Reflexiones Sobre El Malestar Docente
Reflexiones Sobre El Malestar Docente
Reflexiones Sobre El Malestar Docente
Introducción
En general, las instituciones educativas se caracterizan por brindar poco
espacio al diálogo, a los vínculos sociales y a la contención de los problemas que
afectan a los docentes en el aula. De esta manera, los docentes trabajan en forma
exigida, competitiva, saturados, presionados, generando impotencia, indiferencia y
reacciones violentas. El malestar institucional se pone en juego, articulándose con
las relaciones de poder. Es aquí donde nos topamos con los distintos contextos
institucionales que, desde sus espacios, tanto físicos como simbólicos, van
condicionando esta posibilidad de trabajo.
Consideramos que la Comunidad de Aprendizaje es una de las alternativas
para prevenir y elaborar el Síndrome de burn out y el malestar docente.
1
(Maslach y Jackson, 1982) Martínez y Guerra (1997: pp 48)
2
Op. cit
pensamiento homogéneo, todo lo contrario, es importante que todos preserven su
singularidad, para ganar objetividad y enriquecer lo adquirido. Luego de identificar
los recursos de cada miembro, sea docente o estudiante, estos se ponen en juego
para la construcción de un proyecto educativo, alentando a un pensamiento crítico
permanente.
Tomar la perspectiva de Comunidad de Aprendizaje implica facilitar el
conocimiento entre los miembros promoviendo altos niveles de diálogo, de
interacción y comunicación entre los participantes; promover las respuestas y toma
de decisiones desde la comunidad misma, generar espacios de participación,
respetando la riqueza de la diversidad de aportes; tener una actitud de apertura al
cambio; que el docente pueda correrse del lugar de supuesto saber, asumir roles
distintos a los acostumbrados; enfatizar el aprendizaje autónomo y autorregulado en
la adquisición de habilidades y estrategias metacognitivas y en aprender a
aprender. Asimismo implica utilizar recursos externos para el aprendizaje y
establecimientos de vínculos con otras aulas y con la comunidad, y utilizar
sistemáticamente estrategias y procedimientos diseñados con el fin de que todos
los participantes puedan compartir los aprendizajes.
Dentro de una Comunidad de Aprendizaje, al compartir las experiencias
docentes, se promueve también una revisión de las construcciones de la función
docente, promoviendo una revisión sobre la autobiografía escolar. Generar espacios
de reflexión e intercambio permanente sobre la práctica, compartiendo las
experiencias con otros docentes, hace que no nos sintamos solos, que podamos
buscar salidas colectivas y que podamos nutrirnos de las reflexiones de los demás,
retroalimentando luego nuestra propia práctica. Pensar abordajes educativos desde
la perspectiva que otorga la Comunidad de aprendizaje permite restaurar el lazo
social de contención y preservar la salud mental, instalando al sujeto en lugar de la
potencia, la creación, la innovación, el fortalecimiento.
Multiplicando experiencias
Como estudiantes del Profesorado en enseñanza Media y Superior en
Psicología, nos formamos bajo un dispositivo de Comunidad de Aprendizaje,
conformando una comunidad donde nuestras docentes prevenían el malestar y
donde nosotros como estudiantes dejamos de reproducir lo incorporado en tantos
años de pertenecer al sistema educativo. A su vez, quienes trabajábamos como
docentes intentamos pensar en comunidades, luego extendiendo el dispositivo a los
distintos ámbitos en los que nos desempeñamos al egresar del profesorado.
Esto ha propiciado muy valiosas experiencias de encuentro y aprendizaje con
distintos grupos tanto para los estudiantes como para los docentes, mayormente
construyendo comunidad con grupos de estudiantes. En este marco también se
hace fundamental el contenido que trabajamos, las distintas posibilidades de
despliegue de contenidos vinculados a la Psicología que permite el desarrollo de
competencias y un intercambio enriquecedor en la medida en que impulsamos esta
estrategia de Comunidad de Aprendizaje.
Esto no es sin obstáculos, implica un tiempo, una dedicación, proyectos
compartidos, aceptar los tiempos de las otras personas y estar con la mente abierta
a las propuestas y formas de trabajar de los otros. No diremos que es fácil sostener
una comunidad, cada uno tenemos nuestros tiempos y ánimos. Muchas
complicaciones surgen, pero ya no estamos solos, si alguien cae, otro esta ahí para
sostenerlo, y si alguien llega “hasta ahí”, otro toma la posta. Se logra la tramitación
de la incertidumbre, la queja, el malestar, propio de la caída de las instituciones,
abriendo la posibilidad de dar lugar a una nueva mirada y por lo tanto la
consideración de nuevas estrategias de abordaje.
También, debemos reconocer, que en algunos casos esto no fue viable. Es
aquí donde nos topamos con los distintos contextos institucionales que, desde sus
espacios, tanto físicos como simbólicos, han determinado esta posibilidad. El
malestar institucional se pone en juego, articulándose con las relaciones de poder.
Muchos docentes optan por estancarse en la queja y repetir estilos ineficaces, antes
que arriesgarse con algo nuevo, porque en la comunidad todos somos interpelados
en nuestro deseo, en nuestras carencias. Sin embargo, la propuesta de comunidad
de aprendizaje no aspira a la crítica vacía, sino a que todos, a través del ensayo y
error, podamos aprender.
En los espacios en donde este modelo no pudo darse, se vieron trabas no solo
institucionales sino también de los propios estudiantes. Muchos se sienten
extrañados cuando se les adjudica un rol protagónico, hay mucha inercia, mucho
conformismo. Incluso los cuerpos parecen estarlo, sometidos, amoldados con la
forma pasiva de simplemente “atestiguar” una clase. Ya lo dijo Foucault, el cuerpo
es el lugar en donde se vinculan las prácticas sociales más significativas y locales
con la organización en gran escala del poder3. Por eso si se les pide que se
muevan, que participen, que se escuche, no entienden, se preocupan, se asustan.
Los discursos determinan las distintas realidades y si reflexionamos en la biografía
escolar de todos los que estamos en las aulas (docentes-estudiantes) se verán
estos estereotipos que se han repetido de generación en generación y han
moldeado nuestras conductas. A través del discurso se le ha adjudicado un lugar
mínimo a la participación del alumno, debiendo ser pasivos y obedientes. Todos
sentados mirando al frente, la hoja con fecha y titulo, las mayúsculas con rojo y los
puntos con verde…
Sin embargo hemos insistido, y en muchos espacios el modelo dio sus frutos.
Y en los espacios en donde las hegemonías no nos dejaron aprender y enseñar en
comunidades, los docentes pudimos de a poco generar confianza con los
estudiantes, mostrarles que pueden ser protagonistas, que entre todos se logran
cosas mas valiosas y duraderas, y así, en pequeños detalles, provocando mínimos
cambios, logramos instalarnos en las grietas y continuar por el camino de la utopía,
creyendo en la posibilidad de que buscar mejores realidades es posible.
3
Foucault, M. (1995): Historia de la sexualidad, tomo 1: “La voluntad de saber”. Buenos Aires, ed. Siglo XXI.
en los intercambios, en los obstáculos que podemos superar y aprender y seguir
adelante, y volver a problematizar y volver a encontrarnos con nuevas realidades y
a seguir buscando opciones en el diálogo y en las relaciones entabladas porque
cada uno –docente o estudiante- cuenta con la Comunidad de Aprendizaje.
Bibliografía
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Aires; Escuela de Educación. Universidad de San Andrés. Documentos de Trabajos
n° 22.
Calzadilla. M.E. ”Aprendizaje colaborativo y tecnologías de la información y la
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Martínez, M., Guerra, P (1997):”Síndrome de burnout: el riesgo de ser un
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Maslach, C. y Jackson, S. E. (1982): “Burnout in heath professions”, citado en
Moreno-Jimenez, B y Peniacoba Fuente, C (1995): “Estres asistencial en los
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Torres, R. M. (2004) “Comunidad de aprendizaje”. Repensando lo educativo desde
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CA.
Valle, I. (1999) “Malestar Docente. La dimensión social de un síntoma y un
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Aires: Novedades Educativas.