Antropologia Americana
Antropologia Americana
Antropologia Americana
ANTROPOLOGA
JUNIO-DICIEMBRE 2016
2
ANTROPOLOGA AMERICANA
CAMBIO CLIMTICO Y ARQUEOLOGA: LA CONSTRUCCIN DE UN JUNIO-DICIEMBRE 2016
PARADIGMA VOL. I - NM. 2
Csar Villalobos Acosta
SIEMPRE FUIMOS GLOBALES
Gustavo Lins Ribeiro
LA ETNOGRAFA NATIVA EN PUERTO RICO: UN PARADIGMA
(DE)COLONIAL
Ricardo M. Ros
LA INTERVENCIN ESTATAL EN LAS POLTICAS PBLICAS CULTURALES.
UN DEBATE SIGNIFICATIVO PARA AMRICA LATINA
Liliana Silvia Raggio
GOLPE A LOS CUERPOS Y LAS MENTES DEL BARRIO, EL HIP HOP
COMO FORMA DE RESISTENCIA
Luis Felipe Moreno Chavarra
RACIONALIDADE E CULTURA MARTIMA NO NORDESTE BRASILEIRO ETHOS
PESQUEIRO E RACIONALIDADE ECONMICA EM DUAS COMUNIDADES
COSTEIRAS NO RIO GRANDE NO NORTE, BRASIL
Rubens Elas da Silva
MALINALCO: MOTIVACIONES, EMOCIONES Y TURISMO
Anna Mara Fernndez Poncela
PREMIO KALMAN SILVERT ISSN: EN TRMITE
Cristina Oehmichen
CRISTINA OEHMICHEN BAZN (ED.), LA ETNOGRAFA Y EL
TRABAJO DE CAMPO EN LAS CIENCIAS SOCIALES
Ariel Corpus 2 INSTITUTO PANAMERICANO DE GEOGRAFA E HISTORIA
AUTORIDADES DEL
INSTITUTO PANAMERICANO DE GEOGRAFA E HISTORIA E S TAD O S
MIEMBROS
2013-2017 DEL
INSTITUTO PANAMERICANO DE GEOGRAFA E HISTORIA
PRESIDENTE Ing. Rigoberto Magaa Chavarra El Salvador
VICEPRESIDENTE Dr. Roberto Aguiar Falconi Ecuador
EL IPGH, SUS FUNCIONES Y SU ORGANIZACIN
Argentina
SECRETARIO GENERAL El Instituto Panamericano de Geografa e Historia (IPGH) fue fundado el 7 de febrero de
Belice
Dr. Rodrigo Barriga-Vargas 1928 por resolucin aprobada en la Sexta Conferencia Internacional Americana que se
Chile llev a efecto en La Habana, Cuba. En 1930, el Gobierno de los Estados Unidos
Bolivia
Mexicanos construy para el uso del IPGH, el edificio de la calle Ex Arzobispado 29,
COMISIN DE CARTOGRAFA COMISIN DE GEOGRAFA Brasil Tacubaya, en la ciudad de Mxico.
(Uruguay) (Estados Unidos de Amrica)
Presidente: Presidenta: Chile En 1949, se firm un convenio entre el Instituto y el Consejo de la Organizacin de los
Dr. Carlos Lpez Vzquez Geg. Jean W. Parcher
EstadosAmericanos y se constituy en el primer organismo especializado de ella.
Vicepresidente: Vicepresidenta: Colombia
Mg. Yuri Sebastin Resnichenko Nocetti Dra. Patricia Sols El Estatuto del IPGH cita en su artculo 1o. sus fines:
Costa Rica
COMISIN DE HISTORIA COMISIN DE GEOFSICA
(Mxico) (Costa Rica) 1) Fomentar, coordinar y difundir los estudios cartogrficos, geofsicos, geogrficos e
Presidenta: Presidente: Ecuador histricos y los relativos a las ciencias afines de inters paraAmrica
Dra. Patricia Galeana Herrera Dr. Walter Fernndez Rojas
El Salvador 2) Promover y realizar estudios, trabajos y capacitaciones en esas disciplinas
Vicepresidente: Vicepresidente:
Dr. Adalberto Santana Hernndez M. Sc. Walter Montero Pohly
Estados Unidos
3) Promover la cooperacin entre los Institutos de sus disciplinas en Amrica y con las
de Amrica
organizaciones internacionales afines
COMIT DE ANTROPOLOGA Y ARQUEOLOGA
Guatemala
Coordinador: Dr. Ernesto Vargas (Mxico) Solamente los Estados Americanos pueden ser miembros del IPGH. Existe tambin la
Hait categora de Observador Permanente del IPGH. Actualmente son Observadores
MIEMBROS ACTIVOS Y CORRESPONDIENTES
Permanentes: Espaa, Francia, Israel y Jamaica.
Argentina Dr. Rodolfo Adelio Raffino
Belice Honduras
Bolivia Lic. David Pereira El IPGH se compone de los siguientes rganos panamericanos:
Brasil Mxico
Chile Profa. Eliana Durn Serrano Sra. Victoria Castro Rojas 1) Asamblea General
Colombia Sr. Guillermo Sosa Abelia
Nicaragua 2) Consejo Directivo
Costa Rica Maureen Snchez Pereira 3) Comisin de:
Panam Cartografa (Uruguay)
Ecuador Lic. Carlos lvarez Saa Sr. Fredy Bravo
El Salvador Geografa (Estados Unidos deAmrica)
Paraguay Historia (Mxico)
Estados Unidos
Guatemala Lic. Roberto Rubio Cifuentes Geofsica (Costa Rica)
Per
Hait
Honduras Ing. Toms Rojas 4) Reunin deAutoridades
Repblica 5) Secretara General (Mxico, D.F., Mxico)
Mxico
Dominicana
Nicaragua
Panam Profa. Aminta Nez Profa. Marcela Camargo Adems, en cada Estado Miembro funciona una Seccin Nacional cuyos componentes
Uruguay
Paraguay son nombrados por cada gobierno. Cuentan con su Presidente, Vicepresidente, Miembros
Per Dr. Miguel Cordero Guerrero Lic. Gerald Zubiaga Snchez Venezuela Nacionales de Cartografa, Geografa, Historia y Geofsica.
Rep. Dominicana Sr. Fernando Morbn Laucer Sr. Carlos Esteban Deive
Uruguay Prof. Eduardo Acosta y Lara
Venezuela Lic. Rodrigo Navarrete Lic. Alejandro Lpez
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Presidenta'UD3DWULFLD*DOHDQD+HUUHUD
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Vicepresidente'U$GDOEHUWR6DQWDQD+HUQiQGH]
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Editora
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Comit Editorial
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DefinicinAntropologa AmericanaHVXQDUHYLVWDVHPHVWUDOGHFDUiFWHUODWLQRDPHULFDQRLQFOX\H
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Antropologa Americana YRO Q~P MXOLRGLFLHPEUH HV XQD SXEOLFDFLyQ VHPHVWUDO HGLWDGD SRU HO ,QVWLWXWR
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ANTROPOLOGA AMERICANA
vol. 1, nm. 2
julio-diciembre 2016
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Golpe a los cuerpos y las mentes del Barrio, el Hip Hop como forma
de resistencia
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EDITORIAL
En este nmero de Antropologa Americana reunimos un conjunto de artculos
de las diferentes disciplinas antropolgicas aportados por autores de diferentes
pases latinoamericanos y del Caribe.
Iniciamos con un acercamiento al estudio del cambio climtico, visto desde
una perspectiva antropolgica, con el trabajo de Csar Villalobos Acosta, quien
asegura que si bien los estudios sobre el cambio climtico se han desarrollado
en las ltimas dcadas, el tema ha sido analizado por la arqueologa desde hace
150 aos. Para este autor, el estudio de la relacin entre cultura y medio am-
biente ha servido al conocimiento antropolgico para indagar sobre las mane-
ras en que el ser humano se ha adaptado a diversos climas, espacios y
condiciones ambientales. El cambio climtico y las variaciones paleo-
ambientales, han sido temas recurrentes en las pesquisas arqueolgicas, como
busca demostrar el autor en su artculo Cambio climtico y arqueologa: la
construccin de un paradigma.
Desde una perspectiva igualmente amplia, pero desde la antropologa so-
ciocultural, el reconocido antroplogo de origen brasileo, Gustavo Lins Ri-
beiro, en su artculo se refiere a la centralidad que ha tenido Amrica Latina
en la formacin del sistema mundo. Ubica la llegada de Cristbal Coln al
Nuevo Mundo como el inicio de una primera gran transformacin social y
cultural en el que la violencia ha sido uno de los componentes fundamentales.
Ello es as porque bajo el colonialismo se desarrollaron e institucionalizaron
relaciones asimtricas, las cuales, bajo diversos contextos y modificaciones,
prevalecen hasta nuestros das. El ejemplo ms palpable es la condicin en la
que viven las poblaciones indgenas que han perdido sus tierras, territorios,
recursos naturales bajo el dominio colonial, muchas veces de manera violenta.
No obstante, los pueblos indgenas han resistido a las continuas oleadas expan-
sionistas del capitalismo eurocntrico, de las ms diversas maneras. Por ello,
los pueblos indgenas representan un imaginario an ms subversivo que el
imaginario post-capitalista, pues proveen una experiencia no-capitalista que ha
existido en el pasado, que est presente en la actualidad y que ofrece una pro-
puesta civilizatoria a travs de una praxis sobre el buen vivir y otras experien-
cias similares. De acuerdo con el autor, los indgenas conservan, de manera
concreta, una memoria y un testimonio de los tiempos comunales, donde de-
muestran en la prctica que otros mundos son posibles, y que dichos mundos
existen incrustados en la modernidad capitalista.
En consonancia con el tema anterior, Ricardo M. Ros plantea la transicin
del colonialismo moderno a una colonialidad global, la cual es vista como pro-
ceso que ha transformado las formas de dominacin desplegadas por la mo-
YL
YLL
Cristina Oehmichen-Bazn
Editora
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CAMBIO CLIMTICO Y ARQUEOLOGA: LA CONSTRUCCIN 11
Resumen: El impacto del cambio climtico en las sociedades humanas es un tema de inters
por sus implicaciones polticas econmicas, culturales y ambientales. El cambio climtico, por
un lado, representa un reto poltico, educativo, cultural y econmico, entendido como uno
de los muchos desafos que enfrenta la humanidad; pero por otro, es tambin un proceso
dialgico que ha convertido a la Tierra y a los humanos en lo que somos ahora. La relacin
que se establece entre cultura y ambiente ha sido el fundamento de postulados tericos y es-
tudios de campo en diversas disciplinas. En la arqueologa, aparentemente el cambio climti-
co es una nueva tendencia en la investigacin contempornea, sin embargo en este trabajo
demuestro, que por el contrario, ste ha sido un tema que ha estado en el centro de la in-
vestigacin arqueolgica desde finales del siglo XIX. Concluyo que la arqueologa del cambio
climtico es un nodo de confluencia entre diversas disciplinas, que tiende puentes entre te-
mticas y enfoques, y que puede posicionar a la arqueologa en los debates contemporneos
sobre este importante tema..
Abstract: The impact of climate change on human societies has been a topic that matters in
sciences due to its political, economic, cultural and environmental significance. Climate
change, on the one hand, represents a political, educational, cultural and economic chal-
lenge, understanding it as one of many challenges facing humanity; on the other, it also is a
reciprocal process in which, both, the earth and humans actively participate on. The rela-
tionship established between culture and environment has been the basis for theoretical ap-
proaches and also has conformed a well-defined field of study in no few disciplines. In
archaeology, apparently climate change is a new trend; however, in this paper, I demon-
strate that it has been a research topic at the centre of archaeological agenda, at least, since
the late nineteenth century. I conclude that archaeology of climate change is a potential hub
of convergence between different disciplines, in order to build theoretical bridges between
themes and approaches that could take archaeology on the core of contemporary debates
about this important topic.
INTRODUCCIN
Los arquelogos han estudiado la relacin entre el cambio climtico y procesos
culturales durante ms de 150 aos. El tema ha sido uno de los enfoques ms
recurrentes en la investigacin arqueolgica. La identificacin de variables
ambientales, que eventualmente han determinado e influido en las formas
adaptativas del ser humano en diversos espacios y tiempos, ha sido una de las
aportaciones de la investigacin arqueolgica. Los periodos en que dividimos la
prehistoria refleja parcialmente el resultado de ese proceso. En la periodizacin
cultural generalmente se alude a cambios climticos, ya sea de forma explcita o
de manera implcita. El cambio climtico, o las variaciones paleo-ambientales,
ha sido un tema recurrente y es en un sentido, lo que ha servido como materia
de estudio a la arqueologa.
Sin embargo, y pese a su importancia, esta caracterstica se ha ignorado en
los crculos contemporneos de la elite poltica y acadmica. Por ejemplo, es
evidente en las publicaciones del Intergovernmental Panel on Climate Change
(IPCC) o a niveles locales, como el Programa de Investigacin en Cambio Cli-
mtico de la UNAM (PINCC-UNAM) o el Instituto Nacional de Ecologa y
Cambio Climtico (INECC). Estas instancias, pese a ser instituciones de suma
importancia en la investigacin cientfica, desarrollan temticas en las que el
paleoclima se utiliza como teln de fondo, sobreponindose a la urgencia de
solucionar problemas actuales. Los trabajos enlistan las temticas generales de
los estudios de cambio climtico a futuro (Tejeda y Rodrguez, 2007). Resalta
que no existan referencias a los estudios arqueolgicos o paleo-climticos de
forma ms sistemtica. Sin embargo, diversos especialistas consideramos que
ms que representar un problema, es en realidad un reto disciplinario para
posicionar a la arqueologa en el debate contemporneo sobre estos temas.
Como punto de partida comparto la crtica formulada por el arquelogo
Robert van de Noort, y asumo en su integridad las cuatro preguntas que han
sido el eje de sus contribuciones: Puede la arqueologa contribuir a los debates
sobre el cambio climtico? Por qu no se reconoce en las instancias men-
cionadas la contribucin que la arqueologa podra hacer al anlisis del cam-
bio climtico? Qu tienen que hacer los arquelogos para ser reconocidos en
los debates actuales sobre el cambio climtico? Qu es lo que la arqueologa
puede aportar a las problemticas actuales sobre el cambio climtico? (Van de
Noort, 2011).
La respuesta a estas preguntas requiere una reflexin crtica sobre el posi-
cionamiento de la investigacin arqueolgica. Las respuestas son, en el mejor
de los casos, la forma en que la arqueologa entrar al debate a travs de lo que
podra ser una prctica discursiva que rebase el mbito disciplinar. sta se ha
EL SISTEMA CLIMTICO
Cuando se habla de poltica ambiental, el trmino cambio climtico es utilizado
para caracterizar las variaciones que han ocurrido en el clima por lo menos en
los ltimos 150 aos, es decir, a partir de la denominada Revolucin Industrial,
y cuyo trmino popular ms conocido es el de calentamiento global. No obstan-
te, el cambio climtico tambin aplica para aquellas variaciones del clima pro-
medio y que pueden ir de unas dcadas a millones de aos (Staines, 2007:345).
Por ello, utilizar el trmino cambio climtico nicamente para fenmenos ocu-
rridos en una poca reciente puede resultar confuso, especialmente porque la
historia evolutiva de la Tierra ha cambiado tambin debido a las variaciones
ambientales.
En este sentido, es importante resaltar que el cambio climtico hay que
entenderlo en dos vertientes, por un lado, las variaciones ambientales que son
producidas naturalmente por los fenmenos que operan en la tierra-atmsfera,
as como por las variaciones en la rbita terrestre o la energa solar; y por otro, a
factores en los que recientemente se ha incluido la actividad humana como
agente perturbador (Staines, 2007:345-346).
Factores humanos
Por su parte, entre los factores antropognicos se encuentran aquellas activida-
des que aumentan la concentracin de gases de invernadero (dixido de car-
bono) as como metano. De acuerdo a Staines, el incremento en la
concentracin de estos gases aumenta la retencin de energa re-radiada, lo que
tiene un efecto energtico positivo (energa retenida). Ello sera relativamente
responsable por el incremento de la temperatura desde la segunda mitad del
siglo XIX (Staines, 2007:347). A este proceso se sumara el cambio en el uso de
suelo, es decir, la transformacin de bosques o reas despobladas o de cultivos,
en ciudades y/o carreteras, lo que en su conjunto, afectaran los patrones regio-
nales de evaporacin, lluvias e infiltracin del agua, afectando la distribucin
de energa del planeta (Staines, ibid.).
c) El sistema no est reaccionando, sino que est siendo forzado hacia temperatu-
ras ms clidas por un incremento en la concentracin de gases invernadero en
la atmsfera, producto de la actividad humana.
d) El incremento en la temperatura es producto de una combinacin de las tres
mencionadas anteriormente.
dos cosech una reputacin internacional por sus tesis sobre la influencia de
los ciclos climticos, la herencia y la cultura en la historia de la humanidad
(FHJ, 1947). Sin embargo, a pesar de su ingenio provocador y de sus aportacio-
nes, entre las cuales la dendrocronologa ocupa un lugar primigenio, Hunting-
ton no pudo influir en la disciplina naciente de la geografa acadmica (Tobey,
1975). En los aos 1920 y 1930 Huntington lleg al pinculo de su fama. Publi-
c libros que se convirtieron en bestsellers, basados en la geografa de viaje y
manuales de geografa para la formacin bsica. Poco a poco, construy su
camino hacia el gran libro que esperaba establecer la validez de sus teoras; este
ltimo apareci en 1945 como Mainsprings of Civilization (Huntington, 1947
[1945]).
En su trabajo pionero, previo a su obra maestra, Huntington seala aspectos
muy interesantes que vale la pena destacar aqu:
Los lectores que estn familiarizados con las recientes discusiones de los cambios de
clima son propensos a decir que el ttulo de este artculo1 es exactamente lo que ca-
be esperar de un autor cuyo nombre se identifica con la teora de los cambios clim-
ticos cclicos. Durante la Expedicin Pumpelly enviada por la Institucin Carnegie
en 1903-1904 a Transcaspia,2 y regiones adyacentes, el presente autor lleg a la con-
clusin de que en las regiones secas de Asia Central el clima del pasado era clara-
mente ms hmedo que el del presente. Durante los prximos dos aos una
expedicin a travs de la India para el Turquestn chino, en compaa con el Sr. RL
Barrett, le llev a extender esta conclusin sobre un rea ms amplia y de creer que
el cambio de clima no ha progresado con regularidad, sino por ciclos (Huntington
1912b:264).
1
The Fluctuating Climate of North America.
2
Se refiere a la regin ubicada al este del Mar Caspio, en la actualidad corresponde a la Repbli-
ca de Turkemistn.
de algn tipo (se refiere a las Kivas). Huntington seala que aparte de estos
restos, escasos, no queda nada. Sin embargo, no duda de que se trataba de pue-
blos antiguos que alguna vez habitaron la regin.
Estos argumentos le permiten a Huntington esbozar el planteamiento de su
obra, es decir, que el clima del pasado era diferente al del presente [subrayado
mo]. A partir de tales evidencias, concluye que, en efecto, existe una fuerte
evidencia de que este era el caso, lo que lo ayuda a proponer que el cambio del
clima, desde el pasado hasta el presente, se llev a cabo poco a poco o de mane-
ra cclica (pulsatory) y propone de forma general que sus distintas fluctuaciones
se podran sincronizar con fases similares en el Viejo Mundo (Huntington
1912a:392).
A partir de sus estudios de dendrocronologa, en Nuevo Mxico y Califor-
nia, confirma en primer lugar, que el anlisis se base en las ruinas y evidencias
fisiogrficas que se encuentran en las partes ms secas de Amrica del Norte
resulta positivo para contrastar datos. Huntington afirma que los mtodos en
que se basan esas conclusiones son slidas, y que los resultados derivados de
estos mtodos ya sea en Amrica o Asia son perfectamente vlidos. Afirma
igualmente que la dendrocronologa confirma la teora de los cambios climti-
cos cclicos. Ello muestra que el clima est sujeto a ciclos que oscilaran en pe-
riodos de cientos de aos. Concluye igualmente que los principales cambios
climticos de Amrica son sincrnicos con los de Asia y son de la misma clase
(Huntington 1912a:410).
Esto no quiere decir que los cambios en los pases tropicales son como los de
la zona templada. S indica, sin embargo, que en las regiones continentales
templadas de los perIodos de aridez o de humedad se han producido al mismo
tiempo, y en ocasiones han durado siglos. Hasta este punto se ha abierto a la
pregunta, y por lo tanto los historiadores y otros estudiosos de hombre han sido
escpticos en cuanto a la posibilidad de que los cambios climticos podran
haber sido de suficiente importancia para influir en el curso de la historia.
Huntington considera que a travs de la aplicacin ms completa de los mto-
dos que l incorpora, en algn momento se podr determinar la naturaleza
exacta y el grado de los cambios climticos a travs del tiempo histrico, y luego
tendremos la base para una verdadera apreciacin de su efecto sobre la historia
(Huntington 1912a:411).
En otras de sus obras, consideradas como una de las ms logradas, Civiliza-
tion and Climate (1915), sintetiza los principios fundamentales, de lo que se ha
considerado determinismo ambiental, sin embargo, an en este determinismo,
se dejan entrever ideas contundentes sobre un proceso complejo de las varia-
ciones ambientales. Entre ellas menciona la alternacin del clima, es decir, que
no hay trayectorias lineales, en las que el clima existe en una variable constante
El breve artculo de Lorenzo sintetiza lo que hasta ese momento haba sido
la prerrogativa de la arqueologa disciplinar convencional, es decir, centrarse
en el estudio de elementos aislados, o como mencionara, con una agenda turs-
tica. La propuesta de Lorenzo no se llev a cabo como lo estableci.
Para ejemplificar lo anterior, es decir, una visin endogmica que busca
respuestas al interior de la disciplina, me concentrar ahora en lo que se ha
llamado la Frontera Septentrional Mesoamericana, donde los ciclos de ocupa-
cin humana han sido asociados a la expansin y contraccin de las condiciones
ambientales, es decir, el paisaje como un escenario sobre el que acta el hu-
mano, pero sin profundizar en los conceptos emergentes de la relacin de am-
bos.
anlisis. Sumado a ello se muestra como un campo frtil para los estudios in-
terdisciplinares, como mencionar a continuacin.
Se trata de un enfoque contemporneo que se posiciona entre el centro de la
historia de nuestra arqueologa (como he tratado de demostrar en el apartado
anterior), as como de ser un puente que trasciende el consumo del conocimien-
to disciplinar (no importando cual sea el campo de estudio). Uno de esos meca-
nismos que aporta la arqueologa, concierne al anlisis del cambio climtico en
escalas temporales de larga duracin, as como a la capacidad de observar la
variabilidad micro o macro regional. Por ejemplo, en la costa, las regresiones y
transgresiones del mar determinan factores en la ecologa marina as como en
el continente, y eso es observable en largos perodos de tiempo. La arqueologa
del cambio climtico puede proporcionar evidencias basadas en la adaptacin
humana al clima y ambiente sobre periodos que pueden sumar de cientos de
aos a milenios. Puede ofrecer conocimiento y comprensin del ambiente, de la
interaccin de comunidades en condiciones cambiantes, generalmente a una
escala humana, la cual es sub-utilizada por los cientficos (sea IPCC, PINCC o
INECC) del cambio climtico. Si bien la arqueologa del cambio climtico no
aportar de forma aislada elementos para resolver la problemtica contempo-
rnea, puede ofrecer interesantes datos sobre el pasado, que potencialmente
puedan ser utilizados en el presente (Van de Noort, 2011:1046). La arqueologa
del cambio climtico, adems de centrarse en uno de las reas de experiencia de
la comunidad cientfica contempornea, tiende puentes, a la vez que consolida
reas de expertise. La temtica del cambio climtico ha mostrado ser un campo
fructfero para el cruce de informacin. Veamos ahora, qu es lo que ha suce-
dido en relacin al cambio climtico y otros campos disciplinares.
Si cambiamos la mirada arqueolgica sobre los estudios de cambio climti-
co, podremos observar que tambin ha existido una rica tradicin proveniente
de otros campos disciplinares, que si bien, su enfoque est ms cercano a la
paleoecologa, tambin se han vertido importantes consideraciones sobre el
cambio climtico y la relacin con procesos culturales. En Mxico, existe una
tradicin de estudios que se remontan a la dcada de los cuarenta. Las primeras
investigaciones de Deevey (1944), en la cuenca de Ptzcuaro y Sears y Clisby en
la Cuenca de Mxico (Sears, 1952, 1955; Sears y Clisby, 1955) se inspiraron en
las especulaciones de E. Huntington (descritas arriba), sobre la relacin entre el
cambio ambiental y desarrollo cultural. El establecimiento de un vnculo entre
el clima, la paleoecologa y la actividad humana fue el principal objetivo de
estas investigaciones. Sin embargo, a pesar de la proximidad de los dos sitios de
estudio, los hallazgos difirieron considerablemente. Deevey concluy que aun-
que el clima de Mxico haba fluctuado en el pasado, estos cambios no fueron
significativos, mientras que Sears cree que el cambio climtico en Mxico no
slo haba sido importante, sino que el ascenso y la cada de poblaciones dentro
de la cuenca de Mxico ha sido profundamente influenciado por la humedad
(Sears, 1952).
A pesar de los resultados contradictorios de las primeras investigaciones, no
fue hasta la dcada de 1970 que se public un nmero significativo de nuevos
estudios de cambio climtico en Mxico (Bradbury, 1971; Covich y Stuiver,
1974; Straka y Ohngenmach, 1989). Sin perjuicio de estos avances, los investi-
gadores continuaron si poder reconstruir un registro detallado de cambio cli-
mtico para el Holoceno tardo debido a la larga historia de la perturbacin
humana en la regin. Por ejemplo, Markgraf (1989) lleg a la conclusin de
que despus de 6,000 BP, los cambios paleoambientales, se refiere a Centroa-
mrica, ya no pueden ser atribuidos al cambio climtico por s solo.
La respuesta a este problema era doble. En primer lugar, se reconoci que
esta regin ofrece una oportunidad ideal para investigar los impactos humanos
a largo plazo sobre el medio ambiente y una serie de estudios se han centrado
especficamente sobre esta cuestin (Byrne y Horn, 1989; Sluyter, 1997). En
segundo lugar, alent proyectos multidisciplinarios que emplearon una varie-
dad de tcnicas diseadas para desmenuzar el registro natural y antropognico
del cambio ambiental (Leyden, 1987; Leyden et al., 1998). El resultado ha sido
un aumento importante en el nmero de investigaciones dentro de la regin y
un considerable avance en nuestra comprensin de los climas del Cuaternario
tardo de Mxico en los ltimos aos.
En otras reas tambin ha habido un avance considerable, particularmente
en el suroeste de los Estados Unidos, siendo es una de las zonas ms investiga-
das intensivamente del orbe, entre los hallazgos, y correlaciones entre cambio
climtico y procesos culturales se ha llegado a establecer la siguiente secuencia.
Alrededor de 50,000 a 13,000 aP, el suroeste de Arizona era relativamente h-
medo. Extensos lagos pluviales estaban rodeados por laderas cubiertas por ju-
nperos, arbustos y matorrales, pozos y pequeos estanques fueron alimentados
por arroyos en las mesas. Los pastizales se extendieron desde Arizona hasta la
porcin central de Texas. Un periodo ms caliente y seco comenz alrededor
del 13,000 aP, culminando con una severa sequa o que coincide con la extin-
cin de los mamuts y la ocupacin Clovis del Valle de San Pedro, Arizona.
Inmediatamente despus, el Younger Dryas trajo un retorno a condiciones ms
hmedas y fras y la deposicin de un suelo orgnicamente rico, conocido como
Black Mat, generalmente un indicador ambiental del paisaje Clovis. En el caso
de la extincin del mamut se ha avanzado en la identificacin de isotopos de
Carbono 13 y 14, as como de oxigeno (18 y 16) en la parte interna de los dientes
de mamut (esmalte) para identificar si la extincin de la mega fauna de finales
CONCLUSIONES
Los impactos del cambio climtico sobre las sociedades humanas han sido un
tema de inters durante el siglo XX. La relacin que se establece entre cultura,
ambiente, y sus interrelaciones ha sido el fundamento de postulados tericos y
estudios de campo. Aunque aparentemente el cambio climtico es una nueva
tendencia en la investigacin contempornea, en este trabajo demuestro, que
por el contrario, este ha sido un tema de inters en la investigacin arqueolgi-
ca, y en otras disciplinas afines, desde principios del siglo XX, sin embargo,
tambin es cierto que el creciente inters en el cambio climtico, tienen sus
caractersticas distintivas. Primeramente trat de diferencias la agenda del
cambio climtico contemporneo, para ampliar la comprensin del fenmeno,
por un lado, acelerado por la actividad humana, y por otro, como un proceso
natural de transformaciones a lo largo de la historia evolutiva. Con ello preten-
do mostrar los diferentes enfoques del cambio climtico.
Por el contrario, el centro de inters del presente artculo observo que las
investigaciones arqueolgicas de principios de siglo, predomina una perspecti-
va determinista ambiental que cobij a gran parte de las propuestas durante la
primera mitad del siglo XX. Posteriormente, la investigacin arqueolgica to-
m una distancia prudente, tibia y temerosa ante la imposibilidad de correla-
cionar eventos climticos con sucesos culturales, lo que permiti avances
descriptivos. Finalmente a partir de las ltimas tres dcadas, la arqueologa se
ha nutrido de avances importantes en otras disciplinas, lo que conforma un
verdadero campo de investigacin interdisciplinaria centrada en el cambio
climtico, paleoambientes y desarrollos culturales.
En diferentes tradiciones de investigacin, se manifiesta el inters por corre-
lacionar eventos climticos desde una perspectiva interdisciplinar, cuyos alcan-
ces vayan ms all del centro de la disciplina arqueolgica. Como se ha tratado
de evidenciar, la reconstruccin de cambios paleo-climticos que se produjeron
durante el Holoceno ha sido un tema constante que liga cambio climtico y
perturbaciones humanas. Los anlisis de sedimentos fluviales y elicos, as co-
mo los estudios paleo-botnicos, de plenes, as como de las madrigueras de
(packrats) han mostrado que el clima experiment importantes cambios gra-
duales que influyeron en las condiciones de vida y los patrones de asentamiento
de las sociedades humanas.
Los habitantes de diferentes partes del hemisferio se adaptaron a las condi-
ciones especficas de una gran variedad de regiones ecolgicas y desarrollaron
actividades y sistemas econmicos especficos para cada ambiente natural. Estos
sistemas se reflejan en los restos de los asentamientos prehistricos de cada
regin, que hoy analizan con tcnicas multi-disciplinares (en el mejor de los
casos). La reconstruccin de las condiciones de vida de los grupos humanos a
travs del tiempo se complica por el hecho de que las condiciones climticas no
fueron estables, sino experimentaron importantes variaciones a travs de los
siglos. Los cambios de temperatura y las condiciones de humedad resultaron en
una variacin de los lmites entre las zonas ecolgicas, y por ende, en un cam-
bio en las bases econmicas de las sociedades humanas que vivan en esas zo-
nas. Esto a su vez influye en el desplazamiento de los asentamientos.
Volviendo a las preguntas formuladas por Van de Noort (2011), me atreve-
ra a proponer algunas respuestas. La arqueologa puede contribuir a los deba-
tes contemporneo en la medida que es una de las disciplinas que ms ha
trabajado la temtica. Como se observ en algunos datos expuestos, en algunos
momentos no es posible entender los cambios climticos sin la accin de los
humanos. Ello nos orilla a pensar de forma ms profunda sobre las implicacio-
nes de la relacin de humanos y clima en periodos anteriores a la Revolucin
Industrial de forma ms sistemtica y contundente. Como observamos a par-
tir del trabajo de E. Huntington, la importancia del cambio climtico en los
proceso culturales se ha hecho presente por lo menos desde hace 150 aos en la
investigacin arqueolgica.
La segunda pregunta sobre la falta de arquelogos en las instancias interna-
cionales, no es necesariamente un punto ciego de aqullas, ni una aversin
acadmica de los arquelogos, es en todo caso una necesidad de la inercia en
que se ha venido desarrollado la importancia del anlisis del cambio climtico y
sus efectos en los humanos, y viceversa. Como lo apuntamos arriba, la propia
existencia de la vida modifica las condiciones atmosfricas en la historia de la
evolucin, por tanto, es prcticamente innegable que los efectos de la humani-
dad en su poca de mxima extensin y poblacin, tenga efectos mayores sobre
las condiciones ambientales.
En un sentido ms amplio, creemos que la participacin de los arquelogos
en los debates, es precisamente incluir, e incluirse, en equipos interdisciplina-
rios y multidisciplinarios (aspecto que ha demostrado ser fructfero en la propia
arqueologa), pero centrados en la temtica del cambio climtico. Muchos cole-
gas especialistas, bilogos, eclogos, gegrafos, analizan el cambio climtico y
poseen datos contemporneos, que demuestran que trabajando desde la pers-
pectiva arqueolgica, pueden correlacionar informacin entre los datos del
presente y los del pasado, especialmente asociados con los desarrollos humanos.
Como mencion en los apartados correspondientes, se puede rastrear una tra-
dicin de este tipo de investigaciones a lo largo de todo el siglo XX, el reto, sera
en todo caso, dimensionar de qu forma estos datos coadyuvan a generar las
estrategias para solucionar problemas futuros de la sociedad industrializada,
mirando las relaciones que los humanos hemos establecido con el clima en los
diferentes momentos de la historia de la Tierra.
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Resumen: Amrica Latina est en la raz de la formacin del sistema mundo. La centralidad
de la regin en la globalizacin es explotada por medio de sus encuentros coloniales para-
digmticos y su vnculos histricos y contemporneos con distintos procesos de circulacin de
personas, mercancas e informacin. Es una contribucin a los estudios latinoamericanos de
la globalizacin.
Abstract:. Latin America is at the roots of the making of the world system. I explore the cen-
trality of the region in globalization by means of its paradigmatic colonial encounters and its
historical and contemporary links with different processes of circulation of people, com-
modities and information. It is a contribution to Latin American studies of globalization.
* Agradezco a Celia del Palacio Montiel, de la Universidad Veracruzana, por la traduccin de este texto que fue
una Conferencia Magistral impartida en el Centro de Estudios de la Cultura y la Comunicacin de la UV, en
Xalapa, el 22 de octubre de 2015.
qu hoy existen tantas luchas en contra el epistemicidio, fenmeno que antes era
pensado como prdida de la diversidad cultural. Despus de todo, interpretar el
sentido de la invasin europea a fin de decidir qu hacer con el invasor, tambin
depende del marco de los conocimientos previamente disponibles y puede resultar
en acciones diferentes.
El encuentro de Pero Vaz de Caminha, escribiente de la flota portuguesa que
tuvo el primer contacto con los tupinamb en la costa sudatlntica, revela otras
facetas de la experiencia colonial. En una carta que se volvera famosa, Vaz de
Caminha apenas poda ocultar su deseo mientras describa los recursos de Brasil,
su belleza natural y sus indgenas desnudas. Ms all de encontrar un paraso
tropical que ira a alimentar la imaginacin utpica europea en busca del comu-
nismo primitivo y los buenos salvajes, los portugueses, reprimidos por la castrante
inquisicin, descubrieron el ms grande campo de nudistas de la historia. Tal vez
con la intencin de exorcizar pensamientos pecaminosos, los conquistadores rpi-
damente organizaron una misa. Pero el aparente encanto de este fugaz encuentro
inicial, estuvo seguido por la agenda comn del colonialismo. Los nativos se con-
virtieron en esclavos forzados a luchar por su libertad en su propia tierra o a huir.
La expresin del deseo sexual por las nativas en la carta fundadora del Brasil iba a
convertirse en un lugar comn en las representaciones orientalistas de los indge-
nas, de los negros y de los mestizos. Los esclavos africanos y sus descendientes
fueron igualmente considerados por los conquistadores como lujuriosos y predis-
puestos al sexo. El colonialismo tambin es una forma de exportar lbido y violen-
cia machistas.
La carta de Pero Vaz de Caminha sirvi como un inventario precoz de las
riquezas y potenciales de una tierra sin dueo que los portugueses consideraron
estaba esperando a ser civilizada y poseda en el nombre de Dios y del Rey. Ms
de 500 aos despus, las tierras de los indgenas en Brasil y otros pases se sigue
considerando como tierra de nadie, o como obstculo al desarrollo, es decir, al
crecimiento y expansin capitalistas. La propia existencia de los indgenas es vista
como indeseable y subversiva. Para muchos, las tierras de los indgenas son una
afrenta cuando son gobernadas por ellos mismos, protegidas por el gobierno y
sacadas del mercado. Expansivos por definicin, los capitalistas no aceptan que los
recursos puedan ser polticamente sacados de su alcance. Asimismo, la perma-
nencia de las poblaciones indgenas es una prueba de que es posible resistir el
movimiento destructivo del expansionismo capitalista eurocntrico que ha durado
ms de 500 aos. Los pueblos indgenas representan un imaginario an ms sub-
versivo que el imaginario post-capitalista porque proveen una experiencia no-
capitalista que existe y est presente. Los indgenas conservan, de manera concreta,
en formas que son idealizadas por otros o en sus propias prcticas, el eterno re-
torno de otras experiencias y conocimientos y as, una memoria y un testimonio de
MERCANCAS EN MOVIMIENTO
El papel de las cosas, las mercancas, en la institucin de la Amrica Latina como
un sistema global es tan promimente, que esto se expresa incluso en los nombres
de los pases. Argentina tiene su nombre derivado de su papel, en la poca co-
lonial, en los flujos de la plata boliviana contrabandeada casi siempre a travs del
Ro de la Plata. brasil es un tipo de madera que fue el primer recurso natural
explotado por los portugueses, casi hasta el punto de extinguirlo de las selvas
tropicales del Atlntico sur. El palo de brasil, con su tono rojizo, fue usado exten-
samente como colorante natural, as como la cochinilla producida en Oaxaca, que
lleg a ser el segundo producto ms exportado de Mxico.
La importancia del oro y la plata extradas de Amrica Latina forj la riqueza
y el esplendor de Portugal y Espaa. Las dinmicas polticas y econmicas internas
a Europa significaron que esas riquezas frecuentemente cayeron en manos de otros
pases, como Inglaterra. Las minas de Potos en Bolivia y el puerto colombiano de
Cartagena son ejemplos de un sistema de explotacin caracterstico del colonialis-
mo predador. Los recursos minerales de la regin el cobre chileno, el hierro
brasileo, el petrleo ecuatoriano, los diamantes venezolanos continuaron su
circulacin global. La contribucin agrcola de Amrica Latina es de igual impor-
tancia. En el siglo XX, la regin se convirti crecientemente en exportadora masiva
de granos, como soya, o de ganado. Brasil y Argentina, tanto en el pasado como
en la poca actual, pueden desbalancear estos mercados globales. El caf ha juga-
do un papel central en las economas colombiana y brasilea. Sin duda, el inicio de
la industrializacin del Brasil a principios del siglo XX, no puede ser comprendida
sin la acumulacin de capital que permiti el boom del caf.
Otro producto crucial de exportacin en Amrica Latina es la caa de azcar,
la cual, con sus enormes plantaciones, fue central en la poca Colonial en el nores-
te brasileo. La produccin del azcar, un producto muy codiciado en Europa,
trajo consigo el ingenio, el experimento arqueolgico de lo que ms tarde vendra
a ser la industria en su forma amplia y compleja. El azcar es importante porque
tambin muestra otros flujos coloniales, como la importacin ignominiosa de es-
clavos africanos para trabajar en este tipo de produccin (Mintz, 1985). Adems, es
un ejemplo muy claro de los conflictos entre imperios poderosos. Buscando el
control de la produccin del mercado del azcar, los holandeses invadieron el
noreste de Brasil en 1630 y establecieron su ncleo central en el puerto de Recife,
en Pernambuco, que ya era el centro del sistema de produccin de la industria
azucarera. Permanecieron en Brasil hasta que fueron expulsados en 1654 por los
portugueses, entonces transfirieron su conocimiento adquirido al Caribe. Ms tole-
rantes en materia religiosa que los portugueses (que haban introducido la inquisi-
cin a Brasil), los holandeses admitieron a los judos dentro de sus dominios,
hecho que llev a la fundacin de la primera sinagoga en las Amricas, en Recife.
dicotoma occidental tpica entre naturaleza y cultura. De acuerdo con estas pers-
pectivas indgenas, tambin se inicia una bsqueda de marcos legales que trans-
formen a la naturaleza, la Pachamama, en un sujeto con derechos, en su calidad
de madre de todos los seres vivos. En una crtica al crecimiento econmico ilimita-
do, a las ideas de progreso y del mercado como la solucin a los problemas, pos-
tulados stos implcitos en el desarrollismo, estas visiones siguen otros caminos
para crear condiciones materiales y espirituales para una vida feliz: priorizar la
solidaridad, la comunidad o el consenso, valorar las culturas e identidades origina-
rias, respetar las diferentes formas de vida y el pluralismo, el equilibrio y la armo-
na con la naturaleza ms all de los intereses materiales y econmicos. Otras
reformulaciones hbridas que dialogan con los discursos occidentales sobre el des-
tino de los pueblos indgenas, surgieron en Oaxaca, Mxico, con base en la teora
de la comunalidad, que enfatiza la autonoma comunitaria como modo de ver el
mundo y de hacer poltica (Aquino Moreschi, 2012; Martnez Luna, 2013; Nava
Morales, 2013, 2014).
La imaginacin progresista de Amrica Latina tambin tiene una larga tradi-
cin fuera de los movimientos indgenas. La Revolucin mexicana de 1910, es un
ejemplo de la importancia de los ideales del bien comn, la vida democrtica, la
libertad, la igualdad y la justicia. La Revolucin cubana de 1959 es emblema de la
rebelda latinoamericana en contra del hermano mayor del Norte. Sus protagonis-
tas, muchos actualmente en el poder, representaron la aparicin de figuras legen-
darias como Fidel Castro y Ernesto Che Guevara; tambin surgi de dicho
movimiento una teora de la toma del poder conocida como foquismo. En la d-
cada de los aos sesenta, el ejemplo cubano inspir olas de acciones guerrilleras en
pases como Argentina, Brasil, Bolivia, Per, Colombia, Venezuela y Guatemala.
Esos movimientos, en especial en el Cono Sur, provocaran una reaccin sanguina-
ria de las dictaduras militares brasilea, chilena y argentina (de 1964, 1973 y 1976,
respectivamente); stas enfrentaron sin tregua a los militantes socialistas, desapa-
reciendo a aquellos que consideraban ser un riesgo politico e ideolgico. Como
resultado de la brutal represin de las dcadas de los setenta y ochenta, los inte-
lectuales progresistas primero se refugiaron en el Chile de Salvador Allende. Des-
pus del golpe militar de Pinochet en 1973, Mxico recibi a los exiliados, as como
tambin lo hicieron algunos pases europeos. El exilio poltico reuni a pensadores
en la CEPAL, quienes, en Santiago, formularon la teora de la dependencia, la con-
tribucin terica latinoamericana mejor conocida en todo el mundo.
Actualmente hay un resurgimiento de las teoras crticas inspiradas por los
movimientos polticos andinos y los cambios que han causado. Un debate particu-
larmente visible es de la colonialidad del poder (vase entre otros muchos a
Quijano, 1993), que retoma con toda la fuerza, la centralidad del colonialismo
como un poder estructurante que continua prosperando, especialmente en las
CONSIDERACIONES FINALES
Como en todo ensayo, este texto ha seguido una trayectoria idiosincrtica, podran
explorarse otras conexiones, prcticas y personajes. Las artes, por ejemplo. En
cuanto a la msica popular, sera preciso explorar las trayectorias internacionales
del tango, de la salsa, del bossa nova. En la literatura, el alcance de las obras de
Jos Mart, Machado de Assis, Jorge Lus Borges, Jos Mara Arguedas, Miguel
ngel Asturias, Mario Benedetti, Pablo Neruda, Octavio Paz, Gabriel Garca
Mrquez, para nombrar tan solo algunas. Y las genialidades cosmopolitas, que
son al mismo tiempo locales, del brasileo Oscar Niemeyer; del colombiano Fer-
nando Botero; de la mexicana Frida Kahlo?
Al procurar trazar las conexiones de Amrica Latina con otras regiones del
mundo y su constitucin en redes de intercambio, acab preguntndome qu
resultado tendra este mismo ejercicio en otras reas. Sera probablemente similar.
El movimiento de la mezcla de personas, cosas e informacin acaba, en mayor o
menor grado, englobando a todo el mundo. Sin embargo, cada regin tiene su
propio acento, historia, geografa, cultura y poder diferenciados. Si todos estamos
involucrados, desde distintas posiciones, en los macro movimientos de incorpora-
cin al sistema mundial, entonces, qu es lo que nos permite decir que Amrica
Latina siempre ha sido global, como si esa fuera una caracterstica privativa de esta
regin? Una respuesta a esta pregunta se encuentra en la suma especfica de las
conexiones, flujos e intercambios de Amrica Latina con otras partes del planeta,
como aqu busqu presentar. Pero la verdadera singularidad de esta regin estriba
en el hecho de que antes de Amrica Latina, el globo era otro. Era ms pequeo,
no exista la gran cantidad de tierras ni de gente que inexorablemente participa-
ran en la construccin de un mundo diferente conjuntamente con tantos otros
distantes.
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Fuente: Instituto de Investigaciones Antropolgicas, UNAM, Biblioteca Juan Comas, rea de
Fondos Documentales Alfonso Caso. Fondo Juan Comas Camps, fotografa 927.
Ricardo M. Ros
Universidad Autnoma Metropolitana-Iztapalapa, Ciudad de Mxico
Abstract: Taking into consideration the political condition of Puerto Rico in relation to Latin
America and its position within the modern/colonial world-system, the following article is
to reflect on the theoretical and methodological challenges that faces the production of
ethnography today. The anthropological production in the island, in addition to being sub-
ject to the center-periphery dichotomy, has been used as a colonial tool. To overcome these
constraints, and addressing the current theoretical debate proposed by the Moderni-
ty/Coloniality/Decoloniality project from de Social Sciences, the use of a native
ethnography in Puerto Rico will contribute to the interrogation of the naturalized realities
and the identification of (de)colonial aspects that the production of knowledge will imply.
INTRODUCCIN
En ltima instancia la cultura no es otra cosa
que la conciencia de un pueblo
Rafael L. Ramrez
1
Vase: Cfr. Ginsburg, Faye, Cuando los nativos son nuestros vecinos, Boivin, Mauricio; Rosa-
to, A. y Arribas, V., Constructores de otredad. Una introduccin a la Antropologa Social y Cultural,
Buenos Aires, Antropofagia, (1989)1998, pp. 246-259.
2
Siguiendo a Kirin Narayan (1997), la distincin entre antroplogos nativos y no nativos no
debe ser escencializada. Esto se debe al hecho de que los lugares que ellos mismos estudian, sean que
estn alineados o seprados, son mltiples y cambian continuamente. En palabras de Narayan: Fac-
tores como educacin, gnero, orientacin sexual, clase, raza, o la mera duracin de los contactos
pueden en distintos momentos pesar ms que la identidad cultural que asociamos con el estatus de
insider o de outsider (Narayan, 1997:23; nfasis propio). En otras palabras, la antropologa nativa
supondra alguna conexin con los lugares en los cuales trabajan los investigadores, lo cual desplaza-
ra simultneamente las relaciones insider-ousider, observador-observado, igual-diferente.
3
Clifford, J. (1992): Sobre la autoridad etnogrfica, en Geertz, C. y Clifford, J. y otros, El sur-
gimiento de la antropologa postmoderna, Gedisa, Barcelona.
4
Al reflexionar sobre las caractersticas del trabajo antropolgico, Roberto Cardoso de Oliveira
destaca el mirar, el escuchar y el escribir como etapas de un proceso de conocimiento. Para l, si es
por medio del Mirar y el Escuchar disciplinados a saber, disciplinados por la disciplina, que se
realiza nuestra percepcin, ser en el Escribir que nuestro pensamiento se ejercitar de forma ms
cabal, como productor de un discurso que ser tan creativo como propio de las ciencias inclinadas a
la construccin de la teora social (Cardoso de Oliveira, 2004:56).
Dada la mnima presencia que tuvieron las ciencias sociales en esos primeros
aos, la gestin administrativa del poder colonial estuvo impregnada por la ideo-
loga del Destino Manifiesto, una poltica de expansin que tena sus races en las
teoras racistas que proclamaban en Norteamrica la superioridad de la raza teu-
tnica (vase Mndez, 2007). A pesar de que muchos antroplogos colisionaron
con la ideologa del poder oficial, sus producciones etnogrficas estaban enmarca-
das en los parmetros impuestos por la poltica imperial de Estados Unidos en
Puerto Rico (Mndez, 2007:46).5 Las producciones etnogrficas coincidieron con el
surgimiento de una nueva prctica antropolgica pensada como ciencia positivista
que dejaba de lado el trabajo comparativo y de gabinete para recurrir al con-
tacto fsico (de primera mano) y al mtodo emprico.
En ese sentido, el proyecto de dominacin estadounidense que tom forma en
Puerto Rico, permeaba grandemente la produccin de etnografas que fueran
desde el punto de vista del nativo (Malinowsky, 1973; Geertz, 1999). Por ejem-
plo, durante las primeras tres dcadas de la invasin estadounidense, la narrativa
del colono (Wright, 2008) se consolid como discurso oficial de las autoridades y
los misioneros estadounidenses. Se intent, por todos los medios, sustituir el espa-
ol por el ingls como idioma oficial y desplazar la religin catlica con el protes-
tantismo (Silva Gotay, 1997). Adems, tanto los smbolos patrios como el himno
nacional de Estados Unidos fueron utilizados como dispositivos de poder dentro
de las escuelas pblicas de Puerto Rico.
A principios del siglo XX muchos antroplogos ocupaban una posicin ambi-
valente dentro del discurso y las prcticas coloniales. La contradiccin entre la
ideologa dominante de la superioridad racial y cultural de Estados Unidos, y la
emergente doctrina del relativismo cultural esbozada por los antroplogos
boasianos, fue notable en muchos de los trabajos de campo etnogrfico (Duany,
5
Trabajos como los de Jesse Walter Feweks (1907), The Aborigines of Porto Rico and
Neighboring Islands; Franz Boas (1916), New Evidence in Regard to the Instability of Human
Types, y John Alden Mason (1916), Porto Rican Flok-Lore: Riddles son ejemplos de como las
ciencias sociales y la antropologa, en ese entonces, representaban los nuevos sujetos colonizados
(vase: Duany, Jorge, 1987, Imperialistas reacios: Los antroplogos norteamericanos en Puerto Rico,
1898-1950, en Revista del Instituto de Cultura Puertorriquea, 26(97):3-11).
2009:3). Esta tensin puede observarse en el trabajo de John Alden Mason (1885-
1967). Segn Jorge Duany (2009), comparado con el abierto racismo y etnocen-
trismo de muchos contemporneos, Mason represent a los puertorriqueos de
manera ms favorable. Desde una postura relativista, Mason defendi el valor
tico y esttico de la cultura hispnica como equivalente a la anglosajona. Pero
tambin menosprecio los aportes africanos e indgenas a las tradiciones populares
puertorriqueas (Duany, 2009:17-18). En una carta con fecha del 13 de marzo de
1915, y ante la perplejidad de encontrar muchos tpicos fsicos diversos, Mason le
hizo una propuesta a Boas:
se me ocurre que un lugar donde hay una mezcla tan variada de sangre como aqu
y en consecuencia tan poco sentimiento racial, y por lo tanto oportunidades prcti-
camente iguales dadas a ambas razas, sera un lugar ideal para hacer una investiga-
cin cientfica exhaustiva de la inteligencia racial del negro y el blanco (citado en
Duany, 2009:15).
Desde finales del siglo XIX, Estados Unidos comenz a representar para Latinoa-
mrica y el mundo, los patrones valorativos de la modernizacin y los apasionan-
tes ideales de democracia y desarrollo. Debemos recordar que desde los trabajos
clsicos de Max Weber (2007) en torno al capitalismo anglosajn y su tica pro-
testante, las ciencias sociales tomaron como premisa incuestionable que los proce-
sos de modernizacin correspondan a los patrones culturales que predisponan al
cambio y a la racionalidad.
As, los anlisis del cambio social se montaron sobre un entramado complejo
de reciprocidades conceptuales entre modernidad y progreso, que se haban ido
gestando desde el Iluminismo en Europa durante el siglo XVIII (Quintero, 2009).
Desde aquel entonces, la intensificacin de las actividades comerciales y el aumen-
to poblacional por medio de la migracin, no solo favorecieron al inters explora-
torio en trminos generales, sino que crearon las condiciones bsicas para su
6
Es importante sealar que el Centro de Investigaciones Sociales de la Universidad de Puerto
Rico, creado en 1945, prcticamente abandon su auspicio de investigaciones etnogrficas, para dedi-
carse casi por completo al estudio del proceso de industrializacin. A pesar de que el trabajo de
Morris Siegel (1948) A Puerto Rican Town: Lajas, fue crtico de los saberes oficiales y los discursos
estatales, ste fue marginado por las instituciones dominantes de la academia y del gobierno durante
mucho tiempo. (Duany, 1999).
7
Este proyecto form parte intrnseca de los estudios de rea (Area Studies). Estos estaban diri-
gidos a demarcar las diferentes poblaciones que coexistan en Amrica con el fin de producir un
conocimiento que le permitiera a expertos y panificadores cotejar cientficamente los requisitos socia-
les (Escobar, 2007). Segn Guillermo Iranzo (2011): En la puesta en prctica del Proyecto Puerto
Rico, parte fundamental de los Estudios de rea, no se reconoca el contexto colonial para el anlisis
de nuevas fuerzas polticas en pugna con el ordenamiento militar, poltico y monetario controlado
por Estados Unidos y sus aliados corporativos. El Caribe y paradjicamente, la sociedad nacional que
estudiaban, eran estticos, no sujetos complejos en cambio constante (Iranzo, 2011:33).
8
El trabajo de Julian Steward et. al. (1956), The People of Puerto Rico: a study in social anthropo-
logy fue el ejemplo ms claro de esto. Steward, junto con un grupo de estudiantes doctorales, algu-
nos de los cuales alcanzaran luego alta notoriedad en la antropologa, como Sidney Mintz y Eric
Wolf, concluy que Puerto Rico no tena unidad sino que era meramente una coleccin de sub-
culturas (Gilin, 1957:357).
9
Un ejemplo de ello es el artculo-resea de Francisco Ayala titulado Antropologa del vecino
(1953). Segn ngel Quintero, Ayala afirm que Puerto Rico representa un campo de hibridismo
En Puerto Rico, al igual que en el resto de los pases perifricos que componen al
Tercer Mundo, el problema de la pobreza y su erradicacin se volvi un tema
preponderante dentro del discurso del desarrollo (Escobar, 2007). Bajo la nueva
divisin cultural que se instaur al finalizar la Segunda Guerra Mundial, los tr-
minos de la oposicin civilizacin/barbarie que predominaban en el siglo XIX,
fueron sustituidos por el binomio desarrollo/subdesarrollo. La tcnica moderna,
la dinmica propia de la produccin industrial eficiente y el desprecio rotundo
por todo lo que desde una concepcin eurocntrica del progreso solo se puede
considerar inferior y destinado a desaparecer, se conjugaron para disminuir la
heterogeneidad cultural a favor de una homogeneidad universal (Krotz, 1993).
10
Segn Jorge Aceves Lozano (1994), en su artculo Oscar Lewis y su aporte al enfoque de las
historias de vida, nos dice que las obras de Lewis causaron un caudal de opiniones y disputas sobre
aspectos polticos, literarios, cientficos, y aun produjeron rupturas institucionales (por ejemplo en la
Sociedad Mexicana de Geografa y Estadstica), pleitos personales e intentos de expulsin y destie-
rro... (Aceves Lozano, 1994:28).
la pobreza, una vez viene a existir, ella tiende a perpetuarse asimisma de genera-
cin en generacin por sus efectos en los nios del barrio. La absorcin de valores
bsicos y actitudes de su subcultura a los 6 o 7 aos, edad en la que, segn Lewis,
los nios no estaban psicolgicamente equipados, hizo que tomaran control de las
condiciones cambiantes o que incrementaran las oportunidades en que esto poda
ocurrir durante sus vidas (Lewis, 1967:55).
Me inclin a creer que una gran justicia social tiene que prevalecer, y esto no puede
ser conquistado sin el empoderamiento de la clase trabajadora, incluyendo las muje-
res (Safa, 1995:XV).
dense y a sus centros tericos.11 Los trabajos de Steward, Mintz y Lewis pasaron a
ser obras cumbres en el estudio socio-cultural de la isla, y con ello, la construccin
antropolgica que hicieron del puertorriqueo a travs de la diferencia cultural.12
A mediados de la dcada de los sesenta, el surgimiento de modelos interpreta-
tivos de la accin social, junto con los aportes de la crtica contextual, la economa
poltica y el posestructuralismo, la reflexin disciplinaria en torno al carcter lite-
rario de la produccin etnogrfica, posibilit el descubrimiento del antroplogo
como autor (Vecchioli, 2002). El estar all, como sugiere Clifford Geertz, es la
capacidad que tienen los antroplogos para convencernos de que lo que dicen es
el resultado de haber penetrado, o bien dejarse penetrar por, otra forma de vida
(1989:5). La etnografa, por su naturaleza, siempre est altamente situada en un
tiempo especfico, sobre un espacio delimitado y con personas particulares. Son
estas caractersticas las que le confiere, adems de veracidad, autoridad a la des-
cripcin. De all que el autor-escritor se vea atrapado entre el intelectual que
quiere crear una estructura verbal con la cual dialogar y queriendo comunicar
hechos e ideas para mercadear la informacin (Geertz, 1989:20).
Los primeros antroplogos puertorriqueos en contribuir significativamente al
nacionalismo cultural a travs del Instituto de Cultura Puertorriquea (est. 1955),
estuvieron bajo los auspicios del Estado Libre Asociado (Duany, 2010). El proyecto
cultural del ICP, adems de contribuir al establecimiento de una democracia ra-
cial, estableci las coordenadas de una cultura de la clase dirigente: nacionalismo
cultural y antinacionalismo poltico (Rivera Medina y Ramrez, 1994:49). Por
ejemplo, Fernndez Mndez (1970) extendi el mtodo de la ecologa cultural a la
historia de la isla, y reflexionando ticamente sobre la coyuntura histrica, afirm
que:
11
Entre ellos: Wells, Henry (1957), The modernization of Puerto Rico: a political study of
changing values and institutios, Hansen, Millard y Wells, Henry (eds.) (1953), Puerto Rico: a study
in democratic development (Filadelfia) Nmero Especial de The Annals of the American Academy
of Political and Social Science, Hanson, Earl Parker (1955) Transformation: the story of modern
Puerto Rico (Nueva York: Simon & Shuster) y Hancock, Ralph (1960) Puerto Rico: a success story
(Princeton: Van Nostrand & Co.).
12
En trminos de geopoltica del conocimiento, es importante resaltar que The People of Puerto
Rico nunca fue traducido al idioma espaol y la obra de Sidney Mintz, Worker int he Cane: A Puerto
Rican Life History (1960) tard 20 aos en publicarse (Duany, 2010).
En cambio, Eduardo Seda Bonilla (1964, 1972, 1976) analiza el cambio social de
Puerto Rico desde una perspectiva crtica. Se concentra en estudiar los efectos del
cambio en las reas de la personalidad y la cultura (Rivera Medina y Ramrez,
1994). En su ensayo Qu hay sobre la llamada transformacin social de Puerto
Rico?, Seda Bonilla (1972) expone:
Los hechos que se observan en la sociedad contempornea de Puerto Rico son moti-
vo de honda preocupacin entre los que hemos sentido curiosidad de estudiarlos, y
el deseo de meditar sobre sus implicaciones Se desgasta el sentido y el sentir de la
vida en la comunidad y se deteriora el mbito donde se define y se afirma la identi-
dad del ser humano en convivencia con otros seres humanos caminamos a ciegas
hacia la sociedad anmica desde el perfil de la identidad de cada individuo se perci-
be borrosamente, y nadie es nada ni vale nada (Seda Bonilla, 1972:18).
En ese sentido, nos inclinamos a pensar que la produccin final de una etno-
grafa conducida por un investigador nativo del y en el Puerto Rico actual, pue-
de generar grandes aportes sobre las teoras pos y decoloniales (Juhsz-Mininberg,
2003). Adems, bajo un sistema-mundo moderno/colonial, el trabajo de campo y
la escritura etnogrfica representan de por s un reto epistemolgico. A pesar de
que la formacin de sistemas estatales y la evolucin de una economa poltica
mundial han sido siempre los contextos de los cambios histricos en los cuales se
han inscrito las etnografas, hoy por hoy, el verdadero reto es articular el anlisis
localmente situado con los procesos macrosociales en construccin (Marcus, 1986).
Recordemos, nuevamente, que Puerto Rico es un pas asociado en trminos
poltico-econmicos a Estados Unidos. Su condicin colonial fue revestida por la
condicin de territorio no incorporado y con ella su falta de soberana para par-
ticipar dentro de los organismos internacionales como la Organizacin de Nacio-
nes Unidas (ONU) y la Organizacin de Estados Americanos (OEA).
Por ltimo, segn Clifford y Marcus,
En el caso del antroplogo nativo o indgena, este ttulo puede ser retenido
para designar a una persona para quien su viaje investigativo est dirigido afuera y
adentro de su casa, viaje entendido como un desvo a travs de la universidad o a
otro sitio que provee de una perspectiva analtica y comparativa en el espacio de
morada/investigacin (ibidem).
Para Clifford (1986), internos estudiando sus propias culturas ofrece nuevos
ngulos de visin y de entendimiento profundos. Sus relatos estn empowered
(apoderados) y restringidos en formas nicas. Las diversas reglas pos y neo colo-
niales para la prctica etnogrfica, han ejercido una serie de presiones histricas
que han empezado por reubicar la antropologa con respecto a sus objetos de
estudio (Clifford, 1986:9-10). Esto nos conduce a una problematizacin del espa-
cio y sus sujetos. Cmo se define casa y qu se constituye como trabajo de
campo, teniendo en cuenta que Puerto Rico es una colonia moderna? Bajo qu
condiciones el conocimiento local enunciado por locales puede ser reconocido
como conocimiento antropolgico dentro de la academia? Y en el caso de que lo
fuera, es posible una antropologa del colonialismo? Si bien es cierto que el
trabajo etnogrfico surge como un mero ejercicio de sofisticacin del colonialis-
mo (Kuper, 1996), no podemos desistir del hecho de que tambin puede servir
para acabar con l.
Teniendo en cuenta los factores antes mencionados, los contextos de los trabajos
etnogrficos tradicionales y las antagonismos que podra enfrentar la confeccin de
una etnografa experimental en y sobre Puerto Rico pensada por un antroplogo
nativo, quisiramos reflexionar sobre los dos modos propuestos por George E.
Marcus (1986) para reparar auto-conscientemente la etnografa en tiempos histri-
cos y sobre cmo estos lograran encaminar el trabajo de campo. En el primero de
ellos, el modo rescate, el etngrafo se ve a s mismo como antes de la inmer-
sin (before the deluge). Segn Marcus (1886):
13
Vase: Ros, Ricardo M. (2014), Repensando el desarrollo y el progreso en Puerto Rico: la
Finca de Vientos en Santa Isabel, Revista Kula. Antroplogos del Atlntico Sur, nm. 10, pp. 41-56.
14
Segn Pablo Wright (2008), el desplazamiento existencial que realiza un antroplogo al mo-
mento de viajar, implica una transformacin de las experiencias en textos, los testimonios de ello y
una praxis de comprensin interhumana. Esto supone una poltica de conocimiento, memoria y
posicionamiento poltico que nos hace responsables de nuestro tratamiento de la etnografa (Wright,
2008:251).
15
Segn Gustavo Lins Ribeiro (1989), El extraamiento de la realidad es uno de los puntos
que fundamenta la perspectiva del antroplogo. Trtese de un elemento cualitativo que diferenciara
en el trabajo etnogrfico, y a partir de ste en la construccin de objeto la mirada del antroplo-
go. Al no participar como nativo en las prcticas sociales de las poblaciones que estudia, en las impo-
siciones cognitivas de una determinada realidad social, el antroplogo experimenta, existencialmente,
el extraamiento como una unidad contradictoria: al ser, al mismo tiempo, aproximacin y distan-
ciamiento (Ribeiro, 1989:65).
16
La estructura en coyuntura, segn Marshall Sahlins (1997), es la realizacin prctica de las
categoras culturales en un contexto histrico especfico, como se expresa en la accin interesada de
los agentes histricos, incluida la micro-sociologa de su interaccin (Sahlins, 1997:14).
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Resumen: Este artculo plantea revisar algunas concepciones acerca de las polticas pblicas
culturales, considerando el rol asignado al Estado en su orientacin e implementacin.
Abordo en particular el caso de la proteccin del patrimonio construido en el marco del
ejercicio de los derechos culturales, a partir de una investigacin realizada con enfoque an-
tropolgico en la Ciudad Autnoma de Buenos Aires, en la que analic las gestiones cultu-
rales entre los aos 2000 y 2010. Encuentro significativo realizar una reflexin en torno de
las polticas pblicas orientadas hacia la ampliacin de los derechos de ciudadana, en el
marco de las transformaciones que en esa direccin se estn produciendo en la ltima dca-
da en algunos pases de nuestra regin.
Abstract: This article propose to review some concepts regarding cultural public policies,
taking into consideration the assigned role that the State has in its orientation and imple-
mentation. I will particularly address the topic of the built heritage in the context of cultur-
al rights, based on research with anthropological approach that was conducted in Buenos
Aires, in which I analyzed the cultural management leaded by the different administrations
between 2000 and 2010.
I find meaningful to reflect about public policies oriented to expand the rights of the citi-
zenship as part of the changes in this direction that are taking place in the last decade in
some countries of our region.
INTRODUCCIN
Este artculo procura colocar en debate algunas definiciones acerca de las pol-
ticas pblicas culturales, fundamentalmente en lo que respecta al rol asignado
al Estado en su orientacin y gestin.
Precisamente, en los ltimos 15 aos se asiste a importantes transformacio-
nes polticas y econmicas en algunos estados latinoamericanos tales como Bra-
sil, Bolivia, Venezuela, Ecuador, Uruguay y Argentina que con diferentes
modalidades, alentaron diversas polticas pblicas que contemplaron la parti-
cipacin de sectores sociales anteriormente excluidos. Estas significan una am-
pliacin de los derechos de ciudadana entre los que se cuentan los derechos
culturales, que en sus ms recientes definiciones son concebidos no solo como el
acceso de las mayoras a los bienes culturales, sino tambin como la participa-
cin en la definicin e implementacin de las polticas pblicas culturales.
Ahora bien, a la hora de pensar el rol del Estado en estos procesos es fun-
damental realizar ciertas observaciones generales respecto de algunas de sus
caractersticas en las sociedades capitalistas contemporneas. En primer tr-
mino, cabe advertir que la definicin de las polticas pblicas no transcurre
exclusivamente en el interior del aparato burocrtico sino en constante relacin
con otros actores de la sociedad civil; y aun dentro del Estado, existen mltiples
actores con una diversidad de intereses poltico-partidarios, burocrticos y
tambin corporativos, por lo cual se debera desterrar definitivamente la idea
de una supuesta homogeneidad a la hora del diseo de la poltica pblica.
En cuanto al campo de la cultura especficamente, es preciso sealar que
adems de artistas, intelectuales y trabajadores culturales, interviene fuerte-
mente un segmento del mercado que corresponde a las industrias culturales.
Esa diversidad conjuntamente con distintas organizaciones de la sociedad
civil compone una constelacin, donde cada uno de estos actores posee especifi-
cidades que se expresan en distintas modalidades de intervencin en las polti-
cas culturales.
Es en esta compleja interaccin Estado-sociedad civil- mercado, presente
tambin en el seno de las instituciones donde se disean e implementan las
polticas, donde se expresa la disputa poltico-cultural por hegemonizar los
sentidos respecto de qu expresiones son incluidas como parte de la cultura, y
qu sujetos sociales son reconocidos como actores significativos en la toma de
decisiones.
En consecuencia, el problema terico planteado en la investigacin de la
que este trabajo es parte, se refiere a las modalidades que adoptan las relaciones
entre el campo cultural y el campo del poder, en el seno de las instituciones
pblicas donde se disean y gestionan las polticas culturales e intenta contri-
1
La Ciudad Autnoma de Buenos Aires es la Capital Federal de la Argentina y comenz a
elegir a su Jefe de Gobierno en el ao 1996 a partir de la reforma de su Constitucin acaecida en
el ao 1994.
2
Mauricio Macri al frente de la Alianza Republicana, PRO, se hizo cargo de la Jefatura de la
Ciudad Autnoma de Buenos Aires, CABA, luego de su triunfo en el mes de diciembre de 2007.
Su gestin poltica ha reivindicado la preeminencia del mercado y el carcter subsidiario del
Estado, lo que se ha visto expresado en su poltica cultural, como se desarrolla en este artculo.
En octubre del ao 2011 fue reelegido en la CABA hasta el 2015 y en la actualidad es candidato a
la Presidencia de la Repblica en las elecciones nacionales que se estn dirimiendo cuando se
escriben estas lneas.
mento, con las disposiciones tomadas por los legisladores y funcionarios perte-
necientes al partido del nuevo jefe de gobierno.
Esa oposicin result explcita tambin en las observaciones que se realiza-
ron para el caso de la proteccin patrimonial en la Ciudad Autnoma de Bue-
nos Aires CABA, que se analiza en este artculo; se trat de diversas reuniones
de las que participaron miembros de las organizaciones de la sociedad civil,
periodistas, y otros actores sociales, convocados por quien presida la Comisin
para la Preservacin del Patrimonio Histrico Cultural de la Legislatura de la
CABA.3
Tambin se puso de manifiesto en diversas entrevistas en profundidad con
funcionarios de las anteriores gestiones; no obstante los testimonios de legisla-
dores y funcionarios del espacio poltico oficialista, respecto de esta cuestin no
reflejaron la preocupacin manifestada por los otros actores sociales, validando
las decisiones tomadas.
Las interpretaciones de las distintas visiones, y las reflexiones finales de este
trabajo, expresan una toma de posicin de quien escribe referida a las perspec-
tivas divergentes de quienes prestaron sus testimonios; ella est en relacin con
una determinada perspectiva terica respecto del rol del Estado y del ejercicio
de los derechos culturales relativos a la participacin ciudadana, expresada en
los apartados que siguen.
3
En el apartado correspondiente al desarrollo del caso se explica en qu consiste esta Comi-
sin y cul fue el rol desempeado en la movilizacin por la defensa del patrimonio.
4
Vase De las necesidades bsicas a la construccin de autonoma. Una contribucin desde la pers-
pectiva antropolgica al estudio de las polticas sociales (Raggio, L. 2005, Cap. II, pp. 32-57).
5
La negrita siempre de quien escribe.
Respecto del Estado, decamos que las temporadas de privatizaciones demostr que
las empresas privadas no hacen funcionar mejor los telfonos este fracaso no jus-
tifica ninguna restauracin del Estado como guardin del nacionalismo telrico,
ni como administrador eficiente, ni como agente de donaciones populistas. El
desafo es ms bien revitalizar al Estado como representante del inters pblico,
como rbitro o garante de que las necesidades colectivas de informacin, recreacin
e innovacin no sean subordinadas siempre a la rentabilidad comercial (Garca
Canclini, 1995:190).
6
Doctorada en Indiana bajo la direccin de Richard Bauman y que al momento de escribir
el artculo citado se encontraba trabajando en un centro acadmico de New York.
cultural). Autores como lvarez, Dagnino, Escobar (1998) y Ydice (2000), entre
otros, han sealado que desde los estudios culturales en Estados Unidos existe una
fuerte tendencia hacia lo textual: [] en su utilizacin actual [] el trmino cultu-
ral politics (traducido como poltica cultural en el texto de Escobar publicado en es-
paol) con frecuencia se refiere a luchas incorpreas alrededor de los significados y
las representaciones, cuyos riesgos polticos a menudo son difciles de percibir
para actores sociales concretos (Escobar, 1999:140 en Ochoa Gautier, 2002:217).
7
Y como acertadamente lo consigna a veces no por eleccin sino por necesidad, sobre todo en
la dcada de los noventa, como consecuencia de la contraccin del mercado laboral y los bajos
salarios tambin en el mbito acadmico.
8
Emir Sader (2009) caracteriza esas transformaciones como un trnsito hacia el pos-
neoliberalismo, que es observable en las polticas sociales, en grados de recomposicin del aparato
estatal para retomar su capacidad de regulacin, y en proyectos de integracin regional ante el
fracaso de las polticas de libre comercio. Segn ese autor, mientras que Brasil, Argentina y
Uruguay evolucionaron en esa direccin con medidas ms reformistas, en Bolivia, Venezuela y
Ecuador se han realizado reformas estructurales ms profundas.
El derecho internacional sigue sin ofrecer una definicin clara del contenido de los
derechos culturales y sin determinar exactamente los derechos que entran en esta
categora Adems de las nociones fundamentales de participacin y acceso a
la ciencia, la cultura y la educacin, los derechos culturales engloban otro conjunto
de libertades, por ejemplo la de expresin, la de informacin y la de comunica-
cin Actualmente se est debatiendo en varios foros la conveniencia de elaborar
un instrumento que trate especficamente de los derechos culturales. Pero la redac-
cin de semejante instrumento queda todava muy lejos (Un nuevo instrumento ge-
neral sobre los derechos culturales, UNESCO, 2003).9
9
Esta preocupacin ha sido reiterada en el Dilogo Derechos Culturales y Desarrollo Hu-
mano en el ao 2004, y en el ao 2007 el Grupo de Friburgo emiti una Declaracin de los Dere-
chos Culturales La presente Declaracin rene y hace explcitos derechos que ya estn
reconocidos en numerosos instrumentos, aunque de manera dispersa. La clarificacin es necesa-
ria para demostrar la importancia de los derechos culturales, como tambin la de las dimensiones
culturales de los dems derechos humanos <http://www.culturalrights.net/es/documentos>.
10
Dicha disputa contina vigente cuando se escriben estas lneas en el ao 2015.
11
Herramienta que se utiliza para la demolicin de edificios.
12
Desde en el Suplemento M2 del Diario Pgina 12, Sergio Kiernan, ha venido denuncian-
do los incumplimientos y las trabas puestas por la actual administracin de la CABA a la protec-
cin patrimonial.
13
Algunos de esos inconvenientes son la insuficiencia en el abastecimiento de los servicios
elctricos y la generacin de gran cantidad de residuos que no se tratan adecuadamente. Mucho
ms graves resultaron las inundaciones de la CABA y la Ciudad de La Plata de los das 1 y 2 de
abril del ao 2013, ocasionadas entre otras cuestiones por el impedimento que esas edificaciones
representan para el escurrimiento de las aguas pluviales hacia los ros, en virtud de los cimientos
que demandan.
14
En adelante Comisin para la Preservacin.
15
Tradicionalmente la Secretara General es asumida por un miembro perteneciente al par-
tido de la primera minora en la Legislatura, rgano parlamentario del gobierno local. En este
caso el FPV (Frente para la Victoria quien gobierna el Estado nacional, pero es minora en el
gobierno de la CABA).
16
La Ley 1.227 se sancion en el ao 2003 y fue reglamentada en el ao 2006, su propsito es
la investigacin, preservacin, salvaguarda, proteccin, restauracin, promocin, acrecenta-
miento y transmisin a las generaciones futuras del Patrimonio Cultural de la Ciudad Autno-
ma de Buenos Aires (PCCABA) CEDOM, 2012.
17
Entre otros, la situacin del Teatro Coln, el cambio de nombre del Teatro Opera por el
de Citi y las demoliciones (Observacin, marzo 2010).
Los vecinos estamos en problemas desde que la consigna Haciendo Buenos Aires20
no tom en cuenta que Buenos Aires estaba hecha y que haba que mantenerla.
Los vecinos masivamente tomaron el tema, dej de ser un problema de especialistas,
esto puede llevar a un cambio profundo de las reglas del juego en la Ciudad de
Buenos Aires (Carlos Blanco, Basta de Demoler, Observacin, agosto 2010).
Nacimos como una defensa del planeamiento urbano estratgico (no a las torres),
estn demoliendo nuestro pasado, la esencia de la porteidad (Gustavo Desplats,
Proto Comuna Caballito, Observacin, agosto 2010).
No existe un rgimen de penalidades debidamente aplicados y no existen contro-
les, tiene que ver con las falencias del CAAP [Consejo Asesor de Asuntos Patri-
moniales] Estamos a favor de la defensa del patrimonio vinculado a la
identidad barrial, no estamos a favor o en contra de las torres sino a favor de la
participacin de los vecinos (Defensor Adjunto de la Defensora del Pueblo de la
CABA: Gerardo Gmez Coronado, Observacin, agosto 2010).
18
Vecinos por el 25 de Mayo, Salvemos Villa Urquiza, Lo que faltaba, Proto Comuna Caba-
llito, Basta de Demoler, Proteger Barracas, Salvemos Floresta, SOS Caballito (las denominacio-
nes corresponden a barrios de la CABA).
19
Los testimonios Blanco, Desplats y Gmez Coronado en Raggio, 2013:231.
20
Esa inscripcin reza en los carteles colocados por el gobierno local cuando realiza repara-
ciones o demoliciones.
Hay temas importantes donde se llegan a consenso que presentan diputados de dis-
tintos bloques por ejemplo la ley 3.056 que se estaba por caer que es la ley que
protege a los edificios anteriores a 1941, que Basta de Demoler nos llenaba la casi-
lla con mails a todos. Se presentaron 3 o 4 proyectos distintos los firmaron los blo-
ques y sali por consenso, haba que sacarlo si o si porque sera una tragedia para
la Ciudad y para todos, haba que sacarlo el fallo se firm no va a haber pro-
blemas (Informante J, asesora legisladora del Partido RECREAR que participaba
del oficialismo Alianza Republicana PRO).21
Hacia fines del ao 2011 la situacin era casi idntica a diciembre del 2010 y
no se aguardaban mayores sobresaltos para la prrroga de la ley hasta que su-
cedi lo inesperado, el periodista Sergio Kiernan as lo detallaba en el Diario
Pgina 12:
En apenas diez das, el bloque del PRO en la Legislatura portea tom dos iniciati-
vas particularmente agresivas contra la legislacin que protege el patrimonio edifi-
cado de Buenos Aires y frena las demoliciones La primera fue un cambio de
horario que hizo que la reunin coincidiera con otras ya programadas. Los miem-
bros de la oposicin avisaron que llegaran tarde porque los esperaban en la reunin
de Presupuesto. Puntualmente, llegaron los miembros por el PRO, con Christian
Ritondo22 a la cabeza y, por fuerza de nmero, con qurum propio... Los macristas
firmaron varios proyectos a tratar [] Y sbitamente, en un movimiento coor-
dinado, se levantaron y se fueron, dejando sin firmar el crucial proyecto de reno-
vacin de la ley los vecinos no salan de su asombro y los diputados opositores,
cuando llegaron finalmente, no podan contener su furia. La salida de Ritondo y los
suyos no fue discreta, por los vecinos que lo rodeaban. Uno de ellos, con cierta re-
lacin con uno de los macristas, le pregunt por qu hacan algo as en lugar de
debatir y buscar los votos. Porque lo ordena Macri fue la dura respuesta, se
21
En Raggio, 2013:244.
22
En ese momento, Vicepresidente 1 de la Legislatura de la CABA, diputado del partido
gobernante PRO.
quiere sacar el tema de encima (Sergio Kiernan, Diario Pgina 12, 27 de noviembre
de 2011).23
REFLEXIONES FINALES
En este trabajo se ha hecho referencia, aunque sin colocar all el foco, al papel
que en la ltima dcada ha desempeado el Estado Nacional en algunos pases
de Amrica Latina, en la ampliacin de los derechos de ciudadana incluyendo
en ellos los derechos culturales.25
En particular en la Argentina, para el caso de stos ltimos, es importante
mencionar la sancin de la Ley de Matrimonio Igualitario y de la Ley de Iden-
tidad de Gnero,26 se trat y se trata de una disputa por el sentido, en clave de
23
En cuanto a la resolucin del tema de modo provisorio en esa oportunidad, se consigui un
amparo judicial que inhabilit la demolicin de los edificios comprendidos en la normativa hasta
tanto la legislatura se expidiera sobre la cuestin al ao siguiente cuando se reanudaran las
sesiones.
24
As lo manifest Mnica Capano a quien escribe en un dialogo posterior.
25
En relacin con los nuevos derechos, en la Argentina por citar algunos cabe mencionar
tanto los que refieren a la inclusin social de los sectores ms empobrecidos como la Asignacin
Universal por Hijo, AHU,25 o la ampliacin del sistema jubilatorio para el 97% de la pobla-
cin pasiva, como aquellos que incorporaron a colectivos sociales minoritarios. En el caso de la
AHU, a travs de una legislacin que garantiza el derecho de los hijos de los trabajadores de-
socupados o de aquellos con ingresos reducidos, a cobrar una asignacin familiar equiparndolos
con los hijos de los trabajadores formales, se procura desterrar del sentido comn su asimilacin
a los planes asistenciales focalizados, caractersticos del modelo neoliberal.
26
En cuanto a la Ley de Matrimonio Igualitario sancionada en julio de 2010, que reconoce
los derechos de todas las parejas sin importar el gnero de los contrayentes, se ha introducido un
cambio muy significativo que disputa con los valores tradicionalmente sostenidos, por una parte
importante de la Iglesia Catlica en la Argentina. De igual modo sucede con la Ley de Identidad
de Gnero, sancionada en mayo de 2012, que consagra el derecho a que en el Documento Nacio-
nal de Identidad, las personas trans (travestis, transexuales y transgneros) sean inscriptas con el
nombre y el gnero de eleccin.
27
Del mismo modo que se ha destinado presupuesto a la realizacin de mega-eventos musi-
cales con artistas extranjeros y se han desfinanciado los talleres culturales en los barrios. Al res-
pecto ver Raggio, 2013.
28
Ozslak, O.; O Donell, G. 1982:80.
BIBLIOGRAFA
lvarez, Dagnino y Escobar
(1998) en Gautier Ochoa, Ana Mara, (2002) Polticas culturales, academia
y sociedad, en Daniel Mato (coord.), Estudios y otras prcticas intelectua-
29
En esos aos produjeron derrumbes de inmuebles, como consecuencia de las demoliciones
donde fallecieron operarios y tambin vecinos.
30
Denuncias de Basta de Demoler, 28 de febrero 2015 en <http://bastadedemoler.org/>.
31
Legisladores del oficialismo (PRO) y de la oposicin (FPV y otras fuerzas) y organizacio-
nes vecinales, y representantes de los medios de comunicacin.
DOCUMENTOS
Basta de Demoler
(2015) <http://bastadedemoler.org/>
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Fuente: Instituto de Investigaciones Antropolgicas, UNAM, Biblioteca Juan Comas, rea de
Fondos Documentales Alfonso Caso. Fondo Juan Comas Camps, fotografa 927.
Dostoyevski nos ense a mirar hasta donde van las tentaciones de tener
una fcil relacin interhumana: van no slo en el sentido de buscar el poder, ya
que sino se puede lograr una amistad respetuosa en una empresa comn se
produce lo que Bahro llama intereses compensatorios: la bsqueda de amos,
el deseo de ser vasallos, el anhelo de encontrar a alguien que nos libere de
una vez por todas del cuidado de que nuestra vida tenga sentido. Dostoyevski
entendi, hace ms de un siglo, que la dificultad de nuestra liberacin
procede de nuestro amor a las cadenas. Amamos las cadenas, los amos,
las seguridades porque nos evitan la angustia de la razn.
Elogio de la Dificultad
Estanislao Zuleta
Abstract: This paper shows the analysis from an ethnography, the relationship between a
organizational process of young people in Bogot (named Golpe de Barrio) and a district in-
stitution called IDIPRON. It is worth to note that this group is considered to belong to the
local hip-hop culture and their actions have been based on autonomous work and self-
managed. From the beginning, they have opposed the idea of being part of a political party
or any state institution. However, the IDIPRON generated a new relationship and created
a strategy that respects the ways of being and doing of the organizations. As such, the insti-
tution has been assessing and learning from their dynamics in marginal areas of the city.
mienzo, se han opuesto a la idea de pertenecer a un partido poltico o a una institucin esta-
tal. Sin embargo, el IDIPRON gener una nueva forma de relacin, cre una estrategia que
respeta las formas de ser y de hacer de las organizaciones, valorando y aprendiendo de sus
dinmicas en territorios marginales de la ciudad.
INTRODUCCIN
En el ao 2013, tuve oportunidad de llevar a cabo un trabajo de campo por seis
meses con un proceso organizativo llamado Golpe de Barrio, ubicado en las loca-
lidades Bosa y Kennedy, en el sur-occidente de Bogot. Este grupo ha instru-
mentalizado sus capitales culturales y sociales para incidir en sus contextos,
marcados por la violencia que viven sus barrios por la presencia del micro-trfico,
el pandillerismo y la drogadiccin. Por lo tanto, sus proyectos, conciertos y apro-
piaciones territoriales, re-definen y re-construyen estos espacios marginados y
perifricos de la ciudad. Cabe mencionar que se identifican, participan y pertene-
cen al Hip Hop, comunidad imaginaria construida a partir de los flujos globales
de mercancas, identidades, capitales financieros, polticas, personas, ideas, tecno-
logas y resistencias, que se ha expandido a una gran cantidad de personas que
habitan los sectores marginales de Colombia.
Golpe de Barrio ha sido reacio a pertenecer a un partido poltico o ser repre-
sentados por una persona especfica, por tal razn, han conformado sus propias
formas organizativas, comunitarias y de empoderamiento territorial, basadas en la
autonoma y la auto-gestin. Sin embargo, a partir del ao 2013, han trabajado
con el Instituto Distrital de la Proteccin a la Niez y la Juventud (IDIPRON);
institucin que comprendi que hay grupos que no buscan ser determinados en
sus formas de ser ni de hacer y, por esto, cre la estrategia: Armemos Parche. En
sta participan varios procesos organizativos que han demandado, como Golpe de
Barrio, nuevas formas de participacin dentro del plan comn que plantea la
idea del Estado.
En los seis meses de investigacin etnogrfica, se procur el estudio de la rela-
cin entre la institucin distrital y el proceso organizativo, bajo la lgica de cada
uno, pues se quera entender los factores positivos y negativos de esta articulacin.
Para esto, se hicieron entrevistas con los lderes de Golpe de Barrio, se recorri su
territorio y se particip en las actividades que llevaron a cabo en este tiempo (mar-
chas, conciertos, reuniones, talleres de grafiti y canto, entre otros).
1
Comunidad hopper, hace referencia a todas las personas que se identifican y participan
dentro del universo del Hip Hop.
lo que se llam Golpe de Barrio ya no iba a ser un festival, sino ahora se iba a
transformar en un proceso. El proceso de Golpe de Barrio enfocado a transformar
el territorio; entonces, creamos todo un ciclo de talleres. Necesitbamos crear prime-
ro un contacto con la gente, bajo esa necesidad creamos los talleres para fortalecer
las habilidades y las cualidades de cada uno de los personajes que son artistas si me
entiende? Y, segundo, para tener un espacio donde pudiramos conocernos (en-
trevista a Casi Nadie2 el 5 de noviembre de 2013).
2
Este es el seudnimo de Camilo Pinto, integrante del colectivo Autonoma y Respecto, Pro-
puesta Colectiva (ARPC), uno de los lderes de Golpe de Barrio y referente territorial de Bosa en
IDIPRON.
3
Este es el seudnimo de Jefferson Ortiz, integrante de Autonoma y Respeto, propuesta co-
lectiva, uno de los lderes de Golpe de Barrio y es un referente territorial de Bosa en IDIPRON.
Hay que mencionar que en Bogot, la concepcin general sobre este tipo de
grupos, es que estn compuestos por personas peligrosas y amenazantes, y por
esto, hay que tenerles desconfianza y cuidado. Esta negatividad ha tenido ori-
gen en la cotidianidad de esta urbe, pues muchas personas han sufrido robos,
amenazas e intimidacin por parte de personas que por sus estticas son consi-
deras como hoppers o raperos. Sin embargo, segn Golpe de Barrio, este
tipo de definicin es errnea y representada por personas que no pertenecen al
Hip Hop; porque consideran que participar dentro de este universo requiere
de ciertas actitudes y valores que contribuyen a la superacin de las condiciones
de pobreza, de violencia y de falta de oportunidades que son impuestas por las
dinmicas de esta ciudad. Pues este estereotipo ha llevado a estigmatizar y ho-
mogeneizar a una gran cantidad de grupos que trabajan por el respeto y la
dignidad en sus acciones y a sus formas de concebir las estticas, el arte, los
espacios pblicos, la calle y la realidad; y que adems, no estn de acuerdo con
la delincuencia o con el hampa.
Lo poltico deja de ser un nivel de lo social y se convierte en una dimensin que est
presente en mayor o menor medida en toda la prctica social. Lo poltico es una de
las posibles formas de existencia de lo social. Los nuevos movimientos sociales se han
caracterizado por una politizacin creciente de la vida social (Laclau, 1985:5).
Por consiguiente, el free-style callejero, los murales y los grafitis, son esas
formas de expresin de lo poltico que aparecen en la cotidianidad del paisaje
social de Bogot y, con mayor fortaleza, en los barrios perifricos como en los
que se desenvuelve Golpe de Barrio. Diariamente, las paredes se han converti-
do en una galera de dibujos, letras, rayones y expresiones que gritan y repre-
sentan la existencia de distintas realidades de la ciudad. Realidades que son
invisibles como muchas otras y, que buscan visibilizarse, dignificarse y ocupar
un espacio dentro de tanta heterogeneidad. No slo se lucha por la desigualdad
en la relacin entre clases sociales, tambin por la esttica, por el sistema de
valores, por el respeto a los animales y por la incidencia colectiva en los territo-
rios. Adems, por legalizar la marihuana, a favor del uso de medicinas tradi-
cionales y en pro del respeto a la naturaleza. O, en oposicin a la privatizacin
de los bienes pblicos y en contra del imaginario de que el nivel de vida sea
comparado y proporcional al nivel del crecimiento econmico (lgica imperan-
te impuesta por el neo-liberalismo).
En definitiva, Golpe de Barrio representa una partcula de ese mundo
fragmentado por la violencia inmanente de una ciudad que se encuentra orga-
nizada en una clara divisin de clases (estratos sociales), que segmenta a los
grupos y sujetos dependiendo de la posicin que ocupan a partir de su lugar de
nacimiento; y, del nivel de reproduccin de los distintos capitales (social, cultu-
ral, econmico y simblico).
Es importante aclarar que, el capital social sita a los sujetos en distintas
redes de relaciones que pueden generar ciertos tipos de influencias y beneficios
dentro de las clases sociales (Ramirez, 2005). Adicional, el capital cultural es el
tipo de educacin, de conocimientos y de habilidades acumuladas por las per-
sonas que pueden ser usadas para ascender y moverse dentro de las dinmicas
sociales (Bourdieu y Passeron, 1996). Adems, el capital econmico es converti-
ble en dinero, es productor de poder poltico y es un factor determinante para
los dems capitales (Bourdieu, 2001). Por ltimo, el capital simblico es:
los sujetos se enfrenten, los unos a los otros, a travs de sus diferencias epist-
micas, ticas, estticas y ontolgicas; es decir, hay un permanente intercambio
simblico, por medio del cul, las subjetividades tienen que generar formas de
comunicacin y de relacin afectadas por la permanente tensin y conflicto que
genera Bogot.
Los barrios que ocupan, estn compuestos por paisajes heterogneos que
tienen casas de diversas morfologas (aunque hay conjuntos de casas que son
totalmente uniformes), hay parques que tienen atracciones para nios, poca
vegetacin y se presenta mucha circulacin de personas. Las calles que dividen
los bloques de casas, varan entre vas principales dispuestas para vehculos
grandes, medianos y pequeos, con grandes huecos que afectan la circulacin
de los carros y con ciclo-rutas a sus lados; y, unas vas ms pequeas, las cuales,
conectan internamente los barrios. Asimismo, estos barrios estn compuestos
principalmente por circuitos de panaderas, peluqueras, restaurantes, talleres
de mecnica, bares, ferreteras, miscelneas, etctera; repitindose de barrio en
barrio.
Internamente, cada barrio tiene parques con canchas de basquetbol y ftbol,
centros comunitarios, colegios y Centros de Atencin Inmediata (CAI) de la
polica. Tambin, se pueden encontrar una gran cantidad de grafitis en las
fachadas de algunas casas. En general, son barrios muy activos y las calles viven
un permanente trnsito de personas. Estos territorios estn compuestos por sus
propias dinmicas, cotidianidades y miedos. Las ollas, el trfico de drogas, los
robos, las peleas y las cadenas de violencia que se generan, son las principales
amenazas para los habitantes de estos territorios. Los habitantes de calle y ado-
lescentes, son las principales poblaciones que frecuentan estos lugares de vio-
lencia explcita, como la olla del Brasil, el barro Amparo, entre otros. A pesar
de esto, las personas y los procesos sociales, como Golpe de Barrio, saben cmo
transitar sus contextos, reconocen las dinmicas y los actores de violencia y de
riesgo, y por esto, proponen apropiar y resignificar los espacios considerados
propios. Como ejemplo de esto ltimo, los integrantes de Golpe de Barrio
han ocupado sitios en donde tradicionalmente se han reunido, compartido,
discutido y festejado, como: la ollita, parque La Carbonera, el CDC del Por-
venir, la esquina del poder, el barrio Brasilia, entre otros. Estos lugares se
han convertido en el circuito de trnsito, apropiacin y de significacin por
parte del proceso social, pues son lugares en los cuales se encuentran, festejan,
deciden, pintan, cantan, dictan los talleres y comparten todo tipo de historias,
emociones, pasados y futuros posibles.
Golpe de barrio es una comunidad que comparte cierto tipo de intereses,
imaginarios, estticas, lenguajes, cdigos y rituales, mediando sus relaciones a
travs de todos estos elementos. Como principio, resulta evidente que la mayo-
4
Este es el pseudnimo de Gabriel, integrante de Bosa Boys Crew (BBC), de Autonoma y
Respeto, Propuesta Colectiva (ARPC) y uno de los lderes de Golpe de Barrio.
Ayer estaba con mi mejor amigo de toda la vida y yo le deca, uno es rapero antes
de escuchar rap. Uno no es rapero porque escuch y le gust, desde antes uno era
rapero. Pasamos por un parque que estaba en la 17 con 46, y yo le dije que en ese
parque haba un CAI y en ese CAI fue el primero en el que yo estuve. Tena 12
aos. 12 aos? Ya estaba en el primer CAI? Si marica, porque me trajo un man al-
zado, del culo, y me trajo y me bot; el man pensaba que yo era un gamn y, cuan-
do me puse todo rabn, le dije que por qu me trataba as y me le mand a cascarle.
Se meti la polica, llamaron a mi mam; mi mam vino y el seor casi que le tuvo
que pedir disculpas a ella. Pensando que yo era un gamn, que yo era re callejero.
Entonces yo le deca al man que desde ah, yo ya era rapero, a m me gustaba la ca-
lle, andar, parcharla con mis amigos, jode (entrevista a Greas, 16 de noviembre de
2013).
a Colombia (en la dcada de los ochenta). Tanto ac como all, esta comunidad
se compone por el rap, el break dance, el grafiti y los djs. Adems, se identifi-
can como una cultura urbana y de la calle. Por lo tanto, existe una red global de
hoppers que tienen sus propias caractersticas e interpretaciones de lo que es la
cultura Hip Hop. Sin embargo, no se puede hablar de igual manera de una
persona o de la cultura Hip Hop en Colombia que en los Estados Unidos.
Aunque tengan rasgos comunes, cada uno pertenece a historias, condiciones,
lenguajes, culturas y perspectivas propias. En otras palabras, el Hip Hop se ha
expandido internacionalmente y ha generado hbridos transnacionales que han
mutado de mltiples formas.
Independiente del origen, hay elementos que se comparten e identifican
como la msica, los bailes, el consumo de drogas, la violencia, el grafiti y las
estticas; pero, es inevitable la aparicin de distintos matices que se producen
por los dismiles contextos, produciendo propias perspectivas, lenguajes y ac-
ciones colectivas. El significado del ser rapero, puede ser bastante amplio y los
lenguajes crean variadas formas de definicin. En el caso de Golpe de Barrio,
como un grupo colombiano, ser rapero se podra definir como:
Ser nico y libre de decir lo que se le d la gana, un artista urbano, del gueto, por-
que pues as lo digo yo. Ser rapero es un hombre que rapea, que frasea, que bota
rimas y las pone en cuatro cuartos. Para ser rapero hay que ser nico y soador. Te-
ner ese sueo que algn da la va a romper y que va a dar un golpe que lo saque de
pobre y lo pudo hacer por el lado bueno. No se tuvo que volver narcotraficante o
sicario para vivir bien, tener un sueo y, mientras tanto, seguir en el sistema que nos
tiene brindndonos la miseria que nos brinda (entrevista a Junior Mafia5 el 7 de di-
ciembre de 2013).
5
Este es el pseudnimo de Jess Dario Vega, integrante, productor y fundador de Clan Ur-
bano Producciones (CUP), y tambin hace parte de Golpe de Barrio.
cer como actores de solucin a los conflictos inmanentes dentro de estos territo-
rios. Como son personas que han habitado estos barrios marginales, saben cu-
les son sus problemticas y proponen soluciones a travs de sus lgicas, sin
embargo, han necesitado construir un trabajo de aproximacin a sus vecinos y
de articulacin con distintos colectivos e instituciones para incrementar y en-
grandecer sus acciones, como ya se ha mencionado. Por lo tanto,
Un objetivo adicional del hip-hop es la puesta en escena poltica del grupo. Se trata
de una variada gama de acciones estticas con contenido moral y poltico, que de-
nuncian situaciones sociales que ilustran los fracasos de la democracia: sostenimiento
de la equidad y la justicia social, as como de la diversidad cultural, la pluralidad y
la inclusin social. Bajo esta connotacin, la accin poltica es pblica, tiene una in-
tencionalidad moral, ilustra un tipo de anlisis poltico de una realidad social y se
concreta en una demanda pblica que advierte que algunas condiciones materiales o
simblicas deben ser consideradas de manera diferente: el hopper denuncia y avisa
sobre lo que pasa en lo urbano (Muoz y Muoz, 2008, 107).
estrategia poltica sirve para abarcar las prcticas emergentes no consagradas por el
orden jurdico, el papel de las subjetividades en la renovacin de la sociedad, y, a la
vez, para entender el lugar relativo de estas prcticas dentro del orden democrtico
y buscar nuevas formas de legitimidad estructuradas en forma duradera en otro ti-
po de Estado (Garcia Canclini, Nestor, 2009, 36).
De esta manera, se puede hablar de una crisis del sistema que ha construido
la democracia representativa y liberal, pues las colectividades estn incorpo-
rando nuevas luchas y nuevos significados sobre la participacin por medio de
lo poltico definido a partir de las autonomas que buscan reivindicarse. La
ciudadana ha multiplicado sus interpretaciones y los expertos han perdido
credibilidad como representantes de esas otredades que estn demandando sus
propios espacios, y sus formas de hacer y de ser dentro del Estado. Por tales
motivos, grupos como Golpe de Barrio representan esa oleada de procesos con-
temporneos que inmersos dentro del sistema de trnsito en las clases sociales,
instrumentalizan sus relaciones con el Estado y otros grupos, para subsanar las
6
Este concepto hace referencia a un principio constitucional que est tenido en cuenta en el
Plan de Desarrollo Distrital (2012-2016).
La historia del IDIPRON surge en los 60s a partir de una propuesta catlica, de una
misin de un sacerdote que ve la necesidad de generar unos espacios de proteccin
para los nios y los jvenes. Para ese entonces, se escuchaba la palabra del gamn.
Haba muchos nios, ni siquiera jvenes, andando desprotegidos en la ciudad, dur-
miendo en la calle y dems. Entonces, con el padre Nicol, naci la propuesta de un
centro de acogida de estos nios y jvenes para brindarles un proceso de rehabilita-
cin. Esta idea fue muy valiosa porque ya se puede decir que hay cero nios en si-
tuacin de calle, pero sigue habiendo muchos jvenes. Por esto, era necesario que
surgiera una nueva idea, para generar ms que asistencialismo y estos procesos pu-
dieran activar a esos sujetos polticos y sociales. Hoy IDIPRON pasa de una fuerte l-
nea de asistencialismo a ser un proyecto pedaggico (Entrevista a Kelly Gmez7 el
da 6 de diciembre de 2013).
7
Coordinadora de la lnea de Jvenes y Territorio del IDIPRON, y de Armemos Parche.
Si uno puede definir a esa poblacin como una poblacin de marginales, de des-
posedos, de inmigrantes ilegales, entonces la respuesta lgica es usar el sistema de
justicia penal. El problema esencial, entonces, es el de la transformacin del trabajo
y la reduccin del Estado de Bienestar, que es redefinido como un problema por
mantener el orden y entonces se puede decir que ser tratado con la polica, con el
sistema judicial y el sistema carcelario (Wacquant, 2006, 62).
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tura.
Resumo: Este artigo tem como objetivo compreender a racionalidade da produo da pesca
artesanal em duas comunidades no Rio Grande do Norte, Brasil e os conflitos decorrentes
do impacto social sofrido por estas em face s transformaes culturais e econmicas locais.
Para que se entenda a dinmica desse processo social, necessria a anlise do ethos
pesqueiro enquanto peculiar das culturas haliuticas e os desafios deste com a introduo de
novas tecnologias que reorganizam o espao da produo da pesca, agravando a
fragmentao do trabalho pesqueiro local.
INTRODUO
Este artigo resultado da pesquisa de campo para o doutoramento em sociologia
empreendida ao longo de trs anos em duas comunidades costeiras do sul do Rio
Grande do Norte. interesse da Sociologia da Pesca ou Antropologia Martima
investigar as dinmicas sociais que envolvem as sociedades costeiras e a insero
destas em contextos socioeconmicos transformados pela introduo de novas
tecnologias, o que reflete numa discusso atual e urgente no mbito das Cincias
Sociais (Breton, 1981; Britto, 1999; Diegues, 2004). A investigao aqui procura
problematizar a articulao de um ethos1 pesqueiro enquanto prtica social
especfica nas duas comunidades observadas e o desenvolvimento de uma
racionalidade econmica nesses grupos, fomentando a urgncia do debate nas
Cincias Sociais a respeito de prticas econmicas no hegemnicas (em nosso caso,
as prticas sociais ligadas pesca da Costa Sul potiguar) e sua intercambiao
conflituosa com prticas econmicas de mercado. Este trabalho2 pretende levantar
o debate acadmico a respeito de um ethos especfico3 compreendido como vetor
de construo de uma racionalidade econmica em determinados contextos
culturais no caso, sociedades costeiras no Nordeste brasileiro e a introduo
de uma nova ordem social ditada pela lgica do capital no espao de produo da
pesca. Essa nova ordem, de acordo com dados etnogrficos colhidos em campo,
reflete-se num processo de fragmentao do trabalho pesqueiro cuja introduo
de instrumentos tcnicos de trabalho como motorizao dos botes, capacidade de
refrigerar o pescado na embarcao evitando sua rpida perecibilidade e,
ultimamente, a larga utilizao do GPS4 reestruturam os meios de produo da
pesca em pequena escala comercial5 e trouxe consigo novas formas de
1
Segundo Geertz (1973), ethos compreende os aspectos morais e estticos de uma dada
cultura e o modo dela julgar, conhecer e existir numa determinada viso de mundo.
2
Quando referir-me gente do mar, necessrio entender que tanto se refere aos pescadores
artesanais que produzem no mar ou no esturio (rio).
3
Entende-se aqui como ethos especfico a maritimidade. Seria o modo de ser e agir dos grupos
de trabalho pesqueiro no mar, que orientam o trabalho a partir de disposies espao-temporais
especficas, como compreenso do regime das mars e dos ventos, identificaes de cardumes, no
que concerne a aspectos cognitivos de entendimento do meio; outro aspecto relevante, segundo
autores que discutiram essa singularidade da gente do mar, o trabalho pesqueiro articula-se
dentro de padres de parentesco e vizinhana, cujos laos do grupo so articulados pela f e
confiana.
4
O sistema de posicionamento global (Global Positioning System) um sistema de navegao
por satlite que fornece dados sobre a posio do mesmo, tanto quanto a informao horria, sob
quaisquer condies atmosfricas, a qualquer momento e em qualquer lugar no globo terrestre.
5
Segundo Diegues (1983), a pesca de pequena escala comercial consiste numa das categorias
tipolgicas que compreende a pesca artesanal mercantil simples. Ela desenvolvida em regies
prximas costa, os embarcados pertencem a uma mesma famlia, grupo domstico ou mesmo
numa relao de parentesco que transcende a consanginidade, como as relaes de vizinhana e
ASPECTOS METODOLGICOS
O levantamento dos dados deu-se atravs da etnografia tornada concreta pela
observao participante, que nos ofereceu os contornos necessrios para se
observar o que se passa na nossa frente ou atrs, escondido ou oculto (Espinheira,
2008). Aliada observao participante, a etnografia faz-se necessria como
mtodo sofisticado de entendimento da cultura do outro, atravs de uma descrio
densa e reveladora das dinmicas sociais envolvidas no trabalho de campo
compadrio. A diviso do trabalho simples, cujo dono do barco participa ativamente do processo
produtivo. Em Baa Formosa e Barra do Cunha, segundo alguns pescadores entrevistados, o
sistema de remunerao organizado por parceria, os embarcados recebendo at 30% do valor
total obtido com o pescado capturado. Desse modo, a modalidade de atividade pesqueira a que se
refere este artigo um tipo hbrido com elementos ainda artesanais, conforme veremos adiante,
associados a fatores tcnicos presentes na pesca comercial, tais como motorizao das
embarcaes, uso de GPS (Global Positioning System) e o condicionamento do pescado em
recipientes com gelo.
6
Dado disponvel no site: <http://www.ibge.gov.br/cidadesat/topwindow.htm?1>
A pesca uma atividade muito dificultosa... tem dia que voc pesca, tem dia que no
traz nada... nos meses de frio um aperreio s porque falta peixe, tem o defeso
tambm, a todo o pescador que se preze tem que ter seu roado para plantar
milho, feijo, fruta, para passar o tempo... desde que sou vivo as coisas aqui assim...
(sic) (Relato colhido em janeiro de 2009).
7
Benefcio do Estado concedido durante o perodo de reproduo das espcies para evitar a
captura de tanto de espcies ovadas (crustceos e peixes, com maior incidncia local).
A poca mudou, o sistema do pescador mudou, no barco tem colcho, seu lenol
para se agasalhar, tem celular, se aqui tiver um cardume de peixe, o GPS marca...
antigamente quem marcava era a gente... o mestre hoje em dia sabido por causa
do GPS, ele marca tudo... (janeiro de 2011).
8
Termo conhecido localmente para designar atravessador.
Quem se dedica pesca vive hoje de forma mais fcil, o GPS facilitou muito, a
tecnologia, t tudo muito mais moderno, entende?... mas as coisas no so to fceis
assim no, a pesca est difcil, s fica quem tem muita fora de vontade... quem
afraca t procurando outros meios, a pesca est complicada por conta do
rendimento baixo, terminam indo para outras cidades...
O GPS bom porque isso, o meu quebrou, eu perdi os lugares que eu marquei
com o aparelho... mas eu sei me orientar pela terra, todo tipo de pescado a gente
pega... hoje, o cara tendo esperteza, usando o GPS, se tiver um barco j pode se
dizer mestre! (sic) (Badoque, Baa Formosa, setembro de 2011).
Nos tempos atuais, podemos afirmar que na pequena pesca comercial inseriu-
se um tipo de racionalidade tcnica (que instaura uma nova racionalidade
econmica) que Santos (2008) cunhou de tecnosfera. Ela seria resultado da
crescente artificializao dos meios (uso do GPS e da telefonia mvel, que
possibilitou o contato com outros pescadores embarcados, no caso de acidentes no
mar) que redimensionou o espao da produo pesqueira. Acrescenta-se a isso a
transformao do espao de produo da pesca tornar-se um conjunto de sistema
de objetos e aes, cada vez mais eficazes movidos por uma racionalidade
obediente razo do instrumento (Santos, 2008). Ademais, ainda faz sentido a
defesa de um ethos historicamente vivenciado pelas populaes costeiras em
contato com o mar e seus regimes naturais? Se o espao de produo da pesca,
em Barra do Cunha e Baa Formosa, reestruturado a partir de uma razo
econmica cada vez mais tcnica, o paradigma da maritimidade precisa ser revisto
ou at mesmo questionado enquanto disposio cultural inerente s populaes
costeiras. O espao martimo pode at impor certas limitaes de ordem fsica, no
entanto, a insero de embarcaes motorizadas cada vez mais possantes, o uso do
GPS e telefonia mvel e refrigerao a bordo parecem reduzir qualitativamente o
A gente morava na parte da frente da praia. Era uma coisa boa... a os donos
comearam a vender os terrenos, o nico pescador que tinha terreno era Joo Paulo.
Quando os donos comearam a vender os terrenos, comearam a chegar os turistas,
as pousada, os hotel... No setor onde eu moro no havia casa... ficava na primeira
rua, quem morava aqui era Raimundo Aleixo, Seu Hiplito, Paulo de Nara,
Agripino e Seu Antonio Letcio... (sic) (Seu Bezerril, pescador de linha e tarrafa,
relato colhido em junho de 2009).
Pescar hoje est complicado. Tem esse negcio de kitesurf que no respeita
pescador... eles tomam toda a orla da praia... Quase todos os pescadores venderam
suas casas que ficavam prxima da praia e no lugar cresceu esses hotel aqui... cabana
de pescador nem existe mais... (Seu Lel, pescador de tarrafa, relato colhido em maio
de 2009).
Se eu acho uma coisa, uma pedra cheia de peixe, tem uns que saem, disfaram... tem
outros que fica para ajudar o prximo... voc ter uma coisa e dividir com o outro, o
pescador solidrio e muito, o peixe no tem toda hora voc no pega nada, a
orientao de Deus (sic).
A pesca era pelas estrela, pelo cu, naquele tempo era s orientao pelos planeta, o
GPS agora ajuda muito, tem menos sofrimento... o mestre do bote ficou meio no
meio da luta, o GPS marca os ponto, o ponto de pescar, as pedra... o mestre tem que
continuar trabalhando, vai passar fome no... mas mudou muito... a poca mudou, o
sistema do pescador mudou, no barco tem colcho, seu lenol para se agasalhar, tem
celular, se aqui tiver um cardume de peixe, o GPS marca... antigamente quem
marcava era a gente... o mestre hoje em dia sabido por causa do GPS, ele marca
tudo... Bamba, mestre, 71 anos Baa Formosa.
Quem se dedica pesca vive hoje de forma mais fcil, o GPS facilitou muito, a
tecnologia, t tudo muito mais moderno, entende?... mas as coisas no so to fceis
assim no, a pesca ta difcil, s fica quem tem muita fora de vontade... quem afraca
t procurando outros meios, a pesca est complicada por conta do rendimento
baixo, terminam indo para outras cidades... Calafate, pescador, 41 anos Baa
Formosa.
Talvez eu no possa informar mais, mas a safra que define o preo da cioba, da
albacora, do dento... para ns, aqui, eu no vejo pescado caro. Eu vejo a fora, no
supermercado. No supermercado voc encontra o quilo da cioba por 14 ou 15 reais...
o preo varia de mercado para mercado... (sic).
aqui que no ajuda mais de jeito nenhum... s pensa nele e no dinheiro (sic). Seria
o caso de a lgica do ganho, da vantagem e do clculo orientando as prticas
cotidianas na esfera da pesca artesanal?
O trabalho nas sociedades tradicionais no possui uma realidade estritamente
econmica (Godelier, 1981). Segundo ele, nas sociedades primitivas e rurais, o
trabalho uma operao dupla que tem o aspecto tcnico e um aspecto mgico-
ritual. Assim, o trabalho enfeixa duas esferas de ao distintas: uma objetiva, que
compreende a pesca, a extrao do marisco, a venda dos produtos; outra,
simblica, que se efetua na forma como o indivduo se apropria do mangue
enquanto espao socializado. Desta forma, a relao entre o indivduo e a natureza
traz sempre uma dimenso sagrada e impede de perceber a natureza apenas como
um recurso econmico e material. Segundo Durkheim (2000:290) os espritos nas
sociedades aborgenes australianas teriam conscincia prpria, agindo segundo uma
espcie de vontade. Seriam seres oniscientes, uma vez que, presentes em todos os
espaos, poderiam afastar-se vontade para levar uma existncia independente no
espao, ou mesmo agir sobre todos os indivduos que deles se aproximam ou dos
quais se aproxima. Num outro trecho das Formas Elementares da Vida Religiosa,
o autor explicita que certamente agem (os espritos) com severidade, se o homem
no se comporta com eles como convm (Durkheim, 2000:298). Assim, h uma
ligao direta entre as aes exercidas pelos indivduos e, de acordo com a conduta
destes, a atuao co-presente do ente sobrenatural atravs dos interditos ou
ddivas, conforme verificou Silva (2011) num estudo etnogrfico numa
comunidade ribeirinha na Paraba.
Em Barra do Cunha9 os pescadores artesanais contam que o manguezal
protegido e habitado por um ser transcendental chamado Pai do Mangue e que
todos os que adentram nas guas do Rio Cunha devem respeitar. Os pescadores
artesanais consideram-no como uma apario, um encantado. Segundo
definio deles, o Pai do Mangue trata-se de um ser invisvel, a gente
dificilmente v, um esprito que vive dentro do mangue, O Pai do Mangue
invisvel, ningum v ele. Segundo esses mesmos pescadores, muito comum
encontrar na comunidade companheiros de trabalho que defendem a ideia de que
o Pai do Mangue no passa de uma crena ultrapassada: Isso tudo mentira. Eu
acredito mais em Deus todo Poderoso, falou-nos um pescador de linha da
comunidade. Desse modo, enxerga-se nas duas comunidades investigadas um
processo de modernidade arrasadora (Haesbaert, 2011), cuja racionalidade
econmica em curso sugere esvaziar qualquer prtica que no contemple uma
9
necessrio frisar que em Barra do Cunha h a atividade pesqueira em dois espaos: o
mar e o manguezal.
separao tcita entre agente social e ambiente natural, que passa a ser um
ambiente culturalmente criado (Giddens, 1991).
De acordo com este estudo de campo, pode-se afirmar que est em curso nas
duas comunidades o desenvolvimento de uma racionalidade econmica que
organiza espao de produo da pequena pesca mercantil que muito difere das
relaes sociais ocorridas num passado prximo. O espao da produo passa a ser
mapeado segundo critrios tcnicos que privilegiam pela eficincia em curto
tempo, o desinteresse dos jovens filhos de pescadores pelo aprendizado do ofcio, a
reestruturao do espao de moradia dos pescadores e o declnio da crena em
narrativas mticas que conferiam sentido s aes no meio confirmam a proposio
de que, na busca por novos meios de acumular capital, os pescadores das duas
comunidades elaboram prticas sociais orientadas por uma racionalidade mais
instrumental e eficaz em termos tcnicos.
Agora mesmo est tendo esse campeonato de kitesurf, a gente no pode pescar
porque eles impedem a nossa pesca de tarrafa, eles no esto nem a, o prefeito
assina tudo... eu prefiro viver aqui... Barra do Cunha um povoado pacfico, tem
muito barulho na poca de veraneio, tem as trilhas, os passeios de barco, os nativos
no vo assistir (o campeonato de kitesurf) porque ningum entende... (agosto de
2010).
Muito pescador vendeu a casa na beira da praia e foi morar nos fundos l... isso
aconteceu aqui e aconteceu tambm em Barra do Cunha... hoje terreno aqui custa
muito caro... (colhido em abril de 2009).
CONSIDERAES FINAIS
Ao longo do artigo, enfocamos a necessidade de discutir o processo de
transformao por que passa a pesca de pequena escala comercial em termos de
tecnologia, tcnica e, conseqentemente, de racionalidade econmica praticadas
pelas populaes costeiras. Em nosso estudo de caso aqui abordado, as
comunidades costeiras de Baa Formosa e Barra do Cunha testemunham um
processo irreversvel de reestruturao do espao de produo pesqueira, resultado
da penetrao de tecnologias eficazes que exercem mudana na organizao social
do trabalho pesqueiro (objetivada pela redefinio das atribuies do mestre na
embarcao). Vimos tambm que esse processo de aperfeioamento da tcnica de
mapeamento do espao produtivo no possibilitou em melhores condies de vida
para os pescadores envolvidos nessas atuais mudanas.
importante acentuar uma dmarche significativa nesse processo de mudana:
o espao transformado e reestruturado nas comunidades investigadas no ficou
restrito ao mbito martimo, onde o construir-se pescador efetiva-se e faz sentido
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Resumen: Este texto reflexiona sobre las emociones en la investigacin y experiencia turstica.
Se centra en la revisin sobre el turismo de las emociones, la publicidad como atraccin des-
de la oferta turstica, que origina la eleccin del lugar. El dnde y cundo viajar como nece-
sidad psicolgica constituida por factores externos cognitivos-emocionales a travs de la
construccin meditica y los imaginarios sociales. Se centra tambin en las emociones del tu-
rismo, de las y los turistas. stas tienen que ver con los factores de empuje en cuanto a mo-
tivaciones del deseo de viajar y la decisin de hacerlo por diferentes cuestiones, desde
motivos internos emocionales, necesidades fsicas, psicolgicas y de desarrollo personal, y las
emociones en el lugar, esto es, mientras realizan su visita. Este trabajo se centra en el estudio
de caso de Malinalco.
Abstract: This text is a reflection of emotions in research and tourist experience. Focuses on
the review on the tourism of emotions, advertising as attraction from the tourist offer,
which originates the choice of the place. The where and when to travel as a psychological
need cognitive-emotions external factors through the media construction and social imagi-
naries. It also focuses on the emotions of the tourism, of the tourists. These have to do with
factors push in terms of motivations for going and the decision to do it for different reasons,
from internal reasons emotional, physical, psychological and personal development, and
emotions in place, that is, during his visit. This Text focuses on the case study of Malinalco.
INTRODUCCIN
ANTROPOLOGA, TURISMO Y EMOCIONES
La cita anterior podra ser tambin una definicin de viaje, as como, de emo-
ciones en el mismo, por supuesto, salvando todas las distancias y de manera abier-
ta y flexible. De hecho, la antropologa naci como producto de los viajes y el
estudio de diferentes grupos humanos y culturas.
Otro autor ahora de este lado del Atlntico, parafraseando a Ernst Bloch y
entrelazando otredad y utopa como dimensiones de lo nuevo, afirma que el viaje
puede conservar su validez como metfora de la adquisicin de conocimiento
antropolgico, donde el mundo de las diversas culturas aparece ante nuestros ojos
como el pas relampagueante que somos todos, en el que todos nos movemos, en
el que irrumpimos finalmente de manera decisiva, pero donde no slo (existe)
un nuevo camino hacia lo real ya consolidado, sino donde incluso lo real mues-
tra estar abierto (Krotz, 2013:406). Es posible establecer paralelismos entre antro-
pologa y viaje, no solo por el origen y metodologa de la disciplina, sino por el
conocimiento como producto de un viaje de ida y vuelta, entre otras cosas. Todo
ello a pesar de la mirada ms bien crtica sobre el turismo, no el viaje en s, pero s
el viaje turstico que la antropologa ha mostrado en muchas ocasiones (Graburn,
Tabasco, Puebla y Monterrey, la mayora con estudios de licenciatura o preparatoria, con ocupacio-
nes diversas desde ama de casa y estudiante, hasta taxista, escritora, servidor pblico, jubilados,
negocio particular o empleados.
2
El uso del masculino como gnero gramatical o el discutido concepto otro es parte de la cita.
1980; Greenwood, 2006). De hecho, se habla del turismo como ese sucedneo del
viaje a la tierra incgnita, al paraso perdido, a la naturaleza del salvaje
(Oehmichen, 2013:35), en trminos que tambin se podran emplear para algunos
estudios antropolgicos. Y es que la investigacin antropolgica ha significado
viajar por el mundo segn Lins y Escobar (2008:14). Estos autores propugnan hoy
unas antropologas que sean capaces de contribuir de manera dialgica en la
construccin de un conocimiento ms heterogneo y transnacional y la construc-
cin de un conocimiento antropolgico plural (2008:16-17), la interdisciplinarie-
dad, la diversidad y la heterogeneidad metodolgica, entre otras cosas. Si bien esta
propuesta es muy amplia, aqu lo podemos aplicar a los estudios tursticos no
favorecidos por esta disciplina y adems concentrados en cierta mirada, como
invitacin a su inclusin de forma amplia y diversa. Ya que en general se trata de
investigaciones de rasgos econmicos y centrados en la desigualdad y explotacin
de esta actividad, la dependencia y dominacin, as como la aculturacin que com-
porta (Salazar, 2006), adems de la escenificacin y representacin local de la au-
tenticidad estereotipada que el turista busca (MacCannell, 1999; Urry, 2002), y una
nueva forma de colonizacin o neocolonialismo (Salazar, 2006). Las formas de
turismo alternativo tambin son criticadas aunque en forma ms benvola (Sala-
Fotografa 2. Zona Arqueolgica Cuauhtinchan (Casa de las guilas), centro ceremonial con su
construccin monoltica (conocido como Cerro de los dolos), Malinalco, Mxico
Anna Mara Fernndez Porcela
puede aportar, entre otras cosas, la relatividad de puntos de vista culturales, de las
relaciones recprocas inherentes a cada grupo y de las diferentes estrategias de deci-
sin de los actores, adems de hacer posible reparar en el carcter no racional de
buena parte de los comportamientos en, y de, las sociedades, grupos e instituciones
implicadas (Santana, 1997:17).
El ejemplo de Malinalco
Por mencionar un par de datos bsicos de la localidad que nos servir de ejemplo
emprico del estudio aqu presentado diremos que este pueblo o ciudad segn
se la quiera catalogar por el nmero de habitantes est situada al suroeste del
Estado de Mxico, a 65km de Toluca, su capital, y a 95km de la Ciudad de Mxi-
co, la capital del pas. Tiene 8,045 habitantes segn el ltimo censo (INEGI, 2010).
El turismo inici en la dcada de los ochenta, cuando algunas personas de la Re-
pblica adquirieron o construyeron sus casas en los alrededores, como segunda
residencia, y la granja de truchas en la dcada de los aos setenta, lo que dio lugar
a un corredor gastronmico. Luego en los noventa se construy en una localidad
del municipio (San Sebastin) el campo de golf, lo cual atrajo ms visitantes. Re-
cientemente se ha promocionado como destino de fin de semana y vacaciones de
forma notable, adems del mencionado turismo de segunda residencia ya existen-
te.
Su origen como poblamiento humano es muy antiguo, ya que hay incluso
petroglifos de remotas pocas y el centro ceremonial Cuauhtinchan (casa de las
guilas) donde los aztecas entrenaban a los caballeros guila. De poca colonial
destaca el ex convento agustino del Divino Salvador (siglo XVI), entre otras cosas.
como un instrumento de apoyo para los distintos municipios mexiquenses que po-
sean en principio una considerable vocacin turstica. De esta manera se tuvo la cer-
teza de que el territorio del Estado de Mxico era un espacio con mltiples
posibilidades de generar turismo y con ello, una importante derrama econmica pa-
ra beneficio de los mexiquenses (Secretara de Turismo del Estado de Mxico, 2011).
Por otro lado es desde 2010 tambin Pueblo Mgico, en este caso un programa
federal cuyo objetivo pretende:
Revalorar a un conjunto de poblaciones del pas que siempre han estado en el ima-
ginario colectivo de la nacin en su conjunto y que representan alternativas frescas y
diferentes para los visitantes nacionales y extranjeros. Ms que un rescate, es un re-
conocimiento a quienes habitan esos lugares de la geografa mexicana y han sabido
guardar para todos, la riqueza cultural e histrica que encierran. Un Pueblo Mgico
es una localidad que tiene atributos simblicos, leyendas, historia, hechos trascen-
dentes, cotidianidad, en fin MAGIA que emana en cada una de sus manifestaciones
socio-culturales, y que significan hoy da una gran oportunidad para el aprovecha-
miento turstico (SECTUR 2006:1).
Fotografa 3. Zona Arqueolgica Cuauhtinchan (Casa de las guilas), centro ceremonial con su
construccin monoltica (conocido como Cerro de los dolos), Malinalco, Mxico
Anna Mara Fernndez Porcela
Fotografa 4. Zona Arqueolgica Cuauhtinchan (Casa de las guilas), centro ceremonial con su
construccin monoltica (conocido como Cerro de los dolos), Malinalco, Mxico
Anna Mara Fernndez Porcela
Tiene que ver con la libertad percibida y una motivacin intrnseca, con el fluir
de Csikszentmhalyi y la integracin del s mismo o autoaceptacin de Rogers,
hasta la importancia ldica de Huizinga pero obviaremos esta parte para no
extendernos.
Sus principales funciones son (Dumazedier cit. Munn, 2010): el descanso, la
diversin y desarrollo de la personalidad autorrealizacin en trminos de Mas-
low (2007); desde la recuperacin del desgaste fsico y nervioso del trabajo y las
obligaciones cotidianas; la compensacin por el estrs y fatiga de la vida laboral y
social en general, responsabilidades y problemas; la relajacin aliviando cansancio
o tensin; hasta el liberarse de monotonas y aburrimiento en las tareas rutinarias
cotidianas; diversin y evasin en un mundo diferente. Tiene que ver con la nece-
sidad de socializacin desde otra mirada, con afecto y humor, de forma liberadora
y creativa; el placer y la satisfaccin; aliviarse del descontento, o huir de la realidad;
adems del crecimiento personal o autoconocimiento, participacin social ms
amplia, sensibilidad, creatividad, etc. Todo aquello relacionado con realizarse uno
mismo, autorrealizarse como persona en libertad, conocimiento y autoconocimien-
to. Se trata de compensar las tensiones y frustraciones de la vida laboral y social,
el ansia de prestigio, las ganas de distraccin y placer, el deseo de recogimiento y
soledad, el cultivar la interioridad o las relaciones interpersonales, la socialidad
afectiva, la formacin o perfeccionamiento como ser humano, la autodetermina-
cin (Weber cit. Munn, 2010).
As bsicamente las actividades del ocio son compensarse por un lado, y de
otro, afirmarse individual y socialmente. Las prcticas, como se ha dicho, se cen-
tran en el descanso, la recreacin y la creacin.
Claro est todo ello no es posible totalmente, ya que en general en nuestra
sociedad el ocio parece direccionado por el sistema capitalista de mercado, la mer-
cantilizacin como la industria cultural o la industria de la diversin, el consumo,
la ganancia, as como la domesticacin y control poltico por parte del estado. Pero
esa es otra cuestin que rebasa este texto y sus objetivos. Es ms se habla de que el
tiempo libre no es libre, pues el que no se destina a actividades laborales se dedica
a hobbies, bricolaje, compromisos sociales, participacin religiosa o deportiva, obli-
Fotografa 5. Ex Convento Agustino siglo XVI con sus murales y Parroquia del Divino Salvador,
Malinalco, Mxico
Anna Mara Fernndez Porcela
Sensaciones y emociones
Las sensaciones, percepciones, emociones y experiencias son fundamentales para el
turismo como ya se dej claro. Ahora vamos a indagar sobre estas cuestiones en
palabras y frases de los propios turistas en el mismo momento de su visita a Mali-
nalco. Sabemos que hubo emocin, deseo y necesidad de visitar antes y que habr
Fotografa 6. Ex Convento Agustino siglo XVI con sus murales y Parroquia del Divino Salvador,
Malinalco, Mxico
Anna Mara Fernndez Porcela
Expectativas y valoraciones
En cuanto al asunto de las experiencias se solicit si haba alguna que destacara de
su visita. Algunos relatos volvieron al tema de la tranquilidad, si bien tambin se
inform sobre el camino, el recorrido y las sensaciones y emociones sentidas. Des-
de es una experiencia nica venir a visitar Malinalco dijo un joven de 20 aos,
hasta pues ha sido una aventura, me he divertido, he comido trucha muy rica,
una nieve muy rica tambin, he caminado y he descansado afirm una mujer de
39 aos. Sobresalen las vivencias en los paseos, como afirma una mujer de 20 pues
las visitas a cada uno de los lugares, son recuerdos que me llevo y platicar, el
ambiente que se vive y la convivencia familiar aade una mujer de 22, y otra de
38 poder recorrer a pie las zonas principales y la comida es muy buena, el con-
tacto con la naturaleza ms que nada, la vida rural, su vegetacin, su clima y sus
montaas dice una mujer de 45 aos. As tambin destaca la experiencia de des-
canso, y la alegra de haberse relajado: me voy muy contento, muy relajado, es
maravilloso dice un hombre de 45 y una chica de 19 no haba sentido tanta
tranquilidad en un pueblo, y una mujer de 56 pues que es muy bonito, y que
consegu lo que quera, relajarme.
Fotografa 7. Ex Convento Agustino siglo XVI con sus murales y Parroquia del Divino Salvador,
Malinalco, Mxico
Anna Mara Fernndez Porcela
surge, por supuesto-, el qu hacer, por qu o mejor dicho para qu. Son las emo-
ciones relacionadas con los factores de empuje del viaje, que se relacionan a su vez
con escape y bsqueda. Lo primero del estrs, presin, tensin y rutina de la vida
cotidiana, como algunos testimonios apuntan. Estrs que desencadena la necesidad
y deseo que cambiar de ritmo y espacio. El deseo de escapar, descansar, relajarse.
La emocin de buscar algo diferente, autntico, con sentido que desencadena la
bsqueda de conocer, aventurarse y socializar. Ambas cuestiones son escapes y
bsquedas que tienen que ver con necesidades psicolgicas e incluso de desarrollo
(Maslow, 1982). El conocer y experimentar, el turismo de la experiencia. El des-
cansar y estar en tranquilidad, el turismo de la emocin. Ambas tendencias en
boga en nuestros das, como se dijo, adems de las vivencias para cambiar (Ri-
chards, 2003). A lo que hay que aadir que quizs y ms all de las tendencias,
modas y publicidad, tambin hay que tener en cuenta la necesidad de relajarse y
encontrarse, de sentir paz y reconocerse, de estar en armona y experimentarse
uno mismo con su propio ser. Curioso es, como se vio, que a pesar de algunos
discursos sobre turismo de emociones fuertes, las personas entrevistadas lo que
buscaban bsicamente eran emociones de calma y relajacin (Pearce, 1982). La
relajacin es una de las motivaciones sociopsicolgicas ms importante del turismo
(Crompton cit. Castao, 2003).
Por otro lado no hay que olvidar las emociones que estn en el imaginario
social, la informacin publicitaria, sus imgenes y discursos, como un valor de
atraccin y con determinados atributos a travs de un arrastre meditico, relacio-
nado con factores externos cognitivo-emocionales que se introyectan en el pblico
y crean o ahondan la necesidad de viajar a un determinado lugar. As todo esto
propicia la eleccin del destino y sus caractersticas, que ltimamente en el turismo
cultural tienen que ver con las experiencias y emociones que proporciona la natu-
raleza y la cultura, adems de los servicios y otras cuestiones. Eso s se buscan re-
compensas psicolgicas al contactar con el medio ambiente, con el pasado real o
imaginado, con uno/a misma. Aqu sobresale el dnde y el cundo. As se combi-
nan los factores o motivos internos emocionales con los factores externos propa-
gandsticos y cognitivo-emocionales. De nuevo mencionar que si bien la publicidad
invita a deportes y ejercicios extremos en Malinalco, tambin lo hace a hoteles
para relajarse o centros con actividades de meditacin. Los testimonios recabados
en general, expresan la necesidad y satisfaccin de haber encontrado la tranquili-
dad en la visita a la localidad.
La idea final de este trabajo sobre emociones y turismo es que tanto los profe-
sionales de la antropologa como los practicantes del turismo, buscan afuera en el
entorno experiencias y emociones, placeres y gratificaciones, conocimientos y reco-
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lecturas y las atinadas observaciones de los que guan el trabajo obligan a ver lo
que antes no vislumbrbamos [] (Prez Castro, 2014:156). Posteriormente la
autora toma el ejemplo sobre el papel que desempean los brujos y curanderos
para dar cuenta de esta etnografa en dos tiempos, en la cual seala los cambios
que acontecieron en un periodo de tiempo caracterizado por el paso de una
economa semi-industrializada y campesina a una de remesas, y con ello las nuevas
prcticas que se deben adecuar a un contexto marcado por la migracin a los Es-
tados Unidos, en el cual menciona:
Comparando el antes y el ahora, puedo decir que antes, cuando los nios salan a
jugar al monte se exponan al espanto de chaneque o jurado de duende. Cuando
ello suceda, las madres [] recurran a doa Gabina para que los curara [] Hoy,
las actuaciones de Seferina se orientan sobre todo a apoyar a los emigrantes que in-
tentan cruzar frontera internndose por el desierto y buscando llegar a salvo a los
Estados Unidos (Prez Castro, 2014:164).
entre cada uno de los que viven en una casa y a lo largo del tiempo es una interro-
gante [] (Arias, 2014:183).
Es as que subraya la manera en que las mujeres que deciden migran han
tomado tal decisin de modo personal y autonoma e independencia, aunque no
por ello exentas de cuestionamiento de sus unidades familiares debido a la pers-
pectiva patriarcal an determina muchas de las conductas de la sociedad. Final-
mente, Arias seala una serie de elementos tiles para pensar y trabajar en el
trabajo de campo, y para realizar un mejor trabajo etnogrfico en estos contextos
de cambios sociales: es menester dejar la idea de colectividad y abocarse por en-
tender y explicar los comportamiento de los miembros que componen los grupos
domsticos; es menester insistir en que las mujeres tomen la palabras y que reflex-
ionen en torno a sus propias experiencias; elaborar historias de vida de lo que ellas
dicen sobre s mismas, y no de lo que otros dicen sobre ellas; incluir en el trabajo
antropolgico distintas generaciones de mujeres; superar los discursos familiaris-
tas en las cuales han sido socializadas las mujeres y ponderar sus intereses y pre-
ocupaciones; realizar dilogos y entrevistas en espacios ajenos a las unidades
domsticas para evitar la presencia de cualquier relacin de poder entre los miem-
bros de los grupos domsticos; observar las prcticas cotidianas de las mujeres; no
realizar grupos focales; y, mantener la prctica de escribir da a da en el diario de
campo, revisarlo constantemente y reflexionar en torno a lo que se escribe.
El siguiente trabajo, Economa poltica feminista e interseccionalidad: retos
para la etnografa, de Marie France Labrecque, plantea la manera en que los
cambios en las sociedades que los antroplogos estudian perciben tambin giros
metodolgicos, de perspectivas, etnogrficos y, sobre todo, un trabajo de campo a
profundidad. De esa manera la autora menciona algunos de los proyectos en los
cules ha trabajado, sus perspectivas terico-metodolgicas, as como el enfoque de
economa poltica y del feminismo de la interseccionalidad, que cuestiona la ho-
mogenizacin de las mujeres al partir de la complejizacin de las identidades y
desigualdades sociales que operan en las categoras como sexo/gnero, clase, raza y
cuerpo, mismas que interactan en la produccin y reproduccin de las desigual-
dades sociales (France Labrecque, 2014:201-202). Tal perspectiva usa distintos
niveles o escalas de anlisis, y la ejemplifica con base en un estudio sobre la mi-
gracin temporal de mayas yucatecos a Canad, en el cual detalla la manera en
que se articulan las categoras que operan en la desigualdad hacia las mujeres.
Para la autora, este trabajo a escalas no podra desarrollarse sin un buen desem-
peo etnogrfico donde el trabajo de campo constante es necesario.
En el siguiente artculo, La etnografa con nios, Citlali Quecha Reyna abre
una importante discusin en torno a los nios a quienes pocas veces suele encon-
trarse en etnografas aunque cada vez es ms recurrente encontrar tesis universi-
tarias al respecto. La autora empieza por reconocer en los infantes una capaci-
dad de agencia que los sita como sujetos sociales y no slo al margen de procesos
que desenvuelven a la sociedad. Tal perspectiva, seala la autora, tiene su gnesis
en el reconocimiento y la visibilidad que en las ltimas dcadas han cobrado los
nios y nias como sujetos de derechos, lo que tambin abri un debate dentro de
las ciencias sociales cuyos enfoques han ido complementndose en aras de con-
struir un buen acercamiento metodolgico hacia los nios y nias. En este ltimo
mbito, la autora realiza un recorrido de los aportes que diversos autores han
realizado sobre el tema, seala las posiciones y/o enfoques que han tenido algunas
escuelas hasta llegar a la sociologa de la infancia, misma que busca [] recuperar
la voz y participacin infantil, puesto que la prctica generalizada era prestar
atencin a los nios en tanto integrantes de una familia, olvidando otros contextos
de integracin [] (Quecha, 2014:221). No obstante, la misma autora seala la
importancia de considerar el marco familiar donde se desenvuelven las relaciones
entre pequeos y adultos. Posteriormente, Quecha dedica sus reflexiones a detallar
los enfoques con los que se han abordado a los nios, y en la parte final de su
artculo detalla su pesquisa en el marco del fenmeno migratorio de la poblacin
afrodescendiente de la Costa Chica de Oaxaca donde el trabajo de campo le per-
miti observar las particularidades que definen a esta infancia sin las figuras pa-
rentales, de modo que la autora menciona la importancia de la interaccin
cotidiana con los nios, talleres con los infantes, entrevistas abiertas y semi
dirigidas a nios como a adultos, observacin en los espacios escolares, su relacin
con los abuelos, entre otros temas. Un aspecto en su trabajo de campo que destaca
la autora son las emociones que invaden a los pequeos y que estn presentes en
la manera en que producen significados reflexivos sobre su realidad, tal aspecto,
reconoce, es una veta poco explorada en los estudios sobre migracin. Finalmente,
indica que el proceder de los antroplogos en campo debe cambiar al tratarse de
infantes, adecuarse a sus propias lgicas de interaccin y entender el modo en que
desarrollan su papel como sujetos sociales, de modo que stos [] ms que suje-
tos de atencin, son sujetos de derecho y, por lo tanto, personas con capacidad de
agencia, nuestra forma de acercarnos a ellos en el terreno debe cambiar (Quecha,
2014:234).
La segunda parte del libro concluye con el artculo Mi llegada al paraso. Una
etnografa entre pandillas de Aurora Zavala Caudillo. Se trata de un texto ejem-
plar en la medida que la autora narra los avatares del trabajo de campo, su modo
de incursionar, los imponderables y el rapport, elementos de los cuales no siempre
se reflexiona en el proceso investigativo debido a que se quedan en lo anecdtico.
Al centrar su estudio en la ciudad de Cancn, el paraso, Zavala indica al lector
las fases que sigui en su trabajo de campo, mismo que al tratarse de una situacin
compleja, entre pandillas y en medio de un contexto de violencia, la autora se
relacion con distintos actores para llevar a buen trmino su tarea investigativa. En
el texto narra desde la presentacin con autoridades que tuvo que realizar por
cuestiones de seguridad personal, su cercana con asociaciones que trabajan con
estos jvenes y, el acceso directo en las pandillas con sus interlocutores, con respec-
to a esto ltimo, seala:
Ariel Corpus
Posgrado en Antropologa
Universidad Nacional Autnoma de Mxico
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cin y nmero de pginas. Ejemplo:
Sierra Sosa, Ligia, (2009), Migracin, educacin y trabajo. Entre el Caribe norte
y la frontera sur de Quintana Roo, Plaza y Valds Editores, Mxico, 243 pp.
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EL IPGH, SUS FUNCIONES Y SU ORGANIZACIN
Argentina
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Chile llev a efecto en La Habana, Cuba. En 1930, el Gobierno de los Estados Unidos
Bolivia
Mexicanos construy para el uso del IPGH, el edificio de la calle Ex Arzobispado 29,
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(Uruguay) (Estados Unidos de Amrica)
Presidente: Presidenta: Chile En 1949, se firm un convenio entre el Instituto y el Consejo de la Organizacin de los
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EstadosAmericanos y se constituy en el primer organismo especializado de ella.
Vicepresidente: Vicepresidenta: Colombia
Mg. Yuri Sebastin Resnichenko Nocetti Dra. Patricia Sols El Estatuto del IPGH cita en su artculo 1o. sus fines:
Costa Rica
COMISIN DE HISTORIA COMISIN DE GEOFSICA
(Mxico) (Costa Rica) 1) Fomentar, coordinar y difundir los estudios cartogrficos, geofsicos, geogrficos e
Presidenta: Presidente: Ecuador histricos y los relativos a las ciencias afines de inters paraAmrica
Dra. Patricia Galeana Herrera Dr. Walter Fernndez Rojas
El Salvador 2) Promover y realizar estudios, trabajos y capacitaciones en esas disciplinas
Vicepresidente: Vicepresidente:
Dr. Adalberto Santana Hernndez M. Sc. Walter Montero Pohly
Estados Unidos
3) Promover la cooperacin entre los Institutos de sus disciplinas en Amrica y con las
de Amrica
organizaciones internacionales afines
COMIT DE ANTROPOLOGA Y ARQUEOLOGA
Guatemala
Coordinador: Dr. Ernesto Vargas (Mxico) Solamente los Estados Americanos pueden ser miembros del IPGH. Existe tambin la
Hait categora de Observador Permanente del IPGH. Actualmente son Observadores
MIEMBROS ACTIVOS Y CORRESPONDIENTES
Permanentes: Espaa, Francia, Israel y Jamaica.
Argentina Dr. Rodolfo Adelio Raffino
Belice Honduras
Bolivia Lic. David Pereira El IPGH se compone de los siguientes rganos panamericanos:
Brasil Mxico
Chile Profa. Eliana Durn Serrano Sra. Victoria Castro Rojas 1) Asamblea General
Colombia Sr. Guillermo Sosa Abelia
Nicaragua 2) Consejo Directivo
Costa Rica Maureen Snchez Pereira 3) Comisin de:
Panam Cartografa (Uruguay)
Ecuador Lic. Carlos lvarez Saa Sr. Fredy Bravo
El Salvador Geografa (Estados Unidos deAmrica)
Paraguay Historia (Mxico)
Estados Unidos
Guatemala Lic. Roberto Rubio Cifuentes Geofsica (Costa Rica)
Per
Hait
Honduras Ing. Toms Rojas 4) Reunin deAutoridades
Repblica 5) Secretara General (Mxico, D.F., Mxico)
Mxico
Dominicana
Nicaragua
Panam Profa. Aminta Nez Profa. Marcela Camargo Adems, en cada Estado Miembro funciona una Seccin Nacional cuyos componentes
Uruguay
Paraguay son nombrados por cada gobierno. Cuentan con su Presidente, Vicepresidente, Miembros
Per Dr. Miguel Cordero Guerrero Lic. Gerald Zubiaga Snchez Venezuela Nacionales de Cartografa, Geografa, Historia y Geofsica.
Rep. Dominicana Sr. Fernando Morbn Laucer Sr. Carlos Esteban Deive
Uruguay Prof. Eduardo Acosta y Lara
Venezuela Lic. Rodrigo Navarrete Lic. Alejandro Lpez
AMERICANA
ANTROPOLOGA
JUNIO-DICIEMBRE 2016
2
ANTROPOLOGA AMERICANA
CAMBIO CLIMTICO Y ARQUEOLOGA: LA CONSTRUCCIN DE UN JUNIO-DICIEMBRE 2016
PARADIGMA VOL. I - NM. 2
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SIEMPRE FUIMOS GLOBALES
Gustavo Lins Ribeiro
LA ETNOGRAFA NATIVA EN PUERTO RICO: UN PARADIGMA
(DE)COLONIAL
Ricardo M. Ros
LA INTERVENCIN ESTATAL EN LAS POLTICAS PBLICAS CULTURALES.
UN DEBATE SIGNIFICATIVO PARA AMRICA LATINA
Liliana Silvia Raggio
GOLPE A LOS CUERPOS Y LAS MENTES DEL BARRIO, EL HIP HOP
COMO FORMA DE RESISTENCIA
Luis Felipe Moreno Chavarra
RACIONALIDADE E CULTURA MARTIMA NO NORDESTE BRASILEIRO ETHOS
PESQUEIRO E RACIONALIDADE ECONMICA EM DUAS COMUNIDADES
COSTEIRAS NO RIO GRANDE NO NORTE, BRASIL
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Anna Mara Fernndez Poncela
PREMIO KALMAN SILVERT ISSN: EN TRMITE
Cristina Oehmichen
CRISTINA OEHMICHEN BAZN (ED.), LA ETNOGRAFA Y EL
TRABAJO DE CAMPO EN LAS CIENCIAS SOCIALES
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