Tres Fabliaux
Tres Fabliaux
Tres Fabliaux
En la Edad Media, adems de los cuentos con intencin didctica, surgen otros relatos
cuya finalidad ms inmediata no es ofrecer una enseanza morar sino divertir. Estos cuentos
surgen paralelos al nacimiento de los burgos en el S.XII y a la aparicin de un nuevo pblico
( mercaderes, artesanos, comerciantes ricos) entre los que se movan los juglares y los
goliardos1.
De entre estos cuentos, destacan los fabliaux, cuentos humorsticos y satricos en verso
escritos en francs entre 1159 y 1340, aproximadamente. Tuvieron una extraordinaria
difusin oral por todo el Occidente europeo. La mayora son annimos, atribuidos en
ocasiones a los juglares y a los goliardos, aunque otros estn compuestos por poetas cultos,
de gran prestigio, como Jean Bodel y Rutebeuf (S.XIII).
Aunque los fabliaux se transmitan oralmente en las plazas pblicas y en las tabernas, no
slo estaban destinados a un pblico popular y burgus. Tambin se recitaban en crculos
ms refinados, tanto en las cortes seoriales como en las eclesisticas, para deleite de nobles,
abates o damas refinadas.
En los fabliaux no es frecuente la intencin moralizadora, ya que su finalidad es
provocar la risa, a veces con un humor grosero y obsceno. En general, en la
mayora de estos cuentos la astucia y el vicio triunfan sobre la virtud.
Caractersticas generales de los fabliaux:
- Estn escritos en versos octoslabos.
- Dado que se transmitan de forma oral, emplean con frecuencia formas de
apelacin al pblico para que se les escuche, se les pague o se les d vino (voy
a deciros, si me escuchis, etc.)
- En general, son piezas muy breves (no suelen pasar de 300 versos).
- Esta brevedad propicia que la accin sea muy rpida y que la intriga suela estar
constituida por una sola aventura. Apenas hay detalles o descripciones.
- Los desenlaces suelen ser divertidos, optimistas y tranquilizadores: el
avaricioso paga, el malhechor es castigado, el marido deja de tener celos, etc.
- El tiempo es limitado. La mayora de los fabliaux transcurren en una sola
noche. El tiempo de la narracin es lineal y la accin progresa de forma
continua, sin interrupciones.
- El espacio suele ser reducido e impreciso. Generalmente, el fabliau transcurre
en un decorado nico, y si hay un desplazamiento, apenas se dan detalles sobre
el lugar en el que se desarrollan los acontecimientos.
- Los personajes son poco numerosos (dos o tres personas es lo ms habitual).
Son, en la mayora de los casos, antihroes: clrigos corrompidos, maridos
engaados, mujeres libertinas, ricos avarientos, etc. Aunque suelen carecer de
profundidad psicolgica, hay ciertos tipos que sobresalen: la mujer casada no es
altiva ni dbil, sino que se muestra enrgica, decidida, activa e ingeniosa; en
oposicin a las casada, las jvenes solteras carecen de personalidad, son
pasivas, de pocas luces, se las engaa fcilmente. Esta pasividad desaparece
cuando se casan. Los jvenes suelen recibir siempre un trato de favor, son
fuertes, alegres, generosos, y se les perdona su comportamiento poco ejemplar.
El viejo es tratado sin cario; aparece como un ser tirnico, casado, a menudo,
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Los goliardos eran estudiantes o clrigos vagabundos que llevaban una vida errante y que escriban
un tipo de poesa inspirada en los autores clsicos, en la cual cantaban los placeres de la vida y el amor
carnal y en la que atacaban a la jerarqua eclesistica. Entre los manuscritos conservados con sus
poesas destacan los Carmina burana( coleccin datada en el S.XIII).
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con una mujer joven empobrecida. El personaje peor tratado en los fabliaux es
el prroco, que aparece con todos los defectos, sobre todo, con el de la lujuria,
que lo lleva a seducir tanto a casadas como a solteras.
- El vocabulario es muy variado. Aunque algunos fabliaux estn escritos en un
estilo muy correcto, son frecuentes los trminos familiares y populares: abundan
las interjecciones, las redundancias (era maravillosamente bella y de una gran
belleza, por ejemplo), los trminos obscenos, etc.
- El tema ms frecuente es el amoroso, centrado en adulterios, tringulos
amorosos y casos de seduccin. El tema dominante es el adulterio femenino,
unido muchas veces al tema de la malcasada. La visin del sexo que se percibe
es muy natural, ya que quedan excluidas las enfermedades, la tristeza o el
sentimiento de culpa. Los autores presentan a personajes que slo parecen
preocupados por la diversin y el placer.
LA BURGUESA DE ORLENS
Ahora os dir una aventura bastante corts, ocurrida a una burguesa. Haba nacido y se haba
criado en Orlens. Su seor, nacido en Amiens, era un campesino inmensamente rico. De
negocios y usura saba todos los trucos y vueltas y cuando agarraba algo quedaba bien sujeto.
A la ciudad llegaros tres nuevos clrigos estudiantes, con sus bolsas colgando al cuello. Los
clrigos eran grandes y fuertes, coman con buen apetito sin andarse con bromas, alegres y con
buena voz. En la ciudad, donde haban tomado albergue, eran muy apreciados. Haba uno de gran
mrito que frecuentaba mucho la casa de un burgus; lo apreciaban por su cortesa, no era altanero
ni de malos modales y a la dama le agradaba de veras su compaa. Tanto vino y tanto fue que el
burgus decidi que, fuese con hechos o con palabras, le dara una leccin si lograba agarrarlo en
lugar seguro. En su casa tena una sobrina a la que haba criado desde nia. La llam aparte y le
prometi un corpio si espiaba y le contaba la verdad.
El estudiante tanto suplic a la burguesa que sta le concedi su amor. La jovencita anduvo
escuchando sin parar hasta que logro orlos ponerse de acuerdo. Al burgus vino al instante y le
cont lo que haban convenido. Era lo siguiente: la dama le avisara cuando su seor se marchase,
entonces l vendra a la puerta del huerto que estaba cerrada y que ella le ense, all estara ella,
cuando fuese noche entrada. El burgus lo oy y se puso contento, despus fue hacia su mujer.
-Seora, dijo, es necesario que me vaya a mis negocios. Cuidad de la casa querida amiga como
conviene a una mujer honesta. No s cundo regresar. -Seor, no dejar de hacerlo con
mucho gusto. El burgus avis a sus carreteros y les dijo que para ir adelantando camino,
pasaran la noche a tres leguas de la ciudad.
La dama, que no saba el engao, mand recado al clrigo. l, que pensaba sorprenderlos,
mand a su gente a la posada y se vino a la puerta del huerto porque ya se entreveraba la noche
con el da. La dama, muy a escondidas, vino al encuentro, abri la puerta y lo acogi en sus brazos
creyendo que era su amigo. Pero est muy equivocada. Bienvenido seis!, le dice. l se
abstiene de hablar en voz alta y le devuelve el saludo con un murmullo. Van andando por el
huerto y l lleva la cabeza gacha. La burguesa se inclina un poco para mirar por debajo del
capuchn y se da cuenta del engao: ve claramente que es su marido el que trata de engaarla. Al
darse cuenta, decide que ser ella la que le engae. La mujer siempre ha vencido a Argos2. Por sus
tretas se han visto engaados los sabios desde los tiempos de Abel. Seor, le dice, mucho me
agrada poderos tener conmigo. Os dar de mi propio dinero para que podis recuperar vuestras
prendas empeadas, pero debis celar muy bien este asunto y ahora vayamos sin ms. Os llevar
en secreto a una habitacin de arriba de la que tengo la llave; ah me esperaris sin hacer ruido
hasta que hayan comido los criados: cuando todos estn acostados os llevar tras la cortina de mi
cama y nadie se enterar. Seora, bien habis hablado.
Ay! Si supiera lo que ella maquina! Una cosa piensa el arriero y otra muy distinta el mulo.
Pronto tendr mala posada. Cuando la dama lo hubo encerrado en la habitacin de la que no poda
salir, volvi a la puerta del huerto, acogi a su amigo que all estaba y lo abraz y bes. Mucho
ms a gusto est, me parece, el segundo que el primero; porque la dama lo ha dejado solo hace ya
un buen rato, esperando en la habitacin de arriba. No tardaron en cruzar el huerto y llegar al
dormitorio en el que estaban las cortinas echadas. La dama conduce a su amigo, lo lleva al
dormitorio y lo acuesta bajo la colcha; ste comienza de inmediato el juego que amor le ordena ya
que se le da un comino de lo dems y no conoce otro que ms le agrade. Se divirtieron largo rato.
Cuando se hubieron besado y abrazado, Amigo, dijo ella, quedaos aqu un momento y
esperadme, porque tengo que ir adentro a dar de comer a los criados; despus cenaremos los dos
aqu, a escondidas Seora, har todo lo que queris.
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Argos era un personaje mitolgico que vea todo con sus cien ojos.
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LAS PERDICES
Como suelo contar fabliaux, en lugar de una fbula quiero contaros una aventura que es cierta,
sobre un campesino que cogi junto a su seto dos perdices por casualidad.
Puso gran esmero en prepararlas y encarg a su mujer que las pusiera al fuego. sta lo hizo
bien: encendi la lumbre y las as ensartadas, dndole vueltas al asta. Mientras tanto, el
campesino se fue corriendo a buscar al prroco, pero tanto tard en volver que se cocieron las
perdices. La dama dej de dar vueltas al asta y pellizc un trocito porque era muy golosa. Cuando
Dios le concedi bienestar no aspiraba a tener grandes bienes, lo nico que quera era satisfacer
todos sus caprichos. Atac una de las perdices y se comi las dos alas, despus sali a la calle para
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ver si su seor llegaba. Como no lo vea venir entr de nuevo y se dedic a lo que quedaba: no
dej ni una migaja. Se puso a pensar que con gusto se comera la otra. Bien sabra contestar si le
preguntaran qu haba sido de las perdices: dira que vinieron los gatos cuando las apart, que se
las quitaron de las manos y que cada uno se llev la suya. Se dijo que as saldra del mal paso. Sale
de nuevo a la calle para ver llegar a su marido y cuando ve que no viene, comienza a
estremecrsele la lengua pensando en la perdiz que ha dejado. Se la comer viva la rabia si no
prueba un poquito ms. Tir del cuello con suavidad y se lo comi con gran placer, chupndose
los dedos. Ay!, pens, Qu har? Si me la como toda, qu dir? Y cmo voy a dejarla? Me
apetece demasiado. Suceda lo que suceda tengo que comrmela entera.
Tanto dur la espera, que la dama no pudo resistir la tentacin. Al poco rato lleg el campesino,
cruz la puerta dando voces: Eh! ya estn cocidas las perdices? -Seor, dijo ella, qu
desgracia!, se las han comido los gatos. El campesino dio un salto y se fue hacia ella como loco;
le hubiese sacado los ojos si ella no hubiese exclamado: Es una broma, es una broma. Atrs,
Satans. Estn tapadas para que no se enfren. Malas laudes os habra cantado, dijo l, por la fe
que debo a san Lzaro. Traed mi buen cuenco de madera y mi mejor mantel blanco, lo extender
sobre mi capa debajo de la parra, en ese prado -Pero coged antes vuestro cuchillo, necesita un
buen afilado, hacedlo contra esa piedra, ah en el patio. El campesino se quita la capa y se
apresura con el cuchillo en la mano.
Mientras tanto llega el capelln que vena a comer, se dirige a la dama y la abraza con cario.
Ella se limita a decirle: Huid, seor, huid, si no queris ser humillado y maltratado. Mi seor est
ah fuera afilando su gran cuchillo y dice que os cortar las pelotas si puede cogeros. En el
nombre de Dios, dice el preste, qu dices? Tenamos que comernos dos perdices que tu seor
cogi esta maana. Ella replica: Por san Martn, aqu no hay perdices ni pjaro. Me agradara
que comieseis aqu pero lamentara vuestra desgracia: mirad all abajo cmo afila su cuchillo.
Ya lo veo, por mi cabeza que creo que has dicho la verdad. No se entretuvo sino que sali a
toda prisa y ella se puso a gritar: Venid, seor Gombaud!. Qu te pasa?. Qu me
pasa? Pronto lo sabris, pero, si no podis correr, mal os ir me parece, porque el preste se lleva
vuestras perdices. El buen hombre se qued asombrado, con el cuchillo en la mano. Ech a
correr detrs del capelln. Cuando lo vio comenz a darle voces:No os las llevaris!, y gritaba
con ms fuerza:Os las llevis bien calentitas! Pero si os alcanzo, ya me las dejaris! Mal
compaero serais si os las comierais sin m. El preste mira hacia atrs y ve correr al campesino
con el cuchillo en la mano, piensa que es hombre muerto si lo alcanza. Corre todo lo que puede y
el campesino tambin, porque quiere recuperar las perdices. Con un ltimo esfuerzo el capelln
logra llegar a su casa y se encierra en ella.
El campesino se vuelve y pregunta a su mujer: Di, cmo desaparecieron las perdices?. Ella
contesta: As Dios me ayude, en cuanto lleg, el preste me pidi que le ensease las perdices
porque le apeteca mucho verlas. Yo lo llev hacia donde las tena tapadas, alarg las manos, las
cogi y sali huyendo; pero yo no lo segu sino que os lo hice saber de inmediato. l le responde:
Eso es cierto, por ahora dejmoslo estar. As fueron engaados el preste y el seor Gombaud que
haba cogido las perdices.
Cuento este fabliau como ejemplo: la mujer est hecha para engaar, de la mentira hace verdad
y de la verdad mentira. No quiere alargarse ms el que hizo este cuento, y aqu acaba el fabliau de
las perdices.
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