Folkcomunicación en América Latina
Folkcomunicación en América Latina
Folkcomunicación en América Latina
Yanko Gonzlez,
Antroplogo, Decano de la Facultad de Filosofa y Humanidades,
Universidad Austral de Chile
Hay teoras que pueden ser vigorosas, metodologas que resultan tiles e
interpretaciones altamente comprehensivas. Cuando aparece una obra que rene
estas tres caractersticas, somos afortunados.
FOLKCOMUNICACIN EN
AMRICA LATINA: DILOGOS
ENTRE CHILE Y BRASIL
FOLKCOMUNICACIN EN
AMRICA LATINA: DILOGOS
ENTRE CHILE Y BRASIL
Editores
Cristian Yez Aguilar
Guilherme Moreira Fernandes
Rodrigo Browne Sartori
Vctor Hugo Valenzuela
Carlos Del Valle Rojas
Jos Marques de Melo
Ediciones
Universidad de La Frontera
Apoyan
Escuela de Graduados, Facultad de Filosofa y Humanidades, Universidad Austral de Chile
Rede de Estudos e Pesquisa em Folkcomunicao REDEFOLKCOM
2016
Ediciones Universidad de La Frontera
Rector
Mg. Sergio Bravo Escobar
Vicerrector Acadmico
Dr. Rubn Leal Riquelme
Director de Extensin y Formacin Continua
Dr. Nelson Araneda Garcs
Coordinador de Ediciones
Sr. Luis Abarza Guzmn
COMIT CIENTFICO
Dr. Francisco Sierra Caballero - Universidad de Sevilla, Espaa/CIESPAL, Ecuador
Dra. Florencia Saintout - Universidad Nacional de la Plata, Argentina.
Dr. Evandro Vieira Ouriques - Universidad Federal de Ro de Janeiro, Brasil.
Dra. Maria Cristina Brando de Faria - Universidad Federal de Juiz de Fora, Brasil
Dr. Marcelo Pires de Oliveira - Universidad Estadual de Santa Cruz, Brasil
Dr. Joseph Straubhaar - University of Texas at Austin, Estados Unidos
Este libro est dedicado a Francisca Arriagada, joven constructora de la comunicacin y el periodismo para pensar
una sociedad mejor, pese a las aguas hegemnicas de un sistema desigual, excluyente y patriarcal. Directora de la
Revista Amarantas en su cuarta edicin, reportera y periodista en medios de comunicacin regionales y nacionales,
caminante y protagonista de esta mirada folkcomunicacional que hoy se plasma en este libro, pero por sobre todo,
una gran persona...de aquellas que esta sociedad necesita hoy ms que nunca..
ndice
Introduccin
11
Seccin I
Textos clsicos sobre folkcomunicacin
El sistema de la Folkcomunicacin
17
Luiz Beltro
La comunicacin de los marginalizados invade la aldea global: Folk comunicacin en la edad del internet
27
Jos Marques de Melo
La Teora de la Folkcomunicacin y el pionerismo de Luiz Beltro
47
Roberto Benjamin
Folkmedia: una nueva visin del Folclore y la Folkcomunicacin
57
Joseph M. Luyten
La Folkcomunicacin y los activistas mediticos
65
75
85
Seccin II
Textos contemporneos sobre folkcomunicacin en Brasil
Ms all de Prometeo: elementos bsicos para una folkcomunicacin cientfica y tecnolgica aplicada al
desarrollo local
95
Betania Maciel.
Marcelo Sabbatini
Los procesos comunicativos de la sociedad contempornea como restauradores y fortalecedores de la
identidad caipira
107
Cristina Schmidt.
Escenarios comunicativos de la folkcomunicacin
117
129
141
149
149
159
Yuji Gushiken
Maria rica de Oliveira Lima
El sitio de la muerte: posibilidades significativas de las cruces en las autovas
171
185
NDICE
Seccin III
Aproximaciones a la folkcomunicacin desde Chile
Folkmarketing social: Navegacin ancestral mapuche y el desplazamiento de manifestaciones
folkcomunicacionales por el discurso institucional
197
Nastassja Mancilla
Daniel Mura
El rap como narrativa de la marginalidad y espacio de abertura fsica e imaginativa. Un do hip hopero del
sur de Chile y su rol social activo
205
Rodrigo Cavieres Crdenas
Cristian Delgado Seplveda
Personajes y relatos mitolgicos de Chilo: la industria cultural y el mercado de la cultura
213
221
229
245
Lorenzo Palma
Juan Carlos Skewes
Debbie Guerra
Folkcomunicacin y Performance: Dos aproximaciones convergentes para el anlisis de
manifestaciones culturales
257
269
Introduccin
Folkcomunicacin en Amrica Latina: Dilogos entre Chile y Brasil constituye la materializacin de un
esfuerzo acadmico cuyo horizonte es pensar los procesos de comunicacin local desde una perspectiva
situada y contextual, sin por ello renunciar al pensamiento crtico y comprometido emanado desde otras
latitudes y situaciones. Sin embargo, las transformaciones econmicas y culturales, con sus consecuentes
efectos geopolticos en Amrica Latina, nos imponen una necesidad vital de re-visitar enfoques que
proponen una apertura a fenmenos sociales y manifestaciones culturales reivindicando la dimensin
poltica, muchas veces resistente y dinmica que hoy enfrentan diversos segmentos sociales histricamente
subalternizados por las estructuras sociales dominantes.
Se trata de un esfuerzo pionero en el sentido de poner a disposicin del pblico en espaol textos
fundamentales de la folkcomunicacin, teora que surge en Brasil en los aos sesenta de la mano de Luiz
Beltro, el primer Doctor en Comunicacin titulado en una universidad brasilea. Una teora que busca
pensar los flujos dinmicos de las manifestaciones y agentes locales de comunicacin y que hoy cobra vital
importancia en un contexto social donde la economa neoliberal parece permear los distintos aspectos de
la vida social, empero, la profundidad de las manifestaciones culturales como reivindicaciones polticas
continan erigindose como un espacio desde donde se resiste.
Como hemos mencionado, este libro tiene un carcter pionero en espaol porque pone en dilogo
textos fundantes de esta teora en Brasil con trabajos acadmicos de quienes en la actualidad continan
ampliando los alcances de esta perspectiva mediante nuevos y renovados objetos de estudio. Al mismo
tiempo, el libro presenta ensayos e investigaciones que desde Chile asumen la perspectiva
folkcomunicacional como una Teora de la Comunicacin1 (HOHLFELDT, 2012) apropiada para mirar
fenmenos locales.
En este sentido resulta clave mencionar un momento importante en los inicios de este dilogo entre
Chile y Brasil a travs de la folkcomunicacin. El ao 2011 la Direccin de Investigacin y Desarrollo de
la Universidad Austral de Chile financi un primer proyecto titulado "Emergencia de agentes
folkcomunicacionales en tres casos de conflicto ambiental" dirigido por el profesor del Instituto de
Comunicacin Social (ICOM) Vctor Hugo Valenzuela, donde participaron los acadmicos Roberto
Morales Urra del Instituto de Estudios Antropolgicos de la Universidad Austral de Chile y Cristian
Yez Aguilar del Instituto de Comunicacin Social de la UACh. Como resultado de esta investigacin se
escribieron 3 tesis de Licenciatura en Comunicacin Social y Periodismo de autores que hoy forman parte
de esta compilacin. Otro aspecto clave en la vinculacin con los investigadores de Brasil ha sido la
participacin de chilenos en congresos tales como los de la Asociacin Latinoamericana de Investigadores
en Comunicacin (ALAIC) en Bogot el ao 20102, cuando el GT todava era coordinado por el profesor
Roberto Benjamin, uno de los pilares fundamentales en la difusin de las
perspectivas
folkcomunicacionales, quien estudi directamente con Luiz Beltro y que falleci en octubre de 2013.
Dichos lazos continuaron fortalecindose mediante la participacin de chilenos en el congreso ALAIC
20123 realizado en la ciudad de Montevideo, Uruguay, y en la Conferncia Brasileira de Folkcomunicao 4
HOHLFELDT, Antnio. 2012. Pesquisa em Folkcomunicaco: Possibilidades e Desafios. En LOPES FILHO,
Boanerges; FERNANDES, Guilherme; COUTIINHO, Iluska; MENDES, Marise; OLIVEIRA, Mara Jos (Org.) A
Folkcomunicaco no limiar do sculo XXI. Editora UFJF, Juiz de Fora, p. 53-64.
2 YEZ AGUILAR, Cristian y VALENZUELA, Vctor Hugo. "Msica y gastronoma como resistencia: agentes
folkcomunicacionales a partir de un caso de conflicto ambiental". Ponencia presentada a GT Folkcomunicacin en el X
Congreso "Comunicacin en tiempos de crisis: dilogos entre lo global y lo local". Asociacin Latinoamericana de
Investigadores en Comunicacin (ALAIC). Universidad Javeriana de Bogot, 22 al 24 de septiembre de 2010.
3 SOTO, Dinelly, MANCILLA, Nastassja y VALENZUELA, Vctor Hugo. "Reactivacin estratgica del trafkintu:
curadores de semillas como actores folkcomunicacionales ante las amenazas de la soberana alimentaria" y CAVIRES
CRDENAS, Rodrigo y YEZ AGUILAR, Cristian. Responsabilidad Social o Folkmarketing? gauchos, cantores y
1
12
realizada en Juazeiro do Norte (Universidad Federal de Cariri), Brasil, el ao 2013. Este dilogo vuelve a
tener otro captulo en 2015 con la interaccin chileno-brasilea que se produjo en el II Encuentro
Internacional de Folkcomunicacin realizado en Sao Paulo y en la Conferncia Brasileira de
Folkcomunicao en la Universidad Federal de Mato Grosso en la ciudad de Cuiab. Tambin es
necesario destacar que desde hace algunos aos el mdulo Comunicacin y Cultura del Magster en
Comunicacin de la Universidad Austral de Chile incluye un submdulo denominado "Folkcomunicacin
y Cultura Popular". Varios autores chilenos que participan de esta publicacin han estado vinculados con
este programa de postgrado como acadmicos y/o estudiantes.
Dicho dilogo se materializa en el texto que hoy presentamos y que rene a un conjunto de editores y
autores brasileos y chilenos, entre los cuales se debe destacar la presencia del Dr. Jos Marques de Melo,
quien conoci y trabaj junto a Luiz Beltro y ha cumplido un rol fundamental en la internacionalizacin
de esta perspectiva terica. Del mismo modo, resulta clave la participacin de la Universidad Austral de
Chile y Universidad de La Frontera quienes han aunado esfuerzos para promover una perspectiva que, as
como en el concierto internacional surge desde el sur, en este caso tambin este libro emerge desde un
lugar territorial y simblico distinto a los del centro.
La primera etapa del libro se compone por artculos que denominamos "textos clsicos sobre
folkcomunicacin" pues se adscriben a una etapa fundacional de la disciplina y a los aportes conceptuales
que han servido de matriz en distintas reas de desarrollo de la teora. Como primer texto presentamos "El
sistema de la folkcomunicacin" del fundador de esa teora, Luiz Beltro; se trata de un fragmento de su
libro "Folkcomunicaco: a comunicao dos marginalizados" publicado en So Paulo el ao 1980, y donde
el autor revisita crticamente los planteamientos esbozados en su tesis doctoral de los aos sesenta. En
"La comunicacin de los marginalizados invade la aldea global: Folk Comunicacin en la edad de
internet" el Dr. Jos Marques de Melo ampla los alcances de esta perspectiva en el nuevo escenario
comunicativo global y el lugar de las culturas subalternizadas en dicho contexto. Por su parte, el profesor
Dr. Roberto Benjamin da cuenta de diversas instancias de apropiacin local de los medios industriales
con base en las anotaciones de Luiz Beltro y sus propias investigaciones en "La Teora de la
Folkcomunicacin y el pionerismo de Luiz Beltro". Un autor que fue reconocido como uno de los
mayores investigadores en Literatura de Cordel en Brasil fue sin duda el profesor Dr. Joseph Luyten, de
quien presentamos el artculo "FolkMedia: Una nueva visin del foclore y la folkcomunicacin", en el que
fundamenta la existencia de un rea de preocupaciones inmersa en el mbito de los estudios
folkcomunicacionales. Otra contribucin en el mbito de esta perspectiva terica es la nocin de "activista
meditico" que propone el Dr. Osvaldo Meira Trigueiro, nocin sobre la que reflexiona y da cuenta en el
artculo "La Folkcomunicacin y los activistas mediticos". Pero las contribuciones no slo se
circunscriben al mbito de los medios industriales en su vertiente tradicional, sino que tambin se amplan
a los campos del marketing, el turismo y la comunicacin organizacional. En ese mbito un aporte de
reciente desarrollo tiene su origen en las investigaciones de Severino Alves Lucena Filho, quien ha
contribuido a desarrollar la nocin de folkmarketing. En este ocasin nos presenta el artculo "Discursos
organizacionales y folkmarketing en el contexto de las Fiestas Juninas". Por ltimo, entre los autores
clsicos presentamos el artculo "Investigacin en Folkcomunicacin: posibilidades y desafos" del Dr.
Antonio Hohlfeldt, quien mediante una relectura crtica establece un conjunto de reflexiones importantes
para quienes en la actualidad se aproximan a este campo de estudios.
La segunda etapa se denomina "textos contemporneos sobre folkcomunicacin en Brasil" y se
compone por artculos que dan cuenta de las preocupaciones, reflexiones, investigaciones y actividades
acadmicas que continan trabajando en base a las reflexiones folkcomunicacionales. En este apartado se
presenta el artculo "Ms all de Prometeo: elementos bsicos para una folkcomunicacin cientfica y
artesanos en la publicidad empresarial de un proyecto en medio en un conflico ambiental. Ponencias presentadas en el
GT Comunicacin Intercultural y Folkcomunicacin en el XI Congreso ALAIC (Asociacin Latinoamericana de
Investigadores en Comunicacin) "La investigacin en Comunicacin en Amrica Latina: interdisciplina, pensamiento
crtico y compromiso social. Universidad de La Repblica, Uruguay, 9 al 11 de mayo de 2012.
4 YEZ AGUILAR, Cristian; DELGADO, Cristian; VALENZUELA, Vctor Hugo. "Las otras voces del desarrollo.
Aproximacin a agentes folkcomunicacionales en casos de conflicto socioambiental en Chile". XVI Conferencia Brasileira
de Folkcomunicaco. Arte e Cultura Popular para o Desenvolvimento Regional no contexto da Folkcomunicaco.
Universidad Federal de Cariri, Juazeiro do Norte, Brasil, 26 al 28 de junio de 2013.
INTRODUCCIN
13
tecnolgica aplicada al desarrollo local" de Betania Maciel y Marcelo Sabbatini, quienes reflexionan sobre
un campo que busca vincular los conocimientos locales con aquel complejo epistmico y tecnocientfico
sistema que opera desde espacios institucionalizados de poder cientfico y tecnolgico. "Los procesos
comunicativos de la sociedad contempornea como restauradores de la identidad caipira" de Cristina
Schmidt provee un conjunto de reflexiones que nos retornan hacia la nocin de subalternizacin de la que
da cuenta la folkcomunicacin y sus despliegues contemporneos con ciertos grupos sociales especficos
en Brasil. Por su parte, Mara Cristina Gobbi presenta su artculo "Escenarios comunicativos de la
folkcomunicacin" donde articula preocupaciones fundacionales y contemporneas de los fenmenos
plausibles de estudio desde esta perspectiva, promoviendo una necesaria historizacin reflexiva. Los
autores Guilherme Moreira Fernandes, Jnior Pinheiro y Jnia Martins presentan "Reflexiones
metodolgicas en la investigacin en Folkcomunicacin", una interesante propuesta que pone en dilogo
los planteamientos de esta perspectiva con otras miradas tericas con las cuales dialoga directa e
indirectamente tales como los Estudios Culturales, el marxismo, el funcionalismo y la fenomenologa. Por
su parte, Iury Parente escribe "Legado Beltraniano: aspectos iniciales de la folkcomunicacin" en el que
reflexiona sobre aspectos histricos y tericos presentes en los primeros aos en que se establece la
folkcomunicacin. Un aspecto seminal de la obra de Beltro es que buena parte de las observaciones que
luego sirvieron de base para elaborar su teora provienen de su experiencia como periodista. Esta relacin
es permanente en la actualidad tal como lo demuestran Karina Janz Woitowicz y Srgio Luiz Gadini a
travs de "Periodismo Cultural y Folkcomunicacin: Dilogos y con(tra)sensos en la produccin de la
cultura". Inmediatamente despus presentamos "Comunicacin y Cultura: las singularidades de la
folkcomunicacin en Cuiab-MT y Natal-RN" de Yuji Gushiken y Maria rica de Oliveira Lima, quienes
dan cuenta del proceso de institucionalizacin de la disciplina en dos centros acadmicos de Brasil
mediante investigaciones, programas de estudios y vnculo con otros centros de pensamiento donde
destaca, por ejemplo, la relacin de la folkcomunicacin con las perspectivas decoloniales. Un trabajo de
corte emprico es el que ofrecen lmano Ricarte de Azevdo Souza e Itamar de Morais Nobre en "El sitio
de la muerte: posibilidades significativas de las cruces en las autovas". Por ltimo, Isabel Amphilo
presenta "Fundamentos tericos de la folkcomunicacin".
La tercera etapa y final "aproximaciones a la folkcomunicacin desde Chile" presenta ensayos y
avances de investigacin de autores chilenos que, desde distintas reas se vinculan con los procesos
folkcomunicacionales. Entre los avances de investigacin destaca "Folkmarketing social: Navegacin
ancestral mapuche y el desplazamiento de manifestaciones folkcomunicacionales por el discurso
institucional", de los autores Nastassja Mancilla Ivaca y Daniel Mura Avils, una valiosa lectura que da
cuenta de las complejidades en los procesos de apropiacin de las manifestaciones por parte de actores
asociados al poder estatal y sus vnculos con las significaciones que stas tienen para los actores locales.
"El rap como narrativa de la marginalidad y espacio de apertura fsica e imaginativa. Un do hip hopero
del sur de Chile y su rol social activo" de Rodrigo Cavieres Crdenas y Cristian Delgado Seplveda,
muestra el dinamismo y las condiciones estructurales de exclusin e inclusin subordinada que se
relacionan con la emergencia de manifestaciones de comunicacin y resistencia mediante el hip hop. Con
un aparataje conceptual ligado a las aproximaciones de la Economa Poltica de la Comunicacin y la
Cultura, Claudio Ulloa Galindo de la Universidad de La Frontera presenta una interesante lectura en
"Personajes y relatos mitolgicos de Chilo: la industria cultural y el mercado de la cultura". Del mismo
modo, Francisca Arriagada Osses da cuenta de la emergencia de actores locales en "Movimiento Social
por Aysn: Tu Problema es mi Problema y los agentes folkcomunicacionales". Roberto Morales Urra
escribe "Pueblos, sociedades y grupos en movimiento: interpretacin dialctica de la praxis cultural y
socioambiental", donde trabaja desde uno de los aspectos claves en la interpretacin folkcomunicacional
de la sociedad y la cultura, la dialctica. Los autores Lorenzo Palma, Juan Carlos Skewes y Debbie Guerra
escriben "Folkcomunicacin y Medio Ambiente: Resignificacin de los Conflictos Ambientales a Travs
de la Msica Popular". Por ltimo, Cristian Yez Aguilar pone en dilogo la perspectiva
folkcomunicacional con las aproximaciones contemporneas de los Estudios Folclricos que se centran en
la comunicacin y la actuacin (performance) en un ensayo titulado "Comunicacin y Performance: dos
aproximaciones convergentes para el anlisis de manifestaciones culturales".
En definitiva, este libro es un peldao ms en la bsqueda de dilogo acadmico entre investigadores
de Brasil y Chile, cuyo objetivo es continuar avanzando en la generacin de redes de pensamiento situado,
14
crtico y comprometido con los procesos culturales y econmicos que afectan a las culturas locales en
Amrica Latina.
Seccin I
El sistema de la Folkcomunicacin
Luiz Beltro
Universidad de Brasilia
La investigacin sobre la naturaleza, los elementos, la estructura de los agentes y usuarios del proceso,
modalidades y efectos de la folkcomunicacin es absolutamente necesaria, fundamentalmente en pases
como Brasil, de elevado ndice de analfabetos, diseminacin poblacional irregular, reconocida mala
distribucin de rentas y acentuado nivel de pauperizacin, caracterizado como consecuencia de estos y
otros factores por frecuentes crisis institucionales que conducen a una inevitable inestabilidad poltica.
La reduccin de esos males exige la colaboracin de todo el pueblo, y sorprende que se confe la
emisin de mensajes que se aspiran constructores de unidad de propsitos casi exclusivamente a la
comunicacin convencional a travs de los medios de masas, fuera del alcance de inmensas porciones de
audiencia, cuando no conocemos bien los medios que usamos cotidianamente en nuestros dilogos.
18
recibidos por grupos de oyentes interesados, como ocurre con las emisiones de Radio Rural del Ministerio
de Agricultura. Es curioso constatar que de esa incomprensin participan personas que por su nivel
educacional o por la posicin que ocupan en la comunidad, integran el sistema de comunicacin social:
atendiendo reclamos o pedidos musicales de los auditores, el periodista y locutor Meira Filho de Braslia,
uno de los portavoces del Informativo Nacional de Radio, y que produca en una de las emisoras locales
un programa matutino muy popular, nos cont que cierto domingo en que visitaba a un amigo concejal en
una ciudad prxima a la capital fue criticado por tener dos caras: de maana, correcto en su crtica al
gobierno; en la noche, un autntico pelotillero7. Por eso y por muchas otras razones es que Zita de Andrade,
en su manual Principios y Tcnica de Radioperiodismo edicin monogrfica de la revista Comunicao &
Problemas de ICINFORM en Brasilia, 1970 y en otras publicaciones defiende la tesis de la
regionalizacin de la radio como un camino para informar bien y formar audiencia.
La transposicin de mensajes de un sistema de comunicacin a otro ha sido analizada en las
investigaciones realizadas principalmente en Estados Unidos, que derivaban de las dudas ya aludidas sobre
la omnipotencia de los medios de comunicacin de masas. Estas ltimas surgirn con el fracaso o nfimo
rendimiento de campaas polticas y publicitarias en que se invertan millones de dlares y cuyos
resultados no eran favorables cuando se trataba de modificaciones radicales en el comportamiento de la
audiencia. Es cierto que haba alteraciones superficiales tales como cambio de marcas de cigarro o de
jabones, de modelos de electrodomsticos por otros ms perfeccionados. En sntesis, haba xito cuando
un tema abordado era completamente nuevo y sobre l una gran audiencia no tena una opinin formada.
Sin embargo, cuando se trataba de mensajes que atingan las convicciones profundas del receptor, se
operaba como si se tratara de negocios pblicos. Adems, en los pocos casos de aceptacin de las
soluciones presentadas por el comunicador, tal situacin obedeca antes al consejo de amigos, familiares o
grupos de estudio y trabajo a los cuales perteneca el receptor ms que a la orientacin del inabordable y
dogmtico monopolizador de la palabra en el micrfono o papel impreso.
Debido a su naturaleza dispersa y desorganizada, la influencia de los medios de comunicacin de masas
no se ejerce directamente, sino a travs de grupos comprendidos dentro de N receptores que constituyen
la audiencia. La raz de la confusin est exactamente en identificar un nmero X de receptores de un
mensaje masivo por ejemplo, el pblico presente en una sesin cinematogrfica con la totalidad de
aquellos a los cuales el mensaje va dirigido y tienen posibilidad de alcanzar, desde que es vehiculado por
un medio multiplicador y/o de alcance universal. El pblico receptor de mensajes masivos es heterogneo,
fundamentalmente en lo que dice relacin a la cultura, de modo que el contenido latente de la
comunicacin no es captado por una parte significativa de la audiencia que carece de aquella experiencia
comn, lo cual condiciona la sintonizacin entre comunicador y receptor. La diferencia del proceso de
dilogo interpersonal/grupal directo con la industrializacin del mensaje masivo es que este ltimo no
permite la inmediata correccin, reformulacin o adecuacin a la capacidad receptiva del individuo que la
consume. Es as como se desconoce un lenguaje y el sujeto de la audiencia se sita en un universo de discurso
distinto del comunicador, al procurar una conexin con l o los grupos con los que se encuentra
relacionado, ya sea familiar, ideolgico o profesional, para obtener claridad.
Esas consideraciones inspiran a Schramm (1964) para la construccin de un modelo de difusin de
comunicacin de masas, representado por una tuba en que un comunicador (editora, radio, tele-emisora,
productora cinematogrfica, etc.) enva mensajes idnticos a travs de un medio apropiado. Los receptores
son individuos cada uno decodificando, interpretando, retransmitiendo, discutiendo la informacin con
su grupo lo que resulta en una reinterpretacin y la produccin de una opinin de grupo y,
eventualmente, en una accin comunicacional de retorno (feedback) que alimentar el dilogo con el rgano
emisor:
Pelotero es un adulador de las personas que provienen de la poltica (nota del traductor).
19
20
Relatando las conclusiones de investigaciones en que participara, Lazarsfeld detect en los lderes de
opinin cuatro caractersticas principales:
1) personificaban intereses especficos -por ejemplo, jvenes solteras se tornaban lderes de moda por la
importancia que su grupo atribua al modo de vestirse; 2) ocupaban posiciones consideradas como
propiciatorias de alta competencia en el rea en cuestin: as, mujeres mayores con grandes familias eran
consideradas consejeras de compras por su mayor experiencia; 3) eran individuos accesibles y extrovertidos,
con muchas relaciones (...); 4) tenan acceso a informaciones relevantes provenientes de fuera de su crculos
inmediato...debido ya sea a visitas frecuentes a otras ciudades, atencin a los medios de comunicacin de
masas - diarios revistas y de radio (...) (teniendo) particular inclinacin para exponerse a los medios (...)
adecuados a sus esferas de influencia, fuese moda, cine, poltica, etc. (LAZARSFELD, s/d).
Correspondi al socilogo francs Dumazedier (1966) apreciar el papel del lder de opinin, trazar un
esquema bsico, mostrando la relacin entre el comunicador de masa y la audiencia a travs de los medios
mecnicos y electrnicos de difusin de mensajes, localizando al lder en el centro del dilogo.
Acentuando la incidencia de situaciones en que se produce la comunicacin directa del medio con el
pblico, fundamentalmente en reas relacionadas con el entretenimiento o en aspectos exteriores de
religin o de la poltica, Dumazedier coloca en su esquema otros medios de informacin, adems de los
masivos, de los que se vale el lder para informarse. Investigaciones ms recientes ampliarn la hiptesis
del flujo de comunicacin: no se trata slo de una difusin en dos estadios de los medios a travs de los
lderes para el pblico o sobre su influencia, sino de mltiples etapas que comprenden medios, lderes con su
grupo ms ntimo, lderes con otros lderes con una gran audiencia de folk.
La correlacin entre los dos sistemas podr ser apreciada en el diagrama que proponemos a
continuacin, en la cual un comunicador de masas figura bsica del proceso en el sistema de
comunicacin social surge como principal fuente de informacin. Su mensaje se encuentra diseminado
en una audiencia dispersa, un receptor especial, un comunicador de folk, un lder de opinin de los grupos
sociales a los cuales escapan el lenguaje y un significado ms profundo de la informacin transmitida.
Gracias a sus caractersticas de liderazgo y a su capacidad interpretativa de informacin, ese receptor
distinguido se transforma (muchas veces despus de consultar otras fuentes, lderes y medios) en
comunicador para una audiencia que l conoce y lo entiende, ya que impregna vehculos (medios de folk)
que, aunque sean masivos (como la radio o impresos de tipos de folletos y volantes), le son accesibles y
familiares.
21
22
humanas, sin castigarlas jams por excesos o contravenciones, sino procurando comprenderlas y ayudarlas
con orientacin. El lder de las meretrices, con todo, ni siquiera desconfiaba del papel que desempeaba
en un medio que, como honrado jefe de familia, jams frecuentaba, por renuencia. Ms adelante vamos a
presentar otros tipos de agentes comunicadores de folk en el anlisis de investigaciones realizadas para
este estudio.
En tanto, conviene aclarar desde ya que otros de esos lderes no solo tienen conciencia de su posicin,
sino que algunas veces la exacerban para mantenerla o aumentarla. Conscientemente y en un sentido
constructivo, desenvuelven y desenvolvern su capacidad de liderazgo predicadores como el Padre Ccero
o Fray Damin, cantadores y violeiros, poetas folletistas y glosadores compositores populares como Luiz
(Lua) Gonzaga y los sambistas de las favelas cariocas, periodistas y radialistas de pequeas emisoras
interiores. Al contrario, explotando la credulidad pblica y su espritu de 'lucha', an existen falsos
religiosos, medium, videntes, beatos y la enorme legin de expertos ejecutivos y demagogos polticos que,
con desventaja para las comunidades, sustituyeron en puestos de mando a los 'coroneles', cuya actuacin
poltica y social fue admirablemente representada en la ficcin y no menos estudiada por la sociologa
brasilea8.
La ascensin y liderazgo est ntimamente ligado a la credibilidad que el agente comunicador
adquiere en su ambiente y en su habilidad para codificar un mensaje al nivel de entendimiento de su
audiencia. En funcin de la estructura social discriminatoria mantenida en naciones como la nuestra, la
masa camponesa (campesina), las poblaciones marginalizadas urbanas y hasta las mismas extensas reas
proletarias o de sub empleados se comunican a travs de un vocabulario escaso y organizado en
significados funcionales propios dentro de los grupos. Cuando se pretende transmitir un mensaje de esos
individuos, y especialmente cuando su contenido inserta un nuevo sistema de valores y conceptos, como
en el caso de las campaas de cambio, es preciso traducir-les la idea, adecuando a los esquemas habituales de
valorizacin de los destinatarios. El ldercomunicador de folk es un traductor que no solamente debe
encontrar palabras y argumentos que sensibilizan las formas pre-lgicas que, segn Levy Bruhl (1910),
Bastide (1950), Malinowski (1949) y otros cientistas sociales, caracterizan el pensamiento y dictan las
conductas de aquellos grupos.
8 En la literatura conviene recordar los romances del ciclo caa-de-azcar de Jos Lins do Rego; do cacau de Jorge
Amado y O Coronel e o Lobisomem, de Jos Cndido de Carvalho, con algunas historias llevadas al cine y a la televisin.
En este ltimo canal, no se puede ignorar la figura del "coronel" Odorico, de Bem-Amado, adaptacin de pecas de Das
Gomes. En cuanto a los ensayos sobre el tema, se destaca el estudio de Marcos Vincius Vilaca y Roberto C. de
Alburquerque: Coronel, Coroneles, en una edicin de Tempo Brasileo, de Ro, datada en 1965, en que los autores analizan el
fenmeno, en todo el proceso de dominacin econmica, social y poltica, su desarrollo y declive a travs de la situacin de
cuatro famosos "coroneles" de Pernambuco. El libro es enriquecido con muchos documentos fotogrficos, mapas, cuadros
estadsticos y transcripcin de testimonios, volantes y cartas.
23
Imagen N 03
La audiencia de la folkcomunicacin
Hemos identificado los pblicos usuarios del sistema de folkcomunicacin como marginalizados, y
tanto las expresiones derivadas como los fenmenos de la marginalidad son susceptibles de significaciones
de las ms diversas connotaciones especficas en el uso comn y en las ciencias sociales. Perlmann (1977)
nos ofrece en su estudio sobre favelas y poltica en Ro de Janeiro una exposicin sucinta, ms clara y
ordenada de la teora de la marginalidad, discriminando los atributos marginales del migrante y favelano
urbano en sus dimensiones sociales, culturales, econmicas y polticas, construyendo un tipo ideal, un
paradigma que sirvi de base a su investigacin y sus conclusiones. Por otro lado, Paoli (1977), en un
trabajo de investigacin sociolgica, se ocupa del papel desempaado por la religin y por el mundo del
imaginario, largamente difundido por los medios de masas y muchas veces transpuesto a los medios de
folk, en la mantencin de las relaciones de dominacin impuestas por las elites a las camadas subalternas
de la sociedad, por la integracin simblica que esas experiencias mgicas provocan. En las obras citadas
encontramos principalmente los elementos bsicos de los cuales nos valemos para la caracterizacin de la
audiencia de folkcomunicacin.
La expresin marginal surge en la literatura cientfica por primera vez en 1928, en un artculo de Robert
Park publicado en el American Jounal of Sociology en el que aborda el tema de las migraciones humanas.
All el migrante es definido como un hbrido cultural, un marginal, que aunque comparte la vida y las
tradiciones culturales de dos pueblos, "jams se decide a romper, incluso si se le permitiera, con su pasado
y sus tradiciones, y nunca (es) aceptado completamente en la nueva sociedad en que procura encontrar su
lugar por causa de un preconcepto racial". Como es fcil constatar, el autor se refiere a la situacin del
migrante extranjero. Sin embargo, tanto la esencia de las caractersticas mencionadas (oposicin al
cambio/preconceptos) como la orientacin a seguir coinciden con nuestro objeto: "Es un individuo al
margen de dos culturas y de las dos sociedades que nunca se interpenetrarn y fundirn totalmente9".
24
25
profundamente arraigadas en la naturaleza humana y que sus manifestaciones parecen provenir de una
nica simiente, independiente de razas y latitudes.
26
Bibliografa
ANDRADE LIMA, Zita. Princpios e tcnicas de radiojornalismo. Braslia: ICINFORM;
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CIESPAL,
1964.
Introduccin
El signo de la globalizacin acelerada se presenta como jaln de la grandeza del camino recorrido por
la civilizacin en este inicio del siglo XXI. En la esfera poltico econmica, los encuentros anuales de
Davos y Porto Alegre ofrecen ntidas evidencias del proceso mundializador. En el norte, agentes de la
economa internacionalizada; en el sur, militantes polticos contrarios a la globalizacin. Las dos facciones
van a las calles a gritar sus tesis y anttesis. Entretanto las elites apenas incorporan esos eventos en su
imaginario. Frente a ellos, las camadas populares actan como meros espectadores.
Pero, este fenmeno afecta otra dimensin, no siempre perceptible. Repercute intensamente en las
conversaciones familiares, penetrando en los grupos de la vecindad. Por eso mismo son agregados al
universo simblico de las comunidades perifricas. Trtase de un mosaico cultural que los medios
globalizados exhiben diariamente, rompiendo con el aislamiento social en que los grupos aislados vivieron
hasta ayer. Costumbres, tradiciones, gestos y comportamientos de otros pueblos, cercanos o distantes,
circulan ampliamente en la aldea global. De la misma manera, patrones culturales que parecan sepultados
en la memoria nacional, regional y local resurgen profusamente. Ellos permiten el rescate de celebraciones,
ritos o fiestas, aparentemente condenadas al olvido, facilitando la interaccin entre generaciones
diferentes.
Se trata de un torbellino cultural que compara, distingue y mezcla smbolos de distintas naciones,
regiones, ciudades, barrios, pueblos (COCHRANE, 1995), constituyendo la expresin contumaz de
aquella riqueza del folclore mediatizado. Como evento singular, fue delineado en la teora folkcomunicacional
de Luiz BELTRO (1967). En verdad, este aporte brasileo corresponde a la secuencia de un episodio
histrico protagonizado pioneramente por Marshal McLuhan. Con la argucia y la astucia que le eran
tpicas, el pensador canadiense se dio cuenta de esa mutacin cultural y la rotul como folklore del hombre
industrial (McLuhan, 1951).
Hace medio siglo que, por tanto, el folclore de la sociedad industrial refleja la apropiacin de la cultura
popular por la poderosa cultura de masas. Procesando smbolos e imgenes enraizados en las tradiciones
nacionales de los pases hegemnicos, las industrias culturales las transforman en mercancas y las
10 Conferencia magistral dictada en la V Bienal Iberoamericana de Comunicacin, Mxico, Instituto Tecnolgico de
Monterrey, Campus del Estado de Mxico. 19-22 de septiembre de 2005.
28
distribuyen para el consumo de las multitudes planetarias (BAUSINGER, 1961). De esta manera, el folklore
meditico, tpico de la sociedad post-industrial, se configur como amalgama de signos procedentes de
distintas geografas nacionales o regionales, buscando proyectar culturas seculares o emergentes en el
nuevo mapa del mundo.
Los espacios ocupados por las tradiciones populares en la agenda meditica contempornea pueden
traducir iniciativas destinadas a preservar identidades culturales amenazadas de exterminio o estagnacin,
cuando se encuentran confinadas en territorios pretendidamente indestructibles. Pero tambin pueden
funcionar como palanca para la renovacin de las maneras de hacer, pensar y sentir de grupos o naciones
que, empujados coyunturalmente hacia el aislamiento mundial, haban permanecido refractarios a la
incorporacin de novedades.
En ese sentido, el folclore mediatizado tiene doble faceta. De la misma manera que asimila ideas y
valores procedentes de otros pases, se preocupa de la proyeccin de las identidades nacionales,
exportando contenidos que explicitan las singularidades de los pueblos aspirantes a ocupar los nuevos
espacios creados en el panorama global.
Ramos (1952) plantea la tesis de que el Brasil, conocido como laboratorio de civilizacin, donde el
mestizaje se ha tornado paradigmtico, sigue brindando evidencias de un sincretismo cultural continuamente
renovado. Nuestra cultura nacional fue amalgamada por la conjuncin de smbolos oriundos de rublos
con mltiples facetas. El contingente lusitano nos ha ofrecido un legado hbrido de tradiciones eurolatinas, incorporando trazos de civilizacin asimilados en los territorios africanos. Esa matriz hegemnica
ha incorporado trazos inconfundibles de las poblaciones amerindias que habitaban nuestro litoral, en los
tiempos de la colonizacin y que fueran expulsadas de la faja atlntica, sobreviviendo aisladamente en la
selva amaznica y otros focos bravos. A ellas se juntarn las costumbres y expresiones de las
comunidades africanas, tradas obligatoriamente en los navos negreros para desempear funciones
productivas en las plantaciones azucareras, en la pecuaria extensiva o en los complexos aurferos.
De esa imbricacin simblica ha resultado una pujante cultura popular responsable en gran parte por la
naturaleza de la identidad nacional brasilea. Esta fue reproducida heterogneamente durante cinco siglos
en todos los cuadrantes de nuestra geografa. Sin embargo, los trazos explcitamente homogneos de la
llamada cultura brasilea son aquellos heredados de la cultura erudita euro-latina diseminados
sistemticamente por la red escolar, iglesia catlica y otras instituciones respaldadas por el aparato estatal.
Se trata del dualismo cultural que fue modificado, en el correr del siglo XX, por la penetracin de
patrones adecuados con la fisonoma polifactica de la emergente cultura de masas, importada de las
matrices inicialmente europeas y ltimamente de las industrias simblicas norteamericanas (MARQUES
DE MELO, 1970). Esa corriente ha tenido efectos significativos en la configuracin de nuestro perfil
cultural contemporneo, que deja de reflejar el archipilago cultural antes identificado por Manuel Digues
Junior (1960), proyectando aquella faceta que Renato Ortiz (1988) ha rotulado apropiadamente como la
moderna tradicin brasilea.
Estamos, por tanto, en pleno proceso de transmutacin de nuestra identidad cultural, compelidos a
continuar importando patrones oriundos de las matrices de la industria mundial de bienes simblicos, pero
tambin participando de ese mercado internacional respaldado por la cultura masiva (MARQUES MELO,
1998).
29
alcanzado por la industria meditica de los EEUU. Sus races estn en el arsenal simblico de las
comunidades rurales edificadas por los antiguos colonizadores ingleses o en el legado cultural introducido
por los contingentes de inmigrantes. Estos formaran comunidades urbanas amalgamadas a la fuerte cultura
popular norteamericana, preservada por el aparato estatal y respaldada, al mismo tiempo, por las agencias
socializadoras que estn presentes en todo el territorio nacional.
Masificndose, esa cultura popular ha creado vnculos interactivos entre los yankees primitivos y los
adventicios. Preparaba, de esa manera, el terreno hacia su exportacin para todo el planeta,
consustanciando la aldea global.
En la misma coyuntura, en el norte de Amrica, Marshall McLuhan formulaba hiptesis
posteriormente confirmadas como realidades inequvocas; mientras en el sur del Ecuador, Luiz Beltro
diagnosticaba una situacin diametralmente inversa. El Brasil se perfilaba como una sociedad marcada por
la vigencia de un sistema meditico elitista, anclado en los valores de la cultura erudita. Donde la necesidad
de decodificacin de sus mensajes para que sean asimiladas por las camadas populares de nuestra
sociedad.
A este proceso de traduccin de los contenidos mediticos por los medios populares de informacin
de hechos y expresin de ideas, Beltro lo ha denominado Folk Comunicacin (1967). Su tesis de doctorado
ha sido dedicada a comprender las estrategias y los mecanismos adoptados por los agentes populares de
comunicacin en el sentido de tornar inteligibles hechos (informaciones), ideas (opiniones) y diversiones
(entretenimiento). A travs de investigaciones posteriores, Beltro (1980) ha comprobado que la prensa, la
radio, la televisin y el cine difunden mensajes que no logran la comprensin de vastos contingentes
poblacionales. Esos bolsones culturalmente marginalizados reaccionan de manera no siempre ostensiva,
robusteciendo un sistema meditico alternativo. Construyen y accionan vehculos artesanales o canales
rsticos, muchas veces estableciendo tambin una especie de feedback (retro-alimentacin) en relacin al
sistema hegemnico.
Las investigaciones desarrolladas por los discpulos contemporneos de Luz Beltro dan fe de la
riqueza de los procesos folkcomunicacionales en la base de nuestra sociedad. Sus resultados demuestran la
persistencia de aquellos contingentes marginalizados de la sociedad de consumo, que demandan la
decodificacin popular de los contenidos elitistas difundidos por los medios convencionales (BENJAMIN,
2000).
Hoy se evidencia tambin una corriente en el sentido opuesto, en torno a la incidencia de temas
populares en los medios masivos, reflejando la sensibilidad de los editores para corresponder a las
expectativas de los segmentos que se incorporan a su mercado consumidor, principalmente el de la prensa
diaria. Esos procesos folkmediticos (MARQUES DE MELO, 2004) empiezan a ser develados por la nueva
generacin que integra la Red Brasilea de Investigadores de Folk Comunicacin (Red FOLKCOM).
Cuando analizamos esta tendencia sudamericana, somos llevados a concluir que estaramos
reproduciendo, medio siglo despus, aquel mismo fenmeno que McLuhan identificara en el Norte
(Estados Unidos y Canad), dndole el rtulo de folclore del hombre industrial.
La disciplina
La Folk Comunicacin configura un segmento innovador de la investigacin latinoamericana en el
mbito de las Ciencias de la Comunicacin. Se dedica a los estudios de los agentes y los medios populares
de informacin de hechos y expresin de ideas (BELTRO, 1967).
El objeto de esta nueva disciplina se sita en la frontera entre en el Folklore (rescate e interpretacin
de la cultura popular) y la Comunicacin Masiva (difusin industrial de los smbolos a travs de medios
mecnicos o electrnicos destinados a audiencias amplias, annimas y heterogneas) (MARQUES DE
MELO, 2005).
Si el Folklore comprende formas grupales de manifestacin cultural protagonizadas por las clases subalternas, la
Folkcomunicacin caracterzase por la utilizacin de estrategias de difusin simblica capaces de expresar en
lenguaje popular mensajes previamente transmitidos por la industria cultural.
Luiz Beltro (1980) la comprenda como proceso de intermediacin entre la cultura de las elites
(erudita o masiva) y la cultura de las clases trabajadoras (rurales o urbanas).
30
Dentro de esa perspectiva, fueron promovidas las primeras investigaciones del gnero, privilegiando
decodificaciones de la cultura de masa (o sus lecturas simplificadoras de la cultura erudita) hechas por
vehculos rudimentarios, en los cuales se abastecen simblicamente los segmentos populares de la
sociedad.
Sin embargo, para legitimar socialmente y para conquistar los mercados constituidos por los
ciudadanos que no asimilaran por completo la cultura alfabtica, la industria cultural brasilea necesita
retroalimentarse continuamente en la cultura popular. Muchos de sus productos tpicos, principalmente en
el sector del entretenimiento, rescatan smbolos populares, sometidos a los patrones de la fabricacin
masiva y seriada. Esas apropiaciones son ms comunes en los formatos de ficcin o musicales.
La Folk Comunicacin obtiene cada vez ms importancia, por su naturaleza de instancia mediadora
entre la cultura de masa y la cultura popular, protagonizando flujos bidireccionales y sedimentando
procesos de hibridacin simblica. Ella representa incontestablemente una estrategia contra hegemnica
de las clases subalternas (MARQUES DE MELO, 1980). Se trata de una negociacin a un solo tiempo,
sutil y astuta, en aquella acepcin creada por el italiano Antonio Gramsci (1979) y reinterpretada por el
brasileo Edison CARNEIRO (1965), que influenci decisivamente el planteamiento terico construido
por Luiz Beltro.
Los paradigmas
Luiz Beltro ha lanzado la plataforma de esa nueva disciplina en el mbito de las Ciencias de la
Comunicacin en el primer nmero de la revista Comunicao & Problemas (1965). En el artculo
sobre el exvoto, el autor haca una convocatoria a los investigadores de la comunicacin para cambiar su
mirada cognoscitiva. Era una invitacin para focalizar un tipo de objeto que ya vena siendo
competentemente estudiado por los antroplogos, socilogos y folcloristas, pero olvidado por los
comuniclogos (MARQUES DE MELO, 2003).
Su argumento implcito era que las manifestaciones populares, accionadas por los agentes de
informacin de hechos y expresiones de ideas, tenan tanta importancia comunicacional como aquellas
difundidas por los medios masivos. Por eso recurra al arsenal metodolgico ya probado y perfeccionado
en el estudio de las manifestaciones convencionales del periodismo industrial (fabricadas de acuerdo a los
canales postgutenbergianos), y las transportaba para analizar las ricas expresiones de aquello que sugera como
integrantes del Folk-Periodismo (transmitidas en canales pregutenbergianos o utilizando tecnologas tan
rudimentarias como la prensa de Mogncia).
En verdad, Beltro haba descubierto que los procesos modernos de comunicacin masiva coexistan,
en el espacio brasileo, con los fenmenos de la comunicacin premoderna. Eran reminiscencias del
perodo medieval europeo, transportadas por los colonizadores lusitanos, histricamente ubicadas en los
nuevos tiempos, aparentando una especie de continuum simblico. Aunque primitivos o artesanales, esos
vehculos de comunicacin popular, o de Folk-comunicacin, como l los prefiri denominar, actuaban como
meros retransmisores o decodificadores de mensajes desencadenados por la industria de la comunicacin
masiva (peridicos, revistas, radio, televisin).
Ms que eso: Beltro ha identificado una afinidad terica entre estos procesos y aquellos que
Lazarsfeld y sus discpulos haban observado en la sociedad norteamericana, descritos en el paradigma del
two-step-flow-of-communication (flujo de la comunicacin en dos etapas). Las tesis de Luiz Beltro
representaron, en verdad, un paso en relacin a los postulados de Paul Lazarsfeld y Eliu Katz. Mientras
dichos cientficos atribuyeron un carcter lineal e individualista al flujo de la comunicacin en dos etapas pues su perspectiva resultaba dependiente de la accin persuasiva de los lderes de opinin - el
investigador brasileo tuvo la premonicin de que el fenmeno es ms complejo. Beltro identifica que
ste se comporta como una interaccin bipolar (pues incluye el feedback protagonizado por los agentes
populares en el contacto con los agentes masivos) y revela una naturaleza eminentemente colectiva. La
reinterpretacin de los mensajes no se hace simplemente en funcin de la lectura individual y diferenciada
de los lderes de la comunidad, sino en sintona con las normas de conducta del grupo social. Ello traduce el
fuerte sentido de cohesin grupal. Al captar los signos de cambio social demuestra el perfil tpico de sociedades
que sufren las agruras del medio ambiente, necesitando transformarse para sobrevivir.
31
En cierto sentido, Luiz Beltro anticipaba observaciones empricas que seran posteriormente seran
profundizadas y compaginadas por la Teora de las Mediaciones Culturales, ncleo de la contribucin de
Jess Martn Barbero (1987) y de los culturalistas al pensamiento comunicacional latinoamericano.
De esa corriente, el mexicano Jorge Gonzalez (1990) ya haba hecho referencia explcita a los
primeros estudios del cientfico brasileo sobre las clases subalternas. Estos estudios pioneros seran
tambin reconocidos por el propio Martin Barbero (1999), en la ponencia sobre los aportes brasileos para
las Ciencias Sociales de Latinoamrica, que l ha presentado en el XX Congreso Brasileo de Ciencias de
la Comunicacin (Santos, 1997).
Beltro atribuye a los agentes folkcomunicacionales, actuantes en las sociedades rurales o perifricas,
un carcter ntidamente institucionalizado aunque informal, semejante a aquellos que Barbero identificara
ms tarde, de forma sistmica, en los agentes educativos, religiosos o polticos de las sociedades urbanas
metropolitanas.
La difusin
Como toda propuesta innovadora, la Folk Comunicacin de Luiz Beltro ha enfrentado obstculos
para legitimarse. Hubo doble resistencia: de los folkloristas conservadores, que pretendan defender la
cultura popular de las investidas mediticas modernizadoras, y de los comuniclogos radicales, que
pretendan hacer de la cultura popular el caballo de Troya de sus batallas polticas, en lugar de aprender en
esas manifestaciones genuinas el lmite de la resistencia posible de comunidades empobrecidas, cuya meta
es la superacin de la marginalidad social.
Pero la Historia tiene sus trampas imprevisibles. Lo que observamos hoy es justamente un
movimiento en sentido inverso. Las evidencias niegan aquellas reacciones que vaticinaran el fin de las
tradiciones rsticas. El objeto de estudio de la Folk Comunicacin podra haber sido sepultado si la espiral
de la postmodernidad las hubiera tragado. Al revs, la globalizacin permite vislumbrar el escenario de un
mundo polifactico y multicultural. l sugiere que cualquier insercin pro activa en su universo depende
bsicamente del capital simblico acumulado en las mega, macro o micro regiones (MARQUES DE
MELO, 2004), potencialmente convertibles en imgenes y sonidos capaces de sensibilizar la aldea global
por su carcter universal. En otras palabras: enraizados en la cultura popular, pero traducidos para el
lenguaje de la cultura de masa.
Esta es indudablemente la actualidad del pensamiento comunicacional de Luiz Beltro. Construyendo
un referencial terico consistente, ha pensado en la era de McLuhan, sobre las interacciones entre la
aldea local y la aldea global que ha lanzado puentes entre los folkmedia y los massmedia. Beltro ha
reconocido el universal que subsiste en la produccin simblica de los grupos populares, percibiendo al
mismo tiempo que los dos sistemas comunicacionales continuarn hasta articularse en una suerte de
feedback dialctico, continuo y creativo.
Su legado intelectual se ha diseminado en todo el territorio nacional, conquistando seguidores que han
llenado lagunas de sus ideas seminales, o que avanzarn en los senderos empricos por l abiertos
(MARQUES DE MELO, 2005).
Adems de los sucesores inmediatos como Roberto Benjamn (2000, 2004), Joseph Luyten (2000,
2001, 2004), Jos Maria Tenorio (1998, 2004), Oswaldo Trigueiro (2002, 2004) y Sebastio Breguez (2001,
2004), florece una segunda generacin de investigadores de los fenmenos folkcomunicacionales. Se
proyectan, entre ellos: Severino Lucena (1998, 2004), Antonio Teixeira Barros (2000, 2001, 2004) Marlei
Sigrist (2002, 2004, 2004b), Samantha Castelo Branco (1997, 2000, 2005), Cristina Schmidt (2000, 2001,
2004), Antonio Hohlfeldt (2002, 2002b 2004), Maria Cristina Gobbi (2004, 2005), Maria rica de Oliveira
(2000), Daniel Galindo (1999, 2000, 2001), Elizabeth Gonalves (1999, 2005), Rosa Nava (2001),
Waldemar Kunsch (1998, 2000), Maria das Graas Targino (2000), Sergio Gadini e Zeneida Assumpo
(1999, 2004), Karina Woitowicz (2001), Betnia Maciel (1998, 2005), , Mariana Mesquita (2000), Alfredo
d`Almeida (2002), Rosangela Marolla (2002), Orvio Campos Soares (2003, 2004) y Tamara Brando
(2004, 2005).
Sus ideas estn siendo rescatadas, actualizadas y profundizadas por la Red FOLKCOM Red
Brasilea de Folkcomuniacin - constituida con el apoyo de la Ctedra UNESCO/UMESP de
32
Proyeccin en Internet
Si la disciplina acadmica viene experimentando tamaa expansin, ms significativa ha sido la
trayectoria de la Folk Comunicacin en los espacios propiciados por la Internet. Ese territorio se ha
mostrado frtil, principalmente para la germinacin y el cultivo de relatos sobre las actividades
desarrolladas por los agentes folkcomunicacionales, ampliando considerablemente sus mbitos de accin.
Adems de garantizar la continuacin de varios gneros o formatos de expresin popular, la web permite
multiplicar sus interlocutores, as como proporcionar la oportunidad para el intercambio entre grupos y
personas que poseen identidades comunes pero que estn distanciados por la geografa.
Buscando comprobar este tipo de asertiva, hicimos un rastreo de palabras clave en el banco de datos
mantenido por Google, lo que ha mostrado resultados inesperados.
Procuramos saber inicialmente cul es la amplitud de las fuentes disponibles en Internet sobre Folk
Comunicacin como disciplina acadmica. Encontramos 1.118 referencias, siendo 823 alusivas a la propia
disciplina y 295 a su fundador, Luiz Beltro.
Luego buscamos conocer el tamao del espacio ocupado por los fenmenos tpicamente
folkcomunicacionales, aquellos que sealizan los objetos de estudio de los investigadores acadmicos.
Experimentamos entonces una gran sorpresa al constatar que el universo emprico es casi mil veces
superior al campo terico. Encontramos 960.891 referencias que tienen por foco principal tipos de
Folk Comunicacin situados en diferentes aspectos de la vida cotidiana.
Trabajamos con una matriz taxonmica construida a partir del ejercicio clasificatorio de la Folk
Comunicacin (MARQUES DE MELO, 1979), sometida a la crtica de los participantes del Primer
Congreso Nacional de Ciencias de la Comunicacin (Santos, INTERCOM, 1978), y en ese entonces
acogida por el fundador de la disciplina. Tanto as es que, al elaborar el documento Indicador y Bibliografa
Sumaria para la Investigacin en Folkcomunicacin, Beltro remite el estudioso a la bibliografa reunida por
MARQUES DE MELO, en su ensayo sobre la disciplina Sistemas de Comunicacin no Brasil (BELTRO,
1980, p. 278).
Esa clasificacin contempla cuatro gneros folkcomunicacionales: escrito, oral, icnico y cintico. Al
revisarlos en esa coyuntura histrica, nos damos cuenta que ello puede ser til para reconocer la naturaleza
11
Disponible en <www.metodista.br/unesco/encipecom>.
33
de los objetos folkcomunicacionales que, rompiendo la barrera del milenio, se proyectan en el futuro.
Todava creemos insuficiente el mbito contemplado para el gnero folkcomunicacin escrita, por lo que
decidimos ampliarlo bajo la denominacin de folkcomunicacin visual. La intencin es agrupar las expresiones
propiamente lingsticas de aquellas otras que implican representaciones pictricas y dems smbolos
visuales.
De esa manera, tratamos de identificar, en el cuerpo de cada gnero y de cada formato, cuales son los
tipos que poseen afinidades simblicas. A partir de los indicadores bibliogrficos disponibles en los ms
recientes estudios folkcomunicacionales (GOBBI, 2004), ampliamos el elenco original (MARQUES DE
MELO, 1979), justamente para dar cuenta de un sistema de comunicacin que ha adquirido mayor
complejidad en las interfaces que hace dinmicamente con el sistema hegemnico de la comunicacin masiva
(BELTRO & QUIRINO, 1986) y con el sistema histrico de la comunicacin erudita (BELTRO, 1972).
Los resultados obtenidos a travs del levantamiento de las palabras clave correspondientes a los tipos
folkcomunicacionales referenciadas por Google, a partir del stock de fuentes digitalizadas, permite constatar a las
siguientes evidencias:
Planilla 1
Referencias agrupadas segundo los gneros folkcomunicacionales*
Gneros folkcomunicacionales
N.A
Folkcomunicacin oral
Folkcomunicacin visual
Folkcomunicacin icnica
Folkcomunicacin cintica
146.389
351.972
10.757
451.773
15.2
36.7
1.1
47.0
Total
960.891
100.0
Llama la atencin el volumen representado por el gnero cintico (casi la mitad del espacio total) y
por el gnero visual (33.9%). Juntos, ellos significan aproximadamente 8 de cada 10 referencias
acumuladas.
Verificamos, en los dos casos, el predominio de algunos formatos singulares, ostensivamente
desnivelados en relacin a la media de las manifestaciones congneres. Esta tendencia se confirma tambin
en el interior de los gneros minoritarios: el tipo que encabeza la lista de referencias en el interior de cada
gnero ocupa espacios que varan de dos tercios (caso del gnero icnico) a la mitad (casos de los gneros
oral y musical).
Cules son los tipos folkcomunicacionales que conquistan ms espacio en la Internet?
Este panorama puede ser esbozado con mayor nitidez a partir de la composicin de los tipos
mayoritarios con los minoritarios en las planillas complejas, anexadas al presente trabajo.
Nmero de referencias
Leyenda
Canto de trabajo
36.400
30.400
34
Trova
23.300
Llanto
21.100
Baio
8.920
Planilla 3 - Gnero de la Folkcomunicacin visual
Principales tipos
Tatuaje
Literatura de cordel
Estampas de propaganda
Xilograbado popular
Peticin colectiva
Nmero de referencias
327.000
10.300
1.440
1.290
1.270
Nmero de referencias
Ex-voto
Amuletos
Presepio
Mueco de barro
Juguete artesanal
7.940
799
788
388
375
Funk carioca
Rap paulista
Ferias de ganaderos
Forr nordestino
Mitin electoral
Nmero de referencias
143.000
57.200
52.600
25.700
24.000
Si las planillas anteriores muestran cmo los diversos tipos estn relacionados por orden de la grandeza
con sus congneres, dentro de cada gnero se torna indispensable sobrepasar esa ubicacin dentro de cada
categora para dar cuenta claramente de cules son los tipos que poseen mayor densidad en los acervos
documentales referenciados por la Internet.
A continuacin presentamos una pirmide de los tipos ms referenciados en cada gnero, retirando,
sin embargo, las fronteras que los separan temticamente.
327.000
143.000
57.200
52.600
Leyenda
Canto de trabajo
Forr nordestino
Mitin electoral
Llanto
Literatura de cordel
Baio
Ex-voto
Estampas de propaganda
Xilograbado popular
Peticin colectiva
Canturia
Amuletos
Prespio
Mueco de barro
Juguete artesanal
35
36.400
30.400
25.700
24.000
21.100
10.300
8.920
7.940
1.440
1.290
1.270
848
799
788
388
375
En ese cuadro comparativo impresiona la importancia cuantitativa que asumen los tipos ms
sintonizados con las demandas culturales de los jvenes (usuarios principales de la Internet). Se confirma,
de cierta manera, la tendencia ya esquematizada por Beltro (1980, p. 40), quien ha identificado como los
agentes/usuarios principales de la Folk Comunicacin - hacia fines del siglo pasado - a los grupos
culturalmente marginados de la sociedad, engrosando aquellos contingentes de contestacin a los
principios, a la moral o a la estructura social vigente (BELTRO, 1980, p. 40).
No es sin razn que tipos poco anclados en las races histricas de la cultura brasilea como los
tatuajes, el funk carioca o el rap paulista asumen la vanguardia folkcomunicacional en este nuevo
milenio. A ellos se agregan los tipos consubstanciados en aquellas aspiraciones de entretenimiento
colectivo, excitante y mdico a un solo tiempo como las ferias de ganaderos y el forr desfrutando
el sonido de ritmos mestizos, como el llanto y el baio.
Se destacan tambin los tipos que pueden traducir gritos de protesta o lamento de las camadas
segregadas por los prejuicios de las elites, como los mitines electorales, las peticiones coletivas, las
estampas de propaganda o los cantos de trabajo.
Se trata, en el conjunto, de tipos que reflejan innegablemente los trazos de aquella moderna tradicin a la
que se refera Renato Ortiz (1988), determinantes de la nueva fisonoma de la sociedad brasilea, hoy ms
influenciada por las corrientes culturales made in USA.
Persisten, sin embargo, diversos formatos y tipos folkcomunicacionales anclados en las tradiciones
latinas o ibricas, como las leyendas, la literatura de cordel, la canturia y el xilograbado popular. De
la misma manera, se mantienen vigentes modos de expresin legitimados por la religiosidad rstica, como
los exvotos, o los amuletos y los presepios. Aunque con menor intensidad, aparecen los formatos
ldicos como los muecos de barro y los juguetes artesanales.
36
Reiteramos que, mientras exgetas apresados tengan en consideracin las nuevas tradiciones
populares, como residuos en extincin, en verdad el estudio de la Folk Comunicacin subsistir
ampliamente, perdurando y renovndose en este nuevo milenio.
Capaz de amplificar el acervo cognitivo y el bagaje cultural de los grupos marginalizados y de los
contingentes excluidos, la red mundial de computadoras propicia condiciones para la actualizacin
dinmica de esta nueva disciplina. Los gneros, formatos y tipos folkcomunicacionales fluyen
regularmente a travs de la web. Sin perder las identidades que les dan sentido histrico y vigor intelectual,
ellos ganan difusin ms all de las fronteras en que germinan y florecen.
Justamente en funcin de la transparencia, intensidad y diversidad adquiridas por los fenmenos
folkcomunicacionales, nuevos estudios son necesarios para comprender mejor su dinmica en la sociedad
digital. Se trata de un desafo que puede ser enfrentado por los jvenes investigadores, casi siempre
deseosos de explorar objetos an en fase de configuracin en el organismo social.
En esta corriente se destacan algunos investigadores brasileos. Rosngela Marola (2002) procura
comprender el modo en cmo los contadores de historias diseminan mitos y leyendas a travs de la Internet.
Aparecida Ribeiro dos Santos y Lana Cristina Nascimento dos Santos (2002) exploran los territorios
ocupados por las religiones populares. Por su parte, Daniel Galindo, Celeste Ribeiro y Vnia Braz de Oliveira
(2005) develan las estrategias utilizadas por los gobiernos locales al fomentar el turismo municipal,
seduciendo visitantes a travs del potencial folclrico de sus respectivas ciudades.
Sin embargo, slo a travs de diversos anlisis comparativos ser posible construir generalizaciones
susceptibles de credibilidad. Para finalizar invito a los participantes de la V Bienal Iberoamericana de
Comunicacin para que incluyan objetos fokcomunicacionales en sus agendas investigativas. Nuestra meta
es construir un mapa iberoamericano de estas formas de expresin popular.
37
Bibliografa
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homem
do
campo.
Comunicao
apresentada
VIII
Conferncia
Brasileira
de
40
41
42
Anexo 1
Tipos Folkcomunicacionales en la Internet (2005)
Folkcomunicacin oral
146.389
Aboio
Acalanto
Adivinacin
Chisme
Apodo
Baio
Bendito
Boato
Cantiga de mendigo
Canto de bebida
Canto de trabajo
Canturia
Chimarrete
Llanto
Chula
Cuento de hada
Conversa fiada
Conchavo
Dobrado
Embolada
Fofoca
Gria
Glosa
Leyenda
Lundu
Moda de viola
Palabrota
Parlenda
Prego
Provrbio
Samba de breque
Toada
Trova
170
390
471
386
4.660
8.920
1.390
675
24
1.420
30.400
848
4
21.100
680
826
172
50
416
3.070
850
623
213
36.400
435
2.140
543
81
617
474
122
619
23.300
Anexo 2
Tipos Folkcomunicacionales em la Internet (2005)
Folkcomunicacin visual
Adesivo
351.972
784
43
44
Almanaque de cordel
Almanaque de farmcia
Carta annima
Carta devota
Cartaz de mercearia
Correio sentimental
Epitfio
Estampas de propaganda
Flmula
Folhinha
Grafito de banheiro/latrina
Legendas de caminho
Literatura de cordel
Literatura medinica
Orao milagrosa
Pasquim em verso
Peticin colectiva
Pichao de parede
Pintura medinica
Tatuaje
Volantes publicitrios
Xilograbado popular
688
450
644
103
42
371
870
1.440
51
636
28
943
10.300
1.100
147
51
1.270
78
853
327.000
283
1.290
Anexo 3
Tipos Folkcomunicacionales en la Internet (2005)
Folkcomunicao icnica
Adornos personales
Enfeites domsticos
Amuletos
Mueco de barro
Juguete artesanal
Ex-voto (promessa)
Figura de enfeite
Presepio
10.757
100
135
799
388
375
7.940
232
788
Anexo 4
Tipos Folkcomunicacionales em la Internet (2005)
Folkcomunicacin cintica
Afox
Amarelinha
Baian
Batuque
Bodas
Bloco carnavalesco
Bumba-meu-boi
Caboclinho
451.773
2.890
263
19
8.140
7.260
488
2.650
248
Caiap
Candombl
Capoeira
Catira
Cavalhada
Ch-de-beb
Ch-de-cozinha
Chegana
Ciranda
Circo mambembe
Coco-de-roda
Comcio poltico
Congada
Cumpleaos
Cururu
Dana de moambique
Despedida-de-soltero
Escuela de samba
Fandango
Feria de ganaderos
Folia de reis
Forr
Frevo
Funeral
Funk carioca
Guerreiro
Juego de animales
Jongo
Maracatu
Marujada
Paradas cvicas
Pastoril navideo
Pelada de vrzea
Procesin
Quermesse
Rap paulista
Rodeo criollo
Quadrilla junina
Quema de Judas
Reisado
Romaria
Taieira
Ticumbi
Troa
Trote de calouros
Xaxado
101
2.270
23.200
514
349
1.370
1.610
423
1.040
1.740
2.170
24.000
549
323
1.010
1.350
668
18.200
2.180
52.600
2.180
25.700
11.900
512
143.000
3.490
3.270
499
10.200
395
388
99
25
2.250
231
57.200
8.570
501
332
989
1.150
327
172
116
22.200
494
45
La Teora de la Folkcomunicacin y el
pionerismo de Luiz Beltro
12
Roberto Benjamin
Universidad Federal Rural de Pernambuco
En 1959, despus que publiqu mis estudios sobre comunicacin periodstica efectuados a base de sus
manifestaciones convencionales, de sus vehculos consagrados - los peridicos, la radio, la televisin y el cine
- buscando aislar sus atributos esenciales y apreciar sus condiciones filosficas, me sent atrado por otros
aspectos de difusin de innovaciones y expresin de la opinin pblica, que escapaban a la actividad social a
que dedicara mis esfuerzos de indagacin cientfica (BELTRO, 1971, p. 11).
Luiz Beltro de Andrade Lima (Recife, 1918 Braslia, 1986), periodista y profesor pernambucano,
conceptualiz pioneramente la Folkcomunicacin: "folkcomunicacin es un procesos de intercambio de
informaciones y manifestaciones de opiniones, ideas y actitudes de masa a travs de agentes y medios
ligados directa o indirectamente al folclore". Hoy la Folkcomunicacin es concebida con el siguiente
alcance.
12 Trad. por YEZ AGUILAR, Cristian, de A teoria da Folkcomunicao e o pioneirismo de Luiz Beltro. En
SCHMIDT, Cristina (Org.). Folkcomunicao na Arena Global: Avanos Tericos e Metodolgicos, p. 50-61, 2006.
So Paulo: Ductor.
48
49
En 1921 cuando adquiri los derechos de publicacin de la obra de Leandro Gomes de Barros, el
poeta Joo Martins de Athayde tena una oficina grfica y, al modo de las editoras capitalistas, actuaba
como editor incorporando inclusive los vicios de ese tipo de imprenta de la poca.
La radio comercial introducida en el pas en la dcada del veinte se fue interiorizando y
estableciendo en pequeas empresas en las ciudades de tamao medio. Un gran nmero de horas
mantenidas al aire vino a tornar disponible la tecnologa de la radio a los poetas populares, especialmente a
los cantadores de viola que de este modo recobraban la oralidad y ampliaban enormemente su pblico,
ganando prestigio y consagracin (SILVA, 1983).
El contacto con productores y artistas del medio radiofnico facilit un conocimiento y engranaje con
la industria fonogrfica. Fue as como de la radio los cantores pasaron al disco.
La popularizacin de los equipos de grabacin en cinta magntica (casete) vino a permitir un acceso
directo a esta tecnologa, propiciando a los productores populares realizar la edicin de su propia
produccin fonogrfica de forma independiente y sin la intermediacin de la industria. Hoy, gran parte de
los cantadores de viola, tiradores de coco de embolada14 y otros, ofrecen en sus presentaciones en vivo
cintas de video y compact-discs que documentan aquellas que son consideradas sus mejores producciones.
La tecnologa del DVD tampoco les es extraa.
La televisin, por la gran concentracin de su produccin, dificult el acceso de productores folk,
aunque existe semejanza con lo que ocurri con las cintas de cassette de audio. Tambin aparecen
portadores de cultura folk que en sus presentaciones en vivo ofrecen a la venta documentarios en videocassette de sus performances en congresos de violeiros y otras presentaciones.
En el Congreso de INTERCOM de 1997 realizado en Santos -SP, Clia Mara Cassiano de la
Universidad de Campinas present una comunicacin sobre la utilizacin de videocassete por grupos de
folia de reis (Fola de Reyes), que graban sus performances para uso en discusiones de grupo y
entrenamiento de nuevos miembros. La ms reciente apropiacin de tecnologa ocurre en relacin a la
informtica.
El poeta popular Jos Honrio produce sus versos en un computador. Su opcin por la informtica
nada tiene de romntica. Fue una eleccin tecnolgica y econmica. Las grficas existentes en la ciudad
donde reside (Timbaba PE), desde las primitivas cajas de tipo, las que operan off-set, solamente
reciben encomiendas de tiraje sobre las posibilidades de mercado para los cordeles del poeta. Utilizando
un computador, Jos Honrio imprime un nmero de folletos que considera posible vender de inmediato
y guarda los mismos en la memoria electrnica, realizando nuevos tirajes a medida que las pequeas
ediciones se agotan.
Otro poeta que sigui el ejemplo de Jos Honrio fue Joo Jos da Silva (Pombos PE, 1922
Recife PE, 1997), que haba sido un importante editor de literatura de cordel, con su Folheteria Luzeiro,
inviabilizada por causa de las crisis econmicas y problemas personales del poeta. Volvi a editar con el
uso del computador y lanz cerca de 30 folletos poco antes de su muerte. Sus familiares prosiguen
editando folletos con el uso del computador.
50
51
acadmicos reconocen la conservacin de los mismos patrones estructurales de los cuentos de hadas y
otros cuentos populares. Segn este investigador, lo mismo se puede decir de las novelas y series de la
televisin indiana.
Un poco de historia
En marzo de 1965 Luiz Beltro de Andrade Lima publica por primera vez en una revista cientfica sus
reflexiones sobre la folkcomunicacin. El artculo trataba del ex-voto como vehculo periodstico y fue
publicado en el primer nmero de la revista Comunicaces e Problemas (A1, N 1, 1965).
17 De acuerdo con Cmara Cascudo, cantoria es una disputa potica cantada, un desafo/improvisacin entre los cantadores
del nordeste brasileo.
18 Acorden de figura poligonal, de fuelle muy largo y teclados en ambas cubiertas
19 El xaxado es una danza exclusivamente masculina, originario del alto serto de Pernambuco y divulgado en el nordeste
brasileo a travs de Lampio y su grupo.
20 La utilizacin de esta calificacin por parte del autor evidencia una perspectiva segn la cual las manifestaciones
autnticamente folclricas tendran cabida en determinados grupos sociales mientras que aquellas prcticas que realizan
otros actores por fuera de los ambientes culturales de los grupos primarios perderan la calidad de folclrico propiamente
tal (nota del traductor).
52
A medida que avanzaba en sus investigaciones, Beltro iba verificando agentes comunicadores ajenos
al sistema convencional y que las modalidades adoptadas para la transmisin de sus mensajes eran de
caractersticas folclricas: "La vinculacin estrecha entre folclore y comunicacin popular, registrada en la
recoleccin de datos inspir al autor una nomenclatura de tipo cismtico de transmisin de noticias y
expresin de pensamiento y de las vindicaciones colectivas" (BELTRO, 1967).
Destac que muchas de las manifestaciones deberan ser entendidas como periodsticas y que la
identificacin de lderes de opinin en las figuras de agentes activos de la folkcomunicacin filiaba los
estudios de esa rea con la "teora de la comunicacin en mltiples etapas", propuesta originalmente por
Katz y Lazarsfeld (1964) como "teora de comunicacin en dos etapas", a partir de investigaciones
electorales en Estados Unidos y despus ampliada por Wilbur Scramm (1964), representada grficamente
por la clebre "tuba".
Estaba as definida una nueva rea para la investigacin y la reflexin terica de comunicacin en
Brasil, estableciendo un programa de trabajo y abra los primeros caminos.
La divulgacin de la teora fue perjudicada por la no publicacin en edicin grande de la tesis
defendida en la Universidad de Brasilia. Solamente en 1971 Beltro public Comunicacin & Folclore, que
presentaba ligeras alteraciones de redaccin en la segunda parte de la tesis de doctorado defendida en la
Universidad de Brasilia en 1967. La edicin de la obra, sin la edicin terica, fue retardada debido a
problemas polticos y personales que resultaron en el alejamiento de Luiz Beltro de la direccin de la
Facultad de Comunicacin de la Universidad de Brasilia.
En el II Congreso de la UCBC (Guaratinguet, 1974) Beltro volvera a divulgar las reflexiones sobre
folkcomunicacin cuando, rechazando las amarras de la conceptualizacin del folclore adoptada
oficiosamente en el pas, abri un abanico de manifestaciones incluidas en la folkcomunicacin.
Entonces tenamos en mira, apenas los grupos marginalizados cultural y geogrficamente. Hoy pensamos que
las investigaciones se deben extender a otros sectores excluidos, sin acceso a los mass media por su posicin
filosfica e ideolgica contraria a las normas culturales dominantes, sectores que se podran clasificar de
contraculturales (BELTRO, 1974).
Solamente con su obra Folkcomunicaco: la comunicaco dos marginalizados (1980), Beltro puede
transformar en libro su teora de la folkcomunicacin que introduce en Brasil, divulgando conjuntamente
la investigacin emprica en la cual se sustenta.
Despus de esta obra, Beltro public apenas tres estudios puntuales sobre la Folkcomunicacin, en
concordancia con sus otras actividades como profesor de tcnica de periodismo e investigador de
comunicacin de masas. Las publicaciones fueron: As piedosas recordaces (1982), estudio sobre los santinhos
que se acostumbran distribuir en misas del sptimo da, analizados desde el punto de vista de la
Folkcomunicacin; Videntes Volantes -presencia de fiestas ocultas en la folkcomunicacin (1982) en la cual analiza el
fenmeno de la creencia en la videncia en la sociedad contempornea y el uso de volantes para su
divulgacin; el Almanaque de cordel: vehculo de informacin y educacin para el pueblo (1982), en que focaliza los
almanaques editados por poetas populares vinculados a la literatura de cordel, los cuales divulgan en prosa
el calendario, horscopos, previsiones de tiempo y de condiciones favorables y la prctica de diversas
culturas agrcolas del Nordeste de Brasil.
En una conferencia dictada en 1977 en el Segundo Encuentro Cultural de Laranjeiras Sergipe,
Beltro discute el Folclore como manifestacin de comunicacin a partir de los presupuestos de la
semiologa. Este abordaje, sin embargo, solamente vino a ser impreso con la publicacin de la coleccin
Encuentro Cultural de Laranjeiras XX aos (Nascimento, 1994), ya pstumamente.
A pesar que la no publicacin inmediata de su tesis en edicin de amplia circulacin pudo haber
perjudicado la divulgacin de la teora, sus alumnos la retomaron en trabajos acadmicos. Las ideas y
conceptos tericos trabajados por Luiz Beltro, por su fidelidad a la vocacin del profesor, estn
proyectados hoy en la obra de sus alumnos Ya con ocasin de la introduccin de la reforma curricular de
1969, por la va de la Resolucin 11/69 del Consejo Federal de Educacin, que reestructur los cursos de
Comunicacin Social, algunas universidades (Catlica de Pernambuco y Federal de Juiz de Fora)
incluyeron la Folkcomunicacin entre las disciplinas complementarias obligatorias o entre las optativas,
53
54
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Itinerrio
de
Luiz
Beltro.
Recife:
Universidade
Catlica
de
55
do
Vale
do
Rio
dos
Sinos,
2004.
Joseph M. Luyten
Universidade Metodista de So Paulo
Ntase cada vez con mayor frecuencia en los medios de estudios de Cultura Popular y medios de
Comunicacin Popular, una cierta impaciencia en lo que se refiere a los estudios tradicionales de Folclore.
Esta disciplina de conocimiento humano tuvo muchas dificultades desde su inicio, cuando en 1846 el
arquelogo ingls William John Thom cre la palabra Folk-lore, significando el saber tradicional del pueblo.
Esta nueva rea de conocimiento suscit innumerables y entusiastas estudios en el mundo entero,
inclusive en Brasil. Particularmente a partir de los aos treinta aparece un nuevo grupo encabezado por
Lus de Cmara Cascudo, Mrio de Andrade y seguido por Renato Almeida, Rossini Tavares de Lima,
Theo Brando y otros. Estos, en el afn de determinar sus acepciones de cuo cientfico, fueron muy
rigurosos en su determinacin acadmica.
Ms tarde, en la dcada de 1960, Luiz Beltro, partiendo de anlisis ligados al estudio del fenmeno de
la Comunicacin Social, cre la palabra Folkcomunicacin para significar los elementos de comunicacin a
partir de medios ligados al folclore. Este hecho puede ser considerado la mayor contribucin que un
brasileo ha entregado a los estudios de comunicacin en el mbito internacional.
A partir de los estudios de Beltro se fue suscitando un inters cada vez mayor por asuntos ligados a
la comunicacin del pueblo, que casi siempre se bata contra la intransigencia de los folcloristas de la vieja
escuela que terminaban por considerar folclore solamente aquello que necesariamente deba ser oriundo
del pueblo, aceptado atemporalmente por determinada sociedad y de produccin annima. Esos tres
elementos se fueron tornando de ms difcil aceptacin para los estudios en comunicacin, dada la
interpenetracin en varios niveles de cultura y comunicacin. Especialmente en Brasil, donde en medio
siglo ms de la mitad de la poblacin migr del campo a la ciudad, se torn muy difcil mantener los
antiguos cnones de lo que se conceba como legtimamente popular. Adems, un gran inters pas a
concentrarse en los medios de comunicacin de masas o Media (Midia) y stos pasaron a ser mediadores
de todas las consideraciones, incluso de los productores de la cultura Folk.
Se cre as un nuevo trmino: Folkmedia, significando la integracin entre la cultura de masas y la
popular. Esta palabra Folkmedia (o Folk media) ya fue usada en Inglaterra en 1972 y posteriormente en
Nueva Delhi; dos aos despus significaba algo as como 'los medios de comunicacin a partir de
elementos folclricos', muy parecido, por tanto, al trmino Folkcomunicacin. Era poca de los extensionistas
o sea, de quienes queran implantar nuevas ideas y tecnologas en segmentos populares ajenos al progreso
cientfico y social, a travs del uso de medios conformes con las tradiciones ya aceptadas por las personas
a quienes pretendan transformar. En Brasil, un gran estudioso de la cultura popular y seguidor de Luiz
21 Trad. por YEZ AGUILAR, Cristian, de Folkmdia: uma nova viso de folclore e de folkcomunicaco En
SCHMIDT, Cristina (Org.). Folkcomunicao na arena global: avanos tericos e metodolgicos, p. 50-61, 2006.
So Paulo: Ductor. Presentado en la V FOLKCOM V Conferencia Brasilea de Folkcomunicacin. Santos, So Paulo,
mayo de 2002.
58
Beltro, el prof. Roberto Benjamin, continu usando el trmino Folkmedia y defiende sus posiciones en su
libro reciente Folkcomunicacin en contexto de masa (Joo Pessoa. Ed. Universitria, UFPB, 2000).
El trmino Folkmedia en esta acepcin es presentado ms como un sinnimo de folkcomunicacin.
Creemos que es mejor usarlo para una situacin que se torna cada vez ms frecuente en todo el mundo y
que consiste en la iniciacin entre los medios de comunicacin de masa y la folkcomunicacin; o sea, tanto
en el uso de elementos oriundos del folclore por los medios como la utilizacin de elementos de
comunicacin masiva por los comunicadores populares.
59
Vemos, por tanto, que el propio Luiz Beltro desde el inicio de sus observaciones ya visualiza la
inevitable integracin entre los dos tipos de comunicacin: la popular a nivel de folclore y la de masa. Sin
embargo, su preocupacin radica en confirmar sus ideas pioneras de folkcomunicacin.
Entre los seguidores ms importantes de Luiz Beltro se cuentan los investigadores y profesores
universitarios Jos Marques de Melo y Roberto Benjamin. El primero, an en la dcada del 60, debido a la
situacin poltica, se dirige a So Paulo y se transforma en uno de los investigadores ms conocidos del
fenmeno de la comunicacin en Brasil y Amrica Latina. El segundo, continuando activo en Recife22, y
lleva adelante los principios del maestro Beltro, enriquecindolos con sus propias observaciones y
estudios.
Su anlisis emprico de acciones comunicacionales por agentes de cultura situados en enclaves rurales
y en las periferias urbanas de Brasil evidenciaban la superacin de las fronteras entre cultura popular,
erudita y masiva. Al mismo tiempo, los fenmenos observados destacaban la interculturalidad peculiar
mediante su fisonoma espacial. A pesar de estar amparadas en territorios nacionales, regionales o locales,
ellas no rechazaban los conos provenientes de otros pueblos y naciones. Beltro explicaba tales
contingencias como resultado del flujo de contagio o conflicto cultural inherentes al proceso civilizatorio.
Masificacin y globalizacin
Las ideas de Luiz Beltro encontraron resistencias en dos polos intelectuales. Los folcloristas
conservadores consideraban inaceptable esa imbricacin entre la cultura del pueblo y los medios masivos
de comunicacin. Teman la destruccin de los valores genuinos de las manifestaciones tradicionales por
el contenido modernizante de las industrias mediticas. Por su parte, los socilogos vanguardistas
reaccionaban delante de la perspectiva de la masificacin patrocinada por las multinacionales de la cultura,
sofocando los signos nacionales y substituyndolos por una cultura eminentemente transnacional.
Treinta aos despus, las tesis esbozadas por el comuniclogo brasileo reflorecen vigorosamente en
una demostracin de que las casandras del apocalipsis estaban equivocadas, la derecha y la izquierda. Al
contrario de sus previsiones alarmistas, los medios vienen representando, en el plano nacional, un factor de
estmulo al fortalecimiento de la cultura popular, coexistiendo dinmicamente con la cultura erudita y la
cultura masiva.
22
60
A modo de conclusin, podemos decir que slo falt en los textos del prof. Jos Marques de Melo la
palabra folkmedia.
La discusin internacional
En noviembre de 1972 la Federacin Internacional de Planificacin Familiar con el patrocinio de
UNESCO reuni en Londres a expertos de varias regiones del mundo que venan trabajando sobre temas
de folkcomunicacin, con la finalidad de discutir un uso integrado de folk media y mass media en programas
de planificacin familiar.
Los objetivos del encuentro de Londres, publicados como Expert Group Meeting, IPPF/UNESCO
(London, 1972) en el N 12 del Instructional Technology Report, (Washington, 1975) fueron: a) identificar los
folk media posibles de utilizacin para el desarrollo social; b) estudiar los aspectos culturales, sociolgicos
y prcticos de uso de los folk media; c) analizar la posibilidad de extensin de canales populares a travs de
los mass media; d) discutir las formas de entrenamiento y orientacin para uso de los folk media;
finalmente, e) verificar la contribucin de los programas de educacin para la planificacin familiar a
travs de los folk media, en el desarrollo de la comunidad.
An en el mismo texto: dos aos despus un nuevo encuentro fue realizado en Nueva Delhi, con los
mismos objetivos, siendo entonces analizados programas en aplicacin, investigaciones concluidas y
manifestaciones folclricas indianas aprovechables para los programas de desarrollo (BENJAMIN, 2000).
En el Seminario de Nueva Delhi fueron establecidos diez principios:
1. Los folk media pueden ser una parte integrante de todos los programas para el desarrollo rural. A veces
pueden ser integrados con los mass media pero en todos los casos es vital su integracin con el trabajo de
extensionistas;
2. Los pre-requisitos para el uso de estos medios para proveer a la poblacin rural de reaccin para atraer su
atencin y su participacin en las actividades de desarrollo;
3. La utilizacin de los folk media en los programas de comunicacin debe ser vista desde una perspectiva de
desenvolvimiento cultural y no slo socioeconmica;
4. El folclore refleja los cambios de la sociedad y evoluciona manteniendo su inters en las poblaciones
rurales;
5. No todas las manifestaciones folclricas pueden ser usadas para la difusin de programas de desarrollo; es
preciso analizarlas desde el punto de vista del contenido y caracterizacin de su posible adaptacin para
vehicular los mensajes de desenvolvimiento;
61
6. Las manifestaciones populares estn comprometidas con el medio ambiente social y narran las costumbres
de las comunidades locales;
7. Como los folk media tienen races socio-culturales, su utilizacin debe ser mantenida a nivel de eventos
locales y su funcin mayor est en la estrategia para comunicaciones localizadas a nivel de comunidades;
8. Se deben realizar esfuerzos para que se preserven las formas originales de cada manifestacin; las
adaptaciones no deben alterar o destruir las formas originales;
9. Para una efectiva estrategia de comunicacin se debe estimular el uso de los folk media y de los mass media
para obtener impacto ptimo y de feedback deseado;
10. La colaboracin entre los portadores de folclore y los comunicadores de los programas es esencial para el
suceso de integracin de los folk media y mass media
en las estrategias de comunicacin para el desarrollo
(INSTRUCTIONAL TECHNOLOGY REPORT, 1975).
El profesor Benjamin an discurre ampliamente al respecto del problema, citando inclusive a autores
como Juan Bordenave y Paulo Freire, cuando stos advierten sobre los posibles abusos que se puede
cometer al utilizar elementos comunicativos del pueblo para penetrar decisivamente en el medio cultural y
causar as, mutaciones de orden psicolgico (Benjamin, p. 108-9, 2000).
Lo que vale concluir ahora para nosotros en este estudio, es que para Roberto Benjamin, as como
para los extensionistas, el trmino folk media y aquello que Luiz Beltro llama folkcomunicacin se
equivalen perfectamente.
62
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63
Umesp.
Introduccin
En la era de la globalizacin, los estudios en comunicacin ya no se pueden desarrollar sin la
indisociabilidad de la cultura de los medios y la cultura popular. Comunicacin y cultura deben ser
estudiadas juntas porque representan realidades muy prximas, son campos multidimensionales e
integrativos. Un enfoque de investigacin es la comunicacin y la cultura en s misma, adems de cmo
stas se relacionan en los distintos sistemas de convivencia cotidiana de personas y grupos sociales. En
realidad, lo que interesa es saber cmo la sociedad contempornea hace uso de las mltiples formas de
comunicacin y de las culturas ofertadas por las redes mediticas y sus cruzamientos con las redes de
comunicacin interpersonales que operan en las prcticas de la vida cotidiana. Ya no es posible persistir en
comprender la influencia de los medios de comunicacin sin entender lo que las sociedades hacen con los
acontecimientos difundidos por los dispositivos mediticos, principalmente la radio y la televisin, o sea,
lo que los medios (midia) hacen con la sociedad y lo que la sociedad realiza con los bienes culturales
vehiculados por los medios.
En el mundo globalizado es innegable la importancia de las redes electrnicas de comunicacin y de la
informacin para la expansin de los grandes emprendimientos capitalistas; empero, para comprender su
expansin es necesario que se entiendan las mltiples conveniencias, los mltiples campos de
negociaciones existentes entre las redes mediticas y las redes de comunicacin cotidianas operadas entre
interlocutores locales que comparten los mismos espacios y repertorios culturales semejantes (ORTIZ,
1999).
Partiendo del presupuesto de que en la sociedad moderna la convivencia entre personas y
colectividades exige cada vez ms negociaciones entre las diferencias, las mediaciones pasarn a ser un
instrumento importante en la reconfiguracin de las interacciones comunicacionales y culturales. Cada
sujeto es un ser pensante que acta en sociedad y habla sobre realidades diversas entre los otros
constituyentes de la misma organizacin o del mundo externo. Por lo tanto, como afirma Freire:
Todo acto de pensar requiere un sujeto que piensa, un objeto pensado, que hace la mediacin entre un primer
sujeto y lo segundo, y la comunicacin entre los dos, que pasa a travs de los signos lingsticos. As que, el
mundo humano es un mundo de comunicacin. (FREIRE, 1977, p. 66).
23 Trad. por YEZ AGUILAR, Cristian, de Folkcomunicao, en MARQUES DE MELO, Jos; GOBBI, Maria
Cristina; Sathler, Luciano (Orgs.). Mdia Cidad: utopia brasileira, p. 127-38, 2006. So Bernardo do Campo-SP:
Umesp.
66
Son varias las zonas de mediaciones; sin embargo, los procesos de comunicacin y de la dinmica
cultural son acelerados por las redes comunicativas y recrean nuevas instancias de negociaciones entre la
produccin y la emisin de bienes simblicos. El campo de accin de la mediacin es amplio, mutifactico
y camina a travs de varios senderos comunicacionales y culturales. El problema mayor est en la
negociacin siempre tensa entre los movimientos promovidos por la nueva economa cultural global y la
economa de la economa cultural local. Los mediadores actan en las zonas de cruce de las interacciones
sociales y culturales promovidas por la nueva economa de la comunicacin global. En esas zonas de
interaccin de lo popular, lo masivo y de lo erudito, en las cuales los mediadores evolucionan con el
desarrollo de la industrializacin cultural en Amrica Latina, es que se realizan las negociaciones de
apropiacin de los medios sobre lo popular y de la apropiacin de lo popular por los medios (BOSI,
1977). La mediatizacin y la realizacin de las operaciones informacionales de las negociaciones de
mediaciones sociales, a travs de las organizaciones empresariales mediticas, implican una tipologa
especfica de interaccin que envuelve aspectos de intereses mercadolgicos y tecnolgicos (SODR,
2002).
Con la aceleracin de los medios de comunicacin y las consecuentes expansiones culturales, las
miradas sobre la investigacin de los medios masivos toman otro rumbo del hasta entonces orientado casi
exclusivamente a la produccin y los efectos de los medios sobre la audiencia. El problema ahora es
percibir cmo se dan las prcticas comunicativas y culturales negociadas a travs de interacciones
mediadas y lo que la audiencia hace con los bienes culturales mediticos en su vida cotidiana.
67
Beltro afirma que en la transposicin de mensajes para la recepcin local, los activistas operadores de
ese nuevo modelo de comunicacin ejercen influencias importantes en los procedimientos de percepcin,
aceptacin y apropiacin, al igual que en determinadas situaciones dispersas y desorganizadas aunque
nunca pasivas y homogneas. Era necesaria la actuacin de un activista, comunicador folk, del mismo
grupo de referencia, para reorganizar las narrativas mediticas que, cada vez ms, llegan en volumen y
velocidad significativas al alcance de los grupos populares que no estaban preparados para recibir una
carga tan grande de informacin de los medios masivos. Con la globalizacin de la comunicacin y la
cultura, al contrario de lo que se piensa, dichos activistas de los sistemas de folkcomunicacin operan
intensamente como protagonistas encadenadores de temticas culturales, polticas y econmicas en el
interior de sus grupos sociales o comunitarios.
Cuando la poblacin brasilea pasa a tener mayor acceso a los medios de comunicacin social, los
constituyentes de su audiencia pasan a realizar diferentes estrategias de lectura de sus narrativas (bienes
simblicos) y tcticas de uso de sus productos (bienes materiales), que generan conflictos inherentes en las
negociaciones entre campos socioculturales de intereses opuestos entre lo local y lo global. El resultado de
ese sistema doble de uso de los productos culturales mediticos y populares es una hibridacin compleja
que estimula y desestimula su consumo.
En ese nuevo contexto folkcomunicacional es importante que se observen las prcticas explcitas e
implcitas de las dinmicas cotidianas de uso y consumo de los productos culturales mediticos y
populares, en varios lugares articulados de las mediaciones. Cuando se afirma que los constituyentes de la
audiencia son activos, no significa que todos acten con la misma intensidad sobre los contenidos
televisivos. Por lo tanto, es necesario hacer una distincin entre sujeto activo y activista. Activo es un
sujeto que ejerce una accin, que participa de actividad, que est siempre en movimiento; activista es un
militante que organiza, planea la participacin de otros en los movimientos, que se posiciona a favor o en
contra de determinada situacin, domina diversos conocimientos, da primaca a las acciones que
comportan diferentes grados de definiciones, es un propagador de ideas (BUARQUE, 1999). O sea, ver
televisin, escuchar radio, leer un libro y ejercer una actividad no es necesariamente ejercer activismo
cultural. Todos los constituyentes de la audiencia de los medios (mass)mediticos o folkmediticos son activos de
un modo o de otro; esto es, que ejercen algn tipo de actividad durante un momento en que estn
accediendo a sus contenidos y despus cada uno hace conforme a sus necesidades o habilidades para hacer
uso y consumo de sus contenidos en forma individual o en grupo.
Con los nuevos formatos de la sociedad contempornea, los activistas mediticos de la audiencia
emergen en las redes de comunicacin cotidiana folkmediticas como sujetos que salen de su
condicin de anonimato para ganar una condicin de visibilidad, de significacin entre los familiares,
amigos, instituciones pblicas, privadas e intensamente en el ncleo de sus grupos de referencia primario y
secundario.
El activista meditico del sistema folkcomunicacional aqu observado y analizado, es quien opera en
los grupos de referencia de la comunidad en los espacios rurales, urbanos y rurbanos24, en las diferentes
prcticas sociales, como encadenador de transformaciones culturales para un renovado orden social, en los
lugares donde se dan las interacciones mediadas de conveniencias entre lo local y lo global, en los espacios
de la casa y la calle. Es decir, en su ambiente de vida y de aprendizaje que potencia sus productos
culturales en los medios de comunicacin. El activista meditico acta motivado por sus intereses y los del
grupo social al cual pertenece, siempre en un proceso en construccin de las prcticas simblicas y
materiales de las culturas tradicionales y modernas para el uso de su vida cotidiana. Es un narrador de la
cotidianidad, guardin de la memoria y de la identidad local, reconocido como portavoz de su grupo
social. Transita entre las prcticas tradicionales y modernas, se apropia de las nuevas tecnologas de la
comunicacin para hacer circular las narrativas populares en las redes globales. Cuando usa sus propios
medios de comunicacin, ocupa un espacio conquistado y reconocido por su grupo social, pero cuando
usa los Medios (Midia), un espacio que es concedido en el transcurso de un tiempo social, casi siempre lo
24 El neologismo fue propuesto por Gilberto Freyre (1982) para definir una comunidad que habita un permetro
conceptualmente urbano, pero que en realidad contina manteniendo sus caractersticas culturales, econmicas y polticas
rurales. Son comunidades donde operan activistas mediticos anfibios que navegan en aguas y caminan en territorios
socioculturales rurales y urbanos.
68
es sin el reconocimiento de sus propietarios. El activista meditico del sistema folkcomunicacional acta
como un animador cultural de su calle, su barrio, su ciudad, visibilizando el movimiento entre la realidad
de su mundo vivo y la escenificacin de la ficcin televisiva. Es un promotor de acontecimientos que
vincula la produccin cultural de grupos populares espontneos en instituciones como escuelas,
bibliotecas, novenarios, procesiones, quermeses e infinidades de actividades cvicas, militares y religiosas
realizadas en las proximidades de sus territorios de dominio social. El activista meditico puede operar en
las esferas informales de la produccin cultural popular y en las esferas institucionales, realizando las
conexiones entre las experiencias de su mundo y las de otros, especialmente en vivo, por la radio y por la
televisin. Sin embargo, permanece como un agente estratgico inserto en el contexto de su localidad
(MARTN BARBERO, 1997). La intercomunicacin entre actores sociales pertenecientes a los mismos
subsistemas socioculturales va tejiendo los vnculos locales como remolinos de burbujas en agua
hirviendo. En esos trenzados de las estructuras sociales sobresale el activista meditico del sistema
folkcomunicacional: existe la visibilidad de sus productos culturales en la mdula de la audiencia y acta
ostensivamente en su grupo de referencia como un participante interactivo. La actuacin del activista
meditico pasa de una zona de actividad a una zona de activismo, casi siempre fuera de la demarcacin formal
del Estado. Sus relaciones son establecidas con otros actores sociales que generan iniciativas, muchas
veces no vistas oficialmente con buenos ojos.
69
la sociedad mediatizada estn imbricadas en las interacciones mediticas, una sobreponindose a la otra en
el proceso de hibridacin de la diversidad cultural.
En la sociedad mediatizada, en las ms complejas o en las ms simples localizadas en los remotos
municipios brasileos, existen varias escalas de interaccin de coexistencia que se refuerzan
simultneamente como sistemas de reorganizacin cultural, poltica y econmica, operadas con mayor o
menor intensidad en las redes de comunicacin cotidianas (interacciones, conversaciones directas) y con
las redes globales de comunicacin (interacciones dialgicas mediatizadas), provocadas notoriamente por
la televisin. Las interacciones de las redes de comunicacin cotidianas locales-folkcomunicacionalesestn cada vez ms imbricadas con las redes de comunicacin del sistema global que van constituyendo la
sociedad mediatizada (BRAGA, 2001). Esas interacciones cruzadas, a travs de las cuales las prcticas
sociales de la vida cotidiana se articulan con los medios de comunicacin social, van construyendo otras
atribuciones de la realidad y transformando sus procesos de produccin cultural tradicional en productos
folkmediticos.
En este inicio de siglo, el mundo tiene otras referencias, nuevos contextos histricos y culturales
globales. Lo latinoamericano, lo brasileo y lo nordestino de hoy es muy diferente respecto a las dcadas de 1960
y 1970, que sirvieron de escenario para las observaciones que ayudaron a Luiz Beltro en la formulacin
tipolgica del agente comunicador folk. En ese nuevo ambiente planetario, el agente intermediario, como
fue concebido en el modelo de la folkcomunicacin por Luiz Beltro, ya no tiene gran importancia en la
interceptacin de la codificacin y decodificacin de los mensajes mediticos para un mejor nivel de
comprensin e interpretacin de lo local. Un chofer de camin, un comerciante nmade prestamista, los
bicheiros25, gitanos, troperos, los barberos y los dentistas ambulantes no son portadores de novedades de los
grandes centros urbanos para los pequeos municipios nordestinos, como pareca acontecer cuando Luiz
Beltro realiz la mayora de sus investigaciones. Los moradores de pequeos y distantes municipios
brasileos, de reas urbanas, rurales y rurbanas ahora tienen acceso a la televisin va antena parablica, al
telfono fijo y celular con sistema DDD y DDI, a la radio, al fax, a Internet; escuchan msica en walkman
o CD player; no necesitan desmontar del caballo o de la carroza para llamar por telfono; basta usar el
telfono mvil. Un sujeto de la sociedad mediatizada est constantemente conectado a los muchos lugares
del mundo por diferentes redes electrnicas de comunicacin. En las comunidades rurbanas, con acceso a
casi todas esas parafernalias electrnicas, la informacin acta en gran parte en el cuerpo a cuerpo del
portador de credibilidad, de confianza, quien acta en la red de comunicacin cotidiana fuerte y firme
como prevea Luiz Beltro. En la sociedad globalizada las interacciones cara-a-cara, cuerpo a cuerpo, son
agregadas de valores culturales proporcionados por las interacciones mediticas. En ese juego dialctico de
interpretaciones de bienes culturales locales y globales emergen los productos culturales folkmediticos.
En realidad, los constituyentes de audiencia de los Medios (Mdia) son activos no slo por resistir, sino
porque estn siempre actualizndose en la medida en que son interactivos y sacan provecho de los
contenidos y de las formas, principalmente de radio y televisin para sus renovados aprendizajes. O sea,
los actores sociales que forman la audiencia tienen sus propias estrategias, sus prescripciones cognitivas
para saber lo que es relevante o irrelevante en las narrativas mediticas. Son movimientos rpidos o ms
lentos, de resistencia, de interpelacin o de complicidad de lo local en relacin a lo global (BRAGA, 2001.
p. 93).
En ese juego de intereses, lo ms importante para los activistas mediticos de los sistemas
folkcomunicacionales es el encadenamiento capilar de las interrelaciones culturales; su actuacin se da no
slo en un movimiento de resistencia, sino tambin en complicidad, dando cuenta de una astucia entre las
lgicas de las interacciones face to face, cuerpo a cuerpo y las lgicas de las interacciones mediticas. En el
caso aqu estudiado, el activista meditico es aquel sertanista en sentido de desbravador de nuevas ideas que
tienen dominio de diversos conocimientos; es sagaz, astuto, viene como quien no quiere nada, pero
termina consiguiendo casi todo; as un poco de Joo Grilo o de un Pedro Malasartes26. Esos protagonistas de
vez en cuando estn en los programas de Ratinhos, Gugus, Faustes, Cidades Alertas e Brasis Urgentes,
reclamando, solicitando apoyo o introduciendo su producto cultural en los medios.
25 Tambin denominado Jogo del Bicho (del animal) es un juego de apuestas ilegal en la mayor parte de los Estados de
Brasil pero con amplia difusin (Nota del traductor).
26 Pedro Urdemales.
70
Por lo tanto, el activista meditico opera en la red de comunicacin cotidiana como un emisor
creador cultural o como productor creador cultural (MORIN, 1972). Este nuevo negociador
interacta en los ncleos de sus grupos sociales como un operario de estrategias y tcticas capaces de
reconfigurar las dimensiones de los espacios excluyentes entre las culturas populares y las culturas
mediticas, posibilitando una mayor cantidad y cualidad de constituyentes de audiencia para situaciones de
usuarios y no la de meros consumidores (MARTN BARBERO, 2003). Como protagonista del
encadenamiento temtico de determinado contenido folkmeditico en las redes de comunicacin
cotidiana, se moviliza conforme a los hbitos especficos y costumbres dominantes de los grupos de
referencia (FAUSTO NETO, 2001). O sea, no es un actor social autnomo, su liderazgo es dado por el
conjunto de los individuos y juego de acuerdo con las reglas previamente determinadas por sus grupos de
referencia.
Al apoderarse de los dispositivos tcnicos de comunicacin reinventan modas y estilos de vida; son
productores y emisores de bienes simblicos y econmicos para el reconocimiento y uso de su grupo de
referencia. Ellos sobresalen de los dems de su grupo social por su produccin intelectual que es
apropiada, incorporada y convertida para el uso de prcticas de la vida cotidiana local. En otras palabras, el
activista meditico de los sistemas folkcomunicacionales, entre los muchos productores creadores
culturales de la red de comunicacin cotidiana, toma para s y usa el cordel, la cantoria, el teatro y las danzas
dramticas populares, el diario mural, los grafitis, la artesana, la culinaria entre otras tantas
manifestaciones del saber popular; potencia, da visibilidad a esos productos culturales, reinsertndolos en
las redes globales de comunicacin radio, televisin y el Internet como estrategia de inclusin social.
Pone a disposicin su creatividad, su originalidad y su carcter individual a los movimientos sociales,
polticos, educacionales, religiosos o a los acontecimientos festivos. Los productos culturales populares
vehiculados por canales propios de la comunicacin cotidiana de folkcomunicacin son
potencializados por los activistas mediticos, sistemticamente revigorizados e introducidos en las redes de
comunicacin de la sociedad mediatizada. Los medios reinventan nuevos espacios en su programacin
para abrir los procesos transformativos culturales sobre lo local y global, lo popular y masificado. La
inclusin de festejos juninos del Nordeste es un ejemplo evidente de los procesos transformativos usados
por los activistas mediticos para una programacin de prcticas tradicionales comunes en la
programacin de la radio, la televisin e Internet, por casi un mes completo (MARQUES DE MELO,
1998).
71
valorizado por las opiniones de los familiares, los amigos, los vecinos y se ramifica en las diferentes
instancias sociales locales.
El activista meditico no elimina los nuevos conflictos, las luchas por las nuevas formas de poder. Su
papel es minimizar las divergencias a travs de los dilogos, generar situaciones que pueden viabilizar en la
estructura social de su grupo las interconexiones quirrgicas de los vasos comunicantes, restableciendo, en
la medida de lo posible, la comprensin y la solidaridad. En la sociedad humana moderna, la cultura es una
relacin constitutiva de la historia y lo que la caracteriza son las intersubjetividades y las comunicaciones
producidas por las diversas mediaciones (FREIRE, 1977). El activista meditico es un buen contador de
historias tradicionales y contemporneas, detentor de un amplio repertorio de culturas locales. Es en esa
militancia cultural quien gana ms espacio como articulador de las interacciones cara-a-cara, contaminadas
por las interacciones mediticas. Los procesos de apropiacin y uso de los productos mediticos legitiman
el placer de posesin y reproduccin de sentido modificado para sus propsitos. En ese campo
confrontado por el bien-estar de sujetos o grupos de audiencia en que el activista meditico dispara
dispositivos de encaje en los lugares donde las lgicas de negociacin posibilitan la apropiacin y
conversin de uso de bienes culturales mediticos y bienes culturales folkmediticos en la vida cotidiana
de una comunidad y hasta de una ciudad rurbana.
72
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73
El trmino folk = pueblo, aliado a la palabra marketing, que tiene el significado de un conjunto de
medios de los cuales dispone una organizacin para vender sus productos y servicios, da como resultado la
expresin folkmarketing que, de acuerdo a una visin genrica, significa el conjunto de apropiaciones de las
culturas populares con objetivos comunicacionales, para hacer visible productos y servicios de una
organizacin para su consumidor final.
Las transformaciones consolidadas o emergentes en el escenario mercadolgico actual, en el universo
urbano, evidencian el folkmarketing como una modalidad de comunicacin en el contexto de la
comunicacin organizacional integrada, donde ocurre la apropiacin de las manifestaciones del folclore
regional con objetivos comunicacionales. En la comunicacin organizacional las estrategias comunicativas
no existen como una receta fija sino en proceso de construccin permanente. Se trata de un paradigma
que est en constante modificacin en funcin del ambiente cultural, poltico y particularmente del
escenario mercadolgico. En ese contexto, sern necesarias acciones de comunicacin especficas, del tipo
folkmarketing, con objetivos definidos, adems de la elaboracin de una estrategia para la situacin local,
pero sintonizada con las transformaciones de la sociedad industrial.
La dinmica con que fluyen los procesos comunicacionales en la sociedad industrial se presenta como
una alternativa para las culturas populares mediante la integracin en los escenarios de la sociedad del
espectculo. Las manifestaciones folclricas actan como elemento de mediacin/descodificacin en la
actualidad. La palabra folkmarketing aparece por primera vez registrada en el prefacio del libro Azulo do
Banpe: uma estratgia de comunicao organizacional, de Severino Lucena Filho, publicado por la CEP (Recife,
1998), libro patrocinado por el Banco do Estado de Pernambuco, BANDEPE, como resultado de la disertacin
de maestra del autor. Segn Santos:
Al continuar el estudio de una manifestacin de folkcomunicacin, abandonando el aspecto residual de las
culturas populares y valorizando lo que tienen de actual, de contemporneo, con la perspectiva de la
folkcomunicacin como estrategia de marketing institucional, el autor nos coloca delante de una nueva lnea de
estudios: el folkmarketing. (SANTOS, 1998).
Esa afirmacin fue hecha cuando Santos particip del Comit de Evaluacin en la defensa de la
disertacin de maestra del autor, en la Universidad Federal Rural de Pernambuco, en febrero de 1998.
Continuando aquella investigacin, cuatro aos despus en la Pontifcia Universidad Catlica no Ro Grande do
Sul, encontramos sus ecos para desarrollar el tema en estudio; es decir, el uso de las culturas populares
como estrategia de comunicacin organizacional en el contexto del folkmarketing. Explica Hohlfeldt que
La folkcomunicacin es el estudio de los procedimientos comunicacionales en que las manifestaciones de la
cultura popular o folclore se expanden, conviven con otras cadenas comunicacionales, sufren modificaciones
por la influencia de la comunicacin masificada o se modifican cuando son apropiadas por tales complejos
(HOHLFELDT, p. 877, 2013).
76
Concordando con la perspectiva arriba mencionada, buscamos aplicarla al contexto del folkmarketing
que surge de los estudios generados por la nueva generacin de la Teora de la Folkcomunicacin en el
contexto de la sociedad actual, y que se encuentra en fase de constitucin. Nuestros estudios requieren de
la interdisciplinariedad y exigen la participacin de las diferentes reas de conocimiento, no slo de las
ciencias sociales, sino que necesitan entrar en dilogo con la sociologa, la antropologa, el folclore, la
comunicacin social, la lingstica, la literatura, la semitica y el turismo. En el estudio actual buscamos un
puente con la comunicacin organizacional integrada as como tambin aspectos conceptuales y
herramientas de la comunicacin mercadolgica y del marketing.
La Teora de la Folkcomunicacin dio cuenta histricamente de los flujos de difusin de mensajes
masivos y de la percepcin crtica por parte de las comunidades excluidas. De este modo, los seguidores
de los estudios de Beltro dieron nuevos alcances a su concepto fundador. En ese proceso evolutivo es
que presentamos el foco del folkmarketing como una modalidad de comunicacin en el segmento de la
industria masiva. Las fiestas populares, como el caso de la Festa Junina en Brasil, se convierten en
contenido de naturaleza mercadolgica e institucional a travs de la apropiacin del universo simblico de
la festividad como estrategia de comunicacin de las empresas patrocinadoras de los eventos culturales.
En la constitucin del proceso de comunicacin, el folkmarketing cataloga elementos singulares de las
identidades regionales que pasan a alimentar y movilizar los sentidos de valorizacin de las tradiciones y
los saberes del pueblo. Segn Pinto:
La comunicacin es abordada no como un fenmeno aislado. Como actividad humana es necesario
considerarla integrada a los procesos culturales; para conceptualizar no es necesario separarla de la cultura
(PINTO, p. 5, 1989).
La accin comunicacional del folkmarketing es una estrategia que podemos considerar integrada a los
procesos culturales de la regin. Para conceptualizarla es necesario que las marcas de los saberes de la
cultura popular sean movilizadas en apropiaciones para la generacin de discursos folkcomunicacionales.
Para Coelho:
la cultura, como actividad del ser humano (...) no slo se restringe a las tradiciones (literatura, pintura, cine etc.),
sino que se ampla a una red de significaciones, incluyendo tanto la cultura popular (carnaval) como la publicidad, la
moda, el comportamiento (o actitud), la fiesta, el consumo, o el estar juntos, etc. (COELHO, p. 103-4, 2000).
Las redes de significaciones en la fiesta junina del Mayor San Juan del mundo alimentan el proceso de
folkmarketing, modalidad comunicativa adoptada por las organizaciones pblicas y privadas para buscar
identificacin con sus consumidores, hablando el lenguaje que ellos quieren or y mostrando las imgenes
que ellos quieren ver. As hacen que ellas sean percibidas segn una semntica de valorizacin de las
culturas locales.
En los ltimos aos la evolucin de los mercados viene evidenciando la importancia de la
comunicacin integrada con nfasis en el marketing local. As, las instituciones pblicas y privadas
invierten grandes cantidades de recursos con el objetivo de alcanzar mayor visibilizacin en los mercados
locales, especialmente promoviendo una dinamizacin en la relacin con sus pblicos y conquistando
credibilidad y simpata en la vinculacin con sus marcas, productos y servicios. Esto ocurre en grandes
eventos culturales, como aquellos desarrollados durante las manifestaciones de los ciclos de las fiestas
populares de Natal, de San Juan y de Carnaval, siempre con objetivos mercadolgicos e institucionales.
Procuramos sintetizar ese nuevo mirar, en el contexto de la comunicacin mercadolgica, mediante
un recuadro conceptual a partir de principios expresados por profesores e investigadores del rea de la
Teora de la Comunicacin y profesionales del Marketing. El resultado est sintetizado en el recuadro
abajo:
77
INSTITUCIONES
VISIN CONCEPTUAL
USP UMESP/Ctedra
Melo
UNESCO
Universidade Federal de
INTERCOM)
Folkmarketing es el conjunto de procedimientos para
la
creacin,
desenvolvimiento,
implementacin,
Universidade Federal da
Trigueiro
Paraba
nuevos
Folkmarketing
significados
es
una
de
folkcomunicacin.
estrategia
dialctica
de
Universidade Federal do
Folkmarketing
Cear
Estrategias
producidas por las camadas subalternas aprovechan a veces intuitivamente - las estrategias y los
planeamientos mercadolgicos para hacer valer sus
78
Universidade Federal do
Magalhes
Piau
mercadolgicas
que
objetivan
la
insercin
de
una
denominada
cultura
de
raz.
Los datos que componen el esquema conceptual fueron recolectados en el periodo de julio y agosto
de 2004, a partir de cuestionarios enviados por e-mail a 30 entrevistados. Slo diez respondieron. En el
recuadro arriba expuesto, evidenciamos los cinco que presentaron mayor pertinencia con el tema en
cuestin.
En concordancia con las visiones conceptuales presentadas en el recuadro anterior es que buscamos
constituir la nuestra: folkmarketing es una modalidad de comunicacin, con base en las matrices tericas
de la teora de la folkcomunicacin y del marketing, estratgicamente adoptada por los gestores de
comunicacin de los mercados regionales y que se caracteriza por la apropiacin de las expresiones
simblicas de la cultura popular por parte de las instituciones pblicas y privadas con objetivos de
mercado.
Los discursos verbales por medio de los cuales empresas en campaas de comunicacin integrada
evidencian sus marcas en la participacin de la fiesta junina del Mayor San Juan del Mundo, estn resumidas en
el siguiente esquema. Primeramente exponemos las referencias generales y, despus, aquellas ms
particulares de empresas, marcas o productos.
Recuadro N 02: Marcas de los discursos de las empresas participantes del evento
EVIDENCIAS
Un buen negocio en el San Juan
FUENTES
Dirio de Borborena Campina Grande/PB
Acceso en 16 mayo 2002.
http://www.timetour.com.brt/ultimas.htm?id=10
79
2002.
Agencias bancarias ganan ornamentacin de la fiesta junina Dirio da Borborena Campina Grande. Acceso
en Campina Grande
en 17 jun. 2004
80
81
En los mensajes registrados arriba observamos que las marcas nacionales o internacionales buscan
mediante discursos y acciones ligadas a la fiesta junina, desarrollar la modalidad de folkmarketing con las
siguientes caractersticas:
a) Aproximacin con el mercado regional y sus consumidores, debido a la visibilidad de sus productos
y servicios, durante los eventos en los mltiples escenarios de las fiestas populares.
b) Escenarios montados por empresas como agencias bancarias, clnicas odontolgicas, hoteles,
tiendas de comercio, mercados, bares, empresas y centros comerciales, usando smbolos, imgenes y mitos
de la fiesta junina como refuerzo del proceso de identidad y valorizacin de la cultura local.
c) Expresiones comunicativas, verbales y no verbales, mirando la cultura regional y local, como se
ejemplifica por el discurso de una empresa de bebida: La Antarctica entiende y valoriza como ninguno la cultura
nordestina.
d) Uso de expresiones ligadas a los saberes y prcticas de la cultura popular que buscan fortalecer la
identidad y la relacin de la marca con sus pblicos a nivel regional y local.
En todos los ejemplos, la modalidad de comunicacin de folkmarketing agrega este proceso de
apropiaciones a los mensajes y cdigos de la comunicacin popular de la fiesta junina. Esto ocurre en los
discursos verbales, en los elementos diferenciados y pautados por los valores culturales de la regin o
localidad. Este proceso de comunicacin moviliza y evidencia sentimientos de pertenencia, a travs de los
lenguajes que al consumidor le gustan escuchar o por los mensajes que se encuentran o se perciben y que
producen una enorme aproximacin entre el cliente y la empresa, sus productos o servicios.
Las fiestas juninas del nordeste de Brasil se convirtieron en acontecimiento folkmeditico de gran
expresin econmica y cultural para la regin, ya que se construyen grandes escenarios. Las tradiciones
son elaboradas y transformadas en productos culturales ofrecidos al mercado local y regional.
Representaciones que nacieron en las tradiciones populares rurales, se transformaron en performances
culturales dinmicas, en un contexto contemporneo masivo.
La fiesta junina del Mayor San Juan del Mundo, centro de las observaciones y de desenvolvimiento de la
accin de comunicacin de folkmarketing, es considerado un evento cultural cuya permanencia depende
de la adhesin de la comunidad y del apoyo de los medios de comunicacin masiva. Ellos constituyen un
mosaico de imgenes de la tradicin rural para seducir a mltiples personas.
En la siguiente figura presentamos la representacin resumida de un esquema de la modalidad
comunicacional de folkmarketing, con base en la materialidad de los elementos simblicos que integran el
actual estudio en anlisis.
82
Imagen N1
En el esquema anterior se visualiza claramente la apropiacin de elementos de las fiestas juninas con un
objetivo comunicacional en el contexto del folkmarketing. Las organizaciones grandes, medianas y
pequeas que actan en el lugar de realizacin y conmemoracin de la festividad junina, usan los
elementos simblicos que integran las celebraciones del acontecimiento, adoptndolos en sus campaas
comunicativas, con objetivos mercadolgicos e institucionales. En este contexto, se movilizan diferentes
sentimientos de pertenencia, de fortalecimiento y de valoracin de la cultura local, en busca de la
sedimentacin de la identidad cultural.
83
Bibliografa
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Investigacin en folkcomunicacin:
posibilidades y desafos
27
Desde 1967, cuando Luiz Beltro defendi su tesis de doctorado, Folkcomunicao Um estudo dos
agentes populares de informao de fatos e expresso de ideias, presentada en la Universidad de Brasilia
(MARQUES DE MELO, 2008)28 y hasta los das de hoy, la folkcomunicacin ha enfrentado desafos, el
principal de los cuales es, sin duda, haber sobrevivido en cuanto material vivo para ser conocido,
discutido, aplicado y validado, terica y empricamente. En la prctica, viene evidenciando sus
potencialidades; dgase, sus posibilidades en cuanto una teora comunicacional, que es como debe ser vista,
estudiada y discutida (TRIGUEIRO, 2001, p. 56)29, producida a partir de una matriz tpicamente
diferenciada de aquellas norteamericanas o europeas, construyendo parte de lo que Jos Marques de Melo
pas a denominar ELACOM Escuela Latinoamericana de Comunicacin (MARANINI, 2007, p.49).
Obsrvese que se puede registrar una amplitud menor en el concepto formulado por Beltro en el
ttulo de su tesis. Comparemos esas ideas con otras formulaciones suyas. La tesis, editada apenas en 2001,
es evidentemente anterior a otros textos que se seguirn, uno de los cuales es de 1980, en que profundiza
la idea original.
Folkcomunicacin es por su naturaleza y estructura, un proceso artesanal y horizontal, semejante en esencia a
los tipos de comunicacin interpersonal, ya que sus mensajes son elaborados, codificados y transmitidos en
27 Trad. por YEZ AGUILAR, Cristian de Pesquisa em Folkcomunicaco: Possibilidades e Desafios. En LOPES
FILHO, Boanerges; FERNANDES, Guilherme; COUTIINHO, Iluska; MENDES, Marise; OLIVEIRA, Mara Jos
(Orgs.) A Folkcomunicaco no limiar do sculo XXI, p. 53-64, 2012. Editora UFJF, Juiz de Fora. Presentada en la
Mesa 05 de la XIII Conferencia Brasileira de Folkcomunicacin, Universidad Federal de Juiz de Fora, 4 a 7 de maio de
2011.
28 Ver especialmente el captulo 8, "Cronologa factual".
29 Se trata de una teora multidisciplinar, que permite una aproximacin entre los procesos de comunicacin
industrializada y de masa, esto es, mediada, y la comunicacin popular, ms directa y artesanal.
86
Slo este conjunto de citaciones nos permitira un exhaustivo conjunto de reflexiones. Sin embargo,
quiero ceirme nicamente a algunas, y muy rpidamente, para situarnos con claridad en el campo en que
estamos y, enseguida, podremos eventualmente enfrentar los desafos y posibilidades de ese campo:
87
formas sin perder su esencia (BELTRO, 2006, p. 81; 2004, p. 67; 1994, p. 39-43). Ahora, el folclore debe
ser pensado aqu en cuanto conjunto de prcticas populares. De este modo, vamos a distinguir prcticas
comunicacionales original y totalmente populares, como cantigas de roda (cantos de rueda) o danzas
variadas, de aquellas que, aunque originadas a partir de comunicacin industrializada, de la comunicacin
de masa, incorporan prcticas y aspectos de la cultura popular para poder ser transmitidas. O bien, en el
camino inverso, prcticas populares que se adaptan a tecnologas industrializadas para ampliar su pblico,
como en el caso de los folletos de cordel: originalmente impresos con capas ilustradas por pequeos bates
de xilografa, y en prensas de tipos individualizados. Hoy circulan con grandes tirajes, en ciudades como
Ro de Janeiro y Sao Paulo, rodados de mquinas de alta tecnologa. Ahora podramos recordar, a medio
camino de estas reflexiones, cuando las prensas interiores del nordeste se apropiaban de las grabaduras en
metal imgenes de filmes extranjeros para ilustrar las capas de esos mismos folletos, etc., el aspecto
artesanal mencionado en el punto 3 , que hasta ahora no haba mencionado, queda as ilustrado.
Dicho lo anterior, pasemos a otra cuestin importante, como es la metodologa. Para que un campo
de conocimiento se constituya, es fundamental que posea metodologa propia. La folkcomunicacin,
como hemos mencionado, integra un gran campo de comunicacin. Debemos imaginar que se vale de las
mismas prcticas adoptadas por los propios estudios comunicacionales. Como bien observa Marcelo Pires
de Oliveira (2007, p. 92), eso significa, en principio, dos tcnicas: la observacin etnogrfica, cuando se va
al campo a observar determinadas prcticas y/o manifestaciones populares; y el anlisis de discurso,
cuando se analiza, posteriormente, el material recolectado, procurando observar sentidos explcitos o
amplios, que permitan comprender aquellos mensajes. Oliveira aade, en el transcurso de su artculo, la
tcnica de la entrevista, una metodologa oriunda de la Escuela de Chicago, como bien se sabe. Tambin
se podran agregar otras. En principio, todas aquellas que son utilizadas por las diferentes Ciencias
Sociales, Humanas y Aplicadas, a las cuales la Comunicacin Social se vincula, dependiendo del nfasis y
del foco que el estudio realizado vaya a tener.
Por ltimo una observacin terica fundamental: la folkcomunicacin es una prctica y una ciencia.
Es una prctica cuando la consideramos como aquel conjunto de usos, costumbres, juegos, actividades del
ms variado tipo que llevan a cabo las masas populares fuera o en dilogo con los procesos comunicacionales
industrializados. Pero es una ciencia porque implica aquel tipo de estudio volcado justamente hacia
aquellas prcticas. Por lo tanto, la folkcomunicacin tiene y debera tener, de hecho una base terica,
as como tambin necesita de metodologa(s) claramente descriptibles, tanto en la recoleccin de datos
como para el anlisis e interpretacin de los mismos, lo que implica aadir en nuestra lista la investigacin
cuantitativa cualitativa como base para los estudios folkcomunicacionales.
88
comprensivo e integrado entre cultura popular, cultura de masa y cultura erudita, como defienden, por
ejemplo, Roberto Benjamin (1982, p. 4; 2001, p. 31; 2007, p. 227) y Osvaldo Trigueiro (2007, p. 139). Eso
significa que se puede y se debe aplicar los principios de la folkcomunicacin, por ejemplo, a los estudios
en torno a las denominadas leyendas urbanas (TADEU, 2010), sean ellas transmitidas por internet o no.
Transformaciones de la teora original de folkcomunicacin para reas afines, como el folkmarketing,
la folkcomunicacin poltica, etc., como vienen haciendo, entre otros, Severino Alves de Lucena Filho
(2007) y tambin mi propio trabajo (HOHLFELDT, 2004, p. 59). Con eso evidenciamos la flexibilidad de
la teora, su alcance de aplicacin y, sobre todo, llamaremos la atencin para una teora ntidamente
nuestra, pero con capacidad para explicar fenmenos sociales de los ms variados tipos posibles.
89
90
Bibliografa
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91
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SECCIN II
TEXTOS CONTEMPORNEOS
SOBRE FOLKCOMUNICACIN EN
BRASIL
Betania Maciel.
Universidade Federal Rural de Pernambuco
betaniamaciel@gmail.com.
Marcelo Sabbatini
Universidade Federal de Pernambuco
marcelo.sabbatini@pq.cnpq.br.
96
cientfica o, en otras palabras, del reparto del saber, gira alrededor de una contradiccin fundamental. Por un
lado, las estructuras de poder y sus jerarquas asociadas son justificadas en funcin de ciertas
competencias; para el mantenimiento de dicha jerarqua, las competencias deben ser transmitidas de una
generacin a otra, de forma controlada, sin que esta transferencia genere crticas a la estructura y al
dominio de estas competencias por parte de una lite. Se produce as una adquisicin controlada de
competencias mediante una ilusin de reparto democrtico, motivo por el cual esta comunicacin
cientfica asume tambin un significado socio-poltico. La superacin de esta contradiccin supone
modificar el "significado social de la competencia, as como las condiciones de su produccin, apropiacin
y reproduccin" (ROQUEPL, 1974).
La concepcin de comunicacin pblica de la ciencia y la tecnologa, por lo tanto, se organiza
alrededor de dos temas principales, primero, la alienacin, la falta de (in) formacin cientfica que
imposibilita al individuo comn comprender su ambiente y apropiarse de l, constituyendo una ruptura
del proceso de socializacin y de su propia percepcin de identidad. Aunque tambin supone una ruptura
cultural entre "sabios y profanos", al igual que entre los especialistas de distintas disciplinas. En ambos
casos la divulgacin desempea un papel de mediacin mirando la reconciliacin y reapropiacin de estos
saberes. Paradojalmente, tambin se produce un "efecto de escaparate: se muestra la sociedad y la ciencia,
sus actores y sus productos, aunque al mismo tiempo esta diferencia es realzada.
Volviendo a la cuestin sociopoltica, las certificaciones (diplomas y ttulos) constituyen un principio
de jerarquizacin social, pues las competencias individualmente adquiridas confieren determinados
derechos al ciudadano. Este dato se refleja en la retencin del saber, originando un problema de carcter
poltico fundamentado en la relacin saber-poder.
Entre las razones que influyen para que esta brecha de conocimiento se siga profundizando
encontramos las diferencias de aptitud en la recepcin de informacin, con distintas capacidades de lectura
y comprensin; del volumen de informacin memorizada previamente por el individuo, que mejora la
comprensin y aumenta los niveles de percepcin y atencin; de relaciones sociales adecuadas, pues
encontramos un mayor nivel de receptividad en los individuos ms activos e integrados en la sociedad. Por
ltimo, una mejor preparacin cultural tambin implica una selectividad en la exposicin a los medios de
comunicacin de masas (ROQUEPL, 1974).
Por eso, el objetivo poltico de la divulgacin es llegar a aquellas personas que no poseen de forma
espontnea ni el deseo, ni las posibilidades de aproximarse al conocimiento cientfico. Con todo ello,
histricamente percibimos que las tentativas de aproximacin no se dieron de una sola forma sino que han
seguido distintos modelos, como bien resea Lewenstein (2010): modelo de dficit lineal, contextualizado,
de participacin pblica y de diferencia. Paulatinamente, estos modelos ponen el foco de la comunicacin
de ciencia y tecnologa en la participacin del pblico en el proceso de toma de decisiones.
De esta forma, los esfuerzos en aproximar la ciencia al pblico tambin se justifican en funcin del
apoyo social necesario para que la primera se desenvuelva en una sociedad democrtica, apoyo avalado a
partir de diversos efectos negativos de la sociedad tcnico-industrial. De este modo, ciencia y tecnologa
generan, por lo menos en cierto grado, un desasosiego social, el cual aflora en la forma de mitos basados
en supersticiones y preconceptos irracionales. Estas proposiciones nos llevan a la necesidad de establecer
algunas bases de referencia sobre el papel a ser representado por ellas en el terreno de la percepcin
pblica, tanto en su vertiente conceptual como ante situaciones cotidianas (QUINTANILLA, 1989).
En la actualidad eclosionan otras propuestas y, ms que de divulgacin o periodismo cientfico, se
propone hablar de nivel de "cientificidad" de la cultura, esto es, en qu medida las instituciones cientficas
-con sus contenidos, prcticas, procesos y discursos- son reflejadas en la sociedad como un todo. Una vez
asumido el dato de que la ciencia y la tecnologa son partes de la sociedad, es necesario un mayor nivel de
integracin de estos conceptos para convertir la "cultura cientfica" en contenidos manifiestos de las
prcticas generales y presentes en el sentido comn. Por lo tanto, los criterios para un desarrollo de este
nivel de cientificidad son: el nivel de aplicacin de prcticas cientficas en actividades relevantes, un grado
de informacin cientfica circulando pblicamente, un grado de desarrollo de la cultura ciencia-tecnologasociedad y un grado de participacin ciudadana en las controversias cientfico-tecnolgicas (POLINO,
FAZIO & VACAREZZA, 2003).
97
Todava en Brasil y en Amrica Latina ha habido poco espacio y dedicacin a la ciencia y la tecnologa
en los medios de comunicacin en relacin a otros pases. Las posibles causas son la falta de sensibilidad
de los lectores y editores, el bajo nivel cultural general de la sociedad, la escasez de especialistas
mediadores y, fundamentalmente, la ausencia de un "clima" o conciencia crtica en un crculo vicioso.
Entretanto, este ambiente propicio debe ser creado con el auxilio de los medios de comunicacin y del
sistema educativo (CALVO HERNANDO, 1997).
A pesar de estas deficiencia (o por ellas), el gobierno brasileo asumi la incumbencia de aproximar la
ciencia a un gran pblico, siendo una de sus iniciativas destacadas la Semana Nacional de la Ciencia y la
Tecnologa establecida en 2004. El objetivo manifiesto de este evento es movilizar a la poblacin en favor
de la inclusin social, democratizando el acceso al conocimiento por parte de las clases menos favorecidas,
entendiendo la ciencia y la tecnologa como herramientas de promocin del desarrollo (SAMPSON &
MOREIRA, 2010).
Pese a esto, en qu medida este mayor nivel de conocimiento podra hacer viable un crecimiento de
la economa y la mejora de los ndices sociales? Para Souza (2008), la relacin entre comunicacin
cientfica y desarrollo regional de cierta forma ha eludido este debate, ms an cuando a pesar de la "fuerte
apelacin temtica", ste se muestra ambiguo. Es ms, existe ausencia de una definicin clara de los
modelos de desarrollo regional y de comunicacin que puedan estar envueltos en un proceso de
democratizacin del conocimiento cientfico y tecnolgico, en una perspectiva de apropiacin social que
permita la construccin de una "sociedad ambientalmente sustentable".
De cualquier forma, la comunicacin pblica de la ciencia y la tecnologa, como complemento de la
estructura de enseanza social, tambin tendr un papel fundamental en la conformacin de esta sociedad.
La idea de educacin para el desarrollo local est directamente vinculada (...) (a) la necesidad de formar
personas que maana puedan participar de forma activa de las iniciativas capaces de transformar su entorno y
de generar dinmicas constructivas. Hoy, cuando se intenta promover iniciativas de este tipo, se constata que
no slo los jvenes, sino tambin los adultos desconocen desde el origen del nombre de su propia calle hasta
los potenciales del subsuelo de la regin donde se criaron. Para ser ciudadana activa, tenemos que tener una
ciudadana informada y eso comienza muy temprano. La educacin no debe servir solo como trampoln para
una persona a que escape de su regin: debe darle los conocimientos necesarios para transformarla
(DOWBOR, 2006, p. 1-2).
Con esto se establece un vnculo prximo entre los ideales de la comunicacin pblica de la ciencia y
la tecnologa y una perspectiva de participacin popular que, en trminos de Paulo Freire, pasa por la toma
de conciencia de la importancia de estas temticas para la vida cotidiana. Sin embargo, esta participacin
slo tendr sentido si toma en cuenta las construcciones simblicas y culturales de las poblaciones y de los
grupos tradicionalmente excluidos.
98
As, segn esta visin crtica de los medios de comunicacin en la actualidad, esta autora destaca que
pese a la reificacin del mercado promovida a travs de un juego estratgico que utiliza la percepcin de
neutralidad de la ciencia con objetivos especficos; emerge el "dilema de encontrar dentro del modus
operandi de los medios (...) las 'brechas' para una informacin esclarecedora (AGUIAR, 2008, p. 169). Al
mencionar las brechas que posibilitan un modo de actuacin comunicacional paralelo y alternativo al
hegemnico, nuestra mirada se vuelve inevitablemente a la Folkcomunicacin.
99
cultura erudita para que este mismo conocimiento pueda asumir contornos de transformacin socioeconmica:
Los folkmedia pueden ser una parte integrante de todos los programas para desarrollo rural (...) la utilizacin
de los folkmedia en los programas de comunicacin debe ser vista desde una perspectiva de desarrollo
cultural y no solo socio-econmico (...) Como los folkmedia tienen races socio-culturales, su utilizacin debe
ser mantenida a nivel de eventos locales y su mayor funcin est en la estrategia para comunicaciones
localizadas a nivel de comunidad (...) La colaboracin entre los portadores de folclore y los comunicadores de
los programas es esencial para la interaccin de los folkmedia y los mass media en las estrategias de
comunicacin para el desarrollo (NEW DELHI SEMINAR AND WORKSHOP ON FOLKMEDIA, 1975
apud LUYTEN, 2006, p. 45-46).
Estas evidencias sobre las races de una cultura cientfica en el seno de los grupos populares, tambin
fue percibida a travs del anlisis de leyendas urbanas transmitidas en comunidades locales y en Internet
(mensajes y cadenas de correo electrnico, mensajes en comunidades virtuales), mostrando la relacin de
cmo estos mitos (cultura del imaginario popular) se transforman y se mediatizan:
Por lo tanto, tenemos como temas de investigacin lo que las culturas populares producen en la forma de
leyendas urbanas en contraposicin a la cultura globalizada? Cul es el papel desempeado por las leyendas
urbanas y cmo afectan al desarrollo local en la medida en que inciden en el proceso comunicacional?
Especficamente, cmo las leyendas urbanas se relacionan con el conocimiento tecnolgico y cmo
obstaculizan/facilitan la comunicacin cientfica? (MACIEL & SABBATINI, 2010, p. 83).
100
Al destacar la peculiaridad del proceso folkcomunicacional situado dentro de grupos de algn modo
excluidos socialmente, percibimos que en el desarrollo de la teora beltraniana no se cierran las
condiciones especficas en que operan los procedimientos de este sistema paralelo y alternativo de
comunicacin. De esta forma, al lado de la Folkcomunicacin religiosa, turstica, poltica, etc., podemos
pensar en la emergencia de una nueva rama.
Para ello tambin conviene rescatar algunos principios necesarios para el establecimiento de un rea
as, y sin profundizar en las diferencias entre disciplina y campo de investigacin, nuestra intencin general
es sealar elementos que puedan contribuir con un:
modo de disciplinar la reflexin y la observacin emprica para buscar las especificidades, para trabajar en la
constitucin colectiva de un rea de conocimiento, para ofrecer preguntas e hiptesis heursticas por las
cuales las CHS (Ciencias Humanas y Sociales) constituidas (demasiado ocupadas para poder reflexionar sobre
nuestras perspectivas) reciban nuestra contribucin en conocimiento y preposiciones al servicio de sus
ngulos peculiares de inters (BRAGA, 2010, p. 37).
Dicho esto, identificamos algunas tendencias que pueden contribuir con esta meta.
De cuadro terico
Ante el reconocido fracaso del modelo vertical de comunicacin y con la emergencia significativa de
una tendencia que privilegia la participacin de todos los actores sociales en el proceso de resolucin de
toma de decisiones y de soluciones de conflictos (SABBATINI, 2012), una Folkcomunicacin Cientfica y
Tecnolgica debe privilegiar una visin ms amplia en la bsqueda de comprensin de estas relaciones y
mediaciones.
Destacamos as el concepto de campo introducido por Pierre Bourdieu (2006); especficamente al
concebir que el campo cientfico como un todo es un "universo en el cual estn insertos los agentes y las
instituciones que producen, reproducen o difunden el arte, la literatura o la ciencia (p. 20), donde ocurren
"luchas por conservar o transformar el campo de fuerzas (p. 22-23), evidenciando el carcter sociopoltico de esta rea de actuacin:
32 Como desafo (y oportunidad) tambin el campo de la comunicacin pblica de la ciencia y la tecnologa es
relativamente nuevo, carece de un "corpus conceptual bsico de referencia" y sufre la "falta de acuerdo en torno a ciertas
nociones que constituyen la columna vertebral de la disciplina" y de la "demarcacin imprecisa del propio material de
trabajo de los comunicadores" (MONTAES, 2010, p. 4).
101
La defensa de la autonoma de los campos cientficos en especial y del campo de las ciencias sociales en
particular es de por s un acto poltico, especialmente en un momento en que las sociedades en las cuales los
hombres polticos y los dirigentes econmicos se arman sin cesar de ciencia -econmica principalmente- no
para gobernar, como lo quieren hacer creer, sino para legitimar una accin poltica inspirada en razones que
nada tienen de cientficas (BOURDIEU, 2006, p. 68).
En este sentido, los mtodos cualitativos se distinguen por su capacidad de profundizacin en las
subjetividades de los individuos de un grupo y son ms propicios para su utilizacin en esta fase de
constitucin y desentraamiento de los problemas de esta rama.
102
cordel, "peridico del pueblo" por excelencia, se ha destacado por abordar temas directamente
relacionados con la ciencia y la tecnologa, incluso las fantasas de los Carvanales, el cancionero popular, la
xilografa y los ex-votos tambin pueden abordar estos contenidos (MACIEL, 2011).
Finalmente, cabe considerar tambin otros elementos del proceso folkcomunicacional, ms all de los
mensajes y contenidos. En este sentido, los agentes mediadores, sea en la perspectiva del lder de opinin
o del activista meditico, asumen importancia en la medida en que "la recepcin con este intermediario
slo ocurre cuando el destinatario domina su cdigo y su tcnica, teniendo capacidad y posibilidad de
usarlo a su vez, en respuesta o en la emisin de mensajes originales" (BELTRO, 2001).
En la actualidad el reconocimiento de la diversidad de espacios para la comunicacin busca superar el
dilema de cientfico versus periodista, aunque existan relaciones conflictivas no superadas entre estos
colectivos; el concepto de comunicacin intercultural, rea de actuacin primaria de los
folkcomunicadores, podr auxiliar la descripcin de problemas relacionados con la transmisin de
significados, con la ausencia de un repositorio semntico compartido por las dos culturas, de estereotipos
de grupo con la percepcin distorsionada del comportamiento, llevando las denominadas "profecas autocumplidas" y en careo las diferentes convenciones, normas y papeles (PETERS, 1999).
Finalmente, el concepto de activista meditico elaborado por Osvaldo Trigueiro se destaca en los
procesos de seleccin y encuadramiento, en la medida en que estos representantes "folk" se insertan en
espacios mediticos de participacin/tensin/negociacin ofrecidos por el sistema hegemnico de
instituciones pblicas o privadas.
Consideraciones finales
Hubo un tiempo en que no solamente la ciencia fue considerada una actividad heroica, la ltima
aventura de la humanidad, sino tambin se heroiz a los responsables por divulgarla, como podemos
apreciar en esta mxima del periodista cientfico William Lawrence del New York Times: Verdaderos
descendientes de Prometeo34, los periodistas cientficos toman el fuego del Olimpo cientfico, de los
laboratorios y universidades y lo traen al pblico de abajo" (GREGORY & MILLER, 1998).
En la actualidad, la ciencia pasa por una revisin epistemolgica y tambin los modelos de su
comunicacin necesitan ser reconsiderados frente a los ideales de desarrollo, empoderamiento y
participacin que son caractersticos de las concepciones de desarrollo local. Pese a lo anterior, se
evidencia que posiblemente el principal desafo en relacin a los conflictos entre la ciencia y la sociedad se
relacione con el papel poltico de este proceso comunicativo, con el reconocimiento de una diversidad de
intereses y de relaciones de autoridad y poder existentes.
Establecer un nexo entre el desafo de alcanzar una cultura cientfica generalizada, ms all de los
lmites de clase socio econmica, de gnero o de etnias, entendida como una herramienta de promocin
de desarrollo local y la perspectiva de asimilacin de estos saberes ya no divididos (en el sentido de
fragmentados) es, desde nuestra mirada, el objeto de una Folkcomunicacin orientada al campo cientfico
y tecnolgico.
Un polmico analista de la sociedad tecnoindustrial, Ivan Illich, utiliza la metfora de Prometeo para criticar la
institucionalizacin del mundo, la comoditizacin, fechitizacin, deficiencia y la emergencia de un hombre "Epimeteo", capaz de
aliar razn y emocin con el uso conciente de la tecnologa. Cabe una aclaracin: en la mitologa griega, Epimeteo y
Prometeo eran dos hermanos. En contra de los consejos del primero, Prometeo se cas con Pandora, que luego dej
escapar todos los males del mundo en su fatdica caja, tal como hicieron los seres humanos con los efectos nocivos de la
ciencia y la tecnologa. En griego clsico, Epimeteo significa "mirar hacia atrs" y se torn sinnimo de bobo, medroso,
antagonista al coraje del hermano que despus rob el fuego de los dioses para dar a los hombres el control de la razn y la
naturaleza, adems de la posibilidad de organizar la sociedad en reglas e instituciones. En este sentido, Sabbatini (2012, p.
2) propone "cuestionar y comprender nuevos modelos de actuacin de la esfera cientfica-tecnolgica en relacin a la
sociedad: una perspectiva de participacin y de envolvimiento democrtico, que llamaremos de folkconvivial.
34
103
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NEW DELHI SEMINAR AND WORKSHOP ON FOLKMEDIA. En Instructional Technology
105
expresses.
Ponta
Grossa:
Editora
UEPG,
2007.
Cristina Schmidt.
Universidade de Mogi das Cruzes
cris_schmidt@uol.com.br.
Introduccin
En sus estudios iniciales sobre folkcomunicacin a partir de 1967 Luiz Beltro indaga muchas
manifestaciones de las personas del campo, particularmente de quienes estn al margen de los centros de
poder y decisin, que l llama marginalizados. Beltro se preocupa principalmente de los procesos que
esos hombres crean y establecen para comunicarse, transmitir sus valores, referencias, conocimientos y
sentimientos. Al estudiar esos procesos percibi que los grupos marginalizados reelaboran la sociedad y
sus relaciones, presentando una visin propia a su gente, a veces distinta y cuestionadora de la visin
dominante e institucionalizada.
Los procesos folkcomunicacionales no son realidades autnomas e independientes de la vida
econmica y social, ni meros refejos de sta. La folkcomunicacin es la posibilidad de un dilogo entre dos
Brasil, una mediacin de intereses en un contexto que demarca territorios que se diferencian por un largo
proceso histrico de descaracterizacin, resistencias, diferentes identidades y marcados liderazgos. En esa
historia, las prcticas comunicacionales siempre fueron resultado de manifestaciones culturales negociadas
interacciones mediadas identificando las dinmicas de comunicacin popular cotidianas de la
folkcomunicacin. Esas prcticas negociadas son consecuencia de lo que Canclini llama de reconversin
econmica y simblica
con que los migrantes campesinos adaptan sus saberes para vivir en la ciudad y sus artesanas para interesar a
los consumidores urbanos; cuando los trabajadores reformulan su proceso de trabajo frente a las nuevas
tecnologas productivas sin abandonar sus creencias antiguas (...). (CANCLINI, 2003, p. 14).
108
ubicado por Luiz Beltro (2001) como la parte que vive por mucho tiempo "sumergido casi en un
aislamiento y en la carencia de condiciones y predisposicin para aceptar nuevas ideas y efectuar un
cambio social en el corto plazo"; mientras que la otra parte pertenece a los centros altamente
industrializados, tienen sus "poblaciones sujetas a la influencia de la imprenta, de la radio, la televisin, del
cine y con mayores facilidades de elevacin de su nivel cultural". Dos Brasil que por muchos siglos se
diferencian por el grado de desarrollo cultural y econmico, pero que se identifican por "sus orgenes
tnicos, sus ideas filosficas y polticas, su espiritualismo y por el idioma comn, lo que les facilita un
entendimiento, toda vez que las elites culturales y dirigentes sepan usar los instrumentos y las tcnicas
adecuadas a una comunicacin positiva y eficaz (BELTRO, 2001, p. 256).
Postura metodolgica
Luiz Beltro inicia la teora de la folkcomunicacin a partir de su primera investigacin de campo,
usando como referencia terica la triloga de Gilberto Freyre Casa Grande e Senzala, Sobrados e Mocambos,
Ordem e Progresso y como recurso metodolgico las investigaciones de Alceu Maynard Arajo (Folclore
Nacional, 1964) y Luis Saya (Escultura popular Brasileira, 1944). Segn el profesor Jos Marques de Melo (cit.
en Beltro, 2001, p. 12-13) esos estudios fueron muy bien recibidos por el medio acadmico pues
identifican en el folclore de las manifestaciones populares rurales y urbanas formas de comunicacin no
ortodoxas como la radio, la prensa y la televisin refutando la idea dominante de la omnipotencia
meditica. Los medios de comunicacin no se hacan completamente eficientes en su papel persuasivo, pues
entre los medios masivos y las comunidades se verific la prensencia del lder de opinin.
A travs de la observacin participante, Beltro fue fundamentando sus investigaciones y esbozando
la metodologa de la folkcomunicacin. Esa misma observacin fue mapeando su recorrido, delimitando
sus tcnicas de recoleccin de datos y su postura de campo: reconstruccin histrica exhaustiva a travs de
la bibliografa y documentos, entrevistas informales y en profundidad con liderazgos y personas "mayores
y con experiencia" respecto de las manifestaciones. Tambin fue importante su trabajo delimitando casos a
ser estudiados mediante la profundizacin histrica y etnogrfica que cada manifestacin exiga. Es por
esto que los mtodos y las tcnicas adoptadas deben coincidir con esa postura de envolvimiento y
vivencia. Los procedimientos metodolgicos que llevan a una comprensin cualitativa del objeto permiten
un trabajo ms coincidente con ese tipo de posicin:
Una investigacin es un compromiso afectivo, un trabajo hombro a hombro con el sujeto de la investigacin.
Y ella ser tanto ms vlida si el observador no hace excursiones generales en la situacin de observacin sino
participa de su vida. La expresin 'observacin participante' puede dar origen a interpretaciones apresuradas.
No es suficiente la simpata (sentimiento fcil) por el objeto de la investigacin, es preciso que nazca una
comprensin sedimentada en el trabajo comn, en la convivencia, en las condiciones de vida. (BOSI, 1979, p.
2).
Las reflexiones que siguen fueron desarrolladas a lo largo de muchos aos de pensamiento,
participacin, observacin participante y compromiso con los grupos investigados.
109
quadrinhos39 con Chico Bento40 , la literatura con Jeca Tatu41. Son referencias del sentido comn las que
acaban prevaleciendo en la construccin de una imagen del hombre campesino, denominndolo caipira.
Cientficamente, el campesino/caipira es un grupo social ligado originalmente al campo, al trabajo y al
cotidiano rural. Pero en ese mismo medio fue juzgado como parte de una cultura extica, pintoresca y, por
eso, inferior.
Conceptualizado como hombre inferior y puesto al margen de cualquier historia, inclusive la propia,
pas a ser denominado como caipira hasta para distanciarlo de las relaciones de clase como trabajador de la
tierra. Ese campesino/caipira muchas veces fue despojado de su tierra, siendo forzado a migrar. Con sus
valores de hombre libre y simple, muchas veces analfabeto, migra de una hacienda a otra, de un lugar a
otro, hasta establecerse en una villa pequea o una ciudad.
Marcado por una vida nmade y hasta de miseria, el trabajador campesino se fue transformando en
trabajador caipira. Cuando no era expulsado por los grandes hacendados se someta a sus determinaciones
y terminaba por ser un empleado sin valor. Antnio Cndido afirma que, contrario al estereotipo de
hombre perezoso y cmodo por eso mismo marginal , el caipira fue subyugado durante todo el proceso
de economa agrcola y capitalista. Son diversos los estudios sociolgicos y antropolgicos que demuestran
su condicin de esclavitud permanente.
Otros relatos presentan un perfil que difiere de ste y porta una referencia de colonizacin. Por
ejemplo, Saint Hilaire en su Viagem provncia de So Paulo, a principios del siglo XIX, proporciona la
siguiente caracterizacin del caipira:
productoras. Entre 1959 y 1962 dirigi un programa de variedades en la TV Excelsior de So Paulo. En 1961 Mazzaropi
adquiere una hacienda donde inicia la construccin de su propio estudio de grabacin donde produjo su primera pelcula
en colores, Tristeza do Jeca, que tambin fue su primera pelcula transmitida en la televisin por Excelsior. En 1974 comienza
a construir en Taubat (So Paulo) un gran estudio cinematogrfico, una oficina para la escenografa y un hotel para los
actores y tcnicos. A partir de entonces produjo y distribuy ms de 5 filmes hasta el ao 1979. En 1994 este local fue
transformado en un museo. En total produjo 32 pelculas, siempre interpretando la figura de un caipira (Nota de los
organizadores).
37 La televisin brasilea, heredera cultural de la programacin radiofnica, siempre represent al caipira. En la
actualidad podemos destacar el programa Viola, minha viola, de la TV Cultura (en Brasil y otros pases de habla portuguesa
el instrumento que en el resto de iberoamrica se conoce como guitarra y sus variantes recibe el nombre genrico de
violo ), que hace 35 aos presenta la msica caipira. En el plano del humor, uno de los personajes ms recordados es Nerso
da Capitinga, interpretado por el actor Pedro Bismarck, que se hizo famoso al integrar el elenco de Escolinha do Professor
Raimundo, de Chico Anysio. Las telenovelas brasileas tambin han representado diversos personajes, con la dupla dupla
Pirilampo (Almir Sater) y Saracura (Srgio Reis) de O Rei do Gado (1996, TV Globo, Benedito Ruy Barbosa/ El Rey del
Ganado, 1997, Canal 13), otros personajes tambin fueron representados en otras telenovelas como: O Cravo e a Rosa
(2000, TV Globo, Walcyr Carrasco e Mrio Teixeira/ El Clavel y la Rosa, 2004, Canal 13), Chocolate com Pimenta (2003,
TV Globo, Walcyr Carrasco Chocolate con Pimienta, 2006, Canal 13), Cabocla (2004, TV Globo, Benedito Ruy Barbosa/
La Mestiza), Paraso (2008, TV Globo, Benedito Ruy Barbosa/ Ciudad Paraso, 2011, Canal 13), Morde e Assopra (2011,
TV Globo, Walcyr Carrasco/ Dinosaurios & Robots), entre otras. (Nota de los organizadores)
38 La msica sertaneja es un gnero musical de Brasil que se produce desde la dcada de 1910 por compositores rurales y
urbanos, otrora llamada genricamente 'de modas', emboladas o msica caipira. La msica sertaneja puede ser dividida en
cuatro fases que coexisten. La primera, llamada de raz, tiene en
Tonico & Tinoco a sus principales representantes. La segunda incorpora el acorden y entre los representantes destacan
Irms Galv y Milionrio e Jos Rico. La tercera fase incorpora la guitarra electrnica y fue famosa por dos como
Chitozinho e Xoror, Leandro e Leonardo y Zez di Camargo e Luciano. La cuarta es una mixtura entre el gnero forr p de serra
(grupo Falamansa) con el sertanejo universitario de Gusttavo Lima, Luan Santana, Michel Tel, entre otros. (Nota de los
organizadores).
39 Caricaturas (Nota del traductor)
40 Personaje creado por el caricaturista brasileo Maurcio de Sousa en 1961. Es el personaje principal de
Turma do Chico Bento, que cuenta con otros personajes como Rosinha (su novia), Z Lel, Dona Marocas
(profesora), Nh Lau, Anjo Gabriel, entre otros. El personaje anda descalzo, usa chapu de palha (sombrero de paja), le gusta
salir a pescar con su padre y utiliza un lenguaje caipira. Maurcio de Sousa se hizo famoso con la creacin de Turma da
Mnica (Nota de los organizadores).
41 Jeca Tatu es un personaje creado por Monteiro Lobato en su obra Urups, que contiene 14 historias basadas en el
trabajador rural del Estado de So Paulo. Simboliza la situacin del caipira brasileo (Nota de los organizadores).
110
Sem dvida, encontrei mais de uma vez nessa estrada pessoas amveis e delicadas mas, de um modo geral, os
que moram a beira dela so pouco corteses. Suas maneiras so vulgares, eles tm uma expresso fria, estpida,
triste, aptica (...) So bem diferentes dos brancos das Minas Gerais, os quais pertencem a uma classe um
pouco mais elevada. De resto, se representa uma injustia pretender que todos os paulistas e mineiros sejam
iguais a esse pequeno nmero de homens que se vem forados, por assim dizer, a viver na multido de
tropeiros, de negros, de camaradas ignorantes, grosseiros e cheios de vcios (...). (SAINT-HILAIRE, 1972, p.
78).
Ese es apenas un prrafo del libro de Saint Hilaire, Conde de Luxemburgo, que as como muchos
naturalistas y cientistas europeos, visit Brasil durante los aos 1800 con el objetivo de registrar la flora, la
fauna, la cultura y las costumbres de la gente. En esos registros se describi al caipira con una mirada
proveniente de una cultura europea blanca y colonizadora. Luego, el caipira qued caracterizado como
hombre sin cultura.
Sin embargo, esa definicin no se queda slo en el siglo XIX. El Dicionrio Aurlio da Lngua
Portuguesa mantiene esa conceptualizacin hasta nuestros das. All dice:
Caipira, habitante do campo ou da roa, em geral de pouca instruo e de convvio e modos rsticos e
canhestros; (...) diz-se do caipira, biriba ou biriva, matuto, sertanejo. Pertencente ou relativo a, ou prprio de
caipira; biriba ou biriva, jeca, matuto, roceiro, sertanejo. Diz do indivduo sem traquejo social; cafona, cascagrossa. Diz-se das festas juninas e dos trajes tpicos usados nessas festas (FERREIRA: 2004, p. 361).
200 aos despus el diccionario trae esas definiciones sobre el hombre caipira y, como se mostr
anteriormente, Saint Hilaire tambin dice que es ignorante, grosero y otros atributos semejantes.
Y quin no vivenci situaciones en que un profesor, empresario o un administrador pblico uso
textos libros, propagandas, registros, expresiones colocando al caipira como smbolo de pereza,
enfermedad y atraso social? Monteiro Lobato, por ejemplo, es uno de los grandes responsables de
inmortalizar esa imagen equivocada del hombre de campo. Y, obviamente, todos saben de las dificultades
que Lobato tuvo con los campesinos en sus tierras. Fue a partir de su experiencia fracasada en la hacienda
Paraso, cuando lidi con los trabajadores ignorando sus conocimientos sobre la tierra, la agricultura y
negndoles un pago que consideraban justo que el abogado y escritor vi su plantacin incendiada.
Como en la regin haba un tipo de animal conocido como tat, debido a que vivan en cuevas, Lobato
denomin al trabajador de campo como Jeca Tatu: un ignorante, grosero que no sabe salir de sus
pequeos agujeros. Las caracteristicas de este personaje son conocidas hasta hoy. Lo de Lobato qued
como un registro estigmatizante y un desahogo:
No paga a pena. Todo o inconsciente filosofar do caboclo grulha nessa palavra atravessada de fatalismo e
modorra. Nada paga a pena. Nem culturas, nem comodidades. De qualquer jeito se vive. (LOBATO, 1983,
p. 26).
111
la conquista. Lo mismo aquellos nobles residentes en las localidades, que solamente vivan del recuerdo de
su tierra natal y la voluntad de explorar el mximo de riquezas locales para volver a su tierra de origen.
Los caipiras eran los trabajadores esclavos y libres; hombres diferentes, mestizos, sin lenguaje definido
y resultado de todo un proceso de confluencia tnica: negros con indios, blancos con negros o indios
hijos bastardos de los colonizadores portugueses . Ms tarde esa mixtura ocurri tambin con los
inmigrantes italianos y japoneses. Fue a travs del mestizaje que muchos negros conseguan la libertad. Ese
mestizaje fue fundamental para componer la comunidad brasilea paulista, minera, goiana y todas las
otras: Indivduos, em sua maioria, de origens e costumes semi-brbaros: mamelucos, pardos, cafuzos,
ndiosmansos, sem falar na multido de escravos, simples peas que no poderiam pesar na balana
(BELTRO, 2001, p. 120).
Al igual que los sujetos libres, terminaban en los alrededores de las haciendas y con la autorizacin de
propietarios trabajaban en el intercambio de alimentacin. Tambin tenan que ver con la produccin de
una cultura agrcola de subsistencia, que al someterse a los precios del mercado, muchas veces tornaban
inviable la continuidad de la produccin. Con eso, los pequeos agricultores terminaban contrayendo
deudas y aumentando sus dificultades de trabajo y sobrevivencia.
Otro factor que sofoc el trabajo campesino fue el econmico. Como el monocultivo de subsistencia
fue consumido por la produccin masiva, estos cultivos siempre estuvieron relacionados con los grandes
propietarios, es decir, al gran comercio y al poder. La agricultura de subsistencia, considerada inferior,
qued bajo la responsabilidad del pequeo caipira. Por ejemplo, en muchas regiones de So Paulo, la
produccin de alimentos se restringa al cultivo del maz y la mandioca, abandonando los dems cereales
como el trigo y el arroz. Todos los que podan adheran al monocultivo, lo que forzaba a una alimentacin
muy simplificada.
El monocultivo ocupaba las mejores tierras y, durante mucho tiempo, el trabajo esclavo. Los
trabajadores libres terminaban migrando formando grandes grupos nmades. Algunos se establecieron en
varias localidades y formaban un crculo de relaciones de trabajo y familia. Esas localidades fueron
denominadas Barrios y han sido analizados por Mara Izaura Pereira Queiroz, en su libro Bairros rurais
paulistas (1973). Segn seala, estn compuestos por ncleos de relaciones cercanas que van desde los
parientes legtimos (hijos, sobrinos, hermanos, tos), a otras familias que van estableciendo lazos a travs
de la convivencia, como el compadrazgo. Los barrios eran agrupamientos fundamentalmente caipiras y no
garantizaban estabilidad a pesar de los vnculos afectivos y hasta econmicos, y por eso eran forzados a
nuevas migraciones. Los barrios que prosperaron se urbanizaron hasta formar ciudades.
Pero las ciudades no fueron fundadas slo por caipiras nmades trabajadores de la tierra. Algunas
ciudades mineras como Mariana, Ouro Preto y Sabar, fueron originalmente campamentos de
exploradores dedicados a la caza de indgenas y oro. Como todo indica, fue Rodrigues Arzo, paulista
natural de Taubat, el primero en descubrir oro. Despus, otros paulistas hicieron lo mismo organizando
grupos de exploracin. Incluso, las exploraciones taubateanas fundaron una decena de ciudades al sur de
Minas Gerais. Esas expediciones no tenan como objetivo la colonizacin. Y a cada mina agotada,
inmediatamente pasaban a otro lugar y luego a otro.
El descubrimiento de las minas trajo distintos hombres a esas localidades, exploradores, cazadores,
aventureros, religiosos y criminales perseguidos por la justicia. Era una posibilidad de enriquecerse y entrar
en la disputa por el poder. Desde que se transform en ciudad Taubat no mantuvo buenas relaciones con
So Paulo en funcin del caf. Taubat se torn rival de esta ltima hasta finales del siglo XVIII. Algunos
de esos hombres aventureros y religiosos terminaban quedndose en estas localidades montando
comercio, alguna hospedera, despus pedan la concesin de la tierra y algunos migrantes se instalaban,
promoviendo paulatinamente la formacin de ciudades.
Alceu Maynard en su libro Cultura popular brasileira hace una divisin de la cultura brasilea por
"reas culturales". Para ello se basa en las tcnicas de subsistencia que forman parte del "paisaje geogrfico
que se compone de diversos elementos: lo natural ms aquellos donde hay una intervencin del hombre,
lo cultural, poblacin, habitacin, produccin, comunicaciones". Para l esa divisin es flexible y slo una
propuesta metodolgica para estudiar la diversidad brasilea. Se trata de hechos que son fenmenos de la
antropologa pero que van al encuentro de otros estudios, por ejemplo, el cultivo, la cosecha, y la propia
alimentacin como factor de generacin de datos folclricos. Segn sus tcnicas de sobrevivencia, las
112
reas culturales brasileas son: 1. De pesca, comprendiendo las regiones de ros y el mar; 2. Agrcola,
incorporando las regiones azucareras, cafcultoras y nuevas culturas; 3. Minera, que incluye las regiones
centrales del campo y agreste, y 4. Amaznica (ARAJO: 2007, p. 13-6).
Lo interesante en esa divisin es que al trazarlas y localizarlas geogrficamente, Maynard consider el
proceso de colonizacin por el cual Brasil se fue "modernizando", resultando en un hibridismo cultural,
"entre" el "intra" cruzamiento de culturas, desde las nativas hasta las de colonizacin. Adems de esto,
segn esa divisin son fcilmente identificables los cambios culturales del Vale do Paraba. Se trata de reas
de la cultura brasilea, o como dice Alfredo Bosi, gneros de las culturas brasileas. Como el propio autor
menciona, esa divisin es un punto de partida. La economa caracteriza una regin, sea ella de subsistencia
o no, y cuando es sustituida, deja en lo cotidiano las evidencias y marcas de la cultura que la mantiene.
Independiente de ser azcar, caf o ganado, las adecuaciones necesarias para la implementacin y
mantencin de cada uno de esos monocultivos son siempre otras e interfieren directamente en la
sobrevivencia de la cultura popular local. As se verifica en la historia del Vale do Paraba: la iglesia fue
literalmente a descubrir las tierras, explorar las riquezas y "catequizar" indgenas. Mientras, la minera se
lleva a cabo con los exploradores de tropas (tropeiros), cazando mano de obra indgena esclava y "oro",
fundando ciudades para la mantencin y composicin del patrimonio. El monocultivo azucarero desvasta
reas gigantescas y se construyen fbricas y casas con mano de obra negra esclava. De la misma forma
procede la caficultura, seguida por el ganado, que trajo pasto y leche pero que se llev tierra y gente. As
como la industrializacin. En cada momento las tcnicas y las referencias culturales ligadas a stas fueron
abandonadas, sustituidas por otras, a veces de forma abrupta, como en la industrializacin de Taubat.
El modo de relacin hombre naturaleza contribuy mucho con el desempeo econmico y cultural
de sus comunidades. Un caipira, como tipo humano, siempre mantuvo relaciones sociales mnimas,
restringindose al universo familiar y, cuando ms, a los lazos de confiabilidad y simpata con otras
personas que se tornaban en compadres. Las relaciones econmicas, principalmente, son las que definen a la
comunidad caipira. Durante mucho tiempo, las condiciones materiales fueron determinadas por el mnimo
necesario para la sobrevivencia y, el excedente, resultaba en capital acumulado. Segn Jos de Souza
Martins y Antnio Cndido, esa cultura del excedente va a definir el perfil del caipira y sustentarlo incluso
en momentos de crisis del mercado. El excedente va a generar una flexibilidad de absorcin de crisis, por
113
ser exactamente el que posibilita al caipira la acumulacin de capital, como si el excedente fuese una
subvencin natural.
La vida cotidiana del caipira, por lo tanto, cumpla un ciclo natural fuera de las estructuras oficiales de
la sociedad, regida por las determinaciones de la naturaleza y proporcionando una rutina determinada por
ella, lo que Jos de Souza Martins llama de "rutina ritualizada". Ese cotidiano ritualizado va a seguir
referencias bsicas: los ciclos de la naturaleza, con las estaciones del ao y las conmemoraciones litrgicas
del catolicismo, heredadas de la colonizacin portuguesa.
El dominio popular de los rituales, sean religiosos o profanos, atribuy al caipira una identidad cultural
propia que fue facilitada por el tipo de colonizacin que recibi la Amrica Portuguesa. En la condicin
de hombre esclavo y libre, poco a poco se fue constituyendo una comunidad mestiza y mulata que se
torn nmade e independiente, lo que cre un ciclo compuesto por perodos sucesivos de concentracin
de poblacin en las ciudades y en las villas cuando haba conmemoraciones y festividades religiosas. En
otros momentos, cuando haba dispersin, las familias se reunan en el interior de una propiedad rural o en
una iglesia.
Para estos hombres, lo natural y sobrenatural tiene una importancia fundamental, pues explican lo
cotidiano o justifican los hechos de manera complementaria. Por eso, un ritual es extremadamente
complejo y envuelve varias formas de manifestacin. Comprende desde la msica con letra, meloda,
ritmo, danza con vestimenta, pasos combinados y gestos; hasta las procesiones con rezos, visitas,
bendiciones y promesas. Unen lo sagrado y lo profano como partes de un mismo rito.
Es caracterstica de las manifestaciones de la religiosidad popular, por tanto, vincular lo sagrado y lo
profano en lo que se podra llamar las fiestas religiosas; y la unin de un ritual sagrado con las actividades de
festejo de manera que se complementan, naturalmente, durante el homenaje al Santo Patrono. En ese
perodo alegre y solemne se quebra la rutina dura de produccin y se mezclan las clases sociales,
disimulando la jerarqua de poder donde, desde propietarios de grandes tierras e industriales hasta caipiras e
inmigrantes explotados como campesinos, se renen para vivir das en un mismo culto en torno a un
mismo Santo.
Existen muchas fechas en el calendario de las comunidades caipiras ora religioso, ora natural que
ritualizan su cotidiano. Fuera de los rituales religiosos, tambin existen actividades festivas y culturales que
marcan un perfil caipira. Desvinculada de un ritual especfico, la msica es un marcador importante en ese
medio: canciones para el trabajo en forma de desafos, el cateret msica y danzas masculinas, originaria
del ritual religioso y el cururu msica repentista formulada espontneamente en la medida en que es
cantada . Estos dos ejemplos muestran que las manifestaciones culturales caipiras se caracterizan por tener
la funcin de estrechar y establecer relaciones sociales, de comunicar valores e ideas. Son procesos de
integracin, que Luiz Beltro defini como de folkcomunicacin.
Sin las fiestas, msicas u otras manifestaciones culturales, el cotidano caipira fatalmente atravesara una
crisis de dilogo horizontal para su reconocimiento e identificacin, "un desaparecimiento de la msica
como mediadora de las relaciones sociales y uno de los primeros sntomas de la crisis del barrio rural y de
su desestructuracin eminente", defiende Jos de Souza Martins. Las fiestas y rituales, por tanto,
componen procesos socializadores y humanizadores en la comunidad, son los procesos
folkcomunicacionales que posibilitan la conexin con la historia y el lugar. La repeticin de ellos
proporciona el establecimiento de nuevas relaciones sociales y hasta de posicionamientos en cuanto a
polticas establecidas en el medio rural.
114
Esa ideologa de la urbanizacin ayud a reforzar la imagen de los trabajadores del campo como una
masa de ignorantes, donde el caipira se transform en smbolo de esa cultura inferior. Las nuevas
generaciones son persuadidas, pues la industria promete una vida mejor, ms saludable, ms culta, rica y
superior. La industria promete ascenso social. Estamos hablando de mediados del siglo XIX, el ao 30 se
inicia la industrializacin y ya en 1956 la produccin industrial supera la produccin agrcola.
La poltica nacional de desarrollo busca una homogenizacin de la poblacin, concibiendo al pueblo
como una masa en la construccin de una nacin. El nuevo sistema econmico redimension los patrones
de valores; la cultura de toda la sociedad fue masificada, transform el valor de uso de los bienes culturales y
econmicos en valor de cambio y transform las necesidades concretas en abstractas. Los bienes
simblicos y materiales fueron reificados, cosificados, transformados en mercancas y se fechitizaron falsas
necesidades.
Es en este perodo que surgen las agroindustrias y un personaje muy conocido, el Bia-Fria, un
trabajador campesino que lleva su comida cruda sin poder recalentarla. Tambin cambi la cultura caipira,
su religiosidad, sus historias, su folclore. Sus ropas, msicas y fiestas se transformaron en atraccin
turstica, y su lenguaje tambin vir en producto. El caipira se transform en personaje del cine, radio y
televisin. Se cre el concepto de caipira en la sociedad industrializada como un personaje reificado.
En ese contexto, los medios de comunicacin asumen un papel fundamental de vehiculacin y
convencimiento de la poblacin, de la masa. A travs de ellos la ideologa de la modernizacin se
incorpora a los rasgos cotidianos de la cultura en el pas. La economa industrial establece valores y los
medios de comunicacin se preocupan en vehicular nuevos parmetros de la cultura nacional. El caipira
contina como referencia negativa. Un caipira es desvergonzado, ignorante, enfermo, cmodo e inferior.
Vir a burla y a personaje en el cine, como experto en las pelculas de Mazzaropi, tambin del cmics con
Chico Bento; antes como el Jeca de Monteiro Lobato, y hoy como ecologista, que actualmente es uno de los
conceptos del caipira: un defensor de la naturaleza.
Pero cmo se identifica la cultura caipira con su gran elaboracin ritual y de comunicacin, bien como
su rica tradicin, en la ciudad y en las zonas rurales de ayer y que traen referencias hasta hoy? Parece
dudoso que valores culturales del pasado, con base en una economa de subsistencia y en una religiosidad,
puedan sobrevivir al impacto combinado del cambio econmico y de la sociedad de masas. Segn los
estudios de Antnio Cndido, este nuevo contexto supone una mutabilidad que lleva a la concentracin.
Ello refuerza la idea de que las manifestaciones forman su cotidianidad y en consecuencia su cultura es su
propia identidad. Tambin podramos decir su patrimonio que, de acuerdo con los trabajos de
folkcomunicacin, necesita ser estudiado como una forma de comunicacion de la estructura social caipira.
La urbanizacin de los barrios rurales los transforma poco a poco en ciudades, proceso que ocurre
antes de la industrializacin. Va dejando un vnculo directo con la naturaleza y creando nuevas referencias
a partir de ese contexto. Una cultura que estaba estructurada en el aislamiento, en la relacin directa con su
territorio, el trabajo domstico, el auxilio rural, las festividades y en el ocio, es sustituida por otra. El caipira
ha sido actualizado, existe en relacin con la economa mundial y sintonizado con las tecnologas. Muchos
de ellos se hacen representar en la estructura del poder poltico nacional e internacional, principalmente
colocando su modo de vida como un "objeto de deseo" de muchos profesionales, empresarios y
ciudadanos comunes.
Consideraciones finales
Con la urbanizacin del medio rural y con el impacto de la globalizacin en el campo surge un nuevo
caipira, que rompe el estigma de desvergonzado Jeca y pasa a liderar su medio rural y crear modelos,
inclusive para los centros urbanos. El fortalecimiento econmico del interior de So Paulo urbaniza el
campo y aproxima las caractersticas de la metrpolis a las del campo. Lo que antes era dicotmico ahora
pasa a ser complementario. Ser caipira pasa a ser un estilo de vida.
Los medios de comunicacin de masas capitalizan el cotidiano y crean un nuevo estereotipo del
caipira. Como la globalizacin fue en aumento, los medios de comunicacin globalizaron su cultura. Un
caipira ahora no es ms Jeca, pero tampoco es un campesino que se rearticul a partir de lo urbano. Ahora
es un emprendedor que descubre en sus huellas culturales elementos para su independencia. Pero
115
recordemos un detalle: al principio fue citado a Saint Hilaire definiendo hombres blancos y ricos como
gentiles y educados. Aqu ocurre lo mismo. Los new caipiras son aquellos que ocupan una posicin social
privilegiada, mientras que los otros son los campesinos.
As como un caipira Jeca sali de su tierra para ser citadino, hoy acontece un proceso inverso. El
citadino va para el interior para ser un new caipira. El colapso de los grandes centros contribuye mucho a
esto: la violencia, el desempleo y la crisis de las viviendas. El interior ofrece mejores condiciones de vida.
La cultura como proceso de comunicacin es objeto de estudio de la folkcomunicacin, mediante la
cual se viene determinando una nueva identidad que no podemos decir propiamente caipira, pues no hay
un perfil claro del mismo. Existen resistencias en cuanto al rtulo de caipira, pues muchas veces prefieren
ser llamados del interior. Admiten incluso con irona decir que "ser caipira es una cuestin de espritu".
Muchos caipiras lideran un mercado econmico con sus emprendimientos agrarios, tursticos y culturales.
Muchos caipiras son los domesticadores de los medios de comunicacin en el interior del Estado; grandes
peridicos impresos, emisoras regionales de televisin y radios, mediante una comunicacin que es
rearticulada desde su cotidiano, en su fe, en las fiestas, danzas, en la msica y poticas de cada comunidad.
Es por los caminos instalados en la globalizacin y por una economa volcada hacia el Mercado
Mundial que los medios de comunicacin masivos presentan formatos direccionados a pblicos
especficos y con lenguajes especficos. Trabajan con los modos culturales de consumo, del espectculo, la
publicidad y la propaganda. La cultura cede espacio a los medios para protagonizar su reestructuracin.
Ocurre una circularidad entre lo que aparece en los medios y lo que se ve en las casa y en las calles,
subordinando la historia y el sentido pblico a una nueva configuracin (CANCLINI: 2003, p. 270).
Por otro lado, los estudios de folkcomunicacin han evidenciado las nuevas caractersticas resultantes
de ese nuevo caipira dentro del contexto globalizador. Es justamente el resultado de ese nuevo caipira sus
manifestaciones con nuevas configuraciones, nuevos cdigos, elementos actualizados y resignificados
que es de inters al campo de la folkcomunicacin. Las comunidades al margen del contexto
comunicacional hegemnico y globalizado se comunican de formas singulares. Sin embargo, cada cierto
tiempo van incluyendo elementos de otros territorios, tecnologas, formatos y lenguajes. Ellas van de lo
local a lo global y retornan en su originalidad para atender la nueva demanda, pues establecen
interacciones mediadas para la elaboracin de sus bienes culturales y sus intereses comunitarios. De esa
forma rompen con los constantes estereotipos, crean identidades y muchas veces protagonizan las
relaciones entre los dos Brasil.
116
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Escenarios comunicativos de la
folkcomunicacin
Maria Cristina Gobbi
Universidade Estadual Paulista.
mcgobbi@terra.com.br.
118
etc.) y de la propia inmigracin de norte a sur, de este a oeste en este pas de dimensiones continentales.
Las manifestaciones culturales oriundas de esos cambios muestran las composiciones globales,
participativas e interactivas en los mltiples escenarios globalizados, evidenciando una identidad peculiar y
nica, aunque sin ser presa del individualismo. Los procesos de globalizacin por los cuales atraviesa el
mundo consolidan la priorizacin de lo regional en una constante bsqueda de mecanismos que
trascienden las cuestiones nacionales y/o globales. En este escenario es que las manifestaciones locales que permean las diferencias regionales- tienen una apertura con implicancias sociales, econmicas,
polticas y culturales, surgiendo as las manifestaciones de cultura nacional, como un producto derivado de
las diferencias histrico geogrficas culturales.
Por otro lado, la bsqueda de respuesta para cuestiones que abrigan las diferencias entre las
localidades y los constantes desafos para constituir un espacio ms o menos homogneo, amplan la
posibilidad de acciones conjuntas y complementarias no slo en las reas econmica y poltica sino
tambin cultural, tanto locales como regionales. El desafo de esta transformacin permite el traspaso de
las propias fronteras comunicativas y visualizar un conjunto global de actividades con predominio de
sentimientos de cooperacin y de integracin regional.
Los escenarios comunicativos son diversificados y permiten otras formas de dilogo, que colmados de
cultura, relatan las batallas iniciadas para poner fin a la forma ms perversa de dominacin (exclusin infocomunicacional). Junto a lo anterior tambin muestran ritmos, formas singulares de preservacin de
valores, religiosidad, libertad, identidad y costumbres, en los espacios de convivencia de las comunidades.
Cuando son apropiadas por los medios de masa, sufren adaptaciones aunque garantizan la preservacin.
Las evidencias muestran que los 'comunicadores folclricos' traducen los contenidos complejos de los
medios de masa y los interpretan y reinterpretan segn valores tradicionales, pero actuales en sus
comunidades. Tambin demuestran el respeto por las singularidades culturales, muchas veces cargadas de
los sesgos que asimilan el pasado y buscan reconstruir la propia identidad en el presente. As, estas
manifestaciones culturales llevan a cabo una lucha por la recuperacin del ethos y la identidad colectiva
local.
119
grupos actan en un rea territorial de larga extensin y de diferenes estadios de desarrollo econmico y
cultural" (BELTRO, 2004, p.31), aunque tambin necesitan ser reconocidos en esos procesos.
Los distintos cambios ocurridos en los escenarios globalizados y aquellos en la estructura social de los
trabajadores de la ciudad y del campo permitirn entender las relaciones entre cultura, sociedad, poltica y
economa en contnuos intercambios donde participan todos los actores. Como productores o
consumidores, estos protagonistas utilizan los ms variados medios de comunicacin junto con mltiples
formas de manifestaciones culturales, resultado del intercambio y de sus significaciones para la comunidad,
muchas veces difciles de ser comprendidas (para los menos atentos).
Como seala Beltro, es imposible continuar acreditando que la [...] populao menos culta aceite
princpios e normas de mudana social, adote novas maneiras de trabalhar, de agir, de divertir-se, outro
modo de crer e decidir. Lo que hemos percibido es la lucha social por la preservacin de la cultura y sus
mltiples formas de manifestacin y aplicacin. Tambin es necesario analizar los escenarios, las formas,
los medios, las consecuencias y los actores sociales envueltos en todo el proceso: "nuestra elite, incluso la
intelectual, tiene un folk-way de las clases trabajadoras de las ciudades y del campo solo como objeto de
curiosidad, de anlisis ms o menos romntico y literario (BELTRO, 2004, p. 34). Es eso lo que
necesitamos modificar; es fundamental revisar conceptos, resignificar valores y buscar un entendimiento
de los escenarios, actores participantes de accin comunicativa y de las interacciones con la cultura y los
medios, en una mezcla de tradicin y actualidad.
Pero, que es verdaderamente la Folkcomunicacin? el periodista Beltro se incomodaba mucho con
la falta de comunicacin entre gobernantes y el pueblo, elite y masa. Desde sus primeras reflexiones y
acciones ya llamaba la atencin por el desamparo de parte de la lite dominante y el poder instituido con la
cultura que emana del pueblo.
Beltro (2004) analiza la capacidad adquisitiva y la distribucin demogrfica por el territorio nacional a
partir de sus investigaciones estadsticas sobre medios de comunicacin de masas, circulacin de diarios y
revistas, nmeros de oyentes y telespectadores o asistentes a las salas de cine, comparados con la
poblacin nacional y/o el nivel cultural. Los datos proporcionaron informaciones que generaron muchas
inquietudes para un periodista atento, lo que acreditaba la comunicacin como un proceso amplio y plural.
De este modo, el maestro se interrogaba:
Cmo se informaban las poblaciones groseras y atrasadas del interior de nuestro pas continental? Por
cules medios y vehculos manifestaban su pensamiento y su opinin? Qu especie de periodismo, qu
forma o formas atendera a su necesidad vital de comunicacin? Tendra esa especie de intercambio de
informaciones e ideas algo en comn con el periodismo, que pas a clasificar de 'ortodoxo'? Y no sera una
amenaza a la unidad nacional, a los programas desarrollistas, a nuestras ideas polticas y a la misma
sobrevivencia del hombre brasileo como tipo social definido, la alienacin en que nosotros, periodistas y
nuestros gobernantes mantenanos ante esta realidad enigmtica, que es la comunicacin subrepticia de
algunos millones de ciudadanos alienados del pensamiento de las elites dirigentes? (Beltro, 2004, p. 41)42.
El resultado al que lleg Beltro amparado por otras investigaciones realizadas en diferentes reas
del conocimiento como la sociologa, antropologa, los estudios polticos y econmicos es que
estbamos ante dos Brasil:
Uno en franco desarrollo cultural y econmico; otro, marginalizado, trabando los planos de progreso. Uno
respondiendo con mayor o menor inventiva a la apelacin de los medios de comunicacin colectiva; otro no
suceptible de esa influencia y, por consiguiente, alienado de los objetivos pretendidos por la elite. Uno
acreditando las metas desarrollistas y cambiando sus patrones de comportamiento al influjo de las ideas y de
las tcnicas nuevas, difundidas, sobre todo por los vehculos periodsticos; otro creyendo en sus "catimbos43
La cita original se encuentra en portugus (Nota del traductor).
En lineas generales puede ser definido como actividades mgico-religiosas, conocidas desde el siglo XVII, venidas del
nordeste brasileo y que resulta de la fusin entre las prcticas de magia provenientes de Europa y rituales indgenas de
[pajelana], que fueron incorporados al contexto de creencias del catolicismo. En algunos locales tambin son notorias
algunas influencias africanas en distintos tipos de ritos (Nota de la autora).
42
43
120
y rechazando hasta una argumentacin lgica, fundamentada en causas y efectos para aferrarse a sus
preconceptos, hbitos y costumbres tradicionales, y permaneciendo sordo a los mensajes periodsticos
convencionales (Beltro, 2007, p. 34-5).
Frente a este escenario el maestro Beltro busc en la literatura, en la historia, en los ritos, en las
fiestas populares, en la poblacin en general y en otros espacios comunicativos respuestas a sus
indagaciones. La primera constatacin es que aunque las manifestaciones populares posean origen en
espacios de tiempos remotos, ellas no expresan el pasado, sino los desahogos y sentimientos que estn
siendo vivenciados por las poblaciones marginalizadas: "Estn revestidos de actualidad y no de memoria".
Para Beltro, y amparado por la tesis del dinamismo del Folclore defendida por Edison Carneiro (1965, p.
2), sobre la presin de la vida social, el pueblo actualiza, reinterpreta y readapta constantemente sus
modos de sentir pensar y hacer en relacin a los datos culturales del tiempo". (Beltro, 2007).
De este modo, el resultado permiti a Beltro concluir que ocurre una adaptacin o una readecuacin
de los instrumentos utilizados por el pueblo para establecer la comunicacin. Es decir, hubo un
enriquecimiento de los formatos y los procesos en cuanto superan el hecho de que pocos tenan acceso a
los medios de masas, generando una armonizacin en el ingreso de la informacin a travs de otros
mecanismos comunicativos, especialmente para aquellos que estaban al margen del sistema. Igualmente, el
maestro observ que las formas de vivir y comunicarse de la poblacin marginalizada,
[...] se encuentran presentes en improvizaciones de los cantadores y en las novedades tradas y llevadas por los
viajeros de negocios y choferes de camin, el encantamieto de historias y leyendas, que transmitan en su
simbolismo las normas de conducta a clanes primitivos, [...] tambin es proporcionada en nuestros das por el
folleto impreso en imprentas manuales y difundido a travs de la literatura de cordel, por los almanaques
editados por laboratorios farmacuticos, por las revistas de poca largamente adquiridas en San Juan,
Navidad, Carnaval, en los novenarios y celebraciones de santos patronos (Beltro, 2007, p. 37-38)44
Despus de estas constataciones y vinculando no solamente las caractersticas del periodismo sino
tambin del investigador, Beltro pasa a explicar que ese tipo diferenciado de transmisin de noticias,
expresin de ideas y reivindicaciones sociales colectivas podran denominarse como una nueva forma de
entender los procesos comunicativos, ms all del acontecimiento en s y la mediacin necesaria de un
medio de comunicacin de masas. De esta forma naci el concepto inicial de Folkcomunicao. Para Beltro
la Folkcomunicao es "un proceso de intercambio de informaciones y manifestaciones de opiniones,
ideas y actitudes de masa, a travs de agentes y medios ligados directa o indirectamente al folclore"
(Beltro, 2007, p. 40).
Despus de la identificacin formal del nuevo proceso, el maestro afirm haber continuado sus
investigaciones objetivando no solamente la ampliacin y la profundizacin del concepto, sino que la
asimilacin de los atributos de esa identificacin. As fue posible comparar con aquellos del periodismo
convencional y erudito". Pero, advierte Beltro, no toda manifestacin folclrica es periodstica". Tal
recomendacin debe ser observada por los estudiosos, tanto en la seleccin de sus objetos y objetivos de
estudio, en la actualidad (BELTRO, 2004, p. 47). Las mltiples manifestaciones de cultura popular se
constituyen como un canal privilegiado para atenuar diferencias y conflictos de intereses, permitiendo que
se pueda verificar que, de forma general, estamos vinculados a un orden casi habitual de ideas y a un
propsito comn de bienestar.
Son varias las facetas de la cultura popular y las formas de manifestaciones presentes en la vida
cotidiana, sea por contornos festivos, por mantencin de tradiciones, por las brincadeiras de criana, por la
msica, canto, por los smbolos, por el cordel, por historias contadas de generacin en generacin, por los
mitos y leyendas o aquellas devociones permeadas por manifestaciones de fe y devocin, entre muchas
otras. Todo ello evidencia la manera como la folkcomunicacin ayuda en el entendimiento de varios
escenarios, de mltiples actores participantes de accin comunicativa, de diversos escenarios para
comunicar y de sus interacciones con la cultura, ofreciendo significados peculiares para la tradicin
popular. Son historias de un pueblo, expresadas en el pago de promesas, en las fiestas religiosas, en los
44
121
amuletos, en las leyendas, en rezos, ritmos, cantos de rueda, fantasias, etc., que retratan una parte
significativa de la cultura popular y de sus mltiples formas de manifestaciones.
Al mismo tiempo, cuando utiliza los canales de comunicacin, especialmente periodsticos y
publicitarios, permite conocer y reconocer los tonos de un pas, dejando claro no solamente las fiestas y
conmemoraciones, sino las dificultades e irritacin de la falta de estructura social en las ciudades, del
mismo modo en que demuestra la simplicidad de un pueblo que sobrevive amparado en la fuerza de la
cultura.
Las acciones comunicativas, sean mediadas o no por los medios de masa, han mostrado que en la
realidad brasilea los "comunicadores folclricos" exponen los valores tradicionales de pequeas
comunidades, evidenciando peculiaridades y significaciones que muchas veces son percibidas en la
observacin atenta de quien tiene la fuerza de hacer visible en las tradiciones populares singulares su
propia historia.
Trazado este panorama de posibilidades, vamos a tratar en lneas generales lo que puede ser entendido
como folkcomunicacin, preservando siempre la idea del maestro Beltro, aunque incorporando las
"innovaciones" de las tecnologas tan presentes en este perodo contemporneo.
Las diversidades de medios, personajes y dilogos que forman la sociedad actual son amplios. Ello
hace que sea necesario determinar alternativas de ampliacin del proceso comunicativo, pues finalmente
todos queremos intercambiar informaciones, "ver al otro", aprender, ensear e influenciar. Aunque, como
afirma Luiz Beltro (2004)
Eso hace que aquel dilogo cara-a-cara, directo, personal sea limitado. Para la sociedad de masa se exige la
comunicacin, se exige la comunicacin masiva y colectiva que, utilizando diferentes instrumentos y tcnicas,
provee mensajes de acuerdo con la identidad de los valores de los grupos y, dando curso a diferentes puntos
de vista, fomenta intereses comunes, ora desintegrando, ora creando solidaridades sociales.
La comunicacin colectiva no se hace entre un individuo y otro como tal, sino en forma colegiada: un
comunicador es una institucin o una persona institucionalizada, que transmite su mensaje, no para alguien en
particular, sino para cuantos le desean prestar atencin.
122
Todava establecida a travs de una distancia de tiempo, espacio o espacio-tiempo entre las partes y,
aparentemente unilateral, desde que en regla, es hecha a travs de un medio tcnico construido de tal forma
que solamente un comunicador "habla", constituye un dilogo, tanto como la comunicacin personal.
En la comunicacin colectiva, por el contrario, el rgano comunicador solo ejerce una especie de actividad, la
comunicativa. Por lo tanto no hay interrupciones del circuito o prdida de contacto entre los dos elementos el agente y el paciente del proceso. De este modo, aunque la comunicacin colectiva sea, tcnicamente
unilateral, los receptores en verdad alimentan un dilogo utilizando otros medios mecnicos para manifestar
su reaccin, que no se expresa solamente en palabras. Porque la respuesta a mensajes en la comunicacin
colectiva no es discusin sino accin.
Simultneamente con la caracterizacin de la sociedad de masas y el establecimiento del imperio de los
smbolos que marcan el auge de la competicin individual y colectiva, reclaman como nunca cierto tipo de
consenso en la accin social verificando la revolucin tecnolgica en la comunicacin. Iniciada con la
publicacin de impresos y la institucin de correos, fue acelerada en este siglo45 con el cine, la radio y la
televisin (BELTRO, 2004, p. 28-9).
En el siglo XXI est ocurriendo una significativa ampliacin de los canales de comunicacin. A partir
del advenimiento de las tecnologas digitales se pas a exigir una mejor comprensin de los efectos
causados en los procesos comunicativos mediados por estos dispositivos. De este modo, se hace necesario
buscar otras y nuevas elecciones en los medios, canales, mtodos y tcnicas para tornar eficientes y
productivas las comunicaciones (BELTRO, 2004, p. 29). En las nuevas posibilidades producto de la
explosin del ciberespacio donde estn siendo creados negocios, profesiones y otras actividades, se
estimulan nuevas reas de conocimiento y se acelera la bsqueda de informaciones, conocimientos y otras
formas de expresin cultural.
Con Internet hay una vasta ampliacin de los canales de comunicacin. Los "hilos" de la gran red
mundial no tienen fronteras. Traspasan todos los lmites sin restriccin de cultura, lengua, posiciones
polticas y patrones de vida. No separa por sexo, color, raza o religin. No existe barrera capaz de detener
esa trama. Forma parte de la vida cotidiana de muchos. Esa aparente igualdad, posibilitada por el medio,
encuentra en los comunicadores y en los dems actores productivos la posibilidad de ejercer esa
semejanza, no en el sentido de producciones igualitarias, sino en la oportunidad para todos,
independientemente del status social, creencia, origen, credo, raza, color, religin o cualquier otra opcin
de valores que podamos distinguir.
Como afirma Beltro (2004, p. 30) el solo uso de datos estadsticos sobre la multiplicidad de medios y
canales de comunicacin son insuficientes para apurar los efectos de los mensajes y reaprovechar la
reaccin de los receptores para nuevas y actualizadas comunicaciones". Se torna necesario conocer el
comportamiento colectivo definido por Beltro como forma esencial para realizar la comunicacin
efectiva. As, en el proceso se debe considerar:
La personalidad de los grupos organizados a los cuales se dirige y de que se presume conocer la manera de ser
y hacer como unidad de liderazgo de la comunidad;
La situacin socioeconmica y cultura de la comunidad como un todo, teniendo en cuenta factores tnicos,
condiciones ecolgicas, ndice de desarrollo, nivel educacional, principios filosficos,
las directrices polticas y la influencia de las elites dirigentes sobre el todo, considerando el papel relevante de
los liderazgos polticos y los reflejos de su pensamiento y su actividad en la consciencia de la accin colectiva.
El cuadro psicolgico de actualidad universal, pues nuestra comunidad no vive aislada sino es parte del
mundo fsico y de la humanidad entera repercutiendo en ella y alterando las reacciones de todo cuanto afecta
al globo terrestre (la naturaleza) y la sociedad internacional (la especie humana).
El balance de los efectos de la comunicacin as realizado permite al rgano comunicador colectivo escoger el
contenido y hasta alterar la forma de sus nuevos mensajes. Ese trabajo de interaccin es lo nico realmente
vital en la comunicacin colectiva. Sin ello el mensaje estar irremediablemente condenado: el rgano
45
123
La actualidad de los estudios del maestro Beltro, al igual que sus reflexiones originales datadas de la
dcada de 1960, permiten observar que los distintos cambios ocurridos en los escenarios globalizados y
aquellos significativos en la estructura social de los trabajadores de la ciudad y del campo contienen la
relacin entre cultura, sociedad, poltica y economa, formando un conjunto de cambios, donde todos los
actores pueden participar como productores o como consumidores de los bienes culturales producidos
por la industria cultural o los canales alternativos. Esos protagonistas se pueden valer de los ms variados
medios de comunicacin, escenificando su cotidiano junto con mltiples formas de manifestaciones de
esos intercambios y de sus significaciones.
Para una mejor comprensin de los conceptos defendidos por Luiz Beltro y de sus implicaciones en
los procesos comunicativo-sociales, conviene recuperar sus primeras incursiones en el campo de la
comunicacin y la coronacin de sus esfuerzos comprensivos con la creacin de la Folkcomunicacin. En
ellas el maestro detalla las distintas facetas de la cultura y las mltiples manifestaciones populares presentes
en la vida cotidiana, estableciendo maneras de comprender el proceso comunicativo ms all de la simple
mediacin con los 'medios' masivos. Adems pone en evidencia el modo como la Folkcomunicacin
ayuda a la comprensin de varios escenarios, de mltiples actores participantes de la accin comunicativa y
de sus interacciones con la cultura y con los medios de masas.
124
del maestro Luiz Beltro. Sean sus estudios iniciales o actualizaciones realizadas por sus discpulos como
Roberto Benjamin y Jos Marques de Melo y por estudiosos como: Luitgarde Oliveira Cavalcanti Barros,
Antonio Hohlfeldt y Osvaldo Trigueiro, hasta relecturas realizadas por la nueva generacin de
investigadores como Cristina Schmidt, Betania Maciel, Guilherme Moreira Fernandes, Severino Alves de
Lucena Filho, Karina Janz Woitowicz, Iury Parente Arago, Yuji Gushiken, Fabio Rodrigues Corniani,
Maria Isabel Amphilo, Cristian Yez Aguilar, entre otros.
Constituyen espacios privilegiados de investigacin la Rede de Folkcomunicao, que desde 1998 viene
entregando contribuciones importantes para el entendimiento de este campo de estudios, los trabajos
presentados en los grupos de Intercom (Sociedade Brasileira de Estudos Interdisciplinares da
Comunicao), ALAIC (Asociacin Latinoamericana de Investigadores de la Comunicacin), junto con
otros ambientes de investigacin como el propio internet.
Es necesario actualizar los conceptos de Folkcomunicacin incorporando los matices de las redes
digitales, de los medios sociales, adems de los cambios en las formas y formatos de produccin,
transmisin y recepcin de informaciones. Existe un abanico de cuestiones que todava merecen ser
respondidas, no solamente en relacin con las intersecciones entre Folkcomunicacin y las carreras
especficas de la comunicacin como periodismo, publicidad, relaciones pblicas, etc., sino congregar otra
miradas, otros medios, otros escenarios. Es necesario conocer, ampliar y discutir los mtodos,
metodologas y tcnicas de investigacin en esa rea, como tambin retomar los estudios iniciales y
conocer la vida y la obra del maestro Beltro, adems de otras provocaciones.
El profesor Marques de Melo nos ha planteado desafos en forma constante para la ampliacin de las
investigaciones en Folkcomunicacin, especialmente aquellas capaces de aliar las posibilidades de la
prctica periodstica con los principios tericos de la Folkcomunicacin. Esto con el objetivo de
posibilitar la sistematizacin de metodologas y tipologas que atiendan las demandas del folk. Existe un
abanico de sugerencias dadas por l en muchas charlas y conferencias que ha venido suministrando sobre
el tema. Como una manera de compartir esos desafos, conquistando nuevos investigadores para el rea, se
pone a disposicin una lista de sugerencias y otras ms que pueden ser incorporadas. Se trata slo de
propuestas que pueden despertar desafos para la investigacin en el campo de la Folkcomunicacin de las
nuevas generaciones, ampliando as el grupo y sedimentando los conocimientos ya realizados.
Desafo / tema /
problema
Qu tipo de periodismo
practic Luiz Beltro?
125
Cul fue el precio que pag por no aliarse con las dos corrientes
en confrontacin en la coyuntura post 1964?
Cul fue el papel desempeado en la corriente de pensamiento
denominada Escuela Latino-americana de Comunicacin?
Relaciones intelectuales con
sus contemporneos
Permanencia y actualidad
del Pionerismo Beltraniano
Actuacin Periodstica
Itinerrio mundial
Liderazgo profesional:
Associao da Imprensa de Pernambuco;
Sindicato de Periodistas de Pernambuco;
Federao Nacional de Periodistas;
Unin Catlica Latino-americana de Prensa
Como periodista: Europa, China, Estados Unidos y Amrica
Latina.
Como acadmico: CIESPAL, UCIP, etc.
Recorrido literario
Contribuciones pedaggicas
Folkcomunicao en
internet
126
Consideraciones finales
Aunque Beltro sea recordado por su teora folkcomuniacional, considerada por muchos estudiosos
como la primera teora genuinamente brasilea, su legado trasciende ese universo. Fue el periodismo su
gran pasin. A travs de sus estudios fue posible conocer un hacer periodismo de forma coherente con la
realidad nacional, con el coraje suficiente para el descubrimiento de nuevos caminos.
Es importante que podamos entender las aproximaciones y las intersecciones entre la
Folkcomunicacin, Comunicacin, Folclore y las prcticas comunicativas, de forma que se pueda incluir
las intermediaciones culturales (erudita o masiva) y sus productores situados en las comunidades
perifricas de la sociedad. La instancia mediadora entre la cultura masiva y popular debe propiciar nuevas
miradas y desafos, haciendo que la Folkcomunicacin sea incorporada como disciplina en los cursos de
comunicacin de Brasil. Solamente as conseguiremos ampliar las investigaciones ofreciendo datos
fundamentales para que ella se torne una especialidad legitimada y reconocida por el campo de la
comunicacin.
127
Bibliografia
BELTRO, Luiz. Folkcomunicao: a comunicao dos marginalizados, So Paulo: Cortez, 1980.
BELTRO, Luiz. Folkcomunicao Um estudo dos agentes e dos meios populares de informao de
fatos e expresso de ideias. Porto Alegre: Edipucrs, 2001.
BELTRO, Luiz. Folkcomunicao: teoria e metodologia. So Bernardo do Campo, Umesp, 2004.
BELTRO, Luiz. Teoria da Folkcomunicao. En HOHLFELDT, Antonio; GOBBI, Maria Cristina
(Orgs.). Teoria da Comunicao. Antologia de Pesquisadores Brasileiros. Rio Grande do Sul:
Sulina, 2004.
BELTRO, Luiz. Folkcomunicao: conceitos e definies. En GOBBI, Maria Cristina (Org.).
Folkcomunicao: a mdia dos excludos. Cadernos da Comunicao nr. 17 srie Estudos. Rio
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CARNEIRO, Edison. A dinmica do folclore. Rio de Janeiro: Civilizao Brasileira, 1965.
MARQUES DE MELO, Jos. O folclore miditico. En MARQUES DE MELO, Jos. A esfinge
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MARQUES DE MELO, Jos. Mdia e cultura popular. Histria, taxionomia e metodologia da
folkcomunicao, So Paulo: Paulus. 2008.
NAVA, Rosa. Pensamento Comunicacional Latino-Americano: Luiz Beltro. Trabalho de curso,
apresentado para a disciplina Pensamento Comunicacional Latino-Americano, ministrada pelo
professor Jos Marques de Melo, no Programa de Ps-Graduao em Comunicao Social, da
Universidade Metodista de So Paulo, curso de doutorado, em 1998. Texto no publicado.
Reflexiones metodolgicas en la
Investigacin en Folkcomunicacin
46
Jnior Pinheiro
Universidade Federal da Paraba, Joo Pessoa,PB
juniorpinheiro@ymail.com.
Jnia Martins
Universidade Federal da Paraba, Joo Pessoa, PB
juniamartins@ymail.com.
Introduccin
Al iniciar su investigacin sobre el ex-voto como vehculo periodstico, Luiz Beltro percibi que
formas no ortodoxas de comunicacin eran utilizadas por los sectores populares que, o bien no tenan
acceso a los vehculos masivos/tradicionales o sus mensajes pasaban por dichos vehculos que
desconocan su realidad. La investigacin emprica realizada por Beltro en ese primer momento hoy
podemos decirlo as fue en verdad una investigacin periodstica.
Como un reportero en busca de noticias, Beltro fue percibiendo que gran parte de la poblacin,
especialmente la nordestina, llevaba a cabo su propia comunicacin. A partir de esta primera experiencia
con el ex-voto y con el fuerte incentivo para continuar este estudio (especialmente de Cmara Cascudo),
Beltro desenvolvi su gran investigacin (entre 1959 y 1967) y la present como tesis doctoral. En este
trabajo, Beltro acu el trmino folkcomunicacin.
El recurso metodolgico de Beltro, expuesto en el cuarto captulo de su tesis, deja claro que l no se
conformaba con la realidad brasilea descrita por los estudiosos de la poca que referia a los dos Brasil, uno
en franco desarrollo cultural y econmico y otro marginalizado que trababa el camino de progreso. Una
clara divisn binaria aunque no analizada como una posicin (o lucha de clase), pero s entre dos
geografas, dos culturas distintas.
Beltro tena un problema de investigacin y conoca exactamente lo que quera saber con dicha
investigacin. En sus propias palabras:
Cmo se informaban las poblaciones rudas y alejadas del interior de nuestro pas continental? Por qu
mdios y cules vehculos manifiestan su pensamiento, su opinin? Qu especie de periodismo y qu forma46 Trad. por YEZ AGUILAR, Cristian. Presentado en el GT Folkcomunicao del XIII Encontro dos Grupos de
Pesquisa em Comunicao XXXVI Congresso Brasileiro de Cincias da Comunicao, 2013.
130
Partiendo de esas preguntas y pensando en esa realidad brasilea dividida en dos Brasil, Beltro se
adentra en el interior nordestino para poder observar y conversar con los agentes locales, de polticos a
bicheiros, pasando por todas las camadas sociales y culturales. El objetivo era identificar en esas personas a
los
agentes de comunicacin popular, los catimbozeiros; estudiar su lenguaje, situar en su mensaje
aparentemente distante del propsito informativo-opinativo - la mayor parte de las veces destinada
especficamente a contrarrestar el ocio, proporcionar mero entretenimento o hacer negcios situarle un
contenido rico en significados que producira en el oyente, en el lector o en el asistente el mismo efecto de
retrica periodstica entre los receptores del otro Brasil (BELTRO, 2001, p. 76-7).
Para llegar a esos agentes, Beltro se vali de las lecciones de Lazarsfeld, que haba dicho que los
lderes de opinin no se encuentran particularmente en las clases ms eruditas, al contrario, se distribuyen
de forma equilibrada por todas las clases y profesiones y tambin de la concepcin de la dinmica del
folclore de Edison Carneiro , especialmente en la reinterpretacin y actualizacin de una tradicin.
Carneiro estuvo ligado al Partido Comunista y, a pesar de no citar directamente los estudios de Karl
Marx (por razones de fuerza poltica), podemos decir que su investigacin se encuadra en la episteme de la
dialctica (materialista). Estas problemticas epistemolgicas fueron discutidas por Isabel Amphilo (2010). Con
ello, acreditamos que la investigacin folkcomunicacional puede ser desarrollada con mltiples
aproximaciones metodolgicas. Ese es el objetivo de este trabajo.
131
132
133
Fenomenologa de la Folkcomunicacin
Adems de la perspectiva marxista, Antonio Hohlfeldt (2013) promueve la fenomenologa como un
punto de vista posible para la definicin de mtodo en la investigacin de Beltro. Para ello, esboza la
necesidad de la comunicacin de los seres humanos con las cosas y con los otros, que ms alla de estar en
el mundo, siguen en busca de una comprensin. Para la fenomenologa, esta comprensin pasa
obligatoriamente por la apariencia; antes de mirar sobre el mundo que existe, es validado aquel sobre el
mundo que es percibido. Percepcin, intuicin y efemeridad son palabras clave en la tentativa de enlace de
la fenomenologa con las manifestaciones folkcomunicacionales.
Antes de penetrar en la fenomenologa propiamente dicha, Hohlfeldt (2013) realiza una breve
trayectoria de Platn a Husserl, en la explicacin de conceptos que refieren a la percepcin del mundo. En
Platn, recuerda la definicin de las dos realidades - la sensible, mundo de imgenes y apariencia; y la
inteligible, compuestas por las cosas fsicamente verificables. El idealismo platnico logra la primera
simiente de la fenomenologa, pues concibe la idea como algo permanente a todo objeto; agudizando la
labor investigativa sobre la representacin y el devenir de todas las cosas, estimulando la complementaridad
entre razn y sensibilidad.
134
Es a partir de los presupuestos platnicos que Aristteles discurre sobre la physis, considerando la
inteligencia humana como nica posibilidad de conocimiento de la verdad; nico medio de apreciar la
totalidad y la realidad del ente. Pese a lo anterior, esta apreciacin est dotada de intuicin. Tal proposicin
es actualizada en los estudios bergsonianos, que conciben la intuicin como principio para la explicacin
lgica.
As contina su repaso hasta llegar a Edmund Husserl, considerado padre de la fenomenologa.
Hohlfeldt repasa por la obra del filsofo empirista John Locke, y su realce de la importancia de los
sentidos para establecer las deducciones; y de Immanuel Kant, filsofo que concibe la existencia de otras
realidades en s mismas, independiente de la percepcin humana". El idealismo trascedental kantiano es
criterio analtico fundamental para el balizamiento fenomenolgico. La crtica a este criterio es hecha por
Husserl (1986), que considera la fenomenologa de Kant como incompleta, especialmente debido a la
ausencia de un mtodo bien elaborado y una construccin sistemtica, lo que le impedira el ser vista en el
cetro de la ciencia plena.
Como parte de la construccin de una via metodolgica, el principio de intencionalidad se considera como
una de las principales contribuciones de Husserl. Para l, la intencionalidad es un acto psquico, es siempre
la consciencia de alguna cosa. De este modo, no es obligatoriamente preciso que el objeto sea visto, o lo
mismo, que exista, para que individuo piense sobre l. Y siendo la intencionalidad un acto de consciencia,
no cabe la preocupacin si lo que es pensado corresponde al objeto externo; pues este puede ser un nico
cuerpo y puede ser moldeado de varias formas, de acuerdo a los ojos de quien mira.
La fenomenologa sugiere entonces una realidad construda socialmente y entendida como lo
percibido, interpretado y comunicado. Una realidad que no se muestra como nica o acabada: existen
tantas cuantas fueran sus interpretaciones y comunicaciones. Existe la desconfianza de todo lo que es
ordenamiento y estructuracin; siendo as el desorden y el caos, el movimiento muestra un "objeto vivo"
y, por lo tanto, rico para la investigacin. El concepto, como algo cerrado e incorruptible, no resulta
confortable delante de los mltiples lenguajes que mueven a los tantos grupos socioculturales.
La comunicacin tejida en la microsociologa de lo cotidiano, con base en la fenomenologa, se
presenta en un carcter multidimensaional, movida por variadas formas estticas. En este sentido, los
procesos comunicacionales tienden a revelar los lenguajes subterrneos por medio de sociabilidades
afloradas, formas sociales generadas sin obligacin de contacto, tal como las manifestaciones espontneas
de la cultura popular.
Es interesante percibir cmo los grupos delineados por Beltro fomentan objetos de estudio idnticos
a los de la fenomenologa contempornea, que considera la formacin de tribus por lazos afectivos en la
sociedad de masas, en encuentros puntuales de inters comn, en la intencin de re-vinculacin (religacin) con el sentidmiento del mundo (MAFFESOLI, 2010). Maffesoli (2004) exalta la comunicacin
como una realiance, como un cimiento social del mundo post-moderno. En paralelo, Luiz Beltro observa:
Los grupos constitutivos de la sociedad ora estn organizados con una misin especfica a cumplir e intereses
definidos a salvaguardar (...); ora son informales, ligados apenas espiritualmente por ciertas ideas filosficas,
intereses generales y experiencias comunes a la especie humana (...) Los grupos se encuentran, de este modo,
vinculados a un orden semejante de ideas y a un propsito comn: adquirir sabidura y experiencia para
sobrevivir y perfeccionar la especie y la sociedad. Sabidura y experiencia, sobrevivencia y perfeccionamiento
que slo consiguen mediante la comunicacin (BELTRO, 2001, p.53)
As como Beltro da importancia a la fuerza de la comunicacin de los pequeos grupos por medio de
expresiones aparentemente banales, Maffesoli, refirindose a las experiencias compartidas en el da-a-da,
las cuales llama de nada o casi nada, dice que "los rituales minsculos se invierten hasta tornarse base de
sociabilidad" (MAFFESOLI, 2010, p. 53). Son exactamente estos rituales los que dan una eficacia
simblica a la vida. El autor valora las manifestaciones externalizadas por los grupos perifricos en la
delimitacin de sus territorios, llegando a citar a Gilberto Freyre al tratar la perseverancia del pueblo en la
ocupacin de su espacio. Para Maffesoli (2010, p. 202), el pueblo es un genio del lugar, su vida en el dia-a-dia
asegura la ligacin entre el espacio y el tiempo. l es el guardan no-consciente de la sociabilidad.
135
Con dilogos que parten del aprendizaje con su maestro Gilbert Durand a su vez alumno de
Bachelard y Jung , Michel Maffesoli piensa en una sociologa presa por la razn sensible, tpica de una
sociologa comprensiva. En esta via, sugiere una direccin de investigacin para "cmo el objeto se
presenta", en lugar de "lo que el objeto representa". De este modo, recurre al formismo con
reformulaciones de la sociologia propuestas por Simmel.
Por otro lado, al hablar sobre grupos perifricos urbanos, la fenomenologa tiende a no abordar
conflictos de clase o cambios estructurales. La descripcin de las apariencias moldea una mirada en
direccin al mundo y las cosas, la forma del objeto y sus trazos impresos en el inmediatismo que da la
percepcin del investigador. Lo presente, el ahora y el instante se muestran victoriosos ante los punteros
horarios y la tradicin - un presentismo se establece como uno de los instrumentos para la investigacin.
En este sentido, el historicismo es ignorado, en una crtica radical a Marx y Hegel, por ejemplo.
En el anlisis de Hohlfeldt se esbozan tres caminos orientadores de la Fenomenologa de la
Folkcomunicacin. Entre ellas se destaca la primera: "a) fuerte diferenciacin socioeconmica y, por
consiguiente, cultural, entre los distintos segmentos poblacionales de la sociedad brasilea". En ese
contexto sera posible indagar y tratar la diferencia socioeconmica/diferencia de clases sin pasar por
conceptos como hegemona cultural y superestructura? Sera posible lo anterior tomando en cuenta
solamente la descripcin o el carcter formal de las manifestaciones folkcomunicacionales ms all de las
apariencias, las complejidades semnticas e histricas de los grupos folclricos y de la comunicacion
popular teniendo como factor clave lo que es inmediato y superficial o simplemente cmo ellos se muestran?
De seguro, los hilos que pueden tejer la trama entre la fenomenologa y la folkcomunicacin tienen,
en este presentacin del texto de Antonio Hohlfeldt, un carcter fundamentalmente preliminar. Se trata de
deducciones rasas que deben ser develadas en investigaciones ms profundas. De cualquier modo, aunque
corran el riesgo de equvoco, siempre es una experiencia vlida para el estmulo de la apertura de nuevos
conflictos y sendas.
136
produccin cultural o para desenvolver medios alternativos por los cuales se podran buscar estrategias
contra-hegemnicas" (JOHNSON, 2006, p. 104).
El proceso folkcomunicacional, de acuerdo con Beltro (1980, 2001) y Benjamin (2000, 2004),
contempla las dos proposiciones de Johnson. En relacin a la transformacin de los medios de
comunicacin tal cual propone Trigueiro (2008), entendemos que los activistas mediticos son
responsables de transformar el sistema comunicacional. Ese activista puede buscar elementos de la
industria masiva o apoyarse en preceptos folclricos para garantizar el derecho a la comunicacin de sus
influenciados.
Tambin observamos en el proceso de folkmarketing, descrito por Lucena Filho (2007), un ejemplo
de transformacin. El autor explica que rganos pblicos y privados utilizan preceptos de la cultura
popular para divulgar (vender) su imagen a travs de estrategias de marketing y del proceso
folkcomunicacional. Luyten (2006), al defender el dilogo entre lo popular y lo masivo, dice que la cultura
popular puede estar presente en los vehculos masivos, bien como lo masivo en lo popular, ese proceso
deja explcito la idea de la transformacin, tanto de la cultura popular como la de masa. Otro ejemplo son
los folguedos populares como el Bumba-meu-boi (Maranho) y Boi Bumb (Amazona) que se transformaron en
eventos masivos al igual que el Carnaval, las Rodas de Samba y La Fiesta de San Juan. Benjamin (2004)
tambin narra que muchos grupos folclricos incorporaron elementos de la cultura de masa
(principalmente televisiva) en sus manifestaciones folclricas, sobre todo las que se encuadran en una
espectacularizacin folkcomunicacional. Sin entrar en la discusin sobre si esto ltimo es negativo o
positivo, es un hecho que esa interface gener una modificacin, transformndola en una cultura hbrida.
El segundo argumento (desarrollar medios alternativos) de Johnson tambin est previsto en las obras
de Beltro y Benjamin. Medios alternativos folkcomunicacionales son el cordel, almanaque, folhinhas,
mamulengos, folleto popular, ex-votos, entre otros. El cordel, por ejemplo, tiene como una de sus caractersticas la
informacin de acontecimientos tambin mediticos que se transforman en temas usados por los
cordelistas para informar y formar opinin de sus lectores. Adems de eso, podemos citar los diarios de
barrio que dan a los ciudadanos la posibilidad de verse, mirar una noticia y saber que ella les habla sobre y es
parte de su cultura. Una radio comunitaria autntica tambin cumple el papel de plaza pblica y puede ser
vista desde una ptica folkcomunicacional. Incluso la creacin de sitios en internet puede ser entendida
como medio alternativo para divulgar una determinada cultura y promover la ciudadana.
El segundo modelo dentro de la perspectiva culturalista propuesta por Johnson son estudios basados
en el texto que al focalizarse en las formas de los productos culturales, en general, se han preocupado por
las posibilidades de una prctica cultural transformativa (JOHNSON, 2006, p. 105). El autor ingls
explica que, sobre esta ptica, est la nocin de una autoproduccin discursiva de sujetos, especialmente
en la forma de historias y memorias (p. 95) y el carcter de los textos oral histricos (p. 122).
Los medios alternativos folkmediticos, adems de ser productos culturales, se preocupan de las
transformaciones culturales. Los folletos de cordel, por ejemplo, adems de guardar la memoria de una
comunidad, tambin adquieren funcin periodstica. En palabras de Roberto Benjamin:
Para los folhetos de actualidad los poetas actan como periodistas, algunos se titulan como poetas-reporteros.
En el caso de acontecimientos locales o regionales van a la escena del crimen o del accidente, hacen
observaciones directas y entrevistas testimoniales; para los hechos que no pueden observar en directo utilizan
como fuente los medios de comunicacin social y entonces funcionan como intermediarios entre stos y el
pblico (BENJAMIN, 1980, p. 110).
Aunque respecto de la literatura de cordel, Luyten (1987) explica que la participacin de los cordelistas
en los acontecimientos es directa, "ya se fue el tiempo en que el poeta popular se refera a las princesas y
caballeros andantes, el tiempo de bichos que hablaban y de cangaceiros47 arrepentidos (LUYTEN, 1987, p.
67). Actualmente los poetas populares viven en las grandes metrpolis y sienten los problemas de la ciudad
como los dems habitantes. Aunque Luyten comenta que "aunque siempre procure salvaguardar los
47 Nombre que se otorgaba a personas que vivan en bandas armadas al margen de la ley en el nordeste brasileo. Su
presencia est documentada entre mediados del siglo XIX y los primeros decenios del siglo XX (Nota del traductor).
137
sentimientos de nacionalismo y dignidad humana, el poeta popular percibe que para vencer las dificultades
del momento es preciso mucha lucha. Y l, como portavoz de los dbiles, deber estar al frente
(LUYTEN, 1987, p. 67-68).
Ya los estudios basados en culturas vivas (tercer modelo de estudios) son presentados por Johnson
asociados con una poltica de representacin, "apoyando las formas vividas de los grupos sociales
subordinados y criticando las formas pblicas dominantes a la luz de sabiduras ocultas. Este trabajo puede
incluso aspirar a tornar hegemnicas culturas que comnmente son privatizadas, estigmatizadas o
silenciadas (JOHNSON, 2006, p. 105).
Las palabras del investigador britnico vienen al encuentro de los grupos marginalizados propuestos
por Beltro (1980). Beltro explica la existencia de tres grandes grupos marginalizados, los rurales, los
urbanos y los culturales. Cabe aqu una reflexin sobre los grupos culturalmente marginalizados. Beltro
subdividi en grupo en: mesinicos (seguidores de un lder carismtico que sigue una doctrina no
hegemnica), polticos-activistas (lderes que representan el orden local, siendo reconocidos por una
comunidad, detentan poder local pero no regional; pueden hacer uso de la fuerza para la mantencin del
poder) y ertico-pornogrficos (personas que van contra el orden moral y sexual vigente en la sociedad, es
decor, forman parte de este grupo las prostitutas, los homosexuales, las feministas, etc).
Al trabajar con los grupos culturalmente marginalizados de Beltro, necesariamente utilizaremos el
concepto de hegemona de Gramsci, tambin muy estudiado y evocado en los Estudios Culturales. El
individuo marginal, para Beltro, es aquel que est al margen de dos culturas, una hegemnica (dominante)
y otra contrahegemnica (folk). Podemos incluir las luchas de las minoras en este contexto, muchas
luchas por el reconocimiento y la reivindicacin de los mismos derechos (lo que incluye el derecho a la
comunicacin) de los grupos hegemnicos, tal cual prev Johnson.
El individuo marginal descrito por Beltro (1980) muchas veces se presenta dentro de las normas
socialmemte aceptadas, pues l teme ser rechazado por determinados grupos, pero cuando est junto a su
grupo folk, puede asumir su identidad dentro de ese grupo. Por ejemplo, es difcil para un homosexual
declararse gay en un ambiente de trabajo y/o escuela, pero cuando est junto a otros homosexuales l
(puede) no tener problemas en asumirse como tal, claro, una vez que ha pasado por el proceso de coming
out.
Consideraciones finales
Este trabajo no pretende ser conclusivo, tampoco limitar la folkcomunicacin a los mtodos aqu
descritos. Nuestro objetivo fue demostrar que otras perspectivas tambin pueden ser aprovechadas en los
estudios folkcomunicacionales. El mtodo funcionalista utilizado por Beltro en la concepcin de su tesis
sobre folkcomunicacin, se constituye en base a un anlisis interpretativo que enfatiza la funcin social de
un fenmeno y no su efecto. Es tambin conocido como teora de consenso debido a una visin
determinista. Tal mtodo considera la sociedad como una estructura funcional compleja, con funciones
desempeadas y manifestadas por cada grupo social que la integra.
Ya el mtodo marxista tiene como base filosfica el materialismo dialctico, que tiende a exaltar la
importancia de la prctica social y de las relaciones materiales entre las clases constitutivas de una
sociedad. La investigacin con lnea marxista incorpora factores como relaciones, modos y medios de
produccin, las fuerzas productivas y los sujetos como seres sociales. De este modo considera la
materialidad del mundo, la prctica y la conciencia social como factores elementales en el
desenvolvimiento de la investigacin.
La fenomenologa, a su vez circunscrita como una metodologa de comprensin, procura observar las
apariencias primeras de cada fenmeno. Normalmente se utiliza la descripcin del objeto observado y sus
manifestaciones. La aprehensin de lo que es visto, de lo que es notado, por lo tanto, se muestra como
uno de los instrumentos posibles para la investigacin. Intenta lograr la esencia de objeto y para eso,
considera la superficie del mismo, su forma y no su profundidad como elemento norteador de la
interpretacin.
Por ltimo, el mtodo culturolgico procura identificar la naturaleza de la cultura en las sociedades
contemporneas; partiendo de un anlisis de la Teora Crtica. Una apreciacin culturolgica concibe
138
normalmente la cultura como un producto fabricado por los mass media; luego imbuda de valores,
smbolos, mitos e imgenes que convergen en la construccin de una dimensin simblica.
Todos estos mtodos supracitados, relacionados con la Teora de la Folkcomunicacin, pretenden
situarse en este artculo como senderos posibles y no como caminos nicos. La intencin es traer
discusiones imprescindibles a todo el campo cientfico, en realce a sus matices y complejidades de
investigacin. En el caso de la folkcomunicacin, disciplina que alcanza su madurez acadmica y su
riqueza cultural y social, acreditamos que es importante la amplitud de miradas en la tentativa de alcanzar
otros vuelos metodolgicos.
139
Bibliografa
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Luiz Beltro
Luiz Beltro de Andrade Lima naci en Olinda (PE) el da 08 de agosto de 1918, hijo de Francisco
Beltro de Andrade Lima, cirujano dentista, y de Maria Amlia Themudo de Andrade Lima. Su formacin
siempre tuvo influencias religiosas, por ser de una familia catlica, de modo que la primera escuela que
frecuent fue el Externado So Jos, donde el lugar de la palmatoria fuera ocupado por una pequea repisa
sobre la cual, siempre ornamentada con flores, estaba la imagen del patrono, el carpintero de Nazaret, el
buen Jos de la cancin (BENJAMIN, s/d, p. 5).
A los doce aos, en 1930, se volvi seminarista, poca en que escribi un romance llamado O Aimor,
que trataba del amor entre una tupiniquim y un aimor, de cuya unin [...] haba surgido la tribu capixaba
de los Tupina (BELTRO, 1998, p. 162). El seminario era un ambiente ausente de noticias. Mas con la
llegada del padre Joo Porto Carrero Costa, eso cambio, pues l percibi cun distanciados estaban los
seminaristas olindenses de la realidad que palpitaba all afuera, de las ideas que se difundan en los campos
de la ciencia y de la fe, de los problemas agudos y angustiantes de un mundo agitado por una crisis
econmica y social sin precedentes (BENJAMIN, s/d, p. 12). Eso fue fundamental para Beltro, pues
pas a repensar su vocacin para el sacerdocio.
A los catorce aos dej la sotana y se fue a estudiar en la Escuela Pernambucana y, en seguida, a la
escuela de Derecho, en una poca en que los estudiantes que permanecan en Pernambuco tenan apenas
tres escuelas de nivel superior para escoger: Medicina, Derecho e Ingeniera. Beltro se decidi por el
Derecho.
Su carrera en las humanidades ya estaba siendo formada, pues un factor de mucha influencia en su
formacin fue la participacin en los Centros de Cultura, o Gremio Literarios:
Cada ciudad tena su Centro de Cultura como hoy casi toda ciudad tiene su Academia de Letras. Yo fui no
solamente socio fundador sino tambin presidente del llamado Centro de Cultura Humberto de Campos, en
Olinda. Este centro estaba naturalmente bajo la gida de un periodista, pues mi generacin fue influenciada
142
por Humberto de Campos como periodista y cronista. Fue en este Centro de Cultura que conoc algunas
personas que de cierto modo se destacaron en las letras brasileas o en la poltica. Fue ah que conoc, por
ejemplo, al famoso lder de las Ligas Campesinas, Francisco Julio. l fue mi compaero de adolescencia y le
tengo como amigo hasta hoy. All tambin Ledo Ivo, poeta y hombre de letras. Aquel Centro promova
debates con escritores, haba ah un inicio literario que me dio un buen inters por las letras. Ah yo entr a la
Facultad de Derecho, que mi entrevistador [Jos Marques de Melo] conoce bien, pues ah l tambin estudi.
(BELTRO, 1998, p. 163).
Beltro sali de la Facultad de Derecho en 1943. Sin embargo, ya era periodista desde 1936, habiendo
comenzado el da 15 de diciembre como revisor. Su primer reportaje, publicado el 18 de diciembre de
1936, ya indicaba sus intereses por la cultura popular, tratando de devociones y romeras a la Iglesia del
Monte, en Olinda, habitada por un viejo monje benedictino (BELTRO, 1998, p. 166).
En 1965, escribi un artculo denominado El exvoto como vehculo periodstico, publicado en la
revista Comunicaes e Problemas48, que indic las bases de la Folkcomunicacin, afirmando que uno de los
grandes canales de comunicacin colectiva es, sin duda, el folclor.
En el artculo antes citado, Beltro ya daba pistas de su investigacin que resultara en la
Folkcomunicacin. Antes de profundarse en las cuestiones especficas de los exvotos, el texto enumera
locales, actores y medios que tienen el poder de ser difusores de informacin: farmacia, barbera, chofer de
camin, representante comercial, cantante ambulante, versos de poetas, folletos, e indica que
es tiempo de no continuar apreciando en estas manifestaciones folclricas apenas sus aspectos artsticos, su
finalidad diversional, mas procurar entenderlas como el lenguaje del pueblo, la expresin de su pensar y de su
sentir tantas y tantas veces discordante y hasta opuesta al pensar y al sentir de las clases oficiales y dirigentes.
(BELTRO, 2004, p. 118).
En 1967, Beltro defendi su tesis de doctorado sobre Folkcomunicacin, abordando los medios
populares de comunicacin. El trabajo fue aprobado con la mxima calificacin, conforme el juzgamiento
de tesis de uno de los miembros de la banca, Juan Beneyto:
A juicio del abajo firmante, el estudio que se dictamina muestra desde luego valor cientfico sobrado para
aspirar a la mxima calificacin que el procedimiento acadmico autoriza, por lo que estima que es obra
merecedora de Distincin con Honor. Por otra parte, como tampoco se le oculta el valor poltico del
empeo, se une fervorosamente a que un Brasil de mayor cohesin en los medios convencionales y
populares contribuya a afirmar esa anhelada comunidad mundial que no se acaba de constituir. (En
BENJAMIN, p. 310-311, 1998).
En el ao de 1965, Luiz Beltro fue invitado por el secretario de Prensa del gobierno Castelo Branco,
Jos Wamberto Assuno, para reorganizar la Facultad de Comunicacin de Masas de la Universidad de
Brasilia (UnB) (MARANINI, 1999). Sin embargo, Beltro pas poco tiempo en la UnB ya que, por
motivos polticos, fue despedido por el propio rector que le invit.
Tras ser desvinculado de la UnB, pas a ensear en el Centro de Ensino Unificado de Brasilia (CEUB),
siempre buscando espacio para estudiar la comunicacin en los grupos marginalizados. Tambin encontr
abrigo con sus amigos conterrneos, que dirigan la recin creada Fundacin Nacional del Indio
(BENJAMIN, 1998, p. 80), donde pas a evaluar el comportamiento de la prensa de Brasil sobre las
cuestiones indgenas, resultando en la publicacin del libro O ndio, um mito brasileiro, en 1977, por la editora
Vozes.
En 1985, Beltro sufri un accidente vascular cerebral que lo dej paraltico. An enfermo, tuvo
fuerzas para escribir y lanzar el libro Subsdios para uma teoria da comunicao de massa, con Newton Quirino.
Luiz Beltro falleci en el Hospital de las Fuerzas Armadas en Brasilia, el da 24 de octubre de 1986, a los
68 aos.
48 BELTRO, Luiz. O ex-voto como veculo jornalstico. Comunicaes e Problemas. V. 1, N 1, p. 9-15, 1965.
Recife: ICINFORM.
143
Folkcomunicacin
En su tesis de doctorado, Luiz Beltro indica que en 1959, cuando investig los vehculos
consagrados de comunicacin (radio, televisin, cine y peridicos), surgieron las dudas de cmo se
informaban las poblaciones rsticas y tardas del interior de nuestro pas continental? Por cules medios y
vehculos manifestaban su pensamiento y su opinin? (BELTRO, 2001, p. 74). Entonces se puso a
realizar investigacin bibliogrfica en revistas, peridicos, libros antiguos, volantes, etc. y tambin parti al
campo, manteniendo conversaciones con los seores de ingenio, jefes polticos, seoras con casi cien aos y
testigos de transformaciones sociales, encontrando agentes comunicadores en los ms diversos ambientes
e individuos.
Para responder a las indagaciones que surgieron, el investigador pernambucano busc en Djacir de
Menezes la observacin de que los interioranos eran personas diferentes a las que vivan en los grandes
centros urbanos, pareciendo hablar otra lengua, que no comprendan los mensajes de los letrados, que
crean, apenas, en sus catimbs (BELTRO, 2004, p. 50). Visin corroborada por Pedro Calmon, que
tambin observ esta divisin.
Beltro vea el folclor no como algo esttico, sino que se adapta, se reinterpreta y se actualiza. Adopt
la idea de Edison Carneiro de que el folclor es dinmico. Cuando Carneiro escriba sobre la dinmica
intrnseca en el folclor, era una poca de debates entre los antroplogos y folcloristas sobre el
posicionamiento del campo de estudio. Pero, despus de muchas luchas, la perspectiva de que el folclor es
dinmico fue aceptada: no como sobrevivencia, no como tradicin, no como eco del pasado, mas como
fenmeno social y cultural vivo, actual, capaz de nacimiento, desenvolvimiento y muerte. (CARNEIRO,
2008, p. 91).
Es en esa perspectiva que el folclor se aproxima y puede ser visto como sinnimo de cultura popular,
como de hecho pas a ser observado por muchos investigadores en los ltimos veinte aos. La Carta do
Folclore Brasileiro, de 1995, sigue esta lnea, informando que:
1. Folclor es el conjunto de creaciones culturales de una comunidad, basado en sus tradiciones expresadas
individual o colectivamente, representativo de su identidad social. Se constituyen factores de identificacin de
la manifestacin folclrica: aceptacin colectiva, tradicionalidad, dinmica, funcionalidad. Resaltamos que
entendemos folclor y cultura popular como equivalentes, en sintona con lo que preconiza la UNESCO. La
expresin cultura popular va a mantenerse en el singular, aunque entendindose que existen tantas culturas
cuantos sean los grupos que las producen en contextos naturales y econmicos especficos.
2. Los estudios de folclor, como integrantes de las Ciencias Humanas y Sociales, deben ser realizados de
acuerdo con metodologas propias de esas ciencias.
3. Siendo parte integrante de la cultura nacional, las manifestaciones del folclor son equiparadas a las dems
formas de expresin cultural, bien como sus estudios a los dems ramos de las Humanidades.
Consecuentemente, debe tener el mismo acceso, de pleno derecho, a los incentivos pblicos y privados
concedidos a la cultura en general y a las actividades cientficas. (COMISSO NACIONAL DE
FOLCLORE, 1995).
Otro aporte terico que fundament los estudios de Folkcomunicacin fue el flujo de comunicacin
en dos niveles (two-step flow of communication), con la figura del lder de opinin, que es una persona con
funcin mediadora entre los mensajes de los medios de comunicacin masivos y los receptores. Este
agente social es un personaje casi siempre del mismo nivel social y de franca convivencia con los que se
dejaban influenciar, llevando sobre ellos una ventaja: estaba ms sujeto a los medios de comunicacin que
sus liderados (BELTRO, 2001, p.68). Esta referencia proviene de Paul Lazarsfeld, y ayud a rechazar la
idea de un medio omnipotente y omnipresente. Beltro explica el uso de esta teora afirmando que
144
Podr a algunos menos avisados parecerles que or el testimonio de ciertos de estos individuos hubiera sido
prdida de tiempo. Y que no olvidara yo la leccin de Lazarsfeld de que los lderes de opinin no se
encuentran particularmente en las clases ms cultas o entre las personas de mayor prestigio de la comunidad,
pero se distribuyen de forma bastante equilibrada para todas las clases y profesiones (BELTRO, 2001,
p.76).
Uno de los motivos por el cual Luiz Beltro se ha visto, por algunos, como un funcionalista, se da,
tambin, por el uso de esas ideas de Lazarsfeld, quien era un socilogo de la comunicacin de orientacin
norteamericana. El funcionalismo tiene como principales pensadores en Estados Unidos a Robert K.
Merton y Talcott Parsons, este ltimo teniendo como su ms relevante publicacin el libro A Estrutura da
Ao Social (1937).
El funcionalismo tiene como uno de sus padres el antroplogo polaco Bronislaw Malinowski, autor
de Uma Teoria Cientfica da Cultura (1970), en la cual defiende el uso de la psicologa behaviorista de
estmulo y respuesta. Beltro (1980, p. 22) rechaz las nociones de que el receptor es pasivo y que el
medio de masa es omnipotente, indicando que investigaciones cientficas de carcter universitario,
realizadas en los EUA y en otros pases, destruyeron el mito de que los medios de masa eran
todopoderosos y ejercan influencia decisiva directa en la aceptacin de nuevas ideas. Fue en el sentido de
fuerza popular que Beltro pens la Folkcomunicacin, pues l crea que las clases marginalizadas creaban
y se comunicaban por medios alternativos; en la potencia que los medios de comunicacin del pueblo
haban de ser transmisores de ideas propias de sus culturas; de ser medios de protesta contra los males
vividos, y de que el pueblo aprenda y enseaba teniendo como espacio de mediacin
la plaza de la feria, la estufa, las ventas y pulperas, puertos fluviales y pequeos fondeaderos de la costa, el
patio de la iglesia, la farmacia y la barbera, la terraza de las casas grandes, donde las novedades son recibidas e
interpretadas, provocando la cristalizacin de opiniones capaces de, en determinado momento y bajo cierto
estmulo, llevar una masa aparentemente disociada y aptica a una accin uniforme y eficaz. (BELTRO,
1980).
El fragmento antes citado arremete al concepto de Centro de Informacin, el cual indica la fuerza de la
cultura en la produccin y en la difusin de conocimientos. En el transcurrir de su tesis son abordados
aspectos educativos y comunicativos, como, por ejemplo, en el perodo pr-cabralino, la orientacin de
dislocamiento en las selvas era realizada a travs de ramas quebradas y marcas en los troncos de los
rboles, o la indicacin de que un determinado lugar era bueno para pescar a travs de un dibujo de pez
en el margen del ro, etc.
En relacin a la tesis de doctorado de Luiz Beltro, la parte conclusiva de la obra indica caractersticas
fundamentales de la Folkcomunicacin: a) que hay un sistema especfico de comunicacin entre grupos
marginalizados; b) los lderes de opinin existen y desempean una importante funcin social, aunque,
algunas veces, no lo perciban; finalmente, c) los mensajes folkperiodsticos se adaptan al pblico, pues el
folkperiodista exagera, carga en las tintas, aumenta o reduce el acontecimiento, buscando mejor
sensibilizar a su pblico. No se trata, sin embargo, de un proceso de deformacin, sino de una forma de
adecuar la informacin a la mentalidad del receptor (BELTRO, 2001, p. 258).
Otra obra relevante para el rea de estudio en debate es Folkcomunicao: a comunicao dos marginalizados,
publicada en 1980 por la editorial Cortez. Est dividida en cinco captulos: Civilizacin y comunicacin, El
sistema de la Folkcomunicacin, Los grupos rurales marginalizados, Los grupos urbanos marginalizados y Los grupos
culturalmente marginalizados. En ella, el investigador pernambucano continu defendiendo la no
omnipresencia y la no omnipotencia de los medios de comunicacin ortodoxos; formas de comunicacin
surgen de acuerdo con los aspectos econmicos y culturales; que la caracterstica predominante en los
agentes comunicadores y en las modalidades de transmisin de los mensajes autnticamente populares era
folclrica (BELTRO, 1980, p. 24); y que la tesis de la dinmica del folclor de Edison Carneiro estaba
comprobada.
145
En este libro de 1980, la Folkcomunicacin tiene su sistema mejor explicado que en la tesis, y algunas
caractersticas fundamentales aparecen de manera ms clara:
las manifestaciones son sobre todo resultado de una actividad artesanal del agente comunicador, en cuanto
que el proceso de difusin se desarrolla horizontalmente, tenindose en cuenta que los usuarios caractersticos
reciben los mensajes a travs de un intermediario propio en uno de los mltiples periodos de su difusin.
(BELTRO, 1980, p. 27).
Imagen N1
Tambin fue verificado que el flujo de comunicacin en dos niveles pueda ser un flujo en mltiples
periodos comprendiendo medios y la relacin de lderes con su grupo ms ntimo, lderes con otros
lderes y, al final con la gran audiencia de folk (BELTRO, 1980, p. 32).
La audiencia de la Folkcomunicacin son los grupos marginalizados, que fueron divididos en tres
grandes conjuntos por Luiz Beltro:
1) Los grupos rurales marginalizados, sobre todo debido a su aislacionismo geogrfico, su penuria econmica
y bajo nivel intelectual. Poseen las siguientes caractersticas: habitantes de reas aisladas, subinformados,
desasistidos, en su mayora semianalfabetos o analfabetos, universo vocabulario reducido y/o particularsimo,
acceso restringido a los medios de masa, normalmente se valen de canales interpersonales directos
(BELTRO, 1980).
146
2) Los grupos urbanos marginalizados, compuestos de individuos situados en los escalones inferiores de la
sociedad, constituyendo las clases subalternas, desasistidas, subinformadas y con mnimas condiciones de
acceso. Tambin poseen las siguientes caractersticas: reducido poder adquisitivo y se concentran en
aglomerados de viviendas con poca seguridad e higiene (BELTRO, 1980).
3) Los grupos culturalmente marginalizados, urbanos o rurales, que representan contingentes de contestacin
a los principios, a la moral o a la estructura vigente. Altercan la cultura y la organizacin social establecida, en
razn de adoptar una filosofa contraria a las ideas y prcticas generalizadas de la comunidad. Conforme
Beltro (1980, p.103-104), esos grupos son divididos en tres:
A) Mesinico: que es compuesto de seguidores de un lder carismtico, cuyas ideas religiosas representan
falsificaciones, adulteraciones, exacerbaciones o interpretaciones personalsimas de dogmas y tradiciones
consagradas por las creencias y denominaciones religiosas establecidas y vigentes en el universo de la
comunicacin social;
B) Poltico-activista: el grupo activista tiene una ideologa que la comunidad, en su gran mayora, considera
extica o insoportable. Ellos son grupos que intentan mantener estructuras de dominacin y opresin
vigentes o revolucionar el orden poltico y social en que se fundamentan las relaciones entre los ciudadanos,
empleando fuerza como el arma principal para imponer sus directrices;
C) Ertico-pornogrfico: es compuesto por personas que no aceptan la moral y las costumbres que la
comunidad adopta como saludables, proponindose reformarlas en nombre de una libertad que conoce
lmites a la satisfaccin de los deseos sexuales y prcticas hednicas consideradas perniciosas por la tica
social en vigor (BELTRO, 1980). (En ARAGO, 2012, p. 42-3).
Para terminar este breve texto sobre las indicaciones iniciales de la Folkcomunicacin, ser destacado
observar la importancia del lenguaje49 y su diferenciacin de la lengua:
Hay una diferencia, por tanto, que no puede ser olvidada, entre lengua y lenguaje. En cuanto la lengua se
refiere exclusivamente al lenguaje verbal, lenguaje se refiere a cualquier tipo posible de produccin de
sentido, por ms ambiguo, vago e indefinido que sea ese sentido. Es as que la poesa es mucho ms lenguaje
que lengua y es as tambin que el cine y la msica, por ejemplo, son lenguajes sin ser lenguas (SANTAELLA,
1996, p. 313).
La Folkcomunicacin se revela como un rea de estudio ligada a las cuestiones del lenguaje, pues tiene
como fuente de datos la historia oral, la culinaria, la danza, el teatro, entre otros. Un ejemplo de lenguaje
es el exvoto, por el cual mensajes son transmitidos a los devotos y a los visitantes de las salas de milagros de
santos (cannicos o no cannicos). Una informacin puede ser pasada de una persona a otra por una
pieza o conjunto de piezas depositadas en locales de devocin. Beltro indica el anlisis del lenguaje, como
puede ser percibido en el libro Folkcomunicao: a comunicao dos marginalizados:
Como en la Folkcomunicacin cada ambiente genera su propio vocabulario y su propia sintaxis, y cada agente
comunicador emplea el canal que tiene a la mano y mejor sabe operar de modo que su pblico vea reflejados
en el mensaje su modo de vida, sus necesidades y aspiraciones, el encuadramiento de cualquier porcin de la
comunidad en uno de esos grupos depende, antes, de una investigacin de los lenguajes especficos utilizados
por los individuos que la componen y de los medios de expresin por l utilizados. (BELTRO, 1980, p. 40).
49 Para nosotros, lenguaje es cualquier sistema de signos empleados por los seres vivos del reino animal para la
expresin y/o el intercambio de informaciones (BELTRO, 1982, p. 65).
147
De esa manera, la Folkcomunicacin se abre para el anlisis de alimentos, disfraces, artesanas etc.,
como puede ser percibido en el texto El folclor como discurso50. La semiologa de Barthes es un camino para
esos anlisis, pues, de acuerdo con Beltro, Barthes ms osadamente encuentra una perspectiva
semiolgica en cualquier manifestacin de la vida social, todas ellas impregnadas de lenguaje y, por tanto,
de significaciones (BELTRO, 2004, p. 70).
As, algunos aspectos esenciales trazados por Beltro sobre la Folkcomunicacin fueron aqu
abordados. Esa teora contina siendo desarrollada por investigadores interesados en el rea, como Jos
Marques de Melo, Joseph Luyten, Roberto Benjamim y Osvaldo Trigueiro.
Una ltima indicacin es el libro Folkcomunicao: teoria e metodologa (2004), el cual trae entrevistas y
textos de Luiz Beltro, en los cuales es posible entender ms sobre el investigador pernambucano, la
Folkcomunicacin y su desarrollo hasta mediados de los aos 80.
148
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Torturar um corpo bem menos eficaz do que moldar um pensamento. Eis o motivo pelo qual a
comunicao a pedra de toque do poder. O pensamento coletivo (que no a soma dos pensamentos
individuais em interao, mas sim um pensamento que absorve tudo e difundido por toda a sociedade) se
elabora na comunicao. da comunicao que vm as imagens, as informaes, as opinies e por meio
desses mecanismos de comunicao que a experincia divulgada e transmitida ao coletivo/na coletividade.
(CASTELLS, 2006).
Consideraciones iniciales
En algunas reas o subcampos del conocimiento y en distintas situaciones, es preferible tener en
cuenta lo que no se conoce para luego, cuando sea posible, indicar pistas que permitan entender mejor un
concepto, objeto o problema de investigacin.
Salvando las proporciones, este parece ser el caso de la Folkcomunicacin. No porque no se tenga un
concepto o una orientacin para entender este enfoque, sino por la creciente confusin o generalidad que
la perspectiva disciplinaria sistematizada por Luiz Beltro (1980) sugiere.
Parte de esta mezcla deriva de la manera como se entiende el campo de la comunicacin en Brasil.
Puesto que las actividades de la prctica profesional en el rea comenzaron a ser reconocidas y legitimadas
gradualmente por sus respectivas especificidades. La idea de un no concepto parece superar otros
innumerables esfuerzos por indicar los lmites y las conexiones con otros campos del conocimiento.
Pero no todo puede ser entendido como un subcampo de la comunicacin. Las principales
actividades profesionales tales como el Periodismo, Relaciones Pblicas y Publicidad/Propaganda
tienen sus especificidades y mantienen un conjunto de directrices tcnicas, conceptuales u operativas
que se justifican y (auto) legitiman constantemente a travs de la forma de intervencin en la vida social.
Por lo tanto, no son meros temas o ejes del conocimiento. Como actividades con sus propias referencias,
se establecen con y por marcos conceptuales y metodolgicos, a la vez que dialogan con las reglas y
tcnicas de un hacer profesional socialmente reconocido en sus respectivos espacios de intervencin, y en
sus ms variados formatos, especificidades o segmentaciones.
150
Sin embargo, vale prestar atencin al hecho de que dichas marcas de la legitimidad social en
comunicacin no se dan simplemente por el reconocimiento de los espacios y las relaciones de mercado.
Esto es porque las actividades profesionales se justifican, antes o simultneamente, por acciones y
demandas sociales. En el caso del periodismo, por las demandas de un tipo de informacin, lo cual es
sistematizado con un valor social en la forma de un modo de conocimiento (GENRO FILHO, 1987). En
la publicidad, la situacin es diferente, ya que dichos conocimientos en la produccin de una informacin
con valor socialmente reconocido no se procesan de modo tan espontneo y casual o incluso reivindicado
por los rastros de una genialidad creativa, como se sospechaba hasta el siglo XIX, an bajo la influencia de
una corriente del romanticismo germnico. Desde la perspectiva de la comunicacin organizacional o
relaciones pblicas es la misma lgica, aunque forjada por otras marcas especficas de un hacer profesional.
No se puede decir lo mismo sobre sectores de conocimiento que fueron surgiendo e integran el
campo de la Comunicacin Social, aunque tal vez las fisuras sean ms legitimadas en Brasil que en otros
pases del mundo, al menos hasta ahora. La Folkcomunicacin como tambin sucede con la Semitica y
la Educomunicacin, por nombrar solo unos pocos ejemplos no se ubica como subcampo y como
actividad profesional en el rea. Cmo recuerda Marques de Melo (2007), se debe entender la
Folkcomunicacin como una disciplina (conceptual) de la comunicacin.
Por lo tanto, se afirma que en la conexin de reas, la Folkcomunicacin 51 se deriva de un
entendimiento con sesgo interdisciplinario, situado entre las expresiones del campo cultural (con nfasis
en caractersticas populares), de la Comunicacin y del Folclore. Y, por el enfoque propuesto en este
ensayo, se justifica el debate y la relacin con el Periodismo Cultural.
Una pista para entender el concepto de campo cultural pensado desde las reflexiones de Pierre
Bourdieu (1990) es la sistematizacin realizada por John B. Thompson (2013):
Um campo cultural um espao estruturado de posies sociais, que pode ser ocupado por agentes e
organizaes e no qual a posio de qualquer agente ou organizao depende do tipo e da quantidade de
recursos ou capital que eles tm sua disposio. Qualquer rea social um setor de negcios, uma esfera
da educao, um departamento esportivo pode ser tratada como um campo, no qual agentes e organizaes
esto interligados em relaes de cooperao, competio e interdependncia. Os mercados so uma parte
importante de alguns campos; porm, os campos so sempre mais do que mercados. Eles se constituem de
agentes e organizaes de diferentes tipos e diferentes nveis de poder e recursos, de uma variedade de
prticas e de formas especficas de concorrncia, colaborao e recompensa (THOMPSON, 2013, p.10).
De este modo, se comprende como Periodismo Cultural a los ms variados productos y discursos de
los medios guiados por caractersticas editoriales del periodismo (por ejemplo, puntualidad, universalidad,
inters, proximidad, difusin, singularidad, pluralidad, adems de las mencionadas marcas estructurales de
presentacin, como la claridad, la dinmica, entre otras) que, al abordar cuestiones relacionadas con el
mbito cultural, establecen, reflejan y disean formas de ser, pensar y vivir de los receptores, haciendo as
una forma de produccin singular del conocimiento humano en el entorno social donde se produce,
circula y es consumido (GADINI, 2009, p. 81).
Desde este enfoque interesa situar los aportes de la teora de la Folkcomunicacin para entender las
dinmicas del campo cultural, con repercusiones y proyecciones en el periodismo. Este camino tiene como
objetivo establecer dilogos entre las manifestaciones culturales y el hacer periodstico, para indicar las
relaciones y las tensiones en la produccin de la cultura a partir de los procesos de produccin articulados
por el campo de los medios de comunicacin52.
51 Vale la pena sealar que la Conferencia Brasilea de la Folkcomunicacin, que se celebr en la Universidad Metodista
de So Paulo, So Bernardo do Campo / SP , entre el 12 y el 14 de agosto de 1998, caracteriz la folkcomunicacin como
"disciplina cientfica" .
52 Esta perspectiva es elaborada por el grupo de investigacin en Periodismo Cultural y Folkcomunicacin de la
Universidade Estadual de Ponta Grossa (UEPG/PR), que desarrolla estudios sobre el tema de la cultura en el periodismo
en Brasil.
151
152
esto ligadas ao corpo e mente, e precisam de tempo para transmiti-las. A cultura identificadora (DE
OLIVEIRA, 2010, p. 47).
153
Y qu tiene que ver esto con el sector de las expresiones artsticas y culturales que dialogan con
tradicin, folclore y manifestaciones populares? Lo que al parecer podra significar una facilitacin a las
expresiones populares, irnicamente, se traducir tambin en distancias de los espacios editoriales
destinados a la cultura. Y eso, en general, por la lgica de la agenda de los medios, que implica tensiones
de disputas por la oferta de servicios y productos lanzados al mercado. Y entonces, las estrategias de las
industrias que operan en el mbito cultural brasileo en nada difieren de los otros sectores de la economa
y de otros pases tampoco: ya sea en msica, cine o literatura, entre otros segmentos del campo cultural, la
fuerza de los medios, recursos y polticas que dichas empresas utilizan para sostener sus productos y
servicios en el mercado de los medios siguen, por regla general, las mismas prcticas y tcnicas de
comunicacin.
154
En paralelo, todo lo que se poda apostar en trminos de expansin de las condiciones de visibilidad a
las manifestaciones populares parece perderse en los lmites de la lgica del mercado de los medios de
comunicacin. Al final, una cierta manifestacin popular interesa, fundamentalmente, en la medida en que
asegura la vuelta, adhesin de lectura, acceso y audiencia. Y, para ello, supone una estructura tcnica,
profesional y condiciones financieras para entrar y permanecer en la agenda de los medios de
comunicacin.
Por lo tanto, es en este sentido que la Folkcomunicacin se convierte en una perspectiva y, en ciertos
aspectos, en una luz en el tnel marcada por una constante oferta de servicios, productos o iniciativas que
difieren poco de la uniformidad predecible, basada en las tendencias y los vicios de lo que "es ms seguro
que vende" o "puede garantizar retorno" al escenario de los medios de comunicacin. La lgica de la
industria es la misma, ya sea en la cultura o en los medios de comunicacin.
No hay ninguna receta para esta situacin, pero en caso de duda conviene escuchar y leer aquellos que
siguen ms de cerca la produccin editorial del mercado cultural brasileo. En una entrevista al
suplemento literario MG, Srgio Augusto evala que para enfrentar a homogeneizao (cultural),
preciso, antes de mais nada, ter ousadia e condies para ser heterogneo (AUGUSTO, 2012, p. 7). Y se
podra pensar que quizs, una de las claves para enfrentar este desafo implica volver la mirada hacia las
riquezas y pluralidades de las expresiones culturales que existen en varias regiones y ciudades del pas.
Aunque sea difcil, esto no es una tarea solamente de los profesionales del Periodismo (editores y
53 En estudio sobre la presencia del rea de la cultura en sitios web periodsticos de Paran, en Brasil (WOITOWICZ,
2012), tambin se seala las limitaciones de la cobertura con respecto a las manifestaciones populares.
54 Disponible en <http://novo.itaucultural.org.br/revista/relatorio-caderno-de-cultura-itau-cultural> Acceso en 22
enero 2014.
155
reporteros), sino tambin de otros actores que integran los grupos sociales que interactan en el campo.
No por casualidad, es el propio Montesquieu quien ha sealado que la uniformidad es "uno de los peores
enemigos del gusto". (Cit. en FONSECA, 2012).
Adems de ampliar las condiciones de acceso a bienes y servicios culturales, tenemos que pensar en
maneras de discutir elementos capaces de reformular la formacin para la sensibilidad esttica. Esto es
porque el debate esttico es uno de los rasgos que involucra directamente al periodismo cultural.
O gosto tudo, e nada disso o desmerece ou desqualifica: datado, s faz sentido numa dada poca histrica,
de classe, individual, acadmico. Em sentido amplo, no existe um gosto geral, universal. No por
enquanto. Ainda bem: estamos num mundo ainda marcado pela diversidade e isso o torna interessante. No
quer dizer que um dado modo do gosto no possa apresentar-se como transhistrico, com ou sem razo
(COELHO, Cit. en FONSECA, 2012).
De todos modos, "escapar de la agenda" no equivale a ignorar la informacin y los servicios que estn
en pauta, pero tener en cuenta que las escenas y situaciones que marcan la vida cotidiana, y podran ser
descartadas por los criterios de inters periodstico, pueden tener importancia, universalidad, inters
pblico, pluralidad y tambin pueden entrar en juego en el circuito de relevancia social. Pero esto no es un
simple desafo, porque se trata de una revisin peridica de las estrategias de pauta y agenda editorial ms
all de la agenda factual, predecible y publicitada por los diferentes agentes del mbito cultural.
Segn el periodista Israel do Valle, de la forma como el camino an est siendo procesado, el
periodismo cultural brasileo se convirti en una modalidad de radar que llama la atencin por la
centralidad de la industria de la cultura: el actual modelo hegemnico entrega-se progressivamente ao
achatamento da inquietao e do potencial crtico e o aproxima da publicidade, como refm dos fluxos de
audincia (DO VALE, 2012, p. 28). La hiptesis parece lgica: el periodismo con caractersticas de
anunciante prioriza lo que ya se conoce y est cada vez ms alejado de la vida real, pues s enxerga o fato
quando a multido j o carrega nos ombros (DO VALE, 2012). Mientras tanto, de acuerdo con el mismo
autor, o jornalismo de erautoajuda consagrado pelas revistas semanais parece ter encontrado sua turma,
en varios casos que sirve como gua a los editores culturales de los diarios brasileos. De esta manera, a
lgica do momento falar o que as pessoas querem ouvir, e no o que seria importante dizer. Entre a
inclinao artstica (e jornalstica) mais questionadora e o talento para entreter (de preferncia, sem fazer
pensar), viceja o segundo. (DO VALE, 2012, p. 29).
Para pensar en este tema, vale la pena traer al debate una reflexin de Manuel Castells:
Embora o mundo afirme no ter mais confiana nos governos, nos dirigentes polticos e nos partidos, a
maioria da populao ainda insiste em acreditar que pode influenciar aqueles que a representam. Ela tambm
cr que pode agir no mundo atravs da sua fora de vontade e utilizando seus prprios meios. Talvez essa
maioria esteja comeando a introduzir, na comunicao, os avanos extraordinrios do que eu chamo de Mass
Self Communication (a intercomunicao individual). (CASTELLS, 2006).
En palabras del mismo autor, la Mass Self Communication est presente en internet, telfonos mviles y
otros dispositivos y medios.
A Mass Self Communication constitui certamente uma nova forma de comunicao em massa porm,
produzida, recebida e experienciada individualmente. Ela foi recuperada pelos movimentos sociais de todo o
mundo, mas eles no so os nicos a utilizar essa nova ferramenta de mobilizao e organizao. A mdia
tradicional tenta acompanhar esse movimento e, fazendo uso de seu poder comercial e miditico passou a se
envolver com o maior nmero possvel de blogs. Falta pouco para que, atravs da Mass Self Communication, os
movimentos sociais e os indivduos em rebelio crtica comecem a agir sobre a grande mdia, a controlar as
informaes, a desmenti-las e at mesmo a produzi-las. (CASTELLS, 2006).
156
En este contexto, parece que no hay solucin si no la apuesta en la reinvencin de los modos de
produccin editorial en cultura. hora de migrar do corporativismo para o cooperativismo, dijo Israel
do Vale (2012), en referencia al reto de creer en uma via de mo dupla que tira de foco o pblico-alvo e
traz tona o pblico-ativo. Y, en este sentido, es muy posible que las perspectivas folkcomunicacionales,
que mantienen dilogo entre la comunicacin y las expresiones de la cultura popular, puedan contribuir en
este desafo.
Algunas consideraciones
No hay duda que, en el escenario actual de la comunicacin, la produccin cultural presenta las
posibilidades de una mayor descentralizacin y ampliacin de los espacios que van ms all de los lmites
de la hegemona del mercado de los medios de comunicacin. Sin embargo, al mirar la agenda de la cultura
en el periodismo, en particular con respecto a los medios impresos, se puede identificar dificultades
significativas para cubrir temas relacionados con la cultura popular, debido al predominio de un abordaje
comercial en los medios de comunicacin.
Daniel Piza dice que el periodismo cultural tiene el papel simultneo de orientar e incomodar, de
trazer novos ngulos para a mentalidade do leitor-cidado (PIZA, 2009, p. 17). Sin embargo, la cobertura
de noticias de la cultura popular, como ejemplo de lo que registra en Brasil, no ha sido capaz de ampliar
los temas y enfoques que puedan contribuir a la valoracin y desarrollo de las culturas y las identidades de
los grupos sociales. Sin guiar y discutir se mantienen los vicios de un sesgo excluyente (elitista o
masificador).
Al mismo tiempo, la interaccin y el dilogo entre la cultura popular y la cultura de los medios,
presente en las calles y en las redes que forman la cultura digital, son reveladoras de las apropiaciones,
contrastes y tensiones que se manifiestan simultneamente en los canales de comunicacin
institucionalizada y de Folkcomunicacin.
Segn Rafael Conte Oroz, los medios de comunicacin deben desbordar los lmites mismos de la
informacin para constituirse en creacin cultural. La informacin debe asumir el riesgo de ser un dilogo
con la cultura, con la produccin de cultura (OROZ, 1979, p. 38). Es este el desafo que se presenta para
el periodismo cultural: apostar a la actividad periodstica como una forma de produccin cultural capaz de
contemplar la diversidad, la riqueza y los contrastes de las manifestaciones populares, estableciendo
dilogos interculturales.
157
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Yuji Gushiken
Universidade Federal de Mato Grosso
yug@uol.com.br.
55
160
161
los saberes tradicionales, en la medida que la globalizacin pasa a demandar la produccin de diferencias
culturales.
En el caso de Cuiab y del interior de Mato Grosso los ejemplos son visibles. En Cuiab, el Festival
de Cururu56 y Siriri57 se transform en una oportunidad de trabajo para profesionales de los ms diversos
campos de la comunicacin, lo que incluye asesora de prensa, marketing cultural, organizacin de
eventos, prcticas de comunicacin dirigida, diseo de iluminacin, relaciones comunitarias, entre otras
actividades propias de los currculum de Comunicacin Social. De modo discreto, los detentores de
saberes tradicionales, quienes participan invariablemente sin remuneracin en eventos de este tipo,
garantizan la posibilidad de trabajo para una nueva generacin de profesionales de la comunicacin. Por lo
tanto, los procesos folkcomunicacionales se vinculan directamente a otros temas hoy caros a los estudios
de comunicacin. El llamado trabajo inmaterial (LAZZARATO & NEGRI, 2001) constituye de modo
considerable la actual situacin de la globalizacin, en la cual los servicios comunicacionales engendran el
funcionamiento de amplios sectores de la economa. El detalle es que en el caso brasileo el trabajo
inmaterial est invariablemente ligado a un proceso de modernizacin que no prescinde de las
manifestaciones oriundas de las culturas tradicionales. En Cuiab y Mato Grosso esta relacin es evidente
en la promocin de eventos como las exposiciones agropecuarias, las fiestas de santo, los canavales de
Baixada Cuiabana, los festivales de pesca y las ms comunes prcticas de lo cotidiano relacionadas a la
gastronoma, los entretenimientos de las casas nocturnas y los bailes de lambado los fines de semana.
162
Las consecuencias de la verticalizacin de la enseanza superior son visibles. Ex alumnos de ECCOUFMT, que comenzaron a defender disertaciones en 2010, tambin pasaron a poner en pauta los temas de
la folkcomunicacin en instituciones de enseanza superior en Cuiab y en el interior de Mato Grosso,
especialmente en la Universidad del Estado de Mato Grosso (Unemat), en el campus de Alto Araguaia
(este del estado), donde funciona uno de los pocos cursos de Comunicacin en el interior del estado. En
cierta medida, la enseanza de la Comunicacin, del modo como trabajamos con ella en los das de hoy,
tiene una fuerte demanda junto al desarrollo del sistema de post-grado stricto sensu en la UFMT en los
ltimos aos. Lo que se investiga a nivel de postgrado simultneamente es llevado al conocimiento de los
alumnos en el sistema de pregrado, acelerando de tal forma la difusin de lo que se debate en la maestra,
para lo cual debe haber una actualizacin en el mbito de los cursos de bachillerato. El circuito de pre y
postgrado se retroalimenta continuamente, de modo que los propios alumnos de maestra pasan a coorientar trabajos de monografa de pregrado, participar de comisiones de monografa, adems de producir
artculos en un trabajo cada vez ms colectivo en el cual se busca consolidar procesos colaborativos para la
produccin de conocimiento y de formacin de nuevos bachilleres, maestros y ahora doctores.
La folkcomunicacin entra en la Maestra en Estudios de Cultura Contempornea a travs de la Lnea
de Investigacin en Comunicacin y Mediaciones Culturales, observando las transformaciones del folclore en el
trabajo con las distintas prcticas de produccin de sentido. En el mbito del curso de maestra, el modelo
busca promover la formacin de los alumnos que todava tienen disciplinas ligadas directamente a los
parmetros de las Ciencias Sociales, recordando que la ECCO-UFMT es un programa que, aunque tenga
sede en el Instituto de Lenguaje (IL), cuenta con la participacin de docentes del Instituto de Ciencias
Humanas y Sociales (ICHS), tanto de sociologa como de antropologa y filosofa, quienes imprimen
tambin otros abordajes sobre las cuestiones de la cultura en la vida contempornea.
Doctorado en ECCO-UFMT/Cuiab
A fines del 2013 la Coordinacin de Perfeccionamiento de Personal de Nivel Superior (Capes),
rgano del Ministerio de Educacin que autoriza y valida el funcionamiento de cursos de postgrado stricto
sensu en Brasil, elev el concepto del curso de maestra de ECCO-UFMT y autoriz tambin su
funcionamiento como Doctorado, el cual recibi su primera generacin en el primer semetre de 2014. La
formacin de doctores, en especial en la Lnea de Investigacin en Comunicacin y Mediaciones
Culturales, recrea nuevas condiciones de discusin en el campo comunicacional en la interface con las
cuestiones culturales. En la base de esa situacin de desarrollo de la formacin de recursos humanos para
la enseanza e investigacin en postgrado de ECCO-UFMT, la folkcomunicacin ciertamente tambin
pasar a constituir un tronco de las discusiones en la medida en que el foco del doctorado ser el
pensamiento crtico desarrollado en Amrica Latina y las relaciones invariablemente tensas con las
experiencias de la modernizacin en el modo de produccin capitalista.
La Lnea de Investigacin en Comunicacin y Mediaciones culturales, concebida de modo
interdisciplinar, mantiene fuertes relaciones con las otras dos lneas que constituyen el programa de
postgrado: Poticas Contemporneas, que considera otros modos de hacer, y Epistemes Contemporneas, cuyo
foco son otros modos de saber y de conocer. Las mediaciones culturales en la comunicacin consideran
las distintas formas de expresar y vincularse en el mundo contemporneo. La folkcomunicacin traspasa
las cuestiones sugeridas por las lneas de investigacin de ECCO-UFMT las relaciones entre
comunicacin y folclore en sus transformaciones en cultura popular , aunque no solamente ello. El
folclore y la cultura popular, en cuanto prcticas sociales significativas para amplios sectores de la sociedad
civil, envuelven distintos modos de hacer y saber en el mundo contemporneo y necesariamente generan
procesos de vinculacin social que tipifican la cuestin central del campo comunicacional.
En el ao 2013, grupos de estudios ligados a la Lnea de Investigacin en Comunicacin y
Mediaciones Culturales y la Lnea Epistemes Contemporneas de ECCO-UFMT iniciaron la formacin de
un convenio con el Centro de Estudios y Actualizacin en Pensamiento Poltico, Decolonialidad e
Interculturalidad (Ceapedi) de la Universidad Nacional de Comahue, en la ciudad de Neuqun, Argentina.
El convenio busca fortalecer el intercambio de informaciones entre ECCO-UFMT y el CeapediUniversidad de Neuqun para actualizar los debates sobre lo que viene siendo designado como decolonial
163
en Amrica Latina. Mucho de lo que Ceapedi desenvuelve en el campo de las epistemes contemporneas
tiene relaciones muy prximas con los abordajes de la folkcomunicacin, principalmente en la relacin
entre comunicacin y la sociedad desarrollada por Luiz Beltro en su libro Folkcomunicao: Comunicao dos
marginalizados, en que no solamente se considera la marginalidad econmica sino tambin otras formas de
marginalizacin en el campo simblico. Para el pensamiento decolonial, distintas formas de
marginalizacin simblicas, que necesariamente pasan por la marginalidad racial y otras condiciones de
subjetivacin, que no se alejan de las consecuencias que delimitan las condiciones de clase social. Para la
folkcomunicacin, las condiciones de marginalizacin social atraviesan las condiciones de clase, pero
tambin raza, localizacin geogrfica, gnero, sexualidad y otras variables.
La profesora Eugenia Borsani, en visita de cooperacin a ECCO-UFMT, invitada por los profesores
Ludmila Brando (Ncleo de Estudos do Contemporneo/UFMT) y Jos Carlos Leite (Grupo de
Pesquisa Assinatura dos Corpos/UFMT), record que entre Neuqun y Cuiab hay algunas semejanzas
por la condicin geogrfica: son ciudades situadas imaginariamente en los espacios distantes de sus pases
(Patagonia en la Argentina y Pantanal Mato-Grossense, en Brasil), no son metrpolis como Buenos Aires
y So Paulo; las universidades donde estn ubicados el Ceapedi y la ECCO constituyen instituciones
jvenes de enseanza superior y tienen la responsabilidad de ser centros de referencia en la captura,
reelaboracin y difusin de saberes en sus geografas nacionales. En cierta medida, esta localizacin
geogrfica responde siempre a una especie de singularidad espacial que se constituye por la posicin que
cada conglomerado urbano tiene en la malla de la red urbana en cada estado-nacin. Luiz Beltro conceba
esta singularidad geogrfica como aquello que se caracteriza de no-urbano y, en lo urbano, aquello que no
entra en los mrgenes de los valores simblicos hegemnicos. En este sentido es que las relaciones entre el
pensamiento decolonial y la folkcomunicacin nos parecen muy prximas pero precisan ser construdas
por las cuestiones que pasan a colocar en pauta la interface entre comunicacin y cultura, considerando el
modelo de desarrollo socioeconmico y poltico de modo capitalista y sus experiencias de modernizacin.
Por lo tanto, la instalacin del doctorado acarrea la necesidad de reforzar y actualizar un conjunto de
modelos tericos a ser estudiados con alumnos oriundos de otras reas no solo de comunicacin social,
sino tambin de filosofa, artes escnicas, de la msica, educacin, historia, entre otras, que en alguna
medida pasan a tener la interface entre comunicacin y cultura como temas centrales de sus proyectos de
tesis. Cuando se trata de cuestiones pertinentes a las realidades, insondables y no siempre perceptibles
hasta para quienes vivimos en el espacio geogrfico de Amrica del Sur, se torna relevante que las
investigaciones en la interface entre comunicacin y cultura pasen a dar cuenta de lo que significa resistir y
vivir en los ambientes sociopolticos y culturales de los sertes, litorales, cerrados, pantanales, florestas y
espacios urbanos en esta regin del planeta. Como es sabido, nuestras bibliografas comunes narran un
pensamiento que tiene como referencia principal las experiencias europeas y americanas. La expectativa es
que el pensamiento decolonial y la folkcomunicacin, como abordajes tericocrticos, den cuenta y
puedan pautar, problematizar y responder a las demandas emergentes de la sociedad civil en el mbito de
estas geografas de Amrica Latina.
Al completar siete aos de funcionamiento en 2014 y a partir de este mismo ao el Programa de
Postgrado en Estudios de Cultura Contempornea (ECCO-UFMT) tiende a alterar su dinmica con el
objetivo de adaptarse a los rumbos delineados, debido a dos razones: 1) la llegada de alumnos
colombianos a la maestra y la alta demanda presentada por profesionales de otros pases de Amrica
Latina para estudiar en ECCO-UFMT, lo que indica la responsabilidad de la universidad brasilea en el
escenario sudamericano, y 2) por la implementacin del doctorado, en la medida que tambin pasa a
recibir los primeros doctores para estancias de postdoctorado, con bolsas financiadas por Capes/MEC y
se agregan los proyectos de docentes permanentes.
Con mayor nfasis comienzan a desarrollarse proyectos de investigacin que respondan por la
formacin de grupos de investigacin, lo que sugiere que la formacin y el desarrollo de un sistema que
torna indisociable las prcticas de investigacin, enseanza y extensin. En la mdula de esa condicin
histrica, la folkcomunicacin tiende a ser un elemento que agrega potencialidades para percibir las
tensiones entre la comunicacin y la cultura en la vida contempornea, aunque entendindose a partir del
territorio brasileo, para dialogar con las demandas ms amplias en nuestra tan prxima y extraa Amrica
Latina.
164
Los fundamentos tericometodolgicos estn vinculados a los fenmenos mediticos a partir de las
referencias de las Ciencias Sociales, las Ciencias de la Comunicacin y los Estudios del Lenguaje. Por lo
tanto, se parte de la premisa de que el objeto de la comunicacin meditica se especifica en dos aspectos:
relacin de los medios con las prcticas de otros campos sociales y el objeto de investigacin como la
propia actividad de produccin discursiva de los medios (midia). El rea de concentracin contempla las
dimensiones de interaccin y del lenguaje en sus dos lneas que conforman el plano de investigacin de la
maestra, Estudios de Medios y Prcticas Sociales y Estudios de Medios y Produccin de Sentido.
Siendo la folkcomunicacin una teora que permite analizar los fenomenos de los medios y la
comunicacin a partir de objetos vinculados a los campos de la cultura popular, la produccin meditica,
las manifestaciones folclricas y la comunicacin alternativa, el PPgEM-UFRN posee en su propuesta
curricular la disciplina optativa Folkcomunicao, Mdia e Cultura Popular, as como tambin Mdia, Comunicao
e Cultura, en la cual la teora de la folkcomunicacin se hace presente durante las discusiones tericas como
soporte para el anlisis de objetos empricos. Durante los cinco aos de funcionamiento de la maestra se
defendieron cinco disertaciones cuyos objetos empricos son reflexionados a la luz de la folkcomunicacin
y otras teoras.
Tabla N1
Disertacin/ao
Obtuvo la maestra
PPgEM
2011
Ttulo del trabajo: Prticas discursivas e
identidade folkcomunicacional na rede
social Orkut: um estudo da Comunidade
MPB
2012
Ttulo del trabajo: A mdia dos outros
somos ns: a experincia audiovisual do
Ponto de Cultura Cinema para Todos
2012
Ttulo del trabajo: Forr eletrnico:
Uma anlise sobre a representao da
figura feminina
Lnea de Investigacin:
Estudios de Medios y
produccin del Sentido
Lnea de Investigacin:
Estudios de Medios y Prcticas
Sociales
Lnea de Investigacin:
Estudios de Medios y
produccin de sentido.
2014
Ttulo del trabajo: As Marcas Culturais
das Festas Populares do Ms de Junho no
Fotojornalismo dos Peridicos Correio da
Lnea de Investigacin:
Estudios de Medios y
produccin de sentido.
165
Lnea de Investigacin:
Estudios de Medios y
produccin de Sentido
Fuente: www.cchla.ufrn.br/ppgem
166
2) La presencia del
elemento folk est en
una
nica
materia
cuando se remite a
gastronoma
local,
destacando la tradicin
portiguar59 mediante las
recetas a base de maz,
teniendo un elemento
referencia
en
la
comunicacin oral y en
las manifestaciones de
los
festejos
juninos.
Curiosamente, pese a
que
cinco materias
comentan textualmente
la tradicin
potiguar,
cuatro de ellas no
remitieron a elementos
folkcomunicacionales
como
festividades,
manifestaciones
y
valores populares. La
tradicin portiguar se
localiz
en
la
gastronoma del litoral
sin ninguna mencin
folk.
3) De veinte materias
sobre
gastronoma
diecinueve
fueron
pagadas o patrocinadas
por los restaurantes,
establecimientos
comerciales
de
alimentos, hoteles, bares
y cafs. Solamente una
materia no fue pagada
por
difundir
una
muestra
culinaria
histrica y tradicional a
base de maz y sus
festividades asociadas.
La investigacin cientfica ha podido dar cuenta de que el vehculo, diario impreso Tribuna do Norte de
la ciudad de Natal, dedic muy poco al tema de la gastronoma. A diferencia de otros diarios del nordeste
que poseen cuadernos destinados slo a la gastronoma, las ediciones analizadas de Tribuna do Norte no
presentaron materias especializadas y tampoco alguna materia relacionada en los dems cuadernos o
sesiones de cultura, entrenimiento o variedades. El peridico estableci una importante relacin con la
59
167
publicidad y la naturaleza de materias pagadas por parte de los patrocinadores y auspiciadores. En cuanto
a la tradicin potiguar, se present poca expresividad y visibilidad. La cuestin de la tradicin no fue
mencionada o utilizada por parte del periodico local. La cultura potiguar, sertaneja o del interior no tuvo
ninguna presencia expresiva, contrariando una de nuestras hiptesis respecto a que la cultura gastronmica
tendra un importante registro. Sin embargo, lo curioso es que observamos que se ha destacado
ligeramente la gastronoma global, lo que nos dio la impresin de una conexin con el resto del mundo.
Consideraciones finales
La folkcomunicacin, abordaje terico concebido por el brasileo Luiz Beltro, est presente en la
formacin de comunicadores en Cuiab y en Natal, teniendo como foco la investigacin cientfica
producida en la UFMT/Cuiab y en la UFRN/Natal, lo que se refleja en la enseanza de grado y
postgrado, y se entiende a travs de minicursos, eventos y publicaciones cientficas. En fin, la vocacin de
los cursos de Comunicacin Social, con habilitaciones en las reas de Periodismo, Publicidad &
Propaganda y Radialismo, incluye un abordaje terico sistematizado como teora comunicacional
singularmente brasilea, con potencial para pensar cuestiones relacionadas a los pases con idnticos
problemas socioeconmicos y culturales en Amrica Latina.
Las dos ciudades, en diferentes geografas en el extenso territorio brasileo, produjeron
histricamente singulares manifestaciones culturales, con sus ritmos, colores, sabores y olores. Dadas las
caractersticas de las manifestaciones culturales, en estas ciudades funcionan programas de postgrado en
estudios de cultura contempornea y de medios en los cuales se busca pensar los asuntos culturales y
comunicacionales. La apuesta en la interface entre comunicacin y cultura incluye, ciertamente y de modo
afirmativo, el abordaje terico de la folkcomunicacin. Se busca enfatizar los modos sobre cmo las
modernas profesiones de la comunicacin social se darn cuenta de ser propiamente modernas slo en la
medida en que produzcan una reflexin autocrtica sobre la dinmica de las culturas tradicionales, que en
el caso de Brasil y Amrica Latina, nos hablan enfticamente de las culturas de los trabajadores e
invariablemente de las poblaciones marginalizadas.
En Brasil, ms all de la Poltica Nacional en Ciencia y Educacin, ha sido posible insertar y
consolidar la folkcomunicacin como disciplina relevante en los cursos de grado y postgrado. Entre los
problemas ms visibles se encuentran los modos en que una idea sobre los estudios en los campos
culturales y comunicacionales/mediticos acaba por atribuir connotacin positiva, por lo general, a aquello
que se presenta como occidental y moderno y, por lo tanto, atribuye connotacin negativa a aquello que
resiste en dotarse de las singularidades y tambin suele ser visto como desvo de una modernizacin que
nunca se instala.
Una caracterstica de los espacios acadmicos en UFMT/Cuiab y en UFRN/Natal es la rutina
acadmica en que se busca guiar hacia la no-preconcepcin respecto a los objetos de investigacin ni
perspectivas tericas, aunque evidentemente los conflictos existan en el ambiente cientfico y precisen ser
considerados. Es relevante notar que Cuiab y Natal son apenas dos puntos en el ya extenso tejido de la
Rede de Estudos e Pesquisa em Folkcomunicao (Rede Folkcom), que agrega los pares acadmicos en varias
instituciones de enseanza superior en diversas ciudades brasileas y vienen animando la prctica de
investigacin colectiva. En este sentido, la Rede Folkcom se propone hacer algo que no es del todo
comn en Brasil: investigacin propiamente en red, fomentando ms la colaboracin que la competicin
entre pares que trabajan en las diversas instituciones de enseanza e investigacin del pas, dada la
desproporcin en la prctica de investigacin en diversas regiones brasileas.
Brasil, con su extenso territorio, todava se presenta como un pas de amplias desigualdades
socioeconmicas, las que se reflejan en sus complejas distinciones culturales. Las relaciones entre folclore,
cultura popular y comunicacin presentan, necesariamente, las innumerables e insondables demandas de la
sociedad civil. Es en esa intrincada relacin que la investigacin en comunicacin y cultura, incluyendo la
folkcomunicacin, se presenta tambin con sus muchos aspectos indudablemente sin respuestas pero
que precisan ser constantemente puestos en pauta. En medio de las muchas cuestiones que se presentan,
es necesario preguntar: Qu es lo que la investigacin en comunicacin y cultura en Brasil tiene que decir
a Amrica Latina y qu es lo que Amrica Latina tiene que decir a los investigadores brasileos? A pesar de
168
que la respuesta todava est muda, existen mientras tanto, rumores de una conversacin que insiste en
instalarse en el tiempo.
169
Bibliografa
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(RIF).
Disponible
en:
60
Introduccin
En esta investigacin presentamos un anlisis sobre los posibles significados de las cruces en las
autovas federales de Brasil, cuyas marcas son indicios de sitios de muerte ocurridos por accidentes
vehiculares mortales. Hemos observado las cruces en la BR-226, autova federal transversal brasilea que
hace la unin entre las ciudades de Natal, capital de Rio Grande do Norte (nordeste de Brasil), y
Walberlndia, en Tocantins (norte de Brasil), con un total de 1444 kms., pasando por 50 municipios y seis
provincias. Para este estudio, escogimos el trayecto entre las ciudades de Natal y Flornia (las dos en la
provincia de Rio Grande do Norte), con una extensin de 220 kms. sta es una de las rutas principales
para la regin central de la provincia, un camino de comercio entre la capital y el interior.
Con nuestra experiencia de viaje en autovas y nuestras observaciones sobre las cruces en los locales
de muerte, problematizamos: cules son los posibles significados de las cruces en las autovas del
nordeste de Brasil y cules son las prcticas sociales en su entorno?
En ese contexto hemos construido un mapa simblico, localizando estas cruces en la autova BR-226
en el trayecto escogido. Fueron dos viajes entre Natal / Flornia / Natal (exactamente, el da 10 con vuelta
el da 15 y da 20 con retorno el da 21 de julio de 2013).
Como metodologa optamos por el mtodo de la Fotocartografa Sociocultural (Nobre, 2011), que
utiliza la fotografa como mapa simblico, una herramienta que posibilita captar y revelar categoras de
modos de vida:
Defendemos que esa estrategia metodolgica ofrece relevancia a esta investigacin cualitativa, (...)
primeramente por favorecer el surgimiento de ideas de diferentes campos del conocimiento y por
proporcionar una visin ms alargada del cotidiano sociocultural con uso de imgenes (...) Traducindose en
esa direccin, como una tentativa del investigador conocer y revelar las relaciones socioculturales vividas por
las personas investigadas, en su territorio (Nobre, 2011, p. 53).
60
Trad. por DE AZEVDO SOUZA, lmano. Rev. por ROQUE HORMAZA, Rosa.
172
En el contexto de la investigacin se utiliza la misma tcnica de Nobre (2011). Adems, con la ayuda
de la fotografa documental, determinamos algunas categoras socioculturales para nuestra investigacin,
las cuales son religiosidad y conocimientos tradicionales, aunque elegimos una nueva categora, la
economa, para revelar las diferentes condiciones sociales en las marcas del sitio de la muerte. Nobre
(2011) describe y analiza aspectos socioculturales, modos de vida, actos polticosociales, saberes
tradicionales y aspectos ambientales de las comunidades en la Reserva de Desenvolvimento Sustentvel Estadual
Ponta do Tubaro en la provincia Rio Grande do Norte (nordeste brasileiro), usando la fotografa como un
mapa sociocultural, en defensa de la tradicin, de hbitos cotidianos, ambiente de sobrevivencia y
convivencia, que eran depredados por empresarios de la industria de gambas y de la red de hoteles.
La fotocartografa sociocultural une los conceptos de fotografa con la cartografa simblica,
resultando un mtodo, cuyo objetivo es mapear y analizar con el registro fotogrfico y con las tcnicas de
observacin, entrevistas, investigacin documental e investigacin bibliogrfica. Entrevistamos al profesor
y gegrafo, Jnior Galdino de Azevdo y a la profesora Ana Maria de Azevdo Souza, master en
Geografa. Ellos hablaron sobre las tradiciones y saberes populares locales, como tambin sobre algunas
particularidades en las cruces como informaciones sobre las personas que all tienen sus sitios de muerte.
Entonces, con la cartografa simblica, hicimos un mapa de los locales segn las ciudades y cruces como
describimos en el cuadro 01:
Cuadro N 01: Locales de muerte en la autova federal BR-226, entre las ciudades de Natal y
Flornia, en la provincia de Rio Grande do Norte (nordeste de Brasil)
Trecho de Natal a Flornia lado
Trecho de Flornia a Natal lado
derecho de la autova
derecho de la autova
Municipio
Nmero de cruces
Municipio
Nmero de Cruces
Natal
0 Flornia
6
Parnamirim
1 So Vicente
3
Macaba
9 Currais Novos
2
Bom Jesus
11 Santa Cruz
3
Serra Caiada
8 Tangar
6
Tangar
6 Serra Caiada
5
Santa Cruz
1 Bom Jesus
6
Currais Novos
3 Macaba
9
So Vicente
11 Parnamirim
0
Flornia
13 Natal
0
Total
de
marcas
93
encontradas
Registramos fotogrficamente 79 cruces, aunque todava este nmero no es exacto, porque muchas de
ellas se hallan lejos de la autova y algunas se encuentran escondidas en los desfiladeros de las sierras. En la
investigacin, an fue posible observar mquinas y hombres en actividad de reconstruccin y reparacin,
evidencia de que algunas marcas de la muerte fueron destruidas. Cada local de muerte fue marcado en un
papel con letrero inicial CZ (cruz) con un nmero para indicar su secuencia de registro (imagen N 01) y
catalogado en un cuadro con la correspondencia del sitio exacto.
173
Cursiva es nuestra.
174
ibrico, pero con expresin en todas partes del mundo. Como afirma Beltro (2004), esta costumbre sirve
como seal del local de la muerte en la autova por accidente mortal, pero es comn para otros tipos de
accidentes mortales, como ahogamiento.
Justamente en el local en que el cuerpo ha cado est puesta una cruz rstica, la que comunica el punto
exacto del fallecimiento.
Imagen N 02: Despus de lo ocurrido, la familia o amigos de la persona all muerta
tienen la costumbre de poner una cruz simple para su registro inicial
175
En la imagen N 03, es posible observar la capilla hecha de mrmol cerca de la cruz. Adems hay un
rbol, el que mejor seala el lugar, debido a que tiene ms durabilidad y longevidad que el humano en el
medio-socio-ambiental-cultural. En otros casos puede ser vista como un abrigo contra el sol para los que
estn de viaje y paran en un local de muerte para hacer oraciones.
Imagen N 04: detalles del interior de la capilla (CZ 09 Flornia-Natal) con la inscripcin en la foto con
el mensaje de la familia: Eternas aoranzas de sus padres y familiares.
176
Imagen N 06: secuencia de fotografas de la marca CZ 11 (Flornia-Natal) entre las ciudades de Currais
Novos y Santa Cruz, en la cual se observan dos cruces para comunicar el lugar de muerte de una misma
persona.
177
Imagen N 07: secuencia de fotografas de marca CZ 07 (Flornia-Natal) entre las ciudades de Flornia y
So Vicente
178
179
en los medios tradicionales (televisin, prensa y radio). Las cruces son, entonces, una comunicacin
alternativa. Las marcas son instrumentos de informacin para aquellos que visitan o pasan en la autova.
Tras varios viajes fue posible ver personas, en sus coches de paseo o autobuses, refirindose a las marcas y
hablando sobre las personas muertas. Relataban o mencionaban historias sobre cada accidente de las
personas, porque las conocan desde hace mucho tiempo o por haber odo sus historias, algunas veces
incluyendo o fragmentando sus historias.
El indicio de muchas o pocas marcas en autova puede indicar la peligrosidad para que el conductor
preste ms atencin, una vez que la comunicacin popular informa los datos de una ruta peligrosa. As
mismo este acto comunicacional popular no logra que las autoridades responsables realicen movilizaciones
de concientizacin para la poblacin e investigaciones en las autovas que tienen ms accidentes mortales.
Solo hay movilizacin en tiempo de vacaciones como Carnaval, Pascua etc.
Adems de esas cuestiones citadas arriba, hay ms posibilidades de significado de las cruces en el
campo simblico, en las categoras de la religiosidad y an en los conocimientos tradicionales. Son varias
prcticas sociales en cuanto a esas marcas. Cascudo (1983) dice que las cruces son costumbres anteriores a
los caminos de los viajeros. Cada lugar de muerte sealado es convertido para conocidos, amigos y en
especial familiares, en un local de peregrinacin, sitio de oracin con ruegos para un buen camino para el
alma del fallecido en el mundo espiritual. La marca de la cruz es un local de intermediacin, posibilidad de
encuentro con su ser querido, con las memorias, rezos y pensamientos.
Imagen N 11: marca CZ 10 (Flornia-Natal) entre las ciudades de So Vicente y Currais Novos revela
una costumbre antigua en varias culturas alrededor del mundo.
180
Registramos la presencia de otro elemento lleno de significado. Muchas de las marcas cerca del
municipio de Flornia y algunas en el trecho seleccionado para la investigacin tenan una botella con
agua. Es de conocimiento comn, en la Biologa y en la Qumica: agua como seal de vida.
Imagen N 12: secuencia de fotografas con la presencia del elemento qumico agua en algunas marcas
como en la CZ 03 (Flornia-Natal) en detalles para las botellas en la foto a la derecha.
181
Imagen N 13: monumento pblico en la ciudad de Currais Novos marca el lugar de muerte y homenajea
la memoria de los fallecidos en un siniestro el 13 de mayo de 1974.
182
Es importante decir que otras marcas no se relacionan con el trnsito vehicular, pero s con otros
momentos de pesar, como la marca CZ 24 en la cual determina el lugar de muerte de un joven que sala en
su bicicleta y fue alcanzado por un rayo en un da de lluvia fuerte.
Conclusiones Parciales
La muerte, a pesar de sus transformaciones en los siglos desde el inicio de la historia de la humanidad,
parece presentarse an como un misterio. Las dudas del raciocinio humano sobre el tema son despejadas
por los intentos que surgen al paso de las investigaciones cientficas. sta nos permite buscar los
significados posibles de las cruces, como locales de muerte, con los mtodos de la Fotocartografa
Sociocultural y de la Folkcomunicacin. Esos mtodos han colaborado en la realizacin de esta
investigacin, porque permiten identificar que, a partir de las categoras seleccionadas, las marcas de los
locales de muerte pueden revelar la voz de una familia o de amigos que velan por su ser querido. Su
manera de protestar sobre los peligros son las marcas dejadas en forma de cruz rudimental o en grandes
monumentos en homenajes pstumos. Quizs la pregunta que se oye en la autova federal BR-226 sea:
hasta cundo van ocurrir estas tragedias en las autovas brasileas?. Difcilmente la respuesta puede ser
hallada. En este tiempo de espera a una solucin al problema, y hasta que la respuesta llegue, la poblacin
hace su protesta silenciosa y alternativa con las cruces como una marca que comunica sus mensajes, las
historias de las personas all muertas.
Esta investigacin no concluye aqu con tales posibilidades de significado en el contexto de las marcas
estudiadas. Pretende que puedan estimular la mirada analtica para otras autovas en Brasil y otros pases,
poniendo en prctica los saberes tradicionales, la religiosidad etc., los modos de vida de una determinada
localidad y su perspectiva en dilogo global en el contexto de la interface entre la cultura popular y la
comunicacin social.
Notamos que las cruces en las vas pueden informar sobre la creencia de la perpetuacin de la
memoria, la relacin sentimental y afectiva con los muertos. Indican tambin la tradicin religiosa y la
obligatoriedad de la familia en hacer este acto de respeto y de no abandono de la memoria de su fallecido.
En el contexto de la demologa, la Fotocartografa Sociocultural puede aproximar al investigador a su
referente y al territorio con el cual est relacionado, haciendo de la localizacin una cuestin sociocultural.
A la vez promueve que exista y salga del silencio del cotidiano popular para emerger como una traduccin
comunicacional popular para el medio cientfico, en el contexto de las ausencias y de las emergencias. En
el mbito de la Folkcomunicacin, se ha atribuido un valor informacional y epistemolgico a las cruces,
como una marca cultural en el mbito de la comunicacin social del medio popular.
183
Bibliografa
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Fundamentos tericos de la
Folkcomunicacin
Maria Isabel Amphilo
Universidade Metodista de So Paulo
isabelamphilo@usp.br.
Aqu nos encontramos con el problema enfrentado por este acadmico brasileo y, por lo tanto,
latinoamericano. La gran masa de la poblacin no asimilaba, no absorba el contenido de los mensajes
periodsticos en virtud de los diversos factores percibidos por Beltro. La dificultad de la informacin
como una innovacin que llegue al pueblo, que tenga sus ideas afirmadas en el sentido comn, la
tradicin, el habitus, el ethos y su visin de mundo, as como sacramentada por la doxa, pasa
necesariamente por la subjetividad del receptor, que puede asimilar o no una innovacin. El carnaval, por
ejemplo, segn Leopoldi (Cit. en BELTRO, 1980, p. 93), sera un periodo de distencin social que causa un
ablandamiento social y, como consecuencia, proporciona un ambiente propicio a las relaciones sociales,
incentivando la integracin social de los grupos y compensando los desniveles sociales existentes en la
realidad. Es como si "el inconsciente colectivo de la sociedad reafirmara peridicamente la integracin
de todas las categoras sociales sobre las disensiones [sic] que la propia estructura conlleva
(BELTRO, 1980, p. 93).
As, Beltro propone la decodificacin de los mensajes del discurso carnavalesco, cargado de
simbolismo y representaciones sociales que son indubitablemente un discurso nacional de las capas ms
carentes de nuestra poblacin (BELTRO, 1980, p. 100). O sea, la folkcomunicacin analiza los
procesos comunicacionales populares y su mensaje crtico e ideolgico, averiguando el discurso de las
prcticas culturales y sus representaciones simblicas.
El problema levantado por Beltro, a ser pensado bajo el prisma comunicacional, es que la lite
pretende que el pueblo asimile el mensaje transmitido por los medios masivos de comunicacin, pero no
se interesa en saber nada sobre este pueblo. Los intelectuales no daban atencin al pueblo brasileo,
186
ajenos a su realidad y necesidades. A partir de esa situacin, emerge el marco epistmico de Beltro, o al
menos las preguntas epistemolgicas que dirigen a la folkcomunicacin.
El marco epistmico es el condicionador epistemolgico del discurso del investigador, en el cual se
puede identificar su cosmovisin. Para la definicin de marco epistmico, utilizaremos la tesis de Rolando
Garcia, quien lo entiende como:
() el conjunto de preguntas o interrogantes que un investigador se plantea con respecto al dominio de la
realidad que se ha propuesto estudiar. Dicho marco epistmico representa cierta concepcin del mundo y, en
muchas ocasiones, expresa la jerarqua de valores del investigador. Las categoras sociales bajo las que se
formula una pregunta inicial de investigacin, no constituyen un hecho emprico observable, sino una
construccin condicionada por el marco epistmico. (GARCIA, 2006, p. 35).
De esa manera, identificamos el marco sistmico de Beltro como las preguntas orientadoras de su
investigacin sobre folkcomunicacin (BELTRO, 2001, p. 74):
1. Cmo se informan las poblaciones rsticas y tardas del interior de nuestro pas
continental?
2. Por qu medios, por cuales vehculos manifiestan su pensamiento, su opinin?
3. Qu especie de periodismo, qu forma - o formas - atendera a su necesidad vital de
comunicacin?
4. Tendra esa especie de intercambio de informaciones algo en comn con el periodismo
que he clasificado de "ortodoxo"?
5. No sera una amenaza a la unidad nacional, a los programas de desarrollo, a nuestros
ideales polticos y a la misma sobrevivencia del hombre brasileo, como tipo social
definido, la enajenacin en que nosotros periodistas y nuestros gobernantes, nos
mantenamos delante de esa realidad enigmtica, que es la comunicacin subrepticia de
algunos millones de ciudadanos alienados del pensamiento de las elites dirigentes?
Son esas las preguntas que permean toda la investigacin de Beltro. Y es a partir de ese marco
epistmico (GONZLEZ, 2009), o mejor, de esas preguntas preguntables, que Beltro va a intentar
responder en sus investigaciones. Emergen, entonces, los problemas que van a ser resueltos.
Los medios de comunicacin que la ciencia y a tecnologa lanzan sucesivamente, buscando idealmente la
integracin de los sistemas, tropiezan en la realidad social contempornea de oposicin entre grupos
organizados -que constituyen lo que se convino llamar de elite - que detenta el poder econmico, ejercen la
dominacin cultural y el control poltico, y los grupos no-organizados, la masa - urbana o rural - de baja renta,
excluida de la cultura erudita y de las actividades polticas. Los primeros estn expuestos, captan y decodifican
los mensajes de los medios de comunicacin masivos, todos grandes emprendimientos econmicos, de que
son propietarios, patrocinadores y colaboradores conscientes; los ltimos, no expuestos o solamente
consumidores pasivos de tales medios que, como el libro, exigen "alfabetizacin" para que sus mensajes sean
entendidos, incluso en su significado latente. Por eso, sin poder decisorio, excluidos de una participacin
activa en el proceso civilizatorio, en una palabra, marginalizados (BELTRO, 1980, p. 2. Trad. de la autora).
Aqu nos encontramos con el problema sociopoltico e ideolgico de los desniveles sociales, abordado
por el intelectual italiano Alberto Cirese (1979) y la cuestin de la lucha por la hegemona. Hay una
187
confrontacin entre dos Brasil: el de la gran masa de poblacin y el de los ideales de la clase dirigente, que
no son absorbidos y asimilados por las clases populares.
O sea, los mensajes eran inteligibles y atendan a los intereses sociopolticos y econmicos de este
pblico, dejando a la gran masa de la poblacin alienada respecto a todo ese proceso de construccin de la
realidad, de desarrollo del pas.
Un problema a resolverse
Beltro afirma que los distintos grupos brasileos se originan en dos categoras: cultura y desigualdad
social62. Regresemos un poco al periodo colonial para comprender problemas comunicacionales asociados
a las relaciones sociales que se establecan ya en la colonizacin del pas y a problemas decurrentes de
polticas econmicas que resultaron en una multitud de marginalizados sociales y culturales que buscaban
sobrevivir y, por lo tanto, necesitaban comunicarse. La comunicacin era cuestin de subsistencia social,
econmica y cultural.
Beltro percibi, por medio de su vivencia como periodista y despus por la investigacin
bibliogrfica y documental, que haba dos Brasil, dos pases que vivan en el mismo espacio social, pero en
desniveles sociales sobresalientes. Uno estaba en franco desarrollo y el otro no; un pas ideal soado por
las lites, y otro real, lejos de las grandes capitales; un pas fragmentado por las desigualdades sociales y por
la falta de concientizacin popular del valor del voto. El pueblo no tena conciencia del poder y de la
importancia del voto; era solamente una obligacin con el estado nombrar un poltico, representante de la
lite dominante, que, quin sabe, en algn momento se acordara de los hambrientos de la nacin en
alguna poltica pblica de beneficio popular. Para Beltro, ellos creen en sus catimbs, en su religiosidad,
pues cuando la realidad es demasiado dura, el pueblo se apega a Dios y a sus santos intercesores63.
La comunicacin aconteca de manera truncada; no flua en virtud de variables que influan los
procesos comunicacionales. Entre esas variables destacamos el ruido (semntico o tcnico); la doxa (filtro
con que percibimos el mundo); el habitus y el modus vivendi; por otro lado, el contexto (de produccin y
recepcin de los mensajes, que pueden tener su sentido alterado en contextos diferentes). Esas variables
pueden alterar el feedback.
El ruido semntico pasa en el mbito de la significacin y del sentido, visto que hay una distancia
considerable entre lo que se dice y lo que se quiso decir, lo que Carlos Vogt llama intervalo semntico (VOGT,
1977). Vogt admite una distancia entre el enunciado y la enunciacin, donde habita la subjetividad del
receptor, adems de considerarse el contexto de la produccin del discurso. Para Beltro, el lenguaje era
adems rebuscado para la gran masa de la poblacin en la poca, tornndose ininteligible y formando un
bloqueo comunicacional, lo que generaba una traba en relacin a otros procesos necesarios al desarrollo
del pas. De esa manera, para Beltro, es importante la actuacin del agente de folk, a travs de los Medios
de Comunicacin Folk (MCF) y su actuacin junto a los grupos.
Es en el intervalo entre lengua y habla, entre la competencia y la performance, entre el enunciado y la
enunciacin, que estos marcadores de subjetividad habitan, colocando en cheque la rigidez de estas
dicotomas y creando bajo la barra (/) del silencio lgico los tneles de pasaje de los murmullos de la historia.
(VOGT, 1977, p. 32. Trad. de la autora).
Otra cuestin identificada por Beltro es que el propio gobierno y las elites estaban de espaldas a la
gran masa de la poblacin y se negaban a or sus clamores, expresados a travs de sus tribunales
populares, principalmente utilizando las representaciones simblicas presentes en las prcticas culturales y
en los hechos folclricos, como las manifestaciones carnavalescas y la literatura de cordel.
62 Veremos ms adelante la proximidad de esa afirmacin de Beltro con la tesis de Cirese sobre los desniveles internos
de cultura.
63 Realidad retratada en la obra de Ariano Suassuna O auto da compadecida, adaptada para TV y Cine en 2000
(AMPHILO, 2003).
188
Aqu est el problema prctico de Luiz Beltro. Problema prctico que segn Gonzlez es "una
situacin experimentada en el mundo, que no queremos que siga ocurriendo y cuyos costes materiales
consideramos negativos" (2009, p. 2). La multitud, alienada del pensamiento de las elites, entrababa el
progreso nacional porque no responda por medio de acciones, o sea del voto, a los mensajes transmitidos
por los medios de comunicacin colectiva. En realidad, el pueblo no reacciona a las innovaciones
polticas propuestas, no por oposicin poltica, sino por ignorar los beneficios que esas innovaciones
podran traerle (como ejemplo citamos la Revuelta de la Vacuna).
No se hace una revolucin sin el apoyo popular. En la historia de las revoluciones en el mundo hay
una fuerte participacin popular. Gramsci perdi las elecciones en Italia porque no tom en consideracin
la concepcin de mundo del campesino italiano, por eso escribi la obra Literatura e vida nacional
(GRAMSCI, 1968). El Partido Comunista de Gramsci fall al no conocer la fuerza de la comunicacin
popular, el folclore. Con eso, perdi las elecciones y acab en la prisin, de donde escribi los famosos
Cuadernos do Crcel (GONZLEZ, 2009). Ese es el teln de fondo de la folkcomunicacin, que trae un
gran problema prctico a ser resuelto por Beltro.
Beltro (2001, p. 61) identifica el mismo problema con el cual se encontr Antonio Gramsci, en el
sentido del gobierno que estaba de espaldas al pueblo y no consideraba sus cuestiones. Era necesario
volverse hacia el pueblo, considerar la opinin y la resistencia popular en determinadas situaciones.
Segn afirma Beltro, la gran masa de la poblacin se comunica por medios informales, relacionados
directa o indirectamente al folclore. En realidad, ella se expone, de manera irnica y sarcstica, en las
prcticas culturales como en las manifestaciones carnavalescas, en las "pinturas y dibujos pintados en
grafito en los muros" y, principalmente en la literatura de cordel; en la religin, por medio de la fe con sus
ex-votos, los que expresan una realidad vivida. En los movimientos sociales, al reivindicar sus derechos,
ella es organizada por un lder de opinin que emerge de su medio y se transforma en aqul que apunta el
camino:
Sera posible perfectamente indicar las molestias comunes en determinadas regiones, la insistencia regular de
ciertos males en un rea geogrfica delimitada, por el examen de los ex-votos, denunciadores nosolgicos y
teratolgicos. Siendo la mayora un trabajo y escultura artesanal, ruda, rstica, brava, con la intencin de
fidelidad expresionista, esos modelos testifican los noveles artsticos del pueblo en las capas ms profundas de
su conservacin esttica e impulsin recreadora. Ninguna, o casi ninguna interferencia de los padrones
moderadores ms altos, converge para el ex-voto autentico. Su fealdad es una credencial de legitimidad.
(CMARA CASCUDO, Cit. en BENJAMIN, 1998, p. 275. Trad. de la autora).
Para Cmara Cascudo, seria perfectamente posible saber cules son los mayores problemas populares
a partir de una investigacin sobre ex-votos populares. Sera posible, por ejemplo, reconocer las molestias
ms comunes en determinadas regiones. Las prcticas folclricas y populares reflexionan las necesidades
del pueblo. En ellas se expresan sus reivindicaciones. El desarrollo del pas, sin embargo, pasaba por otra
cuestin: requera una poltica econmica que fortaleciera el pas nacional e internacionalmente. O sea, la
solucin para los conflictos del pas pasaba, necesariamente, por la economa.
La investigacin de Beltro camina paralelamente al proceso de desarrollo del pas. Sus peculiaridades
y la implantacin de polticas pblicas, visando la integracin nacional con medidas para atender a las
reivindicaciones populares, siendo que, en la medida en que esas reivindicaciones son atendidas, el
gobierno recibe apoyo popular, lo que hoy puede ser medido por el Ibope. En realidad, nos parece que la
intencin de Beltro era persuadir al pueblo, la gran masa de la poblacin, a cambiar de opinin y actitud,
en trminos de voto popular, en favor del gobierno, apuntando a la implantacin de proyectos de
desarrollo para innovaciones en diversas reas, en ocasiones de difcil comprensin popular.
Un problema a investigar
Un problema de investigacin es un problema que es preciso investigar, pues el no saber puede
desencadenar otros procesos en la sociedad. O sea, la falta de este determinado conocimiento genera
costes a la sociedad. Siguiendo a Jorge Gonzalez, es "una situacin de conocimiento que nos falta y los
189
costes de no saber sobre esa situacin (GONZALEZ, 2009, p. 2). El problema de investigacin relatado
por Beltro, tomado de Edison Carneiro:
No se busc investigar la manera por la cual el pueblo reacciona a las sugestiones que son hechas. Ni situar los medios de
que se puede disponer para hacer que la poblacin menos culta acepte principios y normas de cambio social,
adopte nuevas maneras de trabajar, de actuar, de divertirse, un otro modo de creer y decidir [...] las
costumbres de esas capas sociales, sus medios de informacin y de expresin siguen siendo ignorados en toda
su fuerza y verdad. Lo que imposibilita la comunicacin y la comunin entre Gobierno y pueblo, elite y masa. (BELTRO,
2001, p. 62. Subrayado de la autora).
Problemticas epistemolgicas
La folkcomunicacin parte del presupuesto funcionalista, con vistas al dilogo, al desarrollo, a la
integracin social, a las transformaciones sociales y la interrelacin, principalmente de los sistemas
190
Para realizar un estudio sistemtico sobre la comunicacin popular en Brasil, Beltro juzga necesario
investigar, en primer lugar, el ser humano en su contexto histrico y social, para entonces identificar los
grupos sociales, sus lderes de opinin, sus mecanismos de persuasin, sus mensajes, sus lenguajes,
metalenguajes y discursos. As, Beltro se desva de la lnea ideolgica de su investigacin
funcionalista/difusionista trazada en la parte terica de su tesis y se siente desafiado a comprender la
mentalidad del hombre del pueblo y sus mensajes. El respaldo lo encuentra en los estudios sociolgicos y
antropolgicos de Gilberto Freyre, Arthur Ramos, Edison Carneiro y en folcloristas como Cmara
Cascudo.
La folkcomunicacin viene cerrar esa brecha terica y conceptual de una realidad del cotidiano que
antes era descartada por los investigadores, quienes se detenan en la comunicacin formal, que era
perceptible pero no explorada debidamente por antroplogos, socilogos y lingistas. Nos faltaba el
estudio de los grupos sociales y su poder persuasivo, lo que Beltro realiza en Folkcomunicao: a comunicao
dos marginalizados (1980), en donde estudia los grupos marginalizados. Es en el grupo que el ser humano
masificado retoma su identidad y puede tener su libertad de expresin rescatada:
No obstante, el valor cultural e histrico de los estudios sobre folkcomunicacin, es imposible esconder que
en ellos estn presentes algunas condiciones y ambigedades. La lectura de los textos indica que tales
problemas son percibidos, pero parece que la salida encontrada es la de no enfrentarlos. De ah la impresin
de ciertas impropiedades conceptuales que en verdad son marcas de identificacin ideolgica. Por ejemplo, al
proclamar la folkcomunicacin como un conjunto de formas de expresin de las capas marginalizadas de
nuestra sociedad, Beltro huye innegablemente la discusin sobre la cuestin de las clases sociales en Brasil y
deja de identificar tales manifestaciones aparentemente marginales como prcticas sociales y culturales que
traducen una accin poltica disimulada de las clases trabajadoras. Pero tambin Beltro no niega esa esencia.
Lo que se queda es, por lo tanto la idea de nebulosidad terica, que traduce una vacilacin ontolgica.
(MARQUES DE MELO, 2001, p. 26. Trad. de la autora).
64
Los errores del texto original se corrigieron para una mejor comprensin.
191
Esta es una cuestin a ser discutida por los investigadores en folkcomunicacin, pues al mismo
tiempo en que Beltro utiliza categoras marxistas como por ejemplo, la de superestructura no discute
la formacin social brasilea, solamente lanza la cuestin. Tal vez esto puede ser explicado por motivos de
su poca. La tesis sobre la folkcomunicacin fue defendida en 1967, periodo en que el pas se encontraba
en pleno rgimen militar, con una censura intensa a ideas y formas de expresin. Haba una resistencia
ideolgica muy fuerte al socialismo y su tesis fue considerada subversiva. Por otro lado, Beltro afirma que
la folkcomunicacin no es una comunicacin clasista. Esto porque en una sociedad de masas el individuo
se hace hombre-masa (ORTEGA Y GASSET, 1956), perdiendo su identidad.
Consideraciones finales
Si bien Beltro hace uso de conceptos marxistas, a partir de Edison Carneiro y otros autores65, tiene
como lnea ideolgica de investigacin el funcionalismo y el difusionismo estadounidense, viendo que su
enfoque es la difusin de informaciones. Su objetivo es hacer fluir la informacin en el espacio social, incluso
con el objetivo de persuadir a la masa a aceptar las propuestas innovadoras del gobierno. Beltro entra en
el materialismo histrico cuando cita a Edison Carneiro, quien afirma, a partir de Marx, que "los ideales de
la clase dominante que algn da fueron los ideales de todo el pueblo, sin embargo, aparecen solamente en
el seno de los sectores polticamente ms atrasados" (CARNEIRO. Cit. en BELTRO, 2001, p. 60).
Estos conflictos son generados por los desniveles sociales que interfieren en el flujo de la informacin
en el pas y, consecuentemente, en el apoyo popular a las decisiones de desarrollo del gobierno, "lo que
imposibilita la comunicacin y la comunin entre Gobierno y pueblo, elite y masa (BELTRO, 2001, p.
62). Pero adems de la cuestin hegemnica, la clase dirigente tena otro problema: la implementacin de
cambios y transformaciones por el gobierno que, conforme a Beltro, presentaba resistencia social a su
implementacin. La cuestin es que esto deba obedecer a cuatro elementos: la innovacin, los canales de
comunicacin, el tiempo y el sistema social. Cuando esos elementos necesarios no son establecidos o
incluso infringidos, difcilmente se establece la difusin de una innovacin, pues sta debe ser compatible
con el sistema de valores y normas de un sistema social (ROGERS, 1995, p. 10-11).
Hay variantes, pero en este proceso comunicacional la primera necesidad es reconocer la doxa, el
filtro con que seleccionamos las informaciones que recibimos, a partir de la cual el conocimiento popular
est consolidado y reflexiona en las prcticas culturales y folclricas:
Estas redes de redes de correspondencia y de criterio de clasificacin operan como un enorme sistema de
informacin que tiene un trazo muy particular: nadie es directamente responsable por el establecimiento del
vnculo de sentido, del filtro con que percibimos el mundo, la gente y las cosas. (GONZLEZ, 2007, p. 38).
Sin embargo, Beltro afirma que testaruda, obstinadamente, el pueblo conserva su inteligencia y, a
travs de ella, pasan los episodios y hechos generales que juzgamos comunes e irresistibles (BELTRO,
2001, p. 62). l no da la direccin de esa citacin, pero es ella misma la que nos revela la presencia de la
mentalidad popular, y es aqu donde entra la categora del habitus (BOURDIEU, 2002). Es el habitus, esa
manera de pensar del pueblo, que va a influir en sus decisiones. Si la innovacin a ser implementada por el
gobierno enfrenta el habitus, difcilmente ser aceptada, pues confronta la doxa.
La preocupacin de Beltro est en el papel social de la prensa frente a la sociedad. Para l, la prensa
tiene la responsabilidad social de transmitir la informacin de manera inteligible a la gran masa de la
poblacin. Y ms, debe concientizar al pueblo a comprender las decisiones y articulaciones del gobierno.
En ese sentido, el periodismo interpretativo puede ser un aliado en el proceso de inteleccin del mensaje.
La eleccin de cdigos descifrables y la utilizacin de metalenguajes son fundamentales en ese proceso.
As, Beltro identifica en sus investigaciones dos caminos de investigacin en folkcomunicacin: una
lnea procesual, que busca verificar los procesos comunicacionales y los elementos de la comunicacin
popular, identificando al folkcomunicador; y una lnea interpretativa de la cultura, por el anlisis semitico
65 Hay varias citaciones de Beltro sin "direccin". Es cierto que Beltro tuvo acceso a obras marxistas y neo marxistas,
pero l no las cita en ningn momento evitando el rtulo ideolgico.
192
y el anlisis del discurso popular, traduciendo las ideas de gobierno al pueblo y viceversa, de manera que su
discurso no choque con el habitus social.
La importancia de la folkcomunicacin est en desatar nudos comunicacionales en trminos populares,
venciendo el fenmeno de la incomunicacin y ejerciendo su funcin periodstica, que es hacer circular la
informacin en el espacio social. Folkcomunicacin es comunicacin para el desarrollo, traduciendo ideas y
la importancia de la implementacin de determinados proyectos para el bien-estar social. Seguiremos esta
discusin en los prximos textos publicados.
193
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SECCIN III
APROXIMACIONES A LA
FOLKCOMUNICACIN DESDE
CHILE
Daniel Mura
Universidad Austral de Chile
dimurua@gmail.com
Antecedentes de contexto
El desarrollo de Occidente se ha gestado en la relacin de extraccin y explotacin, hacia los pases
tercermundistas, que se resume en la idea de colonizadores-colonizados. El actual modelo econmico en
Latinoamrica, tiene su base en los recursos naturales y la creciente demanda de stos en el desarrollo de la
economa mundial. Segn Ortiz (1996), la fase actual de acumulacin capitalista 'flexible' est significando
una agudizacin de las presiones sobre los recursos naturales, provocando degradacin, escasez y
privaciones sociales, todos factores propicios para el desarrollo de conflictos (SABATINI Y
SEPLVEDA, 1997, p. 45).
La lgica de integracin mundial al modelo econmico para los pases ms pobres, se tradujo de esta
forma, en mayor produccin a menor costo, que atrae a empresas y capitales transnacionales creando un
apartheid ambiental a escala mundial (SHIVA, 2001), y una serie de conflictos socioambientales. La
competencia es muy desigual, no slo porque las empresas son mucho ms poderosas que los pobres,
sino porque las normas del libre comercio permiten a las empresas emplear la maquinaria de la nacinestado para arrebatar recursos a la poblacin, e impiden a la gente que reafirme y ejerza sus derechos
(SHIVA, 2001, p. 2).
En efecto, las presiones internacionales, como el Consenso de Washington (CASILDA BJAR,
2004), han significado al interior de los pases transformaciones tanto polticas como econmicas, que
repercutieron en la creacin de instituciones y legislaciones que funcionan en concordancia con el modelo
econmico neoliberal, como resulta ser el caso chileno. Por ende, no resulta extrao que los conflictos
socioambientales en el pas sean el producto de la apertura de la economa en el contexto de un mercado
desregularizado, y de la ausencia de instituciones y de un marco legal acordes a los procesos
econmicos/productivos que vivira el pas (SABATINI Y SEPLVEDA, 1997).
Por otro lado, las polticas aplicadas al amparo del Consenso de Washington, sentaron las bases
normativas y jurdicas que permitieron la expansin del modelo extractivista, garantizando 'seguridad
198
jurdica' para los capitales y una rentabilidad empresarial, que en lneas generales seran confirmadas con
sus variaciones especficas- durante la etapa de los commodities (SVAMPA, 2012, p. 22). La
investigadora Maristella Svampa plantea que en la etapa actual de acumulacin, se ha generado el pasaje
del Consenso de Washington al Consenso de los Commodities (SVAMPA, 2012, 2012b, 2013), que sera
la nueva cara del extractivismo y el neoliberalismo en la regin.
El resultado de esta lgica ha sido la consolidacin del desarrollo extractivista en la zona basado en la
sobrexplotacin de los recursos naturales (SVAMPA, 2012b), y una tercerizacin de la economa, que se
sustenta en el discurso del desarrollo y el progreso. Las prcticas que derivan de ste han dado por
resultado una oleada de conflictos socioambientales en toda la regin. Lo anterior emerge como producto
de situaciones de violencia, segregacin y la externalizacin de los costos negativos por parte de las
empresas que - amparadas en las legislaciones nacionales - afectan a comunidades, pueblos y ciudadanos.
El anlisis de estos escenarios nos lleva a plantear que este tipo de prcticas son propiciadas por la
estructura de los Estados Nacin en Latinoamrica. En estos ltimos la lgica del extractivismo se
visibiliza desde lo que Prada (2012) denomina fenmenos limtrofes; que son por un lado la explotacin
de los recursos, comunidades y deterioro de los ecosistemas; y por otro, el control efectivo de la
acumulacin que efectan estructuras del mercado internacional. En conclusin: el modelo extractivista
es un modelo colonial y, como tal, sostiene el proceso de acumulacin de capital mediante la explotacin
de los recursos naturales, el mtodo del despojamiento, que no es otro que la reiterada acumulacin
originaria del capital (PRADA, 2012, p. 178). En consecuencia, se mantiene un colonialismo interno
(RIVERA, 2010) en el funcionamiento de los Estados, cuya estructura poltica, econmica e institucional,
responde a reformas neoliberales de modernizacin y competitividad, manteniendo la lgica del
colonizador-colonizado.
Folkcomunicacn y resistencia
La Folkcomunicacin, surgida en Brasil hacia fines de la dcada del sesenta de la mano del profesor
Luiz Beltro, discute la posicin de la experiencia latinoamericana ante la hegemona de teoras de EEUU,
enfocadas principalmente en la Teora de Masas. De este modo, la Folkcomunicacin se define como el
proceso de intercambio de informaciones y manifestaciones de opiniones, ideas o actitudes de masas a
travs de agentes y medios ligados directa o indirectamente al folklore (MARQUES DE MELO, 1998, p.
49).
Luiz Beltro aclara que la Folkcomunicacin no es una comunicacin clasista (BELTRAO, 1987;
MARQUES DE MELO, 2002), sino que se centra en aquellos grupos populares en la medida que de ellos
emergen agentes y manifestaciones que, por un lado filtran la cultura de masas y, por la otra, se dirigen
hacia las esferas de Poder. De este modo se van configurando rituales o agentes que sirven como Lderes
de Opinin que operan con medios no formales de comunicacin () los grupos a los que me refiero
son los culturalmente marginalizados, contestan a la cultura dominante (BELTRAO, 1987, en
MARQUES DE MELO, 2002).
Beltro, parte de la hiptesis, segn la cual haba, metafricamente, una prctica periodstica y
opinativa en prcticas sociales de la cultura popular (GUSHIKEN, 2011, p. 6). En este sentido, la
cultura popular () es permeada de crtica social que, en grados diversos, sugiere una produccin de
opiniones de masas populares sobre acontecimientos polticos y situaciones econmicas que inciden
directamente en el cotidiano (GUSHIKEN, 2011, p. 7). Es necesario aclarar que la Folkcomunicacin
aparece como propuesta terica durante el proceso modernizador de Brasil. Es por ello que en ese
contexto, la lectura crtica de Beltro se centra en la aparicin de las manifestaciones culturales en un
contexto de modernizacin. El investigador Yuji Gushiken (2011) advierte que:
Beltrao se refiere a prcticas sociales de cantadores, artesanos, msicos, oradores y espacios de sociabilidad
como plazas y ferias donde los ms comunes de los mortales participan de sistemas de informacin no como
espectador, mas como actor social. Trtase, por tanto, de enfatizar sistemas de comunicacin interpersonal y
comunitario, o sea, no masivos, aunque los sistemas populares sean mediadores del discurso de medios
masivos, lo que es una de las caractersticas de los procesos folkcomunicacionales (GUSHIKEN, 2011, p. 10).
199
Las colectividades no son vistas slo como espectadores sino como productoras de informaciones,
creadoras de lenguajes, aunque considera que las manifestaciones folklricas, como sistemas de opinin y
crtica social, venan evidentemente atravesadas por la informacin de medios de masas (GUSHIKEN,
2011, p. 11). Se trataba de un proceso de intercambio entre dos medios socioculturales diferentes
formados por una elite de desempeo lingstico y una masa con desempeos semiticos de otros
lenguajes entre los que se cuentan, sonoras, visuales, aromticas, gestuales, coreogrficas, o sea, otros
saberes, otros epistemes (GUSHIKEN, 2011, p. 11). Gushiken agrega que, en el contexto de la
Folkcomunicacin, el folklore como mediador de lenguajes del mundo moderno, tiene el vigor de permitir
la inscripcin de un discurso popular en sus propios modos de reinventar el mundo en que se vive. De
este modo:
La cultura popular en general y el folklore en particular constituyen un ambiente simblico que permite
traducir, reproducir y reinventar las informaciones de otros estratos sociales no como deben ser
decodificadas literalmente sino como pueden ser recodificadas, conforme las virtualidades de intercambios
entre segmentos distintos de la sociedad (GUSHIKEN, 2011, p. 16).
200
negativas para los habitantes mapuche de Panguipulli a principios del siglo XX. Los bosques pasan a ser
un recurso importante para el crecimiento econmico, y se comienza a invertir en la construccin de los
primeros aserraderos a vapor (RIVAS, 2006). Durante este proceso ocurre el despojo de tierras a la
poblacin Mapuche. EI pueblo indgena fue desplazado desde las llanuras centrales hacia el interior
precordillerano y sectores de la costa de difcil acceso, especialmente, desde la Provincia de Valdivia al sur
(RIVAS, 2006, p. 34). Seguidamente la llegada de la navegacin a vapor facilit el avance de las empresas
madereras.
De esta forma los ros pasan a ser un factor primordial para el desarrollo econmico, por lo que se
prohibi la navegacin para los indgenas el ao 1904 (DAZ, 1907), lo que trajo consigo la destruccin de
embarcaciones mapuche, decisin que fue impuesta por la compaa maderera que estableci un circuito
de navegacin entre Panguipulli y Choshuenco, de esta forma fue restringida la ocupacin de la zona para
los Pueblos Originarios y a la vez experimentaron las transformaciones en el territorio y de los espacios
que habitaban. Situaciones similares sucedieron en localidades de lagos cercanos, como el Calafqun,
Villarrica y el Ranco (CARABIAS ET. AL, 2010).
Un segundo episodio de esta negacin al paisaje, emerge de la presencia de diversos proyectos
extractivos en la zona de Panguipulli, como es el caso del Proyecto Hidroelctrico Neltume, de ENDESA
Enel, ingresado al Sistema de Evaluacin de Impacto Ambiental el ao 2010, que afectara directamente la
localidad de Lago Neltume. As, la estrategia folkcomuniacional es una manifestacin que recodifica lo
hegemnico utilizando mecanismos legtimos por la estructura oficial - para poner en valor los
elementos culturales amenazados.
En este sentido, como lo que est amenazado es inconmensurable para quien es ajeno al espacio
habitado por las comunidades, estas ltimas utilizan un mecanismo legitimado desde fuera y codifican a
travs de instrumentos que forman parte de la racionalidad dominante (el turismo y el patrimonio
entendido desde el Estado). Lo anterior se produce en un contexto en que las organizaciones comunitarias
se ven impactadas por actores del mundo empresarial. Una vuelta sobre la memoria de la cultura de la
zona lleva a los actores locales a resignificar y poner en valor el uso de las aguas en un contexto que las ha
privatizado y negado su carcter simblico, escenificando (BECK, 2008) costumbres perdidas en cambios
del paisaje que se remontan a anteriores colonizaciones.
201
Conclusiones
El caso descrito tiene por fin generar una serie de preguntas respecto al cmo tanto empresas privadas
y organismos pblicos se apropian de prcticas locales que emergen como resistencia ante problemticas
originadas precisamente desde la racionalidad que opera en lo privado y lo pblico. Prcticas locales de
resistencia que tienen como fin visibilizar un espacio y territorio ante conflictos de despojo, y del actual
modelo extractivo, y pasan a ser transformadas en encuentros costumbristas, donde el significado de la
accin es desplazado desde el vincular y hacer emptico a un "otro" con el conflicto.
Finalmente, los procesos de modernizacin y competitividad que impulsan los programas
gubernamentales, como es el caso de PRODESAL y PDTI, dan cuenta de la intervencin existente en los
territorios, y formas de control sobre los modos de vidas y las decisiones de las comunidades locales. Es
as, que prcticas que generan los actores locales para resistir al avance de proyectos extractivos, utilizando
estrategias folkcomunicacionales, son desplazadas e invisibilizadas por el discurso institucional, que por
medio de un folkmarketing busca generar una valoracin positiva por parte del pblico que atrae el
turismo en la zona, y mostrar el apoyo de los programas a las comunidades locales.
67 Entre los objetivos del PDTI y PRODESAL, se cuenta: Apoyar el desarrollo de inversiones productivas de los
beneficiarios orientadas a la capitalizacin y modernizacin de los procesos productivos y de negocios, contribuyendo de
esta manera al mejoramiento de sus ingresos econmicos y a la competitividad de sus negocios. Plan Estratgico 20102014 INDAP, p. 18. Disponible en <http://www.indap.gob.cl/extras/plan-estrateg-10-14/plan-estrategico-20102014.pdf>.
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Introduccin
Con el desarrollo acelerado de los medios de comunicacin de masas a partir de la segunda mitad del
siglo XX, el intercambio de culturas localizadas en diferentes territorios ha provocado que exista una
mezcla de sentimientos y sentidos en base a un movimiento cultural especfico (POSTALI, 2011, p. 20).
Este es el caso del Hip Hop, una manifestacin cultural que se podra disear y ajustar a cdigos
utilizados por otros grupos (POSTALI, 2011, p. 20) para as dar a conocer las problemticas concretas
que afectan dichos sectores mediante canciones y versos que producen mecanismos de expresin de las
voces locales (YEZ ET. AL, 2013, p. 32). Esto mediante la apropiacin de la cultura Hip Hop por
parte de jvenes que se identifican con su territorio.
Mediante una charla en la Universidad de Brown publicada en la web, Tricia Rose explica que en un
contexto de comunidades con diversidad identitaria, intercambiamos el mayor conocimiento cultural
acerca de las razas a travs de la cultura popular. Pensamos que nos conocemos a travs de ella69 (ROSE,
2008). La fcil accesibilidad a los medios de comunicacin masiva puede provocar efectos positivos o
negativos, como la recirculacin de estereotipos. El Hip Hop comercial de EU no se escapa de esta
situacin, donde hay un uso masivo de las representaciones del cafiche, el gnster y la puta en las personas de
descendencia afro70. Ms que hacer una apologa del Hip Hop, como la expresin artstica de protesta por
naturaleza, invitamos a mirar ms all del misticismo:
206
Si bien no fue la intencin inicial de la cultura hip hop de destacar las inequidades sociales, la necesidad de
comunicar varias luchas desarroll la accesibilidad y el poder de educar de la cultura del Hip Hop. De las
muchas influencias convergentes que formaron inicialmente la cultura hip hop, fue la injusticia social la que
prepar el terreno para que sta brote 71 (BISHOFF, 2012, p. 44).
Jay Smooth (2013) menciona que las reuniones surgieron de una necesidad humana para encontrar
espacios de expresin ante la adversidad, dndole la oportunidad a los outsider (los de afuera) y los underdogs
(eternos relegados) de reapropiarse de la tecnologa y recrear los espacios de sociabilizacin y tradiciones
musicales de descendencia afro y caribea (ROSE, 2008). Para algunos fueron en las fiestas de barrio al
aire libre (CODOCEDO, 2005, p. 8), para otros, la convivencia en las canchas de bsquetbol (ROSE,
2008).
Bajo la msica del Dj, surgen los B-boys (o breakdancer), que bailan los interludios de los quiebres
musicales. Por otro lado aparece el Mc o rapero, quien con el tiempo comienza a ganarse al pblico
vocalizando rimas simples que luego se complejizan al ritmo del Dj, quien otrora estuvo a cargo de recitar
frases cortas (POSTALI, 2011, p. 130). A estos elementos se incorporan los grafiteros, quienes pintan los
suburbios de la ciudad de Nueva York. Estas son las cuatro principales ramas del hip hop.
En pocos aos el Hip Hop logra notoriedad internacional. A Santiago de Chile llega en la dcada de
los 80, durante la dictadura militar de Pinochet, y su consolidacin en el resto del pas ocurre en la dcada
de los 90 y primera dcada del nuevo siglo, en el contexto de los gobiernos de la Concertacin. En
Iquique, se celebraron 20 aos de su llegada en junio de 2005 (MORAGA & SOLORZANO, 2005, p. 79)
y en 2008, hip hoperos de la regin de Aysn organizaron el primer encuentro regional de Hip Hop con
muchos exponentes locales e invitados de Chile y Argentina (EL DIVISADERO, 2013).
Con el tiempo, el rap se convierte en el elemento de mayor impacto meditico. En efecto, no toda la
msica Hip Hop es de protesta, pero s constituye una oportunidad para las personas de plasmar sus
experiencias y reflexiones en formato de rima. Asimismo, no todo Hip Hop es corporativo; hay grupos
comerciales independientes y grupos underground72. La posibilidad de crear espacios locales de encuentro de
sus cuatro ramas es uno de los aspectos ms importante de esta cultura (SMOOTH, 2013). Es a travs de
estos espacios local y temporalmente situados que pueden emerger agentes folkcomunicacionales.
En la actualidad, Herencia Verbal est compuesto por dos jvenes nacidos y criados en Coyhaique, por
lo que sus impresiones de vida y de la actualidad de la regin se ven reflejadas en la letra de las canciones.
Diego Calisto, alias Sate se dedica desde hace aproximadamente 10 aos de manera completa a la escritura
Traduccin de los autores.
En EEUU, los raperos con contenido social u otros tpicos fuera del tringulo del gnster-pimp-hoe, se les categoriza
como rap alternativo, consouce rap (rap conciente) o hip hop progresivo, ya sea de artistas identificados como underground,
indie o comerciales.
71
72
207
del Hip Hop. Adems se desempea en el rea audiovisual. Ral Huenteo, el segundo miembro del grupo,
es conocido como Duke. Es monitor social y realiza talleres en agrupaciones sociales con nios y jvenes
de sectores marginales. Sus canciones abordan temticas locales que identifican a la poblacin,
demostrando cercana con los habitantes de esta zona. Tambin cantan sobre temas polticos, como su
posicin en contra del proyecto Hidroaysn. Es en este sentido que mediante el Hip Hop se lleva a cabo
una accin donde se elaboran e interpretan mensajes de resistencia y se van apropiando de mecanismos
propios de las industrias culturales con el fin de visibilizar las denuncias y las demandas locales (YEZ
ET. AL, 2013, p. 33).
Otro ejemplo de la accin de Herencia Verbal es el homenaje cultural, como el contenido en el ttulo
del disco La Kancha (2002). Aqu se rescatan diversos aspectos del antiguo nombre de Coyhaique73: Era
puro campo y la gente guardaba sus caballos. Era como un gran recinto que se llamaba la cancha
(HERENCIA VERBAL, 2011).
Los encuentros tambin son importantes para este grupo, especialmente a travs de la realizacin de
talleres en formatos denominados entrete ducativos. Parte de sus experiencias han sido documentadas por
ellos mismos, quienes han subido material audiovisual a su pgina de YouTube. Asimismo, han
participado en talleres de educacin sexual en colegios, actividades en la Penitenciaria de Coyhaique y
tambin en poblaciones.
208
como parte de una poltica de localizacin (HOOKS, 1989, p. 206). Ese espacio puede ser: tanto fsico,
lugar donde vivimos y nos recreamos; o imaginario, como las memorias y recuerdos, el lenguaje y/o la
ficcin que utilizamos como mapa. Un espacio de autorretrato, de resistencias e imaginacin de
alternativas, donde se diga no al opresor. Para Hooks, ese espacio est en el margen.
Desde esta perspectiva consideramos a los integrantes de Herencia Verbal como agentes
folkcomunicacionales, ya que la agrupacin surge desde grupos populares que son culturalmente
marginados, y desde ellos emergen manifestaciones que, por un lado filtran la cultura de masas y, por
otro, se dirigen hacia las esferas dominantes de poder (YEZ & VALENZUELA, 2011, p. 8).
Los integrantes de Herencia Verbal se identifican con los inicios de la cultura Hip Hop, especficamente
con el Rap, ya que esta manifestacin nace de una propuesta del pueblo, de la gente negra que viva en
los ghettos (HERENCIA VERBAL, 2011), por lo cual el grupo la asocia con la invisibilizacin que
sufren como regin por parte de un Estado que para ellos es ausente74.
Al igual que otros agentes folk, pero que emplean sus discursos con otras manifestaciones culturales,
Herencia Verbal propone en sus canciones elementos vitales de su paisaje, lo que entrega desde el punto
de vista de las significaciones () una construccin anclada en lo cultural y lo social (YEZ Y
DELGADO, 2013, p. 21), destacando espacios como la Piedra del Indio, o la forma en que los colonos
llegaron a esas tierras para as establecerse y hacer patria (HERENCIA VERBAL, 2011).
Sin duda estos grupos culturalmente marginalizados se pueden clasificar como grupos polticos
activistas, debido a que a travs de sus letras y actos influencian el comportamiento de centenares ()
de personas llevndolas a asumir posiciones ahora contrarias al orden poltico y social vigente
(BELTRAO, 1980, p. 163). De esta manera en sus letras manifiestan situaciones de corrupcin poltica,
entre otras.
209
Situacin destacable de los relatos que realizan Duke y Sate en sus canciones es el tema medio
ambiental, al cual conciben en directa relacin con lo social. Por lo mismo comentan que el impacto que
puede provocar es un choque fuerte de dos culturas diferentes, porque as lo vemos los que hemos crecido
y nacido ac (HERENCIA VERBAL, 2011). As se manifiesta en el tema Paren la Mano, cancin que va
en contra de la instalacin de represas en la regin; principalmente el proyecto hidroelctrico Hidroaysn
de Endesa. El tema tambin realiza una crtica a polticos y habitantes de la comuna que slo se
conforman con lo que les entregan los medios, sin hacer un mayor esfuerzo por defender el paisaje natural
de la comuna, sino ms bien conceden todos los beneficios para que estos megaproyectos se realicen.
Fragmento Paren la Mano (2009):
Porque han sacado de casilla
a los que en su silla
quedan criticando
hablando
inhalando las toxinas
las mentiras
que en su retina han metido los de Hidroaysn
mrate al espejo
que ves?
que te han violado
consensuado y gemidos y quejidos
te has entregado y vendido ()
El tema comienza con un discurso de Salvador Allende, quien seala, entre otras cosas, que la
revolucin pasa por las grandes masas. La cancin manifiesta el descontento de los autores debido a las prcticas
de Endesa con los habitantes de la regin, con mentiras y avisos publicitarios en los medios locales
informando slo lo conveniente para el megaproyecto. Tambin expresa la situacin diaria que deben vivir
los habitantes de la regin, debido a la informacin modificada que entrega la empresa.
Debemos tener en consideracin que el Rap de Herencia Verbal se diferencia profundamente del estilo
de rap comercial de EEUU. Duke y Sate utilizan la improvisacin, la escritura, y la produccin instrumental
como instrumentos de divulgacin de ideas, experiencias y problemas que suceden en la regin y en el
pas. Otros temas importantes del grupo son Cacera de inocencia (2002), sobre el maltrato infantil; Jazzhora
(2011), sobre la construccin con material alternativo ms econmico; Mal edukados (2011), sobre la crisis
educacional en Chile. Tambin destaca su participacin con el grupo Koi Aiken (2011) en Subterrap, Oda a
la Regin de Aysn; entre otros.
Conclusiones
El grupo de Hip Hop fundado en el sur de Chile, Herencia Verbal, plantea como cualidad principal la
perspectiva narrativa de sus canciones, as como la completa identificacin con la cultura coyhaiquina y
patagnica, rescatando su patrimonio, costumbres y el no renegar de su gente. En sus discos se ven
reflejados sucesivos cambios de temticas, ya que si bien en un principio cantan sobre la contingencia
210
nacional desde una perspectiva local, como la delincuencia o la corrupcin en la poltica, con el tiempo
van desarrollando un protagonismo regional, haciendo sentir en sus letras que no pasan por alto temas tan
relevantes como las hidroelctricas. Llaman la atencin de la comunidad para que no se dejen llevar por
avisos comerciales y sofisticada publicidad que slo confirmara la diferencia e invisibilizacin en la que
vive la regin.
Tambin se rescata el modo de emplear la cultura del Hip Hop en un aspecto positivo, ya que en
muchas ocasiones esta manifestacin cultural es estigmatizada como una tendencia que lleva
ineludiblemente a las drogas y a la delincuencia, estereotipos propios hacia los espacios del margen. Los
integrantes del grupo son conscientes de que la gente de Coyhaique tiene un estilo de vida diferente,
donde sus habitantes llevan un ritmo de vida ms tranquilo y menos acelerado en relacin a lo que
necesita el sistema neoliberal (HERENCIA VERBAL, 2011).
De esta manera, Duke y Sate observan completamente fuera de contexto el que se imponga a los
habitantes de la regin un sistema de vida que no los beneficia, que perjudica no slo el presente sino
tambin el futuro de hijos, nietos y las familias que esperan dejar un legado a su descendencia.
En este sentido, sugerimos que es posible analizar el trabajo de produccin y circulacin de la msica
del grupo Herencia Verbal desde una perspectiva folkcomunicacional, pues no slo se apropian de la
tecnologa y de una cultura mediatizada y ya globalizada para expresar sus vidas, ideas y sentimientos, sino
que tambin narran diferentes relatos regionales, asumiendo un rol crtico. Asimismo, su trabajo en
diversos tipos de talleres es importante, pues en ellos tambin se concretiza un espacio de agenciamiento.
Si estos talleres involucran a la cultura Hip Hop, podran mirarse desde la perspectiva de la
folkcomunicacin.
Desde la perspectiva de Smooth (2013), Rose (2008) y Hooks (1989), la creacin de espacios es
importante. Espacios tanto fsicos, como lugares de reunin, o imaginarios, como la diversidad narrativa,
no slo ayudan a crear un espacio de abertura radical (HOOKS, 1989), o sea de resistencia contra el
poder hegemnico, sino que tambin crean diferentes lazos interpersonales y comunitarios que fortalecen
las relaciones sociales y las experiencias compartidas. Dichos espacios y sus exponentes no tienen que ser
idealizados, es posible que generen relaciones de discriminacin, pues no todos tienen las mismas
experiencias de gnero, orientacin sexual, etnia, clase social, migracin, o raza, como destaca Rose (2008).
El anlisis folkcomunicativo, es una herramienta acadmica para poner en valor los procesos de
agencias, reapropiacin y resignificacin sobre algo que los actores sociales ya realizan con un alto
componente afectivo, de forma independiente y sin permiso y aprobacin externa.
El rol de agencia no es esttico en el tiempo, sino dinmico. Quin asumi en un momento el desafo
de levantar la voz para su comunidad, puede ser retomado por otra persona, incorporando otros
elementos.
Finalmente, el Hip Hop es una prctica artstica que afecta de diferentes formas los conceptos de
frontera y resistencia. Fronteras por las migraciones intra e internacionales; las relaciones interculturales en
los barrios y las influencias de sus prcticas, los cambios generacionales, la marginalizacin y, por
supuesto, la globalizacin. Tambin de resistencia, no slo en un sentido poltico de protesta o denuncia,
sino tambin como (re) definicin significacin, (re) valorizacin apropiacin, introversin
extroversin, agencia emergencia (de emerger) y como sentido de creatividad individual y comunitaria.
211
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14
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Un panorama general
A partir de las construcciones discursivas y la recreacin de ellas en tipos de relatos y personajes
particulares, a travs de la historia de conformacin de las relaciones de contactos interculturales que han
conformado las particularidades de la cultura que se desarrolla y ha desarrollado en la isla grande de Chilo
y su archipilago, emerge la fauna mitolgica de Chilo como uno de los elementos culturales de mayor
impacto en esta construccin cultural. Este elemento cultural ha nacido a travs de las relaciones de poder,
dominacin y sincretismo entre la tradicin de las antiguas religiones de los habitantes indgenas
originarios de Chilo (huilliches y chonos) y las mitologas y supersticiones, especialmente celtas, tradas
por los espaoles y otros europeos, que hicieron de Chilo el ltimo enclave de la corona espaola en
Latinoamrica. En palabras del investigador insular Renato Crdenas, tenemos con esto que la raz
fundamental del mito chilote es mapuche. Pero fuertemente determinado por la ideologa del cristianismo
de las culturas occidentales (CRDENAS, 1998, p. 5).
De esta manera se ha configurado e instalado en esta geografa insular un relato mtico que se ha
traspasado, desde su gnesis, por generaciones a travs del relato oral ancestral; que desde un principio
tena como protagonistas a los mayores de una comunidad (abuelos, ancianos) como transmisores de los
elementos que componen la cultura hacia quienes ingresan en sta (nios, jvenes); esto, vinculado a las
historias de fogn75, y que a travs de los aos ha aportado a la conformacin de una identidad
comn, reforzada en gran medida por la insularidad que presenta su entorno.
As, se articularon en esta geografa relatos mitolgicos, que si bien, algunos son parte de las relaciones
de sincretismo y dominacin entre las culturas que han ocupado este territorio a travs de su historia,
adquirieron un sello particular en concordancia con el ambiente que rodea al habitante de la isla. Estos
relatos que hablan de mitologa han sido incorporados por todos quienes se autodefinen como chilotes y
que pueden provenir de distintas tradiciones que se han incorporado a la conformacin de una cultura de
lo chilote a travs de los aos:
La magia y el mito nos llevan a la intimidad del mundo mapuche-veliche. Empero, esta realidad no es solo
india. El europeo colonial y la sociedad chilota naciente de estos encuentros y desencuentros se introdujeron a
estas estructuras de pensamiento. En algunos casos las incorporaron como propias y cuando esto no ocurre
las influyen profundamente con sus creencias religiosas, mgicas y mticas acarreadas desde Europa
(CRDENAS, 1998, p.5).
75 El fogn chilote es caracterstico de esta cultura de sincretismo, su arquitectura es marcadamente reconocible y el
origen de este lugar es la vivienda veliche, que adopt desde un principio la cocina como eje de vida. Aqu se cocinaba, se
coma, se haca vida familiar, se preparaba la comida para los animales y adems se dorma. En resumen era el lugar donde
se concentraba la vida puertas adentro y se generaba el traspaso de la cultura.
214
A partir de la creciente globalizacin econmica, poltica y cultural impulsada por el modelo capitalista
y los medios de comunicacin masivos que han actuado en pos de una globalizacin general, lo que por
supuesto ha impactado en Chilo y su archipilago en las ltimas cuatro dcadas, existe una introduccin
de estos relatos y representaciones mitolgicas en formatos tecnolgicos de comunicacin (cine,
televisin, Internet, industria editorial, etc.) y lgicas de mercado que fueron definidos por Max
Horkheimer y Theodor Adorno en Dialctica del iluminismo (1944) como Industria Cultural. De este modo
se ha producido una nueva escenificacin de estos relatos mticos, lo que ha trado consigo nuevos
significados acerca de la percepcin, produccin y uso de ellos; nuevos significados que representan en s
mismos los modos y lgicas que el mercado requiere.
Dentro de la Industria Cultural cabe destacar una premisa fundamental que ofrecen en principio los
tericos de Frankfurt, que apunta a que el mundo entero es pasado por el cedazo de la industria cultural
() La industria cultural sigue siendo la industria de la diversin (HORKHEIMER & ADORNO, 2002).
En palabras de Jess Martn Barbero, en una mirada posterior al fenmeno de industria cultural la
degradacin de la cultura en industria de la diversin (MARTN BARBERO, 1987), considerando a
todos estos mecanismos y soportes mass-mediticos como elementos de despojo y reestructuracin de
una forma cultural especfica. En este sentido, el concepto de Industria Cultural nos abre la puerta para
poder hablar acerca del nuevo significado que adquiere la mitologa chilota al ser tomada como elemento
de la industria cultural y resemantizada en trminos de su propia existencia, lo que sin duda transforma la
visin original y la referencia cultural existente hacia estos mitos.
En cierto sentido y remitindonos al patrimonio cultural de Chilo y el amplio campo de su mitologa,
se ha comenzado a generar una discusin en torno a este plano de nuevos significados. Esta discusin
apunta a la conservacin de la identidad cultural de Chilo; discusin motivada, en gran medida, por el
creciente impacto que ha trado la arremetida de nuevas formas de comunicacin en sectores
histricamente aislados, observndose progresivas transformaciones socioculturales en la Isla Grande y su
archipilago, las que vienen aconteciendo desde la segunda mitad del siglo veinte y que se han agudizado
progresivamente y de forma casi dramtica con la irrupcin de empresas transnacionales en el mbito
marino y forestal. De este modo se est instalando la conviccin de que en las islas se est viviendo un
momento crtico de su historia cultural, a tal punto que, como nunca, corren el riesgo de que su espesor
cultural desaparezca ante la arremetida de la cultura meditica de las relaciones de produccin capitalista
(MANSILLA, 2006).
Por otra parte, se debe considerar que Chilo se ha convertido en un poderoso polo de atraccin
turstica, a partir de la explotacin y construccin de una imagen performativa y estereotipada de un
Chilo natural, mgico y mitolgico:
() presumiblemente anclado todava en una ruralidad que en muchos aspectos pareciera ser premoderna, y
que, a juzgar por el creciente flujo turstico, estara satisfaciendo las necesidades de exotismo de un visitante
de origen urbano que busca la diferencia y la autenticidad cultural y natural, como si en las islas estuviera
aquello otro que su entorno urbano, sobresaturado de modernidad, ha reprimido u olvidado (MANSILLA,
2006).
Esto podemos verlo claramente ejemplificado a partir de la noticia que Chilo y su archipilago
ocupan el tercer lugar en el mundo como uno de los destinos para vacacionar en el ao 2009, segn lo
publicado por la gua turstica inglesa Lonely Planet76 (Ciertamente esa imagen tan difundida en el pas y
el extranjero de un Chilo mgico y mitolgico tiene una raz profunda en los habitantes de la isla grande y
su archipilago, que viven y conviven diariamente con su construccin mitolgica, la cual es parte rutilante
de su quehacer y observacin del mundo). Asimismo, en libreras y en ferias de Chilo se puede hallar un
sinnmero de folletos y cuadernillos sobre mitologa chilota, adems de esculturas, pinturas, msica, etc.
que representan a los seres mitolgicos; la mayora de los cuales no pasan de ser descripciones
estereotipadas hechas objetivamente para turistas bajo la concepcin anglo de merchandising, que para
La informacin hace alusin a un artculo publicado en el peridico La estrella de Chilo el da viernes 17
de octubre de 2008, pg. 7, en el cual se toma parte de lo publicado en la gua turstica inglesa y se presenta como
noticia.
76
215
efectos del turista opera con el trmino francs souvenir. Esto muestra la preponderancia que tiene el
elemento de mercado en la transformacin y adaptacin de la mitologa chilota, para ser resignificado y
concebido en un nuevo espacio de intercambio marcado por la competencia y la innovacin contnua.
Mitologa de Chilo
Es necesario precisar que la mitologa de la isla de Chilo y su archipilago ha sido fruto de la
configuracin de los elementos del territorio, los primeros habitantes indgenas y el contacto de estos con
los europeos que llegaron en la conquista de este espacio geogrfico. En palabras de Renato Crdenas,
por enclaves histricos los europeos y los originarios de estas tierras debieron habitar un espacio
geogrfico comn y compartir los recursos que este medio les prodigaba (CRDENAS, R., 1998, p. 5).
Evidentemente, esos recursos a los cuales se refiere el autor tienen que ver tanto con el medio fsico como
con las relaciones de comunicacin que en trminos culturales crearon pautas comunes.
Crdenas sostiene lo anterior en el sentido que:
La vida se orden a partir de las perspectivas de mundo y los proyectos de sociedad del conquistador, pero
tambin incorporando parte importante de la cosmovisin Mapuche Veliche del sector. En algunos casos hay
sincretismo de ambas culturas; en otros, es la voz espaola la que predomina, como el lenguaje, la msica y la
religin (CRDENAS, 1998, p.5).
Sin duda en la fauna de la mitologa chilota se ocultan las relaciones de sincretismo y dominacin de
las culturas que han compuesto este elemento cultural, y que han configurado toda la complejidad de
elementos que componen una cultura de lo chilote. As se configura su concepcin y devenir como una
cultura compuesta por mltiples tradiciones.
En cuanto a las relaciones interculturales que se han proyectado en Chilo, esta se basa en la
comunicacin intercultural, ya que de cierta forma en ella se sustenta el carcter mvil que las culturas
tienen, en el sentido de que un segundo nivel nos llevara a plantearnos que en la cultura con la que nos
identificamos tambin hay diferencias. Por un lado, ha evolucionado a lo largo de la historia integrando
elementos de culturas inicialmente forneas. As nos damos cuenta del carcter mestizo de nuestra
cultura (RODRIGO, 1999, p. 14). Esto muestra cmo la configuracin de dilogos de caractersticas
interculturales ha sido la base de esta concepcin de cultura, y en especfico, de la configuracin de relatos
mitolgicos y personajes que componen este elemento cultural en Chilo y su archipilago.
A partir de lo anterior es posible ubicar la gnesis de la mitologa de Chilo en las leyendas y mitos
araucanos, americanos, y europeos, especialmente celtas. Los relatos son compartidos por todos quienes
los han conformado. Para Crdenas esto implica que
La magia y el mito nos llevan a la intimidad del mundo Mapuche-Veliche. Sin embargo, esta realidad no es
solo indgena. El europeo colonial y la sociedad chilota naciente de estos encuentros y desencuentros, se
introdujeron a estas estructuras de pensamiento. En algunos casos las incorporaron como propias y cuando
esto no ocurre las influyen profundamente con sus creencias religiosas, mgicas y mticas, acarreadas desde
Europa (CRDENAS, 1998, p.5).
216
como las peculiaridades de cada cultura o grupo (como es el caso de la cultura de Chilo), las que se
funden en una sola estructura.
Para los efectos del presente trabajo es necesario observar la dimensin de la industria cultural en el
mbito de la cultura social, la cual proyecta un modo particular de vivir con rasgos caractersticos y
distintos a otras culturas. Adems es importante revisar cmo los mitos de Chilo han pasado a una etapa
enmarcada por la mercantilizacin de la cultura a nivel poltico y terico; o ms bien dicho, la
transformacin de aspectos y actividades propias y caractersticas de una cultura especfica en un producto
atractivo y comercializable, que es sacado de su cultura para entrar en una sucesin de compra venta que
lo aleja cada vez ms de su raz cultural con el fin de universalizar esa particularidad cultural. Observando
este aspecto debemos reconocer tambin que las industrias culturales son una rama importante de la
economa (WARNIER, 2002, p. 71). Las polticas pblicas fijan sus ojos en sus propios patrimonios
culturales para reproducirlos a modo de mercanca comercializable. Esto se demuestra en una gran
variedad de formas en que el patrimonio cultural, representados por museos, monumentos, sitios
histricos, paisajes, es ciertamente una dimensin de la identidad, pero tambin es un recurso turstico, a
menudo importante (WARNIER, 2002, p. 71) sobre el cual el poder de la economa ha centrado sus
esfuerzos por capturar de cierta forma, estos elementos. Esa absorcin que la lgica poltica econmica
dominante realiza por sobre un elemento perteneciente a una cultura lo transforma, y esta transformacin
se realiza en el sentido que el mercado necesita valorizar. Podemos considerar el ejemplo que Nestor
Garca Canclini menciona en Culturas Populares en el Capitalismo en relacin a la artesana popular:
La llegada de las artesanas a las ciudades medianas y grandes reubic las misiones que se le atribuan
representar tradiciones populares y nacionales, ofrecer experiencias estticas alternativas a la homogeneidad
industrial- en beneficio de funciones decorativas y prcticas (GARCA CANCLINI, 2002, p. 20).
Con este atingente ejemplo es observable la transformacin, por lo menos en el caso de la artesana
popular de una cultura, de un objeto que se menciona como artesanal pero creado a partir de las
necesidades que los consumidores requieren. As, la artesana elaborada en una primera etapa para recrear
o representar a la cultura es modificada para cumplir las exigencias de sus consumidores.
Quizs al momento de hablar de una industrializacin cultural en un grupo o cultura especfica, que
fija sus propias pautas y creencias, uno de los productos desarrollados a mayor escala y de mayor xito en
el mercado es la artesana tpica. sta se convierte en un bien codiciado por el visitante forneo, lo que en
s mismo trae una parte del proceso de globalizacin, dado que los procesos de globalizacin,
espacialmente materiales y ligados a la economa, valorizan la cultura como bien de cambio y como un
recurso (etnoturismo y venta en serie de artesana) (DEL VALLE, 2004, p. 138). Con tal valorizacin las
lgicas y formas de la globalizacin poltica, econmica y cultural entra de lleno en un entorno especfico,
como lo es la isla de Chilo y su cultura, con lo cual las transformaciones en la cultura se agudizan. Dicho
de otra forma, las nuevas dinmicas de globalizacin econmica de la cultura se introducen en las
comunidades e, incluso, las transforman (DEL VALLE, 2004, p. 139), con lo cual podemos inferir que
globalizacin y los procesos de industrializacin cultural van de la mano.
Siguiendo este recorrido no podemos dejar de lado el papel central que los medios de comunicacin
cumplen en este juego de cultura industria cultural globalizacin, ya que en la misma concepcin de
industria de la cultura se sostienen tambin los formatos y plataformas de los medios de comunicacin.
Para el terico cataln colombiano Jess Martn-Barbero lo que sucede en Latinoamrica en y por los
medios no puede ser comprendido al margen de discontinuidades culturales, que median la significacin
de los discursos masivos y el sentido de sus usos sociales. Los procesos y las prcticas de comunicacin
colectiva que ponen en juego no son nicamente desplazamientos del capital e innovaciones tecnolgicas,
sino profundas transformaciones en la cultura cotidiana de las mayoras: cambios que sacan a flote estratos
profundos de la memoria colectiva, al tiempo que movilizan imaginarios fragmentadores y
deshistorizadores de la experiencia: la acelerada desterritorializacin de las demarcaciones culturales
moderno/tradicional, noble/vulgar, culto/popular/ masivo, propio/ajeno y desconcertantes
hibridaciones en las identidades. (MARTN-BARBERO, 1993).
217
Constatamos aqu un desapego de la realidad cultural en los procesos de resignificacin que el mito
protagoniza en una etapa de mediatizacin, ya que si bien es de perogrullo reconocer que evidentemente el
mito de Chilo al ser partcipe y protagonista de la cultura se encuentra en una movilidad de
transformacin y resignificacin constante, aqu nos interesa rescatar que ante la sucesin de mediacin
comunicacional, lo que ocurre en el plano de la mitologa de Chilo introducida en estos formatos
tecnologizados de comunicacin es una radical resignificacin. En otras palabras, si bien los mitos siempre
se encontrarn en sucesiones de interpretacin y produccin que se irn transformando en el entorno
social-cultural, lo que ocurre bajo la lgica dominante de las industrias culturales es una etapa aguda y
radical de transformacin y resignificacin del elemento mitolgico. Etapa que afecta al mito en su
totalidad, ya que lo que las industrias culturales realizan en este aspecto es afectar y transformar tanto la
produccin (creacin) como el consumo (uso-interpretacin) de la mitologa de la isla de Chilo. Esta
218
La propagacin de lo que las industrias culturales promueven es ambivalente: por un lado expande
los mercados, hace posible un mejor conocimiento virtual entre los pases de la regin como en el caso de
Latinoamrica y aporta valor aadido a los contenidos de los mensajes y obras generados en cada
sociedad (GARCA CANCLINI, 2001). Bajo la lgica neoliberal, genera desafos y conflictos, creando
nuevas disputas por los usos del patrimonio cultural de cada pueblo y por los derechos de autor
individuales y colectivos: tiende a acentuar la subordinacin de los pases dbiles y a privilegiar los
derechos comerciales de las megaempresas transnacionales.
Como escribi Martn Hopenhayn, las industrias culturales implican muchas dimensiones de la vida
social: las grandes inversiones editoriales, los programas culturales en la televisin abierta, las redes de
lectores en Internet, las transmisiones no comerciales en radios comunitarias, la proliferacin de revistas
especializadas en las ms variadas artes y tendencias, y otras tantas combinaciones en un universo de
circulacin cada vez ms verstil (cit. en GARCA CANCLINI, 2001). Esta convergencia entre variados
actores culturales, educativos, empresariales y sociales corresponde al modo en que hoy se potencian
mutuamente las telecomunicaciones, las tecnologas de la informacin con las de entretenimiento.
Damos cuenta entonces de que los modos culturales han comenzado a revestir cada vez ms las
formas del mercado y la produccin industrial, pasando de actores espectadores a productores
consumidores. Esta lgica de mercado y su dinmica es, en la generalidad de los casos, la que establece esa
oferta objetiva. Todo objeto cultural es concebido como un producto, por lo que tiene un valor monetario
adems de un valor esttico o moral, y es en funcin de aquel que el mercado selecciona la oferta objetiva
de productos culturales, as como tambin la posibilidad de producirlos.
219
220
Bibliografa
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Aspectos introductorios
La XI Regin de Aysn del General Carlos Ibez del Campo es una de las quince regiones de Chile.
Sus lmites son: al norte con la Regin de Los Lagos, al sur con la Regin de Magallanes y de la Antrtica
Chilena, al este con la Repblica Argentina y al oeste con el ocano Pacfico77. Ubicada en la Patagonia
occidental, cuenta con una superficie de 108.494,4 km y es la tercera regin ms extensa del territorio
nacional. Su poblacin estimada en el censo de 2010 es de 104.843 habitantes, siendo la regin con menor
densidad poblacional78.
En la distribucin geogrfica cuenta con cuatro provincias: Aysn, Coyhaique, General Carrera,
Capitn Prat, y diez comunas: Guaitecas, Cisnes, Aysn, Lago Verde, Coyhaique, Ro Ibez, Chile Chico,
Cochrane, Tortel y Villa OHiggins79.
Origen de la movilizacin
La regin comenz a conformarse hacia 1880 por colonos que transformaron amplias capas de zonas
geogrficas inhabitadas en espacios poblados, es decir, se trata de una zona de pioneros que sin ayuda del
aparato administrativo estatal, llegaron al lejano territorio, construyendo una rica cultura que incorpora
tradiciones chilenas y argentinas.
Los pioneros de la Patagonia chilena debieron resistir a diversos intentos de explotacin industrial a
travs de la historia. Desde 2005, en el contexto de un Chile con un sistema econmico social neoliberal
impuesto por la dictadura militar, se han visto amenazados por la empresa transnacional Endesa y Colbn
y su proyecto Hidroaysn, el cual intenta construir cinco mega represas en los ros Baker y Pascua,
inundando un territorio de 5.910 hectreas, destruyendo flora y fauna, afectando recursos naturales,
cultura y sociedad, con el objetivo de aportar energa a grandes mineras del pas. De acuerdo a esto, se
sostiene que el modelo econmico neoliberal ha acentuado la presin sobre los recursos naturales y
desencadenando procesos de degradacin ambiental severos; que las comunidades que se han visto
afectadas han tomado conciencia de los perjuicios que estos daos ambientales acarrean (FOLCHI, 2001,
p. 80).
77Ministerio
del Interior, Decreto con fuerza de ley 1 Determina los lmites especficos de las regiones del pas.
2010, Instituto Nacional de Estadstica, INE.
79Atlas de la Regin de Aysn, Gobierno Regional de Aysn, GORE.
78Censo
222
El proyecto Hidroaysn de la empresa espaola, que actualmente tiene capitales chilenos e italianos,
gener concientizacin ciudadana en la Regin de Aysn, producto del conflicto ambiental que se gener
al tensionar el apego que ayseninos y ayseninas tienen respecto a la tierra y el cuidado por la naturaleza,
an prstina, contrario a lo que seala Folchi: En estos conflictos, ninguno de los involucrados asume,
necesariamente, la postura tica de defender el medio ambiente porque eso sea justo, noble o bueno. Lo
que reivindica es el bienestar material (o conveniencia) de cada parte (FOLCHI, 2001, p. 91).
Adems, es necesario recordar los ofrecimientos (millones de pesos) por parte de Hidroaysn a
familias que viven en cercanas de los ros, de los cuales varios han rechazado el dinero. Es el caso de
Abraham Figueroa de 76 aos, habitante de Cochrane. Tambin se han rechazado los 5.000 puestos de
trabajo que ofreca la empresa si se llevara a cabo la construccin de las represas.
En consecuencia, lo acontecido en la Patagonia refleja algo distinto a lo que han planteado diversos
autores que abordan la emergencia de conflictos ambientales. Los conflictos de contenido ambiental son
simplemente, luchas por el medio ambiente habitado; luchas por la propia subsistencia (en un sentido
amplio), y no necesariamente luchas valricas, ni ideolgicas (FOLCHI, 2001, p. 93).
Aysn es una de las regiones australes ms alejadas del pas, con baja conectividad, un clima crudo y
hostil, costo elevado de vida producto de una escasa actividad econmica y problemas en reas sociales
como salud, transporte, vivienda y educacin. Estos problemas y una percepcin local histrica de
desamparo por parte de las estructuras institucionales del Estado dieron a paso a que, en febrero de 2012,
se decidiera comenzar una de las movilizaciones ms emblemticas de la historia contempornea chilena,
mediante el establecimiento de un movimiento denominado Aysn: Tu problema es Mi problema, que
demostr ser una lucha de valores, solidaridad e ideas para vivir de una forma ms igualitaria y justa.
El 7 y 13 de febrero, pescadores artesanales se tomaron el Puente Presidente Ibez de Aysn y el
aerdromo de Melinka sintetizando sus demandas laborales en la siguiente declaracin:
Se incumpli con la zona continua, no se han dado las platas para reformar y abastecer al sector pesquero
artesanal, este sector no ha avanzado, no han bajado la cuota y han cerrado las pesqueras para nuestros hijos
y familias. Estamos solicitando slo un punto, no fueron capaces de hacerlo, hoy se plegaron muchos puntos
ms (RADIO SANTA MARA, febrero de 2012).
As, hombres y mujeres, levantaron banderas negras, unificaron fuerzas y comenzaron a formar parte
de la manifestacin que da tras da sum ms adherentes, a quienes no dej indiferentes un petitorio que
inclua 11 puntos en reas bsicas como la educacin, salud y trabajo.
Organizacin
El movimiento social fue resultado de una fuerte articulacin popular espontnea de gente que no
se conoca entre s, y donde los gestos de solidaridad, compaerismo y confianza dieron paso a una
comunidad organizada en la cual cada uno ocup un rol dentro de la movilizacin. Las mujeres se
empoderaron de la lucha y se situaron como un agente transformador esencial para el xito de la
organizacin: cortaron caminos y rutas, prendieron barricadas, organizaron actos culturales y marchas por
toda la ciudad, levantaron ollas comunes para poblaciones enteras, entre otras actividades.
223
Se olvid la televisin, no haba combustible para dirigirse al trabajo, los cortes de luz eran reiterados, la calle
volvi a ser de todos y todas, no haban autos ni ruidos comnmente reinantes en una ciudad, los nios y
nias jugaban libremente, las sesiones de conversaciones y organizacin poltico y social se acompaaban de
mate amargo y truco, tradiciones de la Patagonia chilena y argentina (TORRES, Claudia. Entrevista personal.
2014).
Los ayseninos y ayseninas volvieron a ser comunidad, a depender del sujeto de al lado, olvidaron y
rompieron las diferencias de clases sociales y trataron de dejar atrs la desigualdad, no haba pobres ni
ricos.
Desabastecimiento
El corte de caminos a las principales localidades de la Regin de Aysn y paralizacin de puertos,
limit la llegada de combustibles como la bencina, petrleo y gas porque quedaron sin acceso los camiones
abastecedores. Las ambulancias y generadores del Hospital Regional funcionan a petrleo y se agot, no
tenemos vveres (LEMUS, Ivn. Radio Santa Mara, 2012), destac el Director del Servicio de Salud de
Aysn.
Conjuntamente, los camiones con alimentos no podan acceder a sus puntos de destino, ni ningn
otro material de cualquier clase. No haba calefaccin para hospitales, ni casas, tampoco locomocin para
personas que quisieran salir o entrar a la regin desde otras ciudades del pas o el extranjero justo en un
mes caracterizado por el retiro de cientos de estudiantes que se dirigen a sus respectivas Casas de
Estudios, ya que en la regin hay una limitada oferta de educacin superior. La comida se agotaba en los
hogares y el comercio tampoco ofreca gran variedad de productos. El desabastecimiento comenz a
afectar la calidad de vida de los ayseninos y ayseninas que continuaban realizando actividades y
enfrentndose a las Fuerzas Especiales y Carabineros.
Emblemtico fue lo ocurrido el 23 de febrero, cuando el Ministro de Salud de ese perodo, Jaime
Maalich, denunci pblicamente que debido al corte de carreteras, una ambulancia no habra logrado
buscar a Ramn Maao, persona enferma en Puerto Aysn, que falleci por no recibir atencin inmediata
(LA NACIN, 24 de febrero de 2012). Situacin desmentida inmediatamente por familiares, los cuales
sealaron que a causa de su enfermedad terminal habra fallecido antes incluso de haber sido llamada la
ambulancia.
224
La represin aument. Llegaron piquetes de agentes policiales provenientes de Santiago. Las bombas
de gases repletaban las calles. Hombres y mujeres de todas las edades vivieron los golpes y abusos que
fueron constatados por Observadores de Derechos Humanos, testigos y antecedentes en el Servicio de
Salud. Tal es el caso de Tefilo Haro, uno entre los 16 casos de personas que perdieron parcial o
totalmente la visin, quien al dirigirse a casa de su madre, perdi la visin de un ojo luego de los disparos a
menos de dos metros de distancia que le propin el Coronel de Carabineros Vctor Follert, segn
informacin publicada en esa fecha por Radio Universidad de Chile (12 de diciembre de 2012).
Bruno Daz, dirigente social de Aysn, llam a una toma simblica a la 1era Comisaria de Carabineros
de Coyhaique, acompaado de un grupo de personas, y con el objetivo de que la represin disminuya:
estamos solidarizando y rechazando la represin gigantesca que se ha efectuado en la regin, adems de
rechazar la militarizacin, nos llaman a dialogar y nos llenan de represin. Tu problema es Mi problema refleja
que es un movimiento transversal. (DIAZ, Bruno. Radio Santa Mara, febrero de 2012).
La comunicadora y dirigente social recalc que presentaron slo informacin de primera fuente de
la ciudadana para la ciudadana , dando paso a un medio de comunicacin transformador de la realidad
social donde las propias personas se comunicaban entre s, dejando atrs oficialismos de otros medios de
comunicacin chilenos, alindose con radios comunitarias de otras regiones de Chile y pases
latinoamericanos.
La radio tambin se articul con otras radios, radios comunitarias. Hubo un antes y un despus en
radioemisoras locales y la prensa canalla tuvo que poner oreja a la Radio Santa Mara porque saban que era
informacin de primera fuente, el cerco informativo se pudo derribar, con ayuda y mucha colaboracin
(TORRES, Claudia. Entrevista Personal 2014).
225
El programa que conduca Claudia Torres durante las noches de enfrentamientos estuvo acompaado
de msica regional que expresaba la identidad de los patagones, letras que calaban hondo en las
conciencias ayseninas:
Disculpen si soy tan franco,
pero quisiera aclarar,
ni a mi gente ni a mi tierra,
me la pasan a llevar.
Yo exijo el debido respeto
por este hermoso lugar,
que no me vengan con plata
las conciencias a comprar,
la memoria honorable
del pionero
no me la pueden pisotear () (LUNA, Nicasio, Seores yo soy del Baker).
De este modo se posiciona Nicasio Luna, joven msico, oriundo de Cochrane y criado a metros del
Ro Baker, que con su guitarra, milongas y letras contestatarias representa a una comunidad descontenta
con la autoridad y el Estado Chileno. El contexto en el que se encontraba la Regin de Aysn lo
respaldaba. La intencin de su msica, empata y unin estaban representados en la definicin de
Folkcomunicacin, que es, el proceso de intercambio de informaciones y manifestaciones de opiniones,
ideas o actitudes de masas a travs de agentes y medios ligados directa o indirectamente al folklore
(MARQUES DE MELO, 2002, p. 49).
Claudia Torres record la participacin de Nicasio en un concierto realizado por artistas locales y
nacionales en el Parque Las Lumas, ubicado en Coyhaique, y actual Parque Vctor Jara, donde se registr
una de las concentraciones ms grandes de personas en la movilizacin, contando con 4.000 ciudadanos
reunidos. La manifestacin comenz con una marcha en varios sectores de la ciudad y una de sus causas
fue reunir alimentos para revertir de alguna forma el desabastecimiento reinante en la zona. Magdalena
Rosas, Alonso Nez y Richard Seplveda, entre otros, fueron los organizadores de la actividad poltico
cultural, mientras que el llamado a asistir y la difusin en general la realiz Claudia Torres en el programa
nocturno de Radio Santa Mara la noche anterior:
Nicasio tiene importantes temas contestatarios respecto de su identidad, pidiendo respeto a los que invaden a
la gente patagona, era importante que l estuviera ah y moviera e inspirar a todos los aiseninos, no poda
faltar. Realic varios llamados a que la gente fuera porque iba a estar l, adems ver y escuchar a nuestros
artistas y estar ansiosa esperando la reaccin de la gente fue increble. Nicasio tiene un talento tremendo, no
slo en la msica, sino en sus letras (TORRES, Claudia. Entrevista Personal 2014).
Luego del concierto el apoyo lleg inmediatamente de otras bandas musicales tanto a nivel nacional
como internacional, adems de la participacin de Nicasio Luna en un concierto realizado en el estadio
Caupolicn, en Santiago de Chile, donde cant Seores yo soy del Baker, por primera vez ante un pblico
multitudinario: vengo de all de la Regin de Aysn, soy de Cochrane, ro Baker, donde est el gaucho
226
chileno. Estoy muy nervioso, muchas gracias por estar ac apoyando a mi regin, dijo un emocionado
Nicasio, entre aplausos del pblico y gritos con consignas en apoyo a la regin.
A travs del conflicto se observ un proceso de apropiacin local de las demandas, el cual se vio
fuertemente reflejado a travs de las demandas del movimiento Aysn: Tu problema es Mi problema de una
forma transversal. Abarc incluso a otras zonas del pas, ya que diversos actores sociales confluyeron por
el sentir de la dignidad patagnica.
El olvido en que vivan los pobladores de Aysn, Coyhaique y todas sus localidades se registra hace
dcadas sin mostrar avance en igualdad ni oportunidades, lo que alimenta la percepcin local de que el
Estado hace odo sordos respecto a quienes viven en la Zona Austral que es, igualmente, chilena.
Es as como en la regin con menor densidad de poblacin y menor nmero de votantes se
constituy un ejercicio de movilizacin social que tuvo efectos inmediatos, y donde la accin
comunicacional expresada a travs de la radio y mediante el canto popular fue fundamental:
Los patagones y patagonas dieron todo, protegieron a su gente, tuvieron organizacin y defensa con todas sus
fuerzas para el pueblo. Carabineros defendi el supuesto orden pblico. No hubo Gobierno en Aysn, era un
orden que convena y las personas que defendieron esto, a todo o nada adems de ser personas annimas que
jams recibirn medallas o distinciones en la televisin. El apoyo fue tan fuerte que aument el sentimiento de
seguir, despus de 2 aos el resto de regiones se dio cuenta que pasaba lo mismo, muchas ciudades, comunas
o pueblos postergados y olvidados y no es un tema de cercana, es un tema de centralismo de poder, de
dinero, de oportunidades. Muchas regiones comenzaron a articularse y a tener un ejercicio de aprendizaje
como la Patagonia (...) Tambin hay que rescatar lo grande que fuimos, valientes frente un Gobierno
avergonzado que jams repunt. Fuimos unidos y si se hiciera otra vez ya est el ejemplo de la articulacin y
obviamente, un medio de comunicacin es vital para un movimiento y para cambios estructurales en Chile,
con gente comprometida en el periodismo y que no trabajen por plata, eso no sirve (TORRES, Claudia.
Entrevista Personal 2014).
Conclusiones
Los pescadores de la regin ms austral del pas, levantaron barricadas en la autopista de acceso a Punta
Arenas y aislaron durante tres horas la capital regional. Exigan que la autoridad pesquera no les redujera la
cuota histrica de capturas (la que tenan en 1995) () Qu tienen en comn todas estas luchas adems de
estar protagonizadas por pescadores pobres? Simplemente, que son luchas por conservar el acceso a los
medios de subsistencia que les proporciona el medio ambiente, no importando si stos tengan que ser
arrebatados a las grandes pesqueras extranjeras, a otros pescadores artesanales o a subsistencia futura
(FOLCHI, 2001, p. 98).
Las movilizaciones y ejercicios de unin entre sectores datan en la Patagonia desde el 2005, con el
conflicto que ha causado Hidroaysn. Posterior a esto se suma el Movimiento Social de Aysn, sentado en las
bases de un contexto en que desde la regin se buscaba reivindicar derechos ciudadanos, tales como la
proteccin de la calidad de vida de todos sus habitantes y medioambiente.
En el 2014, la ciudadana continu movilizada en contra del proyecto de Hidroaysn. Finalmente, las
luchas sociales que han tenido lugar en la Regin de Aysn no slo constatan un ejercicio de articulacin
social, sino que conjuntamente ayudaron a emerger importantes agentes folkcomunicacionales que
hicieron de sta una manifestacin comunicativa de resistencia, la cual sirvi para mostrar a otros rincones
del pas y del mundo las condiciones de desamparo de la Regin de Aysn. En este contexto es que el
msico Nicasio Luna y sus milongas de resistencia, adems del trabajo de radialistas locales
comprometidos, se transformaron en un ejercicio de agenciamiento movilizado desde y para mejorar las
condiciones de vida de los actores locales.
227
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48, 2012.
Desde el sustrato y contexto de las ciencias ha surgido como categora explicativa la cultura, con el
propsito de dar cuenta de un mbito reconocible en el comportamiento de los humanos, resultante de las
relaciones con otros humanos y con el entorno ambiental. Adems, busca sealar las particularidades de su
configuracin, generndose variantes en su formulacin como asimismo constituyendo teoras y modelos
conceptuales especficos.
Al tratarse del comportamiento humano, aunque no exclusivamente, lo cultural es entendido en s
mismo como constituyente de la identidad de los colectivos y agrupaciones que los humanos generamos.
Al asumirla como mbito y dispositivo, su apropiacin cognoscitiva se hace especialmente difcil
desde los postulados en los cuales las ciencias se han sustentado, que han condicionado el conocimiento
con requerimientos de objetivacin y definicin de determinantes controlables desde estrategias
metodolgicas ya sea inductivas o hipottico deductivas.
Si entendemos que existimos en movimiento, tanto espacialmente cuando nos desplazamos
territorialmente o virtualmente, (viajes, exilios, traslados, rutas, navegaciones en redes) como en la
continuidad de nuestra existencia (reproduccin, transmisin, difusin, comunicacin) se nos dificulta
entonces fijar lo que es constitutivo de lo cultural. Sentimos que se nos estn escapando, diluyendo o
difuminando las claves explicativas del comportamiento. Podemos sostener que nosotros nos estamos
moviendo, que estamos siendo.
Y si nos situamos en diversas circunstancias y contextos, reconocemos que los grupos humanos
existimos en y por las relaciones, y nuestras contrapartes y otredades tienen sus propias dinmicas
configuradoras, las que deben ser incorporadas tambin como factores de influencia y construccin. Es
decir, lo dems y los dems se mueven, se desplazan y cambian incesantemente. Podemos suponer que lo
otro y los otros se estn moviendo, que estn siendo.
Una estrategia cognoscitiva ha sido congelar o fijar el movimiento, en la declarada certeza que nos
permitira una mejor aproximacin con refinadas tcticas metodolgicas y as descubrir y alcanzar lo que
se quiere conocer. Con satisfaccin inicial y frustrante derivacin, hemos podido constatar que en las
sociedades modernas la concentracin poblacional, la fijacin de lmites territoriales, los asentamientos
humanos, la habitabilidad de los espacios, daran cuenta de una tendencia a justamente, echar races,
80Artculo basado en el estudio realizado en los aos 2010 y 2011, en el marco del Proyecto: Emergencia de agentes
folkcomunicacionales en tres casos de conflicto ambiental, financiado por la Direccin de Investigacin y Desarrollo de la
U. Austral de Chile, cuyo investigador responsable fue Vctor H. Valenzuela, del Instituto de Comunicacin Social y los coinvestigadores Cristian Yez Aguilar y quien suscribe este artculo.
230
definir identidades estables, modelar la existencia. Por lo cual, parecera que la estrategia para conocer ha
sido coincidente con la manera de producir la vida (y la muerte).
Segn lo anterior, la categora de la cultura ha podido ser definida desde lo que permanece estable,
desde lo que puede demostrarse como continuidad espacial y temporal, desde componentes determinados
que se pueden perder y rescatar. Incluso algunos rasgos y expresiones culturales se pueden patrimonializar
(acto poltico que se explica y justifica por el respeto a la identidad cultural). La cultura entonces, que se
construye desde la materialidad e inmaterialidad del ser, puede cambiar... y tambin puede destruirse.
Puede re-construirse indefinidamente, mientras mantenga algunos rasgos propios de la identidad de los
constructores. No es tautolgico el argumento? Y sin embargo... se mueve (al parecer esta constatacin
ha sido reiterada en varias circunstancias del devenir humano).
La cultura como categora tambin se mueve, desde las ciencias a la poltica, de la poltica a las
comunicaciones, de las comunicaciones a los sentires, es casi como un objeto que an cuando se desplaza
no es transferible. Al parecer, la lgica basada en el razonamiento cientfico nos ha llevado a un callejn
sin salida o a un laberinto cuya perspectiva para la salida la hemos perdido, supimos entrar y no sabemos
como salir. Cmo explicamos la diversidad en contextos similares? Cmo damos cuenta de la similitud
en condiciones tan diversas?
Un sujeto entre fornteras tnicas y culturales, el chicano Rosaldo nos responde
la reconstruccin del anlisis social requiere de un concepto de cultura con capacidad suficiente como para
abarcar tanto el trabajo guiado por las normas clsicas, como a los proyectos que se excluyeron antes o que se
pronuncian como marginales () los estudios que buscan heterogeneidad, cambio rpido y el prestar y pedir
intercultural. () Los inmigrantes e individuos con movimiento social se presentan como de cultura invisible,
porque ya no son lo que fueron y todava no son lo que pueden ser (ROSALDO, 1991, p. 191-192).
Para construir una categora dialctica de la cultura, propongo que vayamos hacia las experiencias de
los grupos humanos en los cuales el movimiento los constituye, ya sea como desplazamientos estacionales
y configuraciones territoriales sin lmites definidos ni definitivos; ya sea como navegadores en un maritorio
cambiante o transhumantes domesticadores de animales; ya sea en la experiencia colectiva del exilio
poltico de sectores expulsados temporal o definitivamente de sus sociedades de referencia. Desde ellos,
podemos construir conocimiento para dar un sentido dinmico, relacional, cambiante, a la categora de
cultura, sin que se disuelva en este esfuerzo.
Presento aqu una particular mundo-visin antropolgica en torno a las dinmicas, espacios y tiempos
de la identidad cultural, ayudado y nutrido por los resultados de nveles investigadoras y un investigador
(casi todas/os antroplogas/os).
Enfrentado al desafo de proponer una ampliacin de la categora de cultura, pero principalmente al
de responder al compromiso de construir maneras colectivas de comprender y de producir las vidas; es
que me he fundamentado principalmente en los procesos formativos de los cuales he sido parte,
especficamente en los resultados de algunas investigaciones que, como tesis de pregrado en la
Universidad Austral de Chile, han validado acadmicamente la condicin de antroplogas/os.
No destacar aqu los referentes tericos que sustentan tales investigaciones, y que fueron
seleccionados por ser hegemnicos o por su singularidad, ya que no constituyen novedad al ser
compartidos por las universidades, Consejos de Ciencia de los Estados y redes internacionales de
publicaciones indexadas, la mayora escritos e inscritos en ingls, aunque predomine el castellano o
portugus en los centros universitarios; por lo que no encontrarn aqu ni citas ni referencias de autores
conocidos, con la excepcin que me permito de citar algunas ideas formuladas por el antroplogo chicano
Renato Rosaldo (ROSALDO, 1989).
Lo que s hago es destacar aquellas reflexiones conclusivas y/o propositivas de los propios tesistas,
hoy colegas, acerca de la construccin dinmica de lo cultural como un proceso constante y no
esencialista. As, espero desde el reconocimiento a estos trabajos, contribuir a la construccin de
identidades locales en el propio campo del conocimiento cientfico.
231
Todo aqu es viaje, vuelo y traslado; desplazamiento permanente de sujetos que son los inevitables
protagonistas de lo que se ha ido transformando en un dispositivo de sentido social, en un configurador
de la cultura: el viaje migratorio forzado por las circunstancias.
El fenmeno integral de migrar es parte constitutiva de la realidad de los seres humanos, as es como
para el ao 2000 los organismos internacionales estimaron en 180 millones de personas que vivan en
pases donde no haban nacido, aproximadamente el 3% de la poblacin mundial. En Sudamrica y el
Caribe, los 25 millones de personas migrantes representaban el 4% de la poblacin en el 2005, y cada ao
se acrecienta con un milln de personas, o sea, que hoy podemos afirmar que corresponde a ms del 5%
(MORALES, 2007:15-25).
La migracin entendida como un proceso hecho posible por el viaje, realizada como experiencia e
incorporada como una posibilidad siempre abierta, donde los lmites son acuosos y ampliables por la
navegacin, por el desplazamiento planificado que hace de la vida errante una prctica imaginario
cultural en una continua lucha contra las propias fronteras. Se trata de una memoria social construida
desde el movimiento, desde el estar siendo de las personas, el ambiente y las cosas.
Me permito hacer el anlisis identificando a los pueblos entre aquellos navegantes que cambian por las
modificaciones del entorno y los viajes principalmente; y aquellos que cambian en acciones de resistencia.
Entre los primeros, pueblos originarios como los Mapuche actuales, los pueblos Chono y Kaweskhar
(alacaluf), los campesinos de Chilo y las comunidades costeras australes. Entre los segundos, el pueblo
Rom, los grupos constituidos por los pastores cordilleranos y desde la condicin de exiliados.
Puede afirmarse que la motivacin por el viaje expresada en la constante que el chilote emigraba, no
pudo ser contenida por la instalacin en su territorio de la explotacin de oro:
El perodo que va desde 1900 a 1940 es el de mayor flujo emigratorio, sin embargo, coincide con otra
situacin de gran importancia en la historia de Chilo: el establecimiento de compaas de explotacin
aurfera en la zona de Cucao. Estas compaas si bien, tenan el potencial de proporcionar gran cantidad de
puestos de trabajo y as absorber un nmero fuerte de trabajadores chilotes activos, coexistieron espacial y
temporalmente con uno de los procesos de ms alta taza de emigracin de la poblacin islea (MANCILLA
& REBHEIN, 2007, p. 5-6).
Estamos frente al fenmeno social del desplazamiento planificado, por parte de grupos de familias
que hacen de la vida errante una prctica imaginario cultural, en una continua lucha contra las propias
fronteras:
la vida errante, considerada como una prctica cultural, est conformada por un complejo sistema simblico
de interpretacin, en que dicha interpretacin, se efectuara por medio de un esquema de representaciones
individuales y colectivas, mediados por la cultura a la que pertenece el individuo o grupo social. () la nocin
232
de vida errante, ms que una generalidad respecto al fenmeno de la movilidad humana en Chilo,
corresponde a una fuente de significados que estructuran la vida social del trabajador chilote de la primera
mitad del siglo XX (MANCILLA & REBHEIN, 2007, p. 6-7).
Las caractersticas del contexto ambiental permiten articular el imaginario acerca del mar con el
sentido que adquiere el viaje. De este modo, la cultura es constituida desde una prctica de vida errante de
los asalariados, quienes luchando por la produccin y reproduccin de sus vidas, superan los lmites
espaciales y simblicos de sus antecesores, llevndolos consigo en sus viajes:
Esta remota relacin simbitica entre el mar y el chilote, no slo implica una relacin de dependencia
ecolgica, sino que encarna una constante lucha del chilote contra sus propias fronteras. Es la disputa
constante por la trasgresin de los lmites impuestos por los tabes culturales contenidos en las figuras mticas
que lo habitan, y que obligan a los chilotes a mirar hacia s mismos. El mar constituye adems, el ltimo lugar
de reposo de los chilotes, representa el lugar de la vida eterna. El balseo de las almas de la zona de Cucao, y el
Caleuche, buque en el cual se inmortalizan las almas de los chilotes que navegan por siempre en los mares del
mundo, llevando consigo la carga de la eterna errancia, son ejemplos de esta forma de re- presentacin. Y es
precisamente este acto, la navegacin, lo que les permite la comunin con este elemento. La navegacin, al
igual que la representacin del mar, conforma el espacio de inmortalizacin a la manera pica a travs de la
realizacin de hazaas y aventuras que alimentan la imaginacin de los nios, quienes crecen escuchando este
tipo de relatos contados alrededor de los fogones del Chilo de la primera mitad del siglo XX (MANCILLA
& REBHEIN, 2007, p. 103-4).
Se establece as una dialctica no slo por el movimiento, sino adems por la relacin de
contradiccin entre la condicin de arraigo y el desplazamiento que el viaje implica, la que es resuelta
temporalmente por el retorno.
el sentido del viaje y el imaginario del mar se expresan en una forma dual, una relacin dialctica entre el viaje
y el arraigo, ya que por un lado, el chilote anhela el viaje para dar curso al deseo de evasin y la
materializacin de la aventura, caractersticas de su imaginario primigenio, y por otro lado, la necesidad de
sustento y la manifestacin de diversos smbolos que detonan la nostalgia por los seres queridos. Los
esfuerzos y sacrificios del trabajo en un medio que les era hostil, en la mayora de las ocasiones, traa de vuelta
a los viajeros al final de cada temporada (MANCILLA & REHBEIN, 2007, p. 112).
En tales condiciones de vida, afirma la autora, se constituye una geografa de la memoria, la que puede
ser reconocida y cartografiada desde las prcticas y los significados transmitidos en la oralidad de sus
habitantes:
233
es posible hablar de una geografa de la memoria, al ser los canales e islas del archipilago de Los Chonos y
Guaitecas descritos en distintos momentos histricos y desde diversas visiones culturales, permaneciendo an
en la oralidad los relatos de los primeros viajes, de quienes exploraron la zona o bien los que posteriormente
se asentaron (MARTICORENA, 2009, p. 66).
La estrecha interrelacin entre las dinmicas cambiantes de los elementos del entorno y los grupos
humanos, se manifiestan en los aspectos centrales de la experiencia de los espacios de la vida cotidiana y
en la disposicin a enfrentar los cambios:
la navegacin y los conocimientos para sta, en los canales y fiordos, son los elementos fundamentales para
entender la forma en que los/as habitantes recorren y otorgan significados a la geografa. Las mareas, su
relacin con la luna, y las corrientes son protagonistas en la experiencia social del espacio y de lo no humano.
La vinculacin, de algunos elementos con las fases de la luna, se enlaza, por ejemplo, con las prcticas de
cultivo familiar y preparacin de la tierra para ste (MARTICORENA, 2009, p. 108).
Del mismo modo que los sujetos se estn constituyendo en una relacin de interdependencia con el
espacio, tambin va marcando el ritmo de sus tiempos, hacindolos itinerantes entre corrientes y mareas:
As existen concepciones ms profundas que plantean la integracin de los diferentes espacios del territorio y
sus caractersticas. Los itinerarios constantes por el archipilago permiten que la relacin con la geografa se
construya en cada experiencia de vida y vaya alimentndose dialcticamente la relacin entre sujeto y espacio
(MARTICORENA, 2009, p. 108).
Dialctica que est presente en las teoras de los navegantes que sealan que lo existente en el mundo
marino tiene su correlato en el terrestre.
As el sentido del tiempo tradicional descrito condicionaba el ritmo de las prcticas de extraccin, dando
cuenta de la forma en que se entenda la naturaleza y se observaban sus procesos, la cual es totalmente
distinta de la nueva tecnologa de la pesca y el cultivo intensivo de salmones basado en la intervencin y el
manejo tcnico (MARTICORENA, 2009, p. 108).
234
Desde los pueblos Chono y Kaweskhar (alacaluf) a las comunidades costeras actuales
La aproximacin antropolgica de Navarro (2008) a las localidades del Archipilago de los Chonos,
XI Regin de Chile, la realiza considerando el patrimonio natural y cultural, tomando como referencias
iniciales a los habitantes canoeros transitando en sus embarcaciones, y a otros grupos que recorrieron y
habitaron islas y canales:
El extenso territorio, que comprende el litoral aysenino, estuvo habitado desde pocas prehistricas por
grupos humanos denominados canoeros. () determinar la existencia y el estilo de vida de al menos dos
grupos indgenas: los chonos y los kaweshkar. Los primeros, habitaron los canales e islas comprendidas
entre el archipilago de los Chonos y la pennsula de Taitao. Los kaweshkar o alacalufes, por su parte,
poblaron y recorrieron los maritorios desde el sur del Golfo de Penas hasta el Estrecho de Magallanes.
(EMPERAIRE, 1963; NAVARRO, 2008, p. 34-35).
Considerada un rea de trnsito martimo, numerosas oleadas migratorias que obedecan principalmente a
tempranas empresas extractivas (Saavedra, 2007) se hicieron parte del paisaje natural y cultural de la zona.
Sin embargo, sus actividades caracterizadas por un continuo ir y venir, no permitieron, durante estas
primeras oleadas, un arraigo poblacional de modo estable y permanente (NAVARRO, 2008, p. 36)
235
Entender desde lo local las valoraciones que adquieren los conceptos de conservacin o desarrollo del rea,
permite articularlos a la historia de los sujetos y construir puentes de apoyo entre el conocimiento cientfico y
el conocimiento local presente en estos paisajes marinos. Lo anterior es fundamental al momento de abordar
las construcciones culturales, la relacin ser humano- cultura- naturaleza, que las comunidades desarrollan a
partir de la presencia de estas especies en sus costas. La historia de estos centros poblados con el medio
ambiente marino, ha sido construida en contextos histricos, sociales y naturales determinados, si stos son
considerados y validados, al momento de plantear una intervencin, la realidad local y las nuevas iniciativas
adquirirn significados eficaces tanto en las comunidades como en espacios ajenos a ellas. Surge entonces la
necesidad de articular estrategias de participacin comunitaria en los procesos de desarrollo y conocimiento
de los ecosistemas que habitamos, siendo trascendental esto ltimo para alcanzar objetivos de
patrimonializacin de la naturaleza, y por lo tanto empoderamiento de la realidad cultural y natural que
intentamos preservar (NAVARRO, 2008, p. 107).
Son las redes establecidas entre los que habitan distintos lugares, las que posibilitan mantener la
modalidad del desplazamiento y la unidad, desde lo cual se establecen las frgiles relaciones con las
sociedades que dominan y controlan los territorios y su habitabilidad:
en la medida en que la caracterstica y elemento identitario crucial de los gitanos sea el nomadismo an en
aquellos gitanos sedentarizados -, adems de la lengua verncula, el Rroman, continuar siendo difcil pensar
en la reestructuracin de la escuela a corto plazo para beneficiar a tal poblacin (ALARCN, Alarcn, 2007,
p. 24). En la certeza que entre los gitanos la familia extensa es la base social y econmica, y al estar los linajes
ampliamente esparcidos a travs de todo el mundo, el nomadismo se ha conformado como un fuerte
mecanismo de cohesin grupal desde el cual simultneamente han regulado y condicionado las relaciones con
el otro dominante, actualmente representados por los Estados Nacionales. Estos ltimos por su parte, habida
cuenta de su incapacidad para asimilarlos, han tendido a excluirlos de todos sus procesos sociales. Frente a
esta situacin de marginalidad, los gitanos en pro de mantener la propia cultura, han aprendido a vivir en la
autoinvisibilizacin sobre la invisibilizacin impuesta. (ALARCN, 2007, p. 27).
Tanto la exclusin por lo que estn siendo -nmades- y por lo que no son: indgena con races; as
como sus historias particulares, los hacen quizs auto excluirse, generando una cohesin entre s cuando
establecen las relaciones con la sociedad ajena. Parecieran sostener el punto de vista que mientras menos
se vinculen con la sociedad mayoritaria cuyo costo de seguro implicara diluir su particularidad , y
236
aunque hayan tomado elementos culturales de aquella, optan por la seguridad que obtienen en la
mantencin y perpetuacin del pueblo propio (ALARCN, 2007, p. 34).
En particular, el espacio y ciclo escolar establecido, es apropiado y controlado desde las familias:
el ciclo escolar, como parte de un proceso social ms amplio al que se contrapone el ciclo de vida de los
gitanos el que no separa la custodia de los/las menores de la permanente educacin en las tantas
obligaciones socioeconmicas, polticas y socioculturales, atravesada por la prctica nmada . [] Los
nios/as gitanos/as, pareciendo estar a prstamo en la escuela, nunca se separan completamente de su ncleo
cultural y, tras abandonar la escuela, se vuelven completamente a su vida gitana (ALARCN, 2007, p. 119120).
La resistencia se manifiesta en el uso que hacen del espacio escolar formal, hasta obtener lo que
necesitan para relacionarse desde su condicin de nmades:
Los nios/as gitanos/as ingresan a la escuela como desadaptados (mayora de edad, sin educacin preescolar,
sin preparacin para reconocer los cdigos culturales escolares ni para asumir una escolarizacin de largo
aliento) y salen de ella bajo la misma condicin. Y es que los gitanos no necesitan de la escuela como los
payos: escolarizarse para ellos no es una obligacin social. [] buscan en la escuela la posibilidad de obtener
conocimientos tiles que podran ser aprovechados a travs de su economa, para mejorar sus condiciones de
vida. Al mismo tiempo tales conocimientos suponen tambin la posibilidad de seguir siendo gitanos y
perpetuarse como tales (ALARCN, 2007, p. 151-2).
La experiencia no se constituye en una modalidad de relacin inter cultural, sino funcional, ya que sus
particularidades no tienen cabida en este mundo actual, adems de las derivadas de su idioma,
nacionalidad, historia, est presente la contradiccin con los principios de socializacin:
considerando las transformaciones que algunos gitanos han hecho de su nomadismo pasando por diversos
procesos de sedentarizacin los semi-nmades y los sedentarizados , a pesar de encontrarse inmersos en
poblaciones de las grandes ciudades del pas (...), mantienen caractersticas similares al de sus pares gitanos
completamente nmades: estn fuera del quehacer, de derechos y deberes, de la vida en sociedad. Dentro
pero afuera. (ALARCN, 2007, p. 83).
237
hubo que cubrir gran parte de esta demanda con indgenas provenientes de otras regiones (encomiendas) y
esclavos negros para las labores domsticas en el fundo. []quedando arraigada la cultura en las nuevas
identidades que se han configurado en los sectores rurales: el pen, el inquilino y en la posterioridad el
campesino. [] el ideario de la tierra es para quien la trabaja, recorre todos los rincones del campesinado
latinoamericano, alcanzando la hacienda del Choapa. Muchos de los inquilinos emigraban a las salitreras en
busca de mejoras laborales que les permitieran ofrecer una vida ms digna a sus familias en el Choapa. La
presencia de sindicatos de obreros y los idearios de polticos que se difuminan en las salitreras impregnan a
los inquilinos-obreros del Choapa en un ir y venir de ideas desde el norte (VERGARA, 2011, p. 10-11).
Conocer los senderos de la cordillera de los Andes, permite transitar con los animales y hacer uso de
los lugares de asentamiento, todo presente en la cartografa mental de los cabreros; constituyndose una
particular cultura, marcada por los ciclos de presencia y ausencia de agua:
La trashumancia cordillerana en las veranadas recorre senderos que nicamente pueden ser conocido por las
familias de crianceros y vaqueros, pequeas sendas (huellas) en las cuales trasmigra el ganado y sus pastores.
Estas rutas son caractersticas de los faldeos cordilleranos (), son rutas alternativas a los caminos (), cada
sendero conduce a una postura de arriero, lugar de asentamiento conocido dentro de la iconografa de los
crianceros por sus nombres particulares y en donde son depositadas las majadas de animales. Las posturas
() se encuentran cercanas a sitios de pasto y agua, all se instalan los campamentos de los crianceros
(VERGARA, 2011, p. 20) .
La prctica trashumante de las familias de cabreros responde a una necesidad adaptativa de los sectores del
norte chico. El marcado contraste cultural de los habitantes a partir del acceso, distribucin de la tierra y
acceso al agua es significativo, (...) las personas que habitan sobre la cota del canal a lo largo del valle, sector
conocido como de secano, dedicadas principalmente a la pequea produccin caprina y con un escaso acceso
a los recursos hdricos, deben ajustarse a las condiciones ambientales extremas, alternando la relacin de la
naturaleza y la cultura en precisa condicin de sobrevivencia. La trashumancia en el territorio cordillerano
responde a la situacin histrica de ciclos de sequa, involucrando a los habitantes del secano y en espacial a
los pequeos productores caprinos a una dependencia constante de esta prctica para alimentar al ganado.
Las veranadas se lleva el ganado a la cordillera a pastar el ganado, en las invernadas los crianceros
arriendan sectores con parrones para alimentar el ganado (VERGARA, 2011, p. 21-22).
Desde sus prcticas pueden generar una contracultura, contradiciendo las relaciones de poder
dominantes, al organizarse y tomar decisiones en colectivos con amplia participacin directa,
sobrepasando las normativas y las fronteras impuestas por los Estados Nacionales Capitalistas de Chile y
Argentina, desarrollando sus actividades en espacios transfronterizos:
El espacio poltico que genera la contracultura cabrera, entendida desde su resistencia cultural a los cnones
productivos que establece el mercado-estado a travs de la implementacin de la tecnologa, sita a los
cabreros desde su discurso oculto a poner al estado al servicio de sus problemticas, a travs de los bonos y
subsidios. La capacidad de establecer una demanda colectiva en el discurso desde una organizacin
democrtica, asamblesta es caracterstica teniendo una organizacin comunal []una asociacin provincial
[] y la Asociacin regional caprina. (VERGARA, 2011, p. 47-48).
La actividad productiva de los cabreros de la cuarta regin se desarrolla en los lmites de la frontera entre
Chile y Argentina. [...] Los tratados de integracin econmica han logrado un tipo de emplazamiento de las
fronteras facilitados 'por las legislaciones tanto de Chile como en Argentina estableciendo un espacio virtual
de circulacin de bienes y mercancas incluidos recursos no renovables como el agua de ambas naciones
(VERGARA, 2011, p. 48-49).
El caso de los cabreros es emblemtico, ellos constituyen un sistema econmico de subsistencia familiar que
convive con una produccin minera brutal, las cabras se adecuan a la escasez hdrica ya que es una
problemtica cclica vivida en las cordilleras de la cuarta regin. La posibilidad de desaparecer como forma de
vida est condicionada exclusivamente a la capacidad de resistir como identidad dentro de un contexto
neoliberal, eso sin duda en la medida que su actividad productiva contine manifestando sus vnculos de
solidaridad y capacidad de que el estado permanezca al servicio de sus problemticas. La baja escolaridad de
los crianceros de edad adulta ante un recambio laboral, el mercado les ofrece cubrir la demanda de mano de
238
obra no calificada, con la consecuente baja remuneracin e inestabilidad laboral (). (VERGARA, 201, p.
50).
239
con el pueblo de referencia. La afirmacin de la identidad se produce desde la experiencia colectiva del
migrante con el residente no migrante, establecindose "la retribalizacin de los individuos".
La identidad cristaliza en aquellos lugares en los que se actualiza la memoria y la conciencia de la
alteridad, como la familia, las organizaciones y la religin en sus espacios rituales, actuando como espacios
de configuracin de las identidades sociales. En especfico, las organizaciones emergen como espacios de
reivindicacin poltica y tnica de donde surgen los dirigentes polticos indgenas.
Estamos ante un grupo tnico en situacin histrica de dominacin y de discriminacin, que se
organiza en las ciudades en torno a su memoria histrica y cultural, logrando tanto la cooperacin intraorganizacional de sus miembros frente a los problemas cotidianos, como la conformacin de un medio de
apoyo y de legitimacin a sus reivindicaciones polticas y de atraccin de recursos pblicos y privados.
Se trata de una identidad que emerge en un conjunto de relaciones conflictivas con el Estado y la
sociedad chilena, en el contexto de un discurso de reivindicaciones histricas y demandas no satisfechas"
(ARAVENA, 2007, p. 43-58).
La investigacin doctoral de Piper (2005) acerca de la presencia de la Dictadura Militar Chilena como
Obstinaciones de la Memoria en las tramas del recuerdo de sus vctimas, permite identificar como un eje
constructor del sentido de la experiencia de los grupos exiliados, la propia condicin de vctima, la que
transferida por stos a diversas condiciones y circunstancias como posibilidad para la continuidad de su
existencia, ha producido una fijacin de tal condicin, esencializndola e imposibilitando su potencialidad
como sujeto poltico de transformacin.
240
La identidad de vctima ha funcionado como eje articulador de diversos procesos () aunque () en cierto
contextos polticos ha cumplido una funcin estratgica, () ha ido conformando una categora esencialista
y acarreando con ello () la exclusin de posibles articulaciones con movimientos polticos de
transformacin basados en otras categoras de sujeto () y la reafirmacin del carcter daado del sujeto, y
de dificultar su liberacin (PIPER, 2005, p. 186).
Cuestionar la fijacin de la categora de vctima y sus identidades, permite abrirse a ese tipo de cuestiones
redefiniendo el rango de posibilidades de articulacin para acciones polticas de transformacin social
(PIPER 2005, p. 190).
No deberamos pensar en cmo corregir los acontecimientos del pasado sino en cmo transformar la
sociedad en que vivimos. La historia es nuestra, la hacemos nosotros, y somos quienes tenemos el poder y el
deber de transformarla (PIPER, 2005, p. 234).
Superar la contradiccin que implica la condicin de vctima, que anula al sujeto poltico, supone dar
continuidad a acciones de subversin del orden impuesto, para proyectarse en la construccin de la vida
cotidiana.
Conclusiones en construccin
De lo expuesto anteriormente se pueden extraer algunos configuradores de la cultura de estos grupos
humanos que comparten la condicin del desplazamiento en los espacios y tiempos:
a) La cultura se constituye en las relaciones establecidas con otros grupos, siendo stas de carcter
tanto abiertas como cerradas, en general flexibles de acuerdo a las circunstancias e intereses, y desde la
subordinacin a un sistema ms amplio de dominio y poder en el cual estn insertos, y con el cual se
tensionan en prcticas de potencialidad emancipatoria.
b) La cultura est siendo actualizada permanentemente, segn sean las relaciones con el ambiente
natural, que pueden establecerse ya sea desde el uso, de la posesin o de propiedad, teniendo como
soporte las relaciones de alianza y de reproduccin de los grupos, en prcticas que regulan la continuidad y
conservacin de la existencia.
c) La cultura se manifiesta en el mbito de la organizacin social y poltica, caracterizndose como
surgida desde lo colectivo, en el establecimiento de diferenciaciones jerrquicas que son flexibles, y que
requieren y aseguran la participacin y el protagonismo de los integrantes de los grupos.
d) Las culturas de estos grupos, configuradas segn estos componentes, resultan contrastantes con las
predominantes en las sociedades estatales capitalistas, incompatibles con la racionalidad productivista de la
mercadocracia y con serias contradicciones con el modelo del desarrollo modernizante, que tiene como eje
y propsito el crecimiento econmico, basado en la explotacin de las personas y los dems componentes
de la naturaleza.
Constatamos que lo problemtico no est en que los grupos cambiemos de hecho la dinmica de
transformaciones es parte del crecimiento , sino que la fragmentacin y rompimiento se producen
cuando no controlamos directamente esos cambios, cuando nos son impuestos o somos monitoreados
por otros grupos.
Aquellos que construyen indicadores de identidades culturales distanciados de las dinmicas histricas
y sociales, a travs de la negacin de la historicidad y del otro como sujeto productor de conocimientos
vlidos, habilitan las condiciones para la destruccin de la politicidad de tales sujetos.
En un contexto de dominacin, los dominados pueden constituirse en sujetos polticos en tanto sean
capaces de resolver la dialctica de la diferencia y la semejanza, en una accin colectiva que subvierte el
241
sistema desde adentro, tanto con el viaje hacia la libertad, cuanto con la produccin de la vida y del
conocimiento. Se trata entonces de asumir la libertad colectiva de los sujetos sociales para determinar y
decidir acerca de sus modos de producir la vida, de construir conocimiento, de tomar decisiones81.
Como bien escribe en el eplogo de uno de sus libros, el antroplogo Renato Rosaldo:
la batalla actual sobre cun bien hay que preparar a los estudiantes para la vida en el siglo veintiuno, gira
alrededor de cuestiones de grado e importancia de las diferencias humanas, ya que el cambio o el
estancamiento es el estado natural de la sociedad, y a qu grado la lucha prolongada moldea el curso de los
sucesos humanos (ROSALDO, 1991, p. 204).
81
242
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82
Lorenzo Palma
Universidad Austral de Chile
lorenzopalma.morales@gmail.com
Debbie Guerra
Universidad Austral de Chile
dguerra@uach.cl
Introduccin
El grupo Tripahue Antu abre la jornada para conversar acerca de rboles y bosques, en la localidad de
Coaripe, al sur del Parque Nacional de Villarrica84. Un espacio originalmente concebido para servir de
puente a las poblaciones chilena y mapuche en torno a la proteccin del bosque nativo se constituye en
escenario para una actuacin musical que escapa a los cnones con que suelen ambientarse las actividades
de vocacin ecolgica. En este caso, las expresiones etnomusicales y las diversas variantes de la msica
popular contestataria son desplazadas por la expresin folclrica que, en su apariencia, representa el
sentido ms tradicionalista de la msica popular. La figura del huaso y su traje, la china y sus polleras, la
guitarra y las cajas, recrean la cueca en un contexto inusitado: el de la protesta ambiental por la presencia
Este captulo se inscribe dentro de los resultados del proyecto de investigacin FONDECYT N 1140598
ANTROPOLOGA DEL BOSQUE: Horizontes para una proteccin socialmente inclusiva de los bosques esclerfilos y
templados de Chile.
83 Contacto: <tripahue.antu2012@gmail.com>.
84 Seminario Conversando sobre rboles y Bosques, Coaripe, 13 de diciembre de 2014. A travs de esta y otras
iniciativas similares, el proyecto: Antropologa del Bosque tiene el propsito de identificar aquellas formas y prcticas de
vida que favorecen la conservacin de los bosques en Chile sin excluir a las poblaciones humanas.
82
246
de empresas hidroelctricas que invaden el territorio, procurando apropiarse de las aguas para la
construccin de generadoras de paso.
La presencia de un grupo de folclore tradicional en un evento de carcter reflexivo y crtico invita a
una discusin ms precisa de los papeles que, en un contexto de globalizacin extractivista, los
componentes tradicionales de las culturas populares pasan a desempear.
La situacin se complejiza an ms por el hecho de situarse el ejercicio performativo en un espacio
multicultural que histricamente ha estado marcado, en lo cotidiano, por tensiones entre colonos y
habitantes originarios. Desplegar el repertorio ms decimonnico de la cultura chilena en un contexto de
conversacin con el pueblo mapuche plantea la existencia de nuevas relaciones interculturales a nivel local.
El anlisis y reflexin acerca de la constitucin del grupo Tripahue Antu y su expresin artstica en el
territorio de Coaripe viene a problematizar el nuevo escenario histrico que se asocia a la reorganizacin
territorial a partir de las intervenciones de grandes intereses de capital en su relacin con las comunidades
y actores locales. Esta expresin artstica permite comprender las formas como se reinterpretan los
procesos locales, a la luz de los nuevos desafos, resignificando los contenidos de la historia cultural de la
que son portadores, en este caso, los grupos colonos. Finalmente, la discusin acerca de estas formas
resignificadas de expresin folclrica abren preguntas que merecen investigaciones a futuro y que aqu
quedan planteadas. La expresin artstica popular difundida a travs del folkcomunicador, estimula los
procesos de la interculturalidad o, ms bien, plantea de un modo renovado las diferencias entre los grupos
locales?
El captulo que sigue incluye, en primer lugar, una breve referencia al punto de vista terico que se ha
asumido el de la folkcomunicacin y que resulta especialmente inspirador para los fines de la
comprensin del fenmeno estudiado. Posteriormente se da cuenta del contexto histrico y geogrfico en
el que surge la expresin musical que se analiza, prestando especial atencin tanto a las relaciones
interculturales como a las tensiones introducidas por la presencia de las empresas hidroelctricas. En
tercer lugar, se alude a la metodologa empleada para conocer, documentar y analizar el ejercicio musical
del grupo Tripahue Antu, para, a continuacin, dar cuenta de su origen y trayectoria. Posteriormente se
analiza parte de la produccin de este grupo, ponindola en relacin con su contexto cultural y ambiental.
A partir de estas relaciones se reflexiona acerca de las transformaciones socioambientales y culturales en
que se inscriben estas nuevas formas de expresin artstica, los significados y alcances que puedan tener en
un contexto ms amplio.
La folkcomunicacin
Para situar el lugar que ocupan las expresiones folclrico populares en contextos de transformacin
social, cultural y ambiental, la teora de la folkcomunicacin entrega importantes claves interpretativas. La
visin decimonnica del folclore como expresin de prcticas tradicionales cuya realizacin permite la
conservacin de la cultura ha sido sustituida por una visin que permite insertar tales prcticas en procesos
de transformacin, conflictividad y disputa que estn continuamente demandando la resignificacin de los
hitos culturales a travs de los que los diversos grupos procuran articular sus identidades (BARTH, 1976).
La teora de la folkcomunicacin se inscribe en la frontera de las prcticas folklricas y populares y la
comunicacin de masas a travs de las que se difunden smbolos por medios electrnicos o mecnicos y
cuyo destino se radica en audiencias amplias, annimas y heterogneas. La folkcomunicacin se caracteriza
por la utilizacin de mecanismos artesanales de difusin simblica para expresar en lenguaje popular
mensajes previamente vinculados por la industria cultural (MARQUES DE MELO, 2002; BELTRO,
1997).
En este sentido, la folkcomunicacin representa procesos de intermediacin entre las culturas de elites
(eruditas o masivas) y las culturas de las clases trabajadoras, rurales y urbanas (BELTRO, 1997). El
concepto enmarca todos aquellos procesos donde se intercambia informacin y opiniones, ideas o
actitudes de masas a travs de agentes y medios que se relacionan directa o indirectamente con el folclore,
247
donde quienes comunican pueden ser pblicos marginalizados tanto urbanos como rurales (MARQUES
DE MELO, 2002; RABACA & BARBOZA, 1987).
Los folkcomunicadores, toda vez que articulan el repertorio cultural propio (BONFIL, 1987) con
expresiones de una cultura de masas globalizada, son creadores de nuevas prcticas y discursos a travs de
los que las comunidades pueden establecer no solo sus identidades sino que tambin sus demandas en
contextos de exclusin o amenaza. Los actores locales se movilizan en torno a sus hitos identitarios a fin
de contrarrestar las prcticas y los discursos dominantes. Es importante comprender que por medio de los
discursos se promueven cambios segn intereses polticos y econmicos, lo que finalmente puede
transformar las formas de vida de las comunidades que se han organizado en funcin de sus propias
prcticas (GUERRA ET. AL, 2010).
La expresin artstica, la msica, y el uso de los medios ligados al folclore, tal como Yez y
Valenzuela (2011) sugieren, se presenta como un espacio privilegiado para observar la emergencia de
agentes folkcomunicacionales que resisten los conflictos ambientales85. El folclore, se debe recordar, se
inscribe en el marco del comportamiento social y de la tradicin oral, permaneciendo almacenado en la
memoria de aquellos que lo crean, transforman y reproducen. El folclore, no obstante, est sujeto a la
continua variacin y reinvencin (ARVALO, 2009). En los conflictos ambientales, la expresin folclrica
moviliza este capital frente a la apropiacin de la naturaleza por un discurso neoliberal que busca
capitalizar la naturaleza para el beneficio de los grupos dominantes (LEFF, 2006). La racionalidad
ambiental entra as en disputa con distintas formas de comprensin del mundo y con las diferentes
maneras en que las comunidades se relacionan con ese mundo, modos que recoge y difunde el
folkcomunicador.
La msica histricamente se ha constituido en parte del repertorio de los movimientos sociales en el
despliegue de sus demandas (EYERMAN & JAMISON, 1998) y, en forma muy particular, el canto
popular en Chile encarna aquella tradicin en que el folclore es puesto al servicio de las causas populares
(SANDOVAL, 1998). Sin embargo, la visin idealizada de los grupos populares est en revisin. Lo
popular es conflictivo, ambiguo y contradictorio: en las prcticas de los grupos subalternos se despliegan
estrategias adaptativas que no solo contradicen sino tambin afirman y, las ms de las veces, utilizan los
medios culturales controlados por los grupos hegemnicos, los que combinan con aquellos que estn
radicados en sus propias trayectorias sociales (MARTN BARBERO, 1987). La discusin y anlisis de
estos movimientos y su relacin con el canto requiere abrirse a la complejidad que supone la existencia
social en el mbito de estados que crean condiciones adversas a los grupos subalternos.
248
suman ms de 6.500 habitantes (Censo, 2002). La comuna de Panguipulli tiene un 34,4% de poblacin
bajo la lnea de pobreza (Censo 2002).
Coaripe representa una encrucijada donde tendencias contradictorias se tensionan en funcin de las
cambiantes condiciones del entorno ambiental, econmico y cultural. Si bien el pasado estuvo marcado
por la impronta maderera y la usurpacin de tierras a las comunidades indgenas (ZIGA, 2011), hoy el
territorio se enfrenta a desafos divergentes que se asocian tanto a las posibilidades de explotacin
hidroelctrica como a la promocin del turismo y la defensa y proteccin del bosque nativo. Ello se da en
un contexto en el que las comunidades indgenas han obtenido un reconocimiento, aun modesto, del que
el Estado las priv en buena parte de los dos siglos anteriores.
Los residentes de Coaripe han reorientado buena parte de su quehacer a la actividad turstica. En las
calles y alrededores es posible observar a simple vista las viviendas que ofrecen arrendamientos, piezas y
cabaas, no slo para verano, sino tambin en temporada de invierno, para aquellos visitantes que
disfrutan de aguas termales de la zona. A ellos se han sumado nuevos actores econmicos del rubro
hotelero y turstico y los programas gubernamentales que han identificado en este mbito las posibilidades
para el desarrollo de las comunidades indgenas, a las que se ha motivado a la creacin de micro
emprendimientos sea en artesana, gastronoma, hotelera, visitas guiadas y creacin de senderos.
La fuerte divisoria que, en el pasado, se impuso entre pueblo y cerro, colono e indgena, se ha
debilitado en los ltimos aos. La presencia de una amenaza poderosa, como lo es la instalacin de
represas de paso en la zona, como las dependencias recprocas que promueve el turismo, hacen que
quienes se vieron separados en el pasado puedan al menos dialogar acerca de sus posibilidades de futuro.
En este sentido, hay algunos indicios de un trnsito desde un escenario de separaciones entre grupos
culturales diversos hacia los esbozos de interculturalidad, los cuales se pueden advertir en la situacin
actual. Se debe recordar que la multiculturalidad corresponde ms bien al reconocimiento de diversos
grupos culturales, aceptando las diferencias entre ellos cada grupo (KYMLICKA, 1996; TAYLOR, 1993).
La interculturalidad, en cambio, corresponde a un proyecto poltico, social y epistemolgico construido
socialmente. Surge en el contexto de conflictos de poder donde se confrontan procesos y prcticas de
diferenciacin y subalternizacin de los pueblos indgenas y procesos y prcticas de resistencia (DIEZ,
2004, p. 195-196).
Este es el contexto en que cobra vida el grupo Tripahue Antu, cuya msica de orientacin folclrica y
popular encuentra un espacio de expresin, teniendo como trasfondo, por una parte, las transformaciones
del paisaje local y, particularmente, del bosque, y, por la otra, un escenario de interculturalidad cuyos
alcances, posibilidades y limitaciones corresponde pasar revista en lo que sigue.
Un ejercicio de conversacin
Para los fines de la indagacin propuesta, la posibilidad de integrarse los autores de este captulo a una
instancia de dilogo con la participacin de actores locales resulta crucial. En colaboracin con el Comit
de Aguas de Coaripe, de la radio Nueva Comuna y del Cuerpo de Bomberos de la localidad, el equipo de
investigacin convoc a un conversatorio acerca de los rboles y el bosque, instancia a la que concurri un
pblico representativo no slo de los diversos orgenes culturales presentes en la comunidad y territorios
aledaos sino que tambin de las generaciones y gnero. Al conversatorio se convoc a travs de medios
locales, promovidos por organizaciones locales y dirigidas a las personas en general, a fin de compartir sus
experiencias, memoria, expectativas y proyectos asociados con el bosque.
La actividad se inscribi en el marco de la investigacin accin participativa teniendo como
contenidos principales de la conversacin los tpicos levantados por los concurrentes y compartidos en
grupos pequeos de discusion y a travs de las sesiones plenarias. En una actividad como el
Conversatorio, se cre el espacio para sentarse a socializar, a dialogar, aprender de los otros y de uno
mismo, a travs de las diferencias.
El dilogo propuesto se aleja de las formas positivistas de concebir el conocimiento cientfico, donde
se disocia al investigador como sujeto cognoscente de conocimientos de las personas a quienes se define
como un objeto del conocimiento. En el Conversatorio, se valor la posibilidad de creacin de
conocimientos en el mundo rural y mapuche por parte de personas que, adems, son acosadas por un
249
creciente nmero de intervenciones cientficas (SANTOS, NUNES & MENESES, 2007. Cit. en
SANTOS, 2010). A este espacio concurre el grupo folclrico Tripahue Antu, cuya participacin no se
limita a la apertura y cierre del evento sino que incluye la integracin de sus miembros en las discusiones
grupales86.
El conversatorio, entre las muchas puertas que abre para la investigacin, permite identificar un tema
que hasta entonces haba escapado a la atencin del equipo de investigacin: el papel de los agentes
folkcomunicacionales en la creacin de condiciones subjetivas para la vinculacin de actores locales entre
s para la defensa de su territorio y, paralelamente, de una posible interculturalidad en el tratamiento de los
temas locales.
A fin de encarar en esta arista de la investigacin, se profundiz el trabajo a travs de la entrevista a
cada uno de los integrantes del grupo, complementada con las conversaciones sostenidas con otros
actores relevantes de la comunidad y con un anlisis de los contenidos de las canciones creadas por el
grupo.
Es importante sealar, que como agentes Folkomunicacionales, el grupo Tripahue Antu se organiz y present su
repertorio musical de manera voluntaria y gratuita en el Conversatorio de rboles y Bosques, queriendo compartir de
manera principal la cancin No a las represas, la cual expresa su preocupacin por la prdida de bosques derivada de
construccin de centrales de paso para la generacin hidroelctrica.
87 Los integrantes del grupo son: Carlos Iturra (Acorden); Fernanda Ramrez (Bajo); Camila Ramrez (Voz y percusin);
Jaqueline Contreras (Voz y percusin); Margarita Valenzuela (Voz); Rigoberto Contreras (Voz y guitarra); Temstocles
Contreras (Voz y guitarra).
86
250
problemticas del bosque y el agua. Uno de sus integrantes afirma que, de enfrentar Coaripe algn
problema ambiental, ellos estremecern a la comunidad con una buena cancin.
El vocalista y guitarrista del grupo seala que, con la cancin de las represas, la gente valor las otras
canciones que tocan, logrando pasar de un canto a transmitir mensajes: todos los temas deben dejar un
mensaje, seala. Cuando se difundi el tema en la radio Nueva Comuna de Coaripe, los auditores
comenzaron a llamar para pedirlo.
Sobre la importancia de comunicar problemticas sociales por medio de la msica, el mismo
entrevistado comenta:
No hay que tener miedo a denunciar, porque de verdad el capitalismo se est apoderando de todo, y como
dice la cancin, beneficia a algunos pocos y nos daa al resto y esos pocos sabemos quines son y no hay que
tener miedo a enfrentarlos, pero sumndose a la causa comn, haciendo fuerza para que esta gente aprenda a
tomar conciencia de nuestro bosqueque crezca el bosque y no el bolsillo.
La preocupacin por perder los bosques nativos, adems tiene una base de proteccin de aquellos
rboles que no fueron talados en la expansin del sector maderero del sector, ya sea por la calidad de la
madera o por el difcil acceso a ellos, lo que los ha mantenido en pie hasta los das de hoy. Antiguamente,
era tal la explotacin maderera en la zona que se venda madera por cuadras, marcando en los rboles los
lmites y voltendolos para obtener madera. Lo que no era comprado como madera, qued botado en los
montes y an se pueden ver restos de grandes rboles que se pudren lentamente con el paso del tiempo.
Es importante sealar en este punto el cambio significativo encarnado por las familias que dan vida a
esta agrupacin artstica: sus races se centran en la actividad maderera y el giro actual de sus
preocupaciones apuntan en sentido contrario:
Porque yo desciendo de un pap que siempre trabaj en la madera, l tena aserradero. Entonces somos
responsables de casi todo el bosque que est en el suelo. Porque yo desciendo de esa generacin. Mi pap a
251
nosotros nos cri aserrando madera, en ese trabajo. Entonces, despus yo vi mi diploma por participacin 88
puta decaahora soycmo fue que dijesoy culpable de todo este bosque que est en el suelo, pero
qu era lo que se poda hacer antes?
S, yo me ensa con los palos, aserrando madera, es la confesin de quien fue formado para el
oficio. Esta afirmacin es una radicalidad sustantiva en la visin de mundo de grupo que se desplaza de
una cultura donde el rbol es tenido como madera (palo, se suele decir en la zona) al rbol tenido como
vida. Tal es un hito generacional en el que se constituye esta nueva preocupacin y, junto a ella, el
folkcomunicador transmite igual inquietud respecto del agua.
La escasez de agua, la contaminacin ambiental en general, que est en Temuco no ms, eso es lo que ya
viene, y vamos a seguir ahondando lo que es parte de las represas porque da para mucho ms todava y lo
ms importante, vamos a llegar a lo mismo, la no tala siempre, la no tala siempre, siempre se va llegar a eso.
Las transformaciones generacionales se asocian a los cambios en la percepcin que las mujeres
manifiestan respecto de su medio: si bien en el perodo maderero lo fundamental fue asegurar el ingreso
hoy la preocupacin se vierte en la calidad de vida y en las perspectivas para los hijos. Dos de las tres
mujeres del grupo son hermanas y se encuentran cursando el cuarto medio. Ambas aseguran que las letras
de No a las Represas son un pensamiento y preocupacin que comparten como grupo:
En realidad s, porque nosotros hemos visto en las noticias el efecto que han causado las represas; la gente
cuando se junta hacen marchas para que esto no suceda, por ejemplo en Neltume, es lo que est sucediendo
ahora. Entonces igual la idea es que cuando nosotros queramos tener hijos, queramos tener nietos, no es la
idea que ellos tengan otro tipo de ambiente, que se cren en el mismo ambiente que nos estamos criando
ahora, sera lo ideal y si siguen haciendo eso no se va a poder.
La otra hermana, bajista del conjunto, comparte lo expresado, pero adems agrega la reflexin crtica
respecto a los cambios negativos de los ecosistemas y de quienes son los perjudicados de stos:
Si nosotros nos criamos con todo esto y vamos creciendo y viendo como desaparece igual es penca
[malo] Entonces la idea es que conservemos esto para el futuro, porque si no vamos a salir perdiendo
nosotros y los que vienen adelante.
En cierto modo, como una de ellas lo verbaliza, el esfuerzo de la mujer se orienta ms a traer al
bosque a su propia esfera de vida: una hace su bosque, porque yo tengo mis arbolitos. Tanto desde un
punto de vista generacional como de gnero hay desplazamientos importantes en el contenido de las
comunicaciones pero no se advierte un cambio igualmente sustantivo en las relaciones sociales y divisin
de papeles.
En el escenario del conflicto, los msicos se reconocen como portadores de un mensaje que quieren
compartir para, con ello, mitigar o neutralizar las intervenciones realizadas por las empresas. Ellos
barrieron con todo lo que era montaa aqu, compraron todo lo que era madera, trajeron camiones y
camiones, motosierras, compraron todo a la gente. Al tiempo, al pueblo se tiene como indefenso. Se
fiscaliza al ms dbil. Yo tengo conocimiento que el fundo de los Luksic, de los Puire, claro, hay unas
tremendas explotaciones, cortando cada raulicito de 30 a 40 centmetros (muestra con las manos) por
cantidades y cantidades, Cmo se autoriza eso? Y al ms chico, hace una carreta de lea (Viento)
porque est reforestado en la entrada es puro pino, cortan el raul y ponen puro pino. De ah surge la
resistencia frente a los actores hegemnicos (SCOTT, 1985. Cit. en GUERRA ET. AL, 2010) para avanzar
en los propios intereses, los que encuentran el respaldo de la gente que los escucha y que bailan al ritmo de
las cuecas de Tripahue Antu y sus presentaciones.
88
252
Reflexiones
finales:
interculturalidad
Folkcomunicacin,
resignificacin
La produccin musical del grupo Tripahue Antu se ubica en el marco ms amplio de la zona
fronteriza entre las tensiones generadas por el capitalismo en nivel local. Se inscribe, pues, en un marco de
transformaciones donde los discursos y prcticas del pasado reclaman su adecuacin. Los agentes
folkcomunicacionales se nutren de estas tensiones: por una parte, se hacen eco de la sensibilidad local de
una comunidad avasallada por la intrusin externa, y, por la otra, procuran acceder a una audiencia que no
necesariamente participa de dicha sensibilidad. La msica popular latinoamericana, principalmente el
corrido mexicano, provee las claves argumentales para resolver a travs de la letra de algunas de sus
canciones esa contradiccin: la presencia de un acto injusto, proveniente de un sujeto poderoso, motiva el
gesto heroico de quien se rebela para el beneficio del pueblo (SIMONETT, 2001). Lo que cambia en este
contexto son las circunstancias y los protagonistas de la historia. El pueblo es el agraviado por la gran
empresa que le priva de sus aguas y, a la espera del hroe, entona el himno de su rebelda: No a las represas.
En esta clave argumental se constata que las relaciones interculturales contra lo esperado no
encuentran un espacio claro de expresin. La sensibilidad potica y la performatividad folclrica
resignifican de modo importante el acervo de recursos culturales de la tradicin criolla pero, hasta donde
se ha podido observar, no incorporan la perspectiva indgena. Podra afirmarse, pues, que el agente
folkcomunicacional contribuye al rediseo y adecuacin de un patrimonio cultural a circunstancias
cambiantes en el contexto de su cultura y que, al menos en el caso estudiado, falta an la presencia de
agentes que eventualmente pudiesen tender puentes entre las experiencias territoriales relativas al mismo
contexto histrico ambiental. La presencia del bosque nativo, su destruccin y los esfuerzos actuales por
su recuperacin, provee un marco de referencia comn pero las miradas indgena y chilena persisten en
sus diferencias.
En el ejercicio de constituirse en un agente folkcomunicacional, el grupo Tripahue Antu se apoya en
el marco noticioso contingente que da cuenta de las movilizaciones regionales y nacionales en contra de
253
este tipo de inversiones. Pero, sealan con el tema de las represas, porque mal que mal fue un tema
noticia, y como noticia la llevaba metida, no era all por la zona del Bio Bio, nos toc aqu, en Liquie y
Neltume, nos quieren meter las represas.
El campo, sin embargo, dista de estar abonado para el cambio. Las audiencias locales buscan, ms all
de la protesta social, la diversin que encuentran en las presentaciones del grupo. La sntesis que de ello
resulta es todava incierta, pero claramente no se trata ni del mero conservadurismo ni de la pura protesta:
se trata de una resignificacin de los procesos de co-evolucin de las culturas con sus naturalezas, con sus
territorios y sus mundos de vida, a decir de Enrique Leff (2007). Lo que se presencia a nivel local y
aquello de lo que da cuenta el grupo son procesos de transformacin cultural donde se articulan los
cambios ambientales (especialmente la revalorizacin del bosque y de las aguas), las relaciones de poder e
identidad locales y la esttica popular que da forma expresiva a este nuevo escenario.
254
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Folkcomunicacin y Performance :
Dos aproximaciones convergentes para el
anlisis de manifestaciones culturales
89
90
Aspectos introductorios
En el presente trabajo se exponen nociones bsicas y se vinculan dos perspectivas tericometodolgicas que provienen de reas disciplinarias distintas pero que se relacionan directa o
indirectamente con los estudios folclricos91 y se aproximan al estudio de las manifestaciones culturales
desde la comunicacin. Por un lado, abordamos la folkcomunicacin que proviene de los estudios de
comunicacin en Amrica Latina y que en su gnesis discute a la vez que incorpora concepciones vinculadas
al funcionalismo norteamericano para estudiar las expresiones de comunicacin popular, vinculadas
directa o indirectamente al folclore; por otra parte, la actuacin (performance) segn Richard Bauman,
proveniente de los Estudios Folclricos, herramienta terico-metodolgica que problematiza los estudios
textualistas de las manifestaciones culturales y se centra en el estudio situado y "actuado" en contextos
especficos de enunciacin.
Se exponen aspectos generales de las dos perspectivas y se sostiene como hiptesis que ambas
corrientes son convergentes, debido a que analizan las manifestaciones culturales desde la comunicacin.
Esta ltima, planteamos, incorpora un elemento dinamizador, contextualizado y situado para la
comprensin de manifestaciones en instancias sociales y culturales especficas. Un aspecto
complementario pero importante de subrayar es que ambas perspectivas colaboran directa o indirectamente
en la superacin de las concepciones folclricas conservadoras y apriorsticas, a la vez que permiten
tensionar el medio y el tecnocentrismo que ha caracterizado a los denominados estudios "de comunicacin".
258
interpretaciones que nos ofrecen autores como Renato Ortiz (1989) y Peter Burke (1991) su aparicin se
vincula fuertemente con movimientos anteriores, tales como el romanticismo y los anticuarios ingleses.
Sin profundizar del todo en la deriva cronolgica de estos estudios por cuestiones de espacio y objetivos
del presente trabajo, consideramos apropiado recordar algunos aspectos importantes en relacin a la lnea
argumental de este ensayo.
Un elemento clave respecto a estos estudios consiste en reconocer la filiacin histrica de los
folcloristas con los romnticos de los siglos XVIII y principios del XIX, as como con las visiones
positivistas dominantes en las Ciencias Sociales decimonnicas. Burke habla del "descubrimiento de la
cultura popular" (1991) por parte de los romnticos en distintos espacios de Europa, quienes influenciados
por los trabajos de Herder y los Hermanos Grimm se volcaron a la bsqueda de un "alma del pueblo"
(BARBERO, 1987) que encontraron en los cuentos, leyendas y canciones de la denominada cultura popular.
Para Renato Ortiz, es a partir del siglo XIX que los estudiosos de la cultura popular pasan a denominarse
folcloristas:
El propio trmino, un neologismo ingls, es acuado tardamente, sin embargo lo que se esconde detrs de la
terminologa es un nuevo espritu que procura definir el estudio de las tradiciones populares. No es casualidad
que la palabra folclor fue escogida para denominar esta nueva disciplina, y que en el espacio de pocos aos
ella fuera aceptada universalmente. Su suerte est vinculada al suceso de la Folklore Society obtiene ante el
pblico ingls e internacional. Fundada en 1878 (...) cuando Andrew Lang, uno de los miembros ms activos
de la Sociedad, escribe el prefacio del Volumen II de la revista, por primera vez se habla de una "ciencia del
folclor" (ORTIZ, 1989).
Estas corrientes se ubican en un contexto dominado por el positivismo que "cree fervientemente" en
la posibilidad de lograr idnticos resultados que las Ciencias Naturales en el mbito del conocimiento
social de las manifestaciones culturales. Trminos como Tradiciones Populares o demopsicologa (PITR)
fueron reemplazados por Folclore, siguiendo un modelo ingls que se afianz dominante. Ortiz tambin
recuerda la influencia de la obra Primitive Culture de Tylor quien, a grandes rasgos, plantea que aunque la
mente es nica las distintas culturas se ajustan a los distintos niveles de la evolucin social. Renato Ortiz
plantea que este evolucionismo influir en los tericos del folclore, quienes sobre todo en la tradicin
europea se dedicaron a investigar lo que consideraban primitivo en su propio continente. Asimismo,
muchos de sus postulados evidenciarn una filiacin romntica que se relaciona con las construcciones
decimonnicas de nacin.
Ya durante el siglo XX y en relacin al desarrollo de la folklorstica se observan diversas corrientes que
se caracterizarn por un estudio de las narrativas culturales con un nfasis fuertemente textualista. En
primer lugar destaca la denominada Escuela Finesa de Tipos y Motivos, y posteriormente el formalismo de
Vladimir Propp, quien a partir de su Morfologa del Cuento Folclrico plantear ciertas recurrencias presentes
en las narraciones.
Por otra parte, al referirnos al campo de reflexin social en torno al folclore, resulta necesario
reconocer los aportes que ste ha recibido desde las Ciencias Sociales y que han servido para replantear
ciertas construcciones ideolgicas que guiaban y modelaron incluso en la actualidad debido a ciertos
usos comunes de uso generalizado la reflexin pero fundamentalmente cierta retrica sobre lo folclrico de
modo acrtico. A partir de la segunda mitad del siglo XX, los planteos constructivistas permitirn
desnaturalizar conceptos de nacin y entender las tradiciones, sobre todo las oficiales, desde una
perspectiva histrica. En este sentido se consideran como relevantes los aportes de Eric Hobsbawm en
torno a la Invencin de la Tradicin y Benedict Anderson, mediante la concepcin de nacin de este ltimo
como una comunidad polticamente imaginada como inherentemente limitada y soberana
(ANDERSON, 1993, p.23).
A partir de los aos setenta una corriente importante de los Estudios Folclricos se centrar en la
comunicacin, concibindola no slo como una funcin entre otras, sino como un elemento clave para
entender el despliegue de las manifestaciones incorporando la potica de las mismas. En este sentido, fue
importante el trabajo reflexivo y musical de Amrico Paredes, quien desde su propia experiencia chicana
259
concibe el dinamismo en la cultura. Del mismo modo y en relacin al anlisis de los gneros tnicos, Dan
Ben Amos, desde los aos setenta viene planteando la importancia de analizarlos considerando la
perspectiva de los actores locales, cuestin relevante para una folklorstica muchas veces anclada en las
modernas lgicas clasificatorias que desde la reflexin filosfica el propio Michel Foucault (1968) ha
criticado a partir de su anlisis de las Ciencias Humanas. Estas consideraciones ms otros planteamientos
que por razones de espacio no se abordarn en detalle han permitido una re-consideracin de ciertos
rasgos que por muchos aos caracterizaron los estudios y la retrica en torno al folclore.
Por otra parte, la influencia de la sociologa funcionalista norteamericana a lo largo del siglo XX
colabor en reducir lo folclrico en lo masivo y esto ltimo a su concepcin de lo popular (BARBERO,
1987), lo que ha influido en la construccin de dicotomas tales como folclrico versus popular,
definiciones que adquieren complejidad tras las transformaciones ocurridas con posterioridad a los aos
setenta en las Ciencias Sociales. Esto ltimo, como veremos a continuacin desde un plano conceptual, se
relaciona con la reticencia que gener entre los folcloristas ortodoxos principalmente de Brasil los planteos
de la folkcomunicacin que vinculan las manifestaciones culturales con los as denominados medios de
masas. Como advierte Luyten en un texto que precisamente forma parte de este libro:
Los folcloristas conservadores consideraban inaceptable esa imbricacin entre la cultura del pueblo y los
medios masivos de comunicacin. Ellos teman la destruccin de los valores genuinos de manifestaciones
tradicionales por el contenido modernizante de las industrias mediticas. A su vez los socilogos
vanguardistas reaccionaban delante de la perspectiva de la masificacin patrocinada por las multinacionales
de cultura, sofocando los signos nacionales y substituyndolos por una cultura eminentemente transnacional92
(LUYTEN, 2006, p.44).
Como veremos a continuacin, tanto la obra de Luiz Beltro en Brasil desde los estudios de
comunicacin, como los trabajos de Bauman, Briggs y Paredes en Estados Unidos desde los estudios folclricos
de la actuacin (performance), colaboran en la superacin de las visiones conservadoras del folclore al
menos en algunos aspectos que se consideraban acrticamente tales como, por ejemplo, la existencia de
niveles de autenticidad de las manifestaciones, un traspaso exclusivamente oral, su desconexin de los
dispositivos tecnolgicos que conforman las industrias culturales as como el supuesto antagonismo con
cualquier expresin de la modernidad (DUPEY, 2008; LUYTEN, 2006).
Agentes folkcomunicacionales
La folkcomunicacin se inscribe en los estudios que denominaremos de comunicacin en Amrica
Latina93. Estos estudios comienzan a institucionalizarse (WALLESTEIN, 2006) en Brasil durante el siglo
XX con las transformaciones socioeconmicas que dan como resultado la aparicin de un complejo
tecnolgico centrado principalmente en la radio y la televisin (VASALLO DE LOPES, 2003). En este
contexto los estudios de comunicacin surgen influenciados por el funcionalismo norteamericano a travs de
la Mass Communication Research como tendencia dominante (VASALLO DE LOPES 2003; MATTELART
92 Luyten recuerda que los folcloristas de la vieja escuela eran intransigentes en considerar que el folclore necesariamente
tena que ser, "oriundo del pueblo, aceptado atemporalmente por determinada sociedad y de produccin annima"
(LUYTEN, 2006, p.40). Dupey agrega que tanto en el momento fundacional del Folclore como a principios del siglo XX
las manifestaciones folclricas fueron caracterizadas a priori como "tradicionales (porque en ellas se hace prevalecer el
pasado por sobre el presente), anacrnicas, son despojadas de la actualidad,-primariamente orales- se resalta el predominio
del uso de un canal blando de comunicacin como la comunicacin verbal interpersonal -y rsticas por hallarse vinculadas
al trabajo corporal y manual del campesino. Adems de colectivas (creadas y recreadas en forma colectiva por todos los
miembros de la comunidad) y vernculas arraigadas a la tierra. La rusticidad y la marca telrica rural, en particular, se
constituan en seas de la esttica de las manifestaciones folklricas, que no slo confirmaban el atraso y la premodernidad
de los grupos folk sino que, por contraste, afirmaban las caractersticas de sofisticacin, innovasin, originalidad, relevancia
del autor del arte en la sociedad moderna" (DUPEY, 2008, pgs 9-10).
93 Jos Marques de Melo sita a la Folkcomunicacin como parte de la Escuela Latino-Americana de Investigacin en
Comunicacin (MARQUES DE MELO, 2008) mientras que Antonio Hohlfeldt seala que la folkcomunicacin debe
entenderse y estudiarse como una teora de la comunicacin (HOHLFELDT, 2012).
260
& MATTELART, 1997). Esta situacin de hegemona de unas perspectivas tericas en contextos
histricos y geogrficos como Amrica Latina ha recibido la atencin de diversos investigadores e
investigadoras y puede ser ledo como parte de un problema de Economa Poltica muy bien denunciado
para las Ciencias Sociales en el caso boliviano, por ejemplo, por Silvia Rivera Cusicanqui (2010). Lo cierto
es que por aquella poca el funcionalismo dominante pensaba la sociedad como sistemas que deban
integrarse y con ello fortalecer el programa poltico y econmico de la democracia segn la lgica
estadounidense de la Guerra Fra. En el momento en que Beltro propone su perspectiva est en boga el
modelo sobre flujo de comunicacin en dos etapas que le sirve de base. Estas perspectivas reivindican la
denominada "investigacin administrativa" en desmedro de la "investigacin crtica" (VASALLO DE
LOPES, 2003) y, como advierte Mattelart (1997), se alejan de los ideales seguidos por los miembros de la
Escuela de Chicago, cuya terminologa, recordemos, tambin es tomada en consideracin por Beltro
cuando define folkcomunicacin como la comunicacin de los marginalizados. Recordemos tambin, y en
esto seguimos a Coller, que la investigacin funcionalista que constituy una avanzada de las universidades
del este de Estados Unidos, termin por minar la importancia que a principios del siglo XX tuvo la
investigacin social de la Escuela de Chicago y posicionar como dominantes las metodologas
cuantitativas.
El flujo de comunicacin en dos etapas o en varias etapas como admiten los propios funcionalistas
posteriormente (BELTRO, 2004) constituye un punto intermedio entre el punto inicial y final del
proceso de comunicacin abordado en Personal Influence: The part played by people in the Flow of Mass
Communication publicado por Lazarsfeld y Elihu Katz en un estudio que se centr en el comportamiento de
consumidores de moda y ocio en la eleccin de pelculas (MATTELART & MATTELART, 1997, p. 34).
Otro elemento clave en este sentido fue el estudio de los procesos de formacin de decisin en contextos
electorales. De all la importancia de estas perspectivas y su pertinencia en los procesos de adquisicin de
innovaciones "ya sea la adopcin de una mquina o un fertilizante por parte de los agricultores" (Ibd.).
Estas construcciones tericas tienen como teln de fondo las perspectivas de la modernizacin que llev a
cabo Estados Unidos despus de la Segunda Guerra Mundial (WALLERSTEIN, 2006) en que la
sociologa funcionalista de los medios de comunicacin de masas se constituy como una herramienta
clave que vincul los avances econmicos con los acadmico-investigativos. Como sealan Mattelart y
Mattelart citando a Pollak (1979), "Lazarfeld ejerci una influencia considerable en el extranjero.
Consider sus relaciones con la comunidad internacional como una 'multinacional cientfica' (cit. en
MATTELART y MATTELART, 1997, p. 34).
Jos Marques de Melo (2008) recuerda las reas de formacin en el momento de institucionalizacin
acadmica de los estudios de comunicacin en Brasil (Periodismo, Publicidad, Marketing y Relaciones
Pblicas). En esas circunstancias comienzan a abrirse programas de Doctorado en reas de las Ciencias
Sociales y Humanidades en ese pas por iniciativa de Darcy Ribeiro. Luiz Beltro se haba interesado en las
manifestaciones populares durante su trabajo como periodista en el nordeste brasileo y realiza sus
estudios de doctorado en la Universidad de Brasilia, convirtindose en 1967 en el primer Doctor en
Comunicacin con su investigacin sobre la folkcomunicacin, o agentes y medios populares de
informacin de datos y expresin de ideas.
A diferencia del carcter pasivo que el funcionalismo de la poca otorga al receptor, la
folkcomunicacin analiza cmo en los distintos sectores marginalizados94 de una sociedad perifrica como
la brasilea las manifestaciones culturales tienen una importante dimensin comunicativa mediante las
cuales se evidencia cmo desde las propias culturas locales se adaptan mecanismos de los medios
industriales para llevar a cabo comunicacin de informaciones, opiniones e ideas, etc., recuperando a la
vez una nocin de agenciamiento social desde estos espacios. Esto ltimo es relevante porque, siguiendo
la interpretacin de Vasallo de Lopes para los estudios de comunicacin, incluso la investigacin crtica
influenciada por la Escuela de Franfort mediante su vnculo con el estructuralismo, se centr en develar los
mecanismos ideolgicos connotados en los mensajes (mediante el anlisis de productos comunicacionales) y
94 La obra que se publica en los aos 80 se denomina Folkcomunicacin: la comunicacin de los marginalizados. Editora
Cortez. Al respecto conviene recordar que la nocin de marginalizado proviene de La Escuela de Chicago. Antonio
Holhfeldt (2009) en este mismo texto destaca que la condicin de marginalizado se caracteriza por ser una condicin
impuesta desde afuera. Por ende, agregamos, se relaciona directamente con una estructura social.
261
vio a los receptores como sujetos enajenados y pasivos. La folkcomunicacin, en cambio, analiza la
comunicacin como proceso activo desde los actores:
El objeto de ese segmento innovador de la investigacin latino-americana en el mbito de las ciencias de la
comunicacin se encuentra en la frontera entre Folclore (rescate e interpretacin de la cultura popular) y la
Comunicacin de Masa (difusin industrial de smbolos por medios mecnicos o electrnicos destinados a
audiencias amplias, annimas y heterogneas). Si el Folclore comprende formas interpersonales o grupales de
manifestacin cultural protagonizadas por las clases subalternas, la Folkcomunicacin caracteriza-se por la
utilizacin de mecanismos artesanales de difusin simblica para expresar, en lenguaje popular, mensajes
previamente vehiculados por la industria cultural (MARQUES DE MELO, 2008, p.17)
Partiendo del planteamiento funcionalista, pero tambin de una lectura de los segmentos culturales
brasileos en dilogo con aproximaciones marxistas, los anlisis de Beltro se centran en dos procesos
importantes: Por un lado, la recodificacin popular de mensajes vehiculados por los medios de
comunicacin de masas y, por otro, los procesos inversos en que desde las industrias culturales se
produce una apropiacin de las manifestaciones culturales. Lo relevante de su trabajo es que sita su
propuesta en y desde Brasil, que al igual que el resto de los pases latinoamericanos, comparte las
desigualdades sociales y la generacin de una modernidad con amplias capas de exclusin, o, en el
contexto ms reciente, de una inclusin subordinada, como ha planteado desde el mundo indgena en
Bolivia Silvia Rivera Cusicanqui (2010).
Beltro sostiene que las clases populares tienen sus medios propios de expresin y solamente a travs
de ellos es que pueden hacerse entender95 (REGINA ET. AL 2009). En este contexto, las teoras de la
folkcomunicacin proponen que las comunidades poseen maneras particulares de comunicarse. Es a
travs de esos medios populares que las camadas populares expresan sus sentimientos. El medio por la
cual esa comunicacin se expresa, se da a travs de manifestaciones cotidianas (Ibd.).
Beltro habla de la comunicacin de los marginalizados, y para ello se vale del concepto acuado por la
Escuela de Chicago en los inicios del siglo XX. Yuji Gushiken agrega que en la catalogacin hecha por
Beltro, los sistemas de produccin de opinin se producen a nivel comunitario e individual:
se refiere a prcticas sociales de cantadores, artesanos, msicos, oradores y espacios de sociabilidad como
plazas y ferias donde los ms comunes de los mortales participan de sistemas de informacin no como
espectadores sino como actores sociales. Trtase, por tanto, de enfatizar sistemas de comunicacin
interpersonal y comunitario, o sea, no masivos, aunque los sistemas populares, sean mediadores del discurso
de medios masivos, lo que es una de las caractersticas de los procesos folkcomunicacionales (GUSHIKEN,
2011)
Los primeros trabajos de Beltro fueron resultado del registro de ex-votos en lugares de peregrinacin
popular en el territorio del nordeste de Brasil. All se dio cuenta de la presencia de determinados tipos de
ex-votos que demostraban la situacin social de la regin. Es as como uno de los planteamientos bsicos
aparecen en el artculo seminal Ex-voto como vehculo jornalstico. Ah reconoce que uno de los canales de
comunicacin colectiva ms importantes es el folclore, entendido en sentido dinmico a partir de la
influencia de Edison Carneiro. Recordemos que para buena parte de las corrientes conservadoras, los
medios de comunicacin son vistos como una amenaza para una supuesta autenticidad de las
manifestaciones folclricas. La perspectiva de Beltro, en cambio, permite estudiar cmo las prcticas se
van refuncionalizando en el proceso modernizador de Brasil (GUSHIKEN, 2011) de tal manera que
aquellos elementos que, mas menos de forma acrtica, se consideraban como inherentes a cualquier
fenmeno folclrico, esto es, annimo, preferentemente oral, de carcter tradicional y telrico (LUYTEN,
2006; DUPEY, 2008), "se fueron tornando de aceptacin ms difcil para los estudiosos de la
comunicacin dada la interpenetracin de varios niveles de cultura y comunicacin" (LUYTEN, 2006, p.
40). La migracin urbano-rural de ese perodo fue otro factor que obligaba a repensar las categoras
95
Traduccin propia.
262
comunes hasta esa poca de los Estudios Folclricos de corte conservador y los de comunicacin cuyo sesgo
tecno-centrista pasaba por alto las condiciones socio-culturales del pas.
Los trabajos en folkcomunicacin analizan cmo los sujetos influyen y son influenciados por los
sistemas dominantes (GUSHIKEN, 2011) sin que por ello dejen de ser agentes sociales con capacidad de
ejecutar prcticas sociales y culturales96. Esto ltimo puede entrar en dilogo con los planteamientos que
desde el mundo andino sostiene Silvia Rivera Cusicanqui cuando reivindica las identidades mezcladas, y
desde all, una reivindicacin de lo indgena incluso cuando coexisten los contrarios sin una sntesis
conciliadora pero manteniendo el derecho a la diferencia (RIVERA, 2010).
En los estudios de folkcomunicacin son importantes los procesos de comunicacin de los agentes
populares y mecanismos mediante los cuales se apropian de elementos dominantes para llevar a cabo
acciones locales. La comunicacin sin duda supone un elemento dinamizador. En consecuencia, los
procesos de apropiacin y generacin de mensajes y opiniones no presuponen la autenticidad de las
manifestaciones sino que stas tengan valor para los grupos sociales que las llevan a cabo. De este modo la
comunicacin recupera la capacidad de agenciamiento social de los actores e introduce un componente
poltico importante que dialoga con perspectivas crticas del folclore tales como las de Antonio Gramsci,
Lombardi Satriani y, por supuesto, Edison Carneiro en Brasil. En definitiva, si bien la folkcomunicacin se
enmarca en los denominados estudios de comunicacin, permite visibilizar y analizar las manifestaciones
culturales de los grupos sociales marginalizados tanto a nivel intra-grupal como tambin desde lo local
hacia los segmentos hegemnicos de la sociedad incorporando las relaciones entre distintos segmentos de
la sociedad y, al mismo tiempo, una lectura estructural que permite estudiar desde una mirada situada y
latinoamericana, las manifestaciones de segmentos marginalizados de sociedades perifricas. Ahora bien,
un aspecto siempre subrayado por los investigadores en folkcomunicacin es que esta teora es el estudio
de la comunicacin de los sectores subalternos y no del folclore ni de la llamada cultura popular, sin
embargo, las premisas que configuraban como campos autnomos los estudios de cultura popular y folclore
hoy resultan porosas y superadas. Por otra parte qu significa que desde los aos setenta las denominadas
Nuevas Perspectivas del Folclore se hayan centrado en el estudio de las manifestaciones culturales como
procesos de comunicacin potica?
Las definiciones ms conocidas en esta lnea provienen de Stith Thompson y Aarne. El primero
entiende el motivo como el elemento temtico ms reducido de un relato o cuento con capacidad para
permanecer en la tradicin y el tipo como cualquier relato tradicional que tiene independencia en sentido y
significado y que para ello no depende de otra unidad mayor. Aarne y Thompson clasifican los tipos de
cuentos folclricos mediante un sistema numrico que comprende: 1) cuentos de animales (N 1 al 299),
96 Se van generando distintas instancias de anlisis y dilogo. Es as como en Brasil encontramos el trabajo en torno a la
Folkmedia (Folkmidia) significando la interaccin entre la Cultura de Masas y La Popular (LUYTEN, 2006, p. 40). Este
ltimo haba sido utilizado ya en pases como Inglaterra e India en relacin al estudio de los "medios de comunicacin a
partir de elementos folclricos".
97 Respecto de la lgica clasificatoria en los estudios folclricos resulta importante reconocer los aportes -absolutamente
extrapolables aunque provengan de otras reas disciplinarias- de autores como Foucault (1968), respecto a cmo las
construcciones cientficas colaboraron en establecer una relacin social epistemolgica que facilit instancias de
saber/poder respecto a los cientficos y los 'objetos'/'sujetos' de estudio.
263
2) cuentos maravillosos (N 300 a 749), 3) cuentos religiosos (N 750 a 849), 4) cuentos novelescos (N
850 a 999), 5) cuentos del 'ogro tonto' (N 1000 a 1199), 6) chistes e historietas (N 1200 a 1999) y 7)
cuentos de "frmula" (N 2000 a 2300). Este tipo de anlisis an contina siendo utilizado por numerosos
folcloristas a nivel mundial y sus resultados se expresan fundamentalmente en la constitucin de ndices
con una gran variedad de versiones sobre un conjunto de narraciones.
Poco despus y desde otra perspectiva, Vladimir Propp busca el ncleo textual de los relatos y
establece un conjunto de funciones que se encontraran estructuralmente en cualquier relato. De este
modo establece sus famosas 31 funciones del cuento folclrico98. Sin embargo, a partir de la segunda
mitad del siglo XX estas nociones textualistas de los gneros como categora para analizar y clasificar la
narrativa folclrica sern puestas en tensin. Mijail Bajtin plantear que existen tantos gneros como
situaciones comunicativas. De esta manera, los gneros dejan de entenderse como criterios cerrados y ms
bien se les comienza a comprender como tipos temticos, compositivos y estilsticos, que conjugan
regularidades de forma, contenido y elaboracin retrica (Cit. en PALLEIRO & FISCHMAN, 2009, p.
24).
Es as como la propuesta centrada en las manifestaciones culturales como comunicacin llegar de la
mano de autores como Richard Bauman, Amrico Paredes y Charles Briggs, entre otros, quienes
provienen de los Estudios Folclricos en trabajos influenciados por la Etnografa del Habla de Hymes, las
aproximaciones de la pragmtica y los aportes sociolgicos de Goffman, entre otros. Con Bajtn se
incorporar la intertextualidad genrica como un elemento relevante a la hora de estudiar el discurso en
trminos histricos o sociales99.
En esta lnea, desde la perspectiva de Bauman se entiende la actuacin (performance) como un modo
de comunicacin estticamente marcado y realzado, enmarcado de una manera especial y puesto en
exhibicin para un pblico (BAUMAN, 1992). La actuacin instaura o representa un marco interpretativo
especfico dentro del cual debe entenderse el acto de comunicacin (BAUMAN, 1992).
Bajo esta perspectiva se concibe la comunicacin como un fenmeno que trasciende la dimensin
referencial y se inspira en la nocin de funcin potica de Jacobson, de tal manera que forma y contenido
son elementos importantes. Tambin es relevante el marco interpretativo en tanto la actuacin instaura una
manera de interpretar y actuar segn la situacin contextual. Igualmente resulta clave la audiencia que
evala la actuacin (performance).
Por otra parte, creatividad y capacidad de tradicionalizacin son elementos presentes en cualquier
manifestacin. Es as como mediante una actuacin se despliegan procesos de intertextualidad genrica,
entextualizacin y recontextualizacin, es decir, fragmentos de discursos anteriores son convertidos en textos
que se ejecutan en nuevos contextos y situaciones concretas de enunciacin. Lo anterior produce una
brecha intertextual entre textos de un contexto anterior y la recontextualizacin presente en la actuacin.
Dicha distancia puede ser mayor o menor, lo cual supone un proceso de decisin poltica mediante el cual
98 1) Alejamiento del hroe de su casa natal (funcin a), 2) prohibicin impuesta al hroe, que a veces se manifiesta
tambin bajo la forma de orden o invitacin (funcin p), 3) transgresin de la prohibicin (funcin f), 4) pedido de
informacin por parte del antagonista (funcin d), 5) suministro de esta informacin pedida (funcin n), 6) engao del
antagonista a la vctima (funcin e), 7) complicidad involuntaria de la vctima, que se deja engaar (funcin c), 8) dao
provocado por el antagonista a la vctima. Este dao puede presentarse tambin como carencia (funcin X), 9) pedido de
mediacin efectuado al hroe (funcin Y), 10) decisin del hroe de intervenir (funcin W), 11) partida del hroe (funcin),
12) puesta a prueba del hroe (funcin D), 13) reaccin-positiva o negativa-del hroe frente a la prueba (funcin H), 14)
obtencin de un objeto mgico (funcin Z), 15) traslado del hroe (funcin R), 16) lucha entre el hroe y el antagonista
(funcin L), 17) el hroe es marcado con una seal -anillo, etc.- (funcin M), 18) victoria del hroe (funcin V), 19)
reparacin del dao inicial (funcin E), 20) regreso del hroe a su lugar de origen (funcin -), 21) persecucin del hroe por
parte del antagonista (funcin P), 22) huida y salvacin del hroe (funcin S), 23) llegada del hroe, de incgnito, a otro
lugar (funcin ), 24) impostura de un falso hroe, que pretende obtener la gloria del vencedor (funcin F), 25) imposicin,
al hroe, de una tarea difcil (funcin T), 26) cumplimiento de la tarea (funcin C), 27) Reconocimiento o identificacin del
hroe, por una marca o seal (funcin I), 28) desenmascaramiento del antagonista (funcin Ds), 29) transfiguracin del
hroe, que adquiere una nueva apariencia (funcin Tr), 30) castigo del antagonista (funcin Ca), y 31) casamiento del hroe
(funcin N) (Citado en PALLEIRO y FISCHMAN, 2009, p. 23).
99 Comentando las aproximaciones a los gneros de Bajtin, los autores Briggs y Bauman sostienen que los gneros
tienen arraigadas conexiones histricas. Ejemplifican con que, as como los proverbios y cuentos de hadas llevan la marca
del pasado tradicional los correos electrnicos estn asociados con los avances ultramodernos. De este modo sostienen que
los tipos genricos desarrollan conexiones sociales e ideolgicas (BAUMAN y BRIGGS, 1996)
264
los actores manifiestan de forma explcita o implcita que tienen capacidad y poder para tomar fragmentos
anteriores de discurso y ejecutarlos en un nuevo contexto, es decir, operan como agentes sociales. Briggs y
Bauman sugieren que las remisiones al gnero presuponen la (re) construccin de clases de textos. Se
seleccionan y abstraen determinados rasgos para montar en escena un proceso de descontextualizacin
(BAUMAN & BRIGGS, 1996). Este proceso supone la descontextualizacin, entextualizacin,
recontextualizacin y puede conllevar conexiones histricas, econmicas, indexicales, etc:
Es as como, en el momento de remitirse a un gnero particular, los sujetos productores del discurso estn
sosteniendo (de modo tcito o explcito) que poseen la autoridad necesaria para descontextualizar el discurso
que conlleva las mencionadas conexiones histricas y sociales, y para recontextualizarlo en la escena
discursiva actual (BRIGGS y BAUMAN, 1996, p. 91).
Llama la atencin que uno de los aspectos que han destacado autores como Briggs y Bauman, es la
necesidad de analizar las manifestaciones en forma situada. De all que su inters est puesto en la potica
de las manifestaciones, es decir, aquellos rasgos que conforman procesos de actuacin donde importa la
recurrencia pero tambin la creatividad y que muchas veces escapan a las regularidades que tanto
lingistas como antroplogos han puesto como foco de atencin al centrarse en sistemas sociales o
lingsticos, como tambin al etnocentrismo que caracteriza muchas de las miradas provenientes de la
semntica e incluso de la pragmtica.
Reflexiones finales
La relacin folclore y comunicacin es foco principal de la folkcomunicacin aunque en las nuevas
generaciones de investigadores los anlisis se han ampliado como lo exigen los nuevos escenarios
econmicos y culturales (HOHLFELDT, 2012) principalmente en Brasil pero cada vez con mayor eco en
otros pases. En el caso de los estudios folclricos de la actuacin (performance), en Latinoamrica esta
perspectiva ha sido trabajada con nfasis en Argentina a partir de los trabajos de Martha Blache en la
Universidad de Buenos Aires y desde estas perspectivas contemporneas tambin se ha abordado la
relacin de las narrativas culturales con los medios de comunicacin masiva (BLACHE, 1994), con lo cual
las distancias entre ambos enfoques se simplifican y las posibilidades de dilogo se expanden.
Tanto la folkcomunicacin como la actuacin analizan las manifestaciones culturales como procesos
comunicativos aunque ambas provienen de mbitos diferentes: de los estudios "de comunicacin" la
primera, y de la antropologa lingstica y los estudios folclricos la segunda. Esto ltimo es de profunda
relevancia ya que cualquier proceso comunicativo supone una dimensin procesual, expresiva y dinmica
que -al estar en el centro del anlisis- se relaciona directamente con la cultura y debiese contribuir a la
superacin de nociones esencialistas. Desde ambas perspectivas es posible discutir y actualizar los lmites y
rasgos histricamente adscritos de forma acrtica a lo folclrico ms all de las caractersticas que han
alejado a este mbito del inters de los cientistas sociales.
265
Del mismo modo, vuelven a estar en el centro del anlisis las manifestaciones expresivas que las
personas realizan (cantos, bailes, cuentos, canto a lo humano, estrategias verbales para la venta en ferias,
cantos de rueda, etc.) como expresiones culturales con un amplio sentido tanto cultural, poltico y hasta
epistmico. Desde nuestra perspectiva, esto cobra sentido en el actual mapa de globalizacin que
reproduce lgicas de dominacin Norte Sur (SANTOS, 2008) y de recolonizacin econmica y cultural
(RIVERA, 2010) en que ms all de la pura exclusin moderna, como bien observ Beltrao hacia los aos
sesenta en Brasil, nos encontramos con que las culturas locales se enfrentan a una inclusin subordinada y
desigual que muchas veces se expresa en fiestas y otras expresiones expresivas y musicales como hemos
descrito en trabajos anteriores (YEZ & DEL VALLE, 2015; YEZ & DELGADO, 2013; YEZ
& VALENZUELA, 2011). De all que la recuperacin de las manifestaciones desde la comunicacin
posee un valor social importante y est en lnea con lo que plantea Gushiken (2011) cuando, retomando a
Lima, sugiere el estudio de la comunicacin como un estudio de la cultura. Esto ltimo supone la
reivindicacin de un carcter situado en un doble nivel, tanto de la investigacin misma como de las
manifestaciones. Ambas perspectivas, por lo tanto, ponen el acento en una comprensin de lo
comunicativo como un proceso que, desde las propias manifestaciones, conecta con los aspectos
culturales, sociales, econmicos, discursivos, indexicales, mediticos, etc. (BRIGGS & BAUMAN, 1996;
BELTRO, 1980, 2004).
Una alternativa de abordaje complementario de las dos perspectivas est en la dimensin estructural
en que los planteos folkcomunicacionales pueden contribuir de forma relevante, mientras que la
perspectiva de la actuacin (performance) provee una importante herramienta terico-metodolgica para
analizar las manifestaciones actuadas y los fragmentos expresivos que los actores van vehiculando en
instancias especficas de enunciacin. En nuestro caso, slo lo enunciaremos con un fin ejemplificatorio,
el proyecto de investigacin que actualmente llevamos a cabo tiene que ver con el anlisis de festividades
tradicionales y contemporneas que se adscriben al formato costumbrista o del tipo de las muestras culturales
en contextos de conflicto socioambiental. Es as como mediante el Estudio de Casos hemos observado
que en las festividades tanto actuales como tradicionales mediadas por conflictos socioambientales100,
emergen agentes folkcomunicacionales que llevan a cabo apropiaciones culturales, entextualizaciones y
recontextualizaciones expresivas mediante las cuales reivindican la enunciacin local y ejecutan una
comunicacin de resistencia a las invaciones empresariales y estatales (institucionales) que desde las lgicas
del capitalismo y el mercado buscan modificar las formas locales de habitar y expresarse.
En definitiva, la comunicacin se vincula directamente con procesos dinamizadores que facilitan una
comprensin desde la potica, lo creativo y lo tradicional y en ltima instancia- con los aspectos situados
de manifestaciones que se deben comprender como actuales, contemporneas, coetneas, y en directa
relacin con los problemas que hoy configuran pero a la vez influencian el rol activo de diversas
comunidades locales en nuestras sociedades perifricas. En base a lo anterior, la folkcomunicacin y las
perspectivas de la actuacin (performance) constituyen herramientas terico-conceptuales con las cuales se
puede hacer investigacin situada - sin caer en recetas nicas- para el abordaje de manifestaciones
expresivas en nuestras latitudes.
100 Categora construida con nimo terico-metodolgico para dar cuenta de festividades que manteniendo los
principales ejes articuladores est dotada de una larga densidad histrica.
266
Bibliografa101
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El autor dedica este texto a Alicia Hernndez (QEPD), valiosa mujer de Chilo que con brazos maternos lo
acompa cuando apenas comenzaba su ruta por las manifestaciones expresivas.
101
267
Editores
Cristian Yez Aguilar
Doctorando en Ciencias Humanas, mencin Discurso y Cultura, Universidad Austral de Chile.
Becario CONICYT. Pasanta Doctoral Universidad de Buenos Aires para estudios de folclore y
performance (Becario AUIP). Acadmico en el Instituto de Comunicacin Social de la UACh. Miembro
de la Rede Folkcom, AssiBERCOM e INCOMChile. Diploma de ingreso al Colegio dos Brasilianistas da
Comunicao por la Sociedade Brasileira de Estudos Interdisciplinares da Comunicao (Intercom). Autor y co autor
de una veintena de artculos sobre comunicacin y cultura en revistas acadmicas y captulos de libro en
Chile y Amrica Latina. Recientemente public "Quehui: memorias de una isla del sur" (Editorial
Textocontexto, 2015) y es correalizador del documental "La Cruz de Mayo en Los Chacayes". Correo
electrnico: cyanezaguilar@gmail.com
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Autores
Antonio Hohlfeldt
Doctor en Letras por la Pontificia Universidad Catlica del Rio Grande do Sul, Brasil (PUC-RS),
Coordinador del Programa de Pos-Graduacin en Comunicacin Social por la PUCRS, autor de diferente
ensayos y textos de ficcin para nios y adolescentes e libros de teora de la comunicacin. Correo
electrnico: a_hohlfeldt@yahoo.com.br
Betania Maciel
Doctora en Comunicacin Social por la Universidad Metodista de Sao Paulo, Brasil, Mestre en
Comunicacin Rural por la Universidad Rural Federal de Pernambuco, Mster en Ciencia, Tecnologa y
Sociedad: Comunicacin y Cultura. Profesora de POSMEX - Programa de Ps-Graduao em Extenso
Rural e Desenvolvimento Local (UFRPE). Correo electrnico: betaniamaciel@gmail.com.
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Debbie Guerra
Antroploga, Universidad de Chile, Licenciada en Historia y Profesora de Estado en Historia y
Geografa, Universidad de Santiago. Candidata al Doctorado en Ciencias Humanas, Universidad Austral
de Chile. Investigadora en la lnea de estudios de gnero, antropologa y medio ambiente. Ex-Presidenta
del Colegio de Antroplogos de Chile. Dirige el Programa de Honor Ambiente, Sociedad y Cambio
Climtico PHAS de la Universidad Austral de Chile. Publicaciones recientes: Las aas del Maguen kie
mapu. Valdivia: Serindigena (2014). Patrimonio Y Paisaje: Dos Formas De Ensamblar Naturaleza Y Cultura
En La Cuenca Del Ro Valdivia, Sur De Chile. Chungar. Revista Chilena de Antropologa 46, 4: 651-668
(2014; co-autora) Los paisajes del agua: Naturaleza e identidad en la cuenca del ro Valdivia. Chungara,
Revista de Antropologa Chilena. 44(2): 299-312. (2012; co-autora). Reconocimiento labor de Extensin
Facultad de Medicina, Universidad Austral de Chile (2010). Profesora Visitante Univerisad South
Alabama, Estados Unidos (Primer Semestre 2004, Beca Fulbright). 1999 Beca Programa de Estudios
Norteamericanos del Servicio Informativo y Cultural de la Embajada de los Estados Unidos de
Amrica para la realizacin del Seminario "Mujeres de Color en Estados Unidos".1998 Beca Programa
de Insercin de Cientficos Chilenos, Fundacin Andes. Correo electrnico: dguerra@uach.cl
Francisca Arriagada
Se desempea como estudiante de Periodismo en la Universidad Austral de Chile. Directora de la
Revista de Periodismo Interpretativo Amarantas, edicin 2014. Ayudante en las asignaturas Periodismo
Interpretativo I y II. Cuenta con experiencia en medios de comunicacin tales como Santa Mara de
Coyhaique tanto en radio como en Televisin cumpliendo labores como reportera en el departamento de
prensa y encargada de portal web www.radiosantamaria.cl durante diciembre 2011- febrero 2012/enero
2014 y febrero 2014. Correo electrnico: pancha.nicole01@gmail.com
273
Jnia Martins
Mestre en Comunicacin y Culturas Mediticas (Universidade Federal da Paraba - UFPB),
especialista en Lectura (Universidade Estadual do Sudoeste da Bahia - UESB), bachiller en Comunicacin
Social - Radio y TV (UESC-BA). Experiencia en asesora y coordinacin de Ponto de Cultura (Programa
Cultura Viva - MinC), asesoras en comunicacin y proyectos socioculturales. Miembro de Intercom y de
la Rede Folkcom, de la cual es directora-secretaria. Investigadora del Grupecj (Grupo de Pesquisa em
Cotidiano e Jornalismo - UFPB) y de COMUNI (Ncleo de Estudos de Comunicao Comunitria e
Local - Umesp). Sus campos de investigacin son la comunicacin comunitaria, la folkcomunicacin,
cultura popular, lo cotidiano y Pontos de Cultura. Correo electrnico: juniamartins@ymail.com
Jnior Pinheiro
Periodista por la Universidade Estadual do Sudoeste da Bahia (UESB), especialista en Lectura
(UESB), mestrando en Comunicacin y Culturas Mediticas por la Universidade Federal da Paraba
(UFPB). Desde el 2010 se desempea en el mercado profesional audiovisual, principalmente en canales
pblicos de TV. Es investigador de culturas populares y etnogrficas en sus relaciones con los medios,
especficamente con el video y la televisin. Hoy, es coordinador de la TV UFPB y colabora con revistas
especializadas en cine y video. Miembro de Intercom y de la Rede Folkcom, labora en oficinas orientadas
a la Comunicacin Comunitaria, Popular y Alternatova en universidades, ONGs y Puntos de Cultura en
274
todo Brasil. Investigador integrante del Grupo de Estudios Comuni - Ncleo de Estudios en
Comunicacin Comunitaria y Local (Umesp) y del Grupo de Investigacin Imaginrio! Humor,
Quadrinhos, Fanzines y Games (UFPB). Correo electrnico: videologias@gmail.com
Lorenzo Palma
Bachiller en Humanidades y Ciencias Sociales, Universidad Austral de Chile, Licenciado en
Comunicacin Social y Periodista, Universidad Austral de Chile. Candidato a Magster en Desarrollo
Rural, Universidad Austral de Chile. Becario Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR) 2 y Becario
CONICYT 2013-2015. Colaborador en la Fundacin Centro de los Bosques Nativos FORECOS.
Premio Jorge Torres 2011, de la Coordinacin de Extensin de la Facultad de Filosofa y Humanidades
UACh; Premio 2do Concurso de Tesis de Inters Ciudadano 2012. Destaca su trabajo en distintos
proyectos de investigacin en procesos de comunicacin social, difusin, transferencia y educacin
ambiental.Correo electrnico: lorenzopalma.morales@gmail.com.
Marcelo Sabbatini
Doctor en Teora e Historia de la Comunicacin, Mestre em Comunicao Social, Mster en Ciencia,
Tecnologa y Sociedad: Comunicaci y Culura. Profesor del Centro de Edufacin y del Programa de
Postgrado en Educacin Matemtica y Tecnolgica EDUMATEC (UFPE). Correo electrnico:
marcelo.sabbatini@pq.cnpq.br
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(UNESP); docente permanente del Programa de Ps-Graduao em Comunicao; actual vicecoordinadora y profesora del cuadro permanente en el Programa de Ps-Graduao en Televiso Digital,
tambin en la UNESP; coordenadora del Grupo de Investigacin Pensamento Comunicacional LatinoAmericano del Conselho Nacional de Desenvolvimento Cientfico e Tecnolgico (CNPq); directora
administrativa de la Federao Brasileira das Associaes Cientficas e Acadmicas de Comunicao (Socicom) y
representante de la Rede Folkcom en ese espacio. Correo electrnico: mcgobbi@terra.com.br.
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Roberto Benjamin
Bachiller en Periodismo y Derecho. Especialista en Comunicacin en CIESPAL (Ecuador) Libredocente en Ciencia Poltica por la Universidad Federal Rural de Pernambuco. Profesor-adjunto y ex
director del Departamento de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad Federal Rural de
Pernambuco. Ex-profesor titular y ex-jefe del Departamento de Comunicacin Social de la Universidad
Catlica de Pernambuco. Dirigi el Departamento de Cultura de la Secretara de Educacin y Cultura de
Pernambuco. Ex-presidente de la Comisin Nacional d Folclore y presidente de la Comisin
Pernambucana de Folclore. Coordinador del Sub-proyecto Pernambuco de investigacin "Cuento
Popular y Tradicin Oral en el mundo de Lengua Portuguesa". Libros publicados: "La Fiesta de Rosario
de Pombal", "Folkcomunicacin en contexto de masa", "Arte-Educacin en Pernambuco", "Folguedos y
Danzasde Pernambuco", "Carnaval-cortejos e improvisos", este es en coautora con Mara Alice Amorim,
"Cuentos Populares Brasileos-Pernambuco", "El habla y el gesto: ensayo de folkcomunicacin sobre
narrativas orales", "Pequeo diccionario de Natal", "frica est entre nosotros", en dos volmenes, por la
editora Grafset. Falleci en 20 de octubre de 2013.
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Portugal. Actualmente es profesor adjunto en la Universidad Estadual de Ponta Grossa. Fue presidente
del Frum Nacional de Professores de Jornalismo (FNPJ, 2010/2012). Es profesor del curso de
Periodismo en la Universidade Estadual de Ponta Grossa, en el curso de post-grado (latu sensu) en Mdia,
Poltica e Atores Sociais en la UEPG y tambin integra el Programa de Mestrado em Jornalismo da
UEPG. Entre sus obras podemos mencionar el libro Interesses cruzados - a produo da cultura no
Jornalismo Brasileiro (Ed. Paulus, 2009) y la organizacin de Noes bsicas de Folkcomunicao:
Uma introduo aos principais termos, conceitos e expresses (Ed. UEPG, 2007; con Karina
Woitowicz). Correo electrnico: sergiogadini@yahoo.com.br.
Yuji Gushiken
Doctor (2004) y mestre (1998) en Comunicacin y Cultura por la Universidade Federal do Rio de
Janeiro (UFRJ). Graduado en Comunicacin Social: Relaciones Pblicas por la Universidade do Estado
do Rio de Janeiro (UERJ), en 1995, y Periodismo por la Universidade Estadual de Londrina (UEL), en
1991. Fue profesor del Programa de Mestrado en Estudos de Linguagem de la Universidade Federal de
Mato Grosso (MeEL-UFMT), actuando en el rea de Estudios Culturales. Es profesor e investigador y
uno de los creadores del Mestrado em Estudos de Cultura Contempornea de la Universidade Federal de
Mato Grosso (ECCO-UFMT), en Cuiab, Mato Grosso, Brasil. Es director cientfico de la Rede de
Estudos e Pesquisa em Folkcomunicao. Correo electrnico: yug@uol.com.br