a travs de la violacin de la ley nada ms y nada menos por los miembros del Poder Judicial, es decir los jueces. En definitiva,
todos deberamos cumplir con nuestro rol constitucional.
Bibliografa.
Martnez Botos, Ral, Medidas cautelares, Editorial Universidad, Bs.
As., 1994.
Novellino, Norberto, Embargo y desembargo y dems medidas cautelares, Bs. As., 1984.
Palacio, Lino E., Derecho Procesal Civil, Bs. As., 1967-1972.
Podetti, Ramiro J., Tratado de las medidas cautelares, actualizada por
Vctor Guerrero Laconte, Bs. As., 1969.
Serrantes Pea-Palma, Cdigo Procesal Civil y Comercial de la Nacin y normas complementarias, Bs. As., 1973.

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Semblanzas y Homenajes

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UBALDO CENTURIN MORNIGO.


MAESTRO DEL DERECHO
Por Alexis Mara Vallejos Mendoza (*)

Este ao la Revista Jurdica de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Asuncin ya no tiene como coordinador
y articulista al maestro e insigne jurista Doctor Ubaldo Centurin Mornigo.
El Maestro del Derecho ha dejado la vida terrenal despus de una incesante y ardua labor docente, investigadora e intelectual. Nos cupo el privilegio de trabajar con el Maestro Ubaldo Centurin en los tiempos de estudiante
y como Abogado. En ese lapso aprendimos tanto con l que es impagable toda
la enseanza recibida.
Acadmico por excelencia y docente por vocacin, siempre incentiv
en nosotros, sus alumnos, el ideal constante de superacin. Deca: Hay que
ser biblifilo y no un simple biblimano. Citaba a Azorn: Hay que desasnarse.
(*) Abogado, promocin 2003, Alumno Distinguido, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales (UNA). Notario Pblico, promocin 2004, de la misma Facultad. Auxiliar de la Enseanza en las materias Introduccin al Derecho (2002-2005), Tcnica Jurdica (2006-2011) y Derecho Procesal Civil
(2008-2013) de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UNA. Auxiliar de la Enseanza en la materia de las Nociones del Derecho en la Escuela
de Ciencias Sociales y Polticas de la UNA (2004). Ex secretario judicial del
Juzgado de Primera Instancia en lo Civil y Comercial del Octavo Turno de la
Capital y actual Juez de Primera Instancia en lo Civil y Comercial del Tercer
Turno de la ciudad de Luque.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Su mejor amigo fue el Libro. Denomin a los libros que escribi como:
hijos espirituales. Public la cantidad de ciento cuarenta y seis libros que
pueden contener alguna omisin involuntaria. Su prolfica labor literaria no
se debi a la mera ambicin de acumular libros sino a su inquietud por transmitir sus conocimientos, experiencias y aprendizajes. Estn presentes en las
bibliotecas ms completas del mundo, por ejemplo, en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, en la Biblioteca del Congreso de la Nacin Argentina, etc., etc.
Una enfermedad que la aquejaba apag su vida pero no as su legado
cultural. La universalidad es caracterstica en su escritura y siempre fue bien
ponderado por la gran Josefina Pl y don Ral Amaral.
Luch contra toda mediocridad disfrazada de falsa intelectualidad decorada con soberbia. A ese efecto siempre recomendaba la lectura en estos
trminos: Para novedades! Los clsicos!
Conjug sus dos grandes pasiones: el periodismo y el derecho. Su gran
aporte fue la edicin del peridico EL DERECHO, cuya secretara de redaccin nos correspondi desempear desde el ao 2000 hasta 2005.
Dentro de la literatura paraguaya resalta su nombre por desarrollar el
dilogo imaginario con personas, escritores, estadistas, maestros del derecho
y de la filosofa que existen o existieron. Este gnero era ponderado por Roque Vallejos por cuanto que, se requiere un gran talento para congeniar la
pregunta con el pensamiento de la persona entrevistada imaginariamente.
Amigos de muchos, enemigo de nadie. En su corazn no guard rencor.
Apstol de la amistad, siempre cultiv amigos en el Paraguay y en el extranjero. Recordaba siempre a sus maestros Luis Patricio Frescura y Candia, Justo
Pucheta Ortega, Ramn Silva Alonso, Luis De Gsperi, Csar Garay (P), Oscar Paciello, Carlos S. Fayt, Segundo V. Linares Quintana, Pedro J. Fras,
Flix Luna, entre otros. Si escriba sobre uno de ellos era para transmitir las
enseanzas de aquellos.
Am la filosofa y, en esa materia, siempre evoc al filsofo Jos Ortega y Gasset. En cada artculo estaba presente el filsofo espaol.

UBALDO CENTURIN MORNIGO. MAESTRO DEL DERECHO

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El maestro Ubaldo Centurin Mornigo fue un hombre talentoso siempre sobrio en los gustos y desprendido de todo materialismo.
Nos abri las puertas de la enseanza y empezamos la docencia universitaria en la ms que centenaria Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la
Universidad Nacional de Asuncin como auxiliar de la enseanza. Somos
agradecidos por cuanto que le debemos la formacin universitaria y docente.
Al respecto siempre sostena parafraseando a Octavio Paz que es de bien
nacidos ser agradecidos.
La oratoria fue un don que Dios le regal. En ese contexto fue ganador
del tercer puesto en el Quinto Concurso Internacional de Oratoria llevado a
cabo en Mxico en 1970, despus de empatar en el primer puesto con el representante de ese pas y con el de Honduras. Siempre evocaba a Eduardo J.
Couture como gran orador y en el se reflej por cuanto que el maestro uruguayo se destac como tal. As tambin valoraba la cultura humanstica del maestro del Derecho Procesal y no se cansaba de recordar el libro: La Comarca y
el Mundo. Tambin como orador gan el primer premio, medalla de oro, en
el Primer Concurso de oratoria en la Facultad de Derecho de la UNA.
Siempre estar presente y vigente el maestro Ubaldo Centurin Mornigo, no solo en nosotros sino en las generaciones venideras.
Disfrutaba viajar pero para trabajar y sostena que viajar es refrescar
el alma, parafraseando a Stefan Zweig.
Una de sus mayores satisfacciones fue ser acadmico correspondiente
en Paraguay de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Polticas de la
Repblica Argentina.
Un extenso currculum que es digno de admiracin y que nos honra ser
discpulos de l.
Deca que el descanso es bueno pero para los muertos. Su actividad
principal era el trabajo basado en la lectura y la escritura.

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Una manera de hacer justicia es escribir sobre el Maestro del Derecho,


el Doctor Ubaldo Centurin Mornigo.
Has escrito Maestro: El Derecho tiene por fin la Justicia, que es suprema y legtima aspiracin de los pueblos.
Sin justicia, nada duradero, nada trascendente puede construir el hombre. Sin justicia, la sociedad sucumbe en el caos, se desintegra moral y espiritualmente (1).
Te tendremos siempre presente maestro porque nos iluminas con tus
enseanzas que son aliciente para un mundo mejor.
Hasta siempre insigne maestro

(1) Ubaldo, Centurin Morinigo. Temas de Introduccin al Derecho.


Asuncin, 2004. Pg. 69.

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PROF. DR. UBALDO CENTURIN MORNIGO


Por Librado Snchez Gmez (*)

Con Motivo del homenaje que le rinde el Consejo Consultivo del Tribunal de tica
En el mes de mayo de este ao 2014 falleci en asuncin el intelectual,
abogado, catedrtico, poltico y periodista cuya personalidad polifactica descoll en la escena nacional en los ltimos 55 aos teniendo vigencia permanente en todos estos aspectos de su accionar en el ambiente nacional que le
cupo participar.
Se inici en el ejercicio del periodismo siendo apenas con 15 aos de
edad, pero existe un antecedente prximo juvenil de esta tarea que lo inici
siendo estudiante en las aulas del Colegio Nacional de la Capital, tarea que lo
realiz con solvencia lingstica y objetivo preciso de cada tema que le toc
tratar.
Aquella juvenil edad le llevo a compartir con grandes personalidades
del periodismo en el diario El Pas y cuando ms adelante, al alcanzar los 20,
ya fue secretario de redaccin del diario La Tarde, al mismo tiempo fue colaborador de revistas especializadas en temas jurdicos y polticos e alcance
nacional e internacional.
Es autor de obras intelectuales que sobrepasa lejanamente los 150 ttulos en diversas especialidades y que podemos resaltar la publicacin De la
tica Como Palabra y Como Conducta, al mismo tiempo lanzo a la luz pblica Legado Intelectual y tico de Germn Bidar Campos.
(*) Presidente del Consejo Consultivo, Tribunal de tica.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

El peridico El Derecho que se publica ininterrumpidamente por ms


de dos dcadas es obra suya con su particular estilo de profundos pensamientos especialmente jurdicos y filosficos.
Como poltico integr la Cmara de Diputados llegando a ser presidente de la comisin de cultura, tambin integr la de Asuntos Constitucionales,
Relaciones Exteriores.
Le cupo al mismo tiempo integrar algunas comisiones en el Parlamento
Latinoamericano en representacin de La Repblica del Paraguay, como las
reuniones de la O.E.A. en Guatemala 1986.
En el mbito acadmico, tuvo un especial afecto a su querida Facultad
de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Asuncin de la
cual egreso como abogado y posteriormente alcanzo el ttulo de Doctor en
Ciencias Jurdicas habiendo sido aprobada su Tesis Concepcin Contempornea del Estado de Derecho por unanimidad con la calificacin sobresaliente de Cum Laude.
Como catedrtico tuvo una larga trayectoria cuyo nombramiento data
del ao 1984, y se haba desempeado como secretario general de la Facultad
de Derecho y Ciencias Sociales en el ao 1967.
Ancdota: En una oportunidad se present en la biblioteca que al momento estaba abarrotada de estudiantes, entre ellos tambin l, pidiendo como
catedrtico varios libros a la bibliotecaria, la seora Semidei bibliotecaria, le
responde no le podemos prestar los libros que usted pide para llevar fuera de
la biblioteca, entonces el doctor Ubaldo fundamenta su pedido basado en la
importancia de su investigacin y cuando acaba de hablar de nuevo la bibliotecaria responde con un rotundo. Doctor, hay una nueva resolucin que los
libros de la facultad no deben salir de la biblioteca.
Y, qu responde el doctor Ubaldo Centurin Mornigo, con una contundencia de su particular expresin en este Paraguay en que nunca se cumple
nada, ho chere h decreto.

PROF. DR. UBALDO CENTURIN MORNIGO

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Su actuacin acadmica en el exterior le llevo a sobresalir desde muy


joven y formo parte del grupo de profesores extranjeros a disertar en el congreso internacional de Derecho del Trabajo en el Mercosur, su representacin
tambin alcanzo en el Foro Unin Europea - Mercosur, Montevideo 1955.
Fue miembro de la Academia Paraguaya de Derecho y Ciencias Sociales, y Acadmico correspondiente en Paraguay de la Academia Nacional de
Ciencias Morales y Polticas de la Argentina.
Los que le tuvimos compartiendo sus actividades tanto en la facultad
como en las diversas organizaciones en que tuvo participacin, lo llambamos sencillamente Ubaldo y nos hemos congratulado del cmo ha llegado a
ser un hito de la cultura Paraguaya, gran maestro que supo llevar con hidalgua su credo en el Derecho como frmula para la convivencia y medio de
exaltacin de la condicin humana. Su alegra de la vida lleva sublimada con
su amistosa relacin con los grandes maestros de la cultura del Derecho Latinoamericano como tambin con sus alumnos en diferentes aulas en que presidio la ctedra.
Sus conocimientos jurdicos cargaron las alforjas de sus juveniles alumnos en las aulas para destrabar las interpretaciones forzadas de los sagrados
preceptos constitucionales.
El querido colega y gran maestro ha ponderado siempre el valor de la
vida, ha sabido vivir en pos de lo trascendente, al servicio del ideal moral y
tico, ha demostrado transparentemente en su paso por el Consejo Consultivo
del Tribunal de tica privilegiando al mximum quantum los bienes espirituales y morales.
Ubaldo Centurin Mornigo distribuyo y recogi amistad entre los que
hemos tenido el gran obsequio de compartir su trato caballeresco, agradecido
y amistoso. El egregio maestro ha apagado su luz, no obstante ha considerado
a la muerte como una mala costumbre, trataremos de no olvidarlo.

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BREVE BIOGRAFIA DE LOS EX DECANOS Y EL


DECANO DE LA FACULTAD DE DERECHO Y
CIENCIAS SOCIALES DE LA U.N.A.
Por ngel Adriano Yubero Aponte (*)

A los anteriores Trabajos de referenciar los Antecedentes Histricos,


Acontecimientos y Figuras que forjaron la Facultad de Derecho y Ciencias
Sociales de la Universidad Nacional de Asuncin; se suma ahora, una breve Biografa de los Ex Decanos y el Decano de la Facultad de Derecho y
Ciencias Sociales de la U.N.A.
Con esto estamos presentando la tercera parte de un Trabajo extenso
como intenso tambin lo es, por cuanto que la historia de la Facultad es la
historia misma de la Universidad Nacional de Asuncin.
As tenemos: La publicacin realizada en los distintos nmeros de nuestra Revista.
Ao 2012: Rectores de la Universidad Nacional de Asuncin; y Decanos de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la U.N.A., con los respectivos Secretarios Generales.
Ao 2013: Presidentes y Vice Presidentes del Centro de Estudiantes
de Derecho y Notariado (C.E.D. y N.) y la Representacin Estudiantil, ante el
Honorable Consejo Directivo de la Institucin.
Ao 2014: Breve Biografa de los Ex Decanos y el Decano de la
Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la U.N.A.
(*) Director de Bibliotecas de la Facultad de Derecho y Ciencias
Sociales de la U.N.A.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

En efecto, este ao publicamos una breve Biografa de los Ex Decanos y el Decano, quienes en su conjunto rigieron los destinos de nuestra querida Institucin en los ltimos 132 (ciento treinta y dos aos).
Para el presente Trabajo se ha tenido en cuenta los registros obrantes
en los archivos de la Institucin y algunos datos cruzados referenciados en la
Obra Titulada El Colegio Nacional y la Universidad Nacional del Prof.
Dr. Juan Rivarola Paoli, los Trabajos del Prof. Dr. Ubaldo Centurin Mirnigo, la Obra Titulada Enciclopedia Biogrfica Paraguaya del Bicentenario
del Prof. Dr. Lus Vern, y Doctor, Ramn Fermn Zubizarreta del Prof.
Dr. Ignacio Amado Berino.
Dems est consignar, que cualquier mencin de la relacin de los hechos, omisin, imprecisin y/o error que se observe en el presente Trabajo de
Investigacin es de exclusiva responsabilidad del Autor.
ESCUELA DE DERECHO CIVIL Y POLTICO
PROFESOR DOCTOR JUAN ANDRS GELLY
Director 1850
Naci en Asuncin, el 2 de agosto de 1790.
Su activa existencia conoci de actividades intelectuales de trascendencia en los pases de la Cuenca del Plata.
En efecto, si bien es cierto pas la mayor parte de su vida en Buenos
Aires, donde inclusive tuvo participacin en la Independencia de la Argentina, tampoco es menos cierto que tuvo destacada actuacin pblica en la Repblica Oriental del Uruguay integrando misiones diplomticas en Francia.
En nuestro pas, estuvo brevemente en los aos de 1823 y por desencuentros con el Doctor Jos Gaspar Rodrguez de Francia, tuvo que volver a
Buenos Aires.
Regres al Paraguay en 1844 siendo confinado por el Gobierno a Villa
Rica.

BREVE BIOGRAFIA DE LOS EX DECANOS Y EL DECANO


DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES DE LA U.N.A.

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Posteriormente fue llamado por el Gobierno de Don Carlos Antonio


Lpez para desempearse como Periodista en el Paraguayo Independiente.
Realiz otras importantes labores en el Gobierno de Don Carlos y una
de ellas fue la de organizar la primera Escuela de Derecho y Ciencias Polticas, en 1850.
Falleci el 24 de agosto de 1856.

ESCUELA DE DERECHO
PROFESOR DOCTOR BENJAMN ACEVAL
Director 1882 a 1887
Naci en Asuncin, en 1845.
Sus primeros estudios lo realizo en la Repblica Argentina en las provincias de Crdoba y Corrientes, posteriormente en Buenos Aires, recibindose de Abogado en el ao 1873.
Ya en nuestro pas, se desempe en altos cargos pblicos, siendo Ministro de Justicia, Culto e Instruccin Pblica, tambin desempeando destacada actuacin en la cartera de Relaciones Exteriores.
Su participacin fue fundamental en el campo Diplomtico en ocasin
del Laudo Arbitral, que produjo el Presidente de los E.E.U.U. de Norte Amrica Rutherford Hayes, que adjudico el territorio Chaqueo en litigio al Paraguay, posterior a la guerra grande.
En los prolegmenos y antecedentes de disputa territorial con la Republica de Bolivia; fue firmante de uno de los Tratados con la mencionada Republica del Altiplano.
En una de sus facetas, tambin se menciona al periodista, llegando a
fundar el peridico La Reforma.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

En el plano de jurista, represento al pas en el Congreso de Derecho


Internacional Privado en el ao 1888, celebrado en Montevideo, Republica
del Uruguay.
Integr el Superior Tribunal de Justicia.
Fue el primer Presidente del Ateneo Paraguayo.
En el mbito Acadmico, es de destacar que siendo Ministro de Justicia, Culto e Instruccin Pblica del entonces Presidente General Bernardino
Caballero, se cre la Escuela de Derecho y varias Instituciones de enseanza
secundaria en distintos puntos del pas, desempendose como Director del
Colegio Nacional, del Consejo de Educacin Superior y de la Escuela de Derecho.
Se desempe, tambin como Rector de la Universidad Nacional.
Falleci en Asuncin el 05 de julio de 1900.

ESCUELA DE DERECHO
PROFESOR DOCTOR JOS ZACARAS CAMINOS
Director - 1888

A fines del ao 1886.


El Doctor Jos Zacaras Caminos reemplaza en la Direccin del Rectorado del Colegio Nacional al Dr. Benjamn Aceval y gracias a sus gestiones
fue aprobado el Plan de Estudios de la Escuela de Derecho, el 25 de junio de
1.888.
El Prof. Dr. Jos Zacaras Caminos, tuvo una destacada participacin
en la actividad pblica, as en la poltica se lo cuenta entre los firmantes del
Acta Constitutiva del Centro Democrtico o Partido Liberal.

BREVE BIOGRAFIA DE LOS EX DECANOS Y EL DECANO


DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES DE LA U.N.A.

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Hijo de Jos Rufo Caminos, uno de los firmantes del Acta de nuestra
Independencia.
Es importante consignar que el Dr. Jos Zacaras Caminos fue Mdico
y Abogado al mismo tiempo, y es considerado como el paraguayo ms ilustre
de su poca.
Proyect el Plan de Estudios y los Reglamentos para la futura Facultad
de Derecho y Ciencias Sociales.
Se desempe como Director de la Escuela de Derecho en el ao 1.888.PROFESOR DOCTOR ALEJANDRO AUDIBERT
Decano 1889
Naci en el ao 1858.
Sus primeros Estudios los realiz en Asuncin, prosiguindolos en la
ciudad de Buenos Aires, Rca. Argentina, donde se Doctor.
Una vez de regreso al pas se dedic con mucha intensidad y de conformidad al temperamento que lo caracterizaba, a la Magistratura, al Periodismo
y a la Poltica.
Integr y presidi el Superior Tribunal de Justicia.
Le cupo organizar y administrar la Biblioteca Nacional de Asuncin;
inaugurada por Ley del 21 de septiembre de 1886, esta tarea la realiz conjuntamente con Benjamn Aceval y Jos Tomas Sosa.
Fund con otros notables ciudadanos, el ateneo Paraguayo y el Club del
pueblo, agrupacin Poltica creada el 26 de julio de 1885.
En 1889, fue primer Decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la U.N.A; en su reapertura de 1889.
Falleci trgicamente en Yabebyry en 9 de julio de 1920.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

PROFESOR DOCTOR RAMN FERMN ZUBIZARRETA,


JURISCONSULTO Y EDUCADOR.
Decano 1890 a 1901
En la castellana, cuidad de Burgos, el 07 de julio de 1840, a las seis de
la tarde, naci a la luz de la vida un nio, hijo legtimo de Don Jernimo
Zubizarreta, natural de Ordua (Vizcaya) comerciante y de Doa Micaela de
Zulueta, natural de Saracho (Alava).
Zubizarreta fue un Universitario desde muy joven, nos comenta Ignacio
Amado Berino, segn las carpetas personales; habiendo hecho estudios como
sigue:
Instituto de Burgos: En este plantel gan los Estudios de Grado de Bachiller en Filosofa; en la Universidad Central o de Madrid, recibi el Grado
de Bachiller en Filosofa por unanimidad de votos, el 20 de junio de 1856.
En el curso 1861 62, procedente de la Universidad de Salamanca, se
examin de Disciplina Eclesistica y Prctica Forense, obteniendo las calificaciones de Bueno y Notable, respectivamente en la Universidad de Valladolid.
Universidad de Salamanca: En esta Casa de Estudios, el 16 de mayo de
1861 recibi el Grado de Bachiller en la Facultad de Derecho, Seccin Derecho Civil y Cannico, obteniendo la calificacin de Aprobado. El Ttulo le
fue expedido el 30 de septiembre de 1861.
El verbo convincente de Jos Segundo Decoud fund la Universidad.
Rechazado el veto, el P.E. (Ejercido por el General Patricio Escobar) tuvo que
promulgar la Ley el 24 de septiembre de 1889. El 31 de diciembre del mismo
ao, por decreto del Gobierno Nacional se inaugura la Universidad.
Por el citado decreto de inauguracin, se nombra a Ramn Zubizarreta
como catedrtico de Derecho Natural, y seguidamente de Decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales y de Rector interino de la novel Institucin.

BREVE BIOGRAFIA DE LOS EX DECANOS Y EL DECANO


DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES DE LA U.N.A.

609

Sin perjuicio de sus nuevas funciones, continuaba dictando las asignaturas que regenteaba en la Escuela de Derecho.
El ultimo nombramiento que acepto el Dr. Ramn Zubizarreta en la
Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, es seguramente el que corona su
Currculum Vitae, como Profesor en la Ctedra de Filosofa y Filosofa del
Derecho en el mes de marzo de 1896. El 9 de septiembre del 98, renuncia a los
cargos de Decano de la Facultad sealada y de catedrtico en el citado plantel,
sintindose, seguramente, algo cansado bajo el peso de sus aos, pero no se le
aceptaron sus dimisiones.
El 7 de marzo de 1901, el Consejo Secundario y Superior pidi al poder
Ejecutivo la justa jubilacin del Dr. Zubizarreta como Ex Rector, funcin que
desempeo varias veces, como Decano de la Facultad de Derecho y como
catedrtico de Derecho Civil y Filosofa del Derecho, habiendo de conservar
su cargo de Decano.
Falleci el 16 de agosto de 1902.

PROFESOR DOCTOR RAMN OLASCOAGA


Decano 1901 a 1902
Naci en Bilbao, en el ao 1864.
El Profesor Doctor Ramn Olascoaga, as como el Profesor Doctor Ramn Zubizarreta, fue de origen Vasco.
Realiz sus estudios primarios en Vitoria y el bachillerato en Bilbao y
Guipzcoa.
En 1884 obtuvo la Licenciatura en Derecho por la Universidad de Zaragoza.
Lleg a nuestro pas contratado por el Gobierno Nacional para organizar la Universidad Nacional.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Por mucho tiempo se desempe en el Consejo Secundario y de Educacin Superior, as tambin como Docente de la Universidad Nacional, fundada en 1889.
Fue Decano de la Facultad y Rector interino de la Universidad Nacional de Asuncin.
En 1904, volvi a su pas de origen.
Falleci en Algorta - Espaa en el ao 1942.
PROFESOR DOCTOR VENANCIO LPEZ
Decano 1903 a 1904
Naci en Asuncin, en el ao 1862.
Pertinencia a la descendencia directa de Don Carlos Antonio Lpez, de
quien fue su nieto y sobrino de Francisco Solano Lpez, pues era hijo del
Coronel Venancio Lpez, Estudio en Buenos Aires, donde se gradu de Abogado en el ao 1884.
Se desempe como Miembro del Superior Tribunal de Justicia y Canciller Nacional, en los Gobiernos de Patricio Escobar y Juan G. Gonzlez respectivamente.
Durante el Gobierno de Emilio Aceval fue Ministro de Justicia, Culto e
Instruccin Pblica.
Fue Periodista y Parlamentario.
Se desempe en la Ctedra Universitaria, llegando a Decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la U.N.A.
A inicios de los 900, regres a Buenos Aires, donde se dedic a la Ctedra.
Falleci en Buenos Aires en el ao 1910.

BREVE BIOGRAFIA DE LOS EX DECANOS Y EL DECANO


DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES DE LA U.N.A.

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PROFESOR DOCTOR JOS TOMAS LEGAL


Decano 1904 a 1907 y 1911
Era originario de la Asuncin. Naci en 1865.
Obtuvo el ttulo de bachiller en el Colegio Nacional de su ciudad natal,
en 1885, y el de doctor en leyes, en la Universidad de Montevideo, en 1893.
En 1895 fue designado juez de comercio, en 1899, miembro de la Cmara de Apelacin en lo civil, de la cual fue presidente; en 1912, presidente
del Superior Tribunal de Justicia. Fue tambin defensor general de menores,
en 1936.
En las actividades polticas, ocup una banca en la Cmara de Diputados, en 1905; fue ministro de justicia, culto e instruccin pblica e interino de
relaciones exteriores, en 1900, en el gabinete del presidente Emilio Aceval.
En la docencia fue profesor de derecho mercantil en la Facultad de Derecho, del que fue Decano en los aos 1904 a 1907 y en el ao 1911, tambin
se desempe como Rector de la Universidad Nacional, en 1902.
Leal, justo, optimista y bueno, era proverbial su generosidad.
Falleci en Aregu, en 1944.
PROFESOR DOCTOR FLIX PAIVA
Decano 1908 a 1911/1923 a 1925 tambin en 1934 y 1936,
Naci en Caazap, el 21 de febrero de 1877.
Estudio en el Colegio Nacional y en la Escuela Nacional de Maestros.
Se dedic a la Docencia, estudio Derecho donde se gradu de Abogado
y se Doctoro en el ao 1901.
Desde muy joven particip de actividades polticas lo que le vali pasar
al Chaco Argentino acusado de conspiracin por las autoridades Paraguayas.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Fue Diputado Nacional.


Ministro de Relaciones Exteriores, Justicia, culto e Instruccin Pblica.
Miembro del Superior Tribunal de Justicia.
Luego del golpe de Estado contra el Presidente Rafael Franco, se forma
Gobierno a instancias de los Militares siendo Presidente Provisional el Doctor Flix Paiva, luego en noviembre de 1938 es convertido en Presidente Constitucional.
Durante su Presidencia se firm el Tratado de Lmites con Bolivia, se
cre la Facultad de Qumica y Farmacia, se termin el Oratorio de la Virgen
de la Asuncin y fueron reglamentadas las Profesiones Terciarias, entre otras
obras.
Se desempe como Decano de la Institucin en varias ocasiones.
Falleci en Asuncin, el 2 de noviembre de 1962.

PROFESOR DOCTOR JOS EMILIO PREZ


Decano 1911 a 1920
Naci en Asuncin, en el ao 1872.
Estudio en el Colegio Nacional y luego en la Facultad de Derecho y
Ciencias Sociales de la U.N.A.; donde se recibi de Abogado para posteriormente doctorarse en la misma Institucin en el ao 1898.
Fue electo Diputado, llegando a ejercer la Presidencia de la Cmara de
Diputados, tambin fue electo Senador de la Nacin.
Se desempe como Ministro del Interior e Interino de Relaciones Exteriores.

BREVE BIOGRAFIA DE LOS EX DECANOS Y EL DECANO


DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES DE LA U.N.A.

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Ocup diversos cargos en el Poder Judicial llegando a ser Presidente


del mximo Tribunal de Justicia.
Fue Decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Asuncin y Rector de la misma.
Falleci en Buenos Aires el 02 de septiembre de 1941.

PROFESOR DOCTOR ANTONIO SOSA


Decano 1920 a 1922 y 1926 a 1928
Naci en Asuncin, el 30 de junio de 1870.
Estudio en el Colegio Nacional y posteriormente en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la U.N.A.; donde se gradu de Abogado y posteriormente de Doctor por la U.N.A.
Ocup varios e importantes cargos pblicos, fue Magistrado Judicial,
Diputado Nacional, Ministro de Hacienda, tambin fue Senador de la Nacin.
Se desempe como Ministro Plenipotenciario ante los Gobiernos de
Argentina y Uruguay.
En el mbito Acadmico, fue Docente y Miembro del Consejo Nacional
de Educacin.
Se desempe como Profesor de Finanzas en la Facultad de Derecho y
Ciencias Sociales de la U.N.A.
Fue Decano de la Institucin.
Ejerci el Periodismo.
Algunas Obras: El Estado de Sitio, Papel Moneda etc.
Falleci en Asuncin en el ao 1946.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

PROFESOR DOCTOR FRANCISCO C. CHVEZ


Decano - 1928
Naci en Asuncin, en el ao 1875.
Estudio en la Universidad Nacional de Asuncin, gradundose de Abogado en el ao 1901.
Como Poltico fue Diputado y Senador de la Nacin.
Durante el Gobierno del Coronel Escurra se desempe como Ministro
de Justicia, Culto e Instruccin Pblica.
Se desempe como Ministro de Hacienda, Presidente del Superior Tribunal de Justicia y Presidente del Banco Estatal.
Tambin integro delegaciones y misiones diplomticas en los acontecimientos anteriores al conflicto blico con la Republica de Bolivia.
En el campo Acadmico, desde muy joven se dedic a la Docencia.
Fue Decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Asuncin y Rector de la U.N.A.
Falleci en Buenos Aires, en el ao 1961.
PROFESOR DOCTOR JUSTO P. PRIETO
Decano 1928 a 1931
Naci en Pilar, el 5 de octubre de 1897.
Estudio el en Colegio Nacional, posteriormente se gradu en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, dedicndose a la Enseanza Universitaria.
Fue Decano de la Facultad de Derecho de la U.N.A. y Rector de la
misma Universidad.

BREVE BIOGRAFIA DE LOS EX DECANOS Y EL DECANO


DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES DE LA U.N.A.

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Lleg al Senado de la Nacin.


Se desempe como Ministro de Justicia, Culto e Instruccin Pblica,
como as tambin de Relaciones Exteriores.
Represent al Paraguay en la reunin de Cancilleres de Panam y de
Lima.
Enseo en las Universidades de Buenos Aires y la Plata
Obras:
Falleci en Asuncin, el 19 de enero de 1982.

PROFESOR DOCTOR CELSO R. VELZQUEZ


Decano 1931 a 1933 y 1935
Naci el 29 de julio de 1893, fue uno de los primeros alumnos del Colegio San Jos, en el Nivel de Estudios Primarios.
Luego prosigui su formacin en el Colegio Nacional. Prest Servicios
en la guerra del Chaco con el Grado de Mayor;
Fue Rector de la Universidad Nacional de Asuncin;
Obtuvo su diploma de Doctor en Derecho y Ciencias Sociales libre de
derechos, por haber obtenido el promedio general de SOBRESALIENTE en
todas las calificaciones de aquella Facultad (Libro de Actas de Sesiones del
Honorable Consejo Secundario y Superior rubricado a 1 de marzo de 1915,
pgs. 215 y sgtes.).
Fue Profesor interino de Derecho Civil (Contratos) desde el 13 de marzo de 1929 (Libro de Actas del Honorable Consejo Superior Universitario,
Vol. 7 pg. 145). Fue propuesto como Profesor Titular de esta asignatura el
26 de enero de 1934 (Libro de Actas de Consejo Superior Universitario, pg.
329, 335 y sgtes., Tomo 7).

616

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Fue Profesor de Derecho Civil (Sucesiones) desde el 19 de octubre de


1931 (Ver el mismo Libro de Actas, pg. 266. Esta designacin se hizo a solicitud del Centro de Estudiantes de Derecho y a mocin del Doctor Lus De
Gsperi (Acta del Consejo Directivo de la Facultad de Derecho, N 38, del 22
de septiembre de 1931).
Miembro del Consejo Directivo de la Facultad de Derecho y Ciencias
Sociales en siete oportunidades (Libro de Actas de Elecciones Universitarias,
Tomo I pg. 87, 126, 254, 288, 262; y Tomo II. Pg. 63 y 81).
Miembro del Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Econmicas
(Libro de Actas de Elecciones Universitarias, Tomo II, pg. 41 y 103).
Decano interino de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, por
designacin hecha el 26 de agosto de 1931 (Libro de Actas de Sesiones del
Consejo Directivo de la Facultad de Derecho, N 31).
Decano Titular de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, en dos
ocasiones, que constan en los Libros de Actas del Consejo Directivo de la
Facultad de Derecho y en los del Consejo Superior Universitario. Siendo Decano de dicha Facultad obtuvo permiso para trasladarse al Chaco Paraguayo,
donde prest servicios en el Ejercito en campaa, a su regreso a la Capital
reasumi sus funciones.
Es autor de un Libro Titulado Derecho Civil Positivo (Contratos).
De este Libro fueron publicados cuatro captulos en la Revista de la
Facultad de Derecho (Ver Libro de Actas del Consejo Superior Universitario.
Pg. 329. Tomo VII).
Rector de la Universidad Nacional, por designacin del 4 de septiembre
de 1940. Ocupando este cargo solicit licencia para ausentarse al exterior.
Con este motivo fue sustituido interinamente hasta la terminacin de su periodo en 1944.
Director de la Revista de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales
(Libro de Actas del Consejo superior Universitario. Tomo VII. Pg. 278).

BREVE BIOGRAFIA DE LOS EX DECANOS Y EL DECANO


DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES DE LA U.N.A.

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Se desempe como Embajador del Paraguay ante los E.E.U.U. de Norte Amrica y le cupo firmar la carta de creacin de las Naciones Unidas.
Falleci el 14 de octubre de 1951.

PROFESOR DOCTOR LUIS A. ARGAA


Decano - 1937
Naci en Asuncin, el 10 de noviembre de 1897.
Integr el llamado Gabinete Universitario presidido por el Prof. Dr.
Flix Paiva quien ejerciendo la Ctedra de Derecho Constitucional, form
Gobierno con conspicuos Profesores Universitarios integrantes del Claustro
Docente de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la U.N.A.
Se desempe como Ministro de Relaciones Exteriores en el Gabinete
del General Higinio Mornigo, siendo integrante de un grupo Poltico conocido como El Tiempismo. Como Catedrtico, Profesor de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Asuncin; se desempe en varias Ctedras, descollando en el rea de Derecho Mercantil, destacndose la produccin Bibliogrfica: Tratado de Derecho Mercantil, La
Doctrina Social Cristiana, Sistema Impositivo Paraguayo.
Fue Decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la U.N.A.
Falleci en Asuncin; el 13 de septiembre de 1957.-

PROFESOR DOCTOR ADOLFO APONTE


Decano 1937 a 1939
Naci en Itap, el 27 de octubre de 1873.
Estudi en el Colegio Nacional y en la Facultad de Derecho y Ciencias
Sociales de la U.N.A.; donde Egres con el Ttulo de Abogado y posteriormente con el Ttulo de Doctor.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Se desempe como Ministro de Justicia, Culto e Instruccin Pblica.


Presidente del Superior Tribunal de Justicia.
Rector de la Universidad Nacional de Asuncin.
Decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la U.N.A.
Profesor de Derecho Civil.
Senador y Diputado de la Nacin.
Contaba con una valiosa Biblioteca, selecta y rica en cantidad de volmenes y contenidos.
Presidente del Instituto Paraguayo de Investigaciones Histricas.
Falleci en Asuncin el 17 de junio de 1949.

PROFESOR DOCTOR LORENZO EUGENIO CODAS


Decano 1940 y 1948 a 1951
Naci en Encarnacin en el ao 1891.
Estudio en la Universidad Nacional y se gradu de Abogado en el ao
1916.
Ejerci la Docencia Universitaria, descollando en la enseanza del Derecho Romano.
Ejerci varias funciones pblicas, desempendose tambin en el campo privado.
Fue Decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la U.N.A.
Falleci en Asuncin, en el ao 1970.

BREVE BIOGRAFIA DE LOS EX DECANOS Y EL DECANO


DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES DE LA U.N.A.

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PROFESOR DOCTOR CARLOS R. CENTURIN


Decano - 1940
Naci en Asuncin el 05 de mayo de 1902.
Estudio en el Colegio Nacional y en la Universidad Nacional de Asuncin;
Doctor por la Universidad Nacional, se dedic a la Docencia Universitaria, ocupo cargos de relevancia en la funcin pblica.
Fue Diputado Nacional y Presidente de la Cmara de Diputados. Miembro de la Comisin Nacional de Lmites.
Fiscal en lo Criminal, Juez en el mismo fuero y Fiscal General del Estado.
Miembro de la Comisin Nacional de Lmites.
Miembro de la Acadmica Paraguaya de la Historia y de la Academia
de la Lengua Guaran.
Entre sus Obras, se mencionan en la Enciclopedia Bibliogrfica Paraguaya del Bicentenario:
- Historia de las Letras Paraguaya.
- Historia de la Cultura Paraguaya.
- El Tribunal de Jurados del Paraguay.
- Proyecto de Cdigo de Procedimientos Penales.
Fue Decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la U.N.A.
Falleci en Asuncin el 24 de junio de 1969.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

PROFESOR DOCTOR JUAN RAMN CHVEZ


Decano 1940 a 1944 y 1978 a 1989
Naci en Asuncin el 15 de febrero de 1901.
Estudi en el Colegio Nacional y en la Universidad Nacional de Asuncin; obtuvo el Ttulo de Doctor en Derecho y Ciencias Sociales de la U.N.A.
La Defensa de Tesis Doctoral fue sobre el Tema: Seguro Obligatorio
de Accidentes de Trabajo.
Desde muy joven comenz a ejercer la Docencia Universitaria siendo
fundador de las Ctedras de Derecho Penal y Derecho Agrario en la Facultad
de Derecho U.N.A.; y a escribir numerosos artculos de carcter Jurdico. Los
temas eran frecuentemente sobre Derecho Penal, Criminologa y Economa
Poltica.
Fue Juez en lo Criminal, tambin se desempe como Presidente del
Tribunal Militar con grado de Mayor durante la guerra del Chaco del 32 al 35.
En su carcter de Presidente del Departamento Nacional de Trabajo en
el ao 1937, se constituy en el autor del Proyecto de Ley de ocho horas de
trabajo.
En su dilatada carrera como funcionario pblico, ocup varios puestos
de relevancia, como ser:
Ministro de Justicia y Trabajo, Presidencia del Banco Central del Paraguay, Embajador del Paraguay en la Repblica Argentina (en 1955, siendo
Embajador ante la Repblica Argentina particip activamente para poner a
resguardo al Tte. Gral. Juan Domingo Pern quien se refugi en la caonera
Paraguay luego de haber solicitado Asilo Poltico a la Embajada Paraguaya).
Algunas Obras de carcter Acadmico: Evolucin del Derecho de castigar, Transformacin del Derecho Penal, Legislacin Social, La Escuela Clsica del Derecho Penal.

BREVE BIOGRAFIA DE LOS EX DECANOS Y EL DECANO


DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES DE LA U.N.A.

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Al tiempo de su muerte era el funcionario ms antiguo de la Administracin Publica.


Falleci en el ao 1995.
PROFESOR DOCTOR BERNARDO OCAMPOS
Decano - 1945
Naci en Villa Rica, el 20 de agosto de 1897.
Sus primeros estudios los realiz en su ciudad natal, prosiguiendo en el
Colegio Nacional de la Capital. Estudio Derecho en la Universidad Nacional,
donde se Doctoro.
Tuvo participacin en la guerra del Chaco, (guerra con Bolivia del 32 al
35) desempendose como Miembro de los Tribunales Militares.
Fue Docente Universitario.
Ministro de Economa y Relaciones Exteriores.
Como Poltico, lleg a ser Presidente de la A.N.R. (Partido Colorado).
Falleci en Asuncin.
PROFESOR DOCTOR LUIS FREIRE ESTEVES
Decano 1945 1946 y 1947
Estudi y se gradu en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la
Universidad Nacional de Asuncin; con el Ttulo de Abogado dando examen
de Primer Trmino el 17 de abril de 1926 integrando el Juri los Profesores
Doctores: Juan Jos Soler, Lus de Gsperi, Lus A. Argaa, Justo Pastor Bentez, y Juan Len Mallorqun.
El examen de Tesis lo defendi el 22 de septiembre del ao 1926, integraron el Juri los Profesores Doctores: Flix Paiva, Francisco C. Chvez, Francisco Roln, Lus A. Argaa y Eladio Velzquez.

622

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Catedrtico de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la U.N.A.;


tambin, ocup cargos como Magistrado siendo nombrado Juez.
Su actividad Poltica fue muy intensa, al punto tal, que siendo Decano
en el ao 1947, ao de la Guerra Civil desatada en la Republica, tuvo que
ausentarse del pas, quedando como Decano interino el Prof. Dr. Vctor B.
Riquelme quien en sendas nota solicitaba instrucciones al Rectorado de la
U.N.A. sobre la imposibilidad de continuar con las actividades de la Institucin dado que la mayora de los Miembros y de los Representantes Estudiantiles estaban exiliados o confinados por el Gobierno.
El Prof. Dr. Lus Freire Esteves fue Decano de la Institucin en los aos
1945/46 y 47.
PROFESOR DOCTOR VCTOR B. RIQUELME
Decano 1947
Naci en Asuncin en el ao 1.882.
Egresado de la Universidad Nacional de Asuncin;
Fue un notable Jurista, Catedrtico, Magistrado y se desempe como
Ministro de Hacienda en el llamado Gobierno Universitario, (convocado por
el Dr. Flix Paiva quien se desempeaba como Profesor de Derecho Constitucional).
Fue Juez, Miembro del Tribunal de Apelacin en lo Comercial y Criminal, Miembro Del Superior Tribunal de Justicia.
Ocupo adems el cargo de Jefe de Polica de la Capital; su Obra fundamental es Instituciones de Derecho Procesal Penal; ante Proyecto de Cdigo de Procedimientos Penales.
Se desempe como Decano de la Facultad de Ciencias Econmicas.
Fue Decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la U.N.A.
Falleci en Asuncin en el ao 1976.

BREVE BIOGRAFIA DE LOS EX DECANOS Y EL DECANO


DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES DE LA U.N.A.

623

PROFESOR DOCTOR JUAN JOS SOLER


Decano - 1948
Naci en el ao 1880.
El Profesor Juan Jos Soler fue un internacionalista eminente, conceptuado as por sus trabajos en la Ctedra, en las Comisiones de Lmites y en la
Diplomacia.
Se ha desempeado como Presidente de la Comisin Nacional de codificacin del Derecho Internacional.
Miembro de la Comisin de Lmites y Presidente de la Comisin de
Limites del Pilcomayo.
Miembro permanente del Instituto Americano de Derecho Internacional.
Presidi en Washington, como plenipotenciario la Delegacin del Paraguay ante la Comisin de Neutrales integrada con EE.UU. de Norte Amrica,
Colombia, Cuba, Mxico y Uruguay en la cuestin de lmites con Bolivia.
De su labor en estas conferencias da cuenta el Libro Blanco publicado
en esa poca por la Cancillera Paraguaya.
En 1940, pronunci en la Unin Panamericana una interesante conferencia, siendo Ministro Plenipotenciario ante el Gobierno de los EE.UU. de
Norte Amrica, el tema fue Nuevo concepto de la Neutralidad en el Derecho
Internacional.
Fue destacada la repercusin que ha tenido su actuacin en Mxico pues
por iniciativa del Prof. Dr. Juan Jos Soler fue lanzada en la conferencia que
dio en el Instituto de Derecho y Legislacin Comparada sobre el reconocimiento de los Gobiernos de Facto, fue incorporada la tesis Mexicana al tecnicismo Jurdico Internacional con el nombre de Doctrina Estrada.

624

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Fue Decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la U.N.A.,


legando al Centro de Estudiantes de Derecho y Notariado su rica Biblioteca,
hoy incorporada a la Biblioteca Central de la Institucin.
Falleci en el ao 1963.

PROFESOR DOCTOR EZEQUIEL GONZLEZ ALSINA


Decano 1951 a 1952
Naci en Reducto, San Lorenzo el 12 de enero de 1919.
Sus estudios primarios los realiz en la vecina ciudad de San Lorenzo
su pueblo natal, posteriormente en el Colegio Nacional.
Sus estudios Universitarios los llev a cabo en la Universidad Nacional
egresando como Abogado y posteriormente Titulado con el Doctorado en
Derecho y Ciencias Sociales de la U.N.A.
Su polifactica personalidad lo llev a desarrollar en distintas actividades, como ser: La Literatura, integrando la recordada generacin del 40.
En la poltica tuvo participacin significativa a travs de la A.N.R. (Partido Colorado) desempendose en varios cargos pblicos: Agregado Cultural en Buenos Aires y Montevideo, Director del Colegio Nacional de la Capital, Secretario Privado de la Presidencia de la Republica, Diplomtico en la
Embajada de Chile, Secretario General en el Ministerio de Industria y Comercio, Miembro de la Cmara de Representantes.
Fue Ministro de Educacin y Culto y de Agricultura y Ganadera, Senador de la Nacin, Miembro de la Junta de Gobierno de la A.N.R. y Vicepresidente de dicha agrupacin poltica, como Periodista, fue Director del Diario
Patria.
En la Ctedra Universitaria enseo la asignatura Economa Poltica.

BREVE BIOGRAFIA DE LOS EX DECANOS Y EL DECANO


DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES DE LA U.N.A.

625

Fue nombrado interventor con funciones de Decano de la Facultad de


Derecho y Ciencias Sociales de la U.N.A.; en la que tambin se desempe
como Secretario General.
Tambin fue nombrado interventor con funciones de Rector de la U.N.A.
Falleci en Asuncin en 1 de julio de 1989.

PROFESOR DOCTOR EMILIO SAGUIER ACEVAL


Decano 1953 54 y 1966
Naci en Asuncin, el 22 de julio de 1906.
Estudio Derecho en la Universidad Nacional de Asuncin;
Se dedic a la Ctedra, habiendo sido el sucesor de Cecilio Bez en la
enseanza de Filosofa del Derecho.
Tuvo destacada actuacin en la guerra del Chaco del 32 al 35, desempendose como auditor de guerra,
Como Periodista, dirigi El Pas y fund La Tarde.
Fue Diputado Nacional.
Se desempe como Fiscal en lo Civil.
Particip en varios Congresos Internacionales de Derecho como delegado representando al Paraguay.
Fue Decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la U.N.A.
Falleci en Asuncin, el 1 de noviembre de 1984.

626

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

PROFESOR DOCTOR CESAR ANTONIO GARAY


Decano 1954 y 1966
Naci el 25 de marzo de 1913.
Como Lder Estudiantil fue uno de los muchos que encabezaron la manifestacin Estudiantil en la que se exigi la defensa del Chaco Paraguayo.
En la Universidad Nacional de Asuncin, de la que egres con el Ttulo
de Abogado y posteriormente se Doctor, fue un luchador intransigente como
dirigente Estudiantil, habindose desempeado como Presidente del Centro
de Estudiante de Derecho y Notariado as como Representante Estudiantil.
Tambin fue Presidente de la F.U.P. (Federacin Universitaria del Paraguay).
Su intransigencia en defensa de los nobles ideales Universitarios plasmados en la Reforma de Crdoba de 1918, en las postrimeras de los aos 40,
le valieron la expulsin por el interventor de la U.N.A., Prof. Efran Cardozo,
medida que fue revocada meses despus.
Particip de la guerra del Chaco.
Fue Juez de Primera Instancia en lo comercial, Presidente del Tribunal
de Apelacin en lo Civil y Comercial, Presidente del Tribunal de Apelacin
en lo Criminal, Asesor Jurdico del Ministerio de Hacienda, Sub-Secretario
de Relaciones Exteriores, Miembro de la Cmara de Representantes, Embajador en la Repblica de Chile, Consejero de Estado, Ministro del Poder Ejecutivo y Miembro de la Corte Suprema de Justicia de la Nacin.
Entre sus Obras se puede citar: Tcnica Jurdica, Sociedades de Responsabilidad Limitada Ubicacin del Principio de Responsabilidad en el
mbito del Derecho Mercantil, Votos y Sentencias, Tomo I y II, Caso
Barthon. Extradicin: Aplicabilidad del Art. 200.
Su actividad Acadmica se resume en lo siguiente: Se Desempe en
las Ctedras de Derecho Penal, Derecho Poltico, Economa Poltica, Derecho
Constitucional y Tcnica Jurdica.

BREVE BIOGRAFIA DE LOS EX DECANOS Y EL DECANO


DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES DE LA U.N.A.

627

Miembro del Consejo Directivo.


Decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la U.N.A.
Falleci en Asuncin, 9 de junio de 1988.

PROFESOR DOCTOR RAL SAPENA PASTOR


Decano 1954
Naci en Asuncin, el 9 de octubre de 1908.
Estudio, fue Presidente del Centro de Estudiantes y se gradu en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la U.N.A.; donde defendi su tesis
Doctoral, siendo Doctor en Derecho y Ciencias Sociales por la Universidad
Nacional.
Fue Juez, Fiscal General del Estado, Presidente del Tribunal de Apelacin en lo Civil y Comercial, y Miembro de la Corte Suprema de Justicia.
Se desempe como Presidente del Banco del Paraguay.
Asimismo, fue Consejero de Estado. Ministro de Relaciones Exteriores, ejerci cargos Diplomticos y misiones en el extranjero, en el que sobresale, el haberse desempeado como Miembro de la Corte Internacional de la
Haya y representante del Paraguay ante el Consejo Iberoamericano de Jurisconsultos.
Fue Presidente del Colegio de Abogados del Paraguay.
Como Catedrtico, fue Profesor de Derecho Internacional Privado, publicando la obra Derecho Internacional Privado y otras ms.
Ocup el cargo de Rector de la Universidad Nacional y tambin la de
Decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la U.N.A.
Falleci en Asuncin., en el ao 1988.

628

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

PROFESOR DOCTOR CESAR ROMEO ACOSTA


Decano 1954 - 1955
Naci en Humait el 30 de junio de 1911.
Estudio Derecho, egresando con el Ttulo de Abogado por la Universidad Nacional de Asuncin, luego se doctor en la misma Institucin.
Participo de la guerra del Chaco del 32 al 35.
Se desempe como Presidente del Departamento Nacional del Trabajo, tambin fue Ministro Consejero de la Embajada del Paraguay en Washington.
En la Ctedra se desempe como Profesor Titular en Derecho Civil
Sucesiones.
Fue Decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la U.N.A.
e interventor de la Universidad Nacional de Asuncin.
Cuando se produce la renuncia del Presidente Alfredo Stroessner, el
Doctor Cesar Romeo Acosta se desempeaba como Presidente del Banco Central del Paraguay.
Falleci en Caaguaz; el 12 de diciembre de 1992.

PROFESOR DOCTOR AUGUSTO R. FUSTER


Decano 1955 a 1959
Naci en Asuncin el 24 de febrero de 1912.
Siendo Joven particip de los acontecimientos del 23 de octubre de 1931
(Movimiento Estudiantil Ciudadano que requera de las autoridades la defensa del Chaco Paraguayo.)
A esa guerra, del 32 al 35 acudi en defensa de la Soberana Nacional.

BREVE BIOGRAFIA DE LOS EX DECANOS Y EL DECANO


DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES DE LA U.N.A.

629

Descoll en la enseanza del Derecho Aeronutico, escribiendo Manual de Derecho Aeronutico y Apuntes del Derecho Aeronutico y Espacial en los aos 1958 y 1968 respectivamente.
Fue Senador, Miembro de la Corte Suprema de Justicia, Embajador en
Argentina y Ecuador.
Tambin enseo con gran suceso Derecho Internacional Privado, Sociologa y Derecho Martimo.
Fue Autor del Proyecto que posteriormente se transform en el Cdigo
Aeronutico que haba sido aprobado el 30 de septiembre de 1957, como Ley
N 469.
Asimismo, escribi La nueva Constitucin y los Derechos Polticos
en el ao 1967.
Falleci el 7 de junio de 1984.

PROFESOR DOCTOR RAMIRO RODRGUEZ ALCAL


Decano - 1959
Naci en 03 de septiembre de 1912
Sus primeros estudios los realiz en Asuncin; en la Escuela Normal y
el Colegio Nacional, posteriormente estudio y se gradu en la Facultad de
Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Asuncin.
El nombre de Ramiro Rodrguez Alcal queda inmortalizado en el
bronce de la Historia Jurdica Paraguaya, fundamentalmente a partir de dos
legados perennes (Nos anoticia el Prof. Dr. Jos Moreno Rodrguez). Uno, el
rol primordial que le cupo en la recuperacin de ms de 80 mil hectreas del
Chaco Paraguayo a partir de su victoriosa defensa Jurdica relacionada con el
Cerro Chovoreca; y Dos, su silenciosa acorde con su carcter de exagerada
modestia pero preponderante contribucin para que el Derecho paraguayo
adoptara un Cdigo Civil autctono en sustitucin del cuerpo legal forneo

630

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

que rigi en el pas hasta el ao 1986, quedando su impronta marcada en el


Libros III de dicho cuerpo Legal, relativo a los contratos, cuya Exposicin de
Motivos debe atribursele como as tambin la adopcin de afortunadas soluciones que hoy por hoy, se encuentran en marcada sintona con lo propugnado
por los mejor logrados esfuerzos comparatistas del mundo ya entrado en el
siglo XXI.
En los aos 40 se inici en la Ctedra Universitaria enseando Derecho
Civil Contratos.
Present su Tesis Doctoral sobre el Tema: Algunos aspectos de la teora del Abuso del Derecho. Tema por lo dems novedoso, un aspecto de la
Lesin. El examen de primer trmino lo defendi el 3 de junio de 1940, integraron el Juri los Profesores Doctores: Cecilio Bez, Adolfo Aponte, Vctor
B. Riquelme, Salvador Villagra Maffiodo y Bernardo Ocampos; Calificacin:
Sobresaliente.
El Examen de Tesis Doctoral, lo defendi el 18 de julio de 1940, integraron el Juri los Profesores Doctores: Juan Ramn Chvez, Lus De Gsperi,
Celso R. Velzquez, Adolfo Aponte y Anbal Delms. Calificacin: Sobresaliente.
En la guerra del Chaco del 32 al 35, presto servicio en el Regimiento 8
y ya en esa unidad tuvo su bautismo de fuego en enero de 1933, en Corrales.
Como periodista se haba incorporado a El Diario.
Se desempe como Decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la U.N.A.; en el ao 1959.
Falleci el ao 1993.

BREVE BIOGRAFIA DE LOS EX DECANOS Y EL DECANO


DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES DE LA U.N.A.

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PROFESOR DOCTOR LUS MARTNEZ MILTOS


Decano - 1959
Naci en Asuncin, el 23 de mayo de 1916.
Estudio en el Colegio Nacional de la Capital y posteriormente estudio y
egres de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la U.N.A. con el
Ttulo de Abogado, para luego Doctorarse en la misma Institucin.
Fue Fiscal del Crimen y en dicha jurisdiccin se desempe como Juez
y posteriormente integr la Cmara de Apelaciones.
Se desempe como Fiscal General del Estado y Miembro de la Corte
Suprema de Justicia, llegando a desempearse como Presidente de la Corte
Suprema de Justicia.
Fue Ministro de Justicia y Trabajo, como as tambin Ministro de Educacin y Culto.
Se desempe en el servicio Diplomtico siendo Embajador en: Brasil,
Blgica, Luxemburgo, Italia y Egipto.
Diputado Nacional, llegando a asumir la Presidencia de la Cmara de
Diputados.
Como Catedrtico, ejerci la Docencia en la Facultad de Derecho y
Ciencias Sociales de la U.N.A. en las Asignaturas de Criminologa y Derecho
Penal.
Fue autor de un Anteproyecto de Cdigo Penal para la Repblica del
Paraguay, La responsabilidad Penal de las Personas Jurdicas, Derecho
Penal, Parte General, Teora del Delito y otras importantes Obras Jurdicas.
Falleci en Asuncin, el 20 de mayo de 1995.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

PROFESOR DOCTOR JUSTO PUCHETA ORTEGA


Decano 1960 a 1965 66
El 25 de mayo de 1904, naca Justo Pucheta Ortega tal vez uno de los
Docentes ms polifacticos que conoci nuestra Facultad y que ha descollado
en todas las actividades que le cupo realizar.
Sin soslayar las dems facetas de esta interesante personalidad diremos
que en 1940, se gradu de Abogado, tras culminar los estudios Universitarios
que haba suspendido para cumplir su deber de soldado, en la guerra del Chaco, del 32 al 35; deber que enalteci con admirado herosmo.
En 1960 inici su etapa de Decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la U.N.A.
En su querida Facultad defendi sus tesis Doctoral sobre el Tema: Actos Jurdicos Inexistentes y el Derecho Civil Paraguayo.
En 1967, fue Constituyente.
Escribi tambin la inapelabilidad de los fallos del Tribunal de Cuentas Comentario al Cdigo Aduanero un Libro presentado elogiosamente
por el Prof. Dr. Ramiro Rodrguez Alcal Derecho Paraguayo Social de
Familia.
Enseo por espacio de ms 50 aos en forma ininterrumpida. Siendo
cumplidor estricto de sus obligaciones Docentes.
Las dems facetas en las que descoll el Prof. Dr. Justo Pucheta Ortega
En el mbito Artstico - Musical
En el Campo Militar
Como Magistrado, llegando a ocupar el cargo de Miembro de la Corte
Suprema de Justicia.

BREVE BIOGRAFIA DE LOS EX DECANOS Y EL DECANO


DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES DE LA U.N.A.

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Como Profesor y Docente, lleg a la ms alta Categora Titular.


Fue Decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la U.N.A.
Falleci el 2 de abril de 1996.

PROFESOR DOCTOR MARIO ANBAL LPEZ ESCOBAR


Decano 1967 a 1977
El 16 de abril de 1919, naca en Baha Negra, Paraguay.
Hijo del Tte. Coronel de Infantera Mario Lpez Decoud y Doa Ana
Rosa Escobar.
Perteneci a una distinguida familia paraguaya, en efecto Mario Lpez
Escobar fue hijo de Lpez Decoud, su madre estaba emparentada con el general Patricio Escobar, que como se sabe ejerci la Presidencia de la Republica
luego de la del General Bernardino Caballero.
Sus estudios en la Marina lo convirtieron con el tiempo en Oficial con
grado de Capitn de Navo.
Sigui asimismo los estudios de Derecho. Cuando las vicisitudes polticas lo llevaron al retiro de la Armada, prosigui sus estudios en la Facultad
donde se gradu de Doctor en Derecho, llegando a ser Docente en las Asignaturas
Derecho Martimo
Derecho Aeronutico, y
Derecho Constitucional.
Su consagracin a los Derechos: Martimo y Aeronutico le permitieron contribuir grandemente en la elaboracin de los Cdigos correspondientes a esas materias en la Comisin Nacional de Codificacin, de la que ha sido
distinguido Miembro desde la creacin de este organismo en 1959.

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Fue uno de los Fundadores del Centro Cultural Paraguayo Americano,


tambin se desempe como Senador Nacional.
El extenso Currculum del Prof. Dr. Mario Anbal Lpez Escobar, incluye faceta militar, naval (combatiente). Ttulos y diplomas, cargos Anteriores, Misiones Diplomticas y visitas oficiales, congresos y conferencias, incluyendo los ltimos cargos.
Pero su mayor legado es el haber sido el responsable de la adquisicin
del predio donde hoy se yergue la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de
la U.N.A.; en el distrito de Santsima Trinidad, en lo que fuera parte de la
quinta Ybyra- del Dr. Francia.
Falleci en Asuncin; el 31 de mayo de 1995.

PROFESOR DOCTOR CARLOS A. MERSAN


Decano 1990 a 1996
Naci en Asuncin, el 6 de diciembre de 1917.
Doctorado por la Universidad Nacional de Asuncin, egresado en 1942,
se especializ en cuestiones Administrativas y Tributarias.
Se dedic al periodismo en los aos 40, llegando a ser Director del
Diario La Tribuna y desempearse como corresponsal de guerra de prestigiosa empresa de Medios Internacionales.
Miembro de varias entidades gremiales nacionales e internacionales
donde se destaca el haber sido Miembro Fundador de la Asociacin Paraguaya de Agentes de la Propiedad intelectual. Director de Impuesto la Renta,
1943 / 1944. Asesor Jurdico de Impuestos Internos, 1941 / 1942
Fue condecorado por varios Gobiernos Extranjeros, entre ellos por el
Gobierno del Brasil, como Oficial do Cruzeiro do Sur del Brasil, Ao 1941;
por el Gobierno de Francia, en el grado de Caballero de la Legin de Honor,

BREVE BIOGRAFIA DE LOS EX DECANOS Y EL DECANO


DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES DE LA U.N.A.

635

Ao 1978 y por el Gobierno de la Rep. del Paraguay, con la Orden Nacional


del Mrito, en el Grado de Comendador el 16 de julio de 1998.
Fue Asesor Jurdico de importantes empresas nacionales e internacionales, reconocido mediador de arbitraje en el rgimen de resolucin de controversias del MERCOSUR.
Como Catedrtico en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la
U.N.A.; fue el mentor de la Enseanza del Derecho Tributario, proponiendo
en el ao 1956-57 la apertura de un curso libre en la malla curricular de la
Carrera de Abogaca en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la
U.N.A.; Se desempe como Decano de la Institucin siendo ello propicio
para iniciar procesos de cambio en lo Arquitectnico, Administrativo y Acadmico en la antigua casa solariega de la Cultura Paraguaya.
Edit varios Libros que sirvieron para enseanzas en dicha Facultad,
como Legislacin Fiscal del Paraguay que lleg hasta la 6. Edicin, 2) Derecho Tributario hasta la 9 Edicin, obra traducida al portugus 3) Legislacin
Aduanera y Portuaria, con 5 Ediciones; Manual de Leyes 2 Ediciones, Manual de Tratados y Temas Tributarios; Nuevo Rgimen Legal del Impuesto a
la Renta entre otros.
A su Decanato se debe la construccin de la nueva Sede Central, en el
Distrito de Santsima Trinidad.
Gracias a sus gestiones como Decano, la Revista de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la U.N.A., volvi a aparecer luego de 40 aos de
silencio, inexplicable pero entendible dado el rgimen poltico imperante en
la poca.
Tambin ejerci la docencia, en la Facultad de Ciencias Econmicas
Administrativas y Contables en la Ctedra de Legislacin Fiscal, luego designado como Profesor Asistente en 1945 y a Profesor Titular en 1978.
Falleci en Asuncin, el 20 de octubre de 2006.

636

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

PROFESOR DOCTOR RAMN SILVA ALONSO


Decano 1996 a 2001
Naci en Asuncin, el 9 de septiembre de 1930.
Sus primeros estudios los realiz en el Colegio San Jos.
Estudi y se gradu de Abogado por la Facultad de Derecho y Ciencias
Sociales de la U.N.A.; 1954 posteriormente se Doctor en la misma Institucin.
Su Tesis Doctoral vers sobre La Proteccin de los Terceros adquirientes de buena fe, en la transmisin de los derechos de nuestro Cdigo Civil, La Defensa de Tesis Doctoral la realiz el 29 de julio de 1957, aprobaron
la Tesis los Doctores: Augusto R. Fuster, Juan Jos Soler, Ramiro Rodrguez
Alcal, Eugenio Codas y Cesar Romeo Acosta.
Ha hecho estudios en la Facultad de Filosofa y Letras.
Ex Miembro y Vicepresidente del Consejo de la Magistratura (19962001). Ex Ministro de la Corte Suprema de Justicia (1968 - 1979), antes miembro del Tribunal de Apelaciones en lo Civil y Comercial de la Capital, Juez de
Primera Instancia y Agente Fiscal en lo Civil y Secretario Administrativo de
la Corte Suprema de Justicia. Miembro de la International Bar Association.
Miembro Correspondiente de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias
Sociales de Crdoba (Rep. Argentina) (1986). Miembro de Tribunal de Calificaciones de la Carrera Diplomtica -M.R.E.- (1970). Presidente del Instituto
Paraguayo de Derecho Internacional. Miembro fundador y primer Presidente
de la Academia Paraguaya de Derecho.
Profesor Titular de Derecho Civil, Obligaciones y de Derecho Internacional Privado en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Asuncin y en la Universidad Catlica Nuestra Seora de la Asuncin. Profesor
Emrito de la Universidad Nacional de Asuncin.
Fue Autor y coautor de numerosas obras, entre las que se destacan: La
Proteccin del Adquiriente de buena Fe, Observaciones a la Metodologa

BREVE BIOGRAFIA DE LOS EX DECANOS Y EL DECANO


DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES DE LA U.N.A.

637

del Anteproyecto de Cdigo Civil, Funcin de la Obligacin Natural en el


Derecho Civil.
Fue Decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la U.N.A.
En su Decanato, se produjo el traslado de la Facultad, de su Edificio
Histrico (Mariscal Estigarribia y Yegros) a la nueva Sede, Congreso de Colombia y Santsima Trinidad, en el Distrito del mismo nombre (en diciembre
del ao 1998).
En 1999 particip en Montevideo (Uruguay) de la primera reunin de
Decanos de Derecho de la Asociacin de Universidades, Grupo Montevideo
(A.U.G.M.) que trat sobre la Reforma Universitaria, histrico punto de inflexin que determin los cambios generados en el Curriculum de las Carreras que integran la Institucin.
Falleci en Asuncin, el 8 de octubre de 2009.

PROFESOR DOCTOR CARLOS FERNNDEZ GADEA


Decano 2001 a 2010
Naci en Asuncin, 23 de febrero de 1942.
Su estudio primario lo realizo en la entonces Escuela Cristo Rey y sus
estudios secundarios lo realizo en el Colegio Nacional de la Capital y colegio
San Carlos, posteriormente en la Universidad Nacional de Asuncin, donde
se gradu de Abogado, Notario y Escribano Publico y se Titul de Doctor en
Derecho y Ciencias Sociales por la U.N.A.; como Jurista se dedic a las actividades Tribunalicias conformando un prestigioso Bufete de Abogados de reconocida capacidad Profesional.
Desempeo la Magistratura Judicial en el cargo de Ministro y Presidente de la Corte Suprema de Justicia, como tal soport el singular proceso del
Juicio Poltico, cuyo resultado adverso fue objeto de denuncia por violacin
de derechos humanos, ante la Comisin Interamericana de Derechos Humanos, la cual fue declarada admisible INFORME No. 18/09 - PETICIN 525-

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

04/ 19 de marzo de 2009 estando a la fecha pendiente de dictamen final, como


tambin el resultado del juicio poltico fue recurrido por va de accin de
inconstitucionalidad, la que fue resuelto por la C.S.J. En el Acuerdo y Sentencia 951 /dic/2009, que declar inconstitucional el resultado del juicio poltico.
Tambin se desempe como Miembro titular de la Comisin Nacional
Codificadora, del Consejo de la Magistratura, del Consejo del I.B.R. (Instituto de Bienestar Rural), Director Jurdico de la Contralora General de la Republica, Presidente de la Asociacin Indigenista del Paraguay, entre otros cargos relevantes.
En la Ctedra Universitaria, en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, se desempe desde muy joven, especializndose en Derecho Agrario,
Derecho Martimo, Derecho Aeronutico, Derecho Mercantil en todos los que
llego al grado de Profesor Titular, como as tambin en la Universidad Catlica Ntra. Seora de la Asuncin en la ctedra de Derecho Martimo.
Es autor y coautor de Obras Jurdicas de importancia en el mbito del
Derecho Agrario, Derecho Martimo y Derecho Aeronutico, as como de un
compendio de Documentos sobre reuniones de Decanos de Derecho de la
A.U.G.M. (Asociacin de Universidades Grupo Montevideo).
Como Decano de la Institucin inici un proceso de reforma Acadmica que tuvo como resultado el cambio Curricular de la carrera de Derecho y
Notariado.
Se llevaron adelante Obras de Infraestructuras en Sede Central, como
tambin en las Filiales de la Facultad en el interior del pas.
Entusiasta, conjuntamente con otros Docentes (Prof. Dr. Lus Fernando
Sosa Centurin y Prof. Abog. ngel Yubero Aponte) en conformar la Academia Paraguaya de Derecho, luego de la visita a Crdoba, con motivo de la
reforma de los Planes de Estudios.
Inicio el proceso de Autoevaluacin y Evaluacin con miras a la Acreditacin de Carreras.

BREVE BIOGRAFIA DE LOS EX DECANOS Y EL DECANO


DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES DE LA U.N.A.

639

Bajo su Decanato se dio inicio acadmico a los Estudios de las Carreras


de Ciencias Sociales y Ciencias Polticas de la U.N.A.
Falleci el 20 de junio de 2010, ejerciendo el cargo de Decano de la
Facultad de Derecho U.N.A.

PROFESOR DOCTOR ANTONIO FRETES


DECANO
Naci en Quiindy (Departamento de Paraguar) el 10 de marzo de 1948.
Estudio en el Colegio Nacional de la Capital y posteriormente estudi y
egres de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la U.N.A.; con el
Ttulo de Abogado, para luego Doctorarse en la misma Institucin.
La Defensa de Tesis Doctoral se celebr el 21 de octubre de 1988 y
vers sobre el Tema Fundamentos para el Anteproyecto del Cdigo Procesal
Agrario, (Creacin del Fuero Agrario en el Paraguay), obteniendo la calificacin de Cum Laude (5).
Incursion en el periodismo.
Su larga carrera Judicial abarca desde los primeros niveles en la administracin de justicia, Secretario de la Comisin de Trabajos de la Corte Suprema de Justicia y luego Asesor Jurdico del Programa Construccin Palacio de Justicia ao 1975, Secretario Judicial de la Corte Suprema de Justicia,
Juez de Primera Instancia en lo Comercial, Juez de Primera Instancia en lo
Civil y Comercial, Miembro del Tribunal de Apelacin en lo Civil y Comercial, hasta Miembro y Presidente de la Corte Suprema de Justicia.
Integrante de la Sala Constitucional y responsable de las circunscripciones de Misiones y Paraguar.
Es autor y coautor de obras jurdicas que guardan relacin con el Derecho Agrario y Ambiental, como as tambin escritos sobre Derecho Civil (Falencias).

640

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Su trayectoria como funcionario tambin incluye el I.B.R. (Instituto de


Bienestar Rural).
En la Ctedra se ha desempeado desde muy joven en reas referente al
Derecho Agrario y Ambiental, y Derecho Civil - Falencias, alcanzando la titularidad en ambas disciplinas.
En varias ocasiones se ha desempeado como Miembro del Consejo
Directivo de la Institucin, siendo nominado por esta, para coordinar y organizar el complejo y delicado traslado de la Histrica Casa de Estudios a la
nueva Sede en el distrito de Santsima Trinidad en diciembre de 1998; tambin se desempe como Vice Decano y actualmente es Decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la U.N.A.
Bajo su Decanato se han emprendidos medidas muy importantes para
reforzar la reforma Universitaria, poniendo nfasis en la Excelencia Acadmica transformando el Sistema de Ingreso y reforzando la Malla Curricular
con nuevas asignaturas, incorporando el Guaran, Ingles Jurdico y la asignatura Derecho a la Informacin, sta en consonancia con principios y convicciones personales fundamentales que sustentaron un fallo histrico de la Corte Suprema de Justicia sobre el Derecho a la Informacin y la transparencia en
la Funcin Pblica.
As mismo, se realizan importantes obras de infraestructura en Sede
Central y Filiales de la Facultad en el interior del pas.
En el ao 2011, Bicentenario de la Independencia Patria, la Facultad
de Derecho y Ciencias Sociales de la U.N.A.; fue la primera Institucin de
formacin del Profesional del Derecho Acreditada por la A.N.E.A.E.S. (Agencia Nacional de Evaluacin y Acreditacin de la Educacin Superior).

641

Documentos

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

643

DECLARACIN CONJUNTA
SOBRE UNIVERSALIDAD Y EL DERECHO
A LA LIBERTAD DE EXPRESIN
El Relator Especial de las Naciones Unidas (ONU) para la Libertad
de Opinin y de Expresin, la Representante para la Libertad de los Medios de Comunicacin de la Organizacin para la Seguridad y la Cooperacin en Europa (OSCE), la Relatora Especial de la OEA para la Libertad de Expresin y la Relatora Especial sobre Libertad de Expresin y
Acceso a la Informacin de la Comisin Africana de Derechos Humanos y
de los Pueblos (CADHP),
Habiendo analizado estas cuestiones conjuntamente con la colaboracin de ARTCULO 19, Campaa Mundial para la Libertad de Expresin
(ARTICLE 19, Global Campaign for Free Expression) y el Centro para la
Libertad y la Democracia (Centre for Law and Democracy);
Recordando y reafirmando nuestras Declaraciones Conjuntas del 26 de
noviembre de 1999, el 30 de noviembre de 2000, el 20 de noviembre de 2001,
el 10 de diciembre de 2002, el 18 de diciembre de 2003, el 6 de diciembre de
2004, el 21 de diciembre de 2005, el 19 de diciembre de 2006, el 12 de diciembre de 2007, el 10 de diciembre de 2008, el 15 de mayo de 2009, el 3 de
febrero de 2010, el 1 de junio de 2011, el 25 de junio de 2012 y el 4 de mayo
de 2013;

Declaracin suscripta el 6 de mayo del 2014. Versin disponible en el


sitio web de la Comisin Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) http:/
/www.oas.org/es/cidh/expresion/showarticle.asp?artID=945&lID=2

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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Destacando, una vez ms, la importancia fundamental de la libertad de


expresin, en s misma y en cuanto herramienta esencial para la defensa de
todos los dems derechos, como elemento central de la democracia y condicin indispensable para impulsar los objetivos de desarrollo;
Reconociendo la naturaleza universal de la libertad de expresin, que
se refleja a travs de su inclusin en tratados y estndares internacionales y
regionales de derechos humanos, as como en constituciones nacionales, en la
amplia adopcin por los Estados del sistema democrtico de gobierno, que se
basa en la libertad de expresin, y en el reconocimiento de la libertad de expresin como un valor humano central en todas las principales tradiciones
culturales, filosficas y religiosas de todo el mundo;
Atentos a que, en el contexto de la libertad de expresin, la universalidad implica para los Estados tanto el deber de abstenerse de restringir indebidamente este derecho como la obligacin positiva de asegurar que todas las
personas y grupos de la sociedad puedan ejercer ese derecho sin discriminacin en lo que respecta a obtener y recibir informacin, e impartir informacin e ideas;
Conscientes de que, cuando se producen ataques a la libertad de expresin, esto con frecuencia es una primera advertencia de que todos los derechos humanos estn en riesgo y de que existe un deterioro de la situacin de
seguridad;
Recordando el carcter fundamental de la libertad de expresin, en tanto posibilita el desarrollo sostenible y la vigencia de instituciones pblicas
efectivas, transparentes, democrticas y con rendicin de cuentas;
Preocupados ante los intentos frecuentes por justificar violaciones a la
libertad de expresin, a menudo con fines netamente polticos, invocando para
ello determinados valores culturales, tradicionales o de la comunidad, creencias morales o religiosas, o presuntas amenazas a la seguridad nacional o el
orden pblico;
Sumamente alarmados debido a que se impide que minoras y otros
grupos que han sufrido discriminacin a lo largo de la historia puedan ejercer

DECLARACIN CONJUNTA SOBRE UNIVERSALIDAD


Y EL DERECHO A LA LIBERTAD DE EXPRESIN

645

plenamente su derecho a la libertad de expresin y, a causa de esto, continan


siendo marginados del mbito poltico, econmico, cultural y social;
Considerando que la libertad de expresin, conjuntamente con el derecho a no ser objeto de discriminacin, que constituye un derecho humano no
derogable, protege el derecho de todas las personas y grupos de la sociedad a
expresar opiniones que se diferencien, incluso radicalmente, de aquellas mantenidas por las mayoras, siempre y cuando no transgredan las restricciones
legtimas a la libertad de expresin, como por ejemplo, aquellas relativas a la
incitacin al odio;
Enfatizando que es inherente a la naturaleza y la importancia preponderantes de los derechos humanos que estos requieran la reforma o anulacin de
leyes, reglamentaciones, costumbres y prcticas que redunden en discriminacin u otras formas de violaciones de derechos humanos, y observando que
esto se refleja en numerosas declaraciones fundamentales sobre derechos humanos, incluida la Declaracin y Programa de Accin de Viena de 1993, la
Convencin sobre la Eliminacin de Todas las Formas de Discriminacin
contra la Mujer y la Convencin sobre los Derechos de las Personas con
Discapacidad;
Advirtiendo el importante rol positivo que el debate pblico sobre distintas culturas, valores, tradiciones, creencias y prcticas puede tener para la
promocin del entendimiento y la paz, y para combatir el odio, la discriminacin y la violencia;
Adoptamos el 6 de mayo de 2014 en Pars la siguiente Declaracin Conjunta sobre Universalidad y el Derecho a la Libertad de Expresin:
1. Recomendaciones a los Estados.
a. Los Estados deberan adoptar medidas positivas para asegurar el ejercicio efectivo y sin discriminacin por todas las personas y grupos de la sociedad de su derecho a la libertad de expresin. Si bien las medidas concretas
que resulten necesarias dependern de cada Estado, se deberan considerar las
siguientes:

646

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

i. Fortalecer la obligacin de los medios pblicos de radiodifusin de


responder a las necesidades de informacin y expresin de distintos individuos y grupos de la sociedad, as como promover el entendimiento y la tolerancia en la sociedad.
ii. Crear y habilitar un marco jurdico para medios de comunicacin
comunitarios a fin de que, entre otras cosas, puedan responder a las necesidades de comunicacin y expresin de distintos individuos y grupos.
iii. Brindar asistencia, ya sea financiera o reglamentaria, a medios de
comunicacin o contenidos de medios por ejemplo, en ciertos formatos o
idiomas que atiendan la necesidad de recibir informacin y manifestarse de
distintos individuos y grupos.
iv. En general, adoptar un marco legal y regulatorio que promueva los
derechos de distintas personas y grupos al acceso y uso de medios y tecnologas digitales para difundir sus propios contenidos y recibir contenidos relevantes producidos por terceros.
b. Los Estados deberan realizar acciones concretas y efectivas para
modificar o eliminar estereotipos, prcticas y prejuicios nocivos, incluidos
valores o prcticas tradicionales o consuetudinarios, que menoscaben la posibilidad de todas las personas y grupos en la sociedad de ejercer el derecho a la
libertad de expresin.
c. Los Estados no deberan aplicar restricciones a la libertad de expresin, a menos que cumplan los requisitos mnimos para tales restricciones
conforme al derecho internacional, incluida la condicin de que respeten los
estndares de legalidad (contemplados por la legislacin), contribuyan a alguno de los fines legtimos reconocidos en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos (PIDCP) y resulten necesarias y proporcionadas.
d. Los Estados tienen cierto grado de flexibilidad conforme al derecho
internacional para decidir sobre la necesidad y, en su caso, el modo de restringir la libertad de expresin con el fin de proteger objetivos legtimos y, a la
vez, respetar los estndares mencionados precedentemente, incluso para reflejar sus propias tradiciones, cultura y valores. El derecho internacional tam-

DECLARACIN CONJUNTA SOBRE UNIVERSALIDAD


Y EL DERECHO A LA LIBERTAD DE EXPRESIN

647

bin reconoce que las diferentes situaciones que enfrentan los Estados en particular podran ameritar distintos enfoques en lo que atae a eventuales restricciones de la libertad de expresin. Ninguna de estas variaciones menoscaba en modo alguno el principio de universalidad de la libertad de expresin, y
las restricciones a esta libertad en ningn caso deberan representar una imposicin por determinados grupos de sus tradiciones, cultura y valores por sobre
los de otros.
e. Existe un ncleo de libertad de expresin respecto del cual los Estados no tienen potestad alguna o tan solo una facultad extremadamente limitada de adoptar restricciones que permitan tomar en cuenta las tradiciones, la
cultura y los valores locales, y esto incluye en particular el discurso poltico
en un sentido amplio, en vista del carcter trascendental de dicho discurso
para la democracia y el respeto de todos los derechos humanos, lo cual tambin implica que las figuras pblicas deberan aceptar un mayor grado de escrutinio por la sociedad.
f. Ciertos tipos de restricciones legales a la libertad de expresin no
podrn justificarse en ningn caso invocando las tradiciones, la cultura y los
valores locales. Cuando existan, tales restricciones debern ser derogadas, y
quienes hayan sido sancionados en virtud de ellas debern ser absueltos completamente y recibir un resarcimiento adecuado por la violacin de sus derechos humanos. Tales restricciones incluyen:
i. Leyes que protegen a religiones frente a la posibilidad de crtica o
prohben la expresin de creencias religiosas diferentes.
ii. Leyes que prohben el debate de temas que sean relevantes o de inters para minoras y otros grupos que hayan sido histricamente discriminados, o que prohban expresiones que constituyan un componente de la identidad o dignidad personal de estos individuos y/o grupos.
iii. Leyes que protejan de manera especial a funcionarios, instituciones,
figuras histricas o smbolos nacionales o religiosos de la posibilidad de crtica.

648

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

g. Los Estados deberan enfocarse particularmente, segn lo ameriten


las circunstancias locales, en combatir lo cual incluye disear programas
para contrarrestar la discriminacin histrica, los prejuicios y las actitudes
tendenciosas impiden el goce igualitario del derecho a la libertad de expresin por ciertos grupos.
h. Debido al alcance global y la efectividad de Internet, as como su
relativo poder y accesibilidad en comparacin con otras plataformas de comunicacin, este medio desempea un rol clave para posibilitar la universalidad de la libertad de expresin. En este contexto, resultan de aplicacin los
siguientes principios:
i. El derecho a la libertad de expresin, que no reconoce fronteras, protege a Internet al igual que a otras formas de comunicacin.
ii. Las eventuales restricciones a la libertad de expresin en Internet y
otras tecnologas digitales debern efectuarse con suma cautela, teniendo en
cuenta que estas acciones en una jurisdiccin podran tener repercusin en
otras jurisdicciones.
iii. Los Estados deberan promover activamente el acceso universal a
Internet sin distincin poltica, social, econmica o cultural, entre otras cosas,
respetando los principios de neutralidad de la red y el carcter central de los
derechos humanos para el desarrollo de Internet.
2. Recomendaciones para otros actores.
a. Los organismos internacionales, regionales y nacionales de derechos
humanos deberan monitorear y adoptar medidas para abordar restricciones a
la libertad de expresin que se pretendan justificar invocando tradiciones,
prcticas, culturas y/o valores especficos, as como situaciones en que determinados grupos enfrenten obstculos sistemticos a su posibilidad de ejercer
el derecho a la libertad de expresin en la prctica.
b. La comunidad internacional incluidos organismos intergubernamentales y Estados individuales debera adoptar medidas para fomentar un dilogo y un debate ms activos sobre estos temas, a efectos de promover un

DECLARACIN CONJUNTA SOBRE UNIVERSALIDAD


Y EL DERECHO A LA LIBERTAD DE EXPRESIN

649

mayor entendimiento y colaboracin que posibiliten el respeto universal de la


libertad de expresin.
c. Los medios de comunicacin deberan desempear un rol positivo
combatiendo la discriminacin, los estereotipos, los prejuicios y las actitudes
tendenciosas, lo cual incluye alertar sobre los peligros que implican, aspirar a
los ms elevados estndares profesionales y ticos, abordar temas de relevancia para las minoras y ofrecer a sus miembros una oportunidad de expresarse
y ser escuchados.
Suscriben la presente declaracin:
Frank LaRue
Relator Especial de la ONU sobre la Libertad de Opinin y Expresin.
Dunja Mijatovic
Representante de la OSCE sobre la Libertad de Prensa.
Catalina Botero Marino
Relatora Especial de la OEA para la Libertad de Expresin.
Faith Pansy Tlakula
Relatora Especial de la CADHP sobre Libertad de Expresin y Acceso
a la Informacin.

650

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

651

Anexos

652

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

653

UNIVERSIDAD NACIONAL DE ASUNCIN


FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES

NMINA DE EGRESADOS. AO ACADMICO 2013


CARRERA DE DERECHO

Acha Mendoza, Alejandro Manuel


Acha Mendoza, Juan Esteban
Achinelli Baez, Andrea Magali
Acosta Ruiz, Gustavo Virgilio
Acosta, Yolanda
Acua Prez, Derlis Miguel
Aguayo Galeano, Mara Teresa
Agero Arra, Edith Victoria
Agero Ferreira, Francisco Javier
Aguilar Marn, Carmen Gabriela
Aguilar Ullon, Rosana Mara Beatriz
Aguilera Bentez, Virginia Raquel
Aguinagalde Rojas, Roco Anal
Aguirre Galeano, Melanie Arlene
Alarcn Muoz, Santiago
Alcaraz Bentez, Eliana Judith
Alcaraz Galeano, Hugo Javier
Alcaraz Rosso, Andrea Beln
Aldana, Julio Arnaldo
Alfonso Lpez, Leticia Yolanda
Almada Miranda, Andrea Jazmn
Almada Parra, Laura Soledad

Alsina Morales, Carlos Andres Aron


Alvarenga Agero, Julieta
Alvarenga Araujo, Aldo Jess
Alvarenga Viard, Claudia Vernica
lvarez Mongels, Anglica Ester
Alviso Daz, Vernica Esther
Alviso Duarte, Justina Elizabeth
Alviso Melgarejo, Fernando
Amado Coronel, Luis Alfredo
Amarilla Rodrguez, Mara Lourdes
Amarilla Ruiz Daz, Ivn Gregorio
Amarilla Ruiz Daz, Natalia Elizabet
Amarilla Stete, Patricia Jazmn
Aponte Pea, Nathalia Mariam
Apuril Velgara, Mariel Ivana
Aquino Honig, Mara Adeline
Aquino Medina, Juan Vicente
Aranda Araujo, Mara Beln
Aranda De Casanova, Paola Beln
Araujo, Eladio Manuel
Arce Nez, David Ismael
Arce, Silvino Ramn

654

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Areco Mayeregger, Mirtha Azucena


Arvalos Mendoza, Mara Jos
Arvalos Tillera, Pedro Anbal
Arguello Rivera, Vernica Elizabeth
Arietti Lpez, Claudia Mara
Armoa Duarte, Amanda Mara Lujan
Arra Galvn, Anaya Anais
Arra Len, Alejandro Ral Enrique
Arra Rivas, Jorge Arstides
Arza vila, Luis Alberto
Arza Galeano, Santiago Antonio
Arza Ortellado, Sylvana Andrea
Arzamendia Riquelme, Mara De
Los ngeles
Avalos Caballero, Carmen Roco
Avalos Duarte, Mara Emilia
Avalos Osorio, Sandra Tamara
Avalos, Santiago
Aveiro Balbuena, Liliana Elizabeth
vila Rivas, Juan Manuel
Ayala Aquino, Rossana
Ayala Laconich, Betania Mara
Ayala Ruiz Daz, Celso Ariel
Bachen Coronel, Juan Fernando
Baez Cardozo, Osmar Alejandro
Baez Figueredo, Daniel Reinerio
Baez Martnez, Gustavo Daniel
Baez Rivas, Mara Cristina
Baez Riveros, lvaro Omar
Balbiani Ortega, Mara Celeste
Balbuena Bentez, Leticia Mara
Barba Arra, David Alejandro
Barboza Vallena, Larissa Alegra
Barrios Bogado, Marcelo Miguel
Barrios Gini, Daniel Baldomero
Barrios Karabia, Christian Adrin
Bastos Duarte, Edgar Enrique

Batscheck Rambado, Hans Edgar


Bayu Martnez, Mximo Roberto
Belotto Galeano, Carmen Leticia
Bentez Cceres, Mara Emilia
Bentez Cano, Denise Maricel
Bentez Caiza, Ananio
Bentez Dietrich, Mara Alejandra
Bentez Fleitas, Laura Monserrat
Bentez Gutirrez, Rodrigo Manuel
Bentez Mornigo, Jos Sebastin
Bentez Olmedo, Mario Cesar
Bentez Oru, Isaac Daniel
Bentez Sostoa, Cynthia Carolina
Bentez Vian, Claudia Lorena
Bentez, Higinio Ysidoro
Benzo Bentez, Cecilia Mara
Isabella
Berg Franco, Carlos Alberto
Bernab Espinoza, Miriam Fabiola
Bernal Jara, Elena Mara Betania
Blanch Correa, Maura Jeremas
Bogado Bentez, Ever Isaac
Bogado Galeano, Jos Hugo
Bogado Gonzlez, Luis Fernando
Bogado Mndez, Anala Denise
Beatriz
Bogado Paredes, Mara Eugenia
Bogado Ramos, Ruth Teresita
Bogado Santarelli, Renato
Bogado Vera, David Juan
Bogarn Gamba, Cesar Eduardo
Borda Roln, Ernesto Sebastin
Brtez Aponte, Jos Fernando
Brtez Gossen, Carlos Manuel
Britos Flores, Jos Roque
Bruno Jara, Ramn Alberto
Brusquetti Gmez, Anaida Vivian

NMINA DE EGRESADOS

Buera Bentez, Carmen Beatriz


Buffa Mongels, Johanna Paola
Burgstaller, Gilda Mara Emilia
Caballero Acevedo, Marta Sabrina
Caballero Azcona, Edgar
Caballero Prez, Rosa Estefana
Caballero Riveros, Luz Marina
Caballero, Derlis Tomas
Cabaas Arias, Juan Sebastin
Cabaas Martnez, Adriana Jorgelina
Cabral Brizuela, Leticia Margarita
Cabrera Gamarra, Carlos Daniel
Cabrera Lpez, Mara Cristina
Cabrera, Christian De Jess
Cceres Chaparro, Betania Natali
Cceres Espnola, Elsa Mara
Cceres Franco, Rogelio Alberto
Cceres Gamarra, Julio Cesar
Cceres Ortega, ngela Viviana
Cceres Villalba, Andrea Romina
Campos Gimnez, Rodney Jos
Campuzano Sols, Diego Manuel
Candia Ros, Fernando Joaqun
Candia Vera, Diego Carlos Ramn
Candia Vera, Ricardo Jos
Cano Acosta, Ana Beln
Cano Gonzlez, Alfredo David
Cantero Bentez, Andres Daro
Cantero Cardus, Abel Omar
Cantero Gonzlez, Arnaldo Ernesto
Cantero Vargas, Micaela De Jess
Cantero, Aldini
Caete Viales, Gustavo
Crdenas Dvalos, Mirta Isabel
Crdenas Muoz, Enrique Damin
Crdenas Ramrez, Roberto
Cardozo Gonzlez, Ana Rebeca

655

Cardozo Salinas, Marcelo Jos


Mara
Cardozo, Carolina Catherine
Cariboni Bentez, Juan Carlos
Carvallo Cabral, Marlene
Castellani Aveiro, Violeta Mara
Castillo Arrellaga, Ana Raquel
Castillo Prez, Nancy Beatriz
Castro Candia, Liliana Raquel
Chamorro Urbieta, Rodrigo Andres
Chaparro Acosta, Deysis Patricia
Chaparro Velzquez, Dulce Mara
Chaparro Villalba, Cecilia
Chaves Fiorio, Emilia
Clemotte Santos, Jean Louis
Cogliolo Sanabria, Marilhia
Remedio
Colarte Gonzlez, Jos David
Collante Beraud, Laura Karina
Collante Romero, Diosnel
Coronel Caniza, Aldo Jos
Coronel Villalba, Vctor Jos
Cousirat Chvez, Edith Patricia
Cristaldo Cardozo, Eberth
Cubilla Flecha, Rosa Noelia
Cuenca Coronel, Larizza Fabiana
Cuenca Llamosa, Isaas Manuel
Cuevas Olmedo, David Salvador
Cuquejo Sanabria, Hugo Antonio
Da Ponte De Caete, Rosa Amelia
Da Ponte Miranda, Alberto
Sebastin
Da Silva Sekikawa, Jos Rodolfo
Daguerre, Mara Beln
Dvalos Tllez, Enrique Eduardo
Del Pozo Nez, Mara Amparo
Beln

656

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Del Puerto Moreno, Juan Jos


Delgado Romero, Tania Andrea
Di Trani Gonzlez, Jorge
Daz Agero, Mnica Liliana
Daz Alonzo, Mara Julia
Daz Cano, Luis Virgilio
Doldan Bogado, Patricia Mara
Domnguez Sandoval, Lourdes
Doria Zanotti Cavazzoni, Paolo
Duarte Aquino, Dahianna Elenicce
Duarte Cardozo, Cesar Adolfo
Duarte Escobar, Jos Emilio
Duarte Guanes, Andrea Mercedes
Duarte Meza, Julio Cesar
Duarte Recalde, Nelson Rodrigo
Duarte Romn, Paola Beatriz
Duarte Torres, Lucilo Javier
Dure Roln, Mirko Anbal
Echague Pastore, Sebastin
Enciso Denis, Juan Manuel
Enciso Lpez, Edgar Emilio
Escobar Gmez, Diana Patricia
Escobar Rey, Vernica Mara Laura
Escobar Torreani, Cesar Luis
Espnola Aranda, Marcos Julin
Espnola Espnola, Gloria Beatriz
Espnola Figueredo, Claudia Eliana
Espnola Florentn, Christian
Espnola Nez, Laura Noem
Espnola Zarate, Vivian Vanessa
Espnola, Rodrigo Javier
Esquivel Lpez, Mara Beln
Esquivel Ortiz, Vctor Manuel
Esquivel Snchez, Francisco Javier
Estigarribia Larrea, Esmilce Romina
Estigarribia Loup, Melissa Nathalia
Estigarribia, Leonardo Federico

Etienne Notario, Alicia Paola


Faria Cardozo, Nathalia Noem
Faria Lenguaza, Deborath Serafina
Faria Lenguaza, Pamela Judith
Fernndez Aguiar, Eliana Maribel
Fernndez Alfrez, Jorge Antonio
Fernndez Avalos, Daniel Antonio
Fernndez Domnguez, Katherine
Fernndez Lippmann, Antonella
Fernndez Lucena, William
Fernndez Pianez, Hugo Guillermo
Fernndez Sayago, Manuel Augusto
Fernndez Vargas, Hugo Ariel
Ferreira Rojas, Jeremas Jos
Ferreira Valenzuela, Carlos Ariel
Ferreira, Vctor Arnaldo
Figari Romero, Armando Juan Jos
Filippini, Laura Romina
Fischer Pereira, Karen Leticia
Flecha Serna, Mara Beln
Fleitas Cristaldo, Rossana Alicia
Fleitas Matto, Diomedes Juan Abel
Fleytas Irrazabal, Ingrid Antonella
Florencio Santander, Raquel Mara
Florentn Giachino, Leticia Mara
Florentn Jara, Ricardo Casimiro
Fouz, Lilian Elizabeth
Franco Caballero, Jorge Norberto
Franco Chaparro, Nathalia Beln
Franco Delvalle, Carlos Enrique
Franco Galeano, Liz Mara
Franco Noguera, David Orlando
Franco Ochipinti, Marta Larissa
Franco Villasanti, Carlos Miguel
Fretes Jarolin, Jorge Jos
Fretes Sandoval, Juan Vicente
Frutos Rodrguez, Jos Mara

NMINA DE EGRESADOS

Gadea Prado, Ana Carolina


Galeano Colman, Pedro Osmar
Galeano Vera, Patricia Gabriela
Gaona Cabaas, Sandra Elizabeth
Gaona Ynsfran, Melina Natalia
Gaona, Nadia Alejandra
Garay Caballero, Norma
Garay Munoz, Pnfilo Calixto
Garay Zarate, Mara Zulma
Garcete Araujo, Osmar Feliciano
Garcete, Liz Diana
Garca Bordn, Wilian David
Garca Fernndez, Myriam Marissel
Garca Gonzlez, Arnaldo Gabriel
Garca Olivella, Vctor Luis
Garca Prez, Rodrigo Daniel
Garca Romero, Marcos Antonio
Gauto Duarte, Lucia Lujan
Gauto Enciso, Mara Guadalupe
Gauto Parquet, Paola Teresita
Gaviln Gmez, Amelia Beatriz
Gaviln Silva, Daisy Celeste
Gayozo Duarte, Arsenio David
Gill Agero, Agueda Romina
Gill Machuca, Lilian Beatriz
Gimnez Barboza, Lilian Marlene
Gimnez Cabral, Oscar Florentn
Gimnez Escurra, Aldo Daniel
Gimnez Vera, Carlos Narciso
Gimnez Villalba, Pedro Ivo
Giubi Villalba, Giovanni Tufik
Godoy Ayala, Celsa Margarita
Gmez Bentez, Carmen Karina
Gmez De Daz, Elisa Roco
Gmez Faria, Mario Benicio
Gmez Godoy, Edgar Jos
Gmez Lpez, Mariano Gabriel

657

Gmez Royg, Marcos Antonio


Gonzlez Acosta, Cynthia Tamara
Gonzlez Armoa, Miguel Aldo
Gonzlez Bareiro, Alfredo
Gonzlez Bogarn, Cndido Jess
Gonzlez Cceres, Sixto Ral
Gonzlez Castro, Alicia Victoria
Gonzlez Cibils, Deidy Berenice
Gonzlez Colman, Rubn Ivn
Gonzlez De Los Santos, Sergio
Mara
Gonzlez Daz, Dila Andrea
Gonzlez Duarte, Mariela Rosana
Gonzlez Franco, Derlis Ramn
Gonzlez Insfrn, Esteban David
Gonzlez Ojeda, Claudio Jos
Gonzlez Ortigoza, Juan Jos
Guzmn
Gonzlez Paredes, Rosanna Andrea
Gonzlez Rodrguez, Patricia Janes
Gonzlez Samaniego, Raquel
Gonzlez Villalba, Alicia Mercedes
Gonzlez Zaracho, Lourdes Mara
Greco Cspedes, Vctor Manuel
Guerrero Ortega, Andrea Francesca
Gutirrez Baez, Fernando Diosnel
Haitter Contreras, Roco Makarena
Heyn Arias, Manfred
Ibarra Ortiz, Carlos Ismael
Insaurralde Mieres, Gustavo
Insfrn Galarza, Mayra Andrea
Insfrn Nez, Magno Andres
Irala Gallardo, Luisa Eliana
Isasi Cortazar, Carlos Luis
Isasi Gmez, Blas Gabriel
Jara Martnez, Emilce Mercedes
Jara Noguera, Devora Marlene

658

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Jara Riveros, Olga Jessica


Jara Santander, Luis Antonio
Jara Zorrilla, Amancio Ramn
Jimnez Berino, Eugenio Jos
Jimnez Vera, Jess Manuel
Kronawetter Pino, Ivn Nikolas
Lacasa Gonzlez, Pedro Antonio
Lagrave Luraghi, Vernica Mara
Lara Valinotti, Deisy Dayhana
Leguizamn Acha, Gustavo Anbal
Leite Baez, Karen Gabriela
Len Lpez, Diego Fernando
Lesme Fretes, Guillermo Jos
Lezcano Centurin, Tito Livio
Lezcano Marn, Cesar
Lezcano Oru, Leticia Lorena
Lisboa Mojica, Vctor Junior
Liseras Gmez, ngel Rafael
Llano Gill, Mara Celeste
Llano Rodrguez, Rosa Mara
Lombardo Franco, Daisy Yanet
Lpez Fonseca, Ramona
Lpez Galeano, Daro Sebastin
Lpez Guayuan, Mirta Cristina
Lpez Lajarthe, Vctor Jos
Lpez Martnez, Bernarda Ramona
Lpez Montiel, Liz Marlene
Lpez Ortiz, Cinthia Carolina
Lpez Piccinini, Guido Jorge
Lpez Ruiz Daz, Laura Anala
Lpez, Andrea Concepcin
Maciel Centurin, Orlando Manuel
Maciel Gmez, Mara Laura
Maidana Lpez, Jos Antonio
Maldonado Colman, Eliana Mara
Maldonado Robledo, Marta Gabriela
Malfitano Segovia, Marcial

Alejandro
Manavella Brusquetti, Maurizio
Mancuello Amarilla, Daro Martin
Mancuello Roa, Carlos Daniel
Manzur Bernal, Milton Cesar
Mareco Gimnez, Elsa Margarita
Mareco Mareco, Cesar Arnaldo
Mareco Martnez, Carlos Marcelo
Mareco Otao, Ana Beln
Marecos Centurin, Gloria Elizabeth
Mario Rodas, Anglica Del Rosario
Martnez Aguilera, Manuel
Adalberto
Martnez Alvarenga, Sandra Mara
Auxiliadora
Martnez Ayala, Josefina Elizabeth
Martnez Brtez, Vilma Grisel
Martnez Cceres, Juan Patricio
Martnez Gamarra, Enrique Javier
Martnez Gonzlez, Flix Gerardo
Martnez Ros, Liz Carolina
Martnez Robles, Liz Elena
Martnez Vera, Hugo Albino
Martnez Zayas, Juan David
Medina Aguilera, Lourdes Estela
Medina Amarilla, Sandra Patricia
Medina De Vera, Claudia Lorena
Melgarejo Garicoits, Vanessa
Melgarejo Raggini, Jorge Alejandro
Melot De Rodrguez, Mara Cristina
Melzer Resqun, Marian Kris
Deyanira
Mencia Vern, Jorge Manuel
Mndez, Noelia Romina
Mendoza Franco, Laura Mercedes
Mendoza Franco, Liz Paola
Mendoza Garca, Alejandro

NMINA DE EGRESADOS

Mendoza Larroza, Luis Arnaldo


Mercado Vera, Mnica Bibiana
Mereles Cano, Jessica Mara
Meza Delgado, Silvia Andrea
Miers Valdez, Gustavo Elas
Mir Presentado, Sheilla Nair
Miranda Ortiz, Alejandro Luis
Miranda Torres, Johanna Carolina
Mongels Rojas, Julio Cesar
Monges Dos Santos, Mara Rita
Monges Montiel, Carlos Eduardo
Monges Orrego, Pedro Javier
Monges Patio, Lourdes Mara
Montaez Cantero, Oscar Eduardo
Montiel Aguirre, Rosa Elizabeth
Montiel Gonzlez, Nora Clotilde
Moral Ayala, Rosana Marilia Laura
Morales Clemotte, Carlos Manuel
Morales Matsuoka, Guillermo Ken
Moras Pitta, Diego Armando
Moreira Ruiz, Mara Johana
Morel De Trinidad, Marie Natalia
Morel Ortiz, Jorge
Mornigo Baez, Roco Elizabeth
Mornigo Gonzlez, Anglica Mara
Mornigo Insfrn, Marcia Romina
Mornigo Mazo, Jess Blas Ramn
Mornigo Penayo, Ever Edison
Mornigo Samaniego, Eduardo
Martin
Muoz Arce, Natalia Emilce
Muoz Arvalos, Blanca Raquel
Muoz Benegas, Rossana
Murdoch Defrancesco, Francisco
Narvez Osorio, Mara Jos
Naumann Godoy, Martha Victorina
Navarro Acosta, Hugo Daniel

659

Navarro Mendoza, Christian


Nicolicchia Valiente, Derlis Antonio
Noldin Riquelme, Juan Ral Ramn
Ocampos Almirn, Cintia Carina
Ocampos Ayala, Julio Randy
Ocampos Irrazabal, Lilian Raquel
Ocampos Molinas, Dahiana Janette
Ocampos Rey, Mara Del Carmen
Odriosola Sequeira, Leticia Fiorella
Oka Branda, Yuri Carolina
Orlando Snchez, Mileide Lorena
Orrego Roln, Sonia Carolina
Ortega Meza, Noelia Magali
Ortega Paredes, Sally Elizabeth
Ortega Silva, Paola Elizabeth
Ortellado Ocampo, Diana Margarita
Ortiz Galeano, Humberto Antonio
Ortiz Insfrn, Jessica Estrella Mara
Ortiz Martnez, Perla Elizabeth
Ortiz Romero, Karina Andrea
Ortiz Samaniego, Roberto Nicols
Oru Delvalle, Joan Manuel De
Jess
Oru Servn, Luis Carlos
Oru, Tamara Jazmina
Otero Jara, Jorge Luis
Otto Mena, Domingo Cristhian
Ovelar Velzquez, Delia Mara
Paciello Llano, Oscar
Pez Lugo, Dalma Nadyr
Paiva Ruiz, Julio Cesar
Paredes Astigarraga, Esteban Moiss
Paredes Cardozo, Sergio Augusto
Paredes Lovera, Julio Mara
Paredes Montiel, Julia Emilce
Parini Bareiro, Giovanna Mara
Rosa

660

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Paris Duarte, Mara Elva Ruth


Parquet Ramrez, Gloria Beatriz
Parquet Sosa, Carmen Alice
Patio Rodrguez, Adolfo Petronilo
Penayo Dure, Mara Elisa
Penayo Flor, Rosana Carina
Pea Gimnez, Federico Manuel
Pea Gonzlez, Patricia Betharram
Pea Rodrguez, Daniel Alberto
Peralta Miranda, Enrique Reimundo
Pereira Alcaraz, Renato Diosnel
Pereira Martnez, Hctor Damin
Pereira Martnez, Nathalia
Pereira Riveros, Fanny Dannela
Pereira Salinas, Sergio Zacaras
Prez Correa, Oscar Enrique
Prez Escauriza, Mara Victoria
Prez Ferreira, Celso Ramn
Prez Lpez, Ana Camila
Prez Sienra, Benjamn Osvaldo
Pigola Espnola, Delia Mara
Planas Bentez, Ingrid Johanna
Prates Grassi, Osvaldo Ariel
Quintana Arzamendia, Irma Noelia
Quintana Chamorro, Marco Antonio
Quionez Zarate, Adriana Mariel
Ramrez Centurin, Yudhit
Esperanza
Ramrez Gonzlez, Anbal Gustavo
Ramrez Houdin, Lucia Elizabeth
Ramrez Peralta, Leticia Rosalina
Ramrez Segovia, Mirian Paola
Ramos Amarilla, Sonia Adriana
Ramos Mareco, Mara Eliana
Ramos Mndez, Jos Mara
Rebollo Noguera, Anala Patricia
Recalde Cceres, Mara Lucero

Reiser Caballero, Rodrigo Manuel


Rejala Martnez, Julio Cristian
Reyes Barboza, Jos Horacio
Reyes Silva, Liz Alicia
Riego Barriocanal, Karen Leticia
Ros Bogado, Jos Alberto
Ros Mario, Mara De Lourdes
Ros Mongels, Derlis Andres
Ros Montana, Linda Isnelda
Rivas Royg, Mara Guadalupe
Riveros Leiva, Alicia
Riveros Macedo, Mara Alejandra
Riveros Montiel, ngel Javier
Rodas Duarte, Cinthia Mara
Rodas, Yanina Giselle
Rodrguez Recalde, Olga Beatriz
Rodrguez Villa, Milner Norberto
Rodrguez, Claudio Emmanuel
Rojas Barreto, Priscilia Natasha
Rojas Bentez, Mariza Soledad
Rojas Espinoza, Agueda Natividad
Rojas Gmez, Tannia Mara
Rojas Paiva, Luz Nair
Rojas Serafini, Cesar Alberto
Rojas Via Llanes, Ximena Leticia
Roln Correa, Gloria Mabel
Roln De Giacomi, Leandro Jos
Roln Jara, Walter Isaac
Romn Aguilera, Mara Eugenia
Romero Acosta, Rubn Daro
Romero Espinoza, Giselle Lauren
Romero Ojeda, Oscar Ramn
Romero Sosa, Cilia Lissel
Rotela Vera, Vctor Hugo
Roux Miranda, Tanya Daphne
Ruiz Daz Arce, Sergio Daniel
Ruiz Daz Areco, Andres Miguel

NMINA DE EGRESADOS

Ruiz Daz Baez, Claudia Paola


Ruiz Daz Espnola, Jairo Abel
Ruiz Daz Martnez, Rossana
Ruiz Daz Quintana, Eulogio Ramn
Ruiz Daz Rodas, Mara Lujan
Ruiz Martnez, Nidia Noem
Ruiz Quionez, Jos Daniel
Ruiz Romn, Manuel Eduardo
Ruiz Zanabria, Amancio
Safuan Ibarra, Amal Salvador
Saldivar Rivas, David Eugenio
Salinas Correa, Ivn Rodolfo
Salinas Galeano, Jorge Armando
Salomn Carduz, Javier Expedito
Samaniego Acosta, Daisy Carolina
Samaniego Mornigo, Guillermo
Samaniego, Laura Leticia
Samudio Roa, Mara Vernica
Samudio Servn, Rosala
Sanabria Aquino, Alicia Amanda
Sanabria Duarte, Viviana Roco
Sanabria Fleitas, Evelyn Esmilce
Sanabria Flor, Alicia Noem
Snchez Alvarado, Lucas Esteban
Snchez Arias, Cristian Roberto
Snchez Noguera, Gloria Raquel
Santacruz lvarez, Francisco
Santacruz Rizzatto, Gabriela Mara
Santander Morales, Carmen Carolina
Sarabia Mancuello, Jos Isidro
Saucedo Machuca, Flix Abraham
Schimmel Ortiz, Stephan Richard
Schlichting Taboada, Silvana Mara
Lorena
Segovia Aquino, Marilisse Raquel
Setrini Vern, David
Silguero Denis, Mercedes

661

Montserrat
Silva Bernal, Odair Fransuas
Silva Franco, Martin Enrique
Soljancic Masi, Antonio Ernesto
Soria Dvalos, Edgar Federico
Sosa Bareiro, Mara Jos
Sosa Faras, Modesto Ramn
Sosa Molinas, Frede Liz
Sosa Silva, Alba Noem
Sosa Vallejos, Laura Renee
Soteras Bentez, Eulalio Agustn
Speranza Lopetegui, Federico Jess
Taboada Lima, Claudia Samira
Tillera Faria, Ana Elizabeth
Toanez Barboza, Martha Vernica
Toanez Fleitas, Janine Mara
Teresita
Toral Mndez, Matas Ariel
Torales Oviedo, Luis Marcio
Torales Servn, Jos Luis
Torres Bentez, Marco Antonio
Torres Cabrera, Victoria De Los
Torres Cardozo, Gloria Mara De
Torres De Araujo, Janaina
Torres Godoy, Fulgencio
Trinidad Quintana, Julia Elena
Trinidad Quionez, Luis Ivn
Urbieta Bogarn, Claudia Yanice
Urdapilleta, Ariel Rodrigo
Valdez Aliende, Diego Daniel
Valdez Aveiro, Rubn Jacinto
Valenzuela Ramos, Gladys Zunilda
Valiente Monges, Marcio Rodrigo
Vargas Bareiro, Obdulio Edil
Vargas Barreto, Luz Melisa
Vargas Ibarra, Teresita Mara
Vargas Paredes, Pablo Ricardo

662

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Vzquez Almada, Lady Mabel


Vega Ibarrola, Cynthia Carolina
Velzquez Alcaraz, Alder Adn
Velzquez Baez, Ricardo Emmanuel
Velzquez De Corbeta, Ninfa Mara
Velzquez Escauriza, Sonya Rebeca
Velzquez Falcn, Juan Bautista
Velzquez Gmez, Amanda
Velgara Maldonado, Ana Graciela
Vera Arce, Juan Marcelo
Vera Baez, Cristian David
Vera Domnguez, Francisco Ezequiel
Vera Gimnez, Alicia Elizabeth
Vera Lpez, Nstor Fabin
Vera Mayer, Laura Denisse
Vera Prez, Leticia Carolina
Vera Ramrez, Nstor Adrin
Vera Zaracho, Paola Natalia
Vergara Bogado, Roque Daniel
Vergara Mattio, Hugo Adolfo
Verocay Gauto, Jessika Magali
Vern, Martha Beatriz
Villagra Gonzlez, Christian Ariel
Villagra Gonzlez, Derlis Joel
Villagra Lezcano, Viviana
Villalba Aldama, Vianny Andrea
Villalba Baruja, Jos Leandro
Villalba Contrera, Grecia Cristina
Villalba Fiore, Juan Carlos Martin

Villalba Garcete, Blas Antonio


Villalba Ozuna, Juan Manuel
Villalba Quintana, Lizza Paola
Villalba Quintana, Vctor Julin
Villalba Roln, Yohana Nataly
Villalba, Andre Israel
Villamayor Gonzlez, Juana Liz
Villamayor Samaniego, Hctor
Jousen
Villar Augusto, Fredy Rolando
Villasanti Vergara, Mara Beln
Villordo Bentez, Rossana Aurora
Viales Aquino, Rodrigo Luis
Vittone Berino, David Nicols
Viveros Arguello, Mara Sofa
Viveros Arguello, Vicente
Viveros De Ovelar, Lourdes
Mercedes
Wagener Oddone, Alfredo Vicente
Yambay Ortiz, Melina Estela
Zaracho Romn, Mara Cristina
Zaracho Ruiz, Sally Carolina
Zarate Barrios, Cinthia Mara
Zarate Santacruz, Cristian Martin
Zarate Steiner, Alexandra Esther
Zavala Arteta, Laura Anah
Zavala Tomboly, Mariano
Zayas Cueto, Mara Laura
Zayas Rodas, Bernardino

NMINA DE EGRESADOS

663

CARRERA DE DERECHO
(FILIAL PEDRO JUAN CABALLERO)
Alejandro Brizuela, Luz Adela Del
Pino
Areco Aquino, Juan Ceferiano
Arvalos Villalba, Vctor Rafael
Bentez Echeverra, Derlis Jos
Mara
Bustamante Ledesma, Zulma
Cantero Silva, Vernica
Carneiro Toanez, Diosnel David
Garca, Jaime David
Gimnez Bentez, Rosalino
Gimnez Jara, Carlos
Gmez, Rosalva Raquel

Ibarra Lpez, Natalia Mara


Larrea Duarte, Lourdes Raquel
Lesmo Garca, Lilian
Nez, Hctor Arturo
Nez Da Silveira Colman, Cynthia
Mabel
Riveros Quintana, Juan Ramn
Robles Gonzlez, Rebeca
Rodrguez Mornigo, Hernn
Gustavo
Rojas Encina, Lidio Hernn
Ruiz Cristaldo, Claudia Larize
Sosa Duarte, Ftima Zully Diana

CARRERA DE DERECHO
(FILIAL CAACUPE)
lvarez Duarte, Vctor Johani
Arvalos Rojas, Sonia Raquel
Ayala Alarcn, Jorge Andres
Bareiro Lpez, Zulma Blanca
Bentez Cceres, Lorenzo
Bentez Gamarra, Mariela
Bobadilla Ramrez, Lara Adriana
Bogado Mendoza, Cynthia Elizabeth
Brtez Martnez, Mara Silvina
Brtez Nez, Diana Beatriz
Britos Guillen, Evelyn Patricia
Britos Rodrguez, Deisy Romina
Caballero Sanabria, Ftima Soledad
Cano Vargas, Manuel Mara
Capdevila Acosta, Leonardo

Castillo Fernndez, Julio Martin


Colman Gmez, Rolando Javier
Coronel Cabrera, Valeria
Coronel Santacruz, Adelino
Coronel Valiente, Diana Elizabeth
Dure Bentez, Mirta Yakelina
Fatecha Roa, Mara Gloria
Ferreira Alderete, Lidio Cesar
Ferreira Cano, Osvaldo
Florentn Benegas, Sonnia Elizabeth
Franco Bentez, Loida Raquel
Galeano Peralta, Daro Edgardo
Gamarra Pez, Irma Vanessa
Garcete Prez, Ulises Fabin
Gauto Medina, Mara Makarena

664

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Gonzlez Arra, Jorge Rubn


Jara Cceres, Edgar Rigoberto
Llanes Pereira, Mara Teresa
Lpez, Liz Rossana
Lpez Zayas, Sonia
Meza Chvez, Elba Agustina
Meza Lpez, Marcos Mara
Morales Ortigoza, Blas Andres
Ortega, Miguel ngel
Patio Valdez, Lilian Mercedes
Pereira Galeano, Nancy Del Carmen
Quionez Ruiz Daz, Susana
Ramona
Ramrez Frasqueri, Rodrigo Antonio

Ramrez Irala, Diana Mara


Roa Gaona, Anglica
Rodrguez Gimnez, Edgar Ivn
Roln De Cceres, Mirian
Concepcin
Roln Godoy, Leticia Concepcin
Saldivar Yegros, Elisa Beatriz
Salinas Silguero, Cesar Sandro
Santacruz, Diego Armando
Vera Garca, Ninfa Ramona
Villamayor Gauto, Diego Valentn
Villamayor Nez, Carlos Mara
Zarate Mancuello, Noelia Haidee

CARRERA DE DERECHO
(FILIAL SAN JUAN BAUTISTA - MISIONES)
Caballero Bordn, Milciades
Cardozo Falcn, Eleuterio Gabriel
Castillo Aguilar, Fabiola Giselle
Centurin Vzquez, Carmen
Del Puerto Colman, Pablo Daniel
Esquivel Baez, Alberto Julin
Gimnez Zorrilla, Jorge Eduardo
Gmez, Mirta Luca
Gmez Rodas, Mara Eugenia
Gonzlez Godoy, Irma Del Carmen

Leguizamn, Karen Victoria


Mornigo Verza, Celso Daniel
Palacios Villalba, Mayra Janine
Ramrez Mosqueda, Ana Dejesus
Ramos Bentez, Celia Dominga
Rodas De Campos, Norma Ignacia
Romero Sotelo, Mara Cristina
Vzquez Daz, Rodrigo Silvano
Viana Ortellado, Alfredo Ismael

NMINA DE EGRESADOS

665

CARRERA DE DERECHO
(FILIAL SAN PEDRO DEL YKUAMANDYYU)
Acevedo Silvestre, Pablo
Aquino Arra, Ariana Anah
Arzamendia Riveros, Wilma
Mercedes
Bentez Franco, Roberto Fabio
Bentez Ocampos, Lidis Graciela
Brtez Riveros, Edilza
Cceres Sanabria, Roque Adn
Carreras Agero, Antonio Heriberto
Espnola Rodi, Mabel
Fernndez Godoy, Juana Ramona
Ibarra Velzquez, Lizzandra Elena
Insfrn Eisenhut, Miguela Andreza
Irala Cceres, Nelly Faviola De
Jess

Martnez, Amancio Javier


Martnez Garbini, Pablino
Mercado Gonzlez, Carolina Sabina
Mornigo Mereles, Liz Adriana
Nez Gonzlez, Pedro Ramn
Ozuna Candia, Diego Ramn
Rodrigo
Ozuna Centurin, Ignacio
Paredes Sanabria, Cintia Carolina
Riella Rotela, Zara Elianne
Riquelme Machado, Pedro Javier
Silva Mazacotte, Blanca Azucena
Sosa Espnola, Julio Cesar
Torres Daz, Mara Agueda

CARRERA DE DERECHO
FILIAL BENJAMN ACEVAL
Agero Acosta, Vernica Roco
Agero Ocampos, Sandra Carolina
Barboza Gmez, Patricia Lorena
Caballero Contessi, Miguel ngel
Cardoni Rojas, Edit Mara Dejesus
Cardozo Pereira, Jos Artemio
Contessi De Caballero, Mara
Crescencia
Dvalos Ramrez, Huberto
Duarte Castillo, Nancy Noem
Gill Peters, Jos Ariel
Gill Ros, Lourdes Carolina
Gonzlez Paredes, Lauren Elizabeth

Lpez Arca, Sergio Ramn


Lugo Aguilera, Soledad Elizabeth
Nez Ayala, Walter Vidal
Olmedo, Walter Agustn
Ozuna, Francisco Agustn
Paredes Mongels, Mnica Mara
Paredes Vda De Vargas, Blanca
Elena
Vern Recalde, Edulfo Antonio
Verza Avalos, Carlos Javier
Verza Avalos, Jos Domingo
Villalba Perruchino, Walter Antonio
Zorrilla Alvarenga, Lourdes Raquel

666

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

CARRERA DE DERECHO
FILIAL CORONEL OVIEDO
Alfonso Ramos, Rodrigo Sebastin
Barreto Franco, Graciela
Bentez Leguizamn, Nancy
Graciela
Bentez Ramrez, Cristian David
Bentez Romero, Liz Noelia
Careaga Vega, Vernica Liliana
Cspedes Caballero, Marissa Ivonne
Chvez Sols, Norma Nathalia
Cohene Santacruz, Jos
Daz Franco, Lilian Esther
Duarte Galeano, Yohana Lorena
Duarte Garcete, Andres Ulises
Duarte Martnez, Miguel
Duarte Ramrez, Mirian Carolina
Duarte Vargas, Ftima
Echeverra Mercado, Cristhian
David
Faria Maqueda, Miguel ngel
Franco Gimnez, Elizabeth
Galeano Montana, Blas Arturo
Garcete Mendoza, Ana Beln
Jimnez Caete, Carlos Miguel
Lpez Almirn, Gloria Marlene
Lpez Roln, Diego Armando
Martnez Gonzlez, Cristina
Elizabeth

Medina Gmez, Justo Albino


Melgarejo Dvalos, Rossana Mara
Mendoza Bernal, Mariza
Mendoza Godoy, Wilson Emmanuel
Nez Pereira, Claudia Lorena
Ortiz Ovelar, Leda Mara
Paredes De Candia, Mara Rosana
Portillo Arias, Huver Luis
Portillo Romero, Carmen Patricia
Ramrez Morel, Celia
Ramos Martnez, Diana Mabel
Ros Barrios, Mara Lorena
Rojas Bentez, Luz Paola
Roln Barreto, Blaz Antonio
Ros Lpez, Mara Asucena
Santacruz Marn, Derlis Ramn
Saucedo De Gimnez, Blanca
Soledad
Varela Ramoa, Laura Cristina
Vera Acevedo, Jess Fernando
Vera Martnez, Adam
Verdecchia Bentez, Mara Lurde
Vergara Cabral, Flix De Valois
Zrate Acevedo, Hilda Ramona

NMINA DE EGRESADOS

667

CARRERA DE DERECHO
FILIAL QUIINDY
Ayala Acosta, Anbal Ramn
Caballero Martnez, Angelina
Galeano Lpez, Laura Noem
Gimnez Correa, Mara Ftima
Gmez Chaparro, Anbal Daniel
Gonzlez Arce, Cinthia Carolina
Gonzlez Cabral, Emilce Mabel
Mareco Pea, Juan Valentn
Mendoza Figueredo, Lidia Mara
Del Rosario
Meza Zaracho, Miriam Mabel

Montiel Sosa, Gloria Esther


Mora Britos, Jorge Osvaldo
Moran Leguizamn, Emmanuel
Ramos Vera, Diego
Riveros Daz, Ninfa Noelia
Vzquez Cceres, Carmen Mabel
Velzquez Torres, Elvira Estelvina
Velzquez Torres, Laura Patricia
Velzquez Zarza, Jorge Antonio
Vera Ortiz, Shirley Elizabeth
Vergara Cartaman, Sergio

CARRERA DE NOTARIADO
Abreu, Giovanna
Achar Ayala, lvaro Ivn
Aquino Ruiz, Noelia Beatriz
Arce Aquino, Karen Marlene
Arvalo Andrada, Marlina Fernanda
Arvalos Cceres, Daniela Arami
Armele Etcheverry, Mara Nuar
Baez Ayala, Ana Gabriela
Barua Snchez, Leticia Carolina
Bentez Fernndez, Jos Ignacio
Bentez Medina, Mara Guadalupe
Bentez Vega, Alice Fabiana
Bentez Vern, Jorge Ariel
Braun Gonzlez, Cecilia Beatriz
Brtez Gmez, Cynthia Carolina
Cabrera, Mara Carolina

Cceres Barrios, Mirta Elena


Caete Bentez, Daro Alberto
Castillo Velzquez, Vernica Beln
Centurin Bobadilla, Alice Marisol
Cspedes Sosa, Ana Mara
Chaparro Villalba, Delia Estela
Colman Vera, Liliana Raquel
Cortaza Cubilla, Olga Beln
Delagracia Netto, Andrea Dahiana
Delgado Suarez, Marilce
Concepcin
Delvalle Rodas, Sandra Beatriz
Denis Bentez, Sergio Nicols
Denis Campuzano, Cynthia
Elizabeth
Daz Marecos, Alexandra Raquel

668

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

Duarte Paredes, Mariano Anbal


Duarte Terol, Sthefania Beatriz
Escobar Biedma, Patricia Luzana
Estigarribia Cabrera, Montserrat
Analice
Faria Amadeo, Silvana Mara
Fernndez Chamorro, Lourdes
Elizabeth
Ferreira Valenzuela, Cristal Roco
Jazmn
Figueredo Saldivar, Silvia Mara
Anglica
Flores Peralta, Roberto Ismael
Galeano Medina, Leticia Susana
Gamarra Insfrn, Claudia Mara
Dolores
Garcete Lazarte, Mara Concepcin
Gimnez Barreto, lvaro Miguel
Gmez Maidana, Vidal Antonio
Gonzlez Areco, Antonio Sebastin
Gonzlez Arra, Lorena Arami
Cristina
Gonzlez Fernndez, Dila Beatriz
Guerrero Segovia, Ftima Soledad
Hug Daz, Liz Carolina
Insfrn Florentn, Sebastin Pedro
Nicols
Len Lpez, Mara Chavely
Lpez Peralta, Andrea
Maciel Sanabria, Miguel Marcelo
Martnez Cardozo, Norma Beatriz
Martnez Delvalle, Yanisse Bernarda
Martnez Nicolicchia, Betharran
Mara Beln
Martnez Origoya, Jos Carlos
Martnez Saad, Martha Concepcin
Mencia Candia, Larisse Diahir

Miranda Servn, Jorge Ramn


Montiel Snchez, Jos Mara
Moral Ayala, Jos Carlos Valentn
Blas Omar
Neuman Gmez Snchez, Larisse
Janet
Nez Fleitas, Gilda Noem
Ocampos De Genes, Sonia Beatriz
Oru Duarte, Zaida Zulema
Osorio Talavera, Anala Raquel
Paciello Lacasa, Antonella
Pez Di Galo, Rosana Alba Dalila
Paredes Paredes, Marino
Peralta Flecha, Jos Rodrigo
Peralta Flecha, Mara De La Paz
Peralta, Viviana Elizabeth
Pereira Ruiz, Noelia Elizabeth
Prez Castillo, Daisy Dahiana
Pizurno Lpez, Mariza De Jess
Quionez Zamphiropolos, Nilda
Elisa
Ramrez Florentn, Ariane Mabel
Reyes Hospital, Emilio Alberto
Rivarola Esquivel, Estefana Del
Carmen
Rodrguez Riquelme, Andrea
Soledad
Roln Caballero, Mara Raquel
Saldivar Portillo, Mara Janna
Giannina
Sanabria Gray, Roco
Sanabria Spelt, Liz Concepcin
Sandoval Valdez, Fabio Ismael
Servn, Ramn Daniel
Sols Adorno, Mario Alejandro
Sosa Patio, Fernando Daniel
Spitaleri Dure, Blanca Rosalba

NMINA DE EGRESADOS

Talavera Lezcano, Gabriela


Toffoletti Fernndez, Enzo
Torres Bentez, Mara Beln
Torres Maidana, Irmina Victoria
Torres Maidana, Teresita Mabel
Troche, Allison Ivanna
Valdez Bentez, Silverio Luis

Vallejos Blasco, Jess Mathias


Vega Ramrez, Amado Ramn
Vera Cano, Mara Raquel
Vera Romero, Norma Lorena
Vidovich Garay, Letizia Helena
Yegros Cabaas, Jessica Beln

669

670

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

671

672

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES (U.N.A.)

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