Timothy Anna - La Independencia de México y América Central (9 Hojas)
Timothy Anna - La Independencia de México y América Central (9 Hojas)
Timothy Anna - La Independencia de México y América Central (9 Hojas)
L A INDEPENDENCIA DE MXICO
Y AMRICA CENTRAL
2. Linda Arnold, Social, economic and political status in the Mxico City central bureau-
cracy: 1808-1822, comunicacin presentada en la V Reunin de Historiadores Mexicanos y Nor-
teamericanos, Ptzcuaro, 1977.
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de los aztecas o de los primeros conquistadores que pensaban haban sido despla-
zados por los administradores reales, y al creer fervorosamente que la aparicin
en Mxico de la Virgen de Guadalupe constitua-una seal del destino divino sobre
todas las cosas mexicanas. De este modo, los criollos se identificaban como ameri-
canos, es decir que se reconocan como distintos de los peninsulares y con objeti-
vos polticos diferentes. En resumen, se haban concienciado de su propio papel
como sujetos colonizados. Entretanto, los miembros de la lite autctona, incluso
aunque no hubieran adoptado las ideas del neoaztequismo y del protomexicanis-
mo, tenan serias quejas contra el rgimen imperial, que culminaron con el decreto
de Consolidacin en 1804. Por primera vez desde las Leyes Nuevas de 1542 la lite
se daba cuenta de que un acto arbitrario de Espaa poda hacer tambalear su exis-
tencia. Sin embargo, aun as, ni la lite ni la clase media criollas aspiraron a una
independencia completa, porque teman a las masas y porque para poder mantener
el orden social dependan de las tradiciones de la Iglesia y el Estado. Pero aspira-
ban a la autonoma. Dos destacados observadores contemporneos, el obispo elec-
to de Michoacn, Manuel Abad y Queipo, y Alexander von Humboldt, percibieron
claramente muestras de esto, aunque los dos tendieron a subrayar el conflicto pol-
tico de los criollos frente a los espaoles.
llevan la voz pblica.3 De esta manera el cabildo peda al virrey que reconociera
la soberana de la nacin y que en un futuro prximo convocara una asamblea re-
presentativa de las ciudades de Nueva Espaa. Ello constitua un llamamiento a
la creacin de un gobierno autnomo tras tres siglos de absolutismo. Los principa-
les defensores de este plan adems de Azcrate, Primo de Verdad y Talamantes
fueron prominentes criollos, tales como el marqus de Uluapa, el marqus de Ra-
yas, el conde de Medina, el conde de Regla y Jacobo de Villaurrutia, un miembro
de la Audiencia. Sus principales opositores eran la mayora de los miembros de la
Audiencia y los hacendados, comerciantes y mineros peninsulares. Quiz la pro-
puesta criolla hubiera tenido escaso resultado de no ser por el hecho de que el vi-
rrey Iturrigaray dio muestras de favorecer, o al menos de no oponerse, a la idea.
Convoc a los representantes de las principales corporaciones en la capital para
discutir el futuro gobierno de Nueva Espaa. El bando absolutista decidi que la
nica manera de evitar el peligro de encaminar a Nueva Espaa hacia la revolucin
con la connivencia del virrey era deponerlo.
Legalmente, ante la ausencia del monarca y el deseo de varias juntas espaolas
de ostentar la autoridad en su nombre, la propuesta criolla (mexicana) no consti-
tua una traicin. Era un llamamiento para restaurar la autoridad de los cabildos
que, segn la consideracin de los criollos, era donde radicaba la autoridad en M-
xico despus de producirse la conquista espaola. Ni Azcrate ni Primo de Verdad,
autores de la propuesta, se cuestionaban la autoridad suprema del rey. Primo de
Verdad argument que la autoridad le viene al rey de Dios, pero no de modo inme-
diato, sino a travs del pueblo. Azcrate por su parte declaraba que exista un pacto
entre la nacin y el rey; en ausencia de ste la nacin asuma la soberana, pero
cuando el rey regresara, el ejercicio directo de la autoridad por parte del pueblo
debera cesar automticamente.4 Sin embargo, los absolutistas vean esta posicin
como una gran traicin, porque alteraba profundamente el dominio espaol. Lo
esencial del caso giraba en torno a si Mxico era o no una colonial Los autonomis-
tas, que rechazaban la idea de que su pas fuera una colonia, argumentaron que
constitua uno de los reinos que componan la monarqua espaola. A l igual que
las provincias y reinos de la pennsula, Mxico poda crear una junta provisional
para gobernar en nombre del rey mientras durara la crisis. Los absolutistas soste-
nan que Nueva Espaa no era un reino como los de la pennsula y que cualquier
propuesta de establecer una autonoma regional era ilegal. Para ellos, Mxico tena
que preservarse como abastecedor de metales a la madre patria, que ahora se en-
frentaba a su posible extincin ante la conquista extranjera. La Audiencia pensaba
que el proyecto de convocar una asamblea de ciudades contena cierta similitud con
los Estados Generales franceses de 1789. Existan dos sutiles criterios al respecto,
y los mexicanos lo saban, ms an cuando las provincias de Espaa ya estaban
haciendo lo que se propona en Mxico. El gobierno que pronto se creara en Espa-
a proclamara a Mxico u n t o con los dems territorios de ultramar) como una
parte de la monarqua igual a las otras, aunque la poltica espaola requera que
no lo fuera.
Cuando las noticias de que el plan haba sido descubierto llegaron a odos de Hi-
dalgo en su casa de Dolores, ste decidi comenzar la revuelta al momento. As,
en la maana del*16 de septiembre de 1810 Hidalgo lanz su Grito de Dolores,
incitando a los indios y mestizos que afluan al mercado del domingo para que se
unieran a l y se levantaran en defensa de la religin, se sustrayeran del yugo de
la dominacin espaola (representada particularmente por los responsables de la
destitucin de Iturrigaray de su cargo), y pusieran fin a los tributos y otros signos
degradantes de subordinacin. La revolucin empez en nombre de Fernando V I I ,
y la Virgen de Guadalupe el smbolo mximo de la piedad mexicana fue pro-
clamada guardiana y protectora de la rebelin. Ms tarde, Hidalgo incorporara
otros elementos a este vago programa. Peda la independencia, la abolicin de la
esclavitud y la devolucin de la tierra a las comunidades indgenas. Entretanto, nunca
prohibi el saqueo a sus seguidores y de hecho los anim a desposeer a los espaoles.,
La revuelta se extendi con una furia explosiva a travs de la intendencia de
Guanajuato, ya que la poblacin se levant espontneamente en lo que pronto se
convirti en una violenta guerra de'desquite contra los blancos, tanto peninsulares
como criollos, a quienes los indios identificaban como sus opresores. En el primer
da de la revuelta, los rebeldes tomaron la ciudad de San Miguel el Grande, dos
das despus entraban en la rica ciudad de Celaya, y el 23 de septiembre, una fuer-
za de unas 23.000 personas, desarmadas pero entusiastas, lleg a la ciudad de Gua-
najuato, la capital de la intendencia. El 28 de septiembre los insurgentes asaltaron
la alhndiga que era como una fortaleza donde los europeos y los criollos se ha-
ban refugiado, mataron a sus defensores y saquearon la ciudad durante dos das.
La destruccin de Guanajuato se convirti en el smbolo de la ferocidad de los re-,
beldes que los realistas pudieron usar convenientemente en su propaganda. A prin-
cipios de octubre los rebeldes alcanzaban la cifra de 60.000 y el 17 de octubre toma-
ron la ciudad de Valladolid, el centro diocesano donde Hidalgo haba estudiado.
Estimulados por su rpida victoria planearon caer sobre la capital del virreinato,
Ciudad de Mxico, esperando que con el rpido golpe libertaran a toda la colonia.
Aunque la revuelta de Hidalgo proclamaba la independencia como meta, era
poco clara en sus objetivos, le faltaba un programa definido y un dirigente firme.
Hidalgo, al llamar a los indios y a las castas oprimidos a la revuelta violenta, haba
despertado unas fuerzas que era incapaz de controlar y apenas de entender. Los
europeos y los criollos de Nueva Espaa vieron la revuelta como un levantamiento
indio, un equivalente mexicano de la rebelin de Tupac Amaru en Per en 1780.
Despus de la matanza de Guanajuato, pareca evidente que no se trataba de un
movimiento en contra de la opresin poltica, sino de una guerra racial dirigida
contra todos los blancos y propietarios. De este modo, aunque sus dirigentes eran
criollos, el levantamiento de Hidalgo no consigui el apoyo de otros criollos. In-
cluso los supervivientes del movimiento autonomista de 1808, como Juan Francis-
co Azcrate, condenaron pblicamente la revuelta. El cabildo de Ciudad de Mxi-
co, que anteriormente haba sido un centro de quejas criollas contra el monopolio
ejercido por los europeos en el funcionariado y el comercio, ofreci todo su apoyo
al gobierno virreinal. La Iglesia respondi con interdicciones, condenas inquisito-
riales y propaganda en contra de los rebeldes. El virrey Venegas replic anuncian-
do pblicamente duros castigos contra quienes ayudaran a los rebeldes y reorgani-
zando una milicia local de 22.000 hombres y una tropa de 10.000 veteranos. Nombr
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al brigadier Flix Mara Calleja, un peninsular, comandante del nuevo ejrcito del
centro, esperando ganarse la ayuda criolla gracias a los 21 aos de experiencia de
Calleja, a sus contactos personales en Mxico y a su gran habilidad. A fin de con-
servar o de recuperar la lealtad de los indios y los mestizos, el 5 de octubre decret
la abolicin del tributo, una decisin que pronto tambin adoptaron las Cortes es-
paolas. La campaa de propaganda realista era amplia y largamente convincente
incluso para las clases ms bajas de la regin central del pas, puesto que los rebel-
des eran una amenaza para toda la poblacin.
El 28 de octubre, Hidalgo y sus seguidores, que ahora alcanzaban la cifra de
80.000 individuos, se presentaron ante Ciudad de Mxico. El da 30, los rebeldes
fueron atacados por una pequea fuerza realista en el paso de montaa llamado
Monte de las Cruces. Los no adiestrados rebeldes se enfrentaron por primera vez
a una disciplinada fuerza de soldados realistas y, aunque por su nmero pudieron
ganar y hacer retroceder a los realistas, fue una victoria prrica. Hidalgo perdi
a ms de 2.000 hombres en la batalla, pero lo ms importante fue que unos 40.000,
la mitad de su tropa, desertaron. El sueo de una victoria inmediata se desvaneci.
El ejrcito de Hidalgo continu acampado fuera de la ciudad durante tres das mien-
tras peda la capitulacin del virrey, pero el 2 de noviembre los rebeldes se dirigie-
ron hacia Quertaro, evitando el peligro de un desastre total y a la vez perdiendo
su mejor oportunidad de victoria. El 7 de noviembre las fuerzas rebeldes se enfren-
taron al ejrcito de Calleja cerca del pueblo de Acleo y all sufrieron una desastro-
sa derrota que signific el final de su corto pero terrible levantamiento. A conse-
cuencia de ello, Hidalgo y Allende dividieron sus fuerzas; el primero fue a Valladolid
y despus a Guadalajara, y el segundo a Guanajuato. En Valladolid y Guadalaja-
ra, Hidalgo orden o permiti la ejecucin sumaria de ms de 400 europeos, reve-
lando as un espritu de venganza que anteriormente no haba tenido. Las atrocida-
des fueron resultado del apercibimiento de Hidalgo de que su movimiento estaba
fracasando rpidamente. Cuando Allende fue expulsado de su baluarte de Guana-
juato el 24 de noviembre, la muchedumbre mat a 138 prisioneros europeos. El ge-
neral Calleja tom represalias despus de entrar en la ciudad, como tambin hizo
el comandante realista, Jos de la Cruz, entre los pueblos al este de Quertaro. Se
ha calculado que en la revuelta de Hidalgo se asesin a 2.000 de los 15.000 espao-
les europeos que haba en Nueva Espaa. Adems tambin se asesinaron criollos,
lo que prueba que los indios no establecan diferencias entre sus opresores blancos.
Hidalgo y sus oficiales pasaron el mes de diciembre de 1810 y la primera mitad
de enero de 1811 en Guadalajara reorganizando su devastado ejrcito. Hacia me-
diados de enero haban conseguido de nuevo una fuerza de 80.000 hombres. Los
no armados y no adiestrados campesinos se lanzaron contra el principal ejrcito
de Calleja en el puente de Caldern, en las afueras de Guadalajara, el 17 de enero.
Los rebeldes conocieron su derrota ms importante y los dirigentes huyeron. Du-
rante su desorganizado repliegue a las comparativamente seguras tierras del norte,
Hidalgo fue desposedo del mando militar por sus propios lugartenientes. Hacia
mediados del mes de marzo el general Calleja haba conseguido controlar las zo-
nas central y oriental de Mxico. Habiendo avanzado an ms al norte, Hidalgo
y sus oficiales fueron capturados en Coahuila a finales de marzo. Conducidos a
la ciudad de Chihuahua, fueron juzgados y ejecutados. Hidalgo dio algunas mues-
tras de lamentar el hecho de haber dirigido el levantamiento y se dice que antes
52 HISTORIA DE AMRICA LATINA
5. Hugh Hamill, The Hidalgo Revolt: prelude to Mexican independence, Gainesville, Flori-
da, 1966, p. 220.
6. Francisco de Paula de Arrangoiz y Berzbal, Mjico desde 1808 hasta 1867, 4 vols., Ma-
drid, 1871, I , p. 137.
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de la esclavitud, del sistema de castas y de las barreras legales que impedan el as-
censo de la gente de extraccin social ms baja, as como en la introduccin de
un impuesto sobre los ingresos. Siendo como era el ms nacionalista de los jefes
rebeldes, no acept la pretensin de mantener la lealtad a la soberana del rey y
enarbol el smbolo de la Virgen de Guadalupe con un contenido patritico ms
profundo. Tambin fue partidario de distribuir las tierras entre los que las trabaja-
ban y en un controvertido documento aparece haciendo un llamamiento para que
se confiscaran y redistribuyeran todas las propiedades pertenecientes a sus enemi-
gos, los ricos. Moder su revolucin social al proclamar la primaca absoluta de
la Iglesia catlica y el derecho de sta a percibir los diezmos, y expres su respeto
por la propiedad privada. A l hacer manifiestos ms moderados buscaba abierta-
mente el apoyo de los criollos pero, al igual que Hidalgo, tampoco lo obtuvo.
El general Calleja casi termin con la rebelin de Morelos en la primavera de
1812, cuando siti a las fuerzas rebeldes durante 72 das en la ciudad de Cuautla
Amilpa, donde Morelos se haba instalado para preparar un asalto a Ciudad de
Mxico. Pero Morelos y su ejrcito evacuaron el lugar el primero de mayo, aunque
con muchas bajas, y as el ejrcito insurgente no fue aplastado. En noviembre de
1812 Morelos se rehzo y captur la importante ciudad surea de Oaxaca con lo
que obtuvo el control de gran parte del sur, llegando as a la cumbre de su poder.
Despus, durante todo el verano de 1813, se dedic a intentar la toma de Acapulco,
lo que al final consigui, si bien result de poca utilidad. Tras su ocupacin, efec-
tuada a finales de verano, la fortuna militar de Morelos empez a declinar. Sali
de Acapulco para organizar un congreso convocado en Chilpancingo segn le sugi-
rieron sus consejeros polticos civiles. El congreso de Chilpancingo empez sus se-
siones el 14 de septiembre de 1813 e inmediatamente confiri a Morelos el poder
ejecutivo. La verdadera tarea del congreso fue la de establecer algn tipo de gobier-
no formal con el que poder solicitar el reconocimiento a los gobiernos extranjeros.
Los consejeros civiles de Morelos consiguieron que lo aceptara, as como consi-
guieron hacer desaparecer la sospecha de que l estaba estableciendo una dictadura
militar. El 6 de noviembre de 1813 el congreso proclam la independencia.
Despus de la declaracin de la independencia, el poder militar de Morelos de-
clin rpidamente. En diciembre de 1813 no pudo tomar la ciudad de Valladolid,
en la que pensaba instalar la capital insurgente. El 5 de enero de 1814, su retrado
ejrcito sufri otra seria derrota en Puruarn y uno de sus lugartenientes, Mariano
Matamoros, fue capturado y ejecutado. A l mismo tiempo, el pequeo congreso de
Chilpancingo se escindi por disputas internas cuando Ignacio Rayn no acept
la autoridad suprema de Morelos. En enero el congreso fue obligado a abandonar
Chilpancingo y se convirti en una institucin itinerante. El 22 de enero Morelos
entreg el poder ejecutivo al congreso y tambin perdi el mando militar. El con-
greso deposit el poder militar en manos de Ignacio Rayn, Jos Mara Cos y Juan
Nepomuceno Rosains. Mientras tanto, la ciudad de Oaxaca volvi a manos de los4
realistas y otro lugarteniente importante, Hermenegildo Galeana, muri en una es-
caramuza. Por ltimo, en verano de 1814 el congreso se instal en Apatzingn, y
all, en octubre, por influencia en particular de Carlos Mara Bustamante, Andrs
Quintana Roo e Ignacio Rayn, se proclam una constitucin formal con la inten-
cin de ganarse el apoyo de los elementos liberales de Mxico, al haberse produci-
do la restauracin absolutista en Espaa. La influencia de Morelos en la constitu-
54 HISTORIA DE AMERICA LATINA
cin fue poco importante, aunque, como entonces era miembro del congreso, fue
uno de los firmantes. La constitucin de Apatzingn, al crear un ejecutivo tricfa-
lo y al prohibir que cualquier funcionario gubernamental ostentara algn cargo mi-
litar, constituy una reaccin contra el anterior mandato nico de Morelos. Sin em-
bargo, la constitucin no obtuvo el impacto esperado, porque los rebeldes no tenan
suficiente acceso a la prensa para difundirla ampliamente. En cambio su distribu-
cin se convirti en un arma para la propaganda realista que mencionaba la cons-
titucin condenndola.
El congreso insurgente pas la mayor parte de 1815 huyendo de un lugar a otro
para escapar de las fuerzas realistas y su seguridad cada vez fue ms incierta. En
septiembre de 1815 el congreso decidi trasladarse a la costa este, lo que exigi que
todo el gobierno insurgente viajara a travs de territorio realista. Morelos se encar-
g de defenderlo mientras se trasladaba, pero el 5 de noviembre un destacamento
realista de 600 hombres captur a los rebeldes. Morelos defendi a los diputados
cuando huan en total confusin pero l mismo fue capturado. Fue enviado a Ciu-
dad de Mxico, donde se le juzg y se le declar culpable. A l tratarse de un cura
tambin fue juzgado por la Inquisicin y fue formalmente degradado por un tribu-
nal archidiocesano. El 22 de diciembre de 1815 fue conducido a la pequea pobla-
cin de San Cristbal Ecatpec, al norte de Ciudad de Mxico, donde fue fusilado
por un pelotn de ejecucin.
La revuelta de Morelos, ms sostenida por mestizos que por indios, fue dirigida
con tcnica militar y cont con una organizacin y unos objetivos polticos supe-
riores a los que haba tenido el incontrolado levantamiento de Hidalgo. Morelos
logr algunas victorias importantes, clarific los objetivos de la revolucin, patro-
cin una declaracin de independencia, cre un congreso para regularizar su go-
bierno, dirigi la guerra a travs de ejrcitos revolucionarios autnticamente orga-
nizados y entrenados, y demostr un excepcional talento y una desinteresada
dedicacin a la causa. Al igual que Hidalgo, tambin abog por reformas sociales
que eran demasiado radicales para una gran parte de la poblacin polticamente
activa. A la vez que diriga activamente el movimiento, tuvo que enfrentarse no slo
al reto de otros ambiciosos cabecillas rebeldes que se oponan a su liderazgo en
especial Rayn, sino tambin a una oposicin realista reorganizada y ms fuerte.
Despus de septiembre de 1810, los realistas no pudieron ser cogidos por sorpresa
tal como haba sucedido con Hidalgo.
llones Patriticos y el edificio principal de esta institucin fue ocupado para alber-
gar a uno de los regimientos, lo que comport la prctica disolucin de la universi-
dad. En agosto de 1811 la polica hizo listas de conscriptos y empezaron las levas
directas entre los artesanos y los individuos pertenecientes a la clase baja urbana.
Parece ser que incluso los indios que pagaban tributo y que anteriormente estaban
exentos del servicio de armas tambin fueron enrolados. El virrey se vio constante-
mente presionado por el general Calleja, que no slo tena el apoyo de los ultra-
rrealistas y peninsulares sino tambin de algunos criollos. Calleja recomend enca-
recidamente que se hiciera la conscripcin de todos los europeos, a lo que el virrey
se neg, y acus a los espaoles que vivan en Mxico de negarse a luchar. En mayo
de 1812 la disputa entre Venegas y Calleja era del dominio pblico. Despus del
costoso asedio de Calleja a Morelos en Cuautla Amilpas, que slo fue un xito par-
cial, el virrey Venegas juzg que la oposicin pblica de Calleja era una amenaza
y desmantel el ejrcito del centro. Entonces el general Calleja pas a residir en
Ciudad de Mxico, donde estaba rodeado tanto de ultrarrealistas como de criollos
liberales que intentaban atraerle a su causa. Estos partidarios tan dispares pidieron
insistentemente al poder central espaol que Venegas fuera reemplazado por Calleja.
Mientras tanto, el virrey Venegas organiz unas tcnicas autnticamente con-
trarrevolucionarias que resultaron ser eficaces para vigilar y controlar a la pobla-
cin civil. Dos complots que tuvieron lugar a principios de 1811 le llevaron a im-
plantar una especie de ley marcial en la capital y en las principales ciudades. En
abril de 1811, el descubrimiento de una conjura para raptar al virrey y forzarle a
ordenar la liberacin de Hidalgo que haba sido capturado en Coahuila revel
la existencia de un grupo de sospechosos entre los dirigentes criollos de la capital.
Una segunda conspiracin, descubierta en agosto de 1811, condujo al arrest y a
la ejecucin de cierto nmero de conspiradores. Tambin estaban implicados algu-
nos religiosos, lo que dio lugar a disputas entre los poderes civil y eclesistico res-
pecto a quin competa juzgarlos por traicin. Venegas finalmente acept que los
frailes implicados se pudieran exiliar. La sospecha que tena el virrey sobre las sim-
patas del clero, junto con la complicidad de cierto nmero de religiosos de los ran-
gos ms bajos en la direccin de la insurreccin, le llevaron, el 25 de junio de 1812,
a publicar su famoso decreto de sangre y fuego que abola cualquier inmunidad
especial para los eclesisticos que fueran culpables de traicin. Autoriz a los co-
mandantes realistas a juzgar a todos los clrigos insurrectos en los campos de bata-
lla. Esta orden, que constitua una gran afrenta a la tradicional inmunidad de los
clrigos y que sorprendi tanto en Espaa como en Mxico, no se hizo efectiva ni
en Ciudad de Mxico ni en Guadalajara pero s que se aplic en los dems sitios.
El complQt de agosto de 1811 hizo que Venegas creara una nueva Junta de Polica
y de Seguridad Pblica en Ciudad de Mxico que suprimi y absorbi un organis-
mo que con un nombre similar haba sido creado en 1809. La Junta de Seguridad
se ocupaba de los sistemas de pasaportes y de polica, lo cual otorgaba a la nueva
fuerza policiaca el poder de or casos e imponer penas en sus propios juzgados de
distrito. El sistema de polica perdur hasta que desde Espaa se orden su aboli-
cin en 1813, mientras que el sistema de pasaportes se mantuvo a lo largo de toda
la guerra de independencia.
Para poder pagar la incrementada actividad militar, el gobierno virreinal ini-
cialmente recurri a pedir a la gente donaciones y prstamos voluntarios. Hasta
MXICO Y AMRICA CENTRAL 57
1812 este sistema proporcion grandes contribuciones a los europeos y los criollos
ricos, pero en el mes de febrero de este ao se instituy el primer prstamo de gue-
rra forzoso. El virrey Venegas impuso unas tasas especiales sobre los alimentos y
un impuesto del 10 por 100 sobre los edificios y las residencias privadas. El virrey
Calleja estableci otras. Una de ellas, la llamada contribucin directa forzada,
era una especie de impuesto sobre los ingresos que se aplicaba con una escala gra-
dual sobre los ingresos superiores a 300 pesos anuales. Otros impuestos nuevos im-
plantados por Calleja consistieron en gravar los carruajes y los caballos, en aumentar
los impuestos sobre las ventas y en establecer nuevas exacciones sobre los granos
y otros productos bsicos. Finalmente, en 1815 Calleja plane la que quiz sea la
ms extraa de sus nuevas exacciones: una lotera obligatoria. Aparentemente reti-
r su proyecto de lotera debido al descontento popular, y al parecer sta slo se
impuso a los empleados pblicos.
La implantacin de estos nuevos sistemas corri paralela a una gran desorgani-
zacin de los aprovisionamientos y de los ingresos a causa de las rebeliones, lo que
hizo aumentar enormemente el precio de los alimentos y origin una inmensa deu-
da virreinal que ascendi a 49 millones de pesos en 1813 y a 80 en 1816. Aunque
las nuevas contribuciones permitieron al gobierno realista salvarse del colapso fi-
nanciero, tambin fueron la causa de que la produccin decayera, de que no se es-
tablecieran empresas privadas, de que aumentaran los precios y se redujeran los
beneficios de las actividades productivas y de limitar los fondos privados disponi-
bles para emprender la recuperacin de las minas y de la agricultura. Las diputa-
ciones mineras (secciones regionales del Tribunal de Minera) estaban obligadas a
pagar el mantenimiento de las tropas acuarteladas en los centros mineros y donde
se organizasen expediciones para enviar plata y oro en convoyes fuertemente custo-
diados. Los propietarios de minas y los trabajadores abandonaron los centros mi-
neros, el capital desapareci de la industria, el crdito era inexistente y el aprovisio-
namiento de mercurio (necesario para la extraccin de la plata) permaneci en un
nivel muy bajo y a un precio muy alto. Como consecuencia, la acuacin de oro
y plata descendi de la media anual de los 22,5 millones de pesos de la dcada de
1800-1809 a una media de 11,3 millones anuales en la dcada siguiente, es decir,
un descenso de casi el 50 por 100. De la primera a la segunda dcada del siglo las
exportaciones e importaciones de la colonia se redujeron a un tercio. Segn los con-
temporneos, la produccin agrcola y el rendimiento de la industria autctona tam-
bin decayeron fuertemente. Todo ello se deba tanto a la poltica fiscal del gobier-
no y a las exacciones realistas como a los diversos efectos de la misma guerra.
Espaa continu manteniendo su exclusividad comercial en Hispanoamrica,
lo cual poltica y econmicamente result perjudicial. Los britnicos estaban an-
siosos por obtener un permiso para poder introducirse legalmente en el mercado
mexicano, pero todos los intentos que hicieron para llegar a un acuerdo formal con
Espaa como por ejemplo, a travs de la mediacin britnica en la insurreccin
a cambio de permitirles comerciar terminaron en nada. El poder central espaol
rehus una oferta britnica de mediar en el problema mexicano sobre la base de
que ningn gobierno rebelde controlara esta regin, aunque de 1811 a 1820 mantu-
vo negociaciones peridicas con los ingleses para que hicieran de mediadores en
Buenos Aires y en Nueva Granada. Por una cosa u otra siempre se frustraron estos
intentos, mientras que Espaa mantuvo su monopolio comercial hasta mucho des-
58 HISTORIA DE AMRICA LATINA
pues de que los barcos espaoles hubieran virtualmente desaparecido del Pacfico
y del Atlntico sur. El comercio directo con Mxico va Cuba continu existiendo,
pero en un nivel bajo. A l revs que Per, Mxico nunca qued fuera del alcance
de la marina espaola y, como consecuencia de ello, el comercio extranjero que
exista se mantuvo.
* En tiempos de Calleja, que pas a ser virrey el 4 de marzo de 1813, los recluta-
mientos y los impuestos continuaron aumentando hasta mediados de dicho ao,
cuando Nueva Espaa pas a ser gobernada por un rgimen militar, aunque no
se le llam as. Fue tambin el perodo de mayor peligro para el rgimen realista,
porque la rebelin de Morelos estaba en su cnit. Adems, las epidemias arrasaron
las ciudades de Mxico, Puebla y Veracruz; la de 1813 en Ciudad de Mxico acab
con la vida de 20.000 personas, es decir una octava parte de la poblacin. Por otro
lado, la confusin poltica provocada por la proclamacin de la constitucin espa-
ola de 1812 complic enormemente el trabajo de restaurar el orden y de recon-
quistar el territorio.
Pero quiz el mayor desafo que tuvo que afrontar el gobierno virreinal de Nue-
va Espaa, juntamente con las insurrecciones, fue el programa de reforma liberal
de las Cortes espaolas que gobernaron Espaa y las Indias desde septiembre de
1810 hasta la restauracin de Fernando V i l en mayo de 1814. Las disposiciones de
las Cortes incluan la abolicin de la tributacin de los indios y de la Inquisicin,
la igualdad para los subditos de las colonias, la supresin de los poderes de las r-
denes religiosas y la implantacin de la libertad de prensa. En 1812, las Cortes cul-
minaron su programa de reformas con la promulgacin de una constitucin escri-
ta, la primera en la historia de Espaa y el principal precedente no slo de las futuras
constituciones espaolas sino tambin de la primera constitucin republicana de
Mxico (1824). La constitucin, promulgada en Cdiz en marzo de 1812 y que fue
formalmente proclamada en Mxico en el mes de septiembre, convirti a Espaa
en una monarqua constitucional en la que el papel del rey se reduca a ser quien
ostentara el poder ejecutivo. Las Cortes y el rey (o durante su cautiverio, la Regen-
cia que le representaba) constituan los poderes legislativo y ejecutivo del sistema;
si el rey regresaba de su cautiverio en Francia se le exigira que aceptase la constitu-
cin antes de que pudiera recuperar su corona. A los virreyes y a los gobernadores
se les convirti en jefes polticos de su territorio. Se deban elegir diputaciones
provinciales a fin de que compartieran el poder con aqullos y, por otro lado, los
consejos municipales hereditarios deban ser sustituidos por ayuntamientos consti-
tuidos mediante elecciones. Tcnicamente, el virrey de Nueva Espaa quedaba des-
posedo de la jurisdiccin sobre aquellas partes del virreinato que ya tuvieran sus
propios capitanes generales: las provincias internas del este y del oeste, Nueva Gali-
cia y Yucatn. Las audiencias quedaban reducidas a juzgados.
Los criollos de Mxico respondieron con entusiasmo a la convocatoria de las
Cortes y enviaron a Cdiz a cierto nmero de distinguidos diputados. En 1811, los
representantes mexicanos se haban convertido en lderes de los diputados america-
nos en las Cortes. Algunos de ellos, entre los cuales sobresalan Miguel Guridi y
Alcocer (Tlaxcala), Jos Miguel Ramos Arizpe (Coahuila) y Jos Miguel Gordoa
(Zacatecas), jugaron un papel muy activo al solicitar que en la constitucin se esta-
blecieran ms disposiciones liberales. Sin embargo, otros diputados mexicanos, es-
MXICO Y AMRICA CENTRAL 59
te, Calleja se quejaba de que sus intentos de juzgar a algunos sospechosos eran obs-
truidos por los procedimientos constitucionales. Hasta despus de la restauracin del
rey absoluto, no se sinti capaz de proceder en contra de los criollos liberales y consti-
tucionalistas que sospechaba eran traidores. En 1815, despus de abolirse la constitu-
cin, Calleja arrest a un grupo de prominentes dirigentes criollos de Ciudad de
Mxico, que inclua a cuatro antiguos regidores y a tres hombres que haban sido
elegidos como representantes a Cortes, pero a quienes se impidi ocupar sus puestos.
En 1814, el descontento se hallaba muy extendido. Los ultrarrealistas continua-
ban considerando las Cortes y la constitucin de 1812 como la mayor amenaza para
el mantenimiento del poder real. En una carta al gobierno espaol, Calleja anun-
ci que l y la Audiencia haban acordado que continuara actuando como virrey,
es decir, no slo como jefe superior poltico, sino como representante personal del
monarca, y que actuara como tal. Entretanto, la mayora de los criollos llegaron
a la conclusin de que las Cortes eran tan imperialistas como los gobiernos ante-
riores y de que la constitucin no haba comportado la mejora de su estatus.
En marzo de 1814, fracasado el dominio francs en Espaa, Fernando V I I , des-
pus de seis aos de cautiverio en Francia, fue puesto en libertad por Napolen
y regres a Espaa. El 4 de mayo, en Valencia lanz un largo manifiesto aboliendo
la constitucin de 1812 y todos los actos de las Cortes de Cdiz. El golpe de fuerza
real se conoci en Mxico el mes de agosto, y se festej con jbilo la restauracin
del absolutismo por parte de las autoridades reales. (Los rebeldes encabezados por
Morelos respondieron con la promulgacin de su constitucin de Apatzingn, con
la cual pensaban que iban a ganarse el apoyo de los criollos liberales.) A fines de
1814 una serie de decretos restauraron el sistema de gobierno con las caractersticas
de 1808. Los rganos electivos fueron abolidos, se restablecieron los consejos mu-
nicipales hereditarios y las audiencias, y el virrey y los capitanes generales fueron
restablecidos en su plena autoridad. En 1815, incluso la Inquisicin y los jesutas
fueron reinstaurados.
Adems de sentar un importante precedente del constitucionalismo posterior,
la principal funcin de las Cortes de 1810-1814 fue la de ser un foro donde se expu-
sieron los agravios americanos contra el Antiguo Rgimen. Pocos diputados mexi-
canos pudieron evitar el sentirse afectados por los debates de las Cortes y por las
maniobras polticas en la embriagadora atmsfera de la libre y radical Espaa. La
mayora de los mexicanos que all estuvieron de 1810 a 1814 regresaron de nuevo
en 1820, cuando se restableci la constitucin, y algunos de los diputados del pe-
rodo de 1820-1823 despus fueron ministros y figuras importantes de los primeros
gobiernos independientes de Mxico.
La gran convulsin que sufri el imperio espaol de 1808 a 1814 tambin tu-
vo repercusin en el reino de Guatemala (Amrica Central). Gobernado desde la
ciudad de Guatemala por un capitn general presidente y una Audiencia, el reino
de Guatemala comprenda Guatemala, Chiapas (que tras la independencia se inte-
gr en Mxico), El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica. (Panam era la
provincia ms septentrional del virreinato de Nueva Granada y, por lo tanto, esta-
ba relacionada con Amrica del Sur en el momento de la independencia, y form
parte de la repblica de Gran Colombia.) En 1786 se haban creado intendencias
en El Salvador, Honduras, Nicaragua y Chiapas; Costa Rica era una aislada zona
62 HISTORIA DE AMRICA LATINA
tados centroamericanos, como Florencio Castillo (Costa Rica), Jos Ignacio vila
(San Salvador), Manuel de Micheo y Jos Cleto Montiel (Guatemala), y Mariano
Robles y Fernando Antonio Dvila (Chiapas), sobre todo, solicitaron encarecida-
mente que en sus provincias, durante tanto tiempo abandonadas, se hicieran mejo-
ras en el sistema portuario, vial y fluvial y en todo lo concerniente a la infraestruc-
tura necesaria para el futuro desarrollo interno; tambin pidieron que se fundaran
nuevas universidades y seminarios. En gran medida, los deseos de los diputados
criollos estaban al servicio de los intereses de la lite criolla pero, al igual que la
mayora de los diputados americanos, se expresaban en trminos liberales y altruis-
tas. Entretanto, el gobierno de Bustamante se puso del lado de los intereses mer-
cantiles pro espaoles, los manufactureros textiles y los pequeos propietarios, en
contra de los intereses de la lite criolla. De este modo, en el perodo de las Cortes,
hubo un primer intento de establecer partidos polticos en Guatemala, puesto que
la rica lite criolla se encontr con que sus intereses eran opuestos a los del grupo
de los europeos pro gubernamentales y al de los criollos ms pobres. El enfrenta-
miento se centr en el monopolio colonial espaol, porque Bustamante quiso dete-
ner la entrada de baratos tejidos de algodn ingleses desde el enclave britnico de
Belice, situado en la costa este de Guatemala. Los lderes del aristocrtico grupo
criollo eran miembros de la familia Aycinena. Aunque no eran favorables a la inde-
pendencia, los Aycinena eran defensores entusiastas de la constitucin y Jos de
Aycinena, antiguo intendente de San Salvador, lleg a ser miembro del constitucio-
nal Consejo de Estado de Espaa en 1812; con ello, fue el primer guatelmalteco
que alcanz una posicin tan elevada.
Aunque en Centroamrica no existieron levantamientos en masa, la efervescen-
cia del perodo de las Cortes ayud a que se produjeran cuatro rebeliones o conspi-
raciones de poca dimensin. La primera de las insurrecciones se produjo en el mes
de noviembre de 1811 en San Salvador, cuando se solicit un obispado indepen-
diente; la segunda tuvo lugar en Granada en diciembre de 1811, debido al resenti-
miento causado por el predominio poltico de Len y por la mala gestin del inten-
dente; la tercera estall de nuevo en San Salvador en enero de 1814, inspirada por
el levantamiento de Morelos. Manuel Jos de Arce, que ms tarde sera el primer
presidente de la repblica federal de Centroamrica, fue la figura central de las dos
rebeliones salvadoreas. La conspiracin ms importante tuvo lugar en la ciudad
de Guatemala en diciembre de 1813, organizada en torno de la orden religiosa de
los bethlemitas, pero fue descubierta antes de que estuviera preparada. Todas estas
insurrecciones fueron rpidamente aplastadas por el gobierno de Bustamante.
Bustamante celebr la abolicin de las Cortes y la constitucin con la misma
alegra que Calleja, o quiz an ms, puesto que las Cortes haban ordenado su
sustitucin a principios de 1814. Inmediatamente despus de conocido el hecho,
empez una persecucin sistemtica de los criollos liberales del grupo de Aycinena
y del ayuntamiento de la ciudad de Guatemala; de hecho, de todos los que haban
aprobado las instrucciones del cabildo a Larrazbal en 1810. A partir de sus conse-
jos, el rey acord destituir del cargo a todos los firmantes. En Espaa, Larrazbal
fue encarcelado por la reaccin absolutista. Hasta 1817, a los Aycinena y a otros
individuos se les neg el pleno ejercicio de ciudadana, fueron expulsados del ayun-
tamiento, fueron hostigados a travs de la exigencia de impuestos atrasados y se
les neg la proteccin del gobierno. Todo ello increment an ms sus quejas con-
64 HISTORIA DE AMRICA LATINA
tra el capitn general y el monopolio de los comerciantes que ahora estaban ascen-
diendo. Incluso la Gaceta de Guatemala dej de publicarse en 1816. Gradualmen-
te, empez a formarse una alianza entre los dirigentes de las familias criollas y los
letrados pobres y los miembros de profesiones liberales, criollos a quienes se nega-
ba un empleo a causa de sus ideas polticas o de su lugar de nacimiento. Esta alian-
za entre las primeras familias y los criollos pobres aspirantes a un empleo lleva-
ra a Guatemala a la independencia en 1821. Sin embargo, durante todo el tiempo
en que Bustamante ocup el cargo en Guatemala, dicha alianza estuvo bajo un es-
trecho control y polticamente fue inactiva.
En 1818, las incesantes quejas de la faccin Aycinena, manifestadas frecuente-
mente en su correspondencia con los comerciantes espaoles aliados suyos en la
pennsula y por Jos de Aycinena, que entonces formaba parte del Consejo de In-
dias, tuvieron su efecto, y Bustamante fue reemplazado como presidente de la
Audiencia y como capitn general por Carlos Urrutia y Montoya, un militar de
mayor edad y de maneras apacibles. Incluso antes de que Urrutia abandonara su
puesto anterior en Santo Domingo, le rodearon los miembros de la aristocracia crio-
lla; cuando lleg a ciudad de Guatemala ya estaba bajo su influencia. Urrutia adopt
una poltica comercial que pens evitara el contrabando, pero que en realidad fa-
voreci a la lite criolla que peda un comercio ms abierto. En 1819 autoriz el
comercio con la posesin britnica de Belice. Redujo la defensa costera establecida
por Bustamante contra los contrabandistas, lo que no slo impuls un mayor con-
trabando, sino las primeras correras en las aguas de Centroamrica de los corsa-
rios que representaban a los gobiernos rebeldes de Buenos Aires y Nueva Granada.
Adems, cuando en 1820 se proclam la constitucin, mostr simpata por ella.
7. Lucas Alamn, Historia de Mjico desde los primeros movimientos que prepararon su in-
dependa en el ao de 1808 hasta la poca presente, 5 vols., Mxico, 1942, IV, p. 308.
66 HISTORIA DE AMRICA LATINA
repblica tal como queran unos pocos, al menos sera reformista. El plan forj
una nueva, aunque temporal, alianza de las fuerzas polticas, frente a la cual el sis-
tema imperial espaol no podra mantenerse. Despus de once aos de lucha y de
confusin, en Mxico haba consenso. A su vez, Amrica Central y Yucatn res-
ponderan de una manera similar al plan de Iguala.
El rgimen virreinal se hundi siete meses despus de la publicacin del plan
de Iguala. La nueva insurreccin cogi de sorpresa a los realistas peninsulares, pero
de todas maneras poco podan hacer para oponerse. Das despus, Iturbide anun-
ci al virrey Apodaca que el plan de Iguala barrera el pas y as ocurri. Los rebel-
des amnistiados se pusieron al lado de Iturbide, las tropas realistas desertaron a
su favor, los criollos respondieron a su llamamiento con entusiasmo y, guarnicin
tras guarnicin, capitularon sin disparar un tiro. En junio sus tropas se apoderaron
del rico Bajo, el corazn de la insurgencia de Hidalgo. En Ciudad de Mxico, el
plan de Iguala se distribuy ampliamente, y entonces las tropas se pasaron de ban-
do en nmero considerable. El virrey Apodaca, forzado por sus oficiales, suspen-
di varias garantas constitucionales bsicas a fin de poder resistir ante los rebel-
des. A l hacerlo, an descontent ms a los criollos, que reconocieron que Iturbide
garantizaba la constitucin de Cdiz, mientras que el virrey se opona a ella. Sobre
estas bases, el consejo municipal de Ciudad de Mxico, por ejemplo, anunci p-
blicamente que se negaba a apoyar al rgimen realista. A finales de junio los rebel-
des controlaban la guarnicin de la mayora de las principales ciudades. En julio
y agosto, la mayor parte de las otras se pasaron de bando, quedando en manos
de los realistas slo el control de Ciudad de Mxico y Veracruz. El 5 de julio de
1821 un motn de tropas peninsulares depuso al virrey Apodaca a causa de su poca
habilidad para aplastar la rebelin de Iturbide, y le sustituy por Francisco Nove-
11a, subinspector general del cuerpo de artillera, en un ltimo intento infructuoso
contra el movimiento de independencia.
A fines de julio lleg a Veracruz el hombre que las Cortes acababan de designar
como capitn general de Nueva Espaa: el liberal y antiguo ministro de la Guerra
Juan O'Donoj. Admitiendo un hecho consumado, pidi entrevistarse con Iturbi-
de; ste acept. Como lugar de encuentro se eligi la poblacin de Crdoba, cerca
de Veracruz. All, el 24 de agosto, Iturbide y O'Donoj firmaron el tratado de Cr-
doba con el que ste, reconociendo la futilidad de la resistencia, de forma unilate-
ral y sin el permiso de Espaa, convino la independencia del imperio mexicano y
encabez las fuerzas reales como capitn general, inducindolas a capitular. Los
dos hombres y el Ejrcito Trigarante se dirigieron a las afueras de Ciudad de Mxi-
co, donde el 13 de septiembre Novella se rindi a O'Donoj, completndose as
el relativamente incruento levantamiento de Iturbide y el proceso de independen-
cia. Iturbide esper el da de su 38. cumpleaos, el 27 de septiembre, antes de ha-
cer su entrada triunfal en Ciudad de Mxico como jefe del nuevo rgimen. Pas
a ser presidente de la regencia del imperio mexicano, que segn la ideologa oficial,
no aceptada por algunos de los elementos polticos existentes, representaba el res-
tablecimiento del imperio mexicano original, subyugado por Espaa en 1521.