Fines Del Estado
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i. LEGITIMIDAD Y EFICACIA
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dente, sin embargo, que la sede del Poder muda radicalmente segn sea el
partido que lo detenta, y, por tanto, es evidente tambin que muda radical-
mente el rgimen.
Cuando decimos que muda radicalmente el rgimen, aunque se mantenga
la forma, naturalmente se pretende tener en vista el referido concepto ope-
racional de rgimen que parece poder filiarse en larga tradicin doctrinaria
y que comprende la forma, la sede del Poder y la ideologa.
Recurdese la entusistica descripcin que hizo Polibio de la constitucin
romana en el siglo III. La excelencia de a constitucin resultaba, en su opi'
nin, de haber sido combinados, en la secuencia del pensamiento griego, los
principios monrquicos, democrtico y aristocrtico, solucin por la que se
bati Cicern sin xito. Polibio escribi: Las tres formas de gobierno de que
hablamos anteriormente se encuentran amalgamadas en la Constitucin ro'
mana, y la parte de cada una de ellas estaba calculada tan exactamente, todo
estaba en ellas tan equitativamente combinado, que nadie, incluso entre los
romanos, habra podido decir si se trataba de una aristocracia, de una demo'
erada o de una Monarqua. Esta indecisin era, por otro lado, muy natural.
Examinados los poderes de los cnsules, se habra dicho que era un rgimen
monrquico, una realeza; juzgada por los poderes del Senado, era, por el con'
trario, una aristocracia, y, en fin, si se considerase los derechos del pueblo,
pareca que era pura y claramente una democracia {5). La excelencia de esta.
constitucin, que entusiasm a Polibio y a Cicern, slo encontr reproduccin
o cuando menos equivalente, en Inglaterra. Pero fue, segn suponemos, un
modelo que tuvo por base la teora de la divisin de los poderes de Montes-
quieu, estudioso de la historia romana.
En el fondo, se trata de encontrar una forma que permita, sin reforma, la
modificacin o transferencia de la sede efectiva del Poder poltico y la even-
tual alteracin ideolgica. Conforme el predominio efectivo de los intereses-
y de los grupos o estratos a que tales intereses pertenecan, as podra pasar
la sede efectiva del Poder hacia uno de los rganos referidos: Cnsules,
Senado y Pueblo. El predominio de cada una de las instituciones correspon-
dera a la ascensin respectiva de los intereses en competicin, y a su mudanza,
de situacin relativa en la constitucin social. La manutencin de la forma
satisface el deseo del Poder de definir determinada imagen que permanece
y es elemento de su capacidad o eficacia, sin impedir la circulacin del Po-
der o alteracin de la sede del Poder efectivo. Por consiguiente, cuando se
habla en sistema o rgimen poltico, no se habla de la forma, eventualmente
invariable, pero s de la estructura y dinmica efectiva del aparato del Poder,.
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evolucin del punto de vista para captar mejor lo deficiente que es el exa-
men slo en funcin de cualquiera de los elementos apuntados, y tambin
para comprender la evolucin de la problemtica de los fines del Estado,
que est 'hoy tan enteramente ligada a la doctrina de! apaciguamiento ideo-
lgico con la problemtica del Estado universal, con la oposicin entre las
sociedades industrializadas y las sociedades agrarias (6).
Aristteles, en su Poltica, se bas en el examen de un gran nmero
de Constituciones de las ciudades. Su conocida clasificacin de regmenes
polticos responda a una pregunta que era la de saber cuntos ejercen el
Poder: si todos, si algunos, si tan slo uno. Era el problema de la forma.
Llam Monarqua al rgimen donde el Poder est ejercido slo por uno;
llam aristocracia al rgimen donde el Poder es ejercido por algunos, y llam
democracia al rgimen donde el Poder est compartido por todos los ciudada-
nos. Consider tambin los regmenes mixtos (cuya excelente combinacin elo-
gia Polibio al examinar la Constitucin romana), mas su siguiente contribucin
importante fue la de relacionar el Poder con los fines seguidos por sus deten'
tores, sometiendo los regmenes a una clasificacin valorativa extremadamente
discutible como todas las valoraciones. Por eso seal a cada una de las formas
referidas una alternativa valorativa, segn los detentores del Poder se mantu-
viesen fieles al inters generai o no. La Monarqua degenerara en tirana; la
aristocracia, en oligarqua; la democracia, en anarqua. Aristteles culmina en
una filosofa, ya que levanta la cuestin de saber cul es el rgimen ms de
acuerdo con la naturaleza del hombre, queriendo decir con la expresin natu-
raletA del hombre que ste tiene una finalidad propia y una vocacin (7).
La pretendida validez universal de la clasificacin de Aristteles fue cla-
ramente puesta en causa por Montesquieu en L'esprit des lois (8). Tambin l
caracteriz a los regmenes polticos fundamentalmente por el nmero de per-
sonas que coparticipan en el ejercicio del Poder, pero les aade una relacin
con la constitucin social del modelo poltico en causa. De este modo, llama
Repblica al rgimen en que es ejercido el Poder por la totalidad o parte del
pueblo, y considera a ese rgimen propio de la ciudad griega; llama Monar-
qua al rgimen en que el Poder es ejercido por uno solo, de acuerdo con leyes
preestablecidas, teniendo como valor esencial el honor, y considera que ese
rgimen es propio de los reinos europeos; llama despotismo al rgimen en
que el.Poder es ejercido por uno solo, sin subordinacin a leyes preexistentes,
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domina todo por su voluntad y por sus caprichos (9). Mas la simple conside-
racin del Poder, en funcin del nmero de los que lo detentan y de la legi'
timidad con que lo ejercen, no puede dejar de tornar evidente la necesidad
de estudiar y sistematizar los medios de adquirir y mantener el Poder como
cosa en s misma. Esto es, antes de cualquier consideracin sobre la bondad
relativa de los regmenes, objeto de la filosofa a la que se dedican muchos
autores, hay una tcnica de la adquisicin, uso y manutencin del Poder que
requiere la atencin de la ciencia y del arte poltico.
En s mismas, las frmulas Monarqua, democracia, aristocracia encuentran
una versin posible en A prncipe soberano, en el pueblo soberano, en la clase
soberana, respectivamente, as como encontraron una versin eclctica en la.
Constitucin romana, mientras mantena cnsules, comicios y Senado. Mas
una vez admitido que e! Poder circula, es evidente la necesidad de conocer
las reglas segn las cuales circula de sede, muda de detentores y beneficiarios.
Es preciso, por consiguiente, visto el problema de otro ngulo, saber cmo
se mantiene el Poder sin mudar de sede, independientemente de la relativa
bondad de cada uno de los regmenes o de las finalidades, buenas o malas,
que el Poder prosigue. Ahora bien: esto implica el examen individual de
cada modelo poltico. Cuando se trata del fenmeno evidente de la expansin
del Poder poltico para fuera del grupo de que es originario, especialmente
por la conquista y sumisin de otros pueblos y nuevos territorios, se torna
evidente lo que pretendemos poner de relieve al decir que la clasificacin
de los regmenes polticos, en funcin del nmero de las personas que inter-
vienen en su ejercicio, es inseparable del examen de las reglas y tcnicas para
la manutencin del Poder en su sede en cada modelo poltico. Por ejemplo,
cuando el Rey Don Duarte decidi intentar la conquista de Tnger, el In-
fante don Pedro, duque de Coimbra, se preocup esencialmente con la tcnica
de la expansin y manutencin simultnea de la sede del Poder. En efecto,
dijo lo siguiente: En el supuesto caso de que pasaseis y tomaseis Tnger,
Alcacer, Arzila, quera, Seor, saber qu le haris; porque poblarlas con remo
tan despoblado y tan menguado de gente como es ste vuestro es imposible;
y si lo quisieseis hacer, sera torpe comparacin, como de quien perdiese bue-
na capa por mal sombrero; pues sera cierto perderse Portugal y no ganarse
frica () para conquistar reinos extraos es menester poder con el que se
haga seor de los campos, para correrlos libremente y aprovecharse los presos
y despojos de ellos, y con pequeo poder no se debe fiar en palenques ni
artilleras, que convienen ms para seguridad de los conquistados que para
honra y provecho de los conquistadores... (io). Por su parte, el mismo Mon-
(9) De L'esprit des Lois. Texto de GONZAGUE. Truc. i. vol. Pars, 1961.
(10) Rui DE PINA: Crnica d'El-Rei D. Duarte, Lisboa, 1901, pgs. 85-86.
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el Estado, convencido de que el uso brutal del Poder no puede ser recom-
pensado, aun cuando obtiene resultados inmediatos tiles. Est convencido
asimismo de que las acciones inmorales nunca pueden ser tiles al Estado (12).
Ante el desmoronamiento del Estado, Cicern recuerda la filosofa de los
griegos, hace un llamamiento al respeto por los valores morales y procura
demostrar cmo la constitucin de la Repblica corresponda al ideal ms
perfecto del Estado {De repblica, II). El gran abogado que fue Cicern leg
a la posteridad la herencia espiritual de los griegos e hizo lo posible para
demostrar que la fuerza del Estado apenas puede residir en la comunin de
los ciudadanos. Se trata realmente de procurar luchar contra la mudanza de
sede del Poder poltico mediante la invocacin de la legitimidad, haciendo
un llamamiento al respeto por una determinada tica o concepcin del inte-
rs pblico. Lo que no comprendi es que el llamamiento a una pasada tica,
que antes no fue discutida ni invocada, porque justamente dispona del asen-
timiento suficiente de los ciudadanos, no era un proceso idneo para domi-
nar las fuerzas demonacas que estn siempre en la base de la renovacin del
Estado; demonacas en el sentido de que son siempre negativas. Ms cons-
ciente nos parece Tcito, el historiador, a quien no pas inadvertido el ca-
rcter demonaco de la lucha por el Poder.
Todo esto demuestra que el problema de la movilidad de la sede del
Poder torna evidente el papel de la tica en la vida poltica, y que sta es
invocada, sobre todo, en lo que llamamos puntos crticos de la vida del Es-
tado. Estos puntos crticos sern, como ocurre en todos los dominios de la
naturaleza viva o muerta, aquellos en que, alcanzado cierto grado de ten-
sin, las cosas mudan de naturaleza. Precisamente en los momentos en que
la mudanza de naturaleza amenaza al Estado es cuando la tica aparece re-
petidamente invocada como criterio definidor de los regmenes polticos. Llega
a parecer que la tica sirve a los Estados ms de epitafio que para otra cosa
cualquiera. Y, no obstante, fue y es siempre inseparable de su definicin y
de su eficacia. Por muy desagradable que sea este anlisis, pone en evidencia
que el problema de la manutencin de la sede del Poder, aun cuando la
cuestin de la forma es relevante, fue y es el problema central de la ciencia
poltica porque es la experiencia ms documentada que le ofrece el arte
(12) Esta obra de CICERN tuvo amplia influencia en el pensamiento poltico pen-
insular medieval. La tradujo al castellano el clebre Alfonso de Cartagena, obispo de
Burgos, y al portugus el Infante Don Pedro, hijo de Don Joo I. De la traduccin
del Infante (hecha entre 1433. y 1438) existe una edicin crtica, segn el ms. nm. C/66
de la Real Academia de la Historia, de Madrid, debida a JOSEPH M. PIEL y promovida
por las Acta Universitatis Conimbrigensis, Coimbra, 1948, bajo el ttulo Livro dos
Oficios de Marco Tullio Ciceram o qual tornou em linguagetn o Ifante D. Pedro
Duque de Coimbra.
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ciales que den carcter unitario al mecanismo del Poder y no admiten alter-
nativa, aunque dentro del aparato del Poder puedan existir diversas corrien-
tes alternas sobre la definicin de los intereses a proseguir, sobre la jerarqua
de los intereses, sobre las prioridades, sobre las personas, etc. Justamente, la
tesis del apaciguamiento ideolgico que consideramos una hiptesis mal de-
mostrada, parece estar impresionada por la tendencia que se verifica hacia
el monismo en las llamadas democracias estabilizadas, sin reparar en que
existe una alternativa existencial que procura justamente destruir a las de-
mocracias estabilizadas. Se trata, por tanto, de no haber aparecido an los
instrumentos de expresin de los conflictos ideolgicos recientes, y no se
trata de que hayan desaparecido los conflictos. Murieron unos y nacieron
otros con distinta expresin, y requiriendo rganos diferentes para expre-
sarse.
LA FUGA DE LO REAL
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(15) HOBBES sustituye aqu uno de los trminos de la antinomia poltica clsica
amor-temor. Esta antinomia aparece ya anteriormente a MAQUIAVELO pero fue, sobre
todo, a partir de l, cuando tom amplia importancia en los cuadros del pensamiento
poltico en virtud de la supremaca que el autor do Principe dio al segundo trmino.
Entre nosotros, todava en el siglo xvn, don FRANCISCO MANUEL DE MEL critica la
Idea de un Prncipe poltico cristiano, de DIEGO SAAVEDRA FAJARDO, por la opcin ma-
quiavlica que all se hace en relacin a la antinomia en causa. Cfr. BENJAMN NlCOLAAS
TEENSMA: Don Francisco Manuel de Mel (1608-1666). Inventario general de sus
ideas, tesis del doctoramiento presentada a la Universidad de Amsterdam, 1966, p-
gina 182.
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logro de una vida ms armnica: esto es, el deseo de abandonar esta mise'
rabie condicin de guerra que, conforme mostramos, es consecuencia necesaria
de las pasiones naturales de los hombres cuando no existe poder visible que
los mantenga en respeto y los obligue, por temor al castigo, a la realizacin
de sus pactos y a la observacin de las leyes de la naturaleza establecidas en
los captulos XIV y XV.
Las leyes de la naturaleza (como las de justicia, equidad, modestia, pie'
dad y, en suma, la que manda: haz <i los otros lo que quieres que te hagan
a ti) son, por s mismas, cuando no exista el temor de un determinado poder,
que motiva su observancia, contrarias a nuestras pasiones naturales, las cuO'
les nos inducen a la parcialidad, al orgullo, a la venganza y a cosas seme~
jantes. Los hechos que no asientan en la espada no son ms que palabras,
sin fuerza para proteger al hombre de cualquier modo (16).
El hecho poltico esencial, por consiguiente, es la espada. Mas es cierto
que el criterio que relaciona al hombre con el mundo y con la Historia para
determinar e! rgimen poltico no implica que necesariamente se adopte una
concepcin del Soberano dotado de poder absoluto e ilimitado, tambin mo-
nista en la clasificacin que propusimos, enteramente amoral segn la orien-
tacin llamada maquiavlica. Un escritor que parte de un punto coincidente
con el de Thomas Hobbes, y que pertenece a la generacin siguiente del
siglo xvii, Spinoza, lleg a conclusiones distintas {17). Los hombres, segn
ensea, son realmente movidos por sus pasiones, pero mientras los monistas
de todos los tiempos, como Hobbes, procuran que el Poder disponga de la
tenacidad y de la fuerza capaces de mantener la paz en todas las circunstan-
cias, Spinoza, que es un pluralista, pretende que el Poder tenga, s, esos atri-
butos, mas para que la paz sea la paz de los hombres libres, bajo pena de
que el Estado zozobre. Dice lo que sigue: Primeramente, en efecto, as como
en el estado de naturaleza, el hombre ms poderoso y que ms se pertenece
a. s propio es el que est conducido por la razn (en virtud del pargrafo II
del captulo precedente), as, el Estado ms poderoso y ms seor de s mis'
mo es el Estado que se funda en la razn y por ella, est dirigido. Porque
el derecho del Estado se determina por el poder de la multitud, mientras es
conducido por una sola y nica alma. Ahora bien: la unin de las almas no
se podra concebir en forma alguna si el Estado no se propusiera, como fin
principal, lo que es reconocidamente til a todos por la sana razn. El hecho
del Poder, y la manera de preservarlo, le parece fundamental y dedica la casi
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Pues en este mundo tan repugnante, que es obra del grupo biolgico hu-
mano, el capitn descubre, accidentalmente, la existencia de unas salamandras
t especie desconocida, capaces de adaptarse al trabajo subordinado. Consi-
gue la cooperacin de grandes organizaciones financieras para desarrollar la
cra y captura de las salamandras, las cuales pasan a ser utilizadas por todos
los pases para difciles tareas submarinas. La complejidad de las tareas y el
adiestramiento progresivo de las salamandras, acaba por provocar un punto
crtico de la especie, de la naturaleza de aquel punto crtico que debe haber
provocado la hominizacin. Las salamandras resuelven entonces asumir el
gobierno del planeta y destruir las condiciones de subsistencia del grupo bio-
lgico humano por ser incompatibles con su propia subsistencia. En efecto,
mientras las salamandras necesitan multiplicar la superficie de las plataformas
-submarinas para vivir, el grupo biolgico humano necesita hacer avanzar los
continentes sobre las aguas, debido a la explosin demogrfica. La contradic-
ein se resuelve mediante la destruccin de los continentes por el ejrcito de
las salamandras. La incapacidad del grupo biolgico humano para sostener
la supremaca en la tierra, conducira por. tanto a su extincin (20).
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primer ministro. Pero no parece que el libro ofrezca base para esta hiptesis,
tan lejos de lo real se presenta su estructura, pareciendo ms bien de acuerdo
con su personalidad de santo de la Iglesia Catlica la conviccin de que la
ciudad ideal no sera de este mundo, por lo que escribi una ficcin. Veamos
la descripcin del libro, el cual se hizo tan famoso que dio nombre a toda la.
literatura poltica caracterizada por la fuga de lo real.
La primera parte de la Utopa, que parece reproducir una conversacin
real entre Morus y Erasmo, cuando el primero, en 1515, desempeaba una
misin en Holanda, describe un dilogo entre el autor del bro y el gran
viajero Rafael Hythloday. Este, pacifista como Erasmo, critica severamente
las condiciones de vida de la Europa cristiana, cual haca Erasmo. Pero mien-
tras ste criticaba a los prncipes cristianos en la Institutio principis Christiani
en nombre del ideal moral del prncipe (24), el imaginario Rafael de la Uto*
pa crtica la propia constitucin social del mundo feudal: el mal no resida
en las concepciones morales de los prncipes, el mal estaba en la constitucin
social. Ms all de la censura a los prncipes olvidados de sus deberes para
con los pueblos, como haca Erasmo, Rafael critica el orden social de! mundo
feudal. La forma por la cual estaba organizada la propiedad y explotacin de
la tierra, la guerra sin causa justa, la brutalidad en la vida pblica y privada,
la transformacin de las tierras de cultivo en tierras de pastos, la especula-
cin con los precios y acaparamiento de los productos, todo eran las verda-
deras causas de la injusticia social. Los prncipes, como seala Rafael en la.
primera parte de la Utopa, procuran ms ganar fama en la guerra que en
la paz, cuando, como l dira al Rey de Francia si le fuese dable, sera mejor
contentarse con su propio reino de Francia, igual que sus predecesores la
haban hecho, para tornarlo lo ms floreciente posible, encaminar a sus sub-
ditos hacia el amor, y tambin ser amado por ellos, aceptando y queriendo
vivir en su compaa, gobernarlos en paz y no contender con los otros reinos.
De hecho, se trata ya de sustituir al Estado medieval por un Estado que
tiene como objetivo el bienestar social. Era, sin embargo, bien peligroso ade-
lantar esas ideas en una poca en que los prncipes tendan al absolutismo,
quebraban fcilmente la moneda, ambicionaban la expansin territorial, ba-
saban el enriquecimiento en la depredacin, no reconocan lmites legales al
Poder, porque se sentan absueltos de la ley, princeps a legibus solutus. Basta
recordar las condiciones en que Morus fue decapitado.
(24) Una edicin accesible es la de los Octagon Books, Nueva York, 1965, Whit
an Introduction on Erasmus and on ancient and medieval pohtical thought, por LES'
TER K. BORN, con el ttulo The Education of a Christian Prince. Sobre las ideas polticas4
de Erasmo, v., adems de la introduccin citada, el cap. 2 de L'Essor de la- Phosophie
Politique, titulado Erasme ou l'evangelisme politique. .
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(25) Sobre las ideas polticas de F. GEROLAMO SAVONAROLA importa ver su Trattato
del Reggimento degli Stati. Esta obra, entre otras ediciones, tuvo una en Turn (1852)
conjunta con los Trattati sopra gli ottimi reggimenti della Republique, de CAVALCANTI;
GU avvertiment civili, de FRANCESCO GUICCIARDINI, y VApologa, de LORENZO DE
MDICIS.
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(27) Es interesante la obra La ciudad del sol, de CAMPANELLA, Buenos Aires, 1942.
Hay quien opina que el creador de la palabra socialismo fue PIERRE LEROUX en la
Rene Encyclopdique, 1883. Era un disidente de Saint-Simn y su utopismo se puso
de manifiesto en la religin social que sostuvo. Vivi de 1797 a 1879. Sobre OWEN
(1771-1858), vase la biografa de DOLLANS, Pars, 1907. Segn HOBSBWN: The age 0/
levolution, 1789-1848 (Nueva York, Mentor, 1962), pg. 287, la palabra apareci en 1820.
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(28) ROBERT OWEN: Textes choisis, introduccin y notas por A. L. MoRTON, Pa-
rs, 1963. Esta corriente utpica puntualiz: la dependencia del carcter de los hom-
bres en relacin al mundo exterior, como enseara tambin GODWIN en sus Encuestas
sobre la justicia poltica, de 1793; la Razn, en el sentido del siglo XVlll, procurando,
por tanto, un orden natural; que el poder poltico debe ser usado para procurar esta-
blecer una estructura social conforme a las capacidades y facultades del hombre. El
paso de la utopa a la accin se desarroll muy principalmente en torno a la definicin
del papel reservado a la violencia. Es e! significado de BENBOW, terico de la huelga
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(30) La obra de CONDORCET: Esquisse d'un tableau historique des progrs de l'Esprit
Humain, acabada en 1793, es quiz la ms expresiva de esa confianza en la Razn.
Escribe: Llegar por tanto ese momento en que el sol no iluminar sobre la tierra
ms que a hombres libres, no reconociendo a otro seor adems de su razn. Pars,
edicin de 1966, con introduccin y notas por MONIQUE y FRANCOIS HICCKER. La
reaccin socialista moderna tuvo que esperar a la revolucin industrial, que le dio
su carcter de protesta contra la estructura capitalista. SAINT-SIMN, que pretendi ser
al mismo tiempo filsofo de la ciencia, legislador de la industria y profeta del amor
entre los hombres (Bxposition de la Doctrine de Saint'Simon (1829-1830), Pars, 1924,
con prefacio de C. BoUGL Y HAUVY), fue el escritor del punto de crisis. Sobre la
relacin del socialismo con la revolucin industrial, vase G. GARAUDY: Les sources
jrangaises du socialisme scientijique, Pars, 1948.
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La fuga de lo real a que nos referimos hasta aqu slo puede ser entera--
mente comprendida en e! caso de que tengamos en cuenta simultneamente la.
coyuntura real en que el Estado actuaba y el modo real de su comportamiento.
Se trata, naturalmente de ver las relaciones del Estado con la sociedad, la de-
pendencia funciona! del Estado y de la estructura social, y no de la definicin-
terica de los fines del Estado, o hasta de la definicin normativa del Prn-
cipe o del Soberano justo. Estos son problemas completamente distintos. Se
puede averiguar perfectamente la definicin tica del Prncipe o del Soberano
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justo en cada poca, sin llegar con ello a ms que a la definicin de un tipo
ideal, por casualidad integrador de la ideologa que conduce al Poder o a la
lucha contra el Poder, pero tipo ideal ese que, en cualquiera de las hiptesis,
puede no coincidir en nada con el tipo efectivo del Soberano. Esta imagen
del Prncipe o del Soberano tiene importancia en cada poca para saberse cul
es la idea de legitimidad con que el Poder procuraba servir su eficacia, o con
que los opositores suponan disminuirla. Mas no quiere decir que ofrezca una
imagen real de los fines efectivamente seguidos por el Estado. As como exa-
minamos la fuga de o real en vista de los tipos fundamentales de constitucin
social de relieve para el pensamiento utpico, as tambin intentaremos ver
los problemas de los fines del Estado en relacin con cada uno de esos tipos
de constitucin social.
a) El Estado gestor
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divide la vida de sociedad en dos sectores, uno privado y otro pblico: afirma
una tica anterior y superior al Soberano, y la institucionaliza, procurando por
ah la limitacin del poder soberano. Pero el Estado es un Estado gestor, cuya
imagen real se compagina mal con el arquetipo ideado por los doctores y te'
logos. Hasta que se lleg a la afirmacin del fenmeno nacional con la crisis
del Renacimiento, los valores que parecen orientar de cerca al Estado feudal
son: la familia, la propiedad de la tierra, la religin. La familia tiene expresin
poltica en la institucin de la casa reinante, dando origen a doctrinas diver-
entes sobre el fundamento de la sucesin en el Poder, mas siendo la casa el
-valor fundamental que se defiende y acrecienta por la fuerza o por los casa-
mientos. La estirpe desempea un papel fundamental en la sociedad feudal.
No es slo el Poder poltico quien tiene origen divino: todo el Poder lo tiene,
incluido el paternal. El principio verdaderamente unificador de esta anarqua
jamihar es la Iglesia, institucionalizadora de una tica anterior y superior a
todos los poderes. Mas el Estado, que la Iglesia pretende subordinar a los l-
timos fines de la ciudad de Dios, posee fines propios que realiza al margen de
esa tica y contra esa tica siempre que es necesario. Los fines principales pa-
recen ser: el desarrollo de su base territorial, habitualment por la conquista
v tambin por la sucesin; el poblamiento de las tierras adquiridas, la integra'
cin de la poblacin subordinada al poder poltico, haciendo convergir y fun'
dir las divergencias, habitualmente por la sumisin a la misma fe cristiana y
catlica del Prncipe. Las conversaciones forzadas, las persecuciones religiosas,
ias noches de San Bartolom, las divergencias con el Papado, las violencias
contra los prncipes de la Iglesia, son todo ello fenmenos relacionados con los
fines de un Estado gestor que se entienden mal dentro del criterio de la tica
o de la filosofa poltica, pero que encuentran el lugar de su sistematizacin,
por ejemplo, en una geopoltica renovada. Se tratar de estudiar, dentro de una
geopoltica renovada, los fines caractersticos del poder poltico independiente
de la tica en el ms amplio sentido. Ejemplaricemos, a fin de poner de re-
jieve la convergencia cultural de los distintos grupos tnicos.
Cada vez est ms divulgada la actitud mental que procura comprender la
evolucin de los cuadros polticos internacionales mediante el recurso a la idea
de que existe una relacin de conflicto entre los diversos sistemas culturales.
Los sistemas culturales vendran a asumir as el papel de personaje histrico
fundamental, sustituyendo a os personajes individuales y a las unidades pol-
ticas. No se trata ms ni de Csar ni de Francia, sino del islamismo o del es-
lavismo. Esta concepcin de conflicto entre los sistemas culturales, que en la
poca moderna anima la lucha anticolonialista y ha asumido una progresiva
forma racista, olvid el papel unificador, convergente y dinmico que ha sido
desempeado por un factor imperecedero que es el poder poltico. Cuando se
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El hecho de que este Estado tuviese una actividad gestora tan impor'
tante no significa de modo alguno que no le pertenecieran otros tipos de
actividad. Al lado de aquello que se pide al Estado que haga, se adivina
que principalmente se requiere buen consejo; yo, entre los muchos trabajos del cuerpo
que este tiempo caus, tom ste del alma para con l serviros; y bien s que ante
muchos y buenos consejeros, especialmente ante vuestro gran saber valdr poco, mas
no dej por eso de hacerlo: porque aunque vuestro alto entender, y a muchos de
vuestro consejo de la ventaja en conocer, aconsejar y determinar sobre los grandes
hechos, no hay ah alguno de ellos, ni a vos mismo si se pudiese decir, a quien co-
nozca superioridad de vos verdaderamente amar y aconsejar con resguardo de todo
vuestro bien y servicio; y en esto tom este esfuerzo, porque muchas veces vi y o
que aquello en que el seso cansa, el amor se esfuerza y lo acaba.
E1 primero de mis consejos y ms principal sea, Seor, que agradezcis a Dios con
gran eficacia y muy continuamente esta merced con todas las otras que os hizo; y
cuanto El en este mundo ms os levant con honra, tanto ms os bajis ante El por
humildad y con temor de sus Juicios, y que siempre trabajis de serle obediente y fiel
servidor al Seor, de cuyas manos, sobre tantos, tal dignidad recibisteis; y as buen
y provechoso vicario a los reinos, y personas que os encomend. Y como quiera, Se-
or, que viese muchos libros con singulares doctrinas a los Reyes y Prncipes, cuales
deben ser, y vos de ellos tengis muchos; mas porque me parece que hablan gene-
ralmente de las virtudes que a todo hombre pertenecen, yo entre todas escoger aque-
llas que ante Dios, y los que verdaderamente juzgan, hacen al Rey ms glorioso.
La primera, que el Rey sea catlico y muy firme en la fe; y que por cobrar el bien
que ella promete haga, segn ella manda, todas las obras; la segunda, que ame, guar-
de y obligue a guardar Justicia, sin sombra de odio, afeccin o remisin; la tercera,
que sea fuerte, defendiendo su tierra de los enemigos manifiestos y escondidos, y de
todos los danmificadores y malhechores extranjeros y naturales; que cometa tales
hechos que sean con servicio de Dios, y con honra y provecho suyo, y de sus reinos;
la cuarta, que sea verdadero por corazn y por palabra, principalmente en los grandes
hechos; la quinta, que sea grado de voluntad y por obra, segn alcance su renta;
no tomando a unos para dar a otros, ni dando tanto un da que por todo el ao no
tenga que dar, ni tanto a uno o a pocos, que los ms queden sin recibir merced; dando
principalmente a aquellos en que conozca merecimientos de servicios o bondad, no ol-
vidando los que, por amor de Dios o segn Dios, lo requirieran, y en su dar o negar
sea despachado; la sexta, ser gracioso y de buen acogimiento a los naturales y extran-
jeros ; sin familiaridad disoluta; la sptima, ser diligente sobre la providencia y buen
gobierno de su tierra, poniendo en ello a hombres por experiencia virtuosos y sabe-
dores, y que amen a l y al bien comn; la octava, que sea firme en sus buenos pro-
psitos y determinaciones no mudndose, salvo por muy claras y grandes ventajas: y
porque. Seor, stas os otorg Dios, con otras muchas virtudes, trabajad y pensad cmo
en ellas crezcis y las conservis; por las cuales, con la gracia de Nuestro Seor Dios,
vuestro nombre ser glorioso, y vuestro reino bienaventurado.
Y dejando, Seor, de escribir ms, ni tocar los generales consejos que a todo
tiempo pertenecen, todava torno a este dei comienzo de vuestro reinado, y me parece
que en l debis tener ciertos cuidados y avisos; el primero es que por cuanto El Rey
mi Seor y Padre no falleci en disposicin de perfectamente descargar su conciencia,
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ADRIANO MORE1RA
vos tengis propsito y cuidado, de ms y mejor que podis satisfacerlo por l; y que
as como en su vida le fuisteis el mejor y ms obediente hijo que yo conoc, as ahora
despus de la muerte le mostris verdadero amor, y mucho ms en las cosas que
aprovecharen su alma, que en las ceremonias de mundo, comoquiera que stas a las
tales personas, en las cosas que lo requieren, no se han de excusar; sobresto, Seor,
os recuerde que as como esta herencia con la gracia de Dios y su bendicin sucedis,
as en especial sois en cargo de sus deudas y encargos; debis tambin. Seor, tener
gran aviso y buen consejo sobre la ordenanza y regla que tendris; y tomaris, acerca
de vuestra persona, casa y estado, para que sea a servicio de Dios y bien vuestro y
de vuestra tierra; y as lo ejecutaris y cumpliris en seguida, porque en estos comien-
zos de necesidad, se hacen siempre mudanzas y nuevas ordenanzas, y ms sin empa-
cho y escndalo que despus; y porque, Seor, os harn ahora muchos y muy des-
variados requerimientos y petitorios, y os darn consejos en muchas cosas, y de
muchas guisa:;; cumple que consideris a todo con gran discrecin, y las cosas que muy
claramente no os parecieren buenas y razonadas, no las otorguis ni determinis segui-
damente, ni las que no parecen malas y sinrazn, no las neguis, antes las espaciis;
para despus que estuvierais con mejor reposo y ms sin fatiga las determinis como
debis; porque en todo tiempo de innovaciones y de tantas alteraciones, algunas cosas
os pueden parecer justas que no lo sern.
Y as por el contrario debis ms, Seor, mirar a vos mismo, y conoceros de vos,
qu intencin y propsito es el vuestro; y sentiris que es muy ardiente y afincado
para corregir y enmendar las cosas erradas; cuidad entonces que vuestro cuidado y
trabajo no es solamente de una hora, y que cumple por tal manera trabajar que lo
podis mucho tiempo hacer; y si por ventura sents vuestra voluntad cansada y en-
flaquecida con el peso de los grandes cargos, y no ligeros de remediar, ofrecerle los
muchos mayores que El Rey vuestro Padre, y otros Prncipes pasaron y pasan, y es-
forzaros en el mucho seso y virtud que os dio Dios, con que sois lo bastante para
sufrir tanto como lo que en el mundo ms sufri; y para descargo de estos dos cui-
dados mucha ayuda os har encargar las cosas de vuestro reino a tales personas, como
detrs de la sptima virtud os apunt, quedando las mayores alzadas y sus determina-
ciones siempre reservadas a vos; y comoquiera, Seor, que estas cosas otros de vues-
tro consejo os la hayan dicho, yo por eso no las voy a dejar de escribir; porque me
place y placer siempre ser del cuento de los que bien aconsejan; y si alguna cosa de
esto olvidaron de os decir, porque entiendo que de todo os cumple ser bien recor-
dado, no me pareci que hara lo que a vos debo, si no os lo dijese y escribiera luego,
por oferta y seal del grande y verdadero amor que os tengo; porque conozco qu
gran impresin hace en la afeccin y en la fama los primeros conocimientos de la per-
sona; y aunque hasta aqu os conocieran por muy bueno y muy virtuoso Infante como
fuisteis, todos no obstante miran y mirarn qu Rey seris; y por tanto, Seor, vos
trabajis con todas las fuerzas y cuidado como las primicias de vuestro reino sean
placedoras a Dios y a vuestros sujetos sean provechosas, y creciendo mejor por muchos
aos, acabis a su servicio y dejis vuestros reinos al Infante mi Seor vuestro hijo,
como deseis; y la Santa Trinidad os otorgue todo esto, con efecto de todos otros
vuestros buenos deseos.
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i-OS FINES DEL ESTADO
b) El Estado arbitro
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ADRIANO MCREIRA
c) El Estado coordenador
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ADRIANO MOREIRA
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.OS FINES DEL ESTADO
d) El Estado revolucionario
(41) KARL MANHEIM : Diagnstico de nuestro tiempo, Buenos Aires, 1944, escriba
lo siguiente para definir el conflicto ideolgico de la guerra entonces en curso: Los
problemas fundamentales de nuestro tiempo se pueden expresar en las siguientes pre-
guntas : existe la posibilidad de una planificacin que se base en la coordinacin y
deje, no obstante, un campo para la libertad? Puede alejarse deliberadamente la
nueva forma de planificacin de toda la interferencia que no sea dictada por la exis-
tencia de casos en que el ajuste libre no haya llevado a la armona, sino el conflicto
y al caos? Existe uns forma de planificacin movindose en la direccin de la jus-
ticia social, de forma que se limite gradualmente la desproporcin entre rentas y ri'
queza de los diversos estratos de la nacin? Existe una posibilidad de transformar
nuestra democracia neutral en un.i democracia militante? Pueden transformarse nues-
tras actitudes en relacin a los juicios de valor, de tal modo que sea posible un
acuerdo democrtico sobre determinadas cuestiones bsicas, al mismo tiempo que se
atribuyan a la eleccin individual las cuestiones ms complejas?
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ADRIANO MOREIRA
6o
LOS FINES DEL ESTADO
esa, que consigui la colaboracin de los soviets. Sin embargo, stos, que
eran organizaciones de obreros, fueron, poco a poco, siendo dominados por los
bolcheviques e hicieron en octubre una revolucin que una vez ms cambi
la sede del Poder. Para dnde? Segn el programa revolucionario, para los
trabajadores, mas la definicin de estrato en el cual aparentemente se preten-
da establecer la sede del Poder, dio origen a profundas querellas que todava
hoy afectan a la definicin ideolgica de los pases alineados por el modelo
sovitico. La querella quiz pueda ser mejor entendida recordando primero
que el programa revolucionario pareca tener los objetivos siguientes:
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ADRIANO MOREIRA
6?
ADRIANO MOREIRA
bien evidente la insuficiencia del anlisis vuelto hacia el estudio de las nor-
mas y prcticas constitucionales, y hacia el estudio del Derecho constitucional,
usando conceptos abstractos e intemporales sobre los instrumentos de expre-
sin de los intereses.
La lucha en las zonas de confluencia de intereses de las grandes potencias
llev a los Estados con vocacin directora, en el campo de las llamadas demo-
cracias estables, que son fundamentalmente coordenadores, a desarrollar tam-
bin instrumentos de accin exterior cuyos mtodos y estructuras no podrn
ser encontrados en los textos legales. Es el caso de la C. I. A. americana, tan
frecuentemente citada en relacin con todas las crisis internacionales poste-
riores a la guerra, y tantas veces relacionada con las modificaciones estructu-
rales que ocurren en zonas crticas del mundo. Concretamente en lo que res-
pecta al Oriente, se enfrenta con un Estado de evidente signo revolucionario,
China, que considera dicha finalidad internacional inseparable de su defini-
cin poltica. En un documento llamado Les defenseurs du neo'colonialisme
{Pekn.- 1963), dicen lo siguiente: Las contradicciones entre el proletariado y
la burguesa en cada uno de los pases capitalistas, contradiccin entre las na-
ciones oprimidas y el imperialismo, contradiccin entre los pases imperialistas
y entre los grupos del capital monopolista. El Estado chino considera que uno
de sus fines esenciales es el intervenir en todas esas contradicciones. Por ejeni'
po, en una declaracin de 8 de agosto de i96^, el Presidente Mao Ts-Tung,
deca: Dtnjo un llamamiento a todos los trabajadores, campesinos, intelec'
tuales revolucionarios, elementos burgueses esclarecidos y otras personalidades
esclarecidas de todas las razas del mundo, blanca, negra, amarilla y roja, para
que se unan a fin de combatir la discriminacin racial practicada por el impe'
rialismo americano y sostener la lucha de los negros americanos contra la dis*
criminacin racial. Esta intromisin directa en los negocios de otro pas no
es accidental, corresponde a una posicin bien definida sobre los fines del
Estado. Una definicin de los fines del Estado que, en el campo de los Es-
tados revolucionarios, tiende a ser hecha segn un mtodo conciliar que se
traduce en las conferencias, o de Estados o de pueblos, conforme pretendan
hacer llamamientos slo a los Gobiernos constituidos o tambin a los movi-
mientos subversivos. Las ya famosas conferencias de Bandung (1955), El
Cairo (1957), Belgrado ( I 9 6 I ) , Habana (i966), son expresin de ese mtodo.
Se trata de procurar una organizacin supranacional que, segn un mtodo
conciliar, defina los fines comunes de aquellos Estados. Los Estados funcionan
en esas organizaciones conciliares como partidos, no faltando sugestiones ex-
presas de Nkrumah en ese sentido: sera el partido de la Guinea, de Ghana,
del Mal, etc. La extraa actitud tomada recientemente (i966) por Tour,
Presidente de la Guinea ex francesa, cuando despus de la cada de Nkru-
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LOS FiNES DEL ESTADO
RESUME
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ADRIANO MOREIRA
S U M M A RY
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