SANACION
SANACION
SANACION
MINISTERIO DE SANACIN.
Jess envi a los doce, con estas instrucciones:
"ID Y PREDICAD QUE EL REINO DE DIOS EST CERCA.
CURAD A LOS ENFERMOS, RESUCITAD A LOS MUERTOS,
LIMPIAD A LOS LEPROSOS, ECHAD A LOS DEMONIOS". (Mt. 10, 7 y 9).
Y Marcos, al final de su evangelio nos dir:
"ELLOS FUERON A PREDICAR POR TODAS PARTES. EL SEOR
COOPERABA CON ELLOS Y CONFIRMABA SU DOCTRINA CON LOS
PRODIGIOS QUE LOS ACOMPAABAN."(Mc. 16,20)
"La evangelizacin de Jess comprenda dos aspectos fundamentales:
El anuncio de la Palabra
Y la confirmacin de esa Palabra con la sanacin de los enfermos"
Las seales, los prodigios y los milagros son signos que manifiestan que
JESS ESTA VIVO, HOY Y SIEMPRE, y vienen a confirmar la proclamacin
de la Palabra.
Es una de las caractersticas que distinguen al autntico apstol.
El tema es de la mayor importancia en el da de hoy, si pretendemos
presentar a nuestra sociedad un JESUS VIVO Y REAL.
"VAYAN POR TODO EL MUNDO Y PROCLAMAD LA BUENA NUEVA A
TODA LA CREACIN.
ESTAS SON LAS SEALES QUE ACOMPAARN A LOS QUE CREAN:
EN MI NOMBRE EXPULSARN DEMONIOS,
HABLARN EN LENGUAS NUEVAS,
AGARRARN SERPIENTES EN SUS MANOS
Y AUNQUE BEBAN VENENO NO LES HAR DAO;
IMPONDRN LAS MANOS SOBRE LOS ENFERMOS Y STOS SE
La gracia santificante
La salud; el hombre se encuentra con las enfernmedades como
fruto del pecado.
Jess vino a restablecer lo que el hombre haba perdido por el pecado; no solo a
perdonar sus pecados, sino tambin a reparar los efectos del pecado. Viene a
dar vida plena en abundancia (Jn.10,10) Cristo redime al hombre total, y ste no
solo es espritu y alma sino tambin cuerpo. San Mateo nos dice:
"Jess...proclamaba la buena nueva del Reino y sanaba toda enfermedad y toda
dolencia" (Mt. 9,35).
"Las curaciones de Jess son signo de su misin mesinica (cf.Lc.7,20-23). Ellas
manifiestan la victoria del Reino de Dios sobre todo tipo de mal y se convierten
en smbolo de la curacin del hombre entero, cuerpo y alma" (Cf. Mc. 2, 1-12)
(Instruccin Santa Sede).
Las cuaraciones de Jess, pretenden adems,
Acrecentar nuestra fe. A Jairo Jess le dice: "No temas; basta que
tengas fe y se curar" (Lc.8, 50).
Que nos apartemos del pecado: Dice Jess: "Mira, has sido curado.
No peques ms, para que no te suceda algo peor" (Jn. 5, 14).
Atraer a la gente para hablarles del Reino de Dios.
SALVACIN.
B- EL SUFRIMIENTO EN EL PLAN DE DIOS.
Si bien la enfermedad y el sufrimiento que conlleva, es fruto del pecado, con
todo, no siempre la enfermedad es fruto del pecado personal.
El sufrimiento puede estar en el plan de Dios para ser cooperador a la aplicacin
de la Redencin de Cristo. Y es ah, en donde se convierte en causa de
salvacin, de purificacin, de santidad.
"Pero la enfermedad se manifiesta con un carcter ambivalente, ya que por una
parte se presenta como un mal cuya aparicin en la historia est vinculada al
pecado y del cual se anhela la salvacin, y por otra parte puede llegar a ser
medio de victoria contra el pecado."
(Instruccin de la Santa Sede)
Difcilmente podremos penetrar en los planes de Dios, y menos cuando se trate
del sufrimiento en el mundo. Estos modos divinos nos dejan perplejos, nos
escandalizan.
Los apstoles se escandalizaron cuando Cristo les anuncia su pasin (Lc.18,34).
No entendan cuando les deca: "Si a m me han perseguido, tambin os
persiguirn a vosotros" (Jn.15,20) y "Os aseguro que vosotros llorareis y
gimeireis" (Jn.16, 20).
Ypor otro lado nos preguntamos: Por qu permiti la muerte de Lzaro,
pudiendo haber ahorrado el dolor a esa familia que tanto le amaba? Por qu el
sufrimiento del justo y del inocente?
No es fcil dar respuestas a nuestro desconcierto ante el sufrimiento. Es en el
Nuevo Testamento donde encontramos una respuesta plena a tantos
interrogantes. "En efecto, el mismo Cristo, que no cometi ningn pecado, sufri
en su pasin penas y tormentos de todo tipo, e hizo suyos los dolores de todos
los hombres, cumpliendo as lo que de l haba escrito el profeta Isaas (cf. Is
53,4-5)". (4) Pero hay ms: "En la cruz de Cristo no slo se ha cumplido la
redencin mediante el sufrimiento, sino que el mismo sufrimiento humano ha
quedado redimido. (. . .) Llevando a efecto la redencin mediante el sufrimiento,
Cristo ha elevado juntamente el sufrimiento humano a nivel de redencin.
Consiguientemente, todo hombre, en su sufrimiento, puede hacerse tambin
partcipe del sufrimiento redentor de Cristo". (Juan Pablo II)
Pablo nos da un claro ejemplo con sus palabras: "Completo en mi carne lo que
falta a las tribulaciones de Cristo, a favor de su Cuerpo, que es la Iglesia" (Col.
1,24). Y, como San Pablo, tambin "muchos enfermos pueden convertirse en
portadores del "gozo del Espritu Santo en medio de muchas tribulaciones" (I Ts.
1,6) y ser testigos de la Resurreccin de Jess". (Juan Pablo II).
La historia est llena de estos ejemplos, desde los mrtires que derramaron su
sangre hasta tantos cristianos (verdaderos mrtires) que desde la enfermedad,
el sufrimiento, el dolor se han santificado y han llevado la salvacin de Cristo
hasta los ltimos rincones del mundo.
Seor. Amn".
Hay un momento muy importante en la liturgia del sacramento. Dios, por
Cristo, va a realizar una obra admirable en el bautizado, que solo l lo puede
realizar. Pero Dios no actuar, en ningn momento, contra nuestra libertad y
es ah en donde se le pide:
dignidad!
Viene a continuacin tres ritos que son tres signos que manifiestan lo que ha
sucedido en el bautizado.
Se le impone la vestidura blanca como signo de la dignidad del
cristiano y para decirle que la conserve sin mancha hasta la vida
eterna.
b. Se le entrega una vela encendida en el cirio Pascual (smbolo de
Cristo) y se le dice: "Recibid la luz de Cristo". Caminad siempre
como hijos de la luz.
a.
c.
sanacin.
Mt 4,23. y 9,35.
La evangelizacin de Jess comprenda dos aspectos
fundamentales: el anuncio de la Palabra y la sanacin de los
enfermos.
a.- Anuncio de la Palabra
Hoy en da algunos piensan que basta el testimonio de vida y
que ya no es necesario proclamar la Palabra. Sin embargo, no
ha existido testimonio de vida ms autntico que el de Jess,
y l de todos modos anunciaba la Palabra, recorriendo
pueblos y aldeas.
El nmero 22 de la Evangelii Nuntiandi afirma que aunque el
testimonio de vida es la primera forma de proclamar la Buena
Nueva, es insuficiente y debe ser acompaado por la Palabra
de vida.
No hay verdadera evangelizacin mientras no se anuncie el
Nombre, la doctrina, la vida, las promesas, el Reino y el
misterio de Jess, Hijo de Dios. El mensaje es la persona de
Jess.
b.- Curacin de enfermos
Jess realizaba signos y prodigios que congregaban
multitudes, y a esas turbas les diriga la Palabra de salvacin.
Existen personas que sostienen que lo importante es
proclamar la Palabra y que los signos milagrosos no son
necesarios. Sin embargo, muchos templos estn vacos
porque a la gente no le basta or la Palabra; quiere constatar
la eficacia de la misma. Necesita manifestaciones que revelen
el triunfo de Cristo Jess sobre el pecado, la enfermedad y la
muerte.
Cuando anunciamos la Palabra con signos, se congregan
multitudes no slo para escuchar, sino ver que se cumple la
Palabra de Jess, y entonces estn ms abiertas a responder
al mensaje de salvacin con un acto de adhesin a la persona
de Jesucristo como Salvador y Seor.
Cuando predicamos de esta manera suceden cosas como las
relatadas en El Diario de Asuncin, Paraguay, el 22 de abril de
1985, en su artculo titulado: "La fe convoc a ms de 40.000
fieles".
"Con un poder de convocatoria inslito, teniendo en cuenta la
no promocin de la venida del sacerdote carismtico
canadiense a nuestro pas, se congregaron ms de cuarenta
mil personas en el estadio del Club Cerro Porteo.
La campaa de evangelizacin de la Renovacin Carismtica
varias semanas.
Luego, cuando constataron que nada se poda hacer, pues se
le haba desprendido la masa enceflica, lo devolvieron a su
patria. Si lograba salir del estado de coma tendra vida
vegetal, sin ninguna caracterstica humana.
En una Misa de sanacin en la Catedral de Valverde, su pap
nos pidi que furamos a su casa a orar por su hijo. Fuimos
el prroco de la Catedral y yo. Oramos unos cinco u ocho
minutos al Seor para que lo sanara. Era impresionante ver
aquel ser humano totalmente inmvil, que no reaccionaba
ante ningn estmulo ni tena el menor movimiento propio.
Al otro da, por la maana, Oscar llam a sus padres. Fue una
emocin muy grande orlo hablar. A la semana miraba los
programas deportivos de televisin y recordaba el nombre de
los futbolistas famosos que l conoca. Le regresaron la
memoria y las dems facultades mentales.
Luego se levant y gracias a una intensa terapia y ejercicio
comenz a caminar. Hoy en da Oscar Lama realiza su trabajo
profesional con toda normalidad.
Esa sanacin ha sido para la familia entera una llamada a la
fe; incluso un amigo muy ntimo de l que iba a visitarlo,
quiso confesarse conmigo. Cuando Oscar regres a la Iglesia,
su amigo hizo su primera comunin junto con l. Toda la
familia fue tocada espiritualmente a travs de esta sanacin.
Pas lo que en las Bodas de Can donde San Juan dice:
"Jess manifest su gloria y sus discpulos creyeron en l".
Este signo despert la fe en los que le rodeaban. La sanacin
se convirti en un instrumento de evangelizacin."
Moiss, en la cima del monte, oraba con las manos en alto. El ejrcito de
Israel ganaba mientras Moiss tena las manos alzadas, pero el ejrcito de
Israel perda cuando Moiss bajaba las manos. (Exodo 17,8-16)
Pero la figura preeminente del intercesor se encuentra en Jess, cuando en
la cruz, extendidos sus brazos, grita: "Padre, perdnales porque no saben lo
que hacen" (Lc 23,34)
Nadie, por poca sensibilidad que tenga, puede mirar al mundo de hoy, con
sus problemas y horrores, sin preguntarse: "Qu hacer?
Esta misma pregunta se haca Mons. Alfonso Uribe Jaramillo, (Revista
ALABANZA, N 96) despus de dar un vistazo a los males que nos aquejan.
"La humanidad vive actualmente una hora
apocalptica. La violencia es cada da ms
destructora y ciega.
La droga est aniquilando a millones de hombres,
especialmente a los jvenes.
La inmoralidad en todas sus formas est
predominando cada da con ms descaro y est
destruyendo la familia, arruinando las mentes y los
cuerpos de gran parte de la juventud.
Un dolo, llamado dinero y bienestar, quiere ser
dueo del mundo.
El pecado se apodera de las conciencias y la virtud
es objeto de desprecio y vilipendio.
Las obras de la carne aparecen por todas partes con
abundancia creciente y arrecia el combate espiritual
descrito por San Pablo (Efesios 6,10 ss.)
Con angustia vemos a millones de nios asesinados
antes de nacer o tratados injustamente por padres
carentes de afecto.
Mujeres sometidas al ultraje, a la prostitucin y a
trabajos inhumanos.
Esposas traicionadas y hogares deshechos por el
vicio y la incomprensin. Ciudades y campos
manchados con sangre humana derramada por
hombres violentos que no tienen ningn respeto por
la persona.
LA INTERCESIN DE JESS..
"La carta a los Hebreos nos dice que Cristo est siempre
vivo para interceder a favor nuestro. (Hebreos 7,25) Lo
que hace ahora en el cielo como Sumo Sacerdote
glorificado, lo hizo a lo largo de su vida mortal. Los
evangelios nos hablan con frecuencia de la oracin de
intercesin de Jess.
Motivo de profundo aliento y consuelo en medio de los
males que nos aquejan es saber que Jess resucitado y
exaltado a la diestra del Padre es el Pontfice eterno que
intercede continuamente por nosotros".
"Tres textos nos revelan especialmente esta gran verdad.
1 - San Pablo escribe a los Romanos: Cristo Jess, el
que muri; ms an el que resucit, el que est a la
diestra de Dios, y que intercede por nosotros.
(Romanos 8,34.
2 - En la carta a los Hebreos leemos: Pero Jess posee
un sacerdocio perpetuo porque permanece para
siempre. De ah que pueda tambin salvar
perfectamente a los que por l se llegan a Dios, ya que
est siempre vivo para interceder por nosotros.
(Hebreos 7, 24-25).
3 - San Juan escribe: Si alguno peca, tenemos a uno
que abogue ante el Padre: Jesucristo, el justo. l es
vctima de propiciacin por nuestros pecados y
tambin por los del mundo entero. (1 Juan 2, 1-2)".
a. NUESTRA INTERCESIN.
Pero Cristo Sacerdote es la Cabeza sacerdotal del cuerpo
sacerdotal que es su Iglesia, a la cual pertenecemos desde
el bautismo.
Por ello a nosotros se nos dice:
Vosotros sois linaje escogido, sacerdocio real, nacin
consagrada, pueblo de su propiedad, para anunciar las
grandezas del que os ha llamado de las tinieblas a su
luz maravillosa. (1 Pedro, 2,9).
Cada uno de nosotros, por el bautismo, comparte el sacerdocio de Cristo de
una manera singular. Jess, como Sumo Sacerdote, est intercediendo por
todos nosotros. Nosotros, al compartir el sacerdocio de Cristo, tenemos que
estar en intercesin por todo el mundo, y esta intercesin debe estar
asociada a la cruz de nuestro Seor Jesucristo.
Nuestra intercesin es tanto un derecho como un deber. Nadie que se
sienta verdadero cristiano, est exento de este deber. Nadie puede estar
identificado con Jess, sin estar identificado con su misin intercesora ante
el Padre. La intercesin no est reservada a los sacerdotes, o religiosos o a
los que tienen un ministerio especial. La responsabilidad de la intercesin
recae sobre cada miembro individual. Solo podremos cumplir el segundo
precepto, Amars a tu prjimo como a ti mismo, cuando entendamos que
la salvacin es para todos y cuando cada uno de los creyentes sea un
instrumento de intercesin.
No caben discursos ni palabras ni razonamientos para entender la necesidad
de la intercesin y sentir el acicate de este ministerio. La oracin de
alabanza, le meditacin de la Palabra de Dios, junto con la splica al Espritu
Santo, nos har penetrar en el Corazn de Jess, desbordante de
compasin y misericordia hacia todos los hombres, y nos har sentir la
necesidad de ser canales de su amor, a travs de la intercesin. Interceder
es lo propio de un corazn conforme a la misericordia de Dios. Si no hay una
vivencia continua con Cristo Jess, difcilmente entenderemos la intercesin
y menos la practicaremos.
Ser intercesor es ser uno en Cristo, es unirse a Cristo en su intercesin como
el nico intercesor ante el Padre a favor de todos los hombres. Este es un
CUL ES MI RESPUESTA?
CUL ES TU RESPUESTA?
Tal vez te pueda ayudar a tomar una decisin, la siguiente
oracin
Padre, simplemente vengo
a ti.
Vengo como soy en toda
mi pobreza.
S que puedo venir a ti no
importa como est.
Vengo a buscar tu
misericordia y tu gracia de
nuevo.
Perdname mis errores y
fracasos, las veces que me
he perdido cuando mis
prioridades no han
seguido el orden correcto.
Vuelvo a aceptar el don
gratuito de tu amor, que
me ofreces.
El don gratuito de la vida
eterna por medio de tu hijo
Jesucristo.
Reconozco de nuevo a
Jess como Seor y
Salvador de mi vida.
Padre, quiero empezar de
nuevo hoy.
Enva tu Espritu Santo
para llenar mi corazn otra
vez.
Que el fuego de tu espritu
purifique mi corazn.
Prende mi corazn en el
fuego de tu Amor.
Ven Espritu Santo como
en el Cenculo, ven en tu
poder y dale poder a mi
vida.
Libera en m los dones que
tienes para mi vida.
Incita el deseo ferviente de
comulgar contigo a diario.
Libera el don de la oracin
verdadera y perseverante.
Utilzame como
instrumento para la
construccin de Tu Reino.
En el Nombre de Jess, te
ruego por esto.
Amn.
(La anterior oracin es de Kim Kollins de la "Zarza Ardiente").
En prximos meses ampliaremos y desarrollaremos otros temas sobre la
"oracin de intercesin". El Seor desea la salvacin de todos los hombres
y que estemos sanos de cuerpo y alma. Y en este deseo entra tambin
nuestra colaboracin.
.
3.
4.
5.
c.
d.
A MODO DE CONCLUSION.
Los hermanos que desarrollan una autntica intercesin, no tienen
palabras para expresar lo que les sucede como fruto de la intercesin.
Casi todos terminan con esta frase: "Jams imaginaba que se pudiese
recibir tanto!" En la intercesin se descubre que, cuanto ms prodigas los
tesoros de Cristo sobre otros, ms inundas tu propia vida y tu corazn
con ellos. Al interceder por los otros, ests enriquecindote a ti mismo.
b). La oracin para la sanacin interior, por la curacin de los recuerdos, de las
heridas emocionales, las heridas psicolgicas.
c). La oracin por la curacin fsica, para las enfermedades del cuerpo.
d). La oracin de liberacin.
La oracin de liberacin, cuando se trate de casos de influencias de espritus
malignos, la dividimos en dos:
1). Hay una que se hace a travs de un exorcismo litrgico que hace el sacerdote
delegado por el obispo, en casos de posesiones diablicas.
2). La otra, es la simple oracin de liberacin que se usa para liberarnos de
opresin diablica, cuando hay una influencia maligna en el cuerpo, o de
liberarnos de obsesin diablica cuando es en la mente. Por ejemplo, alguien que
sufre de una obsesin sexual, necesita de una oracin de liberacin de una
obsesin diablica. Alguien que sufre de un "espritu de enfermedad" necesita una
oracin de liberacin tambin, pero el Seor le libera de una opresin diablica.
Hoy veremos la enfermedad de nuestro espritu, causada por nuestros pecados y
su sanacin, a travs de
LA ORACION DE ARREPENTIMIENTO Y
EL SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIN.
La enfermedad que invade ms profundamente al hombre es el pecado; ella es la
que toca al hombre en su espritu. Y al mismo tiempo es la que desencadena todas
las dems enfermedades, tanto psquicas, como fsicas. Nunca podremos valorar
los tremendos daos que obra el pecado, sobre todo cuando es inveterado: la
ceguera de la mente que oscurece la fe, la sordera a la voz de Dios y a la
conciencia que embota la esperanza, la dureza del corazn que extingue la
caridad; vuelve al hombre incapaz de relacionarse con Dios por haber resentido
profundamente su organismo sobrenatural.
Solo Dios puede llegar al espritu del hombre para sanarlo.
Tomo unos pensamientos de "La plegaria para la curacin" de Matteo la Grua.
La sanacin espiritual implica una conversin. sta puede ser instantnea -y
entonces es un milagro - y puede ser gradual - y entonces es un proceso por
etapas -, pero sobre una lnea continua. Es la penetracin del Espritu Santo en el
espritu del hombre, es el camino de Dios en la vida del hombre, que cambia su
modo de ser. Es una transformacin en la mentalidad del hombre, en el
pensamiento del hombre, en la voluntad del hombre, en el mundo afectivo del
hombre, a los que el Espritu los lleva a una nueva vida en Cristo.
Esta conversin, o sanacin espiritual, ocurre por va sacramental a travs del
sacramento de la reconciliacin; o por va extrasacramental, en un contexto de
oracin en el Espritu Santo.
Siempre el punto central de esta sanacin radica en el sacramento de la
alto).
Esta teora de R. Halter, no coincide con el de otros autores,
al indicar el lugar de la curacin. Para W.Johnston, lo "bueno"
y lo "malo" de nuestra persona: angustias, odios,
depresiones, rebeliones, cleras (reacciones afectivas
negativas) conviven con las experiencias positivas.
Por eso, penetrar en este mundo del consciente y del
subconsciente ha de ser, para un cristiano, en compaa del
Seor, que puede sanar la herida acallando la actividad
destructiva de otras experiencias negativas.
c.
funciona como una operacin matemtica. Todos los seres son distintos y hay que
evitar establecer las leyes absolutas, como suelen hacer algunos "falsos maestros"
que dicen: "Si no hace esto no se sanar". No podemos encasillar a Dios en
nuestros esquemas y en nuestras experiencias, ni podemos pretender que todas las
personas se ajusten a nuestros moldes.
Para algunas personas es ms clave uno de los momentos de este proceso de
sanacin, y para otra persona es ms importante otro de los pasos. Incluso, podra
repetirse alguno de los pasos porque se descubre que se logr una mayor apertura
para profundizarlo ms. Por ejemplo: luego del perdn al hermano se puede
volver al perdn a s mismo, porque haba un sentimiento de inferioridad por no
haber recibido amor de otra persona. Luego de haber perdonado a esa persona, se
puede lograr con ms sinceridad el perdn a s mismo, la autoaceptacin.
De todos modos, vamos a proponer un posible orden en la oracin de sanacin,
que podra ser til en la generalidad de los casos:
a. Invocar insistentemente al Espritu Santo.
.Adems, intentar liberarse de las distracciones y centrarse en el
cada instante por amor, que Dios ama mi existencia y por eso estoy
vivo. Recordar que l me ama as como soy, porque soy obra suya y
l me plane as desde toda la eternidad. Pero quiere que yo logre
ser ms feliz.
Recordar los textos bblicos que hablan sobre el amor de Dios.
Cantar, para lograr al menos mnimamente gozar del amor de Dios.
c. Descubrirse "reconocido " por Dios.
Para hablar con otro hay que saber que el otro est atento a lo
que le digo, que me mira, que tiene inters en escucharme,
que no est distrado ni lejano. De otro modo sera como
hablar con una pared o como hablar con uno mismo, no con
l.
Por eso, si quiero de verdad hacer una oracin de sanacin y
no simplemente una terapia psicolgica o una tcnica
superficial, tengo que disponerme a orar, a dialogar con otro,
con Dios. Pero para lograrlo, primero tengo que sentirme
descubierto, reconocido por l, que me ama, que me mira con
mismos.
Recordamos una vez ms el amor del Seor, nos imaginamos
abrazados por Cristo con toda su ternura, y nos decimos a
nosotros mismos: "Juan (tu nombre), yo te acepto as como
eres, porque tu ser es obra del Seor; y yo te perdono por no
haber sido perfecto, por no haber sido siempre bueno, y
especialmente por (mencionar algo que nos lleva a culparnos
a nosotros mismos); y con el amor de Jess te quiero".
Abrazarme con ternura a m mismo sabiendo que a travs de
ese abrazo Cristo mismo me acepta y me da su amor.
g. Perdn al otro
Ahora trato de perdonar uno por uno a los que me
desilusionaron o me hicieron dao.
Pido a Cristo la gracia de querer perdonar y de amarlos con su
amor.
Es til recordar las motivaciones que tenemos para perdonar.
Cuando me sienta dispuesto, hago en voz alta la oracin de
perdn, imaginando el rostro de la persona, diciendo su
nombre, y diciendo qu es lo que le perdono. Es importante
agregar que lo libero de tener que sufrir por lo que me hizo y
que acepto compartir con l la felicidad del cielo, y decir todo
esto a Jess como una respuesta al amor que l me dio en la
cruz.
Finalmente, expresar este perdn orando por esa persona y
pensando algn gesto de amor que podr hacer para que se d
cuenta de que no le guardo rencor.
Si se trata de una persona que no acepta darme un amor que
yo le reclamo, es importante darle un abrazo imaginario, lleno
de cario, y decirle que lo libero de tener que darme su amor.
Si no puedo hacerlo, no se trata aqu de una falta de perdn,
sino de liberarme de una obsesin afectiva, cosa que no
podemos tratar aqu, pero puede indicar que no hemos abierto
el corazn sinceramente al amor de Dios. l ha estado
llamando a mi puerta para llenarme de su amor y llenar mis
huecos afectivos, pero ese lugar est ocupado por una
obsesin afectiva que no quiero abandonar y el Seor no entra
en los lugares que no le permitimos ocupar."
.
d.
e.
Experiencias traumticas.
- Alcoholismo en la familia.
- Muerte de los padres o de otros miembros de la familia a temprana edad.
- Inesperada separacin de los padres o de la familias, divorcio o ausencia de los
padres.
- Defectos del cuerpo, o de la mente o del espritu, del cual se tiene conciencia,
EL BAO DE LUZ
En la sanacin interior hay circunstancias que obligan a proceder de diferente
manera. Sentimos la necesidad de transcribir EL BAO DE LUZ que nos
presentan el P. Daro Betancourt y Blanca Ruiz. Creemos que en muchos casos
puede ayudar a las personas, como se demuestra en tantsimos ejemplos y que
ellos, muy a menudo, han experimentado en su larga trayectoria evangelizadora.
Textualmente as lo explican.
1. QUE ES
Un bao de luz no es otra cosa que, con la ayuda del Seor Jess, tratar de
encontrar:
- Una respuesta a algo que nos molesta y nos hace sufrir.
- Una razn a aquello que nos impide ser felices y no nos permite progresar
espiritualmente.
- La causa a un bloqueo o trauma.
- Una luz para aquella oscuridad que produce una parlisis en la vida espiritual.
Ejemplo: Una persona que vive siempre agresiva, malhumorada, todo le disgusta,
nada le agrada, etc. Este estado tiene una causa, pero en muchas ocasiones no se
sabe cul es. Entonces se le pide al Seor que la manifieste, la ilumine, la saque a
flote. Jess, que es luz viene a iluminar y sanar. La presencia de Dios es sanadora.
Para ilustrar mejor lo que es un "Bao de luz" trasmitimos el caso de una religiosa
que haca treinta y dos aos estaba en el convento.
Durante los primeros veinte aos viv muy feliz. Pero durante
no llegue a saberse (MC 4,22). Si con fe y sobre todo con sinceridad le pedimos
al Seor Jess que nos ilumine y sane nuestros males no hay nada que El no
quiera y pueda hacer.
Cuando todas las cosas son puestas al descubierto por la luz, todo queda en
claro, porque la luz lo descubre todo. Por eso se dice: Despirtate, t que
duermes, levntate de entre los muertos, y Cristo te alumbrar. ( Efe 5,13-14).
El que se acerca a la luz queda iluminado, como el que se acerca al calar se
calienta, o el que se acerca al fro se enfra.
Por las entraas de misericordia de nuestro Dios, nos visitar la luz que viene
de lo alto para Iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte y
guiar nuestros pasos por el camino de la paz. ( Lc. l 1,78-79).
Este texto es clarsimo para ver qu es el bao de luz: ilumina una tiniebla, un
problema, una dificultad y como consecuencia gua, lleva y da la paz.
Otros textos muy ricos sobre el tema de la luz de Dios que ilumina para sanar son:
Lc 1,78-79 Jn 1,4-5 Hch 9,3 Am 13,1114 2C04,3-6 Ef5,8-9 CoI1,1O-14 1Ts 5,2-9
Stg 1,17 1Jn 1,5-7 Ap 21,23-24 SI18,29. Especialmente es de excepcional belleza
el verso 1 del Salmo 27(26) que dice: Yahveh es mi Luz y mi salvacin, A
quin temer? Yahveh es el refugio de mi vida, por qu he de temblar?
Un da, en un retiro, una persona me dej un mensaje en el altar. Me impresion
tanto que lo guard para orar por ella. Deca as.
Desde hace muchos aos estoy muy enferma, debido a la
traicin de un mdico.
De este incidente me vino insomnio y un nerviosismo que me
mata todava. Por esta causa me vino la alta presin arterial.
Para curarme me pusieron una dieta que result muy daosa
para m. Por necesidad, me vi obligada a hacer limpieza en un
lugar seco, sucio, lleno de lana y polvo. Esto me hizo contraer
una bronquitis que desde hace un ao me ha puesto tan mal
que una noche la pas casi sin respirar ya que tena las narices
tapadas.
Por no recibir inmediatamente la atencin adecuada del
hospital sufr un infarto. Por esta razn, padezco invalidez.
Hace muchos aos me hicieron un maleficio: jams puedo
baarme, ni mojarme siquiera. Una persona "muy piadosa",
me ha hecho ese mal tan grave en mi salud y en otras reas de
mi vida.
Soy vieja, pero jams sent la vejez como ahora: enferma del
corazn, bronquitis crnica y unos dolores terribles que
entiendo son en las arterias del trax, pues me dan por delante
4. COMO SE HACE
Es hacer lo que Jess hizo en el huerto de los Olivos en Getseman:
.-A. Lugar tranquilo.
Se necesita ante todo un lugar tranquilo que invite a la oracin, al dilogo. En
Mc 5,37 -40 vemos cmo el Seor Jess se qued solo en la habitacin con los
padres de la nia y algunos de sus discpulos. Es decir, hizo un ambiente de
recogimiento para orar. Es muy importante calmar el espritu para entrar en
oracin.
B. Jess muy humano.
Se debe imaginar al Seor Jess de una manera muy humana, algo as como se
Jesucristo le contest:
Aprende a consultarme. Aprende a orme ms, no slo en los
apuros sino tambin en todos los momentos de tu vida, de
cada da. Ofrceme todo. Ama ms. "T tienes que cambiar.
Te dejas llevar por tus impulsos como fuiste siempre. Usa
ms palabras de amor como las que usas con Virginia. Saca
todo eso que tienes dentro que es lindo y me gusta". Jess.
El Seor le contest:
"Hija ma: Ven a m. Hoy en este momento y da te doy la
solucin a tu problema. Unicamente tienes que hacer esto:
declarar a tu esposo inocente delante de Dios. Estas dos
personas que tanto dao te han hecho ponlas todos los das en
amemos los unos a los otros como l nos ha amado. Podramos decir: "mate a ti
mismo como Yo te he amado". La caridad empieza en casa. El amor empieza con uno
mismo.
PROBLEMAS DE UNA BUENA IMAGEN.
Hay tres problemas principales que nos alejan de tener una buena imagen de nosotros
mismos: el rechazo, la culpabilidad y el perfeccionismo.
1 ) EL RECHAZO.
Y no digamos, cuando nos comparamos con los dems. No es extrao que la gente de
espritu perfeccionista no pueda sentirse bien consigo misma, porque nunca llegan a
dar la talla.
Alguien dijo: "Todo el mundo derrama leche alguna vez"; todo el mundo comete
errores, falla, y eso duele. Te encuentras apurado. El sentirse que no todo lo has
hecho bien, te puede llevar a una mala imagen de ti mismo. Pero, qu maravilloso
ser cuando consigamos llegar a rernos de nuestras propias faltas! Todos
necesitamos de una buena dosis del sentido de humor.
FORMAS BBLICAS PARA DESARROLLAR UNA BUENA IMAGEN.
Toda herida produce dolor y necesitamos ser sanados para sentirnos felices y en paz.
La falsa imagen que tenemos de nosotros mismos es fruto de muchas heridas que a
travs de la vida hemos recibido; necesitamos, pues, sanar esas heridas para recuperar
la imagen que Dios nos plasm y as superar los miedos, la negatividad en nuestro
obrar.
Nos podr ayudar en gran manera unas formas bblicas que te presentamos.
Recuerda a diario: SOMOS HIJOS DE DIOS. Y DIOS NOS AMA.
"ERES PRECIOSO A MIS OJOS, ERES ESTIMADO, Y YO TE
AMO" DICE EL SEOR. (Isaas, 43, 4) "CON AMOR ETERNO TE
HE AMADO, POR ESO HE RESERVADO GRACIA PARA TI" (Jer.
31, 3)
2. No importa cual sea la situacin, ni lo abrumador que sea el trabajo.
Repite diariamente: "TODO LO PUEDO EN AQUEL QUE ME
CONFORTA" (Fil. 4, 13)
1.
3.
4.
5.
Sin orgullo o egosmo, piensa en las cosas que haces bien y entonces da
gracias a Dios por ayudarte a hacer esas cosas para su gloria. "QUE
CADA CUAL PONGA AL SERVICIO DE LOS DEMS LA GRACIA
QUE HA RECIBIDO, COMO BUENOS ADMINISTRADORES DE
LAS DIVERSAS GRACIAS DE DIOS." (I Pedro, 4, 10)
6.
de perdn, date cuenta de que esos sentimientos vienen del enemigo que
te quiere bien atada y amordazada. Si has pedido perdn a Dios y en
nombre de Jess has perdonado a otros, ten presente siempre: "TUS
PECADOS TE SON PERDONADOS; VETE EN PAZ" (Lucas, 7,
48-.49).
7.
8.
9.
10. No
*
Puedo ser un pecador, puedo ser un santo,
Pero soy alguien,
Pues soy hijo de Dios,
Porque Jess es mi Salvador,
Yo soy hijo de Dios.
"Porque soy alguien, puedo hacer ms de lo que jams hubiera pensado".
Cualquiera que sea la situacin en la que te encuentres, si te sientes apaleado,
magullado, sacudido y herido emocionalmente; si te preguntas: "Quien soy yo?" O si
dices: "No soy nadie", quiero que sepas que:
Jess slo est esperando convertirse en TU salvador personal. Todo lo que tienes que
hacer es pedir perdn por tus pecados e invitarle a que entre en tu corazn.
Jess slo est esperando a sanarte, fsica y emocionalmente. l quiere vendar tus
heridas emocionales.
El Seor slo est esperando a decirte que T ERES SU HIJO y que T ERES
ALGUIEN.
Si deseas, puedes entrar AQU y encontrars una oracin de sanacin de la propia
imagen. Est escrita para un grupo, pero puedes aplicrtela personalmente.
Y no olvides lo que el Seor te dice:
"ERES A MIS OJOS PRECIOSO Y DE GRAN ESTIMA Y TE AMO".
T ERES ALGUIEN,
PORQUE DIOS NO HACE PORQUERAS!
por qu se siente as. Luego pdale el don de poder amar a esa persona
como l lo hace.
c.
d.
e.
ORACIN
Seor Jess, an aquellos a quienes curaste, gritaron "crucifcalo", y te clavaron en la
cruz de pies y manos. Tus doce mejores amigos te traicionaron, te negaron o se
escabulleron hacia los vrtices seguros de la multitud mofante. Pero aun cuando te
escupan, tratabas de amar ms a aquellos que se encontraban tan heridos e inseguros
que no dejaban de darte golpes. Y cuando las ondas dolorosas sacudan tu cuerpo
desafiaste el amor del Padre para curar a los resentidos que ni siquiera lo podan
entender. "Padre, perdnales porque no saben lo que hicieron". Jess, concdeme
decirlo contigo hasta que me sienta capaz de abrazar a cada persona que te hiri
dentro de m. Entonces deja que los sostenga y los llene con tu amor de sanacin,
hasta que realmente sepan que t y yo daramos nuestras vidas por ellos.
SEGUNDA PALABRA:
"HOY ESTARS CONMIGO EN EL PARASO" (Lucas 23,43)
Jess entreg el paraso, antes de morir, al Ladrn que se sacrificaba a su lado; no
pudo hacerlo ni a Pedro, ni a ninguno de sus discpulos, sino al ladrn, ante una
peticin que ste le hizo: "acurdate de m, cuando ests en tu reino"; y le dio la vida
eterna.
Me he dado cuenta, nos dice el autor, al estar con los moribundos, de que antes de
que puedan morir, deben, por decirlo as, reunir su paraso y drselo a alguien. La
persona necesita vaciarse de lo que constituye su paraso. Para cada persona este
paraso es algo distinto; puede ser su vida cultural, su trabajo, creatividad, arte, e
incluso una oracin para su familia. Y lo quieren expresar a alguien que les entienda;
pero no siempre pueden escoger a quin se lo entregue. La mayora de las veces,
como en el caso de Jess, lo entreg a quin tena a su lado. Y al entregarlo, queda un
vaco que Jess lo llena con la vida eterna.
PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR
1.- Qu Paraso me pertenece para poder darlo?
2.-A Quin se lo dar?
3.- Qu he recibido de alguien que haya muerto?
c.
Deja que Jess te muestre cundo y cmo has de dar lo que te pide que
des.
d.
Repite este ejercicio con otras cosas o encargos que Jess quisiera que
t pasaras ms adelante.
ORACION
Jess, en tu ltimo da, entregaste muchas cosas. Diste tu casa del Paraso a un
ladrn, tus vestidos a unos soldados, y hasta tu retrato a la Vernica que te limpi el
rostro. En la ltima cena diste tu vida y tu misin de reunirnos en un solo Cuerpo, y
lavaste nuestros pies para que unos con otros hiciramos lo mismo.
Jess, mustrame qu es lo que puedo pasar a otro: mis tesoros, una palabra
alentadora, los pocos medios con los que puedo servir y con los que puedo animar a
otros a servir.
No permitas que slo vea a mis amigos, sino tambin el rostro del extrao ladrn que
necesita lo que pueda compartir con l. Aydame a dar un poco de paraso hoy
mismo.
TERCERA PALABRA:
"MUJER, AH TIENES A TU HIJO. AH TIENES A TU MADRE" (Jn19,27)
Muchas veces no sabemos, o creemos no necesaria nuestra presencia junto al
hermano moribundo. Momentos en que, tal vez, seamos depositarios de los deseos y
"tesoros" del moribundo y que l quiere entregar. O puede ser la peticin de ver a un
familiar para decirle algo, o simplemente verlo.
PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR
1. - Quin est esperndome?
2. -A quin voy a esperar?
3. -Qu espero decirles?
4. -Qu espero que me digan?
Pide a Jess que te muestre los rostros de los que te han amado y
moldeado a travs de los aos. Da gracias por el regalo que es cada uno
de ellos para ti.
b. De entre esos rostros escoge a la persona a quien ms difcilmente
dejars. En tu interior toma de la mano a esta persona y comparte con
a.
Despus de todo eso, pon esa mano en las de Jess y Mara, y pdeles
que cumplan con los deseos de tu corazn.
d.
e.
ORACIN
Jess, tu madre Mara fue la primera y la ltima que te am. Conserv siempre en su
corazn los recuerdos de tu sonrisa, y medit cada una de tus palabras. Conoci tus
secretos como cuando convertiste el agua en vino, a pesar de que todava no llegaba
tu hora. Vivi solo para ti. No haba nadie que te amara tanto o se condoliera tanto
cuando colgabas de la Cruz. T quisiste darle tu ms grande tesoro en la tierra y le
entregaste a Juan, tu mejor amigo, para que t le siguieras amando en la forma que ya
no podas hacerlo. "Hijo, he ah a tu madre, Madre, he aqu a tu hijo". Jess,
permteme ver los rostros de los que me han amado a travs de los aos. Ensame a
los que ren cuando yo ro, a los que lloran cuando lloro, a los que ms me extraan.
A quin me doler ms dejar? Mara y Jess, les doy a esta persona, mi tesoro.
Permteme que les diga cmo quiera que amen y protejan a mi amigo. Mustrame
cmo sostendrn sus manos para siempre.
CUARTA PALABRA:
"DIOS MIO, DIOS MIO, PORQU ME HAS ABANDONADO? (Mateo 27,46)
Cuando Jess mora, se angusti, y su angustia deba ser escuchada.
Esta es la angustia que sufre quin est a punto de morir. El miedo a morir, la
depresin mental, la tristeza y el desaliento que experimenta, el sentirse debilitado
progresivamente, hace que le surjan autoacusaciones y torturas interiores.
Quienes estn, en esos momentos cruciales, ayudndoles, escuchndoles, recibiendo
sus sentimientos de miedo, de ansiedad, de angustia, de soledad, orando junto a ellos,
en situaciones fsicamente desagradables, pueden llegar a sentir, rechazo,
repugnancia, cansancio, deseos de no volver ms, porque experimentan tambin
ellos, ese momento final. Ese sentimiento de repugnancia es lo que hace a muchas
personas no acercarse a los moribundos. Son momentos de sacar fuerzas del dulce
nombre de Jess, Jess, Jess, para poder conseguir nuevamente la paz interior. Es
tambin necesaria una oracin, pidiendo al Seor que libere al enfermo del miedo,
angustia, etc. y le conceda la gracia del amor y de la paz.
De esta manera hemos ayudado a expirar al hermano, compartiendo su debilidad, sin
juicio ni condenacin. Esta manera de ayudar a otro a pasar por el trance de la
muerte, ha sido estudiada por la doctora Elizabeth Kubler-Ross, que afirma: Cuando
ayudamos a las personas a expresar sus sentimientos sin juzgarlos, y cuando estos
sentimientos son escuchados por alguien que quiere orlos, entonces pueden pasar
rpidamente por el trance de la muerte. Nuestra presencia es tremendamente
necesaria.
No ser que la muerte resulte repulsiva para el agonizante? Cmo podramos huir
de alguien que est experimentando su propia repulsividad? El demonio es el que
desea que huyamos y dejemos sola a la persona. Pero Jess es victorioso; una oracin
profundamente sincera, hecha en nombre de Jess, puede mandar al demonio a su
lugar. El hecho de pedir a Jess la liberacin del miedo, la ansiedad, el dolor, para un
moribundo, mientras nos mantenemos vigilantes, es frecuentemente para terminar
con todo aquello que vaya contra el descanso y la paz de la persona.
PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR
1. -Cundo he tenido ms miedo?
2. -Qu conflictos me disgustan ms?
3. -En donde encuentro paz cuando me siento as?
-A qu tipo de muerte le tienes ms miedo? Selalo con una palabra:
dolor, soledad locura, desahucio, parlisis, etc.
b. Ante Jess crucificado, exhala el aire de tus pulmones, mientras dices la
palabra sealada, vacindote de ese miedo, al tiempo que echas fuera la
ltima porcin de aire. Toma aire diciendo "Jess", y absorbe su poder
para que cambie lo que puede ser cambiado, y para que puedas soportar
lo que debe ser soportado (2 cor.12,8-10)
a.
c.
Contina haciendo esto, hasta que ya no tengas que echar fuera ningn
miedo.
d.
ORACIN
Jess, T te enfrentaste a todos tus sufrimientos. Cuando tu cuerpo se sacuda por el
dolor y tus amigos se escondan, pareca que an el Padre no se preocupaba.
Preguntaste: "Dios mo, Dios mo, por qu me has abandonado?" Por qu te
enfrentabas a tanto, t solo?
Jess, cuando me llegue la muerte, djame enfrentarme a la angustia para poder as
compartir con el Padre todos mis temores. Hazme capaz de ver cun enferma pueda
estar, de modo que pueda as recibir todas las atenciones que Tu Padre vaya a tener
conmigo. Protgeme del dolor, de la soledad, de la parlisis y de la falta de lucidez, a
las que tengo tanto miedo pues he visto a tantos morir. Si algo tengo que enfrentar,
camina junto a m, para que mis sufrimientos se hagan tuyos. Soy un cobarde.
Tmame de la mano.
QUINTA PALABRA:
SEXTA PALABRA:
TODO EST CONSUMADO (Jn 19,30)
Estos son los momentos en que mirando la trayectoria de la vida, nos detenemos
frente a lo vivido, a los planes cumplidos y los no cumplidos; en una palabra
escribimos nuestra autobiografa.
PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR
- Si te dieran la oportunidad de vivir la vida nuevamente. Qu
escogeras otra vez?
2. - Vamos a omitir entrar en detalles.....Qu quiero que los dems
recuerden de m?
1.
a) - Imagnate sentado con Jess, ante una fogata, en una noche fra. Escucha el
crepitar de las brasas, y a Jess que te pregunta. Cules fueron los momentos ms
felices de tu vida? Con gratitud comparte con Jess las escenas que vengan a la
memoria.
b) - Cuando lo hayas compartido suficientemente, pregunta a Jess: Cul consideras
que fue el mejor momento de mi vida?.
c) - Termina dando gracias a Jess y dicindole lo que est en tu corazn.
ORACIN
Jess, no teniendo ya ms fuerzas para vivir, agradeciste al Padre todas las ocasiones
en que tuviste la oportunidad de escoger la vida. En qu momentos viviste con
mayor plenitud?Fue cuando abrazaste a Lzaro despus de su resurreccin, o cuando
celebrabas con todos en Canan tu primer milagro? Fue tambin cuando mostraste
tu completo amor a los dems y les lavaste los pies y tambin cuando les diste tu
cuerpo y tu sangre en la ltima Cena? Cundo te sentiste ms amado? Qu te
impulsa a decir que tu vida tuvo un sentido y que entonces todo estaba consumado?
Jess, mustrame los momentos ms logrados de mi vida, las ocasiones en que he
amado y he sido amado. Cundo fui ms feliz? Ms compasivo, ms generoso, ms
agradecido? Mustrame quin me am ms, y cmo tal persona cautiv mi mirada
como para hacerme feliz y sentirme realizado. Si me dieran la oportunidad de vivir
nuevamente, qu escogera repetir otra vez?. Permteme, Seor, agradecerte las
ocasiones en que pude realmente escoger la vida.
SEPTIMA PALABRA:
PADRE EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPRITU (Lc. 23,46)
Llegado el final del sufrimiento, se han ido cumpliendo las palabras que Jess
pronunci al final de su vida. Ya no quedan mas fuerzas, solo abandonarse en los
brazos del Padre, del amor del Padre. Ahora solo queda una oracin para el momento
de la muerte "Padre, en tus manos encomiendo mi espritu".
1. - Sintese o acustese en un clido medioda relajante, como en el amor del Padre.
2. - Empezando por la frente, pngala primero tensa y luego reljela diciendo "Padre"
y somtale todo aquello que la pone tensa y todo lo que su mente pueda hacer.
Despus baje hacia los ojos y haga con ellos lo mismo. Vaya despus, parte por parte,
con sus odos , cara, cuello, etctera, hasta que llegue a los pies. Con todo su cuerpo
ya relajado inspire y expire el amor del Padre.
3. - Cuando termine, diga lentamente el Padre Nuestro.
PAZ, COMO MI PADRE ME ENVI, AS OS ENVO YO. (Jn, 20,21)
Despus de la muerte de un ser querido, se vierten muchas lgrimas, y se hacen
muchas preguntas.
Por qu mi padre tuvo que morir tan desgastado y destruido por el cncer en la
garganta, dificultndole sus ltimas palabras? Por qu los mdicos no se lo
diagnosticaron antes, de modo que hubiera vivido algunos aos ms? Hubiramos
sido tan amigos y mis nios se hubieran balanceado en sus rodillas. Por qu no
poda abrazarlo, aunque su cncer fuera tan repulsivo? Me haba dado todo lo que
pudo y yo ni siquiera me preocup por atenderlo. Por qu lo tom como un hecho
consumado? Por qu nunca le dije que me apenaba por ello?. Si por lo menos se lo
hubiera dicho... si por lo menos me hubiera abrazado y me hubiese dicho..... Morir
yo de la misma manera, del cncer en la garganta, tan presente en mi familia?
Estas preguntas brotan de una mordiente soledad y gran vaco.
Los autores de la Sanacin de los Moribundos, los Hnos. Linn, experimentaron la
prdida de sus seres queridos, la angustia, el dolor, la soledad, el vaco, etc. y
trabajaron y oraron por la sanacin de otras personas, que se encontraban paralizadas
por la prdida de un ser querido.
Nos dicen que en una ocasin, un joven empez a rezar despus que haba muerto su
padre, y se vio libre de la homosexualidad que comenz cuando perdi el amor de su
padre.
Una madre con 4 hijos se vio libre del insomnio y de las pesadillas, cuando se
perdon a s misma de la culpa que tena por haber contribuido al alcoholismo de su
hermano y a su muerte. Otro se vio liberado del dolor que le causaba un malestar
crnico de un nervio del cuello, cuando le entreg al Seor la carga que le agobiaba
un sentimiento de culpa por no haber estado presente en la muerte de su padre. Tuvo
que perdonar a su padre, quin le haba dicho "me dejaste en un asilo para hacerme a
un lado", y tuvo que perdonarse a s misma porque realmente lo haba querido hacer a
un lado cuando le colm la paciencia. Para ella como para otros, el alivio vino
cuando fueron capaces de poder perdonar y ser perdonados a travs de Jess.
viese libre del dolor de modo que, en su plenitud mental, pudiese amar a travs de su
muerte. Sus oraciones fueron escuchadas, y pas sus ltimos das reuniendo a su
familia en la reconciliacin e incluso planeando su propio funeral. Por las tardes
peda a su esposa que fuese a terminar su formacin como enfermera para que
pudiese continuar al cuidado de los enfermos con el mismo amor que haba tenido
para con l. Hoy en da, un ao despus, su esposa no vive deprimida y desesperada
sino que es una enfermera compasiva, y cuyas atenciones tienen mucha demanda.
Tiene el don especial de ayudar a los que estn a punto de morir, haciendo a un lado
sus temores de que el amor termina con la muerte.
A travs de cada persona que muere, Jess espera la oportunidad de preguntarnos lo
que le pregunt a Mara Magdalena, " mujer, por qu lloras?, A quin buscas? (Jn
20,15)
Si le decimos lo que est en nuestros corazones, Jess nos llamar por nuestro
nombre y nos dir que no nos apeguemos a los seres queridos que se han ido, sino
que amemos a quienes amaron. Entonces oiremos con nuestros corazones sus
palabras llenas de vida y sanacin. "Paz. Como el Padre me envi, as los envo".
Reciban el Espritu Santo. "A quienes perdonen sus pecados les quedarn
perdonados. A quienes se los retengan, les quedarn retenidos" (Jn.20.21,23). Cada
amigo que ha muerto dice estas mismas palabras esperando que lo perdonaremos y
continuaremos con su misin. Qu decimos nosotros?.
- Ve a Jess que te ama. Pdele que te haga presentes a los seres
queridos, en el Corazn de Jess.
2. Comparte con ellos todo lo que sientes, y lo que deseas haber dicho o
hecho.
1.
3.
4.
5.
ORACIN
Jess, despus de tu muerte volviste para decirnos: "Paz. No tengan miedo. Como el
Padre me envi, as los envo. Reciban el Espritu Santo para perdonar y ser
perdonados. T no quieres que tu amor termine con la muerte sino que contine a
travs de nosotros hacia todos los que amaste.
Jess, te entrego mi amor que me hace estar solo y que llama al que se ha ido para
que vuelva. Haz que el dolor me lleve a amar a los que am y a completar lo que dej
inconcluso. Qu hara si estuviese vivo todava?. Aydame a amar a los amigos que
ha dejado y a evitar tenerlos como "amigos", con los que realmente no comparto
nada. Jess, quin necesita el amor que ya no puedo darle?
EUCARISTIA Y SANACIN.
* Una palabra tuya bastar para sanarme
* La mujer que le recibi en su casa.
Permitidme que comparta con vosotros el hermoso descubrimientos que he tenido en
esta ltima temporada de mi vida.
En cuaresma cay en mis manos el retrato espiritual de Marta Robin, escrito por el
acadmico francs Jean Guitton, amigo personal de Pablo VI y el nico laico catlico
presente en el concilio Vaticano II por deseo y autorizacin del Papa.
Marta Robin naci en 1902, en la aldea francesa de Drme y muri en 1981 en su
misma casa paterna de la que nunca haba salido.
Durante treinta aos, esta sencilla y humilde campesina no tom ningn alimento ni
ninguna bebida. Y durante ese tiempo sufri cada viernes los dolores de la Pasin del
Seor, cuyos estigmas o llagas tambin tena. Todo ello no le impidi fundar ms de
sesenta Hogares de la Caridad.
Miles de visitantes pasaron por la casa de Marta. En su pequea y oscura habitacinno poda resistir la ms mnima claridad y no poda estar ms que incorporada en la
cama, debido a su rara enfermedad- reciba, escuchaba, rezaba y aconsejaba con
pequeas frases a obispos, mdicos, o cientficos y sencillos campesinos o amas de
casa... Evocando a la otra Marta evanglica que hosped al Seor, Marta fue una
mujer que pas su vida recibiendo en su casa.
Si os comparto este hallazgo y lo traigo con motivo de nuestro tema, Eucarista y
Sanacin, es porque de entre las personas que Marta Robn reciba a diario en su
casa, cada tarde de los martes reciba a Jess en la comunin que su prroco le
administraba.
Jean Guittn le dijo en una ocasin:
- Permteme hacerte una pregunta indiscreta. Querra saber qu sientes el martes
Jess: No deis las cosas santas a los perros ni las perlas a los cerdos...
Y sabemos que somos santos e irreprochables ante Dios por el amor.
Pero no quisiera meter en vuestras conciencias un nuevo motivo de escrpulo que os
impidiera acercaros precisamente a la fuente del amor verdadero. No. Pero quisiera
que ante Jess cayerais en la cuenta de la responsabilidad que tenemos de crecer en el
amor cada vez que comulgamos. No s exactamente dnde he ledo que un sacerdote
sola dar este consejo a quienes le preguntaban sobre la frecuencia con que deban
comulgar: Cada vez que notes que has crecido en el amor...
Con alguna frecuencia me he encontrado con personas, verdaderamente enfermas de
odio, de falta de perdn... hasta con repercusin squica en forma de depresin y
fsica con manifestaciones sobre todo de irregularidades cardacas... A veces les
insisto que pidan con fe a Jess, sobre todo en la comunin, que les sane el corazn
del odio... pero no parecen entender. Slo quieren arreglar los sntomas, pero no el
foco de la infeccin!
Cuntas veces tambin me encuentro con grupos de oracin intensamente daados
con historias interminables de agravios y desagravios! Intentando cientos de veces
intiles arreglos que duran lo que un silbido, pero que vuelven a la desunin, a la
crtica, a la murmuracin - veneno mortal de las comunidades!-, porque nadie
reconoce que el mal est en su corazn inmisericorde, duro, que no quiere ceder, ni
olvidar... Y piden que predique, que les d un retiro, que les arregle... cuando percibes
con toda claridad que mientras no se caiga de rodillas, rendidos ante el sacramento de
quien tanto nos ha amado... no habr ninguna solucin...
No terminaramos el tema. San Pablo escriba a los Corintios una carta furibunda en
relacin con las desigualdades y los individualismos cuando celebraban la Cena del
Seor... Ya no es la cena del Seor lo que celebris! Llega a decirles... Y termina: Y
por eso hay entre vosotros tantos enfermos y tantos que se mueren... porque no os
dais cuenta de que es el Cuerpo del Seor lo que comis...
Comuniones individualistas... sin sentido de comunidad...
Comuniones que refuerzan la autoimagen del fariseo, seguro de s mismo, para
despreciar a los dems.
Santsimo cuerpo y sangre del Seor que toca mi lengua... con la que despus
maldigo del hermano...
Cuerpo de Cristo, sname, slvame de la enfermedad del odio que lleva a la muerte!
Que contiene en s todo deleite.
El libro de la Sabidura dice del man, que su sabor se adaptaba al gusto de cada
uno... De ah tom la iglesia un versculo que se hizo muy popular en las
exposiciones eucarsticas:
Les diste pan del cielo, que contiene en s todo deleite.
Hemos hablado de la necesidad de sanacin que tenemos en nuestra vida teologal:
- increencia, desesperanza de la vida eterna y odio.
Se me ocurre que cada comunin debera ser tambin alimento sabroso de aquello
que ms nos gusta y que ms deseamos...
Que esta comunin, Jess, me sepa a oracin... a pureza... a valenta para
testimoniarte... a generosidad con los pobres... a cercana con los que sufren... a gozo
y alegra para mis tristezas... a...
Una palabra tuya... "Yo soy vuestra paz..." "Vuestra tristeza curo..." "No temis, soy
yo..."
Mi hermano cuerpo!
Una palabra tuya... y mi criado quedar curado.
No, no se nos pasa por alto que la eucarista tambin es causa de salud fsica.
Tambin debemos pedir al Seor que su Cuerpo sea medicina para nuestras
enfermedades y, sobre todo, desde nuestro amor por ellos, identificados con Jess,
para los enfermos...!
Permitidme una palabra al respecto. En la Sagrada Escritura el milagro de curacin
no tiene categora cientfica, ni ese es su intento, siquiera. El milagro es un signo de
la accin salvadora de Dios. El fenmeno extraordinario por s mismo no prueba
nada. Incluso no tenemos dificultad en admitir que los fenmenos extraordinarios de
otras pocas han sido luego probados como naturales. Su sentido depende de la fe. En
tiempos de Jess hasta sus acciones fueron tergiversadas y atribuidas al poder de
Belceb, prncipe de demonios...
Por qu Jess no cur a todos? Por qu no solucion todo el problema del hambre?
Por qu...? Por qu en nuestros encuentros son ms los que no se curan que los que
notan alivio y curacin de sus males?
Los santos... siempre enfermos. Os habl al comienzo de Marta Robn... nunca se
cur. Es ms. Tras de la comunin de cada martes comenzaba semanalmente su
calvario de dolores, de sufrimientos internos... hasta desembocar en la crucifixin de
cada viernes en que se le reproducan viva y dolorosamente los estigmas de la
pasin... Y muri enferma.
Dios tiene dos formas distintas de socorrer y mostrar su poder: o bien quitando el
mal, o bien dando la fuerza para sobrellevarlo y hasta para entenderlo de un modo
nuevo, libre y, a veces, gozoso. Un enfermo creyente, tiene como horizonte la Pascua.
Recordad que ante el aviso de las hermanas de Betania - Lzaro, tu amigo, est
enfermo - Jess no acude y hasta permite que muera. Jess ve ms lejos que Marta y
Mara. As ocurre, me parece, con nuestras intercesiones aparentemente intiles por
nuestros enfermos. A nosotros nos corresponde pedir... yo dira mejor: nos
corresponde llevar por la oracin a nuestros enfermos delante de Jess, como los
camilleros con aquel paraltico. Jess vio lo que los dems no vean: que su mayor
necesidad era el perdn de sus pecados...
Oremos muchos por los enfermos... se curen o no se curen. Seamos atrevidos,
importunos pidiendo por ellos, aunque nosotros ya seamos suficientemente maduros
como para aceptar nuestra enfermedad gozosamente. Cuando se trata de los dems,
pidamos e insistamos. Cuentan de un monje de la antigedad que pidi por un
hermano enfermo de esta atrevida forma: Seor, cura a este hermano, tanto si es tu
voluntad como si no.
Nosotros vamos a presentar con todo nuestro cario ante Jess a nuestros enfermos,
haciendo nuestras las expresiones con que sus contemporneos le pedan por sus
enfermos. Son frases que denotan sobre todo confianza, como si dijeran: A nosotros
nos corresponde pedir. A ti, Seor, te corresponde concedernos lo que segn t, sea
mejor.
Seor, el que t amas, est enfermo...
Seor, si quieres, puedes curarle...
Seor, di una Palabra y quedar sano...
P. Manolo Tercero ("Nuevo Pentecosts", n 71
la Iglesia a los cristianos antes de partir de este mundo. Esta prctica influye en los
telogos que recomendaban la recepcin de los sacramentos a ltima hora, cuando ya
no exista la posibilidad de cometer la ms mnima falta. Por ello, a partir del siglo
doce comienza a llamrsela "Sacramento de la Extremauncin", por ser la ltima de
las unciones que imparte la Iglesia.
Esta mentalidad creada en torno a este sacramento hizo que los cristianos lo olvidaran
en la prctica y no valoraran su recepcin.
Ser en el siglo diecisis, con el Concilio de Trento, que se vuelve hacia la tradicin
de los primeros siglos, reconociendo que el sacramento era: "Para que la fe salve al
enfermo; para que el Seor lo alivie y para que se le perdonen los pecados." Ya no se
le considera como sacramento de los moribundos.
El Concilio Vaticano II recoge la doctrina del Concilio de Trento e introduce algunas
modificaciones accidentales: "Se prefiere llamarlo Uncin de los enfermos".
Una de las ltimas reformas que ha vivido el sacramento, ha sido con la Constitucin
Apostlica firmada por Pablo VI, en 1972. Por su importancia, la vamos a reproducir.
CONSTITUCIN APOSTLICA "SACRAM UNCTIONEM INFIRMORUM".
"La Sagrada Uncin de los enfermos, tal como lo reconoce y ensea la Iglesia
catlica, es uno de los siete sacramentos del Nuevo Testamento, instituido por
Jesucristo nuestro Seor "esbozado ya en el Evangelio de Marcos (Mc. 6,13),
recomendado a los fieles y promulgado por el Apstol Santiago, hermano del Seor:
Est enfermo alguno entre vosotros? Mande llamar a los
presbteros de la Iglesia y oren sobre l y lo unjan con el leo
en el nombre del Seor; y la oracin de la fe salvar al
enfermo y el Seor lo aliviar y los pecados que hubiere
cometido le sern perdonados: Stg. 5, 14-1 5. (Concilio de
Trento. Sesin 14).
Testimonios sobre la Uncin de los enfermos se encuentran desde tiempos antiguos
en la Tradicin de la Iglesia, especialmente en la Liturgia, tanto en oriente como en
occidente. En este sentido se pueden recordar de manera particular la carta de nuestro
predecesor Inocencio I a Decio, obispo de Gubbio y el texto de la venerable oracin
usada para bendecir el leo de los enfermos: "Enva, Seor, tu Espritu Santo
Parclito", que fue introducido en la plegaria eucarstica y se conserva an en el
Pontifical Romano.
A lo largo de los siglos se fueron determinando en la tradicin litrgica con mayor
precisin, aunque no de modo uniforme, las partes del cuerpo del enfermo que deban
ser ungidas con el santo leo y se fueron aadiendo distintas frmulas para
acompaar las unciones con la oracin, tal como se encuentran en los libros rituales
de las diversas iglesias. Sin embargo, en la Iglesia Romana prevaleci desde la edad
media la costumbre de ungir a los enfermos en los rganos de los sentidos, usando la
frmula: "Por esta santa uncin y por su bondadosa misericordia te perdone el Seor
todos los pecados que has cometido" adaptada a cada uno de los sentidos.
La doctrina acerca de la santa Uncin se expone tambin en los documentos de los
Concilios ecumnicos, a saber, el Concilio de Florencia, sobre todo el de Trento y el
Vaticano II..
El Concilio de Florencia describi los elementos esenciales de la Uncin de los
enfermos, el Concilio de Trento declar su institucin divina y examin a fondo todo
lo que se dice en la carta de Santiago acerca de la Santa Uncin, especialmente lo que
se refiere a la realidad y a los efectos del sacramento: "tal realidad es la gracia del
Espritu Santo, cuya uncin limpia los pecados, si es que an quedan algunos por
expiar, y las reliquias del pecado, alivia y conforta el alma del enfermo, suscitando en
l gran confianza en la divina misericordia, con lo cual el enfermo, confortado de este
modo, sobrelleva mejor los sufrimientos y el peso de la enfermedad, resiste ms
fcilmente las tentaciones del demonio "que le acechan al calcaar" (Gen. 3, 15) y
consigue tal vez la salud del cuerpo si fuera conveniente a la salud del alma". El
mismo santo Snodo proclam adems que las palabras del apstol indican con
bastante claridad que "esta uncin se ha de administrar a los enfermos y, sobre todo, a
aquellos que se encuentran en tan grave peligro que parecen estar ya en fin de vida,
por lo cual es tambin llamado sacramento de los moribundos". Finalmente, por lo
que se refiere al ministropropio declar que ste es el presbtero.
Por su parte el Concilio Vaticano II ha dicho ulteriormente: "La Extremauncin" que
puede llamarse tambin y ms propiamente "Uncin de los enfermos", no es slo el
sacramento de quienes se encuentran en los ltimos momentos de su vida. Por tanto,
el tiempo oportuno para recibirlo empieza cuando el cristiano comienza a estar en
peligro de muerte por enfermedad o por vejez". Por lo dems, que el uso de este
sacramento sea motivo de solicitud para toda la Iglesia, lo demuestran estas palabras:
"Con la sagrada Uncin de los enfermos y la oracin de los presbteros, toda la
Iglesia encomienda los enfermos al Seor paciente y glorioso, para que los alivie y
los salve (Stg. 5, 14-16), e incluso los exhorta a que, asocindose voluntariamente a
la pasin y a la muerte de Cristo (Am 8, 17; Col. 1,24; 2 Tim 2, 11-12), contribuyan
as al bien del pueblo de Dios".
Todos estos elementos deban tenerse muy en cuenta al revisar el rito de la santa
Uncin, con el fin de que lo susceptible de ser cambiado se adapte mejor a las
condiciones de los tiempos actuales.
Hemos pensado, pues cambiar la frmula sacramental de manera que, haciendo
referencia a las palabras de Santiago, se expresen ms claramente los efectos
sacramentales.
Como por otra parte el aceite de oliva, prescrito hasta el presente para la validez del
sacramento, falta totalmente en algunas regiones o es difcil de conseguirlo, hemos
establecido, a peticin de numerosos obispos, que en adelante pueda ser utilizado
tambin, segn las circunstancias, otro tipo de aceite, con tal de que sea obtenido de
plantas, ya que ste se asemeja ms al aceite de oliva.
En cuanto al nmero de unciones y a los miembros que deben ser ungidos, hemos
d.
Oremos:
Seor, Dios todopoderoso, a quien venera el coro de los
ngeles en el cielo y cuyo servicio celestial reconocemos;
dgnate mirar favorablemente y bendecir, y santificar esta
criatura aceite, el cual por tu poder ha sido prensado del jugo
de las olivas. T lo has ordenado para la uncin de los
enfermos, a fin de que, al ser sanados, te puedan dar gracias a
ti, el Dios vivo y verdadero. Concede, te rogamos, que
aquellos que vayan a usar este leo, el cual estamos
bendiciendo en tu nombre, sean liberados de todo
sufrimiento, de toda enfermedad y de todas las astucias del
enemigo. Permite que sea un medio para alejar del hombre,
hecho a tu imagen y redimido por la preciosa Sangre de tu
Hijo, toda clase de adversidad, a fin de que l nunca vuelva a
sufrir el aguijn de la antigua serpiente. Por Cristo Nuestro
Seor. Amn.
(Se asperje con agua bendita).
Da lstima que valores como ste hayan cado en el olvido y no
sean aprovechados cuando tenemos tantas necesidades.
No se trata de restar importancia al sacramento de la Uncin de
los enfermos, cuyo valor estamos apreciando mejor ahora, sino
de beneficiarnos tambin con este aceite bendito en el ministerio
de sanacin, tanto interior como Corporal.
Cuando usamos el aceite como sacramental en el ministerio de
sanacin, no estamos haciendo ritos de sabor mgico, ni mucho
menos; lo hacemos porque tenemos fe en el poder de Dios que se
manifiesta tambin a travs de esa uncin sobre la cual se ha
invocado la fuerza y la accin del Espritu del Seor."
Que el Seor bendiga este trabajo, haciendo que todos valoremos cada da ms el
Sacramento de la Uncin y le tengamos el mayor aprecio, tal como corresponde.
Igualmente que sepamos aprovecharnos de la Uncin como sacramental, ya que el
mismo, lo tenemos a nuestra disposicin como medio para evangelizar.
No olvidemos que en la prctica de nuestra religiosidad necesitamos mucha dosis de
fe, sin la cual nos quedamos inertes y sin vida espiritual. Si, al menos, por
condicionamientos de sanacin, podemos incitar a nuestros hermanos a desarrollar su
fe religiosa, sera bien empleado el reavivar la prctica del Sacramento de la Uncin
y la Uncin sacramental.
miserias.
Pero la Renovacin nos est mostrando una cosa muy importante: no basta recibir el
perdn de los pecados para disfrutar de la experiencia amorosa de Dios, necesitamos
algo ms: la curacin interior, la sanacin del corazn enfermo, para que ste pueda
experimentar la efusin del amor del Seor. Adems del perdn de los pecados
necesitamos la sanacin interior, una curacin interior que solamente puede realizar
en nosotros el amor de Dios, que slo puede efectuar en nosotros la paz de Cristo.
Encontramos a personas que despus de grandes esfuerzos por disfrutar del amor del
Seor, continan en una sequedad tremenda. Ellos a veces se preocupan y piensan:
Todo esto se debe a falta de generosidad, a falta de arrepentimiento del pecado, por
no haberle dado al Seor lo que me pide. Muchas veces la causa es muy distinta. Se
trata de personas que estn bloqueadas por el miedo y por el odio. Los canales,
podramos decir, que llevan el amor del Seor estn bloqueados por el pavor, por los
recuerdos dolorosos, por la falta de perdn interior.
Este miedo y este odio impiden que llegue a ellos el ro del Espritu, que llegue a
ellos el raudal de la paz. El plan del Seor es darnos su paz en plenitud: "Har
descender sobre ella como ros la paz", son sus palabras a travs de Isaas. l nos
habla tambin de su Espritu en forma de "ros de agua viva" que deben inundarnos,
que deben llenarnos de frescura, que deben llenarnos de pureza y de fecundidad. l
quiere darlo todo a torrentes. Hablando de su Espritu ha dicho: "Lo derramar sobre
toda carne", pero l tambin aade: "Abre tu boca y Yo la llenar".
Depende mucho tambin de nuestra capacidad de recibir, depende tambin mucho de
nuestra situacin personal. El Seor quiere darnos en plenitud, pero tambin tiene en
cuenta nuestras limitaciones. Y son el odio y son el miedo los que limitan en gran
parte la comunicacin del amor, de la paz, de la suavidad del Seor. Por eso, la
experiencia del Seor en nosotros es, a veces, muy tenue; a veces, podramos decir
"imperceptible".
El relato del Evangelio de San Juan que omos hace poco nos demuestra cmo el
Seor, antes de dar su Espritu, destruye el miedo que se ha apoderado de los
apstoles. "No temis, les dice, no temis", les dice dos veces. Y solamente cuando
ha efectuado esta curacin interior del miedo, les dice: "Recibid el Espritu Santo". Es
que nicamente en ese instante estn preparados, despus de recibir la curacin
interior, para recibir el don del Espritu.
Es preciso antes que todo, que nos convenzamos de la necesidad que tenemos de
curacin interior. Este es el primer paso. Para esto se requiere conocer un poco la
realidad de nuestro mundo interior enfermo. Hoy afortunadamente contamos con el
rico aporte de la psicologa. Los psiclogos nos hablan ahora lo que ellos llaman "los
cuatro principales demonios que nos atormentan". Son ellos: el miedo, el odio, el
complejo de inferioridad y el complejo de culpa. Claro, que nuestros problemas no se
limitan a estos cuatro, pero estos son los principales.
La experiencia me demuestra que tal vez el peor de todos esos "demonios",
empleando el trmino psicolgico, es el del MIEDO. Cuando el nio nace, teme
solamente dos cosas: una cada y los ruidos fuertes. En ese momento no conoce
todava los peligros y por eso sus temores son muy limitados, pero pronto empiezan a
acumularse en l los miedos por todo lo que va sufriendo y por los peligros que va
descubriendo. Si efectusemos un test entre las distintas personas que nos
acompaan, encontraramos cmo en cada una de ellas se ha acumulado una serie
verdaderamente grande de miedos. Hallaramos miedos tan infantiles, llammoslos
as, como el que tienen por ejemplo muchas mujeres a los ratones, y en los hombres
encontraramos otros por el estilo. Lo que sucede es que, porque se trata precisamente
de miedos que delatan nuestro infantilismo, generalmente los ocultamos o, por lo
menos, procuramos ocultarlos. El hecho indiscutible es que todos hemos acumulado
miedo y que todos estamos enfermos de miedo.
Pero, tal vez, no hemos cado en la cuenta de que quiz muchos de nosotros hemos
acumulado miedo al Seor. Por qu tanta dificultad para entregarnos totalmente a
Cristo? Por qu, eso que podramos llamar "pavor", para hacerle nuestra entrega
total? Seguramente porque, en el fondo, tememos que l nos va a pedir mucho, que
nos va a exigir esto o aquello, que nos va a pedir "algo" a lo cual nos sentimos
ntimamente apegados, porque en realidad va a exigir de nosotros la inmolacin de
los que, en realidad, son nuestros dolos. Y esto es demasiado costoso. Toda entrega
amorosa es exigente, toda entrega amorosa entraa un riesgo. En lo humano, hay que
inmolar muchas cosas cuando se realiza la unin matrimonial, hay que renunciar a
muchos gustos personales para disfrutar del beneficio de esta unin santificada por el
Seor. En lo espiritual sucede lo mismo, la entrega amorosa al Seor exige la
inmolacin de los dolos, pero debemos tener seguridad de que Aquel a quien nos
entregamos es el Seor, es el fiel, es el infinitamente bueno, el que nunca ni cansa ni
se cansa, el que no va a traicionarnos. Solamente cuando hablamos de Cristo
podemos exclamar: "S a quien he credo, s en quien he confiado", esto no podemos
decirlo de ninguna de las criaturas, solamente podemos afirmarlo del Seor Jess.
Pero Cristo es el Seor y, por lo mismo, puede disponer de nosotros y de lo nuestro
como lo desee, como quiera.
Esto es lo que nos causa pavor, lo que nos produce miedo, el reconocimiento del
Seoro del Seor, nos pone frente a nuestra realidad, a nuestra realidad de siervos, a
nuestras limitaciones, a la obligacin que tenemos de "amar al Seor con todo el
corazn, con toda el alma y con todas las fuerzas", al deber que tenemos de demostrar
prcticamente el Seoro del Seor con la destruccin de los dolos que se oponen a
su gloria. La entrega amorosa que hacemos al Seor nos pone en posesin de Cristo,
en posesin de su Espritu, en posesin de sus riquezas. Por eso merece bien la pena
sacrificar todo lo que l nos pida para lograr esta bendicin.
Tengamos muy presente que entrar en la Renovacin Carismtica no es entrar en un
camino fcil, como tal vez algunos lo imaginan. Entrar en la Renovacin Carismtica
es entrar en el camino del renunciamiento, del don total, de la generosidad constante
para, a su vez, disfrutar de la manifestacin tambin continua del amor del Seor .
Recordemos que, como nos dice el evangelista S. Lucas, despus de que Cristo recibe
en el Jordn la Uncin del Espritu, de su poder, es conducido por este mismo
Espritu hacia el desierto para all ser tentado por el demonio. Al Jordn le sigue el
desierto con sus privaciones y sus tentaciones, pero Cristo triunfa all porque tiene el
poder del Espritu, por eso al final el demonio se aleja de l y los ngeles se acercan
para servirle. Entregarse a Cristo es entregarse a un futuro desconocido, pero a un
futuro que est en sus manos, en sus manos amorossimas. No sabemos lo que l va a
disponer para nosotros y en nosotros, pero tenemos la seguridad de que es el Seor y
que es el Amor y que es la Fidelidad. Pero, a pesar de ese concepto que tenemos del
Seor, como no sabemos qu nos va a quitar, a donde nos va a conducir, qu va a ser
de nosotros, de qu va a privarnos, nos causa miedo. Yo soy el primero en
experimentar este miedo, es muy difcil superarlo, solamente cuando poseamos la
plenitud del Espritu, cuando recibamos la fuerza del Espritu, entonces desecharemos
este miedo que tanto nos perjudica y que desafortunadamente impide muchas veces la
entrega generosa, alegre y sobre todo total al Seor.
Solamente cuando logremos, con la gracia del Espritu, dominar este miedo a Jess
nos entregaremos totalmente a l y l se entregar tambin a nosotros. Solamente
entonces le abriremos la puerta de nuestro corazn y l entrar. En el Apocalipsis nos
ha dicho: "He aqu que estoy a la puerta y llamo, si alguno me abre, entrar, cenar
con l y l conmigo", pero solamente abriremos la puerta a Cristo cuando perdamos
el miedo al Seor.
Por eso, lo primero que tenemos que hacer es ORAR, para que desaparezca de
nosotros ese miedo al Seoro de Cristo. Es preciso orar mucho por esta intencin. Si
algunos han superado ya esta etapa, si algunos pueden afirmar que no temen al Seor,
estn en una situacin sumamente positiva y ventajosa. Pero seguramente muchos
necesitamos orar por esta necesidad, la liberacin del miedo que, en una u otra forma,
nos impide entregarnos al Seor.
Para esto necesitamos recordar las palabras de Cristo: "Yo soy. No temis". En la
medida en que adquiramos seguridad en la presencia de Cristo en nuestras vidas y fe
en su amor, desaparecer de nosotros el miedo a todo, pero primero el miedo a l.
Recordemos cmo Jess san ante todo el miedo de sus apstoles. Pocas personas
encontramos dominadas por el miedo como estos apstoles que haban vivido muy
cerca de Jess. Sin embargo, en el momento de la Pasin, por ejemplo, huyen cuando
Cristo cae en manos de sus enemigos. l lo haba ya profetizado: "Herirn al pastor y
se dispersarn las ovejas".
Pero como solamente es l el que sana del miedo, solamente Cristo sana del miedo al
comunicarnos su Espritu, por eso l el da mismo de su Resurreccin adelanta esta
curacin interior de los apstoles: "Yo soy. No temis". Es l tambin quien por su
Espritu sana en nosotros el miedo que hemos acumulado en este campo. Pero los
apstoles quedaron curados plenamente del miedo nicamente el da de Pentecosts,
hasta ese momento han estado con las puertas cerradas. Solamente salen al balcn ese
da para predicar a Cristo, para ser testigos de Cristo. Por qu? Porque como nos
dicen los Hechos de los Apstoles, "quedaron todos llenos del Espritu Santo". Esta
plenitud del Espritu es distinta de la recepcin del Espritu, ellos lo haban recibido
el da de la Resurreccin, pero la plenitud del Espritu, con su poder total, solamente
la adquieren el da de Pentecosts. Tambin nuestra sanacin interior del miedo y del
miedo a Cristo ser una realidad cuando recibamos la plenitud del Espritu, cuando
quedemos llenos tambin del Espritu del Seor, cuando seamos bautizados en su
sanar este miedo que tenemos en nuestro interior respecto a nosotros, l puede
curarnos de esta inseguridad. Solamente l, por su Espritu, puede llenarnos de
fortaleza.
Y es mucho el miedo que hemos acumulado respecto a distintas personas, personas
que por una u otra causa, por una u otra actuacin, nos han impresionado
desfavorablemente, han creado en nosotros complejo de inferioridad, nos causan
miedo con sus amenazas, con su misma presencia muchas veces. De este miedo
tambin puede sanarnos el Seor y quiere sanarnos el Seor.
JESUS, que es nuestra paz, empieza a sanar del miedo desde antes de su nacimiento.
Por medio del ngel, tranquiliza a Jos: "No temas tomar contigo a Mara tu esposa
porque lo concebido en ella viene del Espritu Santo. Dar a luz un hijo a quien
pondrs por nombre Jess, porque l salvar a su pueblo de sus pecados". Despert
Jos del sueo e hizo como el ngel del Seor le haba mandado y tom consigo a su
esposa.
El da de su nacimiento en Beln, por medio del ngel sana tambin el miedo de los
pastores. El ngel les dijo: "No temis, pues os anuncio una gran alegra que lo ser
para todo el pueblo: os ha nacido hoy en la ciudad de David un Salvador que es el
Cristo Seor". Cuando los ngeles dejndoles se fueron al cielo, los pastores se
dijeron unos a otros: "Vayamos, pues, hasta Beln y veamos lo que ha sucedido y el
Seor nos ha manifestado". Ya sin miedo y llenos de alegra, pueden acercarse al
portal y realizar all el encuentro maravilloso con el Seor .
Pero hay un hecho sumamente elocuente para manifestar el poder de sanacin
interior, de sanacin del miedo, que tiene el Seor Jess. NICODEMO es un fariseo,
magistrado judo, que va a buscar a Jess, pero "de noche". Va a hablar con el Seor,
pero no lo hace de da, teme las burlas de sus compaeros, por eso busca la
oscuridad. Es de noche cuando se dirige a la casa de Jess y cuando tiene el dilogo
con l, es un hombre dominado por el miedo. Pero el Seor, que es la paz, que es la
seguridad, que es la fortaleza, dialoga con este hombre dominado por el miedo, le
habla de su Espritu, del nuevo nacimiento: "El que no nazca del agua y del Espritu
no puede entrar en el Reino de Dios; lo nacido de la carne es carne, lo nacido del
espritu es espritu".
A travs de aquel dilogo, el Seor penetra en el corazn medroso de Nicodemo y lo
sana totalmente. La curacin interior de Nicodemo es tan completa que, poco
despus, cuando los fariseos quieren condenar a muerte a Jess, cuando incluso
reclaman a los guardias por qu no han trado prisionero a Cristo, Nicodemo les dice:
" Acaso nuestra ley condena a un hombre sin haberle antes odo y sin saber lo que
hace?". Ellos le respondieron: "Tambin t eres de Galilea? Indaga y vers que de
Galilea no sale ningn profeta", y se volvieron cada uno a su casa. Aquel hombre con
su valor confunde a quienes quieren perder a Cristo, los obliga a volver a su casa. Y
algo ms admirable todava: el Viernes Santo, cuando Cristo ha sido crucificado,
cuando todos (an sus discpulos) lo han abandonado, Nicodemo, en compaa de
Jos de Arimatea, se presenta ante Pilatos para pedirle el cuerpo de Jess. Es un
hombre que ya no tiene miedo, porque Jess lo haba sanado. Como seal de gratitud
y como demostracin de aprecio, l ahora quiere honrar al Seor dando sepultura a su
cuerpo.
Pero lo que debe llenarnos de alegra y de esperanza es saber que Jess es el mismo
ayer, hoy y por los siglos. Que ese Jess que san el miedo que haba en Jos, que
haba en los pastores, que destruy el miedo que oprima a Nicodemo y que muchas
veces adelant un proceso de curacin del miedo en sus apstoles, puede y quiere
realizar el mismo favor en beneficio de nosotros. l tambin quiere destruir el miedo
que nos domina y nos enferma, l tambin puede hacerlo ahora y lo har si nosotros
nos acercamos a l con fe y con humildad. Sera un mal para nosotros descubrir la
serie de temores que nos oprimen y an las consecuencias terribles que tienen sobre
nuestro organismo, si no estuvisemos convencidos de que tenemos una solucin en
Cristo, en Cristo que es la solucin de todos los problemas. Es el temor a fracasar, a
la sexualidad, a defendernos, a confiar en los dems, a pensar, a hablar, a la soledad y
a tantas otras cosas, tienen en Cristo nuestro Seor la gran solucin, la pronta
solucin.
El apstol S. Juan escribi en su Epstola unas palabras llenas de Verdad y con un
profundo significado psicolgico: "El amor perfecto echa fuera el temor, porque el
temor supone castigo y el que teme no es perfecto en el amor". Aqu encontramos la
gran solucin para la enfermedad interior del miedo: el amor paternal de Dios, el
amor fraternal y salvador de Cristo, el amor del Espritu que mora en nosotros. En la
medida en que nos dejemos abrazar por el amor de Dios, en esa misma medida ir
desapareciendo el temor que hay en nosotros. Y cuando el amor de Dios llegue a ser
perfecto en nosotros el temor ser arrojado fuera.
La Renovacin Carismtica nos coloca de una manera muy clara frente al amor del
Seor, frente al amor del Espritu y estamos experimentando la verdad de aquellas
palabras de S. Pablo a los Romanos: "El amor de Dios ha sido derramado en nuestros
corazones por el Espritu Santo que se nos ha dado". Por eso, muchas personas
cuando tienen la experiencia del Espritu, cuando se dejan invadir por este Ro de
Aguas Vivas, cuando se dejan de veras abrazar por su amor, se van viendo liberadas
de los recuerdos dolorosos en todos los campos, pero concretamente en el del miedo.
Este es uno de sus grandes beneficios, no lo sabremos apreciar nunca debidamente.
Un psiclogo americano ha escrito: " A menos que podamos aceptar que, el amor de
Dios nos envuelve ahora con todas nuestras faltas, debilidades y limitaciones, no
seremos mejores maana ni siquiera un pice de lo que somos hoy; a menos que
podamos creer en un Dios que es Amor no podremos llegar a ser honestos. El temor
siempre nos separar del poder curativo". Pero el mtodo concreto y fcil para recibir,
de una manera progresiva, a travs de un proceso, la curacin interior del miedo
como
don de Cristo, es acercarnos a El con fe, creer verdaderamente que El est resucitado
en nosotros y con nosotros, que El es el Salvador, el Salvador del hombre, de todo el
hombre y de todos los hombres. Que l es el mismo ayer, hoy y por los siglos.
Despus de este acto de fe, nosotros en horas especiales nos dedicamos a recorrer
toda nuestra vida con Cristo, a recorrer todos los momentos dolorosos, penosos, en el
campo del miedo; a repasar todos aquellos recuerdos medrosos que nos han ido
enfermando paulatinamente. Pero, para qu? No para amargarnos nuevamente con
ellos, no para acumular temor, sino para detenernos con Cristo delante de cada una de
estas escenas, de cada uno de esos acontecimientos que nos causaron pavor o miedo,
para pedirle que derrame su paz, que comunique seguridad, que borre con su
presencia amorossima el trauma que dej en nosotros ese acontecimiento doloroso.
No se trata de no recordar ya aquella escena, sino de recordarla con tranquilidad, de
recordarla con paz, seguros como estamos de que el Seor, el Salvador, la ha curado,
la ha sanado perfectamente.
En este proceso de sanacin del miedo, como manifestacin del amor de Cristo y de
su Espritu, es muy conveniente hacer un inventario de las personas a quienes, por
una u otra causa, tememos ms. De las cosas que nos causan ms miedo, de lo que
interiormente nos hace sentir ms inseguridad. Esto para qu? Para tambin, de una
manera concreta, pedirle al Seor en la oracin que sane el miedo que tenemos a
"Fulano de tal", a "Zutano", a tal o cual superior, a tal o cual compaero, a tal o cual
enemigo, para pedirle que destruya el miedo que tenemos, por ejemplo, a
determinada enfermedad, a montar en avin, a ir a tal o cual lugar, a enfrentarnos con
tal o cual circunstancia. El Seor que se interesa concretamente por todo lo nuestro
ir destruyendo esos distintos miedos, ir aumentando a travs de un proceso
maravilloso nuestra curacin interior y cada da recobraremos ms seguridad en
nosotros, tendremos ms seguridad en los dems, pero todo como fruto de la
seguridad en Cristo, de la seguridad en su amor, en su poder y en su fidelidad.
A lo largo de este proceso ir creciendo en nosotros el amor al Seor y ese amor,
recordmoslo, ir echando fuera el temor. Para que este proceso de curacin del
miedo tenga ms eficacia en nosotros es muy importante emplear la visualizacin.
Visualizar por el recuerdo las escenas, las personas, los acontecimientos que nos
causaron miedo y visualizar la presencia de Jess en ese momento y su accin
tranquilizadora en cada uno de nosotros. Bill dice que "es difcil, por no decir
imposible, que una curacin o cambio se realice sin una imagen mental". Con los
ojos de la mente nosotros deberamos mirarnos e imaginarnos tal como quisiramos
ser. Si constantemente tenemos presente esta imagen y la reiteramos, tenderemos a
ser semejantes a esta imagen. Mediante una imaginacin positiva nuestra vida puede
convertirse en una revelacin y desarrollo continuos, ello depender en definitiva de
la integridad de nuestra personalidad y no de palabras ni de frases hechas.
Encontramos que la oracin afirmativa es ms poderosa que la oracin de peticin, y
esto por razones obvias. La oracin positiva nos sita del lado de la voluntad de Dios,
trae y traduce de lo invisible a lo visible de nuestras vidas aquello que implica
santidad, perfeccin e integridad. Por eso, visualizar la accin de Cristo que est con
nosotros, que al presentarse nos dice: "Yo soy, no temis", que nos ofrece su brazo
protector, que nos invita a descansar en su regazo, es un elemento y un mtodo de
sanacin maravilloso.
Tenemos que pedir la gracia de que nuestra fe en Cristo sea una fe verdaderamente
viva, una fe actuante, una fe que abarque toda nuestra persona, una fe que nos lleve a
experimentar realmente la presencia y la accin amorosa del Seor en nuestras
personas y a lo largo de todas nuestras vidas.
Puede servirnos mucho seguir la terapia que los Dres. Parker y Johns aconsejan en su
obra "La oracin en la psicoterapia":
Primero: Reconocemos al Dios de amor dentro de nosotros mismos como el poder
curativo del miedo y director de nuestras vidas.
Segundo: Conscientemente nos despojamos de cualquier cualidad negativa, motivo,
impulso, sentimiento, pensamiento, que no queremos.
Tercero: Invitamos a este poder divino, a este amor del Seor, para que llene el vaco
que nuestro despojo ha creado.
Cuarto: En los tiempos especficos de oracin y durante el da tendremos delante de
nosotros mismos pensamientos e imgenes positivas, sanas, plenas, estando ciertos
que solamente ellos y ellas estn de acuerdo con la voluntad de Dios acerca de sus
criaturas.
Quinto: Cuando oramos creemos que hemos recibido aquella ayuda especial que
hemos pedido y actuamos como si la hubiramos recibido.
Sexto: Meditamos en Dios como Amor, en el mandamiento de Jess de amar y
buscamos la entrada a este crculo de perfeccin. El amor de Dios, el amor a nosotros
como hijos de Dios y el amor del prjimo como a nosotros mismos
.
Sptimo: Escuchamos y esperamos un cierto sentido de victoria, una cierta sensacin
de presencia que nos dice: "Yo estoy aqu, todo est bien, no temis".
Octavo: Ya se ha cumplido. Gloria a Dios en las alturas! Te damos gracias, Seor,
porque eres la paz, porque eres nuestro Salvador.
Si seguimos esta tcnica, realmente no podemos fallar al fin de cuentas, por qu?
Porque Dios no puede fallar. Si nosotros nos despojamos de todo lo negativo, de lo
destructivo, de todo lo que est distorsionando y aceptamos lo positivo, el amor de
Dios, la paz de Dios, nuestra victoria est asegurada y no puede ser de otra manera.
Dios no puede retener el bien, l lo comunica constantemente, entonces lo que se
requiere es que nosotros quitemos el impedimento y recibamos el ro del amor, el
torrente de la paz del Seor, el perdn, el amor, la confianza, la fe y la paz brotarn
en nosotros como de una fuente inextinguible y siempre presente, si nosotros
podemos hacernos a un lado y damos cabida al Espritu del Seor que quiere
colmarnos, que quiere cambiarnos y que quiere dirigirnos.
Tambin podemos pedir el ministerio de la sanacin del miedo, que tanto dao nos
hace. Muchas veces el Seor quiere comunicar su salvacin por medio de otras
personas a quienes escoge como ministros suyos. En este campo de la sanacin del
miedo, el Seor usa con frecuencia ese medio. Nosotros con humildad nos acercamos
a personas que han recibido este carisma, nos ponemos a orar con ellas, pedimos la
gracia de discernir, de descubrir las causas y fuentes principales de nuestro miedo
interior y luego pedimos la oracin para esta liberacin. Estas personas guiadas por el
Espritu del Seor orarn como l les sugiera, irn descubriendo quiz causas que
estn ocultas, irn viendo con claridad dnde est el principal problema en el campo
del miedo. Su splica, unida a la nuestra, alcanzar aquello que nosotros necesitamos,
anhelamos y ahora pedimos con humildad.
Los efectos del ministerio de sanacin interior aparecen en esta Renovacin
Carismtica cada da con mayores posibilidades, es algo verdaderamente asombroso
lo que se est consiguiendo, causa verdadera alegra ver cmo van cambiando
muchas vidas, cmo se van curando interiormente a travs de este ministerio de
sanacin interior. Ojal que esta luz llegue a muchas personas y que crezca el
nmero de equipos de personas consagradas a este ministerio que tanto glorifica al
Seor y que tantos beneficios reportan para las personas!
S, reconozcamos que estamos enfermos, quiz muy enfermos interiormente de
miedo, reconozcamos que el miedo se ha ido acumulando en nosotros y nos impide
muchas veces entregarnos al Seor, servir generosamente a los hermanos, llevar una
vida tranquila. Pero reconozcamos tambin, con la gracia del Seor, que l puede
sanar este mal y puede calmar todas las tempestades que el miedo levante en
nosotros. Recordemos lo que nos dice el evangelista S. Mateo: " Subi despus Jess
a la barca y sus discpulos le siguieron. De pronto, se levant en el mar una tempestad
tan grande que las olas llegaban a cubrir la barca, pero l estaba dormido.
Acercndose, pues, se acercaron diciendo: "Seor, slvanos que perecemos". Dceles:
" Por qu estis con miedo, hombres de poca fe?". Entonces, se levant e increp a
los vientos y al mar y sobrevino una gran bonanza, y aquellos hombres maravillados
decan: Quin es ste que hasta los vientos y el mar le obedecen?
Seor Jess, que yo nunca recorra el mar de la existencia solo,
que yo te lleve siempre en mi vida y en mi barca, que yo disfrute
siempre, Seor, de tu compaa amorossima, que cuando
arrecie la tempestad, cuando el miedo levante olas que
amenacen sumergirme, yo te mire, Seor, yo te invoque con fe y
con confianza. Que T, Seor, ordenes a esos vientos y a esa
mar que se calmen, que no me destruyan, que no me
atormenten. Seor, t eres la paz, T dijiste: "Mi paz os dejo,
mi paz os doy", dime estas palabras, Seor: "Te doy mi paz, te
dejo mi paz". Destruye, Seor, el miedo y el odio que se han
acumulado en m, disipa tantos temores infundados que me
atormentan, calma Seor la tempestad que con frecuencia se
levanta en mi interior, que se manifieste tu paz, Seor, en mi
vida, que aparezca tu Seoro, que T domines mis emociones,
que T me tranquilices interiormente. T eres mi paz, T eres
la paz, T eres el Amor. Gracias, Seor, porque me amas,
gracias Seor porque me curas, gracias Seor porque me
salvas. Bendito seas, Seor, gloria a Ti Seor!
DISCERNIMIENTO EN EL MINISTERIO
DE SANACIN.
P. Emiliano Tardif.
Seor Jess, de nuevo te lo pedimos: envanos tu Espritu
Santo, Espritu de Verdad, Espritu de Luz, de Amor, de Paz.
Ven, Jess, y aydanos a discernir con el poder de tu Santo
Espritu lo que viene de Ti y 10 que no viene de Ti, para que
seamos guas seguros para tu rebao, para las ovejas que T
nos has confiado. A todos nos has llamado a ser en el mundo de
hoy pastores de tus ovejas y necesitamos, Seor, que la luz de tu
Espritu y te lo suplicamos. Envanos esa Fuerza de lo alto,
envanos ese Espritu de Luz y de amor, para que seamos
autnticos pastores de tu rebao. Dios te salve, Mara...
Hermanos, en este da en que hablamos del ministerio de sanacin y de liberacin,
hemos pensado que sera de mucha importancia dedicar esta primera reunin de la
tarde sobre EL DISCERNIMIENTO, porque hay muchos errores que se cometen en
nuestro apostolado, en nuestro ministerio de sanacin y de liberacin. Hay muchos
errores posibles y nosotros tenemos una necesidad urgente de crecer en el
discernimiento, de cara a la Renovacin Carismtica que surge como una sorpresa del
Espritu en la Iglesia. Debemos ejercitar un discernimiento espiritual que nos llevar
a distinguir lo que viene de Dios y lo que no viene de Dios.
Y la problemtica es que hay tantas manifestaciones, tantas intervenciones
extraordinarias de Dios a travs de carismas, de visiones, de inspiraciones, de
acciones que llenan de estas mismas inspiraciones, de estos estados de consolacin o
de desolacin, que pueden ayudarnos a descubrir la voluntad de Dios. Y el
discernimiento de espritus no es cierta habilidad, cierta capacidad de evaluacin,
cierta habilidad en evaluar. El discernimiento de espritus trata de lo que tiene que ver
con los espritus. El discernimiento de espritus responde a una nica pregunta: cul
es la fuente del impulso que tengo ante una decisin? Cul es la fuente del impulso
que tengo ante una decisin?
El discernimiento presupone prudencia, inteligencia, pero a veces las rebasa. As,
vemos cmo una persona muy unida con Dios puede tener gran discernimiento, sin
ser la ms inteligente.
Cul es la fuente del impulso que tengo ante una decisin? Esa fuente puede ser:
1. Dios o sus ngeles.
2. Puede ser Satans o sus demonios.
3. Tambin puede ser el propio espritu que puede estar sano o puede estar enfermo.
Y despus de discernir de dnde viene lo que nos mueve, podemos actuar con ms
seguridad.
Y hay que notar que tambin despus de una intervencin de Dios o de sus ngeles,
Satans puede tratar de entrometerse y buscar hacernos dao. As a Jess en el
desierto, a Jess que estaba lleno del Espritu Santo, Satans le prometi riquezas y
gloria "si te prosternas". Y Dios, hermanos, nos ha dado a todos capacidad para
discernir, pero vamos a ver las formas de discernimiento.
HAY TRES FORMAS DE DISCERNIMIENTO
(comnmente hablando)
1 Vemos que existe en todo ser humano normal, sano, existe un discernimiento
natural, que viene de nuestra inteligencia, del ejercicio de nuestras facultades.
Podemos todos los humanos ejercitar ese discernimiento natural y este discernimiento
lo tiene todo ser humano normal.
2 Tambin existe la segunda forma de discernimiento que es el discernimiento
doctrinal, el arte cristiano de discernir. Un discernimiento que se adquiere con el
estudio, con la reflexin y en la oracin. El discernimiento doctrinal es lo que todos
ustedes, todos nosotros debemos buscar y debemos perfeccionar. Sin ser
especialistas, sin ser doctores en ninguna materia, todos los que quieren hacer algn
apostolado necesitan tratar de adquirir, poco a poco, ese discernimiento doctrinal, que
es un arte, que es una ciencia. Se va adquiriendo poco a poco, como vamos a
explicarles despus.
3 Y la tercera forma de discernimiento es el discernimiento carismtico. ste lo
reciben algunos como un don gratuito, espontneo, igual que el don de lenguas, el
don de profeca, el don de sanacin, el don de interpretacin... todos estos carismas
que el Espritu est regalando a la Iglesia de hoy, son dones que se reciben
gratuitamente. As es el discernimiento carismtico. Y el discernimiento carismtico
puede ser dado en una comunidad, a una persona particular, a dos o a tres, pero no es
este discernimiento carismtico que nosotros debemos buscar con tanto esfuerzo,
porque se recibe gratuitamente. Debemos estar abiertos y si el Espritu nos quiere dar
un discernimiento carismtico a veces en una dificultad especial, aleluya!, lo
agradecemos al Seor y le damos gracias, pero no podemos contar con el
discernimiento carismtico como una forma constante de actuar, como la persona que
tiene don de profeca no habla siempre en profeca... A veces, el Espritu puede
impulsarte a dar una profeca, pero la mayora de las veces t hablas por tu cuenta y
Camino, nadie va al Padre sino por m". Tenemos en Nueva York una nueva secta que
nosotros llamamos "los discpulos de Moon", los munistas, y ellos invocan a Dios
Padre, invocan al Espritu Santo, pero dicen que Cristo fue un gran profeta que muri
y que el Mesas es Moon, ese surcoreano que vive en Nueva York, un
multimillonario, que se divorci varias veces, y ahora se declar "el Mesas" y tiene
muchos discpulos en Amrica latina y en Francia, en Europa... Ya son millones los
discpulos de Moon... Entonces, ellos no aceptan a Jesucristo como Hijo de Dios,
dicen que Jesucristo fue un gran profeta, pero que Moon es el Mesas hoy. Y nos dice
Jesucristo: "YO SOY EL CAMINO, NADIE VA AL PADRE SINO POR MI".
Nuestra actitud con Jesucristo nos ayuda a discernir si la decisin que estamos
tomando realmente viene del Espritu Santo o si puede ser impulsada por el espritu
de la mentira.
Una de las condiciones ms importantes para el ejercicio del discernimiento espiritual
es un contacto constante y sincero con la Palabra de Dios. Y si un consejo podemos
darles a los hermanos de la Renovacin es que se alimenten de la Palabra de Dios,
que la estudien, que traten de seguir alguna clase de orientacin bblica para conocer
ms y ms el contenido de la Revelacin, para orientar sus propias vidas con
seguridad.
Otra condicin para un discernimiento correcto es la oracin. La oracin nos pone en
condicin de ventaja para buscar la voluntad de Dios. La persona que ora mucho
claro que va a recibir ms orientacin, ms luz del Seor, que el otro que no se
preocupa por buscar la voluntad de Dios a travs de la oracin.
Y otra condicin es la libertad de espritu. Para el ejercicio de los carismas se
necesita mucha libertad de espritu, y para discernir tambin. En algunos grupos
carismticos, (no s si aqu, hemos visto que sucede en nuestro pas) personas que
animaban grupos de oracin grandes y el dirigente o la dirigente no se atreva a
corregir a Fulana porque daba profecas que todo el mundo senta que no eran del
Seor, pero como era una gran seora profesora en la Universidad y que saba mucho,
no se atrevan a corregirla. Y eso todo el mundo senta que no era del Seor, y que le
faltaba al dirigente libertad. No podemos permitir que pase cualquier cosa si es
Fulano quien lo dijo y no me atrevo a decrselo "porque l estudi ms que yo".
Necesitamos libertad de espritu para corregir a los que se estn equivocando y
necesitamos libertad para nosotros ejercitar un carisma. Porque si yo me preocupo
mucho por lo que van a decir los otros y tal vez se van a burlar de m o me van a
criticar, jams voy a abrir la boca para dar una profeca... Yo recuerdo lo que le pas a
un profesor de Universidad, de X, que recibi una noche en una asamblea de oracin
donde haba unas quinientas personas el don de profeca. l era un profesor en
Orientacin en la Universidad y l recibi la profeca pero no quera abrir la boca,
porque la profeca a l le pareca imposible dar lo que el Seor le estaba dando, y la
profeca comenzaba con estas palabras: "Yo soy el Seor". Y l pensaba: "Si yo
comienzo diciendo esto me van a decir que estoy loco", y l no quera abrir la boca. Y
fa profeca vena impulsada por el Espritu y l con ese temor a lo que van a pensar
los dems, l no quera soltar la profeca. Total, l nervioso y estaba al final de la
asamblea de oracin casi temblando, porque era una profeca impulsada con mucha
fuerza y l no la daba. Y al final, abri la boca y comenz la profeca que comenzaba
con esa palabra: "Yo soy el Seor" y era el Seor que nos hablaba, pero era una
profeca tan hermosa que l durante dos minutos habl con tanto poder y fuerza en la
asamblea, y al final haba por lo menos veinticinco o treinta personas que estaban
llorando en la asamblea. Porque la palabra de Dios es operante en los que creen, es
eficaz, y cuando una profeca es autntica Palabra de Dios acta y a veces sana
corazones heridos, corazones rotos. La Palabra de Dios acta y a veces es tan fuerte
que algunos la reciben con una emocin muy fuerte y empiezan a llorar y lo que pas
en aquella ocasin es que era una profeca de consuelo para muchas personas de la
asamblea y toc sus corazones tan fuertemente que sentan eso que dicen los
discpulos de Emas: "Acaso nuestro corazn no arda cuando l nos hablaba?"
Cuando es Palabra del Seor y llega al corazn, sucede a menudo que hay un fruto de
san acin interior o de arrepentimiento, un cambio de mentalidad... y por eso l, al
dar la profeca que vena del Seor, fue un instrumento para que el grupo cambiara.
Pero si no tiene libertad de espritu y si no quiere abrir la boca y dar esa profeca que
le da el Espritu del Seor qu va a pasar? Es lo que dice San Pablo: "No apaguen el
Espritu". Y en muchos sitios se apaga el Espritu, en muchos pases se apaga el
Espritu. Es decir, que es posible recibir carismas del Espritu y no ponerlos al
servicio del pueblo de Dios. Se apaga el Espritu y da pena.
Yo conozco un grupo de oracin que tena carismas hermosos y donde el Seor se
haba manifestado en sanaciones interiores, en sanaciones fsicas, en profeca, en
cantos en lenguas, en mensajes... y resulta que un da nombraron en la parroquia a un
sacerdote muy intelectual y muy cerebral que no quera nada de esto, pero l iba a la
asamblea de oracin porque siendo el Prroco se senta como obligado a estar
presente. y resulta que como l no quera nada de esto y a la gente le deca que eran
invenciones suyas, poco a poco la gente fue dejando de profetiza, fueron dejando de
cantar en lenguas, dejaron incluso de orar por los enfermos, no daban palabras de
ciencia para no ser burlados por el prroco, y ya era una Hora Santa vieja la que haba
en la Iglesia, ya no haba grupo de Renovacin Carismtica porque estaban apagando
al Espritu y no haba manifestacin alguna de esa presencia del Espritu. Y da pena,
hermanos, que con el pretexto de juzgarlo todo algunos exageran y no permiten
manifestaciones del Espritu, y otros con el deseo de dar mucha libertad a la asamblea
dejan pasar todo y no ejercitan un discernimiento correcto y entonces hay mucha
falsificacin. Y si nosotros no lo cuidamos, las falsificaciones son capaces de hacer
un dao grande a nuestras comunidades carismticas, tanto que si toleramos las
falsificaciones sin decir nada, la gente poco a poco se va a desilusionar y va a dejar
de ir a la asamblea, va a dejar de participar en las actividades de la comunidad y van
a decir: "son una pandilla de locos", porque cada uno hace lo que quiere y nadie tiene
criterio para discernir, nadie est frenando lo que no viene de Dios...
Yo recuerdo cuando estuvimos dando un Retiro en Nicaragua, encontramos ah una
cosa muy helada, ellos no haban tenido la suerte de recibir retiros de la Renovacin
en Managua, pero tenan grupos que haban comenzado y haban ido caminando a su
manera. Y entonces, hemos visto cmo una seora se daba la tarea de interpretar toda
una oracin en lenguas; alguien estaba orando en lenguas, y ella estaba aliado
interpretando a su manera todo... Cuando sabemos que una oracin en lenguas no se
interpreta, lo que se interpreta es el mensaje en lenguas. Pero la oracin en lenguas no
se interpreta. Cuando nos ponemos a orar en lenguas todo el mundo, no hay que
buscar interpretacin, de verdad que no. Dice San Pablo que "el que ora en lenguas
no habla a los hombres, sino a Dios". Y en ese grupo de oracin, cuando alguien
oraba en lenguas, ella "lo interpretaba", lo inventaba todo, porque no era ningn
mensaje que se estaba dando, estaban orando en lenguas... y tuvimos que corregirles
esto. Pero, a travs de sus interpretaciones, ella haba dicho que tenamos que pasar
los tres das en Managua, que no furamos a otro sitio donde habamos quedado, sino
que nos quedramos en Managua centralizndolo todo y lo "interpretaba" ella
inventndolo despus de una oracin en lenguas. Y la gente lo crea!... Y yo les dije:
"Vamos a ver si el Seor tiene razn, nosotros vamos a ir a la otra ciudad, y si el
Seor no quiere nos lo impedir, pero llegamos a X y tuvimos tantas bendiciones que
no tuvimos duda de que era la voluntad de Dios que furamos all. Y entonces,
algunos se van porque dicen: "Es todo demasiado complicado", y pierden una
bendicin grande que se est derramando en la Iglesia. Los dirigentes debemos
aprender a crecer en el discernimiento, a ver los frutos, a juzgar lo que est pasando
con los carismas, y si hay frutos bien, y si no es que no era del Seor. Este principio
tan sencillo hay que ejercitarlo.
Yo recuerdo que en mi parroquia haba un catequista de unos veinte aos de edad y
estaba fascinado con la Palabra de Ciencia, l encontraba eso fantstico. Cuando
comenzamos a anunciar alguna sanacin en la asamblea de oracin a l eso le
encantaba y quera recibir ese carisma. Y entonces, una noche en su grupo de oracin,
despus de orar por los enfermos comenz a anunciar que uno se sanaba del hgado y
otro se sanaba del corazn y que otro se sanaba de mala circulacin de la sangre... y
la gente estaba fascinada, y deca: "Ya tenemos a uno que tiene Palabra de Ciencia,
qu maravilloso!" Y a la semana siguiente, al llegar a la asamblea de oracin estaban
deseosas de or testimonios y NADA!, No se haba sanado nadie, y comenzaron a
dudar. Y entonces, l de nuevo se atrevi a dar otras palabras de ciencia,
inventndolas; l pensaba que con decir que alguien se sanaba de cncer se iban a
sanar imagnense! Tuvimos que ir al grupo de oracin porque ya se estaba
destruyendo y decirle: "Cllate, t no tienes derecho a dejar a Dios como mentiroso!
Lo que t ests diciendo no viene del Espritu!".
Cmo vamos a saber si viene del Espritu o no? Por los testimonios, en un caso as,
por los frutos. Si no hay fruto, dganle a la persona: Cllate, que el Seor no habla
mentiras! El Seor no va a anunciar una cosa y no hacer nada! Y es muy difcil en
nuestros grupos de oracin crecer si no ponemos un poco de disciplina con estos
principios sencillos, "juzgadlo todo y quedarse con lo bueno". Eso es sencillo,
verdad? Pero hay que hacerlo.
Entonces, el discernimiento natural - como les dije- es el sentido comn. Eso lo tiene
todo el mundo que tiene una inteligencia normal, que no est enfermo. Pero puede un
ser humano no tener sentido comn; hay personas que enferman y pierden "el norte"
y ya no tienen sentido comn y no podemos fiarnos de lo que dicen... Yo recuerdo
que en un manicomio en X, haba una sala donde estaban trabajando los locos,
porque no estaban tan mal como para no trabajar, podan hacer algo. Y estaban en una
sala dos locos pintando, y uno de ellos estaba en una escalera pintando una pared y el
otro estaba abajo sujetando la escalera. Iban trabajando muy bien, pero lleg un
momento en que el de abajo le dijo al loco de arriba: "agrrate de la brocha, que yo
voy a cambiar la escalera". Entonces, qu le faltaba? Le faltaba discernimiento
natural, ustedes se imaginan!... El discernimiento natural lo tiene todo ser humano
inundado , por el ro del amor de Dios". El cauce no hace sino recibir esa agua que
corre sobre l. Es el lecho sobre el cual corre el torrente de aguas. Es una descripcin
bastante buena porque el lecho es pasivo, l no pone nada sino recepcin. El ro es el
que se mueve, el que pasa; el ro es el que fecunda orillas, el que da vida, el ro lo
recibe, el cauce lo recibe. Es el lecho que recibe y deja pasar esa agua.
Cuando se habla de contemplacin infusa, la gente cree por lo general que es una
etapa reservada a la oracin de los santos y que un seglar o cualquiera de nosotros no
tiene por qu pensar en la contemplacin porque es algo tan grande que no es para
nosotros. El P. Garigu Lagrange, el gran dominico que escribi muchas obras sobre
todo esa "las tres edades de la vida interior", fue el gran defensor de una doctrina que
tiene Santo Toms y que es la verdadera, cmo la contemplacin era el plan de Dios
para todos los cristianos. La razn que expone l es clarsima: la vocacin al
cristianismo es ya la vocacin a la visin beatfica. El Bautismo es la gracia de
adopcin, de insercin en la vida divina en el Cuerpo Mstico, que debe terminar en
la visin facial de Dios, en la posesin de Dios, en la visin beatfica. Podra decirse
que la contemplacin infusa es una etapa ANTERIOR a la visin beatfica, luego si
estamos llamados a "lo ms", estamos llamados a "lo menos", Si todo cristiano est
llamado a contemplar cara a cara el rostro de Dios en la visin beatfica despus de la
muerte, pues con mayor razn est llamado ya a ser contemplativo ahora.
Y hay una realidad que yo estoy descubriendo todos los das. La Renovacin
espiritual Carismtica est llenando a la Iglesia de contemplativos. Y la Renovacin
Carismtica est acortando las vas y etapas que llevan a la contemplacin infusa. Yo
creo que una de las grandes necesidades de la Iglesia en todas las pocas ha sido la de
tener contemplativos, y uno de los problemas en los aos que pasaron fue se, cmo
el desprecio que hubo por la oracin fue empobreciendo a la Iglesia en cuanto a
contemplativos.
Contemplativos no son los que estn en un convento, ojal!, Tendramos entonces
millares. Contemplativos son los que, en un convento o fuera de l, se abren a la
accin del Espritu y experimentan como don de Dios el peso de su amor. La
Renovacin espiritual Carismtica es esencialmente el encuentro personal y amoroso
con Cristo, no olviden esto. Este encuentro personal y amoroso con Cristo permite a
la persona experimentar, a veces desde el principio, el amor del Seor y cuando la
persona es fiel a la accin del Espritu y va dejando que l la depure, que l la vaya
santificando, pronto esa persona llega a disfrutar de una manera permanente de esa
comunicacin del Espritu.
Hay que distinguir dos cosas. Cuando una persona recibe, por ejemplo, el Bautismo
en el Espritu y experimenta aquel gozo que es tan grande, contagioso, cuando esa
persona vive la realidad del primer Pentecosts... Ustedes recuerdan que cuando los
apstoles recibieron la Efusin del Espritu empezaron a pregonar las maravillas de
Dios y experimentaron tanta alegra que no pudieron reprimirla, tuvieron que
manifestarla y dieron la sensacin de estar borrachos; muchos se burlaron de ellos,
"estn borrachos", y ustedes recuerdan que S. Pedro tuvo que empezar su discurso
defendindolos de ese cargo y defendindose de ese cargo. "Es muy temprano - dice para estar borrachos". Cul era la embriaguez que tenan ellos? La embriaguez del
Espritu, por eso escribir S. Pablo: "No os embriaguis con vino donde est la
persona. Cuando S. Pablo dice que el Espritu Santo ora en nosotros lo que quiere
decir es que el Espritu pone la oracin en nosotros. Entonces, contemplativo es aquel
que recibe la oracin que pone el Espritu. O sea, usando el mismo lenguaje de S.
Pablo, aquel en quien ora el Espritu. Es la misma idea anterior. La persona no tiene
sino debilidad, impotencia, miseria, es el lecho seco de un ro, pero puede recibir, si
se abre libremente, esa comunicacin del Espritu Santo.
El agente de la contemplacin es el Espritu Santo, no olviden esto. Toda gracia tiene
un autor: el Espritu Santo. Tiene una causa: la Pasin y Muerte del Seor, pero el
que comunica toda la santidad es el Espritu Santo, Seor y Dador de Vida, decimos
en - el Smbolo, l es el Santificador. Todo lo que recibimos en el rea de la gracia
viene del Espritu Santo y en el rea de la gracia ocupa un lugar ya muy alto la
contemplacin infusa, luego es una ACCION ESPECIAL DEL ESPIRITU SANTO.
Pensar entonces en contemplacin infusa sin apertura total a la accin del Espritu
Santo es pensar en lo imposible. Aquellas personas que no han descubierto todava la
accin del Espritu, que creen que es una novedad el Espritu Santo, que no van a
recibir estas comunicaciones... Hay que recibir primero a la Persona, para luego
recibir lo que esa Persona comunica. Si yo no le abro la puerta del corazn al Espritu
Santo y no le invito a entrar all, l no va a actuar en m. Y no va a actuar en m en
esta rea maravillosa de la contemplacin. l seguir, claro, dando gracias y haciendo
llamamientos, pero esa accin maravillosa de la transformacin, del cambio, de la
nueva creacin, exige mi apertura total. Recuerden las palabras del Apocalipsis:
"Estoy a la puerta y llamo, si alguno me abre, entrar, cenar con l y l conmigo". Es
el gran caballero que no entra por una puerta falsa, que no va a tumbar una cerradura,
toca gentilmente y espera, pero si no se le abre all permanece. El perjuicio no es para
l, el perjuicio es para nosotros que vamos a permanecer con nuestra miseria sin esa
comunicacin del amor del Seor.
Si "contemplativos son aquellos en quienes ora el Espritu", nosotros necesitamos
abrirnos con toda generosidad y con toda alegra a la accin del Espritu y darle
libertad por parte nuestra para que l corte, quite, destruya todo obstculo que impida
la recepcin de ese fuego divino.
El Seor no va a compartir su amor, lo hemos visto tambin, con ningn dolo. Si de
veras queremos disfrutar de esta gracia de la contemplacin, tenemos que destruir
todo dolo que nos muestre el Espritu del Seor, tenemos que darle a l carta en
blanco para que ordene lo que quiera. Estar de veras abiertos a su Voz, a su accin y
dejar que l acte segn sus planes. El Espritu del Seor es amor, pero no olviden
que el amor es siempre exigente y mientras ms grande es el amor ms exigente es.
Pero la exigencia del amor del Seor que es muy grande tiene esta ventaja para
nosotros y es que nos da la gracia para darle lo que nos pida. l sabe que nada
podemos por nuestras propias fuerzas, "conoce el barro del que hemos sido hechos",
nos dice la Palabra de Dios, "l nos da el QUERER y el HACER", nos dice S. Pablo,
l nos pide algo y nos da la gracia para drselo; nos exige, pero nos da la gracia para
realizar lo que nos exige. Lo que l pide es apertura, humildad, pobreza de parte
nuestra. Nunca digan: "yo voy a superar tal defecto", van a perder el tiempo, pueden
tener la mejor intencin, pueden tener la voluntad ms firme, pero van a encontrar al
momento la debilidad que todos tenemos. La gran fortaleza nuestra, precisamente,
est en la debilidad. Aquel que se siente dbil, que sabe que no puede ni edificar ni
conservar la ciudad sin la gracia del Seor, no cuenta con l, cuenta con el amor del
Seor. Aquel que se siente dbil y pobre huye del peligro, no se expone, porque sabe
que caer. Aquel que se siente pobre y dbil acude al Seor, pide, los pobres son los
que piden y ellos son los que reciben.
En la medida en que nosotros, por la bondad del Seor, entremos en la contemplacin
infusa, en la medida en que seamos el lecho recorrido por el Amor, en la medida en
que sea el Espritu el que ore y ame en nosotros, en la medida en que nosotros
poseamos ese amor del Seor, en esa medida nos iremos sanando. Sana el Amor
porque las heridas que hay en nosotros son desamor. Y cuando la persona
experimenta ms amor del Seor es cuando entra en la etapa de contemplacin
infusa. Ya no se trata de experiencias transitorias del amor de Dios en un da de
profesin, al final de determinados Retiros, sino que es ya lo habitual en ella, va
recibiendo y recibiendo comunicaciones del amor del Seor y cada da se va sanando
ms.
El Seor quiere que nosotros deseemos sus regalos y quiere que se los pidamos.
"Pedid y se os dar, buscad y hallaris, tocad y se os abrirn. l lo da todo
generosamente, pero l quiere dos cosas: deseo de recibir su don y luego gratitud por
haber recibido su don. Hay que unir las dos cosas, S. Pablo lo dice: "Que vuestras
peticiones estn acompaadas de acciones de gracias".
Yo tengo que anhelar este don de la contemplacin si de veras lo aprecio y debo
pedirlo con humildad al Seor. Pedirlo con humildad porque no es un don para los
santos, sino para que seamos santos. La contemplacin nos ir santificando cada da
ms porque nos va uniendo cada vez ms con el Seor. Apreciar el don, pedirlo con
acciones de gracias.
Si alguien debe ser agradecido ha de ser el contemplativo porque sabe que la
contemplacin es ante todo la accin amorosa del Espritu. l no hace sino recibir, l
es la NADA que recibe el TODO, el carbn negro que recibe el calor del fuego, el
lecho seco que recibe el ro de aguas vivas. Entonces, no puede sino agradecer,
bendecir, alabar, porque va a ser ante todo alabanza y acciones de gracias; porque
vamos a ver hasta dnde nos am el Seor.
Ustedes ven cmo en la Renovacin espiritual Carismtica va prevaleciendo la
alabanza en los grupos de oracin y en la oracin personal, porque las personas van
descubriendo en la Renovacin la accin amorosa del Seor y van admirando esa
accin amorosa; y la admiracin crea la alabanza, produce la alabanza, alaban los
labios de los agradecidos, alaban los labios de los que son felices por el don que han
recibido. Mara alaba, Jess alaba, todos los que reciben la plenitud del Espritu
alaban. Hay que empezar desde ahora a crecer con la gracia del Seor en la alabanza,
porque la alabanza agrada de una manera especial al Seor .
Unas cortas palabras acerca de la contemplacin de la naturaleza, mejor de la
contemplacin del rostro de Dios en la naturaleza, de la contemplacin del amor de
Dios en la naturaleza.
El contemplativo que va recibiendo el peso del amor de Dios recibe los dones del
Espritu Santo y uno de ellos es el don de Sabidura, por medio del cual va
saboreando cada vez ms intensamente el amor de Dios. Y recibe el don de
Entendimiento que le permite ver con mayor claridad toda la riqueza de Dios, la
riqueza de su revelacin, lo que l nos ha manifestado. Y recibe el don de Ciencia que
perfecciona la virtud de la Esperanza, por medio del cual nosotros aprendemos a
descubrir el rostro de Dios en toda la Creacin.
El contemplativo descubre y saborea a Dios en toda la Creacin. Primero, en su
persona. La persona toda llega a ser admirable porque va descubriendo en ella el ser
humano la maravilla del amor, de la sabidura, del poder del Seor. Y empieza a
descubrirlo en los hermanos. Cuando no somos contemplativos, generalmente
tenemos una visin muy negativa y muy pobre, encontramos defectos en todos, por
qu? porque estamos llenos de resentimientos con nosotros. Cuando ustedes sientan
fastidio por algo de otro, ojal tengan la Sabidura de reconocer "eso es lo que yo
estoy rechazando en mi interior y por eso me fastidia tanto en los dems". Cuando se
vaya sanando la persona de todo aquello y se vaya amando, mirar con ms amor a
los dems, ir participando del amor de Dios que ama a todos y "hace salir el sol
sobre justos y pecadores". No ama el pecado, pero ama siempre al pecador .
Y ese amor se va extendiendo a toda la naturaleza: a una flor, al agua, al aire, a la
estrella..., a toda la Creacin. Y todo se convierte progresivamente en una especie de
sacramento, a travs del cual la persona va comulgando a Dios, va recibiendo
comunicacin del amor de Dios. Aquella persona que est en oracin cuando dialoga
con el Seor frente a un sagrario o en la soledad de su habitacin y dems, sale a un
campo un da de paseo y contina gozando con la manifestacin del amor de Dios.
De S. Ignacio de Loyola se cuenta que cuando estaba ya anciano recorra el jardn y
con su bastoncillo se detena y le deca a una flor: "Cllate, que s lo que quieres
decirme, que ame a mi Dios", y empezaba a llorar. Recuerdan ustedes en la vida de
Sta. Teresita, estaba ya enferma con su tuberculosis muy grave y un da la sacan al
jardn y de pronto comienza a llorar y la hermana se acerca y le dice: " Tiene mucho
dolor?" y le contesta: "No, mis lgrimas son de ternura, estaba mirando a una gallina
que cobijaba a sus polluelos y recordaba las palabras del Seor". En esa gallina
estaba viendo la manifestacin del amor de Dios hacia ella y se sinti conmovida
hasta las lgrimas al descubrir en esa gallina que cobijaba a los polluelos el amor de
su Seor y se sinti entonces cobijada por el amor del Seor .
Cuando nosotros herimos la naturaleza, la tratamos mal, estamos manifestando el
resentimiento que tenemos con nosotros mismos. Cuntas veces cuando uno se
tropieza le da golpes a la piedra y quiere volverla aicos! Eso le pasa a uno de nio y
a veces hasta cuando crece... Est manifestando un resentimiento que tiene en su
interior con algo que nada tiene que ver con nosotros. Nos tropezamos porque nos
falta mirar mejor, poner mayor atencin, la pobre piedra qu culpa va a tener! Somos
nosotros los causantes de todo esto.
Los poetas a veces dicen cosas muy sabias, y un poeta dice que cuando herimos una
rosa se estremece una estrella. Y yo creo que al contrario, cuando amamos a una rosa
se alegra una estrella, y sobre todo se alegra el Seor. Cuando nosotros mostramos
amor a cualquier criatura, el Seor se complace, porque l ama a esa criatura y
Por todo lo que nos has dado y vas a darnos, gracias Seor.
ORACION DE INTERCESION
Por Patti G. MANSFIELD
Si me preguntaran a m qu es lo que ms me gustara hacer para ayudar a la Iglesia,
dira que la intercesin. No sera viajar por todo el mundo y hablar en convenciones y
en iglesias. Tampoco sera escribir libros. Sera hacer intercesin porque este don de
la oracin de intercesin tiene que ser la base de todo lo que hacemos por la Iglesia.
Lo precioso de este don es que est abierto a todo el mundo.
En nuestra preciosa Iglesia Catlica tenemos personas especialmente llamadas a la
intercesin. Son los hombres y mujeres que viven en las clausuras de los conventos,
donde interceden por el mundo. Y el mundo no podra sobrevivir sin ellos. Todo el
pueblo de Dios comparte esta llamada a la intercesin.
Una vez presentaron a la Madre Teresa de Calcuta como la mujer ms poderosa de
todo el mundo. Cuando habla ella, todo el mundo la escucha. Cuando fue a Estados
Unidos habl delante del Presidente, que es favorable al aborto. Y esta mujer tan
pequea y, sin embargo, tan fuerte, habl a este hombre sobre la santidad de la vida.
Es una mujer muy influyente pero cul es la fuente de su poder? Sabis la
respuesta... La fuente de su poder es Jess. Cmo recibe ella este poder de Jess y lo
pone en prctica? Lo recibe en la oracin. Por eso insiste ella tanto a sus hermanas,
las Misioneras de la Caridad, que pasen un tiempo todos los das, en oracin con
Jess, para acercarse a l y estar en unin con l.
Una de las razones de la oracin es la unidad con Dios. Pero tambin hay otra razn:
hacer intercesin por nuestros hermanos y hermanas. Dios nos ha elegido para
salvarnos no solamente como individuos, sino como pueblo. Y si su gracia ha entrado
en nuestras vidas, no es solo para que la disfrutemos nosotros, es para que, a travs de
nosotros, l pueda llegar a toda la gente que necesita conocerle. Por eso, cada
persona que conoce a Jess es un misionero y un intercesor. Cuando t te aproximas a
las dems personas, ves las grandes necesidades de cada una, como sucede con las
personas que estn en el ministerio de Prisiones, que ven las grandes necesidades de
los presos y qu pueden hacer ante tantas personas y tan grandes necesidades? Lo
primero y ms necesario es atraer a esta gente a Jess. Eso es intercesin. Llevar esas
CONDICIONES DE LA INTERCESIN
Entendamos sto: El Seor dice: Quiero a mi propio pueblo. Los que conocen mi
nombre, quiero que se humillen para orar, para alejarse del pecado. Quiero el
arrepentimiento de mi pueblo y entonces oir sus oraciones y tendr misericordia de
vuestro pas. Cuando hacemos intercesin, dice el Seor, no deberamos ir a la
oracin criticando a otras personas. Si oramos as: "Seor, t ves qu malos son todos
los dems, estn llenos de avaricia, de hechos perversos... y yo, que soy tan puro y
santo, vengo en su nombre...". El Seor no escucha esas oraciones. Sus odos estn
totalmente cerrados a esa oracin. Sabis por qu? Dios resiste a los orgullosos, se
pone en contra nuestra si somos orgullosos.
Y os tengo que decir sto porque estis esta noche conmigo aqu en la iglesia. No
escucha a la gente que es orgullosa. Y sta es la tentacin que podemos tener cuando
venimos a este tipo de enseanzas: darnos la enhorabuena a nosotros mismos.
Decimos: yo no soy como los dems... Ah, yo soy buensimo con mi familia, yo rezo,
yo doy dinero a la Iglesia, trabajo en un ministerio y adems soy un cristiano
buensimo. Al Seor eso no le impresiona nada en absoluto. Quizs eres todas esas
cosas que dices, pero no tienes que decrselo a Dios en tu oracin.
LA HUMILDAD
Cuando nos ponemos ante l en cualquier momento de oracin, pero especialmente
en la intercesin, la actitud que debemos tener siempre es de humildad. El Seor
encuentra que la humildad es irresistible. El Seor ve que el arrepentimiento es
irresistible para l. Los grandes intercesores, los grandes amigos de Dios, son los
humildes. Pienso en San Francisco de Ass. l poda decir: "soy un gusano, ni
siquiera soy un hombre". Y lo deca en serio, porque ante la faz de Dios que es tan
grande y tan santo, ninguna carne humana puede ser nada. En la Escritura se nos dice
que la grandeza del hombre es como basura, como tierra ante Dios. Y San Francisco
que saba de su nada y era muy humilde, era un intercesor poderossimo. Esto es una
leccin para nosotros.
COMUNIDAD DE FE
En los Evangelios encontramos otra leccin de intercesin. Pensad en el paraltico
que tena cuatro amigos que le llevaron a Jess. Nos dice el evangelio que, viendo su
fe, Jess san al hombre. Fijaos en lo que estos hombres hicieron para llevar al
paraltico a Jess. No dejaron que ningn obstculo los detuviese. No podan entrar
en la casa porque estaba demasiado llena. Hicieron un agujero en el techo y por all le
bajaron. Esto supone mucho trabajo. Ninguno de ellos poda hacerlo solo, tuvo que
ser un grupo de hombres los que le bajasen a los pies de Jess.
Cmo hacemos intercesin? Con frecuencia se forman pequeos grupos para hacer
oracin de intercesin. No hace falta que sean muchas personas.
El don de intercesin es un don que muy poca gente acoge. Se ofrece a todos
nosotros, pero muy pocos estamos dispuestos a pagar su precio, porque es un
ministerio muy escondido. No hay mucha gloria, ni tampoco espectculo en la
intercesin. Pero aunque slo sean dos personas las que se renen para orar a Jess,
hay intercesin. Lo que estas personas, aunque sean dos, tres o cuatro, pongan a los
pies de Jess, Jess lo ver. Pensad esto.
Hay muchas casas donde hay gente mayor que no puede hacer otros trabajos.
Considerad el poder de intercesin de esas personas. Necesitamos pedir intercesin a
las personas mayores y enfermas. Adems, casi todos los hombres y mujeres trabajan
y si en el trabajo encuentran solamente una persona que ore con ellos, antes del
trabajo, a la hora de comer, al final del trabajo, durante el viaje al trabajo, aunque slo
sea una persona, podis ser como los amigos del paraltico que lo pusieron a los pies
de Jess. Y Jess actuar. El no puede resistirse a esta fe que nosotros le llevamos.
Cuando dos o ms de nosotros oramos por sto, hay un gran poder.
ORAR POR LOS NUESTROS
Todos somos miembros de familias. Todo el mundo que est fuertemente tocado por
el amor del Seor quiere compartir este amor con su familia. Pero no todos en la
familia creen como ellos creen. Entonces, pedid a un amigo vuestro que ore con
vosotros para la conversin de vuestra familia. Y aunque slo encontris a un
miembro de vuestra familia que quiera orar con vosotros, hacedlo. Tal vez viva en la
misma casa, o quizs viva en otra ciudad, en otro pas, pero que est de acuerdo en
orar para interceder por vuestra familia.
Hace poco, una de mis cuadas que vive en otro Estado, me llam por telfono; yo
soy catlica y ella es protestante, pero las dos amamos a Jess. No podemos rezar el
rosario juntas pero podemos estar de acuerdo en la oracin, porque amamos a Jess.
Estbamos compartiendo la preocupacin por otra cuada nuestra que tena cncer y
hace poco se haba divorciado por segunda vez. En su felicitacin de Navidad me
escribi una nota muy triste: "Estoy trabajando muchas horas, pero no me importa,
porque no tengo ninguna otra cosa que hacer". No tiene hijos, no tiene marido, est
viendo que va a perder su casa y ha estado gravemente enferma. Mi cuada
protestante y yo nos pusimos de acuerdo por telfono para orar por ella. Yo s que el
Seor escuchar nuestra oracin. En mi propia familia, con mi madre, mi padre, mis
hermanos y hermanas, quizs hace como diez aos, empezamos una campaa de
intercesin. En un trozo de papel escrib los das de la semana. En el domingo puse:
accin de gracias. Y en los dems das el nombre de un miembro de mi familia y se lo
mand a ellos, que viven por todos los Estados Unidos y les dije: si vosotros queris,
escribid una intencin por la que queris que oremos todos. Casi todos escribieron
dos o tres intenciones especiales. Y en la parte de abajo de la hoja puse este versculo:
"Pedid y recibiris, buscad y hallaris, llamad y se os abrir".
Mi madre, hace pocos meses, me recordaba: piensa en todas las intenciones por las
que hemos orado; Dios nos ha respondido a todas ellas. Ahora estamos pensando
hacer una nueva lista con nuevas intenciones.
BAJO LA GUIA DEL ESPRITU
Quizs esto no funcione en vuestra familia, en vuestro ministerio, pero podis pedir
al Espritu Santo que os muestre, que os ensee cmo podis hacer intercesin por las
dems personas. Mencion el telfono. Tengo una amiga con un hijo enfermo y por
este motivo no poda salir de casa, pero todos los das llamaba a otra amiga suya y
oraban juntas por telfono. No tenan la libertad de salir de su casa para orar juntas
pero usando el telfono, oraban por sus intenciones y compartan la intercesin.
Pregunta al Espritu Santo cmo puedes hacer sto.
Le una cosa muy interesante sobre la intercesin de una mujer que se llamaba Corrie
Ten Boom: "El demonio se re cuando hacemos planes, y se sonre cuando trabajamos
demasiado, pero el diablo tiembla cuando oramos, especialmente cuando oramos
juntos".
El gran problema de muchas personas es que se ocupan de tantas cosas, que trabajan
demasiado para poder orar. Y es una pena. Si ests tan ocupado que no puedes rezar,
examina tu vida, organzate bien. Muchas personas se hicieron santas siendo
intercesores.
lA PERSEVERANCIA
El ejemplo ms grande que viene a m mente es la madre de San Agustn, Santa
Mnica. No creis que en los aos en que hizo intercesin dudara algunas veces de
la misericordia de Dios? Cuando ella oraba con tanto fervor para que su hijo no se
marchase y se march, Dios le dijo no a la oracin de ese da en particular para, al
final decir, s a su oracin diaria.
A veces el Seor permite que las personas por las que rezamos se alejen cada vez ms
y sufren en sus corazones, y nosotros tambin al ver que esto ocurre. Pero el Seor
nos est mirando y quiere que perseveremos tal y como nos dijo en el evangelio:
"Perseverad sin desfallecer". El oir nuestras oraciones y responder.
El rosario es una oracin muy poderosa para la intercesin. Sabis que es cierto.
Recuerdo una ta ma, que era mayor y siempre estaba con el rosario en sus manos.
Yo le deca, reza por m, reza por m. Era muy mayor entonces y responda: Te
ayudar ahora, pero despus te ayudar mucho ms. Sabis de lo que estaba
hablando? De la intercesin que hara por m cuando llegara al cielo. Esta es una
forma muy poderosa que nosotros los catlicos tenemos para hacer intercesin: pedir
a los santos y especialmente a la Virgen Santsima para que intercedan por nosotros.
LA ORACIN EN LENGUAS
Uno de los preciosos dones que hemos recibido en la Renovacin carismtica es el
don de lenguas. En el don de lenguas alabamos a Dios. Cuando nosotros no
comprendemos el por qu tenemos que orar, podemos hacer intercesin en lenguas.
Esto lo he experimentado en mi propia familia. Una noche me despert con un gran
peso y con la sensacin de que tena que orar por algo muy importante. No tena idea
por lo que deba orar, pero era tal el peso que senta, que me arrodill al lado de mi
cama y empec a orar en lenguas. Despus de un rato de oracin se me quit ese peso
de encima y me fui a dormir. Al da siguiente me enter que, a la misma hora en que
yo sent eso, mi familia haba tenido un accidente terrible de trfico y el polica que
lo vio dijo: fue un milagro que no se mataran. Dios me llam para interceder por mi
familia cuando no tena idea de lo que pasaba, y fue el momento en que yo interced
con el don de lenguas.
LA MISA Y EL NOMBRE DE JESS
En la intercesin usad el nombre de Jess. Pedid que la sangre de Jess cubra a las
personas en vuestra oracin. Y claro, durante la Misa, es el momento de entrar en la
gran intercesin de Jess. Esto es lo ms importante. Cuando miramos a nuestro
alrededor, podemos levantar nuestras manos. Cuando vemos que los problemas son
tan grandes, levantamos las manos. Dios nos dice: no levantis las manos con
desesperacin. Haced como Abraham, como Moiss, como Ester, como Mara y
Jess, levantad vuestras manos en intercesin y Dios oir y responder a vuestra
oracin. Amn. .
("Nuevo Pentecosts, n 37)
SANACIN INTERGENERACIONAL
La sanacin intergeneracional para el cristiano, es una oportunidad de reconocer y
llevar la sanacin a cosas que influyen en la familia. desde el pasado, con
repercusiones para el futuro.
La sanacin intergeneracional nos sugiere la posibilidad de que actos negativos de
nuestros antepasados puedan introducirse, de alguna forma en nuestra "sangre" y
paguen por ello las generaciones futuras.
Transformar la conexin con estas races problemticas, es lo que se trata en esta
sanacin intergeneracional.
Este material es para cristianos maduros en el ministerio de sanacin.
Cada vez se va reconociendo ms que no solo se heredan los rasgos fsicos, sino que
tambin hay que incluir los rasgos psicolgicos.
Cuntas veces omos que el mal genio o la cabezonera son un rasgo familiar?
Por ejemplo, si yo estoy siempre enfadado, mi padre tambin, y mi abuelo tambin,
ese defecto comenzara en algn momento.
Igualmente la ira, es un origen de desamor no sanado.
xodo 20,6: "Y tengo misericordia por mil generaciones con los que me aman y
guardan mis mandamientos"Salmo 112,1,2: "Dichoso el hombre que teme a Yavh que en sus mandamientos
mucho se complace! Fuerte ser en la tierra su estirpe, bendita la raza de los hombres
rectos.".
EL INCONSCIENTE.
Definicin: En psicologa el inconsciente se defina, como: "y......todos los
determinantes del comportamiento del individuo que no sean de acceso directo a su
mente consciente." ENSEANZA DEL PSIQUIATRA SUIZO CAR YUNG (18751961)
Carl Yung se distingui por su investigacin del inconsciente y cre los trminos del
inconsciente "personal" y "colectivo".
El inconsciente "personal" est hecho de acontecimientos olvidados y recuerdos
desgraciados y reprimidos desde hace mucho tiempo, y el inconsciente "colectivo"
est formado por experiencias raciales.
Yung mantena la conviccin de que la gente tena formas profundas e inconscientes
para responder ante los hechos que ocurran en sus vidas
De ello podemos sacar las conclusiones;
1) Lo que ocurre con una persona en esta vida, y cmo responde ante los
acontecimientos de la vida, afectar a futuras generaciones.
2) Igualmente afectar todo lo que se va acumulando en nuestros inconsciente
"personal" a travs de experiencias personales de nuestros antepasados en las
distintas generaciones de la raza humana.
Por ejemplo si una mujer tiene un conflicto y no lo resuelve, entonces probablemente
pasar a sus hijos, quienes a su vez pueden pasarlo a los suyos.
Desde una perspectiva psicolgica se puede ver que hace falta un proceso de
sanacin que reparar y restablecer la raz que ha sido la causa de los daos a
generaciones anteriores.
Hay una buena cita de la escritura en este contexto que es el Salmo 103."Bendice a
Yavh alma ma, del fondo de mi ser, su santo nombre"
Lo que est en el fondo de mi ser no slo lo que ha ocurrido en m personalmente,
sino lo que ha ocurrido en mi Familia., a travs de las generaciones.
Cualquier cosa dentro de m que se niega a bendecir, necesita perdn, sanacin, u
oracin de liberacin.
Conclusin: Nosotros edificamos sobre cimiento, que es Jesucristo. Aadimos
SANACIN
"Recorri Jess toda Galilea enseando, proclamando la Buena Nueva del Reino,
curando toda dolencia y enfermedad en el pueblo." Jesuscristo ayer, hoy y siempre. No se
ha agotado su poder sanador.
Adn y Eva tambin fueron creados libres y a sabiendas de lo que hacan, despus de
haber recibido hermosos dones de Dios, tuvieron ms confianza en Satans que en
Dios y cometieron el primer pecado de desobediencia. Y sus descendientes siguieron
pecando y "por el pecado entr la muerte en el mundo" (Romanos 5:12) y con el
pecado entraron todos los males fsicos y espirituales que nos hacen sufrir.
Ni Lucifer ni los hombres supieron apreciar el don de la libertad; no supieron emplear
correctamente la libertad. No fue un error de Dios el darnos la libertad. Nos hizo
libres para ser "parecidos a l" (Gnesis 1:26) y poder amar, porque "Dios es amor"
(1 Juan 4:8). ! Sin libertad no puede haber amor; el amor no se puede imponer a la
fuerza.
El hombre, an el ms malo, an lleva en s algo de esa semejanza con Dios que lo
atrae hacia l, muchas veces inconscientemente, y al rechazar a Dios no puede ser
feliz, pero sigue queriendo ser feliz y, al no encontrar la felicidad en el Dios que ha
rechazado, busca la felicidad en falsos sustitutos: dinero, poder, sexo desordenado y
todos los vicios.
Ese afn de felicidad es natural a todos los hombres. Por eso deseamos sanarnos de
los males que nos quieren quitar la felicidad. Es natural tambin que, los que creen en
Dios, busquen en l esa sanacin. Ya la Biblia lo dice: "Yo, el Seor, soy que te sana"
(xodo 15:24).
La sanacin
A menudo buscamos primero sanarnos de los males fsicos y enfermedades, pero hay
tambin males espirituales que causan mayores daos y dolor: problemas
emocionales, afectivos o de la voluntad, problemas en nuestras relaciones con los
dems, obsesiones, tales como miedos, angustias, recuerdos dolorosos, odios, deseos
de venganza, sexo desordenado.
Jess no dud en atender a los enfermos sanando sus dolencias, muchas veces
haciendo milagros, pero sobre todo quera sanar los males del alma que son ms
dainos: quitar el pecado, fortalecer la fe. Por eso, al paraltico de Cafarnan le
perdona primero sus pecados antes de curar su parlisis; a algunos les pide fe antes de
curarlos: " Crees? (Mateo 8:28). Otro le contesta: "Creo, pero aumenta mi fe"
(Mateo 9:24).
El orar por los enfermos es una obra de amor muy agradable al Seor. Muchos tienen
el "don de sanacin", don que da el Espritu Santo (1 Corintios 12:9). Sentir piedad y
compasin por el que sufre puede ser una seal de que tenemos ese don, pero si no
me atrevo a orar no habr sanacin y nuestra compasin quedara estril. Tal vez me
detiene el miedo al "qu dirn" si no sucede nada. Generalmente, el que ora no i sabe
lo que va a hacer el Seor. Podemos rechazar la enfermedad como rechazamos al
demonio, pero no podemos dar rdenes a Dios; hemos de acatar lo que Dios
disponga. De cualquier forma, mi oracin no se pierde, Dios la puede aplicar de otra
manera de la que yo pensaba. Es diferente en el caso de que Dios haga saber al que
ora lo que va a hacer.
Consideraciones para los que oran.
Tal vez en la Renovacin en el Espritu, como en algunas sectas y otras religiones, a
veces falta algo de discernimiento al orar por sanacin. Vamos a ver tres casos:
A. Es posible que el enfermo "busque los milagros del Seor y no busque al Seor de
los milagros". Jess reproch a algunos por I eso: "Ustedes me buscan porque
comieron panes hasta saciarse y no porque hayan entendido las seales milagrosas"
(Juan 6:26). Por eso, antes de orar es conveniente tratar de que el enfermo tenga una
actitud correcta. No siempre se conseguir, pero hay que intentarlo y despus confiar
en el Seor que tiene su tiempo y sus caminos para obrar.
B. No tener en cuenta el valor redentor del sufrimiento. Ningn padre am a su hijo
como Dios Padre am a su Hijo y, sin embargo, le pidi que viniera a la tierra a
salvarnos, sabiendo que le costara hasta su ltima gota de sangre derramada en la
cruz. Si hubiera habido otra manera mejor de salvarnos, la hubiera escogido, pues
para l nada es imposible. Jess acept y nos redimi con su pasin dolorosa.
Pero, adems, "Jess ofrece a los hombres la posibilidad de que, en la forma de Dios
slo conocida, se asocien a este misterio pascual de salvacin" (Vaticano II Gaudium et Spes 225). Mara fue la primera en asociarse a su Hijo en su dolor y por
eso es "Corredentora". Y Jess sigue invitando a algunos a "tomar su cruz y seguirle"
(Mateo 16:24) porque l "sufri por nosotros dejndonos ejemplo para que sigamos
sus huellas" (1 Pedro 2:21) (Ver C.I.C. No.618).
Los hombres pueden entrar libremente en el plan divino no slo por sus acciones y
sus oraciones, sino tambin por sus sufrimientos. Entonces llegan a ser plenamente
"colaboradores de Dios y de su Reino" (1 Corintios 3:9 y Colosenses 4:11) (C.I.C.
307).
A veces encontraremos enfermos a quienes Jess ofrece el privilegio de asociarse a l
en su obra redentora. Los reconoceremos por la paz que brota de ellos al aceptar y
unir su dolor al de Cristo. Podemos orar por ellos, pero diciendo en alguna forma que
"damos gracias a Dios por aceptar el dolor de... unido a los de Cristo y Mara"
"pedimos fortaleza para sobrellevar sus sufrimientos" y "pedimos su curacin o
liberacin cuando sea la voluntad divina".
Como ejemplo: A Patricia Devlin, ciega de nacimiento, que ha recibido la gracia de
hablar con sus ngeles, el Seor le pide a veces que "si quiere" acepte un sufrimiento
por un alma en peligro de condenarse. Cuando ella acepta, recibe un dolor intenso en
alguna parte de su cuerpo, a veces tambin siente una gran angustia. Generalmente
dura unas horas y todo se va como vino sin dejar consecuencias. Su ngel custodio le
dice a veces que esa alma se salv, pero hay algunas que no aceptan la gracia y se
condenan. Ella tiene un Master en Psicologa de la Universidad St. Paul Minnesota y
trabaja en Lubbock, Texas, como , consejera matrimonial. Ha sufrido mucho y ha
tenido muchas experiencias sobrenaturales que por obediencia narra en su libro "The
Light of Love" (1995-1998 Queenship Publishing, P.O.Box 42028, Santa Brbara,
CA 93140 2028. Est traducido al espaol; misma direccin).
C. Las enfermedades corporales se ven y su curacin puede ser comprobada ms
fcilmente. Las enfermedades del alma se ocultan muchas veces y son ms dainas. A
veces pueden ser obstculo para llevar una vida cristiana. Diremos algo sobre algunas
realidad de que somos pecadores. As como cuando la luz entra en una habitacin
comienza a mostramos toda la suciedad que hay en ella, vemos el polvo en el rayo de
luz y empiezan a aparecer las manchas y las cosas feas, este es un beneficio. Cuando
uno est en la habitacin oscura cree que no hay nada sucio, nada podrido, nada
malo. Si el Espritu del Seor va proyectando su luz sobre nuestra alma, en nuestro
corazn, en nuestro interior, y nos va mostrando lo malo que hay en nosotros, nos
concede un gran favor porque ese es ya un comienzo de sanacin interior. Y no
hagamos el mal tan grande a los dems de dejarlos tranquilos en una vida de vicio,
dicindoles que "eso no tiene ninguna importancia, que eso es propio de la poca".
No se trata de formar personas escrupulosas, pero se trata de formar cristianos. El
cristiano tiene que ser el gran inconforme frente al pecado y el cristiano nunca se
puede sentir tranquilo cuando ha cometido la falta. El cristiano siempre tiene que
buscar el perdn del Seor, la purificacin de Cristo. El grito del cristiano es el que
pronuncia en la Eucarista: "Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten
piedad de m. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, dame tu paz". Y esta
paz que nos comunica Cristo cuando perdona nuestros pecados es la que nos va
sanando progresivamente.
Pero no podemos disfrutar de la paz del Seor mientras no rompamos definitivamente
con el pecado. Me convenzo cada da ms de que esta Renovacin espiritual, que es
ms seria de lo que nos imaginamos, encuentra resistencia en muchas personas por
las exigencias que impone. Si no pidiera tanto. se recibira y se aceptara muy
fcilmente. pero como la Renovacin es CAMBIO DE VIDA, exige CAMBIO DE
CRITERIOS y CAMBIO DE ACTITUDES, CAMBIO DE MOTIVACIONES POR
TODO LO QUE SEA EVANGLlCO, ES POR TANTO MUY DIFCIL E
INCOMODA MUCHO. El que entra en la Renovacin se complica la vida. S, SE
LA COMPLICA, es verdad. Se la complica porque comienza a descubrir la realidad
del pecado, se la complica porque el Seor empieza a pedirle que "deje esto" y "que
haga aquello". Y el Espritu del Seor es muy exigente. Se complica la vida pastoral,
porque el trabajo aumenta despus. El sacerdote que antes de la Renovacin tena
tiempo para muchas cosas, ahora carece de l para atender debidamente a todas las
personas que buscan en l a Cristo y que demandan especialmente sanacin interior.
No creamos que la Renovacin es una lotera para llevamos a una vida fcil, no, la
vida del cristiano nunca ser fcil. La vida de los cristianos en los Hechos de los
Apstoles no fue fcil. S. Pablo escribir con razn: "Los que son de Cristo
crucifican su cuerpo con sus vicios y sus concupiscencias". El cristiano tiene que ser
siempre un crucificado, tiene que decir tambin con Pablo: "Estoy clavado con Cristo
en la cruz".
El Seor nos haba dicho: "Si alguno quiere venir en pos de M, niguese a s mismo,
tome su cruz todos los das y sgame". Recuperaremos la salud interior en la medida
en que le pidamos al Seor perdn por nuestros pecados. en la medida en que
descubramos con la luz del Espritu todo lo que hay de malo en nosotros y lo
pongamos delante de la Sangre sacerdotal de Cristo para que Ella lo purifique
totalmente. La Sangre de Cristo nos lava de todo pecado. Pero si dejamos esto a un
lado y entramos por otro aspecto de la sanacin interior, estamos fallando por la base.
Por eso, "Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz". La paz de
Cristo, tu paz Seor, la que nadie puede dar sino T. Esa paz tuya, Seor, que como
dice S. Pablo: "supera todo lo que pueden dar los sentidos", esa paz que exige el
arrepentimiento del pecado, esa paz que es fruto precisamente de romper los dolos,
esa paz, Seor, que tanto necesitamos y que es la que va realizando nuestra curacin
interior.
Para fortuna nuestra, contamos con el amor del Seor que nos purifica de todas
nuestras miserias. El profeta Ezequiel tiene esta maravillosa profeca:
"Os rociar con agua pura y quedaris purificados de todas vuestras manchas y de
todos vuestros dolos os purificar y os dar un corazn nuevo. Infundir en vosotros
un espritu nuevo. Quitar de vuestra carne el corazn de piedra y os dar un corazn
de carne. Infundir mi Espritu en vosotros y har que os conduzcis segn mis
preceptos y observis y practiquis mis normas. Habitaris la tierra que Yo di a
vuestros padres, vosotros seris mi pueblo y Yo ser vuestro Dios".
Pero la sanacin interior no se limita al campo del pecado, abarca tambin ese mundo
enfermo que es la consecuencia del pecado. La Psicologa nos ha ido mostrando cada
da ms la realidad de ese mundo interior del subconsciente en donde se han ido
acumulando el odio, el miedo, los resentimientos, los complejos de distinta ndole.
Todo ese mundo del subconsciente que es como un stano en el cual nosotros vamos
arrojando cosas penosas, duras, con el deseo de que desaparezcan, pero que quedan
all con toda su fuerza destructora y que vienen a convertirse en una especie de
volcn que estalla cuando menos lo pensamos. Que aparece en actitudes, en
manifestaciones de conducta y an en enfermedades corporales.
La medicina psicosomtica avanza precisamente en esa lnea. Ha comprobado cmo
muchas de las enfermedades del cuerpo como, por ejemplo, varios tipos de artritis,
muchas lceras, eczemas, asmas, dolores de cabeza a veces incurables, tienen una
causa que se llama ENFERMEDAD INTERIOR: acumulacin de odio, de miedo, de
rechazos..., todo eso que no se puede expresar a veces d otra manera, que se tiene
reprimido, busca su escape afectando al cuerpo porque est enferma la mente, porque
no est sano el corazn.
El trmino bblico "corazn" significa todo el mundo de las emociones y por eso la
medicina no puede calmar ni curar estas enfermedades. Vemos, por ejemplo, cmo la
artritis es incurable. La persona tiene pocas menos agudas, pero la enfermedad
permanece y lo mismo sucede con ciertos asmticos; cuando esta enfermedad es
efecto de una represin interior, estos enfermos tienen sus das mejores, pero el asma
permanece. A qu se debe todo esto? A que una nueva emocin viene a producir una
nueva reaccin y aparece entonces la dolencia que, aparentemente, haba terminado.
A veces, se agravan las enfermedades, por qu? porque el mdico apenas ha atacado
los sntomas, no ha destruido la causa. Solamente cuando sta se quite, desaparecer
el efecto.
Estamos viendo ahora cmo la gente que est buscando y encontrando la sanacin
interior, est hallando tambin, como reflejo y como consecuencia muchas veces la
misma salud corporal, pero lo grave es la repercusin que todo este mundo enfermo
tiene en nuestra conducta: tantas actitudes agresivas, tantas situaciones de descontrol
que uno no quisiera tener y que ha prometido no volver a repetir, todo eso se vuelve a
caricias positivas. o "los toques negativos", unos para bien y otros para mal.
Muchas veces viene un embarazo en el cual la madre por enfermedad, por cansancio,
porque el marido no tiene trabajo, porque es un borracho, por lo que se quiera, est
llevando con disgusto a ese nio. Puede ser una madre cristiana, inclusive. No desea
abortar, pero lo lleva con cansancio, con disgusto, no quiere tener a ese nio. Todo
esto enferma a esta persona. Ese nio no est recibiendo la ternura, el amor, la
acogida del seno materno.
El Seor quiso crear al hombre "a su imagen y semejanza" y por eso determin que la
vida humana empezase con el acto de amor ms grande que puede darse entre el
hombre y la mujer, la unin ntima matrimonial. Es como fruto de la mayor expresin
de amor de dos esposos como tiene comienzo la vida humana en el plan de Dios,
porque lo hizo "a imagen y semejanza suya" y Dios es Amor. Y cuando ese amor
empieza a faltar en la concepcin, en el seno materno, el nio va enfermando, va
adquiriendo traumas que tendrn despus terribles consecuencias.
Muchas veces el trauma se recibe tambin en el momento mismo del nacimiento, es
un parto doloroso, difcil, y despus empieza el nio a mostrar las consecuencias, a
manifestar su enfermedad, porque tampoco a veces en los brazos de la madre no
recibe todo el afecto que necesita, porque fue creado "a imagen y semejanza de Dios"
que es Amor para recibir amor, a fin de poder despus dar amor y en esta etapa l no
puede dar amor, tiene que recibirlo, y muchas veces lo que est recibiendo es rechazo
voluntario o involuntario. No digamos que est pecando esa madre o que est
faltando ese padre, pero esa madre -por ejemplo- pobre, que tiene que ir a trabajar,
que tiene que dejara su nio solo, encerrado en un cuarto o a cargo de una vecina, ese
nio que no est recibiendo el amor de la madre..., ser un enfermo en su interior.
Ella tiene que irse a trabajar, pero las consecuencias para el nio permanecern. Es un
nio que crece sin afecto, sin amor, y ser el agresivo del maana. Crece en un
ambiente donde el padre no tiene cario; puede ser que el padre cumpla, como se
dice, con el deber, que lleve lo necesario, pero no da afecto y' cuando ese nio
despus recuerde a su padre tendr que decir con pena: "Nunca tuvo una caricia para
m, nunca una muestra de amor, nunca me abraz, nicamente escuch de l palabras
duras: haz esto, no hagas aquello, no molestes, vete, djame tranquilo...". Peor an si
ese padre es un borracho, viene entonces la tragedia, el mal trato a la madre que
impacta al nio y el mal trato al nio. No nos extraemos, pues, de' que haya tanta
cosa dolorosa, lo raro es que no haya ms.
Estamos frente a una humanidad enferma porque no ha recibido amor, porque le ha
faltado mucho cario y esto en los primeros aos de la vida, que son los decisivos
para todo hombre. Todo el amor que falte en los primeros aos estallar despus en
odio. Odio es lo que queda en nosotros cuantas veces no recibimos el amor que
necesitamos y que esperamos. Los primeros aos de nuestra existencia influyen
definitivamente en toda nuestra vida. Si hemos acumulado odio en esa poca,
estallar ms tarde. Cundo? No lo sabemos, pero estallar. Tal vez nos
enfermaremos corporalmente o tendremos una conducta enferma, una conducta
enferma que es peor todava que un organismo enfermo.
Y si seguimos con la vida de la persona, encontraremos cmo despus en la escuela
vamos a tener el rechazo muchas veces con determinado profesor, con determinados
compaeros, y el problema crecer. Crecer despus en el Seminario, en el
Noviciado, en la vida de trabajo. El rechazo que hemos ido recibiendo de talo cual
persona se ir acumulando en nosotros como odio. Pero esta visin sera tremenda y
es la que nos presentan los psiclogos, si no tuvisemos ilusin, si no contsemos con
el amor infinito del Seor.
Cuando Jess naci en Beln, encontr un mundo dominado por la violencia, el
resentimiento, la guerra y la esclavitud. Por eso, vino a ofrecerles su paz. Esta palabra
bendita fue el canto de los ngeles en esa noche maravillosa: "Gloria a Dios en las
alturas, paz en la tierra a los hombres de buena voluntad!" A lo largo de su ministerio,
el Salvador prodig este regalo de su paz y san muchos corazones heridos por el
odio.
Un caso maravilloso es la sanacin del odio racial que Jess efecta en el corazn de
la Samaritana. En su tiempo, como ahora, exista el odio racial. Los judos y los
samaritanos no se trataban, nos dice S. Juan en su Evangelio. Este odio racial
impedir que la Samaritana obsequie a Jess el poco de agua que le pide: " Cmo t
siendo judo me pides de beber a m que soy samaritana?" Pero Jess no odiaba a los
samaritanos, los amaba como amaba a sus hermanos los judos. Por eso, no reacciona
con agresividad ni dureza contra esta mujer despectiva, al contrario, ofrece el agua
del Espritu a quien le niega la del pozo. Jess le respondi: "Si conocieras el DON
de Dios y quin es el que te dice 'dame de beber', t le habras pedido a l y l te
habra dado agua viva!". Jess puede decir esto porque interiormente estaba sano. A
lo largo de un dilogo lleno de amor divino, Jess va sanando el odio de esta mujer,
que termina dejando su cntaro a los pies de Jess, mientras corre hasta la ciudad' y
dice a la gente: "Venid a ver un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho". Y
habl con tanto entusiasmo de Jess que muchos samaritanos de aquella ciudad
creyeron en l por las palabras de la mujer. Le rogaron que se quedara con ellos y se
qued all dos das y fueron muchos los que creyeron por sus palabras. Todo esto
porque el amor de Cristo san el odio racial de aquella mujer y de sus compatriotas.
La sanacin del odio que separaba a dos pueblos y que solo pudo ser efectuada por
Jess, est sintetizada admirablemente por S. Pablo en su carta a los Efesios; con
estas palabras:
"Pues Cristo es nuestra paz que hizo de los dos pueblos uno, derribando el muro que
los separaba, la enemistad, anulando en su carne la ley de los mandamientos con sus
preceptos... haciendo la paz y reconciliar con Dios en un solo Cuerpo por medio de la
cruz, dando en S mismo muerte a la enemistad.
Vino a anunciar la paz. Paz a vosotros que estabais lejos y paz a vosotros los que
estaban cerca, pues por l unos y otros tenemos acceso al Padre en un mismo
Espritu".
El mundo actual est destrozado por odios personales, nacionales y raciales y este
odio ha llegado hasta el deporte y las manifestaciones de la cultura. Todos los
esfuerzos de las Naciones Unidas y las Conferencias de paz han sido intiles y lo
sern mientras no las anime el Espritu del Seor. Solamente Jess es capaz de
derribar los muros que separan a los pueblos y de dar muerte alodio con su infinita
paz.
Otro caso conmovedor es el de la sanacin del corazn destrozado de PEDRO. Si
hubo un corazn herido por el dolor fue el de Pedro despus de su triple negacin de
Cristo durante la Pasin. Pedro amaba a Jess sinceramente. No era un farsante
cuando dijo: "Aunque todos se escandalicen de Ti, yo jams me escandalizara". Ni
cuando aadi: "Aunque tenga que morir contigo no te negar". Horas despus y
frente a unas siervas dijo repetidas veces: "No conozco a ese hombre". Empez l a
maldecir y a jurar: "No conozco a ese hombre", pero afortunadamente estaba frente a
Jess que no se arrepiente de amamos y que es la bondad infinita. l estaba listo a
perdonar a su apstol infiel y, ms an, a sanarlo interiormente. "Vuelto el Seor,
mir a Pedro y Pedro se acord de las palabras del Seor cuando le dijo: "Antes de
que el gallo cante, me negars tres veces., y saliendo fuera llor amargamente. Es lo
que nos dice S. Lucas en su Evangelio.
Sanacin interior de Jos, en el A.T.:
"... Al terminar este llanto, Jos dice a sus hermanos: "Yo soy Jos, vive an mi
padre?" Sus hermanos no podan contestarle porque se haban quedado atnitos ante
l. Jos dijo a sus hermanos: "Vamos!, acercaos a m!" Se acercaron y l continu:
"Yo soy vuestro hermano Jos a quien vendisteis a los egipcios. Ahora bien, no os d
enojo el haberme vendido ac, pues para salvar vidas me envi Dios delante de
vosotros, porque con este van ya dos aos de hambre sobre la tierra y an quedan
cinco aos en que no habr arada ni siega. Dios me ha enviado delante de vosotros
para que podis sobrevivir en la tierra y para salvaros la vida mediante una feliz
liberacin. O sea, que no fuisteis vosotros los que me enviasteis ac sino Dios, y l
me ha convertido en padre del Faran, en dueo de toda su casa y amo de todo
Egipto. Subid deprisa donde mi padre y decidle: "As dice tu hijo Jos: Dios me ha
hecho dueo de todo Egipto, baja a m sin demora. Vivirs en el pas y estars cerca
de m t y tus hijos y nietos, tus ovejas y vacadas y todo cuanto tienes. Yo te
sustentar all, pues todava faltan cinco aos de hambre, no sea que quedis en la
miseria t y tu casa y todo lo tuyo". Con vuestros propios ojos estis viendo y
tambin mi hermano Benjamn con los suyos, que es mi boca la que os habla.
Notificad, pues, a mi padre toda mi autoridad en Egipto y todo lo que habis visto, y
enseguida bajad a mi padre ac. (la escena termina de una forma conmovedora). Y
echndose al cuello de su hermano Benjamn llor. Tambin Benjamn lloraba sobre
el cuello de Jos. luego bes a todos sus hermanos, llorando sobre ellos, despus de
lo cual sus hermanos estuvieron conversando con l."
Encontraremos en la vida real nuestra un caso de sanacin interior tan perfecto y
admirable como este que nos ha descrito el sagrado libro del Gnesis, si creemos
firmemente en las palabras que escribe S. Pablo a los Hebreos: "JESUCRISTO ES El
MISMO AYER, HOY Y POR LOS SIGLOS", nos acercaremos con fe y con
confianza a Jess y l sanar tambin ahora, como san por ejemplo a la Samaritana,
el odio que haya acumulado en nosotros.
Podemos emplear un mtodo muy sencillo para conseguir esta curacin interior.
Recorrer nuestra vida con Cristo, detenemos delante de cada recuerdo doloroso y
pedirle con humildad y con confianza que lo sane. En este recorrido iremos
descubriendo el amor que nos falt en un momento o en otro. Con fe en la presencia
de Jess que recorre con nosotros nuestra existencia, nos detendremos para decirle:
"T, Seor, que eres el Amor, T que estabas presente cuando recib esta ofensa,
crala en este momento. Derrama sobre esta herida el blsamo de tu consuelo. Dame,
Seor, el abrazo que se me neg entonces, prodgame la caricia que no me dieron en
aquel momento, dime la palabra bondadosa que no escuch, sana la herida que me
caus aquella frase dura, aquella actitud violenta. Sname, Seor, te lo pido". Si
hacemos esto con fe, el Seor derramar el leo de su paz, de su amor, de su perdn,
sobre cada una de esas heridas. A una herida seguir otra, a una sanacin seguir otra,
puesto que es un proceso el que va realizando el Seor.
Una manera muy fcil de comprobar si se da sanacin o no es esta: si al recordar
despus lo que antes nos causaba odio. dolor. angustia. lo hacemos ahora con paz y
an con alegra. En este caso. la sanacin habr sido total.
Las horas que dediquemos a recorrer nuestra vida con Jess para detenernos delante
de cada recuerdo doloroso y pedirle que lo sane con su amor y con su paz, sern
quiz las ms tiles. Progresivamente, se ir cumpliendo este PROCESO de sanacin
interior y comprobaremos (y tal vez lo otros comprobarn. tambin) cmo nuestro
corazn enfermo va siendo cambiado por un corazn sano, cmo empiezan a
desaparecer las manifestaciones de nuestra enfermedad anterior, cmo van siendo
reemplazadas por actitudes cristianas, cmo al odio sucede la paz, cmo a la
agresividad sigue la mansedumbre, en una palabra, cmo la accin del Seor que es
Amor se va manifestando en nuestras vidas.
En un da de Retiro espiritual, en un da de silencio en el campo; an en horas de la
noche, podemos dedicamos a hacer este. recorrido con Jess y recibir de l la
curacin que quiere hacer de nuestros corazones rotos, de nuestros corazones
atribulados. Es el Seor y, por lo mismo, es el Amor.
Ruth Carter ha escrito un libro muy interesante sobre sanacin interior y en l insiste
en la importancia que tiene para el logro de esta sanacin interior emplear la
imaginacin, visualizar la persona de Cristo que acta en cada uno de estos
momentos, para sanamos interiormente. La imaginacin ha sido des prestigiada entre
nosotros. Puede hacemos mal, claro est, pero puede tambin producir grandes
beneficios. Es parte de nuestra persona, tiene una misin muy importante y debemos
utilizarla. Con una imaginacin bien encauzada encontramos la manera de trabajar
positivamente en nuestra sanacin interior. Si cambiamos la escena dolorosa que nos
caus un trauma por otra positiva en la cual Jess se presenta como el Amor, como el
Padre bondadossimo, como el Amigo lleno de fidelidad, veremos cmo se modifica
tambin nuestra situacin interior. Esta imaginacin interior puede avivar nuestra fe,
puede animar tambin nuestra confianza, puede facilitar nuestro acercamiento al
Seor. Nuestra enfermedad interior es el resultado de un largo proceso y, por lo
mismo, la sanacin interior no es obra de un momento, sino el resultado de un largo
proceso. Empleemos este mtodo de sanacin interior y veremos muy pronto sus
magnficos resultados.
Pero tambin podemos acudir al ministerio de sanacin interior. El Concilio nos ha
recordado cmo Jess realiza su salvacin EN la Iglesia y POR la Iglesia. La mayor
parte de la salvacin se nos comunica por medio de otras personas que sirven como
traumatizadas desde su concepcin sin saberlo y sin recibir esta gracia de sanacin!
Son muchos los que son concebidos sin amor, sin ser deseados, y an como fruto ge
la brutalidad o de la violencia. Pobres vidas! A cuntos les quieren hacer abortar, a
cuntos les llegan los malos tratos y los golpes que reciben sus madres cuando estn
embarazadas! Me explico ahora por qu hay tantos que tienen un complejo profundo
de rechazo. Creen que nadie les acepta, que todos lo rechazan".
Das despus, vino a visitarme este sacerdote y me dijo: "Me siento mucho mejor
despus de la oracin que hicimos hace una semana. Por qu no continuamos orando
en esta direccin?". "Con mucho gusto", le dije. "Jess est aqu con nosotros y es
nuestro Salvador total, el Mdico de las almas y de los cuerpos, como le llama la
Iglesia en su liturgia".
Conoc en Bogot a un profesional muy distinguido, dueo de una gran cultura y de
mucho dinero. Todo lo que le rodeaba anunciaba felicidad, una esposa buena y
delicada llena de amor, unos hijos que sobresalen por su dinamismo y capacidades,
una salud corporal excelente para sus 38 aos y un porvenir muy prometedor. Pero
era un hombre angustiado, dominado por el miedo, y varias veces se ha sentido
profundamente deprimido. Qu le pasa? El especialista le ha dicho que no encuentra
la causa. Ha buscado alivio en la medicina ven la oracin, cree mucho en ella y
adems da a los pobres de acuerdo con sus posibilidades. Un da me busc y me dijo:
"Vengo porque no encuentro solucin humana. Vengo para que oremos por mi
sanacin interior". Nos unimos en oracin para pedir al Espritu Santo su luz en este
momento. Cuando la terminamos, le dije que hablramos un poco acerca de sus
relaciones con sus padres. Poco a poco empez a descubrir su posicin frente al
padre, posicin que haba sido de gran respeto y de gran temor porque haba sido una
persona muy inteligente, muy fuerte y exigente. Siempre le toc trabajar con l y esto
dej una huella ms profunda de lo que pudo imaginarse. ."Cundo tuvo usted su
primera depresin que le oblig a ir a la Clnica?", le pregunt. "Despus de la muerte
de mi 'padre. Antes de morir me encarg el cuidado de la hacienda, me recomend
tambin que ayudara a mis hermanos y a todos mis parientes. An ahora me siento
angustiado cuando conozco los problemas que tienen algunos de ellos. Durante
largo rato fue enumerando hechos que mostraban cada vez ms claramente cmo su
vida haba quedado ligada, cada vez ms estrechamente, a la persona autoritaria y
exigente de su padre, del cual se crea an ahora el delegatario y el reemplazo. Le
dije: "Lo que tiene enfermo es la serie de cuerdas que lo ataron a su padre y que slo
pueden ser cortadas por Jess, para que usted se sienta libre con la libertad que da el
Espritu del Seor. Vamos a pedir esta liberacin". Y fuimos rogando al Seor
presente en nosotros que cortase una tras otra todas estas cuerdas, los recuerdos ms
dolorosos en ese campo de la opresin y detenindonos con Jess para que fuese
cortando cada una de esas ligaduras.
Despus de dos horas de oracin, exclam este profesional: "Gracias, Seor, por la
paz que experimento. Gracias porque veo el camino, gracias porque ahora empiezo a
sentirme libre, gracias porque te veo en lugar de mi padre a quien he podido amar
hoy. Antes de despedirme, le dije: "El Seor lo ha liberado, usted ahora se siente ms
cerca de l. Y lo liberar ms con respecto a su padre y a quienes hayan ocupado un
papel parecido como gobierno, oficina de impuestos, etc.". Gloria al Seor.
Toda persona que se siente atada, instintivamente busca liberarse y hace toda clase de
esfuerzos para conseguirlo. Mientras forcejea se vuelve agresiva y si no consigue esta
liberacin, entra en un estado de afliccin que puede convertirse en depresin. Por
eso, la necesidad que tenemos de que el Seor corte las ligaduras emocionales que
nos mantienen exageradamente atados a determinadas personas, slo l puede
hacerlo. Pero no hay que olvidar que la sanacin interior es un proceso y no un
momento. Por eso, este ejercicio de cortar lazos emocionales tiene que repetirse hasta
que la liberacin sea total, entonces descubriremos la riqueza de estas palabras
santas: "Donde est el Espritu del Seor all est la libertad".
Muy claro es tambin este caso de sanacin interior de una religiosa. En mis
encuentros con las almas consagradas he comprobado cmo muchas veces sus
problemas y dificultades en la vida de oracin obedecen a falta de sanacin interior y
no a pruebas del Seor o a otras causas, como ellas o sus directores espirituales
opinan.
Una religiosa muy observante y generosa me plante varias veces su dificultad para
encontrarse feliz con el Seor en la oracin. Buscamos varias causas posibles como:
apego a algo, deficiencia en la salud, ambiente poco propicio, falta de generosidad...
y vimos que ninguna de ellas exista. Varias veces llegamos a la conclusin de una
prueba del Seor que era preciso sobrellevar con paciencia hasta que llegase la hora
de su manifestacin. Pero un da, al hablar con ella, sent la necesidad de indagar por
su niez para ver si apareca alguna causa que explicase, al menos en parte, esta
situacin: cmo fueron sus relaciones con sus padres, le pregunt. Pedimos luces al
Seor y pronto me dijo: "Desde nia me di cuenta del proceder de mi padre en mi
hogar, de su frialdad para conmigo y esta realidad me ha herido mucho. l fue
generoso en la parte econmica, pero no afectivamente." "Se da cuenta, le dije, de
que en su corazn hay un rencor oculto que le ha impedido perdonar a su padre?".
Call y, despus de reflexionar, me dijo: "Ahora lo comprendo". "Vamos a orar para
que Jess empiece a sanar todos los recuerdos dolorosos que usted conserva de su
padre y le de un amor muy grande para perdonarlo, pero de corazn, para que usted
de esa manera experimente amor hacia l. Vamos a orar para que el Seor empiece
hoy un proceso de curacin interior del resentimiento y para que este proceso
contine despus". As lo hicimos durante un rato y al terminar se sinti ms
tranquila y con ms esperanza. Le recomend que durante los das posteriores fuera
pidiendo al Seor la curacin de todos los recuerdos dolorosos que tuviera con su
padre y la de los que guardase reprimidos. Meses ms tarde recib de ella una carta en
la cual me deca lo siguiente: "Demos gracias a Dios Padre que nos ha hecho capaces
de compartir la herencia del pueblo santo en la luz. Demos gracias al Seor por las
maravillas que se ha logrado en mi alma en estos meses. Creo firmemente que puedo
y debo ser alma de Dios, es el Espritu el que me guiar a la meta, mi pobreza es
suma, pero ya no me espanta porque Cristo la ha asumido". Este caso puede
orientamos para descubrir cmo muchas veces las dificultades para experimentar en
la vida consagrada o en la oracin la paternidad amorossima de Dios obedece a un
resentimiento profundo que hemos guardado inconscientemente, quiz, contra
nuestros padres, contra los superiores, contra las personas que influyeron en nuestras
vidas. Y todo lo que hagamos para superar dicha situacin ser intil mientras no
consigamos del Seor la paz interior y un gran amor que nos permita perdonar y amar
otras causas, nos han llevado a crear una imagen personal muy mala. As es imposible
que nos amemos y que miremos el futuro con optimismo.
Los resultados de este auto-rechazo son funestos y llevan a la auto-conmiseracin, la
que pronto desemboca en la depresin. El auto-rechazo aviva el fuego de la rebelin
de nuestros corazones contra todo y contra todos. Esto sucede ms ahora cuando
vivimos en una sociedad cuyo ambiente es la rebelda. Tambin crea un exagerado
inters por las cosas materiales y por el placer como nica compensacin del fracaso
interior que se experimenta. Estas personas nunca saborearn la vida del Espritu ni el
amor de Dios., mientras no se contemplen en l y reciban la gracia de amarse tales
como el Seor las hizo y no descubran con la luz del Espritu sus valores y sus
grandes posibilidades. Slo cuando nos miremos en el rostro de Dios, podremos
cambiar nuestra mala imagen personal por una digna de un hijo de Dios.
Y para adquirir esta sanacin interior que tanto deseamos, tenemos que perdonar a
todas las personas que nos han ofendido: seres queridos, amigos, enemigos... Son
muchos los que han dejado una huella dolorosa en nuestras vidas, pero ellos
requieren perdn. El Seor nos ha ordenado hacerlo. Con su gracia lo conseguiremos
y cuando logremos perdonar de corazn a los enemigos, entonces s nos sentiremos
sanos interiormente y experimentaremos el amor del Seor en nuestras vidas.
Meditemos con frecuencia en estas palabras de Isaas: "Habr gozo y alegra perpetua
por lo que voy a crear. Mirad, voy a transformar a Jerusaln en alegra y a su pueblo
en gozo. Me alegrar de Jerusaln y me gozar de mi pueblo y ya no se oirn en ella
gemidos ni llantos".
GLORIA AL SEOR QUE NOS SANA, GLORIA AL SEOR QUE NOS AMA,
GLORIA AL SENOR QUE NOS ENRIQUECE CON SU PAZ!
Me arrojo en los brazos de mi Amado, con mis temores, angustias y ansiedades. l
me inspira la suficiente confianza para hacerla y me acoge con todo su amor.
"lvame, sname, fortalceme, defindeme, llname de Ti" -le digo- y l me escucha
y atiende con toda bondad. Empieza por llenarme de amor y as hace todo lo dems.
El amor todo lo consigue: sana, purifica, fortalece y defiende.
l nos dice en su Palabra: "Como un nio a quien su madre consuela, as os consolar
Yo... al verlo se alegrar vuestro corazn y vuestros huesos florecern como un
prado. (ls. 66, 13-14)
Durante la maana paso un largo rato ante el Sagrario. El amado quiere que
solamente est all para l. Quiere el regalo de mi presencia enamorada de l. S que
estoy all para l, y esto me basta, porque s que es lo que desea mi Amado. No es
simple presencia, sino presencia enamorada, para complacer con ella al Amado.
(Mons. Uribe Jaramillo)