El Ensayo en Una Nuez
El Ensayo en Una Nuez
El Ensayo en Una Nuez
fundamentales del ensayo: se suele designar como tal a un tipo de texto escrito en prosa
relacin personal e incluso vital del escritor con la materia del mundo por l tratada, de
tal modo que sta se presenta tambin de manera fuertemente personalizada. Pero a
despecho de estas escasas caractersticas mnimas en las cuales se suele coincidir (prosa,
prosa de ideas o su vnculo con el mbito intelectual, en cuanto a travs del ensayo se
estado del mundo. Otros, en cambio, prefieren subrayar la voluntad de estilo literario, y
gneros. Quienes insisten en el carcter mixto o incluso ambiguo del ensayo tratan de
1
prefieren pensarlo como diverso, camalenico, inasible. Ciertos autores deciden
Otros ms, por fin, se preocupan por enfatizar su apertura y libertad formal y su
cercana con el mbito creativo y escritural. De este modo, el ensayo parece encontrarse
forma.
De este modo, si atendemos a las enormes dificultades que han tenido los
distintos estudiosos a la hora de llegar a una definicin convincente del ensayo, veremos
que ellas nacen tanto de las propias caractersticas de este tipo de texto como de la
dar cuenta del mundo desde el mirador personal de un autor implica una primera
demanda clave para entender esta tensin de base y esta heterogeneidad. Como escriben
dos tendencias contradictorias, que generan tensiones internas y exponen su forma a una
intelectual, conviccin y seduccin, estilo del decir y estilo del pensar son slo algunas
de las demandas contradictorias que el propio texto debi atender desde sus orgenes, en
su esencial heterogeneidad.2
Por otra parte, toda manifestacin concreta de una clase de textos encierra y
1
Pierre Glaudes y Jean-Franois Louette, LEssai, p. 98.
2
Vase al respecto el interesante Apndice que aparece en Claire de Obaldia, The Essayistic Spirit;
Literature, Modern Criticism, and the Essay, pp. 307-310.
2
de una ley del gnero que cada texto concreto reactualiza? Es posible llegar a una
definicin mnima o definicin marco que abarque todas las formas particulares de un
trata de un gnero, de una clase de textos, de una forma discursiva o de una operacin?
caso del ensayo constituye un desafo notable para los estudios literarios y ha dado lugar
revisin de las principales lneas de anlisis que a lo largo de los aos se han
A comienzos del siglo XX asistimos a una de las ms ricas pocas para la consolidacin
reflexin sobre el tema que nos ocupa. Es entonces cuando autores como Lukcs o
referido. De all que cuando el joven Lukcs comience, hacia 1910, a preguntarse por el
3
ensayo, no se trate slo de un inters particular por el gnero sino del reconocimiento de
reflexiones de raz kantiana pero no descuida tampoco la recuperacin del potencial que
otorg al ensayo el romanticismo, y lo vincula no slo con la crtica literaria sino con la
crtica de la cultura que por esos aos estaban llevando a cabo autores como Rickert o
Simmel, de modo tal que, cuando nos entregue las primeras grandes reflexiones sobre el
un juicio, pero lo que decide su valor no es slo el juicio, sino el proceso mismo de
juzgar. Si la nocin de que el ensayo es un juicio se inspira en las palabras del padre
del gnero, Michel de Montaigne, quien hacia 1580 escribe Es el juicio un instrumento
an, que el ensayo es un juicio, en cuanto capacidad de predicar sobre el mundo a travs
del enlace entre lo particular y lo general. Pero adems, dice Lukcs que no nos importa
efecto, sabemos que todo ensayo plantea un punto de vista particular, una opinin
conclusin a que se llega sino el proceso por el que se desemboca en ellos, a modo de
Por otra parte, dice Lukcs algo an ms radical: el ensayo crea sus valores
juzgar sobre el mundo, sino que l mismo genera los valores con los que juzgar, o,
dicho en nuestras palabras, decide el camino a recorrer, el recorte del tema, el modo de
abordaje y selecciona los valores desde donde se juzgar, en un rizo que vincula
4
niveles de mutua implicacin. Para entender en toda su hondura esta afirmacin,
vnculo particular un vnculo altamente creativo con la crtica. Con estas palabras
artstico y el intelectual: el ensayo lleva a cabo una operacin del orden esttico para dar
cuenta de cuestiones del orden del conocimiento y, aadimos, moral. En aos recientes,
el historiador francs Jacques Rancire acu el trmino potica del pensar para
considero que estas palabras son tambin certeras para caracterizar al ensayo. 4 Al hablar
de una potica del pensar estamos ante otro de los grandes temas del ensayo: su forma
tensin entre un estilo del decir y un estilo del pensar, vinculados tambin en mutua
implicacin.
nueva prctica que comienza a alcanzar su mayora de edad a principios del siglo XX: la
3
Georg Lukcs, Sobre la esencia y forma del ensayo, p. 23.
4
Vase Jacques Rancire, Los nombres de la historia: una potica del saber, ed. cit.
5
crtica. Lukcs se pregunta si la crtica de arte y la crtica literaria meramente se limitan
encontrar un sentido. Afirma Lukcs que el ensayo se apoya sobre algo preformado,
sobre algo ya sido, aunque no por ello simplemente se deja absorber por su objeto, sino
por ello han perdido su fuerza y su importancia, ya que la audaz forma de abordaje que
forma o configuracin del ensayo, su relacin con la crtica, y explica que el ensayo es
El ensayo, para Bense, ocupa un confinium, esto es, una zona a la vez limtrofe y
lindera entre los dos orbes, en cuanto concilia creacin e intencin, y supera
As llegamos a admitir que hay un singular confinium que se forma entre poesa y prosa,
entre el estadio esttico de la creacin y el estadio tico de la tendencia, que se mantiene
siempre, un poco cambiante en su modo de ser, pero que ocupa un eminente rango
literario, porque, a saber, el ensayo significa la expresin literaria inmediata de este
5
Max Bense, ber den Essay und seine Prosa, Merkur, 3 (1947), p. 418. Hay traduccin al espaol de
Martha Pia, Sobre el ensayo y su prosa, Mxico, CCYDEL-UNAM , 2004, pp. 24-25.
6
confinium entre poesa y prosa, entre creacin y tendencia, entre el estadio esttico y el
tico (p. 24).
imaginacin:
puesto que la primera produce las condiciones bajo las cuales un tema o asunto en su
su texto, sino que cree, a partir de l, las condiciones mismas mediante las cuales el
ya hacia 1914 observaba un escritor como Robert Musil, para quien el ensayo anuda
tica y esttica, a la vez que es una aventura del pensamiento en la que se recupera la
fundamentales. Dice as que Ensayo es: en un terreno en que se puede trabajar con
7
precisin, hacer algo con descuido []. O bien: el mximo rigor accesible en un terreno
universalidad del discurso filosfico, el ensayo asume su carcter parcial, ligado a los
originarios, anteriores al devenir histrico y al mundo de los valores. Por otra parte, a
diferencia de la tajante divisin sujeto-objeto que rige muchas esferas del pensamiento
abstracto, el ensayo permite salvar la distancia arbitraria entre sujeto y objeto y hacer que
el ensayo se d como una experiencia espiritual de fusin del sujeto con el mundo. Y en
esa organizacin no jerrquica de las esferas el ensayo empieza siempre de nuevo. Por ello
culturalmente que acepta como tales: de all que el ensayo sea entendido por muchos
fundada:
6
Robert Musil, Ensayos y conferencias (ca. 1914), Madrid, Visor, 1992, p. 343.
7
Vase Theodor W. Adorno, El ensayo como forma, pp. 9-36.
8
Ibid., p. 30.
8
La idea de preformacin cultural, ya presente en Lukcs, es de gran valor para
nosotros, puesto que nos muestra cmo el ensayo reinterpreta objetos culturales siempre
ya a su vez interpretados por la cultura. Una nocin cercana a la de Bajtin: todos los
slo vehculo de la crtica sino forma crtica por excelencia, y reconocer de una vez y
para siempre que el ensayo se encuentra en un nuevo nivel, como crtica de la crtica,
crtica de los valores, crtica de las formaciones culturales preexistentes y aun crtica de
otro modo, el ensayo no atiende tanto a los objetos naturales, hechos crudos, brutos, que
pueden existir sin nosotros, sino en una esfera de lo cocido, lo cultural y socialmente
marcado, que implica valores (un hombre, un libro, un cuadro, un paisaje, un error, un
dolor, como dice Ortega y Gasset). Se trata de artefactos, objetos y hechos culturales, y
stos no se pueden entender a fondo sin atender a la intencionalidad de los agentes que
lo producen y utilizan. Los artefactos no son tales por poseer ciertas cualidades
intrnsecas, sino por sus propiedades relacionales, que los ligan a productores y
usuarios, as como aadimos a otros objetos culturales con los que forman un
9
Vase Gary Saul Morson, comp., Bajtn; ensayos y dilogos sobre su obra (1986), Mxico, UNAM-UAM-
FCE, 1993, p. 150.
9
formalizado o institucionalizado. De all que sea importante remarcar que el quehacer
ensaystico se dedica a entender las relaciones entre las cosas, a las que examina no bajo
valores.
Pero precisamente por llevar a cabo una tarea tan radical como la que indica
previo, pero tambin ms cerrado porque, dado que no puede apoyarse en ningn molde
all que el estilo y la organizacin del ensayo no resulten un mero elemento adicional,
adjetivo o prescindible, sino que la forma del ensayo acompaa el despliegue del juicio
que se lleva a cabo: as, por ejemplo, estrategias como el empleo de anttesis, paradoja e
irona no seran meros recursos de estilo o frmulas llamativas, sino que resultan
fragmento. Adorno rescat as precisamente aquellos rasgos del ensayo que muchos
Por su parte, tocara al gran crtico marxista Raymond Williams llevar a nuevos
10
concepcin de lo social como siempre pasado, como lo ya formado lo ya sido de
Adorno y en tal sentido opuesto a la experiencia viva del presente, que escapara a lo
fijo, lo explcito y lo conocido y sera lo personal activo, vivo, subjetivo. A partir de ello
propone Williams repensar esta relacin como posibilidad de entender al arte como
complementados por los nuevos abordajes desde la crtica literaria, con otras tantas
intuiciones notables por parte de Roland Barthes, Michel Foucault, Jacques Derrida y
Una de estas lneas crticas, que recupera la mirada del Roland Barthes
contenido que la escritura, la creacin misma. La relacin del texto con el mundo de las
cosas, el inters referencial, pasa desde esta perspectiva a segundo trmino, y otro tanto
sucede con toda intencin y toda vocacin representativa, que quedan en un segundo
plano respecto de la escritura misma. En cuanto a la relacin con el lector, consiste antes
escritura desnuda, libre, en defensa de una moral de la forma. Y esto trae aparejada la
razonado, del ensayo, que nos lleva a recuperar su organizacin retrica y la existencia
10
Vase Raymond Williams, Marxismo y literatura, pp. 150ss.
11
de una serie de elementos jerrquicamente presentados, la lectura de ensayistas como el
Puede haber tambin figuras predominantes que den su peculiar tinte al ensayo:
paradoja o irona, por ejemplo. De este modo, el ensayo puede a veces asimilarse a una
lnea de desarrollo cercana al tratado, pero otras veces a un crecimiento expansivo por
Bensmaa, por ejemplo, plantean una nocin altamente productiva para encontrar las
permite tambin atender no slo a la tctica escritural que plantea Bensmaa, sino
11
Rda Bensmaa, The Barthes Effect, pp. 10ss.
12
Para un tratamiento pormenorizado del problema de la palabra suficiente para el anlisis de algunos
textos de Ezequiel Martnez Estrada y Octavio Paz vase mi estudio Ensayo, interpretacin y procesos
de simbolizacin en Liliana Weinberg, ed., Ensayo, simbolismo y campo cultural, pp. 492-529.
12
La teora del discurso y la pragmtica aportan tambin herramientas fundamentales para
la comprensin del ensayo. Desde que Foucault planteara que el autor es un efecto del
pronunciado o escrito un texto, sino al autor como principio de agrupacin del discurso,
una ley que rige el discurso y que est a la vez fuera y dentro del texto.13
En La ley del gnero, Derrida se pregunta por la ley que se encuentra detrs de la ley
del gnero, en un planteo que resulta sumamente esclarecedor para pensar el ensayo.
Afirma que hablar de gnero es apelar a la Ley, a las condiciones jurdico-histricas que
otro modo, se trata de un mbito en que resulta casi imposible deslindar lo constitutivo
y lo regulativo. El yo engendra la Ley y juega con ella, pero ella juega con l y es su
13
Michel Foucault, El orden del discurso (1970), trad. de Alberto Gonzlez Troyano, Buenos Aires,
Fbula, 2004.
14
Jacques Derrida, La loi du genre, en Glyph, 7. Hay traduccin al ingls de Avital Ronell, Jacques
Derrida's The Law of Genre, Glyph: Textual Studies 7, 1980, pp. 202-229. Hay tambin versin al
espaol de Ariel Schettini, Buenos Aires, UBA-FFYL, s/f.
13
madre y su hija al mismo tiempo, y muestra que tambin en este caso hay una fisura o
de un sentido ltimo. La ley dice no mezclar los gneros, y de este modo es el propio
La ley del gnero establece tambin la pertenencia del texto a una clase, las
aparente objetividad del tema hay ya un elemento jurdico, una reflexin sostenida
acerca del principio que hace posible lo imposible. Si por una parte Derrida est
retomando una distincin de Genette (los gneros son categoras propiamente literarias
ms grande que el todo. Es el problema del lmite (parergon), que al mismo tiempo se
Algo que se sita en la obra desde fuera de ella, de manera que es una inclusin y una
14
debe haber, entonces, un cdigo que permita juzgar, gracias a ese rasgo, acerca de la
pertenencia a una clase [. Igualmente, fuera de la literatura o de las artes, si se intenta
clasificar, hay que referirse a un conjunto de rasgos identificables y codificables para
decidir que esto o aquello, determinada cosa o acontecimiento, pertenece a tal conjunto
o clase. En tanto que marca (marque), semejante rasgo distintivo es siempre a priori re-
marcable. Siempre es posible que un conjunto, al que llamo texto, por razones
esenciales, sea escrito y oral, re-marque en s mismo ese rasgo distintivo. Las marcas
no convierten a un texto en literatura, pero s abren la posibilidad de devenir literatura
de todo texto. Esta re-marca (remarque), siempre posible para todo texto, para todo
corpus de trazos, es constitutiva y estatutariamente necesaria en lo que se llama el arte,
la poesa o la literatura. Esta re-marca signa la irrupcin de la tejn, que jams se hace
esperar.
Para el caso del ensayo, el imperativo de dar una visin personal, subjetiva y
original de una cierta cuestin que el propio sujeto al mismo tiempo habr de recortar
En The World, the Text and the Critic, Edward Said recupera las ideas de Lukcs, en
discusiones, y, por fin, una voluntad de forma. Said presta particular atencin a la idea
de crtica: es a partir de la distancia entre la conciencia y ese mundo respecto del cual
para otros slo ha habido conformidad y pertenencia, que existe la posibilidad de una
distancia crtica. As, la conciencia crtica forma parte del mundo social real y de la
abierta a sus fallas y errores.15 Esto no significa de ninguna manera que est libre de
15
Edward Said, El mundo, el texto y el crtico, p. 25.
15
valores, sino, muy por el contrario, que en la trayectoria inevitable de la conciencia
crtica su meta es alcanzar algn sentido agudo respecto de cules son los valores
cada texto. Para Said situarse entre cultura y sistema es nada menos que encontrarse
juicios polticos, morales y sociales, que deben a su vez ser expuestos y desmitificados,
puesto que todo acto de interpretacin es hecho posible y reforzado por una comunidad
estar a la vez situada en el mundo y consciente de s misma (p. 42), en una permanente
repetitivos de razonamiento, de tal modo que la crtica coincide ms con ella misma
todo aquello que entiendo por crtica y conciencia crtica se refleja directamente no slo
en los temas de estos ensayos sino en la forma del ensayo misma. Porque si se me toma
en serio cuando digo que la crtica secular trata con situaciones locales y mundiales, y
que est constitutivamente opuesta a la produccin de sistemas masivos y hermticos,
luego de all se debe seguir que el ensayo una forma comparativamente corta, de
carcter investigativo, radicalmente escptica es la principal va en la cual escribir
crtica. Ciertos temas, naturalmente adecuados, concurren a los ensayos que conforman
este libro [] la unidad del libro es tambin una unidad de actitud y de preocupacin
[]. As, cada ensayo presupone este libro (p. 26).
En The World, the Text, and the Critic, captulo que da ttulo a toda la obra,
Said retoma el tema del ensayo y lo compara con otras formas de hacer crtica, como el
16
comentario y la explicacin de textos, el anlisis retrico o semiolgico, que son modos
de atencin ya pautados disciplinariamente y dados antes del ejercicio del crtico, que se
varias formas en prosa, desde el ensayo hasta aquello que ha sido vagamente clasificado
como literatura de combate ligada al debate, a la vez que propone salir de la reduccin
del discurso literario a la ficcin o del estudio del puro trabajo sobre el lenguaje:
16
Marc Angenot, La parole pamphltaire. Typologie des discours modernes, Paris; Payot, 1982, p. 46. La
traduccin es ma.
17
Esta definicin en negativo es la que resalta su falta de sistematicidad, sus
lagunas, su heterogeneidad.
imaginacin:
18
El estudioso Pierre Glaudes publica en 2002 una valiosa compilacin de estudios,
autora.17 Poco tiempo antes haba publicado, en coautora con Jean-Franoise Louette,
modos con aportes de otras corrientes, como las de Barthes y Foucault, Todorov y
Genette. Este texto constituye una excelente sntesis sobre el estado actual de la cuestin
Glaudes afirma que se buscar en vano una frmula cannica del ensayo, un
hasta las amplias, orquestales, extensas, muestran que si bien el ensayo parece obedecer
a ciertas leyes de composicin, tambin es cierto que ms de una vez rompe con los
cnones retricos: si algunos autores nos ofrecen un ensayo otros nos ofrecen ensayos.
Se trata de una forma abierta y flexible, que no tiene un dominio cultural bien
Se podra entonces decir que el ensayo, ese mauvais genre (ese gnero
El autor reflexiona acerca del ensayo a partir de una serie de rasgos de enorme
19
Renacimiento, uno de los cuales ser el surgimiento de una nueva relacin entre el
del sujeto cognoscente con el objeto del conocimiento, que se manifiesta en el ensayo:
retrica que dan un orden artificial al pensamiento son, segn Paul Heilker, los
elementos fundamentales sobre los que se funda el gnero para intentar conocer un
situado. Toda bsqueda ensaystica se encuentra sin cesar referida a una existencia
puesta en escena de la propia enunciacin (p. VII). Subrayemos esta cuestin capital: el
el decirse, que acompaa el acto de inteleccin que el ensayista lleva a cabo y que,
como dir en otro lugar el propio Glaudes, conlleva una tensin entre el estilo del decir
hermenutica (p. VIII). De este modo, el saber que se constituye en el ensayo est
en correlacin con el mundo, al que no puede aprehender sino por un retorno reflexivo
20
sobre su propia experiencia. El ensayo refuerza el sentimiento de relatividad de toda
IX).
La forma dctil del ensayo, modulable al infinito, permite poner en relacin diversos
campos disciplinarios dentro de un gran arco hermenutico, que religa aquello que el
lenguaje de los expertos tiene por costumbre disociar o fragmentar. Es en este sentido
un gnero cvico: al dirigirse a un pblico amplio, que no se reduce a los especialistas,
es, dentro de la literatura de ideas, el gnero que contempla el conjunto de la
comunidad, que impide a los individuos aislarse en su dominio de competencia o en su
espacio privado. Al religar los saberes particulares con las grandes cuestiones ticas,
estticas o polticas, ofrece una mediacin cultural que contrasta con la mayor parte de
las prcticas discursivas, en la medida en que la especialidad y la publicidad son en
general antitticas.
Una de las paradojas del ensayo apunta a esa doble naturaleza, egosta y cvica, que
le permite asociar el yo y el nosotros (p. X).
ejercicio solitario propio del yo, por la otra apela a un reencuentro y postula un
(p. XI).
Otro de los temas que toca este autor es el de las exotopas del ensayista, para
conocimiento conjunto del yo y del mundo, existe otra forma de soledad que es la de la
exotopa y el retiro voluntario del mundo, que funda una posicin discursiva particular.
21
Se debe poner en relacin la aventura solitaria del ensayista con la emergencia,
all que el ensayo siga muchas veces, en lugar de la lnea recta, el zigzag o los
imaginaria, textual ms que real, para tomar distancia de las pasiones mundanas y
sociales, para interrogar con ojos nuevos y un lenguaje renovado las representaciones
sino para mejor servir a los otros: El ensayo est movido por una lgica interna, de
orden tico, que proscribe toda manipulacin retrica, tome ella la forma de un golpe de
del ensayista tiene su contraparte en la libertad que se acuerda al otro, para dialogar de
igual a igual.
el ensayo: la primera es la ruptura que opera con la tradicin retrica y una prctica
instancias del autor y del lector, para que puedan concurrir en un plano de comprensin
mutua fundado en la confianza y la buena voluntad, ya que el autor espera que se confe
22
entendimiento. Se trata de un autntico intercambio intelectual, que incluye la
Esta orientacin tica tiene una incidencia sobre la escritura del ensayo, que se niega a
la linealidad de los discursos persuasivos cannicos y a las estructuras dialcticas
cerradas, para privilegiar una esttica de la fragmentacin, de los disparos y de la
ruptura, en la cual la reconstruccin de los argumentos la aparta de la afirmacin de una
doctrina (p. XVIII).
El ensayo no busca dar un lenguaje comn al grupo, sino hacer surgir preguntas
y provocar la confrontacin de ideas, y es por ello que nos hace escuchar muchas voces
del libro una biblioteca virtual y de la lectura una modalidad de la exgesis: de acuerdo
apropiacin de otros textos, una mezcla de citas, una orquestacin de ideas diversas, en
Existe cierta incertidumbre respecto del estatuto pragmtico del ensayo, ya que
cesar entre una conviccin fundadora y una duda reguladora. Para hacer justicia a este
status ambiguo del ensayo, se ha dicho que mostrara una veridiccin condicional. La
propia indecisin del lector reenva a un ambigedad constitutiva del gnero: aquella del
discurso asertivo que busca la verdad pero sin tener jams la seguridad de alcanzarla, y
incertidumbre.
23
Y all surge la cuestin del vnculo entre ensayo y ficcin. Si, retomando una
distincin hecha por Genette, oponemos ficcin y diccin, y colocamos al ensayo entre
los textos factuales, por oposicin a los ficcionales, se advierte pronto la porosidad en
tal frontera. No slo porque en novelas como las de Musil o Mann encontremos largos
se efecta por medio de un dispositivo ficcional. La escritura del ensayo instituye una
vez el narrador, el hroe y todos los otros personajes. Es por ello que Barthes denomina
verdad y dice que en su opinin el ensayo es una aventura intelectual que confiere a la
que da forma a la cosa ausente, la que la convoca en una frmula, trmino que debemos
los que con mayor acierto han reflexionado sobre los rasgos relevantes del gnero. Slo
24
me resta aadir que, a algunos rasgos que coinciden con los que yo misma ofrec en mi
aadir otros que nos llevan a reflexionar sobre el acto de entender y trazar genealogas y
espacios de inteleccin.
definicin del ensayo como prosa no ficcional es una de las ms frecuentes, y a ella se
tiempos sobre el ensayo, cuyos autores son los ya mencionados Glaudes y Louette, que
se abre tambin con esta definicin mnima por la que se sita al ensayo del lado de
la prosa no ficcional:
Prosa, porque, en ausencia de toda codificacin literaria, no hay ninguna obligacin que
limite la forma de esta clase textual que no est caracterizada esencialmente por el
primado de la funcin potica. No ficcional, porque el objeto del ensayo no es simular
acciones dentro de una narracin o una representacin dramtica, sino proponer una
reflexin sobre un sujeto cualquiera, en un discurso doblemente caracterizado por su
referencia a la verdad y por el inters de persuadir a los lectores. 18
Y no deja tampoco de resultar llamativo que este mismo libro concluya con la
activo, procesual, dinmico, del ensayo: tal vez se pueda presentir que el ensayo, menos
que un gnero en s, resulte una cierta cualidad del espritu. Los autores deciden cerrar
su libro con las palabras de Jean Yves Pouilloux: en el lmite, ms que un gnero, el
ensayo designa cualidades humanas que podemos asociar ante todo a la inteligencia.19
18
Glaudes y Louette, LEssai, p. 26.
19
Jean-Yves Pouilloux, Essai, en Dictionnaire des genres et notions littraires (1997), cit. por Glaudes y
Louette, op. cit. , p. 164.
25
El ensayo entre dos mundos
caracterizaciones que lo definen por sus rasgos negativos o por su pertenencia a varios
posibilidad de remisin del texto a varias rbitas, de tal modo que piensan al ensayo
As, por ejemplo, Routh y Terrasse abrieron la posibilidad de una nueva forma crtica al
plantear que todo ensayo ofrece una doble perspectiva, ya que por una parte remite al
entenderlo a partir de esta pertenencia a dos mundos. Cito algunas oposiciones que se
han trazado respecto del ensayo en distintos rdenes y niveles: Es poesa o es filosofa?
26
Predomina en l la produccin de imgenes o la de conceptos? Es expresin de una
como bien lo sintetiza el ya citado apndice con que Claire de Obaldia cierra su libro
difcilmente puede ser comprendida sin tomar en cuenta la relacin dinmica entre
muchos de los posibles pares de opuestos que una y otra vez se han planteado para
caracterizarla. Por mi parte, si bien trazar estos pares binarios puede resultar til,
considero que no se puede agotar la discusin en ello, sino que se debe tratar de mostrar
esto que Candido llam el paso del dos al tres, este tercero muchas veces oculto que
es clave para entender la relacin entre opuestos y que permite dar un salto cualitativo
27
este modo, antes que reducirlo a uno u otro polos, he propuesto contemplarlos como los
extremos de una relacin, como las dos zonas vinculadas a la vez que separadas por un
Algunos tratadistas han decidido tomar partido o cuando menos enfatizar una u
otra de las opciones arriba mencionadas. As, mientras que los excelentes trabajos de
estudiosos como Champigny o Angenot, su vnculo con la prosa de ideas y, por tanto,
con los gneros que Bajtin denomina extraliterarios, dada su relacin con el presente,
la ideologa y las luchas simblicas.24 Otros autores, como los ya citados Bensmaa y De
Ensayo y retrica
20
Cf. Liliana Weinberg, Umbrales del ensayo, Mxico, CCYDEL-UNAM, 2004.
21
Jean Terrasse, Rhtorique de lessai littraire, ed. cit.
22
Mara Elena Arenas Cruz, Hacia una teora general del ensayo. Construccin del texto ensaystico,
Cuenca, Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 1997.
23
Vase Reda Bensmaa, The Barthes effect, ed. cit.
24
Vase Robert Champigny, Pour une esthtique de lessai, Paris, Lettres Modernes, 1967 y Marc
Angenot, La parole pamphltaire, ed. cit.
25
Glaudes y Louette, op. cit., p. 122.
28
Otro tema de creciente inters en los ltimos aos consiste, como se dijo, en el aspecto
superestructura de ese tipo, que cuenta con las partes retricas tradicionales: exposicin
conclusin. Dado que al lector no slo le interesa lo que dice el ensayo sino cmo lo
dice, este mtodo nos permitira traducir el ensayo en los trminos de una
Por mi parte, considero que sera necesario poner mayor nfasis en una
operacin primera que est an antes de los pasos retricos ya sealados, y que es
y el recorte de un tema, puesto que es a partir de ese big bang que el ensayo encuentra
un crculo hermenutico.
actitud de ruptura con la retrica tradicional, en una voluntad que algunos caracterizan
29
Ensayo y pragmtica
con los lectores y receptores. El lenguaje es una institucin que garantiza la validez y el
sentido de todo acto de enunciacin, a la vez que dicta las reglas para su validacin: es
conocidos entre los interlocutores, y se vincula con aquello que Wittgenstein considera
reglas de juego. El ensayo, firma de un convenio particular de sentido dentro del marco
firmado, autorizado por una firma. Y de all tambin una exigencia implcita de
representatividad del quehacer del ensayista, dada como reactualizacin de una ley
implcita. A diferencia de otros gneros y modos del discurso, los ensayos deben
reconfirmar este pacto reactualizando una ley subyacente. El lector debe autorizar la
validez del acto interpretativo que se est llevando a cabo. De all tambin que algunos
autores prefieran hablar de ensayos antes que de ensayo. Y de all que por mi parte
grupo.
26
Dominique Maingueneau, Pragmatique pour le discours littraire, p. 123.
30
De este modo, si se ha enfatizado la cuestin de la buena fe, la sinceridad y la
mundo social y que a su vez refuerza y replantea relaciones sociales, mucho tiene para
claves en el caso del ensayo, desde que el propio Montaigne hiciera su primera
Ensayo e interpretacin
tal es la perspectiva que propuso hace ya cincuenta aos Medardo Vitier, en una lnea
27
Mario Tom Dez, Introduccin a la hermenutica simblica, en Estudios humansticos, filologa,
Universidad de Len, 7, 1985, pp. 171-183.
31
que otros entre los que me cuento prefieren regresar a la lnea que va de Peirce a la
entre lenguaje y mundo. Claro est que en este sentido el ensayista resultara algo as
dice Walter Mignolo, las interpretaciones desbordan las teoras. Ya nos hemos
dedicado a la tan rica propuesta habermasiana al respecto, que introduce adems, desde
social, como lo hizo en general para todas las formas enunciativas Bajtin y como lo hizo
relacin nuestro lenguaje, nuestro acervo cultural, con el mundo, para evaluar e integrar
acto entendedor del ensayista no se reduce a una prctica cotidiana dadora de sentido,
sino que se nos da, en otro nivel, a travs de una configuracin artstica y una dacin de
El peso y el vuelo
32
La necesidad de aligerar al ensayo de toda carga contenidista e ideolgica para
recuperar el valor del escribir y de aquello que Italo Calvino denomina ligereza en sus
estudio del ensayo y apelar a una moral de la forma antes que a una forma de la moral.
Para esta autora, hablar de interpretacin implicara obligar a la literatura a cargar con
didactismo.29 Desde una perspectiva afn, el ensayista argentino Juan Jos Saer ha
racionalizador y explicativo.
movernos en favor o en contra de alguna causa: de all que el vnculo con el lector y con
la cosa mentada sea de primera importancia. Este modelo est claramente representado
por los crticos espaoles Mara Elena Arenas Cruz y Arturo Casas, as como en buena
Mientras que ciertos estudiosos se han preocupado por los aspectos formales y
que ante un gnero, ante una operacin literaria, un cmo en vez de un continente
28
Italo Calvino, Seis propuestas para el prximo milenio (1988), Madrid, Ediciones Siruela, 1989.
29
Vase Susan Sontag, Contra la interpretacin, Madrid, Alfaguara, 1996.
33
expresivo.30 Y otros autores se refieren a l como discursividad y escritura. El ensayo
podra servir como un puente entre estas dos orillas, la una correspondiente al
Algunos autores han comparado el ensayo con el tratado, para mostrar sus
Alemania, el ensayo se diferencia del tratado por una serie de rasgos: es ldicro,
Marc Angenot retoma, como ya se dijo, la nocin de prosa de ideas para todos
aquellos textos que, como el ensayo, son prosa destinada a transmitir opiniones sobre un
tema para su discusin en el espacio pblico. Por su parte, la estudiosa italiana Maria
Ferrecchia propone distinguir entre el ensayo como pura expresin artstica y el ensayo
crtico.33
Por su parte, Walter Mignolo afirma que el ensayo presenta mayor afinidad con
30
Juan Marichal, La voluntad de estilo, Madrid, Revista de Occidente, 1971.
31
Art. cit., p. 79.
32
Ludwig Rohner, Der Deutsche Essay, Materialen zur Geschichte und Aesthetik einer litterarischen
Gattung, Berlin, Luchterhand, 1966, p. 504.
33
Coincidimos con Ferrecchia cuando plantea que El concepto de gnero no debe conducirnos a
encerrar los textos en redes claustrofbicas y condicionantes, sino que se ofrece como espacio
indicativo de tipologas a las cuales referir formas afines o similares, de leer de manera comn a la luz de
la singularidad del artista y de la persona a que pertenecen. Vase Maria Ferrecchia, Il saggio come
forma letteraria, pp. 46-47.
34
Bacon, Locke, Berkeley, ms ligada al tratado filosfico o el ensayo ideolgico,
apasionante. Para dar un solo ejemplo de ello, cito las palabras de Arturo Casas: El
archignero ensaystico est delimitado desde el punto de vista pragmtico por una
implica tomar una posicin en los amplios debates en torno al que otros crticos
consideran gnero, forma discursiva, tipo de texto, etc. Hay quienes lo consideran
nos presenta adems una toma de posicin crtica a favor del concepto de Genette, y con
De este modo, con excepcin de la lnea abierta por las primeras y geniales
parte de la crtica del ensayo se ha dedicado a marcar pares de opuestos ideales entre los
que se debatira el gnero. En todos los casos se ofrecen lecturas muy productivas. Pero,
34
Vase Walter D. Mignolo, Discurso ensaystico y tipologa textual, en Isaac Lvy y Juan Loveluck,
eds., El ensayo hispnico, Actas del simposio celebrado en Columbia, Carolina del Sur, 1981 (Columbia:
University of South Carolina, 1984), 53. Tambin ver, Walter D. Mignolo, Teora del texto e
interpretacin de textos, Mxico, UNAM, 1986.
35
Arturo Casas, Breve propedutica para a anlise do ensaio, en Rosario lvarez y Dolores Vilavedra
(eds.), (edicin original, en lengua gallega), Cinguidos por unha arela comn. Homenaxe Profesor
Xess Alonso Montero, Santiago de Compostela, Universidade de Santiago de Compostela, 1999, t. II, pp.
315-327 y dado a conocer tambin por internet, Breve propedutica para el anlisis del ensayo, en
http://ensayo.rom.uga.edu/critica/ensayo/casas.htm. La cita corresponde a esta ltima modalidad.
36
Claire de Obaldia, The Essayistic Spirit; Literature, Modern Criticism, and the Essay, ed. cit.
35
qu es el ensayo? Escritura pura o propuesta argumentativa? Mostracin o
tomar la definicin de Claire de Obaldia? Por mi parte propongo una lectura que
concilie estas posturas a travs del nfasis que debe necesariamente ponerse sobre la
aproximarnos al ensayo, har una propuesta de caracterizacin del mismo que nos
La propia definicin del ensayo implica, como ya se dijo, una toma de posicin respecto
de la teora literaria. Con el trmino ensayo se designa una clase de textos (y a la vez la
textual, una forma enunciativa, una prctica discursiva, una retrica, una potica, una
posible voluntad de estilo, pero tambin una operacin intelectual, un modo de predicar
37
Tomo los trminos texto y discurso en la acepcin que les atribuye la semiosis social: Un texto es
una cadena de mensajes adscrita a una unidad semitica. Los textos frecuentemente contienen mensajes
de ms de un productor, en ms de un cdigo. Estos mensajes incluyen tpicamente tanto contenidos
mimticos como series de metasignos que proyectan juntos una versin de la realidad y una versin de las
condiciones semiticas del texto. En el plano semitico, un importante sitio de anlisis es el del discurso.
Un discurso se refiere al proceso de semiosis ms que al producto (p. ej. texto). Slo se lo descubre a
travs de los textos y es inseparable de ellos. En cuanto que un discurso es el significado mayor de
cualquier texto, el anlisis semitico del texto debe diferir del anlisis del discurso. Vase Hodge and
Kress, Social semiotics, pp. 263-264. La traduccin es ma.
36
sobre el mundo, una tctica escritural, una dinmica del pensar, una forma de
Por otra parte, las expectativas de lectura hacen del ensayo una forma en prosa
no ficcional, que se configura a partir de una perspectiva personal sobre el mundo y que
juicio sobre alguna cuestin del mundo. Una caracterizacin del ensayo debe atender a
lo que implica su vnculo con la prosa del mundo (Glaudes) y con la prosa de ideas
forma bsica del juicio (Lukcs), a su remisin a lo situacional (Glaudes) a la vez que su
como discurso reflexivo (Paquette), como forma escritural de gran libertad compositiva
culturales y valores-signo, a esa doble perspectiva que enva al mundo a la vez que a su
(Adorno) que almacenan significados sociales y no son, por tanto, neutrales, y los
37
de entender el mundo propia de una comunidad especfica, al instituido instituyente, a la
ficcional; prosa de ideas; potica del pensar; punto de vista personal; discurso de origen
sentido; tratamiento de casi cualquier tema o asunto desde la perspectiva del autor;
Los distintos autores han logrado hacer explcitos muchos de los rasgos del
ensayo que estn implcitos a la hora de la lectura: tratamiento de todos los temas a
sobre alguna cuestin del mundo, que traduce una visin personal y fundamentada en la
propia experiencia y las propias indagaciones sobre alguna cuestin: una retrica del
cosas. En primer lugar, la peculiaridad de una forma del decir que muchos oponen al
modo potico e incluso contrastan con el dramtico. El ensayo se liga adems a aquello
38
que otros autores denominan prosa de ideas, a la potica del pensar, a los gneros
un autor, con amplia libertad escritural, sobre determinado asunto o estado del mundo.
Por otra parte, su carcter es interpretativo, y rene las dos formas bsicas del
narrativa. Muchos autores entre ellos Angenot y, en nuestro medio, Evodio Escalante
38
Vase, Marc Angenot, La parole pamphltarie, ed. cit. y Evodio Escalante, La metfora como
aproximacin a la verdad. Ensayo acerca del ensayo, en Adrin S. Gimate Welsh, comp., Escritos.
Semitica de la cultura, Mxico, Joaqun Mortiz, 1998, pp. 289-309. Marc Angenot revisa
pormenorizadamente estas formas del pensamiento entimemtico, esto es, aqul que si bien no sigue los
cnones estrictos de razonamiento y demostracin por induccin y deduccin de modo tal que, por
ejemplo, en ellos la conclusin rebasa las premisas, sigue ciertas formas del pensar tales como
induccin amplificante, el apoyo en ejemplos, aplogos, digresiones narrativas (que pueden ser a su vez
revalidantes o invalidantes), el recurso a la analoga (tratar un sistema relacional que sea percibido como
isomorfo de otro situado en otro campo), cuya eficacia se da muchas veces en funcin de determinaciones
o el razonamiento por ficcin (que no se apoya en pruebas reales sino en hechos potenciales), y tiene en
todos los casos un gran apoyo en la capacidad del lector para jugar con universos paralelos,
familiarizacin, distanciamiento, argumento por testimonio ficticio o imaginario, etctera.
39
literaria, el ensayo ha sido clave para la configuracin de un campo intelectual y
hace del mismo un caso extremamente complejo en la familia de las letras dada su
vinculacin con la crtica de la cultura. En efecto, mientras que para el caso de otras
formas literarias lrica o ficcin, por ejemplo se postul por muchos aos la
para el caso del ensayo. Una de las ms inteligentes propuestas de vinculacin entre el
vaco, anticipa una posible ruta interpretativa que luego desplegar. En efecto, para
anticipa tanto el tema a tratar como el tratamiento que le dar. Pero el ensayista no parte
nunca de la nada ni est nunca solo: su toma de posicin slo puede entenderse a la luz
ellos. En muchos casos, el propio ttulo del ensayo anuncia esta operacin, en la medida
40
incompleta, Poesa de soledad y poesa de comunin, etc. De este modo, si como
bien ha mostrado Ricardo Piglia para el caso del cuento, en ste la clave radica en el
final, en el caso del ensayo el propio ttulo y las primeras lneas son fundamentales. El
ttulo anticipa el juicio a cuya formulacin se llega as como el proceso mismo de juzgar
Slo desde una concepcin del ensayo como interpretacin es posible tambin
entender esta aparente paradoja que plantean varios autores: el ensayo se propone
describir la realidad tal como es, pero a la vez hacer ostensible el propio punto de vista
remite al contexto a la vez que al texto, un afuera y adentro que slo se puede salvar
desde esta perspectiva por la cual sujeto y objeto no se encuentran desvinculados. Para
tambin dentro del texto, ligado a su configuracin. Considero que esto slo es
compleja relacin entre mundo (o mundos) y lenguaje (o lenguajes), para decirlo con
para romper con esas instituciones de poder y de saber, o cuando menos para tomar
41
postulado como previo a l, o bien si presenta, descubre, crea, imagina, recrea. Otro
tanto podramos decir de la relacin entre mostrar y demostrar, entre sealar, apuntar, y
olvidaremos que hay tambin irrupciones mostrativas, cercanas al orden potico, que a
posible establecer dos grandes modalidades, la del nombrar o sealar y la del predicar.
de reunir varios temas y poner en relacin varias series heterogneas, y que se traduce
o cerrada. Los escritores se enfrentan, tarde o temprano, a la tentacin del nombrar puro,
del decir transparente, que permita superar las mediaciones del narrar o del explicar.
39
Harald Weinrich, Tempus (1964), citado en Paul Ricoeur, Tiempo y narracin, 3 vols. (1983-1985),
Mxico, Siglo XXI, 1995, t. I, pp. 482ss.
42
A este respecto, y a pesar de que el modo predominante del ensayo sea el
contacto entre el mundo del ensayo y el mundo del relato as como entre los modos
veremos, el ensayo es deudor no slo del dilogo y la glosa sino tambin de formas
menos dos sentidos: por una parte, como lo mostraron Glaudes y Angenot, su capacidad
de mediar entre discursos, en muchos casos actuando como embrague entre los gneros
Por otra parte, cabe recordar ese acto de mediacin fundamental dado por el
del acto mismo de ensayar que se desencadena el ensayo. Luz Aurora Pimentel se
podemos decir respecto de poesa y ensayo, y su realizacin como una forma particular
de comprensin y explicacin del mundo, que tiene con aqulla afinidades y diferencias.
estado del mundo, el juego entre la referencia y la representacin, resulta tambin clave
tiempo presente, de manera activa, tanto la voz del enunciador como el acto de enunciar,
propia del autor del texto como la de aquel a quien va destinado, que es no slo lector
43
pasivo, sino un interlocutor activo, un destinatario de la interpretacin que dialoga en la
situado: la bsqueda de la verdad est siempre puesta en relacin con una existencia
se despliega a partir de ella como forma enunciativa ligada a una experiencia peculiar y
valores y desde el propio lenguaje, vuelto a la vez herramienta y arma del conocimiento,
el orden del conocimiento refleja el orden de las cosas, sino que pone en duda esta
libertad, para emplear palabras de Barthes, quien enfatiza que esto incluye no slo la
relacin entre la obra, el mundo y su poca sino tambin la reaccin o respuesta del
40
Cf. Pierre Glaudes, coord., Introduccin a Lessai. Mtamorphoses dun genre, p. VI.
41
Denis Bertrand, Potica de la palabra en Miguel de Montaigne, en Presupuestos sensibles de la
enunciacin, Puebla (Mxico), BUAP, 2002, pp. 53-76.
42
Douwe W. Fokkema y Elrud Ibsch, El estructuralismo en Francia: crtica, narratologa y anlisis de
textos, en Teoras de literatura del siglo XX (1978), Madrid, Ctedra, 1984, p. 77.
44
Fundamental es tambin para leer el ensayo establecer una relacin entre
tradicin y creacin: una tradicin hecha de lecturas pero tambin capaz de retomar una
relacin del autor del texto con el lector: se trata de convencer y seducir, de reafirmar la
oposiciones dialcticas, diversas de las que suelen plantear autores como Obaldia, y que
partir de la dinmica propia del devenir temporal, de los actos de habla entendidos como
dialctica entre esos varios pares de opuestos sin cuya comprensin es imposible
oralidad-escritura, etc. Quiero aadir que esos pares se pueden contemplar para el
estudio del ensayo mismo pero tambin para el abordaje del paso de la filiacin a la
afiliacin del propio ensayista, y tambin en cuanto a todo acto de habla entendido
43
Tal es, como lo mostr Said, el proceso de paso entre filiacin y afiliacin que establece el intelectual.
Y tal es, adems, como se ha demostrado recientemente, el pienso, luego existo de Descartes, que no se
refiere a ese je o sujeto particular que piensa sino al il de la materia pensante de la que el yo forma parte.
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