Fronteras Del Mito, La Filosofía y La Ciencia
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ideas y valores vol. lxv n.o 162 diciembre 2016 issn 0120-0062 (impreso) 2011-3668 (en lnea) bogot, colombia pp. 103 - 134
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RESUMEN
C. Lvi-Strauss advirti que la variedad de mitos, lejos de constituir una proliferacin
anrquica de relatos, exhibe un aire de familia que trasparenta la profunda unidad
del pensamiento humano. A partir de esta idea, el artculo muestra cmo ciertas teo-
ras filosficas y cientficas sobre el origen del cosmos se apoyan en una estructura
narrativa implcita en los mitos cosmognicos. Esta comparacin evidencia inespe-
radas afinidades en el intento por responder la pregunta por el origen del cosmos.
ABSTRACT
C. Lvi-Strauss showed that far from constituting an anarchic proliferation of na-
rratives the variety of myths exhibits a familiarity which makes the deep unity of
human thought transparent. Taking this idea as starting point, the article shows how
certain philosophical and scientific theories regarding the origin of the cosmos rest
on an implicit narrative structure found in the cosmogonic myths. This comparison
makes evident some unexpected affinities found in the attempt to answer the ques-
tion regarding the origin of the cosmos.
Keywords: C. Lvi-Strauss, Big Bang, myth, origin of the cosmos.
Si bien los mitos durante largo tiempo fueron vistos como relatos
sobre seres imaginarios o fbulas carentes de racionalidad, desde me-
diados del siglo xx el pensamiento mtico ha sido revalorizado como
una forma de conocimiento legtima y una dimensin esencial de la
experiencia humana. Atrs quedaron las teoras que reducan el papel
del mito a sus nexos con ritos religiosos y prcticas mgicas, o que lo
asimilaban a estadios irracionales de la evolucin de la humanidad.
Antroplogos como Claude Lvi-Strauss y filsofos como Kurt Hbner
sealaron la necesidad de ofrecer una justificacin del mito como com-
plemento de una teora del desarrollo cientfico.1
Pero asignar un lugar al pensamiento mtico en el marco de una
teora del conocimiento no es tarea fcil. Dado que los mitos se articu-
lan mediante narraciones que no demuestran tesis, sino que muestran
secuencias de imgenes, el esfuerzo por tender un puente entre mito y
logos constituye un autntico tour de force. Semejante empresa implica
dos riesgos: a) asimilar mito y razn como si fueran manifestaciones
de lo mismo, como si el mito fuera una razn balbuciente o la razn un
mito sofisticado; b) declarar el pensamiento mtico y el racional como
formas de pensar inconmensurables.
Para explorar el tema usar como herramienta principal el anlisis
comparado, y enfocar la atencin en un tipo especfico de relatos: los
referentes al origen del cosmos. Primero identificar similitudes es-
tructurales entre diversos mitos de origen, e indagar luego si ese tipo
de similitud es extensible a las especulaciones filosficas y a las teoras
cientficas. Dado que distintas respuestas a la pregunta por el origen del
cosmos se pueden encontrar en las narraciones mticas, en la tradicin
filosfica y en la ciencia contempornea, el ejercicio ofrece una buena
ocasin para contrastar el modo como operan las descripciones y ex-
plicaciones en estos distintos lenguajes. Evitando por igual el riesgo de
asimilar el mito a la razn y el de postular una oposicin radical entre
mito y razn, quiero aclarar en qu sentido el pensamiento mtico y el
racional constituyen formas independientes y a la vez complementarias
de entender y de habitar el mundo.
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Veamos ahora un mito de la India. Segn los Himnos del Rig Veda:
Entonces no haba ni ser ni no ser: no exista el aire, ni el cielo que
est ms all. Qu envolva todas las cosas? Dnde? Para proteger qu?
Y haba agua all, en la insondable profundidad? La muerte no exista ni
haba vida inmortal; no haba all seal alguna para separar el da y la no-
che. Solo el Uno, sin aliento, respiraba por su naturaleza inherente: aparte
de esto no haba nada, nada en absoluto. Haba tinieblas; al principio, sin
marcas distintivas, todo era agua oculta en las tinieblas. Cuanto exista
entonces era un vaco sin forma; por la fuerza del calor esta Unidad lleg
a ser. Luego, en el comienzo, creci el deseo, la primera semilla y germen
del pensamiento. (cit. en Long 169)
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Segn esto, antes del origen del mundo los tomos permanecan
dispersos y chocaban unos con otros anrquicamente, formando una
nube inestable en la que no se discerna ningn objeto concreto. En esa
nube, toda consistencia se deshaca, las formas se disipaban apenas es-
bozadas, volcndose sin cesar en el desorden, extravindose en el fondo
catico de lo indiferenciado. Incapaces de articular un vnculo duradero,
los tomos trazaban trayectorias difusas cuyo itinerario sera imposi-
ble establecer. El movimiento de las partculas de polvo, visible cuando
los rayos de sol entran por la ventana de una estancia en penumbra,
ofrece un buen modelo del caos original; all se observa una multitud
de tenues corpsculos agitndose en todas direcciones, juntndose y
separndose a travs del vaco, sin que su movimiento obedezca a un
patrn reconocible (cf. Lucrecio ii, 112 y ss.). En este esquema, lo alea-
torio es irreductible a cualquier regla de formacin.
Esta caracterizacin del movimiento caprichoso de los tomos en
el caos recuerda en sus detalles la descripcin anloga de Ovidio. Sin
embargo, lo ms interesante de la propuesta de Lucrecio sale a relucir
cuando advertimos que su esquema de un caos aleatorio solo expre-
sa una de las facetas del problema. La multitud informe de los tomos
proyecta una imagen o ms bien: ilustra la dificultad de proyectar una
imagen del estado original del cosmos entendido como caos. Pero hay
otra manera de entender ese estado original: como vaco. Veamos el
pasaje en el que Lucrecio introduce este segundo esquema explicativo:
Cuando los tomos caen en lnea recta a travs del vaco en virtud
de su propio peso, en un momento indeterminado (incerto tempore) y en
indeterminados lugares (incertisque locis) se desvan un poco, lo sufi-
ciente para decir que su movimiento ha variado. [...] Si no declinaran los
principios, caeran todos hacia abajo cual gotas de lluvia, por el abismo
del vaco, y no se produciran entre ellos ni choques ni golpes; as la na-
turaleza nunca hubiera creado nada. (ii, 216-224)
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2 Serres comenta esta etimologa tarda diciendo que es falsa filosofa, pero buena
ciencia. Porque se trata de cada y de disipacin, no solo de algo que cae, sino de algo
que se propaga (168).
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3 Tambin este rasgo aparece en los mitos; recordemos que la madre primordial de la
mitologa kogui era espritu de lo que iba a venir; recordemos los Progenitores del
Popol Vuh, cuya naturaleza era de grandes pensadores; recordemos el Rig Veda, donde
en el comienzo, creci el deseo, la primera semilla y germen del pensamiento.
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pueden manejar realmente nmeros infinitos, esto significa que la teora de la rela-
tividad general [...] predice que hay un punto en el cosmos en donde la teora misma
colapsa. Tal punto es un ejemplo de lo que los matemticos llaman una singularidad.
De hecho, todas nuestras teoras cientficas estn formuladas bajo el supuesto de que
el espacio-tiempo es uniforme y casi plano, de modo que ellas ya no son aplicables en
la singularidad del Big Bang, donde la curvatura del espacio-tiempo es infinita (1990
46). En este sentido, el Big Bang es un buen ejemplo de clinamen.
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Demiurgo
Quin Pan Ku, los (Platn) Big bang,
cre el Progenitores, fluctuacin
cosmos? etc. Dios (Toms cuntica, etc.
de Aquino,
Descartes)
y Leyes de la
(Empdocles) fsica
Qu sus- Apsu y Tiamat, (Platn)
tenta el Gea y Urano, Clinamen
cosmos? etc. (Lucrecio)
Dios (Toms Expansin del
de Aquino, espacio-tiempo
Descartes)
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Produccin Produccin
de figuras Produccin de de funciones
y de imgenes conceptos y de marcos
sensoriales de referencia
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entre los tres lenguajes son frecuentes. Esto se debe a que, en ltimo
anlisis, ellos comparten lo que podemos denominar el afn de tota-
lidad. Como habamos sealado antes, los mitos describen la realidad
en forma globalizante. En trminos de Hbner, desde el punto de
vista mtico, no hay ninguna diferencia entre un todo y sus partes. [...]
Mticamente todo tiene una estructura totalizante (234-235). La filoso-
fa pretende tambin abarcar el todo, pero ya no mediante figuras, sino
mediante conceptos. El trabajo conceptual preserva el impulso mtico,
porque mantiene viva la pretensin de pronunciarse acerca de cuestio-
nes que desbordan los lmites de la experiencia posible (por ejemplo,
la pregunta por el origen del cosmos). La ciencia, a su turno, radicaliza
el principio crtico desarrollado por la filosofa, renuncia al todo y se
concentra en el estudio parcial de conjuntos escogidos de fenmenos.
Por esta va, sin embargo, encuentra la manera de explicar sectores
cada vez ms amplios de la realidad. Con el avance de la Modernidad,
la ciencia alcanza un nivel de desarrollo que le da la confianza suficiente
para aspirar tambin a esa totalidad, a la que, en el fondo, nunca haba
renunciado de veras. El sueo de la ciencia contempornea sigue siendo
formular una teora que abarque todo el universo. Esto explica el reno-
vado inters por la bsqueda de respuestas cientficas a las cuestiones
relativas a los orgenes (del mundo, la vida, la conciencia). Lo cual, de
nuevo, resulta paradjico: la exploracin para aclarar la racionalidad
del mito desemboca en el hallazgo de la miticidad de la razn, tanto
en la filosofa como en la ciencia. Las respuestas que el mito, la filosofa
y la ciencia le dan a la pregunta por el origen del cosmos revelan que el
ser humano no es solamente el animal racional, sino tambin el animal
mtico por excelencia, aqul que no puede vivir sin darle a la realidad
un sentido global que, en s misma, seguramente no tiene.
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departamento de filosofa facultad de ciencias humanas universidad nacional de colombia