Mirando El Abismo
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MIRANDO EL ABISMO:
EL RÉGIMEN CERRADO
INDICE
INTRODUCCIÓN 4
LA ENCUESTA A PRESOS EN RÉGIMEN DE AISLAMIENTO 10
Un primer acercamiento a la realidad social y jurídica del régimen cerrado
......................................................................................................................10
¿Quiénes son?.............................................................................................13
Origen social................................................................................................19
CUESTIONES LEGALES Y PENITENCIARIAS 27
Número de ingresos en la cárcel.........................................................27
Edad al primer ingreso........................................................................28
Tiempo pasado en prisión...................................................................29
.....................................................................................................................30
Las razones para estar en primer grado......................................................30
Modalidades de régimen de vida en el régimen cerrado.............................40
Los ficheros de internos de especial seguimiento (FIES)...........................45
¿Qué es el FIES?: Concepto y regulación .......................................46
Objetivos y mecanismos de control.....................................................47
Razones de ilegalidad del FIES..........................................................49
ACTIVIDADES DE TRATAMIENTO 59
La atención sanitaria....................................................................................66
Atención especializada................................................................................68
INFRAESTRUCTURA Y EQUIPAMIENTO 73
La celda .......................................................................................................74
El patio.........................................................................................................79
CUESTIONES DE RÉGIMEN 82
Cacheos.......................................................................................................89
Requisas y registro en las celdas................................................................95
Recuentos nocturnos...................................................................................98
99
Utilización de medios coercitivos y malos tratos.......................................104
Acerca de los traslados de celda......................................................120
Acerca de los traslados de cárcel.....................................................122
COMUNICACIONES 132
Permisos....................................................................................................135
LAS CONSECUENCIAS 140
CONCLUSIONES Y PROPUESTAS 156
BIBLIOGRAFÍA 161
ANEXO: Cuestionario 165
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INTRODUCCIÓN
Hace tres años publicamos el informe titulado Mil voces presas, en el que se
recogían las respuestas ofrecidas por más de mil personas que se encontraban
presas en las cárceles españolas a un cuestionario que les remitimos por correo.
Los avatares de aquella investigación, hasta conseguir abrirse paso en medio de
las dificultades y obstáculos que puso la Dirección General de Instituciones
Penitenciarias para tratar de impedir la difusión del cuestionario entre los presos y
posteriormente para evitar que las contestaciones llegaran hasta nosotros, fueron
un acicate para seguir adelante con nuestro trabajo.
quien observa, por los intereses propios de la profesión y rol que desempeña y
por los fines y dinámicas propias de la institución a la que pertenece. Por otra
parte no cabe duda que la capacidad de empatía con el dolor ajeno permite
percibir la realidad desde una perspectiva diferente que enriquece los matices y
posibilita caer en la cuenta de la existencia de estructuras y dinámicas que
generan en las personas infinita angustia, desesperación y una serie de
consecuencias difícilmente apreciables y evaluables desde la óptica del propio
encerramiento penitenciario1. La estructura penitenciaria, pues, potencia en una
de las partes -quienes controlan y vigilan- actitudes de distanciamiento con el
dolor y de adaptación normalizadora a una situación que, de hecho, es
absolutamente anormal y enferma. Ello les lleva al punto de percibir como
normales, con tanta buena voluntad como inconsciencia, situaciones que desde el
punto de vista racional y humano son indefendibles. Igualmente, esas mismas
estructuras llevan, a quien sufre el encierro, a sentirse víctima de la situación en
que se encuentra impidiéndole asumir las consecuencias del delito cometido -, es
decir, la responsabilización2. No es, por tanto, una cuestión de buenos y malos, se
trata de una estructura organizativa que lleva a las personas a percibir y sentir la
realidad selectivamente, desde un único punto de vista, y por lo tanto, de forma
parcial y restringida.
1
En este sentido, las personas que llevan años trabajando con personas que salen de prisión
pueden constatar las graves consecuencias que para las personas ha tenido el paso por la cárcel
y el primer grado
2
Solamente así se explica que altos cargos de la administración o policías que han entrado en
prisión se expresen de idéntica manera en la forma de sentir la realidad que las personas que
llevan años de cárcel y que provienen de espacios vitales de exclusión social. La obligada estancia
en una cárcel conforma idénticos patrones de conducta externa ante la sumisión obligada y la
convivencia violenta. Nadie está en condiciones de afirmar lo contrario: "mi paso por la cárcel no
generaría actitudes de dolor, desesperación, angustia vital y odio a la institución que impide sentir,
querer, crecer, y mantener mi dignidad.
Mirando el abismo 09/02/aa 6
No se nos ocultaban las especiales dificultades que había que salvar para
conseguir hacernos con una visión de conjunto, amplia y bien fundamentada, que
nos permitiera realizar un diagnóstico de la situación: las limitaciones a la
comunicación con quienes se hallan en primer grado, las reticencias y recelos de
las autoridades para ofrecer datos e informaciones actualizadas, la desesperanza
y el recelo de los propios presos que en muchos casos han perdido la ilusión y la
confianza en que sea posible un cambio.
3
El régimen de vida del régimen cerrado atenta contra los principios de humanidad y libertad que
se traslucen del artículo 1 LOGP, al que habría que añadir el artículo 3 de la citada Ley, donde se
consagra el respeto a la personalidad humana de los reclusos (auto de Audiencia Provincial de
Palencia de 27/03/00).
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presas en régimen de primer grado que tuviese como objetivo ofrecerles apoyo
jurídico4, psicológico y personal. Todo ello encaminado a transformar su situación,
insuflando esperanza y proponiendo un método de acción no violenta que
permitiera afrontar y tratar de resolver algunos de los conflictos más enrarecidos
de la cárcel, conflictos que, hasta la fecha, habían venido siendo insolubles por
otras vías de acción directa - al menos desde el punto de vista de la eficacia para
conseguir la progresión a régimen ordinario-, y cuyas peores consecuencias las
venían pagando sistemáticamente los propios presos en forma de ampliaciones
de condena, castigos, traslados, prolongación abusiva del período de aislamiento,
etc. Con estos objetivos iniciamos una campaña denominada "Noviolencia y
Libertad". Era una posibilidad más, entre otras que exploramos, en el intento de
aportar soluciones a la situación de conflicto generada en las cárceles, así como
de obtener información para aportar a este trabajo de investigación. En ningún
momento esta investigación puede confundirse con el desarrollo de la campaña
mencionada, siendo ésta última algo posterior en el tiempo e independiente de
aquella. En todo caso, mantenemos nuestro respeto a las personas presas que
adoptan formas de lucha diferentes a la que proponíamos en la campaña
“Noviolencia y Libertad” cuando el objetivo buscado es la salvaguarda de sus
derechos básicos y de preservar su dignidad frente a un sistema que se muestra
impermeable e insensible ante sus demandas.
Frente al cuestionario remitido con ocasión del informe “mil voces presas” ,
este se centraba particularmente en las condiciones de vida en primer grado y sus
particulares repercusiones dentro de la vida carcelaria. Igualmente, incluimos un
mayor número de preguntas que nos permitieran fijar, con algo más de contenido,
el origen social del preso y de su familia. Entendíamos que en la mayor parte de
los casos se trataría de personas socialmente ya excluidas, a las que el ingreso
en prisión no les supone otra cosa que una intensificación de la exclusión que
venían padeciendo previamente.
El régimen de vida de primer grado provoca una intensa violencia entre los
mismos presos debido a los conflictos generados frecuentemente por el consumo
de drogas, y entre la persona presa y la persona funcionaria pues impone un
enfrentamiento irreconciliable entre los roles desempeñados (preso-funcionario).
Las provocaciones/agresiones son continuas tanto por una parte como por la otra.
El espacio cerrado, absolutamente controlado, impone que la libertad del preso
por nimia que sea, amenace la del funcionario, que los deseos de uno sean
percibidos como amenazas para los del otro, que la exigencia de derechos
fundamentales del preso suponga que el funcionario la perciba como un
cuestionamiento/provocación de su labor profesional. Además, este sistema de
control/aislamiento absoluto, genera una espiral violenta para la que no existe
salida aparente, en la que la persona presa va acumulando sanciones y penas de
prisión por comisión de actos violentos, realizados muchos de ellos en una
actuación desesperada de búsqueda de libertad. Tal y como se nos decía en un
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6
Al igual que hicimos en nuestro anterior informe, hemos optado por respetar la ortografía de
nuestros respondentes, por entender que expresa de modo muy diáfano e intenso el lugar, social y
cultural, desde el que contestan.
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¿Quiénes son?
Las cifras oficiales facilitadas por la DGIP para diciembre del 2000 son las
que aparecen en la siguiente tabla. Como podemos observar, la mayor parte de la
población encarcelada se encontraba en régimen ordinario (el 73,5%) y había casi
tantas personas sin clasificar como personas en tercer grado (11,7% vs. 10,1%).
Es evidente que en la práctica penitenciaria actual el tercer grado se utiliza de
forma muy restrictiva, lo que constituye una contradicción con el espíritu de la
LOGP. En cuanto a los clasificados en primer grado (784), suponían el 2,6% del
total de presos penados.
Como se puede ver por la tabla siguiente, que refleja las cárceles en las que
se encontraban en el momento de responder a nuestro cuestionario las 190
personas cuyas respuestas vamos a analizar, la procedencia encierra una gran
dispersión. Esto no significa, sin embargo, que las respuestas sobre el régimen de
aislamiento se refieran a la cárcel en la que se encuentran en el momento de
responder, puesto que no en todas ellas existen módulos de aislamiento, pero sí
puede poner de relieve que la muestra está recogida en lugares muy diversos, en
concreto, proceden de 38 cárceles, más dos personas que en el momento de
responder se encontraban ya en régimen abierto.
Dueso, El 1 Teixeiro 11
Granada 4 Topas 7
Huelva 3 Valencia Complejo 16
Huesca 3 Valladolid 7
Jaén 4 Villabona 10
Lama (Pontevedra) 1 Otros (régimen abierto, etc) 2
Lérida: Ponent 5 NC 6
TOTAL 190
Se trata por tanto de personas bastante jóvenes, de las cuales, el 52% tiene
treinta años o menos, y sólo el 11% tiene más de cuarenta. Quienes padecen el
régimen carcelario más duro, son particularmente jóvenes dentro de la juventud
generalizada de los presos. Posiblemente se pueda hablar de la existencia de un
mayor nivel de contestación y rebeldía antiinstitucional entre los presos más
jóvenes, que va mitigándose con el paso de los años y el efecto de los castigos;
en último extremo, con el coste añadido de la despersonalización.
Total 100.0 %
(N) (188)
35
30
25
% 20
Presos
15 1er. Grado
10
0
18-20 21-25 26-30 31-40 41-60 61 y +
Las rupturas legales (5%) o de hecho (6%) vienen a significar un 11% del
total. O lo que es lo mismo, son tantos los que se han separado, como los que
continúan casados. Esto nos habla de una tasa de divorcio/separación de un
50%. Desgraciadamente, no podemos saber cuántas de estas separaciones se
han producido después del ingreso en prisión, o en qué medida la separación ha
sido ocasionada, en parte o totalmente, por esta circunstancia, pero, no obstante,
todo parece hablar de lo difícil que es mantener la red de vínculos afectivos
cuando se vive en circunstancias de aislamiento carcelario.
ESTADO CIVIL
Origen social
El 43% de los padres y el 56% de las madres son personas sin estudios.
Muchos de ellos ni siquiera saben leer. Esta circunstancia es especialmente
llamativa en el caso de las madres: el 16% son analfabetas. Conviene recordar
que según los últimos datos disponibles, el porcentaje de analfabetos adultos en
España es apenas de un 2% entre los varones y de un 4% entre las mujeres, por
lo que la cifra anterior cuadruplica la proporción de analfabetismo femenino
existente entre la población general.
SI
71%
SI
86%
N %
Autónomos (vendedor ambulante, etc) 6 3.1 %
Empleados medios 6 3.1 %
Trabajadores cualificados 41 21.6 %
Trabajadores No cualificados 81 42.6 %
“Parados” 22 11.6 %
Otros Activos No Clasificables 9 4.7 %
Estudiante 3 1.6 %
Otros No Activos 2 1.1 %
NC 20 10.5 %
Total 190 100.0 %
Pero hay además otro dato muy significativo que nos permite situar con
claridad el origen sociofamiliar de los presos clasificados en primer grado. A la
pregunta sobre el número de hermanos, recibimos unas respuestas que ponen de
relieve que, en la mayoría de los casos, han nacido en familias numerosas, siendo
bastante frecuentes (el 45%) los que dicen ser cinco hermanos o más. Las
personas en primer grado provienen de familias con 4,64 hermanos de media. Si
tenemos en cuenta el bajo nivel económico que se desprende de los oficios
declarados de los padres, es fácil adivinar las situaciones de carencia y pobreza
en las que han vivido durante su infancia.
Por último hay una pregunta que nos permite incidir en algo que nos parece
esencial poner de relieve: a la cárcel van esencialmente personas que provienen
de los estratos sociales más deprimidos. En muchos casos, esta particular
selección de los candidatos a la condición de presidiario, se realiza entre unos
cuantos miles de familias, que por sus condiciones de vida especialmente
precarias y marginales, acaban por ser el venero demográfico del que se alimenta
el sistema penal. Son familias de presos entre las que la cárcel es un elemento
más con el que hay que contar antes o después, algo que forma parte del
horizonte “normal” de su existencia. Esto es lo que reflejan los datos a la siguiente
pregunta: “¿Tienes en este momento, o has tenido antes, otros familiares en
prisión?”, que recibe una respuesta afirmativa en casi un 60 por ciento de los
casos8.
8
Para valorar mejor el significado de esta cifra, baste recordar que C. Manzanos, en su estudio de
1991 sobre familias de presos residentes en el País Vasco, encontró que un 25% de estas familias
tenía más de un familiar preso o arrastrando problemas penales.
Mirando el abismo 09/02/aa 24
2%
41%
SI
NO
NC
57%
Así pues, la cárcel castiga sobre todo a los que menos tienen y castiga más
duramente a los que se encuentran peor dotados de medios para defenderse. La
cárcel discrimina preferentemente a aquellos que ya se encuentran discriminados
por razones económicas y/o sociales. Son dos mundos, dos culturas diferentes,
las que se dan cita y se enfrentan en su interior. Los que provienen de los estratos
sociales más bajos difícilmente pueden incorporarse al juego de control/represión
(expresado en horarios, normas, instrucciones y objetivos fijados autoritariamente)
en el que se ven embarcados a cada instante. En este sentido, se podría hablar,
como algunos han hecho, de que la posición de las clases subordinadas, en la
medida en que conlleva un nivel socio-cultural más bajo y se acompaña, para
algunos subgrupos, de una cierta “cultura de la pobreza” (Lewis, etc), da lugar con
mayor frecuencia a una socialización en comportamientos más primarios, que
equipa a la gente con una menor capacidad para aplazar la gratificación y una
débil resistencia a la frustración, además de proporcionar menores habilidades
sociales y relacionales, lo que acaba conduciendo con cierta frecuencia a la
comisión de delitos. Sin embargo, este tipo de planteamientos contiene también
algunos peligros que no conviene ignorar y que esencialmente consisten en la
potencial estigmatización de los grupos más empobrecidos haciéndolos
equivalentes a grupos delictivos y criminales. No hay que olvidar que, entre el
origen social y la encarcelación, se produce un complejo proceso de selección de
la clientela carcelaria en el que intervienen desiguales relaciones de fuerza y
poder que acaban siendo las responsables de que, finalmente, a la cárcel vayan
los más pobres, no tanto porque cometan más delitos (no olvidemos los delitos de
cuello blanco) sino porque son más vulnerables a los sistemas de control social
establecidos por las clases y grupos dominantes. La población encarcelada no es
sino el saldo de población excluida, la quintaesencia de la gente “sobrante”, que
acaba por generar todo sistema de poder y dominación.
Si comparamos con los datos que obtuvimos para los presos en general,
vemos que el número total de ingresos por persona es algo menor, siendo el
tramo modal el situado en 2-3 ingresos, mientras que en las respuestas de “Mil
voces”, la moda se situaba en los 6-10, lo que sugiere que entre los internos en
primer grado estamos ante condenas (o al menos ante estancias en prisión) más
largas.
4-5 19 21
6-10 29 22
Más de 10 25 20
Total 100 100
Desde luego, son más jóvenes que el conjunto de los presos en el momento
de ingresar. Si entonces decíamos que el 85% de los presos habían entrado en
prisión antes de cumplir los 31 años, en el caso de los presos en primer grado,
casi el 100 por 100 (un 97%) lo han hecho antes de esa edad. Personas que
apenas han tenido tiempo de incorporar habilidades sociales básicas para un ser
humano adulto, se ven atrapadas en un encierro del que les resultará cada vez
más difícil salir. Tal y como nos añadía uno de los respondentes, que entró por
primera vez en prisión una vez que fue “mayor de edad penal, al mes de hacer los
16, y de ser liberado de un correpcional” (60).
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45
40
35
30
25
20
15
10
5
0
16 años 17-20 21-30 31-40 Más de 40
Estamos ante gente que declara haber pasado una media de 10.24 años
de su vida en prisión, de los cuales casi la mitad (4,96 años) han transcurrido en
primer grado.
11
Estas infracciones aisladas o reiteradas son sin duda un problema disciplinario que debe tener
su respuesta en el ámbito disciplinario o, en su caso, penal, pero no pueden fundar un régimen de
más restrictivo.
12
Como afirma Muñagorri (1991:223) “Los términos ‘peligro’, ‘peligrosidad’, ‘peligroso’, están
cargados de afectividad, no describen un hecho establecido sino el riesgo de un daño susceptible
de producirse, transmiten previsiones, advertencias, pero también justifican intervenciones. De ahí
que nos introduzcan en el mundo de las adivinaciones y de los oráculos.”
Mirando el abismo 09/02/aa 32
sus anchas por estos antros de miseria y castigo. Esta es nuestra extrema
violencia y peligrosidad: perjudicarnos con huelgas de este tipo para reivindicar
que se nos apliquen sus propias normas y leyes”.
Las respuestas que recogimos de forma abierta a partir de los 159 que nos
respondieron, las hemos agrupado en la tabla siguiente. Como en algunos casos
se dan varias razones, los porcentajes de la última columna suman más de 100.
Por otro lado, la mayoría de los que afirman estar en primer grado por
peleas y agresiones a otros presos las asumen directamente, sin pretender
negarlas (“Me encuentro en Fies, por homicidio a hotro compañero en la prision
de X...” (38); “Por agredir a un interno con arma blanca” (30). Realmente las
drogas son la causa más importante de la conflictividad 13. No podemos olvidar que
el contexto penitenciario la droga y los actos que conlleva su consumo (venta,
consumo, deudas, conflictos, comisión de delitos, ajuste de cuentas) constituyen
un elemento esencial sobre los que se estructura la convivencia y las relaciones
de poder. Esta configuración sociológica genera una serie de consecuencias:
13
Una reflexión que se hace necesaria consiste en preguntarse si la violencia carcelaria no
disminuiría si se adoptasen por parte de las administraciones correspondientes medidas reales,
eficaces y con medios suficientes para abordar seriamente el problema de la drogadicción. Esto
es: que legislasen las medidas alternativas a la prisión adecuadas para personas condenadas con
problemas de drogodependencia, que se evitase su ingreso en la cárcel, que se potenciase la
aplicación del tercer grado art. 182 RP para la excarcelación de drogodependientes a centros de
rehabilitación, que se suministrase metadona en el contexto de una intervención integral junto a
programas de formación y trabajo psicológico, social y de formación laboral.
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Siguiendo con las razones para estar en primer grado como consecuencia
de agresiones, nos encontramos con que no siempre la “razón” que se esgrime es
la de defensa propia, en otros casos, las explicaciones tienen bastante de
justificación en base a los códigos de conducta que rigen en el ambiente
carcelario (“Estube en primer grado por una negligencia de la carcel, ya que
metieron a un preso que estaba pagando la muerte de un hermano, de dos
amigos mios, que se encontraban conmigo en el modulo, abiendo hechado
instancia este preso, comunicando que estaban los dos hermanos del difunto en
el Mº 6, le metieron alli, y yo como amigo de mi amigo no puedo ebitar que
arreglase cuentas con el otro. Pero si evitar que sin querer le diese un pinchaso
al guardia que intento agarrarle por detras y llegase la cosa a peor y por desirle al
guardia que no lo agarrase por detras, solo por eso nos metieron el 1º grado al
que lo agredio a mi y a su otro hermano, que ni hiso ni dijo nada” (47); “Porque el
25 de diciembre abrí mi celda por la noche y me dirigí a otra en donde se
encontrava un violador, [para] una vez en su celda golpearle...” (63), etc).
En otros casos, las peleas se suman a otras razones, de las cuales la más
habitual es la que alude a la acumulación de partes o sanciones (“Por
supuestamente haber tenido una pelea con un compañero y acumulación de
sanciones” 40). De hecho, la acumulación de partes es la segunda razón más
esgrimida, junto con la de agresión a un funcionario. Si tenemos en cuenta que las
condiciones de vida en régimen de aislamiento son extraordinariamente duras y
estresantes, entenderemos que por esta vía sea muy fácil que se prodiguen no
sólo los episodios de violencia grave, sino también los pequeños incidentes que
dan lugar a un rosario interminable de partes y sanciones que, acumuladas,
acaban por perpetuar la situación de aislamiento que las ha provocado y como
consecuencia, terminan por reproducir lo que en muchos casos es, sin duda, la
causa principal de dichos partes. Naturalmente, aquellos que mantienen una
conducta menos sumisa y obediente, tienen muchas más probabilidades de ver
cómo el régimen de aislamiento se prolonga indefinidamente: “Por una resistencia
pasiva a obedecer las ordenes de los carceleros, no ponerme de pie en los
recuentos dentro de la celda. Según ellos acumulacion de sanciones” (99).
16
Enrique J. Acín García. Estudio sobre la mortalidad relacionada con drogas en IIPP en, "Manejo
de pacientes en tratamiento con metadona en centros penitenciarios", Ministerio del Interior,
Segovia, diciembre de 1999-abril de 2000.
Mirando el abismo 09/02/aa 37
Desde luego, hay que pensar que en bastantes casos, se trata de personas
con un largo historial carcelario, en cuyas biografías ya no es fácil establecer un
orden claro de causas y consecuencias. Se adivina es una realidad violenta y
cotidiana en la que se suceden las dinámicas de acción-reacción, resistencia-
castigo, de manera interminable: “En primera instancia, me lo aplicaron por
intento de fuga, pero luego me lo han seguido manteniendo por agresiones a
carceleros, motines, plantes... y todo tipo de hechos que se generan cuando uno
pretende defenderse y defender sus derechos y el de otros compañeros” (9).
La pugna por ver quien puede más, si el preso o la cárcel que busca
doblegar su voluntad y adaptarle así al orden institucional, está sin duda actuando
como telón de fondo en muchos de los testimonios recogidos como razones para
verse confinado dentro del régimen más duro de la vida en prisión. Así se refleja
en el siguiente testimonio, en el que queda igualmente patente el escaso nivel
educativo de la persona que responde y las limitaciones culturales de quien, al
defenderse, no encuentra fácil hallar las palabras ni la forma de hacerse respetar
por quienes entiende que son sus oponentes y explica así las razones por las que
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está en primer grado: “Por recramar mis derechos y cada vez que los hacia
entender los derechos mios eran peleas con los medicos y funcionarios asta que
me pidieron el primer grado por inadatable a rregimen abierto y muy agresiobo”.
En todo caso, ya sea que la insania la aporten sólo unos, tal y como el
sistema penitenciario pretende afirmar, o bien sea que el régimen de vida en
primer grado sea insano y patológico en sí mismo, no parece que sea el estilo de
vida más recomendable para quien arrastra una personalidad y una psicología
muy alteradas: “Estoy muy enfermo de los nervios (alta tensión, perdida del vello
corporal, desmallos) me dan 9 pastillas para que me tranquilice pero me tienen
21 horas chapado. Cuando exploto lo hago muy violentamente” (153).
modalidad del primer grado (art. 91.3 RP o 91.2 RP). Así y todo, el 40% de los que
responden de manera precisa dan cifras situadas por encima de los cuatro meses.
Posiblemente existe un desconocimiento entre lo que supone la revisión de la
modalidad de vida dentro del primer grado y la revisión para el mantenimiento o
progresión de grado de clasificación propiamente dicho; la primera se realiza cada
tres meses, en cambio la segunda se lleva a cabo cada seis meses como
máximo.
Claro que otra cosa bien distinta sería poder saber en qué condiciones se
realizan estas revisiones de grado, si de forma rutinaria, o por el contrario
prestándoles todo el tiempo y la atención que cada caso merece. La situación de
sobresaturación en que se encuentran las cárceles y la escasa dotación de
personal técnico con que cuentan, nos hace pensar que, en la mayor parte de los
casos, la revisión se hace de forma apresurada y mecánica, sin que medie el
menor contacto con la persona afectada, valorándose, en la práctica, como único
criterio de revisión, la conducta, concretada en la ausencia de sanciones para
poder progresar de fase o de grado.
Y sin embargo, la cosa no queda ahí, puesto que también incluimos otra
pregunta en la que preguntábamos por la duración de la vez que estuvieron
durante más tiempo seguido en primer grado (“La vez que más tiempo has
pasado en primer grado, ¿cuánto tiempo seguido viviste en esa situación?”). Bajo
este supuesto las respuestas se disparan y nos encontramos con un promedio
que alcanza los 36 meses, tres años seguidos, de media. Claro que, incluso este
elevado promedio no nos puede ocultar los casos más extremos, ya que tres años
de media, entre otras cosas significa que hay quien declara haber permanecido en
primer grado ininterrumpidamente durante cinco, diez y hasta quince años de su
vida.
La experiencia de las personas que están o han estado aisladas nos dice
que esta situación es tan destructiva y violenta, que uno de los medios de reducir
la ansiedad y los efectos causados por la soledad y la frustración es la asunción
de comportamientos agresivos contra la persona que les controla -el funcionario-;
es la rebeldía del sometido frente al que le somete. A mayor aislamiento, más
destrucción física y psicológica; a mayor desestructuración, mayor agresividad. A
mayor agresividad, mayor aplicación del régimen sancionador. En consecuencia,
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las personas en régimen cerrado ven muy limitadas las posibilidades de progresar
de modalidad y, por tanto, de grado. Los medios de defensa legal son muy
reducidos, tanto por la situación de limitación física en la que se encuentra el
preso, como por la inexistencia real de criterios legales a valorar para la
reasignación de modalidades.
Las personas en este régimen de vida tendrán, como mínimo, tres horas
diarias de salida al patio que podrán ampliarse hasta tres horas más para la
realización de actividades programadas. Diariamente las personas serán
cacheadas y sus celdas se registrarán. Cuando existan fundadas sospechas de
que la persona posee objetos prohibidos y, además, existan razones de urgencia,
los funcionarios pueden recurrir al desnudo integral por orden motivada del jefe de
servicios, dando cuenta al director. En las salidas al patio no pueden permanecer
más de dos personas juntas, pudiendo aumentarse hasta cinco para la realización
de actividades. Las visitas de los médicos serán periódicas. Se diseñarán, según
el Reglamento, modelos de intervención y programas genéricos de tratamiento
destinados a la progresiva adaptación del preso a la vida en régimen ordinario
(art. 93.1 RP).
Entre las personas que nos han contestado se encuentran bastantes que o
bien están o bien han estado incluidas en el Fichero de Internos de Especial
Seguimiento (FIES-1 Control directo). Aproximadamente un 40% de la muestra la
constituyen presos con un pasado “FIES”, y casi la cuarta parte (24%) siguen
estando incluidos en este fichero.
4% Sí, estoy
24%
Sí, he estado
No
NS/NC
15%
57%
otros internos o personal de la institución, tanto dentro como fuera del centro con
ocasión de salidas para traslados, diligencias u otros motivos.
Estos ficheros, según la Instrucción que los regula están dirigidos a "disponer
de una amplia información de determinados grupos de internos por el delito
cometido, su trayectoria penitenciaria, su integración en formas de criminalidad
organizada... que permita conocer sus intervinculaciones y una adecuada gestión
regimental, ejerciendo un control adecuado frente a fórmulas delictivas altamente
complejas y potencialmente desestabilizadoras del sistema
penitenciario"....desarrollo con más eficacia de las funciones que legalmente le
corresponde"..." con el objeto de prevenir incidentes en los centros".
- Respecto de los presos FIES de control Directo, se remitirán los lunes de cada
semana, la ficha de seguimiento personal y la documentación correspondiente.
- Al menos dos veces por semana se requisarán todas y cada una de las
dependencias de la cárcel y diariamente las que se consideren vulnerables
por los internos que las albergan.
- Los que tengan aplicación del régimen cerrado y los que pasen por
prescripción médica la mayor parte del día: inspecciones oculares
periódicas.
- Existe una especial referencia a las rondas nocturnas que, aunque se indica
que deberán hacerse respetando la dignidad del interno y las horas de
descanso nocturno, sin embargo, se señala que deberán llevarse a cabo con
la periodicidad que se considere adecuada, en función de los distintos tipos
de régimen FIES y con intervalo no superior a una hora. Su realización y las
novedades que pudieran producirse deberán ser registradas en un libro a tal fin
que se custodiará en la jefatura de servicios.
II. Porque supone una diferenciación de regímenes, dentro del régimen cerrado o
especial del artículo 10 LOGP, con restricciones de derechos, no querida ni
contemplada por el legislador, que no admite grados dentro del mismo. Los
integrados en el FIES-RE, ahora denominado Control Directo, tienen un
régimen más severo que los internos de una misma clasificación de primer
grado (JVP de Granada auto 31.07.95). Se ignoran no sólo las consecuencias,
sino también las causas (JVP 3 de Madrid, 10.08.95). El testimonio de un
antiguo preso puede ilustrar la situación en que viven: “Pongamos el caso de
los presos FIES- RE, en los modulos de exterminio. A dichos presos se les
mantiene en una forma de aislamiento constante que puede durar años Por
el simple echo de que tienen café del economato o una hora mas de patio,
burocraticamente se cumple la norma. Pero todos sabemos que el
aislamiento es peor y mas cruel. Ya que estas personas no tienen un camino
para acabar con la situacion. Ya que el carcelero se encargara de que
dichos presos tengan siempre un cumulo de partes sancionadores. Para que
la situacion no cambie. Unas veces por venganzas personales y otras por
miedo a recoger aquello que an sembrado durante tantos años con sus
torturas y abusos de poder. Ese miedo que les a llevado a no saber que
hacer con los FIES-RE. Abusaron de una forma desmedida y ahora no
saben como retroceder [...] La mayoria de presos FIES- RE llevan mas de
dos años incluso 10. En mi caso concreto fueron 14 años en celdas de
aislamiento. Bajo las siglas FIES o como en ese momento se llamara. Las
mazmorras ya se conocian antes de Cristo y por desgracia el ser humano no
a sabido cambiar la tactica por algo mas humano. [...] Los presos FIES- RE
no son grandes mafiosos de la droga, politicos corruptos, ni amasan grandes
fortunas, son hijos del pueblo que entraron por pequeñas causas y nadie se
preocupo por su bienestar ni por sus problemas. Fueron castigados
duramente. Les metieron tanto miedo en el cuerpo que ya nada les asusta.”
Esta misma persona, más adelante, se refiere a los funcionarios de
prisiones, y encuentra razones para no generalizar y consigue distinguir
entre unas personas y otras: “Un sector personal de prisiones quiere
cambiar el sistema, son personas humanas y progresistas. Yo he encontrado
personas como las descritas, pero ¿de que vale dicho trabajo si acto
despues te machacan el cuerpo 20 tios con porras, te rocian de sprays
cegador te dejan desnudo y esposado? Que el psicologo mas enrroyado de
este planeta baya después y le diga a esa persona que le quiere aplicar
terapia para ayudarle. Seguro que le manda a tomar por c. Para que un
programa reinsertador llegue a buen fin primero las prisiones deveran hacer
una limpieza de personal, funcionarios, corruptos, drogadictos, alcoholicos y
neofascistas. Tienen el derecho a ser tratados y reinsertados pero ademas
no deverian trabajar como funcionarios de prisiones. Entre los trabajadores
de prisiones se da el caso de muchos que estan hartos de estas mafias
carcelarias entre sus propios compañeros que enturbian su trabajo”.
admitir. Por una razón muy sencilla: ¿como se puede lograr "el control
adecuado" que demanda el régimen de vida del FIES?. Este control, como
cualquier otro, exige de "un especial seguimiento", y éste tiene que consistir
necesariamente en una mayor vigilancia que afectará, al menos, a la situación
regimental. Ello supondrá una limitación, menoscabo o derogación pura y
simple de derechos penitenciarios plasmados legal o reglamentariamente. Por
la información facilitada por personas presas, se han detectado traslados de
módulos dentro de la misma prisión cada semana o cada quince días,
igualmente traslados incesantes de prisión a prisión -en ocasiones hasta 25 en
tres años-, intervenciones arbitrarias de correspondencia, cacheos personales
indiscriminados, aislamientos..., vulneración de la intimidad, y personas que
han sufrido consecuencias, difíciles de establecer, pero que de hecho afectan
a las progresiones/regresiones de grado, la concesión/denegación de
permisos, etc. Es evidente que corresponde a la cárcel la obligación de probar
que esto no es así en cada caso concreto, puesto que es la autora del fichero
y de la base legal en que se funda (JVP 3 de Madrid 14.07.1995).
III. Porque han prevalecido las exigencias del régimen sobre el tratamiento,
primando aquél sobre éste, con lo que el tratamiento se convierte en algo
puramente anecdótico, echándose en falta un seguimiento puntual por parte
del equipo de observación y tratamiento que valore su aplicación concreta y
los resultados de las misma (JVP de Granada auto 31.07.95).
1) Art. 25.2. C.E. que establece que el condenado a pena de prisión que
estuviese cumpliendo la misma gozará de los derechos fundamentales de este
capítulo, a excepción de los que se vean expresamente limitados por el
contenido del fallo condenatorio, el sentido de la pena, y la Ley penitenciaria.
21
.- STS 20 de diciembre de 1966; STS 30 de junio de 1996; STC 102/1988 de 8 de junio.
22
.- STS 18 de noviembre de 1987; STS de 17 de febrero de 1987.
23
.- STS 31 de enero de 1967; STS 13 de diciembre de 1969; STS 5 de marzo de 1976; STS 9 de
marzo de 1994; STC 150/1994 de 23 de mayo. La publicación en el BOE no afecta a la validez sino a le
eficacia.
Mirando el abismo 09/02/aa 53
La Instrucción 21/96, al regular los FIES cumple todas las características que
se exigen para otorgarle una naturaleza jurídica de reglamento encubierto, ya
que crea un régimen nuevo, no previsto ni en el reglamento ni en la Ley
penitenciaria. La Instrucción constituye una autentica regla imperativa nueva, una
decisión de carácter general, acompañada de ciertas medidas de aplicación.
Como se acaba de apuntar puede decirse, con todo rigor, que impone un
determinado modus vivendi fuera del marco de la llamada relación especial, ya
que crea una especie de dicha relación por cuyo efecto se somete a los internos
a sujeciones nuevas. La relación de sujeción especial del interno en
establecimiento penitenciario se concreta en la LOGP y en el RP, y no puede
admitirse un tratamiento distinto de la ejecución de la pena privativa de libertad
sin una previa habilitación legal. Finalmente, pero no menos importante, la norma
habilitadora debe tener rango de Ley Orgánica.
VII. Finalmente, desde otra perspectiva, y quizás ésta sea la más grave, la cárcel
como institución cerrada y total, está demasiado alejada de su esencia y
finalidad, y bastante hace gala, además, de su opacidad ante los órganos
jurisdiccionales de control, como para que se cree aún más la ausencia de
control por normas de carácter secreto. (JVP 3 Madrid 14.07.1995)
docilidad que muestra frente a las reglas y valores de la institución. [...] Si no de un derecho de
vida y muerte, se trata al menos del derecho de quitar o devolver la libertad, de suspender todas
las garantías civiles de que gozan ‘normalmente’ los ciudadanos, y todo ello durante un tiempo
indeterminado” (Castel 1980:263). No resulta difícil sustituir el término “enfermo” por el de “preso”
para encontrar un fiel reflejo de la experiencia cotidiana de muchas personas encarceladas.
Mirando el abismo 09/02/aa 59
ACTIVIDADES DE TRATAMIENTO
28
Como muestra de lo anterior, baste el siguiente testimonio, en el que tras relatar una denuncia
por malos tratos, se dice: “veremos aber que ocurre con el recurso de reforma que se a
interpuesto, pues esto lo llevare hasta el final y con todas las consecuencias. Puesto que los
carceleros estan con sus tipicas provocaciones al ver que sigo adelante con el asunto y me veo
venir que en cualquier momento vuelva a tener otro enfrentamiento con ellos, pues me vienen
provocando y puedo pasar una, pero llega un punto en donde ya uno dice: "basta, aquí hemos
llegado". Se que tengo todas las de perder, porque son muchos y vienen bien preparados con
porras, escudos y esprais pero entienda que yo tengo mi dignidad y orgullo y no me la dejo pisar
por nadie. No tienen bastante con haberme arruinado mi vida a base de meterme años de carcel,
pues yo tengo todas las condenas que tengo son todos dentro de las prisiones, para que encima
vengan a intentar amargarme la existencia. Son una bomba de fieras cobardes. En fin, voy a dejar
de hablar del asunto, puesto que me está calentando la sangre pues les tengo mucho odio por
todo lo que me an echo pasar, en todos los años de carcel que llevo. No se si podra entenderme
pero es un sentimiento que siento hacia toda esa gentuza, que cada vez que hablo sobre los
Mirando el abismo 09/02/aa 60
Por último, una octava parte declaran no haber realizado ninguna actividad,
durante su etapa en primer grado.
Pintura 14 8.4
Deporte 14 8.4
Manualidades varias 5 3.0
Cerámica 3 1.8
Limpieza 1 .6
Otras 59 35.3
Ninguna 20 12.0
Total que responde 167 100.0
Otros 3.2%
No hay actividades 15.1%
No contesta 17.3%
Total 100.0%
(N) (185)
Pero veamos con algún detalle qué es lo que ocurre con la actividad más
popular y que más tiempo consume, el ejercicio físico. Sólo un 42% dice poder
utilizar el gimnasio; una cuarta parte de los encuestados, aunque cuentan con
gimnasio en la cárcel, no pueden hacer uso de él. Finalmente, casi un 30%
manifiesta que ni siquiera dispone de gimnasio en la cárcel en la que se encuentra.
Es decir, que, siendo el deporte y la actividad física el gran entretenimiento al que
se entregan las personas en primer grado, no llegan a la mitad las que pueden
hacer uso de instalaciones deportivas.
NC
3% Sí, y puedo
utilizarlo
42%
No hay gimnasio
29%
llamar el gimnasio a una pequeña sala, donde el único material que existe es una
colchoneta, una espaldera y en algunos módulos una bicicleta estática” (6). El
carácter eufemístico del término gimnasio es puesto de relieve una y otra vez: “Lo
unico que hay es un patio enjaulado, con 3 barras soldadas a la pared (a eso
llaman ginnacio). Raquetas de tenis y 3 barras pegadas a la pared para que
podamos hacer ejercicios de barra” (10). En general, los testimonios que
describen el gimnasio insisten en negarle tan pomposo nombre: “Gimnasio ni se
le puede llamar a un saco de boxeo, unas espalderas 2 colchonetas y un banco
de addominales. En la gran mayoria de las macrocarceles españolas no hay
gimnasio, y si lo hay, no esta bien abilitado o complementado de aparatos” (15).
No es infrecuente que la dependencia que llamen gimnasio sea un patio: “Aquí le
llaman gimnasio a un patio igual que los otros, cubierto y cerrado por la parte
superior de malla matálica. En una de las paredes o muros sobresalen 2 barras
de hierro con el presunto objeto de utilizarlas para hacer deporte” (20); “no existe
ginnasio ni nada que se le parezca, solo un patio de 8x7 metros cuadrados, con
chapas y enjaulado en el techo”(24) En ocasiones la descripción del gimnasio es
así de lacónica: “en el patio hay un saco de boxeo, pero no hay ginnasio” (72).
No es extraño que sean precisamente los internos en primer grado, los que
más dificultades encuentran para usar el gimnasio: “Solo utilizan el gimnasio los
que están en los módulos 3 y 4, es decir, los que están esperando el 2º grado. Un
saco de boxeo, 3 bancos para hacer pesas, algunas pesas de diferente peso
(pocas, insuficientes para todos), 3 o 4 pares de mancuernas, y 4 o 5 barras para
las pesas” (18). Por lo general, los aparatos más extendidos son “una mesa de
pin pon, un banco para hacer addominales, y una maquina de pesas”, claro que
en el caso de esta persona, según nos dice ella misma, “el centro no me permite
utilizarlo por medidas de seguridad en una notificacion que se me a entregado”
(43) De hecho, las condiciones para la práctica deportiva son bastante mejores
fuera de los módulos de aislamiento: “Pues aquí en aislamiento se le llama
gimnasio a un patio igual a los que solemos salir solo que cuenta con una barra
fijada a al pared, para hacer flexiones. Pero fuera del Mod. de aislamiento, hay un
gimnasio bien equipado con varios instrumentos y varias canchas de todo tipo al
Mirando el abismo 09/02/aa 64
Por todo ello, no es extraño que existan testimonios que muestran su recelo
y desconfianza en la institución y sus agentes (“los presupuestos para materiales
deportivos se los queda el Sr. Administrador de la cárcel” 94 ), en la forma de
funcionar y en lo que puede representar la actividad deportiva en términos de
maquillaje ante la opinión pública (“1º no existe ni gimnasio ni nada similar en este
Mº Fies, se nos saca cada 2 semanas al polideportivo para intentar encubrir
(encubrir) el a la ausencia del mismo, pues lo unico que pretenden con ello es
incubrir (encubrir) las carencias de esto y mucho más. Puesto que no hay ni
escuela, et, etc” 187).
Aunque muy escasos, también hay dos testimonios que habla en términos
positivos: “Bicicleta, pesas de todo tipo, la andadera esa, baloncesto, futbol sala.
Esta bien equipado” (67); y otro indica que dispone de “cintas andadoras, pesas,
tablas para aerobic, patines, distintos objetos para hacer diferentes ejercicios, es
un polideportivo bastante completo, tiene duchas incluidas y puedes utilizarlas”
(93). Pero en fin, un testimonio que podría resumir la situación general, allí donde
presenta un aspecto más positivo podría ser éste: “Existe un polideportivo grande
con piscina, campo de baloncesto, tenis y sala de musculación, esta sala, que es
la que yo utilizo, solo tiene una cualidad: que es muy grande; con un minimo
esfuerzo o interés, seria un gimnasio autentico, pero está practicamente
abandonado. En aislamiento se puede utilizar 2 dias a la semana, durante 1h
diaria” (158)
NC
1%
No Sí
44% 55%
La atención sanitaria
NC
15% SI
18%
NO
67%
Atención especializada
30
Instituciones Penitenciarias en informes recientes reconoce que, algo más del 50% de las
personas que ingresan en prisión admite ser drogodependiente: el 60% a la heroína y la cocaína,
un 25% sólo a la heroína y un 6% únicamente a la coca (La Verdad 15-05-2000).
31
El informe del Defensor del Pueblo de 1998 recuerda que "ha señalado en diversas ocasiones la
necesidad de que la Administración penitenciaria posibilite que los internos tengan acceso a
tratamiento rehabilitador. Progresivamente se va extendiendo y generalizando la puesta a
disposición de los internos de programas de apoyo, información, tratamiento y rehabilitación de
toxicómanos, no obstante se debe continuar trabajando en la línea de ampliar los tratamientos y
facilitar que lleguen a un mayor número de internos... Junto a una mayor variedad de tratamiento y
la extensión a un mayor número de usuarios, también se ha de hacer hincapié en la necesidad de
que se establezcan los controles precisos para evitar que puntuales fracasos de estos programas
pongan en peligro su continuidad. Asimismo se hace preciso que estas actuaciones, que van
dirigidas fundamentalmente a la protección de la salud de los internos, estén incardinados en su
programa de tratamiento penitenciario como un factor más del mismo" (Informe del Defensor del
Pueblo 1998).
Mirando el abismo 09/02/aa 71
35
El coste del tratamiento con metadona por interno es de 14.081 pts/año; es decir 38 pts/día. (el
desglose de gastos es el 37´4% en analíticas, 21´4% vasos de dispensación y recogida de
orina,18´7, el fármaco de la metadona, 13´4% transporte, 3% inversiones. En Sanz Sanz, J; Los
tratamientos con metadona en los centros penitenciarios, en "Manejo de pacientes en tratamiento
con metadona en centros penitenciarios", Segovia diciembre 1999, abril 2000. La normativa que
regula los tratamiento de metadona son: Orden de 20 de mayo de 1983, Orden de 31 de octubre
de 1985, real decreto 75/1990, de 19 de enero, Real decreto 1131/1990, de 14 de septiembre, real
Decreto 5/1996, de 15 de enero; Circular 5/1995.
36
Los planes de reducción de riesgos se introdujeron por varios motivos. 1) La elevada prevalencia
de consumo de drogas, especialmente de heroína, pues todas las evidencias apuntan a que
España fue uno de los países de Europa Occidental donde el consumo alcanzó niveles más altos.
2) El empleo de la vía parenteral como vía principal de administración, lo que conlleva a las
posibilidades de infección por VIH y de sobredosis. 3)La introducción del VIH de forma precoz.
37
Sanz Sanz, J; Los tratamientos con metadona en los centros penitenciarios,op.cit..
Mirando el abismo 09/02/aa 73
INFRAESTRUCTURA Y EQUIPAMIENTO
La celda
"¿Hay calefacción?"
NC
2%
No
38%
Sí
60%
tal experiencia. Pensemos que de ello depende poder realizar cualquier actividad,
de lectura, manualidades, etc.
NC Sí
1% 26%
No
73%
Siguiendo con el ajuar de la celda, también hay otra cortina que reviste gran
importancia, puesto que de ella depende que la celda se encuentre seca o llena de
humedad. Nos referimos a la cortina de la ducha, de la que disponen únicamente
un 21% (el 14,4% de la muestra total) de quienes cuentan con ducha en la propia
celda; el resto ha de soportar que las salpicaduras de agua inunden la celda.
Estas “minucias”, tal vez irrelevantes, vistas desde fuera pueden ser todo un
indicador del escaso control que la persona presa en régimen de aislamiento tiene
sobre los múltiples aspectos de la vida cotidiana, y acaban por revestir una enorme
importancia, cuando de su presencia o ausencia depende que el trato que reciben
las personas pueda ser considerado digno o indigno. El resumen objetivo de las
Mirando el abismo 09/02/aa 77
En esas condiciones, los pequeños privilegios a los que se aspira, o por los
que surgen los lamentos y quejas cuando faltan, se reducen a aspectos
minúsculos, como por ejemplo, poder disponer de una balda adicional para
colocar una televisión (“no esiste, estanteria para television y tenemos que
setanos en la cama porque la tenemos que poner en una silla” 48), una bombilla
que dé una luz menos tenue, un cristal en la ventana que no esté roto, etc.
El patio
Teniendo esto en cuenta, hay tres aspectos que pueden volver la estancia
en el patio más o menos agradable: disponer de compañía, de un banco para
poder sentarse, o de un tejadillo para resguardarse del sol en verano y de la lluvia
en caso de que llueva. Para los presos en régimen de aislamiento, el patio suele
ser un elemento que intensifica aún más la sensación de aislamiento y encierro.
Para empezar, se suele encontrar enrejado por el techo, con lo cual el sentimiento
de estar enjaulado es inevitable y además, con frecuencia, se sale a él sólo o con
una o dos personas nada más; un testimonio facilitado desde un módulo de
aislamiento dice lo siguiente: “cuando salimos al patio nos sacan de uno en uno y
cada vez que salimos de la celda somos esposados hacia la espalda, en compañía
de diversos carceleros que van esgrimiendo las defensas de gomas (porras) en las
manos en plan amenazante he intimidatorio”. En los departamentos especiales (art.
93.3 RP) no dejan salir más de dos personas juntas. Y en los módulos cerrados no
más de cinco para la realización de actividades (art. 94.2 RP).
Por otra parte, en el patio, como podemos ver por los datos siguientes, no
suele haber ningún elemento que contribuya a hacerlo mínimamente agradable.
Mirando el abismo 09/02/aa 82
"En el patio, ¿existe algún banco para sentarse? "En el patio, ¿existe algún tejadillo o algo similar para
resguardarse del calor o de la lluvia?"
NC NC
2% 3%
No
36%
No Sí
44% 53%
Sí
62%
CUESTIONES DE RÉGIMEN
En el momento
5%
Lo que quieren
14%
Unas horas
25%
Más de 2 días
23%
1-2 días
33%
10.3 LOGP establece que el "régimen de estos centros se caracterizará por una
limitación de las actividades en común de los internos y por un mayor control y
vigilancia sobre los mismos en la forma que reglamentariamente se determine. De
ello se deriva que dichas actividades no pueden ser prohibidas ni siquiera a los
internos ubicados en los departamentos de régimen especial, si bien pueden
adoptarse las medidas de seguridad que se consideren pertinentes. Es más, el
Reglamento obliga a la Junta de Tratamiento a que programe estas actividades,
aunque luego deban ser aprobadas por el Consejo de Dirección y supervisadas
por el Centro Directivo.
Cuando se les pide que nos indiquen si existe alguna restricción, por
ejemplo, respecto del número de mudas, o de libros, etc, nos encontramos con
respuestas bastante coincidentes. Es una práctica general, establecer
restricciones, si bien los límites que se establecen pueden ser muy variables,
Mirando el abismo 09/02/aa 86
Por lo que se refiere a los libros, que son sin duda un elemento importante
de evasión para muchos presos, también se encuentran limitados con carácter
general, pero la forma concreta de aplicación de este principio es muy variopinta,
pudiendo ir desde 1 hasta 10, o incluso no existiendo limitación en absoluto (“ropa
la imprescindible y como máximo dos libros” (27); “libros solo tres y ropa solo
puedes tener quita y pon” (32). Excepcionalmente, la limitación se vuelve aún más
extrema, sin que sea posible adivinar la razón que la justifique: “1 libro semanal”
(134). Algo parecido a lo que ocurre con los libros, sucede con las cintas de
cassette, que tanto se permiten 10, como ninguna; hay quien señala aspectos aún
más curiosos: “no nos dejan tener cintas de caset que no sean transparentes”
(44).
comida (“en aislamiento nos impiden hacer economato (ni tabaco, ni café, ni
nada)” 18), especialmente si está enlatada o en botes de cristal (“no nos entregan
bufanda ni guantes, ni alimentos embasados en recipientes de cristal o lata” 6).
Sin embargo hay veces en que sí se permite disponer de café y tabaco (“solo
podemos comprar, una vez al dia, y solo café y tabaco, nada de comida” 165).
Los útiles de aseo son uno de los elementos que más restricciones de uso
encuentran, así por ejemplo: “Para afeitarte le tienes que pedir al carcelero 1
cuchilla y devolvérsela intacta al terminar” (137); “no tenemos pasta dental y los
cepillos de dientes los parten por la mitad y peines” (2); “no nos dejan gafas del
sol, nos parten los cepillos dentales, la pasta dentrifica nos la vacian en un vaso”
(10); “No nos dejan tener pasta dentífrica por ser metal pero el médico nos receta
cremas envasadas igual que la pasta dentífrica y eso podemos tenerlo es una
contradicción... pero... es lo que hay” (44). Y en cuanto al material de limpieza,
también se ofrecen descripciones bastante sorprendentes, por ejemplo: “en el
tema de higiene para la celda, nos proporcionan, un recogedor, una escoba y un
palo fregona, sin proporcionársenos el cubo fregona para escurrir el palo fregona.
Nos encontramos que la tenemos que escurrir con las manos, y ya los presos
tenemos infecciones en las manos, por las bacterias etc etc.. nos encontramos
que solo nos dejan tener 20 minutos estos utensilios de limpieza, y cuando nos
duchamos sale el agua por fuera de la ducha, muchas veces inundando la celda,
y tenemos que recoger el agua y secarlo con una camiseta de vestir” (carta desde
un modulo de aislamiento).
Cacheos
38
Nos parece que la normativa reglamentaria carece de legitimidad cuando posibilita la práctica
de un cacheo diario. Lamentablemente, esta regulación legal pueden facilitar abusos de poder por
parte de algunos funcionarios, al margen de cualquier control judicial y que genera un aumento de
la espiral de violencia. Por otro lado, no llegamos a entender la razón del cacheo diario a las
personas y el registro de las celdas. Por un lado, puede suponer el reconocimiento de la
incompetencia de los funcionarios que las practicaron el día anterior debido a la incomunicación
absoluta que tiene el aislado con el resto de los presos; y por otro, parece que el objetivo último
sea aumentar, en algunas situaciones concretas, el castigo, la humillación que ya supone, por sí
mismo, el aislamiento.
Mirando el abismo 09/02/aa 90
Así, la mitad de los que responden indican que los cacheos con desnudo
integral se producen de forma indiscriminada y no periódica (“cada vez que ellos
quieren” (152); “Cada vez que menos me lo espero” (82); “Cada vez que quieran
39
Debería declararse nulo todo cacheo con desnudo integral que se realice de forma rutinaria y sin
que se acredite la urgencia y la certeza de la situación de peligro. Debería instarse a los directores
de los centros penitenciarios a que en materia de cacheos con desnudo integral los funcionarios
se sometan a lo establecido en el art. 68 RP y a la doctrina del Tribunal Constitucional STC 57/94
y, por tanto, abandonen la práctica de cacheos rutinarios. Que se obligue a la administración
penitenciaria a que deje una bata al interno para que pueda cubrir su cuerpo cuando se realice
este tipo de cacheos. Es posible la interposición de una cuestión de inconstitucionalidad (art. 163
CE) contra el art. 23 LOGP por las razones que han quedado expuestas. Asimismo, en base al art.
6 LOPJ, puede quedar inaplicable el art. 93.2 RP por ser contraria a la Constitución, a la Ley y al
principio de jerarquía normativa.
Mirando el abismo 09/02/aa 91
comprobar tu estado de ánimo” (47); “Cuando les sale de sus partes” (33); “Esto
depende de las ganas de joder. A veces 2 veces al dia otras nunca” (153)), de
manera que hay quien no se decide a indicar una periodicidad: “No te puedo decir
un tiempo. Cuando tienen ganas de provocar” (7). Si acaso se señala, que “en
primer grado cada poco” (58) y “en FIES cuando les da la gana” (41). No obstante,
entre quienes sí aventuran una periodicidad, son mayoría los que indican que
sufren cacheos con desnudo integral a diario, cada vez que salen al patio, o
semanalmente. Únicamente un 9.4% dicen no sufrirlos nunca o casi nunca, al
menos en estos momentos, pues en esto, como en casi todo lo que venimos
analizando, las circunstancias pueden variar mucho de una cárcel a otra, e incluso
de unos módulos a otros (“En esta semana 3 veces” (72); “Aquí de momento no,
en otros sitios siempre” (24). De todas formas, también hay quien se lo toma con
filosofía: “Ultimamente no los hago caso, cuando he vuelto de permiso a veces
me han dejado en cueros” (123).
meramente superficial para comprobar que ese peligro existe. Y aún así, quizá
debiera exigirse más en la regulación de cualquier cacheo con desnudo integral:
la certeza, y no mera posibilidad, de que la seguridad de la prisión está en peligro.
40
Para su práctica es necesaria motivación suficiente y necesidad urgente, así como
autorización judicial previa y consentimiento del responsable sanitario, entregando al interno un
resguardo de haberse realizado una placa (Autos del JVP de Málaga de 4 de noviembre de 1993;
13 de enero de 1994 y 7 de febrero de 1994).
Mirando el abismo 09/02/aa 94
NC
5% Sí, siempre
4%
A veces
24%
No, nunca
67%
arrojan las respuestas hablan de que lo más habitual (34%) es que se practique a
diario, incluso varias veces al día: “2 veces al día” (97); “siempre que está vacía”
(60); “lo hacen sin tu presencia y cuando quieren” (113), o dicho con sorna:
“Todos los días curiosean, pues son muy trabajadores” (32).
42
La sentencia de 19 de enero de 1995 analiza el concepto de domicilio en el marco del derecho
fundamental a la intimidad personal (art. 18.1 CE) y al libre desarrollo de la personalidad (art. 10.1
CE) Este derecho se concreta en la posibilidad de que cada ciudadano pueda crear ámbitos
privados que queden excluidos de la observación de los demás y de las autoridades del Estado. El
domicilio es, a efectos de protección, «cualquier lugar cerrado en el que transcurre la vida privada
individual y familiar, sirviendo como residencia estable o transitoria» (STS 31 de enero de 1995).
Tal derecho deriva directamente del derecho al libre desarrollo de la personalidad (art. 10.1 CE).
De ello se deduce que el domicilio, en el sentido Constitucional, no es sólo el lugar donde se
pernocta habitualmente, o donde se realizan otras actividades cotidianas habituales, sino también
el ámbito erigido por una persona para desarrollar en él alguna actividad. En este sentido se ha
señalado por la STC 22/1984 que el derecho a la inviolabilidad del domicilio constituye un
auténtico derecho fundamental de la persona establecido para garantizar el ámbito de privacidad
de ésta.
Mirando el abismo 09/02/aa 97
43
Declaración de inconstitucionalidad del art. 21.2 de la LO de Protección de la Seguridad
Ciudadana, en STC 341/1993.
Mirando el abismo 09/02/aa 98
Recuentos nocturnos
NC
3%
NO
31%
SI
66%
Mirando el abismo 09/02/aa 99
moverte.
92 Por la mirilla con luz.
94 Te encienden la luz y te alumbran con una linterna enfocándola hacia tí.
95 Alumbran con la linterna o te encienden la luz de la celda.
97 De sorpresa y con sigilo
98 Mientras que estés visible es suficiente
99 Por la ventana con linternas potentes, te la meten en la cara hasta que
te mueves.
100 Te abren la puerta o por el chibato, un pequeño agujero.
101 Lo (rebuelven) todo.
102 Abriendo y cerrando las mirillas de las celdas.
103 Con mucho ruido al golpear la mirilla, alterando el sueño.
104 Levantan la mirilla
105 Vienen en silencio y abren despacio la mirilla o por el florescente para
que no te des cuenta.
106 Mal
107 Encienden la luz y hacen que te muevas golpeando la llave en la puerta
hasta que despiertas.
108 Encienden la luz y tocan la puerta con una llave para que te muevas. A
las 3 de la madrugada.
109 Pasa el funcionario mirando por las mirillas
113 Dando con las llaves en la puerta.
114 Mira, yo les he dicho de todo...
115 Por la ventana, la puerta o el fluorescente.
116 A las 3 de la mañana dan la luz y en muchas ocasiones no la apagan y
desde dentro no se puede apagar
117 En silencio por su parte.
119 Por una mirilla, la levantan a veces hasta te despiertas.
120 Según los aislamientos, hay respeto, solo mirar si no te has fugado.
122 Según la guardia que haya.
123 Cuando me los hacían venía el jefe de servicios y 2-3 funcionarios.
124 Encienden la luz y golpean la puerta.
125 Encienden la luz, a veces golpean la puerta.
127 Moviendome, cuando dan la luz y golpean la puerta.
128 Con linternas y golpeando lo que pillan.
129 Tocando en la puerta con la llave para que hagas un movimiento.
131 De forma rápida y por la mirilla.
133 Sin educación y sin verguenza.
134 Como a el le dé la gana.
136 Miran por la mirilla
137 LLegan en silencio y te levantan la mirilla
139 Los obligatorios con luz y te hacen moverte, los otros muy sigilosamente
para pillarte si estás fumando.
142 Encienden la luz y son las 3 de la madrugada.
143 No nos levantan.
146 Encendiendote la luz y golpeando la puerta.
148 te despiertan dando ruidos con la llave en la litera
149 Se limitan a asomarse y comprobar la ventana. Ocasionalmente se
asoman por la mirilla de la puerta
150 Vienen por el patio y iluminan la celda con una linterna
151 Algunos funcionarios hacen mucho ruido. Otros no.
152 Te ensienden la luz, te despierta y te hacen que te incorpores
154 Dependiendo de la guardia, pero en general sin mucho escandalo
155 Dan con la llave en la puerta y te hacen poner de pie
156 Mirando por la rejilla
160 Levantandonos a cualquier hora
161 Prenden la luz y miran por la mirilla
162 Pues despertandote
163 Con malos modales
164 Abren mirilla y encienden la luz desde el exterior
167 Al fondo de la celda de pié y vestido y aseado
168 Con golpes encendiendo luces chillando y de hay intercambios de
Mirando el abismo 09/02/aa 102
palabras y ha celdas
172 Mirando por la mirilla de la puerta y haciendo ponerte de pie
173 Llamando a la puerta para saber si estas vivo
176 Como siempre bienen haciendo ruido y molestando habren la trampilla
te miran y se van
178 Poniendose de pie
179 Abriendo la mirilla el karcelero y te tienes que mover
180 De manera evidosa y a veces provocativa por parte del funcionario
181 Hacen que te levantes y miran barrotes
182 No molestan a nadie ( encendian luces, miraban mirilla)
184 Se asoman a la merilla dando la luz asta que te despiertas
185 Tienes que incorporarte para que te vean
187 Encendiendo la luz y con el proposito de molestar a base de gritos y
golpes en la puerta ( 4-5 de la mañana)
189 De pie y vestida
190 Levantando la mirilla con linternas
Puestos en contacto con varias personas que sufren esta situación, refieren
una sensación de ansiedad en la espera de que se produzca el recuento que
puede ser entre las dos y las cuatro de la madrugada. Refieren, además,
angustia, humillación, dificultad para conciliar el sueño. Esta situación no beneficia
a nadie, solamente genera más violencia y más conflicto. Es además superfluo e
ineficaz porque, en casos de seguridad concretos, el art. 67.1 RP establece la
posibilidad de recuentos extraordinarios. Estos recuentos están amparados por la
instrucción 21/96 sobre la regulación del FIES.
Por ello, creemos que los Jueces de Vigilancia Penitenciaria deben declarar
nulos los recuentos nocturnos por innecesarios. Debido a su ilegalidad se deberían
suprimir los recuentos nocturnos ordinarios, pudiendo llevarse a término a los
extraordinarios, incluso por la noche, por razones debidamente acreditadas y
justificadas de seguridad ante el Juzgado de Vigilancia penitenciaria. Los
fundamentos de derecho que avalan esta posición son:
Por nuestra parte, nos limitamos a reflejar las respuestas a una batería de
cuestiones que incluimos en el cuestionario en torno a estos temas. Para
empezar, a la pregunta de si han sufrido malos tratos físicos desde que se
encuentran en primer grado, nos responde afirmativamente el 78% de la muestra
(el 83% si no tomamos en cuenta a los que no contestan).
Mirando el abismo 09/02/aa 105
SI
78%
Hasta aquí, y pese a las consideraciones que de tipo procesal cabría hacer
-pues existen graves defectos en el procedimiento de adopción y cese de las
medidas (no se comunicó al Juez de vigilancia, y no fueron tomadas por el
director)-, hemos de examinar si la aplicación de los medios coercitivos era
procedente. Teniendo en cuenta los incidentes que provocaron dicha aplicación
(por los que se siguen actuaciones penales) y su finalidad inicial, con la ley en la
mano podría ser lícita la sujeción mecánica con esposas, siempre que su
duración fuera la estrictamente necesaria para lograr el fin buscado. Ahora bien,
no parece pertinente, dado el estado físico de los internos –con heridas que
precisaban observación facultativa- y su aparente agresividad, que dicha medida
se prolongase durante cuatro días y que, además les fuese aplicada la medida de
aislamiento provisional por el plazo de cinco días –cuatro de los cuales
permanecieron esposados-. Parece más lógico que se hubieran adoptado
medidas médicas para comprobar la evolución de sus lesiones y calmar su estado
de agresividad (traslado a enfermería, medicación), pues es difícil pensar que el
aislamiento absoluto de una persona esposada que se encuentra herida, vaya a
contribuir a disminuir su agresividad o evitar el riesgo de autolesión. Y así hemos
de rescatar lo que antes apuntábamos: aunque una concreta medida no pueda
considerarse constitutiva de trato inhumano o degradante “en razón del objetivo
que persigue”, ello no impide que se le pueda considerar como tal “en razón de
los medios utilizados” (SSTC 120/1990 y 137/1990). Por otro lado, señala el
auto que lo que nunca debía se haber hecho era entrar en la celda por cuanto al
estar aislado el interno, no había peligro para nadie, lo contrario significa una mala
aplicación del principio de oportunidad en la intervención funcionarial, con
consecuencias previsiblemente lesivas para los intervinientes: interno y
funcionarios.
Mirando el abismo 09/02/aa 109
Por otro lado, es obvio que toda aplicación ilegal de medios coercitivos se
puede convertir en malos tratos. El art. 4 del RP reconoce como derechos de los
internos, el que la Administración vele por sus vidas, por su integridad y su salud,
sin que puedan, en ningún caso, ser sometidos a torturas, a malos tratos de
palabra o de obra, ni ser objeto de un rigor innecesario en la aplicación de las
normas. Además los internos gozarán del derecho a que se preserve su dignidad,
así como su intimidad, sin perjuicio de las medidas exigidas por la ordenada vida
en prisión.
Precisamente para salir al paso de quienes pudieran argüir que no todas las
personas entienden lo mismo por la expresión “malos tratos”, pedimos en
pregunta abierta que, en el caso de que consideraran que habían sufrido malos
tratos, los describieran brevemente. Tan sólo 22 personas han dejado la pregunta
en blanco, el resto ha incluido una descripción más o menos extensa de tales
“malos tratos”.
Esta última situación tampoco debe ser muy infrecuente puesto que, a pesar
de tratarse de una respuesta totalmente libre, hasta un 43.5% de la muestra, o lo
que es lo mismo, el 59,3% de los relatos de malos tratos, incluyen una referencia
explícita a este hecho. Si bien puede tener algún sentido como medida de
inmovilización extraordinaria durante unos momentos, de la forma en que es
descrito habitualmente, resulta inhumano y degradante, una verdadera fuente de
tortura. Véanse algunos ejemplos: “Desde aporrearme 2 dias consecutivos, a
estar esposado en forma de aspa atado de pies y manos durante 3 dias
haciendote tus necesidades fisiologicas por encima. Te golpean con las porras
brutalmente te dan patadas, puñetazos etc.” (15); “Palizas con porras, puñetazos,
patadas. Me han esposado de pies y manos sobre un "somier", sin colchón,
mientras me tiraban cubos de agua fría y yo estaba desnudo por completo, y a la
vez insultaban a mi familia, decían cosas como : "tu madre es una puta y me la
voy a follar y me voy a correr en su boca y nos la follaremos todos" (44); “Malos
tratos fisicos desde patadas, puñetazos hasta llegar a dejarme 2 dias desnudo
insultandome hasta esposarme de pies y manos y escupirme y decirme preferirias
no haber nacido” (79); “Estar esposado de pies y manos tres dias, posteriormente
de las manos atado a la cama, doce días soltandome una para comer” (116); “he
sido vejado y golpeado desnudo con una manta mojada encima, me han llegado a
escupir a la cara inclusive mearme encima estando por completo esposado a una
cama de pies y manos... En una de estas ocasiones me llegaron a poner una
soga al cuello esposado manos atrás subido a una silla en un cangrejo esposado”
(187), etc. Cómo se puede ver por estos textos, el relato es muy homogéneo y
coincidente de unos testimonios a otros. Naturalmente, se trata de las respuestas
a un cuestionario, otra cosa muy diferente sería poder demostrar, con pruebas,
tales afirmaciones ante un tribunal, habida cuenta de la dificultad para poder
obtenerlas cuando uno se encuentra preso y en régimen de aislamiento.
Por último, resulta también muy ilustrativo repasar los motivos que, según
las personas presas, están en el origen o actúan como desencadenantes de los
malos tratos físicos. En general, se trata de cuestiones bastante fútiles: “bajo
pretesto de cacheo integral en el patio sin bata” (3); “Despues de una discusion
con el carcelero me tiro una bofetada y la esquibe le di un puñetazo y se me
echaron todos 4-5 encima y me dieron asta que se cansaron fue cuando me
metieron el primer grado” (7) cuando mean dao unos cuantos gomasos, ha sido
en dos ocasiones que le estaban pegando a algun compañero en estos casos , he
golpeado a la puerta para que lo dejaran, aunque nos allamos llebado unos pocos
gomasos todo el que ha picado la puerta, pero al final te sientes bien" (47) Por
negarme a desnudo integral. Por solicitar la presencia del jefe de servicio me
entraron 14 o 15 carceleros a la celda con porras, palos, escudos y tras
apalearme fui conducido a rastras a una celda de aislamiento donde engrilletado
de pies y manos me tubieron tres días” (51); “el mismo dia que me marchaba de
condución a la prisión de 2º grado que estoi ahora, por reclamar los recibos por la
pertenecias que nome dejaban traer conmigo y que ademas tienen la obligacion
de acermelos. Se negaron y entre ocho funcionarios me dieron una paliza
tremenda que me dejaron contusiones y marcas por todo el cuerpo y la cabeza”
(84); “Venir 10 funcionarias y por no sacar la vandeja de la comida cuando habia
terminado ya que me encontraba Mala con Fiebre, a las Tres de la tarde me
abrieron la Puerta y me Tiraron al suelo y me Pegaron con las Porras” (85); “me
esposaron y me dieron una paliza con las porrasy con patadas. Me perforaron un
tímpano y aun echando sangre por el oido, me dejaron atado a la cama toda la
tarde y toda la noche. El motivo, pedir la metadona al médico cuando ingresé de
conducción.” (108); “mellevaron a celdas por no varre (barrer) el patio y me
tuvieron 10 dias y no me dieron de comer y me pegaron con porras 4 funcionarios
que es como se meten 6 o7 y te pegan todo lo que ellos quieran.” (109); “llevo en
... 8 años y tuve los problemas cuando se decide que nos pongamos de pie,
cuando llevando sobre cinco años contestando y moviendo la mano era
suficiente, cambian la norma por su comodidad y nos obligan a ponernos en pie,
teniendo problemas por ello y llevarme arrastrado por cinco de ellos” (123); “Que
a la salida de un vis- vis- me indicaron que me iban a llevar a rayos x. Pedi ver la
orden judicial y no me lo enseñaron ya que no existia. Me negué y me esposaron
en celdas de castigo hasta las 72 h” (124); “Querer el carcelero arrancar en un
cacheo las fotos de la pared, y por recriminar su actitud, llamar a sus compañeros
y con el J.S. presente conducirme a golpe de porras a aislamiento con heridas de
gravedad y roturas de varios huesos” (124); o este otro relato que ejemplifica la
situación del siguiente modo “que por ejemplo lleve un chico poco tiempo en
primer grado y le hallan quitado la medicacion recientemente y al estar malo pica
la puerta para que le den algo para dormir y le de una paliza para que duerma
caliente (148); “Hace dos meses, en Badajoz, por exigir una bata para un cacheo
Mirando el abismo 09/02/aa 113
integral me dieron una paliza. Me dejaron un ojo tan hinchado que se cerró, tengo
cicatrices en las piernas y una muñeca sacada” (153).
En general, de los relatos sobre las causas que hacen estallar los malos
tratos, se deduce la existencia de una relación muy degradada, en la que una de
las partes tiene la pretensión de ejercer sobre la otra una autoridad omnímoda,
que se siente herida en su orgullo ante el menor atisbo de rebeldía e insumisión
que pueda cuestionar siquiera levemente su poder. Para este tipo de mentalidad,
es preciso mantener a raya a los presos, especialmente si están considerados
como peligrosos, para la cual la más leve falta a la norma ha de ser castigada de
forma desproporcionada o de lo contrario la situación puede llegar a ser
incontrolable. En unos y otros, se adivina el miedo al adversario como fuente y
origen de toda la violencia que se ejerce, ya sea física, verbal, psicológica o
simbólica: “Prefiero no recordarlo, me gustaria matarlos poco a poco” (XX); “Sólo
quieren undirte, juro que los matare cuando salga a ellos y sus familias” (XX).
Ahora bien, si ésta fuera la situación, cabría preguntarse qué ocurre con las
instancias que legalmente han sido establecidas para evitar que se conculquen
los derechos de las personas en prisión, ¿acaso no conocen estos casos de
presuntos malos tratos?, y, en caso de que los conozcan, ¿cuál viene siendo su
actuación al respecto?.
En este punto, como en todos los que venimos analizando en este informe,
la perspectiva que podemos ofrecer, es la que resulta de adoptar la visión de las
personas presas, para llegar a conocer cómo se ven las cosas desde su posición.
Con dicho objetivo incluimos en el cuestionario una serie de preguntas que
trataban de realizar el seguimiento de las actuaciones que se suceden a partir de
la existencia de malos tratos.
Hay que decir que, a tenor de las respuestas ofrecidas por nuestros
encuestados, las posibilidades de que la denuncia interpuesta por un preso llegue
a fallarse en su favor, son bastante escasas, por no decir prácticamente nulas.
Para empezar, sólo las tres cuartas partes de los que dicen haber sufrido
malos tratos recurren ante el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria. ¿Qué ocurre
con ese 26% que, a pesar de afirmar que han sufrido malos tratos físicos, dicen
no haber recurrido ante el juzgado?. A la pregunta “¿Por qué no recurriste?”, se
contesta en primer lugar alegando razones que tienen que ver con la falta de
conocimientos y de cultura suficientes. Casi una cuarta parte de los que no
recurren dice que no lo hicieron por no saber cómo se hace, por ser personas sin
cultura, analfabetos, etc, o sin conocimientos jurídicos suficientes. A continuación
se sitúan tres grandes grupos de razones: a) los que desconfían profundamente
de la actuación de la justicia y entienden que forman parte del mismo sistema, b)
los que manifiestan tener miedo a represalias, y c) los que renunciaron a hacerlo
porque están convencidos de que no serviría de nada.
lesiones, y, finalmente, un último grupo alude a otras razones, como por ejemplo,
cansancio o desidia, estar muy enfermo por aquella época, etc
Ahora bien, demos un paso más, ¿qué ocurre con estas denuncias en
aquellos casos en los que finalmente llegan a interponerse?
Para empezar, de todas las denuncias presentadas, sólo una cuarta parte
van a juicio (24%), mientras que el resto resultan archivadas, por falta de pruebas,
defectos de forma, etc47.
Y, por último, de todas las que finalmente van a juicio, no en todas acabará
pronunciándose sentencia. Además, en caso de que llegue a pronunciarse, es
muy escasa la probabilidad de que terminen en una sentencia favorable a las
tesis del preso.
47
La situación que describen unos y otros es más o menos similar a la que se contiene en el
siguiente testimonio: “Se les denuncia y el Juzgado archiva las denuncias como a sido mi caso.
Me an notificado del Juzgado una notificación, en donde dice se que me archivan la denuncia que
interpuse por malos tratos y ni tan siquiera me vio un medico forense, ni me bajaron a prestar
declaración por estos echos. De verdad, que me pongo de muy mala leche en pensar en este
asunto estan en plena complicidad los juzgados de aquí, con el centro penitenciario. De todas
formas e interpuesto recurso de reforma por estos echos al Juzgado nº 2 de XX que es quien lleva
el caso, haver porque motivo se me archiva mi denuncia, ni se me ha prestado declaracion, ni me
a reconocido un medico forense cuando seria lo primero que tenian que haver (haber) echo”.
48
La visión de quien se encuentra preso, ante el resultado final de este juego de denuncias por
uno y otro lado, puede resumirse en testimonios como el siguiente: “El carcelero tiene ese poder,
que no es otro que poder pegar al preso y quedar impune, y luego si el preso se defiende lo acusa
y este es condenado. Esto es lo que tiene que cambiar...el carcelero tiene un poder, que muchos
lo emplean cometiendo abusos, ya que se sienten intocables, este es el problema, que la balanza
se inclina a fabor de ellos, no del preso, el preso siempre sale perdiendo, porque siempre es
condenado injustamente y el carcelero hace siempre lo que le viene en gana, esté bien o mal. Se
les llama profesionales, sí, de la vileza, de la mezquindad y de la mentira, que es de lo que viven.
Si no tuvieran el amparo de la justicia, no existirian primeros grados, ya que no existirian
problemas con los carceleros debido a que ellos no provocarian al preso”.
49
Mirando el abismo 09/02/aa 118
Ni que decir tiene que, con independencia de quien lleve razón, el régimen y
sistema de vida impuesto, deja pocas posibilidades para acudir a la solución de
conflictos por vías no violentas. Y, en todo caso, estamos ante una situación en la
que todas las partes pierden: la persona presa, que podrá sufrir traslados de celda
y prisión; o un aumento de represalias físicas y psicológicas, con el incremento de
los cacheos, o el aislamiento casi total, sin televisión, sin tabaco, sin posibilidades
de cambio de ropa; eventualmente puede obtener más condena por los delitos de
los que es acusado, más tiempo de aislamiento, más exclusión en definitiva. Y
Mirando el abismo 09/02/aa 119
también pierden las personas que trabajan como funcionarios que, a la postre
sufrirán también más tensión, violencia física y psicológica,
También hay quienes creen que, como resultado de haber presentado una
denuncia, se les ha impedido progresar de grado, o incluso han acabado
regresando. Finalmente, algunos piensan que se les ha impedido participar en
actividades o han perdido algún destino (“Constantes sanciones, no poder
acceder a un destino...etc.” 125), e incluso no debe ser extraño que se
multipliquen las dificultades para comunicar con el exterior (“Benganzas pobres,
Mirando el abismo 09/02/aa 120
no dejarme llamar o no poder comunicar vis a vis” (148), “partearme por la cara,
devolver las cartas, dejarme sin cobrar...” (47)), e incluso hay quien dice haber
acabado pasando un tiempo en aislamiento (“Incomunicación total durante tres
meses” (179), “Confinado en una galería solo” (99), etc).
50
Art. 45 LOGP. Sólo podrán utilizarse, con autorización del director, aquellos medios coercitivos
que se establezcan reglamentariamente en los casos siguientes:
a) Para impedir actos de evasión o de violencia de los internos.
b) para evitar daños de los internos a sí mismos, a otras personas o cosas.
Para vencer la resistencia activa o pasiva de los internos a las órdenes del personal penitenciario
en el ejercicio de su cargo.
Mirando el abismo 09/02/aa 121
En ocasiones, las causas que originan los traslados son justificadas: (a)
por enfrentamiento entre presos que hace imposible la convivencia pacífica en
un módulo, (b) por enfrentamiento con funcionarios que haga prever posteriores
represalias, (c) por traslados a juicios, o (d) por vinculación familiar. Pero,
cuando se hace de forma rutinaria, sin fundamento alguno o como represalia por
reivindicaciones, el traslado es ilegal.
Hay que tener en cuenta que no todos los que han respondido a nuestra
encuesta se encontraban clasificados en primer grado en el momento de
responder. En ese caso, el indicador de desarraigo que supone la clasificación
en el régimen de aislamiento, al que se le suelen sumar los traslados y
alejamientos del domicilio familiar, adquiere el siguiente perfil:
3%
1%
19%
14%
al encuentro, ya difícil de por sí, entre el preso y sus familiares tal y como se
recoge en el siguiente testimonio de un familiar: “Por norma general los
problemas surgen en los horarios y las esperas. Para las comunicaciones
especiales no dan margen de tiempo por algún retraso, tanto en vida normal
como en 1º grado. Por ejemplo, en otros centro de Catalunya suelen dejar hasta
media hora de margen para los familiares que llegan con retraso, para dejarles
comunicar, pero en Ponent (cárcel tercermundista) si las comunicaciones en
primer grado son los sábados a las 8:30h de la mañana hay que estar en la
puerta a las 8:00h. Si se llega cinco minutos tarde se pierde la comunicación”.
Naturalmente, tal y como nos decía otro familiar, estas pequeñas miserias y
dificultades añadidas, “dependen de la cárcel y de los funcionarios. Hemos
tenido problemas en algunas cárceles, en otras no”. Todo lo cual vuelve aún
más arbitrario e insoportable el que aparezcan tales resistencias, obstáculos e
incomodidades que han de vencer los familiares que no han cometido ningún
delito y que sin embargo acaban pagando vicariamente su parte de condena:
“Vivo en A Coruña y en estas fechas mi hijo XX esta en H., mi otro hijo XX en B.
y otro familiar en S. Este es otro tema que tambien seria conveniente sacar a la
luz publica, no llega que nos torturen y maltraten a nuestros familiares, sino que
nos torturan a nosotros tambien, al tener que hacer Kms y Kms para poder
visitarlos y como en mi caso teniendo a dos hijos separados, llevan 10 años sin
verse, luego de meternos semejante palizon comunicas por la ventanilla, o sea
oral e intervenida 40 minutos, eso si ese dia tienes suerte y en el locutorio que
te designan te oyes y no tienes que entenderte por señas”.
a) Tanto los preventivos como los penados, por motivos regimentales, pueden
ser trasladados excepcionalmente a establecimientos de cumplimiento de
régimen cerrado con absoluta separación de los penados, cuando sean
calificados, por causas objetivas, de peligrosidad extrema o de inadaptados al
régimen de los establecimientos de preventivos. Para ello ha de recaer
acuerdo motivado de la Junta de tratamiento y con la aprobación del Centro
Directivo. Su efectividad se supedita a la ratificación del Juez de Vigilancia
penitenciaria, salvo supuestos especiales de manifiesta urgencia del traslado
por motín, agresión con arma u otro objeto peligroso, toma de rehenes o
intento de fuga, en cuyo caso se participará de inmediato al Juez de
Vigilancia y a la autoridad judicial de quien dependa -si fuese preventivo- (arts.
10 y 76.2 J, LOGP, y 89, 95.3 y 96 RP).
b) Al igual que los penados, los preventivos pueden ser ingresados por causas
médicas en centros hospitalarios de carácter penitenciario o
extrapenitenciario; en estos casos es el médico quien puede personalmente
tomar la iniciativa. El director de la cárcel solicitará el traslado al centro
51
El Juzgado de Vigilancia Penitenciaria de Valladolid, aún reconociendo que la
competencia de los traslados le corresponde a la DGIP, insta a este órgano administrativo para
que disponga cuanto sea necesario en orden al acercamiento de los presos a sus respectivas
áreas territoriales o, en su defecto, a las más cercanas a la ciudad donde residan sus familiares
tal y como los internos solicitan, porque tal y como manifiestan, el desarraigo lleva como
consecuencia que no puedan hacerse efectivos algunos derechos penitenciarios, entre ellos el
establecido en el art. 41 del RP
Mirando el abismo 09/02/aa 130
COMUNICACIONES
NC
7%
SI
37%
NO
56%
otro tanto se mueven con una periodicidad inferior al mes, y el resto nunca tiene
encuentros vis a vis.
NC
2% Locutorio y vis
a vis
25%
Nada
46%
desarrollo del ámbito emocional, bien porque sabe que, al menos, de ocurrirle
algo, fuera se van a enterar.
Permisos
Pero, además, los pocos que han salido de permiso -apenas un 20% de
la muestra-, hace bastante tiempo que lo hicieron, toda vez que en primer grado
no se pueden disfrutar permisos ordinarios, (solamente extraordinarios por
enfermedad o muerte de algún familiar, alumbramiento del cónyuge u otros
comprobados e importantes motivos). En promedio, los que alguna vez han
tenido algún permiso hace 5.25 años que salieron de permiso por última vez.
Especialmente dramático es el caso de quien responde que lleva 15, 14, 12
años sin pisar la calle.
De 3 a 5 años 6%
De 6 a 9 años 4%
10 años o más 4%
SubTotal 21 %
(N) (39)
Nunca han salido de permiso 79 %
Total 100 %
(N) (190)
Media 5.25 años
Entre nuestros encuestados hay 31 personas (el 16.3%) que hace más de
10 años que no ven la luz fuera de la cárcel. Entre ellos hay 9 personas (un 5%
aproximadamente de los presos de primer grado) que lleva más de quince años
seguidos en prisión, sin salir nunca desde entonces. Si alguien sigue hablando
de reinserción en estos casos, sólo demuestra ignorancia o cinismo.
Mirando el abismo 09/02/aa 137
Desde este telón de fondo, creemos que pueden leerse las respuestas a la
pregunta sobre los quebrantamientos que se reflejan en el siguiente gráfico.
Incluso tratándose de presos considerados especialmente “conflictivos” por la
institución, son apenas una octava parte los que dicen haber quebrantado algún
permiso (13%), el resto nunca ha quebrantado, bien es verdad, que muchos no
han tenido ocasión de hacerlo, puesto que ni siquiera se les ha dado la
oportunidad.
¿Has quebrantado algún permiso? A aquellos que decían
haber quebrantado algún
SI
NC 13% permiso, les pedíamos que
38% nos dijeran cuál creía que
había sido la razón para hacer
tal cosa. Si dejamos aparte
una respuesta que por lo
explícita no admite ningún
agrupamiento (“Para ir a hacer
NO
49%
un atraco”), las razones que
pueden agruparse se refieren
a cuatro aspectos: (a) la
adicción a las drogas y sus
consecuencias, entre las
cuales se encuentra la obligación de hacer de correo, o tener que afrontar las
venganzas por impagos, etc; (b) las críticas al funcionamiento del régimen
penitenciario o de la administración de justicia y más concretamente a las
dificultades para conseguir una progresión de grado o evitar nuevas
regresiones; (c) el sentimiento de inseguridad ante algún personal funcionario,
por temor a ser objeto de sanciones, partes, malos tratos, etc.; y, finalmente, (d)
lo que podríamos llamar algo así como, el “derecho” a la fuga que cree tener
cualquier preso.
LAS CONSECUENCIAS
Por todo lo cual, si bien se puede llegar a entender que las demandas
expresadas por la opinión pública en el sentido de endurecer y ampliar las
penas y las condiciones de cumplimiento, pueden estar justificadas desde
“sentimientos como la ira, la venganza, la rabia, la impotencia, el miedo o la
angustia”, sin embargo “la demostración empírica nos muestra, que, aquellos
que son excarcelados en libertad condicional reinciden menos que los que son
excarcelados en libertad definitiva, y, ello significa que el cumplimiento de la
pena ha sido mejor en todos los aspectos, pues, en general, ha tenido menos
infracciones disciplinarias, ha participado en actividades de tratamiento y ha sido
clasificado en tercer grado de tratamiento, precedido por el disfrute de permisos
Mirando el abismo 09/02/aa 141
En primer lugar, hay que entender que es difícil separar las consecuencias
que acarrea la cárcel, de aquellas que, específicamente pueden ser atribuidas al
régimen en primer grado. Por ejemplo, el deterioro de la salud física, la pérdida
de agudeza visual, de olfato, de oído, son consecuencias que padecen todas las
personas que pasan una larga temporada en prisión, de alguna manera, el
régimen en primer grado, al ser una forma extrema de encarcelamiento, ahonda
y vuelve más intensas todas estas pérdidas. Es frecuente encontrar referencias
a estos deterioros: “En el plano de la salud fisica se nota en la perdida paulatina
de visión debido a los espacios reducidos” (39), “pérdida de agudeza visual,
(entré con visión normal, ahora tengo miopía: 4 dioptrias en ojo izquierdo y 3 en
derecho); pérdida capacidad auditiva, debido a infección mal curada
(negligencia sanitaria), incapacidad para sonidos agudos oido izquierdo, pérdida
de memoria” (139). Por otra parte, todas aquellas personas que padecen
enfermedades, o dolencias crónicas, sienten que al encontrarse en primer
grado, tienen una atención médica más deficiente, y encuentran dificultades
Mirando el abismo 09/02/aa 142
Y desde luego, casi todos los que responden coinciden en afirmar que es
peor la tortura psicológica que la física: “El aislamiento celular denigra a la
persona más psíquica que físicamente, ya que las palizas las aguantas, pero el
aislamiento e incomunicación te vuelven loco. Te sientes como un pájaro en la
"jaula", a la vista de todo el que se quiera arrimar a mirar. Las cámaras se
meten en tu celda, ya que no puedes tener una cortina y no tienes ninguna
intimidad. Los cacheos tanto a tu persona como a la celda son continuos. Para
bajar y subir de tu celda al patio te cachean y te pasan por el arco. En el patio,
la cámara y el carcelero de la garita no te quitan ojo” (137), esta experiencia de
sentirse continuamente vigilado, si además se une a alguna otra de abusos y
malos tratos, acaba por generar un fuerte sentimiento de indefensión, e
inseguridad personal que termina por traducirse en una intensa paranoia:
“Las consecuencias son sin duda devastadoras, principalmente en lo que se
refiere a la salud psicológica. La tensión debida a los constantes abusos fisicos
y amenazas por parte de los funcionarios hace de la psicosis el estado normal
de las cosas. La paranoia el miedo, el insomnio, estados constantes de alerta y
un largo ezta (etc.) de sitomas dejan a la gente practicamente rota y la gran
mayoria incapaces de articular palabras ante cualquier autoridad judicial o por
parte de la administracion penitenciaria debido a la impotencia que se sufre por
estos abusos impunes” (39), por ejemplo, la siguiente descripción que hace esta
otra persona de las consecuencias psicológicas del régimen en primer grado
son todo un manual de psicopatología: “Psicologicas: Son las mayores a causa
de paranoias, me despierto en sueños chorreando de sudor. Pillo depresiones
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que muchas veces he pensao incluso en quitarme la vida, para no sufrir mas,
pues todo son angustias, y para que mi familia tambien deje de sufrir por mi.
Siempre estoy pendiente porque creo que los funcionarios van a venir a
molestarme o me van a entrar en el chavolo para hacerme daño. La mayoria de
las veces no como porque pienso de que le hechan cosas a las comidas para
hacerme daño, he infinidades de cosas. Suelo soñar siempre con violencia,
peleas, enfrentamientos que siempre acaban en sangre; cuchillos,
palos...Muchas veces cuando he estado en 2º grado mis compañeros de celda
me decian que soñaba y hablaba todo lo que pasaba en el sueño y todo muy
alterado y a voces. Actualmente psicologicamente me encuentro fatal y los
nervios lo tengo super alterado. No me soporto ni a mi mismos” (57). Este
inquietante sentimiento de no soportarse uno a sí mismo, aparece repetido
en varios testimonios.
De hecho, además de esta persona, hay al menos otros dos casos entre
nuestros respondentes, en donde aparecen claramente reflejados los efectos
psicológicos devastadores del primer grado. En cualquier caso, ¿cómo no se
encuentran estas tres personas internadas en un centro psiquiátrico
especializado? La lectura de sus respuestas a la pregunta sobre las
consecuencias, es por sí misma, clarificadora: “No soy toxicomano y me tienen
en un modulo lleno de drogas, estoy arto de que me intenten robar o quitar algo,
de tener que invitar por "la cara a la gente". No importa cuanto tarde en salir, yo
soy el elegido por Dios, soy su hijo y haré justicia, todos moriran y seran
quemados junto a satán en el averno (ja,ja,ja,ja,ja) El director (M...), morirá la
psicologa (T...) tambien. ¡¡TODOS ESTAN MUERTOS!!. MUERTOS, MUERTOS,
MUERTOS. LO JURO, LO JURO” (XXX), o este otro caso, si cabe aún más
inquietante desde el punto de vista psiquiátrico, que responde así, de forma
diáfana (aunque muy a pesar suyo), a la pregunta por las consecuencias de la
vida en primer grado: “Como si bien lla he dicho por el capitalismo frankista por
el abandono de pequeño por mi sabiduria para coger el patronato de A.D.N y
semen para entrar en la decualiciazión del capitalismo de las aciones de I.R.P.F
de diskursionnes de dobles II nacionalismo de capitalismo. Valladolid. Vizcaya.
por las dobles pagas de refujio de naciones y capitalismo de reproduciones de
Mirando el abismo 09/02/aa 145
De todas formas, estos tres casos extremos que denotan una grave
psicopatología, no son representativos del conjunto de quienes responden,
aunque ponen de relieve las situaciones más extremas. Por lo general el
sufrimiento psicológico, alcanza cotas muy altas, y se expresa en multitud de
sentimientos negativos que aparecen aquí y allá en las respuestas de las
personas presas. La enorme destructividad de la cárcel en general, y del primer
grado en particular queda reflejada en esta enorme riada de odio, rencor,
violencia, agresividad, inquietud, indefensión, incertidumbre, irritabilidad,
desesperación, deseos de venganza, sentimientos de pérdida, impotencia,
agobio, tristeza, amargura, resentimiento, rabia, ansiedad, desconfianza,
introversión, soledad, temor, asco, pánico, y desamparo que reflejan los
testimonios recogidos, una muestra de los cuales se presenta en la tabla que
sigue a continuación. Hemos preferido respetar y trasladar directamente al
cuadro siguiente los textos de las personas presas tal y como nos han llegado,
para respetar así la riqueza de matices que se perderían en caso de intentar
reducir a categorías más amplias el discurso en torno al mundo afectivo en que
viven día a día.
mastica cada día, porque impregna todo una estructura de relaciones que son
vividas por la persona presa como un plan devastador y sistemático, un método
de exterminio “El primer grado es la fuente de exterminio silenciosa de la
población reclusa, cada día en la carcel es un dia en peligro y condenado a
muerte y perpetuidad” (3), y de ahí la calificación de campos de exterminio, que
evoca de forma callada o abierta, al Lager hitleriano: “Lo peor de todo este
engaño que es el FIES y el 1º grado, es que muchos compañeros han perdido la
vida apaleados, tratados como perros viviendo en condiciones inhumanas
propias de un campo de exterminio nazi” (24); “pido ayuda moral, mi salud es
buena es lo unico que no me han robado por lo demas estoy mal herida
(malherida) y necesito ayuda y ayudar a que desaparezcan estos campos de
exterminio” (89).
Es evidente que se trata de una visión del primer grado, tal y como la
experimenta, la sufre y la vive el preso, en ese sentido, es una visión que no se
pretende imparcial, aséptica y fría, lo cual no resta intensidad ni fuerza a su
testimonio. Sin duda, las autoridades implicadas, y la sociedad en su conjunto
de la que forman parte, han de estar atentos y escuchar lo que dicen estos
testigos privilegiados, de lo contrario corremos el riesgo de no entender nada de
lo que ocurre al otro lado. La "guerra" a la que nos estamos asomando tiene
"dos trincheras" desde las cuales el mundo se ve de forma muy diferente. Tal y
como ellas lo experimentan, el castigo que sufren las personas presas estando
en primer grado, se ve tan desproporcionado, que desde su perspectiva, es
sufrido como una pura venganza: “Las consecuencias son todas, negativas.
La sociedad se venga de nosotros metiéndonos en la cárcel, la carcel se venga
encerrandonos en primer grado. El excesivo celo de los funcionarios nos hace
más desconfiados, mas solitarios, mas deshumanizados. Personalmente pienso
muy a menudo en el suicidio y entiendo a quien llega a dar el paso. También
sufro depresiones, tantas horas en la celda... Solamente mi aficción (afición) a la
lectura me mantiene "vivo" y cuerdo. No hay nada bueno en primer grado, no
educa, no reinserta, no cambia al preso, (si lo hace es para peor). Es solo eso,
una venganza del Centro Directivo por hechos, acciones y situaciones que
nosotros nos vemos casi obligados a realizar cuando "pisan" nuestra dignidad y
Derechos” (151). La consecuencia es que te destruye, te destroza, te aniquila
como persona, en la medida en que se sienten tratados como animales,
sensación a la que colabora intensamente el hecho de verse encerrados en una
jaula: “Una destrucion (destrucción) sistemática de la persona en todos lo
sentidos, fomentando el odio a todo y todos y creando personas que eran
normales transformarlas en criminales en potencia devido (debido) sobre todo al
trato recivido (recibido) durante tanto tiempo que te hace creer que no crees en
nada. Es como si a un perro lo encierras en una jaula y todos los dias le
amargas la existencia con palizas, torturas psicológicas y otras formas de
tortura, ese animal el dia que lo saques de la jaula si no se tira a por ti a
devorarte es por temor pero seguramente se desahogue toda esa... tensión,
rencor y odio, con alguien que considere culpable de su sufrimiento angustioso”
(74); “me sentia como un animal encerrado todo el dia practicamente en una
jaula, lo cual me hacia sentirme aun peor, me sentia incomprendido, impotente,
Mirando el abismo 09/02/aa 150
desatendido, humillado por los funcionarios, degradado, muy mal, muy mal”
(94).
(167) Como resumen final valga esta desoladora imagen poética de la vida en
primer grado: “aquí, encerrados como animales, pasamos los dias mirando el
abismo” (174).
El mismo Seligman –junto con otros autores- fue el que insistió en que,
además de estar tan condicionados por hechos aversivos incontrolables –por
ejemplo, la entrada para cacheo en la celda cualquier día y a cualquier hora-
también estamos muy influenciados por la explicación que nos damos por esos
hechos, es decir, por la atribución o explicación causal que realizamos. Para
estos autores, cuando las interpretaciones de las situaciones aversivas –como el
aislamiento- son globales (“el sistema va a por mí”), internas (“la culpa es mía
por haberme rebotado...”) y estables (“esto no hay quien lo arregle”) tienden a
reprimir la conducta operante y conducen a la indefensión. Otras
interpretaciones no son tan nocivas para el sujeto. Por ejemplo, si atribuimos un
fracaso a causas determinadas que son específicas (“tuve que contestarle en
aquel momento de aquella manera”), externas (“los funcionarios me
provocaron”) o inestables (“afortunadamente el desastre de abogado de oficio
que me ha tocado no pondrá inconvenientes en pasar la venia”), nos sentiremos
con mayor capacidad de control.
1º Con una medida tan extrema como el aislamiento (con todo lo que conlleva:
humillación de los cacheos, soledad no querida, indefensión, exacerbación de la
ansiedad...) no se aprende nada positivo; se incorpora el castigo, en todo caso,
como una condición más de su vida, no le sirve para variar la conducta. Como
concluye Thorndike, en comparación con los reforzadores positivos, los
estímulos punitivos son ineficaces, ya que no logran debilitar las
respuestas. Además, es bien conocido que para que haya aprendizaje se
necesitan niveles moderados de ansiedad, pero nunca tan elevados como los
que suele generar el aislamiento.
4º El propio Defensor del Pueblo admite (1997) que “es necesario proceder a la
prestación de una especial y permanente atención psiquiátrica para los internos
destinados en estos departamentos y no sólo ante la aparición episódica de
brotes patológicos”. Claramente habla de presencia de psicopatología. Hay dos
posibilidades:
a) que ésta se haya producido como consecuencia del aislamiento: si es
así, se le está condenando al padecimiento de enfermedad mental, el
propio sistema está siendo profundamente maleficente con él.
b) Si la psicopatología –más bien grave, por cierto, si precisa del concurso de
especialistas en salud mental- fuera previa al aislamiento, tendríamos que
cuestionarnos (1) si la persona presa era competente para que le fuera
imputable lo que motivó el aislamiento; (2) si es el lugar apropiado para
ser tratada una persona con problemas serios de salud mental.
CONCLUSIONES Y PROPUESTAS
económico y cultural más bajo que la media de los presos, refleja una vez más
que el sistema penal recluta su clientela de modo preferente entre las franjas
menos cualificadas de la clase trabajadora más modesta y precaria, con alto
número de hijos, escasa escolarización y consiguientes dificultades para
alcanzar una plena integración social. Incluso podrían señalarse casi con
nombres y apellidos un número determinado de familias precarias, auténtico
manantial del que se nutre el sistema penal. Todo ello explica como más de la
mitad de los encuestados tienen un primer ingreso en prisión a los 16 años de
edad (la mínima entonces para ingresar en un centro penitenciario).
12º Mención especial merece el fichero FIES que supone una directa
contravención de la Ley Orgánica General penitenciaria al establecer de hecho,
por regulación de ínfimo nivel normativo, una diferenciación de régimen no
prevista ni querida por el legislador y no sometida a control judicial. Igualmente
se hace prevalecer el régimen en detrimento del tratamiento (contraviniendo la
LOGP), sin consideración alguna a la individuación científica, dejando su
inclusión en función de elementos objetivos impersonales.
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ANEXO: Cuestionario