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Un Nicaragüense en Moscu

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UN

NICARAGÜENSE
EN
MOSCU
CARLOS FONSECA
CARLOS FONSECA

UN NICARAGUENSE
EN MOSCU

AÑO DE LA ALFABETIZACION

MANAGUA - 1980
INDICE

ME MARCHO A MOSCU SIN SABERLO 13


VOLANDO PIENSO EN MOSCU 18
AL HOTEL Y A LAS CALLES 20
SOBRAN SPUTNIKS Y FALTAN VIVIENDAS 26
BICICLETAS, METRO, KREMLIN, ETC 31
STALIN CON LENIN Y LOS MUSEOS 39
LA RELIGION, LA PROPIEDAD, LA LIBERTAD 41
LOS PERIODICOS Y LA CRITICA ...... _______. ..... _ ...... ._ ....... . ....... ________ 43
CELEBRANDO EL 40 ANIVERSARIO DE LA REVOLUCION 46
QUE ES RUSIA Y QUE ES LA URSS ..... _ ..... _ ..... _._ ..... ______ ...... _ 45
LA AGRICULTURA EN LA URSS 45
SEXTO FESTIVAL DE LA JUVENTUD Y DE LOS
ESTUDIANTES POR LA PAZ Y LA AMISTAD 47
EN KIEV FUE CELEBRADO EL CUARTO CONGRESO
MUNDIAL DE LA JUVENTUD .............. ______ 61
ALEMANIA EN EL CUARTO CONGRESO
SINDICAL MUNDIAL 65
DE TRANSITO POR POLONIA 74
EN LENINGRADO 75
ADIOS A LA UNION SOVIETICA 77
BIOGRAFIA DE UN REVOLUCIONARIO

Un 23 de Junio de 1936, en la ciudad de Matagalpa, nace un


hombre que influyó poderosamente en la transformación social
de Nicaragua.

En 1950 se matricula en el Instituto Nacional del Norte, donde


empezó a desarrollar su conciencia revolucionaria, participa en la
creación del primer Comité Estudiantil de este colegio, vinculado
con el débil movimiento obrero y con las escasas células marxistas
de esa época.

Recibe su diploma de bachiller con la distinción de "Estrella


de Oro" al conseguir el primer puesto en el año 1955. En ese
mismo año ingresa en el Partido Socialista, y se matricula en la
UNAN, en Derecho.

Participa en el periódico "El Universitario", que se distingue


por su denuncia al imperialismo, convirtiéndose en un dirigente
universitario.

Al siguiente año, y debido al ajusticiamiento de Somoza Gar-


cía por Rigoberto López Pérez, se desata una represión que le
llevó a conocer por vez primera la cárcel.

Al salir es trasladado a Costa Rica; de allí viaja como dele-


gado a la URSS para asistir al VI Festival de la Juventud y los
Estudiantes por la Paz y la Amistad, celebrado en Moscú, y al
VI Congreso de la Federación Mundial de la Juventud Democrá-
tica, en Kiev, en verano del 57.

De regreso en Nicaragua es detenido y torturado. Al salir


de la cárcel escribe "Un Nicaragüense en Moscú% donde recoge
sus experiencias en este país.

Por sus actividades revolucionarias antisomocistas es expul-


sado en el 58, exilándose en Guatemala. Ese mismo año vuelve
a resonar el nombre de Sandino por medio de las grandes asam-
bleas estudiantiles.
Viaja a Cuba, en donde continúa su formación política. Con
la presencia de la revolución cubana hay un resurgimiento de la
lucha contra la tiranía somocista en forma guerrillera.

Durante la preparación de una invasión armada desde Hon-


duras, junto con otros 53 compañeros, fueron cercados y de ese
enfrentamiento sale con un balazo que le atravesó el tórax Fue
trasladado a La Habana, y después de esa experiencia concluye
que la lucha armada es el único camino que puede conducir a un
cambio revolucionario en su país.

En 1960 vuelve a Nicaragua. Desarrolla una intensa activi-


dad que cristaliza al siguiente año con la fundación del Frente
Sandinista de Liberación Nacional, organización independiente que
prepara la lucha armada en Nicaragua. Su pasión era la revo-
lución, derrocar a Somoza y constituir un gobierno revolucionario.

Se dedica íntegramente al trabajo político, organizativo y mi-


litar hasta el año 64, en que cae preso durante 6 meses. Durante
el juicio se quitó la camisa y enseñando las cicatrices dijo: "Así
me he ganado el derecho de hablar en Nicaragua. . . ¡Yo acuso
a los Somoza de ser asesinos!"

Estando en prisión escribe "Desde la Cárcel yo Acuso a la


Dictadura". Deportado a Guatemala, y después de variadas peri-
pecias, regresa en el año 66 al país siendo Secretario General del
FSLN.

Después de ser detenido en Costa Rica, se establece en Cuba


desde el 72 al 75, donde perfeccionó sus conocimientos del Marxis-
mo, escribió artículos y recopiló sus experiencias.

Regresa a Nicaragua, donde cae en combate el 8 de Noviem-


bre de 1976.

6
Unas palabras al lector

Quiero decir, cuál fue el motivo que me impulsó a escribir


este librito.

Una mañana visité una escuela de niños en Moscú. Enton-


ces, ya había pasado el verano del Festival en Agosto, y mi piel
tropical temblaba con el otoñal viento de Octubre.

Un grupo de muchachitos con flores nos recibieron. Cuan-


do entramos a la escuela, le expresé a mi intérprete mis deseos
de conversar durante un rato con cualquiera de los niños.

—Vladimiro —contestó, cuando le pregunté su nombre a


un niño de suéter verde.

—Yo soy de Nicaragua, América Central— le dije.


—¿Es cierto que en América Latina, la mayor parte de los
niños no puede ir a la escuela? —interrogó bien serio Vladimiro,
que tenía como unos trece años.

—Sí, es cierto. Allá hacen falla escuelas para miles de ni-


ños —respondí.

—En la Unión Soviética todos los niños podemos ir a la es-


cuela. Pero cuando en Rusia mandaban los zares, a nosotros nos
ocurría igual que a Uds. ahora.

—Así he sabido —le dije al niño.

—Mire Ud. —continuó diciéndome— nosotros creemos que


existe el peligro de que estalle una guerra entre los Estados
Unidos y nuestra Unión Soviética. Si esa guerra estallara, sería
horrible lo que pasaría. Porque se emplearían bombas atómicas.
Si estallara una guerra entre los Estados Unidos y la Unión So-
viética, podría desaparecer el mundo. Sería el fin del mundo.
Yo mismo perecería y no podría llegar a ser ingeniero. Yo quie-
ro ser ingeniero. Mi maestra Kiora dice que en América no sa-
ben el adelanto que hemos alcanzado. Y que la gente cree en

7
América, que los niños soviéticos no bebemos leche y que nues-
tro gobierno gasta casi todo el dinero fabricando armas. Ud.
puede mirar que son calumnias todas' esas afirmaciones. Aquí
nadie quiere guerra. Tal vez Ud. relate en Nicaragua que no
es cierto lo que nuestros enemigos cuentan de nuestro país. Cuen-
te cómo vivimos. Yo quiero que haya Paz. No quiero que me
mate una bomba atómica: Yo quiero ser ingeniero, construir ras-
cacielos y carreteras. Aquí nadie quiere guerra. Mi tío Pave'
murió cuando los fascistas invadieron nuestro país. Mi mamá me
cuenta que esa guerra fué contra la voluntad de los soviéticos.
Cuando' regrese, cuente Ud. cómo vivimos. Nosotros creemos que
eso hará más posible la Paz.

Parecía un adulto el pequeño Vladimiro hablando de la


Paz. También los adultos me parecían niños cuando de Paz me
hablaban. En realidad, todos nos parecemos a todos, cuando ha-
blamos de Paz.

—Da, da, da. Contaré la vida de Uds. y haré cuanto pueda


para que haya Paz —respondí.

Al escribir este folleto, no hice más que satisfacer los de-


seos del niño soviético Vladimiro, que son también los deseos
de millones de muchachitos soviéticos.

Se me hará sumamente difícil enviarle al niño Vladimiro


un ejemplar de este folleto. Cuando yo venía de regreso traía
su dirección escrita, pero cuando me echaron preso en Managua.
las autoridades militares me quitaron hasta el más insignifican-
te papelito que traía, incluyendo el que contenía la dirección
de Vladimiro.

Sin embargo, mi mayor anhelo es que llegue hasta él y has-


ta todos la Paz Mundial.

Este folleto tiene la intención de dar a conocer la vida de


Rusia. El mundo necesita urgentemente que haya Paz entre Es-
tados Unidos y Rusia. Eso lo comprende hasta cualquier niño.
Y todos los hombres y jóvenes de la tierra, debemos saber que
la Paz es posible, que la guerra entre esas dos grandes poten-
cias se puede evitar. Y conociendo lcs adelantos y progresos de
Rusia, estaremos mejor dispuestos los nicaragüenses, y los ame-
ricanos en general, a contribuir para que aumente la mistad en-
tre los Estados Unidos y Rusia.

Manolo Cuadra me dijo en Corta Rica:

8
"Es absolutamente imposible ser de buena fe y no recono-
cer la obra gigantesca que los comunistas han hecho en Rusia".

"Yo tengo suficiente corazón para comprender la falsedad


de esa tiranía que los propagandistas pintan en Rusia".

"No soy loco para creer que el pueblo ruso, tan numeroso
y tan antiguo, haya soportado 40 años de tiranía".

"Si los comunistas han gobernado 40 años en Rusia, quie-


re decir que no han oprimido 40 años al pueblo".

En Nicaragua, en Estados Unidos, en toda América, general-


mente. no se tiene ni una idea de la realidad rusa.

Véase el siguiente ejemplo. Cuando yo regresaba de la U-


nión Soviética, pasé por Montreal, Canadá. Allí encontré una
muchacha que habla cinco idiomas trabajando en la Compañía
de Aviación KLM. Muchacha con una cultura superior a la de
una muchacha corriente. Se me ocurrió saber cuál era la opi-
nión que ella tenía sobre Rusia. Ella ignoraba que yo venía de
Moscú.

—¿Por qué los rusos habrán producido los sputniks antes


que los Estados Unidos? —le pregunté.

--¡Ah! —contestó-- Es que en Rusia, según cuentan, a los


estudiantes les dice el gobierno: "O estudia, o lo matamos". Por
eso, los jóvenes, para que no los maten, estudian bastante y la
ciencia rusa adelanta.

Si los muchachos rusos supieran la contestación que esa mu-


chacha canadiense me dió, se morirían de risa. Pero, sin embar-
go, ella contestaba lo que creía, lo que había mirado en la pro-
paganda calumniosa.

Después le dije a la muchacha: —¿Ud. no conoce canadien-


ses que hayan ido a Rusia?

Y me contestó: —No. No conozco. Aunque he leído en los


periódicos, que unos músicos canadienses andan haciendo una
gira por Rusia.

Enseguida le dije a la muchacha: —¿Y antes no habían ido


canadienses a Rusia?

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—.Pues no —me contestó. No han ido. Ni mucho menos mú-
sicos. Hasta ahora es que pueden ir músicos a Rusia, ya que ha-
ce cinco años era prohibido cantar en ese país.

También se morirían de risa los rusos, sabiendo la opinión


que esta muchacha tiene sobre el destino que el canto y la mú-
sica han tenido en la Unión Soviética con el comunismo. La po-
bre muchacha a que me refiero, no se ha dado cuenta que la
Unión Soviética es el país del mundo que tiene más músicos.

Que no se crea en ningún momento, que al dar a conocer


el progreso de Rusia, pretendo decir al pueblo de Nicaragua que
la abolición de la propiedad privada sobre los medios de pro-
ducción, sea el camino que debemos escoger en este momento,
para solucionar los numerosos problemas que nos atormentan.

Ni por un instante puede ser esa mi intención.

Yo creo que en las actuales condiciones históricas en que


vivimos los nicaragüenses, la propiedad privada tiene que de-
sempeñar un papel de primera importancia en el progreso de
nuestro país.

La única intención que este folleto tiene, es la de dar a co-


nocer la realidad que yo presencié en la Unión Soviética. Advir-
tiendo al mismo tiempo que visité los lugares que se me anto-
jaron. Se han escrito tantas cosas contra Rusia, que ya los que
manejan este país, no sienten el menor espanto de que saliendo
el visitante de la Unión Soviética ,cuente las peores cosas. Por
ese motivo, entre otros, los rusos muestran la realidad desnuda.

Los comunistas tienen 40 años de gobernar la Unión So-


viética. Y durante 18 de los 40, el país ha sufrido guerra: pri-
mero la intervención, después la invasión. Lo cual quiere decir,
que los últimos 40 años no ha sido posible utilizarlos totalmen-
te en el progreso del país, ya que han tenido que invertirse in-
mensas energías reconstruyendo lo destruido.

La intención de mi folleto es poner un grano nicaragüen-


se en la edificación de la Paz Mundial. Deseo estimular la so-
lución pacífica de los conflictos que surgieran entre las gran-
des potencias. Deseo contribuir a la coexistencia pacífica de las
grandes potencias con diferentes sistemas sociales.

Que nadie esté creyendo que, desapareciendo la guerra fría


o sea el peligro de la caliente guerra atómica, estará desapare-

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ciendo la oportunidad en que el hombre manifieste su valentía
y su arrojo. Nada de eso. El hombre ha de continuar en cada
nación su lucha por una vida mejor, por un aumento del bie-
nestar. El obrero ha de continuar en cada país —en Rusia, en
Estados Unidos, en Honduras, en todo el mundo— aspirando a
un salario mejor y utilizando los medios propicios para lograr-
lo. El estudiante ha de continuar buscando el camino para me-
jorar el desarrollo de la cultura. El campesino, aunque la gue-
rra fría termine, ha de anhelar la solución de la injusta desi-
gualdad que hasta hoy ha sufrido con respecto al hombre de la
ciudad. El fin del peligro de la guerra atómica, significa el fin
del empleo de las más altas cualidades humanas por los intere-
ses egoístas más gigantescos.

Los nicaragüenses siempre hemos de continuar nuestra lu-


cha por la liberación económica y política de nuestra Patria.

Yo tuve la honra de ser invitado por la Federación Mun-


dial de la Juventud Democrática (FMJD) y por la Unión Inter-
nacional de Estudiantes (UIE) para asistir al Sexto Festival Mun-
dial de la Juventud y de los Estudiantes por la Paz y la Amis-
tad, celebrado, en Moscú. Por la FMJD para asistir al Cuarto
Congreso Mundial de la Juventud en Kiev. Por la Federación
Sindical Mundial (FSM) para asistir al Cuarto Congteso Sindical
Mundial, celebrado en Leipzig, Alemania. Por el Consejo Cen-
tral de Sindicatos Soviéticos para asistir a, la Unión Soviética.
Agradezco profundamente a las organizaciones mencionadas la
honra que me concedieron, dándome la oportunidad de cono-
cer la vida del pueble en varios países socialistas.

El desarrollo de los eventos citados está expuesto en este


folleto.

Que haya Paz y Progreso en la Humanidad es mi más ar-


diente deseo.

CARLOS FONSECA AMADOR.

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LA JUVENTUD EN SU PUESTO
VIVE el mundo un capitulo histórico de transición.
Del régimen de injusticia y de explotación
de las masas laboriosas vamos hacia uno
más humano y más democratico, donde las
mayorías y el derecho normen la vida de
los pueblos.
LA juventud combativa y consciente del destino que
la historia plantea, ha tomado en sus manos
la tarea y cumplirá su cometido, en franca
lucha contra el mal, contra la guerra y en
favor de la Paz universal.
NUESTRA Nicaragua tiene su vanguardia juvenil y
ella sabrá responder a los reclamos de la
época en que le corresponde desenvolverse.
AL saludar la esperanza en el mundo nuevo, sa-
ludo también a la juventud de mi Patria y
al autor de esta obra que hará luz sobre
fenómenos desconocidos y deformados en
Nicaragua.

LA JUVENTUD ES LA RIQUEZA DE LOS PUEBLOS.

MANUEL PEREZ ESTRADA

12
Me marcho a Moscú sin saberlo
En los primeros días de junio de 1957, fui matriculado en
la Universidad Nacional, para continuar mis estudios en la fa-
cultad de Derecho. Las clases comenzaron el mismo mes. Yo asis-
tí. Pero cuando estaba en casa, (o en la "pieza", como le llama-
mos en León los universitarios a las casas que habitamos) se me
hizo imposible poder estudiar. Me lograba concentrar con dema-
siada dificultad. Soy sumamente flaco, delgado, midiendo 6 pies
de altura y pesando .140 libras; sin embargo, sentía mi cuerpo
pesadísimo, como pesando 300 libras. Mi apetito también anda-
ba muy mal. En fin, lo que en realidad me estaba ocurriendo
era una fatiga mental, una debilidad de origen nervioso. Ló-
gicamente, pensé que con una salud tan mala, me sería muy di-
fícil, y quizá imposible, continuar con éxito mis estudios de De-
recho.

El médico que visité confirmó mi fatiga y con mayor énfa-


sis lo hizo cuando le referí las condiciones en que había realiza-
do mis estudios el año anterior. Sucedió que en el primer tri-
mestre de dicho año, no estudié con la debida dedicación, por-
que ocupaba mucho tiempo participando en la patriótica cam-
paña que combatía la reelección del Presidente Anestesio Somo-
za. Por ese tiempo el Centro Universitario me nombró Jefe de
Redacción de su vocero "El Universitario". A esa tarea le dedi
qué todo mi entusiasmo. Porque yo consideraba que los perió-
dicos, mitines y hojas sueltas constituían la campaña cívica, pa-
cífica, base dicisiva en la lucha contra cualquier dictadura ene-
miga del pueblo. Esta correcta tesis la sostenía un valiente gru-
po de liberales independientes, como también las masas popula-
res; pero los planes cívicos desaparecieron en la media noche del
21 de Septiembre, cuando Rigoberto López Pérez disparó cinco
balazos al Presidente Somoza. Yo fui una de las miles personas
encarceladas a raíz de este suceso político. Muchísimas obtuvie-
ron la libertad a los pocos días. En cambio yo obtuve mi liber-
tad hasta los primeros días de diciembre. Por todas estas circuns-
tancias, estudié muy poco durante lodo el año, por lo cual, pa-

- 13 —
ra presentarme a exámenes finales con propósitos de aprobar, tu-
ve que estudiar 13 horas diarias en enero y febrero. Dieron re-
sultados mis esfuerzos, porque aprobé satisfactoriamente todas las
asignaturas.

Naturalmente que ese año de estudios 1956-1957, me fati-


gó. Tal vez ocurrió así porque ese año no fué de estudios sola-
mente: fué un año de estudios y de lucha.

Mientras me ocurría todo esto, Moscú con su Kremlin es-


taba muy lejos de mis sueños. Cuando estaba preso en "La A-
viación" o en el "Hormiguero", y pasaban las semanas y mi li-
beriad no llegaba, yo ya ni soñaba en León, la ciudad en que
estudio, o en Matagalpa, la ciudad en que vive mi familia. Ya
se puede imaginar el lector, qué lejísimo, entonces, se encontra-
ría de mí Moscú.

Cuando el médico aseguró que la pesadez que sentía en mi


cuerpo y la dificultad para concentrarme, indicaba la gran fati-
ga mental que estaba sufriendo, me hizo ver también, la necesi-
dad que había de que me tomara unas vacaciones que me per-
mitieran reposar. Como mucha gente, yo había oído decir que
San José de Costa Rica era lugar ideal para descansar. Unos
córdobas que tenía ahorrados fueron suficientes para comprar-
me un pasaje por avión a San José. Decidí marchar. Al llegar
a San José, busqué al nicaragüense Manolo Cuadra, poeta que
estaba exilado en Costa Rica. Yo lo había conocido en Managua
luchando por la democracia en Nicaragua y por la Paz en el mun-
do. Manolo me dio hospedaje en su modesto hogar. Después de
saludarlo, me dijo:

—¿Vienes a pasear?

—Sí, a pasear —le contesté, y además le relaté el origen


de la fatiga que me llevaba hasta Costa Rica. Después me dijo:

—Está bien que hayas salido de Nicaragua a buscar repo-


so. Muy bien está. Aunque en realidad aquí en Costa Rica no
será posible que te repongas.

Esas palabras de Manolo me causáron una confusión, que


involuntariamente la manifesté con mi rostro y al mismo tiem-
po le dije:

—¿Cómo es la cosa Monolo? Me estás confundiendo. No


comprendo cómo puede ser bueno que haya salido de Nicara-

- 14 —
gua, aunque aquí en Costa Rica no logre el descanso que nece-
sito ... —iba a continuar hablando, cuando el poeta me interrum-
pió sonriente:

—Ya te aclararé bien las cosas, Fonseca. Es muy seguro


que tú te repondrás. ¿no te has dado cuenta que en agosto de
este año .será celebrado en Moscú el Sexto Festival Mundial de
la Juventud por la Paz?

Estas últimas palabras de Manolo, estuvieron lejos de acla-


rarme su opinión sobre mi viaje de Nicaragua a Costa Rica. Por
un momento se me ocurrió pensar que Manolo estaba tramando
una broma. Con esa idea, le dije tranquilamente al exilado:

—Me estoy dando cuenta que me quieres dar una broma.


Por muy bueno que sea ese tu Festival, será imposible que nos
repongamos alejados de Moscú, los latinoamericanos cansados.

Manolo insistió seriamente:

—Tú puedes ir a ese Festival ... —Yo lo interrumpí—:

—Naturalmente que al Festival puede ir cualquiera, por lo


menos cualquiera que tenga el dinero suficiente para pagar el
viaje.

—Mira, Fonseca, yo estoy en contacto con los organizadores


del Festival y conseguiré con ellos todos tus gastos. Créeme, por
favor, que no se trata de ninguna broma. Dentro de una sema-
na te enseñaré el pasaje a tu nombre para ir hasta Moscú y re-
gresar a San José.

Quiero relatar que cuando llegué a Costa Rica a comienzos


de 1957, ya entonces Manolo Cuadra había sido sometido a una
intervención quirúrgica. en la que le habían extraído un riñón.
"Me dejaron tuerto de un riñón", dijo Manolo en una carta.
Cuando lo miré, me afligió el mal estado de salud que presenta-
ba: aunque estaba mucho mejor que como había aparecido en
una foto del diario nicaragüense "La Prensa".

Después que hablamos lo que ya expresé anteriormente,


continuamos conversando. Le conté a Manolo que en unos fo-
lletos contra el comunismo que regala la embajada de los Esta-
dos Unidos, había conocido la preparación del Festival de la Ju-
ventud en Moscú. Manolo me respondió, que en esos folletos da-
ban una información equivocada sobre el Festival. "Allí en ese

— 15 —
folleto —expresó Manolo— se dice que el Festival es Comunis-
ta. Eso es totalmente falso. Yo sé muy bien lo que son estos
festivales. Asisten muchachos que piensan en todos los estilos
y que oran como paganos, como cristianos o como ateos. Tú asis-
tirás al Fesiival aunque no seas comunista. Yo, que tampoco soy
comunista, fuí invitado para asistir al Consejo Mundial de los
Partidarios de la Paz, celebrado hace varios años en Pekín. En
esa ocasión esos mismos folletos que regalan los agentes del tío
Sam, calificaron el Consejo de Pekín, como un consejo comunis-
ta. Mira, Fonseca —continuó Manolo, indignado y emocionado—
no es por casualidad que ellos obsequian esos folletos. Es para
defender los millones de sus millonarios. En algunos momentos
he llegado a creer que esos folletos intoxican, enferman al pue-
blo. Pero no me refiero a una intoxicación espiritual o mental.
Creo que provocan una intoxicación física. A lo mejor mi otro
riñón fué una víctima—. Esta última frase, la pronunció Mano-
lo acompañada de una microscópica sonrisa.

Estaba abriendo mis labios para comenzar a decirle algo,


pero Manolo continuó diciendo:

—Quiero decirte cuál es mi posición frente al comunismo.


No soy comunista. Tampoco soy enemigo del comunismo. No me
gusta confundirme con Franco ni con Emilio Narváez García.
Yo pienso que si el comunismo fuera falso o hipócrita no hubie-
ra resistido 40 años en Rusia. Lo hipócrita y lo falso como Hi-
tler y Mussolini con mucha dificultad soportan 10 o 20 años. No
soy militante del comunismo, pero lo admiro. Mira, Fonseca, me
gusta que vayas tú a Moscú. Veré qué cosas me cuentas cuando
regreses.

Así conversábamos, cuando Manolo regresaba de su traba-


jo en el diario "La República". Transcurrió una semana y Ma-
nolo no me llevó nada de pasaje. Renació en mí la idea de que
Manolo me quería dar una buena brema y que en realidad no
habría ningún viaje a Moscú. Mientras pasaban los días, yo "dis-
cutía con el poeta.

Al no mirar ninguna certeza del viaje, creí firmemente que


Manolo me estaba dando una broma. Y entonces, yo me sentí
tan lejos de Moscú como cuando estaba encerrado, meses antes,
en las cárceles nicaragüenses.

Durante algunos ratos olvidábamos el viaje y conversába-


mos acerca de otros temas.

— 16 —
—Manolo, —le dije una vez —¿Oué tal te parece el nove-
lista norteamericano John Steinbeck?

—Formidable —dijo. —Formidable —insistió en decir.

—Comparto tu opinión —le dije— y agregué: —Pablo An-


tonio Cuadra ha. publicado en "La Piensa" unos comentarios a
la novela moderna, titulados "Cartas a una muchacha sobre no-
vela moderna". Fíjate que a John Steinbeck solamente le ha de-
dicado algunas líneas. Tal actitud de Pablo Antonio me parece
de un derechista extremo.

Con exaltación, el exilado Manolo dijo:

—Es lamentable que Pablo haga eso. Y me duelo que lo


haga Pablo, siendo tan culto. Lamento también que le hayan da-
do el premio Nobel de literatura a ese viejo Hemingway. Este,
para mí no es ni comparable con Steinbeck. Me parece absurdo
poner "El Viejo y el Mar" frente a "Viñas de Ira". Las descrip-
ciones de Steinbeck jamás se me pueden olvidar. Me lleno de su-
dor al recordar aquellas páginas de tractores, de polvo y de ca-
miones.

Y así pasaron varios días. Por fin, se llegó uno en que Mos-
cú me pareció bien cerca. Fué cuando Manolo me dijo:

—Mañana te entrego el boleto del avión.

—Lo veremos —,le contesté, con alegría y confianza.

Y efectivamente, al día siguiente, Manolo Cuadra me entre-


gó un pasaje que la KLM extendía a favor de Carlos Fonseca
Amador, para viajar de San José hasta Viena y regresar a San
José, pasando por muchas urbes europeas y americanas. Ensegui-
da me indicó Manolo que en Viena unos funcionarios del Comi-
té Organizador del Festival me conducirían hasta Moscú. Por el
momento, mis dedos y mis ojos contemplaban el bello billete o
boleto que Manolo me acababa de entregar. Yo sentía que el
viajero comienza a mirar lugares nuevos desde que mira el bo-
leto de las compañías de aviación y especialmente el boleto de
la KLM. Jamás olvidaré la emoción que sentí cuando Manolo
me entregó el pasaje. También Manolo me entregó una sonrisa
tan grande, que pude mirarla todavía en Nueva York y en Vie-
na y especialmente •en Moscú.

Así se resolvió mi marcha hacia Moscú. Involuntariamente,


quienes provocaron mi viaje fueron aquéllos que, deseando con-

- 17 —
tinuar en el poder contra la voluntad del pueblo y de la ley, hi-
cieron que yo ocupara más tiempo luchando que estudiando. Esos
mismos fueron los que después me tuvieron varios meses en la
cárcel. Como ya los lectores lo han visto, todas esas peripecias
me empujaren a intensificar por unos meses mis estudios dia-
rios, para salir bien en los exámenes.. Todo lo cual llevó el ago-
tamiento a mi organismo, a mi organismo a San José de Costa
Rica y de San José a Moscú.

De esa manera ocurrió mi marcha de León a Moscú sin sa-


berlo. Quiero, para terminar este capítulo, enviar mi agradeci-
miento a los enemigos nicaragüenses de la Democracia que, sin
quererlo, me pusieron en condiciones para marcharme al ex-mis-
terioso Moscú.

VOLANDO PIENSO EN MOSCU

Esto ha de ser un sueño. Así pensaba cuando iba en el avión


de San José a Viena. En Viena se me arreglaría el viaje hasta
Moscú. Moscú. Solamente un sueño me podía parecer que yo
estuviera volando hacia Moscú. Todavía San José. Viajar a San
José no me pareció un sueño. Pero Moscú. La palabra Moscú
tenía suficiente fama, para que me llenara toda la cabeza, mien-
tras íba en el avión. Pienso que los lectores no se fastidiarán por-
que diga tanto que me parecía un sueño viajar a Moscú. Tam-
bién pienso que se me hará ineviteble repetir en otras páginas
de mi folleto, el asombro mío ante un viaje a Moscú.

En Nicaragua yo había oído decir miles de cosas acerca de


Moscú y de Rusia. Había oído decir las cosas que todo mundo
en Nicaragua ha oído. En el cine gratis que la embajada de Es-
tados Unidos presenta muchas noches en la Plaza Laborío de
Matagalpa. También había mirado en cines de Nicaragua las pe-
lículas filmadas en Hollywood. Y muchas informaciones de los
radios yo también las había oído. Al través de todos esos me-
dios, me pintaban a Moscú como una ciudad bañada en sangre.
Una ciudad con millones de habitantes que de tanto sufrir ha-
bían olvidado sonreír. En Nicaragua me pintaron a Moscú con
una población de obreros desnutridos. Sin derecho a reclamar
Justicia. Me habían pintado a Moscú llena de tanques y de ba-
llonetas para asesinar a los hombres o a las mujeres que se atre-
vieran a protestar. Todo ese infierno me lo habían pintado en
Nicaragua. En el cine, en la radio. Y hasta en las canciones. En
los mismos cuentos de historietas de terror que abundan en las
manos de nuestros inocentes niños, Moscú era pintado como el
mejor escenario. Cuando volaba en el avión, yo recordaba ese

. — 18 --
Moscú. Entonces, inquietantes meditaciones me causaban gran
preocupación. Porque yo razonaba así: si fuera cierto el Moscú
que me fué descrito en Nicaragua, he cometido el disparate más
grande de mi vida cuando le acepté a Manolo el pasaje. Qui-
zás. —continuaba meditando—, este paso lo di sin reflexionar
suficientemente. Terrible dolor causaré a mi familia, si llego a
sufrir en Moscú un destino como el que describen .esas leyendas
de terror política, y que consisten, muchas de ellas, en que quie-
nes llegan a Moscú desaparecen misteriosamente si no obedecen
las órdenes que en el Kremlin dan.

A medida que volaba el avión, seguía meditando. Llegó un


momento en que me llené de alegría. Recordé las dudas que en
Nicaragua me habían surgido, cuando escuchaba que la propa-
ganda pintaba terrible a Moscú. En Nicaragua yo había pensa-
do que no podían decir los yanquis la verdad sobra Moscú, si
tampoco la decían sobre las criminales dictaduras de la Améri-
ca Latina. Los yanquis han dicho que Trujillo es el mejor amigo
que tienen los Estados Unidos en la América Latina. Y bien sa-
bemos que eso no es cierto. La propaganda dice que Moscú es la
ciudad de la muerte. También ha de ser falso, pensé. Si mienten
sobre cosas que los latinoamericanos tenemos frente a nuestros
ojos, mucho más han de mentir sobre cosas, que como Moscú,
están a millones de metros de nuestra vista. Esa meditación, pues,
o más bien ese recuerdo, fué lo que llevó la tranquilidad a mi
espíritu.

Por fin llegué a Viena. Y efectivamente, allí, funcionarios


del Comité Preparatorio del Festival, organizaron mi viaje has-
ta Moscú en avión. Salí de Viena hacia Moscú el primero de agos-
to. Cuando iba volando, mi mente continuaba imaginándose Mos-
cú. Pero no era tan ingenuo para pensar que en Moscú todo se-
ría perfecto o para no ver que algún pero de verdad podía con-
tener la propaganda. De todas maneras se formó un equilibrio
en mi ánimo. Y no me preocupé ya mucho, porque de todas ma-
neras solamente hacían falta pocas horas para saber la verdad
exacta.

En el avión, iba yo con otros muchos delegados al Festival


de Moscú, o más correctamente, al "Sexto Festival Mundial de
la Juventud y de los Estudiantes Por la Paz y la Amistad". Ma-
nolo Cuadra me había dado una idea general de lo que significa-
ba el Festival. Estaba anunciado que asistirían 30.000 jóvenes
de 135 países del mundo. Las organizaciones mundiales de la
juventud que prepararon el Festival, habían invitado a todos los
jóvenes del mundo, apartando diferencias religiosas e ideológi-

- 19 -
cas, para que manifestaran unidos los deseos que tenían de vivir
en paz, de exigir a las grandes potencias la solución pacífica de
sus conflictos.

En el vuelo de Viena a Moscú. fuimos juntos delegados de


todos los continentes.

Por fin, Moscú. Una gran ciudad iluminada con sencillez,


con modestia, una iluminación suave. La iluminación de Nueva
York no podría caber en la vista, runque tuviéramos mil ojos
en la cara. Pero una noche iluminada de Moscú, a pesar de su
infinita grandeza, entra delicadamente en la retina de los ojos
del viajero. Yo no sabía en ese momento cómo se llamaban los
lugares más prominentes adornados con una estrella roja lumi-
nosa, hasta que estuve en Moscú lo supe: la Universidad Lomo-
nósov, Kremlin, el Ministerio de Relaciones Exteriores, el Ho-
tel Ukrania, etc.

Nuestro avión aterrizó a las once de la noche. Esperamos


un rato, mientras nos traladaban el equipaje del avión al auto-
bús que nos conduciría al hotel. Parecía mentira. Yo estaba en
Moscú. Acababa de llegar a Moscú. Me sentía soñando. Dichosa-
mente podía darme cuenta que realmente estaba en Moscú, por-
que la iluminación me ponía en mejores condiciones que aquel
niño de la novela "Infancia en Nueva York" por Howard Fast.
Me toqué mis anteojos. Me los quité y entonces distinguía con
enorme dificultad lo que me rodeaba. Disimuladamente tosí y
oí mi tos. Realmente, estaba en Moscú.

Y comienza el martirio con ese idioma ruso que los latinos


no podemos ni deletrear. Cuando , miro cualquier rótulo en el ae-
ropuerto me conformo con imaginarme que se lee y se pronun-
cia algo que termina en "ich" o en "of". Nunca, como entonces,
he renegado tanto contra la Torre de Babel.

AL HOTEL Y A LAS CALLES

Un autobús nos condujo del aeropuerto al hotel. Tres horas


duró el viaje. Hubiera durado solamente una y media; pero cie-
nes de muchachas y muchachos rusos detenían el autobús en las
calles, para pedirnos autógrafos y regalarnos insignias o tarje-
tas postales. Ellos hacían esas cosas con todos 'los miles de visi-
tantes al Festival, para manifestar los deseos que tiene la juven-
tud soviética, de tener amistad con los jóvenes de todos los paí-
ses del mundo. Los jóvenes rusos tienen la convicción de que
no habrá una nueva guerra mundial, si es fuerte la amistad en-

- 20 -
tre los jóvenes de los diferentes rincones de la tierra. En este
trayecto. participé por primera vez en escenas que continuarian
repitiéndose varias veces en el Festival. Así, uno de los nume-
rosos jóvenes se acerca a la ventanilla del autobús, que se ha
detenido un momento. Me pregunta en inglés, que de cuál país
era yo:

—What is your country?

—Nicaragua —le contesto, temiendo que el muchacho ja-


más haya oído el nombre de ml lejano país.

—Nicaragua —así con ese extraño acento en la última A


—Central América— y entonces, me doy cuenta que estoy equi-
vocado, ya que el rusito estaba lejos de no conocer el nombre
de mi pequeña patria.

---Yes —le contesté al muchacho.

Y él continuaba: —Nicaraguá ... Somoza ...Dictador.

—Yes, yes —contesté nuevamente, sorprendido, viendo que


el martirio de mi pueblo lo conocen tan lejanamente.

Sé tan poco inglés como cualquier estudiante de segundo


,

año de bachillerato. Sin embargo, pude darme cuenta, que ese


poquito de inglés es suficiente para que dos jóvenes de lugares
distantes se entendiesen. Dichosamente, el joven ruso sabía tan
poco inglés como yo. De lo contrario hubiera sido imposible en-
tendernos. Porque quien sabe poco inglés se entiende maravillo-
samente bien con otro que sabe poco. Un delegado, que hablaba
tanto francés como yo inglés, decía que él podía conversar con
cualquiera, pero menos con los franceses. La razón era que los
franceses lo hablan perfectamente.

Mientras el autobús seguía, yo miraba por todas partes es-


critas en paredes, monumentos, banderas, etc., una palabra que
los rusos la escriben así: MNP. Mi curiosidad hizo que le pre-
guntara a un argentino que iba a mi lado, qué significado tenía
esa palabra. El argentino conocía algunas palabras rusas. Y me
contestó entonces: —Se pronunci Mir, significa paz— Me causó
emoción que significara PAZ, la primera palabra rusa que yo
conocía. El autobús continuaba su marcha al hotel y los jóvenes
y muchachas rusas seguían deteniéndonos para manifestarnos su
amistad. Llegamos al hotel como a las dos de la madrugada. Me
condujeron a la habitación que ocuparía en el quinto piso de uno
de los edificios que componen el Hotel Vostok.

- 21 -
Así comenzó mi permanencia en la capital soviética. Esta-
ba comenzando a sorprenderme de la realidad que consiste en
que millones de americanos ignoramos la verdad acerca de todo
un mundo cuya capital es Moscú. Porque no solamente los nica-
ragüenses ignoramos la verdad de Rusia. Así lo confirma un pe-
riódico norteamericano,• después do hacer una encuesta entre
gente común de Estados Unidos, con el objeto de investigar la
idea que tienen en ese país acerca de Rusia. Después de la en-
cuesta, el periódico mencionado informó que la mayoría de las
personas creían que la extensión de Rusia era igual a la de Fran-
cia o Italia. Lo cual está lejos de ser cierto, ya que el tamaño
de Rusia es casi cuarenta veces mayor que el de Francia. Según
el mismo periódico, todas las personas creían que el tamaño de
Estados Unidos era superior al de Rusia: es decir, ignoraban que
Rusia es casi tres veces más grande que los Estados Unidos. Ade-
más, continuaba diciendo el periódico, gran parte do las perso-
nas confundían a Moscú con Budapest, Praga o Varsovia. Pen-
sando en esa realidad estuve un rato, antes de disfrutar mi pri-
mer sueño moscovita. Cuando me desperté pude ver a mis tres
compañeros de habitación, delegados de la juventud peruana.
Después de contarles que era nicaragüense, me preguntaron
quién era mi intérprete, a lo cual les contesté que apenas ha-
bía llegado la noche anterior y que ignoraba totalmente la for-
ma en que estaba organizado el Festival. Los peruanos me di-
jeron que seguramente el intérprete llegaría a la habitación y
que él me lo indicaría todo. Ya estaba inquieto por oír a un
ruso hablar español. No pedía imaginarme el acento que le da-
ban.

Por fin, mi curiosidad fué satisfecha. Los intérpretes han


aprendido el idioma español en el Instituto de Lenguas Ex-
tranjeras de Moscú. Pronuncian el español con facilidad, porque
es una lengua suave como el ruso. Resultaba divertido oírlos
pronunciar perfectamente la "S", la "C", la "B", la "V". Es que
en el Instituto los profesores son españoles, que lógicamente ha-
blan el español perfecto de Castilla. iPero a los pocos días de es-
tar en contacto los intérpretes con los latinos que hablamos mal
el español, ya les habíamos corrompido la pronunciación.

Salgo a caminar por las calles vecinas al hotel, para mien-


tras se llega la hora de ir al Teatro Bolshoi, a contemplar el Ba-
llet Ruso. Multitud de muchachos y muchachas no se cansan de
pedir autógrafos y obsequiar tarjetas postales y sonrisas. Las
muchachas no visten con la elegancia de París. Eso ocurre con
toda la gente. Se miran trajes con buenas telas, pero sin corte
moderno. Un escritor norteamericano que viajó recientemente a

-22-
Rusia. dice que: "la gente de ese pais, no se viste para provocar
la envidia del vecino". Y, a medida que camino, voy notando
que la juventud rusa, sus muchachos y muchachas, tienen un as-
pecto distinto al de la juventud europea o americana. Aunque
no se miran lujosamente vestidas, puede uno decir que los tra-
jes tienen el aspecto que aquí llamamos "decente". Pero me de-
sespera estar ,solamente mirando a la gente y no entender nada
por no conocer el idioma y entonces me regresé al hotel a bus-
car a mi intérprete. Salimos y a los pocos pasos nos detiene una
señora, o una "camarada" como dicen los rusos, acompañada de
un muchacho que ha de ser su hijo. La mujer es gruesa y lleva
un pañuelo en la cabeza. Tiene una mirada y un aire en su ros-
tro, que solamente lo he visto en los campesinos. Esa misma ca-
racterística la observé en casi todos los rostros de personas adul-
tas. Se llama Milovna y su hijo, Yura. Le cuento que solamente
yo he llegado de Nicaragua al Festival. Me cuenta que ella tra-
baja en una fábrica de tejidos.

—Gano 700 rublos y trabajo diariamente 7 horas. Mi mari-


do es chofer y gana 800. Yura, mi hijo, estudia ingeniería y el
Estado le paga una pensión de 350.

Le digo entonces: —Camarada Milovna, da tristeza ver que


en Nicaragua no sepamos nada de Uds. Allá muchas personas
creen que en Rusia no hay moneda y no saben que el rublo es
el billete ruso. Allá creen que Uds. obtienen las cosas que nece-
sitan por medio de un boleto y que no pueden andar dinero en
la bolsa. Cuando le dije esto, llenó su rostro de sorpresa y me
dijo:

—Pero cuando Ud. regrese a su país debe contar todo lo


que mire.

—Veremos —le contesto. En mi país muchas veces prohi-


ben decir la verdad.
—¿Cuánto paga de casa?

—Treinta rublos, pero no estamos conformes en la casa que


ocupamos ahora. Nos han prometido facilitarnos pronto una me-
jor.

—¿Y no teme perder su trabajo o que lo pierda su marido?


—le pregunto.

—No. No. No, —me contesta con gran firmeza. En nuestro


país hay trabajo para todo mundo. Dichosamente ya no sufri-
mos la pesadilla de la desocupación.

- 23 -
Mi intérprete me dice que está llegando la hora de mar-
charse al teatro.

Le rogamos entonces a Milovna y a su muchacho que nos


acompañen al hotel donde nos espera el autobús que nos lleva-
,

rá al Teatro. Conversamos durante una hora más. Por fin, el si-


lencioso Yura habla y dice:

—Todo el pueblo y principalmente la juventud de nuestro


país quiere paz.

Le respondo: —Eso lo creemos todos en América: pero allá


muchísimas personas han llegado a creer que 'el Gobierno de
Uds. dirigido por Bulganin y Nikita quiere provocar una nueva
guerra mundial —estas frases las pronuncié mirando fijamente
los rostros de mis compañeros rusos. Inmediatamente, el joven
Yura me respondió:

—Ya sabía yo que eso se dice de nuestro gobierno; pero no-


sotros sabemos que es una calumnia También sabemos que por
allá dicen que nuestro Gobierno quiere conquistar todos los paí-
ses del mundo e imponer el comunismo. Todo eso también es
calumnia. Ya le explicaré a Ud.: Nuestro país es sumamente in-
menso, la sexta parte del mundo, por lo cual no tiene necesidad
de ocupar territorios extranjeros, como decir Estados Unidos. Es
decir, que nuestro Gobierno quiere que haya Paz en el mundo,
no solamente porque ella es buena de por sí, sino también por-
que no necesita de la guerra.

Ya hemos llegado al hotel. El autobús nos espera. Les ma-


nifiesto a Milovna y a Yura el interés que me ha causado la
conversación que hemos sostenido. Para despedirse de mí, am-
bos me toman de los brazos diciéndome:

—Diga al pueblo de Nicaragua que el pueblo y el Gobier-


no rusos repudian la guerra.

Nos marchamos en autobús al Gran Teatro. Dan vuelta en


mi cabeza las palabras que me ha dicho el joven Yura. Me pre-
gunto yo mismo, si el muchacho se expresaría con sinceridad cuan-
do expresó que el Gobierno ruso tenía deseos pacifistas. Me de-
cido a preguntarle al intérprete: —.¿El muchacho ese que deja-
mos en el hotel, defendería al Gobierno Soviético porque reci-
be una beca de 350 rublos para estudiar?

El intérprete, sonriente, dice: —Por la beca no. En nues-


tro país no es un privilegio recibir beca, ni mucho menos una

- 24 -
cosa rara.. Aquí todos los estudiantes reciben beca. Al' estudiante
nuestro Gobierno le paga para que estudie. Ese muchacho es so-
lamente uno de los tantos millones de estudiantes becados. Se-
guramente que fué sincero. La opinión que yo tengo sobre los
deseos de paz de nuestro gobierno es semejante a la de ese mu-
chacho. Es efectivo que los rusos no necesitamos de la guerra
para conquistar territorios de otros países, porque nuestro país
es suficientemente grande, tenemos todas las riquezas, o por lo
menos las fundamentales.

Llegamos al gran teatro Bolshoi. Es un teatro que ya esta-


ba construido cuando los comunistas tomaron el poder hace 41
años. Es muy poco lo que sé de arquitectura para describir bien
el Bolshoi. Lo que puedo decir es que cuando estaba sentado allí.
sentía haberme trasladado a más de 100 años atrás. En varios
pisos. creo que en 6, tiene localidades para sentarse. Las arañas
que iluminan todo el teatro parecían imitaciones de velas, fan-
tástica y bellísima imitación. Los asientos son forrados en ter-
ciopelo. Cuando fuí, estaba totalmente lleno. Me contaban que
así sucedía casi siempre con todos los teatros. El pueblo tiene
gran afición por los espectáculos artísticos; pero también tiene
dinero para comprar los boletos. Va a resultar de sobra lo que
aquí diga sobre el Ballet Ruso, así, con mayúsculas. El mejor
Ballet del Mundo. Ese Ballet lo había mirado antes en una pelí-
cula rusa, que con el título "Los Virtuosos del Ballet Ruso".
fué presentada solamente dos veces en Managua. Entonces, ha-
bía creído que un espectáculo tan maravilloso resultaba imposi-
ble presentarlo en el escenario de un Teatro. La verdad es que
son unos magos los escenógrafos del Ballet Ruso. Solamente re-
curriendo a la magia me ha parecido posible poder arreglar esos
escenarios con cisnes que nadan, océanos que se desbordan, al-
deas que se incendian. Tuve la oportunidad de admirar el "La-
go de los Cisnes" y "Fuente Ovejuna". Contemplé a la Galino
Ulánova. En el Ballet no hay palabras pronunciadas, pero ja-
más he comprendido tan bien como cuando los balletistas esta-
ban en escenas. El dolor. La alegría. Todas las emociones huma-
nas tienen en el Ballet Ruso un gesto más elocuente que cual-
quier palabra. Los artistas rusos han llegado a desarrollarse tan-
to, porque no sufren las privaciones a que están condenados los
artistas en otras partes del mundo. Porque en la Unión Soviéti-
ca todos los artistas gozan de la protección económica del Estado.
el cual garantiza la solución de sus problemas económicos, esti-
mulándolos a la vez con altas distinciones. Todos ellos tienen un
salario mínimo y ganando por trabajos extras hasta el quíntu-
ple y más. El Sindicato les facilita viajes a bellos lugares de des-
canso y de recreo durante las vacaciones. Es decir, el artista no

- 25 -
está expuesto a los vaivenes de la suerte. Eso ocurre con los ar-
tistas de todas las ramas, teatro, ballet, literatura, radio, televi-
sión, cine, circo, etc.

Después de contemplar esta obra de arte que es el Ballet


Ruso, de la Ulánova, siento mi espíritu crecido, ensanchado. Y
me parece que así podré apreciar mejor la realidad de ese país
tan grande y desconocido para nosotros.

¿SOBRAN SPUTNIKS Y FALTAN VIVIENDAS?

Cuando se realizó el Festival en el mes de agosto, los rusos


no habían lanzado los sputniks. Eso ocurrió hasta en Octubre;
en los primeros días de este últimos mes tuve la oportunidad de
asistir como delegado de Nicaragua al IV Congreso Sindical Mun-
dial celebrado en Alemania. Pero a fines de este mismo mes,
tuve la satisfacción de regresar nuevamente a la Unión Soviética
para asistir a la celebración del 40 aniversario de la Revolución
que llevó al poder a los Bolcheviques. Y me fué posible obser-
var la forma en que el pueblo había recibido a los sputniks.

Cuando recorría Moscú, pude observar muchas viviendas en


pésimo estado. También eso lo pude hacer cuando salí en ferro-
carril hacia Ukrania y Leningrado. Muchas viviendas en pésimo
estado. Sin embargo, supe que los experimentos y las investiga-
ciones para fabricar los sputniks habían costado muchos millo-
nes de rublos. Y también muchos millones ha costado la fabrica-
ción de esas mortíferas armas que miré desfilar en la Plaza Ro-
ja el 7 de Noviembre. Muchos millones han gastado los rusos
para producir ese cohete con el que pueden bombardear Nueva
York desde el lejano Moscú. Los 214 millones de rusos saben
muy bien que es elevadísimo el valor de todos esos cohetes, bom-
bas y sputniks. Y muchas veces se puede pensar, que si los ru-
sos no ocuparan sus rublos fabricando esos artefactos, desde ha-
ce mucho tiempo hubieran construido las viviendas necesarias
para que el pueblo viva completamente bien. Lleno mi espíritu
de las interrogaciones que muchos se hacen, pregunté a un obre-
ro de la fábrica metalúrgica CIO:

—¿No cree usted que con los millones que ha costado el


sputnik, ya tendrían todos los obreros viviendas confortables?

—Exactamente —respondió —y también tendríamos más te-


levisores y teléfonos que Estados Unidos. Pero debe Ud. pensar
en una cosa. Los obreros soviéticos aspiramos a tener todas las
comodidades. Pero queremos que esas comodidades sean dura-

- 26 -
deras. Queremos que esas comodidades: viviendas, teléfonos, te-
levisores, no sean destruidas por una nueva guerra mundial. Esos
cohetes que hemos producido, atan las manos de quienes preten-
den bombardear nuestro territorio. Si fabricamos viviendas sin
estar defendidos suficientemente, corremos el riesgo de que sean
destruidas a la hora que menos lo pensemos. Ahora que esta-
mos defendidos, nos dedicaremos con entusiasmo y confianza a
obtener todas las comodidades. Una nueva guerra mundial es lo
que más aborrecemos.

El obrero ha ido subiendo el toro de su voz persuasiva. La


baja un poco para continuar:

—Hace cuarenta años que nos liberamos de la opresión de


los zares; pero sin embargo, no ha sido posible que dediquemos
todo nuestro tiempo a construir las cosas que harían completa-
mente feliz nuestra vida. Ud. ha de darse cuenta, que durante
más de diez años, los generales zaristas con el apoyo de los mi-
llonarios de varios países europeos, desataron en nuestro país una
sangrienta guerra civil, en la que nuestro pueblo resultó victo-
rioso. Más tarde, como Ud. debe saberlo, nuestra patria fué trai-
doramente agredida por los alemanes nazis dirigidos por Hitler.
En esa última guerra, nuestro pueblo sufrió terribles desgracias,
pero también pudo obtener una gloriosa victoria. Le cuento to-
do esto para que comprenda el motivo por el cual los soviéticos
estamos hastiados de tanta guerra. Durante 18 años se han pro-
vocado guerras para impedir que vivamos bajo el socialismo.
Y no solamente ha sido el triunfo militar lo que ha acompaña.
do siempre a nuestro país, sino también el triunfo en la ciencia
y en el arte, el triunfo en la cultura.

Hizo por fin una pausa el locuaz obrero ruso, sacó .cigarri-
llos y me obsequió uno. Aproveché la pausa para decirle:

—¿Es usted miembro del Partido Comunista?

—No, —me respondió enseguida— y dando un fuerte chupe-


tazo a su cigarrillo, continuó:

—No soy miembro del Partido. Pero simpatizo con el siste-


ma comunista. Para militar en el Partido Comunista, no basta
simpatizar con el comunismo o tener ideas comunistas. Es necesa-
rio además, dejar en segundo término los intereses individuales
para atender a los intereses de la colectividad representados en el
partido. Es exigido también destacarse en el oficio que uno de-
sempeña. En todo nuestro país hay 214 millones de personas y

- 27 -
solamente 13 millones militan en el Partido. Eso ocurre así, aun-
que casi la totalidad de esos 214 Millones de personas apoya-
mos la política del Partido. Nosotros consideramo un gran ho-
nor ser miembro del Partido. En tiempos de guerra los militan.
tes del Partido son los más heroicos y abnegados y en tiempos
de paz los más trabajadores, los más activos.

El intérprete indicó que era hora de marcharnos. El obre-


ro —Mijail era su .nombre— se despidió con su callosa mano.

—Dasvidania —o sea "hasta la vista" en ruso, 10 dije a mi


nuevo amigo. El y los obreros que nos rodeaban se sonrieron,
seguramente por la forma extraña de mi pronunciacion.

Ya había notado en los rostros soviéticos más sonrisas el día


que se publicó la noticia del lanzamiento del Sputnik II. Pero
acababa de escuchar las palabras del obrero que con más exac-
titud me indicaron el recibimiento que los soviéticos le daban
al acontecimiento científico más importante de nuestra época.
Una publicación no comunista (Carteles o Bohemia) dice en un
artículo, que el lanzamiento del sputnik tiene una importancia
parecida a la que tuvo el descubrimiento de América por Colón,
porque, en efecto, el sputnik ha penetrado en un nuevo mundo,
en el mundo de las estrellas.

Nos engañaríamos al pensar que los rusos se sonríen porque


el sputnik no solamente los llevará a la Luna o a Marte,
sino principalmente a Chicago o a Nueva York. Los obreros ru-
sos me convencieron de que se sienten completamente satisfechos
habitando el territorio de su país, que constituye la nación más
grande del mundo. En nuestros países americanos se ignora o' se
olvida que la Unión Soviética es el país más grande del mun-
do; por eso mismo se ignora que la Unión 'Soviética no necesita
más territorios He tenido ante todos estos hechos, la impresión
de que las sonrisas que amanecieron en la Unión Soviética cuan-
do fué lanzado el satélite, se deben a que las personas de ese
país sienten que sus enemigos no se atreverán a invadir el terri-
torio ruso. Los soviéticos creen que los nazis que quedaron vi-
vos en Alemania y en otros lugares del mundo después de la Se-
gunda Guerra Mundial, no seguirán pidiendo a los gobiernos oc-
cidentales, invadir a la Unión Soviética. Me pareció en, fin, que
la mayor aspiración del pueblo soviético es vivir en paz con to-
dos los pueblos de la tierra.

Muchos lectores al leer estas páginas dirán con mucha ra-


zón:

-28--
—Está bien. Los rusos no quieren dominar el mundo. Pero
Nikita, dirigente del gobierno ruso. en medio de prolongadas
sonrisas, ha expresado que "el comunismo o socialismo domina-
rá en todo el mundo". Y eso lo declara casi todos los días. A un
mismo periodista norteamericano le dijo: "vuestros nietos vivi-
rán bajo el socialismo". Esta misma reflexión me la hice yo mis-
mo en Moscú. Una vez conversando con un intérprete, me dijo:

—Efectivamente, los rusos no esperamos ni deseamos domi-


nar el mundo, aunque sí esperamos que el comunismo dominará
en el mundo. Ya me explicaré. Para nosotros comunismo signi-
fica un sistema en que no haya explotadores, en que las fábricas
y las riquezas en general, sean propiedad de todo el pueblo. Ese
cambio ya se ha realizado en nuestro país desde hace 40 años,
dirigido por los obreros y organizado por el Partido Comunista
bolchevique. En China también se esta realizando ese cambió des-
de hace 10 años. Y lo mismo puede decirse de Polonia, Checoes-
lovaquia, Albania, Hungría, Rumania, Bulgaria, Yugoeslavia, A-
lemania Oriental, Viet Nan del Norte, Corea del Norte y Mongo-
lia. En todos estos países ya no existen grandes ricos. Nosotros
creemos que los países como Francia, Estados Unidos, Argenti-
na, en los cuales todavía existen ricos, sufrirán como ha ocurri-
do siempre, grandes crisis económicas, que solamente podrán re-
mediarse cuando el pueblo se apodere de todas los medios de
producción. En Francia. en Estados Unidos, Argentina, etc., tal
cambio será dirigido por los obreros aliados con todo el pueblo.
Ud. amigo, Carlos, puede ver claramente que el triunfo del co-
munismo en todos los países del mundo no puede significar la
dominación de la Unión Soviética.

Me sorprendía ver que un ruso corriente hablara de políti-


ca con tanta facilidad. Aquella tarda en que el intérprete de la
delegación chilena, —Vadyin, creo que se llamaba —me habla-
ba de crisis, de ricos, etc., se estaban contestando las muchas in-
terrogaciones que se hacía mi mente, como la de muchas otras
personas. A la sala del hotel en que estábamos conversando, lle-
gó uno de los delegados chilenos para hablarle al intérprete, di-
ciéndole que un rato más tarde deseaba que lo acompañara a
comprar discos con canciones populares a un almacén. Y hablan-
do más de prisa Vadyin dijo:

—Como puedes mirar, Carlos, los rusos mandamos solamen-


te en Rusia. Y aunque en China mande el Partido Comunista, no
somos los rusos quienes mandamos allí, sino los comunistas chi-
nos. Lo mismo sucede en los demás países socialistas de los cua-
les te he hablado anteriormente. Rusia -es el país socialista con

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mayor territorio, ocupa la sexta parte del mundo. Es también
el país más grande del mundo. China es el país socialista con
mayor población: 600 millones de habitantes. Es, además, el país
más poblado del mundo. Todos los países socialistas juntos for-
man lo que nosotros llamamos el "Campo socialista". Ocupan
un territorio que comprende la tercera parte de la tierra y están
poblados por casi la mitad de los millones de personas del globo
terrestre.

Nosotros creemos que la potencia de países capitalistas como


Estados Unidos, Francia o Inglaterra, se debe a que . mantienen
oprimidos a muchos países débiles, los cuales cuando logren su
liberación provocarán crisis a las grandes potencias que los so-
juzgan. Todo esto inducirá a esos pueblos a tomar el camino del
comunismo.

—En mi país —le digo a Vadyin— muchas personas que co-


nocen la vida en Estados Unidos, dicen que ese país ya es en
gran parte socialista y que los trabajadores tienen allí muchos
derechos.

—Sí, sí —respondió el intérprete—, nosotros los rusos sa-


bemos muy bien que en Estados Unidos los trabajadores tienen
muchos derechos. Pero eso no quiere decir que haya socialismo.
Mientras en los Estados Unidos, y en cualquier país, sea legal
la propiedad privada sobre las grandes fábricas y haciendas agrí-
colas, no se puede decir que haya socialismo. Con todo esto que
te he dicho, puedes ver que no es necesario que los rusos lleve-
mos una invasión a Estados Unidos para que en ese país triun-
fe el comunismo.

Regresó nuevamente el chileno a decir que ya sus compañe-


ros estaban listos para ir con Vadyin a comprar los discos.

—En otra ocasión seguiremos hablando —dijo-- y se alejó.

Me quedé sentado. Me pareció que en cada momento pene-


traba más mi espíritu en el mundo de Moscú. Sentí que Moscú
quería paz, aquel su obrero Mijaíl me hizo comprender que este
gran país no quiere guerra porque no necesita de la guerra. Más
tarde pude contemplar cifras frías, indicando los horrores que
causó la invasión de los nazis alemanes. DIEZ MILLONES de
ciudadanos soviéticos murieron. Más o menos diez veces toda la
población de Nicaragua. Fuerón destruidas 1.710 ciudades y unas
70.000 aldeas. Y destruidas también 100.000 haciendas agrícolas.
El valor material de la destrucción asciende a 679.000.000.000 de
rublos.

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—Solamente quienes tratan de olvidar las imensas pérdidas
que nos trajo la Segunda Guerra Mundial, pueden pensar que
nuestro gobierno quiere una nueva guerra —me dijo otra obre-
ra.

Francamente, me sentía conmovido viendo y oyendo las ma-


nifestaciones de miles de muchachas y muchachos que con una
voz que parecía nacida de lo más profundo de sus corazones gri-
taban: MIR! MIR! MIR! MIR! (PAZ! PAZ! PAZ!).

Un periodista ha dicho que junto a los imponentes edificios


de Moscú, se miran también pobres viviendas. Pero yo creo
que ocurre más bien todo lo contrario. Y que es junto a las vi-
viendas pcbres de Moscú, que se levantan imponentes edificios.
Sinceramente, no pretendo hacer un juego de palabras. Sincera-
mente, no creo que sea lo mismo decir "junto a lo nuevo nace
lo viejo" que "junto a lo viejo nace lo nuevo". Es cierto que en
Rusia hay escasez de viviendas todavía. Pero es necesario re-
cordar que es cierto también que casi 72.000 poblaciones fueron
incendiadas en la terrible guerra provocada por Hitler y sus
monstruosos seguidores. Y no sé cuántos miles de poblaciones
fueron destrozadas también por los generales zaristas cuando el
Estado Soviético era joven. Además, debemos tomar en cuenta,
para explicarnos el problema de la vivienda que debido a la gi-
gantesca industrialización del país la población de las ciudades
se ha triplicado.

Los soviéticos necesitan vivienda. Los soviéticos necesitan


Paz. Las sonrisas que, miré en ellos no eran la sonrisa del inva-
sor. Eran las sonrisas que desde su gran altura, habían enviado
los sputniks, anunciando que sería una locura la que cometerían
quienes se atrevieran a invadir el suelo soviético. Loa soviéticos
se sonríen porque ahora pueden dedicarse con más tranquilidad
a construir viviendas, a crear todas aquellas condiciones que ha-
rán completamente feliz la existencia del pueblo en el país más
grande del mundo.

BICICLETAS. METRO, KREMLIN. ETC.

Hasta el momento he hablado principalmente del modo con


que los soviéticos miran la paz en el mundo, el comunismo mis-
mo y el gran poderío del país. Todo esto tiene una explicación,
que expresaré con las palabras de uno de los muchos muchachos
españoles participantes en el Festival. Decía ese muchacho que "lo
que más atrae de Moscú no es ni su Kremlin, ni su Plaza Roja,
ni nada de eso. Lo que más atrae es su pueblo, las opiniones que

-31-
este pueblo expresa sobre los grandes problemas de la humani
dad. La voluntad que el pueblo soviético tiene de vivir en paz
con todos los pueblos de la tierra". Quisiera que mis lectores
no se cansaran si insisto en hablar de la forma en que los so-
viéticos hablan de paz. Tengo una razón para exigirles eso. La
cual consiste en que yo no me cansé de oír todos los días que
permanecí en la Unión Soviética que niños, muchachas, estudian-
tes, militares y obreros me hablaran de los derechos que tienen
de vivir en paz.

Pero quiero hablar también de las calles moscovitas.

Los CINCO MILLONES de personas que habitan Moscú ha-


cen más inmensa esa ciudad.

En este capitulo quisiera contestar esa pregunta que me han


hecho muchos a mi regreso a Nicaragua:

—¿Cómo es Moscú?

Muy simple la contestación, en realidad. Sus calles son anchas


y limpias. Limpias, limpias. Muchas las miré recorridas por más
camiones que automóviles. Se miran muchísimos automóviles.
Pero también muchos camiones. Miré grandes camiones maneja-
dos por mujeres. Allá generalmente las mujeres pueden traba-
jar en las mismas profesiones de los hombres, ganando igual
salario que ellos. Ellas se encuentran muy contentas con esa si-
tuación. Repudian los tiempos del zar, en que la mayoría de las
ocupaciones tenían cerradas sus puertas para las mujeres del
pueblo. También miré, cuando caminaba por las calles, a las
mujeres llenas de cemento, subidas sobre los andamios, traba-
jando como albañiles.

Rascacielos como los de Nueva York, no hay en Moscú. Pe-


ro hay rascacielos. No tienen la forma de los rascacielos yan-
quis. Los rascacielos de Moscú se parecen solamente a los ras-
cacielos de Moscú. El Hotel Ukrania es uno. Otro es el Ministe-
rio de Relaciones Exteriores. También la Universidad Lomonó-
sov. Y el Hotel Nacional. Todos estos tienen unos treinta pisos
cada uno. Claro, son mucho más altos los rascacielos de Nueva
York. Nueva York tiene unos OCHO MILLONES de habitantes,
teniendo además una superficie menor que la de Moscú, que,
por otra parte, está poblado por CINCO MILLONES. Es que en
la Unión Soviética el gobierno trata de que las ciudades no
estén superpobladas. A medida que se ha ido industrializando
el país, lo que se ha hecho es ir creando nuevas ciudades. Des-

- 32 -
de hace 40 años, que el zar fué destronado por el pueblo ruso,
han aparecido en el país miles de nuevas ciudades.

Jamás miré en Moscú personas vistiendo harapos. Lo mis-


mo pude observar en Leningrado y en Kiev y en numerosas al-
deas cuando viajaba por ferrocarril. Y lo mismo en haciendas
agrícolas. Pero no visten a la moda. No se visten con la elegan-
cia "occidental". Se miran muchos hombres con pantalones con
ruedos anchos. Algunos atribuyen el origen de este atraso en las
modas, al aislamiento en que la URSS ha permanecido del res-
to del mundo. Creen, por consiguiente, que tal aislamiento ha per-
judicado al país. Mi opinión es que el país ha perdido, pero tam-
bién ha ganado mucho con el aislamiento. Personas viejas de
Nicaragua me han contado, y lo he leído en libros y revistas
viejas, que muchos gobiernos de Europa enviaban ayuda a los
zaristas enemigos de la Revolución, y que también Hitler pro-
clamaba que su principal objetivo era dominar el mundo, derro-
cando primero al gobierno de Rusia. Es decir, fueron los gobier-
nos europeos los que siguieron una política de agresión y
echaron un cerco de aislamiento sobre Rusia, fueron ellos quie-
nes propiciaron docenas de invasiones al suelo ruso y los que
lo obligaron a atrincherarse para defender a su gobierno y a las
conquistas alcanzadas por la Revolución de Octubre' de 1917. Y
esto dió la oportunidad para que el viejo político inglés, Chur-
chill, inventara la expresión "cortina de hierro". Todas estas
circunstancias no lograron destruir al Estado Soviético, pero im-
pidieron que las modas penetraran. A mi juicio, el defecto de
las modas soviéticas es fácilmente superable y no disminuye en
lo más mínimo el progreso material y cultural de la sociedad
soviética. Si queremos ver el adelanto de Rusia, no vayamos al
tocador de las muchachas sino a las bibliotecas que tienen en
sus hogares. De lo contrario, nos engañaremos.

El pueblo obtiene lo que necesita, en los almacenes. Estos


sen como en cualquier otro país del mundo. Pero allá los due-
ños son diferentes. Allá ninguna persona tiene derecho a ser
dueño de almacenes. Ocurre lo mismo que con las fábricas y ha-
ciendas agrícolas. El dueño de los almacenes es el Estado. Eso
es así en Rusia porque allí el Partido Comunista tiene 40 años
de haber triunfado. En China, en Corea del Norte, en Polonia y en
el resto de países donde los comunistas tienen poco tiempo de ha-
ber llegado al poder, es legal poseer tiendas pequeñas, pequeñas
industrias a pequeñas fincas. A med;da que en esos países la pro-
ducción se vaya aumentando, las fábricas, los almacenes y ha-

- 33 -
ciendas se irán concentrando para pasar a ser propiedad colecti-
va manejada por el Estado.
Las tiendas de Moscú tienen vitrinas adornadas, exhibiendo
los productos en ventas. Allí se miran los vestidos anticuados
que en nuestros países causarían el horror de los "tenorios" y
"Rubirosas".

El pueblo gasta en las tiendas los rublos que le pagan don-


de trabajan. Muchos rusos soltaron sonoras carcajadas. cuando
les contaba que en Nicaragua, muchas personas creían que en
Rusia no le pagaban con dinero al obrero por su trabajo, sino
que solamente le daban unos boletos o vales.
Las tiendas moscovitas también tienen rótulos, siendo lumi-
nosos muchos. En el tiempo que duró mi viaje, medio aprendí
el alfabeto ruso. Yo lo practicaba leyendo rótulos. El alfabeto
ruso está compuesto por letras que un caricaturista mexicano di-
ce que son las letras del alfabeto castellano al reyes. Sin em-
bargo, esa es una opinión como otras tantas. Un niñito ruso le
preguntó a un uruguayo en el Festival, por cuál rasen escribía-
mos los latinoamericanos con el alfabeto ruso invertido.

En las calles de Moscú no se mira la inmensa cantidad de


ciclistas que se miran en ciudades como París. Aunque, según
las estadísticas, Moscú y las demás ciudades del país tenían an-
tes mucho menos bicicletas. La producción de bicicletas en lo
que va de 1940 a 1954 aumentó en 12 veces. Y está anunciado
que seguirán aumentando. Más que anunciado, está planeado en
los previsores planes quinquenales. Toda la gente en Rusia tiene
los ojos puestos en el PLAN QUINQUENAL. No solamente los
ojos, sino especialmente las manos. El Plan Quinquenal se puede
decir que son las mismas manos del pueblo. El Plan Quinquenal
que se está cumpliendo actualmente es el Sexto. El Primero se
inició en 1927 y se terminó en 1931. En cuatro años solamente.
Fué un gran éxito. Porque cada plan quinquenal comprende to-
do lo que el país ha de producir en cinco años. Y lo que se pro-
duzca depende del entusiasmo con que el pueblo se decida a
cumplirlo. No solamente han aumentado las bicicletas. Ahora
los soviéticos saben mejor la hora en que viven. Eso se debe a
que los relojes aumentaron seis veces desde 1940 a 1954. Seis
veces aumentó la seda durante el mismo período. El país no
solamente necesita cosas como las bicicletas, las 'sedas y los re-
lojes, que consumen. El pueblo necesita, además, construir fá-
bricas que produzcan artículos como los mencionados. Lo pri-
mero se llama industria liviana y lo segundo industria pesada.
Cada plan tiene que combinar con habilidad ambas produccio-

- 34 —
pes. Todavía, aún en el sexto Plan, la industria pesada tiene pre-
ferencia frente a la industria liviana. En los primeros años de so-
cialismo la industria pesada tenía mucha más preferencia. Aho-
ra, continúa teniendo preferencia, aunque menos que antes. De
1925 a 1954 la industria pesada aumentó 60 veces y la liviana
14. De 1940 a 1954 la industria pesada aumentó 2 veces y media,
mientras que la liviana aumentó 2 veces. Tal combinación le da
mucha mayor solidez al porvenir del pueblo soviético. Porque
así está garantizado que mañana el pueblo tendrá fábricas que
producirán lo que va a necesitar. Si hoy se le diera preferencia
a la industria. liviana, ocurriría, que hoy, solamente hoy, el pue-
blo tendría más relojes y bicicletas. Es decir, abundancia hoy
y miseria mañana. Esto lo impide la preferencia que el Sexto
Plan Quinquenal da a la industria pesada frente a la liviana.

Todas estas cosas que cuento, se las refiere a uno cualquier


obrero soviético. Es que el Estado, no solamente le dice al pue-
blo qué cosas se van a producir, sino también le explica a los
trabajadores, a través de mitines, periódicos, conferencias, etc.,
las razones que existen para producir las cosas que comprende
el plan. Y en esos mitines, el trabajador tiene derecho a expre-
sar su opinión, aunque sea contraria a lo que pide el plan. To-
dos discuten las opiniones. Y son aceptadas si las mayorías las
apoyan. O rechazadas si la mayoría no las apoyan.

En Moscú también hay leyes de tránsito odiadas por los


conductores como en todas partes del mundo. Esas leyes incomo-
dan también la vida del peatón. Los humoristas soviéticos Ilya
Ilf y E. Petrov, las han descrito maravillosamente bien, dicien-
do que "el colmo de la mala intención de las leyes de tránsito,
consiste en que solamente le permiten al peatón cruzar las es-
quinas, que es precisamente el lugar más peligroso".

En Moscú hay espectáculos pára divertirse o distraerse. Hay


teatros en gran cantidad en que se presentan obras de Ballet,
teatro y conjuntos de baile y canto y de variedades. Además,
en casi todas las fábricas hay salas de cine o de teatro.

Cabarets a media noche con bailarinas exóticas, en Moscú


no hay. A la una de la madrugada ro hay ningún bar abierto.
Este hecho refleja la sencillez que tienen las costumbres rusas.
La prostitución está totalmente abolida. Ya la mujer en ese país
desempeña un papel sumamente importante. Ellas tienen acceso
a todas las profesiones tanto intelectuales como manuales. Mu-
jeres son el 80 por ciento de los médicos que hay en todo el
país. Y muchachas son el 52 por ciento de las personas que estu-
dian en la Universidad. De los 8 médicos más destacados de la
Rusia propiamente dicha, 7 son mujeres. Hay una región del país
que en tiempos de los zares no tenía ni una mujer que supiera
leer y escribir y, de la cual, actualmente es una mujer que de-
sempeña un Ministerio. Rusa es la mujer que tiene la posición
política más destacada del mundo. Se llama Ekaterina Furtseva
y es uno de los principales jefes del Partido Comunista de la
Unión Soviética y tiene 49 años de edad.

Actualmente no hay teléfonos en todas las casas; aunque hay


teléfonos públicos por todas partes.

Los moscovitas se trasladan de un lugar a otro por taxi,


por autobús eléctrico o trolebús, por tranvía y por metro o fe-
rrocarril subterráneo. Creo que muchos lectores han oído hablar
del Metro de Moscú. Es el mejor del mundo. Los subterráneos
de París y de Nueva York no pueden ser comparados con el
Metro de Moscú. El subterráneo edorna la ciudad y hace más
cómoda la vida en ella. Sin su Metro, de día Moscú pesaría mu-
cho más. Durante un año son d'enes de millones las personas que
se trasladan por debajo de la tierra. Por lo regular el tren sub-
terráneo corre a 80 kilómetros por !lora y de esa manera los obre-
ros y empleados marchan rápidamente del hogar al trabajo, lo
cual les permite descansar más tiempo. Al mismo tiempo que el
Metro hace más cómoda la vida, sirve también para volver más
bella la gran, ciudad. Cada estación es un palacio. La Ilumina-
ción de palacio zarista que hay en cada estación solamente la
miré igual en el Gran Teatro Bolshoi. En las estacienes del Me-
tro de Moscú podría bailar la Ulanova y el pasajero no lo en-
contraría extraño. Los moscovitas muestran verdadero orgullo
por el Metro cuando se lo muestran a los visitantes. Las puedes
de cada Estación se encuentran adornadas con finísimos mosai-
cos, que representan escenas de la toma del poder por los bol-
cheviques en 1917. 0 también. escenas memorables de la vida
de Lenín, principal dirigente de la toma del poder. Stalin tam-
bién se encuentra en los mosaicos repetidas veces. Me impresio-
nó la estación que creo se llama "Revolución". La adornan unas
esculturas que representan en bronce, a las demás unidades con
los soldados en la lucha contra el zar antes de 1917.
En la capital soviética hay numerosos parques para que el
pueblo se divierta. Arboles, ríos, bancas, estatuas. Y así viven
cinco millones de rusos. La vida de- las personas en las demás
partes del país es semejante. Viven tranquilos. No existe la de-
socupación para que se pongan nerviosos. Saben que la industria
y la agricultura tiene abiertas las puertas y que todo el pueblo tra-
baje. La derrota de la desocupación es una de las conquistas pro-

- 36 -
gresistas que más enorgullece a los soviéticos. Es que totalmen-
te ha desaparecido la desocupación y eso ha traído una inmensa
franquilidad. No tienen tantos teléfonos, automóviles o televiso-
res. Pero tienen la esperanza de producirlos en suficiente can-
tidad, en un futuro cercano. Para ello es que necesitan la Paz.
Espero que los lectores se formen tina idea de la vida que se
pasa en Moscú y en las demás partes del país soviético, con la
ayuda de otras cosas que continuaré relatando.

No he olvidado hablar de la Plaza Roja y del Kremlin. In-


tencionalmente he querido hablar de esto, hasta en el fin del pre-
sente capítulo. La palabra rusa "Krasnaia" significa Rojo y tam-
bién Bello. Si traducimos Plaza Roja, podríamos traducir tam-
bién Plaza Bella. Sin embargo. ya se ha hecho tradicional la tra-
ducción Plaza Roja. He querido solamente dejar señalado que
en ruso da lo mismo rojo que bella. La Plaza está a la orilla del
Kremlin. No es pavimentada, sino de adoquín. Yo pasé por la
Plaza. Roja muchas veces. La principal ocasión fué cuando asis-
tí a presenciar el desfile del pueblo y del ejército el 7 de No-
viembre. Ese desfile muchos en Nicaragua lo pudieron mirar en
un Noticiario Metro sobre los principales acontecimientos ocu-
rridos en 1957. Ese día sentí terrible frío. Durante cuatro horas
estuve mirando el desfile. Por la Plaza desfilaron miles de sol-
dados rojos y el nuevo Ministro de Defensa Malinovski. Tam-
bién desfilaron los armamentos más modernos que aparecieron
fotografiados en "Life". Los aeroplanos no pudieron volar por-
que el cielo estaba muy nublado. Los moscovitas que asistieron
a presenciar el desfile, soltaban globos de hule o como dicen
nuestros niños: chimbombas; pero solamente en un momento se
podían mirar, porque las nubes espesas y bajitas se los traga-
ban.

Al Kremlin fui también en varias ocasiones. El conjunto


de construcciones que lo integran tienen una gran antigüedad
y está rodeado por 20 torres, la más alta de las cuales es la To-
rre Spasski, con su gran reloj cuyas campanadas Radio Moscú
las trasmite hasta Managua, hasta el Cairo y hasta Tokio. La pri-
mera vez que visité el Kremlin fué cuando el Gobierno soviéti-
co ofreció una recepción a los delegados al Festival de la Juven-
tud. Se hizo imposible que asistieran todos los 35.000 muchachos
a la recepción por ser relativamente pequeño el tamaño del sa-
lón dedicado a esos actos. Ante esa situación, la delegación de
cada país eligió a sus representantes. Y claro está que hubo gran-
des discusiones durante la elección en las delegaciones numero-
sas como la China formada por 3.000, o la de Italia formada por
1.000 o 2.000 jóvenes. Nada de eso ocurrió en el seno de la de-

- 3 7 _.
legación de Nicaragua, al estar formada por un solo miembro.
Podemos decir que la delegación de Nicaragua fué la única que
asistió íntegra a la recepción. La noche de la recepción fué cuan-
do conocí personalmente, a esos hombres de los cuales las letras
de molde se ocupan todos los días. Nikita Kruschev, Bulganín,
Zhukov, que entonces no había sido destituido de su alto pues-
to. Voroshilov, Mikoyan con su negra cabellera armenia. Un jo-
ven norteamericano que miró a Nikita, dijo "Life", opinó que
le había parecido paternal. No dejó de tener razón ese yanquito.
Nikita es algo bajo, casi calvo, grueso. En muchas esquinas de
las calles de Moscú yo miré viejos parecidos a Nikita. Quiero de-
cir que tiene un aspecto común, sencillo. Ya ha cumplido 63
años de edad. Dicen que cuando triunfó la Revolución en 1917,
Nikita era soldado raso en el Ejército Zarista y que se sublevó
con otros compañeros para apoyar a los revolucionarios. Después
se fué de minero a Ukrania. Y mucho después de cumplir los
20 años, teniendo Nikita una cultura reducida adquirida durante
la infancia en una escuelita campesina, ingresó a la Facultad
obrera tipo de centros educativos que instalaron los revolucio-
narios para que se instruyeran los obreros y hombres del pue-
blo con aspiraciones. Y así se fué superando y superando, hasta
llegar donde está hoy: Primer Secretario del Comité Central del
(Partido Comunista de la Unión Soviética. Pero mejor quiero se-
guir hablando del Kremlin.

Hay una gran campana muda que hace más de 200 años fué
fabricada por orden de la Emperatriz Ana Aánovna, con materia-
les como el oro, el cobre, la plata y el zinc. En un incendio que
hubo se hundieron sus 200 toneladas de peso. En 1836 la quisie-
ron levantar por orden de Nikolai I. Fué imposible lograrlo y
más bien se le rompió un pedazo de 12 toneladas. Y así quedó
muda para siempre la gran campana. También está allá inservi-
ble, inofensivo, un cañón de 40 toneladas mandado a fabricar
por el Zar Iván, El Terrible. Ese gigantesco cañón jamás ha sido
disparado. El cañón y la campana están sobre el suelo en el
Kremlin como simples objetos de Museo. Pude visitar el Museo
del Arsenal instalado en el Kremlin. Para entrar allí tuve que
quitarme los zapatos y ponerme unas chancletas de lona. En ese
museo hay ejemplares de las armas que sirvieron a los zares
para mantenerse en el trono durante muchos siglos. Se exhiben
allí muchos de las joyas que demuestran la regalada vida que
se daban los zares y sus compinches. Diamantes. Aretes. Colla-
res. Objetos religiosos como camándulas, custodias y ornamentos
adornados con las más lujosas piedras. Miré una vajilla compues-
ta por docenas de piezas, cada una de las cuales tiene de adorno
figuras diferentes. Es un regalo que el Emperador Napoleón Bo-

- 38 --
negarte le envió al Emperador de Rusia. Un libro entero, o más
bien una colección de libros, se podría escribir sobre los objetos
guardados en este museo. Mi visita a ese lugar me demostró las
razones que tuvo el crítico francés Luis Reau para admirar el
gran cuidado que ha tenido el gobierno soviético para conser-
var las obras artísticas religiosos. En muchas salas del Kremlin
pude ver claramente las paredes adornadas por antiguos mura-
les con imágenes cristianas. Y en delicadas urnas vi también gua'
dados con gran respeto bellos crucifijos antiguos. En el Kremlin
está el local en que celebra sus sesiones la cámara de diputados,
que allá se llama Soviet Supremo.

Jardines llenos de vistosas flores adornan muchos sitios del


Kremlin, lo cual le da un aspecto que tiene gran contraste con
la imagen siniestra y sombría que aparece en las revistas anti-co-
munista_

Así es Moscú. Camiones, bicicletas. Kremlin con flores. El


Metro o Tranvía subterráneo. Y parque. Muchos bellos parques.
Se me estaba olvidando el río. El Canal de Moscú. Un día ente-
ro navegué en ese Canal.

Así es Moscú.

STALIN CON LENIN Y LOS MUSEOS

No. Mis lectores no pueden tener una idea aproximada de


lo que es Moscú. Porque todavía no he hablado del Mausoleo
que contiene los cuerpos de Lenin y Stalin. embalsamados. "Le-
nin-Stalin" se llama el Mausoleo. Es ya típico en la capital so-
viética, las prolongadas colas formadas por las miles de perso-
nas que marchan a visitar el Mausoleo. Yo lo visité dos veces.
Los cadáveres se encuentran como en un subterráneo. En la puer-
ta del Mausoleo hay siempre varios soldados firmes y sin mo-
verse jamás. Parece, cuando uno mira la inmovilidad de esos
soldados, que nunca respiraran. Cada hora los están relevando.
En general el Mausoleo tiene una apariencia sencilla. Lo extraor-
dinario del Mausoleo son los cuerpos de esos famosos hombres.
Horizontales se encuentran los dos cadáveres. Una suave ilumi-
nación cae en las manos y en los rostros de ambos. Antes que
de muertos, tienen el aspecto de cuerpos durmiendo.

Yo había oído decir en Nicaragua que el cadáver de Stalin


había desaparecido después del discurso de Nikita Krushchev en
el Vigésimo Congreso. Pero me di cuenta que todo eso era total-
mente falso. Como falso también es que estén derribados los

- 39 -
monumentos levantados a Stalin mientras vivió. Por todas par-
tes miré en la Unión Soviética monumentos a Stalin. Y más bien
de Nikita no miré ni uno solo. Lo cierto es que Kruschev en su
famoso discurso criticó a Stalin; aunque debemos tener enten-
dido que criticar no significa para los rusos atacar, sino además
reconocer méritos. Por eso fué que Nikita en su discurso recono-
ció el importante papel que Stalin desempeñó en el progreso de
Rusia. Nikita también señaló los errores cometidos por Stalin,
siendo el principal haber consentido que el Partido Comunista
y el pueblo soviético le rindieran culto, lo cual contribuyó a que
en grandes, sectores se atribuyeran a Stalin éxitos rusos en los
campos de la Economía, la Política y la Cultura. En su discurso
Krushchev recordó la tesis marxista que consiste en atribuirle
a las masas populares el principal papel en el desarrollo de la
sociedad. Otro error señalado a Stalin por Nikita en su famoso
discurso, estriba en que aquél violó la dirección colectiva del
Partido, tomando muchas veces decisiones de importancia na-
cional, sin consultar la opinión de Giros altos dirigentes. En el
vigésimo Congreso, Kruschev y sus compañeros dijeron que
mientras Stalin estuvo vivo se hizo imposible criticarlo, porque
el pueblo o la gran mayoría del pueblo no lo hubieran permiti-
do ya que Stalin no se podía equivocar. Dicen que Beria fué de
los que más contribuyó a que se creara ese mito de Stalin en el
pueblo. En Rusia se cree ahora que en el presente y en el futu-
ro ningún dirigente podrá endiosarse. Y que las decisiones que
se tomen en Rusia, no serán las de un individuo, sino las de
la mayoría de los dirigentes. No creen, pues, que Nikita se
convierta en un Stalin. Por lo menos, y quiero decirlo nueva-
mente, yo no miré en la Unión Soviética ninguna estatua de Ni-
kita. Sin embargo, a Stalin lo recuerdan como un gran hombre.
Cuando estaba vivo lo consideraban como un semi-diós. Ahora
ya no. Ahora simplemente lo consideran como un gran hombre.

Y miles de miles van en las colas a ver los cadáveres de


Lenín y Stalin. El pelo y el famoso bigote de Stalin tienen color
rojizo. Lenín fué el primer gran jefe comunista. Murió en 1924,
cuando la Revolución tenía 7 años de haber derrocado al zar.
Los soviéticos lo consideraban como el hombre más grande que
ha tenido el país en su historia. Su cuerpo es de pequeño tamaño
y usaba pera. Escribió muchos libros de política y filosofía. En
todos los rincones soviéticos que visité pude mirar monumentos
dedicados a Lenín. Lenín tiene mucho más monumentos que Sta-
lin.

Niños, ancianos, estudiantes, campesinos, obreros. Miles y


miles, van al Mausoleo. Uno de los premios para los niños más

— 40 —
destacados en la escuela, es llevarlos al Mausoleo a mirar a
Lenín y a Stalin.

El Mausoleo queda junio al Kremlin en la Plaza Roja. Y


adentro se debe guardar un silencio absoluto. Las personas pue-
den mirar a Stalin y a Lenín durante unos dos minutos.

Por toda Rusia hay Museos de Arte. Historia y Ciencia. To-


dos los grandes hombres que han nacido en el país, tienen su
Museo. Tolstoi, Pushkin, Chejov, Gorki, Mendeleiev. Los rusos
tienen gran afición por visitar sus museos. En 1956 la Galería
de Arte Tretiakov fué visitada por 1.000.000 de personas.

La "Biblioteca Lenín" es la más importante del país. Está


en Moscú. Tiene cerca de 15.000.000 de volúmenes.

Ahora sí. Así es Moscú.

LA RELIGION, LA PROPIEDAD, LA LIBERTAD

Tres iglesias visité en Rusia. Muchos delegados en el Festi-


val se sorprendieron al mirar iglesias en este país. Las iglesias
en este país son cristianas ortodoxas. Cuando reinaban los zares,
esa era la religión practicada por la mayoría de las personas. Y
ahora también es la religión ortodoxa la más practicada. Las
iglesias ortodoxas son muy parecidas a las católicas. Tienen san-
tos como San Iván, San Alejandro, San Nicolás. En las iglesias.
los devotos les ponen candelas a sus veneradas imágenes y les
dejan limosna. Comulgan con pan y vino. Sus sacerdotes usan
sotana y una barba como la de los capuchinos católicos. Miré
periódicos ortodoxos con fotografías de Cristo. Las Leyes de
Rusia conceden libertad para practicar cualquier creencia reli-
giosa. En una finca agrícola pude mirar una iglesita mandada a
construir por el Estado. Las bombas nazis destruyeron muchísi-
mas iglesias, algunas de las cuales eran monumentos nacionales.
Muchas han sido ya reconstruidas por el Estado soviético. Hay
numerosas iglesias antiguas que son exhibidas como magníficos
monumentos de arte antiguo. Todo esto comprueba que en la
Unión Soviética las iglesias han sido respetadas. Pude darme
cuenta que es pura leyenda falsa, para mentira, esa propaganda
que dice que las iglesias han sido ocupadas para bodegas y para
viviendas de los líderes. Personas muy adultas, si no ancianas,
son la gran mayoría de los que frecuentan las iglesias. Los jóve-
nes muy poco lo hacen, aunque por lo general observan una con-
ducta basada en la moral. Trasnochan muy poco y estudian bas-
tante. El periodista norteamericano William Randolph Hearst.

- 41 ---
que visitó la Unión Soviética en 1957, ha dicho: "A los jóvenes
no les basta adquirir conocimientos durante el día sobre asun-
tos científicos y nucleares, sino que prolongan hasta medianoche
las discusiones. Un entusiasmo igual en Estados Unidos, yo so-
lamente lo he visto entre los muchachos de las universidades que
discuten acerca del foot-ball".

En otras regiones del país, y principalmente en la Rusia


Asiática, la religión más practicada es la mahometana. La ley
ha prohibido la poligamia. En todo el país está prohibido tener
más de una esposa o marido. Los hijos están a cargo de ambos
padres y el Estado les da educación gratuita. En las escuelas
se les enseña a los hijos a tener cariño a sus padres.

En Rusia hay moneda. Se llama rublo. 4 rublos son I dólar.


El obrero recibe rublos por su trabajo. En Rusia el obrero gana
según lo que trabaje, según lo que produzca. El salario medio
de los obreros es de 800 rublos mensuales. Los profesores parte-
cen al sector de trabajadores mejores pagados, ganando hasta
2.000 rublos. Además del salario, :us trabajadores tienen otras
entradas. Si el obrero tiene hijos, el Estado les da pensión para
que se los alimenten en las salas cunas y jardines de infancia.
La asistencia médica y las medicinas son gratuitas. Allá los mé-
dicos, que en su inmensa mayoría son mujeres, reciben un suel-
do del Estado. Los hijos de los obreros no solamente reciben
educación gratuita en la Universidad, sino que además tienen
derecho a una pensión-sueldo de pacte del Estado. En las fábri-
cas hay escuelas técnicas para aprender las profesiones que se
necesitan en las fábricas. Allí el joven puede aprender gratuita-
mente la profesión que desea y también recibe cierta cantidad
de dinero para sus gastos -personales. En la Unión Soviética el
muchacho para aprender su profesión no tiene necesidad de en-
trar como sirviente a los talleres de las fábricas. Aprende en la
Escuela Técnica. En las fábricas se trabajan siete horas. Aunque
algunos obreros trabajan todavía ocho horas. Las personas de-
dicadas a tareas pesadas, como en las minas, tienen derecho a
trabajar diariamente menos de las siete horas. En toda fábrica
hay biblioteca que contiene revistas y libros de literatura, polí-
tica y ciencia. También en casi todas las fábricas hay conjuntos
artísticos de baile y canto, lo mismo que conjuntos deportivos.
Si la mujer trabaja igual que el hombre, gana también igual que
éste. Lo mismo ocurre con los trabajadores jóvenes respecto a
los trabajadores adultos.
En la escuela y al través de todos los medios posibles, le en-
señan a las personas a amar el trabajo. Les dicen que en Rusia
el pueblo no es explotado porque no existen ricos. Que el tra-

- 42 --
bajo hace honorable al hombre. Y ha dado positivos resultados
esa campaña. Cuando uno de los invitados al Festival; un argen-
tino creo que era, se despidió de una muchacha soviética, le di-
jo:

—Adiós, y que trabaje bastante.

A lo cual la muchacha rusa le contestó sonriente:

—Gracias, muchas gracias.

Cuando escuché la respuesta de la muchacha al argentino,


me puse a pensar en la dura contestación que hubiera dado una
muchacha de otra parte si alguien le deseara bastante trabajo.

En la Unión Soviética ningún individuo puede ser dueño de


fábricas. Eso fué posible antes de 1917, cuando todavía existían
zares. Ahora el dueño es el Estado. Los rusos creen que el Esta-
do de ellos representa al pueblo y que por consiguiente el ver-
dadero dueño de las fábricas es el propio pueblo. En la Unión
Soviética tampoco existe competencia. La producción está pla-
nificada. Por eso, nunca sufren crisis económicas, ni padecen su-
perproducción, y por consiguiente, jamás se han visto obligados
a echar el té al mar, o a quemar el algodón, o dejar podrir las
manzanas. En la Unión Soviética está prohibido que el individuo
tenga trabajadores a su servicio. En la U.R.S.S. el hombre sola-
mente puede gastar el dinero comprando artículos de uso perso-
nal. El hombre puede con su dinero mandar- a construir su pro-
pia vivienda, pero casi nunca lo hace porque le conviene más
pagar de alquiler al Estado el 5% de su salario. Nadie tampoco
tiene casas para alquilar, tanto porque es prohibido como porque
no sería negocio, siendo el alquiler de las viviendas tan barato.

Cada fábrica tiene; por supuesto, sus administradores, los


cuales son nombrados por el Estado, y tiene que aceptar y to-
mar en cuenta los reclamos justos que haga el comité sindical
de los trabajadores de la fábrica respectiva.

El trabajador no paga nada al Seguro Social. Todo lo pa-


gan la Empresa y el Estado. No es obligatorio pertenecer al sin-
dicato, pero casi todos los trabajadores están afiliados.

LOS PERIODICOS Y LA CRITICA

Muchas fábricas tienen sus propios periódicos. En la Unión


Soviética hay muchísimos periódicos. Son muy diferentes a los
publicados en nuestros países. El principal diario soviético es el

-43-
"Pravda" (Verdad, en ruso), y es del tamaño del diario nicara-
güense "La Noticia". Solamente seis páginas grandes tiene. Es
sin anuncios comerciales. Las letras de los titulares no son muy
grandes. Están llenos de noticias de Economía, Ciencia, Política,
Arte. Es muy raro que hablen de accidentes o delitos comunes.
Los periódicos tienen derecho a criticar a los altos funcionarios.
A criticarlos honradamente. Sin calumniarlos. En contra de lo
que se pueda creer corrientemente, a los rusos no les gusta ocul-
tar los errores que cometen o los defectos que tienen. Los pe-
riódicos constituyen uno de los principales medios de crítica. En-
tre los soviéticos está muy divulgada la creencia que atribuye
a la crítica un importante papel en el progreso de la ciencia, la
cultura, etc. en el país de los Soviets. No solamente es posible
criticar a los altos funcionarios, sino que muchas veces se criti-
can ellos mismos, es decir, que se autocritican. El mismo Stalin
escribió una vez un libro que se titulaba: "Que el éxito no suba
el humo a nuestras cabezas".

Quiero decir algo más sobre la propiedad en la U.R.S.S.


Los altos funcionarios como Nikita, Bulganin, Mikoyan, viven
modestamente. Ellos, al igual que todos los demás ciudadanos
soviéticos no pueden ser dueños de fábricas, haciendas o comer-
cios. Viven de su sueldo. Sus esposas, o compañeras, como lla-
man los soviéticos a la esposa, trabajan también. Creo que la
compañera de Nikita es maestra de escuela. El hecho de ser es-
posas de altos dirigentes, no es motivo para que salgan retrata-
das en los periódico% y casi nadie les sabe el nombre.

En la Unión Soviética hay muchos inventores. En 1954 hu-


bo MEDIO MILLON de inventos. Quizá esto sea resultado de la
gran cultura del pueblo. Porque es un país en que actualmente
todo mundo sabe leer y escribir. En tiempos de los zares, an-
tes de 1917, más del 60% de las personas eran analfabetas. Las
librerías son los establecimientos más concurridos. Lo que más
se vende en la U.R.S.S. son los libros. Muchas veces hay que ha-
cer cola para comprar en una librería. Ha habido libros cuyas edi-
ciones se agoten en una semana. Cervantes está traducido al ru-
so. Víctor Hugo también. Shakespeare es más leído en Rusia
que en Inglaterra. También están traducidos Jack London, He-
mingway, Steinbeck, Twain, que son escritores norteamericanos.
Los rusos han tenido la habilidad de no confundir a Walt Whit-
man con Foster Dulles. 50 MILLONES de estudiantes están ma-
triculados en los centros de estudios soviéticos y proceden en su
inmensa mayoría de padres obreros y campesinos. En los Esta-
dos Unidos hay más teléfonos, automóviles y televisores que en
la Unión Soviética, pero no hay más libros.

- 44 -
QUE ES RUSIA Y QUE ES LA U.R.S.S.

Quiero decir cuál es la diferencia entre las palabras "Ru-


sia" y "Unión Soviética". Corrientemente en América le deci-
mos Rusia al país cuya capital es Moscú; cometemos una equivo-
cación. Porque Moscú es capital de la Unión Soviética. Y Rusia
no es más que una parte de la Unión Soviética. La Unión So-
viética es lo que comúnmente creemos que se llama Rusia. La
Unión Soviética, o más correctamente la Unión de Repúblicas
está formada por Rusia, Ukra-
Socialistas Soviéticas (U.R.S.S.) esta
nia, Estonia, Letonia, Bielorusia o Rusia Blanca, Georgia, Litua-
nia, Armenia, A zerbaiyán, Uzbek, Turkomania, Tadzhiñ, Kazaj-
tán, Kiurguisia, Carelia-Finlandia y Moldavía. Cada una de esas
partes está constituida en República. Todas se han unido para
formar una República mayor que es la Unión Soviética. Ukrania
y Bielorusia tienen en la Organización de las Naciones Unidas
(ONU:, sus propios representantes. Stalin no era ruso sino geor-
giano. Tampoco Nikita es ruso, sino que es de Ukrania. Dicho
todo esto, queda demostrado que, por estos lados, no conocemos
ni el nombre del país más grande del mundo. En el presente fo-
lleto he usado indistintamente los términos Unión Soviética y
Rusia.

LA AGRICULTURA EN LA U.R.S.S.

Fui a varias haciendas agrícolas. Actualmente, éstas tienen


dos tipos de propietarios. Un tipo es el cooperativo-koljosiano. ,En
este caso, el dueño de las haciendas agrícolas no es el Estado,
sino que el conjunto de campesinos que cultivan la hacienda. El
nombre corriente de estas haciendas es el de Koljós. El otro ti-
po es el Sovjós. En este caso el propietario es el Estado. En am-
bos casos no hay individuo humano propietario, aunque en am-
bos tipos de propiedad, los campesinos tienen derecho a ejercer
propiedad individual sobre ciertos objetos, como algunas vacas,
gallinas, etc., que puedan ser cuidadas por el campesino, sin te-
ner trabajadores a su servicio, y que le permiten aumentar sus
ingresos individuales. Aún en estos casos, el propietario de esos
objetos está obligado a desempeñar algún trabajo en el koljós
o en el sovjós. Actualmente, los campesinos soviéticos están em-
peñados en cumplir una tarea que consiste en "Alcanzar a los
Estados Unidos en la producción de Leche y Mantequilla". El
solo nombre de la campaña nos puede indicar, que los soviéti-
cos saben perfectamente en cuáles ramas los Estados Unidos van
adelante. Todos los soviéticos saben muy bien que la producción
de Estados Unidos es globalmente superior a la de la Unión So-
viética. Pero la ventaja que en 1917, es decir en la época de

— 45 —
los zares, le llevaba Éstados Unidos a Rusia era mucho mayor.
Desde que triunfó la Revolución, dicha ventaja cada año es me-
nor. Los soviéticos demuestran, con la Estadística en la mano,
que la producción de la Unión Soviética crece cada año mucho
más de lo que crece la de Estados Unidos. Y por eso, creen que
en un futuro próximo, la Unión Soviética alcanzará y adelanta•
rá a los Estados Unidos en la producción global, lo mismo que
en la producción por habitante. De 1929 a 1954 la producción
norteamericana creció hasta duplicarse, mientras que la de la
Unión Soviética creció 18 veces.

Observé la presencia de televisores en varias viviendas


campesinas. En muchas haciendas agrícolas hay escuelas de en-
señanzas secundaria. Muchos koljoses soviéticos tienen unas bi-
bliotecas como no las hay ni en Managua, capital de Nicaragua.

CELEBRANDO EL 40 ANIVERSARIO DE LA REVOLUCION

Ya he dicho que a Nikita lo conocí en Agosto, en la recep-


ción que el Gobierno dió a los representantes de las delegacio-
nes asistentes al Festival. El 6 de Noviembre lo miré nuevamen-
te en la Sesión Extraordinaria que el Soviet Supremo de la Unión
Soviética celebró con motivo de cumplirse los 40 años del de-
rrocamiento de los zares. Ese día la sesión fue celebrada en el
Palacio de los Deportes. 20.000 personas asistieron a presenciar
esa sesión, siendo la gran mayoría ciudadanos 'soviéticos. Duran-
te cinco horas "miré" hablar a Krushchev ese día. Pronunció
un discurso que escrito llenaría un libro de 100 páginas. El ha-
blaba en ruso y yo lo oía en español al través de un audífono.
En diez lenguas era posible escuchar el discurso de Krushchev.
Los rusos no dicen "Kruschev"; "Jruschov" dicen los rusos.

En su discurso Jruschov habló del adelanto que la Unión So-


viética ha logrado en 40 años de comunismo. Usa palabras sim-
ples. Parece que no ha olvidado todavía su vocabulario minero.
Y por supuesto, habló de los sputniks. Dijo que la bltura alcan-
zada por los sputniks, parecía simbolizar la gran altura que han
alcanzado la cultura y la ciencia en la Unión Soviético, en 40
años de Comunismo. También dijo que los sputniks soviéticos es-
peraban en el espacio a los satélites norteamericanos, para for-
mar con éstos un solo sistema. Mientras pronunciaba su discur-
so, Jruschov fue interrumpido numerosas veces por prolongados
aplausos del público asistente. La Sesión Extraordinaria del
Soviet, se continuó el 8 de Noviembre. Ese día hablaron diri-
gentes comunistas de muchos países del mundo. Mao Tse Tung,
de China, habló. Terminó pronunciando las siguientes palabras:

- 46 -
"Proletarios y pueblos de todos los países: Uníos". También
habló la viudad de Sun Yat Sen, heróico fundador dé la Repú-
blica China. Janos Kadar, de Hungría. Ulbricht, de Alemania.
Gomulka de Polonia. Tim Buck. del Canadá. De América La-
tina solamente habló el argentino Victorio Codovilla. El italiano
Palmiro Togliatti habló en ruso. Maurice Thorez, de Francia, ha-
bló también.
Por España habló Isaura Ibarruri, Ella es la jefe del ilegal
Partido Comunista de España. Tiene como 60 años de edad, qui-
sas más, pero se mira muy enérgica. Su discurso fue el único,
junto con el de Codovila, que pude escuchar sin necesidad de
audífono. A esta mujer le dieron el nombre de "Pasionaria".
cuando combatía como guerrillera en las montañas españolas con-
tra el Generalísimo fascista Franco. Luis Ibarruri, hijo de La
Pasionaria, dió su vida luchando en Stalingrado contra los nazi-
facistas alemanes. La Pasionaria terminó su discurso con lágri-
mas en los ojos y en las palabras. Todos los oradores tuvieron
la intención al pronuncia: su discurso, de manifestar la alegría
que sentían porque la Revolución Rusa cumplía 40 años de vida.
No quiero dejar de decir que también habló el vietnamés Ho Chi
Min, hombre ya viejo con una misteriosa barba asiática parecida
a la filamentosa raíz de una nutritiva planta. Ho Chi Mín, fue
guerrillero en el Viet Nam y lucha para expulsar de su Patria
a los colonialistas franceses.

"SEXTO FESTIVAL DE LA JUVENTUD Y DE LOS


ESTUDIANTES POR LA PAZ Y LA AMISTAD"

Cuando llegué a Moscú se estaba celebrando el "Sexto Festi-


val Mundial de la Juventud y de los Estudiantes por la Paz y la
Amistad".

Los otros cinco Festivales se han celebrado en otras cinco


capitales de Europa como Berlín, Praga, Varsovia, Budapest, Bu-
carest. El Primer Festival fue celebrado en 1947. Después se
han ido celebrando cada dos años, hasta llegar al de Moscú. El
próximo Festival, o sea el Séptimo, será celebrado en 1960 y
todavía no se sabe en cuál ciudad. A ninguno de los cinco Fes-
tivales había enviado delegados Nicaragua. El primero ha sido
el Sexto de Moscú. Asistieron 35.000 jóvenes —muchachos y mu-
chachas— de más de 100 países del mundo. En el Festival ha-
bía países representados que yo ni el nombre les conocía, por
ejemplo: Togo, Laos, Camerún. Para asistir al Festival no era
necesario ser comunista. La gran mayoría de los 35.000 jóvenes
no eran comunistas. Había republicanos de Estados Unidos. La-

- 47 -
boristas de Inglaterra, Liberales del Ecuador. Demócratas-Cris-
tianos de Italia. Mahometanos de Egipto. Cristianos de Norue-
ga. Chinos discípulos de Confucio. Católicos del Perú, etc. etc.
15 días duró el Festival. Terminó el 12 de Agosto. La inmensa
mayoría de los delegados, cuando terminó el Festival, regresaron
a sus respectivos países. Yo tuve el honor de recibir invitación
para asistir a varios Congresos que se realizaron después del Fes-
.

tival y también visité la Unión Soviética por segunda vez en Oc-


tubre y Noviembre, con motivo de la celebración del 40 Aniver-
sario de la Revolución Rusa.

La delegación de Nicaragua, componiéndola únicamente yo.


era la delegación más pequeña que asistía al Festival. La más
grande era la de China con 3.000 chinos. De Estados Unidos casi

200.
En el Festival las diferentes delegaciones tomaron parte en
competencias de diversa índole. Deportivas. Conjuntos de baile
y canto. O, cantantes y bailarines individuales. Los delegados
triunfantes recibían premios y condecoraciones. La delegación
de los soviéticos estaba compuesta por más de 2.000 jóvenes.
Fueron los que ganaron más premios. Era fantástico mirar la
forma en que el Arte y el Deporte han penetrado en las masas
populares soviéticas. En la Unión Soviética el Deporte no es
simplemente un espectáculo, sino un hábito popular. Mens sana
in corpore sano. También se celebraron carnavales. Manifes-
taciones. Las delegaciones que llevaban conjuntos artísticos pre-
sentaban funciones en diversos teatros, a los cuales podíamos asis-
tir los delegados. Y por supuesto, también se empleó bastante
tiempo para conocer los lugares más atractivos de Moscú. Se
calcula que solamente en 100 años se hubiera podido mirar una
película conteniendo todo lo ocurrido durante el Fesitval. El Fes-
tival tuvo por objeto aumentar la amistad entre los jóvenes de
los diferentes países del mundo, lo cual puede ser decisivo para
que haya Paz en la tierra. Por eso se llamaba "Sexto Festival
Mundial de la Juventud y de los Estudiantes por la Paz y la
Amistad", Mediante la presencia en el Festival de representantes
de los diferentes países, se hizo posible que los jóvenes nos cono-
ciéramos mejor. Y "Conocernos", "Comprendernos", es indis-
pensable para que seamos amigos los jóvenes de los diversos rin-
cones de la tierra. Porque es bien sabido que no podemos ser
verdaderos amigos de quien no conocemos. Y la diferencia entre
ideologías políticas o creencias religiosas, no puede ser obstáculo
para que los jóvenes de todo el mundo nos unamos a luchar
por la Paz entre todas las naciones de la tierra y especialmen-
te entre las grandes potencias. Tanto quiere Paz entre Estados

— 48 —
Unidos y Rusia, el joven católico de Managua, como el joven
comunista de Moscú o el muchacho mahometano de El Cairo.
Tanto quiere Paz en la tierra, Su Santidad el Papa Pío XII, co-
mo la quiere el Dalai Lama, jefe de una religión asiática .

El Festival de Moscú fue una concentración de jóvenes lla-


mada a ser recordada eternamente por la historia. En los siglos
y siglos que .tiene el hombre de vivir sobre la tierra, nunca como
en Moscú se habían reunido tantos mile? de jóvenes de tan leja-
nos y tan diversos lugares. Juntos en Moscú, yanquis. rusos, ni-
ca, chipriotas, franceses, chinos, etc., etc., etc. 35.000. El Fes-
tival de Moscú ha engrandecido la amistad de la juventud del
mundo. Y por lo tanto, se ha disminuido el peligro de la gue-
rra atómica.

La responsabilidad de la preparación del Sexto Festival, es-


tuvo principalmente sobre las espaldas de la Federación Mundial
de la Juventud Democrática (FMJD) y de la Unión Internacio-
nal de Estudiantes (UIE). Ambas organizaciones agrupan en su
seno a organizaciones de diversos países del mundo, que luchan
por la conquista de los derechos de la juventud o de los estu-
diantes. También colaboraron en la preparación del Festival,
muchas organizaciones que no están afiliadas a las mencionadas.
Así, por ejemplo, las Juventudes Musulmanas de los países Ara-
bes o las Juventudes Radicales de Argentina y Chile. Las orga-
nizaciones partidarias del Festival, un ario antes de que éste se
realizara, integraron dentro de cada país lo que dieron en llamar
"Comités Preparatorios del Sexto Festival", cuyo fin fue desper-
tar entre la juventud de cada país el entusiasmo por el Festival
y también colectar dinero para financiar el viaje de los delega-
dos. En Nicaragua, desgraciadamente, no se pudo hacer nada
de eso. Fuí al Festival casi por casualidad, como ya lo relaté
al comienzo del folleto. El pasaje mío lo pagó el Fondo de
Solidaridad Internacional Para la Juventud, el cual se encargó
de colectar dinero en muchos países para ayudar a los delegados
de países que, como Nicaragua, no tenían posibilidades de finan-
ciar el viaje al Festival. El Fondo realizó grandes campañas
para colectar dinero en Francia, Rusia, Suiza, China, etc. A
la gran mayoría de los 35.000 delegados, no fue el Fondo el que
les financió los gastos del viaje.

Mi viaje al Sexto Festival me dió oportunidad, no solamen-


te para conocer la Unión Soviética, sino también para conocer a
todo el mundo. O mejor dicho, tuve oportunidad de conocer lo
mejor del mundo: la juventud. No volé a Egipto a contemplar las
famosas pirámides, pero en Moscú pude darle la mano a los mu-

- 49 —
chachos que tomaron el rifle para rechazar en 1956 la agresión
de los colonialistas ingleses. Tampoco estuve en Grecia mirando
las ruinas de la Civilización Antigua, aunque abracé fraternal-
mente a los muchachos chipriotas que luchan por liberar a Chipré
del yugo inglés.

El Festival reunió en Moscú a lo mejor del mundo: la juven-


tud.

Es que pienso que lo más valioso de Panamá no es su canal,


sino su juventud.

Y que lo más valioso de Cuba no es su industria azucarera,


sino su juventud.

Eso fue el Sexto Festival de Moscú: Concentración de lo


más valioso de la Humanidad.

Un día en el Festival, los delegados de varios países africanos


y asiáticos, que han logrado liberarse de la dominación política
del imperialismo occidental o que luchan por liberarse, invitaron
a los delegados de la juventud de América Latina, para referirnos
la lucha que en sus países estaba sosteniendo la juventud, y para
que también les relatáramos nosotros los latinoamericanos los
problemas que sufríamos y la lucha que librábamos para mejorar.
Los afroasiáticos hicieron la invitación unidos bajo el nombre de
"Países participantes en la Conferencia de Bandung". Es que,
en efecto, esos mismos países de Africa y Asia habían celebíado
en 1955 una reunión o Conferencia en Bandung, ciudad de Indo-
nesia. Allí se escuchó la promesa de luchar para que todos los
países de Africa y Asia no participaran en una nueva guerra
mundial, exigir a las grandes potencias no continuar realizando
experimentos con armas nucleares. En Bandung, muchos pue-
blos se comprometieron a luchar para que China, el país de los
600 millones de habitantes, ingrese a la Organización de las
Naciones Unidas (ONU). Muchos pueblos se comprometieron
en Bandung a luchar para que sus países no fueran dominados
económica o políticamente por ningún imperialismo. Los princi-
pales paises asistentes a Bandung. fueron: Egipto, Japón, Siria,
China, India, Marruecos, Indonesia, Birmania, Ceylán, Corea, Su-
dán. En la reunión a que fuimos invitados los latinoamerica-
nos, un muchacho árabe, dijo:

—"En la Conferencia de Bandung celebrada en 1955, con


la participación de numerosos países de Asia y Africa, se toma-
ron trascendentales decisiones, cayo cumplimiento asegurará un

50 -
dichoso futuro para muchos millones de jóvenes. Muchos de
los países participantes en Bandung, hasta hace poco tiempo se
han liberado del yugo colonial. Hemos querido aprovechar el
Sexto Festival, para decir a los jóvenes de América Latina, cuá-
les son nuestras hermosas aspiraciones, nuestros optimistas sueños.
Queremos decir a la juventud latinoamericana, que deseamos una
paz duradera entre las grandes potencias. Nosotros no quere-
mos guerra mundial, pero estamos dispuestos a realizar los ma-
yores sacrificios por ver a nuestros países libres de la domina-
ción extrl.njera. Los jóvenes de Africa y Asia, consideramos que
no podrá haber tranquilidad en el mundo, mientras grandes po-
tencias estén pisoteando los derechos de los países débiles. Que-
remos que sean expulsados de Argelia los colonialistas france-
ses. Porque, hasta que Chipre y Argelia sean libres y hasta que
todos los países de la tierra sean independientes, solamente has-
ta entonces, podrá ser posible una paz eterna en todo el mundo.
Dicho todo ésto, cualquiera puede comprender que Paz Mun-
dial no significa quietud de los pueblos, ni resignación de la
juventud. Paz Mundial significa que el espíritu heróico de las
juventudes no debe estar al servicio de los intereses egoistas de
grandes potencias, sino que ese espíritu heroico de la juventud,
lo mismo que la abnegación de todo el pueblo, deben ser pues-
tos al servicio del progreso de toda la Humanidad".

Aplausos llenos de entusiasmo salieron de todos los asistentes


cuando terminó de hablar el muchacho árabe.

Después pidió la palabara un joven japonés.

—Queremos en este Festival decir a la joven generación


de América Latina que cooperen con nosotros en la lucha por la
Paz. Que exijan a las grandes potencias las suspensión de los
experimentos con bombas atómicas e hidrógenas. Ya los japone-
ses hemos sufrido en carne propia los horrores de la bomba ató-
mica. Todavía se levanta el humo de Hiroshima. Y el Gobierno
de Inglaterra continúa realizando experimentos atómicos en las
Islas Japonesas Navidad (Christmas). El pueblo y la juventud
del Japón se han ido a las calles a protestar por la actitud del
gobierno inglés, el cual nos ha contestado diciendo que "las
pruebas atómicas en las Islas Navidad no. constituyen ningún
peligro para el pueblo japonés". Ante esa repuesta, nosotros he-
mos llamado al Gobierno Inglés, a que entonces realice los ex-
perimentos atómicos sobre Londres. Pero ha guardado silencio".

"La lucha de la juventud latinoamericana contra las prue-


bas atómicas, no solamente ha de favorecer al pueblo japonés.

- 51 ---
sino también a los pueblos de América Latina. Ya numerosos
científicos de diversos países, han declarado que los tóxicos de
las bombas atómicas y nucleares de los experimentos, perjudican
a todos los seres humanos, por mtiy alejados que se encuentren
del lugar de las pruebas".

También el muchacho japonés recibió prolongados aplausos.


Yo escuchaba, a través del audífono, la traducción de los dis-
cursos pronunciados en lenguas diferentes a la española.
Un muchacho de la Juventud Radical de Argentina intervino:
"La juventud argentina —dijo— apoya con entusiasmo .la
lucha que los pueblos de Asia y Africa, desde Argelia hasta Oki-
nawa, realizan contra la dominación extranjera y contra el peli-
gro de una nueva guerra mundial. En Argentina también sufri-
mos duros problemas. Durante muchos años sufrimos la dicta-
dura de Perón, a quien lo ha sustituido un nuevo gobierno que
también ha cometido y comete atropellos. Si las cosas continúan
como hoy —el joven hablaba en Agosto de 1957— resultará que
en Argentina la medicina ha sido peor que la enfermedad. Nos-
otros confiamos en realizar una lucha valiente y tenaz, para que
los argentinos alcancemos un régimen en que la juventud tenga
sus derechos garantizados. Yo espero que todos los latinoame-
ricanos que hemos asistido a este encuentro, divulgaremos los
principios de la Conferencia de Bandung, los cuales pueden ser
aplicados en América Latina y pueden contribuir además al éxito
.

de nuestra justa lucha".

Aplausos también acompañaron a las palabras del muchacho


radical argentino. Hubo otras intervenciones. Y siempre el entu-
siasmo y los aplausos entre los asistentes.
Así fue el encuentro entre la angustiada juventud latino-
americana, con la victoriosa juventud de los países de Africa y
Asia, que lucha por la realización del programa aprobado en la
histórica Conferencia de Bandung en 1955.

No se me olvidará nunca el espectáculo artístico presentado


otro día por la juventud china. Tampoco me olvidaré jamás
de aquella tristeza que por muchos momentos me invadió, mien-
tras duró el Festival y asistía yo a los diferentes eventos. Era
la tristeza de la soledad. Solamente yo de Nicaragua. Todas
las delegaciones estaban compuestas por varios miembros. Ex-
cepto la delegación de Nicaragua. Yo estuve, pues, en el Fes-
tival, sin la compañía del humor nicaragüense y del nicaragüense
alegre. Deseaba compartir mi alegría con un masaya, con un
leonés, con un managua, con un costeño. Ahora, yo deseo que

-52-
al Séptimo Festival vayan varios nicaragüenses para que mi tris-
teza no se repita. Sin embargo, también fue motivo de risa mi
soledad. Sucedía que nunca llegaban a la hora convenida al au-
tobús todos los 50 jóvenes que componían las delegaciones de
países como Chile, para partir al lugar que anticipadamente se
había escogido para ir. Codos los incumplidos ponían pretextos.
El uno decía: —Vengo tarde por estar despertando a mi com-
pañero Fernando. Y decía el otro: —Yo vengo hasta ahora porque
me atrasé en el baño que estaba lleno cuando llegué. Y el otro:
—No pude venir antes porque estaba buscando la llave de mi
valija que se me había perdido. Se discutía, se gritaba, se pro-
testaba. Como no podía haber un autobús para que me llevara
a mí solo, yo me agregaba a las delegaciones numerosas. En-
tonces, cuando llegaba al autobús, muchos exclamaban en medio
de risas:

—Miren Uds. los que acostumbran a venir tarde. Apren-


dan de la delegación de Nicaragua. Toda la delegación viene
entera a la misma hora al autobús. Es la delegación más disci-
plinada en el Festival. La delegación de Nicaragua no anda con
eso de andar viniendo uno a una hora y otro después. Nada de
eso. Toda la delegación viene al mismo tiempo. Debemos todos
aprender de la delegación de Nicaragua.

Y, naturalmente, yo también me ponía a reir con las ocu-


rrencias de los alegres delegados.

El espectáculo chino que jamás se me olvidará, fue un baile


que presentaron en un Teatro de Moscú. Jamás he mirado tanta
filosofía en tanta sencillez. "Cooperación" se llamaba el baile.
Con trajes campesinos. A un lado del escenario apareció pri-
meramente bailando y cantando una chinita hasta llegar al otro
extremo, convirtiéndose en remolacha. Después apareció un chi-
nito bailando y cantando también. se aproximó a la remolacha
y fracasó en su intento de querer arrancarla de la tierra. Des-
pués apareció otra chinita que junto con el segundo, intentó arran-
car la remolacha, fracasando también. Un chinito más, acom-
pañado de los otros dos, también fracasa. Después cuatro, y
fracasan nuevamente. Con cinco chinitos comienza a dar mejo-
res resultados el trabajo, porqúe se hizo posible ablandar un po-
quito a la firma remolacha, aunque aún se les hizo imposible
arrancarla completamente. Después seis chinitos, cantando y bai-
lando como siempre; pero nada de poder arrancarla. Por fin,
siete chinitos juntos tienen completo éxito, porque logran sepa-
rar de la tierra a la bendita remolacha. El baile termina con
la danza de todos los siete chinitos junto con la remolacha. "Coo-

53
peración" se llamaba la danza. Perfecto el nombre. He dicho
que los jóvenes chinos también cantaban mientras bailaban. En
Nicaragua, todos sabemos desde niños, que el idioma de los chi-
nos es difícil. Noté otra cualidad del idioma chino mientras los
chinitos cantaban. Aquella fina voz que yo escuchaba, me pa-
reció una miniatura. Una "vocecita" en todo el sentido de la
palabra. Entonces, recordé lo que Manolo Cuadra había dicho
una vez en su columna "Santo y Seña", que publicaba en "El
Gran Diario", cuando llegó a Managua un artista chino minia-
turista, que era capaz de escribir todo un poema en la antena de
una mariposa. Todos los que supimos eso, nos quedamos sor-
prendidos y admirados. Sólo Manolo en su "Santo y Seña" ex-
presó que: "no se había sorprendido ante la hazaña que ese
chinito realizaba en la antena de una mariposa. Ya conocía yo
a los chinos como grandes miniaturistas. El zapatito chino es una
invención de ellos. Y actualmente, Mao Tse Tung es un gran
miniaturista también. Está haciendo 600 millones de propieda-
des: una para cada chino". Pues sí. Cuando oí cantar en Mos-
cú a los chinitos con su pequeñita voz, no me sorprendí, por-
que ya Manolo me había prevenido en su "Santo y Seña".
En el Sexto Festival también pude conversar con algunos
de los delegados norteamericanos. Y fué una tarde durante la
celebración de un mitin contra los experimentos de las armas
nucleares. Uno de los muchachos yanques me pareció muy cul-
to. No recuerdo bien su nombre, pero me parece que Dark era
su apellido. Pudimos conversar con ayuda de los intérpretes.
Le pedí su opinión sobre la política del Gobierno de Estados Uni-
dos en América Latina. Con su cara de intelectual, Dark con-
testó:

—Mire, en las elecciones pasadas voté por Stevenson. En


muchos sectores de los estudiantes de mi país, hubo gran des-
contento por la intervención del Gobierno de Estados Unidos en
el derrocamiento del señor Jacobo Arbenz de Guatemala, con la
única intención de proteger los intereses de la United Fruit Com-
pany. También hay mucho descontento por la gran ayuda que
da nuestro gobierno a los dictadores como Batista, Trujillo,
Stroessner, etc. Yo no soy comunista. Creo que es posible evi-
tar una guerra entre mi país y Rusia. Yo creo que es posible eso
que lds políticos llaman Coexistencia Pacífica. ;Thomas Jef fer-
son es uno de nuestros grandes héroes nacionales. Yo creo que
si él viviera y fuera Presidente de los Estados Unidos haría
todos los esfuerzos posibles para vivir en Paz con Rusia, aunque
éstos estén regidos por un sistema comunista. Enseguida Mr.
Dark dijo en voz alta una frase de Jefferson, que la consideré

- 54 -
de gran interés y tuvo la cortesía de escribírmela en un papel,
que yo guardé. La frase decía:

"Seguramente no podemos negar a nación alguna el dere-


cho sobre el cual está fundado nuestro propio gobierno, de que
cada una pueda gobernarse a sí mismo de acuerdo con su pro-
pia voluntad, y de que pueda despachar sus negocios por medio
de cualquier órgano que le parezca adecuado, ya sea rey, con-
vención, asamblea, comité o cualquiera otra cosa que escoja".
(Thomas Jefferson).

Para terminar le pregunté que cuál era la impresión que le


había dado la vida que llevaba el pueblo en la Unión Soviética.

—Pues mire, —contesto— en este país el pueblo tiene me-


nos confort que el de Estados Unidos. Menos automóviles, me-
nos teléfonos, menos televisoras. Pero también he podido dar-
me cuenta que antes, Rusia era un país sumamente atrasado.
Mientras que Estados Unidos desde hace mucho tiempo es un
país con un nivel de vida alto. Además, los norteamericanos no
podemos negar que en gran parte nuestro bienestar es debido
a la dominación que ejercen los monopolios de nuestro país so-
bre la economía de muchos países débiles y particularmente, los
países lationamericanos. En Estados Unidos sufrimos el pro-
blema racial. Aquí he sabido que en tiempos de los zares exis-
tió lucha entre la raza eslava y las razas de la Rusia Asiática.
Pero, según me cuentan, los comunistas han podido resolver ese
problema. También me ha impresionado la ocupación total que
hay en este país. Aquí hay trabajo para todo mundo. En Es-
tados Unidos sufrimos falta de trabajo. Lo que más me ha in-
teresado a mí es ver la posibilidad que existe de que vivan en
paz, sin bombas atómicas, e3tos dos grandes pueblos de la tierra.
No quiero dejar de referirle lo mucho que me ha impresionado
la cultura que tiene el pueblo de este país. Eso ya lo notó antes
el político norteamericano Wendel Wilkie, que visitó Rusia en
tiempos de Stalin y a quien le dijo Wilkie en una larga conver-
sación que sostuvieron:

—Señor Stalin, si el pueblo ruso continúa estudiando tanto,


Ud. está corriendo el riesgo de quedarse sin trabajo. Stalin son-
rió ante la broma.

Terminó mi conversación con Mr. Dark, cuando él me ob-


sequió un botoncito con la efigie del Libertador de los Esclavos,
Abraham Lincoln, para que yo lo guardara como un recuerdo.

- 55 -
En esa Manifestación de la Juventud Contra las Armas
Atómicas, los delegados obsequiaban a sus colegas de los demás
países, botoncitos ilustrados con la figura de sus héroes nacio-
nales. Yo sentía gran pena cuando los demás delegados me pe-
dían a mí algún recuerdo. Porque mi viaje fue organizado muy
de prisa y no tuve tiempo para coleccionar recuerdos de mi país
como monedas, estampillas, bolsas vacías de cigarrillos, etc.
Ojalá que los jóvenes nicaragüenses que vayan al Séptimo Festi-
val recojan con suficiente anticipación recuerdos materiales, pa-
ra corresponder a los obsequiantes.

Quienes más obsequiaban recuerdos, eran, naturalmente, los


soviéticos. Ellos --niños, muchachas, obreros— recibían con gran
alegría tarjetas postales, monedas, etc. Y mucho les agradaba
que las tarjetas fueran con autógrafos del que las obsequiaba.
Muchos niños andaban con libretitas en que estaban las bande-
ras de todos los países del mundo. Entonces, ellos buscaban a
delegados de todos los países, para que cada uno pusiera su firma
al pie de su bandera.

Grandes emociones tuvimos todos los que asistimos a ese Mi-


tin de la Juventud del Mundo Contra las Armas Atómicas. Estu-
vo presente en el escenario del mitin la mujer rusa María Kos-
modemianskaia, madre de una muchacha, Zoia, y de un mucha-
cho, Shura, que perecieron en la Segunda Guerra Mundial lu-
chando contra los facistas alemanes.

Llegaron al Mitin a decir a la juventud de todos los países


que no consintamos que una nueva guerra incendie el mundo,
para que así la Humanidad esté libre de los horrores que en dos
ocasiones han bañado en sangre la tierra.

En el Sexto Festival la juventud soviética buscó todos los


medios para manifestar sus deseos de vivir en Paz eternamen-
te con los jóvenes de todos los cinco continentes. Así, por ejem-
plo, ellos crearon durante el Festival lo que llamaron el Parque
de la Amistad. Allí, las delegaciones de todos los países fue-
ron invitados a plantar cada una en su propio lugar un arbolito.
que será el símbolo de una amistad duradera. Los norteameri-
canos plantaron su arbolito en el Parque. Los , japoneses tam-
bién. Lo mismo hicieron los italianos., Y Nicaragua. Todos
los países. Cada arbolito será cuidado siempre por un niño so-
viético de conducta ejemplar. Cuidar cada arbolito será un
premio, un honor. De esa manera, en Paz, como árboles en un
Parque, como los árboles del Parque de la Amistad en Moscú,

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quieren los niños soviéticos que estemos los jóvenes de toda la
tierra: siempre en paz.

Destacadas personalidades de todo el mundo manifestaron


sus simpatías al Sexto Festival, y muchas de ellas como la Reina
de Holanda y el Presidente Nasser de Egipto enviaron mensajes
al Comité Preparatorio Internacional. Otras personalidades es-
tuvieron presentes en el Sexto Festival. De América Latina es-
tuvieron presentes el escritor brasileño Jorge Amado, el nove-
lista guatemalteco Miguel Angel Asturias y la joven poetisa chi-
lena Praxedes Urrutia. Recuerdo que en una charla dada por
Asturias, nos dijo a muchos jóvenes: "Lo mejor que tiene Amé-
rica Latina es su juventud". En Cuba se van a la montaña. En
Guatemala a las plazas y calles".

Un día la juventud soviética nos invitó a los latinoamerica-


nos para realiazr con nosotros un intercambio de impresiones.
Ellos llamaban a este acto "Encuentro de la Juventud Soviética
con la Juventud Latinoamericana". Un peruano, compañero mío
de habitación en el hotel, no quiso ir al Encuentro, diciendo, son-
riente:

—Yo no tengo por qué ir a ese encuentro con los jóvenes


soviéticos. No tengo necesidad de ir. Todos los días, cuando
camino por las calles, me encuentro con muchachos soviéticos.
Así es que no iré. Y no fué.

Yo fuí. El Encuentro se realizó en el local de la Exposición


Industrial. Los soviéticos presentaron a varios artistas jóvenes.
Algunas delegaciones latinoamericanas también ejecutaron bai-
les y cantos. En el discurso que pronunció uno de los muchachos
rusos, se nos dijo:

"La Juventud soviética no quiere que su amistad con la ju-


ventud latinoamericana termine cuando finalice el Festival. Que-
remos tener una amistad eterna con vosotros. Queremos que nos
envieis cartas amistosas refiriéndonos cómo es la vida que lleváis,
que nos contéis quiénes son vuestros grandes artistas y vuestros
prominentes héroes. Queremos saber cuál es la contribución de
vuestros países al desarrollo de la ciencia. Así mismo queremos
los jóvenes soviéticos, que vosotros los latinoamericanos conoz-
cáis también nuestra vida, nuestras alegrías y nuestras penas".

El muchacho peruano se había equivocado. Siempre es pro-


vechoso el encuentro entre jóvenes. Hay sinceridad. Hay opti-
mismo.
-57-
Una de las tardes en que yo paseaba por Moscú, me encon-
tré con un muchacho ruso que hablaba español. Cuando le dije
que era de Nicaragua, él exclamó:
—!Ah! Nicaragua. Rubén Darío. Un gran poeta.

Me sentí orgulloso una vez más de nuestro inmortal Darío.


Tan universal es su genio que llega hasta Moscú. Más tarde
pude darme cuenta que algunas revistas literarias de la Unión
Soviética han publicado traducciones al ruso de poemas de Da-
río. Y también, que están preparando la publicación de un li-
bro con las traducciones de los mejores poemas de Rubén.

Fue de gran importancia la conversación que sostuve con


algunos de los muchachos representantes de la juventud de Hun-
gría. Hungría. Todos los periódicos del mundo se han ocupado
de este país con motivo de los sangrientos sucesos de 1956. Ese
año de 1956 fue un año que conmovió la Paz del mundo. Fud
el año en que los colonialistas ingleses invadieron Egipto, por-
que el Gobierno de este país, encabezado por Nasser, en un ges-
to patriótico, nacionalizó el Canal de Suez, situado en territorio
egipcio.

Hungría. Tanques soviéticos. Janoes Kadar. Refugiados. Li-


bertad. Todos estos términos se han usado para hablar de Hun-
gría. Por fin, un día del Sexto Festival, estuvimos frente a fren-
te, los latinomericanos, con los muchachos que con sus propios
ojos miraron los sucesos de Hungría. Y aún más. Uno de los
muchachos había derramado su sangre durante los acontecimien-
tos, perdiendo una pierna bajo las balas de las ametralladoras.

Para relatarnos algo, toma la palabra un húngaro delgado, co-


mo de unos 25 años:

"Miren muchachos —nos dice— fueron terribles los días


que sufrió el pueblo y la juventud de Hungría en Octubre de
'1956. El Gobierno Comunista que estuvo antes de los sucesos,
*metió graves errores que causaron la protesta del pueblo. Aun-
que tampoco podemos negar que, ese Gobierno, a pesar de sus
defectos, había realizado también grandes esfuerzos para mejo-
rar el nivel de vida del pueblo. Las escuelas habían aumenta-
do. Y el obrero tenía mejor oportunidad para trabajar que en
aquellos duros años de antes de la Segunda Guerra Mundial, en
que nuestro país estuvo oprimido por una cruel dictadura nazi-
facista.
Los errores del gobierno, como he dicho, causaron la pro-

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testa del pueblo en Octubre de 1956. El pueblo salió en mani-
festaciones a la calle a reclamar justicia. Hasta ese momento
marchaban bien las cosas. La tragedia vino cundo los enemi-
gos del pueblo, los que antes habían estado al servicio de los fas-
cistas, se colocaron en Octubre de 1956, a la cabeza del descon-
tento popular. Quiero mejor que les hable este otro compañero
que sufrió la pérdida de una pierna durante los combates".

Comenzó a hablar el muchacho lisiado:

—Sí. El pueblo y la juventud de Hungría quería justicia,


pero nos desesperamos. Y la desesperación fue utilizada por los
fascistas, nuestros peores enemigos, para dirigir el descontento
popular. Mientras los jóvenes peleábamos en las calles, los fas-
cistas instalados en sus antiguos palacios, planeaba apropiarse
de las propiedades y riquezas que habían poseído anteriormente.
Los que peleábamos en las calles ignorábamos que la cabeza del
movimiento estaba podrida El pueblo y la juventud de Hungría
nunca han repudiado el socialismo. Hemos repudiado los errores.
Pero los fascistas aprovecharon el descontento del pueblo para
pretender tomar el poder. Horthy, títere que Hitler tuvo en
Hungría, envió desde Portugal mensajes de felicitación a los jefes
de la contrarrevolución.

La juventud de Hungría —continuó el muchacho— agradece


la solidaridad recibida desde todos los rincones de la tierra. Agra-
decemos a los soviéticos la ayuda que nos prestaron para impedir
que en Hungría tomaran el poder los criminales fascistas. De-
seamos que el mundo entero tenga bien Claro los sucesos de
Hungría. Una cosa fue la protesta popular ante los errores del
gobierno. Y otra cosa fue que a la cabeza del movimiento se
colocaran los peores enemigos del pueblo: los fascistas, que de-
seaban que las cosas resultaran de un modo en que la medicina
fuera peor que la enfermedad. Los fascistas húngaros en Octu-
bre de 1956 no hicieron más que recordar aquel refrán que dice:
"en río revuelto ganancia de pescador".

—La juventud de Hungría —siguió— espera que la juven-


tud de todos los países la apoyen en sus esfuerozs encaminados
a lograr el progreso de Hungría. "Life" me sacó con una ametra-
lladora en las manos, fotografiado en una de sus páginas, com-
batiendo en una calle de Budapest, capital de Hungría, diciendo
que yo peleaba contra el comunismo. Pero "Life" se ha equivoca-
do. Yo no peleaba contra el comunismo. Yo peleaba para que
se corrigieran los errores. Nada más. Desgraciadamente, ig-

- 59 -
noraba, como casi todos los combatientes sinceros, que a la ca-
beza del movimiento armado se habían colocado los fascistas.

Grandes sorpresas tuve al oir el relato de estos muchachos.


Yo había leído en nuestros periódicos americanos una descripción
muy diferente y muy falsa de los acontecimientos de Hungría.

Cada día que pasaba del Sexto Festival servía para conocer
mejor la situación de la juventud de cada país. De la juventud
de Estados Unidos. La juventud china. En el Sexto Festival
se podía apreciar también cuál era la opinión de la juventud de
cada país del mundo sobre los grandes problemas que preocupan
a toda la Humanidad. La Paz. La Independencia de países
oprimidos por grandes potencias. Y, además, en el Festival
pude conocer las costumbres populares de muchos países. Los
canadienses brindan con agua. Los daneses, aunque tengan en
sus hogares luz eléctrica, prefieren usar la luz de las velas cuan-
do reciben la visita de sus amistades. Todas esas bellas y cu-
riosas costumbres de los pueblos podrían desaparecer, si se de-
satara una guerra mundial. Por eso, en el Festival los jóvenes
de todos los pueblos dijimos: ¡NO! a los criminales políticos que
quieren guerra entre las grandes potencias. En todas las len-
guas, el Sexto Festival dijo ¡SI! a la Paz. ¡YES! dijeron los
norteamericanos junto con los ingleses. OUI! gritaron las mu-
chachas francesas. ANO! exclamaron los checoeslovacos. DA!
gritaron millones de rusos. ¡SI! ¡QUEREMOS PAZ MUNDIAL!
gritamos numerosamente los latinoamericanos abrazados con los
españoles.

El Sexto Festival demostró que no existe Cortina de Hierro


que pueda dividir a la juventud del mundo. El Sexto Festival
Mundial demostró que los jóvenes somos mucho más fuerte que
el hierro. PAZ Y AMISTAD. El Festival demostró que la ju-
ventud responde con entusiasmo al llamamiento: ¡JOVENES
DE TODOS LOS PAISES, UNTOS!

Todas las razas gritaron en Moscú: ¡QUEREMOS PAZ! Ne-


gros, Amarillos, Indios, Rubios, Morenos. Todos gritamos: ¡NO
MAS HIROSHIMA! ¡QUEREMOS PAZ!
Mientras en Moscú estábamos 25.000, en Roma estaban otros
miles de muchachos católicos de todo el mundo manifestando ante
PIO XII, sus deseos de vivir en Paz. Los muchachos católicos
recordaron la expresión bíblica: "Paz en la tierra a los hom-
bres de buena voluntad". Bella realidad ha sido que en Moscú
y en Roma se haya oído el mismo grito de Paz. Y ojalá que así
como se reunieron en Roma los muchachos católicos para de-

- 6O-
clararse partidarios de la Paz, se reunan también los protestan-
tes, los budistas, los musulmanes, y todos los creyentes religiosos.
PAZ en Moscú. PAZ en Roma. Paz en Managua. PAZ en
Washington. AMISTAD ENTRE LOS JOVENES DE TODA LA
LA TIERRA. PAZ Y AMISTAD. Esa fue la divisa del "Sexto
Festival Mundial de la Juventud y de los Estudiantes por la Paz
y Amistad".
EN KIEV FUE CELEBRADO EL CUARTO
CONGRESO MUNDIAL DE LA JUVENTUD
Cuando terminó el Festival en Moscú, marché a Kiev, ciu-
dad soviética situada en Ukrania, invitado para participar en el
Cuarto Congreso Mundial de la Juventud, que duró una semana.
Un millón de habitantes tiene Kiev. Linda la miré con el
color verde que en verano le dan sus árboles de todas las calles.
Arboles y árboles. Bien linda. A muchos nos gustó más que
Moscú. Lo que llama la atención de Moscú no es su belleza, sino
su crecimiento, sus andamios. Moscú infunde confianza en el
porvenir. Kiev infunde confianza en el presente. El Río Dniéper
cruza Kiev. Y pasa por la orilla de un elevado Parque, desde
el cual se puede ver toda la ciudad. El Parque se mira desde
Kiev. Kiev es como un Parque.

Esta ciudad fue víctima de la Segunda Guerra Mundial de


la barbarie nazi. En Kiev fue donde miré que el Gobierno es-
taba reconstruyendo una gran Iglesia bombardeada con bombas
nazis. Kiev es una ciudad viejísima. En una de sus iglesias
miré la tumba del fundador de Moscú.
Kiev no es ciudad rusa. Es solamente ciudad soviética. Es la
capital de la República Soviética de Ukrania. Ukrania es Ukra-
nia. Y Rusia es Rusia. Estas dos repúblicas se han unido con
14 más para constituir la Unión Soviética.

Dicen que en Ukrania, cuando todavía mandaban los zares,


habían muchos mendigos. Cuentan que había tribus de mendi-
gos. Ahora ya no hay mendigos. Hay trabajo para todos. Los
ancianitos que ya no pueden trabajar reciben una pensión del
Estado. Y lo mismo los lisiados.

El idioma ruso no es hablado corrientemente en Kiev, ni


en toda Ukrania. Los ukranianos tienen su lengua ukraniana y
su alfabeto ukraniano. La lengua ukraniana es muy parecida a
la lengua rusa. El ruso y el ukraniano son como el español
y el portugués. El ukraniano hablado lentamente puede ser en-
tendido por quienes hablan el ruso.

-61-
En Kiev hay museos como en Moscú y como en todos los rin-
cones soviéticos. Visité el Museo dedicado al artista Taras Se-
chenko. Este artista tiene otro Museo fuera de la Unión Sovié-
tica, en el Canadá. Taras Sechenko es un artista —poeta y pin-
tor— que vivió en tiempos de los zares, quienes mucho lo hicie-
ron sufrir manteniéndolo diez años en la cárcel. Taras nació
siervo. Hijo de siervos. Cuando nació ya tenía por dueño a un
ricachón ukraniano. Al llegar a hombre pudo pintar un cuadro
para venderlo y con el valor pagarle al amo la libertad. En el
Museo están todos los cuadros en que Taras Sechenko ha per-
petuado la memoria de las tremendas privaciones que sufrían
los campesinos ukranianos, cuando el país estaba oprimido por
los zares. Sechenko murió sin mirar el derrumbamiento de los
zares. Pero mientras vivió, siempre tuvo confianza en que la
caída algún día se realizaría. Y así fue. En el Museo nos rela-
taron que cuando los revolucionarios luchaban valientemente con-
tra el zar, se iban a las fábricas y al campo a enseñarle al pueblo
los poemas de Sechenko que llamaban a luchar por la libertad
y la felicidad.

Los zares trataron de ocultar la inmensa obra artística de


Sechenko y encarcelaban al que recitara sus poemas libertarios,
así como también a los que poeían sus cuadros o libros con su
poemas. Pero los zares fracasaron. Y el pueblo ukraniano, obe-
deciendo el llamamiento de Taras Sechenko, no dejó nunca de
luchar, logrando contribuir grandemente al derrocamiento de los
zares y más tarde expulsando a los invasores facistas procedentes
de la Alemania Hitleriana.

Hoy el pueblo ukraniano recuerda con fervor a su artista


heroico. Y en el Museo se exhiben las fotografías de las escuelas,
parques y bibliotecas que llevan el nombre de Sechenko para
glorificar su memoria.
Allí pues, en Kiev fue celebrado, después del Sexto Festi-
val, el Cuarto Congreso Mundial de la Juventud. El Congreso
no fue como el Festival. En el Festival estuvimos 35.000. En
el Congreso habíamos 500. El Congreso duró siete días. Dia-
riamente nos reuníamos los 500 delegados en un solo local. 10
horas nos reuníamos diariamente. El Congreso fue organizado
por la Federación Mundial de la Juventud Democrática (FMJD).
Pero enviaron delegados organizaciones que no están afiliadas a
la FMJD. Como en el Festival, en el Cuarto Congreso Mundial
de la Juventud estaban representados los jóvenes sin tomar en
cuenta sus ideologías políticas o sus creencias religiosas. El Con-
greso sirvió para que todos los delegados escucháramos de los

-62-
labios de la juventud informes sobre la situación que existía en
sus países.

El Congreso se verificó en el local de Exposición Agrícola de


la República de Ukrania. Son unos edificios nuevos. Represen-
tantes de la FMJD habían sido enviados tres meses antes a Kiev,
para que conocieran el lugar en que el Congreso se realizaría.
Y entonces: los llevaron los dirigentes de la juventud de Kiev,
a unos terrenos vacíos, sin ninguna edificación. Los enviados
se sorprendieron y dijeron a los dirigentes que en un lugar sin
edificios era absurdo celebrar el Congreso. Los dirigentes ju-
veniles contestaron que cuando el Congreso se realizara tres me-
ses después, los terrenos vacíos ya estarían cubiertos de edifica-
ciones. Los enviados recibieron con dudas la contestación. Pe-
ro tales dudas resultaron infundadas. Porque el Congreso de la
Juventud se realizó en modernas edificaciones, situadas sobre
terrenos que tres meses antes estaban completamente descubiertos.

El lema del Congreso de la Juventud fue: COOPERACION.


La palabra COOPERACION estaba escrita en el escenario de la
sala de sesiones en todos los idiomas de los participantes en el
Congreso.
En su interesante informe al Congreso. Bruno Bernini, ita-
liano presidente de la FMJD, dijo: "La cooperación será el hilo
conductor de las discusiones en este Cuarto Congreso Mundial
de la Juventud. Todas las organizaciones de la juventud, tanto
en el plano nacional como internacional, deben apartar sus dife-
rencias programáticas o ideológicas para realizar una lucha unida
encaminada a lograr la conquista de los derechos de la juven-
tud. La cooperación entre las diversas organizaciones llevará
a la juventud hacia un mundo de Paz y de Independencia. Ha-
cia un mundo de Felicidad. La Cooperación hará que culmine
victoriosamente la lucha de la juventud que exige a las grandes
potencias poner fin a los experimentos con bombas atómicas y
nucleares. Las diversas organizaciones juveniles, para realizar
una consecuente cooperación, Tienen que apartar sus diferencias.
Los tóxicos de las bombas atómicas e hidrógenas que llenan de
'peligro la vida en la tierra, después de cada experimento, no re-
paran a cuál Partido pertenece el carnet que llevamos en el bol-
sillo, para causarnos daño. Todos los jóvenes debemos ir juntos
en la lucha. Juntos los cristianos con los mahometanos. Juntos
los demócrata-cristianos con los comunistas. Juntos los blancos
con los negros. Juntos los americanos con los africanos".

Muchos representantes juveniles reclamaron en el Congreso

- 63 -
de Kiev el apoyo solidario de los jóvenes de los demás países.
Así fue la voz chipriota. Así fue la voz venezolana. Así fue la
voz de la juventud de Argelia. Estos últimos relataron detalla-
damente los horrorosos crímenes que cometen los colonialistas
franceses en la africana Argelia. Esos crímenes solamente pueden
ser comparados con los perpetrados por los fascistas de Hitler
hace 20 años. Ni las muchachas de Argelia se escapan de las
terribles torturas francesas. Los argelinos también expresaron
en el Congreso, su profundo agradecimiento a los jóvenes fran-
ceses que han desobedecido las órdenes del Gobierno de Francia,
,

cuando han sido enviados a combatir a los patriotas argelinos.


Fue importante la declaración argelina en el Congreso, referente
a que ellos no luchan contra el pueblo francés sino contra los co-
lonialistas franceses. Y que además el pueblo argelino siente
cariño por el pueblo francés, como lo siente también para to-
dos los pueblos hermanos.

Muchos delegados de la juventud de Africa denunciaron las


maniobras de los colonialistas franceses, ingleses y belgas para
reprimir sangrientamente la lucha de la juventud y de los pueblos
de Africa por su independencia. Relataron ellos que !os gobier-
nos colonialistas usan el término "comunista" para perseguir cual-
quier movimiento cuyo objetivo sea exigir justicia. Los colonia-
listas, aparentan combatir el comunismo, cuando en realidad lo
que combaten es el nacionalismo popular.

Con gran alegría apareció en el Congreso el delegado de la


República de Ghana, que recientemente logró independizarse del
dominio inglés. El delegado de Ghana expresó que su país no
recibió como un obsequio su independencia, sino que ésta fue el
producto de largos años de dura lucha.

Los delegados de los países árabes como Egipto, Irak, Siria,


Líbano, Jordania, Irán, manifestaron "alegría porque Suez fue
arrebatado por el pueblo egipcio de las garras inglesas". Agra-
decieron el apoyo recibido de todos los lugares de la tierra y
especialmente el apoyo de la Unión Soviética. Los árabes tam-
bién expresaron, que es una mentira imperialista afirmar que
existe el peligro de una dominación comunista en los países ára-
bes. Lo que ocurre en realidad —dijeron los muchachos ára-
bes en su pintoresca lengua— es que los imperialistas llaman
comunismo a toda lucha que tiene por objeto la independencia
política y económica. Es falso que haya quedado un vacío en el
Medio Oriente, al ser expjulsados los imperialistas ingleses y
franceses. Porque no puede existir ningún vacío donde existe el
pueblo".

- 64 -
El Congreso resolvió apoyar la Conferencia' de la Juventud
Trabajadora que ha sido convocada ¡Sor la Federación Sindical
Mundial (FSM), para que sea celebrada en Praga durante la pri-
mera semana de Julio de 1958.
80.000.000 de jóvenes estuvieron representandos en el Cuar-
to Congreso Mundial de la Juventud. Ha sido el Congreso más
importante que la juventud del mundo ha organizado.

Ochenta Millones. Negros de Africa. Amarillos de China.


Rubios de Estados Unidos. Indios de América Latina. 80 millo-
nes. Y siempre PAZ Y AMISTAD. Como en el Festival. Pero
en el Congreso miramos que la COOPERACION es el camino.

Los muchachos negros eran los que despertaban más la aten-


ción de los soviéticos y sobre todo, de los niños soviéticos. En una
calle de Kiev miré que un niño caminó una gran distancia con
los ojos fijos en la negra mano de un negro. Llegué a creer
que el niño sospechaba que el negro andaba pintada la mano y
que tal vez tenía deseos de tocársela para comprobar la verdad.
Miles de rusitos por primera vez miraban un negro. Y esos niños
aprenden a darse cuenta que la Paz y la felicidad son también
las mayores aspiraciones de la juventud negra.

Todos, blancos y amarillos, negros y cobrizos, todos luchamos


por un porvenir color de rosa.
La gran mayoría de los 500 delegados al Congreso regresa-
ron a sus países. Cuando ya venía de regreso tuve el honor de
recibir en Praga una invitación para asistir al Cuarto Congreso
Sindical Mundial que se verificó en Leipzig, Alemania, del 4 al
15 de Octubre de 1957.

ALEMANIA EN EL CUARTO CONGRESO


SINDICAL MUNDIAL

En ferrocarril marché de Praga hacia Berlín. Hacia Ale-


mania Oriental, cuyo nombre oficial es República Democrática
Alemana. En ferrocarril hacia los antiguos dominios del célebre
Hitler, el rabioso nazi que dirigió el desencadenamiento de la
Segunda Guerra Mundial.
Pude ver en. Berlín abiertas todavía en sus ruinas, las heri-
das provocadas por la terrible guerra. Pasé también por Dresde.
donde también hay todavía heridas sin cicatrizar. Célebres son en el
mundo los valores artísticos que los Museos de Dresde contienen.
Durante la guerra, cuando los soviéticos ocuparon Dresde, respe-

-- 65 -
taron sus joyas artísticas, que llevaron a la Unión Soviética para
que el pueblo admirara las bellezas que corren el riesgo de desa-
parecer con las monstruosas guerras. Después, el Ejército Rojo
devolvió a sus legítimos propietarios los valores artísticos salva-
dos. El arte ha servido para estrechar la amistad entre dos pue-
blos que durante la guerra soportaron grandes calamidades.

Es admirable el pueblo alemán. Todavía en pié, después


de sufrir las dos masacres mundiales más grandes de la historia.
Admirable pueblo, pero también traicionado pueblo. Alemania
tiene la gloria de haber contribuido grandemente al progreso de
la cultura y de la ciencia. Destacados científicos, profundos fi-
lósofos, grandes poetas. Einstein, Kant, Heine, Goethe. Etc. Etc.
Etc. Hitler y sus nazis pretendieron robarse la cultura alemana
para asesinar el mundo. Querían ser ellos solos —los nazis, más
no el pueblo alemán— los únicos favorecidos con el desarrollo
de la ciencia. Hitler engañó a una parte del pueblo alemán.
Hitler le dijo al pueblo alemán que la raza aria —pseudónimo
no más del Partido Nazi— estaba destinada a dominar a los de-
más pueblos del mundo, constituidos, según Hitler, por razas in-
feriores. Hitler llamaba inferiores a las razas que han producido
a Mahatma Ghandi, a Confucio, a Bolívar a Shakespeare, a Dan-
te, Pasteur, a Lincoln, a Darío. Las mentiras nazis prefiero no
continuarlas describiendo porque ya son demasiado conocidas.

Hitler y sus nazis hicieron desgraciado el destino de una


generación alemana. Conocí en Leipzig a un alemán un poco
mayor de 35 años. Fue nazi en su juventud. Creyó que Hitler
tenía razón y que los demás pueblos de la tierra odiaban al pue-
blo alemán. Entonces, tomó el rifle para defender el nazi-facis-
mo en la guerra. Pero peleando en la trinchera se dió cuenta
de la mentira. Cayó prisionero de las tropas rusas. Y echó mal-
diciones al Führer. Cuando obtuvo su libertad, regresó a su Pa-
tria ya liberada de la peste nazi, y se hizo socialista. Ahora es
un socialista ejemplar y quiere borrar con buenas obras su pa-
sado nazi. Y derrama lágrimas de dolor cuando cuenta y recuer-
da que los nazis lograron embaucarlo. Ya eso pertenece al pa-
sado. Ahora es un hombre ejemplar. Cree profundamente que
los demás pueblos de la tierra desean tener amistad con el pue-
blo alemán. Sabe diferenciar muy bien a los pueblos de los Go-
biernos., En fin, cree en todo lo contrario de lo que enseñaban
los facistas. Cree en la Paz.

Cerca de Leipzig pude visitar una antigua cárcel nazi. fiel


testigo de los crímenes hitlerianos. La cárcel a que me refiero
tiene un nombre parecido a Bukingan. No recuerdo cómo se

- 66 -
escribe exactamente el nombre. La cosa es que allí desprendían
los nazis la piel a los prisioneros, con la cual fabricaban sombras
para las bujías de los aposentos nazis. Me parece que ni el tér-
mino más ofensivo de la lengua castellana es adecuado para ca-
lificar el corazón de los nazis. Una mujer soviética, cuyos dos
hijos fueron asesinados por los nazis, dice en un libro que escri-
bió: "No es exacto decir que los nazis fueron como las peores
bestias. Con nada del mundo es posible comparar a los na-
zis. Los nazis solamente son iguales a los nazis".

Dichosamente todo eso pertenece al pasado y actualmente.


ni los trastornados de la cabeza, tienen un buen recuerdo de
Hitler en Alemania.

He dicho que antes de llegar a Alemania estuve en Praga,


capital de Checoeslovaquia. Este país también tuvo que sopor-
tar a las hordas nazis. Es un país con un alto desarrollo indus-
trial que cada día hace mejor la vida del pueblo. Pablo Neru-
da visitó Checoeslovaquia hace varios años. En 1957 llegó nue-
vamente y cuando le preguntaron en una emisora cuáles eran
los cambios que observaba en el país, Neruda contestó que "es-
taba mirando más sonrisas en las calles y más paquetes en las
manos". Checoeslovaquia tiene DIEZ MILLONES de habitan-
tes y produce más acero que la India que tiene cerca de CUA-
TROCIENTOS MILLONES. Cuando los nazis oprimieron a Che-
coeslovaquia, entre otros crímenes ejecutaron el de asesinar a
la totalidad de la población en la aldea llamada Lídice, así como
también incendiaron a la totalidad de sus viviendas. No se pu-
dieron salvar ni los niños ni las escuelas. Ni los ancianos ni las
iglesias. Los nazis declararon que habían tenido la intención
de terminar hasta con el nombre de Lídice. Sin embargo, en
Chicago un parque fue bautizado con el nombre de Lídice. Aun-
que hace unos meses los fascistas de Estados Unidos quisieron
cambiarle el nombre. En México surgieron calles Lídices. Y en
Buenos Aires y Río de Janeiro nació Lídice nuevamente.

El delito que Lídice había cometido había sido el de ocultar


a un patriota checo y por consiguiente enemigo de los nazis.
Ahora nuevamente ha resucitado Lídice en Checoeslovaquia y
sus asesinos yacen sepultados en el fondo de la tierra, queriendo
levantar cabeza, en vano, porque un mundo alerta vigila.

En Checoeslovaquia también conocí la huella de grandes hé-


roes. Julius Fucik. Todos los checos, especialmente los obre-
ros y los artistas, tienen en el corazón el nombre de Julius Fucik.

- 67 ---
Los nazis lo capturaron. Lo torturaron. Y torturaron a su mu-
jer. Jamás quiso delatar a sus compatriotas dignos, a sus cama-
radas. Lo siguieron torturando. Dentro de la prisión nazi tuvo
la audacia de escribir un libro relatando su martirio. El libro
salió al fin libre a la calle y ahora ha sido impreso y traducido
a todos los idiomas. Fucik fue asesinado, fusilado. Pero an-
tes había dicho: "Por la alegría he vivido, por la alegría he
ido al combate y por la alegría muero. Que la tristeza nunca
sea unida a mi nombre. Hombres del mundo: estad alerta, yo
os amé". "Alerta estamos", contesta el pueblo checo.

"Alerta estamos" ha contestado la juventud en Moscú y en


Roma.

Viajé de Praga a Berlín y de Berlín Leipzig.

En la Nueva Alemania. Cuando los nazis mandaban era


prohibido recitar los poemas del gian poeta alemán Enrique Hei-
ne. Los libros escritos por Heine, fueron quemados en la ho-
guera bajo la dirección del enano Goebels. Enviaban a campos
de concentración al que recitara:

"Hay aquí abajo suficiente pan


para todos los hijos de los hombres,
hay rosas y mirtos, belleza y alegría
y también dulces guisantes.

Queremos aquí, sobre la tierra,


establecer el reino de los cielos. . . .

Cuando los nazis mandaban, en ' la ciudad de Swering fue


ahorcada una muchacha, porque exclamó:

¡Qué alegre sería para nosotros una Paz con todos los pue-
blos!

Ahora. en Alemania Oriental, el pueblo tiene derecho a gri-


tar ¡Viva la Paz! Los creyentes católicos tienen derecho a rogar
a Dios para que haya una Paz Eterna. Las madres tienen dere-
cho de aconsejar a sus hijitos, diciéndoles: "Tú debes estudiar
para cooperar en la creación de una Paz Eterna en el mundo. Eso
queremos las madres del pueblo".

En Berlín ya se mira levantada la obra de la Paz. Pero


Berlín está partido en dos. En el Berlín Occidental hay irres-

-68-
ponsables que publican papeletas alabando una nueva guerra. Na-
die los escucha. O mejor dicho: no los escucha ni el pueblo de
Alemania Oriental, ni el pueblo de Alemania Occidental. Nin-
gún alemán honrado quiere nueva guerra.

En Berlín Oriental presencié una procesión católica. Y en


las calles miré monjitas tranquilas.

Durante algunos días tuve de intérprete a un español. Un


gran hombre. Tiene veinte años de vivir en Alemania. Los
fascistas españoles le quebraron varias costillas una media noche
en Madrid. Después, Hitler lo tuvo cuatro años en un campo
de concentración. Allí lo ponían desnudo, y a 20 grados centí-
grados bajo cero, a trasladar pesadas piedras. Un día sufrió un
ataque de apendicitis y un médico prisionero lo operó con un
cuchillo de mesa. Y sin embargo, el español no se murió. Es de
los pocos que salió con vida del campo de concentración. No pue-
do imaginarme de qué morirá este heroico español, que ha pa-
sado por tan terribles pruebas.
Se llegó el día de estar en Leipzig para asistir al Cuarto Con-
greso Sindical Mundial. Leipzig se ha hecho famosa por sus fe-
rias industriales internacionales. El líder búlgaro Dimitrov au-
mentó la fama de Leipzig en tiempos de los nazis, los cuales lo
acusaron de ser el director del incendio del Reichstag. Eso era
falso. Los mismos nazis fueron los incendiarios del Reichstag.
Acusaban a los comunistas para justificar la persecusión que es-
taban desatando. Dimitrov era dirigente revolucionario inter-
nacional. En una sala nazi fue interrogado por el Mariscal Goe-
ring, quien dijo a Dimitrov: "¿Por qué es Ud. enemigo de los
nazis? Debe Ud. relatar la forma en que organizó el incendió
del Reichstag. Y debe darse cuenta que los nazis, somos los me-
jores defensores de la patria alemana".

Dimitrov ni siquiera parpadeó ante los gritos de Goering. Y


contestó con gran serenidad:

"Lo que yo sé es que los nazis son los peores enemigos del
pueblo alemán y que lo quieren bañar con sangre en una nueva
guerra. El Reichstag no ha sido incendiado por los comunistas".

Esas palabras sacaron de sus casillas al Mariscal Goering,


quien pidió al Fiscal que prohibiera a Dimitrov hacer propagan-
da comunista en la sala judicial. A lo cual Dimitrov -repus4 que
entonces el Fiscal debía también prohibir a Goering hacer pro-
paganda nazi.

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En todos los países del mundo hubo indignación por la pri-
sión que los nazis estaban haciendo sufrir a Georgi Dimitrov.
La solidaridad internacional dió resultados. A los cinco meses
de prisión Dimitrov fue libertado. Yo miré en el Museo que han
fundado en Leipzig ahora, como homenaje a Dimitrov, el pei-
necito sin varios dientes, que tenía en la prisión y otros sencillos
objetos de uso personal.

El Cuarto Congreso Sindical Mundial fue celebrado del 4


al 15 de Octubre de 1957. Asistieron 700 delegados que repre-
sentaban a 105 millones de trabajadores organizados. El Con-
greso fue convocado por la Federación Sindical Mundial (FSM).
La FSM agrupa a los sindicatos de muchos países del mundo que
comprenden 90 millones de trabajadores. El Congreso de Leip-
zig ha sido la Asamblea más importante que los trabajadores del
inundo han celebrado. En el Congreso estuvieron representados
miles de trabajadores, muchos de ellos pertenecientes a sindica-
tos no afiliados a la FSM. Como la Central Unica de Trabajadores
de Chile. La SOHOYO, o Central Sindical Japonesa. Y asimis-
mo, los sindicatos árabes.

Louis Saillant, Secretario General de la Federación Sindical


Mundial, dijo en su informe, desde la tribuna, que estaba ador-
nada con la palabra UNIDAD en más de 20 idiomas:

"105 millones de trabajadores del mundo celebran su Cuarto


Congreso, en un momento en que profundos problemas agobian
a la humanidad. En la mayor parte de la tierra se ha notado
que en los últimos años las riquezas han aumentado, pero ha
disminuido también el nivel de vida de millones de trabajadores.
La Federación Sindical Mundial hace todos los esfuerzos posibles
por orientar a los trabajadores del mundo en la lucha por la
conquista de sus derechos, por el aumento de los salarios, por la
implantación o por el mejoramiento de los servicios de Seguridad
Social, porque el trabajo de las mujeres sea retribuido igualmen-
te que el de los hombres, o sea, que por trabajo igual se pague
salario igual".

"La tarea más importante que los trabajadores tienen plan-


teada en el momento presente es la lucha por una Paz perma-
nente. La lucha por la suspensión de los experimentos atómicos,
por la disminución de los gastos estatales para asuntos militares.
Aunque resulta importante señalar que los sindicatos deben aten-
der estas tareas, sin descuidar ni por un solo momento las tareas
inmediatas y diarias por el aumento de salarios, por el mejora-
miento de las condiciones de trabajo, etc".

- 70 -
"Para que los trabajadores tengan éxito en ,su lucha deben
lograr la unidad. Buscar la unidad. En muchos países ocurre
que existen diversas centrales nacionales que tienen en sus pro-
gramas algunos puntos comunes, como por ejemplo la lucha por
el aumento de salarios. Entonces, los trabajadores deben buscar
esos puntos comunes y unirse en la lucha para obtener pronto la
victoria".

"Los enemigos de la clase trabajadora, quieren evitar que


la clase trabajadora luche unida".

"La Federación Sindical Mundial invita a la Confederación


Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL), a
tomar las medidas necesarias que conduzcan a poner fin a la di-
visión de los trabajadores en el plano mundial. La FSM dirige
ese mismo llamamiento a los Sindicatos Cristianos".

Saillant habló durante unas cuatro horas. Se me hace im-


posible relatar y recordar aquí todos los conceptos expresados
por Saillant.

Finalizó deseando que "el entusiasmo y la confianza estu-


vieran presentes en la lucha de los trabajadores del mundo".

En otra sesión del Congreso, intervino Saillant, y causó gran


emoción y prolongadísimos aplausos, cuando dijo:

"En 1955 fue expulsada de Viena la sede de la Federación


Sindical Mundial. Un día por la tarde, llegaron 200 policías a
saquear las oficinas de la FSM. Nosotros llenos de indignación mi-
ramos a los policías. Asimismo, pensamos: que si el Gobierno
de Austria era capaz de expulsar a la Federación Sindical Mun-
dial de Viena, le era imposible expulsarla del corazón de los tra-
bajadores del mundo. Porque la sede de la FSM no está en la
capital de ningún país. La sede de la FSM está en el corazón
de los trabajadores".
Durante el Cuarto Congreso Sindical Mundial jamás se oye-
ron aplausos tan animados como cuando Saillant pronunció esas
palabras.

Cuando el Congreso se estaba celebrando, los delegados de


los trabajadores noruegos dieron la noticia de que el General
Speidel, antiguo nazi, y actualmente Comandante de las Fuerzas
Terrestres de la NATO, acabada de llegar a Noruega, pero que
los trabajadores de Oslo, la capital, habían declarado una huel-

- 71 -
ga general de protesta, la cual sería suspendida hasta que Speidel
desocupara el país.

Al día siguiente de dar esa noticia, los mismos trabajadores


noruegos informaron que Speidel se había visto obligado a aban-
donar Noruega a media noche y que ya los trabajadores de Oslo
habían reanudado sus labores.

Prolongados aplausos acompañaron a los noruegos cuando


dieron esas noticias.

Y, a propósito de Speidel, fueron muchos los trabajadores


europeos que declararon la enorme indignación que había causa-
do entre ellos, que ya han sufrido la opresión nazi, el nom-
bramiento que la NATO ha hecho recaer en el General Hans
Speidel 'para que comande las Fuertes Terrestres del Orga-
nismo Militar de las Potencias Occidentales. Los obreros eu-
ropeos, cualquiera que sea la ideología política que sustenten, no
quieren que sus hijos entren al servicio militar para que no estén
bajo las órdenes de Speidel.

De gran importancia fue el informe presentado en el Congre-


so de Leipzig, por S. A. Dange, Vice-presidente de la rSM y Se-
cretario General de la Confederación General de Trabajadores de
la India, sobre la situación de los trabajadores y del movimiento
sindical en los países coloniales y semi-coloniales. Dijo Dange:

"Los países dominados por el imperialismo presentan dos as-


pectos. Por una parte se encuentran aquellos países dominados
política y económicamente por los colonialistas, tales como Ar-
gelia, Chipre, Jamaica, Irán Occidental, etc. Y por otra parte
se encuentran aquellos países, que, si bien han alcanzado ya su
independencia política, todavía se encuentran dominados econó-
micamente por los colonialistas. En tal situación se hayan los
diferentes países de América Latina, así como también India.
Filipinas, Jordania, Túnez, etc. El movimiento sindical de los
primeros países tiene tareas más numerosas que el movimiento
de los segundos. En los países del segundo grupo se encuentran
algunas veces gobiernos nacionalistas y ante los cuales el movi-
mientos sindical debe adoptar una cuidadosa posición. Tal es el
caso de países como Egipto, Indonesia, etc. En tales casos la clase
obrera debe apoyar las actitudes de los gobiernos que favorezcan
la independencia económica del país y por consiguiente mejoran
el nivel de vida del pueblo. Así como también se deben condenar
aquellas actitudes de los gobiernos que encadenan las riquezas

- 72 --
del país a grandes potencias, lo cual perjudica- el bienestar del
pueblo".

"Lo mismo que los trabajadores del resto del mundo, los tra-
bajadores de los países dominados por los imperialistas, deben
orientar su movimiento sindical en un sentido en que la Unidad
de lucha se fortalezca. El necesario señalar también, que el mó-
vimiento sindical de estos países, luchando siempre por obtener
la completa independencia nacional, no debe olvidar en nin-
gún momento, la lucha por la solución de los problemas inme-
diatos de los trabajadores, como decir el aumento de salarios, la
creación o el mejoramiento del servicio de Seguridad Social, la
construcción de viviendas, la libertad sindical, etc".

"Asimismo, el movimiento obrero- sindical de estos países


no debe menospreciar el valor de la lucha por la independencia na-
cional y debe evitar cometer el error de emplear todos sus esfuer-
zos en solucionar únicamente los problemas inmediatos".

Así fue, a grandes rasgos, el informe presentado por Dange.

El Cuarto Congreso Sindical Mundial fue honrado con la pre-


sencia de un representante de la Organización Internacional del
Trabajo (OIT), organismo de la Organización de las Naciones Uni-
das (ONU), quien expresó sus deseos de que las discusiones del
Congreso contribuyeran a mejorar la situación de los trabajadores
del mundo.

En el Congreso de Leipzig los trabajadores de los cinco conti-


nentes, con independencia de sus creencias políticas o religiosas,
expusieron sus problemas y las luchas emprendidas para resolver-
los. En Kiev fue la juventud. En Leipzig la clase obrera. En
Kiev y en Leipzig, trabajadores y jóvenes buscando la coopera-
ción para realizar una lucha victoriosa. Todos juntos. Nada de
división. Los enemigos de la clase obrera son los enemigos de
la juventud Speidel, Batista, United Fruit Co.

En el Cuarto Congreso Sindical Mundial, los delegados de


los sindicatos de los trabajadores soviéticos me invitaron para
que yo visitara por segunda vez, durante tres semanas, la Unión
Soviética. De esa manera se me presentó la oportunidad de co-
nocer mejor la vida de ese antiguo y renovado país. Viajé en
autobús de Leipzig a Berlín. Y desde Berlín hasta Moscú viajé
en ferrocarril. En este segundo viaje a la Unión Soviética estu-
ve pues, nuevamente en Moscú, y también en Kiev y por prime-
ra vez en Leningrado, ciudad heroica.

-73-
DE TRANSITO POR POLONIA

He dicho que de Berlín viajé en ferrocarril hasta Moscú. Pasé


por Polonia. Allí, en la patria de Chopin, pude comprobar rea-
lizaciones de gran importancia para comprender el lejano mun-
do socialista.

En esta Polonia los nazis hicieron horrores. Auschwitz. 4 mi-


llones de seres humanos. Campo de concentración. En el polaco
Campo de Concentración de Auschwitz perecieron 4 millones de
seres. Pero el que pasa por Polonia puede ver todavía la huella
testigo. Donde fue el Campo de Concentración el Gobierno Po-
laco ha establecido un Museo, para que el futuro pueda mirar los
crímenes del pasado. 4 millones perecieron en Auschwitz. Allí
quedan todavía las canas dé los ancianos. Las cabelleras de las
muchachas. Los zapatitos de los niños. Cienes, miles de zapa-
titos sin pié. Todos fueron triturados por los nazis. Pero ni la
sangre de cuatro millones pudo ahogar la valentía de los prisio-
neros. En el campo de concentración mismo organizaban míti-
nes. Hubo vez en que las mujeres reunidas y sin armas dieran
muerte a los empistolados capitanes. Lograban organizar la fu-
ga de líderes políticos prisioneros.

Y por fin los nazis fueron derrotados por el pueblo polaco


aliado con el Ejército Rojo. Alguien ha dicho después: "Mu-
chos quisieran olvidar el heroismo del Ejército Rojo. Muchos
quisieran olvidar que el Ejército Rojo terminó con la leyenda de
que los nazis eran invencibles. Las generaciones futuras recor-
darán con devoción las hazañas y proezas que el Ejército Rojo rea-
lizó contra los nazis, liberando de esa manera a la humanidad
de las peores bestias que han hecho su aparición en la historia".

Por eso Polonia, el Pueblo y la Juventud de Polonia quieren


Paz. Y que Auschwitz y sus millones de víctimas permanezcan
en el pasado.

En Polonia existe una ejemplar vida religiosa. Y el Partido


Comunista es el que tiene en sus manos la dirección del Gobier-
no. La Iglesia Católica tiene derecho a impartir enseñanza re-
ligiosa en sus colegios de Polonia. Y el Cardenal Wizinsky, má-
ximo jerarca de la Iglesia de Polonia, recomendó a su grey votar
en las elecciones por el candidato comunista Gomulka.

La vida religiosa de Polonia, así como la de los demás paí-


ses socialistas, tratan de ocultarla numerosas personas de mala
fé.

— 74 —
En Polonia también publica sus periódicos religiosos la Igle-
sia. Eso lo miré también en Checoeslovaquia, donde observé tam-
bién almacenes exclusivamente destinados a vender artículos re-
ligiosos, como medallas, estampas, imágenes, etc.

En Polonia también hay otros partidos políticos diferentes al


Comunista. Está el Partido Agrarista, por ejemplo, Y hay
otros. Tienen sus representantes en el Parlamento. Son Par-
tidos legales. Y también tienen sus publicaciones.

Eso era todo lo que quería relatar de Polonia. El ferrocarril


siguió hasta Moscú. En Moscú estuve varios días. Después se-
guí en ferrocarril hasta Leningrado, donde me estuve varios días
para continuar en ferrocarril también hasta Kiev, estándome
otros días allí y regresando siempre en ferrocarril a Moscú para
asistir al desfile del 7 de Noviembre en la Plaza Roja.

EN LENINGRADO

De Moscú a Leningrado en ferrocarril. A la ciudad que


en la época de los zares se llamaba Petrogrado, en honor del Em-
perador Pedro El Grande y que también fue llamada Petersbur-
go. Ahora se llama Leningrado, en honor a Lenín. En honor a
Nicolás Lenin, pseudónimo usado por Vladimir Ilich Ulianov,
cuando luchaba contra los zares en la clandestinidad, y que fue
el máximo dirigente de la Revolución que llevó a los comunistás
al poder.

Como Kiev, Leningrado me gustó más que Moscú, Leningra-


do me gustó aún más que Kiev. Cuando se llamaba Petrogrado
era la capital de Rusia. Los comunistas trasladaron a Moscú la
capital. Tiene en pie los edificios construidos cuando el impe-
rio zarista estaba en su apogeo. Están en pie hasta las cárce-
les en que los zares encerraban a los conspiradores y a los inocen-
tes. Ahora están convertidas en Museos. Visité la Fortaleza de
Pedro y Pablo. El gran novelista Dostoyevski allí estuvo ence-
rrado. También Máximo Gorki estuvo allí metido por orden
de los zares. En la Fortaleza de Pedro y Pablo estuvo encarcela-
do el hermano de Lenín, Alejandro Ulianov, quien después pere-
ció bajo las balas zaristas por participar en un atentado contra
la vida de un zar.

En la Fortaleza, los prisioneros eran desnudados en sus celdas


absolutamente oscuras y a 20 grados centígrados bajo cero o más.

- 75 -
La mayoría morían. Ahora la Fortaleza es solamente un Museo
que sirve para denunciar ante el público las atrocidades zaristas.

Desgraciadamente, el martirio de Leningrado no terminó con


la caída de los zares.

Durante la Segunda Guerra Mundial, la Gran Guerra Patria,


como la llaman los soviéticos, Leningrado fué sitiada 900 días
por los nazis. Y 900 días también la sangre del pueblo cerró a los
nazis las puertas de Leningrado. Sobre Leningrado cayeron ....
250.000 bombas, explosivas, incendiarias, de artillería.

Leningrado está condecorada por el pueblo. Es "Ciudad Hé-


roe". El pueblo ha condecorado como "Ciudades Héroes" tam-
bién, a Stalingrado, Odessa.

Una madre de Leningrado que conservó su vida, me cuenta:

—En aquellos terribles 900 días, cuando salíamos de casa.


por la mañana, nadie podía predecir si íbamos a volver.

Leningrado, la de las noches blancas.

En el Museo de la Defensa está probado el sacrificio del pue-


blo. Hay una libretita en que llevaba su diario la niña Tania
Tavitchef. En lentas letras infantiles un día escribió "Mamá
murió hoy". Y otro día "Ahora murió el tío". La muerte de to-
da la familia está relatada en ocho paginitas. La niña, después,
no pudo seguir escribiendo su dolor, porque ella misma quedó
ciega, para morir más tarde en el hospital. .. .. .. .. ..

El pueblo todavía serio, ya ha edificado el Parque de la Vic-


toria. Y verdes árboles han crecido. para sustituir siquiera la
sombra de los heroicos muertos.

Leningrado tiene su tren subterráneo. Recuerdo bien la Es-


tación Pushkin. El subterráneo de Leningrado tiene una longi-
tud mucho menor que el de Moscú, aunque sus estaciones son
igualmente bellas.

El Río Neva acompaña a Leningrado y le regala islas y


canales.

Hacía un viento muy frío cuando yo estuve a' fines de Oc-


tubre. Varios grados bajo cero.
Nada tan agradable como nuestro centroamericano clima
tropical y especialmente el de mi Matagalpa.

- 76 -
Estuve en el Palacio de Invierno. Desde allí el Zar orde-
nó a sus esbirros que dispararan contra una manifestación de
150.000 reclamando justicia. Ese crimen ocurrió un día domin-
go. La sangre corrió como ríos por las calles. Fue el domin-
go sangriento. El pope Gapón resultó ileso. Esto sucedió en 1905.
En 1917 llegó la justicia al pueblo. Y los zares con sus sicarios
se desplomaron. La monarquía se terminó. Y el pueblo dueño
entonces del Palacio de Invierno, proclamó allí la fundación de
la Unión de Repúblicas Socialistas Sovi^ticas.
Miré el crucero "Aurora" que lanzó los disparos anuncian-
do la toma del poder por los bolcheviques. El "Aurora" es aho-
ra un museo sobre el río.
En Leningrado se encuentra el "Ermitage", uno de los mejo-
res museos de Arte que existen en la tierra. Existe desde en
tiempos de los zares, pero actualmente está ampliadísimo. Vinci,
Velásquez, Rembrandt, están en el Ermitage.

Cerca de Leningrado existe un museíto dedicado a Lenín, en ,


el lugar en que estuvo oculto antes de lograr la victoria del mo-
vimiento que él encabezó. Están conservados los dos troncos de
árboles que le sirvieron de silla y mesa para escribir la obra
"El Estado y la Revolución".

Durante el horroroso sitio fue posible conservar muchísimos


monumentos, como El Jinete de Bronce, que me parece inspiró
al gran poeta Pushkin cuando escribió uno de sus poemas.

Me despido de Leningrado y de su pueblo, esperando y de-


seando que no se repitan ni en la historia ni en los ríos sangrien-
tos sitios de 900 días.

Que el Neva, el Coco y el Missisipi, con el Támesis y el Sena,


den color verde a los árboles de Paz en todo el mundo.

ADIOS A LA UNION SOVIETICA

De Leningrado a Kiev y de Kiev a Moscú. De Moscú a Pra-


ga en un aeroplano como los que corrientemente usan las com-
pañías aéreas intercontinentales, el viaje dura unas nueve ho-
ras. Yo tuve la suerte de viajar en un avión a propulsión, un
T-U 104, que tardó solamente 2 horas. Cuando el periodista nor-
teamericano Willian Randolph Hearst, ferviente partidario del
Presidente Eisenhower, voló en uno de esos aeroplanos en 1957,
escribió que resultaba una tontería estar afirmando que la Unión
Soviética ha progresado con inventos robados.

77
Ninguna persona seria podrá afirmar que Hearst sea comu-
nista. En un T-U 104 salí de Moscú volando a más de 900 kiló-
metros por hora. Llegué a Praga. De Praga seguí volando
y volando, deteniéndome en diversas ciudades de Europa y Amé-
rica.
Mi viaje a la Unión Soviética y demás países socialistas, mi
salto a la imaginaria cortina de hierro, solamente significó el
cumplimiento en mi humilde persona del errante &Mino ni-
caragüense.
Por fin llegué al aeropuerto nicaragüense "Las Mercedes".

Un momento, estimado lector, todavía no ha terminado mi


viaje.

De "Las Mercedes", en automóvil, a la cárcel. Tres días se-


guidos me interrogaron. Me preguntan los Agentes de la Oficina de
Seguridad que cuántos planes subversivos conozco para derrocar al
Gobierno de Nicaragua. Que cuáles eran las instrucciones que
me había dado el Coronel Manuel Gómez en México. Se dan cuen-
ta que no sé nada y por fin termino de 'viajar, recorriendo con
relativa tranquilidad las calles de Managua y contando cuales
cosas miré en Moscú, en la Unión Soviética.

Cuando regresaba volando, mi corazón y mi espíritu enteros


estaban contentos de lo que habían presenciado en la Unión So-
viética, en Moscú.

Libros, hospitales. Museos, fábricas. Viviendas, iglesias. To-


davía tienen problemas. Pero durante más de dos meses pude
sentir la intención de resolverlos, pude leer en los ojos obreros
la esperanza y la confianza en el porvenir.

Es posible que exista Paz entre Rusia y Estados Unidos. 214


millones de soviéticos no quieren guerra, odian profundamente
la guerra. Viven en ciudades que han estado hasta 900 días con
el puñal enemigo cerca del corazón. Y, ante todo, murieron 10
millones cuando la Unión Soviética fue agredida por las tropas
hitlerianas.

Creo que las 428 millones de manos soviéticas tienen fuerza


para levantar firmemente la bandera blanca de la Paz.

Lo mismo creo de las 340 millones de manos norteamerica-


nas. Creo que las 5 mil millones de manos de la tierra, pueden
levantar victoriosamente la bandera blanca de la Paz.

—78—
Editado e Impreso por el Centro de Publicaciones
de la Secretaría Nacional de Propaganda
y Educación Política del F.S.L.N.
Managua, Febrero de 1980.
Año de la Alfabetización.
15,000 ejemplares.
Con la publicación de "UN NICARAGUENSE EN MOSCU",
del Comandante en Jefe de la Revolución Carlos Fonseca
Amador, la Secretaría Nacional de Propaganda y Educa-
ción Política del FSLN divulga un capítulo importante de
la biografía del fundador del FSLN y resalta las cualida-
des del observador directo que, de forma ágil y amena,
sabe contar los aspectos más profundos de la sociedad
soviética que conoció.

SECRETARIA NACIONAL DE PROPAGANDA


Y EDUCACION POLITICA
F. S. L. N.

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