Santiago Sierra - Entrevistas - WEB
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E N TRE V I S TA S
Pepitas de calabaza s. l.
Apartado de correos n.0 40
26080 Logroo (La Rioja, Spain)
pepitas@pepitas.net
www.pepitas.net
Santiago Sierra
De la compilacin, Juan Albarran y Francisco Javier San Martn
De la presente edicin, Pepitas de calabaza ed. / Galera Labor,
Mxico D. F. / Lisson Gallery, London
De las traducciones, sus autores
isbn: 978-84-15862-56-7
dep. legal: lr-764-2016
http://santiago-sierra.com
SANTIAGO SIERRA
ENTREVISTAS
Juan Albarrn / Francisco Javier San Martn
(editores)
NDICE
9
clave en su trabajo, Sierra no escribe, habla. Sus textos son muy
escasos y es significativo que en uno de los primeros que public
si no el primero habla del discurso del arte como fracaso de
la obra: Entindase las presentes [palabras] como prueba del
fracaso de aquello a lo que se encomend la tarea de explicarse
por s mismo.1 Aun as, el texto es extremadamente corto y con-
ciso, puesto que Sierra prefiere que la pieza genere discusin oral
antes que discursos escritos: se encuentra ms cerca de una est-
tica de la pronunciacin, en el flujo de la vida, que de la enuncia-
cin autoconsciente de ideas. Sierra emplea tan a menudo las
entrevistas por tres razones. Por una parte, porque este formato
se basa en la obra realizada, en los hechos, en la discusin del
trabajo. La entrevista se realiza generalmente con motivo de una
exposicin o de un nuevo proyecto, lo cual permite escapar fcil-
mente a la elucubracin abstracta. El pensamiento artstico de
Sierra est siempre ligado al hacer. Podramos decir que su tra-
bajo tiene un carcter factogrfico, los ttulos de sus proyectos
describen los hechos. Sierra huye como de la peste de cualquier
planteamiento terico abstracto o libresco y de toda forma de
ideologa camuflada bajo presupuestos tericos. No as del for-
malismo, pues desde muy pronto descubri que el formalismo
lleva implcito un discurso poltico y que poda emplearlo para
sus propios fines.
10
En segundo lugar, Sierra tambin habla porque en la entre-
vista hay una confrontacin de opiniones e ideas sobre la econo-
ma de lo real, sobre estmulos y situaciones concretas. Pensar
entre dos o entre varios, pensar hablando. El pensamiento se
produce en la boca, escribi Tristan Tzara, que no solo lo deca
como provocacin dadasta, para desacreditar la materia gris que
Duchamp situ en el centro de la operacin artstica, sino para
poner en valor una actitud performativa del pensamiento, alejada
del polvo de las bibliotecas y las formalidades acadmicas, un
pensamiento que se produce en interaccin, en dilogo o discu-
sin, como estmulo ante la violenta provocacin de los aconte-
cimientos. A diferencia del ejercicio de la escritura que puede
tener un carcter introspectivo, hablar es siempre social. Slo
hablan solos los miserables. Tambin Von Kleist era partidario,
como los antiguos paseantes griegos, de la elaboracin gradual
del pensamiento en el acto de hablar, al confrontar una opinin
con otra. Hablando se construye el mundo del deseo frente al
espacio planificado de los explotadores mudos. Porque las bue-
nas obras de arte hacen hablar, y con este hablar la obra tiende
a expandirse integrando elementos y matices que el proyecto
no haba previsto. Frente al onanismo de los placeres retinia-
nos, frente al placer solitario del gourmet del arte por el arte, una
pieza realizada en confrontacin con lo real, como desafo a los
escenarios miserables de la vida, sirve precisamente para que
hablemos. No solo porque discutimos de arte, sino porque el
arte es la discusin. En la conversacin con Juan Albarrn que
se incluye en este volumen, Sierra declara explcitamente: El
arte sirve para que hablemos. Una buena obra de arte provoca
discusin. Nosotros tenemos la suerte de poder hablar. El arte te
permite hablar. Hablar de arte es tambin hablar sobre tantas
cosas que no lo son y a las que el arte mira.
La tercera razn que explica el elevado nmero de entre-
vistas que Sierra ha respondido a lo largo de su carrera es que
11
stas constituyen una obligacin laboral. Son, al fin y al cabo,
trabajo. Todo artista medianamente bien integrado en el sistema
global del arte debe atender a los requerimientos de crticos
y periodistas que se acercan a su obra a travs de la entrevista.
El artista y otros agentes prximos a l sus galeristas, comisa-
rios cmplices, etc. necesitan comunicar lo hecho, necesitan
ser interpelados y proyectarse en la esfera pblica a travs de los
medios. La entrevista, a su vez, podra considerarse un gnero
exitoso en la literatura artstica actual,2 un formato idneo para
tomar el pulso al cambiante mosaico de propuestas, prcticas
y discursos que constituyen nuestra contemporaneidad artstica.
Pero, al mismo tiempo, esa fiebre de la palabra, en el caso de
un artista tan polmico como Santiago Sierra y la polmica
tambin forma parte de su trabajo, tiene una contrapartida
negativa. Para Sierra puede resultar un tanto tedioso responder
a varias entrevistas al mes, sobre todo cuando se repiten una
y otra vez las mismas preguntas que, con ms o menos pericia,
con un tono unas veces fascinado y otras agresivo, parecen tratar
de desenmascararle sealando una especie de impostura en
su manera de tematizar el trabajo. Entrevistas que le dan vueltas
una y otra vez a la misma pregunta: por qu repetir el mal la
explotacin, la alienacin, la humillacin de los trabajadores
inherente al capitalismo en el contexto del arte, como si ste
el arte no pudiese mancharse con el fango de la historia,
como si el artista slo pudiese ser un cuerpo limpio, un alma
pura, ajena a los engranajes econmicos de un sistema de pro-
duccin y distribucin de riqueza que ha colonizado el planeta.
El lector de este libro podr encontrar esta misma pregunta for-
mulada de maneras diferentes en las conversaciones que siguen
a esta introduccin. Por supuesto, otras entrevistas las menos,
12
quiz han resultado, tal y como venimos exponiendo, muy
estimulantes para Sierra. Ocasiones para construir pensamiento
de manera dialgica, para articular debates sobre el arte y sus
relaciones con el mundo, para descubrir, incluso, aspectos de
sus trabajos que el artista desconoca. En cualquier caso, si res-
ponder es trabajar y el trabajo es la dictadura, si las pregun-
tas tienden a repetirse, tal vez, en adelante y salvo excepciones,
haya que buscar ms ocasiones en las que guardar silencio. Este
libro rene una seleccin de veintiuna entrevistas con Santiago
Sierra realizadas por crticos, periodistas, comisarios e investi-
gadores entre 2002 y 2015. Quizs esta compilacin d a Sierra
ms oportunidades para callar y eludir as el castigo del trabajo,
refirindose, en la medida de lo posible, a lo ya dicho. En las
conversaciones que presentamos se discute un nmero conside-
rable de proyectos representativos de su amplsima produccin,
por lo que este volumen ofrece al lector una visin panormica
de la obra de uno de los artistas ms clarividentes, contundentes
y mordaces de las dos ltimas dcadas.
Desde posiciones tericas formalistas, algunos criticarn
que esta dedicacin al pensamiento verbal, a las ideas genera-
das en una dialctica de confrontacin, es una forma de pro-
duccin superficial, improvisada, carente del aliento estratgico
y del poso conceptual de un texto producido en el recogimiento
del escritorio, con el tiempo y la disposicin necesarios para
llevar a cabo una crtica profunda y sistemtica a lo real. Pero
esta crtica olvida que muchas profundidades no son sino una
mscara ms del pensamiento burgus y que la piel no solo es
lo ms profundo, como escribi algn poeta, sino tambin el
rgano del cuerpo ms expuesto a las inclemencias del clima.
A finales de los aos noventa, Sierra tatu lneas sobre la piel de
personas remuneradas. Con este gesto epidrmico, el artista,
entonces afincado en Mxico D. F., pretenda hundirse en lo
ms profundo de la humillacin laboral, desvelar a la vez que
13
asumir su responsabilidad en su pulsin de muerte. Cioran
escribi sobre Michaux otro artista hablador que la pro-
fundidad le volva feroz y que de la lucidez extraa una visin
despiadada.3 Por eso mismo, por su contacto extremo con la
realidad y por la contundencia de su respuesta, a menudo el
arte de Sierra es despiadado. Y como tal se muestra en muchos
pasajes de estas entrevistas, en las que el lector encontrar algu-
nas de las claves de su sistema operativo, su modo de abordar
un proyecto, su manera de conseguir y ordenar la informacin,
la construccin y realimentacin de redes de colaboracin, las
negociaciones y complicidades personales e institucionales que
teje para llevarlo a cabo, la positivacin del azar, los frecuen-
tes imprevistos en un trabajo con material tan sensible como
el que emplea, as como los mecanismos que desarrolla para
darle difusin o para posicionarlo de una manera siempre
problemtica en la Institucin Arte. Mientras tanto, Santiago
Sierra habla de ello con crticos, comisarios e investigadores de
todo el mundo, no porque su arte necesite una explicacin, sino
porque la realidad que lo ha generado reclama herramientas
crticas que la desmonten. O como apostilla Raoul Vaneigem
en su Tratado del saber vivir para uso de las jvenes generaciones:
Habr que seguir hablando hasta que los hechos nos permitan
guardar silencio.4
As pues Sierra no escribe textos tericos, sino que pre-
fiere, asumiendo su trabajo como artista en el sistema inter-
nacional del arte, el ro discursivo de una buena entrevista. No
escribe textos sobre su obra, pero s a menudo en el interior de
la obra. Casi todos sus trabajos estn acompaados de textos
14
que, a modo de statements conceptuales, describen lo sucedido.
Pero, adems, muchos de sus trabajos son textos, textos tan cor-
tos como contundentes, de un laconismo acerado: la palabra
future (Palabra quemada, 2012) construida en grandes dimen-
siones para ser quemada en Valencia; la palabra no (NO, Glo-
bal Tour, 2009-2011), subida en un camin para dar la vuelta
al mundo; la palabra Klassenkampf, lucha de clases (Palabra
de 350 cm de altura por 1200 cm de ancho, 2004), iluminada de
modo que proyecte una sombra espectral sobre el espacio de una
vieja iglesia. Sierra tambin redacta listas, expresin mxima de
concisin, sin verbo, sin adjetivos, sin adverbios; solo lo sus-
tantivo: listas de prohibiciones (Placa para puerta, 2006), listas
referidas a crmenes o situaciones represivas redactadas para
que otros las lean (1549 crmenes de estado, 2007; 120 horas de
lectura continua de una gua de telfonos, 2004). A menudo, sus
esculturas textuales adquieren unas dimensiones colosales. En
ocasiones, sealan claramente al enemigo (Palabra destruida,
2010-2012), en busca de una alianza internacionalista contra el
capitalismo; o se proyectan sobre el suelo a modo de earthworks,
tatundose en la piel del planeta para llamar la atencin sobre
el sufrimiento cotidiano de grupos humanos (Sumisin, 2006-
2007; El grafiti ms grande del mundo, 2012). De este modo, Sie-
rra parece querer recuperar el peso de las palabras, su densidad,
su sentido, su capacidad para movilizar una respuesta, como si
el artista se viese obligado a gritarnos para que reaccionemos
ante la deriva aterradora de los acontecimientos. El trabajo arts-
tico se concreta en textos con unas cualidades fsicas peso,
tamao que provocan reacciones muy diversas por parte del
espectador, superado por la magnitud de la palabra, interpelado
por la pesadez del mensaje. Y es que como Sierra explica en
la entrevista con Marco Scotini: Podramos considerar el arte
como una literatura fsica.
15
***
16
la diferencia.6 En definitiva, un territorio de trabajo mvil,
cambiante, huidizo, ilocalizable, desde el que es posible golpear
y cambiar de lugar o estar simultneamente en diferentes puntos.
Segn datos de su pgina web (http://www.santiago-sierra.com),
en 2015 ha realizado veintids piezas de las cuales trece se locali-
zaron en diferentes puntos de Europa, seis en Amrica del Norte
y del Sur, dos en Oriente Medio y una en el Polo Norte, a latitud
de 900: mundializacin, internacionalismo en sintona con sus
convicciones libertarias y descentramiento, opuesto al mero cos-
mopolitismo del artista eurocntrico. En cualquier caso, y traba-
jando con un pie en Europa, parece buscar ese equilibrio dialctico
que Mario Merz inscribi con letras de nen en su arquitectura
nmada, pero aplicado ahora al artista que ha tomado consciencia
de que el enemigo es ya definitivamente global: Se lartista si
concentra perde terreno, se si dispersa perde forza.7
Sierra ha desarrollado su trabajo desde una posicin inde-
pendiente levantada sobre una experiencia de confrontacin con
el mundo, al margen de corrientes o sistemas de pensamiento
establecidos o emergentes, ajeno a los gadgets tericos de moda
sea capitalismo lquido, pensiero debole o postcolonial. La
conciencia del mundo se produce en cada proyecto de Sierra
como respuesta a un hecho, un acontecimiento o una situa-
cin no sistematizable, eso que el anarquista francs Ravachol
llamaba pensamiento por los actos. La teora se constituye
como reorganizacin conceptual de la experiencia. Experiencias
exclusivamente conceptuales daran lugar a una teora conceptual,
17
mientras que experiencias derivadas de una situacin concreta,
como es el caso, dan lugar a una acumulacin terica materialista,
a una teora que es inteligencia en accin, entendiendo inteligen-
cia como deseo y disponibilidad, ambicin y resolucin.
En estas entrevistas que ahora ofrecemos, Sierra habla
menos de la ideacin de las piezas que del contexto en que
se han producido. El discurso verbal nos da informacin sobre
el contexto al tiempo que la pieza se constituye como texto. En
muchos casos, el artista no siente la necesidad de explayarse
sobre la formalizacin de la obra, sino sobre las dificultades de
tipo poltico o logstico que tuvo que superar para realizarla. En
otros, cuando encuentra la complicidad del interlocutor, cuando
hay un ambiente afectivo que facilita el dilogo, la comunicacin
se hace especialmente efectiva, incluso demoledora: es el len-
guaje de los hechos al que se refera Lhautier cuando el juez le
pregunt a qu camaradas conoca en Pars: los anarquistas no
tienen necesidad de conocerse para comunicarse.
***
18
E NT R E V I S TA S
Contratacin y ordenacin de 30 trabajadores conforme a su color de piel.
Project Space, Kunsthalle Wien. Viena, Austria. Septiembre de 2002.
GABRIELE MACKERT, 2002
21
pieles visibles, tengamos en un extremo a la persona con la piel
ms oscura que podamos encontrar y en el otro a la que tenga
la piel ms clara, las personas intermedias sern seleccionadas
para crear una gradacin tonal de uno a otro extremo. Para ello
contrataremos a una empresa de casting a la que solicitaremos
personas comunes, esto es, no modelos profesionales, preferen-
temente mayores de treinta aos sin especificacin de sexo. No se
considerar ningn otro criterio, ni estatura, ni peso, ni cualquier
otro. Las personas sern ordenadas centradas en el lado mayor de
dicha sala y mirando hacia la pared. Durante su alineacin debe-
rn permanecer en ropa interior. Vamos a grabar en vdeo todo el
proceso de trabajo en la Kunsthalle, as que las personas estarn
claramente advertidas de lo que nos proponemos.
22
son mucho menos optimistas, necesito un espacio ms real
y tambin ms claustrofbico. Tal vez, volviendo al origen de
este espacio como contenedor. Naturalmente, tapiando las cris-
taleras estamos negando las caractersticas ms evidentes del
espacio y lo que obtendremos ser una sala que podra estar en
cualquier otro lugar. Esto tambin encaja con un proyecto que
sera factible en bastantes localizaciones. No digo desvinculado
del contexto austriaco, pero s extrapolable a otros.
23
MACKERT_ Te interesan los detalles formales de la puesta en escena?
Cul es la importancia de la identidad del lugar para la ordenacin
y la posterior proyeccin del vdeo que documenta la accin? Cul es
el margen de accin para los participantes, para ti, como artista, para
los protagonistas, los documentalistas y la institucin? Aceptas el resul-
tado de tu encargo como un hecho, como un ready made de la realidad?
24
una premisa y su realizacin implica un problema tcnico, logstico
y organizativo.
25
SIERRA_ Podemos poner el proceso creativo bajo sospecha,
pues no resulta ajeno a los mismos intereses que otro proceso,
digamos, rutinario. El nico motivo reconocible en ambos es
la recompensa econmica, sin ignorar la amplitud de matices
que implican los diversos valores para idnticas horas de trabajo.
Un trabajo no es una actuacin, aunque un actor es siempre
un trabajador. Tan actor es un camarero como la persona que
interviene en mi accin. Con respecto a las relaciones perso-
nales, no hay cosa ms desagradable que un patrn intentando
hacerse amiguito de un empleado, para el empleado el patrn
es por definicin un ser odioso. Es el responsable relativo de su
ausencia de libertad.
26
la persona remunerada la produccin de semen o de tornillos
es idntica. Tambin se dan reclamos en que mis esfuerzos no
van destinados a la abolicin del sistema remunerado, lo que me
situara en una postura de dudosa moralidad. No hay mucho que
decir sobre esto, tal vez que se espera demasiado del arte.
27
MACKERT_ La dedicacin al proceso de trabajo parece estar
influenciada por el concepto de escultura de Franz Erhard Walther
que est definitivamente orientada hacia la accin y los traba-
jos de Stanley Brouwn que documentan incidentes. Tambin
es un resultado del desarrollo de tu obra. La retrica de objetivacin
de figuras y cuerpos geomtricos y racionales y su produccin tc-
nica, que normalmente es invisible, son provocadas por el modo de
formalizacin, que, decididamente, no es subjetiva y tampoco una
expresin individual. Ms tarde, empezaste a investigar este proceso
de produccin o de trabajo. El campo de preguntas, caracterstico
para muchas de tus piezas, con respecto al sentido de las acciones
de las personas contratadas, la enajenacin radical de su trabajo
por ejemplo, al soportar una forma pesada se relaciona, desde
esta perspectiva, con el egosmo inherente al concepto tradicional de
arte. Las categoras estticas no importan, lo esencial es no someterse
sin acercar demasiado el arte a la vida real. El trabajo tiene que dar
un valor aadido. Por una parte, tus proyectos no producen algo
concreto, con frecuencia ni siquiera producen una obra de arte que
se puede vender. El trabajo realizado se presenta unvocamente. El
hecho de que no haya una relacin con la realidad en trminos
productivos acenta el acto de trabajar. El trabajo no cambia la
realidad y su retrica no implica una toma de posicin o una espe-
ranza emancipatoria.
28
su anlisis del Tro A de 1968,1 Yvonne Rainer sustituye, por ejem-
plo, el papel de la mano del artista por la produccin industrial, el
ilusionismo por lo literal de una actividad, de una tarea, la comple-
jidad y el detalle por la simplicidad de acciones o eventos singulares,
la monumentalidad por una medida humana. Te sientes prximo
a estas ideas de los sesenta y setenta o te refieres a fuentes completa-
mente diferentes, quiz fuentes fuera del contexto del arte?
29
estas formas, uno se evitara la necesidad de inventar otra forma y se
reservara su uso para la invencin. No es una casualidad que se con-
sidere al minimal art como una escuela ideolgica. Originalmente, se
propag como un movimiento no poltico.
30
bsicamente, la congelacin de las cuentas de ahorro. Se manifes-
taban localmente cuando los responsables reales estaban a miles de
kilmetros, en otro hemisferio. Golpeaban las chapas metlicas que
protegan a los bancos de la furia popular, agrediendo a los emplea-
dos que permanecan dentro y que, durante esos das, sufrieron
como responsables en lugar de sus patrones. Se juzgaba la corrup-
cin como una anomala local, cuando es la base del sistema capi-
talista. Mi idea era llevar la cacerolada a lugares mas prximos
a los centros de decisin, ajustar, digamos, su expresin de incon-
formidad a un contexto ms adecuado. Utilic, claro est, mtodos
que tena a mano. Yo no tengo el poder de organizar manifestacio-
nes de solidaridad en 5 6 ciudades diferentes. Y tampoco se tra-
taba de eso, pues era a los afectados bonaerenses a los que se deba
escuchar. Con la forma de operar empleada tuvimos, adems, un
montn de gente para la que ese ruido de un pas lejano era tam-
bin su ruido. No estoy seguro de que todos participasen pensando
en la situacin argentina. El disco es, en s mismo, un arma y me
sigue sorprendiendo la cantidad de personas que la usaron ese da.
Con respecto a la segunda parte de tu pregunta, el rechazo al tra-
bajo es algo que cae por su propio peso. El sistema educativo y los
medios de formacin de masas se ocupan de quitarnos esa idea de
la cabeza, pero cualquiera puede verle maldita la gracia a entregar
su vida enriqueciendo a otro, aunque ese otro no sea el capitalista
de las caricaturas del siglo xix, sombrero de copa, gordo y con un
puro, sino entidades abstractas difciles de localizar.
31
SIERRA_ Una cosa con ese nombre, sociedad capitalista avan-
zada del espectculo, no puede dar mucha confianza a nadie.
32
SIERRA_ En Mxico, en realidad, no continu mis estudios.
La beca fue un subterfugio para seguir haciendo mi trabajo.
Justificaba como beca de investigacin mis proyectos y no
tena una relacin con alguien a quien pudiera llamar maestro.
En realidad, eso fue, bsicamente, lo ocurrido en Hamburgo,
a pesar de que me interesaban las posturas de los artistas que all
impartan clases, Stanley Brouwn y Franz Erhald, sobre todo.
El taller con Dokoupil fue una lnea que aadir a un currcu-
lum un tanto vaco, estuve un mes con l y eso fue todo. Nunca
me gust mucho el ambiente estudiantil, apliqu algunas
cosas, como todo el mundo. Las personas que me han intere-
sado son muchas, Wolf Vostel o Kounellis, por su radicalismo;
Stanley Brouwn o Isidoro Valcrcel Medina,2 por su integri-
dad y coherencia; gente de otras disciplinas como Luis Buuel
o Agustn Garca Calvo, y amigos como Teresa Margolles, y no
por ser amigos, aunque tambin, sino por el impresionante
trabajo sobre la violencia de su entorno. Luego, de otra forma,
de una forma instrumental, el minimalismo y las vertientes
conceptuales.
33
MACKERT_ Vives en el D. F. hace ms de seis aos. El autor triestino
Claudio Magris comenta que es la nica ciudad que conoce en la cual
tena miedo de perderse para siempre. Con ms de 20 millones de habi-
tantes en comparacin con los 1,4 millones en 1940 la Ciudad de
Mxico de hoy es una de las ms grandes del mundo, paradigma para
los fenmenos globales de las megaciudades de Asia, Amrica Latina
y frica. Su caso ilustra de manera ejemplar la transformacin de
una gran ciudad moderna en una metrpolis global. El D. F. es un
buen ejemplo del desarrollo ambivalente de la globalizacin, cruce de
corrientes de capitales internacionales. Como capital de un pas con
frontera con los Estados Unidos, es un foco de migracin internacional
y un lugar de transformacin de las relaciones entre el centro y la peri-
feria; caso de estudio de las transformaciones del espacio pblico y de
la sociedad que se mueve entre el consumo y la comunicacin. El aban-
dono del mestizaje una simbiosis de elementos espaoles e indgenas
que era considerada como algo universal hasta los aos ochenta
en favor de construcciones contradictorias de la identidad seala una
pluralizacin de la sociedad, una post- o hiper-modernidad sin que la
modernidad se haya realizado como apunta el antroplogo Nstor
Garca Canclini. Qu es lo que te fascina en este ncleo? Cul es
la perspectiva que se abre desde la periferia?
34
blancos. Los artistas locales suelen formarse fuera y eso tambin
ayuda a adaptarse a esa imagen. La migracin que recibe la ciu-
dad es, en realidad, interna, llegan millares de personas desde
el campo sin nada en los bolsillos. No se percibe ningn cambio
positivo, es un monstruo que sigue creciendo. La perspectiva
que se abre desde una ciudad as, desde el arte y hacia otros
ncleos no perifricos puede ser el simple descubrimiento de
que all tambin haba artistas. Esto se olvidar pronto, pero all
seguir habiendo artistas.
35
seis trabajadores que tenan que permanecer dentro de cajas de cartn
cuatro horas al da. Ese mismo ao, tambin realizaste proyectos simi-
lares en Cuba, Nueva York y Limerick y, un ao antes, en la Ciudad
de Guatemala. En la descripcin de dicho proyecto, explicitas el hecho
de que los solicitantes de asilo tuvieron que ser pagados a escondidas
porque, segn la ley de inmigracin alemana, no podan ser remunera-
dos oficialmente. Aqu, en Viena, buscas la mxima visibilidad descu-
briendo la piel desnuda al voyerista. Qu relaciones se establecen entre
los principios estructurales de estos proyectos?
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la que se ejerce contra el trabajador. La pieza no fue anunciada
y tena lugar frente a la puerta de una galera durante una inau-
guracin. En Cuba, las trabajadoras eran muchachas que viven de
la economa informal. Las cajas se presentaron como asientos en
una fiesta para trabajadores de la comunidad artstica llegados de
todas partes a la Bienal de La Habana. Quiero decir con esto que,
en cada caso, la disposicin de los trabajadores, el hecho de que
estuviesen o no ocultos, la cantidad de informacin proporcio-
nada y otras particularidades respondan a la situacin especfica
a la que se haca mencin, pero siempre sin mostrar el rostro de
los trabajadores.
37
pero mucha gente se molest y no tardaron en vandalizarlo. Antes
te hablaba de Traslacin de una cacerolada: era el sonido de gente
intentando acceder sin xito a un lugar, reclamando el dinero que
les haban usurpado. Ambas acciones se produjeron con pocos
das de diferencia, se trataba de una comparacin entre dos frus-
traciones, la de alguien el pblico del mundo del arte que no
poda socializar el da de la inauguracin de un nuevo espacio, y la
de otro grupo de gente a quien se privaba el acceso al lugar donde
se guardaban sus ahorros.
38
se han desarrollado trabajos de esta ndole. La influencia de los
vieneses en artistas como Rosemberg Sandoval es indudable,
pero su contextualizacin en Colombia convierte su obra en algo
mucho ms insoportable, ms urgente. El grupo semefo, del que
proviene la artista Teresa Margolles, tambin estaba fuertemente
influido por ellos.
39
MACKERT_ Cundo decides utilizar la imagen en movimiento, el
vdeo, y cundo la imagen fija, la fotografa?
40
Elevacin de 6 bancas. Kunsthalle der Hypo-Kulturstiftung. Munich,
Alemania. Septiembre de 2001.
3.000 huecos de 180 x 50 x 50 cm. cada uno. Dehesa de Montenmedio.
Vejer de la Frontera (Cdiz), Espaa. Julio de 2002.
FIETTA JARQUE, 2002
43
FIETTA JARQUE_ Hace siete aos que trabaja y vive en Mxico.
Ha encontrado ah algn clima ms favorable que en Espaa para
realizar sus obras o es una decisin relacionada con su vida privada?
44
crudeza, los mecanismos de dominacin y sometimiento. Pero usted
se ausenta con frecuencia durante el transcurso de estas acciones. En
algn momento coment que le da mal rollo presenciarlas. Por
qu esa ambivalencia?
45
reconfortarle con una respuesta piadosa, pero no descuido mi
trabajo, como mucho lo manejo a distancia.
46
JARQUE_ Plantea muchas de sus acciones como rutinas repetitivas
y absurdas realizadas por una paga. No cree que hay un punto de
humillacin para las personas que utiliza en estos actos?
47
SIERRA_ Los ttulos vienen determinados porque no confo en
que las cosas sean otra cosa que sus medidas, su tcnica o su
materia, adems y como es lgico debo saber de antemano qu
voy a hacer, determinando qu, cunto o cmo, creo que son
criterios ampliamente extendidos. El panfleto es algo que no
uso porque no tengo nada que proponer en sustitucin de esto,
ni autoridad moral para hacerme pasar por mesas del arte. El
recurso a la crudeza formal es por supuesto un efecto retrico
que ayuda a una mayor contundencia y efectividad en el discurso.
Todo arte apela a lo sensible para hacerse entender, el impacto
o cierta esttica de shock resultan de gran ayuda.
48
Muro de una galera arrancado, inclinado a 60 grados del suelo y sostenido
por 5 personas. Acceso A. Mxico D. F., Mxico. Abril de 2000.
465 personas remuneradas. Museo Rufino Tamayo, Sala 7. Mxico D. F.,
Mxico. Octubre de 1999.
PAMELA ECHEVERRA, 2002
51
Tambin estoy influido por el enfoque directo de artistas como Isi-
doro Valcrcel Medina y Stanley Brouwn, que, en mi opinin, han
hecho gala de una gran integridad.
52
visin alucinantemente retrgrada acerca de la prdida de los
derechos de los obreros, y que est inmerso en una complacencia
egocntrica. La accin termina por ajustar como un guante.
53
la obra consisti no slo en lo que se describi en el anuncio, sino
tambin en la forma en que fue contrastada y definida social-
mente por las personas que asistieron a la exposicin. En res-
puesta a la segunda parte de su pregunta, la violencia no es algo
que funcione exclusivamente fuera del arte y que podemos o no
podemos abordar a travs de la reproduccin o la representacin.
El arte est contenido en la sociedad y sus mecanismos, y, por
tanto, tambin puede generar violencia.
54
SIERRA_ A partir del momento en que los diversos medios de
documentacin se popularizaron, podemos pensar en una obra
de arte como en un todo compuesto de partes separadas pero
iguales. En mi caso, la obra de arte es la accin o performance. La
documentacin de la accin no puede ser considerada como la
obra de arte en s, sino ms bien como un ejemplo que nos per-
mite tener una relacin independiente pero ntima con la obra
como arte y como mercanca. Por otro lado, el carcter efmero de
una accin significa que slo podemos tener una relacin directa
con ella en ciertos casos y momentos particulares. La obra de
arte debe ser tanto la performance como la documentacin en un
ndice econmico y visual. Esa es la base de muchos movimien-
tos del siglo pasado. Qu sentido tendra para un artista de land
art ir al desierto si no puede ofrecer algn tipo de prueba virtual?
Por supuesto hay quienes niegan la importancia de la documen-
tacin, tanto de lo efmero como del objeto mercantilizado, una
posicin que creo que es encomiable, pero muy poco realista.
Como he dicho antes, este es el nico sistema en el que podemos
operar. La capacidad de documentar ampla el abanico de posibi-
lidades para los artistas en cuanto a nuestros materiales y nuestra
capacidad para crear, y eso debe ser aprovechado.
55
Mujer con capirote sentada de cara a la pared. Pabelln de Espaa. Bienal
de Venecia. Venecia, Italia. Mayo de 2003.
ROSA MARTNEZ, 2003
57
caso de obstruccin, cuya funcin decamos emancipatoria, sera
similar a una barricada; el flujo es unidireccional y su interrup-
cin se decide subjetivamente para preservar nuestro espacio.
En el trailer que bloqueaba el anillo perifrico de Mxico y en
el museo de Pusan tenamos situaciones muy similares porque
se interrumpa o filtraba un trnsito unidireccional. En Lime-
rick era una ficcin de barricada obtenida con permiso oficial,
cuya funcin era casi metalingstica [Obstruccin de una va con
diversos objetos, 2000]. En el ps1 no tenamos solamente a un tra-
bajador confinado 15 das a un lado de un muro [Persona remune-
rada durante una jornada de 360 horas continuas, 2000]: tenamos
tambin a los no confinados al otro lado, subrayando las oposi-
ciones de la relacin a uno y otro lado. Este muro, antes imagi-
nario y menos notorio, ya regulaba sus relaciones. Muros, vistos
o no, a ambos lados de una relacin social como bloques de
espaldas, bodegas de barcos, cuartos cerrados, etc., aludiran
a imposiciones verticalmente establecidas, a compartimentos de
orden. El caso ms similar al que nos ocupa sera el londinense.
Un numeroso grupo de la escena artstica pretenda acceder
a un espacio que se encontraba cerrado. Por qu deseaba eso? Si
era para ver una obra de arte, la pieza estaba frente a sus narices;
y si, adems, pretendan socializar, podan hacerlo a ese lado de
la obstruccin, en plena calle. Podramos pensar que estamos
ante una interrupcin del segundo tipo, puesto que solo percibi-
mos una direccin en el intento de trnsito, pero no es as, por-
que, como en las fronteras o como en el caso de nuestro pabelln,
se nos impide el acceso a una realidad jerrquicamente superior.
58
que resulta casi macabra si lo que pretendemos es acentuar el
orden impuesto debo decir tambin que es ms caro que otros
materiales, por lo que lo he usado menos de lo que me hubiera
gustado. En Londres quera dar una segunda lectura usando
chapa galvanizada lo ms similar posible a la que se empleaba
para sellar el acceso a los bancos argentinos, creando a ojos de
quien quisiera verlo una comparacin entre frustraciones.
Das antes haba hecho la pieza sonora Traslacin de una cace-
rolada. En el muro del Pabelln espaol, el uso de carambuco,
ladrillo tosco y barato hecho en cemento, muy comn en el
vallado provisional de fincas o para cegar puertas y ventanas en
edificios desocupados, es el material ms adecuado. Este cierre
durar, previsiblemente, los meses que dura la Bienal y luego
ser retirado. Es el material ms pertinente para su funcin.
59
de 1938, la de 1952 y la actual, y se han producido cierres en dos
periodos, los comprendidos desde 1942 hasta 1950 y desde 1972
hasta 1978. Casi todos los dems pabellones nacionales cerraron
tambin durante el trienio negro italiano. Los cierres y remoza-
dos de fachada parecen una manera comn de posicionamiento
poltico en esta Bienal. No puedo huir de referencias a nuestra
autarqua y a su pervivencia, a la Espaa amurallada o a los famo-
sos muros de la patria ma, como tampoco de referencias ms
precisas y manejables en el contexto internacional, como el con-
trol de flujos migratorios o la idea de nacin.
60
MARTNEZ_ Tus referentes estticos y lingsticos conectan con la
tradicin sintctica del minimalismo, pero t subviertes la serialidad
industrial y la pretendida pureza de aquellas obras ya histricas sus-
tituyendo sus lmpidos materiales por otros ms burdos o incluso por
personas, que tambin son utilizadas como elementos constructivos
y, por lo tanto, objetualizadas. En ocasiones tu obra conecta con la
esttica del povera y se convierte en una negacin de la autonoma del
objeto artstico, pues asocias su produccin a los sistemas de circula-
cin de mercancas y de explotacin capitalista. Recuerdo por ejemplo
la accin 30 bloques de pan alineados, realizada en la interseccin
de las calles Ftbol y Ciclista de Mxico D. F., en 1996. Me parece
una contundente bofetada desde el tercer mundo a las pretenciosas
obras de Carl Andre.
61
y nunca sus mtodos constructivos andan demasiado lejos de
los mos. Pero solo lo uso como caja de herramientas, yo estoy
hablando de otra cosa. Mencionabas mi afinidad con el povera
y en realidad me interesa mucho ms la antiforma norteamericana,
donde al minimalismo se le suman los aspectos fsicos de la obra de
arte, el peso, la morbidez, el estado de la materia, el tamao. Dudo
mucho que la antiforma buscase la superacin del minimalismo,
me parece ms bien una segunda fase. Para m, es an hoy una
buena escuela, pero de maestros cegados por la arrogancia.
62
encontrar en el cubo blanco, el retrete y todo lo dems, como
el cuadro de luces o las escaleras de metal desvencijadas. Esas
cosas nos llevan a otro lugar. Sin embargo, son elementos que
ya estaban ah, tapados.
63
MARTNEZ_ Cmo est presente en el proyecto del Pabelln el tema
de la explotacin capitalista del trabajador y de la divisin de la socie-
dad en clases?
64
SIERRA_ Como te contaba, esa es la funcin de un muro: la orga-
nizacin de los movimientos de quienes se encuentran a uno
y otro lado. A un lado espaoles y al otro, no, o al menos no con
seguridad. Unos y otros ya eran o no de esa nacionalidad, ahora
este hecho queda remarcado y expuesto para pensar su perti-
nencia. Es obvio que el espectador no lo es del todo y no porque
se pida su participacin como en los tiempos del optimista
happening sino porque se ha segregado su acceso conforme
a criterios subjetivos. La nica forma de no entrar a formar parte
de la pieza es no asistiendo al Pabelln. Hay muros inmateriales
que hacen innecesarios los otros de ladrillo o de los que estos
ltimos son solo una concrecin visualizable, una redundancia.
Hace tiempo que me muevo en torno a la idea del ngel Exter-
minador del maestro Luis Buuel, una pelcula fascinante que
considero en la base de mi trabajo. Un ngel Exterminador era
quien impeda levantarse y salir de las cajas a los trabajadores de
Guatemala, o detener las formas negras como atades contra la
pared en Nueva York y Zrich. Ese ngel Exterminador es siem-
pre el mismo y creo tenerlo bien localizado.
65
piezas, hecha en Londres, era Grupo de personas cara a la pared
y persona cara a la pared, realizada, en parte, con la colaboracin
de una organizacin proselitista cristiana. Fue increble porque
a esa gente, reclutada por esa organizacin entre el lumpen
urbano de la ciudad, les pude hablar en un lenguaje comn a los
monotestas. Les habl del Gnesis, de cmo Dios, al expulsarnos
del Paraso, concibi nuestro castigo como ganars el pan con
el sudor de tu frente. Ellos permanecieron semanas castigados
cara a la pared, en consciente cumplimiento del mandato bblico.
Queran salvarse! Eso es el trabajo: una especie de castigo por el
cual vendes tu tiempo, cuerpo y voluntad a los intereses del amo.
El Pabelln de Espaa es, a efectos jurdicos, Espaa, como lo es
la embajada en Roma: terreno consular dependiente del Minis-
terio Espaol de Asuntos Exteriores. Yo segua pensando en lo
mismo que en Londres, pero ahora tambin en Espaa y, como
no poda ser de otra manera, en la tradicin nacional catlica.
Pero, como te deca antes, escurrindome de tu pregunta pun-
tual, dejemos hablar a la pieza. Confo plenamente en el lenguaje
plstico. Perdona que no quiera hablar de se y otros trabajos
ms que lateralmente.
66
norma y nosotros. La ley est hecha para cumplirse y se cumple
sin posibilidad alguna de transgresin.
67
SIERRA_ Soy un varn, blanco y occidental, lo que me sita
en un nivel privilegiado. Esto resulta casi una obviedad en la
prctica totalidad del planeta. Decir que hombres y mujeres
son iguales, que los blancos y el resto de razas vienen a ser lo
mismo, o que tanto monta la opinin de un no occidental como
la nuestra es la manifestacin de un deseo, que no una reali-
dad. As que cuando realizo una pieza hay un elemento ms
a incluir: yo. Me guste o no, mi presencia condiciona la credibi-
lidad y posibilidad de realizacin de un proyecto. Esto es as an
hoy, cuando el complejo de culpa del varn blanco occidental le
arrastra a disimular tales evidencias con un pase usted primero
al diferente, que no hace sino confirmar las reglas. Mi presen-
cia tambin tiene una carga semntica para muchos. Localizado
como autor, se me traslada con gran facilidad la responsabilidad
de una situacin laboral tomada del entorno, lo que en muchos
lugares tiene una enorme lgica. Por citarte un ejemplo, puede
que yo no crease el sistema de castas mexicano, pero otros como
yo lo hicieron y an siguen arriba. Esta situacin no me espanta
puesto que alguien debo ser yo; las obras no las realizan seres
inmateriales, sino personas con una ventaja o desventaja genti-
camente heredada y socialmente refrendada. Incluyo todos esos
elementos en la pieza sin ocultarlos en forma alguna, esa es la
nica manera de resolver las situaciones creadas por mi origen.
68
personas que estn abajo, pues las situaciones laborales extremas
explican muy bien todas las dems. Desde ese punto de vista, la
mujer suele estar abajo y por eso aparece tanto en mi trabajo.
Cuando pagu dos dlares a unas indias tzotziles por decir una
frase, lo que yo buscaba eran indios tzotziles, sin importarme
el sexo, pero que no supieran una palabra de espaol. Los hom-
bres son los que salen al exterior, a vender sus productos o a lo
que sea, as que suelen hablar algo de espaol para manejarse,
y ellas se quedan en la tierra o en casa, currando sin saber una
palabra de la lengua externa. Por eso lo hice con ellas. Yo quera
hablar precisamente de esto, de cmo funciona la dominacin
idiomtica. Si all no hablas espaol, no puedes salir de tu casa ni
cambiar tu papel en la sociedad. Evidentemente las mujeres eran
quienes ms claramente lo mostraban. As ha pasado en muchas
obras, yo no he pedido mujeres pero, al acercarme a buscar en el
escalafn ms bajo, ah estaban ellas.
69
que todos saben que est ah, anunciando la propiedad del Pabe-
lln, es como subrayarla o iluminarla. Todos esos actos piden
una reflexin sobre el significado y funcin de la palabra, y ello
es pertinente en un pas que, como Espaa, tiene un himno sin
letra oficial, donde gran parte de la poblacin se identifica con
otra bandera nacional, la tricolor, o con banderas locales ms
o menos centrfugas, o con otras fantasas y smbolos nacio-
nales. Sin olvidar que en Venecia lo que har ser representar
a Espaa, podemos muy bien concluir con que este tema vena
ya dado. Es una forma de pensar Espaa, como fue una forma de
pensar Italia el tapado de esa palabra con una fachada nueva. En
realidad estamos haciendo algo que resulta muy natural en la his-
toria de esta Bienal, y que responde a un no saber qu hacer con
tanta palabra. De ah viene, por ejemplo, la existencia del Aperto
o el uso multinacional del Pabelln italiano. Pensemos tambin
que la enredadera que crece en la fachada del pabelln espaol
busca, si no el tapado, al menos la relativizacin de la palabra,
su difuminacin. La misma palabra Espaa fue un aadido de
ltima hora realizado en una tarde a peticin consular cuando se
remoz por ltima vez la fachada a objeto de quitar el guila pre-
constitucional sin pensar substituirla por cosa alguna.
70
propona incluir artistas extranjeros residentes en el pas pro-
pietario de cada Pabelln y en muchos Pabellones, como en el
holands, esto es casi una norma. Por supuesto se mantiene
cierto tono de mundial de ftbol, pero actualmente los estados
subcontratan su conciencia a curadores reconocidos y con ello
se ha aminorado ese efecto.
71
MARTNEZ_ En la pelcula Sal de Pasolini hay tres categoras de
personajes: los verdugos, sujetos con poder de decisin y destruccin,
una especie de aristocracia del crimen; los funcionarios, colaboracio-
nistas y cmplices, que traducen y ejecutan las rdenes; y los cuerpos
supliciados, sometidos y sin capacidad de rebelin. Sus visiones pare-
cen tener hoy ms sentido que nunca. La vida no es la vida, todava?
72
a la palabra. En cuanto a la primera parte de tu pregunta, donde
vuelves a la idea del crimen y a lo inmoral, procurar expli-
carte. Como artista, he tratado de no confundir la realidad con
el deseo. Sobre todo porque no creo que a nadie le importen mis
deseos. Si, por citarte un ejemplo, en el Viejo San Juan de Puerto
Rico veo gente con unas jornadas laborales extremas, no solo
para comer, sino para pagarse su dosis de herona, acto de la
siguiente manera: ideo un gesto simple que me sirva como pre-
texto para desencadenar una situacin laboral que los retrate y les
pago como aspiran a ser pagados, con una dosis. Pagar ms de
lo que esperan o hacerlo en una forma que se adapte a mi con-
ciencia no me sirve, porque no estoy hablando de mi conciencia
sino de ellos y sus ngeles Exterminadores. Eso dira que soy un
buen tipo y que puse mi granito de arena en la salvacin de esas
almas. Ridculo. Si consigo a alguien que por 65 euros me sujete
una pared por cinco das, te estar mostrando un hecho real;
si pago el doble, te estar mostrando mi bondad. As lo hago
y luego lo difundo. No documento hechos reales, intervengo
en ellos. Me incomoda la postura de narrador omnisciente que
adopta el reportero, y, aunque no se trate de hablar de m, no
puedo esconderme tras frmulas de imparcialidad o distancia-
miento. Ya deca antes que soy parte de la carga semntica de mi
obra. Debo aceptar que esa accin, opuesta a la mera recogida de
datos, me coloca ante muchos como el causante, en ltimo tr-
mino, de hechos desagradables. Pero no puedo dejarme fuera de
escena y rehuir mi implicacin. Lo he pensado porque a nadie le
agrada hacer obras que pblicamente le dejen en mal lugar y creo
que las razones de mis desavenencias con el pblico estn en
otra parte. El trabajo que se hace es intil, se dice, y ello sera una
suerte de regodeo macabro en la explotacin. La cuestin estara
en preguntarnos para quin es intil. Si el trabajador percibe su
salario por permanecer quieto o lo percibe por fabricar tornillos
solo es importante para quien lo emplea. Y si alguien lo emplea es
73
porque algo sacar con eso. Esto coloca al espectador en un
abismo de sinsentido por la claridad del enunciado: no importa
lo que hagas si cobras por ello, no importa lo que obligues a hacer
si te enriqueces con ello. Despus de haber cobrado ni siquiera te
queda el derecho al resentimiento.
74
las normas de mercado en que habr de desenvolverse. La pieza
de la calle Regina no deja lugar a la esperanza en la creatividad
y la generosidad. Expresa todo lo contrario. Si fijamos ah la
solucin de los determinismos econmicos nuestro camino en
coherencia es la adiccin. Los dibujos que trazaba con el agua
a modo de entretenimiento eran una forma de realizar mejor el
trabajo de limpieza pues fijaban mi atencin no en la obligato-
riedad de la accin sino en la construccin del dibujo. Eran una
forma buscada y manifiesta de autoengao, como el canto en el
albail o el aguardiente en la hora libre del trabajador.
75
111 construcciones hechas con 10 mdulos y 10 trabajadores. Galerie Peter
Kilchmann. Zurich, Suiza. Marzo de 2004.
MARIO ROSSI, 2005
77
resuelve nada y obliga al espectador a posicionarse por su cuenta,
sin modelos. Algunos ven en m a un crtico y otros a un enfer-
mizo explotador, eso no me importa mucho pues no es de m de
lo que estoy hablando. A quien s le importa es al espectador pues
ste acude al arte buscando cmo ser comprometido y cool a un
tiempo. Busca modelos.
Con respecto a tu pregunta sobre si prefiero la estructura arte
o la estructura social entera, pues resulta evidente que me des-
envuelvo en el mundo del arte que a su vez es un elemento de
un conjunto mayor. No obstante el arte no es un elemento cual-
quiera. El arte se desarrolla entre las clases creativas de la socie-
dad, quienes se ocupan de imponer al resto de la poblacin el
ritmo planificado de la obsolescencia, la renovacin constante de
la forma y fondo del producto. Por tanto, hablar en el mundo del
arte es hablar con los jefes del asunto. El arte no se encuentra en
la tierra de Nunca Jams aunque, a menudo, nos comportemos
como si estuviramos all. El dinero que paga el arte est acuado
en el mundo real y la mayor parte de las veces es ms oscuro de
lo normal.
ROSSI_ Pero tus trabajos eran citas bastante claras del estilo mini-
malista de Morris, LeWitt y otros. Solo que aquellos cubos, aquellos
paraleleppedos, se encontraban reducidos a una dimensin terrenal,
casi de oficina mecnica del tercer mundo, realizados con materia-
les recuperados: pedazos de chapa utilizada para armar cubos, rollos
cilndricos de posters arrancados de los muros, materiales varios
encontrados en la calle. Pero, al fin y al cabo, todo parta de una refe-
rencia interna al arte. No te parece?
78
programa poltico le corresponde uno esttico, por lo que las
referencias son intercambiables. Si no, no s qu gracia tendra.
Supongamos que no tienes ni la ms remota idea de quienes son
Robert Morris, Sol LeWitt y compaa. Lo que veras entonces es
el contenedor de carga, la normativa industrial, el asa o el din,
las necesidades de alejar el objeto producido de los mtodos de
produccin o las estrategias de mercado. Probablemente veras las
retricas del conservadurismo anglosajn de la poca y sus inma-
culadas torres corporativas. Naturalmente, cada artista conoce este
juego y sabe a quin decora la casa. A veces forma parte de estas
estrategias negar la evidencia y tambin sobreentendemos que es
parte del juego. Hay iluminados, populistas, relativistas, apoca-
lpticos, cientificistas, tecnologicistas, religiosos, nacionalistas,
solipsistas y lo que quieras, todos emplean la forma y tienen sus
propios repertorios y nombres clave. Todos parecen hablar de
arte y nada ms.
Con respecto a los ejemplos que propones, pensemos que
la economa sintctica es tan adecuada en el ahorro y en la nor-
malizacin del producto como en la construccin arquitectnica
de subsistencia, por lo que el abc art o minimalismo depende
tambin de la perspectiva: trazarlo desde las calles de la Ciudad
de Mxico nunca ser igual que hacerlo en la isla de Manhattan.
El mismo discurso dicho en la boca de un poltico republicano
en Estados Unidos no se entender igual en la de un panista
mexicano. Cuando un republicano dice rea de libre comer-
cio quiere en realidad decir lo compro, y cuando un panista
mexicano dice rea de libre comercio en realidad dice se
traspasa. El contexto es fundamental, pero tambin el estable-
cimiento de unos contenidos mnimos compartidos que facili-
ten la comprensin de la obra. Contenidos que emplearemos en
mayor o en menor medida dependiendo de cun globalmente
queramos hacernos entender. Todos sabemos las implicaciones
del cubo lewttico, as que resulta muy sencillo emplearlo de base
79
rtmica y dotarlo de otra perspectiva. Es ms rpido y eficaz que
crear uno propio y establecer nuevas reglas a cada paso. Adems,
no emplear lo que se da por sabido en arte para comunicarte solo
puede conducirnos a una extenuante persecucin de lo innova-
dor o a la creacin de un vocabulario personal indescifrable. No
digo que est mal, pero hay que saber a qu conduce la eleccin
de no usar un lenguaje comn. No olvidemos que mis referentes
son tambin los referentes del espectador y que ser ste quien
en ltima instancia dar sentido a mi trabajo.
SIERRA_ En primer lugar, debo decir que cada cual cobra por su
trabajo. Cunto y segn qu circunstancias no es producto de una
investigacin en toda regla. Ms sencillamente, es el resultado de
preguntarle al trabajador que tengo al lado por lo que ms impor-
tancia tiene en su vida, por cunto cobra. Cuando uno lee crtica
de arte nos encontramos con investigadores de cualquier cosa,
uno investiga los lmites de la forma a travs de una mirada inci-
siva y el otro investiga el etnocentrismo a travs del uso de frma-
cos, o quien sabe qu ms se nos pone a investigar. En realidad,
80
el arte no es el lugar donde se realizan estas investigaciones, sino
donde se discuten sus resultados con fines decorativos, modlicos
o de representacin. Es por eso que cuando se habla de los funda-
mentos del arte se suele olvidar que el arte es muchas cosas pero
tambin es parte del sistema capitalista. Se pasa por alto que el
artista produce objetos de lujo o que las obras de arte no llegan
a los museos por arte de magia sino por intercesin de la divina
mano de obra, mano que habr de conservar el arte, vigilar el arte,
trasladar el arte y aadirle, en suma, valor con su trabajo. Estos
elementos, en apariencia slo en apariencia, decoran mal,
vulgarizan los modelos y se representan slo a s mismos, son
de puro obvio intiles. As, cuando hablas de acciones antieco-
nmicas y sin utilidad, te ests refiriendo sin darte cuenta a esos
objetivos fundamentales y por ende a los intereses del grupo que
consume arte, grupo por lo dems coincidente con el que oferta
puestos de trabajo. Desde la ptica del trabajador el sentido de
su trabajo llega con el pago de su sueldo ya s que un uno por
ciento encuentra en el trabajo, adems, el sentido de su vida
y, desde mi ptica, lo acaecido adquiere sentido econmico con la
venta de mi trabajo, con lo que los sinsentidos ni a ellos ni a mi
nos incumben. Analicemos el mensaje latente en tus palabras: lo
que en realidad quieres decir es que lo nico que trasmiten algu-
nas de mis acciones, supongo que no te refieres a todas ellas, es el
intercambio monetario que las hace posibles y que esto no es til
a no ser que me refiera a la crtica de dicho intercambio. Qu tal si
no fuera as, si no hubiera moraleja, si el hecho de que disponga-
mos de un material humano abundante, a bajo coste, sin apenas
especializacin y sin soar siquiera con sindicatos y partidos, jus-
tificase su empleo. Qu tal si, simplemente, se hace porque puede
hacerse y nada lo impide. Evidentemente, McDonalds, Nike o el
Partido Comunista Chino emplean dicha mano de obra con la
por lo que se ve muy aceptable finalidad de producir hambur-
guesas, calzado deportivo y de todo, as que no creo que pienses
81
que el objetivo de estos grupos es poner en evidencia aspectos
negativos del sistema. Y sin embargo lo hacen.
Con respecto a poner instituciones en crisis desde adentro,
no creo que sea el caso. Estas se ven muy sanas y no me consta que
sepan siquiera que ando por ah. Bueno, el arte como institucin
s lo sabe, pero no me llevo nada mal con esa institucin. Por el
contrario contratan mis servicios con frecuencia y no lo haran si
lo que yo ofreciese no fuese otra cosa que servicios. Por otro lado,
de dnde sacas que yo pretendo tal cosa o que se me ha pasado
alguna vez por la cabeza hacer de Keanu Reeves del arte. Estamos
demasiado acostumbrados a leer que un artista deconstruye tal
cosa o que otro derrumba el concepto de tal otra y ya damos por
seguro que el fin ltimo del arte es, como mnimo, la revolucin.
En Mxico uno de los sitac Simposio Internacional de Teora
del Arte Contemporneo, por sus siglas en espaol se celebr
bajo el sonoro lema de Resistencias y era de verse lo resistentes
que fuimos todos a irnos de la casa del propietario de Taco Inn,
donde se hizo la correspondiente fiesta. La resistencia histrica
al fascismo merece cierto respeto y no creo pertinente mezclarla
con una compaa multinacional de comida rpida. Pero el arte
contemporneo es as, a todos sus integrantes les gusta pensar
que muerden la mano que les alimenta. No hay ningn elemento
objetivo que vincule el arte contemporneo con una lucha antisis-
tema. Si te das cuenta es absolutamente lo opuesto. No obstante si
alguien decidiera emprender la marcha deber primero medir si la
produccin de objetos de lujo es el camino ms adecuado. No com-
prendo por qu resulta tan endiabladamente complejo aceptar que
el tema del arte puede ser tambin lo que sucede a la vuelta de la
esquina, sin que debamos adems afirmar nuestro compromiso
militar con la defensa de lo esquinado o inventar que as nos trans-
formamos en che-guevaras. Slo soy un artista y slo hago arte,
y, por ms que se me exija, no quiero ser cmplice del monumen-
tal autoengao colectivo de que estamos cambiando el mundo.
82
ROSSI_ Cules fueron tus encuentros decisivos con artistas u obras
que hayan representado momentos de cambio en tu recorrido arts-
tico? Cmo situaras tu hacer en el actual sistema del arte? Te sien-
tes una figura aislada?
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SIERRA_ El trabajo es la venta del tiempo, la inteligencia y la
fuerza del trabajador a cambio de una remuneracin y en inte-
rs de la parte contratante. Esto no es cosa ma, el trabajo es eso.
Socialmente se concibe de este modo y poco importa mi visin
particular sobre el asunto. La visin que debe primar siempre es la
que nos liga al resto para que el espectador sepa de qu hablas y no
se quede sin saber qu pensar por tratarse de una visin particular.
Sobre tu ltima pregunta, pues no, no estoy satisfecho.
Creo que no hablo lo suficientemente claro, y es lo que pretendo.
Debo seguir desarrollando estrategias que me permitan hablar
alto y claro, y hacer desaparecer cualquier atisbo de sofisticacin
en mi trabajo. Por otra parte, el trabajo no esta terminado. Una
pieza acabada nunca es independiente, hay que remitirla al resto
de la produccin y suelen quedar cosas que aadir o que quitar,
ambigedades y ruidos. Lo que menos me gusta de mi trabajo es
todo lo relacionado con la inauguracin, es como casarse una
vez al mes y por el rito catlico. Me rompe los nervios y no
entiendo por qu debe hacerse, es como si un periodista hiciese
una celebracin social consigo mismo de protagonista cada vez
que termina un reportaje. Realmente no hay nada que celebrar,
mxime cuando se tratan los temas que yo trato. Pero, desgra-
ciadamente no suele entenderse esta postura y plantear esto se
toma casi como un desprecio a quienes han trabajado contigo
poniendo toda su ilusin y empeo. Tambin el empleo de la
palabra arte resulta muy incmodo y muchas veces me resulta
vergonzoso decir que soy artista. Es como decir que eres ms
y mejor que los otros, t eres un pobre diablo y yo soy un artista.
Comnmente el arte se entiende como un trabajo que deviene
en sublime por la maestra del trabajador, quien, de esta forma,
pasa a llamarse artista, un grado superior y superlativo del traba-
jador comn. As, un realizador de cine se vuelve artista cuando
hace algo como La dolce vita, pero mientras tanto es solo un rea-
lizador de cine. Nosotros cargamos con el pretencioso nombre
84
de artistas desde la primera gilipollez que hacemos y me parece
excesivo, pero, sobre todo, poco prctico porque nuestro trabajo
se hace incomprensible para la sociedad. Qu tiene de sublime
una lata de sopa o un cacho de piedra cuadrada con una lechuga
atada? Un conocido escritor, el nombre no viene al caso, deplo-
raba la obra de Joseph Beuys desde las pginas del peridico de
mayor tirada en espaol. A l no iban a engaarle. Su demanda
era que no entenda por qu deba arrodillarse uno ante una silla
con grasa. Como no haba razones para la genuflexin, no haba
tampoco razones para llamarle arte a aquel artefacto. De modo
que al problema de cargar con una palabra para engredos le
sumamos la dificultad de expresar ideas que no busquen la ado-
racin del espectador. Debera haber otra palabra que podamos
usar sin estas molestias. Es muy incmodo.
85
las revistas qu temas interesan al ciudadano una vez satisfechas
sus necesidades bsicas; y si no me creen lo de la novia, consul-
ten su peridico local, seccin de contactos. Hace unos das apa-
reci en el peridico la curiosa noticia de que en Andaluca una
patrulla costera de la Guardia Civil haba encontrado una patera
llena de africanos subsaharianos que recibi a dicha embarcacin
al grito de Qu pasa Neng, que en Espaa es el grito de guerra
de la cultura discotequera-pastillera, de la de noches de fiesta de
tres das semanales y veranos infinitos. Qu informacin reciben
en la lejana frica negra; lo que gana un jugador del Manches-
ter United, los programas de hora y media con personajes que
viven de contar con quin follan, dnde est ese pas de ensueo?,
y por qu no yo? Sabemos que cuando en vez de pedir per-
miso de integracin se pida venganza los nuevos sans culottes del
mundo no van a esgrimir la carta de los derechos del hombre. En
nuestra conciencia culposa tememos que la prxima revolucin
sea taylorista, y no me refiero al pensador, sino al infame Char-
les Taylor, quien durante los aos noventa y parte de los aos
dos mil encabez en Liberia una sangrienta revuelta subido en
su vehculo con msica heavy metal a todo volumen, borracho
y drogado como todos sus hombres y nios soldado. Vestidos
de una mezcla entre Rambo y Ozzy Osbourne violaban, ampu-
taban, mataban, robaban y destruan. Su nico ideario poltico
era la fiesta de la sangre. Este hombre y su ejrcito apocalptico
viven en nuestra mala conciencia, y sabemos que merecemos
el taylorismo como respuesta a lo escandaloso de nuestra fiesta
privada. No s si he respondido a tu pregunta.
86
es por acabar con el sistema?, ahora me preguntas: no es cierto
que debido a lo duro de tu existencia sientes empata con el pr-
jimo, no es verdad que eres autntico, que eres en realidad uno
de ellos? No creo que el trabajo deba sustentarse en mitologas
individuales. Los datos biogrficos no hacen mejor una obra de
arte, slo se esgrimen para satisfacer la necesidad de arquetipos.
Tu pregunta, en uno y otro caso, es: verdad que eres bueno?.
Como deca antes comprendo que llamarse a s mismo artista
entraa este plus ejemplarizante. Como en los chistes de antes:
esto era un francs, un ingls y un italiano y llega un mexicano
y dice Muchas carreras se han montado con esta lgica y, me
moleste o no, yo debo a mi manera ser tambin representante de
algo, lo que justificara tal vez esta entrevista. Si hago el esfuerzo
y lo miro desde afuera puedo comprender a qu arquetipo res-
pondo. El otro da un curador me presentaba a otro diciendo:
Este es Santiago Sierra, es un artista espaol. Y, tras una medi-
tativa pausa y sopesando el efecto de sus palabras, aadi: pero
vive en Mxico. Entonces el otro pareci comprender algo que
no haba captado antes. Lo de ser espaol no deba resultar sufi-
ciente. Desde hace unos aos Espaa est en Europa y ya no tiene
mucha gracia. Vivir en Mxico, en cambio, supona un plus de
autenticidad porque un europeo se haba adentrado en territo-
rio comanche como Kevin Costner en Bailando con lobos. Nueve
Oscar no son cualquier cosa. As pues, cada artculo sobre mi tra-
bajo empieza as, Santiago Sierra es un artista espaol que vive
en Mxico. Estos datos biogrficos muy lejos de pasar desaper-
cibidos son la coletilla preferida de presentacin de cada artista.
Insisto. Con slo estos datos se montan exposiciones enteritas.
Sin embargo, no voy a echarle toda la culpa a los curadores,
como deca, con esto tambin se construyen carreras desde den-
tro. Muchas veces se soporta a, pongamos por caso, un psimo
vdeoartista filipino ante la generalizada sorpresa de que en Fili-
pinas existan cmaras de vdeo y personas que saben manejarlas.
87
Hay que aportar algo extra porque artistas hay muchos y te lo van
a preguntar. Ello puede decidir tu carrera entera. Ser hincha del
Miln no cuenta. Los artistas juegan a fondo con esta funcin
arquetpica del arte. El artista de performance es un perfecto ejem-
plo, ya que no suele concebirse una performance sin que el artista
en persona la protagonice integrando en su obra su bagaje vital,
las ms de las veces con tantos pelos y seales que la performance
como genero mueve a la recuperacin preventiva del pudor per-
dido. Aunque yo no pretenda transformarme en el centro de mi
obra y me empee en aclarar una y otra vez que no es de m de lo
que hablo, que yo no salgo en la foto, la pregunta se repite: Y t?
Al fin y al cabo, si me fui a Mxico por algo sera y cabe pensar
que pudiera haber ido tras una biografa resultona que escribiese
esa primera lnea tan difcil de poner en las crticas de arte. Tal
vez as sea. Creo que tras buscar e ir expulsando a lo largo de
los aos al fascista que todos llevamos dentro es hora de ajustar
cuentas con nuestro Manu Chao interior.
88
a la negacin de la vida y su transformacin en trabajo. Cunto
vives y cunto provecho haces obtener con ello. La energa aparece
asociada a la destruccin en Galera quemada con gasolina. Los
rganos vitales se muestras enfermizos como en Pinturas reali-
zadas por un arroja fuegos, bloqueados. El trabajador excava un
hueco bajo tierra que bien podra contenerle como en 3.000 hue-
cos de 180 x 50 x 50 cm cada uno, o directamente permanece en
ellos como en Persona en un hueco bajo tierra de 300 x 500 x 300
cm. Las seas de individuacin nunca aparecen y si lo hacen es
formando parte de una letana interminable, como en 120 horas
de lectura continua de una gua de telfonos. El trabajador aparece
oculto y empaquetado, sealada su ausencia tanto como sus sobre-
determinismos, sin rastro de voluntad, fuera de foco o purgando
una condena. As que dgame usted de qu le parece que hablo.
89
Palabra tapada. Pabelln de Espaa. Bienal de Venecia. Venecia, Italia. Junio
de 2003.
CARLOS JIMNEZ, 2005
91
SIERRA_ No lo s. En Madrid sigo sin ver un ambiente de tra-
bajo adecuado y, adems, ya no importa mucho dnde vivas.
El trabajo que estoy haciendo es ms aqu y all, en Europa, en
Estados Unidos, en Latinoamrica, y el sitio no es demasiado
importante.
92
o algunos otros barrios, es sencillamente porque como estn en
mejores condiciones que el resto son un imn para blancos lati-
noamericanos o para europeos. Pero, realmente, no se produce
una situacin multicultural como la de Nueva York. Mxico es
ms bien una ciudad recrecida de la inmigracin interior gene-
rada por las malsimas condiciones en las que est el campo.
93
histricas. Lo utilizo para poner en evidencia cuestiones como el
privilegio del blanco o el color del empleador.
94
Coche elevado en 100 cm. Museo Universitario del Chopo. Mxico D. F.,
Mxico. Agosto de 1998.
245 m3. Sinagoga de Stommeln. Pulheim, Alemania. Marzo de 2006.
JAVIER DAZ-GUARDIOLA, 2006
97
muertos de Europa. Algunos de estos proyectos han hecho que
mucha gente se haya soliviantado. Por eso he decidido explicarme
bien con esta muestra, porque, adems, hacindolo creo que dejo
muchas cosas claras. La gente ya sabe sin duda de lo que hablo.
98
para acentuar la contradiccin: todo es representacin. Lo que
decimos y cmo se escribe el titular es la gran piedra angular
negada por el minimalismo. Cuando yo lo planto encima de la
mesa lo que estoy diciendo es eh!, comprueben este dato!.
99
ofertas, las que ms me interesan, como las de Bucarest o Ale-
mania. Los curadores de estos proyectos podran decir tenemos
esta situacin, pero nos callamos. En la sinagoga de Stommeln
todos los aos se hace algo para que se recuerde a los muertos.
Eso es admirable y te obliga a estar con ellos. Yo ya saba que iba
a haber una bronca si me meta ah, pero qu haces? En Mlaga,
he metido muchas cosas que pueden parecer mera documenta-
cin, pero la pieza central de la muestra est en la fachada, una
pieza de iluminacin que ha querido ser sutil para demostrar que
s manejar el volumen, que puedo hablar alto o bajo [Iluminacin
del espacio entre dos planos, 2006]. Y es algo sobre lo que volver
cuando vuelva a ser invitado a Espaa.
100
intentar decir lo que pueda, mientras le dejen. Se trata ms de ser
coherente con uno mismo. Yo, desde luego, no me voy a dedicar
a aplaudir desde el patio de butacas la representacin que nos
han montado. Si se nos considera unos pintamonas, alguna res-
ponsabilidad tendremos en eso.
101
no provoco. Soy suave. Y lo que quiero indicar tambin es que
soy capaz de controlar el volumen de mi discurso.
102
SIERRA_ Me ha marcado, pero muy positivamente, porque te
das cuenta de la cantidad de gente que tienes detrs. Es increble
el apoyo que recibes. Para mi obra ha sido bueno porque ha que-
dado claro de qu estoy hablando. Estoy muy satisfecho con el
trabajo. Creo que ha sonado y, tal vez, si ha habido dardos contra
m, no ha sido contra mi persona, sino porque he actuado como
catalizador de muchas cosas. Yo no me siento ofendido.
103
Iluminacin del espacio entre dos planos. Centro de Arte Contemporneo
de Mlaga (cac Mlaga). Mlaga, Espaa. Mayo de 2006.
GUIDO COMIS, 2006
105
COMIS_ Esta obra recuerda a 300 toneladas, una obra que expu-
siste en la Kunsthaus Bregenz, donde llenaste la sala de ladrillos hasta
alcanzar el peso lmite que puede soportar el edificio, por lo que un
excesivo nmero de visitantes poda hacer que se derrumbara. Ambas
obras acentan la conciencia del propio cuerpo. Qu significado
adquiere esa condicin?
106
SIERRA_ En Trento, el pblico se esperaba algo, pero una vez
terminado el recorrido por el pasillo, no haba manera de salir.
En ese momento se haca evidente para el visitante que se estaba
observando a s mismo en el interior de una estructura, ya que no
tena ms opcin que dar marcha atrs hacia la entrada y, durante
el regreso, el espectador senta, sin lugar a dudas, que l mismo
era una persona (Una persona). As es cmo logr mi objetivo. En
300 toneladas me preguntaron dnde estaba el tema social. Natu-
ralmente, la pregunta surgi del hecho de que la obra no inclua
minoras raciales o personas pertenecientes a las clases sociales
ms bajas. Aunque el edificio podra haberse derrumbado por la
presencia de los visitantes, al pblico le result difcil reconocerse
a s mismo como objeto, ya que siempre insiste en que la realidad
se le presente de una forma edulcorada. Una persona, 300 tone-
ladas y tambin otras obras han sido creadas con la intencin de
superar la obstinada resistencia del pblico a verse a s mismo
como el problema. El problema son siempre otras personas, a los
que el pblico critica desde dentro de la misma sociedad a la que
pertenece. Los otros, a los ojos de la heroica sociedad de los consu-
midores de arte, son los responsables de la desigualdad, las gue-
rras y la prdida de los parasos de vacaciones. El mundo del arte
se siente bien cuando se reconoce a s mismo y, en consecuencia,
no se considera parte del problema.
107
contextos en los que la forma posee una importancia esencial.
Las cosas se expresan de acuerdo con las normas, respetando la
fecha oficial y el denominado procedimiento administrativo: no
hay manera ms fiel de seguir la forma que esa. Yo subdivido
los temas y en algunas obras digo lo que no fui capaz de decir en
otras, por motivos de claridad y eficacia. Mi trabajo respeta los
niveles sintctico, semntico y pragmtico. Una de las crticas
que recibi Altavoces fue que en la obra declaro cunto dinero
gan todo el mundo de la Bienal, pero guardo silencio con res-
pecto a mis propios beneficios, de modo que la comprensin
completa de los hechos qued minada. El pblico busca obras
que representen un sistema, en el que todo sea explicado de
una sola vez, como si se tratara de La crtica de la razn pura
o algo as. Parece como si el artista tuviera que trabajar con unos
cdigos estilsticos que lo hagan reconocible en el mercado, sin
los cuales la difusin de su producto se ve comprometida. Ese
es el motivo por el que me veo continuamente obligado a dar
explicaciones. Una de mis obras consiste en la lectura de la gua
telefnica en voz alta; en otra, cien personas se esconden; en
otra se cava un agujero en el campo; en la pieza de Trento slo
hay un pasillo, y esta variedad explica las diferentes modulacio-
nes entre los niveles de las obras de los que estaba hablando: el
sintctico, el semntico y el pragmtico. No tengo la intencin
de dedicarme a la produccin del mismo objeto ms de una vez.
Tambin soy un espectador de arte y no entro en una galera
para constatar algo que ya he visto en una revista, sino para ver
lo que al artista le queda todava por decir. No confundamos
metodologa con repeticin ad nauseam.
108
300 toneladas. Kunsthauss Bregenz. Bregenz, Austria. Abril de 2004.
133 personas remuneradas para teir su pelo de rubio. Arsenal. Venecia,
Italia. Junio de 2001.
HILKE WAGNER, 2006
111
lo que hiciera, todo se quedara corto. Haba que llegar al lmite
y plantar la muerte justo delante del espectador. La nica muerte
invocable, la propia. Deba tambin calibrar un tanto el estado de
la memoria del Holocausto. Mi primera impresin es que esta
memoria es algo fuertemente banalizado y, por mi parte, que-
ra hacer algo que no slo tuviese una relacin con el pasado,
sino tambin con el presente, porque me parece que recordar el
pasado simplemente no es bastante, ese recuerdo tiene que tener
una utilidad. Tambin sabemos cul es el impacto que produce
en las personas a las que se ha hecho abrazar la idea de pueblo
alemn, pero no cul es el impacto que tiene en otros pueblos
europeos, o el que tiene en m. Todo eso es la obra.
La manera en que he dado forma a todo esto ha sido loca-
lizando algunos coches, seis, en los alrededores de la sinagoga.
El seis es un nmero sin connotaciones. Los automviles son
vehculos normales, de gente que nos los ha prestado, y estn
estacionados en la calle. A cada coche le hemos colocado un tubo
negro que recoge las emanaciones de monxido de carbono que
se producen en la combustin del motor y estas emanaciones
son enviadas directamente a la sinagoga. Los tubos que recorren
el espacio que hay entre los coches y la sinagoga no van canaliza-
dos, como en las obras de ingeniera civil normales, sino que pro-
curan marcar el espacio de manera agresiva, sealando su origen
y su destino. Frente a lo que sola ser habitual para la sinagoga, que
es hacer el proyecto en septiembre, cuando el entorno es quiz
ms bonito y ms agradable, propuse hacerlo en marzo para que
el clima nos ayudase a hacer la pieza ms dura visualmente. El
final del invierno es en marzo, lo que siempre relacionamos con
el fin, tambin para las religiones implicadas. Una vez creada
esta situacin definimos cmo seran las visitas del pblico. Las
medidas de seguridad son fundamentales, pues la permanencia
dentro del edificio puede causar la muerte. Hay monxido de
carbono suficiente como para que una persona comn muera en
112
media hora si no entra con una mscara. Es por ello que las visi-
tas se hacen usando un equipo de respiracin artificial. Tambin
me interesaba mucho que el pblico visitara la pieza de manera
individual y no en grupo. He comprobado que, cuando el visi-
tante est solo, pierde el soporte social que minimiza lo que se ve
en las salas de exposiciones. Cuando la visita se hace de uno en
uno se vuelve mucho ms dura. No hay con quin compartir la
tensin y el visitante se queda as, solo ante la idea de su propia
muerte. Antes de la entrada hay un control donde se le explica
a la gente todas las medidas de seguridad que se han tomado
y se le hace ver el hecho fundamental: que tiene que obedecer
todas las normas, que va a quedar en manos de mi equipo de
seguridad y que tendr que confiar en l. Como los automviles
no pueden estar constantemente estacionados en la zona y tam-
poco es posible tenerlos en uso todo el tiempo, pues nos los han
prestado algunos colaboradores, el proyecto slo se llevar a cabo
durante seis domingos. Hemos escogido el domingo porque es
un da festivo y puede venir ms gente.
113
la muerte. La muerte siempre es la de los dems. Siempre es algo
que le sucede a otro, y me parece importante colocar a la persona
en una situacin en la que la muerte tambin le pueda suceder.
Ser posible vctima por unos instantes. Hay unas reglas del juego
y la desobediencia de esas reglas traera la muerte. Esto es algo
que hemos hecho en otras piezas, pero no con tanta precisin.
En Trento haba un pasillo muy largo, de 300 metros, al cual
entrabas solo. El pasillo era tremendamente estrecho y blanco.
El pblico no saba de las dimensiones y una vez acabados esos
300 metros se llegaba al final, y como al final no haba nada,
ni salida ni nada, tena que regresar, con lo cual no se podan
abandonar las reglas del juego. Una vez dentro no haba nada
ms que hacer. Sobre la situacin de la persona ante las reglas
del juego he insistido muchsimo en ese proyecto. Pero en este
que nos ocupa, todava ms, y es lo que me parece ms resea-
ble. El cmo la obediencia a las normas tiene que ser seguida
completamente porque si no conlleva la muerte. O era al contra-
rio? Por supuesto, imagino que nadie va a entrar en la sinagoga
llena de monxido de carbono letal. El sacar la muerte, la muerte
propia, no la de los dems; no la imaginacin ante la muerte de
los dems, sino la posibilidad real de morir; me pareca el punto
principal para empezar a entender algo. Considero que crear una
sensacin de empata es absolutamente pretencioso, me parece
que no se puede recoger el sufrimiento de ninguna de aque-
llas personas. He abandonado toda pretensin e intento que el
pblico sienta empata, solamente puede lograrse que piensen
en su propio cuerpo o que sientan, por un momento, su propio
destino. En esto no me parece que nadie se crea diferente.
114
a los Corridors que Bruce Nauman hizo en los aos sesenta, sometas
al visitante a que se enfrentara solo a una situacin claustrofbica.
Como las salidas de emergencia no eran visibles, ste se vea obligado
a recorrerlo hasta el final. Pero tus obras de los aos noventa, en
un contexto en el que el arte ya se vea forzado a ser polticamente
correcto, ponas al espectador en una situacin en la que era testigo de
alguna injusticia que le produca angustia. En los trabajos de aque-
llos aos, el hecho de hacer que el espectador fuera testigo de alguna
injusticia social en el contexto de un arte determinado como poltica-
mente correcto produca en l un gran desconcierto. Por ejemplo, en la
Bienal de Venecia del 2001, hiciste que 133 inmigrantes se tieran el
pelo de rubio, para ilustrar la marginalizacin y la instrumentaliza-
cin de los seres humanos. Siempre trabajas haciendo que el pblico
de arte presencie tanto la opresin moral, como la econmica y usas,
para ello, los mismos mtodos que criticas. En la misma Bienal, pero
en el 2003, cerraste la puerta del Pabelln de Espaa. Slo se permita
la entrada, y por la puerta trasera, a aquellos que tuviesen pasaporte
espaol. En Bregenz, en 300 toneladas, el agobio fsico se sumaba al
psicolgico, pues los visitantes saban que su peso se sumaba, peligro-
samente, al que t ya habas colocado sobre el edificio. Tambin est
la obra que hiciste en Guatemala, donde un autobs con las ventanas
cubiertas transportaba al pblico hasta un lugar en el que buscaban
una obra escondida que no exista en realidad o la de Brtigny, en
donde los visitantes eran encerrados solos en una sala. Tu trabajo llega
a los fundamentos morales y polticos.
115
usurpacin del espectador, pues est viendo ese cuadro sin ser
l los Reyes de Espaa. l es otra persona. Es un cuadro que
produce una extraordinaria unin entre la propiedad privada
y la percepcin, la usurpacin del espectador sobre un espacio
que no le pertenece y, sobre todo, que coloca al pblico como
la obra de arte misma, como la persona que lleva consigo toda
una serie de componentes o de circunstancias que hacen que la
obra se active. En mi caso esto est siempre presente. Pensar en
una obra de contexto no es tanto pensar en qu hay alrededor
o qu elementos arquitectnicos o qu elementos perimetrales
de cualquier otro tipo deben ser considerados, sino en quin la
va a ver, quin es el pblico. Es muy importante decir esto aqu,
porque obviamente el trabajo no est hecho en una sinagoga de
Tel Aviv ni en una sinagoga de Mosc, sino que est hecho en
una sinagoga donde no hay poblacin juda que la utilice, y por
lo tanto tenemos un pblico con unas caractersticas muy espe-
ciales. No es quien en buena lgica debera ocupar este tem-
plo, porque la lgica fall y se impuso el crimen. El pblico, en
general, no es una cosa indefinida. El pblico de arte es gente
que tiene una alta formacin, que pertenece a una lite, cuando
menos, cultural. Por no hablar de un pblico ms activo, que
sera el coleccionista o la persona que decide qu cosas se ponen
en cada sitio, como pueden ser los curadores o los directores de
museos, autnticos guardianes de la llave de acceso a esos otros
templos donde se rinde culto a la mercanca: las salas de arte. El
pblico es un grupo social muy determinado en cada pas, esta-
mos hablando de gente muy prxima a las personas que toman
decisiones, puesto que es un pblico altamente cualificado.
Como deca, el pblico del arte ya viene con unas caractersti-
cas concretas. Yo tengo siempre muy claro que el espectador de
arte contemporneo es el grupo social que se encuentra arriba.
Arriba global y arriba localmente. En la pieza de Guatemala
que comentas es muy obvio y sobre todo en mis experiencias
116
latinoamericanas. El pblico que puede ir a ver una exposicin
en Guatemala es aquel al que jams se le hubiera ocurrido visitar
las zonas ms depauperadas de su propia ciudad, esto no se pro-
duce precisamente porque se trata de un pblico que vive en las
zonas altas, en las zonas buenas. En las zonas bajas no slo no
se le ha perdido nada, sencillamente acudir a esos lugares no es
conveniente para su seguridad y su integridad fsica. Mostramos
lo que no se quiere ver. Yo pertenezco a ese grupo, no soy una
excepcin. En la Sinagoga de Stommeln estamos hablando con
personas que pertenecen al pueblo alemn. Gente que soporta
un remordimiento de conciencia y un sentimiento de culpa. No
quiero presentaros a vosotros mismos. Ya os conocis. Aqu, las
citas al arte alemn han sido altas. Cada alemn sabe qu es eso
y yo lo envidio porque me gustara que otros pases del entorno
fueran capaces de asumirse como problema. Aqu s hay algo
que decir: el resto de los europeos no son inocentes. Como espa-
ol reconozco a mi cultura como parte del problema. Y una cosa
ms: no hablamos del pasado. Las autoridades alemanas calcula-
ban hace unos das en 40.000 las mujeres que vendrn forzadas
a prostituirse durante los Mundiales de Ftbol. En mi pas calcu-
lan que sern 300.000 las esclavas. No es todo esto una gigan-
tesca Joy Division? Esto es un pequeo ejemplo.
117
SIERRA_ En cuanto a esas imgenes que te vienen a la mente,
tienes que tener en cuenta que son tomadas del imaginario colec-
tivo. Yo no pertenezco a otra cultura. No vengo de Marte. Tengo
el mismo background cultural y las mismas cosas en mente que
tiene el pblico. Soy pblico de arte. As que las mscaras de
respiracin asistida que usaremos en Stommeln las reconoce-
mos. Las vemos cada vez que hay un desastre. Como todava no
has visto esta pieza, pero has visto otras anteriores, te recordar
la pieza que hice en Londres con poblacin inmigrante iraqu.
Las personas que estaban rociando poliuretano en las espaldas de
estos trabajadores iban vestidas de manera muy similar a las per-
sonas que recogan chapapote en las costas de Galicia. Haba
tubos y llaves de presin como en Galicia o como en las plantas de
Kuwait. La forma o las actitudes que tenan los inmigrantes al ser
rociados les daban un aire de pasividad, casi de vctimas. Cuando
reciban el poliuretano en las espaldas nos recordaban las escenas
con las que desayunamos todas las maanas, las de las ltimas
barbaridades hechas por los ejrcitos de ocupacin de Iraq. Busco
que todas las imgenes que se traen a colacin sean imgenes
muy reconocibles por el pblico. Que el pblico de repente sienta
que su vida tiene algo que ver con la destruccin que genera y la
forma de hacerlo es recurriendo a imgenes que ya todo el mundo
ha visto en la televisin, imgenes que tienen que ver con desas-
tres e imgenes de muerte. El Holocausto no es un dato casual ni
mucho menos anecdtico. Tampoco el Holocausto Judo ha sido
el nico, pero s el punto culminante de nuestra cultura y de hasta
dnde somos capaces de llegar por un puado de euros. Quiero
recordar que todo Occidente debe su fortuna al expolio sistem-
tico de los pueblos de ultramar. En Australia se habla ingls, un
idioma que no tiene nada que ver con la poblacin aborigen de
all. Esta lengua ha surgido en el otro lado del planeta. Este es
el tipo de datos que Occidente toma como prueba de la impor-
tancia de su identidad cultural. Se habla con orgullo de las reas
118
lingsticas, existe un Ministerio de la Francofona o un Instituto
Cervantes. Pero que cientos de millones de personas hablen mi
lengua, el espaol, es el resultado de una actividad criminal sos-
tenida. Desarrollada bajo bandera espaola o bajo bandera argen-
tina, da igual, era la misma gente. Las repblicas americanas han
sido buenas hijas de la madre patria. Mientras tanto, Occidente
est muy feliz por esto y yo me pregunto si acaso Occidente cree
que toda esa gente habra sido muda sin tan peculiares clases de
idioma. Suiza no tiene petrleo, no tiene gas, no tiene otra riqueza
que prados, vacas, un paisaje muy hermoso y la alegra de sus
gentes, y sin embargo es el pas ms rico del mundo. Esta riqueza
viene de alguna parte y tenemos que dejar de situar estas cosas
en el pasado. Seguimos en las mismas. Auschwitz es el punto
culminante de una estrategia criminal prolongada en el tiempo
que, por supuesto, no ha terminado. El hecho de que yo disfrute
de la posibilidad de moverme de pas en pas exponiendo arte, es
producto de la existencia de vuelos baratos, de una cosa tan tonta
como la posibilidad de volar a precios econmicos. Las ventajas de
plantarme en no ms de medio da en cualquier ciudad europea
desde cualquier ciudad europea. Para hacer esto hay que mante-
ner una hegemona sobre Oriente Medio, sobre los lugares donde
se produce el petrleo. As que el hecho de que yo desarrolle esta
actividad slo es posible siempre y cuando esta energa est dispo-
nible de manera abundante y de manera econmica. Es decir, que
la guerra que se libra en Iraq se est librando, entre otras cosas,
para que yo pueda estar aqu haciendo exposiciones. Me parece
que las cosas no estn colocadas en un pasado. Hemos expoliado
frica y luego la hemos abandonado a su suerte, y no s si alguien
ha odo hablar de los intereses o si esto slo se aplica para lo que
con el ms negro de los sentidos del humor se llama deuda
del Tercer Mundo. Encima nos deben plata, es el colmo. Si Occi-
dente quiere quedar a mano con lo que se llama Tercer Mundo,
primero debera dejar de robar, despus devolver lo robado y por
119
ltimo indemnizar a las vctimas de la vorgine; luego si quieren
que digan que todos somos iguales. Ya est bien de cachondeo.
Sorprende mucho la sorpresa de Francia ante sus coches en lla-
mas, pues qu pensaban. Qu desubicados estn. Deca Hitler
que nadie les pedira cuentas cuando triunfasen. Ellos no triun-
faron, pero s el colonialismo europeo y, claro, nadie les pide
cuentas. Esto es actual. Si seguimos pensando que esto es una
cuestin excepcional ocurrida entre alemanes y judos, vamos
a repetir en cualquier momento el Holocausto, no es algo que
podamos colocar completamente en el pasado. El Holocausto es
un ejemplo maysculo de hasta dnde es capaz de llegar la vora-
cidad del capital y tiene sentido que volvamos a poner este tema
sobre la mesa. Hay que desempolvar la memoria del Holocausto
y decir muy claramente que el Estado y el Capital son capaces de
matar, y de matar masivamente, y adems, que ese es su negocio
principal. El Estado asegura una hegemona de grupos de poder
localizados geogrficamente y el Capital, sin ninguna localiza-
cin geogrfica, simplemente se ocupa de s mismo. Sabemos
perfectamente que la seguridad de una empresa se antepone
a la seguridad de colectivos humanos, que la seguridad de una
empresa es respetada y consentida a todo lo largo del mundo. Pero
aparte de beneficios incompartibles, tambin causa muerte y des-
truccin. Los culpables siguen en activo. A los judos se les rob
con pormenorizada saa contable, no olvidemos esto. Tampoco
que con ello se pagaron las ventajas sociales que hicieron tan atrac-
tivo el nazismo, con eso y con el bandidaje en los desafortunados
pases vecinos. El comportamiento pirata ha sido nuestro compor-
tamiento cultural en todo el mundo, y lo sigue siendo. Debera-
mos reconocer que todas las ventajas sociales que tenemos son
como las de la poca nazi, porque siempre han sido conseguidas
machacando a otros pueblos y hacindolos nuestros esclavos.
Y en otros pueblos entran tambin otras clases sociales, otros
sexos o lo que se deje.
120
WAGNER_ Ya en 1998, en lo que se conoce como la discusin Walser-
Bubis, se plante la pregunta de cmo los alemanes de la actuali-
dad y los del futuro deben afrontar la Sho en un contexto distinto,
pero igualmente pblico. La discusin Walser-Bubis se desat a raz
de las afirmaciones pronunciadas por el escritor Martin Walser en el
discurso realizado cuando le otorgaron el Premio de la Paz alemn, en
la Paulskirche de Frncfort. Entonces, 1998, Walser ya llam la aten-
cin acerca del peligro que entraa la simple banalizacin de la memo-
ria. En su opinin, la representacin continua de la vergenza hace
que su recuerdo corra el peligro de convertirse en una obligacin y su
banalizacin, en una mera confesin de palabra. Esta problemtica
tambin qued reflejada en el debate pblico en torno al monumento
que Peter Eisenman hizo para las Vctimas del Holocausto, que se
inaugur el da 10 de mayo de 2004. Las discusiones sobre este monu-
mento en memoria de los judos asesinados en Europa pusieron de
relieve la cuestin de si realmente existe una expresin artstico-arqui-
tectnica capaz de reproducir la bajeza de los crmenes, el sufrimiento
y la muerte espantosa de los millones de judos asesinados. En el caso
del monumento de Berln, finalmente se opt por una forma de arte
puro, una piedra que se ha convertido en la idea del recuerdo de
algo y en s mismo, aunque parece que no se acab de confiar en ella
y fue completada con un centro de documentacin.
121
grandes corporaciones norteamericanas, tambin llamado presi-
dente de los Estados Unidos, George W. Bush, colocando flores
a la memoria de los muertos, entonces hay banalizacin. Ese
hombre es un asesino de masas y no debera degradar a las vcti-
mas judas con su interesado favoritismo. No encuentro otra pala-
bra. Me parece que llenar de cemento el centro de Berln no es la
mejor opcin. Pero bueno, afortunados ustedes que ven a alguien
arrepentirse de algo. En mi pas no existe ningn monumento
a las vctimas del franquismo, nada, y s hay muchos a Franco. Este
no es otro tema, no se me est yendo el hilo. Franco fue colocado
por los gobiernos alemn e italiano contra la voluntad del pueblo
y contra la muy legal Repblica Espaola. Nosotros no tuvimos
Desembarco de Normanda ni Juicios de Nuremberg. Curioso
olvido el de los aliados. Curioso porque demuestra el descarado
continuismo sucedido en la, por lo visto, suficientemente histori-
zada posguerra. Ustedes tienen un monumento en Berln y algo
es algo. Todo esto me parece bastante bien, lo que no me parece
bien es el resultado final. Un monolito pareca no ser suficiente
y ponemos doscientos mil monolitos. Parece una idea bastante
mediocre y a m lo nico que me transmite es que alguien ha gas-
tado muchsimo dinero porque quiere, con muchsimo dinero,
decirle al mundo entero que lo siente. Esto es lo que se entiende
con la pieza de Berln y no est tan mal. Es fea con ganas pero la
intencin es lo que cuenta. Ya digo, me parece que la memoria es
banal porque no tiene una funcin en la actualidad, porque carece
de efectos. El poner flores no supone un compromiso por parte de
las personas que ponen flores. Las flores se ponen porque as lo
dice el protocolo, es un rito vaco de contenido.
122
es acaso cnico afrontar un hecho tan real como este por medio de arte
auto-referente sin aprovechar la ocasin de emplear el pasado para
interpretar nuestra actualidad en una confrontacin directa? Qu
nos aportan las exposiciones de arte potico-abstracto, que se visitan
con un canap y una copa en la mano y luego se abandonan con la
conciencia tranquila? Cmo puede el arte aproximarse a un tema
como el Holocausto? Precisamente en el tema de la Sho, la presin
de lo polticamente correcto es enorme y acostumbra a ser el criterio
absoluto bajo cuya presin resulta difcil para el arte aproximarse al
tema y, a pesar de ello, mantenerse independiente. Cuando el pesar
y la culpa se sitan en primer plano, el arte corre el peligro de caer
en lo pattico en el sentido de desviarse para transformarse en un
dolor de presencia solemne, de convertirse en mera charlatanera del
luto y de la vergenza, o de refugiarse en lo hermtico. Por tus
obras anteriores s que, sin embargo, tienes una actitud escptica
frente a esta correccin poltica que se espera del arte y que el espec-
tador o receptor presupone que existe en una obra artstica.
123
pueblos de origen es cosa vuestra. Aqu, como ves, somos muy
correctos. Es decir, que cuando vengan como obreros a nuestros
pases que se porten bien y que no den la lata. Como la funcin de
la cultura es refrendar constantemente el estado de cosas existen-
tes, el aplauso generalizado, pues lgicamente lo que funciona
bien dentro de la cultura son obras de arte que celebren la diver-
sidad cultural y racial de las metrpolis, exposiciones que aplau-
dan constantemente los mritos y los logros de nuestro mundo.
Las crticas, por inocuas, son bienvenidas, pero siempre y cuando
terminen en la idea de Esperanza: un viejo truco. El pblico es
colocado en una situacin en la que no quiere estar. El pblico
siempre quiere llegar a la sala de exposiciones y seguir contem-
plando, lo cual es bastante complicado en mis trabajos. La gente,
como es natural, quiere estar donde nada le afecte y donde su
juicio no se vea alterado. Quiero recordar que el arte, a pesar de
que ha habido intentos de intelectualizacin muy persistentes,
siempre apela a lo sensible y las obras tienen que estar leyndose
con los sentidos, puesto que no disponen de trescientas pginas
ni de veinte captulos para explicarse. Slo se tiene un instante,
as que debe de ser rotundo y contundente. Fuerte como para
activar un sentimiento detrs del cual venga cualquier reflexin.
Con lo cual el no renunciar a una esttica de shock, el poner sobre
la mesa sentimientos encontrados, me parece la forma ideal de
llegar al pblico. La intelectualizacin tiene que estar en el medio
y en los mecanismos. En el oficio. Se debe ser muy consciente de
qu tiene el pblico en la cabeza y que lo nico que haga la obra
sea decirle en qu direccin quiero que mire. Toda la obra la trae
la gente en la cabeza y yo no intento convencer a nadie de nada,
slo propongo el tema. Mi relacin con el pblico se asemeja
a un programa de cmara oculta, donde se introduce una altera-
cin de la realidad, de la realidad estadstica, de lo normal, y se
observan las reacciones. Luego, a diferencia de esos programas,
se habla. El establecer un dilogo me parece fundamental y hago
124
obras que responden a las crticas que recibo, no s si con cono-
cimiento del crtico. Como artista no tengo ms remedio que ape-
lar a lo sensible por encima de lo racional, pero intento que ello
no lleve a un mesianismo, a un sganme los buenos. Mis trucos
tienen ese lmite. Esto es fundamental para m. Quiero ver qu
tiene la gente en la cabeza, no se trata de contemplarme en el
espejo rodeado de partidarios.
125
sera una reduccin a trminos innegociables y es en lo que pre-
cisamente se bas el genocidio. Si el Gran Capital quiere robar
a una parte de la poblacin va a buscar una forma en que esto sea
innegociable. La forma que se us fue matando al culpable favorito
de Occidente. El culpable favorito de Occidente ha sido siempre el
pueblo judo. Y esto ha sido as por razones religiosas. Se supone
que ellos asesinaron al Hijo de Dios. Todos estos argumentos son
estpidos desde la simple base de que Dios no existe. La religin
ha hecho mucho dao. El reducir las cosas a trminos religio-
sos es reducirlas a trminos innegociables. Como ateo no tengo
mucho que decirle a un hombre de fe.
126
la ciencia, de desconfianza profunda en el ser humano. Ese nio
tan simptico podra crecer y matarme. La destruccin del sen-
timiento de empata, del sentimiento de grupo, del sentimiento
de tribu es total. Actualmente no hay otro proyecto colectivo que
no sea la propia supervivencia y el deseo de medrar. Las personas
que, en otras circunstancias, podran haber tenido un activismo
poltico se refugian en el arte. El arte queda como un lugar donde,
por el momento, nos dejan hablar. Claro, despus de pasar por
todo tipo de controles que verifiquen lo inocuo de lo que vayas
a decir, es cierto, pero algo podemos decir. Digo por el momento,
porque parece que han vuelto a poner sobre la mesa el tema de
la libertad de expresin. As que tengo la sospecha de que poco
ms se puede hacer que poesa. Bueno, no. Olvdalo. Que ya veo
al planeta entero talando rboles para que Occidente componga
dodecaslabos. No, ni eso, despus de Auschwitz slo se pueden
arrojar tomates.
127
y penitencia, y un nmero creciente de personas que estn hartos del
tema y buscan motivos para justificar un punto final. Sin embargo,
afirma Blumenthal, la cuestin es encontrar modos de recordar con
un objetivo y a partir de argumentos correctos. El recuerdo entendido
no como un autorreproche pattico o un arrepentimiento mecnico
y no slo obtenido con lpidas y rituales, sino teniendo en cuenta lo
que de ello se puede aprender sobre los derechos de las minoras, sobre
la actitud justa y el coraje civil en una sociedad democrtica. Es posi-
ble entender tu proyecto como un comentario sobre la actitud alemana
frente a la culpa? A fin de cuentas, la culpa es el tema de muchos pro-
yectos anteriores. Tambin el castigo a menudo ha tenido una gran
importancia. Este aspecto es especialmente patente en la performance
Mujer con capirote sentada de cara a la pared, presentada en el Pabe-
lln de Espaa de la Bienal de Venecia del ao 2003, en la cual se pag
a una mujer para que permaneciera sentada de cara a una esquina
con un capirote en la cabeza. Asimismo, en la galera Lisson de Lon-
dres, en 2002, pagaste a siete hombres y mujeres para que durante tres
semanas estuvieran una hora al da cara a la pared tambin en acti-
tud de penitencia. Y tienes en mente un proyecto semejante tambin
para Frncfort.
128
en el poder se consigue por el simple mecanismo de que si no
haces lo que yo te digo, sers castigado, y uno de los castigos ms
frecuentes es el trabajo. En la India, los intocables acarrean una
culpa obtenida pecando en otra vida, y pagan por ello en esta, ni
que decir tiene lo feliz que se siente el que ha nacido en castas
superiores, l se siente justamente recompensado por su pasado.
Entre nosotros, un burgus londinense se sabe ms inteligente
que un afgano lleno de moscas, tiene un pasado de gloria. Es lo
mismo: justificaciones del estado de cosas y del puesto que nos
ha tocado disfrutar. Mi trabajo no hace nada al respecto, no arre-
gla nada. Como tampoco el resto del mundo del arte lo hace.
129
los aspectos sociales, estticos y econmicos del marco institucional
y has obligado a la autorreflexin a las instituciones y a los especta-
dores artsticos; esto es aplicable tambin a las acciones de los aos
noventa, cuando pagabas a personas para que realizaran una activi-
dad absurda en el marco de una performance, o para que se dejaran
humillar. T creas la realidad no por medio de los recursos habituales
de pintura, escultura, vdeo o fotografa. T creas realidades. En este
contexto una vez afirmaste que tu obra siempre es horizontal, jams
vertical. En 245 m3, sin embargo, todava vas ms lejos. La amenaza
es real. Por qu era tan importante para ti que la concentracin de
monxido de carbono fuera realmente letal?
130
de un humo que por cotidiano no es inocente. Cada elemento de
proteccin y seguridad redunda en la sensacin de peligro. Pero
quiero recordar que todo esto lo hacemos como arte, es decir,
acentuamos una situacin de riesgo que en la realidad est bajo
control. No nos hemos salido de nuestro espacio simblico. Todo
sigue siendo inocuo, arte. Tampoco hemos querido renunciar al
impacto funesto de lo cotidiano, a las races reales de la muerte.
Este proyecto podra haberse hecho de una forma muchsimo
ms suave y con la intencin de que el pblico se sintiese con-
fortable. Con la simple intencin de que el pblico fuese ganado
a mi favor para hacerle pensar como yo respetando su estatus de
contemplador neutral. Y yo nunca tengo esa intencin. No soy
proselitista. Tengo una opinin horrible sobre cualquier proseli-
tismo. No solamente ante los proselitismos religiosos sino, sobre
todo, ante los ideolgicos que son los que ms me podran afec-
tar o en los que ms se me ha querido incluir. Las obras que
hago siempre intentan activar en el espectador su propio punto
de vista, sacar el animal poltico mnimo que lleva dentro, con
lo cual aqu extremo las circunstancias mnimas de peligro y de
terror. Por ejemplo: una de las cosas que activan el miedo a volar
es que la persona tiene que ceder completamente la responsabi-
lidad de su vida al piloto del avin. Estas personas suelen temer
a cualquier situacin en la que se delega la responsabilidad sobre
la propia vida en otra persona. Este es un punto en el que me
he inspirado bastante. La persona deja en manos de los dems
la seguridad sobre el funcionamiento del equipo de respiracin,
sobre la adecuada concentracin de humo. El monxido de car-
bono es letal. Es realmente daino y sin embargo es un elemento
tremendamente cotidiano y he querido que sea cotidiano porque
es a nuestra propia muerte a la nica que yo puedo hacer alusin
y a la nica que podemos realmente hacer caso. El pblico no
suele sentirse cmodo en mis trabajos y tengo la sensacin de
estar aplicando una especie de revancha potica. En mi trabajo
131
300 toneladas, en Bregenz, consider que cuando se hace una
obra de arte poltico siempre se suele detallar el nombre y los
apellidos de la persona que causa el problema. Sobre todo para
ganarse al pblico, porque situado el problema en el exterior
todos los dems actores son inocentes, esto se hace mucho. En
Bregenz, por el contrario, el problema era la gente; el pblico. El
propio peso de las personas era lo que poda activar la destruc-
cin del edificio y por lo tanto quera hacer sentir, como siempre
quiero hacer sentir, que no hablamos de otro, que no hablamos
de imaginaciones, que es nuestro propio comportamiento el que
acarrea unas determinadas consecuencias, que es nuestro propio
cuerpo el que tiene unas limitaciones y esto creo que no se puede
contar si no hay una fuerte carga de angustia. Recientemente he
presentado una pieza en Madrid con un joyero, y en las joyas en
oro dice Gold Traffic Kills y en otras de diamante, Diamond
Traffic Kills. El oro y los diamantes son algo que lleva todo el
mundo, que un obrero puede regalar a su pareja por el da de
su aniversario o es algo que parece ser simplemente inocente
o simplemente bello. Sin embargo, sabemos muy bien cmo se
desarrolla este mercado y cmo el mercado, en su avance para
conseguir un material que prcticamente no existe, est llegando
a extremos brutales, a extremos de explotacin y de muerte muy
graves. El vincular al objeto con los medios con los que est
producido es algo que tambin me ha interesado en muchas de
mis piezas. El situar al objeto como manantial de culpa.
132
y que trabajan en instituciones muy aceptadas. Cada coleccionista
de mi obra es tambin quien me da cuerda para seguir hablando.
No hay coleccionistas radicales, qu nos hace pensar que haya
artistas que lo sean. Hay gente que simplemente comparte algu-
nos de mis puntos de vista. Yo digo bien poco, slo muestro algo
de sorpresa frente a la indiferencia general ante ciertos temas. Por
lo dems, estoy perfectamente integrado. Al arte contemporneo
esto del trabajo y la culpa suele darle igual porque si alguno de sus
componentes fue alguna vez de clase obrera ya se le ha olvidado y
los dems ni saben de lo que hablo. Piensan que se trata de algo
relacionado con el sadismo, no lo s, la verdad.
133
no va a decir nada porque a l le va estupendamente. Cuando
se traz la raya le toc el lado bueno. Es un beneficiario del sis-
tema y no le importa de dnde sale su riqueza, o le da pereza
saberlo. 3. Es porque trabajar en las formas que yo propongo le
parece explotacin? Dejando a un lado las infelices vidas de la
clase obrera, o de los simples robados y ya prescindibles margi-
nales, ante la que un tatuaje es un pasatiempo de adolescentes,
pues, caramba, tal vez es que se cree que cuando sale un campo
de batalla franco-prusiano en la tele los que aparecen tumbados
en el suelo hacindose el muerto no estn en el sistema capita-
lista. Sern franco-prusianos! Le hacen estas preguntas al Sr.
Spielberg? O me estn pidiendo que me calle? Es slo que es
un beneficiario del sistema y ha delegado en el capataz el trato
directo con el explotado y con el desechable. 4. Eso es precisa-
mente de lo que estoy hablando. No hay contradiccin, es lo que
se dice. No hay nada fuera del sistema y el sistema es explota-
cin; luego sus integrantes se dividen toscamente entre explota-
dos y explotadores. Lo puedo decir ms alto pero no ms claro:
nosotros, el mundo de la cultura, somos del equipo ganador,
somos, sorpresa, los explotadores. Que todo esto genere algo de
complejo de culpa me parece muy poco. Nada. Sabemos que el
carcelero nunca disfruta de completa libertad y que el explotador
tambin es explotado en una pirmide en cuyo vrtice est siem-
pre el dinero. Los ciudadanos de Estados Unidos, siendo los ciu-
dadanos en cuyo nombre se ejercen tantas salvajadas, disfrutan
de una seguridad social mejor que la del Paraguay. Y ya. Ese es
todo su beneficio. Les estn tomando el pelo. As que a ese poco
de sentimiento de culpa es a lo que intento mover al espectador,
sin dejarme fuera en la tarea. Porque yo tambin soy beneficia-
rio del estado actual de cosas, por lo tanto culpable. Tan culpable
como estafado, bien es cierto, porque yo no he decidido nada.
Nadie decide nada en realidad. No me sito fuera de la escena
como el narrador omnisciente de las novelas burguesas del xix.
134
Conozco mi implicacin y conozco las cifras de mi beneficio por-
que s lo que llevo en la cartera. Estoy diciendo muy claro que
sabemos que somos explotadores, que yo tambin lo soy y que
ni ellos, ni yo vamos a hacer nada serio al respecto. Cualquier
intento de anlisis de la situacin que no tenga como objetivo sal-
var la cara del analista coincidir conmigo en que esto es obvio.
Nuestro nico proyecto colectivo es situarnos individualmente lo
ms alto que sea posible. Ni vanguardias, ni conciencia crtica, ni
nada, slvese quien pueda. La miseria ajena es un buen estmulo
para el mantenimiento de nuestras prerrogativas, as que mira
mi funcin en todo esto. Pues a pesar de lo claro que hablo en mi
trabajo, la pregunta del entrevistador vuelve una y otra vez, por-
que no hay peor sordo que el que no quiere or. No a m, lo que
no se quiere or son los ruidos de ultratumba.
135
El pasillo de la casa del pueblo. Casa del pueblo. Bucarest, Rumania.
Octubre de 2005.
MINHEA MIRCAN, 2006
137
cuales, cuando el curador cuenta conmigo, est queriendo resol-
ver una situacin difcil a nivel conceptual y poltico, porque hay
una serie de condiciones que hacen que el trabajo tenga una carga
enorme, una carga muy pesada y que se pretende tratar de una
forma que trasciende lo artstico utilizndome como medio en
arte. Pienso que esta conversacin debera empezar por ah, para
dar un foco desde lo general a lo particular y porque creo que,
simplemente describiendo las circunstancias del lugar donde se
hizo la pieza, se llega a ella con muchsima exactitud y much-
sima precisin. Lo que quiero decir es que hay muchos tipos de
espacio: hay un espacio asptico donde t colocas lo que quieres,
donde las circunstancias no son tan pesadas y por lo tanto tie-
nes un mayor margen de actuacin, mientras que otros espacios
tienen caractersticas formales peculiares; pero hay otro tipo de
espacio en el que el espacio como tal da igual, porque viene tan
connotado que es posible saltrselo. Incluso yo dira que hay pa-
ses donde trabajar supone un hndicap, supone tratar con ese
pas, no hay opcin de no trabajar con ese pas, porque la nacio-
nalidad pesa mucho, tiene una carga tan fuerte y tan pesada que
no puedes esquivarla. Pero cuando llegas a un pas como Cuba,
o llegas a un pas como Colombia o a un pas como este, tiene tal
peso que aquellos que conforman el mundo del arte en ese lugar
no pueden dejar de cubanear o de rumanear, y el mismo
artista extranjero que llega all no puede dejar de trabajar con
componentes muy radicales como es su propia procedencia, de
dnde viene l y dnde est. Entonces, creo que, en casos como
este, el curador me traslada un problema que condiciona la pieza
porque hay tantsimas sobredeterminaciones que slo hay una
posibilidad de accin y slo hay una pieza posible.
138
SIERRA_ Hay lugares que nos llevan a una sola pieza posible,
por ejemplo, lugares con tantas connotaciones como el Pabelln
Espaol en la Bienal de Venecia. All haba tantas sobredeter-
minaciones que solamente poda producirse una pieza. El espa-
cio es, frecuentemente, el fruto de una brutalidad histrica de
primer orden, pero la Casa del Pueblo de Bucarest es todo un
Record Guinness. Construirla supuso la destruccin de una ter-
cera parte de la ciudad para obtener un mamotreto que es un
smbolo del poder un smbolo del poder sangrante, un lugar
donde una generacin entera ha sido explotada para producirlo.
Es una especie de ttem de la maldad, de terror en la ciudad,
muy fuerte, muy cargado polticamente. Esto llega a tal extremo
que hay gente que tiene alucinaciones con los soldados muertos
durante su construccin, y cualquier cosa se interpreta en el sen-
tido de la negatividad del edificio. Es ms que gigantesco, tienes
que andar tanto que te cansas yendo a mear. Surgen entonces
las interpretaciones propias del Canal Infinito. Se cree que el
edificio te roba fuerzas, no es agotamiento, es el mal paranormal
encerrado en sus paredes. El edificio es un gran monumento
a la explotacin de las masas, a la derrota de la izquierda, a su
transformacin en un fascismo con tintes sociales con ese edi-
ficio haba que trabajar, no haba otra forma. Tambin estamos
trabajando con una ciudad que, en general, transmite una sen-
sacin de tristeza, incluso de miedo, una enorme mala vibra.
Hablamos de la ruina de Rumana, de los intentos de un pas por
meterse en un contexto internacional donde su papel todava no
est claro, y donde las mayores expectativas que puede tener es
ser un workshop de Adidas para el resto de Europa, un proveedor
de mano de obra barata y obediente. Eso la gente lo sabe, tiene
como opcin la emigracin o aguantar el temporal, lo que sig-
nifica intentar arreglar un pas sin expectativas de conseguirlo.
Recordemos que Rumana ha sido un pas ejemplar en barbarie
europea. Cuando ha asimilado el fascismo ha sido el ms fascista
139
de todos, cuando ha tomado el comunismo ha sido el ms comu-
nista de todos y cabe esperar que en el neoliberalismo sea el ms
neoliberal imaginable, y todo ello siempre cargado a las espaldas
del pueblo rumano de ese Pueblo que tiene casa en Bucarest.
Cabe esperar nuevos sacrificios, y eso se nota en la calle.
La gente, como masa o como pueblo, sabe que obedece rde-
nes y que interpreta un papel como en una obra de teatro de
y para las masas. La percepcin que la Europa Occidental tiene
de Rumana es que se trata de un pas de pedigeos. Cierta-
mente, el rumano se deja ver en las calles de Europa pidiendo,
ya sea trabajo o caridad, no veo diferencias. Ah, en Occidente,
descubre su nacionalidad latente de bracero barato o simple pea-
tn de la historia. Europa tiene una relacin con Rumana, son
los parientes pobres, los perdedores de la historia de Europa. La
Unin Europea es un club de piratas con monumento en plaza
pblica donde no caben marineros de agua dulce. A ms cabrn se
haya sido y se sea, ms respeto se gana en la Unin Europea. Mira
quines la integran, todos los santos del cielo pirata: ingleses, fran-
ceses, holandeses, alemanes, portugueses, espaoles El rumano
siente una sensacin muy fuerte de derrota, slo fue cabrn con
su gente y con unos gitanos que pasaban por all. Por un lado
no se reconocen en ese papel y sin embargo se ven obligados
a hacerlo, se ven al borde de un precipicio que les obliga a eso.
Cuando una sociedad entera est dispuesta a alojar en su interior
una maquila para la produccin de pantalones vaqueros, ropa de
marca o televisores, es una sociedad forzada a la mendicidad. Yo
no veo mucha diferencia entre obtener mano de obra no cualifi-
cada a gran escala y la mendicidad. Trabajar por unas monedas
o mostrar el vaco de tu mano a los dems es indiferente. Enton-
ces bien, juntando todos estos elementos obtenemos la pieza. Yo
conozco esta situacin, la reconozco. Yo he nacido en un pas del
Tercer Mundo. Espaa era un pas que estaba todava en una dic-
tadura franquista, un general gobernaba en la Europa de los aos
140
setenta. Esta bestialidad para las generaciones actuales es difcil
de entender tamao despropsito, cmo poda estar sucediendo
algo as, algo tan brutal. Suceda. Espaa era un lugar gris sin
mucho futuro antes de convertirse en un lugar de alegres cama-
reros de verano y empleados de inmobiliaria. Era gris, de chupa-
tintas pluriempleados, de gente que no vea futuro y en el cual
apareca masivamente la idea del paraso americano o del paraso
francs, donde incluso podas ver pelculas pornogrficas. Por lo
tanto, conozco la sensacin, me reconozco en ella. Esto hace que
incluso me reconozca ms que en otros pases, tal vez por la simi-
litud racial o por los grandes paralelismos que hay entre dictador
y dictador, sin entrar en competencias.
No s, hay muchas cosas que hacen que veas paralelismos
muy cercanos culturalmente. Entonces yo tambin estaba proyec-
tando mi propio medio histrico. Espaa no es el pas de Almo-
dvar y Joaqun Corts, o no slo es eso. Es un lugar receptor
de mano de obra barata despus de haberse cansado de llenar
el mundo de perdedores. En Mxico hay muchos espaoles de
entonces, pregntales qu cario sienten por un pas que los con-
denaba a muerte o al exilio. Todos estos elementos, por supuesto,
estn en la pieza.
141
SIERRA_ Es evidente que el artista produce arte, esto es una pero-
grullada. Sin embargo, conviene aclararlo porque se supone que
el artista slo produce modelos, pero fundamentalmente produce
arte; el arte es un objeto de lujo, es un objeto que se asocia a la
representacin de un grupo social en particular que tiene que ver
con la provisin de arquetipos, con la produccin de muchsimos
elementos para una sociedad que los necesita y que los demanda.
Esa sociedad no es toda la sociedad, sino que es su cuerpo supe-
rior, digamos que las clases ms favorecidas, exactamente las
mismas que ofertan empleo. Lo que se est comprando son joyas,
artculos de lujo. El arte es como una tienda de muebles con pre-
tensiones o una joya complicada. Es una joya compleja, pero
sobre todo es un objeto de lujo. Entonces, es muy difcil pensar
cmo alguien que vende Cartiers o alguien que vende Mercedes
Benz puede ser un activista poltico. Esto crea una situacin muy
extraa, porque cuando el artista habla de su militancia poltica,
a los dems nos puede parecer de lo ms absurdo intentar salvar
el cosmos por medio de la produccin de joyera fina marca Yo.
Esto no parece ni muy lgico ni muy acertado. Podemos inter-
pretarlo como un pensamiento hipcrita, o ms bien como que
la finalidad ltima del artista activista es hablar de s mismo, pro-
poner su propio modelo. Cuando yo estoy diciendo, como lo hizo
Hans Haacke, que Mercedes Benz tena un negocio con la Sud-
frica del Apartheid, cuando esta Sudfrica exista, a la vez parece
que tambin estoy diciendo que soy un to estupendo, que yo no
hara eso, que si yo tuviera la oportunidad no comerciara en ese
contexto. Entonces, finalmente, se ha construido un modelo, el
modelo del artista que nos indica cmo ser de izquierdas, cmo
tener dinero y cmo, con todo y eso, ser cool. Realmente no tengo
mucho inters en plantearme como modelo, comprendo que lo
soy, por muchos motivos, pues soy un estrambtico espaol que
vive en Mxico y Mxico sigue sonando como un pas de ban-
doleros y de revoluciones, lleno de indios cabreados y de locos
142
armados, y por lo tanto suena como que uno de nosotros ha con-
seguido una integracin en un ambiente autntico que los dems
no consiguen. Lo autntico, sea lo que sea, es el Santo Grial desde
los hippies hasta la fecha. En fin, siempre hay formas de inte-
grarte como modelo. Sin embargo, a m la verdad es que me ape-
tece muy poco esta parte del mundo del arte, de mi trabajo, y la
cumplo a desgana. As que produzco lujo, pero con complejo de
culpa. A menudo tambin reparto generosamente esa culpa con
el pblico. Nunca se compra slo una obra de arte, se compran
algunas cosas ms. En mi caso estamos viendo muy claramente
cmo lo que se pone a la venta es la visin sobre las sociedades
cancergenas de Latinoamrica y los marcados rastros de la lucha
de clases mundial. Sin novedad. Entonces, lo que est comprando
el coleccionista es como el toque divino, de divo, no de divinidad.
La reliquia guarda algo de la santidad de la persona que la ha pro-
ducido o tocado o dejado crecer en su cuerpo. El arte guarda algo
de la biografa del artista, como en las vidas ejemplares de la doc-
trina catlica, y yo debo de transmitir algo en esa direccin. Si no
lo hiciera, ni esta entrevista ni la exposicin existiran. Pero es un
papel que me resulta muy incmodo, fundamentalmente porque
yo no estoy hablando de eso. Yo no quiero construir una mitolo-
ga individual, no quiero ponerme como ejemplo de nada, puesto
que no soy ejemplo de nada por m mismo, es el arte quien lo
dice. En cuanto a persona, en cuanto a Santiago Sierra, soy un
tipo reaccionario, puesto que lo que me interesa a m a m, yo,
conmigo es vivir holgadamente, disfrutar de mis posesiones,
tener un futuro tranquilo y estable, que me dejen ver la tele en
paz un rato Es decir, los pensamientos individuales o reflexivos
siempre son conservadores. Respeto mucho a los activistas, pero
yo no soy uno de ellos.
143
situacin subversiva o una masa crtica, a desestabilizar la arqui-
tectura real y simblica del edificio. Lo que estamos haciendo tiene
algn sentido, o nos estamos contentando con la escenificacin de un
incidente menor que, de hecho, deja las cosas el edificio, los viejos
y los nuevos poderes que lo habitan, las cuestiones que resuenan aqu
con tanta insistencia intactas?
144
imagin como una estrategia de re-posesin, de reivindicacin que,
con el tiempo, podra llevar a un cambio en la percepcin colectiva
que se tiene del lugar. El proyecto intenta abrir hoyos y brechas en los
muros de la Casa, ver su historia de manera diferente: intenta respon-
der a los supuestos sobre los que est construida contaminndolos con
otros significados. Es un observatorio perfecto para ver la vida poltica
reciente, as como la historia reciente en general. Pero regresando a la
pieza. Sueles crear una imagen donde aislas al mal y lo destacas. Est
claro qu es lo que est mal en la imagen, quin est haciendo qu
y por cunto, pero el visitante siempre est a un lado, siempre mirando.
Incluso cuando creas una situacin incmoda para los visitantes, no
sueles hacerlo de manera agresiva. En la pieza que hiciste en Buca-
rest, los visitantes estaban muy incmodos. Haba un elemento teatral
importante en la pieza porque los visitantes estaban dentro de la
representacin y eran una parte integral de ella lo que, de alguna
manera creaba y dispersaba la culpa, ya sea la culpa de no ser capaces
de darle dinero a todas esas mujeres que lo pedan, o la culpa de ser
rumano. As que me parece que hay una relacin entre Una persona,
la pieza que acabas de hacer en Trento, y la que hiciste en Bucarest,
porque los visitantes parecen estar ms incluidos en la pieza, parecen
estar sumergidos en ella fsica y moralmente. El visitante sola estar
aislado, hacindose sus preguntas a una distancia segura de la persona
remunerada para hacer un trabajo intil o humillante. En Bucarest,
la geografa del mal, la manera de escenificarla, era ms complicada.
145
llenar el espacio escultrico con objetos, considero que hay un
coste determinado, un coste x, pero llenarlo con gente tiene
un coste x partido por 2, por lo tanto, llenarlo con gente es
ms barato que llenarlo con contenedores, por ejemplo, y as
empiezo a llenar espacios con personas, que son baratas y abun-
dantes. Entonces se plantea la duda de cmo ensear personas
a personas y es muy sencillo: para ensear una persona a otra
las dos tienen que ser distintas, tiene que haber una diferencia
sustancial entre el espectador y el otro enseado, uno est en
tiempo de trabajo y el otro est en tiempo de ocio. Pero adems
hay miles de condicionantes alrededor que lo potencian. En la
pieza de Nueva York, haba una persona trabajando 15 das por
un lado y, por el otro, unas personas que vean ese trabajo sin
verlo, porque frente a ellas slo haba un muro. En ese caso, no
podemos pretender que slo haba una persona detrs del muro,
porque haba otras: el pblico, es decir, haba una confronta-
cin entre dos determinadas realidades que, para m, es lo que
conforma la pieza. En el caso que nos ocupa, la similitud que
ves entre Trento y Bucarest es una cosa que s que est medida.
Antes de esto estaba haciendo piezas donde el problema era no
poder entrar a los lugares, como por ejemplo en la galera Lisson,
donde el acceso estaba vedado. Luego me di cuenta de que el pro-
blema fundamental de las masas actuales, contemporneas, no
es el no poder acceder a un lugar aunque eso tambin es un
problema sino que el problema fundamental es que una vez
aceptadas las reglas del juego y una vez metidos en ese juego,
no podemos abandonar las reglas. Tal y como ocurra en Trento,
una vez que una persona estaba en mitad del pasillo no poda
decir: pues mira, no quiero y me salgo, porque no haba nin-
guna puerta para salir, por lo tanto deba volver a recorrer el pasi-
llo y seguir el juego todo el camino. Lo mismo pasa aqu, una vez
estando dentro del tnel, ste no se poda abandonar si no era
por delante, no se poda salir por detrs, haba que salir una vez
146
terminado el recorrido. Creo que esto explica muy bien las cir-
cunstancias que tenemos en situaciones como la rumana o como
las que se han estado produciendo en la frontera entre Marrue-
cos y Espaa mientras hacamos este trabajo, donde el problema
de los subsaharianos que intentaban saltar la valla era salir de su
tnel, salir de una reglas del juego que haban sido impuestas
y trazadas por otro. Cuando alguien decidi que el colonialismo
era muy caro y que resultaba mucho mejor mantener gobiernos
de gaanes y sacar toda la riqueza de frica sin invertir nada, los
subsaharianos afectados quedaron en una situacin en la que no
pueden abandonar estas reglas del juego, no pueden abandonar
el pasillo, y esto es lo que se pretende trasladar al pblico. Por
supuesto has tocado un tema que es fundamental en mi trabajo,
que es el sentimiento de culpa. De all vienen todas las fotos que
realizamos de las mujeres. Las mujeres estn de espaldas y no
de frente, porque con esta imagen queda muy clara esta idea de
culpabilidad, de ocultar la identidad, de que es mejor no dar la
cara, que no te pillen, que no te localicen, todo esto queda muy
claro y est muy vinculado a las imgenes que hemos sacado
donde las mujeres aparecen de espaldas, fotografiadas como en
una foto de carnet. Como en una foto de carnet porque es cuando
la identidad se pone al servicio de la burocracia, y de espaldas
porque esa identidad es colectiva, es una identidad comn que
entraa una vergenza, un comportamiento vergonzante dentro
de la sociedad, el comportamiento que pueda tener la persona
que mendiga, o el obrero o incluso el mismo artista que trabaja
para mayor gloria del capital.
147
SIERRA_ S, por supuesto. Las nacionalidades Bueno, pues son
construcciones ideolgicas que normalmente nos resultan inocuas,
ni s cmo luce la bandera de Luxemburgo, pero hay lugares en los
que no son inocuas en modo alguno, en los que s que tienen una
fuerza y un peso espectaculares. Un artista austriaco puede entre-
tenerse en temas de gran vaguedad, por ejemplo, puede construir
toda su obra con la diferencia entre la intimidad y lo pblico,
como ocurre de hecho, llegando a situaciones fuertemente solip-
sistas y endogmicas en sus presupuestos. Sin embargo, hay
situaciones y hay pases donde no hay forma de escape, todo
artista cubano cubanea, todo artista colombiano colombia-
nea; incluso a los mexicanos les cuesta mucho, hay un grupo
que no lo hace, pero a costa de haber adoptado otras nacionali-
dades. Un conocido crtico de arte lleg a decir que haba toda
una generacin de estadounidenses nacidos en Mxico. Hablo
de nacionalidades que tienen un peso y una forma brutal. Cmo
he trabajado con esto? Pues bueno, por ejemplo tenemos un pas
entero como es Cuba donde un salario mensual alto por va legal
son 30 euros al mes. Alto eh? Y donde la poblacin sabe que el
mejor recurso es seguir al turista, dndole todo lo que pida. En
esas latitudes y con ese calor lo que suele pedir es sexo. Yo ofreca
30 euros o fueron menos, no recuerdo ahora, s, seguramente
fue menos a los cubanos por masturbarse delante de m, por
ofrecerme sexo. Esos 30 euros son ms de lo que ellos pueden
ganar al mes, la pieza claramente cubaneaba, no poda abando-
narse ni poda separarse de su condicin cubana. Otro ejemplo:
Cali es una ciudad ubicada al norte de Colombia y rodeada por
la guerrilla, con problemas atroces. Hasta hace muy poco tiempo
era peligroso abandonar la ciudad por las pescas milagrosas,
que es como llaman a la captura de rehenes que hace la guerrilla,
los paras y la delincuencia comn o para desesperacin de los
colombianos, mezclas de unos con otros. En este contexto colo-
qu una bandera de Estados Unidos de 20 metros de largo por
148
15 de ancho en la fachada de un museo. Obviamente esta bandera
pretenda provocar una situacin donde la nacionalidad local
chocase con la nacionalidad imperial y, naturalmente, as ocu-
rri [Lona suspendida de la fachada de un edificio, 2002]. Alguien
intent quemarla, yo saba que esto iba a ocurrir sencillamente
porque la poblacin local no poda asumir esa bandera como
algo abstracto, a lo Jasper Johns. Si yo colocase esa bandera en
Finlandia, incluso podramos tener una separacin intelectual con
la bandera, o llegar a un tipo de anlisis sosegado. Pero en una
situacin como la de Cali no hay sosiego posible, no hay tranqui-
lidad posible, la bandera es un elemento que da lugar al fervoroso
aplauso de una parte de la poblacin y al odio ms translcido
del resto y, por lo tanto, la salida que tena esa pieza era ser que-
mada, tal y como ocurri. Estos son ejemplos de proyectos donde
la nacionalidad ha sido como un grupo de buitres trazando cr-
culos sobre el proyecto.
Este proyecto en Bucarest tambin se ha hecho para hablar de
este lugar Hay elementos que me han parecido fundamentales.
Por ejemplo, llego a este museo y noto que el curador odia el lugar
donde trabaja, me transmite una sensacin de fobia total, quiere
trabajar con el lugar pero suea con anularlo. La solucin ms
evidente es recorrer el lugar sin verlo, que es lo que se ha hecho.
Hemos construido un tnel que va desde la puerta de acceso hasta
la salida, recorres el lugar pero no lo ves. Si hubiramos querido
simplemente negarlo, la pieza se podra haber hecho en alguna
plaza distante de Bucarest, suficientemente apartada de este con-
texto, sin embargo queramos hacerlo aqu y dejar en claro nues-
tra profunda negatividad hacia el espacio, de all surge el pasillo.
Tambin est la seguridad en la puerta, porque estamos en un
edificio donde el museo comparte esta sede con las dos cmaras
del congreso. As que tenemos un fuerte control de seguridad
en la puerta. Esto me pareci la pieza clave del edificio; no es
un edificio cualquiera, no es un museo cualquiera, la seguridad
149
no es como la que tenemos normalmente en los museos, sino
que es una seguridad de tipo poltico, con cambios constantes de
guardias para evitar que se establezcan relaciones de amistad con
las personas que trabajan dentro, es decir, un control absoluto
que redunda en lo burocrtico del edificio y lo vuelve an ms
potente, como una cosa pesada. Entonces, haba que incluir esta
burocracia, el control de la puerta nos estaba marcando un ritmo,
el ritmo de entrada determinado por las bandas magnticas y por
la revisin de cada material que entra al museo. Ese ritmo deba
ser preservado y de ah tambin el entrar de uno en uno al ritmo
marcado por el detector de armas. Tambin est toda la situacin
que rodea al museo en cuanto a esas historias de las que hablaba
antes, estas historias ms o menos ttricas deban quedar inclui-
das, por lo tanto la pieza tiene todos los tintes de una pelcula de
terror. He estado dando vueltas a esta idea y tratando de meter
dentro del mundo del arte el terror social, el terror de ser conta-
giado por la pobreza del otro y acabar como l. Este es el alimento
del clasismo y es algo que podemos encontrar en las pelculas de
zombis, una masa de desesperados que nos quiere convertir en
uno de los suyos y esto tambin tena que estar incluido en la
pieza, que es como una pelcula de zombis. Era algo que se me
vena a decir casi con vergenza: estas son nuestras circunstan-
cias, este es nuestro pas, ahora trabaja con l. Por eso haba que
hablar del edificio, con sus historias rocambolescas como esa de
la aparicin de los fantasmas. La gente que trabaja aqu proyecta
su propio conocimiento de la historia del lugar hacia el espacio,
creyendo ver a los muertos que construyeron el edificio. Todo es
interpretado como algo malvado, como algo procedente de una
pelcula de terror, tal y como ocurri con la aparicin masiva de
gusanos a la entrada del edificio mientras estbamos aqu. Todos
estos factores han hecho que la pieza no pueda ser otra, yo no
puedo imaginar otra pieza aqu. Pero dira que tambin Mihnea
la ha hecho, as que el debe contar su parte.
150
MIRCAN_ La Casa es un buen sitio si se trata de discutir la cuestin
de la nacionalidad. El rumano medio oscila entre la idea de que la
casa es grande y resplandeciente y la idea de la vergenza de su histo-
ria, su relacin con la dictadura y la sumisin. Estas percepciones se
alternan tan rpidamente como las que tienen de su nacin, que estn
entre un feroz complejo de inferioridad y arranques de superioridad.
En ambos casos hay una combinacin de orgullo y de vergenza y el
hecho de que se hayan reunido en este proyecto es muy significativo.
Las mujeres que estaban en el tnel se sentan orgullosas porque les
dije que iban a participar en una pieza hecha por uno de los artistas
vivos ms importantes del mundo. Pero tambin estaban avergonza-
das, porque el artista les estaba haciendo pedir dinero. Crearon un
coro en el que todas esas cosas estaban una junto a la otra, estaban
presentes simultneamente. Otra diferencia con tus trabajos anterio-
res es que tomaron ventaja de la libertad que les diste, una libertad que
tus actores no suelen tener. Tenas menos control que nunca sobre este
proyecto, pues no podas supervisarlas constantemente, as que algu-
nas de ellas tomaron ventaja de esa libertad y no hicieron su trabajo
de manera muy estricta.
151
lo he vivido, haba gente a la que le daban un bocadillo, los mon-
taban en un coche de lnea y los mandaban al Palacio de Oriente
a decir vivas a Franco, Franco, Franco, as, por triplicado. Y me
parece que esta figura del acarreado, que es una figura que est
detrs de mis primeros proyectos con multitudes, explica muy
bien cmo son y cmo funcionan las cosas, una multitud que se
ve obligada a actuar por ordenes de la superioridad: ahora vamos
a actuar, vamos a llenar la Oficina de Intereses Econmicos Nor-
teamericanos con banderitas en La Habana o vamos a llenar el
Zcalo de la Ciudad de Mxico con otras banderitas, con otro
lder, lo que nos digan. Quin me da algo? Es mendicidad mul-
titudinaria inducida polticamente desde arriba. Este elemento es
algo que se repite de otras maneras y con otros actores en todas
partes. Entonces, cmo se interpreta el papel? Claro, la multitud,
a pesar de los denodados esfuerzos del poder, no est compuesta
por actores profesionales. Se trata de un sobresueldo o de echarse
unos tacos, aunque la sociedad o la poltica los intente colocar
como una multitud de actores, no lo son realmente. Para m, lo
que tiene de bueno un mal actor es que deja traslucir sus opinio-
nes sobre el texto. El mal actor es transparente. No puede inter-
pretar bien porque notas quin es. Cuando el texto dice, como
en este caso: dame pan o dame una moneda, est diciendo
cul es su opinin sobre dar esa moneda. El mal actor es perfecto.
Entonces nosotros tenamos una situacin en la que impona-
mos a la multitud interpretar un papel y donde, en la medida en
la que ese papel no era interpretado correctamente, tenamos los
elementos de disensin con el guin establecido.
Esos momentos eran quiz los ms interesantes. Haba un
grupo que no aceptaba esas reglas aunque tuviera que cobrar
y fuera a cobrar por hacerlo, no aceptaban ese papel. Por supuesto,
estas actitudes han sido mnimas y aunque no se aceptase hacerlo
bien o se intentase llevar relajadamente esta participacin en el
proyecto, finalmente all seguan. Seguan ah, no se iban, o sea,
152
era algo de lo que no podemos tampoco hacernos muchas ilusio-
nes; la disensin. La gente se quedaba en el tnel aunque no estu-
viera de acuerdo con el papel. Creo que eso sera lo ms reseable
de esta pieza: nadie se fue. La actuacin ha sido muy importante
y el tomar como punto de partida la teatralidad tambin vena dado
no slo por la historia, sino por el mismo lugar. Lo que tenemos
aqu es en realidad un decorado gigantesco: el edificio parece estar
hecho en piedras nobles, imita un estilo de difusa bastarda ver-
sallesca y, sin embargo, es puro cemento, pura fachada. Cuando
cae una piedra deja ver dentro una estructura que no tiene nada
de noble; hay argamasa, ladrillo suelto, cascote, hierros Como
sucede con los edificios histricos, no es lo que parece. Entonces,
toda esa teatralidad del edificio con sus espacios gigantescamente
innecesarios, tambin quedaba incluida en la pieza, de hecho la
pieza comenzaba con un teln como en el teatro y la gente acuda
a una representacin, con lo cual la teatralidad como herramienta
poltica, como algo instrumentalizado polticamente era algo defi-
nitivo para la pieza. Orgullo inducido verticalmente por medio
del teatro nacional y humillacin resultante de la mana que tiene
la gente de recordar las cosas. Problemas propios de actores de
segunda y obras de teatro de primera.
153
haciendo en su taller, a pasar por caja, digamos. Esto es bastante
duro de admitir y si quieres que el pblico haga algo lo tiene que
hacer obligadamente. Si quieres que ocurra algo debes forzarlo.
Hay mucha informacin a granel, los canales de distribucin
del arte son rgidos y estrechos, hay normas, muchsimas ms
normas dentro de una institucin artstica que fuera de ella, que
en la calle. Cualquier cosa que pueda pasar est abolida o mini-
mizada, est cerrada. Entonces, una buena forma de desarmar
al espectador es trastocar esas cosas que se dan por sentadas,
como por ejemplo el horario, la socializacin. Es decir, si una
persona llega a las doce de la noche a ver la exposicin, no es
lo mismo que si llega a las doce de la maana. Se puede jugar
con esto. Por supuesto que se puede jugar, si llega a las doce de
la noche piensa que ha sido convocada a algo divertido, a una
fiesta, a algo que incluye la noche con todas las caractersticas que
tiene la noche. Incluso puede llegar animada. Entonces, si yo lo
que quiero es transmitir una sensacin de disconformidad con el
lugar, incluso provocar una reaccin casi catrtica donde no acep-
tas el papel que te estn dando, intentar desmontar esta trama
implcita en algo tan aceptado como los horarios, desmontar la
trama en la cual llegas por la maana a una cosa inocua, social
y bien pensante y ms bien intentar decepcionar al pblico hacin-
dole creer que llega a una fiesta y mandarle en realidad a un sitio
ttrico. El otro punto es que los visitantes entren de uno en uno.
Es algo que he iniciado en Trento y quiero utilizarlo ms, creo
que es un recurso estupendo porque cuando el pblico entra en
compaa socializa y esa socializacin hace compartir, banalizar
y rebajar la tensin de las cosas. Compartes con alguien la tensin
que te causa la pieza y esta tensin se diluye. Cuando ests solo
no tienes con quien compartir y por lo tanto la carga es much-
simo mayor, y eso es algo que tambin quera incluir en la pieza,
era como ver una obra de teatro t solo, rodeado. Bueno, sin el
como, era eso. Es una sensacin muy fuerte que yo tuve una vez
154
con una banda de msicos. Muchas veces las cosas no vienen del
arte, sino de lo que hay fuera de las salas de arte. Recuerdo que
estaba solo en la playa en Cuba. Llegu a un bar como a las seis
de la tarde y a las seis de la tarde, por orden del gobierno, porque
todos los bares dependen del gobierno, una banda deba tocar,
esta banda deba cumplir sus rdenes, hubiese o no hubiese
pblico, a las seis tocaban y punto. Entonces, de repente, me
encontr con un grupo como de veinte personas tocando salsa
para m y a m me encanta la salsa. No haba nadie ms,
solamente yo sentado en el bar y esta es la idea, esta es la idea con
la que quiero contar. Yo estaba desarmado, no poda estar disfru-
tando teniendo a todo ese grupo de gente trabajando solamente
para m. Esto sin contar el nmero excesivo de camareros, en
Latinoamrica siempre hay un nmero excesivo de camareros o
de gasolineros, de todo Estaba como abochornado, abotargado,
comprendiendo muy claramente cmo era el funcionamiento
y cul era la estructura poltica del pas simplemente con ese
hecho. Bueno, del pas o de todo un continente, porque dispona,
como quiz slo han podido disponer los colonizadores euro-
peos en frica, de una masa ingente de personas que procura-
ban que mi pia colada me supiese a gloria consiguiendo todo
lo contrario. El mensaje era claro: somos una bola de menestero-
sos que te damos todo por lo que cuesta tu trago. Desde entonces
divido a la gente entre los que se lo pasaron estupendamente en
Cuba y los que no. Conseguan transmitirme lo vendidos que
estaban al capital, lo entregados que estaban, la falta de capa-
cidad organizativa que tenan para simplemente decirle al jefe
que tocar a las seis era una locura porque no haba nadie y la
fuerte jerarquizacin que esto supone. Es la habitual traicin
al pueblo de un rgimen que hace todo para el pueblo pero sin
el pueblo. Entonces, basndome en esa experiencia se produce
una creacin como esta. Pero no, creacin es una palabra muy
mala. Digo que la palabra creacin es muy mala porque, como
155
he dicho antes, la pieza es el resultado de muchas cosas, no hay
nada creado. Bueno, pues aqu tenemos la misma sensacin.
Hay un grupo ingente de personas que estn para ti nada mas,
entonces el complejo de culpa del pblico es fortsimo, es muy
fuerte. El visitante ha quedado socialmente desarmado por el
horario y porque va solo, pero adems ve que hay un despliegue
desproporcionado montado en torno a l y esto es algo que le
hace acomplejarse, que le hace sentirse como el detonante de
esta accin, culpable.
Otro de los elementos que no podemos pasar por alto es
mi procedencia. La gente est harta de artistas de izquierdas y la
gente tambin est harta de que llegue otro y le meta el dedo en
el ojo, hay mucho de esa sensacin y es el pan nuestro de cada
da en mi trabajo y en mis viajes. Entonces, se estaba trabajando
con esto, por supuesto, yo soy, digamos, de esa Europa de los
vencedores y llego aqu y les cuento que hay mendigos en las
calles. Acabramos. Esto causa una bien conocida sensacin de
profundo rechazo hacia m, de profundo rechazo hacia la pieza
y una confusin con la necesidad y con la realidad de esa pieza.
Por un lado el espectador percibe que efectivamente ese tema
existe, que es un tema importante. Pero por otro lado percibe
que eso lo est diciendo alguien y si lo est diciendo, ese alguien
tiene un tono de superioridad, un tono de mrense ustedes por-
que yo soy superior, porque yo vengo de otra cosa, como si nadie
pidiese limosna en mi pueblo. Entonces esa tensin que se crea
en el espectador tambin es alimentada por mi propia proceden-
cia, por el hecho de que yo sea un extranjero y, tal vez, nice. Creo
que la pieza hace chocar todas estas tensiones y eso es lo que se
pretenda. Como yo ya s que hay mendigos, y el pblico tam-
bin lo sabe, eso no es lo que esta pieza tiene que contar. Aqu
hablamos de responsabilidades, de culpa, de nuestro beneficio
dentro del engranaje econmico.
156
MIRCAN_ En ese sentido, en cuanto a la participacin del pblico
y los actores ocurrieron varias cosas. Por una parte esta pieza era
diferente a otras que has hecho pues las mujeres podan quedarse con
el dinero que les daban. Tambin est el hecho de que una persona
se te acerc para decirte que haba intentado convencer a las mujeres
de que se salieran del pasillo dndoles ms dinero del que les ofrecas,
pero que se haban burlado de ella dicindole que estaban ganando
dos millones de leis, cosa que no era verdad. Tu le contestaste que te
pareca muy bien, que era una muy buena reaccin a tu proyecto. En
ese sentido era una pieza interactiva, era posible que los visitantes la
destruyeran, que la alteraran.
157
gente estaba ah, las mujeres, habra unas 500. No quiero sonar
sexista, pero haba de todo, desde mujeres mayores hasta jvenes boni-
tas. Y, lentamente, las paredes empezaron a ponerse amarillas porque
se haban impregnado del calor, el vapor y el sudor producidos por los
cuerpos, quiz esto era una forma de destruccin en el sentido de que
las paredes del palacio del rey quedaron impregnadas del sudor de los
trabajadores lo digo a la ligera, pero era una imagen muy potente.
Cules fueron las imgenes ms fuertes para ti? Y en esta situacin,
qu parte del proceso te pareci importante?, cules fueron los deta-
lles que percibiste?
158
dice que cualquier mendigo es rumano, cualquiera. Entonces ya
hay esa identificacin constante, no se trata de que lo sea o no lo
sea, o de que vaya de rumano por la vida, sino que la poblacin en
Europa ya identifica directamente al mendigo con el rumano, sin
plantearse ms. Y al moro, con traficante; y al negro, con come
chicos, y en ese plan, slo intentan entender al diferente, o eso
dicen que dicen.
159
qu es vergonzoso y qu no es vergonzoso? El poder establecido
y la educacin que hemos recibido. A m me parece mucho ms
noble quien sale de esa situacin sin trabajar, pidiendo, o quien
sale de esa situacin tomando por la fuerza lo que debera ser
suyo, que la persona que trabaja doce horas en una fbrica. Tra-
bajar doce horas en una fbrica es una condena brutal, es peor
que la crcel, es algo que no se puede explicar, es una barbaridad.
Lo que es una barbaridad es que hay personas que saben que se
tienen que levantar a las seis de la maana y llegar a su casa ago-
tadas por la noche a cambio de una cantidad de dinero que ape-
nas les sirve para comprarse cuatro mierdas, seguir vivas y seguir
levantndose a las seis de la maana por el resto de sus das. No
te lo tomes por el lado patrio que yo no invento clichs, slo los
uso porque algo se traen los clichs.
160
Santa Cuvioasa Paraskiva, la santa protectora de los pobres As
que el proyecto se sigue ramificando. Hay tambin una pieza que
hicimos ayer, aunque todava no s en qu forma vamos a darla
a conocer o cmo vamos a hacerla pblica. Simplemente graba-
mos el sonido del museo por la noche durante 80 minutos con
un micrfono de alta fidelidad [Psicofona grabada en la casa del
pueblo]. Esto no solamente intenta captar el sonido del edificio,
sino que intenta acercase a la idea de hacer una psicofona. Era
tocar ese punto que me ha parecido muy interesante de los
guardianes que creen ver a los soldados que murieron haciendo
el edificio vagando por todas partes. Era como escuchar el conte-
nido poltico-fantasmagrico del edificio.
161
que emparedar a alguien en sus muros. Se decidi entonces que
la primera persona que apareciese sera emparedada para dotar
de alma al edificio y, a la maana siguiente, result que la pri-
mera persona que apareci fue su mujer con sus hijos que
venan a traer el desayuno a Manole. Como buen cumplidor
de su deber, Manole empared a su mujer y el edificio prosper.
Sali tan bien que el Prncipe estaba entusiasmado y no que-
riendo que nadie ms tuviese una iglesia similar y una igle-
sia tan bella como esa, decidi matar a todos los trabajadores.
Manole qued atrapado en lo alto de un andamio sin manera
de bajar de ah. Finalmente, decidi fugarse a lo caro, se hizo
unas alas de madera. Sali volando y, claro, le sucedi lo mismo
que a caro, las alas se rompieron en mitad del vuelo. Cay,
muri y en ese lugar brot una fuente.
162
Lona suspendida de la fachada de un edificio. Museo de La Tertulia. Cali,
Colombia. Junio de 2002.
Obstruccin de una va con un contenedor de carga. Anillo perifrico sur.
Mxico D. F., Mxico. Noviembre de 1998.
GERALD MATT, 2007
165
esta pregunta, puedo extraer conclusiones respecto a ti. Digamos
que opinas que la afirmacin de que un trabajador trabaja por
dinero y vende su tiempo es falsa y que todo el que haga esa afir-
macin es un mentiroso, lo que, a su vez, indica un cierto nivel
de vergenza en el tratamiento de estos temas. Creo que tu pre-
gunta refleja una actitud muy extendida en el mundo del arte,
una actitud de la que me gustara distanciarme.
166
SIERRA_ No tengo ningn derecho a erigirme en crtico del capi-
talismo, eso sera demasiado optimista por mi parte. Por tanto,
no tengo miedo de ser devorado por el sistema. Desde que nac
estoy siendo devorado por el sistema.
167
MATT_ Qu opinas del concepto sociopoltico del Brgerarbeit (tra-
bajo ciudadano), que acu el socilogo Urich Beck en 1997? El con-
cepto parte de la base de que los desempleados que viven en un Estado
con problemas de desempleo masivo se ponen a trabajar de forma volun-
taria para las llamadas organizaciones benficas como una forma de
participar en la sociedad. Su trabajo es recompensado, pero no remu-
nerado monetariamente.
168
En mi opinin, esta iniciativa es muy tpica de tu trabajo, ya que repre-
senta simblicamente la interrupcin de estructuras dinmicas, como
en muchas otras de tus obras. Utilizas mtodos estilsticos de negacin.
Adems, en tus trabajos, encontramos confrontacin, futilidad, inco-
modidad, inactividad, tautologas, fatalismo e incluso odio. Se trata
de un alegato a favor de ms resistencia y cultura de calle por tu parte?
O simplemente de resignacin ante la realidad?
169
juntas. Estos dos factores llevaron a que haya prolongado mi estan-
cia all hasta hoy mismo, aunque tengo mis dudas de que se tra-
tara de una eleccin completamente libre.
Con Teresa Margolles me une una estrecha relacin que,
desde el principio, ha sido muy beneficiosa para nuestro creci-
miento artstico. Margolles no tiene miedo de llevar sus densas
obras, que nacen de una necesidad interior, hasta el extremo. Eso
es algo que siempre me ha impresionado profundamente.
170
distanciado de las obras. Qu aspectos del accionismo viens son
relevantes para tu trabajo?
171
Pblico segregado segn sus ingresos fueran mayores o menores a mil
euros brutos durante un simposium. Kunstakademie. Instituto Cervantes
Berln, Alemania. Mayo de 2010.
PATRICIA BLASCO, 2010
173
En el mbito artstico, pues, parece que hubo una cierta agi-
tacin. Pero ya no se trata de un buque hundido, ni tan siquiera
tocado. Tenga en cuenta que los obreros en paro no compran
arte contemporneo. Por lo dems, en el arte como en el ferroca-
rril, quienes busquen en los bolsillos del Estado tendrn cada da
menos futuro porque el Estado mismo ya es privado.
174
SIERRA_ Mire, yo tena alguna idea de la escena artstica madri-
lea a comienzos de los aos noventa, pero slo de su escena ms
outsider. Luego de la de Hamburgo, pero no tanto como la anterior.
Despus conoc bien la mexicana, entre 1995 y 2000, pero a partir
de ah, si le soy honesto, he estado demasiado ocupado conmigo
mismo. Desde ese momento comenc a trabajar en lugares dis-
tantes, a moverme mucho y en cierta medida a conocer algo de
muchos sitios, perdiendo a cambio esa conexin ms directa con la
escena que me proporcionaba la desocupacin. Hace tres aos me
mud a Italia, y ahora planeo instalar mi estudio definitivamente en
Madrid. As que, a pesar de que trabajo all con cierta regularidad,
acerca de Berln y de Madrid, donde he trabajado mucho menos,
puedo darle solamente impresiones generales. Y mi impresin es
que trabajar en Espaa es depender de las instituciones, algo que
se sita entre la mendicidad y la recompensa, as que no recomen-
dara a nadie poner all su estudio sin haber solucionado antes ese
problema. Y Berln es muy recomendable porque el valor del suelo
es muy razonable y porque hay una escena muy grande y potente,
pero tampoco creo que el tesoro est en Berln.
175
as que trato lo menos posible con la prensa. Lo ideal es hablar
slo con la prensa especializada. Creo que la prensa comercial
generalista ha perdido toda credibilidad, no slo en arte, sino en
todo lo dems. Quedan algunos casos de independencia y perio-
dismo, pero son muy escasos y, por otra parte, a los artistas nos
estn siempre expulsando de nuestro espacio de representacin.
Pero bueno, por ah andan.
Mire, el pulpo Paul1 es slo un miserable animal atrapado, no
es meditico por s mismo; la pobre bestia ni tan siquiera sabe lo que
ocurre. No es que me compare con el pulpo Paul, es que as son los
medios: convierten pulpos en dinero y en masa de informacin alie-
nante. Pregntele usted a los periodistas y no a los artistas por qu
ocurre esto. Por qu anuncian en sus titulares polmicas que slo
existen cuando las anuncian? El mundo del arte est compuesto en
gran medida por gente muy preparada y lo suficientemente mun-
dana como para aceptar expresiones artsticas que el periodismo
destripara sin dudarlo un instante. Por eso hice referencia antes
a la expulsin de nuestro espacio de representacin, pues no es lo
mismo hacer un proyecto para un pblico que tiene perfectamente
asumidas las aportaciones lingsticas del siglo xx y posteriores,
a que otro pblico menos familiarizado lo reciba a travs de los
medios, y no por visin directa, todo ello entre el pulpo Paul y un
anuncio de coches. En referencia a si me siento comprendido, le
contesto que s y mucho, porque suelo ser muy claro y rotundo en
mis presentaciones. Claro que el club de fans del pulpo Paul segu-
ramente no me entiende, pero eso a quin le importa.
176
a trabajo y remuneracin. Segn explicaba, la violencia existe cuando
hay un instrumento para forzar la voluntad del otro, y ste es el dinero.
La vida es trabajo, y el trabajo es castigo y muerte. El capitalismo ha
conseguido la prdida del valor de la persona y compra su tiempo,
cuerpo y voluntad. Usted mismo ha comprado el cuerpo y la volun-
tad de otras personas. Ni un atisbo de esperanza? Ha encontrado
siempre candidatos para sus acciones, sobrepasando fronteras que
no imaginaba?
177
apoyos pero no son buenos precisamente por su nmero, as
que estoy a gusto en mi posicin. Lo de las subastas me parece
como jugarme mi carrera en el casino, no me convence. Pero
no soy un experto- yo he preferido controlar la sensatez en
los precios de mi obra y puedo decirle que mi obra vale lo que
cuesta. Por otra parte, nada de esto tiene que ver con sesudas
estrategias, yo me paso el da haciendo mis proyectos, la verdad,
es de lo que me ocupo.
178
que, adems de propuesta simptica en tiempos de crisis, buscar vas
alternativas al dinero en el mundo del arte es pura utopa? Cambia-
ra alguna de sus obras por algo que no fuera dinero?
179
al producir artculos de lujo. No obstante, a una parte de usted le
gustara sentarse todava en el lado proletario?
180
CUAUHTMOC MEDINA, 2010
181
oficialmente en guerra, y si esta guerra existe es porque no existe el
tercer mundo. Los pases llamados ricos no actan en los territo-
rios que les pertenecen nominalmente porque para mantener sus
niveles de produccin y consumo necesitan un territorio mucho
mayor al que administran bajo sus banderas. As que cuando tra-
bajo en los territorios que pueden pagar arte lo hago siempre en el
mismo mundo y siempre en el mismo territorio.
182
que los expone no slo a cierta violencia fsica, sino a un riesgo qumico
controlado. Es evidente que en esta obra confrontas al espectador del
mundo del arte con referencias explcitas a la tortura de prisioneros en
crceles como Abu Ghraib. En qu forma consideras que la complici-
dad del mundo del arte para con la guerra o el abuso de prisioneros es
similar a la de su participacin en la economa capitalista? Por qu
involucras a la obra de arte y sus espectadores con este terreno?
183
SIERRA_ La relacin entre las armas y la evolucin de la especie
humana parece evidente desde que se empezaron a utilizar hme-
ros de animales como nica forma de supervivencia de la especie,
as que nuestra historia parece ligada slidamente a la evolucin de
estos artefactos de claras referencias flicas. Este elemento en mi
trabajo aparece substituido por la pistola que esprea poliuretano
conectando lo que de otra forma no sabra cmo conectar: la pro-
teccin que ofrece un aislante trmico con la violencia del arma.
Las dos formas de dominio: el amor y el odio. Lo que obtendremos
en esta accin es una imagen muy similar a la de los refugiados
que llegan a las costas europeas, primero protegidos de la hipo-
termia con mantas y despus devueltos a sus lugares de partida.
Las protecciones blancas para el trabajo con poliuretano son idn-
ticas a las empleadas en desastres petroleros y as hasta crear una
serie de imgenes concatenadas que aglutinan desastres, frescos
en nuestra memoria. Como nico resultado obtendremos poliure-
tano informe esparcido por el suelo y las paredes.
184
beneficioso crear estos conflictos. En efecto, tras las masacres de
Madrid sent ms ira de la habitual en estos casos, lo que resulta
bastante lgico habida cuenta de que soy de Madrid. Esto fue com-
partido por muchas personas en occidente pues Madrid podra
haber sido su ciudad. Las posibilidades de que se aloje en tu cabeza
un redactor de las noticias de la cnn crecen sobremanera y con ello
las posibilidades de xito de las polticas ms acomodaticias con los
deseos de las corporaciones. Esto tiene su contraparte en el mundo
panislmico. As que lo que todos descubrimos con cierto horror
es que por mucho que hayamos querido huir estamos dentro de
un nuevo saco que, como, en las muecas rusas, se superpondr
para siempre a los anteriores.
185
Palabra de 350 cm. de altura por 1200 cm. de ancho. Iglesia de San
Matteo. Lucca, Italia. Mayo de 2004.
MARCO SCOTINI, 2010
187
La palabra NO contiene un alto valor semntico en tan slo dos
smbolos grficos. La transformacin de esos signos en escul-
turas y su insercin en un contexto hacen que esta obra sea
potente, completa y, yo dira, necesaria. Durante el viaje hicimos
una road movie sobre el primer ao de la gira. El NO se posiciona
en la encrucijada entre dos extremos: en el plano poltico significa
imposicin, pero tambin emancipacin. Todo depende de si es el
pastor el que se lo est diciendo a su rebao o el rebao el que se
lo est diciendo al pastor. Por eso, este NO funciona de forma tan
perfecta en los salones de arte como en las calles de los subur-
bios. La percepcin social tambin es muy interesante, porque
NO es un objeto deseable tanto para los empleadores como para
los empleados; aunque algunos lo utilizan ms que otros, todo el
mundo anhela tener el poder de decirlo y, al mismo tiempo, todo
el mundo teme el poder de aquellos que pueden decirlo. Cuando
ves el NO pasando por delante de tu casa puedes preguntarte si te
lo estn diciendo a ti o eres t quien lo dice. Y de ese modo pasa
a ser 100% local en cada etapa de su viaje. Es un tema candente,
que linda con lo arriesgado. Es un icono que funciona como un
imn, absorbiendo todos los noes que se va encontrando en
su camino, atrayendo hacia s todas las prohibiciones diseadas
para someter a la gente y todos los eslganes contra el sistema. Es
una superficie negra que absorbe todas las longitudes de onda de
la luz sin reflejar ninguna, es denso. De ese modo suena atempo-
ral pero no lo es, y en eso radica una de mis principales razones
para realizar esta obra. Si quisiera dominar el comportamiento
de otro procedera por etapas. En la primera etapa lo que hara
sera esperar a ver si el comportamiento de ese otro podra cam-
biar por s mismo, ahorrndome esfuerzos y evitando riesgos, ya
que me imaginara que superarlo no sera de su agrado. Luego,
en una segunda etapa, intentara cambiar su conducta hablando
tranquilamente, asumiendo ciertos riesgos. Y en una tercera
etapa es donde nuestro NO aparece, el riesgo puro en s mismo,
188
porque la cuarta etapa es la violencia. El NO es el ltimo recurso
antes de algo peor, porque el NO es no negociable, es la palabra
ltima y definitiva. Todo esto hace que el Tour sea una locura
porque es como hacer sonar una sirena antiarea, es una obra
que se adapta como un guante a esta sociedad que se encuentra
en permanente estado de catstrofe.
189
coloquiales diramos mezclar las cartas que haba sobre la mesa.
En esa poca estaba viviendo en Mxico y, en ocasiones, llegar
a Europa significaba ir trasvasando conceptos de un continente
a otro, palabras que seguan existiendo all y palabras del viejo
teatro poltico que, como he dicho antes, he ido transportando
durante aos con el NO, Global Tour.
190
PACO BARRAGN, 2011
191
Toronto y Miami, y visitar Islandia en enero. Cmo surgi este
trabajo?
SIERRA_ S y no. Haba lugares por los que era importante que el
NO pasara, como la ciudad de Londres, es decir, lugares que con-
centran una gran cantidad de maldad. En Londres, tambin se poda
ver el Contador de muerte: el contador del nmero de muertes en
Irak, segn el Instituto Estadounidense de Estadstica. As que, s,
hay puntos claramente seleccionados, como la otan, el gran templo
192
de la masacre y la barbarie y los otros grandes templos de la masacre
y la barbarie: el Pentgono y Wall Street. En Alemania, era ms
metafrico. No slo me interesaban los monumentos del poder, sino
tambin aquellos lugares donde las personas estn luchando por
sobrevivir a causa de la depresin econmica. En Detroit, por ejem-
plo, visitamos la sede de General Motors y todas las reas circun-
dantes, que estn totalmente vacas, como pueblos fantasmas. Y el
NO viajar a Islandia. Y s, en agosto pasado proyectamos un NO
en la espalda del Papa en Madrid, y fue un enorme placer para m!
193
encontramos ante un teatro donde lo mismo es sublimado una
y otra vez: la plutocracia, el acaparamiento y el enriquecimiento de
un pequeo grupo a costa de una gran mayora. Y el mundo del
arte es parte de eso y parte de esa plusvala que le concedemos al
coleccionista como connoisseur. Estoy en contra de eso y en contra
de las ideas de nacin y de globalizacin. Deberamos ser muy
cautelosos, especialmente con la globalizacin, porque parece
que estamos frente a un tema nuevo y de candente actualidad por
estar utilizando una palabra nueva, pero en realidad es un fen-
meno que empez con el renacimiento y la aparicin del capita-
lismo, primero muy lentamente y ahora a un ritmo desbocado.
194
SIERRA_ No, no estoy de acuerdo. Por ejemplo, siempre veo a ar-
tistas en la Plaza del Sol de Madrid participando en el movimiento
15-m. Tal vez haya ms arte poltico entre las generaciones ms jve-
nes. En los aos noventa, yo viva en Amrica Latina, en Mxico.
195
performticos para fascinar al creyente; y tambin es arte toda la
televisin basura que vemos, en la que todo es como un fants-
tico guin de Hollywood donde los actores muertos ni siquiera
saben que lo estn. Tengo una polmica al respecto con Artur
Zmijewski, que es el comisario de la Bienal de Berln. l insiste
en que no debo hacer una obra de arte sino una accin pol-
tica; y eso es algo curioso en alguien que es comisario de arte,
y de la Bienal de Berln. Creo que no debemos llevar las cosas
hasta ese extremo, y cada uno de nosotros debe ser til a la socie-
dad haciendo su trabajo y no convertirse en un problema para
la sociedad. Nosotros como artistas tenemos que encontrar la
manera de enfrentarnos al Estado y al capitalismo, y lo mismo
debera ser vlido para un arquitecto, un mdico, etctera.
196
Persona diciendo una frase. New Street. Birmingham, Reino Unido. Febrero
de 2002.
NO, Global Tour. The film, 120 minutos, 35 mm. Madrid. Febrero de 2011.
HANS ULRICH OBRIST, 2012a
OBRIST_ Medina tiene mucho que ver con tu ltima obra. Siempre
dice no.
199
SIERRA_ Evidentemente no podemos decir s a todo. Imagino
que tu nombre o el de las instituciones y eventos que mencio-
nas le pueden sonar a main stream, e Isidoro es marginal por
vocacin. A veces tambin ha dicho que s a importantes institu-
ciones, no siempre dice no. El caso es que nunca se sabe con l
y eso quiere decir que es Isidoro quien decide en qu ocupar
su tiempo. Es un gesto de libertad que debes de tomarte, como la
obra en s, porque esa fue la intervencin que le pediste; decirte
que no. No te rindas, la prxima vez dile que vas de mi parte,
pero no te aseguro nada. La relacin de todo esto con mi trabajo
tal vez sea ms fcil de establecer desde fuera que desde dentro,
porque este tour [NO, Global Tour] ha sido mi vida durante dos
aos. Si te interesa, te cuento cmo fue.
200
que empezamos el 18 de julio, que es una fecha muy desagra-
dable para los espaoles y que me pareca un buen momento
para poner en marcha algo as. Empez en Lucca, sin tener un
plan claro en mente. Es una escultura en madera pintada y pro-
tegida. Tenamos una exposicin planeada, as que iniciamos un
viaje para mostrarla y poco a poco trazamos una ruta e incluso
logramos desplazarla por dos continentes. Ya hemos estado en
Europa occidental y en regiones industriales de Estados Unidos:
Detroit, Cleveland, Pittsburgh, Toronto, Nueva York y Miami.
Hay un material extraordinario para una road movie, que es en
lo que estamos trabajando. Y el lenguaje puede ser ms cinema-
togrfico que propio de las artes plsticas, pero en realidad es la
pelcula de un escultor y eso va a quedar muy claro. As que eso
es lo que estoy haciendo.
201
la pelcula no se puede estar rodando constantemente y por eso
haba que acabarla.
202
SIERRA_ Es parecido a lo que t me contabas sobre un contene-
dor que obstruye el paso, que es tambin el problema de la dis-
posicin de la escultura en el espacio pblico, que tampoco tiene
por qu ser siempre amable. Me gusta que una obra [de arte]
cause problemas, que no sea algo que miras y ya est. Quiero
poder accionar una palanca para que las cosas se muevan, para
que algo cambie. Y esta pieza, pues s es muy de molestar; es una
pieza incmoda, como muchas otras.
OBRIST_ Tiene mucho que ver con ese proyecto con Pedro Reyes, con
la obstruccin en Mxico.
203
OBRIST_ Es interesante porque en maratones anteriores en la Serpen-
tine Gallery de Londres hubo muchas protestas, protestas encadena-
das. Eric Hobsbawm hizo una gran protesta contra el olvido, Gilbert
and George hicieron una gran protesta contra las mochilas, contra los
mochileros, y Gustav Metzger, contra los aviones en el mundo del arte.
Toda una coleccin de protestas. Mi pregunta est relacionada con
La Torre de los Vientos, que es el espacio para los artistas de Pedro
Reyes. Hoy hemos estado hablando del museo y algunos artistas nos
han hablado de su museo ideal. Los hay que inventan sus propios espa-
cios para el arte, como Ernesto Neto cuando fund su espacio en Ro,
Gentil Carioca. Tengo mucha curiosidad por saber si t has inventado
una estructura, cul es tu museo imaginario?
OBRIST_ Otra de mis preguntas tiene que ver con proyectos no reali-
zados. Tienes proyectos sin realizar?
204
nuevo a relucir todas las historias en torno al cuadro. Picasso no
quera que el Guernica volviese a Espaa hasta que aqu hubiese
una repblica, y mira dnde est el cuadro, en un museo que,
para mayor guasa, se llama Reina Sofa. En fin, en Espaa los
coches de polica son marca [Citren] Picasso. Fue un hombre
afortunado en vida, traicionado tras su muerte. Pero, bueno,
siempre queda la copia de Naciones Unidas en Nueva York, que
es la ms famosa porque cuando anuncian bombardeos la tapan
con una tela azul, los muy canallas. Tal vez no est todo perdido
y de algn modo an pueda hacerse.
205
Persona obstruyendo una lnea de containers. Kaj 3 Frinhamnen.
Estocolmo, Suecia. Febrero de 2009.
HANS ULRICH OBRIST, 2012b
207
con el museo, escribiendo cartas a las personas al mando. Es el
tipo de persona que sigue su propio camino, y creo que est muy
orgulloso de no ser parte de la corriente principal del arte, o de no
formar parte de los nombres que todo el mundo conoce. Es una
persona que ama su privacidad, y le encanta trabajar as: decir que
no o que s de manera libre.
OBRIST_ Esto nos lleva al viaje que has organizado para la escultura
del NO, que ha sido mostrada en muchos contextos diferentes. Es una
gira, un viaje. Cmo empez todo?
208
en lugar de proyectar un flash proyecta una imagen, que desapa-
rece muy rpidamente. Slo se puede captar con una cmara, se
activa mediante el flash de una cmara. Estuvimos lanzando flas-
hes de NO, NO, NO sobre el Papa durante su visita a Madrid
y muchas cmaras lo captaron, pero los ojos no podan verlo y
ni siquiera la televisin pudo captarla. As que en cierto modo es
una continuacin del NO, y parece adecuado hacer una versin
diferente del NO por lo menos una vez al ao. Hay algunas otras
piezas en las que estoy trabajando ahora del mismo modo que
con el NO, Global Tour. Por ejemplo, en Berln recientemente
repetimos 400 carteles negros, realizado por primera vez aqu en
Londres en 2008. Me gusta esa idea de tener carteles negros por
todas partes. Es la negacin de la publicidad, pero tambin podra
ser una imagen libertaria. O podra ser una negacin de las im-
genes catlicas. Es decir, que es una pieza que puede viajar.
209
Occidental, Holanda, el Reino Unido, la costa francesa, Espaa;
las zonas industriales de Estados Unidos, Detroit, Cleveland,
etc..; la capital del imperio econmico, Nueva York, y del imperio
militar, Washington. Luego dejamos de rodar la pelcula, pero no
abandonamos el viaje, el NO continu recorriendo Polonia, Japn
y muchos otros lugares.
SIERRA_ S. Cuando miro las fotos que saqu con una cmara que
siempre llevo conmigo en los viajes, es como una pelcula. Hacer
la pelcula resultaba muy natural, seguir la obra, capturar las mis-
mas imgenes que estaba tratando de captar con mi cmara. Tene-
mos un cmara fantstico, Diego Santom, y tambin contamos
con un equipo de montaje, entre los que se encuentra Ivn Aledo.
Pero es un equipo muy reducido. Y tambin mezclamos la pelcula
con otras piezas que fuimos haciendo por el camino, por ejemplo
el Enterramiento de diez trabajadores (2010) en Calambrone.
210
OBRIST_ Y el hecho de que la gente pueda solicitar llevarse el NO
a su ciudad a travs de la pgina web, es una forma diferente de usar
internet: se convierte en una especie de circuito de retroalimentacin.
211
calles, para que te calmes. Vamos a tomarnos una foto contigo
y un montn de gente con corbata y aparecers en los peridi-
cos. As que no lo acept. El Gobierno de Espaa y muchos
otros gobiernos tienen tropas en estpidas guerras imperialis-
tas en todo el mundo. No puedo aceptar la declaracin de un
Gobierno as. Tambin decidieron dar una cantidad increble de
dinero a los bancos, con el fin de resolver... no s qu. No, yo no
puedo estrechar la mano de esas personas, porque desapruebo
profundamente a esos polticos y sus acciones.
212
SIERRA_ Cuando era joven, estuvimos colaborando. Encontra-
bas afinidades con otros artistas y establecas una colaboracin,
ya que la colaboracin te permite enfrentarte a un proyecto dif-
cil o encontrar nuevos espacios. As que Manuel Ludea, Almut
Linde y yo creamos un grupo que se mova entre Hamburgo
y Madrid. Hicimos unas cuatro exposiciones juntos y luego la
colaboracin termin porque cada uno quera desarrollar su pro-
pia carrera. Despus me fui a Mxico, donde establec contactos
diferentes y viv experiencias diferentes.
213
que se llamaba La Torre de los Vientos. Fue el da que llegu a Mxico
y, nunca lo olvidar, vimos el vdeo de Obstruccin de una va con
un contenedor de carga, de noviembre de 1998, uno de los vdeos
ms antiguos de tu archivo, donde ya presentas este tema de la obs-
truccin, que despus cobr importancia en muchas otras piezas. En
esencia, lo que hiciste fue colocar un camin obstruyendo el trfico.
Puedes hablarnos acerca de esa obra?
214
SIERRA_El vdeo est en mi sitio web y fue rodado hace uno o dos
aos, en Suecia. La idea era copiar la imagen de la Plaza de Tianan-
mn, donde alguien muy pequeo bloquea el paso de unos tanques.
Decid crear una situacin similar, pero usando trilers, porque
los trilers son contenedores de mercanca. El bloqueo dur diez
minutos y fue muy tenso, porque en diez minutos pueden pasar
muchas cosas. En mi sitio web se puede percibir esa intensidad.
215
giran en torno a la construccin y la arquitectura y las casas, y en
torno a las obstrucciones, a la circulacin se produce cuando las
personas pasan a formar parte de la obra, y que ese es un cordn
umbilical que, posteriormente, une los distintos trabajos. Recuer-
das cmo sucedi? Tuviste una epifana en la que, de repente, se te
ocurri la idea de crear una especie de escultura viva, o fue algo que
sucedi poco a poco? Cul fue la primera pieza?
216
la primavera, por ejemplo, sino decir: esta es una mujer que
no tiene trabajo; nosotros lo estamos creando para ella. Esa es
la diferencia.
217
mientras mataban. Disfrutaron vindolas, y luego probable-
mente disfrutaron matando a otras personas en su PlaySta-
tion. Y entonces un da cumplen veinticinco aos, y reconocen
que realmente han matado a gente. Muchos de ellos se quedan
completamente destrozados. El problema es que el sistema edu-
cativo produce personas sin creatividad. Estn listos para recibir
instrucciones, pero no estn listos para actuar por s mismos,
y eso me entristece mucho, porque ahora hay personas as por
todas partes. En Alemania no haban tenido veteranos durante
dcadas, y ahora los tienen. En Espaa... veteranos de qu? De
qu guerra? Quin es el enemigo de Espaa? Esa es la locura:
simplemente, estamos luchando las guerras de otros.
OBRIST_ Hay otro tipo de obras en la que trabajas con gente: aque-
llas en las que la obra se vuelve invisible. 100 personas escondidas
(2003) es totalmente invisible porque la obra es la calle. Puedes des-
cribir este tipo de obras?
SIERRA_ Esas obras tambin son mis favoritas, porque son muy
potentes. Imaginemos que todas las personas que componen
este pblico se escondieran, pero supiramos que estaban aqu.
Es muy raro. A veces no mostrar es ms poderoso que mostrar.
Uno sabe que hay 100 personas ocultas y la calle se convierte
en algo totalmente diferente. Haces la fotografa, pero no es una
fotografa de algo vaco. Est llena y, en este caso, llena de perso-
nas que estaban en el paro. Los trabajadores y los desempleados
son los personajes principales y centrales de toda mi obra. Por
eso les he dedicado esta exposicin.
218
remuneradas con 30 soles la hora, 2001]. Tambin hubo 465 per-
sonas en el Museo Tamayo en Mxico [465 personas remunera-
das, 1999]. Puedes hablarnos sobre estas obras con grandes grupos
de personas?
219
OBRIST_ Tambin hay otras piezas que son permanentes, como
la Lnea de 160 cm tatuada sobre 4 personas (2000). Ese tatuaje
permanece. Cuando vi el vdeo otra vez esta maana, pens en algu-
nas de tus piezas anteriores, como 30 bloques de pan alineados
(1996). La lnea de ciento sesenta centmetros casi podra ser una idea
de Stanley Brouwn, mientras que 30 bloques de pan era obviamente
un comentario sobre Carl Andre. Puedes hablar un poco acerca de la
conexin de estas obras con el arte conceptual o minimalista?
220
comentarnos esa obra y explicar de qu modo est relacionada con
Beuys, la escultura social o con Vostell, con Fluxus.
221
OBRIST_ Tienes algn proyecto que sea demasiado grande o dema-
siado pequeo para ser realizado? O proyectos que puedan haber
sido censurados o autocensurados?
SIERRA_ Una parte del proyecto qued sin realizar, pero esa es la
realidad de ese proyecto. Existe. No siento que no hice nada, por-
que el proyecto estuvo all durante cinco meses. Excavamos las
letras de la palabra sumisin en una parcela de tierra abando-
nada. El enfrentamiento lleg cuando quisimos prenderle fuego.
Como en cualquier pas, se necesita un permiso para hacer eso.
222
Pero las personas que trabajaban conmigo fueron expulsadas de
la parcela. Eso es lo que yo llamo represin o censura.
223
SIERRA_ Eso sera mucho mejor, s, pero...
224
mucho sobre eso. Cmo abord ese tema? Qu opinaron sobre su
arte en aquel momento?
225
SIERRA_ El trabajo es agradable. Disfruto haciendo mi trabajo.
Me gusta. Sigo haciendo arte porque soy lo que soy capaz de hacer.
No s si eso es estpido, pero es lo que estoy haciendo. Esa es la
nica razn.
OBRIST_ Tengo una ltima pregunta: veo que hay muchos artis-
tas jvenes entre el pblico y me interesara saber cul sera tu con-
sejo a un joven artista. Ha dicho antes que para ti la clave reside en
poder ejercer tu libertad y no prestar atencin a lo que dicen los dems.
Puedes hablar un poco ms sobre eso?
226
represin, pero despus de muchos aos de hacerlo, he decidido
que quiz ha llegado el momento de sealar con el dedo. Creo que
esto fue parte de la motivacin que impuls el viaje del NO y la
serie No proyectado sobre el papa. En Reikiavik, quise hacer un
homenaje a la gente, a la revolucin que haban iniciado all, que
ahora es llamada la Revolucin de las cacerolas. La situacin en
Islandia, como en todas partes ahora, estaba muy mal despus de
2008 y la gente no lo acept sin ms, sino que se movilizaron hasta
que el Gobierno dimiti y los banksters y sus empleados, los pol-
ticos, que haban causado la situacin, rindieron cuentas por ello.
227
Ya no decimos libertad, igualdad y fraternidad. La referencia a la
Declaracin francesa de los Derechos del Hombre es un poco ir-
nica. La libertad dentro de ese contexto siempre se refiere al con-
trato social, as que slo existe dentro del orden del Estado. La
desobediencia civil es un derecho restringido a los ciudadanos que
pertenecen a un Estado, y no estoy totalmente de acuerdo con que
el Estado sea la entidad que otorga los derechos a los seres huma-
nos. Yo, igual que todos los dems, no necesito ser gobernado.
228
La cua negra, primer monumento a la desobediencia civil. Afuera del Edificio
del Parlamento Islands. Austurvllur, Reykjavik, Islandia. Enero de 2012.
Veteranos de las guerras de Afganitn, Irak e Irlanda del Norte de cara a la
pared. Viviendas de los Oficiales y Edificio de la Torre del Reloj, Barracas
Ebrington. Londonderry, Irlanda del Norte, Reino Unido. Octubre de 2013.
JUAN ALBARRN, 2012
231
tena que hacer trabajos muy desagradables. Por eso al final me
voy a Mxico donde pienso que voy a obtener una posicin mejor.
La diferencia entre el ambiente de Hamburgo y el de Madrid era
muy grande. Si hacas una buena exposicin en una casa okupa
o en un espacio alternativo de Hamburgo, la gente del mundo del
arte iba a verla, haba inters. Adems all haba una escuela estu-
penda con profesores como F. E. Walter, S. Brouwn, B. J. Blume,
S. Polke que, por cierto, no me acept en sus clases. En la
facultad de Madrid, la leccin maestra en 50 curso consista en
ensearte a pintar unas uvas. La diferencia era como de la noche
al da. La experiencia en Alemania me gust mucho, pero despus
de la cada del Muro las cosas fueron ms difciles, haba dificul-
tades para trabajar, el idioma tambin era un problema, y me volv.
232
todos de sobra. Como artista, a m Pedro no me entusiasmaba,
la verdad. En esa poca, la performance era siempre desnudarse
y prender una vela, como quien dice. Y Pedro era de los que reivin-
dicaban la performance como una accin con el cuerpo desnudo.
Su trabajo como performer no me interesaba demasiado, pero
algunas piezas eran muy buenas. Por ejemplo, esa accin con
los palillos en los dientes, que he intentado copiar por todos los
medios. Mi pieza con los dientes de los gitanos recuerda vaga-
mente a la de Pedro [Campaa dientes de los ltimos gitanos de
Ponticelli, 2009]. Me gustaba la idea de los dientes. Ensear los
dientes es un signo universal.
Con respecto a Isidoro Valcrcel, l era y es un tipo estu-
pendo. No tena ningn problema en venir a tu casa a ver tu tra-
bajo aunque fueses un chaval de veinte aos. Hablaba con todo
el mundo. Era alguien de otra generacin que te haca caso, y eso
te anima mucho. Y tambin era un ejemplo de moralidad. En esa
poca yo era mucho ms radical, estaba ms de acuerdo con Val-
crcel en el sentido de que crea que era importante no vender el
trabajo, mantenerse puro, etc. Ahora creo que esas son actitudes
para hijos de familias ricas. En mi caso, no me lo puedo permitir,
tena que ganar dinero y no haba otra manera. Algn da, a nivel
internacional se darn cuenta de la importancia de Valcrcel. Es
un personaje de un peso fundamental. l siempre ha estado ah.
233
yo la veo, ms bien, entre trabajar negociando o sin negociar.
Hay veces que hago una pieza en la calle, sin decrselo a nadie,
y despus ya veo cmo la formalizo fotografa, vdeo, etc..
Eso es muy distinto de cuando tienes que negociar en cualquier
espacio, grande o pequeo. He estado mucho tiempo trabajando
en espacios alternativos, pero no soy demasiado entusiasta de lo
alternativo. Son espacios en los que puedes decir lo que quie-
ras, pero a nadie le importan un carajo porque nadie te oye. Son
espacios donde todo el mundo se ayuda, hay solidaridad, hay otro
tipo de valores. Lo cual est muy bien. Pero en realidad son salas
de espera al mundo profesional. No creo que sean otra cosa. All
trabajas con la posibilidad de tener errores, posibilidad que no
tienes en una institucin donde no te puedes equivocar. El pro-
blema, insisto, es que no te oye nadie. En los espacios no institu-
cionales tienes una libertad que no tienes en otro sitio.
El nivel de negociacin, claro est, aumenta en una institu-
cin. Nunca sabes lo que va a pasar. En un museo trabaja mucha
gente. A menudo, la relacin entre los miembros de los equipos
de gestin es mala, yo siempre he tenido problemas en la nego-
ciacin, y eso me gusta. Creo que en la institucin hay que tratar
de crear problemas, como en una especie de accin directa soft.
No s si se le puede llamar a eso crtica institucional. No s si
tenemos la categora moral suficiente. Nosotros vendemos obje-
tos a los ricos. El perro ladra, los pjaros cantan y yo blasfemo.
Los artistas blasfemamos, hacemos arte. Es mi trabajo.
ALBARRN_ Tal vez, a ciertos sectores del mundo del arte no le ape-
tece ver lo que t visibilizas.
234
ellos los que lo hacen mal. Cuando empec a trabajar en Europa
de nuevo, me pedan constantemente mostrar carnaza, mostrar
miseria. Se me pidi hasta la saciedad mostrar la misma pieza
(lo de los mexicanos), cuando yo quera hacer piezas nuevas
que hablasen de otros contextos.
SIERRA_ Parece que los museos son como las catedrales medie-
vales: cada ciudad quiere tener una, a ser posible muy grande
y sin importar demasiado lo que se meta dentro. Hay institucio-
nes maravillosas en las que se trabaja bien y que tienen progra-
maciones dignas, y otras que no lo son tanto. Todo depende del
criterio del director a la hora de montar su equipo, coordinarlos
y marcar lneas de trabajo. He visto un crecimiento brutal de ins-
tituciones. Creo que las provincias han desaparecido del mapa
institucional, algo de lo que no se han dado cuenta los crticos
de arte. Los crticos van a provincias a decir tonteras y luego
vuelven a Madrid a hacerse los serios. Sin embargo, en las pro-
vincias creo que hay centros de calidad.
235
ambiente mereca la pena. Antes de irme, algunos amigos que
viajaban mucho a Latinoamrica me haban dicho que Mxico
estaba muerto, que slo haba galeras conservadoras. Cuando
llegu me encontr con algo muy distinto. Recuerdo, por ejem-
plo, el festival de performance de Mxico, que se organizaba en
el Ex-Teresa, con largas colas de gente esperando para entrar.
Haba un pblico para la performance. Cuando un artista quera
hacer una exposicin en Mxico, sacaba los muebles de su habi-
tacin y la montaba all mismo. Era muy normal y la gente iba
a verla. El ambiente en ese sentido era mucho ms dinmico que
en Espaa. Tambin recuerdo La Panadera, un lugar que inau-
guraba exposiciones todos los mircoles. En esos momentos, al
mismo tiempo, me deja de interesar el arte. Me interesa mucho
ms la realidad de la calle.
236
ALBARRN_ Esta documentacin siempre es en blanco y negro
nunca en color lo cual hace pensar de inmediato en una cita
consciente al fotoconceptualismo de los setenta. Sin embargo, tus foto-
grafas suelen editarse como cuadros de gran formato. Esto es as
por una decisin meramente esttica la capacidad de absorcin de
una imagen de gran tamao colgada en un muro, por la voluntad
de subvertir la pobreza tradicional de la documentacin de perfor-
mances y obras conceptuales, o por la necesidad de que las imgenes
alcancen un elevado valor de mercado elemento importante en el
proceso de visibilizacin de los mecanismos del trabajo alienado y la
produccin de plusvalas?
237
ALBARRN_ En qu medida el desarrollo de tus performances
est controlado por ti y hasta qu punto son los trabajadores, como
intrpretes subcontratados, los que le dan forma de una manera
autnoma? En algn momento has llegado a perder el control de
una performance?
SIERRA_ El arte sirve para que hablemos. Una buena obra de arte
provoca discusin. Nosotros tenemos la suerte de poder hablar.
El arte te permite hablar. Pero no s si puede cambiar la realidad.
Creo que el orden establecido no puede cambiarse, es como una
maldicin que nos han echado.
238
ALBARRN_ Algunos de tus proyectos han sido censurados Con-
sideras que la censura legitima polticamente tu trabajo o, al menos,
demuestra que en ningn caso es inocuo en trminos polticos?
239
un artista. Las fotos suelen reflejar el momento ms duro de
la accin. Con los chicos de La Habana, por ejemplo, lo pasa-
mos muy bien, eran la banda de la playa, los que vacilaban con
las chicas, etc., y luego estuvimos de parranda con ellos. Trata-
mos de llevarlo lo mejor posible. En ocasiones hemos tratado
con gente que est realmente mal, en medio de un proceso tr-
gico. Entonces no lo pasas bien, pero en el proceso de negocia-
cin ellos toman consciencia de que ese trabajo es una forma
de decir que existen. Por ejemplo, con los chechenos fue as
[Trabajadores que no pueden ser pagados remunerados por perma-
necer dentro de cajas de cartn, 2000]. Imagnate un colectivo de
personas que no pueden trabajar porque no tienen permisos
y que estn metidos en casa mientras sus hijos roban radioca-
settes. Tuve que ser muy convincente para que aceptaran y slo
lo hicieron como una forma de hacer ver que estaban ah.
240
SIERRA_ Esas performance han sido importantes para m, pero
tienen problemas. Esa actitud tiene que ver con los mrtires cat-
licos, el artista era el protagonista, era la obra de arte. Me parecen
actitudes poco honestas. El artista se flagela en solidaridad con
los que lo pasan mal. Pero en el fondo eres t, Chris Burden,
quien lo firma, sales t en la accin, con tu cara, forma parte de
tu obra y la tortura no es real. Antes yo trabajaba en las acciones.
Pero en Mxico dej de trabajar cuando me di cuenta, durante
una performance, de lo ridculo que era trabajar con los galleros
que descargan camiones de basura. Yo ah no pintaba nada, era
un parip. Haba que salirse. Yo me incluyo como jefe, como
patrn, aparezco a veces al fondo pagando a los trabajadores. Es
verdad que al principio, en Mxico, yo no estaba demasiado lejos
de esta gente, estaba casi tan mal como ellos. Despus ya s. De
hecho, cuando empec a tener una situacin econmica ms des-
ahogada este tipo de trabajos fueron perdiendo dureza, he ido
cambiando algunas cosas. Los trabajos son ms escultricos,
ms alegricos y menos crueles.
241
Los Encargados. Madrid, Espaa. Agosto de 2012. (Con Jorge Galindo).
FIETTA JARQUE, 2013
243
a Helga de Alvear y a su equipo de profesionales el apoyo que
nos ha brindado para llevar adelante el proyecto. El proyecto lo
forman siete cuadros de gran formato evocando los cartelones
de cine de la Gran Va y en cada cuadro hay un retrato en blanco
y negro e invertido de cada uno de los presidentes de la demo-
cracia ms su jefe de Estado. Luego los sacamos en procesin
por la Gran Va. El resultado de todo ello es lo que mostraremos
en la galera.
244
de los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid, entre otras
muchas desgracias. Espaa es una monarqua por la gracia del
Pentgono, a quienes lo que les importa es la estabilidad de sus
bases militares. Es sbdita de la Unin Europea, una autn-
tica cueva de piratas, desde donde un da se ordena desmante-
lar la industria para contentar a los industriales del norte; otro,
desmontar la agricultura para contentar a la agroindustria de
Francia; o, como vemos ltimamente, jalear el robo a espuertas
sobre la poblacin peninsular. La Unin Europea nos quiere
como camareros y albailes con la ciencia prohibida y la cul-
tura de rodillas, sin universidades: brutos, pobres y enfermos.
Este es un pas de asesinos y de asesinados, con las cunetas lle-
nas de olvidados y las calles llenas de intocables. Aqu se entie-
rra a los fascistas con gaiteros y se celebran las matanzas del
Nuevo Mundo y, cuando no, se divierten torturando bestias los
domingos. Luego est la mafia de Roma que entiende la sodo-
ma como un mtodo pedaggico perfectamente aceptable, los
seoritos, la clase de los peces gordos, el ftbol, los media, etc-
tera. Un maldito desastre. Es la apoteosis de los cretinos. Pero
lo realmente preocupante es la obediencia. Ese es el mayor pro-
blema que tenemos, la obediencia y la candidez.
245
SIERRA_ El trabajo no es necesario. Y lo que estoy diciendo es
eso: el trabajo siempre es explotacin. Es necesario huir de los
imaginarios que dignifican al trabajador sin cuestionarse la natu-
raleza misma del trabajo. Si a la moralidad burguesa le molesta
lo que hago, pueden irse a la pera, que an quedan entradas, all
no vern pobres. Yo no soy propietario de cadenas de confeccin
de ropa barata con nios esclavos en pases exticos, tampoco
vendo masivamente productos txicos o engao a ancianas para
robarles los ahorros de su vida, como hace la gente fina de este
pas. Me dedico al arte contemporneo, que es una ocupacin, no
un delito. Me encantara ver un da preguntas de este cariz dirigi-
das a los grandes peces gordos. Desde mi posicin como artista,
hago acciones puntuales, siempre dentro de la legalidad, porque
no soy el dueo de un banco o una momia del antiguo rgimen.
S lo que es trabajar y no me gusta nada, as que van con todos mis
respetos. Si para hablar contra el sistema hay que ser un homeless,
no podramos hablar y slo nos quedara aplaudir desde la grada.
246
JARQUE_ Cmo fue el casting? Qu perfil buscabas?
247
JARQUE_ Cuando te pregunt, en su momento, sobre la autora de
esa accin respondiste: Es un acto claro de desafecto al rgimen fas-
cista encabezado por el militar franquista que caza elefantes. Noso-
tros no somos una organizacin, solo somos antifascistas. Por qu
no est incluido Franco y s todos los gobernantes de la democracia?
248
Eugenio Merino, denunciado por esa Fundacin por faltas al
honor, es como si la Fundacin Adolf Hitler denunciara a Mauri-
zio Cattelan por faltas al honor. Delirante pero real. Lo de Franco
merece un captulo aparte, l y sus franconsteins. En Los Encarga-
dos hablamos de un fascismo de tapadillo, de la gran estafa de la
democracia. Franco dej todo atado y bien atado.Franco y la cia.
249
sabemos a lo que va: a robar. Libertad es un concepto que debe
ser recuperado, porque define algo inexistente que urge repensar.
Tiene difcil rescate pero merece la pena intentarlo.
250
20 trabajadores en la bodega de un barco. Maremagnum y amarre de
Golondrinas en el puerto de Barcelona. Barcelona, Espaa. Julio de 2001.
8 personas remuneradas para permanecer en el interior de cajas de cartn.
Edificio G&T. Ciudad de Guatemala, Guatemala. Agosto de 1999.
ROTEM ROZENTAL, 2014
253
SIERRA_ En el arte hay siempre manipulacin, pues consiste
en que una idea producida en mi cabeza se reproduzca luego en
la cabeza de otra persona. Para ello se apela a la sensibilidad del
espectador mediante sensaciones ms que con argumentos, por
eso Platn nos expuls de su Repblica. El arte es demagogia en
cierto modo y sa es la razn por la que la poltica lo usa tanto.
En la poltica hay banderas de colores, canciones, tramas argu-
mentales ficticias El arte es muy poderoso, por eso lo usan los
polticos. A las personas nos impacta ms una imagen que un
argumento racional y objetivo.
254
belicista acostumbrado. Era un proyecto muy intenso. Estoy expo-
niendo otra pieza en un museo en Jerusaln, as que la cosa no
era conmigo, era con la accin en s. Cuando hablan las armas
toca callarse la boca.
En cuanto a las reacciones, hay un boicot cultural a Israel
y obviamente no lo estoy secundando. Si trabajsemos slo en
pases no involucrados en asesinatos en masa de poblacin civil
no podramos exponer ms que en el Reino de Butn, y ni si-
quiera eso. Odio a todos los ejrcitos por igual, en eso no hago
distinciones. Ojo, digo ejrcitos, porque el pueblo organizado en
su autodefensa es emancipador y siempre entender la violencia
organizada del esclavo. Tampoco he trabajado nunca en un pas
con cuyo gobierno est de acuerdo; y es que no trabajo para la cla-
se poltica. Esos me dan asco. Mi pblico es la gente, y si la gente
est sufriendo una situacin de demencia belicista con ms ra-
zn para ir a hablar contra la guerra. Aprovecho para mandar un
abrazo a la gente de Artists Against the War, se es el camino.
255
ROZENTAL_ El cuerpo humano y el espacio fsico que el cuerpo ha-
bita emerge repetidamente en tus proyectos. En 2003 examinaste el
movimiento de los cuerpos a travs de las fronteras y las economas
mediante la realizacin de un campo de hoyos localizado donde los
refugiados africanos aterrizan cuando llegan ilegalmente a Europa.
Contrataste trabajadores africanos para cavar los agujeros en el suelo,
que fueron registrados mediante fotografa area, de forma parecida al
minimalismo visual de las instalaciones del land art. Unos aos antes,
en 1999, exhibiste el trabajo 8 personas remuneradas para perma-
necer en el interior de cajas de cartn en Guatemala. Cmo se
materializaron estos proyectos?
256
SIERRA_ El minimalismo consigue un efecto de presencia, ma-
terialidad y evidencia de gran eficacia formal. Los minimalistas
intentaron hacer un abc sintctico, despreciando completamente
cualquier referencia externa. Son orgullosamente arreferencia-
les y hay ah una especie de pecado de soberbia. No es que crea
que las formas minimalistas no dicen nada. Las obras de Donald
Judd, por ejemplo, no se podran haber hecho en otro momento
histrico. Tienen una relacin notable con la arquitectura con-
tempornea de su poca, con esos grandes bloques corporativos,
con la industria del container. El minimalismo fue algo muy
bueno para usar, como un frasco vaco en el que pones lo que
quieras. En las primeras obras, yo estaba pensando claramente
en la mercanca. Cuando se habla del marxismo en mi obra, se
habla de esto: la relacin con el fetiche de la mercanca, teorizado
en el captulo primero de El capital. Pero en la mercanca, como
todos sabemos, no deben quedar rastros de los trabajadores, del
proceso, y yo trataba de hacer todo lo contrario. Quera hacer un
arte materialista que no hablase del deseo sino de la realidad, con
huellas de los trabajadores en los cubos. A partir de ese momen-
to, empec a no limpiar las salas de arte, a dejar la suciedad en la
sala, e incluso los restos de comida de los trabajadores. Pero hay
otro aspecto interesante en el minimalismo y es el metodolgico.
El ahorro radical de elementos, su famoso menos es ms, lo que
aplicado a los aspectos semnticos es tremendamente til.
257
o 184 trabajadores peruanos (2007), que recibieron 15 $ y una co-
mida por posar para una serie fotogrfica en la que tomaron parte.
Tambin me pregunto si proyectos como NO, Global Tour (2009),
en el que la palabra NO, montada como una instalacin de gran
escala, viaj a varias localizaciones alrededor del mundo, tambin
emergen de esas preocupaciones sobre el cruce de fronteras y la resis-
tencia a los sistemas de trabajo existentes.
SIERRA_ El trabajo no es necesario; el trabajo es la dictadura y eso
es lo que digo con mi obra. Gente de alquiler, gente que vende
su cuerpo, su inteligencia y su tiempo en beneficio ajeno, que pos-
pone vivir eternamente y todo ello cada vez en peores condiciones.
Cmo lo llamamos a eso? Dictadura. El trabajo tampoco libera,
no podemos estar de acuerdo con el lema Arbeit macht frei con
el que los nazis reciban a sus esclavos. La dignidad del trabaja-
dor no emana de su trabajo, su dignidad proviene de otra parte.
258
extraterrestres puedan ayudar a esta gente; la gente real no sabe
ni que existen.
259
586 horas de trabajo. Plaza de la Veleta, Cceres, Espaa. Abril de 2004.
THOMAS D. TRUMMER, 2015
261
cuatro elementos el cubo representara la tierra y por supuesto en
la larga lista de trabajos arraigados en la historia del arte minimal.
El cubo de Tony Smith se ha convertido en un monumento emblem-
tico, por ejemplo. Cmo te refieres a estas diversas tradiciones, estas
alusiones inherentes, estos usos diferentes de la forma?
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sus declaraciones. Me gusta hablar de la escultura como un tipo de
declaracin sin palabras y llevarla ms all. Tu has visto su monu-
mento alto en la esquina y paseaste realmente sobre la lpida junto
al edificio de oficinas. Cul es tu inters en este cmulo de trabajo?
263
expectativas y la humillacin. Sin ninguna duda tu trabajo es una de
las expresiones ms relevantes para poner en primer plano aspectos
ocultos del capitalismo, su represin y su negativa a reformarse en el
sentido de una construccin ms social de la vida y las comunidades.
Por qu ves el arte como un medio poltico?
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