El Tiempo y El Espacio - Comes - Trepat
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El tiempo y el espacio en la
didctica de las ciencias sociales
Cristfol A. Trepat, Pilar Comes
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La coleccin MIE, Materiales para la Innovacin Educativa, es una iniciativa conjunta del ICE
de la Universitat de Barcelona y Editorial GRA, de IRIF, S.L.
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ndice
Presentacin. Jaume Busquets | 5
El tiempo en la didctica de las ciencias sociales. Cristfol A. Trepat | 7
1.
Fundamentos tericos para una didctica del tiempo en las ciencias sociales | 11
Hablar del tiempo | 11
El sentido del tiempo: tiempo cronolgico y tiempo histrico | 21
2.
3.
4.
Bibliografa | 118
2.
3.
Bibliografa | 191
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Presentacin
El aprendizaje de las nociones de tiempo y de espacio constituye un hito esencial en el proceso de desarrollo personal durante la infancia. En esta etapa de la vida
humana, la adquisicin progresiva de la conciencia del tiempo y del espacio desempea un papel decisivo en el proceso de aprendizaje y en la propia capacidad de
adaptacin al medio. Asimismo, la percepcin del tiempo y del espacio, tanto como
el valor atribuido a ambas nociones, suelen sufrir variaciones importantes en las diferentes etapas de la vida de las personas e incluso de manera circunstancial. Por esta
razn, los mecanismos de aprehensin de las nociones espaciotemporales constituyen una de las lneas de investigacin prioritarias en el mbito de la didctica y, particularmente, en el campo de la didctica de las ciencias sociales.
Pero la naturaleza del tiempo y del espacio no resulta un centro de inters solamente para educadores. En el campo de la filosofa, se trata de una cuestin clsica, para la fsica terica, de una de las reflexiones ms fecundas, cuya investigacin
est estrechamente vinculada al desarrollo general de la ciencia. Sin embargo, ni la
filosofa ni la fsica ofrecen a los profesionales de la enseanza una nica explicacin
de la naturaleza del espacio y del tiempo, y cuestiones tan trascendentes como discernir su carcter absoluto o relativo, o su existencia substantiva o mental, no tienen, de momento, una respuesta unnime. Por otra parte, una de las aportaciones
ms importantes en el campo de la fsica terica sobre el espacio y el tiempo, la teora de la relatividad, requiere un dominio profundo de las matemticas y escapa a
las experiencias de la vida cotidiana.
As pues, el profesorado se enfrenta a la necesidad de trabajar con unos conceptos que reconoce como primordiales en el proceso de enseanza-aprendizaje y
que, sin embargo, carecen de definiciones precisas y de teoras explicativas de fcil
acceso. Adems, la importante evolucin tecnolgica del mundo del cambio de milenio, especialmente el desarrollo de la informtica y la telemtica, guarda una relacin muy directa con las nociones de espacio y de tiempo. Conceptos como espacio
virtual o comunicacin en tiempo real han empezado a formar parte de nuestro lenguaje coloquial y, probablemente, el impacto del desarrollo de las tecnologas de la
informacin est alterando nuestro sentido del espacio y del tiempo y nuestra percepcin social de una forma similar al cambio que supuso la introduccin del tiempo del reloj en pleno proceso de industrializacin.
No obstante, las dificultades existentes y la complejidad de los conceptos, desde
los mbitos de la investigacin en psicologa y en educacin, se han alcanzado resultados importantes basados en la experimentacin que aportan conocimientos que
pueden resultar extraordinariamente tiles en la enseanza. A pesar de las controversias filosficas y de los interrogantes fsico-matemticos, contamos con algunas
certidumbres en el campo de la fsica y de la psicologa que debemos conocer y que
constituirn una gua importante en la enseanza de las ciencias sociales en la escuela. En este sentido, el desmoronamiento del pensamiento euclidiano por parte de
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Einstein no representa la relativizacin total de las propiedades fsicas en la vida cotidiana de las personas y, por otra parte, no se debe menospreciar la capacidad de
aprendizaje intuitivo del espacio y del tiempo que tienen sus races en el largo proceso de evolucin psicolgica de la especie humana.
El presente libro tiene por objetivo proporcionarle al profesorado de ciencias
sociales y a los interesados en didctica de las ciencias sociales las bases para trabajar las nociones de tiempo y de espacio en la escuela. Debido a la importancia intrnseca de ambas nociones y a su papel en la enseanza de la historia y de la geografa, respectivamente, la obra est organizada en dos partes monogrficas, sin detrimento del reconocimiento de las relaciones existentes, por parte de los autores,
entre ambas nociones.
Para facilitar su comprensin y utilizacin, ambas partes siguen una estructura
paralela. Se introduce, primero, la naturaleza del concepto y su evolucin a lo largo
de la historia. En segundo lugar, se tratan las bases tericas para su enseanza en la
escuela. Finalmente, se incluyen criterios y actividades prcticas para el aprendizaje
del tiempo y del espacio en la enseanza obligatoria y el bachillerato.
El libro resultar de mucho inters para la enseanza de las ciencias sociales, la
geografa y la historia, porque ofrece un recorrido histrico por la evolucin de los
conceptos de tiempo y de espacio, expone sistemticamente las principales aportaciones procedentes del campo de la psicologa y ofrece un amplio abanico de recursos y criterios didcticos para la secuenciacin y el desarrollo de actividades didcticas adecuadas a los diferentes ciclos de la enseanza obligatoria y el bachillerato,
prestando una especial atencin a la relacin con los contenidos curriculares establecidos para estas etapas.
Jaume Busquets
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Fundamentos tericos para una didctica del tiempo en las ciencias sociales | 11
Hablar del tiempo | 11
Una primera aproximacin | 12
Las dos races occidentales de la idea de tiempo: Aristteles y Platn | 13
La evolucin occidental de la idea de tiempo fsico | 15
- El tiempo absoluto o el tiempo como recipiente | 15
- La crtica del tiempo absoluto: Kant | 16
- El tiempo relativo | 17
Tiempo fsico y tiempo social | 19
A modo de conclusin: algunos principios para la didctica del tiempo | 20
El sentido del tiempo: tiempo cronolgico y tiempo histrico | 21
El sentido social del tiempo | 21
- El sentido del tiempo en la Antigedad clsica | 22
- La aportacin judeocristiana | 23
- El sentido del tiempo humano hoy en Occidente | 24
Xrnos y kairs | 25
El tiempo cronolgico: panorama histrico de nuestras medidas | 26
- Del Sol y de la Luna | 27
- El da y el ao | 27
- El mes | 28
- El ao y los meses actuales en Occidente | 28
- La semana | 31
- La hora | 34
El tiempo histrico | 35
- El positivismo | 35
- Los tempos de la historia. Ferdinard Braudel | 36
- Los tempos de la historia. Un ejemplo a travs de un relato | 39
- Conclusin: definicin y clasificacin de los tiempos histricos | 42
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Fundamentos tericos para una
didctica del tiempo en las ciencias
sociales
En esta primera parte plantearemos una aproximacin a una definicin del concepto de tiempo, y tambin nos referiremos a algunas de las dificultades que tenemos para entenderlo. En segundo lugar procuraremos distinguir las dos dimensiones
que ms afectan al estudio de la temporalidad dentro de las ciencias sociales: el tiempo cronolgico y el tiempo histrico.
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La primera consiste, de entrada, en encontrar una definicin correcta y racionalmente satisfactoria sobre una dimensin de la realidad -la temporalidad- que todo
el mundo no slo experimenta sino que parece conocer sin problemas. La segunda dificultad llega en cuanto queremos tratar de su naturaleza. Pongamos un ejemplo de
este segundo tipo de dificultad. Existe propiamente hablando el tiempo? Tiene existencia propia? Quevedo, en los versos que encabezan esta parte, describe poticamente este problema en los dos primeros endecaslabos de una manera concisa, propia del conceptismo barroco.
Efectivamente, por poco que pensemos sobre esta cuestin, nos damos cuenta
enseguida de que el pasado fue pero ya no es. Sabemos tambin que el futuro ser,
pero an no es. El presente s que existe, ahora mismo, pero se nos escurre de las
manos sin que lo podamos detener, como el agua dentro de un cesto. Por otro lado,
si el presente se pudiera detener ya no sera el tiempo, sino la eternidad, cosa que ya
nos resulta ms difcil de imaginar. As pues, podemos deducir tanto de nuestra experiencia como de nuestro pensamiento que el presente casi no es y que lo poco que
pueda ser consiste exactamente en arrojarse hacia el pasado, en definitiva en dejar
de ser. Cmo podemos definir, pues, una cosa que casi no es y cuya naturaleza parece consistir en dejar inmediatamente de ser? Y, por el contrario, todos hablamos del
tiempo, lo experimentamos, lo medimos, y nos parece una categora natural que
nos es dada sin esfuerzo de ningn tipo. Cuando hablamos del tiempo creemos saber
perfectamente qu es, como nos parece saber o entender lo que es cuando omos hablar sobre l a otra persona.
Pero para plantear cualquier didctica, y la del tiempo en las ciencias sociales,
tema de esta parte del libro, no es una excepcin, estamos condenados a intentar
previamente atribuir un sentido y a dotar de significado a aquello que queremos
hacer aprender. Por tanto hemos de adquirir en primer lugar algunas ideas claras
sobre el tiempo en general y, en segundo lugar, sobre la dimensin temporal de la
existencia humana y social. Y una vez tengamos la comprensin bien discernida de
estas ideas en el terreno que pertenece a las ciencias sociales, estaremos en condiciones de plantearnos algunas propuestas didcticas. Porque el tiempo -y en eso, a
finales del siglo XX todos parecemos estar de acuerdo- tambin es una construccin
de la mente de cada cual que se ha de aprender. Y, por tanto, se ha de saber ensear. Comencemos, pues, por intentar aproximarnos a su definicin.
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do con el mismo ejemplo, esto significara que si no hubiera ningn otro cambio y
siempre fuera de da con la misma intensidad luminosa, no podramos asociar a este
fenmeno (la percepcin de la luz) la idea de un tiempo, entendido ste como duracin. As pues, la conciencia de tiempo parece que est ligada, por lo pronto, a la idea
de cambio. Si no hubiera en el orden de la naturaleza ningn cambio o movimiento
-sea ste externo a nuestros sentidos (una ciclista que se desplaza de un lugar a otro)
o bien interno (experiencias de la propia alma como los pensamientos que se van sucediendo en ella, las imaginaciones o fantasas y los sentimientos que son y dejan de
ser) parece que el tiempo no sera perceptible, y que, por tanto, o no existira o no
sabramos que existe. Tener conciencia del tiempo, pues, presupone experimentar o
vivir que en el marco de la continuidad ha habido cosas o situaciones que han sido y
ya no son. Tiempo y cambio, pues, son dos conceptos ntimamente relacionados. No
parece que se pueda dar uno sin el otro.
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Hacemos la divisin entre tiempo civil y tiempo fsico ms como una diferenciacin cualitativa del ritmo que como una coexistencia de ms de un tiempo. Porque tiempo, como tal, slo hay uno1.
1. Vase AROSYTEGUI, J. (1993): La historia como atribucin. Sobre el significado del tiempo histrico en BARROS, C. (ed.) (1993):La historia a debate. Actas del Congreso Internacional. Santiago de
Compostela, p. 35, leemos: [...] La primera aseveracin que debemos establecer de manera tajante es
la de la inconsistencia o falsedad de la pretensin de que existe un tiempo fsico y otro histrico o
social.
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en una sucesin de momentos separados por intervalos. Dicho de otra manera: lo que
son los lugares en el espacio lo son los momentos en el tiempo. Y as como hemos definido el espacio absoluto como el mayor volumen posible que contiene todos los
dems, el tiempo absoluto lo imaginamos como una nica extensin infinita de momentos de los que ninguno ha sido el primero y ninguno ser el ltimo.
El calificativo de absoluto aplicado al tiempo indica tambin que siempre se
puede medir inequvocamente el intervalo de tiempo entre dos momentos o acontecimientos sin ningn tipo de ambigedad, a una sola escala, la del reloj. Y tambin
significa que este intervalo ser siempre el mismo para todos los que miden una duracin utilizando un buen instrumento de medida temporal, es decir, un buen cronmetro. As pues, el tiempo para Newton, en la misma lnea de Aristteles, sera un
fluido, un continuum regular y, sobre todo, objetivo, independiente del espacio, de
las cosas y de nosotros mismos. El tiempo, en definitiva, sera una especie de contenedor o gran recipiente como el espacio y diferente del espacio que existe por s
mismo y en el que nosotros situamos las cosas en su duracin y sucesin imparable.
La concepcin del tiempo absoluto es representada como una duracin lineal, regular, unidireccional y homognea. Hay que decir que para mucha gente sta es an la
concepcin que tenemos del tiempo, la concepcin que creemos de sentido comn y
con la cual vivimos los actos normales de la vida y de su tiempo civil.
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El tiempo relativo
Con la discusin entre las ideas de Newton y las de Kant se fue perfilando y enriqueciendo la idea de tiempo a lo largo del siglo XIX hasta que un fsico alemn dio
un giro copernicano al concepto de Newton. Nos referimos obviamente a Albert Einstein (1879-1955), que formul este cambio en su famosa teora de la relatividad, publicada por primera vez en 1916.
Einstein revolucion la idea de tiempo relacionndola ntimamente con la de
espacio y con el movimiento hasta el punto de relativizar su concepto. Qu significa relativizar la idea de tiempo? Significa que el tiempo no es absoluto y externo e
insensible a cualquier situacin fsica, sino que depende en gran medida del estado
del observador (movimiento o reposo) y de la velocidad en la que se encuentra el objeto observable cuyo movimiento temporal se quiere medir. El tiempo pues, en contra de lo que nos dice el sentido comn, lejos de ser constante y externo a nosotros,
se va deteniendo respecto al objeto que se mueve a medida que la velocidad aumenta
y, a su vez, el espacio de este objeto se contrae. Pongamos un ejemplo para imaginarnos un poco lo que quiere decir Einstein con la relatividad del tiempo, ya que la
dificultad para entenderlo es casi insuperable para una persona que no domine la Fsica.
Imaginemos que, de dos hermanos gemelos, en el momento de nacer uno es depositado en una nave que inmediatamente empieza a circular a la velocidad de la luz
(300.000 Km por segundo) alrededor de la Tierra. El otro hermano gemelo permanece en el planeta. Imaginemos a continuacin que una vez transcurridos veinte aos
de la vida del gemelo que ha permanecido en la Tierra paramos la nave que ha ido
dando vueltas a la velocidad de la luz. Cuntos aos tendra el gemelo que fue depositado en ella? Si el tiempo fuera absoluto -como postulan Aristteles y Newtonla respuesta correcta sera veinte aos. Tanto el gemelo que ha permanecido en la
Tierra como el que ha subido a la nave espacial habran de tener la misma edad. La
velocidad de la nave no tendra nada que ver. El tiempo habra de ser el mismo para
ambos: externo e inmutable. Pues bien, segn Einstein, la experiencia -de ser posi17
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ble- contradira al sentido comn: el gemelo de la Tierra tendra efectivamente veinte aos, pero el de la nave tendra an un da de edad, exactamente el mismo tiempo que tena en el momento en que la nave adquiri la velocidad de la luz. El tiempo, pues, no habra pasado para l. Por qu? Porque segn la teora de la relatividad
el tiempo se contrae y se dilata, como si fuera una goma elstica, segn la velocidad.
Y, en concreto, a la velocidad de la luz un reloj siempre marcara la misma hora. El
tiempo, pues, a esta velocidad se para, no pasa. Segn Einstein la velocidad de la luz
es invariante (no puede ir ms despacio ni ms deprisa) y nunca podr ser superada.
En caso contrario, si se superase la velocidad de la luz, se dara el caso de que el tiempo sera negativo, es decir que ira hacia atrs.
Otro ejemplo propuesto por el mismo Einstein (1968; pp. 164-165) nos ayudar a acercarnos a la idea de la relatividad, en este caso aplicada a las dimensiones de
un objeto en el espacio.
Imaginemos un bastn de un metro que progresivamente va adoptando ms y
ms velocidad. Qu le pasara? Segn el tiempo absoluto de Newton, nada. En cambio, segn Einstein, el bastn se ira contrayendo -se ira haciendo ms corto- en la
direccin del movimiento sin aumentar, en cambio, en direccin perpendicular a la
del movimiento. Si en estado de reposo nosotros presionamos una barra de materia
plstica por los dos extremos horizontales, la barra se nos contraer, pero se dilatar en sentido vertical. El bastn de Einstein se contraer como si lo apretramos por
los extremos horizontales pero sin dilatarse en sentido vertical. Y cuanto ms rpido
se moviera el bastn, ms corta ira resultando su longitud. Einsten afirma que el bastn incluso se contraera hasta la nada si adquiriera la velocidad de la luz. Lo mismo
le pasara a un reloj. Si un reloj se moviera a la velocidad de la luz, llegara a pararse porque el tiempo no pasara.
Einstein ejemplificaba con este dibujo algunos aspectos de su teora. Un bastn que
se mueve al 90% de la velocidad de la luz se encoge hasta la mitad de su longitud.
As pues, el ritmo de un reloj en movimiento y la longitud de un bastn en movimiento dependen de la velocidad. Esto es lo que significa que el espacio y el tiempo son relativos y no absolutos: su extensin (temporal o espacial) no es siempre igual e independiente, sino que depende de una o ms circunstancias, en este caso de la velocidad.
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Como podemos ver, todo lo contrario de lo que el sentido comn nos dice. Y
hay que aadir que las teoras de Einstein han sido parcialmente verificadas por procedimientos experimentales -hasta donde se han podido experimentar- y se basan en
clculos matemticos rigurosos y exactos. No es, pues ciencia ficcin.
As pues, nuestras ideas de sentido comn sobre el tiempo y el espacio ya no se corresponden con la realidad de lo que describe la Fsica. Por un lado el espacio no es inmvil ni infinito, es finito y crece! Esto significa, aunque cueste creerlo, que el espacio
del universo en su totalidad, poblado por billones de galaxias, se encuentra en un estado de rpida expansin separndose todos sus miembros unos de otros a gran velocidad.
Y adems, tal y como postula la teora del Big Bang, a partir de las observaciones de
Edwin Hubble, A. Friedmann y G. Lematre durante la dcada de los aos 20 del siglo XX,
el universo tuvo un nacimiento hace ahora entre 15 o 20 mil millones de aos, antes
de los cuales el espacio no exista. En consecuencia pasa lo mismo con el tiempo. Si la
teora del Big Bang es cierta, el tiempo tuvo un primer momento coincidiendo con la explotacin inicial que dio forma inicial al universo y puede tener, evidentemente un final.
2. Vase PAGS, J. (1997; pp. 194-195): donde leemos: En el curriculum de historia de muchos pases se
han introducido contenidos procedentes de otras escuelas historiogrficas, en especial de la Escuela de
los Annales y de la Nueva historia, y muchos curricula alternativos se han inspirado, aismismo, en concepciones procedentes del materialismo histrico. Por tanto el paradigma positivista podra, si nos atendemos a los documentos curriculares, estar en crisis. Sin embargo, desde un punto de vista educativo, de
la enseanza y aprendizaje, estos contenidos se han convertido en contenidos ms propios de la racionalidad positivista que de las racionalidades epistemolgicas que los han creado, porque han sido enseados y aprendidos de la misma manera que los contenidos propiamente positivistas, con lo cual la concepcin de la temporalidad, por ejemplo, de estas escuelas historiogrficas ha adquirido la misma forma
educativa que la temporalidad positivista y ha generado el mismo tipo de aprendizajes.
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dida cronolgica exacta y la situacin precisa de los hechos de acuerdo con sus
fechas, stos ya tenan forma necesaria y suficiente para que los acontecimientos
histricos fueran comprendidos. As pues, una larga tradicin de aprendizaje y enseanza de la historia ha supuesto la existencia de una sola lnea de tiempo, homognea, regular y progresiva, y ha reducido la situacin temporal de los hechos
histricos a la pura periodizacin. Adems, las periodizaciones, segn los positivistas tenan pretensiones universales (la historia de todo el mundo pasaba por
una Edad Media, por ejemplo).
Por otro lado la crtica de Kant, y sobre todo la de Einstein, han tenido tambin
influencia -directa o indirecta- en las concepciones del tiempo histrico. En primer
lugar con la aparicin de la conciencia y distincin de diversos tempos3 colectivos
humanos simultneos segn la naturaleza de diversos hechos (larga duracin, media
duracin, corta duracin...) y tambin con la idea de aceleracin, acumulacin, progresin y retroceso (reflejo quizs de la concepcin de la dilatacin y contraccin del
tiempo fsico). La manera de ilustrar esta ruptura de la concepcin del tiempo histrico respecto del positivismo queda reflejada con la afirmacin del historiador francs Jean Chesneaux (1979, p. 156) que reproducimos a continuacin y sobre la cual
nos parece que sobran todos los comentarios:
El flujo de la historia es discontinuo, heterogneo. Inversamente al tiempo csmico que
fluye con la implacable regularidad del movimiento de los astros, inversamente al
tiempo civil reflejo de este tiempo csmico a travs de los aos y de los das del calendario, el tiempo histrico real puede dilatarse y contraerse.
3. A fin de evitar confusiones utilizaremos la palabra italiana tempo, que significa ritmo, es decir medida
entre dos acentuaciones musicales que pueden ser alejadas una de otra -tiempo lento o largo- o muy prximo -tiempo rpido o corto-.
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Y que el tiempo no es otra cosa que el espacio entre dos cambios. Con la particularidad de que los cambios no son nunca absolutos en todos los aspectos sociales y humanos sino slo en algunos estratos. Y que las explicaciones en historia han de tener
de alguna manera presente el choque o conflicto entre los tempos de los diversos estratos que constituyen la realidad histrica.
Pero estas categoras del tiempo social e histrico (las duraciones, las simultaneidades, los ritmos... de los diversos estratos) se habrn de ir desarrollando sobre la
base y el aprendizaje de este tiempo que denominamos cronolgico, tiempo que,
como la concepcin de Newton en la Fsica, an contina siendo vlida, a nuestro entender, frente a determinadas magnitudes histricas y, especialmente, para iniciar
sus primeras enseanzas. Es condicin necesaria aunque no sea suficiente para el
aprendizaje de la historia.
Y adems, tambin somos del parecer de que para dotar de significacin al
tiempo cronolgico no debemos olvidar que lo que se designa con la expresin sentido del tiempo, y hasta su propia medida, no son productos objetivos y propios del
positivismo. Bien al contrario, se trata de resultados histricos, de retos y hallazgos
de civilizaciones y construcciones mticas que nos han precedido. Creemos que hemos
de hablar brevemente de todo esto antes de plantear su didctica. Es lo que haremos
en la parte que viene a continuacin.
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4. Entendemos por Antigedad el periodo que transcurre desde el descubrimiento de la escritura en Egipto y Mesopotamia -y que corresponde a su revolucin urbana- hasta la cada del Imperio Romano (c. 3000
a.C.-453 d.C.). Dentro de la Antigedad distinguimos de una manera especial la poca que calificamos con
el adjetivo de clsica: el periodo griego (SS. VIII-II d.C.) y el periodo romano ss. VIII a.C.-453 d.C.).
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La aportacin judeocristiana
El cristianismo, en un principio, no desarroll ningn sentido especial del tiempo ya que, en sus orgenes, los cristianos estaban convencidos de que el fin del
mundo estaba prximo y de que la parusa (la segunda venida de Jess con el consiguiente fin del mundo) descrita en el libro del Apocalipsis, era inminente. Cuando
result evidente que la venida apocalptica no pareca inmediata, el pensamiento
cristiano, recuperando la idea del tiempo hebreo que siempre haba estado abierto al
futuro en la esperanza de un Enviado o Mesas liberador, introdujo en la historia una
concepcin lineal del tiempo5. El gran terico de este cambio mental fue San Agustn (354-430). Segn este filsofo, el tiempo no poda ser cclico y eterno como lo vivan los paganos ( nombre con el que los cristianos se referan a los que no crean en
su religin), porque en la cosmovisin cristiana el universo entero tena un momento primero creado a partir de la nada por un acto libre y voluntario de Dios. Dios,
pues, que viva desde siempre en el aion (el tiempo inmvil, la eternidad) introdujo el
tiempo en el momento en el que empez a crear los cielos y la Tierra. La historia humana, en consecuencia, no era otra cosa que un camino progresivo orientado hacia
un estado definitivo -sea el cielo o el infierno, segn la responsabilidad de cada uno.
A este estado finalista se accede, segn las creencias cristianas, en dos fases. La primera se experimenta despus de la muerte individual de cada uno, momento en el
cual el alma es sometida a un juicio particular delante de Dios y accede a la condena o a la salvacin eterna. La salvacin descrita por el cristianismo consiste en un estado denominado visin de los bienaventurados, la pura msica de la contemplacin
de Dios. La condenacin consiste, por el contrario, en la ausencia de esta contempla-
5. El pensamiento hebreo precristiano acenta ms el pasar o devenir mientras que el pensamiento clsico
de los griegos destaca el estar, la presencia. Los hebreos conceban el tiempo en funcin del futuro, mientras que los griegos lo conceban en funcin del presente, atribuyndole una forma de presencia. Con todo,
el pensamiento hebreo tambin posee restos de la idea de ciclo, sobre todo por presiones socioreligiosas. El
ms conocido de los ciclos hebreos es el jubilar, que tena lugar cada 50 aos. Durante el ao jubilar haba
que liberar a los esclavos, haba que devolver los terrenos a sus dueos, se dejaban los campos sin labrar y
se perdonaban las deudas. Era una idea de renovacin y de vuelta a empezar del tiempo humano, social y
econmico. De la idea jubilar la Iglesia cristiana, en clave estrictamente espiritual, sac la idea de jubileo a
partir del ao 1.300. En el jubileo se poda obtener un perdn especial de las propias culpas mediante determinados actos (visitas a determinadas baslicas romanas, limosnas, etc.). A partir de 1475 la Iglesia instituy el jubileo cada 25 aos (aos acabados en 00, 25, 50 y 75). Vase J. FERRATER MORA (1978; pp. 408 y
s.); S. GARCA LARRAGUETA (1976; pp. 9-10); y G.J. WHITROW (1990; pp. 80-81).
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Dicho con otras palabras: nada nos permite racionalmente afirmar que la historia lleve inscrita en s misma ninguna esperanza de plenitud imparable o ningn
final catastrfico ineludible. A finales del siglo XX, cuando en Occidente se empieza a
abrir paso la idea de una juventud que, en su conjunto, vivir peor que sus padres (la
llamada generacin x), parece iniciarse una cierta perplejidad sobre el sentido del futuro, y todos nos vamos abriendo a una progresiva conciencia segn la cual este futuro, que puede continuar bien o acabar muy mal, depende de nosotros y de las acciones que emprendamos en este presente. Hay muchos tiempos posibles (linealidades, retornos, aceleraciones...) y no parece que ninguno est fijado de antemano. La
historia, en este contexto, como una ciencia concernida muy directamente por el
tiempo social y humano, servira bsicamente para podernos conocer y, en consecuencia, para podernos juzgar, elementos previos y bsicos para cualquier accin encaminada al futuro. Pero no sera hoy ya, en ningn caso, una bola de cristal que nos
marcara un nico camino correcto hacia el porvenir.
Xrnos y kairs
Tal como ha sealado diversas veces Pilar Maestro (1993a y 1993c), los griegos,
adems del aion o tiempo inmvil al cual ya nos hemos referido, tenan dos trminos para expresar la palabra tiempo: xrnos y kairs.
Con la primera palabra los griegos se referan sobre todo al tiempo mensurable,
al espacio de tiempo que se puede determinar. Parece que derivaron esta palabra del
mito de Xrnos, el dios que por temor de ser destronado, devoraba a sus hijos tan
pronto como nacan. As nos lo cuenta Hesodo (1993; p. 111):
Rea, casada amorosamente con Cronos, le dio muchos hijos. Pero tan pronto como salan de su vientre y llegaban a sus rodillas, Cronos los devoraba para que ninguno de
sus descendientes le quitase su dignidad de rey entre los dioses. Esto lo hacia porque
Urano (el cielo) y Gea (la Tierra) le haban predicho que, a pesar de su poder, algn da
sera vencido por uno de sus hijos.
Esta idea implacable e inevitable del tiempo como devorador de la vida parece
insertada en el campo semntico de la palabra xrnos. De xrnos han pasado a nuestra lengua algunos de los trminos que connotan precisamente medida del tiempo
como cronologa, cronmetro, cronometra, etc. Y tambin, probablemente, la idea
del tiempo confundida con su medida. Es la preeminencia de la concepcin de Aristteles -el tiempo como medida del movimiento- que hemos descrito en el captulo
anterior.
En cambio con la palabra kairs, que curiosamente no ha pasado al latn ni a
nuestro idioma, los griegos sealaban el tiempo existencial bsicamente presente, el
tiempo oportuno, conveniente, creativo... En plural, oi kairoi, designaba el conjunto
de circunstancias que concurran alrededor de un hecho (el conjunto de los tiempos,
en plural). En definitiva, kairs podra ser entendido como el tiempo constructor y
explicador, opuesto a la idea del tiempo destructor o devorador que encarna el cruel
Xrnos. Quizs podramos atribuir a esta concepcin una raz platnica, segn la cual
el tiempo se proyectara desde nuestra alma como recuerdo y energa del mundo de
las ideas inmutables y eternas...
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6. La fiesta de Navidad -el 25 de diciembre- es una fiesta solar, de origen romano, y por tanto fija. En
cambio la Semana Santa, de origen hebreo, es lunar y, por tanto, an hoy es mvil. El Jueves Santo contina siendo el jueves ms cercano al tercer plenilunio del ao. Por esto durante la Semana Santa gozamos siempre de luna llena.
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constante de das: 365 y cuarto. Parece que fueron los egipcios de los tiempos faranicos los primeros en adoptar este calendario solar.
El mes
La idea de mes naci, por el contrario, de la observacin de los movimientos
de la Luna y de sus regularidades. Efectivamente, cada 29 das y medio se produca
una lunacin entera, es decir, la Luna creca, llegaba a la plenitud (luna llena) e iba
decreciendo hasta desaparecer (luna nueva o novilunio). El calendario lunar, adoptado por hebreos y griegos, permiti dividir el ao en 12 lunaciones o meses de 29
y 30 das alternativamente que sumaban 354 das. Como resulta evidente, el ao
lunar y el solar no coincidan, ya que tenan una diferencia de once das y tres cuartos. En la Antigedad ya surgieron los primeros intentos de hacerlos coincidir. Esto
fue posible cuando se advirti que cada 19 aos solares se repetan en el mismo
orden y fechas las lunas nuevas o novilunios. A base de la intercalacin de diversos
ciclos como los que propusieron los griegos Clostrato (c. 500 a.C.), o bien Metn (c.
432 a.C) o Hiparco (c. 145 a.C.) o bien los hebreos desde el ao 388 d.C., se fue consiguiendo la coincidencia entre ambos calendarios, coincidencia, de todos modos,
que nunca lleg a ser exacta del todo hasta la reforma propuesta por el Papa Gregorio XIII en 15827.
El ao y los meses actuales en Occidente
El ao actual y los nombres de sus meses derivan del calendario de los antiguos romanos. La primera divisin anual romana, mticamente atribuida a Rmulo, uno de los dos fundadores de Roma, era de carcter lunar y se divida en 10
meses de 30 y 31 das respectivamente8. Como no les coincida con el ao solar
acostumbraban a aadir de vez en cuando un undcimo mes para hacerlos concordar. Esto haca correr el nombre de los meses y provocaba que, al cabo de unos
aos, meses que haban coincidido con el invierno se encontraran en mitad del verano. Para resolver el problema, an durante el periodo de la monarqua (753-509
a.C), substituyeron el ao lunar por otro ao de doce meses en el que se aadi al
final enero y febrero9. Hay que tener presente que el ao romano primitivo empezaba el da 1 de marzo y no fue hasta el ao 153 a.C. cuando, al nombrarse los
cnsules de la repblica romana el 1 de enero, se empez a considerar este mes
como el primero del ao.
7. Si se quiere consultar por curiosidad los ciclos intercalares denominados tambin embolismos con que
griegos y hebreos quisieron hacer coincidir los dos calendarios, remitimos a la excelente obra ya citada
de GARCA LARRAGUETA (1976; pp. 18-26).
8. La palabra mes procede del latn, del trmino mensis, derivado de metiri, verbo que significa, precisamente, medir el tiempo. Tambin se ha sealado que la palabra mes conserva la raz griega men, que significa Luna.
9. Por esto an hoy septiembre, octubre , noviembre y diciembre significan el mes sptimo, octavo, noveno y dcimo, en lugar de noveno, dcimo, undcimo y duodcimo tal y como les correspondera en la
ordenacin actual.
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10. Tenan 31 das los meses de enero, marzo, mayo, julio, septiembre y noviembre. El resto tenan 30, excepto febrero que tena 29 (30 los aos bisiestos).
11. Los romanos dividan el mes en tres datos clave: las calendas (el da 1 de cada mes), los idus (el da
15 de los meses de marzo, mayo, julio y octubre y el da 13 de los restantes) y los nones (el noveno da
antes de los idus, es decir, el da 7 de marzo, mayo, julio y octubre y el da 5 de los restantes).
La reforma del calendario efectuada por Julio Csar supuso aadir un da cada cuatro aos al mes de febrero. Este da se aadi no a final de mes (da 29) sino entre los das 24 y 25 del mes, quizs en recuerdo del principio de ao del calendario primitivo del rey Numa que llegaba precisamente en este da (el
24). Como los romanos contaban el da 24 de febrero diciendo que era el sexto (sextus) da antes de las
calndulas de marzo, ante calendas martii (da 1 de este mes) este nuevo da intercalar se llam en latn
bis sextus (el sexto repetido) de donde deriva el nombre de bisiesto en castellano, y bissextil o bixest en
cataln.
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Enero
Mes dedicado al dios Jano, un dios romano que era representado con dos caras, una
mirando adelante y otra hacia atrs. Segn la mitologa romana Jano fue un rey que
enseo a los humanos la moneda y la navegacin. Tambin contara en su haber con
el hecho de haber civilizado a los primeros habitantes de Roma. Se ha sealado la posibilidad de que enero derive de ianua (puerta) porque abre el ao.
Febrero
Recibe el nombre de las fiestas denominadas februaria, unos rituales de purificacin que se
realizaban al acabar el ao. Procede de la palabra latina februare, que significa purificar.
Marzo
Mes dedicado al dios de la guerra, Marte. Por el tono rojizo del planeta, que connotaba
la sangre, se le relacion con la actividad guerrera. En la antigua Roma, la guerra se iniciaba en el mes de marzo y duraba hasta octubre. Desde noviembre hasta febrero las
tropas hibernaban, es decir, se retiraban a cuarteles o campamentos para pasar el invierno. Hasta el 153 a. C. el mes de marzo era el primero del ao.
Abril
Probablemente, el nombre de abril derive de la palabra aper, que en latn significa jabal, animal venerado por los romanos. Se atribuye tambin el origen del nombre de
abril a la palabra vdica paras, que significa el siguiente al primer mes.
Mayo
Mes dedicado a Maya, una de las plyades, madre del dios Hermes o Mercurio, el mensajero de los dioses. Es una de las estrellas de la constelacin que lleva el mismo nombre.
Junio
Mes dedicado a la diosa Juno, la esposa de Jpiter, el rey de los dioses, considerada
protectora de las mujeres.
Julio
Antes de la reforma del calendario por Julio Csar este mes se llamaba quintilis (el
quinto). A partir de entonces cambi de nombre en honor precisamente de Julio
Csar, y de aqu le viene el nombre de julio.
Agosto
Hasta la poca de Octavio este mes era denominado sextilis (el sexto). pero el primer
emperador romano, Octavio Augusto (27-a.C.-14 d.C.), queriendo emular a Julio
Csar, quiso tener un mes con su nombre.
Septiembre
Sptimo mes (en recuerdo del primer calendario romano que empezaba el da 1 de marzo).
Octubre
Noviembre
Diciembre
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Figura 2.
Figura 3.
MES
DAS
MES
DAS
Enero
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Enero
31
Febrero
Febrero
Marzo
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Marzo
31
Abril
30
Abril
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Mayo
31
Mayo
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Junio
30
Junio
30
Julio
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Julio
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Agosto
30
Agosto
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Septiembre
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Septiembre
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Octubre
30
Octubre
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Noviembre
31
Noviembre
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Diciembre
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Diciembre
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Comparando ambos cuadros se puede advertir que el ao juliano era ms racional y estaba ms bien repartido. En cambio, el capricho de Augusto de tener un mes de 31 das a continuacin de julio tiene como consecuencia una distribucin ms arbitraria de los das de los meses.
XIII
La semana
La idea de semana (del latn septimania) como periodo de divisin del mes se
debe a los hebreos y, posteriormente, a los cristianos. De hecho los egipcios, los griegos y los babilonios dividan el mes en periodos de 10 das. Para los hebreos, en cambio, el nmero siete era sagrado ya que, segn los mitos de los orgenes relatados en
la Biblia (Gnesis, 1.1-2.4), Dios cre el mundo en seis das y el sptimo descans. Romanos y griegos adoptaron la semana de forma tarda. De hecho no est documen-
12. De hecho, llegar a este decreto de reforma del calendario supuso todo un proceso de estudio que llevaron a trmino los hermanos Aloysius y Antonius Lilio Ghirardi. Su propuesta de reforma estaba concluida ya en 1577, fecha en la que fue conocida por el Papa, que la puso en prctica en 1582.
Con todo, este sistema no es absolutamente exacto respecto a la duracin real del ao solar. De hecho,
entre el ao solar y el ao civil se establece una diferencia de 0,0003 m cada ao. Sin embargo este retraso no llegar a dar una diferencia de un da entero hasta el ao 52500.
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tada de manera general hasta el siglo III d.C. En cambio resulta de inters observar
que el nombre de los das procede de los ms antiguos mitos griegos (vase figura
413). Efectivamente, a partir de estratos literarios de la poca griega ms primitiva referidos a los mitos pelasgos (primer pueblo histrico conocido como habitante de la
pennsula del Peloponeso) encontramos el origen de los nombres de la semana14. Robert Graves (1985; p. 30) nos resume el relato de la manera siguiente:
En el principio Eurnome, la Diosa de Todas las Cosas, surgi desnuda del Caos (...); y
cre las siete potencias planetarias y puso un Titn y una Titnide en cada una: Ta e
Hiperion en el Sol; Febus y Atlante para la Luna; Dione y Cros para el planeta Marte;
Metis y Ceo para el planeta Mercurio; Temis y Euridemonte para el planeta Jpiter;
Tetis y Ocano para Venus; Rea y Cronos para el planeta Saturno15.
Desde muy antiguo el Sol era venerado por su luz y todas sus connotaciones
(iluminacin, entendimiento, comprensin, inspiracin, ...), la Luna por el encantamiento, Marte por el crecimiento, Mercurio por la sabidura, Jpiter por la ley, Venus
por el amor y Saturno por la paz. Los nombres de los das de la semana, pues, derivan de los astros y planetas que configuraban el imaginario del espacio, imagen que
dur hasta la poca de Coprnico (1473-1543).
Figura 4.
La imagen del espacio que tuvieron los antiguos griegos, y que lleg prcticamente
hasta el Renacimiento, contemplaba la existencia de siete esferas situadas alrededor de la Tierra (Luna, Mercurio, Venus, Sol, Marte, Jpiter y Saturno). Ms all de Saturno se estableca la
esfera de las estrellas fijas, a partir del cual ya no se poda observar nada.
13. Segn STEPHEN W. HAWKING (1988): Historia del Tiempo. Barcelona. Crtica, p. 19.
14. HOMERO La Ilada, v. 898; APOLONIO DE RODAS: Argonutica II, 1232. APOLODORO: Biblioteca mitolgica, Vol.I, 1-3 y HESODO: Teogona 133.
15. GRAVES, R. (1985): Los mitos griegos. Vol. I. Madrid. Alianza. p. 30.
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RAZN MTICA
DEL NOMBRE
CATALN
FRANCS
INGLS
Lunes
Da de la Luna
dilluns
lundi
monday
Martes
Da de Marte
dimarts
mardi
tuesday
Mircoles
Da de Mercurio
dimecres
mercredi
wednesday
Jueves
dijous
jeudi
thursday
Viernes
Da de Venus
divendres
vendredi
friday
Sbado
Da de Saturno
dissabte
samedi
saturday
Domingo
diumenge
dimanche
sunday
En cataln, castellano y francs, los das de la semana, -salvo el sbado, que deriva del
nombre hebreo de sabbat, y el del domingo, cristianizado como da del Seor (dies dominus o
domenica)- coinciden con la razn mtica grecolatina ms antigua de su origen. En ingls, por
ejemplo, los das de la Luna (monday), de Saturno (saturday) y del Sol (sunday) tambin se
han mantenido fieles a esta raz etimolgica. En versin de los mitos nrdicos, los otros das
de la semana tambin responden a la misma idea de fondo.
Tal y como se puede observar comparando las figuras 4 y 5, el orden de los das
de la semana no coincide con el orden de los planetas. La explicacin se encuentra
en la creencia grecorromana de que los planetas regan o dirigan las horas del da,
as como los das de la semana y que cada da estaba asociado con el planeta que
rega su primera hora. La primera hora del sbado, por ejemplo, segn los romanos,
estaba regida por Saturno al igual que la hora octava, la decimoquinta y la vigsimo
segunda. La primera del da siguiente por el Sol, y as sucesivamente. Por esto el sbado, en ingls, an se llama saturday (da de Saturno) y el domingo sunday (da del
Sol). El nmero siete como estructurante consciente o inconsciente en el imaginario
de la vida temporal de las personas mantuvo su eco en las concepciones del tiempo
de la Edad Media y hasta los primeros aos de la Edad Moderna.
Efectivamente, durante la poca medieval la vida humana no era concebida
como un continuum evolutivo sino como una serie de siete etapas a las cuales se acceda por saltos bruscos. Un rastro de esta concepcin, por ejemplo, lo podemos encontrar an en una obra de Shakespeare (1564-1616), concretamente en el discurso
del personaje Jacques en la comedia titulada Como gustis (Acto II, escena VII).
El mundo entero es un escenario, y todos los hombres y mujeres no son ms que actores: tienen sus entradas y salidas, y un mismo hombre, en su tiempo, desempea mu33
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chos papeles, puesto que sus actos son siete edades: al principio, el niito, llorando y
vomitando en brazos de la nodriza; despus, el gimiente colegial con su mochila y su
reluciente cara maanera, deslizndose como un caracol hacia la escuela, de mala
gana; y luego, el enamorado, suspirando como un horno con una melanclica balada
a las cejas de su amada; y luego, el soldado, lleno de extraos juramentos, bigotudo
como un leopardo, celoso de su honor, repentino y rpido en rias, buscando la burbuja de la fama hasta en la boca del can; y luego, el juez de hermosa panza redonda, propiciada con un buen capn, de ojos severos y barbas de arreglado corte, lleno
de dichos sabios y de citas sabidas, representando as su papel. La sexta edad se cambia en el macilento pelele con pantuflas, lentes en la nariz, y bolsa al costado: sus calzones juveniles, bien guardados, son un mundo demasiado ancho para sus encogidas
zancas, y su gruesa voz viril vuelve otra vez a los pueriles flauteos tiples, y silba al
sonar. La ltima escena de todas, que termina esta extraa historia llena de sucesos,
es la segunda niez, el puro olvido, sin dientes, sin ojos, sin gusto, sin nada.
(Fuente: Traduccin de Jos M Valverde. Barcelona. Planeta, 1968, p.36)
La hora
Para acabar este apartado dedicado al tiempo cronolgico, nos referiremos finalmente a las horas. La palabra hora deriva del trmino griego ora, que designaba
un espacio indeterminado de tiempo inferior al da y que tena tambin un origen
mtico. Todava durante la Edad Media y la Moderna, al menos en cataln, la palabra
hora poda significar simplemente intervalo de tiempo. As, por ejemplo en el Tirant
lo Blanc de Joanot Martorell segn Joan Coromines (1984; p. 809) se dice:
Muy prestamente se sentaron en torno de la plaza muchas mujeres y doncellas y gran
multitud de pueblo: y Tirant dio orden de que en poca hora todos tuvieran qu comer.
Y sin embargo, el origen de nuestra divisin del da en veinticuatro horas se remonta al Egipto faranico. Los antiguos sacerdotes egipcios, preocupados por el servicio nocturno de sus templos y por lo que haban de decir las nimas en el ms all
en el momento de su juicio segn la hora en que moran, dividieron el ao solar en
diez periodos de diez das denominados decanos. En esta fase de diez das escogan
una estrella vlida para todo el periodo. As pues, durante el ao los egipcios dividan el cielo nocturno en treintaisis decanos diferentes. Durante las noches de verano, cuando se produce la salida de Sirius despus de su conjuncin con el Sol, se podan ver hasta doce de los treintaisis decanos anuales16. Esto hizo nacer la idea de la
16. La primera noticia de esta divisin del cielo nocturno se ha encontrado en atades de madera de la
IX dinasta (Circa 2150 a.C).
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divisin de la noche en doce horas. Los mismos egipcios, a travs de relojes de sol dividieron la parte diurna del da en diez unidades a las que aadan dos horas crepusculares (a la salida y a la puesta del Sol respectivamente). La divisin del da en veinticuatro horas haba nacido17. Ms adelante los babilonios, que contaban matemticamente con la base sexagesimal y no con la decimal, dividieron la hora en unas
primeras sesenta partes (los minutos) y a cada uno de stos en unas segundas sesenta partes (los segundos). Esta tradicin egipto-babilnica fue adoptada a partir
del siglo III a.C. por los astrnomos helensticos. A todo esto hay que aadir o sobreponer la divisin de horas cristiano-medievales basada en la distribucin solar diaria.
As los cristianos, a partir del siglo III d.C. dividieron el da en maitines (antes del alba),
prima (a la salida del Sol), tertia (tres horas despus de la salida del Sol), sexta (seis
horas despus de la salida del Sol), vsperas (a la puesta del Sol) y completas (despus de la puesta del Sol). Como el Sol vara segn las estaciones estas medidas tambin variaban. As, por ejemplo, en un da de primavera en el cual el Sol salga sobre
las seis de la maana (prima), la hora de tertia seran la 9, la sexta las 12, la de nona
las 3 y vsperas ms o menos hacia las 6 y media. Con el paso del tiempo, con estos
nombres se fueron designando las plegarias monsticas de media maana (tertia), el
medioda (sexta), de despus de comer (nona)18 y antes de cenar, en la puesta del Sol
(vsperas). Completas se constituy como el momento nocturno en que se rezaba
antes de irse a la cama. A todo esto hay que aadir laudes (alabanzas) a la salida de
la luz (alba).
Con la Revolucin Industrial, la necesidad de coordinar las horas se fue haciendo cada vez ms apremiante (telegrafa, horarios de trenes, etc.). Pero no fue hasta
la reunin en Pars de una conferencia que se titul precisamente Conferencia Internacional de la Hora (1912) cuando se adopt el sistema de husos horarios (divisin
de la Tierra en 24 espacios de 15 con una hora asignada a cada huso) a partir del
meridiano de Greenwich.
El tiempo histrico
El siglo XX, por lo que respecta al tiempo histrico, se inicia con una concepcin
positivista. Hacia mediados de siglo la concepcin unilineal del positivismo dej paso a
la situacin actual: existen muchos tempos histricos. Incluso algunos historiadores llegarn a hablar de que uno de los tempos, de tan lento, es casi inmvil. El eco del platonismo, aunque sea en otro contexto, y en otro modelo, no deja de sorprender.
El positivismo
Hasta el principio del siglo XX la idea de tiempo histrico era prcticamente sinnima de la de tiempo cronolgico. La historia, en definitiva, no era otra cosa que
una nica concepcin lineal de hechos o acontecimientos que haba que fijar con
17. La primera noticia de la divisin diurna se ha encontrado en un obelisco del faran Seti I datado alrededor del 1300 a.C.
18. Como curiosidad se puede sealar que de la palabra nona deriva la inglesa noon. Con la expresin afternoon (despus de nona), la lengua inglesa designa la tarde.
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Derivando de esta concepcin del tiempo, el aprendizaje de la historia en la escuela, en consecuencia, estaba constituido fundamentalmente por un relato de hechos polticos, encarnados en personajes y encadenados por fechas precisas. En Francia, por ejemplo, en el ao 1923, para el examen de historia para nios y nias que
acababan el primer ciclo elemental (al final del actual tercero de primaria) se les
peda que retuviesen treinta fechas. En el ao 1945 se peda con imprecisin algunas fechas importantes de la historia de Francia.
Esta concepcin de la historia desgraciadamente an presente en la enseanza actual, aunque no se relacione slo con hechos polticos se traduce entre la poblacin adulta en la idea absolutamente insuficiente segn la cual saber historia
equivale a demostrar un dominio memorstico preciso de los hechos concretos correctamente fechados. La explicacin apenas si es necesaria: como un hecho sucedi
antes que otro, el primero explica al segundo.
19. F. BRAUDEL (1949): La Mediterrane et le monde mditerranen lpoque de Philippe II. Pars. Armand Colin. La primera edicin castellana es de 1976. En esta obra aplica su nueva concepcin del tiempo histrico por primera vez. Tambin la teoriza en Ecrits sur lhistoire . (1969). Pars. Flammarion. Finalmente la vuelve a aplicar en la ltima de sus grandes obras: Civilizacin material, economa y capitalismo. Siglos XV-XVIII (3 volmenes) (1984). Madrid. Alianza (primera edicin francesa en 1979).
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nmica. Braudel lo denomina tiempo medio o coyuntura (vase un ejemplo en la figura 620). Es un tiempo que explica ms los movimientos histricos que el corto. En
algunos aspectos esta dimensin temporal no est tan presente en la memoria consciente de los habitantes como explicacin o causa de los hechos histricos que han
vivido.
Y, por debajo de todo, Braudel nos propone la existencia de un tiempo de anchura secular que cambia poco y que, por tanto, se mueve muy lentamente. Braudel
denomina a este tiempo larga duracin o estructura (figura 7). Es el tiempo que explica mejor el acontecer social y humano y, a la vez, curiosamente, es el que no est
en absoluto presente en el consciente de las personas y que, en cambio, opera fsicamente a travs del sistema econmico, o psicolgicamente, a travs de una especie
de inconsciente colectivo (las mentalidades).
As pues, la enseanza de la historia, segn esta teora, no se podra escapar -si
quiere explicar los fenmenos que estudia- de la consideracin del tiempo de larga
duracin, de la estructura. Podramos definir las estructuras como las constantes de
diversa tipologa (econmicas, sociales, culturales, psicolgicas...) que durante un
largo periodo de tiempo constituyen imposiciones, barreras o lmites a los cambios.
Son constantes que impiden a las variables del tiempo medio o corto (fluctuaciones
de precios, de nacimientos, de decisiones personales...) sobrepasar determinados techos. Es el tiempo casi inmvil de la geografa, entendida como imposicin del medio,
del peso de la agricultura, del fracaso de su crecimiento antes de la Revolucin Industrial; es el tiempo de los lmites tecnolgicos (antes de la industria no se poda
producir ms y en consecuencia la escasez diezmaba a las poblaciones), o de las constantes demogrficas, y tambin de las mentalidades.
Este ltimo campo de estudio, el de las mentalidades o imaginario como estructura de larga duracin explicativa de algunos acontecimientos y movimientos
histricos, ha ido tomando un gran impulso en los ltimos aos y cada da se le otorga ms importancia. El historiador Michel de Vovelle ha llegado a calificar el tiempo
de las estructuras mentales como prisiones de larga duracin y E. Labrousse lo ha
identificado con el tiempo de la resistencia al cambio. Las ideologas o mentalidades colaboraran a la explicacin, por ejemplo, de determinados retornos aparentes
que, bien analizados, podran ser simplemente emergencias de estructuras que perviven. Pondremos un ejemplo.
Hace unos aos pedimos a nuestros alumnos de tercero de BUP que realizaran
una pequea indagacin para responder a una pregunta: qu pas en el pueblo de
Sant Vicen dels Horts el 18, 19, y 20 de julio de 1936? Habamos acabado de plantear en el aula las causas y los inicios de la Guerra Civil espaola, pero ignorbamos
qu haba pasado en la poblacin en la que se ubicaba el instituto. A travs de encuestas de historia oral entre diversos protagonistas de signos contrarios que haban
vivido aquel ao, el alumnado, por grupos, realiz un trabajo notoriamente interesante por los resultados que se obtuvieron. Redescubrimos, entre otros aspectos, las
20. DEPARTAMENTO DE HISTORIA E INSTITUCIONES ECONMICAS (1994): Gua prctica dhistria econmica mundial. Barcelona. Universidad de Barcelona, p. 5.
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SOL
BIOMASA VEGETAL
TIERRA
PASTOS
BOSQUE
abono
madera
GANADO
fuerza de
trabajo
carbn vegetal
fraguas
carne
metales
fibras,
tintes
molinos
ENERGA
INANIMADA
minerales
combustible
(energa calorfica)
CULTIVOS
grano, legumbres,
aceite
etc.
carbn
cuero
herramientas,
armas...
adobera
HIDRULICA
transporte
ELICA
alimentos
tejidos
pieles
CONSUMO HUMANO
Si recorremos hacia atrs cualquier lnea del mundo preindustrial, desde el consumo final hasta los
recursos naturales, comprobamos que casi todas las primeras materias, fuentes de energa y productos intermedios eran de origen orgnico.
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Reproducido de FREIXENET, D. y otros (1990; p. 291)
causas de antiguas rivalidades familiares entre los habitantes del pueblo. Un fenmeno demogrfico, sin embargo, explicaba que estas rivalidades no se hubieran traducido manifiestamente en tensiones populares conocidas y no hubieran pasado a los
hijos: en 1936 Sant Vicen no llegaba a los 3.000 habitantes; en 1983 fecha del trabajo rozaba los 20.000, como consecuencia de la inmigracin de los aos 60. La inmigracin, pues, probablemente haba disuelto la polarizacin popular derivada de
la Guerra Civil en esta poblacin. En un curso de Formacin del Profesorado impartido posteriormente en una poblacin de Aragn propuse este mecanismo procedimental la historia oral y expliqu la experiencia realizada. Todos los profesores y
profesoras asistentes me dijeron azorados que este tipo de trabajo no se poda realizar en su instituto (muchos trabajaban en centros docentes de poblaciones que no
haban recibido ningn tipo de inmigracin). La razn era muy sencilla: si lo hacan
estaban convencidos de que volveran a recordar odios pasados y dividiran al alumnado en dos bandos segn la procedencia ideolgica de sus padres. Todava hoy,
afirmaban, cuando hay elecciones, los partidarios del PP y del PSOE (polarizacin a la
que obliga en poblaciones de escasa demografa la actual ley electoral espaola) reproducen en el nimo de la poblacin durante los das de campaa las dos Espaas
de la Guerra Civil. He aqu, pues, un ejemplo de pervivencia o constante estructural
de larga duracin vivida y transmitida casi de manera inconsciente por el marco social y que se resiste a desaparecer. No resulta temerario proponer alguno de los tics
verbales ms agresivos de algunos lderes del Partido Popular y de los lderes de Izquierda Unida y sobre todo de la prensa y otros medios que magnifican y amplan
su resonancia como emergencias en la corteza histrica del tiempo corto de estructuras mentales de larga duracin. Estas estructuras mentales explicaran determinadas decisiones polticas, administrativas y hasta econmicas.
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la cena cantando. De vez en cuando he aclarado preguntas de los deberes de mis hijos mientras
el arroz herva. No, de hecho ya no quiero discutir ms con mi marido. Si no quiere compartir,
aunque sea un poco, las tareas de la casa, pues ya las har yo!! Nunca he sacado provecho de
discutir y siempre acabamos peleados... Adems, si yo no trabajaba no me vea con fuerzas de exigirle nada. Pero ahora ya vuelvo a tener trabajo, quizs sera la ocasin de volver a insistir... no?
No. Hoy no. Hoy estoy demasiado contenta. El domingo, en misa, le dar gracias a Dios. Por fin ha
escuchado mis plegarias. Ya tengo trabajo, y bastante bien pagado si me espabilo...
Hemos cenado relajados como haca tiempo que no nos pasaba. Por cierto que mientras cenbamos y les estaba explicando el nuevo trabajo y que por fin podramos pagar las deudas, ha
salido el loco del parlamentario Clua cargndose las decisiones del ministro Felipe Llorens. Se lo
he comentado irnicamente a mi marido. l me ha asegurado que Llorens dara una respuesta
contundente maana mismo. Tal y como era... Mi marido y yo no hemos votado nunca lo mismo.
Las campaas electorales son para m una autntica pesadilla. Siempre acabamos medio peleados... Suerte que acaban pronto...
Pero hoy seguro que me dormir enseguida. Hoy no me veo capaz de pelearme con nadie. Ay,
qu bien, qu requetebien! Cunto tiempo hace que esto no me pasaba.
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Berta, adems, se encuentra con una mentalidad que la implica en un papel determinado dentro de la casa: comprar los vveres, la cocina, la atencin a los hijos.
Este hecho no es ni corto ni coyuntural. Berta ha de luchar, para no hacer dos tareas sucesivas, con la presencia de una mentalidad, la de su marido, que no es de ayer
ni de anteayer. Esta mentalidad segn la que cada gnero (masculino y femenino)
tiene un rol determinado en la casa viene de lejos y presenta pocos cambios ao tras
ao... Berta, adems, vive en una familia patrilineal y nuclear, institucin tambin de
larga duracin que ya hace muchos aos que dura. Finalmente, Berta es catlica, cree
en Dios, practica ritos religiosos. Mantiene una creencia que tiene races en un tiempo mtico, primordial, uno de los tiempos que pervive ms lentamente, casi inmvil a
lo largo de los siglos. Mentalidades, instituciones familiares, creencias religiosas... son
ejemplos de tiempo largo de Braudel.
As pues, podramos decir que el tiempo cronolgico de la historia de Berta correspondera a las horas de la tarde y de la noche, los hechos ms superficiales del
relato. Los tiempos histricos, en cambio, estaran escondidos tras el relato y seran,
en definitiva, los que explicaran lo que le pasa realmente a Berta: por qu no ha encontrado trabajo, por qu ahora lo ha encontrado, por qu tal poltico dice esto
ahora, por qu vive una doble explotacin en casa, por qu dar gracias a Dios, por
qu tiene tendencia a la resignacin.
21. El tiempo de Braudel y de los historiadores e historiadoras de la llamada Nueva historia (Jacques le
Goff, Krzystof Pomian, Philippe Aris, Jean-Claude Schmitt, Evelyne Patlagean, Jacques Revel, Franois
Furet, Marc Ferr, Pierre Nora, Lucette Valensi... por citar slo algunos de los ms importantes) se han de
completar con las aportaciones de Pierre Vilar, en especial en su obra Iniciacin al vocabulario del anlisis histrico. Barcelona. Crtica, 1980. Sobre todo en los captulos en los que habla de la nocin de estructura y de coyuntura. Nos parecen bsicas las pginas 43 a 105.
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22. Tambin la Geologa se plantea la identificacin de tiempos propios y describe la existencia de lo que llama
tiempo profundo. Ver el sugestivo ensayo de S. J. GOULD (1992): La flecha del tiempo. Mitos y metforas en
el descubrimiento del tiempo geolgico. Madrid. Alianza (especialmente, las pginas 19 a 34).
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Figura 8.
DIMENSIONES DE LA TEMPORALIDAD HISTRICA
CATEGORIA
DEFINICIN
Frontera entre el tiempo histrico y el cronolgico. Organiza, a partir de criterios de la comunidad de historiadores, las secuencias histricas. Contiene
las razones histricas y mticas del tiempo civil.
El mito -entendido como relato que pone en palabras la realidad de manera diferente a la lgica y no como un contenido que no es cierto y que,
adems, es irracional- es la precedencia de la historia como ciencia. El mito
en su orden imaginativo es una alta virtualidad didctica y, adems, constituye una fuente histrica importante del tiempo de larga duracin (mentalidades).
Continuidad de existencia de una determinada naturaleza de hechos histricos entre dos momentos concretos fechables de manera, como mnimo,
aproximada. La duracin est relacionada con la naturaleza del hecho. As,
los hechos polticos son de una duracin corta (una decisin del Consejo
de Ministros, una batalla, una muerte del jefe del Estado...). Los hechos
econmicos son de duracin media y presentan periodos de oscilacin relativamente regulares (como mximo una generacin, alrededor de unos
50 aos). Finalmente, algunos hechos institucionales (la estructura de la
familia), algunos hechos demogrficos y, sobre todo, los hechos de naturaleza ideolgica, mental o imaginaria son de larga duracin y muy resistentes a los cambios.
La larga duracin es el tiempo de la estructura. La duracin media es el tiempo
de la coyuntura. Y, finalmente, la corta duracin es el tiempo del acontecimiento puntual, periodstico y, de ordinario, de los conflictos blicos.
5. La simultaneidad,
especialmente de las
duraciones
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Enseanza y aprendizaje del tiempo.
Reflexiones didcticas generales
Hemos tratado en la primera parte sobre la definicin y naturaleza del tiempo,
as como de las diferencias y relaciones entre el tiempo cronolgico y el tiempo histrico. Hemos dejado, pues, planteadas a grandes rasgos algunas de las informaciones esenciales sobre el tiempo derivadas fundamentalmente de la epistemologa de
la historia a finales del siglo XX, en concreto de la naturaleza de su objeto de estudio
y de los principios genricos o conceptos estructurantes de su mtodo.
Resulta obvio, sin embargo, que para proceder a la enseanza y al aprendizaje
de la categora del tiempo cronolgico y del tiempo histrico, el conocimiento de los
conceptos de la disciplina de referencia, aunque necesario, no es suficiente. Nos es
necesario tambin considerar las informaciones procedentes de la psicologa cognitiva sobre el desarrollo de las capacidades de los nios y nias y de los adolescentes
a lo largo de su crecimiento. Uniendo los dos tipos de informacin la epistemologa y la psicologa estaremos en condiciones de hablar de algunas de las lneas didcticas que podran utilizarse para aplicarlas en la escuela.
Entendemos aqu por lneas didcticas las diversas maneras de plantear y llevar
a cabo todo el trabajo de programacin, diseo, realizacin interactiva con el alumnado y evaluacin de las actividades de aprendizaje. Es nuestra intencin que las actividades de aprendizaje, que constituyen el ltimo anillo de la cadena de la tarea del
profesorado, permitan visualizar y ayuden a comprender la teora previa sobre el
tiempo. Este ltimo apartado las lneas didcticas y modelos de actividades de
aprendizaje constituir el grueso de la parte que sigue a continuacin.
El presente captulo, sin embargo, lo dedicaremos a describir algunos problemas
generales sobre el aprendizaje del tiempo segn algunas de las observaciones ms
habituales del profesorado de historia sobre esta cuestin (primer apartado), resumiremos algunas de las teoras del aprendizaje en relacin al contenido temporal (segundo apartado) y, finalmente, a modo de conclusin, resumiremos las dimensiones
que se podran proponer sobre el aprendizaje del tiempo cronolgico y del tiempo
histrico desde el primer ciclo de primaria hasta el final de la enseanza obligatoria.
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23. Hay que tener en cuenta que el aprendizaje del tiempo cronolgico e histrico no se puede producir
de manera aislada, tal y como se podra desprender de lo que tratamos aqu. Bien al contrario, todo aprendizaje de las categoras temporales ha de estar ligado ineludiblemente con otros aspectos conceptuales,
procedimentales y didcticos (relato, utilizacin de fuentes, lectura...) y ha de formar parte coherente de
una programacin. Aqu aislamos la variable tiempo a fin de analizarla mejor, si es el caso, en la tarea global de programaciones y actividades de aula.
24. Consideramos que el aprendizaje del tiempo histrico como tal es inseparable de los aprendizajes
sobre las ideas de causalidad, o de explicaciones en historia y de la utilizacin de fuentes primarias o secundarias. Si embargo, en esta obra intentaremos aislar hasta donde sea posible en exclusiva la dimensin temporal.
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deres protagonistas (tiempo corto) sino por los tiempos medios (formacin de Yugoslavia en 1918, alineacin de etnias en los movimientos partisanos durante la Segunda Guerra Mundial a favor y en contra del Eje, con los precedentes de imgenes
que quedaron en la herencia del imaginario colectivo) y la naturaleza del Estado comunista fundado por Tito, regido dictatorialmente, a partir del final de la guerra. Finalmente las mentalidades y religiones, fenmenos de larga duracin, nos llevaran a
las pocas del Imperio Otomano25.
25. Con esto no pretendemos afirmar que la historia est predeterminada y que la guerra de Bosnia haya
sido inevitable. De hecho estamos convencidos de que el azar contribuye notoriamente en el devenir de
los movimientos humanos colectivos. Slo pretendemos indicar que la guerra de Bosnia -tiempo cortoha estallado por una dialctica simultnea de tiempos diversos: los ideolgicos, los econmicos, los diplomticos y los intencionales. El estudio de las guerras y de sus diversos tiempos interiores, si las queremos evitar, nos puede abastecer de algunas enseanzas sobre lo que no deberamos hacer (atizar odios
tnicos o lanzar estereotipos ofensivos sobre colectivos dentro de un estado, por ejemplo).
26. Vanse las reflexiones de M.ASENSIO; M. CARRETERO; J.I. POZO (1989): La comprensin del tiempo
histrico. En M.CARRETERO y otros (comp.): La enseanza de las ciencias sociales. Madrid. Visor, p. 126.
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27. Esta idea segn la cual no hay que ensear historia porque los nios y las nias pequeos no tienen
sentido del tiempo ya fue refutada a principios de los aos setenta. No nos resistiremos a reproducir la
irona con que D.G. Watts argumentaba: ... si se dice que los nios no saben razonar sistemticamente
(...), que si slo aprenden de los objetos observados ms que de palabras o ideas, si se dice que los nios
no comprenden la cronologa y el concepto de tiempo, que la historia habla de gente que ya est muerta y que los nios no tienen un adecuado concepto de la muerte hasta los 9 aos (...) argumentaciones
de este tipo parecen presumir que los adultos saben mientras que los nios son unos ignorantes. Pero
qu sabemos de verdad los adultos sobre los otros seres humanos, sobre el paso del tiempo y de la muerte? (...) La realidad es que los nios saben poco sobre estas cuestiones y los adultos no mucho ms (...). Si
hubiramos de ensear la historia slo a las personas con la comprensin completa del comportamiento
adulto y del paso del tiempo habramos de ensear slo en cursos de preparacin para la jubilacin (la
cursiva es nuestra). D.G. WATTS (1972): The learning of history. Londres. Routledge Kegan, p. 13 y 14, citado por A. CALVANI: Linsegnamento della storia nella scuola elementare. La Nuova Italia. Florencia, pp.
14 y 15.
28. En el ciclo superior de la extinta EGB, correspondiente al primer ciclo de la actual ESO, la historia est
presente tericamente de manera continua. Esto, ciertamente, no ha mejorado los resultados del aprendizaje sobre el tiempo histrico. En este caso el problema de la falta de aprendizaje del tiempo, probablemente, se deba al tipo de historia que se ensea (lineal-cronolgica, explicativa...) y a las actividades
mecnicas habituales que se realizan para su aprendizaje (lectura del libro de texto, subrayado de las frases del libro y retenciones memorsticas o tomas de apuntes). Hablaremos ms adelante del problema de
la atribucin de significados en relacin a las pautas cronolgicas.
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29. Recomendamos, para tener una visin de conjunto, la lectura del trabajo de M. ASENSIO; M. CARRETERO; J.I. POZO (1985): La comprensin del tiempo histrico en M. CARRETERO y otros. (comp.): La enseanza de las ciencias sociales. Madrid. Visor, p. 103-137. Vase tambin PAGS,J. (1997): Op. cit, p.
189-208.
30. J. PIAGET (1946): Le developement de la notion du temps chez lenfant. Pars. PUF. Traduccin castellana (1978): El desarrollo de la nocin de tiempo en el nio. Mxico. FCE. Aunque clsica, es una obra de
difcil lectura y que no se refiere prcticamente en ningn momento al aprendizaje del tiempo histrico.
Vase un resumen entretenido y sugerente que tiene en cuenta, adems, otras aportaciones, en H. HANNOUN (1977): El nio conquista el medio. Kapelusz. Buenos Aires, pp. 93-115.
Tambin hay que contar, entre otros, con las aportaciones de E.C. OAKDEN y M. STURT (1922) en The developement of the knowledge of Time in Children en British Journal of Psichology, 12, p. 309-336; G.
JAHODA (1963): Childrens Concepts of Time and History en Educational Review, 2, pp. 87-104; P.
FRAISSE (1967): La psicologie du temps. Pars. PUF; R. SMITH (1977): The Development of Childrens
Construction of Historial Duration: A new approach and some findings, en Educational Research, 3.
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16 aos
TIEMPO VIVIDO
TIEMPO PERCIBIDO
TIEMPO CONCEBIDO
31. No deja de resultar ilustrativo que esta teora encuentre una cierta resonancia interpretativa en los
relatos mticos ms antiguos de la cultura occidental, como, por ejemplo, el mito de Eurnome. Segn este
mito pelasgo -el ms antiguo conocido de la mitologa griega- el tiempo primordial naci de la mano de
una diosa, Eurnome, que naci desnuda (primera experiencia consciente) del Caos (confusin primigenia,
estado de indiferenciacin inicial). Su primera accin consisti en separar el cielo del mar (primera conciencia del espacio) y, despus, en un segundo momento, se puso a bailar (inicio del movimiento y del
ritmo, primera conciencia del tiempo).
Para ver otros aspectos interesantes del mito vase R. GRAVES (1985): Los mitos griegos (1). Madrid.
Alianza, pp. 29-33.
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po es hasta cierto punto, pues, esclava del espacio ya que de entrada aqul se percibe siempre asociado a esta dimensin. As, por ejemplo, percibimos el tiempo a travs de lneas en las que estn representadas duraciones o bien a travs de la observacin del movimiento, espontneo o mecnico, de algn utensilio como el reloj de
arena o las manecillas de un cronmetro32.
Adems del espacio, tambin la msica resulta til para trabajar la construccin
del tiempo percibido, en especial en todo aquello que concierne a la formacin del
ritmo. Identificar un ritmo musical significa identificar lo que tienen en comn una
serie de sonidos respecto de la acentuacin, que establece duraciones iguales en el
tiempo. De la misma manera, identificar, por ejemplo, el ritmo de las estaciones es
tambin reconocer lo que tienen en comn en los ltimos aos (el verano de hace
dos aos, el verano de hace uno, etc.). Algunos psiclogos destacan precisamente el
hecho de que la construccin del tiempo posiblemente se inicie en la experiencia del
ritmo del corazn, del movimiento celular inconsciente, de las sucesiones vigiliasueo y de los ritmos biolgicos en el funcionamiento del sistema nutricional. De
acuerdo con esto, casi podramos afirmar, aunque sea atrevido, que, en principio,
existe primordialmente la msica (en los parmetros de duracin y ritmos, no en los
de altura, intensidad o timbre...).
De acuerdo, pues, con las teoras clsicas, el aprendizaje del tiempo en la escuela consiste en proporcionar una serie de actividades que permitan a los nios y
nias ser capaces progresivamente de:
Tomar conciencia de su tiempo personal (los ritmos: categoras de frecuencia y regularidad).
Construir la orientacin temporal (sucesin: categoras de presente, pasado
y futuro).
Y, finalmente, edificar la posicin (simultaneidad y duracin, y esta ltima
subdividida, a su vez, en variabilidades o cambios y permanencias).
.
.
.
En un estadio ltimo aparecen las velocidades, (categoras de lentitud y rapidez) as como la medida del tiempo (nmeros y relaciones matemticas). En el campo
estricto de las ciencias sociales somos del parecer de que las velocidades habran de
quedar incluidas en los ritmos (musicalmente, por ejemplo, un ritmo rpido o un
ritmo lento es sinnimo de velocidad lenta o rpida) ya que los tiempos humanos o
histricos, como ya hemos insinuado en el captulo anterior, poseen ritmos diferentes que no son sometidos a medidas estrictas y a menudo relacionan conceptos no
cuantificables (duraciones de ideas y sus cambios en relacin a otros fenmenos histricos de cariz poltico o econmico).
Didcticamente hablando, la medida del tiempo, finalmente, ha de ser una
32. Por este motivo se ha sealado la inconveniencia de que los nios inicien algunas dimensiones del
aprendizaje del tiempo cronolgico a travs de relojes digitales con nmeros relativos a horas y minutos
(propio del tiempo concebido). Parece que el aprendizaje de la percepcin del tiempo resulta ms slida
y consolidada si se inicia con una imagen concreta de espacios (el crculo y las manecillas) en los que se
pueden observar cambios en la posicin.
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Figura 10.
CONCEPTO DE TIEMPO
CATEGORIAS
RITMOS
SUBDIVISIN
. Consecuencia
. Regularidad
. Lentitud
. Rapidez
ORIENTACIN
. Presente
. Pasado
. Futuro
POSICIN
. Sucesin
. Simultaneidad
DURACIONES
. Variabilidad
. Permanencia
EXPRESIONES
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constante en el aprendizaje a partir del momento en que sta sea posible. La situacin de los momentos en los cambios fijos observables de la dimensin temporal
en eso consiste bsicamente medir ha de ir preparndose desde su asociacin a un
hecho muy significativo que puede ser muy vivido en el alumnado (la fiesta de su
cumpleaos, por ejemplo, como punto de referencia) hasta la datacin de acuerdo
con las normas del calendario occidental y del reloj. A partir de la adolescencia en
muchos casos ya a partir de los doce aos se ha de comenzar a insistir en el tiempo concebido tanto en el campo de las operaciones estrictamente matemticas que
miden los tiempos propiamente histricos como en las simultaneidades, ritmos y duraciones de los tiempos histricos en la encrucijada de un momento determinado33.
Sin embargo, no hay que olvidar que para conseguir que la historia sea significativa
tambin hay que procurar que la informacin pueda ser imaginada o evocada de
acuerdo con los datos que estn vivos en la experiencia del alumnado (ideas previas),
aspecto que las teoras clsicas no parecen haber tenido tan presente.
De acuerdo con esta lnea terica, la didctica de las categoras temporales tendra que estructurar un orden de actividades de aprendizaje siguiendo tres pasos:
identificacin/experiencia, descentracin y extensin del concepto (figura 11).
Sea, pues, la que sea la categora temporal que pretendamos construir en el
alumnado (ritmos, orientacin, posicin) las primeras actividades habran e ir orientadas a identificar el punto de partida vivido (por ejemplo los ritmos de das/noches,
Figura 11.
DIDCTICA DEL TIEMPO (PASOS)
1. Identificacin/experiencia
2. Descentracin
33. En las Cruzadas (1095-1270), por ejemplo, se puede distinguir una encrucijada de tiempos diversos:
el tiempo cronolgico (1095-1270), el tiempo econmico y demogrfico (la expansin sostenida de Occidente desde finales del siglo X), un tiempo social (el proceso de consolidacin del feudalismo), un tiempo
de mentalidades mucho ms lento (el milenarismo, las herejas, la xenofobia antijuda, etc.). Vase T. PONGILUPPI (1988): La noci d'espai-temps en el cicle inicial d'EGB, en Guix, 124, p. 17.
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ir a dormir/despertarse, cambios de ropa asociados a circunstancias concretas recordadas, etc.). En una segunda fase la didctica se habra de concretar en actividades
consistentes en descentrar la experiencia del alumnado. Se trata, en definitiva, de
ayudar a nios y nias a establecer relaciones entre su experiencia vivida y la de los
otros objetos que se puedan asociar o las experiencias de otras personas. As, por
ejemplo, un camino por la descentracin del concepto de ritmo podra consistir en
establecer relatos entre las horas de despertarse y de llegar a casa de otros miembros
de la familia. Cuando se haya observado que el alumnado ya descentra bien su experiencia, ha llegado la hora de extender el concepto. Es ste el momento en que hay
que hacer pasar al nio de la experiencia vivida a la percibida y de esta ltima, en la
medida de lo posible, a la concepcin de la categora temporal en las dimensiones
ms amplias posibles.
En estas teoras clsicas parece que el contenido especfico de la historia o bien
los elementos propios de la disciplina (es el caso de sus concepciones del tiempo) no
tienen ningn tipo de importancia a la hora de seleccionar las actividades de aprendizaje. Al mismo tiempo, en estas teoras, parece observarse en general una tendencia que encaja con el denominado sentido comn a contemplar al nio como un
ser que llega a la escuela (ciencias sociales) con una gran confusin inicial, con dificultades serias para la utilizacin de ideas abstractas y, en consecuencia, con una
falta natural de sentido del tiempo en general y del histrico en particular. Todo esto
ha producido una vulgarizacin simplificadora, que ya ha llegado a ser un tpico muy
extendido entre el profesorado, segn el cual los nios y nias pequeos no tienen
ningn sentido del tiempo34. Y si bien es cierto que la progresiva abstraccin y complejidad de las nociones temporales y del tiempo histrico en particular se ha de ir
construyendo con la edad y tambin con el aprendizaje, no resulta menos cierta la
afirmacin de Bruner autor que niega la teora de los estadios de Piaget segn la
cual la diferencia entre el aprendizaje del nio y el del adulto es de grado y no de gnero35. Por tanto las valiosas aportaciones de las teoras clsicas, en principio, no deberan ser absolutizadas ya que desde otras pticas se seala la posibilidad de preparar y ensear significativamente la historia a partir del ltimo ao del mismo parvulario. sta ser una de las aportaciones de Antonio Calvani.
34. Piaget, en el congreso de historiadores y pedagogos de La Haya del ao 1933 afirm que los nios y
nias pequeos tienen las medidas de las duraciones mal valoradas incluso en el caso de su tiempo vivido. Para Piaget la mala comprensin del tiempo por parte de los nios y nias no es de naturaleza didctica sino que es el resultado de su egocentrismo. Piaget conceba el tiempo histrico, sin embargo, de
manera unilineal y distingua en l slo el orden-secuencia y la duracin. Vase A.CALVANI (1988): Il bambino, il tempo, la storia. Florencia. La Nuova Italia, pp. 73-75.
35. Citado por H. PLUCKROSE (1993): Enseanza y aprendizaje de la historia. Madrid. Morata, p. 67.
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36. Nos referimos especialmente a los libros de ANTONIO CALVANI: Linsegnamento della storia nella scuola elementare, y a Il bambino, il tempo, la storia, ambos publicados en La Nuova Italia, Florencia, 1986 y
1988 respectivamente. Hay que aadirles D. ANTISERI y MASON (1986): Linsegnamento della storia. Societ
Editrice Internazionale. Turn, p. 18-43; A.M. VALDAMBRINI (1987): La didattica della storia. Teramo. Lisciani & Giunti Editori, pp. 39-53 y VV.AA.(1983): Storia e processi di conoscenza. Roma. Loescher editore, pp.
269-317. Y tambin la obra de P. REALE (1982): La psicologia del tempo. Turn. Boringhieri.
37. Antonio Calvani naci en el ao 1947 y desde 1984 es investigador el Instituto de Pedagoga de la Facultad de Magisterio de la Universidad de Florencia. Desde hace muchos aos se ocupa particularmente
del aprendizaje y la didctica de la historia.
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Figura 12.
ESTRUCTURA PTIMA DE UN RELATO PARA LOS NIOS PEQUEOS
(segn Nancy l. Stein y Christine G. Glenn)
MARCO (SETTING)
ACONTECIMIENTO INICIAL
RESPUESTA EXTERNA
TENTATIVA
CONSECUENCIA (AS)
REACCIONES
De todo esto, Antonio Calvani deduce la posibilidad de que la falta de comprensin del tiempo por parte de los nios y nias ms pequeos no se encuentra
tanto en el estadio de su edad como en la modalidad lingstica del relato o en el
grado de correspondencia de los materiales presentados con la idea que del tiempo
ya poseen los nios y las nias. As, por ejemplo, con pruebas de naturaleza no lingstica o con materiales bien estructurados, los nios y nias de cuatro a cinco aos
pueden ser capaces de reproducir el orden correcto de un relato. Incluso parece poderse afirmar que el establecimiento de relaciones causales tambin se puede encontrar presente en estas edades. Antonio Calvani, en consecuencia, pone el acento
no tanto en la investigacin de una secuencia de estadios universales en los nios y
adolescentes sino, primeramente, en el tipo de contenido temporal propio de la historia en especial en el concepto de duracin(es) a partir de las teoras de Braudel
y, en segundo lugar, en la didctica especfica. Para Calvani la idea tan extendida de
que el nio y la nia pequeos no tienen sentido del tiempo y, por tanto, estn incapacitados para el estudio de la historia, es un lugar comn, un tpico sin fundamento que ha conducido a la accin didctica por vas falsas38.
38. Por lo que respecta al tiempo no parece que siempre se progrese linealmente de acuerdo con unas
etapas y estadios. Se han descrito numerosos casos de adolescentes -en teora habran de poseer las competencias formales- en los que se opera una especie de aplastamiento de la conciencia de tiempo en el
puro presente (sin pasado recordado y sin capacidad de elaborar proyectos). Y no se trata de anlisis de
patologas. Vase A. CAVALLI (1985): Il tempo dei giovanni. Bolonia. Il Mulino.
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Bien al contrario, si se relaciona la comprensin temporal en relacin a contenidos especficos provenientes de la historia y de la sociologa, se pueden estructurar
una serie de secuencias didcticas que muestran claramente una posibilidad de
aprendizaje histrico real. Es ms, de hecho los nios y las nias pequeos llegan a la
escuela con una idea ya hecha de la duracin y hasta de un cierto sentido de la historia. Sus investigaciones39 sealan que probablemente la incomprensin histrica no
es tanto una incapacidad de los nios sino una carencia de informaciones y, sobre
todo, de la manera de elaborarlas.
Por lo que respecta a la duracin parece claro que poseen un cierto orden sobre
el tiempo familiar y pueden llegar a remontarse a imaginarse el tiempo de cuando el
abuelo o la abuela eran pequeos (hasta tres generaciones). Adems, a partir de sus
investigaciones empricas, Calvani asegura que cuando llegan a la escuela primaria
los nios y nias manifiestan tambin una capacidad clara para imaginar y concebir
los tiempos ms reculados y lejanos40. Esta dicotoma u oposicin de binomios (el
tiempo de ahora/el tiempo de antes de que las personas existieran) es un instrumento mental que llevan ya incorporado cuando llegan a la escuela. As pues, la idea de
un tiempo primordial junto con la memoria de lo que les ha dejado su propio presente continuo constituye un instrumento precioso para iniciar la construccin de las
duraciones histricas, as como de algunas de sus secuencias. En consonancia con
estos resultados, el programa de historia en el primer ciclo de primaria podra ya empezar por los extremos: la memoria familiar por un lado y la Prehistoria por otro.
Por otro lado, a travs de la memoria familiar, el profesorado puede remontar
significativamente al alumnado hasta el tiempo en que su abuelo o abuela eran pequeos, intentando asociar acontecimientos implicados en este tramo temporal con
cosas concretas de periodizaciones (durante la Guerra Civil, durante los primeros
aos de la dictadura de Franco, cuando el abuelo se fue del pueblo y lleg a..., etc.)
con la memoria familiar. En esta fase la memoria familiar se revela til para valorar
si los nios y nias utilizan correctamente los ordenadores temporales (das, meses,
aos...); si recuperan algunas informaciones que nos puedan mostrar cmo la vida en
tiempos de sus padres o de sus abuelos era diferente; si favorecen la adquisicin de
39. Las investigaciones de Calvani se basan siempre en el mtodo cualitativo. Se basan en una preparacin minuciosa, en el anlisis de las ideas iniciales que han de poseer los alumnos para entender las imgenes y preguntas del investigador, y con diversas entrevistas y observaciones en muestras bastante numerosas.
40. Segn Calvani los nios y nias de seis aos tienen una idea de los hombres primitivos (cazaban animales para comer, vivan en las cavernas y vestan pieles...). Ciertamente no los sitan, y en ambientes italianos de influencia religiosa, la vida de Jess se puede situar antes o despus de esta poca primitiva.
Tambin observa la existencia de contaminaciones (cazaban dragones o dinosaurios) provenientes probablemente de los dibujos animados.
Sin embargo, como esta anacrona es muy general, probablemente tambin se pueda relacionar con la hiptesis de un arquetipo mtico del inconsciente colectivo. Podra ser verosmil que el conocimiento histrico obtuviera su apoyo y su progresiva lgica desde la innata raz mtica de las personas? La fantasa
y la imaginacin, especialmente en las etapas de arte, no tendran un papel relevante en la enseanza de
la historia? No habra un primer piso de mitologa y un segundo piso de logomtica en el proceso del conocimiento histrico?
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expresiones relacionadas con el parentesco (primos, tos, cuados...); y si ordenan alguno de los objetos aparecidos en los ltimos decenios (coches, televisin, radio, penicilina, satlites, ordenadores, frigorficos...). La memoria familiar tambin puede resultar til para plantear algunas preguntas sobre aspectos que tengan connotaciones
histricas como, por ejemplo, por qu se llevan apellidos diversos?, cmo se han
formado?, de dnde procede el nombre de la calle o localidad?, etc. A travs de
todas estas actividades se afirman y se construyen los elementos o conceptos estructurantes de la disciplina histrica como el de transformacin o cambio (por ejemplo:
las cosas circundantes van cambiando, especialmente por la intervencin de la accin
humana) y el de la relacin causa-efecto (por ejemplo: cmo una innovacin tcnica cambi la vida cotidiana de sus padres o de sus abuelos), conceptos estructurantes ntimamente relacionados con el tiempo. Todo esto se ha de hacer, obviamente,
sin esperar ni proponer una estructuracin sistemtica que estara todava lejos de la
capacidad de los alumnos de estas edades.
Por lo que respecta a la segunda dimensin la Prehistoria Calvani propone
iniciar su aprendizaje tomando como punto de arranque preguntas que los nios y
nias pueden entender como qu haba antes de que existieran los primeros hombres y mujeres? A partir de aqu, con diversos recursos (dibujos, diapositivas, fragmentos de televisin, relatos fantsticos, etc.) habra que pasar a la explotacin de
este tiempo primordial que parecen poseer bastantes de los nios y nias de estas
edades y pasar a realizar actividades de aprendizaje que hablen de los primeros cazadores, de los primeros agricultores, de las primeras ciudades, de las primeras fbricas, etc. No se trata, evidentemente, de sistematizarlo ni tan slo de relacionarlo sino
de llenar progresivamente de significados histricos y asentamientos de categoras
temporales aprovechando un esquema existente en los nios y nias que, en general, muestran un gran inters en estos temas41. Se trata en definitiva de construir un
principio de grandes contenedores temporales (figura 13). Dentro de estos contenedores se puede ir incrementando la informacin significativa hablando de la alimentacin carnvora, del descubrimiento del fuego y de la fbrica movida por vapor entre
otros aspectos.
Finalmente Calvani, a partir de los resultados de sus investigaciones, afirma que
los nios y nias llegan a la escuela primaria con unos esquemas mentales que dotan
de un cierto sentido a la historia. Dicho con otras palabras: se puede asegurar la
41. Sin pretender que sea una muestra cientfica sobre el gusto potencial de los nios y nias por la historia, me permito explicar una ancdota personal que considero altamente significativa y que parece verificar las tesis de Calvani. Mi sobrina Clara, que en el momento de escribir estas lneas tiene cinco aos,
ha mostrado recientemente, a propsito de cuentos y libros ilustrados, un inters por los antiguos, como
dice ella. El primer eslabn altamente motivador fue el descubrimiento de que hace muchos y muchos
aos los nios y las nias no tenan televisin. Y entonces qu hacan? -inquiri ella-. A partir de esta
pregunta inicial hbilmente explotada por su madre, Clara ha demostrado un gran inters por saber cmo
vestan los antiguos, cmo les enterraban (segn ella les enterraban en forma de momia en las pirmides), con qu se adornaban... El inters se ha mostrado muy eficaz, hasta el punto de que Clara ha disfrutado visiblemente visitando el Museo Arqueolgico de Gav y explorando las minas neolticas de esta
poblacin.
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Figura 13.
CONTENEDORES TEMPORALES PARA LA ENSEANZA DE LA HISTORIA
PRIMERO
SEGUNDO
TERCERO
CUARTO
QUINTO
SEXTO
SPTIMO
OCTAVO
Obsrvese que la historia se inicia desde los dos extremos (ahora/hace muchos aos). Por medios de la instruccin se puede conseguir subdividir en cinco primeros tiempos, dentro del hace
mucho tiempo y tres tiempos contemporneos (cuando los abuelos eran pequeos; cuando los padres eran pequeos; y ahora, desde que he nacido).
existencia de un autntico horizonte histrico infantil. Este horizonte est construido probablemente por el lenguaje y los modelos analgicos (expresiones aplicadas a
los hechos histricos a partir de las ideas de crecer, florecer, hablar, ensear, morir,
decaer...) en los que parece que se individualiza una va principal para el estudio de
los problemas temporales conectados con la comprensin de la historia. Estos modelos y este lxico extrados de la experiencia cotidiana tienden con el tiempo a constituirse en estereotipos ms estructurados. Efectivamente los nios y las nias de la
escuela primaria muestran ya una tendencia caracterstica a encontrar un sentido a
la historia convergiendo hacia una especie de metafsica cuyo esquema dominante
y general sera: el tiempo pasa, el cerebro crece, los hombres y las mujeres inventan
siempre ms y ms. Esta especie de filosofa embrionaria de la historia caracterizada por la unilinealidad progresiva queda a menudo inalterada hasta la edad adulta.
Quizs sera una de las tareas del profesorado cuestionarla a lo largo de la enseanza de la historia en la etapa no universitaria.
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42. K. EGAN (1991): La comprensin de la realidad en la educacin infantil y primaria. Madrid. Morata y
K. EGAN (1994): Fantasa e imaginacin: su poder en la enseanza. Madrid. Morata. Aconsejamos la lectura en primer lugar de la segunda de estas dos obras, gil, bien resumida y muy entretenida. La primera
de las obras mencionadas -que consideramos de gran inters- es el primer volumen de una serie de cuatro dedicados a las formas de comprensin de la realidad que, segn el autor, se desarrollan a lo largo de
la vida (mtica, romntica, filosfica e irnica).
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activando abstracciones, no ser errneo afirmar que el nio aprende desde lo concreto hasta lo abstracto? No resultar que aprende mejor desde lo abstracto hacia
lo concreto, desde lo desconocido a lo conocido, y de los smbolos, realidades que
puede entender antes que el entorno inmediato? O, al menos, no se puede poner en
duda que no todo lo aprende slo a partir de lo concreto, de lo manipulativo, de lo
conocido? Por lo que respecta a las ciencias sociales, no ser errneo que, para llegar a la historia, sta se ha de preceder forzosamente de temas como la familia y el
barrio? No se puede abordar la presentacin de informacin histrica y, en consecuencia la posibilidad de su aprendizaje, a travs de relatos que utilicen conceptos
abstractos de opuestos aparejados y utilicen la capacidad de atribuir significado a
travs de las imgenes mentales?
Adems, esta nueva dimensin revalorizar la imaginacin como herramienta
de comprensin de la inteligencia y no como elemento retardatorio infantilizante
coincide tambin con algunas de las lneas de investigacin ms recientes de la psicologa experimental. Algunos psiclogos como, por ejemplo, David Goleman, destacan el hecho de que la emocin y los afectos no slo son esenciales para la formacin de la personalidad y la inteligencia sino que son su misma base43. De hecho, por
poco que los analicemos, estos cuatro principios que informan la enseanza en general y las ciencias sociales en particular no son universalmente vlidos ya que, de
hecho, el aprendizaje de la lengua se inicia muy pronto y es muy abstracto y, en cambio, otras perspectivas sencillas no las obtenemos hasta despus de muchas horas de
estudio. A pesar de esto han llegado a ser casi dogmas de fe didctica y condenamos
muy a menudo a las actividades de aprendizaje a la esclavitud sistemtica del entorno ms prximo. No se tiene en cuenta que muy a menudo los lmites y el contexto del entorno inmediato en el que la experiencia de los nios y nias va adquiriendo significados son muy pobres. Para dar sentido a su experiencia, los nios y
nias manifiestan una urgencia por aprender que se concreta frecuentemente en
plantear innumerables preguntas. Probablemente esta necesidad de dar sentido afectivo y moral a lo que vive explica su atraccin por los relatos, los cuentos y los juegos autnomos. Egan ha observado que a menudo, en contra de lo que podran suponer los principios antes mencionados, los nios y nias, cuando juegan espontneamente, no se sitan habitualmente en su entorno inmediato, sino que huyen a
otros contextos de situacin fsica y temporal lejana. Se trata posiblemente del
mismo mecanismo de fondo. La narracin y el lugar autnomos constituyen para
ellos una unidad que comporta unos lmites propios y precisos. En esta unidad, el universo y el contexto estn creados de manera que los hechos se pueden captar y su
sentido comprenderse mucho ms rpidamente que los acontecimientos del entorno
prximo y real, un mundo a menudo menos hospitalario, complejo y con lmites imprecisos. Por este motivo, entre otros, las narraciones tal y como las disfrutan los
nios y nias (organizacin de binomios opuestos, secuencia dramtica, planteamientos con muchas posibilidades, nudo que las precisa y, finalmente, desenlace ce-
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Conclusiones
De todo lo que hemos resumido hasta ahora se desprenden algunas de las ideas
y secuencias generales que se deben tener en cuenta a la hora de programar y elaborar actividades de aprendizaje en relacin al tiempo cronolgico y al tiempo histrico. Pasamos a concluir algunas de las lneas generales que nos parecen relevantes en el aprendizaje del tiempo.
44. Egan propone un programa de historia de tres cursos (5/6 aos - 7/8 aos) basados en relatos construidos sobre la evolucin de la historia del mundo articulados en espiral (es decir, repetidas tres veces
con narraciones diferentes), y organizados alrededor de tres grandes binomios opuestos: la lucha contra
la libertad y la opresin (primer curso), la lucha por la seguridad contra el miedo (segundo curso), y, finalmente, la lucha del saber contra la ignorancia (tercer curso). Vanse ms concreciones en la pgina
184 de K. EGAN (1991): La comprensin de la realidad en la educacin infantil y primaria.
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Segn nuestra manera de entender esta cuestin, somos del parecer de que a
lo largo de la escolaridad obligatoria y postobligatoria han de quedar bien consolidadas las competencias referidas al tiempo cronolgico. En primer lugar hay que ensear y aprender las que hacen referencia a la civilizacin y al calendario occidental
para pasar, en un segundo momento, a la relatividad de la cronologa (el ao uno depende de cada civilizacin).
Por lo que respecta al tiempo histrico propiamente dicho construido en el
alumnado paralelamente al cronolgico que le sirve de apoyo cognitivo proponemos la construccin, en primer lugar, de una red de referencias cognitivas consistentes en la sucesin de eras y periodizaciones (en primer lugar una y, ms adelante,
diversas que se sobrepongan ateniendo a diversos criterios: polticos, sociales, econmicos, culturales y/o artsticos).
En los primeros ciclos de la enseanza obligatoria proponemos tambin la introduccin del denominado tiempo primordial o mtico basado, a ser posible, en las
narraciones del Gnesis de la Biblia y en los relatos cosmognicos y antropognicos
de la mitologa clsica45. Adems de constituir una base para el imaginario occidental posterior, estimula la imaginacin en el sentido que nos ha aportado Egan y aprovecha una de las dimensiones que parecen presentes en los nios y nias a partir de
los cinco aos segn las investigaciones de Calvani.
Finalmente habr que tener presente, en el decurso de la enseanza de la historia, las linealidades y representaciones de tiempo de sucesin, la construccin progresiva de duraciones (cortas, medias y a largo plazo), la presentacin progresiva de
simultaneidades cada vez ms complejas de duraciones en un mismo espacio y de
diversos espacios intercivilizadores (qu pasaba en Amrica durante la Baja Edad
Media en Europa?) y, en ltimo lugar la presentacin y anlisis de ritmos histricos
(largas duraciones y momentos precipitados de cambios).
En las pginas del captulo que sigue presentaremos algunos resultados de
aprendizaje por ciclos referidos al tiempo, organizados en tres lneas que integran los
aspectos reseados en los pargrafos anteriores: el progreso lineal en la adquisicin
de categoras y nociones temporales de un lado; la adquisicin progresiva de competencias en cronologa, instrumentos y cdigos para medir el tiempo en general y el
histrico en particular y, finalmente, la potencial progresin en la representacin iconogrfica del tiempo y del tiempo histrico.
45. Atendiendo a la nueva emigracin europea y extraeuropea que va llegando, habra que considerar,
opcionalmente, la posibilidad de hacer referencia al tiempo primordial de la cultura islmica o de los pueblos africanos.
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El aprendizaje del tiempo:
actividades y ejemplos
Dedicaremos esta tercera parte a indagar una propuesta de tipologas de actividades del aprendizaje del tiempo dentro de las ciencias sociales a lo largo de los ciclos de la Enseanza no Universitaria. De entrada haremos una breve referencia a la
construccin progresiva del tiempo durante las etapas de la educacin infantil (0-6
aos) ya que, por definicin, hemos de partir en el primer ciclo de primaria de aquello que presumiblemente los nios aportan en su horizonte temporal.
A continuacin estructuraremos el resto de esta parte dedicando un apartado
a tratar sobre el aprendizaje del tiempo en cada ciclo de las etapas de la enseanza
no universitaria (primaria, secundaria obligatoria y bachillerato).
Articularemos estos apartados sistemticamente de la misma manera: una breve
introduccin a las caractersticas tipificables del ciclo en relacin al aprendizaje del
tiempo con una propuesta genrica de programacin; un cuadro descriptivo de posibles
competencias temporales que el alumnado de estas edades puede ser capaz de adquirir
(lo que no significa que las tenga que adquirir necesariamente); y, finalmente, algunas
de las actividades que pueden facilitar, dentro de una programacin coherente del ciclo
y de la historia en particular, el aprendizaje del tiempo cronolgico e histrico.
46. Sintetizamos las informaciones de este apartado a partir de las investigaciones de P. REALE (1982): La
psicologa del tempo. Turn. Boringheri, pp. 96 y ss. y sobre todo, de A. CALVANI (1988): Il bambino, il
tempo, la storia. Florencia. La Nuova Italia, pp. 139-143.
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nace de los ritmos biolgicos (latido cardaco, respiracin, actividades celulares...). Desde
estas primeras construcciones hipotticas hasta pasados los cinco aos, edad en la que
empiezan a interesarse por el tiempo de una manera activa, los nios hacen constantes progresos. Hemos sintetizado el progreso de estas competencias en la figura 14.
Figura 14.
EL APRENDIZAJE DEL TIEMPO
EDAD
Antes de los
2 aos
Entre los 2 y
los tres aos
Entre los 3 y
los 4 aos
Entre los 4 y
los 5 aos
Entre los 5 y
los 6 aos
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Ni que decir tiene que los juegos y actividades de aprendizaje adecuados a estas
competencias evolutivas por cursos consolidan, afirman y permiten el progreso de los
aprendizajes temporales. A partir del parvulario (cuatro aos) los cuentos sencillos
con una secuencia temporal simple aparecen recientemente como una lnea didctica de gran inters para la particular formacin de la temporalidad. Tambin se seala la importancia creciente que tiene la msica en la formacin de las categoras temporales a partir de la danza y, sobre todo, de la interiorizacin regular del ritmo.
En las investigaciones ms recientes parece destacarse tambin la trascendencia del rpido desarrollo de la temporalidad a partir de los cinco aos. Esto ha provocado incluso que algunos pases empiecen el primer ciclo de primaria de la enseanza primaria en estas edades y, en lo que respecta al tiempo, propongan en ella
enseanzas de historia47. En concreto, por ejemplo, en Inglaterra y Gales proponen
para los 5/6 aos nuestro ltimo curso de parvulario el aprendizaje de la utilizacin correcta de los trminos ayer, hoy, antes, despus, viejo, nuevo, pasado y presente en relacin a la vida familiar, personal y comunitaria. Adems aplican estas categoras a la obtencin de informacin a partir de fuentes histricas como por ejemplo el establecimiento de diferencias entre una calle actual y una de hace cien aos
a partir de fotografas.
Actividad nmero 1
Ejecucin de ritmos con las manos o con un objeto sobre la mesa empezando
por formas sencillas (de la alternancia golpe/larga pausa/dos golpes seguidos ms rpidos/larga pausa) e irlas complicando poco a poco.
Actividad nmero 2
Realizacin de dos gestos con una mueca pidiendo a los nios y nias qu ha
hecho primero y qu ha hecho despus
Actividad nmero 3
Ordenacin de dibujos (no ms de cuatro) inmediatamente despus de haber
escuchado un cuento o una historia que se refiera a ellos.
Actividad nmero 4
Planteamiento de problemas del tipo: ponemos a dormir dos muecas a la vez.
Despertamos a una antes que a la otra. De entrada preguntamos cul se ha desper-
47. Es el caso de Inglaterra y Gales. Vase DEPARTMENT OF EDUCATION AND SCIENCE. (1991):History in
the National Curriculum. Londres. HMSO.
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tado antes. A continuacin les preguntamos cul de las dos ha dormido ms (forma
de preguntar: cul de las dos ha dormido ms?).
Actividad nmero 5
Actividades relacionadas con el contenido de la duracin. Se puede preguntar
a los alumnos: sabis cuntas cosas se pueden hacer en un minuto? la maestra o
el maestro piden al alumnado que haga diversas cosas durante un minuto: rayas en
un papel, pegar pegatinas de colores, recoger objetos del suelo, dar vueltas al patio
caminando, etc. Se aconseja que la duracin del minuto se pueda ver (percibir) a
travs de una clepsidra48. Una vez pasado el tiempo se hace una muestra de las cosas
que se han podido hacer durante un minuto: cuntas rayas, cuntas pegatinas se han
podido poner en el cartn, cuntas vueltas al patio se han podido dar caminando,
cuntos objetos se han recogido, etc.
Actividad nmero 6
Problemas de orden temporal en situaciones no observables del estilo siguiente: si Gema y Juan, dos hermanos, se van a la cama a la misma hora pero Gema al da
siguiente se levanta antes, quin ha dormido ms? Si Gema se va a la cama antes
que Juan y al da siguiente se levantan a la misma hora, quin ha dormido ms?
48. Es lo que aconseja T.D. RICHTERMAN (1986): Il senso del tempo in bambini prescolare. Florencia. La
Nuova Italia.
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Por lo que respecta a la construccin del tiempo parece que las nias y los nios
del primer ciclo desarrollan ya de forma elemental las categoras temporales a partir
de la experiencia familiar, las pueden representar y les resulta posible proceder a ordenaciones sencillas a partir de objetos. Tambin pueden afirmar un tiempo primordial que puede ser mtico o real50 aunque adopte forma de cuentos. Pueden interesarse, a travs de una buena instruccin, en las pocas remotas, y en respuesta al inters que les suscitan los primeros tiempos: antes de que hubiera hombres y mujeres
en el mundo, en los tiempos de los primeros cazadores, o de los primeros agricultores, de las primeras ciudades, de las primeras fbricas...
Una formacin correcta de la temporalidad habra de programar la adquisicin
de sus competencias con una programacin lo ms recurrente posible. En la figura 15
proponemos una posible programacin de ciencias sociales para el primer ciclo que
respeta la presencia de las categoras espacio-temporales de manera permanente
(LANDI, L., 1988). En esta programacin el autor no se ha propuesto tanto ofrecer una
informacin como construir los conceptos espacio-temporales imprescindibles como
instrumentos del estudio de la historia y de la geografa de los cursos siguientes.
Ms recientemente, algunas propuestas italianas de geografa e historia integran en las programaciones del primer ciclo de primaria contenidos y cuentos, adems de la formacin permanente de las categoras temporales51.
En el proyecto que se presenta en la figura 16 (pgina 74), del que slo aislamos las categoras temporales, cada tema de la unidad didctica se inicia con un
cuento relacionado con el contenido, y se proponen actividades de aprendizaje sistemticas articuladas alrededor de cuatro ejes estructurantes: el espacio, el tiempo, la
relacin con las vivencias personales y la relacin con las dems personas. Como se
puede observar, las maneras de introducir el aprendizaje del tiempo en el primer ciclo
de primaria pueden ser muy diversas.
49. Probablemente por esto, los nios y nias de estas edades disfruten tanto con cuentos o narraciones
en los que los animales hablan, aunque saben perfectamente que en la realidad los animales de verdad
no estn dotados de esta posibilidad de comunicacin. Parece que a travs de la imaginacin atribuyen
un primer sentido explicativo. El hecho de que los gatos y las ratas hablen, por ejemplo, sera una mediacin entre naturaleza (gatos y ratas reales) y cultura (habla humana) a travs de la cual articulan, reviven y controlan los conflictos que viven como resultado del entorno real y ms prximo, entorno inmediato que no acaban de comprender. Es por eso por lo que hay autores que niegan el absolutismo didctico consistente en partir siempre y slo de lo concreto y cercano para construir el aprendizaje en estas
edades.
50. Podemos imaginar una narracin de la Prehistoria, por ejemplo, con personajes y hechos de ficcin
pero que correspondan en su vida cotidiana, de alimentacin, de hbitat, etc., a las condiciones reales en
las que vivan los hombres y las mujeres en la Prehistoria, trmino que an no se ha de mencionar necesariamente. Es bueno, en nuestra opinin, que se hable simplemente de hace muchos y muchos aos,
cuando los primeros hombres, mujeres, nios y nias vivieron en la Tierra.
51. Como, por ejemplo, las propuestas de M.T. MIGNONE y A. MOSS (1993): Proposte operative di storia, geografia, studio sociali. Progetto Erre. Turn. Societ Editrice Internazionale.
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Figura 15.
CICLO INICIAL: HISTORIA Y GEOGRAFA
PRIMER CURSO
EL TIEMPO
EL ESPACIO
1, Quin eres?
1. La casa
2. La familia
2. La escuela
3. Cerca y lejos
4. Derecha e izquierda
5. Delante y detrs
6. Antes y despus
6. Arriba y abajo
7. La sucesin
7. Ms all de
8. Los acontecimientos
8. Dentro y fuera
.
.
.
.
9. La duracin
10. Comienzo y final
11. Al mismo tiempo
SEGUNDO CURSO
1. El paisaje
Qu es?
Tipo
2. Qu es un documento
3. Qu ha pasado?
4. Tu historia
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.
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SEGUNDO CURSO
EL TIEMPO
EL ESPACIO
6. Distancia y velocidad.
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Figura 16.
CICLO INICIAL
SEGUNDO CURSO
CONTENIDO DE LA UNIDAD
1. El nio y la nia
2. La casa
3. La escuela
4. El trabajo
5. El dinero
6. El territorio
7. La comunicacin
52. Sugerimos los mitos judeocristianos y grecorromanos porque forman parte de nuestra tradicin histrica y, adems, porque estn presentes en nuestro imaginario y en los smbolos de la literatura y de la
historia del arte occidental. Dependiendo de criterio del profesorado se podran tambin relatar misterios
germnicos, nrdicos, africanos, americanos, asiticos u ocenicos.
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Figura 17.
TEMPORALIDAD
TIEMPO
CRONOLGICO
TIEMPO HISTRICO
(1). CATEGORAS
TEMPORALES
TIEMPO HISTRICO
(2). REPRESENTACIN
nes, fiestas, etc.) o culturales (bautizos, casamientos, asistencia a espectculos deportivos, marionetas, etc.)
Identificar algunos aspectos sencillos del reloj como medidor del tiempo
Utilizar el concepto de ao a partir de referencias sociocultulturales (fiestas,
aniversarios, vacaciones...)
Utilizar el nombre y la magnitud aproximada de distintas unidades temporales: minutos, hora, da, semana, mes, estacin y ao)
hoy, ayer, antes despus, maana, ms tarde, antiguo, nuevo, pasado, presente, hace tiempo...)
Colocar en sucesin correcta imgenes referentes a hechos o acciones de la
vida cotidiana tanto en orden de principio a final como de final a principio
Constatar al menos dos acciones o fenmenos que pasan al mismo tiempo
(por ejemplo: cuando el abuelo era pequeo no haba televisin)
Identificar en imgenes de representaciones cotidianas las acciones que
duran ms y las que duran menos
Situar unos cuantos acontecimientos sencillos de naturaleza personal, familiar y local en una secuencia cronolgica
Identificar algunos cambios entre la poca actual y la de cuando los padres
o los abuelos eran pequeos
Identificar algunas continuidades entre la poca actual y la de cuando sus
padres o abuelos eran pequeos
Identificar sucesiones, simultaneidades, cambios y continuidades sencillas
a partir de un cuento situado en el pasado con referencias histricas reales
Explicar el origen del mundo, de las plantas de los animales y de las personas repitiendo oralmente una narracin sobre el tiempo primordial mtico
Dibujar cmo vivan los primeros hombres y mujeres que aparecieron en la Tierra
despus de haber escuchado un cuento o relato sobre aspectos de la Prehistoria
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Mi abuela
Mi abuelo
Mi padre
Mi abuela
Mi madre
Yo
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la figura 18, aunque parece ms operativo pedir al alumnado que lo haga con fotografas. Estas fotografas, si son dobles (o recortadas a partir de la fotocopia de todos
los alumnos) pueden utilizarse para el friso cronolgico del aula (vase ms adelante la actividad nmero 14).
MI PADRE/ MI MADRE
EL ABUELO/LA ABUELA
MI PADRE/ MI MADRE
EL ABUELO/LA ABUELA
Por la maana
Al medioda
Por la tarde
Por la maana
Al medioda
Por la tarde
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Figura 20.
CMO ERA YO CUANDO ERA PEQUEO
Espacio para
la foto
Cuando yo
tenia 1 ao
Cuando yo
tenia 2 aos
Cuando yo
tenia 3 aos
Cuando yo
tenia 4 aos
Cuando yo
tenia 5 aos
Ahora
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Figura 21.
Recorta estos dibujos, ordnalos y pgalos en una hoja en blanco.
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. A menudo nos parece que el tiempo pasa muy despacio y, en cambio, a veces pasa muy
deprisa.
. Marca con una X cuando te parece que el tiempo pasa despacio y cuando pasa deprisa
ACTIVIDADES
DESPACIO
DE PRISA
Lunes
Martes
Mircoles
Jueves
Viernes
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en siete das. El esquema del relato habra de ser construido siempre en oposicin de
binarios. Un ejemplo de la narracin adaptada podra ser el siguiente:
1. Hace muchos aos, en el principio de todo, cuando no haba nada de nada, ni hombres, ni mujeres, ni animales, ni plantas, ni mar, ni cielo, ni tierra ...
2. Dios hizo el cielo y la tierra. Pero estaban mezclados, y estaban siempre a oscuras y no se vea
nada. Por esto Dios, un buen da, dijo: Que se haga la luz. Y as se separaron la luz de la oscuridad. Dios llam a la luz da y la oscuridad noche. Esto lo hizo el primer da, el lunes.
3. Al da siguiente, el martes, Dios hizo las aguas y el cielo. Vino la noche y volvi a salir la luz el
da siguiente.
4. Al da siguiente, el mircoles, Dios dijo: Que las aguas bajo el cielo se unan en un solo lugar y
que aparezcan los continentes.
Y fue as. Dios dio a los continentes el nombre de tierra y a las aguas unidas en un slo lugar
el nombre de mar. Despus dijo: Que la tierra produzca plantas, hierbas que den semillas y rboles que den frutos con sus semillas, en toda la tierra. Y fue as. En toda la tierra empezaron
a nacer multitud de plantas y rboles. Dios estaba contento porque vea que todo lo que iba
haciendo era bonito y bueno. Se hizo de noche y lleg el da siguiente.
5. El jueves, por la maana, Dios dijo: Que haya en la bveda del cielo dos luminarias, el Sol y la
Luna. Quiero que una sea ms grande para que ilumine el da y la otra quiero que sea ms pequea para que ilumine las noches. Este da tambin hizo las estrellas. Dios estaba contento
porque todo lo que iba haciendo de bonito y bueno. Se hizo de noche y lleg el da siguiente.
6. Al da siguiente, el viernes, Dios dijo: Que las aguas produzcan seres vivos de todo tipo y que
se muevan por ellas, y que en la tierra haya animales alados que vuelen entre la tierra y el
cielo. Y as fue. En el agua empez a haber todo tipo de peces, cangrejos, y bestias, y en la tierra aparecieron todo tipo de pjaros. Dios estaba contento y dijo que todos los animales crecieran y se hicieran mayores y tuvieran muchos hijos y muchas hijas. Y lleg la noche.
7. El sbado, por la maana, Dios dijo: Que la tierra produzca seres vivos de todo tipo: bestias y
todo tipo de animales domsticos y salvajes. Y as fue. Dios estaba contento porque vea que
todo era bonito y bueno. Despus dijo: Hagamos al hombre parecido a m y que est por encima y mande a todos los peces, pjaros y animales de toda la tierra. Y as fue. Dios cre al hombre y a la mujer de manera semejante a l y les bendijo y les dijo: sed fecundos y tener muchos
hijos e hijas, llenad la tierra, dominadla, someted a los peces del mar, los pjaros del cielo y a
todas la bestias. A la mujer le puso el nombre de Eva y al hombre el nombre de Adn. Dios estaba contento porque vio que todo lo que haba hecho era bueno y bonito. Y lleg la noche.
El sptimo da, el domingo, Dios repos y se dedic a contemplar todo lo que haba hecho. Por
esto, an hoy hacemos fiesta el domingo, el sptimo da de la semana53.
Esta actividad se puede explotar con dibujos y se puede repetir diversas veces
53. Esta narracin es una adaptacin del primer relato del Gnesis (captulos 1 y 2, 1-4). Lo consideramos idneo para formar el sentido del siete (semana) como organizacin del tiempo occidental, del tiempo mtico
primordial y como contenido cultural. A criterio del maestro/a se puede emplear el nombre de Jhav en lugar
de Dios si se le quiere dar un carcter ms judo. En todo caso, el inters del relato no es de tipo religioso sino
cultural. Preferimos este primer relato porque no hay subordinacin de la mujer al hombre (como en el segundo relato del Gnesis 2,7 ss.) ni precedencia masculina en el tiempo sobre la aparicin femenina.
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pidiendo a los alumnos que vayan repitiendo qu hizo Dios cada uno de los das de
la semana.
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3. Planteamiento de un conflicto con la utilizacin de los binomios opuestos siguientes: hambre/saciedad, ansiedad/seguridad, lucha por la supervivencia contra la muerte. Este conflicto se
puede referir al hecho de que un mal da dejan de ir animales a abrevar al ro, o que las plantas dejan de dar frutos, que los nios entonces lloran de hambre, que los padres van cada da
ms lejos de cacera y no encuentran nada, etc.
4. Desarrollo del conflicto: El grupo familiar decide ir a otro lugar, por suerte van encontrando de
vez en cuando alguna cosa para comer que queda en los rboles y, cuando estn a punto de
desfallecer, llegan a una playa con rocas, en la que un nio o nia descubre los moluscos y almejas, coge uno y se lo come, le parece bueno y llama a sus padres.
5. Solucin del conflicto planteado. Todos comen almejas y moluscos y se instalan cerca del mar
sobreviviendo de momento con esto y aprendiendo a pescar peces.
Esta actividad se puede explotar con dibujos sobre los que se pueden hacer preguntas diversas (cmo iban vestidos, qu hacan los nios y nias durante el da, qu
coman, etc.).
Abuela
Madre
Nios y nias de la clase
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rentes (la abuela es mayor y hace ms tiempo que vive que la madre o los nios) y
sucesiones (primero es la abuela, despus la madre y despus los hijos/hijas).
El profesorado debe tener muy presente que la lnea del tiempo tiene un carcter bsicamente instrumental. Su funcin didctica ha de estar enfocada a fijar una especie de taller mental en los nios y nias y no una destreza motriz que pueden aprender a realizar pero no a comprender. Tambin habr que hacer reflexiones sencillas utilizando las lneas para ayudar a comprender las duraciones y distancias temporales a lo
largo del ciclo en todas las ocasiones posibles. Es de suma importancia que las diversas
lneas del tiempo se elaboren y se rehagan diversas veces en el decurso del ciclo, en correspondencia con el grado de diferenciacin en el cual los nios y nias van manifestando las informaciones de su percepcin del pasado social en su contexto.
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Figura 24.
SEGUNDO CICLO
TERCER CURSO
UNIDAD DE
PROGRAMACIN
I. Geografa
EJES CONCEPTUALES
. Cuentos
de mitos cosmognicos
(judeocristianos y griegos)
1. Relieve
2. Las aguas
3. El plano
4. El paisaje natural
5. El paisaje humanizado
II. Geografa
III. Historia
. Mito de Xrnos
. Mito de las musas con mencin
particular de Clo
1. La lnea del tiempo a propsito
de nuestra experiencia personal
2. Historia y leyenda
3. Los oficios de otros tiempos
4. Los oficios que han perdurado
5. Las cosas cambian con el paso del
tiempo
PROCEDIMIENTOS Y VALORES
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UNIDAD DE
PROGRAMACIN
III. Geografa
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EJES CONCEPTUALES
IV. Geografa.
Sociologa. Antropologa. Politologa.
PROCEDIMIENTOS Y VALORES
nuestras fiestas
1. El trabajo
2. Los medios de comunicacin
3. La ciudad
4. El gobierno
5. Nuestras fiestas
V. Historia
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Figura 25.
TEMPORALIDAD
TIEMPO
CRONOLGICO
TIEMPO HISTRICO
(1) CATEGORAS
TEMPORALES
TIEMPO HISTRICO
(2) REPRESENTACIN
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je respecto del tiempo cronolgico y del tiempo histrico que pueden ser adquiridos por
los nios y nias del segundo ciclo de primaria. Para establecerlos y especificarlos, hemos
seguido los mismos criterios y valoraciones que hemos utilizado en el primer ciclo.
Figura 26.
1. Problema. Lee la siguiente historia
Juan Pericot Masdu se cas con Teresa Alcover Gallart. Los dos eran de Olot (la Garrotxa, Girona). Al cabo de un par de aos tuvieron una nia a la que bautizaron con el nombre de Luisa.
De mayor, Luisa se fue a vivir a Girona. All conoci a un chico que se llamaba Luis Cros Rodrguez, hijo de Jacinto Cros Mass y de Eulalia Rodrguez Nolla. Eran de Balaguer (la Noguera, Lleida). En Girona, Luisa y Luis se casaron. Encontraron trabajo en Matar (el Maresme, Barcelona) y
se instalaron para vivir all. Al cabo de dos aos tuvieron un hijo al que llamaron Antonio.
LA ABUELA
EL ABUELO
MADRE
LA ABUELA
PADRE
ANTONIO
Nombre
1er apellido
2 apellido
Reproducido de TREPAT, C. A. y otros (1993; p.19). (Traducido de la edicin en cataln)
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54. Por culpa de un psicologismo mal entendido y paralizante existe la costumbre didctica de utilizar los
dibujos de materiales curriculares, especialmente en los libros de texto, como simple confirmacin visual
de lo que est escrito. En todas las edades, y ms especialmente en el ciclo medio, conviene proceder tambin al revs: en primer lugar se utilizan las imgenes y se aprende a observar y, a continuacin, se verifica la observacin en el texto.
55. Son muchas las fuentes que se pueden utilizar sobre este tema. Proponemos la versin de J. SOLER i
AMIG (1990): Mitologia catalana. Dracs, gegants i dones daigua. Barcelona. Barcanova, pp. 112-113.
En esta obra se puede encontrar una seleccin de los mitos y leyendas ms importantes de la historia de
Catalua. Recomendamos tambin la narracin legendaria de la formacin del escudo cataln de las cuatro barras, el origen del Pirineo, etc. Creemos acertada la tesis de Egan segn la cual los y las maestras
han de recuperar, si es que la haban perdido, la habilidad de ser unos buenos narradores de cuentos.
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ada de secuencias de dibujos que, una vez desordenados, se hacen poner en orden
segn la secuencia de la narracin. El esquema de la narracin, que siempre hay que
adornar con todos los detalles pertinentes, podra ser el siguiente:
1. Hace muchos y muchos aos haba un seor alto y fuerte, un gran guerrero que se llamaba
Otger, y habitaba en el castillo de Catal, en las montaas. (Hay que adornar este primer elemento con detalles reales de la vida medieval: agricultura, campesinos y campesinas, idea de
proteccin del seor del castillo...)
2. He aqu que vinieron unos invasores de nuestra tierra. Otger Catal y otros grandes guerreros
les hicieron frente. Todos los guerreros de la tierra murieron menos uno: Otger Catal.
3. Otger, malherido, se refugi en una cueva de las tierras de Montgrony. Un perro le lama las
heridas, y se alimentaba de frambuesas y de frutas del bosque, y tambin de la leche de ciervas y cabras.
4. Cada da intentaba mover la espada y ponerse el escudo. Pero estaba tan dbil que no poda.
Poco a poco, las fuerzas le fueron volviendo.
5. Cuando se recuper de sus heridas hizo sonar el cuerno y los ecos de las montaas pirenaicas
expandieron su poderoso sonido. Era la manera como se comunicaban en aquellos tiempos,
porque no tenan ni radio ni telfono. Mientras sonaba el cuerno su perro fiel iba de pueblo en
pueblo animando a la gente para que luchase contra los invasores.
6. Al cabo de unos das llegaron a Montgrony nueve grandes guerreros que haban odo el cuerno de Otger. Eran Dapifer de Montcada, Galcern de Pins, Hug de Mataplana, Guillem de Cervera, Rampn de Cervell, Pere dAlemany, Gilbert de Ribelles, Roger dErill y Ramn dAnglesola56.
Se pusieron a las rdenes de Otger para ir a luchar contra los invasores, despus de encomendarse a la Virgen de Montgrony.
7. Cada uno de los nueve guerreros recibi el encargo de conquistar una parte de la tierra ocupada por los invasores: el Pallars, el Arn, el Capcir y la Cerdaa eran la parte del caballero Catal. Las conquist valientemente, blandiendo como un gigante su espada contra los invasores.
Despus, siguiendo el Pirineo hasta el mar, lleg hasta el Ampurdn y tambin lo liber.
8. Cuando Otger lleg a las cercanas de Rosas, luchando contra los invasores, le hirieron de muerte y muri. Al saberlo los restantes nueve guerreros corrieron hacia Rosas y consiguieron vencer a los invasores y expulsarlos de la tierra.
9. Los nueve guerreros enterraron a Otger. A partir de aquel da decidieron llamarse los Nueve Barones de la Fama y cada uno se hizo seor de la parte del pas que haba conquistado. En honor
y memoria de Otger decidieron que toda la tierra que haban conquistado entre todos llevara
su nombre. Por esto hoy la tierra de este pas se llama Catalunya57.
56. Si mencionamos estos nombres se pueden hacer dibujar los escudos de cada saga. Se pueden simplemente enumerar los nombres de pila.
57. La leyenda est documentada antes del ao 1418 y probablemente es de origen erudito. Parece que
quiera imitar de alguna manera al ciclo pico de la Cancin de Roldn y los Doce Pares de Francia o el
rey Arturo de Bretaa y los Caballeros de la Mesa Redonda.
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Cerca de la villa de Montblanc haba un monstruo feroz y terrible. Poda andar, volar y nadar.
Tena el aliento pestilente hasta el punto de que desde muy lejos, con sus soplidos, envenenaba el
aire y todo lo que en l respiraba. Este monstruo mataba campesinos y rebaos. La gente del pueblo pens que si le daban una persona cada da para que se la comiera no les atacara. Y lo pusieron en prctica. Si alguien estaba muy aburrido se le ofreca voluntariamente. Y si no encontraban a nadie, lo sorteaban entre todos los vecinos.
Y as lo hicieron durante mucho tiempo. De esta manera la fiera, efectivamente, no les atacaba. Pero hete aqu que un da en el sorteo le toc a la hija del rey, la princesa. Sali voluntariamente de la muralla de la villa y se encamin hacia el escondrijo de la fiera. Cuando ya estaba
cerca, apareci un joven caballero sobre un caballo blanco, y con una armadura dorada sobre la
que luca pintada una cruz roja. Era San Jorge. Atac valerosamente al monstruo cuando ya estaba a punto de tragarse a la princesa, y le malhiri con su lanza.
At a la fiera monstruosa por el cuello e hizo que la princesa lo arrastrara hasta la villa de
Montblanc, donde la acab de matar entre todo el vecindario.
El rey quera casar a su hija con el maravilloso caballero. ste se excus replicando que no lo
mereca. Haba venido por revelacin divina a la villa de Montblanc. Al acabar de decir esto, desapareci misteriosamente.
Este relato se puede leer entre todos o bien lo puede contar el maestro o la maestra. A continuacin se pide al alumnado que escriba en un papel bien pautado un
ejercicio del tipo:
.
.
Al acabar el alumnado lee las respuestas en voz alta para identificar los razonamientos y ver el grado de diferenciacin conseguida. Las narraciones de este estilo se
pueden explotar tambin para ofrecer dibujos que representen escenas de manera desordenada. Se trata de pedir al alumnado, una vez escuchada esta leyenda, que los pongan
en el orden correcto. Esta actividad se puede realizar ya en el tercer curso de primaria.
Actividad nmero 6. Elaboracin de la lnea del tiempo con la inclusin de a.C. y d.C.
A partir del cuarto curso ya se puede empezar a introducir el concepto de milenio y de siglo, as como tambin el antes y despus de Cristo. Una de las maneras
ms sencillas de introducir este concepto de mtrica cronolgica occidental puede
iniciarse con la pregunta respecto del ao en que se vive. Cuando los nios y nias
apunten la fecha del da (20 de enero de 1998, por ejemplo) se les pregunta qu significa que estemos en el ao 1998: Esto significa que hace 1998 aos de alguna
cosa, verdad? Qu hecho pas que tenga tanta importancia como para que todos
cuenten los aos a partir de l? Puede ser de inters plantear estas preguntas por las
fechas de diciembre prximas a la Navidad. La costumbre del beln y las imgenes de
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Figura 27.
Y cuando un hecho ha pasado antes del nacimiento de Cristo, como los primeros Juegos Olmpicos? Cuando hace ms de 2000 aos de que un hecho ha pasado, decimos que ha sucedido
antes de Cristo. Para no confundirnos, contamos los aos al revs.
Los primeros Juegos Olmpicos se celebraron en el 776 antes de Cristo en la ciudad griega de
Olimpia.
.
.
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EJES CONCEPTUALES
I. Geografa
II. Geografa
1.
2.
3.
4.
5.
El trabajo y la ocupacin
Agricultores y pescadores
La industria
Intercambio y servicios
Nos organizamos: la poltica
1.
2.
3.
4.
5.
Nuestro pas
Smbolos de Catalunya
Las fiestas: una seal de identidad
Lugares emblemticos
La lengua de la comunidad autnoma (si sta es bilinge)
III. Historia
PROCEDIMIENTOS Y VALORES
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TERCER CICLO
SEXTO CURSO
UNIDAD DE
PROGRAMACIN
IV. Geografa
V. Historia
VI. Historia
EJES CONCEPTUALES
1.
2.
3.
4.
5.
1.
2.
3.
4.
La historia y su divisin
La evolucin de la humanidad
Los inventos a lo largo de la historia
El patrimonio artstico de la comunidad autnoma
5. El arte: patrimonio universal
1.
2.
3.
4.
5.
La pennsula Ibrica
La historia antigua
La historia medieval
La historia moderna
La historia contempornea
PROCEDIMIENTOS Y VALORES
1229 d.C.
1314 d.C.
1659 d.C.
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Figura 29.
TEMPORALIDAD
TIEMPO
CRONOLGICO
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Hay que hacer lo posible para que las fechas estn relacionadas significativamente con algn hecho que pueda ser imaginado o evocado. Sin embargo no se debe
menospreciar tampoco, segn nuestro parecer, la formacin de la capacidad mtrica
de clculo, aunque al principio sea de una manera mecnica.
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Estos planos te muestran cmo crece una ciudad. Lee los textos y numralos de acuerdo con
el plano que les corresponde.
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Reproducido de HERNNDEZ, F. X.; COMES, P. (1987; pp. 2-3). (Traducido de la edicin en cataln)
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Figura 32.
SECUNDARIA OBLIGATORIA: PRIMER CICLO (12-14)
RESULTADOS DE APRENDIZAJE
TEMPORALIDAD
TIEMPO
CRONOLGICO
TIEMPO HISTRICO (1)
CATEGORAS
TEMPORALES
capaz de entrar de lleno en el tiempo concebido, por el otro su vivencia del tiempo
le acorta sensiblemente el horizonte temporal vivido a, como mucho, los cinco aos
de su pasado inmediato.
Para efectuar una didctica del tiempo histrico es necesario tambin considerar que en esta etapa el alumnado tiene ms predileccin por el horizonte del futuro y por el presente que por el pasado. sta es una dificultad aadida a la ensean105
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Figura 33.
SECUNDARIA OBLIGATORIA: SEGUNDO CICLO (14-16)
RESULTADOS DE APRENDIZAJE
TEMPORALIDAD
TIEMPO
CRONOLGICO
. Fechar con precisin identificando con exactitud una amplia gama de objetos, artefactos, conceptos y hechos histricos relacionados con los diferentes periodos y subperiodos establecidos en el transcurso de las clases
las diferentes etapas histricas construidas por los historiadores y las diversas civilizaciones
Distinguir en frisos de simultaneidad la coincidencia en el tiempo de sociedades con desarrollos distintos (cazadores-recolectores con formaciones
agrarias, industriales y postindustriales)
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En Igualada la situacin de los nios es tristsima; trabajan 13 horas diarias y empiezan tambin a los seis aos. (Comisin de reformas sociales, 1890)
Fuente 3
Me cas a los 23 aos y fue despus de casarme cuando baj a la mina; no s leer ni escribir
(...). Me dedico a tirar de las vagonetas de carbn. Trabajo desde la seis de la maana hasta las seis
de la tarde. Para almorzar me dan pan con mantequilla, pero nada de beber. Tengo dos nios, pero
an son demasiado pequeos para trabajar. He tirado tambin de las vagonetas cuando estaba
embarazada. Conozco a una mujer que volvi a casa al acabar el trabajo, se lav, pari y volvi a
trabajar antes de que pasara una semana.
Para trabajar tengo una cinta que me envuelve la cintura y una cadena que me pasa entre las
piernas (...). El camino es muy inclinado y por tanto tenemos que coger una cuerda para tirar hacia
arriba. En el pozo en el que trabajo hay seis mujeres y media docena de nios y nias. Es un trabajo muy duro para una mujer. En el lugar en el que trabajo la fosa es muy hmeda y el agua nos
llega hasta los muslos. La que cae desde el techo es terrible. Mis vestidos estn hmedos o mojados durante toda la jornada. (Entrevista con Betty Harris, 37 aos. Informe parlamentario ingls
de 1842)
Concepto
Antes
Ahora
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. Con los datos del cuadro, elabora un grfico circular para cada ao. A continuacin, contesta
las preguntas.
Inmigracin llegada a los Estados Unidos (datos expresados en %)
Origen no europeo
Europa septentrional
Europa central
Europa oriental
Europa meridional
1840
1840
1870
1900
1913
4,8
60,0
35,2
-
15,2
52,0
31,8
0,1
0,9
5,2
19,0
30,0
21,8
24,0
11,9
12,4
24,1
25,8
25,8
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1900
1913
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El tiempo en el bachillerato
En esta etapa de enseanza no obligatoria (entre los 16 y los 18 aos) el alumnado entra en una fase de madurez marcada por tres rasgos bsicos: la seleccin que
ha impuesto la superacin o no de la secundaria obligatoria; la opcin personal por
los estudios marcadamente acadmicos del bachillerato; y, finalmente, la entrada en
una fase terminal de la adolescencia caracterizada por la consolidacin del pensamiento formal y por una cierta conciencia del trabajo y de la importancia que el esfuerzo del presente tiene en sus intereses de futuro. En bastantes casos estos intereses de futuro empiezan a desvelarse en relacin a una cierta autoconciencia de las
propias posibilidades, no tanto en aspectos especficos muy concretos como en una
orientacin de bloque general. As, por ejemplo, son muchos los alumnos que, al ingresar en el bachillerato, optan por una lnea de ciencias, de letras, artstica o tecnolgica. La eleccin de las materias de la modalidad y de las optativas irn conformando un itinerario personal que de alguna manera irn marcando poco a poco el
futuro.
Conviene en sta etapa evitar las angustias excesivas y abrir siempre los campos
de cambio pertinentes. Pero tambin hay que animarles a pensar que, si bien toda decisin sobre la eleccin de las materias puede comportar una renuncia a otros caminos,
por otro lado les abre un progreso de profundizacin y de crecimiento personal que les
ayudar a ingresar en el mundo adulto.
El alumnado de estas edades que opta por el bachillerato suele presentar en sus
actitudes una seriedad y una tendencia a la coherencia que contrasta fuertemente
con el ciclo anterior. Esto permite plantear una didctica ms acadmica, que no
debe excluir ni la participacin ni las aportaciones que estn ofreciendo los modelos
constructivistas del aprendizaje practicados en los ciclos anteriores.
Por lo que respecta al tiempo, todo lo que llevamos dicho presupone que el
alumnado que cursa el bachillerato debera haber adquirido todos los hitos referentes a la mtrica cronolgica y a las primeras manifestaciones del tiempo histrico en
lo que se refiere a periodizaciones. As, la utilizacin de los siglos y milenios, la utilizacin del antes y despus de Cristo, la relativizacin del punto de arranque de la
contabilidad de los aos (ao cristiano, musulmn, judo...), y las periodizaciones de
la divisin de la historia occidental (tambin relativas) no deberan manifestar ningn tipo de problema. El alumnado del bachillerato debera entender y utilizar sin
problemas los tiempos de medieval, modernidad, contemporaneidad (alta o baja) por
un lado y Renacimiento, poca de la Reforma, Ilustracin, etc. sin especiales problemas. Tampoco deberan tener problema para encontrar una manera propia de representarse el tiempo a travs del espacio frisos cronolgicos de sucesin, de simultaneidad ni en la utilizacin de cuadros cronolgicos complejos.
Por lo que respecta al tiempo histrico ms profundo (simultaneidades, ritmos
diversos, larga duracin, duracin media y corta duracin) es necesario que el alumnado consolide ms a nivel conceptual durante el estudio los contenidos comprendidos en los planes de estudio. Nos referimos al hecho de que, sea el que sea el periodo
estudiado en su peculiar analtica, el alumnado ha de experimentar algunos elementos
didcticos que le permitan construir la simultaneidad autnoma e interrelacionada de
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ms de un tiempo histrico. Por ejemplo sera necesario que hiciera consciente a travs de ejercicios de sntesis que los tiempos demogrficos de la Baja Edad Media tienen un ciclo con un ritmo propio, que los hechos polticos se pueden precipitar, que
la economa agraria tiene unos lmites casi de ritmo inmvil, y que los gustos y mentalidades de la literatura y, sobre todo, de las formas de arte, poseen un tempo
mucho ms lento. Tambin pueden representar estas simultaneidades en forma de
frisos o lneas de tiempo elaborados de manera significativa por ellos mismos. Conviene tambin analizar algunas relaciones entre estos tempos autnomos. Desgraciadamente, an no disponemos en estos momentos de didcticas especficas conocidas o lo bastante difundidas que planteen esta pedagoga de los diversos tiempos
histricos.
No presentamos aqu particulares resultados de aprendizaje, ya que consideramos que en el bachillerato se deberan consolidar y profundizar los que hemos
presentado en la secundaria obligatoria con una insistencia en la construccin de
este grosor particular del tiempo a travs del anlisis de simultaneidades de los fenmenos estudiados que, a la vez, han de ser propuestos al aprendizaje con un
tempo diferente.
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Econmico
Porque, a pesar de la
euforia 1920, en los USA
como consecuencia:
Sobreproduccin
Social
Poltico
se manifiesta en:
se manifiesta en:
Crisis de la democracia y
aparicin de los fascismos
URSS y comunismo
Clases medias
Clases obreras
2 Guerra Mundial
1939-1945
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DIRIGENTES
Nicols II
Lenin
Kerenski
Trotski
Bukharin
Stalin
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HECHOS POLTICOS
HECHOS SOCIOECONMICOS
. Primera industrializacin
de Rusia
. Movimiento espartaquista
. III Internacional
. Nueva Poltica Econmica
. Planes quinquenales
. Colectivizaciones
. Segunda industrializacin
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Hay que pedir al alumnado que represente estos hechos tanto en forma de sucesin como de duracin y simultaneidad, de la manera que crea ms conveniente.
Esto le debe suponer una cierta bsqueda de la cronologa que ya no hay que indicarle en este nivel. A la hora de corregir el trabajo efectuado hay que observar con
precisin la escala utilizada para indicar las duraciones.
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. Expulsado de paz y tregua: puesto fuera de la ley (el nombre aparece en las listas de malhechores perseguidos por la justicia).
a) Sita estos datos en un doble eje cronolgico.
b) Elabora una composicin con los parecidos y las diferencias entre la vida de estos dos bandoleros.
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A modo de conclusin
A lo largo de las pginas precedentes hemos intentado resumir de la manera
ms clara posible la idea y la evolucin del concepto del tiempo en general y del
tiempo histrico en particular. Asimismo hemos procurado establecer algunos objetivos didcticos referidos a su aprendizaje y hemos ejemplificado tambin algunas
actividades por etapas y ciclos. En ningn caso hemos pretendido con ello fundamentar programaciones ni ejemplificar proyectos curriculares sobre el aprendizaje de
la historia. Nuestra finalidad ha sido mucha ms modesta: plantear uno de los problemas del aprendizaje de la historia y sugerir, desde el punto de vista didctico, algunas reflexiones y actividades. Todo lo que hemos propuesto no es ms que una sugerencia para ser integrada, en su caso, en los proyectos y actividades de aula segn
el criterio del profesorado. Estamos convencidos de que los resultados de aprendizaje en lo que concierne al tiempo histrico son hoy an muy deficientes en nuestro
pas. Y tambin somos del parecer que acabar la enseanza obligatoria y postobligatoria con un sentido del tiempo histrico, por mnimo e incipiente que ste sea,
puede contribuir a percibir la realidad social en relieve. Y, por lo tanto, a vivirla y, en
su caso, a transformarla con mayor grado de conciencia y de responsabilidad.
Finalmente no queremos desaprovechar la ocasin para plantear una ltima
cuestin. El aprendizaje del tiempo histrico, la utilitzacin de las fuentes en la enseanza de la historia y la reflexin sobre los datos del pasado constituyen, sin duda,
un ejercicio de lo que se da en llamar humanismo. En este sentido nos felicitamos de
la repentina y sorprendente preocupacin poltica (y social?) por mejorar la enseanza de las Humanidades en el sistema escolar espaol que ha estallado a fines del
siglo XX en nuestro pas. Pero tambin nos sorprende que, desde cualquier ngulo ideolgico, todo el mundo parezca encontrar la solucin al problema con respuestas enciclopdicas absurdas e imposibles. Si algo se desprende del estudio precedente es
que el aprendizaje de la historia precisa su tiempo; que los programas enciclopdicos llevan a la frustracin y al memorismo pero no a la reflexin y a la crticay
que, en denfinitiva, la obsesin por hacer toda la historia en la enseanza no universitaria es precisamente la historia de nunca acabar.
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Bibliografa
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El espacio en la didctica
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Teora e historia
Me pregunto si es as como cambia en realidad el mundo, no como un planeta navegando por los cielos, sino como una unin de los pensamientos en el espacio.
James Cowan. El sueo de un cartgrafo.
El concepto de espacio ejerce junto al concepto de tiempo de gran cajn organizador de los contenidos de las ciencias sociales. Pero, aunque pocos se atreven a
discutirlo como marco organizador, s que se presentan graves dudas en su representacin concreta como contenido a ensear.
Todos pensamos, sentimos y actuamos en trminos espaciales. Nos desplazamos
cada da por un espacio concreto, las noticias del peridico que leemos o las que
vemos en la televisin nos remiten a unos espacios. Muy a menudo estamos resolviendo problemas de carcter espacial, aunque en muchas ocasiones no tenemos
conciencia de ello y lo hacemos siguiendo estrategias intuitivas y poco eficaces. Escogemos itinerarios para ir a un lugar, nos orientamos, construimos teoras explicativas del mundo en el que vivimos y actuamos en definitiva a partir de esquemas es paciales que vamos construyendo en nuestra mente. Estos esquemas son producto
de la experiencia sensorial primaria en constante interaccin con el contexto cultural en el que nos desarrollamos. Pero, al mismo tiempo, los esquemas espaciales que
tenemos registrados en nuestras mentes nos sirven para actuar, son los planos orientativos de nuestra accin e inciden de manera sustantiva en la consecucin de otros
aprendizajes como es el caso de la implicacin del dominio del esquema espacial corporal en el aprendizaje de la lectoescritura.
La solucin de muchos de los problemas, tanto cotidianos como de carcter ms
cientfico dependen de la representacin que nos hagamos del espacio. Por poner un
ejemplo, los griegos pudieron resolver muchos problemas que los babilonios no pudieron solucionar simplemente porque reemplazaron el concepto de espacio babilnico, basado en un sistema mtrico aditivo, por un concepto de espacio continuo. La
manera como nos representamos mentalmente el espacio condiciona nuestra propia
existencia, desde el hecho ms cotidiano hasta la propia capacidad de imaginar nuevos retos cientficos.
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El problema de Platn en relacin al espacio es encontrar la manera de explicarlo desde la teora de las ideas. Como idea, el espacio ha de ser absoluto y eterno.
El espacio es aquello que una cosa es. Es el receptor, el lugar de acogida para todo lo
que deviene. El espacio recibe configuracin mediante aquello que entra en l.
Platn distingue tres gneros de ser o de realidad: las formas y las ideas a las
que atribuye el gnero de ser permanente, inalterable. Las cosas sensibles, siempre en
movimiento que conforman el devenir. Y, finalmente, el espacio de condicin eterna
que constituye el receptculo de las cosas creadas, no puede considerarse real, no es,
sino que nicamente es llenado. Para Platn el concepto de espacio tiene pues una
condicin absoluta, independiente de las cosas que lo llenan. De hecho, creemos que
su representacin de la idea de espacio inaugura la dimensin cognitiva del concepto espacio.
Los planteamientos de Platn y Aristteles alrededor del espacio acompaan al
debate filosfico a lo largo de toda la historia del pensamiento sobre la naturaleza
del espacio y tienen sus implicaciones en la enseanza que de l hacemos. De una
1. Como nos consta en los apuntes mecanografiados que nos facilit amablemente el profesor Llardn.
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manera u otra consideramos el espacio como una entidad absoluta, abstracta, cuando nos decidimos a hablar de l, a convertirlo en objeto de reflexin didctica y cuando lo consideramos como una de las coordenadas bsicas del pensamiento. Pero, a la
vez, tambin identificamos el espacio con los lugares, tal y como lo hizo Aristteles,
porque cuando hablamos del espacio desde las ciencias sociales lo hacemos a partir
de los referentes que dan significado al espacio: los lugares, el espacio fsico de la superficie terrestre habitada por el hombre.
Por otro lado, la idea que en cada periodo histrico se ha tenido del espacio responde tambin a la cosmovisin, a la representacin del mundo y a las cuestiones
que centraban la atencin de la reflexin cientfica del momento sobre el espacio
planetario.
Durante la Edad Media predomina la idea de espacio aristotlico, como una realidad que puede identificarse con los lugares. Pero se distingue ya entre el espacio
real como entidad finita y el espacio imaginario, que se ve infinito y hace referencia
ms bien a una categora mental.
Las doctrinas modernas del espacio fueron profundizando en la definicin de
las propiedades de espacio absoluto. La ciencia, desde el Renacimiento, centraba sus
esfuerzos en conseguir conocer, tipificar y medir cada palmo de espacio terrestre. El
conocimiento cientfico de los lugares se identificaba con la recogida de datos objetivables y la precisin de las observaciones comprobadas con meticulosidad. Al espacio como gran continente universal de los cuerpos fsicos se le fueron reconociendo
las propiedades del espacio euclidiano (homogneo, isotrpico, continuo, ilimitado,
tridimensional y homoloidal). Para Descartes la idea de espacio es central. Considera
el espacio como una sustancia extensa en longitud, anchura y profundidad. Introduce las nociones de lugar en relacin a la situacin, fundamento de la localizacin geogrfica.
Pero en paralelo a la definicin de las propiedades del espacio se mantuvo la
discusin entre la naturaleza absoluta y relativa del espacio. Newton y Leibniz representan, respectivamente, y simplificando mucho, estos puntos de vista. El espacio era
definido por Newton como algo absoluto y permanente, de naturaleza un tanto metafsica, ya que en algn momento incluso lo identific como sensorium Dei, rgano
sensorial de Dios. Leibniz, en cambio, desde una perspectiva relacionalista, plantea
que el espacio es un orden de coexistencias, de relaciones.
La teora de la relatividad concretada por Einstein reemplaz los conceptos independientes de espacio y tiempo por un concepto nico de espacio-tiempo continuo y cuatridimensional, finito y en crecimiento, que hace referencia al espacio csmico. Pero la relatividad de la Fsica de Einstein sobre todo inaugura la perspectiva
cientfica que caracterizar la ciencia de finales del siglo XX. Se ha perdido la atractiva sensacin de certeza que proporcionaba la ciencia positivista, preocupada por
ofrecer modelos de espacio objetivo y abstracto, reducido a frmulas matemticas y
a una geometra concreta. Supone admitir que diferentes conceptos de espacio sern
apropiados para diferentes propsitos. De lo que se puede concluir el reconocimiento del espacio como un concepto relativo y multidimensional que tiene diferentes
significados en funcin del contexto en el que se aplica y del tipo de problema que
tratamos de resolver. Desde esta perspectiva, necesitaremos conocer qu representa130
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cin del espacio tienen nuestros alumnos y qu representacin cientfica del espacio
consideramos ms oportuna definir como objeto de instruccin, partiendo de la base
de que no hay una nica y objetivable teora sobre el espacio. Penetraremos, pues, en
el complejo reto de considerar el espacio como entidad cognitiva.
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El segundo grupo de propiedades que segn Piaget distinguen las mentes infantiles son las llamadas propiedades proyectivas, que suponen la capacidad de predecir qu aspecto tendr un objeto visto desde diversos puntos de vista o ngulos de
visin. El reconocimiento de las propiedades proyectivas exige un proceso de descentracin espacial, producto de la superacin del egocentrismo infantil. Casi en paralelo a las propiedades proyectivas, en la evolucin de los esquemas espaciales men131
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tales de los nios se reconocen las propiedades euclidianas que hacen referencia al
tamao y por tanto a la medida del espacio, distancias y direcciones.
Las conclusiones de Piaget e Inhelder han servido de referencia bsica para tipificar y analizar las representaciones grficas del espacio geogrfico de los alumnos
(Catling, 1978; Boardman, 1983; Comes, 1993) pero creemos que pueden conducir a
conclusiones errneas y especialmente poco indicadas para los enseantes que pretenden abordar el espacio desde la perspectiva de las ciencias sociales. Hay que tener
en cuenta que Piaget se centra en la consideracin del espacio geomtrico-matemtico y no en la concepcin del espacio social, producto de la representacin del
mundo y de los objetos en el espacio perceptual y de accin de cada individuo. Pero
incluso desde la perspectiva geomtrica del espacio, las crticas a Piaget han sido
considerables en los ltimos aos (Dickinson, Bow, Gibson, 1991) hasta el punto de
recomendar otras tipologas respecto a los niveles de desarrollo espacial, como los niveles de Van Hiele:
Nivel I. Las figuras se distinguen por sus formas individuales, como un todo,
sin detectar relaciones entre el todo y sus partes. Las formas geomtricas
pueden ser reconocidas e identificadas por su nombre, pero no se advierten
relaciones entre las diferentes formas. Un nio de seis aos no es capaz de
ver que el cuadrado es un tipo de rombo. Para el nio se trata de formas diferentes y aisladas.
Nivel II. Empieza a desarrollarse la conciencia de que las figuras constan de
partes. Estas propiedades son comprendidas a partir de observaciones efectuadas en el contexto de trabajos prcticos como la medida de distancias y
el dibujo y construccin de modelos. Observa que el rectngulo tiene cuatro ngulos rectos, pero an es incapaz de ver el rectngulo como un paralelogramo particular.
Nivel III. Las relaciones espaciales y las definiciones empiezan a ser aclaradas, pero con ayuda externa. Empiezan a establecerse las conexiones lgicas, gracias a una mezcla de experiencia prctica y de razonamiento.
Niveles IV y V. Suponen el desarrollo del razonamiento deductivo, culminando en la abstraccin compleja, ya sin necesidad de interpretaciones concretas2.
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La reflexin cognitiva de carcter evolutivo, en la que los universales cognitivos van evolucionando, madurando condicionados por la edad, cada vez se va relativizando ms. Los esquemas cognitivos s que se reconocen como condicionantes bsicos de la percepcin del mundo exterior; pero desde la perspectiva del constructivismo humano y cultural, y sin negar la existencia de unos universales cognitivos de
naturaleza evolutiva, hay que considerar muy importante para la competencia espacial del individuo la instruccin, los modelos explicativos, la ayuda de la experiencia
espacial que le proporciona el contexto cultural del que forma parte el alumno.
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Nuestros alumnos que no acostumbran a perderse por la montaa pastando al ganado no saben lo que es orientarse mirando las estrellas y ni tan slo segn la posicin del astro rey. Ahora bien, se mueven sin temor en la selva de unos grandes almacenes, donde probablemente el pastor se encontrara ms inseguro que nuestros
alumnos urbanitas en el bosque. Los universales cognitivos de naturaleza espacial no
se han de negar, pero su desarrollo y la manera como van concretndose dependen
fundamentalmente de la interaccin cultural del individuo en la que las situaciones
espaciales concretas y la instruccin especfica le ayudarn a pensar el espacio y a
actuar en l con eficacia.
Nos ser, pues, necesario considerar cmo nos representamos el espacio desde
la dimensin social o cultural. En este sentido, las tesis sobre la psicologa del espacio de A. Moles (1972) nos han parecido muy sugerentes. Segn Moles, nuestras concepciones del espacio se rigen esencialmente por dos gramticas del espacio, dos dinmicas del pensamiento, dos maneras de utilizarlo.
El primer sistema espacial es el del Yo como centro del Mundo. Un universo egocntrico es el fundamento biolgico del pensamiento humano espontneo.
Desde el punto de vista de cada uno, el espacio es regido por la dictadura de
nuestra propia centralidad. El mundo se ordena alrededor de cada uno de nosotros de manera estratificada en sucesivas conchas o esferas perceptivas y subjetivas.
El segundo sistema es el de la extensin cartesiana. En este espacio, el mundo
se dibuja como extenso e ilimitado, contemplado por un observador que no habita en l, donde todos los puntos son considerados a priori equivalentes. Esta es la
visin objetiva del espacio. La manera como los humanos pensamos el espacio va,
segn Moles, de un sistema a otro. Los humanos conquistamos el espacio dividindolo, organizndolo y acercndolo hacia nosotros, materializando sus subdivisiones
de manera convincente para nuestro pensamiento. Y como el espacio mental no
es istropo, ni neutro, es un campo de valores, supone la transposicin de lo imaginario en lo real ms que de lo real en lo imaginario (Moles, 1972), para cada uno
de nosotros lo cercano (mental y afectivamente hablando) es ms importante que
lo lejano. Pero la distancia psicolgica no coincide necesariamente con la geogrfica. Es curioso observar, por ejemplo, la barrera perceptiva que ejerce una va
ancha y cmo condiciona la distancia psicolgica de los conductores que buscan
aparcamiento. Aprender a pensar el espacio supone un proceso de superacin de la
dictadura del yo perceptivo. Este proceso no sigue una evolucin lineal, ordenada,
siguiendo un orden desde lo ms cercano geogrficamente hablando a lo ms lejano, ya que la proximidad o lejana psicolgica, como ya hemos hecho notar, no
coincide con la geogrfica. Para un nio pequeo es ms fcil identificar y manejar el globo terrqueo como imagen representativa del mundo con un lmite muy
definido que es el planeta y reconocer el dentro-fuera entre los continentes y el
mar, que reconocer y delimitar la comarca en la que vive. No significa esto que no
debamos considerar relevante este contenido, pero probablemente debemos revisar el orden de escalas geogrficas en base a las cuales se secuenciaba hasta hace
poco el trabajo espacial en la enseanza primaria. Hemos de sustituir en definitiva
la lgica geogrfica por la lgica del alumno.
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Nos preguntamos si esta diferenciacin no se corresponde con lo que intuitivamente, desde la prctica, hemos advertido reiteradamente, cuando los docentes nos
resumen el problema didctico del espacio en cuestiones como:
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Hemos querido dar respuesta a estas cuestiones prcticas, pero a la vez enmarcarlas en un esquema ms global en el que cada actividad espacial est definida por
cuatro tipos de variables:
Los tipos de problemas espaciales en relacin con los diferentes contextos
espaciales antes identificados.
La escala geogrfica.
Tipos de instrumentos o documento cartogrficos que se utilicen.
Las estrategias cognitivas y las habilidades cartogrficas que se trabajen.
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Pero no creemos que el espacio haya de ser objeto de introduccin aislada. Creemos que el rea de ciencias sociales tendra que abordar la organizacin de los contenidos a partir de problemas ms globales en los que la dimensin espacial y temporal son las coordenadas bsicas. Por ello, las propuestas de actividades que presentamos en el tercer captulo son solo sugerencias concretas, a modo de recetas de
platos, pero no de mens. Con todo, hemos querido concretar al mximo la propuesta y presentamos para cada ciclo una tabla de los contenidos bsicos, al mismo tiempo que un ejemplo de cada actividad propuesta.
Pensar el espacio
Pensar el espacio desde el mirador de la historia
El acto de pensar el espacio ha acompaado a la humanidad desde nuestros ms
remotos antepasados. En el Paleoltico, la humanidad ya se dio cuenta de fenmenos
que se repetan en el tiempo y en el espacio: los das, las estaciones del ao, el movimiento del Sol, la identidad de las formas que componan el paisaje que les rodeaba... Las cosas tenan un espacio y un tiempo.
La necesidad de recordar rutas relacionadas con la localizacin del agua o bien
de la caza debieron motivar la construccin de los primeros croquis o esquemas cartogrficos. Al menos, as se han interpretado las lneas enigmticas que se han encontrado en diferentes cuevas prehistricas.
Durante miles de aos la humanidad slo contaba con un sensor para captar la
informacin espacial: sus ojos. Las observaciones y medidas en torno al espacio se basaban en una laboriossima observacin de campo y de clculos indirectos. Las tcnicas fotogrficas y los sensores digitales aplicados a los satlites son tcnicas muy recientes. De hecho, hasta que los primeros vuelos espaciales y la informacin de los
satlites nos facilitaron la imagen de la Tierra desde el exterior, no pudimos observar
el conjunto del espacio terrestre ms que a travs de las imgenes simuladas que
aportaban los mapas. La era de la cartografa manual y simulada ha dejado paso a la
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de la cartografa automtica y de precisin fotogrfica. Un largo recorrido de la historia de la humanidad, que va aparejada con el inters exploratorio del planeta y con
la aplicacin de avances cientficos que han ido facilitando la recogida de informacin espacial y su registro preciso y efectivo en mapas4.
En paralelo a la evolucin de la tcnica en el registro de datos geogrficos, tambin hay que advertir una evolucin en el modo de pensar el espacio como consecuencia de los cambios en la manera de vivir en l. Las breves pinceladas de la historia de la medicin y exploracin de la Tierra, que a continuacin describiremos para
introducir culturalmente la razn del saber espacial geogrfico, nos parece oportuno
que no se limiten a los hitos ms relevantes de los avances cientficos y de las exploraciones geogrficas. Hemos hecho una reflexin en paralelo sobre la evolucin en la
manera de pensar el espacio ligada a la manera de vivirlo correspondiente a cada
poca.
La Antigedad
La medida de superficies y distancias, as como la orientacin en el espacio, fueron necesidades imperiosas durante las primeras civilizaciones. Los mismos egipcios
vivan condicionados por las crecidas del Nilo. La distribucin peridica de las tierras
inundadas cada ao por el ro hizo necesario medir todos los campos por medio de
nuevos cuadrados o rectngulos correspondientes a los del ao anterior. De estas reiteradas mediciones durante siglos se derivan los teoremas de equivalencia que an
se estudian hoy.
Los primeros mapas que trataban de representar la superficie terrestre son unos
mapamundis que representaban la Tierra como un disco plano, rodeado de agua.
Estas representaciones cartogrficas estaban centradas en el Mediterrneo, desde
donde partan las exploraciones. Hace dos mil quinientos aos slo se haba explorado el 8% del conjunto de la superficie terrestre.
El mundo visto desde la cultura griega de la Antigedad estaba dividido en dos
grandes sectores: el Este del mar Egeo, palabra de la que se derivar el topnimo de
Asia (que parece provenir de Asun, Este en semtico), y la ribera Oeste, Ereben en semtico, palabra que servira de base al topnimo Europa. La orientacin en el espacio
se basaba pues en el esquema perceptivo de los puntos cardinales.
Hacia el ao 240 a.C., el astrnomo Eratstenes llev a trmino una medicin
de la Tierra que demostraba su esfericidad. Haba comprobado que al volver al puerto de destino desde mar adentro, las montaas emergan por encima del mar, sin que
se viera la ciudad que estaba a sus pies. Al caminar hacia el Norte, las sombras se hacan ms alargadas y la inclinacin de los rayos solares variaba. Eratstenes calcul
el radio terrestre con mucha exactitud (con un error de slo un 1%). El error en el
resultado no es a causa del procedimiento de clculo usado, sino de que las distan-
4. En este sentido, es muy interesante la sntesis de este proceso de revolucin tecnolgica en la cartografa que se recoge en el artculo de NOBLE WILDFORD, J. (1998): Revoluciones en cartografa, National Geographic, Vol. 2, 2.
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cias entre Siene (la actual Assuan) y Alejandra se calcularon en miles de pasos o en
jornadas de camino, unidades demasiado imprecisas para medir con exactitud la distancia.
Fue tambin Eratstenes quien confeccion el primer planisferio, es decir la primera representacin regular de la superficie terrestre y adems aplic en l un sistema de coordenadas ortogrficas a modo de meridianos y paralelos (ver figura 1). Posteriormente, Marino de Tiro, siguiendo las orientaciones de Eratstenes y de Hiparco,
fue quien propuso la divisin de la red de coordenadas dividiendo los 360 en ocho
meridianos y ocho paralelos.
Aristarco de Samos fue el primer astrnomo de la Antigedad que defendi que
la Tierra no era el centro del universo. Su concepcin heliocntrica, sostenida hace
ms de dos mil aos, tard dieciocho siglos en ser aceptada. Pero el cartgrafo de la
Antigedad que tuvo mayor eco posteriormente fue Claudio Ptolomeo. Defendi el
sistema geocntrico (la Tierra como centro del universo), idea que prevaleci hasta la
segunda mitad del siglo XVI, cuando Coprnico recuper la idea del sistema heliocntrico anunciada por Aristarco. Hacia el ao 170 de nuestra era, Ptolomeo elabor un
mapamundi muy detallado del mundo explorado hasta aquel momento, recogiendo
un total de ms de 8.000 topnimos (ver figura 2). Pero renunci a representar las
coordenadas geogrficas mediante la red ortodrica y lo hizo mediante una red cnica.
En la Antigedad tambin encontramos el origen de nuestros actuales mapas
de carreteras en los famosos periplos griegos, autnticos catlogos de topnimos relativos a puertos, ros, montaas, que normalmente eran acompaados por esquemas
cartogrficos en los que se escriba. Los comerciantes y los militares romanos eran los
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que los utilizaban para planificar sus conquistas, intercambios y para organizar los
territorios ocupados. En la antigua China tambin se tiene constancia de la existencia de este tipo de documentos cartogrficos.
La Edad Media
La concepcin del mundo expresada en la Biblia condicion notablemente la
cultura espacial europea durante casi un milenio. En cambio, la cultura rabe, no mediatizada por la Biblia, recuper la imagen de la Tierra y los clculos matemticos desarrollados por los eminentes astrnomos griegos de la escuela de Alejandra. Al Karismi, creador del sistema decimal, remodel el planisferio de Marino de Tiro y cuadrangul el mapa mediante una red de coordenadas.
Pero en los territorios cristianos, durante el largo periodo de la Edad Media, la
forma de la Tierra era de nuevo considerada como un disco plano envuelto en agua.
La distribucin y representacin de las tierras que se representaban coincidan ms
con las descripciones bblicas que con los conocimientos geogrficos. Los mapas en
la Edad Media eran obras de arte que tenan como finalidad difundir la imagen bblica del mundo. Se trataba de defender que la Tierra era una superficie circular sobre
la que Dios haba extendido la bveda del cielo con una potente luz para el da y muchas lucecitas pequeas para iluminar la noche. Jerusaln se situaba en el centro del
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crculo, con una cruz simblica que representaba un mar en forma de T y que simbolizaba la Santsima Trinidad. Por eso a estas representaciones se las denomina las
T en O. El paraso era situado en el extremo superior del mapa, hacia Oriente (ver
figura 3).
Estas representaciones mticas no entraban en contradiccin con la experiencia
espacial que podan tener los habitantes de la poca medieval. La experiencia espacial se circunscriba a un muy limitado espacio nico: el territorio del villorrio en el
que habitaban y los de las cercanas. Ms all comenzaban unos espacios desconocidos y mticos de los que slo se tenan referencias aisladas e indirectas.
A medida que el poder poltico se organiz y se concentr ms all de lo que
los ojos humanos podan controlar directamente, se advirti la necesidad de contar
con unos mapas precisos de las tierras dominadas o que se pretendan dominar. Pero
estas representaciones son objeto de culto y control de quien detentaba el poder y
no incidirn en las representaciones espaciales de la mayor parte de la poblacin;
pero s en las representaciones cientficas del espacio de la poca.
Por otra parte, en el siglo XIII las ciudades de Barcelona, Valencia y Mallorca eran
los focos comerciales ms activos del Mediterrneo. Sus expediciones llegaron hasta
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Siria, Marruecos y Egipto, gracias a la aplicacin del invento de la brjula para orientarse en alta mar. Los mapas marinos, llamados portulanos, representaban un sistema de rumbos relacionados con la rosa de los vientos. De esta manera la cartografa
se converta en una herramienta imprescindible para los navegantes. Abraham Cresques y su escuela mallorquina elaboraron uno de los compendios cartogrficos ms
importantes de la poca.
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El cartgrafo alemn Martin Waldseemller represent el ao 1507 por primera vez el nuevo continente descubierto por Coln independiente del continente asitico. Pero por error le atribuy el xito de la empresa a Amrico Vespucci y utiliz su
nombre como base del topnimo de Amrica.
La continentalidad de Amrica cambi radicalmente la concepcin del espacio
terrestre. Las tierras emergidas ya no formaban una sola pieza rodeada de mar, cosa
que implicaba superar definitivamente la concepcin bblica.
Ahora, de lo que se trataba era de conseguir una representacin lo ms aproximada posible a la realidad. En este sentido, el siglo XVI fue el siglo de oro de la cartografa europea. La figura central fue Gerhard Kremer, rebautizado con el nombre
de Mercator (mercader) en reconocimiento a su esfuerzo por proporcionar mapas
fiables a los comerciantes de la poca.
En esta poca se redescubrieron las aportaciones de Ptolomeo y de Eratstenes.
Para confeccionar su famosa proyeccin cartogrfica, Mercator parece que se bas
expresamente en el mapa de Marino de Tiro. Tambin incidi especialmente en la divulgacin de la cartografa la utilizacin de la imprenta (Gutenberg, 1455). Ello posibilit que se publicara la Carta de Mercator (planisferio) en el ao 1569, as como
la aparicin de los primeros grandes atlas (ver figura 5).
La cartografa se confirm una vez ms como un saber tecnico-matemtico, al
servicio del poder. No hay que olvidar que fue bajo la proteccin y ayuda de Carlos
V y Felipe II, ambos buenos matemticos, que Mercator realiz su ingente obra cartogrfica en los Pases Bajos. En aquel periodo esos territorios pertenecan a la corona de Espaa. La estrecha relacin que haba entre la cartografa y la conquista de
nuevos territorios haca que la elaboracin de mapas fuera una tarea reservada y los
mapas considerados secretos de Estado.
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leccin de las informaciones de las ltimas exploraciones eran acompaadas por figuras de dioses que conformaban el encuadre artstico de la imagen geogrfica.
Poco a poco se fue divulgando la nueva imagen de la Tierra. La cosmovisin del
conjunto del planeta fue cambiando gracias a los mapas y a las noticias de los grandes viajes que se iban difundiendo de boca en boca. Pero la gran mayor parte de
nuestros antepasados europeos seguan pensando el espacio sobre todo como resultado de la experiencia espacial ligada a un espacio continuo en funcin de los desplazamientos a pie o bien a caballo. Y costaba mucho aceptar que la Tierra no fuera
el centro del universo.
La imagen del conjunto del planeta fue ganando en precisin gracias a las exploraciones que se iban haciendo para conocer cualquier rincn del mundo y poderlo colonizar por encargo de las grandes potencias europeas. Los mapamundi y planisferios se fueron completando cada vez con ms mapas sectoriales de gran valor
para los polticos y militares con el fin de conocer los territorios coloniales. Esto explica el esfuerzo cartogrfico hecho desde Inglaterra y especialmente desde Francia.
Durante el siglo XVIII el observatorio de Pars era el centro ms activo de la cartografa. Los cartgrafos de la familia Cassini fueron los pioneros en confeccionar un
documento cartogrfico detallado del territorio francs, el primer mapa topogrfico
nacional de la historia. Por otro lado, las expediciones cientficas francesas a Laponia
y al Per sirvieron para confirmar la teora de Newton respecto a la forma de la es143
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fera terrestre, pudindose demostrar que la Tierra era achatada por los polos.
Con los viajes del capitn Cook y otros exploradores de la era contempornea
se demostr que la mayor parte de las tierras emergidas se encuentran en el hemisferio norte, se explor Oceana y se descubri la Antrtida.
La cartografa va ganando en precisin y se van estableciendo los sistemas convencionales de medida y divisin del espacio terrestre. Los mapas ya empiezan a tener
propiedades cartomtricas. Mediante los mapas podemos medir distancias aproximadas de amplios espacios y podemos tener informacin precisa de sus formas.
La medida del meridiano de Dunkerque a Barcelona sirve para establecer la medida del metro. Las unidades tradicionales haban sido establecidas a escala humana:
el pulgar, la mano, el pie; o bien eran producto de los esfuerzos en el trabajo, como
el jornal. Cada pas, cada comarca, tena su sistema de medidas de espacio. Pero, a
raz de la Revolucin Francesa, se considera la necesidad de buscar un sistema de medidas universales. Hubo bsicamente dos propuestas: aquellos que defendan que la
unidad de medida deba tomar como referencia la unidad del pndulo, que equivale
a una unidad de tiempo, el segundo; y por otro lado aquellos que deseaban que se
hiciera en base a tomar medidas de la propia Tierra, sobre el ecuador o bien sobre el
meridiano. Finalmente se opt por aprobar este ltimo proyecto que precis de un
complejo plan de trabajo llevado a cabo a finales del siglo XVIII por los astrnomos
franceses Delambre y Mchain. Los trabajos se iniciaron en el ao 1792 y en el 1799
se aprueba oficialmente la medida del metro obtenida; pero cost mucho que fuera
admitida y utilizada por los diferentes pases europeos. El mismo Napolen mostr su
poca aceptacin diciendo:
Devolvedme las medidas de mi infancia, las nuevas remueven todas mis nociones5.
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Con toda seguridad el mirador que nos proporcionan las imgenes cartogrficas, producto de la informacin extrada de los satlites o por los aviones, nos es imprescindible para poder pensar el espacio en un mundo complejo y en el que el sistema de vida nos hace mover en un espacio lleno de discontinuidades y de interferencias de informaciones a escalas muy diferentes. Los ciudadanos del siglo XXI tienen
la necesidad, pero tambin las posibilidades, de aprender a pensar el espacio. Como
dice Tom Van Sant, autor de la imagen geosfera6:
Estamos convencidos de que la paz internacional, as como la buena gestin de los recursos, dependen de nuestra conciencia planetaria o globalizadora de la Tierra, en oposicin a nuestra conciencia cotidiana de una Tierra plana.
Empezaremos por definir qu espacio tratamos desde la geografa. La geografa es la disciplina que se enmarca dentro de la escala del espacio terrestre, la superficie de la Tierra, los 510 millones de Km2 que actualmente percibimos con mucha
precisin a travs de las imgenes satlite. La Ecumene hace referencia al espacio humanizado, pero actualmente no puede desligarse el uno del otro si atendemos al conjunto del planeta como gran sistema humanizado.
El estudio geogrfico se mueve en una estrecha ventana dentro del abanico de
escalas que incluye el espacio csmico o universo. La extensin del rea geogrfica
condiciona los tipos de fenmenos y los tipos de anlisis que podemos hacer. La naturaleza del espacio geogrfico, de todas maneras, es multidimensional. Al concepto
de espacio en relacin con la disciplina geogrfica se le han reconocido tres atributos diferentes segn el enfoque cientfico: el espacio absoluto, el espacio relativo y
el espacio relacional.
6. Esta imagen que se ha venido divulgando en los ltimos aos como el nuevo planisferio es el producto de superponer un gran nmero de imgenes satlite para conseguir una imagen sin nubes del conjunto de la superficie terrestre.
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Ordenar los espacios para poder indicar el lugar que ocupa cada cosa es uno
de los objetivos ms propios de la geografa. La tradicin aristotlica, que proporciona gran relevancia al lugar, es recogida por el enfoque de la geografa regional
al definir la geografa como ciencia descriptiva de regiones y lugares. El espacio,
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segn este constructo cientfico, es un escenario que hay que leer. El neopositivismo, en cambio, es la corriente que caracteriza la visin abstracta del concepto espacio. Mediante la geografa se trataba de buscar y definir causas y efectos espaciales, procesos y fenmenos, leyes y regularidades (Harvey, 1969). El espacio de referencia no son los lugares concretos, sino el espacio matemtico, conceptual,
abstracto. Desde esta perspectiva la geografa adquiere un componente bsicamente analtico y temtico.
Con el nuevo humanismo o paradigma dialctico, el espacio es algo ms que
el escenario de los regionalismos, pero es algo ms, tambin, que el espacio abstracto y pretendidamente neutral del neopositivismo. Dentro de este nuevo paradigma, el gegrafo trata de determinar la dimensin espacial de los hechos sociales.
En la orientacin radical del nuevo humanismo, las races del marxismo, del feminismo y del ecologismo conforman el marco que orienta el trabajo sobre el espacio
social.
El enfoque propiamente humanista, ligado a la fenomenologa y al existencialismo, orienta el trabajo de la dimensin social de los fenmenos hacia el estudio de
los comportamientos y sentimientos frente al espacio (geografa de la percepcin).
El espacio, desde esta orientacin, vuelve a tomar el componente de lugar (se habla
de topophilia, concepto desarrollado por Yi-Fu-Tuan). Tuan distingue espacio y
lugar. Entiende que el espacio es una categora vaca de sentimientos perceptivos
personales, mientras que el lugar es el espacio que ya tiene atributos de experiencia personal.
El enfoque de la geografa de los 80 (identificada como postmodernismo) se caracteriza por un fenmeno de revalorizacin del componente espacial de las ciencias
sociales. Se entiende que las formas de pensamiento social slo se pueden comprender en relacin al contexto en el que se conceptualizan. La geografa de finales del
siglo XX parece orientarse hacia un enfoque cultural que evidencia posos radicales y
humanistas. Uno de los sujetos centrales de estas geografas es el estudio de la identidad cultural y simblica de los paisajes, de los lugares.
La transposicin didctica del estudio del espacio geogrfico, entendemos que
pasa por ordenar las diversas aportaciones que pueden hacer cada uno de los enfoques de la disciplina geogrfica a una actividad mental ordenada y eficaz respecto al
espacio.
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amplios se hace mediante mapas a escalas muy pequeas, como los que se reproducen en los atlas escolares. Los alumnos calcan los mapas de los atlas o bien utilizan
mapas mudos para ir aprendiendo por repeticin la informacin geogrfica que se
considera ms relevante desde un punto de vista descriptivo: identificacin toponmica de los lugares, descripcin de los rasgos del territorio, etc.
Desde el enfoque neopositivista, la lectura y la interpretacin del espacio se
orienta hacia la comprensin y dominio del espacio como entidad abstracta, geomtrica, ms matemtica que geogrfica. El nfasis en la medida del espacio, en
aplicacin de modelos cuantitativos, en el procesamiento de datos estadsticos mediante mapas temticos, son una expresin de este enfoque que tiene una larga implantacin en la cultura anglosajona en el apartado de contenidos, que ellos identifican como geographical skills. Bajo este epgrafe, una buena parte de habilidades
estn relacionadas con el dominio del lenguaje de los mapas. Es el caso del material
didctico de Cole-Beynon (1970), del modelo de seleccin y de secuencia de actividades de Boardman (1983), o bien el que propone el mismo National Curriculum ingls (1989). Este enfoque tiene como cualidad un tratamiento detenido y progresivo
de las habilidades cartogrficas. Pero en muchas ocasiones se entretiene al alumno
hacindole hacer muchos mapas corriendo el riesgo de hacer una enseanza de la
geografa reducida a un lenguaje tcnico. Dnde queda entonces el conocimiento
reflexivo, social, del espacio?
El enfoque fenomenolgico, humanista, concretado con lo que se ha identificado como geografa de la percepcin, ha aportado una cierta relativizacin del concepto de espacio como entidad objetiva y matemtica. Se consideran muy importantes los mapas mentales elaborados por los propios alumnos. Las actividades espaciales se entienden bajo un enfoque ms holstico y desde un contexto de
descubrimiento por parte de los alumnos. A este enfoque corresponden, por ejemplo,
la propuesta de actividades hecha por Muntaola y Capel (1984) y la ms reciente de
Souto (1989).
La geografa crtica y los enfoques ms recientes de la geografa, identificados bajo el atributo de postmodernismo, plantean los mapas en la enseanza de la
geografa como instrumento para explicitar las desigualdades, el conflicto, la visin crtica de la sociedad que nos toca vivir. No se valoran tanto las actividades
cartogrficas por su componente tcnico, sino ms bien por su capacidad expresiva
en la comunicacin de ideas en torno al espacio. La tcnica de la modelizacin de
R. Brunet (1987) y Clary (1995), aplicada a la enseanza de la geografa, divulgada
a travs de diversas publicaciones y especialmente a partir de la revista Mappemonde, puede considerarse la lnea de trabajo dentro de un enfoque ms cercano a
la geografa crtica.
Situados desde la perspectiva de la geografa crtica, entendemos que se trata
de considerar los mapas no como objeto de conocimiento por ellos mismos, sino que
son los instrumentos analgicos bsicos que tiene la geografa para ensear a pensar el espacio.
Actualmente, los avances tecnolgicos en la obtencin de la informacin cartogrfica (teledeteccin espacial, fotogrametra...) en su procesamiento (Sistemas de
Informacin Geogrfica) y en su comunicacin (confeccin de mapas por ordenador)
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podran hacer entender que aprender a pensar el espacio se resume sobre todo en
saber utilizar este sofisticado armamento tcnico-informtico. Pero la capacidad de
traducir las ideas en un mapa, imaginarse un paisaje, se puede ejercer slo con un
sencillo lpiz y un trozo de papel y hasta slo utilizando la mente.
Pensamos espacialmente a travs de esquemas grficos mentales, croquis, imgenes que guan nuestra respuesta ante problemas que implican decisiones relacionadas con el espacio. En este sentido, se empieza a hablar de cognicin cartogrfica
como proceso que implica la utilizacin del cerebro humano para reconocer modelos y relaciones en su contexto espacial. La consideracin del lenguaje cartogrfico
se ha hecho ms bien desde su dimensin externa, la manifestacin grfica y el proceso de comunicacin observable. Quizs conviene considerarlo, en vistas a la enseanza/aprendizaje del espacio, desde su dimensin cognitiva, como lenguaje que facilita la construccin del conocimiento. ste es el punto de partida desde el que abordaremos el siguiente captulo, en el que trataremos de sintetizar una propuesta de
didctica del espacio desde las ciencias sociales.
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Enseanza y aprendizaje del espacio.
Reflexiones didcticas generales
El problema para poder disear una didctica del espacio es, por una parte,
saber precisar, en la prctica, cmo conectar las representaciones intuitivas y subjetivas del espacio que tiene cada alumno con las representaciones ms relevantes y
funcionales del conocimiento cientfico, que seleccionamos e identificamos como
saber escolar. Y por otro lado, cmo guiamos el proceso de aprendizaje de nuestros
alumnos. Queramos o no, esta operacin supondr un exigente trabajo de reflexin
didctica que simplemente consideramos haber iniciado.
Hemos desarrollado la reflexin partiendo del reconocimiento de tres bloques
de contenidos ligado cada uno de ellos a uno de los tres tipos de capacidades bsicas en las que creemos ms conveniente agrupar los contenidos espaciales escolares,
desde la perspectiva de las ciencias sociales.
El primer bloque, La conceptualizacin espacial, hace referencia a la capacidad de recordar informaciones geogrficas, ideas sobre el espacio, conceptos cientficos que son relevantes.
Es propiamente la capacidad mental de operar, pensar sobre el espacio, procesar significativamente la informacin espacial y despus recordarla.
El lenguaje de la iconografa espacial, de los esquemas grficos, puede ser un instrumento didctico muy potente para facilitar la conceptualizacin y posterior recuerdo de los contenidos espaciales estudiados, por esto hemos centrado la reflexin didctica respecto a la conceptualizacin espacial en tratar de defender la introduccin
del croquis o esquemas grficos como lenguaje facilitador del aprendizaje espacial.
El segundo bloque, La orientacin y medida del espacio, hace referencia a las
capacidades de orientarse y de dimensionar el espacio. Todos somos usuarios del espacio y, al mismo tiempo, movernos por el espacio geogrfico no siempre nos resulta sencillo, porque, entre otras cosas, hemos de vencer la dictadura del sistema espacial producto de nuestra percepcin personal. Orientarnos y dimensionar el espacio
desde criterios de extensin cartesiana, de espacios con lugares de localizacin pre151
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cisa, con formas y medidas objetivables, es una habilidad bsica y a la vez compleja,
porque los desplazamientos, reales o virtuales que efectuamos en el espacio son de
naturaleza y escalas muy diversas. Creemos que la orientacin espacial es una de las
capacidades bsicas que es preciso trabajar en la enseanza formal y de manera coordinada desde diferentes reas, no slo en los primeros ciclos de la enseanza obligatoria. La delimitacin de lo que entendemos por orientacin y la descripcin de los
diferentes esquemas de orientacin centra la reflexin sobre este apartado de las capacidades espaciales.
El tercer bloque, La representacin grfica del espacio y el lenguaje cartogrfico, se refiere a las habilidades cartogrficas. A menudo, cuando estas habilidades se
trabajan en la escuela, se limitan demasiado a saber utilizar el atlas y, como mucho, el
mapa topogrfico, insistiendo en las curvas de nivel. Actualmente, y cada vez ms, el
lenguaje cartogrfico es ms diverso, ms accesible y divulgativo. La cultura cartogrfica ha de ampliarse a las escuelas para que los alumnos se familiaricen desde muy
pequeos con todo tipo de documentos espaciales y que, al mismo tiempo, el uso de
los mapas sirva para facilitar el aprendizaje de los contenidos geogrficos relevantes.
Entendemos la cartografa como una herramienta, un lenguaje con el que el alumno
ha de aprender a leer y escribir el espacio de una manera normalizada y sencilla.
La conceptualizacin espacial
El valor didctico del lenguaje grfico
Muy a menudo, los docentes comentamos las dificultades que tenemos para
conseguir que nuestro alumnado aprenda y recuerde el contenido de carcter espacial trabajado en el aula. Estamos de acuerdo con Clary (1995) cuando dice:
Lo que es importante no es describir y explicar todo lo que hay en la superficie de la
Tierra, acumular conocimientos [...], sino hacer comprender a los chicos y chicas cmo
funcionan los espacios de las sociedades humanas o las sociedades en sus espacios,
razonar geogrficamente, es decir, pensar el espacio.
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Nuestros sentimientos, pensamientos y acciones estn guiados desde las matrices del recuerdo. Percibimos el mundo exterior desde la memoria y actuamos en l
desde este almacn de moldes de naturaleza compleja, donde se mezclan conceptos,
sentimientos y procedimientos. Lo que distingue a un experto jugador de ajedrez de
un aprendiz es el nmero de matrices de juego, las mltiples posibilidades de resolucin de la jugada con las que cuenta en su memoria de experto y la agilidad y seguridad mental para activarlas, a diferencia de la casi improvisacin, lentitud e inseguridad en la que se debe mover el aprendiz. Uno de los aspectos en los que podramos
distinguir el proceder de un gegrafo experto del de un inexperto en temas espaciales es que el primero es capaz de hacer el proceso de esquematizacin de la informacin mentalmente, sin necesidad de expresar externamente este proceso; en la
memoria del alumno inexperto, adems de los esquemas conceptuales previos, faltan
los esquemas procedimentales necesarios para poder memorizar mentalmente la informacin ms significativa. Precisa que se le ayude a seleccionar la informacin y a
esquematizarla para poderla retener convenientemente.
Hay estrategias didcticas que pueden favorecer que la informacin seleccionada se recuerde con ms facilidad. Dentro de estas estrategias, quisiramos destacar la tcnica de los esquemas, los croquis o los modelos grficos, que consideramos
muy vinculada a la conceptualizacin espacial y que, aunque probablemente no es
desconocida, s que entendemos que ha sido subexplotada y poco sistematizada en
nuestras aulas.
Colaborar en que los alumnos desarrollen habilidades de esquematizacin espacial, ayudarles a seleccionar aquella informacin que sea ms relevante y representarla grficamente en un esquema que permita reducir la complejidad y la confusin, puede considerarse una prtesis cultural (en trminos de Bruner) muy eficiente para la memorizacin. De hecho, esta funcin facilitadora es la que tiene,
inicialmente, todo mapa. Pero en la mayor parte de los casos los documentos cartogrficos que manejan nuestros alumnos son an demasiado densos y complejos, y
para memorizar su mensaje precisan elaborar su propio mapa interpretativo. Para recordarlo, les hace falta confeccionarse su propio mapa.
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Bulevar del
Mediterrneo
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Montpellier, ha sistematizado la modelizacin con un lenguaje formal o cdigo simblico concreto (tcnica coremtica), del que se han hecho experiencias de aplicacin a la enseanza (ver figura 6).
Nuestra perspectiva trata de considerar globalmente el campo de los esquemas grficos, tanto aquellos que podramos considerar propiamente como
croquis cartogrficos, orientados hacia la representacin de aspectos fisionmicos
del espacio, como los modelos o esquemas grficos que expresan ideas en torno al
espacio.
Novak y Gowin nos han familiarizado con los mapas conceptuales como un instrumento eficaz para seleccionar, jerarquizar, relacionar los conceptos, las ideas y favorecer su asimilacin. En nuestra opinin, los esquemas grficos seran una iniciativa didctica con la misma intencionalidad, pero basada en el lenguaje visual, en la
iconografa geogrfica.
La estrategia didctica de esquematizar el espacio geogrfico para facilitar su
comprensin y memorizacin no es una novedad. A finales del siglo XIX el aprendizaje de la geografa se asimilaba casi al aprendizaje de la cartografa. La base artesanal
de las tcnicas cartogrficas y la importancia dada a la cartografa en la enseanza
escolar hicieron que se consideraran ampliamente referenciadas diferentes tcnicas
de representacin cartogrfica basadas en la esquematizacin del espacio, en diversos libros de texto, atlas franceses y americanos7. En ellos se recogen tres modelos de
esquematizacin cartogrfica, o map-drawing tal y como eran identificados por los
autores americanos:
La formalizacin es una tcnica que parte de una cuadrcula de referencia
en la que se va indicando la situacin de los vrtices del contorno esquemtico del espacio que se quiere representar. La unin de estos puntos con-
7. Como indica M.C. Robic (1991) y bien sistematizados en el Dictionnaire de la Pdagogie de Ferdinand
Buisson (1878).
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La aplicacin educativa de la tcnica figurativa y de la modelizacin se encuentra ms bien en la esquematizacin de ideas en torno al espacio, aspectos no tan
relacionados con la forma y dimensiones del espacio, como con los conceptos espaciales. Por esto entendemos que las tres tcnicas pueden ser complementarias y el
uso de una u otra depender del contenido espacial que se quiera trabajar. Tambin
pueden complementarse y formar un proceso algortmico de elaboracin de croquis
o esquemas grficos (ver figura 8).
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Figura 7. Una muestra de la tcnica de figuracin tambin nos la ofrece Pau Vila en su
libro La fesomia geogrFica de Catalunya.
La orientacin en el espacio
Orientacin y esquemas de orientacin espacial
Nadie niega que la orientacin es una capacidad espacial bsica del ser humano. Esta capacidad se adquiere bsicamente con su uso por la necesidad de resolver
problemas como: dnde estoy?, cmo puedo llegar a...?, dnde se encuentra situada esta ciudad?... En nuestra sociedad eminentemente urbana, la capacidad de
orientarnos en espacios abiertos utilizando el Sol, los puntos cardinales, o bien las estrellas, se ha ido perdiendo. En el medio urbano, los individuos se orientan a travs
de los puntos nodales (lugares, puntos que destacan del conjunto por su altura, reclamo luminoso, forma propia), algunas calles, los ros, un plaza, un parque, pueden
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servir de lneas orientativas y zonas que sirven de fronteras visuales que sirven para
dibujarnos el mapa mental de un espacio determinado a partir del cual nos podremos orientar.
Las sociedades ms desarrolladas asisten la orientacin espontnea del espacio
de sus habitantes a travs de cdigos simblicos convencionales como son, por ejemplo, los esquemas grficos indicativos de las direcciones y estaciones del metro, o
bien los planos de la ciudad, los mapas y rotulaciones de las carreteras.
Pero de manera intuitiva, y por exigencias de la vida cotidiana, es muy difcil
que nuestros alumnos aprendan a tener autonoma de orientacin, especialmente en
espacios abiertos y poco familiares. De aqu que la capacidad de orientacin haya de
ser objeto de instruccin escolar.
La orientacin sirve bsicamente para precisar la localizacin de un elemento u
objeto en un espacio determinado. Para precisar su localizacin es necesario contar
con un esquema de orientacin espacial. Cuando un sujeto trata de precisar la localizacin de un objeto en el espacio, necesita considerar un punto de referencia concreto y un sistema de coordenadas, que son los componentes bsicos de un sistema
de orientacin espacial. Depender del problema de orientacin espacial que se deba
resolver y de los esquemas de orientacin que se conozcan el que se utilice el esquema corporal, el de los puntos cardinales o bien el de las coordenadas geogrficas.
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hora de precisar una direccin o una localizacin de un espacio determinado. La lateralizacin del espacio presenta dificultades porque es normalmente asimtrica, de
manera que en los humanos hay una dominancia de la parte izquierda del cuerpo o
bien de la derecha.
Si aceptamos que el dominio del esquema de orientacin espacial se conforma
durante los primeros diez aos de vida del individuo, el trabajo escolar para favorecer este tipo de aprendizaje es una tarea bsica que hay que realizar en la etapa de
primaria.
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les hace perder la oportunidad de aplicar sus sentidos de manera distinta que en el
aula. Tampoco hay que ver la salida como un cambio de escenario en el que explicar
la leccin. Hay que delimitar previamente el objetivo concreto de la salida y el alumnado debe saber qu va a hacer y cul es la tarea; pero tambin conviene potenciar
que los alumnos se encuentren en pequeas situaciones problemticas que deban
saber resolver aplicando su saber espacial. En este sentido son muy tiles los contextos de juego: carreras de orientacin, gincanas, juegos de simulacin, etc.
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el mapa y dibujamos en l la propuesta de aprovechamiento que se hace, argumentando por escrito por qu proponen hacer sta intervencin urbanstica. Finalmente
se hace una puesta en comn de las diferentes propuestas, pudindose enviar las
conclusiones al Ayuntamiento.
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Maquetas
Las maquetas son reconstrucciones de formas aproximadas a partir de volmenes de barro, plastilina, arena, cartn, pasta de papel... Hasta el mismo globo terrqueo es una maqueta y ejerce de recurso en el que el sentido del tacto acompaa directamente al ejercicio reconstructivo del espacio. La recreacin de espacios reales o
imaginarios a travs de maquetas se puede hacer siguiendo mltiples procedimien163
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tos plsticos. Los alumnos, desde muy pequeos, juegan con maquetas espaciales,
como los juegos de construcciones; pero tambin lo hacen cuando ayudan a montar
el beln, o cuando representan objetos u paisajes con plastilina o barro.
La elaboracin de maquetas se ha introducido en la etapa de primaria y en la
secundaria sobre todo para ayudar a la conceptualizacin de las curvas de nivel. La
construccin de maquetas de corcho es, sin embargo, una actividad muy laboriosa
que puede considerarse ms apropiada para realizar en un contexto interdisciplinario. Actualmente, los mapas en relieve, las maquetas en soporte plastificado, empiezan a ser muy abundantes y la cartografa cada vez se hace ms legible, de manera
que el sistema de isolneas de las curvas de nivel no es un contenido bsico que requiera un entrenamiento especfico y tan anticipado.
Se pueden construir maquetas como actividad manipulativa que ejerce de
puente cognitivo entre la realidad y el mapa. La maqueta de la propia ciudad
puede considerarse una actividad muy adecuada para hacerse en el segundo ciclo
de primaria. Pero, de hecho, la representacin en volumen del contexto espacial
puede ayudar a la conceptualizacin espacial en todos los niveles de la enseanza. De todas maneras, las imgenes tridimensionales casi producen cognitivamente el efecto de una maqueta.
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Cada vez es ms abundante la cartografa en relieve. Acostumbra a ser en soporte de plstico moldeado. Estas imgenes en relieve son verdaderas maquetas que
pueden ser muy tiles para vencer la dificultad de comprender el relieve a partir de
imgenes en dos dimensiones.
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en poco ms de un centenar de aos se han producido dos revoluciones, la de los sensores fotogrficos y la de los digitales. La facilidad y la rapidez con las que se obtiene la informacin de la superficie terrestre y las tcnicas automticas en su procesamiento y transposicin en los mapas han cambiado por completo el universo de la
cartografa. Tengamos en cuenta que mientras para hacer el primer Mapa Topogrfico Nacional de Espaa a escala 1:50 000 se tard casi un centenar de aos (18751968), la introduccin de la fotografa area a partir de la Segunda Guerra Mundial
hizo que, al repetir el proyecto del Mapa Topogrfico Nacional, se hiciera en slo diez
aos.
Desde los aos 50 se han desarrollado los sensores digitales instalados en los satlites artificiales. Las imgenes digitales son matrices de valores, cada uno de los
cuales hace referencia a un pxel o pequea fraccin de la superficie terrestre. La precisin en la captacin de informacin de la superficie terrestre y la rapidez con la que
se puede cubrir el conjunto del planeta hacen de las imgenes de teledeteccin un
recurso informativo bsico para el conocimiento del espacio terrestre.
Las fotografas areas, las imgenes satlite, son documentos grficos espaciales o geogrficos de primer orden, pero no son propiamente mapas. Los mapas, si los
entendemos como documentos que de una manera selectiva, abstracta y simblica
representan los rasgos tangibles en intangibles de la superficie terrestre, suponen interpretaciones intencionales y muy selectivas del territorio.
Pero entendemos que la familiarizacin de los escolares con el lenguaje de la
cartografa puede ser muy diversa, y hay que incluir la introduccin de las fotos areas y las imgenes satlite.
Las fotografas areas, los ortofotomapas y las imgenes satlite se empiezan a
divulgar en los ltimos aos y son documentos grficos que pueden ser utilizados
para muchas finalidades didcticas y en todos los ciclos educativos.
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Figura 12. Dos fotogramas, con un rea en comn, permiten la visin estereoscpica.
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Mapas
La cartografa es una disciplina que aplica el lenguaje grfico a la representacin espacial. Cuando se habla de cartografa se acostumbra a hacer referencia a los
mapas publicados, confeccionados y editados por empresas o entidades especializadas. Por esta razn las actividades cartogrficas normalmente se han asimilado a
aquellos conocimientos de carcter conceptual y procedimental que permiten dominar el lenguaje simblico y conceptual de la cartografa publicada para saber leer
todo tipo de mapas. Se han aplicado ms esfuerzos didcticos a hacer inteligibles los
complejos mapas que a ensear el dominio creativo del lenguaje cartogrfico.
Los mapas son el producto de un proceso de seleccin y esquematizacin grfica de la informacin e ideas espaciales, que se rige por unas convenciones muy acotadas. Conocer y saber perder el miedo a utilizar el lenguaje cartogrfico supone
saber hacer el proceso cartogrfico ms relevante en la elaboracin de un mapa: la
simbolizacin (Robinson, 1987). Se trata de traducir una informacin exhaustiva, de
difcil lectura, como es el espacio real, a una sntesis legible que es el mapa. Esto supone bsicamente la confeccin de una leyenda que ha de tener en cuenta: una escala de medicin y el tipo de datos que hay que consignar.
En trminos cognitivos, la confeccin de una leyenda supone una generalizacin conceptual y una clasificacin de la informacin segn un criterio, para despus
pasar a codificar cada categora segn un smbolo que la identifique apropiadamente. De manera que el mapa resultante responda adecuadamente al problema al que
se trata de responder.
En el aprendizaje de la habilidad de lectura y confeccin de los mapas valoramos la conveniencia de que los alumnos, desde muy pequeos, se familiaricen con
todo tipo de mapas y se acostumbren a reconocer y aplicar una gramtica bsica en
sus representaciones espaciales.
En relacin a la habilidad de confeccionar mapas, recientemente, el lenguaje
cartogrfico ha ganado en su componente de habilidad cognitiva, porque hacer un
mapa supone un proceso cuidadoso de seleccin y clasificacin de una informacin
espacial y, para llevar a cabo esta tarea, es preciso conocer y analizar el contenido
que tratamos de representar, mientras que ya no requiere unas actividades de dibujo, los ordenadores van supliendo la lenta y mecnica tarea de tratar el papel.
El proceso de trabajo que implica la confeccin de un mapa
1. Se parte de un problema, de un supuesto o bien de una informacin espacial que tratamos de representar grficamente sobre una superficie de
papel.
2. Deberemos seleccionar y clasificar la informacin a partir de unos criterios
cualitativos, cuantitativos o bien de ambos tipos. Esto implica, en trminos
cartogrficos, aplicar una escala de medicin o de diferenciacin de las categoras de la leyenda. Esta escala puede ser:
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3. Una vez definidas las categoras de la leyenda, hay que atribuir un smbolo a
cada una. Un smbolo es la representacin grfica de un objeto, de un hecho,
de un o unos datos bajo una forma evocadora y esquematizada. El lenguaje
del simbolismo cartogrfico consiste en una organizacin convencional de la
informacin que se considera ms relevante mediante el procedimiento de
manchar el papel de una manera localizada segn un tipo de implantacin o
abecedario grfico: el punto, la lnea, la zona o mancha y el volumen. La
combinacin adecuada de estos smbolos aportar el lenguaje cartogrfico.
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La instruccin en la lectura de mapas no parece discutirse, ms bien al contrario, una buena parte de los trabajos de campo de la didctica de la geografa se dedican a la investigacin relativa a las dificultades en la lectura de los mapas. Pero no
hay demasiadas propuestas globales de cmo proceder en esta instruccin. S que se
reconoce, sin embargo, que existen unas dificultades perceptivas en la lectura de documentos cartogrficos derivadas de una graficidad especfica caracterizada por:
El cambio en el punto de vista de observacin de la realidad a causa de la
proyeccin ortogonal de los documentos cartogrficos.
La reduccin muy importante del tamao del objeto representado. Hay que
tener en cuenta que los mapas son verdaderas miniaturas de la realidad.
La seleccin y representacin a travs de un cdigo simblico grfico poco
icnico, poco sugerente.
La superposicin de la informacin en diferentes capas: cuadrcula de base
u orientativa, contornos bsicos o grandes lmites espaciales, puntos, lneas
y manchas, toponimia...
Funciones diversas para las que se quiere aplicar el documento cartogrfico. Cada mapa elaborado detalladamente trata de servir al mayor nmero
posible funciones y, en muchos casos, esto comporta una excesiva densidad
y mixtura de informaciones en un solo mapa. Parece que esto se va resolviendo cada vez ms porque el proceso de confeccin de los mapas se va aligerando con la aportacin de la informtica.
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El aprendizaje del espacio: actividades
y ejemplos
El espacio en la educacin primaria
Para los alumnos de 6 a 12 aos el espacio es algo dado, es un contenedor de
objetos. El espacio geogrfico es para ellos un gran rompecabezas en el que tratan
de ordenar e identificar las piezas. Sobre el espacio pueden apreciar las distancias,
formas, lmites, aspectos fisionmicos, toponmicos... casi de manera infinita, dada su
gran capacidad de recepcin de informacin. Pero su capacidad de razonamiento, de
reelaboracin de la informacin, se encontrar limitada por sus capacidades operatorias de naturaleza concreta y por la comprensin mtica que domina sus interpretaciones de la realidad.
Esta etapa es el momento ms adecuado para que el alumnado memorice topnimos, caracterice fisionmicamente los diferentes paisajes comparndolos, tipificndolos y esquematizndolos en su memoria. Las relaciones espaciales que pueden establecer son de carcter fisionmico y muy condicionadas por su experiencia perceptiva
y criterios de clasificacin muy sencillos: el ro ms largo, la montaa ms alta. Estos
contenidos, ms all de poderse considerar irrelevantes desde el punto de vista de la
disciplina cientfica de la geografa, se deben considerar como preconceptos necesarios para que el alumnado cuente con unos puntos de anclaje conceptual en los que
poder situar posteriormente las noticias de la televisin, la explicacin del profesor,
conceptos ms abstractos y relaciones espaciales de naturaleza no perceptiva.
Como sucede con la capacidad de orientarse, los mapas cognitivos sobre el espacio adquieren en esta etapa un proceso de estructuracin muy relevante: de las
primeras representaciones topolgicas, en las que el espacio representado manifiesta una escasa coordinacin y supone ms bien una representacin pictrica de fragmentos de su mundo interior, en el que se mezcla lo imaginario con objetos reales,
se avanza hacia una representacin convencional en la que los elementos represen171
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ORIENTACIN Y MEDIDA
DEL ESPACIO
REPRESENTACIN GRFICA
DEL ESPACIO
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donde vive y donde se relaciona como conjunto espacial continuo (trama urbana) y marco social
Identificar los elementos
componentes del paisaje
(volcn, ro...) esquematizndolos con plastilina y
conociendo ejemplos concretos.
Recrear espacios imaginarios/mticos descritos por
ellos mismos o bien desde
la literatura fantstica (el
mundo de los piratas...)
Identificar mar y continentes en un globo terrqueo.
Recoger sintticamente los
argumentos cientficos que
le responden a los interrogantes que se plantean
sobre cuestiones espaciales
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CONCEPTUALIZACIN
ESPACIAL
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ORIENTACIN Y MEDIDA
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REPRESENTACIN GRFICA
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to las rdenes convenientes que son necesarias para ir completando el recorrido indicado. Hasta aqu estas actividades de iniciacin al esquema de orientacin corporal no precisan ser hechas desde la ciencias sociales.
En un contexto ms propio de las ciencias sociales, pueden aprovecharse los recorridos por el barrio, o bien las salidas, colonias... para trabajar itinerarios, direcciones, localizaciones, a partir del uso de los conceptos del esquema de orientacin corporal y tambin de otros conceptos como cera de/lejos de/al lado de, fuera/dentro...,
que pueden aplicar en base a un croquis o esquema cartogrfico y hasta en una fotografa area ampliada.
En este ciclo se trata de facilitar que nuestros alumnos realicen un proceso de
integracin efectivo y funcional de todos los elementos que forman su entorno y
conceptualicen el espacio como un todo, sin vacos y formando una trama inteligible. Precisamente, creemos que el guiaje externo ha de servir para ayudarles en aquello que es su principal dificultad: establecer relaciones entre los elementos que identifican. Perciben su entorno como un conjunto de elementos desligados o slo vinculados por rutas relacionadas con su vida cotidiana, y con sus experiencias
perceptivas vinculadas an a una perspectiva egocntrica de la realidad. Lo que es
necesario es que puedan integrar estas rutas y elementos familiares en un esquema
general y empiecen a advertir relaciones relevantes desde la perspectiva de los
dems, aplicando otros puntos de vista.
Las formas del espacio se pueden entender como un juego de contornos. La diferenciacin del contorno es un ejercicio de abstraccin topolgica de considerable
dificultad y que se ha de aplicar a diferentes escalas y contextos. El contorno es la
frontera que limita el interior con el exterior. Un plano es un juego de contornos. Un
plano urbano es relativamente sencillo porque implica que los contornos son marcados bsicamente por la red de calles. El espacio urbano es un conjunto bsicamente
dividido en dos categoras: la red de calles o vas de comunicacin que forman la
trama del tejido urbano, y el espacio entre calles: espacio edificado, espacios verdes...
Podemos empezar por hacer el plano del entorno, del barrio. No se trata de que
proporcionemos al alumnado el croquis ya elaborado, sino de conseguir que lo confeccionen o, en todo caso, que lo completen. Actualmente, como ya hemos comentado al hablar de los recursos cartogrficos, es bastante fcil obtener ampliaciones
de fotos areas, que incluso se editan en color. Si la imagen figurativa es lo bastante clara, se puede plastificar y por encima, con un rotulador adecuado, seguir los contornos de los elementos que vamos identificando. Cada alumno puede hacerlo con
algunos elementos sobre la imagen y, posteriormente, traspasar la silueta, en un
papel en el que adems de dibujarla, la identificar y la describir.
Conviene que la confeccin del plano del barrio se haga en un contexto que sea
funcional para el alumnado. Por este motivo les podemos proponer que confeccionen un agenda de los compaeros y compaeras de la clase.
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Se les propone que se haga una agenda mural en la clase, en la que consten las
direcciones de todos y un mapa en el que se indique el lugar en el que vive cada
uno. Se propone la actividad hacindoles conscientes de la importancia prctica que tiene saber indicar dnde viven los dems: en caso de que nos perdiramos, si queremos que un compaero o una compaera nos visite en casa...
Se plantea oralmente la cuestin de cmo indicaran dnde viven. Despus
de ir deduciendo en qu orden se han de precisar las informaciones, el maestro o la maestra escribe en la pizarra la descripcin detallada del lugar en
el que vive, siguiendo las indicaciones precisas y abreviadas, teniendo cuidado de explicar cada informacin.
El alumnado copia la informacin de la pizarra y trata de aplicar la informacin a cada caso. Posiblemente tendrn dudas y debern completar la actividad con ayuda.
Reproducen su nombre y su direccin en una tira de cartulina en la que,
adems, dibujan su calle y en ella su casa. Cada alumno tiene un cdigo, un
nmero.
En la foto area del barrio buscan su calle e indican los lmites entre los espacios y calles, y pintan de manera diferente los espacios edificados de los
espacios libres (plazas, parques...).
Se pueden plantear cuestiones orales de interpretacin espacial como: las
distancias entre los distintos lugares, quin vive ms lejos de la escuela?,
cmo lo podemos saber? Se pueden hacer clculos de distancias mediante
la aplicacin de un hilo de lana.
Representar las diferentes rutas para ir a casa de algunos de sus compaeros y compaeras.
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A escala mundial, el alumnado de este ciclo puede identificar toponmicamente los pases y memorizar datos como la capital, los monumentos ms simblicos...,
pero este aprendizaje se puede reforzar mucho si lo acompaamos de la esquematizacin grfica.
La trama espacial que hay que sistematizar se hace ms compleja. Se contempla el paisaje ms all de la trama urbanstica bsica. Se produce ya, por tanto, una
superposicin de tramas: el relieve, la red hidrogrfica y la orientacin del espacio
configuran el esquema bsico, sobre el que se aplicar la trama de uso del suelo y la
red de comunicaciones. Finalmente se pasa a la trama interpretativa. El reconocimiento de la estructura espacial bsica del espacio es propiamente la expresin de
una modelizacin muy incipiente.
En este ciclo, esta superposicin de tramas se acostumbra a aplicar al estudio
de la comarca, porque as se puede reforzar la conceptualizacin con salidas de observacin directa del paisaje.
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plantilla con cartulina, con un agujerito en el centro para poder pasar por l la punta
del lpiz, que har de eje giratorio. La aplicacin de este tipo de brjula manual servir para empezar a trabajar la orientacin sobre fotos areas y planos. la actividad
que presentamos a continuacin ilustra esta idea.
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Figura 14.
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mero posible de horas de sol; reconocer la vertiente solana y la umbra de una montaa; observar la direccin de los vientos e identificarlos en la rosa de los vientos.
Esta ampliacin perceptiva y cultural del esquema de orientacin cardinal no
niega la posibilidad de aplicar este esquema a un marco ms amplio. Como puede ser
a escala de pases, e incluso en el mbito del planisferio. A la vez se puede iniciar el
proceso de conceptualizacin de las coordenadas geogrficas desde un nivel muy
perceptivo. La familiarizacin puede empezar con el manejo intuitivo de atlas sencillos y mapas a escala pequea, en los que se trata de hacer ejercicios de localizacin
de topnimos, de manera que las actividades de orientacin espacial pueden servir
para reforzar la memorizacin geogrfica.
La siguiente actividad pretende garantizar el dominio del esquema de orientacin
cardinal y el proceso de descentracin espacial del alumnado mediante una serie de
ejercicios de orientacin a diferentes escalas, de manera que simultneamente al trabajo en torno a la orientacin espacial tambin trabajemos el orden de magnitudes geogrficas, el juego de conjuntos y subconjuntos desde la escala local a la escala mundial y la familiarizacin con los mapas y con el concepto de escala cartogrfica.
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El primer ciclo
Este ciclo corresponde a los alumnos de 12-14 aos. En l, lgicamente, deberamos conseguir que los alumnos fijasen el esquema del planisferio de manera efectiva, para poder conceptualizar informaciones e ideas que hacen referencia a espacios de todo el mundo. En este sentido, propondramos trabajar la confeccin del croquis del planisferio sobre el cual el alumnado aplicar las diferentes tramas de
informacin geogrfica que se vayan trabajando. Las coordenadas geogrficas bsicas del Ecuador y el meridiano 0, los crculos polares, y los trpicos, sern los ejes
bsicos desde los que ellos debern situar los diferentes espacios del planisferio.
Consideramos que la fijacin de la imagen del planisferio se ha de diversificar.
Es necesario trabajar con distintas proyecciones del mundo.
CONCEPTUALIZACIN
ESPACIAL
ORIENTACIN Y MEDIDA
DEL ESPACIO
REPRESENTACIN GRFICA
DEL ESPACIO
. Tomar
conciencia de la
pertenencia al marco cultural mediterrneo.
Comprender y saber calcular la escala grfica y numrica de un mapa.
Aplicar el vocabulario de
los grados () de latitud y
longitud para localizar un
lugar.
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CONCEPTUALIZACIN
ESPACIAL
ORIENTACIN Y MEDIDA
DEL ESPACIO
qu de un fenmeno de
distribucin espacial concreto.
Ser consciente de los criterios que se emplean para
calificar un lugar o bien jerarquizar el espacio.
Ser consciente de que el
globo terrqueo puede ser
representado de muchas
maneras segn la proyeccin cartogrfica.
de diferentes territorios a
escala del conjunto del
planisferio.
Orientarse fcilmente en
un atlas encontrando una
informacin a partir del ndice toponmico y la informacin de las coordenadas
geogrficas.
REPRESENTACIN GRFICA
DEL ESPACIO
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grficamente
ideas espaciales para la confeccin de esquemas grficos como sistema para compartir y recordar los elementos identificadores de un
espacio.
Elaborar cartogramas o
mapas temticos a partir de
tablas estadsticas.
Enmendar los errores de representacin grfica de un
mapa temtico.
Confeccionar esquemas de
sntesis cruzando la informacin de diferentes mapas
temticos.
Aplicar el ordenador para
buscar informacin grfica
y para confeccionar los esquemas grficos.
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Fase de geometrizacin
Fase de figuracin
hacer una introduccin ms sistemtica del uso del atlas y, especialmente, del hbito
de usar el ndice toponmico para buscar la localizacin de lugares desconocidos.
Por otro lado, la adaptacin del juego de los barcos puede servir para familiarizarse con la aplicacin del esquema de coordenadas geogrficas. Hay que tener en
cuenta que la introduccin de las coordenadas geogrficas es preciso que se haga relacionando los ejes de meridianos y paralelos con los puntos cardinales y con el esquema de orientacin corporal, de manera que acostumbren a hacer las necesarias
correspondencias.
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Primera etapa. Salimos de... (gran ciudad situada al SE de Gran Bretaa, pas del que es
capital) y nos dirigimos a... (una ciudad del N... de frica, por donde pasa un famoso canal
que une el mar... con el Mediterrneo).
Segunda etapa. Desde nuestro lugar africano nos dirigimos en un vapor hacia la ciudad de
Bombay, al... de la India en direccin..., nos encontramos en ... latitud... y... longitud E.
Tercera etapa. Atravesamos la pennsula del... en direccin..., en ferrocarril, hasta llegar a la
ciudad de Calcuta.
Cuarta etapa. Desde Calcuta nos dirigimos hacia Hong-Kong, lugar localizado al... de China.
Hicimos el trayecto en vapor, tardamos trece das porque tuvimos que...
Quinta etapa. Volvimos a tomar el barco para ir de Honk-Kong a una ciudad que se encuentra al... de Tokio. La ciudad de Yokohama se encuentra a... L y L...
Sexta etapa. Atravesamos el ocano... haciendo una larga travesa hasta llegar a la ciudad
de San Francisco, situada al... de EE.UU.
Sptima etapa. Desde la ciudad de San Francisco, atravesamos los EE.UU. hasta el extremo..., donde se encuentra al ciudad de Nueva York, cuyas coordenadas son...
Octava etapa. Desde Nueva York volvimos a nuestra ciudad de origen, atravesando el
ocano... en direccin hacia el...
La actividad de ampliacin se puede hacer proponiendo a los alumnos que confeccionen rutas alternativas a la trabajada y que las hagan completar por sus compaeros.
Asimismo, la lectura de la novela de Jules Verne en la que se basa el itinerario
del modelo propuesto, puede ser una ampliacin muy recomendable para los buenos
lectores de aventuras.
El segundo ciclo
Desde los 14 a los 16 aos es conveniente prever que el alumnado tenga un dominio de la esquematizacin grfica que le permita sintetizar las interpretaciones espaciales de manera autnoma y no slo las referidas al espacio actual, tambin desde
una perspectiva de evolucin temporal, histrica.
Los mapas histricos que acostumbran a ilustrar los atlas y los libros de texto
precisan que el alumno los esquematicen para poderlos memorizar.
El alumnado debera contar con esquemas de orientacin suficientes, si se han
trabajado lo bastante previamente, para tener suficiente autonoma para orientarse
en situaciones y espacios muy diversos. Pero la capacidad de orientacin se activa, de
manera ms eficaz, cuando la persona tiene un buen nivel de autocontrol y de concentracin intelectual. La etapa de secundaria obligatoria, por su coincidencia con la
adolescencia, hace ms difcil conseguir que el alumnado active de manera eficaz los
esquemas de orientacin que ha aprendido previamente. Por este motivo, nos pare185
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ce muy importante en esta etapa cuidar el contexto de las actividades de aprendizaje para que el alumnado las encuentre atractivas y muy funcionales.
En este ciclo, creemos importante la dimensin histrica y cultural del esquema de coordenadas geogrficas, ms que entrar en tecnicismos matemticos, que
pueden ser objeto de estudio desde su rea de conocimiento propio: Desde las ciencias sociales, la orientacin espacial es ms conveniente relacionarla con la historia
de las exploraciones y de la cartografa. Esto puede hacerse mediante la reconstruccin de rutas de grandes exploradores y navegantes a lo largo de la historia.
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El espacio en el bachillerato
Cabe pensar que el alumnado de 16-18 aos puede llegar a comprender el espacio como construccin social compleja. El espacio como constructo humano, en el
que ms que el espacio real, nos movemos en la representacin que hacemos de ste.
Se trata de llegar a comprender el espacio como producto de una lgica social. Las
distancias no slo son las geogrficas, sino las psicolgicas, en las que podemos ser
capaces de caracterizar y situar un territorio en un sistema interpretativo y analizar
los procesos de decisin que implican las dinmicas espaciales. As como interpretar
las implicaciones espaciales de los conflictos del mundo de hoy. Saber interrelacionar hechos y conceptos para poder argumentar cientficamente sus opciones ante un
problema de actualidad.
Una breve historia de la cartografa como la que nos presenta A. Peters (1992) en
la primera parte de su libro La nueva cartografa nos permite darnos cuenta del origen
y la importancia que han tenido para el conocimiento del planeta avances como la brjula y los ejes de coordenadas de meridianos y paralelos, aspectos todos ellos muy interesantes. Pero en la segunda parte de este mismo libro, que se puede considerar de
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ORIENTACIN Y MEDIDA
DEL ESPACIO
BACHILLERATO
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con autonoma
itinerarios a partir de
mapas a diversas escalas.
Comparar espacios a diferentes escalas y saber hacer
la adecuada conversin
mentalmente.
Cruzar, para resolver un
mismo problema, cartografa a diferentes escalas y de
temticas diversas.
Aplicar tcnicas de medicin de superficies sobre el
terreno y tambin slo a
partir de los mapas.
Aplicar con autonoma la
tcnica de muestreos para
recoger datos del trabajo
de campo.
Escoger la proyeccin ms
adecuada para representar
la informacin concreta.
REPRESENTACIN GRFICA
DEL ESPACIO
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divulgacin cientfica por el lenguaje sugerente y claro en el que se expresan las ideas,
el autor hace una reflexin crtica en torno a los diferentes convencionalismos que se
encuentran en los mapas. A continuacin hemos seleccionado el apartado referido a la
convencin que decidi que el meridiano 0 fijase su paso por Greenwich. Creemos que
sta puede ser una lectura crtica y estimulante de ayuda en la ampliacin de los horizontes culturales del alumnado y les puede ayudar a reflexionar crticamente en torno
al geocentrismo. La capacidad de orientarse en el espacio tambin comprende trabajar
la dimensin cultural y crtica de este contenido cientfico.
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0 y la lnea internacional de datacin. La eleccin de Greenwich implicaba que la lnea de demarcacin de fecha se desplazaba unos mil kilmetros a ambos lados de los 180 grados, para evitar que atravesara Siberia u otras tierras habitadas.
Tampoco se explica la eleccin de Greenwich por el hecho de que la cartografa inglesa tuviera un papel preponderante en el mundo; al contrario, no lo era. No obstante, a partir de la publicacin de The nautical almanac en 1767, los ingleses haban comenzado a unificar las cartas de
navegacin situando sistemticamente el meridiano 0 en Greenwich.
Mapa 105. Hasta hace 100 aos Greenwich era tan slo un meridiano nacional entre tantos,
pero en 1884, cuando Gran Bretaa se hallaba en la cspide de su podero mundial, logr imponer al
resto del mundo el reconocimiento general de su meridiano 0. Con ello, la lnea de datacin hubo de
trasladarse 180 grados al este y al oeste de Greenwich, pero a fn de que tal lnea no tuviera que atravesar ningn pas, hubo que desviarla a izquierda y derecha hasta 1.000 km.
A diferencia de los espaoles, que hasta final del siglo XVIII utilizaron en su atlas martimo cuatro meridianos 0 (Cdiz, Tenerife, Cartagena y Pars), los ingleses, al fijar sistemticamente el meridiano 0 en Greenwich, contribuyeron a la claridad de todas las cartas de navegacin de su Almanac. Un siglo ms tarde, el Hydrographic Office public un exhaustivo atlas de cartas de navegacin con ms de 4.000 mapas orientados segn Greenwich, con lo cual impuso el espritu
sobrio y pragmtico britnico.
Sin duda no fue casualidad que, cuando en 1884 se opt por Greenwich, la hegemona marina britnica en el mundo era incontestable: despus de haber conquistado Canad, la India y Australia, Gran Bretaa se haba establecido en Singapur y en Hong Kong con vistas a la explotacin
de Extremo Oriente. Adems, gran parte de Oriente Prximo y de frica pertenecan a su imperio,
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que agrupaba una cuarta parte del mundo, es decir, un territorio 50 veces mayor que la propia
Gran Bretaa.
Precisamente dos aos antes de la conferencia de Berln, Gran Bretaa haba conquistado
Egipto, y con l haba obtenido la llave de la ruta hacia la India, Extremo Oriente y el Pacfico.
La decisin de la conferencia de Berln de 1884 se entiende en el contexto de un mundo orientado a la lucha por la hegemona y regido por Europa. Hoy en da, la localizacin del meridiano
0 en Greenwich es un mito geogrfico, y una reliquia de aquella imagen eurocntrica del mundo
que se est desmoronando en nuestros das. Ha llegado la hora de revisar aquella decisin de las
potencias europeas que ya no resulta en modo alguno justificable. Mas an, dedse que en el ao
1953 el famoso observatorio astronmico de Greenwich fue trasladado a Hurstmonceux, junto a
Hailsham (o sea, unos 20' y 25'' al este), ha desaparecido el ltimo motivo que quedaba para seguir manteniendo Greenwich, que hoy es slo un suburbio londinense como otros tantos. Por lo
tanto, tenemos va libre para plantearnos un lugar natural donde emplazar el meridiano 0, un
lugar ms importante que un monumento a la grandeza y el podero britnicos en la poca ya pasada de la hegemona europea mundial.
Reproducido de PETERS, A. (1991; pp. 81-84).
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