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Si se encargan y se publican las obras, si se realizara una inversin bien LA INDEPENDENCIA EN LOS PROCESOS DE
conducida a la composicin en Venezuela por parte del Estado, inmediata- FORMACIN DEL ARTE VENEZOLANO DURANTE
mente se pondra a disposicin del sistema orquestal un inmenso acervo de
repertorio de sus compositores. Eso no tiene discusin. Debera estimularse
EL SIGLO XIX
una organizacin de compositores, estimular la participacin de los crea-
dores en su propio desarrollo, estimular que el creador haga propuestas, las Juan Calzadilla
discuta, tenga la posibilidad de debatirlas e imponerlas, porque si no, cae-
ramos en una creacin que es producto de una pauta burocrtica fra, eso
sera esterilizar la creacin. Crear las condiciones para que el compositor
pueda expresar sus ideas, las discuta y sea escuchado. En un pas joven es
mucho ms factible que las orquestas sinfnicas asuman la responsabilidad
E
de estimular al creador, de establecer un rgimen de composicin por en- l arte del siglo XIX suele ser estudiado bajo el enunciado general de
cargo permanente o el rgimen de compositores en residencia. Los pases Perodo republicano; el trmino hace referencia al lapso de tiempo
desarrollados lo hacen, pero, fundamentalmente, en las universidades. transcurrido desde la lucha emancipadora que sigue a la declaracin de
Los encargos a compositores son necesarios porque las orquestas debe- Independencia hasta la poca de los estilos clsicos, incluido el naturalis-
ran tener una programacin de repertorio adecuada a las necesidades del mo acadmico de Michelena, Herrera Toro y Cristbal Rojas. El estable-
medio y a las circunstancias histricas y entonces, tendra que haber unas cimiento de un nuevo orden institucional, signado por la ruptura y el acce-
ciertas direcciones fundamentales en las obras de encargo, una poltica di- so a la nacionalidad, implic tambin una quiebra de la continuidad de la
rigida a cubrir necesidades por ejemplo. Tiene que haber un sistema de bol- cultura colonial. Sin embargo, el siglo XIX, visto como un todo orgnico,
76 sas de trabajo, eso est en todas partes del mundo. Hay que crear un Fondo presenta serios problemas al estudioso. 77
de estmulo a la creacin que reviste de mil formas. Hay que estructurarlo. El primer inconveniente consiste en que la emancipacin poltica res-
Eso es parte de la visin fundamental de un Ministerio de Cultura. Un pas pecto al dominio espaol no se corresponde, en el plano cultural, con el
que invierte en sus creadores podra calificarlo como futurista. nacimiento de un arte que por su formas, idiosincrasia y tcnica o lenguaje
haya sido, ideolgicamente hablando, expresin del nuevo orden derivado
de la Independencia. En otras palabras, todo cuanto surge de la gesta eman-
cipadora es un cambio de la iconografa aceptada oficialmente. Es cierto
que aparecen gneros nuevos, como el retrato civil y militar y la pintura
histrica; entra en descrdito la imaginera religiosa asociada al poder de la
iglesia y la oligarqua aunque no as el arte religioso popular: Desaparece
el modo propio de produccin artstica del siglo XVIII, en el marco del eje
constituido por los gremios de artistas y artesanos. No es, pues, un cambio
estructural, sino un cambio de formas que modifica ms que todo el aspecto
temtico del arte y que tiene lugar en el plano del arte institucional, en el
mbito de lo que podramos llamar el arte culto.
Tcnicamente hablando el arte post-independentista, en las primeras d-
cadas del siglo XIX, puede considerarse como una prolongacin del perodo
colonial. Formados en los talleres de los imagineros, nuestros artistas de este
primer perodo siguen utilizando la tcnica heredada de sus mayores para resol-
ver temas inspirados en los valores promovidos por el nuevo estado de cosas.
Al lado de la imagen del clrigo aparece la del airoso prcer, el cono
seglar da paso a la figura del hroe annimo, la representacin del santo es
trocada por la del msico mestizo, por la del legislador o hacendado; en lugar
del matrimonio oligrquico aparece el retrato del matrimonio mestizo, en
trance de adquirir linaje; all donde descubramos las versiones de la imagen
mariana, aparece el retrato de la bella mulata, smbolo de una nueva clase
pudiente. El estilo religioso no es desaprobado en toda su extensin; aparte
de que los artistas siguen empleando tcnicas del pasado, la concepcin del
espacio y el carcter simblico que asume dentro de esta topologa la repre-
sentacin figurativa sern los mismos cuando se pasa de la imagen religiosa
al retrato del prcer o al cuadro histrico o de tema civil. Un ejemplo nos lo
proporciona Juan Lovera, en quien luchan dos tiempos. Artistas nacidos a
comienzos del XIX como Emeterio Emazbel (1816-1872) y Joaqun Sosa
(activo a mediados del siglo XIX ) no logran desembarazarse del tema y las
tcnicas del siglo XVIII; el motivo religioso persevera en ellos: retratos de
obispos y clrigos, imgenes santas, invariablemente resueltos mediante las
convenciones autorizadas por el patrn del arte colonial. Todo el siglo XIX
est lleno de manifestaciones de signo religioso, en lo civil, en las costum- elaboracin ingenua, llenan el espacio fsico reservado por el pueblo a sus
bres y, por supuesto, en el arte, lo cual explica la continuidad de la tradicin creencias religiosas y mgicas durante todo el siglo XIX y una parte del siglo
78 de la talla en madera, proveniente de los imagineros, tal como sobrevive en XX. Al lado del arte oficial crece el frondoso rbol del arte religioso popular. El
arte institucional, supuestamente acadmico y calcado de los patrones estilsti-
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la obra de Juan Bautista (1789-1879) y Manuel Antonio Gonzlez (1851-
1888), padre e hijo, autores de imgenes religiosas para iglesias de Caracas, cos de Europa vivir en adelante, hasta hoy, divorciado del arte popular.
cuya actividad se enmarca dentro de creencias de una sociedad librepensado- El espritu del siglo XIX hace su aparicin cuando el pas como paisaje
ra pero atada formalmente a las convicciones religiosas, tal como stas han humano y como naturaleza se descubre a s mismo en la visin objetiva o
sobrevivido despus de la Independencia. Sin ir muy lejos, Herrera Toro, idealizada que rinden viajeros, naturalistas y aventureros a travs de una
con sus decoraciones de la catedral y de la iglesia de Altagracia, en Caracas. obra pertinazmente documental. Desde Humboldt hasta Anton Goering,
viene a ser un heredero indirecto de Juan Pedro Lpez. Como lo es tambin, menudea una artesana descriptiva, a ratos cientfica, a ratos imaginista,
en alguna medida, el Arturo Michelena que inicia su carrera como copista realizada por dibujantes y acuarelistas que, a la vista de pas, experimentan
religioso, en Valencia y que, luego de un perodo mundano, vuelve en su el descubrimiento de una naturaleza demasiado obvia para ser evidenciada
etapa final, despus de 1892, a un perodo marcado por un hondo misticismo en su belleza por el habitante nativo. Ms tarde, el ingenio criollo tambin
y por su entera subordinacin a los encargos de la iglesia. Ni siquiera Tovar y sabr encontrar incentivos en la idea de que todo conocimiento es til cuan-
Tovar escapa a la tradicin de la pintura seglar solicitada por encargo. do la tcnica aplicada para revelarlo puede ser tambin, en s misma, obje-
Tard algn tiempo, por lo menos hasta 1840, para que aparecieran to de saber cientfico: los primeros artistas nacionales identificados con la
nuevos procedimientos y una concepcin formal menos subordinada a los visin de nuestra naturaleza estn poco conscientes de su papel de artistas
modos productivos siglo XVIII que al reflujo de los estilos europeos se ni con en el modo utilitario de satisfacer la fe religiosa, y prefieren conso-
difunden a travs de la obra de los persuasivos viajeros que llegaron el pas lidarse a s mismos como artesanos, interesados ms en la verdad o en la
desde los inicios del siglo XIX. ilustracin del conocimiento, que en el arte propiamente.
En la perspectiva de la tradicin del arte popular, slo puede hablarse, en La belleza es atributo natural de nuestro paisaje. Ya desde 1839, con la
general, de una imaginera annima. La tabla colonial, la talla en madera de primera vista de Caracas pintada por Ramn Irazbal, asistimos al nacimien-
to del gnero paisajstico. Una manifestacin que comienza cuando el artista quienes haban logrado fama en el tema de las advocaciones caraqueas, el
sabe combinar la pasin del detalle con la modestia de sus propsitos: ser periplo biogrfico de este artista solitario es poco conocido. Se le encuentra
verdico, ilustrar, brindar el testimonio visual de las obras de la naturaleza. citado como desafecto a la causa del Rey a comienzos del siglo XIX y se
Carmelo Fernndez (1809-1887), los hermanos Gernimo (1826-1898) y le atribuye haber sido testigo presencial de los hechos que ocurren frente a
Celestino Martnez (1820-1885)), el Barn Gros (1793-1870) Federico Les- la Catedral de Caracas y que originan lo que hoy conocemos como el 19 de
smann 1826-1886), Ramn Bolet 1836-1876), Anton Goering (1816-1905), Abril de 1810. As lo deja ver la exactitud la obra que ejecuta basndose en
fungen de cronistas visuales del espacio histrico que transcurre morosa- el memorable tema, la primera del gnero histrico que se recuerda en la
mente, en medio de los vaivenes polticos. Al final se imponen la litografa pintura venezolana. Lovera ha sido considerado como el primer historiador
y el medio impreso, el diario, la revista ilustrada y el libro. de nuestro arte, cronolgicamente hablando. Y aunque su obra ms signi-
ficativa a este respecto puede ser el 5 de julio de 1810, concluida en 1838,
Tradicin de la enseanza tres aos despus que el cuadro sobre el 19 de abril, del mismo Lovera,
El estado republicano sustituy el status productivo propio de la Colonia es como retratista donde su nombre adquiere relieve extraordinario. Hay
por escuelas de arte donde se impartir la enseanza cientfica del dibujo. quienes afirman que Lovera fue el ms grande retratista que dio Venezuela
El primer intento correspondi hacerlo a Juan Manuel Cajigal (1803-1850). en el siglo XIX. Y aunque, para otros, esto no fuese cierto, si puede decirse
Ms tarde, por cuanto era lo propio dentro de la sociedad republicana, se que es el pintor de personalidad ms autctona, ms slida y liberada de
implemento el estudio de la pintura siguiendo el patrn acadmico euro- influencias, vale decir, el ms criollo de nuestros pintores clsicos.
peo, o con la vista puesta en los modelos de la tradicin renacentista. El Lovera desarrolla su obra de madurez siguiendo un principio expositivo
retrato civil fue el gnero ms frecuente. Roto el vnculo con la tradicin extremadamente simple: el personaje, abstrado de lo que no es esencial,
resulta elocuente tanto por la eleccin del contexto ambiental como por la
80 colonial, resultaba demasiado difcil para el artista local encontrar una pla-
taforma de aprendizaje suficientemente slida para impulsar el arte a nivel acusada expresin fisonmica, que contrasta con la austeridad severa de 81
de los gustos de una oligarqua que comenzaba a sentir nostalgia por Euro- la descripcin. La rigidez gtica de las poses es compensada, en su arcas-
pa. Teniendo como objetivo llegar al grado de mimetismo del arte europeo, mo, por la agudeza para definir psicolgicamente al modelo. El rostro va
era poco menos que imposible para el artista criollo, con la formacin y a convertirse en el principal centro de inters del cuadro. Lovera trata sus
el estmulo que le proporcionaba el Estado, lograr un perfeccionamiento figuras bajo un concepto escultrico, que consiste en modelar sus rostros
comparable, aunque fuese lejanamente, con el que, allende el mar, posean para luego destacar la silueta del personaje en un plano que hace contrastar
los maestros del realismo invocados como modelos. La Academia de Be- con una ambientacin escueta. Muestra escaso inters por el volumen y la
llas Artes, reformada incesantemente por las administraciones de gobierno, perspectiva renacentista, y el espacio alrededor de la figura se torna plano.
estuvo imposibilitada desde un comienzo para desarrollar un movimiento La iluminacin determina efectos de espacialidad y volumen en los espa-
artstico vigoroso y debi limitarse a una existencia mediocre. Slo cuando cios alejados. En un ngulo de la tela suele ubicar los smbolos (atributos),
el artista pudo viajar al exterior para hacer estudios en talleres o academias con los que resalta la jerarqua social o profesional del retratado. El traje y
europeas, especialmente de Francia, gozando del favor de un gobierno ge- el mobiliario, dentro de la misma atmsfera severa, explican el rol de hom-
neroso pero autoritario como el de Antonio Guzmn Blanco, se alcanz bre en la sociedad; la condicin es destacada por los objetos que simbolizan
en el campo de la pintura el nivel aorado por una sociedad que continu el oficio, gracias al cual el personaje, aunque sea de humilde cuna, se hace
mirando, ahora con ms fuerza, hacia el viejo continente. digno de ser retratado: el mulato Lino Gallardo muestra un violn y la hoja
de una partitura, lo que dispensa, a la vista de los rgidos prejuicios de la
Juan Lovera poca, el color moreno de la piel. Si se trata de un hombre como Cristbal
Mendoza, Primer Presidente del Triunvirato de 1811, el personaje aparece
Juan Lovera (1778-1841), el ms notable de los artistas del primer pe-
al lado de un severo estante de libros en fila, hojeando un grueso tratado
rodo republicano, adquiri una formacin de pintor similar a la que reciba
de leyes. Lenguaje de smbolos extremadamente eficaz e ingenuo. Pero
un imaginero de la Colonia. Aprendiz en el taller de los hermanos Landaeta,
tambin puede prescindir de todo simbolismo, obteniendo en el retrato ma- tuir en el lienzo, sobre una pobre iconografa, la imagen de sus personajes,
nifestaciones ms puras, elocuentes por sus valores plsticos, que el artista Pez, Sucre, Urdaneta, Bolvar, Ribas, Soublette y tantos otros.
reduce a la mayor economa de medios, como puede apreciarse en los re- A travs de la escenificacin, Tovar alcanza la pintura de gnero, el
tratos del Padre Freites y de Antonio Nicols Briceo. cuadro episdico: las grandes batallas. Todo comienza en 1883, cuando el
El retrato civil suplanta a la pintura de tema religioso. Lovera es uno de artista presenta en la exposicin del Centenario del Nacimiento de Bolvar
sus iniciadores y el ms notable de sus cultores durante el primer perodo su gran lienzo sobre la Firma del Acta de Independencia, que hoy puede
republicano. Su muerte deja en suspenso otra alternativa abierta por l: el admirarse en el Saln Elptico del Capitolio Federal, en el mismo lugar
gnero histrico, que anuncian sus grandes lienzos sobre la emancipacin. donde se encuentran las batallas de Carabobo, Junn, Ayacucho y Boyac,
Se necesitar que transcurran 40 aos para ver aparecer a su ms inmediato que el gobierno de Venezuela le haba encargado.
continuador: Tovar y Tovar. De la Firma del Acta de Independencia se ha dicho que es el cuadro
ms popular de la pintura venezolana. Prodigio de elocuencia renacentista,
Martn Tovar y Tovar como no se haba visto antes en Venezuela, sta sola obra hubiera basta-
Hijo de un oficial granadino que lucho en la Batalla de Carabobo bajo do para consagrar a Tovar como extraordinario muralista. David Alfaro
las rdenes de Pablo Morillo, Martn Tovar y Tovar, nacido en Caracas en Siqueiros, admirando los lienzos que pint Tovar para el Saln Elptico,
1827, har de la guerra un espectculo digno de vivir en la memoria. Histo- dijo sin asomo de dudas que el artista caraqueo era uno de los cinco gran-
riador que despleg las pginas de la crnica en sus grandes lienzos, Martn des muralistas que ha dado el continente americano. Y Manuel Cabr, el
Tovar y Tovar es producto de una de las voluntades artsticas ms claras paisajista caraqueo que vivi 11 aos en Pars, pudo escribir mucho mas
e inteligentes que dio la pintura venezolana en su tiempo. Tovar y Tovar tarde, despus de recorrer galeras y museos histricos en Francia: En las
82 divide al siglo; pone fin a una poca y comienza lo que ser la etapa heroica
de nuestra pintura, que su obra llena en gran parte. Tovar nace cuando ha
colecciones de Versalles hay pocas pinturas de gnero que puedan compa-
rarse con el 5 de Julio de 1811 pintado por Tovar y Tovar. 83
llegado a su fin una concepcin intrpida de la vida; inicia estudios en el La batalla de Carabobo fue instalada en el Capitolio Federal en 1886.
optimista ambiente que se ha creado alrededor del brillante matemtico En esta obra la presencia del paisaje, a diferencia del cuadro sobre el 5 de
Juan Manuel Cajigal; se forma en Francia y Espaa y ya de regreso en julio, resulta avasallante, como si se tratara de un protagonista contra el que
Caracas en los aciagos momentos que rodean a los episodios de la Guerra los personajes del cuadro lucharan para imponerse; el lienzo se adapta a la
Federal; para llegar a su madurez durante el polmico gobierno de Guzmn concavidad de la cpula para desplegar en atrevida perspectiva elptica los
Blanco. Por espacio de medio siglo es la figura seera, el pintor oficial y el momentos decisivos del episodio, sin dividir el espacio en cuadros o ban-
maestro por antonomasia de la pintura venezolana. das y manteniendo el mismo punto de vista central; efecto de simultanei-
Tovar es el retratista de la mujer caraquea del siglo XIX. Su mrito dad muy ingenioso, al que se prestaba el espacio, para poder presentar los
estriba en haber expresado el secreto de la intimidad, de la arrogancia de la hechos en secuencias sucesivas que dan idea del tiempo transcurrido y que
belleza. El misterio de unos labios mudos, la sonrisa en los ojos serenos que describen planimtricamente, en perspectiva, los accidentes de la hermosa
avanzan tranquilamente desde la muelle pose hacia todos los puntos donde llanura y bajo diferentes grados de luminosidad, desde el amanecer al atar-
se coloque el observador; fisonomas revestidas de una gracia sin compleji- decer. En apoyo del ritmo cinematogrfico por decirlo as de la pintura
dad, peripuestas damas de quienes se reconoce inmediatamente el esfuerzo viene el colorido vivo y contrastado, con el que Tovar inicia un estilo ms
de posar, reposo y comedida elegancia que desafa al tiempo. clido y brillante.
Pero es tambin el cronista de la historia. Por encargo de Guzmn rea-
liz entre 1874 y 1883 una galera de retratos con las figuras de los hroes La Generacin del Centenario
de la Independencia. Primer trabajo histrico importante, uno de cuyos m- La conciencia moderna del arte nace en Venezuela con el quinquenio
ritos ms resaltantes es la imaginacin de que echa mano Tovar para resti- guzmancista. La gran exposicin conmemorativa del Centenario del na-
cimiento de Bolvar, en 1883, puede tenerse como punto de partida de la de Federico Madrazo, decide abandonar la pintura para dedicarse a faenas
modernidad en el arte venezolano. Antes de esta fecha solamente Martn agrcolas, en la poblacin de El Valle. Jacinto Inciarte, (1846-1892) activo
Tovar y Tovar haba alcanzado prestigio. Los nombres de Cristbal Rojas, por la misma poca, recibira del primer mandatario una beca para conti-
Manuel Otero, Arturo Michelena, Juregui, revelados en el Saln de Cente- nuar estudios en Italia. Aqu efecta una obra paisajstica de tono discreto,
nario, apuntalan el creciente xito del tambin joven Antonio Herrera Toro. y Jos Ignacio Chaquert (1830-1864), Jos Manuel Mauc (1837-1892),
Junto a stos, o paralelamente, comienzan a desarrollarse Emilio Mauri y dejan obra promisoria sin llegar a sobresalir, ms all del retrato o la dedi-
Rivero Sanabria. Grupo de artistas que con Tovar a la cabeza, se sita en cacin a la enseanza.
la perspectiva, tcnica y formalmente hablando, del arte europeo del siglo A unos y a otros la solemnidad del momento los apremia a concurrir a
XIX, proyectando a nuestro pas la influencia del naturalismo europeo. la exposicin del Centenario, llevando a sta sus pinturas de gnero, donde
En adelante nuestros pintores sern exclusivamente pintores y los escul- tratan asuntos de relevancia histrica, episodios de guerra o escenas ep-
tores exclusivamente escultores. La dcada del 80, por otra parte, fue la ms nimas, como la que el pblico admira en el gran Lienzo de Tovar y Tovar,
prolfica de la pintura venezolana de todo el siglo XIX. Los acontecimientos cuyo tema es la Firma del Acta de Independencia.
ms importantes, fuera de la exposicin del Centenario, han sido: la realiza-
cin de los grandes lienzos de Tovar y Tovar para el gobierno de Guzmn Antonio Herrera Toro
Blanco, entre 1874 y 1886. El triunfo de Arturo Michelena en el saln de los El valenciano Antonio Herrera Toro no fue el menos talentoso de esa
Artistas Franceses, en Pars, en 1887, y su regreso apotesico a Venezuela, plyade de artista que ocup el panorama de fines del siglo pasado. Tambin
en 1889. La trgica y corta obra de Cristbal Rojas, pintada entre 1885 y como Tovar y Tovar fue fiel exponente de un perodo de nuestra historia que
1890. Las decoraciones de Herrera Toro para la Catedral y la Iglesia de Al- se recordar siempre por su espritu civilizatorio y progresista: el Quinque-
tagracia, en Caracas. El regreso a Venezuela del escultor Eloy Palacios y su
84 desempeo como profesor de la especialidad en la Academia de Bellas Ar-
nio de Guzmn Blanco (1879-1885). Por la accin de este gobernante culto
aunque de proceder autoritario, Caracas y otras ciudades del interior iban a
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tes. La restructuracin de este plantel ocurrida en 1887 y el nombramiento experimentar un rpido cosmopolitismo que se manifiesta, sobre todo, en los
de Emilio Mauri para regentarlo. La remodelacin arquitectnica del centro proyectos de arquitectura, en el rea de servicios pblicos, la modernizacin
de Caracas, emprendida bajo el mandato de Guzmn Blanco. La construc- de los sistemas administrativos y en la concepcin ecumnica del arte. Las
cin del Capitolio Federal en su segunda etapa, del edificio de la Universi- ciudades se transforman y se requiere, dentro de una poltica de estmulo al
dad de Caracas y del Teatro Municipal, este ltimo levantado en 1881. surgimiento de artistas, de la presencia de pintores dotados de buen oficio.
1883 constituye un hito en la historia de la pintura venezolana; es una fe- Pero una tcnica adecuada capaz de representar acadmicamente el universo
cha generacional, que tiene en Antonio Herrera Toro (1857-1914), Cristbal de mitos que comienza a constituirse en torno a los episodios de la Guerra
Rojas (1857-1890) y Arturo Michelena 1863-1898) sus figuras centrales. de Independencia, ha de ser adquirida en escuelas europeas. La Academia
Los tres alcanzaron prestigio participando en aquel famoso saln, organiza- de Caracas no era el mejor instrumento para esa tarea.
do a instancias de Guzmn Blanco para celebrar rimbombantemente con el Antonio Herrera Toro, nacido en Valencia en 1857, es el primer vene-
protocolo del caso el primer centenario del nacimiento de Bolvar. zolano del siglo XIX en recibir apoyo oficial para seguir estudios de pintura
En la generacin del Centenario si as pudiramos llamarla destacaba en Europa. Becado por la administracin de Guzmn Blanco, se instala
tambin un grupo numeroso de jvenes artistas acogidos con beneplcito en Italia en 1875. En Roma estudiar con los pintores Faustino Maccari
por el presidente Guzmn Blanco, entre los cuales cabe destacar a Manuel y Edouardo Santoro. De regreso a Caracas, lo encontramos convertido en
Otero (1837-1892) quien, no exento de talento, era portador de un oficio un afamado pintor de gnero que goza del privilegio de recibir encargo de
escrupuloso, con algo de primitivismo, que le permiti ejecutar un cuadro obras murales. Las decoraciones para las iglesias de Caracas, la Catedral
alegrico de ambiciosa resolucin: el Encuentro de Bolvar y Sucre en Des- y Altagracia, ofrecen dificultades tcnicas que el joven artista debe vencer
aguaderos (Museo de Arte Bolivariano, Caracas), as como la decoracin con discrecin. Para estas obras ha recibido la ayuda del mirandino Crist-
del Teatro Guzmn Blanco (Hoy Teatro Municipal). Alumno en Madrid bal Rojas, a ttulo de aprendiz.
Quiz fueron estos primeros aos en Caracas, hasta 1890, los ms afor- que ambos pintores venezolanos se afanan, con distinta suerte, en ser acep-
tunados en la trayectoria de Herrera Toro. A sus obras de gran aliento, tados. Michelena hace rpidos progresos, mientras que Rojas prosigue lenta
como el mural con la imagen de la Inmaculada Concepcin, pintado en el y obsesivamente, aunque con seguridad, un aprendizaje que le proveer de
plafn de la Catedral de Caracas, como La Caridad y La Muerte de Bol- un estilo descriptivo, conciso y dramtico a la par de una temtica de crudo
var, esta ltima obra presentada en el Saln del Centenario, en 1883, sigui realismo, que el tratamiento del claroscuro enfatiza patticamente.
su lienzo histrico ms importante, La muerte de Ricaurte en San Mateo; y Los inicios de Cristbal Rojas son los de un paisajista contagiado de
del cual Herrera Toro slo realiz el boceto que se encuentra en la Galera pesimismo. Ruinas del terremoto de Ca, su primer paisaje conocido, es
de Arte Nacional. como el testimonio autobiogrfico de lo que l mismo vivi en su pueblo
Es como retratista que cabe reconocerle mayor mrito a Herrera Toro. natal. Menos comprometido con el gusto de la poca que Michelena, tuvo
En este gnero su obra alcanza coherencia y unidad. Buen dibujante, su cui- la suerte de haber vivido oscuramente en Pars, sin el estmulo de absurdos
dadosa factura y una justa nocin del empleo equilibrado de los valores, as encargos oficiales. Despus de siete aos en Francia, no regresa a Caracas
como su formacin clsica y su desprecio por lo accidental o anecdtico, para ser coronado por la multitud, sino para prolongar aun ms su exilio en
lo llevan a ejecutar algunos de los mejores retratos de nuestro siglo XIX. la oscuridad de la tumba que la tuberculosis le abre.
Continuando la lnea de Tovar, puede decirse que supera a su maestro en Sus primeras obras son paisajes y en ellos se adivina una pulsacin rigu-
la voluntad de evitar fciles concesiones como las que derivan de la limi- rosa, un ojo que sabe detenerse en el objeto: Ruinas del terremoto de Ca y
tacin del parecido fotogrfico, expediente al que acudan con demasiada Ruinas del Convento de la Merced, (Galera de Arte Nacional) no ilustran
frecuencia los retratistas del siglo XIX. La paleta de Herrera es pastosa, ya el destino de una pasin masoquista? Y en efecto, las cartas de Rojas
sensual, pero la ejecucin sobria y desprovista de detalles, est concentrada para sus familiares, una vez establecido en Pars, hablan de un desarrai-
en el efecto de la imagen, sin recargar los fondos con objetos o descripcio-
86 nes innecesarias.
go y hostigamiento que se prolongan en las visiones atormentadas de sus
cuadros naturalistas. El realismo social cuadra mejor a su carcter que al 87
Influido por el arte fotogrfico, Herrera Toro utiliza tonalidades som- de Michelena. Pero Rojas tampoco se encasilla. Sabe renovarse al margen
bras de la paleta de taller, mientras modela el rostro y las manos para acu- de su enfermiza insistencia en pintar para el Saln Oficial. Intenta penetrar
sar ciertas notas realistas que contribuyen a una mejor caracterizacin del en el misterio de los maestros holandeses y flamencos; mira a Chardin; se
modelo. Dos autorretratos, pintados en Italia, actualmente en la coleccin enfrenta al misterio de la luz de los impresionistas. Y por ltimo, se decide
de la Galera de Arte Nacional, constituyen buen ejemplo de las virtudes de a echar un vistazo a los Techos de Pars, este pequeo paisaje de 1888, que
este retratista notable a quien sus detractores del Crculo de Bellas Artes no est en la Galera de Arte Nacional.
le perdonaron haber sido el ms severo profesor de pintura que pas por la Evoluciona lentamente, empleando formatos ntimos para desprenderse
antigua Academia de Bellas Artes. de los grandes soportes de su obra enviada al Saln, y abandona el taller para
ganar el campo, conducido de la mano por Emilio Boggio y sus amigos. Es
Cristbal Rojas as como, en un intervalo de alegra, pinta el Paisaje de los alrededores de
Seguidores de Tovar y Tovar son Cristbal Rojas (1857-1890) y Arturo Paris, (Galera de Arte Nacional). Luego de exhibir en el Saln de 1888, en
Michelena (1863-1898), ambos premiados en la Exposicin del Centenario El bautizo, una de sus mejores obras, ensaya una composicin de corte mo-
y quienes a la postre imprimen caracteres perdurables a la generacin a la derno en la que, al modo de los simbolistas y nabis, trata de de compaginar
que pertenecieron. Tuvieron lafortuna de haber podido viajar muy jvenes a una ancdota literaria con unpaisaje de colorido vivo y emocionante, como
Europa, donde prosiguieron sus estudios. Cristbal Rojas se instala en Pars ocurre, con mayor mpetu, aunque sin igual xito, en su Dante y Beatriz a
en 1884 y Michelena a mediados de 1885; ambos se dirigen a inscribirse en Orillas del Leteo (Ministerio de Relaciones Exteriores, Caracas).
la Academia Julian, tal vez el lugar menos apto para seguir la leccin de los Nativo de Ca, estado Miranda, a los 32 aos, edad en que muere, Ro-
impresionistas franceses. Por el contrario, tienen que someterse a la severa jas haba realizado ya, gracias a su tenacidad, una obra madura y profun-
disciplina del realismo social, de moda por entonces en el Saln Oficial, al da, aunque breve. La tragedia parece acecharlo: en lo personal, un destino
trgico; siete aos debatindose en medio de enfermedades y privaciones del artista virtuoso, que una sociedad frvola, vida de sacarle provecho,
para realizar esos escasos diez lienzos de gran tamao frente a los cuales su alimenta hasta agotar el ego del artista. Michelena los complace a todos, al
juicio resulta implacable; es un artista autocrtico: su obra constituye una Estado, al clero, a la sociedad civil y al Ejrcito.
reflexin sobre el dolor, sus temas son patticamente portadores de una Debemos reconocer su capacidad de exhibir, con pocos recursos y en la
visin pesimista del mundo. El Purgatorio, la ltima obra de Rojas, pintada impronta de una ejecucin diestra, una sensibilidad paisajstica que, como
para la iglesia de la Pastora, en Caracas, parece el sitio que l se ha reserva- todo en Michelena, queda inconcluso. Sus paisajes de Caracas, pintados
do para s mismo, ltima morada de su propio sufrimiento, y nada extrao en 1890, mientras vive momentos muy felices tras su matrimonio, son lo-
tiene que Rojas haya hecho su autorretrato entre los crepitantes condenados gros que hubieran podido llamar la atencin en otra poca, veinte aos ms
de su cuadro de nimas. tarde. Mencionaremos como ejemplo su Paisaje del Paraso (Coleccin
Rojas fue un pintor del drama humano, pero an ms: un pintor de la Fundacin Boulton).
intimidad sobrecogida, en la que el ambiente, los objetos, la atmsfera, el Como Tovar y Tovar, Michelena es un buen observador de la naturaleza
detalle sutil y la luz, sobre todo, se combinan para lograr el clima psicolgi- y, por otra parte, no permanece indiferente a los cambios impuestos en la
co buscado. A despecho del cambio que se experimenta en su ltima obra, paleta por el Impresionismo, sobre todo durante su ltima permanencia en
Rojas sigue inquiriendo en el alma humana, preguntando por el destino del Pars, cuando llega a adoptar una manera ms franca y sincera. Ya en Ca-
hombre. Pero esto no supone que deba dejar de lado el problema fundamen- racas, en 1892, encuentra un incentivo en su enfermedad, la tuberculosis,
tal de todo pintor: los valores, el logro formal de la obra, la justa adecuacin para aproximarse a la naturaleza. Sale al campo, a pleno aire y realiza una
de mensaje y medios. Por ello, comprende la necesidad de evolucionar. El serie de paisajes donde se desliza ya una nota fresca y algo del sentimiento
ltimo perodo de su produccin es francamente investigativo: ha dejado de la atmsfera y los colores del trpico. Desde 1894 se hacen ms fre-
atrs el estilo narrativo para apoyarse en una mayor sinceridad: la pintura
88 debe bastarse a s misma. Rojas es nuestro primer artista en comprender
cuentes los cambios de residencia, la bsqueda de climas saludables, como
Los Teques, los paseos por el campo, que sabe combinar con el trabajo del 89
la significacin del Impresionismo. Y no tardar en recibir la moderada natural, el boceto, la acuarela, mientras recorre las laderas del vila; Blan-
influencia de este movimiento. En un momento en que el arte europeo est dn, San Bernardino, Gamboa, Antmano, les son familiares. l tambin,
abocado a una revolucin del lenguaje. como Tovar, sucumbe a la poderosa fascinacin del Waraira Repano, pero
quizs mire la montaa desde un ngulo ms romntico e ntimo. Aunque
Arturo Michelena no desdea los planos generales, Michelena es, con respecto al sentido ar-
Si hacemos abstraccin de algunos retratos y cuadros intimistas, Mi- quitectnico de Tovar y Tovar, el cronista del detalle, de la ancdota trivial,
chelena se presenta hasta 1889 como pintor de gnero, ganado por las so- del esguince de la flor. El vila es como el decorado de ese apunte incisivo
luciones espectaculares, siguiendo para esto el mtodo historicista de su pero volandero, pertinazmente observado en que, por un instante, abreva
profesor J. P. Laurens, mtodo que le garantiza el triunfo en el Saln Ofi- su delicada salud.
cial, donde en 1887 obtiene la Medalla de Segunda Clase con su obra El Para algunos historiadores y crticos, Arturo Michelena es, entre los
nio enfermo. Le apasiona la historia, ms an si puede fijarla en actitudes creadores que copan la escena del arte venezolano en la ltima mitad del
dramticas, como en su obra sobre la muerte de Carlota Corday (Galera siglo XIX, nuestro pintor ms importante. Juicio que confirman sus xitos
de Arte Nacional), pero tambin se siente atrado por la naturaleza como logrados en el Saln de Artistas Franceses, y principalmente en la Exposi-
cuando se propone reflejar, a travs del paisaje, un vertiginoso movimiento cin Universal de Pars, consagrada a la inauguracin de la Torre Eiffel y
de masas en primeros planos, por el estilo del que apreciamos en su mo- donde nuestro pintor obtuviera una Medalla de Oro en Primera Clase, con
numental obra Pentesilea y la reina de las Amazonas (Crculo Militar de su truculento lienzo Carlota Corday camino al cadalso.
Caracas), mostrada en el Saln de 1891, y cabal ejemplo de su portentosa Michelena no slo fue un dibujante excepcional, sino tal vez el ms nota-
destreza. Pero Michelena es un artista llamado a hacer concesiones, gracias ble que produjo Venezuela, y conviene resaltarlo pues la obra de este pintor,
a una habilidad dibujstica que no deja de ser ponderada, y por esa vanidad incluso la ms acadmica, est apuntalada por una lnea sensible, segura y fir-
me, no pocas veces gestual, como si la costura misma de la pintura dependiera La carrera hacia una pica que flucta entre la antigedad y la guerra de
de ste. Pero Michelena vivi 35 aos y una parte de su tiempo fue menguada Independencia, tal como la solicitaban el Saln y los encargos del gobierno
en sus fuerzas por la tuberculosis que lo llev a la tumba en 1898. venezolano, tiene su contraparte en esa otra carrera que lo llevara en poco
Su obra describe el curso de dos etapas bien marcadas en su vida. La tiempo a la muerte. Por lo visto la tarea de ejecutar lienzos complejos, de
primera desde el momento en que se instala en Pars y comienza a asistir gran formato y muchos personajes, como los que pint para la iglesia, hu-
a la Academia Julian (donde tendr como maestro al severo J. P. Laurens) biera podido eximirlo de la pintura de encargo, y as convertirse, por evolu-
hasta el retorno a Valencia, su ciudad natal, en 1889. Esta etapa de apren- cin propia, y sin esfuerzo, en el gran muralista que estaba llamado a ser.
dizaje fue la ms productiva de su carrera y la ms arriesgada, en cuanto
a que percibe al Impresionismo, y lo roza de lejos, para volver a sumarle El fin de siglo
atisbos en los ltimos aos de su vida, ya instalado en Caracas, en la inti- Un signo fatal se cierne sobre el destino del realismo acadmico, Rojas
midad del taller. La otra etapa la inicia en 1888, justo cuando, ya casado y fallece en 1890, Michelena en 1898. Quedan vivos, entre los pintores del
en plena madurez, disfrutando de temprano xito, est de nuevo en Pars. Centenario, Emilio Mauri (1855), Herrera Toro y Carlos Rivero Sanabria
Entretanto no ha cesado de cumplir con los encargos, privados y oficiales, (1864-1915) Mauri destacar como un instructor atinado y bondadoso,
que le llegan de Venezuela, retratos correctos pero convencionales, cuadros cuya paciencia ha puesto a prueba en su larga actuacin como Director
consagrados al gnero pico, imgenes religiosas de gusto burgus. Las de la Academia de Bellas Artes, desde 1887 hasta el ao de su muerte, en
dos permanencias en Pars las dedica Michelena a preparar los lienzos que 1908. Despus de haber estudiado con Jean Leon Grome, en Pars, regre-
enva puntualmente, cada ao, al Saln Oficial, para mostrar los cambios sa a Venezuela sin dar muestras de haberse librado del refinamiento con
que se van sucediendo en su obra, cnsonos tambin con los consejos del que la bella poca ha marcado su escueto estilo. Por mucho tiempo ms
maestro Laurens y con las modas que se imponen en el Saln. El realismo
90 social, tal como lo observamos en su cuadro La caridad, cuyo tema crudo,
seguir siendo en Venezuela un pintor francs. Contentndose con ello, no
ser capaz de acometer un camino audaz, como Rojas, y abandonndose a 91
a tenor del naturalismo del novelista Zola, no logra conmover al jurado; la su funcin de profesor sabe limitarse a cumplir el papel discreto con que
moda de la reconstruccin histrica, tal se aprecia en su Carlota Corday, la posteridad recompensa su trabajo de pintor. Buen dibujante, Mauri no
la tauromaquia y los temas picos donde la naturaleza reina y los caballos desdice de su formacin en cuanto a correccin acadmica, y sin embargo,
acompaan a los guerreros o sencillamente se desbocan. Para cada gnero, qu falt en estos retratos dulces de muchachas caraqueas, o de heronas
segn soplaran los vientos del saln, Michelena tiene una respuesta altiva: saludables como Luisa Cceres de Arismendi, retrato ejecutado con gran
esos lienzos de buen tamao, que le consumen tanto tiempo, pero cuyo esmero para el Saln Elptico del Palacio Federal? Falta el bro y la inspira-
esfuerzo para pintarlos compensan las visitas que de tiempo en tiempo le cin de otros tiempos, en una palabra, el genio de nuestros clsicos.
hace el maestro, el gran muralista Laurens. Estimulado siempre por la ret- Carlos Rivero Sanabria haba sido compaero de Rojas y de Michele-
rica formalista de ste, pone ahora su empeo en abordar la gesta indepen- na en la Academia Julian. Haba estudiado tambin en Alemania, con el
dentista venezolana representada sobre todo en su lienzo Vuelvan caras, pintor Oehme, dedicando gran parte de su esfuerzo al estudio de la figura
portento de luz y movimiento paralizado, que aunque no fuera ejecutado humana, incluso, siguiendo los pasos de Rojas, ensaya pintar escenas de
para el Saln, anuncia el alumbramiento de su gran leo de 1891, cuida- realismo social y en el Saln Oficial de 1889, el mismo ao en que Rojas
dosamente preparado para el gran certamen: Pentesilea, la reina de las expone aqu El bautizo, le es aceptada su obra El porvenir roto. Su forma-
Amazonas. Esta obra fue exhibida en el Saln con todos los honores, en la cin como retratista, una vez instalado en Caracas, le garantizaba el xito
primera sala, al lado de la obra de Jean Paul Laurens. El planteamiento de que podra esperarse de un alumno de Jean Paul Laurens. Sin embargo, una
la misma segn el juicio de un crtico parisino, es sumamente original. Se extraa enfermedad lo lleva a la invalidez. Postrado en cama, para el resto
trata, segn sus palabras, de conmover al espectador, de obligarlo a apar- de sus das, Rivero Sanabria se ve constreido a realizar su obra en el nico
tarse de la trayectoria del caballo desbocado que, llevando en sus lomos a gnero para el que se senta apto: la naturaleza muerta, el bodegn, la cesta
la amazona herida, est a punto de salirse del cuadro. de flores. De este modo, en la tradicin de nuestra pintura intimista, Rivero
Sanabria viene a ser el puente entre el siglo XIX y nuestros maestros del
gnero en el siglo XX, Federico Brandt y Marcos Castillo.
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