Saul Newman Anarquismo y Politica Resentimiento
Saul Newman Anarquismo y Politica Resentimiento
Saul Newman Anarquismo y Politica Resentimiento
resentimiento
Saul Newman
2000
ndice general
Resumen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
Introduccin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
La moral del esclavo y el resentimiento . . . . . . . . . . . . . . . 4
Anarquismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
El contrato social . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10
Maniquesmo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
Voluntad de poder . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20
2
Resumen
Este ensayo expone una crtica al anarquismo clsico, utilizando el con-
cepto nietzscheano de resentimiento y las ideas de Michel Foucault sobre
el poder. Aunque las crticas de Newman al anarquismo clsico, en su in-
tencin de definir su concepto de post-anarquismo, tienden a favorecer la
identidad individual sobre la accin revolucionaria colectiva, tiene entre sus
aspectos ms importantes, la necesidad de establecer que el anarquismo es
ms que una simple reaccin contra el Estado, y el hecho de que nacemos
en un mundo diseado por el poder, no en un mundo natural escindido del
poder.
Introduccin
De todos los movimientos polticos del siglo XIX que denuncia Nietzsche
desde el socialismo al liberalismo se reserva sus palabras ms duras para los
anarquistas. l los llama perros anarquistas que deambulan por las calles
de la culta Europa, son parte de lo que l califica como manada de animales
morales que caracteriza a la poltica democrtica moderna.2
Nietzsche ve al anarquismo como un veneno, y su raz es la mala hierba
del resentimiento, la poltica rencorosa de los dbiles y miserables, la moral
del esclavo. Nietzsche simplemente est aqu descargando toda su ira con-
servadora contra los polticos anarquistas, o es el diagnstico real de una
enfermedad que ha infectado a nuestro imaginario poltico radical?
A pesar de los prejuicios obvios de Nietzsche hacia la poltica libertaria,
en este trabajo se tomarn en serio sus crticas hacia el anarquismo. Se es-
tudiar la astucia de esta lgica del resentimiento en relacin con la poltica
1
Friedrich Nietzsche, On the Genealogy of Morality, ed. Keith Ansell-Pearson, Cambridge
University Press: Cambridge, 1994, p. 52.
2
Ibid., p. 161.
3
radical, sobre todo con el anarquismo. Se tratar de desenmascarar las ten-
siones ocultas del resentimiento en el pensamiento poltico maniqueo de los
anarquistas clsicos como Bakunin, Kropotkin, y Proudhon.
No es mi intencin subestimar al anarquismo como teora poltica. Por el
contrario yo sostengo que el anarquismo podra ser ms relevante para las
luchas polticas contemporneas, si se hiciese consciente de la lgica de re-
sentimiento de su propio discurso, sobre todo en las identidades esencialistas
y las estructuras que lo habitan.
3
Ibid., p. 12.
4
Ibid.
4
emprendieron con asombrosa persistencia, la lucha por un cambio
radical, masticando insondablemente todo su odio (el odio a los po-
derosos), diciendo: Solo los que sufren son buenos, solo los pobres,
los desposedos, los marginados son buenos, los que sufren, los nece-
sitados, los enfermos, los feos, son los nicos piadosos, los nicos, la
salvacin es solo para ellos, mientras que los ricos, los nobles, los po-
derosos, sern eternamente malvados, crueles, codiciosos, insacia-
bles, sin Dios, por eso sern eternamente desgraciados, maldecidos
y condenados5
5
esclavo, el sentido de la diferencia y la superioridad a travs de los cuales
son creados los grandes valores. Nietzsche considera que este es el peor de
los excesos del nihilismo europeo, la muerte de los valores y la creatividad.
La moral de los esclavos se caracteriza por una actitud de resentimiento,
el resentimiento y el odio generado por la impotencia ante los poderosos.
El autor de La Genealoga de la Moral, vea al resentimiento como un senti-
miento completamente negativo, una actitud para negar lo que la vida afirma,
diciendo no a lo diferente, lo que esta fuera o lo que es otro.
El resentimiento se caracteriza por estar orientado hacia el exterior, en
lugar del enfoque de la moral noble, que se justifica sobre s misma.7 Mientras
que el amo dice: yo soy bueno, y aade en ltimo trmino, por lo tanto x
es malo; el esclavo dice lo contrario: l (el amo) es malo, por lo tanto, yo
soy bueno.
As, la creacin valorativa surge de la comparacin o la oposicin dialcti-
ca con lo que esta fuera, los otros, los diferentes.
Nietzsche dice: para ir determinando su moral, el esclavo primero necesi-
ta un mundo opuesto, externo, necesita, psicolgicamente hablando, estmulos
externos para poder constituirse a s mismo y actuar, su accin es bsicamen-
te una reaccin.8 Esta postura reactiva, esta incapacidad para definir nada,
excepto en oposicin a otra cosa, es la actitud de resentimiento. Es la pos-
tura reactiva de los dbiles que se definen por oposicin a los fuertes. Los
dbiles necesitan de la existencia de ese enemigo externo para identificarse
ellos mismos como buenos. As, el esclavo toma una venganza imaginaria
sobre el amo, ya que l no puede actuar sin la existencia de un amo al cual
oponerse.
El hombre resentido odia a los nobles con un intenso rencor, con un odio
desbordante y celos profundamente arraigados. Este es el resentimiento, de
acuerdo con Nietzsche, que ha envenenado la conciencia moderna, y encuen-
tra su mayor expresin en las ideas de igualdad y democracia, y en las filo-
sofas polticas revolucionarias que las promueven, como el anarquismo.
El anarquismo es una expresin poltica del resentimiento? Est conta-
minado por un profundo odio hacia todo lo relativo al poder? Mientras que el
ataque de Nietzsche hacia el anarquismo es injustificado en muchos aspectos,
7
Ibid., p. 21.
8
Ibid., pp. 21-22.
6
malicioso en exceso, y muestra adems poca comprensin sobre las compleji-
dades de la teora anarquista, sin embargo, dira que Nietzche pudo desocul-
tar una cierta lgica del resentimiento en el anarquismo, especialmente el
pensamiento de oposicin, binario, maniqueo y reduccionista. Es necesario
explorar la lgica que habita en el anarquismo, para ver dnde nos lleva y
en qu medida impone lmites conceptuales a la poltica revolucionaria, y a
s mismo.
Anarquismo
El anarquismo es una filosofa poltica revolucionaria que posee una plu-
ralidad de voces, orgenes e interpretaciones diferentes. Desde el anarquis-
mo individualista de Stirner, al colectivismo y el anarquismo comunista de
Bakunin y Kropotkin, el anarquismo es una serie de diversas filosofas y es-
trategias polticas.
Sin embargo, todos comparten el rechazo y la critica visceral hacia la au-
toridad poltica en todas sus formas. La crtica hacia la autoridad poltica, la
conviccin de que el poder es opresor, explotador y deshumanizador, puede
decirse que es el punto de vista tico-poltico crucial del anarquismo.
Para los anarquistas clsicos, el Estado es la encarnacin de todas las for-
mas de opresin, la explotacin, la esclavitud y la degradacin humanas. En
palabras de Bakunin, el Estado es como un gran matadero y un enorme cemen-
terio, donde a la sombra, y bajo el pretexto de esta abstraccin (el bien comn)
las mejores aspiraciones y todas las fuerzas vivas de un pas, son inmoladas y
enterradas religiosamente.9
El Estado es el principal objetivo de la crtica libertaria hacia la autoridad.
Es para ellos la mayor opresin que padece toda sociedad, y su abolicin
inmediata debe ser el primer acto revolucionario.
Este ltimo aspecto llev al anarquismo del siglo XIX hacia un agudo con-
flicto con el marxismo. Marx crea que, si bien el Estado era en realidad un
instrumento de opresin y explotacin, este era un reflejo de la explotacin
econmica y un instrumento de poder de clase. Por lo tanto el poder pol-
tico se subordina al poder econmico. Para Marx, no es el Estado, sino que
es el poder econmico el principal instrumento de opresin. El Estado rara
9
Ibid., p. 207.
7
vez tena una existencia independiente de los intereses econmicos y de cla-
se, Debido a ello, el Estado poda ser utilizado como una herramienta de la
revolucin, si estaba en manos de la clase apropiada, el proletariado.10
El Estado solo es opresor, mutatis mutandis, porque actualmente est en
manos de la burguesa. Una vez que las diferencias de clase hayan desapare-
cido, el Estado perder su carcter poltico y opresor.11
Precisamente en este punto, pensadores anarquistas como Bakunin y Kro-
potkin no estaban de acuerdo con Marx. Para los anarquistas, el Estado es
mucho ms que una expresin de clase y poder econmico. Ms bien, el Esta-
do tiene su propia lgica de dominacin y auto perpetuacin, y es autnomo
de los intereses de clases. En lugar de analizar desde la sociedad hacia el
Estado, como lo hizo Marx, y de ver al Estado como una consecuencia de
las relaciones econmicas del capitalismo y el ascenso de la burguesa, los
anarquistas, en su anlisis, parten desde el Estado hacia la sociedad.
El Estado constituye el principio generador de la opresin social, y la ex-
plotacin econmica se deriva de la opresin poltica. En otras palabras, es
la opresin poltica la que hace que la opresin econmica sea posible.12
Por otra parte, para los anarquistas, el poder de la burguesa es una con-
secuencia del Estado, en lugar de ser el Estado una consecuencia del poder
econmico de la burguesa. La clase dominante, sostiene Bakunin, es el re-
presentante y la materializacin del Estado.
Detrs de todas las clases dominantes de cada poca se perfila el Estado.
Debido a que el Estado tiene su lgica propia y autnoma nunca podr ser
utilizado como instrumento para una revolucin. Esto sera desconocer su
lgica de dominacin.
Si el Estado no se destruye de inmediato, si se utiliza como una herramien-
ta revolucionaria como los marxistas sugieren, entonces su poder se perpe-
ta de una manera infinitamente ms tirnica, que debera funcionar, segn
sostiene Bakunin, a travs de una nueva clase dominante. Una clase burocr-
10
Karl Marx, Critique of the Gotha Program, en The Marx-Engels Reader 2nd. Ed., ed., Ro-
bert C. Tucker, W.W Norton & Co: New York, 1978, p. 538.
11
Karl Marx, After the Revolution: Marx debates Bakunin, en The Marx-Engels Reader, op.
cit. p. 545.
12
Mikhail Bakunin, Marxism, Freedom and the State, trans., K.J Kenafick, Freedom Press:
London, 1950, p. 49.
8
tica que oprime y explota a los trabajadores de la misma manera que la clase
burguesa los oprima y explotaba a ellos.13
Para todo libertario, el Estado es una opresin a priori, no importa la for-
ma que adopte. De hecho Bakunin afirma que el marxismo presta demasiada
atencin a las formas del poder del Estado sin tomar en cuenta suficientemen-
te la forma en que opera el poder del Estado: Ellos (los marxistas) no saben
que el despotismo no reside tanto en la forma del Estado, sino en el principio
mismo del poder estatal y poltico.14
La opresin y el despotismo existen en la estructura y el simbolismo del
Estado, no es ms que una consecuencia del poder de clase. El Estado tiene
su propia lgica impersonal, su propia dinmica, sus propias prioridades: es-
tas estn, a menudo, fuera del control de la clase dominante y no reflejan
necesariamente las relaciones econmicas en su totalidad.
De este modo, el anarquismo descubre al poder y la opresin de toda so-
ciedad en el funcionamiento y en la estructura misma del Estado. Como una
mquina de dominacin abstracta, el Estado emerge en cada alteracin en el
poder de clases distintas, no solo en el poder de la burguesa, aparece tambin
en el poder del proletariado.
Debido a su reduccionismo economicista, el marxismo ha olvidado la au-
tonoma y la preeminencia del Estado, un error que se demostrara emprica-
mente en el caso de una revolucin socialista.
Por lo tanto, la crtica anarquista ha desenmascarado las formas ocultas de
dominacin asociadas con el poder poltico, y expone la insuficiencia terica
del marxismo para hacer frente a este problema.
Esta concepcin del Estado, irnicamente, nos acerca familiarmente a
Nietzsche. Al igual que los anarquistas, l ve al hombre moderno como do-
mesticado, encadenado y vuelto impotente por el Estado.15
Tambin, coincidiendo con los pensadores libertarios, Nietzsche ve al Es-
tado como una mquina abstracta de dominacin, que precede al capitalismo
y trasciende las diferencias econmicas y de clase. El Estado es un modo de
dominacin que impone una regulacin sobre la poblacin, internalizndose
en su psiquis. Segn Nietzsche, el Estado emergi como una tirana terrible,
13
Mikhail Bakunin, Political Philosophy: scientific anarchism, ed., G.P Maximoff, Free Press
of Glencoe, London, 1984, p. 228.
14
Ibid., p. 221.
15
Nietzsche, On the Genealogy of Morality, op. cit., p. 61.
9
como una maquinaria represiva y cruel que subyug, gener consenso so-
cial al mismo tiempo que sumisin a un orden y educ a la poblacin en la
obediencia al Estado.16
Por otra parte los orgenes de este Estado son violentos. Se impone por la
fuerza desde el exterior y no tiene nada que ver con los contratos.17 Nietzs-
che destruye la fantasa del contrato social. La teora de que el Estado se
form mediante la renuncia voluntaria de los hombres a ejercer su poder a
cambio de seguridad, y esta seguridad seria la funcin principal del Estado.
Esta idea del contrato social ha sido fundamental para la teora poltica
liberal y conservadora, de Hobbes a Locke. Los anarquistas tambin recha-
zan esta teora del contrato social. Ellos, como Nietzsche, sostienen que los
orgenes del Estado son violentos y que es absurdo argumentar que las perso-
nas renunciaron voluntariamente a ejercer su poder. Se trata de un peligroso
mito que legitima y perpeta la dominacin del Estado.
El contrato social
El anarquismo se basa en una concepcin esencialmente optimista de la
naturaleza humana: si las personas tienen una tendencia natural a llevarse
bien juntas, entonces no existe la necesidad de un Estado para arbitrar entre
ellas. Por el contrario, el Estado produce un efecto realmente pernicioso en
las relaciones sociales que se dan naturalmente.
Por lo tanto, los anarquistas rechazan las teoras polticas basadas en la
idea del contrato social.
La teora del contrato social se basa en una imagen singularmente nega-
tiva de la naturaleza humana. Segn Hobbes las personas son egostas por
naturaleza, agresivamente competitivas y egostas, viviendo en un estado na-
tural, salvaje, siempre estaban en una situacin de guerra de todos contra
todos al cual su individualismo los impulsaba, necesariamente, y a generar
conflictos entre s.18
De acuerdo con esta teora, entonces, la sociedad en un estado de natura-
leza salvaje se caracteriza por una dislocacin radical: no hay ningn lazo
16
Ibid., pp. 62-63.
17
Ibid., p. 63.
18
Thomas Hobbes, Leviathan, Basil Blackwell, Oxford, 1947, p. 83.
10
comn entre los individuos, de hecho hay un constante estado de guerra
entre ellos, una constante lucha por los recursos.19
Con la intencin de poner fin a este estado de guerra permanente, las per-
sonas se unen para formar un nuevo contrato social en el que puede haber
algn tipo de autoridad establecida. Estn de acuerdo en sacrificar parte de su
libertad a cambio de algn tipo de orden, para que puedan perseguir sus pro-
pios fines individuales con ms tranquilidad y rentabilidad. Estn de acuerdo
en la creacin de un Estado con un mandato sobre la sociedad, que arbitrar
entre voluntades en conflicto y har cumplir la ley y el orden.
La extensin de la autoridad del Estado puede variar, desde un Estado li-
beral, cuyo poder es supuestamente moderado por el imperio de la ley, al
poder absoluto del Estado (El Leviatn) ideado por Hobbes. Mientras que los
modelos pueden variar, sin embargo, los anarquistas argumentan que el re-
sultado de esta teora del contrato social es el mismo: una justificacin para
la opresin del Estado, ya sea a travs del imperio de la ley o por la impo-
sicin arbitraria de la fuerza. Para los anarquistas cualquier forma de poder
del Estado es una imposicin de la fuerza.
La teora del contrato social es un engao que legitima la dominacin pol-
tica, Bakunin la llama un engao indigno.20 l expone la paradoja central de
la teora del contrato social: si, en un estado natural, las personas subsisten en
un estado de salvajismo primitivo, entonces Cmo pueden, repentinamente,
tener la visin de unirse y crear un nuevo contrato social?21
Si no hay un lazo comn en la sociedad, no hay sociedad, no hay una
esencia en los seres humanos que tienda a unirlos Sobre qu base pudo for-
marse el contrato social? Al igual que Nietzche, los anarquistas argumentan
que no existe tal acuerdo, de tal forma que el Estado se impone desde arriba,
no desde abajo.
El contrato social trata de desmitificar los orgenes brutales del Estado:
la guerra, la conquista y la esclavitud voluntaria, en lugar de un acuerdo
racional. Para Kropotkin el Estado es una interrupcin violenta de, y una im-
posicin sobre, un funcionamiento armonioso de la sociedad orgnica.22 La
19
Ibid., p. 82.
20
Bakunin, Political Philosophy, op. cit. p. 165.
21
Ibid.
22
Peter Kropotkin, The State: Its Historic Role, Freedom Press: London, 1946, p. 37.
11
sociedad no tiene necesidad de un contrato social. Tiene su propio contrato
con la naturaleza, gobernada por leyes naturales.23
El anarquismo puede ser entendido como una lucha entre la autoridad
natural y la autoridad artificial. Los anarquistas no rechazan toda forma de
autoridad, como reza el viejo clich que muchos repiten. Por el contrario,
declaran su absoluta obediencia a la autoridad encarnada en lo que Bakunin
llama leyes naturales
Las leyes naturales son esenciales para la existencia del hombre, de acuer-
do con Bakunin, que nos recortan en la realidad, nos dan forma y determinan
el mundo fsico en el que vivimos.24
Sin embargo, esta no es una forma de esclavitud porque estas leyes no son
externas al hombre: Las leyes (naturales) no son extrnsecas en relacin a no-
sotros, son inherentes a nosotros, constituyen nuestra naturaleza, todo nuestro
ser fsico, intelectual y moral.25 Son, por el contrario, lo que constituye al
hombre, son su esencia.
El hombre es indisolublemente parte de una sociedad natural, orgnica, se-
gn Kropotkin.26 El anarquismo, entonces, se basa en una nocin especfica
de la esencia humana. La moral tiene su fundamento en la naturaleza huma-
na, no en una fuente externa: La idea de la justicia y el bien, como todo lo
humano, debe tener su raz en la animalidad misma del hombre.27
La autoridad natural se opone implacablemente a la autoridad artificial.
Para Bakunin la autoridad artificial significa el poder: el poder poltico con-
sagrado en instituciones como el Estado, y en leyes del hombre.28 Este poder
es externo a la naturaleza humana y se impone sobre ella.
Embrutece el desarrollo de las caractersticas morales innatas de la huma-
nidad y la capacidad intelectual. Los anarquistas argumentan que son estas
capacidades las que liberan al hombre de la esclavitud y la ignorancia.
23
Bakunin, Political Philosophy, op. cit. p. 166.
24
Ibid., p. 239.
25
Ibid.
26
Kropotkin, The State: Its Historic Role, op. cit. p. 12.
27
Bakunin, Political Philosophy, op. cit. p. 121.
28
Ibid., p. 212.
12
Para Bakunin, entonces, las instituciones polticas son hostiles y fatales
para la libertad de las masas, porque les impone un sistema de leyes externas,
y por lo tanto, despticas.29
En esta critica de la autoridad poltica, el poder (autoridad artificial) es ex-
terno al sujeto humano. El sujeto humano es oprimido por este poder, pero
se mantiene incontaminado, porque la subjetividad humana es una creacin
de un entorno natural, no es la creacin de un sistema poltico. As, el anar-
quismo se basa en una clara divisin maniquea, entre autoridad material y
artificial, entre el poder y la subjetividad, entre el Estado y la sociedad. Ade-
ms la autoridad poltica es fundamentalmente represiva y destructiva de la
potencialidad humana.
La sociedad humana, sostienen los anarquistas, no se puede desarrollar
hasta que las instituciones y las leyes que lo mantienen en la ignorancia y
la servidumbre, hasta que las cadenas que lo atan sean desechadas. Por lo
tanto el anarquismo debe tener un lugar de resistencia: un lugar moral y
racional, un lugar no contaminado por el poder que lo oprime, desde este
lugar metafrico surgir una rebelin contra el poder. Este lugar est en la
esencia de la subjetividad humana.
La esencia humana, con sus caractersticas morales y racionales, es una
plenitud ausente que siempre est en el hombre en estado de latencia, y solo
se realiza cuando, enfrentado al poder poltico, este es derrocado. Es desde
este lugar de plenitud ausente donde surgir la revolucin contra el poder. La
moralidad innata y la racionalidad del hombre van a contrarrestar al poder
poltico, que es visto como inherentemente irracional e inmoral.
De acuerdo con la teora anarquista, la ley natural sustituir a la autori-
dad poltica, el hombre y la sociedad sustituirn al Estado. Para Kropotkin
el anarquismo puede pensar ms all del concepto de Estado, ms all del
concepto de poder poltico absoluto, ya que tiene un lugar, un terreno en el
que hacerlo. El poder poltico tiene una exterioridad que puede ser criticada
y una alternativa con la que puede ser remplazado. Kropotkin es as capaz
de imaginar una sociedad en la que el Estado ya no existe o no es necesario;
una sociedad no regulada por el poder poltico y la autoridad, sino por los
acuerdos mutuos y la cooperacin.30
29
Ibid., p. 240.
30
Ibid., p. 157.
13
Segn los anarquistas, este tipo de sociedad es posible, debido a la natura-
leza esencialmente cooperativa del hombre.31 A diferencia del enfoque dar-
winista que consiste en postular una competitividad innata en los animales,
la supervivencia del ms apto. Kropotkin encuentra una cooperacin ins-
tintiva y una sociabilidad en los animales, sobre todo en los seres humanos.
Este instinto fue llamado por Kropotkin ayuda mutua, y dice: La ayuda
mutua es el hecho predominante en la naturaleza.32
Kropotkin aplica estos resultados a la sociedad humana. Sostiene que el
principio natural y esencial de la naturaleza humana es la ayuda mutua, y
que el hombre es naturalmente cooperativo, sociable y altruista, en vez de
competitivo y egosta. Este es el principio orgnico que rige toda sociedad y
es independiente de las nociones de moralidad, justicia y tica que se desa-
rrollan despus. La moral, sostiene Kropotkin, se desarrolla a partir de la
necesidad instintiva a unirse en grupos, en tribus. Y una tendencia instintiva
hacia la cooperacin y la asistencia mutua.33
Esta sociabilidad natural y la capacidad de ayuda mutua son el principio
que mantiene a la sociedad unida, proporcionando una base comn sobre
la cual puede desarrollarse la vida diaria. Por lo tanto la sociedad no tiene
necesidad del Estado: que tiene sus propios mecanismos de regulacin, sus
propias leyes naturales. El Estado solo es dominacin, envenena la sociedad
y destruye sus mecanismos naturales.
Es este principio de ayuda mutua que, naturalmente, sustituir al prin-
cipio de autoridad poltica, un estado de anarqua es el que existe ahora
(anarqua en un sentido negativo): el poder poltico no impide los trastor-
nos sociales, por el contrario, los fomenta. Lo que el Estado obstaculiza es el
funcionamiento natural y armnico de la sociedad.
Para Hobbes, el Estado soberano es un mal necesario. No existe una inten-
cin de hacer del Estado un fetiche: esta soberana no desciende del cielo,
no es una creacin de Dios. Se trata de una soberana pura, puro poder, y
se construye debido a un vaco producido en la sociedad, para prevenir la
guerra que se encuentra siempre latente en el estado natural del hombre.
31
Bakunin, Political Philosophy, op. cit. p. 156.
32
Peter Kropotkin, Ethics: Origin & Development, trans., L. S Friedland, Tudor: New York,
1947, p. 14.
33
Ibid., p. 45.
14
El contenido poltico del Estado no es importante, mientras funcione para
sofocar disturbios en la sociedad. Si existe una democracia, o una asamblea
soberana, o una monarqua, no importa. El poder en todas sus formas, si es
lo suficientemente adecuado para proteger a la sociedad, es el mismo.34
Al igual que los anarquistas, Hobbes cree que el disfraz adoptado por el
poder es irrelevante. Detrs de cada mscara existe un poder absoluto y ni-
co. El pensamiento poltico de Hobbes es dirigido hacia un deseo de orden,
simplemente como un antdoto contra el desorden, y la forma en que los
individuos sufren bajo este mismo orden es comparable con el sufrimiento
causado por la guerra.35
Por otro lado, para los anarquistas, la sociedad se regula de acuerdo con
leyes naturales, y porque hay una tica natural de la cooperacin en el hom-
bre, el Estado es un mal innecesario. En lugar de prevenir la guerra perpetua
entre los hombres, el Estado la engendra: el Estado se basa en la guerra y en
la conquista como modo de afirmar su existencia.
El anarquismo puede mirar ms all del Estado, ya que argumenta des-
de una perspectiva esencial, (la sociabilidad del ser humano). Puede, por lo
tanto, concebir una alternativa al Estado. Hobbes, por otro lado, no tiene ese
punto de partida. No existe, segn l, ninguna construccin que pueda actuar
como una alternativa al Estado.
La sociedad, como hemos visto en Hobbes, se caracteriza por la ruptura y el
antagonismo. De hecho, no existe una sociedad en esencia, como para poder
referirse a ella, es un lugar vaco. Por lo tanto, la sociedad debe ser construida
artificialmente en la forma del Estado absoluto. Mientras que el anarquismo
puede confiar en una ley natural, Hobbes solo puede basarse en la legislacin
del Estado. En el corazn del paradigma anarquista est la esencia plena de
la sociedad, mientras que en el centro del paradigma hobbesiano no hay ms
que vaco y dislocacin.
Maniquesmo
Sin embargo puede argumentarse que el anarquismo es una imagen espe-
cular del hobbesianismo en el sentido de que ambos postulan una comunidad
34
Hobbes, Leviathan, op. cit. p. 120.
35
Ibid., p. 120.
15
que se deriva de su deuda con la Ilustracin. Ambos enfatizan la necesidad
de encontrar algo que legitime a la colectividad, un punto legtimo en torno
al cual la sociedad puede ser organizada.
Los anarquistas ven a este punto de partida, en la ley natural que informa
a la sociedad y la subjetividad humana, y que se ve impedida por el Estado.
Hobbes, por otro lado, considera a este punto de partida como una ausencia,
un lugar vaco que debe ser llenado por el Estado, el pensamiento de Hob-
bes est atrapado dentro del paradigma del Estado. El Estado es su lmite
conceptual, fuera de estos lmites estn los riesgos del estado natural.
El anarquismo, porque proviene de una concepcin radicalmente diferen-
te de la sociedad y la naturaleza humana, afirma ser capaz de superar este
dilema. Pero. Puede?
El anarquismo opera dentro de una lgica poltica maniquea: crea una opo-
sicin fundamental, moral, entre la sociedad y el Estado, entre la humanidad
y el poder. La ley natural es un diagrama opuesto al poder artificial, la morali-
dad y la racionalidad inmanente a la subjetividad humana entra en conflicto
con la irracionalidad y la inmoralidad del Estado.
Hay una anttesis esencial entre el anarquismo que establece un punto de
partida construido por una esencia y una subjetividad humana incontamina-
da, y el poder del Estado.
Esta lgica, que establece una oposicin absoluta entre dos trminos, el
bien y el mal, blanco y negro, la humanidad y el Estado, es una caracterstica
central del pensamiento maniqueo. Jacques Donzelot sostiene que esta lgica
de la oposicin absoluta es endmica en la teora poltica radical.
La cultura poltica es, entre otras cosas, la bsqueda sistemtica de un an-
tagonismo entre dos esencias, el trazado de una lnea de demarcacin entre
los dos principios, dos niveles de realidad que se colocan fcilmente en la
oposicin. No existe una cultura poltica que no sea maniquea.36
Por otra parte, el anarquismo, al suscribirse a esta lgica y poner al Estado
en el foco de su anlisis, en lugar de la economa, como hizo el marxismo,
tal vez haya cado en la misma trampa reduccionista del marxismo. No se
ha limitado a sustituir la economa con el Estado como el mal esencial de la
sociedad, del cual se derivan otros males?
36
Jacques Donzelot, The Poverty of Political Culture, Ideology & Consciousness, 5, 1979,
73-86, p. 74.
16
Como sostiene Donzelot: cuando se asume que el capitalismo no es la fuente
principal ni la nica de mal sobre la tierra se apresuran a sustituir a la oposicin
entre el capital y el trabajo por la oposicin entre el Estado y la sociedad civil.
Se abandona al Capital, en su papel de chivo expiatorio y se lo sustituye por el
Estado, ese monstruo fro que con su crecimiento ilimitado termina pauperizan-
do la vida social, y el proletariado, como tal, deja su lugar a la sociedad civil,
es decir, a lo que es capaz de resistir a la racionalidad ciega del Estado, a todo
lo que se opone al Estado en el plano de las costumbres, en busca de otra forma
de convivencia social. Buscndolos en los mrgenes residuales de la sociedad y
elevndolos a la condicin de motor de la historia.37
Oponiendo la sociedad al Estado, de la misma manera que el marxismo
opuso el proletariado a la burguesa, nos sugiere que el anarquismo era inca-
paz de trascender las categoras polticas tradicionales que limitan al marxis-
mo. Como Donzelot sostiene, el maniquesmo es la lgica de las oposiciones
que abarca todas las teoras: es la corriente que las atraviesa y las circunscri-
be. No importa si el enemigo es el Estado, o el capital, o cualquier otra cosa,
siempre y cuando haya un enemigo a destruir, y un sujeto que es agredido,
mientras exista la promesa de una batalla y una victoria final.
La lgica maniquea, por lo tanto, es la lgica del lugar: debe haber un
lugar esencial del poder y un lugar esencial de la rebelin. Esta es una lgica
binaria, dialctica que prevalece en el anarquismo: el lugar del poder el
Estado debe ser derrocado por el sujeto humano esencial, el sujeto puro de
la resistencia. El anarquismo esencializa el mismo poder al cual se opone.
La lgica maniquea implica una operacin de reflejo inverso: el lugar de la
resistencia es un reflejo, a la inversa, del lugar del poder. En el caso del anar-
quismo, la subjetividad humana es esencialmente moral y racional, mientras
que el Estado es esencialmente inmoral e irracional.38 El Estado es esencial
para la existencia del sujeto revolucionario, as como el sujeto revoluciona-
rio es esencial para la existencia del Estado. Uno se define en oposicin al
otro. La pureza de la identidad revolucionaria solo se define en contraste
con la impureza del poder poltico. La rebelin contra el Estado siempre es
impulsada por el Estado. Como Bakunin afirma: hay algo en la naturaleza
37
Ibid.
38
Bakunin, Political Philosophy, op. cit. p. 224.
17
del Estado que provoca la rebelin.39 Si bien la relacin entre el Estado y el
sujeto revolucionario es una relacin de oposicin claramente definida, los
dos antagonistas no podran existir fuera de esta relacin. No podran, en
otras palabras, existir el uno sin el otro.
Puede verse esta relacin paradjica de la reflexin y la oposicin como
una forma de resentimiento en el sentido nietzscheano? Me atrevo a afirmar
aqu que, aunque hay diferencias, la relacin de la oposicin maniquea entre
el sujeto humano y el poder poltico que se encuentra en el anarquismo en
general obedece a la lgica del resentimiento se ha descrito anteriormente.
Esto es por dos razones. En primer lugar, como hemos visto, el resentimiento
se basa en el dao moral de los dbiles provocado por los poderosos la
revuelta de los esclavos contra el amo. Podemos ver esta oposicin moral
al poder con claridad en el discurso anarquista, que enfrenta a la esencia
moral y racional sujeto humano en contra de la cualidad esencialmente
inmoral e irracional del poder poltico. Es evidente que la oposicin del
recurso retrico naturalista, opuesto a la autoridad artificial, es fundamental
para el anarquismo.
En segundo lugar, el resentimiento se caracteriza por la necesidad funda-
mental de identificarse mirando hacia fuera y en oposicin a un enemigo
externo. Aqu, sin embargo, la comparacin con la teora libertaria no es tan
clara. Por ejemplo, alguien tal vez podra argumentar que la subjetividad y
la tica anarquista la nocin de ayuda y asistencia mutua es algo que se
desarrolla de forma independiente del poder poltico, y que por lo tanto no
necesita una relacin de oposicin con el Estado para definirse a s misma.
Sin embargo, me permito sugerir que, a pesar de que la subjetividad anar-
quista se desarrolla en un lugar natural del sistema que es radicalmente
exterior al lugar artificial del sistema de poder poltico, es precisamente
a travs de esta afirmacin de la exterioridad radical que surge el resenti-
miento. El anarquismo se suscribe a una lgica dialctica, segn la cual la
especie humana surge de un estado semi-salvaje, y comienza a desarrollar
facultades innatas morales y racionales en un sistema natural.40
La realizacin del sujeto es siempre inutilizada, diferida, postergada por el
Estado. Esta dialctica del hombre y el Estado sugiere que la identidad del
39
Ibid., p. 145.
40
Ibid., p. 172.
18
sujeto se caracteriza por ser esencialmente racional y moral solo en la
medida en que el desarrollo de estas cualidades y facultades innatas no sean
impedidas por el Estado.
Paradjicamente el Estado, que es visto por los anarquistas como un obs-
tculo para la plena identidad del hombre, es, al mismo tiempo, esencial para
la formacin de esta identidad incompleta. Sin esta opresin sofocante, el su-
jeto anarquista sera incapaz de verse a s mismo como moral y racional.
Su identidad es, pues, completada en ese estado de incompletud. La existencia
del poder poltico es, por lo tanto, un medio de construccin de esta plenitud
ausente. Yo dira, entonces, que el anarquismo solo puede plantear la subjeti-
vidad como moral y racional en oposicin a la inmoralidad y la irracio-
nalidad del poder poltico. De la misma manera la identidad del esclavo se
consolida como bueno oponindose a la identidad del amo que es malo.
Nietzsche ve en esta actitud un excelente ejemplo de resentimiento.
Por lo tanto el maniquesmo que habita el discurso anarquista es producto
de una lgica del resentimiento que para Nietzsche es una visin claramente
insalubre, que emana de una posicin de debilidad y enfermedad. La iden-
tidad revolucionaria en la filosofa anarquista se constituye a travs de su
oposicin esencial al poder. Al igual que el hombre reactivo de Nietzsche,
la identidad revolucionaria pretende ser impoluta e incorruptible frente al
poder: la esencia humana es vista como moral, donde el poder es inmoral,
natural, donde el poder es artificial, pura, donde el poder es impuro. Debido
a que esta subjetividad se constituye en un sistema de ley natural a diferen-
cia de la ley artificial es significativo que, al mismo tiempo que oprimida
por el poder, sigue siendo ajena al poder y no contaminada por l. Pero esto
es as?
Bakunin arroja algunas dudas sobre esto cuando habla del principio del po-
der. La ambicin de poder es un elemento natural que Bakunin lo considera
como innato en cada individuo: Todo hombre lleva dentro de s el germen de
la ambicin de poder, y el germen de todos, como se sabe, debido a una ley b-
sica de la vida, necesariamente debe desarrollarse y crecer.41 El principio del
poder significa que el hombre no puede confiarse del poder, que siempre va
a existir este deseo de poder en el corazn de la subjetividad humana. Mien-
tras que Bakunin tiene la intencin de advertir a otros del peligro inherente a
41
Ibid., p. 248.
19
la corrupcin del poder, tal vez inconscientemente ha expuesto la contradic-
cin oculta que se encuentra en el corazn del discurso anarquista: a saber,
que, mientras que en las bases del anarquismo la nocin de una subjetividad
humana esencial, no contaminada por el poder, es en ltima instancia, im-
posible. La identidad revolucionaria pura es desgarrada, subvertida por un
natural deseo de poder, la falta est en el corazn de cada individuo. Baku-
nin sugiere que este deseo de poder es una parte esencial de la subjetividad
humana. Tal vez la implicacin del principio del poder de Bakunin es que
el sujeto siempre tendr un deseo de poder, y que ese sujeto siempre ser
incompleto hasta que se aferra el poder. Kropotkin, tambin, habla sobre el
deseo de poder y autoridad. Sostiene que el surgimiento del Estado moderno
se puede atribuir en parte al hecho de que los hombres se enamoraron de la
autoridad.42
Se supone, entonces, que el poder del Estado no es del todo una imposicin
desde arriba. l habla de la auto-esclavitud a la ley y la autoridad: El hombre
se dej esclavizar mucho ms por su deseo de castigar conforme a la ley que
mediante la conquista militar directa43 El deseo de castigar conforme a la
ley brota directamente del sentido natural de la humanidad y de una mora-
lidad social? Si este es el caso, puede verse todava una esencia humana no
contaminada por el poder?
Mientras que aun el anarquismo es una nocin de subjetividad no total-
mente socavada por esta contradiccin, sin embargo es desestabilizado por
ella: es ambigua e incompleta. Nos obliga a formularnos la pregunta sobre
la idea del anarquismo de una revolucin contra el poder de la humanidad:
si los seres humanos tienen un deseo fundamental y natural hacia el poder,
entonces Cmo puede uno estar seguro de que una revolucin destinada
a destruir el poder no se convertir en una revolucin destinada a tomar el
poder?
Voluntad de poder
El anarquismo, como una teora poltica y social de la revolucin, ha sido
invalidado debido a las contradicciones en su concepcin de la subjetividad
42
Kropotkin, The State: Its Historic Role, op. cit. p. 28.
43
Ibid., p. 17.
20
humana? No lo creo. Por otra parte, se me ha puesto de manifiesto claramen-
te una tensin oculta de resentimiento en las categoras esencialistas, y las
estructuras de oposicin que habitan en el discurso anarquista en las no-
ciones de una sociedad armoniosa gobernada por la ley natural y la esencia
comunalista del hombre, y su oposicin a la ley artificial del Estado. Sin em-
bargo yo dira que el anarquismo, si es que puede liberarse de estas categoras
esencialistas y maniqueas, puede superar el resentimiento que lo envenena
y lo limita. El anarquismo clsico desarrolla una poltica de resentimiento,
ya que trata de superar al poder. Ve al poder como algo malo y destructivo,
que embrutece la plena realizacin del individuo.
La esencia humana es un punto de partida no contaminado por el poder, a
partir de esta esencialidad el poder es resistido. No es, como he argumentado,
una separacin maniquea estricta esta oposicin entre el sujeto y el poder.
Sin embargo, yo pienso que esta separacin entre el individuo y el poder es en
s misma inestable y est constantemente amenazada por un natural deseo
de poder el principio del poder. Nietzsche dira que este deseo de poder
la voluntad de poder es de hecho natural, y es la supresin de este deseo
que ha tenido un efecto debilitador sobre el hombre, volvindosele en contra
de s mismo y produciendo una actitud de resentimiento.
Sin embargo, tal vez se podra argumentar que este deseo de poder en el
hombre se produce precisamente a travs de los intentos de negar o extinguir
las relaciones de poder en el orden natural. Tal vez el poder puede ser visto
en trminos de lo Real Lacaniano como la falta incontenible que no puede
ser simbolizada, y que siempre vuelve a rondar el orden simblico, que im-
posibilit cualquier intento por parte del sujeto para formar una identidad
completa. Para Jacques Lacan: lo real es lo que siempre vuelve al mismo
lugar al lugar donde el sujeto en tanto ser pensante, en tanto res cogitans, no
se encuentra a s mismo.44
El anarquismo intenta completar la identidad del sujeto mediante la sepa-
racin del poder, en un sentido absolutamente maniqueo, frente al mundo
del poder. El sujeto anarquista, como hemos visto, es constituido en un sis-
tema natural que es dialcticamente opuesto al mundo artificial del poder.
Por otra parte, porque el sujeto se constituye en un sistema natural regi-
do por leyes ticas de la cooperacin mutua, los anarquistas son capaces de
44
Ibid., p. 49.
21
plantear una sociedad libre de relaciones de poder, que sustituir al Estado
una vez que sea derrocado. Sin embargo, como hemos visto, este mundo libre
del poder se ve amenazado por el deseo de poder latente en cada individuo.
Cuanto ms el anarquismo trata de establecer una sociedad libre de relacio-
nes de poder, ms aun sigue siendo, paradjicamente, atrapado en el poder.
Aqu el poder ha regresado como lo real que obsesiona a todos los intentos
para liberar al mundo del poder. Cuanto ms se intenta reprimir el poder, l
ms obstinadamente levanta su cabeza. Esto se debe a los intentos de negar
el poder, a travs de concepciones esencialistas de lo natural de las leyes y
la moral natural, constituyen en s mismas el poder, o al menos estn con-
dicionadas por las relaciones de poder. Estas identidades esencialistas y las
categoras no pueden ser impuestas sin la exclusin radical de otras identi-
dades. Esta exclusin es un acto de poder. Si se intenta excluir radicalmente
el poder, como hicieron los anarquistas, el poder retornar, precisamente,
en el interior de las mismas estructuras de exclusin de s mismo.
Nietzsche cree que este intento de excluir y negar al poder es una forma
de resentimiento. Entonces, cmo puede el anarquismo superar este resen-
timiento que ha demostrado ser tan autodestructivo y negador de la vida?
Positivamente en la afirmacin del poder, en lugar de negarlo decir s
al poder, como Nietzsche lo dira. Es solo mediante la afirmacin del poder,
mediante el reconocimiento de que nacemos en el mundo del poder, somos
poder, no nacemos en un mundo natural alejado del poder, y nunca pode-
mos estar completamente libres de estas relaciones de poder, que uno puede
participar en poltica usando las estrategias pertinentes de la resistencia
contra el poder. Esto no significa, por supuesto, que el anarquismo debe de-
poner las armas y aceptar el Estado y la autoridad poltica. Por el contrario,
el anarquismo puede ser ms eficaz contra la dominacin poltica mediante
la participacin en diversas estrategias de poder, en lugar de negarlo literal-
mente.
Quizs resulta adecuado distinguir entre las relaciones de poder y las re-
laciones de dominacin. Para usar la definicin de Michel Foucault, el poder
es un modo de accin sobre la accin de otros.45 El poder es solo el efecto
de una determinada accin sobre la accin de otro. Nietzsche tambin ve el
45
Michel Foucault, The Subject and Power, en Hubert L. Dreyfus y Paul Rabinow, Harves-
ter Press: Brighton, Michel Foucault: Beyond Structuralism and Hermeneutics, 1982, p. 221.
22
poder en trminos de un efecto sin sujeto: no hay ningn ser detrs del
acto, su efecto y lo que se genera luego ese efecto, el hacedor es inventado pos-
teriormente.46 El poder no es una mercanca que puede ser poseda, y no
puede estar cosificado en la institucin o el sujeto. Se trata simplemente de
una relacin de fuerzas, las fuerzas que fluyen entre los diferentes actores y
en nuestras acciones diarias. Segn Foucault, el poder est en todas partes.47
El poder no emana de las instituciones como el Estado, sino que es in-
manente a lo largo de toda la red social, a travs de diferentes discursos y
saberes. Por ejemplo, los discursos racionales y morales, que los anarquistas
crean inocentes y alejados del poder, y como armas en la lucha contra el
poder, estn constituidos por relaciones de poder y estn involucrados en
prcticas de poder: El poder y el conocimiento se implican directamente entre
s.48 El poder en este sentido es productivo ms que represivo. Por tanto,
es absurdo e imposible tratar de construir, como pensaban los anarquistas
clsicos, un mundo fuera del poder. Nunca estaremos del todo libres de las
relaciones de poder. Estoy de acuerdo entonces, con Foucault, cuando deca:
A m me parece que uno nunca est fuera (del poder), que no hay margen
para aquellos que apuestan a romper con el sistema de poder.49
Sin embargo, solo porque uno nunca pueda estar libre del poder, no signi-
fica que uno nunca pueda estar libre de la dominacin. La dominacin debe
distinguirse del poder en el siguiente sentido. Para Foucault, las relaciones
de poder se convierten en relaciones de dominacin, cuando el flujo libre e
inestable de las relaciones de poder se bloquea y terminan cristalizndose
cuando forman desigualdad y jerarquas, y ya no permiten que las relaciones
se den en un plano de reciprocidad.50 Estas relaciones de dominacin forman
la base de instituciones tales como el Estado.
El Estado, segn Foucault, no es ms que un conjunto de relaciones de
poder diferentes que se han cristalizado de esta manera. Esta es una manera
46
Nietzsche, On the Genealogy of Morality, op. cit. p. 28.
47
Michel Foucault, The History of Sexuality VI: Introduction, trans., R. Hunter, Vintage
Books: New York, 1978, p. 93.
48
Michel Foucault, Discipline and Punish: the Birth of the Prison, trans., Alan Sheridan,
Penguin Books: London, 1991, p. 27.
49
Michel Foucault, Power and Strategies, en Power/Knowledge: selected interviews and other
writings 1972-77, ed., Colin Gordon, Harvester Press: New York, 1980, p. 141.
50
Michel Foucault, The Ethic of Care for the Self as a Practice of Freedom, The Final Foucault,
ed., J. Bernauer and D. Rasmussen, MIT Press: Cambridge, Mass, 1988, p. 3.
23
radicalmente diferente de ver las instituciones como el Estado. Mientras que
los anarquistas ven el poder como de origen estatal, Foucault ve el Estado
como emanacin del poder. El Estado, en otras palabras, no es ms que un
efecto de relaciones de poder que se han cristalizado en las relaciones de
dominacin.
Cul es el propsito de esta distincin entre el poder y la dominacin?
No nos traen de vuelta a la posicin anarquista original de que la sociedad
y nuestras acciones cotidianas, a pesar de estar oprimidas por el poder, son
ontolgicamente separadas de l? En otras palabras, por qu no se limita a
llamarle poder a la dominacin, de nuevo, y volver a la distincin original,
maniquea, entre la vida social y el poder? Sin embargo, el objetivo de esta
distincin es para demostrar que esta separacin esencial es ahora imposible.
La dominacin las instituciones polticas opresivas como el Estado ahora
provienen del mismo mundo del poder. En otras palabras, se interrumpe la
estricta separacin maniquea de la sociedad y el poder. La poltica radical y
de hecho el anarquismo en general, no puede permanecer en esta cmoda
ilusin de que nosotros, como sujetos polticos, no somos de alguna manera
cmplices de este rgimen que nos oprime. De acuerdo con la definicin fou-
caultiana de poder que he empleado, todos somos potencialmente cmplices,
a travs de nuestras acciones diarias, en las relaciones de dominacin. Nues-
tras acciones diarias, las que inevitablemente implican poder, son inestables
y pueden integrar y generar las relaciones que nos dominan.
Nuestra subjetividad poltica, nunca puede relajarse y ocultarse detrs de
las identidades esencialistas y las estructuras maniqueas detrs de una
estricta separacin del mundo del poder. Ms bien debemos estar constan-
temente en guardia contra la posibilidad de dominacin. Foucault dice: Mi
punto de vista no es que todo es malo, sino que todo es peligroso Si todo es peli-
groso, siempre tendremos algo que hacer para que nuestra posicin no conduzca
a la apata, sino a un hiper y pesimista activismo.51 Con el fin de resistir
a la dominacin, debemos ser conscientes de sus riesgos de la posibilidad
de que nuestras propias acciones, incluso las acciones polticas ostensibles
contra la dominacin, pueden dar lugar a una nueva dominacin. Siempre
51
Michel Foucault, On the Genealogy of Ethics, The Foucault Reader, ed., Paul Rabinow,
Pantheon Books: New York, 1984, p. 343.
24
existe la posibilidad, entonces, de impugnar la dominacin, y de reducir al
mnimo sus posibilidades y sus efectos.
Segn Foucault, la dominacin es inestable y puede dejar lugar para en-
contrar resquicios y generar una resistencia efectiva. Instituciones como el
Estado se fundamentan en unas relaciones de poder inestables que pueden
fcilmente volverse en contra de las bases que sustentan a esta institucin.
As que siempre existe la posibilidad de resistencia contra la dominacin. Sin
embargo esta resistencia no puede terminar en una especie de revolucin
una gran superacin dialctica del poder, como los anarquistas defendan.
La abolicin de las instituciones centrales como el Estado, de un solo golpe,
sera descuidar las relaciones multiformes y difusas del poder que se basan
en la dominacin, permitiendo as que se regeneren nuevas instituciones y
relaciones de dominacin. Sera caer en la misma trampa reduccionista del
marxismo, y en el terreno de la dominacin.
Por el contrario, la resistencia debe tomar la forma de lo que Foucault lla-
ma agonismo una dialctica permanente y estratgica con el poder sobre
la base de la incitacin y la provocacin mutua sin ninguna esperanza final
de que podamos liberarnos totalmente de l.52 No se puede, como ya he dicho,
tener la esperanza de vencer el poder completamente porque cada supera-
cin es, en s, la imposicin de otro rgimen de poder. Lo mejor que puede
esperarse es una reorganizacin de las relaciones de poder a travs de la lu-
cha y la resistencia de manera que sean menos opresivas y dominantes. La
dominacin, por lo tanto, puede ser minimizada mediante el reconocimiento
de nuestra inevitable implicacin con el poder, no por tratar de ponernos
fuera del mundo del poder. La idea clsica de la revolucin como un proceso
dialctico para derrocar el poder la imagen que ha perseguido el imagina-
rio poltico radical se debe abandonar. Debemos reconocer el hecho de que
el poder nunca puede ser superado por completo, y debemos afirmar esto
trabajando dentro de este mundo, procurando una readecuacin de nuestra
posicin para mejorar nuestras posibilidades de libertad.
Esta definicin de poder que hemos construido como una relacin ines-
table, fluida y dispersa en la red social puede ser vista como una nocin de
no-resentimiento hacia el poder. Socava la poltica de oposicin, maniquea,
del resentimiento porque el poder no puede ser externalizado en forma de
52
Foucault, History of Sexuality, op. cit. p. 96.
25
Estado o de una institucin poltica. No puede haber un enemigo externo
para que nos defina por oposicin y descargar toda nuestra ira en su contra.
Porque rompe con la distincin de Apolo entre el sujeto y el poder central en
el anarquismo clsico y en la maniquea filosofa poltica radical. El hombre
apolneo, el sujeto humano fundamental, est siempre obsesionado por el po-
der dionisaco. Apolo no solo es el dios de la luz, sino tambin es el dios de
la ilusin: que concede descanso a los seres individuales por trazar las fron-
teras que rodean y limitan al ser humano Dionisio, por otro lado es la fuerza
que a veces destruye estos pequeos crculos, interrumpiendo la tendencia
apolnea a congelar la forma egipcia de la rigidez y la frialdad.53 Detrs de
la ilusin apolnea de la vida en el mundo sin poder, est lo dionisiaco, la
realidad del poder que arranca el velo de maya.54
En lugar de tener un enemigo externo como el Estado en oposicin al
cual se forma la identidad poltica, tenemos que trabajar en nosotros mismos.
Como sujetos polticos tenemos que superar el resentimiento por la transfor-
macin de nuestra relacin con el poder. Uno solo puede hacer esto, segn lo
manifestaba Nietzsche, a travs de eterno retorno. Para afirmar el eterno re-
torno es necesario reconocer y afirmar de manera positiva el hecho continuo
del retorno de la vida misma, con su dura realidad. Debido a que esta es
una voluntad activa de nihilismo, es al mismo tiempo una trascendencia del
nihilismo. Tal vez de la misma manera, el eterno retorno se refiere al poder.
Debemos reconocer y expresar el retorno del poder, el hecho de que siem-
pre estar con nosotros. Para superar el resentimiento, debemos, en otras
palabras, procurar el poder. Debemos afirmar una voluntad de poder
Segn Nietzsche: en la forma de creacin, de afirmacin de los valores de la vi-
da.55 Esto es aceptar la idea de la auto-superacin56 de superarse a s mismo,
en este sentido, significara la superacin de las identidades esencialistas y
las categoras que nos limitan. Como Foucault ha demostrado, que se cons-
53
Friedrich Nietzsche, Birth of Tragedy, in Basic Writings, trans., Walter Kaufmann, Modern
Library: New York, 1968, p. 72.
54
Vase Allan Megill, Prophets of Extremity: Nietzsche, Heidegger, Foucault, Derrida, Uni-
versity of California Press: Berkeley, 1985, p. 39.
55
Nietzsche, On the Genealogy of Morality, op. cit. pp. 55-56.
56
Vase Friedrich Nietzsche, Thus Spoke Zarathustra, trans., R.J Hollingdale, Penguin: Lon-
don, 1969, pp. 28-29.
26
truyen como sujetos polticos esenciales de manera que nos dominan. Esto
es lo que l llama subjetivacin.57
Nos escondemos detrs de identidades esencialistas que niegan el poder, y
producimos a travs de esta negacin, una poltica maniquea de la oposicin
absoluta que solo se refleja y reafirma en la dominacin que dice combatir.
Esto lo hemos visto, por ejemplo, en el anarquismo. Con el fin de evitar es-
ta lgica maniquea, el anarquismo ya no debe depender de identidades y
conceptos esencialistas, y en su lugar debe afirmar positivamente el eterno
retorno del poder. Esta no es una consecuencia lamentable, sino ms bien un
positivismo feliz. Se caracteriza por estrategias polticas destinadas a mini-
mizar las posibilidades de dominacin, y en el aumento de las posibilidades
de la libertad.
Si se rechazan estas identidades esencialistas, qu es lo que nos queda?
Se puede tener una idea de la poltica radical y la resistencia sin un fun-
damento esencial? Uno podra, sin embargo, formular la pregunta opuesta:
cmo una poltica radical puede continuar sin superar las identidades esen-
cialistas, sin que, en trminos de Nietzsche, el hombre pueda superar al
hombre? Nietzsche dice: Las personas ms cautelosas preguntan hoy: C-
mo el hombre puede ser preservado? Zaratustra, sin embargo, es el primero
en proclamar y preguntar: Cmo el hombre puede ser superado?.58 Yo dira
que el anarquismo se incrementar notablemente como una filosofa poltica
y tica si logra evitar categoras esenciales, dejndose a s mismo abierto a
las diferentes identidades y contingencias un post-anarquismo.
Para afirmar la diferencia y la contingencia sera conveniente convertirse
en una filosofa de los fuertes, en lugar de filosofa de los dbiles. Nietzsche
nos exhorta a vivir peligrosamente, para acabar con certezas, a romper con
esencias y estructuras, y abrazar la incertidumbre. Construye tu ciudad en
las faldas del Vesubio! Enva tus barcos a los mares inexplorados!.59 La poltica
de la resistencia contra la dominacin debe tener lugar en un mundo sin
garantas. Permanecer abierta a la diferencia y a la contingencia, para afirmar
el eterno retorno del poder, sera convertirse en lo que Nietzsche llama el
Superhombre. El Superhombre es el hombre que se supera a s mismo la
57
Foucault, The Subject and Power, op. cit. p. 212.
58
Nietzsche, Thus Spoke Zarathustra, op. cit. p. 297.
59
Friedrich Nietzsche, The Gay Science, trans., Walter Kaufmann, Vintage: New York, p.
228.
27
superacin del hombre: Dios ha muerto: ahora queremos que el Superhombre
viva.60 Para Nietzsche el Superhombre sustituye a Dios y al hombre l
viene a redimir a una humanidad paralizada por el nihilismo, afirma con
alegra el poder y el eterno retorno. Sin embargo, me gustara proponer algo
un poco ms modesto, la versin ms irnica del Superhombre de la poltica
radical. Ernesto Laclau habla de un hroe de un nuevo tipo que an no ha
sido creado por nuestra cultura, pero cuya creacin es absolutamente necesaria
si va a vivir en un tiempo emocionante, de acuerdo a sus posibilidades ms
radicales.61
Quizs el anarquismo podra convertirse en una nueva filosofa de la heroi-
cidad, que ya no es reactiva, sino ms bien, creadora de valores. Por ejemplo,
la tica del cuidado mutuo y la asistencia propuesta por Kropotkin, tal vez
podra ser utilizada en la construccin de nuevas formas de accin colectiva
y de identidad. Kropotkin propiciaba el desarrollo de grupos colectivos ba-
sados en la cooperacin sindicatos, asociaciones de todo tipo, sociedades
de socorros mutuos, clubes, etc.62 Como hemos visto, crea que este sera
el desarrollo de un principio natural esencial. Sin embargo, quizs se podra
desarrollar este impulso colectivista, sin circunscribirlo en ideas esencialistas
sobre la naturaleza humana. No es necesario postular un principio de la esen-
cia humana que justifique la accin colectiva. Ms bien es la contingencia de
la identidad su apertura a la diferencia, a la singularidad, la individualidad
y la colectividad que es en s misma tica. Por lo tanto la tica anarquista
de la ayuda mutua se puede tomar de sus fundamentos esencialistas y apli-
carla a una tica no esencialista, una idea constitutivamente abierta de una
identidad poltica colectiva.
Una concepcin alternativa de la accin colectiva puede, por ejemplo, desa-
rrollarse a partir de una rearticulacin de la relacin entre igualdad y libertad.
Es un gran crdito para el anarquismo su rechazo a la conviccin liberal de
que la igualdad y la libertad de actuar se limitan entre s y son conceptos
irreconciliables. Para los anarquistas, la igualdad y la libertad estn ntima-
60
Nietzsche, Thus Spoke Zarathustra, op. cit. p. 297.
61
Ernesto Laclau, Community and Its Paradoxes: Richard Rortys Liberal Utopia en Eman-
cipations, ed., Ernesto Laclau, Verso: London, 1996, 105-123, p. 123.
62
Peter Kroptokin, Mutual Aid: A Factor of Evolution, Penguin Books Ltd.: London, 1939,
p. 210.
28
mente relacionadas con los impulsos, y no se puede concebir la igualdad sin
la libertad.
Para Bakunin: Yo soy libre solo cuando todos los seres humanos que me
rodean hombres y mujeres son igualmente libres. La libertad de los dems,
lejos de limitar o negar mi libertad, es, por el contrario, su condicin necesaria y
su confirmacin. Yo soy libre en el verdadero sentido solo en virtud de la libertad
de los otros, tanto es as que cuanto mayor sea el nmero de personas libres que
me rodean, ms profunda, mayor y ms amplia su libertad, ms profunda y
ms grande se vuelve mi libertad.63
La interrelacin de la igualdad y la libertad puede ser la base de un nuevo
ethos colectivo, que se niega a ver la libertad individual y la igualdad de co-
lectivos como los lmites a los dems que se niega a sacrificar la diferencia
en el nombre de la universalidad y la universalidad en nombre de la diferen-
cia. La tica anti-estratgica de Foucault puede ser vista como un ejemplo de
esta idea. En su defensa de los movimientos colectivos, como la revolucin
iran, Foucault dice que la tica anti-estratgica que adopta es ser respetuosos
cuando surge algo singular, ser intransigentes cuando el poder atenta contra lo
universal.64 Este enfoque anti-estratgico condena al universalismo cuando
se torna desdeoso de lo particular, y condena el particularismo cuando se
impone a costa de lo universal. Del mismo modo, una nueva tica de la accin
colectiva sera condenar a la colectividad cuando se manifiesta a expensas de
la diferencia y la singularidad, y condenar a la diferencia cuando esta se da a
costa de la colectividad. Es un mtodo que permite combinar las diferencias
individuales y la igualdad colectiva de una manera que no es dialctica, pero
que conserva un cierto antagonismo positivo y vital entre ellos. Esto implica-
ra una nocin de respeto a la diferencia, sin menoscabo de la libertad de los
dems a ser diferentes la igualdad de la libertad de la diferencia. La accin
colectiva del post-anarquista, en otras palabras, se basa en el compromiso
de respetar y reconocer la autonoma, la diferencia y la transparencia en la
colectividad.
Por otra parte, tal vez uno podra considerar una forma de comunidad pol-
tica o identidad colectiva que no restrinja la diferencia. La preocupacin por
63
Bakunin, Political Philosophy, op. cit. p. 267.
64
Michel Foucault, Is It Useless To Revolt?, Philosophy and Social Criticism 8[1] (1981), pp.
1-9, p. 9.
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la comunidad es fundamental para la poltica radical, incluyendo el anarquis-
mo. No se puede hablar de una accin colectiva sin por lo menos plantear
la problemtica de la comunidad. Para Nietzsche, las aspiraciones modernas
ms radicales hacia la comunidad son una manifestacin de la mentalidad de
manada. Sin embargo, se podra construir un concepto de una comunidad
libre de resentimiento, desde el concepto de poder de Nietzsche. Para Nietzs-
che, la potencia activa es la descarga instintiva del individuo de sus fuerzas y
capacidades que le producen una sensacin de superacin personal desde su
propia capacidad, mientras que la potencia reactiva, como hemos visto, ne-
cesita de un objeto externo para actuar y definirse a s misma en oposicin
a l.65
Tal vez se podra imaginar una forma de comunidad basada en la potencia
activa. Para Nietzsche la mayor sensacin de poder puede ser derivada de
la asistencia y la benevolencia hacia los dems, a partir de la mejora de la
sensacin de poder de los dems.66 Al igual que la tica de ayuda mutua, una
comunidad basada en la voluntad de poder puede estar compuesta por una
serie de relaciones intersubjetivas que incentivan a ayudar y cuidar a las per-
sonas sin dominarlas y negar la diferencia. Esta apertura a la diferencia y la
auto-transformacin, y la tica del cuidado, pueden ser las caractersticas de-
finitorias de la comunidad del post-anarquismo democrtico. Esta sera una
comunidad de la potencia activa. Una comunidad de maestros, en vez de
esclavos.67 Sera una comunidad que busca superarse a s misma conti-
nuamente transformndose y deleitndose con el conocimiento de su poder
para hacerlo.
El post-anarquismo puede ser visto, entonces, como una serie de estra-
tegias poltico-ticas contra la dominacin, sin garantas esencialistas y las
estructuras maniqueas que condicionan y restringen al anarquismo clsico.
Se podra afirmar la contingencia de los valores e identidades, incluidas las
propias, y afirmar, en lugar de negar, la voluntad de poder. Sera, en otras
palabras, un anarquismo sin resentimiento.
65
Vase Paul Patton Power in Hobbes and Nietzsche, Nietzsche, Feminism & Political Theory,
ed., Paul Patton, Allen & Unwin: Australia, 1993, p. 152.
66
Ibid., p. 156.
67
Ibid., p. 154.
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Biblioteca anarquista
Anti-Copyright
Saul Newman
El anarquismo y la poltica del resentimiento
2000
es.theanarchistlibrary.org