Religión en Argentina
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RELIGIÓN EN LA ARGENTINA
Este extenso país está localizado en la parte sureste de América del Sur, y está separado de
su vecino occidental, Chile, por la Cordillera de los Andes. Argentina, con su capital Buenos
Aires, tiene también de vecinos a Bolivia y Paraguay al norte, y al noreste está Uruguay y al este
el Océano Atlántico.
El país está dividido en 23 provincias y seis regiones principales que son distintas
geográficamente. La región de la Pampa (las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe,
San Luis y La Pampa) en el centro del país, es la principal fuente del famoso poder agrícola y
ganadero, además de ser el hogar de los vaqueros o gauchos argentinos.
La región Cuyo se ubica en la parte oeste central de Argentina, que incluye una sección de
las cordillera montañosa de los Andes a lo largo de la frontera occidental con Chile; y al este hay
una región árida que es irrigada por las aguas procedentes del hielo derretido de las montañas
heladas formando un oasis para la cosecha de ricas frutas y viñeros en las provincias de Mendoza
y San Juan. Hacia el norte en la provincia de La Rioja, la región es más caliente y seca con más
variaciones geográficas.
La sureña región de la Patagonia (las provincias de Neuqué, Río Negro, Chubut, Santa
Cruz y Tierra del Fuego) es generalmente una pampa templada (estepa o llanura) de tierra llana y
colinas onduladas, sin árboles excepto cerca de ríos y lagos, pero los bosques crecen a lo largo de
la frontera oeste con Chile en las montañas de los Andes y en la provincia sureña de Tierra del
Fuego, ambas con grandes lagos. Esta región también incluye el área rica en petróleo alrededor
de la ciudad Comodoro Rivadavia en la provincia de Chubut.
La región del Gran Chaco en el norte (las provincias de Chaco y Formosa) es, de acuerdo a
la temporada, húmeda y seca, y principalmente se empleó durante décadas hasta los años 1990
para cosechar algodón y criar ganado, lo cual ha sido substituido en gran parte por los granos,
como la soya; tiene bosques subtropicales, montes bajos y humedales, que albergan a gran
cantidad de plantas y animales.
La región de Mesopotamia incluye las tierras entre los ríos Paraná y Uruguay, que son
compartidos por las provincias de Corrientes y Entre Ríos. Se caracteriza por sus pastos fértiles y
aptas para ganadería y ovejas), granjas avícolas y producción de plantas (yerba mate, linaza,
tabaco, cítricos y arroz) en Entre Ríos y por los humedales Iberá (13.000 km2) en el centro de la
provincia Corrientes. También incluye la provincia de Misiones que es más tropical y
subtropical, con bosques lluviosos y las famosas Cataratas Iguazú en la frontera con Brasil.
La región del Norte tiene el mayor promedio de elevación y contiene cordilleras
montañosas paralelas, muchas de las cuales tienen picos de más de 6.000 metros de altura. Estas
cordilleras se hacen más ancha geográficamente hacia el norte y están divididas por fértiles valles
fluviales, siendo los más importantes los Valles Calchaquí en las provincias de Catamarca,
Tucumán y Salta. Más hacia el norte está la provincia de Jujuy en la frontera con Chile y Bolivia,
que está principalmente dentro del Altiplano de los Andes Centrales, donde la altura promedia en
de unos 3.500 metros sobre el mar y con picos de 5.000 metros, mientras hacia el sureste las
sierras descienden al área del Gran Chaco donde la provincia tiene sus mayores actividades
económicas, tales como la minería, la forestaría y los productos agrícolas (principalmente la caña
de azúcar).
La población actual de la Argentina es 40.482.000 (año 2008) y el territorio nacional
incluye 2.766.891 km². La gran área metropolitana de Buenos Aires está formada por el Distrito
Federal (la ciudad autónoma de Buenos Aires), con cerca de tres millones de habitantes, y 24
municipios urbanos adyacentes, con aproximadamente nueve millones de habitantes. El conglo-
merado de la población urbana de Gran Buenos Aires es de unos 12.789.000 pobladores.
La mayor parte de los argentinos (estimado en 86 por ciento) hoy día son descendientes de
inmigrantes europeos quienes llegaron entre 1850 y 1950. De acuerdo con el censo federal de
1895, la población total de la República de Argentina era 3.945.911 distribuida entre gente nacida
en el país (2.950.384) y extranjeros (1.004.527). De la población extranjera, 492.636 eran
italianos, 198.685 españoles; 94.098 franceses; 91.167 hispano americanos (principalmente
bolivianos, chilenos, uruguayos y paraguayos); 24.725 brasileños; 21.788 británicos; 17.142
alemanes; 12.803 austriacos; y 1.381 ciudadanos estadounidenses.
Hoy día se les garantiza a todos los ciudadanos, a través de la Constitución, la libertad de
credo. La Iglesia Católica Romana mantiene su estado oficial; sin embargo, desde las reformas
hechas a la constitución en 1994, ya no es un requisito ser católico romano para ser elegible a los
puestos de presidente y vicepresidente de la república. Los gobiernos recientes han promovido
grandemente el diálogo ecuménico a través de órganos consultivos. Diversos grupos religiosos
disfrutan de la tolerancia y la coexistencia, pero no necesariamente de la igualdad de la sociedad
argentina.
Una serie de encuestas de opinión pública realizadas a nivel nacional durante los años 1995
y 2001 revelan un panorama de cambio religioso en la Argentina: la cantidad de fieles católicos
declinó mientras que los adherentes protestantes (la mayoría evangélicos) y los que decían no
tener una afiliación religiosa aumentó en tamaño. En 1995, la población del país era 88 por
ciento católico, siete por ciento protestante y gente de otras religiones combinado con la
población que no tienen afiliación religiosas alrededor del cinco por ciento. En 2001, una
encuesta de opinión pública realizada por la empresa Gallup Argentina, indicó que solamente el
70 por ciento era católico, la población protestante aumentó al 11 por ciento, tres por ciento eran
afiliados a otras religiones y 16 por ciento decía no tener afiliación religiosa (o no respondió).
Esta última categoría incluía a los que podían creer en Dios, aunque no tenían una afiliación
religiosa, así como agnósticos y ateos.
Sin embargo, durante enero y febrero de 2008, el consorcio educativo CEIL-PIETTE-
CONICET realizó una encuesta de opinión pública a nivel nacional sobre “creencias religiosas y
actitudes en la Argentina”, con el siguiente resultado en cuanto a la afiliación religiosa: católicos
76,5 por ciento, evangélicos 9,0 por ciento (pentecostales 7,9 por ciento), otras religiones 3,3 por
ciento, e “indiferente” 11,3 por ciento (incluyendo a los agnósticos, ateos, sin afiliación religiosa,
y los que no respondían). Sin embargo, en esta encuesta, la categoría “evangélico” tal vez no
incluya a todos los grupos tradicionalmente asociados al movimiento protestante, tales como a los
adventistas.
En la sección llamada “ranking de creencias” encabeza la lista el 91,8 por ciento que dice
creer en Jesucristo, mientras el porcentaje más bajo es para quienes reconocen la efectividad del
“curanderismo”, el 38,8 por ciento. El 64,5 por ciento de las personas entrevistadas afirma creer
en las llamadas “energías”. Lo que esto significa es que los porcentajes muestran que parte de
quienes creen en Jesucristo aceptan el curanderismo y la energía como creencias compatibles con
las cristianas. Al preguntar ¿ha ido alguna vez a consultar a un curandero, los horóscopos, un
adivino, con quirománticos o con astrólogos? el 31,5 por ciento contestó que la hizo con un
curandero, mientras el 19, 6 por ciento lo hizo con los horóscopos, el 16,7 por ciento con un
adivino, el 7,7 por ciento con quirománticos y el 4,8 por ciento con astrólogos. Estas respuestas
revelan la fuerte presencia del sincretismo religioso entre los argentinos.
De acuerdo al sociólogo argentino Hilario Wynarczyk, el porcentaje de evangélicos en la
Argentina de hoy (mayo de 2009), puede ser entre el 10 y 13 por ciento de la población total,
cuya opinión es compartida por los líderes principales de las federaciones evangélicas. Además,
Wynarczyk dice que la población católica que participa activamente en la vida de su iglesia
representa un cinco por ciento a nivel nacional. Esto quiere decir que, en muchas localidades, el
número de evangélicos activos puede ser más grande que el número de católicos activos en
términos de asistencia semanal a la iglesia. La diferencia principal entre los dos es que el nivel
de influencia que tiene la Iglesia Católica en el país es más grande que la influencia evangélica,
especialmente en el área de la educación (en las escuelas primarias y secundarias y en las
universidades).
En 1992, el Secretario de Culto del Ministerio de Asuntos Exteriores registró oficialmente a
2.986 grupos religiosos: 1.790 eran grupos protestantes, cerca de 400 eran católicos (principal-
mente a órdenes religiosas e instituciones) u organizaciones ortodoxas orientales, 382 aparecían
como “diversos cultos espirituales” y 387 eran grupos de origen afro brasileños, tales como
umbanda y condomblé.
El análisis de la evolución y estructura de los datos del Registro Nacional de Cultos (no
católicos), realizado por Wynarczyk en su tesis doctoral (2007), muestra que en 1996 la cantidad
de registros alcanzó un pico de 3.105 entidades inscriptas. Entre los años 1997 y 2000, ocurrió
una disminución de 779 inscripciones, por causa de diferentes argumentos administrativos.
El mismo análisis muestra que de los 2.326 registros existentes en junio del 2000, el 71,15
por ciento corresponde a grupos evangélicos (denominaciones e iglesias independientes), y la
segunda concentración de 18,49 por ciento a los espiritistas, africanistas y afroamerindios. Otro
10,36 por ciento pertenece al subconjunto de grupos no clasificables en las categorías anteriores.
De acuerdo con un análisis más reciente de Wynarczyk (mayo y junio de 2009), los
registros de organizaciones no católicas han aumentado nuevamente hasta alcanzar en junio del
2009 la cantidad de 3.082 entidades. La distribución territorial, muy similar a la del año 2000,
muestra que el 67.77 por ciento se concentra en la Capital Federal (Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, 15,99 por ciento) y Provincia de Buenos Aires (51,78 por ciento). En el resto del país el
32,23 por ciento; dentro de esta cantidad, las siguientes concentraciones principales registradas
aparecen en las provincias de Córdoba (5,58 por ciento), Santa Fe (5,22 por ciento), Chaco (2,76
por ciento) y Mendoza (2,60 por ciento).
Para poner en contexto esos datos debemos tener presente que gran parte de la población
de la Provincia de Buenos Aires se encuentra “pegada” alrededor de la Ciudad de Buenos Aires,
en el denominado Conurbano Bonaerense (24 por ciento de la población nacional). Considerando
que la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Capital Federal de la nación, contiene el 8 por ciento
de la población del país, vemos que en el Área Metropolitana (Capital Federal y Conurbano
Bonaerense) reside el 32 por ciento de la población de la Argentina.
Cabe agregar todavía (seguimos en esto las estimaciones de Wynarczyk, 2007) la existencia
de 17 “mega-iglesias” (más de 2.000 asistentes en una sola congregación) del tipo pentecostal y
de renovación carismática. Aproximadamente ocho en el Área Metropolitana (siete en la Capital
Federal, una en el Conurbano), tres en Rosario (provincia de Santa Fe), dos en Córdoba (capital
de la provincia homónima), dos en la provincia de Neuquén (ciudades de Neuquén y Plotier), una
en Mendoza (capital de la provincia homónima), y una en San Salvador de Jujuy (capital de la
provincia de Jujuy).
La Iglesia Universal del Reino de Dios (una iglesia cristiana marginal de origen brasileño
que no se encuentra en comunión con las denominaciones evangélicas de la Argentina) tiene más
de 20 “mega-templos” en las principales ciudades de la Argentina, muchos de ellos en locales
que fueron salas de cine.
Finalmente, las principales concentraciones de evangélicos ligados a las inmigraciones de
luteranos y calvinistas (segunda mitad del siglo XIX, primera mitad del siglo XX), se encuentran
en las provincias de Misiones, Entre Ríos, Santa Fe y Buenos Aires, en relación principalmente
con áreas de producción agrícola.
Más allá de este análisis, no existen informaciones sobre la distribución geográfica de la
población protestante en Argentina por provincias y regiones.
La ola de inversiones extranjeras y las inmigraciones desde Europa después de los años
1850, llevó a un desarrollo moderno agrícola y a casi una reinvención de la sociedad argentina y
de la economía, lo que causó el fortalecimiento de un estado coherente. Entre 1880 y 1919, la
Argentina disfrutó de una creciente prosperidad y prestigio, y se convirtió en uno de los 10 países
más ricos del mundo como resultado de una economía encabezada por la exportación agrícola.
Los elementos conservadores que representaban la oligarquía, dominaron la política
argentina por medio del Partido Autónoma Nacional (1874-1916) a través de métodos no
democráticos (fraudes electorales y corrupción) hasta 1916, cuando la Unión Cívica Radical de
tendencia centrista ganó las primeras elecciones libres del país. El presidente Hipólito Irigoyen
Alem (1852-1933), quien fue presidente en dos ocasiones (de 1916 a 1922 y de 1928 a 1930),
promulgó una serie de reformas económicas y sociales que fueron más populares entre la clase
media y brindó ayuda a familias campesinas y pequeñas empresas. La depresión económica
mundial, que empezó en 1929, afectó grandemente la economía de la nación y causó mucha
inquietud en todo el país. La incapacidad de Irigoyen para enfrentar esta creciente crisis,
combinada con un aumento en los niveles de violencia entre los izquierdistas y derechistas, hizo
que los militares lo removieran de su puesto en 1930, lo que llevó a otra década de un gobierno
conservador y a la implementación de más políticas proteccionistas. Durante la Primera Guerra
Mundial y la mayor parte de la Segunda Guerra Mundial, Argentina fue políticamente neutral y
se convirtió en una fuente importante de alimentos para las naciones de los Aliados.
En el período de posguerra, en Argentina creció el descontento social y político, lo que
llevó a que el Coronel Juan Domingo Perón (1895-1974) se convirtiera en presidente in 1946
bajo el Partido Laboral y con dos objetivos claros: justicia social e independencia económica
nacional.
María Eva Duarte de Perón (1919-1952) era la segunda esposa del presidente Perón y fue
“primera dama” entre 1946 y su muerte prematura en 1952. Fue conocida simplemente como
“Evita.” Ella se hizo muy poderosa adentro de los centrales de trabajadores properonistas y se
consideró campeona de los derechos laborales. También, Evita manejo los Ministerios de Labor
y Salud, estableció la Fundación Eva Perón de caridad, y fundó (en 1949) y lideró el primer
partido político grande de mujeres, el Partido Peronista Femenina, como una nueva fuerza social
que incorporó a un importante número de mujeres, sobre todo de las clases populares, muchas de
las cuales se insertaban por primera vez como sujetos activos de la lucha política.
Juan y Evita Perón trabajaron para fortalecer la clase trabajadora aumentando los trabajos y
los salarios y además incrementó la cantidad de trabajadores afiliados a sindicatos y a programas
sociales y educativos. Los sindicatos crecieron de alrededor de 500.000 miembros en 1945 a más
de dos millones en 1950, especialmente en la Confederación General del Trabajo (CGT), el
sindicato principal del país. La fuerza laboral de Argentina llegó a tener alrededor de cinco
millones de personas en el año 1950, lo que hizo que fuera la nación con la mayor cantidad de
personas afiliadas a sindicatos en América Latina.
Esta fue la primera vez que Argentina fue testigo de que un gobierno le pusiera tanta
atención a la clase obrera y a los pobres, lo que hizo que la oligarquía estuviera demasiado
descontenta con las políticas de Perón. Durante el primer (1946-1952) y segundo periodo (1952-
1955) de Perón como presidente, sus consejeros económicos le animaron para que acelerara el
desarrollo industrial y urbano. El 4 de junio de 1952, Evita acompañó a su esposo Juan Perón a
un desfile de automóviles oficiales por las calles de Buenos Aires para celebrar su reelección
como presidente de la nación. Esta fue la primera elección en la Argentina en la cual les fue
permitido a las mujeres votar. En una ceremonia oficial que tomó lugar unos días después de la
segunda inauguración de Juan Perón, a Evita le fue dado el título oficial de "Jefa Espiritual de la
Nación". La administración de Perón estaba mayormente ocupada con las luchas contra la
jerarquía católica y con su propio movimiento peronista. Consecuentemente, Perón se deshizo de
muchos de sus consejeros importantes y muy capaces, mientras que promovía su patrocinio a sus
más poderosos seguidores.
Perón, un líder nacionalista y autoritario populista, era intolerante tanto con los
izquierdistas como con los grupos conservadores de oposición. Él encaró una fuerte y creciente
oposición a muchos sectores, incluyendo a miembros de la jerarquía católica, la clase alta, las
fuerzas armadas, las universidades, los intereses de los medios masivos de comunicaciones
locales, los empresarios, los conservadores, los comunistas y los socialistas, así como hacia el
gobierno estadounidense. Según algunos historiadores, Perón era un admirador de Adolfo Hitler
de Alemania, Benito Mussolini de Italia y del General Francisco Franco de España y sus
respectivos regímenes fascistas. Bajo el propio régimen de Perón, a muchos criminales de guerra
Nazis les fue otorgado asilo secreto después de la Segunda Guerra Mundial, y se dice que Perón y
sus socios cercanos hicieron grandes fortunas a consecuencia de sus negocios oscuros. Sin
embargo, la administración de Perón sorpresivamente no era antisemita, debido a que durante los
años de posguerra Argentina aceptó a más inmigrantes judíos de Europa que cualquier otro país
Latinoamericano.
Los problemas de Perón con la jerarquía de la Iglesia Católica finalmente hicieron que
fuera descomulgado por el Papa Pío XII el 15 de junio de 1955, después de la expulsión de la
Argentina de dos sacerdotes católicos que según Perón estaban detrás de sus recientes problemas
de imagen pública. En respuesta a este hecho, grupos de peronistas saquearon once iglesias
católicas en Buenos Aires, incluyendo la Catedral Metropolitana. Luego, el 16 de septiembre de
1955, un grupo nacionalista católico de oficiales militares de alto rango, tanto del ejército como
de la marina, derrotó a Perón en un violento golpe de estado. Perón se exiló en Paraguay, luego
en Panamá y eventualmente en España, con una fortuna estimada entre los 100 y 500 millones de
dólares.
Por toda la Argentina, el peronismo, y aún los recuerdos memorables de éste en exposición,
fueron prohibidos por el gobierno antiperonista del General Pedro Eugenio Aramburu (1955-
1958). Los peronistas y los moderados en el ejército organizaron un golpe de estado fallido en
contra de Aramburu en junio de 1956, pero el peronismo continuó siendo una fuerza social y
política fuerte en el país. La dictadura militar represiva de Aramburu tenía como oponentes a la
Unión Cívica Radical, al Partido Justicialista (peronista), al Partido Socialista Argentino, al
Partido Democrático Progresivo y al Bloque Popular, quienes hicieron un llamado a favor de
unas elecciones democráticas libres para terminar la crisis política del país.
Esta situación allanó el camino para que Juan Perón regresara al poder en 1973, pero él fue
presidente solamente por nueve meses, hasta su muerte en 1974. Su sucesor fue su tercera esposa
y vicepresidenta, María Estela Martínez de Perón, conocida mayormente como Isabelita. El
conflicto entre los izquierdistas y los extremistas derechistas llevó a un desmedido caos
financiero que se extendió por todo el país. La presidenta Isabel Martínez (1974-1976) no era
muy fuerte políticamente y una junta militar encabezó un golpe de estado contra ella en marzo de
1976. Al inicio, el nuevo gobierno militar trajo un poco de estabilidad y construyó muchas obras
públicas importantes pero sus políticas económicas impopulares hicieron que descendiera
repentinamente el estándar de vida y se diera una deuda externa sin precedentes.
Esta represiva dictadura militar lanzó una campaña de siete años contra supuestos
disidentes y agentes subversivos, conocida como “La Guerra Sucia” (1976-1983), durante la cual
mucha gente, tanto oponentes del gobierno como inocentes, fueron “desaparecidos” a media
noche. Estas personas fueron llevadas a centros de detención secretos donde fueron interrogadas,
torturadas y eventualmente asesinadas. A esta gente se le conoce como “los desaparecidos”. La
estimación de muertes de esta guerra impopular ronda entre los 10.000 y 30.000 personas.
Aunque durante el tiempo que estuvo en el poder la dictadura militar luchó en contra de los
sospechosos subversivos, fue irónico que un adversario extranjero hiciera terminar el régimen.
A principios de los años 1980, se aclaró al mundo y al pueblo argentino que el gobierno militar
estaba detrás de las decenas de desaparecidos. La junta militar, que enfrentaba una creciente
oposición por su récord de desprecios hacia los derechos humanos así como por el gran número
de acusaciones de corrupción, buscó apaciguar las críticas internas lanzando una campaña militar
para volver a controlar las disputadas Islas Malvinas, localizadas al sur del Océano Atlántico a
360 millas de la costa argentina. Sin embargo, después de 72 días de conflicto, los militares
británicos ganaron la guerra. Esta inesperada pérdida fue el último golpe que recibió el régimen
militar argentino y en 1982 se reestablecieron las libertades civiles básicas y se levantó la
prohibición a los partidos políticos. La Guerra Sucia terminó cuando el gobierno civil del
presidente Raúl Ricardo Alfonsín tomó control del país el 10 de diciembre de 1983, bajo la
bandera del Partido Justicialista que era el mayor componente del movimiento peronista.
El gobierno de Alfonsín (1983-1989) tomó medidas para acabar con los abusos de los
derechos humanos durante la Guerra Sucia, estableció el control civil de las fuerzas armadas y
consolidó las instituciones democráticas. Los miembros de las tres juntas militares durante la
Guerra Sucia fueron enjuiciados y sentenciados a cadena perpetua. Sin embargo, la deuda externa
del régimen anterior dejó la economía restringida a condiciones impuestas tanto por los acree-
dores privados como por el Fondo Monetario International (FMI), dándosele prioridad a la deuda
externa a expensas de los trabajos públicos y al crédito interno. La incapacidad de Alfonsín para
resolver los críticos problemas económicos del país y la oposición activa de la (peronista)
Confederación General de Trabajadores (CGT) causaron que Alfonsín perdiera la confianza del
pueblo. Después de la crisis monetaria en 1989, la cual causó que se produjera una desenfrenada
inflación (un salto de 15 puntos en los precios), Alfonsín abandonó la presidencia cinco meses
antes de lo previsto.
El recién electo presidente Carlos Saúl Menem (de descendencia Siria y del Partido
Judicialista, 1989-1999) empezó a buscar la privatización. Después de un periodo de una
gigantesca inflación en 1990, el gobierno de Menem fue forzado a imponer una tasa fija de
cambio del peso-dólar en 1991 y a adoptar políticas de mercado imposibles de alcanzar, lo cual
causó que se desmantelaran las barreras proteccionistas y las regulaciones empresariales mientras
se aceleraba la privatización. Estas reformas contribuyeron a que hubiera un aumento
significativo en la inversión y en el crecimiento económico con precios estables durante la mayor
parte de los años 1990. Sin embargo, una serie de crisis financieras internacionales y la sobre
evaluación del precio fijo del peso-dólar produjo una creciente crisis económica. El sentido de
estabilidad y bienestar en la población general que había prevalecido durante la primera parte de
los años 1990 rápidamente desapareció, y a fines de la presidencia de Menem en diciembre de
1990, estos problemas acumulados y los informes de corrupción del gobierno hicieron que el
Menem terminara siendo bastante impopular.
El presidente Fernando de la Rúa (1999-2001), de la Alianza para el Trabajo, Justicia y
Educación (una alianza política de la Unión Cívica Radical y El Frente País Solidario -
FREPASO), heredó una disminuida competitividad en las exportaciones así como déficits
fiscales crónicos. El Ministerio de Finanzas fue eventualmente forzado a tomar medidas para
parar el creciente vuelo de capital y parar la inminente crisis de la deuda, lo que causó que se
congelaran las cuentas bancarias. Esto produjo un clima de descontento popular y el 20 de
diciembre de 2001 Argentina entró en su peor crisis institucional y económica desde 1890. Hubo
una serie de violentas protestas callejeras lo que causó enfrentamientos con la policía, que causó
muchas fatalidades. Este clima caótico finalmente hizo que el Presidente de la Rúa renunciara a
su puesto.
Después de un período de dos semanas de inseguridad política, el 2 de enero de 2003 el
presidente interino Eduardo Alberto Duhalde (un peronista con políticas económicas centro-
izquierdistas) fue nombrado presidente por la Asamblea Legislativa. Argentina fue forzada a no
cumplir con su deuda internacional y el tipo de cambio del peso-dólar fue rescindido, lo que
causó una mayor devaluación del peso y un alza en la inflación. La Argentina tuvo que enfrentar
una crisis económica acelerada, con un desempleo de hasta 25 por ciento a fines de 2002, y con
los salarios reales más bajos en sesenta años. La crisis acentuó la desconfianza en los políticos y
en las instituciones gubernamentales. Sin embargo, después de protestas públicas por un año, la
economía finalmente empezó a estabilizarse a fines del 2002, y en diciembre se levantaron las
restricciones en las cuentas bancarias. Mientras el país se beneficiaba de un tipo de cambio
devaluado, el gobierno implementó nuevas políticas basadas en la reindustrialización, en la
substitución de las importaciones y en el aumento de las exportaciones; de esa manera el país
empezó a ver un superávit más constante en el área fiscal y en la del comercio.
Néstor Carlos Kirchner de descendencia suiza croata y un peronista social demócrata
(Partido Justicialista-peronista), quien fue alcalde de la ciudad de Río Gallegos y más tarde
gobernador de la Provincia de Santa Cruz, fue elegido presidente en mayo de 2003. Durante su
presidencia (2003-2007), Argentina reestructuró su deuda externa sin pagar un descuento
excesivo (cerca del 66 por ciento en la mayor parte de los bonos), pagó sus deudas al Fondo
Monetario Internacional, renegoció los contratos con las empresas de servicios públicos,
nacionalizó algunas empresas anteriormente privatizadas, y continuó vigorosamente con las
políticas de ingresos e inversiones en obras públicas. Desde entonces Argentina ha disfrutado de
un sustancial crecimiento económico y de estabilidad social.
A pesar de su popularidad, Néstor Kirchner perdió la campaña presidencial a favor de su
esposa, la senadora Cristina Fernández de Kirchner (Partido Justicialista-peronista), quien ganó
ese octubre con una avalancha de votos. Ella se convirtió en la segunda mujer electa presidenta
de la Argentina (diciembre 2007); la primera era Isabel Martínez de Perón en 1974. Aunque
obtuvo una mayoría en el congreso, la presidenta Cristina Fernández vio derrotado su
controversial plan a favor de un alza en los impuestos de las exportaciones agrícolas en julio de
2008. Sin embargo, después de protestas y cierres de vías de marzo a julio de 2008, el robusto
crecimiento económico rápidamente regresó y la inflación de dos dígitos cedió un poco. La
presente crisis financiera global ha exigido a la Presidenta Fernández subirse a la política de su
esposo a favor de la intervención del estado en sectores afectados por la economía.
Otras Religiones
Clifton L. Holland
Última revisión el 1 de julio de 2009
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de la Universidad Nacional de San Martín (2009).
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Wynarczyk, Hilario. “Los tobas: Un estudio de tres comunidades” (dos partes) en
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En la ciudad de Roma, en el año 1868, el Papa Pío IX, publicó la Bula Aeterni Patris convocando
a un Concilio que comenzó el día 8 de Diciembre de 1869. Estaba previsto el tratamiento de 51
(cincuenta y un) temas, pero debido a la invasión piamontesa de los Estados Pontificios, sólo se
trató la propuesta del Dogma de la Infalibilidad Papal, que fue votada por amplia mayoría, el 13
de Julio de 1870.
En desacuerdo con este Dogma se produce el surgimiento de un movimiento (cisma) que se dio
en llamar Iglesia de los Católicos Viejos (Vetero Católicos). Estaba liderado por importantes
teólogos de entonces, como Johan Josef Ignaz Von Döllinger y Von Schulte. Luego, su primer
obispo fue Josef Hubert Reinkens, en 1873.
Este conflicto, entre la validez y licitud de sus actos, es el centro de la cuestión que nos convoca,
ya que el Orden Sagrado, es un Sacramento que imprime carácter, es indeleble. Por lo cual, mas
allá del comportamiento posterior a la ordenación que tenga la persona, esta potestad que le
confieren a través de la ordenación (poder confesar, consagrar el pan y el vino, etc.), permanece
en quien la recibió. Por más que su comportamiento no sea el debido, va a continuar siendo
sacerdote, válidamente ordenado (si se ha utilizado el correcto rito y forma), aunque habrá que
ver si su accionar es lícito o no.
Por ello, cabe la necesidad de observar a cada movimiento en particular, para evaluar su
comportamiento de acuerdo a las normas canónicas y a su Comunión, o no, con la Santa Sede.
Derivada del accionar de los Viejos Católicos en la zona central europea, surge en el año 1906, en
Polonia, fundada por dos sacerdotes excomulgados: Jan Kowalski y Procnievski y una religiosa
franciscana, llamada María Felícitas Kozlowska, Matouchka (La Madre). En su doctrina,
pretendían ‘imitar’ a la Virgen María, de allí su denominación: Mariae Vitam Imitare
(Mariavitas). En el año 1909, Kowalski obtiene la consagración episcopal, por parte del obispo de
Utrecht (Viejo Católico). Y en 1910, el Papa Pío X los excomulgó. Asimismo, en 1924 fueron
excomulgados por una Congreso Internacional Viejo Católico, realizado en Berna, Suiza.
En nuestro país, la Iglesia Católica de los Mariavitas de la Argentina, surge en 1990, por
iniciativa de Claudio Antonio Paleka (ex integrante de la Iglesia Católica Liberal), quien se
integró a esta iglesia con su Misión Virgen María Reina de las Flores. Se inscribieron en el
Registro Nacional de Cultos (RNC), bajo el Nº 3.021, fijando su sede central en la calle Perú 840,
de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Otro desprendimiento de la iglesia de los Católicos Viejos, que surgió el día 6 de Septiembre de
1918, en Londres, Inglaterra. En Argentina, la I.CA.L. fue fundada en 1960, en Rosario,
durante la celebración de un Sínodo de Obispos. Su inscripción en el RNC, se realizó bajo el Nº
511, y su Sede Central se estableció en la Iglesia Catedral de San Albano, de Rosario, Pcia. de
Santa Fe.
Sus caras más visibles eran el obispo Ernesto Fanlo, quien desarrollaba actividades en la Ciudad
de Buenos Aires; monseñor Miguel Angel Batet, Arzobispo, residente en Rosario, y quien tomó
mayor relevancia pública, el padre Claudio Antonio Paleka.
Luego de su paso por la I.O.A., Claudio Paleka buscó nuevos rumbos espirituales ingresando a la
Iglesia Católica Liberal, donde tanto él como su novia, fueron recibidos por monseñor Fanlo,
quien poco tiempo después lo bautizó por el rito de dicha iglesia. Con el curso de sus estudios,
Claudio recibió el acolitado, lectorado y luego la ordenación sacerdotal.
También por el rito de dicha iglesia, contrajeron matrimonio, y a partir de aquel momento fundan
la Misión Virgen María Reina de las Flores. Así, Paleka, Martínez y otras tres mujeres, se
instalan en Mallín Ahogado, Provincia de Río Negro, cerca de El Bolsón, donde desarrollarán su
actividad misionera. Igualmente, Paleka viaja constantemente a Buenos Aires donde dicta sus
cursos de Ciencias Sagradas (Esoterismo), en la sede de Transmutar, Av. Córdoba 1590, junto
con el Sr. Sergio Etcheverry.
Otra Fuente de Iglesias Católicas Disidentes en la Argentina
Pero es en 1945, en Brasil, donde verdaderamente comienza, el derrotero de los disidentes que
han recalado en nuestro país. Podemos señalar inicialmente que, en ese año es excomulgado, allí,
un Obispo Católico Apostólico Romano llamado Carlos Duarte Costa, quien inmediatamente
funda la Iglesia Católica Apostólica Brasilera (ICAB). Posteriormente, tanto él como otros
obispos de su iglesia, se dedicarán a ordenar y consagrar a sacerdotes y obispos para distintas
iglesias.
Y así llegamos al germen inicial de las disidencias autóctonas, con la Congregación Cristiana
Católica Apostólica - Sacerdotes Obreros para la Argentina (CCCA-SOA), fundada en el año
1962, por el obispo (consagrado en la ICAB) Guillermo Campos Insiarte, y los sacerdotes
Vicente Nicolás Parula y Argentino Garbin. Posteriormente se sumaron Samuel Segundo Vizzini
y Pedro Badanelli, entre otros.
Asimismo, una de las congregaciones que integraron la ICAA, fue conocida como Iglesia
Misionera de Evangelización - Católica Apostólica Nacional - Orden del Espíritu Santo
(IME). La misma, fue fundada el 27 de Mayo de 1977, por Bruno Tinivelli Fangelli, quien sería
luego consagrado como obispo por Pedro Badanelli, en Abril de 1983. No obstante ello, en 1992,
ostentando el título de Obispo Primado de la ICAA, fue reconsagrado por Su Excia. Revma.
Mons. Dr. Dom José Camargo Melo, Primado de la Santa Iglesia Católica, Apostólica
Mexicana. Esta IME, también se presenta como Iglesia Católica Nacional.
Otra de ellas es el Movimiento Católico Carismático (MCC): Fundado a fines de los años ‘90,
en la Pcia. de Tucumán, por Fabio Cura y Marcelo Arias, quienes ofician de sacerdotes en una
denominada parroquia Nuestra Señora del Rosario de San Nicolás.
También integra este colectivo la Misión ‘María Rosa Mística’ (MMRM): que fue fundada por
Pablo Bordonaro, sacerdote de la Congregación de Sacerdotes Obreros Misioneros, ordenado por
‘Mons’. José Eugenio Tenca Rusconi. Esta congregación posee un Santuario en la localidad
bonaerense de Del Viso, pero el padre Pablo reside en La Florida, Pcia. de Buenos Aires.
Fundada a finales de los años ‘90, por Juan Guadalupe Córdoba, quien fue ‘ordenado’ como
‘sacerdote’ por ‘Monseñor’ José Eugenio Tenca Rusconi. Estableció una ‘parroquia’ bajo la
advocación de Santa Inés, en la calle Suipacha 401, de la ciudad de Rosario.
David Sutil Honrado, sacerdote católico romano, separado de su parroquia. (San Cayetano de San
Justo), fue ‘incardinado’ en la Congregación de Sacerdotes Obreros Misioneros, por ‘Monseñor’
José E. Tenca Rusconi.. Esto le costó que, con fecha 16 de Mayo de 1997, el Papa Juan Pablo II
lo dimitiera del estado sacerdotal a tenor del Canon 1364, sobre el cual pesa la excomunión ‘latae
sententiae’.
Fundada por el ‘padre’ Gustavo Gabucci, quien ‘oficia’ en la ‘parroquia’ Nuestra Señora de la
Medalla Milagrosa de Berazategui. Es miembro de la Congregación de Sacerdotes Obreros
Misioneros, y esporádicamente publica Avisos en los ‘Clasificados’ (Rubro 62) de un matutino
de alcance nacional.
Fue fundada a principios de los años ‘80 por José María Polizzi, quien fue ‘ordenado’ como
‘sacerdote’ por Leonardo Morizio Domínguez. Se inscribieron en el RNC bajo el Nº 2.067, y fue
dada de baja su inscripción en 1998/99.
Una mención especial merece esta ‘iglesia’ que fue fundada en el año 1984 por Pedro Alvaro
Andrade Arregui, quien fue ‘ordenado’ por Pedro Ruiz Badanelli (ICAA). En 1985, el ‘Padre
Pedro’, inscribe su iglesia en el RNC, bajo el Nº 1778, y estableció su templo en Av. Federico
Lacroze 3636. Con un frondoso prontuario policial y amigos famosos, posee hogares para niños
huérfanos y madres solteras.
Fuente: http://es.catholic.net/sectasapologeticayconversos/243/1452/articulo.php?id=23918