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Poemas - Otero, Blas de

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Blas de Otero

POEMAS
NDICE

Resea biogrfica
A LA INMENSA MAYORA
ANCHAS SLABAS
BASTA
CAMPO DE AMOR (cancin)
CANCIN CINCO
CANTAR DE AMIGO
CARTILLA (POTICA)
CIEGAMENTE
CRECIDA
CRNICA DE UNA JUVENTUD
CUERPO DE MUJER, RO DE ORO
DIGO VIVIR
EL MAR
EN CASTELLANO
EN EL PRINCIPIO
EN LA INMENSA MAYORA
EN NOMBRE DE MUCHOS
ENTONCES Y ADEMS
FIDELIDAD
HIJA DE YAGO
HOMBRE
LA TIERRA
LEJOS
LETRA
MSICA TUYA
NO TE ADUERMAS
NOTICIAS DE TODO EL MUNDO
OTOO
PALABRAS REUNIDAS PARA ANTONIO MACHADO
PASO A PASO
PENLTIMA PALABRA
PIDO LA PAZ Y LA PALABRA
POR VENIR
TARDE ES, AMOR
TODO
T, QUE HIERES
UN RELMPAGO APENAS
VIRANTE
Y OTRO
ZURBARN 1957
Resea biogrfica
Blas de Otero fue una de las voces ms destacadas de la poesa social
espaola de los aos cincuenta; naci en Bilbao el 15 de marzo de 1916 y
falleci en Madrid el 29 de junio de 1979. Su infancia fue muy dura:
encontraba en su familia el refugio que compensaba sus duras experiencias en
el colegio; pero tras la quiebra econmica, y la muerte de su hermano y su
padre, lleg la introversin, el pesimismo y la obsesin por la muerte. Estudi
Derecho, primero de forma presencial, y luego preparndose por su cuenta, a
causa de verse forzado a ayudar a su familia. Esa poca intensific sus lazos
con la religin, que le brind parte de la estabilidad que necesitaba para
sobrellevar sus problemas. Tambin se apoy en la amistad y el arte; fue
cofundador de varios grupos poticos, entre los que resalta Nuestralia.
Su poesa pas por varias etapas, que abarcaron desde la religiosidad
hasta el descubrimiento de la importancia de la sociedad; el poema Pido la
paz y la palabra es una clara muestra de esta ltima faceta. Public ms de
una decena de poemarios, y sus obras han aparecido en recopilaciones y
antologas; destacan Cntico espiritual, Ancia, ngel fieramente humano y
Redoble de conciencia.
A LA INMENSA MAYORA
Aqu tenis, en canto y alma, al hombre
aquel que am, vivi, muri por dentro
y un buen da baj a la calle: entonces
comprendi: y rompi todos su versos.
As es, as fue. Sali una noche
echando espuma por los ojos, ebrio
de amor, huyendo sin saber adnde:
a donde el aire no apestase a muerto.
Tiendas de paz, brizados pabellones,
eran sus brazos, como llama al viento;
olas de sangre contra el pecho, enormes
olas de odio, ved, por todo el cuerpo.
Aqu! Llegad! Ay! ngeles atroces
en vuelo horizontal cruzan el cielo;
horribles peces de metal recorren
las espaldas del mar, de puerto a puerto.
Yo doy todos mis versos por un hombre
en paz. Aqu tenis, en carne y hueso,
mi ltima voluntad. Bilbao, a once
de abril, cincuenta y uno.
ANCHAS SLABAS
Que mi pie te despierte, sombra a sombra
he bajado hasta el fondo de la patria.
Hoja a hoja, hasta dar con la raz
amarga de mi patria.
Que mi fe te levante, sima a sima
he salido a la luz de la esperanza.
Hombro a hombro, hasta ver un pueblo en pie
de paz, izando un alba.
Que mi voz brille libre, letra a letra
restregu contra el aire las palabras.
Ah, las palabras. Alguien hel
los labios bajo el sol de Espaa.
BASTA
Imagin mi horror por un momento
que Dios, el solo vivo, no existiera,
o que, existiendo, slo consistiera
en tierra, en agua, en fuego, en sombra, en viento.
Y que la muerte, oh estremecimiento,
fuese el hueco sin luz de una escalera,
un colosal vaco que se hundiera
en un silencio desolado, liento.
Entonces para qu vivir, oh hijos
de madre, a qu vidrieras, crucifijos
y todo lo dems? Basta la muerte.
Basta. Termina, oh Dios, de maltratarnos.
O si no, djanos precipitarnos
sobre Ti ronco ro que revierte.
CAMPO DE AMOR (cancin)
Si me muero, que sepan que he vivido
luchando por la vida y por la paz.
Apenas he podido con la pluma,
apludanme el cantar.
Si me muero, ser porque he nacido
para pasar el tiempo a los de atrs.
Confo que entre todos dejaremos
al hombre en su lugar.
Si me muero, ya s que no ver
naranjas de la china ni el trigal.
He levantado el rastro, esto me basta.
Otros ahecharn.
Si me muero, que no me mueran antes
de abriros el balcn de par en par.
Un nio, acaso un nio est mirndome
el pecho de cristal.
CANCIN CINCO
Por los puentes de Zamora,
sola y lenta, iba mi alma.
No por el puente de hierro,
el de piedra es el que amaba.
A ratos miraba al cielo,
a ratos miraba al agua.
Por los puentes de Zamora,
sola y lenta, iba mi alma.
CANTAR DE AMIGO
Quiero escribir de da.
De cara al hombre de la calle,
y qu
terrible si no se parase.
Quiero escribir de da.

De cara al hombre que no sabe


leer,
y ver que no escribo en balde.
Quiero escribir de da.
De los lamos tengo envidia,
de ver cmo los menea el viento.
CARTILLA (POTICA)
La poesa tiene sus derechos.
Lo s.
Soy el primero en sudar tinta
delante del papel.
La poesa crea las palabras.
Lo s.
Esto es verdad y sigue sindolo
dicindola al revs.
La poesa exige ser sinceros.
Lo s.
Le pido a Dios que me perdone
y a todo dios, excsenme.
La poesa atae a lo esencial
del ser.
No lo repitan tantas veces,
repito que lo s.
Ahora viene el pero.
La poesa tiene sus deberes.
Igual que un colegial.
Entre yo y ella hay un contrato
social.
Ah las palabras ms maravillosas,
rosa, poema, mar,
son m pura y otras letras:
o, a...
Si hay un alma sincera, que se guarde
(en el almario) su cantar.
Cantos de vida y esperanza,
sern?
Pero yo no he venido a ver el cielo,
te advierto. Lo esencial
es la existencia; la conciencia
de estar
en esta clase o en la otra.
Es un deber elemental.
CIEGAMENTE
Porque quiero tu cuerpo ciegamente.
Porque deseo tu belleza plena.
Porque busco ese horror, esa cadena
mortal, que arrastra inconsolablemente.
Inconsolablemente. Diente a diente,
voy bebiendo tu amor, tu noche llena.
Diente a diente, Seor, y vena a vena
va sorbiendo mi muerte. Lentamente.
Porque quiero tu cuerpo y lo persigo
a travs de la sangre y de la nada.
Porque busco tu noche toda entera.
Porque quiero morir, vivir contigo
esta horrible tristeza enamorada
que abrazars, oh Dios, cuando yo muera.
CRECIDA
Con la sangre hasta la cintura, algunas veces
con la sangre hasta el borde de la boca,
voy
avanzando
lentamente, con la sangre hasta el borde de los labios
algunas veces
voy
avanzando sobre este viejo suelo, sobre
la tierra hundida en sangre,
voy
avanzando lentamente, hundiendo los brazos
en sangre,
algunas
veces tragando sangre,
voy sobre Europa
como en la proa de un barco desmantelado
que hace sangre,
voy
mirando, algunas veces,
al cielo
bajo,
que refleja
la luz de la sangre roja derramada,
avanzo
muy
penosamente, hundiendo los brazos en espesa
sangre,
es
como una esperma roja represada,
mis pies
pisan sangre de hombres vivos
muertos,
cortados de repente, heridos sbitos,
nios
con el pequeo corazn volcado, voy
sumido en sangre
salida,
algunas veces
sube hasta los ojos y no me deja ver,
no
veo ms que sangre,
sangre,
siempre
sangre,
sobre Europa no hay ms que
sangre.
Traigo una rosa en sangre entre las manos
ensangrentadas. Porque es que no hay ms
que sangre,
y una horrorosa sed
dando gritos en medio de la sangre.
CRNICA DE UNA JUVENTUD
Pas sin darme cuenta. Como un viento
en la noche. (Y yo segu dormido.)
Oh grave juventud. (Tan grave ha sido,
que muri antes de su nacimiento.)
Quin dir que te vio, y en qu momento
en campo de batalla convertido
el ibero solar? Ay! en el nido
de antao o silbar
las balas. (Y orden el fusilamiento
de mis aos sumisos.) Despert
tarde. Me lav (el alma); en fin, baj
a la calle. (Llevaba un atad
al hombro. Lo arroj.) Me junt al hombre,
y abr de par en par la vida, en nombre
de la imperecedera juventud.
CUERPO DE MUJER, RO DE ORO
... Tntalo en fugitiva fuente de oro.
F. DE QUEVEDO
Cuerpo de la mujer, ro de oro
donde, hundidos los brazos, recibimos
un relmpago azul, unos racimos
de luz rasgada en un frondor de oro.

Cuerpo de la mujer o mar de oro


donde, amando las manos, no sabemos,
si los senos son olas, si son remos
los brazos, si son alas solas de oro...
Cuerpo de la mujer, fuente de llanto
donde, despus de tanta luz, de tanto
tacto sutil, de Tntalo es la pena.
Suena la soledad de Dios. Sentimos
la soledad de dos. Y una cadena
que no suena, ancla en Dios almas y limos.
DIGO VIVIR
Porque vivir se ha puesto al rojo vivo.
(Siempre la sangre, oh Dios, fue colorada.)
Digo vivir, vivir como si nada
hubiese de quedar de lo que escribo.
Porque escribir es viento fugitivo,
y publicar, columna arrinconada.
Digo vivir, vivir a pulso, airada-
mente morir, citar desde el estribo.
Vuelvo a la vida con mi muerte al hombro,
abominando cuanto he escrito: escombro
del hombre aquel que fui cuando callaba.
Ahora vuelvo a mi ser, torno a mi obra
ms inmortal: aquella fiesta brava
del vivir y el morir. Lo dems sobra.
EL MAR
El mar
alrededor de Espaa,
verde
Cantbrico,
azul Mediterrneo,
mar Aitana de Cdiz,
olas lindando
con la desdicha,
mi verso
se queja al duro son
del remo y de la cadena,
mar nia
de la Concha,
amarga mar de Mlaga,
borrad
los aos fratricidas,
unid
en una sola ola
las soledades de los Espaoles.
EN CASTELLANO
Aqu tenis mi voz
alzada contra el cielo de los dioses absurdos,
mi voz apedreando las puertas de la muerte
con cantos que son duras verdades como puos.
l ha muerto hace tiempo, antes de ayer. Ya hiede.
Aqu tenis mi voz zarpando hacia el futuro.
Adelantando el paso a travs de las ruinas,
hermosa como un viaje alrededor del mundo.
Mucho he sufrido: en este tiempo, todos
hemos sufrido mucho.
Yo levanto una copa de alegra en las manos,
en pie contra el crepsculo.
Borradlo. Labraremos la paz, la paz, la paz,
a fuerza de caricias, a puetazos puros.
Aqu os dejo mi voz escrita en castellano.
Espaa, no te olvides que hemos sufrido juntos.
EN EL PRINCIPIO
Si he perdido la vida, el tiempo, todo
lo que tir, como un anillo, al agua,
si he perdido la voz en la maleza,
me queda la palabra.
Si he sufrido la sed, el hambre, todo
lo que era mo y result ser nada,
si he segado las sombras en silencio,
me queda la palabra.
Si abr los labios para ver el rostro
puro y terrible de mi patria,
si abr los labios hasta desgarrrmelos,
me queda la palabra.
EN LA INMENSA MAYORA
Podr faltarme el aire,
el agua,
el pan,
s que me faltarn.
El aire, que no es de nadie.
El agua, que es del sediento.
El pan... S que me faltarn.
La fe, jams.
Cuanto menos aire, ms.
Cuanto ms sediento, ms.
Ni ms ni menos. Ms.
EN NOMBRE DE MUCHOS
Para el hombre hambreante y sepultado
en sed salobre son de sombra fra,
en nombre de la fe que he conquistado:
alegra.
Para el mundo inundado
de sangre, engangrenado a sangre fra,
en nombre de la paz que he voceado:
alegra.
Para ti, patria, rbol arrastrado
sobre los ros, ardua Espaa ma,
en nombre de la luz que ha alboreado:
alegra.
ENTONCES Y ADEMS
Cuando el llanto, partido en dos mitades,
cuelga sombramente de las manos,
y el viento, vengador, viene y va, estira
el corazn, ensancha el desamparo.
Cuando el llanto, tendido como un llanto
silencioso, se arrastra por las calles
solitarias, se enreda entre los pies,
y luego suavemente se deshace.
Cuando morir es ir donde no hay nadie,
nadie, nadie; caer, no llegar nunca,
nunca, nunca; morirse y no poder
hablar, gritar, hacer la gran pregunta.
Cuando besar una mujer desnuda
sabe a ceniza, a bajamar, a broza,
y el abrazo final es esa franja
sucia que deja, en bajamar, la ola.
Entonces, y tambin cuando se toca
con las dos manos el vaco, el hueco,
y no hay donde apoyarse, no hay columnas
que no sean de sombra y de silencio.
Entonces, y adems cuando da miedo
ser hombre, y estar solo es estar solo,
nada ms que estar solo, sorprenderse
de ser hombre, ajenarse: ahogarse slo.
Cuando el llanto, partido ante nosotros...
FIDELIDAD
Creo en el hombre. He visto
espaldas astilladas a trallazos,
almas cegadas avanzando a brincos
(espaas a caballo
del dolor y del hambre). Y he credo.
Creo en la paz. He visto
altas estrellas, llameantes mbitos
amanecientes, incendiados ros
hondos, caudal humano
hacia otra luz: he visto y he credo.
Creo en ti, patria. Digo
lo que he visto: relmpagos
de rabia, amor en fro, y un cuchillo
chillando, hacindose pedazos
de pan: aunque hoy hay slo sombra, he visto
y he credo.
HIJA DE YAGO
Aqu, proa de Europa preadamente en punta;
aqu, taln sangrante del brbaro Occidente;
spid en piedra viva, que el mar dispersa y junta;
pnica Iberia, silo del sol, haza crujiente.
Tremor de muerte, eterno tremor escarnecido,
vidamente orzaba la proa hacia otra vida,
en tanto que el taln, en tierra entrometido,
pisaba, horrible, el rostro de Amrica adormida.
Santiago y cierra Espaa! Derrostran con las uas
y con los dientes rezan a un Dios de infierno en ristre,
encielan a sus muertos, entierran las pezuas
en la ms ardua historia que la Historia registre.
Alngeles y arcngeles se juntan contra el hombre.
Y el hambre hace su presa, los tmulos su agosto.
Tres aos y cien caos de sangre Abel, sin nombre...
(Insoportablemente terrible es su arregosto.)
Madre y maestra ma, triste, espaciosa Espaa,
he aqu a tu hijo. ngenos, madre. Haz
habitable tu mbito. Respirable tu extraa
paz. Para el hombre, Paz. Para el aire, madre, paz.
HOMBRE
Luchando, cuerpo a cuerpo, con la muerte,
al borde del abismo, estoy clamando
a Dios. Y su silencio, retumbando,
ahoga mi voz en el vaco inerte.
Oh Dios. Si he de morir, quiero tenerte
despierto. Y, noche a noche, no s cundo
oirs mi voz. Oh Dios. Estoy hablando
solo. Araando sombras para verte.
Alzo la mano, y t me la cercenas.
Abro los ojos: me los sajas vivos.
Sed tengo, y sal se vuelven tus arenas.
Esto es ser hombre: horror a manos llenas.
Ser y no ser eternos, fugitivos.
ngel con grandes alas de cadenas!
LA TIERRA
Un mundo como un rbol desgajado.
Una generacin desarraigada.
Unos hombres sin ms destino que
apuntalar las ruinas.
Rompe el mar
en el mar, como un himen inmenso,
mecen los rboles el silencio verde,
las estrellas crepitan, yo las oigo.
Slo el hombre est solo. Es que se sabe
vivo y mortal. Es que se siente huir
ese ro del tiempo hacia la muerte.
Es que quiere quedar. Seguir siguiendo,
subir, a contra muerte, hasta lo eterno.
Le da miedo mirar. Cierra los ojos
para dormir el sueo de los vivos.
Pero la muerte, desde dentro, ve.
Pero la muerte, desde dentro, vela.
Pero la muerte, desde dentro, mata.

El mar la mar, como un himen inmenso,


los rboles moviendo el verde aire,
la nieve en llamas de la luz en vilo
LEJOS
Cunto Bilbao en la memoria. Das
colegiales. Atardeceres grises,
lluviosos. Reprimidas alegras,
furtivo cine, cacahuey, anises.
Alta terraza, procesin de jueves
santo, de viernes santo, santo, santo.
Por Pagasarri las ltimas nieves
y por Archanda helechos hechos llanto.
Vieja Bilbao, antigua plaza Nueva,
Barrencalle Barrena, soportales
junto al Nervin: mi villa despiadada
y beata. (La virgen de la Cueva
que llueva, llueva, llueva). Barrizales
del alma nia y tierna y destrozada.
LETRA
...y dndole una lanzada en el aspa,
la devolvi el viento con tanta furia...
Quijote, I, 8.
Por ms que el aspa le voltee
y Espaa le derrote
y cornee,
poderoso caballero
es Don Quijote.
Por ms que el aire se lo cuente
al viento, y no lo crea
y la aviente,
muy airosa criatura
es Dulcinea.
MSICA TUYA
Es verdad que te gusta verte hundida
en el mar de la msica; dejarte
llevar por esas alas, abismarte
en esa luz tan honda y escondida?
Si no es as, no ames ms; dame tu vida,
que ella es la esencia y el clamor del arte;
herida ests de Dios de parte a parte,
y yo quiero escuchar solo esa herida.
Mares, alas, intensas luces libres,
sonarn en mi alma cuando vibres,
ciega de amor, taida entre mis brazos.
Y yo sabr la msica ardorosa
de unas alas de Dios, de una luz rosa,
de un mar total con olas como abrazos.
NO TE ADUERMAS
Las dos de la maana.
Canta
(un gallo, otro gallo
contesta.
El campo
de mi patria reposa
bajo la media luna.
Oh derramada Espaa,
rota guitarra vieja,
levanta
los prpados
un gallo) que viene,
llena de vida
la madrugada.
NOTICIAS DE TODO EL MUNDO
A los cuarenta y siete aos de edad,
da miedo decirlo, soy slo un poeta espaol
(dan miedo los aos, lo de poeta, y Espaa)
de mediados del siglo XX. Esto es todo.
Dinero? Cario es lo que yo quiero,
dice la copla. Aplausos? S, pero no me entero.
Salud? Lo suficiente. Fama?
Mala. Pero mucha lana.
Da miedo pensarlo, pero apenas me leen
los analfabetos, ni los obreros, ni
los nios.
Pero ya me leern. Ahora estoy aprendiendo
a escribir, cambi de clase,
necesitara una mquina de hacer versos,
perdn, unos versos para la mquina
y un buen jornal para el maquinista,
y, sobre todo, paz,
necesito paz para seguir luchando
contra el miedo,
parta brindar en medio de la plaza
y abrir el porvenir de par en par,
para plantar un rbol
en medio del miedo,
para decir "buenos das" sin engaar a nadie,
"buenos das, cartero" y que me entregue una carta
en blanco, de la que vuele una paloma.
OTOO
Tierra
roda por la guerra,
triste Espaa sin ventura,
te contemplo
una maana de octubre,
el cielo
es de acero oxidado, el primer fro
guillotina las hojas amarillas,
patria
de mi vivir errante,
rojas colinas
de Ciudad Real,
fina niebla de Vigo,
puente sobre el Ter, olivos alineados
junto al azul de Tarragona,
tierra
arada arduamente,
todos te deben llorar,
nosotros
abrimos los brazos a la vida,
sabemos
que otro otoo vendr, dorado y grvido,
bello como un tractor entre los trigos.
PALABRAS REUNIDAS PARA ANTONIO MACHADO
un corazn solitario
no es un corazn.
A. MACHADO
Si me atreviera
a hablarte, a responderte,
pero no soy,
solo,
nadie.
Entonces,
cierro las manos, llamo a tus races,
estoy
oyendo el lento ayer:
el romancero
y el cancionero popular; el recio
son de Jorge Manrique;
la palabra cabal
de fray Luis; el chasquido
de Quevedo;
de pronto,
toco la tierra que borr tus brazos,
el mar
donde amarr la nave que pronto ha de volver.
Ahora,
removidos los surcos (el primero
es llamado Gonzalo de Berceo),
pronuncio
unas pocas palabras verdaderas.
Aquellas
con que ped la paz y la palabra:
rboles abolidos,
volveris a brillar
al sol. Olmos sonoros, altos
lamos, lentas encinas,
olivo
en paz,
rboles de una patria rida y triste
entrad
a pie desnudo en el arroyo claro,
fuente serena de la libertad.
Silencio.

Sevilla est llorando. Soria


se puso seria. Baeza
alza al cielo las hoces (los olivos
recuerdan una brisa granadamente triste).
El mar
se derrama hacia Francia, te reclama,
quiere, queremos
tenerte, convivirte,
compartirte
como el pan.
PASO A PASO
Tacha, los hombres sufren. No tenemos
ni un pedazo de paz con que aplacarles;
roto casi el navo y ya sin remos...
Qu podemos hacer, qu luz alzarles?
Larga es la noche, tacha. Oscura y larga
como mis brazos hacia el cielo. Lenta
como la luna desde el mar. Amarga
como el amor: yo llevo bien la cuenta.
Tiempo de soledad es ste. Suena
en Europa el tambor de proa a popa.
Ponte la muerte por los hombros. Ven.
Alejmonos de Europa.
Pobre, mi pobre Tacha. No tenemos
una brizna de luz para los hombres.
Brama el odio, van rotos rumbos y remos...
No quedan de los muertos ni los nombres.
Oh, no olvidamos, no podr el olvido
vencer sus ojos contra el cielo abiertos.
Larga es la noche, Tacha.
... Escucha el ruido
del alba abrindose paso a paso entre los muertos.
PENLTIMA PALABRA
Dentro de poco morir.
El zafarrancho de mi vida
toca a su fin. El alma est partida,
y el cuerpo a punto de partir. Lo s.
Am la vida, sin embargo.
Bien sabes t que la am mucho.
Aunque me expulsen de la vida, lucho
an. Ancho el amor y el dolor largo.
Veo los ros, me conmueven.
Contemplo un rbol, quedo absorto.
El mar inmenso me parece corto
de luces frente a muertos que se mueven.
He caminado junto al hombre.
Particip sus arduas luchas.
Muchos han sido los fracasos; muchas
ms las conquistas que no tienen nombre.
Dentro de poco morir.
Aqu est todo mi equipaje.
Cuatro libros, dos lpices, un traje
y un ayer hecho polvo que avent.
Esto fue todo. No me quejo.
S que he vivido intensamente.
(Demasiado intensamente.) Enfrente
est el futuro: es todo lo que os dejo.
PIDO LA PAZ Y LA PALABRA
Escribo
en defensa del reino
del hombre y su justicia. Pido
la paz
y la palabra. He dicho
silencio,
sombra,
vaco
etctera.
Digo
del hombre y su justicia,
ocano pacfico,
lo que me dejan.
Pido
la paz y la palabra.
POR VENIR
Madre y madrastra ma,
Espaa miserable
y hermosa. Si repaso
con los ojos tu ayer, salta la sangre
fratricida, el desdn,
idiota ante la ciencia,
el progreso.
Silencio,
laderas de la sierra
Aitana,
rumor del Duero rodendome,
mrgenes lentas del Carrin,
bella y doliente patria.
Mis aos
por ti fueron quemndose, mi incierta
adolescencia, mi grave juventud,
la madurez andante de mis horas,
toda
mi vida o muerte en ti derramada
a fin de que tus das
por venir
rasguen la sombra que abati tu rostro.
TARDE ES, AMOR
Volv la frente: estabas. Estuviste
esperndome siempre.
Detrs de una palabra
maravillosa, siempre.
Abres y cierras, suave, el cielo.
Como esperndote, amanece.
Cedes la luz, mueves la brisa
de los atardeceres.
Volv la vida; vi que estabas
tejiendo, destejiendo siempre.
Silenciosa, tejiendo
(tarde es, Amor, ya tarde y peligroso.)
y destejiendo nieve...
TODO
Gracias doy a la vida por haberme nacido.
Gracias doy a la vida porque vi los rboles, y los ros y el mar.
Gracias en la bonanza y en la procela.
Gracias por el camino y por la verdad.
Gracias por la contradiccin y por la lucha.
Gracias por aire y por crcel.
Gracias por el asombro y por la obra.
Gracias por morir; gracias por perdurar.
T, QUE HIERES
Arrebatadamente te persigo.
Arrebatadamente, desgarrando
mi soledad mortal, te voy llamando
a golpes de silencio. Ven, te digo
como un muerto furioso. Ven. Conmigo
has de morir. Contigo estoy creando
mi eternidad. (De qu. De quin.) De cuando
arrebatadamente est contigo.
Y sigo muerto, en pie. Pero te llamo
a golpes de agona. Ven. No quieres.
Y sigo muerto, en pie. Pero te amo
a besos de ansiedad y de agona.
No quieres. T, que vives. T, que hieres
arrebatadamente el ansia ma.
UN RELMPAGO APENAS
Besas como si fueses a comerme.
Besas besos de mar, a dentelladas.
Las manos en mis sienes y abismadas
nuestras miradas. Yo, sin lucha, inerme,
me declaro vencido, si vencerme
es ver en ti mis manos maniatadas.
Besas besos de Dios. A bocanadas
bebes mi vida. Sorbes. Sin dolerme,
tiras de mi raz, subes mi muerte
a flor de labio. Y luego, mimadora,
la brizas y la rozas con tu beso.
Oh Dios, oh Dios, si para verte
bastara un beso, un beso que se llora
despus, porque, oh, por qu!, no basta eso.
VIRANTE
No me resigno. Y sigo y sigo. Y si
caigo, gozosamente en pie, prosigo
y sigo. Si queris seguirme,
ahincad el paso y escuchad el mo.
Ech la noche por la borda. Al borde
del vrtigo, vir y cambi de sitio.
Hoy hilo, hilo a hilo, a la esperanza
a ojos cerrados, sin perder el hilo.
All voy voceando paz (a pasos
agigantados, avanzando a brincos
incontenibles). Si queris seguirme,
sta es mi mano y se es el camino.
Y OTRO
Aqu termina la primera parte.
Cuntos papeles para qu. Quinientos.
Quinientos tantos a los cuatro vientos.
Y solo un hombre contra todo el Arte.
Termina? Nace. Terminante, aparte.
Cuarenta marzos cenicientos,
lientos,
y al fin un fuego donde enfenixarte.
Un hombre. Solo? Con su yo soluble
en ti, en ti y en ti. Tapia redonda?
Oh, no. Nosotros. Ancho mar. Odnos.
Y cuando el rojo farelln se anuble,
otro, otro y otro entroncarn su fronda
verde. Es el bosque. Y es el mar. Seguidnos.
ZURBARN 1957
He aqu
las cosas
que tenemos a mano:
la mesa
de pino, el plato
de sopa (pongo
por caso),
as es la vida, el tenedor
al lado,
dnde
est el trapo,
la libertad tirada por el suelo,
sin embargo
hay algo,
ocurre
que se renen alrededor de un vaso,
saben
que maana
ser sbado,
as en Espaa como en el hambre, libre
y redimido sbado.

****

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