Non Nobis Domine
Non Nobis Domine
Non Nobis Domine
Domine
El Elegido
Qu misterios encierra la orden del Temple
para que ctaros, druidas y templarios
formen una alianza para iniciar al elegido en
el Crculo? Quin es este elegido que debe
encabezar la ltima cruzada con ayuda de
los conocimientos secretos de ctaros y
templarios?
JORDI MATILL
Jordi Matill
Non Nobis
Domine
El Elegido
I.
II.
III.
IV.
La Iniciacin
V.
VI.
VII.
VIII.
IX.
X.
XI.
XII.
XIII.
Es usted un demonio?
Yo soy un hombre. Y por lo tanto tengo dentro de m
todos los demonios.
Gilbert Keith Chesterton
Una vez fuera del coche los cuatro miran hacia arriba.
All en lo alto, desafiante y como un punto de conexin
entre el cielo y la tierra, la fortaleza de Montsegur les
saluda dndoles la bienvenida.
Despus de las fotografas de rigor a la estela de piedra
que rinde homenaje a los ajusticiados en el Prat dels
Cremats inician la subida. Al principio hay que ascender
por una rampa hasta la linde del bosque. All empieza el
camino que llega a la cima, y en cuyos primeros tramos
una barandilla de madera facilita la subida.
Dando saltos de alegra Lug abre la marcha.
Mientras ascienden por el sendero de escalones de
piedra ngel intenta imaginar los hechos que hicieron
famoso este lugar. Mediante un ejercicio de fantasa
retrocede ms de setecientos aos visualizando lo que
aconteci aquella fra maana de marzo en la que la
fortaleza y toda su guarnicin se rindieron.
Tomando aliento, y sin perder de vista a sus hijos pues
el camino es cada vez ms escarpado, se detiene para
contemplar la vista mirando hacia abajo. Hasta le parece
distinguir los pabellones del ejrcito asaltante en los
campos que rodean la montaa. Con los estandartes
ondeando al viento. Y en el fondo del campamento, en
una de las tiendas de mayor tamao, el distintivo Papal.
Desde all el delegado de Inocencio III dirige el asedio.
Forzando la imaginacin oye el gritero de las mesnadas
y percibe el olor de las hogueras donde la tropa se
agrupa intentando combatir el glido viento que azota el
ambiente. Su hijo Vctor tambin mira hacia abajo.
Intenta adivinar qu es lo que observa tan atentamente
su padre. Pero solo ve el verdor de los campos que
rodean la montaa. Cuando se cumplen veinte minutos
de subida han llegado a la mitad del camino. Es en este
punto cuando el bosque desaparece y deja el sendero al
La Iniciacin
El mes de noviembre llega a la ciudad y la familia se
rene para celebrar juntos la festividad de todos los
santos. Tras la comida que con esmero ha preparado
Teresa, Vctor y David escuchan embobados las historias
que su abuelo les cuenta mientras saborean deliciosos
panellets de piones y humeantes castaas asadas.
- Mam Qu hora es? - pregunta David
- Hijo mo, eres un pesado. Hace un momento me
has preguntado lo mismo. Solo son las cuatro y
media - Le responde su madre Venga, aydame a
recoger la mesa.
David obedeciendo acompaa a Teresa a la cocina
cargando con un pequeo montn de platos, y una vez
all los deja con cuidado dentro del fregadero. Mientras
observa como su madre los introduce en el lavaplatos
vuelve a preguntar:
- Falta mucho para que vengan Alex y sus padres?
- Hemos quedado que vendran a tomar caf a las
seis - Responde su madre - O sea que ser mejor
que ests tranquilo y no me pidas la hora a cada
momento Por qu no subes a tu habitacin a jugar
mientras tanto?
David vuelve al comedor y le pregunta a su hermano:
- Vctor Me dejas jugar con tu consola?
Al or a su hermano Vctor levanta la cabeza y contesta:
- Solo con la condicin de que cuando termines
guardes todos los juegos en vez de dejarlos por el
suelo como la ltima vez. Siempre tienes tu cuarto
revuelto, y no quiero que hagas lo mismo con el
mo. Debes aprender a ser ms ordenado.
David desaparece escaleras arriba sin detenerse a
escuchar del sermn de su hermano. Vctor mira el reloj
del comedor y se da cuenta de que se est haciendo
Tienes razn Vctor - responde riendo Posiblemente fuera as y los que pagaran peaje
seran los nobles y las tropas del rey.
Con la sonrisa en los labios por la salida tan acertada de
su pupilo fr. Guillem reanuda la marcha.
Despus de cubrir un buen trecho con la nica
compaa de un viento desapacible y fro ven con
preocupacin cmo el tiempo est cambiando. El azul
del cielo se ha cubierto de nubes negras que no
presagian nada bueno.
Ante el inminente cambio los dos jinetes se dan prisa
por llegar al pequeo alberge que el Temple tiene en las
afueras de la poblacin. Pero como la distancia que les
separa es poca logran llegar sin incidentes.
En ella los dos viajeros son acomodados en una sencilla
pero placentera celda. Tras quitarse de encima el polvo
del camino son agasajados con una sencilla cena que
toman en silencio mientras el cocinero vaticina un
repentino cambio de tiempo. Para su preocupacin les
pronostica que posiblemente el invierno quiera
adelantar su llegada. Despus de asegurarse de que los
caballos estn bien atendidos, y de cumplir con sus
obligaciones religiosas, Vctor y fr. Guillem se retiran a
descansar. El fuerte viento que ahora sopla les hace
temer lo peor. Es muy probable que por la maana los
elementos de la naturaleza estn demasiado alterados
para cruzar las montaas. Pero milagrosamente cuando
llega la maana el sol se alza mostrando todo su
esplendor. No queda ningn rastro de nubes en el cielo.
Tan solo un delicado manto blanco sobre el suelo
recuerda el tiempo que haca cuando se acostaron. Pero
la capa de nieve es tan delgada que con los primeros
rayos del sol desaparece. Parece como si la naturaleza se
hubiera aliado con la causa de nuestros viajeros, y la
-
Pero Por qu viajas con l? - Insiste Constance Es que tomars los votos de mayor?
Como a Vctor no le gusta el cariz que toma la
conversacin. Ni la creciente curiosidad de Constance.
Ni que respuestas dar para proteger su secreto, empieza
a andar hacia la puerta y grita a las muchachas:
- Venga! Vamos! Menos chchara y vamos a
buscar agua Dnde est el pozo?
- Sgueme. - Responde Esclarmonde adelantndose.
La hija de maese Raymond se ha dado cuenta de que
Vctor no quiere revelar el motivo de su presencia junto
a fr. Guillem en Montsegur. Ni tampoco la relacin que
los une. Y para salvarle del apuro toma la delantera
guiando al grupo hasta el pozo que se encuentra en un
extremo del castillo, donde todos se dedican a llenar los
cantaros olvidando la conversacin.
Ms tarde, y una vez ha terminado de ayudar con el
agua Vctor regresa al patio. All se sienta encima de
unos sacos de trigo que durante la noche han subido un
grupo de defensores con la complicidad de los
templarios que vigilan una de las laderas.
Mientras est sentado Vctor observa a maese Raymond
y a su hijo hablando con un grupo de gente. En el corro
hay hombres y mujeres vestidos con tnicas que
dialogan con otro grupo compuesto por soldados
fuertemente armados. En este grupo se encuentra
Pierre-Roger de Mirepoix, comandante de la tropa que
defiende el castillo y padre de Constance. Fijando la
vista, Vctor tambin distingue en un segundo plano,
intentando quedar al margen de las conversaciones a su
maestro y al joven fr. Arnau. A pesar de la distancia se
esfuerza en or la acalorada conversacin que
mantienen. Pero el viento que sopla le impide entender
nada ms que retazos y palabras sueltas:
-
El rostro de Asmodeo
Ha sido una larga noche. Pero finalmente los primeros
rayos de sol asoman detrs de las montaas esparciendo
tmidamente su luz. Aunque hoy, para los habitantes de
Montsegur la maana no les trae la alegra y el calor de
otros das. Nadie en la fortaleza ha podido dormir.
Todas las familias han pasado la noche rezando juntas.
Incluso el hielo y la escarcha aaden una nota glida a
esta amarga maana de marzo. La ltima maana que
vern amanecer en el castillo. Y para muchos de ellos, la
ltima maana de su vida. Las madres se estremecen
abrazando a sus hijos, y los nios lloran al ver lgrimas
en los ojos de sus madres. Mientras tanto, los hombres,
a los que se les refleja la derrota y el cansancio en el
rostro, envuelven con sus brazos a sus mujeres e hijas.
Temiendo las barbaridades que las tropas del rey, que
aguardan como hienas, les puedan hacer. Este es hoy el
desolador aspecto que ofrece Montsegur, cuando las
primeras luces sealan que el da ms temido por todos
ha llegado. Siguiendo el acuerdo alcanzado por el
comandante defensor Pierre-Roger, con el senescal del
rey y el legado del Papa, los habitantes de Montsegur
rendirn hoy la fortaleza a la tropa cruzada. Y se
entregarn a la justicia de la inquisicin. A pesar de que
el legado Papal ha jurado respetar su vida nadie confa
en su palabra. Todos saben que van a morir.
Durante la noche, un numeroso grupo de ctaros ha
recibido el consolamentum en la cueva secreta de manos
del obispo Bertrand Mart. Despus han salido en
procesin hasta el patio del castillo. Cantando y rezando
para encabezar el descenso hasta la base de la montaa,
donde aguarda el ejrcito del rey. Poco antes de
abandonar los muros del castillo un grupo de perfectos
ha enterrado a los muertos de la ltima noche. Despus
Los Druidas
Vctor se agita inquieto en su camastro. Durante toda la
noche a estado sufriendo terribles pesadillas y apenas ha
podido dormir. Suda y jadea hasta que finalmente se
incorpora en su jergn. El muchacho se siente
intranquilo y nervioso. Pero no sabe cul es el motivo.
No acierta a explicarse el origen de tanta inquietud.
Que peligro es el que le amenaza. Entonces mira a su
alrededor y ve que el resto de los caballeros duermen
plcidamente. Con los ojos enrojecidos dirige la mirada
hacia arriba y ve que por las ventanas se cuela la lechosa
luz de la luna dando un aspecto fantasmagrico a los
bultos que ocupan los otros camastros. Todava falta
una hora para el amanecer. Finalmente se levanta y
descalzo se dirige a la puerta. El contacto del suelo le
causa un espasmo que le recorre el cuerpo. Pero a pesar
del fro que siente agradece la sensacin. Pues le hace
sentir que est despierto y que las pesadillas han
terminado. Andando con cuidado para no tropezar en la
oscuridad y sin hacer ruido para no despertar a sus
compaeros baja por las escaleras. Despus sale al patio
en busca de aire fresco. Al salir un soplo de brisa
nocturna le acaricia el rostro mientras millones de
estrellas le saludan desde el cielo brindndole sus
ltimos fulgores antes de que el amanecer esparza los
primeros rayos del sol. Entonces se sienta en el suelo y
apoyando la espalda en el marco de la puerta mira hacia
el firmamento. Primero busca la luna. Despus la
constelacin del len. Despus, una a una va
identificando todas las estrellas que Ib-al-Iran le ha
enseado mientras el frescor de la noche se le cuela por
el camisn. Pero l no lo siente. Otro fro que le sale
desde lo ms profundo de su corazn le hace sentir una
desagradable sensacin de desasosiego.
en la fortaleza. Al otro extremo, en una de las torres, Ibal-Iran esta absorto mirando por la ventana como la
lluvia cae sobre las paredes formando pequeos
torrentes de agua. A su espalda varios bales contienen
cientos de manuscritos mientras en un rincn sus
extraos utensilios de alquimia esperan para emprender
el largo viaje. Y aunque la mirada del rabe est clavada
en este pequeo rincn de Escocia, su mente est lejos,
muy lejos. Vagando por las clidas tierras que rodean a
su aorado Alamut.
Tras la decisin del Venerable Maestro su corazn est
dividido. Por una parte siente alegra ante la idea de
volver a recorrer las blancas arenas del desierto. Pero al
mismo tiempo siente tristeza pues sabe que jams
volver a Rosslyn. Para l y para el Venerable Maestro el
tiempo se est agotando y su cometido en este mundo
est llegando a su fin. Mientras tanto, y ajeno a los
ltimos acontecimientos, Vctor se resguarda de la lluvia
en la biblioteca leyendo un viejo cdice en el que estn
recopilados todos los hechos ms importantes de la
fundacin de la Orden del Temple.
Mientras reflexiona una vez ms los pasos dados por los
nueve caballeros en sus primeros aos de existencia.
Aos que han permanecido ocultos para la historia
mira distradamente el entorno. La biblioteca de
Rosslyn, a diferencia de la que conoci en la Rochelle, es
mayor y est mejor equipada. Las paredes estn
cubiertas por estanteras repletas de libros escritos en
varios idiomas. Y en el centro una mesa de grandes
dimensiones sirve para que los freires puedan trabajar
traduciendo textos, estudindolos o clasificndolos. Los
grandes ventanales dejan que la luz ilumine toda la
estancia durante el da. Y unos candelabros repletos de
velas permiten trabajar cuando el sol se ha ocultado. En
El regreso
Tras la marcha de fr. Miguel, Vctor y fr. Guillem pasan
los das en el castillo de Monzn. Das en los que las
enseanzas se alternan con largos paseos a caballo.
Pero un da, mientras conversan a la sombra de un
roble, viendo que el final se acerca Vctor pregunta:
- Cunto falta para mi marcha Maestro?
- Poco. Muy poco. Responde fr. Guillem - Lo que
tenas que hacer ya est hecho. No es bueno
alargar tu permanencia sin motivo. Dentro de ti
llevas la semilla que har florecer de nuevo la
Orden, permitiendo que en el futuro pueda librar
su ltima Cruzada. Para nosotros ahora empiezan
malos tiempos. Ya no nos queda ms que el declive.
Tras la prdida de Jerusaln vendr la de Acre, la
de Trpoli y la de todos los reinos de Oriente. El
mundo occidental perder el inters por Tierra
Santa y terminar cuestionndose la existencia de
las rdenes Militares. Lentamente, la admiracin
que el pueblo siente por nosotros se ir
convirtiendo en miedo, luego en envidia y al final
en odio. Un odio capaz de llevar a la hoguera a
hombres buenos que renunciaron a una vida
propia para consagrarla en la defensa de la Fe y de
la Cruz. - El curtido templario no puede reprimir un
tono de amargura al pronunciar estas palabras, pero
al darse cuenta de que pueden causar un efecto
negativo en Vctor cambia el tono y agrega:
Gracias a Dios, contigo ser distinto. T vers
renacer al Temple, cual ave Fnix de sus cenizas, y
alzarse contra sus enemigos empuando la espada
con mano firme como hizo el arcngel San Gabriel.
Los siglos de ocultacin y espera terminarn. Y por
fin la lucha terminar con la victoria definitiva.