Gutiérrez - Andrés Braithwaite PDF
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GUTIRREZ
Santiago de Chile
Enero, 2012
pablo azcar
claudio bertoni
julio carrasco
alejandra costamagna
jos ngel cuevas
paulo de jolly
gloria dnkler
nona fernndez
hctor figueroa
marcela fuentealba
alfonso garca
antonio gil
yanko gonzlez
martn gubbins
rafael gumucio
scar hahn
jaime huenn
vernica jimnez
carlos labb
diego maquieira
germn marn
marcelo mellado
roberto merino
hernn miranda
rodrigo olavarra
yuri prez
erick pohlhammer
matas rivas
leonardo sanhueza
miguel vicua navarro
bruno vidal
alejandro zambra
gutirrez
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pablo azcar
pablo azcar
l) Desde la maana lo ha asediado una imagen de Marlon Brando. Brando en el final de El Padrino, un Corleone otoal, agostado, un poquito
ido, hundido en la mecedora de la terraza, rodeado de buganvilias, gatos, el Adritico, enfermeras.
m) La imagen de Corleone se le junta borrosamente con los das ltimos
del propio Brando. Brando apoltronado en una terraza, en una finca,
al sur de Italia, primavera o verano, respirando con dificultades, con un
ruido como de mquina de cortar pasto, tal vez rumiando ira o rencor,
con cuello de buey y los pmulos inflados como con silicona, llorando
sin lgrimas la humillacin del juicio por asesinato contra su hijo, embotado de frmacos para borrar el suicidio de su hija.
n) Nada le debi doler tanto al bueno de Brando como las cartas furiosas
que su hija le escribi.
) La ltima carta le lleg despus de que ella haba muerto. Brando la
rompi, se encerr en una pieza oscura y no sali en una semana.
o) Brando, como Corleone, opt por partir de una buena vez y para
siempre.
p) La ltima mudanza.
q) Chau. Vrense. Djenme descansar.
r) El da en que un sujeto decide irse de todo y de todos, y su vida entera se
reduce, digamos, a contar el paso de las horas, mirar los pjaros, seguir
con la vista el movimiento de las nubes.
s) Todo? Todos? Ah? Lo dems son ciertas pastillas de medicina, dolores
corporales soportables.
t) Nada ms.
u) Hace poco divis a un poeta conocido suyo caminando por una calle
de tierra en Concn. No se anim a acercarse, pero sabe que vive all
y lo imagin lejos de todo, concentrado tal vez en el trayecto de una
abeja, o en cmo cambia la luz sobre la hoja de un rbol a medida que
va cayendo la tarde.
v) Nada, nada ms.
w) Abocarse a cosas pequeas, emociones pedestres, descubrimientos nfimos como una miga de pan.
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pablo azcar
x) nica medida del tiempo: el sonido de las gotas que caen en la llave del
bao. (Hay que reparar la llave del bao).
y) Brando, segn propia confesin, nunca olvid que a Don Corleone el
pasado lo vino a buscar y unos tipos vestidos de negro desembarcaron
una maana en su terraza y lo rociaron con 77 cartuchos de grueso
calibre.
z) Ese da el hombre por fin pudo descansar.
claudio bertoni
Novela
Un tipo orina
No puede dejar de orinar nunca
Toda su vida orinando
Y la novela son las peripecias
Las tcnicas que debe adoptar
Para llevar una vida normal
Subir a su automvil caminar
Ir al cine masturbarse trabajar
Sin dejar de orinar
Catarsis
Un tipo se suena
Y queda entero
En su pauelo
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claudio bertoni
Perfecto
Las nalgas
No deben tocarse
Las mejillas
Confesin
A los seis aos
Le toqu
Por debajo
Del calzn de moletn
El poto a la Juanita
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julio carrasco
Primavera en Bangladesh
Puedes imaginar pocas situaciones tan extraas como regresar a Bangladesh
y ver que las cosas no se han movido del lugar en que las dejaste:
las mismas calles
(pero vacas)
Los hechos transcurren a su modo, no s cmo describirlo
Hay flores abrindose y cerrndose a velocidades imperceptibles, tambin
hay pjaros
Para quien regresa a Bangladesh la realidad deviene
casi un sntoma de otro asunto menos relevante
algo as como un dejarse ir en el aire
Andar en el tiempo es estarse quieto
Estas avenidas viajaron tambin, a su manera (no sabes cmo describirlo)
Ahora que se supone has vuelto
y las recorres, agradablemente confundido
juegas a adivinar en cul de ellas habr una emboscada para ti
El viento te peina las pestaas: ten calma forastero
pues es primavera en Bangladesh
y hay sobre todas las cosas una suerte de roco de algo que no alcanza a ser
incertidumbre, o que lo fue tal vez en otra poca, ya no tiene importancia:
un dejarse estar en el aire
un dejarse ir en el tiempo
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julio carrasco
Acuarela
julio carrasco
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Ya cercana la medianoche
me dirig a los aposentos de la emperatriz
animado por el deseo de verla sollozar
Entre cortinas plidamente rosadas
contempl sus ojos enormes
junto al balcn
Trataba de no hacer notar mi presencia
Entonces mi daga pareca otro detalle
En el cuadro:
las cortinas, el balcn, la noche
las lgrimas de la emperatriz, mi daga y yo
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julio carrasco
Joker
alejandra costamagna
Cielo raso
Natacin
Es bonita la nia. Aunque bonita en realidad no es la palabra. Practica natacin en una piscina municipal. Le gusta el rojo cobrizo de las tardes de invierno, el cielo raso. Usa un sombrerito de bamb.
Llega cada tarde con un cojn y el pelo hmedo bajo el sombrerito. Se
sienta en el taburete con el cojn. l le da lecciones de piano, hace su trabajo.
Do-re-mi-fa-sol-la-si. Se gana la vida en esto. Te sabes La novicia rebelde?
Cmo no se la va a saber: do-re-mi-do-mi-do-mi.
Primero se sienta en el taburete y luego en sus piernas. Son varios meses. l
la llama cachorrita, y a ella eso le gusta. Del taburete a las piernas, de las piernas
al sof. Con el pelo todava hmedo por la piscina. Al profesor le da vrtigo;
un vrtigo que sin embargo lo mantiene equilibrado.
Hasta que una tarde llega pasada a vino. l la espa desde el balcn como
un perro, salivando. Se tambalea la cachorrita. Trae olor a vino hasta en la cabeza. Pelo vinagre, sombrerito manchado.
Tengo sueo, dice la nia con voz serfica. Y emite un oh que es el ensayo
de un bostezo. Y l ah, de pie, mirando la escena a punto de ladrar. Mareado.
Pensando: tu sueo, mi vrtigo, todo tu sueo duerme en mi vrtigo.
Con quin estuviste?, se atreve a lanzar. Me da no s qu contarte, responde la cachorra. Y saca una risita dbil. Cuntame, cuntame, la incita l.
No me acuerdo de todo, se vuelve a rer. Pero al rato se acuerda. Su voz es una
guillotina escondida en su garganta.
Pucha, dice la nia cuando acaba el relato de su tarde con el instructor de
natacin. Te enojaste? Y l responde bah, cmo se te ocurre. Pero al minuto
se le ocurre. sta es la ltima clase, anuncia. Me ests echando?, pregunta ella.
Estoy diciendo lo que estoy diciendo. Despus viene un dilogo equvoco. Te
vas a llevar el cojn?, pregunta l. No, cmo te lo voy a quitar. Pero si es tuyo,
insiste el hombre. Quiere decir: conchetumadre. Pero dice: es tuyo, nia.
Fue un desliz, precioso, suspira ella.
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Perla
Sales del supermercado con la bolsa colgando de tu mano izquierda, te sientas
en la cuneta, abres la bolsa, lo sacas, abres la tapa, llevas la boca al pote, lames la
parte caf, despus la amarilla, despus la rosada, no piensas en cucharitas, jadeas, te tiemblan las manos, sigues lamiendo, llega Perla a tu cabeza, tan clarita
la cara de Perla con la botella de vino frente al refrigerador anoche, llevndose
el gollete a la boca y llevndote a ti despus a tu boca seca y chica y miedosa
hasta el inicio de algo remoto, solos y a oscuras, todas las luces de la ciudad
desconectadas o conectadas en alguna otra rbita mientras le entregas las bolsas del supermercado y ella te absorbe y t no tienes carcter ni pelo en pecho
ni aire en los pulmones para enfrentar a la mujer que ahora bate su lengua en
tu boca y te ahoga te rompe te chupa te suelta y se aleja del refrigerador, te pide
que la esperes un segundo un segundito, mi rey y te entrega la propina y
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alejandra costamagna
alejandra costamagna
frunce la boca y te dice gracias, muchas gracias, y te despacha y abres los ojos y
el helado ya se ha derretido y llevas la lengua al fondo de la caja, lames la parte
rosada, la amarilla, la caf y sin darte cuenta ensucias tu polera con el dibujo de
un continente lejano. Una mancha anterior a la civilizacin. Y te limpias con
la bolsa, te ensucias, miras la caja vaca y crees ver a Perla, tan clarita su cara en
la cocina y t en la cuneta, ahora de pie, dejas la caja en el suelo y vuelves al
supermercado con la noche an pegajosa en la boca.
Cucharita
Le haban dicho que era un silencio anaranjado y estridente; que desaparecan las distancias y los contornos. Lleg con poquita ropa y un sombrero de
bamb. Le haban dicho que no iba a necesitar taparse el sol, pero ella no hizo
caso. Los recuerdos no la dejaban pensar. A decir verdad, nunca logr salir de
los recuerdos. Se fue con el pecho trizado y lleg con la cabeza cubierta por el
sombrerito de bamb. Con esa cara larga y plida que tena, se puso a esperar.
Le dieron un helado de naranja para aguantar el sofoco. Un barquillo bien
desabrido. Para que se vaya acostumbrando, le dijeron. Para que el cambio no
sea tan brusco y se quite ese calor de encima, queran decir. Aqu todava quedaban helados. Despus ya no habra nada. Nada, pero nada de nada eso no
se lo dijeron as para no inquietarla; se notaba a la legua que era hipocondraca.
Que se le quedara pegada en la lengua. Eso tema ahora: que se le quedara la cucharita del helado de naranja pegada en la lengua en este lugar tan
esttico. Y tambin le daba una risa nerviosa. Que no se la pudiera sacar ms
de la boca. Que la lengua se mezclara con el metal de la cucharita y que nadie
la socorriera que l ya no la socorriera y se quedara sola y con el cubierto
pegado ah, en la lengua, para toda la vida. Para toda la vida?, le respondieron
como con burla. La cucharita es de plstico; no se le va a pegar en ninguna
lengua, nia.
Para ella era importante tenerlo claro. Saber que la cucharita no se le iba a
pegar en la lengua, ni la lengua en la cucharita. No aqu, donde no conoca a
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alejandra costamagna
Supermrket TDK
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Horas de horas entre pasajes
y pasajes / trozos de queso que sacan / paquetes
de jamn por puro gusto
tomando botellines de vino al pasar
cortes de pan y cantidad de pavo que se pierde
para siempre en la noche de los tiempos
Vagabundear por la vida con grandes sumas de dinero
la escalera mecnica / sube y baja / sube y baja
Mujeres y nios colgados de la correa de transmisin
Todos han cado bajo
muy bajo
aqu
en el Supermrket TDK
2
Pero ac dentro / en el Mall Patria van
miles de tipos / a usar los baos
suaves / embaldosados
y gastan tiras y ms tiras de papel confort
se sienten felices
Son clientes / usuarios o pblico en general
Pero los baos estarn ocupados infinitamente
o por una eternidad
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Invocacin
paulo de jolly
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paulo de jolly
gloria dnkler
Paja molida
I
Cuntos aos, vieja, llevamos sin cosecha?
Estos mocosos son brotes chullecos,
marranos que no quieren engordar
y a palos habr que enderezarlos.
II
Qu gracia hay en azotar un par de nalgas pasadas a orina?
Yo renuncio a mis labores si no me sirven de primer corte
un potito oloroso y bien parado, de esos que hay en las vitrinas.
III
(Como a la vieja no le sobra tiempo para or tonteras ni chamullos
de la huevera manda que la saquen ahora mismo).
IV
Por qu me martirizan si a todos los amo por igual?
Asco me tengo a veces, es cierto,
pero nunca me exploto ni me dejo explotar.
V
Viejo maldito que me tiene de labriego
que corta lea, que despluma, que zurce calzoncillos,
que apenas tengo diez aos, no se olvide caballero.
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Dihuees
Pasaditos a cebolla y cilantro,
es grande y jugosa la paila con dihuees.
A golpes de lluvia y sol se criaron.
Los hualles ya no tienen ilusin.
Juan Carlos
El hgado y el martillo van atados a su cinto de joyero,
deja secar las maderas y fabrica su embarcacin.
Hace aos que lleva un anzuelo atravesado en los labios.
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gloria dnkler
Changles
gloria dnkler
La trilla
Pensar y escribir sobre experimentos genticos
yprogramas de higiene racial
jams lo salvarn de ser un espcimen deforme,
un espritu dbil con parientes fracasados.
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nona fernndez
Vidrios rotos
nona fernndez
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nona fernndez
extiende su mano frente a m, con un gesto aprendido por siglos, para mirarme con esos ojos oscuros, exigiendo que le d lo que necesita.
Es un hombre o un nio. Podra ser mi hijo. A lo mejor lo es en la fantasa de este continente de vidrio. Soy la madre de un nio quebrado y no
hago nada ms que quedarme inmvil frente a su exigencia.
Slo lo miro con miedo.
Slo lo miro con mucho miedo.
Durante vidas lo he mirado as.
Aburrido de mis ojos cobardes, mi nio roto se va con sus estigmas de
siglos en la espalda morena, llevndose ese continente de vidrio envuelto en
una sbana, a sufrir al siguiente vagn.
hctor figueroa
l empez
Hace poco me agarr firme
a combos con un huaso
ms alto que yo, s, aunque no ms grande
cuando todos en este orbe son ms altos que yo, pues
soy una Safo menuda y chiquitita
a la que le hace falta un cliz, clida
forma de cscara de poroto verde
como para ponerse al da
como para hacerle chupete, humedita
lengetear sus superiores e inferiores.
Puos al aire, mangazos,
sal pa tras.
Me duele el ojo.
Falt sparring.
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hctor figueroa
Anhelo y constatacin
hctor figueroa
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hctor figueroa
hctor figueroa
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No s de dnde vengo
No s quin soy
No s cundo muero
No s adnde voy
De ser tan alegre me asombro
Martinus von Binberach
marcela fuentealba
El pasado
marcela fuentealba
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ngeles y aureolas, qu pena, tan infantil. Puras imgenes pintadas, las fotos, la televisin, las pelculas. Los ngeles volaban y cambiaban de hemisferio. Es curioso que las palabras vienen de portar, de pasar. Salen los pjaros.
Y todo el rato parece: aparecer, espectculo, imagen, fantasa, espectro. Eso
que pasa, claro. Poeta, poder, puer, pasa, pjaro, pucha: se dice desde el
mil quinientos. Pucha qu fome. Putas qu lata. Escribir as, de ngeles y
pjaros. Imgenes, imaginaciones. Ya tendra que dejarlo. Los crculos no
son eternos: colapsan.
Es increble, habiendo tantas cosas en el mundo, que caiga en este
estado, haga esto. Teniendo tantas mquinas. Tanto espacio. Tanto cuerpo.
Pero no hay muchos seres vivos aqu. Un gato aparecer pronto. Ahora son
mosquitos en vez de moscas, o adems. No s si habrn nacido aqu. Molestan alguna vez, al principio eran dos, varios o los mismos. La msica, las
voces. Tengo mis flores, las que t me has dado, tengo los dibujos, tengo
todo. No, no, no huyas de la nada. Tu olor. De la muerte y el amor. La nica manera. Me acuerdo de ti y sueo contigo. La ternura, ternero, ternera.
Los muertos de los que comemos. Romperse las costillas en el esfuerzo.
Cosa comn. El joven anglico. Viaja. El joven anglico. Viaja. Duelen
las muecas, duelen las costillas, el pulmn. Duele todo. Mira a la muerte
aterrada con los pases muertos. Queda a la mitad, medio temblando. Todos somos lo mismo y estamos tan lejos, tan lejos en las crceles. No, no
estamos tan lejos, estamos demasiado cerca. Y hay ngeles, y hay pjaros, y
los otros, y las estrellas. El cielo tan azul hoy y una estrella.
Me parece que hablo y no se me entiende. Lo de la crcel, que es bsico.
Tengo familia. Hablamos. Una gracia dada la soledad: No s qu hacer de
mi vida.
No me digas otra vez lo mismo. Cllate. Piensa en los pjaros por
ejemplo.
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marcela fuentealba
marcela fuentealba
Las golondrinas viven en el aire y comen al vuelo los insectos, sus patitas son muy dbiles para el suelo.
A la loica le gustan los campos abiertos.
El pequn vuela ondulado y vive solo o en pareja, cerca de cuevas, y
come insectos y ratones a veces.
La perdiz es asustadiza y come variado: granos, caracoles.
El peuco, escaso y difcil de ver, vuela rasante, es agresivo y se alimenta
del nctar del chagual.
El pito: con su tpico vuelo ondulado, recorre los troncos ms secos
de quillayes y peumos. Vive solo o en pareja y es relativamente confiado. Se
alimenta de insectos y gusanos.
La rara: solitaria pero confiada. Durante la reproduccin vive en pareja;
en invierno se le observa en pequeos grupos. Es fundamentalmente comedora de hojas, pero come tambin todo tipo de frutos.
El tapaculo, difcil de ver y fcil de escuchar, corre y salta por el suelo;
prcticamente no vuela. Vive solo o en pareja. Se alimenta de insectos que
saca de la tierra con sus fuertes patas.
El tiuque vuela a cualquier altura, camina o se posa en rboles. Vive solo,
en pareja o en grupo. Come gusanos, huevos, carroa, restos alimenticios.
El tordo se mueve siempre en bandadas bulliciosas y confiadas. Come
polluelos, insectos, almendras y otro tipo de frutos.
Yal, pajarito que se parece a un chincol.*
Leo: Al ngel le gustara quedarse, despertar a los muertos, unir lo que
ha sido destruido. Pero una tormenta viene desde el Paraso; ha atrapado
sus alas con tal violencia que el ngel ya no puede plegarlas. Esta tormenta
lo expulsa al futuro desde el cual vuelve, mientras la pila de escombros
delante suyo se levanta hacia el cielo. Esa tormenta es lo que llamamos progreso.** Hasta ah no ms llego.
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marcela fuentealba
alfonso garca
El gran emperador
Maldito gran jefe poto blanco
facineroso fascista y cornudo
me cagaste la vida canalla.
Por qu? Porque me odiabas
y sabas que ella era mi amor
que era la nica que me retena
que me contena.
Porque no iba a enfrentar
a los abuelos a ti y a todos
si yo era un pobre joven poeta
y poco hombre.
Tampoco me iba a vender.
Pero a ti no te voy a perdonar, Bruno Ripaldi.
Te rechinarn los dientes en tu fin
y chillars como un cochinillo.
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alfonso garca
Misin cumplida
alfonso garca
El Totoral
Tengo una casa en el campo
La rodea un poco de pasto por todo el contorno
Yo lo llamo el pasto de los conejos
Cuando es verano y todo est seco alrededor
Los malditos conejos se vienen a comer
Todas las plantas y al pasto lo hacen chupete
Hasta aqu hemos convivido
Y nos hemos podido tolerar
Tampoco voy a tratar de matar a los conejos
Antes haba una pareja de zorros
Y tambin codornices
Ahora slo quedan los conejos
Y algunos pjaros porque muchos ya no se ven
Haba unos jotes tremendos
Haba loicas pjaros carpinteros y picaflores por todos lados
Ahora hay casi puras vacas y animales humanos
stos son los peores
Bueno hay que ir con el paso del tiempo
Y stos son los peores tiempos que me ha tocado vivir
Adis hasta nunca
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alfonso garca
El mejor
antonio gil
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antonio gil
enfrentaron esa dura verdad, a la que a m, por soberbia, s, por mero orgullo, y por pecaminosa necedad, no quisieron prestarme odos en su hora.
Y fue de ese modo que cay sin ms la flota en los abismos. Slo gases y
partculas de polvo reflejadas, apenas, en el espejo atormentado del oleaje.
Alguien solt a lo lejos una carcajada larga y spera, antes de que Faleiro siguiera con su monlogo. Otra risa, ms cristalina, como de nio, nos
lleg desde algn lugar de la Casa de Encierros.
Perdida la Luz del Gnesis, debase navegar por un cielo en tinieblas
en pos del Rayo Primordial dijo como para s, entonces, el Cosmgrafo.
Y luego comenzar, lentamente, a crear y crear y crear el Mundo tal como l
hizo en el da primo, golpeando con el eslabn de la voluntad, sin tregua,
el pedernal de la imaginacin agreg con cansancio. Hasta que arda la
llama. Y seguir singlando por la materia as creada a chispazos del espritu
que nos habita, da con da, slo para continuar navegando por la Obra
Divina que, por cierto, ha quedado inconclusa ms all de la lnea del horizonte, realidad que sabe hasta el ms basto apaleador de olivos del Alto
Alentejo que vara en mano mira hacia la mar entre las hojas cintilantes. Y
eso ya se me hace mucho decir. Pero, quin poda hacerlo, hallndome yo
aqu? Quin de esos simples comprenda a cabal manera aquellos misterios
sutiles, ocupados como iban de que la galleta que coman ya no era ms
pan sino un polvo lleno de gusanos que haban devorado toda su sustancia?
O en que les vena muy olisca el agua? Si no era esto era aquello. Afanes
todos burdamente humanos e impropios, regados all por el Diablo para
distraer de su destino al elegido. Quin capuchinos iba a crearse as un
islote siquiera, con ese puo de gaanes ocupados, mseramente, de las
putsimas galletas y los gorgojos y del agua de las barricas cuando debieron
mirar hacia lo Alto y esperar el man que verteran los astros, a raudales,
tenlo por muy cierto, tras la creacin de cada roca, nsula, cabo o ensenada,
tal y como yo quise, con empeo y en balde, ensearles? Acaso podr crear
lo que resta de Mundo el bruto de Lombardo, que nunca oy mentar ni
siquiera a las Perseidas? El primer error que cometen esos homunnculos
mientras roen sus galletas embromadas es imaginar que viajan por la mar.
S. Y se es el principal y el ms elocuente de todos sus yerros si queremos
antonio gil
aspirar a la exacta medida de su insondable torpeza. La Nada Negra, all navegan, sa de donde slo el hombre instruido, el hombre henchido de Dios,
puede, por ventura, sacar provecho merced a las lumbres de su voluntad y
al influjo Divino. He de decir en este punto que en sueos y visiones, inspiradas todas y cada una de ellas por el Santo Espritu, queda claro que yo,
Don Rui Faleiro, Cosmgrafo, Gemetra, Astrlogo y Astrnomo, he visto
el Universo egipcio. Y qu es? Un atad, un sarcfago alargado de norte a
sur, idnticamente igual que su polvoso pas momificado. Y he vislumbrado
ah cmo alrededor de la Tierra discurre el ro Ur-Nes, del cual el Nilo es
uno ms de sus brazos. Es, fjate bien, un ro que mana desde el sur. Y he
podido apreciar all claramente cmo durante el da el Sol recorre el cielo,
vagando libre y lentamente de oriente a poniente, para abordar durante la
noche un barco que rodea la Tierra por el norte, navegando ese ro Ur-Nes,
hurtando de tal modo la luz y mezquinando su resplandor a los seres tras de
las escarpadas montaas del Dait. Y tampoco negar aqu, Gil, mis caldeos
saberes, que en bien poco y nada difieren de las sabiduras hebreas. All el
espritu de Dios se mueve sobre la superficie de las aguas en el primer da
de la creacin, gracias a esa palabra sagrada original que se pronuncia ruaj,
lo que en hebreo significa viento. Es ese aire nada menos que aquel soplo,
aquella nima, el propio que alz a nuestro padre Adn de entre la arcilla
hmeda para darle un destino inmortal. All Dios puso primero el firmamento engarzado entre las aguas superiores y las inferiores. Esto es Raka,
la vieja palabra que nombra lo que hoy llamamos Cosmos, y que a la vez y
a un tiempo tambin significa Vaco. Sopl para los babilnicos Marduk el
viento y separ las aguas del cuerpo de Tiamat, y as la tierra firme surgi
como un sedimento de las aguas primordiales. Pero no, claro, Magalhes y
sus rastacueros surcan por la mar ocano, sin comprender, ni por un instante siquiera, la naturaleza mgica de su cometido ni nada del espacio donde
esa altsima operacin debe de efectuarse.
Se hizo un largo silencio, al cabo del cual los sonoros ronquidos del
Cosmgrafo fue lo nico que rompi la mudez de la noche. No recuerdo
grillos, ni ranas, ni chillidos de murcilago. Slo el respirar de Faleiro, su
roncar igual que el aserrar de una sierra en el tronco de una encina verde,
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antonio gil
yanko gonzlez
de ida
y vuelta hacia el dentista veo // esas enormes letras en la bodega
que hoy sirve de reclinatorio popular // : tu problema no es ms grande
que Dios
no he podido evitar leerlo todos estos aos // cuando mi tratamiento se
alarga buscando un cuerpo podrido // un nervio mugriento
a veces lo esquivo para leer slo: tu problema
pero la memoria canalla como la enca canalla // completa el resto
la automtica la mecnica pongmosle la neumtica // memoria que no
sirve
para recordar la servilleta el organo en el supermercado // s retiene // s
completa el
no es ms grande que Dios.
mientras mi vida se ha ido empequeeciendo // leyendo la leyenda
pienso // carajo // qu problema tan grande puede salir de una vida
diminuta
como si de una angustia minscula // saliera un dios chaparro //
pongmosle
un dios pigmeo // un microbio omnisciente que siempre // te da sombra.
no quiero volver al odontlogo // ese primo hermano del telogo // no
hasta que el problema me haya convertido en un cajn de frazadas
en una mancha de pebre // en una rana de mimbre.
todo tiene un final, etctera.
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yanko gonzlez
martn gubbins
Letras y signos
Alfabeto gastado
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martn gubbins
 
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muac muac ac ac
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57
martn gubbins
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martn gubbins
Diagramas y grficos
Primera instruccin
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58
Mirar all
59
martn gubbins
Segunda instruccin
martn gubbins
Cfr. Robert Cooter y Thomas Ulen, Law and Economics, Addison-Wesley, Boston, 1997.
60
Cfr. Robert Cooter y Thomas Ulen, Law and Economics, Addison-Wesley, Boston, 1997.
61
martn gubbins
rafael gumucio
62
Para escribir como para cantar se requiere tener cierto tipo de impudor
o una hipertrofiada necesidad de hacerse notar. Los buenos escritores se parecen en eso a los escritores psimos. De hecho, cualquiera que haya estado
en un taller literario sabe que es fcil transformar en un buen escritor a un
completo mamarracho convencido de que es un genio. Mucho ms difcil
es que alguien con talento pero con sentido del ridculo escriba algn da
seriamente.
Los ms sentidos y patriticos minutos de silencio, cronmetro en mano,
nunca duran ms de veinte segundos. Si durarn ms, nuestros homenajes
a los muertos correran el serio peligro de matarnos.
La insoportable duracin de un minuto nos ha hecho convertirla en una
metfora de la eternidad, porque la eternidad es justamente eso: estar solo
un minuto.
El tiempo es un derivado de la vida social, de las raquetas con que las seoritas juegan bdminton en tardes de flores y abejas.
Dice mi abuela: La persona ms tonta que he conocido soy yo a los veinte
aos.
No le pidan a un joven originalidad: todo su esfuerzo est puesto en ser
parte de la especie.
63
rafael gumucio
Ser escritor es ser ese cantante improvisado que se levanta en medio de una
comida de oficinistas y de pronto, con su sola voz, deja atrs, como si se
tratara de una ilusin, su chaqueta, su afeitada a medias, su corbata. Da lo
mismo si lo hace bien o mal. Por el solo hecho de cantar en medio de la
comida ya no podr volver a ser uno ms en ella. Ha roto la continuidad y
la lgica, y si no es capaz de traer a la mesa una nueva y enriquecida continuidad, tendr que pagar los destrozos.
rafael gumucio
Esa yegua tan joven que se encabrita y espanta cuando ve su propia sombra.
Adulto; es decir, irreparable.
La vida adulta no mata: slo se contenta con aplastar.
Con un hijo, todo empieza a ser una despedida.
El miedo y la risa cumplen la misma funcin: avisarnos que viene el lobo.
La nica diferencia es que la risa dice que viene con los dientes cariados y
una pierna renqueante.
El miedo es siempre miedo a la muerte; la risa, su negacin.
El humor es la continuacin de la guerra por otro medio.
El humor, ese arte marcial.
Hagamos el amor y no la guerra, decan los hippies, lo que equivale a decir
hagamos la guerra, no la guerra.
Lugar comn de las novelas, negado por la experiencia: el que sufre sin
saberlo no sufre.
Tienen razn los abusadores: todos los no de las mujeres encubren un s
recndito.
Al comienzo de nuestro amor, las mujeres enumeran, maravilladas, las razones por las cuales despus nos van a dejar.
En toda mujer vive el instinto de una duea de pensin: arrendadora de espacios libres que clausura y reabre segn un criterio propio e inexpugnable.
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rafael gumucio
scar hahn
Halloween
Deambulo solo
a altas horas de la noche
Las calles desiertas
mojadas por la lluvia
son espejos negros
que reflejan los esqueletos
de los rboles
Que la ciudad est vaca
no deja de sorprenderme
porque mi mente est poblada
de personajes
Veo
calabazas iluminadas
con ojos triangulares
y sonrisas sin dientes
Adentro Afuera
Quin puede saber
la diferencia?
Miro las vitrinas
de mi pasado
en busca de disfraces
que ponerme
de disfraces que sacarme
Quin me viste?
Quin me desviste?
Mis pesadillas no estn
en mi interior
pernoctan afuera de mi cuerpo
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scar hahn
a veces en el aire
a veces en las paredes
En el mundo exterior
andan brujas y zombies
diablos y vampiros
que pasan por mi lado
jaime huenn
Testimonio
seguiremos escribiendo sobre abuelas, Salazar,
la ma por ejemplo trabaj 70 aos
en las fraguas alemanas
y ley los Himnos a la Noche
en los kuchen de frambuesas y de nata
y en la hiriente soda castica
que blanqueaba los retretes hacendales.
fue manceba de un navarro, carnicero y vagabundo
y parl en che sungn sus lentas y augurales pesadillas;
tuvo un hijo y fueron mil
las descendencias de sus manos
en las rocas, en las aguas cerriles
de una torva vecindad.
qu me dices, Salazar, cmo te explico
sus albricias,
la carne que ha comido, el bacn debajo de su cama.
las abuelas, Salazar, son cosa seria,
son cuchillos de hoja ancha que cortan nuestros das.
mi abuela, por ejemplo, tuvo ollas y sartenes
de fierro y de latn
y un reloj que cobardes malandrines le robaron sin piedad
una maana.
era de oro el relojito, Salazar, andaba a cuerda,
con minutos brillantes y precisos, minutos de oro.
hay que ser muy desalmado, muy carajo
para ir y quitarle a una seora
su nica alegra;
mas mi abuela abon invernal las races de su huerto
y quem sin titubear un nido de queresas
que colgaba cual racimo
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jaime huenn
jaime huenn
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jaime huenn
En la ruka de David
jaime huenn
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jaime huenn
vernica jimnez
Oracin
No es el aire la casa de tu sepultura.
Pace la oveja
en la triste partitura de los campos
y el cerdo, que ya cumpli un ao,
est listo para la matanza.
Di esta oracin: por qu velan
los hombres con cuchillos acerados
por qu arrojan sus botas
contra los espejos.
Por la noche aparece cabalgando
el padre de mi padre
un gitano que consulta su destino
en las aguas mansas del pozo:
hay caminos
hay nios manchados
por el espejismo de la luna
hay una soledad
a ti debida, dios sin prisa.
Di esta oracin: adnde iremos
si la luz es una cinta delgada.
Quin nos recibir
si no hay ms que brazos dormidos.
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vernica jimnez
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vernica jimnez
Ciborea
carlos labb
Borgeana segunda
Cuando Beatriz rechaza por tercera vez su propuesta matrimonial, Jorge
Luis Borges se encierra a reescribir palabra por palabra la Divina comedia.
A las pocas pginas se percata de que no cree en Dios. Desesperado, intenta en vano escribir poemas de quinientas pginas durante toda su vida y,
cuando muere, el mundo entero lo reconoce por sus cuentos de gauchos.
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carlos labb
Borgeana cuarta
carlos labb
Borgeana sptima
Esa noche, un grupo de hombres se calentaba las manos junto al fuego. Tres
de ellos intentaban convencer a un cuarto de que su vida dependa de un
pjaro. El cuarto no lo pudo soportar. Repentinamente se levant y mat a
los otros tres, que en realidad eran uno solo. Ese hombre haba criado en el
jardn de su casa a un pjaro. Al amanecer, el pjaro trin por primera vez.
Emariana
Despertaba a sobresaltos en la madrugada, miraba hacia las barritas de luces
fosforescentes que formaban los dgitos parpadeantes de la radio reloj despertador y notaba entre ellas la silueta de un minsculo coleptero caf brillante atrapado en el marcador numrico. A las dos y cuarto el bicho pareca
mover unas antenas. A las tres cuarentaisis vio deslizarse con lentitud sus
muchas extremidades articuladas y dentadas a travs de la superficie plstica
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carlos labb
del cristal. Tras una larga resistencia logr llevarse las manos sobre el vientre
para comprobar que eso que senta no eran insectos que se alojaban bajo
su piel. A las cinco cinco el coleptero levantaba apenas su caparazn, pero
no cambiaba de lugar. No se atrevi a encender la luz: tanto tema que
sobre el suelo de la habitacin, encima de la silla, al interior de la ropa que
guardaba en el clset, bajo los guardapolvos, en las esquinas, las paredes
y el techo bulleran colonias completas de bichos de diferentes tamaos,
larvas y huevos abrindose. A las cinco diecisiete presion sbitamente el
interruptor de la lmpara del velador, tom la radio reloj despertador y la
acerc boca arriba a la ampolleta encendida. La agona fue corta. El insecto
apenas anduvo de un extremo a otro del cristal, se estacion y sacudi rpidamente los miembros antes de caer de espaldas, calcinado. Fue a dar al
borde inferior de la pantalla numrica de la radio reloj despertador. No se
movi ms. Volvi a dormirse y so que era el ltimo ser humano en una
tierra donde los restos de hombres y de animales se pudran al aire libre con
pestilencia insoportable, mientras bichos gigantes arrastraban a algunos de
nosotros hacia un edificio y nos distribuan metdicamente en habitaciones
muy soleadas para que nos terminramos de secar.
diego maquieira
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diego maquieira
diego maquieira
olvdate de la muerte
la muerte no es evidencia
de nada
ni siquiera de la muerte
es evidencia
tmate cinco mil aos ms de vida
y deja de vivir en dcimas de segundo
vamos afloja mal agradecido
poco delicado
que hasta el amor puede ser un abuso
de confianza de la esperanza
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a ver
veamos
espera
un poco
el fondo del mar
subiendo
a la superficie del mar
sin
ensimismarse
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diego maquieira
suelta el cuello
necesitas una baera de Ingres
que te madruguen los qusares
y al infierno con los magisterios
diego maquieira
claro
porque de la noche a la noche
a la maana
no habiendo un vena de antes
no se sabe cmo chucha
hubo un mientras tanto quieto
que nunca apareci durante
y que sin la sustancia del tiempo
se adelant al despus andando
es el quiebre
de la muerte
que se le escap
al mono
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diego maquieira
la gota de agua
que rebalsar
la olla
del universo
germn marn
88
germn marn
alguien ms, de ser acogido como perseguido del rgimen en las dependencias de la Nunciatura, terminando escondido, tras una fatigosa huida, en la
oficina de un abogado amigo, en plena calle Hurfanos, por lo que se podra consignar que su vida fue una aparente lucha contra el destino, si bien
al observarse mejor se advierte que siempre breg ante la adversidad poltica, incluso de su propio signo, como lo fue en su condicin de periodista
del diario El Siglo ser echado a la calle por oponerse en 1968 a la invasin
sovitica de Checoslovaquia. Hoy lo tengo presente no slo por esta foto al
lado de mi amigo Lihn, sino porque tambin, dedicado ms tarde al oficio
de imprentero en su propia casa, plant la semilla del actual sello editorial
La Calabaza del Diablo, dirigido por su hijo Marcelo, cuyo catlogo de
ttulos, formado por la obra de distintos jvenes escritores, me hace pensar
que el Memo Elizalde, su nombre de guerra entonces, est vivo hoy en un
Chile que desde luego no sera de su agrado, subversivo como fue en una
condicin solitaria al margen de las estructuras polticas.
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marcelo mellado
El jardinero autnomo
Uno
Despierto sobresaltado y caigo en la cuenta de lo pendiente, de lo que hay
que hacer o de lo que queda por hacer. Y el listado es enorme. La urgencia
por funcionar, porque cada da sea lo ms productivo posible, es mi objetivo supremo. Y en esa deuda con el quehacer se me va la vida y probablemente mi felicidad. Me levanto desesperado, con la angustia de lo faltante,
de lo adeudado, y me ahogo. Un par de piteadas y me repongo algo. Es de
maana y tengo la sensacin de que en mi vida est la cagada por mi falta
de orden en la distribucin de las tareas cotidianas.
Dos
En un pequeo patio trasero me dedico a criar lombrices, que son como
mis mascotas. Las mantengo en unos cajones fruteros y las alimento con
restos de verduras y de frutas. En ocasiones debo ayudar a mi to por parte
de madre a filetear merluza en la caleta, porque mi primo despus de que
lo balearon no ha podido recuperarse del todo, casi no se levanta, y eso
que sus heridas no fueron de mucha gravedad. Yo creo que anda un poco
deprimido y bajoneado por lo que le pas, y adems con algo de pnico
escnico, porque no es cuestin de llegar y salir a la calle y que todos te vean
y te pregunten. Por aqu en este puerto la gente es curiosa.
Tres
Yo creo que l no supo hacerla, l no es as como todos creen. Uno tiene derecho al consumo, digo yo, nadie puede negrtelo, porque es tu libre albedro, pero hay que ser piolita, no se puede andar hociconeando o
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Cuatro
Hoy debo sembrar en el patio arvejas y habas. Adems debo dejar listo el
almcigo de los tomates y los pimentones. Todo lo tengo en maceteros,
porque mi patio est todo embaldosado. Mi madre as lo quiso porque le
cargaba la tierra, esa que lo ensucia todo con su componente fatal de polvo
y asquerosidades. Aunque amaba las plantas, extraamente no las relacionaba con la tierra, sino con el aire. Para ella se era el componente fundamental de las plantas, y por eso muchas de nuestras plantas estn colgando
o en altura, ya sea de muros o de estructuras especiales, como suelen ser
los parrones, unas especies de percheros que me mandaba a hacer de madera. Todo en maceteros, como deca, incluidas las cannabis, que son mis
regalonas, aunque hay unas tan lindas, como las amapolas (la cancin que
lleva su nombre le hace tanta justicia) y la cruz de Cristo, que crece como
enredadera y da un fruto parecido al maracuy, creo. Porque todo lo que s
de plantas me lo ense mi madre, que en paz descanse, a su estilo, que no
es siempre el ms certero, aunque se le acerca mucho.
Cinco
La buena mano que tengo se la debo, obviamente, a mi madre, porque el
asunto no es slo saber de estas cosas: tambin hay que tener espritu para
esto. Mi madre no slo era un gran valor de la huerta-jardn, adems lo era de
la cocina. De hecho me ense los secretos de la cocina, que son parecidos a
91
marcelo mellado
demostrando ser bacn, eso no va conmigo. Yo intento que las cosas sean
lo ms parecidas a como uno las planea, o las disea, como deca un amigo mo del instituto. En realidad era un profesor del que me hice amigo
mientras estuve all, y que planteaba que haba que disear lo que uno iba
a ser y a hacer, autodisearse, deca, se trataba de una tarea permanente que
contemplaba perodos cortos, medianos y largos.
marcelo mellado
los de la crianza de plantas. Y ahora que estoy solito me dedico con ms fuerza a ambas cosas, un poco por homenaje a ella, pero sobre todo porque hay
que seguir funcionando, que tambin es un modo de recordarla. Aunque en
estos das lo que he estado haciendo es ayudar a mi to, el hermano menor de
mi madre, porque lo necesita. Mi primo nunca le ha sido de mucha utilidad
en el negocio. Adems me siento algo culpable porque fue el chalado de mi
viejo el que le meti ese par de tunazos a mi primo. Lo que pasa es que mi
familia es levemente disfuncional, como le dicen ahora, por eso ocurri lo
que ocurri. Mi primo le deba una compra y se quiso hacer el loco. Mi viejo
le haba dado crdito porque era familiar, pero no le aguant la frescura. Mi
mam y mi to siempre nos advirtieron que no nos furamos por ese lado,
que mejor estudiramos y que no nos dedicramos al copete y al hueveo, que
le diramos duro al trabajo. Yo en parte les hice caso, pero mi primo Ral no
tena fuerza de voluntad, se le calentaba el hocico y se pona odioso.
Seis
Yo al principio quise escapar de ese ambiente y me fui a Valparaso un tiempo, pero el tentculo familiar era fuerte. Me puse a estudiar mecnica automotriz en el DUOC, y para sobrevivir all tuve que ponerme en contacto
con otro to, ste por parte de padre, al que deba ayudar en el Mercado
Cardonal, donde tena un puesto de frutas, pero tambin mova de lo otro.
Dur poco tiempo y me volv antes de tener problemas con los tiras que
le tenan echado el ojo al puesto. Me devolv a mi barrio de origen con mi
seora madre, pero ella muri al poco tiempo. Yo creo que me esper a que
volviera para irse. Al parecer se la llev la depre que le provocaba compartir
su vida con un maldito como mi viejo, a pesar de que ya no vivan juntos
porque l nos haba abandonado haca mucho rato. Y haca unos meses haba vuelto a la zona. Fue en ese momento cuando yo me dediqu a mi patio
y adems aprend a desaparecer. Ya nadie me requera, como que nadie
me vea, parece que la gente cercana supuso que yo estaba muy mal por la
muerte de mi vieja y que me haba chalado, mejor que crean eso, me dije.
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Siete
Lo que es yo me encierro en mi patio de 15 x 10 y cultivo mis plantitas.
Ms aun, me alimento de ellas. Mi huertito-jardn es como una gruta pequea dedicada a mi madre, a todo lo que compartimos, que fue, sobre
todo, nuestro cultivado patio trasero. Ahora ella ya no est, pero al menos
est el fruto de nuestro trabajo domstico.
Ocho
Mi viejo vino ayer porque quiere volver a ocupar la casa. Yo le dije que eso
ocurrira sobre mi cadver, que no mancillara la memoria de mi madre,
que me tendra que balear igual que al Ral. Hubo amenazas subidas de
tono y el hombre extrajo un arma que no us. Tambin lo amenac con la
posibilidad de hablar con los tiras para aclarar el baleo de mi primo. Todo
el barrio se enter y se temi lo peor, pero nada catastrfico sucedi en ese
instante, todo qued postergado, mi querido pap me dej bien amenazado, me dio un par de das para que abandonara la casa, que le perteneca,
dijo, y que me atuviera a las consecuencias si no me iba, agreg.
Nueve
Mi padre muri a los pocos das de un ataque al corazn que yo mismo le
provoqu adelantndome a los hechos. Fui hasta la casa que habitaba en un
pasaje del barrio Las Dunas, que era de los abuelos y que mi viejo sola usar
93
marcelo mellado
Pena tena, pero la tarea era seguir viviendo, eso me haba dicho mi vieja.
La tcnica para desaparecer me fue muy til, porque mi barrio es bullicioso
y todo el vecindario de mi generacin te presiona para carretear en la dura
y, sobre todo, para consumir iniquidades.
marcelo mellado
Diez
Lo enterr lo ms rpido que pude en el cementerio parroquial. Al funeral
asisti muy poca gente: una hermana que lo quera muerto hace rato, mi
to del Mercado Cardonal de Valparaso, que se port muy protocolar, y un
compinche de fechoras de Santiago que lo consideraba su maestro. Despus de dicho acontecimiento hubo un poco de revuelo, pero en mi condicin de hurfano los vecinos se apiadaron de m, recordaron a mi abnegada
madre y lo buen hijo que siempre fui, y sintieron alivio por el fin de mi viejo. No hubo muchas explicaciones sobre lo ocurrido. En la prensa local sali algo, pero yo permanec mudo. De ah en adelante me fui notando cada
da menos, tanto en el barrio como en la ciudad, y me refugi en el patio.
Casi no veo gente. Muy de tarde en tarde viene mi primo, que ya est ms
recuperado, y me trae algn pescado. Incluso me deja plata que en verdad
yo no necesito, porque vivo bien con la pensin que me dej mi mam. El
huerto-jardn est muy productivo y funcional, incluso se podra decir que
est muy hermoso, o eso al menos me comentaron muy sorprendidos mi
primo Ral y un par de vecinas que me hicieron llegar un pie de limn en
una celebracin barrial de esas que organiza la municipalidad. Quizs sean
ellas las que han hecho correr ms de algn mito por el barrio y la ciudad,
pero nada que altere mi tranquilidad, excepto cuando los mormones y los
evanglicos me tocan la puerta.
94
95
roberto merino
1965
roberto merino
y edificios. La luz barroca del sol del poniente en los cortinajes de las altas
ventanas de Los Gobelinos, mesas con rollos de gnero, otra vez la seriedad
adusta, en este caso de los vendedores, aquellos especialistas. Me decan el
joven, el caballero. El traje es para el joven?.
El rostro del odio lo vi la vez primera una de esas tardes. Unos nios
estbamos en una esquina, hubo un problema con mi monopatn. Me instaron a no prestrselo a una nia gorda, mayor, que apareci desde la otra
calle. Se supona que ella perteneca a cierta familia. Haba carburo encendido en sus ojos cuando me grit: nosotros somos ricos!, ricos! Yo le cre.
Pens que su casa estaba demasiado cerca de la botica, deban ser dueos
de la botica. Pens que tenan ms derecho que yo en la panadera, en el
parque, en el conocimiento del mundo.
Pdele al Viejo Pascuero que te traiga revistas, me dijo una nia llamada
Zulema, mientras haca un gesto de equilibrio en la vereda frente a la puerta
de su casa de paredes verde agua. Visualic automticamente las revistas:
blanco y rojo sobre la pgina satinada de la cubierta, y a la Pequea Lul
de perfil, asomndose por un orificio que podra haber sido una escotilla en
un antejardn, algo as como la puerta a un mundo secreto camuflada en la
caja del medidor del agua.
Mi mam despreciaba las revistas. Mi pap no opinaba de esas huevadas, miraba como si lo hicieran volver de muy lejos. Las revistas y los chicles
eran de gente tonta, enviciada y superficial. Las revistas eran antihiginicas
porque las traficaban en los cambios de revistas y las manoseaba quizs
sabe quin. Haba grasa de manos humanas en las rugosidades del satn de
las cubiertas. El lobo de la Isla de las Ilusiones de Pinocho era el tipo de
personas que lea revistas. Gente que fumaba y que miraba con los prpados
a media asta, gente con bigotes de zorro, de lobo o de coyote. Gente con
boinas escocesas sucias de chofer. Los cambios de revistas estaban cerca
de los billares y de los flippers. Mi mam no poda disimular el desagrado
cuando pasbamos por ah cerca, yo siempre sobrecorriendo pescado de su
mano, tratando de llevarle el paso, mirando de reojo a la gente perdida de
los billares, tipos petulantes peinados con jopo con las mangas de la camisa
wash and wear perfectamente dobladas a la altura de los codos.
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roberto merino
hernn miranda
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hernn miranda
III
hernn miranda
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hernn miranda
IX
hernn miranda
Cuidado de la mente
Mis abuelos paterno y materno cuando jvenes
(y no fueron ms que jvenes porque ambos murieron antes de los 30)
mantenan la salud de la mente con mtodos tradicionales:
encierro en poca de misiones episcopales para azotarse con furia
con ltigos hirientes que les hacan sangrar la espalda a raudales
y as purificar el alma.
Tambin conocieron el cepo, mtodo disciplinante para jvenes beodos
y algn que otro apremio para revoltosos dado con la parte plana del sable
o con el bastn de dura madera de luma.
Mi padre de muchacho prob tambin el cepo
y otros rudos castigos
pero pronto se desmarc de los encierros disciplinarios
con lo cual dej que su mente discurriera a la buena o mala de Dios
(y as le fue no ms en la vida
y prueba de ello fueron los aos pasados en la crcel
las cicatrices
y la bala que permaneci hasta su muerte incrustada en el esternn).
Claro que el golpe de gracia se lo dieron en la Casa de Orates
donde no requiri de camisas de fuerza
pero s de shocks elctricos que lo dejaban como zombie
y de algunas preparaciones destinadas a mantener la mente
con posibilidades abiertas para desarrollar
algn proyecto de vida positivo que estuviera por venir.
En cuanto al provecto nieto
que escribe estas lneas asentado en pleno siglo 21
puede hacer constar que su vida discurre riesgosamente pero sin grave
deterioro
pese a la psicosis esquizofrnica que lo acompaa fidelsimamente.
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hernn miranda
rodrigo olavarra
Pginas amarillas
Sistemas de flotacin
Los momentos que decimos inolvidables son convertidos en pasado inexorable apenas su estatus es declarado. La voluntad que declara inolvidable
un momento lo preserva, como recuerdo, del riesgo al que la normalidad
y la regularidad lo exponen. Y esa preservacin funciona como un flotador
para esa noche en que das todo por perdido, en que ni el sueo te alcanza
para cauterizar heridas que crecen y colonizan. Pero ese salvavidas, guardado tanto tiempo, tiene fisuras o el tiempo lo ha transformado en contraste
puro. Al final, los momentos inolvidables son el terror, te paralizan. Por eso
hay que saber nadar.
Temblor
Ese da, apenas sal de su casa, saqu un cuaderno y escrib: You got me
shakin like a leaf on a tree, y luego: Este poema es un pagar equivalente
a diez mil sestercios por tus hombros y tu cuello. Anotaciones que se sumaron a otras tan indescifrables como sta: Higinicas filas de monstruos,
nutricionistas y democratacristianos.
Setentainueve
Una vez al mes hablo entre tres y cuatro horas por telfono con mi amiga
Carmen. Se trata de llamadas que recorren curvas emotivas que van de la
burla al llanto y de la risa a las declaraciones de amor. El da de la llamada
suya que ahora refiero era mircoles. Le dije que tena que traducir una obra
de teatro, que me quedaba mucho y que la iba a llamar yo apenas terminara. Ella dijo que no haba problema, que en realidad llamaba para invitarme
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rodrigo olavarra
rodrigo olavarra
En produccin
La vida considerada como una constante filmacin, donde cada hecho relevante amerita una pelcula, un corto o un documental. Cuando estoy rodando me preocupa nicamente no aburrirme y no aburrir, bajo la premisa
de que una obra del espritu slo vale la pena si hay alguien ante ella. Trabajo con la constante sensacin de que sta puede ser mi ltima produccin y
que la pelcula ms importante nunca llegar a ser filmada.
Usmail Polumetis
Camina por la calle sin dinero en los bolsillos, tararea un blues que prcticamente se form en su boca y que dice: I got the bank account blues, got
no money, no honey, what can I do?. Vive en un pas lejano como el punk
y la salud. Todava no tiene veinte aos ni una cuenta en el banco o necesidad de dinero; lee, se familiariza con los tpicos del dolor y le da vueltas a
lo que podra pasar si uno mira al cielo lo suficiente.
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Sintona fina
Estoy sitiado por recuerdos lo-fi y recuerdos hi-fi, encerrado en el habla que
me fuerza a recrear esta memoria, punto por punto. Lo que confiere realidad a un sentimiento es su repeticin y las palabras que lo constituyen, y
esta recurrencia crea una necesidad que te convierte en invlido, en alguien
que languidece y requiere su medicina, una provisin de afecto, droga o
sexo. Kurt Cobain es Novalis. La debilidad es lo que el romanticismo alza
como estandarte. As, la ausencia de salud se vuelve smbolo y emblema.
El tsico es el smbolo y la sangre en el pauelo es la metfora de los efectos
de un sentimiento sublimado, del amor negado, el amor perdido, etctera.
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rodrigo olavarra
Ojos azules
yuri prez
Jueves
La casa est sucia, Quico. Todo huele a manteca, a grasa de perro. La seora
del aseo se aburri de mis manas. De mi sorprendente amor por el cloro
lquido. Algn da me pregunt si lo beba, porque la piel se me estaba
poniendo blanca y delgada. No creo que se haya marchado por temas de
sueldo. Yo le pagaba bien, coma la comida de la casa. Le daba dinero para
el bus y, de vez en vez, le regalaba ropa de la que t dejaste en el clset al
abandonar la casa. Si supiera dnde vive ira por ella, pero nunca le ped
datos personales. Ni siquiera informes comerciales. Confi siempre en su
honestidad a prueba de bastardas. No me he resignado a perderla, ya he
perdido muchas cosas. No creas que la extrao porque la casa est hecha un
asco ni porque el perro est infestado de garrapatas, no.
Me he transformado en una tipa cochina, cosa que nunca fui, lo sabes.
Pasa que me da flojera tomar la escoba, me da paja. Mira como hablo:
me da paja. Siempre me gust esa expresin chilena y callejera. Yo que
nunca quise ser chilena. Yo que odio ser chilena. Yo que aborrezco ser
latinoamericana. En fin, se supone que el sbado debo ir a cenar con los
poetas fracasados de Santo Bernardo. Se van a juntar para discutir y fundar la Asociacin de Poetas del Maipo. Me tinca que planean algo raro.
Ellos son raros. Quizs quieran arrojarse todos juntos a las aguas del ro.
T sabes, un suicidio colectivo, para perpetuar la pequea leyenda de la
poesa de la ciudad. Imagnalos cayendo abrazados sobre las aguas repletas
de caca. Se veran ridculos. No ir a la cena. No quiero terminar borracha
maldicindolos.
Respecto a nosotros, a ti y a mi alma, la idea era enviarte un lirio. Pero
no hay jardines de lirios en Santo Bernardo. Slo existen cardenales que son
mordidos por perros callejeros. Los perros tienen el hocico rojo. Aqu abundan los cardenales rojos. Los evanglicos dicen que los perros son enviados
por Satans y que los cardenales son el nuevo fruto prohibido. De Eva ni
hablar. No existe. Adn es un obrero que trabaja en una fbrica de helados
artesanales. Helados de tomate, de manzana, de pimienta.
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yuri prez
Berta se llamaba la seora del aseo. Fumaba pipa cuando me oa blasfemar. Es una campechana lcida. Desde que parti no ha dado seales
de vida. Eso es bueno, porque debe estar yndole la raja. Quizs termin
el curso de ingls bsico que tom en la Academia Marjorie, un centro de
estudios bilinges que est al borde de la quiebra. Es beneficioso para ella,
aunque algo incmodo para m. No me bao. No bao al perro. No bao
mi corazn. No tengo paz ni con el ficus de la entrada de la casa. Se est
secando poco a poco, como un enfermo de cncer a la lengua. Poco a poco.
Con la muerte pegada al paladar, sintiendo el olor de los nichos dentro de
las muelas.
Espero que vengas con tus jeans desteidos. Los que te calzan perfectos, los que iluminan tus largas piernas de modelo europeo. se es otro
tema: no pareces chileno. No tienes el aspecto monocorde de los chilenos.
Pareces irlands, pero de los lindos.
yuri prez
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yuri prez
erick pohlhammer
Terapia de pareja
no vine al mundo a hacerte la cama
no viniste al mundo a hacerme la cama
tengamos una cama de 7 plazas
con una vela enorme ensartada medio a medio
salgamos a navegar algunas veces
en la cama de 7 plazas a vela
la nica manera de naufragar en esta empresa nutica
es que corra mucho viento entremedio de nosotros
te amo no tengo la menor duda al respecto
lo que no implica que no me gusten otras personas
t te paras en tus propias patas con alas
yo me paro en mis propias aladas patas hediondas
sin alas en los talones de los ligeros pies
no hay pareja que pueda pasar la reja sin herirse la raja
no existe espacio ni tiempo aparte del aqu y el ahora
disfrutemos el aqu y el ahora entonces
ahora y aqu y en la quebrada del aj
a la hora del almuerzo y a la hora de onces
totalmente de acuerdo: no hay mrito en el sufrimiento
miento: hay mrito pero slo en el dolor del crecimiento impersonal
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erick pohlhammer
erick pohlhammer
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erick pohlhammer
erick pohlhammer
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erick pohlhammer
erick pohlhammer
Contentsimo Al contentsimo.
Suean los ilusos que saldrn ilesos de sus trampas de sabuesos
demasiado romnticas desde mi humilde punto de vista.
Suean los esclavos del intelecto
pese a ser considerado yo en Europa sobre todo una luminaria intelectual
sudaca en buena
que pensando lo infinito alcanzarn algun da tu inasible infinitud
con toda la celsitud de su eseidad numinosa.
No le digas a nadie que estoy enamorado de ti
que nadie sepa de nuestro vnculo divino
no le cuentes a Lastarria de nuestras noches de amor.
Contentsimo Tatita Dios contentsimo
Vishn Brahamanda tonante Zeus
corazn mo del cielo mstico o no
creador de las clulas y de los tomos.
Contentsimo contentsimo contentsimo Seor.
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II
Que otros escriban los magnficos poemas que te mereces.
Yo me limitar a escuchar tus gemidos frente al espejo
mientras te masturbas frentica.
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matas rivas
matas rivas
III
Los hocicones no paran de hablar de ti.
Se regocijan narrando en las esquinas y en los cafs
un chisme infame.
Dicen que te vieron arrullndote con una putilla en una plaza pblica.
Cuentan que de los sobajeos se deslizaron hacia el descaro:
convertidas en araas se devoraban ante los ojos
de quienes paseaban en busca de quietud.
He quedado perplejo ante estas revelaciones.
Por lo mismo, ahrrate las palabras, que el asunto huele a fosa comn.
Lo nico que puedes hacer para revertir tu falta de vergenza
es mostrarme cmo te regocijas con esa otra.
Pero hazlo en nuestro lecho
para que as yo observe tu cara de placer
y me sienta agobiado.
Entonces actuar como un soldado herido y orgulloso,
y por el culo las clavar a ambas
hasta que pidan clemencia.
IV
Diles a otros que no conoces Sodoma.
No a m, que te he besado el culo con esmero y dedicacin.
Lo mismo te han hecho tus esclavos negros.
Reconoce que adoras ser perforada hasta poner el grito en el cielo.
El placer y el dolor te combinan perfecto.
Son tus tonos preferidos.
Te iluminan el rostro.
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matas rivas
V
Dime algo, si te atreves.
VI
Me rindo.
No puedo aguantar ms tu fro descaro
ni escuchar tus argumentos enrollados como serpientes furiosas.
El peso de tu verdad inclume cae sobre mis hombros
como un yunque hirviendo.
Y tus alusiones a mis deberes me tienen esttico.
Lo ms fcil y saludable, sin duda, sera olvidarte,
pese a la melancola y la falta que me haran
tus pezones duros y tus caderas giles.
Pienso que no cambiars la ira con que me miras
aunque te regale todo el oro de la China
o te entregue a una turba de gaanes para que te dejen extenuada.
No sabes lo que quieres,
pero siempre quieres ms de eso mismo que no sabes qu es.
No eres una mujer digna de un strapa.
Te falta dulzura y osada para convertirte en la liberta
y dispendiosa joven que aspiras a ser.
Todava tendrs que hincarte como una esclava infame
y tragarte tu suficiencia.
Aprenders el arte de felar a tus protectores
y sus huspedes
con estilo y sin piedad.
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VII
Pgame y denuncia mis conductas miserables.
No pondr resistencia a tu venganza.
Mndame una docena de matones para que me destrocen.
Me lo he ganado, amor, lo s y lo acepto.
Soy un feln alevoso sin dios ni ley.
Mis escrpulos se perdieron junto con mis das en la academia.
Los aos no dan tregua: corrompen.
Buscamos sin cesar la intensidad
que perdimos asfixiados por el tiempo traidor.
Me he ido poniendo soez, lo reconozco.
Desprecio a los que me interrumpen.
Qu le puedes pedir a un mediocre y neurtico viejo como yo.
No te equivoques: pgame con fiereza.
Necesito expiar mis actos.
Y qu mejor forma de hacerlo que observar tu cara de placer
cuando me estrujas los cocos.
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VIII
matas rivas
IX
El precio del fin de nuestra pasin ha sido mnimo.
Compromisos pendientes, palabras nulas
y nuestra confianza tantas noches celebrada
extraviada en los stanos como un roedor ciego.
Ahora sabes que no siento aprecio por tu silencio
y yo s cunto detestas mis carcajadas.
Me aburren tus aprensiones y a ti mis quejas.
Y como me niego a contestar tus interrogatorios,
t evitas calmar mi desconfianza,
y agudizas mis celos con procacidad.
El costo, si lo calculas, ha sido bajo
respecto de las promesas postcoitum que nos prodigamos sin asco.
Mejor gurdate los recuerdos, si te quedan,
y evita que vuelva a ti.
No soporto los fantasmas.
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La memoria reversible
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25. Sin embargo, bajo la lupa, los nios viejos parecen esponjas. Mejor dicho, el fantasma, el espectro de
una esponja, pura absorcin aislada, fuego cruzado,
fro de irradiacin. Pero recurdenlo: el cielo siempre
es acuoso y suele caer sobre arena dura y negra.
26. Recuerden, tambin, lo siguiente: los leadores de sierra corvina trabajan en parejas, nada es el
uno sin el otro, pero al final se quedan solos. No
s si me explico.
27. Escuchen un caso, una historia: un da, un
siglo exacto despus de la ocupacin, los nios
viejos que habitaban Cawello, el afamado pas del
mucho mosto y la mucha msica, fueron al mar a
pasar unas vacaciones.
28. En uno de sus paseos por la playa, encontraron
tirado sobre la arena un pingino de Humboldt.
Para ellos fue una gran experiencia y la celebraron
con una batalla cuerpo a cuerpo. Despus, cansados, hicieron la paz y se aplicaron al ave.
29. Desde luego, ese cuervo marino estaba muerto, no as los insectos que lo martirizaban; el conjunto, al ser picado con un palo, ola a fuerte y a
farmacopea.
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leonardo sanhueza
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30. Ese lobo de mar era albino, pues de joven haba sido garza, pero la sangre y la sal ferruginosa lo
haban vuelto pelirrojo.
31. Su piel brillaba como el futuro.
32. Empez a latir y, cuando al fin se levant la
enorme bestia, ocurri algo inverosmil: se deshizo
en la brisa de arriba abajo, agregndose grano por
grano a la playa, y el viento se llev el polvillo de
su existencia, el resto que an era ballena.
33. Los nios viejos nunca olvidaron eso, un
monstruo de arena sepultado en arena: la ola zambullida en el mar, la nieve en la montaa, las cosas
sin sujeto. En el pas llamado Escoria, todo se condena al humus.
34. Yo estuve all, por eso lo s. El recuerdo de unas
cuantas cosas es lo nico que logra ser inmutable.
35. Ahora bien, lo nico inmutable es slo una
manera de decir, porque aqu nada es definitivo y,
salvo la lluvia, nada es inmutable.
36. Eso es lo que quera contar desde un comienzo. Que todo es nube.
37. Recurdenlo algn da, si pueden, pero de todos modos lleven una pala.
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A C. C. . V.
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totentanz
Despus de almorzar,
escuchando Totentanz de Liszt,
observo desde lejos en el cenicero indio del abuelo Carlos
una voluta de la ceniza de mi cigarrillo que semeja una cabeza y una cara
perfecta,
y en ella veo el rostro de la abuela Mina.
Como ahora soy presbtero
me pongo las gafas para verla mejor.
Pero el aumento de las lentes
me hace ver en esa voluta
el rostro evidente de un hombre.
Me doy cuenta de que es el Che Guevara,
algo flaco y sin boina.
Lo observo de cerca,
y es un rostro noble, annimo,
tal vez el de un minero del carbn de las minas de Lota.
Me saco las gafas.
Y ah est otra vez mi abuela, sonriendo,
tal vez burlndose de m, de mis gafas,
de mi torpe hbito de fumar que aprend con ella
junto a un brasero en su casa de Echaurren 239,
cuando me peda que le encendiera un pera
y le echara humo cerca de su cabellera,
ese humo de la sonrisa de ceniza.
Me pongo de nuevo las gafas.
Veo tan ntida esa cara de un hombre
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Pars 789
Te chupa la ventana abierta hacia la calle Pars.
A cada rato te asomas por ella
como si aguardaras descubrir desde la quinta columna del quinto piso
la llegada de alguien acercndose por la vereda prxima.
Te asomas a veces hacia el cielo estrellado.
A veces hacia los transentes y automviles que pasan por el frente.
Al evocar el Comit de la Salud Pblica de la Revolucin,
tu cigarrillo y su humo se disipan
entre los cinco dedos de tu quinta mano
en el aire invisible que todo lo envuelve.
Caen las volutas de ceniza girando igual que paracadas Huidobro
o tal minsculos copos de alguna nieve artificial
hasta posarse en las copas de los rboles municipales,
o derivar, por efecto de la brisa aleatoria,
a su aniquilacin en las baldosas de la pblica acera.
Hasta ahora jams han adornado el peinado de una moza.
Tal vez a lo sumo resbalado insensibles por la calva de un viejo.
As que no hay reproche.
Pero corre cierto peligro asomarse en demasa.
pericoloso sporgersi.
Se recomienda medir bien las distancias,
mas a qu le llaman distancia
eso me habrn de explicar.
Y si el cielo te considera, mayor es el peligro.
Como la luna est siempre cambiando,
no resulta difcil confundirse.
Y como no veas ni el fondo del abismo
ni calcules el azimut de un planeta cualquiera en movimiento,
siempre corres peligro de caer.
(Como Tales de Mileto!)
Y cmo!
Tal cual tales!
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countdown
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El fantasma
Para Begoa
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