El Maligno y Sus Facetas en Nueva España
El Maligno y Sus Facetas en Nueva España
El Maligno y Sus Facetas en Nueva España
Este artculo pretende mostrar y comparar dos ejemplos de imagen icnica provenientes de la
rica cultura visual novohispana de un personaje fundamental del imaginario cristiano, el Diablo.
A lo largo del artculo se discutirn los conceptos de imagen icnica y cultura visual para de esta
manera comprender, analizar y contextualizar las imgenes demoniacas presentadas. Asimismo
se busca contrastar dichas imgenes en bsqueda de una mayor comprensin del papel que jug
el Demonio en el imaginario de los novohispanos.
Palavras-chave: Diablo Nueva Espaa Imagen icnica Cultura Visual Imaginario
This article aims to show and compare two examples of iconic image from the rich visual culture
of New Spain of a fundamental character of Christian imagery, the Devil. Throughout the article
will discuss the concepts of iconic image and visual culture in this way understand, analyze and
contextualize the demonic images presented. It also seeks to contrast these images in search of a
greater understanding of the role played by the Devil in the imagination of New Spain.
Keywords: Devil New Spain iconic image Visual Culture Imaginary
1 Peter Burke. Visto y no visto: El uso de la imagen como documento histrico. Barcelona: Editorial Crtica, 2001.
p. 285.
2 Platn. La Repblica. Libro VI, capitulo XX. Mxico: UNAM, 2007. p. 238.
tenemos por una parte tenemos a las imgenes naturales que son las que se producen por el
estmulo fsico de un medio iluminado, mediante un sistema visual activo y un soporte natural-
orgnico que es la retina. Ellas tambin son representacin, ya que basndose en los avances de
las ciencias cognitivas y las neurociencias, se sabe que la percepcin visual es una construccin
sensorial y psicolgica parcial. 3 Si tomamos en cuenta la gran variabilidad existente de rganos
sensoriales de los seres vivos, se puede concluir que ningn organismo percibe al mundo de
manera absoluta. Por su parte las imgenes mentales cuentan con el soporte orgnico del cerebro
pero a diferencia de las naturales pueden producirse sin la necesidad de la presencia de ningn
estmulo fsico. Poseen muchas variantes y grados de relacin con la realidad. As tenemos a las
imgenes onricas que se producen durante el sueo, las alucinatorias producto de trastornos
psicopticos o sustancias psicotrpicas, sin olvidar las ms comunes que son los pensamientos,
que se caracterizan por ser referenciales, elaborados y poseer diversos niveles de abstraccin.
Todas ellas tambin son representacin en el sentido de que finalmente son modelos de realidad
y en consecuencia cuentan con un referente.4
Veamos ahora cuales son las caractersticas particulares de la imagen icnica. En primer lugar
este tipo de imgenes slo es percibido por el sentido de la vista, lo que hace que cualquier imagen
icnica sea, por definicin, visual. Una de sus mayores diferencias con respecto a las naturales
y las mentales, es que son objetos materiales creados en un contexto sociocultural e histrico
particular. Asimismo es relevante que a pesar del sinfn de soportes materiales que puede tener
una imagen icnica el factor que las une es su intencionalidad comunicativa, es decir toda imagen
icnica de alguna u otra forma fue creada con el fin de trasmitir un mensaje. Adems pueden
ser elaboradas en ausencia de un referente fsico5. Por todo lo anterior se dice que la imagen
icnica presenta una doble realidad, es decir, por un lado es un objeto del mundo pero por otro
sustituye fragmentariamente a ese mundo. Uno de los criterios por los que se puede clasificar a
la imagen icnica es su estructura organizativa en el espacio. Aquellas imgenes icnicas que con
respecto a lo temporal representaban momentos congelados e inmviles en el tiempo reciben el
nombre de fijas. A su vez, por su organizacin espacial la imagen icnica fija puede dividirse en
dos grandes grupos: tridimensional y bidimensional. El primero de ellos se encuentra conformado
por las esculturas y los hologramas; se caracterizan por restablecer las propiedades estructurales
del referente en un espacio de tres dimensiones, mientras que el segundo puede restablecer
razonablemente las relaciones espaciales en un plano de dos dimensiones y cuenta con una
amplia variedad de representantes como son: grabados, fotografas, pinturas, pictogramas,
esquemas y seales. Las imgenes icnicas fijas bidimensionales pueden dividirse en: fotogrficas,
que cuentan con el mayor grado de definicin posible con respecto al poder resolutivo del ojo
promedio; y las plsticas, siempre con mayor grado de abstraccin que las anteriores. Cada una
de ellas cuenta con un repertorio de elementos que le son propios. Las dos imgenes a analizar
por tanto pertenecen al tipo icnico ya que ambas son percibidas visualmente, tienen un soporte
material en el caso de una de ellas un lienzo y en de la otro un papel, pero sobre todo porque
ambas son creaciones humanas y productos de un contexto social e histrico particulares, es decir
son objetos culturales que fueron realizados con la intencin de establecer una comunicacin con
sus potenciales espectadores. En cuanto a su sub clasificacin son imgenes icnicas fijas, es decir
que no presentan la ilusin del movimiento, bidimensionales por su estructura espacial sujeta a
dos planos, y finalmente plsticas por su grado de abstraccin.
Hay que hacer nfasis en tal vez la principal caracterstica de la imagen icnica es su intencin
comunicativa, de ello se infiere que este tipo de imgenes conforman un lenguaje visual. Por ende
al ser la imagen icnica considerada como un lenguaje ha sido estudiada desde la perspectiva
de la semitica, disciplina que estudia los signos y los sistemas de comunicacin6, y entendida
entonces a la manera de un signo compuesto por cdigos y de ciertas significaciones. Para explicar
cmo los signos visuales trasmiten estos mensajes Antonio Castieiras7 recurre a la concepcin
del signo de Ferdinand de Saussure, en donde todo signo est compuesto por un significante y
un significado que aparecen juntos y forman parte de todo acto comunicativo entre un emisor
y un receptor por medio de un canal y en un contexto determinado. En el caso de la imagen
icnica se puede decir que el emisor es el realizador icnico, el receptor es el espectador y el
mensaje la imagen producida-contemplada. Mientras que el canal vendra a ser el medio soporte
material en donde se encuentra plasmada la imagen. A su vez el contexto vendra a ser la cultura
visual en que se encuentra inserta la imagen, es decir los patrones condicionantes que hacen
que las imgenes icnicas sean vistas, comprendidas, valoradas y utilizadas de ciertas maneras, y
los cuales son establecidos por cada sistema sociocultural en un perodo histrico dado.8 Vale la
pena indicar tambin que una misma imagen puede contar con varios niveles de significacin, no
obstante que siempre existe un nivel predominante. Tambin es relevante el rol activo que juega
el espectador dentro de la dentro del proceso de la comunicacin visual, ya que no es un simple
receptor de la misma si no que juega un papel en la propia construccin del mensaje de al ser
en ltimo instancia quien asigna el significado desde su muy particular visin. Por si fuera poco
el espectador antes de ver toda imagen icnica ya espera algo de la misma, ya que ste cuenta
con un sistema de expectativas creadas a partir de las caractersticas psicolgicas individuales y
de los conocimientos previos surgidos de la cultura visual a la cual pertenece. 9 As el espectador
adems de percibir la imagen compara la misma con lo que espera y la decodifica a la vez que la
interpreta. En la interpretacin adems de comprender lo que ha querido decir el creador icnico
el espectador muchas veces suple las lagunas de representacin y tiene la posibilidad de dar un
nuevo significado a la imagen.
A continuacin presentamos a grandes rasgos las caractersticas generales que tuvo la
imagen icnica novohispana para brindar un contexto adecuado a las dos imgenes icnicas a
analizar. En primer lugar aunque la imagen icnica de la Nueva Espaa se vio influenciada por
influencias iconogrficas asiticas y africanas posee dos races iconogrficas predominantes que
son de larga duracin y gran profusin, la indgena mesoamericana y la occidental hispnica. Los
conquistadores y evangelizadores espaoles se toparon a su llegada con una profunda y diversa
tradicin icnica mesoamericana como nos narran en sus crnicas. Los datos arqueolgicos
obtenidos en la regin tambin indican una riqueza en imgenes icnicas sumamente importante.
Beatriz de la Fuente nos dice que a pesar de las diferencias regionales y temporales de esta
compleja rea cultural, exista un acervo icnico comn que configur un sistema de comunicacin
de conceptos que afincaron creencias, ritos y costumbres.10 Ejemplos paradigmticos de dicho
acervo los encontramos en las imgenes del jaguar, la serpiente emplumada y el quincunce que
prcticamente se encuentran presentes en todas las culturas precolombinas de la zona. La imagen
icnica mesoamericana estaba presente en tejidos, cdices, petrografas, pintura mural y en toda
6 Sebastin Serrano. La semitica: Una introduccin a la teora de los signos. Barcelona: Montesitos, 1994. p. 12.
7 Gonzlez Manuel Antonio Castieiras. Introduccin al mtodo iconogrfico. Barcelona: Ariel, 1998.
8 Victoria Novelo Oppenheim. Las imgenes visuales en la investigacin social En: Estudiando imgene. Miradas
mltiples. Mxico: CIESAS, Casa Chata, 2011. p. 11-13.
9 Martine Joly. La interpretacin de la imagen: Entre memoria, estereotipo y seduccin. Barcelona: Paids, 2003.
p. 142.
10 Breatriz de la Fuente. La Pintura mural prehispnica en Mxico. Mxico: UNAM, Instituto de Investigaciones Estticas,
1995.
11 Johanna Broda, et al., Los dioses de Mesoamrica En: Arqueologa Mexicana. no. 20, vol. IV. Mxico, 1996. p.
4-70. Pedro Carrasco, et al.. Poder y poltica en el Mxico prehispnico En: Arqueologa Mexicana. no. 32, vol. VI.
Mxico, 1998. p. 4-73.
12 Serge Gruzinski. Las imgenes, los imaginarios y la occidentalizacin En: Para una historia de Amrica I: Las
estructuras. Mxico: Fondo de Cultura Econmica y el Colegio de Mxico, 1999. p. 502.
los conquistadores era la destruccin de las imgenes de los dioses mesoamericanos que acto
despus eran sustituidas por iconos cristianos.
Otro motivo del predominio fue que la iglesia como institucin durante todo este perodo
por su poder econmico y su influencia sociocultural se mantuvo como la mayor productora,
patrocinadora y consumidora de imgenes icnicas. De ah que la ms pequea capillas del
pueblo ms remoto contara en su interior con una coleccin importante de pinturas y esculturas,
ni que decir de los templos de las ciudades importantes que competan por ampliar y mejoras
su patrimonio artstico o de las majestuosas obras de las catedrales. Tampoco se puede negar el
hecho que la imagen religiosa ha sido un medio para expresar aspiraciones y angustias, celebrar
la vida y enfrentar la muerte, por lo que los novohispanos generaban un fuerte consumo de
artculos religiosos pero tambin se convertan en patrocinadores como en el caso de los gremios
novohispanos. Se tiene que considerar que de igual forma las instituciones de poder novohispanas
fomentaron culto y devociones religiosas como medios de coercin social ante una poblacin tan
heterognea como lo era la novohispana.
Un ltimo rasgo a sealar es el control que se trat de establecer sobre la imagen
novohispana en relacin a sus formas, contenidos, produccin y modos de uso. En primera
instancia los encargados del trasplante y asimilacin de la imagen occidental en Mesoamrica
fueron las diversas rdenes mendicantes. Los frailes llevaron a cabo una evangelizacin visual y
simultneamente un proceso de erradicacin de la imagen prehispnica, la cual era vista como
una fuente de maldad y con contenido idoltrico.17 En el imaginario de los frailes toda imagen
icnica que contravena sus enseanzas o se sala de los caones estticos occidentales cristianos
no poda ser sino obra del Maligno. Adems se encontraba la creencia de que el imagen en su
carcter mimtico de la realidad potencialmente podra contribuir al engao y la mentira y por
ende estar posiblemente influenciada por el Seor de las Tinieblas.
A la iglesia regular se le fueron uniendo otros supervisores de la imagen en la segunda
mitad del siglo XVI. Ya el Primer Concilio Mexicano en 1555 estableca los primeros decretos
formales para evitar los contenidos herticos en las imgenes novohispanas18. Cada sacerdote
en su parroquia tena la facultad y el pleno derecho de supervisar y mantener un control sobre
las imgenes icnicas que posea su parroquia. Por su parte los diversos gremios de artesanos
tambin lograron tener injerencia en el control de la imagen mediante las pautas establecidas en
sus diversas ordenanzas, lo que a su vez les permita tener un cierto monopolio en su produccin
pero tambin un mantenimiento en su calidad. Adems la autoridad civil intervena ya que tales
ordenanzas tenan que ser aprobadas por el cabildo de cada ciudad o por el Virrey en turno para
ponerse en prctica19. La Inquisicin se uni al grupo de fiscalizadores de la imagen novohispanos
en 1571 y nombr funcionarios especializados en el examen de las imgenes, los cuales vendran
a tener la ltima palabra. De hecho todo buen cristiano tena el deber de denunciar toda aquella
imagen que considerara fuera contra las enseanzas de la madre Iglesia. Todo este control
impregn a la imagen novohispana con rasgos estereotipados; aunque hay que recordar que
por la misma naturaleza verstil de la imagen, la incapacidad de las instituciones encargadas y la
complejidad de la sociedad novohispana, tambin se produjeron imgenes que se encontraban
fuera de la norma y que no han sido tan estudiadas. A la vez esa caracterstica nos indica la
importancia vital que para la sociedad novohispana tena la imagen ya que estaba relacionada con
el poder como veremos ms adelante en el anlisis.
17 Serge Gruzinski. La guerra de imgenes. De Cristbal Coln a Blade Runner (1492-2019). Mxico: FCE, 2000.
18 Francisco Cervantes Bello y Mara del Pilar Cervantes Bello. Los concilios provinciales en la Nueva Espaa. Mxico:
UNAM-IIH y BUAP, 2005.
19 Conacula-Inah. Gremios y cofradas en la Nueva Espaa. Mxico: MUNAVI, 1996.
20 Francisco de la Maza. El arte colonial en San Luis Potos. Mxico: UNAM-IIE, 1969. p. 82.
21 Guillermo Tovar de Teresa. Repertorio de artistas en Mxico, Artes plsticas y decorativas. vol. 3. Mxico,
Fundacin Cultural Bancomer, 1995. p. 358-359.
22 Xavier Moyssn. La primera Academia de pintura en Mxico En: Anales del Instituto de Investigaciones Estticas,
no. 34, Mxico, UNAM- Instituto de Investigaciones Estticas, 1965. p.15-29.
23 Mina Ramrez Monte. En defensa de la pintura, Ciudad de Mxico En: Anales del Instituto de Investigaciones
Esteticas. no. 78, Mxico, UNAM-IIE, 2001. p.108.
24 Myrna Soto. El Arte Maestra. un tratado de pintura novohispana. Mxico: UNAM-IIB, 2005. p. 63-64.
Existe un pasaje bblico que describe una mujer muy similar en un canto de victoria del
pueblo de Israel que ayud a reforzar esta interpretacin.26 No obstante, con el gran auge
que tuvo la devocin a la Virgen Mara a partir del siglo XII, esta mujer apocalptica adquiri la
identidad mariana en cuanto que ella es considerada en el imaginario cristiano como la madre que
dio luz al Mesas. Segn la interpretacin mariana las doce estrellas son los 12 apstoles de Cristo
que presenciaron la asuncin de la Virgen. El sol que est detrs de ella puede relacionarse con
el simbolismo del sol invicto, elemento iconogrfico de la cultura romana que hace referencia a
la celebracin del solsticio de invierno, que los cristianos vincularon con el nacimiento de Cristo.
Cabe sealar que la mujer viste una tnica blanca y un manto azul, colores que dentro del arte
cristiano fueron asociados con la virginidad y la pureza respectivamente. La mujer posa su pie
derecho sobre una media luna, astro que a lo largo de la historia del arte cristiano ha sido tomado
de diferentes maneras. Dado que Mara est pisando la luna se hace evidente que aunque era
una fmina, debido a su condicin de madre del Salvador era bendita entre las mujeres, es decir,
una mujer pero superior al mismo tiempo de todas las dems. A su vez la luna, astro tpicamente
nocturno, fue relacionada con los poderes malignos de la noche, y por ende con el Diablo, de ah
que la Virgen encima de la luna muestre la superioridad del bien sobre el mal. Marina Warner
ha estudiado la luna como smbolo de Juan Bautista, personaje que mengua en cuanto aparece
el sol de la justicia que es Cristo.27 Bajo la luna hay una concentracin de nubes sostenidas por
rostros de querubines que confirman a la mujer como un personaje celestial por ende desde la
perspectiva cristiana como ser benigno. Toda la interpretacin anterior nos auxilia a comprender
el tercer plano de la imagen en el que se ve un fondo acuoso y del lado derecho un pequeo islote
en donde se haya un rbol y una roca sobre la que est sentado un hombre con un papel sobre sus
piernas y una pluma en su mano izquierda. Existe una guila que fue pintada junto a l y que es el
smbolo de san juan evangelista por considresele relacionado con la visin proftica. Con base
en el imaginario cristiano el islote sera la isla Padmos en donde San Juan evangelista escribi el
libro bblico del Apocalipsis, texto de donde se menciona a la mujer ya descrita.
Ms adelante de las lneas citadas anteriormente se nos aclara que la mujer en labor de
parto da a luz un nio varn cuyo destino ser gobernar a todas las naciones.28. As en la pintura
se puede interpretar que el nio que aparece en la zona superior izquierda y que lleva en una de
sus manos una cruz, el smbolo por antonomasia del cristianismo, no es otro sino Jesucristo, el
cual por su crucifixin salvo de las garras del Diablo al hombre. A su vez el nio dirige su mirada
hacia otro personaje que se sita en la parte superior derecha de la obra, el cual es un anciano que
posee una aureola triangular, que lo identifica como Dios Padre, y que posa su mano derecha en
una esfera azul lo que indica que es el creador y dueo del Mundo. Entre estos dos personajes el
pintor situ una paloma envuelta en un halo de gran luminosidad, la cual dentro del simbolismo
cristiano hace referencia al espritu santo y con lo que se completara la representacin completa
del dogma de la Santsima Trinidad.
Para completar el elenco de personajes relacionados con el bien desde la perspectiva del
imaginario cristiano Vallejo incluy tres varios seres anglicos. Por un lado los conocidos como
querubines, identificados con rostros de infantes sonrientes, tres de ellos fungen como tronos
de la Virgen Mara mientras que un par ms se asoma entre las nubes observado lo que sucede
en el resto de la pintura lo que los convertira esencialmente en testigos de eventos prodigiosos.
Un segundo tipo sera el busto de un ngel nio sin personalidad en particular localizado en el
centro izquierdo de la obra y que lleva en sus manos unos clavos, smbolos del sacrificio de Cristo,
que parece estar mostrando a Mara. Tras de l un ngel juvenil no identificado sujeta una lanza
lo que potencialmente puede significar su funcin como soldado de las fuerzas anglicas que
luchan incansablemente contra las fuerzas del Maligno pero tambin sirve para mostrar otro de
los objetos smbolos de la crucifixin de Cristo que es el momento matriz propiamente dichos de
la concepcin cristiana del mundo y de ah que se haga constante referencia a tal evento. Existen
tres personajes anglicos que pueden ser identificados como arcngeles, es decir, ngeles de
jerarqua superior que han jugado papeles de importancia en las historias presentes en la Biblia
y en los textos apcrifos cristianos por lo cual son los nicos ngeles a los que la tradicin les
ha asignado un nombre propio. Cargando al nio Jess esta Gabriel, cuyo nombre hace significa
mensajero de Dios ya que fue el encargado de anunciar a la Mara que se encontraba en un
embarazo divino cuyo producto sera el Hijo del Dios29, y el que puede ser reconocido por la vara
con flores de azucenas que lleva en una de sus manos. Del mismo lado pero debajo del ngel
nio sta segn las ms probable interpretacin el arcngel Rafael o conocido tambin como
la medicina de Dios. Es interesante que precisamente en la Biblia este arcngel proporcione
27 Marina Warner. T sola entre las mujeres. El mito y el culto de la Virgen Mara. Madrid: Taurus, 1991. p. 33.
28 Apocalipsis, captulo 12, versculo 5.
29 Evangelio segn san Lucas, captulo 1, versculos 26-38.
un remedio para lograr alejar a los demonios de los seguidores de Dios.30 Tal vez por ello sea que
Vallejo haya decidido pintar a ste arcngel enterrando una lanza en una de las cabezas del ente
policfalo que parece amenazar a la Virgen Mara, lo cual correspondera al referente defensivo
que el imaginario cristiano le otorga a este personaje contra el mal.
Situado en un poco ms abajo del san Rafael, en un plano ms cercano al espectador y con
un mayor tamao se haya otro arcngel que viste un atuendo militar que lo diferencia claramente
de los dems. Sus ropajes son similares a los de un centurin romano es decir con sagum (manto
militar romano), paludamentum (capa usada por los comandantes militares romanos), lorica (coraza
metlica del torso) pintada con la bveda celeste propio de un personaje bondadoso, faldelln y
un par de cothurnus (calzado que era utilizado por altos dignatarios del ejrcito romano).31 Lo
anterior lleva a pensar que la funcin especfica de este ngel es como guerrero y estratega de las
milicias divinas. El que se encuentre armado, en una de sus manos empua una espada y en la otra
un escudo, aunado a su actitud victoriosa y beligerante, refuerza la interpretacin de que este
ngel no es otro sino San Miguel el princeps militae angelorum o prncipe militar de los ngeles.32
En la imagen se puede ver a San Miguel pisando a la criatura que ocupa gran parte del lado
derecho e inferior del espacio pictrico. Para saber su identidad y las de sus acompaantes se
puede recurrir al siguiente pasaje bblico:
As se puede inferir que la escena que trato de representar Vallejo es la lucha entre
los ejrcitos celestiales e infernales en la que se sometieron a duelo sus respectivos lderes
mencionada en el libro del Apocalipsis. De esta forma el personaje atacado por San Rafael y San
Miguel, en forma de dragn de seis cabezas, tendra la identidad a la vez del Diablo y la Najash
(nombre de la serpiente del Paraso). Asimismo Miguel quien salva de las garras del Diablo a la
Mujer Apocalptica, smbolo de la Iglesia, fue considerado como defensor mximo de la Institucin
Eclesistica y el Diablo como toda fuerza que trata de minar su poder.
Este policfalo demonio recuerda mucho al monstruo de la mitologa grecolatina conocido
como la Hidra de Lerna, que fue uno de los seres que Heracles tuvo que eliminar para completar
sus famosos doce trabajos.34 El cuerpo de esta representacin del Seor de las tinieblas posee en
general rasgos que pueden denominarse como quimricos debido a que es una combinacin de
varios seres. Por ejemplo sus patas con garras se asemejan a las de un gran felino, su cuerpo parece
ser reptiliano pero dotado de una gran musculatura que recuerdan a la de un toro, posee varias
cabezas de distintos animales, y por si fuera poco alas de murcilago que lo vinculan a los seres
nocturnos y por ende sealan de esencia maligna. Tal combinacin de rasgos a su vez muestran
que tal criatura es un monstruo en el sentido que no se encuentra en la obra divina de manera
natural lo que revela un contra sentido de la voluntad divina muy propia de Satn como el gran
retador de Dios por excelencia. Por otro lado el color verdoso de su piel habla de podredumbre y
corrupcin moral, no en balde este tipo de verde era uno de los colores asignados al Diablo.35 Cabe
sealar que en una poca sin sistemas de refrigeracin eficientes el que un alimento se tornara
verdoso era seal de un peligro sumamente mortal. A su vez su larga y sinuosa cola, que comienza
ancha y se estrecha conforme llega a su final rematado en una punta triangular, llama la atencin
por su gran extensin que casi abarca la vertical del cuadro. En este caso tal protuberancia
potencialmente puede sealar el origen celestial del Maligno, por mostrar su lugar de origen, y
simultneamente ser la escalera de la perdicin que ilustra la cada de aquellos ngeles rebeldes
que prefirieron seguir Luzbel en vez de al Creador.
Para identificar a este personaje policeflico se tiene que consultar el texto bblico del
la razn de que se haya escogido a formas animales como representacin de los pecados puede
hallarse en la interpretacin cristiana del orden natural, segn la cual se encontraba en las bestias
ciertos elementos simblicos que se referan a aspectos peyorativos o punitivos. Sobre todo en
los animales considerados como salvajes que eran generalmente usados en las representaciones
del mal ya que provocaban sensaciones de miedo e incertidumbre.37 Desde esta perspectiva, los
animales realizaron una doble funcin en el imaginario cristiano, por una parte encarnaban el lado
despiadado y peligroso de la naturaleza, por la otra representaban el enfrentamiento interior
personal entre los instintos humanos y el deber ser impuesto por el sistema sociocultural. Ahora
que a su vez cada uno de los animales representados en la pintura en el imaginario cristiano tena
su particular vnculo con el Maligno. As la cabeza del animal que se haya entre todas ellas, y
que por cierto San Miguel est pisando es la del cerdo, en la concepcin cristiana era smbolo
de la suciedad y la ignorancia, pero sobre todo de la voracidad a causa de su gran capacidad de
ingesta de alimentos y su contextura rechoncha. Adems se le relacionaba con los posesos por
el pasaje del evangelio en que Jess sac unos demonios de sus vctimas y los hizo entrar a una
piara.38 Igualmente al cerdo se le vinculaba con el pecado capital de la gula, la cual es el deseo
desordenado por el placer, especialmente conectado con la bebida y la comida. Los glotones y
borrachos eran los clsicos ejemplos de personas cometedoras de este pecado pero tambin
aqullos que cortejaban el gusto por cierta clase de comida a sabiendas que va en detrimento
de la salud o quienes consuman sus alimentos de manera voraz y eran irrespetuosos con el resto
de los comensales a manera propiamente dicho de cerdos.39 A continuacin en el lado inferior
izquierdo del grupo de cabezas se halla la cabeza de un gran felino que por sus rasgos debe ser
un len. Aqu es menester sealar que en la iconografa cristiana un mismo animal puede tener
valores que estn en oposicin que alterna entre el bien y el mal, entre lo nocivo y lo benevolente,
como es el caso precisamente del len ya que por un lado era visto como smbolo de la valenta
que todo cristiano deba tener para seguir a Cristo y por su asociacin con la realeza en ocasiones
con el rey y legitimo gobernante de todos los hombres que no es otro sino Dios encarnado. Sin
embargo el len tambin era tomado como un animal soberbio que confiaba demasiado en su
majestuosidad y poder. La soberbia, que se entiende como una sobreestimacin de s mismo y un
amor propio indebido que lleva a la bsqueda constante de atencin y honor en detrimento de
la humildad que se debe tener ante Dios. Este era el pecado que para gran parte de los telogos
provoc la cada de Lucifer y por ello el primero en aparecer en el mundo.40 A la izquierda est
de la cabeza leonina fue pintada la de una ave rapaz que sugiere potencialmente dos opciones.
Una de ellas por la forma de la cabeza y el pico es que sea un bho, animal que por costumbres
nocturnas era vinculado con el Seor de la oscuridad es decir el Diablo. La otra opcin es que
sea un buitre, ave que era vista como la representacin del pecado capital de la avaricia lo
que concordara con el resto del discurso visual. Esta ave por sus conductas necrfagas fue
la relacionada con la muerte y la tragedia, pero tambin debido a su forma de pelear con sus
semejantes por los cadveres fue visto como un ser lleno de avaricia.41 A su vez tal pecado capital,
definido como en el amor excesivo por los bienes materiales, era sumamente condenado debido a
las prohibiciones del noveno y dcimo mandamientos.42 Junto a la cabeza de la ave fue pintado la
de una felino amenazante que tiene la piel moteada, si se toma en cuenta el mbito novohispano
37 Santiago Sebastin. Mensaje simblico del arte medieval. Arquitectura, liturgia e iconografa. Madrid: Encuentro,
1994. p. 252.
38 Hans Biedermann. Diccionario de smbolos. Barcelona: Paids, 2003. p. 99.
39 Pedro de Ribadeneyra. Tratado de la tribulacin. Valencia: Ildefonso Mompie, 1790. p.169.
40 San Ambrosio. Oficios de virtud que guan a la bienaventuranza. Madrid: Imprenta de don Benito Cano, 1789. p.
42-43.
41 Hans Biedermann. Op. cit., p. 74.
42 Gaspar Astete y Jernimo de Ripalda. Catecismo. Madrid: Imprenta Real, 1720. p. 11.
tal animal sera un jaguar, animal que caza por lo general de noche por lo que entrara dentro de
la fauna demoniaca desde la perspectiva cristiana. Tambin podra ser un leopardo, flido que en
el Viejo Mundo por su extraordinaria fiereza era tenido como ejemplo del pecado capital de la ira,
expresin del desagrado y el enojo de manera pasional que termina por destruir al individuo que
termina consumido tal emocin como si fuera devorado por una fiera. Siguiendo la descripcin y
anlisis de las cabezas se tiene detrs del calzado de San Miguel Arcngel la testa de una especie
de reptil con un gran hocico que recuerda a un cocodrilo. Como todo gran reptil el cocodrilo es un
animal de sangre fra que para realizar sus funciones vitales adecuadamente precisa de pasar gran
cantidad de tiempo tomando el sol para calentar su cuerpo. Tal vez sea por eso que este reptil en
ocasiones se le percibiera como un animal perezoso y en ese sentido lleno de acedia. Este pecado
capital se originaba de la pereza espiritual de un individuo que rechaza el gozo que viene de Dios
y siente horror por todo lo divino, por lo que se le consideraba un pecado contra el amor a Dios
y por tanto iba en contra del Primer Mandamiento.43 A la derecha de la cabeza reptiliana se haya
otra pero esta vez de un tipo ms ofdica, a la cual precisamente San Rafael le entierra un arma
larga y punzante por uno de los orificios de su nariz. La serpiente en este caso simboliza el pecado
capital de la envidia, el acto de desear bienes ajenos, tambin implica la emulacin de algo que no
se posee y se encuentra prohibida expresamente en el dcimo mandamiento.44 Hay que recordar
que una de las explicaciones de la cada de Lucifer fue la envidia que sentido por el hombre debido
al amor divino que ste gozaba.
Por ltimo se tiene la cabeza de un mico o mono, muy similar a una de las dos especies que
habitaban las zonas tropicales novohispanas. Si se sigue el discurso visual de las otras testas aqu
el mono estara vinculado con el pecado capital de la lujuria, que es el apetito desbordado del
placer sexual y que evoca todo acto sexual que no tenga como fin la procreacin o el desarrollado
fuera del matrimonio. Este pecado se encuentra relacionado directamente con la violacin del
sexto mandamiento.45 Aqu se puede inferir que la similitud de los genitales masculinos del
mono y sus supuestas costumbres sexuales desenfrenadas ejemplificaban para algunas buenas
conciencias cristianas al pecador lujurioso que slo pensaba en satisfacer sus impulsos sexuales y
de esa forma se comportaba como todo un mico. As de esta forma Vallejo logro la representacin
de los pecados capitales a la vez que del Diablo mismo
Es importante indicar que la imagen del mono no solamente se encuentra en una de las
cabezas del monstro heptacfalo sino tambin a la mitad de la obra en el extremo derecho el
espectador puede ver un mono que est cayendo y trata de sujetarse de su cola sin conseguirlo.
No obstante si se mira detenidamente tal personaje simiesco se logra distinguir que tiene ropajes
similares a los de otros personajes que se localizan por arriba del mismo y adems que sus
miembros ms que de mico son humanos. Para entender el porqu de ello se tiene que tener en
cuenta que la similitud del mono con el hombre era algo sospechosamente maligno. Por un lado
porque toda semejanza alude a un acto de mmica que en ltima instancia es un acto mentiroso,
por otro lado la creencia de que el Demonio trata de imitar las obras divinas obteniendo como
resultado siempre parodias o a lo mucho o creaciones imperfectas que solo llegaban hacer
similitudes. Como nos seala Covarrubias en la acepcin dedicada a la similitud el Diablo en su
bsqueda de emular al Creador slo haba logrado ser su Simia Dei, es decir el mono de Dios o un
creador frustrado e imperfecto.46 As con este personaje asequiblemente se buscaba comunicar
el discurso visual de que al igual que el mono, un hombre imperfecto, Satans no poda igualar
43 Josef Pieper. Las virtudes fundamentales. Madrid: Ediciones Rialp, 2003. p. 392-395.
44 Pedro Ribadeneyra. Op. cit., p. 280.
45 Gaspar Astete y Jernimo de Ripalda. Op. cit., p.130.
46 Sebastin de Covarrubias Horozco. Tesoro de la lengua castellana o espaola. Madrid: Iberoamericana, 2006. p.
939.
a Dios por ms que se esforzara a Dios y a la vez que todo hombre al pecar se converta en un
simio de Satans, que fue el primer pecador, y por ello no tena otro destino que la desgracia. Un
ejemplo de ello son los personajes localizados en la parte superior de la cola del policfala criatura
y que se encuentran en contraposicin del grupo de arcngeles y envueltos en nubes grisceas.
Indudablemente son aquellos ngeles que creyeron en la palabra de Satn y emularon su acto
de rebelda lo que les trajo como consecuencia caer al ms profundo abismo como menciona
el profeta Isaas.47 Es interesante observar que entre ms arriba se localizasen estos ngeles
rebeldes ms perecidos son con sus contrapartes anglicas pero entre ms abajo se encuentren
el pintor les fue otorgando ms rasgos animales, por ejemplo uno de ellos tiene nariz de cerdo, en
seal de la degradacin que les trajo sus actos rebeldes contra el Divino.
A continuacin presento otra imagen icnica demoniaca novohispana que aunque no es tan
rica en su contenido iconogrfico presenta un interesante informacin contextual ya que forma
parte de un proceso inquisitorial lo que nos permite conocer lo que pensaba de ella por lo menos
parcialmente tanto su creador icnico como algunos de los espectadores de la poca que la vieron
como un discurso transgresor. Veamos primero la descripcin del caso del cual proviene a muy
grandes rasgos.48
En el ao de 1662 por la tarde del da 24 de marzo en la ciudad de Antequera, ubicada
en el valle de Oaxaca que a su vez se haya en la zona sur del Virreinato de la Nueva Espaa, se
encontraban jugando dados en el mostrador de una tienda de sombreros un grupo de vecinos
de sangre espaola. El dueo del lugar era Miguel Aion quien haba invitado a jugar a su local
a Cristbal Palacios, Francisco de Urrutia, Sebastin de Aragn y Joseph Mndez. Un poco ms
tarde paso un mulato por el lugar y pregunto si se poda unir al juego. Este individuo llevaba por
nombre Miguel de la Flor, era conocido por varios vecinos del lugar con quien llevaba una relacin
amistosa y era esclavo del capitn Miguel de Fuentes que a su vez era propietario de una tienda
vecina al negocio de sombreros. Segn los testimonios, todo ocurra con el bullicio normal que
se daba en esas reuniones hasta que llego el turno participar del recin llegado. De la Flor poco
antes de tirar los dados saco de entre sus ropas un librito que llevaba muy bien escondido, el cual
en cada foja tena pintado un demonio y un par de dados. Segn Francisco Urrutia antes de tirar
el mulato empez hojear tal librito y despus escucho que hizo una oracin como dirigindose a
Dios, slo que con sta pretenda llamar e invocar a uno de los demonios pintados en el las fojas
cuyo nombre pronuncio en voz alta al finalizar tan nefando y extrao acto. El nombre del demonio
invocado era el de Maimon demonio con el poder de atraer la suerte en la ganancia. Cuando Miguel
Aion le pregunt su compaero de juego el porqu de tal accin el esclavo contesto que tambin
los diablos jugaban a los dados en el infierno, y que ayudaban a los hombres si as lo queran. Ante
tal respuesta todos se quedaron en silencio. Despus Sebastin de Aragn le pidi amablemente
prestado el librito para hojearlo a lo que el mulato se resisti en un principio como desconfiando
pero finalmente accedi a ello. Segn lo testificado por De Aragn este se sorprendi ante lo que
observo en el librito por lo que decidi entregrselo a Urrutia, quien al verlo con detenimiento
tambin se mostr escandalizado y sali corriendo con el mismo. Francisco de Urrutia se dirigi
hacia la casa de don Miguel de Fras, quien tena gran fama en Antequera de ser gran conocedor
de asuntos concernientes a religin y con buena habilidad en la lengua latina. Cuando lleg
Urruta a la casa de Fras este se encontraba conversando con doa Juana de Lorenzana y Juliana
Canseco. Estas ltimas testimoniaron que Urrutia llego muy apresurado y alarmado le cont
a Fras que le haba quitado un librito a un mulato y el cual estaba lleno de monos malignos y
de frases en latn que l no alcanzaba a comprender. Cuando Fras vio los demonios pintados
se mostr interesado pero cuando comenz a leer las frases en el latn que lo acompaaban no
pudo contener su clera tir el librito al sobre una mesa. Urrutia al ver la reaccin de Fras corri
a recogerlo y trato de romperlo, pero aqul lo detuvo y le dijo que lo deba hacer era ir a buscar
al comisario del Santo Oficio ya que el librito contena dibujos y frases que eran una ofensa para
Dios. En el trayecto hacia la casa del comisario Urrutia se encontr con Miguel de la Flor quien
le pregunt por su librito, ste le contest que Miguel de Fras lo haba roto. Aunque el esclavo
le reclam al final dijo que lo sucedido con el librito haba sido lo mejor y se despidi. Ya por la
noche de ese mismo da Andrs Gonzlez Caldern, comisario del Santo Oficio en Oaxaca, recibi
el librito con los diablos pintados y consider que era prueba suficiente para iniciar un proceso
inquisitorial contra Miguel de la Flor por tener pacto con el Diablo. Despus los dems testigos
acudieron en los siguientes das a dar su declaracin contra el mulato. No obstante pasaron dos
aos para que el caso fuera tomado por los inquisidores Juan de Ortega Montas y Pedro de
Medina Rico quienes ordenaron la incautacin todos los bienes, especialmente sus escritos, el
apresamiento y trasladado a las crceles del Tribunal del Inquisicin en la Ciudad de Mxico del
mulato. Cuando se supo de tal mandato en Oaxaca algunos vecinos de dicha ciudad acudieron a
declarar sobre la conducta sospechosa de Miguel de la Flor y a entregar otros escritos y dibujos
que el esclavo haba realizado. Con tales documentos, las observaciones del notario del Santo
Oficio en la capital virreinal Pedro de Arbenta y del alcalde de la crcel de la Inquisicin Fernando
Hurtado Merino ms los dichos del propio acusado se integr un muy interesante expediente de
75 fojas. En esta archivo podemos encontrar informacin sobre el acusado de diversa ndole como
su descripcin fsica, mulato pardo, de poco bigote y barba, buen cuerpo, edad, de veinte y tres
a veinte y cuatro aos, e inclusive su carcter, la malicia del reo es grande por serlo su capacidad
de aplicacin e inteligencia en varias materias. De igual forma nos enteramos que el esclavo saba
leer y escribir muy bien, algo muy raro para la poca, pero no slo en castellano sino tambin en
latn, griego y hebreo, lo que era todava ms asombroso. Asimismo era bueno para los nmeros
y le agradaba escribir poesa. Tena la costumbre de regalar sus escritos a sus amigos y se sabe
que por lo menos una vez trato de ensear otro esclavo a aprender a leer y escribir.49 Destaca el
hecho de que se conservaron en el expediente las imgenes icnicas demonacas que condujeron
a su acusacin y que a continuacin se present una de ellas para sus anlisis y comparacin con
la imagen de Vallejo.
49 Archivo General de la Nacin. Fondo Indiferente Virreinal, Ramo Inquisicin, caja 1118, exp. 14.
Figura 2: Miguel de la Flor, Amice Ladrebu, siglo XVII, AGN, Indiferente Virreinal, Ramo
Inquisicin, caja 1118, expediente 14.
En la figura 2 se presenta una de las folias con imagen icnica antes sealado y fue la
elegida a manera de ejemplo para comparar con la obra de Vallejo pero antes se pasara a una
breve descripcin y anlisis de la misma. En primera instancia se puede notar que esta tiene una
cabeza humana en forma ovoide que le da una sea de elegancia. En lo que se refiere al rostro
est fue apenas compuesto por ojos, nariz y boca, no obstante con esos pocos elementos De la
Flor logro darte una expresin muy sugerente que puede entenderse como sorpresiva. Adems
la testa en su parte superior fue completada con unos trazos que dan la idea de cabello pero
lo ms importante, con un par de cuernos. Los cuernos eran relacionados tradicionalmente con
la virilidad y la fuerza pero tambin un smbolo de la falta de control de apetito sexual y con
la degradacin animal propios del Diablo. De la Flor uni tal cabeza con el torso del resto de
la imagen mediante un pequeo pero fuerte cuello. De su espalda salen un par de alas que no
son tpicas quirpteras sino estn cubiertas de plumas parecidos a los de los ngeles. Lo anterior
posiblemente en referencia a su pasado celestial antes de su cada pero tambin a su poder
sobrenatural de volar por los aires. Su torso es algo rechoncho, cuadrado y por los trazos pintados
da la percepcin de estar cubierto de pelo aunque guarda cierta similitud con el humano a la
vez contrasta fuertemente con sus extremidades inferiores aviares y sus dedos aguzados que
se presentan a manera de garras. Llama la atencin sobre todo su cola que por su terminacin
semeja la de un animal ponzooso y por ende maligno, el escorpin. Tal criatura tambin indica
con sus manos unas figuras cuadras, que deben ser dados, y que contiene cada uno tres puntos.
Los rasgos iconogrficos que utiliz Miguel de la Flor en este personaje demonaco son hasta
cierto punto acordes con los presentes en las imgenes icnicas demonacas novohispanas e
inclusive conservan la tradicin de representar al Diablo de forma quimrica. Es importante no
olvidar que del lado derecho de su cabeza de este Demonio fueron escritas las palabras Amice
Ladrebu. Cabe indicar que los nombres que Miguel de la Flor asign a sus imgenes son poco
comunes, en especial si los comparamos con las listas de las huestes diablicas contenidas en los
grimorios y otros textos demonolgicos de la poca. En este caso la segunda parte del nombre
puede ser encontrado interesantemente en un tratado que hace referencia a los actos cometidos
por las brujas en los aquelarres en concordancia con el imaginario inquisitorial. Encontr que Juan
Prez de Montalvn, notario del Santo Oficio, nos cuenta en su obra Para todos ejemplos morales,
humanos y divinos que las hechiceras invocan al demonio llamndole con nombre extraordinarios
como Gavit, Hiruel, Ladrebu, Humbres y Tagy.50 Tal hecho lleva a pensar que el mulato en algn
momento tuvo contacto con tal obra, pero tal cuestin ser resuelta en una investigacin futura.
Cabe hacer un parntesis para decir que un estudio ms profundo del caso puede conducir a un
mayor conocimiento sobre la veta poco explorada de los tratados demonolgicos novohispanos.
Ahora que respecto a la primera palabra que contiene la imagen, el adjetivo latino amice que en
castellano significa amigo, indica probablemente que tal criatura es un aliado de su realizador. Por
otra parte en la imagen existe una articulacin implcita entre este Demonio y los dados que se
encuentran frente a l con los dados indica la creencia en la funcin mediadora de los demonios
para influir en los juegos de azar lo que a su vez indica el uso de la imagen como objeto de magia
parasimptica. Hay que tener en cuenta que por lo menos desde la proclamacin de la bula Super
illius specula en el siglo XIV en el imaginario cristiano se asimil a las prcticas mgicas con la
hereja y stas fueron definidas como ofensivas a Dios adems de que se considera que cualquiera
que realice magia ritual tiene un pacto con el Diablo.51 Aunado a que la cualquier acto o intento
de hacer un acto mgico era intento de trasgresin hacia la voluntad divina y por ende seal de
la soberbia diablica.52 Posiblemente lo anterior explique la adversa reaccin de los vecinos ante
tales imgenes con estirpe demoniaca usadas por el mulato para modificar o influir una accin
de la vida cotidiana como el jugar a los dados. Para las autoridades inquisitoriales otra potencial
prueba de la relacin entre est imagen y el Diablo debe haber sido tambin que era utilizada en
un contexto de ociosidad ya que sta misma era vista por la Iglesia como la madre de los vicios, la
madrastra de las virtudes y el taller del Diablo. Fray Diego de Estella opinaba que el ocioso es el
blanco perfecto de las saetas del Demonio y que la ociosidad es la almohada de Satn.53 Adems
la ociosidad traa consigo la oportunidad para la tentacin demonaca ya que entre ms se halle
ocupada una persona menos tiempo tendr el Demonio para ejercer su influencia en ella.54 El
jugara los dados tambin era una forma de atraer a Satans ya que, implicaba para los moralistas
50 Juan Perez de Montalvn. Para todos ejemplos morales humanos y divinos en que se tratan ciencias, materias y
facultades repartidos en los 7 das de la semana. Sevilla: Imprenta de los Gmez, 1716. p. 223.
51 Alain Boureau. Satan the Heretic. The Birth of Demonology in the Medieval West. Chicago: University Of
Chicago Press, 2006. p. 131.
52 Franco Cardini. Magia, brujera y supersticin en el Occidente Medieval. Barcelona: Pennsula, 1992. p. 86.
53 Diego de Estella. Tratado de la vanidad del mundo. Madrid: Joseph Otero, 1787. p. 395.
54 Jaime Baron. Luz de la fe y de la ley. Entretenimiento cristiano entre Desiderio y Electo. Barcelona: Teresa
Piferrer, 1762. p. 581.
de la poca una accin inherentemente perversa porque encenda las ms bajas pasiones,
suscitaba pleitos y desrdenes, provocaba el abandono del trabajo y destrua los caudales de las
familias hacindolas caer en desgracia.55 Asimismo en varias leyendas populares se le otorgaba
al Maligno el poder de conceder buena suerte para el juego56 y en algunas obras literarias se le
presentaba como ferviente jugador.
Finalmente si comparamos ambas imgenes tenemos que ambas inmersas en contextos
visuales muy especficos que contrastan. En la pintura de Vallejo el Demonio no est representado
de manera aislada sino en conjunto con otros personajes del imaginario cristiano, mientras. La
relacin visual que se estableca entre Satans, su contexto y los otros personajes en el primer caso
tiene tres caractersticas fundamentales, la primera de ellas es el ser distintiva, es decir tiene por
objetivo que el espectador pueda diferenciar al Maligno y sus huestes del resto de los personajes
representados por medio de rasgos iconogrficos considerados como feos y peligrosos pero que
daban la idea de un ser poderoso, embaucador, sdico y sin buenas intenciones. Generalmente
esos rasgos contrastan con lo de los otros personajes que tenan apariencias que caben dentro de
los cnones de lo bello dentro la cultura occidental o que por lo menos no presentaban motivos
fuera de lo considerado normal y que hacan nfasis ya se en su condicin de seres bondadosos
o de vctimas indefensas. La segunda caracterstica versa sobre la jerarquizacin, a fin de que
quedara en claro la dignidad e importancia moral entre los personajes. As a Satn se le ubic
principalmente en la zona inferior del cuadro y por debajo de los personajes celestiales. Por
ltimo se tiene su articulacin con el escenario en el que aparece Lucifer, el cual daba una razn
de su presencia, en este caso se pint siendo arrojado del cielo por su acto de rebelda a la vez que
como un enemigo poderoso siempre acechante del cual todo cristiano deba cuidarse. Mientras
que en la imagen de Miguel de la Flor tenemos en primera instancia no se halla una patente
diferenciacin que indique la maldad del Demonio y por el contrario le personaje representado
ms que peligroso parece un tanto simptico por lo que no est presente la diferenciacin entre
el bien y el mal. Tampoco existe la jerarquizacin en este caso porque la criatura demonaca ocupa
un lugar central y de buen tamao pero principalmente debido a que es la nica protagonista
de la imagen. En cuanto a su articulacin sta no posee ningn tipo de escenario y slo pueden
relacionarse con el par de dados y con las dos palabras que fueron escritas. Tal vez estas
articulaciones fueron las que levantaron tal suspicacia entre los espectadores que hicieron que
estas imgenes fueran censuradas y adquieran as el carcter peligroso.
Concluy finalmente que la imagen icnica pintada por Vallejo presenta a Diablo de manera
distintiva, jerarquizado y articulado a un contexto especfico que comunica la idea de que por
formidable que parezca su poder, ste no puede valorarse correctamente si no se considera el
conjunto de fuerzas bondadosas que se le oponen. Precisamente los ngeles son mostrados
derrotando a los demonios y Virgen como suprema protectora del gnero humano. Con todo
ello quedaba claro que los novohispanos no se encontraban solos ante los embates del Maligno.
Simultneamente se brindaba la idea de que Satn, que es contraparte de las fuerzas celestiales
que lo derrotan, es el adversario por antonomasia de la institucin eclesistica. Justamente
as la Iglesia justifica su poder al presentarse como una barrera contra el Demonio gracias a los
sacramentos que otorga, como la penitencia, los ritos que realiza, por ejemplo el exorcismo, las
oraciones y bendiciones que pronuncia y por supuesto las imgenes que patrocina y promueve
que en su conjunto mantienen alejado al Diablo. Lo que contrasta con el caso de la imagen icnica
realizada por Miguel de la Flor en donde nos encontramos ante un caso que muestra una re-
55 Hiplito Villarroel. Enfermedades polticas que padece la capital de esta Nueva Espaa. Mxico: Miguel ngel
Porra, 1999. p. 273.
56 Arturo Morgado Garca. Demonios, magos y brujas en la Espaa moderna. Cdiz: Universidad de Cdiz, 1999. p. 81.