Modulo de Facultad de Farmacia
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NACIONAL
DE TRUJILLO
FARMACIA CLINICA Y
ATENCION FARMACEUTICA
11
Repercusiones de la Atencin
Farmacutica en el Ejercicio
Mdico y la Calidad Asistencial
CONTENIDO
INTRODUCCION
1. EL USO INDEBIDO DE FRMACOS Y LAS CAUSAS DE LOS PRM
1.1. El uso indebido de frmacos fuera del control mdico.
1.2. Prescripcin inducida desde la farmacia
1.3. El uso indebido de antibiticos.
2
2. OBJETIVOS ASISTENCIALES DE LA ATENCIN FARMACEUTICA.
2.1. Dispensacin
2.2. Consulta o indicacin farmacutica
2.3. Seguimiento farmacoteraputico
6. CONCLUSIONES
ANEXO:
- Bibliografia
- Examen
Los espaoles generaron un gasto de 7.972 millones de euros a travs de la receta oficial del
sistema nacional de salud en el ao 2.002, sin embargo el gasto farmacutico per cpita
pblico y privado en Espaa es casi el 10 % inferior a la media Europea e inferior al gasto de 9
de los 15 pases de la UE, situndose en una proporcin de alrededor del 20% del gasto
sanitario total.
Segn algunos autores en Espaa las farmacias tienen una regulacin proteccionista, rgida y
restrictiva para su apertura, traspaso y funcionamiento, alejada de los principios del libre
mercado y de competencia, constituyendo un monopolio innecesario y gravoso para el sistema
sanitario y para el consumidor, ya que se dispone de un financiador mayoritario, un conjunto de
proveedores fcilmente sustituibles y de otros proveedores alternativos posibles. No se
permiten otras posibilidades de distribucin del medicamento tiles en otros pases como EEUU,
Gran Bretaa y Japn a travs del correo, cadenas de farmacias y la de los centros asistenciales
extra hospitalarios.
A lo anterior hay que aadir que en general, en la oficina de farmacia espaola, no se realizan
revisiones sistemticas de la utilizacin del medicamento, ni control del cumplimiento por los
consumidores, ni se personalizan las dispensaciones en funcin de la posologa y la duracin
necesaria del tratamiento, y menos an la gestin y control del cumplimiento de los
tratamientos de larga duracin en enfermos crnicos.
Cualquier farmacia, tras implantarse pasa a ser proveedor y establece un concierto automtico
son el Sistema Nacional de Salud (SNS) al que factura mensualmente por medio de los Colegios
Farmacuticos. La dispensacin de la mayora de los medicamentos es compensada por el SNS
con un margen fijo del 27,9%, con la excepcin de los medicamentos genricos, cuyo margen es
del 33% y de aquellos cuyo precio de laboratorio supera las 78,34 euros, para los que se ha
establecido un tope, con la retribucin mxima de 33,54 euros. Aunque estos escenarios
pueden variar en un futuro inmediato.
En este escenario surge una nueva propuesta conocida como Atencin Farmacutica (AF), que
es definida como el conjunto de actuaciones asistenciales del farmacutico en su ejercicio
como profesional sanitario y que se ha concretado en un Plan Estratgico para el Desarrollo de
la Atencin Farmacutica. Utiliza como justificacin el cambio en el papel profesional de los
farmacuticos y los problemas relacionados con el medicamento, presentando un diseo poco
riguroso, metodolgicamente impreciso que admite mltiples interpretaciones.
El medicamento es para buena parte de nuestra sociedad una gran esperanza, en ocasiones la
solucin, en otras el alivio de sus problemas. Pero tambin constituyen una causa importante
de morbilidad y mortalidad significativa y evitable, condicionando la calidad de vida relacionada
con la salud (CVRS). Segn Espejo y cols se entiende por problemas relacionados con los
medicamentos a fallos de la farmacoterapia que, producidos por diversas causas, conducen a
que no se alcancen los objetivos teraputicos o se produzcan efectos no deseados.
La Organizacin Mundial de la Salud (OMS) define efecto adverso como cualquier respuesta
nociva y no intencionada a un medicamento que ocurre en el ser humano a las dosis utilizadas
para profilaxis, diagnstico, teraputica o modificacin de una funcin fisiolgica. Actualmente
se tiende a sustituir la denominacin de efectos adversos por la de problemas relacionados con
la medicacin, que incluye tanto los efectos adversos como los efectos indeseados debidos a
errores de medicacin, constituyendo un enorme pozo ciego donde cabe todo, no
diferencindose muy bien de donde procede cada uno. A pesar de que la responsabilidad de los
mismos en principio se le atribuye solo al mdico, sin embargo los errores de medicacin se
deben al uso inapropiado de los medicamentos y por consiguiente son previsibles. Los efectos
adversos pueden deberse a errores de medicacin (previsibles) o suceder sin que se haya
producido ningn error (no previsibles). En todo caso, muchos de los problemas relacionados
con el medicamento son aunque difciles potencialmente evitables y el hecho de que sucedan
provocan fracasos teraputicos, nuevos problemas mdicos y elevados costes econmicos y
sanitarios.
En este momento, son muchos los medicamentos que precisando legalmente receta
mdica para su dispensacin, se pueden obtener sin ningn control en la farmacia. En
ocasiones con tanta facilidad como los productos de tipo cosmtico o de uso domstico.
Si esto es as en la medicacin de uso humano, es fcil sacar consecuencias sobre la
utilizacin de medicamentos de uso animal y de otros productos qumicos de uso
masivo, con las consiguientes repercusiones, a travs de la cadena alimentaria, en el
ecosistema general y en el hombre, que constituyen autnticos problemas por uso
indebido de medicamentos, tan a menudo olvidados como imposibles de contabilizar,
pero atribuibles, en buena parte, a la dispensacin farmacutica.
Todo esto, cuando est demostrado que en un rea tan compleja como la infeccin, slo
el mdico avezado puede establecer un diagnstico certero, conocer los patgenos
previsiblemente causantes y prescribir el tratamiento antibitico ms adecuado, teniendo
en cuenta la sensibilidad de los patgenos, los parmetros farmacocinticos, la eficacia
y la seguridad demostradas en los ensayos clnicos y las caractersticas del paciente y
de la enfermedad. Adems, el antibitico que es til para un enfermo, puede no serlo
para otro.
A pesar de todo en Espaa hay una clara disminucin del consumo de antibiticos en los
ltimos aos. Los 110 millones de envases de 1976, se convirtieron en 66 millones de
envases en 2001. Ocurri un repunte en los aos 96 y 97, despus del cual el consumo,
aunque sigue siendo elevado, va disminuyendo de forma considerable porque segn los
datos de facturacin del SNS el consumo de antibiticos en 1997 fue de 21 DDD (Dosis
Diaria Definida por mil habitantes), que sin embargo otros trabajos que consideraban el
IMS elevaban hasta de 31 DDD. El problema es muy importante porque segn diversas
estimaciones, dependiendo del lugar y la poca del ao, el consumo de antibiticos por
da en la poblacin general afecta entre el 5 y el 8% de la misma.
El Plan Estratgico de Atencin Farmacutica establece para sus objetivos tres apartados
concretos:
a) Dispensacin.
b) Consulta o indicacin farmacutica.
c) Seguimiento farmacoteraputico.
Si el primer objetivo, la dispensacin, enlaza con la labor habitual del farmacutico, los dos
objetivos siguientes plantean numerosas dudas y llegan a invadir el campo profesional del
mdico, ya que al realizar nada menos que la consulta sobre un problema de salud, precisan
llegar a un diagnstico previo, materia reservada exclusivamente al mdico, por
formacin y competencia profesional y para la que el farmacutico no est preparado ni
habilitado. Si an as, se llega a realizar una indicacin farmacutica, la falta de garantas
supone una actuacin profesional de riesgo con las posibles responsabilidades derivadas que
habr que diferenciar y exigir en su caso.
La industria farmacutica ha dirigido sus esfuerzos hacia las alternativas que permiten
simplificar la posologa, facilitar la administracin y, en consecuencia, mejorar el cumplimiento.
El incumplimiento es responsable de fracasos teraputicos con progreso de la enfermedad, de
efectos adversos y, en el caso de infecciones, de resistencias a los
antimicrobianos. Los fracasos suelen producir una mayor utilizacin de recursos sanitarios,
principalmente hospitalizaciones, visitas mdicas, precauciones adicionales en el seguimiento o
tratamientos alternativos. De todo lo anterior se advierte que el farmacutico puede y debe ser
un colaborador en la estrategia de lograr un mejor cumplimiento teraputico, pero que las
causas del incumplimiento son mltiples y numerosos los agentes que intervienen en el
proceso, sobre los que habr que incidir para mejorar el cumplimiento. En este marco el
farmacutico es un agente ms en el proceso asistencial, pero no exclusivo, ni siquiera el
principal y como tal debe actuar y asumir el papel que le corresponde.
En base a estos objetivos bsicos que plantea la Atencin Farmacutica31 vamos a hacer un
desarrollo expositivo del problema, justificando su repercusin en la calidad asistencial.
2.1. Dispensacin
Para llegar a pautar un tratamiento y sobre todo, para resolver un problema de salud, es
siempre necesario un proceso previo de diagnstico. Para hacer un diagnstico, es
necesario previamente hacer una historia clnica con su anamnsis, exploracin y en su
caso la peticin de las pruebas necesarias. En consecuencia el hecho de que el
farmacutico con unas simples preguntas pueda instaurar un tratamiento, conlleva un
alto grado de irresponsabilidad que es dudoso que los farmacuticos estn dispuestos a
aceptar y, lo que es ms importante, es ms dudoso que los pacientes acepten.
Asumiendo que hoy en da se acude a las farmacias para problemas que el paciente
identifica como patologas banales, esta prctica no se puede generalizar porque incluso
tras esas circunstancias a veces subyace un problema mayor que precisa atencin
mdica. Por otra parte, indicar al paciente la actitud ms adecuada para su problema de
b) Carencias de Informacin
Desde los tiempos de Hipcrates, hace 24 siglos, el xito teraputico se basa en una
slida relacin mdico-enfermo que descansa en la confianza mutua y en el mutuo
respeto. Slo con una slida relacin mdico-enfermo puede planificarse una terapia
farmacolgica que el enfermo aceptar mientras no haya interferencias en esa relacin.
El introducir un seguimiento farmacoteraputico por parte de otro profesional solo
acarreara desconfianza y por tanto prdida de esa relacin de confianza mutua entre
mdico-paciente, lo que repercutira negativamente sobre el cumplimiento teraputico.
Estos objetivos son compartidos por igual por farmacuticos y mdicos, pues todos
deseamos minimizar los riesgos de los medicamentos, utilizarlos de forma racional y
sobre todo mejorar la calidad de vida de los pacientes. Pero para saber si un tratamiento
est cumpliendo las expectativas adecuadas, es necesario conocer con profundidad la
patologa que ha motivado esa actuacin, lo que en ocasiones no es fcil ni siquiera
para los especialistas. Una vez ms nos encontramos que hoy en da el nico profesional
capacitado para realizar dicha valoracin es el mdico. Es por ello que cada uno debe
actuar en el campo propio de sus conocimientos, como as lo ha reconocido la sociedad
durante muchos aos, evitando injerencias que slo conducen a levantar ampollas entre
dos colectivos que estamos obligados a entendernos.
En resumen, hay objetivos de la AF que entran de lleno entre las competencias del
farmacutico, como es la dispensacin de medicamentos en condiciones ptimas y de
acuerdo con la normativa vigente o resolver las dudas planteadas por el usuario o bien
tratar de mejorar la calidad de vida de los pacientes. Pero otros objetivos de la AF son
claramente asistenciales y clnicos, aunque estn convenientemente disfrazados, y no
pueden ser asumidos por la profesin farmacutica, ni aceptarse esa asuncin
competencial desde ningn lugar o institucin de la sanidad o de la Administracin,
siendo inadmisible su desarrollo de forma unilateral, cuando exceden el mbito
competencial del farmacutico con intrusin en el campo mdico, Slo podran
plantearse en colaboracin con el mdico, mediante una comunicacin fluida y eficaz y
siempre bajo la direccin teraputica que sobre el paciente y su problema de salud y
sobre su tratamiento, ejerce el mdico.
La Atencin Farmacutica fue definida en 1.990 por Hepler y Strand , los creadores del
concepto (Pharmaceutical Care) como la provisin responsable de la farmacoterapia con
el propsito de alcanzar unos resultados concretos que mejoren la calidad de vida del
paciente. La Atencin Farmacutica surgi en EEUU como un movimiento profesional de
ciertos grupos farmacuticos, a raz de la crisis del sector farmacutico como
consecuencia de la liberacin de la venta de determinados frmacos en las grandes
superficies comerciales y supermercados. Se trata de un intento de dar valor aadido al
Hay trabajos publicados en Gran Bretaa y Canad sobre el papel de las farmacias en la
promocin de la salud y tambin existen documentos surgidos de los Task Force
americano y canadiense que ponen de relieve el papel del farmacutico en el desarrollo
de estrategias para promover ciertas acciones preventivas, sin que esta actuacin tenga
nada que ver con la consulta e indicacin farmacutica, ni con el seguimiento
farmacoteraputico que pretende la AF en Espaa.
Es significativo que en los Estados Unidos las HMO (Health Management Organization) y
las PBM (Pharmaceuticals Benefits Management) que en estos asuntos son siempre muy
activas y estn muy interesadas y atentas a la innovacin en los medios de gestin y
servicio, no hayan concedido inters a la AF , a pesar de sus esfuerzos para la
contencin del gasto farmacutico.
Ante estos hechos se present un informe sobre esta situacin en la reunin de la Unin
Europea de Mdicos Generales (UEMO) celebrada en Malta en Junio de 2001. En dicha
reunin y tras exponer la situacin, la UEMO se reafirm en el contenido de la resolucin
de diciembre de 1.999 acerca de las funciones y responsabilidades de los farmacuticos
y mdicos que son las siguientes:
En muchos pases europeos tanto los farmacuticos como otros profesionales sanitarios
estn ampliando sus funciones. Por esa razn la UEMO quiere hacer hincapi en que la
ampliacin de dichas funciones:
La poltica farmacutica de la Unin Europea est clara y bien definida y, en ningn caso
recoge entre sus estrategias, directrices o recomendaciones a la Atencin Farmacutica.
En octubre de 2.000, el Consejo Econmico y Social de la UE elabor un dictamen de
iniciativa sobre El papel de la Unin Europea para una poltica farmacutica que
responda a las necesidades de los ciudadanos: mejorar la asistencia, relanzar la
investigacin innovadora y controlar la dinmica del gasto
sanitario pues bien, este comit llama la atencin y analiza temas como: el papel del
farmacutico en la sociedad, el gasto farmacutico, las desigualdades de los ciudadanos
europeos en el acceso a los frmacos, valoracin de las ventajas teraputicas para el
paciente, el uso adecuado de los frmacos, la promocin del uso de genricos, etc. sin
mencionar ni una sola vez la Atencin Farmacutica. Esto demuestra la falta de inters
real en Europa para este tipo de prcticas, que en caso de considerarla eficaz y eficiente,
la hubiesen recogido en su dictamen.
Ningn pas del mundo aplica por ahora la Atencin Farmacutica, ni al parecer existen
planes para su implantacin. Por consiguiente, la pretendida experiencia espaola sobre
AF es un experimento que por sus consecuencias puede poner en riesgo las estructuras
ms slidas y cualificadas de nuestro sistema sanitario, sin que haya demostrado de
forma concluyente resultados, ni su eficacia, ni sus ventajas. Puede asegurarse que
despus de ms de una dcada desde el inicio de la AF en el mundo, pretendiendo
aadir funciones clnicas a la farmacia, sta ha pasado desapercibida y queda reducida a
un marco de ensayos y publicaciones experimentales en el mbito universitario, todo ello
en tono menor, especulativo y de escaso inters.
Por otra parte, estudios similares desarrollados en otros pases ponen de manifiesto que
cuando predominan problemas de cumplimiento es factible que la AF pueda producir
aumento del gasto farmacutico, como ocurri en el estudio TOM-Asthma, iniciado en
Dinamarca en 1992, con un incremento del gasto en AP y un ahorro en ingresos y
urgencias hospitalarias.
Sin duda el proyecto asistencial de las oficinas de farmacia cuestiona el papel tradicional
del mdico en relacin al enfermo, produciendo interferencias y confusiones en la
relacin mdico-paciente y sera un lujo despreciar el valor aadido que en todo acto
clnico supone esta especial relacin. Si est demostrado que una buena relacin
mdico-paciente, con una buena comunicacin entre ambos que haga percibir a este
ltimo la asistencia mdica de una manera positiva, potencia la efectividad clnica,
mejora la satisfaccin del paciente y la calidad del acto mdico, sera absurdo poner en
As mismo es difcil creer que la AF puede disminuir el gasto sanitario, cuando todava no
ha demostrado que pueda disminuir los problemas que pretende solucionar, ni
aumentar la calidad de la atencin sanitaria. Por ello resulta imposible, por ahora,
demostrar el impacto econmico favorable que pudiera tener la AF.
Existen varios estudios, pocos, que me atrevo a calificar de escasa fiabilidad, que en
base a estimaciones sesgadas ponderan un alto potencial para la AF, como el que
difundi el ao 2002 el Colegio de Farmacuticos de Madrid a travs del libro:
Estrategia, viabilidad e implicaciones econmicas de la Atencin Farmacutica, en el que
se estima en 445.000 millones de pesetas el coste anual del uso indebido de
medicamentos en Espaa, previendo el ahorro de ms de 40.000 millones de pesetas
con la implantacin de la AF, suponindole como mnimo este impacto econmico
positivo. Pero las deficiencias metodolgicas de estos estudios son evidentes y los
descalifican. Todo ello, como recalca en su Anlisis crtico de la Atencin Farmacutica el
profesor Costas Lombarda, sobre la base de que el trabajo desarrollado en la AF por
parte de los farmacuticos sea gratuito, con lo que no es descabellado pensar que estos
profesionales exigirn una remuneracin por esta novedosa forma de ejercicio
profesional.
Lo anterior nos lleva a dudar de la rentabilidad econmica de la AF, por lo que nos
sumamos a todas aquellas opiniones fundamentadas que aseguran que la AF supondr
un encarecimiento significativo de los costes globales de la asistencia sanitaria en todos
sus mbitos.
En cuanto a los mdicos, estos controles estn cada vez ms extendidos e implantados
y la evaluacin de los procesos teraputicos, con severo control de calidad, es ya una
prctica habitual desde hace tiempo que garantiza la calidad de tratamiento.
En EE.UU. se est luchando contra los PRM de una manera eficaz, con informacin y
formacin a los profesionales, control y seguimiento informtico de los tratamientos y de
los posibles errores, mejoras de los medios de informacin al paciente, etc. Al parecer,
En todo caso, no parece demostrado que gracias a la AF disminuyan los problemas que
se pretenden resolver, ni que la misma produzca desviaciones positivas en su incidencia
de los mismos. Los problemas persisten en el mbito asistencial, pero tambin son
posibles nuevos problemas debidos a la intervencin farmacutica, que ahora tambin
se producen y cuya responsabilidad en esta materia puede ir en notable aumento, lo cual
dada su importancia y gravedad no parece haberse valorado al hacer la propuesta de
desarrollo de la AF.
Para mejorar la calidad hay que quererlo, y definir bien a que componentes se les va a
dar prioridad (Vuori), as, no es posible ofrecer respuestas que permitan avanzar en los
objetivos de control del gasto sanitario, racionalizar la prescripcin y el consumo de
medicamentos, controlar el gasto de la prescripcin teraputica, sino se abordan los
suficientes componentes de los factores que determinan aquellos objetivos.
En este contexto los mdicos debemos dar una respuesta concluyente y debe ser la de
renovar nuestro compromiso tico y responsable con la atencin de salud de los
ciudadanos con criterios de calidad asistencial, de calidad de tratamiento y en todos y
cada uno de los aspectos de la asistencia, calidad humana, calidad tcnica, calidad
cientfica.... para que sigan confiando en nosotros sus problemas de salud.
En beneficio del paciente es imprescindible que cualquier actuacin que le afecte rena
todas las precauciones que se determinen, adems de garantizar la coordinacin con
cualquier otro agente sanitario.
Todos los agentes implicados deben tener definidas claramente sus funciones y estar
comprometidos y coordinados en la tarea de minimizar los riesgos de los medicamentos
originados por deficiencias en la informacin sobre los mismos y sobre su manejo.
Es una obligacin del mdico guiar sus actuaciones en base a una informacin
actualizada, contrastada e independiente, con la mayor evidencia disponible que aplicar
a su prctica diaria y le permitir actuar con la mayor autonoma e independencia
profesional. La informacin debe ser independiente de cualquier inters ajeno a la salud
del paciente. As mismo, a travs de la informacin sobre los medicamentos que el
mdico debe recibir de diferentes fuentes para consolidar una opinin profesional
contrastada, se debe promover la reflexin constante y continua, durante toda la vida
profesional del mdico, sobre su actuacin profesional, la prescripcin, la calidad y la
propia independencia profesional del mdico con el horizonte constante del mejor
servicio y atencin al paciente.
2. Seale la forma cmo se realiza una transaccin de bienes y servicios de las personas.