Bonaparte M.La Sexualidad de La Mujer PDF

EDITORIAL HORM
MARIE BONAPARTE
F. F. Reichmann
l. PRINCIPIOS DE PSWOTERAPIA INTENSIVA
G. R. Bach
II. PSICOTERAPIA INTENSIVA DE GRUiPO
!1~
J. S. Kasanin
III. LENGUAJE Y PENSAMIENTO EN LA ESQUIZOFRENIA
Edmund Bergler
IV . LA NEUROSIS BSICA
V.
Phyllis Greenacre
PERTURBACIONES DE LA AFECTIVIDAD
LA SEXUALIDAD
B . H. Balser
VI. PSICOTERAPIA DEL ADOLESCENTE
VII.
R. P. Knight
PSIQUIATRfA PSICOAJ<ALf'l.'ICA
DE LA MUJER
P sicoterapia y Psicologia Clinica
E. A. Strecker
VIII. MANUAL DE PSIQUIATRfA CLtNICA MODERNA
Phyllis Greenacre
IX. TRAUMA, DESARROLLO Y PERSONALIDAD
R. P. Knight
X. TEORfA PSICOANALfTICA
!/
R. Spitz
XI. NO Sf
La G-nesis ele la Comunicacin :H umana
F. F. Reiclunann
XII. I,A PSICO'rERAPIA Y EL PSICOANLISIS
F. F. Reichmann
XIII. PSICOTERAPIA EN LAS PSICOSIS
J. L. Moreno
XIV. PSICODRAMA
J. L. Moreno
XV . PSICO]llSLCA Y SOCIODRAMA
Cine y rrelevisin rreni.p utica
~
T. L . Moreno
XVI. LAS BASES DE LA PSICOTERAPIA
Bonaparte
M;.
XVII. LA SEX'UALIDAD DE LA MUJER EDICIONES HORM S. A.
E . F. Sharpe
XVIII. ANLISIS DE LOS SUEiWS
Distribucin Exclusiva
EDITORIAL PAIDS
BUENOS AIRES
Volumen XVII
Ttulo del Original Francs
SEXUALITE DE LA FEMME
Editado por Presses Universitaires de France
Traducido por
DEL MISMO AUTOR
SUSANA DUBCOVSKY
e
IRENE FRIEDENTHAL Guerres militaires et guerres sociales, Paris, Flammaron, 1920.
Le printemps sur man jardin, Paris, Flammaron, 1924.
Edgar Poe, tude psychanalytique, Pars, Denoel & Steele, 1933; (trad.)
Edgar Poe, Eine psychoanalytische Studie, Internationaler psychoanaly
tischer Verlag, Leipzig-Wien-Zurich, 1934; (trad.) The Life and
works of Edgar Allan Poe, London, Imago Publishng Co., 1949.
Topsy, Chow -Chow au poil d'or, Pars, Denoel & Steele, 1937; (trad.)
Topsy, der Goldhaarige Chow, Amsterdam, Allert de Lange, 1939;
(trad.) Topsy, the story of a go lden haired Chow, London, The
Pushkin Press, 1940.
La m er et le rivage, Pars, imprim pour l'auteur, 1939.
Mythes de gv.erre, Londo n, Imago Publishng Co., 1946; (trad.) Myths
o/ War, London, Imago Publishing Co., 1947.
Les glanes des jours, London, Imago Publishing Co., 1950.
Chronos, Eros, Thanatos, London, !mago Publshing Co., 1951.
Monologv.es deuant la vie et la mort, London, Imago Publishing Co.,
1951.
Les gla.v.qu.es aventures de Fl)>da des Mers (13 illustrations en couleurs
de John Buckland Wrght), Imago Publshng Co., 1950; (trad.)
Flyrla of the seas (illu strated as above), Imago Publishng Co.,
1950.
TRADUCC IO NES DE S!GMUND FREUD
Un souvenir d'enfa.nce de Lona.rd de Vinci, Pars, Gallimard, 1928.

Ma vie et la psychanalyse, Pars, Gallimard, 1930.
Le mot d'esprit et ses rapports avec l'inconscient (en collaboration ave<:
Je Dr. Marce! NATHAN) , Paris, Gallimard, 1930.
Dlire et r11es dan s u.n ouvrage littraire: "La Gradiva" de .Tensen, Pa-
ris, Gallimard, 1931.
L'avenir d'une illusion, Pars, Denoel & Steele, 1932.
Essais de psychanalyse ajJplique (en collaboraton avec Mme douard
Copyright de todas las ediciones en castellano por
)
MARTY) , Pars, Gallimard, 1933.
EDICIONES HORM, S. A. Cinq psychanalyses (en collaboration avec le Dr. Rodolphe LmwENsrnIN),
Santa Fe 4981 - Buenos Aires Paris, DenoeI & Steele, 1935.
Metapsychologie (en collaboration avec Anne BERMAN), Paris, Gallimard,
1940.
Queda hecho el depsito que previene la ley 11.723
IMPRESO EN LA ARGENTINA
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CAPTULO 1
SOBRE LA FRECUENTE INADAPTACiN DE

LA MUJER A LA FUNCiN ERTICA
LA NATURALEZA no siempre realiza una perfecta adaptacin

de los organismos a las funciones que deben cumplir en su
medio; a menudo se ve que la adaptacin a la funcin ertica
es ms deficiente en la mujer que en el hombre.
Digo funcin ertica y no funcin de reproduccin, por-
que es sabido que hay innumerables mujeres perfectamente
fecundas, y por lo tanto muy bien adaptadas a la funcin de
reproduccin, que permanecen, sin embargo, inadaptadas a la
funcin propiamente ertica. Frigidez y esterilidad son facto-
res generalmente disociados.
Tal como Freud lo ha demostrado en su ensayo Sobre la
sexualidad fernenina,1 parecen existir tres grandes grupos de
mujeres; cuyas caractersticas surgen de la diferente forma de
reaccionar al traumatismo decisivo que es para la nia el des-
cubrimiento de la diferencia de los sexos. Unas reemplazan
tempranamente el deseo ele tener un pene por el deseo ele te-
ner un hijo, y se convierten en verdaderas mujeres normales,
vaginales, maternales. Otras abandonan la competencia con el
hombre porque sintindose armadas en forma desigual renun-
11 ..
cian a toda sexualidad objetable y alcanzan psquica y social-
mente, dentro de la especie humana un status semejante al de
' las obreras de un hormiguero o ele una colmena. Otras, final-

mente, a pesar de la realidad, que ellas no pueden aceptar
y niegan, se aferran a aquello que toda mujer guarda de viri-
lidad psquica y orgnica, el complejo de virilidad y el cltoris.
Por otra parte, no hay que olvidar que estos diversos ti-
pos raramente se presentan puros. A menudo concurren en
1 ber die weibliche Sexualitiit, 1931.
\
LA SEXUALIDAD DE LA MUJER 13
12 MARIE BONAPARTE
siva, a la sensibilidad vaginal, es decir la adaptacin a la fun-
una misma mujer cosas de cada uno de estos tres tipos, si bien cin ertica femenina. Pero en estos casos de anlisis precoz
el predominio de uno de ellos es suficiente para dar al ser de una funcin que no est plenamente establecida, es difcil
entero su caracterstica individual. determinar lo que realiz el anlisis y lo que la vida por s
No nos ocuparemos por el momento del segundo grupo, misma ha logrado; pues se sabe, que a la inversa del hombre,
el de las "renunciadoras", que frecuentemente tienen ms ras- a la mujer siempre le es necesario un cierto tiempo para adap-
gos en comn con el tercer grupo, el de las "reivindicadoras", tarse a la funcin ertica, pero pasado ste generalmente lo
que con el primero, el de las "aceptadoras". De este ltimo consigue.
grupo nos ocuparemos al final. Dirigiremos toda nuestra aten-
Ms asombrosos son los casos tardos de adaptacin de
cin hacia las "reivindicadoras", dado los importantes proble-
mujeres clitordicas a la funcin vaginal, que el psicoanlisis
mas psicobiolgicos que nos plantea su observacin.
permite a veces sealar.
Ya hemos dicho q u e las mujeres que pertenecen a este Sin embargo, en muchos casos de clitoridismo de larga
grupo se aferran a lo que pueden conservar de viril. Pero se data, la accin teraputica analtica se hace difcil; la tenaci-
produce un hecho curioso: frecuentemente hay en ellas un dad de la fijacin a la zona flica es desconcertante, y sobre-
divorcio entre los dos factores de adaptacin a su funcin. La vive incluso al anlisis de las primeras fijaciones flicas a la
mujer para llegar a ser plenamente mujer, debe cambiar su madre. Esta frigidez parcial, y limitada a una anestesia vagi-
zona ergena directriz clitordica-infantil y su objeto de amor nal, tiene un pronstico m enos favorable que la frigidez total,
inicial. El primer objeto de amor es para la nia, su madre, anestesia de la vagina y del cltoris a la vez.
la mujer amada y deseada por ella, segn parece, durante el
Las mujeres totalmente frgidas, an durante largo tiem-
estadio flico por el que todo ser atraviesa, con la misma
orientacin libidinal, y las mismas zonas ergenas que el nio. po, en general evolucionan mejor que las mujeres clitordicas,
H ay que tener en cuenta las importantes observaciones que ya sea b ajo la influencia del anlisis o simplemente de la vida,
Jeanne L ampl de Groot 2 ha formulado en este sentido. en virtud del carcter esencialmente histrico de sus inhibi-
ciones.
Entre las muj eres que no abandonan su virilidad, algunas Como se ve, me ocupo aqu de una cuestin que Helene
no renuncian ni a su objeto de amor primitivo ni a la zona Deutsch ha dej ado de lado en su estudio sobre la frigidez
ergena directriz flica y se convierten en homosexuales. Otras, de la mujer en rel acin con el masoquismo femenino normal
por el contrario, habiendo efectuado en forma satisfactoria fundamental.3 En efecto, escribi que en su trabajo descuidaba
el pasaje de la madre al padre como objeto de amor, y no "esas formas de la frigidez que se encuentran bajo el signo
pudiendo imaginar un objeto de amor tan despreciable como del complejo ele virilidad, de la envidia del pene. En ellas, la
'I ellas mismas por estar privadas del falo, conservan con tena- mujer contina con su exigencia inicial de un pene, no aban-
cidad como zona ergena dominante la zona flica, y amarn dona la organizacin flica, y no se lleva a cabo el viraje hacia
y desearn con ese rgano masculino inapropiado para la la actitud femenina pasiva, condicin de la sensibilidad va-
funcin femenina, a objetos de amor masculinos. ginal".
Todo analista conoce la dificultad que presenta la cura-
Sin embargo, esta forma parcial de frigidez es, a mi pare-
cin de este ltimo tipo de mujeres. En realidad, el psicoan-
cer, no slo la ms rebelde sino tambin la ms frecuente. El
lisis registr xitos en estos casos: son testigo de ello el nmero
nmero de mujeres que la padece, es mucho mayor de lo que
de recin casadas a las que les fue permitido o facilitado
los hombres, en general sospechan, dada la costumbre feme-
gracias al anlisis el pasaje de la sensibilidad clitordica exclu-
3 Der feminine Masochismus und seine B eziehung zur Frigiditat
2 Zur Entwicklungsgeschichte des (Edipuskomplexes der Frau (El masoquismo femenino y sus relaciones con la frigidez), 1930.
(Sobre la evolucin del complejo de Edipo en la mujer), 1927.
14 MARIE BONAPARTE
nina de disimular con una mentira sus carencias en el plano

ertico. Por otra parte, la forma en que las mujeres soportan
este tipo de frigidez, es rnuy variable. Unas se resignan corno
si fuese una orden del destino, y se conforman con imaginar
a todas las muj eres segn su propia imagen, para consolarse.
Para muchas clitordicas, las mujeres que se vanaglorian de
los placeres del abrazo masculino son jactanciosas y embuste- CAPfTULO II
ras, salvo algunas excepciones.
Otras clitordicas sobrecornpensan su inferioridad, sin em- HIPTESIS PSICOANALfTICAS Y
bargo manifiesta, en la unin sexual, h aciendo de sta un BIOLGICAS
motivo de vanidad. Son las que pueden permanecer indepen-
dientes de las seducciones del acoplamiento, libres del hombre,
lo que les permite en ocasiones evitarlo, en particular por la a) TRABAJOS PSIOOANALTI0S
masturbacin, siempre posible para estas mujeres. Algunas
clitordicas, sin embargo, rns sinceras consigo rnisrnas reco- COMO Lo HEMOS sealado, el estudio de estas mujeres plantea
nocen su sufrimiento. los rns importantes problemas psicobiolgicos. Gracias a las
observaciones de Freud sobre la necesaria transferencia pube-
ral del centro de la sensibilidad ergena femenina del clto-
ris a la vagina, es posible considerar que la permanencia del
cltoris como zona ergena femenina dominante, indica una de-
tencin evolutiva. Pero esta comprobacin por s sola est le-
jos de agotar la cuestin. Por variadas que puedan ser las
causas de semejante perturbacin de la evolucin, y en vista de
la multiplicidad de factores que pueden favorecer o dificul-
tar, el desarrollo de todo ser humano, conviene buscar en
esta misma multiplicidad los lineamientos de algunas leyes.
Corno se sabe, diversos autores psicoan alticos se han ocu-
pado ya de este tema, no circunscribindose al tema en s,
pero indirectamente diramos a sus diversos contextos, enten-
dindolo siempre en funcin del complejo de virilidad de la
mujer y del complejo de castracin en general. Ya sea para afir-
marlos o para negarlos. Basta con citar aqu los nombres de
Van Ophuijsen, con sus Contribuciones sobre el complejo de
virilidad de la mujer (1916 - 1917), donde ha considerado en
forma adecuada la relacin fundamental entre el complejo de
virilidad femenino, el erotismo uretral y la masturbacin cli-
tordica; Abraham, con su extenso y bello estudio Sobre las
manifestaciones del complejo de castracin en la mujer (1921);
Helene Deutsch en Psicoanlisis de las funciones sexuales fe-
-- - - - - - - - - --- .,, --=----=

16 MARIE BONAPARTE LA SEXUALIDAD DE LA MUJER 17
meninas (1925) y su bien pensado artculo sobre el Maso- tardas: la huida frente a la femineidad, ya sea por temor a
quismo femenino y su relacin con la frigidez (1930); Karen sus peligros, por un sentimiento de culpa edpico, incestuoso,
Horney con sus estudios sobre la Gnesis del complejo de ca~ o bien, por la decepcin experimentada en la relacin amo-
tracin en la mujer (1923) , sobre la Fuite hors la fminit rosa hacia el padre. Todos los trabajos en que estos factores
(1926) y sobre la Negacin de la vagina (1933); Josine M- figuran en primer plano, finalizan por derivar el complejo de
ller con su Contribuciones sobre el problema de la evolucin virilidad de la mujer de una reaccin eminentemente secun-
libidinal de la nia en la fase genita l (1931); Jeanne Lampl daria. En verdad, no se puede desconocer la importancia
de Groot, con sus profundas observaciones sobre la prehisto- psquica de estas influencias secundarias, pero atribuirle el
ria de la Evolucin del complejo edpico en la nia (1927) ; rol dominante en la gnesis del complejo de virilidad de la
Melanie Klein, con su Estados precoces de conflicto edpico mujer, parece una actitud antibiolgica, que relega a segundo
(1928) y su Psicoanlisis de los nios (1932); Ernest Jones, p lano la bisexualidad fundamental, a la que es necesario no
sobre el Desarrollo primario de la sexualidad en la mujer perder de vista en ningn momento. Lo masculino y lo fe-
(1927) y la Fase flica (1933); Ruth Mack Brunswick, con su menino coexisten originariamente en todo ser humano; el
Anlisis de un delirio de celos (1928) ; Otto Fenichel con su es- sexo predominante acenta ms uno u otro aspecto, y los
tudio sobre la Prehistoria pregenital del complejo de Edipo acontecimientos infantiles vienen luego simplemente a edifi-
(1925) en el que slo la fij acin preflica a la madre, est car sus reacciones sobre este fondo, donde lo bisexual, en toda
notablemente estudiada; 1 y por fin los dos grandes estudios la amplitud del trmino, es lo biolgicamente primario. La
de Freud que completan las observaciones fundamentales de bisexualidad est en la raz misma de las manifestaciones ps-
los Tres ensayos sobre la teora sexual (1905) : Algunas conse- quicas primarias, en la envidia del pene, en las primeras
cuencias psquicas de la diferencia anatmica entre los sexos manifestaciones libidinales, de las que dice Freud en su ensa-
(1925) y Sobre la sexualidad femenina (1931) y tambin los yo Sobre la sexualidad femenina (1931) : "la intensidad que
ensayos sobre Femineidad, contenidos en las Nuevas conferen- les es propia es superior a todas las emociones ulteriores; in-
cias sobre Psicoanlisis (1932). tensidad que verdaderamente podemos calificar como incon-
Cada uno de estos trabajos contiene observaciones y refle- mensurable".
xiones valiosas. Su error principal consiste en negar, a menudo, En los Tres ensayos sobre la teora de la sexualidad (1905),
en forma demasiado exclusiva todo aquello que no sea su Freud haba ya escrito que "en el ser humano no se encuen-
propia y fragmentaria verdad. Yo no los discutir aqu en tran, ni en el sentido psicolgico, ni en el sentido biolgico,
detalle, a quienes interese la cuestin podrn leerlos, y los virilidad o femineidad puras. Cada individuo presenta una
puntos de concordancia y divergencia con mis propias opi- mezcla de sus caracteres sexuales biolgicos con rasgos del otro
niones se vern facilme n te. Me basta con subrayar aqu que, sexo, y una combinacin de actividad y pasividad, tanto en la
en lo que se refiere al problema central del complejo de viri- medida en que los rasgos psquicos dependen de los biolgi-
lidad femenino, los autores analticos estn orientados hacia cos, como en la medida en que son independientes". No po-
dos grandes tendencias opues tas. Unos, como Freud, Jeanne dra h aberse reconocido mejor en nosotros, la parte que corres-
Lampl de Groot, Helene Deutsch, y yo misma, le asignan, en ponde a la biolgico y a lo psicolgico.
primer lugar, races biolgicas, que luego pueden ser secun- Tambin se puede pensar que, cuando la tenacidad de la
dariamente reforzadas. Los otros, como Karen Horney, Me- fijacin de la libido en el cltoris es muy grande, puede tener
lanie Klein, Ernest Jones, le atribuyen races psicgenas ms el valor de un rasgo biolgico viril fundamental incorporado
al organismo femenino.
1 Nota de 1948: Tambin de SNDOR RAo: Fear of Castration in
Women, 1933.
-
mente sufre una crisis intersexual, feminoide, antes de su ple-

b) UNA TEORA BIOLGICA DE LA BISEXUALIDAD
na pubertad, cuando su virilidad no est todava afirmada.
En tanto que la mujer, sufre su crisis intersexual normal, vi-
riloide, despus de la menopausia, cuando desaparece la in-
El estudio de la bisexualidad en la naturaleza, est desde
fluencia inhibidora de sus ovarios.
hace .un cierto tiempo ocupando un primer plano, no sola-
mente en la ciencia psicoanaltica, sino tambin en todas las La femineidad sera as, "una etapa del desarrollo com-
ramas de la biologa. prendida entre la adolescencia y la virilidad, a su vez esta l-
tima, una etapa que, por motivos estrictamente biolgicos y
No pasar revista aqu a todos los trabajos sobre el tema,
no metafsicos, podemos considerar como la fase terminal de
tampoco me ocupar en particular, en este momento, de aque-
la evolucin orgnica".
llos que estudian la bisexualidad animal, o se apoyan sobre
todo en ella. Por ms importantes que puedan parecer las Estos puntos de vista son muy discutidos; se les rebate
conclusiones que derivan de ellos, y aunque parezcan aplicar- que las diferencias entre la evolucin femenina y la masculina
se al ser humano, es el estudio directo del hombre lo que se no son una cuestin de grado sino de calidad, que el hombre
impone a un psicoanalista en primer lugar. y la mujer son, simplemente, una cosa distinta. Creo que con
este argumento no se hace justicia al pensamiento de Mara-
Pero la obra de un autor que no pertenece al grupo psico-
n. l no ha dicho que la mujer no fuera ms que una ado-
analtico, merece igualmente la atencin ele stos. Y quisiera
lescente; sino que ella contiene yuxtapuestos, o mejor dicho,
mostrar aqu las divergencias y las concordancias que existen
imbricados, una adolescente, representada por su organismo
entre los puntos ele vista del bilogo Gregorio Maran y los
ms grcil, y una mujer, por sus anexos maternales que
ele los psicoanalistas. Para hacerlo me referir a su obra: La
adems, tien con su influencia el conjunto de ese cuerpo gr-
evolucin de la sex ualidad y los estados intersexuales, 2 que
cil. Esto equ ivale a decir que la mujer es a la vez femenina
sera ms adecuado llamar bisexuales.
por sus rganos femenino s y sus tendencias maternales, y m as-
Basada en una larga experiencia mdico-clnica, la tesis culina por su complejo de virilidad. Sera inoportuno para
general del bilogo espaol se apoya en el descubrimiento ele un psicoanalista oponerse a este argumento.
la ley general que considera que, todo ser humano viene al Maran consagra numerosos captulos al estudio de los
mundo conteniendo en potencia los dos sexos, uno ele los cua- rasgos intersexuales en el hombre y en la mujer. Pasa revista
les, ulteriormente, bajo influencia hormonal (si sta es creado- a los graneles sndromes de bisexualidad: hermafroditismo,
ra o simplemente protectora, poco importa para l) , se des-
pseudohermafroditsmo, criptorquicla, hipospadias; y luego a
arrolla en forma predominante, sin llegar jams a ahogar to- los rasgos viriloicles o feminoicles que perturban el cuadro
das las manifestaciones del otro sexo.
unisexual ele cada ser, ya sean stos fsicos o psquicos, de
Pero, mientras el sexo m ascu lino sera progresivo, el sexo orden propiamente ertico o aun de orden social.
femenino sera regresivo, es decir, slo el hombre alcanzara
Nos detendremos en el enfoque que este bilogo hace del
el pleno desarrollo somtico que corresponde a la especie. La
problema ele la libido (a la que atribuye un sentido mucho
mujer vera detenida su evolucin general alrededor de la
ms restringido que el freudiano), y del orgasmo. "El orgas-
pubertad, por el crecimiento de anexos destinados a la ma-
ternidad, los cuales absorben gran parte de las fuerzas em- mo ele la mujer, que no es indispensable . . . (para la repro-
pleados por el hombre para edificar su organismo propiamen- duccin) , es segn todas las apariencias una caracterstica de
te dicho. De estas leyes se inferira que, el hombre general- naturaleza viriloicle, intersexual, como ya lo hemos dicho a
propsito de la libido". He aqu una opinin que armoniza
2 La Evolucin de la Sexualidad y los Estados ntersexuales, 1930. con el punto de vista de Freud sobre la esencia masculina, o
por lo menos nica de la libido.3 En otro lugar, haba dicho arrollo espontneo no se completa hasta que la mujer se acer-
Maran: "En el hombre, el orgasmo tiene por substratum ca a los cuarenta, y a veces, incluso, goza por primera vez ...
un rgano muy diferenciado, ricamente vascularizado e iner- La verdadera razn consiste a mi entender, en que el rgano
vado, el pene. En la mujer, el rgano correspondiente, es el especfico del orgasmo femenino, el cltoris, siendo de filia-
cltoris, que queda en estado rudimentario, y frecuentemente cin masculina, alcanza muy tarde su desarrollo completo,
es poco sensible a las excitaciones que no sean enrgicas y comparable, en este sentido, al desarrollo de otros caracteres
prolongadas; en cambio hay en ella, una gran difusin de la viriles que preceden o acompaan a la menopausia femenina".
sensibilidad ertica hacia las mucosas vecinas (vulvar y anal) , M ar an parece ignorar algo que es elemental para el psico-
y a toda la piel, hiperestesiada de los senos. Por esta razn, anlisis: la existencia de dos zonas ergenas dominantes en la
como ya lo hemos dicho, la mujer es ms sensible a las cari- mujer, capaces cada una a su manera de procurar el orgasmo
cias que el hombre". Estas observaciones son correctas y nin- a la mujer, pero que a menudo son antagnicas.
gn psicoanalista puede eludirlas, pero la divergencia co- Todos los psicoanalistas conocen el obstculo que significa
mienza a partir de este punto. Cuando Maran, basndose la persistencia y, con ms razn, la intensificacin de la sen-
en la observacin justa de que los apetitos erticos de la mu- sibilidad clitoridiana para el establecimiento de la funcin
jer y sus posibilidades orgsticas van creciendo con la edad vaginal, indispensable para la sensibilidad de la mujer en el
agrega, y vuelve sobre este punto en varias oportunidades: coito normal. Desde el punto de vista de la victoria sobre la
"El orgasmo femenino, adems de ser lento, es casi siempre frigidez en el coito, no es con un Tanto mejor, sino con un
tardo en su aparicin cronolgica. En muchos casos su des- Tanto peor, como h ay que recibir la recrudescencia de que
habla Maran.4
3 En Tres ensayos sobre la teora de la sexualidad, 1905, Freud A pesar de la exactitud de las observaciones del bilogo
escribi: "Si se toman en consideracin las manifestaciones autoerticas espaol sobre el valor m ascu lino del cltoris, parecera que
y masturbatorias, se puede presentar la tesis de que en Ja sexualidad de siendo l mismo del sexo masculino, no pudiera llegar a pen-
las nias hay un carcter esencialmente masculino. Ms an, uniendo a
los conceptos de masculino y femenino nociones ms precisas, se puede sar en un orgasmo que no tenga relacin con un rgano del
afirmar que la libido es de una manera constante y regu lar de naturaleza tipo del pene. Sin embargo, la realizacin biolgica ms nota-
masculina, que aparece en el hombre o en la mujer con abstraccin de ble del organismo femenino, es justamente el poder derivar
su objeto, hombre o mujer". (Trad REVERCHON, Paris, Gallimard, 1932,
pp. 147 y 148) .
4 En su Psicoanlisis de las fu nciones sex uales femeninas (Psy-
En las Nuevas conferencias sobre psicoanlisis, 1935, Freud escri- choanalyse der weiblichen Sexualfunhtionem, 1925), HELENE DEUTSCH
bi: "No hay ms que una libido, que se encuentra al servicio de la pretende haber observado var ias veces una regresin de la sensibilidad
funcin sexual tanto masculin a como femenina. Si nos basamos en las ergena de la vagina al dtoris, despus de la menopausia, lo que estara
relaciones convencionales hechas entre la virilidad y Ja actividad, Ja de acuerdo con la tesis de Maran sobre la fase viriloide post-menopu-
calificaramos de viril, pero no hay que olvidar que ella tambin repre- sica de la mujer, pero no con aquella segn la cual se observa en la
senta tend encias con fines pasivos. Cualquiera sea la relacin con las hiperexcitabilidad del cltoris un progreso en la adaptacin de la mujer
palabras "libido femenina", sta no puede justificarse. Ms an, parece a la funcin propiamente ertica. Porque, me dijo Helene Deutsch, estas
que la libido sufriera una represin cuando est obligada a ponerse a l mujeres que antes estaban satisfech as con el coito normal, ya no lo estn
servicio de la funcin femenina y que, para emplear una expresin teleo- ms y le son necesarias cari cias externas p:ua llegar al orgasmo.
lgica, la naturaleza tiene menos en cuenta sus exigencias que en el Sin embargo yo creo, que en general, la mujer que tuvo posibilidad
caso de la virilidad. La causa puede encon trarse en el hecho de que la del orgasmo vaginal durante la poca de su plena femineidad, la conserva
realizacin del objetivo biolgico: la agresin, se encuentra confiada despus de su menopausia, como ella conserva, (y Maran lo ha obser-
al hombre y permanece, hasta un cierto punto, independiente del con- vado as tambin) , Ja eleccin heterosexual del objeto, a pesar de la
sentimiento de la mujer" (Neue Folge der Vorlesungen zur Einfhrung fase ms o menos viriloide en la que ha entrado. El automatismo de
in die Psychoanalyse, 1932, p. 183, trad. ANNE BERMAN, Pars, Gallima1d, repeticin del sistema nervioso central contina hacindola reaccionar
1936, p. 180) . como antes.
22 MARIE BONAPARTE
la libido clitordica, que es una fuerza masculina, y su mxima

expresin, el orgasmo, hacia vas propiamente femeninas, trans-
firiendo el centro ergeno desde el cltoris, substratum mas-
culino, hacia la vagina cloaca!; y esta transferencia es a veces
tan completa, que el cltoris queda insensible. La mujer con
posibilidades orgsticas vaginales, supera entonces a menudo
al hombre, ya que p arecera que las mujeres ultravaginales, CAPTULO III
fueran justamente aquellas en las que el orgasmo se produce
con la mayor facilidad e intensidad. EVOLUCiN COMPARADA DE LA LIBIDO
El carcter de inadaptacin para la funcin ertica fe- EN LOS DOS SEXOS
menina propia de la hipersensibilidad clitordica, parece as
haber escapado al examen de Maran. En un sentido, esta
hipersensibilidad es mucho ms de lo que l cree un fenme- SI REUNIMOS LOS DATOS psicoanalticos que nos han proporcio-
no "intersexual'', ligado a la bisexualidad de los seres, y al nado en el curso de estos ltimos aos los trabajos de los
complejo de virilidad tan profundamente perturbador de la diversos autores, y nuestras observaciones clnicas personales, y
femineidad de la mujer. los relacionamos con los datos actuales de la biologa, creo
Esta laguna en la obra del bilogo espaol, por otra par- que tendremos en nuestro poder suficientes elementos como
te observador y pensador de valor, muestra hasta qu punto para intentar un ensayo biolgico-psquico sobre la evolucin
los conocimientos, y yo dira ms, la experiencia psicoanal- comparada de las dos sexualidades humanas. Despus de ha-
tica, es indispensable para todo aquel que quiera estudiar los cerlo volveremos al problema particular de la sexualidad fe-
problemas de la sexualidad humana. menina, del que hemos partido.
L as dos disciplinas estn ntimamente relacionadas como
para poder, de aqu en adelante, ignorarse mutuamente. En a) UNA RESEA EMBRIOLGICA
lo sucesivo, ser imposible dejar de lado los irreemplazables
mtodos de exploracin psicoanalticos en el estudio de la Abraham, en su Ensayo sobre la historia de la evo lucin
psicosexualidad. "Los matices de la sexualidad de la mujer, de la libido,1 escriba: "Hace mucho tiempo que hemos tras-
-escribe Maran-, forman parte de un todo impenetrable ... ladado la ley biogentica fundamental de la evolucin org-
para el investigador". Se entiende, para el investigador no nica del hombre, a su evolucin psquica (psicosexual) . La
analista. Como lo ha dicho Freud,5 en realidad, la psicosexua- experiencia cotidiana del psicoanlisis muestra al analista que
Iidad de la mujer es un "continente negro", y an lejos de el individuo, tambin en el dominio psquico, reproduce la
estar explorado; los nicos pioneros que han logrado penetrar evolucin de la especie. Una amplia experiencia clnica nos
en l llevaban la bandera del psicoanlisis. autoriza a propon~r adems una regla especial para la evolu-
cin psicosexual, segn la cual, esta ltima sigue desde lejos,
1 Versuch einer Entwicklungsgeschichte der Libido, 1924. Se sabe

que la ley biogentica de Haeckel, segm la cual la ontogenia reproduci-
ra en forma abreviada la filogenia, actualmente es muy discutida. Ver
en particular G. R. DE BEER: Embryologie et volution, traducido por
JEAN RosTAND, donde el autor trata de establecer esencialmente, que en
la . ontognesis no hay una i-ecapitulacin, sino una repeticin, me parece
Die Frage der Laienanalyse (Psicoanlisis y medicina), 1926. que los paralelos fisiopsquicos de Abraham pueden mantenerse.
y como cojeando a la evolucin orgnica, somtica, y constitu- de la gonada, se estructura biolgica y psquicamente como
ye una reedicin o una reproduccin tarda de sus procesos. un importante apndice femenino en un organismo que hu-
El prototipo biolgico de estos procesos evolutivos a cuyo biera podido llegar a ser masculino, si no hubiera mediado la
estudio est consagrado este ensayo, se da en el perodo em- influencia inhibidora del sexo opuesto. 2
brionario ms precoz, aunque los procesos psicosexuales que No vamos a discutir aqu las variadas hiptesis propues-
nos interesan se extiendan durante el perodo de aos de vida tas sobre estos temas, en la oscuridad que reina todava en el
extra-uterina, desde el primer ao h asta la pubertad. Echemos terreno de la biologa, y que sostienen en parte un probable
un vistazo en el dominio de la embriologa; un paralelismo substractum orgnico de la bisexualidad humana fundamen-
bastante amplio se establece entre la progresin psicosexual tal. Maran las enumera en su captulo sobre el hermafrodi-
por etapas, observada por nosotros, y los procesos evolutivos tismo. Fuera de los casos comprobados de hermafroditismo con
del perodo embrionario ms precoz". un ovario-testculo, se tratara de insospechados restos repre-
Los paralelos biolgicos puestos de relieve por Abraham, sentativos del otro sexo que se encontraran "fuera de las ga-
as como otras coincidencias que se podran agregar, los en- nadas, bajo la forma de corpsculos accesorios o de clulas
contraremos y los estudiaremos ms adelante. Extendiendo el dispersas a lo largo del tracto urogenital?" (Krabbe) . O bien,
paralelismo biolgico hasta los primeros estadios de la evolu- si la coexistencia histolgica de los dos tejidos no es indispen-
cin humana, comenzaremos por recordar las primitivas dife- sable, podra una gonada de morfologa aparentemente nor-
renciaciones de la gonada. mal, haber recuperado en parte la aptitud bi-hormonal que
Al principio habra un germen casi indiferenciado; digo tena al comienzo de su evolucin, y segregar por medio de su
casi, y no totalmente, porque parece imposible imaginar que tejido in tersticia l las dos clases de hormonas que condicionan
las glndulas endcrinas, cuyas hormonas determinarn en el la femineidad o la virilidad? (Zawandoski, Lipschtz) . Las in-
curso del desarrollo embrionario, y aun despus, el predomi- vestigaciones recientes que permiten cada' vez ms pensar en
nio de un sexo sobre el otro, no deban su existencia y su una probable pluralidad de hormonas sexuales, nos abren hi-
funcin a un estado primitivo zigtico ms o menos bien di- ptesis de ms amplias perspectivas. En efecto, se ha encon-
ferenciado segn el caso, de la clula inicial. trado que hay foliculina en la sangre y en la orina de los
La embriologa nos ensea que lo que ser la glndula machos (Dohrn, Hirsch, Ashheim y otros) ; y tambin que por
sexual del ser humano, aparece muy temprano en el embrin medio de esta hormona es posible hacer madurar el tractus
(lo vemos cada vez ms temprano, a medida que progresan genital de jvenes ratas machos impberes. Todo esto, sin ol-
nuestros mtodos para descubrirlo) y comienza por presentar, vidar la similitud en uno y otro sexo, de una probable unidad
macroscpicamente, un aspecto indiferenciado con los cordo- de las sustancias que sirven de soporte a la libido propiamen-
nes sexuales primarios. Si el organismo por nacer se inclina te dicha, a la excitacin sexual en el sentido ms amplio.
hacia el sexo masculino, las pequeas clulas germinativas ini- Una ltima hiptesis hace depender la existencia de ras-
ciales de estos cordones, continuarn desarrollndose en la gos masculinos en un organismo hembra, y viceversa, a pesar
masa celular primitiva y se irn diferenciando en el sentido de la ausencia actual de un soporte glandular de los rasgos
masculino. Si, por el contrario, se inclina hacia el sexo feme- bisexuales, de la existencia anterior de esei sustrato que habra
nino, aparecen en la su.perficie de esa masa los cordones de desaparecido despus que los rasgos quedasen fijados. En la
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Pflger, que darn nacimiento a las clulas propiamente fe- unidad neuroglandular formada de esta manera, el elemento
meninas, las que modificarn ms y ms la masa celular pri- nervioso irreversible, que no desaparece y que est constituido
mitiva, que en la especie humana se atrofiar. Se puede decir,
que el sexo femenino, que segn Maran se afirmara ms 2 Este modo de evolucin embriolgica de las gonadas aparece,
tarde, ya desde este momento, y de este estadio embrionario especialmente, en los vertebrados.
en este caso por todo el sistema nervioso, bastara para ex- el comportamiento respectivo de la nia y el varn parecen
plicar las reacciones bisexuales del sujeto aun despus de la ser todava casi iguales.
desaparicin del elemento glandular que las habra condi- No olvidemos que en los estadios pregenitales domina la
cionado primitivamente. distincin entre actividad y pasividad, que preceden y fundan
ampliamente la distincin ulterior entre masculino y femeni-
no. Como lo haba escrito Freud: "La masculinidad compren-
b) LAS FASES DE LA EVOLUCIN DE LA LIBIDO HUMANA de el sujeto, la actividad y la posesin del pene; la femineidad
contina el objeto y la pasividad".3
Abandonemos el terreno propiamente biolgico, tan poco La actividad y la pasividad, tal como Freud lo ha obser-
explorado an, para buscar en la investigacin psicoanaltica vado muy bien, comienzan a hacerse evidentes desde que el
datos ms certeros. nio entra en el estadio sdico-anal, hacia el principio de su
Tomaremos como base el esquema general de la evolu- segundo ao. Asistimos entonces al desarrollo concomitante
cin de la libido trazado por Freud, y completado en algunos de su sistema muscular activo, y del erotismo de su mucosa
puntos por Abraham, tratando de aclararlo a la luz de los anal pasiva.
nuevos datos analticos. Posiblemente de esta manera se acla- Segn nosotros, es en este momento, que lo masculino y
re mejor cmo la bisexualidad fundamental preside la evolu- lo femenino, y primeramente lo premasculino y lo prefemeni-
cin humana. no, se esbozan a la vez en el pequeo ser. Esto se realiza en
Sabemos que el pequefio ser humano comienza su vida proporcin a las acentuaciones respectivas ms o menos fuer-
bajo el imperio del erotismo oral y que su libido se apoya, tes, que conducen a la erotizacin de su sistema muscular ac-
al principio sobre las grandes necesidades vitales orgnicas tivo y a la del sistema pasivo constituido por las mucosas di-
~
(Freud). La madre es entonces su primer obj eto, por as decir- gestivas rectales y cloacales.
lo, porque para el beb es preobjetal, y est fijado a ella sin La tendencia agresiva que aparece en el anlisis de algu-
distinguirla de s. nos adultos, pero sobre todo de nios, y en tantos mitos y
En esta primera fase autoertica, caracterizada por el supersticiones primitivas, 4 y que consiste en querer daar v
impulso a suconar, todava no h ay diferencias entre el com- matar por medio de los propios excrementos, orina y heces,
portamiento de la nifia y el del varn. proyectados hacia el exterior, se relaciona con la pulsin mus-
cular sdica activa, utilizada analmente, qu e se manifiesta por
La segu nda fase oral, distinguida de la primera por Abra-
medio de los nicos proyectiles (la expectoracin de la saliva
ham, y que es propiamen te canibalstica, est todava centra-
o el esputo) que el nio tiene a su disposicin en su propio
da siempre sobre la madre, a quien el beb quisiera morder
y devorar con los dientes que comienzan a crecerle. En esta cuerpo. As, el ano -como la boca- puede ser a la vez pa-
fase, que correspondera, en la escala del amor objetal a la sivo o activo, aunque la pasividad sigue siendo su atributo
fase narcisstica, el nio tiene ya, seguramente, una imagen esencial.
psquica ms clara de la madre como un objeto separado, y Pero el acento libidinal m ayor que tienen, segn el caso, la
aunque es por cierto imposible para un cerebro adulto ima- actividad muscular sdica, o la zona ergena anal pasiva, no
ginar la naturaleza de esta imagen psquica, ella debe existir.
Sin embargo, el beb ama este objeto narcissticamente, como 3 Die infantile Genitalorganisation (La organizacin genital infan-
si fuer a un apndice de s mismo, correspondiendo a esta fase til), 1!!23.

4 Ver en particular a MELANIE KLEIN, Die Psychoanalyse des Kindes
canib alstica, el impulso a incorporarlo totalmente. En este
<n ' (El psicoanlisis del nio), 1932, ya citado en todos los trabajos de R-
estadio, en el que la madre sigue siendo el objeto central, heim, sobre los Australianos centrales.
sigue siempre paralelo al sexo predominante de las gonadas. orientarse, e~ cuadro de la evolucin ele la libido, segun Abra-
El varn, para llegar a ser plenamente viril, debera presen- ham:
tar desde ya una mayor libidinizacin del sistema muscular
Fases de organizacin Fases evolutivas del
activo que de la zona anal pasiva; y la nia, para llegar a ser de la libido amor objeta/
plenamente mujer una erotizacin predominante de esta ulti- 1
ma zona. As se notara, ya en este estadio, la mayor, o menor
l. Primera fase oral Autoerotismo (sin ob- 1 Preambivalente
predisposicin para la unisexualidad predominante. Pero ste
no es siempre el caso, y la bisexualidad actual y futura del
(succin) jeto) l
nio se expresa a menudo ya en este momento por una eroti- 2. Segunda fase oral Narcisismo (incorpora l
zacin excesiva de la actividad muscular activa en la nia, o (canibalstica) cin total del objeto)
del erotismo anal pasivo en el nio. La deficiencia relativa 3. Primera fase sdico Amor parcial (con in-
de estos dos erotismos ligados al sexo, favorecera igualmente anal corporacin)
la bisexualidad. Ambivalente
No quiero decir con esto que el erotismo anal del varn, 4. Segunda fase sdico- Amor parcial {
anal
por ejemplo, sea un fenmeno bisexual tan deplorable que
su supresin, desde ya imposible, constituyera un ideal. No, 5. Primera fase genital Amor por el objeto
porque el hombre debe poder utilizar este erotismo anal, (flica) (con exdusin del
transformndolo para integrarlo en el conjunto de su psico- rgano genital)
sexualidad, de su carcter. Slo he querido mencionar la in-
6. Fase genital terminal 1 Amor por el objeto Post-ambivalente
tensidad excesiva de este erotismo. Las mismas consideracio-
1
nes se aplican a la erotizacin excesiva del sistema muscular
sdico-activo en la nia. Se trata ele una cuestin cuantitativa, A la luz de lo que sabemos actualmente con respecto a la
"econmica".
evolucin sexual de la nia, pero tambin ele lo que ya saba-
Todo lo que acabamos de decir se refiere a la primera mos de la del varn, parece imposible aceptar como primera
fase sdico-anal, en la que la agresividad muscular aun no fase genital la exclusin flica inicial del falo, porque es jus-
est inhibida, como tampoco lo est el erotismo primitivo de tamente el falo, el que mientras tan to es el unico rgano
la zona anal. Es el perodo en el que el nio quisiera poder genital primitivo, al que se refiere todo el contexto ele
dedicarse libremente tanto a sus placeres excrementicios como Abraham. /
a su actividad muscular. Pero, he aqu, que las prohibiciones En verdad, a,8 como se haba visto, el pasaje de la fase
de la educacin han comenzado ya a intervenir para refrenar oral a la fase anal que la sucede, es la reproduccin psicose-
una u otra de estas manifestaciones, sobre todo la primera. xual tarda de lo que ha tenido lugar en ciertos embriones
La segunda fase anal va a comenzar con la transforma- (batracios) :, el pasaje real de la boca primitiva 5 a la funcin
cin del placer de gozar libremente con la excrecin, en el ele ano primitivo, Abraham cree reconocer en la fase flica con
deber, posteriormente placer, de guardar las heces dentro de s. exclusin del falo el reflejo tardo de la aparente indiferen-
Durante mucho tiempo me ha sorprendido no encontrar ciacin sexual inicial del embrin. Pero podemos preguntar-
mencionada, a esta altura del cuadro trazado por Abraham, la nos si esto es justificado. Fue justamente en un tpico caso
fase flica positiva. Este cuadro pasa sin transicin de la se- de histeria, con cleptomana y pseudologa, que Abraham ha-
gunda fase sdico-anal, a la llamada fase genital primitiva
(flica) , que corresponde al amor por el objeto con exclusin 5 Que adems, es funcionalmente, an en su situacin primitiva,
del rgano genital. Traduzco aqu, para permitir al lector un ano.
30 MARIE BONAPARTE 31
LA SEXUALIDAD DE LA MUJER
ba encontrado muy claramente la "regresin" a ese estadio. en el pequeo cltoris. Por esto parece poco acertada la inten-
Sabemos que la histeria es una neurosis que se edifica sobre cin de distinguir en ella masturbacin pericloacal de la que
el plano genital-flico, con represin, pero sin regresin. Tam- es masturbacin flica. Adems, la masturbacin en esta edad
bin estamos en condiciones de decir que la fase flica con slo es susceptible de proporcionar un placer preliminar, vago,
exclusin del falo, no debe ser la fase f lica inicial, sino ms difuso, sin conclusin; el placer terminal orgstico no es ac-
bien la fase flica secundaria, producida por efecto de la re- cesible al organismo humano, hasta pocas de variada preco-
presin de la primera. cidad segn los individuos, y sin duda para muchos recin en
En la evolucin de la libido humana el falo, antes de los albores de la pubertad. Y la masturbacin del lactante, es
ser negado histricamente, o ms simple, femeninamente, debe la que se abandona con ms facilidad, como si la actividad
haber sido afirmado; y esto es precisamente lo que vemos du- muscular, despertndose en el estadio siguiente, derivara a su
rante la primera fase flica, mientras que la segunda, indicada servicio todas las fuerzas libidinales del nio. Pero la activi-
tan exactamente por Abraham, no es ms que una reaccin. 6 dad general despertada refluye bien pronto hacia el falo que
Recordemos ahora en pocas palabras la evolucin habi- despierta a su vez como zona ergena activa. Y comnmente
tual de la masturbacin en el nio. desde la segunda fase sdico-anal, en que se reprime la pri-
La masturbacin del lactante, como ya lo h a sealado mera libertad anal, el nio vuelve a la masturbacin propia-
Freud, es un fenmeno muy generalizado. Pero sera, por as mente dicha, que culmina, en el varn con el complejo de
decir, una masturbacin embrionaria, mal localizada an en las Edipo positivo, masculino, activo; y en la nia, con el mismo
zonas ergenas. Seguramente el au toerotismo del varn est complejo de Edipo activo (negativo femenino). Ambos reco-
mejor centralizado en el pene, de lo que lo est el de la nia nocen el mismo objeto, la madre, y sin duda el mismo rgano
ejecutivo central, el pene, o su diminutivo homlogo, el cl-
'1 6 En la sesin de la Sociedad Psicoanaltica de Berln (febrero
de 1923), donde Abraham expuso por primera vez su teora sobre la
toris.
evol ucin de la libido, el autor hizo en el pizarrn un esquema ms Slo el complejo de castracin pone fin a esta fase, inau-
extenso del que public en su libro. Yo pude tener en mis manos ese gurando para la nia, como para el varn, como esperamos
esquema gracias al Dr. Odier, que asisti a esa sesin y la tradujo. mostrarlo ms adelante, la fase que Abraham ha ca)ificado de
Frente a su fase genital primitiva con exclusin del rgano genital,
Abraham escribi como correspondiente a la evolucin edpica, este
flica, con exclusin del rgano genital (falo) y que para nos-
estado, "perodo latente con represin", lo que implica que esta fase otros equivale a la transformacin que sufre la fase flica des-
flica negativa no sera ms que una reaccin a una fase flica positiva pus de haber sido herida por el traumatismo del complejo
precedente, forzosamente implicada. Es adems, esa fase flica positiva que de castracin.
FREUD describi en su artculo La organizacin genital infantil, apare-
cido primeramente en el 29 fascculo de la Zeitschrift sin duda, en la Solamente en el histrico, y como fen meno patolgico,
primavera de 1923. se produce la exclusin del falo. En la nia esta exclusin
En el Ensayo de una historia de la evolucin de la libido, publi- deb era producirse normalmente, para permitirle adaptarse
cado en 1924, llama la atencin, que Abraham no haya tenido en ms tarde a la funcin ertica como mujer.
cuenta el artculo "flico" de Freud, redactando y simplificando para la
publicacin el rnadro de sus fases de la Evolucin de la libido.
La exclusin del falo de Abraham, es segn nos parece,
Comparar mi divisin en dos del estado flico, con los conceptos la primera ola de represin que desde entonces, debe oponerse
de JoNEs expuestos igualmen te en el Congreso de Wiesbaden de 1932: a la masturbacin flica de la nia y a la sensibilidad del
The phallic phase (La fase flica) protoflica y la deuteroflica, carac- cltoris, que para algunos autores es el rgano ejecutivo del
terizadas, la primera por un concepto unisexual de todos los seres y la
segunda por el concepto de la diferencia entre los sexos. Mis conceptos
efmero complejo de Edipo activo de la nia, homlogo pero
difieren notablemente con los de Jones en lo que respecta al cadcter muy atenuado y truncado del complejo de Edipo positivo del
primario de la falicidad de la nia. l niega la fase flica en ella, no varn, considerndolo en el mismo plano en que lo es el
considerndola una etapa biolgica normal. cltoris femenino con respecto al pene masculino.
Por otra parte, una ola anloga parece oponerse regular- En este momento nos es necesario h ablar de la exclusin
mente a la masturbacin flica del varn en la misma poca, del falo a la luz de nuestros propios puntos de vista. Esta
dado que su complejo de Edipo activo, bajo la influencia del fase de exclusin, es segn nosotros, la que inaugura el com-
complejo de castracin declina y lo hace con los mismos efec- plejo de castracin y que teniendo en cuenta el sexo del su-
tos que en la nia, en lo que respecta al objeto, al fin sexual jeto considerado, posee una orientacin primitiva diferente.
y a las zonas ergenas. Para la nia, la exclusin del falo de su propio cuerpo con
Tanto en la nia como en el varn, el complejo de cas- la afirmacin narcisstica compensadora del conjunto, que es
tracin pone fin al primer complejo de Edipo, el complejo de el fenmeno central, no es ms qu e una percepcin exacta
Edipo activo, en el cual la madre es el objeto deseado con el de la realidad, en la cual la aceptacin es un paso decisivo
falo activo. Y es el mismo tambin, el que inaugura el segundo hacia su futura femineidad.
complejo de Edipo, el pasivo (siguiendo el orden cronolgi- Para el varn, la exclusin del falo es un fenmeno que
co), en el que el padre y su falo se convierten en los objetos debe transferir al objeto: la nia, la mujer, la madre. No es
pasivos deseados de una manera cloaca!. a su falo, sino al falo del objeto amado al que debe renunciar
Pero mientras que el complejo de Edipo activo de la nia para convertirse en un heterosexual normal.
(actividad dirigida hacia la madre) , es en los casos normales, Para poder amar ms tarde a la mujer virilmente, el nio
definitivamente reemplazado por el complejo de Edipo pasivo debe poder amar a un ser total con exclusin del falo, el ser
(pasividad durable hacia el padre o sus sustitutos masculinos real, en suma, que es la mujer. Y el xito o el fracaso de
posteriores) ; el complejo de Edipo pasivo del varn, moment- estas fases infantiles, ya sea que se refieran a uno u otro
neamente sometido al padre, debe ser pasajero, y l debe triun- sexo, condicionarn la normalidad psicosexual del futuro
far por la afirmacin narcisista de su virilidad activa volvien- hombre o mujer.
do a las mujeres, sustitutos de la madre abandonada.7
Mientras que el nio para llegar a ser hombre no debe
Puede que aqu se nos objete que hasta el momento slo
considerar bajo ningn concepto la prdida de su propio
nos ocupemos de la exclusin del falo en el sujeto y no en el
pene, la nia para llegar a ser mujer debe aceptar la prdida
objeto. Verdaderamente Abraham nos ha autorizado a ello, ya
de este pene. Porque el hombre que psquicamente excluye
que ha escrito en relacin a esta fase postulada por l: "El
al falo, tambin se castra psquicamente y la impotencia vi-
rechazo de la zona genital se extiende tanto al cuerpo del
ril es el resultado de los diversos grados en que esta exclu-
propio individuo como al objeto".
sin se ha llevado a cabo.
7 Complejo de Edipo activo y complejo de Edipo pasivo son los Por el contrario, la mujer que aspira a arrancar ps-
trminos propuestos por Freud mismo, con el fin de designar las acti- quicamente el pene masculino por envidia y venganza con-
tud es sucesivas que hemos tratado respecto a la nia y al varn en rela- tra el hombre que lo posee, proyectando retaliativamente su
cin con la madre o el padre. Yo he tenido conocimiento de ello por la
comunicacin de Rurn MAcK BRUNswrcK en el Congreso de Wiesbaden
propia castracin sobre l, se prepara de ese modo a no
(1932), Observations on male precedipal Sexuality (Observaciones sobre aceptar amorosamente el pene del hombre, de donde surgen
la sexualidad masculina preedpica). ciertos tipos histricos de frigidez por rechazo de la sensibili-
Se deber sealar que mientras FREUD, en La declinacin del com dad aceptadora vaginal.
piejo de Edipo (D er Untergang des (Edipuskomplexes, 1924), dice que
el complejo de castracin, en el varn, pone fin a un doble complejo Estas formas de carencia psicosexual han sido bien es.-
de Edipo, al activo y al pasivo, por preocupacin nar.cisstica por el tudiadas por Abraham, cuando l escribi que h ay "dos sn-
pene, y no distingue cronolgicamente, diferentes tiempos en la decli tomas particularmente comunes y prcticamente muy impor-
nacin de los mismos, yo me inclino hacia una declinacin en dos
tiempos. Sin embargo, la imbricacin entre las dos corrientes, activa y tantes, la impotencia del hombre y la frigidez de la mujer,
pasiva es tal, que resulta difcil precisar la determinacin cronolgica. que en gran parte tienen su explicacin en este estado de
cosas." (el amor del objeto con exclusin del rgano genital,
del falo).
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y esta primera fase de pasividad es vivida bajo el signo de

la madre o de la mujer que la sustituye (tal es el caso de COMPLEJO DE CASTRACIN
Kala, estudiado por Ruth Mack Brunswick donde una pa- Segunda fase pasiva (flica) , con p arcial exclusin del
ranoia femenina derivaba de una primitiva fijacin pasiva falo y afirmacin parcial de la cloaca, dirigida hacia el padre
a una hermana mayor, sustituto de la madre) .1 Los cuida- (complejo de Edipo negativo pasivo pasajero).
dos brindados durante el aseo por la madre, despiertan pa-
sivamente las zonas ergenas cloacales del nio, sin necesidad FINALIZANDO A TRAVS DEL PERfODO DE LATENCIA
de que ello constituya una seduccin propiainente dicha.
Adems, la tendencia a recibir caricias generalizadas, excita- En la segunda fase activa (genital peniana puberal) ha-
ciones cutneas y mucosas difusas, pasivas, est ms desarro- cia la mujer con afirmacin del falo y exclusin ergena de
llada que la tendencia opuesta a la actividad muscular s- la cloaca.
dica, que comienza a despertarse. Es necesario pues ver una
predisposicin femenina, desfavorable al nio y favorable para MUJER
la nia, agregndose a los efectos de las excitaciones cloacales Primera fase pasiva (anal) dirigida hacia la madre.
en el sentido prefemenino de la pasividad. Pero la segunda Primera fase activa (flica) dirigida hacia la madre
fase anal est a punto de comenzar. La cloaca tiende a es- (complejo de Edipo activo negativo pasajero).
trecharse, a cerrarse: el nio retiene las heces, en parte por
prescripcin de la moral primitiva que le ordena controlar COMPLEJO DE CASTRACIN
los esfnteres para no expulsar en cualquier parte o momento
(Ferenczi) , y por otra parte por una razn biolgica, el re- Segunda fase pasiva (cloaca con exclusin relativa del
fuerzo de esos esfnteres. Abraham, siguiendo con sus para- falo) dirigida hacia el padre (complejo de Eclipo pasivo po-
lelos biolgicos, escribi: "De un cuarto estadio de la evolu- sitivo durable) .
cin psicosexual, hemos reconocido que el objetivo sexual es
FINALIZANDO A TRAVS DEL PERODO DE LATENCIA
el mantenimiento y conservacin del objeto. Las disposicio-
nes, en el canal intestinal tienen por objeto guardar lo que
ha sido absorbido, p areciendo ser s te su corolario en la on- En la tercera fase pasiva (genital vaginal, puberal) con
tognesis biolgica. Se encuentran all, estrechamientos, en- exclusin relativa durable del falo y afirmacin de la vagina.
sanchamientos, retracciones en forma de anillo, apndices cie-
El seno uro-genital se esboza cuando la membrana cloa-
gos, repliegues numerosos, en fin, msculos de cierre involun-
ca! ya ha desaparecido, pero el intestino an se halla lejos de
tario y voluntario. Pero mientras se forman estos mltiples
estar terminad o, y el tubrculo genital se bosqueja mientras
aparatos ele retencin, todava falta todo esbozo de aparato
el intestino se perfecciona.
urogenital.
Podramos considerar que la segunda fase anal es un
HOMBRE reflejo que queda de este estadio embriolgico, pero conven-
dra seguir el paralelo de Abraham un poco ms lejos. En el
Primera fase pasiva (anal) dirigida hacia la madre. momento de la evolucin libidinal infantil al cual nos refe-
Primera fase activa (flica) dirigida hacia la madre rimos, la libertad del orificio anal est siendo restringida y
(complejo de Edipo activo positivo). por medio del esfnter aprende a cerrarse. Por lo tanto, la
tenaz erotizacin ele la zona anal no disminuye, los msculos
10 Die Analyse eines Eifersuchtswahnes (Andlisis de un delirio de
celos), 1928. del esfnter se ponen a su servicio, y la mucosa anal prepara
\
38 MARIE BONAPARTE
\\ LA SEXUALIDAD DE LA MUJER 39
un bolo fecal duro, resistente, ms apto para la excitacin, sufrir la trada: castracin-violacin-parto. 11 Y el deseo de
que ser el precursor anal, en la cloaca fe m enina, del pene tener un falo se transforma en el deseo de tener un hijo cloa-
vaginal. Pero yo creo que este estadio de la evolucin es biva- ca!. Al mismo tiempo el cltoris sufre una especial involucin
lente con respecto al erotismo cloaca!. Primero favorece el funcional que finaliza con la exclusin del falo, de la que ya
erotismo anal, pero progresando lo atena por la tendencia hemos hablado. El erotismo cloaca! debe entonces reactivarse
al cierre del orificio anal. preparando el erotismo vaginal adulto propiamente dicho, el
En realidad, el ano digestivo, como condicin vital, debe cual, segn Freud, no se despertar verdaderamente hasta que
permanecer abierto, persistir; pero el ano ergeno, por la evo- pase por la vagina la sangre menstrual en la pubertad. Si estos
lucin de este estadio tiende a cerrarse. son los hechos, podramos recordar aqu, siguiendo el parale-
lo biolgico, que en el embrin el tapn vaginal comienza
Entonces la libido anal, del macho o de la hembra as obliterando la vagina, la que cronolgicamente se abre des-
como la del nio o de la nia, es poco a poco rechazada y pus que el recto y despus que se forma el tubrculo genital,
dirigida hacia el falo en el que ahora se despierta, pudiendo por lo tanto, podramos ver en esta evolucin el prototipo de
compararse con el estadio embrionario en el que al ser des- desarrollo post-anal, post-flico y pber de este rgano espec-
plazada emigr hacia afuera y adelante, es decir hacia el tu- fico de la mujer que es la vagina.
brculo genital.
Cualquiera sea el cambio que realiza el organismo feme-
Parece que la segunda fase flica se insina cuando an nino al llegar al estadio pber, es decir la madurez de sus
persiste la segunda fase sdico-anal y mien tras refluyen sobre glndulas sexuales, el rol receptor de la vagina, funcin pasi-
el falo, no slo el erotismo anal primitivo, sino tambin las va femenin a, est dado por la utilizacin de una fuerza libidi-
pulsiones activas musculares sdicas, de la primera fase sdico- nal originariamente masculina, las posibilidades ergenas y
anal ya superada.
orgsticas del falo (cltoris). No podemos precisar el momen-
Es ste el momento ms viril o previril de la nia, siendo to en que se cumple este repliegue hacia la vagina.
para el nio el ms femenino o prefemenino la fase anal pri- Freud escribi sobre ello en su ensayo Sobre la sexuali-
mitiva. Pero ahora entra en juego el complejo de castracin, dad femenina: "Son los factores biolgicos los que desvan
complejo que en el nio es sobre todo cultural realizndose (las fuerzas libidinales) de sus fines iniciales, orientando las
en nombre de la moral patriarcal; y que en la nia es sobre aspiraciones activas en el camino de la femineidad, en todos
todo biolgico teniendo por causa una realidad anatmica los sentidos del trmino viril".
que es fcil comprobar. Se puede hacer aqu un nuevo paralelo biolgico al
Volviendo a la situ acin que se opera en la nia, vemos considerar el reflujo de la libido flica sobre la vagina en di-
que de ahora en adelante gran p arte de su agresin se diri- reccin de los ovarios, comparable si bien en sentido inverso,
gir hacia la madre por haberla hecho sin falo, castrada. E n al descenso fetal de los testculos hacia el pene, como si el
efecto, la nia debe atribuir su mutilacin a la madre, por- rgano ejecutivo y las gonadas propias de cada sexo se atra-
que slo secundariamente y en tanto ella haya aceptado y ero- jeran mutuamente. En el hombre el pene erotizado parece
tizado su propia castracin, puede imaginarse masoqustica- atraer hacia l las gonadas, en la mujer las gonadas perma-
mente castrada por el padre, en una fantasa de corte sdico. necen intraperitoneales y conducen hacia ellas la sensibilidad
Es bajo la influencia primitiva de su decepcin, de su ergena flica vaginalizndola.
castracin y bajo otras influencias biolgicas ms profundas 11 HELENE DEUTSCH, Der feminine Masochismus und seine Bezie-
todava, emanadas sin duda de las ganadas, que la nia pue- hung zur Frigiditiit (El masoquismo femenino y sus relaciones con la
de pasar al amor dominante del padre, al deseo masoquista de frigidez), 1930.
40 MARIE BONAPARTE LA SEXUALIDAD DE I.A MUJER 41
entraas, fetos, el pene paterno incluso, para ms o menos

d) DISCUSIN DE ALGUNAS TEORAS ANALTICAS DIVERGENTES devorarlos.
La nia de uno a dos aos desarrollara su primer supery
En estos ltimos aos, muchas voces femeninas han puesto represivo de las agresiones primitivas, a fin de salvar el inte-
en duda el carcter secundario de la erotizacin de la vagina rior de su propio cuerpo, por el temor de una venganza reta-
asignado por Freud. Los trabajos de Karen Horney, Melanie liatoria que la madre podra ejercer por esas fantasas agre-
Klein, en particular, convergen en este sentido. Ernest Jones, sivas - tal como las brujas de los cuentos. Es decir, que la
ha edificado una nueva teora de la evolucin primitiva de nia tendra un complejo de castracin cloacal cncavo, pro-
la sexualidad femenina, basndose en las observaciones sobre piamente femenino, rplica en bajorrelieve del complejo de
nios hechas por Melanie Klein. castracin flico, convexo del varn. Este complejo de castra-
Segn Karen Horney, la vagina de l nia se despertara cin cloaca! sera el que frenara la agresin femenina, y el
erogenticamente muy temprano: lo testimonian los casos de que condicionara tambin, la anestesia vaginal tan frecuente
masturbacin vaginal infantil, o bien de todos modos precoi- de las mujeres, las que en estos casos, habran permanecido
to, que pudo deducir u observar analticamente, y los recuer- inconscientemente presas del terror de ser heridas, despojadas
dos conservados en el inconsciente de sensaciones vaginales de sus propios rganos internos. En cuanto a la envidia del
espontneas, a menudo muy precoces, todo eIIo con ante- pene, Melanie Klein la atribuye en las nias, en las que reco-
)
rioridad al coito. Esto se realizara bajo influencia de la an- noce su importancia, a la envidia del pene objetal, al deseo
gustia relacionada con la herida profunda y peligrosa en el precozmente edpico de apropiarse, de incorporar el pene pa-
cuerpo q ue el coito podra causar, considerndolo como un cas- terno, envidia d.e la madre en el acto del coito observado por
tigo por los deseos incestuosos infantiles, y que en algunas ni- la nia. Para ella, en el nio, la representacin de los padres
as hara rechazar la sensibilidad vaginal nata y desarroIIar acoplados es fundamental. La incorporacin del pene es de-
secundariamente su sensibilidad clitordica masculina como seada al principio de la nica manera real que conoce el beb,
acto de defensa; yo dira que es como si se colocara un para- el modo oral; el nio se imaginara que la madre, durante el
rrayos sobre una casa para impedir que el rayo penetre. coito, succionara y comera el pene paterno, como l mismo
succiona y muerde el seno materno.
La tesis de Melanie Klein tiene muchos puntos comunes
Por una transferencia ulterior desde arriba hacia abajo,
con la preceden te, pero se desarrolla con mayor amplitud en
que se inspira adems, en la realidad, y que inaugurara el
el campo de la teora de los instintos, tan vasto, y en el que
tantas regiones permanecen an poco exploradas. pasaje del estadio oral al estadio sdico-anal, la nia comen-
zara a envidiar el pene paterno posedo por la madre de
Melanie Klein piensa que el complejo de Edipo comienza modo ventral.
mucho antes de la fase flica, desde el destete. Segn ella, en Vemos as, que los trabajos de Melanie Klein, como los
ese momento el erotismo oral del nio se extendera desde de Karen Horney, llevan a negar en mayor o menor grado
arriba hacia abajo, desde la boca hasta la cloaca - y en la nia el carcter primario, fundamentalmente bisexual del comple-
en particular, hasta la vagina. Bajo la influencia de la pro- jo de virilidad de la mujer. La fase flica positiva desapare-
funda decepcin que provoca la madre, que le ha suspendido cera en estas teoras como etapa inevitable del desarrollo fe-
la leche, y de la observacin del coito de los padres, o de menino; y no sera esencialmente ms que una reaccin pa-
quienes ocupen su lugar, observacin que ella parece postular tolgica psicgena. Esto es lo que Freud ha reprochado a los
casi siempre como realmente realizada, ms que como reem- autores que defendan estas concepciones, cuando en ocasin
plazada por fantasas filogenticas; el beb femenino furioso de las p ublicaciones de Horney como de Jones, escribi en su
contra la madre, comenzara a querer vaciarla de su contenido: ensayo Sobre la sexualidad femenina:
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"Por seguro que sea que las primeras tendencias libidina- serv1c10 de la lucha eterna entre los sexos, nosotros intenta-
les son reforzadas ulteriormente por regresiones y por forma- remos .mejor, con la ayuda de la luz emanada de la biologa,
ciones reactivas y por difcil que sea estimar el rol respectivo realizar un esbozo sinttico de estos diversos puntos de vista,
de los componentes libidinales que confluyen, creo sin embar- ya que todos contienen posiblemente una parte de verdad.
go que no deberamos dejar de reconocer que aquellos pri- Creo que los analistas hombres pueden tender sobre todo
meros impulsos tienen una intensidad propia, superior siem- a notar la virilidad, ya que la encuentran fuera de s mismos,
pre a las que siguen, una intensidad que en realidad slo por proyeccin de s mismos hacia afuera. Pero los analistas
puede ser calificada de inconmensurable. Ciertamente es mujeres pueden tambin tender a proyectar hacia afuera, y re-
exacto que entre la vinculacin al padre y el complejo de trospectivamente, en la historia de la evolucin de la nia,
masculinidad reina una anttesis -la anttesis general entre su propia femineidad cuando ya han alcanzado, podramos de-
actividad y pasividad, entre m asculinidad y femineidad-, pero cir, la individualidad de su vagina adulta.
eso no nos da el derecho de suponer que slo una de las dos No vemos sin embargo, por qu uno de los dos puntos
sera primaria, mientras que la otra slo debera su fuerza a de vista excluira tan ampliamente al otro, porque en particu-
una actitud defensiva. Y si la defensa contra la femineid ad lar, este "combate alrededor de la vagina" que se libra actual-
llega a adquirir tal energa, de qu fuente puede derivar su mente en la literatura psicoanaltica tendra que tener como
fuerza, sino del afn de masculinidad, que h all su primera corolario la importancia de la vagina desde la infancia, y ne-
expresin en la envidia del pene de la nia, y que por lo cesariamente la desvalorizacin en la nia de toda falicidad
tanto merece ser denominado con el nombre de esa misma biolgica. ste sera, en efecto, el ideal de la evolucin feme-
envidia?" nina, pero este ideal no debe perturbar el cuadro de los he-
Los autores que acabo de citar podran desde su punto de chos, tal como ellos son realmente.
vista reprochar a Freud no haber sealado suficientemente el Mis propias observaciones analticas me inclinan a ima-
carcter primario de la femineid ad en la mujer. La concep- ginar que Abraham, cuando hablaba de fase genital primiti-
cin de la evolucin libidinal femenina en la que la vagina, va con exclusin del rgano genital, no estaba errado en el
sin prehistoria no despertara hasta la pubertad, les debe pa- fondo; parece entonces que con esto me critico a m misma,
recer, en efecto, demasiado teida por la idea de que la al criticar la crtica que hice a Abraham ms arriba. Pero para
nia comienza su evolucin libidinal masturba toria nada ms poder darle la razn, habra que hacer abstraccin del hecho
que como un varn y piensan sin duda que es esa cualidad de que l mismo calificaba a es ta fase como correspondiente
masculina la que ha hecho que Freud acentuara indebida- al "perodo de latencia con represin".1 2
mente en su teora de los instintos, la virilidad encerrada en A partir del momento en que el beb entra en el estadio
la mujer y sobre todo el deseo en ella de virilidad. sdico-anal (y nosotros sabemos cun flotantes son las barre-
Inversamente, se podra reprochar a las autoras femeninas r as que separan los estadios evolutivos, y cmo stos cabalgan
partidarias de conceder igual importancia a la vagina y al unos sobre otros) la evolucin libidinal aparece, en efecto,
pene, segn el sexo, a estas apologistas femeninas de la vagi- bajo el signo de la cloaca.
na, el manifestar en sus teoras algo de aquella reivindicacin Digo cloaca y no ano, porque si bien el varn no tiene
que anima a las "sufragistas" y tender, a negar, a anular jus- como agujero cloacal profundo, ms que el ano (si se consi-
tamente la envidia del pene, que tan realmente existe en el dera, a pesar de la confusin de lo genital y lo uretral que all
fondo de todo corazn femenino. Es como si estas mujeres se realiza, que la extensin de la uretra hasta la punta del
proclamaran: "De qu tienen que vanagloriarse los hombres? pene ha sido extrada, por as decirlo de la invaginacin cloa-
Nuestra vagina vale ampliamente su pene!"
Pero renunciando a este empleo "agonal" del anlisis al ~I
12 Ver pg. 30, nota 6.
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cal) , en la nia la cloaca se ha mantenido ms profunda; el Sea como fuere, vemos que la fase flica positiva aparece,
ano y la entrada de la vagina forman un todo abierto que a la luz de lo que acabamos de decir, como encerrada, en
no se separa ms que por el tabique recto-vaginal. sandwich, diramos, entre dos grandes fases cloacales. La fase
Parece, pues, que en el estado tan indiferenciado de las sdico-cloacal precede as, a la instauracin del predominio f-
sensaciones cenestsicas infantiles, la nia a menudo percibe lico, tal como en el terreno de la embriologa los repliegues
y adivina el conjunto de esas aberturas, sin ninguna selecti- intestinales se tornan ms complicados antes de la aparicin
vidad particular todava por la vagina o el ano. Por esto, si de los aparatos uro-genitales, segn ya lo haba sealado
se considera la evolucin libidinal de los dos sexos y no sola- Abraham.
mente la del varn, sera sin duda ms exacto calificar al es- Pero un retorno o una regresin a la organizacin cloaca!
tadio sdico-anal como sdico-cloaca!. sucede a la organizacin flica, despus del tratamiento del
En este estadio, en el que la vagina no se esboza ms que complejo de castracin que imprime, como lo hemos visto ms
como un anexo del ano, que lo es por otra parte, es el aguje- arriba, tanto al objeto como al sujeto, la exclusin psquica-
ro cloacal entero el que domina la organizacin libidinal. El mente percibida del falo, que conferir la marca psquica
agujero parece afirmarse, si as se puede decir, en toda la or- adulta a cada sexo en la medida en que corresponda a la
ganizacin libidinal, antes que la protuberancia: el predomi- realidad sexual fisiolgica del sujeto o del objeto.
nio del erotismo oral y el anal han sido reconocidos desde hace Se puede ver en estas oscilaciones de la cloaca al falo y
mucho tiempo por Freud como precediendo al predominio viceversa, un reflejo de las oscilaciones en el estado embriol-
del erotismo flico. Se podra ver en esto una confirmacin gico entre lo masculiqo y lo femenino, oscilaciones que pue-
psicobiolgica de las observaciones propiamente biolgicas de den existir en vista de la bisexualidad original, aun cuando el
Maran, segn las cuales el varn sera en el camino del resultado del combate entre los dos sexos en un solo ser, est
"progreso", una etapa ulterior a la hembra. Pero el agujero probablemente predeterminado.
seguir siendo femenino; es la saliencia simplemente, lo que El varn, al salir del estado sdico-cloaca!, entrar en
fundamenta lo masculino. As, en el estadio cloacal reside el el estadio flico positivo para no salir ms de l, a pesar de
substractum de lo femenino , y lo femenino en la historia de la conmocin poderosa pero pasajera del complejo de castra-
la evolucin libidinal es anterior a lo viril. cin. La fase flica positiva de la nia, que no es para m
Pero volvamos a Abraham. Su fase genital primitiva, la un simple accidente reactivo, sino una etapa regular de su
fase flica con exclusin del rgano genital podra ser enton- evolucin, debera en los casos ideales ser tan pasajera como
ces concebida simplemente como exclusin de la cloaca que la fase flica negativa del varn, dado que ms tarde, la mujer
seguira al cierre ergeno de sta, y esta fase sera entonces la debe adaptarse biolgicamente a su funcin ertica femenina.
que inaugurara la fase flica positiva (que, sin embargo, h a La cloaca debera volver a reinar sobre la organizacin feme-
dejado de mencionar en su cuadro). Es decir que segn el nina infantil; pero la cloaca en nuestras civilizaciones, durante
sentido que se atribuya a la "exclusin del rgano genital" el perodo de latencia ms o menos duerme, en una espera
postulado en esta fase por Abraham, sea la exclusin de la pasiva del hombre que la despertar ms tarde bajo la figura
cloaca femenina o del falo viril, la fase flica negativa que l electiva de la vagina receptiva. Sin embargo, si las dos fases
seala se ubicara antes o despus de la fase flica positiva cloacales femeninas, tanto la pre como la post-flica, se re-
de Freud, es decir, segn que ella negara la cloaca femenina nen podramos decir por debajo de la eminencia del falo,
(acti tud masculina) o el falo viril (actitud femenina). sera difcil imaginar que no existe una prehistoria vaginal
Sin embargo, Abraham no ha podido ver ms que la ne- cloaca! para la nia.
gacin del falo, y mi argumentacin anterior subsiste en con- Yo me imagino que, para la mayora ele los varoncitos la
secuencia enteramente. vagina permanece, segn la expresin de Freucl, no clescu-
46 MARIE l30NAPARTE LA SEXUALIDAD DE LA MUJER 47
bierta (unentdeckt). Cuando Karen Horney, en la Angustia tes en general, y de los puentes truncos en particular, en fun-
ante la mujer 13 adelanta que el varoncito conocera tambin cin del erotismo flico, pero creo que esta interpretacin
en general la vagina, me parece imposible seguirla. Debe haber "flica" no excluye aquella cloacal, vaginal de los abismos en
en esta teora una "proyeccin hacia atrs" por parte de los que los puentes se desploman.
hombres analizados, o por lo menos de las mujeres analistas. Conozco una nia cuyos cuadernos infantiles estn reple-
No, el varon cito segn la ley u niversal antropomrfica del tos de historias fantsticas, en las que los agujeros y los pre-
psiquismo humano permanece en general durante mucho tiem- cipicios juegan un rol muy importante.
po "egomrfico", e imagina a todos los seres humanos a su Adems se encuentran los "sueos de vrtigo" que tan
imagen, es decir, dotados de falo y sin vagina. Nunca apoya- frecuentemente se pueden observar en las mujeres, en el mis-
Ir, remos demasiado esta observacin tan exacta de Freud, a pesar mo grado que el "vrtigo" 17 real; a propsito de los cuales
de algunas excepciones que la literatura psicoanaltica podr relatar el siguiente:
registrar, debidas sin duda a circunstancias y a una precoci- "La protagonista del sueo est en el teatro, sentada en
dad excepcionales.14 un palco, sobre la platea, pero no hay pared delante de ella
Pero otras deben ser las experiencias de la nia. Cuando
1
y est sentada justo en el borde y sus pies cuelgan. No puede
sta se masturba manualmen te, lo que es tan frecuente (las mantenerse all sino haciendo un gran esfuerzo para conser-
otras formas de masturbacin infantil, como Freud me lo de- var el equilibrio, mientras que este esfuerzo continuo contra
ca, son a menudo sus tituto de la masturbacin manual primi- el vrtigo, le perturba el placer del espectculo que ha venido
tiva) , cuando juega con su pequeo cltoris, parece imposible a ver".
que sus pequeos dedos no percibieran un da u otro el agu- Este sueo repetido de una paciente -que perteneca al
jero que est a su lado. tipo clitordico- me parece que confirma las observaciones de
Estoy de acuerdo con Karen Horney cuando ve en ciertos Karen Horney sobre el terror a la vagina descubierta durante
sueos tpicos de muj eres, un eco probable del descubrimiento la infancia. Esta mujer haba tenido ocasin de observar du-
de ese agujero q ue es la vagina: "Cuando aparecen temores rante su primera infancia el coito de los adultos: el "espec-
relativos a las consecuencias nocivas del onanismo, entonces tculo", aqu como en tantos otros sueos ocupa el lugar de
se manifiestan a veces en su eos en los que en un bordado en ste. La nia debi masturbarse como ocurre frecuentemente
el cual se est trabajando se prod uce de repente un agujero bajo la influencia de la excitacin que este "espectculo" par-
del que debe avergonzarse; o bien atravesando un puente ste ticular despertaba en su joven organismo. Pero los pequeos
se abre sbitamente sobre un abismo o un ro; o bien circu- dedos descubrieron el agujero junto a la eminencia clitordi-
lando por la ladera resbaladiza de una pendiente repentina- ca, y el vrtigo del abismo "sobrecogi" a la nia reaparecien-
mente se comienza a resbalar y se encuentra en peligro de do ms tarde en la mujer adulta en el sntoma de la anestesia
caer al fondo de u n precipicio".15 vaginal y en los sueos vertiginosos nocturnos. Este sueo re-
En otra parte he estudiado 16 el simbolismo de los puen- petido encerrara el recuerdo, conservado en el fondo del in-
consciente, del descubrimiento "pavoroso" del agujero vaginal
13 Die Angst vor der Frau, 1932. en la infancia, percibido seguramente a esta tierna edad (dos
14 El Dr. Charles Odier me dijo que haba analizado a dos hom- aos ms o menos) como simplemente "cloacal".
bres, que conocan desde muy temprana edad "el agujero de adelante" Freud mismo no ha hablado acaso en tantos pasajes de
de la mujer.
15 Die Verleugnung der Vagina (La negacin de la vagina), 1933. 17 El vrtigo, como ya se sabe, no es exclusivo de las mujeres, pero
16 Edgar Poe, 1933, en la interpretacin de su cuento No engalanes cuando sobreviene en el hombre, no ser en funcin de su complejo de
1'-
nunca tu cabeza para el diablo. femineidad?
sus trabajos de la "herida" de la castracin que aterroriza a ril, en efecto, rechaza lo pasivo, lo masoquista; ya que lo viril,
nias y varones? Pero una herida es un agujero y el orificio va- lo activo, lo sdico lleva hacia adelante, lo femenino tiene
ginal, en tanto que es un agujero percibido por los dedos de sentido contrario. La forma de reaccionar de las nias al com-
la nia, encuentra su lugar justamente en la teora flica de plejo de castracin cloaca[ y al complejo de castracin flico
la sexualidad infantil de las nias. antes de ser influenciada psquicamente por los acontecimien-
Los sueos femeninos tan frecuentes en los que aparecen tos y los trauma tismos diversos de la infancia, est sin ningu-
casas, habitaciones, lugares y espacios originariamente nicos na duda predeterminada por la constitucin biolgica ms o
que se encuentran divididos en dos son, segn Freud, sueos menos bisexual del individuo.
anatmicos tpicos que reproducen de modo topogrfico la Todos los cirujanos y todos los dentistas saben cunto
divisin de la cloaca por el tabique recto-vaginal en recto y ms "blandos" son los hombres que las mujeres. Si en los
vagina. Estos sueos no aparecen hasta la pubertad, despus combates guerreros, los hombres llevados por el ardor de su
del primer pasaje por la vagina de la sangre menstru al? Yo ideal, y sobre todo por la prima ofrecida por su agresividad,
no ~~ sorprendera de que a veces preexistan a ste, y daten se transforman fcilmente en hroes, en el consultorio del m-
del segundo perodo de la masturbacin infantil, que es aban- dico y en el del dentista, o en el hospital, en fro, soportan
donado poco a poco por la nia despus del traumatismo del el dolor mucho menos que las mujeres. stas, por el contra-
complejo de castracin, cuando los pequeos dedos errantes rio, sufren generalmente sin tropiezos. L a base de estas diver-
presienten la hendidura de la vagina. Pero solamente la ob- sas reacciones reside en la constitucin psicosexual del hom-
servacin analtica de los nios puede responder a esta cues- bre o de la mujer, y sta es la que debe condicionar al prin-
tin. cipio en las nias destinadas a ser clitor dicas, la actitud psico-
Es cierto que en esta exploracin de sus propios rganos sexual de sus rganos genitales frente al p ene penetrador,
genitales la nia encuentra un obstculo que el varn igno- hiriente. De esta manera se constituira cuando la vagina "cloa-
ra: el dolor. La vagina est cerrada por el himen, que es ms cal" ha sido "descubierta" a su tiempo, lo que Karen Horney
o menos resistente en grados diferentes segn las mujeres. Se- ha calificado de "negacin de la vagina", n egacin que Jones
gn Karen Horney tres factores de defensa vital pueden con- ha relacionado con la pretendida ignorancia que presentan
currir a la negacin infantil de la vagina : 1<?) la comparacin ciertos primitivos de las consecuencias del coito: en los dos
que atemoriza, de las dimensiones del pene adulto con la exi- casos la aparente "ignorancia" no sera ms que una represin
gidad de la vagina femenina; 2<?) la observacin ocasional de lo que a su tiempo fue presentido.18
y horrorizante de sangre menstrual femenina; 3<?) las lesiones Aqu nos detendr un problema; y Jo plantear sin poder
mnimas pero dolorosas del himen durante una exploracin resolverlo. Hasta qu punto, en el "descubrimiento" proba-
manual. El masoquismo femenino del que hablaremos opor- ble de la vagina por la nia en el curso de la masturbacin
tunamente, debe poder mezclar un deseo voluptuoso en estos infan til, est la vagina percibida erogenticamente? Una iner-
dolores sentidos o presentidos. Pero la defensa vital del orga- vacin previa y variable debe, en efecto, preparar la feminei-
nismo tiene un sentido contrario, y tambin lo tiene, dejando zacin ulterior ms o menos exitosa de este rgano receptivo
de lado aqu todos los elementos de represin moral, la bise- de la mujer. Un esbozo de aqulla debe existir muy precoz-
xualidad fundamental del organismo, la virilidad contenida mente. Y estas primeras y vagas "sensaciones" espontneas o
en la mujer. perifricas, cuando existen, en qu momento se transforman
Como lo veremos ms adelante, el masoquismo ergeno en angustia? Qu parte corresponde, en cada caso, a la
aparece como de origen femenino (Freud, H. Deutsch), y vagina-placer primitiva y a la vagina-angustia reactiva, por te-
cuanto ms tema la nia la "herida cloaca!'', ms habr que
sospechar que contiene elementos de virilidad innata. Lo vi- 18 The j1hallic Phase (La fase flica), 1933.
mor vital de la herida, por "virilidad" o por temor moral del gnicamente aparece cerrada aunque se deje penetrar. Es
castigo de los deseos reprobados? como si estas mujeres durante el coito proclamaran, a pesar de
Y, adems, hay casos en los que, en vista de la erotiza- la anatoma, que no tienen vagina.
cin selectiva del cltoris, tan frecuente en la infancia, el "agu- Inversamente en los hombres con muchos elementos fe-
jero" que est cerca no es percibido ms que como "agujero", meninos parece haberse conservado algo de la evolucin em-
herida o cicatriz hueca framente , sin angustia vital reconoci- briolgica de la mujer: en ellos la cloaca a pesar de su cerra-
da ni placer, a simple ttulo de herida narcisstica en el cuerpo
zn casi comple.ta, parece querer continuar por lo menos psi-
femenino castrado de su pene? Esta simple representacin de cosexualmente, abierta.
la vagina-agujero despojada de su afecto, no debe ser sino se-
cundaria y provenir de un mecanismo psquico bien conocido En estas ltimas lneas he acentuado, para destacar mejor
que desp oja de su afecto a una representacin originariamen- mi pensamiento y los hechos, los objetivos inversos de la evo-
te muy cargada de emotividad, cuando sta desaparece en el lucin libidinal: de la evolucin masculina en la mujer, y de
inconsciente. la evolucin feme nina en el hombre.
Entonces se podra concebir la vagina, simple agujero ms Tracemos ahora, para fijar las ideas un esquema de la
o menos anestesiado de muchas mujeres como un resto de un evolucin idealmente normal en los dos sexos, aislando rigu-
estadio pasado, el cloaca!, que ha sido reemplazado en forma rosamente, a la inversa de lo que pasa en la naturaleza, la
demasiado completa por el estadio flico. En estos casos la car- mujer del hombre.
ga libidinal de la representacin desaparecida en el incons-
ciente, el afecto flotante, se habra dirigido secundariamente HOMBRE
en su casi totalidad hacia el cltoris flico, soporte primario
de toda virilidad. (Fases orales comunes a los dos sexos.)
Lo contrario sucede en los casos de varones con una evo- Primera fase pasiva (cloaca! y flica) h acia el objeto.
lucin perturbada por una gran dosis innata de femineidad. Primera fase activa (flica) h acia la madre (complejo ele
En ellos, el estadio cloaca! que debera haber sido superado, Eclipo activo positivo).
subsistira ms o menos oculto bajo el estadio flico mismo.
La carga libidinal de las representaciones flicas, despus del COMPLEJO DE CASTRACIN
traumatismo de la castracin, abandonando estas representa- Segunda fase pasiva (falica) con parcial exclusin del
ciones flicas ms o menos reprimidas, ira a reinvestir erog- falo y afirmacin parcial ele la cloaca, hacia el padre (comple-
nicamente la cloaca. jo de Edipo negativo pasivo pasaero) .
As, el proceso que ocurre en las nias que "niegan su Llegando a travs del perodo de latencia a la segunda
vagina" es en menor grado, psicosexualmente, el mismo pro- fase activa (genital-peniana-puberal) hacia la mujer, con afir-
ceso que, embriolgica, anatmica y fisiolgicamente consti- macin del falo y exclusin ergena de la cloaca.
tuye al varn. En el embrin masculino, en efecto, la cloaca
se cierra, y no conserva como invaginacin profunda ms que
el ano, ya que la uretra se exterioriza proyectndose hacia MUJER
adelante con la extensin del tubrculo genital. Y la misma
representacin psicosexual, la misma inervacin, si as se puede (Fases orales comunes a los dos sexos.)
decir, se proyecta en el biopsiquismo profundo de la nia o Primera fase pasiva (cloacal y flica) hacia el objeto.
de la mujer clitordica. Para sta, en la mujer, abajo no h ay Primera fase activa (flica) hacia la madre (complejo de
ms que un ano y un pene. En el medio, la vagina, que ero- Edipo activo negativo pasajero) .
';"llli
52 MARIE BONAPARTE
fijadas. Lcewenstein me deca que mis concepciones (expuestas

COMPLEJO DE CASTRACIN
ms adelante) relativas a la fase pasiva masoquista de la mas-
Segunda fase pasiva (cloacal con exclusin total O p arcial turbacin clitordica en la nia que ha entrado en el complejo
del falo) hacia el padre (complejo de Edipo pasivo positivo de Edipa pasivo, le confirmaban las sugerencias, emanadas del
durable). anlisis de hombres con perturbaciones de su potencia, de que
existe una fase de falo pasivo. Pero a su vez, los puntos de
Alcanzando a travs del perodo de latencia la tercera fase vista de Lcewenstein sobre la fase del falo pasivo, me aclara-
pasiva de la mujer (genital vaginal puberal) con exclusin ron la fase correspon die nte en la nia.
total o parcial durable del falo y afirmacin de la vagina. En efecto, el falo, ya sea el pene o el cltoris, siguiendo
Conviene agregar aqu que el complejo de castracin de la ley general que rige todos los fenmenos orgnicos, debe
la "pequea nia" debe ser en general, segn las observacio- comenzar por la pasividad para pasar seguidamente a la acti-
nes analticas, mucho ms precoz que el del varn. Esto no vidad. Lo despiertan de un modo pasivo, en plena fase pre-
debe sorprender demasiado, ya que hemos visto que ste es genital bajo el reinado materno. Todas las historias, que sur-
un principio de orden biolgico, y que tiene como b ase la gen del fondo del inconsciente, sobre seducciones erticas por
comprobacin de la realidad. Esto, adems, est de acuerdo la madre lo atestiguan; y estas historias o fantasas son en cierto
con el ritmo de evolucin de la mujer, que es ms precoz que modo reales, dado que es la madre quien brinda no slo las
el del hombre. As la instauracin del complejo de Edipo po- primeras caricias sino tambin los primeros cuidados del aseo
sitivo en la nia orientado pasivamente hacia el padre, debe personal.
situarse cronolgicamente ms temprano que el complejo po- Ew un principio, el nio desea que su madre le toque y
sitivo del varn hacia la madre. Esto se acenta cuando, por acaricie ese rgano agradablemente sensible, slo en una etapa
ejemplo, observaciones muy precoces del coito, han hecho per- posterior querr servirse de l para introducir y penetrar acti-
cibir muy temprano al nio la diferencia entre los sexos. vamente. Esta primera fase de evolucin, que podramos lla-
mar de eclosin flica pasiva, y que precede regularmente a
la fase culminante del complejo de Edipo de desarrollo flico
e) EL FALO PASIVO activo, sera aqulla en la cual se retrasaran o a la cual re-
gresaran muchos de los semiimpoten tes. En primer lugar,
Se habr notado sin duda que en el cuadro que antecede, aquellos masturbadores que se conforman con las fantasas
la fase de pasividad primaria hacia el objeto se ha calificado soadas durante la automanipu lacin de su falo, o sino aque,
de cloacal y flica a la vez, aunque an nada en el texto nos llos hombres que siendo capaces de elegir un objeto, no piden
haya autorizado a agregar el trmino flico al de cloacal. Se a la mujer ms que la masturbacin o la fellatio, sin tener
debe a que este cuadro fue establecido por m, cuando este necesidad de penetracin. Todos los grados de retardo en
ensayo ya estaba escrito, y antes de que pudiese estimar en su esta actitud, se encuentran y cambian con la actitud flica
justo valor, lo que llamara la larga prehistoria pasiva del falo. activa que la reemplaza. Algunos hombres tienen necesidad de
Despus de algunos intercambios de ideas con el Dr. Ro- caricias preliminares pasivas para pasar a una penetracin
dolphe Loewenstein, 19 mis concepciones al respecto quedaron activa. Pero antes de continuar, tenemos que definir lo que
entendemos por falo pasivo. Algunos analistas, nos han obje-
19 R. La:WENSTEIN dict una conferencia sobre este tema en la tado que el falo es siempre activo, desde el momento en que
Sociedad Psicoanaltica de Pars, en junio de 1934, y despus hizo una est en ereccin cualquiera sea la forma en que lo haya logra-
comunicacin al XIII Congreso Internacional de Psicoanlisis de Lucerna, do. Nosotros entendemos por falo activo aqul que, espont-
en agosto de 1934. De la passivit phallique chez l'homme apareci pos- neamente y por excitacin nerviosa central, es capaz de entrar
teriormente en la Revue franr;aise de Psychanalyse, VIII, I, 1935.
en ereccin y desear penetrar, por ejemplo, al ver o pensar fases orales y anales pregenitales; y una secundaria que sigue
en el objeto deseado. Por el contrario, el falo pasivo tiene nece- al complejo de castracin y que es la nica que hemos tra-
sidad de excitaciones perifricas localizadas, y en casos extre- tado hasta este momento. Estas dos fases flicas pasivas esta-
mos de pasividad llega al orgasmo sin ereccin. ran superpuestas y seran contemporneas de las dos fases
Un da, escuch a uno de nuestros escritores ms conoci- cloacales pasivas, que a su vez enmarcaran la fase flica ac-
dos elogiar en un tono lrico, pero en lenguaje bastante cru- tiva. La segunda fase flica pasiva debe considerarse corno una
do, a "la femme qui fait bien bander", oponindola a las que regresin biolgica y normal de la mujer. Hace tiempo que
slo pueden obtener la ereccin de su compaero por medio Freud habl sobre las olas de represin que actan sobre la
de maniobras ya sea la fellatio o la masturbacin, aun sexualidad flica de la mujer, una al principio del perodo
cuando estuvieran "artsticamente" realizadas. No se podra de latencia y otro en el comienzo de la pubertad.
cantar mejor y en forma ms viril, la supremaca del falo ac- De esta historia pasiva del falo en la mujer, tenemos un
tivo sobre el falo pasivo. Pero dejemos de lado la sexualidad testimonio tan simple, sorprendente y deslumbrante, que jus-
masculina para volver a ocuparnos de la femenina. La larga tamente por ello no ha sido comprendido hasta el presente
prehistoria pasiva del falo se desarrolla tambin en la nia el placer de tantas mujeres por las caricias en su cltoris. Toda
y es an ms importante en ella porque la pasividad es esen- mujer a la que se le acaricia el cltoris es un testigo viviente
cialmente femenina. Tanto la nia como el nio han sido e irrefutable, pero a la vez regresivo, de la larga prehistoria
lavados, cuidados y acariciados involuntariamente por la ma- pasivo del falo, que por el contrario, en el hombre idealmen-
dre, lo que les despert la sensualidad cloacal flica pasiva. te evolucionado, deber haber desaparecido sin dejar rastros.
Es en forma gradual y muy variable segn los casos, que
la nia llega a desear a su madre en forma clitordica y con
objetivos ms o menos activos. Pero para ello le falta el r-
gano verdaderamente penetrador, por lo que se comprende
que Fenichel, 20 por ejemplo, se rebelara contra las concepcio-
nes de Jeanne Lampl de Groot, 21 negando por reaccin toda
falicidad a la nia con respecto a su madre, a la que segn l,
nunca ha estado fijada pregenitalmente, confundiendo lo pre-
genital con lo preedpico.
Pero la introduccin del concepto de falo pasivo cambia
el aspecto de la evolucin libidinal de la mujer y aclara me-
jor los hechos.
La fase flica activa de la nia, miniatura homloga del
varn, que fue tratada muy bien por Jeanne Lampl de Groot,
podra ser intercalada como en un sandwich entre dos fases
flicas pasivas, una primaria que tiene origen en las envoltu-
ras de la criatura y que acompaan en forma encubierta a las
20 Zttr priigenitalen Vorgeschichte des <Edipttskomplexes (Sobre

la prehistoria pregenital del complejo de Edipo), 1930.
' 21 Zttr Entwicklttngsgeschichte des <Edipttsfwmple..;es der Fratt (So-
bre la evolttcin del comjJlejo de Edipo en la mttjer), 1927.
CAPTULO IV
SOBRE LOS FACTORES PERTURBADORES

DE LA EVOLUCiN FEMENINA
a) INDEPENDENCIA RELATIVA DE LAS ZONAS ERGENAS

y DE r,os OBJETOS SEXUALES
EL CONCEPTO del falo pasivo nos ayudar a comprender al-

gunos fenmenos ap arentemente contradictorios.
Aunque generalmente la acentuacin de la zona ergena
cloaca!, predispone a actividades feminoicles tan to en la mujer
como en el hombre (ho mosexuales, pederastas) , h ay otro tipo
ele hombres que teniendo una dbil erotizacin del glande
llegan fcilmente al orgasmo por excitacin de las zonas co-
rrespondientes a la entrada de la vagina, (son los eyaculadores
precoces sin ereccin, tan bien estudiados por Abraham) ,1 y
que conservan como obj eto sexual slo a la mujer, sin llegar
a ser homosexuales.
Es necesario mencionar aqu todas las variedades ele maso-
quistas, en p articular a los diversos tipos "flagelantes". Segn
Freud indic en su ensayo Golpean a im nio, 2 estos hombres
permanecen detenidos en el erotismo anal, mejor dicho cloa-
ca], y en ellos el orgasmo se produce por la idea o el hecho
de recibir malos tratos, preferen temente, sobre la zona gltea.
Pero deben ser realizados por una mujer dominadora, que en
la fantasa masturbatoria ele estos hombres, ya sea real o ima-
ginaria, representa a la madre activa, siendo l, el sujeto
pasivo.
'I
\l
1
''
Vber E jacu latio prcecox (Sobre la eyaculacin precoz), 1917.
Ein Kind wird geschlagen, 1919.
Pero los casos de persistencia de un erotismo cloaca} muy
grande se combinan, en general, con los de supervivencia del b) ALGUNAS RELACIONES ENTRE EL COMPLEJO DE EDIPO
falo pasivo. Estos hombres, por su erotismo pasivo y su ma- PASIVO DE LA MUJER, EL INSTINTO MATERNAL
soquismo, imaginan ser acariciados o golpeados sobre su pene, Y LA VAGINALIDAD
que de esta manera es excitado pasivamente. L a fantasa flica
as concebida se mezcla con el hecho o la fantasa de ser De acuerdo con lo que hemos dicho hasta este momento,
golpeados, cloacal o analmente, siempre por sustitutos de la es evidente que la existencia de un complejo de Edipo feme-
madre, pero a pesar de sus tendencias pasivas feminoides no nino positivo demasiado fuerte y persistente, una fijacin de-
transferidas de la madre al padre, eligen como objew de amor masiado tenaz al padre, no es el enemigo ms temible de la
a hombres en lugar de mujeres. evolucin libidinal feme nina normal, como se crey durante
En cuanto a la mujer clitordica heterosexual, parece <le- mucho tiempo. En verdad, una fijacin de tal grado puede
sear al hombre "convexo", con un rgano apropiado para hacer que una mujer no se case y se aparte de los hombres,
desear a la mujer "cncava'', el falo . Pero vistas las pequeas y aun en caso de casamiento y en la realizacin del coito, inhi-
dimensiones del falo femenino y la atrofia psquica flica co- bir su vaginalidad por fidelidad al padre todopoderoso. Pero
rrespondiente, se ven obligadas a conformarse con el falo pa- una fijacin demasiado fuerte a la madre deseada clitordica-
sivo, es decir las caricias hechas por el hombre y recibidas pa- mente en la infancia, puede considerarse primitivamente ms
sivamen te. Aun las homosexuales se ven obligadas a aceptar patgena para la funcin ertica femenina.
estos hechos. Slo en las fantasas femeninas, hetero u homo- Pero en este caso tambin es patgena para la funcin
sexuales, se ven dotadas de un falo masculino apropiado para ertica femenina, la falta de identificacin inconsciente con
penetrar y, algunas veces, pueden intentar rivalizar con el la madre por amarla demasiado, lo que trae como consecuen-
hombre colocndose apndices artificiales. cia la ausencia de instinto maternal y la no aceptacin de la
Las mujeres clitordicas, homosexuales manifiestas (o que maternidad y de los hijos.
lo hayan sido), pueden realizar la evolucin objetal propia de En la actualidad es muy frecuente observar que la mujer
la mujer haciendo la transferencia de la madre al padre, pero puede enamorarse y amar al hombre vaginalmente, pero la
es posible observar que siempre permanecen fijadas en el in- nica preocupacin que tiene por los hijos, es evitarlos.
consciente -cloacal y flicamente a la vez-, a la madre de su La aceptacin del hijo, hecho que forma parte de la gran
infancia. trada masoquista femenina castracin - violacin - parto (H.
Las homosexuales manifiestas, representan con mucha Deutsch) , es decir el reemplazo del deseo de tener un pene
frecuencia, la escena primitiva de actividad y pasividad alter- por el deseo de tener un hijo, deseo propio del complejo de
nadas entre la madre y el nios durante el transcurso de los Edipo pasivo de la nia, es el hecho ms favorable para la
tiernos cuidados recibidos en su infancia; y slo las ms acti- futura vaginalizacin de la mujer.
vas superpondrn a esto una identificacin con el padre, con- Resulta difcil separar en este caso, lo que es causa y lo
virtindose en el tipo m s exclusivamente activo de homose- que es efecto. La nia acepta la vagina y a su vez el pene y el
xual con corb ata y chaqueta. hijo que pasarn por ella con los peligros inherentes al caso,
porque nace muy mujer y muy cloacal, o porque acepta esos
hechos llega a ser muy mujer y muy cloacal? Lo uno acta sobre
lo otro, y tanto la femineidad como la virilidad iniciales, po-
dramos decir metafricamente, que deben formar una bola
3 Ver HELENE DEUTSCB:: ber weibliche Homos ex ualitiit (Sobre la
de nieve, a partir del momento en que comienzan a rodar.
sexualidad femenina). ~' Siempre el deseo de la maternidad, y no me refiero a la
aceptacin ms o menos forzada del hijo, es una condicin Al observar el coito, el varn o la nia se identifican con
favorecedora de la vaginalidad. Es sorprendente ver que las los dos adultos a la vez en proporcin variable,5 y sta es una
mujeres hogar~as ("pot-au-feu") son en general, las mejor identificacin psquica bisexual, consecuencia justa de su bise-
adaptadas a la funcin ertica, pues nada causa ms dao que xualidad primitiva y biolgica. Por lo tanto el nio no est
el narcisismo ele las clitorclicas generalmente reivinclicantes. exento del temor a la penetracin pasiva del pene paterno y
La no aceptacin psquica ele la maternidad y la falta ele la nia de poseer un deseo flico de " penetrar" activamente, o
instinto maternal, parecen estar frecuentemente relacionadas mejor dicho de empujar hacia adelante con su pequeo cl-
con el establecimiento anorma l ele la funcin ertica femenina. toris.
Todo lo que podemos decir, es que en los casos favora-
bles de sexualizacin psquica correspondiente al sexo de las
C) SOBRE EL PELIGRO VITAL Y MORAL INHERENTE A LAS gonadas, la actitud masculina debe predominar en el nio, y
FUNCIONES SEXUALES FEMENINAS. la actitud femenina e'n la nia, y esto debe suceder desde un
principio. En los primeros tiempos de la infancia, el orificio
Generalmente las mujeres tienen miedo a la maternidad. propio para la penetracin del pene no es percibido como
Adems ele las razones econmicas, por las que tambin el verdaderamente vaginal; pues aunque la nia lo descubra con
hombre evitar engendrar hijos, en la mujer h ay algo ms: sus pequeos dedos, no tiene una representacin neta del ta-
el miedo al dolor y al peligro, que se oponen al deseo instin- bique recto-vaginal y lo concibe en forma cloaca!.
tivo y profundo de ser madres. Para este concepto ele "vagina-orificio", la nia posee una
Este miedo tiene sus orgenes en la infancia ele la nia. base anatmica que no posee el varn, pero a pesar de ello, y
Una percepcin, o mejor dicho, una aprehensin ele hechos a la inversa de otros orificios y conductos que ya le sirven para
biolgicos constituyen el fundamento ele esta actitud. En pri- algo, como por ejemplo la boca, las orejas, la nariz, el ano,
mer lugar, la tan frecuente observacin del coito ele los adul- encuentra que por la vagina todava no pasa nada, y tiene
tos, con la consecuencia de que el nio se identifica con uno una idea poco clara de su individualidad. Pero sobre todo el
de los dos, hecho que ha destacado Karen Horney. 4 El nio horror ele su propia castracin que se evidenciara en la he-
al comparar su pequeo pene con el orificio materno, sufre rida que sera la vulva, hace que la nia no observe con de-
una herida narcisstica en su amor propio, en el sentido de tencin esas zonas.
su valor; pero la nia, por el contrario, al comparar su pe- La nia sieIIJpre teme como un peligro, la penetracin
queo orificio inferior con el gran pene paterno, teme el acto del gran pene adulto en su orificio inferior, si bien al mismo
tan deseado por temor a una herida vital, y con justa razn! tiempo lo desea.
Porque el coito entre un hombre adulto y una nia, ya sea A este temor, debe agregarse otro ms especficamente
por la vagina o por el ano, provocar dolorosos desgarra- [emenino, que es el temor a la maternidad.
mientos.
5 Freud sostuvo este punto ele vista en toda su obra. Sorprende
ver a Karen Horney en La negacin de la vagina, discutiendo la falicidad
4 En Die Verleugnung der Vagina (La negacin de la vagina), 1932, de las nias segn Freud, con frases tan absolutas como las siguientes:
ya citado, KAREN HoRNEY escribe: "La satisfaccin imaginaria de los im- "Cmo es posible que la nia manifieste una angustia tal frente al
pulsos sexuales enfrenta al nio con el siguiente hecho, tan penoso para pene gigante del padre si (de la observacin de la escena primitiva del
su amor propio: Mi pene es demasiado pequeo para mi madre; pero coito de los adultos) , slo ha podido experimentar las emociones del
para la nia ello implica una destruccin corporal. Es por esta razn, p adre? Para Freud, el temor a la penetracin del gran pene paterno,
conducida a los ltimos fundam entos de orden biolgico, que el temor existe, pero de un modo anal. Karen Horney lo concibe de una manera
del hombre frente a la mujer es de orden genital narcisstico, pero el especficamente vaginal. Yo lo imagino del modo ms indiferenciado, el
temor de la mujer es de orden corporal''. cloaca l.
La idea de que los bebs se forman en el cuerpo y en el Klein remonta esta angustia al fin al del primer ao de vida,
vientre de la madre es muy precoz en el nio, y slo finge en el cual segn ella se instaura el complejo de Edipo posi-
creer las historias que le han contado sobre el repollo o la tivo de la nia, despus del destete y como una reaccin hostil
cigea. Pero para el nio, el beb se origina, desarrolla y al mismo. ste est orientado pasiva y vaginalmente hacia el
nace, de un modo digestivo, como Freud o lo ha sealado hace padre. En la visin de la escena primitiva, en la que juega
tiempo, y como lo atestiguan numerosos cuentos y mitos en un rol principal el ver a los "padres unidos", la nia se senti-
los cuales la reina concibe despus de haber comido tal o cual ra celosa del interpretar que la madre amamante al padre y
alimento, en particular una manzana. Podra creerse que esto que a su vez, el padre con su pene amamante a la madre: s-
slo es un desplazamiento obligado por la censura, pero yo tas son interpretaciones de la criatura ya que no conoce otro
considero que el presimbolismo inicial es preexistente al des- tipo de relacin entre cuerpos humanos. La nia orientada
plazamiento que se realiza por la censura secundariamente hacia los celos orales quiere absorber, succionar y devorar el
y ms an, que el presimbolismo universal, es la base de estas interior del cuerpo materno; las entraas, las heces, el feto,
teoras sexuales infantiles. incluso el pene materno y como castigo por estos deseos agre-
El beb cloaca! ser percibido ms qu e el pene adulto sivos, desarrollar el temor de que le puedan hacer lo mismo,
como objeto peligroso, en vista de que se lo imagina con di- esto es el complejo de castracin interna, que engendrar en
mensiones desproporcionadas con respecto al cuerpo que lo la nia el primer supery. Las brujas de los cuentos, que tan
dar a luz. Y cmo podr pasar un objeto as por su cuer- frecuentemente devoran a los nios, constituiran proyeccio-
po, sin daarlo? La nia ha escuchado siempre que el parto nes de esta madre fantasmal, canbal retaliatoriamente, que
hace mal, y ha visto a su madre o a otras mujeres tendidas, atormenta la imaginacin de nuestros nios. Estos son los con-
doloridas y sufrientes cada vez que han tenido un hijo: el ceptos de Melanie Klein.
lecho de dolor est muy prximo a la cuna. Y qu decir de Yo creo que en parte son verdaderos, pero que la autora
las nias que han perdido a su madre despus del parto? Para tiende a moralizarlos demasiado. Ciertamente, el nio es muy
estas nias la muerte es el precio de la maternidad. agresivo, pero tambin por suerte muy libidinal; esos impulsos
Es necesario que las nias posean una cierta dosis de ma- canibalsticos hacia la madre son desde el comienzo la expre-
soquismo ergeno, que por otra parte es el masoquismo pro- sin, no slo de la agresin y del odio, sino tambin del amor.
piamente femenino, para poder aceptar los peligros vitales in- Uno "ama" lo que come; pero no slo se come para destruir
herentes a la funcin femenina y para neutralizar la angus- sino para incorporar lo que amamos, por ejemplo, los enamo-
tia.7 Pero hay tambin otros peligros que amenazan a la nia rados "se comen a besos". El sadismo original del nio hacia
que quiere ser una mujer adulta y llegar a identificarse con la madre est cargado de amor infantil. Los impu lsos origina-
la madre en los actos de amor. Ocupar su lugar implica una les se encuentran ahora estrechamente imbricados. Al princi-
agresin contra ella, y esta agresin implica a su vez un cas- pio el drama sdico del amor unido a la agresin tiene slo
tigo similar al delito cometido. Este es el temor edpico de dos intrpretes: la nodriza y la criatura. Posteriormente encon-
la nia frente a la madre rival, temor que tiene una esencia tramos tres: la criatura, la nodriza y la rival. Hacia una pre-
moral. domina la agresin y hacia la otra el amor. Este hecho puede
Conviene presentar aqu las ideas de Melaine Klein rela- ser muy precoz, pero el beb conoce primero slo a su no-
tivas al temor primitivo de la nia frente a su madre. Melanie driza y luego percibe junto con ella a la rival.
Segn mi punto de vista, la agresin contra la rival es
6 ber infantile Sexualtheorien (Sobre las teoras sexuales infanti-
les), 1908. secundaria y se superpone a la primera agresin sdico amo-
7 Ver ms adelante, Captulo IV y siguientes de la segunda parte. rosa. Entonces, la ley del Talin de ser comida por haber
querido comer,s toma un matiz moral, y comienza a construir-
se el imponente edificio del supery. d) LA MASTURBACIN INFANTIL. LA SEDUCCIN
Pero volvamos a algunos estados precoces de esta ley del Y EL BLOQUEO DE LAS ZONAS ERGENAS.
Talin, de acuerdo con lo que dice Melanie Klein. Segn ella,
el clitoridismo de la mujer y la falicidad de la nia, biolgi- Se ha dicho que una masturbacin clitorclica en la infan-
camente, no seran primarios sino que tendran un desarrollo cia y en particular si contina durante el perodo ele latencia,
secundario. podra contribuir a condicionar la posterior fijacin de la
Es el temor a la madre, a quien la hij a celosa quisiera libido en el cltoris de la mujer.
arrancar las entraas, el feto e inclusive el pene paterno, lo Esto parece ser cierto, pero el problema slo ha sido des-
que contribuira a hacer que la nia renuncie a sus primitivos plazado. Pues, cul sera la causa de que algunas nias bajo
apetitos cloacales y los conduzca hacia la falicidad, lo que por la i nfluencia del traumatismo que es el complejo ele castra-
lo menos no constituira un peligro para el interior de su cin, renuncian a la masturbacin, mientras que otras no lo
cuerpo. hacen?
Sin embargo, Melanie Klein 9 sostiene que ese retorno de
Todos los nios se masturban, por lo menos todos los
Ja libido de adentro hacia afuera se realiza en proporcin al
nios sanos. La masturbacin flica del varn debe ser resis-
sadismo original del nio, sadismo que es muy fuerte y pre-
ten te y no dejarse intimidar por las amenazas educativas o por
dispone. Creo que esta observacin es justa, pero q ue no est
el complejo de castracin cultural, debe anular el perodo de
correctamente fundada, dado que para Melanie Klein el con-
latencia, ya que estos ejercicios sexuales prepar atorios son a
cepto de la bisexualidad cuenta relativamente muy poco. Si
menudo favorables para la futura virilidad.
las nias con una constitucin sdica muy fuerte tienden a la
falicidad, podemos decir que esto es un sadismo, un dinamis- Dado que la nia debe convertirse en mujer, la masturba-
mo agresivo muy acentuado, un atr ibuto masculino, es decir, cin flica normal en ella h asta el complejo ele castracin,
que desde su origen, es un estigma muy fuerte ele bisexuali- d ebe por el contrario sucumbir a las, prohibiciones de las edu-
clacl. La orientacin centrfuga ele la agresin y de la libido es cadoras o bien al complejo de castracin biolgico, y la vagi-
un atributo masculino. La orientacin centrpeta de la agre- na de la mujer erotizada desde la pubertad, debe conformarse
sin y de la libido, es un a tributo femenino. Los rganos en esperar pasivamente el pene masculino que la despierte.
fe meninos o masculinos preceden a la orientacin, o la orien- Desde el vulo hasta el amante, el rol femenino consiste
tacin y la tendencia crean la funcin y los rganos? N os per- en esperar. L a vagina debe esperar la llegada del pene del
deramos en especu laciones filosficas, si quisiramos resolver mismo modo pasivo, latente y adormecido en que el vulo es-
el problema con un simple trazo de pluma, es mejor dejarlo pera al espermatozoide. Este prototipo biolgico es compara-
en suspenso. ble al mito eternamente femenino de la Bella Durmiente del
Vemos que siempre, la agresin dirigida hacia afuera, es Bosque.
favorable a la virilidad y a las funciones masculinas y desfa- Tambin podemos considerar que si la libido es de esen-
vorables en la misma proporcin, a la femineidad y a las fun- cia masculina, el perodo de latencia infantil est relacionado
ciones femeninas . con lo femenino.
Pero hay nias que no quieren esperar. En ellas la segun-
8 Ver en Edgar Poe, con resp ec to a la intei-pretacin d el cuento da fase pasiva cloacal que sigue al complejo de castracin, no
de Berenice, las ideas de Freud mismo, sobre el temido canibalismo por
parte de la madre por el nio. consigue instalarse con facilidad hasta la fase vaginal ideal
9 Ver Die Psychoanalyse des Kindes (El psicoanlisis del nio ), de la pubertad. A menudo, durante el perodo de latencia, se
1933. producen regresiones activas, agresivas, varoniles: la mastur-
MARIE BONAPARTE LA SEXUALIDAD DE LA MUJER 67
66
bacin flica interrumpe el perodo de latencia, pareciera ser rdicarnente durante el perodo de latencia, aprenden a reac-
que las fantasas pasivas relacionadas con el nuevo objeto se- cionar normalmente despus de los primeros contactos con el
xual que es el padre se superpusieran a las fantasas entremez- hombre. Estas son mujeres con una libido bien dotada y que
cladas inconscientes, primitivas, pasivas y activas referentes a poseen las dos zonas ergenas, con la posibilidad de alcanzar
el orgasmo ya sea por una u otra zona, segn el caso.
la madre.
Es que hay en estas nias, bajo la influencia de una bise-
xualidad demasiado fuerte, una orientacin central endgena
tan predominante del sistema nervioso hacia la virilidad, que e) LA APARICIN PREPUBERAL DEL ORGASMO CLITORDICO Y SU
la evolucin fisiolgica normal correspondiente a su constitu- POSIBLE RELACIN CON LA FIJACIN A LA FASE FLICA
cin anatmica no llega a realizarse? Algunos hechos, tales
como las seducciones infantiles han sido factores predisponen- Con respecto a esto, se plantea un problema que la in-
tes? Cul es en este caso, la parte respectiva a querer ser vestigacin analtica an no ha resuelto. Yo creo que en la
viril o al ser viril verdaderamente; es la resultante de la iden- infancia de las mujeres clitordicas, la poca relativamente
tificacin con el padre o de la constitucin viriloide? Los dos precoz en la que apareci el orgasmo propiamente dicho, debe
hechos pueden tomar parte del fenmeno, no h ay que olvidar haber predispuesto para la fijacin de la libido en el cl-
que las seducciones por s mismas y las observaciones del coito toris. La poca en que aparece el orgasmo, ya sea en la nia
en particular, hacen intervenir en cada ser el sentido prescrip- o en el varn, parece ser bastante diferente segn los casos,
to por su constitucin. y este hecho libidinal central debe contribuir a fijar la libido
En las mujeres clitordicas la evolucin que hubiera teni- a la fase y a la zona donde se produjo.
do que fijarse y detenerse en la segunda fase cloacal y finali- Es probable que tanto en la masturbacin primitiva del
zar en la pubertad con la invaginacin de la libido flica y beb corno en la del primer florecim iento sexual infantil, que
con la especializacin vaginal de la libido cloacal, se realiza corresponden a la primera fase flica, la de afirmacin del
con dificultad y con una orientacin activa masculina, dema- falo y del complejo de Edipo activo no se llega al orgasmo,
siado progresiva. No han aceptado la exclusin del falo en ya sea en el varn y con ms razn en la nia.
ellas mismas, y a pesar de su complejo de Edipo positivo y de La nia predestinada a ser verdaderamente mujer, debe
su amor hacia el padre han reaccionado durante el perodo abandonar generalmente la masturbacin clitordica antes de
de latencia muy flicamente, como si el cltoris no fuera un alcanzar el placer terminal, es decir el orgasmo, y entrar en
rgano inevitablemente destinado a la insuficiencia y conti- el perodo de latencia teniendo como nico recuerdo ese in-
nuase creciendo corno el del varn. La contraparte de este suficiente placer preliminar. Como la Bella Durmiente del
fenmeno, es decir su sentido interno psicofisiolgico parece Bosque herida en la mano por la rueca flica materna, mano
desviarse del hecho anatmico, tan significativo, del floreci- que es culpable de la masturbacin; la organizacin libidi-
miento de la femineidad, que se manifiesta en el ensancha- nal preformada de la nia se duerme para ser despertada de
miento puberal de la vagina. su sueo por la llegada del esposo a travs de las zarzas del
Algunas veces, en las mujeres clitordicas, puede faltar la bosque himeneal. Esta sera la evolucin ideal de las nias
masturbacin prepuberal en el perodo de latencia. Pero ana- en nuestro medio.
lizndolas se descubre que un sntoma neurtico, generalmen- Pero algunas nias, como ya lo hemos dicho, no saben
te de carcter obsesional, sustituye y reemplaza a la masturba- esperar, y sobre todo no aceptan la exclusin del falo de su
cin, que de este modo contina orientada hacia la afmacin propio cuerpo. La masturbacin flica sobrevive al descubri-
infantil del falo. miento de la diferencia entre los sexos, se producen regresio-
Hay otras mujeres que an habindose masturbado clito- nes que interrumpen el perodo de latencia y la nia p~ede
68 MARIE BONAPARTE
juego es para la actividad social: una preparacin y un en-
alcanzar, an antes de la aparicin de la menstruacin, el trenamiento.
La masturbacin infantil, a pesar de la oposicin que le
orgasmo por el cltoris. presenta la civilizacin construda sin duda a costa de la li-
Bajo qu influencias se produce esta maduracin erti- bido, y de la actitud en parte justificada de los educadores,
ca precoz? Se puede sealar, y a veces con justa razn, que conserva su dignidad de preparacin para la funcin adulta
se debe a la seduccin directa por otro nio o por un adulto, ms vital, la que superar nuestra mortalidad.
dado que ste es el factor exgeno predisponente a la fi- La masturbacin del nio es verdaderamente la prepara-
jacin clitordica posterior. Pero sin duda, la nia al crecer cin para la actividad sexual del hombre; debemos conside-
puede conservar o redescubrir por s misma la masturbacin rar que cuando el falo masculino llega a conocer el orgasmo,
flica. Resulta suficiente un cierto grado de bisexualidd, aunque suceda precozmente, esto es un entrenamiento de lo
para que la nia se comporte como algunos varones en los que deber suceder luego, ms o menos de la misma manera.
cuales la masturbacin flica hace una regresin durante el Justamente se ha dicho que cuando el hombre se acopla hace
perodo de latencia. Este es el factor predisponente endgeno. algo equivalente a masturbarse con una mujer. Y tendr que
Debemos hacer una excepcin con las mujeres que po- aprender a preferir psquicamente esta "masturbacin" a la
seen una doble zona ergena, en las que a pesar de la apa- otra.
ricin precoz del orgasmo clitordico, se adaptan perfecta- Pero la nia se encuentra frente a dos peligros. En la
mente al coito normal despus de la desfloracin. 10 infancia su masturbacin ha sido principalmente fl ica, pues
su vagina est ms o menos dormida y le es necesario apren-
der la sexualidad con su pequeo cltoris. Si hay poca acti-
f) EL "ScILLA Y CARIBDIS" DE LA NIA
vidad flica en la infancia, puede suceder que la sexualidad
no sea suficientemente aprendida, y la mujer permanecer en
Se plantea un difcil problema biolgico en la evolucin ese estado de sensualidad difusa, indiferenciada y resignada,
libidinal femenina. En efecto, la masturbacin infantil lejos que no llega al orgasmo. Este parece ser el caso de algunas
de ser un vicio excepcional que tantos educadores todava es- mujeres (Este tipo de mujeres, como Helen Deutsch lo ha
visto muy bien, est en vas de desaparecer, pues se trata ele
tigmatizan, es una etapa necesaria en el desarrollo libidinal
casos de represin histrica) . Pero si hay demasiada mastur-
de todo ser humano. Es para la sexualidad adulta lo que el
bacin flica en la infancia (ya se deba a influencias end-
genas o exgenas, o a una bisexualidad demasiado acentuada,
10 Nota de 1948: Comparar con los puntos de vista de KINSEY,
PMER:OY y MARTIN en Sexual Behavior of the Human Ma le (Filadelfia
o a una seduccin clitordica) , y en particular si el orgasmo
y Londres, 1948, pg. 180). clitordico aparece precozmente, la mujer podr permanecer
Estos autores comentan as los hechos que han credo observar: fij ada a esta organizacin libidinal y no aceptar erticamente
"Estos datos sobre la actividad sexual de los jvenes machos aportan la actitud pasiva que la naturaleza exige en el acto sexual
una importante confirmacin a los puntos de vista de Freud, segn los
cuales, la sexualidad se presentara en el animal humano a partir de Ja
con el hombre .
primera infancia, si bien ellos no estn de acuerdo con el concepto De este modo se fijara una estereotipa dinmica en el
freudiano de los estados pregenitales de erotismo difuso precedente a una sentido de Pavlov, que los hechos de la vida slo podran
actividad genital ms especfica ... " modificar con gran dificultad, y siempre que las b ases sobre
Cualquier duda que pueda existir sobre las conclusiones ielativas las cuales se realizara esta modificacin fueran ampliamente
al orgasmo del beb, parece estar confirmada por las observaciones
behavioristas referentes al segundo perodo de masturbacin en la in- bisexuales.
fanc ia, aquel d el estadio flico, que aparecen en la anamnesis de muchos
hombres y mujeres. En algunos, el recuerdo de la aparicin prepuberal
del orgasmo no se pierde nunca y se conserva conscientemente.
\
g) UN COMBATE DE DOS MACHOS

los rganos sexuales, se cambian por sus opuestos a causa de
su todopoderoso deseo.
Primitivamente la bisexualidad humana asienta todas las He tenido la ocasin de recoger el sueo de una mujer cli-
estructuras elevadas secundariamente, sobre la fase funcional tordica que podra ser calificado de tpico: ella vea los r-
inscripta en la anatoma de los rganos genitales femeninos ganos genitales acoplados, pero en lugar de que fuera el pene
externos, con sus dos zonas ergenas, a las que la libido, se- del hombre el que eyaculaba, era la mujer, que con su pe-
gn los casos, da preponderancia en forma diferente; y que queo pene escondido en el fondo de la vagina, eyaculaba en
ningn bilogo o psicoanalista puede negar. El comporta- la uretra del hombre. No se podra expresar mejor el deseo
miento ertico de cada mujer est determinado por un fen- de cambiar de situacin y de rol anatmico. Adems, la misma
meno nervioso orientado por la mayor o menor virilidad zig- mujer, cuando una compaera a la edad de diez aos, le re-
tico-endocrina del organismo femenino, y por las estereotipias vel el mecanismo del coito no lo quiso creer, y con su inte-
dinmicas adquiridas accidentalmente en la infancia. ligencia superior decidi que deba ser a la inversa, la mujer,
En la evolucin psicosexual de las mujeres clitordicas, lejos de ser penetrada por el pene del hombre, penetrara
la influencia de la larga prehistoria pasiva del falo y la pi;c- durante el acto sexual en la uretra masculina con su cltoris.
tica de caricias pasivas, se ve reducida en vista de la atrofia Poco tiempo despus, fue seducida por un nio, y en el mo"
del falo femenino; frente a un compaero, no les queda ms mento en que l toc su cltoris con su pene, tuvo un orgasmo
que el cltoris erctil que se hincha y empuja h acia adelante instantneo e intenso, lo que la convenci de que su pequeo
para conducirse como un pequeo falo masculino. cltoris realmente haba entrado en la uretra del nio.
Este comportamiento puede animar no slo las zonas er- Algunas mujeres clitordicas, que son tenazmente frgidas
genas de la mujer clitordica, sino tambin todo su psiquismo. en el coito normal, no lo son si pueden invertir los roles y
Este tipo de mujer presenta una actividad generalizada exten- colocarse sobre el hombre, monopolizando de esta forma la
dida a todos los actos de su vida. No slo es activa socialmen- actividad. Pero para la mayora, la penetracin del pene mas-
te sino tambin en la bsqueda de sus objetos de amor. Al culino en su vagina, tan hiriente para su narcisismo viril, y
elegirlos y conquistarlos ma nifie sta una cierta actividad mas- aunque se realice en esa posicin en la que existe un estrecho
culina. contacto del cltoris con el pene, alcanza para impedir toda
Sin embargo, el drama de su vida ertica se representar en erogeneidad, cualquiera sea el tipo de coito.
el acto sexual. Al optar por la heterosexualidad, ella desear . En el acoplamiento de estas mujeres con un hombre se
con su pequeo falo, es decir con su cltoris, un objeto que observa algo parecido a un combate. En efecto, el coito de
tambin est dotado de falo, y de un gran falo masculino una mujer clitordica con un hombre, se puede comparar al
que generalmente es adorado por estas mujeres. A p esar de combate de dos hombres, en el cual el ms dbil ser vencido,
la realidad ertica en la que deben s~r las penetradas y no las penetrado, y traspasado, y slo el vencedor conseguir el tro-
penetrantes, debern conciliar sus deseos inconscientes orien- feo del orgasmo en el retorno al "cuerpo materno'', que slo
tados por el principio del placer, con esta realidad inevitable. a l le fue concedido.
En la mujer clitordica la conciliacin de los dos falos, el Pareciera que estos acoplamientos fueran el reflejo y el
suyo y el del hombre amado, se logra de maneras muy extra- vestigio conservado hasta nuestros das, de esa lucha primitiva
as, y esto est demostrado por muchos de sus sueos y fan- en el terreno biolgico entre lo masculino y lo femenino, que
tasas. Con el desprecio del inconsciente por la realidad y con fue postulada por Ferenczi,11 por el retorno nostlgico al
la virtuosidad por lo irreal que despliega en este terreno el cuerpo materno, lucha en la cual mujer ha sido vencida.
principio del placer, ellas imaginan frecuentemente que las 11 Versuch einer Genitaltheorie (Ensayo de una teoria genital),
situaciones, los roles anatmicos y las ineludibles realidades de 1924.
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CAPTULO 1
LA PSICOLOGfA, RAMA DE LA BIOLOGfA
EN sus NUEVAS aportaciones al psicoanlisis, Freud escribi

que, en realidad, slo hay dos grupos de ciencias: las ciencias
naturales y la psicologa. 1 Pero en estos dos grandes grupos
se podra efectuar un reagrupamiento y reunir las partes de
las ciencias fsicas que tratan sobre la vida, como por ejemplo
la qumica orgnica, con la psicologa, las que en conjunto
ff constituiran la biologa.
En efecto, la psicologa es una rama de la biologa de gran
importancia para los seres humanos. El lmite entre la prime-
ra y la segunda parte de este ensayo no ha sido claramente
trazado. Los resplandores de la psicologa se mezclaron sin
cesar con la luz emanada de la biologa, a p artir de la cual
hemos tratado de aclarar todo lo dicho hasta aqu; y a su vez
los resplandores de la biologa se mezclarn forzosamente con
las claridades psicolgicas, al tratar de iluminar bajo otras
fases los problemas planteados hasta el presente.
1 Neue Folge der Vorlesungen zur Einfhrung in die Psychanalyse,

1932.
'f.I
CAPTULO II
LA HEMBRA Y SU LIBIDO
a) SOBRE LA MENOR RIQUEZA DE LA LIBIDO EN LA HEMBRA

Y LOS OBSTCULOS FUNDAMENTALES PARA LA
ADAPTACIN ERTICA DE LA MUJER.
CONVIENE RECORDAR aqu que la libido, como toda fuerza y

energa es susceptible de poseer una cantidad, que vara en la
constitucin de los diversos seres. Es debido a esto que se dice
popularmente, y en general sin comprender lo que se entiende
por ello, que una mujer tiene ms o menos "temperamento".
Por difcil que sea reconocer la cantidad original, bajo las
inhibiciones y derivaciones que la cultura y la biologa misma
imponen a la libido de un ser en general, y de una mujer en
particular, esta cantidad sin embargo existe. Para hacer un
vestido, primero es necesario tener tela, por bueno o malo que
sean luego el sastre o la costurera.
Y, les resulte o no agradable a las mujeres, la cantidad de
libido del . organismo femenino en general, y probablemente en
la ipayor parte de las especies animales, es menor que en el
organismo masculino; sin duda en virtud de que el organis-
mo masculino necesita un dinamismo ms fuerte para la acti-
vidad y agresin sexuales destinadas a la perduracin de la
especie.
Adems, la libido de la mujer, para realizar una adapta-
cin perfecta a la funcin ertica, debe recorrer un camino
ms largo; como un ro que debe cambiar, por lo menos en
parte, el lecho de la corriente, dado que debe cambiar de zona
y pasar en gran parte del cltoris infantil -rgano que como
el pronefros, no ser ms que transitorio- a la vagina, rgano
adu lto definitivo. Se sabe que los cambios de lecho, en el
78 MARIE BONAPARTE
terreno fluvial, se realizan siempre con alguna prdida de ener- parece estar menos dotada que el hombre para los actos er-
ga, y la libido de la mujer, a la que corresponde realizar este ticos, poseer menor carga libidinal y estar ms trabada para
trabajo suplementario, posee por lo tanto una cantidad de su adaptacin funcional, pero por otra parte se dice corrien-
energa y una propulsin menores. No resulta sorprenden te temente y con cierta razn, que la mujer est ms prxima
entonces, que frente al camino ms largo que le es impuesto al instinto que el hombre, ms empapada en su sexualidad y
y frente a las numerosas barreras que se presentan en su curso que generalmente la absorbe por completo.
-por u na parte la anatoma y la fisiologa femeninas, y por En verdad, las mujeres tienen una avidez mayor que el
otra parte la moral cultural que es ms inhibidora para la hombre de ser amadas con calor, de ser mimadas tal como si
sexualidad femenina- el impulso primitivamente ms dbil simplemente fueran nias grandes. El hombre, portador del
de la libido femenina, no alcance a veces a recorrer todo el falo, se basta mejor a s mismo. Tiene su trabajo social, que
camino y a franquear todas las barreras; y que su corriente le gusta y lo absorbe; y es ms suceptible de satisfacer y de
disminuya, se pare y se estanque, totalmente o en parte, un sublimar su instinto sexual. La mujer vive y subsiste en forma
poco aqu y otro poco all. ms exclusiva para el amor, amor del hombre, amor por el
Como me lo hizo observar un bilogo francs amigo mo, hombre y por el hijo.
el divorcio que existe en la mujer, entre la funcin ertica y Sin embargo, en lo que respeta a la funcin ertica pro-
la funcin de reproduccin, a la inversa del hombre, no fa- piamente dicha, es ms deficiente en la mujer que en el hom-
vorece la transmisin hereditar ia de los progresos adquiridos bre. Es decir, que en general, la mujer est ms encerrada en
en la adaptacin a su funcin ertica. En efecto, esto debera el instinto que el hombre, en el instinto sexual en el sentido
suceder si se tienen en cuenta las leyes mendelianas de la ms amplio, pero menos dotada para realizarlo erticamen-
herencia; la adaptacin de un ser dado a la funcin ertica te en forma explosiva en el orgasmo, que equivale a decir:
propia de su sexo podra ser considerada como un carcter para descargarse peridicamente.
lgado al sexo (sex-linhed). En el hombre, la potencia viril No se puede resolver esta aparente contradiccin sin ver
coincide con su aptitud para la reproduccin. Un hombre en conjunto los procesos progresivos de la diferenciacin entre
poco potente se perpetuar con menos facilidad que uno muy los sexos en la escala de los seres.1 En la base se encuentran
potente; y en las futuras generaciones viriles deber marcarse los organismos unicelulares, que se multiplican por simple
y continu arse una seleccin en el sentido de la adap tacin a conjugacin de clulas en apariencia indiferenciadas. Poco a
la funcin ertica masculina. Todo lo contrario sucede en la poco y en particular con las algas, comienza a establecerse la
mujer. Una mujer con una funcin ertica deficiente y mal divisin del trabajo. Se observan algunas clulas especializadas
adaptada, se reproduce con tanta facilidad como una ertica- en la reserva de alimento para el futuro germen, que hacen
mente adaptada; le bastar con atraer y aceptar al hombre, ms pesadas y se inmovilizan, mientras que otras se especiali-
funcin hacia la cual tiende su pasividad femenina. Por con- zan en el movimiento y la actividad necesarias para reunirse
siguiente, la seleccin ertica mal puede cumplirse, y la adap- con las primeras y as formar el germen del nuevo ser. ste
tacin hereditaria de las mujeres a su funcin ertica mejorar es el primer esbozo visible de la diferenciacin entre lo fe-
muy poco en el transcurso de las generaciones sucesivas. menino y lo masculino. Avanzando en la escala de los seres,
observamos que en los reptiles y sobre todo en los pjaros, el
vitelismo de la clula femenina, si es que podemos emplear
b) EL "VITELISMO" PSICO-FISIOLGICO DE LA MUJER este trmino, alcanza su punto mximo en la yema del huevo.
La mujer presenta ms de un enigma, y en particular esta 1 Ver en particular, JosEPH MEISENHEIMER, Geschlecht und Gesch
aparente contradiccin: por una parte, tal como hemos visto, lechter (Sexo y especies), 1921.
80 MARIE BONAPARTE
pierde la mayor parte de su inercia: la madre que nutre es
A pesar de la pequea dimensin del vulo de la mujer, un vitelio consciente que debe saber actuar, es un vitelo do-
podemos admitir que, en nuestra especie, el elemento femenino tado de un sistema muscular, un vitelo que no posee el sen-
est impregnado de este "vitelismo". Pero pareciera que es tido propio y original de la inercia vegetativa vitelina.
todo el organismo de la mujer el que lo llevara. En efecto, el Los rasgos activos de la maternidad humana, se manifies-
huevo de los mamferos no necesita de vitelo porque posee la tan en los cuidados que la madre brinda al hijo y en la
placenta y adems a partir del momento del nacimiento ten- aceptacin vaginal y orgstica del acto que dar lugar a esa
dr el seno materno. Ms tarde, la madre humana continuar maternidad.
preparando los alimentos de la familia. As, el carcter "nu- Generalmente, las mujeres que poseen vaginalidad tam-
tritivo" de la mujer se reencuentra con el "vitelismo", pero bin tienen instinto maternal, como si una misma orientacin
instalado en toda la funcin del ser femenino. El mismo cuer- primitiva de la libido, condicionara las dos actitudes en rela-
po de la mujer, aparece ms infiltrado y relleno de tejido cin con la va por donde pasarn el pene y el hijo, actitudes
adiposo que el del hombre, los msculos estn menos adapta- que son la adaptacin a las funciones propias de la mujer.
dos para la motilidad. Todo esto es testimonio somtico de
su "vitelismo". Y tambin todo el psiquismo de la mujer est
impregnado de "vitelismo", de esa relativa inercia dinmica d) LA TRIPLE ESTRATIFICACIN DEL DETERMINISMO
que es uno de los rasgos esenciales de todo lo que en la na- DE LA FRIGIDEZ FEMENINA .
turaleza, es femenino.
Esta misma inercia acta sobre la libido de la mujer, y Pero estas actitudes de adaptacin al mximo, vaginales
le dificulta el dinamismo necesario para las realizaciones or- y maternales a la vez, no se realizan regularmente. Hay un
gsticas en el coito. gran nmero de mujeres a las que la naturaleza parece haber
descuidado en su adaptacin a las funciones sexuales (aun
cuando les permita el acto pasivamente maternal) ' y en parti-
e) VITELISMO Y MATERNIDAD HUMANA.
cular a su funcin ertica.
Al estudiar la deficiencia de esta funcin, aparece la tri-
Podramos sacar como conclusin que por el slo hecho ple estratificacin de la frigidez esencial femenina.
biolgico de que la vida sexual de la mujer no se limita al En primer lugar, la mujer por ser hembra posee menos
coito sino que se extiende a los procesos de la maternidad, la energa libiclinal, menos libido que el hombre, como ya lo he-
libido femenina debe ser menos concentrada, menos enrgica mos indicado: sta es la condicin propiamente femenina en
y menos explosiva en el acto sexual, en el cual la sexualidad la frigidez de la mujer.
del hombre finaliza y culmina. Pero adems, ya hemos seala- En segundo lugar, como hemos visto al comienzo de este
do que la aceptacin psquica de la maternidad es un factor trabajo, la mujer por ser una criatura bisexuacla, en general
favorable para la vaginalizacin de la m ujer y para la adapta- acepta mejor su complejo de virilidad que el hombre su com-
cin ertica al acto que condicionar esta maternidad. Esta plejo de femineidad; lo que lejos de corregir agrava la caren-
nueva contradiccin aparente se resolver si distinguimos en cia biolgica primitiva de funcin femenina, haciendo m ;\s
el seno de la funcin materna humana, la actividad maternal difcil la adaptacin de la libido al rol pasivo y vaginal ele
propiamente dicha, de los restos de vitelismo pasivo femeni- la mujer: es la condicin masculina de la frigidez femenina.
no que generalmente conserva. Y en tercer lugar, la mujer en nuestras civilizaciones pa-
El vitelismo residual, slo condiciona la inercia y el me- triarcales donde reina una doble moral, sufre por una parte
nor dinamismo de la libido femenina. Pero el vitelo al ser rela inhibicin sexual impuesta por el hombre que se reserva
emplazado por el organismo entero de la hembra mamfera,
= - - - ........ - ~,
.'11, /~;.li(M.lt-*lf
82 MARIE BONAPARTE
mayor libertad en este terreno; y por otra parte una represin

ms violenta de su sexualidad en la infancia, agravada por
el hecho de que su sexualidad ya es ms dbil y menos orien-
tada: sta es la condicin propiamente cultural, moral, de la
frigidez femenina.
Por lo tanto en el camino condu cente a la conquista de
su plena funcin ertica, la m ujer encuentra tres grandes obs- CAPTULO III
tculos: su femineidad su virilidad y su moral.
SOBRE LOS ADULTOS Y EL NIO
a) LA ACTITUD CO NT RADICTORIA DE LOS ADULTOS FRENTE

A LA SEXUALIDAD DEL NIO.
LA MORAL DE UN SER le es impuesta desde afuera, y pone de

manifiesto las influencias que sufre un organismo dado en
su medio.
En nuestras civilizaciones el medio es en gran parte in-
hib idor de los in stintos naturales, pero observamos que la
naturaleza se ha r eservado, a pesar de todos ellos, el derecho
de despertar esos in stintos por el mismo medio ambiente en
que crece el nio y por in termedio de sus edu cadores. Es en
ese sentido, q u e los adultos son, au n que lo p ongan en duda,
agentes excitadores y agen tes inhibidores de la psicosexuali-
dad del nio.
Son n u merosas las exci tacion es q ue puede sufrir la sexua-
lidad del nio por p arte de los adultos; las enumeraremos
aqu. En primer lugar, en el b eb son inevitables los cuida-
dos del aseo que excitan sus zonas ergenas. Y aun si s tos
fueran descuid ados, la acumulacin de las secreciones en los
rep liegues m u cosos cumplira la misma funcin, como si fa
naturaleza velara porque estas zonas fueran despertadas cr-
ticamen te de cualquier maner a.
sta es la primera de las seducciones r ealizad as involun-
tariamente por la madre, y que comprende tambin a la m a-
dre naturaleza. Podramos recordar aqu la poca en que las
nodrizas voluntariamente y a sabiendas masturban al beb
para mantenerlo tranquilo y h acerlo dormir.
Pero los adultos tambin seducen al n io ele otra m ane-
ra: brindndole el espectculo. En efecto, los adultos se dejan
llevar por su sexualidad, sin mayor preocupacin, delante del y de las caricias maternales, y adems por el espectculo del
n io. Acaso l no comparte la misma habitacin con ellos? coito; en este momento son los instructores delegados por la
Acaso no lo consideran demasiado "inocente" para com- naturaleza. Pero el nio pronto ver, que estos mismos adul-
prender? tos, cambian de actitud y de misin, es cuando se convierten
Con esto los adultos cumplen, sin saberlo, una gran mien delegados de la cultura. Porque frente a las manifestacio-
sin prescripta por la naturaleza: la de la enseanza que dis- nes de la sexualidad del nio, que ellos mismos han desper-
pensan al pequeo ser. El beb humano, comienza a aprender tado sin saberlo, frente a la masturbacin, nica actitud a su
la sexualidad en poca muy temprana; as lo quiere la natu- alcance y en la que el nio vive todas las fantasas instintivas
raleza que decide que los actos sexuales de los adultos en su que comienzan a poblar su imaginacin, los adultos fruncen
presencia, nunca dejen de ser percibidos por el nio: ya sea el ceo, lo reprenden, lo amenazan. Si contina masturbndo-
por el esencial sentido de la vista o slo por el odo; estosi ves- se, le dicen, se enfermar, se infectar, se le debilitar el est-
tigios indelebles que l ha percibido permanecern siempre mago o el cerebro y se morir! Al nio se le puede amenazar
como un recuerdo inconsciente. Lo atestiguan as, los nume- literalmente con la prdida de su miembro, con la castracin
rosos anlisis de suj etos de toda edad. Podemos convencernos cultural. Pero a la nia ya castrada biolgicamente no; sin
de esta manera que el nio, aun el de corta edad, por ejem- embargo, no se salva de las otras amenazas. De todos modos,
plo de un ao y medio, es capaz de vibrar al unsono y a su el nio que se masturba es un villano, un vicioso, un paria
manera, frente al espectculo ofrecido por el acoplamiento de a quien ya no se amar ms, y al que Dios, si existe, castigar.
los adultos, as tambin como de almacenar las impresiones Para la nia la amenaza de la prdida del amor es la ms
que sern psquicamente reelaboradas ms tarde. En efecto, ya eficaz dado que es un ser tan tierno y necesitado de amor
posee todos los mecanismos que formarn m{is tarde su sexua- cons ti tucionalmen te.
lidad: el instinto preformado duerme, pero slo necesita que Pero hay nios en quienes nunca se descubre la mastur-
se lo despierte. La observacin de los pasatiempos sexuales de bacin y a quienes jams se los reta directamente. Esto es im-
los adultos, despierta y refuerza en el nio, la tendencia inna- portante, dado que el descubrimiento, o la falta del mismo,
ta a la masturbacin, manifestacin esencial de la sexualidad de la masturbacin de un nio por su educador, es de un
infantil. gran valor para la constitucin de los reflejos psicosexuales
futuros, y marcan huellas indelebles en la sexualidad y el ca-
* rcter del futuro adulto.
Ms tarde, la sexualidad infantil puede ser excitada por

seducciones realizadas por otros nios. Los juegos sexuales en- b) EL PENSAMIENTO SEXUAL DEL NIO.
tre nios, entre hermanos y hermanas, son bastante comunes;
no es necesario ir a las tribus salvajes para verlos! Adems, Confieso estar sobrecogida por una especie de terror, pues-
el nio puede sufrir tambin la seduccin sexual por parte de to que aqu entramos en un dominio infinitamente vasto y
adultos pedfilos y perversos, mucho menos raros de lo que tenebroso. Corremos el riesgo de extraviarnos y nos encontra-
generalmente se cree. mos entre dos peligros: el de quedarnos inmviles con los
Pero aun si nos limitamos a las dos primeras formas de ojos cerrados al borde del gran territorio, para no extraviar-
seduccin que son las ms comunes y que raramente faltan nos (la actitud de los no-analistas) y no ver entonces abso-
en la anamnesis de un individuo, los adultos, sin saberlo, lutamente nada; o el de explorar a pesar de todo el tenebroso
hacen que la sexualidad del nio se desarrolle segn los pro- dominio con el ambicioso deseo de orientarnos, de explorarlo,
psitos de la naturaleza por medio de los cuidados del aseo ele penetrar en l; pero trazando arbitrariamente caminos de-
86 MARIE l30NAPARTE LA SEXUALIDAD DE LA MUJER 87
masiado directos y demasiado simples y descuidando regiones grado y terrible del coito. Los padres edpicos reinan all como
demasiado vastas y sin embargo primordiales. dioses subterrneos pero soberanos. Finalmente, por lo gene-
No obstante, osemos adentrarnos. ral, no se puede determinar exactamente el estado del pensa-
Si en las pginas anteriores comenzamos insistiendo en la miento sexual del nio; ,las fronteras precisas entre consciente
actividad sexual manifiesta del nio: la masturbacin; es por- e inconsciente no estn todava trazadas en la infancia; se
que la m asturbacin es precisamente la actividad a travs de forman poco a poco, con los progresos de la represin.
la cual se expresan sentimientos, in tenciones y pensamientos Totalmente dominado en su conjunto por los complejos
en un acto real, la sexualidad infantil, por otra parte ms o me- de Edipo infantiles, el pensamiento sexual de los primeros
nos encerrada en el nio impotente. aos, determina siempre el destino ulterior, adulto, de las
Pero, con el placer preliminar que supone, cualquiera pulsiones libidinosas, aun cuando el pensamiento sexual in-
sea el momento en que aparece el orgasmo en el nio, la mas- fantil est predeterminado por las pulsiones libidinosas cons-
turbacin infantil, expresin de la sexualidad infantil y por titucionales.
ello preformadora de los modos de satisfaccin ertica pro- Todos nosotros, varones y mujeres, pasamos regularmente
pias del adulto, antes de ser causa, es efecto. en nuestra infancia por dos complejos de Edipo sucesivos, el
Por supuesto que aqu hablo de la segunda fase de la activo y el pasivo, acentuado por cierto de manera muy dis-
masturb acin infantil, en la que se descargan las emociones tinta segn el sexo y el caso. La acentuacin m s o menos
propias de los complejos de Edipo del nio aproximadamente grande de uno u otro de estos complejos edpicos, su super-
entre los tres y seis aos. En esta fase, las fantasas sexuales vivencia, sus vestigios parciales ms o menos presentes en la
que corresponden en cada caso a las actitudes edpicas de cada picosexualidad de cada uno, condicionan la actitud sexual en
nio, impregnan, orientan y determinan la m asturbacin. Es general, ertica en particular y ms o menos bisexual de cada
decir que las pulsiones biolgicas libidinosas, atvicas, inter- hombre y de cada mujer, como grandes "reflejos" -en el sen-
n as, promotoras del dinamismo sexual, a la vez que las ideas, tido ms amplio- "condicionados" desde muy lejos.
las representaciones sexuales extradas del medio exterior, pre-
siden la actividad sexual de esta edad.
Este pensamiento sexual infan til es lo que debemos estu-
diar ahora si queremos orientarnos un poco en el territorio
donde reinan los complejos de Edipo del nio, preformaclores
de toda su sexualidad futura.
Pero tratemos antes ele definir el trmino pensamiento
sexual infantil. Con esto me refiero al conjunto de represen-
taciones c argadas de afecto libidinoso que alberga el sistema
neuro-psquico del nio. Algunas son una simple emergencia
a la superficie de graneles complejos del inconsciente y for-
man parte del pensamiento llamado consciente; como cuando
el varoncito declara rotundamente que querra "casarse con
mam". Pero el pensamiento sexual del nio es por otro lado
vasto y profundo; se extiende en amplios y espesos estratos del
inconsciente, cuya exploracin es nuestra tarea actual. All
residen, por ejemplo, los demonios y las hadas que represen-
tan a los adultos, vislumbrados particularmente en el acto sa-
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! CAPTULO IV
EL MASOQUISMO FEMENINO ESENCIAL
a) LAS RELACIONES RESPECTIVAS DE LOS COMPLEJOS DE EDIPO

11: ACTIVO O PASIVO CON EL SADISMO O OON EL MASOQUISMO.
EN UN MOMENTO DADO, y seguramente en forma progresiva, los

dos complejos ele Eclipo ele la nia se sustituyen uno al otro
despus ele haber seguramente coexistido en la mayor parte
de los casos, dado que el inconsciente ignora la contradiccin.
En el inconsciente de muchas mujeres, aun he terosexuales, y
en el ele las clitordicas en particular, el complejo de Edipo
J activo ele la nia, originalmente orientado hacia la madre es
siempre activo, a pesar de la eleccin adulta y exclusiva del
hombre como objeto amoroso.
Sabemos por otra parte, que la masturbacin clitordica
es a menudo la actividad por medio de la cual se descarga no
slo la excitacin ligada al complejo de Edipo activo ele la
l nia orientada hacia la madre, sino tambin la del complejo
de Edipo pasivo orientado hacia el padre.1 Esto significa que
t cuando la nia, luego de haber percibido su castracin, es
decir la pequeez de su cltoris y segn mi punto de vista, el
l

orificio de su vulva, tiene fan tasas de fin pasivo, que son las
fantasas de castracin y violacin por el padre; las vive a
menudo por el placer dispensado por este mismo rgano, el
cltoris. Esto sucede comnmente, hasta que con el adveni-
miento del perodo ele latencia, disminuye en ella la mastur-
bacin.
A pesar de su persistente amor por el padre, de su com-
j plejo de Edipo nunca definitivamente liquidado, la nia civi-
1 Ver sin embargo los trabajos ya citados de Karen I-Iorney y de

1)
Melanie Klein en par <icular, que divergen de este punto de vista.
/'
lizada entrara entonces, como la Bella Durmiente del Bosque, No se puede ser masoquista sin ser pasivo, pero la inversa
en ese largo sueo de espera en que consiste a menudo la seno es verdad. Sin embargo, cuando pasividad y masoquismo
xualidad prepuberal de la mujer. no forman una unidad, existe una serie de intermediarios en-
Durante este sueo, la libido de la mujer, como ya lo he- tre una y otro; un vnculo profundo une la pasividad con el
mos dicho, parece recogerse esperando que el hombre aparez- masoquismo. La clula hembra es pasiva a travs de toda la
ca y despierte su vagina. sta es la evolucin sexual ideal de escala de seres vivos, ariimales o plantas. La misin del vulo
la mujer. Pero cuando el masculinizado cltoris macho "pro- es esperar que la clula macho, el espermatozoide activo y
tes~a", por decirlo as, cuando no se deja eliminar, o por lo mvil, venga a penetrarla. Pero esta penetracin implica frac-
menos relegar a segundo plano, cuando alcanza fcilmente el tura de la sustancia, y la fractura de la sustancia de los seres
orgasmo y efecta retornos amenazadores durante la latencia, vivos puede implicar su destruccin, la muerte tanto como
la sexualidad adulta de la mujer puede ser perturbada. la vida. La fecundacin de la clula hembra se inaugura en-
Cmo se explica entonces que en algunos casos la acti- tonces con una especie de herida, la clula hembra es a su
vidad infantil de este pequeo rgano flico est consagrada, manera, primordialmente "masoquista".
por su persistencia, a perturbar la funcin ertica femenina Parecera que estas reacciones celulares prototpicas se
adulta, permaneciendo rebelde y con trario a la actividad va- transfieren en bloque al psiquismo de los portadores o por-
ginal? Cmo se explica que en otros casos, a pesar de haber 1# 1
tadoras de estas mismas clulas, impregnando totalmente la
existido y persistido sin lugar a dudas en la infancia, esta ac- actitud psicosexual, masculina o femenina, de la especie huma-
tividad se fusione armoniosamente con la funcin ertica na. La actitud del lactante, varn o nia, hacia su activa
adulta femenina, transformada en clitordica-vaginal? Cmo madre, es en los comienzos principalmente pasiva. A causa
se explica que esta actividad sucumba a veces completamente de su debilidad biolgica debe dejar que lo cuiden, lo laven ,
en pro de la vagina, en los casos ptimos de adaptacin a la lo abriguen, lo acunen, lo acaricien, lo alimenten, a pesar
funcin femenina? que el instinto de succionar el pecho que se le ofrece impli-
Creo que en gran parte, debe buscarse la respuesta a estas que ya un reflejo activo, aunque de carcter esencialmente
preguntas en el comportamiento diferente de la mujer, desde receptivo. (Por otra parte, algunos bebs aprenden ms o me-
el punto de vista del sado-masoquismo, en relacin con la nos rpidamente a mamar bien). La corriente profunda de
mastm bacin infantil clitordica y las fantasas que la acom- pasividad infantil, ligada a la debilidad del nio, no se agota
paan. cuando comienza a pasar sobre ella la contracorriente de la
actividad que alcanza su mxima inten sidad de afirmacin en
* la fase flica activa del varn o de la nia, a medida que las
Como ya lo hemos sealado, Freud fue el primero en
hacer evidente el masoquismo femenino esencial. 2 Helen fuerzas del infan te se van desarrollando.
Deutsch 3 lo considera la condicin primordial para el esta- Pero el calificativo de activo no es el nico que corres-
blecimiento ele la funcin ertica normal en la mujer. Pero ponde a esta fase . En efecto, en estos primeros tiempos, las
creo que es necesario estudiar ms a fondo las relaciones en- pu lsiones libidinosas y agresivas estn ntimamente entrela-
tre este masoquismo y la masturbacin clitordica, a travs de zadas. La actividad toda del nio, es a la vez libidinosa y
la cual se canaliza la excitacin correspondiente al complejo agresiva. Esta mezcla es la que compone el sadismo y la acti-
de Edipo pasivo ele la nia. vidad flica del nio, que como hemos visto antes, comienza
a instaurarse en p lena fase sdico-anal, muscular-ertica, luego
2 Das okonomische problem des Masochismus (El problema econ- de largos ejercicios preliminares pasivos del falo . Esta acti-
mico del masoquismo), 1924. vidad flica est siempre ms o menos impregnada de sadis-
3 Der feminine Masochismus und seine Beziehung zur Frigiditat
(El masoq ~jmg f~menino y s :r~ladn con la frigidez) , 1930.
mo. El nio aspira a efectuar con su pene la penetracin anal,
i 't
cloacal, intestinal de la madre, hasta aspira a destriparla de pulsiones: la mayor parte de la agresin es dirigida hacia el
manera sangrienta. A pesar, o ms bien a causa de su poca padre. Se podra llamar a esta disociacin de las pulsiones, la
edad, el nio de dos, tres o cuatro aos es un verdadero Jack disociacin edpica. Es igualmente ventajosa desde el punto de
el Destripador en potencia. Aunque de manera mucho ms vista vital, porque permite el amor del objeto sexual, despo-
confusa, la nia presenta trazas de esta actitud, entremezcla- jado al mximo de la agresin. Socia lm ente no dejara de
das con el poderoso sadismo oral y anal de todos los nios. tener inconvenientes, puesto que el hijo no puede matar al
Ms adelante, la disociacin de instintos que realiza el padre sin perjuicios sociales. Comprendemos por los trabajos
complejo de Edipo del varn al definirse, tender a repartir de Freud 5 que es a partir de la inhibicin de estas dos pul-
los instintos; la mayor parte de la agresin ser canalizada siones, la parricida y la incestuosa que debieron surgir prehis-
hacia el padre, mientras que la madre recibir el amor, ms tricamente la moral y la civilizacin.
o menos exento de agresin. Habra mucho que decir de la Pero cules son los destinos respectivos de la libido y de
primitiva trabazn de pulsiones libidinosas y agresivas, de su la agresin, inhibidas como lo estn en nosotros? La libido de
reparticin edpica, de los destinos ulteriores de la agresin los varones, que en la infancia no podra conquistar a la ma-
parricida transformada en conciencia moral por vuelta contra dre, se orientar ms tarde hacia otras mujeres, sustitutos ma-
el sujeto mismo, despus de la declinacin del complejo de ternos, y con ellas podr entonces satisfacerse realmente en
Edipo. En particular habra que sealar que en el varn, la forma ertica directa (sin hablar aqu de las formas indirec-
agresividad constitucionalmente ms fuerte, logra desexuali- tas de satisfaccin por medio de sub limaciones).
zarse y liberarse de las trabas de la libido mejor que en la La agresin, en cambio, trabada en la direccin parnn-
nia, lo cual condiciona por un lado la superioridad del hom- da, permanecer trabada en la direccin homicida en general,
bre en la lucha por la vida, y por otro la mayor fuerza de su salvo naturalmente en caso de agresin colectiva, guerra na-
supery. 4 cional o social, o pena de muerte por el verdugo. Se volver
. La agresin se manifiesta en la fase oral en forma cani- entonces contra el sujeto, desexualizada, es decir, disociada al
balstica y en la fase sdico-anal siguiente, por una par te, en mximo del erotismo, para formar su conciencia moral. sta
forma imaginaria como proyeccin de los excrementos y por es otra tentativa de disociar las pulsiones que el varn efec-
otra, ms real, en forma muscular. La musculatura estriada ta normalmente despus de la realizada entre objetos edpi-
seguir siendo luego toda la va ejecutora de la agresin. Las cos de sexo diferente, la liquidacin del complejo de Edipo
fantasas de castracin propias de la fase flica implican una activo realiza una nueva tentativa de disociacin de las pulsio-
agresin sobrecargada por un segundo impulso, un segundo nes, la disociacin moral, con la constitucin del supery ms
aporte libidinoso, ertico, y en esta fase el sadismo ergeno o menos impersonal. Este ltimo caso es el que Freud cita en
propiamente dicho se separa de la agresin en general, como su trabajo sobre El problema econmico del masoquismo como
el falo cada vez ms activo se separa del resto del cuerpo. ejemplo clsico de la existencia de la disociacin de las pul-
Segn predomine en el sadismo la libido o la destruccin, s10nes.
el sadismo ergeno permanecer en el rango subordinado de El hecho que la nia slo tenga derecho a un complejo
un componente del instinto sexual, o en los casos excepciona- de Edipo activo tan trunco como su falo, el pequeo cltoris,
les extremos, constituir este instinto mismo (asesinos sdicos, condena su agresin a permanecer mucho ms fusionada al
por ejemplo un Vacher o un Krten). erotismo que la del varn. La agresin de la hembra, tanto
Pero generalmente, cuando aflora el complejo de Edipo como su libido, es sin duda constitucionalmente menos pode-
activo del varn, se instaura una fase de disociacin de las rosa en general que la del macho, lo que obliga al macho a
4 Ver Freud, Das Unbehagen in der Kultur (El malestar en la
cultura) , 1930. 5 Totem und Tab (Totem y Tab), 1913.
exteriorizar ms esta regin, so pena de peligro vital. Pero debe entonces sufrir el complejo de castracin con toda la
adems, el complejo de Edipo activo de la nia orientado ha- frustracin relacionada con el pequeo cltoris.
cia la madre no sufre un desarrollo; no puede entonces efec- Este rgano ejecutor propiamente dicho del sadismo f-
tuar una disociacin de los instintos igual a la del varn. El lico infantil, es entonces desvalorizado desde muy temprano,
complejo de Edipo pasivo, con el padre y su gran falo como y en su lugar el verdadero representante del sadismo es, a los
objeto amoroso, se instaura victoriosamente en la mujer so- ojos de la nia, el pene envidiado; el gran pene paterno con
bre la base del complejo de castracin biolgica real de sta, el cual el cltoris no puede compararse. Debe suceder entonces
ms o menos precoz segn los casos. El macho debe rebelarse una especie de rendicin del cltoris frente a la fuerza superior,
contra la actitud pasiva, contra el masoquismo en general que inconmensurable, del pene. En ese momento las pulsiones
su biologa no le impone, mientras que la mujer debe acep- primitivas masoquistas, que dormitan en la hembra deben
tarlos. Todos los masoquismos son genricamente y hasta en movilizarse; la actitud clitordica sdico-activa, a la que hay
esencia, ms o menos femeninos : desde el deseo de ser comi- que renunciar, se vuelve contra ella y la nia desea estar so-
do por el padre en la fase oral canibalstica, pasando por el de metida al asalto del padre y a los ataques de su enorme pene.
ser pegado, fustigado por l en la fase sdico-anal, y el de Pero cmo puede gozarse voluptuosamente con stos? La
ser castrado en la fase flica; hasta el deseo de ser penetrada nia slo conoce entonces al cltoris como rgano ejecutor de
y fecundada por el hombre, sustituto paterno, en la fase fe- su complejo de Edipo activo orientado hacia la madre. Por
menina adulta. supuesto que el cltoris permanece investido erticamente, pero
Por su p arte, entonces, la agresin de la mujer est mu- con el cambio de objeto que inaugura la entrada en el com-
cho ms constante e ntimamente ligada a la libido que en plej o de Edipo orientado hacia el padre, debe cambiar de
el hombre, y por otra, mucho ms vuelta contra s misma. El orientacin voluptuosa. No falta entonces por cierto la idea
masoquismo es ms fuerte en ella. La agresin dirigida hacia de penetracin anal por el pene del padre, concepto precur-
la madre correspondiente al complejo de Edipo pasivo de la sor de la penetracin vaginal por este mismo pene. Pero la
nia, no podra producir un supery igual al que corresponde nia conoci ya la primaca del falo, sabe por experiencia
al p adre en el complejo de Edipo activo del varn, dado que que el centro de los placeres voluptuosos reside ms por de-
todos los rasgos de los dos complejos de Edipo de la nia, a lante que por detrs. Y dos fantasas conjuntas deben enton-
menudo concomitantes, estn ms enredados, ms ntimamen- ces apoderarse de su imaginacin: el ataque del padre a la
te mezclados, y por ende embrollados. Permaneciendo siem- zona anal con su pene, y este mismo ataque dirigido contra
pre en mayor o menor grado bajo la gida de su complejo de el cltoris.
Edipo positivo pasivo, masoquista, orien tado h acia el padre Ahora bien, la larga prehistoria pasiva del falo debe ayu-
al que nunca abandona erticamente en forma total, la mu- dar poderosamente a esta transformacin del cltoris, de pasa-
jer, en suma, ms que el hombre, queda sometida toda la jeramente activo, y sin duda activo en proporciones muy va-
vida a sus pulsiones libidinales infan tiles. riables segn los casos, a un rgano nuevamente pasivo. En
El destino del complejo sdico-activo dirigido hacia la lo que concierne a la mujer, la regresin se confunde aqu
madre es al principio el mismo en la nia y en el varn. Una con la evolucin. El cltoris pasivo de la mujer es el sucesor
parte de agresin tiende en el comienzo a ser canalizada ha- directo del falo infantil primitivamente pasivo.
cia el padre rival; y el amor por la madre, teido primero de Quiz la fase activa haya sido con frecuencia tan dbil-
agresin sdica debe desembarazarse de cierta cantidad de mente esbozada que forzosamente deba parecer que falt total-
agresin. Pero esta tentativa de disociacin de los instintos mente. Quizs incluso el falo femenino a veces slo fue pasi-
permanece en la nia apenas esbozada, puesto que la nia vo, y falt verdaderamente todo esbozo de actividad.
descubre demasiado pronto la diferencia entre los sexos y
Si la nia se sustituye a s misma por varones en su ltima

b) "PEGAN A UN NIO ... O A UNA MUJER". fantasa flagelatoria, es ciertamente porque desea ser varn,
pero sobre todo porque desea que sea castigada por el padre
He aqu que volvemos a encontrar ahora la famosa fan- lo que, en el dominio del inconsciente, es el equivalente del
tasa femenina a la que Freud consagr todo su ensayo Pegan nio, su pequeo falo macho, su cltoris multiplicado en un
a un nio. 6 Como sabemos, en l Freud estudia, principal- plural de majestuosidad en la fantasa flagelatoria final. Mis
mente en anlisis de mujeres, la frecuente fantasa infantil en comprobaciones clnicas analticas en mujeres 8 me autorizan
la que la nia crea primero ver pegar a otro nio ms o a afirmarlo.
menos determinado, lo que satisfaca sus celos de una herma- El sadismo, que en esta fase de la evolucin libidinosa
na o un hermano rivales, luego sustitua a ese nio imaginn- sigue al complejo de castracin, se transforma en su contrario,
dose que el padre le pegaba a ella misma; finalmente, se re- y el cltoris infantil ergeno, de rgano sdico activo que pudo
presentaba escenas de flagelacin en las que un sustituto del haber siclo en un tiempo, vuelve a ser - o permanece- rgano
padre, maestro u otra persona, pegaba a algunos varones. La pasivo, investido masoqusticamente. Creo que esta fase evo-
evocacin de esta ltima fantasa se acompaaba de ma~tur lutiva flica masoquista, es completamente regular en la evo-
bacin en la infancia. Por otra parte, hombres analizados por lucin libidinosa femenina. Toda nia ha debido pasar por
Freud tambin haban tenido en la infancia esta fantasa, con ella. Toda nia, en el complejo de Edipo pasivo (que se im-
la variante de que, en la tercera fase, estos sujetos masoquistas pone victoriosamente en plena fase flica, mientras el erotis-
se vean sometidos a los golpes de la madre. El segundo esla- mo sdico-anal o ms bien cloaca! es todava muy vivo) ha de-
bn de la cadena, la fantasa central del trptico: soy castiga- bido fantasear inconscientemente con ser castigada en el cl-
do (o castigada) por el padre, comn en la misma forma a toris, por los penes o el pene, rgano ejecutor por excelencia
ambos sexos, permaneca adems inconsciente en la mayor par- del sadismo objetal de esta fase. Porque la fantasa Pegan
te de los casos, en virtud de una fijacin y de una culpa ed - a un nio es, segn mi punto de vista, el eslabn psicosexual
pica pasiva demasiado intensa. Slo el anlisis permita re- intermedio por el que pasa la libido clitordica de la nia
construirla sin dejar lugar a dudas. cuando habiendo sido por un tiempo activa y sdica, evolu-
Al leer el tan sugestivo ensayo de Freud sobre estas tpi- ciona por' regresin pasiva y masoquista a la primaca vaginal.
cas fantasas de flagelacin, parecera que plantea ms proble-
mas de los que resuelve. En particular, por qu son casi La flagelacin es, en efecto.. un acto preliminar de la
siempre varones y casi nunca nias los castigados por el sus- penetracin, de la fractura de la sustancia. Se llama a la
tituto del padre en la fant asa nmero tres de la nia, fan- puerta antes de entrar. Se fuerzan si es necesario, la cerradura
tasa acompaada de masturbacin? Por cierto que Freud vio y la llave. Y es el mismo rgano primitivo, el cltoris, rgano
en esto, con todq justicia, una expr esin del complejo de mas- ejecutor de la agresin sexual infantil flica, sdica, dirigida
culinidad en la mujer, pero creo que podemos osar ir ms hacia la m adre, el que en tonces se transforma, por vuelta del
lejos. La ecuacin heces = oro = nio = pene es clsica para sadismo del sujeto contra s mismo, en el objeto fantaseado
todos los analistas, desde el da en que Freucl escribi su otro de la agresin sdica por el padre y su enorme pene. El cl-
ensayo, tan fecundo: Sobre las transformaciones de los ins- toris, rgano de empuje activo, puede as llegar a ser, o me-
tintos y en especial en el erotismo anal.7 Ahora bien, creo jor dicho volver a ser, un rgano de placer pasivo en la fan-
que en los casos de la fantasa Pegan a un nio, la equiva- tasa de la nia ligada al padre por el complejo de Edipo
lencia se da entre los dos ltimos trminos de esta ecuacin.
s Freud mismo, por otra parte, asimil la nifi.a castigada en el
6 Ein kind wird geschlagen, 1916. cltoris en Einige psychische Folgen des Geschichtsunterschiedes (Al-
7 ber Triebumsetzungen, insbesondere der Analerntih, 1916. gunas consecuencias psquicas de la diferencia entre los sexos), 1925.
98 MARIE BONAPARTE
pasivo. Y slo posteriormente la masturbacin clitordica ser sensibilidad profunda, a los ataques del pene, vaginal propia-
abandonada, si lo es, bajo la influencia de la frustracin nar- mente dicha. Los labios erctiles profundos que bordean la
cisista que se trasparente a pesar de todo. El pene es dema- vagina deben jugar un rol.9
siado grande. El dtoris terminar por rendirse ante l, y los El lenguaje mismo, tan cargado como siempre lo est de
ataques del pene del padre, del hombre en general, estarn "reflejos del incon sciente", testimonia el conjunto de estos
reservados para la vagina, voluptuosamente receptiva de la hechos. No califica acaso al pene de "verga" (vara, junco),
totalidad del pene; para la vagina transformada en el "pene no habla acaso de sus "ataques" (golpes) ? La sabidura po-
hueco" del que han hablado algunos analistas. pular supo desde siempre que a las mujeres les gusta "ser
La funcin sexual propia de la mujer puede entonces castigadas".
realizarse plenamente, por esta aceptacin final, por este des- Por otra parte, una aversin demasiado viva en una mu-
lizamiento aceptado del pene en la vaina reservada para l. jer por los juegos brutales del hombre es sospechosa de ser
La voluptuosidad vaginal del coito en la mujer adulta, estigma de protesta viril y de bisexualidad excesiva. Ese tipo
se instala entonces, segn mi punto de vista, sobre la existen- de mujer tiene probabilidades de ser clitordica.
cia y la aceptacin ms o menos inconsciente de la gran fan- Creo adems, que esta "protesta viril" (no en el sentido
tasa la fl agelacin masoquista de la infancia. En el coito, la social adleriano, sino en el sentido biolgico de bisexualidad) ,
mujer est efectivamente sometida a una especie de flagela- esta actitud generalmente teida de sadismo, no se instituye
cin por el pene del hombre. Recibe sus ataques y a menudo slo secundariamente, ni tampoco principalmente como reac-
gusta de su violencia. cin ante un masoquismo femenino original demasiado fuer-
La observacin de la sensibilidad propia de las paredes te y por ende vivido como peligroso, segn el mecanismo tan
vaginales confirmar nuestro punto de vista sobre el tema. Sa- bien puesto en evidencia por Helen Deutsch en El masoquismo
bemos que las mucosas de la vagina son casi insensibles: casi femenino y sus relaciones con la frigidez. Cuando una mujer
no sienten ni calor, ni fro, ni dolor. El cirujano puede ope- protesta tan enrgicamente contra su masoquismo, su pasividad,
rar en el interior de la vagina casi sin anestesia local. Y sin su femineidad, es porque la instancia en cuyo nombre protesta
embargo, en la vagina, ms o menos lejos de la entrada segn era ya muy fuerte; la base bisexual era en ella muy amplia.
los casos, reside la sensibilidad propiamente ertica en la mu- Si no, hubiera aceptado perfectamente y sin gran conflicto el
jer adulta adaptada a su funcin evolucionada; de esa zona masoquismo femenino esencial a su sexo.
parte en el coito, el orgasmo terminal. Todo esto confirma que normalmente debe existir en la
Se puede dar una explicacin a estos hechos aparente- mujer una menor disociacin de los instintos que en el hom-
mente contradictorios: a partir de la infa ncia la mujer debe bre. La agresin, cuantitativamente menor, no es liberada en
cambiar no slo de objeto amoroso y de zona ergena domi- la mujer en el mismo grado que en el hombre, y sobre todo
n an te, sino tambin en gran parte, de tipo de excitacin desde muy temprano, aliada al erotismo y transformada en
sexual. No es ya slo por intermedio de una mucosa superficial masoquismo, se vuelve contra ella misma.
excitable, sensible a los roces, como la del glande peneano o
clitordico, a la que una suave friccin excita, por lo que se
produce el orgasmo tpico propiamente femenino. Sin negar
la difusa sensibilidad de la mucosa vulvar que tiene por cierto
su papel en la obtencin del orgasmo femenino; con la ero-
genizacin predominante tan frecuente, ya sea del contorno
del meato o de la horquilla, tambin otro tipo de sensibilidad 9 La Dra. Afhild T amm, de Estocolm o, me deca por su parte
(diciembre de 1932), que la sensibilidad ertica vaginal, deba ser, se-
debe contribuir para el orgasmo. Esta sensibilidad debe ser la gn ella, de naturaleza distinta a la del glande peneano o clitoridiano.
100 MARJE BONAPARTE LA SEXUALIDAD DE LA MUJER 101
111. - Freud recuerda aqu que la meta de todo psico-

C) EXAMEN DEL ENSAYO FREUDIANO "PEGAN A UN NIO".
anlisis consiste en levantar la amnesia infantil. Ahora bien,
Se impone aqu un parntesis importante: el examen del las fantasas conscientes que el nio recuerda se remontan ge-
ensayo freudiano a la luz de nuestros esquemas de la evolu- neralmente al quinto o sexto ao. Deben tener entonces una
cin paralela de los instintos en ambos sexos. prehistoria, situada en el perodo del brote de la sexualidad
infantil que slo se desarrolla en estos aos. As es efectivamen-
1 .- Freud comienza exponiendo la fantasa Pegan a un te. Freud anuncia que se va a limitar al estudio de la fantasa
nio, tal como se le present en varios anlisis de neurticos en las mujeres. El anlisis permite reconstruir tres fases en la
de ambos sexos, aunque ms frecuentemente en mujeres. (Esta fantasa: 1) Pegan a un nio, un hermanito o una hermanita
mayor frecuencia no nos sorprende dado que el masoquismo generalmente, en una palabra, un pequeo rival por el afecto
es esencialmente femenino). Freud tambin observa aqu que de los padres. El padre de la nia es en general el encargado
la fantasa masturbatoria consciente parece haber aparecido de ejecutar el castigo; 2) M i padre me pega. Esta fase, a la
hacia los cinco o seis aos como mximo, antes de ir a la es- inversa de la anterior que la nia recuerda vagamente, per-
cuela y no primitivamente conectada con escenas de castigos manece por lo general completamente in consciente, induda-
escolares. (Esto tampoco es sorprendente, ya que la fantasa blemente a causa de su culpa edpica demasiado fuerte (y yo
pertenece esencialmente a la culminacin del complejo de agregara, quizs a causa de la defensa narcisista del yo con-
Edipo pasivo de ambos sexos cuyo florecimiento puede situar- tra los golpes); 3) Un sustituto del padre, un maestro u otra
se por lo comn en esta edad, luego del traumatismo de la persona, pega a algunos nios, generalmente varones. sta es
toma de conciencia ele la diferencia entre los sexos, toma de la fantasa conservada en el recuerdo adulto. (No nos sor-
conciencia que inaugura el complejo de castracin. prende que los castigados sean varones, representantes, multi-
11. - Freud considera esta fantasa, como expresin de un plicados en el inconsciente, del cltoris flico ele la nia. Toda
rasgo perverso en la constitucin del sujeto, como resultado la representacin masoquista sufre un tipo de desplazamiento
ele la emancipacin y de la afirmacin demasiado precoces del por el que el padre es r eemplazado por algn otro hombre-
componente sado-masoquista de la libido (esto no puede ne- maestro).
garse, pero debemos sealar bien que, segn nuestro punto de
vista, este rasgo slo merece el epteto ele perverso si las fan- IV. - Freud estudia aqu las relaciones ele la fantasa
tasas ele flagelacin pasan sin modificacin alguna a la se- Pegan a un niio con el amor que la nia desea recibir ele su
xualidad adulta y la representan ms o menos totalmente. Si padre. Comienza por declarar que la fantasa no p arece vincu-
estos r asgos se integran, modificados en la forma que veremos lada con la madre. (Creo que an en la n ia la madre flica
ms adelante con la sexualidad femenina adulta, constituyen activa puede a veces reemplazar, al principio y al final, en la
un elemento normal, indispensable a la funcin ertica feme- primera y en la tercera fase al padre. Como ahora sabemos,
nina adulta y bien adaptada). Freud me ha escrito que las ste se superpone regularmente a la madre en la evolucin
cuatro mujeres de las que habla en su ensayo eran vrgenes, libidinosa del nio. Freucl seala aqu que la primera fase
lo que desafortunadamente impide ver en estos cuatro casos de la fantasa est ligada generalmente a los celos experimen-
la relacin de una fantasa de flagelacin tan persistente con tados por otro nio, hermanito o hermanita. Si "el padre
la funcin ertica prop iamente dicha. En esta parte de su ex- pega a un nio", es porque no lo quiere a l, slo me quiere a
posicin indica adems que toda perversin infantil, en este m. Pero el sujeto entra pronto (todava en plena fase sdico-
caso la perversin flagelatoria en cuestin, puede tener cuatro anal o cloacal, no lo olvidemos) en la fase flica, y las dos
destinos : conservacin, represin, formacin reactiva o subli- fases flicas precedidas por una parte por la larga prehistoria
macin. Volveremos ms adelante sobre esto. pasiva del falo, separadas por otra por el complejo femenino
;1 102 MARIE BONAPARTE LA SEXUALIDAD DE LA MUJER 103
de castracin, movilizan todas las fuerzas pasivas que dormi- del complejo de virilidad por regresin, bajo la influencia de
taban en la nia. Creo que sta es en relacin la raz ms la decepcin amorosa causada por el padre. La nia flica se
profunda de la transformacin de la fantasa sdica de ver proyectara en el exterior en forma de muchos varones. (Creo
pegar a otro nio en la de ser uno mismo pegado por el que aqu debera agregarse que los golpeados proyectivamente
padre. Creo que el sentimiento de culpa, de masoquismo mo- por el padre no son slo el varn o la nia como seres com-
ral puesto en evidencia por Freud tiene tambin su rol, pero pletos, sino una parte esencial, comn a ambos; el "falo'', pene
un rol superpuesto al del masoquismo femenino ergeno, ms o cltoris, segn el sexo) .
primitivo. Adems, Freud mismo lo reconoce en su ensayo:
despus de haber aventurado la afirmacin de la que luego V. - Freud dice que a la luz de las observaciones relativas
se retract, de que "el sentimiento de culpa sera siempre el a la fantasa Pegan a un nio, tratar de dilucidar en esta
factor que transforma el sadismo en masoquismo", agrega parte de su ensayo la gnesis de las perversiones y el rol que
precisamente que "sin embargo ste no es todo el contenido juega la diferencia entre los sexos en el dinamismo de la neu-
del masoquismo". Las posiciones sado-masoquistas y sdico- rosis.
cloacales de la libido estn investidas regresivamente. (En lo Como ya se pensaba, una perversin se instituye siempre
que a m respecta, creo que incluso las fases flicas estn to- a partir de un refuerzo wnstitucional de u n componente de
talmente impregnadas de libido). la libido o a partir de su maduracin demasiado precoz. Sin
As puede la nia fantasear amorosamente que su padre, embargo, el estudio de la fantasa Pegan a un nio permite
es decir, el gran pene de su padre le pega. Que el padre le comprobar que el componente perverso no se desarrolla solo,
pegue de esta manera no es slo "un castigo por la relacin sino que se integra muy pronto a la evolucin general normal
genital reprobada, sino tambin un sustituto regresivo de esta del sujeto, a la evolucin edpica. Segn Freud, sobrevive a
relan. La excitacin libidinosa emana de esta ltima fuente, la declinacin del complejo de Edipo, pero conserva el matiz
a la que desde entonces permanecer ligada y que se canali- que ste le ha dado. (Yo agregara que si la nia conserva
zar en actos onanistas. sta es la esencia del masoquismo". siempre el complejo de Edipo pasivo orientado hacia el padre,
Freud cita el caso de un hombre que conservaba plena- no es sorprendente que algo de la fantasa , tpica de esta fase
mente el recuerdo ergeno pasivo de ser pegado por su madre, segn creo, se integre, an normalmente, a la sexualidad adul-
en contraste con el olvido que generalmente recubre la fanta- ta de la mujer que es verdaderamente mujer. Aqu todo es
sa femenina de ser pegada por el padre. Freud se pregunta por cuestin de integracin y de grado. La escala que va desde
qu en este caso existe tolerancia del Yo. Yo agregara que el masoquismo fustigador de la mujer, realmente perverso,
semejante fantasa en un hombre, siempre podramos encon- hasta la integracin de la pulsin masoquista que alimenta la
trar una especie de simetra con lo que ocurre en las mujeres fantasa infantil en la funcin ertica femen ina adulta total,
clitordicas: el hombre habra conservado el objeto amoroso no tiene solucin de continuidad.
heterosexual pero codicindolo con zonas y fines propios al Freud explica luego las contribuciones que segn l, la
otro sexo. fantasa de la fl agela cin estudiada aporta a la dilucidacin
Por ltimo vuelve Freud a la tercera fase de la fantasa de la gnesis del masoquismo. Reitera la afirmacin sobre la
-nios pegados por un maestro o por otra figura paterna- a que volvi ms tarde en El problema econmico del masoquis-
la que finalmente se fija conscientemente la satisfaccin mas- mo. Segn sta, el masoquismo no sera nunca primario y en
turbatoria. Comprueba que siempre pegan a varones en las cambio derivara siempre de la vuelta del sadismo del sujeto
fantasas de ambos sexos. Por qu? En el varn dice, es con- contra s mismo. Algunas pulsiones de fin pasivo existiran
cebible: simplemente habra en este hecho una "proyeccin" desde el comienzo, pero la pasividad no constituye la tota-
del varn en varios varones. En la nia habra reviviscencia lidad del masoquismo: para que la pasividad sea masoquista
104 MARIE BONAPARTE
1 LA SEXUALIDAD DE LA MUJER 105
debe habrsele agregado el carcter de displacer. Freud cree
que la transformacin del sadismo en masoquismo se efecta
bajo la influencia del sentimiento de culpa que condiciona
~' y roza entonces la cuestin de la reivindicacin. Pero por all
se aparta del problema de la evolucin libidinosa en general,
que es lo que nos interesa aqu.
en parte la represin. En el caso de la fantasa de flagelacin,
esta represin se manifestara bajo tres formas : hace incons- VI. - Despus de recordar las tres fases de la fantasa
ciente la organizacin flica (y no genital; ste ltimo trmi- Pegan a un nio en la nia, Freud pasa a examinar esta mis-
no debe ser reservado para la organizacin puberal y aqu se ma fantasa en el varn. Hubiera podido esperarse, comienza
trata de la fase de afirmacin activa del falo, pene o cltoris, diciendo, que apareciera un paralelismo completo entre las
fase que h aba sido alcanzada) ; obliga a la organizacin flica tres fase s de la fantasa en la nia y el varn, con un simple
a regresar a la fase sdica cloacal (segn mi punto de vista la cambio en lo que respecta al sexo de los que golpean y de los
segunda fase flica normal, con negacin del falo, juega un golpeados. Pero no es as. La fantasa de ser golpeado por la
rol preponderante y regular en esta regresin que ella misma madre permaneciendo la vctima varn, hubiera podido par-
hace al regresar al falo pasivo primitivo, contemporneo de ticularmente, ser tomada como la correspondiente a la nia
las primeras fase s pregenitales) ; en tercer lugar la represiN de ser golpeada por el padre. Pero la fantasa del varn, lejos
transforma el sadismo en masoquismo narcisista, por as decir- de ser inconsciente como la de la nia, permanece consciente
lo. En esta tran sformacin tendra participacin el sentimiento y ligada a la actividad masturbatoria.
de culpa inherente no slo a la eleccin incestuosa de objeto, Por cierto los hombres analizados por Freud que haban
sino tambin a la agresin implicada en el sadismo. (Esto es
l
presen tado estas fantasas eran en su mayora verdaderos per-
precisamente el masoquismo moral, pero el masoquismo er- versos. Estos masoquistas en anlisis podan ser divididos en
geno femenino debe tener una parte preponderante en la tres grupos: los del primero eran exclusivamente masturbado-
gnesis de la fantasa de flagelacin) . Freud se pregunta dn- res; slo encontraban satisfaccin sexual en el acto onanista,
de est el origen del sentimiento de culpa. Responde que se- que se acompaa de fantas as masoquistas; los del segundo
gn sus ideas an no muy claras sobre la estructura del yo, haban logrado aliar el masoquismo a la relacin objetal gra-
podra atribursele a la instancia que se opone al yo en forma cias a algunas prcticas que acompaaban o precedan al coi-
de conciencia integrante (el su pery que Freud diferenciara to; los del tercer grupo eran desgraciados que en el curso de
verdaderamen te y nombrara por primera vez en 1923, en E l estas ten tativas se encontraban regularmente perturbados por
Yo y el E llo. 1 ). Luego Freud muestra que el sentimiento de representaciones obsesivas que inhiban la actividad sexual y
cu lpa, de cuya relacin central con el onanismo en los neur- los condenaban a la impotencia. Los del segundo grupo no
ticos se asombraba Bleuler, est precisa e ntimamente conec- eran perversos plenamente satisfechos; las fantasas masoquis-
tado con la masturbacin. El onanismo infantil, como tam- tas que precedan o acompaaban al acto1a veces no cumplan
bin se com prueba en la fantasa masturbatoria de flagela- su cometido. En efecto, los perversos satisfechos no recurren
cin, est en estrecha conexin con las pulsiones edpicas pro- al anlisis.
hibidas para el nio. Sin embargo, todos los perversos analizados tenan un
Freud termina esta parte de su exposicin sealando que rasgo en comn: el masoquismo, la pasividad, se vincu laba
la segunda fase de la fantasa, reprimida e inconsciente, don- regularmente a una actitud femenin a hacia el objeto flagela-
de la nia se imagina golpeada por el padre, es por mucho, la dor ; en la situacin de golpeados, regularmente se imaginaban
ms importante en la evolucin libidinosa. En ltimo trmi- asumiendo el rol de una mujer. Su masoquism o pareca ser
no, Freud evoca el cuadro clnico de aquellos masoquistas mo- entonces de naturaleza esencialmente femenina. Algunos te-
rales que se granjean todos los golpes del padre y del destino nan plena conciencia de esta situacin; en otros el anlisis
10 Das Ich und das Es, 1923. permita descubrirla fcilmente. Sin embargo, aunque los per-
versos se atribuyeran siempre un rol femenino en la fantasa (Vemos que el hombre, en la tercera fase de su fantasa
onanista de flagelacin, la flagelacin era regularmente ad- de flagelacin realiza simtricamente y en espejo lo que hace
ministrada por una mujer. la mujer clitordica heterosexu al: presenta un fin sexual pa-
Pero la ananmesis infantil dio siempre el mismo material: sivo opuesto a su sexo, aliado sin embargo a una eleccin de
la fantasa masturbatoria y consciente de ser golpeado, varn, objeto heterosexual. La mujer clitordica logr efectuar el des-
por la madre, regularmente haba sido precedida de otra fan- plazamiento de la libido desde la madre hacia el padre, pero
tasa, pero sta era inconsciente: de ser golpeado, varn, por codicia este objeto heterosexual con una zona masculina: el
el padre. El paralelismo al que debimos renunciar (entre la cltoris, y en forma ms o menos activa o pasiva. El hombre
fantasa de flagelacin del varn y de la ni.a, con simple cam- masoquista flagelante logr abandonar al padre despus de
bio del sexo de los sujetos o de los objetos) se encontraba su compleJo de Edipo pasivo para volverse hacia la madre.
reemplazado por una identidad. La segunda fase de la fan- Pero ama a sta y a la mujer que la sustituir en forma feme-
tasa de flagelacin, la fantasa inconsciente de ser golpeado nina pasiva y con un empleo imaginario pasivo de su falo
o golpeada por el padre, era comn a ambos sexos indistinta- masculino. ste se encuentra reducido al rol de receptor de
mente. (Lo que no puede sorprendernos conociendo la iden- los golpes, que es el rol del cltoris de la nia luego de la
tidad de las evoluciones bi-edp icas de la nia y el varn. transformacin del complejo de Edipo activo efmero de la
Am bos pasan por un complejo de Edipo activo y otro pasivo nia en complejo de Edipo pasivo, acompaado por la acti-
aunque acentuados de manera distinta en uno y otro; y la fan- vidad masturbatoria del cltoris fantaseada como masoquista
tasa de ser golpeado por el p adre es tpica del complejo de por regresin.) De esta manera, como Freud seala, el varn
Edipo pasivo universal.) realiza este hecho extrao: su fantasa fi nal "implica una acti-
Adems, la primera fase de la fantasa de flagelacin -en tud femenina sin eleccin homosexual de objeto". (Agregare-
la que el nio del que se tienen celos es golpeado por un mos que la supervivencia en el inconsciente del varn, de la
fustigador in determinado que en el fondo sera el p adre- actitud pasiva primitiva, a la vez cloacal y flica hacia la
parece faltar a menudo en el varn. Freud se pregunta si. esta madre, es lo que permite este compromiso. Todo nio ha
laguna no se llenara con observaciones ms completas. (Po- pasado por esta actitud, a la que se superpone la pasividad en
dra pensarse que los celos ms acentuados de las nias, debi- relacin con el padre y que siempre puede efectuar una revi-
dos al complejo de castracin, son r esponsables de la ms fre- viscencia por debajo de esta ltima. La predisposicin a esta
cuente acentuacin de esta fase en las anamnesis femeninas .) actitud pasiva se arraiga en el componente femenino biol-
Pod emos trazar el siguiente cuadro comparativo de la evolu- gico, aliado en todo hombre a la virilidad. Esto hace que en
cin de la fantasa Pegan a un nio, en ambos sexos, segn los casos de impotencia con base masoquista, como seala
Freud: Freud en Pegan a un nio, el pronstico sea tan reservado,
NrnAS VARONES indudablemente en virtud de la constitucin marcadamente
1) Pegan a un nio (un nio ri- 1)
val). (Fantasa sdica primaria
bisexual del sujeto.)
perdida en las brumas del re Freud termina su ensayo criticando a la luz de la fanta-
cuerdo.)
2) Mi padre me pega. (Fantasa
sa Pegan a un nio, dos teoras que pretenden explicar la
2) Mi padre me pega. (Fantasa represin, por el conflicto entre un sexo y otro en el mismo
masoquista inconsciente.)
masoquista inconsciente.)
3) Un sustituto del padre pega a
3) Mi madre me pega. (Fantasa individuo. Una de ellas es de inspiracin puramente biolgi-
masoquista masturbatoria con ca; la otra es de inspiracin sociolgica. La primera afirma
una serie de varones. (Fantasa
servada en forma consciente y
sdica masturbatoria conservada
que pasa a menudo a la vida
que en todo ser humano el sexo dominante tiende a reprimir
en forma consciente en el re lo que quiere salir a luz del otro sexo, en el hombre lo feme-
sexual con mujeres reales, sus-
cuerdo.) nino, en la mujer lo viril. (sta fue la teora de Wilhelm
titutos de la madre.)
"'1
Fliess.) La segunda (que es la de Alfred Adler, discpulo di- cin del individuo. Pero en el grupo tan importante de las
sidente ele Freud) , pretende que la protesta viril dirigida con- pulsiones sexu ales se comprueba una resistencia particular de
tra todo lo que es femenino y por lo tanto inferior, condiciona estas pulsiones que las conduce a la formacin de sntomas,
el rechazo de estos ltimos elementos. por haberse rebelado contra la represin. Y como lo confirma
El estudio de la fantasa Pegan a un ni,o muestra la in- el estudio de los destinos de la fantasa Pegan a un nio, estos
suficiencia de estas dos teoras. Confrontmoslo con la primera. sntomas extraen su fuerza principalmen te de la sexu alidad
Para que la teora biolgica se desmorone, bastar compro- infantil reprimida, cuyo contenido esencial, el "complejo no-
bar que lo que la nia reprime, es precisamente la segunda dal" de las neurosis, es el complejo de Edipo. (Preferiramos
fase de la fantasa, la ms feme n ina (mi padre me pega) y designarlo en plural: los complejos de Edipo, activo y pasivo,
que lo que la reemplaza es una fantasa sdico-viril. Adems, ambos comunes a la nia y al varn) .1 2
si la teora fuera cierta, por qu conserva el varn precisa-
mente el recuerdo de una actitud femenina pasiva, aunque
respecto a la madre? d) Los DIVERSOS DESTINOS DE LAS FANTASAS INFANTILES
A primera vista, la teora de Adler se sostiene ms, frente Y DE LAS P ULSIONES QUE LAS PROMUEVEN.
a la confrontacin con la fantasa masoquista. Parece aplicarse
bastan te bien a la nia, que reprime entonces su actitud fe- Pero en muchos anlisis de hombres y mujeres no se en-
menina-pasiva hacia el padre para remplazarla en la ter cera cuentran estas fantasas masoquistas que acabamos de estudiar.
fase de su fantasa por la fantasa sdica final. Pero por qu Si existieron dnde fuero n ? Desaparecieron sin dejar ras-
entonces adquiere esta fantasa el valor de un sntoma, si tros? Y por qu entonces estn tan bien sepultadas que a
p ara Adler tiene el sentido de la represin normal, sana? En pesar de grandes esfuerzos no se las puede desenterrar?
cuanto al varn fl agelado, la teora se aplica b astante mal por- Los destinos de las fantasas infan tiles en general y de
que ste conserva conscientes sus fan tasas fe meninas pasivas. las pulsiones que las animan parecen efectivamente ser muy
Pero la simple comprobacin de lo que tiene lugar en el curso diversos.
de la evolucin libidinosa general del varn, constituye la r e- Muchas veces las fantasas infantiles sucumben a la re-
futacin ms victoriosa de la teora de la protesta viril, pro' presin, o sea que se las olvida completamente. Pero enton-
motora universal de la represin, seg n Adler. El varn p asa ces, qu sucede con las pulsiones instintivas que las engen-
en tonces (en el curso de su complejo de Edipo activo) por una draron?
fase en la que se desarrollan sus deseos activos masculinos in- Pueden sucumbir a la represin, junto con las r epresen-
cestuosos por la madre. Pero estos deseos son r eprimidos inme- taciones, descender con ellas a las sombras del in consciente y
diatamente, bajo la influencia del complejo cultural de cas- continuar all su vida, perturbando ms o menos la persona-
tracin, como escribi luego Freud en La declinacin del lidad segn que la represin haya sido ms o menos exitosa.
complejo de Edipo.11 Sera imposible pretender que la protesta Tenemos entonces neurticos.
viril acta all como ins tancia represora, ya que lo reprimido O bien la pulsin instintiva parcial, en este caso m aso-
son ju stamente las pulsiones viriles primitivas. quista, rehusa ser reprimida y se con serva consciente, junto
Resumiendo, Freud concluye que el estudio de la fantasa
Pegan a un nio y de las pulsiones que la animan muestra 12 Es in teresante comprobar, en este contexto que entre los Kirclis
(tribus del Cameroun Norte) se imponen ritos de fustigacin a las nias
una vez ms, que la represin es primero de origen biolgico, "que han visto sangre", es d ecir sus primeras m enstruaciones. Es cier to
y tiende ::t afectar lo que es superado en el curso de la evolu- que los golpes son infligidos por mujeres viejas (como Ja excisin en
otros lugares). (Segn las no tas de La Misin Dakar -Djibouti; ver
11 Der Untergang des <Edipuskomplexes, 1924. tambin el nmero de Minotaure del 11 de junio de 1933).
con la representacin. Al aislarse se asegura la primaca re- deben agruparse, sin desaparecer, en la pubertad, bajo el
husada a la funcin genital adulta. Tenemos entonces per- centro de la primaca genital finalmente alcanzada.
versos. Lo que no es muy claro es cmo se produce esta agrupa-
Se presenta un tercer caso cuando la pulsin instintiva, al cin. Parece, sin embargo, como lo indica Freud en el mismo
separarse de la fantasa -inofensiva ahora porque est sumer- lugar, que estos componentes tienen un papel reservado en el
gida en el inconsciente,..despojada de la pulsin- encuentra las indispensable placer preliminar, repeticin del modo muy pri-
vas de la sublimacin. mitiva de voluptuosidad infantil, preparacin del placer final.
El masoquismo moral, con su sed de autosacrificio es ya Es aqu donde deben encontrar su utilidad las pulsiones ins-
casi una sublimacin: los devotos servidores de la humanidad tintivas masoquistas que animan las fantasas perversas de la
son generalmente masoquistas que han sabido sublimar los infancia, y que ponen a la mujer en actitud receptiva frente
componentes instintivos masoquistas. a la "herida" siempre renovada que representa para ella el
En cuarto lugar, los componentes parciales de la libido coito.
que alimentan las fantasas masoquistas pueden transformarse Pero en los casos normales la pulsin instintiva ha debido
en su contrario, lo activo puede negar lo pasivo. Esta trans- retirarse de las fantasas masoquistas, por lo menos en su ma-
formacin puede efectuarse tanto ms fcilmente cuanto que yor parte. Entonces las fantasas, despojadas de su afecto se
la mujer, volviendo a las mujeres, es ms bisexual, presenta hunden en el inconsciente, como sucede en el caso de la su-
a su pasividad femenina una contraparte ms intensa de acti- blimacin. Sin embargo,, una parte de la representacin puede
vidad viril. a veces quedar ligada al afecto y salvarla de la cada en el
Vemos as que los destinos de los que hablaba Freud pue- inconsciente. Esta p arte de representacin confiere entonces
den ser los mismos para las fantasas y para las pulsiones que a la sexualidad de la mujer adulta un matiz de "perversin
las animan: represin, conservacin, sublimacin, formacin masoquista" perfectamente compatible con la funcin vaginal
reactiva. normal de la mujer en el coito.
Sin embargo, en ninguno de los casos citados referentes En este ltimo caso puede conservarse en parte el recuer-
al destino de las pulsion es instintivas promotoras de las fan- do de las fantasas masoquistas; en el primer caso puede des-
tasas masoquistas ergenas, apareci el empleo normal de las aparecer radicalmente Y' retornar slo muy difcilmente; puede
pulsiones al servicio de la funcin ertica femenina. Repri- incluso no retornar del todo en una anamnesis. En todo caso,
midas ya no son accesibles, y si la represin no tuvo xito la mujer normal no analizada ni siquiera sospecha que las
hacen rodeos neurticos en la vida del su jeto. Sublimadas sir- alberg, y con mayor r azn , ni siquiera sospecha la importan-
ven a otros usos, a empleos que el yo aprueba, que se ajus- cia de la participacin de estas fantasas en la evolucin de
tan de tal manera a su ideal y que no los abandonarn. En la libido femenina.
las formaciones reactivas contraran el fin esencial, se oponen ste es el quinto destino de las pulsiones masoquistas fe-
a l en forma radical. Aisladas, perturban la funcin adulta, meninas, el ideal desde el punto de vista de la funcin: puede
la primaca genital, instaurando en su sitio y lugar una per- llamrselo integracin de las pulsiones parciales a la funcin
versin persistente, como la de las flagelaciones. ertica terminal, bajo el cetro de la primaca genital.
Entonces cul es el quinto destino, el destino normal de Conviene sealar que las pulsiones masoquistas correspon-
estas pulsiones y de las fantasas que primitivamente promo- dientes a la zona clitordica de la nia y ligadas a estas fanta-
van, la evolucin y constitucin de la funcin ertica feme- sas parecen hundirse en bloque en la vagina o ms bien en
nina normal? la cloaca, sin duda antes que las fan tasas en cuestin se hayan
En los Tres ensayos sobre la teora de la sexualidad, indi- separado de las pulsiones. Esto sucede cuando la nia, narci-
ca Freud que todos los componentes parciales de la libido ssticamente frustrada por la pequeez de su cltoris, renuncia
"
1
a la masturbacin clitordica infantil. La rendicin del pe- relativa al padre y cuando el desarrollo femenino es normal.
queo cltoris ante el gran falo implica que la nia da lugar Seguramente a partir de entonces se prepara en el organismo y
a ste en forma cloacal. Las transformaciones del sadismo cli- en el inconsciente la eleccin de la vagina, que estar pre-
tordico, en masoquismo primero clitordico, luego cloaca!, co- parndose el da en que la proximidad de la pubertad la en-
rolarios del pasaje de la actividad a la pasividad, deben crear sanche y la sangre menstrual, al pasar a travs, la despierte
finalmente, en la imaginacin infantil inconsciente, fantasa s plenamente para esperar al hombre.
erticas en hueco. Preparan la representacin cncava y no ya Por lo tanto, resumiendo, el cltoris flico que largamen-
convexa del placer, sobre la que volveremos ms adelante, y te, pasivamente se despert primero con los cuidados higini-
que ser la representacin de la mujer normalmente adaptada cos o las caricias fortuitas, a la erogeneidad, se torna portador
a su funcin ertica. de pulsiones ergenas sdico-activas durante la efmera fase
* sdico-activa. Luego vuelve a ser, secundariamente y por re-
gresin, el cltoris de las pulsiones ergenas pasivas masoquis-
En su ensayo So bre la sexua lidad femenina Freud esta- tas, correspondientes al establecimiento definitivo del comple-
blece la ley de que todas las pulsiones, todas las emocones jo de Edipo pasivo de la nia que sucede al complejo de cas-
relativas a la madre y vividas durante el complejo de Edipo tracin. Finalmente, con un ltimo acto de adaptacin a la
negativo de la n ia, se transfieren luego al padre en bloque y funcin ertica femenina futura, estas mismas pulsiones de
con la misma intensidad, cuando la nia pasa al complejo de pasividad deben deslizarse, por decirlo as, a las zonas huecas
Edipo positivo. vecinas.
A esta ley pueden todava agregarse otras dos de transfe- Tres grandes leyes, tres equivalencias maestras parecen
rencia en bloque. Por un lado, las fantasas masoquistas de presidir la evolucin libidinosa femenina fundamental:
la nia, contemporneas de la masturbacin clitordica prose-
guida pero orientada ahora exclusivamente hacia el padre, 1) - Una ley objeta[: la equivalencia madre-padre (Freud).
constituyen (au n que hayan sido siempre ejecutadas por el cl- Las pulsiones, las emociones relativas a la madre persisten a
toris) , el retorno en bloque de las fantasas sdicas, que tanto menudo hasta muy tarde, incluso hasta el quinto o sexto ao,
en la nia como en el varn estaban dirigidas en un princi- segn mi punto de vista. Luego se transfieren en bloque, de
pio a la madre: fantasas de flagelacin activa, de penetra- la madre al padre, tanto las pulsiones activas como las pasivas;
cin, de estallido de la madre, por medio del falo. Estas fan- en un principio se experiment a la madre pasivamente, y
tasas son soadas c0n mayor o menor nitidez o vaguedad, sobre este primer estrato de pasividad hacia la madre se fun-
segn el sexo y el individuo. En el insconsciente del hombre, dar luego la amplia pasividad femenina esencial hacia el
que permanece orientado h acia la madre con su falo y su macho. Si, por el contrario, las pulsiones activas siguen pre-
actividad, todas las fantasas sdicas deben dejar adems, ras- dominando a pesar del cambio de objeto, a pesar de la hete-
tros mucho ms fciles de encontrar y de seguir que en la rosexualidad adquirida, y si codicia al hombre flicamente,
mujer. En sta no slo fueron por lo general mucho menos clitordicamente, la mujer no estar bien adap tada a su se-
netas, sino que adems las fantasas masoquistas las recubrie- xualidad femenina en general y a su funcin ertica en par-
ron y reemplazaron muy pronto. Por otro lado, todas las pul- ticular, puesto que sus impulsos chocaran con su anatoma.
siones pasivas masoquistas que acompaan a la masturbacin Aqu puede producirse una primera detencin del des-
clitordica infantil relativa al padre durante el complejo de arrollo.
Edipo pasivo se transfieran luego en bloque, en forma latente
ahora y con la misma intensidad, a la cloaca vecina. Esto su- 2) - Una ley pulsional: la equivalencia sadismo-masor1s-
cede cuando se abandona la masturbacin clitordica infantil mo. Las fantasas masoquistas femeninas en espejo, de signo
l'.'I
1,
MARIE BONAPARTE
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pasivo contrario, suplantan regularmente a las fantasas sdi- virilidad dirigida hacia la madre en la nia, que comenz muy
cas de fustigacin, de penetracin, de estallido, activas, viri- pronto a expresarse clitordicamente.
les. Esto se produce durante el pasaje del complejo de Edipo Cuanto ms virilidad constitucional albergue una mujer,
activo al complejo de Edipo pasivo definitivo, el pasaje de la cuanto ms las vivencias de la infancia y de su complejo
madre al padre. La transformacin de las pu lsiones condiciona de Edipo hayan animado y reforzado esta virilidad por fija-
la femin izacin futura. Pero al principio las fantasas se viven ci~ o por desafo, tanto ms poderosa ser su protesta viril
seguramente por medio del cltoris, rgano ejecu tor habitual, contra las fantasas masoquistas. Rechazar ese rol femenino
segn Freud, de la masturbacin infantil que prosigue an que lastima su narcisismo masculino, tendr hacia l algo de
bajo el signo del padre, hasta que se la abandona por decep- aquella actitud defensiva que normalmente debe desarrollar
cin narcisista. En esta fase la nia imaginaba ms o menos el varn como reaccin contra su complejo de Edipo pasivo
conscientemente que el cltoris era golpeado, traspasado, roto. hacia el padre y su pene dominador amenazante. .
Si permanece en esta etapa de la evolucin de las posiciones En segundo lugar, cuanto ms semejante sea el sentido
libidinosas, podr adqu irir ms tarde, sobre todo si su cltoris de la protesta vital asexuada con la del yo b iolgico, ms f-
no est demasiado alejado de la vagina, una sa tisfactoria fun- cilmente podr instaurarse esta actitud. En mayor o menor
cin mixta clitordico-vaginal al aceptar las pulsiones pasivas grado, el yo defiende siempre su integridad, los organismos
masoquistas correspondientes al cltoris. Pero an no es sta vivos invisten de barreras de defensa la sustancia viva; a pesar
la evolucin ideal ele la mujer, la adaptacin suprema a su de la smosis hay para cada uno de ellos "un lmite ideal y
funcin ertica. sagrado donde comienza el cuerpo", bordeando el protoplas-
ma de las clulas estn las membranas celulares, los tabiques.
3) - Una ley zonal: la equivalencia cltoris-vagina. Luego Entonces se vive como peligrosa toda tentativa ele penetracin
del abandono de la masturbacin clitordica por decepcin violenta, ele fractura, ele amenaza a la vida. La mujer tiene
narcisista, las fantasas masoquistas relativas al cltoris se hun- ms dificultad que el hombre, su compaero ms afortunado
den en bloque en la cloaca, con la eleccin biolgica quiz ya en este sen tido, en aceptar su misin sexual, puesto q ue sta
efectuada ele la vagina . Con este ltimo paso se realiza la implica penetracin, fractura y, de hecho, m{ts peligros que
constitucin de la funcin femenina ideal. Las fantasas infan- la misin sexual del hombre. Es verdad que otros peligros
tiles portadoras de las pulsiones masoquistas femeninas pue- amenazan al hombre ms agtesivo, ms osado, ms expuesto
den desaparecer: cumplieron ya su misin. a diversos riesgos guerreros, pero no es menos cierto que el
Como ya lo hemos visto, en el curso de esta evolucin y campo de batalla ele la vida est sembrado ele cadveres ele
en los casos ms normales, las fan tasas separadas de las pul- mujeres muertas por la funcin sexual y la maternidad. 1 3
siones, que son lo nico en aflorar, zozobran en tal form a en
el inconsciente femenino que por lo general no se las puede 13 Karen Horney atribuye principalmente a esta protesta vital la
descubrir, an en el curso de largos anlisis. responsabilidad de la Negacin de la vagina (Die Verleugnimg der Va-
gina, 1933) . Segn ella sta es siempre secundaria a una erotizacin
natural, primaria, de la vagina en las nias. Por la comparacin de
* su pequeo rgano con el rgano desproporcionado del padre, por la
Entre tanto la sexualidad de la nia se encuentra amena- observacin ele los menstruos en la mujer y fin alme nte por las pequeas
heridas del himen que podra infligirse al masturbarse vaginalmente, ela-
zada por tres lados a la vez, precisamente porque es ele esen- borara el terror por la penetracin que lastima. Creo que es te miedo
cia pasiva y masoquista. En efecto, la represin de las pulsio- de la herida es uno de los elementos de la "negacin de la vagina" (0
nes masoquistas que estn en su base puede sobrevenir por mejor dicho de la cloaca cuando se trata del nio) pero me parece que
Karen Horney, como tantos analistas, tom an aqu pars pro tato. La
tres lados. protesta vital encubre en parte la importancia de la protesta moral de-
Primero del lado de la virilidad inclucla en la mujer,
Por ltimo, en tercer lugar, la represin moral que por sin el psicoanlisis no se comprende nada de estos fenmenos;
lo general encubre la sexualidad de la nia ms fuertemente hasta se ignoraba que existieran. Basta con abrir cualquier
que en el varn (porque esta represin es en s ms fuerte tratado de ginecologa o de psiquiatra para convencerse.
y porque lo que encubre es ms dbil y ms pasivo, menos Pero el psicoanlisis permiti aclarar un p oco estos hechos
resistente) , puede tambin perturbar la evolucin de la femi- tan difciles de ver, en parte por los anlisis ele nios, dema-
nidad. Si se prohibe demasiado severamente a la nia la ac- siado pocos todava, y en parte por la observacin y la inter-
titud ertica de la mujer con todo lo que implica de pasivi- pretacin del cuadro clnico ertico de la mu jer adulta.
dad masoquista hacia el padre, puede zozobrar el erotismo todo Nunca he analizado nias hasta ahora, pero he podido
de la nia. Si no se vuelve a investir las posiciones libidinosas, observar por m misma distintas mujeres, en anlisis o aun por
puede establecerse una frigidez total; el masoquismo moral, confidencias que pareca yo atraer, por una especie de predis-
privativo, punitivo, habr reemplazado demasiado ampliamen- tincin, antes de ser analista. Pude as convencerme ele la im-
te al masoquismo ergeno. portancia prctica y terica de diversos hechos relativos a las
Se trata de un balance de fuerzas, de cul triunfar, por variaciones de actitud hacia el hombre de las mujeres clito-
ms fuerte, en el conflicto de fuerzas presentes. rdicas.
En efecto, la actitud de estas mujeres no es u nvoca. Com-
porta, como todo lo que se refiere a la sexualidad, una fuer-
e) LA AFIRMACIN DEL CLTORIS Y LA NEGACIN DE LA VAGINA . za proteiforme, de variaciones infinitas. Sin embargo, las va-
riaciones principales permiten agrupar a las clitordicas en dos
Es por cier to difcil observar directamente, sobre los he- graneles subgrupos: las que en primer lugar afirman el cltoris
chos, el pasaje misterioso que se cumple durante muchos aos las que primordialmente niegan la vagina.
y que se efecta en las oscuras profundidades del biopsiquis- Estas dos actitudes se complementan y en estas mujeres
mo, de la libido femenina, desde sus posiciones infantiles, -que no son totalmente frgidas por inhibicin histrica-
clitorclico-cloacales hasta sus posiciones adultas, centradas en la negacin de la vagina implica la afirmacin del cltoris, y
la vagina. recprocamente. Pero la acentuacin predominante de una u
Seguramente ocurre aqu algo anlogo a lo que tiene lu- otra ele estas actitudes complementarias sella de modo muy
gar entre el pronefros, el mesnefros y el rin definitivo, es diferente la psicosexualidad de cada mujer clitordica.
decir el reemplazo ele rganos temporarios por un rgano ter- Una observacin ilustrar de manera perentoria la dife-
minal, pero esta vez en el plano funcion al. Se puede decir que rencia de actitudes. Sabemos qhe la mujer clitordica, en el
coito llamado normal, con la mujer en posicin decbito dor-
formadora impuesta por los educadores, y casi enteramente la importan-
sal y el hombre sobre ella, no siente casi nada a causa de su
cia de Ja protesta viril que se funda en Ja bisexualid ad biolgica de la anestesia vaginal. Cu ando confiesa su frigidez, la mujer clito-
nia, tan poderosa a veces. Para Karen Horney Ja envidia del pene en rdica, se queja de que su zona sensible est situada dema-
la nia no sera ms que un juego bastan te pueril que expresa una siado arriba, que no es afectada y expresa entonces la idea
bisexualidad bastante vaga y que supone despojada de toda fuerza
que si, por un artificio cualquiera, pudiera en el coito esta
biolgica.
Lo que precede no significa que haya que subestimar la protesta zona descender, o ser alcanzada, compartira perfectamente el
vital. La fuga de la hembra que se encuentra frente al macho, en tantas goce del hombre. No est totalmente errada. En efecto, si al
especies animales, se funda seguramente en un tip o de percepcin en- cambiar de posicin el hombre busca de elegir una en la que
dopsquica de los peligros vitales de la feminidad . Y la coquetera que puede excitar con la mano el cltoris de su compaera al mis-
a menudo se m ezcla con esta fuga podra resultar de un compromiso
entre el instinto sexual que incita a la unin de los sexos y el instinto mo tiempo que la penetra la clitordica puede, en general,
vital individual que impele a huir de ella. compartir perfecta y sincrnicamente el placer del hombre.
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Pero si el hombre y la mujer adoptan una pos1c10n que ase- ms ergena, como si la sexualidad m asculina hubiera debido
gura el contacto del cltoris femenino y el pene masculino, co- huir al mximo peligro cloacal.
mo la de la mujer colocada encima del hombre (de rodillas Aqu conviene recordar el fenmeno del vaginismo, que
sobre el hombre acostado, o bien a babucha sobre el hombre como sabemos, consiste en un estado espasmdico local tal,
sentado), entonces la respuesta placentera de la mujer, segn que con la amenaza del coito toda penetracin del hombre se
el tipo de clitorclica al que pertenezca, ser muy distinta. torna imposible. El vaginismo puede ser pasajero o crnico,
A pesar del estrecho contacto entre el pene y el cltoris puede constituir en la vida ertica de una mujer un episodio
que asegura esta p osicin, en la mayor parte ele los casos, y o un a enfermedad crnica. Sabemos por otra parte que en
esto puede parecer a primera vista paradoja!, tan fuerte es los casos tenaces, slo un tratamien to psquico puede llegar al
en la mujer clitordica la protesta contra el pene del hombre , fondo de esta reaccin extrema de rechazo ele la funcin fe-
contra su penetracin "sdica" del propio cuerpo y la actitud menina. Podemos ver en el vaginismo el caso lmite de la
masoquista personal que sta implica, que queda insatisfecha negacin de la vagina.
a causa misma de este tipo de coito. Por el contrar io, en las mujeres verdaderamente femeni-
A justo ttulo, un analista cre la frmula del "pene hue- nas, la erogeneizacin, la atraccin psicgena de la cloaca, del
co" de la mujer. Cuando la mujer vaginal goza con el pene agujero, pueden ser muy poderosas. Yo misma he podido ob-
del hombre dentro de ella, parece tener en su imaginacin servar una mujer que, desflorada muy lentamente por un
ms o menos inconsciente la representacin en hueco de su amante atento, conserv su himen progresivamente empujado
propia vagina, molde, por as decirlo, del codiciado pene. Po- hacia adentro y luego dila tado, durante semanas y meses. Tan
dramos decir con justicia que estas mujer es tienen una r e- fuerte era en la psique de esta mujer la representacin cn-
presentacin mental cncava del placer, totalmente opuesta cava del placer que el himen y luego sus restos parecan h a-
a la representacin mental convexa del p lacer correspondiente berse tornado la zona ergena principal. "Qu suceder cuan-
tanto a las clitordicas como a los hombres. do mi himen est completamente desgarrado?'', se pregunt
Ahora bien, cuando se es psicoanalista, se conoce la impor- una vez con inquietud. Pero la parte de erogeneidad "cnca-
tancia de la influencia de las representaciones men tales sobre va" transfe rida al himen pas tambin poco a poco y fcil-
las funciones biolgicas controladas por el sistema nervioso. mente a las paredes vulvo-vaginales, por otra parte muy sensi-
El rechazo de la representacin cncava del placer, llega as bilizadas para en tonces, o ms bien, retorn totalmente a la
a ser tan poderoso que en cualquier coito, hace desbordar la representacin global cncava del placer de la que haba
negacin ertica de la vagina, propia de estas muj eres, sobre derivado la. erogeneizacin de estas distintas zonas internas.
la gran erogeneidad que a veces tiene el cltoris. Aqu no se puede dejar de pensar en el orgasmo desde el
En estas mujeres lo cncavo es aborrecido a tal punto que punto de vis ta teleolgico en el sentido lamarckiano, es decir,
en relacin con el pequeo cltoris, puede resultar que se en el flujo de u na especie de "flido vital" -controlado por el
produzca una erogeneizacin diferen te, segn se trate de su sistema nervioso- que modelara las funciones ele los rganos
faz interna posterior o de su faz externa anterior. Creo que segn las exigencias impuestas por el medio, y parecera, mis-
efectivamente, sta es la explicacin del hecho que, en las teriosamente "comprendidas" m s o m enos bien por el orga-
hiperclitordicas, las caricias en la faz externa del cltoris re- nismo en cada caso.
sultan con frecuencia mucho ms placenteras que las caricias *
en la faz interna: no se da el "vrtigo del abismo". Esta ero-
geneizacin electiva de las distintas faces del mismo rgano Qu sentido tienen estos hechos en relacin con las po-
ergeno se encuentra tambin en ciertos hombres, en los que siciones, con los fin es y objetos de la libido?
precisamente la faz anterior del glande es a menudo la zona Con respecto a las posiciones, con la afirmacin del cl-
> = ..... ; ,- -- -- ___ !!
y
l
toris, la posicin de la libido ha permanecido evidentemente

flica, viriloide, aun cuando la actitud flica pasiva atene
en proporciones diversas este carcter "viril". Se puede ver
en la negacin de la vagina un carcter concomitante del pri-
mero: la libido, que se ha fijado en otro estadio no ha inves-
tido a ste, o lo ha hecho insuficientemente, puesto que se
encuentran todos los grados de anestesia vaginal: cmo suce-
!
L
Adems, no se puede dudar de cul es el objeto real de
la vagina: no puede ser ms que el pene y el hombre que lo
lleva. La vagina, o ms bien la cloaca que fo precede, es el
rgano ejecutor (psquicamente, se entiende) del complejo de
Edipo pasivo de la nia, cuando ste se ha establecido verda-
deramente. Pero antes la cloaca haba sido tambin el rgano
pasivo de la fijacin a la madre, al mismo tiempo que el falo-
di esto es lo que falta estudiar en cada caso particular, como cltoris pasivo despus de su despertar. Ciertas anestesias vagina-
tambin falta precisar qu es lo que predomina, si la afir- les -de las cuales he visto ejemplos- pueden por lo tanto
macin del cltoris o la de la vagina. estar condicionadas por una fijacin, una fidelidad anal, cloa-
En lo que respecta a los fines de la libido se los puede cal, a la madre, cuyas caricias en la zona anal, cloaca!, fueron
deducir de lo que se expuso en el captulo anterior. En los en su poca deseadas y codiciadas demasiado intensamente.
casos de clitoridismo, la proporcin, diferente en cada caso, Pero en las relaciones de la mujer con el hombre es la
de pulsiones sdicas activas o masoquistas pasivas del cltoris, vagina la que debe separarse electivamente de la cloaca para
determinar la mayor o menor desadaptacin de cada mujer tornarse rgano receptivo pasivo. Y en los tiempos precoces
clitordica a su funcin ertica. En cuanto a la vagina, gene- de la evolucin sexual, la vagina no tena el complemento de
~'
ralmente pasiva, a veces tiene pulsiones sdicas activas; fanta- realidad ertica que era la masturbacin infantil para el cl-
sas de castracin activa del macho, tendencia a conservar, a toris ejecutor del complejo de Edipo activo y luego del pasa-
arrancar el pene. je al complejo de Edipo pasivo masoquista.
Hay tanto una "cloaca activa" como un "falo pasivo". Pero En efecto, despus que el complejo ele Eclipo se ha esta-
la vagina est generalmente investida con pulsiones masoquis- J blecido, la nia tiende precisamente a abandonar la mastur-
tas pasivas, nicas favorab les a la funcin ertica femenina. bacin infantil. Es sobre todo en la psique donde debe pre-
La cuestin de los objetos que concierne a la erogeneidad pararse a continuacin el rol de la vagina; sta no encuentra
respectiva del cltoris o de la vagina, es una de las ms intere- apoyo real para su preparacin; su nico prototipo de lo que
santes de estudiar. Volveremos ms adelante sobre ella porque tendr lugar ms tarde en el coito es en la regin intestinal,
es la ms "psicolgica". Ya hemos visto que el objeto primi- el pasaje de las heces por el recto o de la cnula de las ene-
tivo de las pulsiones pasivas y luego activas del cltoris es en mas infantiles, a menudo tan mal tolerados. Y dado el gran
primer lugar la madre. En particular, parece haber aqu un rechazo de nuestra civilizacin por todo lo anal, la funcin
complejo de Edipo activo en la nia como hay un complejo ertica vaginal, que necesita mucho ms del componente anal
de Edipo activo en el varn, aunque mucho menos acentuado. que el erotismo flico, si se establece, deber evitar un recha-
Secundariamente se transfieren estas pulsiones al padre y son zo ms que los que tiene que evitar la funcin flica mascu-
stas entonces las que sufren la transformacin del sadismo lina.
en masoquismo. sta es la etapa clitordica infantil de la evo- Pero no es aqu donde reside el principal obstculo psi-
lucin normal ulterior de la mujer. Pero podemos pensar que colgico para su establecimiento. La manera cmo se instau-
cuando el cltoris rehus, por decirlo as, dejar de ser inves- r, evolucion, culmin, subsisti o declin el complejo ele
tido, subsiste en el inconsciente femenino una profunda fija- Edipo pasivo de la nifi.a es lo que determina en primer lugar
cin latente a la madre: bajo el complejo de Edipo positivo, el destino psquico del erotismo vaginal ele la mujer. Porque
el complejo de Edipo negativo es muy vivo. Seguramente si la pasividad cloacal y aun flica, se despert primero bajo
gracias a una fuerte bisexualidad primitiva, la actitud psqui- la influencia de la madre que alimenta, cuida y lava al nio,
Gl que se deriva, determina a su vez toda la sexualidad futura. pasividad reemplazada muy pronto por la actitud clitordica
naciente bajo el signo de la madre; a medida que se abandona o bien de actividad infantil. Otras, finalmente, pueden vivir
esta actividad, despus de haber estado bajo el signo del pa- las dos actitudes alternativamente o al mismo tiempo. Pero
dre, renace la pasividad cloacal ampliada por todas las fuerzas en todas el rgano ejecutor del placer homosexual es, como en
aumentadas del organismo bajo el signo del padre, del hom- rl ,1 la niita "flica" en su infancia, el cltoris. Es bastante raro
bre. La pasividad cloacal permanecer por lo general toda la que alguna de estas homosexuales busque de "alargar" su cl-
vida bajo el signo de ste. toris con apndices artificiales. El cltoris en general les basta,
Esto es tan cierto que, como me deca una mujer que y la idea del pene grande y "grosero" del hombre les inspira
conoci muchas homosexuales, cuando nia est provista de generalmente un perfecto horror. Estas homosexuales tienden
una sensibilidad vaginal predominante, a pesar de todas las a excluir al hombre y su pene del paraso perdido pero reen-
seducciones que en la adolescencia hubieran podido hacerle contrado donde la madre cuidaba y acariciaba a su hija y
una homosexual ocasional, termina casi siempre uno u otro excitaba con sus cuidados, sus caricias, el cltoris todava pa-
da pasando al hombre, mucho ms apto con su pene para sivo de la niita. Tampoco tienden a usar ropas masculinas y
satisfacer el erotismo cncavo del que est dotada . En general conservan de ordinario una apariencia muy feme nina. 1 5
slo permanecen tenazmente homosexuales las mujeres de ero- Ms all de la identificacin con la madre activa primi-
tismo clitordico exclusivo o por lo menos predominante. Pero tiva, solcita con el nio, el otro tipo de homosexuales se iden-
las mismas clitordicas a menudo pasaron enteramente al tifica por superposicin, por decirlo as, con el padre que su-
hombre desde la infancia, gracias a la posibilidad, por la ero- cedi a la madre en el desfile de los objetos para amar -o
geneidad clitordica, de perseguir fines activos y pasivos. para odiar- del nio. Estas mujeres presentan fantasas clito-
rdicas mucho ms activas que las primeras, y toda su con-
ducta est teida por el ideal que han asimilado: son las
r\
f) TIPOS DE MUJER Y COMPLEJOS DE EDIPO. homosexuales con corbata y saco que tratan verdaderamente
de jugar a ser hombres con las mujeres amadas. Parece que
Tratemos de ver ahora cmJes son los lazos que pueden incluso algunas, se contentan acaricindolas, satisfacindolas,
vincular los distintos tipos de mujeres, clitordicas y vaginales, pero se rehusan a s mismas la pasividad, segn ella demasia-
a los complejos de Edipo vividos en la infancia. do grande de las caricias. En lo que respecta a stas, segura-
Pero antes de pasar al estudio desde este punto de vista mente no podran soportar que se comprobara, una vez ms,
de las heterosexuales, se impone algn conocimiento de las en el propio cuerpo, la vergonzosa. falta del pene.
homosexuales. Pero volvamos a la mujer heterosexual, nuestro tema de
Las homosexuales, como tan bien lo seala un estudio de estudio central y pasemos revista a sus diversos tipos. Primera-
Helen Deutsh,1 4 frecuentemente siguen jugando "a la madre y mente hay mujeres cuya adaptacin a la funcin ertica se
el hijo'', con exclusin del p adre perturbador. Algunas tien - ha realizado al mximo. Estas mujeres son insensibles a las
den a identificarse con la madre activa y son electivamente caricias clitordicas o stas las irritan (lo que constituye un
atradas por las muchachas muy jvenes. La mayor felicidad caso de involucin menor del cltoris) ; solamente el coito des-
consiste en "revelarlas" a s mismas. Por el contrario, otras encadena en ellas el placer y el orgasmo.
continan siendo las nias que en otro tiempo fueron atra- Vienen luego las mujeres que poseen una erogeneidad va-
das sobre todo por mujeres mayores, maternales, protectoras, ginal y una erogeneidad clitordica conjugadas armoniosamen-
hacia las que permanecen ms o menos en estado de pasividad, 15 Este es uno de los dos tipos de hemosexuales que Marnfin
describe en La evolucin de la sexualidad y los estados intersexuales. En
14 ber die weibliche Homosexitalitiit (Sobre la homosexualidad el prrafo siguiente nos ocuparemos del otro tipo de homosexuales, ms
femenina), 1932. viriloides.
te. Estas mujeres son susceptibles de placer con las cancras abandonado, y las pulsiones sdicas transformadas en su con-
clitordicas, pero en general prefieren reservar las para la pre- trario masoquista, vienen a deslizarse en la vagina receptora
paracin del coito -preparacin necesaria si su funcin es del pene por donde pasar a su vez el nio. La representacin
algo lenta-. En todo caso, en el coito, la vagina y el cltoris no ya convexa sino cncava de la sexualidad y del placer se ha
tienen cada uno roles que armonizan, a condicin, no obs- instituido plenamente en estas mujeres. En el caso ideal, la
tan te, quiz, que en estas muj eres el cltoris no est demasia- mujer ha superado victoriosamente la fidelidad primitiva a la
do alejado de la vagina. madre tanto en lo que respecta a la zona ergena y al fin
Otras mujeres, si bien poseen esta funcin mixta, pueden pulsional como al objeto amoroso; ha pasado as ntegramen-
tambin llegar al orgasmo por las dos zonas separadas: por te, adaptadamente, al padre y all al hombre que le suceder.
la vagina o por el cltoris. Son a menudo estas mujeres las Volveremos sobre este "de all", puesto que implica un nuevo
que sienten la vagina y el cltoris como antagonistas; para obstculo a la fidelidad edpica, un segundo umbral de infi-
ellas es a veces la una, a veces el otro el que juega un rol. delidad muchas veces difcil de franquear para la psicosexua-
En estas mujeres, el placer en el coito es generalmente slo lidad de la mujer.
vaginal. En el segundo caso, donde la mujer ha conservado armo-
Otro grupo de mujeres que ya tratamos largamente lo cons- niosamente conjugadas sus dos zonas ergenas, el cltoris se
tituyen las clitordicas. En estas mujeres la funcin flica vi- excita y juega el rol asociado al acto vaginal -segn la expre-
riloide predomina a expensas de la vaginalidad, ms o menos sin de Freud, de lea-. En l puede verse una superviven-
involucinada! o inhibida. cia de aquel estado de pasaje en el que el cltoris, antes que
Finalmente, hay otras mujeres en las que se ha produ- la vagina, se haba tornado el rgano ejecutor o ms bien el
cido una inhibicin total de las dos zonas ergenas. Son las ejecutor de las pulsiones y de las fantasas masoquistas que
frgidas totales. Ni el coito ni las ms variadas caricias del inauguran en la nia el pasaje de la madre al padre, del
hombre consiguen procurarles placer. complejo de Edipo activo al comp lejo de Edipo pasivo. El
objeto y el fin edpicos pasivos han sido en este caso, alcan-
* zados plenamente, la fantasas activas relativas a la madre han
Ahora bien, cul ha sido, en estas mujeres, el destino de sido debidamente reprimidas; las pulsiones libidinales y apa-
los complejos de Edipo infantiles? rentes adecuadamente salvadas y transformadas en sus contra-
En la primera de las mujeres descritas, la ms idealmen- rios masoquistas. La zona clitordica conservada junto a la
te adaptada a la funcin ertica, el complejo de Edipo activo zona vaginal puede serlo luego sin perjuicio; en el conjunto
dirigido hacia la madre ha debido ser sin duda relativamente de la. funcin adaptada este resto ha sabido encontrar su lugar
dbil y en todo caso sucumbi enteramente, cuerpo y bienes y su rol subordinados.
podra decirse, a la represin exitosa, con todas sus represen- En el tercero de los casos que hemos distinguido, donde
taciones; en este caso, represin de sentido biolgico en primer existe una especie de divorcio entre la erogeneidad vaginal y
lugar. La mujer ha reconocido al parecer, que los objetos la clitordica, un conflicto parece abrirse paso. Aqu, el cl-
amorosos apropiados a su organismo que puede ofrecerle el toris conserv sus fines activos sdicos, contina queriendo
mundo exterior ya no son la madre, no son la mujer; ha re- empujar hacia adelante y en el inconsciente el objeto primi-
nunciado al mismo tiempo al objeto amoroso femenino y a la tivo de estos empujes, la madre, debe ser tenazmente conser-
zona ergena vanamente activa, el cltoris, absolutamente in- vado, como originariamente debi ser fuertemente codiciado
apropiado para que el nuevo objeto, que es el hombre pro- en forma activa. Aqu se plantea el problema de la constitu-
visto de pene, lo penetre. El fin activo de las pulsiones mis- cin viriloide que en mayor o menor grado predispone a que
mas, salvadas al mximo de la represin, es al mismo tiempo estas primeras actitudes sean intensas y persistentes. En este .
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,(
; 126 MARIE BONAPARTE LA SEXUALIDAD DE LA MUJER 127
caso sucede siempre que la mujer, despus de haber adquirido lo comn la delantera, ya que estas frgidas, por inhibicin
una vagina ergena receptora del hombre, adaptada al objeto, histrica, son a menudo ms femeninas que las clitorclicas. Po-
a la zona y al fin, conserva a su lado, y como yuxtapuesta, una dra decirse que estas ltimas se han aferrado a la zona mas-
1 organizacin flica antagonista edificada sobre una "homose- culina. A la frigidez total, Bella Durmiente del Bosque que
d
i) xualidad" muy profunda y muy reprimida. Cuando la vagina ha dormido demasiado, el primer beso del Prncipe no le ha
no parece perturbada en su funcin ergena receptiva es por- bastado. Pero est dispuesta a recibir sus besos; en ella los
que en virtud del principio de no contradiccin que reina en fines pasivos generalmen te se establecieron muy bien, aunque
el seno del inconsciente, el complejo de Eclipo ele estas mujeres hayan permanecido latentes por mucho tiempo en el incons-
ha podido establecerse y subsistir y debe adems predominar, ciente. Y aunque el cltoris ele estas mujeres tambin se excite,
junto a un resto del complejo de Eclipo activo. antes o despus que la vagina, estas mujeres despertadas perte-
La mujer clitordica provee el caso ele mxima clesaclapta- necen generalmente al grupo ele mujeres en las que las dos
cin a la funcin, a la realidad en general y a la realidad zonas ergenas femeninas, armoniosamente conjugadas, funcio-
ertica en particular. En efecto, ha sabido cambiar ele objeto nan bajo el signo comn ele la pasividad.
en la infancia, pasar ele la madre al padre, pero ha seguido Los dos ltimos tipos ele mujeres, las frgidas parciales o
codiciando este nuevo objeto provisto del pene activo, pene- clitorclicas, como las frgidas totales ele las que acabamos ele
trante, con su zona activa, el cltoris, que en conjunto ha per- hablar, tienen ambas anestesia vaginal. Slo en estas ltimas
manecido animado por las pulsiones activas, sdicas del com- la excitacin vaginal es generalmente ms fcil que en las
plejo ele Eclipo activo orientado hacia la madre. ste es un primeras, como ya lo hemos indicado. No obstante, el ejem-
caso de eminente desorientacin y ceguera biolgicas. La re- plo ele las ltimas nos permite preguntarnos hasta qu punto
presin afect por cierto al objeto central, la madre, pero al en cada caso ele las primeras mujeres puede levantarse tera-
final la madre ele las pulsion es activas ha debido n o obstante puticamente la anestesia vaginal. Porque si el clitoriclismo te-
conservarse en el inconsciente; el padre, provisto del falo al naz, excesivo y exclu sivo est indudablemente condicionado
' que estas mujeres no han podido renunciar, ni en ellas ni en por la bisexualiclacl constitucional y es seguramente en su gra-
las otras mujeres, no ha hecho ms que sustituir brillante- do extremo una especie de hermafroditismo larvado, en mi-
mente a la madre en el momento ele la toma ele conciencia, nia tura, puede sospecharse que la anestesia vaginal incluye una
narcissticamente tan dolorosa ele la castracin materna. En es- gran parte ele inhibicin histrica y que, por lo tanto, est
tas mujeres la vagina no se "abri" nunca, por as decirlo, des- psquicamente condicionada. En estos casos se impone al ana-
de el punto ele vista ergeno; su cloaca ergena se ha vuelto lista la bsqueda del probable condicionamiento psquico tan-
a cerrar, como normalmente debe suceder en el hombre. to ele la "apertura" como de la "cerrazn " ergena de la va-
Desde el punto de vista ele las inhibiciones psicgenas el gina femenina .
caso siguiente, el ele las frgidas totales, es el ms demostrati- As, el que sbitamente se levante la inhibicin en las
vo. En estas mujeres, cualquiera sea la zona excitada la fun- frgidas totales, autoriza a preguntarse, qu parte se debe en
cin ertica parece abolida; ninguna caricia parece ser capaz las frgidas parciales a una perturbacin biolgica de la evo-
de excitarlas. Hay aqu la mayor represin posible de los com- lucin y qu a una inhibicin psicgena. Cuando nos encon-
plejos de Eclipo activo y pasivo; el cltoris parece haber renun- tramos en presencia de una clitorclica con anestesia vaginal,
ciado a la madre, a sus fines pasivos, como la vagina renunci qu parte tienen estos dos fenmenos en cada caso? Slo un
en bloque a sus fines pasivos, al padre, al hombre. Pero esto largo anlisis permite decidirlo.
es slo aparente: un buen da, bajo la influencia ele la vida Un principio semejante parece gob ernar la psicosexuali-
-o del anlisis- una u otra zona llega a despertarse, a veces dacl de la mujer: se puede levantar las inhibiciones; lo adqui-
con gran violencia. En estos casos la zona vaginal toma por rido, en cada caso, tiende a conservarse.
128 MARIE BONAPARTE
Con excepcin de algunos pocos casos citados, casi no

conozco casos de regresin de la funcin vaginal a la funcin
clitordica. La mujer con erotismo vaginal, generalmente lo
conservar despus de la menopausia, aun a pesar de una even-
tual disminucin biolgica del impulso ertico. La vaginal
CAPTULO V
cuya sensibilidad clitordica se excitara, por ejemplo, con la
influencia de un anlisis, no perder por eso su sensibilidad
vaginal. Asimismo, una clitordica puede alcanzar la funcin EL ROL FORMATIVO DEL HOMBRE PARA
vaginal cuando se levanta la inhibicin, sin perder por eso la LA SEXUALIDAD DE LA MUJER
funcin clitordica. En efecto, las funciones nerviosas una vez
verdaderamente adquiridas pueden muy bien estar veladas
por inhibiciones pasajeras, pero en tanto el organismo no su- a) LAS INICIACIONES ERTICAS COMPARADAS
fra una degeneracin irremediable, conservan el carcter de REALES O EDPICAS.
irrevenibilidad.16
TODAS LAS VIVENCIAS sexuales de una persona dejan rastros en
su sexualidad. Cuanto ms nuevo, cuanto ms virgen es el
terreno sobre el que se imprimen estos rastros, tantos ms de-
cisivos sern. Por eso las primeras seducciones que la nia
vive, merecen en este ensayo un captulo aparte.
Ahora bien, hay dos grandes tipos de seducciones a la
que la nia puede ser sometida: las anteriores a la posibilidad
del placer terminal, que tienen lugar durante el dominio del
placer infantil, preliminar, difuso, y las que consiguen desen-
cadenar en la nia, por primera vez, el orgasmo.
Como ya lo indicamos, la manera como una nia "apren-
de" el placer terminal, por la vagina o por el cltoris no pue-
de ser indiferente. Es cierto que la acentuacin preexistente
de una u otra zona ergena traza de antemano el camino
hacia las sensaciones genitales, acentuacin debida en parte a
16 Nota de 1955: Queda sin embargo un problema sin solucin la constitucin y en parte a las vivencias infantiles. Pero a
cierta. Dnde reside la sensibilidad interna de las mujeres vaginales? a su vez el pasaje del orgasmo por cierta va nerviosa tiende
Sensibilidad profunda ms all de la poco sensible mucosa vaginal, como
postulan KEGEL (Sexual Functions of the Pubococcygeus M uscle, 1952) a profundizarla y a hacer de ella la va ertica elegida, gra-
y otros gineclogos? O reflejo clitordico inducido vaginalmente? La cias al automatismo de repeticin que rige al instinto. Por
histologa no ha dado respuesta . oposicin al hombre que siempre hace y lleva con l las
De cua lquier manera, las afirmaciones de KINSEY en Sexual Behavior formas propias de su sexualidad, con su zona ergena domi-
of the Human Female (Filadelfia y Londres, 1953, p. 84) relativas a
"la imposibilidad biolgica" de un orgasmo vaginal, no pueden tomarse, nante, su pene activo y resistente, la mujer, ms infantil, pa-
ni an por Kinsey mismo, al pie de la letra. siva, plstica, tanto ms cuanto ms femenina es, recibe fcil-
Pero ms deplorable es la omisin de KROGER y BERGLER en Kinsey's mente la impresin que se le da. Es lo que Freud indic,
of Female Sexuality (New York, 1954) de la bisexualidad funcional que cuando escriba en los Tres ensayos sobre la teora de la se-
se encuentra en la base de las anestesias vaginales, totalmente referidas a
inhibiciones neurticas por estos autores. xualidad, que por seduccin, la mujer como el nio, es sus-
130 MARIE BONAPARTE
mal, no neurtica y sexualmente satisfecha. La joven del pri-
ceptible de adquirir todas las perversiones. Puede tambin mero, en cambio, lejos de haber seguido viviendo los juegos
adquirir, bajo la influencia del hombre, la normalidad? sexuales de su temprana infancia corno una iniciacin, slo
Conozco algunos casos de seduccin precoz, que, relacio- recuerda las prohibiciones que les pusieron fin y que p ara
nados con la forma que tom luego la sexualidad adulta de ella, condenaron toda la sexualidad. Se volvi delicada, refi-
la mujer pueden ser interesantes de referir. nada, cpaz de sublimar, concertista o pintora quiz, pero pre-
Un caso de incesto para comenzr : Una nia de diez a sen ta distintos sntomas neurticos. Rechaza toda sexualidad
doce aos, no formada an, es seducida por un hermano de corno algo demasiado "grosero'', quiz se prohiba casarse y si
dieciocho aos al que adoraba desde su infancia. No hubo ms no obstante se casa para obedecer a sus padres o porque un
que coitos normales; pronto la nia tiene reacciones, satis- joven de aspecto delicado le haya agradado, no vibrar con
facciones erticas, absolutamente normales. Al cabo de ms las caricias demasiado "groseras" de su marido. En resumen,
de un ao los padres descubren las relaciones incestuosas, se- ser una mujer frgida, insatisfecha y neurtica, que segura-
paran a los delincuentes, envan lejos al hermano. La nia mente har infeliz a su marido y a s misma, y eventualmente
pretende no haber tenido la impresin de "hacer algo malo" a sus hijos.
,1 durante todo el curso de la pasin fraternal. No parece haber Este puede ser el fin de una seduccin descubierta y cas-
adquirido luego una impresin muy fuerte a pesar de las san- tigada.
ciones familiares y el hecho que el padre le haya advertido Dnde reside entonces la d iferencia, desde el punto de
solemnemente que eso era muy feo. El ideal que este her- vista de la evolucin de la sexualidad, entre el caso imaginado
mano mayor representaba deba tener para ella demasiada por Freud y el caso al que me he referido, ambos situados en
fuerza; su "permiso de lo sexual" deba oponerse demasiado el "primer piso"? Evidentemente, tratndose siempre de cues-
victoriosamente a las condenas del ambiente y del padre mis- tin econmica, de relacin de cantidad, puede decirse que
mo. Cuando ms tarde la joven se cas, tuvo para con su en el caso citado por m los padres fueron menos violentamen-
marido, una funcin ertica clitordica-vaginal normal que te represores que en el otro caso, y que el instinto de la joven
permita regularmente la satisfaccin en el coito. Las leccio- delincuente deba ser ms resistente, ms fuerte. La Tesultante
nes del hermano iniciador no se perdieron. de una cupla de fuerzas equivale a la suma algebraica de las
Esto suceda en una familia muy respetable de burgue- fuerzas. Podramos establecer aqu una frmula, recordando
ses acomodados y no entre proletarios; suceda en "el primer al mismo tiempo los experimentos de Pavlov.
piso" y no en "la planta baja". Como sabemos, en las leccio- Representemos con u na forma algebraica la seduccin por
nes de Introduccin al psicoanlisis 1 Freud imagina un caso el hermano -o por la compaera- y la represin que le
de seduccin de dos niitas: una, hija de burgueses del "pri- sigue en los tres casos mencionados:
mer piso" y, la otra, hija de los proletarios que viven en la Excitacin por seduccin sexual : cantidad x
"planta baja" (llammosla la hija de la portera). Se descu- Inhibicin por descubrimiento y sancin moral: canti-
bre el delito: la nia del primer piso tiene una educacin dad y
cuidadosa, moral, severa, que la convierte en una nia virtuo- X - y =Z
sa y completa. A la nia de "la planta baja" se le permite co-
rrer libremente por las calles y frecuentar promiscuamente a Si x es mayor que y, la suma algebraica z tendr signo
otros nios. Esto hasta la pubertad. Luego se casa, suponga- positivo. Las reacciones ulteriores, los "reflejos" adquiridos
mos, con un obrero y se transforma en una joven sana, nor- en el curso de la excitacin por seduccin tendrn durante
toda la vida, en situaciones anlogas, signo positivo. La res-
1 Vorlesungen zur Einfhrung in die Psychoanalyse, 1916-17, puesta a las excitaciones anlogas seguir siendo positiva.
XXII, Vorlesung.
1
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11
132 MARIE BONAPARTI!
Si por el contrario y es mayor que x, la suma algebraica
> Debemos entonces resignarnos a prescindir de l, sin re-
z tendr signo negativo; prevalecer la inhibicin, las excita-
ciones sexuales posteriores desencadenarn todas las veces el nunciar por eso al estudio cientfico del psiquismo como tan-
reflejo inhibitorio, la sexualidad estar trabada. tos "sabios" se ven llevados a hacerlo.
Este ltimo caso se produce en la nia del "primero" Retomemos entonces el caso citado de la nia seducida
,J
imaginada por Freud; el primero se produce en la nia de por su hermano. Seduccin indudablemente ventajosa desde
la planta baja y en aqul al que me he referido. el punto de vista de la funcin ertica. En este caso el signo
de la resultante z fue positivo, ya que el sentimiento de
Caso de Freud del primer piso: culpa no logr sofocar la funcin instintiva.
x<y=z<O Pero el signo positivo de z que expresa la persistencia
de la respuesta positiva a las excitaciones anlogas a la ex-
citacin x primera, no siempre es tan acertado. Porque aun-
Caso de Freud de la planta baja:
que de signo positivo, x puede tener este signo, si podemos
!, x>y=z > O decirlo, all donde no debera. Por supuesto que aludo nue-
vamente a las dos zonas ergenas de la mujer.
Caso citado por m: Conoc otra mujer que perteneca a un ambiente tan
distinguido como el de la nia del primer caso. En su in-
x>y=z>O fancia, aproximadamente a los nueve aos, esta mujer fue
seducida por un hombre adulto: esta vez un sirviente de los
No hay que hacerse ilusiones por cierto con la aparente padres. Arrastraba a la nia a los ms oscuros rincones de
simplicidad de esta frmula; x e y son cada una la resultante los corredores donde la masturbaba clitricamente sin tratar
de cientos de elementos imposibles de aislar y que varan en de poseerla. Estas relaciones duraron algunos meses, quizs
el curso de la vida. A estos elementos se agregan otro:s, lo un ao, hasta que echaron al sirviente, que no haba sido
que en un momento dado puede modificar la resultante e in- descubierto.
cluso hacerla cambiar ele signo, temporaria o definitivamente. Ahora bien, esta mujer fue ms tarde exclusivamente
La cura psicoanaltica se basa en esta ltima posibilidad. Pero clitordica. Ninguna posicin, ni siquiera de contacto con el
generalmente los elementos constitutivos ms constantes de x cltoris poda conducirla al orgasmo en el coito: slo podan
o de y han siclo incorporados en una edad muy temprana al satisfacerla las caricias externas, en las que el pene no to-
psiquismo, al inconsciente, al ello y al supery. Por lo tanto, caba el cltoris. Esto era siempre as, a pesar de numerosos
la respuesta ertica ele un determinado individuo -natural- cambios de compaero.
mente con un compaero capaz de despertar la excitacin- z positivo se haba realizado bien, pero como el signo +
conservar una relativa constancia; ser una respuesta de tipo estaba "mal colocado'', la seducin precoz pareca haber sido
individual, ms o menos difcil de modificar. en este caso nefasta a la funcin ertica adaptada al acto
Mientras no sepamos medir las fuerzas psquicas, des- normal.
afortunadamente nuestra frmula permanecer vaca de ci- Conozco otros casos en los que el orgasmo experimenta-
fras exactas. Vemos que la resultante z participa en la vida do, aprendido, por primera vez por el cltoris, parece sellar
de todos; sabemos que el instinto, la psique, la vida, estn para siempre la sexualidad de la mujer.
gobernados por las mismas leyes cuantitativas energticas que Sin embargo, frente a ejemplos semejantes se plantea
gobiernan todo el universo fsico . .. , pero desgraciadamente una pregunta: No sera demasiado simplista atribuir toda
no se ha inventado todava el psicmetro. la orientacin posterior de la funcin ertica femenina a
estas seducciones?

I[

134 MARIE BONAPARTE

\ LA SEXUALIDAD DE LA MUJER
clitordica, experimentaba con la mayor facilidad plena sa-

135
El erotismo de la mujer, al igual que la psicosexualidad tisfaccin en el coito normal. Ella piensa que sobre todo en
humana, se edifica efectivamente sobre tres amplios estratos: la pared vagina-rectal, pero como a menudo sucede en la
constitucin, restos edpicos, formaci n prepuberal o adulta. mujer con sensibilidad interna, no puede localizar muy bien
Quin puede por lo tanto afirmar que en las mujeres ciel lugar donde siente el placer.
i tadas la cantidad de libido con la que efectivamente estaba
cargada una u otra zona ergena no er a tal que indefectible-
Tales casos muestran la independencia relativa de las
zonas ergenas, ya que un largo hbito de masturbacin cli-
mente el orgasmo deba partir de una u otra de estas zonas? tordica no perturb la receptividad vulvo-vaginal. El caso
Efectivamente el largo placer preliminar, el primero que se mencionado es tanto ms demostrativo cuanto que esta mu-
conoce en la infancia, poda corresponder indistintamente a jer p arece dotada de un impulso sexual bastante dbil y
una u otra zona, a la vulva o al cltoris, aunque el flico puede vivir castamente sin sufrimiento aparente durante
cltoris haya podido tener la primaca en su tiempo. Pero meses, entre aventura y aventura, siempre breves.
el placer terminal, descarga explosiva de una acumulacin
Lo que aqu complica la interpretacin de los hechos,
explosiva de libido, quizs slo poda producirse all donde
es que la predisposicin no slo a las neurosis sino a los ti-
la constitucin del individuo acumul de antemano la ~ar
pos de carcter y de psicosexualidad como tambin a los ti-
ga exp losiva ms fuerte. Habra aqu un brillante y decisivo
pos de seducciones prepuberales, puberales y adultas, est
ejemplo de "complacen cia som tica".
siempre dada por la convergencia de dos factores: los cons-
Entonces podramos suponer que segn los casos, segn
titucionales-heredados y las vivencias significativas de la pri-
la constitucin bisexual ms o menos fuerte de cada nia,
la carga libidinosa ms fuerte se encuentra, congnitamente, mera infancia.
tanto en el cltoris como en las paredes vulva-vaginales y en Ahora bien, estas vivencias implican todos los trauma-
los labios. Prescribira de antemano la va por donde partir tismos, todas las emociones edpicas sobre los que deberemos
por primera vez el orgasmo, en el momento de la primera volver una vez ms para examinarlos a la luz de lo que de-
seduccin por otros o por s misma. Si en este caso, la se- seamos decir.
duccin hubiera sido dirigida a la otra zona, ms dbilmente Sin embargo, a la inversa de las seducciones reales, los
cargada, sta hubiera permanecido inoperante, no hubiera hechos edpicos generalmente slo suceden en la imaginacin
tenido "xito", es decir slo hubiera predominado el placer \ del nio; los padres, el padre en particular, que no se ocupa
infantil que ya ha conocido, y no el placer terminal, pr- J de los cuidados higinicos de su hija, no la seduce en el
dromo de la sexualidad adulta. sentido estricto de la palabra. As, con las emociones, con las
Pero parece que an de antemano en otras mujeres, las fanta sas edpicas infan tiles nos encontramos frente al mis-
dos zonas, la clitordica y la vulva-vaginal, cada una a su vez, terio y las tinieb la s que lo envuelven an te el ojo adulto, de
y desde los primeros contactos, pueden proporcionar el pla- la eficiencia incomprensiblemente poderosa de lo no reali-
cer terminal. En efecto, conozco una mujer de apariencia zado.
bastante viril que conserv la costumbre de masturbarse, lue- Cuando Schopenhauer escribi que el nio vive en la
go que una sirvienta les ense a hacerlo a ella y a su her- "representacin" enunci una verdad ms profunda de lo que
mano. Tena entonces seis aos; continu masturbndose en a primera vista parecera.
forma espordica y siempre clitordicamente, hasta los trein- El nio no vive por cierto en la "representacin" serena
ta aos. Slo entonces se entreg por primera vez a un hom- en la que pensaba el filsofo. Por el contrario, el nio vive
bre. Ahora bien, despus de algunos coitos, y luego de haber presa de la torturante "voluntad" del gran pesimista. Por lo
sido verdaderamente desflorada, bruscamente se encontr general, el nio no es ms que un gran deseo tenso e impo-
adaptada a la funcin vulva-vaginal y con o sin preparacin
/ \\
1
lf' 136 MARIE BONAPARTE LA SEXUALIDAD DE LA MUJER 137
1
'!,. tente. Pero la proposicin de Schopenhauer se torna muy H allamos entonces nuevamente, aun sin seduccin infan-
cierta si modificamos una palabra: el nio vive en la imagi- til, la frmula:
nacin. X - y= Z
Ahora bien, en la imaginacin reina la realidad psquica,
preformadora de nuestro ser en un grado por lo menos igual referente a la resultante de las excitaciones y de las inhibi-
al de la realidad fsica, que a veces no se reconoce o ni siciones edpicas preformadoras, junto con la constitucin, de
quiera se siente. Una ley semejante parece desprenderse de la toda la psicosexualidad futura.
observacin de los hechos, tal como los presenta todo psico- Como ya lo hemos dicho, la masturbacin infantil es una
anlisis: las emociones infantiles edpicas actan como si se preparacin para la sexualidad adulta, que cumple con res-
realizaran. El nio vive su deseo como realidad. Por h aber pecto a sta un rol anlogo al de los juegos del nio en rela-
deseado la unin incestuosa con uno u otro de sus padres y cin con las futuras actividades sociales del hombre. De la
la muerte de uno u otro vivido como rival, el nio experi- misma manera, el o mejor dicho los complejos de Edipo del
menta los mismos sentimientos de culpa que si hubiera reali- nio, pueden parecernos una especie de juego psicosexual pre-
zado estos "crmenes". De donde la inhibicin que se vin cula paratorio de la psicosexualidad ulterior del hombre o la
luego a la idea de asesinato y de sexualidad . . mujer.
Se desprende adems otra ley: la manera como el nio El nio juega a amar y a amar sexualmente, totalmente;
fantasea la sexualidad, la posesin activa o pasiva de la ma- y al decir esto no pretendo desvalorizar los complejos de
dre o del padre, preforma toda su futura actitud psicosexua l Edipo.
ertico-carnal. En las fantasas edpicas, en las fantasas in- En efecto, como Freud lo puso de manifies to, el carcter
fantiles, la pasividad masoquista predispone a las actitu des del juego no es la falta de seriedad sino la falta de relacin
feminoides, trtese de Ja nia o del varn. La actividad flica con la realidad. N o se puede negar que durante sus complejos
acentuada crear tambin, en la nia y en el varn, un "ende Edipo los deseos del nio carecen en gran parte de rela-
grama" a partir del cual se formar ms adelante la funci n cin con la realidad, aunque el nio con sus ciegos impulsos
ertica del adulto. instintivos, generalmente no lo vea con claridad, a diferencia
de lo que ocurre en el juego. Sin embargo, queda en pie
Por otra parte, en este perodo el nio no se priva de el hecho que cuando el n io fantasea casarse con su ma-
ejercicios masturbatorios preparatorios para su sexu alidad. La clre o la nia con su padre, por debaj o de estas fan tasas so-
masturbacin no siempre le proporciona el placer terminal, beranas, algo en ellos presiente que no se realizarn.
pero el placer preliminar basta a veces para trazar las vas, Adems, as como a menudo se abandona, sobre todo en la
basta sobre todo para vivir, en forma indeterminada, indefi- nia, la masturbacin infantil que no alcanza el orgasmo; as
nida, asintomtica, si puede decirse, las no menos intermina- como se abandona, por su fracaso total, la solitaria investiga-
bles fantasas edpicas. cin sexual infantil; as, cada complejo de Edipo infantil ter-
Es cier to que la forma de las fantasas edpicas est d ada mina por declinar a causa misma de las imposibilidades rea-
en parte por la constitucin, pero a su vez, las fantasas-efec- les de realizarlo. Esto sucede independientemente de las cau-
to, condicionan toda la sexualidad futura. sas externas inhibidoras que secundariamente lo condenan en
De lo que predomine en estas fantasas, excitacin amo- todas las civilizaciones humanas.
rosa edpica o inhibicin moral edpica surgida de las prohi- Para que desp us de la primera decepcin edpica in-
biciones, por la masturbacin edpica y de la culpa derivada, fantil, despus de los juegos sexuales de la primera infancia
depender entonces que el nio lleve a su vida adulta una entre los nios, tan frecuentes entre los primitivos y hasta
sexualidad a salvo o naufragada. entre nosotros, el nio osara en la pubertad disputarle la
1
1 l\
madre al padre envejecido desafiando la autoridad de los hecho nuestros padres. Pero slo el ltimo caso ser verdade-
machos viejos, la humanidad debera regresar hasta la edad ramente nefasto a la funcin ertica, en virtud de la predo-
de las cavernas e incluso ms atrs. minancia de la inhibicin.
l Pero entre nosotros el fracaso del complejo de Edipo in-
fantil es generalmente definitivo. En la pubertad el hijo y la
hija deben volverse hacia extraos. En tonces, en el caso ms b) Los ROLES RESPECTIVOS DEL PADRE, DEL HERMANO
, favorable, los complejos de Edipo de nuestros nios civiliza-
dos sufre n el destino ideal de la represin exitosa: hundimien-
Y DEL DESFLORADOR.
to de las representaciones edpicas infantiles en el incons- El hombre se acerca a veces al desprendimiento pulsio-
ciente, con desprendimiento, conservacin y puesta a la dis- nal del complejo de Edipo, que para realizarse debera vencer
posicin de la psicosexualidad, de las pulsiones y emociones
1 libidinosas y aferentes liberadas al trmino de la evolucin.
No obstante, este caso absolutamente ideal de represin
el automatismo de repeticin de los instintos. Dado que ge-
neralmente desde su infancia la mujer queda siempre ligada
a su complejo de Edipo pasivo, seguramente no puede alcan-
de las representaciones condenadas, con conservacin y libe- zar nunca este desprendimiento en el mismo grado que el
racin de las pulsiones, generalmente no se realiza nunca en hombre. Freud me lo dijo un da metafricamente: "El padre
forma total gracias a la inercia reinante en el dominio de los tiene siempre la primera hipoteca sobre el corazn de una
instintos. En algunos casos, una parte de las pulsiones pue- mujer; el esposo slo tiene la segunda".
de seguir el destino de las representacion es edpicas sumergi- Como ya lo vimos, si el cltoris se excita en primer lugar
das en el inconsciente, conservrseles fieles, por as decirlo, bajo el signo de la madre, primero pasivo, luego activo; la
privando as a la psicosexualidad adulta de la correspondien te vagina, anexa a la cloaca receptiva parece "abrirse" bajo el
fuerza promotora. La represin fue entonces excesiva, sobre- signo del padre, del complejo de Edipo p asivo. Tanto por la
pas su meta. En otros casos, la fidelidad de las pulsiones a calidad como por la cantidad del amor que dispensa a su
las represen taciones se produce en otro sentido, del otro lado, hijita, el padre no puede menos que tener un rol decisivo en
digamos, de la barricada. Las pulsiones no reprimidas son en- esta "apertura" (eco lejano, parece, de la apertura embriol-
tonces las que atraen las representaciones edpicas de antao gica de la vagina por desaparicin del tapn vaginal) .
vueltas a surgir del inconsciente, seguramen te con desplaza- Pero se podr objetar: la nia, en el complejo de Edipo
mientos que las hacen irreconocibles. En estos casos la re pre- pasivo, y el varn, en el complejo de Edipo activo, ambos
sin no fue exitosa, ha fracasado parcialmente. Entonces segn preformadores de la sexu alidad, estn condenados a la decep-
que en los complejos de Edipo de un individuo hayan predo- cin amorosa, no slo cultural sino tambin biolgicamente.
minado excitaciones o inhibiciones edpicas, tendremos dis- Cmo se explica entonces que la fatal decepcin inhe-
tintos cuadros adultos: o el del individuo que, con furor des- rente a los complejos de Edipo sea en unos casos inhibidora,
enfrenado busca sin saberlo las imgenes parentales en la desadaptadora, patgena y en otros no lo sea?
eleccin amorosa, o el del hombre o la mujer que al reconocer En el caso del varn, la fuerza biolgica fundamental de
inconscientemente al objeto edpico en cada objeto amoroso, la libido, la mayor cantidad de libido en un rgano altamente
retroceder ante la prohibicin edpica. diferenciado, mejor adaptado a su funcin que en la nia, le
En los dos ltimos casos la consecuencia ser u n a des- permite ms frecuentemente que a sta superar victoriosa-
adaptacin a la realidad, una especie de perturbacin de la mente la inevitable decepcin edpica. Como lo manifest
visin psquica por proyeccin en el mundo exterior de nues- Freud en La declinacin del complejo de Edipo, para que el
tras fantasas internas. Esto impide discernir bien que los hombre pueda conquistar una sexualidad adulta normal, es
otros hombres y mujeres que pueblan el mundo no son de necesario que de nio haya superado en parte la prohibicin
1~
/
1, 140 MARIE BONAPARTE
1,(' re que el padre la ame, que la busque, que est todo el tiem-
,. . ,
del incesto. Esto significa que el nio ha salvado gran parte po con ella, que la acaricie, la penetre, la fecunde. Quiere te-
rj
1
de sus pulsiones edpicas de las amenazas de castracin y que
el mpetu de su sexualidad no se ha estrellado contra la ame-
naza cultural de castracin. Las pulsiones deben ciertamente
ner, como la madre envidiada, un hijo suyo. Evidentemente,
los mecanismos de estos actos fisiolgicos no estn claros en
su mente infantil, que ignora el esperma y la vagina. Pero por
abandonar el objeto materno incestuoso, pero la libido, narci- sus pulsiones, de objeto viril y orientacin pasiva, la nia es ya
ssticamente salvada por el amor del varn por su propio pene, enteramente, una mujer en miniatura.
investir otros objetos tanto como sea posible. Digo "tanto El padre, si es normal, ama a su hija, la prefiere a su o
como sea posible" porque Freud tiene indudablemente razn sus hijos. La pone en sus rodillas, la acaricia, la mima, y la
al manifestar que en nuestra sociedad, hay probablemente muy nia se abre a este amor. Sin embargo, en el fondo de s mis-
pocos hombres que gocen de la totalidad de su potencia vi- ma, la frustracin acecha, los celos rondan, aun si no tiene
ril.2 Una parte ms o menos grande de la potencia viril debi hermanas. Por qu Pap sale tanto con Mam? Por qu a
sucumbir en la infancia al complejo de castracin inhibitorio. la noche se encierra con Mam en su cuarto, sin m, para dor-
Como quiera que sea, el mpetu libidinoso biolgico, gene- mir con ella? Por qu cuando estoy enferma y Pap y Mam
ralmente ms fuerte en el macho que en la hembra, es un po- ponen mi camita al lado de la de ellos, se oyen esas quejas,
deroso suplemento en la evolucin normal de la sexualidad esos suspiros? Por qu se acuesta Pap con Mam y no conmi-
del h ombre. go? Y no hablo aqu de los pobres, entre quienes el hijo for-
Muy distinto es el caso de la mujer. El impulso libidinoso zosamente duerme en la habitacin de los padres.
activo del que el cltoris es portador debe interrumpirse para As se agitan los celos infantiles, y el destino de la nia,
que la mujer pueda alcanzar su propia funcin ertica. Esta verdaderamente precursor del de la mujer, es de estar con-
rotura, causada en parte por el complejo de castracin bio- denada a compartir; es un destino de celos, de despecho. Y
lgica es la que inaugura el complejo de Edipo pasivo de la por qu mi padre me rechaza como si yo lo aburriera, cuando
, nia, causa psquica de la sexualidad propiamente femenina. quiero abrazarlo largamente? Por qu me echa de su escrito-
A partir de ese momento la orientacin de la sexualidad de rio cuando quiero jugar con sus papeles y lpices? Y cul es
la n ia ha cambiado de direccin; se dira que la nia ha ese misterioso "trabajo" por el que est tanto tiempo afuera?
elegido entre su virilidad y su feminidad; los fines de las pul- Y la nia, anunciando tambin en esto a la mujer, cela desde
siones, de activos se han vu elto pasivos, aun cuando el clto- entonces las ocupaciones, el trabajo del hombre, que a su
ris convexo sea portador, durante un cierto tiempo, de pul- parecer lo distraen demasiado de su amor por ella.
siones de fin pasivo. El padre preside este proceso como un Y es que la nia no aspira slo a obtener amor psquico
dios soberano. Tratemos de imaginarnos qu puede entonces del padre. En efecto, hacia los tres, cuatro, cinco aos, no ha
ocurrir en el alma infantil. La madre, originalmente castrado- descubierto acaso la nia, y desde hace tiempo ya, el placer
ra y castrada ella misma, ha sido ms o menos abandonada a emanado no slo de la totalidad de su superficie cutnea, sino,
causa de un rencor enorme; en su lugar se ha elegido al padre sobre todo, de su zona ergena genital? Cuando la nia se
portador del falo, La mayor parte del amor dirigido en un sienta sobre las rodillas de pap, o cuando pap, para diver-
principio a la madre ha sido transferido al padre. Con todo tirla, la instala a horcajadas sobre su espalda, busca el ms
su organismo que madura y con todo su psiquismo expresn- ntimo contacto de sus zonas sensibles con el padre amado;
dolo, la nia aspira oscuramente a ser el objeto amoroso del busca de obtener del dios que adora, el mximo placer acce-
padre, adorado, en sentido psquico y en sentido fsico. Quie- sible a su cuerpecito. Pero si Pap percibe todo esto, o si sim-
'1 plemente est cansado de estos juegos, interrumpe la cabal-
2 Schlusswort der Onanie Diskussion (Conclusin a la discusin gata a horcajadas o deposita en el suelo a su hijita frustrada,
sobre el onanismo), en Die Onanie (El onanismo), 1912,
142 MARIE BONAPARTE 143
LA SEXUALIDAD DE LA MUJER
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destronada de sus divinas rodillas. La nia atribuye regular- han "entregado" psquicamente al padre en forma definitiva.
mente toda prohibicin moral, todo cansancio de los padres, Puesto que ste, dios reinante en el reino de la infancia, no
a falta de amor. Si Pap me deposita en el suelo cuando quiero las ha aceptado, ningn otro hombre podr poseerla. Se di-
1 aquel placer, es porque no me quiere tanto como para pro- ra que en estas mujeres, la vagina receptora, "abierta" ps-
porcionrmelo. A la decepcin psquica por celos de la mujer ' quicamente en un momento, durante el complejo de Edipo
1 adulta que el padre prefiere sexualmente -la madre o quien pasivo, se ha vuelto a cerrar psquicamente a fuerza de esperar
la reemplace- se agrega el no menos grave rechazo de la soli- en vano a aqul que no poda llegar. Habra aqu una inhibi-
citacin amorosa fsica de la nia, impotente y frustrada. La cin por espera intil, por frustracin. En estas mujeres que
primitiva frustracin amorosa, la que la nia siente hacia los morirn con su himen, parece haberse realizado por fidelidad
cinco o seis aos, a partir del primer florecimiento de su psi- una verdadero cierre de la vagina.
cosexualidad femenin a, se compone de todo esto. La primera
flor de su amor se marchita, y a veces, si la helada que la Quiz hayan conservado la zona clitordica, que se ejer-
dobl fue demasiado in tensa y la planta demasiado delicada, citar entonces de vez en cuando con la masturbacin. Las
nunca ms podr volver a florecer verdaderamente. fantasas que acompaan a esta actividad son, desde el punto
de vista psicoanaltico, entonces muy interesantes de estudiar.
No obstante, en otros casos, los dioses, o mejor dicho el
dios, es ms clemente. En efecto, el padre en nuestra sociedad Es raro que sean conscientes, pero cuando se llega a po-
cultural, no podra nunca satisfacer verdaderamente las aspi- nerlas en evidencia, a menudo se percibe que por debajo de
r aciones fsicas, sensuales de su hija, nunca podra ser su ini- las fan tasas relativas al padre, otras fantasas ms profundas
ciador real a la sexualidad. Pero por esto mismo tiene mayor han permanecido orientadas h acia la madre; la madre del
obligacin de amarla con profunda ternura, de dedicarle ese complejo de Edipo activo al que el cltoris permanece fiel
amor largo y constante que puede precisamente tornarse sexual a su manera. Se dira que estas mujeres h an sufrido una par-
cuando est obstaculizado y que es el amor sobre el cual se ticular "viscosidad" de su libido, de una enfermedad crnica
edifica la familia humana duradera. As dispensada, la ternura de fidelidad. Demasiado fieles a la madre en el inconsciente,
del p adre constituye el clima donde mejor evoluciona la se- han conservad~ltoris para ella; demasiado fieles al padre ,
xualidad femenina. por amor a l han cerrado la vagina a otros hombres. La
Cuando la nia recibe ternura, amor, aunque de fin infidelidad del cltoris es positiva, la de la vagina negativa; por
hibido, consiente mucho ms fcilmente en adoptar la actitud fidelidad el cltoris persigue mientras que por fidelidad la
psicosexual que la naturaleza Y' el hombre exigen de la mujer, vagina evita. Con estos casos como ejemplo, vemos cun justa
con todos los riesgos narcissticos y vitales que esta actitud im- es la ley enunciada por Freud en su ensayo Sobre la sexualidad
plica. La penetracin del cuerpo ser una herida: qu im- fem en ina, y segn la cual todo lo relativo a la madre, a los
porta p ara la que es amada? El sufrimiento esperado se vuelve complejos de Edipo de la nia, es luego transferido en bloque
goce soado. El masoquismo femenino termina. El parto al padre: la misma fidelidad sigue esta ley.
implica peligro de muerte? A quin le preocupa, en el reino Pero generalmente la ternura del padre por su hija no es
del amor? A cambio de amor, la mujer acepta todos los peli- tan fatal para la psicosexualidad de sta. Al contrario, puesto
gros; muchas veces se entregara definitivamente si el hombre que la sexualidad de las mujeres es como los buenos frutos de
quisiera conservarla y no fuera el primero en frustrarla, a nuestras huertas: necesitan del sol para madurar. Si fal ta el
veces sin remedio.
Es aqu donde reside a veces un obstculo edpico p ara 3 Cf. los perros de Pavlov que ya no reaccionan a la seal cuando
el establecimiento de una p sicosexualidad normal posterior repetidamente sta no ha sido seguida de alimento. Pero en el perro,
que permita el casamiento y la m aternidad. Muchas nias se animal menos "cerebral" que el hombre, el reflejo reaparece cuando con
la nueva seal vuelve a presentrsele el alimento.
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144 MARIE BONAPARTE LA SEXU ALIDAD DE LA MUJER 145
1
1/,
1. !
amor del padre a la nia, madura la rebelin en su corazn. el padre debe rechazar toda la parte sensual de las solicitacio-
El hombre puede albergar rebelin en su corazn sin daar nes de su hijita.
su virilidad; la rebelin tiene el mismo sentido activo y sdico As, la ternura del padre es la defensa por medio de la
de la virilidad. Pero demasiada rebelda en la mujer, al acen- cu al el padre trata de hacerse perdonar el no poder ser l
tuar su complejo de virilidad, no puede sino perturbar pro- mismo el iniciador de su hija en la sexualidad real.
fundamente su psicosexualidad. Por ms que por rebelda, Esta defensa debe ser elocuente, dado que la nia, igno-
estas mujeres quieran evitar en otros y otros abrazos (comple- rante an de las distinciones abstractas, confunde generalmen-
jo de prostitucin) al padre que las frustr, muchas veces le te, como ya lo indicamos, rechazo por moralidad con rechazo
sern fieles a pesar de ellas mismas. En efecto, a causa de la por falta de amor.
rebelda el cltoris habr reactivado toda su virilidad consti- En efecto, el nio concibe dificultosamente que no se
tucional; a pesar de la prdida del himen la vagina perma- debe hacer lo que se desea en virtud de una orden abstracta:
necer erticamente "cerrada" como se cerr al padre en la su supery no est an verdaderamente constituido. Si el
infancia por frustracin, por despecho, por odio, despus de nio tuviera fuerzas suficientes hara lo que desea; slo se lo
habrsele ofrecido vanamente. impiden los adultos. Entonces, por qu los adultos, pudiendo
Felices de aqullas que han tenido un hermano a quien hacerlo, no se permiten todas las caricias que el nio desea,
transferir las emociones de su sexualidad edpica frustrada! si lo aman realmente? La nia se pregunta: por qu mi pa-
Para ~t~_grnjeres el hermano p_odr. haber sido el salvador dre no me mima tanto como yo quisiera? Porque no me ama
de la heterosexualidad. Si la sexualidad de la nia, frustrada lo bastante. Este reproche al padre es semejante al de un
demasiado violentamente por el padre, no encuentra otro ma- enamorado apasionado, que al querer persuadir a su bella de
cho al que aferrarse, puede en algunos casos desviarse para que se fugue con l, tropieza con su virtud: no me amas lo
sien;!pri"Ciel hombre y regresar a la madre, objeto del complejo b astante, se lamenta.
de_Edipo activo primitivo. Cuando la bisexualidad es lo bas- Ambos, el enamorado y el nio, tienen razn en parte.
tante fuerte y el ambiente favorable, esto no permitir ms Si la joven virtuosa y el padre edpico rechazan la p asin que
que juegos homosexuales del tipo madre-hija con otras mu- los solicita, es que hay en ellos algo ms fuerte que la pasin.
jeres. Sin embargo, tanto la joven virtuosa como el padre ed-
Vemos por lo que precede que un "Charybdis y Scilla" pico pueden amar mucho. Slo que en ellos, una fuerza es
amenaza la sexualidad femenina, que en el recodo edpico debe an ms poderosa: la moral humana es capaz de tener en ja-
evitar la excesiva o la poca ternura. Pero en conclusin y ya que al instinto natural. Pero para el enamorado nada debera
que la mujer, a diferencia del varn, permanece toda s u vida estar por sobre la pasin. Por eso el nio vive como rechazo
ligada a su complejo de Edipo positivo cuyo objeto es el pa- por falta de amor, el rechazo edpico por moralidad.
dre, por debajo de las transferencias a los posteriores machos Ms all de la carne frustrada, slo la ternura, amor su-
protectores, podemos aventurar que el padre corre mucho me- blimado, puede a la larga hacer perdonar al padre su rechazo,
nos riesgo de dispensar demasiado amor a su hija que el de dando a la nia el premio duradero del afecto paterno a cam-
dispensrselo demasiado poco. El hombre ocupado por su mu- bio del cual aceptar la renuncia edpica moral.
jer y su trabajo, corre el riesgo de malcriar demasiado poco a Si el padre tiene como misin prescrita por el destino, el
su hija. Lo que malcra a la nia es mucho ms a menudo la i~jcia;';: su hijita en los sentimientos amorosos -sino en los
rebelda contra un padre poco amante. La ternura del padre placeres objetales~ heterosexuales- y al mismo tiempo la de
es tanto ms indispensable a 1su hija cuanto que en nuestra inlci_arle en la moral milenaria adquirida por la humanidad;
sociedad la iniciacin sexual real le est prohibida y la ternu- al hermano, cuando la nia tiene la suerte de tenerlo, le est
ra paternal es la nica compensacin de este hecho inevitable; reservado un rol muy distinto.
"
Entr_f her_m_ano .y hermana la moral no est an constitui- blemente se incorporar a su sexualidad, a todo su carcter,
da,s;la,.d la tierna edad del par fraternal. Para ellos, la moral un rasgo de pasividad. La seduccin de la nia es menos pa-
venida del exterior, impuesta por los educadores, no est ms tgena, si no para su moralidad, al menos para su sexualidad
que en vas de introyeccin ms o menos avanzada. En ellos futura, siempre que la moral de los educadores no la haya
la naturaleza, a pesar de la complacencia hereditaria, atvica, luego condenado demasiado rudamente.
en tomar hbitos morales, reclama sus derechos con sus instin- Pero mencionemos algunos casos de seduccin fraternal
tos primitivos. favora'rie a la adaptacin p sicosexual, a la funcin ertica de
Por ello, a -pesar de la vigilancia de los padres y sirvien- la mujer. Adems del caso de incesto fraternal prepuberal
tes,~ p~ de las prohibiciones de los adultos, los nios no men cionado anteriormen te, citar aqu otros dos casos de se-
s,Lo se masturban sino que buscan de compartir sus placeres; duccin pasiva precoz de resultado feliz.
~n suma, buscan de vivir su sexualidad objeta!- obstaculiz'd a Conoc una pequea p areja: el hermano tena apenas un
por_ los padres. ao ms que su h ermana. A p esar de toda la vigilancia, tu-
Ya que el hermano est tan prximo a la hermana, qu vieron lugar en la infancia los siguientes juegos: Los nios
hay de sorprendente que los juegos sexuales entre nios sean dorman ambos en la misma h abitacin. Inmediatamente des-
tan comnmente incestuosos? pus que la mujer que los cuidaba sala de la habitacin, el
Creo que la frecuencia de estas relaciones infantiles esca- nio se levan taba e iba lentamente al lecho de su hermana.
pa a los educadores, cegados por su propia amnesia infantil. All la provocaba: "Te desafo a tocarlo!" (su pene). La
En cambio, en los psicoanlisis de nios y de adultos se los nia no osaba hacerlo. . . Pero l prosegua: "Yo me atrevo!"
encuen tra con extrema frecuencia. Y tocaba los rganos genitales de su hermana. Los nios te-
Se ha dicho q ue la "seduccin" en la in fancia era la causa nan enton ces respectivamente cinco y seis aos.
de muchos males. Que se d en un n io, o lo que es ms raro, La n ia haba sufrido u n a grave frustracin edpica: el
en un adulto, la seduccin deja efectivamente huellas profun- p adre prefera mucho ms a su hermano. Concibi entonces
das en la psicosexualidad, en todo el carcter. una inmensa agresin edpica, un odio al padre con todos sus
Pero parece que la "seduccin", aun en la infancia, es avatares. La ,solicitacin amorosa se volvi entonces hacia la
un ar~ de dos filos. No lo comprendi y expres ya Freud, madre, pero lai madre, mujer normal, prefera a su hijo varn,
e' la ficcin del "primer piso y de la planta baja"? La que por lo que se produjo una nueva frustracin.
condena la seduccin a la patogenia, es mucho ms la repre- No obstante, el hermano seductor parece haber sido des-
sin moral -que est implcita ms o menos forzosamente en tinado, en este caso particular, a ser el salvador de la norma-
nues tra sociedad civilizada- que la seduccin en s. Esta se- li:rlad de su hermanita.
duccin forma parte de los ejercicios preparatorios de la se- En efecto los juegos no fueron nunca descubiertos. Tuve
xualidad. de la mujer adulta el relato de aquellas hazaas. Desde el
Sin embargo, la seduccin no slo acarrea males por el punto de vista de la funcin ertica esta mujer era absoluta-
lado de la moral patgena. Puede perturbar la psicosexualidad mente normal. A un largo perodo de latencia sigui el des-
y todo el carcter por otro lado. En efecto, si la mujer tiene pertar por el hombre. La funcin se estableci normalmente,
por misin biolgica el ser pasiva, el hombre debe permane- suceso raro!, desde el primer contacto.
cer activo. Por eso, mientras que los jvenes seductores a me- En este caso, el varn haba hecho a su herman a u n in-
nudo no se daan ms adelante a s mismos - ya que la ac- signe ser~ : le haba enseado a elaborar debidamente "su
tividad seductora debe ser la parte del macho- no es muy d1!_el6" por el- amor edpico imposible; le h ab a en seado a
bueno p ara un varn el ser seducido ya sea por un adulto o poder, cuando es necesario, recurrir a la saludable e indispen-
por otro nio, aunque ste fuera su hermana mayor; induda- ~ab le infidelidad.
148 MARIE BONAPARTE LA SEXUALIDAD DE L A MUJER 149
Veamos an otro caso donde el rol del hermano me es no exista y slo el anlisis pudo reconstruirlo con gran segu-
mucho menos conocido, aunque pueda ser inferido de las reac- ridad. El hermano primaba a tal punto, que todos los aman-
ciones posteriores de la mujer. Se trata de una nia a tal tes respondan a su tipo y que la necesidad de defender al
punto fijada a un padre, que por otra parte la adoraba, que hermano en contra del padre experimentada en la infancia,
durante mucho tiempo pareci muy improbable que se casa- haba sido transferida en la vida a un automatismo de repeti-
ra alguna vez. Su padre la instigaba a que lo hiciera; en vano, cin muy tenaz: esta mujer deba pedir dinero a sus protec-
ella esperara hasta los treinta aos! Entonces se present un tores ricos - que a menudo se lo rehusaban- para sus aman-
joven encantador y ella consinti en casarse. Pero durante el tes pobres. (Este caso rn.e parece aclarar de una manera inte-
noviazgo, un buen da cambi de idea. Paciente, sin renun- resante la psicologa de la nia que da al amante que ama,
ciar, el novio que la adoraba, esper. Era necesario, en efecto, lo que toma a su protector: haba aqu predileccin por el
que el conflicto tuviera tiempo de desarrollarse. hermano "que sabe amar", a expensas del padre edpico a
Esta joven tena un hermano algunos aos menor que quien no se perdona el rechazo.) El anlisis, al levantar las
ella. Creo que el novio debi a este hermano el conseguirla prohibiciones morales infantiles y al sustituir a la severa madre
finalmente. Ignoramos lo qu sucedi en la infancia entre la prohibidora de la infancia, y el analista que analiza "ms
hermana y el hermano, y seguramente ninguno de ellos lo all del bien y del mal", permiti el retorno de la funcin er-
sabe ahora. Seduccin real? Seduccin sentimental? O qui- tica con la transferencia preferida del "hermano". Esto suce-
zs, en parte, ambas a la vez? Queda en pie el hecho que si di despus de una serie de ensayos un poco al azar de en-
esta nia tan fuertemente ligada al padre no hubiera tenido cuentros, a los que el analista se guard muy de oponer su
un hermano, es muy probable que no se hubiera casado, a veto, dado el caso de hipersensibilizacin de la moral. La fun-
pesar del deseo paterno. Es muy probable que no hubiera sido cin ertica resurgi de su larga represin absolutamente nor-
en el matrimonio tan plenamente feliz como lo fue, tanto des- mal, vaginal. Esta mujer, sin duda muy femenina por natura-
de. el punto de vista fsico como desde el psquico. leza, haba reaccionado tanto a la seduccin como a su repre-
Tales pueden ser los resultados felices del apego de un sin de la manera plstica pasiva de la mujer, y aunque cua-
hermano en la infancia, y hasta de la seduccin real por ste. renta aos ms tarde, supo recuperar su funcin con la misma
A la inversa, aun cuando la nia es seducida -siguiendo plasticidad: caso de curacin de una inhibicin histrica en
la regla de la pasividad de su sexo- por un hermano mayor, una mujer nacida por su desgracia, en el "primer piso".
el resultado puede ser de lo ms nefasto. Pero terminemos aqu esta pequea revisin. Bast para
Citar un solo caso que conozco a fondo. El anlisis mos- mostrarnos que si el padre, segn nuestro cdigo c_ultural, nq,
tr que la mujer de que se trata haba sido en su infancia debe iniciar a la nia en el erotismo, el hermano, aun cuan-
realmente seducida por un hermano mayor (caricias, sin do tampoco deba hacerlo por orden de los padres, muy a me-
coito). nudo lo hace. Por eso es muchas veces benfico, aporta una
Los culpables fueron descubiertos y el hermano castiga, correccin a la frustracin edpica, ensea a su hermana a
do. El resultado fue, en la hermana un retroceso total ante la cambiar de objeto, a volverse hacia enamorados de su misma
sexualidad. A pesar de sus muchos amantes y de una vida edad, lo que biolgicamente es deseable, ya que las generacio-
sexual comenzada a los 23 aos, a los 40 aos esta mujer no nes sucesivas deben hacer su vida de la misma manera.
haba podido experimentar nunca el placer terminal con un La hermana tambin puede tener con el varn un rol
hombre, fuese con caricias o con el coito. Slo la masturba- anlogo sustitutivo de la madre edpica, mala iniciadora en
cin vulvo-clitordica se lo produca a veces. Mientras tanto el dominio sexual.
el hermano primaba en su fantasa inconsciente. Digo incons- Pero el rol normalizador del hermano con la hermana es
ciente porque el recuerdo de todos aquellos sucesos infantiles quiz ms importante an. Desde la infancia el hermano pue-
''l
1

I
de tornarse para ella, el macho por cuyo amor haba valido la guntarse hasta qu punto seran favorables a la adquisicin ul-
pena aceptar todas las desventajas, todos los riesgos de la fe- terior de una funcin normal, las desfloraciones artificiales por
minidad. el cirujano. Quizs no habra en esto sino un retorno a una
As, en la formacin psicosexual en general, y ertica en costumbre comn entre los primitivos; en los que la desflora-
particular de la mujer, el.,hombre juega su rol con varios pa- cin de las nias estaba, o est, a cargo de personajes solem-
p~les. En primer lugar el papel del padre o quien lo sustitu- nes. stos evitaran al esposo el duradero rencor femenino por
ya, porque hay nias que en su complejo de Edipo pasivo, han el dolor, y adems por su carcter paternal satisfacan en
visto a diversos actores asumir este rol. Luego con los rasgos del parte los deseos edpicos de la nia, largamente frustrados du-
hermano o quien lo reemplace, primo o camarada, el papel rante la infancia, tal como lo seal Freud en El tab de la
aeJ compaero a medida de la nia, muchas veces su nico virginidad. De una manera u otra, una vez desgarrado el
iniciador_real a la sexualidad objetal infantil. himen, el iniciador tiene la va libre. Es entonces cuando co-
Finalmente, luego del sueo de la Bella Durmiente del mienza el rol iniciador del hombre.
Bosque, del perodo de latencia, aparecer el amante o el es- Si por su constitucin demasiado bisexual, agravada por
poso, el desflorador, con la misin de iniciar a la mujer en la manera como vivi sus complejos de Edipo (fijacin clito-
la sexualidad femenina verdaderamente adulta. rdica a la madre, rebelin contra el padre y rechazo de la
Mientras que en el dominio de la iniciacin. real el padre vagina) la mujer es demasiado exclusivamente clitordica; los
no debe y el hermano puede pero no debe; el que la desflo- esfuerzos mas tiernos del esposo se estrecharn contra este mu-
re debe. ro. La adaptacin al coito no se realizar; la mujer slo ser
El hombre aborda a la joven, Bella Durmiente del Bos- sensible a las caricias externas.
que (excluyo aqu los casos de desfloracin por un hermano Pero si la mujer tiene posibilidades vaginales, exclusivas
o un pequeo amigo) cuya vagina est an cerrada por o aliadas a la erogeneidad conservada por el cltoris, el rol
el himen. En su psiquismo existen vas preformadoras en pri- del desflorador, del ltimo escultor de la estatua femenina
mer lugar por su constitucin, ms o menos sexuada y adems puede ser decisivo.
ms o menos bisexual, constitucin acentuada o corregida por Adems, el hombre no debe olvidarlo nunca: en el placer
las vivencias de la primera infancia, los complejos de Edipo es l el nico amo del tiempo. Es cierto que algunos hombres
activos y pasivos. Primero la madre, luego el padre y los her- pueden "esperar" ms o menos antes del acto o durante su
manos, o quienes los reemplacen, han marcado cada uno su curso, pero algunos ni siguieran tratan de hacerlo. Muy a
impronta en la estatua y con la arcilla proporcionada por la menudo la mujer est sensibilizada a la falta de tiempo. No
naturaleza, han hecho una estatua de mujer ms o menos logra- slo porque en la mayora de los casos necesita fsicamente
da. No obstante, el ltimo toque de la estatua ser dado por el de ms tiempo, sino porque en el placer, tanto como en ge-
que la desflore, por el primer amante, esposo o no de la joven. , neral en el amor, siente el tiempo que se le acuerda como en
La importancia de ste fue siempre reconocida por la sa- signo, una prueba de amor. Puede realmente decirse, modifi-
bidura popular, quien le atribuy incluso ms participacin cando una clebre frmula, que para la mujer Time is lave.
de la que le corresponda, ya que antes del psicoanlisis se Las mujeres con funcin clitordico-vaginal mixta, se en-
ignoraba la sexualidad infantil preformada. cuentran aqu en superioridad frente a las mujeres nicamen-
He aqu entonces a la muchacha vctima del desflorador. te vaginales. Estas ltimas slo tienen el recurso del coito, que
La tarea de ste no siempre es fcil. El dolor no siempre difcilmente puede ser reemplazado por las caricias manuales
puede ser ahorrado a la mujer, y si no es demasiado intenso, internas. Si su funcin es algo lenta, habr menos compaeros
puede ser favorable a la actitud masoquista ergena, tal como aptos para satisfacerla. Antes de pasar al coito en cambio, las
debe ser la de la mujer en el acto sexual. Por ello puede pre- clitordico-vaginales admiten los preliminares (nicas metas de
1)
11
152 MARIE BONAPARTE
1,
tantas clitordicas) . stas, a la vez que reservan el placer ter-

minal al acto normal, sometern a una prueba menos dura
la paciencia del macho en el coito.
Todo esto significa que en el amor, el hombre debe estar
do tado ele paciencia, y de paciencia erotizada.
La forma en que acte el desflorador, el primer in iciador,
tiene as muchas veces una importancia decisiva. Podr co-
CAPTULO VI
rregir o agravar las privaciones que datan de la infancia. Si
no cumple su misin, el castigo ser que la mujer, vida ele
amor y de placer se dirigir a otro para que la inicie; si este ESQUEMA DE LA EVOLUCiN SEXUAL
otro tampoco la cumple, a otros y otros ms. FEMENINA
Pero volvemos a encontrar aqu la frigidez, condicin na-
cida desde muy lejos y que el iniciador adulto puede, pero
no siempre modificar. PODEMOS ENTONCES representarnos la evolucin sexual ele la
mujer: originariamente la naturaleza la ha creado no total-
mente mujer, sino mujer ms o menos en gran parte con un
elemento ms o menos masculino yuxtapuesto.
Estas diversas partes constitutivas se expresaran muy
pronto orgnicamente, en la forma que adoptara desde muy
temprano la masturbacin infantil. sta es cloaca!, primera-
mente indiferenciada en cuanto a la precisin de las zonas,
pero luego se fij a ms o menos exclusivamente en el cltoris
o preferentemente en la entrada de la vulva. Una erotizacin
in nata ms o menos grande respectivamente de las dos zonas
erctiles que el rgano genital externo de la mujer contiene,
el cltoris o los labios vaginales, predispondra a la nia, en
cada caso, a una u otra forma de masturbacin. Habra as,
segn las nias, predominancia de la masturbacin convexa
o de la masturbacin cncava, sin que nunca una u otra falte
completamente.
El cltoris tiende a empujar, a penetrar; la vagina recla-
ma una penetracin. Todo esto primeramente ele manera in-
diferenciada, indefinida, vaga; ni uno ni otro rgano saben
qu debe ser penetrado ni qu debe penetrar. Pero la tenden-
cia biolgica existe; hay una complacencia somtica que de
antemano sale al encuentro del objeto.
En los estadios cloacales primitivos, en los que aun slo
la madre reina en las necesidades y cuidados higinicos de
la nia, sta indudablemente aspira, pasiva y vagamente, a las
~I caricias cloacales por los dedos maternos. En sus vagos deseos,
li
\~ .. : [:'_...:.. ... ._.-- - - -

154 MARIE BONAPARTE
todo lo que est en relieve en el cuerpo materno, puede reem- puede actuar durante ms o menos tiempo, slo como forma
plazar al pezn succionado primitivamente. de placer preliminar. Como las zonas pueden sustituirse ms
El varn vive analmente una fase pasiva anloga, sobre fcilmente la una a la otra, la libido es en este momento, ms
la cual se edificar en el hombre homosexual el componente lbil, ms apta para tomar uno u otro camino.
feminoide que le permitira ser pederasta. Siendo ambas primordiales, la zona clitordica o la zona
Excitado en primer lugar por los cuidados maternos, el labio-vaginal pueden secundariamente, acentuarse, tomar la
cltoris tiene una larga prehistoria. Pero cuando la actividad impronta excitante o inhibitoria que le dan los hechos ex-
flica llega a reemplazar regularmente la pasividad cloaca! y ternos. As es como los adultos, la madre, el padre, hasta los
la pasividad flica primitivas, la tendencia a penetrar se su- hermanos o hermanas o quienes los sustituyen en la infancia,
perpone a la de ser penetrado. La nia vive entonces su fase todos aquellos grandes o pequeos dioses, pueden contribuir
sdico-flica ms o menos acentuada segn el caso, a la que a trazar la va de la futura sexualidad de la mujer.
debe poner fin la transformacin propiamente femenina del Pueden hacerlo de dos maneras: en forma real, sensual,
sadismo en masoquismo, siempre flico al principio pero que por seduccin, a la que ningn nio escapa totalmente, ya
finalmente lleva a la libido a las zonas labiales vaginales, cn- que por lo menos para lavarlo, alimentarlo, acariciarlo, la
cavas. Creo que es desde esta fase edpica pasiva, cuando se madre lo toca. Pero la impronta se marca an en forma ficti-
decide la orientacin que tomar el erotismo de una mujer: cia, no slo por las sensaciones sino tambin por los senti-
los menstruos, al pasar por la vagina no harn ms que con- mientos que le inspiran los seres que rodean al nio por sus
firmar. una forma de erogeneidad que ya exista. propias reacciones sentimentales. Y los sentimientos, junto con
En el varn la fase flica debe persistir y devenir la fase las representaciones a las que den lugar, los "engramas" pre-
genital, que corresponde al rgano viril. formadores, contribuyen en la mujer a hacer aceptar o recha-
En cambio parece que en los casos femeninos ideales el zar su feminidad, con todas las fantasas de entrega, de pene-
cltoris, ese pequeo falo de la mujer deba tener el destino tracin ertica aceptada o rechazada que la femineidad com-
de los rganos temporarios que, como el timo, despu s de porta.
haber tenido un rol transitorio, deben sucumbir a la involu- Pero un da, ms o menos pronto segn los casos, la nia
cin cuando junto a ellos la evolucin ha desarrollado otro alcanza el orgasmo, ya sea por influencia de la seduccin o
rgano para cumplir una funcin anloga y al cual ser en- sola.
comendada la funcin adulta. Cuando lo obtiene sola, es evidente que la orientacin
Pero puesto que el cltoris y la vagina existen desde el preexistente de la sexualidad -fantasas includas- la mayor
comienzo, no creo que la nia pueda ignorar totalmente la o menos acentuacin ergena de una u otra zona, deben ape-
vagina cuando se masturba. Esta ignorancia queda reservada lar aqu o all al contacto, a la caricia. Pero cuando la mujer
al varn. Como me imagino, los pequeos dedos femeninos aprende el orgasmo, lo que a menudo sucede por medio de
no pueden evitar deslizarse en el pequeo abismo junto al alguna seduccin, entonces la forma de esta seduccin puede
cltoris. Tampoco puede la nia dejar de alegrarse o de asus- llegar a su vez a influir sobre todo lo que ya exista. Por
tarse ms o menos por su existencia, segn que el orificio cierto que si en las casos muy acentuados de clitoridismo o
vaginal est ms o menos erotizado de antemano, segn que de vaginalidad, la seduccin se dirige a la zona menos sen-
la nia sea ms o menos femenina constitucionalmente o que sible, simplemente no tendra influencia. Pero en los casos
proteste ms o menos virilmente, vitalmente, contra esta he- clitordico-vaginales mixtos, la seduccin clitordica podr in-
rida, este agujero. dudablemente perturbar o simplemente retrasar el estableci-
No debemos olvidar que todo lo que acabamos de indi- miento ulterior de la funcin vaginal, que sin ella se hubiera
car, este prlogo biolgico-infantil a la sexualidad adulta, realizado directamente.
"''~ ~. '
156 MARIE BONAPARTE
Sobre estos diversos cimientos superpuestos se edifica la

sexualidad de la mujer. La constitucin est abajo; la vida
se construye por encima. Finalmente aparece el edificio psico-
sexual femenino, con sus grandes variedades, variedades ms
multiformes an que las que podran afectar la sexualidad del
hombre, centrada como lo est alrededor del falo, rgano
altamente diferenciado para la funcin ertica masculina.
TERCERA PARTE
Perspectivas Evolucionistas
CAPfTULO I
LAS ADAPTACIONES ALOPLSTICAS Y

AUTO PLSTICAS
a) NORMALIDAD Y SALUD
No DEBE CONFUNDIRSE nunca normalidad y salud. En las varie-

dades que asume la psicosexualidad de la mujer -como por
otra parte la de todo ser humano- estn incluidas muchas
posibilidades de sufrimiento pero tambin de satisfaccin. U na
salud psquica normal puede coexistir con desviaciones nota-
bles de la norma ideal del instinto.
Recordaremos aqu la gran distincin establecida por
Freud en su ensayo La sexualidad femenina, entre tres tipos
principales de mujeres que pueden llamarse aceptadoras, re-
nunciadoras y reinvidicadoras.
En las aceptadoras la salud psquica coincide al mximo
con la normalidad: son las mujeres vaginales, amantes o ma-
dres, que han adoptado su femineidad de las mejor manera.
En las renunciadoras puede verse a veces que la renuncia
a la sexualidad coexiste con la salud: tal es el caso de ciertas
vrgenes en las que la libido muy sublimada parece saturada
por una intensa actividad social. Pero en otros casos la renun-
cia es mal tolerada, la neurosis estalla y slo un anlisis podr
permitir a la mujer, ya sea reconciliarse con su renuncia al
precio de una actividad social de la que hasta entonces care-
ca pero instaurada ahora; ya sea - lo que es ms simplemente
instintivo- reconciliarse con el ejercicio de su sexualidad real
hasta entonces negada.
De las reivindicadoras hemos hablado ms que de las
otras. Aqu las consideramos primero en sus subgrupos, y habla-
remos en primer lugar de las homosexuales, en las que la pro-
testa viril puede manifestarse al mximo.
)~
Cuando el yo de la homosexual ha acentuado plenamente propio cuerpo; a veces presentan incluso una acentuacin de
su h{tbito psicosexual, su forma de satisfaccin ertica, la la zona pericloacal, sin dejar de tener a la mujer como obje-
salud puede coexistir con esta "anomala". Pero si el sufri- to, por lo menos algunas veces presentan ligeras perturbacio-
miento acompaa a la eleccin homosexual compulsiva del nes de la potencia. Pero el hombre que psquicamente no se
objeto, un tratamiento analtico est{t indicado. Como ya lo ha asido con fuerza a la posesin de su propio falo, no ha
hemos sealado, las reivindicadoras clitordicas con marcado suprimido el falo en el otro sexo tan radicalmente como el
complejo de masculinidad pero con eleccin de objeto hetero- hombre muy viril. En el insconsciente de estos hombres la mu-
sexual, pueden soportar su frigidez de maneras distintas. Pue- jer flica, propia de la imaginacin infantil de todos los va-
de decirse que su debilidad reside en el coito normal. O se rones, sobrevive con particular intensidad.
adaptan al coito, o se jactan de l, o sufren por l. Segn los Adems, ya de hecho, el cltoris de la mujer es un pe-
casos, tiene una salud psquica m{ts o menos completa, o ms queo pene, un falo en miniatura. Estos hombres, aunque
o menos lesionada. hayan llegado a ser viriles en su comportamiento activo, nte-
Pero los organismos vivos tienden a adaptarse a su medio, lectual, social y aun psicosexual, son inconscientemente ado-
ya sea en forma aloplstica, tratando de modificarlo o de ele- radores del falo de la mujer. Para otros hombres mAs decidida
gir lo en funcin de s mismos; ya sea en for ma au top lstica, es- y exclusivamente viriles, el cltoris se vuelve poco atrayente;
forzndose en modificarse a s mismos en funcin del medio. pero para estos hombres nada resulta ms agradable que los
Un psicoanalista comprueba a diario la fuerza de lo nervioso, juegos con el cltoris de la mujer concomitantes o prelimina-
de lo psquico, para modelar lo funcional. Las mujeres clito- res al acto.
rclicas h eterosexuales (tan interesantes desde el punto de vista Es, as que, las mujeres clitorclicas con un seguro instinto,
ele la bisexualidacl y de la inadaptacin al medio, constituido que les permite sastisfacer su erotismo falico, atraen y ligan a
aqu por los compaeros masculinos) , nos ofrecen materia de ellas a este tipo de hombres, que la civilizacin tiende a mul-
observacin particularmente instructiva en lo relativo a las tiplicar en vista de los obstAculos que pone a la evolucin
tentativas de adaptacin tan pronto alop lAsticas como auto- sexual normal y que favorecen las detenciones y las regresio-
plAsticas, de un organismo individual -pero no de una raza- nes de la misma.
al medio. En esta forma de compensar la inadaptacin sexual ~eme
nina con una inadaptacin sexual masculina en espejo, pode-
mos observar una tentativa de adaptacin aloplstica, bastante
b) LA ADAPTACIN ALOPL-\STICA: LOS HOMBRES EN ESPEJO. lograda.
Pero sera injusto decir que slo esta clase de "hombres
En primer lugar, lo que tantas veces permite a estas mu- en espejo" se preocupan de satisfacer a las mujeres clitor-
jeres soportar su destino, bastante duro en el fondo, es la dicas.
pasividad, el masoquismo caracterstico del sexo femenino, El hombre ele nuestras civilizaciones occidentales, por el
que se encuentra aun en estas mujeres. Luego vale la pena slo hecho de su extremada cerebralizacin, sabe que muchas
prestar atencin a otro hecho, igualmente de orden bisexual, mujeres prefieren el juego con el cltoris a la simple penetra-
y que proviene de ciertas cualidades de los objetos amorosos cin. Aun, sin que su propia dosis de sexualidad feminoide
que pueden presentarse a estas mujeres. sea muy acentuada, y siendo l mismo muy viril, el hombre
Vista la evolucin ele la libido cuyo cuadro hemos esbo- "civilizado" cuando ama, se adapta a los deseos de la mujer.
zado, gran nmero de hombres retiene, por su parte, muchos En efecto, el hombre "civilizado" cuando ama, es menos egos-
rasgos feminoides. Estos hombres, fijados en parte a la fase ta de lo que generalmente se cree, su necesidad de compartir
cloacal-flica, presentan una exclusin parcial del falo en su el placer y de una identificacin amorosa con la mujer, hacen
;.
que se preocupe por su compaera, y as las mujeres clitor- gidez por acentuacin flica excesiva y por desaparicin del
dicas pueden encontrar en un hombre que las ame bastante erotismo cloaca! concomitante, resulta muy difcil que puedan
como para satisfacerlas, una compensacin para su enferme- ser influenciados por los hechos de la vida. Aun cuan-
dad funcional. do es de naturaleza histrica, generalmente son rebeldes a las
Sin embargo, hay numerosas clitordicas que sufriendo psicoterapias comunes sugestivas. 1 Slo el psicoanlisis est
esta inadaptacin, hacen de ello un desafo de superioridad. capacitado para influenciarlas, y en los casos en que la fija-
Cualquiera sea la satisfaccin que tengan estas mujeres, que cin y las prcticas clitordicas son muy antiguas, la tarea
Abraham ha descripto tan bien, como pertenecientes al tipo es muy difcil.
de aquellas que han reaccionado por la "venganza" frente al La dificultad en este terreno,' se encuentra en saber cun-
complejo de castracin, cualquiera sea el placer que puedan do ha dado el anlisis todo lo que puede. La fijacin de la
experimentar engaando al hombre con su frigidez, probn- libido al cltoris de la mujer, como todos los fenmenos psi-
dole que l no puede y que frente a ellas es en cierto modo cosexuales, est condicionado por la constitucin bisexual y
impotente, debemos decir que en esto las engaadas son ellas por los hechos de la vida infantil y adulta que la obstaculizan
y en mucho mayor grado que el hombre. Al lado de estas o la favorezcan. Si el anlisis, remontndose desde los hechos
mujeres, se encuentran otras que a pesar de su virilidad, son actuales hasta los infantiles, consigue hacer desaparecer la fi-
bastantes mujeres como para no desear ser distintas, son dema- jacin clitordica exclusiva y hace aparecer la sensibilidad
siado viriles para satisfacerse con el coito normal y demasiado vaginal, el trastorno de la evolucin se ha corregido y pode-
femeninas para no sufrir profundamente por ello. Porque se mos decir que el anlisis (que en estos casos habr abarcado
puede tener una parte masculina y ser muy mujer al mismo todo el conjunto de sntomas y toda la personalidad) , es un
tiempo. El drama de estas mujeres es muy doloroso cuando xito. Pero si, a pesar de los progresos en los descubrimientos
se encuentran fijadas como objeto de amor, a un hombre de- tericos y a pesar del anlisis profundo, en particular el ele
masiado masculino para adaptarse a sus deseos clitordicos, lo las primeras fijaciones flicas a la madre, se encuentra que las
que puede sucederles con facilidad cuando la parte femenina zonas ergenas no se han modificado, o que no lo han hecho
que en ellas coexiste con lo masculino, es mucho mayor. en forma suficiente para permitir una satisfaccin plenamente
En estos casos se impone una modificacin, una adapta- normal en la unin de los sexos, cul debe ser la actitud del
cin autop,lstica. analista?
En qu momento puede decirse que ha sido alcanzada
la frontera infranqueable de lo biolgico, como sucede en
e) LA ADAPTACIN AUTOPLSTICA: LA CENTRAL, ciertos casos de homosexualidad; es que acaso no es posible
EL PSICOANLISIS. creer en la existencia ele un fragmento ele territorio psquico,
no conquistado an?
La verdadera modificacin, la verdadera adaptacin auto- Las sorpresas teraputicas logradas al finalizar el anlisis,
plstica, slo ser lo que podr rehacer, aunque tarde, la evo- deben animarnos en la cura ele estos casos, a realizar prolon-
lucin que falt en la infancia y que fue desviada en la pu- gados y perseverantes esfuerzos. Se sabe que el anlisis ele las
bertad. perversiones en general es largo, y la analoga de la frigidez
La vida por s misma, lo logra muy raramente en la ver- femenina por fijacin clitordica tenaz, con una "perversin"
dadera mujer clitordica. Porque, a diferencia de las mujeres
1 El Dr. Paul Sollier me dijo, en el ao precedente a su muerte,
frgidas por represin histrica de una evolucin cloaca! y que en el transcurso de su larga carrera de psicoterapeuta, no haba te-
de una vaginalidad rechazada -en las cuales la sexualidad nido la ocasin de observar la transformacin de una mujer clitordica,
normal puede repentinamente surgir-, en estos casos de fri- en una mujer vaginal.
no se le escapar a ningn analista. Y a la inversa de la zona vaginal y, por as decirlo, a la utilizacin vaginal del cl-
represin histrica genital total, no tiene en comn con la toris. Pero a pesar de todo, se puede deducir de estas observa-
perversin la posibilidad de desplazar la libido hacia una va ciones que, generalmente, las grandes distancias meato-clitor-
lateral, esta va que es colateral para la mujer, no ser la va dicas no son favorables a la transferencia normal de la sensi-
central de desplazamiento de la libido hacia el todopoderoso bilidad del cltoris a la vagina, como si hubiera que franquear
falo? Slo hay que resignarse tardamente a admitir que, en una zanja muy grande. Esta gran distancia puede considerarse
los casos de semixito teraputico en estos tipos de frigidez, se como un verdadero estigma de bisexualidad.
ha tropezado con el muro infranqueable de lo orgnico. Entonces tuve una idea de que se podra intentar, en
algunas mujeres con distancia meato-clitordica extrema y
fijacin clitordica tenaz, un acercamiento clitordico-vaginal,
d) TRA TENTATIVA DE ADAPTACIN AUTOPLSTICA: favorable a la funcin ertica normal, por medio de una
LA PERIFRICA, LA OPERACIN HALBAN-NARJANI. intervencin quirrgica. El profesor Halban, de Viena, bilo-
go y cirujano, se interes por el problema y puso en prctica
Cuando comenc a interesarme por el psicoanlisis, 1 se una tcnica operatoria simple (seccin del ligamento suspen-
presentaron en mi espritu los problemas de la psicosexualidad sorio del cltoris, fijacin del cltoris a los planos profundos
femenina, sustentados por la confidencia de muchas mujeres. y su fijacin por debajo con acortamiento eventual de los
Estaba sorprendida por el gran nmero de mujeres cli- pequeos labios) .3
tordicas, y me preguntaba cul sera la causa de esta anoma- El resultado de cinco intervenciones de este orden fue
la tan frecuente. Tuve la idea de buscar si haba algo en la muy interesante desde el punto de vista psicosexual. Desgra-
anatoma genital de ellas que pudiera sustentar sus deficientes ciadamente, dos de los casos se perdieron de vista. Otro cons-
reacciones erticas, y con la colaboracin de algunos mdicos tituy un fracaso: la mujer, una divorciada de 35 aos que
que quisieron ayudarme en esta bsqueda, pude observar ana- haca vida marital con un amante desde mucho tiempo atrs,
tmicamente y a la vez interrogar a un gran nmero de mu- demasiado tarde se mostr furiosa por haberse dejado operar,
jeres, tanto en Pars como en Viena. evidentemente sin gran perjuicio pero sin xito. Ella h aba
He aqu lo que pude sacar en conclusin de esas obser- logrado satisfaccin dos veces en la relacin normal (decbito
vaciones: el grosor del cltoris p arece no tener gran impor- dorsal) cu ando la herida, que todava no estaba cerrada se
tancia, pero s la distancia entre el cltoris y el meato urinario. le infect, movilizando temporalmente el masoquismo feme-
Es muy variable en las mujeres, oscila entre 1 y 4 centmetros, nino esencial. Cuando la herida cicatriz, ella debe haber vuel-
y las mujeres en que el dimetro es mayor, tienden a ser cli- to a la posicin que ya la haba satisfecho con anterioridad:
tordicas. Publiqu el resultado de estas observaciones en abril de rodillas sobre el hombre que est acostado de espalda.
de 1924, en el Bruxelles Medica!, bajo el seudnimo de A. E. Un corto anlisis, mostrar que esta mujer, haba espera-
N arjani. 2 Esta publicacin fue prematura, porque pude com- do que por medio de la oper'acin el cirujano padre le diera
probar que la frigidez por fijacin clitordica tambin se pro- el pene soado. El complejo de virilidad de esta mujer era
duce en las mujeres en que la distancia es corta, y que las demasiado fuerte.
distancias mayores son a veces compatibles con una sensibili- En los otros dos casos el resultado fue ms favorable sin
dad vaginal normal. Yo le atribua un rol demasiado central llegar a ser decisivo: se logr una erotizacin vaginal con po-
en las realizaciones erticas, al acercamiento del cltoris a la sibilidad de excitacin que antes no exista en el coito normal.
2 Considrations sur les causes anatomiques de la frigidit chez
Sin embargo, la obtencin del orgasmo en el acto normal (de-
la femme (Bruxelles-Mdical, abril de 1924). Artculo que no he repro-
ducido en esta recopilacin por considerarlo preanaltico y errneo. 3 Ver HALBAN, Gynakologische Operationslehre, 1932.
~-
166 MARIE BONAPARTE
cbito dorsal) no se establece de golpe regularmente y puede

estar sujeto a grandes intermitencias. El cltoris sigue siendo
la zona ergena dominante.
En estas dos mujeres (una, recin casada de 25 aos, y la
otra casada dos veces, la primera vez a los 20 aos y la segun-
da a los 35 aos, en ese momento tena 40 aos) , coexista una
actitud femenina acentuada, con un complejo de virilidad, a
la inversa del caso precedentemente citado ; y es sin duda esa CAPTULO 11
actitud la que permiti, como una rplica de lo que sucede
normalmente, la utilizacin femenina de una fuerza mascu- LAS MUTILACIONES FfSICAS DE LAS MUJERES
lina, es decir, en este caso, la utilizacin vaginal del cltoris. EN LOS PRIMITIVOS 1 Y SUS PARALELOS
Por consiguiente slo en casos muy escogidos y psicoana- PSfQUICOS ENTRE NOSOTROS
;I
lticamente explorados, podr intentarse una intervencin de
este tipo. Porque el lmite de su xito est trazado por la lfer-
za de la "estereotipia dinmica" del sistema nervioso central,
r que erotiza elecJivamente el cltoris y las prcticas que apun-
tan a ello y excluyen correlativamente a la vagina. Los resul-
Es INTERESANTE comprobar, que tanto en la antigedad como
en nuestros das, pueblos enteros practicaban y practican ope-
raciones sangrientas en los rganos genitales externos de la
tados de la intervencin son problemticos.
muj er, pero que a la inver sa de la operacin Halban-Narjani,
El psicoanlisis cuando llega a sus fines sin esta ayuda generalmente, no son proclitordicas sino anticlitordicas.
sangrienta, es una solucin ms segura y ms elegante, mien- La extensin de esta prctica no alcanza a ser tan comn
tras los trastornos del instin to, que son puramente psicofisio- como la de la circuncisin m asculina. Pero se sabe que los
lgicos, esperan que se posean las hormonas, que si bien n o
egipcios de otros tiempos y los actuales, los abisinios y muchas
se han hallado pueden hallarse, que permitan cuando sea ne- poblaciones del Este, como as tambin del Oeste de Africa,
cesario virilizar al hombre y femi nizar la mujer y sus respecti-
practican en las nias la clitoridectoma, sin hablar de la cruel
vas zonas ergenas y su psiquismo.
infibulacin de Somalis (el cierre de la vagina de las nias,
despus de la ablacin de los pequeos labios y del cltoris,
que slo el esposo volver a abrir con su slex, su cuchillo o su
pene).
Mientras que el sentido de la circuncisin .masculina, que
despus de Freud apareci bastante claro, y en ~ l que se puede
reconocer una atenuacin de la castracin cultural, una espe-
cie de castigo por los deseos incestuosos, un rescate que per-
mita a los jvenes de las tribus primitivas en la pubertad
la entrada a la sociedad de los adultos y a la vida sexual de
los "grandes'', que siempre era acompaada de variados ritos;
1 A pesar de las objeciones que hacen algunos etnlogos y soci-

logos a este trmino, lo he conservado . porque me parece que es el mejor
comprendido por todos, y no veo el inters en cambiarlo, por ejemplo,
por el de arcaico. La palabra adecuada est an por encontrarse y
hacerse aceptar .
..i4/t#l/l1;;;f!Jai1u~~ , ~,1~;~1:/
'' },.'iff!i(;,,, ..~ ..
el sentido de las mutilaciones infligidas a la nia no aparece Adems, cuando se pregunta a los pueblos que practican
muy claro. la clitoridectoma, la razn de ello, la nica respuesta que se
Freud pensaba que, el hecho de que tribus enteras le obtiene es la de la conformidad con las costumbres. Por lo
cortaran el cltoris a las nias, era una tentativa de feminizar tanto se puede decir que tiene por fin, o de suprimir algo
a la mujer quitndole el principal vestigio de su virilidad. "feo", o de poner un freno a la licencia sexual de las nias.
Freud me dijo un da que estas operaciones, tenan por fin La clitotisiectoma aparece entonces como una castracin "cul-
lograr la castracin biolgica de la mujer, que la naturaleza tural" impuesta para provecho del propietario, por los padres,
para estas tribus, no haba realizado completamente. 2 los esposos de la tribu.
Tambin me dijo que la misma tendencia al logro de la Puede ser que todas estas motivaciones acten a la vez.
feminidad de la mujer, pero transferida al pie, que es un Pero se plantea otra cuestin aparte de las motivaciones de la
smbolo flico especialmente en los fetichistas, podramos en- clitoridectoma. Nos referimos al resultado fisiolgico funcio-
contrar la en la China con el aplastamiento y encogimiento nal, al xito psicosexual de ella.
del pie de esas mujeres. Las mismas a las que la madre en Es de origen biolgico? Tiene razn Freud?
la infancia, abre la vagina para efectuar limpiezas internas El hombre, cortando el cltoris a la mujer, que constituye
casi rituales, por lo que hay regiones enteras de China en las un vestigio flico, tiende en primer lugar a "femineizarla"
que no es posible encontrar mujeres "vrgenes".s al mximo, quemndole las naves, para obligar a su libido a
Podra preguntarse hasta qu punto, la sobredetermina- seguir el nico camino que le queda o sea el vaginal? Enton-
cin de todos los aetos humanos,, autoriza a decir que este rito ces tendramos que investigar si esta intervencin en general
est orientado slo por el deseo de feminizar al mximo a la est coronada por el xito.
mujer. Las mujeres africanas y tambin las australianas que to-
Flix Bryk pensaba en el Neger Eros casi como Freud. dava son ms "primitivas", deben ser consideradas ms vagi-
Esto sera as, si pudiera atribuirse la inspiracin de esas ope- nales" que sus hermanas europeas, a las que se le ha dejado
raciones a las mujeres viejas que estn animadas por celos el cltoris? Vemos que es necesario abarcar un amplio campo
edpicos contra las jvenes. de estudios para poder contestar esta pregunta. Hasta el pre-
sente nos faltan todos los elementos de la respuesta, que yo
2 Prximas a estas prcticas en la mujer, se encuentran las de sepa ningn etnlogo se ha ocupado en buscarlos.
ablacin del mameln en los hombres de algunas tribus. El profesor Se dir que hay muchos blancos que tuvieron relaciones
CERULLI escribi al respecto: "Las tribus que practican la ablacin del sexuales con mujeres a las que se le hizo esta operacin. Por
mameln en el hombre son los Djanjro que habitan en el alto valle
del Orno Bottego". Yo he presentado las informaciones sobre los Djanjro
mi parte, conozco a varios de ellos. Sus declaraciones con res-
en Etiopa Occidental, vol. JI, pp. 13-23, y mapa: Le Populazioni ed il pecto a la sensibilidad ertica de estas mujeres, son contradic-
Languagio dell'Etipia, referido a los Djanjro sobre su costumbre de torias: unos dicen que son de una frigidez total y otros las
cortarse los senos me dijeron: "Lo hacemos porque no queremos pare- embellecen con una sensibilidad interior. La verdad de estos
cernos en nada a las mujeres". El viajero (francs) BQRELLI, que estuvo
explorando la Etiopa meridional, seal en su ]ournal de voyage, con
testimonios est desprovista de todo valor objetivo, porque el
fecha 2 de enero de 1888: "Mi Zingro volvi con uno de sus compa- hombre en lo que respecta al erotismo de la mujer que l
triotas que como l, tena los senos cortados. Los dos aseguraron, una posee, es un mal observador, en parte porque en ese momen-
vez ms, que era una prctica general inspirada en el desprecio por las to no tiene la sangre fra que reclama la observacin cient-
mujeres". Un hombre no debe parecrseles en nada, dijeron los dos a
la vez''. fica; y por otra parte porque la mujer en todos los climas,
Es casi la misma respuesta, palabra por palabra, que nos dieron es la gran simuladora, la embustera por excelencia, y la em-
cuarenta aos despus. bustera interesada, porque el hombre exige de ella, a despe-
3 PLOSS und BARTELS, Das Weib (La mujer), 1927. cho del placer compartido, el simulacro de este placer.
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Segn M. de La Palisse, la observacin del comportamien- se pierda de vista que slo son hiptesis. Fuera de los casos
to, es decir el estudio "behaviorista" del rgano femenino est en que la escisin imperfecta del glande clitordico, en los
plagado de incertidumbre, a la inversa de lo que sucede con cuales, en parte puede persistir la sensibilidad, yo imagino que
el orgasmo masculino. Un hombre no puede hacer como si los resultados fisiolgicos funcionales biolgicos no pueden
eyaculara, ni tampoco simular una ereccin, que es lo que ser unvocos. Estos resultados sern diferentes dado que, la
necesitamos para conocer la calidad de su placer. Pero en la mujer, constitucionalmente y por los hechos de su primera
mujer, si bien puede comprobarse la ereccin clitordica, resul- infancia (que segn Freud son menos decisivos en los seres
ta muy difcil inferir el orgasmo clitordico por su compm:;- primitivos y que son menos reprimidos por nosotros), es ms
'
1l
tamiento. En cuanto al o rgasmo vaginal, a pesar de las con- o menos bisexual.
tracciones , que pueden acompaarlo o precederlo, resulta ms En las vaginales, la operacin no puede cambiar mayor-
difcil de confirmar desde el punto de vista "behaviorista". mente la capacidad orgstica que posee. En las clitordicas,
La misma confusin se establece para los dos tipos de orgas- segn la fuerza del bloqueo libidinoso clitordico, el resul-
,, mo en relacin con las secreciones de las glndulas de Bartho- tado puede suprimirla totalmente sin ganancia libidinosa va-
lin, que bien pueden precederlo. Por lo tanto, para conocer ginal, o no cambiar en nada las posibilidades orgsticas ex-
1 el orgasmo y las reacciones erticas femeninas en general, es ternas.
necesario pasar por el inevitable rodeo psicolgico: es necesa- Apoyando esta ltima posibilidad, podra citar los casos
rio que la mujer c9nsienta en hablar y diga la verdad. Esta tan conocidos de clitoridectoma practicados en Europa, a cau-
condicin se aplica a todas las mujeres, a la mujer blanca de sa de una masturbacin infantil puberal excesiva. Es sabido
nuestras civilizaciones, y a la mujer operada del continente que hace cincuenta aos, los cirujanos europeos no se privaban
negro. Pero si la mujer blanca, despus del advenimiento del de usar este medio. Y las nias y las adolescentes continua-
psicoanlisis, ha dejado traslucir algunos de sus secretos, la ban masturbndose, tanto como antes. Podra preguntarse aqu
negra todava no ha hablado. si esa masturbacin se realiz con un orgasmo terminal, por-
Sin duda ella h ablar con las mujeres, porque el hombre que justamente los casos de ninfomana y de masturbacin
que la oprime y del que ha sido secularmente la esclava la proseguida durante horas, se producen porque no consiguen
intimida demasiado, y ms an si pertenece a la raza extran- llegar al orgasmo.
jera de rostro blanco. Tendremos por delante un gran trabajo Me considero autorizada a creer en la falta de cambio, en
para ganar su confianza, para establecer lo que diramos una lo que respecta a las posibilidades orgsticas de estas mastur-
"transferencia positiva'', trabajo en el que sera condicin pri- badoras tenaces, por haber observado el siguiente caso. (Con
mordial el conocimiento de la lengua indgena. Adems, para posterioridad, en 1941, he visto otros en Africa) .4
poder juzgar ser necesario hacer una examen ginecolgico
externo, para conocer el carcter total o fragmentario de la En 1929, en la clnica neuro-psiquitrica de Leipzig, pude
operacin y confrontar, en cada caso, la respuesta funcional observar, gracias a la solicitud del Dr. Weigel y de la Dra. Hup-
con la anatoma. Por lo tanto, se podra y hasta se debera fer, a una mujer de treinta y seis aos afectada de onanismo
dividir el trabajo entre dos investigadoras. Y para poder llevar i::ompulsional (casi quince veces por da) . Estando casada,
a cabo estas dificultosas bsquedas sern necesarios conoci- ella misma haba pedido ser operada. En efecto, haca dos
.m ientos etnogrficos, lingfsticos, ginecolgicos y psicoana- aos se le haban cortado los nervios de la regin genital,
lticos. unido los pequeos labios y el cltoris y sacado las dos trom-
pas y los ovarios. Pero ella continuaba masturbndose sobre
A la espera de que estos trabajos puedan algn da rea-
lizarse, podemos hacer conjeturas sobre los resultados que se 4 Ver notas sobre la escisin en Psychanalyse et biologie, Paris,
podran obtener de los mismos con la condicin de que nunca P.U.F., 1952.
la cicatriz con la misma frecuencia y en la misma forma com- rielad al nacimiento o por evolucin han sufrido la involucin
pulsional. La masturbacin se efectuaba sin disminucin de la psicosexual del cltoris y el bloqueo ertico de la vagina, es
sensibilidad clitordica y sin ganancia de sensibilidad vaginal, decir, que han aceptado la castracin biolgica de la mujer,
la que faltaba totalmente en las relaciones con su marido. Me que la escisin viene a confirmar. Hay tambin en este cua-
dijo que solamente dos veces, y es tando un poco ebria, haba dro, mujeres que son muy mujeres, amantes o madres vagi-
logrado gozar debidamente en la relacin normal. n ales, que estn satisfechas ele su destino feme nino, ya hayan
Es verdad que en estos casos, en que el triunfo de la "es- conservado como entre nosotros su cltoris, o bien como en
tereotipia dinmica" del sistema nervioso central es sorpren- Africa, hayan perdido este rgano superfluo.
dente (esta mujer continuaba sintiendo su cltoris, como los A las renunciadoras de nuestras civilizaciones correspon-
mutilados sienten sus brazos o sus piernas ampu tados), cons- deran las nias primitivas ele tipo clitordico, a las que al
tituyen una excepcin por la intensidad de la fijacin tenaz quitarles su pequeo falo, completando as la cruel obra de
de la libido. Podramos preguntarnos si en los casos de cons- la naturaleza, se las coloca en desventaj a con respecto al hom-
titucin mixta, clitordico-vaginal, la escisin del cltoris pue- bre, renuncian, por as decirlo, a toda satisfaccin ertica ter-
de ayudar a la eleccin de la vagina como zona ergena do- minal, a pesar de sus acercamientos con el hombre, a los cuales
minante, teniendo en cuenta el mayor o menor espritu de las mujeres primitivas no pueden sustraerse como nuestras
docilidad o desafo de la mujer. vrgenes persistentes. Estas mujeres hubieran encontrado un
Pero encaremos el problema en su otro aspecto, el que medio de renunciar a su erotismo, si hubieran podido eximirse
concierne no al xito fisiolgico funcional, sino a su resultado de dar al hombre su placer, pero han sido violentadas y for-
cultural. zadas. Correspondera ms exactamente a lo que entre nos-
Me parece probable que un elemento de represin de la otros son las mujeres frgidas persistentes totales que renun-
sexualidad femenina se combine con las intenciones ms o ciaron, no al hombre, pero s al cltoris, sin adquirir por ello
menos inconscientes de esta intervencin quirrgica. En efecto, sensibilidad vaginal.
bajo todos los climas, el hombre desea tener una compaera Este ltimo grupo correspondera al de nuestras reivin-
ertica lo ms femenina posible (ele ah su tendencia a "fe- dicadoras, que tienen un potente complejo de virilidad, una
minizar" a la mujer sacndole su pequeo falo) y por otra bisexualiclad acentuada y un cltoris que trata de defenderse,
parte, existe tambin su deseo de poseer una "esposa casta" sera el tipo de "mujer de Leipzig", que a pesar ele la escisin
que no tenga deseos hacia otros objetos ele amor, de ah su conservara la sensibilidad ergena ubicada flicamente sobre
tendencia a atenuar el deseo sexual femenino cortndole el la cicatriz, su libido clitordica rehusara dejarse destronar ele
cltoris. Esta ltima tendencia masculina coincide con la de su posicin flica y tomar el camino interior de la vagina. Se
las viejas mujeres envidiosas de la juventud, en las que el observara una actitud anloga a la ele las mujeres obstinada-
hombre de las sociedades primitivas encontr una eficiente mente clitordicas de nuestra civilizacin a pesar de la abla-
ejecutora de sus prescripciones mutiladoras. cin del glande clitorclico, y desafindola.
De acuerdo con nuestras hiptesis, podramos establecer Si tal es el caso, se vera que las diferentes reacciones fe-
un p aralelo relativo a las diferentes maneras en que las nias meninas frente al complejo de castracin, reacciones que son
primitivas pueden reaccionar frente a la clitoriclectoma, y los paralelas en las primitivas y en nuestras mujeres, reflejaran
grupos establecidos por Freud, segn las diversas maneras en fielmente la doble naturaleza del complejo de castracin de
que nuestras nias reaccionan frente al complejo de castra- la mujer.
cin. En el hombre, el complejo de castracin es principalmen-
A nuestras aceptadoras psquicas corresponderan las ni- te cultural, ya que no es biolgico y no consiste en la real
as primitivas que aceptaron la escisin real, que con anterio- exclusin del falo, contra lo que el hombre normal protesta-
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ra violentamente: al efectuar las mutilaciones rituales, el hom- lo mismo sucede con la escisin entre los abisinios. Se podra
bre se ha limitado a las del prepucio o zonas adventicias, de- decir que el signo de intimidacin real se reducira, poco a
jando subsistir la funcin flica, tal es el caso de los austra- poco, antes de desaparecer, a un smbolo, como sucede entre
lianos centrales, a pesar de la subincisin. nosotros.
Pero en la mujer, la mutilacin ritual, ataca al rgano Exceptuando la circuncisin juda ritual o higinica, los
ergeno mismo: imitando a la naturaleza que lo ha tronchado, hombres y las mujeres se desarrollan ana tmicamen te intac-
la mano humana corta el falo femenino. Por lo tanto, un sen- tos. Pero esta integridad no subsiste si la trasladamos al te-
tido cultural se superpone al biolgico de la mutilacin ri- rreno psquico. Es aqu donde nuestras civilizaciones practi-
tual, es necesario ver que un deseo de represin de la sexua- can sus "mutilaciones". El instinto sexual, que concuerda con
lidad femenina se une a la sobrefemenizacin, lo que equiva- el instinto de agresin, se mutila entre nosotros, en lo que
le a decir que las intenciones profundas e inconscientes de la respecta a la masturbacin por medio de defensas educativas,
escisin revelan la doble naturaleza del complejo de castra- que en el mismo grado ignoran los nios de las tribus primi-
cin femenino, que es cultural y biolgico. tivas. Entonces nuestras generaciones se desarrollan altamente
" Podramos deducir una ley, de la observacin comparada cultivadas, cerebralizadas, pero en proporcin directa desarro-
de las civilizaciones que, como la nuestra, h an renunciado a llan una falta de sexualidad a partir de la cual nacen neurosis
las mutilaciones rituales y las de aquellas culturas en que paralelas a los trastornos sexuales funcion ales, impotencia vi-
han quedado fij adas. ril en sus diversos grados y frigidez femenina de distintas
Parece que los seres humanos que viven en sociedad, no clases.
pueden evitar una represin sexual, que no viene de adentro Entre los primitivos y nosotros, o mejor dicho, entre nues-
sino que es impuesta desde afuera. An quedan muchos pro- tros antepasados y nosotros (porque los primitivos actuales
blemas por aclarar respecto al estudio comparado de las so- han evolucionado en forma diferente a la nuestra, y no son
ciedades primitivas con las nuestras; en primer lugar el del ms que nuestros primos) , el camino evolutivo que recorri
perodo de latencia. Falta absolutamente en muchas tribus la moral, parte de la represin externa ejecutada por la mano
(como los tobriandeses de Malinowski) ? Si es as, qu mo- feroz del padre o de los ms fuertes y se convierte en una
dificaciones se han producido en la evolucin de la lib ido? So- represin in terna de nuestra conciencia moral, que si bien
bre estos ejemplos podra aprenderse mejor que sobre los nues- externamente no es tan ardiente y brutal, es indmita e inelu-
tros la evolucin instintiva humana. dible porque la llevamos siempre en nosotros.
Pero parece que la liber tad sexual de los nios, que es
mayor entre los primitivos, es herida (a la inversa de los to-
briandeses) en los albores de la pubertad o ms tarde por el
traumatismo de las mutilaciones rituales, circuncisin, esci-
sin o mutilaciones de reemplazo (como el diente roto de
algunas tribus australianas) . Slo entonces el nio se convier-
te en adulto, y entra en la sociedad de los hombres, y la nia
es considerada digna de ser esposa al estar marcada por el signo
femenino de la tribu.
1 Sin embargo, a medida que las culturas progresan, las mu-
tilacines rituales se ubican cada vez ms temprano en la his-
toria ontogentica del individuo: los abisinios y los judos se
circuncidan en los primeros das posteriores al nacimiento, y
CAP1TULO III
NATURALEZA Y CULTURA
LA RESPUESTA que nos suministrar la observacin de las mu-

jeres operadas de las tribus primitivas ser interesante desde
un punto de vista muy general. Porque creo que entre ellas
hay aceptadoras, renunciadoras y reivindicadoras cuyas dife-
rentes proporciones constituiran un dato de inters.
En vista de que, exceptuando la escisin, se permite ma-
nifestar la sexualidad de las nias primitivas con ms liber-
tad que entre las nuestras, si estas proporciones fueran anlo-
gas a las de nuestras civilizaciones, habra que referir los tras-
) tornos funcionales de la sexualidad femenina a la naturaleza,
que parece no haberse preocupado -hablando teleolgicamen-
te- de la funcin ertica de la mujer en la misma forma que
de la del hombre, a quien le confi la fecundacin. En efec-
to, podramos preguntarnos al observar los animales acoplados,
por ejemplo los perros por tomar el animal que se encuentra
ms a nuestro alcance, si la naturaleza se ha preocupado lo
suficiente de asegurar la satisfaccin ertica de las hembras.
Pero la proporcin de aceptadoras es mayor entre las pri-
mitivas, aun en las operadas, que entre las nuestras, estas mu-
jeres son ms vaginales y ms fciles de satisfacer y de acuerdo
con la creencia que atribuye a las negras, a la mujer primi-
tiva, una sensualidad mayor que la de las blancas, tendremos
entonces un dato importante para el proceso que estamos au-
torizados a hacer a nuestra cultura.
~
Segn los etnlogos y exploradores, los trastornos de la
1
potencia viril parecen ser menos frecuentes entre los primiti-
H vos que entre nosotros. Si los trastornos de la funcin ertica
femenina tambin son ms raros, entonces todos los tipos de
l) frigidez, la de carcter bisexual, como la producida por un
. . . . . . --.
refuerzo del complejo de virilidad femenino, apareceran con- colonia o en el hormiguero, nos lo ofrecen las renunciadoras;
dicionadas por una regresin surgida de nuestras defensas cul- con una vida social atrofiada se mantienen apartadas de toda
turales y morales, que tendra influencia en la evolucin de sexualidad real objetal pero son socialmente tiles.
la sexualidad femenina. En este caso, la mujer primitiva Y en la que respecta a los hombres y mujeres que no han
debera su mayor normalidad, no al hecho de que se le permi- renunciado a la sexualidad, en qu sentido se orienta su li-
ta con mayor libertad la masturbacin en la infancia, sino a bido a medida que la civilizacin progresa: hacia una mayor
que ella es considerada mucho ms precozmente que entre nos- o menor diferenciacin sexual?
otros donde las nias estn muy protegidas objeto de "seduc- En el transcurso de una conversacin, el Dr. Rodolfo
ciones", es decir de iniciaciones normales, vaginales, por parte Loewenstein, que tambin se ocup de estos problemas, me
de los nios y de los hombres. dijo que segn l y de acuerdo con la observacin analtica,
Se aprecia la importancia del problema, en el cual el esla diferenciacin entre los sexos parece ir borrndose, la mu-
tudio de sexualidad femenina en general, y su respuesta er- jer es menos francamente mujer y el hombre menos hombre.
tica en particular, en las diversas culturas, permitira obtener En apoyo de esta tesis, l citaba la frecuencia cultural de los
una r espuesta: sobre el valor para el condicionamiento de la trastornos de la potencia en el hombre y de la fijacin clito-
sexualidad humana de los factores biolgicos y culturales. No rdica en la mujer.
slo para condicionar su grado de intensidad, sino tambin La contraparte de estos hechos queda por establecerse en
su orientacin ms o menos bisexual. las sociedades primitivas, pero tal como se presenta el cuadro
En efecto, podramos preguntarnos, en qu sentido se de nuestra civilizacin me inclino a creer que favorece ms
orienta nuestra especie hacia una mayor o menor diferencia- la indiferenciacin regresiva, que la progresiva diferenciacin
cin sexu al? La tesis que, por ejemplo, sostiene Maran en sexual.
La evolucin de la sexualidad y los estados intersexuales, apo- (l!J Sobre todo, lo que ms nos llama la atencin es la viri-
yndose en la diferenciacin progresiva de los sexos a medida lizacin de la mujer: la mujer aspira y generalmente triunfa
que nos elevamos en la escala de los seres vivientes, del her- al tratar de igualar al hombre en el trabajo. Una virilizacin
mafrodismo al gonocorismo, dice que el hombre tiende a sexual sera el corolario de esta virilizacin social. Y la fija-
convertirse en ms hombre y la mujer en ms mujer. Desde el cin clitordica, justamente tan frecuente en la mujer blanca,
punto de vista puramente biolgico puede ser cierto, pero la sera el testimonio fisiolgico?
evolucin puramente biolgica del hombre est obstaculizada Esta opinin, contraria a las predicciones de Maran,
por su evolucin en la civilizacin. si n embargo, est de acuerdo con otros de sus puntos de vista.
No somos la nica especie animal en la que la evolucin Acaso l no escribe, en toda la extensin de su trabajo sobre
sexual es perturbada por el progreso social, pues los diversos la intersexualiclad, que la virilidad es de sentido progresivo
himenpteros construyeron sus sociedades sobre la represin y la femineidad de sentido regresivo? La virilizacin social
sexual de las obreras, soldados u obreros, segn se trate de progresiva de la mujer encontrara as, en la biologa, un ele-
abejas, hormigas o termitas. Entre ellos, hay un tipo de hem- mento coadyuvante.
bra casi asexuada que soporta la carga social de la ciudad, Y como las mujeres son las educadoras de los varones, y
la especializacin sexual est reservada para las reinas y los como Abraham lo ha demostrado, el complejo de castracin
machos, estos ltimos generalmente intiles y superfluos. activo demasiado fuerte en la madre, acta de manera per-
En la especie humana no se podra recurrir, para resol- turbadora en la evolucin psicosexual de los hijos, entonces
ver el problema social del antagonismo entre el sexo y el no nos sorprendera encontrar varones inhibidos por ello en
trabajo, a procesos similares por la poca fecundidad de la su virilidad, lo que los hace regresar hacia cierta feminidad
\ 1
mujer. Sin embargo, un esbozo similar a lo que sucede en la ligada a su propio sexo.
1
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180 MARIE BONAPARTE
Sin embargo, podemos esperar gracias al psicoanlisis, pri-

mera ciencia que se ocup, comprendi y acept la psicose-
xualidad humana, un correctivo para esta tendencia regresiva
de la civilizacin hacia la bisexualidad de los primeros seres.
La sexualidad propiamente dicha, podr ser orientada en NDICE
sus vas normales, no slo por el anlisis de los anlisis de los
adultos sino tambin de los nios. La adaptacin de los orga-
nismos a las funciones que deben cumplir en su medio est PRIMERA PARTE
dirigida, en gran parte, por el sistema nervioso. LA BISEXUALIDAD EN LA MUJER

La mujer, objeto de este trabajo, al que es necesario vol-
ver para finalizar, no debe renunciar a toda actividad social e l. Sobre la frecuente inadaptacin de la mujer a la funcin
intelectual para saber adaptar mejor su organismo a la fun- ertica 11
cin ertica, ni para estar verdaderamente satisfecha como II. Hiptesis psicoanalticas y biolgicas .... . . ......... . .... . ... . 15
mujer y como madre, en sus relaciones con los hombres. a) Trabajos psicoanalticos ... . . ............ .. .... .. ..... . . 15
Si bien Maran ha escrito, "la mujer tropieza ... con el b) Una teora biolgica de la bisexualidad ...... . ........... . 18
obstculo de Ja maternidad que se opone a su progreso inte-
lectual, o con el de la esterilidad que se opone a la transmi- III. Evolucin comparada de la libido en los dos sexos ........... . 23
a) Una resea embriolgica ........ . .. .................. . . . 23
sin de todo progreso", a veces la humanidad realiza compro- b) Las fases de la evolucin de la libido humana ..... . ... . . . 26
misos felices, y todo en esta materia consiste -si bien hay que c) La evolucin de la pasividad en la nia y en el nio . ... . 34
reconocer que no es muy fcil- en que la mujer sepa ubicar d) Discusin de algunas teoras analticas divergentes . . ..... , 40
su virilidad donde mejor convenga, como Freud me sola e) El falo pasivo .... ..... ..................... . . . ... . .... . 52
decir. 57
IV. Sobre los factores perturbadores de la evolucin femenina ....
a) Independencia relativa de las zonas ergenas y de los obje-
tos sexuales .............. . .. . ........ . . ... ...... .... . . . 57
b) Algunas relaciones entre el complejo de Edipo pasivo de
la mujer, el instinto ma ternal y la vaginalidad .... ... .. . . 59
c) Sobre el peligro vital y moral inheren te a las funciones se
xuales femeninas ...... . .. . ......... ... .. . ............. . 60
d) La masturbacin infantil. La seduccin y el bloqueo de las
zonas ergenas . ................... . . . . . . .. . ... .... ..... . 65
e) La aparicin prepuberal del orgasmo clitorclico y su po-
sible relacin con la fijacin a la fase flica .. .. . ........ . 67
f) El "Scilla y Caribdis" de la nia .............. . .. . . . . 68
g) Un combate ele dos machos .............. . . . .... .. .... . . 70
SECUNDA PARTE
LA l'UNCiN ERTICA FUNCiN BIOPSfQUICA
I. La psicologa, rama de la biologa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75

"Sobre la sexualidad femenina" aparecido en Ja Revue Francaise de
:'11 Psychanalyse XIII, 1, 2, 3, 1949. La primera edicin (1951) llevaba el II. La hembra y su libido . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77
mismo ttulo. a) Sobre Ja menor riqueza de Ja libido en Ja hembra y los obs
182 NDICE
tc~los fundamenta les para la adapta.cin ertica de la ~

muier . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1?
b) El "vitelismo" psico-fisiolgico de la mujer . . . . . . . . . . . . . . . 78
c) Vitelismo y maternidad humana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80
d) La triple es tratificacin del determinismo de la frigidez
femenina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81
III. Sobre los adultos y el nmo . . .... . ... . ...... . .... . . .
83
a) La actitud contradictoria de los adultos fren te a la sexua
lidad del nio .... . . . . . .... .. ... . ....... . 83
b) El pensamiento sexual del nio ..... .. . . 85
IV. El masoquismo femenino esencial ....... . . . . .
89
a) Las relaciones respectivas de los complejos de Edipo activo
o pasivo con el sadismo o .con el masoqu ismo .... . . . . . .. . 89
b) '"Pega n a un nio ... o a una mujer" .. .... .
96
e) Examen del ensayo freudiano "Pegan a un nio" ....... .
100
d) Los diversos destinos de las fan tasas infantiles y de las
pulsiones que las promueven ... .. . . . . .. .... . .. . ... . ... . 109
e) La afirmacin del cltoris y la negacin de la vagina .. . . . .
116
f) Tipos de mujer y complejos de Edipo . ...... . ....... . .. .
122 ESTE LIBRO SE TERMINO DE
v. El rol formativo del hombre para la sexualidad de la muj er
129
IMPRIMIR EL 23 DE OCTUBRE DE
a) Las iniciaciones erticas comparadas reales o ed picas .... . 1961, EN MACAGNO, LANDA Y Cia.
129 ARAOZ 162, Bs. As ., ARGJ~NTINA
b) Los roles respectivos del padre, del hermano y del desflo -
rador .. . ........ .. . 139
VI. Esquema de la evol ucin sex ual femenina . . . . . . . . . . . . . . . . 153
TERCERA PARTE
PERSPECTIVAS EVOLUCIONISTAS
l. Las adaptaciones aloplsticas y au topl<\s ticas ..

159
a) Normalidad y salud . .. .. . ... . .. . ... .. .. . ... . 159
b) La adap tacin aloplstica: los homb res en espejo .. . . . . .. . . 160
c) La adaptacin autop lstica: la central, el psicoanlisis .. . 162
d) Otra tentativa de adaptacin autoplstica: la perifrica, la
operacin Halban-Narjani .. . ...... . . . .............. . .. . 164
II. Las mu tilaciones fsicas de las mujeres en los primitivos y sus
paralelos psquicos entre nosotros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 167
111. Naturaleza y cultura . . ... . .... ... . 177

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EDITORIAL HORM

Editado por Presses Universitaires de France

TRADUCC IO NES DE S!GMUND FREUD

Un souvenir d'enfa.nce de Lona.rd de Vinci, Pars, Gallimard, 1928.

SOBRE LA FRECUENTE INADAPTACiN DE

LA NATURALEZA no siempre realiza una perfecta adaptacin

' las obreras de un hormiguero o ele una colmena. Otras, final-

1 ber die weibliche Sexualitiit, 1931.

nina de disimular con una mentira sus carencias en el plano

-- - - - - - - - - --- .,, --=----=

mente sufre una crisis intersexual, feminoide, antes de su ple-

la libido clitordica, que es una fuerza masculina, y su mxima

1 Versuch einer Entwicklungsgeschichte der Libido, 1924. Se sabe

si fuer a un apndice de s mismo, correspondiendo a esta fase til), 1!!23.

nio o a la nia. 'O" 'O"'O 'O 'O

creencias primitivas; 9 la cloaca durante toda la vida ser :i' ..

el soporte esencial de la pasividad. Tambin la acentuacin :8

y esta primera fase de pasividad es vivida bajo el signo de

entraas, fetos, el pene paterno incluso, para ms o menos

fijadas. Lcewenstein me deca que mis concepciones (expuestas

20 Zttr priigenitalen Vorgeschichte des <Edipttskomplexes (Sobre

SOBRE LOS FACTORES PERTURBADORES

a) INDEPENDENCIA RELATIVA DE LAS ZONAS ERGENAS

EL CONCEPTO del falo pasivo nos ayudar a comprender al-

70 MARIE BONAPARTE LA SEXUALIDAD DE LA MUJER 71

g) UN COMBATE DE DOS MACHOS

LA PSICOLOGfA, RAMA DE LA BIOLOGfA

EN sus NUEVAS aportaciones al psicoanlisis, Freud escribi

1 Neue Folge der Vorlesungen zur Einfhrung in die Psychanalyse,

a) SOBRE LA MENOR RIQUEZA DE LA LIBIDO EN LA HEMBRA

CONVIENE RECORDAR aqu que la libido, como toda fuerza y

mayor libertad en este terreno; y por otra parte una represin

a) LA ACTITUD CO NT RADICTORIA DE LOS ADULTOS FRENTE

LA MORAL DE UN SER le es impuesta desde afuera, y pone de

Ms tarde, la sexualidad infantil puede ser excitada por

EL MASOQUISMO FEMENINO ESENCIAL

a) LAS RELACIONES RESPECTIVAS DE LOS COMPLEJOS DE EDIPO

EN UN MOMENTO DADO, y seguramente en forma progresiva, los

1 Ver sin embargo los trabajos ya citados de Karen I-Iorney y de

90 MARIE BONAPARTE LA SEXUALIDAD DE LA MUJER 91

92 MARIE BONAPARTE LA SEXUALIDAD DE LA MUJER 93

Si la nia se sustituye a s misma por varones en su ltima

111. - Freud recuerda aqu que la meta de todo psico-

108 MARIE BONAPARTE LA SEXUALIDAD DE LA MUJER 109

> = ..... ; ,- -- -- ___ !!

toris, la posicin de la libido ha permanecido evidentemente

; 126 MARIE BONAPARTE LA SEXUALIDAD DE LA MUJER 127

Con excepcin de algunos pocos casos citados, casi no

134 MARIE BONAPARTE

clitordica, experimentaba con la mayor facilidad plena sa-

150 MARIE BONAPARTE LA SEXUALIDAD DE LA MUJER 151

tantas clitordicas) . stas, a la vez que reservan el placer ter-

\~ .. : [:'_...:.. ... ._.-- - - -

156 MARIE BONAPARTE

Sobre estos diversos cimientos superpuestos se edifica la

LAS ADAPTACIONES ALOPLSTICAS Y

No DEBE CONFUNDIRSE nunca normalidad y salud. En las varie-

160 MARIE BONAPARTE LA SEXUALIDAD DE LA MUJER 161

166 MARIE BONAPARTE