La Novela Moderna
La Novela Moderna
La Novela Moderna
La novela moderna
y la problemtica de la irona
Recibido 05.09.2015 / Aceptado 15.10.2015
Resumen: La concepcin ampliamente aceptada
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la irona [] capta no solamente lo que esa lucha tiene de desesperada, sino lo que
su cesacin tiene de ms desesperada an, el bajo fracaso que representa el hecho
de adaptarse a un mundo para el que todo ideal es cosa extraa y, para triunfar de
lo real, renunciar a la irreal idealidad del alma. (83)
Lo que se trasluce aqu, como en todo el libro, es la idea de ndole romntica segn
la cual la prdida del sentido de la vida en la modernidad se debe afrentar con el herosmo
del que sabe que, aunque la lucha es imposible de ganar, la negacin de emprenderla es el
signo de una culpable mediocridad. Esta relacin paradjica entre la conciencia de la
prdida irrecuperable del ideal y la necesidad de seguir luchando por l es, de hecho, una de
las bases del sistema filosfico fichteano, que, enfrentado con la imposibilidad de
transmutar lo finito en absoluto, no dejaba de impulsar la bsqueda continua de este ideal:
El ltimo fin del hombre consiste en someter a s todo lo irracional y en dominarlo
libremente y segn sus propias leyes. Este ltimo fin es inalcanzable y tiene que
seguir sindolo si es que el hombre no quiere terminar de serlo y convertirse en
Dios. El concepto del hombre implica que su ltima meta tiene que ser
inalcanzable y el camino hacia ella infinito. Por lo tanto, no es la misin del
hombre alcanzar esta meta. Pero l puede aproximarse ms y ms de ella; y por eso
su verdadera misin en tanto que hombre [] es la aproximacin infinita a la
citada meta (apud Hernndez Pacheco 159)
Es evidente que la irona a que se refiere Lukcs es incompatible con la figura
retrica del mismo nombre y que nunca en el texto se maneja este concepto con su limitado
significado antifrstico (decir una cosa para dar a entender lo opuesto). La acepcin en que
el esteta toma este vocablo es la de irona romntica, siguiendo as la lnea abierta por
Friedrich Schlegel que la relacionaba con el sentimiento de conflicto indisoluble entre lo
condicionado y lo incondicionado, de la imposibilidad y la necesidad de una comunicacin
completa (Schlegel 62). La irona, segn la definicin ms conocida del autor de Lucinde,
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es una forma de paradoja (74) que, a diferencia de la acepcin en que se tomaba este
vocablo en la retrica clsica, no se limita a representar el acto de decir una cosa con la
intencin de dar a entender lo opuesto, sino que es la expresin de ambas cosas o de ambos
puntos de vista bajo la forma de contradiccin. La imposibilidad de definir claramente la
irona romntica se debe a su carcter contradictorio, que une lo finito y lo infinito, lo
sublime y lo cmico, concibindose a la vez como una continua aptitud de entusiasmarse
por lo infinito y una compensacin por la imposibilidad de absolutizar la finitud. Hostil a
los autoengaos complacientes y pareja a la contestacin lucifrica, es la capacidad de
distanciarse de s mismo, de investigar continuamente el sentido de la realidad, con la
conciencia de la imposibilidad de dar con una respuesta definitiva.
Para Lukcs, a travs de la novela se manifiesta, pues, la conciencia de la prdida del
sentido absoluto que est unida, paradjicamente, a la determinacin de seguir buscndolo, lo
que supone una capacidad de enfrentar lo demonaco y de resistir a las idealizaciones vacuas. En
este orden de ideas, los libros de caballeras no hacen sino conservar artificialmente una forma
antiguamente armoniosa ms all del momento en que esta armona era posible, y es por eso que
ellos dejan de tener un arraigo transcendental y se convierten en unas meras obras de
entretenimiento (Lukcs 97); la novela de Cervantes, en cambio, capta el momento de
transformacin cuando el Dios cristiano abandona el escenario y deja en su lugar a los demonios
a la vez benficos y malficos con los cuales el nico trato posible lo constituye la irona (87).
Partiendo de esta base terica, Lukcs presenta la novela como la expresin de la escisin inscrita
en un hroe problemtico que mide sus fuerzas anmicas con el universo, de lo que resulta una
triple tipologa: a) El Quijote encarna el tipo novelesco llamado del Idealismo Abstracto, donde
el alma nfima se enfrenta a un mundo desmedido; b) La ducation sentimentale de Flaubert es el
paradigma del Romanticismo de la desilusin, cuya marca es la amplificacin desmesurada del
alma en comparacin con el mundo; c) el equilibrio entre los dos tipos lo representa Wilhelm
Meister en calidad de La novela de la formacin.
Thomas Pavel, un terico de la novela que, por lo dems, admira a Lukcs y
emplea en su trabajo parte de las intuiciones del esteta hngaro, afirma que uno de los
problemas principales que conlleva la concepcin lukcsiana sobre la novela es que ella
propone un concepto muy pertinente para las novelas de la primera mitad del siglo XIX,
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pero que de ninguna forma podra iluminar por ella misma la vasta produccin [novelesca]
anterior y posterior [a este momento] (Pavel 36). De hecho, los propios ejemplos de
Lukcs provienen de esa etapa, dado que el Quijote puramente romntico de Lukcs no
tiene ms que un vago parecido con el de Cervantes (36), o sea, la lectura de esta gran
novela est marcada por la perspectiva romntica, que, como sabemos, hace hincapi en lo
alegrico y lo arquetpico, atenuando por completo su carcter cmico (Close). Sin
embargo, el principal reproche que formula Pavel con respecto a la teora lukcsiana de la
novela consiste en el intento de hacer depender toda la historia de la novela de una nica
nocin (Pavel, 37), o sea, poner el entero devenir de este gnero literario bajo el signo de
un nico concepto elevado a rango de principio general, que es, pues, la irona de tipo
romntico.
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desde una norma generalizadora formulada en trminos filosficos. Por fin, los dos autores
sugieren que la irona tiene un efecto paradjico, que consiste en unir a los individuos sobre
la base de las diferencias e incluso de las divergencias, lo que bien mirado no deja de ser un
objetivo imposible. La ilusin de creer en un mundo en que los puntos de vista ms
dismiles coexisten pacficamente, en ausencia de cualquier instancia judicativa, es una
versin quimrica del posmodernismo que se basa, al fin y al cabo, en una actitud de
superioridad ms o menos consciente, que acertadamente ha sido puesta en relacin con la
versin idealizada que Occidente se cre sobre s mismo. Claire Colebrook nota
acertadamente: The liberal ironist who has freed himself from metaphysical commitment,
who speaks with an enlightened sense of his difference and distance from what he says,
remains blind to the ways in which this discourse of detachment has its own attachments
(Colebrook 173).
desemantizacin y es a este proceso que intenta oponerse Wayne C. Booth en un libro que
estudia las manifestaciones concretas de la irona en el mbito narrativo, con el fin de
descubrir unas distinciones aceptables entre el discurso neutro y el irnico.
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4. Discusin final
El problema no se resuelve tan fcilmente, dado que el presupuesto contexto
comn de Booth es ms fcil de postular que de demostrar, lo que se ve en seguida si
trasladamos la discusin desde el plano esttico al poltico y descubrimos que la visin sobre
el espacio poltico como lugar de acuerdo y reconocimiento pugna con la otra visin, basada
en los conceptos de diferencia e inconmensurabilidad (Colebrook 17-20, 42-44). El
reconocimiento de la irona en calidad de figura retrica supone ya un suelo interpretativo
considerado firme e incuestionable, que el crtico norteamericano atribuye a toda la
comunidad de lectores, mientras que las diferencias culturales, intelectuales, atencionales,
etc., hacen improbable un consenso de este tipo. Como observaba Stanley Fish en una
rplica dada al libro de Booth, el pretendido sentido literal reconstruido, una vez captada la
distorsin irnica, es l tambin una interpretacin entre varias y esta interpretacin
depende de una estructura de creencias y certezas que sera ingenuo considerar como
inmutable (Fish 136). Otro investigador observaba tambin que, aunque Booth declara que
su concepcin sobre la irona dista de tomar esta nocin en su acepcin antifrstica, al final
sus demostraciones apuntan a una concepcin de este tipo, volvindose as a una perspectiva
tradicional bsica, segn la cual la irona es la figura por la cual se dice una cosa a fin de
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expanden la confusin que la disipan, as que, por ms paradjico que parezca de parte de
un hombre de letras, el escritor est en el mismo bando que los defensores de la nueva
ciencia frente a la retrica (400). Si bien Cervantes apuesta en la sabidura prctica,
mientras que los nuevos cientficos acuden a la experimentacin y a las matemticas, el
primero y los ltimos comparten la misma duda con respecto a la certeza de la conciencia.
Pero a partir de aqu, los caminos para disipar la duda de nuevo divergen:
La propuesta cervantina est en acudir fuera de la conciencia: no es la propia
conciencia del loco o del endemoniado la que puede discernir. La propuesta
moderna es la cartesiana: justamente si nos aferramos a la duda de la conciencia,
encontramos la certeza. (402)
Si no da razn a todos los personajes y no justifica todos los puntos de vista, tal como lo
deseara un firme relativista, Cervantes ilustra las dificultades de alcanzar la certeza con
respecto a la identidad propia y ajena, puesto que Don Quijote se puede ver como el
prototipo del hombre moderno que construye una imagen de s mismo y aspira a imponerla
a los dems valindose de los motores de la fama. Al elegir como protagonista de este
proceso a un loco, la irona de Cervantes apunta a un problema especfico de la modernidad:
la capacidad de la retrica de construir personajes famosos que no dejan de ser lo opuesto de
su imagen artificial. Cervantes no solo plantea una interrogante, como cree Kundera, sino
tambin busca unas posibles respuestas que dan a pensar a los lectores en un marco ms
preciso que la mera formulacin de una pregunta.
Una tendencia relativista y simplificadora del mismo tipo la encontramos en
Cortzar, que, en la conversacin con Omar Prego, aventura una explicacin del xito de
Rayuela en estos trminos:
Me acuerdo haber odo decir a varios lectores jvenes que lo que les gustaba en
Rayuela era que se trataba de un libro que no les daba consejos, que es lo que
menos les gusta a los jvenes. Al contrario, los provocaba, les daba de patadas y les
propona enigmas, les propona preguntas [] Si yo hubiera escrito una especie de
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Montaa mgica, donde no solo hay preguntas sino tambin respuestas, las
respuestas de Thomas Mann que a veces son muy didcticas, a veces muy
desarrolladas (es una leccin), Rayuela no hubiera gustado. (Cortzar y Prego 137)
Si en este caso podemos invocar la muy difundida incapacidad de los autores de juzgar con
penetracin su propia obra, es, no obstante, importante evidenciar aqu un tipo de discurso
que, por un lado, tiende a ver la irona como una garanta de la calidad de una obra y, por
otro lado, considera la posicin nihilista como la nica actitud aceptable en una modernidad
tan contradictoria y compleja. Una manera de evitar la cada en un clich de esta ndole
sera seguir la recomendacin de Wayne C. Booth y analizar los puntos de estabilidad en los
que se asienta el discurso de Rayuela para ver en qu medida este se acerca a otras
propuestas narrativas similares. El terico norteamericano distingue varios tipos de novelas
de tendencia nihilista: la tragedia del vaco (Under the Volcano de Malcolm Lowry), el
descubrimiento del abismo (Heart of Darkness de Joseph Conrad), la resistencia ante el vaco
(La peste de Camus), la lamentacin (The Bell Jar de Sylvia Plath), el revolcamiento en la
nusea (The Naked Lunch de William S. Borroughs), lo sublime arrogante (los textos de
Donald Bartheleme), la revolucin (la obra de Brecht), el manifiesto esttico (las novelas de
Robbe-Grillet), etc. Con mucho humor, Booth sugiere que incluso en este tipo de novela
queda en pie un suelo estable, aunque este sea la deploracin del individuo sensible a la
tragedia de la finitud (Lowry), la honestidad de la bsqueda de la verdad (Conrad), la
valenta de oponerse a la nada (Camus), o bien, en casos todava ms extremos, la
autocompasin (Plath), el cinismo (Borroughs), la malicia superior (Bartheleme) o el arte
(Robbe-Grillet). Un estudio que busque, pues, las bases de unas posibles respuestas que,
inevitablemente, llega a dar Rayuela a sus lectores, podra recurrir con provecho a esta
clasificacin. Segn nuestro punto de vista, la perspectiva ms afn al armazn intelectual de
Rayuela es la de su maestro canadiense Malcolm Lowry, aunque tampoco faltan, en ciertos
aspectos particulares, algunos destellos de las dems posturas nihilistas enumeradas por
Booth.
Terminamos por la mencin de Los detectives salvajes que se puede leer, bien como
un acto de amor total por la poesa, cuya germinacin necesita la locura, bien como uno de
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los ataques ms desmesurados contra la pose del escritor profesional, que vive obnubilado
por su delirio megalmano y al mismo tiempo est siempre acechado por el espectro del
fracaso. Bolao parece sumamente consciente de que el clsico tema de la condicin del
artista, que despunta con el romanticismo, necesita a finales del siglo XX un tratamiento
completamente distinto y en el captulo 23 de la segunda parte de su novela presenta, a
travs de una serie de voces narrativas distintas, toda una galera monstruosa de escritores
ms o menos exitosos. Entre estos engendros hay uno que exclama:
Cmo no se dan cuenta los jvenes, los lectores por antonomasia, de que somos
unos mentirosos? Si basta con mirarnos! En nuestra jeta est marcada a fuego
nuestra impostura! Sin embargo no se dan cuenta y nosotros podemos recitar con
total impunidad: 8, 5, 9, 8, 4, 15, 7. (Bolao 487)
Buscar el grado de adhesin de Bolao a esta afirmacin sera realmente una
empresa de una pedantera sin remedio, en cambio despacharla como una muestra entre
miles de la irona constitutiva de la novela sera no menos aburrido. Pero si una de las
virtudes de la irona es precisamente la de evitar el aburrimiento, los truismos y los
automatismos mentales, su eficacia se mantiene indemne siempre y cuando no se convierta
ella misma en un recurso comn y omnipresente, perdindose los matices diferenciadores y
las distintas acepciones del trmino a lo largo de la historia.
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