Platon
Platon
Platon
ERIC A HAVELOCK
,
PREFACIO A PLATON
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h.
"
Coleccin dirigida
por Carlos Piera
y Roberta Quance
S. A ,
1994
Toms Bretn, 55
28045 Madrid
.
,
A mis padres
Prlogo
.
1
se
y.
intercambiables.
La urea que tenemos por delante parece, pues. consistir en documentar
el desarrollo en el griego preplat nico de un vocabulario abstracto
considerado no como adicin a la lengua (aunque t ambin este aspecto
11
lt.
I
habr de tomarse en consideracin), sino como rem odelacin de unos
-- recursos ya existentes.
" Esie empeo, para ser de algn valor. tendr que basarse en cimientos
colocados por otros; y
luego que mis deudas son diversas, p arque
las sntesis aqu expuestas se apoyan en muchos descubrimientos diferentes,
entre los hechos por lo s estudios clsicos en reas que, a primera vista,
parecen no estar relac ionadas. lToda intento de reinterpretar la historia de
la mentalidad griega, para entenderla como una bsqueda de conceptos sin
realizar y de te rm inologa sin inventar, tendr que enfrentarse , con el
formidable obstculo que representan las crnicas tradicionales que de la
En stas se da por
antigedad helenstica y romana nos han
sentado que lo s filsofos griegos primitivos se plantearon problemas
metafsicos desde el primer momento, formulando soluciones que presuponen el dominio de lo abstracto; es decir: que fueron filsofos en el
moderno sent ido de la palabra. En 1879, la publicacin de los Doxographi
Graeci de Diels demostr que tales crnicas estaban tomadas de una
historia de lo s filsofos fsicos, de Teofrasto, que contena partes consagra<l.s a la met afsica y que se ha perdido; no obstante, la obra de Diels
no suposo merma algun a en el prestigio de las crnicas antiguas , como
puede comprobarse con toda facilidad echando un vistazo a libros como la
Early Greek Philosophy de Burnet. A fin de cuentas, qu mejor autoridad
que la obra de Teofrasto, discpulo y sucesor de Aristteles, fundador,
con otros varios, de la historia de las ideas? Lo s descubrimientos de
Cherniss (1935) sirvieron para asentar la conclusin de que "las interpretaciones metafsicas de los pensadores preplatnicos, tal como se recogen en
la obra de Aristteles, estn en gran parte adaptadas a los problemas e
incluso a la metodologa del sistema aristotlico. Pero an tuv.o que venir
McDiarmid en 1953 a sealarnos que la exposicin que hace Teofrasto de
los Primeros Principios -y que apuntala toda la t radicin posterior-e parece est ar basada en un cotejo de Jos datos recog idos por el propio
Aris tteles, con lo que en mo do alguno puede atriburseles m ayor
autoridad que a estos ltimos . De pronto, una mu y elaborada est ructura,
que vena gozando de gran prestigio en los estudios mo dernos - al menos
desde la primera edicin de la magistral historia de la filosofa antigua de
Zeller- , se des morona y se hace pedazos. Si la doxograffa se apoya en
Teofrasto, y ste es mero reflejo de las opiniones histricas de Aristteles
(que sitan el pensamiento griego primitivo en un contexto de problemas
muy aristotlicos, pero nada presocrt icos), resulta que la t radicin no
puede ser histrica. Esta conclusin sigue antojndoseles inadmisible a
muchos estudiosos, pero no parece haber modo de evitarla. La.familiaridad
en mo do alguno garantiza la fidelidad .
..
La tarea siguiente estribara en elaborar una nueva exposicin de las
posturas metaf sicas de los pensadores griegos primit ivos. Ya ver el lector
cmo, a la luz de los hallazgo s arriba aludidos, me ha sido posible ir un
12
"
fut uros. Esta, sucintamente expresada, era la nueva nocin que empezaba
a ofrec rseme. Estoy convencido , no obstante, de que tampoco en ese
punto me habra atrevido a asumir la responsabilidad de extraer semejantes
conclusiones de la obra de Perry, de no haber sido por el proft ico
artculo publicado po r N ilsson en 1905, donde se especulaba con la
posibilidad de que los primitivos t extos milesios fueran de carct er oral. A
estos indicadores he ido ajusranto los pasos de mi investigacin.
Lo que cn este libro se pone por delante -el ataque de Platn contra
la tradicin potica griega- es precisamente lo ltimo que me fue dado
aprehenderj Entre t anto, de otros mbit os han ido llegando refuerzo s, en
apoyo de una reco nside raci n de la historia de la llamada 'filosofa'
p rimitiva o arcaica; sobre t odo, con la aparicin de varios estudios sobre
la utilizacin del vocabulario primitivo. Un artculo de Burnet, T he
Socratic Doctrine of t he Soul [el,a doctrina socrtica del almas] .abri
nuevos caminos al demost rar que una nocin generalment e tomada por
fund amental para toda clase de actividad especulat iva probablemente haba
sido inventada en la segunda mirad del siglo quinto. La mo nografa de
Sten zel sobre Scrates, que apareci en 1927 en Pauly-Wissowa, abund
en este mismo p unto de vista , proponiendo la t esis general de que el
socrat ismo fue, en lo esencial, un experimento por el que se pretenda
fortalecer el lenguaje, acompaado por el descubrimiento de que el
lenguaje po see podcrcsi . sej-mplea '-:9}1 ejicacia, tan to para definir como
l;ontrolar
accin. Los- estud ios de Snell"y' vo Ft7.- llamaron la que la terminologa que en Platn y Aristt eles
pretende definir con precisin las diversas operaciones de la consciencia,
en categoras. que normalmente dam os por supuestas, tuvo de hecho que
atravesar un considerable periodo de desarrollo antes de alcanzar semejante
grado de precisin.
C abe suponer .9.l:Ie la idea no se posee mientras no aparece la palabra a
ella ajustada; y li palabra, para ajusta rse, ha de emplearse en el contexto
adecuado. No escasean los sntomas de que nuestros estudios se estn
acercando al mismo planteamiento gentic ohisr rico ya vigente en otras
reas de la t erminologa y de las ideas; as ocurre, por ejemplo, en el
intento de asimilar las nociones griegas del t iempo en su forma originaria.
N o hay ms remedio que recon ocer aqu el est mulo general que para
estos estudios de mbito clsico han supuesto otras disciplinas, especialmente
la antropologa comparat iva y la psicologa analt ica. Los historiadores del
pensamiento griego arcaico no estn obligados a acept ar todas las teoras
de Levy-Bruhl para reconocer la deuda que con l tienen contrada. Si en
el racionali smo griego primitivo se siguen apreciando la persistencia del
simbo lismo religioso y del tab ritual, si los mundos de H omero y de
Plat n pueden entenderse en t rmino s de contraste entre la cult ura de la
vergenza y la cultura de la culpabilidad, cabe afirmar qu e t ales tesis, lejos
de poner en peligro el propsito de mi libro, ms bien le prestan cieno
para _
14
la
Cambridge, Mass.
Ab,iI 1962
1',
15
NOTAS
"
16
PRIMERA PARTE
CAI'(TULO
Platn y la poesa
i
19
20
..
//
21
.,
__ un gran poeta, dueo de un estilo que, cuando quera, saba dejar-de lado
las abstracciones, para invocar todos los recursos de la imaginacin, ya por
el retrat o en vivo, ya por el mito simblico? Cmo admitir que un
prosista un sensible pudiera ser no ya indiferente. sino hostil. a la
disposicin rtmica y a la imaginera verbal que const ituyen los secret o s
del estilo potico? Sus palabras t ienen que proceder de la irona, o de
algn _arrehato .de .vanidad.- N;-es po-sible-que hablase en seno. El a taque
cont ra la poesa puede y debe expl icarse, reducindolo a sus verdaderas
proporciones, hacindolo lo suficientemente inocuo como para que encaje
en nuestro concepto del plaronismo u.
Tales la linea argumental, al menos en el subconsciente; y en ella se
refleja una idea preconcebida propia de la modernidad: de vez en cuando
hay que evit ar que sobre Platn recaigan las consecuencias de sus propias
palabras, para que su filosofa no desentone con nuestro paladar modern o.
Este mtodo podra denominarse reductivo -tipo de interpretacin
igualmente aplicable a det erminadas facetas de la poltica, la psicologa y la
tica 'Platnicas- y consiste en ir podando las elevadas arboledas platnicas
hasta reducirlas a un-tamao que encaje en nuestro jardn panicular.
poda se ha operado a mansalva en esta seccin de La "pb/ica que
estamos considerando. A tal p ropsit o se ha utilizado determinado
utillaje, aplicndolo a diferentes partes del argumento. En lneas generales,
Platn se acomoda al gusto moderno argumentando que el programa de
La
es _u tpico y_que_la _cxclusin de la poesa slo rige en
condiciones ideales, que nunca hallarn cumpliiniento en ninguna sociedad
terrena previsible. Aunque as fuera, an cabra preguntarse P:2r_quL
raz n ha de ser precisamente la Musa quien quede excluida de Utopa. De
hecho, sin emba rgo, esta fuga de la argumentacin plat nica se basa, como
ya he dicho, en el supuesto de que el libro (llamado) La repblica se ocupa
de asuntos polticos. Acaso no lleva etiqueta la botella? La lleva, sin
duda, pero no conviene pasar por alto que su contenido, una vez catado,
deja un regusto a teora de 1:1 enseanza, no de la poltica. Las reformas
a emp render se consideran de urgencia en tiempo prese nte, y no son en
modo alguno utpicas. La poesa no es objeto de acusacin poltica,2.iyo._
intelect ual, y, consiguientemente, la consti tucin queha de protegerse de
su influencia se define, en dos ocasiones, con las palabras propia repblica
(de cada uno }.14.
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Cf. injra,
nota 37.
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fJ- 1p.1jul v XaI; ,nmc{).1jv IXt" ro d rall<xxnnx y .
11 605d J -4.
11 Lo que podramos deno min ar ctedra- en lo t oc ante a Plat n {Zeller, Ncttleship,
<)
Wilamowitz, Shorey, entre otros). ante lo que de sorprendente o indigest ible hay en la
primera mitad del libro x , ha seguido insistie ndo en qu e al pan, pan, y al vino, vino. As,
por ejemplo, Net rleship, sin permi tirse reducir el objet ivo de Platn, lo identifica como
' literatura imaginaria' (pp. 349, 351), cita ndo la novela victoriana de sus tiempo s como
paralelo. O tros, sin dejar de to rnarse muy en serio los objetivos, recurren al ingenio. As,
Perguson ([ntrod., p. 21) propone que la crtica esttica de La repblica es casi con toda
seguridad una herencia que Platn recibe de Scrates, apoyando la hiptesis en b.
imposible descripcin de un Scrates capaz de ir tras los libros como UD borrico tras la
earuhoria... Segn Priedlaender, por ot ra parte, el poeta mimt ico del libro X ha de
equipararse con el autor de los propios dilogos de Platn; cf. rambin Lcdge, pp. 173-74,
quien no obstante trata de realzar los dilogos a escala metafsica. al contrario de
Friedlaender, que los rebaja (si lo he ente ndido bien). (No obs tante. en Las /.ryn 811c
vienen recomendados los dilogos como tipo de composicin que debera f U$lituir a la
poesa]. Tales explicaciones tienen al menos el mrito de entender que Platn esd.
hablando en serio. La va opcional, junto con los especi alistas que la defienden, se revisa
m..s adelante, en la nora 37 al capt ulo segundo. No cabe sorprenderse de que con todo
ello aumente la ten tacin de entender la cuestin en t rminos de ambigedad (cf. Atkins,
pp. 47-50, que se manifiesta, al mismo tiempo, predispuesto y ret icente a tomar ..al p ie de
la lena - las palabras de Platn).
u G recue, pp. 55-6 (quien, no obst an te, se niega a tergiversar el senti do directo del
libro X, considerado en s mismo: ..En este punto est claro su propsito de hacer a la
poesa t anto dao como le sea posible..) y Grabe, p. 203: ..Q uedan todos excluidos del
Estado ideal. Pero se t rata , repito, del Estado ideal-).
Supra; nota 4.
15 Cornford, pg. 322 ..El objeto principal del ataque... es lo que por aquel entonces
sostenan los sofistas... que H omero, en panicular, y tambin, en menor grado, todos los
trgicos, eran nuestros en todo conocimiento tcnico... cr. ibid. p. l B , nota 2. Ferguson
(notas a 598d4 y 606e1) adjudic a a Antstenes el papel de brallvnx ' Ofu jpOlJ.
11> 5987c7 y d8, 606el , 607d6 T"oi.; trp Otrri u /;
17 599d> ff.
6OOc6 ff.
l ' Webs ter. - Ok. Tbeories- pp. 166-7; a quien sigue Comord, pp. 324 Y 335. nota 1.
l'
20
600d6.
II
602b8-10.
JO
-,
II Con 603c4
"p{t U; .. . d
d'l6pw1Clv6JV rrp" rJuiT6J'I ...
n 603e} ff. remite (i ).iyolv) al libro 2, 387d ff, y especialmente a 388M f.
N En 600d6, Plat n emplea 5afC!J3erv para describir tanto la actividad de H omero
co mo la de H esodo.
2S 595a5; d . infra, n. 29.
"
lf, 39200 TdI d
A.rw", !ri PI :xiTcu piA O{" ro 3i ).i{t:ruc; . ruT a r oiJTo rnt.t r noll.
377b5 fC.
'
!J 39M 2 ff.
rJ 595<1.1, donde r o p 7)8rq..!J ;r2p:z3ixcu6a:1
(se. rijt;
<rt) '' !P7JTIX> parece u pres.ane como si fuera el principio ya defendido en el libro 1lI. Esta fraseologa
tr
plat nica ha suscitado dos problemas interpretati vo s distintos: (i) El libro 11I no proscribe
toda la poesa mimtica. Cmo explicar la aparante co ntradiccin entre 111 y X? (Esto
ltimo ha llevado a ded ucir que el li@o X es una ocurrc m;:ia_dLltima....h2r2. y que la
conexin carece de import ancia; d. infra, nota 46TTu) Segn se va exponiendo la
argumentacin del libro X, ms claro resulta que por mimesis hay que entender toda clase
de poesa, y no slo una p:.rt e de ella (lo cual nieg:. Collingwood , aunque pan ello tenga
que maltratar el u no de Platn, como seala Rosen, pp. 139-40). {'Cmo, pues, explicar
la segunda co nt radicci n :.parente dent ro del propio libro )G La solucin, comn a ambos
problemas, estriba en el hecho de que Platn ve b poes a desde un punto de vista controlado por su p rograma docente (infra, p. J6). En el nivel de [a elite no ha y sitio pan la
poesa, y s lo haba en cambio en el nivel escolar. As, pues, la frase empleada en 595a2
p j.l),). ov pO,'J:j ';xit;OfJ.E:v njv r 6,l,v se refiere al plan de estudio del libro VII,
y es peciaJmente a VII. 521b13 ff, donde la gimn stica y la msica quedan ambas
descartadas, por no ser idneas para este plan de estudios - la msica no alcanza a
proporcionar
(522a5)-; y a rengln seguido aade Platn:
8i: 1r:pO{
r OlOijro... 1"1 yo..., 0[0'" (Jr) ,,:;... l;7jTe';, 0U'b
i ... vTjj. Es precisamente 1:. fundamental
ausencia de mathcma enIa ' msica' lo que se expone por entero en el libro X. Pero en el
nivel universitario Platn tiene que tener en cuenca el papel a desempear por sus propios
dilogos, especialmente La rqnblicll.. Siguen consti tuyendo una opcin decente vlida
frente a la 'msica.'? Son O no son una forma de poit'si5? Lo son, desde luego (sobre la
p oiesiI, captul o segundo, nota 37; Friedlaendcr parece haber captado este hecho, pero no
la distincin implcit a entre el d ilog o en prosa y la poesa; cf. supra, n. 12). Platn, con
su caracterstica despreocupacin terminolgica, est aqu pensando en poitsis, genricamente,
y ya se dispone a de mostrar que una de sus especies -c-concrerameneee [a enseanza poti ca
tradicional- h. de excluirse de [a educacin superior.
JO 601b2 f.; d . 393dS ff.
) 1 Comford, p. 41: ..El problema que Scrates ha de resolver vuelven a plantearlo
Glaucn y Adimanto'"_
sa Cf. infra , capt ulo 12, pp. 220 ff.
)l Infra, captulo 12, notas 13, 20.
l 4 Pero que slo se traen a colacin explcita mente en cone xin con la segunda mitad
del libro x, en 612b2 ff.
lS 362el .367a4.
}I> El af.in de aco modar la. doctrina del libro X a una teora del arte (infra, captulo
segundo, n. 37) t rae consigo la resistencia a reconocer la prioridad que tienen los motivos
educacionales sobre los estticos en la mente de Platn; d . Verde nius, p. 9: - Plat n gusta
de disfrazar sus teoras, vistindolas de celo pedaggico-: p. 19: - Plat n exagera las
deficiencias de la poesa.... por motivos pedag giccs-; y p. 25 -un fatal retomo a la postura
de educador.
) 7 El libro 1 es ciertamente 'politic e', en el sentido de que el desafo de Trasmaco
depende esencialmente de cmo se haya formado su opinin sobre el modo de gobernar y
31
..
sa
Ta les preguntas contie nen en s las respuestas dadas en las tres parbolas, en el plan de
estudios y en los requisitos de edad que ocupan el resto del libro VI y la totalidad del VII.
As, los dos programas educativos quedan organizados de un modo simtrico, dentro de la
exposicin. En t odos los casos se aduce excusa poltica por el procedimiento de presentar
un t ipo humano adecuado para el desempeo de determinadas funciones polticas. A
eonrinuacin se procede a definir psicolgicamente cada tipo (10 cual, en el caso de los
filsofos, requera de cierta elaboracin), y en seguida se analiza el pertinente programa de
formacin.
" 0 . infra, captulo 13, nota s 26-31.
40 537b8-S3ge2.
El proceso de seleccin sigue adelante incluso despus del descenso a las mrpeireia
(53'k5-540a5).
588bl -4.
Priedlaender, p. 92: La educacin de los guardianes (Libro VII) no puede diferir
significativamente de la que reciben los dems estu diantes de la Academia; d . tambin
Grube, p. 240.
El ProtgoTas (347c-348a) se adelant a a La repblica demostrando lo errneo de todo
inte nto que los adultos hagan por tratar con seriedad a los poetas; sus necesidades
ment ales requieren una disciplina dialctica. Las leyes siguen atenindose a dicha premisa,
pero concentrndose en el plan de estudios escolares (<<El arte, en general, se relega a la
educacin de (os jvenes y el esparcimiento de los adultos - G rube, p. 207, donde hay
que leer 'poesa' en vez de 'arte'; d. tambin Gou ld, p. 11 8, quien sugiere que Platn, al
concluir Las leyes, pe ns que el Concejo Nocturno siguiese un plan de estudios casi
idntico al de los guardianes de La replblica). N o hay en ello ningn cambio: la poesa
puede ser tolerada, e ind uso utilizada por el legislador en la enseanza primaria y
secundaria, a pesar de estar excluida de la universidad; Marrou, p. 488.
s Para las condiciones que necesiariamente limitan el empleo de esta palabra, aplicada
a la Academia, vid. C hem iss, pp. 61-70.
32
<16
La lgica oteWnulativa de esta disposicin prescinde del argumento de que ..su ataque
importante en que el esquema educativo de 6-7 sea incompatible con el de 2-4_. pero que
(b) ambas partes representaban, no obstantedos lneas de pensamiento radicalmente
distintas, H ackfort h, sin embargo. localizaba el origen de la diferencia en la meraflsica,
ms que en el deseo de mejorar el sistema docente griego de la poca; pero cf. Havelock,
Why was Scrates T ricd- [. Por qu fue juzgado Scrates, p. 104.}.
33
C APTULO
II
La mimesis
35
36
37
se
!t
r o especie ae "')
38
------
---_.-
>
-- --
39
De mod o
ahora, es el act o t otal . de .Ia.cepresent acin
potica,
solament e al estilo dramtico . En qu se basaba
Platn para emplear la misma palabra, primero en su sentido ms
restringido, luego en el ms amplio? Y, repito, cmo exp licar, dentro de
este sentido ms amplio, la fundamental host ilidad filo sfica hacia la
experiencia po tica por ser ta l?
En su diseccin de la expresin po tica , Platn ta mbin intenta definir
la
de la consciencia a que dicha expresin apelan, y a la cual, por
consigu ient e, 'est n diri gidos el lenguaje potico y el ritmo . Tr rase del
rea de lo no racional, de las emociones patolgicas, de los sentimientos
ae semre-nados y- fluct uantes que expe rimentamo s sin pensarlos nunca. Si _
incu rrimos en ellos, podemos llegar a debilitar e incluso destruir nuestra
-capacidad racional, en la cual radica toda esperanza de salvacin personal
y, desde luego , de certeza cientfica" . Mimesis acaba de aplicarse al
contenido de la expresin poetizada. Pero, al considerar el atractiv o que
dicho tipo de expresin t iene para nue st ra consciencia, Platn se ve
llevado a retrata r lapat olog a del pblico asiste nte a una funcin po tica;
y mimesis vuelve a adop ta r uno de los significados que te na en el libro
Hl . Ahora es el nombre de esa iden t ificacin pers onal activa po r razn de
pblico
compenet ra con la int erpret acin>. Es el nombre de
la
nuestro sometimient o al embrujo . Ya no describe la imperfecta visin del
artista - sea sta cual sea-c-, sino la identificacin del pblico con ta l .
Jo
visin .
Como ya hemos dicho, el libro II I nos ha preparado de antemano para
esta acepcin de mimesis; si Platn no empleara la palabr a ms que en ta l
sentido , o principalmente en ta l sentido , nuestras dificultades se veran
reducidas en mucho. La ..imitacin, entendida como forma de compenetracin , es un concepto comprensible. Aun teniendo en cuenta la posibilidad
de que el buen act or infunda nueva vida a su papel, lo cieno es qu e, en
,;,,.-l general; la interpretacin se percibe f.cilmente como un act o imitati vo.
. (
Fruncimo s el entrecejo, en cambio -o debe ramos fruncirio-, ante la
\. nueva aplicacin de la palab ra mimesis, llevndola a abarcar la compenetralas
cin . del pblico con. un acto - interpreta ti vo. En est e contexto,
descripciones de Platn hay un cierto deje de psicologa de las masas. Lo
que no s dice no nos hace pensar en el ta lante y actitud de quienes hoy en
da asisten a una. fun cin teatral; pero menos an en el tipo de at encin
que un discpulo po ne en clase,"De hecho, no podemos dejar de percibir
en los griegos un curioso sentiment alismo , ajeno a nue stra experiencia. Lo
cual forma parte del considerable rompecabezas que nos hemos propuest o
resolver. Pero , teniendo en cuenta la sensibilidad actual y los valores a que
respo nde, nada ms difcil de digerir que el ret ratcdeIa mime sis que nos
brinda Plat n.al. aplicar la palabra al propio contenido de la
potica, al genio de la experiencia poetizada. Cmo diablos se le ocurre
por el rasero de la ciencia, la filosofa, las
juzgar la poesta;' mr
se
40
41
-----.,
.q
l:
42
modo de concebir la poesa que. en efecto. ni siqu iera da lugar a Plant earl
t al como nosotros la entendemo s. N i por un..jn c ment c .se tiene en cuenta
la posibilidad de que la poesa_sea un arte _somet ido a.sus propias reglas, _
y no una fuente de informacin ni un sistema de adoct rina miento.
Es una po stura para nosotros sorprendent sima; pero, una vez aceptada.
provee de coartada lgica a Platn para aplicar la crtica ' filo sfica a la
poesa. ponindola a t al efeeto en relacin con la T eora de las Formas . La
Teora es epistemolgi ca: t rata de definir el carcter del conocimiento que
nosot ros denominaramos universal, exact o y final. A este respecto puede
basta rnos el ejemplo de la ciencia matemtica. La ciencia aplicada no es
ajena a este tipo terico de conocimiento. Por el contrario, se sirve de l,
empleando las Formas nicas y exactas como m od elos a copi ar en
productos materiales existentes. Las cama s, en plural, son copias que el
carpintero ejecuta a part ir de la nica Forma de cama . El poeta, en
camb io, se refiere en su poesa a las camas, pero sin saber nada de ellas, sin
t ratar de manufacturarlas. La acu sacin puede aplicarse a H omero si ste
nos propone su obra como manual para la buena fabri cacin de cam as y
dems productos. En t al caso, se t rata de un psimo manual, afirma
Plat n. N o est comp uesto p or la clase de hombre que comprende
t cnicamente las camas, los barcos o los caballos , ni ninguna otra cosa.
Por el contrario : lo que hace el poeta es pintar ret ra tos con palab ras,
d.escribiendo . ti
de las
situaci(:mes
su
era no se aplica smo a la crcacron de ilu siones, mediante rmagenes verbales
y rtmicas, sin que en ellas pueda encontrarse ninguna indicacin concreta
de cmo manufacturar un a cama.:
Esta es la ..imitacin en segundo grado-u a que Plat n relega al poeta
en la parte ms fundamental de su crtica del libro X. Este empleo de la
mimesis indica esencialmente que las expresiones del poeta resultan
majaderas, puros engaos, cuando se confrontan con la exac t itud y
fidelidad mecnicas del carpinrero w; y el trmi no se aplica a todo el
contenido bsico de la expresin potica en cuanto tal, y no slo al teatro.
Tal es la ltima y definitiva metamorfosis que la mimesis experimenta
a man o s de Platn. Se trata, en verdad, de una palabra prot eica. Pero
detr s del rompecabezas de su aplicacin en el sent ido de ilusi onismo
pot ico total, est el segundo rompecabezas , el que dio sent ido al
primero. Se trat a, repit o , del para nosotros sorprendentisimo presupuesto
de que [a poesiaren su concepcin original, t ena por objeto la elaboracin
de una especie de encicloped ia social. Si en tal estribaba su p ropsito, es
evidente que en t iempos de Platn no est aba cumplindolo satisfactoriamente. Era imposible que desempeara semejante tarea segn lo s criterios
est ablecidos por-__Plat n para la Academia . El marchamo de su prop io
siste ma de ense anza podra venir representado por la palabra griega
episteme, uno de cuyos posibles equivalentes es nu estra palabra 'ciencia' . El
graduado de la academia plat nica pasaba por un riguroso aprendizaje en
r
j
43
.----
-;
44
NOTAS
Varias interpretaciones recientes del t rmino se analizan ms adelante, n. 37; de sus
historia previa nos ocupamos en el captulo 3, n, 22.
2 392clS.
, 392cl2 (C'C r.O fwOo}.6r6JV if ;rOIl; r w v M p:Tat.
4 3941'1 n repov
r.,uiv
d"al -:-OU{ 1'),ClX311; 7} 01I.
1
sa
lx 'M
;" .
1: 397al -398b5.
11 397c5.
u 3982 1-2.
\) Captulo l. nota 19.
Supra, n. 4.
394c3 ff.; d . 395c2.
16 395c1.
17 395c3 H.
15
<
18394e3.
., 395dl -3.
2t J96c5 ,u rplOt; ivf,p.
21 Intra, n. 37.
u 396hlO.
1) 397d4-S, donde sin embargo he parafraseado ray roa
p p.rr1v ixp:aoy para
expresar la conclusin de que la calidad del agente expresa aq u la calidad de la
interpretaci n. {Pabn/ Fz. Galiano dan la imiucin pura de lo bueno...]
capt ulo 1, n. 29.
25 595a6
...
Z6 595c7
}.K lxo; dv .lo,
r sror '
En esta pregunta no parece
tenerse en cuenta el argumento (infra n. 37) de q ue hay dos clases de mime sis profesional
[i.e. artstica), aunque el libro X slo t rate de una de ellas.
27 596a5 ix rifr; d wl:Jvx.; u: 88ov.
:!ll El hecho de que aqu se incluya el rwrpi,?or; (primero en 596e6) co mo fJ-'fl.1JTl'i:;
(597e2) parece hacer buena la consecuencia de que Plat n esta proponiendo una T eoria
del arte.. [infra n. 37). As, por ejemplo, Verdenius, p. 15: ded ara expresamente q ue la
poesa y la pintura son de nat urileu similar ." de modo q ue sus Caractersticas, luna cierto
punto, son reciprocamenre aplicables... Pero la presencia del pintor en este co ntexto se
de be a razo nes puramen te ad boc. El pintor es un supuesto 8rfJ-lOvpyr; (596e6) cuyo
mtod o es inferior al del ..verdadero demi urgc-, es decir el x.l. ,yo!ro6r; o 1'i xTwv(597b9).
Ambos u.bajan con las "!.aJ!.0s (el. Xf;? oriXV1'X 596c5, 597a6), Esto permite a Platn
est ablecer una jerarqua de produccin en o rden descendente (d, Rosen, p. 142), esto es,
u'a,erarquJaJc ..prod uctores.. (':':'Of1jTac 596d4). Lo cual , por otra parte, le permite incluir
verbalmente en dicho orden al poietee por excelencia, es decir al poeea- . La necesidad de
esta blecer este o rden tambin explica la sugerencia, por otra parte extrao rdinaria, de que
el .. dios.. ha de ser el prod ucto r- de la Forma. Pero el objetivo fina l sigue sin ser el
(en nue st ro sentido); es exclusivamente el prod uct o r de palabras, es decir el
- poera, (597b6). Este es: (i) imitador indisc riminado de los objetos fsico s, como en un
t al co mo
reflejo (5% b 12 ff.; con ello parece dars e por supuesta la doct rina de la
45
se recoge en.la seccin sobre 1:1. Linea, al final del libro VI; d. Nerrleship , p. .H7, Y Patee,
p. lOO); Y (in imitador que dist orsiona y que por cons iguiente no es digno de confianza
(598a7 ff., 502c7 ff .); esto lt imo da por supuesta la doct rina de 1:1. 7l"AiY7] del libr o V (con
602c12 d . 479d9, y, ms adelante, captulo 12, n 37). En resumen, pu es, la tcn ica del
pintor resulta t il a Platn durante un momen to, (i) para hacer posible la degradacin del
pocu, situndolo por debajo del anfice; (ii) para ilustrar dos defectos particulares de la
poesa.
598c6- d5.
602c4- 603b8.
31 598b6 ff.
)2 603b l0
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1'1
}O
uu n xf,.
l)
:iJr;
ro;"OrI OTIXY.
f, rife;
cr. en especia.l605b4
l;"Ow!uy
46
47
."
pmpsito del libro X, escribe: . EJ escultor y el pintor (y tal es la
esencia de sus respectivos artes] producen algo cuyas proporciones parecen 'co rrectas' al
Lodge, p. 36,
iI
espectador, sugiriendo las proporciones matemt icas precisas del original... A mi modo de
ver, lo que Plat n dice es exactamente lo contrario: las proporciones. lejos de sugerirs e. se
falsifican,
48
CAPiTULO
III
49
que Platn parece estar detallando una situacin casi patolgica. Digamo s
cuant o menos que, t al como l nos la pinta, la intens idad de reaccin del
pblico y de los estudiant es griegos nos resulta descon ocida.
Esta s preguntas no pueden cont estarse todas al mismo tiempo, pero lo
cien o es que int egran una plantilla interr elacionada y que nos llevan a una
serie de conclusiones que, tomadas en su conjunto, arrojan luz sobre el
carct er general de la condicin cult ura l helena, permitindonos un primer
at isbo revelador de los secret os de la mente griega. Empecemos por
sealar el hecho -c-basranre obvio , e implcito en los p roblemas cinco y
seis- de que a Platn no le resulta fcil hablar de poesa ni decir nada
sobre ella sin referirse tambin a las condiciones en que se inte rpreta, en
qu e se recita la poesa. Ello se percibe con toda claridad en el libro I1I,- en
- la primera exposicin de la mimesis; pero tambin en la crtica, ms
drstica y profunda, con tenida en el libro X. H ay que llegar a la
conclusin de que la interpret acin de la poesa t ena en el modelo
cult ural griego mucha ms importancia de la que a nosotros no s es dado
concebir. No es nicamente cuest in de unas cuantas lect uras selectas,
hechas en pbl ico o en p rivado , ni de fest ivales en el teatro. Muy al
cont rario: el hecho de que no se esta blezca una firme dist incin entre la
condicin del alumno y la del adulto implica sin duda que la recitacin de
poe sa era parte fun damental del esparcimiento adulto: a ojos de Plat n,
amb as situaciones servan a idntico fin. Lo s alum no s que escuchaban
toc ar el arpa y el pblico de un recital pico, o de una funcin teat ral,
participaban todos de una prct ica comn y generalizada.
De todo esto, lo primero que se desp rende es que interp retacin
significa, sin duda alguna, interpretaci n oral. N i de jvenes-i de mayores
solan los griegos acudir a los libros en busca de instruccin o esparcimiento.
N ad ie clavaba los codos en una mesa para ponerse al corriente de algo; no
se acceda al conocimient o de H omero y de los tr gicos comp rando sus
libros y llevndoselos a casa para su lectura.
- En este sentido, el t estimonio de Plat n no permit e llegar a ninguna
otra conclusin. Y viene reforzado por el lenguajt;, que repe tidamen te
emplea para exponer la sit uacin del poeta en su sociedad. Como ya
hemos vist o, al iniciarse la poderosa argumentacin del libro II, los poet as
aparecen en primer plano de la discusin . T ras un intervalo , vuelven a
aparecer para somet erse a la censura de fondo y de est ilo, en los lib ros II
y III . Luego, en el libro V, su influencia aparece en segundo plano , como
opositores de la filosofa; ms adelante, en el libro X, se les hace objeto de
diseccin y condena. A 10 largo de t odas esta s expo siciones se da una y
eI.l relacin
otra vez por supuesto qu e eL esrudiante y .
con la poesa por medio del.odo, y no- de la lect ura; y. del mismo ITOdo ,
el autor siempre entra en "contacto con su pbl ico o con sus vot antes en
calidad de recitador y/o actor, nunc a de escrirort . H ay demasiados
ejemplos como para enumerad os. Podemos cita r uno singularmente llama-
so
tivo. Para abri r la polmica del libro X, Platn califica de fun damental el
mente_de.
delito de la poesa. Por qu? Porque
la
ltima precisin, que a nosotros se nos antoja
innecesaria, delata la inconsciente presunc in de que la influencia intelectual
de la poesa, con t od o lo negativa que es, s-lo se produce en la
Interpret acin oral-,
. -- -- - -pu es concluir que la situacin cultural descrita por Plat n es t al
que en ella t oda s las relaciones importantes y todas las transaccione s
vitales vlidas estn dominadas por la comunicacin oral. Haba libro s,
por supuesto, y el alfabeto se vena empleando desde haca ms de tres
siglos; pero la cuest in es: Cuntas personas lo utilizab an? A qu fines?
H asta el mom ent o en qu e escribe Plat n, la int roduccin del alfabeto ha
supues to muy pocos cambios prct icos en el siste ma educativo o en la
vida intelectual de los adu ltos . Esta conclusin resulta difcil de acepta r,
especialmente para los eruditos de la palabra escrita, que estn acostumbrado s a operar con libros de referencia y con document os, y a quienes se
hace muy dificil concebir una cultura digna de t al nombre en que las cosas
no fun cionen de modo similar. De hecho, cuando cent ran su at encin en
el problema de la documentaci n escrita manifiestan una congruente
tendencia a dar por vlidas las pruebas de su exist encia en mbitos tan
dilat ados en el espacio y en el tiempo} co mo les resulta po sible". Resta
veracidad este prejuicio al hecho de que lo s griego s vinieran utilizando el
alfabeto desde el siglo VIII ? Acaso no exist e un ext raordinario acervo de
inscripciones? No se p ublicaban por escrito los decretos est atales en el
siglo V ateniense? No abunda la comed ia antigua en referencias al empleo
de document os? No cabe suponer, por la reforma de! alfabeto ti co, para
adapt arlo al jn ico - medida t odava reciente en tiempos de Plat n-e, que
el uso de la docu mentacin se hallaba suficientemente ext endido? En
cuant o al plan de estudio s, jo es verdad que el propio Platn, en su
Protgoras'> - que cabe suponer escrito antes de La repblica- nos
proporciona e! locus classicus por el que se ates t igua la enseanza de las
letras en la escuela? .. Valgan, estas pregunt as como muestra de las
objeciones que podran aducirse contra la conclusin de que la cultura
griega, a caballo entre los dos siglos, segua siendo esencialmente oral.
Pero ah est el t estimonio de Platn, imposible de refuta r.
pront o como logramos aceptarlo empezamos a capt ar, tambin, cun
complicados pueden ser.los problemas relativos al desarrollo del alfabetismo
en- Grecia, y qu poco concretas son las pru ebas de que disponemos al
respect os. En pri mer lugar, hay que entender que el hb ito de las .
mundo
inscripciones p blicas no necesariamente demuest ra que'
supiera leer : ta mbin podr a significar lo cont rario; tam poco sirve como
"demostracin la costu mbre de poner po r escrito la obra, sin dud a alguna
19cneralizada entre los poetas griegos a partir de H omero. Tanto en uno
como en otro caso, puede que el mejor modo de describir tal escritura
51
'f'
",
52
para-
S4
55
57
58
J"
59
NOTAS
..
<1
60
(1950 Y 1956; cf. notas 1 y 66 al ltimo de estos dos artculo s); y mis adelante (1958) 101
utiliza Webs [("r (p. 272) para mencionar la fecha de 850-750 como la ms recientem ente
propuesta. Un :mo antes, Dunbabin se h.ba pro nun ciado a favor del mismo periodo (p.
60), aadiendo que a duras penas puede defenderse [a exagerada tesis de Rhys C arpemer
y ptros especialistas, en el sentido de que el origen del alfabeto griego no puede situarse
mucho antes del ao 700 a. de c.,. En 1959, Page (p. 157) estrecha los lmites, afirmando
que el alfabeto fenicio no fue adop tado por los griegos -ni en parte ni, desde luego, en su
totalidad, hasta mediados del siglo VIII, como prontc-: aadiendo luego que la fecha
propue sta por Carpenter, mlfcho m4S ta rda [la cursiva es ma), resulta en este momento
jn sc st enible (cuando la diferencia entre lo afirmado por Page y lo preconizado por
Carpenrer no asciende, en el supuesto mnimo, a ms de treinta aos). Para terminar, al
medo de Lorimer, Page aade que -c sta es la conclusin (a saber: la adopc in del al[;beto
fenicio dura nte los siglos IX al VIII) que siempre me ha parecido derivarse de as pruebas
aportadas por Ullman. De modo que, una vez ms, se parte del principio de" que la fecha
buena es el siglo VIII, para luego aceptar la autoridad de un estudioso que fech el
alfabeto en los siglos XIlt-XI. La razn de que las fechas propu estas por Carpenter (720700) se conside ren
no resultad. evidente para el lector no especializado.
H asta ahora, el nmero to tal de objetos con inscripciones alfabticas primit ivas asciende
aproximadamente a una docena. Las unidades se distribu yen a levante y poniente del
Mediterrneo (Ate nas, Beocia, Egina, Arg lida, Rodas, Gordion, haca, Pireus a, Cumas,
Erruria). N inguno de ellas, segn se desprende de las diversas descripciones profesiona les,
suscita el con senso absolu to de los especialistas en cuanto a su dau n en el siglo VIII . La
primera que se descubri sigue siendo la ms ant igua; se trata de la ya mencionada jarra
de la Dipilon ateniense, que, segn Young (pp. 225-29), es, a juzgar por la forma , de
finales del siglo VII I. o posterior- (en cualquie r caso, la incisin se hizo despus de
la pieza por el fuego). H;y tambin la "copa de N sror-, que Buchner (Atti dcll' Accad.
Naz, dei Lincei Ser. 8 Vol. 10 [1955], pp . 215-22) pretende ubicar en el siglo VIII , aunque
..quizi en el ltim o cuartos, y quien sepa leer entre lneas comprender que el autor del
articulo no excluye el siglo VII . T enemos tambin los casos de Gcrdion, que son los ms
recientes. De ellos dice Young (1960, pp. 385-87) que son en t odos y cada uno de sus
detalles tan primit ivos como cualquier otro de los ejemplos griegos que poseemos>. No
est nada claro a dnd e nos conduce semejante informaci n, pero s est clarsimo, en
cambio, que los fundamentos epigrficos de 1J. argumentacin defendida po r Carpenter an
no han sido supe rados: - Los ejemplo s mis anti guos que nos han llegado son del siglo VII ,
o incluso de finales del
concluyen Cook y Woodhe;d (175 ff .). Las auto ridadesque todava insisten en atrasar las fechas no tienen ms remedio que apoyarse enteramente
en 101 hiptesis del - dcsenvofvimiem o- (Page, Lori mer, Dunbabin, et aJ.), para la que ms
all de toda inscripcin alfabtica hallada en Grecia, en 1J. MJ.gna Grecia o en Asia Menor,
tiene que extenderse un periodo de experimentacin no especfica y de duracin incierta
[eu nas cuantas dcadas, Page, p. 157; Youngc fcc, cit., aventura que si el alfabeto frigio se
deriva del griego - lo cual est lejos de haber sido demostrado- ste tien e que haberse
formado con anterioridad al siglo VIII, pues de otro modo no habra tenido tiempo para
penetrar. Pero luego aade: - Por tierra se viJ.ja muy deprisa, cuando no Se lleva a cuestas
mds que el alfabcro-. Lo cual deja el problema mis o menos donde estaba ante s. Y esta.
afirmacin se produce despus de habernos explicado que las comuniacioncs de larga
dista ncia ent re Frigia y Carchemisa, a Finales del siglo VIII, se verificaban probablemente
mediante la escrit ura cuneiforme o en tabletas de arcilla-). Los convincentes argumentos
que aporta Carpentcr en contra de tan prol ongado desenvolvimiento (1933, p. 20) tambin
han sido ignor ados, aunque el propio Young subraye el hecho de que las vocales, fact or
esencial en la invencin del alfabeto, nunca variaran. u datacin elegida por Lorimer se
inspira parcialmente en la esperanza de que las listas en que se incluyen los ms ant iguos
vencedores olmpicos (que Se" remo ntan a -776) estn basadas en alguna versin alabeti zada
previa (olla fecha ms alta supo ndra su uso desde Corcho en adelante, escribe en 1948 (p.
61
20); para insistir en 1950 (p. 129): el alfabeto quiz llegara con tiempo suficiente para
registrar el nombre de Koroibos como vencedor de la Olimpiada. Este extremo tambin
haba sido tratado por Carpenter (1933, p. 24), Y tambin se ha ignorado su aportacin al
respecto. Est claro que una datacin tan tarda como el ltimo cuarto del siglo VIII
resulta indigestible para los especialistas: pero las razones en que stos basan su rechazo
guardan escaslsima relacin con lo hasta ahora probado y admitido: de ah que se les haga
tan difcil perdonar al primer responsable de que se eliminara la datacin t radicional (que
ahora, a regaadientes, se califica de imposible, pero que todava ejerce su atractivo, como
denota el hecho de que todos los especialistas se remonten todo lo que pueden por el siglo
YUI, llegando incluso a araar el IX )... El motivo de esta larga nota - intru sin de un no
especialista en un campo de hallazgos altamente especializados- no estriba en resolver una
cuestin que rebasa mis competencias (puede, a fin de cuentas, que sea defendible una
fecha algo anterior a la propuesta por Carpemer, especialmente si tenemos en cuenta la
razonable hiptesis de Wade-Gery [pp. 11-13], segn la cual el invento fue obra de los
bardos), sino en hacer ver hasta qu punto la controversia relativa a las fechas sigue an
dominada por motivos extrnsecos, originados en la idea previa que cada uno tiene acerca
de la cultura griega primitiva. Es precisamente contra estas ideas previas, en un contexto
diferente, contra quienes va dirigido mi libro. Hay una prueba indirecta, relativa a la
cuestin de la escritura alfabtica, que lleva bastante tiempo ante nuestros ojos. Si
H esodo - o Arqulloco, como propone Wilamowitz- es la primera personalidad qu e
surge en la literatura griega, no hay lugar a preguntarse por qu? Seguramente, porque el
recuerdo de un poeta individual tena muchas ms probabilidades de sobrevivir en la forma
autobiogrfica de sus propios versos, y esta forma de poesa (a diferencia de la pica) no
pudo alcanzar la condicin de literatu ra hasta que sobrevino la alfabetizacin (cf. ms
adelante, cap. XV, nota 35). La epigrafa no hace sino confirmar una conclusin hacia la
que viene apuntando desde hace tiempo la historia de la literatura griega.
Addendum: Hay que reconocer, y no sin agradecimiento, que la int roduccin de la
seorita Jeffery (pp . 1-21) a la cuestin del origen del alfabeto griego - que no tuve al
alcance de la mano mientras redactaba esta nota- compensa ms que satisfactoriamente
los sesgos introducidos por otros autores. N o ha)", dice (p. 16), nada que aadir al
escueto comentario de Carpenter: 'la prueba por omisin se hace cada ao ms formidable
y ms concluyente'. Jeffery da por supuesto que la oinokhoe [jarra, n. del t.] de la
D ipilon ateniense representa la ms antigua inscripcin, de modo que sigue siendo crucial
la fecha que se le atribuya (no se tiene aqu en cuenta la posibilidad de una incisin
posterior a la fabricacin de la vasija): en la pgina 16, nota 1, la fecha se establece a fines
del siglo VIII (cit ando a Young, quien, sin embargo, no haba excluido los principios del
VII); pero, en la pgina 68, nota 4, Jeffery dice la segunda mitad del siglo VIII (citando
a Dunbabin), juicio en el que parece reflejarse cierta resistencia residual a aceptar la idea
de que el alfabeto pudiera llegar a G recia en fecha tan tarda como el ao -700. Para tal
acontecimiento, Jeffery opta por en algn momento de mediados del siglo VIII. Ante lo
cual, y en lo que se alcanza a un no especialista, seguimos sin disponer de pruebas
incontTovrrtibles que nos siten la adopcin del alfabeto antes del 700. Jeffery, desde luego,
prescinde de la hiptesis del desenvolvimiento, arguyen do adems que las partes ms
antiguas de la lista olmpica y de la relacin de foros reposa seguramente en la tradicin
oral, aduciendo en apoyo de esta tesis no slo ejemplos de memorizacin, sino tambin los
antiguos ttulos de cier tos dignatarios, en cuya denominacin viene implcita la funcin de
recordar... Pequea pero muy significati va prueba que, a mi entender, concuerda muy bien
con la imagen de las condiciones inherentes a la preserv acin de la comunicacin en la
Grecia arcaica que trazo yo en captulos posteriores de este libro. Dado que la datac in
subgeomtrica- del alfabeto, en fecha tan tarda como el 700, invoca el espectro (o la
pesad illa: Albright, 1950, sita la pica griega en el siglo X] de Homero dictando la Iliada
a un escriba despus del -700, muchos especialistas seguirn sin poder digerir tal fecha,
aunque para evitarlo tengan que buscar apoyo en terrenos ajenos a la epigrafa.
62
5 325e, donde sin embargo hay que sealar que el alumno, tras haber aprendido las
letras
pasa a la. lect ura de los poetas (dv:xytyvwox Elv) para aprendrselos de
memoria
C abe presumir que este sea el moment o en que aprende K{JpIU;
(325e1 y 36b4); d. infra, nota 12.
'
'" La. valiosa resea de T em er sobre los test imonios relativos al empleo de libros en
siglos V y IV. t iene la desventaja, apuntada en e! ttulo, de que no se establece diferencia
entre la sit uaci n de uno y otro siglo. Lo aportado por la. tragedia, la comed ia J.Ilti gua. y
las vasijas pintadas e inscripciones de! siglo V, se amalgama con pruebas de muy disti nto
calibre, lomadas de aut ores del siglo IV (Is crates, Las leyes de Platn, erc.}, para ut ilizar
todo ello en apoyo de una afirmacin como lectura y escritura son parte normal de la
educacin ateniense de cada da... Lo normal es que todo ate niense sepa leer y escribir...
carecen de todo peso las historias que supuestamente demuestran lo contrario... Lo que se
me antoja ax iomtico es esto : que e! hecho de saber leer y escribir es un presupuesto
bis ico de la democracia ateniense, He aadido las cursivas para resalta r el hecho de que
(al esta forma de ver el prob lema con stituye en verdad un
de 1. moderna
mentalidad literaria, y no una conclusin impuesta por la evidencia (cf. la situ acin paralela
ent re los especialistas. tal como la expusimos en la nota 4); (b) de conformidad con este
planteamiento, las experiencias atenienses de los siglos V y IV vienen tratadas como si
fuesen un fenmeno nico y homogneo don de los datos son consta ntes (como denota el
empleo del present e de indicativo por part e de T umer); de manera que , por ejemplo, las
conclusiones basadas en la mencin que Platn hace de la caligrafa. en Las
pueden
retrotraerse a la edad de Pericles, o la situacin que dio lugar al COStoso empleo de las
inscripciones en mrmo l - siglo V- puede identificarse con la que dio lugar a la
costumbre de Iscrares de hacer circular sus obras escritas -siglo IV- No obstante, hay
que agradecer a
que definiera el objeto de la investi gacin en trminos de averiguar
-el papel desempeado por la palabra escrita en la revolucin que se produ jo en la tcnica.
de! pensamientos (a lo que aade durante el siglo V..). Mi nica reserva se refiere
precisamente a la fecha: si la mencionada revolucin se hubiese producido ta n pron to, en
e! siglo V, la polmica planteada por Platn no hab ra sido en modo alguno necesaria.
1 Incluso cabe la posibilidad de que un documento recogido en papiro reciba la
consideracin de arquetipo nico y se guarde apart e, en lugar de ponerlo en circulaci n
general; ctEsquilc, Suplicantes, 947 ff., especialmente y
(3lfJAJv
interpretado por Torner como referente a una hoja de papiro doblada y sellada, en La que
se contena una versin del decreto pan. su conservacin en Metroon . De modo semejante,
Herclito (D.L. 9.6) deposit en un temp lo el manuscrito de su t ratado (':0 fue una
compilaciri de sus enseanzas, compuesta por sus discpulos?). As, la invenci n-de las
-Ietras- se explica por la necesidad de preservar lo digno de recordarse (Esqu ilo, P , v., 459
ff., d. 789; Eurpides,/rag. 578; G orgias, Pa/ameMs 30; d. ta mbin Platn Fedro 275a), no
F a componer Y mucho menos para leer - Iiterarura-. En la comedia antigua, la
documentacin escrita suele recibir La consideracin de crnica (N uks 19- ff., Pja ros,
infn., nota 14, A vispas 538 ff., Tbesm. 769 f.).
8 En una pyxis ateniense de c. 445, se representa a la musa en actit ud de dar un recital
con un libro en la mano (citado por Tumor). Lo cual contrasta con el lector silencioso de
un relieve funerario datado a finales de siglo (Birt, Die Bucbrolle in der Kumt, fig, 90). Aun
trazando una distincin formal entr e pintura y poesa, Platn lo hace en t rminos de opsis
contra ak oe (Rq. 603b6-7). Los primero s prosistas no tuvieron ms remedio que adoptar
k>s mismos mtodos. Con respect o a ellos, T urner escribe: Segn los planteamientos,
puede decirse que el orador primero escribe los discursos o conferencias y luego se los
aprende de memoria, mientras que los libros tienen el objeto de ser ledos en voz alta a
un amplio auditorio. De ser as, tales hbitos denotan la cultura de comunicacin oral y
memorizacin que Platn da por supuesta: la publicacin y difusin de la palabra en pros
se adapt en principio a las reglas previamente establecidas para 10 potico. No se prod uce
ninguna. ruptura inmediata en las costumbres, ni surge de pronto un pblico lector. El
63
...
n. % 1 ff.
64
num ricas sencillas puede haber venido antes que la capacida d pan leer palabras y [rases de
corrido, por requerir de un .parat o mental menos complicado.
1) 1114 {3If3)'{ov r ' lx w v !xatTW( flavOvEI Ti & id y. ms adelante , non 16.
H Cf. los ejemplos recogidos por Dennisron, pp . 11 7 19 (en especial, de LO} pjaros y
Ln ran.u) , quien . partir de ellos llega . la conclusin de que ..los libros eran un raros,
que se posesin serva pan definir un t ipo-o Se me ocu rre que los n aques a Euripides,
llamndole ..poeta de libros- (especialmente en La s ranas 1409: ..sbete . la bscula y
t o rna... todos tus libros conrigo-), fueron moti vo suficiente par. que sus bigrafos
helenistas lo declarasen poseedor de 1:1 ..primera biblioreca-. El hecho de que se hiciera un a
hoguera con documentos cn el escenario (cf. el final de La J nukJ) puede t ambi n haber
sido [a fuente de inspiracin de un suceso incluido en la ..vida.. de Prot goras -quien,
como se
fue puesto en la picota por los de la comedia ancigua (l'V S Protgoras Al ).
l S cr, lo que dice el rey en La s suplicanus de Esquilo (supra, neta 7), dond e se sugiere
fuerte mente que la pro mesa oral y la memoria que la preserva son mucho m s fiables que
cualquier documentacin tramposa; tambi n Eurpides, H piito 954. El prejuicio segu a
vivo en el siglo IV: Plat n Fedro 274<:; cf. tambin Jenofonte Mffll. 4.2.10. Una rbetra
espartana prohiba la inscripcin de las leyes (Plutarco Licurgo 13), lo cual seguramente
puede incluirse en alguna t radicin posterior a Licurgo, porque las razones que aduce
Plutarco para la proh ibicin son las que solemos encontrar en los tex tos pla t nicos y
65
supra], prrafos reveladores y aforismos en que se resumiera la posicin del aut or en sus
principales aspectos. T odo ello poda expresarse en forma memorizable (esto es, con cieno
grado de paralelismo y de ant tesis), pero no por ello dejaba de ser oral la expos icin plena
del asunto. As se explicara la falu de -esulo- en los primeros manuales, en congruencia
con lo que nos ha llegado de la obra de Anngon.s, Di genes de Apolonia y Demcrito.
As, en un solo logO! o biblioll se recopilara roda una serie de [ogoi; de ah que Scrates
pueda decir del biblion de Anaxgoras que ri tE1 ';"ovrt<lv TWv Mrt<l v, indicando con ello lo
comprimi do de la composicin y quiz tamb in el carcter au t no m o de los prrafos
sueltos. A este respecto, en. de hecho algo muy parecido a un manual potico de Td
Donde prevaleca la oralidad en la prosa de la ret rica resultaba ms fcil la exte nsin y la
continuidad de 1J. exposicin y del razonamient o escrito - como sucede en las tet ralogas
de Antifonte (que, sin embargo , siguen siendo un manual)-. T ucidides fue el primer autor
t ico que extrapol los dat os escritos para convertirlos en discurso escrito conti nuado,
como Platn e Iscrares fueron los primeros en adaptar la enseanza oral al mismo fin.
17 T umer afirma, con razn, que en Fedro 274 Platn esu. combatiendo en retaguardia.
De hecho, su preferencia por los mt odos orales no slo era conservadora, sino t ambin
ilgic; la
platnica, que haba de suplantar a la doxa (infra, captu lo XIll), estaba
naciendo gracias a 1.3. revolucin alfabtica.
18 H ay una gran variedad de testimonios en que basarse para optar por alguna de las
conclusiones posibles. As, Demstenes D e CurOT/4 258, haciendo escarnio de los humildes
comienzos de Esqu ines, dice que ste atenda los tinteros en la escuela de su padre.
Iscrates menciona en repetidas ocasiones 1.3. circulacin (privada, al parecer) de sus
manuscritos. Y los oradores empiezan a aludir .l anotaciones en los mrgenes de los
manuscritos (ejemplos en T urn er), lo cual puede aducirse como pru eba de una prctica
ms frecuente de la lectura silenciosa. H ay, por supuesto, abundantes citas de documentos
escritos en los discursos, pero se trata, a fin de cuentas, de algo que quien esd leyendo
hace or a los oyentes . No obstante, si - como suele admitirse - los discur sos pblicos son
versiones corregidas, ello const ituira prueba elcuenre de la existencia de un pblico lector.
T umcr aporta ' la interesant e prueba de un papiro con paragraphus para indicar la
alternancia de hablantes (destinado, pues, a lectores silenciosos?); pero este documento
procede ya de c. -300 p DO-280].
cr. Sabine, History o/ Po[ifica[ Theory, p. 320: -la sociedad que mediante su propia
aprobacin espontnea genera prcticas vinculantes para sus miembros, que legisla sin ser
plenamente consciente de ello y que da asenti miento por 1.3. voz de sus magnat es
naturales.
!C Estn muy extendidos los testimonios que indirectamente corroboran esto ltimo
(por ejemplo: cita r la liada en apoyo de una reivindicacin de tipo poltico , como en
H erdoto 7.161; la necesidad, muy pronto experimentada, de alegorizar la pica, como en
Teagenes, Estesimbroto; la premura y el detalle con que Platn aplica su prop io programa
de censura). En Las ranas (por ejemplo en 1009, 1030 ss., 1464) se hace explcito lo que
vena siendo implcito desde tiempos inmemoriales, lo cual era de esperar en un momento
en que los nuevos mtodos de paideia estaban imponindose abiertamente .1 los antiguos.
21 En cuanto a la memorizaci n potica como base de la paideia d. jenofonrc,
Symp osiurn 3.5-6 (cincuent a aos antes el comenta rio habra sobrado), Plat n, Las leyes
7.81Oc. El inte rludio de Simnidcs- en el P rotgoras confa en [a memoria de los
contert ulios. C uando en Repblica 7.5t8 b8 Plat n enmienda la teora de que la enseanza
consiste en poner algo dentro de la psyche, puede estarse refiriendo a una nocin surgida
de la memorizaci n oral; d. tambin Notopoulos, -Mnemosynee, p. 469: el poeta es la
viva encamacin del libro en los pueblos orales.
u Entiendo que es Plat n quien hace la eleccin. dado que l es el primer o en
comp render la psicologa bisica de l.l relacin oral-potica entre recitador y oyente, o entre
recitador y material recitado, y [as correspondientes caracterst icas de la -e xpresine o ral.
potica (vid. ms adelante, cap. 10), y quien primero integro lo anteri or en un sistema
66
de experiencia hu mana al que dio el nom bre de mimesis. Cul haba sido la
condicin presocr tica del trmino? Pudo Platn orientarse por su uso anterior? A este
respect o, optamos por m adir una larga nota , en vez de interrumpir el t exto. G . f . Else,
:-ebatiendo eficazmen te la restriccin que Koller haba intentado impo ner a las acepcio nes
primitivas de p.if l Or;, fJ. 'W:irrf1 X1, p.lp.1}P- x, fl (U7jr7It:; limitando su significado al mbito de la
danz a y del acompaamiento musical, ta] como se ut ilizan en la tragedia culta , ha puesto
en deuda a los estudiosos revisando el empleo preplat nico de dichas palabras, es decir su
empleo po r autores ..que escribiero n o que al menos empezaron J. escribir antes de 425 a.
de C . {Else n. 65). N o obstante, soy de la opinin de que el significado pleno de dicho
uso slo puede establecerse combinando de algn modo ls respect ivos puntos de vista de
x oiler y de Else. El primero acert al ver el d ement o ..expresionista. con te nido en los
trminos -y derivado de su sentido bsico de - re-presentaci n--c-; el siguiente comprendi
que se aplicaban a la manipulacin de la voz viva, del gesto, del vestido y en trminos
generales de la accin, y no slo, ms limitadamente, a la dan za y a la msica. Segn la
conclu si n de Else, hasta 450 a. de C., y con una sola excepcin, bastante dudosa, el
empleo de ,u(u.o; y P.lfluO:;U se concentra en la imitacin ..de actos o expresiones de
animales u ho mbres por medio de la palabra, el canto y/o la danza (en el sent ido
protod ramo.tico)- (p. 79). Dar a esto el nom bre de ..repr esentacin directa. (loe. cit.)
equivale a adoptar la t erminologa y el punto de vista de Platn en Repblica X, donde se
separa en trminos abstrac tos el original de la cop ia, haciendo as posible la idea de
..imitacin . en el sentido de ..representaci n- o ..reproduccin.. de un ..ori ginal-. No me
parece que este sentido se halle implcito en ninguna de las documentaciones prepla t nicas
de la palabr a. An despus de 450, muchas de ellas siguen describiendo la simple imita cin
(asi, a menudo, en A risr fan cs). En los resta ntes casos (con alguna excepcin no table) la
referencia no es la ..imitaci n tica.. de Plat n o Aristteles, sino al hecho de ..hacer lo
que algn otro hace- o incluso de conven irse en su igual. Esto es especialmente obvio
en las restante s documentaciones de estos t rmin os en Arisr fanes (donde, como dice Else,
"parecen t raernos el aroma del mundo de la mmica..). Lo mismo puede decirse de su
empleo por part e de Eurfpcdes, H erdoto , T ucldidcs, Dcmcrito, qu e Elsc calificara de
..imita cin tica... Para dar algn ejemplo; C lstenes (Herdoto 5.67.1), cuando ataca el
"'tica, ..imita.. a su abuelo materno, ..hace algo como lo que
hizo-. C U;J.Ildo traducimos
esto ltimo por siguiendo el ejemplo de Cl lsrcnes-, insert ando la palabra que V;J. en
cursiva, lo qu e hacemos es int rodu cir en el griego la reduccin abst racta del suceso, al
modo p lat n ico. estableciendo relacin entre el original y la copia. Cuando H elena dice a
Tecnoc [Eurfpides, Helena 940) ,.Il..to f'
de su padre, ello no significa tanto ..lleva
de nuevo a la prctica su co mporramie nrc.. como ..imita sus modos... Cuando Cli remnes tra
(Eleetra, 1037), aludiendo al adulterio de su marido , aade que en ta les casos la esposa
desea imitar al marido, qu iere decir -hacer lo que l hace (e identificarse as con l); si
esto lt imo lo explicamos por ..justificar su adulte rio por el ejemplo de Agamcn n..,
estaremos una vez ms reduciendo la ecuaci n a sus t rminos abst ractos. As, pues, afirmar
que hay un desplazamient o prep lat nico de los trminos, ..pasando poco a poco de
significar la imitacin viva a adquirir una serie de significados ms abst raeros y carentes de
color (Elsc, p. 82), equivale a distorsion ar Ia situacin semntica. Mejor scra decir que
todos los significados se refieren a un ..ccmporramienro identificar jvo-, no la copia
abstracta ni a la imitacin, y que en muchos casos este comportamiento es fsico, y
consiste en palabras, gestos, modos de andar, po sturas, vestidos, etc. Asimismo, cuando
Else atribuye coloracin peyorativa a t res ejemplos (tomados de Esquilo, Aristfanes y
Dem crirc), que implicaran ..engao deliberado.., mala im itacin.. y ..cont rJ.stc entre ser
y devenir, ello se nos antoja demasiado explcito: la imitacin cae en un rango inferior
cuando as lo requieren el anlisis y la epist emologa de Plat n, no ante s. A est e respecto,
resulta n instru ct ivos dos aforismos de Demcrito, que en s mismo const ituye una fuente
bastante selecta ; el fragmento 39 dice ..es preciso, o bien ser bueno, o bien im it ar al qu e
lo es... Si ello aludiera al contraste entre ser y parecer (Else, p. 83), ambas opcio nes se nos
!UlICO
67
presentaran como mu tuamente excluyente s. De hecho. lo que el apo tegma aconseja es: ..s
bueno. o al menos comprtate como los buenos, Luego. el fragmento 79 aade: ..Es
preciso imitar a los malo s y no qu erer hacerlo con los bu enos.. [Las traducciones de
Dcmcrito son de Alberto Bernab, De Taifi a Demcrto, Alianza. Madrid, 1988. N . del
T "], do nde el apo tegma define una co ndicin moral desesperada. segn la cual el individuo
tiende instintivm1ente a hacer lo que hacen los malos. sin voluntad ni actuacin en
COntMO. De modo que ..imitar, aqu, define un a pauu. de conducta, buena o mala, segn
se ajusten a determinadas normas -vivas... N o queda, pues, ms remedio que coincidir con
Koller co ntra Else, admitiendo que el senti do peyorativo de minw.il lo inventa Platn en
Rtp"blica X (y en el
ro Otro COntexto, mimesis recupera su sentido original, d.
o.p. 2. nota 37). A esta conclusin puede aadirse un comentario especulativo; Gorgiu,
fiel al pragmatismo sofista. haba racionalizado los efect os de la ilusi n en la tragedia,
calificndola de apate forzosa que el artista es obligado a conseguir y el pblico a acep tar
(Rosenmeyer, pp. 227, 232). Ello encaja esencialmente en una co ncepcin moderna del
desempeo arrsrico y de la con dici n mental adecuada en que debe plant earse el pb lico
su acercamien to a una obra de art e (cL Collingwood, quien no obsta nt e rechazara la
frmula, considerndola viUda s610 para el ..arte como esparcimiento ..). No cabe duda de
que esto s principios, especialmente el segundo, que parece [omcntar la mentira dentro del
alma.. del ser humano, tuvieron que resultar muy ofensivo s para el idealismo plat nico,
pero tm1pOCO le era pos ible refutar los hechos en que se basaban. As, pues. en Repblica 10
acepta la. racion alizacin de G orgias, aunque no sin intentar al mismo tiempo una ms
amplia descripci n de la situacin potica en su conjunto. denomi nndol a mimesis y
definindola. de modo condenatorio, como apate sistemtica, algo demas iado frvo lo e
inmoral como para merecer su inclusin en el plan docente. 'La ambucin a mimesis del
sentido de ..imitacin ti ca de un original.. se produce precisamente en el curso de esta
polmica, y es creacin ntegra de Platn. Estoy de acue rdo en que es totalmen te
innecesario inventar una mimesis preplat nica para contrarrestar la de Gcrgias (d. Else, n.
64, quien cree discernir una relacin ent re Gorgias y Platn ). H u ta ahora, pues, vemos
que el uso primitivo justifica el hecho de que Platn enlazara mimesis co n la iden tificacin
personal. Pero hay arra coloracin tambin compatible con la intencin de Plat n . aunque
a prime ra visea, y segn las modernas ideas preconcebidas, parece incompatible con la
primen. ..Copiar identificlndose.. puede parecer un acto tan espontneo como inruiti vo.
Pero el aso es que el uso griego tiende a identificar este acto con la habilidad o el talento
artesano, y por consiguiente se emplea en mousike (en el sentido genrico ms abajo
descrito, cap. 9). u primersima docu mentacin es decisiva en este senti do. En el Him no
diliro a A palo las muchachas del coro ..saben cmo (il1al1ll1, donde un compositor
po sterior quiz habra usado bfuravra: cf. infra cap. 15) imitar los acentos (o dialect os)
de tod os los hombres... T eognis 370 menciona la incap acidad de los f7orpo (cf jbid. en lo
relati vo a las palabras con -50ph) para imitarm e.., y un vistazo a las apariciones del mismo
verbo que Else nos entresaca de Esquilo. Plndaro, Arist fane s, nos pone de relieve la
constante coloracin de re-preseneacin efectuada de modo diestro mediante la voz, los
instrumentos musicales. el gesto estudiado, et c. De ah que ..eiaOa gozara desde el
principio de un a nt ima relacin con moe silee, tanto en la pica como en el himn o , el
ditirambo y en el poema dramtico. Esto nos lleva a los sustantivos mimema y mimesis. En
Eurfpides, el 'primero , al igual que su verbo, puede aplicarse a la imitacin musical y vocal
(lfigenia en AuljJe 378; l.T, 294), pero tambin aparece en Esquilo con los sentidos de (a)
. prenda de vest ir y (b) im.agen (seguramente no una pintu ra.., como pretende Else, sino
algn tipo de efigie animada), y una vez en Euripides con el sentido de (c) figuras
bordadas... Se trata en todos los casos de artefactos, p rod uctos de la tedm e (de hecho, en
el ejemplo b se habla de mimema de Ddalos, lo cual puede compararse con la nica
aparicin de mimesis en H erdoto. aplicada a una estatua, 3.37.2). Estos cuatro casos
preplat niccs nos ponen de manifiest O que la idea de imitaci n poda hacerse extensiva a
la elaboraci n de un objeto inanimado por medios art esanales, lo cual. a diferencia de lo
68
que ocurra con la voz y el gesto , poda compararse con un original f)isibk. A nuestro
entender, la pu cn a a esa ampliacin de sentido viene brindada po r la acepcin de
imitacin hecha con destreza , Con el senti do de art ificio- o ..invenci n-, m i1TU'11ld
ap:arece luego en b. Helena de Euripides, y el trm ino se util iza unas veces PU; designar
a la falsa H elena que fue a Troya y Otf2S a la aut ntica a quien toman por falsa (aunque
cW.1 era autnt ica?) (versos 875, 74). De modo que el empleo por parte de Platn de la
analog a con el m e grfico en Repblica 10, como ejemplo de la mimesis potica, no carece
de apo yo preplat nico. Sin emba rgo (con excepci n de la nica aparicin de la palab ra en
H erdoto), m im esis como opuesta <1. mimema se aplica no rmalmente al proceso de
identificacin bien hecha, dentro de alguna de las ramas de la mousih (inf Ta, cap. 9). As
se utiliza dos veces en Arisrfanes. refirindose a la interpretacin de un papel dramtico;
y, en T ucldides, el generalato de Pausanias desempe a el papel de una ti rana.. (obsrvese
el nfasis en el aderezo real, cita do po r Else): y Nielas apela a los extranjeros de la flota
(7.63.3) que domin;ln nuestro dialecto y se han ident ificado con nuestras co stumbres..
-c-don d e la refer encia, enlaza da con la habilidad en el habla, es a la adopcin de la pajdeusis
ateniense. Por ltimo, en la ant ropologa de Demcrito (d . H aveloc k Libt-ral Temper, o.
116), los hombres, cuando imitan, se hacen discpulos del cisne y del ru iseor en la
expresin meldica
co n lo cual la imiucin viene a ser fundamento de una de las
iedme de la civilizacin, com o la propia m ousike. Llega uno a la conclusin de que cuanto
Plat n eligi mimnis para abarcar en su seno el sentido de - pcesla- sus lectores debieron
de seguirlo sin grandes dificultades. No dejara de chocarles, en cambio, que en Libro X
se degrade la poesa a una condicin inferior al desempeo de un oficio artesanal.
D Lo s co mentaristas que se dejan engaar po r la vehemencia de Platn han apelado al
expediente art ificial de sugeri r un conflicto inte rn o: Al desprenderse de H omero se est
desprendiendo de un a parte de s mismo .. - Ferguson, p. 139; d. Grubc, - Plato's Theory
of Beaur y.
2' Rcp. 10 595b l 0 ov.o: ,u t v ydp n ;v KY ,(;Y J rrdy r'(';v r OTWY n;;)y rp rxylx(;;V rrpwro:;
& Jaox aJ.; rt xa,' iF,u wV ysvirrf)al , cf. 598d8, 607a3. T ales exp resiones suelen explicarse
como referidas a la imitacin cid argumento de los relato s picos. Pero Platn no apunta
slo cont ra la estructura argumental. N i que decir t iene que el problema del origen.. de
la tragedia suele verse a t ra v s de la Pouca de Ar istteles.
69
.,
CAP(TULO
IV
La enciclopedia homrica1
morada, cerca del Olimpo de Zeus; con ello, lo que est haciendo es
cantar a las musas en su .aspecto general, como entes en que toma cuerpo
el poder universal de la poes a, y en este contexto procede a definir el
contenido de lo qu e canta:
las leyes consuetudinarias de todo y los nobles usos de los inmortales' .
H ay en estas palabra s una amb igedad sintct ica en la que parece tener
reflejo el car cter bifocal del Himno en su conjunt o; que, como ya hemos
indicado, se dirige a las musas unas veces como autoras de la Teogona y
ot ras como protectoras de todas las artes. Segn la interpret acin ms
probable, el poeta inici est e verso con una afirmacin de carct er general:
celebran las leyes consuetudinarias y los usos de todos
para aadir luego un segundo verso, po r asociacin con el primero:
incluso de los inmortales cantan (estos usos).
La solucin significa, en efect o, que en la mente de H esodo no haba
distincin rgida ent re las cost umb re de los dioses y las de .los hombres.
Como ms adelante veremos, Iamezcli de
dos no slo integra la visin
del mundo recogida en la T rogona, sino que cons tituye tambin la mezcla
que hallamos en H ornero, donde . Ia sociedad humana es espejo de la
divina.
Q u se quiere decir exact amente mediante las palabras ncmoi y ethea,
que hemos t raducido por leyes consuetudinarias y usos? Ms"a a elante,la
palabra nomos5 ser la
griego para designar la 'ley'. aunque
todava do s siglos y medio ms tarde - en el t ratado de Platn que llevaba
el t itulo de N omo; o Leyes- el sentido _de costumbre solemne _sigue
prevaleciendo a, veces sobre el de "norma estatutaria. De hecho, nomos
repre senta al mismo tiempo 11 fuerza .del uso ) de la- costumb re, antes de
que se pu sieran pOrescrit o, y la-noma esti tl.itaria propia de las sociedades
griegas avanzadas, que-revesta forma escrita. Pero esta ltima acepcin de
la palabra no es homrica. H esodo fue el primero en emplearla: puede,
incluso, que quepa at ribuirle la responsabilidad de que llegara a imp onerse .
Pero ocurre que en un poeta ta n primitivo la palabra no puede en modo
alguno significar slo norma estatutaria, sino qu e ha de co mprender
tambin el uso impuest o por promulgacin oral. En ra] caso, qu es
ethea? O riginalmente, la palabra puede haber significado 'madriguera' o
'cubil' de un animals; ms t arde adquiere el sent ido de pauta de comporramiento personal, o . incluso carcte r, pon iendo as la base para-que
Aristteles acuara el t rmino ' tica'. Es decir que de H esodo a Aristteles
ambos t rminos, nomo5 y- th;;s, pasaron por una evolucin similar, de lo
72
.
t
74
75
- pues bien pu ede no ser as, co n frecuencia-o Tras esta norma se alza la
sancin de t odo el apara to divino . El cetro que porta el rey con sti tuye el
smbolo externo de su aut oridad.
Tetis, a requerimiento de su hijo Aquiles, acude al palacio de Zeus,
para que ste favo rezca su causa. El modo en que ella y Zeus se
comportan no s ofrece un completo paradigma de cmo el solicit ant e ha de
present ar en audiencia su solicitud y de cmo la recibe el prncipe. Zeus,
al final, consiente, moviendo la cabeza de arriba a abajo y aadiendo est e
comentario:
pues esta sea de m entre los inmortales es la mayor; pues lo IIO no es
revocable, ni engaoso, ni irrealizable; al menos lo que confirme con la
cabeza!'.
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79
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82
Estas palabras exp resan con t oda claridad que Aqu iles no se amedrent a
ante la idea de desafiar a su rival en el ejrcito. Mas no por ello dejan de
transmitir la afirmaci n genrica de que la condici n aristocr tica const ituye
un hecho . Estamos ante un verso que, almacenado en la memoria, no se
limita a describir, sino que ta mbin prescribe, foment ando en el alumno la
admiracin del mejor est ado y quiz el deseo de acceder a l. Se t rat a de
ot ro fragmen to ms del etbo s de la sociedad. preservado en el almacn del
lenguaje pico .
Cuando examinamo s el texto de H omero en b usca de casos en que se
manifieste el derecho pblico, con t inuamente tropezamos t ambin con
manifestaciones del cdigo personal entretejidas con aqu l. El lenguaje de
la pica se trueca en agente preservador tanto de las costumbres correcta s
y familiares como de las actitudes y hbitos dignos. Nuestra bsqueda de
precept os consuet udinarios de inspiracin religiosa en el C anto 1 de la
llada ha sido ilustrat iva a este respecto. Tan penetrante e invasora es la
preservacin del etho s en los versos de H omero. que podramos seguir
adelante con este anlisis casi indefinidamente. Pero dej moslo en este
punto, para ocupamos de otros casos de preservacin de lo consuetu dinario
que se no s revelan con mayor claridad porque se ocupan primordialmente
de costu mbres ms pblicas que pri vadas. Hemos observado la costumbre
polt ica, para echar luego un vist azo a la religiosa, tal como se manifiesta
no slo en los procedimientos de plegaria, sino ta mb in en los de cult o.
Estos lt imos aparecen en un moment o post erior, cuando la muchacha ya
ha sido devuelta a su padre y al t emplo de que la haban rob ado. La
delegacin griega la deposita en Crisa, el sacerdot e se reconcilia con los
helenos, la clera de Apelo queda apaciguada y la peste se evita. Est a
inversin del mecanismo argumental originario queda deb idamente sealada
cuando el sacerdot e se vuelve de nuevo hacia su dios para rep etir la misma
frmula de oracin de que antes t omamos nota, pero invirti endo la
solicitud:
una vez mi s ahora reallzame este anhelo: aparta ya de los griegos
horroroso m:l1 v ;
tu
83
En trminos narrativos, esta invo caci n especfica deja las cosas en
claro , echando el cierre a la cuestin. Pero t ambin hay resonancias
genricas, porque en la frmula se contiene el lenguaje que es mene ster
emplear para hacer frent e a tales afliccione s.
El modo en que se describe el comport amient o de la delegacin gr iega
nos suminist ra un ejemplo pat ente de frmula desti nada a la preservacin
del ceremonial. Los griegos llevan a cabo en honor de ApoIo , como parte
del proceso expiatorio, un sacrificio ritual cuya descrip cin, en nue ve
versos-e, viene a consti t uir una gua p ara t odas las ceremonias similiares,
con expli cacin de cmo se degella y desp elleja el animal, con qu se
adereza su carne, por qu procedimi ento se asa y de qu manera se reparte
entre todos. El ritual alcanza su punto culminante en la descripcin,
igualmente cerem oniosa, del banquet e y de la msica de acompaamiento,
antes de retirarse a descan sarw. El aedo acaba de darnos a conocer el
m odo en que concluye un da en la vida de un grupo de hombres, en un
para digma que - como hemos de ver- se repite luego en la descripcin
de cmo concluye un da en la vida de los dio ses.
El conjunto constituye un pequeo idilio, una estampa de usos
religiosos, aunque tambin sociales, desecados para su preservacin en el
verso pico . De conformidad con todo lo ant erior, el verso va comp onindose de manera que las sit uaciones especficas necesarias para el funcionamiento de la historia puedan result ar de pautas de comportamiento
suficientemente t picas. Todo est hecho con fragment os de la vida y de
las ideas cotidianas, segn se viva en aque l tipo de sociedad. As, pues, los
personajes estn constantemente expresando, en su s palabras y en sus
hechos; no slo el aparato pblico del gobierno poltico, sino tamb in el
cdigo privado por el que se rigen las relaciones ntimas entre amigos y
enemig os, hombres y mujeres, miembros de un a misma familia y familias
ent re s. Agamen n, en su deseo de quedarse con Criseida, brinda ocasin
natural de que el poet a inserte la descripcin de dos usos domst ico s. La
inicial negativa a devolver a la muchacha se ampla del modo sigu iente:
No la soltar; antes le llegar le vejez en nuestra casa, en Argos, lejos de
su patria, aplicndose al telar y acudiendo a mi lecho'c.
f.
.-.
pensar en ella como pos ible consorte. Y el poeta, por su boca, esboza los
req uisit os del caso , los criterios que deben regir en la eleccin de mu jer
por parte del varn:
incluso la he antepue sto a Clicemnesrra, mi propia esposa, ya que no le
es inferior, ni en presencia natural ni en cond iciones ni en rrabajou.
85
86
87
ahora botaremos al mar divino una negra nave; reuna mos all los remeros
adecuadamente; dispongamos una hecatombe y subamos abordo a C riseida,
la de hermosas mejillas. Que algn hombre sea jefe o consejero. l .
88
anlisis. Los mil y un det alles especficos del arte de navegar se dejaban al
ejemplo, a la cost umb re y a la imita cin, sin ser incluidos nunca en las
frm ulas picas. El lenguaje de la pica slo se emp leaba para preservar lo s
conocimientos t cnicos integrados en la educacin general. De ah que las
descripciones sean siempre genricas, sin adentrarse en lo s detalles. Ello
explica en parte las objeciones de Plat n : el poe ta estaba muy lejos de ser
un experto.
Cuando se produce por fin el regreso al hogar de la muchacha , la
negada del barco a Crisa queda descrita del modo siguient e:
cuando arribaron al puerto de gran calado. recogieron las velas, las
depositaron en la nave negra, juntaron el mstil con el guarda m sril ,
baj ndolo con cables gilmente. y con los remos condujeron la nave
hasta el fondeadero. Fuera echaron las piedras de anda r, y engancharon
amarras; fuera ellos mismos, fueron a pie por los rompientes; fuera
llevaron la hecatombe para Apelo. el que dispara de lejos; y [uera fue
Briseida de la nave, surcadora del ponto".
Los mecanismo s verb ales y rt micos, que recuerdan los utilizados en
las canciones infantiles, son aqu todava ms evidentes - sobre todo en
griego, don de, por aadidura, hay asonancia entre las palabras equ ivalent es
a nuest ro s 'vela' y ' mst il' . Los pasos de que se compone el procedimiento
normal vienen especificados con toda precisin . Primero entramos en el
puerto; luego recogemos velas; luego bajamos el mstil; luego bogamos
hast a la orilla; luego anclamos a la profundi dad requer ida; luego bajamo s
a tierra; luego descargamos el barco; luego desembarcamo s al pasajero. As
era como hab a que hacer en los barcos, fueran cuales fueran las
circunst ancias, no 'slo en est a ocasin del traslado de Criseida. No cabe
afirmar que se trate de una digre sin, porque es un te xto perfect amente
integrado en la trama, pero constituye, al menos, una dilatada pau sa en el
relato. El procedimiento adecuado se enuncia y enum era como deleitndose
en ello. El aedo , en este punto, no se somete a la economa del arte
dramt ico, t al como no sotros lo entendemos. Est haciendo una especie
de doblete, en su funcin de narrador y de enciclopedista tribal.
Al regresar
al campamento se nos ofre ce un nuevo ejemplo de acta de
.,
navegaclon:
colocaron el mstil y extendieron hacia arriba las blancas velas, hiri el
viento en su mitad el velamen y la ola purprea chirriaba alegremente a
ambos lados contra la roda al avanzar la nave, que corra sobre el agua,
cubriendo su rumbo. Cuando llegaron ;J ancho campamento de los
aqueos, vararon la negra nave en la tierra, elevada sobre la arena, y
debajo tendieron largas escoras y ellos se dispersaron por las tiendas y
por las naves" .
'.-.
89
90
Pan. lo relativo a las reservas con que debe emplearse el trmin o, vid. ms adelante,
97.
1 ESte adjetivo pu ede prestarse a equvocos, si por l ente ndemos que el poeta 2ct2
llevado por un propsito con scient e; pero resulta difcil ha llar- Otro IlS adecuado . El poeu
es didctico por necesidad, pero , en gran medida, de modo incon sciente. En el captulo 6
trata remos de cmo H esod o, expresando su didacrismo de modo consciente, habla por la
pica oral, y ello refir indose no slo a s mismo; pero en el captulo 9 veremos qu e, en
la consciencia que de s posee el poeta, la facultad de complacer tiene prefe rencia sobre la
obligacin de ensear.
.1 Jacob (p. 138) t iene que acudir a mil arguci as de notacin margi nal para tr-azar las
diferencias entre los diversos tipos de verso no aut nt ico que l percibe en H esodo; corno,
po r ejemplo, interpolaciones tempranas, interpolaciones tardas, pasajes enmendados. Pero
si lo que escribe H esodo es -el legado aqueo de la poe sa oral- [N otopoulos, Hesperia, 29,
177 ss.},
que reconocer que los criterios de consistencia que habitualmente se
utilizan no puede n serie aplicables; d. infra, cap. 7. no ta 7.
Verso 66; su discutida au tenticidad (vid. nota anterior} no hace al caso. [El traductor
maneja dos versio nes de la T
la de Paola Yian ello de Crdo va, para la Bibliorheca
Scriptoru m Graecorum er R oman crum Mexicana (Mxico. 1978). y la de Luis Segal,
publicada en el Anuario de la Un iversidad de Barcelona correspondiente a los aos 19'J81m . En algunos casos. ninguna de las dos se adecua suficien remenre a los comenu rios del
profesor H avelock y, po r tanto, el tra ductor se ve obligado a entenderse directament e con
el texto griego. (Nota del traducto rj].
o; Van G rc ningen, p. 11 (y notas 3 y 6): "'nomos... significa [a 'co stumbre' que llega a
ser ley y ordenanza- (en contraste con tbesmos, que -segn el mismo Groningen,
siguiendo a Ehrenberg- da muest ras de haber evolucionado en sentido inverso).
6 Madri guera animal WD 525; madriguera humana WD 222; madrigueras o hbitos
humanos (ambiguo) WD 137, 167.
7 WD 388, 276.
ti Trogonla, 100- 1ot.
9 Cf. supra, C2p . 1, n. 30.
IJ Verso 99.
JI 123 ss. [A pesar de que exi sten excelentes rraduciones de La [/ada al castellano, aqu
e-forzado po r 101 utili zacin que H avelock hace del texto- el traductor se atiene 2 la
nica riguro samente literal cuya existencia conoce: la de Francisco S2nz Franco en
ediciones Avesta. Barcelona, 1971. bilinge. Adviniendo que se ha rerccado en algunos
punto s, porque el profesor Sanz , en su ;fin po r conseguir una perfecta sincro na con el
origin:.ll griego, pr opone pasajes que slo resultan inteligibles con la correspondiente
ano tacin. Para estos retoques el traductor se ha ayudado de Segal (H omero , O bras
complet as; Barcelona: Montaner y Simn, 1955) y de Antonio L pez Eire (H omero , Ilfada:
Madrid: Ctedra, 1989).]
llb [Segal.: "no es convenient e..,,., L pez Eire: no es cosa bien hecha. Sanz: no ha
(N ota del traductor) .
habido forma
I
ss.
]} 277 ss.
12 234
H 525 ss.
u 78 ss.
80 ss.
17 5. [Lper Eire: "'Y el designio de Zeus se iba cumpliendo... Segili.: -cu mpllase la
volun tad de Zeus. Smz: e se cumpla el designio de Zeus-. Hemos respetado en este C:l..SO
la traduccin inglesa: - m d rhe counsel of Zeus W:l.S accc mplished-, - sc cu mpli... H :l.Y una
importante diferencia en el tiempo verbal, que condiciona el posterior razonamiento de
91
H avelock. Lpe z Eire", en nota, expli ca; es sta una expresi n paratacnc a, que en
hipo ta xis sera: "pues el designio de Zeus se iba cumpliendo -.] (N o ta del trad ucto r).
18 De ah el aoristo gnmico que se utiliza en lugar del pre sente de indicativo en
frases q ue expresan un hecho tonudo de la expe riencia, o habitu al; a efectos mne motcnicos
se hace indispensable el co ntext o narrativo (infra., cap. 10) y ste, por definici n, se
verifica en ..puado; d . Van G roningcn, p. 19, quie n argumenta que pan los griegos . Ia
certeza objetiva slo all puede encontrarse- (esto es: en el pasado). Me gustara replicar,
sin embargo, que esta preferencia po r el pasado es, en el fondo. una opci n a favor de lo
co ncreto; y, por consiguiente, deci r que el aoristo es ..ms abstractos (ibid.) equivale a
invertir el orde n co rrecto de las cosas.
Versos 9-11.
:oc 22.
21 13-14 Y 28.
12 21.
23 35-41.
24 62-67.
69 ss.
16 76-79, 89-90.
27 455-56.
1& 459 ss.; d . infra nota 39.
l'! 467 ss.
30 29-31.
H 113-115; d . 9.341-2.
J 2 533 ss.
n 545 ss
.1-1 577 ss. [El ..what is fining -lo adecu ado, . 10 correcto-e- de la t rad uccin inglesa
no esd en nin guna de las versiones que el trad uctor conoce , inclu idas algunas alemanas y
[racesas, Tampoco parece que el o riginal griego contenga tal clusul a, Entra dentro de lo
pos ible, por tanto, que Ha velock se haya dejado confundir po r un rip io de alguna
t rad uccin inglesa.] (N o ta del t raductor).
J S 601 ss., y supra., n. 29.
.l6 Rrpblica 10 599c8. 606e3.
J7 598c1, 599c1 ss.
JI cr.
3.21 ss.
YI El sugerente artculo de Richardson no s hace obse rvar (pp. 53-54) que esta regla I"S
aplicable no slo al pas aje en cuesti n, sino tambin a sus cont rapunto s en I Uada 2.4 21 y
12.359, as como a las escenas de inve stidura de las arma s de Ilada 3.328 ss., 16.
131 S S 19.369 ss. (en cuanto a la investidura de las arm as como ..tecnologa.. ho mr ica, d .
Ar ist fanes, Las ranas 1036). Las inst rucciones para la navegacin (infra) mue st ran una
estructuracin similar. Cf. tambi n cap . 8, n. 6, y cap. 15, n. 44.
Esquilo, Prom eteo vencido, 484 ss.
41 141 ss.; el pasaje est anotado por R ichard son loe. cit. , pero no as los otros tres qu e
lo comp lementan.
H Cf. tambin la f6rmula (r,v) {N/,w; l <r."!v.
n 308 ss.
432 ss.
> 480 ss.
'!6 Repblica 598e1.
92
C A PTUL O
catlogo que para desplazarse depende de la tuerza motriz del ro, pero sin
tomar parte en ella. Aadamo s, pues, un segundo smil: pensemos en un
conjunto arquitectnico t razado, proporcionado y edificado, pero cuyo
efecto depende de la calidad de las piedras y de la madera, del ladrillo y
del mrmo l empleados en su construccin. Los colores y las forma s de
t ales materiales se integran en el conjunto geomtrico, confirindole
carcter. Este smil resulta ms adecuado, porque indica que la crnica en
marcha que H omero va elaborando no es algo que l haya introd ucido
art ificialmente en su relato, sino que constituye parte inherente y esencial
de su estilo. A H omero le cuesta trabaj o expresar algo, sea ello lo que sea,
sin infundirle en parte el color de lo caracterstico.
Aun as, nos sigue haciendo falta un tercer smil en que se describa la
aguda visin con que se localizan todos est os elementos caractersticos. Lo
cuales en modo alguno carecen de rasgos distintivos, como sucede con los
ladrillos, la mezcla y la piedra... N o obstante, la visin tie ne menos de
nica que de caracterst ica. No fue Homero quien invent tales mtodos
de recordacin de los usos y costumbre s. Su informe sobre la sociedad
tiene que haber sido patrimon io comn de todos los aedos, aunque, claro
est, cada uno lo exp resase segn su propio nivel de virtuosismo. N o fue
H omero quien cre este cdigo, ni poda l -sino dentro de muy
estrechos lmites- imponerle su visin personal, int rod uciendo mod ificaciones en el tono general. Vemoslo, pues, como hombre que vive en una
casa abarrotada de muebles, uno s necesarios, otros ornamentales. Su t area
consiste en irse abriendo camino por la casa, to cando los muebles a su
paso, para describir su forma y su textura. Va de un rincn a otro, a su
albedro, y al final de la jornada, terminado el recital, ha puesto las mano s
en la mayor parte de los objetos que hay en la casa. El camino por l
elegido lleva su impronta : as se const ituye el relato y eso es todo lo que
puede apo rtar nuestro hombre, en cuanto pura invencin. No son obra
suya ni la vivienda, ni las habitaciones, ni los muebles, cuya existencia est
obligado a recordamos incesantemente, y de modo tal qu e resulten
atractivos. Claro est: segn va tocando por aqu y por all, nada le
impide pulir los muebles, o qu itarles el polvo, o cambiar en algo su
disposicin, aunque jams en gran medida. Su nica decisin importante
.... v "fjConsiste en el trayecto que elija. En ello estriba el arte del rapsoda
"'"
' enciclopdico; quien, levanta ndo acta de su cult ura oral, contribuye
. tambin al mantenimiento de su aparato ti co y sociolgico'.
. . . .- Ahf radica, a nuestro entender, la clave de la peculiar altura que
ningn crtico deja de reconocer en la poesa homri ca. En lo que al ingls
Se refiere, ciertos traductores han considerado imprescindible acudir al
lenguaje de la versin autorizada del Antiguo T estamento lb. Otros, ms
en consonancia con el pulso de la modernidad, se han considerado
obligados a apartarse del estilo grandlocuo, para trasladar a H o mero al
idioma de la lengua moderna. Ambas tendencias implican un inevitable
'e
94
trmino medio entre el fracaso y el xito, pero las t raducciones del primer
t ipo pon en al men os de manifiest o que el traductor ha captado lo que de
nico hay en H om ero -e-con cretamente: su visin enciclopdica, que
supone la plena aceptacin de las costumbres de la socied ad, as como el
conocimiento y aprecio de sus formas ideo lgicas. H omero representa el
acercamiento mx imo de la poesa a un ti po de crn ica de lo no rma l
yuxt apuest a, o contrapuesta , a lo normal. Afirmar que su est ilo es elevado
supone queda rse cort o en la metfora. El poder de H omero emana de su
funcin, y su funcin no lo eleva directamente por encima del espritu
human o, sino que lo ensancha horizontalmente hacia los confines de la
sociedad para la que cant a. H omero acepta hast a 10 ms ho ndo su
sociedad, pero no por decisin personal, sino po r mor de su pap el
funcional de cronista y preservador. De ah su desapas ionamiento: carece
de cuen tas personales que ajustar, incluso de punto de vista estrictamente
individual. Cabe distribuir de modo diferente los muebles que hay en la
habit acin; lo que no cabe es la fabricacin de nuevas piezas. Ante
semejante limitacin , podramos preguntarnos cmo es que H omero no
nos resulta aburrido. A lo cual tal vez pu eda responderse que sera
aburrido si desempease sus funcion es tal como las desempeara un poeta
de los que ponen su obra por escrito, para un pblico de lectores.
H ome ro es un poet a oral que compone de conformidad con ciertas leyes
nicas, que lite ralment e han dejado de existir, al meno s en Europa y el
mundo Occidental. Platn era muy sensible a tal psicologa, aunque
abrigase el propsito de terminar con ella. Ms adelante volveremo s sobre
este punto , para pasar revista t anto a lo s mecanismos psquicos que este
tipo de poes a est aba obligada a explotar, como al tipo de consciencia que
generaba.
Entre tales poetas, el de mayor talento hab a de ser quien mejor
dominase el arte de lo pertinente. Teniendo una parte de su at encin
concent rad a en el relato - que, a su vez, era ta mbin tradicion al, aunque
suscept ible de retoq ues-c-, el poeta haba de emplear la parte mayor y
menos consciente de su energa en la ta rea de mantener la narracin en
permanente co nt acte con el aparato social. Cuanto ms participe en ella el
aparato social, ms rica resultad. la mezcla narrativa. Cuanto mejor y ms
fluidamcnt e quede el aparato bajo el control del context o narrativo , ms
natural parecer el resultado , y ms dramt ico el efecto. As, pues, su
buen ta lento servir al poeta para utilizar continuamen t e el aparato social
en do s niveles distintos: como crn ica general y como mtodo para
obt ener un efecto concreto (el refuerzo de algn paralelismo o de algn
contraste que se produzca en la sit uacin recogida por el relato) . Como
hemos visto, la descripcin que hace Aquiles del cet ro de la autoridad
constituye una digresin en la que queda interrumpido el curso de su
clera. Pero tambin es cierto que el oyente, mientras atiende a su
descripcin de una rama que nu nca ms retoar -porqu e se ha t rocado
95
en otra cosa-, sabr apreciar una nota de pertinencia: la ram a ha quedado
desgajada del tronco, de mo do irrevocable; como irrevocable es la separacin
entre Aquiles y el cuerpo del Ejrcito, su padre. Con lo cual resulta que
un fragmente informativo contribuye alartificio dramtico.
obstante, la crtica moderna, consecuente con sus tendencias ms
caractersticas, suele ignorar el elemento informat ivo, exagerando en
cambio el elemento artstico. En nuestro concepto de la poesa no halla
asiento el acto oral de suminist rar informacin, y por consiguiente
t ampoco se asimilan bien todas las complejidades de la obra de H om ero.
La creacin artsitica, tal como nosotros entendem os el trmino, es' algo
excluimos .
mucho ms simple que la representacin p ica, porque
Si esto fuera un ensayo sobre la
al artista de la accin polt ica y
-Crtica hom rica, aisladamente co; s{derada, quiz no supiera uno si
inclinarse por las funciones enci clopdicas que desempea la obra de
Homero o por el sentido artstico con que integra la informacin en el
relato. Digamos que se trat a de dos aspectos que conviven en su genio
unitarios. Pero el anlisis que aqu llevamos adelante no ti ene un objetivo
homrico, sino que se va haciendo ms amplio y ms apremiante - si t al
es la palabra- a medida que Homero se p ierde en la distancia. Lo que
no s interesa es la bsqueda platnica de una mentalidad y de un lenguaje
no homricos; y, en este contexto, lo ms importante de Homero , con
d iferencia, es lo que Platn dijo de l: en su tiemp o, y aun
mu cho despus , Homero fue el principal aspirante al ttulo de educador
de Grecia. Plat n no incluy en su anlisis las razo nes histricas de que
as fuera. De modo que hemo s tratado de recogerlas aqu, ot orgando a
H omero la consideracin de representante de un tipo de "Poesa que ti ene
que darse en una cult ura de comunicacin oral, donde t oda expresin
"til". - histrica, tcnica, moralmente til-e, para sobrevivir de forma
ms o menos normalizada, ha de asentarse en la memo ria viviente de
quienes integran el grupo cultural. Desde el punto de vist a de nuestro
actual anlisis, la pica ha de considerarse, antes que ninguna otra cosa, un
act o de evocaci n }' de rec uerdo. Su autntica musa es Mnemsyne3, en
qui en se simboliza no s610 la memoria - considerada com o fenmeno
mental-, sino sobre todo el acto entero de evo cacin, recu erdo, conmemo racin y memorizacin que se cumple en el verso p ico. Para un
escritor romano, la musa poda representar la invencin aplicada tanto al
cont enido- como a la forma. Pero a este aspect o no se le da importancia
en los textos antiguos donde se describen las facultades de las musas , en
los periodos arcaico y clsico alto de la civilizac in griega. La invencin
forma parte de la esfera del logos, no de la del mythos: su origen est en
la bsqueda prosaica de un leng uaje no potico. as como de una
definicin no homrica de la verdad.
Por otra parte, si la palabra elegida y la comunicacin considerada de
importancia slo podan sobrevivir en la memoria viva, la tarea del poeta
96
,
no constistla slo en informar y evocar, sino tambin en repetir. Dentro
de los lmites de la repeticin, no queda excluida la variedad. Lo
caracterst ico puede expresarse dentro de un amp lio margen de frmulas,'
si stas son verbales. La enciclopedia escrita, por el contrario, clasifica su
contenido segn los tema s, tratando stos del modo ms complet o posible
y con un mnimo de repeticin. Las diferentes versiones de ..lo que puede
conocerse..s, somet idas a poda sistemtica, quedan reducidas a monot ipos.
El informe oral ha de seguir el procedimie nto exactamente opuesto, de ah
que sus int rpretes actuales, habituados a la escritura, tengan qu e hacer un
serio esfuerzo imaginativo p:lra comprender la. psicologa de la preservacin
oral, evitando la poda y eliminacin de las repeticione s y variantes que hay
en H omero y H esodo, y que sera indispensable para ajusta r sus tex tos a
procedimientos lite rarios donde ya no entran en juego los requ isit os de la
memoria vivae. Al afirmar que Homero es una enciclopedia tribal est amos
de hecho acud iendo a una met fora poco exacta, sobre todo si entendemos
enciclopedia en un sentido libre sco que no es aplicable al caso. Porque
Homero est const antemente reformulandc y manipulando el nomos y el
etbos de su sociedad, co mo si vacilase en cuanto a la versin correct a (o as
nos parece desde nu estro mo derno punto de vista). S est segurisimo, en
cambio, del cdigo general de conducta, que t rae una y otra vez a
colacin, fragmentariamente, en cien contextos distintos, con cien variant es
verbales.
Este hbito de la -yariacin dentro de lo mismo- es fundamental para
la poesa homrica, y po r l se
la.raz rrincipal de
tal como se detecta en el anlisis de Milman Parry. 'La tecmca oral de
compos icin potica p uede considerarse basada en el siguiente mecanismo:
en primer lugar, hay una pauta puramente mtrica segn la cual los versos
sucesivos. uniformes en cuanto a la cantidad. pueden estar compuestos de
partes mtricas intercambiables/; luego hay una vasta reserva de combinaciones lxicas o de frmulas de extensin y sintaxis variables que estn
pensadas para encajar parcialmente en el verso mtrico, pero qu e a su vez
tam bin estn integradas por parte verbales intercambiables dispuestas de
tal modo que el poeta pueda - ya por comb inacin de frmulas diverenres,
ya por combinacin de piezas de frmulas diferentes- alterar su sintaxis
sin .mo dificar la mtrica. En lneas generales, su t cnica arts tica consiste,
pues, en una interminable distribucin de variables do nde, sin embargo, la
variacin se mantiene dentro de ciertos lmit es y las posibilidades verbales,
aun siendo muy amplias, no son a fm de cuentas infin itas. O, por decirlo
en t rmi nos semnticos: las posibilidades de variacin en el significado, de
alteracin de la expresin, son t amb in, a la larga, finitas . Este carcter
finit o est en correspondencia con el carcte r tambin finito del nom os y
del ethos que el poet a evoca continuamente .
El virtuosismo con que H omero aplica esta tcnica es tan asombroso,
que su detallado anlisis podra constituir un verdadero deleite esttico.
97
98
la educacin
NOTAS
Cf. Ad am Parry (p. 3): El carcter fo rmulario del lenguaje de Homero significa que
todo en el mundo se presenta normalmente tal como t odos los hombres... comnm ente lo
perciben. El estilo de H omero est co nstan te mente resaltando cul es la actitud que debe
adop tarse ante cada una de las cosas que hay en d mundo, y d io contribuye a que se
manifieste una considerable unidad de experien cia.
l b [Pub licada en 1611 y obra de 47 sabios que trabajaron a las rdenes del rey J acobo
I de Ing laterra. N. del T.]
.
1 T an pronto co mo se aleja del centro de la perspect iva crtica el papel estrictamente
func ion al de la poesa oral, surge la tentaci n d e d istinguir, en H omero, entre ciertos
elementos que se originan en la rcrminologta del trabajo cotid iano de los artesanos,
soldados, marineros, agricultores, tenderos, erc. y material procedente de los propios
poetas, pro ducto inspi rad o de la imaginacin y del arte (Richardson, p. 56). Las cursivas
son mas, para destacar las palabras en que se expone la base de esta falacia.
3 Infra, cap. 6, n. 6.
Infra, cap. 7, n. 19.
s Pero an no co gnoscible o conocid o en el sentido platn ico; d . infra, cap. 12.
b Infra, cap . 7, n. 19.
7 Infra, cap. 9, llll. 2, 3.
8 Not opoulc s {eM nemo syne] seala que los pod eres de la Diosa de la Memoria, en
H esodo, guardan relacin con la utilidad" (p. 468); pero luego aade (p. 469): "de mucha
mayor relevan cia en la poesa oral es la utilizacin de la memoria como medio en el
proceso de creacin .
En de mostraci n de lo contrario se ha aducido Odisea 1.351-2: niv y ap iooiv fliiA)'ov
i7Tlx).douu civ8pW7T0I, 7f n r; dxo uvn; uu w:wTn d.Urp!7Tikrral, d. Aleman I p.D.or;
VZOx :.ov tipxc 7Tap8i vor; idoYJv (Smyth, p. 174).
sin embargo, se refiere a algo
recientemente ocu rrido (los noscoi, en contraposicin con la guer ra anterio r, versos 326-7),
no a nuevo en invenc i n. Por o tra parte, la lrica - que en la sociedad oral goz de una
vida efmera y que no arras traba el mismo lastre didctico- estaba menos apartada de la
invenci n,
10 Entindase, sin embargo, que no menos precio el fUndamental impulso de los estudios
ho mricos que supusieron los trabajos de Milman Parry , llevados adelante y concluidos por
Albert Lord. Lord, trabajando con el material obtenido en los Baleanes, alcanza adems a
d iscernir esa estabilidad del relato esencial que co nst ituye el objeto de la tradicin oral (p.
138), una estabilidad que es temtica y cuya existencia en H omero l alcanza a demostrar
(cf. p p. 146-52).
11 I nfra, cap. 6 y cap. 7, notas 19, 20.
tz Myres, p. 23: En la historia modern a y en la medieval este t ipo de recuerdo popular
de los acontecimie ntos no tiene demasiada importancia, porque todos los sucesos de
consideracin estn reco gidos en documen tos co ntemporneo s, oficiales o no... Lord (pp.
154-5) cita el instruct ivo ejemplo de Makriyannis, poeta griego moderno, cu ya obra escrita
(en contraposi cin con su obra o ral) surgi co mo respuesta a la lite literaria y al dese o de
ascender de un estrato inferio r a otro superio r. Aade Lord: El abismo que separaba al
aedo oral del 'artista creativo' era tan ancho como profundo, en t iempos de Makriyannis.
En tiempos de H omero, por el contrario, el aedo o ral en un artista creativo.
n Adaro Par ry ' (p. 6): "Ni Homero , en cuanto narrador, ni los personajes que l
dramatiza, pueden hablar ot ra lengua que aquella en que se reflejan los supuest os de la
sociedad hero ica.
1
lOO
CAPiTULO
VI
El hecho de que Platn atribuya no 5610 'a H omero, sino tambin a los
dems poetas, la condicin de medios vehiculares de la educacin griega,
viene det erminado por su propia sit uacin. Lo que l prete nde es
solucionar una crisis de su poca, y ello lo tiene plenamente ocupado,
porque su propsito estriba en ponerse en el lugar de los poetas. Dentro
del contexto de las necesidades del momento , Platn se contenta con
identificar - clara y vehementemente- el papel funcional antao desempeado por la poesa, denunciando el peligroso obstculo que ello
representaba en la v2 del progreso intelectual. Pero sin plantearse 12
pregunta histrica correspondiente: Hubo en algn momento una situacin
circu nstancial qu e hiciera pertinente y relevante el desempeo de ese papel
por parte de lo s poetas? No faltaba a Platn, desde luego , cierto sentido
intuit ivo de la Historia; de otro modo, nunca habra puest o ta nto nfasis
en la funcin didctica de Homero dentro de la sociedad griega, ni habra
alcanzado a percibir co oclaridad qu e elasunto no se limitaba a la poesa
, .
p ica.
Con las reservas que ' acabamos de expresar. lo sin duda alguna cierto"\
es que la
el prier y_ni co
qe )
expresar - de modo claro y cons ciente--e impo rtantsimo hecho de que
la poesa controlaba plenamente la cultura griega. De t od as form as, ya lo
primeros poe t as helenos e-estoy pensando , sobre to dos, en Pndarofueron conscientes de su fuerz a didctica. Plat n, po r as decirlo. fue
quien primero puso de manifiest o que la mencionada fuerza era de general
aplicacin.
Pero hubo un poeta que se le adelant en muc hsimos aos. Me refiero
a un hombre como Hesodo, que sigue a Homero en pocos aos y que es
el pri mero en trat ar de expresar t anto el modo en que el aedo se vea a s
mismo como el significado de su profesin. Lo qu e podr amos denominar
su 'ret rato ' de la profesin -c-rrazado con cierto virtuosismo - se atiene a
un esquema que en absoluto desentona del conjunto de rasgos atriubuidos
a la poesa por Platn. Hesodo, situado al inicio de la gran transicin por
la que se pasa de los hbitos de comunicacin orales a los' escritos, y
Platn, situado al final, hablan de la situacin pot ica complementndose
mutuamente. El filsofo, volviendo la vista atrs, transmite una nocin
refinada y ho st il de la relacin entre el bardo y su s iedad . El poeta de
101
_\\I
)
103
01
cuya progenie fueron las H oras, la Ley Justa, el Derecho, la Paz y las
tres H ados o Destinos (Moirai).
En tercer lugar desposa a Ley Amplia (Eurinome)
cuya progenie fueron las tres G racias, Brillo, Fiesta y Gozo (Aglaya,
Taifa y Eufrosina).
En cuarto lugar desposa a Demerer
y [a hija de sta, Persfone, es entregada por cnyuge a H ades.
En quinto lugar desposa a Mnemsyne
cuya pro genie son las Musas!' .
105
est 30M, reun ida, existiendo per se. El aparat o celest ial no es para Hesodo
una simple cuest i n de conveniencia, sino el modo en que l visualiz a las
realidades que desea organizar y describir. Es natural, por con siguiente,
que cuando piensa ms directamente en el contenido del canto de las
Musas lo defin a en seis ccasionesu distintas como celebraci n de los
dioses en sus generaciones o est irpes.
H ay, no obstant e, otras referencias al canto de las Musas qu e no estn
reflejadas en lo s mismos trminos. El poet a, al referimos el momento en
que se produjo su propia instrucci n (que, seguramente, hay que entender
en sentido figurado) , figura que las Musas le estn diciendo:
sabemos decir muchas menti ras a verdad parecidas, mas sabemos tambin,
si queremos, cantar la verdadt".
eme.
107
.
De este modo, Hesodo subraya la seriedad de la funcin potica y,
dentro de ella, 10 que segn l debe constituir el contenido cons t ructivo
de la poesa. Esta es la verdad (contrapuesta a las simples mentiras) cuyo
conocimiento preconizan las Musas. En modo alguno se escl contraponiendo
una verdad potica a una expresin prosaica meramente expos itiva. Al
cont rario: si algo puede equipararse a la verdad po tica.. - en el sentido
moderno, no funcional, de la palabra-e, ello sera la mentira practicada
por el aedo , las ficciones narrativas, los argum entos, las tragedias, lo s
personajes. Todas estas cosas forma n parte del material de que est hecha
la poesa, pero en modo alguno const ituyen la principal razn de su
existencia.
H asta ahora, el testimonio de H esodo se ha venido manteniendo en el
plano de lo simblico y general. En su consideracin , el poeta oral es
sacerdote, profeta y maest ro de su comun idad; lo que ha tratado de
comun icarnos es su nocin de la poesa oral, cr nica originaria de la
historia y de la moral. Para H esodo , la poesa es modelo general, fuente
y apoyo de la t radicin del grupo. Tal tipific acin es caracterst ica del
material contenido en el C anto 1 de la Iliada. Co ntra esta funcin moral
generalizadora de la poesa dirige Platn sus escritos. Y de ah que haga
volverse cont ra la poe sa su t radicional cargo de proviso ra general de la
cultura helena.
H ay sin embargo ot ras t areas que las hijas de la crnica y la memoria
se pueden ver llamadas a desempear. La palabra preservada, en cuanto
vehculo de educacin general, adquiri una capacidad de supervivencia de
muchas generaciones. Era la voz de la historia y de la tradicin. Pero
haba Otras clases de palabra preservada que no necesitab an de tan larga
vida: la suficiente para servir como orden militar o como decisin legal
v lida para hoy y maana, pero sin pasar a integ rarse en la tradici n
(aunque tal posibilidad no t uviera por qu quedar excluida). El cont enido
de la tradicin era. enteramente caracterstico. Cuanto ms tiempo tuviera
que sobrevivir sin modificacin, ms caracte rstico se ira haciendo el
material en cuest in. Limitndonos a los ejemplos ms simples: el grupo
no poda modificar a la ligera su teologa ni sus costumbres polti cas o
familiares (las relativas al matrimonio, los hijos, la propiedad, etc.). Pero
la sociedad tena necesidad permanente de directrices y f rmulas legales de
cort O alcance que -por estar previstas para casos concret os- no pervivan
por s mismas ms que durante periodos tiempo variables, y ello slo en
las memorias de la partes implicadas; o directrices que se perdan en la
transmisin , por falta. de fijeza; o frmulas legales a cuyo cumplimient o no
se provea, sea porq ue las partes las hubieran olvidado, sea por existir de
ellas una variedad de versiones que daba lugar a la disputa. Estas
directrices, pues, teman mejores posibilidades de prolongar su periodo de
vigencia si se expresaban en lenguaje rtmico, segn pautas mt ricas y
fnnulas capaces de garantizar que se t ransmitiesen y recordasen sin
108
109
,'
encaja perfectamente con el pasaje que acabamos de citar, como tambin
la descripcin del cetro oficial que Aquiles acaba de arrojar al suelo y que
normalmente sos t enan en sus manos los hijos de los aqueos
que administran justicia y guardan las leyes de Zeus [lo establecido por
Zeus)25.
112
1
NOT AS
1 Coincido con Solmsen (p. 4, n. 13) y disiento de J acob y: no deben cons iderarse
espurios los versos 80. 103; es ms: me atrevo a afirmar que los 101 versos, tal como estn
-s-adm itiendo que haya en eUos cierras int erpolaciones y sobreescritur as-c- representan con
gran fidd id.1od el mtodo de composi cin de Hesodo (en relacin con el cual vid. supra.,
cap. 4, n. 3; d . von Fritz - Pro-t-rnium>.
2 La hip tesis de la Escuela de Beocia. se incorpor a las corrientes de estudios
clsicos ya '" principios del siglo XI X: vid. W . Mure (vol. 2, pp. 377 ss.), K.O . Mueller
(edicin inglesa, pp. 111, 116, 126, 128, erc.), Paley (Prefacio, pp. V, XIII ). Muchos
estudios ingleses recientes siguen lucubrando sobre la idea de un H esodo agricultor
progresisu.. (Evelyn-White introd uccin, pp. X.XII, Bowra O .C. D. Jub. nom Page
H oma ic
p. 26, HHJ, p. 152), en franca contradicci n con la
(que los
agriculrueistas desearan descalificar) y con los aspectos no rurales de LoJ t.,-abajos y los
das. La hip tesis se h:a visto reforz ada po r el hbito (u n exte ndido entre los ant iguos
como ent re los modernos) de atribuir a H esodo todo un corpus de obras aho ra perdidas,
en qu e se ocupaba de mate rias genealgicas y didcticas referentes a los mito s de la Beocia
y de T esalia; d. Schwartz, p. 629, y tamb in Lesky, p. 97, qu ien, sin prestar at encin , al
menos en apariencia, a la Escuela de Beocia.., seala qu e el Forma re de catlogo es
herencia de la anugu:a epopey:a.
} Cf. la muy aguda observacin de Lorimer (p. 461): Su educacin [la de H esodo]
incluy la comp osicin y recitado de hexmetros; si l:a adqu iri en el extranjero, ello no
pudo ser sino en el Arica..... Y el comentario de Webster (p. 178): Homero y H esod o
son heredero s de una tradicin potica co mn....; vid. ta mbin captu lo 15, n. 42.
Son -ohm picas.. en [Ilda 2.491', y lo siguen siendo en T rogonl 25, 52.; de Piena.
en Los trablljos y Jos dllS I, lo cual en T togona 62 se ent iende por nacidas cerca del
O limpo. Son del H elicn en T eogona 2 y en Los trabajos y /0 5 das 658. Cantan en el
Olimpo Teogonll 36 ss. y para regocijar el 1'1005 de Zcus Olmpico (T eogona 51, d . infra,
n. 16) o para conmemorar sus designios (L os t.,-abajos y los das proemio). T ambin cantan
en el H elicn, T togona 2 ss., que emplean como base dc una zon a de actuacin ms
extendida T togona 8 ss. El propio H esod o, mientras le -enseaban- (t83z! zy) el oficio
de aedo: residi al pie del Helicn (T eogonLJ 22-23; d . Los t.,-abajos y /os dias 639-40) Y
dedic su premio a las musas del Helicn (Los trabajos y/os das 658), pero tamb in afinna
que su funcin estri ba en declarar el naos de Zeus cantando como le ensearon las Mu sas;
y este noos, en el presente caso, est integrado por las no rm as de navegacin (L os trabajos
y los das 661-2) y por la idea de que todos los citaristas y aedos de la tierra proceden de
las Musas y de Apolo (T eogona 94-95); parece claro que la cobertura del poeta se extiende
algo ms all de la Beocia. La nica conclusin obvia que de tod a esta amalgmu de datos
puede extraerse es, creo yo, que el propio H esod o, aun mencionando en la crnica su
lugar de origen concreto, ha to mado la determinaci n de darse :a conoce r como miemb ro
de un a profesin panh elnica, portador tambin de un mensaje panhel nico (<<Panhelenes.
aparece en Los trabajos y los das 528, en el calendario). El simbolism o de su verso,
descentralizando las Musas y otorgndo les, po r as decirlo, un captu lo. en el H elicn,
puede sugerir [a exi stencia de un gremi o de cantores de la Beocia; peTO su tcnica y sus
temas son u n panhelnicos como lo es el Zeus que all tena un ara. (T rvgona 4). El cuartel general sigue estando en el Olimpo. Los dos aspectos, el cent ral y el local, se entremezclan en ambo s poemas, pero el Helicn no aparece resalta do ms que cn b Teogona, y
par:a que saliera. reforzada la t esis de la Escuela de Beocia.. sera menester que este nfasis
estuv iera, por el contrario, en Los trabajos y los das; d. Maro r p. 99 notas 1,2.
s Acerca de la invocacin de Ilada 2,484 ss., vid. infra, captulo lO, nota 15.
1> Teogona 53 ss. y 915. Su presencia aqu est bie n explicada po r N oropoulos
-Mnemosyne-, pp. 466 ss. (citando tambin H im no a H ermes, T erpandro 3, Saln 13 y
113
Platn Eutifro 275d Teecae 191d. Pausanias 9.29.2). T ambin aduce la etimolog a "Monsai
(las restantes] pan exp licar Mousai.
7 T togo nJ 117 ss.
133 ss.
" 135.
10 Supra. captulo 2. n. 12.
11 881 ss,
11918 ss.
Il 886 ss. [Lo que acabamos de transcribir es un resumen del propio H avelock a partir
de los versos 887-917 de 1... Tt'Ogona. Su versin no es ni mucho menos literal. Las
equiv... lencias de los nombres griegos son, desde luego. suyas. No hemos traducido
literalmen te, sin embargo, su eq uipa raci n de Themis con el ingls ' Precedenc', prefiriendo
' lo establecido' . N ota del t raduceor.]
14 53 ss.
IS 72 ss.
16 Teogona 37; d . LO$ trabajos y los das 661, 483.
17 Supra, n. 4.
la Teogona 11 ss., 21, 3}, 44, 101, 105.
19 27_28. Versos mu y discutidos, para los que se ha propuesto una variedad de
inte rpretaciones. Su posible influencia en Parmnides B 1.11-12 Y en la teora gorgiana de
la apare se amJiza d. en una obr a posterior.
20 Versos 32, 38.
21 l fada 1. 70 .
Y reconocido en efecto en el aforismo preservado en Los trabajos y los das 719 20;
r ).c.Jr:rf17J{ ro , (h;u:tup/;{ i lJ i"'lpc.Jrrol ullJ iplrITo:; ?EI3(,)),ik, rr).Ean; 3i XiPI:; xni
22
[ovGJ;!'. El tesoro mejor entre los hombres es un", lengua parca, y mxima gracia cuando
con medida procede, Nota del traductor], do nde se hace refere ncia no slo al ritmo y ...
su ene...nt o, sino t amb i n a la economa de vocabulario caracterst ica de la tcnica or...1 de
prescrvaci n ex p resiva,
v Es Solmsen quien h", llamado b atencin sobre la importancia de ene pasaje, pero su
wlisis part e del supuesto de que el -don de la palabra O elocuenci..., po r una puteo y el
don potico. por otra, se perciben como faculta des diferentes tanto en los tiempos de
H omero como en los de H esod o; de lo cual resulu ra que el papel de rey y el papel de
poeta se excluiran mutuamente. U IU vez aceptada esta dicotoma, derivad... de upcriencias
po srhom ricas (en H omero. el pro pio Demdoco es calificado de - hrce- , Odisea 8,483).
perdemos la clave para ent ender la pertinencia de l liada 13,730 ss., como la perdieron
seguu mente ya en la antigedad, cuando se pret enda sacrificar el vena 731;
p.iv ri ;
l 3CJJXE fhdt; rro).E,u1eo: [neo: i).).lp 8' 0PX1Jr1TIJ, hiplp yJ6eo:PlIJ xco:i
X 1").. [eL... divinidad
a uno le concede que sobresalga en las acco nes blicas, ot ro en [a danza, al de ms all
en la citara y el canto, traducci n de Luis Segal . N ora del t raductor.] Solmsen est de
acuerdo con Leal cuando ste seala que el segundo verso es -un interpolacin de dudoso
gusro- . El pasaje de H esodo repi te, a mplindolo en pute, Odisea 8.170-3, describiendo el
modo en que la divinidad puede conferir a los hombres una diversidad de don es, entre los
cuales est el de ajustar la forma de l...s palabras
!rt ljcrr?t l, que qu iz sea alusin".
al carcte r formular de los epe rt micos; vid. infra, cap. 9, n. 9). Solmsen parece inclin...rse
por esra dependencia de H esod o con respecto a las frmu l...s homricas, en lugar de
apreciar la relacin contrari..., como hace Willll1owitz . llada 1.249 (la elocuencia de
Nsror) y 16.387-8 (los homb res que en el foro dan sentencias inicuas) tambin han
apo rtado frmulas al texto de H esod o, qu e viene a resultar. as, una especie de compendio
del papel representa do po r b - poesa polt ica.. de H omero. El supuesto de que h",y
dicotoma entre elocuencia y poesa ob liga a Solmsen en exgesis a dar por sentado que (a)
H esod o habla de -Ios dos dones de In Musas (p. 5) Y (b) que ello implica que su [del
rey] relacin con las M uus no puede expresarse en los mismos t rmino s que 1... de
114
H esodo. Ninguna de las afirmacio nes se me llnoj2 ju stificada po r el texto; de hecho. las
co nt radicen los yerros 94-97. Muchos de los puntos interesantes de este pasaje so bre los
que Solm sen 112m2 la atenci n -por ejemplo. el papel desempeado po r Calic pe-; se
perciben con mucha mayor claridad si nos q uit amos la dicotoma de la cabeza: con
31 =piv"Yr:Z
[verso 85) d. La repblica 10 599.16 ss-, en especial lIo.w81'-';1I
:iytz86... [Versi n castellana de Paolo Vianello de Crdoba, con las modificaciones
necesarias par, acoger los comentari os que el profesor H avelock pone entre corchetes.
N on del traducror.]
2. !Izda 18.497 ss.
25 1.283, que puede compararse con 9.63, 98.
26 9.443.
27 9.186.
23 Teogona 94 ss.
2'J 11.80, 82.
J() I V. 67r7j 79; d. supra, n. 23.
JI n -8 EJ'rprn, e ih! 3:. Ep3:nJ.
J2 Ib id. KJ.m J, IJOJ. .UI1' 7, ()rjp:x"lf,.
l J Ib id.
TEP-"X6pr,.
J.i Verso 81.
115
,
CAPTULO
VII
hablada.
La arqueologa y la epigrafa. han cont ribuido mucho, en los ltimos
t iempo s, a la mejora de nue stros conocimientos relativos a la civilizacin
micnica y a su relacin con el periodo de oscuridad que tus ella viene}.
Tambin nos resulta posible especular co n meno s incertidumbre sobre el
probable desarrollo de las instituciones griegas a lo largo de la Edad
Oscura. En cuanto a Micenas, lo que se nos manifiest a es una sociedad
11 7
118
'"
120
122
1
e
t.
t
est n las direct rices de los reyes micnicos en lo tocante a cmo se prepara
125
- - - - - - - -,
-,
docum ento para dominar una mul t itud (a este respecto, es sintomt ico
que todava en tiempos de Aristfanes se considere intil y risible la
utilizacin de un documento con t al finalidadye . Pero s cabe pronunciar
un discurso pico. No obstante, st e no pondr verd aderamente en
marcha a la multitud si no resulta fcil de memorizar. o si no contiene
frases repet ibles, que vayan luego de boca en boca. Esto es lo que
H omero llama acaudillar las asambleas.
As, pues, nada nos impide imaginar que el nico y especfico intele cto
griego, cuyo origen o causa ha sumido en el desconcierto a todos los
historiadores, recibi su primer impulso en comunidades donde la tcnica
oral de preservacin de la comunicacin daba poder y prestigio a los mejor
dotados para la palabra. Con 10 cual, la lucha por el poder - endmica
entre t odo s los seres humanos- lleg a identificarse con la lucha
intelect ual, con la lucha por el conocimiento. El analfabetismo total de la
Grecia ho mrica, lejos de constituir un inconveniente, const ituy el
necesario medio de sust ento para el desarrollo del genio griego.
Cabra argir que la modalidad de comunicacin tuvo un efecto claro
en el camp o de las artes visuales, y no al revs. En pintura, el estilo
protogeom t rico bien podra con siderarse reflejo psicolgico del du ro
aprendizaje de las pautas auditivas impuesto por la vida cotidiana y por las
necesidade s de la escucha. Los pat rones de la l lada se han venido
est udiando como si respondieran a una disposicin visual, en clara
contradiccin co n la pre misa de qu e su compos icin fue de carcte r oral;
as, se ha pretendido compararlos con las compos iciones geomtricas de la
cer micas", N o sera ms adecuado entenderlos como pat rones ajustados
a principios audi tivos, donde se acude a la tcnica del eco como
procedimiento para reforzar la memori a? Si as fuera. la geomet ra visual
del arti sta plstico consti tuira reflejo de su inst int o auditivo, transferido
al mbito de la visin, y no al revs.
Esta interpretacin puede antojarse discutible, pero se ajusta perfectamen te a un hech o probado: que d. genio especfico de lo s griegosfue.
clsico,
Lo que denominados
durante el
sentido griego de la belleza -en arquit ectura, escultura, pintura y
poe sa- era, ms que ninguna ot ra cosa, un sentido de la proporcin
elstica y fluida. Nos at revemos a sugerir que est a facultad -que, hasta
cierto punto, es atribuible a todas las razas- en el caso concreto de los
griegos sali perfeccionada du rante la Edad O scura por un inslito grado
de ejercit acin en los rit mos verbales, musicales y acst icos. Fue el
dominio generalizado de la plst ica verbal - reforzado por los requ erimientos de la memoria cultural- lo que condujo a los griegos al dominio
de Otros tipos de ritmo. Su supuesta desventaja en la lucha por la cultura
su analfabeti smo- cons tituy de hecho su principal
ventaja.
127
NOTAS
Lord razona la posibilidad no de que - H omero- supiese leer y escribir. sino de que
sus poemas fueran recogidos por un escriba (o escribas) en un texto que as ganara fijeza.
2 Cf. M.l. Finley, cap_ 1.
) Cf. Webste r. captulos 1-6, Page, ca. 5. Kirk - Dark Age. , Phillips cA Suggest ion.
4 Ventris y Chadwick aporun los textos bsicos.
s Webster. pp. 94-97, pasa revista a los descubrimientos de M. Leumann, Homerisdx
W Ot'TU T, que indican el hecho de que ciertas palabras halladas en el actual texto homrico
tienen origen en un proceso de _nula escuchas por parte de los aedos, ya por mala
interpretacin, ya por partici n errnea de las palabras que oan, dando lugar a la
formacin de nuevos vocablos o analogas originadas en los errores auditivos. H ay
particiones errneas probadamente anteriores al periodo de migracin. lo cual demuestra
que nos hallamos ant e una tradicin oral cuya lengua era la misma en todas panes.
H ouseholder, en su muy til an lisis de los recursos comparativos de, respectivamente .
los silabarios puros , los silabarios alfabticos.. (o seudoalfaberos..) y los alfabetos,
calcula (p. 382) que una lengua con 20 [en emas consonnticos, 5 vocales cortas y 5
largas.., puede representarse alfabticamente con toda precisin por medio de 26 a 30
caracteres..; un silabario, en cambio, requerira de 21 0 caracteres para alcanzar [a misma
precisin, o 90 si se admite cierto grado de ambigedad. Pero basta con que en la lengua
aparezcan unas cuantas consonantes de final de slaba.. para que el inventario de 90 tenga
que multiplicarse por dos o por tres. En la prctica, un sencillo silabario consonante-vocal
puede escribirse por medio de 65 a 11 0 caracteres; la presencia de caracteres vocalconsonante elevara el to tal a una cifra que oscilara entre los 140 y los 300 caracteres".
No estoy enteramente de acuerdo con Householder cuando afirma que en el griego
homrico el empleo del Lineal B -que cuenta con 80 signos- -no supondra ninguna
ambigedad de consideracin..; pero, en todo caso, el nmero de caracteres requeridos es
lo suficientemente grande como para impedir la posibilidad de que se imponga a un nio
pequeo el traum a de tenrselos que aprender - lo cual bastana para minimizar el hbito
de lectura como reflejo automtico a escala multitudinaria, haciendo compatible con
nuestras hiptesis e! hecho de saber leer y escribir (sobre el principio de acrofonia, esencial
en la memorizacin de! alfabeto, c. Nilsson, Uebem ahme, p. 1035 ff.; la metodolog a
oral an sigue aporrando una clave fundamental para poner en marcha los recursos de la
alfabetizacin). Webster. p. 273, refiri ndose a un prob lema de menor alcance --el grado
de competencia de los aedos-c-, argumenta que la capacidad de leer el lineal B debi de
circunscribirse a los escribas y que fue e! alfabeto lo que hizo factible que los aedos
empezasen a leer los textos que recitaban. Segn Webster, el alfabeto es condicin
necesaria para concebir la composicin de la IlaJa y de la Odisea (Lord disiente en este
punto). siendo a este respecto irrelevante la prob lem t ica pervivencia del Lineal B.
H ouseholder supone que el alfabeto no lleg a cuajar antes del 700 (supra, cap. 3, nota 4)
y aade que el sistema semt ico del que depende "puede denominarse alfabeto sin vocales,
o silabario desvocalizado.., (Esta ltima denominacin se me antoja ms exacta; es
incorrecto, pues, afirmar - como hace Albright , p. 194- que los griegos tornaron su
alfabeto de los fenicios..: toma ron los signos del silabario, y con ellos inventaro n el
alfabeto.) H ouseholder seala que este sistema semtico era una simplificaci n demencial...
fomentada por el hecho de que en las lenguas semticas y hamiricas hay muchas palabras
integradas exclusivamente por consonantes. En griego, el mismo sistema dara lugar a un
-gradc intolerable de ambigedad: Podemos aadir, en e! mismo sentido, que e! grado de
ambiedad es ya considerable en las transliteraciones del hebreo que hay en el Nuevo
Testamento, y que tal vez este factor haya contribuido a reducir la invencin en dicho
texto. Las partes ms antiguas del Amiguo Testament o son fundamentalmente poticas;
incluso la prosa primitiva est poetizada.. y es repetitiva en su economa y en su temtica.
128
,
A estas caracrersucas -o a que no se desarrol lasen las contrarias- contribua qui z la
ambigedad de identificac in que hay en el texto .
r En un volumen posterior analizaremos la ambivalente situacin de H esodo -quien,
trabajando con material oral, intenta sin embargo una organizacin subo rdinada a los
recursos alfabticos- o Cf. tambi n infra, cap. 15.
I Cf. las muy pertinentes observaciones de Sterling Dow (p . 128) sobre la deuda
contrada por la tcnica del verso or al con b desaparicin del Lineal B.
< Cf. Whitman. op. 3: cAthens. 1200-700 R.C .e.
10 Hantmann, pp.
11 Webster, pp. 267-68, llama la atencin sob re h. existencia evidente de un ..muy
generalizado orgullo de las cosas pret ritas .., al cual luce remon tar ..la demanda de un a
V2.SU ilusin mitolgica, localizable en todos los rincones del mundo griego, pero
especialmente entre los jonios, con su mu y :antigua y muy mezclada ascendencias. W ebner
no llega Un lejos en su texto como yo en el mo, pero poco le falta.
12 Y, de hecho, increble parece a qui enes ven en H om ero el poeta de la lit e
con tempornea; as, Guthrie, p. 255, al sealar -[a extraordinaria y has ta cierro punto
artificial canonizacin de los poemas hom ricos, aade que -s ecs an conse rvaban su
la soc iedad
influencia. al menos oficialmente, siglos despus de que hubiera
qu e les dio el ser, nica para la cual tenan alguna relevancia- (las cursivas son mas).
helnica, adecuada
u La tesis de que la pica, rn su forma tUtU<J1, constitu ye una
para la preservacin y la transmisin oral , est en consonancia con la conclu sin alcanzada
po r los expert os en mtrica, para quiene s el hex met ro dactlico es una invencin mtrica
extr emadamente forma lizada y desde luego arti ficial, cuyos orgenes no pueden rastrearsc
con facilidad en los metros populares indoeuropeos ni en sus derivados dentro de la lrica
griega. H ay que comprender que se trata de un instrumento mu y extrao, reservado a la
recitacin de relatos, de proverbios o de elencos genealg icos. Estudios comparativos
realizados po r Meillet, J akobson y Watkins (vid. Watkins, que resea la bibliografa
pertinente) han pu esto de manifiesto, primero en el snscrito , luego en el eslavo, y aho ra
en el celta, que los metros picos.. de los indo europeos eran (y son) rit mos pop ulares
mucho ms simples y libres (prototipo de los.cuales podra ser, segn Jakobson y W ,atkins,
el paremaco o proverb ial). Como seala Watkins, esto, en principio, ya fue captado por
Usener hace mucho tiem po. W atkins aade el ejemplo de Corinna, cuyo verso, segn l,
representa dicho prototipo: ..La extensin, el rema y la fnseolog,a denotan el carcter
pico de este fragmento, en tanto que su relat iva sencillez co ntrasta co n la pica de
Homero, ms formal y, sobre tod o, dotada de una lnea mtrica ms 1u-g.1 y, sin duda ,
tomada en prsta mo de alguna parte. Si, como crey Meillet, el hex metro dct ilo
procede en efecto de alguna otra cultura egea, cabe considerar que el prstamo represente
un a decisin guiada de modo inconsciente po r consideraciones pedaggicas? Es posible
que ciert o nmero de griegos micnicos se desplazaran hasta Creta para all recib ir una
educacin ..superior (cf. el mito de T eseo), aprendiendo de paso la convencin ent eramente
terica de qu e dos ca nas equivalen a un. larg4? Ms adelante, (-fue esta experiencia
adaptada al griego por los aedos griegos, para obtener un verso arque t p ico.. de cantidad
tericamente fija, un instrumento parecido al cant o llano medieval, vlido para contener y
preservar la poesa ..arquet pica..? (Lo rime r especula co n la pos ibilidad de que los poetas
griegos asistieran a muy refinadas interpretaciones , acom paadas de instrumentos de
cuerda que impusieran su medida a las palabras.] H abida cuenta de que el trimetro
ymbico de 1:0 tragedia ado pta la misma convencin, cabe inferi r que en l t ambin se
refleje la intluencia de los ya mencionados motivos peda ggicos (sin duda incon scientes)
que convirt ieron el teatro at eniense en algo que Plat n cont empla como suplemento
educati vo.. a la pica, adecuado pan la memorizacin form al y estable de las tradiciones y
costum bres? (supra, cap. 3).
H Jaeger, Pt2UUia. vol. 1, caps. 2-3.
I S Cf. Las ran as 1909: los poetas son admirados por su lIolJfkGL
129
Odisea, 1.3.
17 La prctica micnica (no obstante e! lineal B) sera refle jo de la misma tecnologa de
formulacin oral (infra, n. 20), pero los reyes y jueces de Homero no viven, a mi entender,
tras murallas ciclp eas; estn ms cerca de su pueblo, y t ienen que reforzar la sumisin por
el poder de la palabra.
18 Los poemas de Soln aqu aludidos son, segn yo los veo, no una justificacin
retrospectiva de sus actos polticos (esta tradicin procede de un entendimiento literario
de la poesa ), sino directrices, ordenanzas e informes hechos mientras aplicaba la poltica.
19 El esquema que ofrezco en los do s prrafos siguientes (tratando de recoger e! modo
en que el catlogo homrico adopt su forma y contenido actuales) est en consonancia,
a mi entender, co n la impresionante multitud de da tos relativos al tema que Page recoge
en su captulo - T he Homeric Descrip rion o f Creece- (pp. 118-77), Y tambin con buena
parte de las conclusiones que l ex t rae, aunque no con todas. As, cabe aceptar que los
orlgenes y las transmisiones fueron orales (aunq ue admitiendo la posible existencia
indepe ndiente, durante ciertos periodos de t iempo, de una o varias listas paralelas en
Lineal B), que los verbos usados probablemente sealan una lista original de preparativos
para una exped icin blica, que la list a no es un catlogo topogrfico, sino una lista de
participantes en una campaa militar (con respecto a estas dos ltimas cuest iones, vid.
infra, cap. 10), que no debe tratarse por separado la lista troyana, que el original de ambas
es micnico, que la transm isin ha dado lugar a que el o riginal resultase contaminado por
la nueva experiencia, conteniendo, por co nsiguiente, atavismos de! pasado micn ico
(frase que Page no aplica sino a la parte t royana), que los navos, en especial, son jnicos
en su mayor parte o en su totalidad. No estoy seguro de que se pueda alegar origen beocio
slo por e! hecho de que una quinta parte de su extensin [de la lista] se consagra a
Beocia o sus aled aos (p. 125). O tras cuestiones encajan ms estrictamente en la polmica
sostenid a por unitarios y separacionis tas, de la cual debo decir que es lamentable que la
controversia adquiriera fo rma y se endureciera antes de que los combatientes tuvieran
ocasin de digeri r del todo las consecuencias de los descubrimientos y d e las conclusiones
de Milman Parry . Lo s separacionist.as, concret amente, llevaron adelante su campaa (co n
Page al frent e y destacado) sobre la base de una confianza plena en las norm as de la
coherencia literari a - que de hecho corre spo nden a 10 escrito, y no a 10 oral- , y en unas
nociones de insercin y d e adicin que son caractersticas de la composicin documental
(cf. las pertinentes obs ervaciones de Lord, p p. 147-52, sobre las falacias del anlis is
literario de Homero). Dada la tenacidad conservadora caracterst ica de la comunicacin
preservada cuando la preservacin se produce po r med io de la memoria personal -donde
debe econonomizarse el peso de todo nuevo conocimiento incorporado a la memo ria y
donde lo ms apremiante es repe t ir, ms que inven t ar-c-, dentro de la obra viva de un
poeta oral son inevitables las contradicciones; de hecho, cuanto ms acusado sea el
designio que el poeta intente imponer al conjunto de la ob ra, ms patentes resultarn las
contrad iccion es (d. tambin las explicaciones que para las falt as de consistencia temporales
da Lorimer, p p - 476-9, siguiendo a Zielinski, y tambin infra, cap . 10, n. 27). Estos
principios de interpretacin son vlidos para el catlo go, pero tambin para el resto de la
llada. A mi entender, en ella se produce un proceso de aumento y de concrecin
compat ible con el proceso de la pica griega tal como lo reconstruyen Nilsson (cf
especficamente su sumario, p. 211) Y Bowra; esta misma ley de progresin oral la hara
yo extensible a la explicacin del contexto del catlogo en la pica como conjunto. El
catlogo no se co nserv por separado, para luego insertarse en algn momento posterior,
como pretende Page . Por el co ntrario, siempre estuvo presente, como parte del aparato
pedaggico t radicional del gran relato , parte a su vez de la encicloped ia o ral griega; d .
tambin intra, cap. 10.
16
130
Como bien dice W ebster (A ntiqJ ty 113. marzo 1955, p. 14), "los poetas. como hemos
visto, tienen una relacin est recha con las tabletas: los heraldos asimismo proclamaran su
cont enido cuando se tra taba de rdenes de operacin . recogiendo quiz la informacin
para su cor respond ien te registro. Los hera ldos, a diferencia de los escribas y los poetas,
aparecen en las tabletas. En mi opinin. hay que tener en cuenta la posibilidad de que los
micnica... La comparacin que traza
heraldos fue ran 10$ poetas Y escribas de la
We hster (pp. 98-9) entre las tabletas de la defensa co stera- de Pilos y el catlog o
hom rico - no po r especulativa menos interesante- 10 lleva a con cluir que la forma
comn sub yacente en to das las secciones es: T odos los morado res de Y, Z, etc., iban
encabez ados po r A, y con l venan N navos. (con respecto a esta forma vid. infra. cap.
l a), y qu e un original de dicha Iorma com n aparece en las table tas, de modo que resul t a
dificil negar qu e el caelogo de embarcaciones puede remontarse a una ope racin real,
ro Lz poesa midniCd". H e puesto en cu rsiva las palabras po r las que se presupo ne
qu e la versin mtrica sur ge de la escrita. De lo cual disiento o, mejor dicho, co ntra lo
cua l me gustarla argu mentar que aunque pueda darse el caso de que los elementos de un a
orden operativa se pongan o se resuman por escrito, siempre ser necesaria la versificacin
para que la orden se t ransmita de mod o funcional a lo largo de una amplia extensin de
terri torio. Wehster (p. 92). a propsito de los eleme ntos mt ricos supu estamente existent es
en el lineal B, observa que ..la regla general parece habe r sido que en sus comienzos las
rdenes de operaci n se ajusta ran a la mtrica ... Lo qu e yo propongo es que este principio
se haga aplicable al original ora l en tod as sus portes.
21 La hip tesis de la gua de navegacin ha sido sugerida o planteada por Lcaf Alen
jaco by Burr (segn cita de Page, pp. 166, en su inte nt o de refutaci n); pero era
micnica. o ..jnica.? La frmula por m aplicad a, com o tantas otras cosas de este libro,
debe mucho al sugerente anlisis de la situ acin oral jni ca llevado a cabo po r Nilsson hace
unos cincuenta aos (Rh. Mus. 19(5). Page loe. cit. se expresa al parecer con incredulidad :
..,:Est dici ndosencs en serio que los ma riner-os, quienesquiera que fuesen. ponan en verso
La respuesta es: no se les ofreca ninguna Otra eleccin;
los principios de la
pero hay que te ner en cuenta, tambin, que en condiciones rigurosament e ora les no caba
[a posib ilidad de que se pu siera en circulacin un poe ma enteramente actualiz ado, fuera
cual fuese su contenido. Por ruanes de eficacia mnemot cnica, la educacin oral tena qu e
ser imensamemc conservadora. No haba posibilidad algun.a de: que surgien. un poema
- nuevo-.
u Infra, cap. 10.
n Las nubts 964, Teogona 95.
2' Cf. el t ndex de Powell.
2S lIddd 22490 ss.: d. la probable pu esta en escena del Daitaleis de Aristfanes.
.!ti ef. Pndaro, Nemeas 1. 1. ss.
1.7
pp. H 18. Y Webs ter. p. 270, qui en da referencias del coro mesenio
que el hecho de rep resen tarse
enviado al fest ival de Deles en el siglo VII I. Lord no
en los festivales pudieran tene r gran influencia en la exUnsin de los po emas hom ricos .
[Panioni on: Punto en que se celebraba el Festival comn de las 12 ciudades jnicas. N ota
del tradu ctor.]
28 Supra, cap. 3, n. 14.
:!'I el. Whitman. cap. 5.
131
T
CAPTULO
VIII
La mentalidad homrica
por vers in mtrica de algn original lacnico y en prosas: esto es: segn
nuestro modo de ver las cosas, el original, para ser funcional tuvo que
redactarse primero en prosa, siendo luego objeto de una adaptacin a lo s
fines especficos de la poesa. Con ello interpretamos la cultura homrica
segn los t rminos de nuestra propia cultura, ponien do aqulla cabeza
abajo. En la cultura homrica no hubo originales en prosa. Las instrucciones
o directrices de cualquier gnero tenan que ponerse en verso, o no valan.
H asta los catlogos de annamento haban de ser rtmicos en su concepcin
y substancia originales.
En resume n: toda comunicacin que t uviera algn significado, sin
excepcin algu na, hab a de cumplir con las normas psicolgicas de la diosa
Mnem sine. Esto nos lleva a sugerir que, en principio, Homero y
Hesodo no deberan ser considerados poetas - en nuestro muy preciado
sentido del trmino-e, sino representantes de un estado total de la mente
griega. Con su estilo formular y su imaginera visual, etctera, no est aban
expresndose como personas pertenecientes a un a clase especial, inspiradas
y dotadas, sino hablando en el ni co lenguaje de que su cult ura era
capaz . Parec ido ejemplo hallamos en un incidente registrado durante la
campaa de Gallpolis, en 1914-15. Una serie de nutridos ataques de los
turcos contra las posiciones aliadas no haba hecho sino provocar una
enorme matanza. Tanto por desfallecimiento del nimo como por necesidades sanitarias, ambas partes se vieron forzadas a negociar una tregua que
les permitiese enterrar a los muertos . El acue rdo slo pudo cumplirse en
mu y t ensas condiciones psicolgicas. Bajo la at enta mirada de los oficiales,
mientras los centinelas permanecan con el dedo en el disparador, amigos
y enemigos se encontraron en tierra de nadie. A medida que la penosa
tarea se llevaba adelante, bajo el sol abrasador y soportando una increble
pestilencia, la t ensin existente entre los soldados se fue relajando un
poco; y as, cuando lleg a su t rmino la operacin - controlada hasta la
dcima de segundo-e, entre ambas partes, antes de reanudar las ho stilidades,
hubo un intercambio de parabienes y despedidas :
A las cuatro en punto, los t urcos que haba en las proximidades del
puesto de Q uino fuero n a que Herbert les diese las ltimas rdenes,
porque no haba ninguno de sus oficiales a la vista . Herb ert, en primer
lugar, hizo que los zapadores regresasen a sus trincheras; luego, a las
cuatro y siete minutos, retir a los portadores de la band era blanca. En
seguida se acerc a las trincheras t urcas, para despedirse. Cuando hizo
notar a los soldados enemigos la probabilidad de que fuesen ellos mismos
quienes le pegasen un tiro al da siguiente, stos replicaron, en horrorizado
coro: - Dios no lo quiera! Habindose percatado de la presencia de
Herbert, un grupo de soldados aurralianos se acerc6 a los turcos para
darles un apretn de mano y despedirse: - Hasta la vista, camarada .
Buena suerte. Los turcos replicaro n con un proverbio suyo: - Que
vayas con la sonrisa y que con ella nos vuelvas;.7.
136
1
literarios son como un cheque en blanco que el hablante, al hablar,
puede ext ender a su favor sin lmite de cancidad'P.
139
140
r-;OT AS
Supra, up. 7, n. 6.
A este respecto, d . Webster, p. 92: los encabezamientos de 1:.I.s tres tab letas de lineal
B que cont ienen rdenes (una de Knossos y dos de Pilos) pueden considerarse dos de ellos
como paremiacos y el otro como hemiepes; lo cual, segn Webs ter (supra, Cap . 7, n. 20),
lleva a que los cons ideremos int roducciones mtrica s ;, 1:.1.$ rdenes propiam ente dichas
(podr;,n los paremacos indicar qu e ciertos ritmos populares indoeuropeos se utilizaron
antes de la adquisici n del hexmetro *egeo-? Sup ra, cap. 7, n. 13). A ello se opone Page,
p. 211 , n. 73 (donde no se ocu pa sino de los hemiepos procedentes de Pilos), sobre la base
de qu e el a so es accident al. y trae a colacin su propio repertorio de hexmetros sacados
de Demstenes. El argumen to no es del tod o honrado, porque ;,) co mo el pr op io Page
seala, los hbito s est ilsticos de Dem stenes se pre stan ;,I hex metro accidental: b) en
cualquier texto de prosa griega que sea lo suficientemente exte nso se podr apreciar cierta
propo rcin de hexmetros accidentales -ccomo tambin admite el propio Page- ; c) el
con tenido de las ta bleta s, co mpuestas en su mayor part e por inventarios, es por s misma
hostil ;,I accidente mtrico, dando po r supuestos los hbitos de una cult ura literaria, de
modo que difcilment e sern de aplicacin las comparaciones con la lit eratur a griega; y d)
de cualquier mod o, los metros discern ibles no parecen ser hexmetros.
l Webster, pp. 71-72, aduciendo un ejemplo de Mari y otro de Ugarir. En la p. 77
sea1:.l. las fuertes indicaciones que hay en el senti do de que los poetas del Cercano O riente
dictaban sus obras, pero no eran escribas.
Webster, p. 74: *As, el poeta, como el redact or de cart as, dispona de un pat r n para
iniciar sus compo siciones; p. 90: *b correspondencia ten;, sus formas est ablecidas, que en
buena parte fueron adoptadas como tales en el lenguaje de I;, poesia-. La raz n lt im;, de
tales p:.ltrones o formas estaba para Webster en el ceremo nial cortesano. p. 76: tales
obligaciones proceden en ltima insuncia de b corte real, mientras que su origen (pp.
133. 183) estaba en las -f rmulas de 1:.1. correspo ndencia real- y en <las maneras de la r orte-.
Dicho en poca s palabr as, lo que Webster atribuye a un entramado social, a m se me
antoja ms fun dame ntalmente adscribible ;, una situacin tecnol gica, aunque, claro est .
ambo s supuest os guarden relacin. Sealo en este pu nto la deuda que tengo contrada con
105 captul os tercero y cuarto del libro de Webster. donde -c-sin dejar de sealar, lo mismo
que yo, las co rrespondencias de contenido entre la mito loga griega y [as cercanoorjentales-c- lleva. adelante la ms fundamental tarea de 11:.1lIl:.J.r la atenci n sobre los
paralelismos de estilo , modo. habla , sit uaci n, repeticin temrjca, et c. T ambin me ha
iluminado en gr;n medida su recons truccin de Ia vida grieg;, du rante las migraciones y
despus de ellas,
s Por muy diferentes de los actuales qu e [ueran los regmenes alimenticios de la
am igtledad, nunca llegaran -en op inin de los oculistas-e- ;, e1iminu la. prdida de
capacidad visual.
(, Richa rdson, p. 55, trata de distinguir entre las listas que en su opinin proced an de
*;,puntes escritos- y las que proclam an con toda claridad I;, intervencin del poeta. L:.J.
distincin se apo ya en I;, ausencia de adjetives descriptivos en un pasaje como el ritual
de sacrificio del verso 7 (supra, cap. 4, n. 28). Pero [a distincin filh cuando la aplicamo s
a los pasajes sobre navegacin o incluso ;, las escenas de investidura de arm as, ambos
o de rdenes
citados por R ichardson (ef. p. 68. n. 1) y, segn l, tornados de Iisus
operativas tambi n escrita s. Como bien indica Arm strong (pp. 341 ff.). esta s ltimas, a
pesar de la repetici n formular, se aplican de modo distinto segn sea el context o. Sobre
el
homrico de cat alogar -dando pr imero el nombre general o colect ivo, viniendo a
continuacin las subclases especificas, yuxtapuestas en el verso siguiente.. {Ric hardson, p.
51). d . infra, cap. 15. n. 44.
I
141
7 Alan
p. 188.
Srofl'l Pifl,m of W isdom, p. 153.
90 p. cit. p. 206; d . pp. 128, 160, 210, 219.
ro Citado por Messing, p. 6.
142
CAPiTULO
IX
143
'1
hace falta energa fsica. La memorizaci n, en su forma ms fcil y menos
esforzada, se apoya en la pura y simple repeti cin:
H ctor ha muerto, H ctor ha muerto.
- - - - ---
experiencia elevadamente sensual (as tena que ser, forzosamente, por mor
de la eficacia), de modo que los act os y los dichos correctos quedasen
inseparab lemente asociados a los recuerdos placenteros en la memo ria de
los griegos. El sujeto era constantemente estimulado a que hiciera lo qu e,
segn su recuerdo, otros haban hecho antes . Pero este recuerdo de lo
hecho por otros vena ya vinculado con los buenos tiempos en que el
sujeto se someti a un deleit able proces o de memoriz acin, con el
consiguiente alivio de los cuidados y las tensiones. De ah que los actos
del presente, ejecutados dentro de tal contexto, tendieran a vivirse con el
mismo sentido del gozo. No haba guerra posible entre el cuerpo y el
espritu. Era relat ivament e desconocido el conflict o entre la inclinacin a
actuar de modo placentero y la obligacin de act uar de algn otro modo...
Todo est o empieza a cambiar, seguramente, cuando ya estaba avanzado el
siglo IV. As lo han sealado los historiadores e int rpret es del espritu
griego. No es posible que ese cambio viniera determinado, al menos en
parte, po r una modificacin en la tecnologa de las comunicac iones y,
consiguientemente, en la pedagoga? La condicin psicolgica durante
t ant os aos fomentada por la cultura oral haba dejado de ser posibles',
Estamos en el te rreno de la especulacin. Pero, en todo caso, lo
indudable es que el proceso de enseanza del hombre griego tuvo que ser
placentero para ser eficaz. Le estamos dando el nombre de proceso de
enseanza. Bajo tal aspecto, sin duda alguna, lo hace Platn objeto de sus
ataques, porque no le parece correct o. Pero, tal como lo conocemos, fue
el mtodo de adoctrinamiento en torno al cual cristalizaron, perduraron y
se transmitieron de generacin en generacin las leyes pblicas y privadas.
Cul era concretamente el efecto de este adoctrinamiento en la mentalidad
de su sujeto paciente? En qu consista el proceso?
Consista , ms que en ninguna otra cosa, en el aprendizaje prct ico.
Pero la prctica, en lo tocante a la preservacin del lenguaje important e,
era de tipo especial. Lo que se haca eran los miles de hechos y de ideas,
batallas, discursos, viajes, vidas y muertes que se recitaban, o escucha ban,
o repetan en verso rltmicou . La recitacin potica, para poner en marcha
t odos los recursos psquicos de la memorizacin, t ena que ser una
representacin permanente de las costumbres, de las leyes y de los
procedimientos tribales; y el oyent e t ena que identificarse plenamente con
dicha incorporacin, sin ahorrar ningn compromiso emotivo. En pocas
palabras: el artista se identificaba con su relato y los oyentes con el artista.
T al era el requisito que se impon a a ambos con carcter imperativo, para
que el proceso pudiera funcionar.
La tica, la poltica, las manualidades, las instrucciones de uso , no se
ofrecan al aprendizaje por medio del estudio en silencio, la reflex in y la
consiguiente asimilacin. N o se exiga del alumnno que analizas e racionalmente los p rincipios para acceder a su comprensin. Ni siquiera se le
propona que pensara . El alumno, en cambio, quedaba some tido al
154
155
NOT AS
1 Cf. Maree! jousse (ciu do por Notopoulos, ..Mnemosync- ), qu ien habla de! ..hombre
mnemotcnico, dentro de la sociedad primi tiva.
2 Los estudios de las frmulas (como 105 de Parry ] o de los cola (como el de H .
Fraenkel y el de H . Port ero d . LH SlTH m 2.19;7, pp. 30--2), dentro del hex metro homrico
centran su atencin en la estructura tal como viene dete rmi nada por las palabras
empleadas, en \'ez de centrarlo en el ya aejo concepto del metro de seis pies o compases.
Las mu y rgidas convenciones de cantidad que gobiernan el hexmetro (vid, infra, n. 3) nos
obligan, o as me lo parece , a acepur la medida mu sical del verso co mo un todo que ejerce
un cont rol aadido sobre la voz del recitador -control de carcter no verbal -e, que delau
la importancia del acompaamient o musical.
J En este punto, mis palabras han de leerse en un sentido analtic o y descriptivo,
excluyendo el histrico. Es evidente que ni las frmulas ni los cola surgieron con
independencia de la mtrica. Cabra invertir la ecuacin, afirmando que el - mer ro - esd
hecho de frm ulas, si no fuera por h. sorprendentsima rigidez de las convenciones
reguladoras del hexmetro, que plantean el problema de si una reserva de frmulas
originariament e ajustadas a los ritmos indoe ur o peos fueron luego corregidas y aumentada s,
par a adapta rlas a los requisitos de sistem a mtrico egco (supra, cap. 7, n. 13).
4 Toda lengua es una forma especializada de gesticulacin corp oral; y, en este sentido,
puede afirmarse que la danza es la madre de todas las lenguas: Collingwood, p. 243.
s Cabe suponer que la distinci n que aqu establezco se ajusta al enfrentamiento que
Co llingwood pe rcibe, den tro del campo de la pica (pp. 57.104), entre el "art e como
y el <art e como esparcimie nto : pero en este punto no no s toca dec idir cu les son
los elementos picos, si alguno hay, que segn la terminclogfa de Collingwood corresponden
al ...trt e propiamente dicho -.
6 Notopoulos, - Parataxis- (p. 15 Y panim ) po ne el n asis en el hecho o bservable
constituido por la ..relacin ntim.a del poeta con sus oyenees-.
7 Ttogv na, vv . 3, 4, 7, 8.
10. [Las traducciones espaol.as no coinciden con este traslado del verbo : Viane llo de
Crdo ba se inclina por
}' Segal por ..dejar ob; per o ambas posibilidades
excluyen el comentario filolgico que .a con t inuaci n hace Havelock , m5 literal. N ora del
traductor-].
9 29, ip':lb-;e:u , d . el .l0P;)';'''
=-i;;e! hom rico (supra, cap. 6, n. 23) y el
conocido {;rc;x
que, si la metfora es de flechas, sugiera el poder de la frase
form ulari.a pan adheri rse a la memoria.
10 39, 60.
1139.
11 83, 84, 97.
IJ 69; d. 66 Y 77.
14 70.
u 95.
l 37, 40, 51.
77.
18 83, 84, 42, 97.
8, 104, 64.
.!Il 65, 67, 70, 78.
I I 37, SI.
n 40, 69.
2J 7. 10.
t4 SS.
2S 98 f. Puede afirmarse que la Helena de Gorgi.as (en especial 8-10) inten ta una
racional izaci n de todo este aparato emotivo a que alude H esodo. La poesa se convertido
l'
156
ya en logos, que para Gorgias es comunicacin humana, pero umbin -por definici n-ecomunicacin con nimo de persuadir, como siempre lo tiene la palab ra preservada. Que
slo puede alcanzar la preservacin si consigue el encanta miento total que los sofistas
((errneament e?) trataron de conservar para la oratoria.
u. Collingwood (pp. 5-6) pone mucho nfasis en el co ncepto griego clsico de oficio(d. tambi n Ricbardson, p. 62, que hace remontar a la p rctica micnica la celebracin del
..dominio del hombre sobre la herramierua-; y Dow, ..The G reeks..._, sub. fin). No
ob stante, Colli ngwood mismo subdivide su aplicacin en .....riejo art e mgico-religioso- y
..nuevo arte recreativo o de esparcim ient o - (p. 52). A rengl n seguido afirnu que Platn,
aun aceptando la concepcin de la poes a como oficio, pr ete nda abol irla en cu anto ..poes a
rec reati va, pero devolvindole la ..mag ia. Sea cual sea la validez de esta distincin,
aplicada a la histo ria de la litera tura o de las artes visuales griegas, lo cierto es que en
mod o alguno puede aplicarse a Platn, que niega explcitame nte a la poesa de su poca la
co ndicin de oficio (d . Ro sen, pp . 142-4, y supra, cap. 2., n. 28).
v Ya po r lo menos en Pindarc, Mousike parece como palabra par; poes a (OlImpicas
1.15), y rophum par; poeta (Istmicas 5.28). En cuanto al uso temprano de roplxu y sophia
para denotar una tedme, d . Snell...Ausdrucke-, pp. 5-8; en cuanto a su temp[';I.fU conexin
con poesa, la maestra - por excelencia, ibid. 8 11 (d . tambin Bowra, ..Problems-, pp. 1619, sobre la sopbia de Jenfanes; los ejemplos de Snell no son exhaustivos: p uede
aad eseles, p .e., Saln 13.51). Snell sita la sopbia de los siete u bios en una categora
diferen te, considerndo la adscribible a la prctica poltica (d. tam bin Burnet , p. 46); pero
6. diferenciacin no es necesaria. Cabe suponer qu e la et iqueta sophoi o sophistai ya en el
siglo V se h.aba adjudicado .1. los supuestos autores de una mtologa de aforismos (supra,
cap. J, n, 16) atribu idos a f211loS0S hombres de estado y antecedida quizd por la fhula del
t rpode dlfico [Bumer, p. 44 Y n. 3), de modo que sopbos, aqu, sigue conservando el
senti do de ..bbil con las palabras- (sobre el origen de la nocin de sabidura prctic a.., d .
infra, cap. 11 , n. 17); d. tambi n el uso que hace Hesodo de b runa.u.o; (adverbio de
pericia o habilidad, d . Snell, op. cit. ) p;ra describir el mod o en qu e esu hecha su pr opia
composicin potica (Los trabajos y los das, 107), y tam bin la capacidad de un rey para
resolver un litigio con ayuda de la Musa (T togona 87; d . supra , cap. 6, n. 23). H esod o
describe: de dos maneras el mod o en qu e adquiere su don: 1;1.$ Musas lo inspiraron
TtogOTa 31), pero tambi n lo instruyeron (i88z ( :xv T rogona 12 y Los
trabajos y los das (62); amb as posibilidades son conciliables si el co ntenido de lo que se
ensea tiene qu e ser memorizado, pero tambin comprendido (d. n. 29 infra).
Dodds (p. 82, siguiendo a Delat te} seala que Demc rito (B 18) parece haber sido el
introdu ctor de la doct rina. Pero no se ha observado que Demcrieo at ribuye a 1.1.
-insp jracin- el poder de producir lo hermoso.. (B 18 )(u i 11 2 )(Ul' d . 21 b :itul'
Quiere esto decir que el filsofo tena en mente un a distincin implcita entre
..creacin- artst ica y -conocimienro- intelectual? Cabe suponer que la recepcin de
ivfJoUt1IZa:.J. { fuera muy di stin ta de la operacin de
yYTt11j (B 11). Delatte, cuyo
m lisis del mod o en qu e Demcri to explica psicolgicamente la inspiracin es po r lo
dems convincente, pretende aplicar esto mismo .:J filsofo, estab leciendo una relacin
entre l'(}OlJtlICl.t1W:i; y T"rt17J
(pp. 52-4, donde sin embargo menciona las opiniones
d iscordantes defendidas entr e otros por Zeller), sobre el vacilante fund amento que le
suministra un enigmt ico platium de Ecio (FVS 68 A 116) q ue l traduce inadecuadamente.
La frase dice as: .1. .-:),cOIJ<; e[l',U
.-:t pi Ti D.op: ?;tjlr )(2 1 '-:Ep i l"OU( t1Q.?OU( K2i
.-:cpi 1"0 u.; 8cork. El modo en que el texto est redactado, con su vago .-:cp, sugiere un
resumen de la doctrina de Dem crito hecho en tnninos que le son ajenos, y que b
co nj un ci n de los tr es t rm inos en la misma categor a puede ser labo r interp reta tiva.
D elatte tambin admite (p. 53, n. 1) que incluir .:J filsofo es corno hacer incurrir a
Demcrit o en una insalvable contradiccin. Parece preferible evitar esto ltimo, relegando
la teora del poeu filsofo a su fuente precisa, que est en la reaccin estoica (nota
siguiente). Platn (como seala Delar te) parece haber tomado de Demcriro su anlisis del
157
proceso potico (con Demcrito B 18, d. Apologa 22c, ampliado en Ion y Frdro); proceso
que, dada su
mate rialista, carecera de todo valor epist emol gico pua l (aspecto
que Delarte ignora). De modo que Plat n transform la distincin de Demcrito entre
modo s de conocimiento en una anttesis entre lo verdadero y lo falso. Esta posicin resulta
algo modificada en el Fedro, pero no substancialmente (supra, cap. 2, n. 37). Ambos
filsofos tenan sin embargo en comn un motivo (y en este pun to volvemos a t emas
planteados por la anterio r situacin oral) para distinguir entre sus pro pios mtodos
intelectua les de acceso a la verdad y lo que se les anto jaba muy diferente competencia de
los poetas. En muy importante establecer la distincin, porque hisrricamenre el pot"u se
haba arro gado el ttulo de rophos por excelencia, sin que nadie le discut iera el derecho (d.
tam bin infra, cap. 15, n. 22). Mi conclusin es que las palabras sopbos, sopbi4, a finales del
siglo V. representaban un esquema de atribuciones del prestigio muy asentadas en la
cultura. Cuando empez a surgir una nueva variedad de pericia verbal, sus pract icantes no
acuaron para ella ninguna palabra especfica. Prefirieron la antigua, que les ofreca un
campo ya abon ado, aunque para ello hubieran de expuls ar ante s al antiguo pro pieta rio. El
caso no es nico, sino que ilustra una especie de ley de conducta que se cumple para
ciert as palabras de presti gio, du rante el cambio cult ural que se prod ujo entre H omero y
Aristt eles.
29 En el periodo helenstico, siguiendo a Platn, se volvi a calificar J. poesa como
inspiracin, pero invirtiendo la coloracin peyorativa. Los estoicos lograron rehabilitar la
poesa en cuanto -filosofa (el. De Lacy, pp. 264, 269.71)_ As, cuando leemos en el A r,
295 ff.: ingm ium misera quia fo rtMnatiMs arte I credit et exchedit sano, H elicone
portas I Democrues, cabe suponer sin demasiado riesgo que misera- y quiz -fortunatiu srepresentan adiciones al sent imiento original. La rehabilitacin se llev adelante con todo
entusiasmo, bajo la influencia de la teologa cristiana, en el Renacimiento (Spcrdutei, pp.
232-3), quedando as preparado el terreno conceptual par. l. Filosofa rom ntica, que
.signaba a l. poesa l. facultad de acceder directamente a la verdad superior, Los griegos
conservaron el suficiente animismo en su lengua como p. n que resulte posible defender
que su fe en el divino don de la poes a era de carcter religioso.. (as lo piensa Sperdurti,
passim, y tam bin Dodds, pp- 80-81)_ No obstante, aplicar esta fraseologa a los griegos
resulta antih ist rico, en .el sentido de que se les hace participar de ciert as preocupaciones
intelectuales que son pos teriores a ellos e incluso. parcialmente, al Renacimiento. Desde
luego que los poetas eran hijos de Zeus o Apolo y de las Musas, pero los reyes eran hijos
de Zeus, los mdicos eran hijos de Asclepio, etc. Adems, como Dodds no tiene ms
remedio que admitir. en H omero se establece distinci n entre las pro fesiones de adivino y
de pocu (con desventaja para la primen ), aunque en otras culturas no sea as; y ded ucir
las creencias griegas acerca de la poesa sobre la base de la analoga con otras culturas no
griegas {Sperdurri, p 212. notas 36, 37) es sencillamente como pretender que el mejor
modo de comp render J;, cultura griega estriba en reducirla a sus t rminos comunes con la
Europa de los b rbaros. Por supuesto que un dios poda inspirar cantos a Femio
22.347, donde Femio tiene muy buenos motivos para pretender que as sea). pero tambin
poda inspirar valor, miedo, intencin. etc., a cualquier hroe (y el aedo Demodoeo recibe
el calificat ivo de h ro e en Odisea 8.483). Es ms importante y ms indicativo de la
esencial diferencia griega el hecho de que Apolo y las Musas Sean ..expert os- (ejemplos en
Snell, p. l O, notas 2 y 3) e ..instruyan (O disea 8. 487 ff., Teogona 22, L OJ
y los
das 662), de manera que un aedo poda, den tro de un mismo prrafo, hablar de s mismo
como <instruido.. y tam bin como inspirado- (Femio, versos 347 y 348; H esodo, versos
22 y 31). Las especiales invocaciones de H omero a las Musas estin relacionadas co n
dete rminadas humas memorst icas (ef. cap. I:J, n. 15; Dodds, p. 100, n. 116, trata de
eludir esta conclusin). La proclamacin que hace Pnd.:.J.CO de su propia maestra ?I)
2.94; el. Nem eas 3.40) refleja la natu ral vanidad del poeta, procedente de un
sentido real del poder que le otorga su control de los oyentes. Pero Plndaro en ninguna
parte dice: -Mi talento es innato, luego no me hace falta [a maestra.
158
se Cabra aadir que mientras las pauta s de conducta ms importantes tuvieran que
recogerse en un lenguaje ceremonial, para pod er ser recordadas, lo mis pro bable es que
tambin se hicieran ceremoniales. L divisa de una cultura oral pod ra ser lproy b rou,
I7Xd; que, dentro de una cultura alfabtica, se trueca en ).6yo, lp yolJ UX l1f (D em CTito B
145). Es decir; el lenguaje se convierte en <descripcin- del hecho , en lugar de su
expresin - (d . Collingwood, p. 112).
II Es decir. la oracin preservada t pica, dentro de una cultura oral, seria la que los
filsofos modernos llaman -ejecutiva-, por oposicin a las descrip tivas o definitorias.
J2 Supra. cap. 3, n. 22.
II Toda emocin que el mista exprese viene precedida por una rbrica implcita; pero
no ser 'yo siento', sino 'nosot ros sent imos'. Y, en trminos estrict os, ni siquiera. se t rata
de UIU labor que l emprenda en nombre de la co munidad. Es una labo r en la que el artista invita a participar a la comunidad, porque sta no debe limitarse a aceptar pasivamente su obra, sino que ha de rehacerla nra su propio uso- - Collingwood, p. 315_
159
..
,
CA PITuLO
que el del acto y el suceso: los nomoi y lo s ethe ent ran en la memoria slo
en cuant o cosas que se hacen y cosas que suceden. Alguna excepcin
hallamos en los aforismos homricos, donde ya apunta una. tendencia. a. la.
sint axis capaz de superar el puro suceso. No obstante, vamos a pasar por
alto t ales excepciones, al menos por el momento. Las unidades fundament ales de la enciclopedia. t ribal son conjuntos de hechos y sucesos. La
informacin y la prescripcin - que en un estadio post erio r de la
literatura tendern a disponerse de modo t pico y segn la retrica del
lugar comn- dentro de la tradici n oral? slo se preservarn mediante
.,
su transmuracron en suceso.
Los ejemplos de contenido enciclopdico de la saga anteriormente
aducidos son todos conformes a estas normas sintcticas. El carcter y
funcin de la vara de mando arro jada al suelo por Aquile s slo se
manifiestan al expresarse en forma de hechos activos y'concretos:
por este cet ro que nun ca producir hojas y ramas, pues to que ya hace
tie mpo dej en los montes su tronco y no ha de reverdecer; pues el
bro nce le pel en torno las hojas y la corteza, y ahora los hijos de los
aqueos lo empuan, juzgadores que guardaron las normas de Zeus lO
l'
- - - - - - - - - 1
poderoso s agentes cuyo caudillaje, sin embargo, no se menciona de modo
abstracto, sino como act o de poder. A continuacin, el ente geogrfico
-c-cs decir: Beoci a- se descompone en localidades, pero st as no se
presentan sino como campo de accin personal de quienes las poseen y en
ellas apacientan sus ganados. En seguida -como si la extensa relacin de
nombres hubiera agotado la capacidad memorstica del aedo-e- pasamos a
dos imgenes simples pero act ivas: los barco s en camino, los homb res que
suben a bordo. El apart ado beocio se truec a, por as decirlo, en episodio
act ivo !".
imaginacin del aedo como la del oyente se rep resentan con t oda viveza:
..Ah los t enemos, empuand o el cct ro-'. D e modo que ni la informacin
de carct er t cnico ni los juicios de orden moral pueden reflejarse en la
saga como verdaderas generalizaciones recog idas en el lenguaje de los
universales.
Muy al princip io de la Odisea hay un pasaje mu y notable, porque
puede parecer un a excepcin a lo dicho. Pero no pa sa de apariencia. Zeus
excl ama ante el consejo integrado por los restantes dioses:
Oh dioses! De qu modo culpan los mortales a los numenes! Dicen que
las cosas malas les vienen de nosotros, y son ellos quienes se atraen con
sus locuras infortunios no decretados por el destino>.
No es ste un ejemplo de sintaxis propia de las verdaderas definiciones
un iversale s. N o por ello deja de sugerrsenos una serie de hechos - por los
cuale s los hombres hacen que sobre ello s caiga la de sgrac ia-e; adems,
todo lo d icho viene condicionado, en el relato, por el ejemplo de Egisto,
personaje en cuya cada Zeus afirm a no haber tenido parte alguna. Esto
representa lo ms que el regist ro oral puede aproximarse a la reflexin
filosfica. Lo que no puede hacer, en cambio, es utilizar el verbo <ser
como una especie de clusula copulati va intemporal en frases como : los
seres humanos son respon sables de sus propios actos y de sus consecuencias . Y menos an: la suma de los ngulos de un tringulo siempre es
igual a dos ngulos rectos", Los imp erativos kantianos, las relaciones
matemticas y las expresiones analticas de t odo tipo no es slo que no
puedan decirse: tampoco pensarse. Igualmente imposible re sultar una
ep istemologa capaz de optar entre lo lg icamente (y, por tanto, etern amente) verdadero y lo lg icamente (y eternamente) falso . El condi cionamiento t emporal const ituye un aspect o de la concrecin que trae consigo
todo el discurso homrico, en la forma en que ha llegado hasta nosot ro s.
Hemos venido argumentando que este tipo de d iscurso, precisamente
por ser el n ico que puede producirse en el seno de una cu lt ura oral,
seala los lmite s dentro de los cuales puede expresarse la mentalidad de
los miembro s de dicha cultura, es decir: el grado mximo de refinamiento
que les es dado alcanzar. D e modo que en un a cultura oral t odo
conocimiento... se hallar sometido al condicionam ient o del t iempo, lo
cu al viene a ser como afirmar que en dicha cultura no p uede darse el
conocimiento- tal como nosotros lo entendemos ahora.
Es a ese rasgo de la mentalidad homrica al que se dirigen tanto Platn
como Otros pensadores preplat nico s, solicitando que el di scurso del
..devenir -la interminable sucesin de hechos y sucesos- sea reemplazado
por el discurso del ..ser - - el de las expresiones que, en jerga moderna,
llamaramos analticas, libres de todo condicionam iento temporal. En la
174
...
filo sofa griega, el enfrentamiento entre ser y devenir no arranca, en
principio, del tipo de problemas lgicos caract ersti co del pensamiento
ms elaborado, ni mu cho menos lo ponen en marcha la m etafsica o el
misticismo. El enfrentamiento entre ser y devenir se produce por primera
vez cuando cristaliza la demanda de que la leng ua y la m ente de los
griegos rompan con el legado de la poesa, ese flujo rtmico de imaginera
aprendida de memoria, susti t uyndolo por la sintaxis del discurso cientffico
-con independencia de que ste sea de orden moral o de orden fsico.
La saga ha de estar integrada por hechos y acontecimientos; pero no es
menos cierto que stos no pueden producirse sino dentro de un a serie en
la que cada uno de ellos, po r as decirlo , se contiene a s m ismo; y que
cada hecho tiene su propio impacto en el oyente, que va ident ificndose
suces ivamente co n t odos, sin tratar de integrarlos en u na organizacin de
carcter reflexivo. es decir: sin establecer relaciones de subordinacin entre
acto s principales y acto s secundarios. El orden verbal. por lo comn , se
atendr al temporal: implcita o explcitamente , la relacin entre cada
hecho quedar est ablecida con la clusula ..y luego . As, pues, el registro
puesto en la memoria est co nsti tuido por un a vasta pluralidad de hecho s
y de acontecimientos; una pluralidad que, lejos de organizarse segn una
cadena causal, va adoptando la forma de una serie asoc iat iva interminable.
Di cho en pocas palabras: el regist ro rtmico, por naturaleza, const it uye un
m ucho, y no p uede someterse al tipo de organizacin abstracta por el
que los muchos resultan agrupados en un un o. En t rminos estilsticos,
esta verdad puede definirse como enfrentamiento entre la composicin
parat ctica, p ropia de la pica, y la composicin peridica que ya
detectamos, por ejemplo, en los discursos de Tucdides. Pero no se trata
de una simple cuest in de estilo. Para demo strarlo , procedamos a analizar
los pri meros versos de la Ilada, t eniendo en mente el enfrentamiento que
acabamos de definir:
Cant a, oh Diosa, la clera de! Pelida Aquiles; clera funesta que caus
infinitos males a los aqueos y precipit al H ades muchas almas valerosas
de hroes, a quienes hizo presa de perros y pasto de aves - cumplase la
voluntad de Zeus-, desde que se separaron disputando e! Arrida, rey de
hombres, y el divino Aquiles.
Esta versin traduce los verbos y partiCipiOS en su orden griego . El
mismo material, organizado de modo mis categrico, podra quedar
expresado del modo siguiente:
Mi canto habla de una catstrofe militar en que los Aqueos sufrieron
multitud de bajas, como consecuencia de la c lera de Aquiles. Clera
que a su vez fue producto de una fuerte disputa con Agamenn, y que
se hizo efectiva con la colabo raci n de Zeus.
175
- - - - - - - - - - - - -1
es ms importante que la causa, lo qu e hace necesario seleccionar un
pensamiento antes de ponernos a buscarle explicacin. Con ello se invierte
lo que podramos denominar orden dinmico-temporal, o natural, donde
los hechos se asocian en una serie similar a la de su sucesin en la
experie ncia de lo s sent idos, valorndose o aprecindose un o por uno,
mientras llega el siguiente " .
Pero , aun siendo cieno que H omero alcanza a di sponer as la
experiencia, confeccionando pequeas unid ades a part ir de la pluralidad,
tampoco pued e decirse que tales casos sean represent at ivos. Lo caracterstico
del registro rtmico es que sus unidades de significacin estn consti tuidas
por momentos de acci n o de acontecer vvidamenre expcrimenradosw.
Momentos qu e se agrupan de modo asociat ivo para constit uir un episod io,
pero t eniend o en cuenta que las partes del epi sodio son mayores que el
t odo. La multiplicidad predomina sob re la unidad.
Esta misma ley es aplicable a todo cono cimient o- que la enciclopedia
t ribal pueda contener. El conocimient o- tambin ha de sobrevivir en
un idades aisladas, representadas, cada un a de ellas, por hechos de fcil
captacin con que el oyente pueda identificarse. Si pasamos revista al
contenido material , es decir: a las expresiones carac tersti cas qu e en el
C aptulo 4 extrajimos del Canto I de la l/fada, veremo s con t oda claridad
hasta qu punto es cieno lo que afirmamo s. En pocas palabras: los nomoi
y los etbe no se presentan ni registran como sistema de leyes, pb licas y
privadas, sino como una pluralidad de casos tpicos dotados de la
cohere ncia p ropia de una pauta de vida que no es orgnica, sino inst intiva.
Aj ustarlos a un sistema, ponindolos por gneros, por especies y por
categoras, equivaldra a crear una unidad partiendo de la multiplicidad
homrica. Tarea que qued reservad a a la mentalidad griega de los siglos
V y IV antes de C risto. En cuant o a la informacin tcnica, es ilust rat ivo ,
una vez ms, el ejemplo de las normas de navegacin, que no se se reco gen
y agrupan como tal es normas, sino que, por el contrario, aparecen en
cuat ro pasajes distintos, puestos en relacin, cada un o de ellos, con un
contexto narrativo concreto; y es la mente razonadora del lector refinado
quien relee y revisa el t exto, agrupando las normas bajo un nico ep grafe.
La necesidad de preserva r la t radicin moral, dent ro de esta serie
de unidades memorizadas en forma dispersa, nos aclara el mot ivo de
qu e la t radicin , analizad a en detalle, no slo resulte repetit iva, sino que
se recoja en versio nes dist inta s y, hasta cierto punto , contradictorias
-si juzgamos segn los cnones de un a ti ca dotada de coherencia
l gica-c. Las recomendaciones y las rdenes, al presentarse de modo
episdico , resultan coloreadas por su contexto narrativo, por su emplazamiento concre to dentro del relato, quedando su aplicabilidad enmar cada en ese mismo contexto . C abe afirma r, en consecuencia, qu e la pi ca aportaba ejemplo s de buen hacer o decir para muchos ti pos distint os de ocasin; ejemplos que, en muchos casos, se habran anul ado mu-
177
tuamente de hallarse emp lazados dentro del mismo credo, pero que
no carecan de sentido dent ro de la multiplicidad de la experiencia heroica .
180
consCiente por nuestra part e, Sin pau sa para que pensemos, para que
que-establezcamos'Tgeriralizaciones , sin
darnos oportunidad de plantear preguntas ni dudas - po rque todoello
implicarla u na quiebra en el proceso de fascinacin, que lo pondna- en
peligro . Cu ando nos ocupamo s del placentero embrujo que la Musa
meliflua ejerce sobre el oyente. segn H esodo , ya dijimos que el poe ta
parece estar describiendo una especie de hipnosis. Si la informacin
preservada se at iene a las caractersticas aqu enu nciadas, habr que
admit ir que, de hecho -y en contraste co n el discurso reflexivo y cogita tivo-c- se t rat aba de una forma de hipnosis en que el automatismo emo tivo desempeaba un papel muy importante (los hecho s precipitan los hechos, las imgenes precipitan las imgenes). De ah, segurament e, que Plat n suela describir la mentalidad no filosfica como algo equivalente_a
carnmar en _@5 o s -coincidiendo en ello con Otros
El cont raste tena que resultar mucho ms pronunciado en la antigedad.
A fin de cuent as, ahora nadie espera de nosotros que nos aprend amos de
memoria la Ilada, ni que nos ident ifiquemos con ella, ni que vivamo s de
conformi dad co n sus preceptos. La pica griega posea una s facultades de
evocacin, de grandeza, de logro psicolgico, nicas en su gnero. Aun
careciendo de disciplina descriptiva o analt ica, se basta ba para proveer de
una vida emocional comple ta. Era una vida sin examen de conciencia, pero
nada ni nadie la ha superado an en su capacidad de manejar los recurso s
del inconsciente y armonizarlos con lo consciente.
181
NO TAS
1
un
182
g) ni aunque para m die z lengu as, diez bocas, hubiera, voz irrompible y hubiera en m
pulmn de bronce
h) si VOSOl r.lS no u bis de memoria las multitudes que sobre T roya marcharon.
Lo q ue se pretende co n todo esto no es separar el conoci miento hum ano del divino o
inspirado (como t rata de de most rar Dodds), porq ue en (a) 5C establece q ue la lista \ ' ,1 a ser
ob ra del poeta, mientras que en (b] se le at ribuye a las Musas, y en (f ) y (h) se da por
supuesto que la lista es obra hech :l. en co mn por poeta y Mu sas. En (e) r (d ) se d istingue
entre el canto de las hauas r el que co ntiene inform acin, asignando el primero al poeta
y el segundo a la Mu sa. Pero sabemos, por numerosos co ntexto. homricos y por Hesodo
(Teoguna 100), que tanto una co mo otra ra rea son propias de la Musa: la diferencia entre
ambas estriba en que la informaci n es de car cter general, fruto de la experiencia o
presencia uni versal, mient ras que el canto de las haza nas es (po r implicacin) ms
co ncreto o limi tado. (h) sub raya el hecho de que la infonnacin es un act o de recogida y
regist ro; y (g) sub raya a su vez q ue la cont ribucin de la Musa a la lista ha de ser un to
fsi,;.a como piscolgica: recita r la lista (y reten erla en [a memoria] requiere un a t remend a
energa.
Ilada 2.494 ss.
Cf. Gip. 7, non 19.
Illda 2.sn ss. 686 ss. 721 55. 721 ss.
1'1 685, 769 ss.
3l Chadwic k, Vo l. I. capiru los 10 (_Antiq um ,1I\ Lettering..) y 12 (_G nomic Pcer ry- ),
evjta incu rrir en esra supos icin (p. 276:
la intrusin de los historiadores de [a
antigedad en el terreno de [a poe sa heroica-... y p. 399: ..... en Grecia, el cultivo de la
poesa gn mica parece ven ir ms tarde que el de la poes a heroicas].
21 Un sorprendente paralelo con esta norma, u l como se manifies ra tanto en la sinta xis
como en el contexto del cat logo homrico, nos viene sumi nist rado po r la presencia de un
catlogo de las Tribus de Israel en la cancin de Dbora (jueces 5), Este canto pico, que
es muy antiguo, relata una memorab le victoria obtenida sobre los cananeos por un
coalicin de tribus hebreas. Pero hubo algunas que se mantuvieron ap;l.rte. L05 encomios
del poeta, mezclado s co n reproches dirigidos a los -neurrales-, dan mo tivo a que en este
canto se conserve la primera anotacin que nos h:l llegado de las tribus heb reas y de su
localizacin territo rial.
22 Ello no implica, sin embargo, que la pica primiri va sea una cr nica, porque la
noci n de secuencia temporal correcta -e-refracraria ,1 la subjet ividad de! poe ta- es f:l muy
refin1d1 (d . T ucidides). La. cronolog a depende en parte de la maestra con que se do mine
el tiempo como abstracci n (d . mis adelante, n. 27). Sigo, pue s, abri gando mis dudas co n
respecto a la tesis de Kakri dis, Homeric
p. 91 ss. (citado por Webster, p. 273),
en el sentido de que 1:1 existencia de una pica cronstica anterior es presupuesto necesario
de la pica -drarntica- q ue representa la /l.uJa.
2) 'Vid. cap. 4, no ta 12.
24 Odisea I.32-4 ; d. 22.4 12-16; de este pasaje se ocupa Nesrl, p. 24.
2, Notopoelos, - Paearaxis- (p. 13): ... [a parataxis y el tipo de mentalidad med iante la
cual se expresa constituyen el modo norm al de pensar y expresarse ant es del period o
clsico; (p. 14) Toda nue va crtica (de la poesa oral ) debe basarse en un hecho obs ervado
po r los estudiosos de 11 mentalidad prim it iva: el inters se centra en lo particular r ms
desu cado , antes que en e! co njunto.
2JI, /lada 1.11 ss.
27 Zie!inski seala que el
pico no admite intervalos vacos, en los q ue nada
sucede y que el narrador puede saltarse. A la inversa, toda serie de hechos, una vez
narrada, llena po r co mpleto el espacio de tiempo disponible: en el pica heroica no hay
modo de decir mient ras t,1I\tO_. C uan do dos hechos suceden al mismo tiempo, ambos han
de expresn se parat cticamenre . La pica es un ro: desde la o rill.a no se perciben sus idas
y venidas. Lorimer (pp. 47&.9) hace muy buen uso de esta tesis para apuntalar con ella su
17
I1
183
concepto un itario de H omero (d . tambin supra, cap . 7, n. 19). El anlisis que h ace
Fraenkel (pp. 1-22) d el co n cepto de! tiempo en la primitiva lit er atu ra griega constituye un
b uen suplemento al de Zie linsk i: el epos griego se ha lla lib re de toda noc in abstracta del
t iem po . Concretamente: las frases hechas en que se incl uye chronos pa recen deno ta r
pe r iodos de espera o d e retraso, o tambin de ociosidad, co mo si el hombre hubiese
descub ierto la nocin del t iemp o a t ravs del acto de esperar (pp. 1-2); la pica traza el
curso de lo s acontecimientos situndolo en el seno de una co rrient e nica; el da
(expe rien cia co ncret a) es el smbolo preferido por Homero: en la t liada pu ede cubrir
cu alqu ier accin (p. 5), o cualquier experiencia en la Odisea (p. 7).
28 En trminos gene rales, la diferencia entre imaginacin e int electo est en que la
primera se presenta a s misma un ob jeto que experimenta como u no e ind ivisible;
mientras que el imclecro va m s all del obj eto nico y se presenta a s mismo un mundo
compuesto por otros muchos objetos, entre lo s cuales ha y relaciones d e tipo d et erminan t e.
Collingwood, p . 252.
29 Las nu evas no rmas del rac io nalismo de! siglo V hiciero n que que das en al descub ierto
determinadas contradicciones de los poetas: las mismas que los sofistas habran tratado de
reconciliar, co mo sucede en el paradigma de mtodo presentado - y parodiado?- por
Plat n en e! Int erlud io d e Simnides -, dentro del Protgoras.
30 Repblica 10.603c4 ss.: supra , notas 2, 3.
3 1 T odo esto constituye un a excesiva simplificaci n de un proceso bast ante complica do ,
uno de cuyos aspectos fund amentales ha sido bie n deno tado por Die!s (citado en H olt, p.
109): El verb o signific a incid enci a del proceso en general; e! sustantivo d et ermin a la
sit u acin car acterst ica. E l primero se contempla en co nc reto; el segundo , en abstracto. En
lo cua l hallamos un patrn de conducta lingstica por e! que se nos viene a indicar q ue
e! lenguaje procede d e lo perceptivo a lo conceptual... En e! transcurso de ese gradual
desarrollo d e! empleo sust an t ival, segn ste va suplan t an do al verbo , la prosa emerge de
la poesa. A lo cu al aa do que el no mbre, cu ando emerge, suele ser ms un gerundio,
u n hecho o suceso , que un fen meno o cosa. La abs traccin es un fen m en o mental no
abierto al examen, salvo si logramos inferirlo de lo s cambios en la conducta lingst ica.
Entre los utensilios lingsticos se incl uye la acuac in de nu evos sustantivos (p.e., los de
accin en - <7/ <;, atrib uidos por Holr a la lit eratura jnica), el en sancham iento d e ot ros
m s antiguos [p.c. arete, cosmos, soma) y, fin alment e, el intento de dest ru ir cl nombre
por completo, a travs del neu t ro singular (Sn ell, Discovery, cap. 10). Los mismos
procedimientos, tal como se dieron entre Homero y Platn, ser n objeto de nu estro
estudio en un cap tulo posterior.
32 Repblica 5.476c5 ss., H eraclir o B 1, 21.
184
SEGUNDA PARTE
C A PfTULO
XI
188
oc ..
-r
189
--
pi
como de la tradicin poet izada, tena que ser reflexiva, razonada y crtica
- o no ser nada-o Junto con el descubrimiento del alma, la Grecia de
tiempos de Platn, o inmediatamente anterior a l, tena que llevar a cabo
otro descubrimiento: la actividad del pensamiento puro. Los estudiosos ya
han sealado, para este periodo, los muy importantes cambios que van
producindose en el sentido de las palabras por las que se describen los
diversos tipos de actividad mental. No har falta que revisemos aqu toda
la documentacin disponible al respecto. Bstenos con sealar un sntoma,
entre otros muchos: las fuentes en que se observa una especie de
virtuosismo en el uso de palabras para alma y "YO", sern las mismas en
que hallaremos muestras de idnt ico virtuosismo en las palabras relativas
a pensamiento y pensar-t. H ay algo nuevo en el aire, en un
no posterior al ltimo cuarto .d l siglo V a. de c.; y es una novedad que
slo puede describirse con estas palabras: el descubrimiento del intelecto.
Novedad que tambin podra recogerse en otros trminos: el mecanismo
psquico a cuyo cargo corra la memorizacin iba siendo sustituido,_al
menos dentro de una minora _culti vada, por los mecanismos del clculo
razonado. No cabe afirmar que las facultades imaginativas fueran cediendo
su sitio a las crticas, aunque tal fuera el result ado prctico, para el
helenismo , durante el periodo alejandrino. La palabra imaginacin, tal
como hoy la utilizamos, trata de combinar la mentalidad platnica y la
homrica en una sntesis nica. Otra manera, ms acertada, de concretar el
efecto de la revolucin (si hemos de emplear trminos modernos, algo que
difcilmente podemos evitar) consistira en afirmar que en aquel punto se
hizo posible
identificar el sujeto en relacin con un objeto por l
,
conocido. El problema del objeto, del dato, del conocimiento conocido,
lo estudiaremos en el prximo captulo. Aqu vamos a concentrarnos en la
nueva posibilidad de percibir que en todas las situaciones hay un sujeto,
un yo, cuya identidad propia es la primera premisa que hay que aceptar
antes de llegar a ninguna otra conclusin o de afirmar ninguna otra cosa
sobre la situacin percibida.
Nos hallamos ahora en mejor_situacin para comprender uno de los
motivos que llevaron a Platn a enfrentarse con la experiencia potica, a
partir, por supuesto, de la obra de sus antecesores- la
imponerse
tarea de demostrar dos postuadq.<; bsicos: el de la personalidad- ql,ll;' _
piensa y conoce y el del conocimiento conocido y pensado. A tal efecto
por el que se identificaba el yo con
ra--tradicin oral (pues ello conduc a_a que la personalidad se
la tradicin, haciendo impo sible toda diferenciacin consciente entre una ){ri
otra). Lo cual es tanto como decir que las 'polmicas de Platn con ) 9 S1i
marginales o secundarlas -del puritanismo, ni
surgen como respuesta a ninguna moda pasajera en la prctica docente
griega; son, _por el contrario , parte fundamenta l en la elaboracin _c!el
sistema platnico. Sin salirnos de los lmites que nos hemos sealado para
190
191
192
No nos faltar, pues, raz.n para considerar que est amos ante una \
doctrina de la personalidad aut no ma, capaz de ordenar sus prop ias
facultades de mo do co nsciente, para ajustarlas a un orden interno cuya )
raz e inspiracin est en el yo.
Leyendo a Platn hay veces en que llegamos al convencimient o de que
no hay salvacin posible fue ra de la sociedad; en otras ocasiones, sin
emb argo , pa rece que basta plenamente con el reino interior del hombre.
El enfoque de La repblica es doble en este sentido. En el pasa je recin
196
De
197
198
NOTAS
1
8, x ai
s Los presupuestos expres ado s en el pasaje de FeJn [nora anterio r] son exact amente [a
cara opuesta de los que subyacen en el lenguaje de la J/ada, 1.3-4: rro).).i ; " 'i90(1.I. 0Ur;
'fu):;};:; A r8
i;pww", rJroUr; 8i i ).wpl a
Cf. Ilada 23.1034: W
7J[ p i ':'r; i CITI x x i el" A lS.7o 8.uom furi xxi t !3(,).ov, i r i p ypivE:; ovx VI
Ello no significa que el hombre homrico fuese una criatura bo rrosa. Carente de seguridad
en sI mismo y en su existencia. Muy al COnt rario: puesto que Jos sent imientos, compaeros
de los sentidos, constituyen la base de toda consciencia, y puesto que sta, .11 intensificarse
aqullos y enriquecerse por su propia exp resin, sale ta mbin enriquecida (d. Collingwood,
C.1p. 10), un Aquiles puede vivir plenamente- como ser humano, sin beneficiarse de
ningun a creencia socrtica que lo invite a cult ivarse el alma. El ab ismo que separa ambos
hombres est unido po r la transicin de la consciencia imaginativa a la aur oconsciencia
int electual.
.
6 La atribucin del descub rimiento del yo a los poetas lricos (Snell, Discooery. cap. 3:
-T he Rise o. the Individual in Early G reek Lyric.-) no est docu mentado en lo
concern iente al lxico.
7 Quiz especialrnenre en la Odisea.
, Las n Hffl 94, 137, 155, 225, 229, 233, 740, 762, 9>0; 695, 700, e infra n. 17.
Repbli ca 392c ss. Lo que sigue en nuestro texto es una breve recapitulacin de lo
expuesto en el captulo 2, pp. 20 ss.
ic 4131'3-4.
11 435b.
12435c4-d8 .
lJ 436a9-10 P. lVOd.VOfJ-EV p.iv b f:p(;), Oup.op. d j a ;Si
-ri!Jv iv ip.iv, imOufJ- olip. lZ v 8' :xi)
r pl r (;) 'rl vi )(TA.
440e-44 h .
15 Segn lo dicho antes, n. 10.
16 443c9 ss.
14
51&e2 1; Si :-O{; ?POllr,U.71 r..n7Q; fJ-i)).oll Ocw -:-i polJ :"lwl{ :"l;r.;ri Vtl. Wr; 10ua :v,
Q
fJ-!:v S';U fJ- lV
x r ).. Dado qu e :lpovEiv, al igual que otros trm inos
17
199
y Fraenkel A gamemnon 11. 105, citados en H olt , p. 60; la frmula Ylf',,!JOX6.l, ?povi w, Ti
,,01010":-1 X
aparece en Odisea 16.136, 17.193, 281, a cuyo respecto seala Mcrry
qu e no hay grandes marices de diferencia entre los tres verbos-), cabe deducir que Plat n,
en este pasaje, limit a deliberadamente el sentido del verbo (o lo ampla, segn el pu nto de
vist a que se adopte) al significado estricto de pellSll o comprender, sent ido no atribuible
con anterioridad 01. ningn otr o autor, excepto Heci:clit o B.1 B (d. lo que al respecto dice
Kirk, pp. 6Q. l; B.112 Y B.116, tal como los enmienda Diels, se antjciparian sin duda 01.
Plun pero, segn Kirk, ambos son -d biles p1dfn sisa de 8.113; en cuan to a Parmnides
8 .16.3 y Empdocles B.IOS.2, ambo s parecen ut ilizar la palabr a en el sent ido homrico , que
comprende el senrimienro y 101. comprens in, y que es mis rico -c-aunque Kirk no est de
acuerde en lo tocante ;r. Parmnides]. La nota de Adam ad loe. dice: . EI sentido de
?PYfjtfl; cambia con respecto a
de conformidad con el mOl. yor conte nido intelectual
de los libros VI y VIh . De ello se desprende que la historia de
esd vinculada a
101. de ?PV1jUl:;, planteando el problema d si incluso en Repblica 6.505b6, la phronesis
calificada por oi ;(D.lJ) u PO! de summHm bonum no es intelecci n- (p roceso), ms que
-s ;r.bidura_ o conocimiento (prod uct o objet ivado). En tal caso, ?p vrqV y .:ip
9aQ,v
cYal dra{}oiJ, en 505c2, vendra a significar -el pensamient o del bien -, con lo que la
objeci n de Platn cons ist ira en que antes de poder pensar en el bien hay qu e
comprenderlo (cruw:q,,; 503c3), y resulta ra ms lgica. Por otra parte, la historia de
phrormis y otras palabras con phrcn -, durante el siglo V, sugiere que el present e pasaje
constit uye mejor indicacin del carcter de la bsqueda socrti ca original que el aportado
po r los pr imero s libros de La Repblica. Pbronesis (d . tambin lo dicho sobre mimesis,
supra, cap. 3, n. 22, y sobr e grnrs, supra, cap. 10, n. 8) es un susta nt ivo de accin que
se origina en la prosa jnica, antes de ent rar en la ti ca (Hclt, pp. 11 7-20, cit ando
H erdoto 8 .2 y Demcrito B.1l9, 193, ms Sfocles, dos veces, y Euripides, una). H olt
lo tr aduce por -int elligence- y, en H erdoto, po r -faculr de
Representa, pues, (01.)
un intento de abstra cci n, pero (b) de un proceso o facul tad . H olt explica estos
susta ntivos en m; como una creacin dest inada a nombrar los ra.sgos generales compartidos
po r varias clases de accin, con independencia de si son cru Jesa o no. Este es un motivo
de filsofo o pensador . Anteriorment e, el vocabulario se habia limita do a denominar
acciones especficas. Las pruebas apo rtadas po r la Comedia Anti gua (c . Denniston, p. 120,
para ejemplos de palabras con phron. a lo que p uede aadi rse el coro de phrontistae en el
Connos de A mipsias y 101. -prdida de una
en Las nHbts v, 137) indican que La
int eleccin empieza a entenderse co mo fenmeno mental en el refinado period o socrt ico,
y que se intenta expresar La nocin mediante el empleo de ta les t rminos. De mod o que
Apologa 291.' 1-2 (supra, n. 2) debe t raducirse - N o dedicas ninguna co ncentracin (b : Pf:A?)
ni ningn pensamiento (?POV:'( CI';-) a La accin de pe nsar (?P0"';C1CW:;) , ni a La verdad, ni a
la psyche, para ponerla en perfecta condicin (;: w.;...J.;- fidrGT7} l OTalh donde la mejora
de la psyche (d . tambin 30b2) no es primordialment e t ica, sino int electual. Es menester
optimizar las facultades intelectivas (pues de ello se seguira la mejor a t ica). El pasaje de
Repblica 7 considerado en nuestro texto debe pues entenderse como simple ampliacin
del empeo socrtico , tal como ste queda expuesto en la Apologa. Poner el alma en su
mejor condicin equivale a realizar su arete, que equivale a rpp ovv o rpevrjGl;. Por
contra, como seala Adam, pbroness - tal como se emplea YOl. en Repblica 4A33b- tiene
una connotacin de inteligencia aplicada a la prctica de la poltica: o:(3ouAa:. Todo ello
nos hace pone r en duda la afirmacin de Ja eger (p gina 81, hablando del uso de phroness
en el Protreptieus) de que ...du rante largo t iempo estu vo dividida en do s sistemas, uno
predo minant emente prct ico y econmico, Otro moral y religioso... Platn la toma a su
cargo ... y se conviert e en raz n pu ramente terica, lo contrario de lo que haba sido en la
esfera pretu:a de Scrates_ (La. cu rsiva es ma). jaeger sin duda aciert a 01.1 po ner de relieve
la COnt ribucin de Etica a Nicmaco 6.5 ss. a la elaboracin del concepto de phronesis
como -sabidura pract ica- o -prudencia-, pero el recorrido anterior de la palabra nos
parece, en camb io, algo ms complicado que a a. Adop tado originalmente po r el
200
"------
socrat ismo en el sent ido jnico-sofista de inteleccin, luego a) Fue conserv ado po r los
socr t icos en este mismo sent ido, en su estud io de las leyes -c-ling ist icas, ep istemolgicas
y psicolgicas- de la inteleccin; y tambin b) Ampliado (po r Platn o po r otros antes
que l: no es vlido el te stimon io de jenofonte) especilcamente al pensamiento po lt ico y
tico aplicado, como expresin del uso ms importante o, al menos, ms acuciante de la
faculta d, identificando sta con el t ipo de virt ud intelectu al prop ia de los guardianes (asl
en Repblica 4.433b). e) Esta bifurcacin en el uso del tr mino, que quiz se mantuviera
de mod o implcito en Platn, fue luego racionalizada por jencraees (d . Burnet, Ethics, p.
261 nota ). d) Aristte les, ms ta rde, opt por la aplicacin prctica y por su defin icin
ampliada, con lo qu e el trmino qued co nfinado dentro de ta les lmites. Que el sentido
de sagacidad pol ti ca o prudencia no puede ser preplat nico viene ta l vez indicado por
el caso pa ralelo de phronimos, qu e, en el sent ido de sagaz para lo po lt ico, ..prudente
(como algo distinto de juicioso.., Sfocles, Ayax 259, o inteligente, Edipo Rry 692,
Eleetra 1058), no par ece anterior al siglo IV [Eurpides, rag. 52.9, que, ta l como lo cit a en
este senti do L5) , es de dudo sa significacin, con lo que no falta razn a N auck cua ndo
po ne en duda su autenticidad). De modo que cuando Aristte les dice, Etica a N icmaco
6.5.5. (just ificand o su p ropia definicin de phronesis), pensamos en Pericles y quienes se le
asemejan como pbronimoi; en virtud de su capacidad para objetivar su pro pio bien y el de
los hombres en general, y damos por supuesto que los oikonomikoi y los politikoi
pertenecen a la misma carego rae, est apelando a un uso verb al que no habra sido
fcilmente interpretado en t iempo s de Pericle s, pero q ue surge cuando los filsofos
empezaron a medita r con carcter retr ospectivo, analizando el art e de gobern ar de aquel
periodo. Los edito res del L5J, s.v. ;;p ovv, al equiparar comp rensin con pru denc ia.. en
cuanto sentido bsico del verbo , acusa n la influe ncia de la Esica.
l' 521C!O.
Iq Vr,Ul; 523al , b'l, d4.
20 524a7 i va '(Xai ov ... TfV f ux7v ebropv. 524b4 1mp cir xl AOYIOp.V TI XiX !' vr,OV
;r :xp axx).oi;o rx i moxonei v .. . 524d3 ... :r rxp:zx),r,!"!xa :-r,; OIa/VOt or; ...
v01jau u;
... 524e4
dv iv orJ":"<;;
:i:':opdv xxi ' r,ui l', XtVo{;a;c b l2urij :7,1' i WOt:rv.
21 el. 10.595a7
...
i :rf:IOf, XIPb;'
oq;pr,TlXt d :-r,;
f:!81.
22
2)
20
59Sa-603d .
60Sc-60sb.
60 5<13 i vJVTf:; 7p i .; ;c!J":"oUe; i;-:J.&f)x
d e; i upvT,tTf:u; ... r o;; ;riOo:;:;.
2S 604d8
!I>
Supra, (.;i.p. 1, n. 4.
60 7c6
F
x !Jr oi; x r,Aou.J.ivOI; ;r'
cf. c8 .
60Sb4 ss.
2'0 Esta nueva expresin pone en lugu de la imagen pot ica del hecho o acont ecimiento
(supra, cap. 10) una parfrasis del mismo , de la que resultar una exposicin descriptiva o
alguna propo sicin del algn t ipo que, su vez, servir de punto de partida de lo qu e
Rob inson (p. SI) denom ina -pregunras primarias de Scrate s- (Es X Y? (Q u es X?).
.'rO Apologa 22b4.
31 2547, 1'5; d . n, 20.
'2 60 2c1 2 ;ri ai n; ":" xp :zri J>jJ.rj pi" t "'OiXT7 ;r'; =-r, iv :iJ ofvxfj; d6 n i PE":"P" )(:ti
i pdJ,r.li "iv x :zt' i pdJ.-lETv x xl
X:rpltT;:r":"%1 ;rpo:; ;cJ ":"z i f' i ,,>;tTIXv.
27
28
201
C APT ULO
XII
203
204
que la respuesta a dicha pregunta es afirmat iva; de que los nuevos objet os
del pensamiento puro integran un rea general de 10 conocido que posee
su propia lgica interna y que con sti tuye un sistema . En suma: quien
conoce, en su confrontacin con lo conocido, est en contacto con un
nuevo y completo mundo del conocimient o.
Nada nos imp ide, en teora, considerar que este mu ndo es sist emtico
y excluyent e. De algn modo, todas las esencias abstractas encajan una s
con otras, en una relacin que ya no es narrat iva, sino lgica. Todas se
integran en el plano to tal del universo. En teora, es po sible agotar el rea
de lo conocido . Tiene que haber, al menos, un a mente capaz de ello , es
decir: la del Supremo Conocedor. Porque lo conocido, para ser conocido,
tiene que ser . definido: no puede prolongarse indefinidamente, capacidad
que , en cambio, el relato pico s po sea. Tiene que ser un sistema, y todo
sistema, para ser tal, ha de ser cerr ado. De ah que e! mund o de!
conocimi ento, generalmente considerado, cons t ituya e! ejemp lo de integracin total, den tro de la cual se despliegan miles de int egraciones menores,
en orden ascendente o descendente. El objeto abstract o per se es una
unidad, pero ta mbin lo es el mundo de lo conocido tomado en su
conjunto.
Ahora, en bu sca de confirmacin a nuestro retrato de los griegos o,
po r mejor decir, del descub rimiento platnico de lo conocido y de las
nuevas propiedades- que haban de cumplirse para que lo conocido fuera
cognoscible, volvamos a La repblica.
En el segundo libro, si aceptamos la cualificacin que su propio autor
hace del primero como ..proemio -s, Plat n pone a su protagon ista,
Scrat es -y, por ende, ta mbin el lector-e, ante un ret o fun damental. Ya
se ha defend ido, contra T rasimaco, la causa de lo just o; pero , a pesar del
esfuerzo, Glaucn y Adimanro no han quedado convencidos. Demu stranos,
si puedes, d ice G laucn , que lo just o es aceptable por s mismo . Para, a
rengln seguido, acudi r a una frmula ms abstract a: Qu pod er poseen
el vicio y la virtud , respect ivamente, cada uno en s mismo y per se, 6
cuando residen en el alma? Ignora, por favor, las recompensas y los
efectos; y, ms adelante, - me gustara or el elogio de la justi cia
considerada en s misma. [En e! segundo de los fragmentos aqu citados,
la t raduccin de H avclock difiere muy not ablemente de la de Pab n/Fernn dez Gal iana , q.v. Como es lgico en est e caso, hemo s respetado la de
H avelock. N. del T .] Luego , para acentuar el reto, Glaucn describe una
refinada doctrina que hace remontarse el origen de la just icia a un grupo
social reacio a ella, formad o en desafo de nuestra preferencia instintiva
por la injusticia (con tal que seamos nosotros los agresores y no las
vct imas, por supuesto).
T ras su compaero , Adima nro lleva an ms lejos el ret o, sealand o
que", teoras aparte, la formacin moral que tradicionalmente se imparte a
los jvenes jams cumple las condiciones establ ecidas por Glaucn. Lo s
207
..
..
padres no alaban la justi cia en s mis mas ", sino por el prestrgro humano
que otorga y por las recompensas divinas que nos granjea. O puede,
tambin, que la just icia se apruebe a regaadientes, tenindola por dudoso
y arduo desempeo, mientras se deja entender que el vicio no slo resu lta
placentero, sino que es l quien acarrea las recompensas, como prueba el
hecho de que los malos florezc an y los virtuosos se vean afligidos. Los
propios dioses harn la vist a gorda, si acertamos a contentarlos con las
debidas plegarias. La juventud slo puede llegar a una con clusin: que la
virtud, per se, es irrelevante: lo que cuenta es poseer? una ostentosa
fachada de comportamiento virtuoso, mientras llevamos adelante, de
t apadillo , nuest ros propsitos egostas, apuntados exclusivamente al xito
en est e mu ndo. En. apoyo de t an tradicionales opiniones se cita a H omero
y a H esodo, como tambin a Museo y O rfeo, y a los poetas y la poesiat''.
En seguida Adimanto, volviendo al lenguaje empleado por Glaucn ,
reitera, aumentado, el reto fundamental. Todas las cosas que hasta ahora
llevamos dichas, todos las alabanzas de la just icia, se centran en factores
de rep utacin y prestigio social, sin olvidar la recompensa. Pero, por lo
qu e roca a lo s efectos que un a y otra [justi cia e injusticia] producen, por
su propia virtud, cuando estn ocultas en el alma de qu ien las posee e
ignoradas de dioses y hombres, nunca, ni en verso ni en lenguaje comn,
se ha extendido nadie suficientemente en la dem ost racin de que la
injusti cia es el mayor de los males que puede albergar en su interior el
alma , y la justicia el mayor bien!'. y concluye su perorata insi stiendo tres
veces en el mismo modo de hablar : N o te limites, por t anto , a demostrar
con tu argu mentacin que la justicia es mejor que la injust icia, sino
m u stran o s cules son los efectos que ambas producen por s mismas
sobre quien las practica, efect os en virtud de los cuales la una es un mal
y la otra un bien. En cuanto a la rep utacin, prescinde de ella... 12. Apenas
si cabe subrayar ms el hecho de que se desea un acto de aislamiento
mental: que el comportamiento just o en unas circunst ancias dadas se
tra slade y t ransforme en un concepto de justi cia. La demandae.s
primordialme nte intelectual, y bien puede calificarse de novedosa. De ah
que se reitere, porque tiene que servir de t rasfondo a la col osal argumentac in que integra los restantes libros!'. Es Glaucn, el intelectual, quien
introduce en el razonamiento la frmula kath' auto, per se. Adimanto,
rindiendo pleitesa a la tradicin, distingue entre la justicia susceptible de
definicin intrnseca, por s misma, y la resultante de situaciones extrnsecas.
En trminos platnicos , su lenguaje es algo menos riguroso que el de
G lauc nt- . Pero est claro el impact o agregado de las dos demandas: se
nos va a pedir que consideremos la just icia en cuanto objeto aislado de sus
efectos, t ratndola como algo neutro, como frmula, como principio , no
como ejemp lo vinculado a una situacin o hecho concreto.
Algo ms podra ir imp lcito en el reto : cabe afirmar que el objeto no
se integrar sino a expensas del idiom a potico y de su sintaxis? No en
208
cion-.
H enos, pue s, ante el concepto de objet o, radicalmente aislado de
toda consideracin de t iempo , lugar y circunstancias. y ling st icamente
convertido en una abstraccin que luego se propone por meta de una
dilat ada invest igacin intelectual. H emo s de contemplarlo con la men te ,
porqu e es invisible. Pero esto ltimo es algo que todava no se d ice. que
no se expresar hasta ms adelante. El propsito intelectual del reto, las
consecuencias de la expresin p er se , quedan pospuestas hasta el libro V.
Lo que s se intenta - mient ras tanto, mientras se expanden y perfilan el
Estado y el alma, segn un pa trn tripartito de clases y de facultades,
respecti vament e-e- es la definic in operat iva de la just icia. En 'qu podr
sta basarse, sino en el ejemplo de la especializ acin, de la divisin de
trabajo, que hab a venido inspirando el desarrollo de la sociedad desde sus
orfgenesue En el plano de la ciud ad-est ado, como co njunto, ello implica
que cada clase ha de ocuparse de sus asustas. No es sta un a norma
sancionada po r la t rad icin po pula r? - se pregunta PLatn-o No es est e
principi o el que insp ira a los jueces en los pleitos, a saber: el de dar a cada
uno lo suYO?17 En el plano indiv idual, lo que todo esto implica es la
est rict a ob servancia de las tres faculta de s psqui cas en sus respecti vos
209
papeles, sin que ninguna invada el territorio de las demdsw. Pero Platn
parece brindamos esta sugerencia a t tulo indicativo, como si no quedara
sati sfecho, y luego se embarca en una lucubrac in donde nos presenta al
hombre justo en trminos un convencionales co mo ajustados a la
tradicin: ser fiel depositario de los bienes ajenos que se le encomienden,
no asaltar los templos ni cometer adulterio, no robar, no desatender
a sus familiares, no descuidar el servicio divino!".
Lo cierto, por otro lado, es que el pblico griego no tena menester de
que alguien escribiera La repblica para llegar a tan elementales JO aejas
_..... conclusiones. Lejos de rompe r con los poeta s y con la prctica corriente,"
Platn se haba limitado a recopilar la moral en vigo r. De hecho, como a
veces se ha sealado, la formulacin de virtud que Platn ofrece es
perfectamente vlida para el consumo popular, para el objetivo de
conseguir una poblacin dcil y de buen comportamiento. Es ms
adelante cuando el filsofo se adentra en la tarea de proponer un conjunto
de materias apropiadas para el" aprendizaje de los reyes-filsofos. De
manera que la doctrina del libro IV aplaza la respuest a al reto planteado
en el libro IIl{). La justicia per se, en cuanto objeto intelectual, se nos
pone delante de los ojos, pero en seguida se nos escamotea... Si nos
referimos a esta interrupcin, es slo para po ner de manifiesto el hecho de
que d libro 11 tena que proponer como premisa ineelecruallanecesidad
de objetivar la just icia, tratndola como una abstraccin; con ello se logra
reforzar el contraste con el modo de hablar y la mentalidad de la previa
tradicin potica. Pero la promesa no alcanza su plenitudu hasta el
libro V, cuando se someten a examen los procesos del propio intelecto.
/>
Ello no se hace posible ms que como consecuencia de u reto
poltico: hay que poner el poder poltico en manos de los intelectuales-P .
Pero qu es ese inte lecto, qu es ese sujeto que piensa y conoce?""'b,
mejor dicho: cules son los objetos de su inteleccin? Porque nos ser
menester definirlos para poner al descubierto el verdadero carcter del
sujeta n . Es entonces cuando Platn vuelve a la frmula lingstica la cosa
per se, procediendo a desarro llarla.
Lo bello y lo feo, por opuest o, son recprocamente discernibles, de
modo que cada un o de ellos viene a ser nico. Idnt ica frmula puede
aplicarse a lo justo y lo injusto, a lo bueno y lo feo, y as sucesivamente:
cada oponente es una unidad.; Luego, en el mismo con text o, Platn
procede a subrayar una y otra vez la existencia de lo bello per se o de
la belleza per se" y as sucesivamente. Tal es el objeto que la mente
(dianoio) debe abarcar; y, en su busca de una palabra que describa tal
facultad mental, Platn se queda con gnome: la Facult ad de conocer" que
se dirige nicamente a los objetos abstractos en su aislamiento autosuficierne>.
Traisndc de ampliar la relaci n (porque tiene consciencia de que no ha.
de resultar familiar a] lector) y de superar las objeciones de un imaginario
21 0
oponente, Pla tn se pre gun ta: _conoce algo qu ien conoce? Es decir: ha
de tener objeto el conocimientoio En respuesta a su propia pregunta,"
Platn define determinados atributos del objet o (que, por el momento,
vamos a pasar po r alto). Una vez definidos, el filsofo desafa al lector a
reconocer la existencia de lo -bello per se" - e incluso aade, por
211
obvio que estos objetos de conocim iento, en s, const it uyen desde luego
un mltiple, pero de nuevo cu ow, Cul es la diferencia exacta entre un __
grupo de estos nuevos objetos y un grupo de acciones y suce sos?J ,)1!!.n
- replica: tales objetos, en su diver sidad, simplemente son , o, dicho .de otro
'm odo , cad a un o de ellos es un ser>'. Qu es exac tamente- ser? As
planteada, la pregunta ' no puede suscit ar ms que una respuesta falsa.
Podramos decir que ser no es nombre, sino situacin sint ct ica (aunque,
ms adelante, Platn ha de hallar un nombre - ousia- para describ ir tal
situacinv .
Los 'objetos abst ractos de conocimiento, t al com o se conocen y se
',
definen, son siempre idnticos a s mismos - inalt erables- y todo 10_que
sobre ellos se diga t endr que exp resarse en trminos intemporales. Su
sintaxis excluye lo s tiempos del verb o ser. Puestos enrlciri recproca,
dan origen a trminos de expresin analtica y tambin ecuaci ones, que no
part icipan de la sintaxis del proceso y del tiempo, porque no son
expresiones de situacin especfica, ni de caso concre t o, ni de acci n.
N o es menester que nos preguntemos si Platn no confunde la
intemporalidad con la inmortalidad. Lo que ms le preocupa es la sintaxis,
como nos indica el hecho de que l msmo 'plant ee el problema , pregunt ndose por el carcter de 10 conocido y llegando en seguida a la
conclu sin de que slo puede conocerse lo que es>'. Con ello queda
excluida la unidad metafsica. Ya nos ha dicho que el sujeto cognoscitivo
conoce las identidades abstractas . Estas, pues, son los que es: en plural,
son de modo continuo , como los ngulos de un tringulo son siempre
do s ngulos rectos. Si vamos integrando las norm as de navegacin, hasta
agot arlas, pasarn a ser - qua normas per se-, en cont rast e con el relato
que de ellas se sirve. El saber se dirige por n aturaleza a 10 que existe,
para conocer lo que es el ser; nos dice Plat n. El hecho de que su
argumen tacin, en este cont exto - y por razones que analizaremos en el
captulo pr ximo -e, insista en el contraste entre do que es y' lo que no
es, puede dar motivo a qu e nos equivoquemos, creyendo que nuestr a
atencin debe concentrarse en los entes ms que en las relacio nes
sintcticas. Platn, sin embargo, tiene su mirada puesta en la intemporalidad,
como nos indica el dato de que en tres ocasiones describa el objeto per
se como al que es siempre idntico a s mismo, que siempre se
mantiene igual a s mismo y que siemp re es idntico a s mismos-e. En
resumidas cuentas, ,est llamando la ate ncin sobre la permanencia de 10
abst racto ,- en cuanto f6rmula y en cuanto concept o- , com o opuesto al
carct er de la situacin concreta, fluctuante e inest able.
--Esta fluctuacin es una maner a de describir los cambios y la variedad
de sit uaciones que por necesidad han de inform ar un relato condicionado
por el t iempo. Las cosas dan vueltas o se ext ravan-V: en t ales
t rm inos describe Platn la interminable alternancia entre el ser y el no
ser. Agamen n es noble en un contexto y rui n en otro: de mo do que es,
212
NOTAS
, CE. n. zs-. infra. Esta proposicin, un fundamental dentro del sistema platnico
(po rque su corolario es el de que las Poemas no pueden ser pensamiento; d. Parmi niJn
132b3-e12, y tambin infra. cap. 14). estaba ya. por lo meno s en forma latente, en el
lenguaje unliz ado po r Parmnides (B 2.7 y 8.35-6). N o hay duda de que el Ca-mides
explo ra la po sibilidad de que el conocimiento puede hallarse en la auroconversi n, pero el
resultado de la indagacin es un a apora.
2 443c9 ss.
J Frmula socrtica, sin duda alguna: Las Nubes 194 es concluyente en tal sentido.
Dentro de la Apolog a, slo la hallamos en 36c8. En el primer- Platn, In derivaciones
se enumeran en Eutifrn jdi ss, f, OU ::"xv ::"v i lITl'" i ...
::"0 m ov xur o
xxi
ni ivm ov ,rv ro;] .ui " dololJ
ivavrio". xv::"o 3i: a:i' 4i .uo'o" x ;d {lO" .d x" . !vi
i8i:x" xx.i ":"1f" i vom ...-r,ra r:i ... .!r:;;p " ,.i AJ..r; iY (;!o...
donde la l"ia bien puede
representar la aportacin plat nica, siempre que no nos dejemos convencer por las mu y
conocidas op inion es de Bum er y Taylor (d . H avelock, - Evidence-) .
t Q ue podran describirse como pertenecientes a la situacin mental que sabe algo -,
como con trapuesta a. la que conoce el mod o- (d . Gould, cap. 1). H ist ricamente, la un a
se genera a partir de la otra: la tecbne fue madre de la philo$Ophia, y la. ep stemc se cas con
ambas. Pero las complejidades de esta relaci n semntica no deben detenern os en este
punto.
S 357a2 y supra, cap. 1, nota 37.
';ux 358d2 .:ru. o uf} ' .:rv-ro
635706 .:r:': ro x:rou "tx.:r 358b5 .:r::-o x x8 ' x:,:.o l vo" i "
!Z!;6,ue"o".
r 362el.
I 362a.1 o:J( .:rvni 6lXXl O<:TVV1J"
') 9 36Sc4 l:Xl:rrpx? Ex" 2PE'rT,;.
10 10 363a7-<12; 364<:5-365a3; 36Se3-366b2.
11 3661'5 ss. atT 6'ix ri. tpo" ry z tro olJ"ri.m 'rE"P!, rfj . ou !X o....
r/rvx &"" xr)..
I ! 36?b 4 r :':'OIO1% i:x .:r-:i p:r rov Ex o"r lr.
St'
p.iv x.:rx6v, 8i -ir.:rOov o-nv.
367d3
Ir.nj" ro v lxovrz vEv,/o-v X.A. 367c3 rE
ixzn!:p.:r. -:ov lxovr.:r. aun7
al .xnj" XTA.
lJ Po r lo comn suele inte rpretarse de mod o menos restr ictivo, as, por ejemplo, por
Gould p. 142: Glaucn y Adima.mo se conciertan para solicitar de Scrate s que los
con venza de la primaca de las demandas morales- (la curs iva es mia], Esto sera cieno si
el lenguaje de Platn estuviera transcrito como si diera por supuesto unos conceptos
morales conocidos po r todos. En este caso , la repeticin de la solicit ud parece mis bien un
recurso retrico. De hecho. el concepto de moral- o de mo ralidad- --del que toma
significado la fra.se prima ca de las demandas moral es__ nace ante nuestros ojos, en
cuanto ob jeto de co nocimient o, mientras leemos La Repblua. As, pues, el hecho de que
Platn repita la solicitud nos da la medida de l esfuerz o mental 'f de la proeza implcita en
el paso de aislar .10 justo como objeto abst racto. o de convertir la. cosa JUSta.. en la
justicia".
1< Co mprese el & .
de Adimanto (n. 12) con el uf) ' ctr de Gla uc n (n. 6).
Doxai y timai (Repblica 3661'4) constituyen el objeto nico del compo rt amiento
heroico, tipificado en llada 1.353 n ,.7f... :,:,i p P.OI 6;:d),E,,' OJ.l7:W; iyr.J:ri\f( :rI. La saga
era, por definicin , una celebracin del kkos.
te 433a1 ss.
17 433e3 ss.
11 H 1d 12.
1'I 442c6-443al l.
Cf. Gould p. 154: Parece qu e las definiciones de i pt-:a (se. en el libro IV) son
demas iado dbiles y limitadas para const ituir el obj et o adecua do de una bsqueda... Un a.,
"i
215
"
vez ms, el descubrimiento de la verdadera nat uraleza de la justi cia se remite -a pesar de
la definici n que acaba de ofrec rsenos -c- al fut uro.
11 Cf. Libro VI, 484a5-7 i.lOl yo i)y in
XY(3dn v we; 'PiXVifViX!.;;i ;r.;;p! r-o TO U ,UVOlJ
l8';;1 p78ifv, XX!'
;roA).a d : AO!r a S!8v xrJ., que podra interp retarse como que,
dentro del plan general de La Repblica, todo se subordina a la definicin de! intelecto
filosfico.
22 47Jc11 ; d . infra, cap. 15.
23 475e3-4.
24 475e9-476d7.
25 476e7.
lb 478e7-480a1; cf.t ambi n 484c7 r oo cvr oc ixiarou.
Ti};
17478e7 xn.l [J.f:Y Ev [x aaro y [va! x TA. C f. 479a4 'y r u; [v ro Xa AOY rpif dv 'X-! x r l . En
Filebo, 15a4 ss., Platn aporta los trminos iv i ; y ,u ovi, para describir estas in tegraciones,
mientras trata de resolver e! problema de su relaci n con los fenmenos.
23 Cf. infra cap . 14, p. 270.
29 476b5 ss., 476c2 ss.
...
30 47ge7 rou, cnki caoi a 8f:w.tivou; 484c6 TOi) dvro-; iscdo-rov d6 [xaarov ro dv.
JI 47937 ch! x a r a ra .-a w aiurw; vra 480a4
TI Y 484c6 TOi) vr o; i xiarou 484d6
w;
i xxaro v n i v.
,
-"
,
xa-a -"'UTa co o x irrcoc ;xov,o; .
34 476e7 ss.
3S 477b l0 i;rar{uTJ ,ud:y b u' Tri VTt 7fi rp'.)x , p !JvG:: ! we; tan r o v.
36 Vid. n . 33.
37 479d3 [J. H iXf; 7t"OO x UA!v8d nn 484bs 0 < Ji.. iv 1I"0}.Aol; x xi ;r:xv-o{w; to;;r oua< v
;rJ. iXyw'EWO! o '{i{).O(Torp O! 485b1 (cf. n. 41 infra). (C f. Odisea 1.1-3; Parmnides B 6.6; Y
H ave!ock HSCP, 1958, pp. 133-43.)
3g Infra, cap. 15, pp. 258 Y ss.
.19 484b4 (supra, n. 33); 484c6 (supra, nn. 30,31).
40 485al d . 521c1.
41 485bl ,u a8'{u iX r6; F id ePW(T! Y XY ",(,o7., 81jA07. exdv1j, rij, o(a[x; ' 1; dn' o';a7;
XiX!
216
'16
rif;
524c6 p..ir :x. etC; xd ap..xpo v ;, v ,;m ; 1veX"{xiafh i3v 525c2 w; &v id 8i xv
dp/8.u;;y
d ?{XW VH1.l rfj vola;; :;curfj.
50
TiJ;
rwv
217
C AP(T U LO
XIII
un tipo concreto de
con una sintaxis dada. Plat n propone otro
tipo de Ienguaje y
-- -- Q u iz "noresulte difcil driiifif Ic nclusi n de que la psyche autn o m a era de h echo una doctrina directamente relacionada con su contraria, la in m er sin de la au t o con scien cia en la educacin potica anterior.
Pero quiz sea ir demasiado lejos dar por supuesto que toda la doctrina de
un rea de conocimiento poblada de objetos abstractos, el rea del uno,
del ser , de los invisibles, no t enga en efecto ms propsito que el de
corregir totalmente la expresin potica de la experiencia, suponiendo as
que tales objetos no se concibieron sino en cuanto sustitutos directos de
220
222
en la sabidura (sophia) y que, adems, gusta del est udio (philomathes) por
encima de cualquier ot ra actividad . A lo cual de inmediato se opone la
objecin de que semejante descripcin encaja exactamente con la de
aquellos que se complacen en ..Jos espectculos", a quienes en modo
alguno cabe considerar filsofosv . Para poner en claro la diferencia entre
ambos tipos de hombre, Plat n nos b rinda una definicin de aquello que
el filsofo piensa y conoce: concreta ment e, los objetos abstractos, objetos
per se, nicos y no mltiples. Por el contrario, quienes gust an de los
espectculo s se at ienen a los sonidos bellos y a las superficies y formas
co loreadas, incapaces -de ver y gustar de lo bello en s mismos!". Son
persona s que viven en un sueo, y su condicin mental es la op inin,
punto intermedio entre el conocimient o cientfico por una parte y la
consciencia en blanco por la ot ra. D icha opinin es una facultad con su
propio objeto especfico, t ambin int ermedio' ".
Esta cond icin mental equivale, tambin, a la continua con fusin . El
aficionado a los espectculos est constantemente emit iendo juicios contradictorios sobre la misma cosa, y su contenido moral t ambin parece
vacilar (hasta el extremo de que lo justo se torne injusto) con una paralela
vacilacin de las proporciones y propiedades de los cuerpos (hast a el
extremo de que lo ligero se t ome pesado). El aficionado a los espectculo s
estar const ant ement e diciendo de la misma cosa que -es y que no es. lO
En conclusin: ..las mltiples creencias (nomina) de la multitud acerca de
lo bello y de las dem s cosas dan vuelta s en la regin intermedia entre el
no ser y el ser puro -u . Tratase de opini n, no de conocimiento, condicin
en que son los sonidos nobles y las superficies colo readas lo s objetos que
mejor se aprecian. Con lo cual ya hemos distinguido entre do s. clases
dist int as de seres humano s: lo s aficionados a la opinin (philodox oi) y los
aficionados a la sabidura (philosophoi)u .
--- H ast a aqu llega el anlisis de la opinin en el libro V. Si lo
comparamos con el anlisis que de la poesa se hace en el libro
obse rvamos la congruencia de ambo s planteamientos. T anto en un caso
como en el otro se distin gue entre un estado mental concret o (confuso) y
o tro abstracto (y exacto). _El primero se denomina opinin de los
mu cho s en el libro V, y en el libro X -no tarda en identificarse con la
opinin-e y, por otro lado, con la condicin mental del poeta y sus
relaciones co n la realidad. Tanto en un caso como en el ot ro, el estado
mental concret o proporciona una versi n plural, visual y cambiante de la
realidad. En ambos casos, la pluralizacin se traduce en t rminos de
contrad iccin. Lo s juicio s sobre t amaos, formas y colores son contradictorios. Lo mismo t odo lo que se afirma acerca de lo s hecho s, los
acontecimientos y sus propiedade s morales. U na misma cosa t an pronto
es buena como mala, grande como pequea. T an imposible resulta el
juicio moral consi stente como la. medicin fsica consiste nte. Si pudieran
alcanzarse, a ambos se llegara por medio de la misma facultad. Por el
x.
224
226
---
',.1
,
la m imesis.
El modo en que Plat n se expresa a lo largo del libro V nos
228
....
En este punto podemos observar que -en vista del plurali smo, la
concrecin y lo confuso de la expresin poetizada-e- Platn reduce todos
estos-aspect os ob jet ables a una sola cuestin: que infringen el principio de
co herencia. Esto viene a querer 'decir que la poe sa hace afirmaciones
antitticas reIativasa una misma persona, y que at ribuye predicado s
igualmente antitticos al mismo objeto. La persona o cosa de que se trate
ser mala unas veces y buena otras, o grande y pequea, dependiendo
aparentemente del punto de vista.
Es en el libro V cuando se sirve de esta arma por primen vez . Acaba
de preconizar que por opinin debe entenderse la experiencia que slo es
b paz de percibir lo mltiple. Supongamos, no obstante -c-aade-c- que
nuest ro interlocutor nos exige demostracin de que la experiencia (estb
es: la impre sin experimentada y vvida del tornadizo panorama de
apariencias) no es conocimiento. El conocimiento ha de ser algo que es; 11
ignorancia, por el contrario, es lo que no es. El objeto de opinin no
puede ser ni lo uno ni lo otro , ni el ser ni el no ser, porque se trata de
una facultad distinta del conocimiento y de la ignorancia. No hay ms qu e
una posibilidad: que su objeto, que el mbito de su discurso sea u1
trmino medio entre una y otra; el rea del ser ms el no ser>' .
Ahora , prosigue Platn, entrando cada vez ms en materia, para dar un
ejemplo de lo que quiere decir: la visin del espectad or ardoroso est llena
de bellos, feos, justos, injustos, dobles y mitades. Para cada una de estas
mult iplicidades puede, en algn ot ro momento, aparecer fea en lugar de
hermosa, la mitad en lugar del doble. No ser, por consiguiente, ms bella
de 10 que es no bella - y lo mismo puede afirmarse de todas las diversas
convenciones alimentadas por los muchos . De modo que la condicin que
denominamos opinin es aquella que continuamente aprehende el ser y el
no ser H
C omo se despre nde de la comparacin entre los contextos de los libros
V y X, Platn est perfilando ahora el contraste entre dos situaciones
sintct icas. En toda resea de experiencia que describa sta en trminos de
acontecer resulta indispensable que los acontecimientos puedan distinguirse
los unos de los otros, para const ituir hechos separados. Para que as sea,
para que los acontecimientos difieran entre s, tambin tendr que variar
la sit uacin en que se hallan los personajes del relato, o los fenmenos
circundantes; as, Agamenn ser noble en unas ocasiones y ruin en otras ;
las fuerzas griegas sern el doble o la mitad de las troyanas, segn los
casos. De lo que se desprende que los sujetos de tales predicados son y
no son. C on ello no quiere decirse que dejen de existir, sino que en este
t ipo de discurso resulta imposible expresar algo que relacione sujeto y
predicado con un vnculo que meramente "sea,., con un vnculo permanente
e inalte rable.
Cul sena la clase de expresin necesaria a tales efectos , cul la
sintaxis reque rida? Tendremos que acudir al libro VII para averiguarlo.
230
232
NOTAS
1 Por no co mplicar las cosas, utilizo la traduccin aceptada de doxa. aunque no falte n
argument os para defender que su significado verdade ro es pensamiento en general (d .
Roscnmeyer ..judgement and T hought erc.], smbolo de una co nd icin mental sin
cualificar que, precisamente por carecer de cualificaci n. Plat n sit a po r debaj o de la
ciencia eX,KU capaz de conocer las Formas y sus relaciones, tan to recprocas como co n los
fen menos.
2 Platn dispona sin duda de un precedent e al respecto; injra, n. 40, cap. 15, n. 5.
J J92d2
I7IX tm:i J-r.JOo),rw1I ;, :rollj r 6i" ).iyH %! 3Irf)'7}C
n; o ,)171X rur.r.iY';"1 .
rqOYQTl<W . (JYTW " iJ p.i.vrw'I, q uiz reminiscencia de llada 1.70 y Teogona 32 (supra,
notas 20, 21).
522a4-b l.
\ 603c4-7.
595bS-6; cf. Libro vi, snas.
1 e l. Paton y tambi n Noropoulos ..Parataxis, p. 14: - Esra
por 10
particular co nst it uye el estado normal de la literatura o ral.; La absorcin en la despreccupacin particular por
relacin l gica entre bs partes y el todo es la condici n no
filosfica de la d XiXUEiX, que Platn nos retrata en su descri pcin de la caverna.., Comprese
596ds con libro vi S0gel .510a3, d onde entre los objetos se incluye tv r 01... rJ8iX(H
?:xvdu,u.:x. ,;,: (vid. tambi n inira., n.12); en 598b3, una pint ura recibe la de nominacin de
?:XIJriu.,u. " .Od pJ.7JU!;; H amyln eq uipara
con sofstico.
59Sbl ss.
59Sd45 3d n ; :r.rJ r k
oro; r ' El"'" ir.-' 9 ,UP XiX' i"t r.-lcrn;fl Otrl vr;" x.:;z' p (u'u,,,
i Hu:;z.
10 60CeS; 6Ob4-S, h 12.
I I Omitiendo el excurso relativo <l. la disti nci n entre qu ien un y qu ien fabrica 601c602b.
I ! 602etC- 12 Jt. 21' n n;r a x :z",r.:;,l:r. r e x ai c,JO,;,: i " w ezrE . c f}CJ.U.1I01t; x ai (w. xai Jt.oiAa
:-1;
xai i (tx oll r'X 012 rT,IJ r.-Ep i ti xpw.u. :z..:;z
r.-}.7 vTj" rij; <f;ew;.
lJ 602d6--eto.
14
,llUt; r; P'P7J'!X1J.. ;r6ppw ... 9Povf,u <:c.>; v n :-tjj v r;liIJ r.-pOdop u...:i ..c :,,;:xl
ir lZ EplZ x"l ? {,l7) i ud"... Con respecto <l. pbronesu, vid. supra, cap. l t . n. 17.
l S 6043010 ss.
16 60Sc1_3 orJe-e Tli fld ( (,J orJre roa i}. i rrw Oi xY'rvauxO"Tl, d.,l a Ti CCTa ro r i p eIJ
pqi}.a iyo l.Jpill(J, rore 8; up.txpi.. ..
11 47Sdl -e l ;,lof}.:ip oIJe; jX ).-rjKOOI .
l ' 476b4 ni; re xiXAi.;- 9l;
x ,:"J.. c2 o" xv. ; p i"
'''; p.i(6J'',
Z':"O3i xi,l l O{ wj-n; W.J,u.I'w" x . ).
2C
,,'
d llZ< ...
ro
1<
475dS-S.
16 475d3 Y 476b4-5; d. Las
7.S1OC: los diversos poetas, picos, ymbicos, senos,
cmicos, erc., se consideran adecua dos para [a ed ucacin de los jven es, que por ello, por
ap render poeta s enteros de memoria, se vuelven ;rol l.J1/xol.J.;'.
27 4S0a1 ss.
23 T ambin la frase contenida en 476b6 r.d IJTI% Ti Ix ':"Mt TOIO':"W" 81jp.IOUprOp.c\J(z es
ambigua en su relevancia co n respecto los artefactos y los poemas en que se contiene
2JJ
r,ya yxdu{h;
234
CAPiTULO XIV
235
237
238
t anto los principios morales como las frmulas fsicas, tanto las ecuaciones
como las leyes. Denotan el lenguaje de las cat egoras. y tambin el de los
universales. El nico trmino moderno suscept ible de aplicarse a todos a
la vez es la palabra concepto . Todos ellos comparte n la caracterstica de
que - en cuanto categoras, clases, relaciones, principios o axiomasestn acuados en la men te para expresar y clasificar la experiencia
sensible, o bien han sido extrados de dicha experiencia, inferidos de ella.
Como dice Platn, hay algo que sin duda puede afirmarse de todos ellos,
y es que no se pueden or ni tocar ni saborear. Es otra facultad del
cerebro humano, ajena a los sentidos, la qu e se ocupa de tal tipo de
lenguaje. Si acudimos al trmino concept o, es por oposicin con
imagen. Si decimos que son palabras ab st ract as, es para oponerlas al
hecho concreto y observado, o a las cosas concretas y observadas que
forman parte de un hecho. Cabe afirmar que e! platonismo, en el fondo,
es una invitacin a susti tuir un discurso imaginat ivo por otro conceptual.
Con ste va cambiando la sintaxis, para hacerse capaz de conectar
abstracciones en relaciones de tipo intemporal, en lugar de contabilizar
acontecimientos en un a serie temporal. De este discurso se desprenden los
objetos abstractos del intelecto .
Platn nunca separa e! anlisis de tales objetos de la acti vidad de
pensar que nos sirve para aprehenderlos. O son noeta o no son nada. y
si tan repeti dament e se ofrecen a nuestra consideracin, no es t anto por
ellos mismos como por ilustrar, sub rayndola, la diferencia que hay entre
conocimiento y opinin , o entre el acto del intelecto y e! acto de!
mecanismo sensorio. .Es ms importante aprender a pensar sobre esta
nueva clase de objetos que ponerse a aver iguar qu nombres o qu
nmeros pueden corresponderles. Esta es la impresin que reiteradamente
nos produce e! modo en que e! propio Platn se explica al respectow.
A qu se debe , entonces, su negati va a cat alogarlo s como conceptos?
Nada le impeda haber adaptado el griego a tal propsito. C iert os
antecesores suyos, t amb in conscientes de lo que estaba sucediendo en la
mente griega, hablaron por ejemplo de pensamient os o nociones
(phrontides, noemataJ21, como si representaran un fen men o nuevo en la
experiencia griega. No obstante, para describir los diversos fenmenos del
'lenguaje y del esfuerzo mental que aqu venimo s designando obj etos
abstrados, Platn apel (en dos variant es) a un trmino griego que evit a
toda alusin a la elaboracin mental y que slo puede traducirse por
forma.
El significado homrico de t al palabra nos rem ite al aspecto-v qu e
pueda tener una ' persona, pero hast a cierto p unto ya se haba especializado
en ti empos de Platn, al menos entre los intelectuales: los matemticos la
utilizaban para describir una figura o construct o georn tricoo; los mdicos,
para aludir al aspecto comn caracterstico de determinado tipo de
fen menos> . Tratbase, pues, de una forma general , cuyo equivalente
241
H ubo un segundo motivo, acaso t an fuerte co mo el primero. Much simos de estos objet os no se utilizaban para describir la esfera de la accin
moral, sino la del comportamiento del entorno fsico. Platn hered de sus ant ecesores la conviccin sub yacente de que al experimentar los
fen meno s fsicos estamos, de algn modo, en contacto con un mundo,
un orden y un sist ema que existe fuera de nosotros y con independencia
de que lo conozcamos o no . Como ya hemos indicado en captulo s
anteriores - y como puede observarse en el arte helnico- , para el genio
griego era indispensable que no se llegase a poner en duda la existencia del
mundo exte rio r, ni se tomase ste a la ligera. Era necesario apre ciar la
estruct ura y la lgica del mundo exterior. D icha est ruct ura, tanto para
Plat n como para la mayor parte de los pens adores griegos, era en s
misma abstracta , y tambin coherente y finit a: un siste ma cerrado, objeto
de intel igencia, no de intuicin. En sus relacion es con el mundo exterio r,
-los senti dos no aportaban sino dilemas y contradicciones.
De lo cual se desprende que las categoras mentales emp leadas para
describir y comprender el mundo exterior (los guarismos y las proporcione s,
sus relaciones espaciales, sus volmenes y dens idades, sus pesos y velocidades) no pueden ser dispositivos arbit rarios del intelecto humano: han de
representar la propia estructura csmica. No las inventamos, pero s
te nemo s que aprender a meditar sobre ellas, por grande que sea el
esfuerzo. Y, po r consiguiente, tambin son Formas, cuya existe ncia real
viene garant izada independientemente de nues t ra cognicin , aunque sta
se oriente exclu sivamente a aprehenderlas. "Las abstracciones solicit adas de
la mente griega fueron , por tanto , Formas y no concep t os. Desenlace qu e
, puede invitarnos a la reflexin, pero que no carece de sent ido en su
contexto histrico.
Si ponemos las abstracciones en relacin con el relat o pico del cual
emergen - y esto lt imo es un hecho hist rico-e, t od as, de un modo u
ot ro, pueden co nside rarse clasificaciones de una experiencia que antes se
sent a- de manera indiscriminada. Ello vale t anto para la justicia como
para el movimiento, tanto para la bondad como para el cuerpo o el
espacio, tanto para la belleza co mo para el peso o la dimensin. Las
categoras se convienen en contadores ling sticos y empiezan a emplearse
como algo que se da por sentado, para establecer relaciones entre
fenm eno s en un lenguaje no pico, no potico, no concret o. Simplemente
dicho, un a experiencia narrativa dice: el dios de la tormenta arroj el ro
contra el muro y lo pulveriz -P . La versin abstract a modifi ca lo anterior,
para decir: . EI ro llevaba un a fuerza tal (que se expresara en proporcin
con algun a unidad de fuerza unidad o universal, que siempre 'e s') y la
pared tena un peso (o masa o inercia) tal; luego , el peso de la pared y la
fuerza del no, puesto s en combinacin trajeron como consecuencia que la
pared cediera a la presin que cont ra ella se ejerca , El resultado que se
obtiene es el mismo, pero ahora pasa a depender de conceptos de fuerza
243
discurso verd aderamente abst ract o (entre otras cosas, porque la palabra
"cama seguir emplendose para designar el objeto cama). La teora de las
fo rmas, de hecho. fue concebida para afirmar la ex istencia en los objetos
fsicos de propiedades y relaciones abstractas. etc. Ello queda ms que
demostrado por las listas de ejemplos que Plat n incluye en La repblica.
Ningn artfice intenta fabricar ..tamao , ni ..justicias , ni velocidad , ni
..igualdad. Y t odas esta s abstracciones. consideradas como mecanismos
lingsti cos, son de origen adjetival . De hecho, cabe preguntarse si- un
susta nt ivo griego que den om ine, en principio, una cosa concreta. debe en
modo alguno ser asociado con una Forma'".
No cabe duda. sin embargo. de que la Forma de cama sugiere
relacione s visuales -la geometra ideal de un a cama- partiendo del ms
alto nivel hasta llegar a la escala intelectiva de la imperfecta visualizacin
llevada a cabo por el poet a. Platn nunca vuelve a utilizar as est e tipo de
ejemplo'<. Pero s puede afirmarse su tendencia (en el t ranscurso de su
bsqueda de un lenguaje capaz de describir el nuevo nivel de actividad
ment al que denominamo s abstract o) a incurrir en metforas de visin ,
cuando habra sido meno s equ voco no confiar sino en tropos que
pu sieran de manifiest o el esfuerzo crt ico de anlisis y sntesis. El ejemplo
ms importante est en su uso de la palabra griega para visin" O
conte mplacin (theoria), que. por supuest o , se ha convertido. con toda
facilidad , en nue st ra palabra ..teora.., por la que denotamos un nivel de
discurso tot alment e abstracto. pero que Platn utiliza para sugerir la
..contemplacin de realidades que, un a vez alcanzad as, estn ah para ser
vistas" . La condicin mental es de pasividad , aunqu e t al vez de una nueva
especie. La recep tividad potica a qu e se acced a med iante la imitacin era
un estado emocionalmente activo, incluso de excitacin. La nueva contemplacin ha de ser serena. tranqUl;-e-imparciaL H a de ser como la
..inspecci n- de un rit o religioso , en cuanto opuesta a la participacin en
un drama humano. Plat n ha modificado el carcte r de -la represent acin.
redu cindonos a la condicin de espect adores silenciosos. Pero no meno s
espectadores que antes. No es como si se nos invita ra a ahorrarnos
quebradero s de cabeza, a buscar apo yo en un a nueva forma de sueo que
sea, en vez de potica, religiosa?
Ello no s llevara por un camino que desemboca en la cont emplacin
mst ica de la verdad, dc la belleza y de la bondad. N o cabe negar que hay
momentos en que Platn no s invit a a seguirlo. Pero a nosotros nos parece
que no habra sido ta n fcil recorrerlo si l no hubiera simbolizado sus
recin descubiertas abstracciones en t rminos visuales. Las Formas as
concretadas, as hechas acept ables a nuestros sentidos y a nuestros afect os,
pu diero n poblar un "cosmos fsico ya predispuest o a su ocupacin y
residencia. El Timeo const ituye el ltimo tributo de Plat n a est e t ipo de
visin especulat iva. Pero se trat a de una visin. no de un razonamiento.
Nos atreveremos a decir que en el Timeo, po r esa misma razn , tambin
248
249
NOTAS
47Se6 SS. , 5C4e7-S; 505a2-3; 507aS; 59615-7.
476a5; hablan do en trminos estrictos, el lengua je por el que se afirma la existencia y
la importancia del objeto se emplea por primera vez a principio s del libro 11, per o no se
elucida hasta este mom ento (supra, C2p. 12, notas 6, 20).
' En la expo sici n que sigue a la int rod ucci n de las Fo rma s (4761-4S5a), y que
depende de ella, el t rmino no se utiliza ms que en dos ocasiones, en 47615 y en 479a1.
En la exposicin de las materias acadmicas (incluida la dialctica), que cubre buena parte
del libro VII, slo se emp lea en 53OCS, 5311'1, 534d -y los dos primeros casos so n
ejemplos de utilizacin no -prc fesic oal- (vid. la nota siguiente). En el Fedn, el trm ino
no se introduce hasta 103e (infra , n. 6). En el Teaeto no aparece ni una sola vez.
Ejemp los: Libro 11 . 357c, 358a, 363e; libro IlI. 396b; libro IV. 395b, etc., 431b, 435b
3, 443c.
s Supra , n. 1.
(, As, ap arte de La rrpbliea, donde p . hemos ilustrado suficientemente, en el cap . 12,
el modo en que b. epistemologa plat nica est dominada po r el auto t o (libro Il, init.,
libro V, 476a, libro VI. 452a, y el libro VII en su integridad), hallam os que lo mismo se
cum ple en Fed n (p. e.; 65b ss., loob ss., de hecho hasta el punto en que las Fo rmas se
utilizan por vez primera, vid" su pra, n. 3) y en el Teeteto.
d TW),,,,J x x",, f x tr -a K'ZI7TOV Ka"
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7 493e-2-494a2 atro r o KX),OV d",),;
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250
la geo met ra, plana y slida, y a 1:;" teora de los nmeros (p. 67), robre b. base de que an
no exis rlan las ciencias plat nicas de 11 astrono rnia y d e la armon a ideales, me parece una
conclusi n bastan te limitada. Si tales disciplinas no exiselan, no cabe duda de que Platn
p retenda cre ar las en el curso de sus ensean zas, o por lo me nos enfren tar al alumno. antes
de b. -edad dialctica.. (treinta aos], con los problemas o propo siciones relat ivos al
movimiento de los cuerpos y a las armonas musicales -que le serviran de punto de
part ida par. por ejemplo aprehende r el movimiento como concepto abstra cto, dando
expresin a una clase existente: bajo dos especies distintas. y a tener en cuenta la necesidad
de componer frmulas maliticas o definiciones en que se recogieran los movimientos
co ncret o s mediante leyes de general ap licacin. O c modo que cuand o Chcrniss dice que
Platn lo plante co mo p roblema para los astrnomos, obligados a determinar cul de los
movimientos ordenados y uniformes de los planetas era el que poda servir pa ra explicar
el movimien to aparente del conjunte - (p. 64), hay que entender que con ello se pret ende
expresar el tipo de formacin intelect ual que Platn considera nece saria en la parte de su
plan general de estudios dedicada a la astronoma. Su objet ivo, de hecho. no consista en
hallar soluciones a p ro blemas co ncretos, sino en conseguir que los alumnos ap rehend ieron
la nocin de ..movimien t o ideal en p ro fundidad , hacindoles co mp render que (Od a
soluci n debe ex presarse en trmino s que recojan la relacin en tre el movimiento apa rente
y el ideal: la velocid ad q ue es y la lentitud que es, en aut nt icos nmero s (finales) (n. 14):
lo CU:.I1 no co nstituye mala. descripcin de lo que PI.u n pret end a al plantear dicho
problema. El hech o de que Eudoxo y H era clides propusieran soluciones completamente
dist intas no era asun to muy del inters de PLatn. porq ue uno y o t ro respond an a lo que
C he m iss llama el mismo esti mulo- (p. 64), Y habr que suponer que los d iscp ulos y
;cadmicos experimentaran todos ello s, de modo aproximado e im perfecto, co n las
diversas soluciones -para adiestrarse en el manejo de la abst racci n (d e ;h, co mo d ice
C hem iss, que Platn nunca se especializ ara verdaderamente en el campo de las matemticas),
antes de pasar al examen dialctico de las normas bsicas a qu e se ajustan (o deberan
ajustarse) tanto el co mpo rt amiento humano co mo los fenmeno s c smicos.
19 En un vol umen posterior exa mina remo s los antecedentes preplatnicos de phora,
kinesis, 50ma y Otros teoninos Hsicos semejantes; ento nces veremos c mo salen de un
co n tex to p ico, d e la serie narrativa, pa ra trans mu ta rse, por la labo r de lo s presocr t ico s,
en abs t racciones.
lO 507b9 es rep resenta tivo; d .lEII .tf, pz l7f) z( ?X.U.N, \l(jcic8XI o'oC, :-7;
.t ;
IIOeiI7f)X! p.b,
6'0';. El hecho de q ue Espesipo, an sin llegar a apartarse de la
influe ncia pl.u nica, rechazase las Fa mas. en su co njunto, mientras j encrates las t rocaba
en algo dist into, para ad aptarl as a los n mero s mat em ti cos (no a los ideales) (Chem iss,
pp. 33-47). p ued e ser indicativo de que la formacin acadmica. comn a todo s. se
concent raba en el propio proceso de aislamien to y ab stracci n, considerando que tal era la
tarea principal de la filoso fa, La teora de las Formas - est o es: la conversin de auto en
e idea- sigue siend o original de Platn. La Ac;dem ia no er a una escuela en q ue se
enseara una doct r ina metafsica ortodox a, ni tampoco una asoc iacin cuyos miem bros
t uvieran que ad scribirse a la teora de [as ideas- (C herniss, p. 81).
J I Est a afirma cin no se apoya t an to en los fragment os presocrt icos (vid. DiclsKrantz, ndice, s. vv.), co mo sobre todo en el tes timonio indirec to de Las Nu brs, do nde
phrontis se ut iliza no s lo en el sentido gen rico de pensar co mo act ividad mental (al igual
q ue phranesis. vv. 229. 233, 236, 740, 762), sino espec ficament e co mo acto menta] nico,
o pensamiento (aislado) (137 y, en plu ral. 952; adase pbromisma en 154). Paralelamente.
en la misma comedia, los verbos de - pcnsar> se usan a veces co n acusativo in terno , para
exp resar la nocin d e pe nsar u n pensam iento- (695. 697 , 724. 735), pero tambin con
co mplement o directo (225. repet ido en l S03. y 74t ). N oema aparece usado con carcter
genrico en 229 (en conjunci n con phrontis, sup ra), pero tambin con carcter especifico
en 7e5 V .O vof, a ?ptv; y 743 :'"1 :'"l :ill IIo r,.lI.i :'"6Jv. El empico de m ermna en plu ral (9 52.
14(4) t ambi n puede simbolizar pensamientos - cspecl icos- (d . EmpMoclrs B.2.2., repetido
251
en 110.7; Y tambin 11.1; y c. cap. 15, n. 3). gno me en singular y p lur al aparece co n gran
frecu enci a (169, 321, 730, 744, 747, 7661, 896, 923, 948, 1037, 1314, 1404, 1439), con el
sentido de mente, sentim iento, op ini n, exp resi n , e incluso de un pen sami ento.
V o n Frirz (1946, especi almen t e p. 31) ha medido la ampli acin d el mbi ro asignado a nous,
phrcn, merimna en la segund a mitad del siglo Y; pero no as el sentido que poda tener el
uso en plural de ncem.a. phrontides, menmnac.
22 cr. G r ub e, pp. 9-10 (cit an do a va n hin, N atorp y W ilamowit z i. 346) .
2J Taylor, Varia Socr tica, pp. 246-67; el. pw/J.i)OI; dS;av en La repblica 510d 5.
2'1 Emp docles B 98 .5. Es te mis m o filsofo sud e emplear dJIj en el sentid o de "formas
tpicas, int er medio entre el aspecto" de alguie n en particular y el asp ecto de la especie
o tipo a que el indi viduo pe rtenece : B 22.7; 23.5; 71.3; 73.2; 115.7; 125.l.
25 Es prob lem tica la event ual influe ncia en Plat n de lo s t rm inos at omst icos J7) y
ioi:x.,. An ms prob lem tic a la eq uival en cia en tre dSo; y 9a:; (T avlor, p. 228).
26 cr. Havelock, Liberal T emper, introduccin .
27 CL lllada 12. 17 ff.
28 llla da 1.116 ff.
29 c f. Eutifrn 6e d:; 1xdv7) v (se. ;-T,y iSi:x. v) i."o(3}' brwv y C ratilo 389a :ro!' (3Ai"wv
d x;-w v rT, y
;";"O!d ; b (3li:rwy . "p o:; x eivo :-0 do; .__, junto con lo s muchos usos
metforico s que e st n a la vist a en La repblica (infra. not a 41).
}8 R. G. Sreven (p . 154) observa que , en lo visual, Platn p refera la ln ea al col o r, lo
cua l delata lo con serv ador d e su actividad est ti ca. Pu ede, p or tanto, qu e eidos evoque
'esque ma', algo mu cho m s cer cano al fo rmalismo del arte arcaico y que se sugiere muy
adecu adam ente cu ando traducimos for ma, pe ro n o ta nto cu an do traducimos "idea .
H enry J ackson lleva las cos as demasiado lejos al afirmar que las Id eas estaban hech as de
[infsima mater ia, pero no hay nada quc obj et ar a sus juicio s sob re el gr iego de Plat n.
3 1 510d5 ff.
32 El Parmnides examina esta m e t fora, para recha za rla a continuacin (132d ff.).
}} 500c2-7.
Ji En este uso -c-Frecuent e, p or ejemp lo, en el Fedro y el Tjmeoel que fo menta la
elaboracin de u na t eor a plat nica d e la estt ica segn la cu al la mim esis artst ica p ued e
llevarse a cab o en el plano mecasico ; d . supra, cap . 2, n ota 37. Para A. Dis, p. 594, la
im ita cin es el centro de su [ilosofi a.
35 596 a10 ss.
36 Supra, cap . 13, n. 28.
37 El problema que supunc la fo rma de [05 art efactos sc p lantea en Parmnides l30c; d .
C r at ilo 387a ss. Es posibl e que Platn nu nca acabara d e tomar una d et erm inacin en este
sentido (Grube, p . 36) .
3B Supra, cap. 2, n. 28.
}9 C herniss, p. 5, asegura que en Repblica 596a est "una d e las proposiciones m s
import antes de est a d octrina de las ideas; cf. p. 34, donde ar gumenta qu e la pro p o sicin
es fundamento necesa rio de la d octrin a, e xp uesta en el Fed n, de qu c hay una idea
independiente pa ra cada n mero. Pero -dosidad- y camidad - p o seen, sin duda , co nd icin
diferente : la p rim era, de hecho, es una abstracci n de origen adjetival. C rube lo co cir.
sea la las dud as que se plantean en Parmnides co n respecto a la exis tencia de idea s
co rrespondient es a lo s artefactos.
010 Es tamos dando por sentado que el Crao es anterior (sup ra, nota 37).
4 1 Ejs.: 475e4 , 50Oc3, 532c6, y toda la parbola del sol (507c6-509b 10), que se apoya en
la analo gia en t re do s tipos de Vis in . Es notable qu e la ver d adera des cripcin de la
di alct ica (532d 8-535a2) evite la metfora, poniendo el n fasis en la bs queda , la preguntarespues ta, el elencbus y el esfuer zo dc raciocinio.
'1 2 H ast a qu punto pu ede resu ltar seductora est a tra icin es algo qu e vemos en la
traduccin de C o rnfo rd , p. 251, do nde se insp ira en el Tmeo para llegar a la conclus in
de que en Repblica 7 la astro noma y la armon a ab oc an la men t e a la co nte mp lacin del
252
bello y armnico orden manifestado en los cielos visibles y en las armonas del sonido-...
Todo ello se corresponde con la doctrina del T meo sobre los cielos visibles y los sonidos
audibles. El conocimiento , tal como se analiza en La repblica, es conceptual y dialctico
y, en tal sentido, tambin -socrrico-, en el Tmea, en cambio, es concreto, poti co y
mtico.
..
253
CAPiTULO
XV
256
tO
repbca.
257
258
259
260
..
263
tradici n ora l que det est aban con t odas sus fuerzas y que pretendan
combatir, ident ificndola con la multitud, con los -muchos-, y tambin
con las personas de H omero y H esodo - quienes en alguna ocasin
llegan a ser nombrados como oponentes-o Los nuevos, p ues, acataban la
superior inteligencia del aedo, en cuanto maestro de Grecia, pero tratando
de adapta rla a su concepcin de un intelectualismo de nuevo cuo,
dest inado a suplantar la inteligencia p otica. Son homb res que se hallan en
una encrucijada, mientras transcurren los siglos VI y V Y se va produciendo
con toda lentitud el paso del t alento potico al talent o para la abseracc ne .
Tal vez convenga, por consiguiente, que nos hagamos a la idea de que
la filosofa griega arcaica int enta resolver - y en parte resuelve- los
mismo s problemas de abstraccin que Platn llega a superar. Tendremos
que ab rirnos a la po sibilidad de que lo dicho por los presocrticos no
fuera t an im portante como lo que trataron de decir> , Si observamos que
estn constantement e preocupndose por el lenguaje, pero sin dejar por
un inst ante de lamentar sus muchas limitaciones, exhortndonos a una
permanente renovacin de los esfuerzo s encaminados al conocimiento, no
hemos de tomar todas esta s admoniciones y quejas por mero s ejercicios de
ruti na' "; antes bien, preguntmo nos: qu lugar ocupan dichas preocupa ciones en los fragmentos que han llegado hasta nosotros? Proporcionalmente,
cunta ate ncin dedican los presocrt icos a t ales mate rias, co mparadas
con 10 que pod ramos denominar doctrina sistem tica? Si la proporcin es
ventajosa para las primeras, no nos quedar ms remedio que ajust ar
nuestra perspectiva a tal descubrimiento; esto es: tendremos que disponernos
a acept ar que tuvieran puest a su preocupacin m s obsesiva en lo que
Platn ms adelante llamara methodos, y no en la adopcin de posturas
filo sficas ni en la elaboracin de afirmaciones doctrinales. Si en alguno de
ellos detec tamos un a corriente de hostilidad hacia lo s poetas, junto - por
otra parte-e- con la continua denuncia del lenguaje y del pensamiento
popular, tendremos que admitir la exist enc ia de una relacin entre ambas
acti tudes negativas, como la hay en Platn, cuando identifica poesa con
opi nin.
Pero tambin, habida cuenta de que estos hombres fueron ante riores a
Platn y que se hallaban mu cho ms cercanos en t iempo y circun stancias
a la cultura hero ica de la G recia arcaica, hemos de estar dispuestos a
admiti r qu e su lenguaje no era ta n avanzado como el de Plat n; que de
hecho empeza ron como poet as, entre otras cosas porque la poesa era el
nico modo de hacer pblico cualqu ier conocimiento cuya p reservacin
fuese considerada importante, dndole concrecin y visibilidad. Y, sin
embargo, los presocrticos anhelaban la erradicacin de lo visual y
co ncreto. C mo pensaban alcanzar su objet ivo? Era la suya una situacin
no menos desesperada que parad jica. De dnde iban a sacar un
vocabu lario filosfico, sino forjndolo a partir del lengu aje propio de la
anterior cultura oral, sometiendo el vocabulario y [a sint axis de H omero
265
266
268
=
se distribuyen con precisin, en trminos abst ractos, separando lo Hsico
de lo poltico y t ico. Hesodo prepara el camino hacia integraciones ms
estrict as, pero sin ir ms lejosw,
Los Trabajos y los Das, por su parte, se consagra casi nt egramente a
la organizacin del derecho pblico y privado:". Lo cual representaba un
reto mucho ms complicado , porque los materiales a reorganizar de est e
nuevo modo no eran primordialmente visuales. El entorno puede ordenarse
segn una pauta de apariencias visibles, aun en el supuest o de que con ello
se est p reparando el terreno para lo no visible. Pero la comedia humana,
los usos y co stumbres, los preceptos, no eran ms que palabras y acto s.
No pod emos sino maravillarnos ante el genial esfuerzo que supuso la
composicin, con cierto grado de coherencia, del panorama de inst rucciones
morales y hbitos sancionados dentro de la sociedad griega que no s ofrece
Los T rabaj os y los Das. Esta -c-llam mosla as- - prct omoral- constituye
un sistema serniabst racto: nin gn lector dejad de percibir sus const antes
recadas en lo concreto. La norma y el precepto se ven interrumpidos po r
ancdotas y relatos; el autor pierde a veces el control de sus te mas,
aunque nunca tarde mucho en recuperarlo. De nuevo est amos ant e un
esforzado empeo : la aplicacin del lenguaje ho mrico a contextos generalizados , para lo cual es necesario modificar la sintaxis. As, por ejemplo,
palabras que ant es no significaban sino homb res empezaron a utilizarse
dentro de un context o que tiende a ampliar su sentido, hasta incluir la
nocin de humanidad en general-w. Palabras que antao simb olizaron la
alineacin y el ir y venir.. de ho mbres y animales, pueden hallarse en
contextos en que sugieran ca rden general.. o cley.49, incluida la pauta
consuetudinaria a que se ajusta la vida de los hombres. El compositor de
la Teogona, en su intento de redist rib uir y reagrupar las situaciones
narrativas, encontr considerable ayuda tcnica en las palabras para
'familia' . st as, empleadas con largueza en su composi cin, reaparecen ms
adelant e en Los Trabajos y los Das, aportando el conc ep to de 'tipo', en lo
que se nos antoja un nivel creciente de refinamiento. As, el autor
compone lo que l denomina un lagos de las cinco familias de la
burnanidadx, que, segn van sucedi ndose, empiezan a poner de manifiesto
sus correspondientes tipologas de conducta moral; tras ello, las posibilidades
abst ractas de la misma palabras se llevan todava ms lejos, cuando - en la
fasc de lanzamient o de su discurso potico - Hesodo t raza la disti ncin
ent re do s familias.. Ignero s, en la trad. esp.] de Luchas, las benficas y
las destructivas >'. Aqu estamos ya, de hecho, ante cat egoras formales
que, segn la posterior terminologa de la lgica, permitiran hablar de do s
especies pertenecientes al mismo gnero. Estos y otro s ejemplo s desembocar n, a la larga, en la afirmacin platnica de que tales t ipologas son en
s mismas, los objetos de la int eleccin. Si las t raemos a colacin en
este punto es para mostrar el modo en que el vocabulario de lo
semiabsrracro se elabora a partir de la concrecin pica, no poniendo
272
nuevas palabras en lugar de las ant iguas, sino alterando la sintaxis en que
se encuentran las viejas. Es la conjuncin de la palabra 'fam ilia' co n la
palabra para ' lucha' la que suscita la idea de que familia est usndose en
un sent ido metafrico especial. De tal modo fueron avanzando t odas las
abst racciones, explotando los recursos de la me tfora.
Nos estamos limitando a alzar una punta del t eln que .cub re el
..
.. - -
278
NOTAS
1 Repblica, 595blO. 598d7-S, 6QCie4-S. 6OSclO-lI, 607a 2-3.
, 607b3 ff.
} Denni ston (vid. tambin supra, cap. 3, n. 14), observando 1.1 presencia en Aris tf:mes
-cespecialmenre en Las Nubn y en Las Rana5- de un grupo de trminos -que llamaremos
intelectualizantes- , sem que AE;:-r'; (y deriva dos) y ;, ;P.1J% (con sus verbos y compuestos)
u mb in se hallan presentes en Platn. De [a comedia deduce que r).;r :"z en eun
remoq uete popular contra todo tipo de intelectuales, y que Plat n podra haber incluido
en el mismo contexto
y Sus derivados. Tales palabras subrayan lo que de
desagradable tiene el vocabulario intelectual. co nvirti ndolo en rasgo domin ante. e idntico
cometido desempean dentro del pasaje platnico que acabamos de citar los vocablos
y JU; \J$!Zr op {r,r;m ll. Este aspecto de la cuest in pa sa inadvertido a At kins (p. 14),
q ue pretende explicar las querellas por la "d ud a sembrada por los filsofos acerca de la
mitologa olmpica-.
Pcrguscn, en nota ad. loc., incluye tambin en la lista a Pitgoras y Empdocles.
s La preocupacin d e los pensadores presocrticos con los problemas de lengu aje y
cognicin, y su hostilidad a los poetas y a la doxa, sern objeto de estudio en un prxim o
trabajo nues tro.
(, 1i1}.6I701iO; Her clito 840 (de autenticidad sospechosa para Wilamowit z y defendible
para Diels, ad loc .: d. tam bin Nesrlc, pp. 16, 249, n. 3) y Gorgias Elogio de Helena 1.3 .
J
H erdoto 1.30; Tucdides 2.xL.l; Plat n Apol. 23d (hablan do de los
cosmlogos), 29c. etc. (hablando de la dialctica de S crates).
8 ?}.oao?r, Hipcrates, Anc. Med. 20; en Platn acaso por primera vez en C rmides
153d3 iyw
ni
!f'oaay;:z:; :rrd; Ixol d
-re
;-"e.; " x. O!; 8! xipOY;-( ; 7J
7J
7J i ,:.L,;oripOlt; irrrr ovu; de" donde por
el co ntexto se identifica el t rmino con el erhos del crculo socrtico, pero no an con un
cuerpo d isciplinado de conocimiento; luego passim en Gorgias. FeJn, Repblica., etc.
Ueberweg-Praech te r, GnmJriss par grafo 1, analin con provecho - Der Begriff der Philoso phie-, pero oscureciendo la secuencia hist rica del IUO . Lo que nos ha llegado de la
Comedi a An tigua. aunque abundante en tiras y chistes co ntra los sofistas y sus muchos
derivados, jams menciona ninguno de los tres vocablos con phil-, lo cual confirma la
ausencia de todo uso profesion al anterio r a los soc r ticos, e implica que stos no
adoptaron la palabra hasta los ltimos aos de la vida de Scrates. Sopbisrn fue durante
mucho tiempo la palabra co rrie nte para intelectual, pero en principio tambin inclua a
los poetas (su pra, cap. 9, n, 27). Las pa labras con phil- sealan la ruptura definitiva co n la
inteligencia - poetizada- anterior; d . tambin supra, cap. 9, n. 28). Los orgenes, en
H craclides Pntico, de la fbula de que
fue e! nombre dado por Pit.:goras a una
det erminada forma de vivir, est n ex puestos en j aegger, p p. 97-98. Mo rrison, ltimamente,
ha tratado de insufl ar nueva credibilidad a la fbuJa, pero a COSta de someter la evidencia
filolgica a una especie de tercer grado: se ve forzado a admitir que ni philosophja en A nc.
Med. ni phi/osophejn en T ud d ides pueden en modo alguno ser pitag ricos, co mo
tampoco el modo en qu e Scrates emple a philowphein en la Apologa. Pero se esfuerza en
ver un ren acimiento del hipo ttico sentido pitagrico en Gorgias y ot ro s dilo gos
posteriores. Ello nos d a, po r o rden cronolgico: a) un tipo original de filosof a, pitagrico;
b) otro tipo de finales del siglo V; e) otro ti po qu e Plat n abraza temporalmente; d ) un
regre so de Platn a la cepa pitagrica, alejndose de la influencia socrtica. Las fases b) y
e) se explican en el siguiente prrafo: . Si, como parece poco probable, an quedaba algn
ti mbre pitagri co en la palabra philosophia y sus de rivados en el ltimo cuarto de! siglo V,
es evide nte que Platn no pudo percib irlo . porque se hallaba bajo la impresin de la fuerte
experiencia personal vivida co n Scrates, de quien dice en la Apologa que dios le perrnitj
gozar una vida de filosoa... Tan improbable y tortuosa carrera semntica nos pone de
manifiesto hasta qu punto hay que retorcer las cosas para salvaguardar el puesto de honor
279
de que goza Pitigoras en la historia de la filosofla gnega pr imitiva, en con tra de toda
evidencia.
9 El philowpbas hace su primera aparicin en 375e10 y se le hace igual al philomates
(376c2). sobre la base de que el patbos philosopban (376bt) es lo capaz de distinguir entre
lo conocido y lo desconocido (376b4).
10474cS-475b10: hasta el phi/oinos, adicto. se con sidera adecuadamente rep resentativo
de dicha sed (475a.5).
11 475bS.
12 lnfra, n. '12.
1} En 47Se4 los verd adero s filsofos son ::-ou;
en 480al se
han co nven ido en TOt:.;- :z:::-o ... {x:zt:r.'ov -ro V it=':z!;o.u.lIo>;;.
1 48001.11-12; 485a1D-b3; 493e2-494a2. [En este ltimo caso. H avclock traduce ..The
mass of men cannor be philosophic-, mis literalmente que Pabn/Pernndez Galian o,
porque el texto griego dice ?u.UO?0tM'"ct.;".]
Supra, cap. 9, n. 28.
16 Fedn 6Od8-61b7.
17 Apologa de ScrateJ 29d4-5. el .3, d . supra, C:.lp. 11 , nota 17.
IS 23d4-7.
19 En un volumen posterior pasarem os revista al testimonio de la Comedia Anti gua en
dicho sentido. Mrese como se mire, la proporcin de tt ulos, ar gu ment os o temas
relativos a la enseanza es verdade ramente descomu nal.
10 Supra, n. 7. [H avelock da aqu una traduccin distinta del fragmento, que ant es era :
..filosofamos sin afeminamienroc]
21 El significado de este prefijo, a que tanta importancia atribuye Platn (supra. nota
10). acaso pueda entende rse mejor a [a luz de lo que Collingwood (p. 2(6) llama ..carg:a
emotiva - de la actividad intelectual (d. tambi n la p. 297: ..Puede afirma rse, pu es, qu e la
poesa ---en cuan to actividad de un hombre pensante. dirigida a un pblico pensanteexpresa la emocin intelectual que se obtiene pensando de un cien o modo; filosofa ser.
en cambio, la emocin que se obtiene tratando de pen sar mejor]. Conviene aadir que
pua Platn s610 lo segundo merec a la considerac i n de regla vi lid:a.
12 Snell (supra, cap. 9. nora 27) puso en deuda a todos los historiadores del; fLlosofa
(pp. 81-96). C f.
gricga al examinar el uso de sopb- (pp. 1.19) Y de su co rrelativo
rambi n Nestle, pp. 14-16. que inrenta un a arbitraria clasificacin topolgica de rophos en
seis epgr:aies.
23 Snell, op. cit ., con las citas de Ateneo y Cicern.
24 Supra, cap. 9, n. 27.
2S Apologa 19b7, 2301.3.
Cf. tambi n cap . 9, notas 27 y 2B.
27 Supra, nota lB.
Supra, nota s 23 y 26.
2'J Co n respecto al com portamiento histrico de las palabras que confieren prestigio ,
vid. supra, cap. 9, n. 2B.
)O Utilizand o el len guaje de
H ume, po dramos afirmar que los presocrticos se
dedicaron a preparar un mtodo por el cual las impresiones pudieran trocarse en ideas;
para ello. no obs tante. hemos de entender las ..impresion es de H ume en un sent ido muy
en un sent ido muy limitado. Las primeras comprenderan tanto lo
amplio, y sus ..
-obrenido mediante la sensacin como lo ..perpetuado por la consciencia o imaginaci n...
mientras qu e las segund as se referiran a ..algo elabo rado por inferencia mcdiante a labo r
del intelecto- (Collingwood, p. 214. d. p. 233. n. 1; pero contrstese con p. 171, donde las
..ideas- de H ume se interpretan exclu sivamente corno obra de la imaginacin ).
)1 Como parecen habe r hecho Kirk-Ra ven, en los casos de H erclit o y Empdocles.
280
El postulado de que, dentro de la literatura griega, hubo una prosa de ideas anterior
a La poesa, se resiste: a desaparecer : d . inclus o Snell, p . 8: Jenfanes, Parmnides y
Empdocles emplearon el verso -obwohl die Zeit schon vergangen WU, in der allein in
merrischen Oe wand cinem Gedaeken lieerarisch-praegnate Forro gegebcn werden konnte...
Esta presuncin va en paralelo con La tendencia a situar la aparicin del alabeto en los
Jl
281
la mayora de los expertos alemanes situaran la obra de Heso do en una fech a anterior
a la Odisea; l, sin embargo, no par ece estar de acuerdo.
+! Cf. N escl, p. 45: d och wah t le auch er fur seinem Zweck ein menschlich e Vorbild,
nmlich das des Stanunbaums. Era este un acto de integracin, que en forma muy
rud imen taria (y no abst racta) ya formaba parte de los hb itos de H omero cuando
compon a listas (como seala R ob inson, p . 51) o cua ndo primero nombra un co lect ivo y
a cont inuacin enu me ra lo s co mpone ntes de la lista. Ello es aplicable no slo a las escen as
de investid ura d e armas, dentro de la llada (sup ra, cap . 4, n. 39), sino tambin a ejemplos
simples, como O disea 9.2 18 ff.: y ya en su oq ueda d [de la gruta del ciclo peJ registrrno slo
todo. Vimos zarzos car gados de quesos y p rietos rediles que gu ard aban por o rden de ed ad
los corderos y chotos...; rebos aban de leche las vasijas labradas, co lod ras y jarras, en d onde
reserva ba su ordeo [t rad. Jos Manu e! Pabn); o !lada 2.261 ff.: si no te agarro y te
quito tus p ropios vesti dos, capa y tnica y lo qu e cubre las vergen zas, y llo rando te llevo
de! gora a las veler as naves [t rad. Francisco San z Franco, co n retoques]. Estos ejemplo s
so n instructivos, porque su sintaxis (si nos ocupamos de incluir e! contexto co mpleto, sin
aislar artificialmente un fragmento de la situacin) no constituye un autntico esfuerzo de
abstraccin, sino ms bien un acto mental de visin co ncreta, q ue empiez a captando en
su totalida d e! acontecimiento o accin (supra, cap. 10) y luego , con entera libertad, se va
repitiendo mientras repasa los componentes de la visin. Odisea y sus homb res afron tan la
experiencia de un espectculo constituido po r varios grupo s de objetos. Estos no se
re present an co mo en un bo degn, inertes, sino en una sucesi n de situacio nes: los red iles
estn llenos, los cestos pe san, las vasijas rebosan; co nsiguientemen te, e! verbo, por dos
veces, obtiene p recedencia sobre e! sustantivo. Luego, la mente, agrupndose a s misma,
reco gindo se, pasa revista a los fra gmentos de que se compone esta visin total. De
modo pa recido, en el ejemplo siguien te, lo que viene en primer lugar es la amenaza esencial
de Odisea : agarrar a un homb re y desnu darlo; primero se expresa el acto total, en toda su
rad icalid ad, y a continuacin se explica en qu consiste... Tanto en uno co mo en otro
ejemplo, la sin ta xis, una vez concluida la en ume raci n, vuelve a su punto de partid a,
adoptando de nuevo la visin nica: las vasijas labradas, el propio hombre. Lo qu e
dist ingue este proceso de la verd adera categorizacin de especies en un gne ro puede
expresarse di ciend o qu e: a) el gnero se percibe aqu de modo dinmico o visual, como
acto o situacin; b) los componentes vienen luego como yuxtapuestos a la Sit uacin, en
lugar de subord inarse a' ella, como ocurrira en una verdadera Categori zacin.
-15 Teogona 881 ff.
"'" Q uien s va ms lejos es N estle , afirmando de H esodo So siegt die Re flexin ber
die Kuns t, dcr Verstand ber die Phantasie... et c. (p. 52).
v Supra, cap. 4, pp. 72 Y ss.
Por ejemplo, Los Trabajos y los D as 279: pero a lo s hombres d io la justicia, que es
ptima en mucho [t rad. Paoia Vianello de C rdova].
Sup ra, cap. 4, nota 5.
50 Lo s Trabajos y los Das, vv. 106 y ff. [En este punto, la traduccin espao la de P.
Vianello de Crdova da cuento por "AyOV.]
5 1 Lo s T rabajos y los Das, v, 11, correccin (co mo se al Wilamowit z, Erga, ad. loc.;
d . t ambin N estle , p. 46) de Teogona 225 ff., qu e a su vez racio naliu Ila da, 18.107-10.
La expresin homrica, poetizada, especfica y concreta, se convierte en tema de la
correccin hesidica, como tambin de la hcraclireana (H erclito, B. 80, c . A. 22).
[T rabajos y los> das, v. 11: nico no es el gnero de lucha, mas sobre la t ierra son dos ,
una que podra alabar qu ien la comprende, la otra reprobable.]
<;2 Primero en el sentido metafsico de Herclito B.30 (porque Anaxmenes B 2 es
sospechoso).
<;) En tres varian tes: Teogon a 719 ss., 736 ss., 807 ss.
';4 ] en f anes B 23, 24, 26; Herclito BID, 30, 32, 41, 50, 57, 89; Parmnides B 2, 4, 8
pessim, e igualmente en sus sucesores.
282
ss Esta s expresio nes estn t omadas de Parm nides, pero ta mbin sus colegas emplea n
un lengu...je po r el que se pr etende afirmar h idemidad, 1a cont inuidad y la unidad.
o;, Meliso B 9, Digenes B 7, Demcruo B 141; d. supra, Cp. 14, n, 19.
S7 Meliso B 7, Ernpdocles B 13; d. tambi n Dillcr pua el em pleo de cosmos.
'" En este campo son fundamentales las aportaciones de Snell y de von Prirz (vid.
Bibliogufa). ..La dif iculud (distinguir entre la termin ologfa )' conceptos originales, por
una parte, y los correspondientes a la tradicin, por otra) slo puede superarse por un
minucioso anlisis de la historia de la rerminologia- -von Fri ez (1946, p. 32).
A pesar del intento de reconstruccin llevado a cabo po r Kirk-R aven, sigue siendo
verdad lo dicho por Kirk, p. 7: ..No nos sentimos autorizados dar po r bien comprendido
a ningn pensador presocrtico mientras 1<1. interpretac in que de l hacen Aristt eles o
T eofrastc -e-aunq ue pueda reconstru irse a [a perfecci n-e- no nos veng,l co nfirmada por los
correspo ndientes textos del filsofo en cuestin, relevantes y bien auremificados -.
6C 1981,'8 ss.
6 1 Supra, cap. 14, no ta 20.
62 Cf. los t rminos t icos griegos citados por Nesrle en el captu lo dedicado a
Prot goras. pp. 264-301.
&3 Supra, n. 60. Cuest in candente, muy deb atid a por los part icipantes en el ..Problema
socr tico; d . Havelock, ..Evidence-.
M Supr, nota 18.
6S Supra, cap. 3, nota 16.
283
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