SOVOZ Yuliana Ortiz Riik 1
SOVOZ Yuliana Ortiz Riik 1
SOVOZ Yuliana Ortiz Riik 1
(Escritos deformes)
Primera edicin, marzo 2016
Yuliana Ortiz Ruano (Brasil)
Impreso en EudoGraf
Av. Alfonso Ugarte 252. C. C. UNICENTRO. K-24.
Cercado de Lima
Yuliana Ortiz Ruano
SOVOZ
(Escritos deformes)
A Michelle y Emily Ortiz Ruano que son yo en el pasado.
A Anthony Guerrero Zambrano por ser un efebo
incondicional.
A Melissa Mourelle por la msica, el amor y la fortaleza.
Pienso en el amor eterno que debera caer sobre ustedes,
para que no sufran ms, para que diosnuestropadre acabe
con toda esa miseria, y nos llene de flores bajo la tierra,
como en los libros que he enterrado en el jardn junto con
una bolsa llena de menstruo, no lo s, pero maana tal
vez no est aqu, y alguien descubrir el paquete en medio
del jardn, bajo la araucaria, dej pistas, no quisiera ser
olvidada como se olvida a los poetas, por eso nunca escribo
poesa, leo mucho, pero cada libro que leo lo quemo o lo
entierro, y as se queda conmigo.
la muerte se ha parado
a un costado de la estancia,
me mira
ojos de fuego.
No volver a tocarte.
Acab de leer
doscientas veces la carta,
para finalmente decidir
no enviarla.
Te tengo respeto,
aunque me masturbe
con tu ausencia,
te tengo respeto.
Que hermosa es la casa sin el ruido
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de la vergenza que siente
una mujer
de cuarenta y dos aos
abrazada por el desempleo
y la falta de amor propio.
Me palpo el sexo
y lloro,
no s
si por la conmocin
de tener en mis manos
la guarida de lobos
o porque s
que no hay bocas
que calmen su hambre.
Te extrao
Ayer le habl de ti
al pjaro que
dorma en mi lbulo izquierdo,
ahora yace decapitado.
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II
Su temor y asco
eran palpables,
vomit en mi lengua
canciones con hedor a hierba buena.
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que separa la divina condicin
de poseedor
y cliente frecuente.
Bebo todo
cuanto pasa por mi cuello
y cabalgo
un equino de ansiedades.
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III
Me quedo a lamer
el hondo ombligo envenenado
de la locura,
a besar los labios sangrientos
de la soledad.
En multitudes,
busco la tristeza
tan a fin a m,
cuando vuela
la intento aprisionar,
la tomo por los cabellos,
lloro y la obligo a acompaarme.
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Pues ya no s de cortarle los talones a la noche.
Por qu no vivir
bajo manto oscuro y brizna?
Busco la tristeza,
busco sus caderas
las palpo como a m.
Busco muerte o verso,
como mirarse reflejado en un espejo
sin hallar diferencia.
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IV
A mi vuelta
madre ha escondido
los cadveres en el entretecho,
finjo no saber de ellos
coloco dos algodones con cloroformo
en mis ventanas nasales,
tomo el caf antes de destrozarme en el suelo.
El hedor entra por mis odos
zumba mi cabeza.
Madre,
experta en rer
aun cuando brotan gusanos de su sien
bebe a sorbitos lentos el caf,
tarareando la cancin
de mi descenso.
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y que en ese mismo instante doce buitres se
disputan sus residuos?
Madre sostiene
el vestido verde con encajes,
y baila un vals desolador
mimando a una nia inexistente.
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V
Emigraste de m,
cuando te dije
que mi luna no estaba llena
ni lo estar,
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Porque en el libraco de mi vida
no est escrito esperar la muerte
sobria
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VI
Levantas la cabeza,
la inclinas levemente hacia atrs
y empiezas a beberte tus lgrimas.
Pasas a ser un montn de sbanas sobre tu cuarto.
Me he vuelto a quebrar
lo s,
he vuelto a esparcir mis fragmentos sobre el suelo.
Caminas,
tus pies empiezan a sangrar.
Pido perdn
por haber credo
que los seres deformes
pueden sonrer sobre esta ciudad
que los escupe.
Me he vuelto a quebrar,
te toco como quien se acerca
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a la niebla espesa
con los ojos cerrados.
No ests,
no estuviste nunca.
Siempre ser yo, mirando a solas
cmo explotan los pjaros
con el sol de entre las montaas.
Esto no es poema,
es un llanto entrecortado.
Pido perdn por haber guardado mis garras
con tino y no las vieras.
Garras que ahora te degellan.
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es la mejor manera de disipar el propio.
No podrs,
nunca podremos.
23
VII
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pienso.
Pero qu pienso?
Mastico mis anhelos
en el ngulo sin luz de mi cama.
Si pudieras adivinar
cuantas veces
te arranqu
con mis uas
la pielecita
que cubre tu siempre dispuesto pubis.
Ests saltando tan alto y me mareas.
-Sin espectculos pblicos- susurras otra vez,
tus labios tocan mi tmpano
mientras me desmiembras los dedos,
con tanta prisa para evitar que te toque.
Callada me desnudo.
No es cierto,
ya no lo hago
me da miedo.
La lista no existe
ni las llamadas,
tampoco existen mis pretensiones (papel tapiz de
tus paredes).
Lo que existe es una bestia,
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con moo y camisas oscuras impermeable al
mundo.
Pero yo no soy el mundo.
Soy una pelusa gris, fragmento de hoja seca
prendida en su cuello.
No lo soy.
No soy.
Nunca ser.
-Calla, calla, no querrs despertar a los vecinos-.
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VIII
Un sauce llorn
empieza a clavar sus ramas
en mi coronilla.
Vierto el preparado
y lo embuto
con el vaso en mi garganta.
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Sin embargo tienes tanto miedo
de la herida que late entre mis piernas.
Qu haremos dos seres temblando en la tierra?
Entonces partiste,
y me vi obligada a ponerle cerrojo a mi cuerpo
por nueve meses.
Porque para qu volveras.
Porque para qu vala la pena.
Egosmo? He buscado en el diccionario mil veces
la palabra egosmo.
Me he aprendido su significado de memoria.
Con los puntos y las tildes sobre las letras.
Y otra vez el miedo a la gran bestia
que se desprende de mi cuerpo
cuando estoy sola
me hace taparme la boca.
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IX
Mis amigos
estn llenos de sueos
por eso explotan
en mil pedazos que hieren,
hieren e infectan.
Mis amigos
son como rocas bfidas
lanzadas a un pantano
el peso no los deja nadar
el peso les obliga a seguir tragando...
aguantando.
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He amado a todos mis amigos
sin tocarlos,
los amo tanto
que he dibujado en la pared de mi cuarto,
una casa gigante
con flores de papel
para darles un hogar:
Mis amigos
estn muertos
solo que ellos
todava no lo saben.
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X
Madre,
sueo con mi cadver todas las noches.
De mi vientre cuelgan dos seres que no quisieron
nacer.
He renunciado a todo lo que me haca infeliz.
He renunciado a todo.
He renunciado.
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o la aplastas de una vez.
Madre,
tengo veinte y tres aos
y parece un siglo.
Sueo con mi cuerpo tieso
todos los das.
He renunciado a tanto y
por qu
estas ganas de llorar?
Por qu las heridas
suturadas se abren y sangran otra vez?
Por qu el silencio
que diseca mis huesos?
Por qu la puerta sigue cerrada
frente a mi rostro?
He renunciado a m.
He renunciado.
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en alguna estacin lejana.
Impaciente;
se come las uas,
los dedos.
Yuliana se come.
Madre,
sigo hablando de m
a la gente
como si esto importara.
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Madre
he renunciado a todo lo que me haca infeliz.
Por qu la muralla sigue creciendo?
Madre,
no deb salir de tu vientre.
Mira mis huesos.
Mira su fragilidad.
34
XI
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XII
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rodillas con olor a obrero de mi padre? Dnde la
cama de hierro oxidado y esa camisa rosa que
cubra mis huesos en los das de fiebre perpetua?
Fro, languidece el ordenador, languidece la tetera
en la estufa, languidecen mis labios, la casa se ha
convertido en una foto roda por la humedad, mi
cama un tmpano que no me deja acercarme, por
eso clavo mi cuerpo frente a la pantalla, por eso la
calle me abre sus piernas.
37
XIV
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y oraciones comprimidas
que le quiten el cncer a mi abuela
que la hagan inmortal,
porque esa ser la nica manera
de no hacerme agua.
Ayer nuestros rostros
brillaban como hogueras
en medio de un bosque enfermo
al cual nos hemos mudado.
Compr en la baha
un montn de discos de cumbia colombiana
(probablemente el nico gusto compartido que
tengo con mi abuela)
lo coloco en el equipo de sonido,
ella re despacito
y me felicita por las canciones que escog
mientras me frota la espalda,
dejo de exhalar por unos segundos
para no mojarle el pecho.
Madre se ha hecho pequea y amarga
como un jejn en la hierba
temblando a espera de alguien
a quien robarle algo de sangre
y yo
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como siempre
no digo nada,
luego flu a los pies de mi abuela,
ella me recogi en un vaso de vidrio
y dijo que debo ser fuerte,
el vaso
se desliza lento hacia el borde de la mesa,
est a punto de hacerse aicos.
Abuela me dice una vez ms
que me peine,
que deje de estar tan sola,
que me deje querer,
y otra vez me quedo en silencio,
porque no es debido decirle
que no se vaya nunca
que yo merezco morir en su lugar
porque he corrido al borde del acantilado
descalza
pisando rocas
que oscilan el tamao de sus pechos negros.
La sonora dinamita
sigue cantando desde el estreo,
abuela canta con
su voz arrtmica,
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abuela parece una grabadora
que suena desde el fondo de una baera,
dejo de respirar de nuevo,
tengo que ser fuerte,
tengo que,
tengo...
y la verdad es que nunca tuve ms que llanto
cada lgrima agrieta el piso
por donde el agua del vaso se escurrir
cuando pase,
cuando pase lo que no debe pasar
seremos rosas cortadas
y entregadas en ramos
listas para decolorarnos paulatinamente.
Abuela te escribo para que seas eterna,
porque no permitir
que tu jaula se vuelva pjaro,
porque si te vuelas
se vuelan contigo los meses,
las risas,
los domingos de cumbia,
se vuelan los regaos
se vuela la casa y nosotros dentro.
Abuela quiero volver a nacer
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porque segn dicen
cuando vine al mundo,
bebiste y
bailaste por semanas
y en la casa
no hubo quien pudiese quitarte
la sonrisa aguardentosa.
Se acaba el maldito ao
y fingimos felicidad
y nos ensimismamos.
Si pudiera escoger ira hasta el centro,
me refugiara en un bar de las peas
y bebera hasta perderme,
luego me quedara a dormir en la calle,
cerca de las cenizas de los monigotes
y las camaretas,
si pudiera escoger
sera el ao viejo
de una horda de borrachos,
para pasearme en sus lomos vestidos de viudas
pidiendo dinero
para terminar el ao como lo iniciaron: ebrios y
decapitados,
pero no puedo,
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me quedo en el pecho de mi abuela
escuchando cumbia
con el olor a cerdo impregnando la casa.
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Radiografa
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Insomne
nado desnuda
en el torrente sanguneo de esta ciudad,
aquelarre de frustraciones y sueos embotellados.
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Re-trato materno
1
Madre, las luces rojas me persiguen. Yo nunca he
buscado a la liebre que las enciende, pero ella est
detrs de cada poste en la calle, tirando monedas
de helio al viento para hacerme bajar la guardia.
Juro que me he vendado el crneo y he dejado de
pisar orugas policromadas pero ella est ah y
conoce cada uno de mis pasos.
2
Madre he llorado cada noche, a solas, de soslayo,
sin dejar escapar ni un solo gemido, pero mis lgrimas
son agujas, se elevan y van directo a reventar el
globo/alma de los que habitan la casa. Te miento
si digo que alguien me arranc del rbol genealgico,
fui yo quien cort la rama que sostena mi pulpa
an verde, porque supe desde que abr los ojos
que mi lugar estaba abajo, con los gusanos que
roeran lento mi cuerpo al madurar.
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3
Cmo no ves que la nia se va lento por el lavabo?
Corre tanto viento en mi pecho y coloco peridicos
calientes entre mi ropa. Tengo miedo del cuerpo que
habito; miedo del nio acfalo creciendo a un costa-
do de la abuela, miedo de las costras acuosas en las
piernas de mi padre, miedo de los cortes en el ante-
brazo de mi hermana, miedo del silencio perenne de
mi otra hermana. Sobre todo miedo de perderme en
este laberinto congnito succionando mi encfalo;
miedo de las nimas que divagan en voz alta en mi
cuarto, miedo de compartir el aire con tanto clown
encapuchado, miedo de no volver a sentir el trnsito
de la sangre en mi epidermis.
4
Por las noches mi cuerpo se aligera y vuelo dormida,
sobre la ciudad de los decapitados a quienes les
cosen los labios con arena y sal. A m me siguen
faltando las palabras, me sigue picoteando un pjaro
transparente detrs de la oreja. Quiero volver a
estrellar mi cuerpo en las rocas o lanzarme con los
brazos abiertos a la va. Quiero ser eterna, fundir mi
cuerpo con el viento.
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Celestial fanfare
A scar
48
Cada libre
Hermana,
te veo corriendo
tu sonrisa se ha convertido en un pjaro
de hierro adornando una iglesia
que le sirve de refugio a los desahuciados.
Hermana,
sintate a ver el horizonte
mientras el viento te trenza el pelo
y tus muslos se estiran para que el sol te tate sus
rayos en tu piel.
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Escuch tu llanto en letras
cada da desde que part.
Te Escuch pedirme ayuda sin pedirla,
lo supe
y segu mi danza ardiente por las calles que claman
mi nombre.
50
Hermana
hay algo creciendo en mi pecho que me canta al
odo,
tiene tu voz e incluso tu aliento
me canta Phoenix
como t lo hacas en el bao,
en esas duchas largas
de lunes por la noche.
Mientras
seguir dibujando
en las paredes de mi cuerpo
tu sonrisa desde nia
tu cuerpo redondo de adolescente
tus dientes alambrados
tus ojos con una lnea gruesa sobre ellos
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y esa mirada que derrite icebergs.
Seguir dibujando
tu cuerpo sobre el espejo
y a tu lado el celular
de donde sala la voz de Cobain
y la tuya tratando de imitarlo.
Hermana
sintate
donde quiera que ests
mira la noche
es nuestro regalo.
Ahora
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espero que los tengas empacados
junto a las pocas cosas que te llevaste
y que los clasifiques
y empieces a comrtelos
de a poco.
Hermana
hay un lugar
en esta ciudad
que me dibuja tu rostro perfecto,
me guias un ojo lentamente
te muerdes los labios
y te despides de m
meneando tu mano
como un trozo de tela de chiffon
color prpura
que se disemina junto contigo.
Yo le grito al viento
un te amo desgarrador
que sale de mi boca
como un suspiro de ter
y quiero que lo escuches
y s que lo ests escuchando.
53
Hermana
donde quiera que ests
pgale un ojo a la noche
lo sabes
sabes que nos ama
y nos cuida.
Agrrate de ella
como a un equino salvaje y dmalo.
Cabalga riendo
con el corazn
latiendo helado en tu lengua.
Corre descalza donde quieras
ahora el mundo es tuyo
te lo has regalado.
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La abuela est a punto de morir y no hago ms
que bailar
55
poseo por corazn. El amor es un cuervo con patas
rotas, tatuado al costado izquierdo de mi espalda.
El amor no ha hecho ms que llenarme de miedo,
por eso lo dreno lento y con l todo aquello que
debi amarme pero no hizo ms que esparcir los
restos de m y lanzarse por la ventana, por eso amor
mo, esta noche yo no hago ms que bailar.
56
Nodriza invisible
No te preguntes
cundo fue que empec a escupirme de tus manos
nunca estuve en ellas,
no era yo la que emerga de entre tus piernas,
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removindose unas a otras
bajo el manto rojinaranja
en el oscursimo cielo de esta ciudad que odio,
Oh madre!
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Soy la que guarda pieles
aun lo espero,
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s que de m descender un sol verde o prpura,
para tatuar el piso
para que cada vez que caiga una rosa,
se haga cenizas
y sea pronta su llegada hacia las tinieblas.
60
ndice
I 05
II 29
III 43
IV 55
V 69
VII 77
VIII 27
IX 29
X 31
XI 35
XII 36
XIV 38
Radiografa 44
Re-trato materno 46
Celestial fanfare 48
Cada libre 49
La abuela est.... 55
Nodriza invisible 57
Soy la que guarda pieles 59
El libro que tienes entre manos decidiose publicar
antes del solsticio de invierno
del ao 5524 del calendario andino.
Entre los cerros de neblina al sur de Lima
y los volcanes musicales de la mitad del mundo.