La Importancia de Hacer La Voluntad de Dios Mat 7 (21-28)
La Importancia de Hacer La Voluntad de Dios Mat 7 (21-28)
La Importancia de Hacer La Voluntad de Dios Mat 7 (21-28)
Introducción
En este pasaje (Mat 7:13-27), el Señor está terminando uno de Sus sermones más
importantes – “El Sermón del Monte” (Mat 5-7). Concluye con la advertencia del
peligro del “camino ancho” (v.13). Ese “camino” es bien transitado, porque es un
camino fácil. El problema es que lleva a la perdición.
¿Quiénes andan por ese camino? No sólo los “inconversos”, sino también muchas
personas que se llaman “cristianos” o “evangélicos” (v.15-29). Incluye:
Esa realidad le lleva al Señor a narrar una última parábola – la de las dos casas
(v.24-27). El tema de la parábola es “La Importancia de la Obediencia” (v.24, 26);
o si se quiere, “La Importancia de Hacer la Voluntad de Dios” (v.21).
Una persona que dice ser un creyente pero que no hace la voluntad de Dios (no
obedece Su palabra), es como una persona que construye una casa sobre la arena
(v.26-27). ¿Por qué lo hace? ¡Porque es fácil! No requiere casi nada de esfuerzo.
Pero, construir una casa sobre la arena es una tremenda insensatez (“un hombre
insensato”, v.26); griego, ‘moros’. Es una palabra fuerte (“Fatuo”, Mat 5:22).
Si la persona hubiera construido sobre la roca, el edificio habría sido mucho más
estable (v.24-25). No es fácil construir sobre la roca, porque hay que cavar las
bases, y eso es muy difícil. PERO, habiendo cavado las bases, la casa construida
será firme y estable.
EJEMPLO: Mat 25:24-30; Judas Iscariote (Mat 26:22); uno de Sus seguidores
(Lucas 9:57).
Resulta ser totalmente ilógico y contradictorio decir, “Señor, no” (como lo hizo
Pedro una vez; Hch 10:13-14).
El Señor Jesús se proyecta al día del juicio final, y reconoce que en ese día muchas
personas dirán: “Señor, Señor” (v.22). Y lo dirán con gran esperanza de ser
salvos, porque profetizaron en el nombre del Señor (v.22b), echaron fuera
demonios en el nombre del Señor (v.22c), e hicieron muchos milagros en el nombre
del Señor (v.22d).
Sin embargo, grande será la decepción de esas personas cuando Cristo diga:
“Nunca os conocí” (v.23a). ¿Por qué no los reconoce, si hicieron tantas cosas en Su
nombre? Por la sencilla razón que son “hacedores de maldad” (v.23b). ¡No
hicieron la voluntad de Dios! ¡No obedecieron la Palabra de Dios!
Sus vidas evidenciaron que, muy aparte de todo lo que hicieron en la iglesia (o
fuera de ella), no conocían al Señor; no amaban al Señor. ¡Porque no le obedecían!
Y al final, “Nunca os conocí” ¡Qué solemne! ¡Qué tremenda decepción para ellos!
Conclusión
S queremos evitar esa decepción; si queremos estar seguros de ser hijos de Dios;
si queremos tener vidas estables, y evitar una gran caída espiritual (que podría
tener consecuencias desastrosas para nosotros), hagamos la voluntad de Dios.
Sigamos ese “camino angosto”, por difícil que sea. Porque es el camino a la
salvación eterna.