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LOS TRES SON UNO

STUART OLYOTT

Introduccin
No recuerdo realmente cundo aprend a leer. Supongo que comenc con algn libro de
lectura para principiantes, del cual aprend el alfabeto y algunas palabras sencillas. Mi deuda
para con ese libro es incalculable, pues fue la base de toda mi lectura posterior. Sin embargo,
nada recuerdo de l.
Este trabajo es tambin un libro para principiantes, y confo que, a partir de l, el lector
pueda continuar leyendo en forma ms avanzada. No es un libro que le dir todo lo que debe
saber. Su sola intencin es sencillamente ayudarle a comenzar. Le introducir a la enseanza ms
elemental respecto a la Trinidad. Servir para remover esa sensacin de extraeza que pueda
sentir al aproximarse a este tema profundo, y le permitir progresar en un rea donde antes jams
hubiera credo siquiera poder comenzar.
Que todos dediquemos nuestras vidas a proseguir en conocer a Jehov! (Oseas 6:3).
***

Dios mo, qu maravilloso eres!


Este libro debe empezar declarando que Dios es. Esto no es algo que pueda ser probado, ni
necesita serlo. Todo hombre o mujer sabe que es cierto. El hombre tiene un sentido de Dios
implantado en s mismo. Es algo que conoce en su corazn; algo que ha quedado desde el tiempo
en que la humanidad estaba en contacto con Dios, y obedeca su ley. El hombre tiene an un
sentido de esta ley, lo cual puede verse en su sentido del bien y el mal. No puede haber un
sentido de la ley a menos que haya un Legislador. Y adems, estn el cielo arriba y la tierra
alrededor, los cuales nos hablan del eterno poder y deidad de Dios. Cuando una persona dice:
No hay Dios, est deliberadamente ignorando un hecho que sabe que es cierto.

Podemos, sin embargo, saber mucho ms acerca de Dios si nos volvemos a la Biblia. Dios ha
revelado aqu a la humanidad todo lo que necesitamos saber acerca de l, y todo lo que l
requiere de nosotros. Todos los libros de la Biblia deben su origen a l. Los autores humanos
fueron llevados por el Espritu Santo de tal manera que produjeron exactamente lo que Dios
plane. Las palabras que escribieron son las que l quiso que escribieran. Y sin embargo, esto
ocurri sin interferir con sus talentos naturales, y sin introducir en un molde sus personalidades.
La Biblia no es la palabra de los hombres, sino la Palabra de Dios. Esto significa que no tenemos
que detenemos y tratar de imaginar cmo es Dios. No tenemos que adivinar. El mismo nos lo ha
dicho.
Espritu
El nos dice que es Espritu (Juan 4:24). No tiene un cuerpo como nosotros. Es invisible: nadie le
ha visto nunca ni puede verle (1 Timoteo 6:15,16). No podemos percibirle por medio de los
sentidos, o pesarle, o medirle. Es cierto que a veces leemos acerca de sus ojos, sus odos, su
boca, etc., pero esto es simplemente una manera de aclarar a nuestras pobres mentes que Dios ve
todas las cosas, oye las oraciones de su pueblo y se da a conocer. Dios no puede ser dibujado o
representado de manera alguna, y nos prohbe que tratemos de hacer imgenes de l (xodo
20A).

Sin embargo, debemos procurar recordar que Dios es un Espritu personal. En otras palabras, no
debemos pensar en l como Algo que no podemos describir, sino como Alguien. El tiene
nombres, de los que el ms conocido es Jehov. Esto es simplemente una versin espaola del
nombre hebreo Yahweh. El se comunica con hombres y mujeres, y ms de uno ha llegado a
ser conocido como su amigo (xodo 33:11; Santiago 2:23). Ya en la primera pgina de nuestra
Biblia leemos que l habla, y esto contina ocurriendo hasta la ltima. Vemos una y otra vez que
es posible conocer a Dios. Esto no sera posible si l fuera simplemente una fuerza o una
influencia imposible de describir.

Muy grande
Puesto que Dios es Espritu, no est limitado de ninguna manera, y no hay persona o cosa que
pueda ser vinculada a, o comparada con l (Isaas 40: 18).

En lo que a espacio se refiere, l est en todas partes (1 Reyes 8:27; Salmo 139:7-10). No
lleno yo, dice Jehov, el cielo y la tierra? (Jeremas 23: 24). l est en todos los lugares en todo
tiempo, y no hay lugar del que est ausente. No debemos pensar que solamente una parte de
Dios se encuentra en un lugar determinado en el universo. La totalidad de Dios est presente all.
l est all en toda su majestad y gloria, y en la totalidad de su ser. Y esto es verdad de todos los
lugares, todo el tiempo. Cmo puede ser esto? Nuestras mentes mortales no pueden concebirlo.
Lo finito no puede entender lo infinito! Lo nico que podemos hacer es creer lo que Dios ha
declarado con respecto a s mismo, e inclinamos en adoracin y asombro.

En lo que al tiempo se refiere, l es eterno (Isaas 40:2 8, Habacuc 1:12). Desde el siglo y hasta
el siglo, t eres Dios (Salmo 90:2). Solamente l tiene inmortalidad en y por s mismo (1
Timoteo 6: 16). l habita la eternidad, y sus aos no tienen fin Isaas 57:15; Hebreos 1:11,12).
Esto tambin va ms all de nuestro entendimiento. Todo debe su principio a l, pero El mismo
no tiene principio.

l es; l ha sido siempre; l siempre ser. Esto es lo que significa la curiosa expresin por los
siglos de los siglos que se utiliza frecuentemente en algunos cultos religiosos. No hay cambios

2
en l, nunca los ha habido, ni jams los habr, porque l es siempre el mismo (Malaquas 3:6;
Santiago 1:17). Todas las cosas dependen de l, pero su propia existencia no depende de nada ni
de nadie ms que l mismo. Esta es la razn por la que uno de sus nombres es el Dios viviente
(Apocalipsis 7:2). Por eso tambin l anunci su nombre a Moiss como YO SOY EL QUE
SOY (xodo 3:14).

En cuanto a conocimiento, l lo sabe todo (Salmo 139:2-5; 1 Juan 3:20). Su entendimiento es


infinito (Salmo 147:5). Nosotros tenemos que aprender las cosas una a una, y nuestro conoci-
miento es siempre pequeo. No hay tal cosa como aprender en lo que a Dios se refiere. l conoce
todas las cosas como realmente son, todas al mismo tiempo. Su entendimiento no tiene lmites.
Para nosotros esto es un misterio, pero no lo es para Dios. No hay nada que l ignore o dude y,
desde luego, esto significa que no puede ser engaado.

En cuanto a poder, El hace todo lo que quiere (Salmo 135:6; Daniel 4:35). Todo lo que quiso ha
hecho (Salmo 115:3). Su propia naturaleza decide lo que le place hacer. Porque l es santo, no
puede escoger apartarse de lo que es puro y recto. Porque l es perfecto en todo sentido, no
puede escoger cambiar. Un cambio sera para mejorar o empeorar. Si para mejorar, demostrara
que no era todava perfecto; si para empeorar, entonces vendra a ser menos que perfecto. Es
cierto que El a veces escoge cambiar la manera en que trata a un hombre o a una mujer, pero esto
es debido a que ha habido un cambio en dicha persona, y no a que haya algn cambio en l.
Nada de lo que l decide hacer deja de ocurrir (Isaas 46: 10). Su voluntad jams puede ser
resistida porque slo l es Dios, y todos los dems seres son sus criaturas (Romanos 9:19; Daniel
4:35). Todo en el universo, por pequeo que sea, sirve a sus propsitos. Hace que ocurra lo que
l ha planeado y decidido (Efesios 1: 1 l).

Singular
Lo que hasta ahora hemos ledo nos dice lo que Dios es en s mismo. Sin embargo, no es
suficiente decir que l es un Espritu Personal, que est en todas partes, que es eterno,
omnisciente, omnipotente. Cmo es este Dios? 0 qu clase de Dios es?

l es santo. Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en l (1 Juan 1:5). Su carcter es perfecto.
l es puro y totalmente libre de motivos, pensamientos, palabras y acciones inicuas o
deshonestas, pero es difcil explicar qu es exactamente la santidad. Las criaturas celestiales que
rodean el trono de Dios estn totalmente libres de toda impureza y, sin embargo, no pueden mirar
la majestad de Dios, y se dicen unas a otras en perpetuo asombro: Santo, santo, santo, Jehov de
los ejrcitos... (Isaas 6:3). No es de extraar que Dios es descrito como magnfico en
santidad! (xodo 15:11). Es esta caracterstica la que le separa y distingue como totalmente
diferente a todas sus criaturas (Salmo 99:3; Isaas 40:25). Cmo puede un hombre acercarse a
tal Dios? (Salmo 24:3). El es muy limpio de ojos para ver el mal, ni puede ver el agravio (Haba-
cuc 1:13).

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l es justo. Justo es Jehov en todos sus caminos (Salmo 145:17), y esto es por siempre
inalterable (Sofonas 3:5). Su gobierno de la creacin est firmemente establecido sobre las
columnas gemelas de la justicia y el juicio (Salmo 972). El siempre hace lo que es recto. Toda
sentencia que l dicta est justificada, y nunca puede ser censurado por ningn juicio que haga,
porque l es inflexiblemente justo (Gnesis 18:25; Salmo 51:4) Oh, cmo nos consuela el hecho
de que l, y solamente l, juzgar al mundo! El juicio final ser justo. No habr lugar a errores.
Nadie recibir de Dios ni ms ni menos de lo que merezca (Salmo 96:13).

l es amante. Dios es amor (1 Juan 4:8-16). l es Jehov! Jehov! fuerte, misericordioso y


piadoso; Tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad (xodo 34:6); un Dios de
piedad y misericordia (Joel 2:13; Jons 4:2); que se deleita en misericordia (Miqueas
7:18). Oh, qu maravilloso! El santo Dios, que es inflexiblemente justo, es tambin amor! Su
justicia demandaba mi castigo, y fue satisfecha cuando el inocente sustituto muri en mi lugar (1
Juan 4:10). El amor y la justicia no son contrarios. Ambos se encuentran en Dios, y ambos se
encuentran en su obra en la cruz.

l es bueno. Bueno es Jehov para con todos (Salmo 145:9). Bueno eres t, y bienhechor
(Salmo 119:68). Por naturaleza, los hombres y mujeres prefieren no tener a Dios en sus
pensamientos y escogen seguir su propio camino. Se oponen a la idea de que l gobierne sus
vidas y prefieren escoger sus propios objetos de adoracin. Sin embargo, Dios es activamente
bueno para con tales personas que son, en realidad, sus enemigos. No se dej a s mismo sin
testimonio, haciendo bien, dndonos lluvias del cielo y tiempos fructferos, llenando de sustento
y de alegra nuestros corazones (Hechos 14:17). La maduracin de la cosecha, el sustento de los
animales, y todas las dems cosas buenas de que este universo goza, Proceden de l (Salmo
85:12; 104:24-31; Santiago 1:17). Pero la mayor evidencia de su bondad se ve en el trato que da
a aquellos de sus enemigos que se vuelven a l buscando el perdn. Porque t, Seor, eres
bueno y perdonador, y grande en misericordia para con todos los que te invocan (Salmo 86:5).

l es sabio. Sea bendito el nombre de Dios de siglos en siglos, porque suyos son el poder y la
sabidura (Daniel 2:20). Cuando vemos la belleza y la armona de su creacin, y la complejidad
de] diseo de la ms diminuta criatura, nos vemos obligados a exclamar: Cun inmensurables
son tus obras, oh Jehov! Hiciste todas ellas con sabidura (Salmo 104:24). Las capacidades que
los hombres ejercen y desarrollan, la misma existencia del conocimiento en nuestra raza, la
manera en que todo lo que ocurre hace que se lleven a cabo los propsitos de Dios; todas estas
cosas se deben a la sabidura de Dios (Isaas 28:23-29; 31:2; Daniel 2:21). Su sabidura y
entendimiento son infinitos, y totalmente superiores a nuestra capacidad para investigar y en-
tender. Oh profundidad de las riquezas de la sabidura y de la ciencia de Dios! Cun
insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque quin entendi la mente del
Seor? 0 quin fue su consejero? 0 quin le dio a l primero, para que sea recompensado?
Porque de l y por l y para l, son todas las cosas. A l sea la gloria por los siglos. Amn
(Romanos 11:33-36).

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Incomprensible
Vemos, pues, que lo que Dios dice acerca de s mismo es suficientemente claro, pero es
demasiado maravilloso para ser abarcado por la mente humana. No podemos asimilarlo, pues sus
pensamientos y sus caminos son mucho ms altos que los nuestros (Isaas 55:8,9). Podemos ver
qu es la verdad, pero no podemos explicar cmo puede ser as. Nuestras mentes estn
demasiado limitadas. Slo Dios entiende a Dios. Puede algn hombre o mujer explicar cmo es
posible que Dios exista como Ser personal sin tener un cuerpo? Podemos comprender cmo la
totalidad de Dios puede estar en todos los lugares en todo momento? Entendemos realmente el
concepto de que l no tuvo principio, y que est libre de cambios de cualquier ndole? No es
cierto que nuestras mentes se quedan perplejas cuando tratamos de pensar qu significa ser
omnisciente? Cmo puede El hacer todo lo que le plazca sin ser egosta? Cmo puede ser
perfectamente santo, justo, amante, bueno y sabio, todo al mismo tiempo?

Ninguna pregunta acerca de Dios que contenga la palabra cmo puede ser respondida.
Nuestras mentes mortales son demasiado pobres para eso.

Sin embargo, las preguntas que contienen la palabra qu, pueden ser respondidas sencilla y
claramente, porque Dios ha revelado las respuestas en las Escrituras. Podemos estudiar y afirmar
lo que Dios ha dicho. Podemos decir qu es la verdad. Pero no podemos explicar cmo puede ser
as. Nos abruma lo que aprendemos. Cuanto ms lo consideramos, tanto ms nos damos cuenta
de que no hay reaccin adecuada a lo que leemos. La nica que cabe es la de adorar
reverentemente.

La verdad de la Trinidad, que estamos a punto de examinar, es un misterio ms grande que cual-
quier otra cosa que pueda decirse acerca de Dios. Nunca comprenderemos cmo Dios, que es
uno, pueda ser tres. Pero no venimos al tema preguntando: Cmo pueden ser estas cosas?
Venimos como humildes aprendices, escudriando las Escrituras, y preguntando: Qu ha
dicho Dios? Nos regocijamos de que l nos haya dicho tanto acerca de s mismo, y confiamos
en su perfecta sabidura que ha decidido no revelar nada ms de lo que ya est escrito.
Humildemente aceptamos que no podemos entrar sino en donde l lo ha permitido. No somos
como Dios. Somos sus criaturas. Nunca podremos descubrir lo que l no ha revelado. Nunca
podremos comprender lo que l no ha explicado. Pero, donde, con todo su poder, falla la razn,
All la fe prevalece y adora el amor.

***
Captulo 2

Dios es uno

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Solamente un Dios
Cuntos dioses hay?
Uno, respondi el nio.
Cmo sabes eso?
Porque slo hay espacio para uno, pues l llena el cielo y la tierra.

No hay verdad en las Escrituras que se ensee con ms claridad que sta. No hay sino un solo
Dios que realmente exista.
Si esto no fuera as, tendramos que suponer que hay ms dioses que uno solo. Esto es algo que
la Escritura niega constantemente. No hay otros dioses en absoluto. La humanidad en general no
cree esto, y ha habido, y hay, innumerables dioses falsos. Pero ninguno de stos es un verdadero
dios. Ningunos de stos es el Dios viviente.

Es cierto que la palabra dios se emplea con referencia a los ngeles (Salmo 97:7). Esto es por-
que son criaturas espirituales de alto rango y excelencia. El ttulo se usa tambin acerca de
gobernantes y jueces (Salmo 82:1,6), a causa de su autoridad sobre otros. A Satans, el diablo, se
le llama el dios de este mundo (2 Corintios 4:4) a causa del dominio sobre los malos que
injustamente ha conseguido. Pero todos stos son usos figurativos de la palabra dios. La
Escritura insiste en que no hay sino un solo Dios verdadero, un Dios viviente.

Tal es as que, desde sus primeros aos, un nio judo aprenda a recitar las palabras de
Deuteronomio 6:4: Oye, Israel: Jehov tu Dios, Jehov uno es. Esta era la creencia ms bsica
de la fe juda, teniendo como base el Antiguo Testamento. Era una creencia de la que ningn
judo poda ser movido. Ellos saban que Jehov es Dios, y no hay otro fuera de l
(Deuteronomio 4:35).

Los judos recordaran el tiempo cuando fue dedicado el glorioso templo de Salomn. Despus
de orar vehemente y largamente a Dios, el rey se volvi a pueblo y expres su ms sentido
deseo: Est con nosotros Jehov nuestro Dios, como estuvo con nuestros padres, y no nos
desampare ni nos deje... a fin de que todos los pueblos de la tierra sepan que Jehov es Dios, y
que no hay otro (1 Reyes 8:57,60). Esto expresaba perfectamente lo que todo judo senta. Ellos
haban de ser testigos a un mundo ignorante de que no hay otro Dios sino el Seor.

Recordaran los das del gran profeta Isaas, y las palabras que Dios le habl: As dice Jehov
Rey de Israel, y su Redentor, Jehov de los ejrcitos: Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y
fuera de m no hay Dios (Isaas 44:6). El Dios que habl estas palabras se anunci a s mismo
como el Rey de Israel. Los judos consideraban como su gran misin mantener la verdad de que
no hay otro Dios sino Jehov. Cmo amaban leer: Yo soy Jehov, y ninguno ms hay; no hay
Dios fuera de m... yo Jehov, y ninguno ms que yo! (Isaas 45:5,6).

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Jess mismo fue criado en el conocimiento y amor a las Escrituras del Antiguo Testamento, y
consistentemente mantuvo su verdad. La confesin de la singularidad de Dios fue algo que
expres sin reservas con sus labios (Marcos 12:29-32), y que tambin sus apstoles ensearon
muy claramente (1 Corintios 8:4-6; Efesios 4:6; Santiago 2:19). Es la declaracin expresa de
toda la Escritura.

Dios es uno
El Antiguo Testamento fue escrito en hebreo, y cuando los judos recitaban Deuteronomio 6:4, lo
hacan en ese idioma, como todava lo hacen en la actualidad. Lamentablemente, en nuestro
idioma no se puede traducir exactamente en una frase lo que Deuteronomio 6:4 significa.
Significa ms que: El Seor nuestro Dios es un Seori. Tambin puede traducirse: El Seor
nuestro Dios, el Seor es uno. El no es simplemente el nico. El que es nico, es uno.

Qu estamos procurando decir aqu? Dios es uno en la esencia de su ser o en la constitucin de


su naturaleza, escribe Louis Berkhof. Pero qu significa eso? Significa que en Dios no puede
haber divisin o separacin. No se puede tener una coleccin de piezas que sean menos que
Dios, juntarlas, y tener a Dios! El no es como un rompecabezas. Ni tampoco como un cuerpo
humano, formado por muchos rganos. No se pueden sumar la eternidad, y la inmutabilidad, y la
omnipotencia, y la santidad, y formar a Dios. El no est formado por partes. Es indivisible. Es
uno. Todo en l es eterno. Todo en l es inmutable. Todo en l es todopoderoso. Todo en l es
santo. No se puede, por ejemplo, quitar su santidad, y dejar atrs la mayor parte de Dios. Si se
pudiera quitar su santidad, Dios se destruira, porque todo lo que El es, es santo.

Esto es lo que los telogos quieren decir cuando hablan acerca de Dios como una esencia
indivisible. La palabra esencia o ser puede casi intercambiarse con la palabra sustancia.
Esto no significa que Dios est hecho de algo. Ms adelante hablaremos del Padre y del Hijo y
del Espritu Santo como siendo de la misma sustancia. No querr esto decir que estn
compuestos del mismo material. Daremos a entender que si bien son distintos, son uno y el
mismo Dios. Todo lo que Dios es, el Padre es. Todo lo que Dios es, el Hijo tambin lo es. Todo
lo que Dios es, el Espritu Santo es. Cada uno es todo lo que Dios es. Cada uno es Dios en el
mismo sentido: de la misma esencia, ser o sustancia. Sin embargo, Dios es indivisible.

Expresmoslo de otra forma, para enfatizar lo que estamos diciendo. El Padre es Jehov. El Hijo
es Jehov. El Espritu Santo es Jehov. Pero nunca debemos pensar que hay tres Jehovs. Es aqu
donde reside el misterio, y nos estamos adelantando nosotros mismos. Por el momento debemos
contentamos con saber que hay un solo Jehov, y que el Jehov, que es, es uno.

Hay ms de uno que es Dios

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Sin embargo, aun aqu debe mencionarse que desde los tiempos ms primitivos ha estado claro
que hay ms de uno que es Jehov. Nota lo que estamos diciendo. No hay ms que un Dios.
Acabamos de ver esto. No obstante, hay ms que uno que es Dios. Hay un solo Dios. Sin
embargo, hay una pluralidad de Personas en la esencia divina.

Esto se ve en las primeras pginas de nuestra Biblia. Gnesis 1:26,27 dice: Entonces dijo Dios:
Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza... Y cre Dios al hombre
a su imagen. Las palabras que he puesto en cursiva muestran que Dios, que es uno, habla como
ms de uno. Los versculos enfatizan tanto la unidad como la pluralidad de Dios. Dos o tres
pginas ms adelante leemos: Y dijo Jehov Dios: He aqu el hombre es como uno de
nosotros... (Gnesis 3:22); y en el captulo 11: 5-7 leemos: Y descendi Jehov... Y dijo
Jehov... descendamos... Solamente hay un Dios en todos estos pasajes, y sin embargo, El
habla en plural! Hay ms de uno que es Dios. As fue que siglos ms tarde Isaas oy a Jehov
decir: A quin enviar, y quin ir por nosotros? (Isaas 6:8).

Igualmente extraordinarios son aquellos pasajes del Antiguo Testamento que se refieren al
ngel de Jehov. Est bien claro que esta persona es Dios mismo y, a la vez, que debe ser
distinguida de Dios. La palabra ngel significa mensajero o enviado, y la frase el ngel
de Jehov, por lo tanto, significa el enviado de Jehov. Gnesis 16:7-13 cuenta cmo a Agar,
que haba huido de Abram y Sarai, le fue ordenado por el ngel de Jehov que regresara.
Luego se ve claramente que era el Seor mismo el que hablaba con ella, y ella llam el lugar
donde le encontr: T eres Dios que me ve. El que fue enviado por Dios era Dios mismo!

Abraham mismo tuvo una visita del ngel de Jehov algn tiempo despus en el encinar de
Mamre (Gnesis 18). El visitante apareci como un hombre (versculo 2), pero queda claramente
expresado que era Dios mismo (versculos 1, 13,14). Abraham reconoci esto y or a l
(versculos 23-33).

Esta no fue la ltima vez que Abraham encontr al ngel de Jehov. No fue otro sino el ngel
quien le impidi matar a su hijo Isaac (Gnesis 22:11-15). Abraham llam el nombre del lugar
Jehov proveer (versculo 14), pues una vez ms reconoci claramente la identidad del
Visitante celestial. El ngel le dio una promesa que empezaba diciendo: Por m mismo he
jurado, dice Jehov... (versculo 16). Aquel que envi Jehov era Jehov!

Hay muchas referencias al ngel en el Antiguo Testamento, y en cada ocasin se observa clara-
mente que el mensajero de Dios es Dios. Es el ngel de Jehov el que habla a Moiss desde la
zarza ardiente y le dice: Yo soy el Dios de tu padre... (xodo 16), y a continuacin le revela
su nombre como YO SOY EL QUE SOY (versculo 14). Ese ngel es el Dios que gui a
Jacob y le redimi (Gnesis 48:15,16), y es el Seor mismo quien va delante de los israelitas al
huir stos de Egipto (xodo 13:2 1; 14:19). Es el ngel de Jehov quien aparece dos veces en el
libro de Jueces, y en cada ocasin revela que El es Dios mismo (Jueces 6: 11,12,14,16;
133,9,22). As, pues, tenemos a Dios enviado por Dios!

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La profeca de Isaas revel algo parecido. l le dijo a Israel que el Seor Dios dara una seal,
que sera un hijo nacido de una virgen. Su nombre sera Emmanuel, que significa: Dios con
nosotros (Isaas 7:14). Este, a quien Dios enviara, sera El mismo Dios fuerte (Isaas 9:6).
Cmo podra Dios enviar a Dios si no hubiera ms de una persona que fuese Dios? Sin
embargo, no debemos olvidar los versculos de Isaas que mencionamos antes. El mismo libro
insiste en que no hay Dios excepto ese Uno a quien Israel adoraba. Un Dios; no obstante, hay
ms de uno que es Dios.

De modo que el Antiguo Testamento nos habla de Dios ungiendo a Dios (Salmo 45:6-7); del
Seor Dios y su Espritu enviando a Uno que es Dios mismo (Isaas 48:16,17); y de Jehov
levantando un Rey prometido que ser Jehov (Jeremas 23: 5,6). Una y otra vez nos
encontramos frente a la misteriosa verdad de que Dios es ms de uno.

No estamos diciendo que la doctrina de la Trinidad estaba completamente revelada en el Antiguo


Testamento; pero tampoco que estaba totalmente ausente. l creyente del Antiguo Testamento
saba que haba una pluralidad en la Divinidad. En verdad, tena alguna velada indicacin de que
el Dios que es uno, tambin es tres. Cuando el sacerdote bendeca a los israelitas, y pona el
nombre de Dios sobre ellos no usaba siempre el nombre de Jehov tres veces? (Nmeros
6:22-27). No haba odo Isaas a los serafines reconocer al Seor como tres veces santo? (Isaas
6:3). Todo esto era una preparacin para la verdad que el Nuevo Testamento iba a revelar
completamente. El Dios que poco a poco se revel a s mismo en los das del Antiguo Testa-
mento, finalmente envi a su Hijo al mundo, y ms adelante hizo su morada en los corazones de
los creyentes por su Espritu Santo. La doctrina de la Trinidad no fue revelada como una serie de
frases y proposiciones. Fue la obra salvfica, de Dios la que finalmente la aclar. El creyente
cristiano puede leer el Antiguo Testamento, y entenderlo mucho ms fcilmente que los lectores
originales. Los pasajes que hablan de Dios como uno y, sin embargo, como ms de uno, tienen
sentido para l. No tropieza en los versculos que hablan tanto de la unidad como de la pluralidad
de Dios. No le sorprende el que Dios tenga un coloquio consigo mismo, o contemplar las
promesas de que Dios enviara a Dios al mundo. An no puede comprender cmo Dios puede ser
Uno-en-Tres y Tres-en-Uno. No obstante, sabe que es as. El creyente del Antiguo Testamento
tena muchas indicaciones, pero nunca vio la verdad as de clara. Lo que era oscuridad para l, es
luz meridiana para nosotros.

***
Captulo 3

El Padre es Dios

Estamos comenzando el captulo 3 y, sin embargo, debo ya mencionar algo acerca del captulo 4.
En el captulo 4 veremos que el Seor Jesucristo es Dios. No obstante, cuando l ense a sus
discpulos a orar a Dios, no les invit a orar a l. Lo que dijo fue: Vosotros, pues, oraris as:
Padre nuestro... (Mateo 6:9). La oracin a Dios no ha de ser dirigida al Seor Jesucristo, sino a

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Uno que es distinto de l: el Padre! Hay Uno que es Dios, que no es el Seor Jesucristo, y que
lleva el nombre de Padre. Pero antes de continuar, debemos notar que las Escrituras no
siempre usan el nombre Padre de la misma manera.

El Padre de todos
A veces, por ejemplo, Padre se refiere no a Uno que es distinto del Hijo y del Espritu Santo
-una Persona especfica en la Trinidad- sino a la Divinidad misma.

Daremos algunos ejemplos de esto. Cuando Pablo les escribe a los cristianos en Corinto, les
recuerda que los dolos que tienen alrededor no son dioses en absoluto. Esto no es lo que sus
adoradores piensan, pero es la verdad. Los dolos no representan deidades que tengan una
existencia real. Solamente hay un Dios que tenga una existencia real, y es Aquel que los
cristianos adoran. As, pues, escribe: Para nosotros, sin embargo, slo hay un Dios, el Padre (1
Corintios 8:6). Aqu la palabra Padre equivale a las palabras un Dios. Pablo est diciendo
que no hay sino un Dios, y no est pensando en las Personas de la Divinidad en absoluto. Es en
este sentido en el que usa la palabra Padre, al igual que en Efesios 4:6, donde escribe acerca de
un Dios y Padre de todos.

El autor de la carta a los Hebreos hace algo parecido en el captulo 12, versculo 9. Aqu explica
que Dios trata a los creyentes cristianos como sus hijos. Al igual que un padre castiga solamente
a sus hijos, as Dios permite experiencias desagradables en las vidas de los creyentes, con el
objeto de desarrollar sus caracteres. Estas experiencias no son algo que debamos lamentar, sino
aceptar. No deberan disminuir nuestro respeto hacia Dios sino aumentarlo. Tuvimos a nuestros
padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerbamos. Por qu no obedeceremos mucho
mejor al Padre de los espritus, y viviremos? Una vez ms, el ttulo de Padre se usa con
respecto a Dios, pero no como una persona especfica en la Divinidad. As es exactamente corno
Santiago la usa cuando escribe: Toda buena ddiva y todo don Perfecto desciende de lo alto, del
Padre de las luces... (Santiago 1: 17).

El Padre de Israel
El nombre de Padre se usa tambin para expresar que el pueblo de Israel en el Antiguo
Testamento tena a Dios como su Gobernante y Cabeza. Jehov... No es l tu padre que te
cre? (Deuteronomio 32:6). Padre se utiliza aqu simplemente como una palabra alternativa
para Dios sin ninguna idea de distincin de personas en la Divinidad. As, tambin or Isaas:
T, oh Jehov, eres nuestro padre; nuestro Redentor... Ahora, pues, Jehov, t eres nuestro
padre; nosotros barro, y t el que nos formaste; As que obra de tus manos somos todos
nosotros (Isaas 63:16; 64:8).

No todos los miembros del Israel del Antiguo Testamento tenan tal confianza en Dios. Es as
que en los das de Jeremas, Dios les dice a travs del Profeta: A lo menos desde ahora, no me
llamars a m, Padre mo, guiador de mi juventud? (Jeremas 3:4). En tiempos posteriores, todo

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israelita hablaba de Dios como el Padre de la nacin. Pero no necesariamente reconocan esto en
la prctica. A Dios no se le daba la debida honra, y los israelitas individualmente no se trataban
unos a otros como hermanos. Esta vez la represin fue: Si, pues, soy yo padre, dnde est mi
honra?... No tenemos todos un mismo padre? No nos ha creado un mismo, Dios? Por qu,
pues, nos portamos deslealmente el uno contra el otro ...? (Malaquas 1:6; 2:10).

El Padre de los creyentes


As, pues, en la poca en que el Seor Jesucristo, vino, los judos acostumbraban usar el nombre
de Padre como un sustituto para la palabra Dios. Enseaban que ellos, y solamente ellos,
tenan una relacin con Dios como de hijos con su padre. Esta fue una idea que Cristo y sus
apstoles tuvieron que -Corregir. Todos los hombres no son ciertamente hijos de Dios, pero
tampoco lo son todos los judos: ste es un privilegio que pertenece exclusivamente a aquellos
que se arrepienten y creen el Evangelio. Solamente ellos gozan de intimidad con Dios, y el
consuelo de su tierno cuidado. Tales personas, y no los judos, son el verdadero Israel que Dios
reconoce Solamente a ellos les corresponde, por tanto, dirigirse a Dios como Padre.

Fue solamente a sus discpulos a quienes Jess habl de vuestro Padre que est en los cielos
(Mateo 5:45). Fue solamente a ellos a los que habl de tu Padre... vuestro Padre... vuestro Padre
celestial (Mateo 6:6, 8,14). Somos hijos de Dios (Romanos 8:16) fue escrito solamente con
respecto a aquellos que estn en buena relacin con Dios por medio de la fe en el Seor
Jesucristo. Ser adoptados en la familia de Dios, y tenerle a l como su Padre, es su mayor
privilegio, y les pertenece solamente a ellos. No puede ser compartido por ningn otro. Ellos, y
solamente ellos, pueden regocijarse jubilosamente, diciendo: Mirad cul amor nos ha dado el
Padre, para que seamos llamados hijos de Dios (1 Juan 3:1).

El Padre del Seor Jesucristo


El Seor Jesucristo es Dios, como veremos dentro de poco. Pero si bien los cristianos tienen a
Dios como su Padre, ese Padre no es el Seor Jesucristo. Dios el Padre es Alguien distinto de l.
El Padre de los creyentes es tambin el Padre de Cristo, aunque en un sentido diferente. Los
creyentes cristianos son sus hijos adoptivos, mientras que Cristo es su Hijo eterno. Por qu dijo
Jess a Mara: Subo a mi Padre y a vuestro Padre? (Juan 20:17). Por qu no dijo: Subo a
nuestro Padre? Sus palabras nos muestran que Dios es el Padre de ambos, pero las palabras
estn expresadas de tal manera que enfaticen que Dios es Padre para Cristo de una forma que no
lo es para nosotros.

Es en el Evangelio de Juan donde vemos con la mxima claridad que, si bien el Padre es Dios, y
el Seor Jesucristo es Dios, no obstante, hay distincin entre ambos. Dentro del ser de Dios, Uno
es el Padre del Otro, y Uno es el Hijo del Otro. Casi al principio del Evangelio, leemos: Y aquel
Verbo fue hecho carne, y habit entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unignito del
Padre), lleno de gracia y de verdad (Juan 1:14). Esto nos dice que el Verbo, que es el Seor
Jesucristo, se distingue claramente de Dios el Padre. Uno se hizo carne,. y el Otro no. Y sin
embargo, la gloria de Cristo es la gloria del Padre, por lo que es evidente que deben ser Dios en

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el mismo sentido. Cristo es la expresin perfecta del Padre; que es lo que Juan quera decir
cuando le describi como el Verbo.

Casi inmediatamente despus leemos: A Dios nadie le vio jams; el unignito Hijo, que est en
el seno del Padre, l le ha dado a conocer (Juan 1:18). Pero sabemos por el captulo anterior
que hay algunas personas que han visto a Dios! Lo que el versculo debe significar es que nadie
ha visto a Dios el Padre. Siempre que las personas han visto a Dios, es al Seor Jesucristo, el
Hijo, a quien han visto. Ese era el ngel del Seor. Al Hijo se le distingue del Padre, y por
esta razn se lo describe como en el seno del Padre. Sin embargo, verle a l es ver a Dios,
porque El expresa y declara a Dios perfectamente. Ambos son Dios, pero Uno no es el Otro. No
obstante, no hay sino un Dios viviente y verdadero. No debemos pensar que hemos sido privados
de algo por no haber visto al Padre. Jess anuncia ante el mundo: Yo y el Padre uno somos
(Juan 10:30); El que me ve, ve al que me envi (Juan 12:45); El que me ha visto a m, ha
visto al Padre; cmo, pues, dices t: Mustranos el Padre? (Juan 14:9).

Cuando Jess habl en trminos tan ntimos acerca de Dios el Padre, los judos procuraron ma-
tarle (Juan 5: 17-31). Ninguno disputaba el hecho de que el Padre era Dios. Nunca haba sido
puesto en duda, pero el lenguaje de Jess implicaba claramente que El se consideraba igual al
Padre: igual a Dios. Ellos saban que solamente haba un Dios, y que el Padre era ese Dios. A
pesar de los indicios en el Antiguo Testamento que hemos examinado, no podan concebir que
ms de uno fuese Dios. La mera idea de una pluralidad en la Divinidad era algo que les resultaba
inaceptable. Comprendan que Jess pretenda ser igual a Dios, y esto significaba para ellos que
l afirmaba ser un Dios adicional. Para ellos esto era una blasfemia, lo cual explica por qu
quisieron matarle. Se aferraban tan ferozmente a la deidad del Padre que no podan concebir la
deidad del Otro (Juan 8:53-59). Estaban equivocados acerca de lo segundo, como vamos a ver,
pero no estaban equivocados acerca de lo primero. El Padre es Dios.

***
Captulo 4

El Seor Jesucristo, el Hijo, es Dios

Las Escrituras contienen abundante evidencia de que Jesucristo es Dios. Esta es una verdad que
nadie tiene por qu dudar.
Preexistencia
De todos los hombres y mujeres que han caminado por esta tierra, solamente de Jesucristo puede
decirse que su vida no comenz cuando naci. l exista antes de eso. l era en el principio, y
todas las cosas fueron hechas por l (Juan 1: 1-3; Colosenses 1:15-18). Era rico antes de hacerse
pobre (2 Corintios 8: 9). Sal del Padre, dijo, y he venido al mundo (Juan 16:28). Se
describi a s mismo como el que descendi del cielo (Juan 3:13), y pregunt a sus oyentes qu
pensaran si le vieran subir adonde estaba primero (Juan 6:62).

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Est claro que l quiso que entendiramos que l es Dios, que ha venido a nosotros como
Hombre. Qu otra cosa poda haber dado a entender cuando or en presencia de sus discpulos:
Ahora, pues, Padre, glorifcame t al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el
mundo fuese? (Juan 17:5). Sus pretensiones en cuanto a ser Dios fueron bien entendidas por los
judos, ya que ellos tomaron piedras para apedrearlo cuando le oyeron decir: Antes que
Abraham fuese, yo soy (Juan 8: 58). Si El hubiera dicho: Antes que Abraham fuese, yo era,
no hubiera estado mal. Podran haber sido caritativos y tildarle de manitico. Pero no dijo eso.
Dijo: Yo soy. Se atribua, pues, una existencia continuamente actual desde antes del tiempo de
Abraham hasta aquel momento. Y no se haba descrito Dios a s mismo como YO SOY?
Qu otra cosa estara haciendo Jess, sino pretender para s la deidad? Los judos no aceptaron
dicha demanda, sino que la consideraron como una blasfemia: y tomaron piedras...

Nombres y ttulos
Antes que Jess comenzara su ministerio pblico, haba tenido lugar la predicacin de Juan el
Bautista. Este anunci que haba venido en cumplimiento de la profeca de Isaas 40:3: Voz que
clama en el desierto: Preparad camino a Jehov; enderezad calzada en la soledad a vuestro
Dios.

En el oriente era frecuente que un precursor fuese delante de cada persona importante. Su trabajo
consista en alisar la carretera para que el dignatario que le segua no encontrara demasiados ba-
ches en su camino! Juan el Bautista aclar que aquel que le segua era el mismo Jehov. Era Dios
(Juan 1:23). Subray esto diciendo: El que viene despus de m tiene ms rango que yo, porque
exista antes que yo (Juan 1: 15, traduccin del autor). Cuando finalmente Jess vino al Jordn,
Juan le identific positivamente como aquel de quien l haba hablado (Juan 1:29,30). Jess es
el prometido Jehov! Jess es Dios! Sin embargo, los ttulos que Juan le dio al Prometido
fueron: Cordero de Dios e Hijo de Dios (Juan 1:29,34). El Hijo de Dios es Dios. Pero el
Hijo no es el Padre, pues al bautizar Juan a Jess, reson, una voz desde el cielo, declarando:
T eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia (Lucas 3:22).

Bien entendieron los judos que el ttulo: Hijo de Dios era para Uno que fuese plenamente
Dios. Cuando Jess fue juzgado la noche antes de su crucifixin, el sumo sacerdote le pregunt
bajo juramento: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres t el Cristo, el Hijo de
Dios (Mateo 26:63). Jess admiti que esto era cierto. Mateo nos dice lo que sigue: Entonces
el sumo sacerdote rasg sus vestiduras, diciendo: Ha blasfemado! Qu ms necesidad tenemos
de testigos? He aqu, ahora mismo habis odo su blasfemia (Mateo 26: 65). Estaba convencido
de que Jess haba blasfemado, porque entenda perfectamente que el ttulo Hijo de Dios es
divino. Por supuesto, aquello no era una blasfemia sino la verdad. El sumo sacerdote y el
concilio de los judos no le creyeron.

Pero los discpulos s! La gloriosa verdad de la identidad real de Cristo haba penetrado en sus
mentes un ao o dos antes. Hablando por todos, Pedro le haba dicho a Jess: T eres el Cristo,
el Hijo del Dios viviente (Mateo 16:16); T tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos

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credo y conocido que t eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente (Juan 6:68,69). De la misma
manera, cuando Pablo se convirti en creyente cristiano, enseguida predicaba a Cristo en las
sinagogas, diciendo que ste era el Hijo de Dios (Hechos 9: 20). El se regocijaba al recordar que
Jess era el propio Hijo de Dios (Romanos 83).

Lo mismo ocurra con Juan. Nos dice que la gloria que vio en la vida de Jess fue la gloria del
Hijo nico del Padre (Juan 1:14), y que l estaba con el Padre en el principio (1 Juan 1: 1,2). l
es el Verbo que estaba en el principio con Dios (Juan 1: 1,2). No slo estaba con Dios, sino
que el Verbo era Dios (Juan 1:1). Juan es dogmtico al extremo en cuanto a la deidad de
Cristo. La gloria de Jehov que Isaas presenci unos 700 aos a. C. no era otra sino la gloria de
Cristo (Isaas 6; Juan 12:39,4 l). El propsito mismo de Juan al escribir su Evangelio era
persuadirnos de que Jess es el Cristo, el Hijo de Dios (Juan 20:31).

l Hijo de Dios es Dios mismo. La Palabra Seor que con tanta frecuencia se le aplica a l,
tambin sirve para aclarar esto. Cuando lleg a traducirse el Antiguo Testamento al griego,
kyrios fue La palabra que se us para traducir Jehov. El Nuevo Testamento fue escrito en
griego, donde se usa la misma palabra kyrios, que se traduce Seor en nuestras versiones
castellanas. La palabra, usada para Jehov es la palabra usada para el Seor Jesucristo! Esto no
nos sorprende: Jess es Dios. El autor de la Epstola a los Hebreos refiere las palabras: Tu
trono, oh Dios, por el siglo del siglo, al -Seor Jesucristo (Salmo 45:6,7; Hebreos 1:8). Esta no
es sino una de las muchas ocasiones donde pasajes del Antiguo Testamento que se refieren a
Jehov son aplicados a Cristo por los escritores del Nuevo Testamento. Observando los
siguientes pasajes podemos ver claramente que es propio hablar de Cristo como Dios:
Nmeros 21:5,6 y 1 Corintios 10:9; Dios mo... t eres el mismo, y tus aos no se acabarn
(Salmo 102:24-27; Hebreos 1:10-12); al Rey, Jehov de los ejrcitos (Isaas 6:1-10; Juan
12:39-41); A Jehov de los ejrcitos, a l santificad (Isaas 8:13,14; Romanos 9:33); Dios fuer-
te (Isaas 9:1-6; Mateo 4:14-16); y el Seor (Malaquas 3: 1; Mateo 11:10).

De la misma manera, Pablo no se avergenza de llamarle Dios sobre todas las cosas (Romanos
9:5); y nuestro gran Dios y Salvador (Tito 2:13). l asevera su deidad en frases tales como la
gracia de nuestro Dios y del Seor Jesucristo (2 Tesalonicenses 1: 12). La iglesia, nos dice, fue
ganada por Dios por su propia sangre (Hechos 20:28). Llega incluso a declarar que todo lo que
hay en Dios habita corporalmente en el Seor Jesucristo. Esta es la fuerza plena de las palabras
griegas de Colosenses 2:9, donde dice: Porque en l habita corporalmente toda la plenitud de la
Deidad. Cualesquiera dudas que se abriguen hoy en da acerca de Jesucristo, no cabe duda de
lo que creyeron y ensearon los apstoles acerca de quin era El! El Hijo no es el Padre, pero el
Hijo es Dios. Y l es Dios en el mismo sentido en que lo es el Padre.

Un hombre que razonaba en contra de la deidad de Cristo, dijo una vez: Si fuera cierta, se
habra afirmado en los trminos ms claros posibles. Su amigo respondi: Si creyeses esta
verdad y la estuvieras enseando, qu palabras escogeras para expresarla? Yo dira, el
objetor respondi, que Jesucristo es el verdadero Dios. Su amigo respondi: Pues has citado
precisamente las mismas palabras de la Escritura. Juan, hablando del Hijo, dice: Este es el

14
verdadero Dios, y la vida eterna (1 Juan 5:20).

Atributos
Viendo que a Jess realmente se le llama Dios, no nos sorprende que las caractersticas que
pertenecen a Dios se le atribuyan a El. Por ejemplo, en Isaas 44:6 leemos que Jehov dice: Yo
soy el primero, y yo soy el postrero. Sin embargo, en Apocalipsis, Jess dice: Yo soy el Alfa y
la Omega, el principio y el fin, el primero y el ltimo (Apocalipsis 22:13). Jehov es eterno;
Jess es eterno. Es evidente, entonces, que Jess es Jehov: l es Dios.

De la misma manera, sabemos que Dios es inmutable (Malaquas 3:6); y sin embargo, el
creyente encuentra consuelo en saber que el Hijo de Dios, Jesucristo, es el mismo ayer, y hoy, y
por los siglos (Hebreos 13:8). Dios est presente en todas partes, pero al ir nosotros a todo el
mundo a divulgar el Evangelio, nos animan las palabras de Cristo: He aqu, yo estoy con
vosotros todos los das hasta el fin del mundo (Mateo 28:20). Su presencia en todas partes
tambin se manifiesta en su promesa acerca de donde dos o tres estn congregados en su nombre
(Mateo 18:20). Dios es todopoderoso, pero Jesucristo puede tambin sujetar a s mismo todas
las cosas (Filipenses 3:2 l). Dios es omnisciente, pero esto tambin es evidentemente verdad
acerca de Cristo. El puede leer los corazones de la gente (Juan 2:24,25). Desde el principio, El
saba exactamente quin le traicionara (Juan 6:70,71; 13:10,11). Predijo los detalles de su propia
muerte y resurreccin (Mateo 16:2 l), y la negacin y restauracin de Pedro (Lucas 22:31-34).
Sabe lo que ocurre en las iglesias (Apocalipsis 22). Pero nadie puede conocer plenamente el
misterio de su propia Persona: Nadie conoce al Hijo, sino el Padre (Mateo 11:27).

Quin puede perdonar pecados, sino slo Dios? Pero Jess dijo con autoridad al paraltico:
Hijo, tus pecados te son perdonados (Marcos 2: 7,5); y se nos exhorta a que de la manera que
Cristo os perdon, as tambin hacedlo vosotros (Colosenses 3:13). Quin sino Dios es santo?
Pedro, sin embargo, sabiendo esto perfectamente bien, no tuvo inconveniente en aplicar el Salmo
16 a Cristo, y llamarle el Santo (Hechos 2:27). Podra aadir muchos otros argumentos del
mismo tenor. En Isaas 45:23 Jehov asegura: Que a m se doblar toda rodilla, y jurar toda
lengua. El Nuevo Testamento asegura que Dios har que en el nombre de Jess se doble toda
rodilla... y toda lengua confiese que Jesucristo es el Seor... (Filipenses 2: 10, 1 l). Una y otra
vez lo vemos: que lo que es verdad de Jehov solamente, es cierto de Jess. Jess es Jehov! Lo
que solamente puede decirse de Dios, se dice de Cristo. Cristo es Dios! No tenemos por qu
dudar ms.

Obras divinas
Quin cre el mundo? Y sin embargo, se dice de Jess: Todas las cosas por l fueron hechas, y
sin l nada de lo que ha sido hecho, fue hecho... el mundo por l fue hecho ... En l fueron
creadas todas las cosas... todo fue creado por medio de l y para l (Juan 1:3,10; Colosenses
1:16,17).

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Quin sustenta el universo y lo gobierna? Y sin embargo, se dice de Jess: Todas las cosas en
l subsisten. l sustenta todas las cosas con la palabra de su poder. l pudo anunciar a sus
discpulos: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra (Colosenses 1: 17; Hebreos 1: 3;
Mateo 2 8:18).

Quin, sino Dios, levantar a los muertos y juzgar al mundo? Sin embargo, leemos acerca de
Jess que todos los que estn en los sepulcros oirn su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrn
a resurreccin de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurreccin de condenacin (Juan
5:28,29). Es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo (2
Corintios 5:10). El Seor Jesucristo afirm esto de la forma ms vvida en su parbola de las
ovejas y los cabritos. Los pastores orientales tienen ambos en sus rebaos, pero llega el momento
cuando tienen que separarlos. El anunci que vendra en su gloria, y reunira a todas las naciones
delante de s: Y apartar los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos
(Mateo 25:32). Quin sino Dios podra hacer esto?

Quin, sino Dios, puede dar vida eterna? Pero Jess dijo acerca de su pueblo: Yo les doy vida
eterna (Juan 10:28). Quin, sino Dios, puede enviar el Espritu Santo? Pero Jess prometi:
Os lo enviar (Juan 16:7). Quin, sino Dios, puede santificar a su pueblo? Pero Pablo
escribi: Cristo am a la iglesia, y se entreg a s mismo por ella, para santificarla, habindola
purificado en el lavamiento del agua por la palabra (Efesios 5:25,26). Hay cosas que slo Dios
puede hacer; pero el Seor Jesucristo tambin hace estas cosas. l tiene que ser Dios.

Las palabras y acciones de Jess en esta tierra nos llevan a la misma conclusin. A lo largo del
Antiguo Testamento leemos que los profetas presentaron sus mensajes diciendo: As dice
Jehov. Cuando vino Jess, su enseanza tambin tuvo una autoridad nica. Hizo tambalearse a
aquellos que le oyeron (Mateo 7:28,29; Juan 7:32, 45,46). Estaban acostumbrados a la enseanza
de los escribas judos, que se pasaban la mayor parte del tiempo citando autores eruditos. Jess
no hablaba como ellos; pero tampoco hablaba como los profetas. l hablaba con su propia
autoridad, diciendo: Yo os digo (Mateo 5:18, 20,22, etc.). En esas circunstancias esto era
claramente una pretensin a la deidad. l hablaba como Dios.

De la misma manera El hablaba a los demonios, y stos salan (Marcos 1:21-27). Bastaba slo su
palabra: qu diferente a las elaboradas ceremonias de los exorcistas judos! Hablaba a los
vientos y a las olas, y le obedecan (Marcos 4:41). Hablaba a los ciegos, y stos podan ver; a los
sordos, y podan or (Mateo 9:27-32; Marcos 7:34,35). A su palabra los paralticos andaban, los
enfermos eran sanados, y los muertos resucitados (Juan 5:8,9; Lucas 17:11-19; Marcos 5:41,42).
El hablaba como Dios, y los que presenciaron sus milagros se sentan en la presencia de Dios
(Lucas 5:25,26; 7:16; 9:43). Sus milagros revelan su identidad, pues como Juan escribi hacia el
final de su Evangelio: Hizo adems sus muchas otras seales en presencia de sus discpulos, las
cuales no estn escritas en este libro. Pero del se han escrito para que creis que Jess es el
Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengis vida en su nombre (Juan 20:30,31).

16
Adoracin divina
Si Jess es Dios, entonces no puede ser un error Las Escrituras ensean no slo que puede
adorarse a Cristo, sino que se le debe adorar. Es al Seor Jesucristo a quien se refiere este
mandato; Adrenle todos los ngeles de Dios (Hebreos 1:6). Y lo hacen. Incontables miradas
de seres estn a su alrededor en el cielo, diciendo a gran voz: El Cordero que fue inmolado es
digno de tomar el poder, las riquezas, la sabidura, la fortaleza, la honor, la gloria y la alabanza
(Apocalipsis 5:12). A ellos se une su pueblo en la tierra, que exclama: Al que nos am, y nos
lav de nuestros pecados con su sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a l
sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amn (Apocalipsis 1:5,6).

Se conoce a los cristianos como aquellos que invocan el nombre de nuestro Seor Jesucristo (1
Corintios 1:2) porque le ofrecen a Cristo su adoracin. Hacen esto porque Dios quiere que todos
honren al Hijo como honran al Padre (Juan 5:23). Es por eso que Esteban or a Cristo cuando
estaba a punto de morir (Hechos 7:59,60). Es por eso que los convertidos han de ser bautizados
en el nombre del Hijo, as como del Padre y del Espritu Santo (Mateo 28:19). Es por eso que,
cuando el apstol Pablo pronunci una bendicin sobre sus lectores, invoc la gracia del Seor
Jesucristo, al igual que el amor de Dios, y la comunin del Espritu Santo (2 Corintios 13:14). El
Seor Jesucristo es Dios en el mismo sentido que las otras dos Personas.

Uno de los incidentes ms emotivos en los Evangelios se refiere a Toms el incrdulo. El da


en que nuestro Seor resucit de los muertos, se present a s mismo vivo ante sus asustados
discpulos, los cuales se encontraban reunidos con las puertas bien cerradas. Pero Toms estaba
ausente, y no quera creerles cuando ms tarde le dijeron: Al Seor hemos visto. Su respuesta
fue: Si no viere en sus manos la seal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos,
y metiere mi mano en su costado, no creer (Juan 20:25).

Juan nos habla de lo que ocurri despus. Ocho das despus, estaban otra vez sus discpulos
dentro, y con ellos Toms. Lleg Jess, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les
dijo: Paz a vosotros. Luego dijo a Toms: Pon aqu tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano,
y mtela en mi costado; y no seas incrdulo, sino creyente. Entonces Toms respondi y le dijo:
Seor mo, y Dios mo! (Juan 20:26-28).

Jess no rechaz esta asombrosa confesin de los labios de Toms. No dijo que su adoracin era
blasfemia, y que solamente Dios deba ser adorado. La acept totalmente. De hecho, respondi:
Porque me has visto, Toms, creste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron (Juan
20:29). Dej bien claro que creer en su deidad es ser creyente. Seor mo y Dios mo
permanece como la confesin de adoracin de los verdaderos creyentes hoy. l es el objeto de su
fe. Es por creer en El que son salvos (Hechos 16:3 l). Le conocen como nuestro gran Dios y
Salvador Jesucristo (Tito 2:13).

No se alarman porque aquel a quien adoran de esta manera dijese: El Padre mayor es que yo
(Juan 14:28). Por el contrario, se maravillan de que aquel que es eternamente Dios, y co-igual

17
con el Padre, se hiciera hombre, y soportara tal humillacin como para decir semejante cosa. El
era verdaderamente Hombre, y fue como Hombre que dijo esto. Sin embargo, era un Hombre
que tena a Dios como Padre de una forma singular. La razn es que l era verdaderamente Dios.
La Trinidad es el primer gran misterio del ser divino, y ste es el segundo. Este es un tema que
requiere todo un libro para s. Basta con decir que la verdadera humanidad del Seor Jesucristo
no menoscaba su verdadera deidad. Lo decimos de nuevo: En l habita corporalmente toda la
plenitud de la deidad (Colosenses 2:9).

Entonces, hasta dnde hemos avanzado? Hemos visto que no hay sino un Dios. Hemos visto
que el Padre es Dios. Hemos visto que el Seor Jesucristo, el Hijo, es Dios. Vemos claramente
que los dos son distintos: el Padre no es el Hijo, y el Hijo no es el Padre. Sabemos con certeza
que no hay dos dioses. Pero hay dos que son Dios.

La palabra Trinidad, sin embargo, no expresa una duplicidad sino una triplicidad, y viene de la
palabra latina trinitas, acuada por Tertuliano de Cartago a finales del siglo II. Las sencillas
afirmaciones de la Biblia estaban siendo pervertidas por los enemigos de la fe cristiana y por los
herejes, y era esencial disponer de una palabra que resumiera la gran verdad bblica de que Dios
es Uno-en-Tres y Tres-en-Uno. Tefilo de Antioqua haba usado la palabra griega trias en este
sentido en el ao 180 d.C., pero la nueva palabra latina de Tertuliano result ser mucho ms
satisfactoria. Trinidad no es, pues, una palabra bblica, pero se usa para describir una verdad
que se ensea claramente en la Biblia. La iglesia cristiana ha usado libremente esta palabra desde
el ao 220 d.C. aproximadamente. Porque no hay solamente dos que sean Dios. El Padre es Dios,
el Seor Jesucristo, el Hijo, es Dios; pero tambin lo es el Espritu Santo.

***
Captulo 5

El Espritu Santo es Dios

Una Persona
Hay muchos que tienen la impresin de que el Espritu Santo no es una Persona. El ttulo Hijo,
usado para referirse al Seor Jesucristo, inmediatamente sugiere personalidad, pero no ocurre as
con los trminos Espritu Santo y Espritu de Dios. El Hijo de Dios vino a nosotros como
hombre, pero el Espritu Santo nunca ha aparecido de una forma personal tan evidente. Es
demasiado fcil pensar en l como si se tratara de una mera fuerza o influencia que procede de
Dios, y hay pasajes en la Escritura que parecen apoyar esta impresin: por ejemplo, aquellos que
hablan de l como viento, o aliento, o en trminos de poder (Ezequiel 37:1-14 es un buen
ejemplo). Pero cuando observamos todo lo que las Escrituras dicen acerca del Espritu Santo, se
hace evidente que l es verdaderamente una Persona, que es Dios en el mismo sentido que lo son
el Padre y el Hijo, y que, sin embargo, es distinto de ambos.

Le vemos actuando como Persona. Si echamos un vistazo a Juan, captulos 14-16, veremos que

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Jess dice que l mora (14:17); ensea y recuerda (14:26); testifica (15:26); convence (16:8);
gua, oye, habla, muestra y glorifica (16:13,14). Un mero poder o influencia no puede hacer
todas estas cosas. En otros lugares del Nuevo Testamento leemos que l ensea (Lucas 12:21; 1
Corintios 2:13); testifica (Hechos 5:32); habla (Hechos 8:29; 28:25; Hebreos 3:7); llama al
ministerio (Hechos 13:2); enva (Hechos 13A); prohbe ciertas acciones (Hechos 16:6,7); levanta
a los muertos (Romanos 8: 26); santifica (Romanos 15:16); revela, escudria, conoce (1
Corintios 2: 10,1 l); y realiza muchas otras acciones que solamente pueden ser hechas por una
persona.

No solamente acta l como Persona, sino que las caractersticas que le son atribuidas. Se
constituyen la personalidad dice que tiene inteligencia (Juan 14:26; 15:26; Romanos 8:16);
voluntad (1 Corintios 12:11); y sentimientos (Isaas 63: 10; Efesios 4:30). Hubiera podido
hablar Pablo del amor del Espritu si el Espritu Santo fuese simplemente una manera de
describir una fuerza que es Dios en accin? (Romanos 15:30). Podra decirse que Dios
conoce la mente del Espritu, si l no fuera otra Persona dentro de la Divinidad? (Romanos 8:
27). Y cmo podran los hombres mentirle (Hechos 53), tentarle (Hechos 5:9), resistirle (He-
chos 7:5 l), contristarle (Efesios 4:30), afrentarle (Hebreos 10:29), blasfemar contra l (Mateo
12:3 1) invocarle (Ezequiel 37:9), si no fuese l una Persona? Quin podra hacer estas cosas a
un poder impersonal?

Podran haber dicho los apstoles: Ha parecido n al Espritu Santo, y a nosotros ... (Hechos
15:28), si El fuera un mera fuerza o influencia? Cmo podran los convertidos ser bautizados
en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espritu Santo (Mateo 28-19), si los dos primeros
fuesen Personas, el tercero no? Podra haberse dicho que Jess volvi en el poder del Espritu
(Lucas 4:14) si la abra Espritu simplemente significa poder? enseanza de ese versculo es
precisamente que Espritu y su poder son dos cosas diferentes. l tiene poder, pero no es un
poder. Lo mismo pode ciertos otros versculos (como Hechos 10:38; Romanos 15:13 y 1
Corintios 2:4), que se tornan absurdos y sin significado si se cambia la palabra espritu por la
palabra poder.

El Nuevo Testamento fue escrito en griego y la palabra griega para Espritu es pneuma. Este
sustantivo es neutro. Esto significa que los griegos no consideraban pneuma como l o como
ella, sino como ello. Sin embargo, en Juan 16:7, 8, 13,14, etc., Jess se refiri al neutro
pneuma con un pronombre masculino. En otras palabras, El le llam l cuando, para obedecer
las reglas gramaticales, debiera haberle llamado ello. Al hacerlo, Jess nos enfatiz que el
Espritu Santo es una Persona, y no una cosa. Al mismo tiempo llam al Espritu con el nombre
de Consolador (o Ayudador: Juan 14:16,26; 15:26; 16:7). Esto no puede traducirse de
ningn modo como consuelo, o ser considerado como el nombre de alguna clase de poder o
influencia. Jess prometi que despus de su propia partida, este Consolador sera para sus
discpulos lo que El mismo era en aquellos momentos. Est claro que el Espritu Santo es una
Persona al igual que Jess mismo. Est claro tambin que Jess y el Espritu Santo son distintos
el uno del otro.

19
Una Persona divina
Jess es Dios, y sera sorprendente que la Persona que l enviara para ocupar su lugar fuese algo
menos que eso. Quin podra ser para los discpulos lo que Jess mismo haba sido, si no fuera
tambin Dios? Y as fue. No hay sino un Espritu (Efesios 4: 4), y el Nuevo Testamento nos da
cuatro argumentos claros que nos manifiestan que l es Dios. Estos son exactamente similares a
los argumentos que establecen la deidad de Cristo, pero no son menos convincentes por dicha
causa.

El primero es que los nombres de Dios se usan con respecto al Espritu Santo. A ste se le llama
Dios. Por ejemplo, en xodo 17:7 leemos que los hijos de Israel... tentaron a Jehov. El Salmo
95:8 se refiere a este incidente, y en l Dios dice: No endurezcis vuestro corazn, como en
Meriba... donde me tentaron vuestros padres. Cuando se a este pasaje del Salmo en Hebreos
17-11, se dice que estas palabras son del Espritu Santo. En otras palabras, el Dios que habla en
el Salmo (el Jehov que fue tentado en el desierto) no es otro que el Espritu Santo.

Vemos lo mismo que Isaas 6:8,9. Aqu Isaas oye la voz de Jehov preguntando: A quin
enviar ... ? Poco despus Jehov le comisiona para ser profeta con las palabras: Anda, y di a
este pueblo... Cuando Pablo cita estas palabras en Hechos 28:25-27, dice que era el Espritu
Santo quien hablaba; por tanto, el Espritu Santo es Jehov. l es Dios. La misma leccin puede
aprenderse comparando Jeremas 31:33 con Hebreos 10:15,16. Por esta razn, Pedro estaba tan
convencido de que mentir al Espritu Santo es mentir a Dios (Hechos 53,4). Es por esto que
Pablo insiste en que el Espritu Santo, al morar en una persona, hace que el cuerpo de esa
persona sea el templo de Dios (1 Corintios 3:16,17; 6:19).

Un segundo argumento es que los atributos de Dios aplicados al Espritu Santo. Lo que slo
puede decirse con respecto a Dios, se dice referente a l! Esto no podra ser as si El no fuera
Dios mismo. Unos pocos ejemplos son suficientes. Nadie sino Dios es eterno; pero en Hebreos
9:14 esto se dice del Espritu Santo. El Espritu es santo. El Espritu est en todo lugar en todo
tiempo (Salmo 139: 1-10). El Espritu sabe todas las cosas (Isaas 40: 13,14; 1 Corintios 2:10,11;
Romanos 11:34). El Espritu puede hacer todo lo que quiere (1 Corintios 12:11; Romanos 15:19).
Estas cosas slo son verdad referidas a Dios; pero tambin son ciertas con respecto al Espritu. El
Espritu Santo es Dios.

Un tercer argumento es que las obras de Dios son atribuidas al Espritu Santo. No fue Dios
quien cre al hombre? Sin embargo, Eli pudo decir: El esprituii de Dios me hizo, y el soplo
del Omnipotente me dio vida (Job 33A). Quin, sino Dios, puede sustentar el universo que El
cre? Quin, sino Dios, puede obrar milagros? Quin, sino Dios puede dar al pecador una
nueva naturaleza, y vivificarla espiritualmente? Quin, sino Dios, puede (y lo har) resucitar a
los muertos? Y sin embargo, todas estas cosas son atribuidas por las Escrituras al Espritu Santo
(Salmo 104:30 y Job 26:13; Mateo 12:28 y 1 Corintios 12:9-11; Juan 3:5,6 y Tito 3:5; Romanos
8:11). Quin, sino Dios mismo, puede hacer las obras de Dios? Pero stas son precisamente las
obras que el Espritu Santo realiza!

20
En 2 Corintios 3:18 se nos dice que el Espritu Santo transforma gradualmente los caracteres de
los creyentes. Estos son transformados ms y ms a la imagen de Dios. Podra alguno, inferior a
Dios, ,.hacer eso? De la misma manera, mientras que Pablo nos dice que las Escrituras fueron
inspiradas por Dios (2 Timoteo 3:16), Pedro nos dice que su verdadero Autor es el Espritu
Santo (2 Pedro 1:2 l). Ciertamente el Espritu Santo es Dios!

Un cuarto argumento es que la adoracin y la honra que deben ofrecerse solamente a Dios son,
-,en las Escrituras, ofrecidas al Espritu Santo. Los convertidos al cristianismo son bautizados en
su, nombre (Mateo 28:19). Existe tal cosa como la blasfemia contra El. La blasfemia consiste en
insultar la honra de Dios, y si el Espritu Santo no fuera Dios, sera imposible blasfemar contra
El. Pero al ser as, esta clase de blasfemia es la ms grave de todas, y jams puede ser perdonada
(Mateo 12:31,32). En Romanos 1:9 Pablo invoca a Dios para que d testimonio de la veracidad
de lo que dice; pero en Romanos 9:1, en un pasaje parecido, declara que es en el Espritu Santo
que su conciencia le da testimonio de la veracidad de sus palabras. El no teme invocar al Espritu
Santo cuando ora a Dios que bendiga a aquellos a quienes ha estado escribiendo (2 Corintios
13:14).

As, pues, el Espritu Santo es llamado Dios. Tiene los atributos de Dios. Hace las obras de Dios.
Es invocado y honrado como Dios. Solamente podemos concluir que El es Dios, y que lo es en el
mismo sentido que lo son el Padre y el Hijo.

Una Persona distinta


Sin embargo, debemos tener cuidado de notar que el Espritu Santo es una Persona distinta. El es
Dios como lo es el Padre. El es Dios, como lo es el Hijo. Pero El no es el Padre y no es el Hijo.

Trataremos esto ms detenidamente en nuestro prximo captulo. No obstante, debemos afirmar


este punto ahora. Dos textos son suficientes para ello. El primero es Mateo 12:31,32 al que nos
hemos referido poco antes. Aqu dice Jess que la blasfemia puede ser perdonada. Los que le
oyeron entonces habran entendido que estaba hablando acerca de la blasfemia contra Dios el
Padre. A continuacin ensea que la blasfemia contra el Hijo tambin puede ser perdonada. Sin
embargo, la blasfemia contra el Espritu Santo jams puede ser perdonada. Es evidente que la
blasfemia contra el Espritu Santo no es la misma accin que la blasfemia contra el Padre, o
contra el Hijo. Para que esto sea as, el Espritu Santo debe ser distinto del Padre. Debe ser,
tambin, distinto del Hijo.

El segundo texto es Juan 15:2, donde Jess habla del Consolador, a quien yo os enviar del
Padre, el Espritu de verdad, el cual procede del Padre... . Est claro que el Espritu Santo no es
el Seor Jesucristo, porque es Cristo el que promete enviarle. Est igualmente claro que el
Espritu Santo no es el Padre, ya que Cristo le enva del Padre. Cada uno es Dios y, sin embargo,
cada uno es distinto. La verdad es, como lo expresa el Catecismo Menor de Westminster, que

21
Hay tres personas en la Divinidad; el Padre, el Hijo y el Espritu Santo; y estos tres son un Dios,
lo mismo en sustancia, iguales en poder y gloria. Esta es la doctrina de la Trinidad expresada en
su forma ms sencilla.

***
Captulo 6

Tres personas distintas


El propsito de este captulo consiste en enfatizar el punto que acabarnos de expresar. El Padre
no es el Hijo. El Hijo no es el Espritu Santo. El Espritu Santo no es el Padre. Cada uno es Dios.
Cada uno es totalmente Dios. Pero cada uno es distinto del otro. Esta verdad no es difcil de
expresar, pero es totalmente imposible de entender.

Algunos, al tratar de hacer comprensible esta verdad, slo han logrado negarla. Normalmente
sucede una de las siguientes cosas:

Algunos, conscientes de que la Biblia ensea que Dios es tres, han terminado por negar que Dios
es uno. Han cado en la trampa de pensar que las tres Personas son tres seres divinos separados.
En otras palabras, se han convertido en tritestas: los que creen en tres dioses.

Otros, conscientes de que la Biblia ensea que Dios es uno, han negado la deidad del Hijo, y la
deidad del Espritu Santo. Han rehusado aceptar a estas dos Personas como Dios. Esto les deja
con sola Persona divina, que es el nico Ser divino. A stos se les llama unitarios o arrianos.

Otros, tambin conscientes de que la Biblia ensea que Dios es uno, han pensado que el Padre, el
o y el Espritu Santo son una misma Persona. No hay sino un solo Ser divino, que aparece en
diferentes ocasiones y de diferentes maneras. Los nombres el Padre, el Hijo y el Espritu Santo,
describen sencillamente los diferentes aspectos o funciones de esa una Persona divina.

Si hemos asimilado y credo la enseanza de los ttulos anteriores, los dos primeros errores no
deben inquietamos. Hemos visto que Dios es uno. Hemos visto que cada una de las tres Personas
es Dios. Pero al mismo tiempo que enfatizamos estos dos hechos, debemos continuar enfatizando
que el Padre, el Hijo y el Espritu Santo son distintos entre s. Esto nos librar del tercer error.

Los ttulos el Padre, el Hijo y el Espritu Santo no son los nombres de una misma Persona que
aparece en diferentes formas y ocasiones. Se trata de Personas distintas. De ah que en Juan
12:28 el Padre dice: Yo; en Juan 17:4 el Hijo dice: Yo; y en Hechos 13:2 el Espritu Santo
dice: Yo. Hay tres que son Dios, y cada uno puede decir Yo; y ninguno de ellos dice:

22
Nosotros. Sin embargo, tienen en comn una inteligencia, poder y voluntad infinitos. As que,
cuando decimos que son Personas distintas, no queremos decir que una est separada de la otra
como lo est una persona humana de todas las dems. Ellos son un solo Dios. Para nosotros, su
forma de existir en una sola sustancia es un profundo misterio. No hay manera de explicarlo. Lo
nico que se nos ha revelado es que los Tres son distintos como un Espritu....un Seor ....el
mismo Dios (1 Corintios 12:4-6). Evidentemente ellos son tres. Sin embargo, es imposible
olvidar que solamente son uno.

No debemos creer esto simplemente porque es la fe histrica de la iglesia cristiana. Una fe de


segunda mano no es una fe viva. Necesitamos ver esta verdad por nosotros mismos en la Biblia.
Por qu no echar un vistazo, al menos, a algunas de las referencias bblicas mientras
continuamos con el tema? Esto debiera ser especialmente fcil con respecto a las prximas
pginas, donde tantas de las referencias proceden del mismo libro de la Biblia: el Evangelio de
Juan.

La evidencia bblica
En el captulo 4 vimos que el Seor Jesucristo, el Hijo, es Dios, y que El es la perfecta expresin
del Padre,(Juan 1:18). Tambin ha sido revelado que Cristo es enviado por el Padre (Juan
5:23,24); procede de l (Juan 16:28); vuelve a El (Juan 14:12; 16:28); recibe su mandamiento
(Juan 10:18; 14:3 l); hace su voluntad (Juan 4:34; 6:38); le ama (Juan 14:31); es amado por El
(Juan 3:35); se dirige a El en oracin, usando las palabras ti y t, como tambin El lo hace
(Juan 11:41; 17:3; 12:27,28), y habla de l como l, a l y s mismo (Juan 5: 19-26).
Tambin leemos del Padre hablando al Hijo, y dirigindose a l como t, y no como yo
(Marcos 1:11; Lucas 3:22); hablando de El como l (Marcos 9:7); y dando una respuesta au-
dible a una de sus oraciones (Juan 12:27,28). Est claro que el Padre no es el Hijo, y que el Hijo
no es el Padre. Sus mismos ttulos sugieren esto, pero ahora la verdad es obvia; y sin embargo,
cada uno de ellos es Dios, como ya hemos visto.

Sin embargo, eso no es todo. Leyendo Juan 14:16,26; 15:26 y 16:13-15, aprendemos algo ms.
El Consolador, el Espritu Santo, tambin es distinto del Padre, e igualmente distinto del Hijo.
Jess le pide al Padre que le enve. El Padre le enva en el nombre del Hijo. Jess mismo le enva
del Padre. El Espritu glorifica al Hijo y toma lo que el Padre le ha dado al Hijo, y lo muestra a
sus discpulos. En el captulo 8 volveremos a mirar todos estos versculos, pero por el momento
notarnos que cada frase est escog da para dejar perfectamente claro que el Padre, el Hijo y el
Espritu Santo son distintos entre s. El uno no es el otro.

Por supuesto que hay otros pasajes donde es evidente que Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el
Espritu Santo son distintos. Al principio del Evangelio de Mateo (3:13-4: 1) leemos el relato del
bautismo de nuestro Seor Jesucristo. Al salir del agua, el Espritu de Dios desciende sobre El, y
al mismo tiempo la voz del Padre suena desde el cielo, reconocindole como su amado Hijo, en
quien tiene complacencia. Podra haber una indicacin ms clara de la distincin entre las
Personas que sta: el Padre en el cielo, el Hijo en la tierra y el Espritu Santo que desciende?

23
En los ltimos versculos del mismo Evangelio leemos acerca de la comisin de nuestro Seor en
cuanto a hacer discpulos a todas las naciones, y bautizar a los convertidos en el nombre del
Padre, y del Hijo, y del Espritu Santo (Mateo 28:19). El uso de la palabra y en esta frase es
suficiente para indicar que el Padre no es el Hijo, el Hijo no es el Espritu Santo y el Espritu
Santo no es el Padre. Sin embargo, la unidad de Dios no se quiebra: los convertidos han de ser
bautizados no en los nombres, sino en el nombre.

Algo parecido vemos en 2 Corintios 13:14, donde la bendicin de Pablo es: La gracia del Seor
Jesucristo, el amor de Dios, y la comunin del Espritu Santo sean con todos vosotros. Amn.
Una vez ms, la palabra y muestra que debemos considerar a los Tres como distintos entre s.
Sin embargo, como hemos visto, Pablo crea claramente en la unidad de Dios. El invoca a las tres
Personas en su bendicin, y claramente acepta la trinidad de Dios, lo cual puede hacer mientras
mantiene su unidad. Repetimos que, si bien la palabra Trinidad no se encuentra en la Biblia, la
doctrina de la Trinidad est all a la vista de todos.

La palabra Persona
Pero hay otra palabra que hemos usado muchsimo en este libro y que no hemos encontrado en
ninguno de los pasajes bblicos que hemos examinado. Es la palabra Persona. Algo tenemos
que decir acerca de esto.

La doctrina de la Trinidad no es difcil de encontrar en la Biblia, pero frecuentemente los


cristianos han encontrado difcil expresarla. No es difcil decir que no ha sino un Dios. No es
difcil decir que hay tres que son Dios. La dificultad se presenta cuando alguien pregunta: Tres
qu? No podemos decir: Tres tercios, porque el Padre no es una parte del solo Dios, sino el
todo de Dios; y lo mismo es cierto del Hijo y del Espritu Santo. No podemos decir: Tres
dioses, porque esto significa que hemos cado en el tritesmo, y negado la unidad de Dios.
Entonces, cmo llamamos al Padre, al Hijo y al Espritu Santo? Ellos son los tres... (?) de la
Divinidad. No podemos repasar la historia dejando algo en blanco. Tenemos que rellenarlo, ya
sea encontrando una palabra adecuada, o produciendo una nueva.

Un cierto nmero de diferentes palabras han sido usadas a travs de los siglos, y todas ellas han
resultado, de una forma u otra, inadecuadas. Los escritores griegos usaron generalmente la
palabra hupostasis (hipstasis), mientras que los autores latinos usaron persona (mscara, o
personaje de una comedia), substantia (sustancia), y a veces, especialmente en la Edad
Media, subsistentia (subsistencia). El uso de diferentes palabras simplemente subraya el hecho
de que ninguna de ellas era considerada suficientemente buena para expresar lo que se quera
decir. Nuestra palabra persona procede de su homnimo latino, y es la palabra que ha llegado
a usarse con ms frecuencia en el mundo de habla hispana.

Sin embargo, sta es una palabra que debemos usar con muchsimo cuidado. Ciertamente no de-

24
bemos utilizarla en su sentido latino original. Las tres Personas de la Divinidad no son como un
actor en una comedia, que aparece interpretando tres distintos papeles o con tres diferentes
vestimentas. Tampoco debemos usar la palabra persona como lo hacemos en el lenguaje
corriente. En este caso la usamos con respecto a un ser humano individual y distinto, que es
consciente de s mismo, esto es, de su propia y aislada identidad. En Dios no hay tres individuos,
cada uno al lado de los otros y separados entre s, quienes, al menos en teora, pueden actuar
mutuamente en contra. Pensar de esa manera nos hara volver al tritesmo. Por Personas
queremos decir que hay distinciones personales dentro del Ser divino, que pueden usar con res-
pecto a s mismas la palabra yo, y con respecto a las otras las palabras t y l. Pero no
queremos decir que el Ser divino sea capaz de estar dividido, o que se considere como una
coleccin de tres individuos separados. Misteriosamente, se puede decir que una Persona est
en otra (Juan 17:2 l). Dios es una esencia indivisible. En este sentido l es uno, pero esta
esencia divina existe eternamente como el Padre, el Hijo y el Espritu Santo. En este sentido,
Dios es tres. No podemos concebir cmo tres Personas pueden tener entre ellas una sola
inteligencia y voluntad. Pero es necesario subrayar que lo creemos, no porque podamos com-
prenderlo o explicarlo, sino porque esto es lo que Dios ha revelado acerca de s mismo en su
Palabra. l es:

El indiviso Tres,
Y el misterioso Uno.

Tan pronto como pensemos en l de diferente manera, tendremos un concepto de Dios que es
diferente al que nos ofrecen las Escrituras. Nos habremos creado un Dios imaginario. Esto es
idolatra.

Estamos profundamente conscientes que la Trinidad es un misterio que est fuera del alcance de
nuestra comprensin. La gloria de Dios es incomprensible. No existen analogas para lo que
hemos estado describiendo. No hay manera alguna en que podamos representar esta verdad. Se
pueden tener tres hombres, cada uno de los cuales es igualmente humano y distinto de los otros.
Pero al fin y a la postre todava hay tres hombres, y no uno. Las tres Personas de la Divinidad
son cada una igualmente Dios, y distintas entre s. El misterio es que todava son un solo Dios.
Este Dios no existe fuera de, o aparte de, las tres Personas. No tiene otra existencia excepto como
las tres Personas de la Trinidad. Todo lo que se pueda decir acerca de Dios puede decirse
tambin acerca de cada una de las Personas, pues cada una de ellas es Dios, y tiene igual digni-
dad en la Divinidad. En este sentido puede decirse que ninguna de ellas que est debajo o sobre
las otras, y lo que es verdad acerca de una de ellas, lo es tambin de las otras dos.

Sin embargo, dejando esto sentado, hay cosas que pueden decirse acerca de Padre que no se
pueden aplicar al Hijo o al Espritu Santo. Igualmente, hay cosas que pueden decirse del Hijo o
del Espritu Santo solamente. Segn el Catecismo Mayor de Westminster, Hay tres personas en
la Divinidad, el Padre, el Hijo, y el Espritu Santo; y estos tres son un Dios eterno y verdadero,
los mismos en sustancia, iguales en poder y gloria; si bien diferenciados por sus cualidades
personales. A continuacin trataremos sus cualidades personales.

25
***
Captulo 7

La eterna generacin del Hijo


El ttulo de este captulo puede sonar complicado; por tanto, aclaremos de qu se trata. Estamos
considerando las cualidades personales de las Personas de la Divinidad. Hay ciertas cosas que
pueden decirse acerca de cada una de ellas, que no se aplican a las otras dos.

Cules son las cualidades personales de las tres personas en la Divinidad?, pregunta el
catecismo citado al final del captulo anterior. La respuesta es sumamente profunda: Es propio
del Padre engendrar al Hijo, y del Hijo ser engendrado por el Padre, y del Espritu Santo
proceder del Padre y del Hijo desde toda la eternidad.

Esto nos dice que si aislamos dos temas, podemos tratar en toda su plenitud la cuestin de las
cualidades personales. Debemos hablar del Padre engendrando y del Hijo siendo engendrado.
Haremos esto en este captulo. Luego debemos tratar la procesin del Espritu Santo, y haremos
esto en el siguiente captulo.

La palabra clave en este momento es la palabra hijo, y nos ser de gran ayuda si reconocemos
inmediatamente que la Biblia usa esta palabra de varias maneras diferentes. Debemos evitar a
toda costa la tosca nocin de que porque Jess es llamado el Hijo de Dios, esto implica que
Dios tuvo un nio.

Algunas veces la palabra significa lisa y llanamente hijo; pero tambin se usa en el sentido
ms general de descendiente. Los descendientes de Israel son as conocidos como los hijos de
Israel. Pero con mucha frecuencia la palabra no conlleva en absoluto la idea de nacer. Los
ciudadanos de Sin son llamados hijos de Sin. Los alumnos o discpulos de los profetas son
llamados los hijos de los profetas (1 Reyes 20:35). Los hombres rudos y sin principios son
conocidos como hijos de Belial (Deuteronomio 13:13, V.M.), mientras que alguien que
merece morir es un hijo de muerte (1 Samuel 20:31, en el original hebreo). Estos ejemplos son
del Antiguo Testamento, pero en el Nuevo Testamento se usa la palabra de forma parecida.

No nos sorprende, por tanto, encontrar la expresin hijos de Dios, y no nos precipitamos a la
conclusin de que Dios tiene descendientes. Los gobernantes terrenales son descritos como
hijos del Altsimo (Salmo 816), porque su poder les es delegado por Dios, y lo ejercen bajo su
autoridad. La expresin hijos de Dios se usa para describir a los ngeles (Job 1:6), al igual que
a los hombres y mujeres que son el objeto especial del amor de Dios: los discpulos cristianos
que han recibido el privilegio de la adopcin, y son recibidos como miembros de la familia de

26
Dios (Mateo 5:9; Glatas 3:26). Pero cuando el ttulo hijos de Dios se utiliza con referencia a
las criaturas, ya sean seres humanos o ngeles, siempre se usa en plural. Solamente con respecto
al Seor Jesucristo, la segunda Persona de la Trinidad, se usa en singular. La nica excepcin a
esto se encuentra en Lucas 3:38, donde se usa con referencia a Adn. La razn es que, evi-
dentemente, Adn deba su vida directamente a Dios, sin la intervencin de un padre humano.

Hijo de Dios
Al considerar este ttulo Hijo de Dios que se usa con respecto a nuestro Seor Jesucristo (Juan
19:7), debemos damos cuenta que la palabra hijo no se emplea de ninguna de las maneras que
hasta ahora hemos descrito. El no es el Hijo de su Padre en el sentido de que tuviera un principio.
Tampoco es la frase un ttulo honorable, como el que se aplica a los gobernantes terrenales.
Tampoco es un mero artificio para recordarnos que se hizo Hombre por medios sobrenaturales, y
no por generacin ordinaria: aunque por supuesto nos lo recuerda (ver Lucas 1:35). Tampoco es
una manera ingeniosa de decir que l estaba ms cerca de Dios que cualquier otro. Su uso es
totalmente diferente. La primera Persona de la Trinidad es llamada Padre para mostrarnos cul
es su relacin eterna con el Hijo. La segunda Persona de la Trinidad es llamada Hijo para
mostrarnos qu relacin tiene, a su vez, con la primera Persona. Padre e Hijo son ttulos
corrientes, pero ayudan a transmitir a nuestras pobres mentes algo de la relacin que estas dos
Personas gozan eternamente entre s.

Los trminos sugieren e implican que el Hijo es lo que es por causa del Padre, pero no implican
que el Padre es lo que es por causa del Hijo. La misma idea es sugerida por la frase el
unignito, que con tanta frecuencia se usa en las Escrituras. l es el unignito del Padre (Juan
1:14); el unignito Hijo (Juan 1:18; 3:16); y el unignito Hijo de Dios (Juan 3:18). El Hijo
debe su generacin al Padre, pero no puede decirse lo mismo al revs. En otras dos ocasiones se
usa el trmino primognito: un trmino que simplemente enfatiza que l era antes que toda
creacin (Colosenses 1:15; Hebreos 1:6). La relacin entre el Padre y el Hijo es evidentemente
singular. No obstante, la Escritura est dispuesta a ayudar a nuestras mentes mortales a
comprender, hablndonos de la misma en trminos de generacin y nacimiento. Se dice tambin
que el Hijo es la imagen misma de Dios el Padre y el resplandor de su gloria (Hebreos 1: 3).
Sera imposible que l fuera lo que es, sin el Padre, pero nunca se dice que Dios el Padre es la
imagen misma de Dios el Hijo.

No estamos sugiriendo que el Padre creara al Hijo. El Credo Atanasiano tiene razn al declarar:
El Hijo procede del Padre solamente, ni hecho, ni creado, sino engendrado. El Seor Jesucristo
no es una criatura. En el captulo 4 vimos que l es Dios, como el Padre es Dios. Ambos son
Dios; ambos son igualmente Dios; ambos son Dios eternamente; y ambos son Dios en el mismo
sentido. Tampoco estamos diciendo que Dios el Padre escogi hacer algo, o que algo que no
haba ocurrido tuvo lugar. Estamos hablando de algo que ocurre naturalmente en la Divinidad, y
que siempre ha ocurrido: algo que est ocurriendo ahora, y que ha ocurrido eternamente. Si no
fuera as, habra algn cambio en la Divinidad, y eso es imposible. Adems, estara en
contradiccin con la clara enseanza bblica de que las salidas de Cristo son desde el principio,
desde los das de la eternidad (Miqueas 5:2; ver Mateo 2:6 y Juan 7:42).

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Dios el Padre no hace que Dios el Hijo sea Dios. El es Dios por derecho propio. Sin
embargo, sin Dios el Padre no habra ninguna Persona en la Divinidad que fuera Dios el Hijo. El
Hijo es lo que es por causa del Padre. Dentro de la Divinidad ocurre algo similar a pensar y
hablar. El Hijo es la expresin del Padre. Es por dicha razn que es llamado el Verbo, que est
con Dios, y es Dios, desde el principio (Juan 1:1,2). Esto es lo que el Hijo es. No podra ser esto
sin Dios el Padre. El Padre no podra encontrar expresin sin el Hijo. Esta es la relacin que la
primera y segunda Personas de la Trinidad tienen entre s.

Para expresar esto en un lenguaje ms tcnico, podemos citar de nuevo a Louis Berkhof. Pode-
mos dar la siguiente definicin de la generacin del Hijo: Es aquel acto necesario y eterno de la
primera persona de la Trinidad, por medio del cual, dentro del Ser divino est la base para una
segunda subsistencia personal semejante a la misma del Padre, y pone a esta segunda persona en
posesin de la completa esencia divina, sin ninguna divisin, enajenacin o cambio (Teologa
Sistemtica, pg. 110).

La Biblia habla
Escritura tras Escritura habla de la misteriosa verdad que estamos considerando. El Seor
Jesucristo es Dios por derecho propio; pero pensemos en las maneras en que se le describe. No
slo es el Verbo de Dios (Juan 1:1), y la fiel representacin de su naturaleza (Hebreos 13,
RV-77); sino que es tambin en forma de Dios (Filipenses 2:6), la imagen del Dios invisible
(Colosenses 1:15; 2 Corintios 4:4). El punto principal se enfatiza constantemente. El Hijo no
podra ser lo que es sin Dios el Padre. El es lo que es por causa de Dios el Padre.

Es importante subrayar que esta relacin entre el Hijo y el Padre no tuvo principio. Ha sido
siempre as. No debemos pensar que Jess es llamado el Hijo solamente desde su nacimiento
como Hombre en el mundo. Juan 1:14-18 deja claro que fue al hacerse carne que los hombres
vieron al unignito del Padre, pero l era el unignito antes de entonces. Era el amado Hijo de
Dios cuando hizo el universo (Colosenses 1:14-20). No fue sta una posicin a Ig que lleg
despus. De la misma manera, tanto Romanos 1:3 como Glatas 4:4 le describen como siendo el
Hijo de Dios antes de hablar de su nacimiento. El era el Hijo antes que viniera en semejanza de
carne de pecado (Romanos 8:3). l era el Hijo de Dios antes que Dios le enviara al mundo (Juan
3:16; 1 Juan 4:9).

Hebreos 1:5-8 es un pasaje especialmente importante. Declara que, como Hijo, el Seor
Jesucristo es Dios y reina en un trono eterno. Es l quien, como el Primognito, es introducido
en el mundo. Su calidad de Hijo es eterna. Esta relacin con Dios el Padre no tuvo principio. Es
tambin nica y ms all de nuestra comprensin: Nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al
Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar (Mateo 11:27).

En Juan 5:16-47 Jess habla extensamente acerca de su relacin singular con Dios el Padre.
Merece la pena que tengamos estos versculos delante nuestro durante los prximos minutos. En
griego, el versculo 18 muestra que Jess llam a Dios su propio Padre; en otras palabras, Dios

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era su Padre de una manera en que no lo era para nadie ms. Esto lo entendieron claramente los
judos que estaban escuchando, y se enfurecieron porque de esta manera El se haca igual a Dios
(versculos 17,18). Es evidente que al estar consciente Jess de su generacin eterna no
disminuy su conciencia de ser igual a Dios. Sin embargo, a continuacin mostr que si bien
haca las mismas obras que el Padre, era incapaz de obrar independientemente del Padre
(versculos 19-24). Slo poda juzgar porque el Padre le haba encomendado todo juicio (verscu-
lo 22), pero esto no quera decir que l debiera ser tratado como inferior al Padre. De ninguna
manera! l haba de recibir ciertamente la misma honra dada al Padre (versculo 23)! Si el Hijo
no era honrado de esta manera, entonces el Padre no reciba la honra debida a l. Por tanto, El
era consciente de su condicin de Hijo, y de que el Padre le haba enviado. Sin embargo,
incomprensiblemente para nuestras mentes, l era consciente de su igualdad y unidad con el
Padre!

Ms adelante en el mismo pasaje, Jess dice tener vida en s mismo, al igual que el Padre. Al
contrario que nosotros, a El no le fue dada la vida por nadie. l tiene vida por derecho propio.
Sin embargo, aun as, contina diciendo que tiene vida en s mismo solamente porque su Padre
le dio esta cualidad (versculo 26)! La prerrogativa divina de levantar a los muertos tambin
pertenece al Hijo de Dios (versculo 25); y sin embargo, nada puede hacer por su propia
iniciativa. Todo el poder que ejerce es debido a su Padre que le envi al mundo y cuya voluntad
El se deleita en obedecer (versculos 30,36). El viene ejerciendo poderes divinos (versculo 40),
y como el tema de las Escrituras (versculos 39, 46), y sin embargo, no viene en su propio
nombre, sino en el de su Padre (versculo 43). El pasaje entero muestra que Jess es Dios, en y
por s mismo. l es Dios por derecho propio, pero tambin es evidente que el Hijo no sera nada
en absoluto si no fuera por Dios el Padre.

Un pasaje muy similar se encuentra en Juan 10:22-42. Una vez ms Jess habla de venir en
nombre de su Padre, y del hecho que aquellos a quienes ha venido a salvar son suyos solamente
porque el Padre se los dio (versculos 25,29). El est en el mundo solamente porque el Padre le
envi (versculo 36). Ese es el lenguaje de la subordinacin. Este revela que el Hijo sirve al
Padre. Sin embargo, las pretensiones de Cristo a la deidad en el mismo pasaje son tan evidentes,
que los judos una vez ms pensaron en matarle (versculo 31). Le acusaron de pretender ser
Dios (versculo 33), y no estaban equivocados. Eso era precisamente lo que Cristo estaba
pretendiendo! Pretenda hacer lo que solamente Dios poda hacer: esto es, dar vida eterna
(versculo 28). Pretenda que a El, como al Padre, no le podan arrebatar los que El haba salvado
(versculos 28,29). Pretenda ser el Hijo de Dios, que era, sin embargo, uno con el Padre
(versculos 36,30). No quera decir que fuese uno con su Padre en el sentido en que un hijo
carnal lo es. Tal persona debe todo lo que es a su padre; y as es con el Hijo de Dios. Tal persona
est separada de su padre; y as lo est el Hijo de Dios, en el sentido en que usamos la palabra
persona en este libro. Pero tal persona nunca podra decir: el Padre est en m, y yo en el
Padre (versculo 38). El Hijo est separado del Padre. El Hijo est subordinado al Padre, y es
enviado al mundo por El. Sin embargo, el Hijo es uno con el Padre, y es Dios, como l es. No
solamente eso, sino que cada uno est en el otro. Este es el misterio de la generacin eterna del
Hijo. Es el misterio del Hijo unignito de Dios y nacido del Padre antes de todos los siglos;
Dios de Dios, Luz de luz; Dios verdadero de Dios verdadero; engendrado, no creado; de la
misma naturaleza que el Padre, por quien todo fue hecho (Credo Niceno).

29
Consideracin de los problemas
Por supuesto, esta enseanza origina muchos problemas en nuestras mentes, y debemos decir
honradamente que no podemos solucionar la mayora de ellos. Continuamos viendo lo que las
Escrituras dicen, pero no estamos ms cercanos a comprender cmo pueden ser estas cosas.
Cmo puede el Hijo deber todo lo que es al Padre y, sin embargo, ser Dios en y por s mismo?
Cmo puede el Hijo deber todo lo que es al Padre y, sin embargo, no ser inferior a l? La lgica
humana no puede resolver este problema. Todas estas dificultades hacen que el incrdulo se
burle. Considera que tales verdades son contrarias a la razn, y por lo tanto ridculas. Para l son
increbles, y las rechaza. Por el contrario, el creyente ve que estas cosas estn ms all y por
encima de la razn, lo cual es algo totalmente diferente.

Hay, sin embargo, algunos problemas que podemos aclarar, puesto que surgen de distintos
versculos. Por ejemplo, Hebreos 1:5 ensea que las siguientes palabras del Salmo 2:7 se refieren
a nuestro Seor Jesucristo: Yo publicar el decreto; Jehov me ha dicho: Mi hijo eres t; yo te
engendr hoy. Esto parece sugerir que el Seor Jesucristo puede recordar cundo se convirti
en Hijo de Dios. Si esto es as, no podemos ya creer en su generacin eterna, pero si Cristo se
est refiriendo a algo que es eterna y continuamente verdad, de qu otra manera podra haberlo
expresado? Esto es ciertamente lo que el resto de las Escrituras ensea, y lo ms prudente ser
interpretar este versculo a la luz de las mismas, y no al contrario.

De la misma manera Romanos 1:4 y Hechos 13:32,33 parecen sugerir que Jess fue constituido
Hijo de Dios por la resurreccin. Es muy poco probable que Pablo dijera esto en Romanos 1:4, y
luego enseara en Romanos 8:3 que El era el Hijo antes que viniera en la carne. Tambin
debemos recordar lo que dice Romanos 1:3. All Pablo habla de Jess como Hijo antes de
mencionar su nacimiento. En el versculo 4 est diciendo simplemente que la resurreccin dej
clara su identidad eterna.

En Hechos 13:33, la primera vez que el apstol usa la palabra levantiii, se refiere al levanta-
miento de Cristo en su nacimiento. Cuando esta palabra se usa con respecto a la resurreccin,
siempre se halla seguida de la frase de los muertos, y se puede observar que se usa de esta
manera en el versculo 34. Pablo predica aqu que la Persona que naci fue la misma de la que se
dice fue engendrada por Dios. No temi, pues, tocar la doctrina de la generacin eterna del Hijo
en su predicacin del Evangelio!

***

30
Captulo 8

La eterna procesin del Espritu Santo

Hemos visto que el Hijo de Dios es lo que es por causa del Padre. De la misma manera, el
Espritu Santo es lo que es por causa de* 1 Padre y del Hijo. La Confesin de Westminster nos
da un hbil resumen de todo el cuadro cuando dice: En la unidad de la Divinidad hay tres
personas, de una sustancia, poder y eternidad: Dios el Padre, Dios el Hijo, y Dios el Espritu
Santo. El Padre no es de nadie, ni engendrado ni procedente; el Hijo es eternamente engendrado
por el Padre; el Espritu Santo es eternamente procedente del Padre y del Hijo. As, pues, vemos
que mientras se menciona a nuestro Seor Jesucristo como engendrado por Dios, y que hablamos
de la eterna generacin del Hijo cuando nos referimos a la fuente de su ser, en el caso del
Espritu Santo decimos que El procede (Juan 15:26), y el trmino usado con respecto a la
fuente de su ser es la eterna procesin del Espritu Santo. Esta procesin del Espritu Santo,
llamada a veces espiracin, es su cualidad personal. Es aquello que puede decirse acerca de El,
y que no puede decirse acerca del Padre o del Hijo.

Nos referimos, pues, a aquel eterno y necesario acto de la primera y segunda personas de la
Trinidad por medio del cual, ellos, dentro del Ser Divino, se convierten en la base de la
subsistencia personal del Espritu Santo, y ponen a la tercera persona en posesin de la plenitud
de la divina esencia, sin divisin, enajenacin o cambio alguno (Louis Berkhof, Teologa
Sistemtica, pg. 113).

Ah hay mucho que asimilar!, pero debe quedar claro que estamos hablando acerca de algo muy
parecido a lo expuesto en el captulo anterior. Parecido, pero no exactamente lo mismo, puesto
que hay diferencias muy importantes. La generacin es obra del Padre solamente, mientras que la
espiracin es obra tanto del Padre como del Hijo. Por su eterna generacin, el Hijo es capacitado
para tomar parte en la obra de espiracin, pero el Espritu Santo no adquiere nada parecido como
resultado de su procesin. Lgicamente (aunque no, por supuesto, cronolgicamente, pues todo
lo que tiene lugar en la Divinidad es independiente del tiempo), la generacin tiene lugar antes
de la espiracin. No obstante, de la misma manera en que el Hijo es eternamente engendrado por
el Padre, sin ser inferior a l, as el Espritu Santo procede eternamente del Padre y del Hijo, sin
ser inferior a ellos. l es lo que es por causa de ellos, pero no es Dios en un sentido inferior.

Esta es, sencillamente, la doctrina de la eterna procesin del Espritu Santo. Pero, cmo lleg la
iglesia en los primeros siglos a estas conclusiones? Es esta doctrina meramente la invencin de
unos pocos telogos antiguos? Ciertamente que no. Es una verdad revelada en las Sagradas
Escrituras.

El Espritu Santo
En el captulo 5 vimos que el Espritu Santo es una Persona, que es Dios mismo y, sin embargo,
que no es ni el Padre ni el Hijo. Sera fatigoso repetir ahora todo lo que dijimos all, pero

31
debemos tener muy presente la enseanza de aquel captulo al considerar lo que sigue. Ya que
Dios es Espritu (Juan 4:24), y que todo lo que puede decirse acerca de Dios puede decirse acerca
de cada una de las tres Personas, por qu se llama Espritu a la tercera Persona solamente?
Debe haber una razn por la que el nombre Espritu se usa con respecto a El, y no con respecto
al Padre o al Hijo. El Padre es Dios, y Dios es Espritu. El Hijo es Dios, y Dios es Espritu. Sin
embargo, es solamente la tercera Persona de la Divinidad la que tiene el ttulo de Espritu
Santo.

La palabra espritu viene del latn spiritus, que significa aliento, viento, aire, vida o
alma. Esta palabra, a su vez, viene del verbo spiro, que significa respirar. Las palabras
hebreas y griegas del Antiguo y el Nuevo Testamento que se traducen por espritu en nuestras
Biblias, tienen las mismas connotaciones que spiritus y spiro. La tercera Persona de la Trinidad
es llamada Espritu, porque es aquel que es espirado por el Padre y el Hijo. Su exclusivo ttulo
indica cul es su relacin con las otras dos Personas de la Trinidad. Expresa su cualidad personal.
Los ttulos Padre e Hijo expresan las relaciones mutuas que existen entre la primera y la
segunda Persona. De la misma manera, las frases Espritu, Espritu de Dios, Espritu del
Hijo y Espritu que procede del Padre, se usan con respecto a la tercera Persona para indicar
cules son sus eternas relaciones personales con la primera y segunda Personas. Desde luego, se
le llama el Espritu Santo porque es el Autor de toda la santidad, pureza y belleza, dondequiera
que se encuentre en el universo, terna ste que no cabe dentro del propsito de este libro.

El Espritu del Padre y del Hijo


En Juan 15:26 nuestro Seor Jesucristo dice que el Espritu Santo procede del Padre; esta verdad
ya haba sido mencionada en Juan 14:16,17. A continuacin le describe como el Espritu de
verdad, el cual procede del Padre. Esta no es sino una de las muchas referencias que revelan la
relacin del Espritu con el Padre. Dirigindose a Jehov, el salmista escribe: Envas tu
Espritu (Salmo 104:30). Es debido a esta relacin que tiene con el Padre que se le llama el
Espritu de Dios (1 Corintios 2:11); el Espritu del Dios vivo (2 Corintios 3:3); el Espritu
del Seor (2 Corintios 3:17); y el glorioso Espritu de Dios (1 Pedro 4:14).

Si miramos de nuevo a Juan 15:26, vemos que la promesa de Jess es con respecto al
Consolador, a quien yo os enviar del Padre. Lo que las Escrituras dicen acerca de la relacin
del Espritu con el Padre, tambin lo expresan acerca de la del Espritu con el Hijo. De modo que
en Hechos 16:6,7 las modernas versiones traducen correctamente el griego el Espritu Santo...
el Espritu de Jess. En otros lugares se le menciona como el Espritu de Jesucristo
(Filipenses 1: 19), y el Espritu de Cristo (1 Pedro 1: 11).

Varias veces en el mismo versculo es evidente que el Espritu Santo procede del Padre y del
Hijo, y acta para ambos. Hablando del Espritu en Romanos 8:9, Pablo cambia con
naturalidad del trmino el Espritu de Dios a lo que evidentemente es un trmino paralelo, el
Espritu de Cristo. En Glatas 4:6 insiste en que Dios envi a vuestros corazones el Espritu...
, pero el Espritu del que est escribiendo es el Espritu de su Hijo.

32
En ninguna parte, sin embargo, queda este punto tan claro como en el discurso final de nuestro
Seor a sus discpulos antes de su crucifixin. Es cierto que el Espritu procede del Padre, pero
solamente porque el Hijo lo pide (Juan 14:16). Cuando el Padre le enva, lo hace en nombre del
Hijo (Juan 14: 26). Sin embargo, tambin es cierto que el Hijo mismo enva el Espritu (Juan
16:7), si bien se enfatiza que le enva del Padre, y que el Espritu procede del Padre (Juan 15:26).
Con la sola excepcin de esta ltima frase, el cual procede del Padre, las Escrituras dicen
exactamente las mismas cosas con respecto a la relacin del Espritu con el Hijo que con
respecto a la relacin del Espritu con el Padre. El Espritu no se enva a s mismo. El es el
Espritu: aquel que es espirado. Y es espirado del Padre y del Hijo, de tal manera que
dondequiera que obra, tanto el Padre como el Hijo son revelados y ejercen su poder (Juan
16:14,15; 15:26; 14:9).

Una antigua controversia


Uno de los ms famosos concilios en la historia de la iglesia primitiva fue el Concilio de Nicea,
que tuvo lugar en el ao 325 d.C. Este concilio defini la doctrina de la deidad de Cristo de la
manera ms precisa posible, pero fue algo impreciso en cuanto al Espritu Santo. Lo nico que
hizo fue declarar su creencia en el Espritu Santo. Poco despus surgi la hereja de
Macedonio, que neg la deidad del Espritu Santo, rehusando aceptarle como Dios supremo. Para
combatir esto, el Concilio de Constantinopla del ao 381 d.C. ampli el Credo Niceno de forma
que dijera: Creo en el Espritu Santo, Seor y dador de vida, que procede del Padre.. .

Sin embargo, esta adicin no satisfizo a todos. Las iglesias de habla latina (conocidas como la
Iglesia Occidental) ansiaban preservar la clara doctrina bblica de que el Espritu es tanto el
Espritu de Cristo como el Espritu del Padre. Principalmente a causa de la influencia de Agustn
de Hipona, insistieron en que el Espritu Santo mantiene exactamente la misma relacin con el
Hijo que con el Padre. De modo que en el ao 569 d.C., en el Concilio de Toledo, aadieron la
palabra latina Filioque a la versin latina del Credo de Constantinopla. La frase que acabamos de
citar se redact de tal manera que dijera: Creo en el Espritu Santo, Seor y dador de vida, que
procede del Padre y del Hijo

Las iglesias de habla griega (conocidas como la Iglesia Oriental) se opusieron violentamente a
esta insercin. Al principio estaban dispuestas a aceptar el compromiso ... del Padre a travs del
Hijo pero esto fue finalmente rechazado por ambos bandos. El Credo Niceno en la actualidad
es, realmente, el Credo de Constantinopla segn fue enmendado por el Concilio de Toledo, y est
incluido al final de este libro. Es aceptado por la Iglesia Catlica Romana, y por todas las
denominaciones protestantes, pero hasta este da, la Iglesia Ortodoxa Griega, y otros cuerpos
eclesisticos de tradicin oriental, rechazan la aadidura de Filioque. La controversia contina.

Por qu rechazan las iglesias orientales lo que evidentemente es la clara enseanza de la


Escritura? Es debido a que consideran que esto hace al Hijo una segunda Fuente de Deidad
adems del Padre. Para ellos, no encaja con la verdad el que haya una subordinacin del Hijo al

33
Padre (tema que abordaremos en los dos prximos captulos). La idea de que cada uno sea una
Fuente de Deidad les parece una amenaza a la armona interna del divino Tres, pero hemos
visto una y otra vez que hay verdades en la Palabra de Dios que la lgica humana no puede
armonizar claramente en su mente. Esto es especialmente cierto en todo lo que se refiere a la
doctrina de la Trinidad. Las limitaciones de nuestras mentes no constituyen razn suficiente para
rechazar lo que Dios ha revelado. El lenguaje de nuestro Seor en Juan 14-16 no sugiere ni por
un momento que la armona interna de la Trinidad sufra menoscabo. El Padre enva al Espritu.
El Hijo enva al Espritu. El Padre enva al Espritu en respuesta a la peticin del Hijo, y le enva
en nombre del Hijo. El Hijo enva al Espritu del Padre. Este lenguaje expresa una armona
singular. No existe analoga posible. El Espritu es el vnculo unificador en la Divinidad,
procediendo igualmente del Padre y del Hijo, y es tanto el Espritu de Cristo como el Espritu de
Dios.

***
Captulo 9

Bendita Trinidad!
La evidencia de la Escritura, pues, nos conduce a la Trinidad: no hay sino un Dios; hay tres que
son Dios: el Padre, el Hijo y el Espritu Santo; estos tres son distintos, y estn diferenciados entre
s por sus cualidades personales. La generacin es un acto del Padre solamente. Solamente del
Hijo se puede decir que es engendrado. La procesin slo puede atribuirse al Espritu Santo. De
esta manera hemos presentado casi todos los principales puntos de la doctrina de la Trinidad.
Solamente unos pocos quedan por clarificar, lo cual haremos ahora.

La Trinidad ontolgica
Libros ms complicados que ste hablan de la Trinidad ontolgica (o algunas veces de la
Trinidad esencial). Esto significa simplemente que dentro de la Divinidad hay un cierto orden
definido. El Padre es primero; el Hijo, segundo; y el Espritu Santo, tercero. Esto no significa que
uno haya existido antes que otro, pues cada Persona es eternamente Dios. Tampoco significa que
uno es mayor, el segundo menor, y el tercero inferior, pues cada Persona es Dios por derecho
propio, y las Personas son iguales. Es sencillamente un reconocimiento de las eternas relaciones
que existen entre las Personas de la Divinidad.

El Padre no es engendrado por ninguna otra Persona. Ni tampoco procede de cualquier otra
Persona. El es el Padre del Hijo, al que ha engendrado desde la eternidad. El Espritu procede de
El y es su Espritu. l enva y opera a travs tanto del Hijo como del Hijo y el Espritu Santo, y
nunca ocurre lo contrario.

El Hijo es eternamente el Unignito del Padre, es enviado por l y le revela. Tambin enva al
Espritu Santo y opera por medio de l, que es su Espritu, y nunca ocurre lo contrario.

34
El Espritu Santo procede eternamente del Padre y del Hijo, y acta para ambos y los revela.

Cada uno es igualmente Dios y, por tanto, igual en honra, poder y gloria. Uno no es Dios ms
que el otro. Ninguno es ms sabio o ms santo que las otras Personas. Ninguno esta subordinado
al otro: en otras palabras, no tienen diferente rango. Sin embargo, en lo que respecta a las
relaciones personales entre ellos, existe este orden concreto, y en este sentido, y solamente ste,
est implcita una cierta subordinacin. Hay una prioridad, pero no una superioridad. Hay un
orden en la Divinidad, pero no hay rangos. Cuando usamos la expresin Trinidad ontolgica,
estamos teniendo en cuenta simplemente este hecho. As es dentro de la Divinidad. As son las
cosas entre las Personas de la Trinidad.

La Trinidad econmica
Estas relaciones dentro de la Divinidad se reflejan en la manera en que Dios acta. Esto es lo que
significa el trmino Trinidad econmica. Todo lo que Dios hace procede del Padre: l es
primero. Se lleva a cabo a travs del Hijo: l es segundo. Y es efectuado por el Espritu: l es
tercero. Todas las obras de Dios son obras de las tres Personas conjuntamente. Es cierto que
algunos versculos de la Escritura sealan a la creacin como la obra del Padre, la redencin
como la obra del Hijo y la santificacin como la obra del Espritu. Sin embargo, cuando
observamos todo lo que la Escritura tiene que decir, vemos que en cada caso el Padre es la
Causa, el Hijo el Mediador, y el Espritu Santo el que aplica y completa. Por supuesto, hemos de
enfatizar de nuevo que las Personas de la Trinidad son co-iguales. No hay superior ni inferior.
Sin embargo, hay este orden armnico de las Personas cuando acta la Divinidad. As obra Dios.

Podemos ver esto claramente cuando consideramos la obra creadora de Dios. En el principio
cre Dios los cielos y la tierra (Gnesis 1:1). Sin embargo, fue su Hijo por quien... hizo el
universo (Hebreos 1:2), y est muy claro que fue el Espritu Santo quien efectu la obra
(Gnesis 12), pues a El se le describe a menudo como el Agente de la creacin (Salmo 104:30).
Dios el Padre lo hizo, a travs del Hijo, por medio del Espritu Santo.

Lo vemos en la obra salvadora de Dios. Fue Dios el Padre quien eternamente dio un pueblo
escogido a su Hijo, al cual envi al mundo para salvarlos (Juan 6:37-40). Fue Dios el Hijo el que
fue entregado a la muerte por sus transgresiones, y resucitado para su justificacin (Romanos
4:24,25). Es Dios el Espritu Santo el que los hace partcipes de los beneficios que Cristo ha
obtenido para ellos (1 Corintios 2:1-5; 1 Tesalonicenses 1: 5- 10). La obra del Espritu Santo
sigue a la obra del Hijo, de la misma manera que la obra del Hijo sigue a la del Padre. No existe
exactamente un orden definido dentro de la Divinidad. Esto se refleja externamente por la
manera en que Dios obra. Cuando usamos la expresin Trinidad econmica, sencillamente
tenemos en cuenta esta verdad.

Sin analoga
No estamos ms prximos a explicar el incomprensible misterio de la Trinidad, pero al menos

35
hemos podido observar lo que de hecho dicen las Escrituras acerca del mismo. La verdadera
dificultad reside en comprender cmo cada Persona puede ser Dios mismo y, sin embargo, tener
esa relacin particular con las otras dos Personas. La dificultad contina, y nunca podr ser
salvada. Est fuera del alcance de la mente humana.

No obstante, desde el primer siglo hasta nuestros das, son muchsimos los que han tratado de
descubrir y usar diferentes analogas e ilustraciones para hacer comprensible la verdad de la
Trinidad (por ejemplo: las tres hojas de un trbol; mente, emociones y voluntad en un hombre; el
sol, sus rayos y su calor, etc.). Cada una de ellas es defectuosa de una u otra manera. 0 bien
expresa algo menos de lo que la Biblia dice, o algo ms, o algo diferente. Debemos reconocerlo:
la doctrina de la Trinidad no tiene analoga. No hay manera en absoluto en que podamos
ilustrarla. No hay nada comparable en ninguna parte. Es el primer y gran misterio de todos.
Cmo puede una ilustracin finita describir al Dios infinito? Es el ser de Dios lo que estamos
considerando, y l est, por definicin, fuera del alcance del entendimiento de los mortales.

La mejor manera de explicarlo


Es imposible saber la verdad acerca de Dios sin estudiar su Palabra. Por consiguiente, no
podemos ayudar a la gente a creer este misterio a menos que estn dispuestos a que se les
explique la Biblia, o a abrirla por s mismos. Si tenemos la oportunidad de hablar acerca de este
tema con un amigo que muestre inters, por qu no seguir el mtodo y orden de este libro con la
Biblia abierta?

Si las circunstancias no permiten una larga explicacin, lo mejor que podemos hacer es llevar a
nuestros amigos a un versculo bblico que examinamos en el captulo 6. Al menos, esto les
ayudar a empezar a pensar acerca del tema. El versculo en cuestin es Mateo 28:19, donde
Jess nos manda que vayamos y hagamos discpulos a todas las naciones, bautizndolos en el
nombre del Padre, y del Hijo, y del Espritu Santo. El no dijo nombres sino nombre. Esto
aclara que se est refiriendo a un solo Ser. Solamente hay un Dios. Tampoco dijo: del Padre,
Hijo y Espritu Santo, como si estos fueran meramente tres trminos con el mismo significado,
algo as como yo, m y m mismo. Tiene cuidado en sealar que cada uno tiene su propia
identidad, y distingue entre ellos diciendo del Padre, y del Hijo, y del Espritu Santo. Sola-
mente hay un Dios. Hay tres que son Dios. Estos son uno, en cierto sentido; y tres, en un sentido
totalmente diferente. El Padre es primero, el Hijo es segundo y el Espritu Santo es tercero. Hay,
por supuesto, mucho ms que decir (como hemos visto). Sin embargo, sta, en esencia, es la
doctrina de la Trinidad.

***
Captulo 10

Algunos errores que deben ser evitados

Hemos mencionado que, a lo largo de la historia de la iglesia, muchos han intentado explicar la

36
doctrina de la Trinidad de una forma que sea fcil de entender. A veces han tratado de definirla
de una manera que sea ms fcil de creer, pero una y otra vez han fallado en representar
verdaderamente lo que de hecho ensean las Escrituras. Repetidamente han producido una
doctrina de la Trinidad que no es bblica.

Al buscar sostener la doctrina de la Trinidad en el mundo moderno, nos amenaza el mismo


peligro. Por tanto, parece conveniente incluir ahora una breve disertacin sobre los principales
errores en que algunos han cado. Esto significa que nosotros podemos tomar precauciones para
evitar caer en las mismas trampas. Notamos esto, de paso, en el captulo 6, pero le dedicaremos
ms tiempo ahora. Cada grupo representa un ataque contra uno de los ingredientes bsicos de la
doctrina de la Trinidad, y conduce a un compromiso, perversin o negacin de la verdad.

Tritesmo

Este es el error de no sostener que hay un solo Dios. Los judos se aferraban tenazmente a la
unidad de Dios, y este nfasis fue transmitido a la iglesia cristiana. Muy raramente los que dicen
ser cristianos han perdido de vista esta verdad. Ocasionalmente los tritestas han aparecido
brevemente en el escenario de la historia. Dos de los ms famosos fueron Juan Ascusnages de
Constantinopla, y Filoponus de Alejandra, que vivieron hacia el final del siglo VI. Sostenan que
hay tres dioses, que son todos de la misma clase y, sin embargo, distintos y separados entre s.
Mayor error aun que el de ellos es el de la secta moderna de los mormones, que no limitan el
nmero a tres, y que afirman que hay muchos dioses. La creencia en muchos dioses se llama
politesmo.

Si recordamos y sostenemos la verdad del captulo 2, no caeremos ni en el tritesmo ni en el


politesmo. Sin embargo, es probablemente verdad que muchos cristianos, en su fuero interno,
tienden a pensar acerca de Dios ms en razn de su triplicidad que de su unidad. Piensan en El
ms fcilmente como Tres que como Uno-en-Tres y Tres-en Uno. Es improbable que tales
personas sean tritestas en el sentido estricto de la palabra, pero albergan un error en sus
corazones que les impide pensar en Dios como debieran. Esto debe significar inevitablemente
que su adoracin a Dios, y su vida de oracin, no son lo que debieran ser.

Monarquismo

Este es el error de no sostener que hay tres Personas que son igualmente Dios. Adems de los
errores que surgieron en la historia, existe un creciente nmero de personas, movimientos y
sectas que son monrquicas. Consideran al Hijo y al Espritu Santo como Dios, pero en un
sentido inferior al Padre. Frecuentemente hablan del Hijo y del Espritu Santo como si no fueran
Dios en absoluto! Las batallas en este campo no se han terminado ni mucho menos! Debemos
insistir que el Seor Jesucristo es Dios en el mismo sentido que el Padre, y que es co-igual y
co-eterno con l. Lo mismo debemos hacer con el Espritu Santo.

37
Encontramos error en este terreno por primera vez al principio del siglo 11. En aquel tiempo
surgieron los gnsticos, que sostenan que Dios era una sola esencia y una sola Persona, y que de
El emanaban seres divinos inferiores, mediante los cuales se pona en contacto con el mundo. A
stos se les llamaba eones, y Cristo fue uno de los mayores. Al mismo tiempo existi la secta
de los ebionitas, que declaraban que Cristo era un mero hombre, y que el Espritu Santo era una
influencia divina impersonal. La misma creencia fue mantenida por los socinianos, que fueron
prominentes en Europa durante el siglo XVI, y la mantienen ahora los unitarios, que continan
hasta hoy. Durante el siglo pasado, cuando la Biblia era atacada y los milagros negados, las
mismas creencias se introdujeron en casi todas las grandes denominaciones. Hay todava gran
nmero de ministros liberales o modernistas que sostienen esta creencia.

Una de las mayores amenazas contra la verdad acerca de Dios apareci al principio del siglo IV
por obra de Arrio, un presbtero de Alejandra. Este sostena que Dios no era sino una Persona
eterna, quien, antes que ninguna otra cosa fuera hecha, cre a su propia imagen su ms excelente
criatura. Esta era su propio Hijo unignito. Arrio sostena que el Hijo era divino en un sentido
secundario, pero que no era eternamente el Hijo de Dios, y que ciertamente no era Dios en el
mismo sentido en que lo era el Padre. Fue por el Hijo que todo lo dems fue hecho, y fue El
quien, mucho despus, se hizo hombre en la persona de Jess de Nazaret. La primera y gran
criatura creada por el Hijo de Dios fue el Espritu Santo. Este era divino en un nivel ms inferior
todava.

Durante un considerable perodo de tiempo pareci que las enseanzas de Arrio prevaleceran en
la iglesia universal. Slo Atanasio se mantuvo firme contra l, apelando tanto a las verdades de la
Palabra de Dios como a las creencias de los cristianos primitivos. Afortunadamente, la verdad
gan la batalla. Sin embargo, el arrianismo no muri definitivamente, y ha resurgido en la
historia de vez en cuando. Los que se llaman a s mismos Testigos de Jehov constituyen un
forma moderna de arrianismo, aunque a diferencia de Arrio, no creen que el Espritu Santo sea
una Persona divina en ningn sentido. Debemos estar siempre en guardia contra los errores que,
tanto ellos como otros, estn propagando.

Es improbable que Arrio hubiera tenido tanta influencia de no haber sido por Orgenes (185-255
d.C.). Este ltimo, inadvertidamente, prepar el terreno para el arrianismo por medio de una de
sus ideas que fue ampliamente aceptada. Mantuvo que el Hijo era una persona divina y gloriosa,
pero que, sin embargo, no era Dios precisamente en el mismo sentido que el Padre. El Espritu
Santo era Dios en un sentido inferior an. De esta manera puso en evidencia el pensamiento de
que haba rangos dentro de la Divinidad, y esto le facilit a Arrio el dar un paso ms. Este tipo de
interpretacin fue conocida posteriormente como semi-arrianismo, y fue vehementemente
propuesta en el Concilio de Nicea por Eusebio de Cesarea y Eusebio de Nicomedia. Algunos de
los semi-arrianos estuvieron de acuerdo con Arrio que el Espritu Santo era la primera criatura
del Hijo, pero una mayora sostuvo que era una mera energa o influencia divina.

El error de Orgenes, a su vez, se debi en parte probablemente a la enseanza de Tertuliano

38
(aproximadamente 160-240 d.C.). Aunque fue l quien dio origen a la palabra Trinidad, su
enseanza no tuvo xito en evitar la impresin de que el Hijo era Dios en un sentido inferior al
Padre. Su error fue muy pequeo en comparacin con lo que sigui despus, pero nos muestra la
importancia de hablar con exactitud acerca de este tema de la Trinidad. Su error, y los dems que
se mencionan en esta seccin, pueden evitarse si recordamos y mantenemos las verdades
expuestas en los captulos 3-5 y 7-8 de este libro. Por qu no memorizar tambin Colosenses
2:9 y Hechos 5:3,4?

Modalismo
Consiste en no mantener que las tres Personas de la Divinidad se distinguen por sus cualidades
personales. Aun los arrianos conservaron alguna idea de que hubiera tres Personas en la
Divinidad, pero a veces han surgido aquellos que sacrifican totalmente esta idea. Se hallan tan
inmersos en la verdad de que Dios es Uno, que caen en el error de negar que haya tres Personas
distintas que sean Dios. Segn ellos, Dios no es sino una Persona, quien, como actor, interpreta
diferentes papeles. Aparece sucesivamente como el Padre, el Hijo y el Espritu Santo. Mientras
hace el papel de uno, los otros no existen. Debido a la idea de que Dios aparece de distintos
modos, esta opinin se conoce como modalismo.

El modalismo ha surgido de distintas formas, y parece haber sido mantenido primeramente por
Praxeas, de Asia Menor, a principios del siglo III. Sin embargo, su ms famoso representante fue
Sabelio, un presbtero de Ptolemais, que vivi a mediados del siglo 111. Por esta razn, dicho
error es frecuentemente conocido como sabelianismo. Sostena que la nica Persona divina
que exista eternamente tena el ttulo de Dios el Padre. Cuando cre el universo, y ms tarde
estuvo entre nosotros como hombre, tena el ttulo de Dios el Hijo. Ahora, cuando acta en las
vidas de hombres y mujeres, tiene el ttulo de Dios el Espritu Santo. Esta enseanza significa
que fue realmente Dios el Padre quien sufri en la cruz, de forma que a veces se conoce a los
sabelianos como patripasianos (los que ensean que el Padre sufri).

Este error ha resurgido varias veces en los ltimos siglos, concretamente en los escritos de
algunos filsofos europeos que haban experimentado cierta clase de influencia cristiana. No est
muy extendido hoy en da, pero todava existe. Por ejemplo, al tratar de explicar la Trinidad a
otros, los cristianos frecuentemente apuntan a que la sustancia qumica H 2 0 puede aparecer
como hielo, agua o vapor, pero la ilustracin pervierte la verdad. Para empezar, no tiene en
cuenta la verdad de que Dios es un Espritu personal, pero su ms grave error es que da la im-
presin de que la Trinidad no es ms que el mismo Dios apareciendo meramente en tres formas
diferentes. Dijimos antes que la Trinidad no tiene analoga, y que nunca debemos tratar de
ilustrarla. Debe quedar claro ahora por qu es as.

A veces se encuentra el sabelianismo en las oraciones del cristiano. A menudo empieza orando a
Dios el Padre, pero poco despus le da gracias por morir por l en la cruz. De esta manera cae en
el error de decir acerca del Padre lo que solamente puede decirse del Hijo. Quiz contine
despus dndole gracias por habitar en l: algo que slo se puede decir con propiedad acerca del
Espritu Santo. Afortunadamente, Dios no presta atencin a nuestras palabras, sino que mira a
nuestros corazones, y la mediacin de Cristo garantiza que nuestras oraciones son presentadas en

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el cielo sin defecto alguno. Sin embargo, siempre es peligroso tener opiniones errneas acerca de
Dios, y si esas oraciones son pblicas, pueden hacer dao a los que las escuchan. La manera de
combatir el sabelianismo es recordar, y aferrarse a, las verdades contenidas en los captulos 6 y
10 de este libro; y concretamente recordar la narracin del bautismo de nuestro Seor en Mateo
3:13-17, donde las tres Personas de la Divinidad se manifiestan al mismo tiempo.

***
Captulo 11

Una verdad por la cual vivir

Ahora que tenemos la doctrina de la Trinidad en nuestras mentes, qu hacemos con ella? La
guardaremos simplemente ah, y nos contentaremos con que nuestro pensamiento se haya
ampliado un poco? 0 tiene el propsito de hacer cambios prcticos en nuestras vidas?
Ciertamente que s. Toda doctrina en la Palabra de Dios tiene alguna aplicacin prctica. Toda
verdad tiene alguna manera de realizarse en la prctica.

Una verdad que creer


En primer lugar es necesario enfatizar que esta doctrina es fundamentalmente algo que se debe
creer. El nico Dios verdadero es aquel que se ha revelado a s mismo en las Escrituras, y esto es
lo que La ha revelado. Si creemos algo diferente, entonces no creemos en el Dios verdadero.
Somos paganos. Adoramos a un dios de nuestra propia imaginacin. Los tritestas, los arrianos y
los modalistas se diferencian muy poco de los musulmanes o los animistas. No adoran al Dios
que se ha revelado a s mismo. Invocan a un dios que no tiene existencia real. No pueden ser
clasificados como creyentes cristianos, y estn perdidos y muertos en sus pecados.

La creencia en la Trinidad es esencial para la salvacin. Esto no significa que un creyente debe
entender todos los pormenores de esta doctrina como han sido discutidos y debatidos a lo largo
de los siglos, pero debe creer que el Dios que es, es aqul revelado en las Santas Escrituras, y que
es un Dios en tres Personas. Las Escrituras declaran que la vida eterna es conocer al verdadero
Dios, y a Jesucristo, a quien El ha enviado (Juan 173). Insisten en que si no honramos al Hijo
como honramos al Padre, entonces el Padre es desposedo de su honra (Juan 5:23). Los que creen
en Dios deben tener una fe similar en su Hijo (Juan 14: l). No puede haber salvacin para
aquellos que tienen una opinin de Cristo inferior a la del Padre (I Juan 2:22,23; 5:20).

As es que aquellos que se hacen discpulos cristianos deben ser bautizados en el nombre del
Padre, y del Hijo y del Espritu Santo (Mateo 28:19). Donde no hay una creencia trinitaria, no
puede haber discipulado. Donde hay verdadero discipulado, existe tambin una fidelidad a la
doctrina de la Trinidad.

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Una verdad que amar
La doctrina de la Trinidad es el fundamento sobre el que descansa toda doctrina netamente
evanglica. Mientras que el fundamento est seguro, el Evangelio permanece intacto. La historia
demuestra que siempre que el fundamento ha sido debilitado o destruido, el Evangelio ha cado
por tierra y desaparecido. Por tanto, todos los que aman el Evangelio, y conocen su poder, aman
la doctrina de la Trinidad, y anhelan mantenerla en alto. Saben que el Evangelio que tienen es el
Evangelio de Dios. Una vez que se olvide quin es Dios, se olvidar qu es su Evangelio.

El Evangelio declara que Dios el Padre salva, que Dios el Hijo salva, y que Dios el Espritu
Santo salva. Dios el Padre salva porque en la eternidad l escogi a ciertas personas para que
recibieran vida eterna a travs de Cristo (Juan 10:28-30; 17:2), y al fin envi a su Hijo al mundo
para salvarlas (Juan 3: 16; 1 Juan 4:14). Dios el Hijo salva, porque fue El quien en la cruz llev
el castigo de su pueblo (1 Pedro 2:24), y vive para siempre para asegurar su aceptacin en el
cielo (Hebreos 7:25). Dios el Espritu Santo salva, porque nadie puede recibir vida espiritual, y
creer y descansar en Cristo, hasta que l obre en sus mentes y voluntades (I Corintios 12:3; 2:14;
Juan 15-8). Las Escrituras muestran constantemente que la salvacin es la obra del trino Dios (I
Pedro 1:2). Cuando la doctrina de la Trinidad se pierde u oscurece, lo mismo ocurre con la
verdad acerca de la salvacin.

Pensemos tambin en las verdades de la justificacin y la adopcin. Hay un Dios que est
enojado con nosotros por causa de nuestros pecados. El envi a Dios el Hijo, concebido por el
Espritu Santo, para asumir sin pecado la naturaleza humana, y para guardar plenamente su ley a
nuestro favor. Cristo, el inocente, muri como nuestro Sustituto, llevando la condenacin que
merecen nuestros pecados, y que la justicia de Dios demanda. El Espritu Santo nos lleva a
afligirnos por nuestros pecados y a volvemos de ellos. Nos ensea a descansar en lo que Cristo
ha hecho por los pecadores. Nos conduce a la unin con Cristo, de forma que su carcter perfecto
es puesto a nuestra cuenta, y aceptamos que nuestros pecados fueron castigados cuando Cristo
muri. Dios el Padre nos recibe ahora como sus hijos y viene a ser un Padre para nosotros. El
Seor Jesucristo viene a ser como un Hermano mayor en la familia de Dios. El Espritu Santo
est dentro de nosotros, y nos asegura interiormente que somos hijos de Dios. Cada Persona de la
Trinidad est involucrada.

Debe quedar claro, por tanto, que sin la doctrina de la Trinidad, todo el plan de la redencin se
derrumba. Las doctrinas de la justificacin y la adopcin dejan de tener significado alguno. Lo
mismo se puede decir de cualquier otra doctrina caracterstica del Evangelio. Amamos la
doctrina de la Trinidad porque es el mismsimo fundamento sobre el que descansa nuestra
salvacin. El trino Dios es el que nos ha salvado. El trino Dios es el Dios que amamos y
adoramos. Sera imposible amarle sin amar la verdad acerca de l.

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Una verdad por la que vivir

Puedo dirigirte una palabra muy personal al terminar este libro? No puede haber salvacin
donde no hay una creencia en la Trinidad. Sin embargo, esto no significa que dondequiera que
haya una creencia trinitaria, los que la mantengan sean salvos. Creer la verdad acerca de Dios no
es suficiente. No es siquiera suficiente reconocer que sin la doctrina de la Trinidad no tenemos
Evangelio. Debemos venir al trino Dios. Nuestros pecados merecen un castigo eterno. Dios
ordena que terminemos con ellos (Hechos 17:30), pero nunca debemos pensar que por nuestros
propios esfuerzos podemos ponemos en buena relacin con Dios (Romanos 3:20). Cmo
podramos llegar a ser suficientemente buenos para un Dios santo? Pero Dios el Padre ha
enviado a su Hijo para ser el Salvador del mundo (1 Juan 4:14). Son pecadores los que El salva
(1 Timoteo 1:15). El los invita a ir libremente a El (Mateo 11:28-30). Todos los que
verdaderamente arrepentidos claman: Dios, s propicio a m pecador, son recibidos y
perdonados (Lucas 18:9-14), y entran en la vida eterna y en todas las bendiciones que el cielo
contiene (1 Juan 5:11,12; Efesios 13). Nadie es rechazado jams (Juan 6:37). El hecho de que
vengas, prueba que eres uno de aquellos que el Padre dio a su Hijo (Juan 6:37). El hecho de que
abraces al Salvador, y no le rechaces, pone de manifiesto que el Espritu Santo est obrando en tu
vida (1 Corintios 2:14). La verdad de la Trinidad no es ya ms una mera doctrina en tu mente.
Es una verdad por la que ahora vives!

La verdad de la Trinidad debera guiar al cristiano a la adoracin. Adoramos a Dios por lo que ha
hecho. Adoramos a Dios por lo que ha hecho por nosotros. Pero El lo ha hecho solamente por ser
l quien es. Usando las complicadas expresiones del captulo 9, El es la Trinidad econmica por
ser la Trinidad ontolgica. Nunca podramos haber llegado a percibir su gloria y majestad, si El
no lo hubiera revelado. Lo que nos ha dicho es demasiado maravilloso para ser comprendido.
Est totalmente fuera del alcance de nuestros razonamientos. Nunca podramos haberlo
descubierto, y no podemos explicarlo. Nos evade completamente. No podemos sondear el
misterio. Vemos que somos solamente criaturas, pero l es Dios. Ninguna reaccin es adecuada,
excepto postrarnos ante El y, humildemente, creer y adorar. Hay un orden en la Divinidad, pero
no hay rangos. Por eso adoramos al Padre, adoramos al Hijo, adoramos al Espritu Santo. Al
igual que los serafines ante su trono, decimos tres veces Santo, pues l es tres. Sin embargo,
decimos: Santo, santo, santo es Jehov de los ejrcitos, porque El es uno (Isaas 63). Este
Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre; l nos guiar aun ms all de la muerte
(Salmo 48:14).

La verdad de la Trinidad debera regular las oraciones del cristiano. El Padre es primero, y la
oracin debe ser dirigida a l. Esto es lo que nuestro Seor Jesucristo mand cuando dijo:
Cuando oris, decid: Padre nuestro... (Lucas 11:2). As es como oraron los apstoles.
Hablando de sus propias oraciones, Pablo escribe: Doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro
Seor Jesucristo... (Efesios 3: 14); y cuando alaban a Dios, tanto Pablo como Pedro comienzan:
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Seor Jesucristo ... (Efesios ; 1 Pedro 1:3). El Nuevo
Testamento habla poco acerca de orar al Seor Jesucristo, y nada en absoluto de la constante
repeticin de Jess, Jess que se ha hecho tan popular actualmente en algunos crculos.

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El Hijo es segundo, y revela al Padre (Juan 1:18). Nadie puede ir al Padre directamente, puesto
que la nica forma de acercarse a El es a travs del Seor Jesucristo (Juan 14:6; 1 Timoteo 2:5).
Esto no significa que no podamos dirigirnos al Padre, puesto que acabamos de aprender que esto
es lo que debemos hacer. Pero s quiere decir que en y por nosotros mismos no tenemos derecho
de acercarnos a Dios. Es sobre la base de quin es el Hijo y de lo que l ha hecho, y sobre esta
base solamente, que esperamos que el Padre nos oiga (Hebreos 10: 1922). Venir al Padre a travs
de Cristo es mucho ms que recitar: Por medio de Jesucristo nuestro Seor, al final de nuestras
oraciones. Significa que toda nuestra confianza en que seremos odos descansa sobre el Hijo de
Dios.

El Espritu Santo es tercero. Sin El no oramos: simplemente decimos nuestras oraciones. Sin em-
bargo, venimos frecuentemente a Dios con aflicciones y anhelos que no podemos expresar. No
sabemos qu decir o cmo expresarlo, pero nuestro corazn est en nuestra oracin. Todo esto es
la obra del Espritu Santo (Romanos 8:26,27). Siempre que estamos entusiasmados con Cristo,
esto es tambin por causa del Espritu (Juan 15:26,27; 16:14). Orar de corazn, centrado en
Cristo, es orar en el Espritu (Judas 20). Si no oramos as, debemos seguir orando por la
influencia del Espritu hasta que lo hagamos! (Lucas 11:13).

Finalmente, la verdad de la Trinidad debera darnos una nueva reverencia hacia las Santas
Escrituras. La luz de la razn nunca podra haber descubierto que Dios es Uno-en-Tres y
Tres-en-Uno. La naturaleza no lo declara. Dnde, y dnde solamente, se encuentra revelado
este misterio incomprensible? En las Escrituras! Cmo llegaron a escribirse las Escrituras?
Los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espritu Santo (2 Pedro 1:21).
Cul es el tema principal de las Escrituras? Ellas... dan testimonio de m, dijo el Hijo de Dios
(Juan 5:39). Cmo pueden ser descritas las Escrituras? Toda palabra que sale de la boca de
Dios (Mateo 4A). El primer y mayor misterio de todos est revelado en un libro dado por Dios,
centrado en Cristo e inspirado por el Espritu Santo! Ese libro nos ensea todo lo que hemos de
creer acerca de Dios. Revela el deber que Dios requiere de nosotros. Es la Palabra del trino Dios
mismo.

Recibmosla por lo que es, no la palabra de los hombres, sino la Palabra de Dios. Lemosla ms
a menudo, con ms inters y con ms oracin. Y vivamos por ella. Existe alguna otra manera de
agradar a Aqul que se revela en sus pginas?
Gloria sea al Padre, y al Hijo y al Espritu Santo;
Como era en el principio,
Ahora,
Y siempre;
Por los siglos de los siglos.
Amn.

43
***
Apndice

El Smbolo Niceno
La declaracin ms antigua y ms ampliamente aceptada de todos los puntos incluidos en la
doctrina de la Trinidad, es el Smbolo Niceno. Este fue redactado por el Concilio de Nicea en el
ao 325 d.C., y los puntos relacionados con la deidad y personalidad del Espritu Santo fueron
aadidos en el Concilio de Constantinopla en el ao 381 d.C. La clusula Filioque (y el Hijo)
fue aadida por un concilio de la Iglesia Occidental en Toledo, Espaa, en el ao 569 d.C. Con la
excepcin de esta clusula, que la Iglesia Oriental an rechaza, el Smbolo Niceno es el credo de
toda la iglesia cristiana. Dice as:

Creemos en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo
visible y lo invisible. Creemos en un solo Seor, Jesucristo, Hijo nico de Dios, engendrado del
Padre antes de todos los siglos; Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado, de la misma naturaleza que el Padre, por quien todo fue hecho; que por
nosotros los hombres y por nuestra salvacin baj del cielo, y por obra del Espritu Santo se
encarn de Mara, virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de
Poncio Pilato; padeci y fue sepultado, y resucit al tercer da, segn las Escrituras, y subi al
cielo, y est sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendr con gloria para juzgar a vivos y
muertos, y su reino no tendr fin. Creemos en el Espritu Santo, Seor y dador de vida, que
procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoracin y gloria, y
que habl por los profetas. Creemos en la Iglesia, que es una, santa, catlica y apostlica.
Reconocemos un solo bautismo para el perdn de los pecados. Esperamos la resurreccin de los
muertos y la vida en el mundo futuro. Amn.

***

i
Traduccin de la versin inglesa usada por el autor. Cf. la versin Dios habla hoy: El Seor nuestro Dios, es el
nico Seor (N del T.)
ii
Con mayscula en la versin utilizada por el autor. (N. del T)
iii
Segn la versin inglesa usada por el autor. Comprese en espaol la Versin Ecumnica: ... suscitando a Jess.
(N. del T.)

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