HISTORIA DE LA ECLESIOLOGÍA MODERNA (s.XIX-XX)
HISTORIA DE LA ECLESIOLOGÍA MODERNA (s.XIX-XX)
HISTORIA DE LA ECLESIOLOGÍA MODERNA (s.XIX-XX)
XIX-XX)
INDICE
è Tres aspectos:
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2. Proyección en la Eclesiología
à Teología sobre la Iglesia todavía por hacer. Parcial: fundación por Xto./
estructura jerárquica (Papa-Obispos). Desde Trento
à Defensa ante Protestantismo (Iglesia invisible) y ante el Racionalismo
ilustrado (negación de autoridad magisterial...)
à La Iglesia como sociedad perfecta: fines y medios visibles. Estructura
jerárquica (autoridad y gobierno visible). Poderes autónomos e indepen-
dientes del Estado
à Subraya elemento visible-externo: fines visibles; culto visible; miembros
visibles y contables.
à Ausencia del aspecto mistérico y espiritual
à Aspecto jerárquico destacado. Papa: primado e infalibilidad. Obispos; y
Concilio
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La década de los años 50 fue muy dura para los teólogos marcados
como pertenecientes a la Nouvelle Theologie; algunos fueron removidos de
sus cátedras por sus superiores religiosos (caso de De Lubac). A partir de
1958 con la llegada del Papa Juan XXIII, y más aún con el Vaticano II, todo
cambió rápidamente; las fuerzas renovadoras pudieron desarrollarse y pro-
gresar abiertamente.
Para el estudio del Vaticano II puede ser muy útil consultar las bue-
nas introducciones a los documentos que se encuentran en la edición bilin-
güe oficial de la Conferencia Episcopal Española, publicada en la B.A.C. (Ma-
drid 1993).
Con el advenimiento del Papa Juan XXIII al solio pontificio (1958)
comienza una nueva etapa de la historia de la Iglesia. Después de los acon-
tecimientos relacionados con la Nouvelle Theologie que hemos visto y del
pontificado de Pío XII, nos encontramos ahora con un clima teológico más
distendido en el que los nuevos aires teológicos pueden respirar con más
amplitud.
A los pocos meses de pontificado Juan XXIII anuncia su intención de
convocar un nuevo Concilio Ecuménico. Este importante acontecimiento
eclesial marcará indeleblemente los acontecimientos sucesivos. Se pretende
realizar un Concilio de neta orientación pastoral cuyos objetivos principales
(según anunciará el Papa en diversos discursos relacionados) son la reno-
vación de la Iglesia en diálogo con el mundo moderno y también promover
la unidad de los cristianos (ecumenismo).
En su perspectiva interna (ad intra) se pretende profundizar en el
misterio de la Iglesia como tal, y, a partir de esta profundización, abordar
la reforma litúrgica, la formación sacerdotal y la unión de los cristianos
(ecumenismo).
En la perspectiva externa (ad extra) se intentará entablar un diá-
logo con el mundo moderno para abrir nuevos cauces a la evangelización
de la sociedad de acuerdo con los cambios y circunstancias actuales, así
como también entablar un diálogo interreligioso con las grandes religiones
monoteístas del mundo.
En cuanto a la cronolgía del Concilio sale el siguiente cuadro: 1)
Período antepreparatorio (1959-60); 2) Fase preparatoria (1960-62); 3)
Primer período: apertura y 1ª sesión (octubre de 1962); 4) Segundo pe-
ríodo (septiembre de 1963); 5) Tercer período (septiembre de 1964); 6)
Cuarto período (septiembre de 1965); 7) Último período y clausura (diciem-
bre de 1965).
Los grandes documentos que vertebran los trabajos del concilio
son: La C.D. Lumen gentium (sobre el misterio de la Iglesia); la C.D. Dei
Verbum (sobre la divina Revelación); la C.D. Sacrosanctum Concilium (so-
bre la sagrada Litúrgia); la C.P. Gaudium et spes (sobre la Iglesia en el
mundo actual); los decretos Presbiterorum ordinis (sobre el ministerio y
vida de los prebiteros), Optatam totius (sobre la formación sacerdotal), Uni-
tatis reintegratio (sobre el ecumenismo); y la declaración Nostra aetate (so-
bre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas).
que son propias del laicado, funciones que tienen que ver con lo que el llama
la consecratio mundi; están llamados al mismo fin que los clérigos o los
monjes, pero su condición propia es perseguir tal fin sin abstenerse del los
empeños del mundo terreno. La consecratio mundi de la que habla Congar
supone la inserción del mundo en el plano de la salvación que Dios ha que-
rido para la humanidad.
primera mano que más tarde utilizará en obras como El drama del huma-
nismo ateo (1944) y Proudhon y el Cristianismo (1945).
En 1946 publica su otra gran obra: Surnaturel que le dió gran
fama pero también produjo una cierta controversia. Poco después a conse-
cuencia de la Encíclica Humani Generis sus superiores le sugirieron inte-
rrumpir la enseñanza duran-te algún tiempo, cosa que cumplió a la letra.
Fue tiempo de estudio y de reflexión. Volvió a la actividad normal en 1960.
Con el advenimiento del Papa Juan XXIII su rehabilita-ción fue completa.
Fue invitado como perito al concilio Va-ticano II donde participó asídua-
mente y cuya contribución fue muy importante, sobre todo en algunos do-
cumentos como la Dei Verbum, Lumen Gentium y Gaudium et Spes. Des-
pués del Concilio colaboró eficazmente a su correcta interpretación y apli-
cación, rechazando algunas tendencias que rompían de al-gún modo con la
Tradición de la Iglesia. Con el fin de sal-vaguardar dicha Tradición fundó,
junto con Danielou y Von Balthasar la revista Communio. Durante algunos
años formó parte de la Comisión Teológica internacional, organo asesor de
la Santa Sede. Finalmente el Papa Juan Pablo II, en reco-nocimiento de sus
servicios a la Iglesia lo hizo cardenal en 1983.
Destaca De Lubac en su quehacer teológico por su vasta cultura,
por su amplio conocimiento de los Santos Padres (sobre todo orientales), y
de la historia de la Teología, campo éste último en el que sobresale nota-
blemente llegando a constituir una instancia metodológica en su trabsjo
teoló-gico como veremos luego. Quizá lo más característico de su Teología
sea su empeño, mantenido a lo largo de todo su tra-bajo de investigación,
en alcanzar una visión unitaria y de conjunto al mismo tiempo de la Fe
cristiana y del misterio del hombre.
Su producción teológica es inmensa (unos cincuenta li-bros y
varios centenares de artículos científicos). Aparte de los ya citados hay que
añadir, sin pretender citarlas to-das: Corpus Mysticum (1944, Meditación
sobre la Iglesia (1953), Historia y espíritu. La inteligencia de la Escritura
según Orígenes (1950), Aspectos del Budismo (2 vols. 1951 y 1955), Exé-
gesis medieval (4 vols. 1959-64), Agustinismo y teología moderna (1965),
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3. Joseph Ratzinger