Panorama Actual Del Campo Evangelico en Argentina
Panorama Actual Del Campo Evangelico en Argentina
Panorama Actual Del Campo Evangelico en Argentina
DEL
CAMPO EVANGELICO
EN ARGENTINA
Un Estudio Sociológico
2
M. A. Hilario Wynarczyk
Universidad Nacional de San Martín, Escuela de Posgrado
Consejo Argentino para la Libertad Religiosa (CALIR)
3
I. UN ANÁLISIS DEL CAMPO EVANGÉLICO Y EL PENTECOSTALISMO EN LA
ARGENTINA (SEGUNDA VERSIÓN)*
Hilario Wynarczyk y Pablo Semán
1. INTRODUCCIÓN
Por su crecimiento y por la atención que las ciencias sociales le dispensan, el pentecostalismo,
especialmente en algunas de sus variantes, es el fenómeno más relevante del movimiento
evangélico en Latinoamérica. Pero, con ese carácter saliente se relaciona una parcialización de la
mirada que lo interroga. En efecto: al quedar constituido como una emanación autónoma y
escindida del campo evangélico se pierden de vista las fuerzas que lo influyen e influyeron y el
horizonte en que se inscriben los efectos de su crecimiento¹. Alrededor de estos problemas
nuestro trabajo se propone responder dos interrogantes elementales pero imprescindibles para
comprender al pentecostalismo: ¿Cuáles son las relaciones del pentecostalismo con esas
fuerzas?².
*La primera versión de este artículo apareció en: Frigerio, 1994, “El pentecostalismo en la
Argentina”, Buenos Aires: Centro Editor de América Latina.
4
del subconjunto pentecostal, y la aparición de fenómenos de posterior re-elaboración e irradiación
cultural interna que atañen al neo-pentecostalismo en la manera que aquí será tratado.
Mientras en la ciudad de Buenos Aires existen 200 parroquias de la iglesia católica el número de
templos evangélicos llega a 309 (Según información válida hasta el año 92, indudablemente el
total es hoy mayor si consideramos que en 1991 y 1992 el promedio de implantación de templos
fue de 17 por año, y el de la década del 80 fue de 10). El número de católicos y evangélicos
asistentes a cultos semanales asciende respectivamente a 140.000 (hipótesis del 5 % de los
católicos nominales, tomando como tales el 95 % de la población) y a 60.000. Puede verse así
que, pese a ser minoritaria, la evangélica es una colectividad religiosa, que más allá de ser
creciente, tiene hoy el valor de representar a más del 25 % de los cristianos activos de la Capital
Federal4. Veremos ahora cómo se fue constituyendo ese conjunto.
5
C. Morris), careció tanto de arraigo popular como de influencia profunda y duradera sobre
las elites políticas y sociales.
Como señala Floreal Forni (1992), los misioneros participaban del modo de ver del primer
protestantismo: traer el Evangelio como luz a un continente oscurecido por la fe católica.
En general las iglesias misionales orientaban sus metas a la expansión evangelista y, en
consecuencia, no se regían por criterios de nacionalidad. Esto no debe oscurecer un hecho
crucial: su teología y su ideología están moldeadas por la herencia de los despertares
espirituales de los siglos XVIII y XIX y su posterior procesamiento. En un primer
momento, y de acuerdo a ese legado, José Miguez Bonino (Conferencias Carnaham 1993)
lo describe en los siguientes términos “el protestantismo misionero latinoamericano es
básicamente evangélico según el modelo del evangelicalismo americano del segundo
despertar. Individualista, cristológico, soteriológico, en clave básicamente subjetiva, con
énfasis en la santificación. Tiene un interés social genuino que se expresa en la caridad y
la ayuda mutua pero que carece de perspectiva estructural y política excepto en lo que
toca a la defensa de su libertad”. En las primeras décadas del siglo esta ideología fue
transformada, en los EEUU, en una respuesta a los desafíos que representaron el
desarrollo social moderno y las teologías modernistas y/o promotoras de la reforma social.
Siguiendo a Miguez Bonino podemos situar dos momentos de esa respuesta que dará
6
lugar a la posición evangelical y fundamentalista: primero la defensa de la fe y la
afirmación del valor de la Biblia, luego la defensa de la encarnación de esa Fe en la
“América cristiana”. Algunas de las misiones más antiguas –o sectores de ellas-, que
recibieron estos planteos conflictivamente, terminaron formando parte de la tendencia
liberacionista (es el caso de Metodistas, Discípulos de Cristo y Luterana Unida, que en las
estadísticas del segundo artículo serán contadas dentro del protestantismo histórico). Las
nuevas misiones, sobre todo las que surgieron en este proceso de cambio, estaban más
homogéneamente imbuídas de estas ideas. La base social de la expansión misionera
estuvo en las clases medias y siguió de cerca algunos patrones de su evolución cultural y
política. De la convergencia entre aquellas ideas y esta inserción surge un específico
evangelicalismo latinoamericano que deviene, también, del distanciamiento de la
radicalización iluminista de sectores liberales otrora aliados del protestantismo. Como
tendencia ideológica es hegemónico en el campo del protestantismo misional que se
articula institucionalmente en la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República
Argentina (ACIERA) –aunque de esta institución participan grupos de otros
protestantismos que comparten la posición evangelicalista, sin pertenecer al
protestantismo misional. No forman parte de este sector los Adventistas. Al nivel
continental los evangelicales adhieren a CONELA y a nivel mundial participan de comités
evangélicos como el de Lausana, que básicamente consiste en un sistema de encuentros y
seminarios. En las estadísticas del segundo artículo este subconjunto aparecerá bajo el
nombre de iglesias evangélicas. Junto con el pentecostalismo constituyen el “arco bíblico
conservador”. En la actualidad las iglesias demográficamente más dinámicas del
protestantismo misional son la Bautista y los Hermanos Libres.
7
Espíritu Santo somos pentecostales” (Beatriz Muñiz da Souza, 1969: “San Pablo dos
ciudades”, citado por Carmelo Alvarez en “Santidad y Compromiso”). La declaración
“Jesús sana, salva, santifica y vuelve” no diferenciaría al pentecostalismo de otros grupos
cristianos si no fuera por que se encarna en una serie de énfasis en prácticas, percepciones
y códigos destinados a dar permanente cuenta de la actualidad de la intervención del
Espíritu Santo en el don de lenguas, la sanidad, la profecía, la liberación. Por ello el culto,
es de carácter festivo y fuertemente expresivo, y se constituye uno de los rasgos que más
recelo despertó, y despierta aún, en otros grupos evangélicos. El antintelectualismo
teológico de los pentecostales, derivado de ciertas elaboraciones teológicas (he aquí la
paradoja), y el radicalismo de su planteo relativo a la santificación, sumados a las
particularidades del culto marginaron inicialmente al pentecostalismo respecto de los
demás grupos evangélicos.
8
Entre los hechos dinamizadores de los años 50 es preciso señalar la campaña del
evangelista Tommy Hicks (Saracco, 1989). La presencia de Tommy Hicks convocó al
trabajo unificado de algunos pentecostales con algunos evangélicos y, luego, el éxito
multitudinario tuvo efectos decisivos: señaló al pentecostalismo la disponibilidad social,
la importancia del énfasis en el tema de la sanidad divina, y consolidó positivamente la
identidad de los pentecostales alentando el desarrollo de las vocaciones ministeriales.
El actual peso de los pentecostales es, sin embargo, un dato reciente y producto de una
evolución acelerada tal como surge de la comparación que exponemos en seguida: el
cuadro 1 compara la evolución paralela de dos conjuntos, (A) el que conforman los
protestantes históricos-liberacionistas y los evangelicales, y (B) el que forman los
pentecostales, en cuanto al número acumulativo de templos implantados en varios cortes
cronológicos, 1920, 1950, 1970, 1980, 1985 y 1992, en la Capital Federal12 .
Cuadro 1
AÑO A B
1920 24 1
1950 56 6
1970 64 16
1980 73 36
1985 74 62
1992 90 120
Cuadro 2
PROMEDIO DE TEMPLOS
DÉCADA PLANTADOS POR AÑO, EN
VALORES REDONDEADOS
Del 60 2
Del 70 4
Del 80 10
Años 91 y 92 17
solamente
9
determinantes es el surgimiento del movimiento carismático en los EEUU. Este influyó
sobre algunas iglesias pentecostales promoviendo el avivamiento de los énfasis en las
manifestaciones de poder divino en la vida cotidiana de los fieles y en los aspectos
extáticos del culto. Otro factor fue el dinamismo que infundió a las iglesias locales la
presencia de algunos evangelistas internacionales (como el propio Hicks) –no
necesariamente pentecostales, aunque sí evangelicales, carismáticos y de masas –a partir
de la década del 50. En este clima algunos evangélicos, generalmente pentecostales, han
motorizado proyectos de evangelización de masas que tienen en sus dones carismáticos o
en su experiencia personal, una de las bases de su éxito numérico.
Sin confundirlo con el fenómeno que los estudios brasileños y uruguayos consignan con el
mismo nombre, cabe llamar a este fenómeno “neopentecostalismo” aunque también puede
ser nombrado como pentecostalismo de masas o pentecostalismo renovado. Al nivel
teológico significa consignar que el neopentecostalismo se asienta sobre las raíces
pentecostales y sobre los tópicos pentecostales (he aquí su carácter pentecostal) pero
enfatiza la gravitación de algunos de ellos (de ahí se carácter neopentecostal) llegándolos
a constituir en el leiv motiv que marca el perfil de algunos de los subgrupos: la sanidad, la
liberación, la prosperidad, el trance extático, la unción, la guerra espiritual, la Segunda
Venida. Importa acentuar retomando la lógica del análisis por etapas históricoculturales,
que mientras el primero, segundo y tercer protestantismos surgen en gran medida de
irradiaciones del exterior, el neopentecostalismo lo hace a partir de énfasis en aspectos del
pentecostalismo y peculiares relaciones con la base cultural de la sociedad. Sin considerar
las divergenicas más sustantivas, una de las diferencias de especial importancia respecto
del neopentecostalismo de Brasil y Uruguay es que el neopentecostalismo argentino se
conecta más con el campo evangélico. Esta conexión presenta dos aspectos: (1). La
ligazón entre pastores neopentecostales y pastores de los otros protestantismos en algunas
organizaciones y proyectos comunes; (2) La difusión y/o aprovechamiento del modelo de
evangelización neopentecostal por los otros sectores del campo evangélico (y su
10
correlativa constitución en un estilo más que en una denominación específica). Aquí se
hacen muy visibles el fenómeno de irradiación cultural interna en el campo evangélico,
desde el pentecostalismo y el neopentecostalismo, un factor analítico que enfatizamos, y
los procesos sincréticos decurrentes al nivel de ciertas prácticas y creencias.
Ahora bien, son precisamente esas ligazones entre otras, las que permiten hablar de un
campo evangélico que trataremos de describir en el próximo punto.
A partir de estas camadas más o menos homogéneas (por su perspectiva ideológica y cultural, su
proveniencia y su proyecto evangelizador) se expandió la fe evangélica en nuestro país. Esas
capas no se desarrollaron aisladas sino conformando un conjunto de relaciones que podemos
llamar campo evangélico14. En su seno fueron elaboradas las diferencias de origen, junto a las
que se adquirían en el desarrollo local, surgiendo así diferencias, que no anulan las anteriores.
Liberacionismo social, liberalismo teológico y fundamentalismo bíblico son tendencias que
surgen de ese proceso y atraviesan las camadas o las diferencias denominacionales, mientras
estas subsisten. Así el campo evangélico se constituye por una serie de entidades heterogéneas15
que lo configuran como una red multipolar con diversas y superpuestas tendencias a la unidad y
la dispersión. En ese campo el hecho de percibir un común legado en las tradiciones posteriores
a la reforma y el de ser grupos cristianos no católicos (y aún opuestos al catolicismo) conforman
el sustrato de una identidad que no siempre tuvo el mismo peso.
Hacia las décadas del 60 y 70 la dispersión parece dominar un escenario bastante unificado hasta
los años 50 (Míguez Bonino: 1992). De un lado FAIE y las tendencias liberacionistas conectadas
al CLAI, Consejo Latinoamericano de Iglesias, al nivel latinoamericano, y al CMI, Consejo
Mundial de Iglesias. Del otro surge ACIERA para agrupar al evangelicalismo. Finalmente, el
crecimiento cuantitativo y cualitativo del pentecostalismo conducía a conformar agrupamientos
que diferenciaban tanto de históricos/liberacionistas como de misionales/fundamentalistas. Una
serie de percepciones recíprocas sostenían la distancia entre los distintos agrupamientos. Para los
evangelicales el pentecostalismo resultaba, al menos parcialmente, un factor degradante de una
experiencia espiritual en la que ellos se reconocían. Para los grupos históricos y la tendencia
liberacionista el pentecostalismo era tan inaceptable por su “irracionalidad” como por la
pasividad social o el conservadurismo explícito que, a veces asumía. Esto ultimo, con otros
matices, también distanciaba a liberacionistas de evangelicales16. Estos a su vez, junto a sectores
pentecostales, recriminaban a los histórico/liberacionistas sus excesivos compromisos seculares
y/o ecuménicos (léase con el sector católico).
Hacia los años 80 la tendencia centrífuga pierde algo de gravitación y comienza a manifestarse en
algunos sectores del campo evangélico, un nuevo movimiento centrípeto que refuerza anteriores
tendencias del mismo signo. Es entonces que los elementos que articulaban la identidad
adquieren una nueva vida por una serie de circunstancias que es preciso comentar:
11
articular una hostilidad común) tienen las iglesias irradiadas desde el neopentecostalismo
brasileño, de considerable inserción en Argentina y Uruguay. En la mentalidad
evangélica actual existe un consenso que permite enunciar en común una definición
negativa en cuanto a sus mecanismos lógicos, de la propia identidad.
2. La situación socio-cultural que abre espacio al crecimiento, los métodos que se ponen en
práctica y la consumación del éxito evangelístico tienen valor decisivo en la modificación
de las percepciones recíprocas. No solo se muestra la efectiva disponibilidad de almas.
El pentecostalismo indica la posibilidad real de aprovechar esa circunstancia y, también,
cómo se debe hacerlo. Alrededor de esos métodos, sostener y acelerar un rumbo es algo
que necesariamente supone la unificación de esfuerzos. Esta es una de las razones que
acerca a pentecostales más y menos renovados entre sí y respecto de algunos grupos
evangelicales. Estos últimos progresivamente moderaron sus críticas y llegaron a
plegarse a posiciones propias del pentecostalismo renovado o a ver en éste una importante
mediación entre la sociedad y la experiencia religiosa que ellos preconizan. Lo último
comienza a ser enunciado por algunos históricos acerca de ciertos pentecostales. En los
grupos históricos/liberacionistas, una cuestión lateral promueve la redefinición de sus
preocupaciones: el languidecimiento de las perspectivas de transformación social en una
dirección progresista, las dificultades del movimiento ecuménico, y la debilidad relativa
dentro del campo evangélico, obligan a recuperar posiciones y a interactuar con aquellos
de los cuales se había tomado distancia.
12
ilustrativo: la nueva himnología, y mucho más ciertas versiones de rock,
difundidas desde epicentros cercanos al pentecostalismo se han proyectado hacia
grupos evangelicales al tiempo que ese proceso ha resuelto de hecho la discusión
sobre cuál es la música que la iglesia permite en su seno. Nuevamente observamos
que se trata de un proceso de redefinición e irradiación cultural interno o desde el
interior del movimiento. Esto a su vez implica toda una concepción acerca de la
pauta de relación con los universos simbólicos de la población a la que se dirige la
lucha por las almas.
Quizás las heterogeneidades de estos grupos, sus carencias organizativas y teológicas, lo abrupto
de su crecimiento, las carencias formativas de sus siervos y obreros (pastores y colaboradores),
hechos como lo señala Floreal Forni, en la militancia y desde, y para, la militancia, son las
razones de que su predomino no sea aún más fuerte.
En cuanto a lo afirmado en B es necesario decir que coincide con lo concluido por otras
investigaciones acotadas a los mismos fenómenos. Norberto Saracco observa en 1992 en su
prólogo a la edición en español del libro de Donald Dayton sobre las raíces teológicas del
pentecostalismo: “La iglesia evangélica sería hoy una minoría imperceptible si no fuera por la
presencia pentecostal”. Más adelante agrega que “es evidente una creciente pentecostalización en
la fe y práctica de los otros sectores del protestantismo. He aquí el riesgo y desafío de los cuales
los mismos pentecostales no son conscientes”. Otro investigador que estudió tales aspectos es
Matt Maróstica, quien expuso observaciones paralelas.
Sin embargo este modelo desencadena resistencias y objeciones. Así surge una nueva
contradicción y un nuevo factor de fricción si queremos usar el lenguaje de los fenómenos
físicos. Algunos sectores cercanos al fundamentalismo de otras épocas vienen dando lugar a la
tendencia que algunos autores denominan conservadora. Desde ella se preconiza una
recuperación de las teologías previas al fundamentalismo, el desarrollo de criterios bíblicos para
enfrentar las tendencias que desafían al hombre de la sociedad moderna, y, una mayor solidez en
la formación de líderes. También se orientan hacia el desarrollo de una responsabilidad social
13
evangélica que pueda conectar salvación de almas y acción histórica. En esta línea tienden a
converger sectores liberacionistas y pentecostales (entre estos últimos están los que se oponen al
modelo neopentecostal en general o a lo que consideran sus excesos). No está de más señalar que
es justamente el desarrollo de esa contradicción el que demuestra que en el campo evangélico se
hace presente un polo cuya gravitación es creciente.
4. CONCLUSIONES
La nueva contradicción apuntada aparece como el punto culminante de una evolución en la que,
entre otros factores se encuentra el propio proceso de crecimiento del pentecostalismo. Resultan
transformados en forma simultánea, tres órdenes de hechos complicados. A) Los relativos a la
propia religiosidad en tanto el patrón neopentecostal tiende a difundirse (aún cuando sea
críticamente o individualmente apropiado por los que se hicieron receptores de este modelo). B)
Los relativos a las relaciones entre pentecostales y el resto de los evangélicos en tanto el
crecimiento obligó a un movimiento de “descubrimiento” e inclusión de lo que, para algunos
resultaba más bien, un rostro impresentable y hasta no evangélico. C) Y, en conexión con esto,
puede verse un quiebre de la tendencia pentecostal a autonomizarse (o a funcionar en forma
marcadamente excéntrica respecto del campo religioso evangélico, una tendencia señalada como
un indicador característico en el caso de los neopentecostales estudiados por los sociólogos
brasileños en su país) para dar lugar a un movimiento de retorno y “autoinclusión” que
pentecostaliza el campo cuyo enriquecimiento estimuló.
Una proyección más general, que todas estas conclusiones orientan, es que uno de los horizontes
de posibilidad en que se inscribe el crecimiento pentecostal, es el de un tránsito, no
necesariamente completo, desde la posición de Nuevo Movimiento Religioso (NMR) hacía la de
fuerza dinámica de una segunda iglesia estable o, aún, establecida17 de la Argentina.
Cómo se combina este horizonte con otras posibilidades también en juego, y qué despliegue
cultural puede esperarse de esa iglesia, es tema de una consideración desafiante que excede el de
esta comunicación y que esperamos investigar en el futuro.
14
NOTAS
1. Pocas investigaciones han atendido a esta cuestión. La más importante de ellas está siendo
actualmente realizada por nuestro colega Matt Maróstica del Departamento de Ciencia
Política de la Universidad de Berkeley. Con él hemos discutido y enriquecido nuestro
punto de vista durante su trabajos de campo en Buenos Aires en 1993, por lo que este
artículo debe mucho a su trabajo sobre la “unidad de la iglesia”. Al mismo tiempo el
hecho de haber llegado por separado a conclusiones análogas aumenta la confiabilidad de
nuestra exposición a través de una suerte de replicación no propuesta.
2. Esta información procede de una elaboración del Directorio y Censo Evangélico (Saracco:
1992-b). Nuestros datos proceden también de entrevistas a líderes y fieles evangélicos así
como del análisis de contenido de las publicaciones periódicas que aparecen listados en la
Bibliografía.
4. Nos hemos limitado a esta conclusión ya que, en realidad, esos datos permitirían algunas
conclusiones más.
5. Villalpando: 1970.
8. Para una referenciación bibliográfica ver: Miller, Elmer S., 1979, “Los tobas argentinos,
armonía y disonancia en una sociedad”, Mexico: Siglo XXI Editores. Páginas 117-119.
10. En lo correspondiente a este punto nuestro trabajo se guía por lo que surge de nuestros
datos y por lo que exponen Saracco: 1989 y Stokes: 1968.
15
11. Grupos con especificidades propias participan también de ACIERA o FAIE, es decir junto
a los evangélicos o los histórico-liberacionistas.
12. El cuadro 1 es aproximativo. Sólo incluimos los templos de los que pudo obtenerse fecha
de fundación. También excluimos los independientes, los indefinidos y los pertenecientes
a congregaciones predominantemente étnicas (ver el siguiente artículo) que distorsionan
la cuestión central. Por eso el total de este cuadro no coincide con el total de templos de
la capital. Si incluyéramos los templos sin fecha de fundación la situación que
presentamos sólo se alteraría levemente pero la aceleración del crecimiento pentecostal en
los últimos diez años sería igualmente manifiesta.
13. Esta conexión puede ser material o ideológica en un sentido que va desde el mensaje
religioso hasta los conceptos sobre lo que debe ser la evangelización de masas. Este
último aspecto es mucho más importante de lo que se supone y se verifica en la
popularidad que tienen entre líderes y fieles aquellos que son reputados, más allá de su
carisma, como constructores de grandes iglesias (las iglesias numerosas). Tal articulación
surge más de las necesidades de los líderes que desarrollan una vocación de trabajar con
masas que de una “conspiración” sistemática. Lo que, hay en cambio, es el despliegue de
unas grandes organizaciones o redes productoras de bienes culturales y un saber
tecnológico de las campañas y el evangelismo. Que no sean del agrado de todos, es otro
problema.
14. En cuanto al concepto de campo evangélico es preciso señalar que, con algunas
diferencias, se basa en la conceptualización de Pierre Bourdieu del campo religioso. La
situación actual del campo religioso y la propia evolución de la obra de P. Bourdieu hacen
necesario que una explicitación de las particularidades requiera de un espacio
exclusivamente teórico para efectuar precisiones.
16
BIBLIOGRAFIA
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opio, San José, Costa Rica: DEI.
DAYTON, Donald W., 1987, Theological Roots of Pentecostalism, Grand Rapids: Francis
Asbury Press of Zondervan Publishing House. 1991, Raíces teológicas del pentecostalismo,
Buenos Aires-Grand Rapids: Nueva Creación y William B. Eerdmans.
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Teológica Latinoamericana.
FORNI, Floreal, 1991, “Estudio comparativo de los grupos organizados para la actividad
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FORNI, Floreal, 1992, Conferencia convocada por revista Sociedad y Religión, Buenos Aires:
Instituto de Desarrollo Económico y Social (IDES).
MAROSTICA, Matt, 1994, “La iglesia evangélica en la Argentina como nuevo movimiento
social”, Buenos Aires: revista Sociedad y Religión.
OCHOA, Daniel, ALBA, Miguel, AMESTOY, Rubén, 1993, “Aspectos Históricos del
Protestantismo en la Argentina” en 500 años de Cristianismo en la Argentina, Buenos Aires:
CEHILA-Nueva Tierra.
17
SARACCO, Norberto, 1989, “Argentine Pentecostalism: Its History and Theology”, Ph.D.
Thesis, Faculty of Arts, University of Birmingham.
SEPULVEDA, Juán, “La teología pentecostal en el contexto de la lucha por la vida”, Antología
sobre el pentecostalismo, ISEDET.
STOKES, Louie, 1968, Historia del movimiento pentecostal en la Argentina. Buenos Aires:
edición del autor.
VILLALPANDO, Waldo, 1970, Las iglesias del transplante, Buenos Aires: Centro de Estudios
Cristianos.
WYNARCZYCK, Hilario, 1989 y 1991, “Tres evangelistas carismáticos: Omar Cabrera, Héctor
A. Jiménez y Carlos Annacondia”. Buenos Aires: Informe de investigación.
18
II. CONSTITUCION ESTADISTICA Y GEOGRAFICA DEL CAMPO
EVANGELICO EN LA CAPITAL FEDERAL SEGÚN DATOS DEL
DIRECTORIO Y CENSO DE IGLESIAS EVANGELICAS DE LA
CIUDAD DE BUENOS AIRES (DYCE), 1992.
1. INTRODUCCION
El presente documento se divide en dos partes. Parte A: El campo evangélico de Buenos Aires,
cuadros 1 al 9. Parte B: El campo evangélico de Buenos Aires distribuido por vicarías de la
administración eclesiástica católica, cuadros 10 al 16.
Los cuadros fueron construidos mediante la tabulación del Directorio y Censo de Iglesias
Evangélicas de la Ciudad de Buenos Aires (DyCE), libro editado por el Dr. Norberto Saracco,
Buenos Aires: Facultad Latinoamericana de Estudios Teológicos (FLET), 1992. El trabajo de
campo fue realizado por seminaristas pentecostales entre octubre del 1991 y marzo de 1992.
El sociólogo Hilario Wynarczyk elaboró los criterios para la tabulación basándose en las
categorías analíticas de su trabajo “Crecimiento y dinámica pastoral en el campo evangélico”,
1993. Una parte sustancial de las categorías, sobre todo los conceptos de “primer
protestantismo” (históricos) y “segundo protestantismo” (evangélicos o evangelicales) surge de
las investigaciones de Villalpando, D´Epinay, Epps: Las iglesias de transplante, Buenos Aires:
Centro de Estudios Cristianos (CEC), 1970, y de conferencias del teólogo metodista José Míguez
Bonino así como del sociólogo Floreal Forni. El pentecostalismo ha sido considerado como
tercer protestantismo, una categoría sobre la cual Wynarczyk y Semán trabajan en el artículo
precedente.
19
El nombre del sector evangelical o evangélico, de la primera manera, copiada directamente del
idioma inglés y usual como expresión técnica, deja menos espacio a confusiones, y permite
reservar la palabra evangélico solamente para la totalidad del campo y del movimiento. Sin
embargo en las estadísticas será designado únicamente “evangélico”, respetando la forma más
usual en el medio argentino y el hecho de que potenciales lectores pueden ser pastores. En fin,
con la misma palabra nos vamos a referir tanto al campo evangélico total como a un sector
específico del mismo.
20
Parte A
EL CAMPO EVANGELICO
21
Cuadro 1.
Iglesias del campo evangélico de la capital por corrientes
según cantidad de templos y asistencia dominical
Cuadro 2.
Primer protestantismo.
Protestantes históricos² por iglesias según cantidad de templos y asistencia dominical
22
Cuadro 3.
Segundo protestantismo.
Evangelicos por iglesias según cantidad de templos y asistencia dominical
(Ver el mismo cuadro en porcentajes, nº4)
Grupo 1. 88 10047
Grupo 2. Presbiterianas.
(incluye congregaciones étnicas orientales) 23 5276
Grupo 3.
Otras congregaciones étnicas orientales 13 1195
Grupo 4.
Congregaciones étnicas europeas y armenias 7 675
Iglesias Evangélicas Eslava, Griega, Armenia y
Finlandesa
¹ Somos conscientes de que los menonitas pueden considerarse a sí mismos como “históricos”.
23
Cuadro 4a.
Segundo protestantismo.
Evangélicos por iglesias según cantidad de templos y
asistencia dominical parcialmente desagregados.
Templos Asistencia
Dominical
Grupo 1. 67% 58%
Grupo 2. Presbiterianas.
Incluye congregaciones étnicas 18% 31%
orientales
Grupo 3.
Otras Congregaciones étnicas 10% 7%
orientales
Grupo 4.
Congregaciones étnicas Europeas y 5% 4%
Armenias
24
Cuadro 4b.
Segundo protestantismo.
Evangélicos por grandes grupos denominacionales según
cantidad de templos y asistencia dominical
Templos Asistencia
dominical
Grupo 1. (ACM, Bautistas, Ejército de Salvación, Hermanos
Libres, Nazarenos y Menonitas) 67% 58%
Grupo 2. Presbiterianas.
(incluye congregaciones étnicas Orientales) 18% 31%
Grupo 3.
Otras congregaciones étnicas Orientales 10% 7%
Grupo 4.
Congregaciones étnicas Europeas y Armenias 5% 4%
25
Cuadro 5.
Tercer protestantismo.
Pentecostales por iglesias según cantidad de templos y asistencia dominical.
Grupo 1.
Redes Denominacionales 95 32224
Grupo 2.
Congregaciones Autónomas 34 3992
Arbol de la Vida 1 13
Asamb. Apost. de la fe en Cristo Jesús 1 60
Asamblea de Iglesia Cristiana 1 15
Asambleas Bíblicas 1 500
Asociación Evangélica Cristiana 1 70
Asociación Evangélica Pent. Cristiana 1 500
Centro Cristiano Pentecostal 1 70
Comunidad Cristiana Pentecostal 1 25
Emmanuel Dios con Nosotros 1 20
Federación de Iglesias Pent. Autónomas 1 24
Fundación Argentina para Cristo 1 180
Fundación Sanidad para las Naciones 1 500
26
Gracia y Gloria 1 30
Iglesia Cristiana Bíblica 1 190
Iglesia Cristiana Evangélica 1 30
Iglesia Cristo Vive 1 40
Iglesia de Dios Pent. Movim. Intern. 1 200
Iglesia de Dios Seguidores de Cristo 1 70
Iglesia Dios es Amor 1 90
Iglesia Evangélica 1 40
Iglesia Evang. Cristiana Jesús Salva 1 20
Iglesia Evang. Pent. de Filadelfia 1 70
Iglesia Evang. Pent. de Jesucristo 1 75
Iglesia Evang. Pent. El Calvario 1 150
Iglesia Evang. Pent. Cristo el Rey 1 80
Iglesia Evang. Unión Pentecostal 1 30
Iglesia Evang. Rey de Reyes 1 130
Iglesia Evang. Santidad de Dios 1 30
Iglesia Pent. del Nombre de Jesucristo 1 70
Jesús el Buen Pastor 1 60
Ministerio Nueva Vida 1 300
Misión Cristiana Emanuel 1 180
Misión Evang. Misionera Pentecostal 1 30
Rom. Autónomo 1 100
Grupo 3.
Congregaciones Etnicas 3 580
Iglesia Coreana Dong-San 1 130
Iglesia Coreana Sudamericana 1 80
Iglesia Coreana Asamblea de Dios 1 370
Nota: cada denominación “autónoma” es una sola congregación, aunque puede tener anexos. Es
posible que algunas tengan asociadas denominacionales fuera de la Capital, por ejemplo: la
Asamblea Apostólica de la fe en Cristo Jesús es una red denominacional extensa, del mismo
modo que la Iglesia Pentecostal de Filadelfia. Por este motivo la categoría “congregaciones
autónomas” tiene un valor relativo.
27
Cuadro 6.
Tercer protestantismo.
Pentecostales por iglesias en porcentajes
Cuadro 7.
Renovación carismática por iglesias según cantidad
de templos y asistencia dominical
TOTAL 10 1590
28
Cuadro 8.
Judíos cristianos por iglesias según cantidad de Templos y asistencia dominical¹
TOTAL 4 220
Cuadro 9.
Indefinidos por iglesias según cantidad de templos y Asistencia dominical
TOTAL 9 545
___________________
¹ Algunos pueden tener orientación de tipo carismático.
29
PARTE B
30
Cuadro 10.
Corrientes del campo evangélico ubicadas dentro de la vicaria Belgrano según
cantidad de templos y asistencia dominical
Cuadro 11.
Corrientes del campo evangélico ubicadas dentro de la vicaria Centro según
cantidad de templos y asistencia dominical
Comprende los siguientes barrios: Almagro, Balvanera, Barracas, Boedo, Constitución, La Boca,
Montserrat, Nueva Pompeya, Pompeya, Recoleta, Retiro, San Cristóbal, San Nicolás y San
Telmo.
31
Cuadro 12.
Corrientes del campo evangélico ubicadas dentro de la vicaria Devoto
según cantidad de templos y asistencia dominical
Cuadro 13.
Corrientes del campo evangélico ubicadas dentro de la vicaria Flores según
cantidad de templos y asistencia dominical
32
Cuadro 14.
Distribución del campo evangélico por vicarias según
cantidad de templos y asistencia dominical
Cuadro 15.
Distribución del campo evangélico por corrientes según vicarias
y cantidad de templos
Cuadro 16.
Distribución del Campo Evangélico por Corrientes
Según Vicarias y Asistencia Dominical
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Se terminó de imprimir en enero de 1995
en Talleres Gráficos Disegraf, Ramón Falcón 6069, Buenos Aires, Argentina.
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